DE SU VIDA MILITAR ï POLITICA T DE L O S G B A N D E S S U C E S O S C O N T E M P O R Á...
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DE SU VIDA MILITAR ï POLITICA
T DE


L O S G B A N D E S S U C E S O S C O N T E M P O R Á N E O S :




The proper study of mankind is man.
(POPE.)


Esta obra es propiedad de D. Wenceslao Aygüals de Ítto>








STA obra ha merecido ya los elogio»
de los inteligentes, tanto por su méri*
to literario, como por la exactitud út.
los interesantes sucesos que en ella se
relatan. Para escribirla de un modo


digno de tan elevado ñsunto, púsose la
SOCIEDAD LITERARIA en relaciones con cuan-
tos altos personages han figurad® ya en la
tribuna, ya en el campo de batidla durante


las revueltas de los diez últimos años. Generales,
diputados á Cortes >•én una palabra, cUaniés pa-
triotas distinguidos se interesan en que triunfé la
verdad y quede como corresponde el honor del HOM-
BRE DEL PUEBLO que supo elevarse con sus brillantes
servicios hasta egercer el poder regio durante la
minoría de de su reina, lodos se han apresurado
gustosos á proporcionar datos preciosísimos que el
público desconoce y que hacen nuestra historia}fal-
tamenU interesante. Puestos en relaciones con el
mismo ESPARTERO y con sus mas fieles adictos y




amigos mas allegados, nada nos falta para que
Hüestra obra sea perfecta. Hemos confado su di-*
reccion al entendido historiador Don José Segun-
do Florez, y el éxito ha coronado nuestras espe-
ranzas.


Empezamos nuestra publicación con el lujo ti-
pográfico que por su importancia merece, y apenas
concluido el primer tomo, fué ya solicitado y leido
con tal avidez que se agotó en breves dias su pri-
mera numerosa edición. Pero como para cubrir los
grandes desembolsos del editor no pudo cederse á
precio tal, que por su baratura pudiesen adquirirla
las grandes masas, el pueblo del trabajo y de la
honradez; deseosa la SOCIEDAD LITERARIA de que
la historia de ESPARTERO se propague por todas
las clases de la nación, ha resuelto publicar
una nueva edición DE UNA BARATURA SIN
EGEMPLO.


• Sin perjuicio fle continuar hasta su fin la pri-
mera edición de la obra (de la que va publicada
mas-de la mitad) con la corrección y lujo tipográr-
fico que tanta aceptación ha merecido „ se da ú luz.
esta EDICIÓN ECONÓMICA de la vida de ES-
PARTERO , para que hasta las clases menos aco-
modadas del pueblo puedan adquirir tan importan-
te producción.


Por la Sociedad'Literaria, su director.


$ O t O SE ADMITEN SUBSCRICIONES EN MADRID.


P B E C I O S : cada entrega seis cuartos y pagando cuatro ade-
lantadas, CUATRO OVARIOS cada una.




PROLOGO.


i la filosofía nos pre-
senta al hombre en
abstracto, por decir-
lo así , dándonos á
entender los medios
que él posee de c o -
nocer, de querer, y de
obrar, la bistora nos.
le representa ya en
concreto , poniendo


ante nuestra vista el producto de aquellos medios y dé
aquellos procedimientos, que son sus acciones. Aque-
lla nos pinta al hombre en teoría; esta en el terreno




— V I —


lángíMc dé la práctica; aquella establece los consejos
de la razón y las prescripciones de la conciencia,
esta nos hace ver hasta qué punió el hombre ha oido
tales consejos y obedecido tales preceptos : aquella
nos enseña la pauta del entendimiento y la ley inde-
clinable del deber, esta la observancia ó inobservan-
cia de dicha pauta y el^cumplirniento ú no cumpli-
miento de dicha ley: la primera en fin considera al
hombre tal cual dety'Sgfo hj^^pm^la nos le manifiesta
tal cual es. Por eso la filosofía y la historia son in-
separables ; porque la luz que esparce la primera
ilumina las vias que emprenda la segunda; porque
las lecciones que da esta con el auxilio de la espe—
riencia y en el discurso del tiempo, Jas aprovecha
aquella para rectificar sus sistemas y fundar bien
sus principios.;, i v ' ! " ^ ¡


Pero si , hablando en tesis general, lo? hechos
históricos deben ir acompañados de cjanstdéracioaes
filosóficas, al tratar de una biografía, y.UBaiJb|&gíafía
contemporánea; y lo que es mas, de un person,1g¡e que,
como todos, los que han figurado en grande esca-la, es
obgeto de grandes afecciones simpáticas y, antipáti-
cas , seria estemparáneo é inoportuno, tal yez i m -
prudente, el.eatfar en ese terreno en las circunstan-
cias actuales:, y hé ahí la razón por la cual decíamos
en nuestro prospecto:


«No se crea, pues, que nosotros guiados por run
nes miras do pandillage ó impulsados por una




— V I I —


pasión ciega y bastarda., ramos á ensalzar ó á v i -
tuperar, sin criterio, los actos que constituyen la
vida pública del pqrsonage que intentamos histo-
riar. Antes por no incurrir en. esta debilidad hu-
mana, en un tiempo en que todavía bollen y bra-
man, aquejadas dé mortal resentimiento, las pa-̂
«iones, vamos á narrar desnudamente los hechos,
sin comentarlos por medio de la dmfcion de nues-
tros juicios ú opiniones, dejando á la consideración
y a la espectacion fria y serena de nuestros lec -
lores , adictos ó no adictos á ESPABTERO , el dédueir
de las premisas verídicas que aquí consignemos
las consecuenoias que , en su sentir y según sus
creencias, deban deducirse.»


Sin embargo, en la manera de esponer los be¿-
ches y -aun¡por medio de ciertas calificaciones que
se hará» indispensables, apuntaremos, cómo no po^
•drá menos de suceder, nuestra opinión acerca d¿
algunos puntos importantes .haciéndolo de un modo
terminante y esplícito sobre otros que por su natu-
raleza no tengan un roce intimo con las pasiones;


No participamos de la opinión de aquellos que
creen que las historias deben escribirse mucho tiem-
po después de acaecidos los sucesos , y cuando las
personas que en ellas figuran han desaparecido de
Ja haz de la tierra. Bien al contrario juzgamos con
Volhey , que así como la mayor distancia á que
nos colocamos de los obgetos disminuye la clari-




—vía—
dad con que vemos estos, así también la claridad
con que veamos los sucesos históricos * está en ra-r
zon inversa de la distancia á que los observemos.
Por éso creemos que las historias de mera nar-
ración, como será la nuestra, deben publicarse du-
rante la vida de los actores, ó,al menos de las.per-
sonas que tengan interés en que quede consignada
la verdad, y nada mas que la-verdad de los hechos.
Asi estas personas podrán reclamar, y es muy n a -
tural y aun justo que reclamen contra la inexacti-
tud de los relatos, lo cual suele surtir muy buen
efecto , sobre todo en los paises en donde es res-r
petada y protegida la libertad de imprenta , que
tan propicia es para el buen éxito de, las obras
históricas.
••; ( Penetrados nosotros de estos principios , y ani-
mados de los mas sinceros deseos de ser imparcia-
les y verídicos, todo nuestro anhelo, al escribir esta
historia , se cifra en depurar la verdad de los su-
cesos , procurando beber sus cristalinas aguas en
las fuentes mas puras y genuinas , á ñm de lograr
el acierto que es el único galardón á que aspira-
mos. Pero si , como nada tendría de estraño, c o -
metiésemos alguna leve inexactitud en nuestras des-
cripciones y relatos, lo cual (sea dicho de paso)
nunca dará á nadie el derecho de atribuirlo á una
mala y deliberada intención ó á falta de concien-
cia literaria de parte del historiador, nosotros pres-




— I X —


turemos gustosos nuestra atención y daremos pido
á cuantas rectificaciones nos sean dirigidas con
buena fe y en sana y leal discusión, las cuales que-
darán consignadas al final de esta obra por via de
notas; pero cuenta que siempre seremos sordos á
las diatribas personales, y á la voz ponzoñosa de la
calumnia y de la injuria, que nunca pueden cons-
tituir verdad histórica.


La posición particular en que se encuentra el
. personage que es objeto de este libro , al tiempo de
emprender su publicación, pone á sus autores á cu-*
bierto de toda mira apasionada ó de calculado inte-
rés. Ensalzar al caido por mera ficción y sin moti-
vos suficientes para hacerlo , no parece que se avie-
ne bien con la condición del hombro; vituperarle
y calumniarle cuando está en desgracia , seria inno-
ble é indigno de un corazón todo español y honrado.
La IMPARCIALIDAD , la JUSTICIA tal cual nuestra men-
te la concibe y nuestro corazón la siente , será el al-
ma que vivifique todo el cuerpo de esta obra. Tam-
bién sus autores se hallan en una posición venta-
josa para poder llenar cumplidamente esta misión.
No habiendo militado en ninguno de los dos bandos
políticos que se han distinguido , durante la domi-
nación de ESPARTERO , por sus grandes simpatías ó
antipatías hacia su persona, nuestra voz parece la
mas propia para espresar LA VERDAD , que es el ca-
rácter distintivo de la historia.




"X.—


Por lo deinas, la que vamos á dar á luz presen-
la un cuadro magnífico y¡de grande ínteres á la con-
sideraci6T»'del,filós«ífo y del publicista, y de prove-
choso estudio, ál militar, 'al ¡hombre-de Estado , á
Unió repúblico; • • •
:i Un hombre jjue.se ve elevado 4esde el seno dé
la pobFcz*nhasta el punto mas culminante que hay
en una sociedad , que es el que ooupa el gefe dé
blla, mayormente cuando está sociedad és regida por
instituciones monárquicas,, es siempre obgeto digno
de un estudio profundo y de un análisis filosófico
y detenido de su vida!. Sobre todo, cuando media
Ja circunstancia , que media en ESPARTERO , de
baber dado, con el poder de su brazo , con su valor
y con su pericia militar, ó sea también por medió de
combinaciones (que siis enemigos personales llama-
rían intrigas) llevadas á cabo con perseverancia, pero
que al fin le proporcionaron la gloria de haber dado,
repetimos, k libertad, á su pais, en los términos y
por ios medios que mas detenidamente: haremos ver
cu esta obra, en donde procuraremos no defraudar
anadie de la parte qué ven nuestro juicio, le perte-*
nezca, no puede menos de acrecer mas y mas el in¿*
teres que de suyo ofrece este género de escritos; y
si se tiene en cuenta , como no puede dejar de tener-
se también, la repentina y estruendosa caida que, de
tan alto puesto, ha sufrido aquel personagel, esta me-
tamorfosis aumenta eslraordinariamcnte lá importan-




— X I —


cía dé su estudio y de sus atentas observaciones.
: Pobreza / medianía , engrandecimiento, eleva-


ción, desgracia, todajs las fases de la vida humana
se hallan simbolizadas de una manera sorprendente y
maravillosa en la historia biográfica del COXDE-DUQÜE
JÍSPARTERO. Hazañas militares j glorias nacionales,
alzamientos populares , grandes1 virtudes ; grandes
crímenes * debilidad, arrojo * pasiones , peripecias
inauditas, todo contribuye á formalr tacróhica'de ese
período,: que tan fecundo ha sido1 y es en sucesos y
en circunstancias estraordinarias: todo se presta; á
matizar con diferente colorido el cuadro interesante
que ofrece esa época complicada y difícil do nuestra
historia contemporánea. Los pueblos, las corles ó par-
lamentos, los reyes, los gobiernos, los grandes digna-
tarios del Estado, todos-los funcionarios públicos, la
clase militar como la de empleados civiles, y aun los
simples ciudadanos particulares, todos hallarán l e c -
ciones saludables, terribles unas, agradables otras,
en el discurso de esta historia. La política , la m o -
ral pública y el arte militar aprovecharán los egemplos
que ella ofrece, dignos los unos de ser imitados, los
otros de ser evitados y rehuidos. Los partidos polí-
ticos también tendrán mucho que aprender en este
período histórico, en que los vaivenes los han colo-
cado en situaciones tan diferentes, como diversas
han sido las situaciones y las fases que ha recorrido
el ilustre personage cuya historia trazamos.




— X I I —


Finalmente, el hombre mimado por la fortuna y
acariciado por la suerte echará dé yer que no siem-
pre aquella deidad derrama con prodigalidad igual
sus gracias y favores; SÍBO que algunas veces, quizas
cuando aparece mas propicia y espléndida, suele vol-
ver la espalda desdeñosa ó irritada; y.entonces la
filosofía y una razón clara y serena acompañadas de
una educación cimentada en los buenos principios de
virtud y de sana moral, suplen en gran manera y
en alto grado los medios de ser feliz, de que pare-
cía verse ya privado en la tierra.




DESDE EL NACIMIENTO DE ESPARTERO HASTA QUE T O -


MÓ EL MANDO, COMO GENERAL EN GEFE DEL EJERCITO


DEL NORTE, EN 25 DE SETIEMBRE DE 1836.


C A P I T U L O P R I M E R O .


Origen de ESPARTERO, SU palria, su familia, su
infancia, su instrucción y educación primarias,


SPARTERO n a -


dó el dia 27
de febrero de
1793 en la v i -
lla de Granátu-
la , situada en
el campo de Ca-
latrava, pro -
vincia de Ciu-
dad-Réal, ó sea
en la Mancha.


Dicha villa contendrá unos cuatrocientos vecinos, y
está edificada sobre las ruinas de la antigua y c e -




— 2 —
lebre-ciudad d&pr|£o;<^táiógi^^bf9^ aquel país,
llamado de los bfeiános, erJun terrena fértil y abun-
dante en riqueza minera+rp'erü'ün tanto abandonado
por la ^ncuria dcsuS: habitantes quei cuelen dedicar^
se á las ; manufacturas de esparta y.las, mugerjeSjá las
de blondas y encages. Por la parte. Sur¡ y ¿i distan-
cia de dos mil pasos geométricos, está circunva-
lada por el rio Jabalón, famoso en la antigüedad,
y cuyo puente, no menos afamado, fué recons-
truido por venusto*íublío Véneto, natural de
Oreto, de orden del emperador Constantino el
Grande.


Sil nombre baúlishial es Joaquín Baldomefo. Sus
padres se apellidaban Antonio Fernandez Espartero
y Josefa Alvarez \ resultando de aquí á primera vis-
ta una diferencia entre él nombre y apellido que lle-
va ESPARTERO, y los que parece que debiera llevar,
diferencia que no ha dejado de llamar la atención v
aun de ser notada cotji «visos de ; crítica por algunos
biógrafos. Nosotros, ietijperó, que no hemos descu-
bierto ni traslucido en esto ningún designio misterio-
so y que, por otra parte, estamos acostumbrados
á ver ese quid pro quo en los nombres, señalada-
mente en las poblaciones pequeñas, en donde.de«r-
dinario suele hacerse cuéstioB de gttstqú de capricho',
na encontramos en este punto motivos de "sorpresa,
mucho-menos de censura. Una cosa sihetnbargo, he-
mos averiguado como cierta, la cual basta en núes-




tro ¡sentios!para desvanecer >todo:escrúpulor ¡ h ¡saber:
faéiíE8i)A№r8«ia< af­tólinde'su* «isa•^idie''edad é& ¡t№
ce<añ»s, para emprender sus estudies de filosofía etií
la universidad de Aluiag^o, ya hacia uso del mismo
nombré qae hóyllevailooüal'prueba, á no dudar,,
que en el pueblo dé su naturaleza,.y por causas bien",
insignificantes é inocentes, se verificó aquella «omi—
nal transformación.


Era su padre un pobre labrador y artesano, d e ­
dicado á Ja construcción de carruages; y hé aquí su
mayor gloria y su mas grande honra : de tari humil­
de cuna haberse alzado á un puesto de tanta e l e ­
vación. La probidad de Antonio Fernandez eS aun'
hoy reconocida y tradicional en Granátula, en don­
de es fama el virtuoso comportamiento que tuvo en
ios primeros años de este siglo , cgeraendo varios
cargos de república : y compruébase también por
medio dé la solicitud y esmero con que fueron edu­
cados los nueve hijos que contaba este matrimonio
patriarcal (1).


(1) A pesar de que los padres de Espartero poseían algu­
nos bienes raices, no eran estos suficientes para subvenir á
los; gastos que se originan al tratar de dar colocación y c a r ­
re jad una tan numerosa familia. Por eso es muy de notar
que­Su tierna y .activa solicitud su'píia en gran nian«r« esta
fa l ta : y así vemos que los hijos de Antonio Fernandez E s ­
partero nada tenian que envidiar á los de las familias m a s
acomodadas, puesto que todos ó la mayor parte de ellos, e m ­
prendieron carreras análogas á las circunstancias finque la
nación entonces se encontraba.




— 4 —
Baldomcro, bien sea,porque se distinguiese por


su vivacidad de ingenia y buenas disposiciones, ó bien
porque era¡ de los mas pequeños ó el menor de to-
dos sus hermanos, ya en iin porque contaba para me-
jorar .su. suerte y condición con el auxilio de los ma-
yores, entre ellos, con especialidad, don Manuel,
presbítero de Ja orden de santo Domingo, del con-
vento de Almagro, recibió desde, sus primeros años
una.instrucción y educación esmeradas. Impuesto en
los rudimentos de la enseñanza primaria, pasó á es-
tudiar el idioma latino con el ilustrado profesor don
Antonio Meoro, que á la sazón regentaba una cáte-
dra en (iranálula. Los progresos que hacia en este
estudio eran tan rápidos, que en poco mas de un
año dio por concluida y aprendida la gramática lati-
na, conapróbacion.de su maestro, quien hacia de él
los mayores elogios; hallándose ya en disposición,
por los años de 1806, de emprender otro género de
estudios.


Su viveza era estreñía , su travesura no conocía
egemplo: sobre todo distiguíase por su apasionado


Al fallecimienjo de tos consortes quedaban todos sus h i -
jos colocados* Tres eran sacerdotes, una monja, los restan-
tes, eseepto Baldomero, habían abrazado ya el estado del m a -
trimonio; siendo de advertir que á uno de estos, qweí era el
mayor, llamado Vicente, le hahia cabido la suerte de solda-
do, cuando va estaba impuesto en el oficio de carretero, y
sirvió ocho «Sos en-el regimiento de la Corona, en clase do
cabo, obteniendo su licencia sin la menor, nota.




— 5 —


(i) Las diferentes noticias y: datos curiosos que hemos r e -
cibido de varinspersonas que nos han favorecido por medio
de comunicaciones interesantes, tanto de la villa de Graná-
tula, como de otros pueblos inmediatos, todos contestes afir-
man que Espartero, cuando niño, gustaba siempre de j u e -
gos que parodiasen acciones de guerra y formación de tropas,
lo cual es ciertamente muy común en esa edad ; pero no ha
dejado de llamar nuestra atención la circunstancia, confirma-
da también por todos, de que dicho Espartero construyó en
el taller de su padre un cañón de madera, con cuyo auxilio
ven virtud de un resorte que le aplicó, por medio de una
cigüeñuela, egecutaba disparos, los cuales se reducían á des-
pedir piedras con violencia contra los niños que ocupaban el
campo enemigo, que solo podian arrojarlas ron hondas ó a
mano.


TOM. I. 2


y decidido afecto á la carrera de las armas, lo cual
formaba siempre el objeto y tema favorito de sus
diversiones infantiles, en los ratos de solaz y recreo
que con sus condiscípulos y amigos disfrutaba (1) .


Algunos podrán juzgar que lo que generalmente
se atribuye á todos los guerreros en la infancia , cuan-
do se trata de investigar y descubrir sus inclinacio-
nes , no son sino vulgaridades y paradojas inventa-
das á posterioni, con ánimo de sorprender á los in -
cautos y avivar la afición de los apasionados á este
género de lectura. Este es el único fundamento que
suelen hallar, los que tal piensan, en los juegos
bélicos que se cuentan de Napoleón, cuando era n i -
ño , así como del gran Federico y otros celebres c a -
pitanes. No.suele, por esta causa, prestarse asenso
á tales historietas, que se consideran por algunoslé%-
crupulosos como puras ficciones, meras fábulas. Sin




— 6 —
Si» embargo , los que conocen que nuestros instin-
tos y afectos nacen con nuestro ser , y tienen su
causa fisica ó fisiológica en nuestra organización., le-
jos de maravillarse y estrañar esos relatos, los en-
cuentran muy naturales y con todos los caracteres
de la verosimilitud.


i




C A P I T U L O I I .


ESPARTERO, estudiante en Almagro, abrasa la car-
rera de las armas: sus primeros pasos en está
carrera: su ingreso en los colegios de la Isla de
león y de Cádiz, hasta su salida de este último.


ALIÓ ESPARTERO de sir


casa paterna, según t e -
mos indicado en el capí-
tulo anterior, por los años
de 806, es decir, cuando
apenas contaba trece de
edad. Llevóle consigo su


hermano Manuel á la ciudad de Almagro , en donde
había entonces universidad literaria ; y aquí fué,
como queda dicho , donde estudió dos cursos de fi-
losofía con la misma aplicación y aprovechamiento
que había mostrado en el estudio del latin.


Ocurrió á dicho su hermano , en 1809 , hacer
un viagc á la ciudad de Baza, en Andalucía, pro -




— 8 -
vincia de Granada, y se hizo acompasar, en esta
espedicion, de Baldomero, quien viendo que las
circunstancias no favorecían mucho la carrera de
las letras, presentándose por, e l contrario, mas
propicias á la de las armas, que era la que for -
maba su desiderátum, y llenaba cumplidamente su
anhelo satisfaciendo sus instintos ; aguijoneado por
estos, por aquella inclinación que ya hemos des-
cubierto en sus mas tiernos años; y viendo por
otra parte que en aquel y en el anterior de 808
era ya general la conscripción de mozos que la
nación hacia para levantar cgércitos que venciesen
las huestes invasoras de Napoleón, se trasladó á
Sevilla, á principios de noviembre, y el dia 10 del
mismo sentó plaza para servir voluntariamente
durante aquella guerra (palabras tesluales de la fi-
liación) en el regimiento infantería de Ciudad-
Rodrigo, que se hallaba de guarnición en dicha
ciudad, en el cual principió á servir ESPARTERO
en clase de.«soldado distinguido por el inspector»
gracia que impetró, según parece, por la mé¿
diacion é influjo de su hermano.


Inauguró ESPARTERO la carrera militar partici-
pando de las glorias que cubrieron las banderas
de sü cuerpo en la memorable batalla de Ooaña,
dada nueve dias después de tomarle filiación.


Ultrajado el honor y resentido el orgullo e s -
pañol por la conducta falaz y artera de la Francia




— 9 —
y, sobre todo, la agresión brutal de las tropas
imperiales, en todas partes brotaba y crecía el en-
tusiasmo ; y la nación entera, alzada como un cuer-
po solo, pero vivificado por almas infinitas, apres-
taba fuerzas mmensas, aquellas fuerzas colosales
que á los pocos años habian de vencer y derrocar
al mas fuerte y valeroso de los capitanes que han
contado los siglos. El ardor de la juventud no "
conocia diques. Las universidades de Salamanca,
Toledo y otras varias, habian formado batallones
de estudiantes, que con las denominaciones de Vo-
luntarios de Honor, Cuerpos Sagrados e t c . , pres-
taban igual servicio que las demás tropas del egér-
cito. Era natural que ESPARTERO quisiera asociarse
á sus compañeros y paisanos. Y hé> aquí que a le -
gando la cualidad de estudiante universitario, pasó
en 25 de diciembre de dicho año de 809 , al bata-
llón Sagrado ú de Voluntarios dé Honor de la uni-
versidad de Toledo, también en clase de «soldado
distinguido.»


Con este cuerpobonorífico permaneció de guar-
nición en Sevilla, hasta qué disuelta la junta cen-
tral, á consecuencia dé la invasión dé los fran-
ceses en la capital de Andalucía, tuvieron nuestras
tropas que evacuar esta ciudad y unirse á las de
Estremadura que , á las órdenes del Esceíentísiiño
señor general duque de Alburquerqúe, verificaron
la memorable retirada á la isla dé León y Cádiz,




- l O -
en cuyos puntos quedaron todas aquellas fuerzas de
guarnición.


Habia grande falta de gefes y oficiales en nues-
tros egércitos ; y como el carácter español es tan
fecundo y tan á propósito para improvisar medios
y recursos de toda especie , señaladamente cuando
se trata de una guerra, y una guerra de interés
social como era aquella, en la cual luchábamos
nada menos que por nuestra nacionalidad é inde-
pendencia , apeló el gobierno al medio escelcnle.y
eficacísimo de las Academias Militares , que lan
oportuno y útilísimo ha sido en España en todas
épocas, con especialidad en la de que tratamos,
y cuyos brillantes j sorprendentes resultados me-
recerían ser descritos con mas detención y prolijidad
y por plumas mas entendidas que la maestra. Del
seno de las montañas , de lo mas escarpado de las
rocas , de entre los.muros de las plazas sitiadas y
bajo el estruendo del cañón sitiador, salieron los
oficiales españoles instruidos y aleccionados eu la
ciencia y eft el arte dé-la guerra, para hacerla de
muerte á los enemigos de nuestra independencia.


Todos los cadetes del egércilo y los individuos
de los cuerpos literarios , que contasen dos años de
facultad mayOf j fueron llamados por el gobierna
para constituir estas academias. El 1 . " de setiembre
de 1810 se instaló la de la Isla de León , hoy ciudad
de San Fernando: y en el mismo día ingresó Es-,




— 1 1 —


PARTERO , con casi todos los de su cuerpo, en ella
sirviendo COUÍO de núcleo los estudiantes Volun-*
luntarios de Honor de Toledo , y los cadetes de los
regimientos que allí habia. El fundador y director
de este Colegio Militar de todas armas fué el co-
ronel de artillería D. Mariano Gil de Bernabé. Los
alumnos , á la par que cumplían con sus deberes'
literarios, prestaban un servicio activo é importante
en el bloqueo de la Isla, situándose como escuchas
del campo de los sitiadores, en primera línea, sa -
liendo de avanzadas y retenes, y egerciendo las mis-
mas funciones militares que cualquier otro cuerpo
del egérciío. En estos casos siempre procuraba dis-
tinguirse ESPARTERO por su intrepidez y bravura ( 1 ) .


En los meses de febrero y,marzo de 1 8 1 1 se
halló al servicio de la batería del Portazgo'en dicha
plaza de la Isla; y el 1 5 de este último mes también
asistió á la batalla del Pinar de Chiclana.


Su conducta como estudiante no desmerecía de
su comportamiento como soldado; correspondiendo


(1) De los apuntes que se ha servido facilitarnos uno de sus
gefes en aquella época, persona respetable y digna de toda fe,
tomamos el párrafo siguiente, en corroboración de este núes- ,
tro ju ic io :


«Desdo entonces dio ya (Espartero) las pruebas mas posi-
tivas de bizarría é intrepidez militar; pues como los individuos
de aquella academia egercinn las mismas funciones militares'
que;cualquier cuerpo del cgército,.cuando salía de -avanzada ó
de reten, siempre trataba de distinguirse por alguna acción de
valor: y así es que muchas veces trajo del «ampo enemigo f ru-
tas , verduras y otros efectos que se complacía luego en rgpsr-
t i r con sus compañeros.» 4




— 1 2 —


exactamente á la que había observado y á las e s -
peranzas que había hecho concebir durante sus es -
tudios anteriores. En esta, que se titulaba, Academia
Militar del 4.° egércüo, se celebraban exámenes dos
veces al año por una junta de profesores y. otras
personas ilustradas que al efecto nombraba el g o -
bierno, y era tal y tan constante la aplicación do
ESJPAKTERO y su empeño en adquirir los primeros
conocimientos • acerca de la ciencia de la guerra»
que siempre obtuvo las censuras de «bueno» en las
clases de Aritmética, Algebra, Geometría, Fortifi-
cación y Teoría y práctica del Dibujo, siendo «so-
bresaliente» en Táctica. Cumplió exactamente con
todos sus deberes en la espresada Academia, l o -
grando merecer el aprecio de sus profesores y do
todos sus gefes, así-como la amistad sincera d«
sus camaradas y compañeros.


Los cuerpos facultativos del egército habían es-
perimeutado numerosas bajas de oficiales subalter-
nos, y era necesario reemplazarlas. El general Sam-
per, comandante general interino del cuerpo na-
cionaj de Ingenieros, había propuesto al gobierno,
en noviembre de 1 8 1 0 , un plan que envolvía este
pensamiento previsor. Mediante una espesicion ó
memoria, pedia el restablecimiento de las Acade-
mias de este y demás cuerpos facultativos, en los
términos que existieron ya de antiguo en España-,
que ha sido sin disputa la nación que mas ha so-




— 1 3 —
bresalido siempre por el esmero, por el buen orden,
organización y sistema, así como por la brillante
ilustración que ba distinguido y distingue á dichos
cuerpos.


Los estudios preparatorios, los conocimientos
preliminares de Matemáticas etc. que los regla-
mentos previenen, como indispensables, para in-
gresar en estas Academias ó Escuelas especiales da
las armas, era natural que se encontrasen en los
alumnos mas aventajados de las otras Academias ó
Colegios Generales, compuestos, según queda dicho,
de la clase de cadetes y de la de «distinguidos»
de los cuerpos literarios; y habiendo solicitado del
gobierno el de Ingenieros permiso para examinar
unos cuantos alumnos de la Academia Militar del
4.° egército , á fin de que ingresasen en la de aquella
facultad, creada en la ciudad de Cádiz, en 11 do
setiembre de 1811 fué espedida una real orden
por el ministro Heredia,,concediendo dicho permiso
ú licencia para qué fuesen examinados cuarenta y
nueve alumnos del espresado colegio de la Isla, que
eran los que, á juicio de los profesores, se hallaban
en disposición de pasar á Ingenieros. '


Una comisión de estos, nombrada al efecto por
el gobierno (que, como se deja ver , se hallaba á la
sazón en Cádiz) verificó en diciembre de dicho año
de 81tMos exámenes de los individuos propuestos
por ia junta de los profesores de la Isla,pasando ¡al mi-




nistcrio en 28 del mismo la lisia'de los aprobados.
Entre estos cupo á ESPARTERO el honor de ser
comprendido-, mereciendo en este examen general
las mismas notas ó censuras que hemos espresado
antes, y ademas la de «buena conducta.» En conse-
cuencia de esto, obtuvo el real despacho de subte-
niente de Ingenieros el 1.° de enero de 1812, ha-
biendo servido dos años y dos meses en clase de
«soldado distinguido;» siendo de notar que en l .°de
octubre de 1810 , cuando ya era alumno de la
Academia de la Isla, pasó otra vez como plaza
efectiva á su antiguo regimiento infantería de Ciu-
dad-Rodrigo ; lo cual debió ser con el fin de per -
cibir por aquella caja sus haber**, según acontecía
ú la mayor parte de los individuos de los cuerpos-
literarios.


Tales fueron los principios, tan pobres como
honrosísimos, que tuvo en los primeros años de
su carrera militar, larga y gloriosa, el hombre que
hemos visto, ha pocos días, elevado á la cúspide
de nuestra sociedad.


Diez y ocho años contaba ESPARTERO, cuando y»
era subteniente de uno de los cuerpos mas distin-
guidos del egército, debido solo á su mérito per-
sonal, á sus talentos, á su laboriosidad, en medio
de la distracción que producen los continuas fatigas
de la -guerra: no al' favor , no á la vana y ridicula
distinción del nacimiento, ni menos al influjo cor -




— 1 5 —
ruptor del oro, que á tantos hombres coloca fuera
de su centro, de su esfera y de su elemento natural.


Entrado que hubo en la Academia gaditana , em-
prendió ESPARTERO SUS estudios con la misma apli-
cación que hasta entonces habia mostrado. Así lo
atestiguan las censuras que alcanzó en los exámenes
celebrados en setiembre de 812 , que fueron las
de «bueno» en todas las principales asignaturas,
cuales eran las de Aritmética f Algebra, Geometría
especulativa, Secciones cónicas, Trigonometría rec-
tilínea y Geometría práctica, y la de «mediano»
en Dibujo. Mas habiéndose abandonado después y
mirado el estudio con menos interés y mas des-
cuido , entregándose á una vida un tanto disipada
con algunos de su» condiscípulos y amigos que, mas
que de trabajar , gustaban de las distracciones que
les ofrecia la alegre ciudad de Cádiz, no logró ya
tan buen éxito en los segundos exámenes verificados
en marzo de 1813.


Clasificados los alumnos con las notas de Sóbre^-
salientes > muy buenos, buenos, medianos y malos,
figuraba el nombre de ESPARTERO como el primero
de los «medianos», siendo de advertir, que estos y
los «malos» no tenían derecho á la aprobación del
curso, quedándoles solo el de poderle repetir (1).


(J) Si se examina atentamente y se procura investigar la
vefdad de los hechos, se vendrá en conocimiento de que no fué
solo la causa que apuntamos, es decir , su inaplicación, lo que-




— 1 6 —
No tuvo por conveniente hacerlo: y entonce»


pidió coa otros seis úocho , que se encontraban en
igual caso, pasar á infantería , en cuya arma con-
cluyó la guerra de la Independencia, según haremos
ver en el capitulo siguiente.


En la Academia especial de Ingenieros de Cádiz


produjo á Espartero el mal suceso de que aquí se trata , que
por otra parte fué tan conducente para labrar su ventura. Nues-
tra imparcialidad y la justicia y la verdad exigen que hagamos
mérito, aunque solo sea por via de indicación, de cierto choque
personal que, según hemos llegado á entender, tuvo Espartero
con alguno délos profesores, por motivos ágenos,á la clase,
ágenos también á la historia: por alguna ligereza propia de la
edad. Los que así opinan, juzgan que Espartero pudo muy bien
continuar en aquella carrera, como lo hicieron otros muy i n -
feriores á él. .


Para esclarecer este punta hemos creído oportuno trasladar
aquí una délas notas especiales, relativa solo áEspartero, qu»
seguían, á la lista de (os alumnos examinados.


Dice as í :
3." «De los incluidos en la nota de medianos, D. Baldomero


«Espartero pudiera , si hubiese tenido aplicación, haber m c -
«recido mejor nota; pues su disposición es mediana.»


Esta circunstancia, unida á la que dejamos espresada arriba
de ser el primero que figuraba en los «medianos» , y á las c a -
lificaciones y censuras que había merecido en los exámenes an-
teriores, tal vez pueda contribuir algo pera fijar la opinión
sobre este punto.


,Nosotros le abandonamos á la consideración de nuestros
lectores, creyendo siempre para nuestro gobierno, digámoslo así,
que ni Espartero eí «n, talento eminentemente privilegiado,
un genio., coxno podrá creerle la pasión ciega de algunos de sus
adictos, ni'menos una medianía de mal templé , como le j u z -
gan sus enemigos, que tan á su s a b o r , y con tanta,injusticia,
procuran sacar partido de este hecho, adulterándole de maneras
diversas. Ninguna medianía se eleva jamás a la altura á qu*
se ha elevado Espartero. Hé aquí lo cierto.


Por lo demás', si hubiese continuado en el Cuerpo de Inge-
nieros 1, hoy seria probablemente un teniente coronel. ó coronel
lo mas. '•• 1




— 1 7 —


estuvo ESPARTERO unos diez y seis meses, que fué
cabalmente el tiempo, con una diferencia levísima,
que habiá estado en el colegio general militar de la
Isla de León.






C A P I T U L O I I I .


Desde que salió ESPARTERO de la Academia especial
del cuerpo de Ingenieros de Cádiz, hasta su em-
barque para América, en dicho puerto, verifi-
cad» d 1 . ° de Febrero de 1 8 1 5 .


5 L dejar ESPARTERO la Escuela Es-
pecial de Ingenieros de Cádiz, á
fines de abril de 1813 , fué des-
tinado por el sub-inspector del
segundo cgército al regimiento
provincial de Soria, entonces se-
gundo de infantería del mismo


nombre , en clase de subteniente. Este
cuerpo era uno de los que componían
la segunda division á las órdenes del te -
niente general D. Pedro Villacampa, la


cual se hallaba situada en la Valí de Uxó,
inmediato á Murviedro ; y ESPARTERO fué
dado de alta en la sexta compañía de dicho


regimiento,.
A este tiempo ya la guerra contra Francia toca-


ba casi su término: y los heroicos hechos dé Bailen»




_ • — 2 0 —
Medeliin, Talayera de la Reina y la Albuera, así
como los sitios portentosos y para siempre memora-
bles de las invencibles ciudadesde Zaragoza y Gero-
na , habian sido precursores del total desplume que
en la Península había de sufrir el águila que poco
antes asentaba orgullosa sus garras en las márgenes
del Nilo y en las del Volga. Por último, la célebre
batalla de Vitoria, ganada por las tropas aliadas, al
mando del duque de Wellington, el 21 de junio
de 1813 , puso el sello al fenecimiento de aquella
guerra, tan fecunda en glorias y eh desastres, p o -
niendo también en vergonzosa fuga á las huestes de
Bonaparte.


Por esta razón á ESPARTERO tío fué posible, ya en
adelante, participar, sino muy pota cosa* del grafi mé-
rito y alta preeminencia que alcanzó á tbdos los bra-
vos que componían los egércitos españoles, durante
aquella inolvidable liza.


A mediados de julio pasó su división desde los
referidos puntos de Murviedro y la Valí de Uxó, á
situarse en Amposta y después á Cherta , con el ob-
jeto de formar el bloqueo de la plaza de Tortosa,
durante el cual y durante todo el tiempo que restaba
hasta finar el año, se halló ESPARTERO en las varias
acciones y escaramuzas que ocurrieron con motivo do
algunas salidas que hacían los enemigos. Fueron en-
tre aquellas las principales, la acción de Cherta , que
tuvo lugar el 9 de noviembre, y la de Amposta




— 2 1 —
verificada él 22 del mismo mes, en las cuales nues-
tras armas llevaron la mejor parte.


Habiendo sido nombrado el general Villacampa
capitán general de Castilla la Nueva, á principios del'
siguiente año de 8 1 4 , trájose de guarnición á M a -
drid al regimiento de Soria, viniendo, con aquella
fecha, y con tal motivo, ESPARTERO á residir en la-
capital de la monarquía.


Vuelto el rey á España, y evacuada esta por las
tropas francesas, á consecuencia de la terminación •
de la guerra , hallóse-ya el gobierno en disposición
de volver los ojos á las cosas de América. Las ideas
de la revolución de Francia y , mas que todo, la in-
triga perenne, que, ya de muchos años, habían des-
plegado en nuestros dominios -americanos los g o -
biernos francés é inglés, que siempre han mirado
con envidia implacable las preciosas joyas que han
adornado la corona de Castilla , todo esto, decimos,
imido á la marcha errada, y á la administración in-
discreta de nuestro gobierno para con nuestros h e r -
manos de Ultramar, á quienes tan pocas garantías se
dispensaban, en cambio de las multiplicadas cargas y
gabelas de toda especie con que agoviaba su suerte,
el rey que lisonjeaba su amor propio lo bastante con
repetir el dicho aquel célebre de uno de sus antepa-
sados: «nunca deja el sol de alumbrar mis reinos»
sin curarse de la dicha de estos, y unido ademas á
las circustancias en que sé habia hallado hasta en-


TOM. I. 3




— 2 2 —
tonee¿ la nación, trabajada por seis años de guerra
desapiadada y cruel, que la'obligó á mirar con algún
descuido aquellas lejanas tierras, habia producido
los resultados que naturalmente eran de esperar.
Mégico se habia declarado el año anterior indepen­
diente : . y en la América Meridional también ardia
guerra intestina de los indígenas contra los españo­
les , cuyo yugo querían aquellos arrojar de sí.


En tal situación, el gobierno se ocupó en dispo­
ner y organizar un egército espedicionario, que ¿ á
las órdenes de uno de los generales mas acreditados,
pasase á restituir la paz á nuestros dominios del Sur
de América. El designado para mandar esta espedi—
cion fué el general D. Pablo Morillo (1). ESPARTERO,


(1) Hésenos referido, como histórica, ива anécdota, la cual,
por cuanto pinta al V ÍYO el carácter de Espartero, no menos
que el del general que mandaba la espedicion de Ultramar, he­
mos creido que no desagradará á nuestros lectores.


Parece que al tiempo de inscribirse Espartero en las tropas
de Morillo, pidió á este gefe la gracia de pasar con licencia,
unos días á su casa, alegando el deseo que­ tenia ya , después
de tantos años, de ver á su familia , á quien iba á dejar de ver
durante otro período, tal vez mas largo. Sentó mal al general
esta petición , y prorumpiendo en mil denuestos, llegó á de­
cirle que «el soldado español, cuando de servir á su país su
trata, acostumbra á olvidarse de sus padres y hermanos: que
no era nada militar aquella demanda: que mostraba un alma
muy madrera, y por consiguiente era signo de poco valor, lo
cual no ce ciertamente lo mas recomendable para la carrera dé­
las armas.» Al oir esto Espartero, enfurecióse de tal modo,
que llevando la mano derecha al costado izquierdo, contestó á
Morillo: «aii general, si otro que V. E. me hubiera dicho tales
eosas, mi contestación hubiera sido muy breve. . . . con esta e s ­
pada.» Kiyói* estonces Morillo, lleno d» satisfacción, y enor­




— 2 3 —


ganoso de gloria, se alistó al punto voluntariamente,
y tuvo entrada, en setiembre de dicho año de 1814,
con el grado de teniente, en el regimiento de Estre-
madura, bajo cuyas banderas salió, con los espedi-
cionarios, del puerto de Cádiz, á bordo de la fraga-
ta Carlota, el 1." de febrero de 1815 , haciéndose á
la vela con dirección á Costa-Firme.


gullecido con la respuesta, le dijo. «Está bien: guapos, así,
es cabalmente lo que yo busco: ahora puede V. ir á ver á su
familia.» Espartero se resistió ya á hacer uso de la licencia,
por temor de que le tuvieran por cobarde; pero instado repeti-
das veces por el general, y casi obligado i e l lo , pasó á Grana-
lula á despedirse de sus padres.






C A P I T U L O I V .


Arribo del ege'rcilo espedicionario de Morillo á las
playas de Costa-Firme: estado de aquel pais:
toma de lajsla Margarita: el regimiento de Es-
tremadura, donde servia ESPARTERO , es desti-
nado á Lima, desde cuyo punto sale con direc-
ción á la provincia de Charcas: pacificación de
esta y otras provincias, y comportamiento de
ESPARTERO en aquellos hechos de armas-


AS playas septentrionales
de la América del Sur
que habian visto, tres si-
glos antes, arribar al gran
Colon por v.ez primera,
llevando hoy aquella tier-
ra, por esta circunstancia


nolablei, el nombre de Colombia (que es el que d e -
biera darse al nuevo inundo, en vez ¡d» América),
divisaron también al egércita espedicionario del g e -




— 2 6 —


neral Morillo, compuesto de seis regimientos de in -
fantería, dos de caballería, un escuadrón de artille-
ros y algunas compañías sueltas de obreros, mina-
dores etc . , cuyas formidables fuerzas se presentaron
delante de Cumaná, á principios de abril del, citado
año de 1815.


Grave sensación produjo en América la llegada
de aquellos guerreros esforzados, que habían l u -
chado tanto tiempo, y con tanta gloria , con las me-
jores tropas del mundo: sensación de espanto y s o -
brecogimiento entre los insurgentes» de alegría y
regocijo entre los que se habian mostrado fieles á la
causa de España.


Citando llegaron nuestras tropas á Costa-Firme,
estaba aquel país en muy buen estado. Hallábanse
pacificadas las provincias de Venezuela, merced á
la actividad y celo eficaz del general Morales, capi-
tán general de Caracas, que habia sabido desbaratar
los planes de una terrible conspiración, fraguSfti por
los sediciosos entre las mismas filas del egéréÜEl^eal,
invirtiendo á este sin demora en atacar á los rebel-
des, siendo el resultado de esta pronta y bien cal -
culada espedicion, el apoderarse dicho MoriUs de
los pueblos de Soró, Irapa y Güiria , últinwí» "atrin-
cheramientos de la rebelión venezolan* que espiró
entoñees, perdiendo los insurgentes, solo en el
pueblo de Güiria, 300 soldados y 40 oficiales que
quedaron muertos en la refriega. Toda la gente que




- 2 7 —
defendía los otros dos pantos cayó también en poder
de los nuestros, con todo su armamento , cinco c a -
ñones , municiones y varios pertrechos de guerra.


Pacificada ya, casi completamente, la capitanía
general de Caracas, en donde solo restaban por des-
truir el comandante Zarasa que con 200 insurgentes
se ocultaba en las montañas de Chaguaramas , y a l -
gunas partidas insignificantes que Vagaban por la
Guayana y por los Llanos, el único obgeto que se
presentaba al general Morales capar ya de fijar su
consideración, era la reconquista de la isla Marga-
rita, situada enfrente de Cumaná, y que era el pun-
to de refugio en donde se habían albergado los r e -
manentes de los enemigos que hábian sido ahuyen-
tados de los países continentales.


Veinte y dos buques armados componían la e s -
cuadra , destinada á someter aquella isla , al mando
del teniente de fragata D. Juan Gabaso: su mayor
porte era de lo" cañones, contándose entre ellos 13
faluchos de un cañón cada uno; y ademas se habían
reunido varios trasportes. La fuerza espedicionaria
no bajaba de 5,000 hombres. Solo se esperaba la
orden del embarque para poner en breve tiempo a la
Margarita á las órdenes del gobierno de España.
Guarnecían esta isla dos regimientos de infantería con
la fuerza de 1,600 hombres, cuatro escuadrones con
la de 6 4 0 , y 153 artilleros. Sus habitantes hallá-
banse lodos resueltos á vender caras sus vidas, de-




— 2 8 — • .
cididos como,estaban por la causa de su indepen-
dencia. Era, por otra parte, muy grande la resolución
de los isleños, porque su posición debia de ser tan
crítica como desesperada. Baste decir, que'entre ellos
se comprendían los cabecillas que con mas obstina-
ción habían defendido su causa, y que acosados y
vencidos habían tenido que huir en busca de aquel
asilo abandonando el continente de Costa-Firme.


Las ideas del general Morales, con respecto á los
habitantes y refugiados de la Margarita , eran no
solo hostiles, sino terribles y crueles. Mas habien-
do sido puesto su egércilo y marina á las órdenes de
Morillo, trató este general de llevar á cabo aquella
medida de guerra de una manera mas humana, con-
ciliando con la severidad de la justicia los fueros de
la clemencia, que tan bien sentaba en los aguerridos
campeones vencedores en mil batallas contra huestes
formidables, y que por primera vez se presentaban
á luchar en el nuevo mundo con un enemigo débil
y que ya entonces, antes de habérselas con él , se les
aparecía cómo vencido y humillado.


Con efecto, apenas divisaron los isleños el apa-
rato imponente y respetable que desplegaba en la
playa, al verificar el dia 8 de abril su reconoci-
miento, aquella multitud de buques y de guerreros,
descaecieron sus fuerzas,-y su ánimo se vio como
sumergido en el mayor abatimiento. A las doce del
dia 9 , después de haberse salvado con la fuga en




— 2 9 —
varias flecheras el caudillo- Bermudez y otros 3 0 0
de los mas comprometidos, enarbolaron los restantes
bandera parlamentaria, dirigiendo al punto un oficio
al general Morillo, en el cual mostraban sumisión
y respeto á esta y demás autoridades del gobierno
de España. Desembarcaron nuestras tropas el 1 0 y
con ellas el general en gefe, acompañado de Morales
y de Su estado mayor, dirigiéndose al dia siguiente
hacia la Asunción, que es la capital de la isla. Con
la ocupación de esta, quedaba ya tranquilo todo el
territorio de la América del Sur, que comprenden
la Colombia y las Guayanas.


Dedicóse-entonces Morillo á organizar los ramos
de justicia y hacienda, y fué tal su comportamiento
y tanta su clemencia, "que formó un cuerpo nacional
de los mismos batallones rebeldes que'debieron ha-
ber sido desarmados; y cuéntase como un rasgo de
sin par generosidad, el hecho de haber abrazado- y
haber sentado á su mesa al célebre cabecilla Aris-
mendi, que se habia cebado el año anterior, en san-
gre española, sacrificando á mas de mil víctimas en
el matadero y en las plazas de Caracas.


Con esta conducta, que es la conducta propia de
los valientes, inauguraron los bravos espedicionarios
del año 1 5 , entre los cuales, según dejamos dicho,
se cuenta á ESPARTERO, la nueva guerra que iban á
emprender enel otro hemisferio. Arreglados los asun-
tos de la Margarita, reembarcáronse Morillo y lodo




— 3 0 —
su egército para las costas de Cumaná y Barcelona.


Llegado que hubo el general en gefe á aquel
puerto, dejó en él la guarnición necesaria, dirigién-
dose con su egército á Caracas, en donde, con infa-
tigable celo, se ocupó en el arreglo de las, hasta en-
tonces; desordenadas provincias de Venezuela.


Pero siguiendo el hilo de nuestra propuesta his-
toria, diremos que por este tiempo, es decir, al pro-
mediar de mayo, envió Morillo de refuerzo al egér-
cito del Perú el regimiento de Estremadura, que era
el de ESPARTERO. Atravesó este regimiento el istmo
de Panamá, y, zarpando en este puerto, llegó á L i -
ma en el mes de setiembre. Permaneció aquí algún
tiempo, al cabo del cual fué destinado á engrosar
las filas del egército de operaciones del Alto Perú.
Al año siguiente, de 816, tocó á este cuerpo for-
mar parte de la división que, al mando del general
D. Miguel Tacón, marchó á la provincia de Charcas,
que se hallaba en parte sublevada, y toda ella en
mal sentido respecto á la causa española. En la nueva
organización que él Virey dio á su regimiento, a u -
mentándole un 2.° batallón, fué destinado á él E S -
PARTERO en clase de capitán. Distinguíase este siem-
pre, y era apreciado, de sus compañeros, por su c a -
rácter jovial y franco; y prendado el general Tacón
de estas cualidades, reconociendo en él ademas bue-
nas disposiciones, valor y genio militar, quiso ade -̂
lantarle y hacer que se distinguiese en su carrera,




— 3 1 —
para lo cual creó una compañía de zapadores cuyo
mando le confirió.


Como fuese entonces necesario el fijar algunos
puntos de apoyo, á fin de poder contener y contrar-
restar las incursiones de los enemigos, recibió E S -
PARTERO el especial encargo de construir reductos ca-
paces en la villa de la Laguna y pueblo dé Tarabuco,
y los atrincheramientos del Potosí y de La Plata:
todo lo cual, así como los planos corográficos que
levantó después en cumplimiento de otra comisión
que recibió de orden superior, de las provincias de
Arequipa, Potosí, Cochabamba, Paz, Pruno y Char-
cas, fué desempeñado con prontitud y con inteligen-
cia; siendo todas aquellas obras de grande utilidad,
y facilitando estraordinariamente los mapas las ope-
raciones militares en los años subsiguientes.


Concluido el obgelo', mandó el general Tacón
disolver dicha compañía, incorporando su fuerza al
batallón ligero del Centro, de que era primer gefe
el actual teniente general D. José Santos de La Hera.
ESPARTERO fué promovido á 2.° comandante de dicho
batallón. Este ascenso dio margen á murmuraciones
y disgusto entre los oficiales, señaladamente entre
la clase de capitanes que quedaban postergados, por
ser ESPARTERO el mas moderno: así que fué recibido
con frialdad. El valor era una de las cualidades1 que
mas se apreciaban en aquel pais y en aquél Cuerpo•
y oficiales de reputación muy aventajada en este con-




— 3 2 —


cepto, esperaban ver cuál era el comportamiento del
nuevo gefe, que el favor del general Tacón habia
traido á- participar de sus glorias.


Incorporado, como 2 . " comandante, en el regi-
miento infantería del Centro, contribuyó ESPARTERO
á las operaciones que tanto dicho cuerpo, como los
demás de infantería y caballería, que existían en la
provincia de Charcas, egecutaron contra lasdiferen-
tes-partidas de enemigos que invadían el territorio;
mandando unas veces como gefe, y otras á las órdenes
de su coronel, el ya citado D. José Santos de La
Hera. En todas estas operaciones se condujo siempre
ESPARTERO con mucho celo y valentía : y desde los
primeros encuentros que tuvo en lela, Mollecitos,
Montegrande y Oroncota, en los dias 7, 9, 10 y 11
de febrero, en los cuales batió completamente á los


.caudillos Prudencio, Zarate y Pcreira, tomándoles
casi todo el armamento, caballos y 49 prisioneros,
entre ellos al último, los oficiales que Je acompaña-
ron quedaron contentos y satisfechos de su valor y
disposiciones, y empezaron á quererle, desapare-
ciendo la mala impresión que habia causado su as-
censo. Hallóse ademas por este tiempo en once ac-
ciones parciales.


En los dias 13 y 19 de marzo qsislió á las accio-
nes de Carretas y de Garzas. La primera no de mu-
cha importancia: la segunda muy sangrienta y de
grandes resultados. Ambas fueron mandadas por el




— 3 3 —
coronel La Hera. Sitiados los restos de la división de
Marnri, que había sido batida pocos dias antes, por
los caudillos Ravelo, Prudencio, Fernandez y otros,
en el fuerte de la Laguna, era muy crítica y angus-
tiosa la situación de la provincia de Charcas. Solo un
golpe de intrepidez y arrojo podia reanimar el espí-
ritu público,y evitar los males que amagaban des-
cargar sobre aquella infortunada provincia: y el dar
este golpe saludable estaba reservado á los bizarros
gefes La Hera y ESPARTERO. Con una pequeña c o -
lumna compuesta de dos compañías de infantería,
salieron aquellos bravos militares de Chuquisaca,
dirigiéndose á dicho punto de la»Laguna. Luego que
los'rebeldes vieron acercarse aquella fuerza, al pa-
recer insignificante, .la miraron con desprecio, ocu-
pándose solo en cortarla, á fin de que no pudiese tor -
nar á la capital. Mas luego que la columna llegó á
pisar la llanura de Garzas, se vio atacada con vigor
y obstinación por los insurgentes, hallándose preci-
sada á desplegar un arrojo y firmeza tales, que bien
pronto superaron á los contrarios en furor y en d e -
sesperación. No bien habian transcurrido algunas
horas, cuando resultando,heridos los dos principales
gefes rebeldes Prudencio y Ravelo, viéronse los s u -
yos desconcertados, y en disposición, los nuestros,
de fijar á su lado la victoria.


De grande utilidad fué esta para el país , que lo-
gró por entonces recobrar la tranquilidad, rescatados




— 3 4 —
que fueron los que estaban sitiados en el fuerte de
la Laguna, demolido este, y enviados cuantos efec-
tos de guerra habia en él á Cbuquisaca, situándose
después nuestras tropas en Tarabuco.


El 5 de abril, sabedoras estas de que en un pue-
blecito, no lejano, llamado Presto, se albergaba
una gran partida de rebeldes, salieron en su busca
repentinamente; y habiéndolos sorprendido, trabaron
sangrienta lucha en el pueblo y sus inmediaciones,
resultando de ella la mas completa derrota de los
enemigos.


Ocupaba una avanzada de estos un punto distan-
te, como una legu¿i, del sitio de la "sorpresa. Los
que componían dicha avanzada estaban muy ágenos
y descuidados de lo que pasaba en Presto: y E S P A R -
TERO entonces ideó y llevó á cabo un ardid ó empre-
sa, propia de su genio, y que por lo arriesgada y pe-
ligrosa, pudo haberle costado muy caro. Llegó á en-
tender que los rebeldes esperaban un nuevo caudillo,
llamado Fernandez (del cual hemos hablado ya), que
á la mayor parle de ellos era desconocido, por ser
la primera vez que venia á capitanear aquellas par-
tidas. Este Fernandez era procedente y fugitivo de la
acción dada en las llanos de Garzas. Enterado que
fué ESPARTERO de este hecho, y del anhelo y fé entu-
siasta conque los enemigos esperaban á su redentor,
partió solo, y á caballo, de dicho pueblo de Presto,
sin comunicar á nadie su atrevida resolución; y di-




— 3 5 —
rigiéndose al punto que ocupaba la avanzada, fingió
ser el caudillo Fernandez; y haciéndose aclamar por
tal, fué recibido con viVas y aclamaciones por aque-
lla tropa rebelde, que capitaneada al punto por el
supuesto gefe de ella, revolvió á Presto, en don-
de conoció tarde la red en la cual venia envuelta,
viéndose engañada y prisionera en poder de los
nuestros.


Invadida la provincia de Charcas por tropas de
Buenos-Aires, al mando de La Madrid, acorrieron
inmediatamente en su persecución algunas fuerzas de
nuestro egército, qué formaban la división espedicio-
naria de Charcas, regida por el brigadier Orreilli, y
á la eual se incorporó el batallón del Centro, haciendo
la vanguardia de esta espedicion. Aunque el del Cen-
tro contaba solo unos 300 hombres, número muy
inferior al de los enemigos, que triplicaba á aquel,
hubo sin embargo de dar esta bizarra gente de la
vanguardia, sin auxilio alguno de nadie, dos terr i -
bles lecciones á los rebeldes. Fué la primera el e n -
cuentro que tuvo lugar el 10 de junio en Yamparaes,
en donde quedó muy mal parado, deshecho y con-
fuso el enemigo. Pero cuando este sufrió una der -
rota completa, que no le permitió ya mas levantar
cabeza, fué en el sorprendente acometimiento que
esperimentó el dia 14 en Sopachui, dado por la mis-
ma fuerza de vanguardia que mandaba La Herá. En
aquella gloriosa acción sufrió La Madrid la muy




— 3 6 —


considerable pérdida de 300 muertos, 100 prisio-
neros, 3 cañones con todo el tren de artillería, 500
fusiles, multitud de sables ,'todas" sus municiones,
bagages y papeles, 500 cabalgaduras, y otros varios
trofeos, entre los cuales se contaba el estandarte de
los húsares del Tucuman.


Para dar una idea cabal de este importante hecho
de armas y de los laureles que él proporcionó á los
dignos y bizarros gefes del batallón del Centro , así
como á todos los bravos que componían aquella fuer-
za, siempre vencedora, trasladaremos aquí el pár-
rafo, con el cual termina la descripción que nos ocu-
pa el Sr. Torrente, en su Historia de la revolución
hispano-americana, cuya obra hemos consultado re-
petidas veces y con fruto, durante este período.


«Esta brillante jornada (dice), que recibió nue-
«vo realce con el rescate de los prisioneros de Tari-
fija y del escuadrón de Laguna, aumentó el catálogo
«de los ilustres hechos de La Hera, y puso en claro
«la bizarría de aquella columna, especialmente la del
«segundo comandante- del batallón ligero del Cen-
«tro D . BALDOMERO ESPARTERO , que se cubrió así-
«mismo de gloria.»


Publicada esta obra en Madrid, en el año 1830,
no puede sernos sospechosa; por cuanto no es pre-
sumible que entonces la pasión, ó el interés, ó un
espíritu de lisonja dictase estas palabras. Otras mu-
chas, de igual sentido, estampa el autor citado en




— 3 7 —
diferentes páginas de su obra, de las cuales nos ha-
remos cargo, pues que ellas conducen al fin que ribs
hemos propuesto y que hemos deducido , como ver-
dad inconcusa, del estudio que hacemos en la vida
militar de ESPARTERO, á saber: que los grados y
ascensos que este recibió"en América, le eran debi-
dos, por rigorosa justicia, en virtud de servicios
importantes y de un mérito indisputable, no á be^-
neficio del desorden que allí hábia en las promociones,
como gratuitamente sienta el autor de un folleto
publicado en Francia en 1 8 4 1 , intitulada « E S P A R -
TERO , ETUDES BIOGRAPHIQUES.»


A primeros de marzo de 1818 salió al frente de
una columna compuesta de 300 hombres, encargado
de penetrar tierra adentro en la provincia de La Pla-
ta , dirigiéndose á las inmediaciones de Pomábkmha
y ribera del Píleomago , con el fin de perseguir á
los caudillos Fernandez, Prudencio, Aldonaire y
otros, que sustentando belicoso tráfago en el pais,
traíanle siempre revuelto y en continua alarma. Está
comisión fué desempeñada por ESPARTERO tan á sa-
bor de sus gefes y con éxito tan venturoso, que en
pocos dias logró aventar á los referidos cabecillas de
aquel territorio, atacándolos vigorosamente en un
paraje no lejano de dicho pueblo de Pomabamba,
dándoles una carga á la bayoneta; y deshechos, y hui-
dos y perseguidos en todas direcciones, sufrieron


grande pérdida, Habiéndoles apresado los nuestros
TOMO I . 4




— 3 8 —
varjas armas, caballos y 800 cabezas de ganado
vacuno.


Con no menos feliz estrella logró alcanzar, batir
y derrotar, el 20 del mismo mes , en el punto lla-
mado el Pepinal, situado en las llanuras de Mojo-
coya, á la facción que capitaneaba Cueto, haciéndola
varios prisioneros y apoderándose de gran parte de
su armamento y municiones.


Así prosiguió todo el resto del año 18 y aun
hasta promediar del 1 9 , haciendo aquella especie de
guerra tan sembrada de trabajos y de compromisos,
cuanto que las gavillas facciosas eran numerosísimas,
y el espionage casi nulo para los nuestros, en unos
pueblos que les eran contrarios por lo general-, a r -
raigadas profundamente, como se encontraban ya*
las ideas de independencia y de insurrección. D u -
rante todo este tiempo, cada dia se presentaba á
nuestros bravos soldados ocasión de egercitar su a r -
rojo y denuedo en todas las provincias del alto P e -
rú , en donde multitud de caudillos insurgentes man-
tenían perenne y cruda guerra.


Es cierto que muchas de las acciones dadas contra
enemigos que no formaban cuerpos regularizados é
instruidos, eran de poca consideración; pero también
lo es que estos choques se repetían sin cesar , y que
si los insurgentes se componían de varios grupos de
indiada inculta y por disciplinar, adestrábalos sin em-
bargo el egercicio y el uso continuo de guerrillas y




— 3 9 —
escaramuzas, hasta el estremo de amagar con fre-
cuencia á las capitales y á los puntos ocupados por
nuestras tropas.


La toma de ganados al enemigo, y en el pais1


ocupado por este, era operación en la cual se inver-
tían frecuentemente nuestros soldados, costando á
veces'su adquisición alguna sangre: como que por lo
general no se daba otra ración que de carne, des-
conociéndose el renglón del pan (delcual aunlosmis-^
mos gefes y oficiales, con mas medios para ello, so-
lian estar privados meses enteros durante las opera-
ciones militares) en unos países en parte despoblados,
ó en que los naturales no hacianuso de aquel artículo.


Conseguida la pacificación de la provincia de
Charcas, y habiéndose retirado los enemigos que
la ocupaban á los ásperos y fragosos valles de las in-
mediatas de Potosí, Cochabamba y La Paz , dispuso
el general en gefe La Serna la persecución y esler-
minio de aquellas gavillas; y al efecto situó en las
villas de Oruro y Sicasica al regimiento del Centro,
verificándolo dicho general en Cochabamba con otros
cuerpos de infantería y caballería. Desde este punto,
dispuso la organización de varias columnas, que, á las Órdenes de los gefes Villalobos, Ameller, Valdés,
Lezaroa, Ramírez, ESPARTERO, Germán y otros, y
aun el mismo general en persona, dieron principio á
la persecución, resultando de este bien combinado
plan, la prisión y esterminio de casi todas las partidas,




— 4 0 —
y la aprehensión de su armamento, con dos piezas
qué tenían lds réítéJdfcs.


La destrucción del caudillo Chinchilla, que se
hallaba aposentado en los valles de La Paz, adonde
llevó la desolación y el espanto, en combinación"con
MamÉrni, Santisteban, Lira y otros cabecillas, fue
encomendada á ESPARTERO, quien á principios de
junio ¿el 1 9 , salió cort este obgéto, al frente de otra
colnmna, de igual fuerza que la del año anterior,
del espresado pueblo de Sicasica. En esta espedieion
logró, el 7 de dicho mes, sorprender en Inquisibe
al cabecilla Órihuela, haciéndole prisionero con toda
su gente. En esté hecho de armas, que fué de grave
riesgo, se cOndujó ESPÁBTRRO con mucho valor y
acierto, según el sentir de las personas que tienen
un exacto conocimiento de ello, las cuales elogian
en alto grado su comportamiento en esta ocasión,
así como en la que le proporcionó el dia 27 del
mismo, de batir y derrotar á los caudillos Chin-
chilla ; Castro, Vidélá, Cohtíéras y otros qué, con
200 fusileros y una numerosa indiada, se le pre-
sentaron en las alturas del mencionado pueblo de
Inquisibe. Fuéles eñ seguida picando la retaguardia
en la fuga, y persiguiéndolos y acosándolos mas' de
cerca, logró al fin alcanzarlos segunda vez, él 29,
destrozándolos de remate enMarchacamarca, hacién-
doles muchos prisioneros, tomándoles parte del resto
de sus armas, 33 quintales de azogue y todos sus




— 4 1 —
equipages. El 13 de julio sorprendió igualmente en
Ca piñata al caudillo Castro, haciéndole prisionera
toda su partida.


Este acontecimiento fijó ya la bandera de paz en
aquellas comarcas; y el 3 de agosto fué relevado E S -
PARTERO de la, comisión dejando los pueblos-tran-
quilos.


Hablando el Sr. Torrente, en su ya citada obra,
de la pacificación de los valles de Coehabamba, La
Paz ect-, encomendada á aquel y otros ya menciona-
dos gefes, se espresa de esta manera:


«El coronel D . Joaquin Germán , los comandan-
t e s D . Manuel Ramirez, D . BALDOMERQ ESPARTERO
«y el coronel D . Agustín Aqlesana, fueron los agen-
«tes principales de dicha pacificación, haciéndose
«todos ellos dignos de los mayores elogios por su
«decisión y firmeza, y por los felices resultados de
«sus escursiones, durante las cuales fueron comple-
«taumüe destruidas las partidas revolucionarias.»


Mas no duró mucho el reposo á aquellos infelices
pueblos. El fuego de la insurrección so habia sofo-
cado , s í , pero no estingttido. Rehechos y reanimados
los cabecillas insurgentes á beneficio del abandono
en que quedó el pais por parte de nuestras tropas,
bien pronto se hallaron en disposición no solo de
alzar otra Y e z el estandarte de la rebelión sublevando
los pueblos, sí que también sorprendieron una par-
tida nuestra que conducía 160 fusiles á la villa de




— 4 2 —
Oruro. No se hizo", pues, esperar largo tiempo la
necesidad de acorrer con urgencia á salvar aquel pais
del cruel azote de la guerra. E l 11 de octubre salió
segunda vez ESPARTERO do la-capital, con igual fuer-
za y con igual obgeto que antes. En unión con el gefe
de igual grado D. Cayetano Améller^ formaron en
•los valles de Sicasica una fuerza de 730 hombres,
con la cual persiguieron en distintas direcciones á los
insurgentes; siendo el resultado, después de conti-
nuas marchas por caminos casi impracticables, es -
terminar en el espacio de tres meses todas aquellas
partidas, dar la muerte á los dos hermanos Contre-
ras, Andrés Rodríguez , Ramos, Hervoso, Gómez y
otros cabecillas , cogiéndoles 85 prisioneros; 2 c a -
ñones de á 4 con sus cureñas, 77 fusiles y gran
surtido de municiones, mil cabezas de ganado vacu-
no y tres mil ovejas, con lo cual se restituyó la paz
á aquel pais, quedando tranquilas las provincias de
Charcas, Cochabamba , La Paz y demás inmediatas
á estas.


A este tiempo La Serna , de acuerdo con el virey
Pezuela, había entregado el mando del egército de
operaciones del Alto Perú al general Canterac, hasta
entonces gefe de estado mayor de dicho egército.




C A P I T U L O V.


Espedicion de Jujuí y Salta: recíbese en América
la noticia de haber sido jurada por el rey, el 9
de marzo de 1 8 2 0 , la Constitución política de
la monarquía proclamada en la Isla el primero
de enero del mismo año, por el egército destinado
á aquellos dominios: ideas políticas de E S P A R -
TERO en aquella época: conspiración de Oruro
descubierta y castigada por.él: otra éspediciou
á las costas de- Arequipa.


ASIÉNDOSE puesto al fren-
te del egéreito de opera-
ciones del Alto Perú, c o -
mo general en gefe, don
Juan Ramírez y Orozco,
y dejado el mando que
hasta entonces habia eger-


cido interinamente, según hemos indicado en el ca -
pitulo anterior, el general Canterac, gefe de estado
mayor, ordenó aquel que todas las tropas marchasen




— 4 4 —
á reunirse en el cuartel general situado en Tupisa,
pueblo distante unas 50 leguas al S. de la villa de
Potosí. Los insurgentes de Buenos Aires, distraídos
entre sí, y abrumados con los disturbios y calami-
dades que son consiguientes « una guerra intestina,
tenían cubierta toda aquella frontera, y en disposi-
ción su territorio de ser invadido ventajosamente
por nuestras tropas.


En tal situación creyó Ramírez que seria muy
conveniente emprender una acometida por las pro-
vincias de Jujuí y Salta del Tucuman, con el doble
obgeto Je batir al enemigo, y proveerse de algún
ganado, del cual escaseaban los nuestros. Verificóse
al fin la escursion con tan buen éxito como era de
esperar. Levantó Ramírez su cuartel general de di-
cha pueblo de Tupisa el 8 de mayo: distribuyó su
egército en tres columnas, las cuales se dirigieron
simultáneamente á la Abra Pampa, que era el punto
ttesignad-o para la reunión, continuando en seguida
la marcha hacia Jujuí, á cuyas inmediaciones llega-
ron el dia 24. Aunque nuestras tropa* no se las hu-
bieron con egércítos numerosos y reglados, hubie-
ron de resistir sin embargo una multitud de ataques
impetuosos dirigidos por los gauchos, que formaban
cuerpos más ó menos organizados,.y que hoscos y fie-
ros como ellos solos» estaban ademas acostumbrados
ya al fuego, y á todos los riesgos y sinsabores de la
guerra*




— 4 5 —
Antes de llegar el grueso de nuestras fuerzas á


ju juí , se había apoderado ya de esta ciudad el g e -
neral Canterac, que se habia adelantado con parte de
la caballería y la vanguardia. Tampoco se hizo es-
perar mucho la ocupación de Salta por los nuestros,
así como los puntos de Monterieo, San Lorenzo y
otros, si bien el último costó un choque empeñado
con el enemigo que hizo allí firme rostro á los s o l -
dados de Ramírez.


Esterminada una columna compuesta de dos es -
cuadrones de gauchos de Velarde y dé un 'batallón
de granaderos de línea, que vagaba en el Chamical,
como también la partida que mandaba el terrible cau-
dillo Rojas, bien pronto se puso cima á esta cam-
paña, qpedando tranquilos aquellos países que por
tantos años habían sufrido el azote cruel de vandáli-
cas gavillas. A todos los gefes y oficiales que con-
currieron á esta rápida campaña, entre lps cuales se
cuenta ESPARTERO, que se halló en varios tiroteos,
los recomienda su actividad, su celo y su valentía.
Tornaron á Tupisa las tropas espedicionarias de R a -
mírez enriquecidas con multitud de despojos y t r o -
feos militares, con algunos miles de vacas y con
grande porción de caballos y de muías.


Al llegar estas valientes tropas á dicho pueblo de
Tupisa , (el cual, como centro que era de los can-
tones del Alto Perú, servia" de Cuartel general) que
fué al promediar del año 1 8 2 0 , recibieron noticia




— 4 6 —
de la grande y feliz alteración que en España había
sufrido el régimen político, con motivo de haber pro-
clamado el egército situado en la isla de Leoh, con
destino á América, la Constitución de 1812, que
juró el rey en 9 de marzo de dicho año de 1820.
Grande alborozo produjo esta nueva en el ánimo de
unos militares, en quienes la circunstancia de estar
luchando coiitra la independencia de los peruanos,
por conservar la integridad de la monarquía españolar,
no habia sido bastante á estinguir su amor á la l i -
bertad/ El Sr. D. Gerónimo Valdés, subinspector
entonces de aquel egército, convocó una reunión sa-
tisfactoria y amistosa en su casa, á la cual concur-
rieron todos ó la mayor parte de los gefes y oficiales
que habia enTupisa; y estuvieron celebrando, hasta
pasada media noche, las faustas noticias llegadas de
España. Al salir ESPARTERO de está reunión, inspi-
rado en su casa por el entusiasmo que habia visto
pintado; durante toda la noche en el semblante de sus
compañeros, y que tan profundamente habia pene-
trado también en su corazón, se entretuvo en escri-
bir la siguiente composición poética, que retrata fiel-
mente los sentimientos patrióticos, nobles y altamente
liberales de que se hallaba poseído; y que solo por
este motivo y bajo este respecto hemos creído opor-
tuno y conducente estampar aquí, ya que hemos te-
nido la suerte de poseerla, debiéndola á la generosi-
dad y suma condescendencia de uno de sus compañe-




— 4 7 —
ros en aquella época, al cual él la entregó á muy
pocas horas de escrita en el respaldo del parte de
retreta, que daba el oficial de la guardia del cuartel
que ocupaba su batallón.


He aquí, casi íntegra, la composición de E S P A R -
TERO á que aludimos : *


« . . ¿ . . . . . . . . i i . . . . ; : . . . . . . , . . . . . . v . . •'


Entre el mas inaudito despotismo
La madre España ba poco se veía.
Y rodeada de hijos ambiciosos
Del bien particular que los domina,
Ni aun bailaba consuelo en la esperanza
De recobrar su libertad perdida.
Arrojado á sus piéá y ya disuelto
El mejor de ios códigos yacia,
Destrozadas sus páginas hermosas
Que al pueblo hispano hicieron libre un día.
Y el noble agricultor, él comerciante,
Las doctas Musas y la industria activa,
Testigos eran de su amargo llanto
Que fieles á imitarle concurrían.
En esto, de la fama diligente
Se oyen los ecos que pidiendo albricias,
Publican que los pueblos de la Iberia
Logran su libertad apetecida.
Los ciudadanos llenos de entusiasmo,




— 4 8 —
CoúsLitucion, Constitución» decían,.
Precisando al monarca á que la jure,
Pues nada á un buen patricio Je intimida:.
El cielo que su luz tibia y escasa
Mostraba a la sazón en nuestros climas,
Principió de repente á serenarse
Con nuevo resplandor, nueva alegría,


i Y pues ya, compañeros, somos libres,
En obsequio "á tan próspera noticia»
El oprimido espíritu ensanchemos f
Trocad los ayes por sonoros vivas!»


Era tan marcada y reconocida: la fama que de l i -
beral tenia ESPARTERO* entre las tropas realistas de
América, que algunos oficiales de lo&mas adictos á
la causa del rey, le atribuyen, tanto á él como al
primer gefe del batallón del Centro, D. José Santos
de La Hera, el designio de haber querido adelantarse
á proclamar la Constitución en el Perú, aun antes de
recibirse allí de oficio el juramento del monarca.
Los que tal juzgan añaden, que el Sr . D. Rafael Ma-
roto, presidente que fué de la provincia de Charcas»
conoció y frustró aquel proyecto. Nosotros no h e -
mos podido adquirir un conocimiento exacto de e s -
te hecho. NO obstante, las fechas y la» distancias á
que estos señores á la sazón se encontraban» nos ha-
cen vacilar en este punto, tan fácil por otra parte de
ser esclarecido por los mismos interesados.




— 4 9 —
* Después de la campaña de Jujuí y Salta «e! r e -


plegó el egército á las provincias interiores del Perú,
que se bailaban amenazadas por las espedicíones ma-
rítimas y terrestres que la república de Chile babia
dirigido sobre el Callao de Lima y puertos interme-
dios de Arica, Quilca etc. Acantonóse entonces el
regimiento del Centro, mandado ya por ESPARTERO,
en la villa de Orara, punto estratégico de las opera-
ciones de aquella campaña, que ademas de estar for-
tificado y contener almacenes y depósitos del egér-
cito, era intermedio de las posiciones del cuartel g e -
neral y las de las tropas de la vanguardia del Alto
Perú, y el que protegía al pais contra las incursio-
nes de los sublevados de Cochabamba y los valles de
La Paz, qué c&n frecuencia interceptaban las comu-
nicaciones, ocasionando grave daño á nuestras tropas.


Por este tiempo, es decir, á fines de 1820, las
ideas de emancipación habían cundido ya estraordi—
nanamente entre los hijos de los antiguos Incas; y la
circunstancia de haberse frustrado la espedicion que
Fernando VII tenía preparada para sugetar en este
año aquellos pueblos, había reanimado su espíritu
y ayivado su amor á la independencia, cuya auro—
ra:empezaban ya á vislumbrar. La sedición germi-
naba por dó quier; ora entre tos naturales, ora tam-
bién. (Hítre las mistnas filas del egército. El Ód¡o á
Fernando.y á los españoles, odio que, como hemos -
dicho , era atizado con mafia y astucia- por nuestros




— 5 0 —


(1) Como una muestra dé las ideas que cundían por este
Uemp&íntreiOB peruanos, j de. swentrañable malquerencia h é ­
cia los españoles, trasladamos a continuación un documento cu­
rióse ; : qtié'debemos ; á la generosidad de uno'de los sfeiores «A*
cíales, generales que se hallaban entonces en el Perú, el cual
documento creemos que no desagradará á nuestros lectores,
por cpantoél no há visto aun la luz pública­, al menos, no ha
llegado á nuestra noticia.


Es este un Catecismo que los indígenas insurgentes hacían
aprender á sus hijos, imbuyéndoles los sentimientos de eman­
cipación é independencia. Hé.aquí el


. U>m a № . S . . 8 l ¡ M № > f l k


CAPÍTULO PRIMERO.


Pregunto. Decidme niño ¿cómo os llamáis? Respuesta. Patriota.
• P. Qué quiere decir patriota? R. Hombre de bien.
'P. Cuál es'la señal del patriota? R. La­santa libertad.


vP¡ , Y p ó í q u é ? R. Porque por el la han muerto los.nias {gran­
des héroes, por redimirnos y libertarnos del cautiverio español.
• 'P. Cuándo usaremos de esta señal? 8 . Siempre que comen­
záremos á pensar sobre la buena obra de nuestra independencia,
cuando seamos tentados de los godos, y.morir por ella s iem­
pre que esté en peligro de perderse.


P. ­ Mostrad cómo. R. Diciendo así: muramos con valor y
constancia en defensa de ;la libertad, en el nombre d é l a r e ­
ligión, de la patria y de la unión.


P. Y cuántas son las obligaciones del patriota? R. Tres.
P. Cuáles son? R, Saber ser cristiano, católico., apostó­


lico romano; defender su religión, patria y ley; y morir antes
que ser vencido.


P. Quién es nuestro presidente ? ~ R . El Escmo. Señor Don
José de la Riva: Agüero.


émulos, loscstrangeros, acrecía y se aumentaba­ca­
din mas y mas (1). ... i ¡ . ­ .• . . ; ¡ . . >.•.....


Era de grande importancia; para,los enemigos el
apoderarse sde dicha p l a z a y con este obgeto, f ra ­
guóse una horrible conspiración dentro de sus muros,




— 5 1 —


en la chai estaban iniciados nada menos que : cL go-
bernador Vega, él comandante ^ de la guarnición
Mendozabal, varios empleados de Hacienda, y una
gran parte del pueblo, de acuerdo todos para en^
trégar este, con sus'inmensos almacenes y pertrechos!


P. Quién es el enemigo de nuestra felicidad? R. El
español.


P. Y quién es este hombre? R . Un señor intruso,.infini-
tamente malo y codicioso, principio de todos los males J fin
de todos los bienes; es el compendio y depósito de todas las
maldades.


P. Cuántas naturalezas tiene? R. D o s : una diabólica y
otra inhumana.


P. Cuántos de estos hay? R. Uno verdadero, pero trino
en personas falsas.


P . Cuáles son? R. Fernando VII, Canterac y La Serna,
P. Es mas malo uno ú otro? R . No padre, pues todos tres


son iguales.
P. De quién procede Fernando? R . Del infierno y del


pecado.
P. Y Canterac? R. D« Fernando; '
P. Y La Serna? R. De uno y otro. '
P. Qué atributos tiene el primero? R. La soberbia, la


maldad y el despotismo.
P. Y el segundo? R. El robo, la infamia y la crueldad.
P. Y el último? R. La traición,lalascívia y la ignorancia.


CAPÍTTLO I I .


P. Y quiénes son los españoles? R. Los antiguos cristia-
nos y los hereges nuevos.


P, Quién los ha conducido á este delirio? R. La falsa f i -
losofía y la perversa costumbre.


P. Ha de tener fin algún día generación tan inicua? R. Se-
gún el sentir de los mas sabios políticos está muy próxima su
ruina. , . .


P. Volverán alguna vez acá? R. Sí padre.
P. Cuándo vendrán? R. El día del juicio.
P. A qué han de venir? R . A maldecir enteramente la


hora de haber sacrificado las inocentes vidas de los incas.




— 5 2 —
de guerra, á los insurgentes, que en número de 800,
capitaneados por Ohihch'iMa, se hallaban á 5 leguas,
'- Xas tropas del coronel Huarte, gobernador de
Potosí, habían interceptado vía de Salta, donde se
bailaba Güemes, un pliego dirigido á este caudillo


P. De quién sabes estos anuncios* B . De las disposicio-
nes de nuestra santa madre la patria.


P. Quién es la patria?" R . El conjunto ó congregación de
muchos pueblos regidos por un gobierno representativo y go-
bernados por una misma constitución.


CAPÍTULO ni-


P. Quilín es el que hace hoy de general en el egército espa-
ñol?' R. La segunda persona de la trinidad endemoniada.


P. Cuáles son sus oficios? R. Los de engañar, talar, robar,
asesina^ Y oMímir . ,


P. Que doctrina quiere ¿«señarnos? R, La de engañar,
talar, robar, asesinar y opriniir.


P. Y qué mas quiere (enseñarnos? R, La heregfa, la de-
pravación de costumbres y la irreligión,


P, Quién puede librarnos de semejante diablo? R. La
unión, la constancia y las armas.


F., Será pecado matar espafioles? R. No padre, si se les
encuentra con las armas en ia mano, robando, talando etc . , ó
en disposición de hacerlo-, los que se rindan deben admitirse y
protegerse; y losenfermos socorrerse y respetarse, pues en ello
brillará la humanidad en que nadie eseede al americano.


CAPÍTULO I V .


P. Qu¿ conducta y política debe regir á los patriotas? R. Las
máximas de Jesucristo y eí Evangelio.


P, Cüálessígue nuestro adversario? R . LasdeMaqniavelo.
P, En qué se fundan ? R. En el eg'oismo'y amor propio.
P. Y qué fines llevan? R . Él beneficio propio y el perjui-


cio del común de sus semejantes. '
P. Cómo tos siguen? R . presentándolos crímenes y deli-


tos por virtudes.




- 5 3 —


por Chinchilla, en el cualapíirecia la firma del citado
Mendozabal, y dejábase verde plano todo el pro-
vecto, puesto que los facciosos pedían alguna caba-
llería de que escaseaban, para apoyar su empresa.
Por eso cuando ESPARTERO llegó á Oruro , después


C A P Í T U L O V .


P. Qué es el v a l o r ? R . Una c o n s t a n c i a y firniezade e s -
'pír i lu quo busca con prudencia y s e r e n i d a d de á n i m o la ocasión
de la v ic tor ia .


P. Quien es Bntc la p a t r i a el m e j o r hijo de e l l a ? R . El
<¡ue se porta con m a s valor , honor y d e s i n t e r é s p r o p i o , sea el
que. fuere .


P. Quiénes son los "que sol ic i tan g r a n d e z a s , h o n o r e s y a s -
c e n s o s , a n l c s de haber e j e r c i t a d o la v i r t u d ? R . L o s obogados
y necios q u e 110 s a b e n obedecer y por lo r e g u l a r son los m a s
i n ú t i l e s .


P. Y quiénes son obligados á t o m a r las a r m a s ? R . T o d o s
en g e n e r a l , y p a r t i c u l a r m e n t e a q u e l l o s que eligiese el g o b i e r n o
por m a s a p t o s , bien dispuestos y m e n o s út i les á la p o b l a c i ó n .


P. L o s demás que obl igación t i e n e n ? R . C o n t r i b u i r con
generosidad con todos los bienes q u e han r e c i b i d o de ella m a -
nifestando su p a t r i o t i s m o .


1'. El que no tiene qué h a r á ? R . P e d i r á Dios por la f e -
licidad de las a r m a s p a t r i o t a s , y o c u p a r s e en los negocios á que
están d e s t i n a d o s , que t a m b i é n es c o n t r i b u i r á la a b u n d a n c i a
y felicidad polí t ica .


P . De quién d e b e m o s e s p e r a r e s t a s c o s a s ? R . De Dios
nuestro s r f i o r , de nues t ra j u s t i c i a , de la per ic ia y leal tad de
nuestros g e n e r a l e s y of ic ia les , y de n u e s t r o v a l o r y d o c i l i d a d .


C A P Í T U L O vr.


1\ Con qué medios han o c u p a d o n u e s t r o s p u e b l o s los t i -
r a n o s ? R . Con el e n g a i t o , la t ra ic ión , la vileza y la perfidia.


IK y estos son bastantes y sutieientos? I t . No p a d r e , a n -
tes m a s bien se han hecho indignos de n u e s t r a c o n d e s c e n d e n -
c ia ; y d e b e m o s resist ir con todas n u e s t r a s fuerzas á un s a n g u i -


TOM. i . 5




— 5 4 —
de largas y forzadas marchas , iba con conocimieuto
de causa, impuesto ya en gran parle de los planes
que se habían premeditado. La primera impresión
que en el ánimo de los conspiradores produjo el
inesperado arribo de ESPARTERO, fué de sorpresa
y sobrecogimiento: y en el sombrío aspecto que pre-
sentaban los habitantes, en lá taciturnidad y reserva
de las autoridades", y en la desconfianza y recelo que
veia pintados en los semblantes de todos, halló con-
firmados los que él abrigaba acerca de les males que
amagaban descargar sobre aquella villa.


Volvieron al ün de su primer estupor los con-
jurados , y ya entonces aprestaron de nuevo las fuer-
zas de su maquinación é intriga, llegando hasta em-
plear las armas de la seducción contra aquel bizarro
cuerpo, cuyo escelenleespíritu intentaron pervertir.
Pero cuando ellos creian que iban á dar cima á su
obra , avínoles terrible fracaso. El sargento primero
de granaderos D. N. Bustillos (ascendido después á


nario monstruo que quiere quitarnos nuestros derechos libres,
por medios tan injustos y abominables.


P . QUÉ felicidad debemos buscar? R . La que ellos no
pueden darnos.


P . V cuál es? R . La seguridad de nuestros derechos y
personas, el libre egercicio de nuestra sagrada religión y el es-
tablecimiento de un gobierno arreglado á las costumbres ae-


-tuales de la América y relaciones con las provincias aliadas.
P . ¥ quién podrá hacer esto? R . El sabio ysoberano con-


greso á quien Dios guarde con ma.yares felicidades por los s i -
glos de los siglos. Amen.




— 5 5 —


oficial , en recompensa del servicio importanle que
aquí prestó) fingió entrar en la conspiración, a c c e -
diendo a las instigaciones del infiel capitán de la quin-
ta compañía del mismo batallón del Centro, barón de
Nordenllicht, que se puso al frente de ta ti criminales
provectos. Estaban estos reducidos á que el e s p r e -
sado capitán había de dar principio á la rebelión a s e -
sinando , con sus propias manos »• á su gefe E S P A R -
T E R O ; que después tomarían las armas los seducidos
apoyados por las autoridades y secundados por el
pueblo, poniendo así la plaza en disposición de r e -
cibir, como en triunfo, á los cabecillas Lanza, Chin-
chilla, Orihuela y otros que estaban en espera de
estos sucesos, para hacer de seguida cruel matanza
en todos cuantos no quisiesen suscribir á aquella
maldad. Alma aviesa debia tener el tal barón; p o r -
que ESPARTERO (que era la víctima por 61 señalada
y escogida) le había dispensado siempre su amistad y
dislinguídole entre todos sus oficiales.


Bustillos, que, con la divisa de conspirador, a sis-
lia á todas las juntas secretas que se celebraron en
los primeros días de diciembre, reveló á su coman-
dante todo el plan y los medios de llevarle á cabo.
ESPARTERO entonces, apelando á los recursos que. la
necesidad y su astucia le sugerían en tan funesto
trance, ideó armarlos una celada , y envolver y con-
fundir y anonadar á todos los conjurados.


Para esto llamó á su casa , con disimulo, a la ma-




— 5 6 —
yor parte de sus oficiales, pretestando el pasar satis-
factoriamente algunas horas de la noche , en cele-
bración del feliz término de su penosa marcha. Tuvo
lugar la reunión sin que nadie se alarmase ni fuese
afectado dé la menor sospecha, reinando entre lodos
los convidados la mejor armonia y entregándose go-
zosos á tan, al parecer, sencillo distraimiento. Mas
llegada que fué cierta hora avanzada de la noche, en
que algunos iban ya á retirarse , ESPARTERO que lo
notó cerró al punto la puerta, y cambiando repentina-
mente el tono alegre y festivo que habia usado hasta
entonces, por el tono y el lenguage de severidad y alar-
ma que infunde un gran peligro, dejó á todos sorpren-
didos con la revelación del plan y de la inminente ca-
tástrofe. Cruzáronse las protestas que todos, aun
alguno de quien se supo luego estar iniciado en la
conjura, hicieron de mostrarse fieles á la causa es-
pañola y á su digno comandante, hasta derramar su
sangre, si era necesario , por sostener aquellos s o -
lemnes juramentos.


En esta sazón , solo se pensó ya en discutir bre-
vemente los medios de paralizar y frustrar aquel de-
signio alevoso, á fin de no dar tiempo á los conspi-
radores en que pudiesen esquivar la vigilancia de
nuestros soldados y las medidas que habian de adop-
tarse. Fueron estas poner en cobro aquella misma
noche á todos los reos principales, y hacer en ellos
inmediatamente un severo y ejemplar castigo. De




— 5 7 —
acuerdo ESPARTERO con el coronel de artillería B r a -
v o , á quien manifestó cuanto sabia, sin omitir la
circunstancia de que el gobernador, según se le ha-
bía asegurado, era parte muy integrante entre los
fautores de la conspiración , pasaron en seguida lodos
los gefes y oficiales de la reunión al cuartel, cerran-
do las puertas en silencio. Formada la tropa , de o r -
den de su comandante, la dirigió este una elocuente
arenga, con ese acento que ha sabido ¡V veces inspirar
tanto entusiasmo al soldado. Reiteraron eslos las mis-
mas protestas que los oficiales hablan hecho en casa
de su gefe , jurando todos unánimes vengar la iniqui-
dad de quc'acababan de tener conocimiento.


Grande satisfacción produjo á ESPARTERO el buen
espíritu de que veia animada á su tropa : y sin perder
momento dispuso que diferentes partidas,.mandadas
por sus oficiales, se encaminasen á verificar los arres-
tos convenidos. El y el citado coronel Bravo pasaron
á casa del gobernador, á quien dieron parte del s u -
ceso y de las pro videncias que se habían tomado , las
cuales-se llevaron á cabo con la autorización de este
gefe de la ¡daza , sin permitir empero aquellos el sepa-
rarse, de él ni un instante , mientras duraban las pri-
siones, por temor de que se trasluciesen. Vega , con
efecto, .resultó complicado en el proceso. La ins-
trucción de este fué cometida al capitán D . Manuel
Suarcz, con Orden espresa de que le substanciase
brevemente. Las prisiones se cgecularon con tal si-




— 5 8 —
gilo y prontitud, que solo tuvieron conocimiento de
este hecho, las familias en cuyas casas se verificó!
Todos los gefes principales de la conjuración, esceplo
Mendozabal rjue no se hallaba* en ci pueblo por ha-
ber salido aquella misma noche á combinar sus planes
de infidencia con los caudillos de fuera , se vieron en
pocas horas encerrados en calabozos: y cuando al
despuntar del alba el pueblo quiso tomar algún c o -
nocimiento de lo que pasaba , fué sorprendido de oir
tos tiros que contra el pecho del ya mencionado ba-
rón , el capitán D. Pedro Nordenllichl, se asestaban
por sentencia de un consejo de guerra.


Era este ordinario, ú de capitanes; y como el
barón también fuese de esta clase y ESPARTERO , que
autorizó la sentencia, un gefe subalterno, arguyen de
aquí algunos de incompetente y de contrarío á las
ordenanzas militares tal consejo y (al procedimiento.
Mas es lo cierto, que si bien fué preciso saltar por
algunas fórmulas de ordenanza, lo crítico v azaroso
de las circunstancias justifica plenamente la irregu-
laridad de tal proceder; puesto que en aquel lance y
en aquel lugar no era posible obrar de otra manera,
ya que la necesidad del escarmiento obligaba con
tanta premura. Nosotros no vacilamos en asegurar
que cualquier otro gefe militar que ESPARTERO, hu-
biera obrado del mismo modo; por mas que la pre-
ferencia que dio al castigo del barón, nos traiga in-
voluntariamente á la memoria la poca grandeza y




— 5 9 —
generosidad de alma que ha mostrado aquel, siem-
pre que de juzgar á sus enemigos personales se ha
tratado. Es verdad que cuando estos enemigos han sa-
lido del seno mismo de la amistad, via de la. ingra-
titud, parece que no dan lugar siquiera á la discul-
pa, y que son en cierta manera imperdonables.


De lodos modos la medida fué altamente salvadora
yclicaz: la conjuración fué ahogada en su misma
cuna. Convictos y confesos de su crimen todos los
demás presos, como lo fué el capitán Nordenílicht,
fueron condenados á sufrir igual pena que este; pero
habiendo llegado á Oruro un ayudante de campo del
general en gefe, D. Juan Ramirez y Orozco que se
hallaba entonces en Puno , encargado de hacer que se
suspendiese la ejecución, les fué commulada aquella
pena en la de diez años de presidio que, como es
consiguiente, no llegaron á cumplir jamas.


Invadida la costa por las columnas rebeldes que
capitaneaban el general San Martin, Lord Cochra-
ne, el mayor Soler Miller.y otros muchos caudillos
que desembarcaban diriamente, procedentes de las
tropas chilenas, dispuso el general en gefe reforzar
las guarniciones de aquellos puntos y plazas : y con
este obgeto salió ESPARTERO de Oruro, al frente de
su regimiento, en febrero de 1821 , dirigiéndose á
Arequipa, en cuyo pueblo y otros inmediatos per-
maneció durante los dos años de 21 y 2 2 , prestando
ademas del servicio de guarnición, los que eran con—




— 6 0 —
siguientes al estado de inseguridad y de continua
alarma en que aquel pais se encontraba, teniendo que
hacer frente áiasincursiones que con demasiada repe-
tición intentaban y aun ¡levaban á cabo los enemigos.




CAPITfflJfc .© V i .


Acción de Calaña y reconocimiento de Tacna:
sangrientas batallas de Torata y ñloquekua, glo-
rias adquiridas por ESPARTERO en estas memo-
rables jornadas: ocupación de Lima por nues-
tras tropas: bloqueo del castillo del Callao:
campoña del Sur.


o s a ¡ ios e r a n p a s a d o s ,


s in q u e á ESPAIITK-


RO s e a b r i e s e a p e n a s


o c a s i ó n e n q u e p o d e r


o s t e n t a r s u s b r i o s y


s u p r o v e r b i a l d e n u e -


d o . M a s a p e n a s d e s -


p u n t ó el 8 2 3 , c u a n d o


e m p r e n d i ó d e n u e v o ,


c o n s i n g u l a r b i e n a n -


danza , el c a r r i l de s u s g l o r i a s . L o s e n e m i g o s h a b í a n


g u i a d o sus o p e r a c i o n e s d e s d e A r i c a ¡sor l o s v a l l e s d e


T a c n a v Z a i n a , v en los ú l t i m o s dins de d i c i e m b r e ,




— 6 2 —


salió el regimiento del Centro, con su coronel al
frente, del pueblo de Arequipa, con dirección á di-
chos valles, y con obgelo de reunirse á las fuerzas
que estaban á las órdenes del general I ) . Gerónimo
Valdés. El rebelde Alvarado con la Legión Peruana,
el regimiento del Rio de la Plata y los granaderos á
caballo , habíanse movido desde las inmediaciones de
Arica , donde se acampaban , sobre dicho punto de
Tacna , al cual llegaron el dia 2 9 . En la tarde del 31
salió de Z a i n a Valdés con una división volante de 4 0 0
caballos, 4 0 0 de infantería montados en muías y dos
piezas de campaña, con el tin de sorprender á los in-
dependientes, situados en el referido punto. Grande
confianza llevaba el general en la pericia y valentía
de sus oficiales y soldados ; pero frustróse su bien
meditado plan, respecto del reconocimiento y sor -
presa, á poder de la suma prevención y vigilancia que
en lance tan crítico desplegaron los rebeldes. Iníro-
dújose, no obstante en el campo de estos la mas
grande confusión y alarma: y el primero de enero se
pusieron en movimiento , via de Calaña , en donde
tuvo lugar un encuentro que pudo haber sido funesto
para nuestras tropas, muy inferiores en número á las
contrarias que componían un respetable egército;
pero que, á pesar de su inmensa superioridad, compró
bien caro y á costa de su sangre , los pasos que ade-
lantó sobre los escalones formados por nuestros sol-
dados , que cu el corto número de 8 0 0 , como queda




— 6 3 — •-
dicho; pero decididos y entusiastas, contuvieron
aquellas numerosas huestes, empleando toda la tarde
en veriiiear, con el mejor éxito , la retirada do.dos
leguas que mediaban entre el lugar de la acción y el
de Pachía , en que llegaron á campar los nuestros.


En esta jornada se condujo ESPARTERO con tanto
arrojo é hidalguía militar , como lo habia de cos -
tumbre en las jornadas anteriores. Pero las mas gran-
de ventura para su espada , reservábanla los dias 19
y 21 del mismo enero. Un movimiento atrevido, ege-
cutado con maestría por el coronel Ameller, al fren-
te de tres compañías de su regimiento de Gerona y
unos 120 caballos, habia conducido á los insurgen-
tes hacia los campos de Moquchun, que era el punto
por donde debían venir las tropas que al mando del
general Canterac, habian salido de Puno forzando
sus marchas, y sin temor á las nieves que cubrían
los Andes. El dia 16 camparon los enemigos en la
Rinconada, con todas sus fuerzas que no bajaban de
5,000 hombres, y Valdés con una pequeña división,
obra de 1,600 combatientes, afianzó una estancia
al E . de Moquehua, no lejos de las posiciones de Al-
varado. Así las tropas, pasáronse tres dias en pre -
parativos y escaramuzas, y en espera los nuestros de
las fuerzas precedentes de Puno, hasta que en la
noche del 18 vióse precisado Valdés, á causa de un
movimiento general que sobre Torala habian hecho
los enemigos, á situar su infantería, en Yacaiigo, cu—




— 6 4 —
briendo de seguida el camino de Puno, con la caba-
llería y artillería que colocó entre los altos do Val-
divia y Sabaya.


El 1 9 , al quebrar del alba , rompieron los i n -
Murgentes el fuego, prevalidos de su superioridad
numérica; pero rompiéronle solo contra el batallón
del Centro que formaba la vanguardia. Presentóse
.¡:¡uí á su digno coronel brillante ocasión de lucir su
bizarría : y en verdad que no fue desperdiciada. E S -
PARTERO solo, co:¡ su regimiento, contuvo la orgu-
llosa impetuosidad de todo aquel egércilo, batién-
dose, por espacio de dos horas, sin variar d.e posición,
viéndose al cabo de aquel tiempo obligado á em-
prender su retirada con el mayor orden, disputando
á palmos el terreno , y haciendo gran destrozo en las
lilas enemigas. Andada iba una legua de esta suerte,
cuando liego la división de Valdés, quien ordenó el
ataque con toda la fuerza. Serian las diez de la maña-
na, cuando un fuego intenso y sostenido se hacia oir
de ambas partes. Desde luego quiso lijarse la victoria
á nuestro iado ; pero voces alarmantes y avisos s i -
niestros que se hicieron correr cu nuestras filas, de
que las alturas que estas tenían á retaguardia se ha-
llaban ocupadas por gente enemiga, precisaron al
general Valdés ú emprendersu replegué. Bien pron-
to se descubrió la falsedad de aquellos rumores: y
entonces nuestros soldados redoblaron su empeño y
sus esfuerzos. Mas cuando subió de punto el ardor




— 6 5 -
cntusiasta en nuestros valientes, fué á las tres de la
tarde, hora en que apareció, como por encanto-, el
general en gefe, D. José Canterac, en el campo de
batalla , sin mas acompañamiento que el de dos ayu-
dantes con los que se habia adelantado á la división
que conducia ; pero cuya presencia sola era ya una
prenda de ventura, y un seguro de la proximidad da
las fuerzas amigas.


A este tiempo se hallaban las de Valdés dispues-
tas en esta forma, el batallón del Centro ocupaba la
izquierda , al cual seguia parte del de Gerona, con
5 0 cazadores montados: en la derecha estacionaban
tres compañías del mismo Gerona : el resto de la ca-
ballería estaba á retaguardia; no siendo por demás
advertir que esta difícilmente podia operar á causa
de lo quebrado y áspero del terreno. Las fuerzas
enemigas estaban situadas de esta suerte: la Legión
Peruana formaba la derecha de su egércilo, delante
del pueblo de' Tora ta ; su centro, que ocupaba una
altura accesible de frente, pero defendida en sus
flancos por barrancos de muy difícil acceso, formá-
banle los dos batallones del Rio de la Plata: la i z -
quierda correspondía al número 4 . " sostenido por el
11 . a : á retaguardia hallábanse el 5 . " y el 8 . ° : y sobre
la derecha, en última línea, la caballería.


Después de haber hecho los contrarios un nue-
vo esfuerzo, subiendo los batallones 4.° y 11.» á
la altura de la derecha nuestra, que fué reforzada




— 6 6 —
seguidamente por las compañías de Gerona, resol-
vieron los generales Canteracy Valdés atacarlos de
frente. Los escuadrones de.caradores montados fue-
ron dirigidos contra la Legión Peruana; Vaidés, con
pa'ííti.de Gíerona, acometió con bizarría á los del
Rio úe la Plata; Ameller con los suyos fué destina-
do ¿forzar la nueva posición de los batallones de la
Guardia, en cuya arriesgada operación perdió tres
caballos; y por último, ESPARTERO con dos compa-
ñías del cuerpo de su mando , cerró bayoneta calada
y punzó toda cj ala derecha de la línea enemiga, lo-
grando, con singular bizarría, desordenarla y po-
nerla en precipitada fuga. Viéndose en tan angustio-
so conflicto un gefe de cuerpo , de la espresada L e -
gión , arrollados los suyos, fugitivos y en derrota,
por fuerzas harto inferiores-, se esforzaba á gritos
para reunirlos y hacer que volviesen cara á los del
Centro. Entonces ESPARTERO se adelantó con la ve -
locidad del rayo, y atacándole con su espadín le atra-
vesó el pecho diciendo «así se manda reunir, y vol-
ver cara.» Pocos instantes de vida contó este infeliz
coronel peruano, que batiéndose cuerpo á cuerpo
con ESPARTERO, hubo de ceder rendido, y al fin c a -
yó muerto junto al caballo dé su valeroso compe-
tidor.


Hablando de esta batalla el señor Tórrenle, dice
en su historia:


«El coronel don BALDOMERO ESPARTERO, con el




—G7—
«batallón del Centro , cargó á la bayoneta á la mis—
»ma Legion Peruana: el ataque de este digno gefe
»fuó tan decidido é impetuoso, que puso en fuga al
»referido cuerpo; y aunque brotaba copiosamente
»la sangre por dos heridas que en él habia recihJ'ío,
«continuó á la cabeza de su regimiento basta latter—
«minacion de la batalla , en cuyo feliz éxito tuvo una
«parte muy activa.»


Con efecto, esta jornada fué gloriosísima para
ESPARTERO, quien, sobre haber perdido el caballo en
la refriega , recibió, no dos , sino tres heridas de ba-
la de alguna consideración; siendo muy notable que,
á pesar de hallarse amalado con las heridas v de sor
instado por el general en gefe y el de division á tin
de que se retirase al hospital de sangre, nadie pudo
recabar de él que consintiese en-ello, ni se separase
de su cuerpo hasta entrada la noche, hora en que co-
so el combale. Justo es también tributar aquí eí ho-
menage debido al segundo gefe, que era entonces del
Centro , D. Felipe Rivcro, hoy teniente general de
los egércilos nacionales, quien se condujo con su
acostumbrada bravura en esta memorable acción, así
como en la que tuvo lugar en Moquehua dos dias
después, según iremos narrando.


Vencido y derrotado el enemigo, no obstante la
grande superioridad del número de sus fderzas, com-
parado con el de las fuerzas que los nuestros le opo-
nían , se retiró hacia dicho punto de Moquehua, de-




— 6 8 —
jando el campo sembrado de cadáveres y heridos en-
tremezclados con despojos de toda especie. Tal fué
el brillante resultado que obtuvieron en la batalla
de Toñita las tropas de Valdés, sin que hubieran
podido aun unírsele las que conducía el general en
gefe Canterac, y sin que esta circunstancia obstase á
poner á los insurgentes mas de mil plazas fuera de
combate.


Violentas marchas habian hecho adelantar á las
tropas que mandaba Canterac á plinto de" llegar á
reunirse el 20 con los vencedores de Torata. Todos
se pusieron al siguiente dia en movimiento , guiando
Valdés la vanguardia compuesta de los batallones de
Gerona y Centro y del tercer escuadrón de dragones
de La Union: el primero y tercero de granaderos de
la guardia,-con los cazadores montados y dragones
de Arequipa, iban á las órdenes del coronel Bedoya;
formando la retaguardia los batallones de Cantabria
y Burgos, regidos por el brigadier D- Juan Anto-
nio Monet.


Llegado que hubo esta imponente fuerza á un
punto distante como lengua y inedia de Moquchua,
adelantáronse los generales Canterac y Valdés , con
el intento de esplorar y reconocer las estancias del
enemigo que eran formidables. Su derecha esten-
díase en dirección de unas alturas escarpadas; cu-
bría y ocultaba su centro un profundo barranco cu-
ya anchura y bordes le hacían casi inaccesible; su




— 6 9 —
izquierda , en fin , se apoyaba en otras alturas que,
á manera de anfiteatro, cerraban el pueblo dc'MÓ—
quehua, y que ademas estaban artilladas. Posición
verdaderamente inespugnable y de temeroso aspecto,
que hubiera aterrado á otros soldados á quienes fue-
se menos familiar la victoria que á los que Canterac
mandaba. Ordenó este gefe.que Valdés, escudado
con una colina que ocultaba su movimiento , se en-
caminase hacia las alturas que cubrían la derecha
enemiga , mientras que la caballería , en dos colum-
nas paralelas y en otras dos los batallones de Can-
tabria y Burgos, se dirigián sobre su frente.


Fija solo la atención de los insurgentes en las
tropas que tenían á la vista, cruzó Valdés el barran-
co sin ser apercibido , y llegó á apoderarse de las al-
turas mencionadas, arrollando en esta operación el
regimiento del Centro, con su coronel ESPARTERO á
la cabeza (á pesar de sus heridas) á una compañía
de cazadores y un batallón que se oponia á aquel
movimiento.


Llenó justamente de admiración á todos este com-
portamiento bizarro de ESPARTERO. Mal enojado el
general en gefe Canterac , al ver la terca obstinación
con que aquel prosiguió al frente de su cuerpo,
allá en Torata, después de tener el otro, que pa-
recía deber interesarle mas, acribillado á balazos;
apesarado alprevecr que seguiria también alegérci-
to en su movimiento sobre Moquehua, h,abia1éman-


TOM. i. 6




— 7 0 -
dado espresamente, concluida que fué la acción del
1 9 , que se retírase al hospital, tratando de reco-
brar su salud y de salvar su vida. Hizo, con efecto,
ESPARTERO como que*cedia y accedia á lo que le era
prevenido por su gefe. Mas es lo cierto, que cuando
el dia 21 se dirigía su regimiento á tomar una posi-
ción comprometida, como llave que era del flanco
derecho de los contrarios, ESPARTERO apareció allí á
caballo mandando el del Centro , si bien imposibili-
tado del manejo y uso material de la espada , por lie—
yar el' brazo derecho sugeto con un pañuelo y pen-
diendo del cuello. Así y todo, ello es que picado
•en su honor y aguijado por ésa insaciable sed de glo-
ria, que, mas que ambición, ha tenido siempre E S -
PARTERO , se condujo con tanto valor y tanta hidal-
guía militar en la arriesgada operación que se le
-encomendó en estedia, que como llevamos dicho,
dejó asombrados á cuantos le rodeaban , de quienes
muchos recuerdan hoy con orgullo los laureles que
ciñeron las sienes de todos los vencedores en aque-
lla y ett la anterior batalla.


Atacada el ala derecha flel egércilo enemigo,
mandó Canterac á las compañías de cazadores de Can-
tabria y Burgos, que cruzasen en guerrillas el ya
mencionado barranco y^atacasen al enemigo por su
frente, disponiendo asimismo que el primer escua-
drón de la Guardia lo verificase por el camino real,
protegiendo á los cazadores y dirigiéndose sobre la




— 7 1 —
artillería ; que este movimiento fuera sostenido por
los dragones de La Union y por el regimiento de Can-
tabria; y que por su izquierda avanzase el de B u r -
gos, á fin de que fuese simultáneo el ataque del cen-
tro al de Valdés : el resto de la caballería seguia en
reserva detras de los citados cuerpos de Cantabria y
Burgos. . • •


Dada la señal, fué al punto acometida tolla'la lí-
nea enemiga. Cantabria descantilló y forzó el centro
en que los contrarios liabian aglomerado el grueso
de sus fuerzas: Valdés arrolló la derecha: nuestra
caballería acuchilló la infantería de los contrarios:
su artillería, que tan nutrido fuegoíiabia arrojado á
los nuestros al principio de la pelea, quedó al fin en
poder de los soldados de Canterac, que victoriosos
ya y dueños del campo que poco antes dominaban
las aguerridas huestes de Alvarado, se apoderaron
también de sus banderas, sus municiones y pertre-
chos de todas clases, mas de 3 ,000 fusiles y todo
cuanto poseía aquel numeroso ejército rebelde, com-
puesto , al decir de su gefe, de guerreros agoviadm
éonelpeso de sus laureles.


De tal suerte y en tal lugar dejó de existir el
ejército de 6,000 insurjentes que poco antes había
desembarcado en las costas de Arica , Con ánimo r e -
suelto de hacer la conquista de aquel reino. Con es-
te ejército acabó también su existencia el tan famoso
regimiento de caballería de los Andes, respetado




— 7 2 —
hasta entonces en Chile, en el Perú y en Quito por
su escelente disciplina y bien acreditado valor.


Gefes , oficiales y soldados , todos los nuestros
compitieron en decisión y en bizarría en esta jornada
memorable, ornando sus sienes con coronas de in-
marcesible gloria. Los remanentes.del egército ven-
cido procuraron buscar en la huida algún remedio á
tan t€*»ible desastre; siendo muy digno de notarse
que el bravo coronel del Centro, después de tan lar-
go y penoso lidiar, y sin miramiento á lo estrema-
mente delicado de su salud, cometió el increíble ar-
rojo de perseguir dichos restos por espacio de tres
leguas, guiand» su regimiento-que en unión con el
de Gerona y con dos escuadrones de La Union y de
la Guardia, á cuyo frente marchaba el general
Canterac, emprendieron con el mejor éxito la
persecución.


A consecuencia de estas dos bataljas, le fué con-
ferido á ESPARTERO el grado de coronel efectivo,
ornando ya entonces su pecho las condecoraciones,
siguientes: la cruz de San Hermenegildo^ idem de
San Fernando de tercera clase; la de la retirada del
egército-de Alburquerque á la Isla de León; la de
Chiclana; la-del segundo egército; y por último, las
dos concedidas por las referidas acciones de Torata
y Moquehua.


Concluidas las operaciones sobre la costa, y libre
esta y el interior del pais de enemigos, se dirigieron




— 7 3 -
las miras del virey sobre la capital, disponiendo al
efecto que una gran parte de las fuerzas que se e n -
contraban en las provincias de la Paz, Puno y A r e -
quipa, se dirigiesen á marchas forzadas al cuartel ge-
neral del egército del norte acantonado én los valles
de Jauja, Huancayoetc. siendo uno de los cuerpos
el que mandaba ESPARTERO , quién no obstante el
malestar de su salud, se puso én marcha con las'he-
ridas abiertas, en el mes de febrero, sin temor á la
estación y sin arredrarle la dilatada distancia de Mo-
quehua a Lima. Hallábase esta capital ocupada por
el gobierno y el congreso de los insurgentes, quienes-
estaban desunidos y en el mayor abatimiento, á causa
de la derrota que habiá sufrido el egército de Alya-
rado :y el 18 dé junio tremolaron ya los pendones
de Castilla en las almenas de Lima , conducidos por
los soldados victoriosos de Canterac y Valdés.


Emplearon nuestras tropas desde el 26 de junio
hasta el 16 del mes siguiente en reconocer primero
y bloquear después las imponentes fortalezas de la
plaza del Callao , punto cercano de Lima, y lugar de
refugio de los principales de la república , y yarios
miembros del congreso. Pero habiendo llegado á no-
ticia de Canterac que el presidente Riva-Agüero ha-
bía hecho zarpar del Callao una fuerte división, que
á las órdenes del general Santa-Cruz debia desem-
barcar en las costas de Arica y demás puertos inter-
medios , con objeto de molestar á las provincias in-




— 7 4 -
teriofes del Perú, aprovechando así la ocasión de
estar nuestras tropas distraídas con la ocupación de
Lima y bloqueo de dicha plaza del Callao, vióse
obligado á retirarse sobre sus antiguas posiciones, le-
vantando el bloqueo al amanecer del ya citado dia 16
de julio. En seguida ordenó que el general Valdés,
al frcnte.de tres batallones, dos escuadrones y dos
piezas de artillería, saliese sin demora , via del Sur,
en ánimo de proteger las provincias interiores y de-
mas puntos litorales, que se veian amenazados por
respetable fuerza enemiga. Uno de los cuerpos que
formaban parte de esta nueva espedicion , fué el del
Centro; y su coronel ESPARTERO, después de haber
asistido á la ocupación de Lima, y al reconocimiento
y bloqueo del Callao, emprendió esta ot,ra partida de
mas de 300 leguas, á marchas forzadas, y sin ciar
jamas en esta , como en ninguna de sus empresas.


Las tropas de Valdés llegaron por fin al Cuzco,
cu donde se hallaba el virey del Perú con algunas
mas fuerzas: y unidas todas, puesto este gefe supe-
rior al frente de ellas, porque así 1» exigía lo apu-
rado y crítico de las circunstancias, emprendieron la
marcha hacia las provincias de Puno, la Paz, C o -
chabamba y Potosí, dando principio á esta que reci-
bió el nombre de campaña del Sur, y que tan glo-
riosa fué para las armas que guiaba La Serna.


No tardó mucho el rebelde Santa-Cruz en des-
embarcar con los suyos en el puerto de Arica: y




— 7 5 —
distribuyendo las fuerzas en dos divisiones, reservóse
el mando de una , dejando la otra á cargo del general
Gamarra, y plantando los dos bandera de ventura en
aquellas costas. Hallando el pais desguarnecido é in-
defenso, á causa de no haber llegado aun á su arribo
las tropas del virey, no encontraron los espedicio-
narios insurgentes obstáculo alguno en su desembar-
que, como tampoco en la travesia.de la cordillera de
los Andes, logrando así penetrar tierra adentro en
aquel vasto continente por es pació de mas de cien le-
guas, y engrosando á la vez sus huestes con variaspar-
tidas sueltas que se les incorporaron , con las ranche-
rías de indios sublevados,,que, esparcidas por aque-
llos bosques, se les adherían al pasó, y finalmente
con el prestigio que-iban suscitando en los pueblos
que les eran adictos. Cuando las tropas de La Serna
alcanzaron á las de Sanía-Cruz en las cercanías de
Oruro, eran ya estas fuertes de 7 ,000 hombres con-
tando apenas la mitad de este número al tiempo del
desembarque.


Llegaron los de Valdés á aquel punto en el mas
brillante estado, á pesar de las fatigas consiguientes
Ü un tan prolongado y penoso viage, y de los obs-
táculos que ofrecía el terreno que media desde L i -
ma á Oruro., que tuvieron que andar por care-
cer los nuestros de buques desde 1820. Habíase
mostrado la fortuna airosa hasta entonces á los ca,nV.
dillos rebeldes; y no hubo empresa acometida




— 7 6 -
ellos, que no fuese pronta y fácilmente coronada con
feliz estrella. Así era natural que aconteciese, habi-
das en cuenta las circunstancias y causas ya enuncia-
das. Mas luego que en los campos de Oruro avista-
ron los insurgentes las banderas triunfantes que
conducían las tropas del virey, sin trabar apenas re-
friega , tornaron atrás pronunciando su rápido r e -
pliegue, sobre la costa ,• repasando la cordillera, y
sufriendo en esta retirada una viva persecución que
las dejó reducidas casi al aniquilamiento.


Solo con movimientos estratéjicos y empeños
parciales que tuvieron lugar en los meses de setiem-
bre y octubre, pusieron fin nuestras tropas a esta
importante y gloriosa campaña: y abatidos por Valdés
los enemigos en un encuentro verificado en Zcpita;
malparados en las márgenes del Desaguadero, en
donde esperimentaron rudos y acerados golpes ; así
como en Alzuri en cuyo punto les dio Olañefa una
lección terrible, fué en vano ya el desembarque
efectuado por otra nueva espedicion chilena en el
mismo puerto de Arica ; pues que á pesar de esto y
de algunas sorpresas que sufrieron los nuestros, las
victoriasya indicadas, así como otras muchas debidas
al bizarro comportamiento de los dignos gefes La
Hera, Ameller, ESPARTERO , Ferraz y otros, pusie-
ron bien pronto aquel vasto territorio bajo el do-
minio del virey.


Solo 500 hombres llegaron fugitivos y dispersos




— 7 7 —
á Moquehua, de aquel egército brillante y orgulloso
que con ánimo tan arrogante habia desembarcado eit
Arica hacia tres meses. Nuestras tropas no solo ahu-
yentaron y destruyeron á las espedicionarias de Santa
Cruz en este tiempo; sino que una división colom-
biana que de orden de Sucre desembarcó en Chala,
posesionándose de Arequipa y otros puntos inmedia-
tos , vióse también obligada á reembarcarse , men-
guada con bastantes pérdidas que la incesante perse-
cución de nuestros soldados hacía cada din en sus filas.


Pacificado el Alto Perú, y dueño La Serna de todo
aquel-vasto territorio, nombró á Valdés' (que habia
ejercido las funciones de gefe de estado, mayor en es -
ta campaña), general en gefe del egército del Sur,
retirándose él al Cuzco, con el objeto de volver á
sus antiguas tareas administrativas, que era la nece-
sidad que mas apremiaba entonces á los pueblos.


La campaña del Sur que fué de éxito tan ven-
turoso para las tropas del virey, egerció un grande
influjo político en el pais, que contaban ya por suyo
ios insurgentes. Pero una de las cosas que mas de no-
tar hay en estos hechos de armas, es que , si bien las
batallas que se empeñaron no fueron de gran monta,
según se deja ver, las marchas y contramarchas r á -
pidas que hicieron las tropas de Valdés bastan por
sí solas para escitar nuestra admiración y asombro.
Echemos una ojeada sobre la caminata que empren-
dieron dichas tropas cuando después de las batallas




- 7 8 —
de Torata y Moquehua se dirigieron hacia el norte á
amparar la capital; consideremos su vuelta al Sur
desde Lima para guerrear con los cspedicionarios de
Santa Cruz ; y por último, su retorno al Norte, ve -
rificado en este mismo año; y si tenemos en cuenta
los movimientos preparatorios y de continua perse-
cución , veremos que esceden de 1,500 leguas las
que recorrieron casi sin intermisión , en el espresa-
dey año de 18'23, aquellas valientes tropas, p»r paises
los mas sinuosos y quebrados del globo. Si á estas
circunstancias añadimos la que es peculiarísima de
ESPARTERO , á saber , el haber emprendido tan enor-
mes viajatas á principios del año en la mala disposi-
ción de "salud que es consiguiente á las tres heridas
de bala que recibió en Torata, notaremos que el
bravo coronel del Centro no fué de los que menos
laureles ciñeron en la gloriosa campaña del Sur, di-
rigida por el virey La Serna, cuya opinión quedó
así mismo desde entonces profundamente consoli-
dada.


Justo es también que consignemos al paso el j u i -
cio que , hablando de las forzadas marchas que hicie-
ron nuestros soldados desde Lima á las provincias
del Mediodía en esta ocasión, sienta^ el señor T o r -
rente acerca de uno de los. gefes mas beneméritos
del egército del Sur , hoy mariscal de campo de los
egércitos nacionales.


«Brilló sobremanera (dice el citado historiador)




— 7 9 —
«en esta rápida marcha el celo, actividad é inlefi—
agencia del teniente coronel D . Juan Tena, capitán
« de ingenieros , que tanto se habia distinguido en las


«nombre hasta la batalla de Ayacucho en la que
«desempeñó iguales funciones en la división de van-
« guardia.»




— 8 2 —
causa de Fernando absoluto , cuál mira con ojos de
benevolencia la luz de libertad que aun brillaba en
España , cuál en fin se muestra atento solo á consul-
tar sus intereses en reconcentrado egoísmo , no dejó
de contribuir en gran manera esta circunstancia á la
total pérdida de aquellos vastos dominios , anuncia-
da ya desde que el gobierno español dejó de enviar
el refuerzo que debió salir de Cádiz en 1820, y
que con tanto ahinco reclamó el virey en el siguien-
te año.


Hombres de espíritu revolvedor agitaban sin ce-
sar la intriga y la conjura en sociedades secretas: y
no faltaban almas libres y corazones esforzados , que
procurando dar un impulso y un giro mas racional y
humanitario a l a revolución americana, tratasen de
salvar los derechos de los indígenas y de conciliar sus
intereses con los de los españoles, sin menoscabo de
nuestra nacionalidad. Aspiraban estos á hermanar la
libertad que se disfrutaba en la Península, con la in-
dependencia y libertad que debiera respetarse en
nuestros hermanos del Perú; pero queriendo con-
servar ál propio tiempo la integridad de la monar-
quía , y la fraternidad que debe haber entre los que
pertenecen á una misma asociación política.


Dejábanse ver algunos destellos de esta luz y al- '
gúriaS chispas del fuego que deboraba las entrañas de
aquella sociedad desesperada y frenética, hasta en
los mismos periódicos; sirviendo estos á veces de sá-




— 8 3 -hroso apacentadero á los genios irritables y de poca espera , que no pudiendo contener el ímpetu de sus pasiones, hacían alarde de sus deseos, y no hacían escrúpulo en manifestarlos con mas ó menos a m b a -ges y disimulo. En un periódico que se publicaba en el Cuzco en 1823 se leia , en el número correspondiente al 10 de marzo , el misterioso párrafo siguiente: «Se desea con ansia la celeridad de las tfguas, y «que calmen en abril ; porque en mayo será la f é l i -«cidad del P e r ú , y en junio l a . . . (1) si no lo i m -«pideñ las semillas políticas y militares de (2) » Cual sea el sentido que deba darse á estas pala-bras y el espíritu que ellas encierran, fácil es dedu^ cirio de estas otras que estampaba el mismo diario pocos números después de publicado aquel. «Los americanos (dice) no han llegado a c o m -«prender que clase de guerra debe adoptarse en «\ «Perú. No puede haber guerra entre españoles y «americanos ; pero sí debe haberla entre españoles «contra (3) quien trata de destruir los d e -r e c h o s del ciudadano.» Vemos aquí, pues, divididos ya los españoles que
(1) Independencia. (Nota espücatoria posterior á la inser-


ción del párrafo).
( 2 ) España.-{li).
(3) Fernando. (Id).




— 8 4 —
estaban en el Perù eo los dos partidos liberal y rea-
lista, division que si bien se hallaba en la naturaleza
de las cosas, y era harto conforme á la condición hu-
mana, no por eso fué menos fatal á la causa de E s -
paña en aquellas tierras. Pero cuando llegó á ser
mas funesta , fué.á principios del año 24; luego que
se supo en aquel pais la restauración del absolutismo
en la Península que habia tenido lugar el año anterior.


El general Olañcla, fanático realista, hombre de
estraordinario valor, pero de escaso entendimiento,
y que á su modo, como soldado de arrojo y aun
como contratista proveedor, habia prestado hasta
entonces importantes servicios á la causa española,
habiendo merecido por ellos las mas honoríficas dis-
tinciones del virey Pezuela , quien le elevó en poco
tiempo de la clase de simple paisano contrabandista
á la de general de división, hallábase al frente desús
tropas en la vii la de Potosí, cuando inspirado de su
indiscreto celo por la religión (que nadie atacaba) y
pore l rey , (á quien, menos los insurgentes, todos
obedecían ) , tuvo la singular v dañina ocurrencia de
mostrar el mas insigne ejemplo de defección, sepa-
rándose de sus compañeros de armas y de glorias,
motejándolos con mil dicterios, que, mas que de un
hombre razonable y juicioso, parecian el triste pro-
ducto del frenesí ó de la embriaguez, atacando brus-
camente á las autoridades españolas, y dando margen
á la escisión mas escandalosa y terrible por medio de




— 8.1 —
la proclama imprudente que echó á volar el dia 4 de
febrero en la espresada villa.


Figuraba á la'cabeza un carro (1) tirado decua—
tro caballos, y en la cubierta de este carro se leía la
inscripción siguiente:


jVIVA RELIGIÓN !


Seguia después la proclama concebida en estos
términos:


EL 01'IPi.L MMh­


A ros


«Os hablo por primera vez y no dudo que es­
«cuchareis mi voz. No acostumbro otro lenguage
«que el de la verdad, y esta constituye mi carácter.
«Consecuente á los principios de la religión, en
«que desde mi infancia he sido educado, y fiel al.So­
«herano por inclinación y convencimiento , no me es
«ya posible disimular por mas tiempo la escandalo­
«sa corrupción en que algunos novadores querían
«sumergiros. Ellos han derramado todo el veneno de
«la falsa filosofía que abrigaban en su corazón: prc­


( 1 ) Sin duda el buen general quiso simbolizar el despotis­
mo en este carro, al cual queria amarrar generosamente á sus
carneradas y amigos.


том. i. 7




«tendian con ella persuadiros de vuestra propia felici-
«dad, cuando mas distantes estaban de procurarla.
«Vosotros habéis resistido desde luego sus asechanzas,
«mas no han faltado algunos, que renunciando suS
«primeros principios han adoptado las perniciosas
«máximas de sus impíos maestros: así han conse—
«guido triunfar de su imbecilidad, y la seducción ha
«causado estragos amargos. Vosotros sois testigos
«de ello, y lamentáis conmigo esta desgracia, sin ha-
«ber podido precaverla. La religión y el rey, obge-
«tos los mas sagrados , han sido profanados con des-
«vergüenza en concurrencias públicas , aun por las
«mas viles personas. Se ha hecho alarde de despre-
«ciarlos , y la tolerancia y disimulo de las autorida-
«des habia afianzado la iniquidad de este horrendo


i «crimen. No me detengo en acusar el vilipendio á
«que estaban condenados los templos y el saeerdo—
«cío, por no ruborizar con este recuerdo á unos
«pueblos católicos, que han sido espectadores mu—
«dos del mas sacrilego fanatismo, deduciéndose
«en conclusión-, que la impiedad, un desenfrenado
«liberlinagc , el odio al rey , la depresión , el total
«trastorno del orden y la mas torpe arbitrariedad,
«eran los caracteres de su decantado liberalismo.
«Por fortuna han desaparecido de esta villa los mas


t «decididos partidarios de este sistema destructor de
«la moral cristiana, de vuestrasantiguas costumbres
«y de la futura felicidad de los pueblos: van ear-




- S 7 —
«gados de confusión y oprobio, y sus inmundas planr
«tas no volverán á manchar este suelo.


«PERUANOS: lamino favor lo debéis á la Pro-
«videncia que siempre vela en vuestro socorro y
«quiso poneros á la sombra de la división de mi
«mando, antes que fuese disminuida y destruida por
«la facción de gefes conspirados contra su existen-
«cia.y la mia: cuales hayan sido sus aspiraciones bien
«podéis calcularlo. Mis soldados y yo trabajamos
«con heroico entusiasmo por la religión, el rey y
«por los derechos de la nación española á que tene-
smos el honor de pertenecer. Esta ha sido nuestra
«divisa y estos los únicos fines á que se dirigen mis
«conatos. Para conseguirlos con todas las ventajas
«posibles no exijo de vosotros sacrificio alguno. La
«uniformidad de vuestros sentimientos con los mios
fcson los únicos ausillos que necesito. Si me los pres-
tíais sometiendo ciega y generosamente vuestra obc-
«diencia á las legítimas autoridades, habremos triun—
«fado, seréis felices, tendré la gloria de cimentar
«la verdadera felicidad de los pueblos del Perú, y
«nos quedará la inmortal satisfacción de haber He—
«nado los deberes que nos inspiran DÉOS, el rey y
«la sociedad. — Cuartel general en ^Potosí, febre-
«ro 4 de 1824. — Pedro Antonio de Olañela.


Cuanto daño ocasionase en el pais esta conducta
estravagante y ridiculamente criminal del general




— 8 8 —


Olañeta , es naas fácil sentirlo que calcularlo. Una
cosa , sin embargo, no podemos menos de dejar aquí
consignada: qne csle hombre que tan celoso se
mostraba por los intereses de su rey y por los dere-
ehos de lunación española, á la cuál decia que tenia
el honor de pertenecer , sostuvo en este mismo año
correspondencia secreta, y en la cual mostraba su in-
fidencia y su traición , con los caudillos insurgentes
Bolívar , Sucre y Arenales; correspondencia que vio
después la luz pública en el periódico titulado El Sol
del Cuzco , y en la gaceta del gobierno insurgente del
Perú, y cuyos originales parece que están en poder
del teniente general D. José Ramón Rodil: y según
confesión que hizo el general rebelde Alvarado al
mariscal de campo D. Antonio Alvarez, á principios
del año 23 tuvo aquel una conferencia secreta con
el referido Olañeta en el puerto de Iquique, en la
cual manifestó este general sus designios de negar la
obediencia al virey , aprovechando para ello la pri-
mera coyuntura que se le presentase. Es verdad que
también es justo advertir que la causa principal de
la deslealtad de Olañeta, según todas las conjeturas,
no tanto se hallaba en él mismo, cuanto en las per-
sonas de que por desgracia suya se veía rodeado.
Fueron estas, entre otras, su sobrino y secretario
D. Casimiro Olañeta , su auditor de guerra el doc-
tor TJsin y el capellán D. N. Rodríguez, los cuales
abusaban de su sencillez y procuraban atizar en su




1


— 8 0 —
ресЪо la Наша voraz que Je abrasaba, en mortal
desesperación, desde que en 1821 fué depuesto el
viroy Pezuela y sustituido con La Serna, á quien
Olafleta profesaba un odio feroz.


Hallábase á la sazón ESPARTERO en Potosí, egcr­
ciendo el cargo de gefe de estado mayor general del
egército del Sur, á cuyo.empleo babia sido ascendi­
do en 11 de octubre del 2 3 , habiendo obtenido el
grado de brigadier el 5 del mismo. ¥ previendo los
males que eran consiguientes al paso inesperado que
acababa de dar Olañeta , creyó oportuno el levantar
altar contra altar (como suele decirse), á fin de pre­
venir y evitar las calamidades que intentaba sembrar
con su alarmante papel aquel rebelde; y decidióse á
dar al siguiente día , en que él lo hizo, la alocución
que sigue:


VIVA LA R E L I G I Ö S , E L H E Y Y LA Ш\Ж,-
«PERUANOS: El infame Olañeta,, infatuado


«con las condecoraciones que obtuvo, y á las que
«nunca pudo considerarse digno , acaba de cometer
«la traición mas horrible; él no obedece á la supre—
«ma autoridad del Perú, no pertenece ya ni quiere
«pertenecer á la heroica nación española: quiere
«unirse con los insurgentes de las provincias délBio
«de la Plata, y sumergir estos pueblos en el caos de
«males, en. que aquellos se miran. La Divina P r o ­




- 9 0 —
«videncia que visiblemente nos protege, ha permi-
«lido que por la casualidad mas rara , lleguen á no-
«licia delExcmo. Señor virey las tramas inicuas de
«este hipócrita, que para comprometeros tiene la osa-
«dia de escudarse con el nombre sacrosanto de nues-
t r a religión: él pretende haceros creer que la des-
«precian los gefes beneméritos que tantas pruebas
«os han dado de sus virtudes: los suponen enemigos
«de nuestro adorado Monarca el Sr. D. Fernando VII,
«y nadie como vosotros puede desmentir á este
«impostor inicuo: á vosotros apelan estos varones
«ilustres, que viven tranquilos, con la seguridad de
«que les haréis la justicia que tanto merecen.


«El ladrón mas descarado , el contrabandista mas
«público, el mas ratero estafador , y en fin el traj—•
«dor Olañeta desaparecerá muy en breve de entre
«vosotros, y os veréis libres de los males que pre-
«paraba. El mas virtuoso de los vireyes, el inmortal
«La Serna, marcha á la cabeza de nuestros bravos
«batallones, y estoy seguro que tan luego como se
«aviste, correrán á implorar su perdón, los que
«alucinados con las promesas del mas infame de los
«hombres, sirven hoy de instrumento á sus críme-
«nes : el traidor huirá cargado de confusión y ópro-
«lio, y sus inmundas plantas no volverán á manchar
«este suelo.


«PERUANOS: Ya restan muy pocos dias, para
«que sepáis hasta qué punto se estendian las niaqni-




— 9 1 —


«naciones de un traidor hipócrita. El Excmo. Señor
«virey os manifestará, con la franqueza y verdad
«que le son características, la trama horrenda que
«disponía-.aquel pérfido. Quien os habla, es impul-
«sado solo del amor que profesaba á los habitantes del
«Perú, y de la decisión con que ha defendido siem-
«pre los derechos de la nación española , los del rey
«y los de la religión.—Potosí 5 de febrero de
« 1 8 2 4 . — B A L D O M E R O ESPARTERO.»


Lenguaje apasionado, virulento y de mal temple,
tal vez no. el mas á propósito para conseguir el
fin que era de apetecer; pero que retrata fielmente
el estado de violenta agitación en que se hallaban los
ánimos , y la fuerte y nada grata impresión que pro-
dujo en el de ESPARTERO la cstraña cuanto criminal
conducta de Olaííeta.


En el año anterior de 1823 habia desempeñado
ESPARTERO una comisión importante de índole di -
plomática y muy espinosa , la cual conviene que ten-
gamos en cuenta en este lugar, porque ella nos
prestará abundosa luz para esciarceer el punto con-
cerniente á otro encargo honorífico que recibió en
este año, de 8 2 4 , y sobre el cual ha divagado un
tanto la opinión de las gentes de juicio ligero é in-
maduro.


Habian tratado nuestras cortes el año 22 el grave
asunto déla independencia de los nuevos estados de-




— 9 2 — . ,
América y de la necesidad que habia de entablar con •
ellos, al menos, relaciones mercantiles. Varios co-
misionados fueron nombrados al efecto, por decretos de 13 de febrero y 28 de junio de dicho aña, ios
cuales habian de entenderse con los gobiernos de
nueva España, Guatemala, Costa Firme y Buenos-
Aires; habiendo tocado á este último los señores don
Antonio Luis Pereira, magistrado de la audiencia de
Chile, y el teniente coronel D. Luis de la Robla.
Llegaron estos á aquella capital á principios del 23 ;
y entrando en habla con el gobierno de la república,
presentaron sus credenciales y dieron .principio al
ajuste de las negociaciones. El 4 de julio iban ya es-
tas en bonanza, habiéndose firmado en este dia un
convenio ú armisticio que uebi» durar afio \ me-
dio, tiempo que se consideró entonces suficiente para
que llegara á solución la gran cuestión americana,
reconociendo entretanto dichos comisionados la in-
dependencia de la república en la parle comercial,
estipulada como estaba ya por ellos una perfecta a r -
monía en las relaciones de este género, á punto de
admitirse en los puertos de España la bandera in-
surgente de aquel paisy vice-versa. Era esta solo un»
convención preliminar, fecunda en otras que debie-
ron seguirse , consumada aquella, y que hubieran,
no hay dudarlo, cimentado la paz y amistad que ya
desde entonces debió reinar entre España y aquellos
estados.




— 9 3 —
, Avenidas entres si los individíos conspicuos del


poder egecutivo de ja república argentina, y los co-
misionados del gobierno constitucional de España,
trataron al punto de elevar á conocimiento del virey
del Perú , el general La Serna, el resultado de sus
contrataciones, pidiendo su conformidad en lo con-
cerniente al vireinalo que él gobernaba.


Desconfianza mutua y temores nimios, desmaño,
irresolución, torpeza, ó lodo junto, hizo que las
parles ante dichas no se aviniesen^con la suprema
autoridad real del Perú, de quien no fué posible r e -
cabar asintiese á las propuestas que aquellos hacían.
Valiéronse los republicanos para formular y hacer
presentes al virey estas propuestas, ó proyecto de
convención , del general Las Heras, quien fué nom-
brado plenipotenciario cerca de dicho, virey. Este
por su parte, nombró á ESPARTERO, considerándole
como el mas apto para oir las proposiciones de Las
Heras, y sacar el mayor partido posible de aquella
circunstancia. El punto avanzado de la ciudad de
Salta fué el designado para la celebración de esta
conferencia. Aportaron y avistáronse los dos comi-
sionados en esta ciudad, y después de serios y aca-
lorados debates , es sensible decir que nada conclu-
yeron. Mucho pudieron influir,ya entonces en el mal
éxito las noticias que de la invasión francesa en Es -
paña debieron tenerse en América en aquella sazón;
pero es preciso conocer que ni los de Buenos-Aires




— 9 4 —
anduvieron cuerdos en no querer retirar la división
de los Andes , que habia sido enviada en ausilio de
los disidentes de aquel vireinalo, lo cual exigía La
Sarna comocondicion precisa si había de conformarse
coii la convención, ni el virey tampoco estuvo ,pru-
dente ni político en exigir de los republicanos el re-
conocimiento de la autoridad real del Perú. La
Serna sobre tcdo se mostró poco galante y nada con-
descendiente , en no acceder al empeño decidido que
hizo Las Heras (jpr presentarse á conferenciar en per-
sona con el mismo virev en la ciudad del Cuzco.
Asuntos eran estos de gran cuenta, de un interés
vital para España y para América, y en cuyo obse-
quio no debió omitirse jamas paso ni diligencia.


Todos los que militaban en nuestros egércitos del
Perú conocían la grande utilidad que reporlaria, en
aquella sazón, la celebración de un tratado de paz y
comercio con unos pueblos mercantiles y de ricas
producciones, cuales eran varios de los puntos princi-
pales de la América del Sur, pueblos á quienes ya
no podíamos domeñar por medio de las armas, como
los de Chile, Montevideo, Buenos-Aires y otros, y
que naturalmente debieran de tener por inmediatos
aliados á sus antiguos hermanos los españoles; p e -
ro que por la incuria de estos, y sobre todo , por la
torpe política de nuestros gobiernos, han unido sus
intereses mas bien con otras naciones europeas, que
supieron con artimaña aprovecharse de nuestra pu-




— 9 5 —
nible indolencia sobre obgeto tan importante, en
gravísimo' perjuicio de nuestros intereses comerciales.
¡Desgracia de nación! ¡ Tantas vias de prosperidad
como ha tenido abiertas, y condenada siempre á vi-
vir en tanta miseria y abatimiento!


En honor del comisionado elegido por La Serna
para entender eti la negociación de Salta, copiaremos
á continuación el párrafo que sobre este punto le
consagra el mencionado autor de la Historia de la
revolución •hispano—americana:


Dice así:
«El brigadier D.BALBOMERO ESPARTERO fué en-


cargado por el referido vire)' para oirías proposi-
c iones de Las Heras, con cuyo gefe tuvo sus s e -
«siones en la ciudad de Salla , sin que hubiaran p o -
«dido avenirse en sus respectivas pretensiones.
«ESPARTERO manejó su comisión con todo el pulso
«y acierto que la misma requería, y adquirió por
'do tanto nuevos grados al aprecio y consideración
«de la suprema autoridad que se la habia confiado.»


Si la gloria de ESPARTERO, en este caso, se cifra
én no haber concluido nada acerca de aquellas necias
negociaciones, inventadas por la mala fé; dirigidas
por la ceguedad de los partidos, y sancionadas por la
estúpida credulidad y torpe tompromiso, como se e s -
presa con harta impropiedad é injusticia el señor
Torrente, confesamos con sinceridad que esta sería
una gloria nada envidiable, y á la cual nosotros r e -




—96—
Ranciaríamos de muy buen grado. Pero hay datos pa-
ra creer, y eslo lo justifican los pasos que poste-
riormente se dieron por el virey, que tanto este
como ESPARTERO estaban animados de los sentimien-
tos y poseídos de la idea que hemos indicado arriba,
acerca de la grande utilidad de consolidar la paz
y entablar relaciones de comercio con aquellos e s -
tados; pero que motivos de delicadeza y el respeto
debido al gobier 119 de la Metrópoli, unido todo á la
nueva situación que acababa de crearse en España,
cortaron el hilo de aquellas contrataciones, en la
idea sin embargo de anudarle después, como se i n -
tentó el siguiente año, dirigiéndose ya el virey
para este asunto en tal época al gobierno absoluto
de Fernando , que ocupado á la sazón en eslermiuar
á los hombres libres y en cebar , con la sangre de
estos, á los esclavos, no era ciertamente entonces,
ni nunca, el mas aproposito para conceder paz, y
comercio, y felicidad á los que él llamaba sus va-
sallos. '


Desesperanzado, el general republicano, del lo -
gro de la negociación, tornó á Buenos-Aires á dar
de ello cuenta á su gobierno. ESPARTERO salió igual-
mente de Salta, á fin de avistarse con el virey y dar
también razón de su cometido á aquella suprema
autoridad.


Restaurado que fué el poder absoluto de F e r -
nando en España, era y3 preciso que el virey del Pe-




— 9 7 —
rú diese cuenta oficialmente al monarca del estado en
»juc se encontraban los dominios transatlánticos que
aquel regía. Después de la loma de la importante
plaza del Callao y de la ciudad de Lima , capital del
territorio; cuando nuestras valientes tropas, laurea-
das con las victorias que alcanzaron en tantos com-
bates , y recientemente en la venturosa campaña del
Sur, aprestaban sus fuerzas para embestir á Quito
y arrojar de tan hermosa posición á los insurgentes,
hallóse La Serna apurado con el desmembramiento
y confusión que en el egército introdujo la defección
de Olañeta. La situación del Perú entonces llegó á
ser comprometida y difícil de sostener sin que' acon-
tecimientos mas fatales aun viniesen á empeorarla,
según se vio mas adelante. Para prevenir los males
que amagaban, y que dejaban entreverse ya, al tra-
vés de oscuros celages, necesitaba el virey fuerzas
marítimas de que carecía desde el año 20, como he-
mos ya dicho: necesitaba también cuadros de oficiales
y sargentos para reparar las pérdidas que habían su-
frido nuestras tropas: necesitaba ademas una remesa
de fusiles y otros pertrechos de guerra. Quería igual-
mente aquella autoridad obtener del rey la aproba-
ción de algunas medidas que acababan de adoptarse, •
tales como la colación de varios grados y empleos
que habia creído conveniente decretar; y también
juzgó oportuno hacer ver al monarca los graves com-
promisos que rodeaban al egército en aquellas aza-




— 9 8 —
rosas circunstancias, falto como se encontraba de ta-
les auxilios, y la-3 consecuencias fatales que deberían
seguirse de sostener; con tan escasos recursos, aque-
lla guerra encarnizada y sangrienta „ que no dejaba
vislumbrar mas término que el de la dominación
española en el Perú;


La conferencia de Salta había suscitado otra idea
que era menester elevar á conocimiento del monar-
ca: y el tratado de paz y comercio, ó la convención
del armisticio etc. quu fué ventilada en dicha ciudad
por los comisionados del Perú y Buenos-Aires, tam-
bién fué sometida á la deliberación del gobierno de
Fernando.


Creyó ef virey que para pasar á España en de-
sempeño de esta importantísima comisión, ninguno
de los que á sus órdenes militaban era mas apropó-
silo que el brigadier ESPARTERO , probado ya con
ocasión de la espresada conferencia cíe Sulla. El c o -
nocimiento que habia adquirido entonces de la polí-
tica y derlas miras -que guiaban al gobierno de los
Estados^Unidos del Rio de la Plata, unido al buen
tino y acierto con que babia desempeñado otros en-
cargas que le fueron confiados en los años anterio-
res, le constituían en uu estado, preferente para ser
elegido porrLa Serna en esta ocasión, en que se tra-
taba de un asunto de carácter político. >


No que ESPARTERO viniese á España á reclamar
la aprobación de los sucesos ocurridos en 1821,




— 9 9 -
cuátidoAié depuesto ei virey Pezue/a. según algu-
nos creen , no: puesto que en el mismo año de 24 ,
y aunantes de salir aquel del Perú, llegó allá di -
cha aprobación decretada por el rey y acompañada
del nombramiento de La Serna. También habian s i -
do antes aprobados por el gobierno constitucional de
España tales sucesos, acaecidos tres años antes de
salir ESPARTERO de América, y en los cuales (sea di-
cho de paso) este no tuvo ni pudo tener parte a l -
guna directa, por hallarse á la sazón operando con
su cuerpo en el Alto Peru. El oligelo, pues, de esta
comisión de ESPARTERO queda bien determinado con
lo que hemos dicho arriba.


Embarcóse esté gefc,en el puerto de Quilca él 5
de junio de 1824 á bordo del bergantín inglés Ti-
ber, arribando á Cádiz el 28 de setiembre v á MálfPni
eIT2 de octubre del mismo año. Concluida su c o -
misión regresó á América, á principios de diciembre;
siendo de notar que el 9 de este mes, dia en que se
dio la tan famosa como infausta batalla dé Ayacucho,
en la que perdió España para siempre las inmensas
y pingües regiones de la América del Sur , fué pre-
cisamente el mismo dia en que se hizo á la vela E S -
PARTERO en el puerto de Burdeos, con dirección á
aquél pais. Véase con cuanta razón se ha hecho r e s -
ponsabléá esté general del éxito de aquella memo-
rable batalla, por personas mal informadas, de sú-
bito y liviano pensar y desazonada crítica.'




f"
— 1 0 0 —


Hasta e l i de majo del siguiente año no llegó »
locar las costas del Pacífico; habiendo esperimenta-
do en este penoso viage de cjnco meses, mil sinsa-
bores y disgustos, espuesta su embarcación repeti-
das veces á ser presa del terrible elemento que la
sostenia : que tan fuertes y horrorosas habían sido
las borrascas. No era mas benigna para 61 la que
le esperaba al saltar en tierra; pues hallándose ya
todo aquel pais en poder de los insurgentes, no bien
hubo desembarcado en Quilca , cuando fué hecho
prisionero por las autoridades de Bolivar. Tuviéronle
estas al principio por espia ; pero habiendo llegado á
entender después que venia nombrado.gefe dé estado
mavór y que era portador de una interesante corres-
pondencia oficial, d e varias gracias concedidas por
el rey á aquel egército, con mas, la aprobación de
todo lo hecho por La Serna , le trasladaron á Are-
quipa y le empozaron e n U n oscuro é inmundo cala-
bozo después de'haberle ocupado parlé de la corres-
pondencia ; pues lo mas importante y comprometido
de ella había cuidado antes ESPARTERO de botarlo al
agua. También parece (y así se dijo entonces en
Arequipa) que este solicitó acogida de un pabellón
«sstrangero, el cual le denegó su amparo.


Encerrado el brigadier español en un local no
solo oscuro sí que tambien'irfmundo, húmedo y que
le hacia recordar la morada de los criminales y de-
sertores de nuestro egército, bien pronto una r ¡ -




— 1 0 1 —
gurosa incomunicación le aisló completamente pri­
vándole del placer de ver á algunos de sus paisanos y
amigos que en los primeros dias iban á visitarle.


£ 1 6 de mayo habia sido fusilado sin causa ni
proceso el brigadier español Echavarria: y este pre­
cedente era fatal augurio para el porvenir de E S P A R ­
TERO. Enconados los ánimos y horriblemente des­
bordadas las pasiones, ¿qué esperanza de vida podia
restar á uno de los mas distinguidos soldados del
egército que espiró en Ayacucho? Ancianos, jóvenes,
niños, y lo que es mas, hasta las mugeres, respiraban
allí entonces con feroz y satánica alegría, una at ­
mósfera impregnada con sangre de las víctimas es­
pañolas! En una comunicación inserta en el periódico
intitulado La Estrella de Ayacucho, suscrita por va­
rias hienas (que no señoras) leíase precisa­
mente el mismo día en que incomunicaron á E S P A R ­
TERO , el siguiente párrafo que no podrá menos de
asombrar á nuestros lectores:


«Hemos leído varias amigas en una tertulia el
«número 7 de La Estrella de V . , y su contenido no
«nos merece el mayor concepto; por eso tienen Vds.
«razón en llamarnos tontas. En el artículo Justicia
«del brigadier Echavarria, al concluirle , largamos
«todas una carcajada, y dige yo: de los enemigos los
«menos.»


¡Y era el artículo en que La Estrella había dado
cuenta del asesinato cometido en la persona de un


том. i. 8




— 1 0 2 —
mócente cuanto ilustre brigadier español ! \ Y eran
mugeres las que tal decian! ¡ Baldón del bello sexo!
¡Sangriento borrón para la historia.. . . . . 1


. Aorála de este rasgo de bárbara inhumanidad y
de cruel frenesí, con harta razón debió temerse por
la suerte que aguardaba á ESPARTERO. Los amigos
de este que se hallaban en aquella sazón en Arequi-
pa , entre los cuales cuéntanse principalmente los
señores D. Antonio González, D. Facundo Infante y
D. Antonio Seoane, que habian tomado partido con
Bolívar, conociendo todo lo que tenia de peligrosa
la situación de aquel, y el inevitable é inminente
riesgo que corria su vida en tan críticos momentos,
dieron muchos pasos, y muy eficaces y provechosos,
para salvarle del terrible golpe que le amagaba.


Fué el primero presentar un recurso, ásu nom-
bre, como individuo del egército capitulado en Aya-
cucho , á fin de poder regresar á España, con arreglo á lo estipulado en aquella capitulación. Pero este
medio, á pesar de reiteradas instancias, fué al pronto
infructuoso. Entretanto ESPARTERO cayó enfermo,
sin duda por lo mal sano y húmedo del calabozo que
habitaba: y obtenida certificación de los facultati-
vos, pasó al hospital de San Juan de Dios , en donde
los religiosos hospitalarios, movidos de las persua-
siones y ruegos de dichos señores amigos de ESPAR-
TERO, y conmovidos del lamentable estado que habia
cabido hasta entonces al brigadier español, enfermo




— 1 0 3 —
y en una prisión inmunda, distinguiéronle, destinan-
do para aposento suyo, en vez de la enfermería, una
buena celda. Dentro de esta celda, sin embargo, t e -
nia un vigilante: y una guardia de oficial rondaba y
guarnecía sus contornos. El peligro no cesaba: todos
aguardaban de un momento á otro la orden para pa-
sarle por las armas.


Durante este tiempo, sus amigos, á vueltas de mil
pasos y humillaciones, consiguieron al fin que fuese
destinado á la isla de Capa-Chica, en clase de preso;
prefiriendo su traslación á aquella mansión horroro-
sa , á que le fusilasen, según era de esperar. Cuande
el brigadier Seoaney el teniente coronel D. Juan S e -
co Amarelo, que tanto interés tomaron en su suerte,
pasaron á S. Juan de Dios á dar cuenta de esta reso-
lución á ESPARTERO (lo cual no pudieron lograr sin
vencer antes la terca obstinación con que un oficial
negro, que mandaba la guardia, se opuso á que v i e -
sen al preso), enterado que fué este de la nueva que
traían, sus amigos, contestó furioso: «mejor quiero
«que me fusilen. ¿Qué voy á hacer en aquel des -
atierro? ¿ Qué esperanza tengo de ser cangeado,
«cuando ya acabó la guerra? No. . . Que me fusilen.
«Es preferible á aquella soledad y frigidez de tem-
«peramento.»


Es esta isla una roca descarnada y árida que sale
de en medio de una laguna, de ochenta leguas da
largo y de latitud variada , sita en la cordillera de los




— 1 0 4 —
Andes. Morada horrible, mas propia de aves erran-
tes que de criatura humana.


Trataron, no obstante, sus amigos de tranquili-
zarle, dándole, como siempre, alguna esperanza. Y
habiendo sabido que en aquella misma noche se c e -
lebraba un gran baile en obsequio de Bolívar, inten-
taron tocar con resortes de otro género el corazón
del general republicano. Pusiéronse en juego sus
afectos mas tiernos, como es frecuente y aun natu-
ral en tales casos; y á la segunda noche de baile,
halló ya el presidente del Estado una nueva solici-
tud verbal, á la cual no le fué.dado resistir ni
por un instante. Á las doce de aquella noche se r e -
cibió en San Juan de Dios una esquela firmada por
una señora , y en la cual se leía: «Mañana mismo
tendrá E. el pasaporte para Quilca, donde deberá ha-
cerse á la vela para España.» Así aconteció en efec-
to : que tan eficaces y poderosas suelen ser las reco -
mendaciones de esta clase.


Dispuso ESPARTERO inmediatamente su viage: y
para ello procuró recoger una cantidad algo conside-
rable de dinero que tenia en poder de un su amigo
comerciante; pero no solo perdió esta cantidad, sí
que también le fueron negados, por el mismo, varios
obgetos de lujo que habia llevado de España. Hizo
entonces dinero de su equipage malbaratándole, y
se puso en seguida en marcha para el indicado puer-
to de Quilca. Llegado que hubo á este punto, se pu-




— 1 0 5 —
so á jugar con un alemán , ayudante de Bolívar, que
marchaba también con licencia á su pais natal: y se-
gún hemos llegado á entender, ganó ESPARTERO á es^
te alemán mil onzas de oro.


Su suerte en el juego, como fuera de ól , ha s i -
do siempre prodigiosa; si bien sü pasión por aquel,
no tan decidida como algunos biógrafos han querido
suponer. Es cierto que cuando joven jugó bastante;
pero también lo es que en América, todos ó casi todos
los oficiales apelaban á aquel vicioso entretenimiento,
como por recurso, digámoslo así: ya que estaban en
tierras en las cuales los ocios solían ser penosos,
aisladas como se encontraban á veces nuestras tropas,
y á veces también mal consideradas por unos pueblos
que miraban en ellas á sus enemigos y opresores. E s -
ta circunstancia, unida á lo abundante que corría el
metálico, en ocasiones, entre nuestros soldados, y á
los pocos medios que allí habia de emplearle, hizo que
se generalizase el juego en los egéreitos del Perú, c o -
mo tal vez no se haya verificado en ningún otro egér-
cito del mundo. ESPARTERO logró en aquel país
ganancias considerables: y es fama que habiendo ga -
nado en una noche seis mil onzas á uno de los gefes
principales de aquel egército , como el juego de esta
enorme cantidad hubiese sido de memoria , al salir
los jugadores de la sala dijo á ESPARTERO él general
perdidoso: «Quedamos en que soy en deber á V. seis
mil onzas.» Á lo cual contestó aquel: «En la mesa,




— 1 0 6 —
es cierto, me debia V. esa cantidad: aquí, ya Hada
me debe.» Rasgos de desinterés y de generoso des-
prendimiento, como el de esta condonación, son muy
frecuentes en la vida de ESPARTERO.


El 1.° de agosto de 1825 embarcóse este en di-
cho puerto de Quilca á bordo de la fragata Telégra-
fo, del comercio francés, con dirección á Burdeos,
á cuyo punto llegó á fines de noviembre del mismo
año.


- Brillante hoja la de los servicios prestados en
América por ESPARTERO. Digno preludio, la época
que hemos recorrido, de las ínclitas hazañas que le
esperaban acá en la Península, para acabar de teger
esa hermosa corona de gloria con la cual ha ceñido
después su frente el guerrero de las mil batallas.


. A propósito hemos tratado con alguna osten-
sión este periodo, un tanto oscurecido, de la vida mi-
litar de ESPARTERO; porque él servirá para i lus-
trar en gran manera los hechos que vamo9 á narrar
seguidamente; y también conducirá á desvanecer al-
gunas dudas y equivocaciones, en las cuales se ha
incurrido por algunos biógrafos y , sobre todo, por
la prensa periódica.


Con particular designio uos hemos también dete-
nido en relatar estos últimos, sucesos, que pudieron
ser harto lamentables y funestos para ESPARTERO,
á no haberse interpuesto la mediación de sus ya men-
cionados amigos, que tan señalados servicios le pres-




— 1 0 7 —
taron, librándole del cadalso que le aguardaba, y-
aun de los grandes padecimientos que sufriera en
horrible prisión por espacio de tres meses. Tal vez
hechos posteriores, muy marcados y trascendentales
en la vida pública de este personage, tengan su cla-
ve y su esplicacion en los sucesos que acabamos de
consignar. Como la moneda del mal en el mundo es
el bien, y al contrario, tal vez males recientes ha-
yan sido el fatal precio del bien que ESPARTERO e n -
tonces alcanzara. Y si esto fuese así, ciertamente
que la gratitud del hombre que tantas veces ha sido
y es acusado de ingrato, habría sido llevada , en este
caso, mas allá de los límites que marca la pru-
dencia: mas allá también de los que señala la polí-
tica y el interés de los pueblos.


Pero cuenta que esto no pasa de Una conjetura
nuestra , á la cual nos conduce naturalmente el cote-
jo de los precedentes que dejamos sentados y de épo-
cas que distan menos de la actual que de los antedi-
chos sucesos.


En corroboración de cuanto hemos espuesto, du-
rante este periodo, insertamos á continuación un d o -
cumento que dice por sí mucho mas, en varios pun-
tos, de lo que nosotros pudiéramos decir por cuen-
ta nuestra. Es este documento una carta de E S P A R -
TERO, fecha en Logroño en 1828 , dirigida á un su
amigo y antiguo compañero de colegio y de armas,
que se hallaba entonces enla corte. Por cuanto en es-




— 1 0 8 —
ta carta comprende sucintamente el mismo E S P A R T E -
RO todos los hechos principales que encierra la épo-
ca que acabamos de recorrer, hemos juzgado con-
veniente el trasladarla á nuestras páginas, como la
recopilación mas completa que es posible dar de es-
te periodo histórico.


Dice así la carta:


^ • «LOGROÑO 5 de agosto de 1828.»


«Mi muy amado N . : Tengo á la vista tu muy apre-
ciable , fecha 19 del pasado , y por ella veo todos tus
acontecimientos desde que nos separamos el año 14.
Desearás saber el pormenor de los mios y voy á darte
de ellos una ligera idea.—Luego que el año 15 l le -
gamos á Costa-Firme, fui nombrado 2.° ayudante de
estado mayor; y después de haber hecho en aquel in-
fernal pais una guerra tan cruel y penosa como ya sa-
brás , fui destinado con mi división al egército del P e -
rú , para lo que emprendimos una marcha de mas de 1,200 leguas, y finalizada fui nombrado capitán. A
muy poco tiempo de este ascenso , tuve la suerte de
distinguirme con mi compañía en 17 acciones de
guerra consecutivas, y en premio de ellas, me die-
ron el mando de uno de los mejores batallones del
egército el dia 10 de enero de 1817. El año 20 fui
graduado de coronel por haberme distinguido con el
batallón de mi mando, y el 19 de enero de 23 fui
nombrado coronel efectivo por haber ganado la b a -




— 1 0 9 —
talla de Torata, en la que me mataron dos caballos
y yo recibí tres balazos de peligro y un bayonetazo,
en el momento mismo en que acababa de atravesar y.
dar muerte con mi espada al gefe de la columna ene-
miga, que, con la de mi mando, cargué á la bayoneta.
También se me concedió por esta acción la cruz de
tercera clase con placa de la orden de San Fernando.
E15 de octubre del mismo año , ya restablecido de mis
bebidas, asistí á la penosa y feliz campaña del Sur del
Perúj y fui ascendido á brigadier. Degé el mando de
mi regimiento, y me nombraron gefe de estado mayor
del egército. El año 24 fui comisionado para dar cuen-
ta á S. M. del estado en que se hallaban .aquellos d o -
minios. Llegué á Cádiz en octubre, y tomé la posta
para la córte¿ k


..Al mes no cumplido, r e -
gresé segunda vez al Perú en cumplimiento de la im-
portante comisión que S. M. se dignó fiar á mi cui-
dado. Esta navegación fué horrorosa, y en los cinco
meses que duró, estuvimos para ser mil veces vícti-
mas del hambre, de la sed y de la furia de los e le -
mentos , que parece se oponían á mi regreso para l i -
brarme de los tormentos que me aguardaban. En
mayo del año 25 llegué al puerto de Quilca, y en
lugar de ser recibido en los brazos de mis compañe-
ros de armas, fui hecho prisionero por Bolívar que
hacia cinco meses era dueño del territorio, de resul-
tas déla total destrucción de nuestro egército en la ba-




—no—
talla de Ayacucho, dada en el mismo dia en qué yo
me hice á la vela del puerto de Burdeos para el ya
referido de Quilca. Bolívar me trató con una inhu-
manidad de la que no hay cgemplo. Fui conducido
al mas lóbrego calabozo de la cárcel pública , y cada
dia me anunciaban la llegada de mi último fin. En este
estado sufrí, no sé como, tres meses, hasta que ha-
llándome muy enfermo y habiendo marchadoBolivar
de la ciudad de Arequipa, en la que me tenían, l o -
gré me llevasen al hospital de San Juan de Dios, y
de allí, escapar y meterme en la fragrata Telégrafo
del comercio francés, en la que'regresé á Burdeos
á fines del año 25, en donde quedé muy malo hasta
marzo de 2 6 , que fui destinado de cuartel á Pam-
plona , y en setiembre del año pasado me casé, y di


fin á mis inesplicables padecimientos
Tu affeemo. amigo»


BALDOMERO ESPARTERO.




C A P I T U L O V I I I .


Llega ESPARTERO á España: cómo es recibido ,en
la corle: cásase: toma el mando del regimiento
de Soria, con el cual pasa de guarnición á Bar-
celona y después á las islas Baleares: solicita y
obtiene del gobierno permiso para trasladarse á
las provincias Vascongadas al principiar la guer-
ra civil: sus primeros hechos de armas luego que
desembarcó en la Peninsula.


ECELOS , desconfianza y,
sin duda , también la en-
fermedad que aquejaba á
ESPARTERO al desembar-


¡I car en Burdeos, según él
nos lo ha dicho en la car-
ta que termina el capítulo
anterior, todo esto deci-


mos, obligó á aquel á permanecer en el espresado
puerto de Francia unos meses, basta que principian-




—112 -
do el marzo de 8 2 8 , púsose en camino para España
llegando á Madrid el 4 .


Cuando el año anterior habia venido á la corte, eu
desempeño de la comisión que le dio el virey del Pe-
rú , el recibimiento que le hizo el gobierno del rey
fué magnífico, habiendo sido entonces agraciado con
la cruz de S. Fernando de tercera clase; y según al-
gunos biógrafos , el Sr. Zea-Bermudez que desem-
peñaba en aquella época el ministerio de Estado, le
dispensó alta y muy distinguida protección. Mas es
lo cierto, que al volver en este año no fué ESPARTERO
escepcion de la regla , muy general, que condenaba
en el ánimo del monarca y de sus consejeros, á todos
cuantos gefes y oficiales procedían de América, quie-
nes eran considerados como partícipes délas ideas de
independencia y libertad que habian triunfado en
América , casi al tiempo mismo de sucumbir" en E s -
paña. Al dia siguiente de entrar en Madrid, recibió
la real orden para pasar de cuartel á Pamplona.
Veinte y seis meses permaneció en esta plaza en tal
estado de inacción , á que fué condenado por el g o -
bierno de Fernando; y este tiempo procuró emplear-
le ESPARTERO en reparar las pérdidas que en su sa-
lud habia esperimentado."


El dos de mayo de 1828 recibió orden de tras-
ladarse á Logroño, en donde egerció los cargos de
comandante de armas y presidente de la junta de
Agravios. Ya en setiembre del año anterior habia ve-




— 1 1 3 —
nido también á esta ciudad, á verificar su enlace con
la señorita Doña Jacinta Sicilia, hoy Duquesa de la
Victoria, hija única de un rico propietario y comer-
ciante de dicha ciudad, á quien habia tenidw ocasión
de ver en Pamplona, con motivo de un viage que
con su familia hizo aquella á esta capital. Poco des-
pués de casarse, hicieron también los consortes otro
viage á Paris, en donde estuvieron unos tres meses,
volviendo después á Logroño.


En 28 de octubre de 1 8 3 0 , es decir, cuando
ESPARTERO contaba en la Península , después de su
última vuelta de América, cerca de cinco años , pasa-
dos tan inútilmente como han podido observar nues-
tros lectores , en premio , sin duda , de haber estado
peleando diez años por conservar á la monarquia.es—
pañola un hemisferio , que si al fin se perdió, debido
fué á las causas que hemos apuntado ya en otro l u -
gar, se le confirió al cabo por aquel gobierno el
mando del regimiento de Soria , 9.° de línea , con
el cual pasó á dar la guarnición á la ciudad de B a r -
celona. Desde aquella fecha hasta el 31 de octubre de
1831 , permaneció prestando este servicio en dicha
capital y en su ciudadela.


Tanto en esta época en que estuvo ESPARTERO en
Barcelona, como en el período siguiente que le p a -
só con su regimiento en las Islas Baleares, básele
atribuido por algunos un odio encarnizado á los libe-
rales , á quienes, dicen, que perseguía de muerte;




—114—
tendiendo, por el contrario, una mano de protección
á los realistas. Nosotros, en nuestra imparcialidad
severa, hemos procurado indagar cuanto haya de
exacto en estas acriminaciones, y después de esplo-
rar los ánimos y de consultar á varias personas de
alta nombradla, grande inflencia y - conocimiento del
pais, personas que, en este como en todos los demás
casos, hemos cuidado de que sean diversas por su
opinión en política , viendo con ellas que no apare-
ce ese vestigio , ni esas ingratas reminiscencias que
deja siempre tras sí en los pueblos la conducta feroz
y despiadada, mucho mas de los gefes de tropa en
tiempos despóticos, hemos deducido, y creemos que
en justicia, que en el indieado juicio , tan ofensivo
á ESPARTERO , hay mucho mas que apasionada exa-
geración.


Cierto es, sin embargo, que hay documentos, y
alguno de ellos ha visto la luz pública ha pocos m e -
ses, que-hacen ver que ESPARTERO autorizaba, cuan-
do era necesario, los desmanes perpetrados por el
despotismo de entonces contra los liberales. Deber
fatal que le imponía el rigorismo de las ordenanzas
militares; funesta condición, ala cual estaba sometido,
sirviendo como servia, á las órdenes de un. . . . . Con-
de de España. Diráse por algunos que esta condición
y aquel deber desaparecían dejando el mando del
cuerpo ú emigrando al pais estrangero; pero s ise
tiene en cuenta que ESPARTERO no era entonces un




— 1 1 5 —


(1) La sentencia dada en la causa del teniente ilimitado don
Esteban Dolía y el paisano Juan Novell, fecha en la ciudadcla
de Barcelona á 30 de julio de 1831.


grande ni un potentado, sino un simple brigadier,
hijo del pueblo, que había ganado su posición en
largos años de continuo y penoso combate, y si á esto
se añade que él no había participado, acá en España,
de los compromisos adquiridos en la época consti-
tucional del 20 al 23 , se verá con claridad que e x i -
gir aquello, seria exigir demasiado de la virtud y del
patriotismo de los hombres. Por manera, que lo úni-
co que podría deducirse de esto, seria que E S P A R -
TERO, de quien hemos dicho en nuestras primeras
páginas no ser , en nuestro humilde entender, un
talento eminente, un genio; tampoco resultarla, con-
siderado bajo el aspecto moral, un Arístides. Esto
no es ni puede ser inculpación ; porque los Arísti-
des, por desgracia-, son harto raros en la tierra.


Pero hay mas ; las noticias particulares que han
llegado á nosotros, lejos de probar que ESPARTERO
dispensase protección á los realistas del Principado
y de las Baleares , que para nada la necesitaban en
aquella época, acreditan que el brigadier-coronel de
Soria patrocinaba siempre que se le ofrecia ocasión,
á los libres perseguidos por la implacable furia de
aquel gobierno y de aquellas autoridades. Fuera de
que el documento á que hemos aludido, que es él fa -
llo de una comisión militar ( 1 ) , hallándole firmado




— 1 1 6 —


solo por ESPARTERO , es de naturaleza difícil de de-
terminar; puesto que no sabemos la parte que es-
te tuviera en é l , si como individuo de la comisión
estampó su firma, que después ha sido sustraída y
presentada sola, eliminando las otras , ó bien si c o -
mo gefe del cuerpo dio , en la orden del dia , cuen-
ta de aquella resolución del tribunal militar á sus
soldados. Como quiera, el documento presentase de
índole ambigua, de .naturaleza anómala y desconocir-
da. No puede ni debe aducirse, cual se aduce, para
formar un juicio tan verídico como lo exige la historia.


El 1 . ° de noviembre pasó con su regimiento á las
Islas Baleares, desembarcando en Palma el dia 4 .
Una de las cosas 'que mas han distinguido enlodas
épocas y circunstancias áESPARTERO, es la de h a -
ber introducido buena ordenanza en las tropas pues-
tas bajo sus órdenes: y era tal el esmero con que
tenia su regimiento en Palma, cual aparece del s i -
guiente oficio, honrosísimo para él y dirigido á él mis-
mo por el teniente general D. Juan Antonio Monet,
capitán general que era á la sazón de aquellas islas,
con motivo de la revista de inspección celebrada á
principios del año 33 en cumplimiento de una real
orden que al efecto espidió el rey en 2 1 de enero
del misma año.


Dice así el
OFICIO dirigido al coronel del regimiento infantería


de Soria, 9 . ° de linea, por el Escelentisimo señor




— 1 1 7 —
capitán jeneral de las Islas Baleares al concluir
la revista de inspección, de que fué encargado
por S. M.


«He revistado, en detenida y escrupulosa inspec-
«cion, el regimiento de Soria del cargo de V. S. en
«cumplimiento de la real orden de 21 de enero dees-
ate año. El rey nuestro señor sabrá el estado de bri -
llantez y perfección de los batallones del cuerpo,
«el esmero , inteligencia y celo ardiente de V. S . ; la
«instrucción y espíritu de cuerpo de sus oficiales;
«la aplicación de los caballeros cadetes , y casi i n -
«creible instrucción que los adorna y decora; la
«exactitud con que la clase de sargentos^ ha contes—
«tado al riguroso y severo examen, qué yo mismo he
«hecho de ellos en público ; la precisión con que los
«cabos y soldados han satisfecho en la revista per-
«sonal, á presencia de la oficialidad del batallón de
«descanso y lodos los gefes, á los deberes de que
«han sido interrogados; el manejo de las armas, el
«completo casi lujuso del vestuario , la disposición
«interior délas compañías, almacén y talleres; el
«orden de las oficinas del cuerpo, la uniformidad
«délos libros y papeles de compañías; la instruc-
«cion de la banda en los toques de guerra, la inteli-
«gencia y legalidad en las cajas, separación de fon-
«dos, cuentas de estos y ajustes comprobados de la
«tropa , su completo desempeño y grandes alcances
«existentes en los fondos, componen un complemen-


TOM. i . 9




— 1 1 8 —
«10 de interioridad tan perfecto y uniforme, que puc-
«de decirse que jamas ha sido escedido y pocas ve-
«ces igualado ; la instrucción militar corresponde á
«las demás calidades que distinguen al regimiento:
«la precisión de las maniobras presenta el desvelo
«de V. S. en conseguir su perfección, y la de sus
«fuegos k atención á que Y . S. ha acostumbrado su
«regimiento. Yo me doy la enhorabuena de. ha-
«ber visto un cuerpo digno de su arma y digno de
«servir á su soberano, obedeciendo las órdenes que
«ha recibido Y . S. del Ministerio 6 Inspección, con
«la escrúpulos! ad que le ha conducido al grado en
«que se halla. Reciba V. S. , principal interesado , mi
«sincera complacencia y enhorabuena, y estiénda-
«la Y . S . con las debidas gracias á los señores
«gefes, oficialidad y tropa, cuyos méritos respecti-
«vos elevo á la superioridad, con la seguridad del
«digno y elevado espíritu de las clases en favor de
«los deberes sagrados de fidelidad á S. S. M. M. y
«descendencia directa , y demás sentimientos de ho-
«nor que las decoran. Dios guarde á Y. S. muchos
«años. Palma 3 1 de mayo de 1 8 3 3 . — J u a n Antonio
«Monet.—Señor brigadier don BALDOMEUO ESPAR—


«TERO , coronel del regimiento infantería de S o -
«ria 9 . ° de línea.»


Allí en Palma tuvo también efecto un duelo, del
cual se ha ocupado ya la prensa en diferentes ocasio-
nes , entre ESPARTERO y el teniente coronel de su




— 1 1 9 — regimiento. Sensible es decir que los dos contendo-res hanse tratado desde entonces con tal desvio y animosidad, que desdice de los sentimientos genero-sos y elevados que deben decorar un alma de caba-llero. Encendida la guerra civil en las provincias v a s -cas , que pedian con las armas en la mano la conser-vación de sus fueros , uniendo esta idea de libertad con la de sucesión en la corona á favor de D . Carlos y con el entronizamiento del despotismo , que los vas-co-navarros apetecían para el resto de las provin-cias españolas, solicitó E S P A R T E R O de S . M . p e r -miso para pasar con su regimiento á aquel pais , en ánimo de coadyuvar á la persecución y esterminio de las facciones que ya en aquella sazón le infestaban, Fuéle concedido inmediatamente aquel permiso, p r e -viniéndole S . M . por real orden de 24 de noviem-bre , que con solo su primer batallón pasase al c o n -tinente, lo que verificó desembarcando en el Grao de Valencia el 20 de diciembre Habíase ya enton-ces levantado en las inmediaciones de S . Felipe de Játiva y Onteniente una facción de 400 hombres, mandados por el cabecilla Magraner; y recibiendo orden del capitán general de la provincia, se dirigió
ESPARTERO , al dia siguiente de saltar en tierra, á dicha villa de S . Fel ipe , á cuyo panto llegó el 22.
Desde este dia emprendió una constante y activa per-secución de la citada gavilla , siendo tal el acierto do




— 1 2 0 —
sus disposiciones y la eficacia de sus medidas, que
en tres dias logró la completa desaparición de aque-
llos bandidos, viéndose reducido Magraner á escon-
derse solo en su casa de S. Felipe en la noche del
2 4 , con tan mala estrella para é l , que habiéndole
visto y conocido D. Vicente S. Félix de Aparici, ve-
cino del pueblo, le aprendió después de dispararle
un tiro, porque opuso resistencia, y conduciéndole
ante el brigadier-coronel de Soria, ordenó este
que fuese pasado por las armas, lo cual tuvo lugar
á las siete de la mañana del 25.


De tal manera inauguró ESPARTERO esa guerra
desvastadora y cruel, que por espacio de siete años
ha colorado tantas veces la tierra con la sangre de
nuestros hermanos, consumido ademas tantas r ique-
zas y ocasionado tan terribles desgacias. Así Ja no-
che de Navidad, esa noche misteriosa y sagrada
que los católicos llamamos Buena, lo ha sido tanto
para ESPARTERO , que no parece sino que desde 1833
designó ya con placentero augurio la estrella que ha-
bía de guiarle en lo sucesivo , hasta que tres años des-
pués marcase su apogeo en la eterna noche de L u -
chana.




CAPITULO I X .


ESPARTERO es nombrado comandante general de
la provincia de Vizcaya: encuentro de Barambio:
acciones de Guernica y Oñate : sorpresa de Cia-
nuri: socorro de Portugalete : aprensión déla
junta de Castilla: acción dada en el Puerto de
Arlaza, con otros hechos de armas que tuvieron
lugar durante el año 1 8 3 4 .


^ A C I F I C A D O tan de


repente el reino de
Valencia, se dirigió
ESPARTERO ála cor-
te; y el l . °de enero
de 34 fué nombra-
do por S. M. la


reina Gobernadora comandante general de la p r o -
vincia de Vizcaya, para la cual salió inmediatamente
llegando á Vitoria el 9. Desde este punto púsose




— 1 2 2 —
en marcha al dia siguiente, guiando una peque-
ña columna, con dirección á la villa de Bilbao, gano-
so de tomar parte en una guerra que tantas esperan-
zas encerraba para él allá en su oscuro porvenir. El
hado entonces correspondió dignamente á su anhelo;
pues habiendo tenido conocimiento de su tránsito
por aquel parage y de la comisión que ESPARTERO
llevaba , el cabecilla Luqui, que capitaneaba una
gran partida de facciosos, le salió al encuentro desde
Arrigorriaga donde le esperaba, y en las inmediacio-
nes de Barambio trabaron refriega, durando el tiro-
teo por espacio de tres horas. Al cabo de este tiem-
po, abrióse ESPARTERO paso con la mitad de su fuer-
za y se encaminó á Bilbao, dejando la otra mitad en-
cerrada en la casa de un cura de dicho pueblo de
Arrigorriaga, hasta que á la media noche llegó de
Bilbao el refuerzo para rescatarla, lo cual logró ahu-
yentando á los de Luqui, que en actitud amenazadora
aguardaban en el campo inmediato.


A pesar de haber intentado oponerse á ello fuer-
za enemiga , entró ESPARTERO en la capital de Vizca-
ya , según hemos apuntado arriba , el dia 11 de ene-
ro ; encargándose al otro dia del mando de la provin-
cia y de las tropas que en ella operaban.


Dadas las disposiciones convenientes para asegu-
rar la tranquilidad pública , dejar espedito el buen
curso de los negocios, y continuar las obras de for-
tificación tan necesarias en aquella plaza , la mas i m -




. — 1 2 3 —


portante de cuantas figuraban en el teatro de la guer-
ra , cuya circunstancia daba un carácter de suma
gravedad al cargo que tan acertadamente se había
conferido á ESPARTERO , salió este de dicha villa el
14 de enero en persecución de los rebeldes, con
quienes tuvo diferentes encuentros y tiroteos en
Miraballes, Ceberio, Orozco , Ibarra, Saloa y D i -
ma, en los dias que mediaron del 14 citado al 18
del mismo mes. El 19 llegó á Durango, punto el mas
estratégico de la provincia, el cual avitualló y fortifi-
có: y dejando en él establecida una guarnición r e s -
petable , salió de allí el 22 con el resto de sus fuer-
zas v al hilo de la persecución de los partidarios r e -
beldes que balian sin cesar los caminos, invadiendo
á veces los pueblos y ocasionando no menor daño á
sus habitadores que á los viageros. También en esta
espedicion tuvo varios encuentros y tiroteos en el ya
citado punto de Miraballes, en Santa Cruz de Viz -
carquiz , Mendata, Rigoitia, Arrieta , Larrabezua,
Arechabalogana y Munguía , desde el 22 hasta el 26
del mes en que vamos.


Sabedor de que la guarnición, escasa que tenía-
mos en Guernica se hallaba atacada por superior
fuerza enemiga , marchó precipitadamente el 27 la
vuelta de aquel pueblo, bastando solo su presencia,
anunciada con algunos fuegos , para que los faccio-
sos se pusieran en precipitada fuga en todas direc-
ciones. Avituallado también Guernica , y hechos los




—124 -


reparos que exigía el mal estado de sus fortificacio-
nes, solícito siempre ESPARTERO por rastrear la hue-
lla de los rebeldes, continuó el 29 su persecución
dándoles alcance en las inmediaciones de Bermeo,
entre cuyo punto y el de Munguía tuvo con ellos di -
ferentes choques, si bien no de consideración.


El 30 regresó á Bilbao , se ocupó desde luego de
las obras de fortificación, pidió á S. Sebastian y á
Santoñalas municiones necesarias de quecarecia, hi-
zo montar algunas piezas de artillería de las tomadas
al enemigo, fortificó á Portugalete y Olabeaga, orga-
nizó el cuerpo franco de cazadores vizcainos de Isa-
bel I I , que tan importantes servicios ha prestado en
aquella campaña, todo esto sin dejar de operar por
los pueblos inmediatos á dicha capital de Bilbao hasta
mediados del siguiente febrero. Durante el tiempo
que va corrido logró ESPARTERO aventar del valle de
Arratia á las facciones acaudilladas por Latorre, Lu-
qui y otros cabecillas, á quienes apresó algunas a r -
mas , municiones y víveres. Gran parte de la facción
vizcaína con la junta , y Lardizabal con el batallón que
entonces mandaba, perseguidos y acosados por las
fuerzas combinadas de los brigadieres Jáuregui y
ESPARTERO, fueron á acogerse á la fragosidad del P i -
rineo , en donde acabaron por sufrir también nueva
y sangrienta persecución de parle del general L o -
renzo.


Habiendo llegado á noticia de ESPARTERO que las




— 1 2 5 —
facciones reunidas de Vizcaya , Guipúzcoa y parte de
las de Álava, en número de 6 , 0 0 0 hombres, estaban
atacando á la corta guarnición de Guernica, que ape-
nas contaría unos. 150, próximos ya á sucumbir victi-
mas de la diferencia del número, á pesar de no contar
aquel mas de 1,300 combatientes, se decidió el 17 á
marchar con ellos en socorro de dicho pueblo de
Guernica, adonde llegó en la tarde del mismo dia.
Fiados los enemigos en la superioridad de su fuerza
numérica , hicieron firme rostro á los de ESPARTERO,
rompiéndose de una y otra parte el fuego en los a r -
rabales del pueblo y en las alturas contiguas, resul-
tando de este reñido encuentro, habido entre fuerzas
tan dispares, el verse precisados los facciosos á r e -
plegarse á las ocho de la noche á los pueblos circun-
vecinos.


Repuestos del susto y conocedores de la fuerza
que se les oponia, intentaron y aun llevaron á cabo
¡os rebeldes al dia siguiente una nueva embestida. Vio
se, pues, ESPARTERO vigorosamente atacado por tan
considerable número en el espresado punto de Guer-
nica , y conociendo la crítica posición en que se ha-
llaba, falto de víveres y sin mas municiones que las de
las cartucheras, con tan escasa fuerza para contra-
restar las inmensas huestes enemigas, dirigió repetidos
avisos al general en gefe á fin de que le reforzase en
lance tan apurado y comprometido. En esta terrible
situación permaneció hasta el dia 23 , y en todos los




— 1 2 6 —
que mediaron desde el 18, esperimenló rudos y mul-
tiplicados ataques que rechazó siempre con valor, sin
que fuese dado á los facciosos conseguir la menor
ventaja. En el precitado dia 23 viéndose sin espe-
ranza próxima de socorro ni género alguno de vitua-
lla, y con solo veinte cartuchos por plaza, resolvió
levantar la guarnición y romper á toda costa por en-
tre los enemigos. Operación harto difícil y arriesgada
como se deja ver, egecutada sin embargo á las doce
de la noche por el camino real de Bermeo, en don-
de fué esquivada la vigilancia de los rebeldes y cor-
tadas sus filas por nuestros valientes soldados, que á
pesar de lo azaroso de este atrevido movimiento, lle-
varon consigo aquella noche, y pusieron á salvo to-
dos los heridos y enfermos que allí teníamos , y aun
los enseres de la fortificación.


Llegado que hubo á las inmediaciones de Munda-
ca, distante una legua de Guernica, ESPARTERO solo,
con un piquete de 2 0 caballos , destacado de su pe-
queña columna , arrolló una fuerte partida enemiga,
dispersándola y ocasionándola varios muertos. Suer-
te igual, si no mas desastrosa , cupo á otra partida
que encontró al cuarto de legua junto á Pedernales.
A las.dos de la noche llegó al referido puerto de
Mundaca, embarcó para Bilbao los enfermos y cuan-
to le embarazaba, continuando á las tres con direc-
ción á Bermeo , media legua distante de aquel puer-
to. En esta sazón, hallábase Bermeo ocupado por




— 1 2 7 —
un batallón enemigo, si bien escaso de fuerzas. A
las tres y media llegó al pueblo , y arrolló á la bayo-
neta las avanzadas facciosas., haciendo en ellas gran
destrozo y apoderándose de algunos prisioneros , y
rodeando la población con las compañias de cazado-
res , internóse en las calles, obligó á que cesase el
vivo fuego que á nuestros soldados se hacia desde
las ventanas de las casas, llegando á infundir tal ter-
ror , que casi en su totalidad quedó en poder suyo
el mencionado batallón faccioso, contándose entre
los prisioneros al titulado coronel Barrutia , y sien-
do considerable el número de los muertos.


Antes de amanecer continuó su marcha, y esqui-
vando la vigilancia del grueso de las facciones- que
le circuía y le persegnia de cerca , en ánimo de a r -
rollarle, entró en Bilbao á las nueve de la noche del
2 4 , en cuya villa permaneció unos tres dias que in-
virtió en las obras de fortificación y en dar modo
de abastarle víveres. Reforzado el 26 con 2 ,000
hombres que le envió el. general .en gefe, salió de
nuevo al dia siguiente , adelante en su idea de cons-
tante y activa persecución, logrando alcanzar otra vez
en Mundaca el 28 á las facciones que se dirigieron
fugitivas hacia Cenarruza.


Las fuerzas que contaban entonces los facciosos
en Vizcaya ascendían , según hemos ya indicado , á
unos 6,000 hombres , los cuales se hallaban situados
en las inmediaciones de Guernica.




— 1 2 8 —


Los gefcs que guiaban estas fuerzas eran Arana,
Masarrazo, Simón de la Torre , Luqui, Aguirre,
Verciolo, Ventades, Larruscain , el cura de Tremis
y otros cabecillas. Al reunir ESPARTERO el total de
las suyas en Bilbao, habia dispuesto se dividiesen en
tres columnas; la de la izquierda, que puso á las ó r -
denes del brigadier-coronel del cuarto regimiento de
la Guardia Real de infantería, barón de Meer ; la del
centro que gobernaba el brigadier barón del Solar
de Espinosa; y la de la derecha , á cargo del briga-
dier l ) . Manuel Benedicto. Con esta marchó E S P A R -
TERO, combinando los movimientos de las otras , y en
la mira de dar un golpe decisivo á las facciones. Con
este fin ocupó en primer lugar los pueblos de Mun-
guía , Larravezua y Zornozua , continuando al ama-
necer del 28 su movimiento , y cayendo simultánea-
mente las tres columnas sobre Guernica. Sabedores
los enemigos de la llegada de nuestras tropas, con
abguna anticipación, concentraron todas sus fuerzas
en las alturas de Mendala. Habiendo llegado á noticia
de ESPARTERO aquel movimiento de los rebeldes, re -
volvió con sus tropas sobre dicho pueblo , siendo con
efecto su columna la primera que logró avistarlos, si
bien aparecieron al mismo tiempo por la izquierda, á
distancia de hora y media , las que mandaban los ba-
rones de Meer y Solar de Espinosa.


Sin temor á la superioridad numérica , ni á las
ventajosas estancias que ocupaban los enemigos, r e -




— 1 2 9 —
solvió ESPARTERO atacarlos, siu titubear ni perder
momento; pero-la facción no tuvo por conveniente
el defenderse, emprendiendo, al aproximarse los
nuestros, su retirada, con el mayor oraren , hacia el
pueblo de Munitivar. Con grande ahinco prosiguió
entonces ESPARTERO picando la retaguardia á los con-
trarios, llegando, como hemos antesindicado, áCenar-
ruza muy entrada la noche, y obligando á aquellos á
activar su fuga via de Marquina, de donde también
salieron sin tardanza á los ocho y media de la mis-
ma noche, dirigiéndose por Erma y Aramañona áElor.
rio. Pero acosados y perseguidos con incansable afán
por los tercios de ESPARTERO, que no les permitían
descanso , ni aun para racionarse, determinaron al
fin los facciosos dividirse en dos grandes trozos, uno
de los cuales, obra de 2,000 hombres, al mando de
Simón Torre y Luqui, se encaminó hacia el valle de
Arralia ; y otro , bajo de los demás cabecillas, mar-
chó la vuelta de Oñate.


En tal estado, dispuso ESPARTERO que la columna
del barón del Solar pasase á situarse sobre Manaría
y en el alto de Urquiola , en observación de los p r i -
meros, enderezándose é l , con las otras dos, al a l -
cance del grueso principal de la facción, lo cual l o -
gró se verificase en dicho pueblo de Oñate, á las
tres de la tarde del dia 2, después de una larga y pe-
nosa jornada.


Hállase Oñate situado en medio de dos cadenas




— 1 3 0 —
de escarpadas montañas imposibles de ganar ó r o -
dear, sino á grandes distancias: y en vista de esto,
determinó aquel gefe que el primer batallón, á las
órdenes del barón de Meer, y cuatro compañías del
segundo de África con su comandante D. Lorenzo
Barberan, tomasen la derecha del pueblo hacia el
camino de Aranzazu; que las otras cuatro compañías
del mismo cuerpo y el segundo batallón del citado
regimiento de la guardia , al mando del primer c o -
mandante D. Bruno Alaix, se dirigieran sobre la iz-
quierda del mismo ; que doce cazadores, á caballo,
de la Guardia, guiados por el marques de Casasola,
alférez de dicho real cuerpo, marchasen á vanguar-
dia , y arrollando la avanzada que los enemigos t e -
nían en el camino real, atravesasen rápidamente el
pueblo, apoyados por la columna del brigadier B e -
nedicto , que, á paso de carga, debía situarse al otro
lado de este.


Todos estos movimientos fueron egecutados con
gran tino y maestría, brillando en ellos no menos que
la energía y el entusiasmo , la pericia y la hidalguía
militar: dignas prendas de las libres y bizarras tropas
que regía ESPARTERO. Al acercarse este con los suyos
á la población, los enemigos rompieron un vivo fue-
go: y dejando dentro alguna fuerza, salieron desor-
denadamente en varias direcciones, con obgeto de
apoderarse de las alturas adyacentes á Oñate , y ha-
cerse fuertes en ellas. Mas á pesar del cansancio de




—131 —
nuestras tropas, atacaron con vigor á las contrarias,
sin que las ventajosas posiciones, de que iban apode-
rándose estas, sirviesen de obstáculo para que fue-
sen , como fueron al punto , desalojadas y dispersas,
fugándose y guareciéndose de la escabrosidad del
terreno que hacia difícil su alcance.


Resultó, de esta brillante jornada considerable
pérdida para las tropas carlistas que, si bien no tu-
vieron muchos muertos, dejaron en poder de los de
ESPARTERO algunos prisioneros de guerra, mas de 200
fusiles, caballos , cananas, cajas y otros muchos efec-
tos, que abandonaban en la huida. A las cuatro de la
tarde de dicho dia 2 de marzo, mas dé 3,000 faccio-
sos desalojaban la provincia de Guipúzcoa retirán-
dose á Vizcaya y llevando consigo el terror que les
inspiraba el solo nombre de ESPARTERO. Al amanecer
del 3 se dirigió este sobre Eibar, á donde se habían
encaminado muchos de los rebeldes dispersos; y ha-
biendo alcanzado en el camino dos gruesas partidas,
las hizo cargar, sobre la marcha, por un piquete de
caballería , causándolas varios muertos y heridos, y
tomándolas algunos prisioneros con muchos trofeos
de guerra y todas las raciones que habian estraido en
su tránsito.


Divididas y subdi.vididas desde entonces de o r -
den de ESPARTERO las tropas que operaban á su car-
go en varias columnas, facilitando así el perseguir
á los grupos rebeldes en su dispersión , pasaron al—




— 1 3 2 —
gunos días sin que se verificase alguna reunión nota-
ble i pero incesante aquel gefe en la persecución,
logró batir en Lcmona, e-1 dia 8 del mes en que va-
mos , á unos 400 facciosos capitaneados por los ca-
becillas Lángaro y Lalorre, poniéndolos también en
fuga, matándoles un oficial y cogiéndoles varias a r -
mas, municiones-etc. Fruto de estos movimientos y
de los que practicaba contra la facción alavesa el c o -
ronel Tolrá, fué que algunos cabecillas, como S o -
pelana, D. Basilio y otros, hubieron de repasar el
Ebro, dirigiéndose el segundo hacia la Bioja, en don-
de tampoco se vio libre de la ruda y constante per-
secución de los nuestros.


Por este tiempo las atenciones del egército obli-
garon al general en gefe, que se hallaba á la sazón en
Navarra, á reunir todas las fuerzas posibles sobre
dicho reino; y llamando á las tropas de la provincia
de Vizcaya, volvió á quedar esta con solos 1,800
hombres disponibles para las infinitas operaciones que
allí ocurrían de continuo; dando esto margen á que
los enemigos lograsen rehacerse, aumentando mas
y mas la insurrección en dicha provincia.


El otro grupo de facciosos, que hemos dicho
constaba come dé 2,000 hombres , acaudillados por
Luqui y Latorre, que habia podido hasta ahora elu-
dir los esfuerzos de nuestras valientes tropas, tam-
bién fué sorprendido por la columna de ESPARTERO,
compuesta en esta sazón del 3.° ligero de infantería,




— 1 3 3 —
cinco compañías del 18.° de línea, 30 cazadores de
Isabel и y doce caballos de la Guardia Real , en el
pueblo de Ceanuri, á las cinco de la tarde del 15 de
dicho mes, después y á consecuencia de haber hecho
los de ESPARTERO una marcha forzada por caminos
tortuosos, indirectos y casi impracticables, que los
condugeron al anhelado punto de la sorpresa. Atacado
este con prontitud y con bizarría por las tropas lea­
les , viósc en pocos instantes deshecha aquella nume­
rosa gavilla enemiga , única que se habia mantenido
reunida en la provincia, por haberse seccionado del
grueso principal de la facción, antes de la derrota
que este sufrió en Oñate. Muchos muertos y prisio­
neros, gran cantidad de*fusiles, cajas de guerra, m u ­
niciones, equipages, raciones y otros efectos apren­
didos, fué el resultado de aquel brillante ataque, que
acabó por desconcertar é inutilizar este otro núcleo
de la facción vizcaina, que constando, hacia poco,
de la imponente fuerza de 6 ,000 hombres, que os­
tentaban sus brios y su pujanza.en aquellas breñas,
hallábase á mediados de marzo, disuelta y dispersa,
menguada ademas con bastantes pérdidas, sin que
fuese la incansable actividad de sus gefes bastante á
librarla del continuo acosamiento y de la triste rola
que diariamente hacía en ella el denuedo dé nuestros
esforzados campeones. También el 18 sorprendió en
Marqüina al batallón de Larruscain, ocasionándole
algunos muertos y tomándole prisioneros/


том. i. 10




— 1 3 4 —


Informado por estos de que los enemigos habían
pasado á ocultaren las espesuras del monte Acherri
4 0 prisioneros nuestros que tenían en su poder, d i -
rigióse el 1 9 ESPARTERO rápidamente con los suyos
¿dicho monte, con la mira do rescatarlos, como lo
verificó, á las siete de la noche del mismo día , cau-
sando á los rebeldes varios.muertos, entre ellos el
capitán que mandaba la escolta de los rescatados.


Hallábase el 2 2 con su columna en Durango,
cuando tuvo noticia de que la corta guarnición de
Portugalele estaba vigorosamente atacada por 1 , 0 0 0
facciosos guiados por su cabecilla Castor: y sin per-
der momento, se puso en marcha con el fin de s o -
correrla. Llegó á Bilbao á las dos de la tarde, y ad-
vertido por el gobernador de esta plaza de la grande
premura que exigian las circunstancias,; según los
avisos recibidos del punto atacado, á pesar de que
traia ya cinco leguas de marcha , sin detenerse mas
que el tiempo preciso para hacer la entrega de los
prisioneros y prescntacion.de los rescatados, prosi-
guió el camino de Portugaleté, dirigiéndose por el
preciso paso del puente colgante de Burceña. Al
acercarse ESPARTERO á dicho puente, hallóle ocu-
pado por las enunciadas fuerzas de Castor que habían
cuidado de cerrar sus puertas, resueltos á hacer allí
firme resistencia. Pero todo fué inútil, sirviendo
solo esta para hacer resaltar-mas y mas el valor de
los nuestros, que despreciando el obstáculo que se les




—135—
' oponía, con el brigadier ESPARTERO á la cabeza , que


los reanimó dirigiéndoles con energía la palabra, for-
zaron bien pronto dicho paso á la bayoneta, destru-
yendo las puertas con los útiles que al efecto lleva-
ban, y cargando en seguida á los enemigos con cuatro
compañías de preferencia y un piquete de caballería,
sembraron en sus filas tal destrozo, que les causaron
nada menos que 80 muertos, y varios prisioneros,
tomándoles ademas porción de armamento, caballos
y equipage. Once heridos hubo también de los nues-
tros , entre les cuales se cuenta al mismo ESPARTERO
que recibió un balazo, si bien no le interesó grave-
mente. Llegada la noche , puso fin al combate, que
de otro modo hubiera sido mas costoso y funesto ir
los dos campos. Seguidamente entró ESPARTERO con
los suyos en la espresada villa de Portugalete, que
de tal suerte se vio libre del terrible asedio que por
espacio de algunos dias habia esperimentado.. El 2 8
del mismo mes volvió á ser batido por las tropas de
ESPARTERO el mismo cabecilla Castor, que con 600
hombres se hallaba en Sodupe, en donde dejó varios
muertos, armamento y bagajes, con mas 6 prisione-
ros nuestros de rescate. Acosados los restos de este
cabecilla por las incansables tropas de ESPARTERO,
dirigíanse al dia siguiente hacia Gordejuela, por Gel-
dames sufriendo aquí también cruda persecución de
parte de la columna que mandaba el brigadier Iriarte.


Reunidas nuevamente las facciones de Vizcaya




— 1 3 6 —
en Auleslia, en número de 3 , 0 0 0 hombres, capita-
neados por Zabala, Yaldcspina y otros caudillos, h i -
zo movimiento ESPARTERO el 6 de abril desde Du-
rango al frente de 2 ,000 combatientes, cuya fuerza
se componia del regimiento del Príncipe, 3;° de l í -
nea; 500 hombres del de Almansa; el 2.° batallón
de Gerona, 30 cazadores de Isabel n; 18 ídem á ca-
ballo de la Guardia, y 15 de la misma arma del 3.° de
linea. A las dos de la tarde del espresado dia dieron
vista los nuestros á los enemigos, que apercibidos se
retiraron á las alturas inmediatas á dicho pueblo de
Aulestia, de cuyas estancias, después de un corto t i -
roteo , fueron desalojados y perseguidos hasta l l e -
gada la noche. Al dia siguiente, teniendo aquel gefe
noticia de que la misma facción mafchaba hacia R i -
goitia, emprendió su movimiento , vía de este punto,
del cual estaban ya, al llegar los de ESPARTERO , p o -
sesionados los rebeldes, viéndose á poco precisados
á desalojarle, no sin sufrir considerable pérdida en-
tre muertos y heridos, teniendo también cuatro de
estos últimos los nuestros, entre ellos el primer c o -
mandante del regimiento de Almansa D. Pedro Arias.


Seguidamente retiráronse los enemigos á Morga,
dejando en poder de sus contrarios 2 , 0 0 0 raciones,
con varias armas y otros efectos. A pesar de que la
noche estaba ya cercana, era el intento de E S P A R T E -
RO continuar la persecución; pero sabiendo á este
tiempo que á dicho pueblo de Morga acababan de




— 1 3 7 —
llegar Tos cabecillas Luqui y Latorrc, procedentes
del valle de Arratia , conduciendo algunos guipuz-
coanos y alaveses, cuya fuerza con la de los vizcaí-
nos que también llevaban, componía un total de
3,000 hombres, que unidos ya á los otros 3,000 que
regia Zabala , según hemos apuntado arriba , presen-
taban una masa enemiga respetable (que tan prodi-
giosamente crecían y pululaban entonces las faccio-
nes) , suspendió su movimiento hasta el siguiente
dia 9 en que lo egecutó, á la seis de la mañana, di -
rigiéndose por el camino de Arriela en cuyo desfila-
dero le aguardaban. Las posiciones que ocupaban los
rebeldes, y que, con su inmensa superioridad c u -
brían enteramente, eran muy respetables, como es-
cogidas de antemano; mas sin arredrarle tal ventaja
en las estancias, como tampoco la grande disparidad
de las fuerzas, formó ESPARTERO el plan de arran-
carlos de aquellas y atraerlos á mejor terreno de
combate.


Al aproximarse, practicó este gefe un movimiento
por el ilanco derecho con el fin de posesionarse del
camino real de Bermeo y de una serie ó cadena de
cerros que estaba contigua y que favorecía estraor-
dinariamcnle su proyecto. Tomaron los enemigos por
una retirada este movimiento, y viéndola á su pare-
cer bien marcada , adelantáronse sobre los nuestros
dejando sus posiciones. En tal estado ordenó E S P A R -
TERO que el brigadier Benedicto con su columna,




— 1 3 8 —
marchase rápidamente á situarse en la altura ó cerro
de Sollubc , situado en el mismo camino por donde
debian dirigirse nuestros soldados; quedándose aquel
gefe con los cuerpos de Gerona y Almansa , soste-
niendo los ataques del enemigo. Pero tan luego c o -
mo vio que la brigada de Benedicto se habia apode-
rado del mencionado punto, movióse también sobre
él , efectuando una hermosa retirada por escalones, y
defendiendo el terreno palmo á palmo. Situada ya
toda la división en el alto ú monte Sollube, bajó en
seguida con presteza á posesionarse del camino real
y altura de Sarraya que domina á aquel cerro, des-
plegando en esta operación ESPARTERO su linea de
batalla, sostenida en los flancos por dos columnas
cerradas, mientras que el enemigo , acometiendo á
la,vez todo el frente de los nuestros y también los
flancos, fué por largo rato contenido heroicamente
por dicha brigada de Benedicto y parte de las com-
pañías de cazadores del Príncipe , á las cuales soste-
niau otras del mismo cuerpo en escalones.


Engreídos los facciosos con la superioridad do
sus fuerzas y la aparente retirada de los nuestros,
cayeron en el lazo que les habia armado ESPARTERO;
siéndoles harto costoso el arrojo que tuvieron de
cargar á la vez por todo el frente de los nuestros, á
la bayoneta, emprendiendo sus columnas este ata-
que á paso de carga y al grito general de ¡Hoy no se
da cuartel! Pues contestando ESPARTERO á este grito




— 1 3 9 —
Con los de / Viva Isabel II! ¡ A. ¡a bayoneta! voces
que fueron repetidas con entusiasmo por todos lo*
Valientes que él guiaba , fueron también la señal del
espanto y de la universal derrota de los contrarios.
Toda nuestra línea rompió en cuatro columnas » la
bayoneta sobre la línea enemiga, haciendo la caba-
llería su embestida por el camino real, y dejando l o -
dos, en pocos instantes, cubierto el campo de cadá-
veres facciosos'; pues si bien ellos apelaron desde
luego á la fuga, las posiciones á que habían sido ma-
ñosamente atraídos facilitaron el que un gran número
llevase el condigno castigo de su orgullo y de su
loca temeridad.'


Desde entonces la victoria se fijó al lado de las
leales tropas que defendían los derechos dé la nación
v de la reina. Los rebeldes completamente dispersos
fueron perseguidos por espacio de dos leguas en to-
das direcciones hasta muy cerrada la noche, inuti-
lizando nuestros bravos en el alcance un sin n ú -
mero de armas que no tenían tiempo de conducir,
llevando consigo otras muchas y varios prisioneros,
entre ellos el cabecilla titulado- brigadier D. Pedro
José de Aranzamendia (a) Armendia, gefe de una
de las divisiones enemigas, y uno de los per-
sonagés que mas prestigio disfrutaban entre los
suyos, el cual fué después pasado por las a r -
mas, con arreglo á la ley. Grande fué el número
de muertos j heridos qne de una y otra parte resul-




— 1 4 0 —
tó en esta singular batalla; presentando, en dicha l í -
nea de dos leguas, que duró el alcance de los nues-
tros sóbrelos rebeldes, aquellos campos numerosos
grupos formados por las víctimas del fanatismo y de
la ignorancia y por los innumerables despojos con
que dejaban sembrada la tierra.


Asi logró acreditar ESPARTERO , desde los prime-
ros años de la última campaña, su entrañable adhe-
sión á la causa nacional, su hidalguía , su pericia mi-
litar y su estraordinario valor. Y como en aquellos
dias importaba mucho al gobierno de Madrid dar
alientos y esperanza á los gefes que ofreciesen prue-
bas de fidelidad y de bizarría, valió esta acción á
ESPARTERO el grado de mariscal de campo, al cual
se dignó promoverle S. M. la reina Gobernadora en
justo premio del señalado servicio que acababa de
prestar, conquistando una victoria de suma impor-
tancia sobre fuerzas triples de las que él mandaba.


Yése, pues, con cuan injusta parcialidad se juzga
a ESPARTERO cuando se dice que el empleo de ma-
riscal de campo le obtuvo á consecuencia de su pri-
mer ensayo en la última guerra, que, al decir de
ciertos biógrafos, no fué sino un choque de muy po-
ca importancia sostenido por algunos paisanos suble-
vados de que dio (ESPARTERO) conocimiento al gobierno
ponderando los peligros, (lo que equivale á decir,
que ese grado le fué conferido á ESPARTERO gra-
tis et amore, sin género alguno de merecimientos, ó




— 1 4 1 -
sea, por misericordia; que tan eslrañas y estremadas
salidas tiene á veces el ciego espíritu de partido), y
recomendando, continúa la biografía á que aludimos,
al brigadier Benedicto para quien pedia el grado de
mariscal de. campo: ambos obtuvieron la faja, por-
que el recomendar á su segundo era pedirla para sí.
Pero es lo cierto, que ni aparece del parle de esta
acción que ESPARTERO pidiese el grado de mariscal
de campo para Benedicto, ni este obtuvo, tal grado
sino mucho tiempo después, habiéndosele entonces
conferido solo á ESPARTERO, con la antigüedad de 17
de febrero del piismo año , dia en que tuvo lugar la
gloriosa acción de Guernica. Así se disfrazan y adul-
teran, quizas con la-mejor buena f é , hechos bislóri
eos tan fáciles de averiguar.


Hallábase el 4 de mayo en Zornoza cuando em-
prendió un movimiento contra las facciones del va-
lle de Arralia, saliendo al efecto de aquel pueblo
con dirección á Artíaga y Yillaro, cuyos puntos, así
como Ceanuri, abandonaron á su aproximación los
rebeldes, corriéndose Luqui y otros cabecillas que le


-acompañaban, hacia Ceberio. Marchó ESPARTERO al
punto en su seguimiento, con la idea ademas de s i -
tuarse en Miraballes, en observación de las facciones
de la parte^de Guernica , por si estas querían inco-
modar á Bilbao durante su ausencia. Mas á poco de
salir de Ceberio, de donde partió Luqui al acer- •
carse la columna de ESPARTERO, habiendo tomado




— 1 4 2 —
aquel caudillo rebelde una formidable posición em-
boscada sobre el flanco izquierdo de los nuestros,
apareció rompiendo el fuego á las cuatro de la tarde
contra el centro de dicha columna. Hizo esta entonces
alto; y lá brigada de D. Manuel Benedicto rompió
un vivo fuego contra los facciosos. En esta sazón el
gefe ordenó que el batallón de Almansa,, mandado
por su comandante D. Pablo Frías, y sostenido por
cinco compañías de Gerona al mando del comandante
D. Cayetano Olloqui, marchasen á desalojar de su
estancia al enemigo; encaminándose el resto de G e -
rona, cazadores del Príncipe y 80 provinciales de la
Guardia Real por otra cadena de cerross i tuada ú
la derecha de los nuestros y paralela á la que ocu-^
paban los contrarios, con el fin de proteger á los
primeros.


La columna qué fué á desalojar a los. facciosos
los acometió con bizarría, arrojándolos de posición:
en posición, hasta ía gran cordillera que separa los-
valles de Orozeo y Arratia; conseguido lo cnal,
mandó ESPARTERO tocar retirada á estas tropas, era
ánimo de continuar su marcha, vía deMirabaltes.
Mas á poco rato, habiendo llegado Lángara, Olivares
y otros cabecillas á reforzar á Luqui, dio este la se -
ñal de ataque, tornando á avanzar basta las mismas
posiciones de las cuales fuera antes desalojado. Au-
mentóse entonces el fuego, tomando ellos también
posición en las lomas de la derecha , á donde se di-




— 1 4 3 —


rigieron desde luego algunas compañías nuestras con
el encargo de flanquear las de la izquierda: y en tal
estado mandó ESPARTERO volver á desalojar al ene-
raigo de ambas posiciones. En ambos lados fué ege-
catada esta operación con presteza, con tino y con
denuedo, mandando el ataque de la derecha el capi-
tán mas antiguo D. Miguel Osset, del regimiento de
Gerona. Entretanto ESPARTERO, con su gefe de plana
mayor D.Domingo Aristizábal y con sus ayudan-
tes de campo y de plana mayor, dirigióse á otra c a -
dena de montañas, situada mas á la derecha, y desde
la cual se descubría bien de cerca al enemigo. Mas
hallándose ya en aquel puesto observándole, he aquí
que se allega á ellos por una cadena llena de a r -
bolado , y que insistía en una montaña que dominaba
á la que ocupaba ESPARTERO , una fuerza considera-
ble rompiendo el fuego á tiro muy corto sobre dicha
plana mayor que formaba un grupo á caballo.


- Mandó entonces el general al batallón de Com-
postela, que con la primera brigada habia quedado
de reserva en el camino real, que subiese á atacar
esta nueva masa que se presentaba; logrando veri-
Bcarlo así aquel bravo batallón con tal bizarría, que
á pesar de la aspereza de los cerros y del vivo fuego
que le hacia el enemigo , el cual era contestado con
cargas cerradas sobre la marcha, cerraron los d«
Compostela bayoneta calada y punzaron en una t e r -
rible carga á los rebeldes, y á la voz de ¡viva ta




— 1 4 4 —
reina! dada por su valiente coronel D. J o 9 é Orozco,
bien pronto se gallardearon los nuestros en el escar-
pe de aquella montaña. También á retaguardia vióse
atacada nuestra división por otra fuerza enemiga, que
apareció de improviso rompiendo un vivo fuego con-
tra la reserva; pero no tardó mucho en ser contenida
y sofocada aquella turba por el regimiento del Prín-
cipe , 3 . " de linea , hábilmente dirigido por su coro-
nel Benedicto^ á quien ayudó eficazmente en esta
importante operación su ayudante de plana mayor
D. Anacleto Pastors. - •


Callados ya los fuegos del enemigo, y arrojado
este de todas sus estancias en vergonzosa fuga, siendo
la hora avanzada de las nueve de la noche y estando,
como era natural, la tropa muy fatigada, resolvió
ESPARTERO campar sobre el terreno mismo que habia
quitado á los rebeldes, puesto que no se hallaba
pueblo alguno en aquellas inmediaciones. Desde este
punto se dirigió en la mañana siguiente á la villa de
Bilbao con el bbgelo de atacar á Zabala , si habia
osado molestarla : y dejando en ella los prisioneros,
sin permitirse mas que dos días de descanso, el a c -
tivo comandante general volvió á salir de aquella
capital, el 7 de mayo, al frente de su incansable
columna, á la cual se unió en Orozco la del coronel
Carrera, el mismo dia, y al siguiente en Villaro la
del brigadier Jáuregui. El 8 , después de perse-
guir estas fuerzas á la facción en el valle de Arralia,




— 1 4 5 —
lograron su principal obgeto, que era arrojarla á la
parle de la costa: y proponiéndose ESPARTERO mar-
char el diez resueltamente contra los enemigos que
ocupaban entonces á Ereño, previno al gober-
nador de Bilbao hiciese salir de aquella plaza tres
trincaduras que habia habilitado la diputación del
Señorío, con 100 hombres de su guarnición, para
cruzar sobre los puertos de Bermeo y Lequcitio.


Victoria no menos señalada que la de Ceberio
alcanzó ESPARTERO el 14 del mismo mes en Santa-
Cruz de Vizcarquiz: y prosiguiendo en sus incesantes
batidas, y obrando en conbirtacion con los citados
gefes Benedicto é Iriarte y con los coroneles Carrera
y Ozores , logró arrojar hacia el valle de Arratia á
las columnas enemigas que vagaban por aquellas
provincias, guiadas por Castor, Ibarrola, Basilio y
otros cabecillas.


Mientras ESPARTERO se mostraba de esta suerte,
constante é impertérrito adalid en las filas de los l i -
bres , también su familia, identificada con él en sen-
timientos de patriotismo y de lealtad, daba de ello
señales ostensibles y pruebas irrefragables de ad-
hesión á la causa nacional, elevando sus votos al cie-
lo en demanda de un venturoso porvenir para Espa-
ña. Y no será por demás copiar aquí el párrafo que
á este propósito insertó la Gaceta de Madrid de 20
de mayo del año en que estamos.


«La villa de Granátula, dice, en la provincia de




— 1 4 6 — -
«la Mancha, por-un movimiento espontáneo de leal-
«tad y de admiración y de gratitud á los beneficios
«dimanados del Trono, ha proclamado solemnemente
«á S. M. (Q. D. G.) la reina nuestra señora doña
«Isabel i i , levantando pendones en los sitios publi-
ceos el alcalde de primer votó, y arrojando monedas


- «después de una lucida función de iglesia, en la que
«celebró tan fausta ceremonia el presbitero D .Ma—
«nuel ESPARTERO , concluyendo el acto con una
«abundantísima comida servida á los pobres, ila—
«minacion , pólvora y otros festejos.»


Pero volvamos al teatro de la guerra. Divididas
las fuerzas que operaban bajo el mando de E S P A R -
TERO en cuatro columnas, regidas por los precitados
gefes, ya digimos arriba que precisaron á las faccio-
nes de Vizcaya á acogerse al valle de Arratia, en
donde se juntaron con los de Luqui, Latorre, y
otros caudillos. Inmediatamente se dirigió ESPARTERO
sobre ellos, forzándolos al aproximárseles á frac-
cionarse en varios grupos que marcharon en distintas
vías. Continuó la persecución de uno de los princi-
pales , y picando su retaguardia todo el dia 2 8 , hizo
que dejasen los rebeldes en su poder tres carros de
víveres que conducían, algunas armas y otros efec-
tos. El 29 llegó á Llodio, persiguiendo á Luqui,
que con otros cabecillas se había dirigido á las En-
cartaciones r y en aquel pueblo recibió aviso de que
la llamada junta de Castilla, con Ibarrola al frente




— 1 4 7 —
de su batallón, que unido á algunos de los de Sope-
lana y otras partidas, componían un total de 600 á
700 hombres, habían llegado al pueblo de Urigoiti,
en donde pensaban pernoctar. Y no queriendo E S -
PARTERO desechar la hermosa ocasión que se le pre-
sentaba de darles un gran golpe, dispuso que se im-
provisase una sección ligera, compuesta del 2.° ba-
tallón de Gerona, al mando de su digno comandante
D . Cayetano Oltoqui, y dé las compañías de cazado-
res délos regimientos Príncipe, Almansay provincial
de Compostela, á las cuales se unió igualmente la de
granaderos de Almansa.


A las doce y media de la noche, puesto E S P A R -
TERO á. la Cabeza de esta columna, emprendió su
movimiento desde dicho punto de Llodio, dejando
en él y en los inmediatos cerros de Orozco, situado
el resto de sus fuerzas, las cuales ocuparon opor-
tunamente las montañas que dominaban el punto que
él iba á atacar, evitando de este modo cualquiera
tentativa de nuevos enemigos, y apoyando y prote-
giendo las operaciones del general que guiaba la co-
lumna espedicionaria. Marchó esta evitando el c a - .
mino recto, para ocultar así mejor su designio, por
una senda tortuosa; y á pesar de la oscuridad de la
noche y de las grandes dificultades que ofrecía
el terreno, montañoso yquebrado, al amanecer del
siguiente dia 30 hallábase ya enlas cercanías de Uri-
goiti. Al instante mandó ESPARTERO que las compa-




— 1 4 8 —
filas de cazadores y granaderos, al mando del capí-
tan de estos D. Félix Saraza, circumbalasen el pue-
blo á la distancia competente v debiendo en tal estado
permanecer ocal ta y en silencio esta fuerza , mien-
tras el general, con el restó de la columna , obfigaSe
á los enemigos á abandonar la población. Hallábanse
en esta IQS rebeldes en un descuido propio de la im-
pericia en el arte de la guerra, si bien estraño en tal
país y en aquellas gentes. Cuando bé aquí que, ape-
nas.despuntaban los arreboles de la mañana , el sagaz
cuanto intrépido general ESPARTERO al frente de sus
bravos y al grito de / Viva la Reina! cargó á la b a -
yoneta sobre los facciosos que encontraba en las c a -
lles y saliendo'azorados de sus casas, Jos cuales.á
vista de un tan inesperado y brusco ataque , huyeron
con el mas grande pasmo y desconcierto, por donde
quiera que hallaban salida, abandonando armas, ca -
ballos , equipages, y no pensando ya mas que en ver
modo de ocultarse entre las peñas y bosques inme-
diatos. .


A este tiempo las compañías dispuestas de an-
temano aparecieron ocupando tres puntos, cuya c o -
misión desempeñó con el mayor acierto el capitán
que las gobernaba : y confundidos los rebeldes , no
sabiendo á donde y por donde encaminarse , que no .
hallasen al punto á nuestros valientes, viéronse hor-
riblemente perseguidos y acosados, destrozados tam-
bién sus grupos que huían en desorden, cubriendo




en breve de cadáveres todos los­contornos de TJri­.
gojjti. Pasó de 100 el número de los muertos:que la
facción tuvo en este terrible encuentro; siéndolo en­
tre otros D. José Manuel de Zeiza, canónigo que fué
de Burgos, y presidente entonces de la titulada Jun­
ta de Castilla , otro cura ademas, un coronel, dos te­
nientes coroneles, dos capitanes, varios oficiales, un
abogado y otros muchos sugetos distiáguidosJ Entre
los; prisioneros contábanse también algunos iridivi^/
dúos de la Junta, que inmediatamente fueron pa­
sados por las armas. Cerca de 300 fusiles, municio­
nes, cananas, 2 5 caballos y multitud de equipages
con papeles de interesante correspondencia, quedó
igualmente eftpader de los nuestros, cuya1 pérdida
fué escasísima en está brillante sorpresa.


No, habia dia que no se señálase con alguna vic­
toria mas ó menos imporlante'alcanzada por E S P A R ­
TERO sobre las numerosas gavillas que infestaban
aquellos lugares y campos: y habiendo regresado e l
8 de junio,.á Bilbao, con obgetó de dejar allí los ber­
ridos y prisioneros,' y aprestarse ¿continuarla serie
de sus no interrumpidos triunfos, salió de dicha'villa
el­lO dirigiéndose al valle de Arratia , en donde е Ы
contra á.los cabecillas Latorre , Luqui /Olivares y
Qchoa,'» áiljós; quales persiguió activamente basta Mi
cuestas delíbidea; y no pudiendo continuar desde
este punto p<JiS impedírselo las escesivfas llttviasy'¡per¿
noctó en Ceanuri después de' теес­géT las ¡ armas qué


том. i . 11




— 1 5 0 —
abandonaron los enemigos. El 11 continuóla per-
secución de estos;' y noticioso de la nueva via que
habían tomado , najó por Ocftandiano á Durango, en
espera de las columnas que mandaban los coroneles
Carrera y Ozores: y habiendo salido de este punto
el 1$ con.dirección á Guernica en busca de la facción
que estaba en las inmediaciones de Muniqueta, la
persiguió sin descanso hasta las alturas de Santa-
Cruz de Vizcarquiz, en donde tuvo lugar un empe-
ñado choque contra los cuatro batallones que capi-
taneaba Zabala, á quien ESPARTERO dio un golpe
terrible en este dia, Al siguiente prosiguió á la de-
sesperada , insistiendo en el alcance de los rebeldes;
y haciendo marchar á-nuestros infatigables Soldados
difez y seis horas sin parar el dia 14 , les dio de r e -
fresco una acción en los cerros inmediatos á Herna-
ni, en donde con los batallones del Príncipe, A l -
mansa y Gerona, 200 cazadores de Isabel n y 30
caballos, atacó vigorosamente á un total de fuerzas
facciosas que no bajaba de 4,500 hombres, habiéndo-
se reunido poco antes á la facción de Vizcaya gran
parte de la guipuzcoana. Duró el fuego desde las
seis de la tarde hasta las ocho y media, hora en que
los enemigos desalojados de sus posiciones, se p u -
sieron en precipitada fuga, resultándoles de este
reñido encuentro mas de 80 muertos, muchos mas
heridos, con otras pérdidas considerables. También
lo fueron un tanto las nuestras; pues hubo bastantes




— 1 5 1 —
heridos y algunos muertos en las filas de ESPARTERO.


Tornó la facción de Zabala á sus antiguas posi-
ciones de la costa, y las de Luqui y Latorre al valle
de Arratia, sin que fuese posible á ESPARTERO evitar
esta desunión de los grupos facciosos, según ape-
tecía: y dividiendo él también y aun subdividiendo
sus\uerzas en varias columnas, continuó la perse-
cución con la misma actividad que hasta aquí, l o -
grando quitar al enemigo el dia 18 40 ,000 balas de
fusil y varias armas, inutilizando ademas la fábrica
de pólvora que tenia en Ereño, con lo cual presto
un servicio de tanta importancia como se deja ver.


La facción navarra que en unión con la guipuz-
coana al mando de Zumalacárregui se hallaba en
Azpeitia y Azcoitia, se retiró con direccjon á Segura
y Zegama, á la llegada de ESPARTERO á Eibar con
obgeto de atacarla. Y en vista de tal movimiento,
guiando este general los de las diferentes columnas
que componían su división, enderezóse él con los
batallones de Almansa y Gefona sobre Marquína: y
noticioso aquí de que la brigada que acaudillaba
Araná se hallaba en Berriz, emprendió su marcha
en la mañana del primero de julio sobre el citado
punto, al cual llegó á las cuatro de la tarde; pero l o s '
enemigos, que llevaban algunas horas de ventaja,
prosiguieron su paso hasta Elorrio, adonde llegó
ESPARTERO á las seis. Ya habían cuidado los rebeldes
de posesionarse de las alturas contiguas á dicho pue-




— 1 5 2 —
blo d é El oí r i ó y situadas por la parte de Áramanoriai
pero atacados con ' f í g ó ' r y decisión por la columna
de 'ESPARTERO, bieú pronto se rieron precisados á
d e s a l o j a r l a s , huyendo en el mayor desorden y d e -
j a n d o en poder de los nuestros 2,000 cartuchos, va-
rias armas y otros efectos d e guerra. '


Incorporado por este tiempo él egército e S p e d i -
cioháriq de Portugal coii él del norte en las cercanías
de Puente la Reina,. fué conferido el m a n d o en gefe
d e fódás aqüe/ías fuerzas reunidas al teniente gene-
ra] B: José Ramón Rodil, que acababa de llegar
triunfante de su correría por aquel reinó, nombrán-
dosele al mismo, tiempo virey dé Navarra, habiendo
sido exonerado Sarsfield de este cargo, y relevado
también de.la capitanía general de Castilla la Vieja
el general Quesad.a , marqués de Moncay'o, á quien
reemplazó ¿n aquel puesto el máriscaldé campo don
J o s é Manso. Los primeros pasos del nuevo gefe de
íos é g é r c i t p S reunidos fueron organizar él total(íé'sti
fuerza en divisiones y brigadas, dictando adémas.tó-
das las medidas conducentes á movilizarlas y emplear-
las con. utilidad, para cuyo efecto emprendió dicho
general sus operaciones en combinacjpn con las fuér-
zas de las. provincias vaspongaoas dependientes t a m -
bién dé su mando. El general ESPARTERO recibió en-
tonces la comisión de fortificar el importantísimo
punto de Bermeo, siendo de notar qué por disposi-
ción de este activo cuanto inteligente gefe, 800 hom-




— 1 5 3 —
bres en cuarenta y ocho horas dieron por concluidos
tan interesantes trabajos, ocupando seguidamente, ,á
dicho pueblo el regimiento provincial de Trujillo.


Sabedor ESPARTERO el 15 del , mismo¡Julio, de


que en el inmediato pueblo de Baquio se hallaba
una partida enemiga, ideó: sorprenderla, como lo
verificó en aquel dia, tomándola 14 prisionerosNya—
rías armas y caballos. ,


Al dia siguientej dejando ya á Bermeo en regu-
lar estado de defensa, y establecida su guarnición,
según queda dicho , marchó ESPARTERO rápidamente
á Navarra , con los 2>,500 hombres de que constaba
su fuerza disponible, en virtud de orden del general
en gefe, quien dispuso la formación de Ir.es/eolum-
nas, una ásus inmediatas órdenes, otra á;las del g e -
neral D. Manuel Lorenzo y la tercera al mando de
ESPARTERO, que no alteró el número de,los suyos.
Movíanse estasíropas no. lejos del puerto de Artaza
y sus inmediatos de llrra,, Gollano, Baquedano* y
Zudaire: y. apercibido nuestro general en gefe R o -
dil de que nueve batallones facciosos, que^compo-
drian un total de 5,000 hombres mandados por Zu-
malacárregui, Villareal, Eraso y otros cabecillas,
estaban emboscados á retaguardia de, dichos puertos,
previno á los citados generales Lorenzo y E S P A R -
TERO que,estableciesen, el primero una observación
en Baquedano, y otra el segando en Artaza. En tal
estado, serian como las once de la mañana del 31




— 1 5 4 —
de julio, cuando de dicha emboscada salieron fuer-
zas dobles de las nuestras con obgéto de envolver á
las que formaban las citadas observaciones. Al punto
se trabó el combate, empeñándose en él sucesiva-
mente más y mas fuerzas de una y otra parte, hasta
conseguir que lo estuviesen todas las del enemigo,
á las cuales batió, venció, derrotó, y dispersó el
bravo general ESPARTERO con sola su división, m i -
tad de las fuerzas rebeldes , si bien protegida eficaz-
mente en reserva*por la primera brigada de la pr i -
mera división, dirigida inmediatamente por el general
Lorenzo. Al trasladar Rodil el parte de esta brillante
acción al gobierno, se espresa de esta suerte:


«El mariscal de campo D. RALDOMERO E S P A R -
«TERO ratificó en esta ocasión su bien adquirido r e -
«nombre, y llenó á toda mi satisfacción los deberes
«de general y de soldado , sin economizar los buenos
«egemplos, las disposiciones y aun su existencia.»


Muchos muertos y heridos ocasionados á los fac-
ciosos y nueve cargas de municiones y piedras de
chispa con sus correspondientes acémilas apresadas á
los mismos, fueron entre otros los resultados de e s -
ta importante jornada.


Vuelto ESPARTERO de su espediciou á las pro-
vincias de Navarra y Guipúzcoa , situóse en Duran-
go, al cual constituyó punto céntrico de sus opera-
ciones en Vizcaya; y habiendo pasado , en virtud de
una real orden, á fortificar á Lequeitio el 22, hallan-




— 1 5 5 —


dose.cn esta operación se presentaron en las alturas
contiguas á este pueblo las facciones de la provincia
y algunos guipuzcoanos, logrando-batir y dispersar
toda esta fuerza, en una salida qué hizo el 2 8 , junto
al pueblo de Isparter, causándolas bastante pérdida,
y regresando en el mismo dia á Lequeitio enriqueci-
do con grande porción de víveres, cinco cañones
con sus, cureñas y multitud de proyectiles, que el
enemigo^había reunido doce dias antes y ocultado en
un caserío, distante media legua del punto donde se
hallaba situado ESPARTERO , con el fin de atacar á Ei-
bar que tan heroicamente sé habia defendj»lo dias an-
tes : todo lo cual sirvió oportunamente, para la de-
fensa del citado pueblo de Lequeitio.


Después de haber perseguido con actividad al
pretendiente D. Carlos, que por este tiempo se r e -
plegó Con algunas fuerzas al valle de Arratia, hallán-
dose acampado ESPARTERO en Begoña el 1 5 de setiem-
bre, púsose en marcha en la mañana: del J r 6 c o n
dirección á Guernica , y con el fin de atacar á Zabála
y Valdespina , que con cuatro batallones ocupaban la
enunciada villa y sus cercanías; pero á poco de em-
prender este movimiento , divisó un grupo de fac -
ciosos en las alturas de Santo Domingo. Era esta una
gavilla que capitaneaba D. José Isidoro de Garay cu-
ra párroco del inmediato pueblo de Munguía , hacia
el cual se retiraron los carlistas, abandonando in -
mediatamente aquellas alturas, y guareciéndose en




— 1 5 6 —


uu. bosque próximo á dicho pueblo. Mas no les
y alió, tal recurso; porqué desplegando ESP ARTE-
RO sus fuerzas y penetrando en el bosque por dis-
tintas y ias r obligó á los rebeldes á abandonarle,
huyendo desordenadamente en todas direcciones, no
sin dejar en poder de los nuestros entre otros fac -
c iosos , * ! ya citado cabecilla , el presbítero Garay, el
cual fué presentado á ESPARTERO con casaca militar,
sombrero calañés, montado en un brioso alazán, y
armado de sable, trabuco, un par de pistolas de ar -
zón , otras dos en el bolsillo y un puñal en el cinto:
arreó harto pesado y embarazoso, que debió sin du-
da estorbarle y hacerle imposible la fuga. Muoguía
vio pocas horaS después el horrendo espectáculo de
pasar por las armas á su pastor espiritual, á presen-
cia misma de sus feligreses.


En los dias 17 y 19 del mismo setiembre batió
ESPARTERO á las facciones de Vizcaya junto á Men-
data y en el monte Oiz, causándolas algunas pérdi-


' das y apresándolas mil raciones de pan, carne y vino.
Después d* haber sostenido otras dos escaramu-


zas contra los facciosos en los dias 5 y 6 de octubre,
pasó el 8 al puerto de Plencia, con obgeto también de
fortificarle, en virtud de real orden que recibió al
efecto, emprendiendo al siguiente dia 9 dichas obras
de fortificación con la mayor actividad. En este pun-
to y en las baterías de la costa halló siete piezas de
hierro, las cuales sirvieron para artillar la plaza: y




— 1 5 7 —
es de notar el rasgo heroico de una roúgter, natural
del mismo pueblo dePlencia, la cual presentó á E S -
PARTERO dos piezas de á dos que hábia tenido escon-
dldás por espacio de muchos meses :, á pesar de las
infinitas vejaciones y castigos qué la hicieron sufrir
los rebeldes á fin de que las sacara, lo que jamas
pudieron conseguir de aquella heroiüa á quien ali-
mentaba la esperanza de que pudieran servir algún
día á la causa de su nación y de su reina. Rangos
eminentes de patriotismo, ouaMo es este, son por
fortuna muy frecuentes en la historia triste de la
última guerra.


Hallábanse reunidas en Munguía , dos leguas dis-
tante de Elencia , las facciones de Vizcaya con otras
fuerzas rebeldes de Guipúzcoa, Álava y (Navarra,
mandadas por D. Carlos, y destinadas todas ¿Impedir
que se llevase á cabo la enunciada fortificación : y el
día 11 presentáronse en las alturas contiguas dos c o -
lumnas fuertes de 3,000 hombres con otras masa?en
reserva, cuyos tiradores rompiífron un vivo fuego
contra la segunda compañía de cazadores del Prínci-
pe situada de puesto avanzado en los cerros de, Beus-
tus. Inmediatamente dispuso ESPARTERO que el g e -
neral Benedicto marchase con dicho regimiento'del
Príncipe á ocupar aquellos cerros; lo cual egecutó
haciendo que avanzase su segundo batallón ai mando
del comandante donRamon Araoz ,á sostener las com-
pañías de cazadores que se habían adelantado, batíén-




- 1 5 8 -
dose contra fuerzas muy superiores hasta el monte
de Gallarraga, El enemigo fué desalojado de sus,po-
siciones, que Arajoz ocupó sin demora. Entretanto
también ordenó ESPARTERO que el segundo batallón
de Gerona , al mando del coronel D. Juliau Olivares,
marchase á apoyar los movimientos del Príncipe; y
ique el segundo de Almansa' ocupase unas alturas
importantes á.la derecha de Plencia, quedando el


, primero de reten en este pueblo con las armas en pa-
bellón para su, custodia en caso necesario: todo sin
dejar de ocuparse los soldados del citado batallón en
las obras empezadas, prontos á soltar los picos y
herramientas, y tomar las armas, si necesario fuese.


Viendo que era ya tarde, y qUe el fuego habia ce-
sado, mandó el general se replegase el batallón avan-
zado del Príncipe al punto de Beustus : mas al em-
prender su movimiento el comandante Araoz, los ene-
migos que se mantenían en las inmediaciones, cobra-
ron osadía, y vinieron á la carga sobre dicho batallón
hasta la mitad del ;monte queJeste dejaba.. El gene-
ral Benedicto entonces dispuso marchasen dos com-


- pañías del primer batallón, con su comandante don
José García Jove , en apoyo del segundo ; lo que di-
cho gefe egecutó con tal rapidez y bizarría, que los
enemigos volvieron á ser aventados de las alturas de
Gallarraga, emprendiendo su retirada con dirección
á Munguía,, siendo ya de noche: y como el obgeto
nias interesante que se proponía ESPARTERO fuese el




— 1 5 9 —
de cubrirlas obras, dispuso que el general Benedic-
to se replegase con toda la fuerza á su cantón de
Gorliz, lo que practicó usando de las precauciones
convenientes.


La pérdida del enemigo, entre heridos y muer-
tos , fué de consideración: la de las tropas nacionales
corta , pero sensible, habiendo resultado tres muer-
tos y ocho heridos, entre estos el bizarro capitán
del Príncipe D. Vicente Ruiz, que lo fué gravemen-
te al desalojar á la bayoneta á un número muy s u -
perior de enemigos de una altura, en que estaba en
posición.


Terminadas las fortificaciones dePlei»cia, diri-
gióse ESPARTERO al valle de Arratia en persecución
de las gavillas de Sopelana, Ibarrola y Castor, p a f a


lo cual se puso en combinación con los brigadieres
Triarte y barón del Solar. El 30 de octubre salie-
ron el general ESPARTERO de Llodio é Triarte de
Amurrio, y habiendo alcanzado , al anochecer, á di-
chas facciones , unidas ademas con dos batallones de
la costa, en las inmediaciones de Arteaga, trabóse re-
friega , de la cual resultó el ahuyentarse precipita-
damente los rebeldes , no sin sufrir grave pérdida, y
ruda, y porfiada y "tenaz persecución de parte de las
tropas que guiaba ESPARTERO.


Estaba el grueso' do la facción de Vizcaya en
Elorrio, el 8 de noviembre, con cinco batallones
vizcaínos y uno guipuzcoano mandados por Éraso; y




— 1 6 0 —
habiendo sabido, por los oficios interceptados, que
Iriarte estaha separado de ESPARTERO , y que tenia
parte de las tropas de este, se dispusieron á atacarle
en Orozco. Verificáronlo así, en efecto , los rebeldes
presentándose en posición á las dos de la larde del 9:
y ,á pesar de que ESPARTERO solo tenia cuatro bata-


-ilones, desmembradas como estabansus fuerzas, por-
que parte de ellas guarnecían á Plencia, y otras á
Bilbao , no vaciló un instante en admitir el combate:
y dejando en el pueblo la tropa que estimó oportu-
na, se arrojó sobre ellos sin arredrarle el nutrido
fuego que hacian á sus pequeñas columnas, y ata-
cándolos á la bayoneta, á la voz de Yi^ajsabel II,
logró arrallarlos y ponerlos en fuga, dejando el
campo cubierto de cadáveres. También el 10 batió
en Arraneudiaga á Castor, causándole varios muer-
tos , heridos y prisioneros.


Habiendo dejado á estos en Bilbao, y sabedor de
que las facciones de Sopelana, Castor, Ibarrola y
Aguirre se habian reunido en Llodip , salió de aque-


.. Ija plaza en unión con dicho brigadier Iriarte,. el 16
del noviembre en que vamos, encaminándose al es -


, presado pueblo de Llodio. Los facciosos abandonaron
este punto , marchando Castor á reuniese con los del
valle de Arratia , y emprendiendo los demás su mo-
vimiento por la derecha, via de Arciniega, con direc-
ción á Castilla. Al siguiente día marcharon los nues-


, tros'á Amurrio, en su seguimiento; y al tomar desde




— 1 6 1 -
allí el caminó de Arciniéga, descubrió I r ia r te lare -
taguardia de los facciosos que hacian marcha contra-
ria á la dirección que debían suponer nuestras tropas,
y venían á tomar la Pena Vieja de Orduña. Entonces
dicho señor brigadier cargó vigorosamente á la es—;
presada retaguardia, y ESPARTERO con su columna,-
por medió de un movimienío rápido , marchó por él
camino real á Órdúña para ver si conseguía tomar*-!
les la'angostura de la Peña Vieja, conlo cual eran'
perdidos indudablemente los rebeldes. A este efecto
se adelantó á Orduña con un piquete de caballería,
é hizo salir inmediatamente la guarnición al mando
del gobernador de aquella ciudad, el coronel don
Francisco Liiiage, apoyándole con dos batallones del
Príncipe y qaéf ¡as1; que llegaron dispuso que sigure-r
sen auxiliando el movimiento de, Linage, ¡al mando
del coronel D. Juati Olivares. Aunque tío se ómiíió
diligencia, el enemigo, que llevabamúcha delante^
ra , se apoderó de la angostura > peroiqi» qüefesto
pudiera librarle deque tautó los que salieron déOr^
dufia, como la columna del'brigadierilriarté'qué pi-
caba* su retaguardia , trabando con éi uh fuerte ¡tiro*
téo, le causasen bastante daño y ¡le púüeseiK.'en
dispersión'completa. • ••'•••• ! ••> • " 'u--';Á>.nmv,
• • 'Por éíte tiempo ya mandaba el egércifedel aorlfeí,
-conío general en géfe, el tenientei;gendrarEb.í'Frac*-
cisco EspOz y Mina, nombrado ademas virfey de;$fá-
varra.El comandante general de láíprovihbiasívas-




— 1 6 2 —
congadas era el mariscal de campo D. José Garratalá.


Reunidos en los valles de Arratia y Orozco las
facciones de Vizcaya, varios batallones alaveses man-
dados por Sopelana é Ibarrola, un batallón guipuz—
coano y las partidas de Castor y Ochoa, sufrieron
otro golpe terrible dado ,por ESPARTERO el 7 de di-
ciembre, en las alturas de Saloa y Urigoiti, junto á
la peña de Gorbea, en el cual la pérdida de los r e -
beldes fué de muchísima consideración. El 16 del
mismo sorprendió aquel general en los montes de
Berriz á la gavilla que capitaneaba el cura párroco
de Durango, D. Pedro Barreneche, quedando este
prisionero, y deshecha y dispersa su vandálica tribu.


Estaba «ncargado esté cura de hostilizar con su
gavilla á la guarnición del espresado, pueblo de D u -
rango, én cuyas cercanías habia incendiado varios
edificios pertenecientes á propietarios conocidamente
adietos á la reina:, y cometido otros desmanes, en cu-
ya justa espiacion fué pasado por las armas en el
pueblo de Marquina, á las doce horas de su captura.


El 18 continuando la persecución de las faccio-
nes que le abandonaban el campo constantemente,
rproveyó ESPARTERO de víveres para seis meses á la
guarnición de Lequeitio; y noticioso de que en aque-
llas cercanías ocultaban los enemigos un cañón de 16
conobgetó de atacar á dicha guarnición , logró apo-
derarse de él é inutilizarle totalmente, ya que no le
era posible sacarle de donde estaba. En lossiguien-




— 1 6 3 —
tes días, hasta el 2 1 , recorrió los pueblos de Guer-
nica y Munguía, sin que los facciosos le esperasen,


proveyendo á su paso de vitualla á Bermeo, y líe—
gando el22 á Bilbao para dar á ¡as tropas zapatos y


continuar la persecución hacia Arratía, en donde las
facciones se habían reunido.






CAPITULO X .


» r Co-


acciones de Ormaistegui, Fttíareaí de Z«Miárra<¡fa,
Miraballes, Villar o , Descarga y Puente de Cas-
trejana: socorro de Bilbao asediado por los fac-
ciosos: batalla de Mendigorría.


amos á entrar en el año 1 8 3 5 , y la
guerra de las provincias del norte
de España, lejos de terminar ni
aun mitigarse , acrecentaba y en-
cruelecíase masy mas. Muchos ge-
nerales , y de partes aventajadas
algunos de ellos, habían ya estre-


llado su reputación y su crédito en
las escarpadas rocas del Pirineo y de
San Adrián, menos duras sin embargo
que Jas cabezas porüadas y tenaces de


sus habitadores. Infatuados estos con la
idea de sus decantados fueros, verdadero
monopolio del cual solo disfruta en el


país una escasa y dominadora pandilla, que ense-
ñoreando allí su influjo y valimienio, dispone á su


TOM. i . ^




— 1 6 6 —
antojo y con dominio absoluto de la clase proletaria
de aquella sociedad, que viene á ser una verdadera
oligarquía , no una república como creen algunos;
fanatizados con el principio religioso, que juzgaban
ver por tierra y menoscabado , á impulso de las ins-
tituciones liberales; solícitos y celosos defensores
de los pretendidos derechos que á la corona de Isa-
bel 11 alegaba , y aun alega , su lio D. Carlos , los
tercos provincianos sostenían con obstinación. una
guerra montaraz y sangrienta , de que ofrece escasos
egemplos la historia de los tiempos modernos.


El gobierno de Madrid por su parte , aferrado y
confiado en la conducta lene , que el tiempo después,
y. tristes "y lamentables desengaños, le hicieron ver
cuan ímpo.líticci y desacertado anduvo en observarla;
prendado de las bellas cuanto impracticables teorías
de fusión, mas propias para lisongear la pueril y
florida imaginación de un poeta , que para satisfacer
la razón de ün sesudo estadista; creyendo ensueños
y visiones las que eran funestas realidades, apenas
usaba sino de ineficaces lenitivos que fuesen quitan-
do poco á poco la herrumbre supersticiosa, y des-
vaneciendo los escrúpulos monárquicos ; sin curarse
apenas de establecer un plan de campaña adecuado á .
la clase de guerra que habian adoptado los facciosos,
ni aun siquiera de mandar á las provincias subleva-
das el número de fuerzas suficientes para contener
la rebelión, y los gefes mas á propósito, por su es-




—167 —
periencia y conocimiento del país, para hacer aquella
especie de campaña. Enlutecíase el corazón al con-
templar el triste cuadro que ofrecia aquella hermosa
región de nuestra España, en donde la opinión eno-
jada y embravecida , transformada ya en pasión viva
y frenética, y apellidando guerra con altos pregones
por do quier , convertia á aquel suelo privilegiado
en un verdadero campo de Agramante.


Personages de gran cuenta habian aportado ya
en esta sazón al campo de D. Carlos; egércitos nu-
merosos y aguerridos le poblaban, guiados por g e -
nerales de grande valía algunos de ellos; un gobierno
habia allí constituido, el cual gozaba de crédito en
las corles ó capitales de las monarquías absolutas;
hasta el punto de recibir grandes auxilios pecunia-
rios de ellas. Poderosos ayudadores y robustos


, puntales todos con los cuales contaba el despotismo;
y llano era que á semejante eslado no debiera ya
mostrarse indiferente el gobierno de Isabel 11: Así
qué necesidad hubo de que el ministerio, que pre-
sidia entonces el Sr. Martínez de la Rosa , se ocu-
pase con interés deteste grave asunto; y en los es-
comienzos del año en que entramos, tratóse en con-
sejo de ministros de declarar á las provincias suble-
vadas en estado de sitio, sugetándolás en un todo á la
autoridad militar, según se observa en semejantes
casos en todas las naciones, y con arreglo á lo que
previenen nuestras leyes y ordenanzas, en armonía




— 1 6 8 —
con el Estatuto Real , que era la ley política que r e -
gía en esta época. Así fué decretado en 12 de enero
de dicho año.


Presupuestas ya estas observaciones, volvamos
la vista á las operaciones militares, siguiendo con
especialidad el hilo de las que á ESPARTERO atañen.


En diciembre del año anterior, de 834 , el gene-
ral en gefe del egército del Norte habia hecho saber
al comandante general de las provincias vascongadas,
que dos divisiones, al mando del general Córdoba,
iban á emprender sus operaciones desde Navarra so-
bre las facciones de Zumalacárregui que ocupaban
las Amezcuus y otros puntos del interior de aquel
p¿is; y con tal motivo, prevenía al referido coman-
dante general, el mariscal de campo D. José Carra-
talá, que reuniendo desde luego todas las fuerzas
posibles de las que habia en dichas provincias, ope- •
rase también para estrechar á los enemigos y contri-
buir á su esterminio. Cumpliendo el gefe superior
militar de las provincias con la referida disposición,
reunió en Mondragon la división de Vizcaya al man-
do del general ESPARTERO y las brigadas de Álava y
Guipúzcoa, bajo el del gefe principal de esta, el br i -
gadier Jáuregui: y noticioso de que los'espresados
enemigos se hallaban en los altos de Descarga , mar-
chó sobre ellos el 2 de enero de 3 5 , confiado en que
se aproximarían las predichas divisiones de Navarra.
Zumalacárregui, después de algún tiroteo con las




— 1 6 9 —
guerrillas de los nuestros, se replegó sobre Ormais-
tegui, pueblo de su naturaleza , y en el cual no pa-r-
rece sino que anhelaba aquel caudillo ostentar su bi-
zarría y ondear orgulloso el pabellón de la victoria.


Allí, con efecto, empeñó una acción, en mal ho-
ra para é l , si bien el inevitable compromiso de ella
fué debido al escesivo valor del batallón de Chapel-
gorris, que formaba la vanguardia de nuestras t r o -
pas, y que insistiendo en el tiroteo y ganando campo,
dio lugar á que la acción se generalizase. Fué esta
reñidísima y sangrienta , y por lo mismo tanto mas
gloriosa para las armas vencedoras, que tomaron á
viva fuerza, y aun después de perdidas volvieron á
tomar las distintas posiciones, cercas y zanjas que
hay en las alturas de dicho pueblo de Ormaistegui,
y que servían á los enemigos de fuertes parapetos.
Aun entrada la noche se hacia oir el combate, que
habia dado principio á las tres y media de la tarde,
y no cesó hasta que nuestros valientes, ocupando
del todo las mas encumbradas cimas de dichos c e r -
ros, hicieron resonar en ellas los dulces ecos de Pa-
tria, Reina, y Libertad, mientras que al compás de
estos vítores huian los rebeldes al abrigo de la oscu-
ridad, arrojándose por aquellos precipicios, y dis-
persándose desconcertados en todas direcciones.


Fué esta victoria debida principalmente á las di-
visiones ó brigadas de Álava y Guipúzcoa, compues-
tas de los dos batallones del provincial de Córdoba,




— n o -
el segundo de África, el segundo de San Fernando,
el de Chinchilla y el de voluntarios guipuzcoanos de
Isabel I I , los cuales hicieron todos prodigios de va-
lor , conducidos por sus bravos y dignísimos g e -
fes y oficiales. El bizarro brigadier Jáuregui al-
canzó nuevos laureles, así como el señor Alaix , de
igual graduación y que hacia de gefe de estado ma-
yor de dichas tropas, que salió herido aunque leve-
mente. A la división de ESPARTERO cupo en suerte
formarla reserva, contribuyendo poderosamente con
su presencia á la victoria en la cual brilló sobre-
manera el digno comportamiento, el valor y pericia
militar del ya mencionado mariscal de campo D. José
Carratalá, comandante general de las-provincias, que
mandó la acción.


Al siguiente dia permanecía este en aquellos pun-
tos , al frenle de los enemigos , y esperando la deseada
aproximación de las divisiones del general Córdoba;
cuando hé aquí que supo, con sorpresa, por sus
confidentes, que estas fuerzas no existían sino á muy
larga distancia de las que él guiaba. Ni pudieron con
efecto hallarse allí con la oportunidad que era de de-
sear y según estaba prevenido , ni aun llegaron á ve-
nir por entonces á las provincias, por haber sido des-
tinadas , en punto opuesto, á otro servicio impor-
tante que no pudo evitarse, según llegó á saberse en
(lias posteriores. A vista de tal contratiempo, y c o -
nociendo ademas, el señor Carratalá, el ningún fruto




— H i -
ele las acciones aisladas con obgeto de ocupar posicio-
nes difíciles en aquel pais y en aquella clase de
guerra, especialmente cuando no media el concurso
de varias fuerzas en combinación; teniendo esto en
cuenta y sin olvidar tampoco otras atenciones urgentes
en el distrito de su mando, sobre todo en Vizcaya,
resolvió dividir nuevamente sus fuerzas, enviándolas
á sus respectivas provincias, en donde debieran
continuar llenando el obgeto de su primitivo encargo.


Practicados los movimientos oportunos para ocul-
tar al enemigo aquel repliegue , verificóse este en la
tarde del 3 , emprendiendo la división del general
ESPARTERO y la brigada de Álava el camino de V e r -
gara , con el espresado comandante general de las
provincias á la cabeza. Pero no pudo menos de su-
ceder que los enemigos, al fin, viniesen á incomodar
la retaguardia de los nuestros, presentándose como
decididos á ocupar su flanco izquierdo. Vana y cos-
tosa temeridad ; pues el general ESPARTERO, que con
su división se había colocado por escalones sobre Vi-
llareal de Zumárraga y en los altos de Descarga , los
rechazó con denuedo por lodos los diferentes pun-
tos sobre los cuales dirigieron aquellos sus ataques,
logrando así que , entrada la noche , todas nuestras
ya indicadas fuerzas fuesen tranquilas á descansar á
Vergara. La distinguida y bizarra conducta de E S -
PARTERO en esta jornada fué obgeto de especial re-
comendación en el parte que el general Carratalá




— 1 7 2 —
elevó al gobierno , y recomiéndala principalmente la
circunstancia de haber recibido el caballo que mon-
taba dos heridas de bala.


Algunos dias pasaron sin que circunstancias par-
ticulares propias de la guerra y un temporal crudo
y lluvioso permitiesen llevar á cabo operaciones de
gran cuenta: y habiéndose detenido ESPARTERO, por
la segunda de aquellas causas, los dias 8 y 9 de f e -
brero en Vitoria, á cuyo punto se habia trasladado
con su brillante columna de orden del comandante
general de las provincias vascongadas, pasó el s i -
guiente dia 10 á Ochandiano, sin temor á la mucha
nieve que caia, conduciendo á aquella villa un con-
voy de comestibles y efectos para la maestranza de ar-
tillería establecida en Eibar, que el espresado coman-
dante general de las provincias le habia entregado; y
dirigióse á Durango en la madrugada del 11, después
de remesar á Eibar todos los efectos indicados.


En dicho pueblo de Durango supo que la facción
de Vizcaya, con tres piezas de artillería, se hallaba
reunida en Guernica: y creyendo que lo ventajoso
de la posición que el enemigo ocupaba le animaría á
esperar en ella la embestida de los nuestros, cuya
opinión le era confirmada por las varias noticias que
en el camino recibió de algunos paisanos viajeros, r e -
solvió ESPARTERO atacar, tomando antes las precau-
ciones convenientes. En esta idea , desalojó las avan-
zadas que los contrarios habían nuesto^ á nesar del vi-




— 1 7 3 —
vo fuego que estas hacían; y cuando ya se lisonjeaba
aquel general de poder destruir en un solo dia á t o -
dos los rebeldes que infestaban la provincia de su
mando , supo con sentimiento que cuatro horas antes
habian abandonado aquella villa, dejando solo las
avanzadas.


Siendo ya tarde , se decidió á pernoctar en Guer-
nica , y persuadido de que no era fácil que hubieran
podido los enemigos trasportar muy lejos la art i -
llería que consigo llevaban, mayormente cuando le
constaba que su fuerza principal habia quedado en
Mendala , dispuso que al siguiente dia 13 saliesen los
batallones de Isabel 11 y Gerona á recorrer los case-
ríos y pueblos inmediatos, ínterin el de Córdoba t o -
maba posición en las alturas que los dominan , que-
dándose él con el resto de la division en Guernica con
obgelo de acudir al punto en que fuese necesario, en
el caso de que el enemigo tuviese la resolución de
querer impedir el reconocimiento proyectado, y en
cuya virtud logró ESPARTERO apoderarse de las tres
piezas que los facciosos llevaban, de á 16 la una y
las dos restantes de á 4 , descubriendo al mismo tiem-
po un depósito de 150 pares de zapatos , varias pie-
les, cáñamos y demás efectos de construcción que te-
nían en Guernica.


Divididas y ahuyentadas las fuerzas rebeldes, y
siendo necesario que los soldados de ESPARTERO se
repusiesen de la marcha penosa que habian sufrido




— 1 7 4 —
abrumados con nieves continuas, deseando también
recibir la correspondencia atrasada de todos aquellos
dias, se decidió aquel general á trasladarse el 14 á
Bermeo, logrando descubrir otras dos piezas de á 2,
que se bailaban enterradas en las inmediaciones de
Mundaca , para lo cual contribuyó eficazmente el al-
calde de dicho pueblo de Bermeo, con una partida
de urbanos de la misma villa; en la cual dejó las
cinco piezas indicadas, pasando á Bilbao el 15.


Por este tiempo, la guerra que habia estado en
cierto modo paralizada y suspensa en sus operacio-
nes principales, con motivo de la enfermedad que
aquejó por algunos meses al general en gefe de los
egércitos del Norte, D. Francisco Espoz y Mina, y
que solo habia presentado tal cual destello ú signo
de victoria en los hechos parciales que ofrecían los
generales Manso, Córdoba, Carratalá, ESPARTERO, el
brigadier Jáuregui (el Pastor) y otros gefes distin-
guidos que guiaban las fuerzas que el gobierno le-
gítimo tenia en aquellas provincias, principió ya á
presentar mas vida, mas vigor y mas regularidad
también en su sistema , desde que restablecida la sa -
lud del valiente cuanto ilustre patriota , el ya citado
general Mina, presentóse este encampana, empuñan-
do aquella «espada de honor» (1) terror de los escla-


( 1 ) En sesión estraordinaria del 20 de diciembre de 1834. y
á propuesta del socio C. Z. de Liancourt , dedicó por aclamación
la «Sociedad universal de civilización» titulada Union de las




— 1 7 5 —
vos, áncora de los libres , símbolo eterno de las vic-
torias. Las alcanzadas en aquellos dias por este
inmortal caudillo , hacen ver que ni los años , ni las
penalidades consiguientes á la emigración, ni aun
los padecimientos que acababa de esperimentar, ha-
bían hecho decaer , ni un ápice , los brios y la hidal-
ga pujanza de un general, que formaba entonces la
esperanza de todos los liberales honrados. Mas des-
pués veremos que una triste fatalidad nos privó de
dar complemento y satisfacción á esta esperanza.


Entretanto diremos que ESPARTERO , sabedor de
que en el pueblo de Aracaldo, por donde tenia él
qne transitar con su división , habian dejado los fac-
ciosos cuatro cañones de madera con aros de hierro
y cargados de metralla, para que estallasen cuando
pasase su tropa , y que los habitantes de dicho pue-
blo , lejos de advertirle el peligro, se mostraron
cómplices, retirándose al monte, mandó dar fuego
á las casas, habiendo él tenido la suerte de que solo
un cañón rebentase , mas sin ocasionar desgracia a l -
guna.


El 28 de marzo también batió en Miraballes á


Naciones, residente en Paris, una espada de honor al ilustre ge-
neral Mina, en reconocimiento á sus distinguidos servicius mi-
litares y á la fidelidad con que defendía los derechos de la n a -
ción española y de su reina Isabel n . Esta espada fué remitida
por el señor duque de F r i a s , nuestro embajador entonces cer -
ca del rey de los franceses, al general Mina, por conducto del
gobernador de Jaca.




— 1 7 6 —
cuatro batallones carlistas, mandados por Luqui,
causándoles grande pérdida.


Un egército de reserva habia sido organizado en
Castilla, y puesto á las órdenes del general D. José
Santos de La Hera. El general Córdoba habia reem-
plazado, en el cargo de la comandancia general de
las provincias- vascongadas, al Sr. Carratalá, nom-
brado capitán general de Estremadura.-Por dimisión
del Sr. Marlinez de la Rosa, entró el conde de T o -
reno á presidir el consejo de ministros; y por acuer-
do de este, y en virtud de un real decreto espedido
el siete de abril, se encargó del mando de todas las
fuerzas existentes en Navarra, provincias vascon-
gadas, Castilla la vieja y Aragón, el Sr. Valdés,
ministro de la Guerra. Así desapareció, tan de r e -
pente, del teatro de esta , el ilustre y bravo general
Mina, con harto sentimiento del egército y con nota-
ble sorpresa del público, sin que hasta hoy hayan
podido inquirirse ni menos averiguarse los verdade-
ros motivos de su renuncia. Es verdad que al dirigir
esta á la reina Gobernadora, mediante una repre-
sentación fecha en Pamplona á 8 de abril (es decir
un dia después del decreto que investía á Valdés de
tan omnímodas facultades, que le quedaban someti-
dos todos los generales en gefe de aquellos egér-
citos), alegaba solamente aquel caudillo, como cau-
santes de su determinación, sus padecimientos físicos;
pero es lo cierto, que ya en aquella sazón hallábase




— 1 7 7 —
siempre dispuesto á salir á campaña, lo habia hecho
repelidas veces y con gloria; y sobre lodo, al re-
cordar este suceso , no es posible olvidar la estraña
coincidencia del otro su adjunto, ni tampoco la c ir -
cunstancia de haberse recibido en la corte varias
comunicaciones do las provincias sublevadas, en
queja de que al general en gefe no se concedía por
el gobierno toda la libertad necesaria para obrar
contra las facciones, antes bien se le oponiaH obs -
táculos y embarazos que dificultasen y aun imposi-
bilitasen á veces el buen éxito de sus operaciones.
Estas cartas fueron en parte desmentidas por la
prensa; pero ellas encerraban una opinión que e s -
taba ya bastante generalizada en los pueblos y en los
campamentos. De todos modos es este uno dé los
infinitos misterios que ha habido en la pasada lucha,
misterios mas fáciles de concebir que de espresar y
descifrarlos.


Prosiguiendo la historia de la campaña en Viz-
caya, diremos que el dia 1 . ° de abril salió E S P A R T E -
RO de Bilbao, en unión con el brigadier Iriarte y el
batallón de Segovia agregado á su división , y per—
noció en Durango. Los enemigos que se habían reu-
nido todos en Arratia, pasaron el 5 1 de marzo á
Ubiria; pero al dia siguiente contramarcharon al es-
presado valle. El 2 aparentó aquel general dirigirse
hacia Vitoria ; y después de andar una legua, guió
su movimieuto por el boquete de las peñas de Má-




— 1 7 8 —
saría, sobre Jos valles de Dima y Arratia. Nada
encontró en el primero; mas al dar vista al segundo
desde las alturas de Lamindano, descubrió al ene-
migo que ocupaba en dos líneas las formidables po-
siciones que desde el mismo rio y pueblo de Villaro
se suceden consecutivamente por mas de legua y me-
dia, hasta la gran peña de Gorbea y las altas cuchi-
llas que separan los valles de Arratia y Orozco.


La fuerza que se descubría era como de seis ba-
tallones, obra de 3,000 á 3 , 500 hombres, y algunos
30 ó 40 lanceros, todos en posiciones tan bien
escogidas, que el atacarlas pudiera calificarse de i m -
prudencia, ano hacerlo ya indispensable el'parage en que nuestros soldados sé hallaban y también el
honor de nuestras armas. Por esta razón , y persua-
dido de que , según la actitud de los rebeldes, espe-
raban estos el ataque de nuestras tropas por el refe-
rido pueblo de Villaro, donde hay puente para
pasaT el rio :, practicó ESPARTERO su descenso de las
predichas alturas por la derecha, con la mayor r a -
pidez , y con el designio de ocupar otro puente que
hay hacia Arteaga, y atacarlos por su izquierda.
El los , á vista de esto, empezaron desde luego tam-
bién á maniobrar con el fin de bajar al puente ama-
gado; pero llegando antes los nuestros , les fué im-
posible á aquellos disputar á estos el paso del rio;
realizado el cual, dispuso ESPARTERO atacar su cen-
tro y ala izquierda.




— 1 7 9 —
El fuego se habia hecho general á la una y media


de la tarde, hora en que empezó la carga de tantas
y tan temibles posiciones. Nuestra tropa trabajó co­
mo lo ha de costumbre en tales casos, venciendo
obstáculos al parecer insuperables, á pesar de que
el enemigo , valido de lo favorable del terreno, pre­
sentaba por todas partes uña tenaz resistencia. Pero
la victoria coronó al fin los esfuerzos délos leales:
y el grito de Isabel н resonó, como por encanto,
triunfante en sus mas fuertes posiciones. De una en
una fué desalojado el enemigo de todas, llevando la
cabeza de nuestras columnas de ataque los bizarros
batallones del Príncipe, el segundo de Córdoba, el
segundo de Almansa y el segundo.de Gerona. Serian
las seis de la tarde, cuando rompieron los nuestros
definitivamente por varios puntos la estensa línea
enemiga en lo mas culminante de las cuchillas in­
termedias de Arratia y Orozco; dividiéndose su
fuerza, los unos á coger el boquete de la peña' de
Gorbea,y los otros hacia su derecha á caer sobre
Ceberio. Entonces ordenó ESPARTERO que el coronel
D. José Ozores, con los batallones segundo del
Príncipe, Almansa y Gerona, marchase enpersecu­r
cipn de los de la derecha, enderezándose él y el
señor lriarte , sobre los de la izquierda con las r e s ­
tantes fuerzas. •


Sostuvieron los enemigos un rato su retirada por
escalones amagando una carga de caballería que fué




— 1 8 0 —
rechazada por la segunda de cazadores del Príncipe,
al mando de su capitán D. Pedro Gibert. Pero no
pasó mucho tiempo sin que se declararan en comple-
ta dispersión, huyendo en todas direcciones, y mas
particularmente por el agugero de la peñadeGorbea,
hasta cuyo pié los persigió el mismo ESPARTERO
con el primer batallón del Príncipe , que guiaba su
bizarro comandante accidental,el capitán D. Antonio
Guerrero, apoyado ademas por el provincial de Com^
postela. Al llegar á aquel punto á las siete dadas,
cerró la noche en parages escabrosísimos, siendo ya
preciso hacer alto y reunir la gente: y como prin-
cipiase una fuerte lluvia, que impedia campar, bajó,
en unión del mencionado brigadier Iriarte, á Orozco,
distante unas dos leguas, á donde llegó á la una de
la madrugada, con la mitad de la columna. La otra
mitad, con el coronel Ozores, habiendo rechaza-
do los cazadores de Almansa, mandados por su
capitán D. Juan Francisco Alonso , una carga de ca-
ballería enemiga, continuó la persecución hasta Ce-
berio, donde pernoctó. Al siguiente dia 3se reunie-
ron ambas columnas en Miraballes, desde donde
partieran hacia Bilbao á conducir los heridos.


La pérdida que resultó á los nuestros de esta
brillante jornada, de Villaro, fué la de dos muertos
y 38 heridos; entre estos los ayudantes de campo de
ESPARTERO, el teniente coronel de caballería D. Juan
Zabala, que sacó el brazo izquierdo atravesado de




—181 —
un balazo, y D. José Allende Salazar, capitán gra-
duado de infantería y alférez de la Guardia Real, que.
también recibió otro balazo' en la mano izquierda,
D. Pedro María Gutiérrez, teniente del regimiento
del Príncipe, tercero de infantería, y D. Francisco
Lloret, subteniente del mismo cuerpo, con otros diez
individuos de tropa contusos de mas ó menos gra-
vedad, saliendo herido también el caballo del g e -
neral ESPARTERO. La del enemigo fué de mas consi-
deración, y no fácil de calcular al pronto por lo
vasto y quebrado del terreno' que comprendió la
acción; bastando solo para dar una idea de lo em-
peñado y sangriento de esta , que los nuestros conta-
ron sobre la marcha cerca de cien cadáveres faccio-
sos. Fuéles ademas apresado á estos, entre otras
cosas, 40 fusiles, varias lanzas, y una bandera n e -
gra que llevaba escrito el lema de Victoria ó muerte.
Algunos prisioneros, tres pasados , y rescatados 26
individuos, procedentes de los regimientos de Gra-
nada , Estremadura , Mondoñedo y Alcázar , que ba-
bian sido cogidos por ellos en diversas ocasiones,
los cuales verificaron su presentación armados (co-
mo que habían sido incorporados ya á la fuerza
en las tilas facciosas), fueron también parte del
fruto que produjo este memorable suceso de armas,
que infundió gran terror en las destrozadas hordas
de Luqui y La Torre , y acreció sobremanera el e n -
tusiasmo de los valientes que con tanta gloria y h o -


TOM. i. 13




— 1 8 2 —
ñor militar y con estrella tan afortunada , conducía
diariamente á las victorias el ilustre y bravo general
D . BALDOMERO ESPARTERO.


Aquí será muy del caso, ya que hemos anuncia-
do la salida repentina que verificó el señor ministro
de la Guerra, D . Gerónimo Valdés, de Madrid, para
ponerse al frente del egército de operaciones del
Norte, y de la consiguiente renuncia que del cargo
de general en gefe de dicho egército hizo el teniente
general D . Francisco Espoz y Mina; que hagamos
mérito igualmente de un suceso de grande impor-
tancia y de trascendencia suma en los anales de la
guerra, cual es el tratado cuya celebración tuvo l u -
gar el 27 del abril en que estamos , entre los coman-
dantes generales de los egércitos beligerantes en
aquellas provincias, á nombre de Isabel n y de C a r -
los V , el espresado general D . Gerónimo Valdés y el
de igual clase , entre los carlistas , D . Tomas Zuma-
lacárregui, por mediación del lord Elliot, encargado
al efecto por el gobierno británico, y con anuencia es-
presa del gabinete de las Tullerias. Hé aquí la
ESTIPULACIÓN para el cange de prisioneros 'propuesta


par el lord EUiot, comisionado por S. M. Británica,
y que servirá de norma á los comandantes en gefe de
los egércitos beligerantes en las provincias de Gui-
púzcoa, Álava y Vizcaya, y en el reino de Navarra.


«Artículo 1.° Los comandantes en gefe de los
«egércitos actualmente en guerra en las provincias de




— 1 8 3 —
«Guipúzcoa, Álava, Vizcaya y en el reino de Na-
«varra, convienen en conservar la vida á todos los
«prisioneros que se hagan por una y otra parte, y
«en cangearlos según se espresa á continuación.»


«Art. 2.° El cange de prisioneros será periódi-
«co, dos 6 tres veces al mes, ó mas á menudo, si
«las circunstancias lo requieren y lo permiten.»


«Art. 3.° Dicho cange será en justa proporción
«del número de prisioneros que presente cada par-
«tc, y los escedentes los retendrá la parte en cuyo
«poder se hallen hasta nueva ocasión de cange.»


«Art. 4.° Se cangearán por igualdad de clases,
«empleos, categorías y dependencias de una y otra
«parte beligerante.»


«Art. 5.° Si después de verificado un cange en-
«tre las dos partes beligerantes, una de ellas nece-
«sita un punto donde pueda guardar los prisioneros
«escedentes, que no hayan sido cangeados, para la
«seguridad, buen trato y decoro de estos, se con-
«vendrá de que queden depositados y custodiados
«por la parte en cuyo poder se hallen, en uno ó
«mas pueblos, que serárffespelados por la contra-
«ria, sin que esta pueda entrar en los indicados pue-
«blos ni hostilizarlos en manera alguna durante el
«tiempo que en ellos permanezcan los prisioneros:
«bien entendido que en el pueblo 6 pueblos donde
«queden los prisioneros, no se podrán fabricar a r -
«mas, ni municiones, ni efectos militares; y que




— 1 8 4 —
«este pueblo ó pueblos serán elegidos de antemano
«por acuerdo de ambas partes.»


«Arl. 6.° Durante la actual lucha, á ninguna
«persona , cualquiera que sea , civil ó militar, se le
«quitará la vida por razón de opiniones políticas,
«sin ser juzgada y condenada previamente con ar~
«reglo á las leyes, decretos y ordenanzas vigentes
«en España. Esta condición debe entenderse únrca-
«mente con los que no sean en realidad prisioneros
«de guerra ; pues respecto á estos ha de regir lo que
«queda estipulado en los artículos anteriores.» *


«Art. 7.° Ambas partes beligerantes respela-
«rán religiosamente y dejarán en plena libertad á
«los heridos y enfermos que encuentren en los hos-
«pitales , caseríos3 cualquiera otro punto, previo
«el correspondiente reconocimiento de los faculta-
olivos , con respecto á los enfermos.»


«Art. 8.° Si la guerra se estiende á otras pro-
«vincias, regirá en ellas el presente convenio, con
«tal que sean los mismos egércitos beligerantes en
«las provincias vascongadas y en el reino de Na-
«varra, los que por las vicisitudes de la guerra pa-
«sasen á hacerla en oirás provincias de la monarquía.


«Arl. 9.° Este convenio se observará estricta-
«menle por todos los comandantes generales de am-
«bas partes que se sucedan en el mando.—Cuartel
«general de Logroño 27 de abril de 1835.—Coman-
«dante en gefe del egércilo de operaciones del ñor-




— 1 8 5 —
ule.—-GERÓNIMO VALDES.—Cuartel general de Asar-
l a 28 de abril de 1835.—El comandante general
«del egéreito.—TOMÁS ZUMALACÁRREGUI.—ELLIOT.-
«Firmado á mi presencia.—S. GURVOOD, teniente
«coronel.


No cumple al propósito nuestro hacer la historia
de este tratado, ni menos emitir un juicio crítico-po-
lítico de la justicia y conveniencia de los puntos que
él comprende; puesto que ninguna parte cupo á E S -
PARTERO en su celebración: y solo damos conoci-
miento de él en este lugar, para fijar las bases y sen-
tar la legislación que en lo»s«cesivo ha de regir en es-
ta guerra. Salo sí diremos, que si bien un sentimien-
to de amor propio'y de orgullo nacional hizo que en
un principio los liberales mas ardientes le recibiesen,
condisgusto unos, con indignación otros, por la con-
sideración é importancia que en él se daba á las fuer-
zas rebeldes, y el reconocimiento tácito ú espreso
que de ciertos derechos y cierta representación de
autoridad en él se hacia, es indudable que el tiempo
después y una esperiencia ilustrada por los sucesos
que sobrevinieron durante aquella lucha , llegaron á
rectificar la opinión , rehaciéndola á favor de un tra-
tado que tantas víctimas arrancó al cadalso , escati-
mando así la efusión de preciosa sangre española.
Que lio hay para labrar desengaños y disipar errores,
cosa mejor que la esperiencia y el transcurso de los
tiempos.




— 1 8 6 —
El 1 . " de mayo fué nombrado ESPARTERO coman-


dante general de las provincias vascongadas, en justo
premio del celo que habia desplegado en Vizcaya: y
hallándose el día 2 de este mes en Vitoria, recibió, á
las.ocho de la noche, una comunicación del gober-
nador de Durango y simultáneamente otras de Bi l -
bao , las cuales le anunciaban contestes la marcha
del brigadier Iriarte sobre Lequeitio, el movimiento
de la facción de Vizcaya sobre Guernica y el de dos
batallones guipuzcoanos por Mallavia á Marquina.
Sin mas antecedentes » partió , á las cinco de la ma-
ñana del siguiente dia, con direcciou á Durango, en
medio de una copiosa 6 incesante lluvia que le hu-
biera obligado á detenerse en Ochandiano, á no ha-
ber sabido en dicho pueblo la desgraciada acción
ocurrida en Guernica con la división de Iriarte.


Sin detenerse empero , marchó, como hemos di-
cho, la vuelta de Durango; y al amanecer del dia
siguiente voló sobre Guernica. Desde el alto de M u -
niqueta divisó ya las llamas que rodeaban el convento
de monjas, en el cual se habían refugiado 200 hom-
bres de Gerona y Príncrpf, cuyos valientes hubie-
ran sido devorados por las llamas , si ESPARTERO hu-
biese tardado algunas horas mas en socorrerlos. Pero
viendo el gran peligro en que se hallaban, le ocurrió
disparar tres cañonazos desde el espresado alto de
Muniqueta , á fin de que les sirviesen de señal del
próximo auxilio, no menos que de inminente riesgo




— 1 8 7 —
á los rebeldes. Con efecto, no bien se babia acerca-
do nuestro general, con parte de los suyos, al pue-
blo de Muniquela, cuando aquellos se pusieron en
precipitada fuga, tornando los vizcaínos la via de
Larravezua para Arratia, y los guipuzcoanos la de
Munitivar para su provincia. Sobre estos se movió
ESPARTERO por las calzadas de Astuaga; mas no
siendo posible darles alcance, y deseando vivamente
salvar cuanto antes á los héroes del convento de
monjas de Rentería, bajó por Mendata á Gueruica.
Llegó al fin al convento, salió precipitadamente de
él aquel grupo de bravos, y no hay pluma capaz de
describir con exactitud lo interesante y tierno de la
escena que tuvo lugar al presentarse ESPARTERO de-
lante de ellos.


Pero oigamos á este mismo general que en una
carta que sobre este hecho transmitió al gobernador
militar de Durango, D. Ramón Solano, fecha 5 de
mayo en Muudaca, se espresa, al llegar á este paso,
de la manera siguiente:


«Hasta aquel momento ignoraban 'quien era el
«gefe á quien debian su salvación: yo me habia ade—
«lantado con un piquete de caballería: me conocie-
«ron antes de pasar un pantano, que, aunque p e -
«queño, daba el agua mas arriba de la rodilla; y
«todos, al verme, se tiran al pantano, le atraviesan
«y vienen á abrazarme, é inundados con lágrimas de
«júbilo esclaman: ¡solo nuestro general, nuestro va-




— 1 8 8 —
«dre podia haber sido nuestro libertador! mis lá—
«grimas se unieron con las de estos héroes, y seguid
«damente desfilaron por delante de mi columna, que
«los recibió con las armas presentadas y con mil v i -
«vas de aclamación.»


Inmediatamente pasó el general" ESPARTERO al
convento á prestar consuelo y pronto, y eficaz auxilio
á los infelices heridos; dio las mas afectuosas y e s -
presivas gracias á las santas vírgenes que con tanta
virtud y caridad cristiana habían socorrido á sus
refugiados , pasando á continuación aviso de su mo-
vimiento al brigadier Iriarte.


Aquella mansion sagrada donde se habian defen-
dido nuestros héroes por tres dias consecutivos,
presentando egemplo de un denuedo todo español,
y solo comparable al valor numanlino, ofrecía á la
espectacion de todos el cuadro mas espantoso y hor-
rendo. Todas las puertas habian sido incendiadas;
y el fuego devorador habia invadido también parte
del techo: las paredes habian sido horadadas por el
enemigo, que hacía desde ellas con la fusilería un
fuego horroroso. En el lugar mismo en donde c o r -
respondía y estaba el sagrario de la- iglesia, habian
abierto los rebeldes un grande agujero, al cual adap-
taron un cañón , con cuyo auxilio batian á nuestros
bravos á bala rasa y metralla. Mas estos habian j u -
rado morir antes que rendirse; y diga la historia si
eran hombres de cumplir sus juramentos. Con los




— Í 8 < ) —


ladrillos y con los muebles de los claustros y celdas
formaron como barricadas y retrinchcramientos in-
teriores, y disputaban el terreno por palmos. Ocu-
pábanse los unos en dichas obras, los otros en con-
ducir agua para apagar el incendio , otros en'fin , en
defender su puesto á fuego y bayoneta. Perdieron
los enemigos, en los diferentes ataques que dirigieron
al convento, cuatro oficiales y muchos soldados
muertos, retirando ademas porción de heridos.


El general rebelde Sarasa, que mandaba las fuer-
zas del asedio, les pasó varios oficios, intimando la
rendición á aquellos bravos, y haciéndoles á la vez
ventajosos ofrecimientos; pero el comandante del
puesto, que lo era el teniente del batallón de Gerona
D. N. Calvo, á ninguno quiso contestar.por e s -
crito; y todos los oficiales y tropa contestaban por
aclamación renovando sus juramentos, y añadiendo
que tenian 10 cartuchos en sus cartucheras, con los
que harian pagar bien caro el sacrificio de sus vidas.
Pero tantos y tan heroicos esfuerzos hubieran sido
de todo punto infructuosos, s i , como llevamos di -
cho, se dilata algunas horas la llegada de E S P A R T E -
RO; pues los-feroces sitiadores habían rodeado aquel
débil edificio de un inmenso combustible que ya iban
á incendiar, haciendo así, su alma fiera, á tantos va-
lientes pasto horrible de las llamas.


Para terminar la interesante narración de este
memorable hecho de armas, timbre glorioso con




— 1 9 0 -
que ilustra la historia la vida- inmortal de los héroes
del convento de Rentería, y de Su- noble y bizarro
libertador, copiamos á continuación la orden general
que ESPARTERO-dio á sus tropas el 4 de mayo de
1 8 3 5 en Mundaca.


Dice así:
«Comandancia general de las provincias vascon-


gadas. Orden general etc.»
«SOLDADOS : Van á desfilar por delante de voso-


«tros 1 9 4 valientes, que atacados por 8 batallones,
«batidos por la artillería, á menos de tiro de pis-
«tola y rodeados del incendio que devoraba el débil
«edificio á que se habían acogido, no han titubeado
«un instante entre el honor y la muerte que les ame-
«nazaba. Han sellado su lealtad con su sangre, y la
«patria admirada premiará y transmitirá á la poste-
«ridad los heroicos hechos de tres dias, en que el
«hierro, el plomo y las llamas han cercado á estos
«bizarros militares. Saludadlos en el nombre au-
«gusto de S. M . , á cuyos reales pies, elevaré la r e -
«lacion de este soceso; suplicándola los premie y se
«consagre su memoria para eterno honor de los r e -
«gimientos de Gerona y Príncipe, á que pertenecen.


«Hé aquí, compañeros, el fruto de las dos pe-
«nosas marchas que habéis hecho desde Vitoria:
«sin vuestra constancia, y sin vuestro sufrimiento,
«el enemigo no se hubiera ahuyentado , y estos h é -
«roes hubieran sido pasto délas llamas: los habéis




— 1 9 1 —
«salvado, los volvéis á sus familias y á la patria,
«y yo os doy las gracias , satisfecho de vuestro
«proceder, y seguro de que no olvidareis esta loc -
«cion para llevar con alegria los trabajos que oírez-
«ca la campaña, y en que siempre os acompañará
«vuestro general.—ESPARTERO.


En atención al mérito distinguido que contrajo
este ilustre general en el suceso que acabamos de
referir, y á los infinitos servicios que habia prestado
en aquella campaña, desde su principio, S. M. la
reina Gobernadora tuvo á bien ornar su pecho con la
gran cruz de S. Fernando.


Vamos á hablar de un hecho de armas, el mas
infausto, el único tal vez desgraciado de cuantos nu~ .
mera ESPARTERO en su larga y brillante hoja de ser-
vicios militares; pero que habiendo sido adulterado
y disfrazado en sentido mas ó menos contrario siem-
pre á la justicia que la historia debe á este general,
cumple á nuestro propósito referirle aquí tal cual le
hemos podido aprender de boca de varios testigos
presenciales y que se hallaban en los dos campos, en
el de D. Carlos y en el de las tropas de la reina. En
esta época, y con tales indicios, fácil es á nuestros
lectores colegir que hablamos de la famosa retirada
que ESPARTERO hizo desde el alto de Descarga á
Vergara, el 2 de junio del año eri que vamos de 1835.
Hecho de grande importancia por las fatales conse-
cuencias que produjo, y que mas adelante se deta-




— 1 9 2 —
Harán; hecho en fin, que no parece sino que un ha-
do siniestro preparó á ESPARTERO con el fin de
eclipsar el sol dé las insignes victorias que un mes
antes y en dias anteriores habia alcanzado. Veamos,
empero, hasta qué punto puede hacerse responsa-
ble á este gefe por la sorpresa que sufrió en Des-
carga. , •


La división de Álava , al mando del barón del
Solar de Espinosa, la de Vizcaya rejida por el con-
de de Mirasol, y la brigada auxiliar de Navarra que
guiaba el coronel Ulivarri , emprendieron reunidas
su marcha desde Vitoria, bajo la dirección del g e -
neral ESPARTERO, y con el designio de realizar una
combinación del general en gefe, D. Gerónimo Val-
dés, cuyo obgeto era levantar el sitio puesto por Zu-
malacárregui á Villafranca de Guipúzcoa, á cuyo
resultado también debían concurrir las tropas de
Navarra que mandaba el general Oraa. En esta idea,
las tropas de ESPARTERO hicieron su marcha por Du-
rango, Vergara y Mondragon, procurando así entrete-
ner el tiempo necesario para caer al lugar combinado
de Villafranca, llamando entretanto desdedidlo pun-
to de Mondragon la atención de las fnerzas carlistas
que habia en Oñate. Pero no teniendo ESPARTERO
noticia de las otras tropas auxiliares, como tampoco
del paradero del general en gefe Valdés se decidió
á salir de Mondragon , y pasando por las' inmedia-
ciones de Vergara , enderezóse al alto de Descarga




- 1 9 3 —


que ocupó militarmente en la tarde del 2 , después
de haber desalojado algunas guerrillas que escara-
mucearon al aproximarse nuestras tropas.


Camparon estas en las mencionadas alturas for -
madas por varios barrancos que encierran grandes
sinuosidades: y por disposición de ESPARTERO fueron
cubiertas en poco tiempo , y con la mayor puntuali-
dad y exactitud , aquellas inespugnablcs posiciones;
estableciéndose allí como providencialmente un v i -
vac, el mas arreglado á las leyes de castrametación
que se vio jamas en ninguna ocasión ni época de la
pasada lucha, á juicio de personas inteligentes en la
materia. Apoyadas las tropas en aquella altura eran
invencibles, según la atinada elección que de las es-
tancias se habia hecho. Todo indicaba que allí se iban
á pasar algunos dias, y que sé trataba de socorrer y
aliviar á la población sitiada: y en esta seguridad, los
oficiales discurrían tranquilamente en derredor de
las fogatas. El enemigo, avisado por sus guerillas
y por los puestos avanzados que tenían los nuestros,
se alarmó, como era de esperar; y descargando ya
sus ataques y embestidas á Villafranca, vióse pre-
cisado á destinar fuerzas en obsevaciün de sus con-
trarios.


En tal estado, sin recibir los nuestros molestia
alguna ni ser ostigados por el enemigo, Serian las
ocho de la noche cuando se hizo oir el toque de o r -
den general y se dio, con asombro y sorpresa de l o -




— 1 9 4 —
dos, la de retirada sobre Ver gara, cu j o movimiento
debian emprender rompiéndole la división de Álava,
siguiendo á esta la brigada de Navarra y cubriendo
Vizcaya la retirada. Con efecto , roto el movimineto
y egecutado sin obstáculo por la división de Álava,
legó esta á las diez y media á Vergara , en donde se
alojó tranquilamente. Entretanto el comandante g e -
neral carlista D. Benito Eraso, que se hallaba en V i -
llarreal de Zumárraga, habia ordenado que saliesen,
entre ocho y nueve de la noche, unos 40 caballos del
escuadrón de Vizcaya, al mando de su hijo, y ademas
cuatro compañías de infantería, del batallón titulado
«Gias de Álava» con orden de subir al alto de Des-
carga , en observación de la retirada que estaban
practicando nuestras tropas por la carretera de Ver-
gara, según queda dicho.


Era la noche lluviosa y de fuertes y de recios
vendábales: y no contribuyó poco esta notable c i r -
cunstancia al éxito fatal de tan singular sorpresa , la
cual tuvo lugar de la manera siguiente. Verificaban
la subida á la montaña las fuerzas predicbas que se
habían destacado en Villareal, y encontrándose con
el primer centinela de los nuestros, al quien vive
dado por este, hubieron de contestar aquellos Isa-
bel II. Entonces, sin dar lugar á mas, quitáronlos re-
beldes el fusil al espresado centinela * que estaba so-
brecogido y yerto ademas, con el horroso temporal
que hacia, logrando en seguida dicha fuerza carlista




— 1 9 5 —
arrojarse sobre toda la avanzada que tenia la reta-
guardia de las tropas de ESPARTERO ; consiguiendo
desordenarla y ponerla en fuga , como igualmente á
toda la demás fuerza de retaguardia que se dispersó
á derecha é izquierda del camino real. Tal era la con-
fusion, tan cabal y completa la sorpresa, y tan dies-
tramente manejada por los gefes y aun soldados car -
listas, que cuando algunas tropas de ESPARTERO
gritaban, viva Isabel II, los enemigos contestaban
lo mismo, añadiendo con maña las espresiones de
Todos somos unos.


Allí , en medio de la confusion, y en donde se
hizo mas empeñada la pelea, hallábase el general
ESPARTERO con su escolta , que mandaba el capitán
de húsares D. Manuel Mecolalde, y con su estado
mayor: allí, haciéndose superior el conflicto, ani -
maba á la infantería , dando repetidas veces la voz
de fuego, y siendo á aquella absolutamente impo-
sible hacer disparos , por estar todas las municiones
inutilizadas á causa de las aguas. Varias veces se vio
atacado y obligado á sostener hasta combates per-
sonales, sin éxito y con grave riesgo y peligro.


Dispersa la brigada de Navarra, fué imposible ya
contener al enemigo; y vióse ESPARTERO obligado á
dirigirse á Vergara, sin aguardar á la division de Viz -
caya, la cual, como situada al estremo izquierdo del
campo , tardó en descender á la carretera. Efectuá-
ronlo al cabo dos batallones de Almansa y uno de




- 1 9 6 —
San. Fernando con el conde Mirasol á la cabeza; pe-
ro acometidos por los rebeldes que los cortaron al
bajar, y sorprendidos de tan inesperado ataque, per-
dieron las primeras compañías (pues bajaban para-
lelos para abreviar) y fué hecho prisionero, á su ca-
beza, el conde.


Entretanto el bravo y entendido coronel Araoz,
gefe de E . M. de Vizcaya, y que estaba todavía en
posición, en lo mas culminante de su anterior cam-
pamento , con el bizarro batallón del Príncipe, man-
dado por su valiente gefe el coronel Jove, esperando
el repliegue del tercero de Almansa (alias los bedui-
nos porque estuvieron en Argel) que se hallaba e s -
tablecido delante de la línea y no tenia tiempo para
incorporarse; luego qué oyó el tiroteo de la car-
retera, voló con sus ayudantes, adictos y ordenanzas
en busca del Comandante General, y dio de frente
con el coronel Baseti, que mandaba un batallón de
Almansa y retrocedía de la carretera, salvando el
resto de los tres batallones; los cuales, reunidos por
dicho señor Araoz al Príncipe y cuantos dispersos
pudieron agruparse , emprendió este benemérito ge-
fe , á las 1 1 de la noche, el movimiento retrógrado
sobre Vergara, por el mismo punto que habia subido
aquella tarde, dejando por consiguiente la carretera
á la izquierda, según queda indicado, y burlando
así, con tan atinado proceder, el designio de los ene-
migos.




— 1 9 7 — Durante aquella terrible n o c h e , distinguiéronse en actividad, serenidad y c e l o , los valientes gefes, J o v c del Príncipe, Baseti de Almansa y Preisle del R e y , ayudando en la importantísima operación a n -tedicha al señor A r a o z , quien consiguió entrar en Vergara, á las cuatro de la madrugada, con cerca de 1,800 hombres. Próximo ya á la población , p r e -séntesele el conde Mirasol , que habia podido fugarse á favor de la oscuridad; pero en tan mal estado, que se hacia conducir en brazos de los soldados por no serle posible ni aun montar á caballo. E l señor Araoz c e d i ó , como debia, al conde el mando de aquella fuerza; pero su malandanza no permitió á este aceptarlo, viéndose precisado á instar vivamente á a q u e l , para que continuase guiando las tropas , como en efecto lo hizo. Cinco ú seis veces fueron rechazados los c a b a -llos carlistas por los nuestros en esta famosa r e t i -rada: con especialidad á la entrada del pueblo de Anzuela , en cuyo punto se resistieron estos f u e r t e -mente , dando así lugar á que pudieran los batallones ganar á Vergara. Pocos prisioneros se hicieron por los facciosos en aquella noche; mas al amanecer del dia siguiente se fueron cogiendo , de los infinitos r e -zagados que habia en distintos puntos del alto de Descarga , hasta el número de unos 1,100 h o m -b r e s . — E n aquella mañana, ni descansó la división en Vergara , como era natural y aun necesario , ni se hi-
TOM . i . ' 14




— 1 9 8 —
7.0 salir á la de Álava para proteger, como era justo,
á los muchos dispersos que erraban por aquellas si-
nuosidades: antes bien se emprendió la marcha para
Durango, adonde llevaron nuestros soldados el pavor
pintado en sus semblantes, dejando ademas abatido el
ánimo de los que guarnecían á Vergara , cuya guar-
nición , que consistía en 800 hombres, así como la de
la espresada villa de Durango, hubieron de rendirse
á discreción luego que pasaron nuestras tropas. V i -
llafranca, Eibar, Tolosa, lodos los puntos fuertes
de las costas de Vizcaya y Guipúzcoa, en cuyas
provincias nos quedaron solamente las capitales,
fueron abandonados los unos, capitulando los otros,
á consecuencia de aquel funesto descalabro que tan-
tas ventajas produjo á los carlistas. No son estas pro-
porcionales al mérito que los vencedores atribuyen
á este hecho de armas , que si bien fué de grandes y
muy provechosos resultados para los rebeldes, no
pasa de ser considerado como una de tantas sorpre-
sas de las muchas que ocurren en las guerras; sor-
presa debida al cruel temporal de aguas, á la oscuri-
dad de la noche, al cansancio de nuestras tropas y á
todas las demás circunstancias ya enunciadas; pero
en la cual no intervino plan alguno combinado al
efecto por los carlistas, como lo prueba el hecho de
no haberse movido el egército faccioso que estaba en
Villareal de Zumárraga hasta al otro dia en que tu-
vieron noticia del suceso acaecido en la noche an-




— 1 9 9 —
Icrior. Bien que esto aumenta la gloria de la pequeña
fuerza que cometió el increíble arrojo de avanzar
y entrometerse en las filas de las tropas leales.


Preciso es también hacer justicia á ESPARTERO,
quien, con sereno y fiero ademan, dio en esta como
en todas ocasiones, pruebas irrefragables de valor
personal, impidiendo así hacer quiebra en su bien
acreditada fama de valeroso adalid, de gran soldado.
Mas no es tan fácil disculparle del vituperable des-
acuerdo que cometió, como general de la división;
puesto que, si no había de conservarse la posición
de Descarga, ¿á qué era ocuparla? Y una vez esta-
cionadas allí nuestras tropas, ¿á qué la orden gene-
ral de retirada tan imprevisiva como imprevista , tan
intempestiva é inoportuna como malhadada y funes-
ta?—Causas puede haber, sin embargo, que obli-
gasen á este general á dar un paso tan desacordado;
pero estas causas no han llegado todavia á noticia
nuestra. La historia , por lo tanto , á fuer de veraz,
imparcial y justa, no puede aun relevar del todo á
ESPARTERO del cargo que contra él resulta por el des-
liz cometido en tan desastrosa jornada.


Consecuencia de este suceso lamentable, y conse-
cuencia que pudo haber sido muy trascendental para
el porvenir y el éxito de aquella guerra , fué el sitio
que sufrió la invicta villa de Bilbao dias después de
la infausta noche de Descarga. El 4 de junio entró
ESPARTERO en la capital de Vizcaya , de donde partió




— 2 0 0 —
el 8 dirigiéndose por las Encartaciones; y dos días
después, el 1 0 , dio principio al bloqueo de aquella
villa inmortal un numeroso egército carlista mandado
por el terrible Zumalacárregui. Dos dias solos tardó
este en tomar las medidas conducentes al fin que se
proponía, que era estrechar el bloqueo y convertirle
en asedio ; y el 13 por la mañana ya se hallaba este
formalmente establecido. Animosos y envalentonados
los carlistas con haberse enseñoreado, en poco tiem-
po , de casi todo el territorio que comprenden las
tres provincias vascongadas , fijaban ya sus miras con
grande ahinco y con grandes esperanzas en aquel ín-
clito pueblo, que en esta, como en otras posteriores
ocasiones, decidió á favor de la causa santa de la li-
bertad. Otro interés ademas mediaba en tan ardua
empresa. D. Carlos habia contratado un empréstito
en Holanda, en cuya garantía no tuvo escrúpulo de
ofrecer la toma de aquella plaza: y la adquisición de
este empréstito no podia ser en manera alguna indi-
ferente á las apuradísimas huestes del príncipe rebel-
de. Ganosas estas de prez, y mas ganosos todavia los
numerosos buitres que fiados ya en la presa, la cual
contaban por segura, habían atravesado el Pirineo,
olfateando el botin y el empréstito (que no la pólvo-
ra) y esperaban ansiosos el desenlace en lugares cer-
canos , si bien no tanto que corriesen peligro, tales
como Salvatierra, en cuyo punto hacían votos por la
rendición de Bilbao , con muchos emigrados que as-




— 2 0 1 —
piraban á empleos, mas de 300 entre curas y frailes,
que solo querían mitrarse, habían hecho ya de la to-
ma de tan importante plaza una condición necesaria
de su existencia y de su porvenir.


Combinados todos estos elementos, eran otras tan-
tas mechas para dar fuego á los muchos cañones, mor-
teros y obuses que fueron asestados contra aquel pue-
blo heroico. Larga, porfiada , tenaz , reñidísima, du-
dosa también algunas veces, fué la lucha que de una
y otra parte presenciaron aquellos muros débiles, r o -
bustecidos empero con el entusiasmo y el ardimiento y
el valor que encierran los hidalgos pechos bilbaínos.


Dos buques de guerra ingleses que se hallabau
en la ria de Bilbao , preguntaron al gobernador, con-
de de Mirasol, si quería que le auxiliasen decidida-
mente hostilizando á los facciosos, ó si mas bien
prefería una neutralidad que pudiera serle provecho-
sa para asegurar las comunicaciones. El gobernador
optó por el último partido.


Todo se libraba en esta como en otras veces
al patriotismo , á las virtudes, al valor de los heroi-
cos habitantes de la ínclita villa. Nuestra indepen-
dencia, nuestra libertad, el trono de Isabel n , lodo
cuanto hay de respetable y de grande en nuestra so-
ciedad , cifraba su porvenir y le depositaba dentro
de aquellos muros invencibles. Los Urbanos, Gero-
na , Voluntarios de Valencia, Cazadores de Isabel u,
provinciales de varios cuerpos que allí habia , salva-




— 2 0 2 —
guardias, ingleses, todos rivalizaron en disciplina y
en valor. Los primeros no solo hacian el oficio de
soldados, sí que también los de saqueros, cuberos,
embaladores, todo cuanto de ellos se exigía. Las ni-
ñas se entretenían en hacer hilas, las ancianas asistían
á los enfermos, las mas delicadas señoritas empleaban
la aguja en la construcción de sacos para las fortifi-
caciones. Mejor diremos, que allí no había niños, ni
ancianos, ni mugeres: todos eran hombres, todos j ó -
venes , todos soldados, todos héroes.


Grande fué el estrago que sufrió aquella her-
mosa población en 20 dias de terrible asedio; pero
á fé que no egercieron los carlistas impunemente sus
destructores efectos: pues entre los infinitos dete-
rioros producidos en sus filas por los cañones de la
plaza, y aun por el fuego de fusilería, tuvo el egér-
cito sitiador una pérdida que el tiempo no pudo des-
pués reparar jamas. Habia salido el general en gefe
Zumalacárregui á practicar un reconocimiento el dia
1 5 , y acercándose á la población mas de lo que la
prudencia debia dictarle, fué herido en una pierna
de un balazo salido de las aspilleras de Larrinaga,
que dio fin á su existencia el 24 del mismo junio.
Así concluyó, sepultado por el plomo délos bilbaí-
nos , aquel hombre orgulloso y cruel que pocos dias
antes les decia en una proclama : si no os entregáis al
momento, reduciré á cenizas la ciudad, y todos seréis
pasados á cuchillo.




— 2 0 3 —
Era Zumalacárregui hombre de grandes talentos


militares, conocedor ademas de aquella tierra, c o -
mo oriundo de ella, meditabundo, reservado, sagaz,
profundamente calculador y previsor (menos en el
lance funesto que le privó de la vida), valiente, ren-
coroso , y , sobre todo, era un genio creador para
la guerra. Cualidades todas que hacian de él un c a -
pitán digno de la fama y del renombre que le dá la
España y la Europa, y que le consignará la historia;
digno también de haberse consagrado á la defensa
de otros principios y de mejores causas. Pero el po-
co tino y la singularísima falta de tacto que ha mos-
trado siempre el partido liberal español para con los
hombres de verdadero mérito , hicieron enagenar la
voluntad de este, como de otros, y lanzarle al ter -
reno en que espió su temeridad, que no era por
cierto su verdadero terreno.—Con este dominio na-
tural que dan el talento y el valor, había logrado
Zumalacárregui hacerse temer de todos los gefes
carlistas, y hasta del mismo Pretendiente, según es
pública fama, quien parece que hubo de dar señales
muy marcadas de contento al saber su muerte; pero
es lo cierto que solo este gefe puso al egército car -
lista bajo el pié respetable é imponente en que se
encontraba al tiempo de su muerte; y solo á él , á
sus aprestos, á sus acertadas disposiciones, debió
D. Carlos el conservar cierta preponderancia todavía
por espacio de dos años. Otro Zumalacárregui en los




— 2 0 4 —
egércitos de la reina , \ es seguro que la guerra de
las provincias no hubiera costado tanto tiempo, tan-
ta sangre , tantos sacrificios de toda especie.


Su perseverancia y su tesón eran tales, que j a -
mas le arredraban ni aun los mayores contratiempos:
y cuando en mayo de este mismo año de 35 se hizo
valer en las provincias la idea de intervención e s -
trangera á favor de la causa de la reina , se espresaba
aquel caudillo en estos términos. Y aun en el caso
de que invadiesen el territorio los partidarios del
usurpador Luis Felipe ¿qué importa? Acordaos de
que en la campaña de la independencia, de 600,000
soldados que vinieron á hacernos la guerra, los
300,000 quedaron sepultados en estas provincias.


De tal manera le preocupaba su designo y la idea
del asalto al tiempo de su muerte, que solo pensa-
ba en la toma de la plaza y en la venganza que ha-
bía de tomar de sus enemigos : y hé aquí como á este
propósito se esplica un periódico liberal de aquella
época:


«En los últimos momentos de Zumalacárregui,
«cuando el sacerdote le exortaba á que preparase su
«alma para el trance fatal, el caudillo de los rcbel-
«des, el gefe del cristianísimo cgército de D. Carlos,
«contestaba á las piadosas palabras del agonizante
«con las voces de mando y las órdenes de asaltar; y
«como si estuviese al frente de Bilbao decia: á la
«plaza, navarros, á la plaza, que es nuestra: entrad




— 2 0 5 —
«y degollad á esos traidores. Sus úuimas pa\abras
«fueron de sangre y de matanza. No quita lo cris-
«liano á lo valiente; pero él se mostró mas valiente
«que cristiano.


Murió al fin , y con él murieron las esperanzas y
el porvenir sino del partido , al menos del egército
de D. Garlos; ganando con su muerte muchísimo
terreno la causa de la libertad y de la reina.


Empero volramos los ojos al cerco de Bilbao, y
examinemos atentamente la conducta de los gefes
que guiaban nuestros egércitos, y que estaban cons-
tituidos en el deber imperioso de prestar pronto y
eficaz auxilio á los infelices sitiados. Sobre este
punto, que tanto y tan justamente llamó la atención
en aquella época, por las estrañas anomalías que se
notaron y por el grave daño que resultó, y el mayor
aun que pudo haber resultado á la causa pública de
dichas circunstancias anómalas, hemos consultado,
ademas de los partes oficiales , otros muchos docu-
mentos y noticias, oido también el parecer de algu-
nas de las personas que en estos hechos intervinie-
ron. Para esclarecerlos, cual conviene, y para dar
una idea cabal del sitio y defensa de Bilbao, en
1835, juzgamos nosotros que es muy del caso trasla-
dar aquí los párrafos mas esenciales de una memoria
que sobre este acontecimiento notable publicó en-
tonces en Bilbao un digno oficial, que servia en la
división del general Latre, llamado D. Sotcro de Goi-




— 2 0 6 —
coechea, la cual corrió entonces con gran crédito,
sirviendo para ilustrar la prensa periódica, como
ahora sirve para ilustrar la historia.


«El d'va 13 , dice el Sr . Goicoechea, recibió el se-
ñor gobernador de esta plaza la primera intimación
del gefe rebelde, cuyo curioso documento está asi
concebido. «Comandancia general del egército real
«de Vizcaya.—El Excmo. señor gefe de E . M. G. de
«losreales egércitosD. Tomás de Zumalacárregui, me
«ha conGado la misión de anunciar á V. S. su apro-
«ximada llegada. La artillería de grueso calibre,
«los mortíferos obuses, los horrendos morteros que
«acaban de llegar, anuncian la última ruina á la
«hermosa población de Bilbao. En medio de este
«cruel, pero precioso aparato, por ser destinado á
«restablecer el reino de la justicia, intimo á V. S.
«formalmente la rendición de esta plaza, con su
«guarnición , urbanos, peseteros y toda clase de
«armados; en la inteligencia, de que si como lo
«dicta la prudencia y la razón, cuando está V. S.
«destituido de toda esperanza de auxilio, no sigue
«el egemplo de Vergara, Eibar y Ocliandiano, sino
«que obstinado imita á Villafranca, tendrá el f u -
«nesto resultado de aquella plaza, sepultando su
«oprobio en las ruinas de la hermosa Bilbao. Tres
«horas quedan á Y. S. para decidirse, pasadas las
«cuales reemplazará el vigor á la clemencia , la jus-
ticia á las consideraciones. Dios guarde á Y. S. mu-




- 2 0 7 —
«chos años. Cuartel general de Bolueta, 12 de junio
«de 1 8 3 5 . — Francisco Benito de Eraso.—Señor
«Don Ramón Solano, gobernador de Bilbao.—Con—
«testación.—En este momento que son las tres de
«la mañana se me acaba de entregar el oficio de
«V. S. de 12 del corriente ; y hallándose en esta vi-
«11a el señor comandante general de la provincia,
«conde de Mirasol, he creido de mi deber trascri-
«birlo á S. S. para que como autoridad superior á
«la mia, y enterado de su contenido pueda contes-
«tar á V. S. si lo juzgare oportuno. Lo que digo
«á V. S. en contestación á su referido escrito. Dios
«guarde á V. S. muchos años. Bilbao 13 de junio
«de 1835.—Ramón Solano.—Sr. D. Francisco B e -
«nito de Eraso.»


Hablando después de la entrada de los parlamen-
tarios , dice así:


«Esta tarde (la del 27) á la puerta de Durango
se presentó un parlamento con pliegos para las
autoridades militar y civil, intimando segunda ren-
dición, se les recibió , ofreciendo contestar sin pér-
dida de tiempo. Se pasó la noche observando la v i -
gilancia mas estricta. Mucha y descompasada grite-
ría desde las alturas de Miravilla, Begoña y Uri-
barri : abultaban los facciosos cual lobos rabiosos,
anunciándonos nuestro próximo esterminio si en bre-
ve no rendíamos las armas.»


«Et 28 : tocan su grande diana nuestros faccio-




— 2 0 8 —
sos. A las tres y media, al punto de rayar el dia, sa-
ludan la aurora con unos pocos fusilazos, y siempre
con los mismos ahullidos de costumbre.»


«Preséntase el parlamento de la víspera reclaman-
do la respuesta á los pliegos, la que con efecto se
les entrega. Nos aseguran que fué sagaz y valiente
cual el patriótico gefe que la habia dictado. El conde
de Mirasol, en esta ocasión, ha manifestado que si
sabe manejar la espada con bélico ardimiento, no es
menos feliz con la pluma. Por una consecuencia de
estas comunicaciones hay tregua, cesan los fuegos
por ambas líneas. A las once y media de la mañana
los enemigos envían á dos do sus oficiales, un coro-
nel y un teniente coronel. Fueron recibidos en la
puerta con mucho decoro y acompañados hasta el
alojamiento del Sr. comandante general por el gefe
de la plana mayor D. Manuel Araoz, el corregidor y
alcalde D. Juan Ramón de Arana. Después de can-
gcados los respectivos cumplidos de estilo, y que
hubiesen tomado caldo y sopa , se encerraron en el
gabinete con el general para tratar del obgcto de su
venida. La sesión fué corta, porque apenas duró me-
dia hora. Los parlamentarios, en nombre de su rebel-
de gefe D. Francisco Benito de Eraso, intimaron la
rendición de la plaza concediendo los honores de una
capitulación. Representan á nuestro comandante ge-
neral los estragos sufridos por la villa con el bom-
bardeo , la gravísima responsabilidad que pesaba




— 2 0 9 —
sobre é l , si demoraba la entrega , y finalmente , se
apoyan en la ninguna esperanza que podria tenerse
de ser socorridos por nuestras tropas, lo primero,
porque sobre Valdés habian caido fuerzas que le
obstruian el paso, y lo otro , por haber sido el g e -
neral Lalre completamente derrotado en las inme-
diaciones de Castrejana.»


«Nuestro general que meditaba el plan de en-
tretener á la canalla, no dudando en los socorros
que esperaba recibir, con aquella calma y dignidad
que le caracterizan , aparentó sentir el peso de las
razones que le hacían , y con el mayor tino contestó
en militar , político , filósofo y caballero. Manifestó
que nadie mejor que él sabia los derechos que la
heroica población bilbaina tenia á su aprecio y con-
sideración por los inmensos sacrificios que estaba
haciendo; pero que para entrar en preliminares con
su gefe Eraso, le era preciso, ante todas cosas, estar
cerciorado de la verdad de los hechos que se le
referian, para lo cual exigia que con el salvo con-
ducto correspondiente se permitiese á uno ó dos de
sus oficiales, pasar á Porlugalete, quedando igual nú-
mero de oficiales de la misma graduación en la plaza;
hasta el regreso de los nuestros. Contestaron los par-
lamentarios que así lo harian ver á su general, ofre-
ciendo la respuesta para las tres y media de la tarde,
á lo que añadió nuestro comandante general, que
hasta dicha hora quedarían suspensas las hostilidades




—2 l O -
en toda la línea; con lo cual se dio fin á la conle-
rencia despidiéndose los parlamentarios, y por el
mismo orden que entraron, fueron acompañados
hasta la puerta: pero en el tránsito tuvieron que
presenciar un espectáculo grandioso: la población
heroicísima de Bilbao , sin poder penetrar los arca-
nos de nuestro dignísimo gefe militar, creía acaso
que se trataba de rendir la plaza, cuya idea atormen-
taba á tantos leales: prorrumpe en vivas los mas ar-
dientes á Isabel I I y la libertad. Los parlamentarios
tuvieron que aguantar estos trasportes de la mas sin-
cera exaltación, y penetrarse, que una plaza que en-
cierra semejantes elementos , no es fácil se rinda sin
haber apurado los últimos recursos. Tanto mayor
debió ser su admiración, cuanto que se lisongeaban,
que al cabo de 20 dias de continua fatiga , verían á
una guarnición exánime y cadavérica, á nuestros
habitantes consternados y abatidos con el estrago de
tantas bombas y granadas. Manifestáronse, sin e m -
bargo , resentidos de aquellas demostraciones, en las
que suponían un insulto hecho á sus personas pues-
tas en aquellos momentos hajo la salvaguardia y pro-
tección de las leyes de la guerra y el derecho de
gentes.»


«Nuestro general que advirtió desde su balcón
el bullicio, y adivina la causa, baja presuroso á la
calle, pro clama el orden, reconviene á muchos, y
nuestros facciosos parlamentarios prosiguen su ca -




— 2 1 1 —
mino, recibiendo con esto la única satisfacción que
podia dárseles; porque es preciso confesar, que el
general no podia mandar sobre los corazones de tan-
tos héroes; pero que si hubiese podido comuni-
carles sus arcanos, esta población entusiasmada
hasta el delirio, y que tanto debe á su patriotismo y
conocimientos, á buen seguro que no le hubiese
causado aquel instantáneo disgusto. En los mismos
instantes ocurrió uno de aquellos hechos que au-
mentan el brillo de las páginas de este memorable
sitio. Los vivas á la reina de nuestros valientes u r -
banos, queria el general se suspendiesen por aque-
llos momentos, á fin de que, como ya va dicho, no
se contrariasen sus planes; pero esto era bueno para
prevenido de antemano; así fué , que dirigiéndose á
estos beneméritos defensores de la patria, haciendo
traición á los sentimientos de su inflamado corazón,
reconvino con aparente aspereza, diciendo: «que
aquellos vivas se reservasen para los fuertes y as-
pilleras » Al pronunciarse estas palabras se pre-
senta el digno, el patriota y virtuoso comandante de
la milicia ciudadana, D. Antonio de Arana, que allí
se halló accidentalmente, y sin poder contener la
efusión que sentía su noble pecho, esclamó dirigién-
dose al general: «los urbanos , mi general, saben
dar esos vivas aquí, en las aspilleras y en todas par-
tes: están resuellos á morir por Isabel y la libertad,
y yo con ellos á la cabeza.» He aquí uno de los sin-




— 2 1 2 —
tantes de la vida, en que acaso mas se habrá com-
placido el general; así es , que lleno del placer que
sentía al mandar sobre tantas virtudes, no pudo ya
por mas tiempo contener el disimulo, y con una
emoción difícil de esplicar, repuso con igual entu-
siasmo: «muy bien, señor comandante, yo también
moriré con ustedes, y antes arrojaré sobre las c a -
bezas de los enemigos, esas mismas balerías que con
tanto denuedo defendemos, que consentir en la ren-
dición de esta plaza.» Ya no se oyen mas que vivas
prolongados: ellos anuncian el triunfo de tan her-
mosa causa.


«Durante la tregua , varios urbanos suben á Mi-
ravilla, altura desde la cual los enemigos nos han
asestado los mas de sus mortíferos fuegos. Hablan y
beben juntos. El hermano tropieza con el hermano,
sirviendo en las filas de la deslealtad. Una sola mi-
rada conpasiva puede dar á entender la aflicción de
su corazón. ¡ Fenómenos lamentables que nos ofre-
cen las guerras civiles !»


«Llega la última intimación de Eraso concebida
en estos términos. «Enterado de lo que V. S. ha ma-
nifestado á mis oficiales comisionados que acaban de
presentárseme de vuelta de esa plaza, tengo el sen-
timiento de anunciarle, que si dentro de dos horas
después de recibir este oficio , no se aviene á fir-
mar las bases de capitulación para la entrega de
aquella, se continuarán las hostilidades contra la




— 2 1 3 —
plaza.—Dios guarde á V. S. muchos años.—Campo
del honor 28 de junio de 1835.—Francisco Benito
de Eraso.—Sr. conde de Mirasol.»


La respuesta de nuestro general fué lacónica.
«Se puede romper el fuego cuando se quiera.»


«A breve rato él mismo á la YOZ eléctrica de
«viva la reina» recorre la línea, y á las cuatro de
la tarde un cañonazo de nuestras baterías anuncia la
señal de haber cesado la tregua.»


Al llegar al 1." de julio en que alzaron el sitio
los facciosos, se lee en la memoria :


«Hé aquí un día que amanece mas benigno: él
pone un término á nuestras fatigas. Diana facciosa
no tan prolongada como los dias anteriores, y al pa­
recer de un solo tambor. Nuestra brillante música
de Almansa sube al fuerte del Circo, y regala con
un himno patriótico á los enemigos. Se han metido
siete bueyes en la guarnición, y nuestro ayuntamiento
regala á los urbanos con una ración de carne fresca.»


«Obsérvase que una­ infinidad de aldeanos suben
por distintos caminos cargados de efectos que se lle­
van á ocultar en los montes, porque debiéndoles
remorder la conciencia , temen que nuestros solda­
dos usen con ellos de represalias por la infame, inso­
lente y criminal asistencia que voluntariamente han
prestado á nuestros enemigos durante los dias del
sitio, llegando la audacia de esta vil canalla basta el
estremo de aguardar en las alturas el momento de la


том. i . 15




— 2 U —
entrada de sus parciales en el pueblo, para llenar de
doblones los sacos de que se les veía cargados: Apa-
recen nuestras columnas en las alturas mismas que
una hora antes ocupaban los facciosos. A cosa de las
once y media un gallardete encarnado en el palo
del O. indica que nuestra tropa se ha apoderado de
aquella eminencia. Ocupan sucesivamente el conven-
to de S. Mames, Olaveaga y todas las inmediacio-
nes. A las doce ya considerábamos el sitio como l e -
vantado. Las Cristinas de Olaveaga encerradas veinte
dias bajo la protección hospitalaria de una casa in-
glesa , al grito de «Viva Isabel» de nuestros sol-
dados que resuena por la orilla izquierda del rio,
salen presurosas, enarbolando el pendón de Castilla
sobre las ruinas del fuerte demolido por la horda
enemiga. Nuestras tropas piden 20,000 raciones, y
17 batallones, ó sean dos divisiones, verifican su en-
trada á las dos y media de la tarde. Todas las casas
de las inmediaciones de Begoña , Uribarri y Mira-
villa, desde donde mas han ofendido á la plaza, son
entregadas á la voracidad de las llamas. ¿Serán subsa-
nados los dueños , mayormente cuando el daño recae
e-n muchos beneméritos que han contribuido á la
defensa de la plaza? La razón y la justicia dictan lo
que debe hacerse, y es de esperar que el gobierno
adoptará las medidas necesarias, para que así estos
perjuicios como los demás sufridos por el bombardeo
obtengan la necesaria reparación.»




— 2 1 5 —
«También merecen copiarse aquí los sentimientos


patrióticos de las componías de urbanos, compuestas
de los que por su edad no pueden tomar una parte
activa en las fatigas de la guerra.


«Estos insignes defensores del trono legítimo,
no pudiendo ser indiferentes al estrago que los mor-
teros y obuses causaban en esta hermosa villa, habían
formado el atrevido proyecto de arrebatárselos á los
enemigos por medio de un golpe de mano. A este
efecto disponen suscribir una esposicion á nuestro
invicto general, que prueba mas que ninguna cosa
los sentimientos de que se hallan animados. Este
precioso documento se halla concebido en los t é r -
minos siguientes.»


«Las dos compañías llamadas de ancianos ó la
«milicia auxiliar urbana de esta villa, compuesta to-nda de individuos que por su edad han sabido en
«épocas anteriores servir de baluarte á su patria,
«hoy mas que nunca acérrimos sostenedores de la
«causa justa de nuestra inocente reina Isabel n , no
«pueden mirar con apática indeferencia el que esas
«hordas de foragidos huyendo el combate asesten
«sus horrísonas bombas desde Miravilla y cueva de
«Porgiron, para que destruyendo la población tal
«vez consigan por su estrépito y por las ruinas apo-
«car los ánimos que sean menos valientes, que los
«que suscriben, en cuyo concepto y para hacer ver
«á esos destructores de la humanidad lo que pueden




— 2 1 6 -
«el valor y la sensatez de principios adquiridos por
«la edad y la esperiencia,»


«A V. S. suplican se digne concederles la gracia
«de que pasen á apoderarse de las baterías que los
«enemigos tienen en los dos referidos puntos, á fin
«de restituir á sus conciudadanos una gran parte
«de sosiego, y hacer todavía algo en obsequio de su
«patria y de su reina: merced que esperan tic la
«bondad de V. S. á quien Dios guarde muchos años.
«Bilbao 29 de junio de 1835.»


«Por último, para que vean nuestros lectores
que este triunfo ha costado poca sangre, copiamos
del estado que manifiesta la pérdida que en todo el
sitio ha sufrido la guarnición y la milicia, el total que
es el siguiente.»


«Muertos 31 , heridos 130 , contusos 22 y pri-
sioneros 11.»


Dada esta reseña histórica y verídica del primer
sitio de Bilbao , réstanos tocar el punto mas delicado,
y de mas interés también, que comprende este suce-
so. Quince días después de quedar fuera de combate,
herido de muerte, el gefe principal, el capitán de
mas valía que militaba en las filas rebeldes , conti-
nuaron estos aun molestando con obstinado empeño
á aquella plaza , sin que la notabilísima falla que
debió hacer á los sitiadores la dirección de aquel
hombre estraordinariamente activo y emprendedor,
influyese apenas ni se hiciese sentir en el campo del




- 2 1 7 -
asedio. Y .es que el egército de la reina , que su h a -
llaba en Miranda de E b r o , y que debía acorrer sin
demora al socorro de los sitiados, lejos de hacerlo
así , se mantuvo inmóvil, á pesar de los continuos
clamores de aquellos, y de las reiteradas instancias
que al general en gefe hacian los señores Latre y
E S P A R T E R O . Misterio es este que el tiempo aun no
ha podido descifrar; y que no deja todavía de ocupar
la atención de los críticos, vistas las infinitas contra-
dicciones que aquí se observan.


Un historiador contemporáneo asegura que en
virtud de la estraña inacción del general Valdés,
representóle D. Manuel Latre los peligros á que c s -
ponia la patria; y después de mediar varias contesta-
ciones , le confesó el ministro que tenia órdenes paru
no empeñar ninguna acción formal con los rebeldes.
Si oimos al Sr . Valdés y á sus adictos, señaladamente
á los gefes subalternos que tenia á su lado en el
egército, lejos de ser escitado aquel por los generales
Latre y E S P A R T E R O á fin de que partiese á socorrerá
Bi lbao, él sí les ordenó imperiosamente que con sus
divisiones protegiesen á aquella villa , mientras que
dicho señor general en gefe alraia hacia sí todas las
fuerzas sitiadoras, que así con efecto lo practicó V a l -
dés, faltando empero los dos generales citados, quie-
nespermanecieron con sus divisiones estacionadas, sin
saber por qué, tres dias consecutivos en Portugaletc:
que cuando Valdés creia el movimiento ya efectuado,




— 2 1 8 —
no estaba aun principiado: que la atención preferente
de este gefc superior de las fuerzas, no se cifraba en
entrar con todo su egército en Bilbao , dejando así
descubierto y facilitando el paso á las facciones, que
podrian entonces emprender impunemente sus cor-
rerías por toda España; sino que procuraba entrete-
nerlas y distraerlas á retaguardia,,con la idea de que
Latre y ESPARTERO, que estaban mas inmediatos,
salvasen á Bilbao sin grandes sacrificios, sin disparar
tal vez un fusil. Por lo que se ve que aun siendo
falsa la indicada prescripción del gobierno (la cual
no ha sido desmentida en forma), estos tres genera-
les diferian en el plan que debia adoptarse para l i -
bertar á Bilbao del asedio: y esta disidencia de pare-
ceres , unida á la falta de subordinación, es motivo
mas que suficiente para dar una solución al proble-
ma difícil y cstraño que nos ocupa.


El general Valdés entretanto , ora fuese que al-
gún fatal secreto uniese su proyecto á los proyectos
y planes de sus colegas del gabinete, ó bien porque
vínculos de otra especie, pero de igual fuerza para
é l , no le permitiesen obrar contra los generales que
así faltaban á los sagrados deberes de la disciplina y
la ordenanza; juzgando que era ya llegado el tiempo
de hacer un sacrificio personal, en obsequio al go-
bierno, úpor deferenciaá sus compañeros y amigos;
viendo por otra parte que la opinión pública levan-
taba sin cesar un grito de indignación contra él, por




— 2 1 9 —
el mal suceso que obtenía en la guerra, presentó
al punto su dimisión, que fué aplaudida por el pú-
blico , sustituyéndole en el mando del egércitoel ge-
neral La Hcra.


Tampoco este nuevo gefe , falto de resolución,
y no sabemos si también falto de autoridad, se alre-
vióá corresponder al d e s e o , tan generalmente m a -
nifestado ya, de que partiesen inmediatamente nues-
tras tropas al socorro deBilbao. ESPARTERO entonces,
llevado de un sentimiento de delicadeza y de honor
militar-, arrastrado del lecho del dolor en que yacia
por uno de esos ímpetus de ardimiento bélico que
han hecho en ocasiones de su espíritu un ser todo
activo y altamente emprendedor, propuso al general
Latre marchar al espresado pueblo de Miranda, con
una pequeña escolta de caballería , á fin de avistarse
con el general en gefe, y regresar con las fuerzas
que se necesitaban para levantar el sitio de Bilbao.
Tan arriesgada operación la llevó á c a b o ESPARTERO,
atravesando desde Portugalete hasta unirse con el
egército, un pais casi intransitable , sublevado en su
totalidad, con solos cinco caballos y sus ayudantes.


En el camino dirigió al Sr. La Hera la siguiente
carta, que, por lo significativa y eficaz, es de s u m a
importancia.


« Q c r s c ó c E S 28 de junio , á l a s 11 de l a roaña-


«na.—Mi estimado general: A y e r » l a s doce reci-
b i ó Latre la orden de Y. para que nos replegase-




— 2 2 0 —
«naos sobre el valle de Losa, y como semejante
«medida ademas de desacreditarnos completamente
«con nacionales y estrangeros, era dar el golpe mas
«terríbfe á nuestra patria: por esta razón, y por el
«interés de V. me resolví, sin embargo de bailarme
«enfermo, á venir hasta Miranda casi solo j sin r c -
«parar en riesgo. A mi llegada á este panto he sa-
«bido que V. pernoctó anoche en Vilíalva, y que
«hoy pasaba á Arciniega. En esta virtud, y sin em-
«bargo de hallarme lleno de fatiga , y los caballos
«cansados, rogreso á Mena por la Peña de la Com-
«placera, y pernoctaré esta noche en Mercadillo.»


«Bilbao se defiende heroicamente de todas las
«facciones que allí se han reunido. Zumalacárregui
«murió el 24 de resultas de su herida. A Cuevillas
«lo matamos el 23 en la acción del puente de Cas-
«trejana. El general Latre quedó en Portugalete con
«su división y la mia, buques de guerra y una gran
«provisión de municiones de boca y guerra que e s -
«tán prontas para entrarlas en Bilbao, cuya opera-
«cion habríamos practicado si los enemigos no tu—
«viesen interceptada la ria con gabarras echadas á
«pique , y para ponerla espedita se necesita la coo-
«peracion de mas fuerzas. No vacile V. un momen-
«to; mañana temprano marche V. con todas sus
«fuerzas á Balmaseda sin oir á nadie que proponga
«lo contrario. Repito que marche V. mañana tem-
«prano á Balmaseda donde aguardo á V . , y crea V.




— 2 2 1 —
«que se le prepara una brillante espedicion sin r ies-
«go. Desde Balmaseda debemos dirigirnos á Portu-
«galale, y seguidamente á Bilbao; pero si, como no
«espero, V . desatiende el consejo de su amigo, este
«tirará la faja, detestará hasta el nombre de español, «y V . quedará cubierto de ignominia. No crea V .
«que es duro este lenguaje, lo dicta el interés de
«la patria y el de mis amigos. Repito que mañana
«temprano en Balmaseda aunque arda el mundo. Es
«de V . su affeetmo.—BALDOMERO E S P A R T E R O . — S e -
«ñor Don José Santos de La Hera.»


Esta comunicación dice mucho mas de lo que
nosotros pudiéramos decir en elogio de ESPARTERO,
historiando el comportamiento de este general (y de
los otros generales también) ante los muros de la
invicta Bilbao, durante su primer sitio. Mas habrán
de dispensarnos nuestros lectores la inserción de
otro documento , que eu obsequio á la exactitud y
al rigorismo fiel con que deseamos tratar asunto de
tanta vitalidad, y tan esencial también en los fastos
de la última guerra, no podemos menos de consignar
aquí, á fin de que la inmensa luz que él derrama en
el campo donde tuvieron lugar estos sucesos, nos
haga verlos con claridad , dispensando á cada uno de
los actores la justicia á que él se haya hecho acreedor
según sus obras.


Una población hermosa, liberal, ilustrada, rica,
como lo es Bilbao, que sufre por espacio de veinte




— 2 2 2 —
dias terrible asedio impuesto por una turba facciosa
mas ó menos organizada , pero cuyas fuerzas, consi-
deradas numéricamente, escedian en mucho á los
medios de resistencia que podiaoponeruna villa casi
abierta ; que asi y todo , lucha sin embargo con una
bravura propia solo de los héroes; que rechaza una
y otra y mil veces las grandes masas carlistas que
osadamente intentan avanzar dentro de sus frágiles
pero impenetrables muros; que devuelve con usura
á sus contrarios el fuego y el hierro que contra ella
furiosos vomitaban; que jura perecer sepultada bajo
las ruinas de sus edificios, alimentada en sus últimos
momentos con su propia sangre, derretida por el
plomo, sofocada por el fuego, antes que rendirse
esclava á sus opresores, á sus implacables verdugos;
que en tantas ocasiones, tantas veces durante aquellos
dias de maravilloso contraste, de agonia y de inmorta-
lidad , decide ella sola, con sus propios y únicos es-
fuerzos, á favor de la santa causa de la humanidad y
la emancipación de los pueblos; que ciñe al fin sus
sienes, en justo galardón de tantos y tan grandes sa-
crificios , con la brillante aureola de la victoria ; y
que todo esto, tantos padecimientos, tantos riesgos,
tantos peligros, acontecen á vista y paciencia de un
cgército numeroso , que en muy pocas marchas , y
con sola su presencia, hubiera sido bastante á librar
á Bilbao de las desgracias que de otro modo no pu-
dieron evitarse; bien merece que la historia consagre




— 2 2 3 —
algunas páginas, para deshcnetrar los hechos é indi-
gar as4 su origen y la índole de sus causas. Solo de
esta suerte puede darse el justo valor á los sucesos,
y á las personas los derechos que les competan, según
los principios de la justicia distributiva.


Para conseguirlo dignamenle*juzgamos muy opor-
tuno dar cabida en este lugar á la adición importante
que en su segunda edición puso el Sr. Goicoechea á
la Memoria Histórica que publicó sobre este célebre
sitio, y que hemos citado ya en nuestras páginas an-
teriores. Son de tal naturaleza las revelaciones que
acerca de los puntos que nos preocupan hace su au-
tor en este nuevo trozo de su concienzudo trabajo,
que unidas á la carta de ESPARTERO que acabamos de
leer, ponen en nuestras manos, ó muy al alcance, la
clave de tan estraños acomtecimientos.


lié aquí los párrafos á que nos referimos:
«Cuando nuestras tropas se aproximaron á esta


villa, ocupando los puntos de Burceña y Castrejana,
con las alturas inmediatas en frente de la línea de los
facciosos, creímos todos que el dia22 seria el del- le -
vantamiento del sitio, pero al ver que pasaban dias
y mas dias sin que se nos socorriese., crecía nuestra
admiración, y en tal estado de ansiedad'nada tenia de
particular, el que cada uno en la fuerza de su des-
pecho formase acaso siniestras conjeturas acerca de
los motivos que podían causar tan inesperado retra-
so; pero ahora podemos formar una idea mas exacta,




— 2 2 4 —
pesando nuestra consideración sobre un documento
original, que un individuo respetable, que sirve al
lado del general Latrc , ha remitido con la súplica
de que se haga uso de él en esta memoria. Fácil por
consiguiente nos será el juzgar ahora á quien somos
deudores de la satisfacción de haber visto al egército
dentro de este recinto. El citado documento dice así:


«El día 15 de junio se avistó el general Lalre
en Berberana con el general Valdés, y convinieron en
acudir al socorro de Bilbao, viniendo Latre por Arci-
niega y Balmaseda, y el ministro por Orduña ; pero
el dia 17, estando ya Latre próximo áArciniega, r e -
cibió una orden, fecha del mismo dia en Berberana,
del general en gefe, en que le decia: «que después
«de pesar el pro y contra de marchar sobre Bilbao,
«habia determinado reducir la operación á solo
«enviar á Orduña una división, aparentando que
«marchaba todo el egército, cuva división llevaba
«orden de regresar á Berberana el 18 para seguir
«el movimiento del egército, y le mandaba que el
«mismo dia 18 se replegase también sobre sus po-
«siciones, en el concepto, de que el egército ten-
«dria que atender á otros obgelos.» En virtud de
esta orden pernoctó Latre aquella noche en Arci-
niega , y el dia 18 retrocedió á Villanasa de Mena.
Desde este pueblo remitió á Valdés dos comunica-
ciones de Bilbao, oficiando al mismo tiempo al g e -
neral La l lera , participándole la orden del ministro,




— 2 2 5 —
y que no pasaba á ocupar sus posiciones, y se dete<-
nia en este pueblo por ver si el ministro resolyia
otra cosa, en.vista de lo que se decia en Bilbao. No
habiendo así sucedido , pasó el 1 9 á Castrobarto. El
mismo dia por la noche llegó, por último , la orden
tan deseada de marchar sobre Bilbao con la división
de reserva, y la del general ESPARTERO , que ponia
á las órdenes de Latre : daba el ministro á este ge-
neral varias instrucciones que no hacen para la cues-
tión: decia «que S. E . concurriría á la operación
«marchando sobre Murguia para llamar la atención
«del enemigo, y distraer el todo ó parte de sus
«fuerzas, y le recomendaba solamente que no com-
«prometiese una acción general ó aventurada.» Se
puso en comunicación Latre con el general E S P A R -
TERO que se hallaba en Quincóccs, y el 2 0 em-
prendieron su marcha ambas divisiones, durmiendo
la de Castilla en el valle de Mena, y en Balmaseda
la de ESPARTERO. El 2 1 por la mañana al llegar á
este último pueblo , entregó ESPARTERO á Latre un
oficio que habia recibido del general en gefe, fecha 2 0
en Villalba de Losa, en que decia: que en vez de
marchar por Muguia , -pensaba hacerlo por Amurrio
á donde llegaría aquella noche , y Latre al contes-
tarle le indicaba, que su movimiento casi tendría
un efecto seguro si se adelantaba hasta Llodio , en
el concepto, de que las divisiones que estaban á sus
órdenes desde Burcefía, podian observar sus moví-




— 2 2 6 —
mientos, y siguió á pernoctar á Portugalete. El
dia 22 salió para Burceña, y llegó á medio dia poco
mas ó menos: aquella tarde se pasó en practicar a l -
gunos reconocimientos , y en acampar la tropa , y se
pasó la noche sin novedad. Ofició al general Valdés,
viendo que ninguna orden recibia, y Je hacia pre-
sente lo conveniente que'seria el que S. E. viniese
por el flanco derecho sobre los enemigos. En la ma-
ñana del 23 tampoco hubo novedad; pero ya á cosa
de la una empezaron los enemigos á hacer movi-
miento , y cayeron sobre la segunda brigada de la
división de Castilla, que mandaba el coronel del
provincial de Scgovia , D. Ramón Castañeda, que
estaba sobre el puente de Castrcjana, con el arrojo
que dan sus primeros ataques , y la confianza que les
inspiraba la artillería qne tenían , y mas que todo
las ventajas conseguidas sobre nuestro egército. El
general Latre, á los primeros tiros, marchó sobre
el punto atacado y y dio sus disposiciones para r e -
peler al enemigo; y en el mismo momento recibió
un pliego del general en gefe con dos órdenes fecha-
das en Villalba de Losa (en donde estaba el 20) una
del 21 , en que le decia «que el dia siguiente pensa-
«ba retirar de Orduña las tropas que estaban allí
«situadas y dirigirse el 23 sobre Puentelarrá y Mi-
«rauda, lo que le avisaba para quo no se compro-
«meliese con las tropas de su mando, que debían
«retirarse al valle de Losa.» Y otra del 22 , en la




- 2 2 7 —
que daba por razón de no poder hacer el movimiento
sobre Llodio; «el que estaba allí Villarreal y mu-
«chas partidas de observación sobre Orduña; que
«de consiguiente al ponerse en marcha para Lio—
«dio encontraría reunidas las fuerzas de aquel ca—
«becilla , y se veria comprometido á una acción g e -
«neral que deseaba y tenia órdenes de evitar: que
«no podía adelantar mas el movimiento, y que al
«dia siguiente salia para Miranda ; que Latre obrase
«en consecuencia con la fuerza de su mando del
«modo que creyese mas conveniente, partiendo
«siempre del principio, de la conservación de la
«fuerza, y de no esponerla á una acción decisiva,
«limitándose á lo que en aquel dia pudiera hacer én
«beneficio de la plaza de Bilbao, y retirándose»
«donde no pudiese ser comprometido.» Aquella
noche después de la acción, se acampó al raso y al
dia siguiente volvió el ganeral Latre con las divisio-
nes á PorlugaJete, y desde allí ofició al general en
gefe, y se puso en comunicación con la plaza de
Bilbao. Transcribió estas órdenes al conde de Mira-
sol para que no se atribuyese su retirada á otro m o -
tivo, y para que la guarnición y el pueblo no per-
diesen la esperanza de ser socorridos: le decia que
permanecía en aquel pueblo hasta que se conven-
ciese el general Valdés de la necesidad de socorrer
á Bilbao, ó le diese orden terminante de no hacerlo,
y que entretanto mantendría en jaque al enemigo,




— 2 2 8 —
amagándole, ya por uno ya por otro lado de la ría,
para distraerle y aliviar en algo al pueblo. El dia26
al amanecer llegó un oficio duplicado del genaral
La Hera; lo noticiaba haber tomado el mando del
egérci» de operaciones «y le ordenaba regresar con
«las divisiones al valle de Losa por los parages me-
taos espuestos, y que le diese aviso del recibo y
«cumplimiento de esta orden:» la contestación de
Latre fué; «que acababa de recibir dos papeles en
«que aparecia la firma de S . E . , que temiendo fue—
«sen supuestos, diferia el cumplimiento, y que en-
«tretanlo le hacia presente que Bilbao contenia una
«guarnición numerosa, inmensas riquezas, y que
«8U entrega era, decían, el plazo en que debía re-
«cibir su empréstito el Prentendiente : que nació-
«nales y estrangeros los miraban, y que si se daba
«escándalode tan inconcebible abandono, iba á r e -
«caer sobre ellos la ignominia ; que quedaba espe-
«rando órdenes que no pudiera dudar eran de S . E.
«y manteniendo á Bilbao y el puesto cuanto le fue-
«se posible.» El general ESPARTERO, á quien ani-
maban los mismos deseos que á Latre, propuso á
este irse á verse con el general en gefe La Hera , y
convencerle de la necesidad de venir sobre Bilbao;
y á pesar del mal estado de su salud, monta á caba-
llo y no para hasta encontrarle. Vienen juntos hasta
Portugalete el 3 0 : aquí se celebra una junta de ge-
nerales y gefes de brigada. Latre y ESPARTERO opi-




— 2 2 9 —
nan por ir al socorro de Bilbao; el primero hace
dimisión de la faja en el caso de qne se resuelva lo
contrario: y este dice, «mándeseme tomar las posi-
«ciones y flanquear el puente de Burceña con cuatro
«soldados ó solo, y no se me obligue á emprender
«una retirada vergonzosa.» Se decide, por fin , s o -
correr la plaza, y al dia siguiente se pone en movi-
miento el egército. Latre llevaba la vanguardia; sus
tropas sufrieron el poco fuego que hicieron los ene-
migos ; pasaron las primeras la ria, y ocuparon las
posiciones. Entró el último en Bilbao, pero aun en


esto sirvió á la plaza «diga V. al general (con—
«testó á un ayudante que de orden de S. E . le in -
«vitaba á pasar á la villa] que no pienso abandonar
«este punto (la altura de Castrejana) hasta no estar
«asegurado de que las municiones y artillería que
«vienen por mar para la plaza puedan entrar sin
«riesgos, porque este es el verdadero socorro para
«Bilbao, y no que nosotros entremos.»


«Me abstengo de hacer reflexiones sobre estos
hechos, porque me he limitado á la relación de ellos
para que el público sepa qué es lo que hicieron los
generales durante el sitio de Bilbao , por qué se de-
tuvo Latre en Portugalete tantos dias, y lo que ha
trabajado en favor de este pueblo. Cualquiera cosa
que yo digcra pudiera ser sospechado de parcialidad
hacia un general á cuyas órdenes sirvo, y á quien
aprecio como se merece. Por otra parte las opinio-


TOM. i . 16




— 2 3 0 —
nes necesitan doctrinas para poder apoyarlas, y con-
vencer; los hechos hablan y persuaden ellos mismos.»


Aquí termina la Memoria Histórica del Sr. Goi-
coecha: de la cual se deduce, que si al cabo el 1 . A


de julio entraron triunfantes nuestras tropas en Bil-
bao, habiendo avanzado por distintas vias las colum-
nas que estaban en Portugalete para levantar el ase-
dio ahuyentando á las facciones ; si el grueso de
nuestro egército , mandado últimamente por La lle-
ra, avanzó también contribuyendo así á llevar á efec-
to aquella operación tan sencilla como importante,
tan necesaria como deseada , debido fué á los esfuer-
zos de ciertos militares decididos y valientes que, ru-
borizados al ver el estraño y singular papel que de-
sempeñaban nuestros soldados al frente de los muros
de aquella»villa, no vacilaron un instante en cargar
sobre sí una responsabilidad que no les correspon-
día, logrando de tal modo qne fuese fructífera la
heroica resistencia de los bilbaínos.


Preliminar para tan feliz suceso fué el movi-
miento que practicó el general Latre sobre Burcefía
el 22 de junio, con el fin de reconocer la fuerza del
enemigo y las posiciones que este ocupaba : y al dia
siguiente fué atacada la brigada segunda, que regia el
coronel Castañeda, por todas las fuerzas facciosas
sobre el puente de Castréjana , en donde aquella es-
taba apostada. Los rebeldes llevaron artillería y em-
prendieron su ataque con toda la ostentación y con




— 2 3 1 —
todo el orgullo á que le daban en cierto modo de-
recho los sucesos recientemente acaecidos; y pa-
sando á la vez los vad«s y el puente ílgunos de ellos,
arrojáronse sobre la estancia quo ocupaba Castañe-
da. Vano empeño, que no les fué posible avanzar ni
un solo paso, siendo rechazados y batidos comple-
tamente, y sufriendo pérdidas de consideración al
repasar el rio los fugitivos y dispersos. Reforzadas
á tiempo estas tropas por algunos batallones de la
división de ESPARTERO á las órdenes de su general,
quien habia hecho alarde también el dia anterior de
su bizarría junto al puente y fuerte de Burceña, die-
ron igualmente en Castrejana grandes pruebas de su
antiguo valor. Siguió ESARTERO con los suyos la di-
rección del rio Salcedon encaminándose al punto
atacado : y entonces fué cuando los valientes regi-
mientos de Betanzos , Segovia , primer batallón de
Borbon y compañías de granaderos y cazadores del
segundo, que componían la brigada de Castañeda,
animados con tan buen refuerzo, rechazaron al
enemigo en todas partes, quedándose el batallón
faccioso que habia pasado el rio sin mas de la mitad
de su gente.


Llenos de ardor estos cuerpos , y animados con la
presencia del general ESPARTERO y sus batallones de
Almansa, empeñáronse en atacar desventajosamente
la posición del enemigo, defendida, al lado opuesto
del rio , por dos casas fuertes , por varias líneas de




— 2 3 2 —
parapetos aspillerados, por la artillería colocada en
la altura y por fuerzas considerables que aun no ha-
bían entrado en fecion. El bizarro coronel de Betan-
zos D. Benito Menacho al frente de su 3 . a compañía
con el capitán D. Baltasar Ortiz, y el subteniente
abanderado D. N. Pimentel, fué el primero que se
atrevió á pasar el puente, llegando hasta la casa for-
tificada. Temerario arrojo, que no pudo menos de
tener un resultado funesto; pues todos fueron ó
muertos ó heridos, siendo de estos últimos el coronel
Menacho, quien, con varios individuos de su regi-
miento , quedó muy maltratado sobre el puente , á
donde no se atrevían á ir y recogerlos ni los unos ni
los otros. Desistióse entonces ya de nuevo ataque,
continuando por una y otra parte un vivo fuego de
fusilería sin mas consecuencia, hasta que la noche le
hizo cesar del todo.—Una partida del 2." ligero vol-
vió al puente y recogió á todos nuestros muertos y
beridos, entre los últimos al espresado coronel Me-
nacho , cuyo pecho fué atravesado por una bala de
fusil, perdiendo la patria, dias después, á este va-
liente que, según la frase usada entonces por la
prensa «había heredado con «I apellido el valor y
«serenidad de su digno padre el general Menacho,
«muerto gloriosamente en Badajoz en los primeros
«años de este siglo.—Caro, muy costoso salió á


nuestras tropas el escarmiento que á las rebeldes
dieron en Castrejana.




— 2 3 3 —
AI tiempo mismo que Bilbao, libre ya de sus


opresores , entonaba sus cánticos de victoria y sus
himnos patrióticos despidiendo, al compás de estos,
á los rebeldes y saludando el anhelado arribo de
nuestros soldados, el general Córdoba , que había
estado hasta entonces en Madrid, con una comisión
del general Valdés, llegó á tomar parte en la alegría
de los vencedores, poniéndose al frente del egército
como general en gefe nombrado por el gobierno ; y
poniendo así término al mando que había egercido,
por ocho días, el Sr . La Hera, tan infructuosamen-
te como se deja ver y como lo demostró entonces
la prensa , fiel intérprete de la opinión pública con-
tra ciertos generales fuertemente irritada.


También en el egército de D. Carlos hubo por
este tiempo grandes alteraciones. Muerto Zumala—
cárregui, tomó provisionalmente el mando de las
fuerzas el mismo Pretendiente, con obgeto de evitar
rivalidades: y no perdiendo de vista este fin, teniendo
en cuenta ademas la conciencia de su propia nulidad,
confirió al general Moreno el cargo de general en
gefe del estado mayor (que era como se titulaba Zu—
malacárregui). Esta disposición del Pretendiente
nombrando á un castellano para conciliar la división
de ánimos producida por las encontradas exigencias
de los rebeldes de cada una de las provincias suble-
vadas, que aspiraban á vincular el mando, lejos de
conseguir el fin apetecido, no logró sino disgustar ¿




— 2 3 4 —
todos á la vez, manifestándose en todas partes paten-
tes síntomas de esta^escision.


Entre los varios puntos fortificados de las pro-
vincias litorales de Yizcaya y Guipúzcoa, de los cua-
les se apoderaron los rebeldes en esta época de pre-
ponderancia que disfrutaron en aquel pais á conse-
cuencia de la desgraciada acción de Descarga, cuén-
tase á Balmaseda y á Plencia, cuya responsabilidad
se ha querido atribuir esclusivamente á ESPARTERO,
por hallarse comprendidos en la línea izquierda, ope-
rando el egército sobre la derecha, á algunas leguas
de distancia. Pero es lo cierto, que si prescindimos
de la causa general ya indicada , y localizamos la
cuestión en los referidos puntos, ningún cargo puede
hacerse en justicia á ESPARTERO por haberlos ocu-
pado los carlistas. Por lo que respecta á Balmase-
da , aunque perteneciente á la provincia de Bilbao,
se hallaba á las órdenes del general en gefe del egér-
cito de reserva, no á las de ESPARTERO: y ataca-
do por superiores fuerzas enemigas, hubo de entre-
garse; si bien la conducta del gefe y cuerpo provin-
cial que le guarnecía, no mereció la aprobación del
general en gefe, como tampoco del egército, ante el
cual se presentó aquel como reprensible y sufrió los
vejámenes que constan en las órdenes generales do
aquella fecha. Y ya que de esto tratamos, creemos
importante el desvanecer un error que tal vez con
siniestras miras, ó por efecto de^mala inteligencia,




- ^ 2 3 5 —
se hizo esparcir cuando se perdió la mayor parte de
los puntos fortificados durante el segundo mando
del Sr. Valdés. Díjose entonces que fueron abando-
nados de orden suya; así se ha repetido después, y
así parece que lo comprendieron ó afectaron com-
prender algunos gefes de los que mandaban en dichos
puntos. Mas es justo observar, que lo que ordenó
Valdés, conociendo lo difícil que era después de los
últimos desgraciados sucesos, no ya socorrer, pero
ni aun saber el estado de ciertos puntos situados á
gran distancia de nuestras tropas y separados de es -
tas por fuerzas carlistas ó por pueblos ocupados tam-
bién por ellas, les previno que le diesen noticia del
estado en que respectivamente se encontraban, mas ó
menos dispuestos á la defensa; y que caso de ser es-
ta imposible ó muy costosa, salvasen eLmaterial y.el
personal, replegándose á la fortaleza mas inmediata.
El obgeto del general-ministro parece que era el de
formar con las guarniciones que ya no podían pres-
tar utilidad en aquel destino , una nueva columna de
operaciones para engrosar su egército.


Plencia sufrió poco después^ igual suerie que
Balmaseda, y por causas análogas , si bien de un
modo mas honroso para las armas que la defendían.
Cuando se perdió aquel punto, habia tomado la
guerra tal giro, que ya no era permitido al egército
penetrar en el interior, posesionados como estaban
los carlistas de otros varios que dejaban incomuni-




— 2 3 6 —
ca'do á aquel, y los demás que nosotros aun conser-
vábamos, con nuestra primitiva línea de operaciones
y con las columnas que solian abastecerlos. En tal
situación, fácil era al enemigo reunir fuerzas supe-
riores sobre cada uno de ellos, y obligarlos á ren-
dirse detalladamente ; sin que para evitar este mal,
que era ya una consecuencia precisa de males ante-
riores, pudiera adoptarse otra medida que una ope-
ración de todo el egército, lo cual en aquella sazón
no dejaba de ser también harto peligroso.—Muchos
de los pueblos que hubieron de entregarse, obligados
imperiosamente por una necesidad triste y apremia-
dora, llenaron cumplidamente sus deberes y dieron
insignes muestras de valor y de heroismo. Cuéntase
principalmente entré ellos á la liberalisima villa de
Plencia , que sostuvo una resistencia bizarra contra
el general faccioso Eguia, que personalmente y con
imponentes fuerzas y materiales de sitio, empleó al-
gunos días para ocuparla, teniendo al' lin que con-
ceder una honrosa capitulación á sus beneméritos
defensores, que pertenecían al regimiento provincial
de Mondoñedo, quienes fraternizando con los natu-
rales de Plencia, decididos todos por la causa de la
nación y de la reina, hicieron prodigios de valor en
aquella , aunque infructuosa, memorable defensa.
El general en gefe, D. Luis Fernandez de Córdoba,
dio orden de socorrer á esta población por mar,
que era el único modo de que podia verificarse; mas




— 2 3 7 —
estos auxilios no llegaron á tiempo. Plcncia sucum-
bió, como los demás puntos ;«¡r como no podía ya
menos de sucumbir, sin que fuese dado á E S P A R T E -
RO , á quien por estas pérdidas se suelen dirigir mu-
chos y muy graves cargos, variar el curso de los
acontecimientos; puesto que ni aun estaba en sus
atribuciones obrar por sí en estas cosas , que eran
del cargo«especial y de la incumbencia peculiar del
general en gefe.—Y ya que de Plencia hablamos,
pueblo en el cual hemos admirado , en nuestras pá-
ginas anteriores, las virtudes cívicas y la noble y
gallarda y varonil resolución de una heroína, no
pasaremos en silencio el inimitable egemplo que
nos ofrecen otras dos en la misma villa que pa-
rece ser la cuna de las amazonas españolas. Mien-
tras duraba el sitio que, según hemos dicho, puso
Eguia á aquella plaza, una joven que tenia amo-
res con uno de los oficiales de Mondoñedo, juzgan-
do en su tribulación y presintiendo la mala suerte
que cabria á su amante si llegaba á verse en poder
de los rebeldes, concibió el designio arriesgado de
libertarle, para lo cual ideó un ardid tan eficaz co-
mo ingenioso. Yistióle de muger, y juntos atravesa-
ron por entre las filas enemigas, y pasaron después
por muchos pueblos ocupados por las tropas carlis-
tas, presentándose á los pocos días en Bilbao en don-
de fueron recibidos con agradable sorpresa por el
señor Araoz, que mandaba á la sazón la fuerza e s -




— 2 3 8 —
tacionada en dicha villa. Otra joven después de esci-
tar la admiración de los sitiados , con rasgos de in-
comparable valor durante el asedio, salió de la piar»
en el momento de su rendición, no queriendo some-
terse á vivir en dominios facciosos, y desde esta
época siguió por largo tiempo la division del general
E S P A R T E R O , en la que no soló prestaba grandes ser-
vicios retirando de las guerrillas á los ileridos en
una caballería menor que tenia , en la cual llevaba
cigarros y aguardiente para vender á la tropa , sino
que con una carabina , que apenas se le caia de las
manos, se batia en las mas comprometidas guerrillas,
habiendo sido herida varias veces. Adornaban el pe-
cho de esta heroína diferentes cruces de distinción,
entre ellas la de Isabel u . ¡Lástima grande que no
conservemos los nombres de mugeres tan singulares!


Contratiempos tales habían influido siniestramen-
te en el ánimo de nuestros soldados, quienes al l le-
gar el general Córdoba á tomar el mando del egérci-
to, hallábanse desanimados y faltos de aquel entusias-
mo présago de las grandes victorias. Así que era de
todo punto necesario que el nuevo y joven caudillo
acometiese alguna empresa ardua y difícil, capaz por
lo mismo de reanimar el espíritu de nuestros valien-
tes, guiándolos, como lo habian de costumbre, por la
senda en que caminan» los vencedores. Notando Cór-
doba , con aquella vista inteligente y previsora que
tenia, que los enemigos, al tiempo de descercar i




— 2 3 9 —
Bilbao, verificaban su retirada ocupando una larga
cordillera de montañas, y apoderándose de todos los
desfiladeros que podían dar salida á nuestro egérci-
to , el cual quedaba por consiguiente encerrado en
lo mas profundo de Vizcaya , estancia harto difícil y
peligrosa, meditó al momento el plan mas adecuado
para esquivar el lazo que se le preparaba, y e m -
prendió su marcha rápidamente al frente del egér-
cito , via de Orduña , hacia Vitoria: y ni la presen-
cia de 6 batallones facciosos que á una legua de Bil-
bao quisieron impedirle el paso , ni las embestidas
que Castor daba á su retaguardia, pudieron estorbar
que realizase su movimiento y que se apoderase de
la inespugnable peña de Orduña.


Los enemigos cayeron con la mayor parte de sus
fuerzas sobre Navarra y pusieron sitio á Puente la
Reina. Temia nuestro general en gefe por Peñacer-
rada , punto del mayor interés , y dejando bien pro-
vista de vitualla á la espresada ciudad de Vitoria,
enderezóse á aquel pueblo, que guarneció conve-
nientemente, y atravesó todo el pais intermedio has-
ta Logroño. Pasó en seguida á los pueblos de Lerin
y Sesma , trasladándose el 15 á Lárraga. Tan luego
como los rebeldes notaron la dirección de nuestras
tropas, se replegaron en número de catorce batallo-
nes, mandados por el Pretendiente en persona, sobre
Mendigorría, pueblo que se asienta en un monte e r -
guido , situando estas fuerzas en la'série de buenas




— 2 4 0 —
posiciones, que, con retirada pronta y segura, les
ofrecian las dos márgenes del r io , de las cuales era
también dueño Córdoba por medio del puente de
Lárrega. Todo aquel dia pasó en maniobras de una y
otra parte sin salir del espacio de una legua ; y ven-
cido el enemigo en estos movimientos, dejó á Cór-
doba ganarla posición de Ártajona, que le abría fá-
cil camino para Puente la Reina, Pamplona y demás
lugares del tránsito. El primer bien que resultó de
estas operaciones preliminares, fué el verse el ene-
migo precisado á descercar en este dia á dicho pueblo
de Puente la Reina. A las cuatro de la mañana s i -
guiente , practicó el general en gefe un reconoci-
miento, con la brigada de Gurrea, la cual, tomó po-
siciones , y desde muy temprano sostuvo combates
parciales con la izquierda enemiga, cuyos puestos
avanzados arrolló completamente.—A las nueve es-
pidió al general ESPARTERO, que con cuatro brigadas
habia pernoctado en Lárraga, las órdenes consi-
guientes al ataque que él debia dirigir con tres de
aquellas sobre la derecha enemiga, que se apoyaba
en la formidable altura de la Corona , á la margen
izquierda del Arga. Al brigadier Gurrea encargó que
atacase la izquierda de los rebeldes, reservándose
dicho señor general en gefe el dirigir la embestida
del centro, que no sin razón previo que seria, como
realmente fué, la de mas riesgo y mayor obstinación
por parle de los contrarios; pudiendo ademas desde




— 2 4 1 —
allí observar y comunicar sus órdenes á los dos estre-
ñios de la línea , que media una legua de ostensión.


Sabedor que Eraso , con 110 lanceros de tropas
navarras, situado en Ovanos, amenazaba por su po-
sición envolver el flanco derecho y la retaguardia
de los nuestros, mandó Córdoba al coronel D. Fro i - .
lan Méndez Vigo que tomase posición con su briga-
da en la dirección de aquel pueblo, observando á la
vez y conteniendo á dicha fuerza.


La de las doce fué (a hora señalada para el ata-
que general: los puestos intermedios facilitaban la
comunicación para hacerlo simultáneo sobre todos
los puntos. Nuestra caballería , colocada entre los
caminos que conducen de Mendigorría y Arlajona
hasta Lárraga, tenia orden de espiar el momento de
utilizar su cooperación en terreno á propósito , y
protegia, en caso necesario , la retirada de todos
nuestros cuerpos.—Cuatro piezas rodadas marcha-
ban en el centro, por la carretera de Artajona, con
la segunda división.


Dada la señal, el mas ferviente entusiasmo se
apoderó, con instantaneidad eléctrica, del corazón
de todos nuestros bravos, que venciendo obstácu-
los, y despreciando la mas vigorosa resistencia que
oponían los rebeldes, tomaron á la bayoneta todas
las estancias de aquella parle del rio; siguieron, al
pueblo sin vacilar un momento; precipitaron la r e -
tirada del enemigo, que pasó el puente en espantoso




— 2 4 2 —
desorden; obligaron.á dos batallones cortados á sal-
varse por un vado que hay á la derecha del pueblo,
con pérdida de algunos ahogados y prisioneros; y
sin temor á las fuerzas enemigas colocadas en posi-
ción á la otra parte del r io , forzaron á descubierta
el paso de dicho puente; atropellaron su retirada car-
gándole en la serie de elevadísimas posiciones que
forma la cordillera de montañas que conduce á C i -
rauqui, Mañeru y Lorca, las cuales fueron corona-
das por nuestras tropas hasta en su punto mas cul-
minante , causando en fin á los rebeldes una pérdi-
da que no bajaba de 1500 hombres entre muertos y
heridos y cerca de 300 prisioneros..También noso-
tros tuvimos la muy sensible de unos" 500 hombres
fuera de combate.


Sangrienta y empeñada lid esta de Mendigorría,
digna en verdad de la fama que ha llevado al sepul-
cro el infortunado general que la mandaba, digna
también de ser numerada entre las innumerables
victorias que forman la esplendente corona láurea del
general ESPARTERO. Este valiente gefe que, como he-
mos dicho, guiaba las operaciones de nuestra iz -
quierda contra la derecha enemiga, estaba al frente
de uno de los dos cuerpos (en que Córdoba dividió
entonces el total de su egército), compuesto de 1 2
batallones: y habiendo destacado uno solo de estos
al final de la acción, en la cual habia hecho ya pro-
digios de su acostumbrado valor dando repelidas car-




— 2 4 3 —
gas á la bayoneta , pasó á la bayoneta también , y
eon sola la fuerza últimamente indicada, el puente
de Mendigorría, el cual se hallaba defendido por la
reserva enemiga, fuerte de 5 batallones, los que ar -
rolló, persiguió y dispersó completamente tomán-
doles porción de prisioneros y armamento y causán-
doles terrible mortandad; y fué tanta su esposícion
en esta brillante jornada, que el caballo en que mon-
taba recibió dos balazos. Cuando con tanta bizarría
y tanta gloria perseguía á la reserva enemiga , rec i -
bió por dos veces la orden de regresar que le espe-
dia el general en gefe por medio de un ayudante;
pero insistiendo ESPARTERO constante y firme en su
propósito, contestó ambas veces: «Diga Y . al g e -
neral que ya no es tiempo.». Empero las reiteradas
órdenes de Córdoba le obligaron al cabo á desis-
tir en la persecución que fué sin embargo de muy
prolongada distancia. Cualquiera que fuese el moti-
vo que indugera al general Córdoba á tomar aquella
disposición, es lo cierto, que en su parte al gobier-
no se espresaba de esta suerte: «El intrépido g e -
«neral ESPARTERO dirigió el ataque de la izquier—
«da , el del puente y el de todas las posiciones
«de la otra parle del rio con el mayor orden y acier-
«to , y entusiasmando á su tropa con ejemplos de
«un valor personal insuperable.»—También reco-
mienda aUa y dignamente c\ general Córdoba en su
parle sobre esta jornada , i\ue tanta gloria produjo á




— 2 1 1 —


nuestras tropas, con baldón y mengua á D. Garlos
que, con sus mas acreditados caudillos Eraso, V i -
llareal y otros, mandaba en persona la acción, á los
señores brigadieres Gurrea , barones del Solar y de
Meer , Méndez Vigo (D. Santiago) , San Miguel
(D. Evaristo), Rivero, Tello, Bernuy, Oráa, Mon-
tenegro y otros beneméritos gefes y oficiales.


7 . /




CAPITULO X I .


Consideraciones generales sobre la política y la
guerra. Bilbao bloqueada por los facciosos y li­
bertada otra vez por nuestras tropas: acciones
de Arrigorriaga y del puente de Bolueta, con
otros hechos de armas hasta finar el año de 1 8 3 5 .


ODOS los indicios marca­
ban ya, desde la memo­
rable batalla de M e n ­
digorría, que la guerra
del norte había tomado
un nuevo giro , por el
cual caminaba con paso
mas seguro á un fin mas
cierto; y todo el mundo


veía con claridad que este fin no podía ni dcbia ser
otro que el triunfo de la justa causa, de la causa de
la nación , de sus fueros , de sus franquicias, de sus
derechos, de sus libertades y del trono que ella, en
virtud de su soberanía, había legitimado adoptándole
y defendiéndole con sus tesoros y con la sangre de


том. i. 17




- ^ 2 4 6 —
sus hijos contra la usurpación, contra la ignorancia,
contra el despotismo fiero, contra soñados derechos
que no tienen fundamento alguno en la esfera de lo
humano y lo racional; finalmente , contra las fero-
ces y obstinadas huestes del fanatismo.


Un egército numeroso y aguerrido, nada escaso
de recursos, tenia á, su frente un caudillo joven
valiente, liberal , entendido , y que le habia sabido
guiar, hacia poco , á la mas señalada y gloriosa de
cuantas victorias se habian alcanzado hasta entonces
sobre los rebeldes: y este entusiasmo, que tan insigne
triunfo no pudo dejar de labrar en el ánimo y lijar
en el pecho de nuestros bizarros soldados , unido al
decaimiento y tristura que debió infundir en los fac-
ciosos la grande y vergonzosa rota que sufrieron en
las márgenes del Arga, fieles testigos del oprobio
con que vio allí cubierto su rostro un príncipe equi-
vocado , nacido sin duda para el infortunio, para la-
brar, con su propia desgracia, la del pais infortunado
que le vio nacer, eran elementos muy poderosos para
dar pronta y cumplida cima á la campaña que, bajo
auspicios tan favorables y risueños, emprendió el
ilustre , cuanto desgraciado,, general D. Luis F e r -
nandez de Córdoba, en el mes de julio de 1835.


Mas á pesar de tan feliz augurio, el señor conde
de Toreno, presidente del consejo de ministros, que
habia heredado, con el cargo, la malquerencia y
odiosidad que supo acarrear sobre sí su colega y




— 2 4 7 —
antecesor Martínez de la Rosa, aturdido con los cla-
mores que varias provincias de la monarquía alzaban
contra su administración, que no era sino una s e -
cuela de la anterior; y viendo que los pronuncia-
mientos al son de las voces / abajo el ministerio!
¡no mas frailes! ¡vengan las prometidas reformas! se
iban generalizando de tal modo, que el gobierno de
Madrid se vería, como se vio bien pronto, reducido
á los estrechos límites de la capital y sus alrededores,
aspirando sin embargo á dominar la situación tan
ardua y tan difícil como se le presentaba por las dos
distintas fases, la política y la guerra , tomando por
motivo ú por pretesto á esta, y no hallando recursos
para salir de tan grande aprieto dentro de la España,
apeló á un medio que hubo de hacerle pasar por un
sonrojo harto humillante para aquel ministro de tan
grande valía y de tantos y tan reconocidos talentos.
Con fecha 30 de agosto bizo una solicitud al gabinete
de las Tullerías, pidiendo que la Francia interviniese
con las armas á favor de la reina Isabel, desbara-
tando así, en poco tiempo, las huestes de su tio Don
Carlos, y acabando hasta con la esperanza que este
pudiera abrigar de sentarse en el trono de S. F e r -
nando. No vcia en su despecho el conde, que los su-
cesos últimamente acaecidos en las provincias y que
aun entonces mismo se repetían cada día y sin cesar,
harían que el gobierno de Luis Felipe mirase con
detenimiento tan súbita y estraña demanda, como en




— 2 4 8 —
efecto lo hizo, contestando á su nombre el duque
de Broglie, en 16 de setiembre, con una negativa
muy absoluta,' fundada al parecer en el tratado mis-
mo de la Cuádruple alianza, que era el que servia
de fundamento á la petición del señor Toreno*


Privado este del recurso que se prometía en la
fuerza, y rechazado por la opinión que á gritos le
espulsaba y ya no le obedecía , salió del ministerio
reemplazándole en el cargo de presidente, D. M i -
guel Ricardo de Álava , y poco después, por renun-
cia de este, D. Juan Alvarez y Mendizabal, que des*
empeñaba la cartera de Hacjenda, y llegó á reunir
y despachar él solo, en dias posteriores, cinco délos
seis ministerios en que se distribuye el poder egecu-
tivo en España. Este célebre ministro, que á pesar
de sus estravagancias y su escasez de instrucción, se
halla dotado, si no de talentos, al menos de instintos
revolucionarios, y de una decisión y un arrojo sin
límites, siéndole por esto deudora la España liberal
de las pocas reformas importantes que aquí se han
hecho durante la última década, en lo cual este
hombre singular (hasta en lo físico, pues, contra lo
establecido generalmente por la naturaleza, reúne á
una estraordinaria corpulencia, una actividad ma-
yor) ha dejado muy atrás á otros revolucionarios de
tribuna y de prensa, de peroratas y de pluma, que,
colocados en el poder, ó ignorantes no han sabido,
ó cobardes no se han atrevido, ó malvados no han




— 2 4 9 —
querido hacer nada en favor de los intereses mate-
riales y aun morales del pais; Mendizabal, decimos,
dio, poco tiempo después de haber llegado de Ingla-
terra , su famoso programa, en el cual ofrecia t e r -
minar la guerra civil en solos seis meses. Y era que
venia del estrangero, después de largos años de au-
sencia de su pais natal, y una idea equivocada é im-
perfecta presidia sin duda á su designio y á su buen
propósito. La guerra civil de España era el azote de
su revolución; y este azote se hallaba en manos que,
sobre ser poderosas, le usaban con harta destreza,
por ocultos medios, y sin ningún género de respon-
sabilidad. El tiempo nos ira aclarando y acabará por
demostrarnos, quien fué bastante fuerte y de sufi-
ciente resolución para arrancar este azote cruel de
aquellas manos impias. Pero si por tales causas no
pudo tener cumplido efecto el programa, tuvolé en
gran parle , como se hará notar en los capítulos s i -
guientes, y como lo hará ver el estado de.la guerra,
el incremento de nuestro egército y el entusiasmo y
reanimación que esperimentaron nuestros soldados.


Si la intervención francesa no pudo lograrse co-
mo apetecia el conde de Toreno, para sofocar con
una mano la guerra, con otra la revolución, afir-
mándose él en el poder y logrando por tales medios
el triunfo de sus principios , pudieron sí , entre este
ministro y Mendizabal, contratar tres legiones auxi-
liares, francesa, inglesa y portuguesa , que á las ór-




— 2 5 0 —
denes de los generales Bernelle, Lacy Ewans y barón
das Antas empezaron desde este tiempo á participar
de las faenas y del tráfago bélico, no menos que de
las glorias de nuestro valiente egército. Sin embargo,
y sin que sea visto que nosotros miremos con ojos
de ingratitud los beneficios que hayan podido dispen-
sarnos, y que de hecho nos han dispensado, naciones
aliadas y amigas1 nuestras, que han mirado con mas
ó menos interés la causa de la libertad y de la rege-
neración española, no podemos menos de hacer notar
aquí el desacuerdo de nuestros gobernantes al pactar
este género de auxilio, que siendo mucho mas one-
roso que el que pudiera haber prestado un número
igual de tropas nacionales, nunca podía ni debía e s -
perarse de aquellas (colectivamente consideradas)
igual servicio , en nuestro suelo , que el que puede
exigirse de soldados nacidos de él. Nada por consi-
guiente hay que agradecer, antes sí mucho que cen-
surar , á los señores Toreno y Mendizabal, por la
contratación do dichas legiones. t


Pero tornemos ya la vista á los sucesos de la
guerra.—Mientfas la España entera ardia aun, víc-
tima de revueltas que ministerios anteriores ha-
bían hecho indispensables , y que cada provincia,
después de verificar su pronunciamiento, se g o -
bernaba por sí misma, por medio de una junta di-
rectiva compuesta de varios patriotas que simboli-
zaban la suprema autoridad local, reasumiendo, por




— 2 5 1 —
decirlo así, la soberanía del territorio, en una ver-
dadera representación provincial , y emancipándose
del gobierno de la nación, hasta el punto de ser t o -
davía difícil, constituido ya el ministerio Mendiza-
bal, reconciliar á algunas con la Metrópoli, el egér-
cito liberal del Norte, estraño entonces á las contien-
das políticas, y dejando, caá! debia, á la libre decisión
de los pueblos la resolución de un problema que ellos
en virtud de su absoluto y supremo poder , y de su
razón suprema y absoluta, que son los elementos
constitutivos de su SOBERANÍA , se habían propuesto á sí mismos resolver, como únicos jueces , en,tales
casos, cual era el de fallar sobre la conducta del go-
bierno ú, mejor dicho, délos gobernantes, y obrar
después á consecuencia de aquel inapelable fallo;
nuestro egército, decimos, ostentando en esto prue-
bas inequívocas de su patriotismo y de sus virtudes,
tampoco las escatimaba cuando se exigían de su bien
acreditado valor. Así es que dando vagar á que la
nación, el tiempo y los sucesos diesen por terminada
la liza política, proseguía él impávido en sacar ven-
taja de los triunfos de la guerra, cortando á esta los
vuelos y conteniendo los progresos y obstinados em-
bates de los carlistas, quienes ala sombra de nuestros
disturbios y protegidos por nuestras mismas disen-
siones, pudieron haber adelantado mucho mas en su
obra de esterminio, á no tener la causa de la libertad
y de la reina soldados tan bizarros, tan decididos, y




— 2 5 2 —
sobre todo tan virtuosos, como los que militaban en
las lilas de la lealtad.


La heroica villa de Bilbao volvió á ser blanco y
obgeto predilecto de la implacable saña de los car -
listas. El 24 de agosto presentóse el general rebelde
D. Rafael Maroto al frente de los muros de tan
distinguida é ilustre población, guiando 14 bata-
llones facciosos: y apoderándose de todos los pun-
tos importantes que la circuyen , y tomando estan-
cias escogidas muy á su sabor, dieron los enemi-
gos desde este dia principio á un bloqueo terrible,
que no se levantó hasta el 7 del mes que sigue. Tam-
bién esta vez contribuyó poderosamente ESPARTERO
á la salvación de aquella invencible villa.—Hallá-
base el 2 de setiembre en Vitoria, con la división de
su mando; y aquí recibió orden el general Córdo-
ba , que le prevenía salir en el momento, y á mar-
chas forzadas al frente de su división con dirección
á Miranda de Ebro , y con el fin de ponerse á las ór-
denes del general en gefe del egército de reserva don
Joaquín Ezpeleta, encargado por dicho señor gene-
ral en gefe del de operaciones D. Luis Fernandez de
Córdoba, de ir á levantar el enunciado bloqueo de
Bilbao. Hízolo así en efecto; y el dia 7, según queda
dicho, verificó su entrada triunfal en aquella villa,
en unión con el brigadier Iriarte, que llevaba 2,500
hombres de la reserva, y conduciendo ademas fuer-
zas respetables, que componían un total de 10,000




— 2 5 3 —
hambres, después de haber obligado á los bloquea-
dores á huir azorados , abandonando los puntos que
ocupaban y las obras que habian construido contra
la plaza. La heroica constancia de esta en defenderse,
solo es comparable al decidido y tenaz empeño que
hacian los rebeldes por tomarla. En esta ocasión fué
cuando por vez primera entró en Bilbao un batallón
escoces perteneciente á la legion británica , de la
cual habian desembarcado, hacia poco, en Portnga-
lete como unos 5,000 hombres guiados por su g e -
neral Ewans. Tanto estas tropas como las españolas
fueron recibidas en medio del clamoreo mas entu-
siasta , de los vivas y vítores mas estrepitosos y de
un regocijo marcial que reinaba en los semblantes y
en los corazones de los patriotas bilbainos, capaces
por sí solos de infundir valor y animación á lodos
los egércitos del mundo.


El día 11 del mismo setiembre salió ESPARTERO
de Bilbao con la division de su mando, de orden del
señor general en gefe de la reserva, encaminándose
otra vez á Vitoria, y emprendiendo su marcha por
el camino real de Bolueta y puente de Uzueta, que
dista un cuarto de legua de aquella villa. Al lado
opuesto del rio , y sobre las inmediatas alturas de
Ollargan que le dominan, avistáronse dos compañías
enemigas, las cuales fueron cargadas por tres de ca -
zadores de la primera brigada de ESPARTERO , vién-
dose forzadas á abandonar sus estancias, y retirán-




— 2 5 4 —
dose por la cúspide en dirección de Oquendo. Con-
tinuaron su marcha por el camino real el resto de
la división y la brigada de reserva que con ella iba,
y no habia trascurrido mucho tiempo cuando se
presentaron algunos facciosos que indicaban por sus
movimientos y por la estraña confianza de que hacían
ostentación , estar protegidos por fuerzas, mas con-
siderables. Y era así la verdad; pues tanto en el
camino que conduce á Durango, cuanto en los bos-
ques y alturas inmediatas dejáronse ver varias c o -
lumnas, señaladamente en la dirección de Ollargan,
cuya cúspide ocupaban ya nuestras compañías de c a -
zadores. Persiguiendo estas á los enemigos , descu-
brieron otros dos batallones rebeldes, los cuales no
solo detuvieron la marcha de aquellos bravos, sino
que indudablemente hubieran tenido que abandonar
la altura , á no haber acudido ESPARTERO desde el
camino real, con el batallón de cazadores de la
Guardia que, con el singular denuedo que siempre
acreditó en las lides aquel bizarro cuerpo, flanqueó
la posición del enemigo, poniéndole de seguida en
vergonzosa y desordenada fuga. ESPARTERO que ob-
servaba esto, notando al punto la imposibilidad de
que la infantería les diese alcance, dio una carga con
el gefe de la plana mayor y con los ayudantes de su
división y de la de reserva , lo cual hizo aumentar
estraordinaríamente la confusión y el desaliento del
enemigo, que solo debió entonces su salvación á las




— 2 5 5 —
grandes quebradas que hacia el terreno, mas prácti-
camente conocido por los facciosos que por nuestras
tropas. TUYO esta carga el mal resultado de que el
teniente de la Guardia Real de infantería D. Isidoro
Chacón sufriese una herida que le ocasionó bien
pronto la amputación de una pierna.


Continuaron los rebeldes su retirada con la ma-
yor precipitación, unos por la falda derecha de la
cordillera , otros por la izquierda; y era curioso el
yer pasar en el mas confuso desorden á miles de fac-
ciosos que se dirigieron al puente de Arrigorriaga,
sobre el Nervion , río de caudal no abundoso, á una
legua de Bilbao.—El pueblo de Arrigorriaga fué
ocupado inmediatamente por nuestras tropas , qué se
disponian á pasar el espresado puente y ocupar las
formidables alturas que le dominan, para lo cual ha-
bia espedido ESPARTERO las órdenes oportunas; cuan-
do hé aquí que en el crítico momento de emprender
esta operación importante, presentáronsele varios
pasados, que antes habian pertenecido á nuestro
egército , los que interrogados por el general , le
anunciaron que la facción tenia al frente de los
nuestros 18 batallones compuestos de navarros,
alaveses, guipuzcoanos y vizcaínos , con el Preten-
diente á la cabeza y 300 caballos; gente toda que es -
taba apostada en estancias no lejanas, puesta allí c o -
mo en celada y en espera de los movimientos de las
tropas leales.




— 2 5 6 —
Esta notable circunstancia bizo variar la determi-


nación de ESPARTERO, quien, obrando en conformi-
dad con las órdenes que al efecto tenia del general
en gefe del egército de reserva, colocó los regimien-
tos del Príncipe, cazadores de la Guardia , tercer
batallón de Almansa, y parte del 2.° ligero en el
pueblo; situando en el litoral del r io , con fuertes
líneas de tiradores, el resto del 2." ligero y parte de
Borbon, y los demás cuerpos de la división en masa,
sosteniendo á aquellos. En esta actitud permaneció
ESPARTERO , con sus fuerzas, hasta que dicho señor
general en gefe de la reserva, D. Joaquín Ezpeleta,
dispuso la marcha retrógrada sobre Bilbao , la cual
se llevó á efecto, por escalones, en el mayor orden,
habiendo recibido ESPARTERO , del espresado señor
general en gefe, el cargo de cubrir la retaguardia.


Tan luego como los enemigos observaron este
movimiento, arrojaron todas sus masas sobre nues-
tras tropas, que los recibieron con la mayor sereni-
dad y con un fuego mortífero, ocasionándoles una
considerable pérdida , señaladamente en la altura de
Ollargan, en donde colocándose ESPARTERO á la ca-
beza de un batallón de Almansa y varias compañías
de Córdoba, mandó romper un fuego graneado tan
sostenido y certero, que les causó gravísimo daño.


En esta forma continuó este bizarro general su
brillante retirada, en la cual el terreno fué defendido
por palmos hasta el puente dcBolueta, que dista un




— 2 5 7 —
cuarto de legua de Bilbao, cuyo interesante paso en-
contró desgraciadamente ocupado por alguna caba-
llería é infantería enemiga. En tan crítico momento,
para facilitar el paso de las tropas que le seguian, no
yaciló ESPARTERO un instante en cargar con solos
sus ordenanzas, á los contrarios , los cuales se v i e -
ron obligados á replegarse , dando así lugar á que
la infantería verificase el paso. Pero rehecho el ene-
migo con otras mas fuerzas, ocupó segunda vez el
puente ; y en tal estado , fué preciso á ESPARTERO
volver á la carga y rechazarlos , como lo realizó
bien pronto , dejando dos lanceros muertos.


En esta importante carga , hija del sin par arrojo
y de la valentía singular que ha caracterizado siem-
pre al general'EspARTERO, recibió este un balazo que
le atravesó el brazo izquierdo y una contusión de
golpe de lanza en el mismo; resultando igualmente
herido de gravedad el cabo de sus ordenanzas F r a n -
cisco Peralta, á quien también mataron el caballo.
A pesar de la herida , continuó aquel bravo general
en el puente , del cual no consintió separarse hasta
que hubo pasado la mayor parte de la infantería, ha-
biéndose dirigido por los vados la restante. Evacuado
que fué al fin el puente, pasáronle los enemigos con
fuerza de un batallón y algunos caballos ; mas no
tardó mucho tiempo sin que se viesen precisados á
abandonarle otra vez por la carga que les dieron dos
compañías inglesas unidas á alguna mas fuerza espa-




— 2 5 8 —
ñola. Llegó , al cabo , la noche, y los enemigos se
retiraron á sus primitivas posiciones, dando ya va-
gar á los nuestros para hacer su entrada en Bilbao,
como realmente lo verificaron.


De tal manera tuvo lugar la desgraciada acción
de Arrigorriaga y puente de Bolueta, las cuales com-
prendemos en una sola porque se verificaron en una
misma jornada : jornada infausta y triste para nues-
tras bizarras tropas, acción desgraciada, repetimos,
y una de las pocas sin ventura que alcanzó ESPARTERO
entre los infinitos hechos de armas gloriosos que
cuenta eri su larga y esplendente carrera, este céle-
bre general; porque ella menguó las filas de nues-
tros valientes con un total de pérdida que no bajaba
de 600 hombres fuera de combate , sih contar otros
300 que, entre oficiales é individuos de la clase de
tropa, cogieron prisioneros los rebeldes. Muchos de
nuestros bravos, al ver cortado el puente, arrojá-
ronse al Nervion , prefiriendo el morir, víctimas de
aquel terrible elemento, á caer en manos de sus im-
placables enemigos. Que también la desesperación
tiene su heroísmo, y este heroísmo suele conducir
á la fatalidad.


Si en el revés que en Bolueta sufrieron nuestras
tropas , cabe alguna culpa al general ESPARTERO , á
quien con tanta saña se ha acriminado por sus émulos,
con ocasión ó con pretesto de esta retirada y la de
Descarga , fuerza es que confiesen que esta culpa,




— 2 3 9 —


sobre ser levísima , atendidas las circunstancias que
hemos espuesto, y teniendo en cuenta igualmente
que, al salir aquel general de Bilbao (por orden del se-
ñor Ezpeleta) no se tenia noticia de que las facciones
se hubiesen reunido en tanto numero, ni de que este
número considerable de fuerzas se hallase tan pró-
ximo á dicha villa de Bilbao, sino que en aquella
misma noche fué reforzada la facción que allí cerca
había por unos Í 2 ó 14 batallones , que debieron
hacer, sin duda, alguna marcha forzada é imprevista
(y así con efecto lo confesaron los pasados); si en
esto , decimos, cabe alguna culpa al general E S P A R -
TERO , que no se halló bien servido de espionage
en aquellas tristes circunstancias, esa culpa quedó
lavada con su sangre que bañó profusamente el
campo del escarmiento , y las peñas que sirven de
pavimento al ya enunciado puente de Bolueta. El
hombre que lejos de arredrarse al verse cortado
por un rio y por un puente ocupado por fuerza ene-
miga , incapaz de volver pies atrás por este ni por
otros mayores conflictos, acomete con solos cuatro
ordenanzas de caballería á los enemigos que le im-
piden el paso de dicho puente , los carga con heroico
denuedo hasta el punto de mezclarse entre sus lan-
zas y bayonetas, batiéndose cuerpo á cuerpo con
ellos por largo rato , y no cesa hasta obligarlos á ce-
der el paso ; ĉ ue los persigue todavía después baña-
do en sangre y cqntinúa batiéndose por espacio de




— 2 6 0 —
uua hora sin hacer caso de las heridas, y sin retirar-
se de los puntos mas avanzados, sino cuando vio ter-
minado el combate, al cerrar la noche; ese hom-
bre, repetimos, bien merece que la historia l e t ra -
te con menos rigor y mas justicia al formar el pro-
ceso enojoso de Arrigorriaga. La imparcialidad his-
tórica nada tiene de común con la apasionada acrimo-
nia de los partidos. En las guerras mas gloriosas, en
los fastos militares de los capitanes mas célebres, no
todas son victorias; siempre hay pérdidas, reveses,
infortunios, lunares que suelen manchar, aunque
levemente, la vida de los hombres, y de los p e -
riodos históricos, como acontece con la vida de los
pueblos y de las sociedades.


Es una ley constante de la naturaleza: como el
placer y el dolor, el mal y el bien, combinados y al-
ternados, son los que constituyen la vida del hombre
y también la de las naciones. Los hechos históricos
solo arrojan de sí aquellos elementos: en combinarlos
debidamente, en deducirlos con exactitud del fiel é
imparcial relato de aquellos, es en lo que estriba prin-
cipalmente la sagrada obligación del historiador.


El 6 de octubre dirigió el general en gefe de los
egércitos de operaciones del Norte y reserva, D. Luis
Fernandez de Córdoba, una alocución á las tropas
de su mando , con motivo de la pacificación general
de las provincias, que se habían pronunciado , en la
cual designaba á este hecho memorable de la recon-




— 2 6 1 —
ciliacion con las notables frases de «solemne y mag­
nífico acto de concordia nacional, con que la in—
«mortal Cristina, aurora de la libertad española, hija
«predilecta de la civilización europea, ha sabido cal­
«mar todas las pasiones, satisfacer á todas las justas
«exigencias, reunir en un centro común y grandio­
«so á la mayoría de los buenos españoles, completar
«las instituciones del pais, asegurando los derechos
«del pueblo por larepresentacion especial que este
«elija, y restablecer la paz y la justicia, sofocando
«de una vez la penosa lucha que las destruye en
«nuestras provincias.—Y después , hablando del
ministerio Mendizabal, el señor Córdoba se espresa­
ba de esta suerte:' «Compañeros, un ministerio l ibe­
oral y franco, compuesto de personas que han mere­
«cido la estimación nacional y presidido por el activo
«y desinteresado patriota que fundó la libertad y el
«crédito de una nación vecina, é inseparable de
«nuestra suerte política, es quien reúne en este ins­
«tante la confianza del pais y de nuestra augusta r e ­
agenta, de hoy mas que nunca identificadas.»


Ya en lo que resta del año 3 5 apenas hay suce­
sos notables que enumerar habidos en la campaña.
Las facciones perseguidas en todas partes y escar­
mentadas por los activos generales Córdoba y E S ­
PARTERO, perdieron á Estella que fué tomada á viva
fuerza por los nuestros el 1 5 de noviembre, empe­
ñándose al siguiente dia una porfiada acción en el


том. i. 18




— 2 6 2 —


monte Jurra, la cual fué sostenida en una de sus fal-
das por el general en gefe del egército de operacio-
nes , que consiguió arrojar de ella al enemigo, y en
la otra por el-general Tello que también se coronó
de gloria en esta jornada.—El 2 7 del mes anterior
habia caminado ESPARTEB.0 las once leguas que me-
dian entre Vitoria y Bilbao con solos ocho batallo-
nes , sin que se atreviesen á molestarle los facciosos;
lo que prueba el desaliento de que ya en esta sazón
se hallaban ellos poseídos; y tres dias después revol-
vió sobre Vitoria desde la capital de Vizcaya, á
donde habia ido á proteger el movimiento de la legión
británica, unido á esta brillante fuerza estrangera, y
puesto al frente de diez batallones, cuatro escua-
drones y una batería, con el fin de allegarse al punto
que ocupaba Córdoba y tomar parte en las combina-
ciones de este general , quien hallándose en Logro-
ño, dispuso que ESPARTERO con catorce batallones,
quinientos (jabalíos y dos baterías, cubriese la línea
de Vitoria á Miranda de Ebro, cuyas posiciones con-
servó durante los meses de noviembre y diciembre,
evitando así las incursiones del enemigo.


El general rebelde Eguia reemplazó á Moreno
en el mando en gefe de las tropas carlistas.


A consecuencia del real decreto de 2 4 dé octu-
bre, que declaraba soldados á todos los españoles sol-
teros ó viudos sin hijos desde la edad de diez y ocho
años á la de cuarenta, ordenando ademas que del




— 2 6 3 —
número total de hombres que produgcse este llama-
miento, se aprontasen desde luego cien mil, los
cuales habían de organizarse y habilitarse inmediata-
mente con el obgeto de terminar la campaña en los
seis meses que dijo Mcndizabal en su célebre y ya
indicado programa, dispuso.la reina Gobernadora
que el ministro de la guerra, que era entonces el
conde de Almodovar , pasase al egército del Norte
con el encargo especial de arreglar los planes de cam-
paña que habían de adoptarse en lo sucesivo, tanto
en dicho egército como en los de Aragón y Castilla,
proveyendo á la disciplina, subsistencias y todos los
demás ramos militares de acuerdo con el señor g e -
neral en gefe del egército de operaciones D . Luis
Fernandez de Córdoba.—Las fuerzas que el egército
de la reina tenia por este tiempo {es decir á Enes de
1835) en las provincias sublevadas del norte, consta-
ban de 600,000 hombres que operaban á las órdenes
de dicho señor general en gefe, y unos 11,600 que
formaba el total de las guarniciones. De los prime-
ros estaban 11,000 á las inmediatas órdenes del g e -
neral ESPARTERO.


De referir es aquí un suceso por el cual se ha
censurado agriamente á este general, y que tuvo lu-
gar en los últimos dias de este año. Fácil es colegir
que hablamos del fusilamiento de varios individuos
diezmados en el batallón franco de voluntarios de
Guipúzcoa, llamados chapelgorris. Ilabia sido crea-




— 2 6 4 —
do este cuerpo en San Sebastian, que repartiendo en
quince dias 400 fusiles, formó un lucido batallón de
miñones, el cual recibió aquella denominación pro-
vincial. Grandes pruebas de decisión y de valentía
dieron desde su principio aquellos bravos y libres
guipuzcoanos, de los cuales solos 150 bastaron en
Tolosa para batir y derrotar á 1,000 rebeldes. Con
motivo de estos y otros muebos hechos señalados,
habianse grangeado no solo la voluntad y la estima-
ción, sí que también la admiración de sus conciudada-
nos, de todo el egército y de sus gefes, señaladamen-
te de ESPARTERO que tanto distinguía siempre y tanto
deferia también á los que se distinguían por el va-
lor. Acaso esta deferencia suma, llevada á un esceso
vituperable y reprensible de parte dé^un gefe que
todo lo ha sacrificado siempre á las glorias de la p o -
pularidad , fuese la Gausa primordial y el origen
verdadero de los escesos á que se entregaron últi-
mamente los chapelgorris, quienes, si dieron gran-
des y patentes pruebas de su amor á la libertad, no
las escasearon después de afición al libertinage y al
desenfreno mas feroz. Yese es, á nuestro modo de ver,
el único cargo que puede hacerse á ESPARTERO por
este hecho: noque él, de súbito y livianamente,pidie-
se un castigo que la conciencia y las leyes reprobasen,
no; pues harto necesario y muy justo era ya cuando
fué impuesto aquel castigo: sino que esta necesidad
triste, aunque provechosa, habia sido en cierto modo




- 2 6 5 —
creada por é l , por su tolerancia , por su conducta
lene , por su descuido , por su punible condescen-
dencia, per su escesivo (tal vez indiscreto) amor á
los cuerpos y á los soldados que prodigaban su san-
gre y su vida en el campo del honor. Si en esto pue-
de haber criminalidad, es la única que debe imputar-
se al general ESPARTERO.—Pero vengamos ya á la
esplicacion del hecho.


En la noche del 11 de diciembre varios individuos
de dicho cuerpo, armados, enmascarados y disfraza-
dos invadieron los pueblos de Subijana y Ollavarry,
cometiendo todo linagéde escesos, penetrando en la
casa del cura de este último y apoderándose de las
llaves de la iglesia, la cual fué saqueada , robada
(bástalos vasos sagrados), resultando por último en
ella un horroroso incendio. En Subijana cinco indi-
viduos de estos maltrataron á los regidores hiriendo
á uno de ellos, y cometieron iguales tropelías con el
cura, á quien también hirieron después de robarle.
Vistos por ESPARTERO tan escandalosos y repetidos
escesos , perpetrados por unos hombres que hacían
ya alarde de tanta brutalidad , y en quienes no era
fácil poner en claro los que fuesen verdaderos a u -
tores de esta demasía mediante la actuación de
una sumaria , habiendo sido inútil la que con igual
motivo se mandó formar á resultas de los desórde-
nes cometidos en Briñas y Labastida, de los que nada
pudo averiguarse, por la mutua protección que los




— 2 6 6 —
cómplices se dispensaban; viendo por otra parte que
era absolutamente necesario restablecer la discipli-
na y la subordinación on aquella fuerza desmoraliza-
da, y creyendo, como así era justo creer, que este
era el primero y principal de sus deberes , resolvió
reprimir y poner coto á tanto escándalo, imponiendo
un castigo ejemplar que ahorrase otros mayores
males para lo sucesivo.


Al efecto reunió lodos los cuerpos de la división
de su mando en el campo de Sarichu, no lejos del
pueblo de Gomecha; y habiendo hecho formar la
infantería en columnas cerradas, ocupando su cen-
tro el batallón delincuente) colocóla caballería avan-
zada al costado derecho, dándole frente , y al i z -
quierdo la artillería.—Los chapelgorris , puestas las
armas en pabellones , salieron á su frente con todo
su bagaje, formando en alas por compañías ; y di-
rigiéndose entonces ESPARTERO á su comandante, le
hizo conocer el motivo y objeto de aquel aparato,
invitándole á que se practicase un prolijo recono-
cimiento , con el ün de averiguar y denunciar á los
criminales, y amenazando con que de lo contrario
sufrirían aquellos que la suerte designase. Entretan-
to los gefes de los cuerpos leian á estos la orden del
dia ; verificado lo cual, arengó ESPARTERO á todas
sus tropas, imprimiendo en su ánimo el horror que
inspira el crimen , y la imprescindible necesidad de
castigarle, y concluyendo con varios vivas y acia-




— 2 6 7 —
mariones entusiastas á la reina, á la libertad, al orden
y á la disciplina. Con esto qnedó labrado el mas pro-
fundo convencimiento de la justicia que presidia á
aquel acto en el corazón de todos los soldados , que
daban de ello señales ostensibles en sus semblantes.


No habiendo resultado prueba completa del r e -
conocimiento de los efectos, fué diezmado el bata-
llón , sacando cinco individuos por compañia ; y en
seguida fueron quintados estos , resultando siete
(uno por cada compañía), los cuales fueron fusilados
en el acto con los tres que habían ejecutado el robo
de Ollavarry, denunciados por los siete, y que ade-
mas corroboraron el dicho de estos con las señales
de sus personas.Verificada la egecucion con todas las
formalidades de ordenanza, y habiendo conservado la
tropa durante el acto un respetuoso silencio, el ba-
tallón volvió á tomar las armas y desfiló para la ciu-
dad de Vitoria , en donde dicho señor comandante
general de las provincias Vascongadas, el general E S -
PARTERO , adoptó cuantas providencias y disposicio-
nes creyó oportunas y aun necesarias para asegurar,
como realmente aseguró en lo sucesivo, el orden y
la disciplina en aquel cuerpo y en todos los que
componían la división que él gobernaba.


Como los hechos de esta clase rara vea suelen
llevar la aprobación de todos, levantóse fuerte mur-
mullo en algunas partes, y no faltaron gefes del ejéir—
cito que mas ó meno&clara y directamente se espre—




— 2 6 8 —
sasen contra la predicha determinación del general
ESPARTERO. Llegaron los clamores hasta las cortes:
y el procurador guipuzcoano D. Joaquin María Fer-
rer , mal enojado por la conducta, á su parecer in -
justa, que con sus paisanos habia observado el gene-
ral ESPARTERO, y juzgando tal vez que este habia
querido gallardearse, para con los chapelgorris , en
el abuso brutal y crudo de la autoridad militar que
egercia, no que hubiese querido solo tomar prendas
que fuesen seguro de la obediencia y la ulterior dis-
ciplina, castigando en ley y en conciencia delitos por
desgracia demasiado positivos, hubo deesplicarseen
términos algo duros contra el hombre á quien el
mismo Ferrer habia de coronar después en 1840 con
motivo del alzamiento nacional de setiembre , l l e -
gando á ser los dbs colegas de un mismo ministerio
y co-regentes. Pero como aun este hecho , que en
sí nada tiene de estraño, ni por sí cscluye tampoco
los que sobrevinieron, ha sido adulterado y presen-
tado de diferentes modos por la prensa, para darle
todo el valor que de suyo tiene, juzgamos que nada
es tan conducente como el trasladar aquí las palabras
testuales de dicho señor procurador á cortes D. J o a -
quín María Ferrer, quien contestando y aludiendo al
discurso de otro señor procurador que én la sesión
del 28 de diciembre habia hecho mérito del aconte-
cimiento infausto de los chapelgorris , di jo:


«Lo único que yo quisiera es que no hubiera




— 2 6 9 —
«mezclado el desgraciado suceso que ha dicho el
«señor conde de las Navas: los servicios que han he-
«cho (los chapelgorris) han escitado la envidia de a l -
«gunos, se ha provocado á una oposición contra este
«cuerpo que tanto se ha sacrificado: y espero que
«el gobierno de S. M. tome sobre esto providencia,
«para que el batallón de chapelgorris se vindique
«del borrón con que,se halla cubierto. Délas recla-
«macioues que han llegado á mis manos no he reci-
«bido aun de mi provincia las aclaraciones necesa-
«rias; nó tengo dificultad en pedir la cabeza de quien
«debe responder de un atentado semejante para que
«sirva de egemplar; me reservo para su debido
«tiempo , y cuando tenga documentos de autoridades,
«el hacer las reclamaciones debidas para que mis
«compatriotas se persuadan de que como hombre pü-
«blico no tengo ni he tenido jamás consideraciones.»


Lenguage muy propio de un digno procurador
de los pueblos, y que no empece en nada á la amistad
que puede y aun podía entonces mismo profesar el
Sr. Ferreral general ESPARTERO ; puesto que, como
dice aquel, el hombre público , mucho mas el re -
presentante de los pueblos, no debe teüer conside-
raciones á nadie, ni á sus mayores amigos , ni á sus
padres cuando la patria*está por medio.—El gobier-
no , á vista de esto, pidió esplicaciones al general
Córdoba, mediando en seguida algunas comunica-
ciones entre este gefe y ESPARTERO que sirvieron




— 2 7 0 —
para esclarecer y dilucidar completamente los he-
chos , hasta el punto de evidenciarse la justificación
del último de aquellos generales, sin qoe fuese ya
después necesario que el Sr .Ferrer hiciese uso de las
facultades que reservaba , y que le competían c o -
mo procurador, de reclamar contra ESPARTERO, caso
de haber sido este general el verdadero delincuen-
te. El Sr. Ferrer y todo el mundo llegó á persua-
dirse de que si aquel hecho ha sido calificado por los
enemigos de ESPARTERO de la mas inaudita violencia,
y por sus amigos de la mas severa justicia, la i m -
parcial historia que reconoce que no puede haber
ejércitos sin que en ellos haya orden y subordinación
y disciplina, y que no es posible conciliar estas cosas
sino con la mas rigida y estricta observancia de la ley
y de las ordenanzas militares, no puede dejar de
calificarle de una necesidad triste, tan provechosa
como imprescindible.


Mucho se ha escrito y hablado acerca de este
ruidoso asunto, tanto en la prensa periódica como
en las historias biográficas: y en verdad que los mis-
mos que acriminan á este general, mas de lo que es
justo, por su demasiada tolerancia para con los solda-
dos , no pueden menos de reconocer aquí una prueba
irrefragable de su celo y áo%a amor á la disciplina.


Citando todos los dias recibía ESPARTERO multi-
plicadas quejas de parte délos vecinos y de las j u s -
ticias de los pueblos contra unos hombres , á quienes




— 2 7 1 —
animaba un espíritu de destrucción vandálica, que
miraban como enemigos á los lugares que abando-
naban los facciosos, entregándolos al saco y al e s -
quilmo, siendo tan revolvedores, tan terribles , tan
criminales y atroces, que no respetaban nada, ni aun
los cálices, copones, patenas y demás vasos sagra-
dos , así como toda otra clase de alhajas dedicadas al
culto en los templos, maltratando de paso al sacer-
dote , al anciano, á la doncella, á todo el que
intentaba oponer un solo dicho, una palabra á sus
brutales fuerzas; cuando después de haber mediado
varias amonestaciones y algunos castigos de menor
valía, á consecuencia de otros desmanes y estravios
*de igual naturaleza, no habia conseguido nada aquel
general que le diese indicios de corrección y en-
mienda, ¿restábale por ventura otro recurso que ese,
al cual apeló con tantos y tan justos motivos?—Na-
die puede menos de reconocerla justicia de esta eje-
cución, que no hubiera sido tan criticada quizás , á
no haber mediado en ella la triste y fatal casualidad
de morir en suerte (y es muy probable que inocen-
te) el alcalde de un lugar de Guipúzcoa , patrióla
distinguido, llamado Álzate, quien 4 poco de ser
nombrado por sus compatricios para aquel cargo
honorífico, se alistó voluntario en el batallón de
chapelgorris, en el cual habia dado pruebas de un
valor nada común y de una constante decisión por la
causa de la libertad , para venir después á perder la




— 2 7 2 —
vida de tan mala manera; pero estas son circuns-
tancias lamentables, harto comunes é inherentes á
ese género de castigos. No es la suerte ciega la mas
á propósito para buscarla verdad, ni testigo abonado
para denunciar los delicuentes y probar los delitos.
Y esos pequeños males son siempre el precio de los
mayores bienes que resultan de sucesos como el que
acabamos de esponer.




C A P I T U L O X I I .


Siluacion del gobierno y de las cortes: estado de la
guerra: gloriosas acciones de Orduña y Unza:
espedicion y persecución del general carlista Gó-
mez : batalla de Ezcaro: sublevación de todas
las provincias de la monarquía contra el minis-
terio Isturiz, y proclamando la Constitución
de 1 8 1 2 : ESPARTERO es nombrado general en
ge fe del egército de operaciones del Norte.


principios de este año •
de 1836 concurrieron
graves desórdenes en
Barcelona y Tarrago-
na, cuyas ciudades re -
sentidas y enconadas á
causa de haber sacrifi-
cado inhumanamente
los facciosos á varios


individuos de milicia y de tropa, que tuviéronla des-
gracia de caer en sus garras pocos dias antes, pen-
saron desde luego hacer uso de tristes y horrorosas
represalias. Ciento cuarenta desafectos sacados de




- 2 7 4 -
Átarazanas y treinta y cinco del presidio de la segun-
da de dichas ciudades, fueron pasados por las armas
en la noche del 4 de enero con aquella horrible pres-
teza que acompaña á esos actos en tales casos. Atroz
y cruel resolución, que sin embargo parecia en
cierto modo disculpable, teniendo en cuenta la bar-
barie que la provocaba. jDolorosas tornas que siem-
pre suele llevar consigo la violenta saña!—Tam-
bién en Reus y en Valls hubo indicios de querer
turbarse la tranquilidad pública; pero el continente
austero de sus autoridades logró evitarlo, ahorrando
así el derramamiento de sangre y la repetición de tan
crueles desastres.


Tales disturbios no llevaban ahora , como el año
anterior, el sello de la inobediencia y de rebelión
contra el ministerio que presidia el Sr . Mendizabal.
Antes bien, este ministro que entró á gobernar en
medio de los mayores aplausos, continuaba aun sien-
do obgeto de grandes esperanzas, conservando con
su fama ilesa la aprobación universal. Si la nación
contemplaba entonces á aquel ministerio como el
único capaz de poner término á los males que tanto
la afligían, las cortes no cifraban menos en él el
cumplimiento de sus mayores designios: y prueba
clara de esto es el célebre voto de confianza que le
otorgaron y que también fué sancionado por S. M.
la reina Gobernadora con fecha 16 del citado enero.
En virtud de este voto facultábase al gobierno para




— 2 7 5 —
continuar recaudando las contribuciones, y para apli-
car sus productos á los gastos del estado; pudiendo
igualmente, sin alterar los tipos esenciales de aque-
llas, hacer variaciones que estimase convenientes
en el sistema de administraciony recaudación, y pro-
porcionarse cuantos recursos y medios considerase
necesarios al mantenimiento y sosten de la fuerza
armada, y á terminar la guerra civil con la breve-
dad posible, sin otra obligación qUe la de dar cuen-
ta á las cortes en la próxima legislatura del uso
que hubiese hecho de tan omnímodas y eslraordina-
rias facultades, cuales s*e le conferian por la presen-
te ley y otras votadas anteriormente. Ejemplo de nna
generosidad, pródiga tal vez, que no suele repe-
tirse muchas veces en las asambleas nacionales; pero
del cual no tuvo la nuestra necesidad de arrepentirse,
puesto que lejos de abusar el gobierno, según creían
y vociferaban sus adversarios, dio muestras de que


' solo aspiraba á emplear aquellos medios en bien del
pais , dando aumento , con tal ocasión, ú la Guardia
Nacional, fomentando y protegiéndola organización
y equipo deesta fuerza ciudadana, cuidando al propio
tiempo esmeradamente de las bizarras tropas que
componían nuestro egército. Ninguna alteración
esencial en la administración , ningún desorden, nin-
gún desfalco, ni menos lesión alguna en el crédito,
resultó de aquellas medidas ó facultades estraordi—
narias que tanto lamentó y censuró entonces la pren-




— 2 7 6 —
sa de la oposición. El partido carlista tampoco turo
que temer por falta de protección y amparo en las
leyes.


Mientras el gobierno se entregaba de tal suerte y
con tal confianza á procurar los intereses materiales
del pais, á los cuales parecía que habia consagrado
sus tareas con esclusion de otro obgeto, la oposición
que tenían en las cortes, que hasta aquí habia sido
harto insignificante, creció de repente con motivo
de una cuestión política (el proyecto de ley electo-
ral) , en la cual se vio, por una de esas tristes ano-
malías que prueban la infidelidad y falta de conciencia
en los partidos, á los conservadores defender ideas
progresistas contra el ministerio , y á este y á sus
amigos, que eran progresistas, sostener contra aque-
llos las doctrinas conservadoras ó reaccionarias, lle-
gando los primeros á obtener un triunfo, mas glo-
rioso para ellos si hubiera sido mas ingenuo, con-
tra el gobierno, y este á sufrir una derrota, que
le hubiera reportado mas honor, si.hubiese sido de-
fendiendo allí, en su propio estadio, las doctrinas
avanzadas que afectan oiertoshombrcs profesar cuan-
do están fuera del poder. Que no parece sino que
esas doctrinas para esos hombres solo son un medio
de oposición faccioso y por consiguiente de mala ley;
puesto qne cuando se hallan al frente del gobierno,
no saben gobernar sino apelando á los mismos medios
que con tanto calor anatematizaban en sus contra-




— 2 7 7 —
rios.—La consecuencia inmiediata dé esta derrota
parlamentaria que sufrió el gabinete Mendizabal, fué
la disolución de los estamentos el 27 de enero, pu-
blicándose en el mismo dia la convecatoria de otros
nuevos para el 22 de marzo.


En el norte, no obstante la crudeza del tempo-
ral .marchábanlas cosas á muy buen paso. Los valles
de Roncal, Baztan, Aezcoa y Salazar, que estaban
por D. Carlos , se pronunciaron á favor de la reina,
cuyo notable acontecimiento fué entonces muy cele-
brado, porque mediante él perdían los rebeldes apo-
yos de grande importancia , ocasionándoles ademas
distracción de fuerza, caso de querer reprimir á los
sublevados. El general Córdoba , que tenia previa-
mente conocimiento del suceso, y contaba con él para
sus operaciones ulteriores , le creyó entonces p r e -
maturo, y así le juzgó, alegando que la línea que
había ideado construir por Irurzun y Lccumberri á
Tolosa, tenia que hacerla pasar, después de aquel
acontecimiento, por Zubiri renunciando así á las
muchas ventajas que de la otra se prometía.


Por este tiempo emprendió dicho señor general en
gefe el ataque de las formidables posiciones que ocu-
paba el enemigo en Arlaban, dividiendo al efecto sus
fuerzas en tres columnas: la del general Ewans, con
su gente inglesa y algunos españoles , que debia h a -
cer su movimiento por la derecha; la de E S P A R T E R O ,
que habia de ser guiada por la izquierda, via de Du-


TOM. i. 19




— 2 7 8 —
rango, para caer sobre Villareal; y la suya , que for-
maba el centro, engrosada con la legion francesa del
general Bernelle. Notado que fué este plan por los
contrarios, vióse Córboba acometido el 15 de enero
en Ulibarri-Gamboa, sin dejarle tiempo para plan-
tear el proyecto que debia poner en ejecución al s i -
guiente dia. Mas á pesar de todo, nuestras valientes
tropas rechazaron con denuedo los ataques del ene-
migo , posesionándose con admirable presteza de to-
das sus estancias. El 10 volvieron los rebeldes á la
carga, con pretensiones de recobrar lo que habían
perdido; pero si bien combatieron con arrojo y de-
cision provocando y eScilando el arder de los nues-
tros , ora de frente, ora por los flancos, en todos
puntos bailaron insuperable resistencia , quedando al
fin terriblemente escarmentados. Todas nuestras tro-
pas se condujeron con gloria en estas brillantes jor-
nadas ; é hízose superior á todo elogio el 5.° de l í -
nea mandado por su digno coronel y comandante ge-
neral de la «invencible brigada de vanguardia» (co-
mo la apellidaba Córdoba) el brigadier, entonces,
don Felipe Rivero. Esta cuerpo distinguido que de-
fendía el 16las posiciones de nuestra izquierda, blan-
co escogido por los rebeldes para dirigir sus mas
fuertes ataques, sostuvo con una impavidez que ra -
ya en heroísmo toda la rudeza de su porfiada cuanto
inútil obstinación.


Igual éxito alcanzaron ESPARTERO y Evvflns, l o -




— 2 7 9 —
grando comiíletamente el objeto de su salida; pero
no siendo posible fortificar á Villarreal, que era el
punto que ocupaba el primero, y no hallándose tam-
poco el ejército en estado de poder maniobrar , por
efecto de la estación y de las privaciones que esperi-
mentaba, se decidió al fin Córdoba á regresar á sus
cuarteles de invierno. Los generales ESPARTERO y
Ewans, con su división y legión respeetivas , fueron
á acantonarse en TreviñoyPeñacerrada, ocupándose
en fortificar estos puntos interesantes.—Entretanto
San Sebastian, Guetaria y otros de Guipúzcoa que se
hallaban bloqueados ó sitiados por los facciosos , y
que no podían ser socorridos por nuestro ejército,
sin que del movimiento de este se siguiesen mayores
males que los que él habia de evitar , continuaban
dando grandes pruebas de valor y de adhesión á la
libertad y al gobierno legítimo.—El 4 de febrero
trasladóse al cuartel general de Pamplona, en donde
se hallaba la segunda división. La reserva quedó
acantonada en Puente, Mendigorría, Artajona y
Lárraga; la vanguardia en Alcanadre, Lerin y L á r -
raga ; la caballería que de este cuerpo de ejército
estaba en Álava , también se enderezó á Pamplona.
Todo indicaba que las operaciones se dirigían al N. E .
de esta ciudad. El general ESPARTERO , dejando en
Peñacerrada dos batallones para continuar las obras
de fortificación, entró en Vitoria el 9 de este mes
con siete batallones y dos escuadrones. El dia s i -




— 2 8 0 —
guíenle partió con esta misma fuerza', aumentada
con otro batallón de cazadores de la Guardia y una
batería, con dirección á Balmasedade Vizcaya, cuyo
pueblo estaba sitiado por los rebeldes : y después de
haber hecho este inútil movimiento, no habiéndole
sido posible libertará dicho pueblo, que ya á la sazón
estaba por los facciosos, según hemos espuesto con
las causas y motivos de ello en otro lugar , revolvió
sobre la espresada ciudad de Vitoria , á donde llegó
el 26 . Por este tiempo fué nombrado «general de la
izquierda» el señor de LacyEwans, reasumiendo bajo
su autoridad el mando de la división de ESPARTERO
en unión con el de las tropas de la legión británica
que tenia á sus "órdenes. La modestia del general
español no se mostró resentida , dándole á reconocer
él mismo á sus tropas en la enunciada capital de Ala-
va.—El general don Antonio Ramón Zarco del Valle
se hallaba entonces en el ejército comisionado por el
gobierno para plantear y dirigir las operaciones y ha-
cer la consignación y distribución de tropas, de acuer-
do con el general Córdova. Este gefe publicó el 2t
de febrero un bando, fecho en Lizazo, valle de U l -
zaina , el cual era como una adición al que espidió el
13 de diciembre , declarando en estado de bloqueo á
todas las provincias sublevadas. Según este nuevo
bando ú adición, la línea de bloqueo se fijó en ade-
lante por la que forman al N. E . de la plaza de Pam-
plona, Arga arriba, los puntos fortificados de Villa-




- 2 8 1 —
b», Zabaldiea , Larrasoaña , Zubiri, puerto Engui á Zilbeli y puerto de Guruchaga en los Alduides,
hasta la frontera de Francia. Todo indicaba que me-
jorada ya la estación ,iban á emprenderse con gran-
de actividad importantes operaciones militares.


En los primeros diasde marzo, hallábase E S P A R -
TERO acantonado en Berberana y pueblos cercanos,
con su división y la brigada de vanguardia , com-
puesta aquella de ocho batallones y esta de cuatro, á
las órdenjs del brigadier don Felipe Rivero , y ade-
mas dos escuadrones de húsares. El general en gefe
del ejército enemigo, Eguia, se encontraba en
Amurrio y pnntos inmediatos con veinte batallones,
teniendo avanzado en Orduña, distante una legua, un
fuerte batallón castellano y dos escuadrones , con or-
den de sostenerse en la Aduana, que es un edificio
fuerte, caso de ser atacados. Con efecto, ESPARTERO
concibió al punto la idea de darles una embestida y
apoderarse de este batallón, verificando su operación
eon tal rapidez , que no diese tiempo á que el grueso
de sus fuerzas viniera á protegerle. Para este fin á las
siete y media de la mañana del 5 emprendió el mo-
vimiento; y dejando situadas las dos brigadas de su
división por escalones en la bajada de la Peña , avan-
zó sobre Orduña con la brigada de vanguardia y los
húsares. La bajada es larga, y los enemigos divisa-
ron á los nuestros luego que arribaron ala cumbre.
Tenían ellos su avanzada en la venta primera deTer -




— 2 8 2 —
tanga, en cuyo apoyo salieron una compañía y dos
escuadrones , avanzando estos sobre el pié de la emi-
nencia, y tomando aquella las alturas de su derecha y
las casas del pueblo de Tertanga , con el objeto de
privar á los contrarios el paso del camino real.


En esta sazón conoció ESPARTERO que era llega-
do el momento de hacer ver á los rebeldes que el
valor y disciplina de los soldados que él guiaba, sa-
bían superar lasventajas que su posición lesofrecia.
Al punto ordenó que las compañías primera y segun-
da de cazadores del Infante y de la Princesa desalo-r
jasen de sus estancias al enemigo; mientras que p o -
niéndose él á la cabeza de los dos escuadrones de
húsares déla Princesa, bajó al paso de trote el resto
de la Peña. Ciaron entonces los escuadrones rebel-
des encaminándose ala ciudad; mas al llegar E S P A R -
TERO al llano, mandó la carga á escape , habiendo
conseguido darles casi alcance sobre las primeras ca-
sas, en donde teniendo los carlistas oculta numerosa
infantería protegida de bajas paredes, rompió este
un fuego nutrido contra la caballería nuestra , visto
lo cual por ESPARTERO dispuso hacer alto, ordenan-
do inmediatamente la retirada , con objeto de atraer
al enemigo. Pocos pasos retrógrados bastaron para
lograr el fin que él se proponia , y para que con el
orden y serenidad mas admirable viese alineados sus
dos escuadrones , sufriendo á quema ropa el fuego
enemigo. Uno de ellos instantáneamente y como por




— 2 8 3 —
instinto, volvió á la carga puesto ESPARTERO á su


cabeza y conducido por el valiente coronel dou Pedro
Regalado Elio y por el bizarro comandante don Juan
Zabala. Atónitos los rebeldes y sorprendidos de tal
bravura, pusiéronse en fuga con el mayor desorden.
Sus escuadrones, lanceados por nuestros valientes
húsares, entraron en Orduña; y la infantería envuel-
ta cuanto lo permitían las fraguras y sinuosidades
del terreno, recibióla muerte mientras hubo resisr
tencia, haciéndose muy de notar en el calor del com-
bate la generosidad con que nuestros soldados, tan
nobles como bizarros , daban acogida á los rendidos
á pesar de que aun estaba por vencer el principal pe-
ligro.


Viéndose ESPARTERO á las puertas de Orduña, no


era posible que su temple arrebatado le permitiese
el cejar sin posesionarse de aquella ciudad; sabia
ademas que haciendo el enemigo resistencia en el ya
mencionado fuerte de la Aduana, no podia desalo-
jarle, hallándose , como se hallaba , tan próximo el
grueso de la facción. Era preciso aprovechar los mo-
mentos; y en tal estado, se resolvió á entrar con unos
cuantos húsares mandados por el bizarro teniente
don Gaspar Rodríguez, y haciéndose acompañar de
su ayudante el teniente graduado de capitandon Ber-
nardo Senosiain; mandando al coronel graduado don
Francisco Linage diese orden al resto de la caballe-
ría para seguir su movimiento. Al llegar á la plaza,




- 2 8 4 —
sufrió el fuego de medio batallón, con la felicidad
de perder solo un caballo; pero fué tanto y tan
grande el hostigamiento que á los rebeldes hizo este
valiente general, que bien pronto fueron desaloja-
dos , corriendo en retirada por la puerta de Bilbao,
y viniendo á coronarse la victoria en el campo , al
cstremo opuesto de la población, con horrible mor-
tandad de muchos y un número asaz considerable de
prisioneros. Lo que mas de admirar hay en esta bri-
llante jornada, es la notable circunstancia de haber
acometido los nuestros con fuerzas solo de caballe-
ría igual á la del enemigo , que contaba ademas con
600 peones escogidos, y la protección de un pueblo,
de gran defensa; y no es menos admirable también
que casi el total de esta infantería. quedase muerta
en el campo , herida ó prisionera , antes de que pu-
diese llegar el señor brigadier Rivero con los bata-
llones de su mando.


Tan señalado triunfo, debido á la oportunidad
de aprovechar un momento , le obtuvo la patria por
las acertadas disposiciones y singular arrojo del g e -
neral ESPARTERO, y por el valor heroico de los dos
escuadrones de húsares, cuyos gefes, oficiales y de-
más individuos, se hicieron dignos de la admiración
y aprecio-de todos los otros cuerpos de la división
que miraban asombrados desde el anfiteatro déla P e -
ña los hechos portentosos que harán para siempre
memorable la gloria adquirida en este día. Pero en




— 2 8 5 —
medio de tan grande y tan justa satisfacción , tuvie-
ron nuestros valientes la muy sensible pérdida del
bravo coronel D. Pedro Regalado Elio , comandante
general de la caballería, finado en el combate. Este
gefe, tan bizarro como desgraciado, habia superado
todos los peligros, habia dado aquellas cargas h e -
roicas que hemos mencionado arriba , habia penetra-
do con ESPARTERO en la ciudad, y habia por fin v is -
to sobre el camino de Rilbao el término feliz dé la
jornada; cuando un infame prisionero, hecho por él
mismo , que conservaba aun su fusil, merced á la
imprudente generosidad de Elio, cometió la iniqui-
dad de dispararle á quema ropa , privando á la pa-
tria en aquel instante y con aquel crimen , de un
ciudadano honrado y de un militar valiente. Fuera
de esta lamentable desgracia , que lloró el ejército
todo , la pérdida de los nuestros fué harto insignifi-
cante , atendida la grande esposicion en que se vie-
ron. Los enemigos ya hemos dicho que se quedaron
sin la infantería, casi en totalidad,-pues elque nofué
muerto , quedó herido ú prisionero; siendo bastante
el decir, que uno de los dos escuadrones de húsa-
res, al cual habia dado el general lanzas nuevas á su
salida de Vitoria, rompió trece de ellas sobre los
cuerpos de los rebeldes.—Aun continuó ESPARTERO
en persecución de algunos restos por el camino de


• Amurrio; mas como estaba ya conseguido el objeto,
regresó á Orduña , desde donde se puso en retirada




— 2 8 6 —
con la brigada de vanguardia, conduciendo los pri-
sioneras en número de 1 7 0 , sin contar con- otros
muchos pasados que habian pertenecido al ejército y
se incorporaron seguidamente á sus antiguos regi-
mientos. Tornaron nuestras tropas á sus cantones
poseídas del mas grande entusiasmo, y decididas á
acometer empresas tan gloriosas como la de aquel
dia, mientras que la facción quedó confundida y ater-
rada , á vista de tanto arrojo y de triunfo tan singu-
lar y tan completo como el que habían alcanzado s o -
bre ellas nuestros valientes, á pesar de tenerlos car-
listas, dándose la mano, fuerzas considerables. Apoco
de principiar los nuestros á subir la Peña , observa-
ban que todo este grueso ejército enemigo comenza-
ba á hacer su entrada en Orduña , para ser testigo
ocular do la catástrofe ocurrida á su vanguardia,
participando con ella del cruel sentimiento de ver -
güenza que debió embargar el ánimo de los carlistas
en esta , para ellos, tan infausta jornada.


El notable é interesante documento que trasla-
damos á continuación , prueba evidentemente el mé-
rito de este inolvidable hecho de armas, y el valor
que justamente le dio el ilustre general Córdoba.
Dicho documento es la
Contestación del general en gefe del ejército de opera-


ciones al general ESPARTERO al recibir el parte de
la accionocurrida en las inmediaciones de Orduña.


«Exmo. Sr. Recibo en este momento el parte de




— 2 8 7 —
«V. Er fecho ayer sobre el brillante reconocimiento
«y gloriosa acción á que dio aquel margen en la c iu-
«dad de Orduña, el cual remito á S .M. por eslraor-
«dinario con esta fecha, dando á V. E . y á los valien-
t e s que tomaron parte en tan brillante jornada las
«mas espresivas gradasen nombre de nuestra augus-
«ta Reina. En uso de mis facultades estraordinarias,
«trasmito á Y . E. las necesarias para agraciar desde
«luego á los heridos y demás individuos que nombra
«por haberse distinguido en esta acción, confirién-
«doles las gracias ó decoraciones que hayan me—
«recido hasta la clase de capitanes inclusive , y con
«presencia de sus circunstancias particulares , de-
«biendo V. E . proponerme las gracias correspon-
«dientes á las clases superiores, con la equidad y
«circunspección que están tan justamente recomen-
«dadas por S. M..para conservar todo su prestigio
«al mérito, al estímulo y á la recompensa.»


«El regimiento de húsares ha dado ya tales prue-
«bas de su arrojo y bizarría en el poco tiempo que
«este egército tiene la honra de contarlo en sus filas^
«que como á los de cazadores y lanceros déla Guar-
«diaReal y á los 4.° y 5.° de infantería de línea, pido
«á S. M. les conceda la alta distinción dé llevar en
«las corbatas de sus banderas y estandartes la cinta
«de la cruz de S. Fernando.»


«La muerte del bizarrísimo y malhadado Elio
«es una pérdida para la patria, y será un duelo g e -




— 2 8 8 —
«neral para el ejército, del cual era un motivo de
«orgullo y confianza. Para perpetuar su mérito,
«honrar su memoria y dar á su familia una prueba
«del aprecio en que le tenian sus compañeros , dis-
«pondrá V. E. que esa división lleve por tres dias
«luto , y que mientras dure la campaña el regimien-
«to de húsares dé la Peincesa, á cuyo frente murió,
«no pase jamás revista de comisario sin que dicho
«difunto coronel sea llamado por su grado, nombre
y apellido, para que el primer húsar que forme
«responda en voz alta: muerto en el campo del ho-
«nor por la causa de la patria, pero después de cu-
abrir de gloria á las armas de este regimiento y al
«ejército del Norte en que servia voluntario. Al mis-
«mo tiempo quiero que el dia que V. E . señale se
«hagan á Elio en esta capital las exequias fúnebres
«con todo aparato y con los honores militares cor -
«respondientes al grado de brigadier, costeados por
«suscricion voluntaria de las planas mayores y del
«arma de caballería del ejército, y que se ponga
«una lápida sobre su tumba con la inscripción que
«los oficiales de húsares acuerden entre sí para hon-
«rar su memoria. Por último, que este oficial sea
«inserto en la orden general del ejército, el cual en-
«contrará un justo desahago de tan dolorosa pérdida
«en el túmulo que debe y ofrece á la memoria dé
«aquel brillante oficial cobardemente asesinado el
«dia de su mayor gloria. Dios guarde á V. E. mu-




— 2 8 9 —
«chos años. Cuartel general de Vitoria 6 de febrero
«de 1 8 3 6 . — Luis Fernandez de Córdoba.—Escelen-
«lísimo Sr D . BALDOMERO ESPARTERO, comandante
«general de las Provincias Vascongadas.»


Las.ventajas de esta gloriosa acción fueron bas-
tante considerables, ora se atienda á la animación y
estrema confianza que ella infundió á nuestros sol-
dados, ora también se mire al desaliento y enojo pro-
fundo que se apoderó de los facciosos , como lo
prueba mas que todo la circunstancia de ser batidos
v derrotados completamente en dias posteriores, no
muy lejanos de los que vamos recorriendo , según
haremos ver en las páginas sucesivas. Todo lo cual
iba contribuyendo poderosamente á neutralizar los
malos efectos que desaciertos anteriores habian acar-
reado al campo de la guerra , en el cual se mostra-
ban animosos y envalentonados los carlistas en tanto
grado, cuanto estaban los nuestros llenos si no de
pavor, al menos de un fatal sobrecogimiento quo
fué harto costoso al pais y nada favorable á la opi-
nión de algunos de sus gefes.


En los primeros dias después de la victoria de
Orduña, permaneció ESPARTERO acantonado con su
división en Berberana y Espejo. El general Ezpelela
con la reserva y la legión portuguesa se hallaba en
el valle de Mena. El general en gefe con la primera
y segunda división y la legión británica ^eguia esta-
cionado en Vitoria. Intransitables los caminos á cau-




— 2 9 0 —
sa de un fuerte temporal de aguas y nieves, bacian
de todo punto imposible la prosecución de. las ope-
raciones militares. Hallábanse entonces situados los
enemigos en esta forma. Desde la estrema derecha
hasta Estella, de seis á siete batallones con Iturralde
y García. Sobre Villarreal de Álava, Salinas y Arla- -
ban, cuatro batallones con Villarreal observando á los
nuestros y cubriendo á Guevara. Entre Ochandiano
y Durango otros tantos: tres en Orduña en observa-
ción de ESPARTERO, y desde Llodioá Bilbao 1 7 ó 1 8
escalonados.


Mejorado el tiempo y provisto el ejército de di-
nero, presentábase ya ocasión á mediados de marzo
de emprender de nuevo las faenas de la campaña.
Brillante página nos da todavía este mes para la his-
toria del general ESPARTERO. Encontrábase este el 1 7
del citado marzo en Murguia con los dos escuadro-
nes de húsares y sü división y la del brigadier don
Santiago Méndez Vigo, compuestas cada una de ellas
de seis batallones; y el 1 8 fué reforzado con la divi-
sión de vanguardia al mando del brigadier don Felipe
Rivero , que constaba de cinco. El general Oráa, ge-
fe de E . M. G. del ejército, se presentó en dicho
pueblo de Murguia , con objeto de dar instrucciones
á ESPARTERO de orden del general en geTe, Córdoba,
acerca de la operación que se le encomendaba, la
cual estaba reducida á que dejando la espresada di-
visión de vanguardia en Murguia, como de protec-




— 2 9 1 —


eion, marchase ESPARTERO con las otras dos á Amur-
rio , haciendo pasar desde este punto á Balmaseda la
división Méndez Vigo , con el fin de reforzar al ge-
neral Ezpeleta, verificado lo cual, y luego que la
considerase en seguridad, debia regresar por Amur-
rio á Vitoria. Opinó ESPARTERO que la división de
vanguardia quedaba espuesta en Murguia á ser ata-
cada parcialmente ; que los enemigos podian inter-
ponerse entre esta y la suya, tomando las alturas de
Altube, siendo imposible entonces su reunión ymuy
posible el que fuesen batidas sucesivamente; y que
el único medio de asegurar el éxito de la operación,
era situar la división de vanguardia sobre Oyardu y
Unza, alturas que señoreadas por gente nuestra f a -
cilitaban la reunión de las tropas de ESPARTERO.


Insistia Oráa sin embargo en su primera idea,
mas hubo de ceder al fin á las reflexiones de aquel
general, y las tropas marcharon á las doce del mis-
mo dia 1 8 , con ánimo de pernoctar las de E S P A R -
TERO y Vigo en Arnurrio , y la división Rivero en
Ayardu y Unza. Penetró ESPARTERO con los suyos
por Altube, en el valle de Ayala, con todas las pre -
cauciones que exigia tan atrevido movimiento, sobre
un pais de difícil acceso, dominado por la facción,
y creído por ella á cubierto de ser bollado por tan
escasas fuerzas. Llegado que hubo á la altura del
pueblo de Lezama , después dé señorear sin oposi-
ción las formidables de Altube y la embocadura de




— 2 9 2 —
Orozco , tuvo noticia de que los rebeldes conserva-
ban un grande almacén de trigo en la ermita de la
Magdalena, sita en punto no lejano; y como ni era
prudente el detener la marcha, ni posible el condu-
cir el trigo por falta de acémilas, ordenó al coronel
graduado don Francisco Linage, que con una partida
de caballería del 1.° de ligeros, marchase á incen-
diar el referido almacén , lo cual fué egeculado con
presteza, privando al enemigo de una provisión muy
importante.


Alojáronse los doce batallones de la primera y
segunda división la noche del 1 8 en Amurrio, sin
que las fuerzas rebeldes que se hallaban entre Llo-
dio y Orozco, osasen incomodarlos en todo aquel
tiempo. Al alborear del 1 9 hizo ESPARTERO que for-
masen todos los cuerpos, y sabedor de que los fac -
ciosos no tcnian sobre Arciniega fuerzabastante pa-
ra oponerse á la marcha de la segunda división, la
emprendió esta guiada por su gefe, el ya citado bri-
gadier Méndez Vigo , cautelosa y solícita, á fin de
esquivar la vigilancia del enemigo y unirse en Ba l -
maseda con el Sr . Ezpeleta. En esta sazón, creyó
ESPARTERO deber esperaren dicho pueblo de Amur-
rio con los seis batallones de la primera división,
hasta tanto que la segunda se viese fuera de todo pe-
ligro ; adelantando al efecto caballería del 1 . ° de l i -
geros en observación, y pronunciando su movimien-
to sobre las fuerzas rebeldes con el escuadrón de




— 2 9 3 —
húsares y dos compañías de infantería qne , Camino
de Bilbao, llegaron hasta Luyando. Serian las nue-
ve y media, cuando logrado el objeto, hizo alto, re -
volviendo en seguida rápidamente sobre Orduña, á
cuyo ayuntamiento habia prevenido la noche anterior
tuviese dispuestas 4,000 raciones, y que el vecinda-
rio se mantuviese tranquilo en sus casas ; puesto
que habian probado ya la noble conducta y rígida
disciplina de sus tropas, cuando en medio, del calor
del combate, habido en aquella ciudad el 5 del mis-
mo mes, no se habia causado la lesión 6 estorsion
mas mínima, á pesar de haber dado margen á ello
la fuga del mismo ayuntamiento, el cabildo y otras
muchas personas de todas clases y estados. Vana es-
peranza la de ESPARTERO; porque el espíritu rebe l -
de, superior á todo, produjo el desprecio dé su i n -
vitación , encontrando á su llegada abandonado el
pueblo, según era costumbre de aquellas gentes, que
no pueden disimular nunca su mal ánimo , su hosco
genio y su natural acerbo.


Pero era preciso racionar los cuerpos; y aquel
general no halló otro medio que el de destacar parti-
das que reconociendo las casas, condujesen al edificio
de la aduana todos los víveres que hallasen en ellas;
y ya se estaba egecutando la distribución, cuando re -
cibió aviso de la venida de enemigos por la parte de
Amurrio. En el primer reconocimiento que empren-
dió ESPARTERO sobre el boquete que forman la cor-


TOM, i. 20




— 2 9 4 —
dillera de la Peña y alturas de Santa Cristina, pene-
tró el proyecto de aquellos, dirigido á llamar su
atención sobre dicho punto, distraerla con las esca-
sas fuerzas que presentaron, separándole así de la
división de vanguardia que esperaba en Unza, según
las órdenes que había dado al brigadier Rivero. Con
un piquete de 30 caballos salió este bizarro gefe de
aquel pueblo, encaminándose y subiendo á las a l -
turas , con la idea de observar la marcha de E S P A R -
TERO ; y no tardó en ver que apenas este general ha-
bía dejado á Orduña, cuando gruesas columnas ene-
migas se presentaron, avizorando y acechando sus
movimientos, al paso que otras fuerzas de bastante
consideración aparecían sobre la alta cumbre que
domina la peña de Unza, con objeto sin duda de to-
marla antes que ESPARTERO pudiese llegar á ella.


Habia ordenado este general que los batallones
saliesen de Orduña en dirección de Unza, condu-
cidos por el coronel Linage, como prático del t e r -
reno , disponiendo ademas que las brigadas forma-
sen en columnas paralelas sobre el mismo camino,
hasta que viendo ratificada su opinión por la concur-
rencia de mayores fuerzas enemigas , mandó conti-
nuar la marcha y subir la eminencia que da principio
en el pueblo de Artomaña, distante media legua de
Orduña. En [tal ¿disposición fuéronse presentando
los rebeldes en la llanura, avanzando en columnas
protegidas por cuatro escuadrones: ESPARTERO se




— 2 9 5 —
mantuvo entonces enJa espresada llanura, con el b a -
tallón de Gerona, mandado por el coronelD. Leopol-
do O-Donnell, y con los dos escuadrones de húsares
y t .° ligero al cargo del capitán D. Francisco Aleu,
para dar lugar al paso del desfiladero de Artomaña,
examinar de cerca al enemigo, y cargarle con deci-
sión si, fiado en su superioridad, intentaba atacarle;
pero demasiado prudente , contúvose al ver formar
á Gerona en batalla, y marchar con precisión, sere-
nidad y orden,, protegiendo á las guerrillas que con-
testaban al fuego de los rebeldes.


Al abrigo de este fuego de las guerrillas, y apo-
yado en el esenadron de húsares, proseguía E S P A R -
TERO su marcha sin temor al fuego vigoroso que le
hacia el enemigo. Aumentando este sus fuerzas, fué
adelantándolas hacia donde se hallaba aquel general,
quien puesto entonces á la cabeza del escuadrón de
húsares, dirigió una carga que sirvió para poner en
retirada las guerrillas y caballería facciosa, y p a r a
que, haciéndolo también en batalla el espresado bata-
llón , llegase á pasar el desfiladero, haciendo alarde
en este movimiento de una serenidad é instrucción
a4m\TA\>\es.


Retiróse al fin la caballería, quedando dos com-
pañías de cazadores sosteniendo el primer escalón; y
dispuestos ya los sucesivos en las ventajosas estancias
que va ofreciendo la altura, se decidió E S P A R T E R O á
seguir hasta ella para unirse al brigadier Rivero y




— 2 9 6 —
disponer la línea de ataque general, seguro de que
las masas rebeldes se habian de precipitar á darle,
como consecuencia precisa de sus movimientos , y
porque creyó también que babrian adelantado otras
fuerzas desde Amurrio, para ganar anticipadamente
la altura por la parte de Uzquiano.—Hiciéronlo así
en efecto; pero el acreditado y entendido brigadier
Rivcro, que tenia reunida su fuerza en Unza, cono-
ciendo la importancia de aquella posición, que debia
considerarse llave de las operaciones de aquel dia,
marchó rápidamente á ella con los dos batallones del
5.° de línea y 50 caballos del 3.° ligero, desalojando
al carlista de lacumbre y precipitándole por los mis-
mos puntos que habia subido, distribuyendo en s e -
guida el resto de sus fuerzas con la idea de resistir
los ataques de frente que bien pronto intentó el ene-
migo. Así el bizarro gefe de la vanguardia, atento á
la defensa de los puntos mas accesibles , por donde
subían ya otras fuerzas contrarias , prestó un s e r -
vicio importante en este dia, sosteniendo á viva
fuerza una posición que con tanta gloria habia ad-
quirido poco antes, haciendo allí firme rostro y cau-
sando terrible y mortífera diversión álos rebeldes.


Mientras se coronaba de este modo la línea por
la derecha, fué ESPARTERO estableciendo la del cen-
tro é izquierda, teniendo que cubrir desde el puerto
de Bagate hasta el de Uzquiano una prolongación de
mas de una legua. Mas esta operación fué egecutada




— 2 9 7 —
con el orden y precisión que pudiera hacerse en un
estudiado y prevenido simulacro ; porque la fuerza
escalonada en el descenso, batiéndose con bizarría,
al paso que procuraba todo el tiempo conveniente,
hacia sobre el enemigo los estragos naturales y pro-
pios de su ventaja .serenidad y disciplina.


Contrastaban singularmente estas calidades per-
sonales de nuestros guerreros, en. especial de los
gefes, con el genio impetuoso y aquel carácter lleno
de fogosidad que distinguía al caudillo de los rebel-
des; y como estas circunstancias no hermanan bien
con el espíritu bélico ni con la prudente inteligen-
cia, precipitó Eguia fuerzas numerosas sobre puntos
donde la facción supo solo pelear , y únicamente
vencer las armas de Isabel n . Todavía aspiraba E S -
PARTERO á la última imprudencia del acalorado gefe
de los carlistas: queria presenciar el obstinado em-
peño de acometer á la cumbre; mas como sus envia-
dos le hallaban ya lejos, y el entusiasmo que en los
primeros momentos supo Eguia imprimir en el áni-
mo de los suyos iba también en notable decaimiento,
hicieron alto á los tercios de la subida , desde
donde procurándose el posible abrigo , sostuvie-
ron el fuego , que se hizo general en toda la l i -
nea enemiga.—Colocadas en la nuestra cuatro piezas
de á lomo en el paraje que creyó ESPARTERO mas
conveniente, hicieron un fuego certero y nutrido
contra las masas rebeldes. Ordenó al punto que el




— 2 9 8 —
escuadrón de húsares fuese sobre la derecha , don-
de era mas f á c i l el acceso, y al del 1." ligero le
colocó entre el centro é izquierda. Las músicas y
bandas, tocando sin cesar himnos patrióticos y pie-
zas escogidas, formaban con los ecos del cañón,
marcial y animoso constraste; y el enemigo, muy
dado á T o c e a r con gritos descompasados en tales
ocasiones, acreditaba entonces su estupor con el
mas pavoroso silencio.


Mas de tres horas de no interrumpido fuego ha-
bían ya pasado: los carlistas no osaban dar el avance
que ESPARTERO anhelaba para aniquilarlos entera-
mente , y las bizarras tropas que este regia, cansadas
ya de hacerse temer, querian solo embestir y arro-
llar. Al recorrer nuestro general la línea, veía con
estrema satisfacción y como que palpaba el entu-
siasmo unánime de que se hallaban poseídos lodos
sus soldados; y aquel entusiasmo era para él la mas
segura prenda de buen éxito. Conocidos los deseos,
era ya preciso satisfacerlos. ESPARTERO lo creyó así
necesario, y juzgó que era conveniente también acre-
ditar á los rebeldes, que las estancias que ocupaban
habian sido cedidas para recuperarlas cuando fuese
tiempo oportuno. Así que, dar la señal de ataque
en el centro , ejecutar por él una brillante carga á
la bayoneta, punzar y fusilar á los enemigos á que-
ma ropa, y aventarlos de sus formidables posiciones,
fué una operación simultánea, practicada con rapidez




— 2 9 9 —
eléctrica y con feliz resulta por derecha é izquierda
de toda la línea, recibiendo las fuerzas encargadas
de tan repentino ataque los mas sinceros testimonios
de admiración y aprecio de los demás cuerpos, cuyos
individuos entusiasmándolos primero, vitoreándo-
los después , rindieron á aquellos bravos el justo
homenaje debido á su grande arrojo.


Los enemigos, en la mas completa derrota, se re -
tiraron al anochecer en varias direcciones, sin atre-
verse á pernoctar en Orduña , y marchando la ma-
yor parte sobre Amurrio. Ya bien entrada la noche,
mandó ESPARTERO reunir los suyos en Unza.


Grande y sobre escelente fué el triunfo que nues-
tras tropas , guiadas por aquel general , alcanzaron
en esta memorable jornada. Diez y nueve batallo-
nes carlistas fueron rechazados , y obligados á huir
cobardemente por once nuestros, teniendo que re t i -
rarse el orgulloso Eguia con la mágica presteza que
ya hemos indicado, puesto que ni aun quiso dete-
nerse en Orduña. Tuvieron los rebeldes entre muer-
tos, heridos, prisioneros y pasados mas de 1,000
hombres fuera de combate ; no escasa tampoco
nuestra pérdida , pues tuvimos 4 muertos y 61 heri -
dos de la división de ESPARTERO y 19 dé los prime-
ros y 250 de los segundos en la de vanguardia. El
brigradier Rivero, gefe de esta , y que en lo fuerte
de la aecion mandó la derecha, tuvo mil ocasiones
de ostentar su pericia y su valor en este dia, en el




— 3 0 0 —
que brilló también sobremanera el malhadado briga-
dier D. Rafael Ceballos Escalera, que mandaba el
centro, no menos que el coronel D. Leopoldo O-Don-
nell , que regia el ataque de la izquierda.


Falto ESPARTERO de municiones por haber con-
sumido hasta las de repuesto, y sin medios para c o -
municarse con Córdoba, ni los necesarios tampoco
para cuidar de sus heridos, fuéle forzoso ponerse
en marcha para la ciudad de Vitoria, con harto
sentimiento, por verse en la imposibilidad de con-
tinuar las operaciones al siguiente dia , en el cual el
triunfo hubiera sido indudablemente mas completo,
y las consecuencias de la victoria dé Unza mas tras-
cendentales. Fatalidad esta de no sacar partido de
las ventajas obtenidas sobre los rebeldes, y del mor-
tal vencimiento en que estos se veian á veces, que
no pocas aquejaba á nuestro ejército, durante e s -
ta guerra, haciéndola así mucho mas duradera y
desastrosa de lo que dehió ser, atendido su origen
y su naturaleza.


El 20 pernoctó ESPARTERO enNenclares, hacien-
do el 21 su entrada triunfal en Vitoria, en donde
recibió las ovaciones mas gratas, y las manifestacio-
nes mas cordiales y satisfactorias de parte del general
en gefe, que le felicitó y aun le ensalzó por el acier-
to con que habia desempeñado la difícil comisión
que poco antes habia tenido á bien encomendarle.


Con tan feliz suceso, la situación de aquellas




— 3 0 1 —
provincias venia á ser mas lisonjera ; y la invencible
Bilbao no podia ser embestida mientras el general
Ezpeleta operase en las Encartaciones con 14 bata-
llones y algunos caballos. Por este tiempo también
el gobierno inglés, que desde un principio se ade-
lantó á coadyuvar por el triunfo de nuestra causa,
hizo un nuevo esfuerzo, y de grande importancia,
aumentando sus fuerzas navales e n la costa cantá-
brica con tropas de desembarco, y previniéndoles
que obrasen decidida y abiertamente contra la fac-
ción en lodos los puntos litorales, impidiendo que
cayesen en poder de los carlistas los fuertes de aque-
llas costas que sostenían aun el pabellón de la reina
Isabel, y recobrando de ellos cualquiera de los pun-
tos de la misma que estuviese ya sometido á sus
armas. Esta determinación influyó ventajosamente,
como era natural, en los ulteriores sucesos de la
guerra civil. Motivo era este de grande animación
para los liberales, de desaliento y tristura para los
carlistas.


Notables sucesos acaecieron por este tiempo en
el campo de la política. Llegado el 22 de marzo ve-
rificóse la apertura de los estamentos, en los' cuates-
contaba con una inmensa mayoría el ministerio Mefi-
dizabal. Pero del seno mismo de esa mayoría, y del
lugar de donde esperaba el gobierno su mejor apoyo,
salió el poder que muy en breve habia de derrocarle.
Y lo que hay de mas singular en esta transformación,




—302 —
es la manera y los medios con que se verificó, no
menos que los resultados inmediatos que ella pro-
dujo. No es de nuestro propósito el esplanar aqtií las
circunstancias estrañas que mediaron para la forma-
ción del ministerio Isturiz y la caida de Mendizabal:
solo sí diremos que sacrificando entonces , como
siempre , ciertos hombres la causa del país , y pos-
poniéndola á. la suya propia , á su engrandecimiento
personal, á su orgullo , á la consideración mezquina
de «¿quién ha de figurar mas en un partido?» y
á otras consideraciones semejantes, en las cuales
muéstranse siempre tan fecundos la pasión bastarda
y el sañudo resentimiento , presentóse á la España y
al mundo todo el espectáculo triste y bochornoso de
una defección , tanto mas lamentable, cuanto que
ella ha servido de modelo á otras muchas que desde
entonces acá hemos ido presenciando.


Atacado el gobierno en las cortes, con motivo
de algunos disturbios que habían tenido lugar en
Valencia , Málaga, Burgos y otros puntos; con pre -
teslo de haber fallado el célebre programa del pre-
sidente del consejo respecto á la guerra ; y con oca-
sión, supuesta por algunos señores diputados, del uso
mas ó menos acertado que habia hecho aquel de las
facultades estraordinarias otorgadas por las corte 8


anteriores, creyó el ministerio (que permanecía
incompleto hacia mucho tiempo) que era llegado
el momento de robustecerse, evitando así al propio




— 3 0 3 —
tiempo siniestras interpretaciones á sus émulos. El
27 de abril fué provista la cartera de Estado en el
conde de Almodovar, y la de la Guerra en el marqués
de Rodil. Pensóse después en remover algunos obs-
táculos.que se oponían tenazmente á la marcha del
gobierno , á fin de que este, recobrando el apoyo que
le iba faltando en otras partes, pudiera caminar mas
desembarazadamente por la senda que se habia tra-
zado ; y para este efecto, pidieron los ministros á la
reina Gobernadora que exonerase de sus deslinos á
Qucsada , capitán general de Madrid, al conde de
Ezpeleta, inspector general de infantería, y al de
San Román, que lo era de milicias provinciales. To-
das cuantas gestiones hicieron los ministros progre-
sistas para conseguir de S. M. estas operaciones,
fueron de todo punto inútiles. La reina se opuso una
y otra y muchas veces á la exigencia de sus conseje-
ros , los cuales se vieron precisados á hacer su d i -
misión otras tantas veces, desestimada al principio
por S. M. hasta que al cabo les fué admitida el 15de
mayo. En Vos últimos días de esta quincena , habíase
maquinado con grande afán entre ios circuios po\í-
licos , ya públicos, ya secretos, acerca de la manera
de que habia de ser reemplazado el gabinete, los
hombres que habian de sustituirá los dimisionarios
y la marcha política que debia suceder á la época
que en aquella sazón finaba.


D. Francisco Javier Isturiz, procurador por la




— 3 0 4 —
provincia do Cádiz, y que por algún tiempo había
desempeñado el cargo de presidente del estamento
en las últimas cortes, para cuya función le hacen
justamente recomendable algunas prendas personales
que le adornan , cuales son una firmeza de carácter
á toda prueba, una inflexible severidad y una impar-
cialidad digna de grande elogio , era el candidato que
la mayoría presentaba al principio para el espresado
cargo de la presidencia ; pero habiendo después ena-
jenádose la voluntad y perdido por consiguiente la
confianza del estamento, si bien al principio logró
ser presidente interino , vióse pospuesto á otros
candidatos en la elección definitiva. Irritóse el pro-
curador gaditano con tal proceder, el cual no sabe-
mos si fué causa única y esclusiva de su ulterior
conducta, ó mas bien efecto de la conducta que él
anteriormente hubiera con sus amigos políticos ob-
servado; casos, los dos, que ninguno disculpa la re-
pentina metamorfosis de aquel, y que no pueden des-
nudar del carácter de interesada , y como tal odiosa,
la transformación de un hombre que volviendo la
espalda, no ya solo á Sus amigos de siempre, sino á
los principios que habia siempre profesado y defen-
dido con notable calor y exaltación, se traslada al
bando opuesto , apoya sin rubor lo que antes con-
trariaba , y forma alianza estrecha con los enemigos
que tan vigorosamente habia poco antes combatido.
Con Isluriz también hizo tránsito al bando contrario,




— 3 0 5 —
su paisano y amigo el célebre orador tribuno D. An-
tonio Alcalá Galiano, que tantas glorias populares
hibia adquirido en la época constitucional del 20 al
23 , no solo en las tribunas de las cortes, sino en las
mesas del café de la Fontana, en Madrid, que no
pocas veces sirvieron de pedestal á sus fervientes y
democráticas peroraciones.


Éstos dos personages, tan notables en el partido
que entonces se apellidaba exaltado, hoy liberal ó
progresista, fueron nombrados ministros el mismo
dia 15 de mayo, á poco de abandonar sus antiguas
filas, el primero de Estado, con la presidencia del
consejo , y el señor Alcalá de Marina , cuyo nom-
bramiento no deja de ser bien estraño. Los demás
miembros del nuevo gabinete eran D. Ángel Saave-
dra, duque de Rivas , de la Gobernación; D. Ma- **
nuel Barrio Ayuso, de Gracia yJuslicia ; el mariscal
de campo D. Santiago Méndez Vigo, de Guerra;
y D. Félix d' Olháberriague y Blanco, de Ha-
cienda.


Con grande sorpresa y mayor desden fué reci-
bido por el partido liberal este ministerio, como no
podia menos de acontecer; y viniendo al terreno de
las rivalidades y recriminaciones los ministros en-
trante y saliente, Isturiz y Mendizabal, antiguos
amigos, hubieron de dar á Madrid, y á la España to-
da , el escandaloso espectáculo de debatir y vengar
sus querellas en el campo, á pistoletazos. ¡Brillante




— 3 0 6 —
ejemplo de moralidad y de respecto á las leyes, dado
por dos primeros ministros ó consejeros de la c o -
rona!


Emprendió Istüriz en su administración la via re-
trógrada y anti-liberal que era consiguiente adopta-
se, atendido el origen de su elevación al poder, y te-
niendo en cuenta también laimplacable saña y el mor-
tal espíritu de venganza de que entonces se hallaba
animado : y en el estamento de procuradores pre-
sentóse al dia siguiente del nombramiento de los
nuevos ministros, y al tiempo mismo de entrar tres
individuos del nuevo gabinete en el salón, una pro-
testa firmada por cuarenta y seis diputados, la cual
comprendía las peticiones siguientes : «i.* Que las
«facultades estraordinarias concedidas al gobierno
«en la legislatura anterior ron el voto de confianza,
«habian cesado al abrirse las actuales cortes: 2 . a Que
«si estas se prorogaban, ó disolvían sin estar vota-
«dos los presupuestos , no se pudiese en lo sucesivo
«recaudar impuesto alguno; y 3.* Que todos los
«empréstitos ó anticipaciones, de cualquiera clase
«que fueran, contraidos sin autorización de las cór-
«tes, fuesen absolutamente nulos.»


Con audaz serenidad recibieron los ministros este
voto de reprobación lanzado por sus émulos: y p i -
cados de honor, obstináronse en defender sus pues-
tos, recogiendo impávidos el guante, que con no
menor audacia se les arrojaba. Mañero en su con-




- ^ 3 0 7 —
duda el presidente del consejo, y haciendo gala de
la maestría que le es propia, como orador aventaja-
do y táctico en el parlamento, impugnó eon singu-
lar habilidad las proposiciones que le herían tan de
cerca; pero aprobadas al fin por el estamento de
procuradores , aprestáronse los nuevos consejeros á
seguir gobernando , respaldándose en el trono y sin
temor á las- censuras de los estamentos. Acedába-
se en estos cada dia mas y mas la opinión con-
tra el ministerio; y pasadas las primeras sesiones
en recriminaciones mutuas, en amargas censuras,
y hasta en los mas insultantes desprecios, depues-
to enteramente el disimulo, presentóse el dia 21
de mayo una proposición, que firmaban sesen-
ta y siete procuradores del reino , en la cual se
decía : «Pedimos al estamento declare que los indi—
«viduos que componen actualmente el ministerio no
«merecen la confianza de la nación.»—Setenta y
ocho procuradores aprobaron esta petición contra
veinte y nueve que la desaprobaron y trece que se
abstuvieron de votar , después de un ruidoso y apa-
sionado debate: y siendo ya imposible toda avenen-
cia , en la sesión del 23 leyó el presidente del con-
sejo el decreto de disolución de aquellas cortes,
como cuatro meses antes habia sido leido el que
disolvia otras, si bien por causas diametralmente
opuestas á las de ahora. Así la lucha pertinaz y las
rivalidades intestinas de los partidos eolíticos , han




— 3 0 8 —
hecho infructuosa é improductiva por largos años en
España la representación nacional.


A los que juzguen que la conducta del estamento
popular era injusta, por precipitada, en atención á
que aun no habian tenido tiempo de obrar los minis-
tros cuando se fulminó contra ellos tan terrible ana-
lema, hechos posteriores, y sobretodo la nación mis-
ma obrando después, les convencerán de que los
procuradores del reino , obrando de aquella manera,
fueron intérpretes fieles de su voluntad y de sus s o -
beranos designios. Fuera de que, otras causas y otras
razones que no cumple al propósito nuestro enume-
rar tan por estenso, concurrieron también y pesaron
en alto grado en el ánimo de los representanles de
los pueblos para tomar una resolución queel-tiempo
vendrá á justificar brevemente:


Los ministros al disolver los estamentos elevaron
una esposicion á S. M. la reina Gobernadora , en la
cual hacian responsables de la providencia adoptada
á los señores procuradores, rogándola que convocase
nuevas cortes, con el carácter de revisorasde las le -
yes políticas, para el 20 de agosto. Así se espidió el
decreto de convocatoria y , lo que es mas notable,
acompañaba á este decreto un Manifiesto de S. M. la
reina Gobernadora a los subditos de su augusta hija,
corroborando lo que en su esposicion sentaban los
ministros, y patrocinando de esta suerte los actos de
sus consejeros, únicos responsables.




—309—
^^Ф^'фоглщ, mómeníola. Kza de l o a ptarft^


d o p ^ ^ e ^ t á r r ^ e l e e t o r a l y-y tornemos á r e r l o qué
s É ^ | e j ^ n ' e | i d e l a ' g a e r r a . Nada d e particular «ofrecen
W*operaciones d e l a campaña desde к4&ЪлУ0Ш]фе>


. le hemos dejado hasta e l 21 del citado ritato, e n q u e
e l general e n g e f e C ó r d o b a « m ^ B n d i ó ^ n ^ d a á e n t o s


^ e ; grande. m i p t n j ( a ü c i a s o W e ; l a s gigr-ra^^R^afig>
p j á P P ^ a a r gloriosamente e|1­Ы^ШалаЩцкеа^е
e l 2I<nuestras .tropas á Salvatierra /¿desde las iíimiy-i;
diacrohes d e Vitoria, donde se encontraban , y bien-
pronto aventaron a l enemigo d e sus lineas d e Aralar,
e n cuya «peracion ^(narou, partó l a s dimisiones d e l


, | ^ e * a Í ¿ Í ^ d ^ ^
W condujo l>i e n ; pero la.segunda; c o o p e r a b a e n la.
izquierda;< tomó y ^coronó' las :.posiciones enemigas
с й П admirable presteza y sin par denuedd^subiendo
á l a cumbre d e dicha sierra, y enseñoreando d e s d e
allí lo .dp i«l; c^ix^^^UÉé-teaii-; ^ ^ ^ ú ^ a ^ g ^ e ^ ^ ^ i B i i ^ '
perdido; 1«».:|вМ|^о^1^1^1^Щца«; i murió e l
joven pundonoroso y capitán bizarro'!). Marceliáo-
Qráa, hijo del general del mismo nombre, .«аДЦЫЬЬ
batido, e l valiente brigadier 0-Boan^№ij^;.^e!^M>>
el e n é t ó i ^ s e j r a desalojado e l 22 d é } : pueblo de G a -
larreta, posiciones contigg&eí^; demás cordi~-
lleras, basques y barrancos ,b^tá M j í g a r T á ^ r < m a r
nuestras bizarras tropas l o s , clevadísimos puerto^ d e
San Adrián y Áraozaz'u, cuyo terreno t o d o © r a d e f e n -


TOM . i . 21




- 3 1 0 — dicta sor pulgadas * sUvgráiMábrica de pólvorái^ Araya ftté eaUregaátt á las; llama*. v -•>: itA-; ' Otw choque empellado el 2 3 , en el cual torné' una parte intuy activa é interesante b división E s -
PARTERO que descendió basta Salinas, acabó de hacer
á nuestro* soldados dueños dB loda: la cima d e lia c p í d ü í w H ^ i ^ f e » 6 'W ^ ^ W * f e í á f t » i t o «ofcre sü ' «quiérda^y envolviendo las líneas a^noberiN^(|¿ Arlaban y Villarneal, fruto dé cuatro meses de trÍM bajo de un ejército entero y de toda aquella pobla-ción que en ello»se habia empleado, creyendo sin duda haber levantado una barrera impenetrable. Las;
t í ^ a | > i Í M ^ : ^ i * Í F d d ^ ' ¿ wéfómijse' ¿orpp^áiáidis envueltas e n sus parapetos, los abandonaron rélf^gi rindosepor e l camino de SaKnasj, y, Eguía que •s§*' habia, concentrado en Olíate , y pasó la noche cons-truyendo ffcrapetos, vióse burlado en todos snscái-culos. El 24 se estendió nuestra izquierda, guiada por E S P ABTEftO , t e t a el pueblo dé^ViHarreal, des-haciendo los parapetos ; y todo efresto sostuvo nna. secunda batalla larga, porfiada y general, que duró desde las ocho de la mañana hasta las once déla no-<^¿r$-Arlaban', nombre célebre en los fastos dfoésta guerra^ JK "ié récdrdocion garios» para'niiístros v a -lientes, tuvo pcñsian de presenciar porSereora vez la humillación de los mas vigorosos esfuerzos de los carlistas; pues habiendo estos atacado COR bravura nuestra derecha, en númoro de nueYc batallones,




-^311— .


ji№0KS(yi^p^&^nttá las bayonetas dé nuestros'
2aÉ^id«^sbMíÑio^ qaé, en fuerza 4« reiteradas c a r ­
gas,los rechazaron co¿ hidalguía é inimitable valor.


Está espcdicion, que con tanto acierto y tino tan
singular dirigió eibizarro'y enteadtdomneral Cór­
doba , fué de «rt¿*6e¿to­maravillosa y Utfg,: íesnit*s


jMé' gratídetrascendencia, podie^a^áray 'aJá
fótisos,­acobardándolos, destrwycndo<ana^ pía.­


flesde invasión por de pronto, y desacreditando á ttno
desttsgenerales de mas alta y c é l e f i r e reputación.
Todo al contrarío jdé­ió 'quenaturalmente sucedía
« o hrtréttiirás &er© tá*ta fríarf ­tu* 4e;eoBM¡*ni&


. .^^M^^eeito '|spjp^r4ljÍiB. considerables, nó' ba^
jan^o de'600 hombres los ^ne ei* esfoS díastuvimos


' mora de combate; Si bienVjbs enemigos triplicaron
^cste .número , *


El 26 fué llamado ESPAKÍÉIW» á­ Vitori*, éftdondé
le manifestó el ge^«**l en :f^j^^'l((dÁtde'%Í«^Mr
á i a H l ^ ^ s M i A ^ / ^ M ' ^ ^ o ^ ' 4 i l № ^ d a s e ; encar­
gado def mando del ejército. ESPARTERO .resistió
cuánto le>' fué posible este encargo, haciendo presente
quo sehalkiba en el ejército el general ferGnNtófeíi
rondeléf ¿ qoe siendo mas antiguo que é l , tenia mas
tUdlos que alegar\y mas*d.ereoKoXtánibien.aitriando
eil gefé d«';naestras tropas. Todo' fué en Vanó: Cór­
doba' insistida n u e v a m e n t e * , y d e urf&j manera tal, que
ESPAHTÉRO sé vfó'ál'imprecisado á ceder porque no




— 3 1 2 —


se creyese que intentaba, evadir la responsabilidad,
con la cual se le brindaba tan eficazmente.


Al conferir el general Córdoba á ESPARTERO el
mando interino del ejército, lo hizo con la recomen-
dación « de no emprender operación ofensiva durante
su ausencia#» según se espresa él mismo en la M E -
MORIA jjjsfriFiCATivA que al siguiente año publicó
en París. Por lo cual, en los veinte dias , poco mas
ó menos, que duró esta interinidad, se limitó nues-
tro ejército, falto en estremo de recursos, á hacer
algunos reconocimientos y demostraciones en fuerza
sobre los trabajos que empezaban á reconstruir los
febeldcsá su frente, y sobre las fuerzas que éstps
tuvieron siempre concentradas para protejeraquellós
trabajos contra todo el número de batallones que
para atacarlos y destruirlos de nuevo tenia nuestro
ejército á muy corta distancia,—Y en honor sea
dicho de ambos generales, en la alocución que di-
rigió el primero á lasiropas al tiempo de su partida,
les decia de esta suerte: «Durante mi ausencia queda
«al frente de vosotros . el dignísimo general E S P A R -
«TERO , tan conocido por su denuedo de todos los
«valientes, como de lodos amado por sus prendas y
«virtudes.» •"


Mucho se ha hablado y escrito acerca de los
motivos y objeto de este viaje que hizo Córdoba á la
corte, así como de los designios del joven caudillo
y planes y confabulaciones atribuidos al gobierno de




. —313—
entonces; pero, sobre haber sido aq uñí viaje acor-
dado y autorizado en tiempo del Sr. Mmdizabal,
según dice el misino general en su j a citada Memo-
ria, las razones y datos'docutnéntales que aduce en
la misma , así como la conducta que entonces y des-
pués observó aquel ilustre cuanto malhadado gefe,
ponen en claro; y fuera de toda sospecha, fes motivos
reales y justos que dieron margen á esta determina-
ción; que no fueron otro», en sustancia, queesponer
el estado y las grandes necesidades del ejército „ e s -
plicar el plan de campaña que habia creído conve-
niente adoptar , y obtenida que fuese la aprobación
del gobierno, compartir con este la inmensa res -
ponsabilidad que en cierto modo solo sobre sí basta
entonces gravitaba; y en caso contrario,es decir, en
el de no obtener la aprobación que anhelaba, y con
la cual quería como era justo guarecerse, presentar
su dimisión, dejando aquel puesto espinosísimo á
otro gefe mas diestro ó mas afortunado : sin'-que sea
fácil , ni menos recto y concienzudo acusar á este
general de planes reaccionarios y liberticidas, y de
transacciones con D. Carlos, cuando susantecedentes
dicen lo contrario ; cuando él deshace ciará y pala-
dinamente todo escrúpulo de sospecha que pudiera
haber sobre este delicado y enojoso asunto con de-
mostraciones sólidas ; cuando su posterior conducta
lo desmiente ; cuando en fin, tan desnudas, de funda-
mentos vemos las recriminaciones que, tanto en la




— 3 1 4 — .


prensa nacional como enlaestrangera, osaron dirigir-
le entonces sus émulos y sus atrabilarios enemigos.
Tal vez, si no el gobierno, qu« presidía el señor
Isturiz, algunos de sus amigos y echadizos invitasen
al general (lórdoba para que se doblegase él y su
espadar,•:; é l|iciese lo mismo con las bayonetas del


/ejército, ^nde^ueeste>sírviesecón?0;ÍBistr'Umento
ciego á,las miras de un partido (y de esto hace'r,ya
aquel alguna ligera indicación en su obra); poro BÍ
así fué, es tambienlocierto que este militar.honrado
y pundonoroso rehusó siempre tomar parte activa
en tales contiendas y querellas ; y que observador
rígido de sn$ principios de obediencia pasiva, los
cnales interpretaba él con arregló á su conciencia y
con lá libertad" que dederechó compete á todo hom-
bre en tales casos, siempre se declaraba esclavo de
laley y funcionario del gobierno , sin acceder jamás
abastardas é interesadas sugestiones. Nosotros al
menos fiados en' su palabra de honor (y la palabra
de honor de un soldado español es prenda de grande
valía), damos fé y entero crédito á sus aserciones.


Restituyóse Córdoba al ejército á mediados de
junio; y":pocosdias después vióse que la guerra.que
hacían los carlistas, limitada hasta entonces á las cua-
tro provincias-sublevadas, con algunas pocas mas es-
cepciones , quería tomar vuelo y probar ventura, sa-
liendo como de madre, y rebasando la meta que
hasta aquella época habia creido prudente conservar




intacta. Y era que sus necesidades se iban ya hacien-do sentir tanto mas, Cuanto mas escaseaban los r e -cursos en aquel suelo, tan trabajado y combatido cómo aburrido y desengañado durante cuatro años de eterno guerrear y sin adelantar nada. EL hambre, pues, y el anhelóle probar fortuna, hicieron que los. rebeldes fjroyeetascttespediciones ai interior del r e í *
.4e0^^u»U¡k: -el- conde de Casa E g u í a , que tantos 'Séífehfabros sufrió en el poco lieiüpo que duró su? mando ea gefe, y que tanta oposición habia mostra-do siempre á este plan de las columnas espedicióna-rias, fué reemplazado por D . Bruno. Yillarreal, gefe de muy alta nombradla en las filas carlistas, compa fiero que habia sido de Zumalacárregui /y dolado eu verdad de prendas muy recomendables jiara la guer-ra. Era este partidario acérrimo del sistema de las espediciones, y así lo' habia manifestado y procurado» inculcar repetidas veces en los consejos de? la corte carlista, condenando abiertamente el plan seguido por E g u í a : y entre las diversas columnas errantes que organizó, á poco de ascender al mando, fué la mas notable y la que llegó á hacerse también mas c é -lebre, la que capitaneó el mariscal de campo dé los ejércitos rebeldes D . Miguel Gómez. Constaba esta columna de cuatro batallones castellanos, dos escua-drones y dos piezas de montaña con diez artilleros; obra todo de unos 2,700 infantes y 180 caballos. El pais escogido para que esta gente llevase la. guerra y




—316— esploráse él espíritu público .animándole al par en
favor de D. Carlos, era el de las provincias de Astu-
rias y Galicia. • " .


Reuniéronse estas fuerzas el 25 de junio en la
villa de Amurrio, del señorío de Vizcaya, y em-
prendieron la marcha á l a s dos de lo madrugada del '26 , procurando esquivar el encuentro rcon nuestras' tropas i p a F a lo cual dieron un largo rodeo, llegando
á la aldea llamada la Colina, distante ochó leguas
y fres cuartos de Amurrio, á las tres de la mañana
del 27. Repasaron a q u í algún tiempo, aprestándose
á continuar la marcha: y e n esta s a z ó n , sabedor el
general Tello, comandante general del cuerpo de re-
serva , de la dirección que llevaban los espidiciona-
r ios , partió al punto también en su seguimiento. Muy
poco tiempo tardaron en avistarse unos y otros en los
campos de Rivero y Villasante;'y muy poco tardaron
también en trabar batalla. Pero la suerte mostróse
desesperada é infausta á los nuestros, quienes á pe-


'. sar de contar casi el doble de la fuerza enemiga , y
de llevar al frente de la caballería el valiente y tan-
tas veces acreditado coronel Aibuin (alias el Manco),
fue de tollo punto infructuosa Ta audacia de,este y
los constantes esfuerzos de nuestros soldados, quie-
nes al eabo desonce horas de, incesante fuego, ago-
tadas ya las municiones, aunque no el sufrimiento,
hubieron de ceder el campo y la palma de l a victoria
á los de Gómez que auguraron así, con tanta dicha,




— 3 1 7 —
sus Correrías aventureras (que no terminaron de
igual suerte), dando ocasión y motivo á esta nuestra
derrota, la estrella infeliz del Sr. Tello, que cometió


• graves faltas, al dirigir la operación , si bien estas'
faltas, á juicio de los inteligentes;, eran todas dima-
nadas del arrojo , de la impaciencia, y d« una esce-
siva confianza én sí mismo. ¿ ;


»^Terminada la acción, y después de descansar los
éspeuicionarios aquella noche, prosiguieren su mar-
cha al dia siguiente enderezándose por San Martin á
Sóncillo , pueblo situado en la carretera de Burgos á
Santander; y después por los Caraveos, Colada y
otros puntos, atravesando de seguida el famoso
puerto de Tarna, Viriñuela, y de aquí á Oviedo, en
donde entraron sin oposición alguna el 5 de jul io .—
El marqués de Bóveda, uno de los gefes que acom-
pañaban á Gómez, salió de esta ciudad por orden de
su general, en dirección al puente de Soto y enáni—
mo de atacar á la columna.de Pardiñas, que estaba'
situada hacia aquel punto; Hubo con efecto un cho-
que aunque breve, si bien sensible para nuestras
tropas, á quienes tocó igualmente llevar en esta otra
refriega la peor parte. Tales contratiempos sufridos
por nuestros soldados, por causas que no Suelen e s -
casear, mayormente en guerras como esta, no podían
menos de influir ventajosamente en el ánimo de los
aventureros, quienes iban ensoberbeciéndose de una
manera estraordinaria. Creían ellos ya, en su deli-




— 3 1 8 —
ranle orgullo, que á comienzos tan dichosos solo pb̂ -
dia corresponder un próspero y feliz: remate.


El general ESPARTERO que se hallaba con la d i -
visión de su mando, al tiempo de partir Gómez de •
las provincias, en Yillareal de Álava , también «e
movió en su seguimiento; pero conao el faccioso lo


'¿llevaba maWo <á cinco marchas de veéitotija, solo, pudo
seguir la pista á la espedicion , forzando las, que -
hacían sus soldados, y pernoctando casi en los1 mis-
mos puntos que la noche anterior habían dejado los
rebeldes precipitadamente. El Sr. Manso, capitán
general de Castilla la Vie ja , que habia también sa-
lido de ValladóKd con la idea de hostigarlos, no se
atrevió á darles arremetida alguna, ni á entretenerlos
para que los ganase ESPARTERO, sin duda enatencion
á las pocas fuerzas con que contaba su columna;
pero saliendo hasta«Pola de Lena , destacado los su-
yos un batallón franco y algunos caballos , cuya .
fuerza se incorporó á la división de ESPARTERO e s
Sama de Sangredo, tres leguas de la capital de A s -
turias, el 7 de julio.


Al siguiente dia 8 , y cuando Gómez habia salido
poco antes dirigiéndose rápidamente á Grado, entró
ESPARTERO en aquella ciudad, no sin alcanzar la re-
taguardia enemiga, cogiéndola algunos prisioneros y
salvando á la vez varios nacionales que al entrar los
rebeldes en la espresada capital habian apresado, por-
que resistieron entregar las armas. Dividió aquí E s -




- 3 1 9 —


PARTERO su gente en dos trozos, haciendo que .mar-
chase el mayor por la venta de Eseampredo al punto
donde se hallaban los carlistas, y el otro por su iz-
quierda, ú ijíual altura, con el fin de prestar auxilio
en caso necesario. Sabedor Gómez de este movi-r-
miento, ya solo pensó en,huir y ver modo de e s -
quivar un encuentro que no podría menos de íerte
funesto, mayormente cuando las tropas que guiaba
nuestro general, sobre ser mejores, eran también
masque las espedicionarias. Con grande prisa y ma-
yor cuidado corrieron estas desde el referido pueblo
de Grado á Salas, encaminándose desde aquí á Borras
y Lago,.y después á Castro y Fuensagrada; y conti-r
nuando por el Padrón, Soto de Torres y San Fis de
Lugo, pasaron el Miño por el vado, después de ha-
ber permanecido mas de cuatro horas á la vista de
Lugo, á tiro de fusil. Hallábase encerrado en esta
plaza, confuerza no insignificante, el general Latre*
quien,, llevado de una prudencia tal vez escesiva, .no-
tuvo por conveniente el salir á escaramucear s i -
quiera , con elfin de evitar el paso del río y detener
la espedicion, que debió ser aquí batida ppr E S P A R -
TERO ; y solo , sí, adoptó el medio , menos compro-
metido sin duda, de disparar al ganos Cañonazos á los
huéspedes, quienes sin temor á aquel fuego, que solo
llegó áherirles el ©ido, y al compás del cañoneo, hi-
cieron pasar por el vado su inmensa carretería de
bueyes, artillería, caballería y todo el-tren que for-




— 3 2 0 —
inaba el rico botin que les habían suministrado Ovie-
do y otros pueblos, concluyendo por pasar todos los
infantes, sin novedad alguna por ahora en su atrevi-
da empresa , y continuando su viaje con dirección á
Santa María", á-Foxá y Santa Gadea.—En vano trata-
ron aquí los enemigos de apoderarse dol convento
del Sobradó*, en el cual se habían refugiado alguna
tropa nuestra y nacionales, procedentes todos de « a
convoy que había salido de Lugo para la Cor uña;
pues apenas osaron Ercercarse un tanto á las paredes
de aquel bien defendido edificio, riéronse precisados
á retirarse no sin sufrir grande escarmiento, habién-
doles ocasionado los nuestros bastante daño.


Pasaron desde este punto los espedicionarios á
San Lorenzo deCarelle y San Tirso, entrando por
último en la ciudad de Santiago el 18 de julio. Co-
mo en la capital de Asturias, también en la del an-
tiguo reino de Galicia, entró esta famosa espedicion


-sin oposición alguna de parte de aquel vecindario,
y como a l l í , también aquí se proveyeron de fusiles,
pólvora, monturas, sables y varias fornituras y ves-
tuarios de los guardias nacionales y de las milicias
provinciales. Empero no fué su detención en Santia-
go tan sosegada ñi tan duradera como en la capital
de aquel principado. Pues con la noticia recibida allí
de que ESPARTERO les iba á los alcances y pernocta-
ba el 19 en San Tirso , y de que otras muchas fuer--'
zas mandadas por Latre , e l marqués de Astariz y




— 3 2 1 —


otros ge fes, bajaban de distintos pantos, para aco-
sarlos y perseguirlos, alarmáronse los de Gómez de:
tal suerte, que á" las ocho de la noche del 1 9 citado,
dio el general carlista orden de que á las diez de
la misma estuviesenlodos los batallones y escuadro-
nes formados en las plazas y demás sitios convenidos,
así como la brigada, artillería equipagesty iodo car-
gado y uíspuesto á emprender la marcha á la prime-
ra señal. Con tal precipitación se dieron, tomaron y
practicaron estas disposiciones, que á las doce r o m -
pió el movimiento la división espedicionaria por el
camino real.de la Coruña, llevando en el centro la
brigada, compuesta de unos 10ÍEJ carros de bueyes*
3 5 0 arrobas de pólvora, 2 , 0 0 0 f u s i l e s , 3 , 0 0 0 bayo-,
netas nuevas, mas de i 4 5 0 arrobas de balas, y como
una docena de Cargas de cartuchos. Un escuadrón
carlista, que quedó en Santiago por algunas horas,
con el fin de proteger la retirada de las- .otras fuerzas,
al desocupar la ciudad rayando el d j á , s o s t u v o ; y a
algún tiroteó con las tropas de ESPARTERO que á la
propia sazón entraban.


Iba camino de la Coruña aquella gran carabana
marchando de prisa, cuando sabedora de que enSe-
queiros habia cerca de 2 , 0 0 0 hombres, procedentes
de aquella.ciudad', juzgó prudente el revolver, co-¿
TOO \obAio ftaeíacAo ,dw\g\ewk>se áCÁAaAe\\a^dis-
tante nueve leguas de Santiago, en cuyo punto per-
noctaron aquella noche los viandantes: Al amanecer




' —322—
volvieroná anudar su rata prosiguiendo por Crupes-
á Baamonde, llegando al fiit á Móndoñedo el24. Solo
se detuvieron aquí lo preciso para descansar,y al diaf
siguiente d é su arribo continuaron la marcha por Ve-
ra del Rio, Brafia y Nogueiras, dirigiéndose á San
Martin. En ésée punta llegó á sabeí Gómez por sus


„ GQDfi , d d B t e s r ^ o e Latre se h ahia movido 'desde San-
tiago'con dirección á Grandasy Salime y con é l ob 1-
jeto de cerrar al rebelde la única salida que tenia,
que era el puente de aquel pueblo; pero desgra-
ciadamente este nuestro general tampoco ahora fué
feliz ensu empresa. Los enemigos aceleraron el p a s o
con la m i t a d d « 1» fuerza* logrando apoderarse del
puente y llegar á Grandas una hora antes que Latre,
quien tuvo que desandar algunos pasos volviéndose á
Fuensagrada.


Al siguiente día se incorporó toda la- división en
dicho punto de- Grandas y Salime, y adelante en su
marcha, pernoctó en Pola d e Allende: pasando él 27 á Cangas de Tineo, descansó aquí dos dias, sa-
liendo después via de León aqnella tribu errante,
desengañado ya Gómez , como debía estarlo, de- lo
imposible que era fijar la banderado la rebelión ero
las pacíficas y apacibles pro vineras d e Asturias y Ga-
licia , ea donde no consiguieron otira cosa que a u -
mentar las partidas dé ambos países con los facciosos
que se incorporaban á ellos en los pueblos del trán-
sito, y que no pudiendo seguir tan penosas y agitadas




— 3 2 3 —
maroias, quedaban, naturalmente rezagados. Pasa-
ron, pues por Cecea y por lo alto del pserto do
Litariegos á Vilíabriiio, por Murías, Adrián y otros1


* puntos, hasta, que el l . ' d e agosto entraron en \a¡ f
ciudad de León. El general ESPARTERO , constante y
presuroso en persecución, aunque sin poder alcan-
zará los espedicionarios (lo cual no es f&eilfitpro-'
(rat)^jdicé,el general Córdoba, pues eíque^ Küyé fie»
nt^^any huye por donde quiere, sobre todo-en un
país tan cortado y quebrado como .España], habia sa-
lido el 2 0 de Santiago y llegado á Lugo- el 2 1 ,
forzando las marchas de una manera tan considera-
ble cual se. deja ver. Y es que habiendo abservado
qué el enemigo, forzando también lassoyas; se har-
bia entonces dirigido á la provincia antigua de Mon-.
doñedo, según dijimos antes , creyó sin dnda que el
objeto de este era el de contramarchas , penetrando
por Asturias. Pero nótese que Gómez, viniendo»
parar á León, robó tre9 marchas al geaerttltí/sPAR—
T E R O , quien se habia creído con razón, obligado á
costear la frontera de Galicia , á fin de impedir la
contramarcha de los rebeldes sobre este reino. El 30
de julio se hallaba en Muñas, muy satisfecho , y
como él también sus tropas, del esmero y actividad^
de las autoridades cuya cooperación necesitaba para
la mayor rapidez en sus marchas. La que hizo desde
Yillaodrid á Navia fué en triunfo, quedando las t r o -
pas recompensadíis dé sn constancia , penalidades y




— 3 2 4 —
privaciones, con los homenajes de gratitud que les
rindieron los guardias nacionales y demás personas
de todas clases, sexos y edad ; con la circunstancia
de haberse despoblado los lugares que no se halla­
ban en su tránsito, como Rivadeo , Castropol y F i ­
gueras, pqra saludar con entusiasmo ardiente en los
caminos á los que proclamaban libertadores de As­
turias y Galicia.


Al finhabian de avistárselas tropas de ESPARTERO
y lafaceionespedicionaria, recibiendo esta el condig­
no escarmiento. Saliendo de León dos dias después
de su entrada en esta capital, revolvieron sobre A s ­
turias los rebeldes, no atreviéndose á perder de vista
las instrucciones que habian recibido desu rey Car­
los: de aclimatar la venenosa planta de la guerra en
aquel principado y én Galicia. Loca y presuntuosa
temeridad , que fué harto costosa á la facción pere­
grinante. Entró esta en el vajie de Buron, no lejos
del cual se hallaba ESPARTERO, y anhelosa de pose­
sionarse de un punto que pudiera guarecerla sin
grande esposicion , juzgó acertadamente que ningu­
no le convenia tanto como el famoso puerto de Таг­
па, cuya embocadura podia defenderse solo con dos
compañías contra toda nuestra división; y én esta
idea, encamináronse hacia Tarna los do Gómez; pero
al llegar al pueblo de Ezcaro, sito en el espresado
valle, trabóse un combate terrible y tan reñido entre
las tropas de ESPARTERO y los espedicionarios, quo




_ 3 2 5 —
á pesar de ocupar estos las formidables estancias que
enseñorean á dicho pueblo en sus inmediaciones, des<­
alojado de ellas con asombrosa rapidez por nuestra
infantería, y lanceada por nuestros bravos la caba­
llería facciosa, .sufrió aquí la espedicion golpe tan
tremendo, quGno bajó de 500 el número délos pri­
sioneros , con varias prendas de armamento, ves­
tuario, cajas de guerra, etc.—De los prisioneros he­
chos en esta ajpcion memorable , dada el 8 de agosto,
se formó el batallón de Guias, que luego fué .Re­
gimiento de Luchana , cuerpo de voladora fama , de
muy gratos recuerdos para la patria por los servi­
cios importantes que prestó en esta guerra, y que si
el ruin espíritu de partido, rencoroso siempre y
siempre injusto , ha intentado afectar su olvido eli­
minando de la nomenclatura de nuestro ejército aquel
nombre (que muy pronto veremos los grandes títu­
los que él tiene para ser glorioso), eternamente es ­
tará fijo en la memoria de los buenos españoles,, y
jamás habrá una mano bastante fuerte que sea capaz
de borrarle en la historia.


Las consecuencias de esta acción fueron inmen­
sas. Si en lugar de batir, ESPARTERO hubiera sido
batido por Gómez en Ezcaro (lo cual no era presu­
mible), alentados los apóstoles de la rebelión con un
triunfo para ellos de tanta trascendencia , y anima­
dos y ensoberbecidos y envalentonados también los
partidarios de D. Carlos que hasta entonces no habían


том. i . 22




— a c -


osado levantar cabeza en Galicia, Asturias y la" Vieja
Castilla, fácil es presumir adonde nos hubiera l le-
vado un descalabro de tal naturaleza y en tal ocasión.
La guerra civil hubiera entonces recibido un incre-
mento considerable, la insurrección hubiera cundido
en todas partes alzando orgullosa su abatida frente,
el teatro .horrible de devastación se hubiera ensan-
chado,y tiambienmultiplicado se.habría elnúmero de
los actores. Quien tenga un conocimiento exacto de
la disposición en que se hallaban entonces muchos
pueblos gallegos, castellanos y astures, endondelos
carlistas estaban aprestados y prontos á la señal de
alarma para alzar la voz á favor de D. Carlos, y
empuñar las armas.y emprender la guerra , podrá
reconocer todoel valor tjue de suyo tiene el servicio
que en esta ocasión , como en otras infinitas, prestó
al pais el valiente y patriota general ESPARTERO.


Aldia siguiente de la batalla presentóse á este el
señor Rivero , comisionado por el general en gefe
Córdoba para tomar el mando de su división, á fin de
que ESPARTERO pasase otra vez á mandar en gefe el
ejército de operaciones, por haber admitido el g o -
bierno la dimisión de Córdoba. ESPARTERO tuvo á
bien contestar al señor general comisionado,-que pre-
fería continuar en persecución de Gómez , á quien
seyrometia destruir completamente en breves dias,
haciendo así, según su entender, mejor servicio á la
causa pública.




— 3 2 7 —
Desde aquí pasó.ESPARTERO á Oseja de Sajam-


bre, én cuyo punto y sus inmediatos hizo que des-
cansase dos dias sü división , á causa de un temporal
crudo y de muchas aguas que hacia de aquel agosto
un verdadero invierno en Asturias. Y ya que de este
pueblo de Oseja hablamos, ño pasaremos de aquí sin
dejarconsignado un hecho queprueba los sentimien-
tos humanos y propiamente liberales que abriga el
general ESPARTERO , así como el eelo paternal que
ha mostrado siempre hacia la infeliz clase de soldado.
En la .HISTORIA DE LA ESPEDICION DE GÓMEZ, escrita


por el gobernador de su cuartel general; obra que fué
cogida manuscrita á un prisionero en la acción de
Huerta del Rey, y que después havistolaluzpúbli-
ca, se espresa el escritor carlista de esta suerte. «Em-
prendió la división (de Gómez) su marcha para
«Castilla,.pasando (el 14 de agosto) por el puerto
«de Sajambre á Oseja de Sajambre , en cuyo pueblo
«habíamos dejado 1 8 heridos de la acción del 8 ,
«que por su gravedad no pudieron conducirse mas
«adelante; y habiendo llegado ESPARTERO , fué ávi -
«sitarlos, y obligó al cura párroco á que les llevase
«gallinas, chocolate y lo demás que necesitaban, y
«les ofreció dinero; al siguiente dia les proporcionó
«carros, y con la comodidad que prometían lás'cir-
«cunstancias los mandó á León para que fuesen c u -
arados.» . . . . • •


Continuó después ESPARTERO la persecución de




— 3 2 8 — v


Tos rebeldes trashumantes, que desbaratados en E z -
caro, habían logrado al cabo reunirse con Gómez
el dia 11 en Cangas de Onis : y noticiosos de que
aquel general se hallaba el 13 en Infiesto con ánimo
de acometerlos, salieron de Cangas el 14 atravesando
el penosísimo puerto de Besay dirigiéndose á Potes
á donde llegaron el 16 y salieron .al siguiente dia,
pocas horas antes de entrar ESPARTERO , quien los
hizo huir con el mayor desaliento y sin-esperanzas
de salvarse. Y cierto que no se hubiera .salvado ni
uno solo, á no haber sobrevenido un accidente fu -
nesto para aquel general,no menos que paranuestro
ejército, y solo ventajoso á la facción, la cual se vio
por de pronto libre, de tan cruel azote; pues habien-
do atacado á los pocos dias una fuerte enfermedad á
ESPARTERO, tuvieron que conducirle el 27 en una
camilla á Lerma , en donde se quedó unos dias, pa-
sando después á Logroño á ponerse en cura al lado
de su familia. La división quedó entonces á cargo
del brigadier D. Isidro Alaix, que hasta entonces
habia hecho de gefe de estado mayor.


Con motivo de haberse aJzado la mayor parte de
las provincias de España proclamando el restableci-
miento de la Constitución política, de la monarquía
española promulgada en Cádiz en 1812 , y de haber,
ordenado la reina Gobernadora su publicación, como
ley del Estado, aboliendo el Estatuto, por decreto-
de 13 de agosto dado en la Granja , de cuyos nota- '




— 3 2 9 —
bles sucesos nos ocuparemos después, ESPARTERO
que se hallaba "el 22 , todavía al frente de su divi-
sión , enVillaláco, dirigió una comunicación al g o -
bierno sobre asuntos de guerra , pero cuyo último
párrafo, era como sigue:


«Los continuos movimientos por poblaciones r e -
«ducidas puedo -asegurar me* han tenido siempre
«ignorante dé los sucesos, y particularmente de Jos
«últimos déla corte y.provincias que desengañaron
«á la augusta reina Gobernadora de la mala direc-


• «cion de los negocios del Estado. Hoy, casualmente,
«me he impuesto por periódicos de esa capital que
«leí en-Fromista, y en su consecuencia he dado á las
«tropas de mi mando la orden general de quein-
«cluyo copia , esperando lo eleve V . E . á coñoci-
«miento de S. M. por sí merece su aprobación.» La orden general de 22 dé agosto de 1836 que
dio ESPARTERO á su división en Fromista , y ala cual
alude el párrafo anterior", decia así:


«SOLDADOS: Nuestra augusta reina Gobernadora,
«solícita siempre del bien y de la felicidad de los es—
«pañoles, se ha dignado decretar se publique la
«Constitución política del año de 1812 , en el ínte-
«rin que reunida la nación en cortes manifieste es-
apresamente su voluntad , ó dé otra Constitución
«conforme alas necesidades de la misma.—Solda-
«dos : esta nueva prueba de amor que da á los e s -
apañóles la heroina del siglo, la inmortal Cristina,




— 3 3 0 - .
«ds prepara el completo triunfo contra los parlida-
«rios de la usurpación y de la tiranía.»


«Vosotros, á costa de vuestra sangre, habéis
«acreditado siempre el mas puro entusiasmo- por la
«consolidación de un sistema , que afianzando el" t ro-
«no de la Segunda Isabel, asegure la libertad de que
«es digno el heroico pueblo cuyos-derechos defen-
d é i s . Ahora los obstáculos deben desaparecer, y


«el triunfo será decisivo. Para conseguirlo me ha-
«llareis siempre dispuesto y entre vosotros ;' pues
«con tales guerreros y con tan saludables medidas, •
«nunca será dudosa la victoria. Soldados: viva, la
«Constitución: viva Isabel 11, viva la reina Goberna-
«dora.—Vuestro general, BALDOMERO ESPARTERO.»


Así era natural que se esplicase y que obrase el
hombre que desde sus primeros años había dado tan
ostensibles pruebas de amor á la libertad, que r e -
cientemente acababa de hacer grandes sacrificios, y
aun entonces mismo.los estaba haciendo, y mayores
todavía los ha hecho después , en obsequio' de esa
encantadora libertad, y de la independencia, engran-
decimiento y prosperidad de su patria.


Dejásmosle enfermo en Logroño , mientras G ó -
mez , que salió de Palencia el 22, emprende sus vas-
tas correrías, encaminándose por el Pinar dc-Airríba
y Peñafiel, saltando á Albacete y de aquí á Córdoba,
recorriendo también la Estremadura, entrando en
Cáceres, y paseando igualmente las provincias mas




• « ^ — 3 3 1 —


mcridBtiales, visitando á Ronda, y tocando por ú l -
timo en San Roque y Algeciras, en donde entraron
los rebeldes el 22 de noviembre, desde cuyo punto,
revolviendo hacia el norte á buscar.sus propias gua-
ridas, lograron entraren Orduña (Vizcaya) el 20.de
diciembre; es decir, á los cinco meses y veinte y
cuatro dias de haber salido Gómez de aquellas pro-
vincias ,• en cuyo tiempo , según se ve, recorrieron
los cspedicionarios toda España. Y cierto, que no
hubiera sucedido así, si no se hubiese abandonado
en un principio el sistema adoptado por ESPARTERO
de acosar á la espedicion , marchando siempre sobre
sus huellas,.y sin dejarla sosegar, por cuya causa
empezó á engrosarse y á dar mayores cuidados, des-
de que la dejó ESPARTERO, hasta que por último,
habiendo adoptado otra vez el sistema de este gene-
ral, pudo arrojársela fá'cilmente y de hecho se la ar-
rojó á las provincias del norte. Véase , pues, con
cuánta sinrazón é injusticia se critica á ESPARTERO
por la persecución de Gómez, tachándola de inactiva
y torpe; cuando si se tiene en cuenta las marchas y
contramarchas que-hizo , pellizcando siempre á la
espedicion y siempre ocasionándola daño; si se atien-
de á las ventajas que naturalmente lleva elqueliuye,
escogiendo la rula ,. destruyendo y consumiendo las
vituallas, privando hasta delbagage necesario al per-
seguidor, cómo sucedía con este cabecilla cuando
hacia montar á su división en carros, con lo cual r o -




— 3 3 2 - . ' #
baba también algunas marchas á nuestras trabas'; si
no se olvida el retraso que desde un principio llevaba
ESPARTERO al salir de las provincias; y sise recuerda
en fin el golpe terrible y contundente que dio este
general á la espedicion en Ezcaro , nadie pondrá en
duda que el tiempo que ESPARTERO invirtió en esta
persecución, es de aquellos en que mayores y mas
importantes servicios ha prestado á la causa nacio-
nal. Que lejos por consiguiente de censurarle, la
historia debe tributarle grande homenage, y el pais


• mostrarse reconocido á esta otra prueba de su pa-
triotismo y de su valor.—Ni tiene, pues , tanto mé-
rito como algunos le atribuyen esa decantada espe-
dicion de Gómez, ni hay demérito alguno , antes, sí
grandes títulos de merecimiento en la conducta que
observó ESPARTERO durante la época en que con sus
tropas la seguia: y así lo reconoció el general engefe
de entonces, el ilustre general Córdoba, quien al
hablar en su Memoria de la espedicion que nos ocu-
pa , dice entre otras cosas lo siguiente:•


"¿Qué hizo esta mas que huir continuamente
«delante de ESPARTERO, ó ser batida siempre que
«este general alcanzó á picar su retaguardia? Atra-
«vesar Asturias y Galicia sin detenerse en ninguna
«parte, y sin utilidad alguna parasu causa; y cuándo
«pudo descansar tres dias en León*, robando otras
«tantas marchas á su perseguidor, por tener este
«quepreservar de una contramarcha á Galicia, yol-




— 3 3 3 —
«ver á huir á Asturias, sin osar esperar á aquel ni
«combatirme á mí para penetrar en sus guaridas,
«sin tener eañn masbrújula que el miedo, mas plan
«que la fuga
« . . . Gómez no tuvo pues , lo repito, mas
«miras en su larga y transhumante peregrinación, que
<(huir, y no llevó mas dirección, así que vio f rus-
trados sus designios sobre Asturias y Galicia , que
«la que mas pronto y seguramente le alejaba de su
«contrario. Sueños fueron los cálculos estratégicos1


«que el espíritu de partido le prestó tan gratuita-
«mente.»


Sucesos cstraordinarios acaecieron en política en
los últimos dias de julio y en agosto de*este año dé
3 6 , según hemos antes indicado. El ministerio Istu-
riz fiabia sabido grangearse la animadversión y esci—
lar contra sí la animosidad de. los pueblos por medio
de su conducta reaccionaria. Hablábase de proyectos
de transacción con D. Carlos, y se comentaba de di-
versos modos el viaje del general Córdoba ala corte;
lo cual juzgamos que era un arma vedada de que ha-
cia uso, con injusticia, el espíritu de partido. Pero
si esto pudo ser exagerado y aun inventado tal vez,
era sí una triste realidad la persecución que aquel
gobierno entabló contra los mas decididos liberales,
y el ataque directo que hacia alas instituciones, s e -
ñaladamente á la Guardia- Nacional y á la prensa.
Los muchos liberales interesados en el progreso




— 3 3 4 —
de aquellas, veían con dolor que lejos de refor-
marse élraquítico Estatuto en sentido racional y dan-
do la estension debida á los"derechos del ciudadano,
iba á retrogradarse, perdiendo por consiguiente en la
carrera de la libertad, según las ideas que la fuerza
y Josamaños de gobierno hacían triunfar en las elec-
ciones. Y el espíritu de reforma, constante, vigoroso
y libre como el aire, que tanto mas se ensancha y
dilata ouanto mas se le comprime, solo deseaba una
ocasión propicia en que poder sacudir el yugo de la
violencia. Los gloriosos recuerdos de 1812 y 1820
no se habian borrado (ni se borrarán jamás) del a l -
ma de los libres, y aquel voto de reprobación lan-
zado en el augusto Congreso Nacional contra un go-
bierno engendrado por el dolo y1a aposlasía, había
resonado con magostad imponente en las provincias,
circulando con.rapidez, eléctrica por todos los puer-
bjos , fijando el germen déla insurrección en los co-
razones y poniendo en combustión los ánimos de to-
dos los verdaderos patriotas. •


Málaga, la culta y liberal ciudad de Málaga, fué
la primera que alzó el grito é hizo.tremolar el es -
tandarte de la rebelión contra aquel gobierno. Pero
es sensible decir que este sacudimiento tío le hizo sin
mancharse con la sangre inocente de sus autoridades.
Crímenes son estos que, mas que á las causas inme-
diatas que los producen-, deben imputarse á los fau-
tores de estas mismas causas, á los que con su im-




— 3 3 5 —
prudente temeridad los han hecho en cierto modo
necesarios. Que es tan difícil reprimir el ímpetu de
las pasiones populares, una vez desbordadas, como
fácil y hacedero el contenerlas dentro de los límites
de su natural álveo , por medio do leyes justas y con
la aplicación de los buenos principios de gobierno.
El que habia" entonces , quiso mandar solo con'el sa-
ble, y tuvo la suerte que deben esperar todos los
gobiernos que busquen su apoyo en la fuerza. La
opinión, mas robusta que esta, transformada tam-
bién en fuerza al poco tiempo', destruirá á aquella, y
precipitará y arrollará y ahogará también á veces.á
tan insensatos gobernantes.;


El fundadorccelodelas autoridades, viendo ebu-
llírla zozobra en medio de las gentes, les hacia dictar
en ocasiones algunas medidas, que aunque al parecer
insignificantes, bastaban sin embargo para despertar
ó avivar la desconfianza, dando pábulo y estímulo al
disgusto. El general San Just , gobernador militar
de aquella plaza,' ordenó el 25 de julio que á cierta
hora de la noche dejaron de tocarse los tambores al
pasar la tropa. El pueblo que estaba como en guar-
dia , y que en la menor cosa v'eia un motivo de sos-
pecha, interpretó en contra suya aquella prescripción
sencilla* naciendo de aquí terrible lucha entre él y
las autoridades. Obstinóse San Just en hacerse res-
petar, y el pueblo cada yez mas se empeñabacn des-
obedecerle , viniendo á parar esto á una crisis tan




- 3 3 6 -
espantosa, que ño solo produjo la muerte de aquél
desgraciado general, sino la del gobernador civil,,
conde de Donadío, que, como el primero , pereció
víctima del cumplimiento de los deberes que su po-
sición respectiva le imponía , de reprimir á los per-
turbadores. Triunfaron al fin estos , y sucumbió á la
mayor la menor fuerza, como casi siempre natural-
mente acontece : y arbitro entonces el pueblo de su
voluntad, estableció el 26 una jui\ta de gobierno que
proclamó la Constitución política de 1812.


Estaba entonces el partido liberal regularmente
organizado; y como por otra parte, era tan gene-
ral y profundo el disgusto, logró ser casi simultá-
neo el movimiento en todas las provincias, pronun-
ciándose en muy pocos dias y en'iguál sentido que
Málaga, todas las primeras capitales de España, y
cundiendo el movimiento de eslas'á- los pueblos y
aun .á las aldeas de menor vecindario. La ciudad de
Cádiz, cuna ilustre de la libertad española , se suble-
vó el 2 9 ; el dia siguiente lo hicieron Sevilla y Gra-
nada: el 31 también lo verificóla ciudad de Cór-
doba. La Andalucía toda se vio emancipada instan-
táneamente de la autoridad del supremo gobierno, y
rigiéndose por medio de otro federal que el propio
instinto y las necesidades del momento le aconseja-
ron como el nías conveniente, cual era el de las Juntas
provinciales, elegidas, como el año anterior, por el
pueblo, investidas por él de la autoridad suprema de




— 3 3 7 —
aquellos pequeños estados, y correlacionadas entre
sí á fin de prestarse mutuo auxilio en caso.necesario.
El l ! ° de agosto siguió su ejemplo la inmortal Zara-
goza y con ella el Aragón entero. La plaza de Badajoz
también se pronunció el 3,volañdoalpuntolainsur-
reccion por toda laEstremadura. Valencia el 8 : Al i -
cante, Murcia, Castellón de la Plana y Cartagena el 11.
Por último, la populosa c indomable Barcelona se l e -
vantó el 13 secundándola todo el principado: y á esta
fecha no habia ya en el reino una sola provincia que no
se hubiera declarado independiente del gobierno, el
cual, según la espresion usada entonces, veía redu-
cidos sus dominios á los límites que marca la simple
vista desde la torre de Santa Cruz de Madrid.


Pero tampoco esta'capital, á pesar de la grande
energía que desplegaron sus autoridades, podía per-
manecer tranquila en medio de tan general confla-
gración. La simultaneidad del movimiento habiahe—
cho que en la tarde del 3 recorriesen las calles de
Madrid varios tambores de la Guardia Nacional t o -
cando á.generala'; peco habiendo llegado á noticia
del capitan general Quesada, fueron conducidos á
prisión; resultando de la alarma consiguiente á esta
novedad, el declarar á la capital en estado de sitio,
desarmar a los nacionales y disolverlos. También se
prohibió la publicación de los periódicos contrarios
al gobierno, estableciéndose una comisión militar, y
espidiendo Quesada uu.bando con penas tan severas,




— 3 3 8 —
que declarábalo de muerte á todo el que gritase
viva ó mxieja en cualquier sentido. Situación vio-
lenta, y que como tal, no podia menos de ser tran-
sitoria. Así el gobierno de la metrópoli, abando-
nando las leyes y deponiendo las pláticas de paz,
cuyos ecos decia él que eran perdidos en medio de
aquel bramido universal y del continuo rugir de
las pasiones, buscaba ya su natural arrimoéu la fuer-
za, sin preveer en su despecho que esa misma'fuerza
vendría á ser su dogal y habia de dar con él en tierra.


Pasaron así algunos dias en los cuales iban estre-
chándose los límites del poder supremo del Estado,
hasta venir á quedar reducido á la compendiosa so-
beranía que hemos dicho antes, la cual sin embargo
era sostenida y apuntalada con las bayonetas.Impo-,
sible era que Madrid respirase, sin qjie sus calles
se hubieran convertido al punto en torrenteras de
sangre: y por mas que la opinión pública se agria-
ba cada dia mas contra el gobierno, era preciso y
prudente el contenerse, á ün de evitar tan horrenda
catástrofe. Pero babia otro medio-mas eficaz y hace-
dero, y esta circunstancia no la perdieron de vista
los constitucionales. La reina Gobernadora se h a - ,
liaba en San Ildefonso, lo cual facilitaba estraordina-
riamente el éxito de lá empresa'. La voz* de insur-
rección babia resonado ya por todo el ámbito de la
España el dia 12 del mes en que estamos, y t o -
davía no se habia hecho oír. suficientemente en el




• . — 3 3 9 —
alcázar de los reyes. Natural era y aun necesario
que aquella voz encontrase también un eco, un
intérprete f iel , cerca del gefe del Estado: y si
ese eco salió de donde no debió salir jamás , sin
que en cierto modo llevase consigo el carácter de
la violencia , nadie tiene derecho á culpar por ello
á la revolución; pues las revoluciones no reconocen
leyes,; ni- clases, ni fueros, ni ordenanzas: no ven
masque'individuos , ciudadanos sublevados: no r e -
conocen las antiguas autoridades , ni las gerarqnías
antiguas: no hay*militares ; y á veces también des-
conocen á los reyes. No siguen mas regla que Ja^ue
les prescriben las leyes providenciales del deslino,
muy superiores á todas las demás leyes. Por eso el
hecho, de la Granja, si considerado aisladamente y
en el estado normal es un gran crimen, en una crisis
revolucionaria, cual era aquella , es un efecto natu-
ral, de fácil y sencillaesplicacion. Lodiremtfsdeuna
vez : los sargentos de la Guardia que abordaron á
S. M. lareina Gobernadora y la hablaron esponien-
do la opinión del ejército y del pais, eran el eco fiel
y natural del pais y del ejército; puesto que estos
aprobaron y ensalzaron y aun magnificaron después
aquel suceso. Olvidando que eran soldados, y tenien-
do entonces solo en cuenta que eran ciudadanos es -
pañole!?, aquellos militares hicieron un gran servicio
á la nación, y no fué menor por cierto el que pres-
taron á la reina.




— 3 4 0 —
Decíamos que el 12 de agosto se hallaba esta au-


gusta señora en el Real Sitio de San Ildefonso, to-
davía en contradicción conlamayor parte de las pro-
vincias, acaso sin saberlo: y hallándose también en
aquella sazón al lado de SS. MJ1. algunos batallo—


. nes de la Guardia Real de infantería, varios sargentos
demandaron permiso para que se les dispensase una
audiencia. Encontró esta especie, como era consi-
guiente, fuerte oposición entre los gefes de la tropa
y los cortesanos; pero superior á todo la franca vo-
luntad y el carácter agradable de 'lá reina Cristina,
ordenó esta señora que los llevasen á su presencia,
como se verificó inmediatamente*. Híginio García,
uno de los sargentos, dirigió respetuosamente la voz
á S . M . , en nombre de todos ^manifestando que la
opinión de las tropas y la de toda la nación, estaba
espresada por el grito dado en las provincias, r o -
gándola* al par se dignase sancionar como ley funda-
mental del Estado la Constitución de 1812. Algunas
horas transcurrieron en conferencias y mutuas espli-
caciones, oponiéndose naturalmente la reina, por
consejo de las personas que la circuían, á tamaña
exigencia, y sin atreverse tan de pronto y por sí sola
á tomar una resolución de tanta importancia.. Pero
al fin á las tres de la mañana del 13 firmóel decreto
que á la letra decía así : « Como reina Gobernadora
«de España ordeno y mando que se publique IaCons-
«titucion política del año 12., en el ínterin quereu-




— 3 i l —
«tiida la nación en corles , manifieste espresamente
«su voluntad, ó dé otra constitución conforme á las
«necesidades de la misma.»


Recibiósc'al poco tiempo en Madrid esta nueva;
pero con la particularidad de mostrarse el gobierno
silencioso, permaneciendo entre tanto la población
con la mayor zozobra y en angustiosa cspectativa. El
siguiente dia 14 divagaba por las calles deda, capital
un gentío inmenso, siendo sobre todo numerosísi­
mos los grupos qué se reunieron en la Puerta del
Sol y en las plazas de la Cebada y Santo Domingo.
La coincidencia casual de ser festivo aquel dia con­
tribuyó poderosamente á aumentar la concurrencia
de los curiosos. Andaban estos , y platicaban entre
sí sobre los sucesos que preocupaban los ánimos de
todos, a! principio con impaciente tranquilidad; pero
habiendo subido de punto la impaciencia entre los
habitantes de la corte, que, desesperados á vista de
la grande obstinación de los ministros .y del capitán
general Quesada, hacian tristes é irritantes conside­
raciones acerca de la situación; los que se hallaban
en la Puerla del Sol prorumpieron en vivas á la
Constitución, á la libertad y á la reina Gobernado­
ra , sin que les arredrase el temor de los terribles
castigos que les estaban impuestos. Oidos que fue­
ron los gritos por el capitán general, que con su es­
colia recorría la población , cerciorado del punto de
donde salian las voces, mandó emplear la fuerza y


том. i. 23




- ¡lía—
cargar á los grupos que movian tal alboroto , sin
que un tiro , salido de entre los amotinados y diri-
gido á su persona , fuese bastante á recordarle el fin
desastroso de los desgraciados San Just y Donadío,
que era cabalmente el mismo fin que esperaba á
aquel desventurado.


Muchos de los guardias nacionales desarmados
se aprestaban en esta sazón á la resistencia , reu-
niéndose al efecto en el cuartel de San Basilio, don-
de habia algunos tiradores de Isabel II; pero sabe-
dor de este hecho el capitán general, envió inme-
diatamente mayores fuerzas , que no tardaron en
someter á los sublevados. Agrupáronse otros nacio-
nales armados en la plaza de la Cebada; y habiendo
recibido orden de dispersarlos una partida del regi-
miento Reina Gobernadora, mandada por el coman-
dante do batallón Calvet, empeñóse un tiroteo del
cual resultaron muertos y heridos por una y otra
parle, siendo de los primeros el gefe de la tropa.


Mas gloriosa página desdobla la historia el 15 de
este mes para los madrileños, si bien manchada esla
página con la sangre de sus autoridades; pues ape-
nas despuntaron los arreboles de aquella mañana, es-
parcidas con la velocidad del rayo las noticias proce-
dentes de la Granja , de haber el dia antes S. M.
alzado el estado de sitio , nombrando ademas nuevo
ministerio y disponiendo la reorganización de la
guardia nacional, vióse ya el horizonte político con




— 3 4 3 —


un aspecto mas agradable y lisongero. No fué menos
gozoso el respiro que recibieron los descontentos al
saber la separación de Quesada del mando de la c a -
pitanía general, nombrando su sucesor á D. Antonio
Seoane, cura providencia fué espedida también con
la propia fecha. Todos los amigos del señor Quesa-
da, que eran muchos en los dos partidos , constitu-
cional y anti-constitucional, y que veian con dolor
la horrible catástrofe que amagaba á su existencia,
si no procuraba ponerse en salvo, catástrofe que an-
helaban evitar á toda costa , se apresuraron á ofre-
cerle sus casas y sus posibles auxilios; pero un hado
cruel mas fuerte que las reflexiones todas, y que to-
das las intimaciones de la amistad, conducía ciega y
obstinadamente á aquel general á la mas trágica des-
ventura. Empeñado en salir de la corle, sin mas
acompañamiento que un criado, en medio del día, y
cuando los vencedores estaban como delirando con
la embriaguez del triunfo, llegó á Hortaleza, en
donde conocido por el alcalde , ordenóle esta auto-
ridad que se entregase preso. En esta disposición, es
decir, sometido ya á la autoridad y bajo la égida de
la ley, atravesaba las calles de aquel pueblo este in-
fortunado general, cuando esparcida la noticia entre
los grupos que por allí divagaban, no faltaron entre
estos algunos bárbaros asesinos, escoria de toda so-
ciedad culta, é indignos de pertenecer, por ningún
concepto, á la gran comunión de los liberales, que




—34-i—
rechaza lanía barbarie.y. tanto crimen , no fallaron,
decimos , algunos sicarios cuya mano impía asestase
un puñal al pecho indefenso de Quesada, que espi-
ró así víctima del cumplimiento de sus deberes como
miülar rígido , y como mero instrumento qae era
del gobierno. ¡ Desapiadado fatalismo de las revolu-
ciones: que subvierte los principios, pervierte los
sentimientos, confunde las ideas y trastorna los,.jui-
cios de ciertos hombres , hasta el punto do aplicar
tan mal las prescripciones de la justicia distributi-
va!—Entre tanto, su valedor el señor Isluriz, y los
demás miembros del antiguo gabinete, supieron muy
bien guardar sus cuerpos, sustrayéndolos á la furia
popular, que ellos habían escitado, habiéndose dicho
de público que el ex-presidente del consejo tomó re-
fugio en la casa del nuevo capitán general Seoanc.


Los ministros nombrados el 14 eran D. José Ma-
ría Calatrava.de Estado, con la presidencia del con-
sejo; D. llamón Gil de la Cuadra , de Gobernación;
y D. Joaquín María Fcrrer , de Hacienda. Después
reemplazó á este D. Mariano Egca, entrando en el
ministerio de la Guerra el marqués de Rodil, y en el
de Gracia y Justicia, D. José Landerp. Por último,
el 11 de setiembre quedó definitivamente arreglado
el ministerio, sustituyendo, en Hacienda, á Egea el
señor Mendizabal; pasando Gil de la Cuadra a Ma-
rina, y lomando la cartera de Gobernación el soñar
D. Joaquín María López.




_ 3 i . 5 —


El 17 de agosto, después de abandonar el real
sitio de San Ildefonso, hicieron su entrada triunfal
v solemne en Madrid SS. MM., acompañadas de los
nuevos ministros y (lelos guardias. El vecindario de
la capital recibió con grandes muestras de júbilo á
tan ilustre comitiva, y la gente observadora notó que
el nuevo ministro de la Guerra, el señor Rodil, os-
tentaba á su lado , á caballo también, á aquel famo-
so sargento García que tan brillante servicio acaba-
ba de prestará los constitucionales en la Granja (1).


Ocurrieron algnnos disturbios entre las tropas
que guarnecían á Madrid; pero fueron al punto sofo-
cados. El 21 de agosto se espidió la real convocatoria
de cortes constituyentes, cuya apertura debia cele-
brarse el 24 de octubre. En este intermedio tomó
el gobierno medidas de suma importancia, siendo la
primera, como mas urgente, la movilización de la
.Milicia Nacional, ó sea, la reunión de los milicianos
nacionales solteros y viudos sin hijos, desde la edad
de 18 hasta la de 40 años, organizándolos en batailo-


( !) No será perdido que n o s o t r o s h a g a m o s n otar aquí t a m -
bién que este cé lebre s a r g e n t o que abrió á la r e i n a el l ibro de
la Consti tución en San I l d e f o n s o , m u r i ó el año i% en M a d r i d ,
abandonado, y no sabemos si p e r s e g u i d o , por el gobierno cons-
titucional de E s p a r t e r o , que i n g r a t o c o m o lodos los gobiernos
p r o g r e s i s t a * para con los p a t r i o t a s que de b u e n a fe han a r r o s -
t rado los mayores peligros y espuesto su cabeza por s a l v a r la
l i b e r t a d , volvió la espalda á aquel i n f e l i z , c o m o la habia v u e l -
to con m a y o r injuria el minis ter io C a l a t r a v a , veri6cándusc asi
el m e n o s p r e c i o del escabel luego qne ha servido á la elevación de
los s o l i p s o s , que tanto abundan por d c s g i a c i a entre nuestros




— 3 4 6 —
nes, que pudieran ser inmediatamente destinados al
servicio, durando esta movilización general y cs -
traordinaria por espacio de seis meses. Con igual
fecha, de 26 de agosto, se decretó otra quinta de cin-
cuenta mil hombres. Sacrificios todos que hacia in-
dispensables la prolongación de la guerra, y que eran
consiguientes á la declaración hecha en el año ante-
rior, la cual prescribia que lodos los españoles com-
prendidos en aquella edad y circunstancia deberían
considerarse como soldados, según digimos al hablar
del remplazo de cien mil hombres también decre-
tado entonces.—El 30 del mismo agosto se decre-
tó la formación de los batallones 5 . " , 6.° y 7.° de
la Milicia Nacional de Madrid y un anticipo de 200
millones de reales, pagaderos por la nación en cua-
tro plazos. Con igual objeto, es decir, para atender
á las grandes y apremiadoras urjencias de la guerra,
se echó mano igualmente de otros recursos; tales
fueron la adjudicación de los productos que pudie-
ran obtenerse de la venta de los monasterios y con-
ventos suprimidos, ó de los terrenos que, demolidos
aquellos edificios , debieran enajenarse, así cómo
también lo que rindiesen en venta las campanas de
sus iglesias y demás alhajas , muebles y enseres de
toda especie, que habiendo pertenecido á las comu-
nidades, hubiesen venido á quedar sin destino útil, ó
resultado sobrantes y sin aplicación alguna.—Tam-
bién se restableció, por otro decreto, el de las corles




— 3 4 7 —
de 27 de setiembre de 1820 , en cuya virtud queda-
ban suprimidas las vinculaciones r declarando libres
los bienes que las componían.


Las primeras tropas que en el norte proclama-
ron la Constitución de 1812 T aun antes de los suce-
sos de la Granja , fueron las que componian la d i -
visión de caballería, llamada de la Ribera, cuyo c o -
mandante general era el brigadier D. Miguel Iribar-
rcn. Pocos dias después, el 19 de agosto , se coro-
naron de gloria estas bizarras tropas batiendo á la
facción de Iturralde en Lodosa, y ocasionándola una
pérdida de grande consideración.


El general Córdoba , cuya renuncia habia sido al
fin aceptada por el ministerio Isturiz, luego que su-
po los sucesos de la Granja , dejó el mando del e jér-
cito al mariscal de campo D. Pedro Méndez Vigo , á
quien por antigüedad correspondía , habiéndose en-
cargado después de él, por disposición del gobierno,
el general Oráa, quien en los 31 dias que mandó
interinamente el ejército, escarmentó en varias oca-
siones á los rebeldes, señaladamente en la gloriosa
acción de Monte-Jurra dada el 14 de setiembre. El
gobierno había investido con el carácter de general
en gefe , en propiedad , del ejército de operaciones
del norte y del de reserva, al marqués de Rodil
ministro de la Guerra.


Hallábase en esta sazón ESPARTERO en Logroño,
á donde le babia conducido el mal estado de su sa-




— 3 4 8 —
huí , lo cual liemos dicho antes; y como en este
punto se hallaba entonces establecido el cuartel ge-
neral, cuyas tropas acababan de proclamar la Cons-
titución de 1 8 1 2 á la llegada de ESPARTERO, quien,
por olra parle, se habia anticipado ya , jurándola en
Fromista, ssgun hemos visto anteriormente, fué muy
bien recibido este general por el ejército pronun-
ciado , el cual aplaudió su llegada, considerándola
como un augurio feliz para el porvenir de la revo-
lución, que ya era nacional, no menos que el de las
tropas constitucionales.—El general Córdoba al des-
pedirse del ejército habia lomado una resolución
irrevocable, mucho mas en las nuevas circunstan-
cias que los últimos acontecimientos creaban; puesto
que , según él mismo se espresa, sus principios mi-
litares habian sido vencidos en la Ribera y condena-
dos en San Ildefonso. Consultado , de una manera
confidencial , este ilustre gefe, por el ministerio Is-
turiz al tiempo de admitirle la renuncia , acerca de
la persona que él juzgase mas ápropósito para ocu-
par dignamente tan alto y delicado puesto , fué tan
terminante la decisión de Córdoba á favor de E S -
PARTERO , que nosotros no podríamos espresarlo
tan bien como lo dicen sus mismas palabras.


«El gobierno deseó (dice Córdoba en su Memo-
«ria) saber confidencialmente mi opinión acerca del
«general que mejor podia desempeñar el mando, y
«agradecido á esta prueba de confianza, no obstante




— 3 4 9 —
• la responsabilidad moral á que me asociaba , con—
«testé que el general ESPARTERO, por su alta gra-
«duacion, esperiencia de la guerra, perfecto cono-
«cimiento del pais, crédito entre las tropas y entre
«los mismos enemigos, y por todas las demás ven-
«tajosas prendas y circunstancias que en él concur-
«ren, me parecía reunir las mejores condiciones.»


Así contesta la historia * así los hechos con toda
su fuerza inmensa, así en fin las mismas personas
mas interesadas en que descuelle y triunfe la verdad,
desmienten de un modo esplícito y palpable esas ha-
blillas tan desnudas de fundamento que han corrido
de boca en boca y han llegado á consignarse también
on periódicos y en folletos, dictados por las pasiones
de los partidos , acerca de las rivalidades y envidias
que existían entre los dos generales, entrante j sa-
liente, y de los medios que puso en juego el pr i -
mero para deshancar al segundo. Es verdad que los
dos partidos políticos, constitucional y anti-constitu-
cional, en los cuales estaba dividida la España que
queria por reina á Isabel II , quisieron hacer instru-
mentos de sus miras ambiciosas y de sus peculiares
intereses á aquellos dos generales ; cierto que no fal-
taron algunas tentativas de seductora sugestión y de
mañosas intimaciones; pero también lo es que hasta
esta época habia permanecido siempre inalterable la
buena armonía que existió desde un principio entre
los dos, sin que so dejase vislumbrar síntoma alguno




— 3 5 0 —
do rivalidad , á no ser en tiempos posteriores y por
causas bien distintas en verdad de las que en esta
otra ocasión, les han falsamente imputado. Por lo
demás, querer atribuir tanta virtud al general Cór-
doba, que así recomendase él (y privadamente : y á
sus amigos políticos) y ensalzase las prendas de un su
enemigo mortal, como pudiera hacerlo al tratar de
su mejor amigo , es una inocentada con rebozos de
cálculo, una suposición demasiado gratuita, y que
solo puede .tener cabida en el espíritu apasionada-
mente interesado de los hombres de partido. AI me-
nos , si eso fuese cierto , tiene la desgracia de que
no lo aparece.


Promovido ESPARTERO al empleo de teniente ge-
neral de los ejércitos nacionales, desde el 20 de junio
fle este año, acreditado en la guerra por medio de
una serie de importantísimos servicios, que desde su
origen, habia prestado en ella; recomendado franca
y eficazmente por el bizarro y entendido general
Córdoba, en atención debida á sus relevantes prendas
militares; y probada plenamente su adhesión á los
principios proclamados por los pueblos y por las tro-
pas en aquellos dias , y reconocidos y jurados por la
Reina en la Granja, ningún otro general podía pre-
sentar entóneos los títulos que él para ser investido
del noble cuanto importante cargo de general en gefe
del ejército de operaciones.—Así lo reconoció el mi-
nisterio Calatrava, quien habiendo relevado de aquel




— 3 5 1 —
cargo al marqués de Rodil, ministro de la Guerra,
por haberle conferido, en decreto de 16 de setiem-
bre , una misión especial en los ejércitos del centro
y del norte, relativa á su reorganización y al plan
de campaña que en lo sucesivo debia adoptarse»
nombró con fecha 17 del propio mes, para el re fe -
rido cargo de general en gefe del ejército de opera-
ciones del norte, y para los de virey de Navarra y
capitán general de las provincias Vascongadas, al
espresado teniente general de los ejércitos naciona-
les D . BALOOMERO ESPARTERO tributando en esto
un homenage á la justicia y al bien probado mere-
cimiento.






DESDE QTE ESPARTERO TOMÓ E L MANDO, COMO G E -
NERAL E>I GEl 'E DEL EJÉRCITO DEL NORTE , HASTA
C»IE LAS CORTES LE NOMBRAROS REJENTE DEL REINO,


E L 8 DE MAYO DE 1841.


CAPITULO P R I M E t t O .


Joma el mando de las tropas: estado en que estas
se hallaban: medidas y operaciones previas para
la campaña: acción ganada á los rebeldes en Cas-
ircjana: tercero y último sitio de Bilbao, y ata-
que glorioso de su afamado puente de Lucharía.


RILLANTE y anchurosa
% carrera ábrese ahora á


H 'iS ESPARTERO , lan am-


bicioso de gloria, tan
amanlede un esplendo-
roso porvenir. Cuan-
do las naciones guer-
rean, apenas hay per-
sona de mas interés ni
de mas prestigio que
la que está al frente


do ios ejércitos; puesto que de ella pende en cierto
modo, la suerte del Estado, viniendo por decirlo así,




— 3 5 1 —
á simbolizar sus destinos, sus poderes todos, y hasta
su misma nacionalidad. Por otra parte, la aurora
de la libertad esparcia ya sus hermosos arreboles en
nuestro bello horizonte, y esta luz radiante y ma-
jestuosa no podia menos de dar un nuevo realce
haciendo mas ostensibles las futuras glorias. Bajo
auspicios tan lisonjeros y magníficos entró E S P A R -
TERO á mandar en gefe el ejército ivA norte, si bien
el estado de su salud, restablecida apenas , y otras
causas , apuntadas ya y que esplanaremos des-
pués , no permitían que su inauguración le fuese
tan de todo punto agradable como parecia y aun
debía serlo,


Al hacerse cargo del mando , el 25 de setiem-
bre en Logroño, dio á las tropas la siguiente Orden
general:


«Compañeros: sin estar completamente rcstable-
«cido de mi enfermedad, tomo el mando del e jerc i -
ólo. El encargo es superior á mis fuerzas: las c i r -
cunstancias son críticas y espinosas; vosotros espe-
«rimentais la quemas me aflige, la falta di recursos
«para cubrir las atenciones. Sin embargo, he debido
iihacer tan costoso sacrificio porque S. M. la reina
«Gobernadora , la madre del pueblo, la protectora
«de las tropas, ha manifestado este deseo y voluntad.
«Empero al decidirme he contado sobre todo con
«vuestro amor, constancia, sufrimiento y heroísmo;
«porquesin vuestro afecto y sin las virtudes que tan-




- 3 5 5 —
«to os distinguen, nada me seria posible emprender
«ni ejecutar.»


«Soldados y compañeros de fatigas t Una nuera
«era de gloria se nos presenta, mi decisión será igual
«á la que siempre habéis tenido. La constante perse-
«cucion y completo estcrminio de los facciosos, lía-
ornará mi principal cuidado. Gonvencido de que la
«contemplación para separarlos de su carrera crimi-
«nal, ha engrosado las filas del príncipe rebelde, fo-
«menlado su orgullo y producido los horrores de
«que hemos sido víctimas, no seré yo el que dé
«nuevo pábulo por tal medio. Satisfaré vuestra an-
«siedad y la de la nación que gime la pérdida de sus
«hijos predilectos, asesinados por esa turba de am-
«biciosos, fanáticos, egoístas, enemigos de la líber-
ciad y del progreso de la patria que destrozan.»


«Pero soldados de los ejércitos dol norte y de
«reserva: ¿creeréis que basta para conseguir el triun-
«fo vuestra constancia, el sufrimiento y el valor que
«tenéis acreditado? ¿Os persuadiréis que es suficien-
«te la honradez, la buena fé y el entusiasmo con
«que ha de seguir conduciéndoos al combate el g e -
«neral que tiene la gloria de mandaros ? Ni basta,
«ni es suficiente mientras que el orden y la1 mas r í -
«gida disciplina no acompañen á los demás títulos que
«constituyen el honroso nombre y reputación que
«habéis adquirido. Sin disciplina, el valor y la fuer-
«za carecen de acción, y no podremos jamás contar




—3,56—
«con la victoria. Con disciplina la obtendremos
«siempre, y veréis arrollados, destruidos pronto,
«á los enemigos de nuestras leyes fundamentales
«en que estriban la felicidad y ventura de los espa-
bilóles.»


«Soldados: no dudo que vuestro respeto y ciega
«obediencia á los superiores, llenará todos mis de-
aseos. Espero que ninguno me pondrá en el sensible
«caso de tener que emplear el rigor para corregir
«una falta tan trascendental. El que la cometiera se-
«ria objeto de reprobación de la patria; y como mal
«soldado se veria destituido de mi estimación, y con-
«denado infaliblemente á la pena que determinan las
«ordenanzas militares. Para evitarlo , cuento con ol
«celo y patriotismo de los generales, gefes, oficiales
«y demás clases del ejército; cu el concepto de que
«responderán con su persona y empleo, si por debi-
lidad ó poca firmeza en el mando permitiesen el me-
«nor acto que pueda relajar la disciplina. Compañe-
«ros, seguid llenando vuestro deber siendo modelos
«de subordinación, y sufrid resignados las privado-
+nes, seguros de que no tendré un momento raio,
«todos serán vuestros para facilitaros recursos, para
«administraros justicia y para proporcionaros nuc-
«vos laureles, participando como siempre de vues-
«tros trabajos y peligros, hasta que csterminados los
«enemigos del reposo público, cuente la satisfacción
(de ver afianzados los derechos de que es digno el




— 3 3 7 —
«pueblo español.—Vuestro general BAI.DOMERO E S -
«PARTERO.»


Tan liberal como prudente alocución fué recibi-
da con ardiente entusiasmo por todas las tropas , las
cuales veían ya á su frente , llenas de gozo, al hom-
bre que mejor simbolizaba las glorias de nuestro
ejército y los principios políticos recientemente pro-
clamados. Y es muy digno de notarse aquí ese em-
peño decidido por conservar ó mas bien restaurar la
disciplina y la suburdinacion, tan necesarias en los
ejércitos, que muestra ESPABTERO en esta proclama.
Los que critican su inacción durante los dos prime-
ros meses de su mando en gefe, debieran tener á la
vista esta circunstancia, y depondrían al punto la
censura , si considerasen el estado anormal en que se
encuentra un ejército que acaba de pasar por la p e -
ligrosa y terrible prueba de los pronunciamientos,
que tanto relaja los vínculos, no solo de la discipli-
na , sino hasta de la organización militar ; un e jérc i -
to ademas tan descuadernado , tan diseminado como
estaba el del norte, y sobre todo , tan falto de r e -
cursos como se hallaba entonces, según su gefe hace
ver en la anterior proclama , y según aparece tam-
bién de las comunicaciones oficiales que con tal moti-
vo dirigió al gobierno. Si á todo esto se añade el mal
estado de salud del general ESPARTERO , malestar que
todavía le aquejaba imperiosamente al tiempo de em-
prender las operaciones sobre Bilbao, como diremos


TOM. i. 2 4




— 3 5 8 —
á SH vez, ¿quién habráque cslrañe que solo tardase
dos meses en templar todo á su tono para obrar des-
pués con la actividad, con la energía y con el éxito
venturoso con que lo ejecutó?—Solo un espíritu de
partido y de jurada y ciega hostilidad, puede deducir
cargos y formular acusaciones, en donde, por el
contrario , la imparcial historia encuentra motivos,
no ya de aprobación solamente, sino basta de admi-
ración y de eterna loa.


Uno de los asuntos que ocuparon con mayor em-
peño el ánimo de ESPARTERO desde sus primeros dias
de mando, fué el de procurar el rescate de los pri-
sioneros que, muy maltratados, gemían en poder de
los enemigos. Lisonjeábase nuestro general con la
idea de verlos á todos pronto en libertad , median-
te un cango , por cuanto existia en su poder ma-
yor número de prisioneros carlistas. Pero el cau-
dillo de los rebeldes, mal avezado en los casos de
cange , habiéndose negado hasta entonces á la admi-
sión de todos los de su bando que caian en manos de
nuestros valientes, queriendo dar siempre la ley, por
medio de la designación de los que había él de reci-
bir, entregando igualmente aquellos que le sugería
su capricho , sin guardar el orden de antigüedad de
prisioneros, ni querer prestarse á cangear milicianos
nacionales y chapelgorris por sus voluntarios de Car-
los V, había hecho ilusorio, hasta cierto punto, el
tratado Eliot, c! cual se hallaba como cu suspen-




— 3 5 9 —
sion, porque la firmeza de carácter del generalEs-
i»ARTERO no quiso doblegarse jamás á unas condicio-
nes que degradando la dignidad de la nación y del
gobierno legitimo, herian y mancillaban el noble or-
gullo del ejército constitucional.


En disposición ESPARTERO de dar la ley , no de


recibirla de los rebeldes, bailándose el 16 de octu-
bre con su cuartel general en Miranda de Ebro, i n -
vertido en lomar las graves é importantes medidas de
que hemos hecho mérito anteriormente, y conside-
rando como una de ellas esta del cange, espidió una
orden circular con aquella fecha , advirtiendo que
habia cortado por su parte las comunicaciones sobre
rescate de prisioneros., y que no volvería á enta-
blarlas mientras no fuese á ello invitado por los car-
listas, quienes en tal caso deberían condescender con
su propuesta de que fuese general el espresado can-
ge , sin ningtin género de cscepcion ni de limitacio-
nes ; todo con arreglo al espíritu y letra del trata-
do, y conforme á los principios de equidad y de r i -
gorosa justicia. «Pero al mismo tiempo (decía) los
"prisioneros rebeldes serán internados y pasarán á
«un destino sufriendo el mismo trato que esperi—
«mentan los nuestros.»—Tan enérgica resolución,
la cual produjo los ventajosos resultados que ESPAR-
TERO se promelia, marcaba ya bien á las claras el
tono de grande é incuestionable superioridad y de
imponente predominio que siempre ejerció este gefe




— 3 6 0 —
sobre las huestes de D. Carlos; calidades que eran
como un signo présago de 'los importantes sucesos
nue ocultaba en su seno el porvenir , y que habían
de decidir de la suerte de los rebeldes bajo el glo-
rioso mando de aquel general, tan afortunado y vale-
roso en la guerra, como en política irresoluto é in-
fortunado.


Con el fin de poner al alcance del gobierno todos
los medios posibles de ilustración que para su mas
pronto y acertado desempeño reclamaban los vastos
y complicados negocios de la guerra, con fecha 24de
octubre de este año se creó una «junta» compuesta de
generales y brigadieres de luces y esperiencia acre-
ditadas, y con el nombre de «auxiliar del gobierno
para la dirección de la guerra» , cuyo principal obje-
to era el de desempeñar todos los trabajos relativos
á las operaciones militares que se le encargaban por
el ministerio del ramo , con arreglo a los datos é
instrucciones que el mismo le comunicaba. Tenia
ademas á su cargo esta junta la revisión y proyecto
de reforma de las ordenanzas militares en los mismos
términos que poco antes sehabia encargado á la junta
de inspectores. Los individuos que componian la
nuevamente creada , eran el teniente general conde
de Sarsfield, como presidente; y como vocales e|
gefe del cuerpo de estado mayor, vocal nato, los
mariscales de campo D. Juan Moscoso, D. Francisco
Ranionety D . Gaspar Dirucl, el consejero cesante del




— 3 6 1 —
estinguido de España é Indias, D. Joaquín Liañó ; y
los brigadieres D. Carlos Emilio y Dv José Corlinez.


Los facciosos no apartaban la vista de la impor-
tante y por ellos tan codiciada plaza de Bilbao. Ya
digimos al tratar del sitio que en el año anterior s u -
frió esta invicta villa, los grandes motivos que tenian
los carlistas para, sin levantar mano, emprender cada
dia , si posible les fuese , el asedio de dicba plaza: y
como pasando el tiempo sus necesidades iban en au-
mento , y no era posible ya sostener con engaños el
buen espíritu y generosa voluntad de los amigos
prestamistas que hasta entonces habia contado en E u -
ropa la causa de D. Carlos ; como por otra parte los
pueblos sublevados se hallaban ya en la absoluta im-
posibilidad de subvenir por sí, y con solos sus esfuer-
zos , á las grandes exijencias de las tropas rebeldes,
representaron estos mismos pueblos á su rey en los
primeros dias de octubre de este año de 1836, espo-
niendo lo urgente y aun necesario qué era el poner
sitio á la bella y opulenta capital de Vizcaya , piu-
lando las grandes ventajas que se seguirían ásu cau-
sa de la posesión de tan anhelado punto , y deman-
dando en fin piadosamente que sin demora alguna se
asestase todo género de proyectiles contra Bilbao y
cayesen sobre esta cuantas tropas carlistas hubiera en
aquellas provincias, con el objeto de apoderarse de
ella ó dejarla confundida y sepultada bajo sus pro-
pias ruinas.




— 3 6 2 —
Este inicuo proyecto de desolación halló, como


era natural, favorable acogida en la corte de Oñatc;
pues habiendo celebrado D. Carlos una junta-para
tratar de él y tomar en su consecuencia una resolu-
ción , sus ministros consejeros el obispo de León y
Calomardey el general D. Nazario Eguía , con a l -
gunos otros personages de cuenta, le aprobaron de-
cididamente; y aunque el sesudoD. Bruno Yillareal
espuso los grandes inconvenientes que veia en la em-
presa y la suma dificultad en llevarla á cabo, conclu-
yendo con desaprobarla de un modo esplícito, hubo
de prevalecer sinembargo el atroz dictamen de aque-
llos, llevándose-a efectode unamanera tan eficaz, que
el 22 del espresado octubre ya se hallaban fuerzas
imponentes sitiando otra vez á Bilbao con un formi-
dable tren de artillería. Quines batallones, tres com-
pafiías- de desertores argelinos , diez y nueve piezas
entre cañones , morteros y obuses, siendo la mayor
parte de los primeros de grueso calibre , setecientos
cincuenta carros de municiones y pertrechos de guer-
ra , de los cuales los seiscientos eran solo de pro-
yectiles huecos y balas rasas, fueron los objetos de
terror que se aproximaron á Bilbao en estos dias: y
cierto que tan grande aparato hubiera sido mas que
suficiente para arredrar á otros espíritus menos fuer-
tes y menos esforzados que los que encierran los he-
roicos pechos bilbainos. Era tanto lo que fiaban los
rebeldes , y tan esperanzados estaban en el buen éxi-




— 3 6 3 -
lo de su empresa , que antes de acometerla ni aun
se dignaron dispensar á Bilbao los honores de una
simple intimación. No tardó mucho el tiempo euha-
cerles conocer lo infundado y temerario de una pre -
sunción tan vana.


Si la mira principal de los carlislas se cifraba en
la toma de Bilbao, la de ESPARTERO no se apartaba
jamás de esta horóica villa cuya salvación siempre le
habia estado encomendada. Hallábase el 23 de octu-
bre en Villarcayo desde donde , sabedor del peli-
gro que corría aquella plaza, ordenó al brigadier
Araoz que se encaminase á Sautander á fin de que
por mar se dirigiese desde este punto á Bilbao , con
el provincial de Toro, una compañía de zapadores y
veinte artilleros, cuyas tropas todas llegaron á P o r -
tugalete el 2 6 , al propio tiempo que lo verificaron
nuestras fuerzas navales, quedando de este modo
asegurado aquel interesante punto, llave déla r i a . —
En esta sazón la artillería enemiga fulminaba ya infi-
nitosproyectiles contraía plaza, habiendo logradodes-
mantelar y desmontar á las seis horas de fuego, dos
de sus principales baterías, quedando los artilleros
fuera de combate, la brecha abierta y todo en dis-
posición de dar el asalto. Diéronle , con efecto , los
rebeldes á las once de la noche llegando hasta el pa-
rapeto; pero acometidos por los sitiados con singu-
lar intrepidez y arrojo, ciaron apresuradamente muy
luego de comenzar su embestida , no sin dejar cu-




— 3 6 4 —


bierto el foso de muchos heridos y algunos cadáve-
res. Otras dos baterías fueron también desmantela-
das al dia siguiente, pero habiendo sido imposible á
los facciosos realizar el segundo asalto proyectado,
dedicáronse ya los bilbaínos á reconstruir sus obras,
de forma que al tercer dia se hallaban apagados los
fuegos del enemigo; y convencido este de las graves
dificultades que ofrecía aquella empresa, se decidió
á abandonarla ó diferirla al menos para otra ocasión
mas propicia. Influyó también notablemente en esta
resolución de los facciosos la noticia de la aproxima-
ción de ESPARTERO que desde Yillarcayo se habia
trasladado á Villalazara y de aquí áBerron, amagan-
do á la vez que á los sitiadores á la facción espedi-
cionaria que intentaba penetrar en las Castillas.


Algunos dias transcurrieron sin que los enemigos
que habían levantado del todo el sitio y retirado su
artillería, diesen muestras de querer repetir sus ata-
ques contra aquella capital; pero en la noche del 8
de noviembre bajaron ocho batallones rebeldes con
dos piezas de artillería y Eguía al frente de esta fuer-
za, desde Murguia á Santo Domingo; y al amanecer
del 9 se observó á esta gente sobre las alturas de
Archanda y Banderas, á cuyas inmediaciones situa-
ron las dos piezas en una batería que previamente
habían construido. Unos cuantos disparos dirigidos
contra el último de aquellos fuertes le hicieron enar-
bolar bandera blanca, ocupándole en seguida sus




— 3 6 5 —


tropas, y quedando prisioneros los sententa hombres
que le guarnecian. Los que ocupaban el fuerte de
Capuchinos , teniendo á la vista las instrucciones de
su gefe , abandonaron su puesto, luego que vieron
perdido el anterior y cayeron casi todos en poder de
los sitiadores. Dirigieron estos el dia 10 sus ataques
contra el convento de San Mames, cuyos defensores
resistieron con bravura por espacio de seis horas,
hasta que viéndose estrechados en todas direcciones,
tuvieron al fin que retirarse á la iglesia, donde capi-
tularon para ser tratados después por los contrarios
con una inhumanidad bárbara é indigna de ser em-
pleada en hombres que habían acreditado tanta cons-
tancia como firmeza y valor.


También los fuertes del Desierto y de Burceña se
rindieron el 12; puutos que hallándose aislados y
siendo harto débiles , no podían menos de sufrir ya
esta suerte.


Entre tanto el general ESPARTERO sabedor de que
el rebelde Sanz , perseguido por nuestras tropas, al
mando del capitán general de Castilla la Vieja , pre -
tendía internarse en las provincias vascongadas, man-
dó á las divisiones primera y segunda y á la de van-
guardia de la izquierda, que estaban acantonadas en
el valle de Mena, que se pusieran en movimiento
como lo verificaron en efecto dirigiéndose esta ú l t i -
ma á la vega de Pas, la primera hacia Alcedo de las
Pueblas y la segunda con el general en gefe al refe-




— 3 6 6 -
rido punto de Villarcayo el 8 de noviembre. Al si-
guiente dia 9 prosiguieron su marcha estas divisiones
sin saber la verdadera dirección del enemigo , hasta
que al fin se supo que era la de S. Pedro de Rome-
ral. Combináronse entonces presurosamente las ope-
raciones, y colocado un batallón del regimiento del
Rey en las estacas de Trueba en espera del movi-
miento que por allídebia ejecutar el enemigo, vióse
este envuelto en la celada al pasar por aquel pun-
to el día 10 en que fué vigorosamente atacado s u -
friendo horrible mortandad.—Segunda vez fué al-
canzada , batida y derrotada en la Peña de Ángulo
esta facción espedicionaria el dia 11 por el coronel
del 3 ." de ligeros D. Agustín Oviedo, viéndose en
terrible aprieto , sobre todo los que componían su
retaguardia. Consecuencia plausible de tan dura per-
secución filé el causar á estos rebeldes la muy con-
siderable pérdida de unos 700 hombres fuera de
combate-entremuertos, heridos, prisioneros y pa-
sados ; 30 ó 40 caballos , muchas armas , acémilas,
equipages , cajas de guerra , con otros muchos tro-
feos militares. Por manera que de unos 1,500 in-
fantes y 60 caballos que pasaron por S. Andrés de
Lucna el dia 9 , apenas entrarían en Vizcaya , 800 de
los primeros y 20 ó pocos mas de los segundos.
Estos y otros incidentes distraían la atención de E s -
i'ARTiiito, echándosele por ello de menos ante los
muros de ^inmortal Bilbao.




- 3 6 7 —
El i i fué cuando pronunciaron j a decididamente


los facciosos el ataque contra esta plaza comenzando
sus trabajos por la parte de la Estufa j el convento
de S. Agustín. El regimiento'dé Trujillo que esta-
ba acuartelado en este último edificio , hizo un fue-
go nutridísimo toda la noche hacia donde se hallaba
el enemigo : é interrumpidos los trabajos-al otro dia
para continuarlos por la noche , el'16 aparecieron'
formadas, como por encanto, tres baterías, las cua-
les fueron artilladas el 17 y aumentadas con dos mas
en los sitios llamados Celeminchu y Esnarrizaga. Se-
guidamente establecióse otra contigua á la iglesia de
Abando, y todas ellas estaban guarnecidas de gruesa
artillería que apuntaba al edificio de S. Agusliu,
que luego que rompieron aquellas el fuego contraía
plaza, fué el que mas sufrió dé todos los edificios;
pues fueron tan horrosos los efectos de aquel ata-
que , y tan empeñado este y tan porfiadamente sos-
tenido por los sitiadores, que no bien habían pasado
cinco horas desde que principió /cuando ya aquel
convento no era mas que un montón de escombros.
Posible era ya dar por cualquiera parte el asalto;
pero á pesar de haber sido este'intentado dos veces
por los enemigos, en ambas fueron rechazados Con
el mayor denuedo por los provinciales de Trujillo,
dos compañías de Toro y una de Compostela. Pro-
siguieron atacando aun-con mas ó menos vigor , en
los días 18 y 19'; y suspendida la operación en los




— 3 0 8 —
dos siguientes apareció el 22 otra nueva batería
construida y artillada junto al cementerio de Alvia,
dirigida también contra S. Aguslin; batería que no
tardó mucho en ser destruida por los fuegos de la
plaza y desmontadas sus piezas, lo cual no fué posible
ejecutar con las primeras, que bien al contrario mul-
tiplicaron sus estragos contra el convento, dando así
á los sitiadores facilidad para volver á iutentar el
asalto. Acometieron en efecto con la mayor confian-
za ; pero la serenidad y bizarría délos defensores
tambicnhumillaron esta vez el orgullo de los carlis-
tas , quienes en las tres cargas que diero n con de-
cisión y grande estrépito, lograron solo el retirarse
horriblemente escarmentados.


Poco que de notar sea ocurrió en los siguientes
dias, si se esceptúan algunos trabajos practicados
junto al cuartel de la Estufa y dos nuevas baterías
levantadas la una por la parle de sus últimas obras
y la otra hacia la de Alvia; todas las cuales rompie-
ron el fuego en la mañana del 25 sosteniéndole con
el mismo empeño en los dias 2G y 27.—Pero no ha-
blaremos de este último sin que lo haga aquí por
nosotros un escritor ya citado, el Sr. D. Solero Goi—
coechea (1) , quien al hablar en su Historia de los


( i) Ofu'ial de la Milicia Nacional de B i l b a o , que no del e j é r -
cilo como e q u i v o c a d a m e n t e digimos al c i t a r su pr imera Memo-
ria. N u e s t r a c q u h o c a c i o n nació de que el úl t imo párrafo que
de esla inser tamos , ó sea su adición, la r e c u d o el S r . Goicoe-
chea de un cahallcru oficial de la división de I . a t re .




— 3 6 9 —
dos últimos sitios de Bilbao, de este inolvidable dia
27 de noviembre , se espresa del modo siguiente:


«Si todos los sitios cuentan un momento, una
hora, un dia memorable y terrible digno de trasmi-
tirse ala posteridad, cierto que Bilbao puede decir
que tuvo un 27 de noviembre para que jamás se apar-
te de su memoria. Dia execrable , dia de luto, de
horror , mas bien que de gloria para las armas de la
libertad, porque en él hemos visto confirmada la su-
blime verdad de que es libre el pueblo que quiere
serlo.»


«Por las observaciones que con los mejores t e -
lescopios se hicieron el dia anterior desde el fuerte
de Miravilla, senotó que algunas brigadas del ejército
bajaban por lapartedeCestaoen dirección del Desier-
to. Al amanecer del de hoy se vio que el enemigo man-
tenía las mismas posiciones, y á muy pocos instantes,
que nuestro ejército desfilaba por la parle de B a n c a l -
do á caer sobre Castrejana , tanto que á las nueve y
media se sentía y aun veia el fuego de sus guerrillas.
Anunciado este dia como el de nuestra rendición, dis-
tantes estábamos de creer que el estampido enemigo
volviera á resonar en nuestros oidos ; pero cabal-
mente á esa misma hora rompieron el fuego de sus
cinco baterías dirigidas esclusivamente contra el con-
vento de S. Agustín, que fué desde el principio del
sitio el blanco de sus ataques. Muchos creyeron que
trataban de dar fin á sus municiones para en seguida




- 3 7 0 —
retirar la artillería; porque se notó que la mayor
parte de los disparos eran de metralla y granadas al
cdiíicio. Poco rato después el enemigo cesó en sus
fuegos. Los del ejército iban al parecer aproximán-
dose por grados, lo que hacia presumir que ya ha-
bia vencido el principal obstáculo , es decir, el for-
midable paso del puente de Caslrejana. Llenos de tan
halagüeña idea no fueron pocos los que daban por
llegado el término de nuestros padecimientos. ¡Va-
na ilusión ! Se disipó como el humo para hacer ar -
repentimos bien luego de nuestra prematura alegría.
Este incidente según todas las apariencias mas bien
-¿parecía un lazo tendido por el enemigo. Víctimas de
una credulidad harto indiscreta , no estaba distanto
el aciago momento en que íbamos á palpar todo el
horrorde nuestra situación.»


«A la una, poco mas ó menos, hora en que los
mas estaban despachando su frugal comida , fué s i -
gilosamente sorprendido el convento de S. Agustin,
penetrando el enemigo por los lugares comunes que
están al piso principal, de donde enfilaban la en-
trada de la portería y claustros bajos , facilitándose-
les por este medio la introducción á la sacristía, de
esta á la iglesia., y finalmente por el coro á la casa
contigua conocida por la de Menchaca. Muy luego
«se hicieron dueños de toda la parte alta del edificio
que les proporcionaba la ocasión de molestar á pla-
cer toda la plazuela de enfrente, y de consiguiente




— 3 7 1 —
la segunda línea que apoyando su izquierda eula ca-
sa palacio de Quintana , quedaba desde este instante
constituida en primera. El mismo regimiento provin-
cial de Trujillo guarnecia este desmoronado edificio;
y de sus soldados mas de media compañía fué cogida
prisionera, á muchos de los cuales vimos conducirlos
cu mangas de camisa por las huertas de airas del con-
vento. ¡Impía suerte! Este es aquel Trujillo,para el
que ha dispuesto el hado adverso tan infausto revés;
pero revés que de ningún modo puede marchitar los
laureles anteriormente adquiridos. Notorio es el va-
lor con que supieron defender esla perseguida línea,
testigo la preciosa sangre que los valientes derrama-
ron por sostener con honor esc fatal edificio, que Ira
costado al regimiento hasta el dia la enorme baja de
l i j í hombres!!! Pero faltóles en aquel aciago instan-
te la presencia de su bizarro coronel D.Juan Duran...
Este digno militar, para eterno sentimiento suyo, no
menos que el del vecindario, se halló accidental-
mente en el interior del pueblo sin poder animar con
su marcial presenciad valor de sus soldados. Llegó
por consiguiente tarde para poder salvárosla inte-
resante línea. La confusión desde el principio habia
ocupado ya el lugar del orden y la serenidad. Losque
aun pudieron rehacerse se defendieron no obstante con
tesón, pero el enemigo habia penetrado demasiado,


y fueron vanos sus esfuerzos Cediéronle por (iu
un punto que tantos sacrificios les habia costado.»




— 3 7 2 -
«Ducños ya los enemigos del objeto que tanto


anhelaban, bastábales sin duda unos minutos mas de
audacia y entusiasmo, si de entusiasmo , al menos
noble, son capaces jamás los facciosos, para haber-
nos dado mayor cuidado acometiendo con su primer
ímpetu la barricada que defendia el paso á la Cende-
ja ; pero los cobardes no ignoraban que este era el
tránsito de la muerte ( 1 ) y por consiguiente el de su
esterminio. Allí en efecto los esperaban tropa y n a -
cionales resueltos á disputarles el terreno palmo á
palmo , haciéndoles morder la tierra á metralla y
bayoneta antes que permitir su libre acceso al Are-
nal.»


«Con la velocidad del rayo se comunicó este in-
fausto suceso por la población. La noticia de que los
enemigos eran dueños del convento, difundió el e s -
panto en la parte inerme de los habitantes. La con-
fusión y gritos de alarma se multiplicaban todos los
instantes; pero los valientes armados se abalanzaron
hacia el lugar del peligro, marchando con paso firme
y con una decisión y entusiasmo precursores del triun-


(1) P a r a la mejor inte l igencia de esta f iase convendrá a d v e r -
t i r que los denodados defensores de Bilbao habían i m p r o v i s a d o
el l í ) , dia de la reina I s a b e l , u n í inscr ipción q u e fijaron en
la p u e r t a y b a r r i c a d a l lamada de S. Agust ín , y que c o n t e n i a e s -
t a s l ú g u b r e s p a l a b r a s : TRANSITO A L A M U E R T E , apareciendo
en seguida en la bater ía denominada a n t e s de las Cujas u n a l á -
pida s e p u l c r a l de fondo n e g r o , en cuyo c e n t r o se veia u n a c a -
l a v e r a sobre dos huesos c ruzados y en g r a n d e s c a r a c t e r e s b l a n -
c o s es ta terr ible l e y e n d a : B A T E R Í A S E L A M U E R T E .




fo.EI numeroso pueblo, las esposas, bijasy ancianos
los bendicen al pasar retirándose al interior de sus
habitaciones á rogar al Dios de eterna justicia no
abandonara en aquella tribulación á su escogido pue­
blo , concediendo la victoria á los defensores de la
inocencia. La Providencia Divina oyó sus fervoro­
sas preces ahuyentando el peligro que tan cercano
estuvo.»


Conocido todo lo que tenia de grande y lamen­
table la pérdida que se acababa deesperimentar, tra­
taron al punto los intrépidos nacionales bilbaínos de
repararla. Al efecto reuniéronse las compañías 1 . a ,
5 . a y 6 . a y guiadas por el bizarro brigadier D. M i ­
guel Araoz, que era segundo cabo de la provincia,
lograron al pronto algunas ventajas conteniendo á los
facciosos que desde los claustros altos del convento
hacian un fuego horroroso á los nuestros; hasta que
muertos y heridos muchísimos de estos infelices, en­
tre los cuales se numeraban padres de familias , e s ­
posos y otras personas que con su muerte ocasiona­
ban la de otras muchas, fué ya preciso desistir del
proyecto y retirarse.


Prosiguiendo la historia de este infausto dia (el 27^
diremos que poco después de la desgracia de San
Agustín, y cuando serian las dos y media de la tarde,
otro nuevo infortunio vino á acrecentar los horrores
y peligros de la situación. El comandante general
D. Santos San Miguel fué herido de bala, cuando un


том. i. 25




— 3 7 4 -
moiíiento antes lo habia sido también de un china-


zo,su segundo el • Sr. Araoz. En aquel trance f u -


nesto, en el terrible tránsito de S. Agustín alas C u -


j a s , al cual el escritor antes citado llama con mucha


propiedad el Inferno, solo un accidente de tal natu-


raleza, ttii suceso tan aciago y lastimoso, faltaba para


qtic'la confusión y el horror de aquellos momentos


so convirtiesen en un caos espantoso y tremendo.


¡Los dos comandantes generales heridos! ¡A ambos
los conducen al hospital civil! Son las voces que h a -


ce resonar el aire en aquella atmósfera de pólvora y


de sangre. Voces de agonía cruel y de mortal d e s -


pecho, que anidas á la inmensa mortandad de que eran


testigos los vivientes que allí habia, y á la multitud


de heridos que entre los muertos aparecían y se q u e -


jaban en aquel suelo alfombrado do desdichas , sin


haber siquiera bastantes brazos para conducirlos á


los hospitales, nada tenia de estraño que hiciesen


desesperanzar álos pusilánimes, y que la generalidad


considerase á la plaza en el mas inminente peligro.


Bien penetrado el Sr. San Miguel de lo azaroso y tris-


te de aquella situación, al separarse de los naciona-


les ,- conducido en unas parihuelas á la mansión del


dolor, con la mas dulce y tierna emoción, si bien


con acento agado y penetrante, los arengó dirigién-


doles, entre o t ras , las siguientes palabras: «Sr. c o -


imandante, nacionales: confio en vosotros ; y estoy


vseguro que no p3nni!ireis que el eucaiigo viole es-




— 3 7 5 —
«te sagrado baluarte déla libertad.» En tan agravan-
tes circunstancias, se aumentó considerablemente el
entusiasmo con el mágico poder de estas significan-
tes palabras.


Eran las tres de la tarde, cuando la principal y
mas urgente necesidad que aquejaba á los valientes
defensores de. la villa invicta , era el nombrar un s u -
cesor del Sr. San Miguel que tomase á su cargóla de-
fensa de la plaza. El tiempo vuela,, aquellos momen-
tos eran críticos y afligidos en estremo. Preciso era
por lo tanto poner remedio í una tan acerba y an-
gustiosa situación; pero todo es grande y admirable
en esta defensa maravillosa, verdadero dechado de
defensas. La instantaneidad de las operaciones no es
aquí menos sorprendente que el éxito y el acierto en
ellas. Al momento se reunió en sesión la junta de
armamento y defensa , ó mas bien la comisión p e r -
manente de esta , con soioaquel objeto; y de acuerdo
con el comandante general, fué designado para sus-
tituir á este el brigadier D. Miguel de Arechavala,
que se hallaba mandando en el punto de Larrinaga,
en el cual le reemplazó el de igual clase D. José R a -
món de Ozores. Nombrar á Arehavala, salir en su
busca dos individuos de la junta y venir con él á 'la
plaza de S. Agustín , todo fué obra de instantes; de
modo que á las tres y media ya se bailaba este bizar-
ro gefe al frente de los denodados nacionales, consti-
tuido en aquel lúgubre y ensangrentado recinto, ver-




— 3 7 6 —
(ladero teatro de heroísmo y de inesplicables hor-
rores.


Hecho cargo del mando, pensó Arechavala en
tomar disposiciones fuertes, enérgicas , terribles;
siendo la primera de ellas incendiar los tres edificios
que ocupaba él enemigo. Para este efecto hizo gran-
de acopio de jergones, paja suelta, alquitrán y otros
muchos combustibles; reunidos los cuales arengó á los
cazadores salvaguardias, cazadores de Compostela y
á los nacionales, diciéndolcs estas lacónicas y notables
palabras: Amigos: la salvación de este heroico pue-
blo consiste en quemar esos edificios. ¿ Quiénes son los
que se animan á tan atrevida empresa ?— «Todos,
lodos.»—Respondieron á una voz aquellos bravos,
enardecidos con el mas grande entusiasmo y el mas
acendrado patriotismo.—Marchemos pues en buscada


la muerte, pero sálvese Bilbao añadió el nuevo
gefe y repitieron los héroes que él conducia: y todos,
á la voz de / vamos!... salvemos á Bilbao!... sin que
fuese bastante poderoso á contener su ardimiento y
su inefable entusiasmo el horroroso fuego de cañón,
bombas y granadas que contra ellos asestaban las b a -
terías enemigas, ni el abundante granizo de fusilería
que á quema ropa dirigían los facciosos desde las ven-
tanas del convento; cargados del combustible nece-
sario y siu desatender por esto el uso de las armas,
aproximáronse aquellos esforzados campeones á este
edificio poniéndole fuego por diferentes puntos.—




— 3 7 7 —
Infinitos son los rasgos de heroismo que cuenta este
memorable sitio. Pero entre ellos descuella uno
ocurrido en esta sazón, que prueba hasta lo sumo
el valor y serenidad no menos que el patriotismo de
un distinguido oficial de aquellos bravos nacionales.
Era este el teniente D. Luciano Celaya, quien conun
jergón bajo del brazo y la tea encendida en la mano,
acercóse á la casa de Menchaea con el designio arro-
jadísimo de entregarla él solo á las llamas; pero no
bien hubo llegado al umbral de la puerta, cuando lié
aquí que le abren esta los mismos facciosos. Cclava
entonces apelando á esos recursos esíraordinarios que
enlates ocasiones da el valor, cuando este es patri-
monio de un alma grande y serena, lejos de intimi-
darse así que los vio prorumpió, afectando la mayor
confianza, en altas vocesá sus compañeros diciéndo-
les : Granaderos, á ellos que aquí están, viva Isa-
bel II! sin haber tales granaderos ni cosa igual en
aquel punto ; mas creída la estratajema por los ene-
migos, apoderóse de ellos tal atolondramiento , que
aturdidos y acobardados volvieron á cerrarlas puer-
tas sin disparar un tiro; prosiguiendo entonces mas
animoso el imperturbable Celaya su operación hasta
conseguir el prender fuego al edificio.


Cuando el sol dejó de alumbrar aquella larde, ya
Bilbao estaba iluminada con el fuego de estos edifi-
cios que se veían arder con grande satisfacción de
todos, menos los carlistas. Espectáculo imponente y




— 3 7 8 —
horrible de suyo, temible y aun vituperable solo en
otras circunstancias; no en estas en que debia apare-
cer grato y plausible, por los buenos efectos que ha-
bia de producir y realmente produjo, siendo el ánco-
ra de salvación de los valerosos bilbaínos, y una
prenda de ventura para la causa de la libertad y de
1* reina. —Al abrigo de este fuego, que dio bastante
que hacer á los rebeldes, consiguió Arechavala re-
parar y adelantar considerablemente los trabajos ne-
cesarios para las obras de defensa , reforzando la
cortadura de la primera linca , estableciendo otras
dos de caballos de frisa, engrosando las baterías
preparando con agua-ras, alquitrán y brea las casas
de la Cendeja para incendiarlas, caso de perderse
aquella línea, y mandando en fin cortar una de ellas,
Gomo medida de precaución, por si se hiciese nece-
saria la quema de las otras , encontrar allí alta y es-
carpada muralla contra los rebeldes. Confundidos
estos y aterrados con-el , para ellos, tan inesperado
acontecimiento del incendio, no osaron acometer ten-
tativa alguna ulterior en aquella noche que se pasó
ya en regular quietud, continuando, sin embargo, con
bastante vigor el fuego de fusilería por la parte del
convento en que les era permitido incomodar á los
nuestros. Así dio fin este dia célebre que hará para
siempre época en los fastos históricos déla invicta
Bilbao; dia en que la pérdida de los defensores de
estaínclita villa no baja de 140 de todas armas, fue-




ra de combate, ascendiendo el número de los muer-
tos á 51 no escaso tampoco el de los heridos. Uno de
estos fué el bizarro cuanto desgraciado gefe de plana
mayor D. Miguel Socies, que murió dias después,
de estas resultas; otro el ayudante de plana mayor
D. Fernando Cotoner , qua lo fué también de grave-
dad , aunque no tanta; asi como otros tres ayudantes
de órdenes del general.


Para dar una idea cabal de este dia y de este s i -
l io, y venir después á graduar el mérito incalcula-
ble déla defensa de Bilbao y de los servicios que co-
mo complemento de ella prestó á su vez y en su dia
el general ESPARTERO , no menos que de los presta-
dos por el digno comandante general Arechavaladu-
rante la época de su bien desempeñado mando, cree-
mos del caso trasladar aquí un documento interesan-
tísimo, propio de la historia, cual es la nota tan
lisonjera como espresiva que el indicado comandante
general interino mereció de la junta de armamento y
defensa de la capital de Vizcaya.—Hé aquí su tenor
literal: «Junta de armamento y defensa de Vizcaya.—
«Núm. 190.—Ni seria consecuente ni agradecida c s -
«ta junta á los servicios señalados que V. S . prestó
«desde que en las circunstancias mas apuradas, en
«las angustias mas amargas de esta plaza se encargó
«de la comandancia general de Vizcaya, hasta queso
«la entregó al digno propietario de ella , si no le
«manifestase su gratitud y singular placer que la cabe




— 3 8 0 —
«en que las esperanzas que fundó en la entereza , vi-
«gilancia y valor acreditado de V. S. hubiesen que-
dado plenamente cumplidas.»


«El dia 27 de noviembre de este año, de terrible
«y triste recordación para Bilbao, apoderado elene-
«migo del convento de S. Agustín, heridos los dos
«comandantes generales y corriendo en abundancia la
«preciosa sangre de multitud de ilustres víctimas,
«entre el estampido de la artillería, el estallido de las
«bombas y la ruina de los edificios, se vio esta he-
«róica población y sus denodados defensores en un
«estado demasiado crítico y peligroso.»


«En medio de tal conflicto, la comisión perma-
«nente de esta junta, de acuerdo con el Sr. coman-
» danto general San Miguel, puso los ojos en V. S .co-
«mo el mas á propósito para sustituirle por la firmeza
«de su carácter y las prendas militares que le ador-
«nah. Dos individuos del seno de la precitada comi-
«sion, despreciando los riesgos, sin reparar en for—
«malidades de que no puede prescindirseen circuns-
«tíncias comunes, volaron al puesto cuya defensa
«estaba encomendada al celo y conocimientos de V. S.
«y pusieron en su noticia que los deseos de la junta
«y la voluntad del comandante general, le destina-
«ban otro mas peligroso y difícil. Ellos, la junta de
«armamento, la guarnición, el pueblo entero deBi l -
«hao, saben que su confianza no quedó burlada. V. S.
<sin desalentarse por c! lamentable estado de las en-




—381 —
«sas, ni por lo arduo de la empresa, tomó el mando
«sin tituhear y ordenó que inmediatamente se incen-
«diasen la casa de Menchaca y el convento de San
«Agustín en que se habían alojado los rebeldes. Los
«naciouales, soldados y cazadores salvaguardias, obe-
decieron dóciles la voz de V. S. y siguiendo su
«egemplo con valor imponderable, lograron el objeto
«apetecido. Esta medida enérgica y osada contribuyó
«á contener la irrupción de los enemigos y ¿libertar
«á Bilbao de mil desastres. ¿Podría la junta dejar de
«dar á V. S. las gracias mas sinceras y cordiales en
«su nombre y en nombre delaplaza, por laparte que
«le cupo en tan atrevida empresa? Recíbalas pues
«V, S. como testimonio de nuestra profunda grali-
«tud, como una débil recompensa de los desvelos y
«fatigas que ha empleado para impedir las desgracias
«que á esta villa amenazaban en aquel aciago dia, así
«como también por el celo y acierto con que poste-
«riormente se ha conducido V. S. durante suinleri-
«no mando.—Dios guarde á Y . S. muchos años etc.»


Amaneció el dia 28 sin próxima esperanza de so-
corro, pero sin desaleníarpor eso el ánimo esforzado
de los bilbainos. El enemigo envalentonado á causa
de un movimiento retrógrado que habian tenido pre-
cisión de ejecutar nuestras tropas, antes de poder
franquear el Cadagua, y sabedor del estado penoso á
que se iban reduciendo los sitiados , en fuerza de, lo
que i han escaseando ya las municiones de boca y guer-




— 3 8 2 —
ra , procuraba intimidará aquel valiente pueblo ha-
ciéndole un fuego vivísimo; y como S. Aguslin no
existia, sus baterías jugaban contra las de Maltona,
el Diente y la Muerte, durando su terrible detona-
ción hasta caida la tarde; pero sin cesar, dia y noche
la de fuegos curvos, que causó en las casas los mas
horribles estragos.—Una pequeña suspensión hubo
sin embargo á las dos y media de esta tarde, motiva-
da por la circunstancia de haberse divisado en una
de las ventanas del costado saliente del edificio que-
mado de S. Agustin bandera blanca, que habían fija-
do los rebeldes pidiendo parlamento. Circunstancia
que no dejó de estrañarse bastante por los sitiados,
puesto que esta era la primera vez que el espúreo
vizcaíno D. Nazario se dignaba dar este paso aten-
to , preliminar de costumbre, y aun apremiadora
exigencia de urbanidad entre guerreros dotados de
algún sentimiento de generosidad y nobleza. Mas no
bien hubieron notado nuestros valientes aquel signo
que creyeron de ignominia para ellos, cuando la in-
dignación mas profunda dejó verseen los semblantes
de los bravos defensores de Bilbao , que á una voz
esclamaban: No queramos capitulación, nada de tran-
sacciones conelenemigo, morirá vencer!... Tanto era
el entusiasmo y tal el clamor universal de aquellos
héroes. Las baterías de Maltona suspendieron por un
instante los fuegos, juzgando que tal fuese la inten-
ción de la plaza, en vista déla efervescencia que st¡




— 3 8 3 —
notaba en la plazuela de S. 4gustin; pero el coman-
dante de aquella línea, marqués de TorreMegia, c o -
ronel de Cuenca, que no había recibido aun tal o r -
den, lleno de entusiasmo y de ardimiento ordenó que
lejos de cesar los fuegos continuasen con mas vehe-
mencia, si era posible; y anadia blandiendo el acero:
«acaso esta sea alguna nueva trama del enemigo: mas
que nunca fuego á ellos! compañeros y amigos
míos , hasta que lo contrario ordene la autoridad
superior.»


Pocos instantes después recibió esta con efecto
un pliego procedente del campo del asedio, en el
cual se leia la intimación concebida y estendida en
estos términos:—Sobre eslerior .— «R. S . - -A1 gefe
«de las tropas enemigas en Rilbao. Del teniente g e -
«neral conde de Casa-Eguía, comandante general
«del sitio.—Interior..—Una capitulación decorosa y
«á tiempo, podrá salvar ese pueblo y su guarnición
«de una catástrofe.—El incendio, el saqueo y los
«horrores que son consiguientes á una plaza tomada
«á viva fuerza, sin que yopueda contenerlos, son los
«males que preveo , si V. que lia cumplido con su
«deber hasta;ahora, escediéndose, dá V. lugar áque
«continúe tomando la plaza á viva fuerza , según
«lo he verificado con San Agustin.—Dios guarde
«á V. muchos años. Cuartel general de Olavenga; 28
«de noviembre de 1 8 3 6 . — E l conde deCasa-Eguía.»


Mucho, y muy equivocada méate,, alimentaba, la




— 3 8 1 —
esperanza, y muy grande también era la confianza de
este conde balandrón, á juzgar por lo que de sí ar -
roja ese papel, modelo de estupidez, verdadero tipo
de barbarie, digna muestra de la civilización carlis-
ta.--Risa y desprecio; lié aquí el único efecto que
produjo en los nobles y denodados bilbaínos tan rús-
tica como ridicula intimación, á pesar de los grandes
padecimientos que, de largo tiempo, csperimentaha
ya aquella culta y heroica villa. Pero no , no consi-
guieron esto solo los rebeldes con sus bravatas y
amenazas. También lograron escitar mas y mas la
cólera y despecho de los sitiados, quienes al mismo
tiempo dedaral corneta portador del oficio de Eguia
la orden de retirarse á su campo sin demora, dieron
también la de que continuase la plaza haciendo fue-
go, como así aconteció, rompiéndose este con el ma-
yor furor, luego que el emisario se hubo alejado la
distancia de ordenanza, en medio de las mas estre-
pitosas aclamaciones y entusiasmados vivas ¿t Isabel
y á la libertad. Que tales suelen ser las resultas de
estos pasos cuando se dan al aire, á destiempo, sin
la presunción de la victoria, y sin la autorización que
dan la fuerza , el valor, la razón y la justicia de la
causa que se defiende.


Todos creyeron que el frenético é iracundo Eguía,
á quien tan mal debió sentar la resolución de los
bilbaínos, arrastrado por sus instintos sanguinarios
y por su cólera implacable, juraría pronta y terrible




— 3 8 5 —
venganza > siendo tal vez aquella misma noche la
destinada á dar cumplimiento á sus amenazas y á sus
feroces designios, por medio de un repentino y vio-
lento asalto. No obstante, el mutilado viejo no creyó
prudente aventurar también este otro paso, y aquella
noche fué tranquila para los sitiados. En la mañana
siguiente, del 29, apareció una nueva balería enter-
rada y muy robusta, con dos piezas, la una de á 24
y la otra de á 12, que habian colocado los sitiadores
junto á Ja casa de Ruete, en el barrio de Mena, juris-
dícion de Abando, cuya batería, á una con las demás,
rompió el fuego á las diez de la mañana, dirigiéndole
esta nueva á la casa aspillerada , puerta y convento
de la Concepción, cuyas fortificaciones, compuestas
solo de simples tapias y sin artillería , halló el ene-
migo mas fáciles de vencer que el punto, paradlos
tan costoso, y harto costoso también para los nues-
tros, del abrasado convento de San Agustín. Impo-
sible era á la artillería de la plaza jugar sus fuegos
sobre la nueva batería de Mena por ninguno de los
costados ; y solamente los curvos de Mallona y M i -
ravillas fueron empleados con profusión á fin de mo-
lestarla. No desayudaban tampoco en esta importante
operación los fuegos que á ella dirigían un cañón pe-
queño situado en la torre de San Francisco y la f u -
silería que desde este convento, la Merced y las casas
de la Naja, contiguas al lugar atacado y ocupadas por
un piquete del 4.° ligero y cazadores salvaguar-




— 3 8 6 -
dias , asestaban á los de Mena. Sin embargo, el es-
trago que causaba la artillería de éstos era horren-
do, no siendo fácil ni aun posible impedirlo ; de
modo que á las pocas horas estaban ya las brechas
practicables.


Decidióse por tanto el enemigo á penetrar por la
principal de ellas, aprestándose á verificar un asalto
a las cuatro de la tarde, para lo cual habia ocultado
la noche anterior algunas fuerzas en el convento de
Santa Clara, que distará medio tiro de bala de la
Concepción, como también en las casas mas cercanas.
Cuatro compañías de estos fueron las primeras que,
con bastante ímpetu y arrojo, corrieron á la brecha
á la hora indicada; pero nuestros héroes las reci-
bieron con las puntas de sus bayonetas, oponiéndose
á tan rudo ataque con una impavidez superior á todo
elogio , causando en breves instantes al faccioso hor-
rible estrago : y á tal estremo ¡levaron su arroje
aquellos valientes, que sin poderlos contener sus ofi-
ciales, varios soldados saltaron á la huerta para cla-
varse mejor con Jos rebeldes, que desmayados, con-
fundidos y aterrados, huyeron llenos de vergüenza,
no sin dejar, en justo castigo de su temerario empe-
ño, aquella heredad cubierta de cadáveres, en núme-
ro de 76, entre ellos un comandante y dos oficiales,
ademas de 150 heridos que pudieron llevar á sus
hospitales. Recogieron los nuestros unos cuantos fu-
siles de los cadáveres que quedaron al frente de la




— 3 8 7 —
brecha, dando á estos sepultura; pero habiendo que-
dado insepultos varios de los que se hallaban á ma-
yor distancia de la plaza, bien pronto la corrupción
empezó á infestar aquellos aires. 200 homhres del
regimiento de Valencia 4 ." de ligeros, 100 del p r o -
vincial de Cuenca, 50 del de Compostela, una parti-
da del de Larcdo, con unos Cuantos zapadores que se
ocupaban en los trabajos de reparación, á las órdenes
todos del bizarro coronel ü. Manuel Saliquet, pr i -
mer comandante del 4.° ligero, eran las tropas déla
guarnición que tanta gloria adquirieron en esta me-
morable jornada.—Por primera vez empezó á jugar
el telégrafo de Miravilla en la mañana de este día,
correspondiendo muy bien con Portugalele, que era
el único medio de comunicación que habia con el
ejército. Manifestada ante todo por la plaza la gran-
de necesidad.que tenia de ser inmediatamente auxi-
liada, recibió por contestación: continúe Bilbao de-
fendiéndose; pronto será socorrida.


El general ESPARTERO al frente de 14,000 hom-
bres se habia dirigido á dicho pueblo de Portugalele,
á donde llegó el 25 sin oposición alguna de parte de
los carlistas. El ejército se acantonó en los pueblos
de aquella comarca; y el general en gefe, alsiguiente
dia de su llegada , espidió las órdenes mas conve-
nientes y activas, lanío á sus subordinados, como á
ias juslicias y autoridades de las poblaciones cerca-
tas , á fin de reunir en Porlugalctexuantos víveres.




- 3 8 8 —


municiones, trasportes, combustibles y demás efec-
tos de guerra fuesen necesarios para dar principio
á la arriesgada é importantísima empresa que se ha-
bía propuesto. En la mañana del mismo día practi-
có , con su gefe de estado mayor el general D. Mar-
celino Oráa un reconocimiento por las alturas que
dominan el puente de Castrejana, con la idea de
forzar el paso y tomar las casas que, al otro lado y
cabeza del mismo puente , estaban ocupadas por los
enemigos, atendiendo á que la toma de aquel punto
era de una grande importancia para adelantar, á cos-
ta de menos tiempo y sangre, el plan de sus opera-
ciones «obre Bilbao.


En consecuencia de esto, dispuso atacar á los
enemigos el 2 7 de noviembre, dia en que tuvo l u -
gar una acción , en la cual, á pesar de haber riva-
lizado los cuerpos que la sostuvieron en disciplina
y en valor , fué tan singular y tan obstinado el em-
peño que hicieron los facciosos, que no fué posi-
ble á los nuestros forzar el paso, ni tomar el puen-
te , resultando en las lilas de ESPARTERO bastante
número de muertos y heridos. Con estos se trasladó
el general á Portugalcte, dejando algunos cuerpos
campados sobre las espresadas alturas.


La noche del 2 8 determinó ESPARTERO pasar su
ejército á la orilla oriental de la ría, con el f i n de
operar por aquella parte en defensa de la plaza s i -
tiada. Para este efecto tuvo á bien oir la opinión de




— 3 8 9 —
los gefes de las marinas española y británica y la
del ingeniero del ejército, sobre señalar el punto
mas á propósito para establecer un puente que fa ­
cilitase el libre tránsito entre ambas orillas, con el
objeto deque pudiesen pasar, no solo la infantería,
sino igualmente la caballería , artillería , brigadas y
demás. Unánimemente convinieron todos en que de­
bía establecerse en uno de los dos puntos, ó enfrente
del Desierto ó en el mismo Portugalete; pero en uno
y otro se ofrecian algunas dificultades que vencer.
En este último punto la proximidad á la entrada de la
barra hacia sentir mas la fuerza de la corriente , y
son terribles los efeclos'del mar cuando hay tempo­
ral del N. O. En el Desierto no había tantos ele­
mentos contrarios; pero el fuego de la artillería ene­
miga le alcanzaba, y aun era muy fácil á los carlistas
establecer en pocos momentos una balería sobre las
alturas que le dominan , con lo cual se tardaría mas
en realizar la operación y con mucha pérdida de
gente. En vista, pues, de todas estas consideraciones,
dispuso el general en gefe se estableciese el indicado
puente desde la rambla principal del muelle de la
espresada población de Portugalete; lo que se veri­
ficó trabajando desde el amanecer del dia 29 de no­
viembre hasta las diez de la mañana del 30 , colo­
cando en línea barloados 32 lugres, goletas y ber ­
gantines, que se hallaban en la ria, perfectamente
amarrados en la larga.estension de 680 pies, y con


том. i. 26




- 3 9 0 - ,
sus planchas (1c cuarteles de unos á otros; en tal «lis-
posición, que ¿ ias cuatro de la larde del j a m e n -
cionado 30 de noviembre se hallaba á la otra orilla
todo el ejército, con mas de 800 caballerías de todas
clases que llevaba, permaneciendo aquella noche
acampado en las alturas inmediatas y pueblos de Al-
gorla y Lejona.—Señaláronse por los eminentes ser-
uicios que prestaron en esta importantísima o p e r a -
ción los brigadieres I ) . Manuel de Cañas y D. .losé
Morales de los Itiós , comandantes generóles , p r i -
mero y segundo , de las tuerzas navales que opera-
ban entonces en la costa cantábrica , como también
los señores comandantes de los bergantines británi-
cos líingdovve y Sarraceno. La .inteligencia, activi-
dad y acierto de estos distinguidos marinos, no m e -
nos que la eficaz cooperación de la marina del i n -
mediato puerto de Castro-Urdiales , contribuyeron
poderosamente á dar cima á aquella medida tan i n -
teresante como salvadora.


Volviendo á Bilbao, diremos que la noche del 2 9
la pasaron los sitiados tranquila, ocupándose con la
mayor actividad en componer las brechas en térmi-
nos que pudieran resistir nuevos ataques, cortar el
puente colgante y tomar otras precauciones bastantes
á contrarcslar los proyectos enemigos por la orilla
izquierda. Los facciosos continuaron también sus
trabajos, entre ellos el de un camino cubierto desde
las rasas del Tíboli hasta las ruinas de San Agustín.




— 3 9 1 —
Al siguiente dia 30 reiteraron los enemigos sus fue-
gos de baterías, pero fueron destruidas las que te-
nían en Alvia y Esnarrizaga y desmontadas dos de sus
piezas, si bien hicieron nuevos destrozos en los mu-
ros de la Concepción abriendo otras brechas.—El
telégrafo de Miravilla recibió del de Portugalete en
este dia el siguiente parte, que no dejaba de ser l i -
sonjero para la plaza: El ejército del Norte, decia,
estará 'hoy entre Algorta y Aspé ó alto frente de Por-
tugalete, y se dirige por el E. á Azúa, y mañana por
Archandu á Bilbao. Con esto los bilbaínos cobraban
mayor aliento , lisonjeándoles la idea de que muy
pronto serian recompensadas sus pérdidas y penali-
dades con (a esplendente aureola de la victoria. Pero
desgraciadamente este dia estaba aun muy distante,
viéndose obligadas nuestras tropas á practicar antes
algunos movimientos que hacia indispensables la
obstinación con que Eguía se había propuesto no
permitir á todo trance el paso de nuestro ejército,
sin abandonar empero sus miras de estrechar mas y
mas el sitio de Bilbao , que era lo que cabalmente
formaba entonces el gran desiderátum de los carlis-


, tas, por estar en ello muy comprometida la causa de
su amo; circunstancias todas, que no pudieron m e -
nos de retardar el auxilio de nuestros valientes has-
ta fines de diciembre.


Así que el dia 3 se recibió otro parte telegráfico
anunciando desde Portugalete que el ejército iba á




— 3 9 2 —
reforzarse con 5,000 iiombres mas de la reserva , y
escitando á la plaza á que continuara defendiéndose,
pues que el socorro llegaría muy pronto. Sin em-
bargo, en la mañana del 5, oyendo los sitiados un fue-
go mucho mas vivo que el de los dias anteriores ha-
cia el campamento de. los nuestros , fuego que al
p a r e c e r s e aproximaba por instantes, entusiasmá-
ronse con la idea lisonjera del arribo de las tropas
auxiliares de taLmodo , que como conducidos por
un movimiento eléctrico, los bravos que componian
la guarnición y los beneméritos nacionales, olvidan-
do tantas fatigas y penalidades, y sin tener en cuen-
ta la enorme baja que ya en aquella sazón contaban
en sus destrozadas filas, solo anhelaban el momento
de salir de la plaza y hacer briosa ostentación de su
denuedo en el campo enemigo.


La autoridad entonces, queriendo sin duda apro-
vechar tanto entusiasmo , ordenó la salida de una
columna de 400 hombres, con objeto de divertir un
tanto al enemigo situándose en Artagan. Mandaba
esta columna el brigadier D. Joaquín Oliveras y
componíase de tropa del 4 . " de ligeros, Cornpostela,
salvaguardias, Cuenca y una compañía de naciona-
les. Créese que s i , como fueron tan pocos , hubie-
sen sido 1 ,500 á 2 ,000 hombres los que formaran
esta eolumna, era fácil que nuestro ejército, estando
entonces cual estaba decidido á atacar , distraídas
lis fuerzas del enemigo como era consiguiente , ga-




nase con un golpe atrevido la cúspide de Archanda,
punto cuyas vertientes le separaban de Bilbao y
Azi'ia, Natural era que los rebeldes en aquel m o -
mento nada temiesen tanto como una salida arrojada
é impetuosa de una guarnición, do cuya bravura,
conocimientos del terreno y demás circunstancias
estaban tan plenamente convencidos y debian temerlo
todo. Como prueba de esto, diremos que en el mo-
mento en que tuvieron ellos noticia de esta resolución
de la plaza, viéronse precisados á desmembrar sus
fuerzas, dirigiendo por de pronto tres batallones
contra la pequeña columna de los nuestros , la cual
se escaramuzó con ellos sin perder su primera po-
sición. Mas habiendo cesado enteramente el fuego
de Azúa, serian como las once y media de la mañana
cuando considerando inútil su estancia por mas tiem-
po en Artagan, recibió dicha columna orden de ve -
rificar la retirada; la que se ejecutó con el mayor
lino, guarecidos los espedicionarios por la artillería
de la plaza, y sostenidos por el coronel de Cuenca
con dos compañías que tenia escalonadas en Begoña,
hasta pasar aquellos el puente levadizo. Esta ligera
espedicion costó á los sitiados el sacrificio de dos
muertos y 40 heridos y contusos de tropa y nacio-
nales , siendo de los segundos el teniente del 4 :"
ligeros D. Gonzalo Duran y el de tiradores de la
Guardia nacional D. Juan Antonio Barrueta, y ha-
biendo salido contuso el mismo brigadier Oliveras




— 3 9 4 —
que la mandaba. Mucho mas considerable debió
ser la pérdida de los carlistas, porque la artillería
de la plaza estuvo muy activa y certera en sus tiros
contra las masas contrarias , causando en ellas hor-
rible matanza.


No hubo en los siguientes dias de este mes s u -
cesos de grande importancia. Los sitiadores levan-
taron nuevas baterías en los sitios llamados de la
Salve y de la Cruz de Fierro , rompiendo esta y la
conocida por la Perla en Alvia, un vivo fuego el dia
12 con seis piezas de grueso calibre, contra la casa
y balerías de Mallona, que ocasionaron bastante da-
ño , señaladamente la primera ; pero en cambio las
contrarias fueron también mas de una vez arruina-
das, y alguna imposibilitada completamente. Conti-
nuaron los proyectiles enemigos molestando á la pla-
za con mas ó menos interrupción; pero el momento
que fué reputado como el mas peligroso de todos,
fué aquel en que se descubrió la mina que habian
emprendido los facciosos para volar la plaza. — Hé
aquí cómo al tratar de este curioso y Iriste asunto se
espresa en su ]}femoria el Sr. Goicoecha :


«Uno de los medios, dice, que la iniquidad habia
sugerido á los sitiadores fué el facilitar por medio de
nna catástrofe la entrada de sus hordas en esta villa,
ya que no le fuese posible rendir de otro modo su
heroica constancia, Pero demasiado sufre la huma-
nidad en el siglo que llamamos de la filosofía, para




— 3 9 5 —
que un proyecto tan infernal contase con la unión de
simpatías, aun entre los mismos parciales. Existen
todavía seres que conservando un resto de pudor, no
se han corrompido todos hasta el punto do participar
del mismo grado de ferocidad. En efec to , desdo
principios del mes , muy luego de haberse perdido
nuestra primera línea de San Agustin, se habia e s -
tendido la voz de que e! enemigo trabajaba en una
mina para hacer volar la iglesia del convento ó bien
la casa fuerte de Quintana. Noticias adquiridas y un
aviso telegráfico de Portugalete del 2 0 , confirmaron
estas presunciones, fijándonos en cuanto á lo d i r e c -
ción sobre el último de dichos edificios. E l coronel
D. Ignacio Capuzo , segundo comandante del 4 . "
ligero y gefe de la fuerza avanzada en la casa de
Quintana , fué el primero que dio el aviso de estar
sintiendo trabajos de zapa en las inmediaciones del
tambor situado á espaldas de aquella. A las ocho y
media de la noche se dio principio á la contramina
trazándola en dos direccioues. A las tres y media de
la mañana tuvieron la fortuna nuestros mineros de
dar con el verdadero ramal, en términos que hasta
la palanca enemiga fué empuñada por el sargento 1 . °
de zapadores de la Guardia nacional D. José Antonio
de Elizagarale , quien habiendo disparado varios
pisloletazos en el interior de la galería mató á un
faccioso é hirió á otro como se ha averiguado d e s -
pués. La mina fué inmediatamente ahumada, y aliu-




- 3 9 6 -
yentados así los enemigos penetraron en seguida
unos cuantos refugiados nacionales de Eibar arma-
dos de mosquetes hasta llegar á la boca que aquellos
se dieron prisa á cerrar con sacos de tierra en ade-
man de defenderla. La primera escavacion para c o -
ger el nivel de la galería daba principio en el piso
bajo de la casa de D. Casimiro dcNagusia, contigua
á la fuente del barrio ó arrabal de Uribarri, siguien-
do la galería en cuatro y tres cuartos piós de altura
con tres de ancho, formando un ángulo obtuso por
la misma calle ó calzada, en 82 pies de longitud has-
ta terminar en el tamborete espresado.»


«Esta tarde (añade el mismo autor) sucedió un
caso muy original, que prueba que la Providencia,
en sus inescrutables designios, ha mirado con mar-
cadas señales de predilección la suerte de esta villa,
premiando de una manera inefable la virtud y cons-
tancia de los buenos. Hallándose el dignísimo coronel
de Compostela, brigadier D. José Ramón de Cho-
res, en las inmediaciones de las Cujas observando con
el anteojo los movimientos de los facciosos sobre
Archanda, una bala de fusil enemiga dirigida de la
parte de Alvia vino á dar en la ingle de aquel va-
liente, y rompiendo el cristal y tripas del reloj, que-
dó por fortuna alojada aquella dentro de la caja del
mismo. Ozores únicamente sintió la contusión que
es natural y siguió en su puesto sin novedad.»


Después de haber pasado nuestro ejército eINer-




—397—
vion, según digimos, en primeros de diciembre d i -
rigióse ESPARTERO con todas sus fuerzas sobre los
enemigos, que ocupaban la izquierda de la línea,
sosteniendo por tres días consecutivos un fuerte ata-
que con la infantería y alguna artillería que mandó
colocar en diferentes alturas escabrosísimas, á fuerza
de unos pocos bueyes y á brazo de varias compañías
de tropa. Vista la imposibilidad de forzar el paso
también por aquel punto, dejándolo cubierto se tras-
ladó á Portugalele, en cuyo pueblo situó el cuartel
general, y puesto de acuerdo con los gefes de las
marinas española é inglesa, se adelantó hasta el D e -
sierto, desde cnyo punto y Portugalele se principió á
batir con la artillería las casas y baterías que prote-
gían el puente de Luchana. En todo este tiempo se
construyeron varios otros puentes, con los buques y
lanchas, á fin de poder atender con prontitud á la de-
recha é izquierda del Nervion, donde se hallábanlas
tropas batiéndose constantemente. Construyéronse
ademas diferentes baterías, y se dieron por el general
en gefe. cuantas disposiciones podian conducir al ar-
rojado ataque que habia de ser final y decisivo.


Durante las diversas operaciones de estos dias
hubo ocasiones de admirar en el ejército hechos sin-
gularísimos de valor, que el general en gefe premió
sobre el campo de batalla.—Desde el 9 al 15 de di-
ciembre los movimientos de nuestras tropas se limi-
taban de nuevo á la orilla izquierda del Nervion,




— 3 9 8 -
sin que presentasen apenas carácter alguno de im-


portancia ; pero en el último de aquellos dias, á cau-


sa del fuerte temporal, tornó otra vez el ejército á


Portugalete, en donde se verificó una junta de gefes


con el objeto de tomar en consideración el estado


de las cosas. En esta junta juró ESPARTERO l ibrará


Bilbao y con ella la causa nacional, y sin embargo


de que le constaba que el soldado ardía en deseos


de avanzar y escarmentar al enemigo , juzgó p r u -


dente esplorar primero la voluntad de todo el e j é r -


cito y asegurarse de que ella era eficaz y unánime.


Para conseguirlo, espidió al salir de la junta la m e -


morable orden que copiamos á continuación ; docu-


mento notabilísimo y de una importancia inmensa


para juzgar á ESPARTERO por el lado del talento y


de la previsión, puesto que él prueba, con eviden-


cia, las altas y penetrantes miras del caudillo , no


menos que la inteligencia y lino que presiden á su


redacción.—Hé aqní la


«Orden general del Id de diciembre en Portuga-
lete.—Soldados: Vuestra conservación para ios glo-


r i o s o s hechos que os esperan, me decidió ayer á re-


t r o c e d e r sobre este punto. El fuerte temporal de


«agua no teniendo lechado en que guareceros, aun—


«que insuficiente para apagar vuestro ardimiento,


«habría inutilizado las municiones con que debéis ba-


stir al enemigo. Aquí tenéis la causa del retroceso.


«No, de ninguna manera, no el abandonar la g r a n -




— 3 9 9 —
«de obra de salvar á Bilbao. El heroísmo con que
«se han defendido sus fieles ciudadanos , la cons-
«tancia y el valor de los compañeros vuestros que
«guarnecen aquella plaza , merecen todos vuestros
«esfuerzos y nuestro sacrificio , si es necesario , pa-
«ra evitarles la opresión de la tiranía. ¿Y qué seria
«de nosotros si faltásemos á un deber tan sagrado?
«La maldición de todos los españoles caería sobre
«nuestras cabezas : la ignominia y el baldón nos se -
«guiria hasta el escondido seno donde fuésemos á
«ocultar nuestra vergüenza; y las naciones, el mun-
«do entero diria con fundamento, que el ejército
«del norte habia degenerado de su bravura , entu—
«siasmo y decisión.»


«Soldados: no seré yo el instrumento del opro-
«bio ; os ofrecí conduciros á la victoria' cuando me
«encargué del mando, y pereceré antes que priva-
aros del triunfo. Empero la empresa que vamos á
«acometer es ardua, y solo el conocimiento de vuei-
«tro valor me decidió á acometerla. Cuento ya con
«mas recursos, que el gobierno de la inmortal C K I S -
«TINA manda para vosotros, y cuando volváis á s a -
«lir de los cantones , espero no tornareis á ellos sin
«que la guarnición de Bilbao baya estrechado en
«sus brazos á sus libertadores.»


«Quiero sin embargo saber quiénes son los qne
«están decididos á morir antes que retroceder , y
«mando que los gefes de los cuerpos formando los




— 4 0 0 —
«suyos respeclivos , lean esta orden general y alis-
«ten en el acto á los oficiales é individuos de tropa
«que se ofrezcan voluntariamente á ser los primeros
«para la gloria del combale. Escito también el pa-
«triotisnio de los señores oficiales para que dejen sus
«caballos á cargo de los soldados cansados, para
«que sus asistentes participen de la misma gloria, y
«para que se eviten los entorpecimientos que re -
«tardan las operaciones.»


«Compañeros : el premio del valor os espera:
«yo seré pródigo en repartirle sobre el campo de
«batalla , pues no perderá de vista ninguna de vues-
«tras heroicas acciones vuestro general .»—ESPAR-
TERO.


Soldados españoles , libres y conducidos á la vic-
toria y alentados é invitados á ella por un general
cuya mágica voz tantos prodigios hizo siempre en las
filas de la lealtad, electrizando el espíritu de aquellos
bravos campeones , ¿ qué habia de suceder ? . T o -
dos á una correspondieron fielmente á los patrióticos
acentos de su distinguido gefe , decidiéndose desde
aquel momento, de la manera mas solemne, la sal-
vación déla heroica Bilbao, y como preludio de ella
el restablecimiento definitivo del puente de Luchana
para el paso del ejército. Esta importante opera-
ción dio principio el siguiente dia 17 acampándose
nuestras tropas en las alturas de A Izaga , montes de
Aspé y Arriaga , sobre la derecha del Ncrvion; cm-




— 4 0 1 —
pleándose en seguida algunos dias y venciendo i n -
finitas dificultades para conducir la artillería y esta-
blecer las baterías inglesas y españolas que habían
de proteger tan atrevida empresa.


El l±~¿ presentó el enemigo una batería en la c a l -
zada contigua á la casa de la pólvora , la cual d i r i -
gió al punto sus fuegos contra el bergantín ingles
Sarraceno, la goleta española María y lanchas c a ñ o -
neras situadas en el paralelo.del Desierto. La bate -
ría anglo-hispana de este, servida por los inteligen-
tísimos artilleros del Ringdovve y Sarraceno , y que
entre otras varias piezas contaba una de á 3 2 , c o n -
testó con el acierto propio de los artilleros bri táni -
cos. En esta sazón el ejército continuaba ocupando
á Lcjona, Aspé y alturas de Erandio. Situada en una
de estas habia otra balería de cañones y obuses i n -
gleses, la cual rompió igualmente un fuego certero á
las ocho de la mañana contra la batería enemiga de
Luchana.—Al amanecer del 2 3 , el coronel ingles de
artillería M r . Wylde , sugeto distinguido por su i n -
teligencia y por su valor, no menos que por sus ideas
altamente liberales y su entrañable decisión por la
causa que tan noblemente defendía en España, echó
un puente de barcas con grande actividad y brillan-
te éxito, estableciéndole al frente, del Desierto con
la idea de facilitar el paso del Galindo. A las nueve
de esta mañana las balerías inglesas y españolas r o m -
pieron un nutridísimo fuego, que hizo callar á la




— 4 0 2 —
enemiga de la calzada de Luchana ; cuya pieza de á
24 fué retirada aquella misma noche. La voz de Sal'
vemos la libertad salvando á Bilbao, repelíase en co-
ro y con el mas ardoroso entusiasmo por entre to -
das las filas de nuestro valiente ejército; y cierto
que ya en esta sazón era bien necesario el auxilio á
aquella infortunada y valerosa población.


«El triste aspecto del parque (dice el Sr. Goi-
coechca, refiriéndose aun á dias anteriores), el de las
principales piezas de artillería, algunas de ellas inu-
tilizadas, el escesivo número de víctimas que habían
bajado al sepulcro, el lastimoso estado de los hos-
pitales que con dificultad podían proporcionarse car-
ne fresca para los enfermos y heridos, cuando la de
gato entre las gentes vino á ser un bocado regalado,
llegando á buscarlos á los precios de 4 , 5 y 6 p e -
setas cada uno; la absoluta escasez de víveres, que
llegó al punto de pagarse 100 reales un par de ga -
llinas , 60 la docena de huevos y á este respecto los
demás artículos que la gente acomodada buscaba
para alimentarse de cosa limpia; lo crudo de la es -
tación que hacia cada dia mas penoso el servicio en
una dilatadísima línea; la miseria consiguiente á es -
tas privaciones que por todas partes y mas particu-
larmente en la clase indigente descubría su hedionda
cabeza ; esa infinidad de madres , ó mejor diré es -
pectros ambulantes, que con sus tiernas criaturas en
los brazos buscaban un bocado de pan recorriendo




— 4 0 3 —
las calles con desprecio de la muerte, que á cada
paso les ofrecia el estrago de los proyectiles enemi-
gos.. . ¡Desgraciadas! imploraban el amparo de la
humanidad y aun no quedaba la caridad satisfecha
con dinero! Este metal apenas las proporcionaba el
remedio á su necesidad!!! Horrible y espantoso cua-
dro !!! Empero mas admirable aun la constancia de
las gentes que no desmayaron en medio de tanto con-
flicto ! Desgraciado de aquel que osara pronunciar
la terrible palabra de capitulación 6 de transacción
de ninguna especie con el enemigo! La muerte ad-
quirida entre nosotros mismos, decían estos nuevos
numantinos, seria una muerte dulce , á la par que
gloriosa. La que después de humillados nos diese el
enemigo, ignominiosa, amarga y acompañada de
todos los tormentos de una cruel agonía. ¿Pero aca-
so nuestra situación ha llegado al estado de la deses-
peración? No; no, añadían: aun nos quedan recur-
sos. Agotados estos , nos salvaremos todavía y sal-
varemos también á nuestras desgraciadas familias...
Seis mil hombres resueltos á morir, venderán bien
caras sus vidas. La desesperación engendra prodi-
gios , y nuestros enemigos son harto cobardes para
disputarnos el paso. Tal era la irrevocable resolu-
ción de los defensores de Bilbao a


En medio de estas consideraciones, en la ma-
ñana del 17 recibieron los sitiados la comunicación


.telegráfica que desde Portugalete les decia : Bilbao




- 4 0 4 —
será libre y premiada su constancia ; y era que en
efecto nuestras tropas , moviéndose sobre Azúa,
avanzaron esta vez para nunca mas retroceder. Así
lo creyeron también los bilbaínos, cuando el siguien-
te dia 18 les avisó igualmente el telégrafo que el ge-
neral en gefe pasó revista al ejército, el cual juré
morir ó entrar en Bilbao, y que el dia siguiente em-
prendería la marcha.—Un sentimiento grato de con-
fianza empezó á difundirse ya desde este dia entre
aquellas infelices gentes , á lo cual contribuyó en
gran manera la circunstancia de volver á encargarse
entonces del mando de las armas el señor comandan-
te general propietario D. Santos San Miguel, resta-
blecido un tanto de sus heridas.


Pero vengamos al memorable dia 24 de diciem-
bre, el mas glorioso sin duda de cuantos numera esta
asoladora y fraticida guerra. Tiempo era ya , des-
pués de 64 dias de bárbara espugnacion y de una
magnífica y valerosa propulsa , en los que se de-
mostró bien á las claras cuánto tenia de sobrehu-
mano el porfiado lidiar de los héroes bilbaínos, cuán-
ta era también y cuan impía la ruda obstinación de
sus acometedores; tiempo era ya, repetimos, de que
la acrisolada constancia de los primeros y la des-
compuesta osadía de los segundos, recibiesen á su
vez las justas tornas que, según los altos designios y
eternales decretos de la Providencia, habían mere-
cido.—La resolución estaba tomada la ocasión habia




— 4 0 5 —
llegado, y con ella el monunlo de dar un golpe de
escarmiento terrible a los enemigos.


Era ya el citado dia 24 de diciembre, cuando la
brigada del coronel D. Baudilio Mayol, que se ba-
ilaba acantonada en Cestao, pasó, de orden de E S -
PARTERO, la ria del Galindo por el puente de pon-
tones que en el dia anterior, según digimos, habia
construido en el Desierto la marina real inglesa. Es -
ta brigada, á la cual auxiliaba también media batería
de lomo servida por individuos de la misma nación,
fué á situarse, con arreglo alas instrucciones del
general, en la altura llamada de Rentegui, que da
frente á la desembocadura del Azúa; colocándose
los tiradores en la arruinada torre de Lucbana, lugar
destinado en anteriores épocas á la cuarentena, y en
las casas contiguas á la ria de Burceña. Era el objeto
de este movimiento llamar, cuanto fuese posible, la
atención del enemigo hacia la izquierda delNervion,
para que disminuyese las fuerzas que tenia sobre las
líneas del proyectado ataque, protegiendo al mismo
tiempo la espedicion que estaba destinada á lanzarse
sobre el puente de Luchana. Este puente era la c la-
ve de la posición del monte de Cabras y de la Cal-
zada , donde habia dos baterías enemigas, como
igualmente de toda la cordillera de Archanda ; y el
franquearle venia á ser la operación mas vital que
en aquella sazón se ofrecia, puesto que con él que-
daba asegurado el paso del Azúa , que era, diga—


TOM. I . 27




— 4 0 6 —
uioslo así, el fosó del campo enemigo. Empresa di-
fícil, temeraria, arrojadísima, capias de arredrar á
otros espíritus meaos esforzados que los de nuestros
valientes, á vista de un enemigo que se hallabaifor-
tifieado-á la parte opuesta de la corladura de un arco
del puente de mas de 40 pies de diámetro, posesio-
nado de varias casas inmediatas á él, y colocado en
zanjas y parapetos diestramente establecidos , con la
protección ademas de las baterías antedichas, una de
las cuales se hallaba á 50 pasos sobre el camino. Otra
circunstancia concurría á hacer mas imponente y á
dificultar la cgecacion de «sle proyecto tan grande
como arriesgado; y era el horroroso temporal de
aguas y nieves que entonces hacia, y con el cual el
Dios de los ejércitos enojado con la furia destructo-
ra que veía en los humanos, como que parecia opo-
nerse á la cruenta liza que allí iba atener lugar en-
tre españoles, entre hermanos , entre individuos de
una misma familia. Y para que la gloria y la dicha
de las armas constitucionales resaltasen mas, en me-
dio de aquel tropel de desdichas, también E S P A R T E -
RO en aquellos momentos hubo de agravarse en sus
dolencias, viéndose precisado á confiar interinamen-
te la dirección de las tropas al general D. Marcelino
Oráa , gefe de la plana mayor general del ejército.
Así estos distinguidos y bravos militares, arrostran-
do todo género de peligros y venciendo las mas a r -
duas y mayores dificultades, fiados en la intrepidez




—407—
y bizarría de sus virtuosos soldados, supieron ha-
cer del dia mas espantoso y cruel que la naturaleza
nos dio en aquel año, el mas grato y hermoso de to-
dos los que en sus mas bellas páginas cuentan los
fastos contemporáneos.


A las cuatro de la tarde, cuando ya estaba p r o -
nunciada-la marea, ocho compañías de cazadores , á
saber} la Г.* y 2 . a del primer regimiento de la Guar-
dia Real, la 1. a y 2 . a del de Soria,, la 1. a y 2 . a del
de Borbon , estas seis pertenecientes á la segunda
division; la del tercer batallón de Zaragoza y la del
segundo del 4.° ligero, acompañadas de algunos a r -
tilleros mandados por el teniente de la misma arma;
D. Manuel Alvarez" Maldonade, con el objeto de
servir las piezas que se habían de tomar al enemigo.,
fueron embarcadas en varias lanchas y dos balsas di-
rigidas por nuestros marinos, y dispuestas á saltar á
la opuesta orilla, apoderarse de las obras de los r e -
beldes y proteger la rehabilitación del enunciado
puente de Luchana. Mandaba esta brillante columna
de cazadores el comandante del regimiento infante-
ría de Soria D. Sebastian UHbarrena , y como se-
gundo dé este, el de Zaragoza, D. Francisco Jurado.
Con marcial aspecto y magestuoso continente zarpa-
ron estas lanchas, guiadas y escoltadas por las trinca-
duras de la marina nacional al mando del brigadier
D. Manuel de Cañas y de su segundo el de igual cla-
se D. José Morales de los Rios , sin hacer desviar




— 4 0 8 —


de su propósito á tan bravos adalides la crudeza del
temporal, que quisó aumentar con un furioso hu-
racán acompañado de nieve y granizo la solemnidad
tremenda que llevaba consigo el acto imponente del
embarque. Contraste sublime el que formaban en
aquel recinto helado y embravecido las muestras os-
tensibles de serenidad y ardimiento que con frecuen-
tes vivas y aclamaciones, precursoras de la victoria,
daban aquellos hidalgos campeones. En el instante
mismo de partir la espedicion fluviátil , redoblaron
el fuego todas nuestras haterías , así como los tira-
dores de la derecha é izquierda del IServion; y muy
luego se situaron las trincaduras en disposición de
proteger con sus fuegos el desembarco de nuestros
valientes, que arrostrando el de fusilería y despre-
ciando el de cañón , saltaron animosos en tierra,
dando entusiasmados vítores á la reina y á la liber-
tad. Aterrado el enemigo con tanto arrojo y sor-
prendido con tan inesperado ataque, no se atrevió á
hacer larga resistencia. Hízola sin embargo por algún
tiempo, trabándose nna refriega singular y nunca
vista en tan críticos y horribles momentos, en que
acrecentando la naturaleza sus furias, azotando el
viento, apedreando el granizo, agoviando y confun-
diendo bajo su peso enojoso el agua y la nieve , mas
qué una batalla dada acá en la tierra, parecía aquello
una escena propia de los infiernos. Posesionáronse
al cato les nuestros, en medio de tan horrenda con-




— 4 0 9 —
fusión, y haciendo que sus fuegos prevaleciesen no
solo sobre los fuegos enemigos, sino sobre las aguas
que para apagarlos derramaba con profusión la-na-
turaleza; posesionáronse, decimos, en poco tiempo
de las fortificaciones del puente de Luchana , de las
casas inmediatas, de los parapetos,, y finalmente, de
las baterías contrarias que se hallaban en el camino
y en el inmediato monte de Cabras. El valiente c a -
pitán de fragata D. Francisco Armero, á,pesar de
hallarse herido , fué el primero que poniendoiel pié
sobre una batería enemiga, se hizo dueño de una de
sus piezas.


Alejados los facciosos de estas posiciones yense-
ñoreados los nuestros deí puente , ordenó inmedia-
tamente el general que nuestros ingenieros proce-
diesen á la recomposición de este, con el fin de dar
paso á las tropas. Solo hora y media emplearon nues-
tros activos é inteligentes ingenieros en esta iropor T
tañte rehabilitación, para la cual traian los malcría-
les prevenidos de antemano; y habiendo formado
entre tanto otro puente de pontones los marinos in -
gleses, dirigidos por su digno comandante D. G u i -
llermo Lapidgc, mientras que el primer batallón de
Soria marchaba embarcado á reforzar á los cazado-
res en las mismas lanchas que habían conducido á es -
tos, muy en breve se halló el tránsito facilitado, y
en disposición de que el barón de Meer, coniaudan-
te general de la 2." división , pudiera trasladar esta




— 4 1 0 —
al otro lado de la ría, con orden de apoderarse del
monte de San Pablo.


A este tiempo los facciosos habían vuelto ya de
su sorpresa, y reforzados considerablemente descen-
dieron de la alta cumbre de Banderas, tomando po-
sición en los parapetos-y otros plintos que dominan
la altura ocupada por'nuestras tropas. La batalla en-
tonces se empeño con encarnizamiento. Una batería
enemiga, colocada sobre el flanco derecho á reta-
guardia de las fuerzas rebeldes, causaba grande es -
trago en las nuestras. A pecho descubierto, con ad-
mirable impavidez y serenidad, recibiau estos va-
lientes eí hierro y el plomo. De una y! otra parte se
hacian repetidas cargas á la bayoneta, sin que los
enemigos pudieran ser desalojados, ni la bizarra
division de Meer lanzada de aquel cerro, cuya de-
fensa fué encomendada á su heroico esfuerzo y cu-
ya conservación le fué harto costosa. Centenares de
heridos entraban sin cesar en los hospitales de san-
gre , la nieve cubría en aquel campo de desolación
infinitos cadáveres, y en los rigores del combate
habia sido herido el mismo barón y posteriormente
contuso el brigadier D. Froilan Méndez Yigo que
babia quedado mandando aquella fuerza.


Postrado ESPARTERO en el lecho del dolor , en
SU cuartel general establecido en el caserío de Don
José María de Jado, frente al Desierto, oia tan be-
licoso estruendo en medio del sobresalto y de h




— 4 1 1 —
mas grande desesperación; y á pesar del estado en
que se hallaba, temiendo que un revés malograse las
ventajas obtenidas por la tarde, dio orden al general
D. Rafael Ceballos Escalera para que hiciese mar-
char rápidamente al punto del combate la 1 . a briga-
da de su división, y ¡que siguiese él al mismo con la
otra; mandando también'nn ayudante de campo á
reunir lanchas, pasarlas al Desierto y seguir en bus-
ca de la brigada Mayol, con orden de que dejando
solo un batallón en las posiciones , pasase con los
otros dos al lugar del combate , atravesando la ria
do Galindo por el puente de pontones y Ja de Bilbao
en las lanchas, pues había deshecho el temporal el
gran puente de quechemarines.—Pero todavía hizo
mas; serian las once de la noche cuando se presentó
en el cuartel general el gefe de E . M. G. D.. Mar-
celino Oráa , y pocos momentos después el coronel
Toledo, ambos noticiando como se había empeñado
fuertemente la batalla en las líneas del monte de
Cabras y falda del de S. Pablo, añadiendo lo conve-
niente que seria que el general en gefe se pusiera á
la cabeza del ejército, pues de lo contrario peligra-
ba el éxito de la acción y sobre todo la suerte de las
tropas que habían pasado el puente de Luchana. No
bien había oído el intrépido ESPARTERO el final de
este relato, cuando arrastrado por el mas vehemen-
te y ardoroso entusiasmo, olvidando todos sus pa-
decimientos y trayendo solo á la memoria los que




— 4 1 2 -
acarrearia á la patria un descalabro de tal naturale-
za, escitado por su patriotismo, impulsado por su ho-
nor, aguijado por su yalor, conducido por la mas
halagüeña esperanza, guiado por su feliz estrella, y
llevado de esa firme y serena confianza que le inspi-
raba siempre su constante y venturoso hado, en esas
ecasiones críticas y de prueba, «salta del triste ger-
«gon, que en una barraca le servia de lecho» según
se espresa un escritor contemporáneo , monta á c a -
ballo con todo su estado mayor, y á pocos instan-
tes veiascle ya blandir la espada al frente de las t ro -
pas , en lo mas recio de la pelea , cuyo sangriento
teatro era «n esta sazón la falda del ya mencionado
monte de S. Pablo. Con las mas gratas emociones de
transporte y en medio de estrepitosos vítores y acla-
maciones fué recibido este valiente general por los
soldados, que no parecía sino que con su presencia
multiplicaban el entusiasmo y el valor.


Aprovechando entonces ESPARTERO tan buenas
disposiciones, en el primer momento que logró de
silencio , si bien interrumpido por los fuegos con-
trarios , dirigió á sus subordinados las siguientes pa-
labras :


«Compañeros: la noche de este dia está des! i -
«nada para cubrirnos de gloria, y para dar á cono-
«cer á los enemigos y al mundo entero, que somos
«dignos de empuñar estas armas que la nación nos
«ha confiado. Habéis sufrido con la constancia mas




— 1 1 3 —
«laudable las privaciones y trabajos que ofrecen dos
«meses de campamento en medio de la estación mas
« C r u d a d e l año. La reina y l a patria necesitan que
«esta noche hagamos el último esfuerzo. Los solda-
«dos valientes como vosotros no necesitan mas que
« n n solo cartucho: ese solo se disparará en caso
«necesario; y c o n l a s puntas de vuestras bayonetas,
« t a n acostumbradas á vencer , daremos fin á esta
«grandiosa empresa , batiremos á l o s enemigos de
«nuestra idolatrada reina , l o s arrollaremos ; y tanto
«vosotros como yo, que soy el primer soldado, el
«primero delante de vosotros , los veremos ó mo-
«rir, ó abandonar el campo llenos d e oprobio y de
«ignominia, corriendo precipitadamente á ocultarla
«en sus encumbradas guaridas. Marchemos pues al
«combate, marchemos á concluir l a obra, á reco-
«ger l a corona de laurel que nos está preparada; y
«marchemos en fina salvar y abrazar á nuestros her-
«manos, l o s valientes, que con tanto denuedo h a n
«imitado nuestro egemplo, defendiendo la causa na-
«cional dentro de los muros de 1a inmortal Bilbao.»


Dijo : y dando en seguida dos vivas á la libertad
y á la reina, los cuales fueron contestados con deli-
rante entusiasmo por aquellas bizarras tropas, puesto
al frente de la segunda división, que era laque allí
estaba,la cual se hallaba entonces á cargo del coronel
D. Antonio Valderrama , comandante de la Guardia
Real de infantería, que habia remplazado á Mcery




— 4 1 4 —
Méndez Vigo , ordenó que las bandas tocasen paso
de ataque , rompiendo la marcha en columna y- en
dirección de la elevada cumbre de Banderas , ocur-
pada por los enemigos. Seria entre doce y una de
aquella noche memorable, noche y hora en que la
Iglesia celebra uno délos mas grandes y sublimes
misterios de nuestra divina religión, por medio del
santo sacrificio déla Misa de Natividad , queenaque-
11a sazón precisa se ofrecía en todos los templos de
la católica España, cuando los humanos, que tan
mal suelen interpretar los altos designios de la P r o -
videncia, hacian otros sacrificios tan cruentos como
crueles y despiadados, y á los cuales parecía oponer-
se el Dios de eterna justicia, desencadenando contra
Jos ejércitos beligerantes toda la furia délos elemen-
tos. El estruendo de las armas y los gritos desafora-
dos de los contendores, formaban singular y pavo-
roso contraste con el fuerte soplido de los vientos,
con el imponente bramido de los cercanos mares,
con el chasquido continuo del granizo y de las aguas.
También contrastaban singularmente con la estrema
frigidez de la atmósfera, el mucho fuego que vaga-
ba por los aires; con la densa lobreguez de los c ie -
los , el grande albor del suelo, en donde la nieve
sepultaba al instante los cadáveres. Noche horrible,
espantosa , tremenda: noche , en fin , tan fecunda en
penalidades como en glorias, y que la historia r e -
cuerda y recordará siempre con lágrimas de gozo,




— 4 1 5 —
pero lágrimas también de sentimiento y de dolor
acerbo! !—-A las dos de la madrugada, proclamándose
los elementos superiores á la fortaleza humana, com-
batidos por el huracán los dos ejércitos de tal m a -
nera que no pudieron ya contrarestar sus ímpetus
como hasta entonces, quedaron ambos como apla-
nados y en el mas grande estupor j viéndose preci-
sados á suspender el fuego y las terribles cargas á la
bayoneta , pensando solo en buscar un abrigo de la
tempestad al través de aquellas breñas y en medio
de los fosos y barrancos. Era de ver al infeliz sol -
dado, lo mismo que á los gefes , buscar una gruta,
una peña, ó el sencillo tronco de unarbusto, en don-
de poder guarecerse y conservar su existencia , su
vida ; aquella vida que momeutos después habia de
sacrificaron las aras de su patria amada ! !


Pasaron dos horas , tiempo que la naturaleza tu-
vo , si no adormido , comprimido al menos el f u -
ror de los combatientes; y á las cuatro de la maña-
na , habiendo el temporal amansado, pudieron estos
empeñar nuevamente la refriega. Habia llegado á este
tiempo con su brigada el valiente coronel Minuisir,
en virtud de la orden que ESPARTERO dio al generaí
Escalera, y dirigiendo segunda vez la palabra aquel
ilustre caudillo á sus tropas, logró como siempre
escilar en ellas el entusiasmo, y puesto él á la cabeza
déla 1 . A columna y á la de la 2. a el general Oráa,
con ímpetu mayor y mayor brio embistieron esta vez.




— 4 1 6 —
nuestros soldados á los contrarios , logrando dar la
mas brillante carga á la bayoneta que entre guer-
reros se ha dado jamás. Las mas entusiastas aclama-
ciones acompañaban al pasó de ataque. Un caserío
que se hallaba en la falda del monte de San Pablo
fué, por decirlo as í , la manzana de la discordia por
algunos instantes; puesto que perdido por unas , al
punto era recobrado por las tropas contrarías. Pero
fué tan terrible y decisivo el final acometimiento de
los nuestros , que arrollando á los rebeldes hacia el
punto culminante de Banderas, bien pronto los aven-
taron también de este, obligándolos á fiar su salva-
ción á una fuga precipitada y vergonzosa, que en el
mayor desorden y confusión emprendieron desman-
dados por la bajada de la parte opuesta de la cum-
bre , y en dirección de los pueblos de Azúa, Heran-
dio y Dcrio.


Despuntaban apenas los arreboles de la mañana
del 2 5 , cuando ESPARTERO hacia blandir y brillar su
victoriosa espada en la eúspide elevadísima llamada
de Banderas, punto enseñoreador de toda la campiña
y de las estancias que ocupaban las tropas y las fac-
ciones, después de once horas de sangrienta liza , e n
las que aquel arrojado y distinguido gefe , hacién-
dose superior á sí mismo, por uno de esos arrebatos
de entusiasmo heroico que son harto frecuente-sen la
vida militar de tan noble como bizarro caudillo, n O
solo venció á un enemigo prepotente y orgulloso que




- 4 1 7 —
poseía grandes medios de resistencia en posiciones
casi inaccesibles, destruyendo de una vez la obra y
las grandes esperanzas de treinta batallones carlistas,
que eran los que asediaban á Bilbao ; sino que tam-
bién triunfó de la resistencia mas poderosa y temi-
bl4}que á su sobrehumano esfuerzo opusieron los
elementos: y como si no bastasen tantos títulos para
acreditar su heroísmo y su inimitable valor, la P r o -
videncia, para ensalzar y aun magnificar su gloria en
esta ocasión , le habia proporcionado otro adversa-
rio, quizás mas terrible que todos los demás. Este
adversario, del cual supo también ESPARTERO triun-
far con admiración de todo el orbe, eran sus dolen-
cias, el malestar de su salud. Todo, todo fué i n -
ferior al sin par denuedo de este valeroso capitán.
Todo sirvió solamente para teger la brillante corona
del vencedor, para labrar esa esplendente aureola
que inmortalizará su nombre, llevándole mas allá
de todos los tiempos venideros.


Dueño nuestro ejército de aquella importante
eminencia , posesionóse al punto de las baterías que
constaban de 26 cañones , la mayor parte de grueso
calibre, un inmenso repuesto de balas, carros, br i -
gadas, bueyes y caballerías sueltas, todo el parque
del sitio, almacenes, hospitales; todo cuanto allí te-
nían los carlistas , que era mucho y era lo mejor
que ellos poseian, fué apresado por las tropas cons-
titucionales , mientras los restos de las fuerzas ven-




— 4 1 8 - -
cidas abandonaban presurosos las estancias que ocu-
paban á la derecha de la ria, pasando en dispersión
por los puentes que habian establecido en San M a -
mes y Olaveaga. Nuestra caballería no había podido
llegar al campo de batalla, porque toda la noche es-
tuvo obstruido el paso del desfiladero por los que
retirábanlos heridos y por las tropas de la 2 . a y 3 . a


brigadas de lá 1 . A división que con el general Esca-
lera siguió á la del coronel Minuisir. Ni tampoco
juzgó ESPARTERO prudente empeñarla de noche, en
terreno montuoso y desconocido, donde un azar
cualquiera habría ocasionado su pérdida.fácilmente.
No obstante, el comandante general de ella, maris-
cal de campó barón de Garondelet, acompañó al g e -
neral en gefe toda la noche, habiendo resultado he-
rida, en los momentos de dar la carga, el caballo que
montaba. A las siete de la mañana logró incorporarse
á ESPARTERO SU escolta , compuesta de cazadores y
lanceros de la Guardia Real, cuyo comandante el in-
trépido capitán D. José Lemmery, persiguió álos úl -
timos facciosos que se retiraban en dirección de Mun-
guia, logrando hacerles hasta 60 prisioneros. Al mis-
mo tiempo el bravo coronel, comandante de escua-
drón del 6." ligero, Juan Toledo, ayudante de
campo del general, perseguía también con cinco o r -
denanzas de húsares de la Princesa á los que huian
por los ya referidos puentes de Olaveaga y SanMa-,


¡mes, matando algunos y haciendo otros 28prisione-




— 4 1 9 —
ros . El número total de estos solo ascendió á urios
2 0 0 , entre ellos 7 oficiales y un comandante de a r -
tillería. Habría sido muy considerable, atendida la
general dispersión, si nuestra caballería hubiese p o -
dido obrar. La baja de las tropas constitucionales, de
resultas de estas jornadas, se calcula en 1,000 hom-
bres fuera de eombatc. El campo enemigo quedó,
masque sembrado, cubierto de cadáveres; si'bien
las nieves ocultaban la mayor parte bajo sus densas
capas.


Recorrió ESPARTERO todo aquel campo en las pri-
meras horas de la mañana, imponiendo altó respeto
y pavor profundo á los rebeldes que huían y tembla-
ban con solo verle de lejos; y á las nueve resolvió
hacer su entrada triunfal en Bilbao, con su Estado
Mayor y la compañía de Guías d<i infantería, que no
le abandonó jamás en esta como en ninguna de sus
mas arriesgadas empresas. Difícil, y mas que difícil
imposible, es á nuestra pluma trazar un ligero bos-
quejo, dar aunque leve una idea, que esprese en a l -
guna manera todo Jo que tiene de inefable y sublime
la afectuosa escena que tuvo lugar en estos momen-
tos entre ESPARTEROS los valientes bilbaínos. El r e -
pique general de campanas , los infinitos víctoresy
aclamaciones, los mayores transportes de alegría, mil
pañuelos que las delicadas manos de otras tantas da-
mas, empleadas hasta entonces en coser sacos para
la fortificación, hacían ondear en aquellos instantes




—420—
desde las ventanas y balcones de las casas qne aun
los conservaban, todo parecia haber transformado á
aquel pueblo, mansión de calamidades y desdichas
una hora antes , en aquel otro pueblo hermoso,
placentero, alegre, bello, cual era Bilbao hacia
dos meses. Todos los padecimientos , todos los ma-
les se olvidaron entonces ; y solo el bien, el inmen-
so é incalculable bien que en aquella sazón se pe-
seia, era lo que preocupaba los ánimos de aquellas
heroicas gentes.


ESPARTERO verificó su entrada á pié, atravesan-
do por la batería de la Muerte el paseo del Arenal,
en donde encontró formada la Milicia Nacional, qae
tan señalados servicios había prestado á la buena*
causa; y no bien la hubo reparado, cuando abalan-
zándose á ella fué abrazando uno por uno á sus ge-
fes, tributándoles en una corta pero tierna y afectuo-
sa arenga, las gracias en nombre de la patria, por
su denuedo, constancia y valor, diciéndoles que en-
vidiaba mucho la justa y merecida gloria que habían
adquirido.—Saludando después con el marcial con-
tinente que le es propio , á los arruinados muros de
la invencible Bilbao , dirigió á sus habitantes, guar-
nición y Milicia la alocución que sigue:


«La heroica defensa de Bilbao formará época en
«los fastos de esta sangrienta lucha. Las bizarras Iró-
«pas de su guarnición, la belicosa Milicia nacional,
'dos habitantes de esta segunda Zaragoza, fieles á la




«mas justa de las causas , vivirán eternamente en la
«memoria de España libre, y las naciones adiuira-
«tráti tanto valor/constancia y sufrimiento.»


«Los rebeldes, poniendo en uso todos sus medios
«y cuantos recursos les proporcionaba el pais de su
«dominación, deben baber quedado atónitos devues-
«tra resistencia. Ellos han probado vuestro esfuerzo,
«la inutilidad de los suyos, y convencidos de que
«cada pecho de los defensores de Bilbao era un fuer-
ele muro impenetrable á su osadía ¿ qué arbitrio,
«qué proyecto les restaba poner en acción? Reduci-
«dos por el hambre á una capitulación que creyeron
«alcanzar, oponiendo al ejército obstáculos á su ver
«invencibles para que os diese el merecido socorro.»


«Pero el ejército imitador de vuestras virtudes
«despreciando los peligros, haciéndose superior á
«todo, jaro en vista de mi orden general del 16,
«morir antes, sucumbir primero, que renunciar á
«la obtenida gloria de salvaros y de estrechar en sus
«brazos i la guarnición y al pueblo digno y mere -
«cedpr por tantos títulos de losmayores sacrificios.»


«Sin embargo , su deseo y el mió no habrían po-
«dido verse satisfechos, sin la cooperación de los
«subditos de S. M. B. y de su celoso representante
«en este ejército, el benemérito eoronel Wyldc. Jus-
«to es le tributemos el cordial homenage de grati -
t u d y de reconocimiento. Su voluntad decidida, sus
«importantes auxilios; su trabajo material, sus acer-


TOM. i. 28




«tartas y «oportunas indicaciones , han influido dental
«modo, que mi corazón se" goza en , ofrecerles este
«[íoque^o pero público testimonio de agradecimien-
t o , mientras que el gobierna de S. M. recompensa
«tan señalados servicios.»


«A. la vez., aguerridos defensores de Bilbao, l íe-
nles habitantes y celosas autoridades de tan heroico
«pueblo, haré patentes los vuestros con el mismo
«lin ; y entre tanto recibid lis gracias que con toda
«la efusión do su corazón os da el general .—ESPAR-
T E R O . »




C A P I T U L O IT.


Conúrnmcion del anterior. Reflexiones sobre el mé-
rito.de la defensa y consecuencias de la_ victoria
(enseguida en Bilbao: cómo es recibida esta por
las cortes., el gobierno y el pais: ESPARTERO «.S
nombrado CONDE DE LÜCHAXA: brillante impro-
visación del ministro y diputado LÓPEZ.


IENTRAS los sectarios de Carlos,
que tan ganosos estaban de e n -
trar la villa invicta de Bilbao, no
solo se vieron precisados á des-
cercarla, si que también á recejar


los mas, desbandados por aque-
llas fraguras, menguados con gran-


des pérdidas de gente, de material y
de vitualla, dispuestos por lo tanto a
emprender de nuevo su antigua vida de
merodear y pillar por aquellas campi-
y lugares; mientras aquel príncipe, tan
graciado como funesto, recibia en su


'ti* corte tan fatal nuera que no podia menos de
aíectar su espíritu produciéndole el mayor desabri-
miento y enojo; el general ESPARTERO veja solo en




— 4 2 1 —
lórho stiyó S H O pueblo agradecido, que en altas
voces le aclamaba su libertador y su padre, en me-
dio de un arrobamiento general , de una satisfac-
ción , una alegría, que en vano venia á enturbiar el
triste recuerdo de pasados males. Todos, olvidaban
los suyos: el general, á quien aquejaban tan cruel-
mente los padecimientos físicos, y el pueblo, s u -
mergido hasta entonces en un abismo con todo linage
de pesares.


Mucho tienen que agradecer lacausa de la liber-
tad y del trono de Isabel II á este pueblo y á aquel
genera!.—Con altos pregones eternamente vociferará
la fama las ínclitas hazañas dg un!pueblo, que des-
acostumbrado ala pelea y á estrépitos marciales, sin
castillos, sin fuertes y sin muros, sin mas baluartes
que la constancia y los pechos broncíneos de sus de-
fensores , sostuvo mas de dos meses cruda y deses-
perada guerra , con huestes numerosas, aguerridas y
bien provistas; sin que en tanto tiempo de belicoso
tráfago le fatigase jamás el continuo ludimiento de
las armas, hasta el punto de decaer su espíritu y des-
caecer sus fuerzas, ni menos ciar en un ápice su
grande , su inimitable perseverancia. Emula de las
glorias de Zaragoza y Gerona, la inmortal BilbaoJia
sabido también probar que aun no han-degenerado
de su hidalguía y de su valor los dignos descendien-
tes de Numancia y Sagunto.^Parapetos, blindages,
reductos, casas atroueradasHechas avanzadas para




flanquear los aproches'del enemigo, escombros, rui-
nas todavía humeantes; la desolación en fin mas com-
pleta, V las sefiales mas significativas de un sitio
destructor,-y del asolamiento que habia sido impía-
mente decretado por los acometedores, formaban el
espantoso ceadro^que bfrecia entonces una población
notable entre todas las dé España por sus hermosas
vistas, su aseo y su estraordinaria belleza.


No menos que en treinta millones de reales so
calcula la enorme pérdida que sufrió Bilbao en eslw
terrible asedio. Esto sin contar la , muchísimo-ma-
yor, mas sensible, trascendental é irreparable de las
infinitas víctimas que hicieron á porfía el hambre y
el fuego enemigo. Grande fué el servicio que todos
á su vez prestaron , tanto el pueblo como la guarni-
ción y milicia de Bilbao. Diremos en resumen que
ios parques.de artillería é ingenieros, los. zapadores
del ejército y milicia, fueron infatigables en los tra-
bajos que atañen á sus respectivos institutos; habiéiW
«lose consumido en la plaza desde el 23 de octubre
hasta el 24 de diciembre, (5,580 entre bombas y gra1-
nadas, y 10,378 balas rasas , que con 715 proyecti-
les de metralla de menor calibre, componen un total
de 17,673 disparos de cañón , que hizo la plaza á
lossitiadores durante el tiempo espresado. Los c a r -
luchos de fusil invertidos ascienden á 446,000 en la
mismaépóca. La pólvora de cañón á 640 quintales;
la-do fu.s¡4 á 2S id.—Para que se forme una .idea




- 4 2 6 —
aproximada de los inmensos recursos que aquellos
leales habitantes facilitaron en esta ocasión por con-
ducto de su ayuntamiento constitucional, bástannos
decir que recibió este, entre otras muehas cosas,
300,000 clavos de diversos tamaños, 160,000 sacos
de tierra, 20,000 tablones de pino de Francia, 16,000
cestas ó espuertas, 5,500 barricas y pipas , 3,000
quintales de carbón de piedra, 100 sacas de la-
na, 2,000 hachas, picas, palas, martillos, e t c . , 300
sacos para cartuchos de cañón, 400 colchones y 800
sábanas para hospitales. Todos aprestaban sus fuer-
zas y aprontaban sus haberes á tiu dé contribuir á la
salvación de sus hogares, de sus intereses , de sus
vidas, y sobre todo de la libertad aacional y del tro-
no constitucional , que eran las grandes cuestiones
que ante aquellos débiles muros se debatían. Deci-
mos mal; nada habia débil, lodo era fuerte y robus-
to, lodo grande, colosal, en aquella invencible vi-
lla. Todos allí eran atletas ; hasta las mugeres , este
sexo delicado y frágil que tiene la debilidad por uno
de sus esenciales atributos, presentábanse como
otras tantas amazonas dando egemplo de serenidad y
de heroísmo. Era de ver, en nno de los dias de ma-
yor peligro, á una de estas esclarecidas matronas,
esposa de un granadero de la milicia , cuál anima-
ba con vigoroso acento á los soldados que en-
contró al paso junto á unas aspilleras diciéndolcs:
amigos, defended nos y defended á nuestros inocen-




— 4 2 7 —
tes hijos. Nuestra suerte está encomendada á vuestras
virtudes y á vuestro valor.—A pesar délos 64 dias
de mortífero combate, pasados en continuada vela,
y en alarma continua, nadie quiso allí jamás abrir
tratos ni aun siquiera entrar en habla con los enemi-
gos. Tanta era la fortaleza, tanta la constancia y
la hidalguía de los bilbaínos. Los brigadieres San
Miguel, Araoz, Arechavala, Oliveras y Ostores, el
coronel Duran y el comandante de la milicia Arana,
robustos pilares que sirvieron de apoyo á esta me-
morable defensa, inmortalizarán sus nombres con
solo unirlos al nombre glorioso de Bilbao. Eterna
celebridad llevaron también á la tumba los bizarros
comandantes Ulibarrena y Jurado, quienes según
digimos, se apoderaron impávidos del famoso puen-
te de Luchana, finados después en el terrible ataque
dado en aquella tremenda noche contra el fuerte
de Banderas. ¡Ilustres víctimas, sacrificadas en aras


del bien público y de la libertad de s» patria!
Finalmente, el general ESPARTERO tampoco halla un
nombre en todos los que forman el largo catálogo
de sus multiplicadas victorias, que le haga tanto ho-
nor como el ilustre , el ínclito nombre de Bilbao; y
no hay un hecho entre todos los infinitos que es -
maltan su vida pública y que entrelazados forman esa
esplendente corona láurea que orna sus sienes , no
hay un hecho, decimos, que mas contribuya á eter-
nizar su gloria, que el de haber libertado á esta




— 4 2 8 —
nueva Jcrusilen de 1» implacable saña de bárbaros
infieles. Lo diremos cien veces: Bilbao, dando muer-
te á Zumalacárregui en 1 8 3 3 , y conlrarestando el
inmenso poder de Eguía en 836, defendiéndose á sí
misma, defendió á la libertad y al trono de Isabel;
ESPARTERO salvando á Bilbao en ambas ocasiones,
como lo hizo siempre, salvó también estos objetos,
tan queridos de los españoles.


De allí, en efecto, datan el pos'.críor vencimiento
de los facciosos y la victoria decisiva de las tropas
constitucionales. Allí quejaron para siempre con-
vertidos en humo los ideados é impróvidos intentos
de la ciega ambición; y aquel engañoso señuelo que
todavía entretenía á los ilusos alimentando las espe-
ranzas de los parciales y fomentando la codicia de
la corte transhnmante de D. Carlos, desvanecióse
completamente en el momenlode saber las tristes r e -
sultas que, para ellos, tnvo la eterna noche deLucha-
na. Ya no había empréstitos para los carlistas , por-
que no habia prendas que ofrecer, como seguro de
un buen éxito para el porvenir: y este era sin duda
un grave mal para la causa del Pretendiente. Eguía
por otra parte quedaba desacreditado , sus tropas
sin aliento , sin recursos y lo que es nías , sin r e -
mota esperanza de obtenerlos.


Bien al contrario, tan fausta y plausible nueva fué
recibida en la corte de Madrid y en toda España con
el mayor regocijo. De todos los ángulos de la nación




partieron felicitaciones, pagando un justo--tributo de
homcnagey de adrtriracien á los valientes-'bilbaínos,
y mil parabienes también al bizarro ejército y á su
digno gefe que así los había librado del yugo ominoso
de la esclavitud.—La reina Gobernadora espidió un
decreto, con fecha 3 de enero, manifestando que ha-
bían llenado cumplidamente sus esperanzas y mereci-
do su gratitud el pueblo de Bilbao, su guarnición
y milicia nacional, el general en gefe D. BALDOMERO
ESPARTERO, el ejército de su mando, la marina na-
cional , la auxiliar británica y todos cuantos habían
defendido, libertado y cooperado á salvar aquella
inmortal plaza ; ordenando por su artículo 2." que á
los títulos de muy noble y muy leal , que ya tenia,
añadiese desde entonces el de IJÍVICTA. También con-
cedía varias cruces de distinción; y por último, en
su artículo 7." la merced de título de Castilla con la
gloriosa denominación de CONDE DE f A CU AS A al ge-
neral en gefe D. BALDOMERO ESPARTERO para él y
sus descendientes , por el •orden regular. Timbre
de los mas preciosos que adornan á este caudillo.


igual entusiasmo produjo en Jas cortesía lectura
del parle dado al gobierno por el general. Decla-
róse que los defensores de Bilbao, el general en. gefe
ylas tropas de mar y tierra habían merecido bien
de la patria; acordándose al .propio tiempo que el
presidente, que lo era en aquella sazón el Sr. D. Joa-
•'=11(1) Maria Ferrer, decoyo nombre hemos hecho ya




— 4 3 0 —
asteen otra ocasión bien diferente, en esta historia,
dirigiese una carta autógrafa á ESPARTERO, acompa-
ñada del decreto, manifestándole los sentimientos
mas puros de gratitud por el eminente servicio que
acababa de prestar al país. La carta fué concebida,
espresada.y dirigida'en estos términos:


'«Escmo. Sr.—Las tropas que han defendido á
«Bilbao, bis que han hecho levantar su memorable
«sitio y V. E . que tan dignamente las ha inundado y
«manda, .HAN MERECIDO BIEN DE LA PATRIA.—Las


«cortes constituyentes lo han declarado así por una-
«nimidad, y han tomado las demás disposiciones que
«contiene el decreto cuya copia auténtica es adjun-
«ta. A,sí han creído cumplir con lo que I» nación pe-
«dia para sus hijos predilectos : pero se faltarían á sí
«-mismas, si no dirigiesen su voz al ejército que la
«ha proporcionado un d'ia de gloria tan señalado , y
«que tan fecundo promete ser en grandes resultados.
«V. E . es el único que puede juzgar con acierto del
«mérito que cada uno ha contraído, y á V. E.'. loca
«dar á todos las gracias en nombre de la patria. Las
«cortes autorizan á V. E . para ello y se las dan á
«V. Eidirectamente por el valor estraordinario, por
«la pericia, y por la,sia igual constancia que en esla
•ocasión, mas que en ninguna otra, le han distingui-
d o . Un momento solo, la resolución de un instante,
«valen tanto como la vida entera del mis distingui -
d o general. Cuando después de una prolongada y




— 4 3 1 —
«sangrienta pelea , habia. la fuerza dé los elementos
«reducido ya á la impotencia á unos y otros comba-
«tientes , V. E . se atrevió a pensar qsic se p odia
«romper aquella tregua que la naturaleza hacia ne-
«cesaria. Lo pensó y lo hizo. V. E . fué inspirado
«por la patria, y los soldados españoles entendieron
«esta inspiración. Bilbao se salvó : la memoria de
«cuantos han contribuido á ello será eterna.»


«A los nobles y patrióticos sentimientos del con-
ffgreso nacional tengo la honra dé agregar la partici*-
«lar consideración con que soy de V. E. su mas aten-
«to y seguio servidorQ. S. M. B-—L. S . — J O A Q C I »
«MARÍA F E R R E K , presidente.—Palacio de -las cortes


«14 de enero de 1837.—Escmo. Sr. D. BALBOMERC*
«ESPARTERO, general en gefe del ejército del norte.»


Con tan fausto motivo , varios señores diputados
pronunciaron discursos muy notables por la elocuencia
que inspiraba lo grande del suceso, por el entusias-
mo de que eslalyan como henchidos y por el patrio-
tismo noble qué fluiade todas sus palabras* El señor
D. Joaquín María López, ministro cíe la Goberna-
ción, orador afamado yá quien, efecti»amenle^aun-
que después haya probado con evidencia que no
sirve para otra cosa , nadie puede negarle su estre-
ma habilidad en el decir, se es presó d&l modo, si-»
guíente:


«Las cortes acaban de oir la relación de lodo,
lo ocurrido; ea ella todo os admirable,, todo es,




elevado , todo heroico. Con tales gefes y soldados,
señores ,* nada es imposible, nada difícil; se hace
cuanto se quiere, se manda al destino y se escala
basta el cielo, realizando la fábula de los Tita-
nes.»


; «Nuestro ejército no ha peleado solo con otro ene-
migo , tenazmente empeñado en la operación y po-
sesionado de posiciones formidables, en que el va-
lor y la desesperación habian reunido lodos sus r e -
cursos j no, ha peleado con la naturaleza, con el
furor desencadenado de los elementos , y hasta de
los elementos ha sabido triunfar. Azotado por la
tempestad, abrumado por la lluvia, por la nieve
y por el granizo, én medio de la noche mas espan-
tosa , se ha hecho superior á lodos los obstáculos; y
no ha necesitado decir como aquel célebre capilan
de la antigüedad en el sitio de una ciudad acaso no
masfámosa qúe;Bilbao: ¡Gran Dios, vuélvenos la luz,
y pelea'contra nosotros! No , nuestros soldados sa-
ben vencer así en la luz como en medio de las t i -
nieblas, y «o necesitaban entonces la claridad sino
para que iluminara su triunfo , y dejase ver el pen-
dón radiante de la libertad , que se elevaba ondean-
do en los campos de Bilbao < sirviéndole de (roño
los cadáveres de SUS enemigos.»




Í N D I C E D E L T O M O P R I M E R O .


F B O I - OG O i > . . . . . . . ; Pág. \


fíesde el nacimiento d e E s P A n T E R O hasta i¡uc toma el mando
cerno general en gefe del ejército del Norie, el 23 de seliem
bre da 183«.


C A F I I C L O P R I M E R O . Origen <le Espartero, su patria, s u fa -
milia, su infancia, su instrucción y educación
primarias. . • . . 1


C A . F . ti. Espartero estudiante en ¿V'magro, abraza la c a r -
rera de de las armas; sus primeros pasosen esta
carrera , su ingreso en los.colegios de la Isla de
León y de Cádiz, hasta su salida déosle ú l -
timo. . . . . . . 7


C A P . I I I . Desde.que salió Espartero de la academia espe-
cial del cuerpo de ingenieros de Cádiz, hasta
su embarque para America en dicho puerto, ve-
rificado el 1.° de febrero de. 1813. . . . . 19


C A P . I V . Arribo del ejército espqdicionario de .Morillo a las
playas de Cosía F i r m e ; estado de aquel pais,
toma de la Isla. Margarita; el regimiento de E s -
Ircmadura, donde servia Espartero,es deslina-
do á Lima, desde cuyo punto sale con dirección
á la provincia de Charcas: pacificación de esta
y otras provincias y comportamiento, de Espar-
tero en aquellos, hechos de a r m a s . . . . 23


C A P . v. Espediciori d e j u j u í y Salta: recíbese en América
la noticia de haber sido jurada porel rey el 9
de marzo de 1820, la constitución política de la
monarquía, preclamáda en la Islael l . °de ene-
ro del mismo a ñ o , porel ejército destinado á
aquellos dominios ; idéaspolíticas deEspartero
en aquella época ; conspiración de Óruro des-
cubierta y castigada por él:, otra espedicion a
las costas de Arequipa. '., . . •,. . , . . 43


C A P . V I . Acción de Calaña-v reconocimiento de Tacna:




— £ 3 4 —
;. j ! f*g«ieiftat telillas de Tora En y Hoqiiclíua, 'gto*


rías -«'dqa tridas p»r ¡ispart$r» en estas memo-
rabies jornadas-: ocupación de Lima por nues-
tras tropas: bloqueo del castillo del Callao: ea:!i-


0 * F . vi l . Defección del general Olafieta : conducta que cu
esta ocasión observa Espartero : eomisiun im-
portante desempeñada por este en la ciudad de
Salla, en union con «tro encargado de la repúbli-
ca de Buenos-Aires: otra comisión, mas trascen-
dental aiui, que recibeEs/)(irt«ro del virey, cer -
ca del gobierno de Fernando : torna aquel »
América cmbarcándosccn Burdeos : su arribo á
aquellas costas, sus padecimientos;' su vuelta á


C¡vp. vni . Llega Espartero <¡ España: cómo es recibido en
la corle: -cásase: loma el mondo del regimiento
de Soria: con t i cual pasado guarnición á B a r -
celona y después á las Islas Baleares: solicita y
obtiene del gobierno permiso para trasladarse a
lasprovincias vascongadasal principiar la guer-
ra c iv i l : sus primeros hechos de armas luego
que desembarco en la Península 111


CAP. I X . 'Espartero es nombrado comandante general de
la provincia de Yi»cay.a: encuentro de Barani-
bio : acciones de Guernica y Qñale : sorpresa de
Cianuri: socorro de Portugalcte: aprehensión de
la junta de Castilla: Acción dada en el puerto
de Artaza , 'Con otros Iieclios.de armas quetuvie-
ron lugar durante el año de 1834. . . . . 1-21


CAP . x . Acciones de OrmaislcguijYillareal de Zuniárrago,
Mirabolles, Villaro, Descarga y Puente de Cas-
trcjanavsocorro deiJilbao asciiiado.por los fac-
ciosos: batalla de Aíciidigoxria. . . . . . HUÍ


CAP. I I . Consideraciones generalcs-sobite la política y la
guerra. Bilbao bloqueada por Jos .facciosos y
libertada otra vez por nuestras tropas: a c -
ciones de Arrigorriagá y del puente de B o -
lueta, con otros hechos de armas hasta linar el


CAP. X I I . Situaciun <kl igohierivo y dé las cortes: estado
de la guerra: gloriosas acciones de Orduña y
Unza: «pedición y persecución del general car-
lista Gómez: batalla de Ezcaro: sublevación de
las provincias de lamonarquía contra el ministe-
rio Isturiz, y proclamando la constitución de
1812: Espartero es nombrado genera: en ge fe
del ejercito de operaciones del Norte. . . . 327


paña del Sur, tu


•España ¡SI


airo de 1833. 2 í o




— 4 3 5 —


Denle que E S P A R T E R O tomó el mando corno general en ¡jefe drt
ejército del Norte, hasta que las cortes le nombraron Regan-
te del reino, el 8 de mayo üe Í8H.


C V P I I T I . O t n i M E i i o . Toma el mando de las (ropas: estado
en que estas se hablaban: medidas y operacio-
nes previas para la campaña: accioft ganada á
los rebelde» en Castrcjana ; tercero y último s i -
tio de Bilbao, y ataque glorioso de su afamado
puente de Lucbana 3 3 3


CAP. I I . Continuación del anterior. Reflexiones sobre el mé-
rito de ¡la defensa y consecuencias de la victo-
ria conseguida en Bilbao: cómo es recibida esta
por las curies : el gobierno y el pais -. Espartero
es nombrado conde de l.ucliana : brillante im-
provisación del ministro y diputado l . o i ' M . . í2«




ESPARTERO.




XII\ - 3/.fO


Esta obra es propied~d de la Sociedad ti/eraria.






• • 4 •


. .




m20~®lli2&.


\lE SU VIllA M1LITAU y rOLITICA
y DE


LOS GRANDES SUCESOS CONTEMPORÁNEOS.


DE




Tlle pr/)per stluJy uf maJlf¡i~!d is mlm.
(POPE. )




~pO,tt Stgnnbtt.
_ea


~A.PITIJL. 111.


~=<'D:::~


SiLuaoiondel gobierno: ábrense las córtes constitu-
yentes: primeros decretos de estas: plan de cam-
paria propuesto por el genet'al Ewans: accion
de Galdácano: gloriosa retirada de Zornoza.


NTES de proseguir
narrando los suce-
sos de la guerra,
diremos algo de la
política con rela-
cion ahora al minis-
terio Calatrava.-
Ascendido al po-
der y al gobierno
supremo del esta-


do este personage, de la manera que hemos visto, y
por los medios que son mas fáciles de sentir y juzgar




-6-
que de ver , ere}'~~()n mucfios, Ij~eJa)es, sin tener en
cuenta los antecedentes, nada faustos por cierto, que,
en anteriores épocas; caracteriZaban ya la índole de!
ministro, que este y sus cólegas iban á emprender
U(la marcha política y administrativa de verdadero
progreso, puesto 'que 'progre~s'as' se decian, fomen-
tando los intereses materiales y morales del pais, en
cuanto lo permitían las críticas y apuradas circuns-
tancias de la guerra, tendiendo una mano protectora
al gran partido liberal, que era de quien debian es-
perarlo todo. y finalmente, cónservando en lo da su
pureza I~s grandes y sublimes principios de orgilni-
zacign rIlocíal que las libres cuanto ilustradas córtes
de Cádiz habian dejado consignados en el memorable
código de 1812, que la nacion en masa acababa d@
erigir en ley constitucional del estado.


Almas viejas unas, envejecidas otras, cobardes
é irresolutas las que no estaban agoviadas conel peso
de lasenéctud, no eran las mas á prop6sito las de es-
tos ministros para dominar, tan difícil y complicada •
situacÍon., ni menos para empeñaF decisivos trances
con los muchos:y poderosos enemigos que dentro )'
fuera del reino tenia la c-onstitucion española. Una
sola fueriá bastaba para contrarestar el poder de
todas esas fuerzas reaccionarias: la fuerza revolu-
ciouttria , . la fuerza nacional, el elemento popular
manejado l dirigido con acierlopor un gabinete de
mas robustez y de mas bríos que el' que presidia el




-7-
señor Calatrava. Pero si bien es cierloquc este, en
los primeros dias de su ad venimiento al poder, tenia
á su disposidon aquella fuerza, asustaba ella mas al
espíritu apocado y meticuloso de los ministros, que
todas las reacciones que pudieran sobrevenirles, y
aun que las mismas huesles de D. Cárlos.


EsCalatrava hombre de acreditada honradez, pe-
rito en la jurisprudencia y orador de bien merecida fa-
ma. y CGmo eDla confusilln de ideas que reina gene-
ralmente en España, respecto á la cali6cacion de las
personas, confusion que nace del gnnde atraso inte-
lectual, sea harto frecuente ese trastrocamiento que se
obstina á veces en hacer de un orador. un -ministro
de marina, de un poela un gefa de la hacienda pú-
blica -y de un cómico un hombre de estado, malo-
grándose por esto algunos talentos y fracasando al-
gunas reputaciones, hasta el punto de convertirse
en verdaderas calamidades pan el pais, hombres be-
neméritosque, bien. empleados, hubieran siempre
dado mucho honor.y glót'ia á su patria, el ministro
estrcmeño que ha lucido constantemente por su sa-
ber é integridad en su natural elemento, el de ]a ma-
gistr.atura, 110 ha subido una vez al poder sin que
esto haya servido para eclipsar]e, rebajándole en la
consideracion y opinion de sus conciudadanos.-Con
mas presuncion y orgullo que sólidos talentos, do-
tado además de ulla .grande susceptibilidad que ha
ido creciendo en él y fomentándose con el álito de





-8-
la dañina lisonja, á cuyos placenteros erectos no sue-
le mostrarse indiferente el D. José, ha creido siem-
prebastarse á si mÍllmo 4óm las mas árduas é impor-
tantes deliberaciones, sin d:iroidoll jamás á los
consejos de nadie, .que estima él en menOll que el
sUJo, considerando á los tales consejos, á las amo-
nestaciones de Ja prensa y aun Jas peticiones y exi-
gencias de Jo.s mismos pueblos, comoottos tantos
insultos ó delitos de profunda lesion hecha á su per-
sóna. Es él.ministro? Basta; ya está hecho todo: ya
puede y debe pararse el carro de la revolucion, co-
mo uno de .suscólegasdijo en las córtes , días poste-
riores. Y hé aquí el lema político de estos y de otros
muchos corifeos progresistas.


Mucho pudo hacerse entonces á favor de la co-
mcnzadaregencracion social y de los nuevos intere-
ses que la rcvolucion creaba. Pero monopolizada
esta por los que' se decian sus mas ardientes sectarios,
y que con efecto, fueron tan amantes de ella que la
quisieron solo para sí, 'el ministerio Calatrava fué
mucho menos que un ·ministerio de partido, fué
solamente un ministerio de pandilla, que aspirando á
sostenerse, y nada mas, con una mano halagaba á sus
enemigos, los vencidos en la Granja, tal vez con-
fiando neciamente en ~ue estos le perdonarian su
origen y llevarían en paz su elevacion y su perma-
nencia en el mando, y con la otra asestaban golpes
tremendos á los mas decididos patriotas, como en




-9-
ofrenda hecha al implacable enojo de aquellus olros
adversarios. Nunca se habló mas de sociedades se-
cretas, jamás hubo tantas causas de conspiracion ni
se hizo tanto uso de las elásticas y acomodatidas pa-
labras de convíccionmoral f sospechas de desafeccion
y otras análogas, CGmo en esta época; pero siempre.
téngase entendido, para cohonestar la persecucioD
impía que sin cesar se estaba haciendo á los libera-
les. Entre losmucbos de estos beneméritos patricios
que en la córte;comoen las provincias, gemian en
calabozos;, víctimas c).esgraciadas- del despotismo
exaltado que egercian los hombres de la Granja,
cuéntase al ilustre español, antiguo adalid de nues-
tra independencia y de nuestras liberlades, D. Loren-
zo Calvo de Rozas" á quien se fraguó una' causa
crimiual de conspiracion, notable y célebre por baber
figurado en ella como testigos auriculares ó de re-
ferencia , pero sentados en el banquillo de los acu""
sadoreg" algunos smíoressecretarios del despacho,
qtie afortunadamente hici~rollsu o6cioen vano, vién-
dose probada la inocencia de Calvo y puesto este en
libertad, no sin haber sufrido algunos meses de in...,.
comunicacion en una prision inmunda. Para este sis-
tema de p~rsecuciones y de solícito espionage que
contra los liberales adoptó aquel gobierno, y que no
parece siuoque le era inspirado por los mas astutos
enemigos del, partido reformador, que tan mal para-
do dejó el Sr. Calatrava, valióse este de un hom-




-1"0-
bremuy ií. propósito para el caso, como entendid6
que es, segun parece, en asuntos de coospiraci{)tl; y
de asociaciones clandestinas: era esta el gefe político
de ~fadrid' D. Pio Pita' Pizarro, á· quien despues
",irnos remplazar en el ministerio de la GobernaCÍol1
al Sr. Lopez , y en tiempos posteriore.s formar parte
de otros J!acbioétes bien .opuestos en idea-s á las que
pre'Valécieron en la. Granja : ElserlVicio que el señor
Pila' prestariaen GobernaciGn á 5US amigos polilicos~
ya, se ileja conocer 'po«" eslM' .. al .alcance .de t€Jdos; y
al que 00 lo penctl"e,liecb'OS' postedores vflDdJ'án á
sacade de toda vaciladon, de toda duda .. Dirade las
personas que intervenían muy de cerca en estas tra-
moyas., .era un D. N. Pasea, italiano aventurero, y
como tal, muy dado á intrigas y. manejos deellte gé-
Bero~ segun lo ticnen'acr.editado 000 egetnplosdi-
'feJ!sos en España ;algunos indiviDUOS de aqueJ.la
sacion.


" De tálmailel'a procuraba este ministerio inspirar
confianza á los Iiherales.;yde: táI suetteempleaba
un tiempo precioso q~e debia invertir en atender
á las apremiantes exigencias dela guerra, en mejo-
rar. el crédito, y.ecbar las hases .de una adminislra-
CiOD mas liberal, mas justa ,mas' equitativa,mas
racional y mas'ecoD6mi~a tambien que la que hahia,
mediante algunos proyectos d:e mejoras quedehie-
ron s.er presentados á las córtes constituyentes, y que
hubieran estas discutido en las sesiones que prece-




-11-
dieron á los debates sobre ConslituCÍon. Pero bien
al contrario de todo esto, ocupados solo.1os goher-
nantes en armarse de facultades estraordinar1"as" ~s
decir, estra-constitucionales,. en iÍnimo de prose':'"
guir aquel su plan diabólico y sus miras pesquisa-
doras, demandaron y ohtuvieron de las córtes'las
predichas facultades, queeran al parecer los~grandes
medios de gobierno y el helio ideál de los ministros
constitucionales. Afortunadamente el tiempo y los
sucesos vinieron á hacer ilúsorias en sus:mallQ$ tales
m~dj.das; :pdrque los ministros habian ,trabajaclode-
masiadamente y con harta imprudencia en contra
suya, y no lardaron mucho en Labrar, con la derrota
del partido liberal, su propia ruina, como diremos
despues.


A quien parezca injusto este j~iciodel ministe-,
fio Calatrava despues de la victoria de Bilbao ,de-
heremos decir 'lile esta 'victoria señaladisima qua. al
cabo de sesMta y cutJ.tro dia;s de horrible asedio. al-,-


• -(lanzaron ante los muros de aquelIa invicta villa Ir.,
tropas constitucionales, era ya un suceso en, cierto
modo necesario, atendidas las circunstancias que
para él mediaron; y que. si alguna gloria cabe, co-
mo no puede menoS de acontecer. á aquel 'minis ...
terio ,por el hecho memoraLléde LllChllDa." bi~n
pronto esta gloria quedó eclipsada con la estraña. pa-
ralizacioD de nuestras tropas que bizo desaprovechar
las inmensas ventajas que debieron seguirse al ' des-




-12-
cerco de Bilbao , seguu veremos mas adelante; y no
se haria sentir ni cundir mucho .ciertamente aquella
gloria ministerial por las provincias meridionales de
España, que en los últimos meses de este año de 36,
sufrieron el cruel azote de la guerra,que eu su cor-
reria les import6 el rebelde Gomez. Bien que DoCal-
taron .entonees genios suspicaces, tal vez mal inten-
cionados, que viesen en estacorreria una medida
próvidencial·de los gobernantes, que si así fuese solo
pOdria.esplicarsede modo que ellos tolerasen aquel
castigo impllcsto a unos puebt()s cuy() delito no po-
dia ser otro que el de· haberse alzado los primeroi
proclamando la Constitucion de 1812, y verificando
la revolucion que colocó.en el poder al Sr. Calatra-
va. Pero cuenta que la historia, mas circunspecta
que.cávilosay snspicaz, no puede dar como hechos
meras conjeturas, ni menos osaríamos nosotrosatri-
huir.· aquellos ministros, ni á ningunos otros. con
tan pocos fundamentos, tanto crímen. Quizás se vis-
!umbra algun misterio en la conducta de los perse-
guidores de Gomez, señaladamente en la de los se-
ñores Bodil y Alaix, que fueron los mas desgracia-
dos, costando al primero su separacion del ministe-
riode la Guerra y del mando de la division de la
G:uardia Real, por decretos del 15 de noviembre;
pero si algun misterio existe, todavía el tiempo y los
intereses y respetos personales no hau dado lugar á
revehirlo. Mas quede consignado que la historia, im-




-13-
11arcial y veridica, no puede prestar de modo algu-
no su asentimiento á tan malignos rumores, que su-
pondrianmucha criminalidad de parte d~ los minis.,.-
tros, Jo cual no es presumible atendida' la probidad
del Sr. Calatrava, quien si pudo ser instrumento tal
vez, nadie creerá que fuese causa eficiente y pri-
mordial de tamaíios males. Una cosa, sin embargo,
tonviene que apuntemos: acaso otro poder. que no
era el del gobierno, sino que ,por el contrario,
cifraba su interés en obrar en daño suyo, fuese la
verdadera causa de aquellos desastres, que tanto
contribuyeron á desacreditar el ministerio Calatrava:
lo cual si es así, solo podremos inculpar á este por'
su falta de prevision y tino, por su debilidad para
con los malvados poderosos (comparable solo con la
fuerte energia (tue desplegaba contra inermes pa-
triotas) y finalmente por sus imprudentes desacier-
to~, que son los que forman el carácter esencial de
aquella época.~Cierto que no faltaban enemigos
poderosos á aquel mini!!terio dentro y fuera del rei-
no, prescindiendo de la oposicion que tuvo á poco
de subir al poder en el mismo partido progresista.
oposicion que echaba en cara á los ministros el ba-
ber estos desconocido su orígen conculcando á cada
paso la ley política que habia servido de andamio á
su elevacion, ,'olviendo la espalda á los mas fieles
parhdanos de esta ley constitucional, y ofreciéndolos
como en holo(,(lUsto y como verdadl'ras "iclimaJ pro-




-14-
piciatoriag, : á los enemigos jurados de la revo-
lucíon ,. y tIue era eali6cada por ,elgohierno con IOit
dictlldos de ultrfr"exaltaaa y anárquica; pero tam-
bien es indudable que los gobernantes; obrando de
tal suerte, velaRse privados desuprincipal, naturaly
único apoyo,. llevados de miras mezquinas y tIe un
miedo que probaba bastante el espíritu apocado éin-
su6ciénte de aquellós. hombres, nada propio para la
situacioD que en· ·vano se empeñaron en dominar.


Alahrirse las c6rtes constituyentes el 24 de oc-
tubre hallaron un ministerio sin opinion, sin .crédi-
to y sin fuerza, con la desgracia además de haber in-
vadido en su tiempo el cáncer horrible de la guerra
las vírgenes provincias meridionales de ESJl3ña.-No
fueron aquellas c6rlos tumultuosas y anárquicas, co-
mo creian algunos meticulosos que esperaban ver
repetidos en nueslrapatria los inolvidahl('s y temi-
bles «ias de la ConveQcion fránc~sól, mediante un
terrorismo re vol ucio:n:a rio, ~eQllejan.te al de es1a na-
cion; bien al contrllfio, dóciles. en . d.emasía los di-
putados constituyentes á la v.oz del sólio , los vere-
mos dentro. de p()Co formar una Conslilucion que
<lisia menos del Estatuto (anstraccion hecha de su
origen), que 'de la ley fundamental del 12 que era
la que se proponian rcvisar.-Sus primeros a.cucr-:-
dos fueron ílprohar 'todo lo he.cho por el gobierno,
confirmar á la reina viuda en la regencia del reino
y en la tutda de sus hijas, y reconocer la indepC\l-




-15-
deneia dé los estados de América, que un tiempo
fue'ran trozos de nuestra inmensa nacionalidad , y
qiIc s-icHdo ya independientes de heoho, se. estaba en
el caso de reconocerlos de derecho, como' ahara se
hizo i autorizando las córles al; 'gobiernopara.qti.e,
no obstante los:art8. 1(}; 172 y 173 de la Constitu-
don de 1812, pudiese concluir tratados de paz y de
amistad con los nuero¡;- estados de la América es-
pañola, sohre la base del reconocimiento de su in-
dependencia y renu:ncia de todo derecho territorial
Ó de'~ob!n':lnia por parte de la antigua metr6poli.
Medida qne sobre ser justa para con los americanos,
era tambien tle grande utilidad y aun necesaria para
nosotros.


Vol viendo á las Cosas de la guerra, no daremos
principio al añ() 31 sin hacer una reseña, aunque li-
gera, de algunos sucesos que tuvieron lugar en
Jos postreros meses del 36. Hay 'entre ellos uno,
'fUe si bien es parcial y aislado, no p9r .'eso e~
menos curioBo-é interesante. El gefecarlista Itur-
ralde , sucesor que hahia sido, al principiada guer:"
ra, de D. Santos I.adron, y que despuescedió el
mando al ,famoso Zumalacárregui, se halbba' con
su familia en la villa de Zalduendo, distante una
legua de Salvatierra. Sabedor !le ello el· partida~
rioMartin Zurbano, 'Conocido tambien por·el nom"""
hre de Varea· (pueblo de su naturaleza}, cr:eyó.
oportuna coyuntura aquella para apoderarse de sú




-16-
persona, y puesto á la cabeza de unos "einle caba-
Hos y doce infantes á quienes montó en otros tantos
hagages dispuestos al efecto, parte como un rayo este
célebre gllerrillero.cncaminándoseá la citada ,'il/a,
á donde llega el 24 de noviembre. cerca precipi-
tadamente la casa en donde se hallaba el cabecilla, y
apoderándose de elté, 'de su muger, su hijo y doco
oficiales con sus respectivos asistentes que le acorn-
pañ'aban, los condujo á todos al siguiente dia á JiI
ciudad de YitOria. ,Era este Zurbano un contr .. ban-
dista lliltural de aquel pais y muy conocedor pOI' lo
tanto de la tierra y de sus llabitanles, valeroso, at:-
tivo, osado, emprendedor. el mas á propósito sin
duda para bacer esa guerra de sorpresas y golpes
atrevidos que lan conveniente era entonces en las
provincias vascas, pri vando como por encanto á los
rebeldes de hombres, de auxilios y tarnbien de al~
gunos de sus establecimientos: y conelfin de obtener
estas ventaj~s, le hahiá permitido el gobierno ~ por
recomendadon especial del general en gefe'y en aten-
cion á otros servicios de este género que habia pres-
tadoánteriormente, que organizase y capitanease una
partida de gehte de su ley y de su confianza, con la
cual pudiera dedicarse á aquellinage de pcrsecucion.
El éxito de la mencionada empresa y de olrasmuchas
semejantes, justilicó plenamente esla resolucion del
gobierno, criticada en un principio por algunos, co-
mo no podia menos de serlo, atendida la calidad de




-17-
las personas en cuyas manos se ponian las armas
constitucionales. Empero Zurbano, por medio de
los mas eminentes servicios prestados á la causa na-
cional en los campos de Guipúzcoa, Vizcaya, Alava,
Navarra, y des pues tambien en Cataluña, segun ha-
remos ver en lo sucellivo, hizo olviJar de todo pun-
to sus antecedentes, durante la gueHa, alcanzan-
do por premio de sus hazañas los mas altos grados
de la milicia, y haciendo pasar su nombre á la pos-
teridad alIado de los primeros J mas famosos ada-
lides de los ejércitos constitucionales, habiendo lle-
gado á recorrer en pocos alios la pasmosa gradacion
de contrabandista, guerrillero, general y conde. Ta-
les y tan estraordinarias suelen ser las peripecias d
lAtl guerras y las revoluciones. .2


....


Por este tiempo la plilza de Morella rechazÍl de ~.,. . o'
v. O ''l..~


ante sus muros á las faccioBes de Aragon , Valell- y\
cia,.que al abrigo de la infidelidad de varios vecinos,
algunos oficiales y soldados del provincial de Lorca
que la guarnecia, y tambien ciertos dependientes
del gobierno militar, qua estaban en relaciones clan-
destinas cOn los rebeldes, intentaron acometerla y l?
verificaron con tan mala ventura, que noticioso el
g!lh.ernador de ello, lomó medidas oportunas, las cua-
les dieron porresuItado el repeler á cañonazos á di-
chas facciones, que (i¡UI,lS en el secreto de la sorpre-
sa, aparecieron orgullosas en las alturas del camino
dc Chiva; pero que viéndose sorprcndidas á su vez,


TO.\f. 11. 2




~f8-
cmprcndierón biell deprisa la retiradap6r el eSf>resa-
do camino yel del Orcajo. Así se salvó por entonces
este punto interesante y altamente estratégico, casi
imposible de S(lr tomado por la fuerza, y ell donde
tllntns -veces se ensayaron los villanos resorles de la
traicion J de la-int-riga, hasta el eslremo, tan deseado
por los cltrlistas, de ocuparle estes, como así sucedió
C~ dias posteriores-o l\f¡is coja ocaliion de ahora solo
sirvi6 á los faccios9s para mengua, y á sus encuhier-
tos adictos para un térrible y egem¡Jlar escarmiento.


De igual imporlancia ,,1 menos, ó de ma)'or aUII,
fué otro triunfo que consignieron las arma¡; naciona-
les casi en la propia fecha. El general del <>jército drl
centro D. Evaristo San Miguel, se aporleró en la ma-
iíana del 31 de octuhre de la importante plaza de
Calltavieja, la cual tenia asediada hacia algunos dia .. ,
pero que á pesar de una ímilil resistencia, vióse obli-
gada á reildil'sc, abandonada por la guarnicion car-
lista, no sin sufrir esta en la retirada rudos golpes de
San 3figuel que la hizo mas de 200 prisioneros. Era
Cantavieja el balua¡lle de los enemigos de la libertad
el1 el Aragon, centro de sus operaciones en las prú-
víncias limítrofes y depósito no solo de inllumerables
acopios y pertrr:chos militares, si qUé \ambien de
mucbos prisionews que nos tenían allí los contrarios.
La ~dqui§iciotl -pues de tan interesante plaza rllé un
paso a'lentaju(lísimo en lil guerra, tanto mas, cuanto
"lue 165 -rebeldes al empren!ler la fqga t010 lo deja-




-19-
ron á merced de los vencedores; y aquí fueron res-
catados los mudlOs prisionoros hecbos por Gomez
en la funesta accion de Jadraque, quienes ofrecian
un cuadro espantoso <le miseria y de abatimiento,
tratados como estaban contra todas hls leves de I¿I


" gu~rra ,habiéndose visto algunos de ellos, segun se
dijo de púlJlico, precisados á alimentarse, por salvar
la vida, con carne humana. Que tanta era la crueldad
y la barbarie 'de aquellos caribes.


El brigadier D. CayetanoBorso alcanzó tamhicn
por entonces otro triunfo en un encuentro que en
las inmediaciones de la Cenia tu vo COIl el cabecill:t
T¡,Nada y otros á quienes mató 80 hombres; y el
de igual clase D. AgusUin Nogueras derroló igual-
mente en los términos de Miravctc, á las partidas de
Jara, Orejila, Peco y Palillos. Por último el general
Idarte tambien aumentó el catitlogo de las victorias
que obtuvieron las tropas constitucionales, en este
año de 36, batiendo y destrozando el dia 13 de di-
ciembre en Cataluña y en el punto llamado Esplug:l
Calva, al rebelde Griset, que dejó en el campo mas
tle 100 muertos, un considerable número de heri-
dos, armas municiones y otros efectos.


Pero volvamos ya la visla al cuadro mas interc-
s:mte de la guerra. que es el que en el norte ofrecen
los dos ejércitos beligenlUte.s, y demos principio á la
campaña de 1837. Rehechos los carlistas y recobra-
"o su .ánimo ,.á bene.ficio.de la prolongarla inaccion




-20-
en que se COllstitli,yeron nuestras tropas despues de
la noche inolvidable de Luchana, bien pronto se cre-
Jeron en disposicion de emprender nuevas lides, ó
:11 menos oponer fit'me rostro á nuestros valientes,
sin que el terrible escarmiento que debieron sufrir
delante de Bilbao, y los desengaños que en sus cor-
rerías obtuvieron por fruto los espedicionarios Ba-
tanero, Sauz, D. Basilio j Gomez y otros, hastasen
á convencer al fascinado Cárlos y á sus secuace~ de
la mala acogida que en el pais hallaba su causa; y de
la reconocida impotencia de sus esfuerzos. Empero
el haston de generalísimo fué arrehatado de las ma-
hos de Eguía, como era consiguiente segun el acos-
tumbrado proceder de la córle carlista con los ven-
cidos, y puesto esta vez á dis posician de un hombre
nulo, el infante Do Sebastian, cuyo valor corria pa-
rejas con su aptitud! y cuyo prestigio no era cier-
tamente el mIs á propósito para avivar el amortigua-
do entusiasmo de los facciosos, y poder asi reparar
las grandes pérdidas que en las últimas rotas habían
sufrido. Este pel'sonage habia salido algun tiempo
antes de Madrid, con pretestos que nunca faltan á los
príncipes, cometiendo despuQs la travesura de ir á
aumentar los cuidados y atenciones de los sectarios
de su tio D. Cárlos con un mueble mas en el campo
enemigo. Mas las consideracienes de nacimiento, que
son consideraciones de gran cuenla entre estas gen-
t~s , dieron el mando de las armas carlistas al D011




-21-
Sehastian , presentándose así ulla ocasion harto [11'0-
picia á nuestras tropas para haber cOllcluido en pOCOi
días con las principales huestes del rey pretendiente.
; Lástima grande que nuestro gobierno y nuestro
ejército de¡¡aprovechasen tan oportuna coyuntura!


El general ESPARTERO, que desde la época en
que le dejamos trocaba ya su nomhre [lor el glorio-
so título de CONDE DE LUCJlANA.., timbre que debie-


. .
ran envidiarle muchos descendientes de la, ,antigua
nobleza, porque los títulos cU~lDdo sJguHiC:Ul y cuan-
do Talen, es cuando uno los alcanza por sí, en yir-
tud de senicios propios, personales, sill merecimien-
tos adquiridos en la cuna; el general ESPARTERO, de-
rimos, interesado mas que ~ud,ie en dar cima /J su
proeza, aprovechando los momentos 'Iue siguieron al
levantamiento del sitio de Bilbao, persiguiendo sin


celiar á los rebeldes, hostigándolos á todas horas y
en todas partes, y df'slumbrándolos con el resplandor
de su victoria, lejos de hacerlo a~i. permaneci6 lar-
go tiempo en la mas completa inaccion, con Jo clJal
se irrítaha en gran manera el ánimo de los pueblos,
quC" veían pasar y porderse los dia.s mas oportunos
para concluir de una vez atIuel1a guerra cruel y deso-
ladora. Muchas y muy poderosas eran las causas que
contribuian áesta dccision, 6, mejor dicho, indeci-
sion del nuevo CmmE, las cualesespondremos aquí
brevem~tlte para que el buen juicio del.leetor com-
prenda 5í hubo 6 1)0 culpabilidad en este hecho, y dJ}




-2:l-
parte de quién la bubo, ó si mas bien él rué un efeclo
natural y aun necesario de causas que no era dado á
ningun ser bu mano· remover, ni .aun siquiera ate-
IlUar.-Enumerarémoslas principales. La prolonga-
da y penosísima.opm-acion que habia terminado feliz-
mellte el 25: de diciembre, dejó, como no podia. me-
nos de suceder, ,¡. nuestro ejército'en un estado de-
plorable de cansancio. contando además con que una
gran parte de él. existía en los hospitales; l no fa~la
quien asegura que entre enfermos, heridos y ('speailos
tenia inutilizada entonces la mitad de su fuerza. El
descanso de nuestras tropas era, pues, absolutamen-
te' necesario á· fin de repararlas grandes pérdidas que
acababan de es~rimentar y no aventurarse impru-
dentemenfe á sukir otras mayores; y esta necesidad
resaltaba tanto mas;- cuanto que el mismo CONDE se
bailaba tambicn indispuesto en su salud, como he-
mos visto anteriormentG. Olra cansa taninevitablr
como la que precede, era el h'orroroso lernflor¡¡J de
aguas y nieves que bizo imposible todo movimiento y
toda operacion militar durante los primeros meses
de aquel año> La grande eSCilsez de recursos en que


se haH'aba el ejército tambicn cOHtribuy6 poderosa-
mente á su illaCciQn en este tiempo, que para que
no·fuese·d·él todo perdido procuró el general en gare
inverlir en las fe:-lificaciones de aquc lIa plaza, á lin


de que si alguna vez intentaban los enemigos reite-
rar SIlS ataquet;, no fuesen mas felices que en las tres




-23-
disLinlas ocasiones en que habian osado realizarlo.


Otra causa escncialísima existe aun entre-las ya
enunciadas q uc justifica el quietismo en que se cons-
tituyó el general ESPARTERO despues del último sitio
de Bilbao; y es que las operaciones que debi:m em-
prenderse en aquella época fuoron objeto de pla nes
que ocuparon sériamenle la atencion del.gobierno.
Estaba ,a para cumplir el plazo de la legion britá-
nica, sin que esta-hubiese becho grandes,proezas, an~
tes ~bieD8u, .. mMa estreHa lahabia ocasionado una
triste r()~¡í,'en·las inmediacio.nes.del"uenterrabía po-
cos días antes, y picado en su honor á v.ista -del mal
papel que á su. vuelta. á Ingl:"erra iba á representar
para con su, gobier,oo y de la, ppbre falDA que en ·Es..,.
paiía dejaba el general "gcre dI} dicha' legion, Lacy
Ew;¡ns. propuso un nuevo plan de· campaiía algo-
bierno deMJldrid, llor conduclo<:d'et embajador .de
sú fta.cioB,;eLcllaJ estaba reducido á, privar á I~ re..,...
beldes desu,colUunic¡\cion con Fr.nncia, ocupandoto-
da Ja,fro-nlera, y :.rrelalarles lamhien con el Il}islJ)o
ohjelo los puertos que en :l'lllclla costa posl'ian;
olmindn para llerarle ~ cabo bs fuerzas que él gUÍ:lh:l
.en combinacion .con las que existian en VizC'liya y en
Nayarra, de la circunferencia al centro, y pl'Ocuran-
do arrollar en esta operacion mú-ltiple· á las fuerzas
contrarias. Aprohú el gohierno .este plan con tanto
mas motivo, cuanto que'el Sr. Mendizabal, minis-
tro de Hacienda, se ha mostrado si empre mu~' adicll~




-24-
á todo cuanto procede de Inglaterra; pero halland6t
algullos illt:onvenientes y mostrando algunos escrú-
pulos el ministro delralilo, hubo de consultarse por
este al general conde de Sarsfield, que en aquella
sazon se hallaba de cuartel en Pamplona, y que ha-
biendo mandado en gefe nuestras tropas habia razon
para juzgársele entendid-o y para estimar su voto en
cosas pertenecientes, á aquella campaña. Sarsfield •
... 1· vez estimulado por la ambicion ó por alguna mal
calculada esperanz~, bien fuese por entretener su
aburrimiento y sus ocios, ó finalmente, llevado de
un arrebato, ú de una especie de enagenacion men-
tal, de esas que preocupan á veces el ánimo de los
bombres mas euetdos, haita el punto de hacerlos de-
generar completamente de su índole pervirtiendo su
buen criterio, no solo prestó asentimiento y apro-
bacion al plan del in~les, si hien adicionándole con
algunas modificaciones, sino que se ofreció ig1lal-
mente á tomar parte en su ejecucion. mandando el
cuerpo que segun su dictámen debia partir dePam-
pIona .


• ':n los dias que precedieron ó casi al mismo
tiempo ~n que se verificaba el levantamiento del sitio
de Bilbao, fué cuando Jlegó otra vez á manos del go-
hierno este nuevo plan de campaña para invadir y
ocupar las provincias vascongadas, el cual aun des-
pues de modificado por Sarsfield. alteraba esencia 1-
,nenle el de bloqueo establecido por Córdob~.-Con-




-25-
sistía esto en ligar con puntos fortificados toda -la lí-
nea enemiga de~de V .. lcárlos por Zubiri J la ribera
del Arga, Huerta t Villaba, Pamplona, Puente la
Reina, Lárraga á Tudela, que era la ,llamada línea
de Zubiri ó del Arga, la cual ponia á cubierto de las
tentativas del enemigo el territorio que cae á l:& de-
recha de este rio; y que unida á la otra llamada del
Ebro que se eslendía desde Lerin á Calahorr .. '! pro-
siguiendo despuei á Vitoria, Balmased .. , Bilbao á
San Seblstian t venia á quedar encerrada la faccion
dentro de los límites aquí marcados, estableciendo
además divisiones en Navarra, IlIs Encartaciones y
San Sebastian para que defendiesen dichas líneas, y
situándose el general en gefe con el grueso del ejér-
cito en Vitoria t cltmo punto el mas céntrico 1 es-
tratéjico de este plan, desde donde podia caer sobre
cualquiera otro en que el enemigo hiciese punta con
el fin de invadir las demás provincias no inficionadas
por la guerra. En una palabra, ~l objeto de Córdo-
ba era bacer consumir al carlista sus recursos en las
pro,,-incias vascas, é ir estrechando paso oí paso su
terreno.-Las tentajlls de este plan eran las de no
aventurarse en el corazon delpais enemigo. y estar
pronto á caer con fuerzas superiores, especialruente
en caballería y artillería, si acaso los rebeldes salían
de sus montañas: las desventajas, el tener los nues-
tros que correr el arco de línea fortificada, cuan-
do el enemigo lo verific¡lba por los radios, siéndo-




-26-
k por consiguioote ,fácil, acumular en mcnos tiem-
po fuerzas supcrió<l"$ sobre cualquier punto esLra-
tí'gico óvulnerahh~.,


Sarsfield propuso; primero, reforzar' lasdi~i.,.,.
siones de Navarra y Gu-i;fl'1Ízcoa; ,segundo, im'adír
simultáne-amenlc los.. Lr~ cuerpos de .ejfrcilQ, uno
desde BiHI3() al malli)'+} de ESPARTERO, otro desde
San Sehastian al de Ewans, y el de Pamplona bajó
sus imúediatas órdenes, 10005 marchando con di-
reccion á Ll'cumbel'ry , y,C()U la idea d~ ocurar ,in-
mediatamente la línea que media de San Scbasti'ln
~ Pamplona, quitanclo al enemigo la frontera de
I;'rancia, de coya nacion recihi,a loda clase· de re--
t'ur,!lOS ,y reduciendo. el pais. por él-: dominado;...,..
Las eoosccuenGias. de esle pI 11 11 SNÍ,¡lll; primera, qui-
tar á D. Cátlos la frontera por I,a cual estaba C:~,w­
murucacion directa con sus parpdal'Íos ,de Europa;
segunda, pri'(31l)e tambiea de los valles del. Jlaztaa,
Aezcoa y olros, y del. caó¡,illqreal de IruD. por ;cuyo
medio se retiraria de la faccionlll jllventud de aquc I
país, .como babi·a sucedido can ~, de· Erro y. Ron...,
ccsnlles: terccra, :3wrtal' b lí,nm,. de,.cirl':llo.v.aJa~
'("ion [lar Lecumbellry oéu.p.'lndo el camino"real de
Pamplona á Irun.Conseguido estc resaltado j. hu-
hiera sin duda quedado el c,1rll'Sta notablemente dtS~
miu.uido tanta en recursos de loda oi.pa:'Íe,;, cuanto
f\U fucua moral! material. "., '\,.


El gobierno c-ntonccs pasó Cite. p.iau ¡j ESl'.\RTEIW




-27----
por ver si merecía su aprobacion, mstánd'olc al pro-
piu liempo para que sin dtlmora al-guna continuasen
las operacioues de campaña: y ~on el fin de orillar
cualquiera dificultad que pudiel'a ocurrir enola adop-
cion ó egecucion de aquel, comisionó á dos diputa-
do&, los señores D. Francisco Lujan y D. ·Antonio
María del Valle, el primero á Bilbao, cerca delCo!\-
DE DE LUCHANA, y el segnndo á Pamplona<junto al da
Sardield. Para asegurar mejor ·el. éxiw. de esta C()l-
misloD, que imitaba en cierto 010(10 la que algunos
diputado& de una nacion 'vecina desempetiaron en su
rjército durante los días de su grande re,yolucion.
10i señores comisionados pidieron licencia al con,...
greso el mismodia"de su partida; pretestando eu-
fermedad, si bien se dió conocimiento á ,la asamblea
en sesion secreta del objetodeaqueHalícencia. Ne-
góla el congreso en la mismasesion á,los Jiputados
oespedieioollrioll., .oponiéndose ,lÍ ello.lenallJnemo va-
rios, otros señores diputaoGs,; entre los cua[r$- hacian
pnnta los señores OltÍllaga y Casl'ro Orolco, y ha.cién-
dose notar bastanh~ que ciertos oficiales de las secre e
torías delde&pacho ""taron tambicn 6)n colltrra. Mas
00; por eso cejó el gobierno en su empresa, ni menos
,descacció el ánimo de-Io~ diputados elegitlospara lIe-
nr.laá ,cabo. Parlieron: estos al fin ¡j desempeñar su
cometido; mas.hicDcon el: cariclcr de deserlores del
congreso, 'q1Je"c.on el de representantes de la nacian
s('gull' era. el deseo delgsbicrno, y parlier0n sin mas




-28-
crcdencialei ni autorizacion que una carta confiden-
cial de este; de modo que m<lS bien que una comi-
sion de tamaña importancia parecia I{ue solo iban á
egercer un yerdadero espionage eu nuestro ejército.
Tal y tan crítiea fué la posicion en que los colocó el
congreso. Los iu~esos sin embargo vinieron despues
¡j justificar esta medida; y la prudencia, tino y cir-
cunspeccion de dichos dos señores diputados, no
menos que la conducta observada entonces por (11
general ESPARTERO, hicieron que aquellos salies~n
airosos en su empres:l, y que no se aventurasen ma-
les que de otro modo pudieron sobrevenir en aque-
lla ocasion entre nuestras tropas. Déjase entrever
aquí cierlQ designio de parte del gobierno,' señalada-
mente del miliistro de Hacienda, Mendizahal, en
querer asegurar el élito del plan de Ewans, no 5a-
hemos si coo el 6n, segun ban creido algunos .escri-
tares contemporáneoi, de remplazar á ESPARTERO con
d general ingles, Ó éon el irlandei ~onde de Sars-
field. Pero 110 tardaremos en ver cómo el astuto
CmlDE Dt LUCIlANA, si babia proyectos contra él,
frustró y clesburató completamente estos I)royeclos.


Con electo, el generaÍ ESPARTERO, bien fuese por
celos ó bien por conveneimieuto de que el plau' era
descab~Hl:Ida 6 al menos impracticable. como asi fué,
le desap,obó en todas s,us partes4 tapto en 5US co-
mllnic~iones oficiales como en las prindas; si bien
prelestando un pr,ofumlo respe,OO á la 4isciplina y al




-29-
gobierno, ofreeióse á lomar en él la parle que se le
habia designado; y cierto que su juicio en este pun-
to era atinado por demás, y muy digno de que el
gohierno le hul,-iese lomado I!I1 cuenla.-Adolecia
el plan de defecto$ muy graves, siendo preciso para
su realizacion que el grueso de !¡¡s fuerz¡¡s carlistas
no se moviese (lo que no hubiera dejado de ser pe-
regrina exigencia); pues de lo contrario, situados
los enemigos en un punto estratégico y central, se
les proporcionaba la oc.asion indudable de batir su-
cesivamante y casi con simultaneidad á cada uno da
JO! tres cuerpos de ejército destinados para aquella
mal calcul"da operacion, como así principió á veri-
ficarse, segun veremos despues, sin que fuese dado á
IQs otros prestar el necesario auxilio atendida su po-
sicioB; quedaba además descubierto en su egecucion
el interior de la monarquía, dando asi lugar á que
el enemigo intentase alguna operacion alrelida, re-
plegándose sobre el Ebro, de donde era convenien-
te alejarle cuanto fuese posible.


Una de las biografías de ESPARTHRO publicada
recientemente, escrita en un sentido nada favorable
por derto á este personage, y coyo constante empe-
ño es el de presentarle á la posteridad con las notas
de inepto, envidioso, ingrato, incorregible, ambi-
cioso, muy amigo sobre todo de «que los errores
agellos se convirtiesen en ventaja propialt eSl'lica
esta circunstancia de haberse prestado el CONDti VE




-30-
LUCHA~Aá cooperar al plan de Ewans, hilciendo ver
tIue esta condu,cta llevaba un objeto que deh}a re-
dundar en beneficio suyo; y para probarlo y darlic
razon.de las interesadas miras del general en gcfe,
forma el sigUiente dilema:


.. Si la combinacion de Ewans tenia buen resul-
(\tado, ESPARTERO salia con sus fuerzas por el CI-
«mino de Durango, se colocaba en una marcha sobrc
·«el flanco y la rctaguardia del enemigo ya derro-
",tado, y recogia fácilmente todo el fruto de óI<ruella
·(.batalla; y..si la combinacion tenia malas resultas,
"ESPAUTERO se desembarazaba de dos rivales, de
"Ewans .porqne habia sido !iU autor ~ y de Sarslleld
«porque la la·ahia aprobado, !'tin que nada sufriera
"por ello su repulacion puesto que hahia censurado
,(el plan, y sin que su ejército corriera grave riesgo,
>('porque anmzari ... lcnla~ente y de manera que'{lu-
... diera contramarchar en caso necesario. Todos bu-
"hieran sabido entonces que (\Sta operacion se habia
«emprendido sin su consentimiento, J en vez de
«amenguar habria crecido su fama de caud.illo.)}


Así, de esta manera tan sagaz, supouen los enc-
migos. de ESPAltTERO que obraba élal aceptar la ege..,. .
cucÍon del plan referido, des pues deell teoría fII-
l)robarle ; y al concederle esta habilidad, despoján-
dole en cambio de las dotes de subordinacion , de
obediencia, olvidan sus adversarios. que incurren eu
,>una g-rannll contradiccion.; ,porque á. la verdad, si




-31-
ti! mente de ESPARTERO J sus miras ell ostllocasrou
hubjeran .,ido estas, su conduela podrá no ser mo-
raí, pCI'O nadie nos negará que era mu] sáhia. Veall
pues lo~ que tal dicen cómo concilian esta singular
y esh'lIiia doblez de ESP.'U\TERO, eOIl la es~asez de
Juces y poquedad de entendimiento que los mismos
le atrihuyen, A lan erróneas consecuencias conduce
siempre la cegueoa(l de las p'lsioIlCS.


Mas sca cualquiera la causa, resulLó al fin que
l~sPARTEno, despues de mediar muchas y !¡trgas con-
testaciones entre el gobierno yél, enlre estos y l~
diputados espedicionarios, y hna!mente todos, inclu-
sos los otros dos generales Lac)' Ewans y Sarsíield.,
que habian de concurrir con el gencral e11 gefe á la
operacíon propue~ta por ellos; al eabo de dos meses
y medio de quietismo, pasados de la manera que ''. " •
hemos espuesto, pel'o no sin valer al gobierno y al :':t(;O ~ ~


e d l d ) . ~~ ... , .... ~ue~·O?~~E, ~m~t?a.,s.,c~~~.~~a~. e a prensa y e a
opioion pública, terí'iblemenle embravecida á vista
oe una inaccion que proporcionó ~ los carlistas tiem-
po mas que suficiente para reponerse y poder repa-
rar así la rota de Lucuana, salió de Bilbao ellO de
mllflO, al frente de unos 29 batallones., via ·de Du.-
rango, dispuesLo tÍ coadyu val' á aquella combinacion,
'lue segun los planesindicudos habia de producir un
at,aque general y la ID'ilS completa derrota de las hues-
li~dc D~.C_árlos. Operaciun funesta que hizo rnal-
~astar un tiempo precioso, que dió alas y ánimo tÍ los




-32-
carlistas hasta el punto de olvid:'f su humillacion an-
te los débiles é invencibles muros de Bilbao, que pu-
so en grave riesgo á todo nuestro ejército y á la sa-
grada causa que él defendia, y finalmente tambien
hilO pagar bien caros á nuestros soldados los errores
de los que la concibieron como despues veremos.


Antes de hablar de los movimieatos que empren-
,Heron nuestras tropas para llevar á efeclo este plan,
daremos una sinópsis de las fuerzas que componian
en esta época los dos ejércitos beligerantes en el
norte de Esp:.ña, que es como sigue:


¡':stado de las fuerzas de que constaba el ejército
constitucional del norte.


EN OPERACIOJES,
---_/'-.._---


PRESENTES. EN REVISTA •


.,; .,:. '¡" .,; o o
'"'


...


'"'
...


"
... j¡ ...


"
-< < ::¡;
=


:1 g:¡
.:> « .:> « := ~ := :..J


Derecha •.•.• 298(;9 1978 3900t 2249
Izquierda ...• 23225 293 27528 304
A las órdenes del} 6000 220 6000 220 general Rivero.


Tolal. .... 59094 2491 72529 2773




-33-
EN GUAnNlcro~E~,'


./ .......


SITUACION. PRESENTES. EN Rf:VIST!.,.


ti .,; .,; ui O O ro¡
...


ro¡
... ¡:ti ~l ¡:ti ... ~


-< 11=1 -< ::el ~ ::i! ~ O
-< O -<


= u = ':.)


En NaV:1rnl. 7518 195 9579 206
1':n Rioja .. 2751 98 3050 98
}<~n Alava ... 4015 » 4822


" En Vizc.aya .. 6983 )1 7772 )¡
En Guipútcoa. 1958 )) 2;S05 »


Tolal. 23225 293 27528 30·í
..... ..


Existían además las legiones franCC!8, íllgle$B y portuguesa.
Disponibles 50,000.
Las fuerzas carlistas del norte en la misma épo-


ca eran:


BATALLONES. NÚMERO.


Navarros. . 13
Alaveses. . . . . . 7
Vizcainos. o . o o . 9
Guipuzcoanos. . 7
Castellanos. o . o ti
Aragoneses. o . o 1
Estrangeroso . o 1


Tota} de batallonos. U


TO~l. no 3


rl




-3t---
Entre. este que era el grueso de su '<1'ércilo, al-


gunas compañías &ueltas y los aduaneros, reuni~lIl
un total de fRerza que no bajaba de 32,800 infantes.


La caballería ascendía' á 1,500 'J su arti lIería
~onstab", de unas 40 piezas.


Sale al 6n ESPARTERO de Bilbao, segun anuncia-
mos al1tes, con mas confianza en sí mismo, en su va-
lor y decision, y en la decision y valor de sus solda-
dos que l¡¡que podia inspirarle un plan considerado
por él como perjudicial á lodas luces; y no bien llegó
á divisar los altos de Sta. Marina, en las inmediacio-
nes de Galdácano, cuando divisó en ellos tambien á la
faccion q¿e apoyada en diferentes líneas de parapetos
opuso grande resistencia al tránsito de los nuestros,
habiéndose empeñado un fuerte tiroleo con nuestra
vanguardia,que regia el mismo CONDE DE LUCHANA,
el cual recibió \lna herida de bala en el brazo iz-
(luierdo en lo mas recio de la pelea; pero sin que
obstase este 'contratiempo ,a -pr.ose.guir impávido al
frente de los suyos, animándol'os con su aco~lum­
hrada bravuray con las voces de i fuego Ji á ellos,
soldados! dando des pues una terrible carga con su
escolta, con la cual decidió la accion 'que costó á los
eDntrarios,cercu de 200 prisioneros, un.gran núme-
ro de muertos y heridos, con una multitud de armas
y olros pertrechos de guerra.-Continuó el ejército
su marcha h'ácia Galdácanü, en donde durmió aque-
llanoche y la siguiente; y saliendo el 12 para l)u-




-35-
rango, presentároDse nuevamenleJos rebeld~s en las
alturas inmediatas á esta villa. Era aquel dia lluvio-
so y sum,¡mentc frio : ESPARTERO tenia la herida en
¡nny mal estado, hahiéndole sido afectada de erisi-
pela, y como si la incomodidad· que naturalmente
debia esto produ6rle no bastase, vióse atacádo de
repente del dolor agudo que solia acometerle. Ten-
dido en el suelo, con menos abatimiento que desas-
peracion, 'lIegó á ofrecer á todos lal cuidado, que en
aquella ocasion temi61'0n muchos por su vida~ é ini-
ladó repetidlis veces por los que le rodeaban á fin
de que.se dejase conduair ;¡Í Bilbao, no fué posible
jamás que él asintiese, ante-s moslrábase mas incó-
modo y despechado con solooir la propuesta. Yape-
llas notó alguna mejora, ,monla á caballo repitiendo
el arrojo del 24 de,dicinmbre, encamínase á las al-
turas guiando la citada fuerza de vanguardia, y como
quien busca la muerte para alivio de sus males, sin
temer nilÍun reparar el nutridísimo fuego que le
hacían los rebeldes desde sus fuertes posiciones del
monte deLemüna, bienpronlo los aventó de aque-
llos .corros, gallardeimdose él y sus victoriosas
ItLles{cs en las cumbres, desde donde los unos per-
.seguian á los fugitivos que se despeñaban por aque-
llas fraguras, y los otros eran testigos del baldon
(llIe cubria á los vencidos y que procuraban oeultor
~!U el seno mismo de la tierra .


. Enlrar.on despues en Durango nuestras tropas, en




-36-
donde permanecieron hasla el 16, día en que !le
{¡'asladó el CONDE con parle del ejército á Elorrio,
dejando en aquella villa la divisioll de la Guardia:.
Los enemigos con 14 batall'ones ocupaban los puntos
de Elgueta, !lañaria J MOlldragon; y cuando el CON-
DE se proponia emprender el dia 20 un reconoci-
miento sobre este último pueblo, á fin de poder con-
tinuar sus operaciones con arreglo á las circunstan-
cias y noticias que adquiriese, recibió durante lano-
che dcl19 por medio de un confidente uua comuni-
cacion del general San !liguel en que le participaba
(lue habiendo f .. ncasado el plan de Ewans, segun ha-
bia presentido con harto fundamento el general Es-
PARTERO, babia sido batido y derrotado aquel gene-
ral ~l 16 al frenle de Hernani por el grueso de las
facciones, que no parece sino que eligieron el punto
de donde habia emanado dicho plan para sofocarle,
y ahogarle en su propia cuna. Muy costoso salió al
inglés su desacierto; segun Vl'.remos denl-ro de poco,
y bien caro hubiera costado tambicnprobablemen-
te al señor Sarsfield eLsuyo, á no haber mediado la
proteccion de un fuerle temporal de agoas y nieves
que le obligó á recejar sobre Pamplona, desde Dos
Hermanas ,punto hasta el cual púdo avanzar con el
cuerpo de ejército que guiaba.


Á visla del funesto suceso de Hernani. y de la
relirada de Sarsficld, consilleró ya ESPARTERO ine(i-
eal su permanenci¡¡ en los puntos en donde lenia su




~37-
ojércite escalonado desde Durango á Elorrio , como
son Abadiano, Apata-monaslerio y San AgusHn de
Echavarri, que parten túrminos entre Vizcaya y Gui-
púzcoaj y teniendo tambien en cuenla el crecido nú-
mero de mas de 1000 cilferm(}s que la crudeza del'
tempol'al yeltifus le habia.n ocasionado, se decidi6
inmediatamente á reconcentrarse otra vez sobre Bil-
bao. Difícil se presentaba la r~tií'ada desde un pr~n­
cipio por el grande embarazo que causOIban la mucha
al'tillería y bagages, ! mas 'que todo los enfermos;
pe ... ()la~aéli"idad J esceh~ntes disposiciones del gene-
ral en gcfé, no menos que las del benemérito y ma-
logrado general D. Rafael Ceballos Escalera, que
lan relevantes servicios prestó en aquella campaña,
señaladamente desde que nuestro ejército se pr.e8en-
tú al frenle de Bilbao, y que habia sido, nombrado
en 'aqllel dia geCe de E.M. G., facilitaron cuanto
rué p,psiLle el éxito de laopcraci()u.


Pueslo en movimiento este cuerpo de ejército el
dia 20, al quebrar el alba, marchó la vuelta de Zor-
lIoza , sin ser en un principio molest .. do por el ene ...
migo; mas al pas .. r las últimas compañí;¡s de la re-
taguardia por el puellte de Euba, intentó ya acome-


.terlas aquel, viéndose empero contenido por dicha
fuerza. Pertenecía esta á -¡a valiente brigada de van,..
gúardia compuesta de dos batallones (le Borbon, dos
de Gerona \ el provincial de Chinchilla y un eseua..-
dron del Príncipe, gente Loda eU .. lucida y a"ezada




-38'-
á· los combates, regida por el brigadier D. Isidro
HOylls, que babia recibido órdcn de permánecer á
retaguardia con"el finae sostener la retirada.-Con-
linuaron los nuestros su marcbael siguiente dia 2 L
por el camino real basta Galdácano: y apenas habian
salido de· Zornoza, 1'iéronse cargados de repente 'por
fuerzas rebeldes que á manera de torrentes se des-
plomaban sO~lle etJos, esperanzados los acometedo-
res en qlfe las gargantas que median enlre los dos
referidos pooblos de ZornoZ'a y Galdácano, serian la
lumba que podría encerrar dentro de poco los,éadá-
yeres de'inrmit'Üt! valientes. Vana y temeraria ilusion,
qllC no embargó por mucho. "¡empo el ánimo de los
carlistas; pues habiend& at'Jcado estos COIl grande
8rroj8' y en medio- de-una copiosa lluvia y granizada
el puenlle' dEl' IlJorra que- d-cfendian los bravos caza-
dores de' Ba.boD, viérome rechazados vari:ls veces,
dando asi lugar á qUll' noostro ejército pudiera ir
marchando á la desfilada. Notaoo este movimiento
de los nuestros por los rebeldes, bil'n pronto aumen-
taron sus fuerzas hasta el número de cinco batallo-
nes, Jos cuales se dirigieron impetuosos contra los
espresados cazadores de la vanguardia, quienes se
vieron obligados en un principio á ceder á tan supe-
riQres fuerzas, precipitándose parle da eslas qu~
formaria unbalallon sobre el puente, y poniendo
en gran cQnfliclo á Jos nueslros.· Otra circunstancia
vino á agravar el eompromiso del bizarro gefe de la




-39-
vanguardia en tan apurados momentos. Un ayltdantc
de campo del general ESPARTERO '~re comunica en
aquel instante J.a órden de emprender al punto la re-
tirada. Imposible era en aquella sazon-egecutarla , á
no abandonar la arlilleríaque aun no habia acabado
de salir del pueiJlo; y no era prudente tampoco in-
fundir el desaliento en nuestros soldados, lo cuat
pared a consiguiente desde el momento en que ellos
juzgasen forzada y violenta la partida. Situacion crí-
tica en estremo • y que solo una' resotuCion eficaz,
pronta y valerosa podía salvarla. No. faltó esta· reso-
lucioo al digno brigadier Hoyos, Iluien puesto al
frente del bizarro escua?ron del Príncipe. ordenó al
valiente comandante de Gerona, Alvarez Bayon (que
murió allí alravesado por do!! bala~), se pusiese á la
cabeza de las compaíiías de granadlu'floS de su regi-
miento, y le siguiese; y haciendo sei\>;t1 á los cazado-
res para que ava'nzasen á la carrera. cargó con sus
caballos al galo'pe, ocasionandotantocstos como la
inrantería·á la bilyonetn, tal destrozo: en los carlistas,
que no pudiendo resistir go~pes ~an· tremendos, reti-
ráronse en desórden, quedando a~uchillado. ú prisio-
nero. el batalloll que sobre- el puente se h¿lbia aVan-
zado. Los bravos de Gerona. sentidos de la muerl€}
de su geCe, apenas querian dar cuartel á nadie, sal-
vándose en tan ho.rrible mortandad solo 39 enemigos,
CAtre ellos el gefe del bat.dlon, por haberse- agrup:J-
do y acogido. bajo. la proteccion del Sr. Hoyos y de




-40-
algum!)s oh'os 06ciales,-Mucba sangre sin embal'go
cosló á Jos nuestros esla carga; pues· además de la
pérdida que tuvo la infanlería, en la caballería arenas
hubo hombre ni caballo que no sacase una herida. Al
comandallte general le matuon dos caballos en menos
de cinco minutos; pero no decayendo por eso su espi-
rítu y su denuedo, animaLa sin cesar á los suyos, é
imponia terriblRmenle á los conlrarios; debiéndQs~
sobre todo á este digno gefe el haber facililado de
esta suerte la egecucion de la relirada, que se em-
prendió tan luego como se recogieron los heridos.


Defendía el segundo puente una brigada de la
primera division , la cual habiendo emprendido de-
masiado pronto la retirada, dejó descubierto un flan-
co por donde pen·~traron dos batallones enemigos,
cargando por él, mientras que lo hacian de freute
nue,·as tropas que los rebeldes habian destacado.
Pero estos dos bdtallones enemigos cedieron Licll
pronto á la carga que les dieron los de Borbon, si-
tuados i, los costados del puente con la idea de faci-
litar el paso al resto de la vanguardia que b,lbia
vuelto con el comandante general á su frente sobre
el enemigo, causándole' en esta segunda carga dada
en las mismas calles de Zornoza mas de 150 muer-
tos. Por .. esle luedio logró p,lsar el segundo .puen ~
le toda la lrop", sic dejar en [loder del enemigo ni
un solo herido. .


Aumelllábanse las fuerzas carlistas- succsiY<lmcn-




-.tl-
te; y además de los diez bal<lllones que á las órdelles
de Goñi se propusieron envolver nuestros flancos,
singul<lrmenle el derecho, y fort<lr la retaguardi<l de
los nuestros, "enian marcb<lndo olras consider<lhlcs
de ¡nfanteria, caballería y artillería procedentes de
Guipúzcoa y Alava p<?r el camino de Durango, bajo
el mando de Villarcal ; pero todo este imponente
aparato no impidió que lastroras de ESPARTERO con-
tinuasen su marcba, conteniendo constantemente al
enemigo y conservando las posiciones en que sucesi-
-vamenle se iban aquellas escalonando, hasta el mo-
mento preciso de egecutar su retirad .. , Verificóse es-
ta en escalones y con un órden admirable, sostenien-
do un fuego muy vivo por ambas partes. Los bata-
llones avanzados al enemigo hacian su descarga; y
dando meclia vuella á la izqui{'rda, marchaban, no
huian, á colocarse olra vez á rctaguardia de los (Iue,
remplazimdolos en el puesto, no les cediallen valor.


Al posesionarse los nuestros de las últimas cs.
lancias que en el camino ocupaba el enemigo, sc
encontró cortado un batallon del regimiento dc la
Reina: el CONDE DE LUCIIANA entonces TJl<Jodó á he
division de la Guardia que avanzase para libl'rlarl~,
y esta brillante divisioH que iba á cargo de uno de
los gefes que mas avenla ¡ado papel ban reprcs('fI{,lao
rn esta guerra, el Sr. Rivero, su comandanle gc-
nel'al f dió una terrible carga á los contrarÍos, po-
niendo á mllchos encobro. mal<lndo á otros y ha-




~42-
~icoJo rHl>ir á los d'Cm~s. quedando así libre el bala-
U.on e.JI'lado que. inmediatamente se reunió al ejérci-
l.o.-'Concenlrndas¡ lod':Is nuestras fuerzas sobre las
alLuras de Cerleohes y Abrid, detúvose el enemigo
(.)O las posiciones. q:u.e se le· tomaron el 10, habiendo
sido antes destruidas sus líneas de. parapetos. Desde
fUllonces. se verificá, la marcha con desembarazo,y
el ejército entró en BiLbao despucs de un dia muy
faligoso, pero sin qne h.ubies6' suírido ya postcrior-
1l1ente coolralicmpo' al~un01..


Brillante retirada esta de ZOlrft(}Za , "en la que
unas tropas que iban abruma.das con todo el inmenso
tren de artillería. bagages. etc., que salió de Bilbao
para la campaña que. se em(lrendia enhmces, Ilcván-
do además un núm.ero de enfermos ta(l esccsivo cual
e.s. el que hcm{)S mencionado. anteriormente, todo ~o
salvaron. inclusos los muchos prisioneros que hitie-


, ron á Jos rebeldes. á quienes arrebalaron infinitos
trofeos, lejos de dejar los suyos alem.·migo , como
siempre suele acontece. en las r.etiradas j y sin aba~
tirse su espíritu ni aua amenguar ¡¡iquiera la sere-
nidad é impavidez de que dieron l:lntas pruebas ('n
tantas oampañas • á pesar del mal ánimo que debia
ponerles la inf:msta noticia do Guipúzcoa • rechaza-
ron hasta á los que venian orgullos()s ~on el laurel d~
aquella victoria, conliadós sin duda en poder bacel'
en Vizcaya lo que acababan de egocutaren aquella
elr .. proyincia. Once hora$ de rqdo cqmbatc en medio




-43-
de una tcmpestad~ hcrrrorosa de niel'e, 111'1via J' gra-
nizo, y atravesando terrenos, iUlpracticables- por.sQ.
aspereza y acritud, marjales-, ciénagos, fi-¡Igosida.-
des sin cuento, rocas dlJscarnadas, si bien cubierla!t
por la nieve '" y otros obstáculos infinitos que acre-
cian de conlÍllUo COIf¡ las gll:lndes-. a\\enidas de genl6
enemiga, qúe cumo, t<,rrenter~'1S>- se despor8ndian fu-o
riosas de aqucHas moo{:lÍ'ias. noda fll'é bastante á,
disminuir ni un solo momento clloValor inGompnra-
blc de los vt'nccdorl.lsdc Luchana •.


Tan.!ei\aIMlo tri'unfo le @htuvieron nUflstrasar-
mas sin mas- pórdi,-Ja que unos, 300 hombres entre'
muertos, heridos- 'J conlusos, qU'C quedúITian. fuer, •.
de combate; no- tan ('srasa la de bs reheldes que'
ascendió á onos 1200 jncluyendo lo~ prisioneros que
condugeron, á Bilbao nuesllr.as tr.opas, entre Jos cua-
les se contaoon alglBlOs gefes.


l\Iayores que en lo> moterial ,. co~ ser estas LaRl
grandcs'j fOOTO'naun las ,",enlajas que· en to mora"


.. produjo esta importantísimo heuho de arma.!!; pues
que bl sirvió para rectif¡c.1r y robustecer la opinioll¡
del soldado, basta cl pumo de 'l'uedar este conven-
cido de una verdad su~mente' trasc'Cndenlal y de-
sumo interés en aqudlaguerra, á saber; que no po ...
abandonar el campo COIto precipilacion, no Jlor cor-
rer, libraban mejor los nuestros, y se salv<lban con.
mayor facilidad esquivando la presteza de los ene-o
migos ;. sino que por el conLrario, C~alld.o. coo. ad.e ...




-u·-
man firme y sereno hacian frente á las fuerzas rehel-
des, por mas que estas fuesen muy superiores, la
disciplina en las nuestras era siempre para ellas una
prenda segura tlel triunfo. Así aconlació en esta JOI'-
nada memorahre, que es una dI;) las muchas en que
el bizar¡'o cuanto ilustra general ESPARTERO, sacan-
do airosas á sus tropas y guiándolas á la victoria, sal-
vó la causa nacional de la libertad y el trono consti-
tucional de Isabel 11. Y para convencerse de esto, nos
bastará lener presente el malogrado suceso acaecido
;í Ewans en O,·iamendi. y qué es lo que naturalmen- .
te huhiera seguido si ESP.\RTERO es derrotarlo en
Zornoza. El enemigo entonces envalentonado con
tantos y tan decisi"os triunfos, dueño de lodo aquel
territorio y en disposicion de enseñorearse de. olros
muchos, sin que á Sarsfield encerrado en Pamplona
le hubieie sido ¡¡osible contener sus progresos, habría
ponetrado en Caslilla, 6 elegido el sendero que mas
grillo le flle~ •. llevando la guerra y la devaslacioná
las provincias centrales de la monarquía, que hubie-
ran desde aqJl~1 momento sufrido tan terrible azote,
hasta dar tiempo á nuestro ejército para rehacerse y
volver 4Í emprender de nue\'o la Cé!mpaña. ¿Quién sil-
be cuántos males liubieran entre tan lo ocasionado los
carlistas? ¿ QuiL'J.l era capaz enlonces de dar seguri-
dades de lriuní., á las armas conslilucionalcil? ....... .
Cuánlas'y cnán grandes hab"ian sido las.calamida-
des que ~calliol1ár .... al país el funesto plan de los ge-




-4..5-
fes británicos, dejámoslo á la consideradon de nues-
tros lectores que puedan sentirlo, de los inleligen-
(Iue puedan calcularlo.


Llegó, segundigimos, ESPAl\TERO con sus triun-
fantes huestcs á Bilbao, en donde prosigllió come an-.
tes ocupándose én adelantar 108 trabajos de fortifica-
don que babian de dl'jar en est:.ldo de completa se-
gUl:idad á -aquella plaza; J antes de continuar 11050-
tt·os refiriendo las operaciones que emprendió dias
despuIs, diremos algo acerca de 105 sucesos de Gui-
l,úzcoay lle Navarra.


El mismo dia 10 de marzo en que digimos que el
general ESPARTERO babia emprendido su marcha des-
de Bilbao, en ánimo de contribuir á la operacion
Ewalls-Sarstleld, salió igualmente el primero de es-
tos ¡!enerales al frente de un cuerpo de ejército anglo-
español, fuerte de unos 10,000 hombres, de la capi-
tal de Guipúzcoa, enderelándose á las fortificadas lí-
ncas de Hernani. Al promediar de dicho mes ya reci-
hi6el gobierno el primer parte del geJe británico, en
el cual noticiaba la ocupacion hecha por sus lropas de
los reduclos y alrincheramientos enemigos en las al-
turas de Amelzagaiía. Operacion previa que debia fa-
cililar los movimientos de las olras divisiones del ejér-
cilo, llamando la alencion de los con(rarios por aque-
lla parle; y mientras eslablccia la derecha de su co.,..
lumua cenlral en aquel punto y la izquierda en Gal-
ZilO, alacaba con olra á Lasarle para caer sobre All-




-46-
1!oain,eñclIm¡n:lndo aun otra tercero ':[lor,Rentcl'ía en
direccion de la ·venta de Astigarraga. Tales ventajas
no se obtuvieron sin alguna pérdiru., 'costando' á los
nuestros no menos que 800 hombres fuera de.com-
bate, si bien el' enemigo quedó pri",ado de mas
de, 1000 por la supeNQric¡.ad denuesLra artiUería y
e a ball cttí.a .


.!\delante i;wans'en su~propÓt>;t{) y su plan, man-
"lé pasar el Drume., á UlHl de sllsbrigadas, la cual
se apod'Cró el dia 12 del pueblo de (.oyola y de las
alturas inmediatas. Esta misma.fllerza, (lue era la que
.regia el valionte brigadier Chiche6ter ,.atacó y tomó
con intrepidtY.l d.os casas -situadas en las mismas altu-
ras, en dOMe .ahalldonaron IQS rebeldes gran canli-
'¿,Id de municiones . .y ,,1veres. Inmediatamente pro-
·curaron los nuestros asegurar la comunicacioIl por
medio de un puente de pontones; pero el objeto
p,rincipal de sus mOl'imiulIlos diTigíase entonces á la
·ocupacion de la venta de Uernani, para cuya empresa.
uió el general las oportunas-disposiciones, designan-
uo l.:Js puntos en que debian si.tuarse .Ias diferentes
tropas, 1.<\ anillaría 'Y los ,marinef(}s hritánicos. La
crudeza dol tC'fnporal retardó un tanto las operacio.nes;
mas sin que impidiese que á la nna del dia 14 fuesen
arro.lIadas por el camino real las avanzadas enemigas,
generalizándos~ á poco. tiempo el fuego en loda la
-línea, jugando la artillería por ambas parles. Inten-
,.tó Ewans cllvo.lver la derecha de los carlist<1i; y rOIl




-4~-
('sIc fin s¡,l~ó de Loyola, cdtrsigttictldontrdllados
t'nlá série de hosques y colill:fs -que se enlazan con
las rnolll¡iiias de la venta; peto las inmensas dili-
eultades del terreno-, mayores aun por las copios!l'S
Ilmias, moti ,;¡ron que hasta las seis 3e ,la >tarde no
se pudiese fOl'mólT la coltmlna de ataque, la coal
compuesta de cuatro batallones, uno espaiiol 'J tres
ingleses, se arrojó arma -al bl1azo sobre lüsparape'"
tos enemigos, puse en precipitada fuga á los que los
defendian, apoacrilDG0se on -seguida l-os nuestros de 1
¡\terle de Oriamendi en donde b~lIaron dos piez!IS de
<lI'lilIería y otros varios trofeos.-Entre tanto la di-
"ision á cargo del generol Jáuregui se apoderó de
la venta, casas fortificadas y barricadas inOlcdiatas
¡, dicho fuerte -, cer.rando la noche al mismo tiempo
que se decidió la fuga y dispersion del enemigo en
todas direcciones.


Así las cosas, pasó -la n6cbe del j,.C}-,en uua espe-
ciede lregua; per.o en la mañana del 16, á POoCQ de
romper el alba, arrojaron los nuestros á las avanza-
t!asde los carlistas de las alturas que ocupaban á
su frente, forzándolos á retirarse dentro de los mu-
ros de Hocuani, que con Jos .cerros alrinchcrado-s
de Santa Bá(lbara f un reducto inmediato al ,puebla,
l~ran los únicos puntos que en aquella -sazony en
aquellos lugares posei¡\D los rebeldes.


Serian las once de la mañana, hora precisa en
{ll1cE.w~nspr¡llc~piaha á tomar -bsd!~rosiciones nc-




-48-
cesari:ls para un ataque general, cuando se observó
que por la carretera de Tolosa avanzaban hícia Her-
Dauí refuerzos considerables, que poco despues se
pusieron el) movimiento hácia la izquierda , mien-
tras que otra fuerte columna, avanzando en la misma
direccion, desembocó por retaguardia de las alturas
de Santa Barbara hácia la derecha de Jos nuestros.
Eran ocho batallones y tres piezas de artillería, re-
fuerzo considerable COD que el infante D. Sebastj¡m
vino á aumentar las crecidas masas de los rebeldes.
J;:n tal disposicion, vióse Ewans precisado á suspen-
d~t tt\~ ~\le acaba.ba de toma.r \lüta el dec\~iv() ataque
del pueblo. El enemigo entonces pasó rápidamente
por el puenle de Astigarraga ála retaguardia de
Ililestro llanco izquierdo, á cuya cabeza matchaba el
primer regimiento de la brigada Cbichester. Hasta
este momento las baterías inglesas habian ocasionado
bllstante destrozo á los carlistas, descubiertos á las
mortíferas descargas de metr.alla: mas viéndose ata-
cado de improviso este primer regimiento, se desor-
denó completamente, desbandáronse sus soldados, y
no tardó mucho en introducirse tambien el desalien-
to y el desórden en las filas de los tres batallo-
nes españoles que formaban parte de dicha ¡¡la iz-
quierda. Mientras esto sucedia á los de este lado,
cl centro y la derecha sostenianaun la accion con
HQ calor estremado y dando egemplos de inimita-
ble valor; cuando hé aquí que ua incidente funes-




-49---
lo , de esos que no son fáciles de prever en tales


. ocasiones, vino á mudar completamente el aspecto
de las cosas, empeorando en alto grado la situacion
de nue5tras tropas.


Babia acudido de San Sebastian al lugar, del com-
bate un gentío inmenso de curiosos, sin mas objeto
que el de presenciar la aecion ; y esta masa compac-
ta pudo conseguir', en mal hora, el penetrar hasta el
centro de nuestro ejército. Los primeros movimien-
tos de retirada de dicho primer regimiento de Chi-
chester llevaron, como era consiguiente, el espanto
al seno de aquclla multitud espectadora'. La con-
fusion crece por instantcs ~ comunÍcase al costado
derecho, creen las (ropas de esta al,a que la relaguar-
di.a es atacada, y principian á batirse en retirada,
pero con órdcn.-De las dos piezas de artillería co-
gidils á la faccion el dia anterior en la ven la , la una
fué clavada y la (jlra se la llevaron las tropas de 'la
reina • ....;.:.A pesar de todo, auméntase el des6rden por
momentos: cualro batallones carlistas que llegaron
iI las doce á Hcrn:lOi, mandados por Villareal, ata-
caron como tropa de reserva acabando así de efec-
tuar la retirada de los nuestros. Ewans, Jáuregui y
otros generales y oticiales del estado mayor, ponián-
se delanle de las t,·opas pr?curando reanimarlas é
introducir en ellas buena ordenanza; mas todos sus
esfuerzos fueron inúliles, llegando la exasperaci{)n
del gefe ing1{,s hasta el punto de mandar á la Milicia


TO:\!. Il. 4




-50-
Nacional de San Sebaslian que hiciese fuego á los
fugitivos;


Así ocupados nuestros gofes I tanto ingleses como
españoles, en reunir sus desmandadas trupas'y dar
las órdenes oportunas á fin de restablecer en ellas la
di&ciplina, que tanta 'j tan funesta quiebra hacia en
aquellos momentos, todavía no les era sin embargo
posible minorar la confusion que por instantes acre-
cia mas y mas ,viéndose el cuerpo del ejército ame-
nazado 0.0 su retirada. En t~n críticas circunstancias.
~l batallon de marina real inglesa formóell batalla,
y. haciendo varias descargas por mitades, sostuvo
con un valor de que se dan pocos cgemplos todo el
choq ue inmenso de tan poderosos y engreidos con-
trarios, 9ando por este medio tiempo á las tropas del
cen'tro y dela izquierda para reunirse, como lo ve-
rificaron" '!j baceren seguida una retirada h-onrosa.-
Este balallon marino que salvó aquí al ejército iba
eonducido en tal ocasion por el ilustre comodoro
inglés lord John Hay. que tan eminentes servicios
ha prestado á nuestra causa en esta guerra, y solo
contaba unos 500 hombres de fuerza. habiéndole
resultado 25 heridos y un solo muerto en tan reñi-
do combate. Los cal"listas apresaron 70 hombres del
regimiento inglés de la izquierda que se desordenó
el primero. ,El 2. 0 ligero, que siempre habia dado
muestras de gran valor en el c<lmpo de balalla, aban-
donó en esta ocasion á su cOl'ouel Velasco, que fué




-51-
herido batiéndose en retirada á retaguardia. El de
Oviedo , desplegado en guerrilla por el lado de Oria-
mendi f y que por la posicion que ocupaba no podia
ver lo que ocurría á las otras fuerzas, advertido de
ello algo tarde, fuble ya imposible el retirarse con
toda su gente: 70 hombres cortados por los facCio-
sos viaronse obligóldos á ellcerrarseen una casa in~
mediata á la ermita de Santa Bárbara. los cuales des-
pU.es de una vigorosa resistencia tuvieron que ren-
dirse ..


Esta misma compañía hahia becho prisionero po-
cas horas antes el cabecilla M:ontagut, coronel de lan-
ceros carlistas, que fué conducido á San Sebastian: 265
ingleses heridos y 325 espaiíoles entraron en los hos-
pitales, sin contar olros 14~ que se recibieron en
eas.<Is particulares, si bien las heridas de estos últi-
mos eran Ull1y leves. El número de muertos no fué
respectivamente tan consjderable, si se atiende á lo
vigoros.o de la aceion y al tiempo que esta duró: y
no. fué poco. en -yerdad,á pesar de tan triste rota co-
mo aquí sufrieron los nuestros, el haber salvado,
además de los heridos, la artillería y las provisiones,
volando lambien el fuerte de la ~'enta que poseian
los contrarios. - Funesta batalla esta primera de
Hernani, llamada tambien de Oriamel1di, que echó
por tierra todos los planes y proyectos del gefe. de
la legion británica, el Sr. Ewans, f(uieQ al tiem-
po mismo que estalla sufriend.) esta derrota, reei-




-52-
. Lió, como para acibarar mas sus pesares, la triste
nuev~ de haberse retirado Sarsfield hácia Pamplona
con sus fugrzas; y es tanto mas vergonzoso este su-
ceso para las tropas anglo-españolas, sobre todo pa-
ra sus gefes ,cuanto que la victoria conseguida aquí
}lor los carlistas alimentó, aunque poco tiempo, la
opinion de general inteligente y c~forzado á favor de
un hombre de menguado seso y de corazon melqui.-
110, cual es el ex-infante D. Sebastian que mandó la
accion; si bien su calidad de gcfe era tan solo no-
minal haciéndose guiar por pl'rsonas de mas capa-
cidad y de mas valor que él , como Villa real y otros
generales carlistas. Pero lo que vino á demostrar de
una manera indudable este suceso, fué el buen jui-
cio y alta prevision del CONDE DE LUCHAN A , quien.
segun hemos dicho. habia hecho presente al gobier-
no de una manera clara y esplícita los graves incon-
\'e'lIientes del plan, sosteniendo igualmente su opinion
ante los diputados á córtes comisionados al efecto á
su cuartel general, quedando así cubierta de todo
punto su respensaLilidad oficial y moral. y condes-
cendiendo en tomar parte. si así se decidia, solo por
dar esta prueba de subordinacion y de obedienda al
gobierno. Hagamos esta justicia al general ESPARTE-
no contra la opinion de algunos que se han obstinado
en pr~sentarle constantemente como indócil, turbu"';'
lento, díscolo, empeñado siempre en que prevale-
ciesen sus inl1ucncias sobre las decisiones y delihe-




-53-
raciones mas importantes del supremo gobierno del
Estado. Cierto que no faltarán ocasiones, y no están ya
muy lejos, en que el general ESPARTERO se nos pre-
sente en alguna manera tal cual sus enemigos le han
querido pintar por caritcter y por temperamento;
pero tambien lo es que los gobiernos de parlido, que
son todos los gobiernos que hemos conocido en Es-
paña en la última década, son los vedaderos res-
ponsables de tan estraña y funesta mudanza; pues
habiendo querido valerse de Su espada para someter
y dominar á sus ad versarÍos políticos, ban creído
conducente á su propósito el conquistarle por medio
de una imprudente condescendencia y de una deferen-
cia sin límites, cediendo cada vez mas de suderecho
los ministros de la corona (y tal vez algo mas que los
ministros), llevando hasta las cuestiones mas impor-
tantes y mas agenas de los campamentos á su cuar~e 1
general, pasando de aquí á la sumisíon y de esta á la
abyeccion , hast; el punto de pervertir, no solo el
ánimo y la índole del general en gefe que se halló
ser muy otro de lo que él mismo creia, si que tam-
bien las condiciones esenciales de los gobiernes re-
presentativos, sacrificadas al ansia de dominar, que
no halla nunca inconvQniente en soslituir la sobera-
nía del sable á la soberanía de las naciones. Culpa es
pues de los ministros si las influencias del general
ESPARTERO lI~garon alguna vez á preponderar masde
lo necesario y de lo justo en los altos consejos del




-54-
Estado; y aun por esose nota que el partido que mas
lastimosamente se queja de esta conducta y que mas
ha alzado]a voz contra esas influencias, es el' que mo-
nos se ha apro\'echado de ellas, siéndole por el con-
trario nocivas y altamente perjudiciales. Huhiéralali
convertido en su pró, y en verd,ad que entonces no
habria levantado tan altos sus clarnores. Que asl sue,.
le esplicarse .:empre la justicia y la equidad enlre
los partidos políticos.


Digamos algo del cuerpo de operaciones de Na-
varra. Sarsfield que debia salir de Pamplona el mis-
mo dia en que lo hicieron ESPARTERO y Ewans, es
decir el 10 , con el objeto de combinar su movimien-
to cou los de estos dos generales, no pudo verifi-
carlo hasta el dia 11, en que vencidos en lo posible
los obstáculos que habian emb,arazado su marcha, la
emprendió muy de mañana, encaminándose por la'
carretera de Tolosll. A las dos leguas tuvo el primer
encuentro en Sarasa con unbatallon rebelde, el cual
despues de una corta resistencia abandonó la posicion
replegándose sohre Erice. Allí el enemigo, protegi-
do por numerosos parapetos, construidos hacia ya
año y medio en defensa de la cañada de aquel nom-
bre, y las formidables .\lturas que la forman; opuso
mayor aunque tamhien inútil resistenc.ia; siendo des-
salojado de todos por ]a brigada de vanguardia al
mando del coronel D. Cayetano Urbina, y por el
primer batallon de tiradores de' Isabel II á las inme-




-55--
di atas órdenes de su primer comandante D. Benito
Rodriguez de Arellano. Batido en unoy otro punto el
faccioso" continuó nuestra division su movimien-
to via de Irorzun, cuyo pueblo abandonaron sus
habitantes al acercarse las tropas liberales, no obs-
tante la proteccion que habiaofrecido Sársfield á los
navarros en su alocuciou del 2, anunciándoles su
marcha contra las facciones. La proximidad de la no_
che y el peligroso paso de las Dos Hermanas que·
dirige á Lecumberri, ponto que se hahia propuesto
ocupar, obligó á Sarsfield á suspe'nder la continua-
don del movimiento en aquel dia, en que vivaquea-
ron las tropas apoyando su derecha en el pueblo de
Echeverri y la izquierda en el camino real que con-
duce á la Borunda. dando el frente al pueblo de
Echareu. Fué aquella noche tempestuoSa ,no cesan-
do en toda ella de llover y de nevar, de suerte que las
tropas padecieron mucho; y al dia siguiente fué ya
indispensable acanloDarlMen diferentes pueblos, dis-
tantes como una legua dél campamento indicado. En
tal disposicion, y con ellaudable6bjeto de impedirla
reunion del cuerpo enemigo que mandaba D. Sebas-
tian con las fuerzas que tenia ya á su frente el general
Ewans, manlú vose por entonces Sarsfield en aquellos
puntos. Mas habiendo arreciado considerablemente el
tc.mporal , y hallándose circuidas nuestras tropas por
numerosas fuerzas car\ista$, no solo fué imposible á
este general lograr lo que deseaba respecto á los bata-




-56-
nones del ex-infante , segun hemos visto al hablar de
Guipúzcoa, sino que tambien se vió' precisado á re-
troceder hácia Pamplona, baciendo cesio~.del maD-
do, con motivo de ~nfermedad , al mal'isca.l de cam-
pI;) D_Miguel lribarrell.


Este gefe se apoderó el 19 de las ya referidas
posiciones de Erice y Sarasa que fueron (;).cupadas
el11. y abandonadas al volver nuestras tropas á los
auntonamientos de los Berrios. El 2ü marcharon
sobre el valle de Ulzama dirigiéndose por Aristegui,
Oseñaga, y ~izaso. y el brigadier D. Antonio Van-
Halen con la primera brigada y algunas otras fuer:-
zas, conquistó sucesivamente las formidables estan-
cias de la ermita de San Bartolomé, Munguia y otras
que habia camino de Lizaso , y que eran defendidas
por los rebeldes con el mayor empeño. Nadie puede
negar que en esta marcha SUmamente lenta, pero pe-
nosa en, alto grado, dieron nuestras tropas prue-
bas nada equívocas de su valor y de su disciplina. y
los gofes no menos de su pericia y bizarría • ven-
ciendo al par que los esfuerzos de un enemigo po-
deroso y bien estacionado. las inmensas dificultades
que ofJ:e<'Ían'. unos caminos que podian considerarse
intransitables.


Prosiguió Iribarren en sus acantonamientQs e121,
en c~yo di.a atacó el enemigo á Larrainzar C!ln
cuatro batallones; mas estos fueron rechazados con
.IDucha pérdida por la legion francesa situada en el




-57-
pueblo, la cual dió repetidas cargas á la bayoneta,
conduciéndose con tan marcial arrojo, que bubo
soldado que á pesar de estar dos veces herido, se
apoderó de una bandera enemiga. Faltas de subsis-
tencias estas tropas en la mañana del 22, sabedoras
además del descalabro sufrido por Ewans el 16 en
las líneas de San Sebastian, creyeron sus gefes que
ya estaba cumplido el ohjeto de aquella operacioD,
por lo cual ordenó el general la retirada hasta po-
nerse en comunicacion con Pamplona, de donde de-
biart lle'gar los víveres necesarios. Emprendieron las
tropas su movimiento por la izquierda de Elzaburu
á Olagüe, Sorauren y Zabaldica, siendo atacada la
retaguardia y algunas veces los flancos por gente
enemiga, cuyos repetidos y obstinados esfuerzos se
estrellaron siempre en las bayonetas de nuestros va-
lienles, que en su marcha presentaron un egemplo de
firmeza, serenidad y órden, egeculando las maniQ-
bras con el tino que pudieran verificarlo en' un'cam-
po de instruccion, en términos de no dejar en su
movimiento en poder de los carlistas un solo indi vi-
duo, ni aun de los que fueron heridos. Tanto y tan
admirable fué el acierto de Iribarren al conducir sus
tropas en esta brillante retirada.


Triunfos mas positivos consiguieron algun tiem-
po despues las armas constitucionales. La parte '<le
la línea junto á Loyola que fué tomada el3 de mayo
á los enemigos, ballós6 atacada por estos en la ma-




-58'-
ñana del 6, habiendo construido la noche antes una
batería con varios cañones de grueso calibre·, y lo-
grado IÍ favor de la oscuridad acercarse á nuestros
puestos sin ser apercibidos. En mal hora lo hicieron;
pues descubiertos" con la aurora del día siguiente,
viéranse acoinetidos":por todas partes á la bayoneta,
~on pérdida de 300 á 400 hombres, dejando sem-
Mado el campo con mas de 80 muertos; la pérdida
de los vencedores seria de un 'Os cien hombres fuera
de CUinooté.


En ios mismos ó en cercanos dias tambíen el se-
ñor vizconde Das Anlas, general en gefe de la divi-
sion auxiliar portuguesa, alcanzó sobre los carlistas
u.na muy señalada victoria. Salió el gefe lusitano de
(á capital deAlava el día 9 del ma'J'o citado, endere-
zándose con su fuerza distnibuida en dos columnas
via ·de Arlllban; y hallando defendidos los fuertes
pa'tapetos quehaciari á aquel punto.jnespugnable por
dos batallones alaveses y uno vi\lert!liano, protegidos
por 150 caballos facciosos, mandó inmediamente
atacar aquellas formidables estancias, siendo el re-
sultado de tan bizarra y eficaz resolucÍon , el baberse
enseñoreado de ellas los auxiliares á las oncede la ma~
ñana, apoderándose asimismo de VilIareal y forzando
á los rebeldes á huir despavoridos y ocultaren Sa-
linas su derrota. Era el objeto de esta espedicion del
portugués llamar fuerzas enemigas sobre aquel pun-
to, alhiando así de ellas al general en gefe, quien,




-59-
tomo veremos en el capítulo próximo, habia inten-
lado y llevado despues á felíl término un ataque
cOlltra las importantes y ya por este tiempo famosas
líneas de Hernani.


No tan dichosa era la estrella que guiaba á nu~s­
tras armas, en el tiempo en que vamos, por la parte
de Aragon y Valencia; pues si bien el coronel Abe-
cia se apoderó de Beceite, venciendo las grandes di-
ficultades que opuso el carlista en el estrechó del mis-


; lOO nombre, y demoliendo sus temibles fuertes; si
el coronel Oribe batió el 16· de enero en Alcoleadel
Cinca á los cabecillas Arbonés y Calavera, matándo-


·Ies mas de 100 hombres de los 800 que llevaban; si
el general Oráa alGanzó y batió á principios de mayo
al terrible Cabrera, ocasionándole tan cabal derro-
ta, que no menos que un batallon entero, 100 cabllllos
y un convoy que aquel cabecilla conducia. quedaron
en poder de los nuestros; si este mismo general'dias
despües hatió y venció en Sot, en CbuliIlay en la ri-
hera del Guadalaviar al rebelde Forcádell, causándole
graMes pérdidas, si la caballería del Rey bizo alar-
de de su incomparable arrojo y destreza dando una
carga tremenda en las eras de Alcanar á la gente de
Cabrera, Carbó y Llangostera , haciéndola un con-
siderable número de muertos y herioos; si el infati-
gable Nogueras humilló con varias derrotas la feroz
altivez de J.<'orcadell y el Serrador; si finalmente los
rebeldes se vieron precisados á abandonar á Chelva,




-60-
donde tenian sus provisiones y hospitales, lueg() que
supieron la aproximacion á aquel punto d~ nuestro
general en gefe , segun diremos despiles; snfrieron
sin embargo nuestras armas el ~uceso mas funesto
que indudabJemente pudo acaecer}as en este territo-
rio, cual fué la p~rdida de la importan~e . plaza de
Cantavie.ja, qne. por traicion ó sorpresa cayó el 24
de abril ~n poder de los rebeldes, desaprovechan-
do de ta.1 suerte todos los esfuerzos empleados el año
anterior en su conquista, y recobrando el faccioso


. Una fortaleza de tanto interés para él. La segunda
hrÍle;ada de aquel ejérci.to que \lahia sa\ldo de l\uño\
el 17 de febrero, marchando al ancuentro de algu-
nas fuerzas enemigas estacion~das en,Sieteagua3, oh-
tuvo, en vez del triunfo que busc~ba, un fUérte des-:.
calabro debido á la estraña circunstancia de haberse
desbandado parte de nuestra infantería á poco de
haber p~incipiado el ataque, siendo inútil el pode-
roso auxilio que prestó nuestra caballeria, y vanos
tambien y nulos los esfuerzos que hicieron los otros
infantes con el fin de rehacerse; por cuya razon
estos y aquellaviéronse obligados á replegarse hácia
TurÍs pasando.de aquí á Torrente,


Entre las diferentes acciones, encuentros y ata-
ques que ocurrieron por este tiempo en Cataluña,
fueron los mas notables el que sostuvo en. Rió da
Col s el coronel D. Martin José Iriarle contra la par-
tida de Fabot, fuerte de unos 400 hombres, la cuat




-61-
quedó reducida casi á la mitad, tomando los nuestros
al propio tiempo varias municiones, caballérías y
otros efeelos de guerra; la accion que el coronel
Aspiroz empeñó con el cura Trislany junto á la Ree-
torÍa de Fals , causándole gran destrozo; la ocurrida
en Monrós entre las guarniciones de Pobla y Jerri
y las gavillas del Eros de Tirvia, favorable á las pri-
meras; olroataque dado junto á Calaf al ya referido
Tristany ; la sorpresa hecha á. Griset en la Pobla de
SubioIs;, y finalmente ·las llcciO{}cs habidas en Mas:-
llorensy en los campos 'de Vilavei·t y CoU de tilla,
entre D. Franeisco Bcllera, comandante de un ba-
tallon franco, y el cahecilla Marcó que sufrió gran-
des reveses, sobre lodo en la segunda.-Como para
compensar eslos triunfos pueden tamhien citarse tres
sucesos que nos fueron contrarios; la presa de un
convoy enlre Cervera y Panadella· con la derrota de
la columna que le custodiaba regida por el córonel
Oliver, triunfo adquicido por Trislany; el golpe
que dieron los faccio~os á los nacionales de l\'Iatilró
en una salida que hicieron de San'Pedro' de Torelló,
de cuyas resultas perecieron varios; y sobre lodo, la
toma de Solsona sorprendida por el mencionado Ca-
becila Trislany, en donde ocurrieron graves des-
gracias, á pes<lr de la her6ica defensa que hicieron
sus habitanles.


Las facciones de la Mancha, que separadas deGo-
mcz vol viel'on ~ su antigua vida de merodeo por




. -6:!-
aquellos pueblos, sufrieron tambien algunas pérdi-
das, batidas por nuestras tropas,! nacionales en el
Rincon del Soto, en el Moral de Cal~trava, eo Al-
cubillas y en los campos de Granát~(a; pen,) en Bo-
laños y en Brazalortas tomaron ruin venganza,. los
hllndidos, por medio del asesinato, la tala y el in-
cendio ,ensayando frenéticos y poniendo en egecu-
cion las mas inauditas crueldades.


El primero de aquellos pueblos fué acometido
. por el .feroz 'Palillos, él Cabrera de la Mancha; y
e~rechados los nacionales pór la numerosa partida
que capitaneaba este m6nstruo , viendo lo inútil y aun
perjudicial que seria toda resistencia, no habiendo
esperanza de próximo auxilio, y dando valor á la
palabra empeñada por el partidario rebelde, y á la
promesa que- con ella les hizo de conserv~r sus vi-
das, ripdieron las' al'mas los nuestros. fiados en el
cum'plimiento de un pa.cto que creyeron seria sa-
grado para los facciosos; perp apenas se vió Palillos
dueño de sus personas, cuando burlándose de su sin-
ceridad y falfando innoblemente á la fé de su pala-


- bra; el bárbaro, los sacrific6 inhumanamente, ofre-
ciendo esta prueba mas. de su bestial crueldad 80
menos que de la villanía y bajeza qe sus sentimien-
tos.-Parecida hazaua llevaron á caLo los reheldes
en el referido pueLlo de Brazatorlas; si hien la fir-
meza de sus defensores, entre los cuales cont~banse
algunos soldados del provincial de Có¡'doba, mino-




-63-
rú un tanto las desgracias que pudieron haber so-
brevenido, si su ánimo se abate por un momento.
Penetrado que hubieron en la poblacion los insur-
gentes, intimaron rendicion á los habitadores, y aun
amepazaron con llevarlo todo á sangre y fuego, sj.
estos se obstinaban en resistir. Obstináronse empero
y dieron los defensores al desprecio sus hrav<ttas,
con lo que fuertemente irritados los contrarios, y
no siéndoles dado usar otra venganza, pusieron fue- .
go á mas de 50 casas, cuyas llamaradas solo sinie-
ron para alumbrar á los rebeldes en la fuga. Tan
cierto es que la crueldad y la cobardía siempre es-
tan juntas, en impía y mísera alianza hernunadas.






""PITilLO IV.


Nuevo plan de campaña que adopta el general en
gcre: gloriosas operaciones emprendidas sobre
la línea de Hernani: apodéranse nuestras tro-
pas de este punto y los d~ Imn, Fuenterra-
bía, etc. : espedicion acaudillada por D. Cár-
los: funesta accio» de Huesca: batalla gloriosa
dada en los campos de Grá.


SPARTERO, que desde
su vuelta de Elorrio,
el 23 de marzo, per-
maneció en Bilbao es-
tacionado con el ejér-
cito, el cual ocupaba
esta villa y sus in-
mediaciones sufrien-
do á un tiempo los
horrores del tifus (cu-


ya epidemia empezó á desarrollarse luego de ha-
ber entrado nuestras tropas en la capital de Vizcaya)
y los contínuos ataques de los enemigos, ora en des-
tacamentos, ora en las salidas que verificaban los


TOM. H. ;:;




-66-
Joidados para proporcionarse el alimento de los ca-
hallos y algunos utensilios, decidióse al fin á mover-
se el 9 de mayo, emprediendo el plan de campaiía
que él habia concebido como el mas útil y practica-
hle en aquella guerfól.


Estaba este plan reducido á transportar dicho
ejército á San Sliliaslian, dejando una division en
Vizcaya, con objeto de obligar al enemigo á trabar
una batalla en circunstancias las ma~ feutajosas para
nuestras tropas, su~eriorcs en disciplina y organi-
zacion para un ataque d-elílleas, y con artillería muy
superior en número, calibre y servic¡o, á la de los
rebeldes; pudiendo tambien añadirse que nuestros
soldado!! saldrian al ataque descansados y de UII¡l
plaza en donde tenian todo género de recursos, COII
inc\llsion de buenos hospit;tlei para los eventos que
ocurrir pudiesen.Reunia este plan á las ventajas del
anterior la circuflstancia de evitar sus inconvenientes;
pues teniendo aquí la seguridad de balil· á los ene-
migos, hacerlos desocupar sus guaridas, ú obligarlos
á concentrarse en elbs, pri vados empero de su comu-
nicacion con Fr¡lIlcia , y por consiguiente de los m~­
dios para llocte'!" prolongar allí su existencia, ni se les
daba la iniciativa y la eleccion de batir á nuestrOls
tropas, ni menos estas podian ya ser acometidas en
detall; destrozando así diseminadas á unas fuerz~s
que, unidas, eriln mas que suficientes para ahatir p]
<Jrgullo de todas la.s huestes de D. C;\r1os.




-67-
lltJy urgente era en verdad desalojar al carlista


tle las inmensas fl'aguras que ocupaba en aquel t~r­
ritorio, que era para él como unl grande fortaleza,
en donde contando con víveres y municiones puede
hacerse una guerra perdurable; y para demostrar
csta necesidad, no menos (Iue apreciar en su justo
valor las openciones de que hemos hablado, así co-
mo las de que hablaremos en lo sucesivo, daremos
aquí una idea, aunque ligera, de la naturaleza del
terreno, sobre todo '" de la índole superficial de las
provincias vaseongadas y la Navarra, Bastar~nos de-
cir que las grandes inflexiones tic las principales cor-
dilleras de montañas complican de tal manera sus
estribos y descendencias, que escapan á los ojos
mas perspicaces las leJes generales á que sin emhar-
go están, y no podian dejar de esLar sujetas; que la
notabílisima elevacion del centro de Navarra y de la
llanada de AJava rcspedo del mar, es c<lusa de los
grandes desniveles del terreno, y de que las provin-
cias de Guipúzcoa y Vizcaya, formando un plall(j
inclinado hácia el mismo mar, de grande ¿lltura y
poca base, tengan vcrLientr,s r.ipidas , valles profun-
dos, una cosla peñascosa y brava, una fisonomía muy
pronunciada. Bajar de Alava á Vizcaya es caer del
alto al hondo casi repcntinamente. Circunstancia que
ella sola, bien estudiada, esplica muchos fen6me-
nos de las operaciones y movimientos de nuestro
ejército, y ponc en claro sobre todo las dificultades




-68-
que sobrevinieron en el socorro de Bilhao.-A esta
irregularidad de la superficie hay que agregar tam-
bien el inilujo de los muchos y espesos bosques al-
tos y bajos que la cubren, la dirp.ccion de los ca-
minos que serpentean con el curso de los rios en Jo
profundo de los valles, lo diseminado de la poblacion
en todo el ámbito del país, ye\ sistema de su agri-
cultura en cuya virtud se halla cruzado de zanjas y
cercas. Todl)-vía aumenta los elamentos materiales de
resistencia en este territorio clásico de la guerra, s in
duda por esta ralOn, desde la antigüedad mas remota,
el apoJo y reIacion del suelo con el clima, constan-
temente lluvioso, de variable temperatura, de abun-
dantes nieves, de arroyos y rios torrentosos unas
veces, escasos de aguas otras, para poder servir
de defensa á los nuestros, hácia cuya parte corres-
pondia el principal curso, puesto que el enemigo
ocupaba las montañas, ,


Ahora bien, si se liene en cuenta que aquel se
hallaba situado en un espacio que tenia aproximada-
mente la figura de un círculo, y con ella todas las
propiedades ventajosas al que posee el centro; que
este está cabalmente formado por las montañas mas
altas que hacen del pais un campo atrincherado na-
tural, donde pocos resisten á muchos, donde Jos
habitantes vi ven fácilmente siendo imposible que Jo
hagan tropas de olros climas en número y organiza-
cion diferentes, que las gargantas de las cordilleras




-69-
l'C defendian sin dificull:ld, y cuando nuestras ltop¡\s
las forzaban, dejándolas á retaguardia, las ocupaba
eon igual facilidad el enemigo, necesitando por tan-
to los nuestros doble fuerza para conservarlas yope-
rar mas adelante, en un pais que se encontraba aban-
donado de sus naturales y no ofrecía recursos de
i>ubsislencia ; si se tiene tambien presente el influjo
y preponderancia que daba á esta guerra la conti-
güidad del pais rehelde con el de otra nacion , de la


I cual; ó al menos por cuyo conducto, recibían losfac-
ciosos lodo ellanto necesitaban, eaballos, vestuarios,
municiones, víveres, dinero y la. vida que da ha á
aquel partido su comunicacion y relaciones con los
gobiernos absolutistas de Europa; si se atiende á que
nuestro ejército estaba precisado, con arreglo a1 sis-
tema antiguo, oí cubrir ochenta y cuatro leguas de
circunferencia, quedando aun un hueco harto per-
judicial de nueve; si no se pierde de vista que las
comunicaciones entre los cuerpos de ejército que
cubrian nuestra línea eran largas y difíciles; que pa-
ra que nUl'stra fuerza fuese bastante á contrarestar
la enemiga en aquel punto de la circunferencia á don-
de rápidamente podia esta dirigirse, no es difícil cnl-
miar en qué pruporcion deberian estar la una con la
,olra; que aun dada una gran superioridad de nues-
tra pnrte, siempre quedaba á favor del enemigo la
inmensa ventaja de la eleccion de objeto que le daba
fácilmente la iniciativa, y la seguridad que le pro-




-70-
porcionaban los ohstáculos naturales para contener
los ·progresos de nuestras tropas en los puntos que
él mismo debilitaba al reconcentrarse en otros; que
de esta disposicion reciproca resultaba la imprescin-
dible necesidad de tener cincuenta y seis puntos
fortificados entro las cuatro provincia:> y la Rioja,
resultando de tan considerable número y de las pé-
simas condiciones topográficas de sus forzadassilua-
fljODos I la dificultad invencible de que las obras tu-
viesen las proporciones neoosarias para resistir al
formidable tren de batir que ya en este tiempo ha-
bian los facciosos reunido I y la 110 menor de gastos
considerables para artillarlos debidamente I como
tambien la necesidad funesta de consumir mucha
fuerza en guarniciones que 110 pueden ser pequeiias
en pais sublevado; si todo estó I decimos, se tiene
en cuenta, podrá juzgarse con acierto acerca del
mérito ú demérito de los sistemas adoptados en esta
campaña por les distintos generales que han guiado
nuestras [mnas durante ella '. al paso que del mismo
modo podrá hacerse juslicia al evaluar las diferen-
tes operaciones aisladas ó en combinacion que hall
tenido lugar en esta guerra.


Presupuestas las observaciones que yan hechas,
diremos aun que el general en gefe I CONDE DE Lu-
CUANA, ,-¡endo á su ejl~rcito sufrir escaseces, hasl ..
el punto de serie imposible ellransporlarse a San
Sehaslian para emprcnler las operadones de que ya




-71-
hl'!i:nos hecho cuenta, unió á los pocos recursos que
pOI' enlonces pudo facilitarle el gobierno, otros que
él por sí se vi6 en la precision de buscar, ora fuesen
propios, ó bien' adquiridos bajo la seguridad de su
crédito, haciendo así un adelanto pecuniario á nues-
tras tropas y con él un servicio á la patria de grande
importancia, servicio que repitió varias veces, yen
ocasiones muy críticas y apuradas ¡ durante la larga


. época .de su mando, con un celo muy digno de ser
celebrado y aplaudido, porcuanto él prueba, de una
manera indudable, su amor al ejército no menos
que su eminente patriotismo.


Discutido y aprobado el nuevo plan propuesto
por ESPARTEl\O, y resucIto en el consejo de guerra
celebrado el 14 de abril en Bilbao, el tramportar
las tropas á Guipúzcoa, comenzó á verificarse esta
operarion el 22 tlel mismo por medio de los vapores;
y á medida que llegaban nuestros soldados, iban lo-
mando posicion en la línea y obligando á los enemi-
gos á replegarse. Aquí fué' en donde tuvieron lugar
los sucesos ocurridos con tal ocasion en los prime-
rOIl dias de mayo, segun hemos ya dicho anterior-
mente.


Anles de partir el CONDE, juzgó prudente to-
mar otras medidas que conducianmuy bien á su pro-
pósito, y que debian asegurar el éxito de aquel mo-
vimiento. Por si el enemigo no aceptaba la batalla·
J drlerm i naba una e~pedicion al interior ó solJre la




-72-
córte , segun se susurraba hacia ya tiempo, mandó
reforzar á Iribarren con la division Buerens y con
la caballería que estaba en Castilla. El diputado oÍ
córtes D. Francisco Lujan salió de Bilhao el 25 de
abril con direccion á Pamplona J con objeto de co-
mllnicar de acuerdo con ESPARTERO y por encargo
especial de este á dicho señor general Iribarren el
nuevo plan de campaña; previniéndole al propio
tiempo que debia impedir el paso del Ebro á los ene-
migos , entreleniéndalos y llevándolos al ángulo for-
mado por aquel rio y el Cinca, dando así lugar á
que el CONDE atravesando por Lecumberry subiese á
Pamplona cayendo despues sobre los carlistéls á quie-
nes obligaría, en lal caso, á combatir fuera de las
montañas, en terreno que no dominaban, y cargado!!
por la division Iribarren, el ejército de ESPARTERO
y las tropas de Cataluña y Aragon que debian im-
pedir el paso del Cinca. Llev:mdo mas allá sus cál-
culos y ensanchando ·la esfera de sus proyectos y de
los que en su sentir atribuia á los contrarios, pre-
guntó al general Seoane y á dicho seiíor diputado
Lujan en Bilbao, si le aseguraban que ~Iadrid opon-
dria resistencia á las facciones por tres días; á lo
que contestaron a(luellos señores que era tal la con-
fianza que les inspiraban el valor y patriotismo de la
Miliéia Nacional de la c6rle, que tlO solo TRES DlAS
sino aunf[ue fueran SEIS, que pudiera tardar el auxilio
de nuestro ejército , podía tener el CONDE por cierto




-73-
que aquella fuerza ciudadana no sucumbida (COIJIO
en efeclo no sucumbió); que el representante, enton-
ces, del despotismo nI} osaría entronizarse ni por tm
momento en el sólio consagrado á la reina nitia, ni
tampoco le seria dado sentar su inmunda planta en las
calles y plazas de ¡}ladrid. Los sucesos que sobrevi-
nieron prueban de un modo inequívoco el singular
acierto en los p~anes, el grande fundólmellto en los
proyectos y la tan alta como profunda prevision de l
general ESPARTEB.O.


Traslóld6se este con su cuartel general y los Guías
desde Portugalete á San Sebaslian el dia 9 de mayo
citado, verificando su entrada á las tres de la tarde;
descansó ellO y pasando el siguiente dia 11 revista
á las tropas, las dirigió esta proclamll :


«Soldados: llegó al fin el día que tanto deseaban
«vuestro valor y decision. Animados de un noble
,entusiasmo, quereis dar una prueba mas al trono
«(le nuestra inocente reina y á su patria, cuya liber-
(Itad nos está encoméndada , de cuán poco apreciais
((vuestra sangre cuando se trata de derramarla por
"esas dos causas tan caras á todo corazon verdad e-
«ramente español. A la vista teneis á ese ene migo
«que tantas veces habeis vencido. y que sabe cuán
«imposible le es resistiros cU:llldo deseais conseguir
ceel triunfo. Esas fortificaciones que os le ocultan.
«demuestran su debilidad y el temor que le inspiran
(vuestras bayonetas. ¡Insensalos! ¿De qué les sirvie-




-74-
«ron ~us famoiills líneas de Arlahan J de Villarel1l,
Kasi como las ('scarpadas posiciones de Luchana? Ya
(do s<lbeis, soldados; de aumentar su deshonor y
"de dar mayor brillo á vuestra victoria. Marchemos
"pues al combate, que con yalientes como vosotros
"no hay obstúculo que nos detenga. Pero recordad
(que de nada sirve el valor inconsiderado, cuando
.. no le acompañan la union, la mas perfecta discipli-
(lna y la obediencia mas ciega á las órdenes y dispo-
(,siciones de vueslros gcfes. Mirad esas filas de Ta-
~Iientes y h;llJare¡"; á su frenle á los mismos gefes
"que tantas veces y con tanta gloria os han condu-
"cido al campo de batana. Ved á los hijos de la
"Gran Bretaiia, nuestra poderosa aliada, que impa-
(,cientes están por participar de nuestros laureles.
«Ved al lado del estandarte de Casti!la ese pabelloo
~que ondea hasta en los helados mares del polo.
«Contemplad esas montañas que nos Sl'paran de la
(,Francia, y van á ser testigos de la import:mte lu-
(¡ella que se prE'para: los ecos que en ella resuenen
«transmitirán á la Europa entera los cantos de la
«victoria y los lamentos de 105 vencidos.\)


(Sed humanos eon los que en el ardor de la ac-
«cion caigan en poder vuestro. Los valienles como
((vosotros no reputan por enemigo sino al que pelell,
((pero alargan una mano generosa al que se rinde y
(,e~'itan la efusion inútil de sangre.)}


«Soldados: nada os detenga; haced olro esfoer-




-75-
(lO J la patda y el (¡'OIlO defendidos por vosotros os
.deberán su gloria en un dia que ha de perpetuar
('vuestra reputacion, Acordaos de los juramentos
«que habeis prestado, y no dudareis del triunfo,
((Corred á aclamar en las posiciones enemigas 10/1
-nombres augustos de ISABEL y de LmERTAD, y allí
"hallareis á mestro compañero-El general en gefe
,(del ejército del Norte, CONDE DE LucnANA,»


U n doble efecto produjo por de pronto esta ani-
madísima y entusiasta alocucion. Reavivar el espí-
ritu de nuestra!\ invencibles huestes aprestándolas iI
la pe!ea, con esperanza firme de victoria, y hacer
que los enemigos. aterrados con la. presencia de Es-
PARTERO, retirasen las piezas de sus baterías, bus-
cando refugio el ex-iufante D. Scbastian en Tolosa,
ó¡ donde retrocedió con ocho batallones, fuerza qu~
creJó el generalísimo suficiente para guardar el
terror pánico que el solo nomhre de LUClIANA le in-
fundia.


El mismo día 11 dió el general Lacy Ewalls un
espléndido banquete al general en gefe del ejército
del norte en la capital de Guipúzcoa, al cual asis-
tieron todos los demás generales españoles; los ge-
fes superiores de la Icgion británic<l, lord Jolln Hay,
los comisarios ingles/-'s, franceses y portugueses, los
cónsules y lasauloridades civiles. Entre los brindis
con que se terminó la comida sobresalieron estos
cnll10 los mas notables:


,.




"'::76-
,nEl CO~mE DE LUCHAN.l. Al primer gran:ldero


,«que entre en Hernani ,It
«El general Seoane. Prometo una pension vitali-


«cía de cinco reales diarios sobre mi fortuna parli-
,«cular al primer valiente que entre en Hernani.1t


«El general baron de Carondelet. Ruego al ge-
«neral Seoane que escluya del derecho á esta pen-
«sion al general en gefe, que olvida muchas veces
«lo que debe á sus funciones por ambicionar la glo-
«ria de los simples, granaderos.»


Brindis que fué celebrado con numerosas acla-
maciones por todos los concurrentes, quienes no
pudieron menos de aplaudir la exactitud del juicio
que él enyol via respecto al inimitable arrojo y sin
par bravura del ilustre CONDE DE LUCHANA.


Practicado por este un reconocimiento sobre las
posiciones de los contrarios en los dias 11 y 12, ob-
servó que la derecha de la línea enemiga, situada it
la izquierda del Urumea, debia ser el objeto del ata-
que de nuestras tropas, no obstante su formidable as-
pecto, pues que ocupaba la cordillera de Oriamendi
con h'es fuertes reductos y una batería, guarnecidos
de cañones, y ligados por varios parapetos, teniendo
otros á la izquierda del alto de Oriamendi, llave de
la posicion, que eorrian por todas l:ls alturas del mis-
mo lado, y á CU}O abrigo podian los contrarios de-
fenderse con gr,mdes ventajas.-Penctrados los re-
beldes de la resolucion dClEsl'J.RTERO V dol pelirrro


" ~




-i7-
que corria su artillería y material si la sucrte se in-
clinaba á favor dc los nuestros, procuraban aumen-
tar sus medios de dl'fensa, construyendo nueva!
obras y preparándose al combate; pero los movi-
mientos egecutados por las tropas constitucionales
que operaban en Navarra, Alava J Rioja , á conse-
cuencia de las instrucciones que habian rccibido y de
que hemos hecho mérito anteriormente, llamaron
en alto grado su alencioll, lo cual unido á los gran-
des aprestos, á las medidas atel'radoras y las miras
alta~ente hostiles que mostraba tener el general en
gefe, obligó á ponerse en salvo al de Jos carlistas,
como antes digimos, dejando solo 13 batallones á las
órdenes de GuihelaldtJ para atendcr á la defensa de
sus líneas y de los puntos fuertes de Irun y f'uenter-
rabia.-En el citado dia 12 tomaron ya posicion
nuestras lropas campando en las colinas inmediatas
al fuerte de Pugno


Llegado era ya. el momento y la ocasion oportu-
na para obrar; y habiendo invertido el dia 13 en
trasladar los cuerpos del ejército de los cantones que
Mupaban á Jos puntos convenientes, fij6se para el
H la ocupacion de Hernani y de las líneas que le
(lefendian. A las dos de la mañana de es le último dia
monla á caballo el generol en gefe, y al despuntar
del alba estaban las tropas de su ejército situadas de
la manera siguiente; la segunda division y el el!~
dron del regimiento doel Rey á lai 6rdenes del ~aríS'f,


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-78 .....
cI11 de campo D. Manuel Gurrea, formando la iz-
quierda de nuestra lbea en la posicion de Asuetea,
con objeto de proteger el flanco de los nuestros COIl-
lrn las fuerzas que el enemigo pudiera pres~ntar por
la parte del cerro de San Marcos Ó del inmediato
puelJlo de Asligarraga, el cual debia ser ocupado por
Jos nuestros luego de apoderarse estos de la impor-
tante cordillera de Oriamendi: la division de vanguar-
dia mandada por el brigadier D. José Rendon, colo-
carla á la inmediacion de las casas de Aguirre, en
observacion de las a "enidas que pudieran deslizarse
Jlor el puente de Asligarraga, del lado izquierdo del
Urumea, y de las estaneÍas que el rebelde ocupaba al
frente de dichas casas: esta·division delJia secnndar
el ataque principal; cualro hataltones de la quinta
conducidos por su comand¡mle general el marisc¡¡1
de campo D. Gaspar de Jáuregui, tomaron posicion
sobre el camino de lIernani, tenieodo á su retaguar-
dia á la legion auxiliar británica de todas armas, cu-
yos dos cuerpos estaban destinados á verificar el ata-
que principal contra la altura de Oriamendi bajo la
(lil'eccion del teniente general bcy Ewans, soste-
nidos por la primera di vision á las órdenes del ma-
riscal de campo conde de Mirasol, con una batería:
finlllmente , la division de la Guardia Real, forman-
do la reserva con los escuadrones de la Reina y
Príncipe se hallaba á las inmediaciones de San Se-
hastian, pronta á acudir á donde la nucesidad Jo




-79-
exigiese. El resto de la artillería, tanto española co-
mo la real británica, sostenida por ~u brillante ba-
tallon de marina I ocupaba los puntos mas á propó-
sito para obrar en caso necesario.


Serian las cuatro de la mañana cnando rompieron
su movimiento las tropas destinadas al ataque princi-
pal; y no bien sus tiradores llegaron á encontrarse
frente á la primer cortadura con que defendia el ca-
mino real el enemigo, rompiú este el. fuego; pero
contestado por algunas piezas servidas por la artille-
ría de la legion auxiliar y la española, vióse obligado
el faccioso á. abandonar sus parapetos y refugiarse á
los que guarnecian el pié de la ulencionada altura de
Oriamclldi. Pr')siguieron los nuestros su marcha. por
la izquierda del camino Ínterin los zapadores de am-
has uaciones habilitaban el paso para la artillería,
desobstruyenJo á aquel de los muchos obstáculos
(Ion que le había interceptado el enemigo; conseguido
lo cual, t,omaron posicion una batería de la legion
auxiliar, dos piezas de grueso calibre servidas por
la artillería real inglesa, y dos haterías de cohetes
servidos POl' aquella y por la marinería del bergantin
Realista de la misma nacion, dirigiendo todos sus
fuegos sobre los parapcJos de Oriamendi, y prote-
giendo los .iltaques que verificaban por la derecha del
camino la compañía de Guías del general, el bata-
llon de Chapelgorris y dos de la It'gion auxiliar, sos-
tenidos por 101; cuatro de 111 Reina y Zar<lgoza, que




-80-
formaban la primera brigada de la primera di vision,
en tanto que el resto de la quinta di vision y de la le-
gion auxiliar lo egecutab:lO por la ilquierd;¡. Obser-
vados que fueron eslos movimientos por el enemigo,
despues de algun rebate de guerrillas abandonó pre-
cipitadamente todas sus estancias, relirándose al abri-
go de Hernani, de las altllras de Santa Bárbara y
garganta de Arricarte , que era 10 que venia á for-
mar su segunda línea de defensa. Aquí notaron los
nuestros que en las guerrillas contrarias venia una
muger haciendo fuego.-La línea de Oriamendi fué
tomada á las ocho de la mañana.


Posesionadas ya las tropas constitucionales de
esta, que era la primera línea enemiga, era preciso
arrojar de la segunda á Jos rebeldes, para lo cual
ocuparon los nuestros en seguida las colinas que
descienden á Hernani; cuatro piezas de artillería de
campaña in~lesas se adelantaron y cañonearon á este
plleblo; la division de Jállregui flaRllueó por la dere-
cha de la montaña @n qlle está situada Santa Bárbara
y qne domina á aquella pohlacion; el general Ewans
con los batallones de la legion auxiliar y la primera
hrigada de la primera division marcharon sobre Her-
nani por el camino real y la parte comprendida entre
este y el Ur~mea, protegiendo est(}s ataques el"fue-
go de una hatería de la legion auxiliar británica. Ei-
taba Hernani fortificado, aspillerado su rednto, y for-
tificados lambien el convento de las monjas, la iglesia




-81-
Y -In ermita Je Santa Bárbara. Esto prescindiendo de
las Tentajas natural~s que le da su posicion topográ-
fica. El enemigo opuso grande resistencia, é hizo
un nutrido fuego seiíaladamente desde el convento
Jla ermita: pero nada fué bastante á contener el
mar.cialarrojo de nuestros valientes, que atacando
con vigor pos€sionáronse del pueblo á vi va fuerza,
00 u1edio de una lluvia de halas, viéndose dueños
6le él y de sus fortificaciones á las doce del dia, ho-
ra en que los ~nemigos abandonando tambien á San-
laBá~b:llra, rectllTierOIl á la fuga encaminándose á
Urnieta. En· los momentos (le realizarse el ataque de
las fortificaciones de Hernani, se puso el bravo gene_
ral Ewans á la cabeza del bizarro escuadron de lan-
ceros de la legion, y acompaiíado del estado mayor
de la misma y de varios generales y gefes espaiíoles,
cargó al enemigo que temiendo vel'se envuelto, prc-
tipit61a retirada de los batallones que tenia sobre el
camino real y los que defendian. la pesicion de Santa
Bárbara y Arricarte, des pues dehabérsele incorpo-
rado las fuerzas que tenia en Asligarraga, punto que
ocupó inmediatamente la segunda division de los
nuestro~ .


Perseguido el carlista sin descanso, se detuvo en
U rnieta y derendió este puchlo, especialmente-la
iglesia, con tenaz empeño; sin embargo á las tres de
la tarde atacada esta poblacion por algunos halallolH i
{,ipaJioles é ingleses sostenidos por el escu:1dron ,le


. T&lJ. II. G




-82-
lanceros y una pieza de la legion auxiliar, fué ocupa-
da como Hernani, y arrojado el enemigo en direc-
ción de Andoain.-Conquista de tamaña importancia.
cual era en este tiempo 'la de Hernani, s.olo costó al
CONDE DE Lt1CHANA 'Iap~dida de dos mllertos y 16
heridos en Su ejército, el cual no obstante sufrió
mucho en aquellos dias por causa del temporal que
particularmente la noche del 13 rué de copiosas y no
interrumpidas lluvias, teniendo que vivaquear las
tropas, mas sin que por eso se entibiase en lo mas
mínimo' su ardor ydecision. Tampoco fué de mucha
consideracion la pérdida que en el personal sufrió el
enemigo; si bien se vió obligfldo á abandonar gran nú-
mero de municiones ,de artillería de todos los calibres
eJltre las cuales habia algunas huecas cargadas. Pero
no dejó por eSo de ser este acontecimiento de grave
y muyperniciosainOuencia para su causa, por cuan-
to veiím allí ya Sus parciales anonadados en un m'o-
mento lodos los proyectos' y trabajos, producto de
tanto tiempo y de tantos sacrificios, mostrándose á
los pueLlos de aquella provincia lo poco que debian
esperar ya de la proteccion carlista, y principiándo-
se á inculcar en aquel pais la idea do que si habia
'de Hegar un dia en que disfrutasen sus habitadoros
la paz y tranquilidad que tanto anhelabán , . este. bien
solo podian recibirle de manos del ilustre CONDE DB
1.1'CUANA.-Distinguiéronse en la toma de Hernani el
j "Die·nlE" gNJOr,?J De L,?l')' E wans, e) comoooro 00 }é/S




-83-
fuerzas navales de la Gran Bretaña lórd Jobn Hay,
el general gefe de la P. M. G. del ejército D. Rafael
CebaIlos Escalera, y los comandantes generales de las
divisiones primera y quinta conde de l\'lirasol y Den
Gaspar de Jáuregui. Acompañaban además al gene-
ral ESPARTERO, al verificar su entrada tri'unfal en
aquel pueblo, el mariscal de campo D. Antonio
Seoane, los comisarios de las naciones signatarias
eon la España del tratado de la cuá druple aliallZa; los
coroneles Witde, Senhilles y Pinto de Lemus, J
los diputados á cÓrles, comisionados en el ejército,
D. Fr;mcisco Lujan, Ü. Juan Ramon de Arana y Don
Francisco Jad~r de Santa Cruz, lo cual aumentaba
el realce y h solemnidad de aquel acto.


El 15 descansaron nuestras tropas en Hernani y
puntos inmediatos: al siguiente dia 16 salió de ,aquel
la legion auxiliar inglesa y la quinta divisioll al man-
do de Ewans, á· eso de la madrugada, con el fio de
apoderarse de Irun y Fuenterrabía. La divi~ion Jáu ....
rcgui flanqueó por la derecha. Al dar vista estas Li-
zanaS tropas á Oyarzun, pueolo fortificado y en el
cual habia dos batallones rebeldes. abandonáronla
estos de pTisa, y libres los habita ntes abrieron las
puertas á los nuestros con grandes. muestras de ale-
gría, mas sin que esta circunstancia impidiese á
Ewans el dejar allí una guarnicion de 700 hom-
bres.-Prosi~uieron nuestras colnmnas su marcha
llegando á las doce del dia á la vista de lrun, pue-




-84-
blo que se hallaba bien forLificad(), coronado y guar-
necido de numerosa artillería, fortificada tambien la
casa de ayuntamiento, todo su recinto aspillerado,
cerradas las puertas, con grande estacada, y foso
además. Por la tarde circunvalaron los nuestros la
poblacion y dierpn principio á la embestida atacando
el fuerte del Parque. Un fuego vivo de cañon y de
fusil se hizo oir bien pronto por ambas partes, y no
lardó mucho en ser tomadas á viya fuerza todas las
cll~as estramuros del pueblo y en verse obligada la
guarniciOlf de este á encerrarse en sn recinto. Nues-
tras tropas camparon á tiro de pistola de las mura-
llas, y al anochecer se suspendió el fuego.


Durante la noche establecieron los nuestros una
baterí,a en las casas contÍ'guas á la puerta de Francia t
y al romper el dia rompió ella tambien sus fUl'gos
dirigidos á derribar dicha puerta para proceder inme-
diatamente al asalto. Al punto se hizo general el fue-
go tanto de cañon como de fusil en todo el recinlo.
La artillería de la legign jugó admirablemente, si
Liel'lla circunstancia de sel' demasiado ligero iU sa-
litre, minoró un tanto los estragos que de otro mo-
~o hubiera hecho. Pero la hizarría de las tropas se •
hizo abrir paso con las armas superando las mayores
dificultades y distiguiéndose por su inimitable per-
severanci¡t y su eslraordinario 'valor los regimientos
británicos Rifles, Reales irlandeses y P1·imero guia-
dos por sus valiefllcs coroneles f onlescuc, C<!r.nan




-85-
Y Shan. Veiote horas duró tan terrible ,combate, en
cuyo largo periQdo ni por un instante siquiera llegó
á entibiars'e el ardor y entusiasmo de nuestros bra-
vos.-A las once de la mañana fué herido de grave-
dad el teniente de artillería D. Domingo Beogoa que
mandaba una batería colocada en la carretera á'150
varas de una de las puertas· principales, y tres arti-
lleros mas de la misma batería; y no habiendo' otro
oficial de artillería español que remplazase á aquel
geCe !. el Sr. Lujan , diputado á córtes de quien he-
mos hablado anteriormente, y oficial ta~bien del
real cuerpo de artillería de la Guardia, que se halla-
ba con el general Ewans á la vista y á tiro de cañon
de Irun , sin mandato de nadie corrió inmediatamen-
teá encargarse del mando de la batería, hizo que·
continuase el fuego y á lQS muy pocos disparos logró
derribar la mencionada puerta de lroo, por donde al
momento se lanzaron nuestras tropas, penetrando á
viva fuerza en el pueblo y obligando á rendirse á la
guarnicion que se habia replegado al fuerte y á las
casas de ayuntamierilo é inmediatas. Fué tan señala-
do y de tanta importancia el servicio que el ilustre
diputado estremeño prestó al frente de esta batería,
que segun se espresa el Sr. Ewans en su parte dado
al gobierno «bajo un fuego sumamente vivo, y por
«la ciencia y valor que desplegó mandándola, se
«atrajo la observacion de lodoll.lI


.. El fuerte del Parque se rindió á discrecion á los




.,....86-
;¡J ud¡mles de campo de dicho señor general Ewans,
Shely y Cotoner, á la cabeza de algunas compa ...
fiías del regimiento de la Princesa.;,-La obslinacion
que aqui desplegaron los rebeUas y eLnúroero y
fuerza de los obstáculos que opusieron y que solo
pudieron superarse por ulla multitud de esfuerzos
personales y ~ecididos, bicieron sangriento este. ata.-
qlle.:-La legion inglesa tuvo bastantes pérdidas, no
escaseando estas tampoco en los CIlet"pOS españoles;
dando.asi lugar á que e!{.asperado el sol~l\do (espe-
dalmenle los ingleses) entrase á saco el pueblo, co-
metiendo todos los escesos que son de lamentar en
semejantes ocasiones; mas sin que faltasen al mismo
tiempo de parle de los vencedores grandes pruebas de
generosidad; pues! .pesar de haberse tomado á viva
fuerza a,lgu,nas. casas guarnec~das que ocupaban los·
I:ebeldes, DO solo. salvaron á estos las vidas, sino
que ni aun los desPQjarol;l de ninguna prwda de su
equipo, esceplo las armas.


Al anochecerdeslllarOf. llis tropas en direceio
de ~'uenterrabía, y al amanecer del día siguiente
saliÓ Jll general Ewans p;ira esta plaza que rué em-
bestida é.inlimada sU,rClndicion á las ocho de la.ma-
ñana.Grande f~é el seni~j. que las fuerzas maríti-
mas t;1Oto españolas ·C()IJlO ing\esas' prestaron en la
loma de .este punto interesantísimo; lo eual nos
obliga á hacer una reseña de las opa.radones que' en
t:jtos últimos di¡¡s practicaron. El general Ewans bi-




-87~
20 saber el 15 del mes en que vamos al co~andantc
gcooral de nuestras fuerzas navales del Norte, el bri..-
gadier D. Mauuel Cañas, los movimientos de ata-
ques que conl~a las ya mencionadas plazas de Irun
y Fuentcrrabía iba á emprender inmediatamente con
el cuerpo de ejército que gu.iaba; hllciéndole notar
al propio tiempo lo conveniente que seria para cl
buen éxito de sus opora.ciones, que las fuerzas nava-
les españolas del mando de aquel obrasen por el
Vidasoa ; y que contando oon·la inmediata y eficaz
cooperacioD de las de S.M~ B; podia combinar con
eJ Escmo. Sr. Jord John Hay el plan y.el órden pro-


'gresivo de sus movimientos.-Avisláronse en virtud
de este aviso, los dos gefes marinos español é inglés,
conviniendo cnpracticar un reconocimiento en jas
inmediaciones de la barra. del Vidasoa, del estado y
calidad de las fdrtificacionesde Fuenterrahia que
miran.á la·' mu, para cuya operacion designó el
noble,lo"d al comandante del vapor Fenia;, y por
parte' de' nuestro ilustre bi'igadíer Cañas. fué nom-
brado el capitan de frag<lta D. Juan Otalora. Acer-
tada . eJeccjo~, pues ambos comisionados verifica-
ron satisfactoriamente al siguiente diasu encargo.


En la mañana del 16 trasladóse el Sr. Cañas á
.:tallages, donde ordenó que se reuniesen la goleta
lsqbel 11 , la balandra Atalaya y otras U emharca-
ciollts'j:lntre trincadurás y lanchas armadáli. prel'i-
niendo alcomandanle de la tropllembarcadá, el ca-




~88-
pitan de fragata D. Antonio Fernandez de Landa, que
lIeforzase con artilleros las guarniciones de los bu-
ques embarcándose' el mismo Landil en la trincadura
Churruca, y que el vapor Isabel II ;.del mando del
brigadier D. Federico Henry, lo verificase tao luego
como 'hubiese reparado una corta avería q~e babia
esperimootadoen la máquina. - Otra conferencia
tuvo Cañas aquella Qoche con el lord Jobn Hay, enla
cual quedaron ya deQnitivamente. arregladas y com-
binadas' sus mútuas operaciones, ofrec~egdo en eUa
sincera y cordialmente al gefe español el inglés que
aceptase el vapor .Fenix para tramiportarse y para
hacer desde él con las fuerzas españolas de su man-
do; Guantos arreglos)" movimientos juzgase oportu-
nos, seguro de que el lord daria al punto las órdenes
correspondientes al efecto. Aceptó gustoso el espa-
ñol los corteses:ofrecimientos delgefe británico; y
á las diez de la mañana del 17 se .embarcó aquel. en
el Fenix arbolando la insignia nacional en. el otro
vapor nombrado Isabel 11, viniendo así en satisfacer
los deseos de su digno comandante el ya citado briga-
dier Henry. Tomaron estos vapores el re,molque de los
demás buques, y partiendo de Pasages, enderezáron-
se al cabo de la Higuera, mientras que el.lord. John
Hay con el batallon y artillería r.eal de marina:y ,ta
marinería de los huques de su mando·" marchaba por
el elevado cerro de Jayzquivel con elimporLanle
objeto de ocupar la posicion de la Guadalupe. Una




~89-
hora despues , á las once anclaron todos los buques
en el surgidero del cabo de la Higuera, lo mas im-
mediato posible. á la harra del rio Vidasoa, verifi-
oondolo tambien á poco tiempo los vapores de
S. M. B. lladamanto y Colombia que re.moleaban
dos embarcaciones con artillería, municiones y demás
útiles que habia preparado lord Jobn Hay con obje-
to de eslablecQr balerías en los puntos convenientes,
y segun lo exigiesen las cir.cuustanci.as; ll.lotivQpor
eLcual di~puso el Sr. Cañas que l¡tgo1eta.l.ab4l,13
Af.q.1,aya.,dos calioneros, dos trincaduras y nna lan-
cha ~e atoaje armada. permaneciesen á las inm8~
diaciones de las playas de la .Magdalena, para qne
en . union con los vapores dirigiesen sus disparos
conlra la plaza, auxiliasen con las tripulaciones y
demás medios el desembarco deaquetla batería., y
la apoyasen con sus fuegos en la ocasion, ye~ los
tétmiBOS que lo ordenase el coman9anteen gefjt ; ~
las fjlj)rzlI,s $avalesde S. M. B. ,debiendo dirigirse
el g.cfe espáñol con el resto de las de su mando á
ocupar el interior del rio; situándose entre Henda-
ya y Fuenterrabía.


No· bien habian daao fondo fnerade .la barra
nuestros buques, cualldo rompieron contra ellos su~
fuegos las baterías de aquella plaza; fuegos que fue-,
ron bien pronto contestados por el vapor Fenixc~
acertados disparos de bombas, y despues pot t.a ba-
landra y la goleta. Juzgando en esta sazon el. señor




-90-
Cañas':que era muy conveniente tÍ}Inar conQcimiénto
deiasopel'aeiones de nuestro'ejército sGbre bun,


- despáthó en tin bLle al capilan de" (lUl!l'tode Foen-
térrábia D. Jos~ Antonio EchenaglJ~~i"jque le acom-
pafiall~ ,¡'con el :1indc' adquitir uolídas enlá costa.
Graodefué ~I¡'egócijode nUeSttos marinos 'alsaber
apoco 'ralo' yoil' Aeb6ca de un aldeanóqueal\í
COUdill() Echenagnsa ,quc'á las diez de aquella mis~
I1IOnaiiitna' habiinHomado las tropas de la reina oí
viva 'fuertab' fórta]ezay 'Pueblo d:e, Irun; eRoellya
virtud y en ]a necesidad de proporcionar mllDicimies
al ejército, comision6 Cañas nI vapor Isabel JI pa-
ra que las condugesc- de ;San Sehastianeonla pron-
titud {urgencia qúe tan criticas circunstancins r~
darrlaban~' , . .
. . A:la'unádc,tHarde se ·em'harc6dicho señor 00-
lh~O"a'Dlegeneral en la trinéaiura Vizcaya, ;Jc()m-
pMíád6;.o.esl1s~tilÍdo· e" brigadier Mor,le-s .'08
RíOi;SUS lIyndirnt~s -Pavía y ,Espeliosy eel tertiunte de
navio D.' JiJan NepomuceM ;}lartinei. CQlocóse en
seguida ,á la caheza de los dem.ás buques, cuya linea
y .6rden habia confiado al capitan de fragata Olálo ..
ra; y'pi10tcadop()r ei cnpita"n de puerto Ee-henagu-
sa,' hiza que esta flotilla forzase la barra y bancos de
ata\1I 'dij·la 'entrad'a y delinlerior del rio á -medio ti ..
rt) de metralla de las balerías de la pla2a;' que no ce-
satOrl de descargar sus fuegos cent'ra·losbuques du-
rante todo el tránsito; y aunque ona de nuestras trio-




-91-
cad tiras hubo de varar llOr uno de aquéllOi ItcaSoS
inevitables del arte y de los inconvenientes que ofre~
cen aquelfos paráges, prosiguió sin embargo la flota
rioadelante; hasta llegar á situarse frente á la po-
blaeion d'e Hendaya, cuyos muelles estaban cubiertos .
de espectadorei que en gran,número babiaiJ. aporta-
do alli de los pueblos inmedialos.'-:"Mientras de tal
manera forzaba Cañas la entrada del Vidaso3, el y'a-
po!' Fenix, la goleta j la blilllndra'Y'd(lmás'buques
qUlfbablán quedadofuerá' d.e, la ;barrá; dirigiatnus
acertados tiros á la plaza de Fuenterrahía; y 10'8 hur-
.. 6s deJos súbditos deS. M. B. J las aclamaciones
de Jos espectadores de Hendaya,' mezclados con los
viv'as á la Libertad y á la reina Isabel, mil veées re-
petidos por aquellas virtuosas cuanto esforzadas tri-
pulaciones, daban un aspecto imponente ~fd'e mar-
cial solemnidad á 'aquel acto. -


,Etfel momento en que' el Sr.Caiitisdesernhai'có
en H~dllya ,·sepuso por Bcovia: en c(JmuIiic~cion
con el general Ewans, y de acuerdo con :él dispuso
que Eéhenagusa, el mas á propósito por los conoci-
mientos prácticos que tenia en el pais, adquiriesQ a1-
'gunas gábarras ú otras embarcaciones de este genero
propias para establecer Un puente que remplazase
alq~'bábian quemado' los rebeldes, para facilitar ~l
paso, ál¡¡'parte de Capuchinos, de laS tropas J:ál'ii~
lIcría quedeb ianobrar contra la plata; confiando
la práctiea de esta opeTacionalcapitan de fragata




-92-
OLa lora • auxiliado de los datos y noticias que le
proporcionase Ecbenagusa, como tambien de los
conocimientos del teniente de na~~{) Martinez y de
algunos mllrineros. A las cuatro de la mañana del 18
yabábian llenado estos pumplidament,e so cometido
y satisfecho IQS deseos del geueralEwans; y á pesar
de que los,enemigos procuraron' con algunos fuegos
oppnerse á su conclusiQn, no. solo se llevó esta á
cabo,$ino . que se realiz6el paS!) de. nUElstras tropas,
p(lrqu() y d~mas, sió baber suftido desgracia ni me-
noscabo de ningnna especie.


Durante aquella noche babian huido á Francia,
atravesando el Vidasoa, los mas comprometidos car-
listas de Fuenterrabía; por lo"cual d~sde l.a aproxi-
macionde nuestras tropas, notóse ya que la plaza no
ba~i~ grande resistencia. Con eXecto, á las diez de la
mañana, hora en que el, dia ant~riorsehabian apo-
derado de Iruo, á viva fuerz;t, nuestras tropas, los
ayudante!> de campo del g~neral Ewans D. J;\.icardo
Shelly y el teniente D. Ignacio Gurrea negociaron
coo mucho acierto la capitulacion de esta plaza, en
la cual se estipulaba que quedarian prisioneros de
guerra los que laguarnecian, quienes dehi;m ren!Iir
las armas en el glacis de l¡a fortificacion, .prometién-
doserespetar las vidas, cas"s y haciendilsde sus ,ha-
bitantes.-Veinte piezas. de. artillería"gran cantidad
de municiones y víveres, lil ,prjn~jpal fundicion de
cañones que poseia el enemigo, y su mas rico arse-




-93-
nal fueron el precio de estas conquistas y el frulo
de tan brillantes y gloriosas jornadas, justo despique
del grande descalabro que dias antes habia esperi-
mentado ~J general Ewans en sitios no lejanos de los
que ahora son teatro de su ventura y sus victorias,
.MiI doscientos hombres, inclusos tos muertos, im-
portó á los carlistas la pérdida sufrida en est{)s dos
dia!> , quedan Jo en poder de los nuestr{)s 800 pri-
sioneros, entre ellos 66 oficiales.


Capitulando Fuenterrahía,· se evitó mucho tiem-'
~o ! mucha sangre tambien que hubiera costndo ·Ia
conquiilta de aqudlil fortaleza. si los rebeldes se hu-
JJi1)ran obstinado en hacer toda la deft>nsa de que era
susceptible, aten<lido el estado de ,sus fortificadones;
su adquisicion empero, unida ú la de los demils pun-
tos, obstruía á los cnemig{)s sus relacioHes cOÍl
¡"rancia por e'sta parte, privándolos así de los cuan-
tiosos recursos que en esta direccion se les ea'Yi"ball:
siendo esta jotnada tanto mas ventajosa para nues-
tras armas, de mar y tierra, cuanto que á pesar· de
la metralla que esparcian los cañones enemigos del
calibre de á 18 Y 12 con que balieron nuestra flota
los carlistas en la tarde y noche del 17, Y de haber
varado, como hemos dicho, una trincadura hasta
llegar á quedar en seco y sin poder salir hasta la un:1
de aquella noche , ni en el personal ni en los buques
se esperimenló el mas leve daiío,


En la tarde de este mismo dia 18 se ~proxiulú el




-94-
enemigo á la línea ocupada [lor la primera di.vision
en las posiciones dc.Uruieta, viéndose repentina-
m~nte atacad\, el ala derecha de los nuestros, sitQa-
da sebre la cima del cerro Ezqui1el ,por una fuer-
za como de dos ó tres batallO:Jles. 19u.al nÚluero al
pare~er se destacó sobre el centro'J.el batallon
llamado de Cb:tpelchurris bajando oculto por un.bar-
ranco , intentó sorprender y euvol ver nuestra iz-
quierda.-Las sinuosidades del terreno y el oo¡loci-
mientop:ráctico que de él tenia el enemigo, facili-
taron á este su aproche hasta una distancia tal que
pudo aparecer de improviso sobre los puntos avanza-
dos. Las. compañías de preferencia y la 6. a del segun-
do batallon del regimiento de Castilla, que estaban.
en la derecha, hicieron pié firme j J cuando el co-
mandante Concha llegó á Ía cima con el resto del
batallon; su dircccion activa y eficaz y sus atinadas
medidas dieron impulso á las compañías que con
tanto denuedo habian combatido ~ fuerzas superiQ-
res, y el enemigo hajó disperso y á la carrera, lle-
gando á perder hasta la línea en que Qrdinariamenle
lenia sus puestos avanzados. Toda la fuerza de este
batalfon se condujo de una manera digo.a, prodigan-
do muestras del singular val()r de que ha hecho
siempre ostcnlacion en la cam paña.


La columna que embistió el centro, pudiendo
llegar mas compacta y á menor distancia por la cali-
dad del terreno, desalojó á la 3.a compañía de ca-




-95-
za®re~ d~ la Reina que ocupaba la casa. yallura
única que domina una pequeña parte del camino real.
EntPn~s el brigadier D. Segundo U1iharri, gefede
la primera hrigada , penetrado de la importancia de
aquel punto, ordenó al coronel del mismo cuerpo
D. Andres Parra.; que con su segundo b~tallon le
tomase a la ba.yoneta; operacion que fué egecutada
instaotaneamenle por esle distinguidogefe y sus hi-
zarros soldados,qufl! h~en pronto .avenlaron á los re-
beldes de la easa y. la altura, po&esioo,á[\liQ!llEl!~ ella$
y ¡C)hljgandQ'á ;¡queHos á huir . despavoridos por la
bajada opuesta.-Habia penetrado un batallon faccio-
so por la cañada que está alIado dela misma altura,
y el capitan de la 4.. 8 compañía del segundo hatallon
de la Reina D. Juan Julian de Lujan, que con otra de
su· mismo cuerpo estaba destinado á cubrir aquella
avenida, vista la oportunidad que se le presentaba
al tomar su ~oronella altura, cargIJ;á l¡:t bayoaeta al
batallon quedebi'a esperar tras un parapeto,! le ar~
rolló, le llevó en dispersion por delante hasta cerCa
de Andoain, y ligando su fuerza por la jzquierda con
la columna de cazadores que mand.aba el bravo co-
ronel Malloll, salió precipitadamente por el <:lImÍno
real, llevando por delante .cuanto se le presentaba.
Varios hechos singulares de heroísmo caracterizaron
y calificaron esta accion, corno generalmente. acon-
teció. enlod.as las que á los carlistas dieton la! tro-
pas liberales; y clllre ellos solo cilacemos el de un




-9G-
cazador'de la2. a del regimiento de la Reina, llama ...
do Domingo Diaz, que herido en el pecho y sin po.:.
der levantarse del suelo, continuó sin embatgo ha-
ciendo fuego al enemigo hasta I,ue este salió de 'su
alcan'ce;locual esciló, como no podia menos de el-
citar, la jtista 'admiracion del comandante generaH de
la division, conde de Mirasol, y de lodos losdetnái
gef-es; oficiales y soldadOS.-Eo la izquierda la conl""
pniiía de granaderos del tercer batallon de la Reina
á la cllal' no asustó jamás, antes bien parece que gus-
taba de ver á los enemigos de cerea, dejó apt'<ixi-
mar el batall(m de Cbapelchurris, quien á pesar del
gr::ln crédito y alto renombre que gozaba eotre los
facCiosos, rué arroliádo á la bayoneta por ,aquello
sola compañía, pagando muchos de ellos cou llO vi-
da el temerario arrojo de haberse acercado tanlo Él
aquellos valientes.


No era posible al CONDE DE LUCHAre<\. , que se
hallaba con su cuartel general en Hernani • oir lo.
tiros y permanecer en la inaccioo. A la primera se-
ñal de alarma, ccrciorado dc que su primcn dívi-
sion se veía atacada en Urnicta, monla á caballo.
trasládase al lugar del comb;¡te que halló ya fucrlc-
mente empeñado, y "terrado el enQmigo á vista de
tan importante refuerzo como el que recibía enton-
ces nuestra línea, no osó hacer ya frente, antes hu-
~'ó la cara hasta mas allá de Aodoain, á ocultar ('o
el eSlle!iOr de aquellos campos el terror que la pre-




----,97-
scnc\a sola de ESNRTERO al frente de nu~stras a~ucr-
.. ida! tropas infundía .cn su ánímp.-AI anochecer 5~


,retiraron estas vict(}riosas á s.us ~ntones ~ín temor
de ser molestildas de nadie.-,EI regociJo de tantos
trofeos ~villo á enturbiarse en cierto .modp con un
SfJeeso acaecido el 20 de este mayo, cual ftlé 1apér-
di da de Lerin, punto importante, ,altamente mili-
·tar yestratégico, llave de nuestrO,s puestos forlifica-
dO¡i d:e la línea de la ribcra. .
' .. Tan terribles contraliem,pos y rcve.ses como cn
.eslQs dias sufrieron los carlistas, ,unidos.,al fnCl'te
dj!sc.alabro que babían esperimentado en Bilbao y á
Jo mal parados que quedaban sus inlereses flor me-
dio. de la casi íncomunicacioncon Francia á que le
habian reducido las victorias que sobre ellos acaba-
ban de .alcanzar nueslras tropas cnlas lineas de San
Sel>as.tian y lIernani, hacian ya no solo probable si-


. no aun n.ecesarj:~ la proyectada p,sp:~lic.ion facciosa
qj\\ .interior .deLr.ciuo, la ,cual, &e llevó á .cabo al· pro-
u..I(~diar de mayo, .que ·es ,la· esla¡.:ion IJlas Jayorablc
Iwr,a :Ias,m:trchas y tambiellpara es traer recursos de
los:pllcblos ,.fin pcinci,pal.d.c ¡;jsta memorabk escur-


. siou. Las que basta entonces.se ,hahian ,verificado
ac,ll.i.dilladas. por variOi generales y cabecillas de alta


.nombradía entre los rebeldes, solo habian servidosiu
eJllbargQ para d.escrédito de estos ~ y para demostrar
la imp'ot()ncia de sus esfuerzos á fav()r de una ,,!3usa.
{lue lejos de encontrar simpatías en el pais, recha-
l'O~L Il. 7




-98-
záhanld y odiábanla de muerte casi todos los espafio-
les. Menester erapór lo tanto que este otro ensayo
llevase consigo mas probabilidades de buen éxito á
favor del Preteridiímte, para que en caso contrario
fuese tambien mayor y mas terrible el desengaño que
sufrieran, como realmente su(ri~ron , este obcecado
príncipe y sus secuates.


Marchaba p.ues áhora al frenle de la espedicion
no menos que el mismo D.Cárlos en persona, acom-
paiíadode su sobrino D. Sebastian, de los generales
de mas crédito en la facdon, d~ aquellacórte erran~
te, ó mas bien cohorte v;¡gamunda y ociosa, que no
llevaba mas ocuparíon que la de titularle rey y se-
ñor de España • y de otros varios personages de su
habitllal-eomitiva, qu'iénes en el concepto de priva-
dos ó favoritos, quiénes en el de consejeros ó altos
funcionarios, que ellos decian, del Estado. Sus fuer-
zas al salir de las provincias cousistiim en diez y seis
batallones ceQ 10,700 plazas, ocho escuadrones con
720 hombres montados y 300 desmontados, y 6()
artilleros. Cabrera quedaba en surtirlos de lIDas 16
piezas de artillería que era lo que necesitaban para
las empresas que se proponian realizar. En las pro-
viucias vascongada~ y Navarra, segun los estados
remitidos entonces al gobierno , quedaban todal'ia


. 30 batallones con 14,290 hombres, 184 caballos y
cuarenta y tantas piezas de arlillerí~. Total de fuer-
zas mas que sufici,~nte para alimentar la guerra en




-99-
el principal teatro de ella , y endonJe ya:se . hallaba
·como connaturalizada. Iba la infanteríaespedicjona;...
ria'distribuida en cuatro brigadas, al respectivoman"
do de los generales Villareal, Sopelana, Cuevillas
y Arroyo. Quilez el de Aragon ; ~fanolin ,Tarin y
otros gefes gobernaban la· cabaHería : y él· general
::Uoreno , famoso por su barbarie crue). y por el odio
encarnizado que.siempre profesó á los liberales,' ha-
cia de gefe de estado mayc;,r. Notará aquí el lector la
falta de un hombre que: en esta ocas¡'on pudo haber
sido de grande tilitrdad á los espediciónarios;: y es
que el ¡¡cneral D. Miguel Gomez, á quien nos re-
ferimos, célehre ent¡·c todos los gefcs carlistas por
su larg::¡ correría al .través de casi todas las pro-
vincias de España, á su vuelta de elb y entrada en
las provincias, bien lejos de hallar en su seiíor y rey
el recibimiento lisonjero que de derecho parecia es-
tarle reservado, encontró ceñudo ·su rostro y exal-
tada y embravecida su bilis ,porefccto de las dela":'
ciones ó chismes que la envidia habia acarreado al
ánimo desconfiado y al empedernido cerebro de Don
Cárlos contra el D. Miguel, hasta el punte de ver-
se este inmediatamente encerrado en un castillo, so-
metida su conduela al fallo de un consej() de guerra
nombrado para juzgarle, y muy á pique de ser fusi-
lado, habiendo podido. salvar la vida comO milagro-
samente y no sin grande riesgo de perderla. Que así
paga D. Cárlos á quien bien le sirve.-'-Censurába-




-100-
sel~ á es\e general su conduela en las Andalocias,
el ha,her faltado á cierlas órdenes é instrucciones de
D. Cárlo5, y sobre todo le achacobansus . émulos que
sehabia enriquecido escandalosamente haciéndose
dueQQbasta deJos despojos sagrados de los templos.
Imputaci~n, eslaúltim¡l ,'que .par('~e tan,increible
como injusta, visloél honrado porte que general-
mente ha podido observar cualquier.a en Jaconduc ta
de este general (:arlista. La circunstancia empero de
babel' él ido acompañado .. en ciertos periodos de Sil
espedicion, de algunos otros cabecilllls menos escru-
pulosos que él y de n9 tanta probidad como la . que
á él distingue, y el estarlo de indisciplina y desen-
freno de unas tropas que, sobre ser facciosas, iban
crrantes y transitando por pueblos que las. eran enc-
migos y á quiencs [JO esperaban ya ver ;jamás , pro-
.dujo sinsabores á Gamez que 'no oran sino una COll-
dicion esencial, una consecuencia necesaria de su [10-
sicioD patlicula:r, sin que esto debiera irrogar re8.-
ponsabílidad alguna al gefe espediciollario. al mCIlOS
para con su amo y rey D. Cárlos.


Igoorábase al principio el punto á donde se diri-
gia la espedicion; pero 'no -tardó 'mucho tiempo en
conocers~ que ibn á Cataluiía: y que {ln sntránsilo
por Arag@n deberian incorporarse á ella las fu{'(\z as
de Cabrera y otros cabecillas que habia.en aquel
pais, con las cuales se aumentarian IlIs suyas pro-
pias. El 17 de mayo se hall;,ban en Echauri, y al dia




-101-
sigmante se, encaminaron á }fonreal desdedoode,
por. Lumbíer; lIeg~ron el20 á Caseda, Gativioozo y
pueblos inmediatoS" tmtra~do el 23 su caballería OO!,
Gurrea . ...;.Antes de proseguirla los pasos, diremos
algo de los DlOvimientBs y: operaciones de~ CONDE;.
DE LU<:lL\N4. á cfmsecueocia do eSte s1,JlCes~:"qóe'tan
bien pré'f.isto y cal~1l1ad(). tenia 6l , segun hemos dí-
cho en. páginas antel'ipres.


El mism()'dia ls.:en que se p08esiooaronooestras
tropas de FuerlterraMa y! tUfO' lugar b, acCi()D de;
Ul'IIiet-a,;' supo ESPA1tTERO 'por cottiuóiCádoí1es' del
general Iribarren ydal diputado ácórtes D.Anto.-'
nio María del Valle, que D.Cárlos al frente de esta
respetable fuerza hl4bia pasado el Arga eacaminán;';
dose al 'interior del reino; y en él instante mismo. 1'0-
solvió seguirle dejando en GOlpfizcoa cQn el ~ne'"
ra1 Ewans al general O-DonneU maooando> una diri-
siou paraopoDel!Se"; las fac~!!que'aUí qüeaabal1;


. Empl'e8aal'dll1l,~t"acion arriesgada, iaqneel
general en gafé t~nia'~oe tlevar á cabo trasladánd~
se con su ejército, desde Hernani á Nav'arra, via la
mas peligrosa y difícil y ]a que mas habia di6oulta-
do tambien el enemigo, posesionándose al efeetolle
sus inespugnables '~slanoias. L6S grandes- ~[ieligF~
que tenia que correr·, C'l)ftocia[os bien ,ESl'AB:TEao-;
pero era indispensable ganar tiempo J evitar ti. lOdo
trance los males que pudiera ocasionar et ip'retett-
diente Elll so incurS'Íon al interio1' de la fuboilrquia.




-102-
Habia-:noomás ofrecido salvar á la cap~tal,. mausion
de la reina, yceiltro de todos los poderes del Esta-
do; y estap.alabra.que á f'!.er de caballero y . de ,no ....
ble caudillo de la libertad constitucional, habia em-
peñad!l, érale forzoso cumplirla. La, necesidad urgia
y volaba el tiempo. Embarcar al ejército para regre-
sar por. Castro-Urd¡:iles y las Encartaciones á la línea
del Ebro, era operacion harto pesada y que por otra
parle quedaba en descubiert~ toda 'nuestra espresada
línea;, ,y: 10& fQeF,\esde,Navarra,,$ih, proleccion algu-
na. La poSi(l'ioo de HernaniperOlitíale dirigir.se a es~
ta provincia por distintas vías mas Ó .menos difíci-
les, ora atendiendo al mal estad!> de los caminos,
efecto, dI) )3& continu¡¡d¡¡s Uuv;ias óque ,caian, ,ora te~
oiel,lelo .en.cuQntaJas 'ventajasqiIe podian, ofí'eeer,a\
eoernigQlasposiciones que,ocupaba y otras que era
cOO$iguient~ ,QCl,lpllSe. ¡donde.con m~ndres fuerzas
le e~Já~l QPolltlrse.al P1JS6 de;mI~tras tropas.;:Eu";"
tre.todQs IQs cami:qos ,,1lil1guoo,pre~ntaba, mns iu-
couveníe,ntes que el que pasando por Arezo y Gor-
riticonduce al puerto de Lecumberri; pero este pro-
porcionaba á nuestro general la oportunidad de ha-
cer ,.creer :al carlista que trataba de egecutal" un
m,oyir;uicnto combinado con e) ctrerpo 'de ejército de
la ~Q~t,a d.e €aptabr~ para apOdl)Farsede 'J'oIO$a, obli-
g~n4q1(v~q cuidar d'e la segnridad. 4l~ est.a villa, en
tantQ ~pe:~Sf¡ABTERO lograba ocupar ~l. ,punto cul-
minante de la cQrdillera de Lecumberri, antes que




-103-
áq,ue pudiese realizarlo, en cuyo caso ya no era tan
difícil la situacion en que el ilustre CONDE DE Lu-
CHAJ.'{A vendría á encontrarse. .9


Con tal designio, arreglados los diferentes servi-
cios que tenia entonces á su cargo el mencionado
euerpo de ejército de la costa, cantábrica, y supera-
dos en lo posible los grandes. obstáculos que á su
plan oponia la escasez de fondos para alender á las
necesidades de las tropa~, determinó ESPARTERO po-
Derse en movimiento el dia> 29 de mayo ; y guiado
por 'las: luces. y conocimientospbíllticos que del pais
tenian los generales D. M~nuel Gurrea y D. Gaspar
de Jáuregui yel brigadier D. Fermin Iriarte, em-
prendió la marcha por la citadadíreccion de Lecum-
berrí, en tanto que eIteníente general, Lacy Ewans,
con' el ya referido cuerpo de la costa cantábrica, si-
tuándose en AndoaiD, indicaba teuer por objeto el
dirigirse por eleamino real Ua antedicha villa de
Tolosa'.,:
, • Alboreaba apenas este'dia 29 cuando partiendo


nuestras tropas de HernaDi marchaban la vuelta de
Andoain, en cuyo punto ú antes de arribar oÍ él es~
peraba ESPARTERO que le haria firme rostro el ene-
migo. En consecuencia de esta su opinion, dispuso
lJue desde el pueblo de UrDieta, donde se bailaba
acantonada la primera divisioll, marchasen por las
alturas de la derecha los dos batallones del· regi-
nliento infantería de Castilla, pertenecientes· á la se-




-W4-
gunda brigada de la misma á las órdenes de su, gefe
D. 'Miguel Mir, para que cubriese aquel flanco, lo
que verificó sil) encontrar,' obsL1Íau\.o. pór parte del
enemigo: al propio tiem,o"por las alturas de la iz-
qúieroa realizaban igual operaeiou los dos ba,tallooes
de 1'11: 'Reitta." dirigidos por elge[e ie la primera: bri-
gada á ~e perteweri:m, , D .. Ami re~ Parra; loS cuales
desalojll'I'oD á varias pa:rtidhs eoomigas que les aM-
metieron por su' izquiercfu , ,y.qne fueron ahuyenta-
das SiD gra~de esfuerm,. v.iriieoOO; á eonourrÍ&" ambas
columnaS' sobre las alturas que dominan áAnaoain,
en el momen10 mismo·en. que lo verificaban 108 ba-
tallones de Zaragoza y Estréinadura con 28 caballos
del, regimicltto& del PríMJpe yuna balería de cohetes
de la legio.R auxiliar britáriica., quc' fornrobael resto
de la primer.;. di visioo, y marchaba por et camino. real
guiádapm- Su< cOlrulndaote: general el brigadier Do-o
Seg~db UIi'ial!tio,. seguido tle las demás di,isi&ll61h


Llegado que hubo el CONDE al frente de AntloMn,
notó ya que el faccioso estaba decidido á impe'dirle
el paso, para lo cual tenia ocupadas ambas oriHas
delOrrio con' sus aC05tumltraaas cortaduras. ,líneas
de parllpetos J casas aspmeradas, presentaaOO .e~
ma.Yllr' n"Ílmell'o de BUSi fuellzas seMe las< a1turas,~
Elitondé á fa. , dere~b de aquel rio 1 cubiel'tOSQ
frente-por ilrde, Audomn¡ Sin arredrarla Lo., formi-
dable de las pOSiGlO1leS que ocupaban llGsCdntraondi,
y penetrado ESPA&TERO de que~a indispensable I1r-




-105-
rojarlos de ellas, por ser Jadi,feccion, 'que d~s'de~quel
pu:a.~o debia seguir nuestro ejército, ordenó ~1 cita,..;
do brigadier U1ibarri que procediese sin de.mora á
egeeutarIo' con los batallones de Zaragoza y Castilla
protegid<ls por la caballería del. Príncipe y nna hate-
ría de carril estrecho co.locada en las cercanías de la
iglesia. Para realizar su encargo estas denodadas y
biza".ras tropas tenian '1U2 atravesar un estrecRo
puent~sobre el (lual dirigia .el enemig() un mortífe-
ro y soMen~~Qfuego·en;~odasdirecciones;. pero sin
que, ~d;t Ba!l!la~ á entibiar su ardor ni á 00ntenu
un instante so artojo y valentía. vencieron momen-
táneamente tan terriMe paso, y emprendiendo des-
pues su a'llque contra las p()siciones enemigas t . ar'-
roj árónse- so bre los parapetos y sobre los caserlos.en
qne se apoyaban, á pesar de las inmensas dificulta-
des d'el terreno, haciendo prodigios.de valot et!tre-
mallo. siDgülarÓ\ente.- el.primer batalloD ;~ ~M~O-
1&.,' q.il~ se atrajQ la :adinir~iOB y aplauso ,del ej~rcito
pOI'Sú brillante comportamientó. en esta critica oca-
sion : y era tan· estraordinario y nunca visto Sil de.,-
nU6.dQ , que crecia en proporcion de las bajas qM
eBperim~ntaha en sus filas por la tenaz resistencia
que opollia el enemigo ~ el cual se vió precisado á
aballdonal" ~eúpitadamente los bosques y caserios
en ,qlle tooavÍa inteu.laba resist¡irse, ya,.u~las. mn~\~
ciones too. qJle en aqllellos mQmentos se, .e",t4lh.~,re:-.
poniendo,}: que sirvieron para, tep~a.~ l~: .qtm 'Ios




-106-
valiente8dedicho primer halallon de Zarágoza ba-
hiancónsumido de una manera tan gl'orioslI como
heroica.


, Grande era etcdJrtpromiso! en que se bailaba la
primera division ,lo éual demandaba el dirigir fuer-
zas en su apoyo sin esperar á que reconocido el rio
de Ándoain pudiera encontrarse algun vado por don-
de desfilasen aquellas; por cuya razon previno el
CONDE al comandante general de lilsegunda division,
Di Manllel Gurrea, que v~ri6IJas'e su'marcha soste-
niendo á la pÍ-imera, cuya operacionsiendd indispen-
sable egecutarla entonces por aquel funesto puente,
ocasionó la muy sensible pérdida de este bizarro y
distinguido 'general, que murió gloriQsamente al
pasarle, dando egemplos debravura:y de serenidad'en
los últnnos instailles de l'ida á Sus soldados, y llevando
á littumba'lágrimas de de!\consuelo que conprofusion
den'amaron ~obre ella todos sUs Iltgnbs'compañe-
roS de armas.· La· pérdida delliherál;, dellh:tuo-
liO, del acreditado y valiente general D. Manuel Gur-
rea, en quien la patda tenia fundadastanjustas como
halagüeñas esperanzas, fué tanto mas sensihle cuan-
to que en aquellos momentos, merced al celo ilus-
trado y eficaz de los oficiales del cuerpO deinge--
ni eros y plana mayor general de aqúel ~jél'cito, se
encObtró-un vado; tIlle aunque difícil, proporcionó
sin embargo el paso al resto de las tropas y al mate-
rial de aquel, á cubierto de los fuegos enemigos, fa-




--,-101-
cilitándo aSl a ESPARTERO el toníar posicion sÍn
muchos obstáculos, en las citadas alturas de Elizoil-
do, donde campó el ejército aquella noche. Menos
preéipitacion, mas prevision , mas tino y cálculo eo-
las operaciones, y acasO el ejército no hubiera tenido
que llo~ar la infausta muerte de uno de sus mas
disiinguidos gefes. El cuerpo de tropas de la costa
deCantabria cuya artillería, perteneciente á lit le-
gion auxiliarbritániéa, causó hastante dañó á 'los
fa'tciosos, petmaneció en Andoain. ;"


, ¡:Amaneci.Ó' 'el 'dia 30 y nuestro ejército continuó
su movimiento, atrave~ando un terreno dificil ,en-
contrando al paso abandonados varios parapetos. El
enemigo se Hmitabasolo á presentar algmias fúerzas
deohservacion sobre el flanco derecho de tos nues-
tros en las alturas quedon:!inan á Amasa, y Villabo...:.
na; las cuales no'egecutaron mas hostilidad en este
dil\;queel tirotear débilmente la retaguardia delejér-
cito: que' 'cubria:JFdivisiOB' de la 'Guardia R-eal; y
pasando por, 'Elduayen vino aqúel á acantonarse en
Ver¡Ístegui ,cuyos VlldIlOS, como los de la pobladon
anterior, permanecieron tranquilos, á escapcion de
un'cortonúmero q'uehuyó' al presentarse repenti-
namepte á su vista nuestras tropas. No fué menor
]:t:fatiga que estas ~speJlimentaroneD este dia que la
que, en el an!erier habian sufrido; pues hallaúdose
en movim.ento 'desde el anianecer sin comer y'sin
mas descanso que' los'precisos altos para reorgimi-




-108-
zar l~lP~~cb~ ,.ntcl'.rumpida ~ cadapa~o ippdo$:D,ijlr
~bo$ ,desfiladeros: que tuvieron, qU(Hdl'a~ar ~no
pu4ieron,lIegar losúltimos(JQe~po& ;á sus carltQnes
basta las ,do~e y rpedia (le la madrug~d.,.del sig~i,eQ,­
te dia 3~ ", -
S~ianlas seis de la mañaDól de este; dia ,Q\lan,@
v~l",ió!á pQDm;seenmarcba el ejército por t'l1 uamaDo
de¡1\~e1;oyGarrili ,llevadllo:¡f la vangua .. !1ia kt,pri+
mera'divisioo" y c\lbciend~ la 1"IllaglJardia.: la seg;un-
da. Llegado que hubieroll Que$l1ila;lf~as al puco.le
que se encuentra antes del primero 4le a~uenQS' pue-
blos ,presentárol;lSe ~n las alturas que -le dornioan_
por sq izf{uierda algunas compañías enemigas C'()[l
objl)tp deineomooar la marebao; pero fuerooJiveo!""
tada&: ~e;dlí' fá.cjtmcllle por .las de. éllzadoreside,I.áse-
gtlpdil" brigada de la pcimera: div ¡sion. que cOllserva-
rsn aqlJel!lap6sicion imp<}r.tallt~ ínterin desfilé todo
e~qércHo; manteniendo en, .espeto, a.l:etitlnigQ ,que
sehabia replegado sob're LeíiA, endu,ot)\'lDlo, oonim
dos batallones. Entr:e tanto la pri.mer" divisioo:, ma ....
ch,ando por la falda de la cordillera- qué domina á
Arlt2;G por su derecha, protegia esteilafteo; .y si bien
s'Ipptaban algunas fuerzas carli¡¡;t,1s en,Ja.mreccÍon
deTolO$a, fueron estas cOId.enidaruio que at,pare-
cer se, decidieran á emprendellnada ~e ,~ies.e ptr.-
wrl)ar elmoyimienle- de i(>s" 'QuestrilS,.; ·}[1tS .('¡uando
la segunda division soballaba'puanQn'el puente de
Hurto. vi6ie ataca~a impetll0.SIUnoote. po~-uoa nabe




-109-
de tiradbres sostenidos por varias masas que al abri-
go .de los bosques y barrancos intentaban envolver
ellIanco derecho de di"cha division, al mismo tiem-
po quejas otras fuerzas que se presentaron por la
C<lrrelera de T(Jlosa'se dirigian á ocupar la ermita
(Je 'la Cruz de Arezo, conseguido lo cual hubiera si-
do harto difícillasituacion del ejército : pues obs-
truidoellargo desfilad-cro, dominado por la cordiHe-
ra en que aquella eslasiluada , por los equipages y
.QQnvoy de 'Y:Í\'6reslfjlic;'en . aquella sawn precisa le
pasaban.mal\ábiJsln,iislada la segund ... division y ata-
cada por fuur:zas 'superiores que ocupaban estanciaS
en estremo vont.ajosas. '


Luego que ESPUtTEUOOyÓ el fUQgo que se babia
rolo á su relag:uardia, previno á los brigadieres
Ulibarri é Iriarte'lfUe volviesen á ocupar la,oitada
ermita en laidEÍade proteger >Í las tropas que se
veian atácad~s; OpeTllc,on que egecutaronesoos oet'e-
ditadós gefes tOO :los batnHonesde ¡Estrernad-rira y
Castilla que: en :coli!kéuenci~ del movimiento gene-
ral habian ya descendido de aquella altura pnfa -atra-
vesar el 'barranco que la separa de fa·de GOl'riti. L~
celeridad con que 'estos hi-z.arros cuerpos ver-ificaron
su movimiento , hizo que este coincidiese con el no
mellos oportuno,idispuesto por el general en gefe de
la plana mayor general D. Raf¡iel Cehallos Escaler;il.
desde'cl'putJntede ATezo donde habia quedado para
acudir tmcaso necésario á impedir al enemigo'em'ol-




-110-
vi~s~ nuestros flancos á retaguardia al paso dol pU(l,...
blo. Al observar este general el alaque que el carlista
habia hecho sobre el flanco derecho de la segun4a
division, hizo que siete campañías deI.primer bata-
lIon del primer regimiento de granaderos deja
GuardíaRcal de infantería marchase' rápidamente á
ocupar las alturas qua dominan á Arezo, sostenién-
dolas á toda costa mientras eran apoyadas por algu-
nas fuerzas dala segunda division á proporcion que
llegase ;' pero el arrojo y decision de que en todas
ocasiones hizo alarde aquel distinguido' cuerpo, no
era posible fuese desmentido en este dia; pues á pe-
sar de lo largo y penoso del camino y sin temor al
nutrido fuego que de flanco sufria, marchó al paso
de carga, y arma al brazo', hasta subir á la meseta
mas elevada de aquel estribo ~ á tiempo que el ene-
migo corria aceleradamente á apoderarse de la er-
mita; pero rué obligado á retroceder.por la impe-
tuosidad con que cuatro de las citadas eomllañ\as á.
las órdenes del capitan D. Juan de Lara le acometie-
ron, presentándose entonces sobre dicha ermita tos
batallones que, como llevamos dicho, habian mar-
chado con los brigadieres Ulibarri é Iriarte y que
apoyaron esta operacion.


El movimiento de la Guardia no .solo impidió al
enemigo realizar sus proyectos, .sique tambiell dió
lugar á que algunos batallones de la segunda di vision
se arrojasen sobre las fuerzas que los incomodaban,




-111-
ohligando á todas Qllas a replegarse s.obre el ,:amino
de Tolosa. A pesar de estos combates, IQ testante
del ejército continuaba tranquilamente sumovimien-
to con 'direcdon al pueblo de Gorriti. replegándose
con oportunidad las fuerzas que lehabian .protegido
par las direcciones que respectivamente se les sei.ía-
laran. Mas cuando las últimas compai.íías del regi-
miento de Castilla, encargadas de conservar la po-
sicion de la ermita hasta el última momento, em-
pezaban á verificar su; repliegue, se lrab& de nuevo
el: combate; y á pesar del obstinado ·fuego y tenaz
empeño del enemig.) por obtener sobre tan cortas
fuerzas, y á favor de la superioridad de las suyas,
alguna ventajl, no le fué posible el lograrlo, y
aquellas se reunieron al resto del ejército que erl
aquella noche campó en las inmediaciones del refe-
rido pueblo de Gorriti.


Creyó el CONDE que el enemigo, en vi~a de las
fuerzas ~ue habia reunido el dia anterior, intentada
de nuevo incomodarle el 1.0 de jlini·o en su marcha;
pero no sucedió así, pudiendo nuestras tropas efec-
tuarla hasta el pueblo de Lecumberri ,donde f>~ pre-
sentaron nuevas fuerzas rebeldes con el designio de
oponerse á su paso, y sin duda tambien con el de •
retardar su movimiento y da.r vagar á que Ile-
gasen'de Guipúzcoa las facciones que habian attt-:-
cado el di,a anterior; y obligar á ESPARTERO á sos-
tener un doble .combate, de frente y á retaguar-




-112-
día, 'Ma5 la' impavidez J "rrojo con que fuer.oD
acometidas las que ffltahan situad~s en lai alturas de
LecunlueTl'i por algunos batallones de la dh'ision de
la Guardia Real, señalánUose entre ellos el del 4. ·;r,,~
gími~nto,d~rla de infantería, r la impetuosa carga
que egecutaron los piquetes de cazadores J bncQ-
ros de la misinaGuardia 'Y dd laescoIta der COOJBIE,
eon una parte de su cuartel general, y á su'caber.'d
'lnal'isctildecampobaron deCarondelet, obligaron
;UOilcOIrtrariosánbandonar los bosques y parapetos
tm que se sostenian;· retirandose desordenadamente
y en distintas direcciones. Superado este obst'uu1o,
prosiguió ~I ejército su marcha ocupando aquelta no-
che 'los pueMos de Echalecll yOzco:& ,cuyosbabi-
tantes permanecieron tranquilos', prwporcionáhdo.á
bs tropas los atIXilios que se las pidier01\ y que les
era dado el facili tal'.


El2 eOlltiouóde 'nuevo .su mevilhienlo tllIestro
eJército cubriendo la retaguardia ia Pf'j¡m~8 .ar.q;ada
de la primeradivision, y sin.que elca.rlista se, pre-
sentaseásu frente, hasta que aq uel~a llegó á :las in-
mediaciones de Muzquiz di Imoz, punto: en qlle em-
pez-at'oná .aparecer ,¿¡Igunos baWHones t"~ld(ls,am~­
nazllndo envolver sus flancos y ;atacarl. :M;miSlll{)
tiempo por su rétaguardia.',J)esde 'éntQnCes' sediú
principio á un combate sangrientoyte;nazmeate em-
peñado,· que duró porespácíQ de siete horas,' en me-
diode ;l'quellos espesos bosques y-pcligrosos destila....,




-113-
.Jeros, con un calor escesivo, sostenido lile poslclon
en posicion por nuestras hiiarras tropas, que se veian
acosadas en todas direcciones por un enemigo á quien
alentaba y daba audacia la circUlistancia de haberse
colocado a retaguardia de los nuestros; pero la in-
teligente actividad del brigadier D. Segundo Ulibar-
ri, comandante general de dicha division, y las op(}r-
tunas medidas q ueadopt6, secundado por los gefes
de brigada de la mismi, los coronel~s D. Miguel
Mir y. n.Andrés Parra, unido todo al valor é,¡ in-
comparable serenidad de las tropas, hicieron de lo":
do' púnto infructuosos Iml esfuerzos de Jos rebeldes;
dando lugar á que la marcha prosiguiese COD el ma-
yor órden hasta el inmeJiato pu-eblo de Larrayoz.


, El segundo batallon de Castilla que habia queda-
do encargado de sostener á los demás que descen-
dían por la penosa cnesta que termina en aquel,Pue-
blo" sufría' un nu(rido fuego que era. correspÓDdido
activamente por sus valientes soldados;' pero uua
desgracia harto lamentable vino á hacer muy crítica
la situadon de tan distiuguida tropa. Al tiempo mis-
mo que su digno comandante D. lsidl'o Alonso, deJ-
pues de dar las voces preventivas de desplegar en
·batalla, iba ya á pronunciar la efectiva, recibió un
hala~o en la cabeza, que en aquel acto priv6 á su
cuerpo de un gefe bizarro, al ejército de uno dé
sus mejores- soldados, á la patria en fin de un ciu-
dada M heoemárito. de un hijo que conlrilDuia en


l't)M. 11. 8






-114-
gran manera á su esplendor y su gloria. -Remplaza';'
do al punto por el capitan U. Mariano Morcillo,
taJó este tambien inslantáne:nnente herido de gra-
vedad ,y encontrándose. así el halaBon sin gefes y
envuelto por todas partes ,.¡,fuél~(lrooiso ir á apo-
yarse apresuradaménte al primero dril regimiento cI~
Estremadura que s.e hallaba. situado con oportuni-
dad. Prosiguió la primera divisioD su marcha sos-
tenida :por la primera brigada de la Guardia, la cual
desde el momcRtO en que aquella se· vió atacadQ ba-
bia sido colocada ventajosamente por su digno co-
mandante general el mariscal de campo 1). Felipe
Rivero. El CONDE DE LUCIIANA que estaba ya en las
inmed'aciones de Pamplona, luego que recibió ni-
so de haber¡;e empéñado formalmente el·eembate •


. retrocedió COIl la velocidad del rayo al teatro de él,
seguido de los caza-dot:es.y lanceros de su estalla, el
escuadron 'de,la Reioo. y la scguft'tla brigadll de la
(;-uardía , siendoet resultado de esta operaeion y de
las aeertadas disposiciones que adoptó el general
gefe de la plana mayor general D. Rafael Ceballos
E~aJera, que les enemigos recihiesen un terrible
escarmiento. vié,ldose en su consecuencia obliga-
dos.á contenerse en Larrayoz .-pasando desde este
punto las tropas dela primera divisi.on y las de: la
Guardia á escalouarsesllcesivamente y lort\ar posi-
cion entre ambos Berrios, dirigiéndose despues á
Pamplona en donde quedaron acantonadas el .citad<l




~n5-
dü 2 de.j unio. despues de haber Ilevatlo ¡'¡cabo una
optwacion sumamente di.fioil y de una importancia
(fue 110 ha sido bien calculada; operacion que puso
en efidellcia á cuánto llegaba el sufrimiento, el pa-'
lriolism:l y el valor deonas [ropa~ que sín deScanso
"penas y aun sillcl alimcnlO necesllrio, sósluvieron
encinto dias cuatro acciones con su ·acostonlbrado·y
nunc'aaesmentido árFO.iO, habiéndoselascontb f~~r­
zas ·cunsideFabl~s en terrenos ág.,ios y difi'dles, lu-
chando nI propil) ttémpo en' lllÍasocilSÍo.nM' con' las
lhívias:,enotras éon un cálQr sofocante y esceslvo.
y cierto, que no es la menor ventaja entpe fas adquf-
ridas por estos hechos de armas que tanta gloria re':"
p6rlaron al noble CONDE y á los dignísimos gefes y
soldados que guiaba, la circunstancia de ha.ber él\-
trado en 111 capit-al de Navarra con mny pocas pér-
didas en sus filas, si se c5ceplúa la muy considerahle
<lue hemos ya referido, la del malogrado y eterna,..
mente sentidó general D. Manuel Gurrea. Los con-
trarios sufrieron hajas numéricas de mucha cuantía,
rechazados como fnel"On por los nuestros en todas
circunstancias y en todas partes.


-Anles de seguir al Pretendiente en su escur§ion
y de marcar sus primeros pasos en Aragon y Cata-
luña, nos haremos cargo de un suceso que IIamó
bastante la atenciO'npúhncaen esta época. Cuando el
19 de mayose hallaba ESPARTERO en Hernani, pose'-
sionailas ya su!! tropas, ad('más,de este punto, de lo~




-116-
de Oriamendi, Astigarraga, Oyarzuu, Irun J )<'ucn-
lerrabia, dirigió dos proclamas, una á llls facci90es.
otra á los habitantes da las provincias sublevadas.
cuyos documentos fueron objeto de gran.Jes eomen-
tarios por parte de la prensa peri4d;ca. Jnsertaré:-
moslos primero, y despues diremos acerca de ellos
dos palabras; porque si entonces podian dar lugar á
iQterpret"ciones de diversa especie, hoy p, cuando
posterioresacontecimientes han venido. á desci(rar
todo el enigma que en aquellasazon podian encerrar
las.palabras que el general en gefe esta,mp6 en estas
alocuciones, ha disminuido considerablemente su
interés, pudiendo no obstante sen irnos de ellai co-
IiPO clave para darnos eilp\ica~ion de esos sucesos que
han sobr.evenido.


La primera proclama se halla concebida en estos
túriDin~s ¡


EL· GmNERAL EN 'GEFE DEL EJERCITO D~L nORTE
A LOS


GENERALES I GEI"ES, ü)<'ICIALES y DEMÁS
INDIVIDUOS DE LAS TROPAS ENEMIGAS.


·,!Largo tiempo habeis combatido con mas. valor
«que fortnna , en defensa de una causa que· crimi-
«nales ambiciosos han querido pintaros como justa.
(Nuestra stlngre ha corrido á torrentes por dr-jaros




-11'7-
«;¡l!lcinar con mentidas promesas, t'sperimentandl'l
«desgracias en casi to-dos los punfo's en quehabeis
-Y'elead.o, y la oeupacion reciente de las lineas . de
~Oriamendi, de Hernani, Astigarraga, Oyariun,
drun y Fuentcrrabía; la pérdida de la artillería y
"demás recursos que enecrraball los d{)s últimos,
«'como la rendici{)n de sus guarniciones. que ie ha-
.lIao en nuestro poder, Oi demuestra' de 'UD modo
.. evidente que son in«tiles' los esfuerz.os de los que
'<lnada les importa pereozclIis t-odos 'Con tal" que su
fiambicion'y'~odicia quede satisfecha.»


.Iusto es ya ceseR las desgracias que anigen á
«vuestras familias" y que vosotros depongais lasar-
«mas volviendo á ocuparos 'en vuestras labores, y á
.. contribuir de nn modo verdaderamellte honr~ á
(cfostablecer la paz y felicidad de que antes goziibais .
.. D~ voso1ros d-epellde únicam·eole termine ulla guer·-
.. raque ha consumido ya la ju\'entod l hormosa que
"((Racia ~l ornatode vuestl'lÍs pravincias ,y qlte cada
((dia que p:.sa arrebata nuevas victimas.·»


IfComp:.rad vuestros recursos para sostenerla
((con 10s qye nosotros tenemos á naestradisposicion.
((Contad el número de nuestros soldados. el de nue5-
((tra caballería y artillería muy superior al ~ues­
«tro; miralnos apoyados por naciones poderosas,
((cuyos hijos combaten á nuestro lado, en tanto ec
«Oll engalla con auxi1io!! estrangeros que RunCa' ha-
«beis visto llegar;' á nosotros ocupaftdo las plazas y




-118-
<'princi[lales .:iu dades que solo pisareis, como berm¡¡-
~IlÓS Ó como rendidos;. yo en fill.aJimenlado este e.iér-
«cilo con J()S produetos-decasi loda España, mie.tl-
«tras vosotros os' v-eis 'obligadOsá dev;ltitar yueslro·
~pais.»


(,¿Qué es~rais pues? Venid á colocaros állues~
(,lro ,lado y el recihir los cuidados de una' REiNA"
(,d.licia de los españoles> qpQ-á pesar de vuestros-
(,estrayíos suspira. c6nstaote~nle por haceros feli-
«ces. Aprovechad las segtn'idades tIlle se ospresen-
"tan para, conseguirlo; pues como general ·eo· geft~
"de este ejército yen nombre del legítimo gobierno.
"de la REINA DOÑA ISABEL 11 os ofrezco:


l.\) . «Serán reconocidos los- empleos <ID todo ge-
«neral, gefe-, Qfkial y sargento q,ue en el término
«deou mes contado desde esta fecha, se presentare'
«con. Una' fllena igual á la que por su clase le cor-
'~respondermmdar , yóutinadOsácontinullr sirvien-
«do en nuestras filas ir á retírarse' á sus bogares, se-
«gun mejor les conviniere.»)
. 2.<1- «tos iodí viduos' de las mismas clases que se
.present¡¡r~n aisladúsy en el indicado plazo, les se-
Ct.rá. rccOllocido el empleo inmediato inferior al que
«hay-an (lbt1.'üith;cn las filas enemigas ,-_ :si ,antes no
<1'u~bjeren senído ·e11 las .. nuestras; pero los, q.ue-


. (tl)focedie~en de .estas I cOllsel!vawjil los mismos em-
«pleos y.eonS;Ü}eraei9neide que antes gozaban." .


a·.o · . "Los, individuos presentados de las clases d~




-119-
(((ropa .• quedarán en libertad de continuar sirviendo
«eo nuestras filas. con la facultad de elegir el cuerpo
«á que baJan de ser destinados. ó retírarse á SU6
«hogares Ó puntos ocupados por nuestras tropas don-
«de encontrarán toda seguridad y proteccion.>l


.. No 0& detenga ninguna especie de lemo\", ni
«creais herido vuestro amor propio para adoptar
(,~l único partido que os queda de salvacion; pues
«en las guerras civiles no hay gloria para los vence-
~dpres, ni mengua para l~s.yencidos. Tened pre-
"SfD.te q,ue tuando renace la paz todo se confunde;
«y que la relacion de los padecimientos y desastres,
(la de los triunfos y conquistas se mira como pa-
(,Irimonio comun de los que autes pelearon en han-
«dos contrarios, Pero al mismo tiempo no olvideis,
«que si concluido el plazo que se os señala. no ha-
(,beis cedido al convencimiento y á la razou. entoo-
('ces ..... reflexionad en vuestra futura suerte.»


"Cuarlel general de Hernani 19 de mayn de
1837.~El,general en gefe, CONDE DE LUCHANA.ó


La tltra proclama, mas notable aun que la ante-
rior, dice de esta suerte :.


HA~TANTES DE LAS PaÓVINClAS VASCONGADAS


y N.\VARRA ..


«Ha-'llegádo la ocasión de'que os convenzais ~uátl
«engañados os fienenllÍs agentes do la usurpaCion




~120-
lemaS injusta y los autores de los males que aOigén
"unas provincias risuetias y felices otro tiempo; as~­
.],adas y abatidas en la .actualidad. Las tropas vence-
«doras de vuestra legitima REINA DOÑA ISABEL 11, que
«defiendeu· la causa sagrada de la patria, ocupan á
IIHernani, .A:stigarraga, Oyarzun, Irun y Fuen-
IIterrabía, sin que nada haya podido detener su es-
Gfuerzo. Y entre tanto ¿qué han heah(l los que abu-
«sando de vuestra sencillez y docilidad arrancaron
Icde las, labores-del campo y del cuidado de sus fa-
«milias á aquellos, que no siendo útiles para "evar
«las armas, los emptearon en levantar esas inmensas
(clíneas de parapetos y esas fortificaciones que cir-
«cundan á Oriamendi, yen inutilizar vuestros cami-
(eROS Jpuen.t~. malgastando así vuestro sndor y
-«vuestros intereses? Abandonaros á vosotros mismos
«J haceros mas desgraCiados todavia obligándoos á
e(huir á las montaña-s.» _.


"Volved la vista ;vascongadol!.y -nnarros, á
«vuestra situacion actnal, y decid con la franqueza
lié ingenuidad que os distingue, qué bienes babeis
«c-onsegllido en compensacion de tantas desgrauias
«~omo hancaido sobre vosotros, desde el principio
«de estadesalltrosa guerra? Vuestros bijos y her-
((manos han perecido en los campos de batalla, Ó en
{(los hospitalas, ó han quedado inutilizados para con-
<ctinu.ar ganando so. s,ubsistencia, sin que nada pueda
«consolaros de su pérdida. Vuestros ~ampQs IIstán




-121-
((yermos P?r falta de brazos para la labran!a, Ó des-
"pojados de sus frutos para alimentar á vuestros
«opresores, sin que estos os remuneren con el mas
cdigero alivio en el pago de la.s terribles contribu-
«dones con que os agovian. Vuestros pueblos y ca-
«serÍos incendiados y destruidos os han privado de
«los hogares en qtie vitiais pacificos, en tanto que
«esos á quienes nada importan vuestros males se gó~
utatl y sonríen 'en las mejores poblaciones.»


'!(¿Y pata qué·bátBér1ido t:Üitbslsacrificicis? Para
«sÓStencl" "as· ridícolas pretensiones de tinos 'hóíri-
~(bres que no os prestan mas utilidad que la de ro-
ftdear al que tilulan su soberano para apoderarse
«de sus gracias y obtener lá promesa deempleoll y
apensiones que si, lo que no es posible; consiguie-
,(sen, habia de ~r·á costa de vuestros verdaderos
llinterl:lses. Examinadlos y vereis qué confianza pue-
(.uen inspirar á vuestra notoria bonradef unos hóm-
obres, qU\l despues de haber jurado fidelidad y obe-
!<diencia á su verdadera REINA, abandonaron su causa
('parque temieron yerse despojados de lo que injns-
((lamente adqúirieron , ó por huir del castigo que
«merecieran sus crímenes y sus dilapidaei1)nt'il,1I


«Estos mismos que no se Cansan de engañaros, 05
.ce~ieen flue peleais en defensa de vuestros fueros;
cepero no los creai~.·Como general en gefe del ,egér-
«cito de la REINA. y en nombre de su gohieriló 08
(.(ase¡uro " ,,1W estos fueros que habeis temido per-




-1Z"2-
((der os stmín conservados. y que jamás se h:. ¡Wll.·
«sallo en despojaros de ellos. ¿Y cóm~ podl"ia snec-
«der tal error bajo un régi¡ne{l ~ instituciones co-
«Olo el 'Iue rige á la nacion . cSf'añoliJ, . fundado en
«leyes tan, libres como las que os han hecho felices
~por tanto tiempo?))
«S~mejantes .ad venedizos t estrangeros á vIIDslro


llpais ~ quieren alucinaros pintán.ionos como uno~
eehombres sedi~ntos.de sangre y.de rapiñas; pero pre.,.
"gun~d.á1o·s pueblo&. que ocupamos en esta pro-
«vincia. á los de Durango, Elorrio, Zornoza y de..,..
«más de Vizcaya que han recorrido nuestras tropas,
¡(cómo ban sido tratados sus habitantes y pro pie da-
{(des = si han sidosatisfecllos de cnanto nos ba~ su...,.
«ministrado; y si nuestro comportawiento no les era
«~as grato .que~l de los. que así nos injuriaban.»
. "Ya es tiempo de que cesen vuestros p~decimjen­


«t,o¡: y lahondadosa REINA madre de los espai)oles
«os espera para abrazaros; pues sol0 mi .. a en voso-
,(,tros unos hijos dignos de SIJS cuidados. Concluya
(Ide derramarse inútilmente tanta sangre que la Es-
(epañ~ necesita para ser rica y pllderosé,l. Deponed las
narfll.as que soJ?hiln servido. P¡U'jl vu~sl .. a .ru,ina, y
~y~ni~ á· reu~rQs~on vuestros berlIlIUlP$ . .q.ue solo
eede~p vuestra felieidad, y elltrecb~r.,soon.tr~ su
((C9ta,z~".para hacer·yer al mu~doqui' ~f)il(tlff· Il.QDlOS
}(cspj\ijQlqs~. hijos de UI}í' millIDap;,lria.; Vol.ed-pa-
«cíficos ~. v:,e&trps h~"res yal ¡eno de.vuestm- fa.-




-li3-
«millls, Ó ros puntos ocupados por nuestras h'o ....
«pas, segun mejor os COllvenga, seguros que no~solo
«no sareis molestados, sino que an.tcs .bien encon ....
drarcis la.,proteecion que merecen vuestras dei-
«gradas,»


(,Vascongados y navarros, persuadíos que no Cj;
Mnuestra debiJjdad ni la cscasez de medios lo que nos
;«Qbliga á ha'blaros así. Cuando las armas de la REI~¡\,
«y·de la patria se haUanvencedoras, es cuand.o os
,.tend@mos na Ina'n6de rQOOl}ciliacion. ·Unmas os
·«queda para que, l'econocicpdo vuestros sufrhnien-
«tos, arr()jeis ignominiosamente de vuestro llld() á
.:los que por espacio de tres años y medio han abu-
«sado de vosotros. Concluido aquel plazo, si 1:. guerra
«continúa, entonces culparos oí vosotros mismos de
.. vuestras desgraci<iS. que á nosotros siempre nos
«quedará la gloria de haber pueslo de nuestra .parte
(,los medios ele hacerla cesar, cuanto tcnemos .ilh-
«mepSQllrem,rsO$ parallostenerlapot largo tiempo.»
- «Cuartel ~eDCral de Hernani 19 de mayo de


1837.» -El general en ge{e, CONDE DE LUCHANk.
Las prendas.que soltaba el CONDE DE LCGHAl'U. en


estos d(}comelllos, seiialadamenle en el segundo- do
f)U~ i si bien ló hacia, segun seespresa. 'de aCuer ...
do y cOn la auh)ri7.,3cioD debida del supremo g~~
LienÍo, era .natural que agitasen los ánimos tan
suspieaces" entonces. siempre. que se vislumbraba
ó.ltgun g~nero ~ .lrani!t3cl'ion ó:dc acomodamiento




-124-
contrario á las libertades públicas, á la mas perfecta
igualdad, á 1" unidad nacional, á la ley fonda mental
del Estado, y finálmente á lo que la "azony la jus"'-
ticia demandaban deconsllno en aquellaguerrá. 'Pero
la conducta observada aquí por ESPARTBRo hállase
esplicada en sus propias palabras y descifrada despues
y justificada plenamente, por el tiempo en "el advetli .... •
miento de otros sucesos . ....:;..Losvascos y los navarr08
se hahían levantado, y mantenid.o ya durante algunos
añoscosÚ)sa y sangrienta luchaeont'i"á el legitimo
gohler'no de las Espaiías ; 'y no eta estraño temiesen
con algun fundamento, que cuando las armas nacio-
nales estaban, 6 al m'eDOS parecian estar, próximas
á completar el triunfo, reduciendo á obediencia á 1011
sublevados, usase el vencedor del derecho de guetra
para C'on el vencido. En parecida lúcha ,annque mas
jusla;pol'sl1 parte que la de sus' veóinos, perdieron
los· aragoneses sus mas 'preciosos flleros; quedando
reducidos á la duraesclavitud'que les impusiera un
déspota superticioso" el célebre Felipe 1I: y los ca-
la laRes tambien, hasta que en el levantamiento na~
cíonal de 1808 sacudieron las cadenas con qtleesta-
hanaberrojados, habian sufrido el yugo de la serVi-
dumbreysus ignominiosos vesli'gi'os 1 desdclftle
foeronsometidos Y' eondenados á tan trisfe 'situadon
por ¡"elipe V, el primero da los ~ol'bonesde Espa-


, ña, SiR que este 'mollarea pudiera imputar á Cata~
IURa' otro delito, que el haber admitido unaopillion;




-125-
dudosa,·á '10 mas, teniendo ernpel'o á su favor do¡:u-
DU}utos de derecho internacional y va.rias leyes do
nuestros códigos.


Los hahi.tanles de las provincias del Norte podian
por lo tanto alimentar temores, fundados en nuestra
historia, fundada tamLien en la historia de todos los
pueplos del mundo: y si Lien 1.01 ilustracion de este
siglo repugna ya la realizacion de esa costumbre bár~
hara,; ~unque generalmente. se h.íllla condenado ese
abuso. de laviclQria,lla~do iQlpropi,,~p~ derecho
de ILJ ~rra • abuso ,que hasla los hombres mas filan-o


. ,


trópicos han solido aprobar, por exigirlo así la ne-
cesidad en ciertos caSOíi, era preciso disipar esos te-
mores, á fin de. atraer por la vja de la razon á los car-
listas de buena fé , que seducidos y engañados por
los mismos que los tiranizaban. estab"n creido8' de
que solohallarian violencia. envilecimiento y des~
gracia en una sumisioq, que era lo úni~oque, P!ldia
vplnrlesJosbienes que h¡lbianperdido y que tanlo
anhelaban: la paz , $U verdadera libertad y su ven-
tura .. En.lal concepto. el general en gefe les ofrecia
y podia ofrecerles, á nombre del gobierno, que
tampoco podia querer otra cosa, la conservacion de
sus fueros, puesto que en la esencia habian de go-
zar, de ellos, no sO!lletiéndolo,s á un régimen especial
como en ]0 antiguo, y como estuvieron tambien los
catalilnes, sino como decia el CONDE, á «un régi-
~mcn de iUlitiluciones como el que ri¡e á la nacioll




~126-
ffIlSJlIli"tOlu, funll·ado enkyes tun lib/"I's como las- que
((@S /t(11/. lte~h(J _ (el ices por tanto tiempo.,,-EI objeto
del general no era posible fucse otro que el indi-
cado; sus facultades no-se eslendian á otra cosa ~ y
ni el gobierOO' mism'O podía darle por sí una autori-
zucían que él DO tcnia, y que solo puede corres-
ponderá tinascórt~s co.nstituyentes, rara segreg-ar á
CU'3tro provincias del régimen constitucional esta-
blecido'pat"ct todálanacion, tlnc era todavía en aque-
lIascircutlstancias elciSdigo fundamental de 1812,
rmnplaudo un mes deslmes por la cons\itucian po-
Jítiea de 1837.
P~ro hablemos ya de la espedicion acaudillada


pur D.CIÍÑ6's-,;~itnpoiiiblcerll que cnpítises tan lea-
les como Aragon y Calaluña lagraseelpríncipe re-
beldeaélimar la planta destructora y ahorrecible
del despotismo' "y de la guerra. Solo I~slíberale!'l
pt"oviocias de liat'agoza y "uesca aprestaron doce mil
nllcionales movilizados desde el instante mismo en
que se encaminó bácia ellas el Pretend¡ente: y per-
seguHJo esle por un ejército 'numeroso, aguerrido y
esforzado, -al mando del aClivo y valiente general
D. Miguel Iribarren·; amagado por las fuerzal que
capitaneaba Oráa en el bajo Ál'agony que sediri-
gieron al norte luego que se supo.el rumbo- que He-
v-aban los espcdidomrrios; esperado además por el
haron de Mcer" capilan general del Principado, que
dcspues de' babel' dejado .las -faenas oocesarias para




-127~
conten~r ~Ias facciones deTrislanyyolros eabeci-
IIns quc se hallaban en Ager ¡ se habia adelantado 3
la frontera de Aragon, al frente de 3,OOOhombri!s,
con objeto de cubrir el paso del Cinca, muy lejos_
estaba nadie de creer que consiguiese el rey aventu-
rero oioguogéner6 de, ventaja en su correría, ni
triunfo alguno, el mas mínimo, de cualquiera espc-
(;ie. Pero una fatalidad deplorable le proporciúnó sin
embargo un bien al cx-:-infante, si es que bien ptiede
llamarse la triste 'y , e~téri:l 'satisfaccion qUé' resulta
¡lelmal .le:~ 'tonttarlos, tuando dé este málno se
sigue resultaJo alguno ventajoso á la causa que aHí
se dice vencedora,


El CONDE DE LL"CIIANA que con tanto tino babia
previsto los designios del Pretendiente en su decan-
tada escursion, habia tambien aeoRsejado y preve..,.
nido el plan de oblig,arleá encerrarse ; como bemos
dicho, en lo más estrecho d{+ángnlo que COTm':t el
E~o eOIl el Cinca, á·fin:de qúe 's'e' viese' fortáifó á
presentar batalla 'en terreno ·á ¡tropósito para nnes:"
tras tropas, en que pudiesen estas jugar la cabaHe-
ría, ora fuese en Ar~gon , ora en Nav~rra, á donde
!le veria precisado á retroceder y en donde debcria
'8er b:.tido por e( mismo ESPARTERO. En una palabra,
el objeto del CONDE era el de tener acosado y Cón:l'O
comprimido siempre al Pre1cm1ien1e 'Por fuerzas
numorosas. pero sin comprometer accioft algnnit, á
menos que no fuese en circunstancias ventajosit5




-128-
para questrlls armas, puesto que en esta oeas~on
era ton fácil hacerlo aSÍ, limitando por consiguiepte
en gran manera el área en que aqual verificase su
correría, impidiendo que hiciese prosélitos en el pais
r@corrido ,como sebuhiera verificado ,dejándole
nuestras tr,opas en abandono, y abreviímdo, en fin,
Qltérmi~o de aquella angustiosa y fratricida guerra.
Ma!! ;eLimprudent,e arrojo de uno de nuestros mas
beneméritosydisliqguidos gefes, arrojo que pOl'ldes-
gracia,co,&tó biencal'o~'la patria ,.y tambien á aquel
desdic~ado, hizo que se malograsen estos planes,
precipitando los sucesos, y trastornando completa-
mente los proyectos del general en gefe del ejército
del norte.
~abia&~lido el general Jriharre". l' con todas'}as


fuerzas eXistentes ell, :Navarra, en persecucion del
Pretendiente el di" ~.7 de mayo, cuando, segundigi-
mos,:aotes ,se hallaba la faccion expedicionaria en
EC,ooJui. Dej,a~do en~argadode ~ubrir su izquierda
al general Buerens, bizo aquel gefe una marcha
forzada desde Tudela á Tauste, llegando el 22 á Zue-
ra; y mientras daba aquí ~escansoá sustropas, acer-
cabanse las espedicionarias á Amarracos, pasando el
Gallego en la mañana del 2:3. Dehia Iribarrenlimitar
sU.Qperacion entopces á cubrir la ribera del Ebro,
impi4iendo al enemigo, á todo traoce,· ~l· paso de
este rio J el de Sil tributario el Cinca; pero un día·
aeiag-o y 1,lna bora funesta, que nunca faltan en la




-129-=-
guerras como en Ia~ revoluciones, ((luían reservado
cercano fin á aquel gefe enténdido y esforzado y á
olros muchos de los valientes que le acompañaban,
viéndose cubierto de lulo nuestro ejército y la patria
¡megada en Ilanlo y en profündo desconsuelo.


Avisos recibidos por IribaI'ren le anunciaban la
marcha difl'.cla del rnemigo á Hucsca: y al punto
ordenó aquel gefe (Iue b milad de la caballería se
encaminase· á Alcalá conpal'te de l .. infanlería; ocu-
pándose este punto. en lalila.lia"nnlc12.i:PocQ antes
de medilH' este di~, presentóse ya la espedicion poco
falighda ante losmuws dela capital del alto Aragon.
Cuatro horJs distante de esta hállase Almudevar, á
donde llegó Iribarren aquella mañana, permanecien-
do solo el tiempo suficiente para subvenir á l~ impe-
riosa necesidad de racionar las tropas; y d~seoso elite
g.eneral de i~pedir al rebelde el paso ¡:lel Cinca, ga-
nándole en sudireccioll á Barbaslro , salió de· aquel
pueblo, marchando la vuella de lIuQsca, á cuya \'isla
Ilegarolllluestras'tropas Ít las dos y media de la tar-
de.-No debieron estas haber pas.Jdo delas:Canteras
de Almudcvar, á juicio de inteligenLes y co.nocedorc!
del terreno , por CU<luto aquell"s consLiluyen una
posicioll formidable y muy á proposilo. para¡el ohje-
to.-A tiro de cañon de· dicha ciu!iad, es decir, á
distancia de un CUarlo de hora, ó menos, hállase: si-
iuada la ermita de San Jorge , que se asienta en UII
i:!crro empinado -yes.Larp¡¡dísiIllO " del cual. como Jc


TO)!. n. 9




-130-
la ermita. se babia n apoderadQ ya 108 enemigosaf
arribo de nuestro egército. Aquí flié donde se trabó
el combate. Habia ordenado Iribarren al brigadier
D. Diego Leon y Navarrate. comand:mle general de
nuestra caballería, que de Diogun modo empeñase
entonces accion alguna, por no ser las circunstancias
oportulDs Di el terreno á propósito para que operase
dicha arma; pero animOSOS J entusiasmados nuestros
bravos, y no menos entusiasta· y ganoso de gloria este
bizarro g-efe., dignísimo sohrino y connoOlinado del
malogrado conde de Belascoain , teniendo' á la vista
sin duda el noble egemplo que acababa do darle su
tío en la memorable jornada de ViIlarrobledo, en vez
de mandar en descubierta una cuarta ó.mitad de ca-
ballería, aguijado por el ardimiento y arrojo de los
valientes que gobernaba, queandahan todos solícitos
t,'nntra la dilacion de la pelea,embisliócon casi todas
las fuerzas; y puesto él á la cabeza de un escuadron
¡lecoraceros de la Guardia, acometió., arrolló fItcil-
mente á las guerrillas cootrariast penetrando segui-
.bmente hasta. el centro de las masas enemigas, J
haciendo prodigios de un valor, comparable solo af
queostentahan nuestros apuestos caballeros de los si-
gtos.XlIIc'rXlV. ¡ Lástima grande que la suerte dejase
bien pronto sin premio tanta hazai'ia 1 Pues llevando
ya et bravo Leoo \loocida J arrollada una fuerza de
cahaUeria é infantería, triple de 1", que él de cerca
guiaba, una hal" , de las infinitas que diluviaban cn,-




-131-
tre los .coraceros, nos priv6 para siempre de aquel
esforzado caudillo, no sin haber él antes matado con
su lanza once facciosos. De tal suerte este Diego
teon di6 6n á una vida, toda ella esmaltada de bri-
I!;mtes servicios militares, y que aun podia haber
sido para su patria de 'grande utilidad, de mucha
gloria.


tos caballos de este escuadron de coraCeros se
sumergieron en un terreno pantanoso, como que
hahia sido regado por los labradores el dia antes,
segun costumbre de aquella tierra; circunstancia quc
no dejó de contribuir poderosamente á la desgracia.
T;Jmhien las acémilas que cOllllucian nuestra artille-
ría se empantanaron, dando asi ocasion á que un ba-
tallon de argelinos carlistas se apoderase de ella; si
hien los argelinos que iban en las tro-pas constitllcio-
nales, en número de dos batallones, hubieron de
rescatarla inmediatamente.


Viendo lribarren empeñada y generalizada la ~e­
cion, mal de su grado, hallando difícil, y mas que
difícil imposible, contener el furor de batallar quc
aquejaba á nuestros valientes soldados, púsose él
tambien al frente de otr? escuadroD, con el cu~l
deshizo á un batallon rebelde, y des pues á otro que
reforzó al primero, y por último á un escuadron de
)Ianolin, del que apenas quedarian veinte hombres.
1'.a iufanteria estaba di!illribuida en tres columnas de
ataque; una á las órdenes del brigadier Conr3d, y




---.:.132-:-
la~. del centro á las del de la misma graduacion! dou
Antonio Van-Halen. Varia~ veces fué atacad;,!. pOI'
los nuestros la estancia cnemiga con mucho valor,
pero jamás se logró tomarla. Al principio de la ac~
cion. solo maniot~raba la va!lg'uardia de D. Cúrlos: el
centro en aquella sazon salia del pueblo; la retaguar-
dia estaha cntrando : de modo que la batalla vino á
emprenderse en el momento mismo de estar esta to-
mandoalojamienlo.Entre tan lO los nuestros no po-
dianevitar la salida que de la ciudad hacia n ¡as ma-
sas enemigas viniendo á reforzal' la línea de ataque,
por impedirlo las muchas paredes que cercan las
huerlas inmcdiatas al pu~LIo, formando estrechos
callcjones, que se cruzan en direcciones dirersils, ~
por los cuales venian los reh:Jldes gUill'ccidos y a
.cubierto de los fue~s contrarios.


De tal manera alteró á Iriharren la sensible pl'r-
dida del esforzªdo Diego Leon;. que desde aquel mo-
mento solo pensó en tomar del ad v('I:sario pronla ';i
leniLle venganza. Redoh1óse entonces la accioll con
un encarnizamiento de que ofrece escasos egemplo~
la historia de esta guerra. Nueslra artillería jugó
poco tiempo yen el principio de la Latalla. sin qUll
algunas granadas dirigidas á las masas que ocullaban
las tapias, bastasen á obligar al faccioso á despren-
derse del muro qUQ con tanta 'oportunidad y tan il
sahor suyo hahia allí encontrado. La caballería hizo
prodigios de estremado valor. Capihn hubo, de los




-133-
granaderos de la Guardia, que habiendo muerto su
ca~alló, dió la carga ápié con espada en mano: los
lanceros que se veian desmontados en medio de la
pelea, metíanse entre las niasas enemigas con una
ceguedad que rayaba en frenesÍ. 'Iribarren se hallaba
siempre donde estaba el mayor peligro, dando egem-
plo de un valor tan funesto entonces para él como
para la patria; y marclíando á la cabeza de las guer- '
rillas, dejó tendidos cinco' facciosos, entre ellos un
cabo que le habicnileanzado 'con la punta de Su lanza,
(jcr,sio~ándole una herida al' costado que por de-
pronio no pareció ser grave. Dos horas duraria la
refriega ell cuyo tiempo corrió la sangre con abun-
dancia; y segun el furor con que por una y otra parte'
se combatia, hubiérase fácilmente creido ser aquella
la batalla que decidiese la suerte y fijase los destinos
de la n~cion , asegurando el triunfo á una de entram-
bas causas. Encarni~adaysangrieÍlta'liill, couro :qúc
pelearon casifodo el tiempo 'te\fúelto's 'tinos con
otros, facciosos y'constitucionales. Mas' de dos mil
hombres de ambos campos quedaron aquí fuera de
combate; siendo en estremo sensible nuestra pérdi-
da, si no por l,a escesiva ca_ntidad; por la calidad de
ella, y porque el éxito de esta liza fué contrarió di
todo puntó á la~ grandes probabilidades yaun segu-
ridades de triunfo que consigo llevában ent~nccs
nuestras armas.-Los cuerpos que mas: sufrieron
fueron ¡'Os coJ.a~eros y lairi'ranteria de la legion




-'134-
que entró á lá bayoneta. Dos batallones facciosos
que recibieron'laprimeracarga, quedaron reducidos
á 400 hombres. Nuestros lanceros, los polacos y el
regimiento de caballería de Borbonciñéronse glorio-
sos laureles. El campo quedó, como es consiguiente,
por los carlistas, á cuyo lado se lijó la victoria que
fueron á c:tlltar á Huesca. Los nuestros recejaron
subre' Almudevai, sosten,iendo por espacio de una
hora la reti~a ,quQ fué .de gran mérito, y enla
cual se condujo con pericia y serenidad admirables
el ya citado brigadier D. Antonio Van-Halen. Nues-
tros argelinos dieron tambien en esta ocasion palen-
tes pruebas de su escesivo valor.


A espaldas de los de Iribarren, no lejos del sitio
OOiqUC, se empeñó el combate, existe una laguna que
cuando está lIC1ia~como entonces casual y fatalmente
acontccia t 'tendrá media legua de circunfercm;ia. En
esta ,laguna perecieron ahogados I!luchos de lluestros
valientes, que tr.atan40de' s"l varse, viéndose acosados
por 1()S enemigos, arrojábanse inadvertidos 31 agua.
Tal era -el des6rden , J tal la confusion que en aque-
llos momentos terribles reinaba en nuestras lilas;


Reñido y' obstinadísimo combate este de Huoica
en el cual. á pesar del incomparable arrojo é inimi-
table, valor de los soldados que ,. conducia Iriharre·n,
(lue llegaron Tcpelidas veces hasta pisar las calle~ de
la ciudad al traves de copiQsas granizadas de plo-
mo·, preguntando ágritQS por el palacio episcopal,




-135-
que era ]a m:lDsion del Pretendiente, púsose sin cm~
hargo eo evidencia lo nect'saria flue es la disciplina
para moderar los ímpetus del heroismo, y que l<ls
mejores deseos, el valor mas acendrado, son sin la
estrictllobservancia de aqnella la ruina infalible de
los ejércitos, siendo muycierlo el dicho aquel célebre
de uno de nuestros mas' distinguidos historiadores,
que juzga que ~(en la guerra pel~a mas la cabeza que
las .manos.JI -}!as prevision y ~as cálculo en el
desvcDturado gefe que comandaba nuestra ~anería,
lDaS subordinacion y prudencia en los soldados que
él gobernaba, y la patria no hubiera tenido que llo-
rar lanlas y tan enormes y sensibles pérdidas ~ ni
aquel desgraciado hubiera puesl<l fin á sus dias, víc-
tima de unas faltas que recuerda la memoria y la
historia consigna, para que sirvan de salud .. ble lec-
~ion en los tiempos venideros.


Ochocientos caballos nuestros, en I~s que seha-
llctbot lo mas florido y hermoso que poseíamos (lU-
tOnces de esta arma, á saber, dos escuadrones de
lanceros, dos de coraceros, dos de granaderos, uno
de cazad<lres, todos estos de la Guardia Real, mas
otro escuadron del regimiento de Borbon, fuerzas
-que bien empleadas bubieran sido mas que soocicn-
leil para anonadar ¡j los espedicionarios en el nuevo
terreno que habian elegido, hallaron aquí frustradQ
su designio é inutilizados sus esfl&r·zos, siendo así
que eo el ()tro~mpo solo bw.ia se{ecienl<ls malos




-136-
caballos, que apenas podi¡in equipararse á la cuarta
parte de. los nucsiros:' Tambien nuestra infantería
era nurneros¿i,aguértida y brillante, digila en verdad
de 01ro premiO. muy distinto del que la deparó la
suerte 'enaqoeld'iafúneslo y de 'aciaga recordacion,
en que un 'cscesO'de confianza) un abuso de bravura,
rompiendo los lazos' de la dísciplill!J, hicieron ,fraca-
sar el éxito de una batalla; que jamils, ni aun 'en
sueños, debió el carlista enumerar en el catálogo de
sús vÍetorias; Pero"es ciego el destino', y da pásosá
veces, que aleJándole de la anhelada senda del ¡¡cie,.,:,
to, precipitan al hombre en un abismo de errores y
desgracias.


, Reliró~e'lribarrencon los. suyos, segun hemos
dicho ,al ,illm'ediato pueblo de Almudeur, y de-
sistiéndose del mando, á causa de sus heridás; to..:.
móle interinamente el bizarro brigadier Conrad que
comand:lba Inlegihn 'francesa que taritós servicios
prestó 'en este dja , señaladamente al sosleneda reti-
rada; siendo esta la única ó una de las muy pocas
fuerzas en quienes no hizo quiebra la disdplina en
aquel(os crílicos momentos.-EI siguiente dia 2-5
priv6 á la patria de uno de sus mas esclarecidos hi-
jos,' habiendó muerto aquel general, masque por
efecto de suspadeeimientos f'rsicos , afectado su áni-
mo coh.la terrihle impresion qM en 'él hizo la rota
tan ine'!iperada como infausta que vióallí sufrir á sus
soldados. El'a'lrl"ibarrén un militar esf(}rzado J ra-




-137- '
tiente, conocedor además de sus altos deberes como
POCQS de los infinitos que en España logran ceñir la
faja, honrado, sagaz, muy decidido á favor d'(j los
principios liberales, caballero y pundonoroso en fin
hasta el estremo de echar sobre sí la responsabilidad
de agenas faltas, de lo cual nos di'ó una prueba sió-
guiar poca!! horas antes de su muerte. Impósible era
á este benemérito gefe culpar la desgracia de otro,
SU amigo; desgracia que contemplaba él mas qtie
espiada con una muerte, digna tambiende ser eter-
namente llorada.-Hahiendo ordenado Conrad reli':"
¡oar los heridos del espresado pueMo, de Almudevar,
en donde no los contempl,lha libres de riesgo, Súpo-
Jo Iribarren y le hizo comparecer á so presencia,
manifestándole desd() el lecho del dolor, pero ron la
ent-ere'Za que no le desampar6 aun en los lÍltimos mO-
mentos, que no se removiese á los heridos de aquel
pueblo, donde podian tener la asistencia necésarid, y
estabpn con entera seguridad aunque al r~ente del
enemigo. Tal ~ra la confianza y talla her6ica reso-
Jucion de este malhadado caudillo. Pocos inslantes
despues hahia dado ya 'fin á su existencia. Hasta que
esta termin6 estuvo dando disposiciones para dirigir
las operaciones de nuestras tropas contra las enemi-
gas, lleno de una firme esperanza en los resultados.
Murió -al fin: el ejército y la España entera le:Uora-
ron: la suerte favoreciÓ al faccioso dirigiendo dos
golpes qne nos privaron de los d9s primeros gefe¡




-138-
que, mandaban las tropas leales cnso persecucion,
'ide los PI'¡me:ros lambicn que boaraban al ejército
español.


En el citado dia 25 se hanaba el general BucreDS
enZaragou wn las fl.lerzas que componian su divi-
sion y 'la brigada de Villap;adiema, '. en nómero de
5,000 iafantes, 600 cabanos y 4 piczus de artillería.
Nuevo,motivo para bacer un recuerdo desesperado
de lo acaecido en Hucsca. Et mismo di", luego de
saber este su-cel'O, salió dicho gene ... "l de la capital
de AllagOR, al frente de estas lucidas tropas, via
del Dorte, á incorporarse con el ejército dc Con-
roo, quien bubo de eeder á Buereos el mando que
por ~r-deQaQza le -correspoudia.Pocos dias ,despucs
rué ~te reemplazado por el general en gefe del
ejército del centro, capitan general de AragoD y
Valencia, D. lbrcelino Oráa, quien por este tiempo
se bailaba ~nel bajo AragOD. desde dontrese enca-
minócá Zaragoza~ pasando dce aquí á Berhegal, pun-
toen el <:ual estaba ya constituido el ctlartel general
de nuestras tropas, que se hallaban distribuidas Me-
más ea los de Selgua y Castejon de la Puente, si-
tuados todos en las cercanías d'e Barbastro, á donde
se habia trasladado D. Cál'los con sus huestes, eons-
tant~ en su propósito de cruzar el Cinca.


Uállase esta ciudad de Barbastro asentada en un
110'0 que dominan 'tarias alturas tomadas todas por
nuestras tropas; IJl5lS ;sin que (uesedadD á 'estas diri-




-139-
iir Sil embestida. que no podria menos de ser im..-
prudente. conLra una pobladon que contiene edili-
cios muy sólidos, defendida por 20 batallanes, Y si-
tuada en terreno nada tÍ propósito para que obrase la
caballería, que era la que podia y Aebia proporcio-
nar á nuestras armas completo ·triunCo. Pero COlilo
unadesgraeia. especialmente en -la -guerra" nunca
viene sola, siendo por el contrario las mas veces
preeursora de otras calamidades,aconleció aquí que
la de HUClca 'tuvo por in~iata y falaHsima conse-
cuencia otra .muy deplorable.en Ilarbaslro.


Con el fin de elegir posiciones desde dondeob-
serrar á Jos contrarios, mantenerlos en conLinua
alarma y atacarlos con ventaja. necesitaba Oráa prac-
ticar un.reconocimientO' s-obre la estancia de aque-
1I0s. su fuerza y sus intenciones. Resol vióse á ha-
cerlo sin demora; y rennidas al efecto todas las .bri-
gadaseo la cordillera de la Torre. de Gracia ..hilO
queJo, batallones. de la vanguardi.a ~e cada ltlIa de
las divisiones formasen una línea de masas á distaD-
cia de batallon, y una columna las compañías de ea-
zadores, desplegando ulla mitad en guerrillas soste-
aidas por las reservas parciales, estas por la general
y por las masa8, cubierlosconvenienlemt'mle los ilaD~
cos de 111 línea, y protegidos por la correspondiente
cah.iliería ligera.-En tal disfJOSicion, ordenó .,. .. n-
zar las :tropas .~ las alturas que tenia delante,Jascna-
les enSeñoreabau, eom& hemos dicbo, Ha ciudad de




-14.0-
Barbastro, dejando en segunda línea dos hataUon~
de la columna del brigadier Villápadicrna, tres de
la de Navarra del malldo del brigadier Conrad .. y
otros tres de la tercera del ejéreito del Norte á las
órdenes del dé i¡;u:rl claseD. Ramon Solano, dos
baterías rodadas y otra de montaña y dos escuadro-
nes para operar segun los movimientos queegecu-
tase la primera línea.


La 'brigada que form'aba el ala izquierda 1l~g6
»in obstácuJoal punto que se le habia designado; y
ooterado desde allí ,de la colocacion de las frierzall
enemigas, notó Oráa que algunas de ellas, con equi-
pages, marchaban por el camino de Graus, abando-
nando al propio tiempo la formidable posicion de la
ermita del Pueyo, y dejándole enteramen.te libre
el flanco izquierdo. Alento tí esta circunstancia, dis-
puso nuestro genorar que variando de direccion á Ja
derecha 'se e'hcamioa5e'la referida brigada de la iz-
quierda sobre ,aquella cordillera, marchando 'él á
unirse á la del centro. que iba' tí cargo del coronel
del Príncipe D. Sixto Fajat:do, y que debia haber
Hcupado la cumbre al mismo tiempo que aquella;
pero vióse tristemente sorpre~dido" al observar que
no solo, no se ,babia' verificado así, sino que dispersos
sus batallones, vagabaI.l desmandado'l por el llano,
dando funesto egemplo del 'mas completodésórden.
Noladoqué búbo este iucidenle, tan desagradable,
descendió Oráa de la altura,' envió varios oficiales de




-141-
plana -mayor y ayudantes para que contribu,Yesen á
reorganizar aquellas fuerzas, J puesto él á la cabeza
del escuadron destinado á proteger á los tiradores,
hizo frente á la caballería enemiga que amenazab"
por c1l1ano. L~ de los eSClJadrones 4.° y 6.° ligeros
{Iue se hallaba en el ala derecha, y que anteriormen-
te se habia conducido hien, amagó á la tic los rebel-
des, intentando carg::rl:l; pero repenliname;lte yol-
,iú ahora lall11~ien lliés atrás, dejando á la infantería
eSlmesta á ~er arrollada.


Tan inesperados como inesplicables suceso~,
obligaron al ger.eral ú disponer de algunas fuerzas
de la segunda línea, y á permanecer constantemellte'
en los punlos annzados y espuestos al fuego, á fin
Je evitar con su presencia maJor descalabro. Aquí
fué donde Ichirieron dos caballos, y otro de un 01'-
denar~a. Los enemigos que estaban preparados á
emprender su retirada por Graus, luego que vi ero ..


• flaquear á lo~ nuestros, los acometieron con osadía é
.intrepidez, aprovechando así la favorable ocasion
que se les ofrecia; cargaron con ohstinacíon y vigol'
por el centro J ala derecha, queriendo envoher es-
la, atacando aquel, cmpetiálldosc por lo tanto formal-
mente la accion, que hubiera sido quizá la mas fu-
nesta de todas l' nucstns tropas, sin los esfuerzos
del denodado brigadirr D. Diego Leon , el vencedor
de VilIarrobledo, que hath sucedido ú su sobrino
en el mando 'tic la caballería, y que condujo esta ar,...




-142-
ma con su acostumbrada bravura preservando de ra-
tal desgracia -á nuestro ejército. Casi lodas nuestras
fuerzas entraron en ruego para contener al enemigo:
nuestra artillería. rodada y de montaña y la de la le-
gion auxiliar francesa jugaron admi~ablemente: la
accion fué sangrienta, encarnizada de uaa y otra
part,e; durando lo fuerte de ella desde las diez de la
mañana ·del 2 de junio hasta muy entrada la noche:
los nacionales de caballería de Barbas~ro prestaron en
esta ocasion un servicio importantísimo, dirigiendo
los escuadrones por caminos y veredas que solo á los
naturales del pais era dado conocer. El campo que-
dó por los carlistas, que, envalentonados con lo de
Huesca , desplegaron grande arrojo en este dia. Po-
sesionáronse de las alturas cercanas á Barbastro,
ocupadas antes por las tropas constitucionales, vién-
dose esbs pa'ecisadas á retirarse á sus antigues can-
tones. En esta desgraciada accioo murió el bizarro y


• distinguido brigadier D. José Contad, comandante
gcnE'ral de la legion auxiliar francesa, finado por una
bala enemiga junto al espresado santuario del Pueyo,
á tiempo que se ocupaba en contener el desórden que
tambien en su gente se babia introducido. Este ilus-
tre francés, veneranda reliquia tic la funesta jornada
de Huesca, babia rivalizado siempre en pericia y va-
lorcon los mas aventajados ge.fes espaíloles.


La pérdida del enemigo rué grande, tÍ caUSa del
estrago que le ocasionó nuestra artillería. La nuestra




-143-
empero Do-bajó de 80 muertos y mas de 600, heri-
dpsde todas armas; siendo de 1I0tar que la retirada
se verificó COD: tal órdeu, que niugullo .de est-os que-
dó en poder de los vencedores. Es sobre todo dig-
no de singular memoria y de cumplido elogio el
comportamiento del mariscal de campoD. José Bue-
rens, los brigadieres Leon y Van-~alen, así como
el ent~ndido y valiente coronel, gefe de la plaDa ma-
yor gooellal, D. l)Qmingo Aristizabal.-Conc1uire-
mos el robto de tan,infaustos sucesos; diciendo so-
lamente que si consideramos la mengua que CltpO
en estos dias á las trepas aguerridas y familiarizadas
con la victoria; fuertes, poruna numerosa y brillau-
le caballería, y por la es'Cclente artillería de cuya
arma carecian los enemigos; muy superiores, por la
calidad de ellas y por la disciplina; que cuando fue-
ron vencidas en Barbastro no bajaban de diez Y ocho
á veintl} mil hombres; y que c:sto sucede precisamen-
te, no en Navarra ni en las provincias vascongadas,
ni en el bajo Ar.agon, ni en Cataluña; sino á la Qri-
Jla izquierda del Ebro, antes de pasar el Cinca, en
un pais que física y moralmente consid~rado debió
haber ofrecido tantas y tan incalculables ventajas á
los ejércitos que sostenian la causa de la libertad,
cáusanos ciertamente un profundo asombro el ver
tanla ceguedad y falta de tino en la direccion de
nuestras armas.


A los tfl~S dias salió el Pretendiente de Barllastro




-tU-
con direccion á Estada y EstadHla .. en cuyas barcas
pasó la espedicion el Cinca con escándalo de toda
España, que ,DO podia menos de irritarse al ver que
ni Oraa' con sus 20,000 hombres, ni el baron dí'
Meer, copitan geñeral del Principado, que con 4,000
irífantés y 200 caballos se haUabaen Monzón, im-
pidieron á D. Cá~los el cruzar este rio por un pun-
to cn el cual invirtieron mucho tiempo los facciosos
para atrilvesarle, puesto que solo 50 hombres po-
dian hacerlo de una ,ez. El único, paso quehabia,
(1 seis leguas de este, estaba obstr-uido por 12,000
nacionales de la pro\ incia , los cuales habiJnimpe-
dido, dnrante la permanencia de los espedieionarios
en Barbastro rl paso de todos los recursos, viéndo-
se aquellos reducidos á las pro~isiones de que los
abaslecia Barbastro y dos ó tres aldeas inmediatas.
El rio, por otra parte, hallábase entonces invadea-
ble, por ser la época en que se deshacen las nieves
de los Pil·ineos.


A pesar de todo, el señor Oráa , que supo á las
doce de aquella misma noche la salida del Preten-
diente y qne este habia uejado en Barbaslro cuatro
batallones á retaguardia, los que pudo haber copa-
do facilmente, si desplega la oportuna acthidad; le-
jos de hacerlo así, aguardó á salir muy entrada y3
la mañana; yen vez de hacerlo por la parte de oriente
del Berbegal, donde se hallaba, lo verificó por elnor-
te, mandando que los soldados se parasen por com-




-.145-
¡millaS áhehcr agua en una halsa inmediata al pue-
!.I() ,siendo así que en este, Plldieron heb~r cuanta
fluisiesen por ser abulldaJllísimo; logrando, en fuer-
la de tanta calma, llegar á tiempo en qUQ ya habia
pasado toda la [acciun, menos un batallo'l, el 4.· de-
1I0minado de Castilla, cuyo alcance y lotal 'dcstruc-
cion fué <lchi.lo al int~ré5 y celo de los nacionales de
cahallcria que dos di¡lsantes habian prestado igua-
les servicios. Quinientos ,de aquellos infelices pe-
r~cieroll ahogados Cll,el rio. qQc. con mas Jedos-
cicntGs cincuenta que fu,croa hechos priSiGllCl'OS,
componian el esprcsado hali,lIol1 de Castilla.


Tampoco el Lw.roll 1IIl<.IUVO ml,ly $olícilo en el
tlumplimiel'lLo de los altos deberes que tenia sobre
sí ; pues pudiendo y debiendo haber saUdo á impe-
dir el paso el dia anterior á los rebeldes., operacioll
fácil de llevar á cabo á eorta fuerza contra o\ra,. por
muy superior que ella sea, en pasos como el que
aquí atravesó el faccioso, no salió sin ~mbarg'o de
!Ionzon hasta que los nacionales de esta plaza y 10l'
de Barbaslra, que daban la guarnicion, hubieron de
disgustarse profundamente manifl'slándosc quejosos
de lanla ¡naccion, con csp,ecialidad al oir los tiros á
la, parte opuesta del río,' en el choque en, que' pere-
ció el ya mencionado batallon de Castilla. Aguijado
entonces Meer salió de la plaza al freote de sus trQ-
pas sin desviarse á mas distancia que un tiro de ha-
la de la misma, á donde se replegó seguidamellte


'1'0&1. 11. 10




-146-
liando {lOf' motivo ú pretesto el haber cesado el fue-
go.-Durante esta accion hallábase el Prctendien~e
en Estadíll .... , es decir, á una legua de distalld .... dd
teatro de ella, y dos de Monzon , formando los tres
llUnLos un triángulo; y es mUl digno de lIotarse que
tan luego como tUfO aviso de etla , segun· trlldicion
constante en aquel pais, salió al baleon y ~irando al
¡lUnLo de donde partían los fuegos, csctamó deses-
perado: ¡No es esto lo que tenia tratado con Oráa/-
Si se tiene. además en cuenta que el baron de l\Icir
pudo y debió haber acudida el dia de la accíon de
Barbastro, aumentando así la fuerza nuestra y el
terror al enemigo, y que situado despues en Fons
debió háber jmped~do desde este punto el paso á los
rebeldes, podrá así esplicarse fácilmenle el.ma\ é~ilo
de nuestras operaciones en el alto Aragon , y la es-
traña ¡rrurcion del Pretendiente en Cataluña.


Preciso era empero atajar ya los intentos de este
y vohér por cfhonor de nuestras armas. Nocra hien
tluesoldados acostumbrados siempre á vencer re-
presentasen ahora el triste papel de los vencidos. Ja~
más se vi<'i escarmentado el valor de nuestras aguer-
ridas tropas; y si alguna vez sus gefes, flaqueando
del lado ~l~prestez~, de la exactilúd {t de la-6deli-
liad tal vez, ó acaso pllg'ándo, como aconteció en oca~
siones, un trihuto:á su al'ro-jamiento escesivo ú á su
imprudente ó mal dirigido valor, las bi'Cieron desviar
tIc 1:\ sendl1 por donde siempre caminan los ven('C11o-~




-147-
res, Men pronto vol viendo de esa especie de }(ltargo,
en que nos sumergen las espeloanzas frustadas y la
terrible pena de contrariedad que llevan consigo lo~
eonh11lliempos imprevistos de la guerra, han hecho
patente al mundo flue los héroes de I.uch.ma nunca
~ucumben por mas que la fortuna se empeiie alguna
vez en vol vedes desdeiiosa la espalda. Así sucedió
cabalmenle 011 los dias en que vamos; y no pasaron
muchos sin (¡ue las rotas dc-HuElsca y Barbaslro fue-
sen ¡nas que deJ:¡idamentc compensadas-por medio
-de ~olen1nes Iriunfos alcanz,ttiQs por nuestr38 armas
l'1I't'llerrilorio catalan.


Hnhí.ue retirado el baron de 3feer á Lérida, y
hallándose ya invadido par los rebeldes el distrito de
8U manda, tocábalc mas:rar en los campos de hata--
Ila la enología y eficacia que babia derecho de exigir
enlonces del gefe militar del Principa40y su ejér-
cito. Desde A.grallltlnt á donde se lr1!!\~a4ó en. segui .....
,¡JIl, púsose-en marcba:al amanecer del 12 de junio,
persiguiendo al enemigo en direccion de Guisona_
D~. Cárlos que habia asociado á sus batallones cspe-
dicionnrios gran número de facciosos indígenas. r.e-
solviópresentar el combate en las cercanías de aqud
pU(~~ti0', L3· mas perentoria necesidad urgía )' obli-
gaha al :¡>·relcndienle á tomar. una.r~solucioll de tal


-naluraleza" puesto que falto de víveres y sin espe-
fanllll de 1.0$ .SOGOrros qu.e en. vano habia pedido :í
~a~'arra"ór'llc,for~oso desembarazarse:y sacudir uu




-14.8-
tantó ('1 pesado yugo dc sus perseguidores para po-
der respirar y vivir en el Pl'Íncipado; pero desgra-
ciadamente para él, ignoraba sin duda que el im-
pulso aterrador de nuestras armas no era enemigo
menos temible á sus oj08, que juntos todos los rigo-
res de la escasez y el hd!llbre.


A las dos horas de marcha descubrió ya el baron
á los rcbeldes que apreslados á la I)c1ea se hallaban
en posicion, apoyando su derecha casi á la aItu~a del
referido punto de Guisona, su izquierda en Gr,¡ , J


Jlrolongando su Iínga de batalla en una estension de
media legua que tcnian delante, al propio tiempo
que ocupaban con a'guna fU~l'Ia \os pu~M\)~ de San
Martin y la Moraíia.-Tres empinados Cf'rros que
unidos en anfiteatro por su parte superior prescuta-
banelros tantos ángulos salientes y escarpados al ene-
migo, const.ituían el terreno favorecido que lUeer
debia cubrir por prestarle un frente igual al de la Ií-
"nea de los contrarios, siendo al mismo tiempo base de
donde hici~se partir sus movimientos, J segura de-
fensa, caso de que la suerte no favoreciera á nuestrai
armas. A consecuencia de la posicion indicada y de
baberse quedado sobre un flanco la brigada que regia
Clemente, en ánimo de observar los movimientos dl'l
enemigo y cubrir ]a marcha del genl'ral en .gefe, rc-
sultó en cabeza la '4.a division, rcforzada con los hú-
sares de la Princesa, al mando inmediato del general
BuerenS. "Marchó este bizarro gdc hasta dilr vist;¡ á




-149-
Grá; y formada In di ,'ision en batalla por masas á
liro de cañoQ del enemigo, cstableciérons-e las bate-
rías rodada y de montalia, empezando á jugar con
notable acierto, mientras que adelantadas sostenian
un "ivo fuego las tres compañías de cazadores de la
primera brigada. Ordenó entonces el baron que el
primer batallo n del. 6. o infa~tería ligera atacase al
pueblo de la Morana; y habiéndose retardado esta
operacion por la naturaleza del·tcfreno, dispuso que
el: comandante general de la division, q~Q lo. era el
brigadier D. An tonio V an-Halen, marchase con los
dos batallones del segundo regimiento de la Guardia
á apoderarse de aquel pueblo queel enemigo no os6
disputar al denuedo de nuestros valientes.


Superado este obstáculo, mandó el general que
se reuniesen á su division los batallones de Africa y
Avila que Van-Halen !tabia dejado d~ su órd"n en la
primera posicion, apoyando la artillería; y este úl-
limo gefe·ordenó lambieo. desp\les que fuese refor-
zado por cualro compañías de A vila el puoblo de San
lIartín, que disputaba con empeño al enemigo la
divigion del brigadier Carbó, la cual habia sido
remplazada por la brigada Clemente en el ala dere-


. chao Instalada ya la línea de los nuestros, en los tér-
.minos qne se habia propuesto Meer, previno este al
general D. José Buereos , que CODo UU balalfon, el
primero de la Guardia Real, y el regimiento d~ hú-
sares, bajase desde la MO,rana á la llanura de Guiso-




-150-
na, con objeto de aprovechar desde ,allí el momento
oportuno de en vol nil' la derecha <lel enemigo, mien~
tras que para prepara .. el ataque del'eentrohaci .. ~I
geócrltl engefe'quebajase elbataUon de :Africa dés-
de fa Mor;na'áSan Martín,y la brigada~Clcmente al
fl'ente dehutsmo; deja}ldo el que bcopaba' deiaer ....
mita-; en fa; ooa~ del-ertttiíló 3poy.;lr la derecnade: la
línea dé balana por ta:lerrel'a division del ejército
del Norle,que babia reservado para el ataque de Grá.


, «Tal et'ael estádé) de ras ,cosos (dice Meer'én
«su parte), Ít las tres de'ia larde de esterlia! elaere-
«dilado regimienté) de Zamora al mismo tiem'po que
((sostenía/mil baleda de tres piezas dirigida conlra
«el pueblo de Grá, contra .. est~ba el ; 'Vivo, fu~o de
«(las guerriUás enemigas = el nbslinadocombate con
(lque'~nas' 'J -: olrll~ ptclen!inn liaéerse dueñas' dti 'ter-
«rerroiUte'rmedio; 'el ~lI'ñOhooj sostenido, por espacio
de éuátro' horas; los: rélterád()S el;i'uer.tos" de las
((tropás para 3rrollar b.tíne~ enemiga, nada' habia
"bastado' todavía para' romper el equilibrio entre 31ll-
(tilos ejércitos, yla victoria se mantenia indecisa,
«cuando' el general Büerens en cumplimiento tic
«mis instrucéiólÍ~s.. otdenl. al' hrigád'Í'er D. Diego
«Lc'on que mandabá la iiqoierda, que decididblnéO:"
({tésIÍ atatase' el 'Oáncoder~cho de los rebéld eS • Este
(lhC'Cbo estaba' res:ervado. iá, las lanzas' de la Princé5a
«r á ~. las h~Jonétn's de la Guardia. Tres' cOlllpa-
«ñíasdc1 primer batallon del 2.° regimiento; oon-




-151~
"uucidas po~ SU primer comandante D. Leonardo
~fA.·jas, avanzaron denodadamente al enemigo, y
«cuando este cargaba sobre ellas con fuerzas infini-
"lamente superiores, el bravo capitan de húsares
"D. José Concha con una sola mitad de tiradores diú
"una carga ve'ncedora, que apoyada despues por el
~bizarro brigadier Leou con otras repelida's, arroIlú
¡'al enemigo, y señaló principio á la victoria, repro-
«duciendo en lo~ ásperos campos del Cid los laureles
ltalcanzadO$ en las·llanuras de Villaro'bledo. SituadQ
«Buercns perpendicularmente sobre el flanco dere-
((cho de los rebeldes, era ocasion de aprovechar tan
(,conocida ~entaja, y al instante dispuse que se hicie-
((se general el ataqne: lo empezó por (jI centro el co-


. oronel D. José Clemente, gefe de la brigada de van-
"guardia, preoodidopor alguna fuerza del 6.0 de
«inf¡lQtería ligera y provincial de Avila.caD algllftO§
¡'caballos ilel escuadron ,de14.? de Hile!" C1>010 'cl
«enemigo ocupaba aun en fuérza ,I!l pueblo de Grá,
((pudo oponer á Clemente 11M resistencia, obslina-
"da. Rechaz,ldo una vez el batallooestrangero, sus
«dignos oficiales, sin 'Volver lltrás un :¡¡olo paso, ·cla-
(,uron sus sables en el suelo, y gritaron ida vista
«de todo el ejér~ito, que alli morwn por lsaoolll y'
«por Espq¡ia; y los soldados fueron i1,s-us puostos.
«Allí .perecieron no pocos valtenl.es, y ¡,tU fué herido.
«de muerte el velerano brigadier D. Dauiell)orgen,
({coronel de los granaderOs de Opórlo, que en una




-152-
«hlrga carrera militar habia ennoblecido su nomhre
«tres naciones " J sobrevivido á la batalla de las lJi-
«rámides ., ,11 cañon de Water/oo.j¡


.


En tal situadon era preci80 refonar á Clemente,
para lo cual avanzó la primera brigada d~ la lercera
division del ejército del norte, al mando del valiente
coronE'1 D. Cayelano Urbina, con el escuadron del
cuarto de línea. La presencia de estas bizarras tro-
pas y las brillantes cargas que tanto el cuarto de lí-
nea cOlno los lanceros y cazadores de la' Guardia
Real egecutaron en pocos instantes. tuvieron á raya
á los rebeldes refrenando en gran manera su auda-
cia. Entonces fué'herido gr<lvemeute de fuego y ba-
!oneta el bravocapitan del Infante D. tuis de Cas-
lejoo. qne dió pruebas de admir-able een-nidad' en
medio de UD batallon navarro. Los momentos eran
crílie.os, decisivos; y penelradoelharonde ta ftece-
sitiad de ar['ollar impetuosamente el ee'lltro yla de-
recha, puestO' á la cabeza del batallo n de A frica y
cahallería de Castilla, 1.0 ligero, rompió en person:l.
el centro desalojando sucesivamente á los carlistas de
todas I<ls posiciones que á su frente ocupaban.


Entre tltnto el coronel de estado mayor D. Ma-
nuel Mazarredo, en cumplimiento de ~rdene& comu-
nieadas por el general en' gel'e, atacó -de frente al
pueblo de Grá- con alguna fuerza de la Albuera y
dos compañías de Avila, al mismo tiempo que p,0r
una feliz oportunidad el brigadiar comandanle gene-




-153-
rill de la tercera division. D. Ramon 8olano, ló man-
dó eg~utar por la derecha al coronel D. Juan de la
Pozuela con la segunda brigada de la misma. El ata-
que fué simultáneo, ordenado, vigoroso; y las
huestes espedicionarias de D. Cárlos viéronse pre-
cisadas á ceder á las bayonetas de los soldados cons-
tilucionalp.s. Las calles de Grá aparecieron en pocos
instantes cubiertas de cadáveres, y los facciosos que
pudieron salv3l'se sé refugiaron en las cercas y va-
llados que habia á retaguar~ia ; J que MaZ'3lT~do
mandó tomar por las guerrillas de Avila, la AI-
buera y Príncipe, á cllyo apoyo marchaban en co-'
lumnalas fuerzas mismas que habian ocupado el
pueblo. En esta sazon el ejército todo babia dejado
muy á su espalda la línca que durante" seisboras
y con tanta tenacidad y arrojo habia defendido el
contrario, que arrollado y disperso era perseguido
iin cesar por todas partes , señaladamente por el
"¡zarro coronel: Urbiná que le siguió sin" descanso
hasta cerca de CerTera, en donde pernoctó este gefe,
decidiéndose así una de las victorias maS memora-
bles que han alcanzado nuostras armas en esta cam-
paña.


Vencidas las masas fugitivas de Navarra ~ ater-
radas las indomables y terribles bordas calalanas, re-
beldes siempre al freno de las leyes y estrañas á "la
disciplina; humillado el orgullo de D." Cárlos un
tanto engreido con los inesperados triunfos que aca-




..


-15.i-
haba íle lograr en el all.o Arllgon, Jos campos de
Gr4.flJcron el sepulcro que enterró para siempre 1:&$
espctanzas é ilusiones que dentro y fuera de Espa~
ua' habian concebido los sectarios de aquel Príncipe
J de ,la CllUsa que él rop,resentaba. ,Esta gloriosa jor-
l1a4u,c9SIÓ á nuestros bravos la sensible pérdida de
uD,b,igadier ,{res geCes • 34 oficiales y 6.t6 indi-
viduos de tr'opaque con 57 cabalJosquedaron fuera
de combale.Cuátrocientos muertos ,·mas de 200 he-
rid08lqué~ay~on en poder de nuestras tropas, ctr-
ca de 700 entre prisiorieros y plIsndos. y el gran nú-
mero de armas recugidas á los rebeldes, hace subir
la pérdida de estos á mas de 2,000 hombres. Sin em-
h.1rgo~ mayor aun pudo ser y mas trascendentales las
consfÍcuenciasdeeste' glorioso becho de armas,' si
el ba'ron de lIeer, 'que tan denodadamentese;condu-
jo eneste.pia, haciendo olvidar encrerto modo las
enormes faltas que babia eometidO:en los ~nteriorcl!lt
hubiera querido dar cima á su proezh j aprovechan-
do todas las ventajas que las circl1nstantias leofre-
cieron para dar feliz complemento á tan singular
hazaña. El geCe de nuestra caballería debió baber
becho seis mil prisioneros sin trabajo alguno en, la
cal'~a que dió á lolfacciosos cuando ya huian disper-
SO'S; ",nuestro general en gefe entonces inand6 locar
retirada',poi' dos vece!!, enviando ála tercera un ayn~
dante con órden cspresa dé que digese á aqnel 'que
si eontinttaba el mO'DimÍtnto, tlevase entendido que




-155-
abraba bajo su responsabilidad personal. Palabras que
flcsagradaron tanto á los gefes que gobernaban la
(,aballeria n~estrá, que amostazado Zallala mandó
cchar pié á tierra viniÍ'ndose con los caballos del
diestr\)o El esforzado Diego Leon, cuya lanza brill6
tanto cn los campos de Grá, sostUYO á consecuencia
de esto una rcyerta acalorada con M(~er; es fama que
llegó hasta desafiarle; pero lo que es de todo punto
cierto, ~s que Leon se separó desde entonces de las
órdenes del baron, retirándose á harcelona disguli-
tallo y haciendo propósito de no volver á servir
hajo el mando de aquel jamás.




1 "f




Prosigue la esped-icion de D. Cárlos: jl!ra !f pro-
mulgacíon de la CONSTlTliCI(}.'\" POLÍTICA DE 1837:
o/'ra espedicion del rebelde Zariáteg1l'i; acerca~e
ti Pretendiente á la cór/e: entra en 'ella ESPAR-
l'lmo,: los sucesos de Aravaca ocasionan la cai-
da del ministerio Calatrava: asesinatos de 1,'(,/-
q·jos ge(es miíi/arl's en el Norte.'


OCAS ocasiones se presentan tan
oportunas, tan convenie ntes, tan
propióas para terminar la guer-
ra por medio de las armas, ani-
quilando las fuerzas, destruyen-
do todos los medios" y acabando
de una vez con las esperanzas to-


das de D. Cárlos y sus secuaces, como
esta que nos ofreció el príncipe rebel-
de en su descabellada correría. Desde
que este, viniendo de .Porlugal por


Inglaterra, y atravesando despues de in-
c6gnito la Francia, penetl'ó en las provin-
cias suhlevadas para dar .~iete años d~ guer-


fU y ,labrar la desgracia de una nacíon que tantos
aiíos ""'lit, proporcionado á úl de hartl1ra ydeggees




-158"""","
~n vegetallíoJganza, concibió eI·proyectode desta-
car grandes rilasas de fuerza con el fin de insurrec-
donar el resto de Jamonarquía, llevando la deso-
lacíon mas espantosa por todos su~ ángulos. Guer-
gllé p1lSÓ ya con este objeto? al principiar la guerra,
.:. Cataluña; Batanero despues marc.hÓ á Cai;tillu; Go-
mez á Galicia ; SaJl~ á Asturias, lo cual pone de ma-
nifiesto el plan de .loscar/istas en Qst<lS espcdicio-
ud ,que no era otro que 111 de ligar en una línea
contínua de insurreccionfodo el sistema pil'enáico,
y el terreno montaiioso comprendido desde el cabo
Creu.r lwsta el Finis[erre. Afortunadamente el ca-
dete!, el espíritu y buen sentido de los pue-bloi
Jel ¡¡lt9 Aragon, rompió (¡sta Iíneade bataHi'; y he-
cha esta interrupcion, f¡dtand~ el centfo ú at rncn!)s
uno de}os pUl~tos mas notables y e~enciaie$j bllhie-
r"}ll.dere~urrir los c;¡rlistas:4 olró medlo:'lIcvar la
g~~rra. at'.h~jo, Ar'ago~ 1 y hacerla t~mb[e.n'estel1si va
á . alguna de las provin~ia~.meridionales.:.. <':'


Mas ni aun así log"aron los directores de JaJac-
cion el intento'que con tanto aran se habían pro~


. pueslo : y firmes en la "csolucionprimcra, lisonjc.:i-
h'lIllje de poderla llevar [¡ cabo ahora que tralába de
1'1!a.lilarbnada ,Q.1CllUS q~c el mismoPr~lendie'nte.
P\,fo·sin duda ignoraha t'sl,e y; ~us' adictos qli~. ':á-Jós
obslác.~I~s que sicmp~e,ll,1biiq),rqsentado, h~'cn­
tOl1ces~la ell)prcsa~ ,ha.bia, que añadirab(}l'a el can-


. saucio :d<! los pueblos, trabajados con·t¡lIltos años de




-159-
interminahle guerl'a, y el espíritu de escision: que b
rivalidad y la envidia babian ido 'creando y fomen-
tando cada dia mas en las filas carlistas, ~atural era
que al salir el Pretendiente de las provinciás se des-
perta~en y agitasen' ma~ aquellas pasiones entre hom-
bres ,cuya ferocidad se ensañaba á medida que in-
tervenian en elJa rencores é interesadas miras de
prov¡ncialismo, Prueba clara de esta ,'erdad es la
furiosa proclama que el 'rebelde Quilez, gefe de la
caballería facciosa dd',ejército de 'Nava'rra ,dirigió
a sus paisanos los 'aragoneses, desde 'Pons ~on' fe-
cha 17 ele este junio;


Despues de hacer cumplida enumeracion de 105
servicios que !Iabia prestado en un principio oí ,h
causa de D. ClÍrlos en Aragon, y los resuhados'qu~
iC lisonjeaba obtener á vista del bizarro'comporta-
miento de sus compatricios, cuando estuvieron bajo
IiU mando, continúa esplicándose de esta soorte:· .


«Tal ('ra vuestra conducta, y á no haberos ~bte­
(,yenido con el carácter de gefe principal, un adve-
,.nedito catalan, inmoml, ambicioso y ~isolllto, ni
.nuestro suelo lamentaría sus crueldades y la' mas
.fatal miseria, ni serian hoy tan escasos nuestros
.triunfos sobre los rebeldes. EstendeJ . Utm mirada
... á nuestro pais y comparad su ruinoso 'estado con el
.n(jreciente que tenia :lutes de sujetarse al cap¡oicho
"de ese hombre feroz, de ese búrbaro" deshohot' de
~IOi c:irlfstas, de eSQ Cabrera, as~sinQ- t'an -ernel'co-





-160-
(,mo mililar éobarde, de ese catalan en fin que jue ..
~ga con vosotros como con esclavos hasta privaros
«de gofes aragoneses bizarros t instruidos, amantes
«de su patria, y cual ningunos del rey y de la Jgle-
«sia. Midecision y obediencia me alejaron de voso-
«[ros para el ejércilo de Navarra; y aunque tan di s-


"' (Itante, no he ignorado el desprecio con que os lra-
da ese perverso, subyugándoos á gefes catalanes, J
«(despojándQos de vueslros benemérilos compatricios
«A.r.év<lll>, Hl'rrero, Cabañero, Bonet y de olros, a/
"paso que dispensando á aquellos consideraciones.
(honores y mandos hasta el gobierno de Cantavieja
«iÍ un catalan: y ¿á qué puede conducir tan injusta
~preferén,cia? no á otra cosa qne á hacerse con un
.\capitul de dinero para abandonaros tal vez en esos
(IUlO~entos en que peligra nuestra c¡jusa. Mucho
filiémpG hace debiais haberos desprendido de esos
~maDdarines catalanes, y hoyes urgentísimo los SQ-
"pareis de vosotros para no Veros envueltos en la
«tuicion que os prepardn.1l


«Demasiado fund<lmento me asiste para aconSQ-
"jaros esta reso/ncion, porque acobardados vúeslros
«estrafios gefes con los considerables descalabros que
«ban tenido las armas del rey en el alto Arag,on, y cu
~este Principado, en donde úhimamenle las ;maSllS
«cátalanas carlistas han causado; con su cobardía


, (.nuestras derrotas, puedo aseguraros que os prepa-
'tI'aD vucstra destruccion; pues Cabrera, Forcade",




-161-
nLlangostera y otl"OS están conchavados par3 refu-
«giarse al estrangero, para vivir allí regalados conol
"peculio que han ~abido proporcionarse con bs con-
(,trihuciones y productos de los ricos frutos y reba-
«iios que nuestros puéblos han llevado en cuanliosas
('cantidades á C.mtavieja, en donde como sabeis se
(comerciab:m por una compañía Je catalanes á Ínli-
«mos precios con escandalosa soborno de ese Cabre-
((l'a , titulado caudillo vuestro. Preciso es pues que
"le abandoncis pidiendo al rey nuestro señor os dé
t<gefesdignos de mandaros, resueltos á defender sus
"SObCl'¿IUOS derechos y con Ilrestigio en Ar~gon. Pit-
(Ira conseguirlo contad con mi apoyo, persuadidos de
«lJue .por el peligro en que os considero, y por el
«,Imor que os profeso, os dirijo esta man~fcs{aciol1
"demasiado interesante á vuestra seguridad, á vucs-
,,[ra honra y para la felicidad de nuestra provincia y
((vicloria del tr~llo y del. ahar.-En el campo de
uPons á 17 de junio de 18:n .-El mariscal de cam-
«po Joaquín Quilez.»


Admirable procacidad, y deslenguamiento nol.1-
blc el de esta p.roclama, que prueba claramente la
inconfidencia que reina.ba entre los gefes rebeldes de
las difurentes provincias alzadas, que tanto discorda-
han y tan mal se compadedan en la ocasion crilica
rlc ir el Pretendiente á arbolar su bandera á pais es-
trAiio, y que no le era tan adicto como el que á es-
paldas dejaha. Si á esla circunstancia se añade el


TOi't1. 1I. 11




-162-
mal est ar de la económica de 1~ guel'ra en las filas
carlistas, cuyo comisariato impróvido distaba mu-
cho de PQder saasfacer las grandes y apremiadoras
necesidades de la faccion espedicionaria, tanto mas
difícil de moverse y avituallarse cuanto mayor era
en número, siendo una verdad constante y palmaria
en la guerra que las grandes masas son menos mo-
viLles y encuentran subsistencias con mas ·dificultad,
viéndose precisadas á agoviar á los pueblos con ma-
yores y mas violentas exacciones, subirá nuestra es-
trañeza de punto al considerar que fracasasen aquí,
en las márgenes del Ebro y del Cinca, los bien cal-
culados planes del CONDE DE LUCIIANA, tan .Jesayu-
dados Qor otros ~efes ~u cu!as manos se ltaUaron ma,>
de una veZ la suerte de Don Cárlos y los destinos
de España.


Antes de seguir en sus pasos á"la espedicion del
Pretendiente, nos haremos cargo de un suce,so me-
morable que tuvo efecto en estos dias. El 18de ju-
nio, despuCls de discutida en Córtes y aprobada ya lól
CONSTlTUCION POLÍTICA que habia de ser LEY FUNDA-
MENTAl. DEL ESTADO, fué el elegido para su promul-
gacion y solemne jura. La reina Gobernadora, acom-
pañada de la reina menor Doña Isabel I1, salió del
régio'alcázar rodeada de pompa y magestad, yenca-
minándose al. palacio de las Córtes, atravesó por me-
dio de un concurso innumerable que bacian brillar
Il1<1S las lilas de la milicia nacional y de las trop~s que




-163-
daban la guarnicioIl á Madrid, las cuales con su as-
pecto mareial aumentaban la grande solemnidad de
aquel aclo. Muchos miles de vivas y' aclamaciones
entusiastas poblaban los aires de la córte en aquellos
instantes; porque es propio, y una de las principa-
les escelencias del entusiasmo, que no calcula, de-
jando al hombre en pacífica posesion de los goces
con que le brinda lo presente, sin curarse apenas dc
lo que allá en sus senos recónditos le reserva el
porvel)ir.


Constituida en medio de la represimtacion na-
cional, prestó la Gobernadora del reino el debido ju-
ramento, verificándolo de seguida el presidente del
Congreso y todos los seííores diputados: terminado lo
eual, leyó S. M. un discurso del que tomamos los
siguientes párrafos, juzgando que nada mejor que
ellos dará idea de los principios mas importantes con-
signados en el nuevo código, así com.o de los carac-
t!resdiferenciales que le distinguen del Estatuto Real
y de la Constitución de 1812.


{(Al proceder á la reforml de la ley polílica de
"Cádiz (decia la reina en su discu rso), ni habcis es-
*cuchado las sugestiones presuntuosas del espíritu de
«privilegio, ni atendido á las mal seguras ilusiones de
«una popularidad perniciosa. Por ma nera que na1O-
«ralmen.te y sin violencia ha recibido aquel código la s
"formas y condicion es que le Caltaban en parte, pro-
"pias de todo gobierno monárquico reprcsenlatiyo.




-164-
((En 13 sancion. de las leyes y en la facultad de convo-
((cat y disülver las Córtcs habcis dado. á la prero.ga-
(tiva real cuanta fuerza necesita para mantener el ór~
«den; y dejando. en 1.0 demás espodita y desemb3raza-
((da la accion egecutivadel gobierno, conteneis el
«abus.o que pudiera hacerse de aquella facultad, im-
«poniendo la übligacíon de eonvocar las Córtes cada
~un año.. Co.n baber dividido en dos secciüpes el
«cuerpo. legislativo., haceis que sea mayür la digni-
«dad y circunspeccioll en sus deliberaciones, y mas
{(probable el acierto en sus resullados. Por último.,
«en la base electoral dais á la o.pinion pública to.do.
oel influjo po.si/}le en la eJeccion de lo.s It'gisJado.res,
((1 se abre maS anello campo á la esprcsion de los io-
«tereg~s y flecesidades naciünales en la tribuna par-
«Iamentaria. A la firmeza y lino. Co.n que están sen-
"lados estüs primeros principios~ co.rresponden di9"-


. «na mente en su tendencia y .economía las demás
«disposicio.nes. Yo. os dige, seño.res, al abrir estas
«Cól'les, que nada o.s pro.po.nia ni aconsejaba como
«reina, nada os pedia co.mo madre; porque co.nfia-
"da en vuestra generosidad y sabiduría, to.do. lo
«esperaba de vosotros: vuestra silbiduría y gen'1-
«ro.sidad han ido mas allá de mis mas halagüeñll5
«esperanzas, y han colmado to.do.s mis deseos.»


Mas adelanle se leia en el di!tclnso el periodo que
sigue: "
~Eslablecida así con el mllS perfecto a~merdo en-




-165-
.tre la nacion y el trono la ley fundamental de la
"monarquía, ningun moLivo queda ya á la incerti-
«dombre , niugou preLesto á la desunion. Bandeoo
(de paz y de concordia, sirva esta ley desde hoy en
«adelante a todos los españoles de insignia que los
"guie 1I1hicnestar á que aspiran y que tan justamen-
lite merecen; y viéndola tremolar sobre el s6lio de
((la REINA que defienden con tanto heroismo. consi-
«deren este sólio como' el mejor cimiento de su li-
«hertadé independencia', corno el pilar mas firme
«de su gloria y de su prosperidad.


Por último, el discurso concluia con estas nota-
bles palabr<ls:


(Difíciles son sin duda las circunstancias que nos
«rodean; pero mientras subsista inalterable este con-
"cierto feliz entre las Córtes y la corona, ni la agi-
"lacion de las pasiones, ni la alevqsiade la .inq-iga,
((ni la coolfaposicionde opiniones y' de intereses ,ni
«las· vicisitudes mismas de la fortllna prevalecerán
!lcontra nosotros, y con la ayudll 'det Omnipotente la
«legitimad tril,lIIfa, y España libre se salva.')


Terminado que hubo el discurso de S. l\'I , el
Excmo. scñorD. Agustin Argüelles.prcsidente de
aquellas Córtes, contest6,con otro que daba princi-
pio de la manera siguiente:


«Este grande acto, tan régio y tan augusto como
«nacional, que V .. }I. solemniza hoy en las' Córtes,
((vuelve á dar prinCipio á la era memorable por que




-166-
«tanlos años há suspiran todos los buenos españoles.
((En él se ren úeva el pacto y estrecha alianza entre
«(la nacion y el trono ,de sus reyes, rescatado en 1812
«del poderde un soberbio conquistador.»


«El títulq. glorioso con que reina vuestra esceI53
«hija, proclamado entonces á despecho de la de8-
«lealtad y la usur pacion ,r~nace triunfante en este
«(Jia con toda la legitimidad, toda la validez que 081)
«(disputarle un príncipe rebelde en quien debió ha-
«\lar su mas firme apoyo y defensa, á egemplo del
«(esclarecido infan te D. Fernando en la minoría de
«D. Juan el II de Castilla.,)


(,La aceptacion libre y espontánea de la Consti-
"lucion que: V. M. se d(gnó hacer en nombre de
«vuestra .augusta hija; el sagrado jurameBto que en
«presencia sayala confirma y corrobora; la recípro-
<tG promesa COD que lasCórtes y V .)1. se compro-
((meten y ligan 'mutuamente boyante la nacion;, tan-
d<ls y,tan singulares circunstancias reunidas, aca ban
«(para siempre con todo pretesto y todo efugio á que
"pudieran apelar todavía la ambicion y otras pasio-
"nes desapoderadas y aleves.,)


y al final de su br illante pero racion, el ilustre
Argüelles, á quien la generacion presente honra, y
honrarán las venideras tambien, con el glorioso re-
nombre de P(llriarca de'la Libertad, 'seespresaba de
{'ste modo:


«Solo los reyes justos y benéficos poseen el cora-




-167-
<lzon ~e sus súbditos y viven eternamente en la me-
«moria de sus pueblos. V. M. presenla ya á la COl1-
«templacion de los que os obedecen' y admiran un
«agempl~ ilustr,e de esta verdad consoladora.))


«Las C6rte5, al oir con el mas vivo interés y pu-
«ra gratitud las dulces y afectuosas palabras de V. M.
«reciben una llueva prenda que les asegura que se-
<,rán cumplidamente satisfechos sus ardientes TotoS.
nD.ignese V. M. , Señora, admitir con benevolencia


/"


«el sincero homenage de amor, de lealtad y de res-
«peto que las C6rtes os ofrecen en nombre de la na-
«cion que representan; y quiera el cielo coronar el
«triunfo de la sagrada causa que con V. M. defien-
<,den, conservando dilatados años la vida preciosa de
{(vuestra escelsa hija, y con ella un reinado da glo-
«ria de pro~peridad y de ventura.»


Aunque no cumple á nuestro prop6sito emitir
aquí un juicio completo y demostrado acerca de la
Const.llucion politicade 1837, ora sea absolutamente
considerada, ora con relac10n á nuestro estado so-
cj,.I, y á las ideas, necesidades é intereses de los
partidos; sentaremos sin embargo un hecho, que por
sí solo hastará para quedar justificada la opioion que
sobre este punto hemos ya indicado en paginas an-
teriores. Pretendia el parlido conservador 6 modera-
do, por medio de uno de sus principales 6rganos, el
Español, periódico que se publica.ha en aquella épo-
ca, inhibir á las Córtes constituyentes de-la forma--




-168-
cion de varias leJes orgánicas, tales como la (lel ar-
reglo del clero, abolicion del diurno y otras análogas;
y como uno de los primeros argumentos en que apo-
JUba esta su opinlon, des pues de alegar que aquel
congreso habia Ja cumplido su misiono con haber
constituido al país. o consistia en decir: «que en él ca-
«reci:m de órganos y d~ voz ciertas opiniones dema-
"si ado in(luyentcs en España para que la equidad ni
(,la sabiduría aconsejasen su tetal espulsion de la td-
((bUlla ,» el Eco °del Comerci-o I :periódico el mas an-
tiguo y mas autorizado como sostenedor de laso doc-
trinas progresistas. dió una muy notable y muy
cumplidól contestacion, diciendo entre otras cosas lo
siguiente:


"En las presentes Córtes baJ 6rganos y voces pa-
«ra significar los deseos y los intereses del partido
l/moderado; yá decir todo 10 que en este punto juz-
('gamos, las ideas moderllda¡ predominan sobre las
((que se llaman exaltadas. Dígalo si no la CONSTlTU-
«CION que se acaba de aceptar por el trono: . diga de
(,huena fé nuestro adversario si esta ley política no
«rcprnsenta mas bien el sistema fundamental de Jos
((moderados que el de los exaltados: digan todos los
«(detractores de las Córtes, los que llaman en mal
ccsentido á sus individuos hombres del año 93, Y á
«(SUS principios dis9lventes y deletéreos, si laCoNs-
ccTlTUaON .dc 1837 se acerca mas á los principios que
((.titulan destructores y antisociales, ó á los que




-169-
«califican de conservadores, progresistas J lógicos,~


«En efccto, nadie podrá negar que de dicho có-
«digo hun desaparecido l¡¡s gl'¡¡ndes facultades que
.teni¡¡ el poder legislativo. la especie de perpelui-
ad¡¡d, á nuestro entcnder salud¡)[}le, que le daba la
«diputacion permanente, y el vot.duni versal conce-
«dido en primer grado á los ciudadanos; ni que en
*su lugar vemos hoy el velo absoluto, la facutad de
«convocar y disol fE:'r las Córtes y la eleccion directa,
«Como estas S08 las bases capitules· de. la dúelrina
I<conslih.lcional de los dos partidos liberales que boy
.Iuchan, creemos evidencilldo que el de 1834 ha te~
«nido mas órganos y voccsen las C6rtes' que el
«de 1812,.,


Eslraiia confesion por cierto, que hizo subir de
punto cl orgullo de los moderados. basta elestromo
de decir que la obra era esclusivamente suya,. que
veian allí. un ,edillciQ construido con los mat~riales
pl'~r.ados y dispuestos p"r cll()S mismos, que era
en fmull justo tributo que pagaban los progre-
sistas á 1.;1 virtual escelencia de las doctrinas cOllser-
vadoras. Nada podiaR replica.' á esto los constitu-
yentes , sin duda porfJue. veian que al lado opuesto
á esta opinion solo qued¡¡ba la falta de valor y de
virtlld necesaria para sostenel' en el peligroso estadía
que presentaba entonces la politi-ca, doctrina¡, mas
libres y mas populares que las qne .erigie.rO\l ,en ley
fundamental, como se esperaba .generalmente y con





-170-
sobrado fundamento., de aquella asamblea. Entre tan-
to, bástenos decir que algunos de ·Ios pocos puntos
en que difiere la CONSTlTUCION del 37 y el Estatuto,


.. -solo han servido para marcar aqnella con un sello,
q'U~ arguye grave falta de equidad y de justicia de
parte de sus alitÓ'res. Que no parece sino que han
mostrado t.al conat'O' por desacreditar ¡as doctrinas
liberales, los que se han apellidado primeros adali-
des de ellas, que cuando no han sucumbido bácia el
lado opuesto, llevados de uu espíritu que podemos
llamar transaccionista 6 de verdadera fusion, que
crea á vec-es la fuerza irresistible de las circunstan-
cias Ó laestrcma debilidad del que sucumbe, solo
han recurrido al arsenal de su ciencia para elegir las
armas de peor temple, fas mas á propósito para per-
der terreno y fuerza y virtud y crédito, para amen-
gUar -én fin el ako prestigio á que aspiran en sus teo-
tias de' administracion y de política, en sus mas
set~ctos y esquisitos medios de gobierno. Considera-
da bajo este punto de vista la CONSTITUCJON de 1837,
es el pr<iducto esclusivo de las circunstancias criti-
cas y azarosas en que fué formada; circunstancia8
fecundas en anomalías yen aherraciones políticas, en
queá ll}. colision natural de los partidos se añadia el
fuerte ludimiento de la guerra, que tantQ influjo de-
bió tener en las deliberaciones de nuestra asamblea
constituyente; circunstancias en fin que no eran las
mas propias pára alejar del ánimo de nuestros re-





• -\71-
prelientantes las in/luencias que entonces mas que
nunca debieron desplegar, por medio de astutos
agentes, ciertos .gobiernos estrangcros.


En la tarde del cspresado 28 de junio, despuc!!
ue la sesion régia, se v{'rificó la solemne l'roclama-
cion por las autoridades locales de la c6rte , acom-
pañadas de las comisiones de todos los tribunales,
del estado mayor del ejéréito y de los oficiales de la
milicia nacional. Tan plausibles sucesos fueron" ce-
lebrados, como de costumbre, con iluminacione!!,
sorenatas y oIros muchos festejos, que sÍrvieron al
menos para distraer el ánimo por algunos momentos
del triste recuerdo de los males públicos y de la
contemplacion del primero de todos. la funeslaguer-
ra que lentamente iba consumiendo el vigor y aun
apagando la existencia de la madre patria.-A poco
tiempo dictó el gobierno varias .resoluciones que
fueron acordadas por las Córlés y .sancionadas por
la reina. Entre las mas notables merecen singular
mencion las publicadas sobre diezmos. En la prime-
ra de estas, esredida con fecha 16 de julio, se man-
daba cobrar por el presente año decimal, que con-
duia en febrero de 1838, lodo~ los derechos que
constituian la contribucion conocida con aquel nom-
hre yel de primicias; declarándose que todos SU!!
productos, cualquiera que fuese su Índole y apli-
cacion, pertenecian esclusi vamente al Estado. El" go-
hierno se' reservaba, segun lo hallase mas con ve-




-~1:i...:.-
ni en le , la adminislracion ó el arriendo en pública
subasta de los referidos productos, y su total im-
porte debia dividirse íntegramente, aplicandose una
mitad á las obligaciones del culto,' clero y partícipes
legos t en debida proporcioD á sus respecli vos dere-
chos, y la otra mitad á las atenciones del tesoro
público. 'No era esta, como algunos creyeron, una
ley para la cooümiacion del diezmo; sino para el pago,
por aquel año, de las mismas cuotas y frutos que
antes se satisfacian bajo tal concepto, como, una an-
ticipacion de lo que debia aprontar el labrador por
toda clase de contribuciones. Asi que el 29 del mis-
mo julio se espidió nu~vo decreto declarando su-
primidas la contribucion de diezmos y primicias y
todas rns prestaciones que de ellos emanaban, que es
á loquees.tá reducido su artículo primero: prescri-
hia el segundo ,que todas las propiedades' del de-
ro secular, ora consistiesen en predios de .cual-
quiera clase, ó bien en derechos 6 acciones, cual-
quiera que fuesen su orígen y nombre y la aplicacion
ó destino con que hubiesen sido donadas,compra-
das óadquiridas, se adjudicasen al Estado convir-
tiéndose en bienes nacionales. Quedaban esceptua-
dos de esta disposidon los bienes pertenecientes á
prebendas, capellanias, beneficios y demas funda-
ciones de . patronato pasivo, de sangre, continuando
aplicados á sus actuales destinos los edificios d e las
iglesias, catedrales y demás, el palacio de cada pre-




-1'73-
lado, las casas de los párrocos y sus tenientes, y los
s~minarjos conciliares con sus huertos y . jardines
.. djuntos.


El producto total de estos bienes debia sJrvir en
parle para el pago del presupuesto de III dolacíon del
clero y entr .. r en cuenta d~ su babel'; y el déficit,
hasta el completo de la dolacion y los gastos del cul-
lo, se supliri~ por medio de un repartimi~nto hecho
en la nacion con el nombre de contribucion del cul-
to. al cual estarian sujetos, en proporcion de sus ha-
beres, todos los contribu)'entes á Ills demás cargas
del Estado.


Como prenda de reconciliacion y de tolerancia
que marcase un feliz augurio á las nuevas institucio-
nes, sancionó la reina Gobernlldora en 19 de julio
la ley de ámplia y completa amnistía respecto de to-
dos los actos políticos anteriores á esta fecha, de los
tmales hubiese resultado ú resultase" responsabilidad
p~nal contra españoles, que no perteneciendo al ban-
do rebelde ni á la clase de su~ partidarios, prestasen
el juramento de ser lieles á la reina y guardar la
CO:i'STITUCION que ac .. babau de decretar las CÓrtes.
Por otra ley, sancionada tambien el mismo dia, se iu-
validaba el real decreto de 16 de setiembre de 1836,
alzando todos los seeuestros egecutados en su virtud,
! devol viendo todos los productos depositados; si
Lien se prometia determinar en otra lo que hubiera
de hacerse respecto de aquellos españoles ausentes




-174-
sin licencia, que en el término de tres meses no se
sometiesen al gobierno y prestasen el juramento de
obserrar la ley fundamental y ser fieles á la reina.


Al otro dia, el 20, fuéespedido el real decrelo
de convocatoria á nuevas c6rles ordinarias para el
19 del noviemhre próximo, procediéndose en 1,,5
elecciones con arreglo á la ley electoral pu~licada en
la propia fecha,


Despues de la memorable victoria alcanzada pOlo
los constitucionales en los campos de Grá, en que
tan mal paradas quedarou las fuerzas del príncip~
rebelde, penetró este no ~bstante tierra adentro en
la Cataluiíil, con ánimo de probar fortuna; y enca-
minándose á Solsona, l"'jó despues al corregi miento
de l\fanresa, con el fin de procurarse recursos en el
ValUs. Al ~aso atacaron su!'> huestes el pneblo' de
San Pedal', pero sin mas fruto por su parte que el
estéril é inícuo de baber quemado va,rias casas de sus
arrabales.-Desesperanzado ya D. Cárlos .del logro
de sn empresa, á vi.ta de tantos y tan amargos des-
engallos, viendo que desde que s¡llió de Navarril
apenas habia podido arrastrar consigo un soldado de
las diferentes provincias que recorria, convencido en
fin de la inutilidad de sus esfuerzos en el Principado:
en donde no columbraba muy lisonjero y muy plá-
cido porveni'r, intentó afijar su ventnra en otros
paises; y no siéndole ya posible vol ver piés atrás,
en donde se hallaba el grueso de las tropas contra-




-175 .......
• rÍa8-. enderezóse á las Garrigas, pernectand<t el 27


de jun~o enAlvi y sus inmediaciones.
Todo anunciaba ya que los proJ'ectosdel Preten-


diente se cifraban en cruzar el Ebro; y asi lo veri-
ficó en efecto, por Cherta, en la noche del 28 al 29.
ta brigada de Borso, que habia avanzado hasta aquel
Imnlo, úéndose aislada y sin cooperadon algooapor
parle de las olras di visiones, á pesar de ir abruma-
da con un convoy de víveres que conducía. recejó
con el mayor órden, sin dar venl1tja alguna á los
contrat'ios en el ataque continuado que hubo de sos-
tener con ellos en esta retirada, llegando ú Tortosa.
segun se habia pmpuesto su gefe. sin sufl'ir apclI;u;
lesion alguna.


Cruzado el Ebro sinobsláculo alguno, y avan-
zando COIl igual facilidaJ húcia Valencia, halláronse
bien pronto los espedicionarios en la provincia d~
Caslellon. A vanguardia de ellos caminaba Cabrera.
quien se baIlaba e19 de julio en Nutes: D. Cárlos
entonces eslaba tn VilIareal, y cercaban á Caslelloll
cuatro de sus batallones. Observúbalos Oráa desde
Segorve, donde se le incorporó la brigada de No-
gueras, viniendo al propio tiempo el brigadier Bor-
so di Carminati desde Vinaroz por mar, á fin de si-
tuarse en Murviedro con su gente. Al siguiente dia
llegó D. Cárlos á Nules, cuando ya los sitiadores d0
Castellon de la Plana se hahian vislo precisados á ciar
en liU propósito de ocupar la poblacion, repleg~n-




-176-
dose en seguida á Villareal. Desde este punto tras-
lad6se el Pretendiente á Almenara, y emprendiendo
por la tarde la ,ia d(~ Segorve , fué tÍ pernoctar a
Torrestorres. El 11 , muy de mañana, prosigui6 su
march" por la Calderona á Rarel Bufiol , presentán-
dose en Burjasot al siguiente dia 12.


Halláhase Oráa con la propia fecha en Lida, y
llor si la espedicion osaha intentar algo contra V .. -
lencia , tomiÍronse en esta capital las medidas con-
venientes par.. rrpelerla. No fueron del todo en
vano; porque si bien D. Cárlos no se atrevió tÍ em-
bestir los muros de la heróica ciudad del Cid, que
no eran otros que los pechos bizarros de sus habit .. -
dores, sirvieron no obstante aquellos ap¡'eslos par ..
hacer gala ostensible del mardal espíritu que ani-
maba á los valencianos, tan favorable á la santa cau-
sa de la libertad, cuanto era ad verso en estremo tÍ
las pretensiones del ex-illfanle y sus secuaces, Cierto
que algunos de lus mas arrojados, entre los tirado-
res de la espedicion, llegaron hasta los arrabale5 {le
la ciudad, ocasionando un rebate de guerrillas con
nuestras avallzadas; pero sin que se decidie¡'an á for-
malizar su ataque pasaron adelante luego encaminán-
dose con el Pretendiente á Cuarte. Aguijábales ya
inlonces y bostigaha á la retagu~rdia de los espedi-
cionarios la columna del brigadier Borso, que b,,-
biendo llegado al puerto de Grao, desembarcó al
punto para perseguir sin descanso .. itlos contrarios,




....:...177-
quienes ~epnrlidos én tres dív¡sjones})~osigmet()n su
marcha con direecion á Chiva. ' ','"


, Con 9,000 infantes y 600 caba,llos que pudo
Ol'áa reunir en la tarde del 14, ¡bales ya' á losal~
canees. Las fuerzas espcdicionarias, ~n union con
I:lS de Cabrera, componian entonces un '(otaldc
20 batallones y 12 escuadrones; y en las cercanías
de Buñol, no pudiendo p tos rebeldes esqúi'var él
cfUJ1[lromiso y evadir el lazo que: tan de ceréa les
habian tendido las tropas nacionales, viér-oÍlse pre-
cilildéls 3'lIdmitirlá batalla que estas le presentaron.
Sangrienta y porfiada fué la accion, haLiendodura-
do desde ,las ocho de la mañan!! hasta las cinco de
la tarde del 15, Y resultando á 1011 cllrJistas mas de
1,000 hombres de pérdida, mitre ellos 2ooprisio-
nepos y varios presentados. Los constituCionales es-
perimentnron una baja de ~OOpla1.:is ,q'úedando
-privados de ,algunos géfes y oficill.les de 'distingúid'o
mérito; disgusto qu'C'Solo pudo ,hacerllev'aderoel
honol"de la "idoria. 'Parecia esta tllnto mas Iison-
.iera y de mas trascendentales c(')nsecuencias ; cuan-
to que era sabido que la columna de Buerens no
podía hallarse lBuy distante, y 'que elCoNoE DE Lu-
CRANA 'hahia salido del norte con uri:i divÍsion luci-
dlsima, dirigiéndose.á marchas fonadaSirl encUen-
trodel Pretendiente. Pasó este por Ghelva, Abe:'"
júela l' ., Manzanera, y por la Iglesuela" y .1\fosque-
rucIa se encaminó á Cantaviejá; ítortde' petm.uleció


T(:)':\1. 11. 12




-178-
.8~lamente alg:unasihoras. Casi encerrado por nume-
rosas columnas del fljército constitucional, parecía
ya cercano el ~omeQtQ en que vj/)jrsená tierra de
una vez para siempre \os descabellados planes de este
obcecado príncipe; sin embargo, nuevamente consi-
guió· evadirse t escurriéndose hácia BeceÍte figno-
rando sin jlu~a que el general ESPARTER() se hallaba
Cop.su ejér.ci1o.en Calamocha, direccion al parecer
la misma q~ecn opuesto sentido llevaban lús espe-
dicionarios.


Eslrafian algunos crilicos que el CONllE D~ Lu-
eHANA , luego que llegó á Navarra, en los primeros
dias del mes de junio, no emprendiese activa perse-
cucion cop,tra. D. Cárlos, p~osiguiendo sin cesar
hasla venir á las mallOS con las huestes espedicio-
nar,ias • pero sobre ser infundada y desnuda de toda
.r~zop .ru¡ta.c·ensura.. COmO se deduce fácilmente
~n solo . ~l . cotejo de las fe~has ,en i que .p~rlió· ~l
Prljtendiente de las provincias y de la de Guipúzcoa
EsPARTERO;' con tener á la vista los estados de las
fuerzas nacionales que tanto de Navarra como de
Áragon yCa~aluña se pusieron al punto en movi-
miento para so(ocar los. planes de la espedicioD; y
con rec.l?rdar, tawbie~ cuál era el designio del CQN-
DE y cuáles .sus proyectos. respecto de la. espedicion.
que :indudabl46wenle lU,lhicra ~ido ~errotada. á la
izquierda ~el Ebro ta no haberse malpgrado, segun
hemos vista, la!i'bien conccrt.'\das dispo~icionc~ del




-179-
general en gcfe del ejército del norte, que. tan es-
lt'atégicamente se situó en Navarra, avizorando des-
de allí la retirada de D. CárIos ,ahuyentado y aun
batido como debió serlo en buen terreno por nues-
tras tropas, hay que añadir á estos motivos de justa
conveniencia otras consideraciones de mas peso que.
desvanecen de todo punto los car¡;os q.ueal ,parecer
reeultan contra ESPARTERO, por haberse~stadon;t­


. do con sus tropas en la Navarra·, cu.ando el ex-
infante vagaba por otras provincias de España"


Al entrar este en A ragon, partió en· su husca,
segun digimos, el infortunado general Iribarren; y
como este gefe llevó consigo todas las fuerzas que
en Navarra existian, aprovechando los facciosos
aquellos días en que se veian sin tropas á su frente
que pudieran proteger las fortificaciones, sitiaron
á Lerin antes ql,le el general en gefe pudiese llegar
des.de S. Sebastlan, dondeauu se:hallabaniY cuando
llegó este a Pamplona , supo ya.que aquella 'fortale-
za hahia caidoen poder de, los contrarios. ESI'AR-
TERO era general en gefe del ejército del nor\e;
habia allí todavía facciones numel'osas que comba-
tir; la guerra estaha como conoaturalizada en aque-
llas tierras, y no podia él, sin fallar á lo mas sagrado
de sus deberes, abandonar aquel pais. sin dejar el
lllflndo de las fuerzas á olto gefe, á no. ser para
ello autorizado espresamenle. por el goMel'oo. AsÍ;
({ue. se ~iluó sobre Tafalla l llUeblDs. inmedjalos~




-180--
co'n"la idea de observat- desde allí la direccion de
los espedicionarios y operar oportunamente, ca'~o
que Iribarrenlos hnbiera obligado á retroceder.
~fas luego 'que llegó á convencerse de que aquelles
no regresaban, marchó á Lerin, y ocupándole, or-
denó que se fortificase de un modo capaz de resis-
tir á un sitio largó . y formal, disponiendo al propio
tiempo J:a' f{)rli6eacion de Carcar, con el] yb moti-
'vo'túvoque estar á la protéecion de estos puntos has-
ta que se ballaseoen estado de defensa. Así es que
solo hacia movimientos que no le alejasen de su
objeto y que llevasen siempre la mira de estar al
frente de las fuerzas conlral'ias segun el rnovimienlo
que á su vez estas hacinn.


Al finredhió órden del gobierno espedida con
fecha 3 de julio, previniéndole que dejase el mando
de áquel ejército á otro general, encaminándose
él con alguRas foerzas hácia el bajo Aragon á bus-
cár á D. Cárlos; yentonces fué cuando partió el
CONDE DE LUCHANA con la hrillante division de la
Guar~ia , compuesta de ocho batallones y dos es-


. cuadroncs, habiendo dejado el mando inlerino de
su ejército al distinguid~ cuanto malogrado gene-
ral D. Rafael Ceballos Escalera. El dia 7 salió de
Haro ; y haciendo buenas marchas, sin dar mas que
el pt-eciso descanso 'lisus soldados, "ino á ocupar
los puntos .te Orihuela del Tremedal, Pozondon y
Santa Eulalia el 23 del mismo mes. Cuatro dias per-




-181-
man~c?6 aquí estacionado en observaeion .del- mo\-i-
lllienlo que efectuaban los rebeldes cspedicioua1ios,
ymarcha~do por fin vía de Camarillas y la Iglesue-
la í hallábasJl el 4, de agosto en el ya citado pn~blo
de Cala~ocba. -


Fija la contemplacion de España toda eo unos su-
cesos qu~yade suyo eran harto deplorahlQs, vino sin
em,hargo áaument;&.r el conflicto ,público otro aCQD-
tecimiento no me~o!\Jat¡¡1 ~ine8p~ra'do , y que si- él
solQ ~ sin el com:urso. cle,..eUQs ~ , quhi~a, .l!id.9 de.
m¡l!! ,ruido .que esencia, combinado .entonces 400' la.
gran~e alarma que produjo en el pais el hecho de
haber franqueado el Ebro el Pretendienle, venia
todo esto á formar un conjunto de circunstancjas
tristes yenestremo dolorosas, que si no cQmpro-
metia,n la .causa nacional, .cqmplicábllpla al meDQ~
y hacian diferir·su triunfo en Ja ,mente de ~'1Cp{lS
personas.-Dejando empinados montes 'y erizada~;
~reña$,.~ ~on4~ya DQ,~~U~h4D~e4~o.s ~e sn,bsis-
tencia, aborrecidos cOmO "est~h~n' .por los mismos
puehlQsque se decían susamigQs, ó en ápimQde
combinar sus lAovimienlQs con ,las, al parecer, a"'e,-
vi4i'~ operacjones de 1), Cárlos ,destacárQnse del
QOr~~ mas r~heldes en n(uncl'odeG,OOo, infant~s y
~s~O caballos I)landados PQr ,el caudiHodq~,
JIl!l\l ~I).tonio~~ri~tegui I y y~deandoel Ebro., -e1.2~,
de julio ,pa&a:rpl) ~ Villafranca y M~,t~~: 4e : Oca
para venir 4e~pues á Relorado.E5quiv.aD~<il.aqui la




~182~
vigilancia del general Escalera, que f .. lto de medios.
ó dé resolucion , no osó atacarlos éorno parecía eon-
siguiente atendidas otras circunstancias, trasládá-
ronse estos nuevos espedleionarios á los puntos de
Covarrubias y la Retuerta, en los cuales y en sus
cereaflÍas descansal'bn el 28 sin ser tampoco enlon-
ce~ rnolóstildtJS por. CtlUestras 'tropas, á pesarde'ba:..
liarse estas inmcdíatas, El, 29 pernoctaron en Pini~
lIade Trasmonte, yel 80 • íuego de haber recibido
raci01ies detbdos los pueMos de la márgen del Dlle-
ro hasta Peiiacllrráda ,situáronse partedeeÍlos en·
los desfiladeros de Oquillas ,y otros, procurando
distraer la atencion del capitan general de Castilla
la Vieja,. que lo 'era en aquella SlllOn' D. Santiago
Mendez Vigo, quien desde Lerma se adelantaba· en
direccionde la Tenta . llamada del Fraile, pero que
[{oláí-d6 mocho en retroceder al punto.de su par-
tida. ,; I


. Pasaron clos espediCion~rios aqu~lIa noche' en
la Agúilera , Gurniel . de Mercado y la Orra; y e m:..
prendiendo el 31 el camino de Roa , salillron igual-
mente de este punto á las CUatro de la tarde ende-
rezlmdose á Peña fiel ,distribuidos ya en dos colum-
uas,. una que: se ditigi6 á la Pesquera y la otráal
puntocit:ado:.Los nacioo:tlesde Peña6él, dis'pnestos
áno:SlIéÚlnbir., níientrastuvíeran:alguD medio de
resistencia, ápre$táronseá eHa poseídos de grande
enlusiasmo; y haciéndase fuertes en el castillo. dis·




.--183-
pararon desde alli varios tiros ocasionando alguu
daño á los rebeldes. Camparon estos aquella noche:
á Ja· vista de la fortaleza, ha5ta que reunidos todos
en la mañan~ siguiente pasaron adelante guiando la,
marcha por Rábano y llegando el l."de agosto á
Fueutidueña, Calabazas y Sacramenia, pueMos to-
dos situados en la provincÍa deSegovia .


. Esta y todas las provincias de Castilla y los pue-
blos todos de España veían con osombro que la
faccion record esa á ma:nsaha Dopais lán· áprop6-
sita ,para ser: batida, <sin que el ejércitodef ,norte,
ni las fuerzas que estaban á cargo del Sr'. Mendez
Vigo ,ni olra columna que guiaba el coronel Aspi-
roz, pusiesen coto siquiera al esquilmo, al destrozo,
al aniquilamiento en 6n á qQe. se veian reducid05
unos pueblos dejados á merced de:! vandalismo car-
lista, que, semejante: á un huraean furioso,por'don-


. de quiera :qu~ iba todo lo al'rasaba.---Mienttas Za~
riilt~i llé}-abaá eabo sus planes y realizaba su 'obra
de esterminió por'esta parte, otrasfuerzas'l'ebeldes,
procedentes !ambien del norte, ocupa han tranquilas
los puntos de Quintanar y San Leonardo, entre So-
ria y Burgos, estaeionados aquí con la que titulaban
Junta directiva de Castilla , satisfechas al parecer, y
como poseidas de grande confianza en qu~ por nadie
serian:hostilizadas. .,' , ;l.


'Fácil coyuntura creyó el general carlisLaseres-
la para; 'Sentar sus:reales en la ciudad de Segovia y




-184-
el'pedir SUs órdenes, dentro de su famoso alcá~ar ,¡an-
tigua lll~nsion de reyes: y no queriendo, que la oca-
sion se ,Le' 4,~sazonasc ,y. que,se Illalograra su ptoyu-
10. ,diós,e, granpris<l, pa,~ lhlfllrleácabo.


Esc!lSa 1m .deftmsores ,de muraJlas no muy sóli-
das y en ,parte, atruinadas; ltio otro medio desegu-,
ridad que el. Q)~u.:iooado ak<iiJar , edificio que si' hien
g.ozaba fáMa, ,de .iQes~gDahle, ,bál,lase en sueslndo
interior casUnservible, oCreciendo además en aque"-
Ua sazon fáQiLasalw p!)r)iat,g~s puntos en ,estremo
yul!Derabl~s, ymuypoca resistencia á laal'tillerí;l de
grueso calibre, Segovia debia ser naturalmente pre~
sa del faccioso en u,nacometimientú brusco, con tan-
tamas ,razon cuanto :<Iue contaban losacometerlores
cau 61' aturdimiento que su repentina llegada ) d.~
rilt,haher ,causadO' eQ :un pueblo'" quetilQ ¡j¡;'en~ -es...
taba iento~Ce&de ser. ·illv,adidopoI' fuerza: 'enemiga.-
Des\le;el JDomento> ,en ,que! se supo t'loiaquellB'lcapital
que Za-riátéguise encamiuaba á Ii, provincia, 'pidie";'
ron -sus aU:toridades aIgUll'refuerzo de lropas algo-
bierno; pero,auando la ciudad se vió atacada,solo el
escaso arriroo de 300 hombres habia recibido .. Con
estoa;con 250 :nacionales, algunos artillerQs I :zapa ....
dores. y¡~aUos1 yCQU los gefes, profesore&'y' ca"':
deles. debyow!io' general mHitar, emtenté ~ntonoes,
eu el alcázar, ni era posible cubrir, enteramente .Jos.
puntos1._:eompreode u'n muro 'lan:estensO, que
necesita,,:á jrticiota;los iateligentes, DO.menos que




-185-
1,!OQ hombres para estar mcdianamellte,~,lqll¡J,ido,
DÍ,era:dado tampoco neutralizar los (lsfUerzoi d~uu
tlIIemigo prepOlente y orgllllaso, puesto que ~teia.
mur superior en I)úmero ,aunque 00 lo fuese tan-
to .envalor.


Despues de ,haber pasado ,los de lil ciudad la:,no-
che' del· 3 4e agosto en C"ontinuóld;,. yperenoo vi-
gila.cia ; por sentir ya el peügrQ IDlly decera,h/ll.
aroalllloor, del 4, dh'i~ron ep !lílsal~uras' qut¡lla,clomi-
olui. las gucrrillas' e~emig~s: ¡ qUe p"a~ic¡lI;ijQ. ,.un
r~duóeimiento prolijQ.A. p,oco tiempo, fuerZaIPr'u-.'
merosas dela faccipn circunvalaron la ciudad, rOQl-'
piendo u.n fuego. vigoroso por ambas part~s, JlO-
tlÍndose, comO era: consiguiente, ser mas Dutrido, y
conslantee.1 que,hacian los sitiadores. Sin embargo;
el certero fuego del cafiOn establecido. en la pper"'j
de Sao Juan, y la impavidez y ,serenidad eQlHlu6 ~.
sitiados I r.es.lieoon :el p.1'imer, a'aqn~" ~h.lig¡IlKOPnal
,a~ii\aá ,colltenensey iuspewlerSll;S: fuegosí;,apa-:
Teotando¡ateaoo de·alg,onas !~oras retirar,se, 1 C)€ul.:..
tándose en efeclo y sustra yéodose á la vista de .1Q~
defensores. Pero no tardó mucho e~pooers~ elar-
.did enevideocio,; pues cllyendo cnscS\Jid¡¡ los re.,.
~eld-es 'so it r.e los arrabales, el convento del Parfilly
;a!gM .,otro e4ificio culmi.anle, protegl~on ,~~~
.eUos~el asalto- dado por lo ,puert.a de San Ceblli~n .al
huerto de Capuchioos. .-:
Nilos\lb~itonasgos de ·v¡¡lor, h~&ico.. de que •




-186~
hicieron' alarde-la tropa y la 'milicia, ni ios huerios
déSMS que animaban á todos los gefes y olici~les, 'ni·
la admirable resistencia que opusieron los c;tballeros
cadetes, tan estraña' ell' su corta edad , y que asom-
bró al.mismo Zariátegui,qui~n la calificó de cfines-
perada:,)du:eron: bastantes á evitar el'escándalo de
que' se-apoderasen 1011 (acciosos de un punto tan in.-
tereSánt~ eo~o;es lacindad 'de 'Segovia , capital,de:
pTQvihdá " situáda'en 'eltiñon de las Castillas, y á
muy poéas leguas dela mett'ópoli. El general don
S-amiagoMendezligo , á quico como autoridad de
la provincia tocaba llevar auxiHo ,ora fuese por la
imp6sibiHdadque alegódesllUes, ora mediante otras
causas que no puede seña\ar la historia, dejó á los
defensores ,reducidos ásusescat!3s fuerzas, Perojlls-
to; es tributar á estos el'dehido homenage de los bue-
noS p&'tricios y;de los válientes ,: porqu~ -ellos bicie-
ton:; no :bay dud¡ítlo, euantoestuvo:.:fesuparte,
habiendo obtenido una eapitulaeion holitosa, en cuya
virtud no solo' se perinitió"á los cadetessa,lir con ar-
maS y tambor batiente y poner en salvo todos lo!
efectos del colegio y equipages dé su pertenencia,si
noquelos mismos enemigos salieron escoltlmdolos
hasta ,dos' leguas de la ciudad. La milicia 'Jla tropa
salieron siR Ot-m'll!!; perd'(os oficiales de tooas :cIa-
ses;' inctus~slos de la pt<imera, ~orisel',aton sus es:"
padas."


4Ii . Enseiiot~óse PO" algunos dias la éspedlcion, or-




-187-
gultdSli con su triunfo, y posesionada tranquilamente
de la ántiglla ciudad y del régio alcázar; y habié",-
do'seadelantado el dia 10 por el camino del Puerto,
cru~óse un tiroteo entre sus avanzadas y las de ]a
dirision Vigo, situada entre las RoZas y TorrelodO-:'
Des. Sabido esto en Madrid, produjo como era con'-
siguiente grande alarma. La capital rué declarada en
ctltado de sitio, el toque de generala puso enbrevei
horas á 'lá milicia toda sobre lasarÚlas, y tanto el
gobierno COmo las autoridadeS tomarón ,las 'medidas
coUveniéntes' para evitar una sorpresa qne pudiera
comprometer los grandes intereses que dentro de la
córte se encerraban. A las seis de la mañana siguien-
te, cuando parecía hállarse lodo ya tranquilo ,dióse
órden para que.los milicianos se retirasen á, sus éa.:..
sas; pero habiendo llegado á muy poco tiempo la
noticia de haberse trabado refriega entre las tr6pas
nacionales 'j lal! facciosas el mismo dia 1:1 en 'tos
CámPb~rdelas;Roza-s" 'v6fvióse á reunirla Milida'
nacional aquella noche, situándose cada'batallon en-
los puntos señalados de antemano, y distribuyéndose-
entre ellos gran copia de municiooespor si l'alve'z;
los rebeldes osaban aproximarse. Era que en ~feCto
etgeneral Vigo habia sostenido cooellos uo encu~h'"
tpa eh el dia y punto mencionados ,del cual resultó
obligarlos á retirarse con' alguna pérdida á la foft~a
de la THnidad, abandonando el ya citado pueblo de
T~rrelodóries. i '. j




-188~ "


,,~lgobjemo, que si 00 crcJ'ócomprpm!t~\dIll!\~,
segW'idad de la córte con un t~n eSIf~s() ¡D4merq !do,
coemigos, juzgó al ~6pO$' queer;a llegada "L",ci'so
dq alej;,tr~o~, ¡" fil1de:q~('.es3¡&e la ala~~a, poqien-,
do á, Madrjp ~ cgJliertq , de (:u.a~,uj!3rll ~inie,tra. tel)-
tativa, p~p~q fu,wJiJ.damente que ,pali~ ¡¡<In", :41e ~an
terrible,~r:al1~e~~4a"podi<l conducir tan bien ,~~J
DqlJ~f;~e )~aj9 i ,la :s~lvaguardia del iLl.\s~re CONI)BllE
~«;al\~¡A ,,; ~i~~4-,~s~ Plieseoc,ia tautoma¡s necesaria,
ep l~, CAAi~I: •. ,c.,.a~~' qUe 101\ últi mosUlovimieQ~.os
de) Pr~teQdiellte illd~c~ban ~u dc~h~n~o" d~ "PfP,&i-
lIlarse á ella. E,n tal situaeion, llamó á. ESP¡\RI:~O
que se b~llaba con, sus bues~es ,en el ,bajo Arag9n,
pl,lrq q!lc :haeiendo mareqas f9r.zad¡¡S yadelanlándos6t
él C9~ parte ele la caballería, bizolju enlrada ~r~~p...,
faJ ,e,n ~adrid eldia, 1,2 de agosto! ,PQr~a" tf't;da. ,Al
'sigu,i,e~t\}4ia lo verifiGar:Qf\(para pCl,lar~l,ars~ en las
cerc~~as, l¡ls' res,tantes: tro~s: A~iSQ,J)l'lll"n\e'~¡jVj­
sio~ en DQmer9 d~ 11 ba~~H()!les,y il~gOI}O~ eseU44rp-
Des 4e búsares ,de la Princesa y PQla~s,euya fu~rza
t9.4~ !iesfilópor delante de los balcones de palacio
~u ,dQpde se bailaban SS .. MM. Cpn estremada. alegria
y.qll~ ~Qtus¡¡lsm() estraorpiJUirip recibieron los ¡~"b~ .....
tiW~s: ~e )il capital á esto,s huéspedes.: qu~, ¡COA:.:~
~p~ctq :J;¡~COr y, sq,. eontÍAe,rMe, ffi~r~ijll, ~na~4~.~
D~.l w.a~ los <:or;'lzopell,~~ . .lil miliej~,~i~d.ad~pa, )a
~1J;lJ sal~~hI'Ppséi4a de epag~na,ci(ln ;i ,aq~ellpslú­
jos predilectos de la patria, en quien~~ esta libraba




-1'89-
su p01'venír , su ventura, su libertad; y volviendo
taV:ista· al distinguido capitan que los guiaba, tra-
yendó ál:t memoria sus hechos heróicos ante los
muros de la inmortal Bilbao y en las erizadas breñas
de Vizcaya y de Guipúzcoa , poblab:m' los aires de
infinitos vivas y aclamaciones al generalltbertador.
al bizarro caudillo, al noble CONDE , al héroe de
LrC'HANA. én fin que era cond.ucido en triunfo y 00:'-
mo ~n vilo por do quiera, estableciéndose desde este
día ese lazo de íntima YCOl'dial union, qtle é~iste en-
trelas m'adrileñós y EspARTERO, lazo queellielnpo,
lejos de aflojarle, ha ido estrechando cada vel mas,
sin que la nccion erosiva de la polílica, ni las ,'iei-
situdes que llevan consigo sus infinitos y variados
sucesos, llilyan sido bastantes á romper un pado
cuyas condiciones se hallan cimentadas en la esencia
misma de las cosas, p&rqueradican allá en el fondo
dU' I'anatliralez'a. .


. EÍ'á~a: primera vez,·desdeql1e se hallaba al frente
de las arm¡lsnacioual~s,'que'v~nia ESPARTERO á res-
pirar el pestífero ambiente de la córte y el álito pon-
zoñoso de los cortesanos; y no es estraño que avezado
hasta entonces solamente á las sencillas costumbrf's
propias dela milicia y mas propias aun de la campa-
ña, tal vez se viese un tanto envuelto- en las infinitns
redes que la lisonja, la intriga, la ambicion y laco-
dicia, atributos es enciales de estas gentes qrteahora
de nuel'O :trataba, procuraron tenderle dt.>sdc ('l'mo-




-190-
mento.' en que supiero.n su venida. Un suceso. tan
sensible co.mo. imprevisto. , lamentable, esca ndalo.so ,
funesto, que tuvo. lugar en, estos días, y del cual va-
mos á ocuparnos s~guid;lI,nenlc, sirva de prueba para
nuestro. as~rto; ii bien de él mismo. podemos dedu-
cir que,l~ co.ooucla de ESPARTERO. no. rué tan desa-
eoríbda en este caso como. ,alguno.s han queriio juz-
garljl ,~ílSQ;llevado.s de UDa estrcma ligereza. Fácil
es cono.cer que aludimos al acontecimiento. desgra-
ciado. de P"zuelo. de Aravaca.


Para fo.rmar un juicio. cabal y exacto. de este sin-
gular suceso., será bien que in vestiguemo.s sus causas
vo.l viendo. Io.s o.jo.s á o.tros hechos anterio.res. Parali-
zadasalguaas veces las o.peracio.nes de nuestro. ejér-
cito. po.r falta de recurso.s, halló en esto. ,Iao.posici.ou.
cumo. era eo.nsiguiente, un mo..liyo. plausibJe para
fo.rmqlar grav.es cargo.s Co.llolta el go.bierno.. Hízo.lo
así en la trihuna y en la prensa, yen una de las se-


o sio.nes de las tórtes co.nstituyentes, el ministro. de
Hacienda Mendizabal •. en quiellres co.stumbre hablar
sin co.nciencia de lo. que dice, á no. ser que sus pa-
labrasvcrscnso.hrc asuntos rentístico.s, bubo. de con-
lesún' á lo.s diputados iDtl:rpelantcs acarea de bs, . .es.;-
caseces del ejército.. que lejos .de S4W así.,lo,ofipiA-
,1H. $olian lwvar s.iempre consi9f1 un cinto- de onzas.
Vituperable desacuerdo. • imprudentes palabras las
del minis.trll. que solo pudiero.o ser vertidas en un
instante da ato~,>ndl'amieato l de: calor i pero (llll~




-HH-
estaba él "in duda bien lejos de creer la lrascenden-
¡;j.a que en pos de sí llevaban.-Con efecto i lanzada
esa especie por loe enemigos del gobierno al seno
mismGdel. ejército 1 elaborada, nutrida, variada en
5nsformas por la habilidad de la astucia y los ama-
ños de la intriga; tergiversada tambien é intepreta-
da.su tendencia, conforme plugo hacerlo á los que
se propnsieron sacar· partido de ella, beneficiándo-


. la en su pró, no tardó mucho tiempo en surtir el
anhelado efeclo culas filas de nuestr~s valientes, so-
br.e t04o. entre los ofici~les. Desde enlonces era el
tema favorilo de estos, y aun del misUio ESPARTERO, .. ·~;"U, .. ,-
lo del cinto de onzas: y de~de est~ época data el pOf,c:-~ (,
co acuerdo del general en gefe con el ministerio C¡t:~
lalrava, la malquerencia y amarga indisposicion de'\I-.... ,
ejér~ito para con aquellos gobernantes. "'~.-


La circunstancia de venir ESPARTERO á Madrid
p/.'opo/-,cionaoo al {larlidomoderado, que era enton-
ces .. el ve~lcido .opo.rt.l.ma ocas.ion para cambiar de
pllpel, arrebatando el poder de manos de sus adver-
sarios. Jos llamados progresistas y sin escrupulizar
medio alguno, por ilegítimo y violen lo que él fuese,
los hombres'que blasonan de amantes del órden yde
la,legalidad condenando de palabra y por escrito el
USQ de la fuerza, llevaron sus manejos alejér.cito cQn
la idea 'Punible y altamente criminal de derrocare!
gobierno á impulsos de esa misma fuerza. Par;t lo-
I;rarlo, espi:dicronmultilud de agentes que saliendQ




-192-
de, la cQrle fueron á a visiarse con Es~ ARrtRO ,á ~a­
dah.ljara, poniéndose despues en c&ntact6é'intirrtM
relaciones con variosgefes> y ofieiales en To"ejon de
Ardoz, procuI'and{') ·s'Íemprcfomenlar en sn animo


> una.enemisl'aaprofu'nda y ellconosa· contra el minis-
terio. Había :este por su parte dispuesto que el g~-


· neral D. Antonio Seoane. antiguo >amigo'! compa-
ñero de -armas.del CONDE, salieSe al encuentro deestc
párainvitarleá que apresurando el pa1!o, se adelan-
tase ~I solo ,con algunosescuadrónes ye'ntrase en la


· tapital, como lo I'gecut6, á fin de calmarciu'anto
antes la grande aMicdad que reinaba entre {os ml\-
driletios; pero ad virliendo Seoane á ESPARTER'O (aun-
que algunos creen que esto no fuese de oficio, sino
de su propia cuenta) que se.ria conveniente queJa
Guardia no entr<lse en Madrid, rué ya interpretada
~' aun adulteráda en opuesto sentido su misio"


· podos astutos enemigos del góbierno; 1uiel\t!~cüi-
· daron bien de hacer creer á las tropasqtie ~ste no
queri;¡ de modo alguno que la division de·EsP_~R­
TERO, sefialadamente la Gllardia , entrase en la Cll-
pital, 'por no inspirar confianza á 16S gobernantés;
hallándose á esto solo reducido, segun icHos,el
~special 'encargo de Seoanc; Tan perniciosa idett lu-


'vo ¡ crnno era natural, eC6 y fácilacogidll et\ 'el ani-
· ruosuspicazy prevenido' di) lós oficíafes de :Iá Guar-
dia. los cualesdierón ya en Torrejon.atgnnas seii:.Jes
ostensibles de descontento, siendo· este el primer




"":"193-
síntoma, digno preludio del escándalo que ápoc.os
dias hahia de tener efecto en las inmediaciones de
la capital. Continuaron sin emb;¡rgo las tropas con
orden, pasaron por Madrid desfilando por la plaza
de Palacio, segun va dicho, y fueron en seguida á
acanlonarse de la manera siguiente: la primera bri-
gada en Pozuelo, la segunda en Aravaea y I.. ter-
cera en el Pardo, en cuyos puntos permanecieron
tres dias. Durante este tiempo, que casi todo le
pasó ESPARTERO en Madrid, recibió este grandes
muestras de aprecio de parte de la reina viuda; y
prescindiendo nosotros de los fines y miras mas ó
menos interesadas que en ello pudiera llevar la Go-
bernadora del reino, segun el lado al cual le incli-
nasen sus afecciones políticas, diremos tambien que
los mañeros agentes de los partidos, los astutos in-
trigantes que tanto abundan y tan activamente ser-
pentean, en tales casos, mucho mas en una c6rte cor-
rompida, le asediaron, como era consiguiente, hasta
el punto de no concederle en los muy pocos dias que
permaneció en Madrid las horas suficientes de des-
canso. jT~,1 era la barahunda que dia y ñoche traian
en la casa-habitacion de ESPARTERO los hombres li-
bres, los parlamentarios, los constitucionales, que
querian sellar el triunfo de sus principios con
el filo de la espada y con la punta de lasbayonetasl
Tambienentre la capital y los cantones cruzábanse
sin cesar los emisarios, que barian cerca de los gefes


TOM. 11. 13




-194-
Y oficiales de las brigadas los oficios que se deja in-
ferir, y que se deduce con mayor claridad de los
hechos que muy en breve sobrevinieron.


El ,dia antes de aquel en qu'e debia la division
emprender su marcha para Segovía, con el' fin de
buscar áZaviátegui, llegó á noticia de ESPARTIlRO
que enlre los ofici1llcs de la primera y segunda bri-
'gada se manifestaban síntomas de inobediencia. In-
mediatamente llamó el CONDE al señor general Ui-


, vero, que era el comandante general de la division
de la Guardia, y le dijo que era preciso montase á
caballo y recorriese, sin perder momento, aquellos
cantones, para impedir que l\idese fuuesta q\1iebra
la disciplina en tan 1Ipuradas y crílicas circunstan-
cias. Trasladóse con efecto Uivero sIn demora á los
'cantones de Pozuelo y AraV1Ica , conferenció con to!'
gefes , y habiéndole estos contestado que no h;¡bia
novedad alguna, obtenidas las mas grandes: seguri-
dades, regresó á ~hdrid á dar, de ello parte al ge-


, '


neral en gefe. Mas prevenido J suspicaz el CONDE,
montaba á caballo cuando Rivero llegó á su Cilsa, J
sin que las palabras con que este procuraba tran-
quilizarle le hicieran desislir en su propósito, partió
como un rayo de la córte y fué á dormir aquella
noche á Aravaca. Serian las dos de la madrugada,
hora en que dormia ESPARTERO descuidado en sn
alojamiento, cuando reunidos los ofici~les que se
hallaban alli estacionados, sahedores de la I/rgada




-195-
del GENERAL, presentáronse en su casa con.la firme
resolucion de esponerle sus deseos. Hallábanse estos
reducidos á manifestar que dichos oficiales estaban
resueltos á no seguir la division si no se cambiaba el
ministerio Calatrava.


Atento y en silencio escuchó ESP.\.TERO tamaña
exigencia; y no hallando muy cuerdo el chocar de
frente con los sublevados, ni menos prestar su apo-
yo á una tan descarada é insolente rebeldía, procuró
paliar eL asunto, no negando á los insurrectos el
fundamento de sus quejas, aplazando la cueslion
principal, es decir, la realizacion de sus deseos en
]0 tocante á ministerio, para el regreso de su espe-
dicion, y exigiéndoles palabra de emprender la
marcha aquel dia sobre Segovia· que era en donde es-
taban los enemigos. Apaciguados de esta suerte -los
oticiales de la segunda brigada, á poder del gran
prestigi,p que sobre ellos tenia ESPARTERO, mandó
este inmediatamente al canto n de Pozuelo á varios
gefes, entre ellos el coronel Lavalet, con el fin de
que disuadiesen de su parle á acluellos otros oficiales
de su criminal y descabellado intento. Pero todo fue
en vano: nadie consiguió separarlos de la resolucion
que habian lomado.


Vuelto en la maúana siguiente de· su mision el"
espresado coronel Lavalet, y habiendo hecho ver al
CONDE el ningun fruto de ella, el general Rivero
que se hallaba á la sazon presente dijo á aquel que




-196-
~reia de su deber, como comandante general de la
division, el ir á Pozuelo y hacer que se cumpliesen
las órdenes del general en gefe. Asintió este á la pro-
puesta de Rivero, el cual se trasladó inmediatamen-
te á Pozuelo diciendo al tie~po de partir al CONDE
que trataba de hacer.~e respetar, pues ie lo contrario
no iría. Llegado que hubo á dicho pueblo, hizo reu-
nir en el alojamiento del brigadier D. Antonio Van-
Halen, que mandaba la brigada, á todos los gefes y
oficiales de esta; y cuando los tuvo presentes les
dijo: «que como general de aquella division iba á
«cumplir sus deberes haciendo obedecer las órdenes
«del general en gefe, y á exigir de los oficiales el
«cumplimiento de los suyos: que Jos militares no
eepodian ni debian mezclarse en asunlos políticos;
«y que el que no quisiese hacer abnegacion de su vo-
"luntad, y por el contrario quisiera obrar librement!!',
«como particular, solo tenia un camino honr .. so, que.
eeera el separarse de las filas y no dar mal egémplo
«con su conducta.» A lo cual contest.aron los oficia-
les que «todos estaban dispue.~tos á separarse.))-
«Pues bien (replicó Rivero), a todos se les concede
«su licencia:" y volviéndose despues á un ayudan.,..
te, le ordenó que mandase tocar llamada y que for-
. masen las tropas con solo los sar.gentos. En seguida
monta el general á caballo, recorre solícito las ca-
lles del pueblo, con la idc ... de impedir que los ofi-
ciales abusasen de su influencia para con la tropa,




-197-
hace salir las compañías, forman los batallones, y
púsose en marcha al frente de ellos, dando parte de
todo lo ocurrido al general en gefe, quien mandó
que rasase con esta primera brigada á Aravaca, co-
mo se verificó en efecto.


Ni las persuasiones del brigadier Van-Halen,
ni el austero y grave continente que les opuso el dis-
tinguido general Rivero , ni la comision especial que
al efecto mandó el CONDE, nada bastó á ablandar la
terca y ruda obstinacion de los oficiales, quienes al
contrario contestaron al general en gefe con otra co-
misio n nomhrada de su seno y á cuya cabeza iba el
coronel Roncali, uno de los gefes que babian dado el
dia antes las mayores se..guridades de orden y de dis-
ciplina, y que en este día venia decididamente á exi-
gir de ESPARTERO la caida del ministerio, llevando
sus estraiíos compromisos hasta el estremo, segun
las noticias que hemos podido adquirir acerca de es-
tos sucesos, de conducir carta de la reina Goberna-
flora rara ESPARTERO sohre el asunto que de una
m¿lIlcra tan singular se estaha debatiendo.


Despedidos por el CONDE estos oficiales que aun
se ohstinaban en su escandalosa demanda, marcha-
rOIl ahora tambicn solos de Aravaca habiéndoseles
librado pasaportes para ('1 pueblo de Alcorcon, sa-
liendo al signiellte día las tropas para la espedicion
sin gefes ni oficiales en su primera brigada. Dos dias
despues de acj~r ESPARTERO la córtr ~ali{¡ de liU




-198-
cuartel general de Ar3vaca , marchando sobre Tor-
relodones, en cuyo punto reunió tod:,¡s las fuerzas
de su division, á las cuales dirigió una enérgica
y sentida arenga en la iglesia. Y como en aquellos
momentos recibiese la noticia de haberse retirado
de Segovia el cabecilla Zariútegui en direccion de


• Peñaranda, cambió el CO~DE la que él llevaba so-
bre aquella ciudad, para hacer noche en Torrelagu-
na, en donde permaneció con la divi5ion algunos
dias.


Llano y consiguiente era que en tal situacion los
minist~os hal.ian de presentar su renuncia á la reina
gobernadora; y no hallando S. 1\'1. inconveniente
en admitirla al punto, di6se á Esp~ña y al mundo
todo en esta ocasion el inaudito escándalo de hu-
millar el gobierno del estado su frenle nnte el des-
potismo de la: fuerza, que es una de las mayores ca-
lamidades quuuellen acontecer en las naciones. Los
80 oficiales sublevados de la brigada Van-Halen ob-
tuvieron, llOr la mediacion de ESI'ARTlmo, un in-
dulto vohiendo al frente de sus compañías en Tor-
relaguna. Y hé aquí la solucion, bien singular por
cierto, que tuvo aquella crisis Iremenda.-Débil y en
es tremo contemplativa apareció entonces la conducta.
de ESPARTERO para con los oficiales de la Guardia;
conduela que, absolutamente considerada, nadie po-
drá nprobar si tiene en cuenta que para conservar
la disciplina de las tropas el ÍInico medio es no pel''':'




-199-
mitir .iama~ que alguien trasp¿lse el círculo de sus
deberes, siendo inllexibles cuando de esta materia
'.le trate. Empero si se tieue á la vista lo delicado y
aZllroso de aquellas circunslancias, los grandes ries-
gos que corría entonces la causa de la libertad, sub-
vertido como estaba el orden y relajada la disciplina
en una gran parte del egército del norte, en donde
el hierro asesino habia ensayado su saña en el cora-
zon de algunos beneméritos gefes, destrozada ]a divi-
sion que regia el general Buerens, 'Zariálegui inme-
diato á la córte, y no lejos de ella el mismo Preten-
diente á la cabeza de un cuerpo de egército respeta-
ble, hallará fácil y natural disculpa este proceder de~
general ESPARTERO con tanta mas razon, cuanto que
la division de la Guardia era tal vez en aquellos mo-
mentos el peso que hacia inclinar á la balánza de la
fortuna en favor nuestro. ESPARTERO conoció la ne-
cesidad de que esta fuerza se conse,rvase c,ompacta,
y temió sin duda una escision que podria haber dado
orígcn á males sin cuento. Esto respecto de la faz mi-
lilar que la cuestion presenta. Considerada ademas
hajo su aspecto político, examinarewos despnes
hasla qué punto fuese tolerable y justo en esta oca-
sioll elcomportadlienlo del CONDE DE LUCHANA.


En cuanto al de los oficiales de la Guardia, la
historia no puede menos de condenarle como· coo-
tI'ario á la disciplina y á las severas leyes de la mi-
lieia; siendo á todas luces altamente censurable un




-200-
paso tan poco noble, en militares que asi se hacian
juguete é instrumento de apasionadas banderías, y
sobre todo, tan imprudente en circunstancias críticas
y en estremo peligrosas como eran aquellas. Pero
en medio de esto hay que hacerles una justicia.
Oficiales de valor probado y de relevantes prendas,
tenian sobre sus soldados todo el prestigio que dan
los sucesos de la guerra que habian sostenido, y en
la que habi~n derramado con prodigalidad su san-
gre ; y sin embargo, lejos de prevalerse de este
influjo, no solo no sedugeron la tropa, sino que pro-
curaron que esta siguie5e al general en gefe, ha-
ciendo la cuestion puramente personal y sin com-
prometer, á juicio suyo, mas intereses que los pro-
pios. Conducta caballerosa y muy recomendable á
los ojos de todos, que _no puede menos de atenuar
lo grave de la falta que cometieron.


Muy poco despues de estos sucesos , y como á
consecuencia de ellos, fueron separados algunos
gefes del estado maior de este egército, tales como
los coroneles Mazarredo, Herrera Dávíl,1, LavaJet,
Campuzano y algunos otros de menor graduacion; y
como ESPARTERO apes<tr de haber vuelto á los oficia-
les á sus filas, no llamase otra vez á sus puestos á
los espresados gefes, Cff'yóse, y créese generalmen-
te, que esta circ.unstaneia dice mucho respecto de la
parte que ellos pudieran tener en el movimiento in-
surreccional de Pozuelo de Aravaca; si bienIos agra-




-201-
viados atribuyeron esta medida á celos é intrigas del
brigadier Van-lIalen y del Sr. Linage, secretario del
general ESPARTERO, que ya en esta época principia-
],a á gozar de alta influencia, siendo su voto de gran
valía en los cons"ejos del cuartel general del CONDE.
:Mas" sea de esto lo que quiera, es indudable que al-
guno de ellos, tal como el Sr. :Mazarredo por egem-
1110, lejos de ser eslraño á aquellos manejos, tom6.
en ellos una parte bastante activa, habiendo reunido
en la noche de mayor crÍsis á los oficiales disidentes,
manifestándoles que el general en gefe estaba acor-
de y conforme con los deseos indicados por ellos, y
que en virtud de esto iba ú buscarlos de su orden
para que fuesen á prescnt;írsele y á ponerse despues
á la caheza de sus compañías. Verificado lo cual,
halláronse sorprendidos los oficiales viendo burla-
da su credulidad y frustrada su confianza, al oir de
boca del CONDE todo 10 contrario de cuanto el-Sr. Ma-
zarredo les habia prometido.-Qué p:lrel representa-
sen en este drama los otros gcfes que fueron conesle
separados, es un hecho (lue :lun no ha llegado á acla-
rar el tiempo; pero es innegable que fueron bus-
cados en clase de agentes, por su posicion, por su
influjo y conocimientos en el cgército.-Finalmcn-
te, no concluiremos esta reseña sin hacer notar cuán
digna es de grande elogio la hidalguía, la entereza
y la incontrastable resolucion que en tan críticos y
arriesgados momentos despleg6, segun hemos visto,




-20"2-
el digno comandante s"cneral de la Guardia D. Feli-
pe Rivero, no menos que la firmcza de cariÍcter que
mostró el brigadier D. Antonio Van-Halen, gefe de
la brigada que estaba en Pozuelo.


Grande\fué la impresion quc en l;¡s Córtes, como
en el país, hizo estc lamentable suceso; y en l~ se-
sion públicadcl 18 de agosto, habiéndose presenta-


. do al debate una 1,roposicion sobre {'ste asunto {ir-
mada por varios señores diputados, pronunciáronse
algunos discursos llenos de vehemencia y energía,
protestando los mas y prorumpiendo en marcadísi-
mas seiiales de reprobacion contra la conducta de los
oficiales de Pozuelo, siendo de notar cntre todos cl
que pronunció el general Seoane, quien despues d~
llamar «poltrones» á aquellos, acusiÍndolos de que-
rer solo venir á disfrutilr de la córte y dar la gUilr-
dia á Palacio, mas bien "que ir á baberselas con los
enemigos, añadió que «sen tia que el CONDE DE I.u:'"
(cCHANA no hubiese tenido bastante energía con los
(cespresados oficiilles para diezmarlos, arrancarles la
((casaca por J¡¡ espalda, y hilberlos pilseado l)Or las
«calles de Madrid con un grillete.» -Palabras que
valieron á este señor diputado un desafío en suerte
con los oficiales sublevados, habiéndose verificado á
pistola con un capitan á quie\\ tocó GI b;¡tirse.


Por su parle el CONDE DE LUCHANt\ salió á la de-
fensa de su conducla que creyó atacada por el gene-
ral diputado, publicando ulla manifestacion en el




-203-
periódico titulado El Espafiol, la cual, por cuanto
da mucha luz y suministra datos de interés para la
cabal historia de estos hech05, juzgamos de la mayor
importancia el trasl!ldar aquí .-EI artículo-manifies-
to de ESPARTERO es como sigue:


«Es una desgracia tener que emplear el tiempo,
que necesita un genernl en campaña, en rehatir las
acuSólciones que se le dirigen. Las que el señor ge-
neral Seoane ha dado al público el?- el discurso que
pronu!lció en la sesion de C6rtes del 18 de este mes,
no pueden quedar sin contestacion, porque 'el bien
de la patria lo reclama."


"Preciso es, ante:> (le entrar en el análisis del dis-
curso, hacer una ligera reseña de la situacion en que
ha tenido al egército el ministerio .Mendizabal. Los
límites de un artículo no permiten una muyestensa
y razonada esplicacioIl de los hechos. Por esto me
ceñiré á solas indicaciones.))


«Tomé el mando en circunstancias las mas críti-
caS. A los pocos dias tuve que acudir al socorro de
la plaia de Bilbao. Falto de recursos, sin embargo
de mis reclam~ciones, fué preciso mandase desde
VilIarcayo un correo de gabinete á Logroiío, para
que llevase dinero de mi Cilsa. Sin repuestos de ví-
veres, los suministros eran lentos y escasos, y para
la racion diaria, pocas veces completa, era necesa-
rio 'apurar todos los medios. La tropa en aquella rí-
gida est"cion tenia que soportar no solo la miseria




-204-
sino la desnudez. Algunos cuerpos hicieron aquella
m~morahle campaña con el desgarrado pa~talon de
verano; y en general todos los individuos presentaban
sus carnes á la inclemencia. La falta de calzado al-
canzó hasta la benemérita oficialidad; y el corazon
mas duro se estremecia viendo salpicar la sangre de
la planta del virtuoso. soldado en los escabrosos ca-
minos, entre pedernales, breñas y fango. No llegaron
á 200 los pares de zapatos que se remitieron de San-
tander. Pedí cuero para hacer abarcas, pero fué
inútil por Sil dureza y por la falta de pe;¡les y cor-
reas. Todo lo superó la constancia: el triunfo coro-
nó tan heróicos esfuerzos. Pero la naturaleza resen-
tida de tanto padecer, llenó los hospitales, y se vió
con aSOlllbro que aquellos hombres, cuyos cuerpos
respetó el fuego del enemigo en los comhates, fue-
ron víctimas del abandono, sin camas, sin alim(w-
tos ni medicinas ¡ cuántos sufrieron la amputacion
de sus miembt:os, no por heridas, sino por haber
quedado helados por la desnudez en los penosos cam-
pamentos y marc:has ! No atestiguaré este cu,Hfro las-
timoso con los individuos del egército: que hablen
los pueblos de Castro Ur~iaJes, Porlugalele y Bil-
bao: todos los beneméritos súbditos de la nacion in-
glesa que pl'estaron su eficaz cooperacion para levan-
lar el sitio de aquella plaza, los comisionados del
gobierno, diputados de las C6rtes. Lujan, Arana y
Santa Cruz que debieron saber lo ~ufrido antes de




-205-
la entrada, y observaron la miseria en todos los ra-
mos de la administracion. El mismo general Seoano
rué testigo. Ellos han debido desengañar á la nacion
en el santuario adonde la representan. Debieron cor-
tar el vuelo á los insultos del ministro Mendizabal
cuantas veces seducia al público propalando y sos-
teniendo que el egército se hallaba superabundante-
mente asistido. Que reclame la representacion na-
cional todas mis comunicaciones desde que tomé el
mando hasta que salí de las provincias para perse-
guir al Pretendiente. Que se presenten tambicn l:ls
contestaciones. El juicio imparcial dará su fallo. Yo
00 le lemo. Precisamente ha .de eonfundir al que ha
supuesto que l:1s atenciones estaban cubiertas, fo-
mentando así las reheliones militares que adhall de
suceder, y siendo causa motriz del asesinato del ge-
neral Esealera y de olros gefes. El mismo fallo vin-
dic:lrá á los generales cuyo descrédito se procura,
y al virtuoso egército que, derramando su sangre en
medio de tanlas privaciones, es el que de buena fe
combatepor la libertad" y consolidacion del trono de
Isabel JI.»


((H?cha esta ligera reseñtt sohre puntos que ba-
hia creído no me seria forzoso tocar hasta que una
memoria justificada mo lo permitiese en época mas
feliz, voy á tratar del discurso alarmante del gene-
ral Seoane.


«Dice: por principios y por temperamento soy




-206-
enemigo de toda revolucíon, y enemigo encarnizado,
mortal de las revoluciones militares. Las pocas veces
que he abierto los labi{Js en este congreso y en algunas
sesiones .etc;, he manifestado estos principios. Yo me
abstendré de contestar á esta manif.estacion, porque,
aunque me fuera dado justificar con hechos cuales
son los verdaderos principios del general Seoane.
jamás incurriré en la falta de asemej,\rme á un de-
lator, ni de mis amigos ni de mis enemigos. Y no
se crea digo esto porque sienta que el general Seoa-
ne no haya guardado. igual conducta conmigo. No:
los principios del general ESPARTERO son hien pú-
blicos, como lo es su conducta militar y 'política: Jo
único que siento es , que el señor Seoane al delatar-
me ante el santuario de .las leyes, lo haya verifica-
do calumniándome, y calumniándome entre otras co-
sas con la mas negra intencion, presen"tándome anie
la l'epresentacion nacional como perpetrador del mas
grave delito en que un militar puede incurrir; pues
supone que yo con las tropas de mi inmediato ~an­
do vine á 1\ladrid, cuando elgohierno me ordenó Jo
contrario. Yo aseguro á las Córtes, á la reina, á la
nacion y al mundo todo, que 'no solo no me di6el
gobierno semejante órdel1, sino que, .viéndose ame-
nazada la capital por la faccion que entró en Sego-
via, tuvo por la mas feliz de las inspiraciones mi re-
solucion de marchar á salvarla, y me mandó por re-
petidas reales órdenes que forzase las marchas, pues




-207-
los enemigos estaban al frente de ella y podía ser
alacada de un momento á otro. Si yo hice Lien enir
á Madrid, si con mi venida se salvó tan benemérito
pueblo, la rRina, los C6rtes y el gobierno, díganlo
los que agenos de pasio~es ven las cosas como son
en sí.»


«Es cierto que el señor Seoane me escribió, no sé
si con autorilacion del gohierno: y tamLien lo es que
salió á mi encuentro haciendo ostentacion de los pe-
ligros que pudieran ocurrir y los escándalos que te-'-
mian y se podian evitar, hacicÍldo que las tropas no
entrasen en Madrid. La mnlieia, el veneno cncono-
so que encierra esta parle del discurso, liene contra
l'í el saludahle :mtídoto de la razon que espondré
con brevedad.»


d. consecucncia de la real órden que recibí para
fouar las marchas por estar amenazada la capital,
hubo brigada que anduvo once leguas y media en un
dia para llegar á Guadal;¡jara. Al siguiente tomé el
camino real de Madrid, único directo para marchar.
al encmigo. Todos sahen la distancia; yo me ade-
lanté con una escolla dejando las órdenes oportunas
sobre los cantones que debian ocupar los cuerpos á
ilos y tres leguas de la capital. El general Scoane me
encontró á legua y media; me manifestó sus temo-
res: procuré tranquilizarle con la confianza de que
no se 'literaria el órden, y tratando sobre pasar las
trop:ts á M ailrid ó hacérlas i1u la yuelta ror el flan~




-208-
co derecho, le hice la prudente reflexion de que, en
caso de ser fundados los temores, seria mucho mas
espuesto el paso que se queria dar. Los enemigos
sabedores de mi aproximacíon se retiraron en di-
reccion de Segovia. Las tropas por lo tanto pasaron
al otro dia á los cantones de la parte opuesta en dis-
posicion de continuar. la marcha. La seguridad de su
buen porte, y hasta la conveniencia movieron mi
ánimo á la disposicion de que desfilasen segun cos-
tumbre delante de SS. MM. Ninguno mejor que el he-
tóÍco pueblo de ~fadrid puede resolver si los temo-
reS del gobierno y del general Seoane tenían funda-
mento. Los cuerpos siguieron ya de noche á su
destino sin que una voz, una accion, ni un paso jus-
tificA1se sus recelos.»


«Reconcentrado en Segovia el enemigo, se trató
de lanzarle de aquella ciudad, en la que, y en su al-
cázar me dijo el gobierno se fortificaba. Por lo tan-
lo se dieron las disposiciones convenientes para alis-
tar la artillería que pedí al mismo gobierno. Las tro-
pas tuvieron la órden de marchar antes de que las
piezas estuvieran prontas. Yo salí para el cantan
de Aravaca sin llevarlas como babia querido, y tuve
que dejar al gefe de ]a P. M. para que activase
su apresto é incorporacion.Que juzgue todo hombre
imparcial, en vista de esta exacta relacion, si el ge-
neral Seoane\ que se ha llamado amigo del general
ESPARTERO, hit debido "Sugerir las falsas ideas, su-




-209-
getas á torcidas interpretaciones de que JO estu-
viese metido en cálculos ó planes; y si ha debido su-
poner haberme dicho marchilse directamente al
enemigo aludiendo á que no se hizo.»


«Como el señor Seoane en el resto de su discur-
so abraza diferentes puntos en que mas ó menos me
complica, contestaré á ellos lo mas concisamente
que puda, haciendo la debida calificacÍon del paso
que dieron los ol1cia1es de la Guardia Rea \.»


(Que la opinion 11úblÍca designaba como perju-
. <licial el anterior ministerio, es un hecho incuestio-


nable. El egército no podia mirarle de otra manera,
porque hahia sufrido y esperimenlaba privaciones
inaudiLas de que verdaderamente hay pocos egem-
plos. 1\0 por esto diré que Ijbraron bi('n los oficiales
de la primera brigada; pero su falta no merece tan
negros matices como se han prodigado en el discur-
so. Hay muy notable diferencia entre una subleva-
cion que envuelve los desórdenes, los crímenes y la
anarquía, con una solicitud para la cual se auna to-
da una clase. Estas preteusiones estan sabiamente
prohibid,ls: por esto el general de la d ivision los re-
convino, y viendo su insistencia en preferir sus re-
tiros á servir bajo la direccion de aquel ministerio,
los despachó, manifestándoles cuanto se podia exi-
gir en tal sitllacion. Con este conocimiento, mandé
que dicha brigada fuese conducida al punlo en que
nw hallaba. 1.0 verificó sin sus oficiales en el mejor


TO:\1. lI.




-210-
orden. Estos dispuse se me presentasen: lo hicieron,
y no consiguiendo el objeto, les señalé punto donde
esperasen la resoJucion de S. M. Yo me presenté á
las tropas y á la faz Ilública , reprobé la conducta de
los oficiales, y les exborté á que Henasen su deber.
no faltasen á la disciplina, y que esperaba batirian
al enemigo con el mismo valor y orden que tenian
de costumbre. Todos á una' voz llenos de enlusias-
mo me lo prometieron. Y en el acto promoví á
nombre de S. M. á subtenientes á los sargent.os pri-
meros, y á esta clase á los segundos, pidiendo al go- ,
bierno 16 cruces de Isabel 11 para cada uno de los
cuatro hfllallones de la brigatla; á fin de distribuirlas
por suerte entre los soldados, en justo premio de
sp obediencia y de su decision de marchar al ene-
migo aun sin oficiales como lo veriticaron. Su con-
ducta básta el dia ha sido egemplar. Los oficiabs in-
dultados por S. ~I. han vuelto á sus filas; todos van
al enemigo. y tengo esperanzas de que en el primer
encuentro darán pruebas de su arrojo. añadiendo
nuevos laureles á los ya ad(luiridos á eosta de su
sang-rc.).l


«Por este seneillo relato se evidencia que la
Guardia Real no ha hecho naela para permanecer en
Madrid: que va donde estan los enemigos: que no
esquiva los peligros: que yo confié con razon , por-
que contando con su amor no habian de tener lugar
las sugestiones de los partidos: que no he sido en-




-211-
gañado: que todos mis conatos han tendido [. dejar á
S. M. en el libre uso de sus prerogativas: que no
me be mezclado ni permitido la iniciali va del mi-
nisterio, como ha dado á entender el Sr. Seoane va-
liéndose de la frase peregrina de que en el público
hahiau corrido tales rumores. Y se e\íden~ia tam-
bien que semejante falta no era para diezmar oficia-
les, arrancarles la casaca por la espalda y mandar-
los á pascar las calles de Madrid con un grillete y
una cadena al cuello. Tengo la satisfaccion de que el
Sr. Seoane no es el llamado ú darme lecciones de
energía. COII ella he mantenido y tal vez mejora-
do la sllbordinacion en el egército; sub4Jrdinacion
admirada de propios y estrallos en medio de la mi-
s~ria J de sacrificios de que solo da egemplo el
soldado espallo!. ¿Quería el general Seoane el escán-
dalo de fusilar 19 Ó 20 oficiales? Tal se deduce de la
esprcsion diezmar. ¿Queria que los 70 restantes die-
srn al bando carlista el placer del singular espectú-
<:ulo de pascar la capital con grillete y cadena al
cuello '! Así lo ha proferido. Pero el general Es-
partero que, sin sa ber la tendencia qU? podía tener
en la tropa el paso de los oficiales, se presentó á ella
con el valor que inspira el deseo del órden ydd
bien comun, no era ciertamente el hombre que guia-
do por la imprudencia y eslrañas afecciones, fuese
á privar á la patria de un considerable número de
ofieiales dislinguidos, valientes y llenos de acciones




-212-
heróieas. Un momento de error, una falta sin gra-
ves consecuencias, no permite ,castigos tan estrepi-
tosos, improvisados solo por el calor, sin pesar los
hechos, ni meditar en los resultados. j Qué mayor
triunfo para e] Pretendiente! ¿ Estarian estas tropas
en aptil?d de salir]e al encuentro? Razones podero-
!!aS dicen que no.\)


"Tocaré pOI' último el discurso para contestar al
párrafo en que dice el señor Seoane en justificacion
suya que no volvió á verme desde que oyó los ru-
mores de si yo estaba mezclado ó no lo estaba en el
plan de quitar ó poner ministerio. Bien singular es
que uno que se ha llamado amigo mio me abandona-
se por tales rumores sin creerlo. La verdadera amis-
tad, por el contrario, estimula á buscar á aquel .á
quien se profesa para hacerle conocer lo que se dice
sobre su persona. Pero el general Seoane ha dado
una prueba solemne de sus sentimientos con rebeion
á la mia. Verdad 1'8 que lo llamé el dia de mi mar-
cha. pero no lo es que le preguntase si era que-
rido ó n.o cl millisterio. ¿Ni cómo podria yo hacer
tal pregunta al señor Seoane, ó lo que era ignal, al
mismo minislerio? ¿Acaso un general en gefe de un
egército constantemente en operaciones, dejará de
saber los sentimientos de los pueblos que transita y
los de los individuos que están á sus órdenes? Cier-
tamente que la pregunta hubiera sido original. Lo
qne pasó en conversacion familiar respecto del mi-




-213-
nislerio, fué indicarle, como su 6rgano , que hacia
mal en 'el empeño de conservar los pue~tos contra el
torrente de la opinjon. Mediaron contestaciones que
]10 puedo describir, porque mezcladas con elogios
propios no figé la alencion. Mas sea lo que quiera,
una conversadon pal'licular admira haya sido refe-
rida en el santuario de las leyes para mi descrédito:
porque ella tiende á persuadir que yo trabajaba por
derrihar el ministerio. Descanso sobre este 'particular
en el testimonio de mis hechos. Ellos han sido bien
patentes, y en vez de tomar parte como se ha que-
rido suponer, he dedicado todos mis esfuerzos á im-
IJcdirlo. No me admira tampoco se hayan empleado
semejanles medios contra un hombre que no quiso
formar parle del anterior gabinete. Yo hubiera he-
eho traicion á mis sentimientos asociándome á él en
perjuicio del.egéreito , pues se me habria quitado la
a¡,:cion para reclamar con energía los medios de sub-
sfstencia. Si lo admití últimamente fué para evitar
mayores males; pero organizado hice mi dimision
para ocuparme esclusivamente de la guerra.»


«He reducido cuan lo me ha sido posible esta pú-
Mica manifestacion. Ya he dicho las causas }JOdero-
s.as que me han forzado á hac~rla. Solo me resta es-
presar mis sentimientos y principios no desmentidos
hasta llhóra , y siempre afirmados por todas mis ac-
ciones.»
«~1i deher, pues, y el oe todos los español,'s




-214-
exi'ge, que unidos por· el interés comull mas noble •
.demos la vida por la patria presentando lIues'tros pe-
chos al peligro para rep.eler con decision y energía á
nuestros crueles adversarios. Tenemos una bandera
grata á nuestros corazones; la hemos jurado; y ¿po-
drémos abandonarla? Isabel 11 y Constitucion de
1837 sea la divisa que nos distinga. I'=ste emblema
llevado de buena fé y proclamado con entusiasmo
uos hará invencibles, y aniquilará los bandos con-
trarios.»


«Suplico á ustedes, señores redactores, tengan
la bondad de insertar en su apreciable periódico las
Hneas que anteceden, y me ofrezco de ustedes aten-
to servidor Q. B. S. M.


EL CONDE DE LUCILUA.


Saliendo á la defensa de su administracion , in-
culpada en el manifiesto del general en.gefe, el ex-
ministro de hacienda Mendizabal dirigió tambien ;í
un periódico progresista la importante comunicacion
que sigue:


«Señores redactores del Patriota: Habiendo lei-
do el artículo inserto en el Espmiol de hoy, y que le
ha sido remitido por el sefior Conde de Luchana,
me es absolutamente illlposible gual·darsilencio. Me-
rece una contestacion detenida y se la daré muy en
hreve; pero entre tanto es mi deber, llamar la alcn-
don de mis conciudadanos, y procurar que suspen-
,lan el .i uicio sobre las asel'ciones y acusaciones fld




-215-
señor general y sobre los descargos que en contra
de ellas puedo alegar victoriosamente.»


«Es de estrañar que S. E. no las manifestase con
franqueza en las conferencias con el cOIl:lejo de mi-
nistros á que asistió á su paso por esta capital, du-
rando cada una cuatl·o horas, y ell la particular que
en su propi~ posaJa tuvimos S. E. y yo, que no du-
ró seguramente menos de tres horas.»


"En cuanto á lo que dice S. E. sobre las priva-o
dones ~el egércilo, es igualmente de estrañar que
cuando en la Gaceta de Madrid se publicaron los de-
tallados estados de los envíos hechos de provisiones
y efectos. de toda clase, no los hiciese desmentir S. E.
como hahria sido justo y conven.iente. Lo es asimis-
mo que á su tránsito reciente por Madrid declarase
no necesitar 1000 vestuarios que estaban ya empa-
quetados, y que solo pidiese 10,000 pantalones de
lienzo y 10,000 pares de zapatos, 50 chaquetas de
uniforme, 1500 camisas y 500,000 reales de vellon,
peticion hecha á presencia de los señores diputados á
Córtes general Seoane y D. Facundo Infante, cuyos
auxilios le fueron remitidos sin demora.»


"Todo el público de Madrid ha podido notar el
estado de las tropas al mando de S. E., á pesar de
sus repetidas marchas forzadas, y así este punto no
es acreedor á que insista en él mas minuciosamente.»


«La Guardia Real estaba pagada de una cuarta
parte de sus haheres en mayo, cuando llegó á 1'01'-




~216-
rcjon, y con los 500,000 reales mencionados, la ofi-


. clalidad quedó satisfecha hasta 22 de dicho mes, y
el ]lrest de ]a tropa se hallaba abona'do hasta fines de
julio. Si se consideran las cir,cunstancias del pais,
las dificultades de una guerra civil tan desoladora, J
los embarazos de toda clase que circundan al gobier-
no , será preciso confesar que el atraso existente no
era de manera ninguna raro ni considerable.»


«En cuanto á los movimientos militares de que
habla S E., es punto que no debe discutirs~ precipi-
tadamente , pero sí diré que informado como lo es-


. taba de hora en hora de la situacion del general
l\Iendez Vigo, de los refuerzos que recibía; y del
estado de la capital, podia S. E. haberse encamina-
do con preferencia por Builrago en vez de empren-
der la carretera real de Madrid, única directa como
dice S. E., para haber operado contra]a faccion que
ocupaba á Segovia. Esta hubiera sido indudablemen-
te derrotada ó desbandada; el gran botin que ha de-
solado la pingüe y benemérita provincia de Segovia,
hubiera caido en manos de nuestros valientes; las
muchas casas saqueadas, los intereses de muchos,
perdidos, se hubieran recu pel'ado, al mcnos en una
gran parte, en beneficio de sus legítimos dueños; la
junta carlista no continuaría pilcíficamente en Casti-
lla arrancando de sus hogares la juventad para au-
mentar sus filas, y entonces la division' cubierta de
laureles y hallicndo prestado servicio de tanta im-




-217-
portancia, pudiera haber marchado á los campos de
Herrera, y evitar el revés sufrido por las bizarras
tropas del general Buerens. Para lodo esto tUYO
tiempo, habiendo dejado encargada la persecucion
de los rebeldes al gcnerall\lcndcz Vigo. Indica to-
do, que el Pretendiente debia haber recibido el se-
vero escarmiento que S. E. anunció al .gobierno le
haría sentir. Si así no ha acontecido, el señor conde
de Luchana suministra datos para formar juicio de
quien puede ser la culpa, y los militares y el públi-
co de buena fé formarán un dictámen exacto en este
parlicular.»


"Otros cargos me bace S. E. aunque indirecta ó
vagamente sobre las desgracias que han ocurrido en
el egércilo, que yo soy á deplorar el primero, y que
rechazo con toda la energía de mi alma y con todas
las seguridades que encuentro en mi ~orazon, solo
poseido de los maS ardientes deseos del triunfo de
la causa nacionaL))


((Deploro cemo buen español, como honrado
ciudadano y como perseverante patriota los m:,le¡¡
de todas estas desavenencias y esplicaciones, pero
estas mismas calidades me imponen la imperiosa
obligacion de acudir á la defensa de mi honor vul-
nerado.»


«Debo declarar que rechazo la intcrvencioll de
()spírilu dt;. partido y de pasiones personales en mis
aclaraciones con el señor conde de Luchana. Cuall-




-218-
do S. E. se halle desembarazado de las altas atencio-
nes que le cercan, y no esté investido del cargo emi-
nente que ocupa, si creyese hallarse en el caso de
pedirme algunas esplicaciones, me encontrará apres-
tado á dárselas oportunamente.)}


"Baste por ahora lo que dejo espllesto, ínterin
someto al juicio de la nacion todos los pormenores
y aclaraciones qúe requiere negocio de tanta gra-
védad.»


"Sírvansa nste<les tener la bondad de dar acogi-
da en su Jleriódi~o á esta cómuuicacion, quedando
de ustedes atento seguro servidor Q. S. 1\1. 13 ..


JUAN ALVARBZ y ME~D1B BAL.
Lenguage asaz apasionado y virulento el del ge-


neral en gefe, como el del ex-ministro, J como lam-
I;ien lo habia sido el del general Seoane tanto 4?n I¡IS
Córtes cuanto.en las comunicaciones que sobre este
enojoso y delicado asunlo dirigiú á los periódicos; si
hien para esto último fuú provocado en un artículo,
nada meditado por cierto, que publicó el diario
;lbs~lulisla tiLulado el Mundo, suscrito por varios
óficiales de la Guardia. Y como cuando las pasiones
hablan tan alto, la razon enmudece ú deja difícilmen-
te oir sus consejos, vislumbrábanse apenas los des-
tellos de su luz radiante, siendo mas ó menos par-
tícipes de ellos lodos los que intervenian en est05
complicados y casi indefiniblés sucesos.


Díjose entollces generalmente que ESPARTERO ~.




-219-
Mendizabal , siguiendo la bárbara costumbre de los
siglos medios, rebabilitada y aun coloreada €on un
harnÍz de falsa ilustracion en nuestros tiempos, ba-
bian ll'Ü'Vado tambien la solucion de sus querellas al
terreno de los "duelos; empero aplazando su realiza-
cion para la época en que terminase ]a guerra. Cona.
tos de desafio nótal~se en efecto en Jos últimos párra-
fos de la cOlltestacion que al" CONDE dió el minislro;
mas juzgamos que este motivo insuficiente fuese el
único que diera márgen á hacer vale.' entre el vulgo
una es-pecie aesuuda de lodo otro fundamento.-Al-
gunos biógrafos han asegurado tambien que elminis-
terio'Calatrava, s-ahedor de las miras un tanto hos-
tiles q~ ESPARTERO traia á la capital, babia llevadü
sus proyectos hasta el estremo de intentar fusilarle,
ú propuesta de dicho St:. M:endizabal. Pero segun
los dalos que hemos podido adquirir, lo que hay de
cierto en esta otra especie, dela" que tanto se hit
escrito y hablado, es que al ministro de hacienda
en uno de esos arrebatos de elocuencia irreflexiva
que, segun hemos ya dicho, forman su carúcter y su
índole parlamentaria, huho de escapúrsele la ]engu"a
en un consejo de ministros y decir-, con la resolu-
cion juvenil que le distingue, «que si era necesario
"y á él se le facultaba para ello, se atrevía á ir solo
oal cuartel general del CONDE DE LUCIlANA, y l.acer-
(,le fusilar por los mismos soldad,os que mandaba.»
Palabras que, le.los de hallar acogida ni aun ser ob-




-220-
jeto cUQstionable entre los ministros, pasaron de to-
do punto d'esapercibidas, siendo solo con grandes
risas contestadas.


La caída del ministerio Calatrava que en esta épo-
(;a era ya una necesidad, porque carecia de fuerza y
de prestigio, porque estaba gastado, porque no habia
sido afortunado en la guerra, finalmente, porque sin
llenar las condiciones del gobie~no tampoco satis-
facia las exigencias de la revolucion, es sin embar-
go un horron indeleble para el partido que la pro-
movió y la llevó á cabo por los medios ilegHimos,
injustos é innohles que hemos podido notar. «~li­
nisterio prouut:to de la fuerza (decian los partitlarios
del Estatuto) huella es que haya' sucumbido" ante el
inmell50 poder de esa fuerza misma. Gobierno que
así nació en la Granja, justo es que haya perecido
así en Arav1,lca.» V de aquÍ la ley de la espiacion y
los eternos decretos de la Providencia, y toda esa gran
sarta de palabras,. que si bien significan cosas su-
hlimes .. la errónea aplicacion que de ellas suele ha-
cerse las hace aparecer á veces vacías de sentido, y
en ocasiones tambien ilógicas y aun puestas en hor-
rible y monstruo~a cOlltradiccion. Sin tener en cuen-
ta, el partido reaccionario, que ni los crímenes de
nuestros ad versarios justifican los nuestros, ni me-
nos podian eqnipararse los sucesos de la Granja y
los de Aravaea, puesto (Iue siendo aquellos el com-
pl~mento, no mas, de Ulla revolucion verificada ya y




-221-
eonsumada por casi todos los pueblos de España, lo!!
segundos jamás podrán tener otro carácter que el de
una verdadera insurreceion militar. •


Pero es tan lastimosa y tan inconsecuente la his-
toria de las pasiones humanas, que bastarános decir,
que hubo diputado, entre los que se obstinaron en
<lefender ante la representacioll nacional la condücta
de los oficiales de Pozuelo, que hizo leer muy sa-
tisfecho el art. 3.° de-la Constitucion; pretendien-;-
do encontrar en aquella rebeldía el uso del derecho
de peticion que á todo ciudadano esp:Jñol se concede,
por dicho artículo; olvidando sin duda en medio de
su acaloramiento, la calida"d y el carácter de los
peticionarios, y 'lue estos se hallaban, al tiempo de
fo"rmular Sil demanda, con la el'pada en la-mano. al
frente de la fuerza que regian • y en frente de otra
fuerza cuyo esterminio. á nombre de la patria, les
habia el gobiepno encomendaJo, En tan crítica oca-
sion, en circunstancias tan" 'agravantes y terribles,
wponian algúnos que obraban constitucionalmente,
conculcando la Constitucion en su esencia, estos se-
ñores peticionarios. Pero nada de estrañar es esto,
cuando el periódico mas autorizado del bando polí-
tico que de tal manera escaló el poder, dijo á con-
secuencia de los deplorables acontecimientos de Po-
zuelo: «el movimiento hácia las doctrinas de orden
ha empezado.» ¡ Las doctrinas de orden inauguradas
por medio de una insurréccion militar! Así se suh-




-222-
y·ierlen y adulteran los mas claros y eternos princi-
pios de la ci;ncia política i así se ~orrompe hasta la
natur~leza misma de las palabras yla índole de los
idiomas. ~Ias no serlt esta la última vez que exa-
minemos con cuanta razon y propi~dad se apellidan
á sí mismos partidarios de la inteligencia., de las
doctrinas, de la legalidad y del orden, los hombres
que promovieron los -sucesos de Pozuelo de Arava-
ca, é hicieron des pues su escandalosa apoteósis. Ta-
maña prueba de anárquica incivilidad rara ,:cz la
presentan en la historia los .partidos mas exagerades
del mundo.


C;lJÓ pues el ministerio Calatrava, á pesar de
eontar con una iIllm~nsa mayoría en las Córtes, á im-
pulsos de la fuerza que las pasiones, las arterías y las
intrigas· de sus enemigos interiores y esteriores con-
juraron contra él ipero tambien fué su caída consi-
guiente y natural efecto de su prü:pia debilidad y de
sus errores. Sabido es que aquel ministerio nunca
estuvo en gracia del gabinete francés, quien no podia
perdonarle dos cosas: haber nacido de una revolu-
cion, y haber proclamado la ConstitueioD de 1812.
Un diario de París, Le Constitutionnel , decía á pro-
pósito de estos sucesos y á pocos días de realizados:
«Larevolucion ministerial del 18 de agosto ha sido
«á IIn mismo tiempo la escitacion y la obra de la di-
"plomacia francesa; y para conocerlo no necesila-
((mos mas prueba que la benévola acogida que hau




-223-
«hecho los periódicos ministeriales á la nota tele-
((gráfica y los comentarios á que ha dado lugar.» Y
es ciertamente bien singular y muy digno de notar-
se, que los mismos periódicos franceses que habian
levantado muy alta su voz y lanzado terribles anate-
mas contra la insurreccion- militar de la Granja, Cfl-
salzaban ahora la insurreccion militar de Pozuelo
de Aravaca. Pasmosa inconsecuencia de los conser-
1:adores de allende, muy semejante á la que hemos
notado ya en los conservadores de aquende el Piri-
neo. Estos por su parte, fiele!! ohservadores y ege-
cutores de los planes concehidos por la política fran-
cesa, nliérollse de la l~ala predisposicion que en el ¡/"\}"


r,' 1:;


únimo de ,ESPARTERO hahian creado los desgraciados ~;'i'
sucesos de la guerra, las escaseces del egército, y, ~


'. P:
como hemos yisto, 'Ias imprudencias del ministro ".~._


'>'. u"
Mendizabal, á fin de inclinar la voluntad del CONDE ''-'''0:'
aliado de sus proyectos. De modo, que sin que el
partido moderado español fuese en estas circunstan-
cias otra cosa que un eco del francés, ESPARTERO á
su vez y en cuanto coadyuv6 á las miras de los mo-
derados, fué víctima de los planes é intrigas de
aquel ros , quienes se valieron como de instrumen-
tos de los militares fautores y actores de la rebe-
lion de Pozuelo. lIé aquÍ la mas plausible esplica-
cion que podemos darnos de tan estrafio suceso.


Combatido el CO~DE DE LUCHANA por tan varios
y t[m opuestos vi~ntos, asediado en :Madrid y en sus




-224-
inmediaciones, ora por los ministeriales que man-
dando á Aravaca al señor diputado D. Antonio ~fa­
da del Valle con la faja y el nombramiento de mi-
nis1ro de la guerra para el brigadier Van-Halen,
intimo amigo y favorito de ESPARTERO, procuraban
al1'aer hácia sí la grande prepotencia de este, ora
por los de la oposicion, quienes poniendo en juego
los poderosos medios de halago con que contaban
en elevadas regiones, 1ambien hacian esfuerzos por
colocar á su lado en la balanza política la terrible
espada del caudillo, -logró sin embargo en fuerza
(le su astncia, y como consecuencia necesaria del
efecto neutral .que aquellas contrarias y opugnantes
fuerzas hahian de producir, al chocar, en su mente,
burlar las esperanzas y la ardiente confian~a de to-
dos, sin llegar á comprometer!le entonces con nin-
guuo de los dos partidos políticos; elevándose, en
:llas de la torpe intriga, á una altura, y colocándose
en una posicion de la c,ual pu:liera haber sacado aun
mayor partido para sí ,'y haber abusado en gran ma-
nera otro general menos libre y menos honrado qua
el general ESPARTERO. Cierto que la posicion que
desde este dia tomó el CONDE ~especto de la políti-
ca , parecia bastardear en eierto modo la índole par-
ticular del instituto de las armas; pero si así fué, si
ESPARTERO desde entonces hizo gravitar su inmensa,
su ponderosa influencia, en los misteriosos consejos
de la al la política mas de 10 que le. incumbia por su




-225-
calidad' de gefe de las tropas, y de lo que permitía
una prudente y sana razon de Estado, no fué snya
la culpa; cúlpese solo á la imprevision, á ~a impru~
dencia, á la ambicion ü'reOexiva y ciega de los
agentes que cerca de él colocaron los partidos; los
cuaJes, á fuerza de querer humillarse para ensal-
zarse des pues en alas de su propia humillacion y con
~l apoyo de la fuerza, rindiéronse y nasaIláronse
tanto, que abriendo los ojos al CONDE, mas de lo que
debieran, y descubriendo este mas miserias en la cór-
te, que las que hasta entonces le habian permitido
ver la distancia y sus naturales y propias ocupacio-
nes, resultó aquel desvÍo, aquel despego, aquella es-
pecie de esceptismo político que mostró ESPARTE-
RO por algun tiempo, enagenado en el aburrimien-
toque produjo en él el continuo y borrascoso oleage
de las pasiones que bullian en Madrid, como bullen
siempre en todas las c6rtes in6eionadas por la cor-
Fupcion.


Qllede pues sentado que el CONDE DE LUCHAl'(A
en esta época ni estaba afiliado, ni se aSlió por en-
tonces á ninguno de los dos bandos políticos en que se
hallaba ya dividido el gran partido liberal español.
Si tomp una parte bastante activa en ]a confeccion
del gabinete, fué porque, conforme en esto con las
necesidades y con la opioion del ejército, solo que-
ria un ministro de Hacienda que propordo.nase los
recursos de que habian menester las tropas, siendo


TOM. u. 15




-226-
porest~ escollo infructuosas las gestiones que acer~
"3· ele eSta carlera, tan importante en tiempo de guer-
ra, se hicieron con algonasperson3s de cuenta esco-
gidasen ambos partidos, eonstitucional y eslatutista.
ESPARTERO que gustaba mas, como lilas acomodado
á su carácter é instruccion, el gobernar las armas
que el formar parte del gobierDo, á donde sus ami-
gos y tal vez sus contrarios, (que algunos tenia ya en
los dos partidos) con la mir¡l de desacreditarle, gas-
tarle y sobre todo separarle ael frente de las tropas,
anhelaban conducirle, ni habill aceptado la cartella de
la guerra, para cuyo cargo fué nombrado 1m tiem-
po de Calatrava, ni ahora tampGco quiso formar
parte del nuevo gabinete que por decretos de 18 de
agosto s,e componia del CONDE con la presidencia y
la cartera de la guerra; D. Eusebio Bardají y Aza-
ra, :Eslado; D • .José MMtuel VadiHo ,Gobernación;
D; Ramon Salvato, Gracia y Justicia; D. Pio Pita
Pizarra, Hacienda; y D. Evaristo San Miguel, in-
terinamente, de Marina, siendo nombrado propie-
tario el señor Cañás; en remplazo respecclivo de los
señores Calatrava, Acuña (que habia poco antes su-
cedido á Pita en Gobernacion), Landero, 1\fcndizabal
y Gil de la Cuadra. Ministerio, esle nuovo, provi-
sional y como de frransicwn, para hacer venir, dias
despucs, al poder á los hombres que dentro de poco
veremos.-Ocasion hay aquí de que digamos filIe
ESPARTERO, á su paso por Madrid; tomó la noble y




-!27-
honrosa investidura de diputado de las constituyen-
tes, Jurando y tomando <\Sieato en aquella.as.unbloil.
como representante qtle 'era de la provincia da .Lp~
grQiío.-Solo diez dias fu~ ministro ESP4~TEIlQ, pu.,.
diendo deCirse que el baberadmitido, fué por fa-
cilitar aSila oonfeC(;ion del nueV<;l gabinete: y .~l
cabo de este tiempo, ora fuese por la¡ cau~ arrmil
indicadas, óbian por motivos de delicadeza qllC 10$
¡¡ucesQs de !raVIlC<l d~llien»,l recordarle, didgiósll
renuncia por IQedW -d~·Qlla .eli(losicÍOOt:\ la r~in" Go-
bernadora én el tOOO1" ~iguiente : -


l/SEÑORA: Cuando V. M. tuvo á bien ~-ariar sus
«ministros responsables en 18 del actual y elegirme
"iÍ mí para el de l~ guerra con la presidencia del
~consejo. V. M. sabe que alaceplar solo aquel, creí
(que lo debia bac~r por lo crítico y apurado de las
~.cir~unstancias eD q\l~ ,el ES,lado se .. hallaba, y par-
«que ,m'C, persqadí que en est9 ~aci~: un nue,vo ,Ser-
«yi~i.o:~, la ju~a ~nsa,de xucslra~celsa bija la rci ,., ,
«na'dQiía Ic¡abclRy ál.·,CoJlSotitu~ion que todos he-
"mosj~r~¡l(). ConsLituido ompcro el ministel"Ío que
"v. M. ha nombrada, y colocado iuteriuamentcá la
«cabeza del de la Guerra un generalq\lc podrá dedi-
aearse eselusi vamente á él, Y. jU. ~o podril menos de
~í1Qnocer, que como g~neral en gefe que soy de los~
(~~rcitos reunidos, es de absoluta necesidad q~c
«segun la complicacion que la guerra toma J el csta-
(do mor,,1 de. I,os ejércitos, me dcdiqllc. flp.~eraD1en-




-2i8-
((te tÍ reslableeer tao importantes y esenciales obje-
I(.to~ con el mismo celo que hastaaqui lo he hecho 'f
~del tI ue tengo dadas' tantas y ·tan . repeti da!! pruebas.
(y como en este concepto, 'yo como ministro ,ni •
(puedo desempeñar tan' grave: c~rgo'" I)i reportar uti-
«lidad el servicio, ~tllndo com0"~stoy aHrente de
11105 ejércitos, supliCó á V ¡ M:, se sirva admitir mi
(,re~petuosa'dimision de la secretaría de Estado y
«(del 'despacho de la Guerra; y aceptar con esta nue-
!lva ocasion mi sincero anhelo por el bien de V. ,11. J
flel de vuestra escelsa hija, y mi lirmeadhesion á la
"Constitucion que IasCórtes ,de la nacÍon han for-
f(mado. El ciclo conserve la importante vida de V. M.
«muchos años.=Cuartel general dé Cogolludo á 28
«de agosto de 1837.=Señora . .......;A. L.R. P.deV. M.


EL CONDE,DE LUCHA'NA,'
No atribuiremos n050trosal ministerio Calalra-


va la calamidad qúe sus adversarios enlonces 'le atr¡-
llUian, considerándole como nn obstáenlo insupera-
lile para el logro de la intervencionfrancesa, tau de-
lieada en aquella sazon por algunos }lara terminar
pronto la guerra civil de España; lo cual; dicen; no
tu vo l~lga~ á causa de los malhadados sucesos de la
Granja, orígen de aquel ministerio, Antes bien esta-
mo~ persuadidos; y hechos postáriores'Viénen en
corróboracion de este nuestro juioio, qúeel gohierno
francés· nunca quiso prestarse á intervenir directa-
mente, y prevenido de sus armas, en tos asunlos de la




-229-
¡uerra de EMpaña" oualquiera que fueso la ;caw,a que
Itl moviese para tal resolucion: siendó cierto.,' qú~
Luis Felipe en un consejo presidido p6'r 41 , dias an-
tes de estallar la insurreccioD en, ¡aG.'aoja, había
manifestado su parecer contrario 'á la interv~ncion
proyectada por su primer ministrosio.conocimienle
del mOllarca. Este fué el resultado :que alcaó~j¡,()n
las humildes súplicas dé-l ministro Isturil~' J el ém ....
plementoplausibl~,que tUfieI:on Jilsalagrcs: yi lison-
jeras' esperanzas: de l~ ~oderadQsrespetto' ~inter­
,encion, esperanzas q¡e no tílrdó mucho, tiempo. en
verse desvanecidas y disipadas c~moel bumo.


Dejó el ministerio Calatrava al pais el triste Je-
'gado de una guerra mas encarnitada,y mas genora-
Jizada que nunca, .el profundo disgusto arraigado en
los pueblos en dondl' habia hec80 selllir lo torpe y
lo rudo de su dooíinacio,Il ,~qalldQ por resultad,ov,~~
rías lIublevadonj;ls,p()P'l~e$; "0,1 .. pl'imerascapif4-
les ,de ,la monarqúía"tal como Bar,c,elona¡, M don~e
el estado de sitio, lainh:usión de" un 'ayuntamiento
de real órden; . el desarme 'di! una parte de Sil Mili ....
ci.a, deportaciones ,multas y otras medidas arbitra-
riamente impuestas pór elgo~ie"Do y por el ca pi""
tln .general del Principado. barOll dé Meer, el cual~
lo mismo que los otros dos Cteonar.d yPatarea, q1l~,~
gentaban las capitanías generales de ~villa y Gf.a-
nada, r que tanto se distinguieron de&pues imitando
al baron, fueron todos hechura de 'aquel ministerio




-230-
pr:ogrésista ; todO. esto, decimos,ocasi"on6 en aquella
modll'd' grimde , popul()sa .. ; rica , ilustrada y lihre,
fuertcs salludimieiJt()5 y graves «istorbios, habiendo
sido coodMaah ft; moertle, Y·0gtcutad:a· 1.1 senlencia,
un ~ftr4t;¡f09~u~le~ad~s,eldesgrapi:ado Xaudaró,
siundo:dfl'nótatrq1M:M:esclbdron delancerO$ de la
;Mm@iu lÍ~i()tI.i ,~Mtmes., compuesto en. su lo.la-
tittád do 'nmbnlS :q~ !le deéian moderados,tu vo la
c-rueÍ é' ittrtÚHfurlldaóslld.ilde ~sponer al eonsejo:
"((que-si·no t~ !~t@ncia:bai 'petlllC'3pilal, ellos kÍege-
frC~rilln por Sí fusUát1®le iIImediatamente,>ljCe-
guedad inaudita! 1 BacT&ato frones' de los partidos.
que añadia esttls 11Iiefoll desastres a los desastres in-
6nilns que oCa$iOnilba etiHmées la guerra.


Hubo entre esttl~algftnosque, poniendo en gran
eOWl'$t'ét'naeioit al pai& ~ 'pltdieron haber comprome-
1idbáft~~é' l/U é61i!kt¡y.llt id4! . :la ,libertad, junta ...
metttecon 'Ia ~l ttb1\~ cté'4~ ~h\á'·nit'ía.Nb ,Fué, la
inS\1bordinacioQ milita\" dé P-éJuel() de Ar~vaca la
única que bubo quedeplornr en esta'a:cillga épOCil.-
En . los . últimos di-as d~lóiee ·di:! julio ,hallándose
eft.' .... un élsfm6r ~t<Jtl'd.e 'tW,MirasQl, :quc mandaba
ta~\"(ro\>n!l'd,, Gúitp~-, id !¡i.guienledia dehllber
ti~;&l~d() ·fl1'~Üljllllítbo¡n.ftln~rili ibé'AragoD.; 2·.<t.de
iiSlltlfj$ ,.IIH,~1~a'd~1;4e Mé;OIlUllpbi,OCup!ulo8 en
1M :trabajds té át)\1~18 fot'ti~litWR,. 'dandvIa VOl
de jilasatl~! _ t6!D'Ütll\histontr-a·el oficial de in-
gcnietos 'fIue 'dirigia la!!!' :bbl'BS I '-porque babia casti-




-231-
gado con el cepo á algunos soldados que se ;habian
iwsubordinado contra un sargento. Contenido' que
fué el des6rden, mandó el general instruir sumario
sobre un hecho tan desagradable, precusor de olro
que babia de seguirle de oelca con peores resulta-
dos y mas funestas y falales consulleRcias, cual
COO al que tino lugar á, pocos días< en. Hernani. En
la tat"de del 4 de ago~to, ftO aeadiendo, á la forma-
tion y loqQe oel'a lisla las oompañías de preferen-
eiadel- re~.ienlo< ' iftbnteria¡ 'de la Priucesa ,11,0
pré'~()' de 'q\lO er" para el egernicio Y" con otras e1j-
cusas A que daban Gtasioo las eirCoos!ancias de los
trá'b3jos da IIqueUas for~ificacioAes, declaráronse en
rebeHon contra 'OIuyooante que buscaba á algunos
soldados COJl't~t fin 'd.e obligarlos á formar;, 'J acu~
dieAdG los gafes y C'I Sr. RendoD, que mandaba la
di"ision, lograron contenel" el ,tlimulto y apacaigllar
el desórd~vTQcáb;ige¡ ya el, moineot.cJ Ac; verificar.
elc~,*go a~ 10$ delmcuenle's.oo.»f'oriheá! ord~­
n/lftZlO\:,' prqso comocstaba el gn.nmero'queel ayu-
dan:tedijO: ser el que le babia maltratado" y &.itrai-
dos bmbien de las filas' varios soldados acusados de
complicidad, cuando bubo que suspender ~l acto
de l;¡¡ egeeucioh á "consecnencia de Wla. ÓJ'den del
eeMC'~ Mi"asOIl 'qae.W:amaba. oesdesul a1ojarb~9,to,
eá 'bplaza dal paeblo,. á diW~ señor ganeral,Réndon
pattl' que fuera á iilfétma~le de 1ó" acurlllelo ~ ,aeerca
de lo cunlle habian dado lagds noticias al tiempo




-232-
deitl reciente llegada.-Partió Rendoll á nistarit
con el conde, á quien informó minuciosamente de
lo acaecido hasta entonces, y seguidamente ordeoo
Mirasol que la segundacom'¡>añía de cazadores for-
mase en la plaza. Dízolo esta así, teniendo detrás,
en' formacion tambien • un batallon del .regimiento
del Infante, Mirasol llevado mas de la confianu
que le inspiraba el bllell e!pírit~ de la compañía de
cazadores que acababa de llegar con él habiéndole
acompañado en su espedicion á lrun, que del infor-
me dado por Rendon, sale de su casa ,dirígese al
punto en donde se hallaba descansando sobre las ar-
mas la compañía de caiadores , á la cual niandó ar-
mal'báyoDeta con la·idea de 'desarmarla. Manlúvóse
en posiáon la compañía sin hacer movimiento al-
guno " y, cntal e~tado, húeeseoir un tiro que UllOS
or.eyer.oq,haber, partidó de sasfilas , otros que pro-
cedia de utÍ;puto;inmediato ¡j. ,ella , pero quede'ta-
dos modos, rué la señal de alarma, ála cual se ~iguie...,
ron otros muchos tiros de la compañía, que matan-
do al Sr. Ebswortb, ayudante del conde, hieren
ta~bien al general Rendon y á un tenienle de. la
Princesa 'que le acompañaba; g¡lOeraliz~ndose des-
dc'este:momento el desórden dentro da HernanL, y
toin'lIIido ya parte,cn él casi todos . los cuerpos .. Cal-
m6'atliñalgun tanto aquella fatal asonada obede-
ciendo las tropas al brigadier O-DoDnell, en quien
recayó el mando, El conde. de Mirasol recihió en




-233-
el alojamiento de Rendon á una diputacion de los
soldados conducida y presentada por el m.ancionado
brigadier O-Donnell; y al siguiente dia, muy de
mañana, salió aquel general para la capital de Gui-
púzcoa en donde se embarcó para el vecino. reino
oe Francia, habiendo sal vado la vida por una feliz
casualidad CODlO se deja ver.


Páginas mas tristes desdobla la historia en di as
siguientes en que acaecieron sucesos cuya .memoria
hará siempre estremecer las almas menos sensibles,
y palpitar condolidos los corazones mas despreocu-
pados y duros. El general en gefe del ejército del
norte, que le mandaba interinamente durante la au-
seruiia del CONDE DE LUCHANA, D. RafaelCehallos
Escalera, que tantos dias de eterna gloria habia da-
do á la patria con su fuerte brazo, consn ánimo
valeroio é inteligente, sirviendo siempre con ad~
~rable. c~lo, con.¡lcrisolada hOl,l1"adc.zy Jealtad .en
lasfilali de los ejércitos constitucionales:, :pereci¡) en
llirallda.la noche del 16 de agosto á manos de unos
soldados del provincial de Segovia, cuya alma de-
pravada, cuyo corazon ferozmente empedernido,
no hallaron reparo alguno en asestar las armas que
lapatri!l babia puesto en sus manos para estermi-
nio .delosl'ebeldes y traidores, contra el pecho in-
defooso ,de sugefe superior, de su general, de uno
de los nrones mas esclarecidos que. en sus filas
contaba el ejército y que en su seno abrigaba España.




~234-
lIabian sido reducidos á prision de' órden del


general, en la tarde del espresado dia, nueve indi-
vi¡luos de la clase de tropa, pertenecientes al dicho
cuerpo provincial, por faltas 'Comatidas en varios
de los pueblos comaréános;'pero llegada que -rulÍ
la noche, retiniéronsp-" grandes grupol desoldades-
ca en la plaza gritando; ¡mueran las traidares! ifue-
ra'lospresos! y recobrando estos pur fin la libertad,
fomentaron mas el desórden, el cual subió de pun-
to á' tal estremo, que acometiendo varios de los
amotinados la casa del general, echarM la puerta
abajo, recibiéndole á éf, qne saHó á hablarles con
ánimo de persnadirlos, á bayonetazos y á tiros; que-
dando allí en ía escalera' de sñp1'opia ea'sa bhrbara
é impíamehte asesinado el benemérito' genera} Es-
calerá ,!vídima'd~sit'amor á la disciplina y á po-
der dermas:ábomitJábh~' y masinaudilo :desenfreno.
Hallaron ;hldavia, }o'sdef.ensoresde este', fúl!it discul-
)'lll de tirnhorrible crrmen, alegando q\léEscalera
se' habia hecho odioso á laS' tropas' desde· -el momento
en 'que dejó ~e batir á Zariategui ,pudieooo haber-
lo he'ebo en Belorado.


, A losdoSidtáS llegó á Vilórill tan fU11e§ta ntteTa,
halllhllb por'deis'gTtlcia 'horrendo eg~len>wbílt'­
dt~ itrii tadóres',' quienes s6 'l'reteslo' dC'des'3re~ci~n
ir!las'instihiciones' actulll~, sa'tpical'oft' sris '1'&stt'os
cón lá sangré del gobero3dor, D. LiboriO' Ganzalez,
del gefe de lir plána mayor Lopez, del presidente de




-235-
la diputacion prOl'incial de AranJia y alganat otras
infelices víctimas.


En Fenafiel , en Viana; en Logl'oño, tambien
aparecieron síntomas de ese estado de relajacion es-
pantosa en que se hallaba entonces gran parte de
nuestro ejército; teniendo que recurrir elÍ elúl-
timo de aq&ellos puntos ~ la providencia de po:'
ner en T.enta :las 'albajasrecogidasde los tem-
plos. y tlistTihl&ir su. pt'oduttg entre la' tropa, con
cuyo remedio c~6 enteramente eldesllSosiego -de
)05 turbulentos. No aConteciÓ3siempero en fa ciu-
dad de P&mploo3, en donde insurreccionados el 25-
dé) mismo agosto unos bata 110 ReS de tindores que
i1tahaban. de Qnlrar eft aquetta capital t asesinaron
ton ferm crueldild al general ¿onde de Sarsfleldy
al coronél M~ndi\'il ; este, eotn'fWñero- y amigo del
valiente ~ua8to iufortunatlo Ir'ibAtt'cn, g0fo de su
pbóli:ma;N-, J que' t(}mQ.M'f~é berido c'd.~...:
eildn'deHuesuA" sahando la 'Ykla allí p3Ta'venir á
perd~lll'de! hmmala' mantrá ; á: poder íJe,' bárbaros.
skuio6; -y aquel, vetrerim€) respetahl0 y, distinguidi-
simo, general de los masantigoos r ac mayor ciré-
dilo pOI" su inteligencia, supátriotismo ysul'3lor.
-lh¡ne' eu.todos eoftceptosde me~dmient()S y sérvi;"
oit)s~ Los dos ycin~opersonas rnaspereCieron 'lkli~
mas'de la barhaPie crueld.e pérfidos a~e"inosi -.'


, -Taálamentahles sucesos, que er~n \alt>s cotRo
10$ ¡mdia fingir-el deseo de los enemigos d~l tron4l




-236-
constitudonal de Isabel 11, Y que llenaron de atlic-
clon y cubrieron de luto el corazon de todos los es-
pañoles libres y honrados. llamaron la atencion pú-
blica por la simultaneidad con que ocurrieron; J si
bien esta circunstancia pudiera esplicarse por la
fuerza instil)~iya del espíritu de imitacion, tanto mas
eficaz y activa Cuanto de peor cálidad SO~ los hechos
que 'se imitan, mayormente si ,se tiene e.n cuenta
que ~l estado de desmoralizacion era por desgracia
1.t1lrto ¡en eral en nuestro ejército , nadie duda hOJ
ya, sin embargo ,que este mismo estado,! aquellos
crímenes espantosos que él produjo, fueron la obra
infernal é irucua do ciertos manejos clandestinos di-
rigidos por los enemigói eteroosdel .reposo ,públi-
so ,del.órdeil y de la libertad. quienes á Sil rez lIe
l'aliero.n para,puner en egecución estos horribles
planes j .:de a~'"lQS hembres ¡amorales y: espúreos,
heól de la sMiedad,:conspira«lores de oticÍo hasta el
elitremode hacera'nte 01 público insolento ostenta-
cion éimpudeote alarde de sus maravillosos talen ...
tOSl para 'la íntr'iga ; ser.es abortados por el averno¡
nacidos y edU:cados para el mal.


. Profundo sen timiemo ocasionaron en. el ánimo
del CONDE DE LUGH.ANA las terribles catástrofes que
acabamo.s de narrar, ,quien ~l ,saber la muerte del
malosradoEscalera, prorutnpi6 enllantó, y exha-
lando un ¡ ay! quemoslr aba todQ. lo acerbo de iU


pena y lo intenso de liU dolor; . eSc!llmó alzando la




-237-
v isla y conmoviendo á los circumlanles : ¡han ase--'
~inadoá la perla del ejército! Igual sensacion I por
idéntico motivo y con justicia igual, produjo en él
la noticia de la malhadada muerle de Sars6eld, su
antiguo amigo, de quien habia recibido y ti quien
hahia dispensado siempre ESPARTEUO señaladas prue-
has de dislincion y aprecio.-Puestos entonces los
ojos en los riesgos que corría la causa nadonal y en
la peligrosa situacion del ejército, apreslóse á in-
troduoirla nécesaria ordenanza en las' tropas para
curar ton mátlo diligente y fuerle los males púbÍi-
cos; empezando por dirigir á sus soldados desde su
cuartel general de Cogolludo, en el mismo dia en
que' hizo dimision del cargo de ministro, la si-
guiente alocucion, en la cual mueslra profunda y
enconosa ojeriza á los partidos; siendo esta una de
las fatales consecuencias de aquella mala disposi-
don que, legun vimos-', adquirió su espíritu en los
pocos dias que se halló en contacto con la córte y
con los cortesanos.


La proclama del 28 de agosto en Cogolludo es
como sigue:


"SOLDADOS: cuando vu.~slro general os ha diri-
«(gido la voz, lo ha reclamado el Lien de la patria y
«vueslra gloria. Hoy el mismo bien y vuestra con-
«senacion me obligan á llenar este deber sagrado.
«Yo estoy seguro de que penetrará en vuestros no-
«bIes pechos, como la voz de un padreeelosode que




-238-
«el genio de la discordia no cause la ruina de sus
~hijos,


aHasta ahora habeis. peleado con valor, constan-
licia y sufrimiento contra el bando carlista. SUi es-
~fuerzos siempre bansido nuJo~: vosotros los ba-
«(beis destruido en IQ& gloriosos cQmbates : vuestra
~sangre ha ~orrido á la par que la mia en defensa de
"la mas jusl<J. de las causas. Ellos deberían haber de5-
«aparecido ya deJ suelo que han manchado con mil
«crímenes; mas los partidos los sostienen: esos par-
"tidos que con difcl'entes formas aspiran al poder, y,
"sin reparar en consecuencias, quieren desuniros J
«arrastraros hácia sí para llenar su ambiciono Creed-
«me) tales partidos no son otra cOSa que los agentes
.. del príncipe rebelde .


• SOLDADOS; nodels cara jamás á oculta¡¡ maqui-
IIDacioul3$, nQ se"is instrrunenlos ciegoi del cle$órden
«que procur~nintrQdll(lir 'en li,ls fitas~ Sod Qh<:diqn-
«tes á vuestros superiores, llenad vUe.'Ilodéber;
«que la disciplina sea vuestro norte. Entre IlOSQtros
«no hay mas que una divisa: Isabel 11, reina Gober-
"nadora, como regente, y Conslitucion de 1837.
«Unidos bajo de esta bandera que "hemos jurado de-
«fender. seremos invencibles :' desapar.ecerál\, los
«hombres turbulentos, y no tendl'em()s masencrpi-
~gos que los rebeldes, Contra e.st~s es, seguro el
«tl'junfa, qu.e ;sipIDpr~lendrá la gloria de proporriQ-
-na ros vuestro genera \. =ESPA R'fERO. Ji




C.lPITULO VI.


Aspecto imponent' que presenta Madrid y su Jlili-
cia ciudadana, con motivo de haberse acercado
las huestes de D. Cárlos hasta el portazgo de
Yallecas: vuelve ESPARTERO á la córle : glorio-
sas acciones de Aranzueque! La Retuerta y
Huerta del Rey: castigos impuestos en _U'iranda
y Pamplona á consecuencia de los asesinatos de
E¡calera y Sarsficld, con otros sucesos que ter-
millan la campaila de 1837.


A espedicion acaudi-
dillada por D. C~rlos,
q~Q seguohQmos Vii-


. ,to, formaba .el nenio
i~~~~~~~ principal tle toda su


gente, despues de la
derrota que esperi-
mentó en las cercanías
de Chiva, en donde


'. fue batida con tanta
gloria para las trap~s


que guiaha el bizarro general Oráu, prosiguió su
marcha por Aragon bílsla Cala mocha yU.ágll~na; J ba-




-24.0-
tiendo ÍI las tropas de Buerens, infedores 'en núme-
ro, en el campo de Cariñena, bajóse por la. serranía
de Cuenca en los primeros di as de setiembre. Pre-
sentáronse muy luego los espedicionarios en Taran-
con, y crqzando el Tajo por Fuentidueña, ende-
rezál'onse hácia la .córte.


Era el 12 de dicho mes de setiembre cuando dió
vista el Pretendiente á las almenas del régio alcázar
situado enla capital de la monarquía, mansion de la
reina Isabel y de lú reina Regente, su madre, COIl
otros miembros de la real familia; Ilegandoaquelob-
cecado príncipe con su ambicion á donde distaban mu-
cho de alcanzar sus fuerzas. Constaban estas de veinte
batallones y doce escuadrones, si bien gran parte de
ellas era gente vulgar y deslucida; y acompañábanle
en esta importante cuanto arriesgada empresa, ade-
más de algunos individuos caracterizados del alto
clero, varios personages de cuenta, siendo lós 4e Qlas
categoría, en lo militar y en lo civil, los siguien-
tes: el infante don Sebastian; los generales Moreno,
Urrutia, Villareal, Madera, Pineiro, Merino, Za-
bala, Cabrera, con otros tres generales de' division,
el príncipe Linowski yel conde del Prado; Jos bri-
gadieresGarcia, Bobeda, Lardizabal, Gabarre, Del-
pany los dos hermanos Cabañas; los intendentes
Zerpach y Frene, Arízaga y Morales: los goberna-
dores Barona, Aldabe; Geine, Pizarro J Osuna; un
intcrv-ent9t' I un auditor, un tesorero; y los oficiales de




~~41-
secretaria Laborda y Barror.-EI atrevhíllento ,con:..
:!\cnlido' y contrariado de estas gen les las condujo al
iner~\ibje eslrcmo de -situar algunos de sus batallo":
nes en el portazgo de Va llecas , distan\e un cuar-
t'Ü de legua de la capital. Temerario arrojo, y osa-
día nunca vista, que solo puede esplicar~c por la con-
fianza que inspirarian lit lh·etcll'lHente, anteriores
acuerdos y pabbti's lisonjeras qlle des pues se Yic~
ron frustradas) gracias á la sensatez y espírÍlu libe ....
ral del pueblo de Madrid y liU brillante M(licia' ciu-
Iladana, no menos que ~ la lealtad. y acreditado ya ....
lor de las tropas que le guarnecian.


Desde el momento en que llegó á la cÓfte 1'I0ti-
cia de la aproximacioll de D CH'los, .liérollse por
el gobierno y por las autoridades premiosas órdenes
á fin de atajar los descahellados intentos de aquel
príncipe, que así quef'ia, hacer recejar b España á
tiempos añejos J de ac~ag:a recordacion. Bandera
barlo aborrecible ya Í1los ojos dI! c.>lc pais y de su
iluslr.ada capital, en ulla époea en que' el progreso
de las !-.Ices y aun la fuerza de las arnws habían crea-
do un espíritu de IjL~rlad y de independencia popu-
lar, que propendia natural é il"resistiLlemcllle al des-
arrollo de la refurma social J al csublecimiento J
seguridad de los derechos individuales. El 11 fué
declarado este primer dislrito en eslado de guel'ra:
en la mañana del 12 la capital de las Espaii¡¡s parc-
eia un campamento. Entre las l'fOp:lS de la guarni-


'fOM. II. 16




--242-
efon, fa :Milicia nacional y los muchos paisanos que-
,idieron y recibieron armas, juntáronse mas de
veinte mil personas cubriend,o la línea 6 contorno de
la poblaci.oll y sus princ:ipales puntos de, defensa. Pe-
ro no eran estos los únicos guerreros que ostentaba
Madrid en so apresto imponcutey formid~lble: cada
casa era un fuerte, un castillo ,. en donde sin mslin-
cion de· edad" sexo Ú €ondic;ion alguna, disponíanse
todos sus habitantes á hacer el sacrificio de sus vi-
das antes qpe perm¡(¡r la horrible profuna~ion de que
veian á la c6rte amenazada. Con imperturhable se-
renidad celeb.raron tambien. las eórtes su sesion en
este dia, ocupándose toda eth en asuntos relativos
á las circu.nsJancias : y al terminar- las horas de re-
glamento, vióse conplacel" que los representantes del
pais, correspondiendo al grito de ¡guerra! y á la voz
de ¡ alarma! que tan fuertemente habia sonado en
lodos los áng.ulos de la poblacion. diéroulaellos tam-
bien en el' santual'io de las leyes; y participando del
mismo entusiasmo que se veia pintado en el sem-
blante de lodos los. madrileños" no cediendo tampo-
co enel valor, y sometiéndose á los mismos riesgos,
pillieron y empuñ'aron armas todos los que podian
llevar UQ fusil, constituyéndosc permanentes en
aquel sagrado recinto, para obrar como di puta dos ,
I!i así conveni¡¡,~ó para rechazar al encmig.o y hu-
millar su soberbia, GasO que su avilantez 6-. su fortu-
w.\ ~~Qm!u~ese hasta a<tuell.ugar. Admil'aJ.¡le y ma-




-243-
gcsluoso contraste el que formaban la sereni4ad y la
prudencia con el ardimiento y el valor, la actividad
con el órdcn, le premura con el acierto, y con la
estremada diligencia la mas puntual exactitud. Tam-
Ilien contrastaban de una manera imponente el en-
tusiasmo que bulIíá por do quier ~ y aquel silencio
pavoroso que 'debia poner en gran cuidado á los con-
trarios de afuera, y tanibi~n itlos pocos que hubiese
dentro de la pobladon; silencio que solo era Ínler-
rumpi(lo á veces por los vivas y aclamaciones que
daban la Milicia y la tropa al recorrer la línea aque-
lla maibna SS. MM. Y AA.


Pero no fué menester poner en mayor prueba
la lealLad, el patriotismo y el valor de los habitan-:-
tes de la c6rte, porque los rebeldes, con vencidos de
lo quimérico y desacordado de sus planes, viendo
que lejos de Icvanlarsecn masa l'a capital proclaman':"
do á Cárlos lueg6 que levicra. delante de sus puer-
tas, como tal vez en sus dorados sueños 6 en la ce-
guedad de sus torpes consejeros habia creido posi-


'hIc el ex.,- infante, hasta las piedras parecia quererse
desprender para conflHld¡rle y rechazarle; dejándose
aconsejar de su elicflrmieukl, emprendieron. la reti-
rada al anochece!' del mismodia., sin haberobteni-
d~ mas resultado que el de escaramuzar un poco sus.
guerriHas con, unos cazadores qu~ salieron enavan--
zada, 6descllbierta, de la capital, pertenecientes al
regimientQ titulado Reina(iohe~nildor~. '.tan apre_




-::-244-
surada debi6. dCllnd'lr en los carlistas la necesidad de
~uir ,htj~~ de la villa coronada, cuanto q~ veía~
tambien muy próximo á caer sobre ellos el ejércit,)
(Iue regia el. bizarro C()'NDE UB LUCll.-\.NA.


y era así en.efecto; que ESP,\.R'rERo, ·h"lIándose
en Daroca el 2 de este mes, sahedor de que el
l'-retcndiente se c(lrria desde. sus posiciones hácia SI
flanco derechQ. de sus tropas, púsose inmediata-
mente en marcha por UágueDa, Calamocha, Pozo-
I)ondon; y viniendo á caer el dia 4 en las inmedia-
ciones de N uestra señora del Tremedal, lleg6 á
picar aquí la retaguardia de los·contrarios. La di-
reccion de estos no eslaba toda vía IIlarcada, ni era
conocido el punto al cual se dirigian; y ESPARTEHO
aquella n~che fué á dormir con su ejércilo á Alba.r-
racin. Con mas couocimiento de la v ia que habia
emprendido el reuelde,. parti6 el CO:-!DE al siguie ole
dia encaminándose á Checa, y pro~siguien~o las ra-
pidísimas marcbas que se deja ver, pas6 á Beteta y
Cafiizarcs, viniendo á parar el 8 á Cuenca. Descansa-
ron aquí las tropas el dia 9; Y con noLícia de que
los espedicionarios se dirigian sobre :Madrid, partió
el CONDE 'como un rayo el dia 10 de dicha ciudad; J
h.a~i~ndo caminar aquel dia nueve leguas á su~ tro-
pas, pasaron eslas la noche en Villalba . del Re]:
tr<\sl;,u)árOl~scal dia, sjgu~ente á Tend,illa, distante
cerca de ocho leguas:ge aquel punto, y al anoche-
~er del 12 oc.upahan la á Alcalá,H,e Henares, pro-




--':24.5=-
ducietido en con'secuencia este mo ~'imient<i, acerlad()
yrápido de ESPARTERO; el feliz arribo de este ála
c6rte en donde verific6 su entrada en la tarde del
13 al frente de 20 batallones 'y 800 cao¿.llos; fuerza
toda ella lucida y respetable, que, . despues de haber
dictado con su presencia la 6tden de fuga al Pre~
tendiente, vino á esparcir la 'alegría y á esplayar los
ánimos de los habitantes de la capitál, qUleneda
recibieron en medio de itifinilasaclamaciones con
que !faludaban ora á ¡aquellas tropas bizarras ; ora
al ilustre caudillo qu~ con'tanto tioo y taota 'gloria
las guiaba.-La Milicia nacional de Madrid, tan
distinguida siempre por su denuedo y por su cons-
tante amor á la libertad., sé -reliróeste día á procu-
rllrse el necesario descanso! despues de haber su-
frido cuarenta horas dé fatiga en contínua alarma;
poi' la tarde tambiense reJetraron IíIs guardias, da-
lias por las·'\'nHen1es:tropas· de la goa rnicio n , y ('fue
llevaban' mas de dos di as de 's*ltvicio.


Uo timto 'repuestoS' los soldados de sus penosas
marchas, y no queriendo elCmwE que se desazo ....
nasela ocasion de dar un buen golpe al Pretendien-
te, salió de Madrid el 17 encaminándose á Aleal ••
á fin de presentarse, como lo verificó, el 18 al ft:eD~
te de Guadarajara. Halláhase este punto ocupado
por los espedicionarios, quehabian tambienalacado
el fuerte; y sabedtlres estos de la apl'oxiinaeion del
CONDE, tomaron pos,icion en las alturas que están




-216-
á la izquierda del Henares I permaneciendo noestto
ejército á la derecha, ocupándose mí' pra-cticar re-
conocimientos y sin otro suceso por entonces que
un pequeño tiroteo sobre el pu-ente. Por la tarde
empezaron los rebeldes á evacuar sus estancias, mar-
chando á su espalda; pero aunque del movimiento
nada de positivo podía inferirse ,cillculó ESPAl\T.&l\O
que podianretro~eder sobre Alcalá' j y siendo ade-
más su designio el situarse entre Madrid y el Pre-
tendiente, determinó reeejar él to'lmbien "J bacer no-
che en dicha ciudad, á donde llegó el ejército á las
once. La primerd medida del GENERAL al instante
de su llegada, fué mandar que S8 ocupllse el puen-
te que.tiene el Henares en aquel punto por un fuer-
te destacamento. No se engai)ó en sU .cálculo; pues
el Prell.mdienle con todas sus ffJerzas se dirigió so-
bre Alcalá; J .. viendo el pue.nle tomado p()l' nuestras
tropas , no siéndole posible franquearse P1l8() iin
comprometer un ataque sério que no podria menos
de serie desventajoso, bdllóse compelido á desandar
lo anda,do COD estremada diligencia.


Prosiguió el CO:-i"DE en Sil busca el siguiente •
dia 19, habiendo. alcanzado su c"Iballcría á la de Cár-
los y empefiándose un cboque entre ambas, de cuyas
resultas los rcbeldes batidos huyeron en des6rden .
El mismo ESPARTERO en persona persiguió á la caba-
llería enemiga con su escolta, fuerte de dos mita-
des de la Guardia, ordenando á )a infantería que




"-2l'~
tonase 'la marcha cuanto pudiera; y haciendo com'\)
alarde tle un arrojo 'lue pUd6Sel'Ie funesto, con ....
linDó aquel valiente general persIguiendo aun á la
infantería que empezaba á dispersarse, hasb 'tne por
último llegó y se apodero del puente de Al"allzue"
que; sost~"iéRdose en él á la vista de lado el ejéi'~
cito enemigo que le habia pasado en desórden. peto
que manifestaba inLencion de defenderse en las ven-
tajosas estancias que poseia. Habia ordeRado el CON"
DE al brigadier,Leon que se adelantase COn toda la
caballería y cargára,á la enemiga que se hanaba si-
tuada en columna cerrada entre Santorcaz y el Pozo';
y á pesar de que el coronel Zabala opinó que debe-
ria atacarse á los contrarios por su flanco, mas pre-
cipitado Diego Leon mandó locar á degüello; sien-
do esta la causa de que solo cargasen cuatro esclla~
drones y la escolta, pudiendo haberlo egecutado toda
la fuerza que nobaiaba de mil caballos, COn ¡ los
que se babian unido de ta division de Lorunzo que
se incorporó al ejército en Alcalá, resu1tando por
esta causa las ventajas de la accion menores de lo
que debieron ser, si se hubiese atendido á la opi-
oioo de Zabala y egecutado puntualmente las órde-
nes del general en gefe. Con todo; es muy diguo
de grande elogio el bizarro comportamiento de es-
tos gefes beneméritos, no menos que el de los se-
ñores D. José San Juan y de D. Francisco de Paula
Vasalo que mandaban los escuadrones de cazadores




-218"":'-
Y lanceros de. 11\ Guardia, á [os cuales cupo en suer-
le· ser los primeros en alacar al enemigo, dada que
rué lasejíal ()or el citado brigadier. J~eon. Nues~
tra infantería anduvo aquella jornada sin descanSo
alguno y casi á la c~riera hasta. llegar al espresado
puenhl.


A p#!sar. de,lo' espuesto ~ el resultado de 'este-
choquefu&de, tan. inmenSo1s ventajas, que puede ase-
gurarse que desde aqi)el momento empezó la deca-'
dencia mortal de la cspcdicion del Pretendiente; ha-
biéndose, ,,11í desmoralizado y acobardado sus tropas
en fuerza de tan rudos golres y tan incesante y aCi-
tiva persecucioll;. siendo Una consecuencia de esto
el bab,erse sep.aróldo en este dia Cabrera y otros ca-
becillas de los. espedicionarios , encaminándose b4-
Ciíl Cllenc~, á d9nd~ se dirigió Oráa de órden de
E~fAll'UllO. y ,cop tan feliz es,l.r~lIa ,. que habiéndo~
los: alcanza,ao en.: ,P,as,trana ,y ,des[mes en Aroos; de: la
Cantera, causóles tllnta derrota, que entre mil pri-
sioneros que les cogió' y los muertos, heridos y
dispersos. no hnjó,la pérdida de los de Cabrera en
es~os <lias de 2200 hombres fuera de combate.


, ·No fueron mas felices en su ruta los que ,8e'-
guianáCárlos; pues,Esp.,\.RTERO, despues dél.en-
cuenlr~ de Araozileqae " continuó en su ptmse:ctl- '
cion..marchando el general, LQrenzti) con una division
por el caminó de ,Ara,nda. Pasó el ejército el Duero
}lor San Esteban ,de Gormaz .el\ busca de las hUtslCS




~249-
~nemigru!; y al día siguiente, oyendo.un fuerte ea-
iíoneo sobre elespresado punlo de Arand~, é io-
¡riendo el CONDE desde luego que serh la division
Lorenzo que podia ,'erse atacada por el Pretendien-
le y auopor. Zariátegui que venia desde Valladolid
á unirse it aquel, se dirigió á dicho punto veloz-
mente; habiendo sabido aquella tarde por vario5
soldados que se le preflicnlaron del bando enemigo,
que el espresado general Lore.ozo· so habia retira-
do'iobre 'el camino de Madrid, y que elPreten...,
diente 'reunido con :Zariátegui habia marchado. la
vuelta' de Lerma. Al dia siguiente se dirigió el CON-
DE' con sus tropas á este' panto, en donde se le unie-
ron Lorenzo y Carondelet, procedente este último
de Valladolid, y al cual se le mandó regresar sobro
la línea del Ebro, continuando el ejército á ·Co~
barrubias y la Retuerta. Acanlonóse el ,generalLQ-
renlo.con:sodi1iisionen este punlo, y ESPAl\TEBO
con' el resto del ejército.en aquel. distantes enlre
ií ulla legua. El PreLendicnte, que estaba en el in-
mediato pueblo de Santo Domingo de Acilos, ~rcyó
ier eslaocasion propicia para una victoria por estar
divididas las fuerzas; y el 5 de oétubre , ocupando
repel!linamente las formidables posiciones que do-
rilinan.lapoblacion, atacó el canton de Jleluerta, 00
donde<~ co-mova dicho, estaba Lorenzo. Luego ,que
ESPARTino oyó (ll fuego, mandó eltoqued~,gene­
rala y todas. las tropas se pusieron enm9vimiento.




-250-
Dirigióse el CONDE con estremada rapidez· á }le'"
tuerta, y cuando llegó con sus fuerzas, notó que
el general Lorenzo tenia todas las suyas empeñadas
con todas las que llevaba el Pretendiente, ocupan-
do al frente de los rebeldes una línea ·muy estensa
y con el Duero á su espalda; circunstancias que
hacia n harto difícil y peligrosa la situacion de esle
general y de sus tropas.


Inmediatamente mandó ESPARTERO una brigada
con el coronel D. Javier Ezpeleta á reforzar la de-
recha de los nuestros; disponiendo al mismo tiempo
que el general Rivero , con la division de la Guar-
dia, marchase sohre el centro con órden de hablar
y ponerse en comhinadon con Lorenzo, tomando la
ofensiva. Apenas esta hrillante division llegó al
frente de los contrarios y hajo sus fuegos, en don-
de Rivero encontró al general Lorenzo yal briga-
dier Azpiroz , pusiéronse de acuerdo estos gafes; y
avanzando aquel sin perder momento con una bri-
gada de la Guardia hácia el bosque, obligó á re-
troceder á los carlistas; y haciéndose ya desde en-
tonces general la derrota, corrieron estos desbanda-
dos y perseguidos en todas direcciones por nuestro
valiente ejéi'cito.-Lorenzo , en medio de lo apura-
do que se vió por la desigualdtul de eStapcias yde
fuenas, sostúvolle no obstanto con bizarría basta la
llegada del CONDE con su ejército, el cual decidió
tan ventajosamente aquella lucha, que en vez de la




-251-
,,)doria que Cárlos tan confiadamcnlese babIa pro-
metido, soló proporciono un revés que influyó dea-
pues considerablemente en el decaimiento de ánimo
entre los rebeldes.---Sohre el campo mismo de ha-
talla, diá Es .. AR1'l:RO aquel dia á sus tropas la orden
geaeral "lue sigue:


«:SOLJ)A:DOS: El gfori"osQ triunfo que acabais de
'«Qbtener sobre las hordás delPreteudiente, os hace


. "'cada día mas acreedores a mieariño, mas dignos
-de la gratitud dé la patria. El enemigo , cligien~o
~(esas formidables posiciones que habeis vencido.
"creyó por ellas g¡mar una batalla que le permitiese
t<salir del vergonzoso estado á que le han reducido
.Ias continuadas que habeis contado en el campo de
.)a gloria. Pero ellos han recibido una leccion se-
«vera: ni los riscos, ni las eminencias, ni los fra""
-gosos bosques, han podido contener vuestro entu;"
«siollho! vu~stro hcróicó valor. De todos los pun-
.toscasí i~accesibteslos habeis lanzado con una
.bravura que fm-ma mi principa~ orgullo.»


uCompafieros de fatigas y de ~Iorias: yo os doy
«las gracias por vuestro' brillante comportamiento,
IImientras que, elevando á 'conocimiento del gobier-
1106 de S. M. el triunfo de este día, solicito la8 re..;.
l/compensas á que se han becho dignos los que ,mas
«ocasionhantenido de distinguirse.»


.SOLD.&.DoS: De grande importancia es á lacausa
.de la libertad J de la coosolidacion deltrotlO de Isa-




-252-
-bel II :esle feliz hecho de. armas.· La fuga de lon~-
«beldes en el mas completo desórden disminuiría no-
«tablemente sus fuerzasj y i:onsideró comó probable
(eabandonen su proyecto de:sostenerseen el escabro-
{eSO pais que escogieron ,para salvarse (pero si no
(.10 hacen, cuento cou vuestra constanCia para sufrir
_las privacioncs.,Con,ellayv'uestro: acreditado va-
olor. se sepultarán 'én' la tierra todos los enemigos
<tdeLreposo .público ,. adquiriendo nuevos Jaureles
«que'uoperdonará mediado proporcionaros v.ues-
(etro general=EsPARTElW~»:


Despucs de ~tavictoria, elejército continuó sus
operacionespot los pinarés,logl'ando alcanz'ar al ene-
migo,el 14 del mismo octubre, e,n Huerta del Rey.
Este encuentro no fué general para losconstitucio-
nalts; Solo la caballería al mando, del bizarro: briga-
dier don' Diego Leon;quecoll·tarllo arrojo :se hahia
c-ooducido en: Jos llanos de,AFaIizueq~e; fué,laque
batió á la contraria; haciéndblamúchos prisioneros.
De la infantería, solamente 'tomaron parte las di "i-
siónes de los generales nivero y Buerens: la del pri-
mero ,posesionándose de l·as alturas que ocupaban
los, reb~ldes, casi s.in resistencia por parte de estos;
lla del segundo , apoyando áaqueI. LoscarlÍlt\a8se
retiraron contan.grande preci'pitacion, como. grande
rué la pérdida que esperimentaroó.El CONDE DE Lu-
CIlAN& di6·á sus victoriosas tropas en este dia la M-
den general siguiente:




-~53'-
«SOLD.~ DOS; POCOS dias han pasado desde que. en


tíltetuerta obtuvÍsteis un señalado triunfo soLte las
«(hordas del I~ríncipe rebelde. El que h"beis alcan-
«zado hoy no es de menor importancia. He cumpli-
«do mi ·oferta de proporcionaros nuevos laureles.
"Vosolros habeis IIcnado mis deseos.»


. «El difícil terreno no ha permitido qne todos ha-
((,vais tenido parte; pero estoy seguro que lodos ha-
«bríais arrollado al enemigo con la misma brayura
«que' vuestros compañeros de a.rmas que tuvieron
.esta suerto. ta caballería batió y persiguió á la
KI'e}Jelde, causándola una pérdida considerable en
('muertos, heridos y prisioneros. La division de lól
«Guardia Real v el batallon de Guías, tomando las {' r;
.~ ~ ~


«eminentes posiciones de vuestro frente, puso en ~ !';
.complela dispersion á, la infanlería enemiga.» \C?~~JQ'. <


(,Tributemos á tanto valiente el homenagc de ~
.nueslra comun admiracion. En su brillante COn1-
(p6rlamienlo he listo reproducirse las acciones
~gloriosasque todos contais en esta sangl'icnta
«.lucha.))


!1Compañeros: constancia para sohrellevar 1:.5
I\fatigas , y la vcreis terminada, dando la paz y la
kventura á la nacion, honor á I<ls armas) esplendor
~allr.ono de nueslra inocente reina Isabel 11. Así
«l~ espera vuestro general=EsPARTE1tO,,,


Desesperanzados ~'a y abalidos 105 espedic.iona-
rjV$ , solo ¡mhelub"n f<idl l'oyunluray ocasion ['ro-




-25'-
pida para tornar á sus antiguas guaridas de las pro-
vincias vascas: así que en una marcha en quehu-.
hieron de dividirse el Pretendi,cnte y el infante don
Sebastian, las tropas que iban con este le obligaron
á retirarse con direccion á dichas provincias. Sabe-
dor el CONDE de la ruta que emprendia el D. Se-
hastian, aunque ignoraba su objeto y las causas .que
la producían, destacó al general Lorenzo en su
seguimiento. marchando él con su ejército en bus-
ca de D. Cárlos, que acosado en el centro mismo
de los pinares, á donde penetró ESPARTERO COIl sus..
tropas, vióse precisado á abandonar aquel país en,....
derezándose por las Em:arlaciones á las provincias
del norte ~ harto desengañado ya de lo inútil y aun
pernicioso de su decantada espedicion , y á ocultar
allí su miseria. su miedo y su vergüenza. El ge-
Qeral Lorenzo que habia perseguido á D. Sebas-
tian aunque sin poderle daralcanee, salió entonces
de la Rioja, donde se hallaba, para interceptar el
paso al Pretendiente, quien llegó á v.erse en esta..oca-
sion en grande apuro. Sin embargo, D. Cárlos pudo.
salvarse con sus fuerzas, siendo hasla hoy un misle-.
rio el cómo escapó del terrible compromiso en que
tie habia puesto, hallándose persegui.do muy de cer"':.
ca por las tropas del CP.NQ,E" y con: el citado gene-
r.al L9renzo tanillP.l~di¡¡lo q~e coincidia con. él. ¡¡ollre
V,iIIarcayo.


LP.s WD.CS d..~ E$calJ!ra,_ Sarsficld, MendivH y




-255-
demás victimas inhumanamente sacrificadas al furor
de . bárbaros asesinos f pedian pronta y egemplal:
venganza; los perpetradores de tan horrendos cri-
men.es debían ser sacrificados á la placacion de la.
ira pública; los decretos del cielo babian de ser
cumplidos; y la justicia divina desenojada y satis-
fecha. Por otra parle, era absolutamente neceRario,
resucitar la ordenanza ea el ejército del norte, res-
tableciendo la subordinacion" la disciplina y la su-
misiou á la autoridad, tan uecesarias a~ soldado y
tan escanda\osamenteholladas y escarnecidas por él
en los deplorables antedichos sucesos; y en la idea


• ESPARTERO de reprimir esa funesta licencia que ame-
nazaba envolver la patria en una esp:.ntosa anarquía,
si no 5e oponia fuerte dique á su horrible desenfre-
no, se dirigió con sus tropas en los últimos días de'
octubre á Miranda de Ebro.-Serian las ocho de la
mañana del 30, éuando se reunieron todas las. di vi-
siones que se hanaban acantonadas en aquel pueblo
y sus inmediatos, en URaS grandes viñas que hay á.
Ja izquierda del camino de Viloria, segun órden
comunicada la noche antes al efecto. Al llegar á la,
estancia en que habia de verificarse la formacion,
notóse que esta se disponia en cuadro, cuya cabeza.
ocupó el batallon. titulado Guías del general, 9. 0 li-
gero, cerrando la caballería y artillería. A las nue-.
ve se presenló el general cn gefe seguido de su es-,
(a do malor, quien, dcseues d~ recibi,dos.los. lw;-




-25G-
nores de ordenanza, recorrió el cuadro ii i roed'M>
galope, saludó á los ualallones, y 'un redoble de to';'
das bandas precedió al movimiento de armarla ba ...
Jonela, mandado por el CONDE. En seguida dispuso
este que todo el estado mayor sereliÍ'ase al ángulo
que ocupaba la caballería\ ) haciénddse olr otro re-
doble de atencion, recorria segunda vez EspARTERO
solo.aquel cuadro imponente y respelable, dirigien-
do á sus tropas con ese acento elocuente y entu-
siasta que le distingue y esa voz sonora y vigorosa,
de la que tanto partido ha sabido siempre sacar en
circunstanci:ls como esta, la sentida cuanlo brillan,-
l{) improvisacion que sigue:


aSOLDADOS: Os he reunido e/1 este silio para
«hablaros de un suceso inaudito, de un hecho es-
«eandaloso, que empaiiando el honor del ejército
«espaiiol, eclipsa sus glorias, escila mi indtgna-cion,'
«'] atormenta mi alma de u7ta manera incsplicaLl.e.
"Compañero vuestro en les infortunios, en las pri-
(vacÍones, y siempre el primero .en los cornhates,
«prefiero mil géileros de muerte antes que consen-
I<lir que vuestro honor se mancille; porque vuestro
«honor es el mio, así como mi sangre es la sangre
«vuestra; sangre preciosa tantas veces prodigll.daen
«los campos de batalla. Vuestros corazones forman
~una coraza; una égida que os hace invencibles; J
~dc tan intima Ullion entre el caudillo y sus valien~
«tes soldados, es feliz resultado la série de viclo-




-257-
~rÍ;'!I que nCllhais de conseguir. Pero el dulce re-
~rcuerdo de tantos triunfos de acciones tan heróicas,
((es acibarado al contemplar un crímen digno del·
(mayor castigo, un delito ....• que no liene igual
((en los fastos de la milicia. Escuchad •••.• (Profun-
«do silencio.)>> •


(fEI ilustre. general, Escalera. aquel valiente,
«terror de los enemigos de nuestra santa liber:tad,
{(aquel honradísimo español, 'aqu{!l decidido patrio-
~ta, aquel héroe incansable que tanto trabajó por
«conduciros á la victoria en la terrible noche de
«Luchana..... ¿ Os acordilis? Pues hi~[l: ya no


,«existe ..... (Gran sensacion.) Allí.... (Seiialando á
«lJliranda con su espada,) aHí unos cuantos asesinos,
,('pag.'ldos por los agentes de D. Cárlos, clavaron el
«alevoso puñal en el corilzon de un hijo predilecto
~de la patria; allí la mas sagrada de las causas per-
cdió uno de sus mejores deftlDSOres; allí el tro-
,((no de nncilra ¡Docente Isabel se conmovi6 al fal-
«tarle una de sus mas fLlertes columnas: allí os
«arrebataron un amigo digno de serlo vuestro. por
(que lo era mio: allí el príncipe rebelde consiguió
nuna brillante victoria '- con la terrihle mUerte de
«un poderoso enemigo; y allí por último los manes
(,humeanles de l.'ljlustre ,íctima claman TCnganza .. .
_¡Sombra querida de mi recomendable amigo! .... .
.. J.aespalla de la ley, sostenida por las jD\'encibles
«bayonetas de mis camaradas, va á raer como el


ntM.II. 17




""""258-......
«dyo~ó'bre 'lasctilpnMes cabezas "'de tus cobard~s
«ascsino'S.Si, soldados, 'entre .loso{ros :sehallan i08


. ápetpclradorcl9 de tMI itlrótidelito ~ 'el aire que res-
«piramos está infcstllda'ptlr sU' pestífero aliento:
«vais á "conoccTlos:-vfli~ if !pféseneili.rsl1 ml1ert~ .....
«~S oculta este ,regimiento (y dirigiéndf}lSe alde $e-
«go'via¿on~iii1l6). 8i,¡~ttest:{\s:6t~;se pClIlt{\n I'Osabo-
(;IÍlinabl~sja\le'Si'riiJs 1jldlediei'OIH'l'l"t1C'rte á su general;
ccqiie fos'ddtllten innieilinlllrnente 'Sus mismos compa-
(cüerós'( y' 'si 'PM esle medio no se consigue descu-
«brir á IoV:l'iminal~s ... el' rogiulierito pro:vin¿ial -tle
«Segovinquc sea diezmado en -el acto. General gefe
«de ~stado ma)'"ol',disponcd que se lleve á c{"eefo lo
~que ácibóid-é ptcven'il'.»


'En él :instantemislilo se adelantó un cabo, al
cual 'sigdier~nal-gtlnos soldados, quienes designaron
cnáHa-vóz lo'snombres de lm¡;delincuemes. Trein-
taindl viducis ileFesvres'ádo t'égitniento fnét"on al pun-
to <,ntresacados 'Y :Conducidos ti una venta inmediota,
don'de con :onlicipacion :se habia 'manclado colocar
una com'pafiÍ:Jde' G !lillS: yhec!Hfs I~s averiguacio-
nes compplcntes, deliJt-ándose mútuamenle aquellos
desgracitrd'os , . frcspuesde convictos y confesos .'0-
sultaroil diez consl{ln¡H{os á muerte y 1'<)&reSla~tes it
presidio.Rcc~bieron los primdrQssin demora 105au-
xiliosespiritlltlles', y factuna! 'momento llasados por
las ármas ~f1l' la 'compañía indicada, indu'ltándose ¡Í
uno qqi; Cíl'Suuhnento nO re¡;ibi4 en la {lescal'ga lé-




-259-
s\on,alguna.-Autes de laoperaciol!l,d ejéréitó for-
mó·, una líneil de columnas par,alelas. Profundo 'Y
mistcrioso silencio reina en el C;Impo , sembrado de
tropas dllrantc aquel acto imponcnte y horrendo. El
brigadier A ['istizabal pabl ico el bando de c;ostumbrc
eon las formaliduJciS dc orJenanz'l ~ y concluida la
cgecuci0u, conÜUlló cl g-cncr,~len gefe:


(,SOL1U'DOS: La víctima está vengada: los manes
«de mía preciable compaiíet9 y Yllesti'o desgraciado
ugemw;\\ están aplacados: ~ucstr() ,honorvuolv.c á
«ap,u'c¡;er terso y hrillante como el sol: ulla mancha
«sangTÍenl¡¡ le h::hia empaliado; pero csta manch:~
«Iavilda COIl sallgre , desapnrecióen este instante; y
«ya'somos digiw:i soldados del cjórcito de la liber-
"Lad ; de este ejército formidable, que los encmi-
«gos intelltan desunir para retardifr su próximo es-
"termiuio. DesN:.had, bravos camaradas, las pé rfid:a s
GSljg.esliQnes.de Jos,iotameli' jlgelltes del'cal'!iSl1lo:


\ (aquel que ill[.er.lleseG,ociros; presentádiRcle: yo os
.. le ofreceré al momento de!>¡ledazado, ,convertido en
«peql1elios f¡'acmentos. Tened presente que las hor-
(,das del retroceso tocan ya su fin: no pueden ya
Ul'csistirnos ; y empleadn mil medios para lanzal"
«enlre nosoll'{)S 1" odiosa mallZana do la discor-
«día; pero en este caso, cada UIlO de vosotros será
.. un espía, que, en conLÍnuo acecho,de los movimien-


. ((tos del bando reprobado; me presenLaráaquel. ¡n-
«f"me, que bajo cualquier pretestointente romper




-:-260-
«el indisoluble lazo con que yo y vosotros nos ha-
«Ilamos unidos: ¿no es verdad?. (((Si SdlOfn res-
«pondió el ejército entusiasmado.))


«SOLDADOS: El regimiento pro\'incial de Segovia
«deja de pertenecer al ejército español: esos oficia'-
«les y sargentos, que dehieron perecer mil Yeces an-
des que consentir la muerte de su general, ma,-
«cbarán á la capital á disposiéion del gobierno. Los
«soldados serán distribuidos en los cuerpos del ejér-
«cito. ¡Vivan mis camaradas! ..... -¡ViVol nuestro
«(general en geCe! ......• (contestó una y otra ve.::: el
«ejército.»


Solo lo angustioso y horrible d~ aquellas cir-
cunstancias, y.la estrema necesidad que habia de po-
ner coto :í. las atroces demasías de una soldadesca sin
freno, puede justificar la conducta ilegal que aquí
observó el general ESPARTERO, quien si se apartó
de las fórmulas sagradas que pre\'ienen la ordenanza
y las leye:; de la milicia para' casos como este, en
que suele andar el modo muy cerca de la realidad y
esencia de las cosas, nadie hubrá que desconozca el
gran servicio que aquí prestó á la causa nacional, íl
la cual restituyó un ejército que debia contar ya
casi perdido, desde el, moml'nto en que la desmora-
Iizacion mas impía llegó á malear el espíritu y cor-
romper el corazon del soldado. Un gol pe terrible de
escarmiento que descendiese como un rayo sobr(1
las cabezas d" los culpables, produ.ciendo en lodos




-261-
el pavor ; la sorpresa ~ la fuerte impresiónq.ne la
inslanta~eidad Heva siempre consigo, quefué lo que
aconteció en Miranda, era lo único que podia en'"'
lonces salvar al ejér.cilo y al pais de las consecuen-
cias funestas qne amagaban; Bajo este concepto,
que es el que entonecs prevalecia !Sobre toda otra
consideracion, por muy respetable que ella fuese,
el CONDE DE LUCIIANA, lejos de desmerecer por este
acto ,que los rigoristas y sobre todo el espíritu de
partido califican de arbitrario, dió on paso de los
que mas acreditan su atil.1ado proceder y su alta pre-
vision, no menos que la ju~ta fama, el bieu mereci-
do renombre de caudillo. Este ilustre g~neral , que
siempre supo ser superior sin dejar de ser compa-
ñero, .sentia en el alma el verse precisado á aplicar
por sí penas tan tremendas; pero persuadido de que
para ello habia ona grande necesidad, y que la nece-
sidad, la salvaciondel Estado, cuando se consulta
bien y fielmente es la suprema ley de las naciones,
no halló inconveniente en arrojar sobre sus hom-
bros ~I peso enorme de loda la responsabilidad que
aquel acto lIevaha consigo.


El ejército sintió en el fondo de su corazon toda
la justicia y equidad de este procedimiento; y ona
diputacion de sargentos pasó inmediatamente á feH-
citar por él al CONDE.-Viendo este sin embargo
que la prensa periódica le zahería, culpando de li-
gereza y de violenta arbitrariedad los fusilamientos




-262-
de Mil¡'anda de Ebro, creyó conveniente ob.:aryn,pe.:
Oll'~ modo" como .. lo hizo despues en Pamplolla;' r
co.:ello lIeva'ha, tant .. mas razon,cullnt810, d<J Nallar .....
ra .era as.ont()IDaS c6rnprieado, 'y,.bastaba-par-a- rnues-
trado entereiay olJrii pruebn.d0,tClTQI' lo pt'lldli.CadO;
en Miranda. ."...... ,", '!',
'. PlISÓiQll seguidó.EspAllJ?:M t'Ml stlejérdloi 11;
PiUDpl(}~¡r~,á'doode llegó el.l0 d~ noviembre: y cb..,.
mo se 'co~ugose aquÍanla célebre' causa so"b-rlJ.tGns-
pir<lcÍon que tenia pOfobjelo laitulependencia.,de~
"cinq di Navarra:, de' dondo. resuharcm, los as-csit,a ...
tosdcl conde de S:lrsfi'eld.· Uendi-vil, elc .• segun-se
ha dicho antes, .dedúcese de laórden generlll que
dió á sus tropas el 16 dril cspre!'ado mes,:dia en.qu:e
se verificó la egecucionde los ctllpables, cuyo do-
cumelilo copiado á k ... letra, di'ee así:


! . (¡SOLDAIDOS:. El: d.ia de' hOy lm sid;Q¡ lino de los m\l~
«terrihles ae· mi ."ida. Elrigoti de ildey :110 -ha .piOOi...:
(do menos de aplicak-se: á I-os delincuentes ,pOTO Ini
"coraz()l1lamcntará su estravío. Como hombrl.l:aman-
«te de sus semejantes, ll€l padecid()· cuml-to un' :r\'m,J
«sensible es capaz de senlir .. Como 'primera autori-
~dad delvalienle .. de! cons:lantC', . del virtuosoejér-
«oito" me .ha sido forzoso O!kH' en. juslicia.pinta
",';indicar elhonol'dehnismo-ojército, ,a(lri!i~Ia.t su
(,honlÍadez, Ostentar.ii loa,fú-delnmndo sU' disciplina.
I.(y IIpla.c¡tr: lOs maoos'· de iluslr.cs guerreros', icu:ra
«rida ,salva. en los eombates'contra el bando· car-




-=263.~
1I1islá, fuéinmolada pOI: vtlas "sesill~, ,ag~Jllcs; del
If.wsm'o .bando.)),


«Unallcianogcneral, :elvirtuoso cood.e¡d~s:'rs:­
«ficl~f que,acrediló,su GdeIidad .. ~ ,nue,stra, .augusla
(,Rein~, y tré-moló ,el. primerO! el pendon de/a Liber,-
(~lad cneste suelo; un oótollill,elpalriota, Mendivi/,
ccl.Jue' desde el m01n.eolo en (jIjC, fué alzado :e.l gr:ito
((deinsurreccioll en la6pro~ il1Qi¡¡s: ¡'ecomba.l¡~ 'au-
«da)) y valioote"fueron¡ alevel .. ~nle. saqrif~a,~o.~por
"bombrestestigüs 'QOI~So!,vil''''lJdl$¡ w\li.l~rl;)~,,;'per.o
«que; sinaprceiarlas nis~guirlils. ~lu~,mb,icion: les
((cegó haslacl esll'cmo, de procurar: qo triónfq:á
«nueslros encarniZados enemigos" siendo instru-
«mentos de los promQve().'Ores, delde~Órd~n.,»


"SOLDADOS:, Recordad m,is paJabras cU;l,Odocl13
(dp. esle mes os reuní en el glacis dI) la c~ud~dela, dc
«csta plaza. Alli QS enteré de~ Qbj~lo de la, fO~lQa­
(c,ion.Mi dO;IQ~ S~, tQmp~LF,e~9;FAa"d9,l~lllbien, el
I<cnldsiasJilQde, qu.eos: ,.vípol!ei,d~ il1 s.ab~I\,.q!l.e se.
(tralaba de plHlgar URCl'Ílllen ~c~mpaijaJ,¡a,vue»lro
.. lustre; ysi en~lir.afldade,Ehr(} djsteis ~Lprimer
"paso,¿,quién ,con el segundoduc1ará de 'la inimitable
«disciplina de.l ejército que lll¡¡ndQ? Mucq~s coro-
m!lS ornan vuestras frentcs;pe~o lw. qtW haheis
«adquirido contribu)letWo al castigo .~c,lassedicío­
t<nes,mililares, serán envjdi.1d.~ denropio.$Y e¡;lra-
«ños:, los 1!ebeldesper~-erán su e~pqr~qz;J, ¡}" lr·iqn-
~fart' viendo~desaparecer, €l~tmen ,de;~,,)dis~ordiil;




~26'-
«J los viles promovedores de ella lemiJ(arál1 hasla
«en los lóbregos reeintos desde dondeban dado ÍJU.o:<o
«pulso ~ los puñales homicidas . .,


((COmpllüeros de sloriai y. fatigas: habeis pr(!-
nsenciado hoy bs terri,bles oonsecuencias de. tales
«sugestiones. El delito ha sido CllstigadO', y. ojalá que
«ciñéndose todos al puntllal cuml"limien{o de S\lS
(débercs, no vu!!lvail á llresenciar semejante escena,
«Pero á fin de que quede seltada en vuestros nobles
~(pechos, hé creido conducente dar publicidad á la
ftsentencia pronunciada por al consejo de guerra de
ftoficiales generales, cuyo tenor es el siguiente;


«Sentencia: Seguidamente hallándose reunido el
(consejo de señores oficiales generales en la forma


: ('y sili,) que queda espresado en la diligencia de con-
«vocacion ·que precede, el señor don Ramon de la
«Rocha t juez fiscal, hizo reladon al conspjo de lo~


.'«documentosimertos anteriormente, relati~os á las
(<<desagradables ocurrencias acaecidas en los Zizu-
«res y en esta plaza lós días 26 y 27 de agosto último
«por los batallonlls y escuadrones francos de Navar-
. {(ra, procediéndose incontinenti á la inform:Jcion
'«verbal'de estos hechos por los testigos que resul-
'{(Iaron, y así mismo á las declaraciones d~ los que
'«aparecieron culpables en aquellas; y visto cuanto
«rcimllaba por ioformaciiln, recoleccíon y confronta-
«cíon, examinado todo detenidamente con la conclu-
«sion y dictámeo del se~or juez fiscal, declaró el




-265-"
aconsl!jo comprobada la sedicion que tuvo principio
«en los Zizures, pronunciada, sostenida y llevada á
«ef~cto p(.r los enunciados cuerpos francos,' y por
«lo tanto comprendidos en el art. 26, tít. 10 del
«1tátado 8. 0 dc'la ordenanza general; pero deseando
«al 'propio tiempo el consejo conseguir los efectos
«de la salndable aplicacion de la ley. que con ¡mpe-
«(rió reclama la vindtcta pública, sin los ,horrores
«que necesariamente habría de ofrecer un crecido
«número dC' víctimas, creyó deber. limitar [a última
«pena á los que apareciesen mas criminales." .


«En su consecuencia, oidos los descargos de los
«acusados y las defensas de sus· procuradores, ha
«condenado el consejo y condena á los siete sargen:-
«10'1 José Baranguan, Hipólilo Cbatelain, Francisco
«úrdunar, Manuel Valero, Rufino Rubio, Mariano
«Lopez y Lucas Villagarcía, á ser pasados por las
«armas, por unanimidad de votos, por resultar co- .
amo motores principales de la sedicion en el hecho
Itdehaberse constituido en comision y presentado
alas proposiciones que aparecen firmadas pOl" los
«mismos en el documento inserto anteriormente
\lcon el número 3. o; mandando que sufran aquí la
«pena Cbatelain, Valero, I..opez y Vilbgarcía que
«se baIlan presentes; que con respecto á Rubio que
(Ise encllentra en Sangüesa, se pa'se requisi",ria á
«ta .1utciridad competente [lara que sea aprehendido
«y egecutádo; y que lo propio se verifique en cuan-




-266-
«t(},~Hbr~ng.ua:n "Y 'Úrdunar quehall4c&el'tado .¡~
(fl;M¡ffiJes,) . l' . .., ..... \ ·c., ;,',
,,·!«A~ímismo lloooenó J eobdcDo; a1sarg~tQ¡"Je;..
<tgón~o g¡taduaáo ®:iprimcllo clel,pnimtF,holalloDI ..
<~.iracror6s Dorr¡ig~"Ol·L.ama;roa;,lú!ml ph1pia.-pena. de
«seIJ'! -p311add ¡JOldos! nrm as, por la ei~Ql1nsln ooí" • a..-
(<"VlIlJooide,h,tuep t(}niklo! ea prision'nl ·gÓf.é,oyioliclltlM
<tdofSll'l(lUepp<) •• ArIa misma pena ;coódeóó 1 á,.JO'SlSOr--,...
«g,entos: de ,estos, cuerpos que. se haHan,p-rófugos.
ttasi. por.l()s' nluy gra\'es cargos. qua ,tQntrá ellm fll1-
<,sulLan de las. declaraciones l'coihidas·,; ~omo pOl7que
«con llaht'r. desertado, des pues do las. ocurre'ncias
Ildel ·26 y 27 do agosto, han! a~lmentado el número
«de sus crímenes,; y eneuant.o á los. démiÍssP~eD­
«tos de estos cuerpos fráncos que· se hallan prasen-
des,,:ó que,se :han ausontado- con licen<:jas. Ó CClIlJi ...
ttSiolle~ despoos; del.sticesoJ w.¡iel'on' ,patu: ' en,..la
!tSedicion. l~slconden6 oí i;ei',d~lÍmad&!t. .. tpra ¡q-ue
«sufrán la pena, <le nU:lerl-e:, y á cuatro 11008 de pl?e-
/(sidío á los que 00 .les. que[la aquelusuerl-e"A los
«cábos, cornetas, lam~res y soldadas de).Q$, ;ref:e:-
«ridos batallones y uscuadronell qll,c lomaron' p"r:le
aén,q.sedicion, los' condenó r condena IÍ .qU& e-on..,.
«tiaúen sus· servicios en la glla-rnicioa ,de IjJl.pi~z~.~8
«Coota duraüle la ·guerra; entendiéod&.w: .est¡¡¡ ,Seo-
"teDt-'¡uin~l()s piescnLes. y aU$ent-es .... ,


; ((Resultanllo,que,elfJoronel .1).. LC4)Il'lria,le se
{(presentó p!>COlOOspueS: de, prónuQc~da la &edicioo




-2{}"!-
!Ced;.~izur-lnenori y que lejos de tom"3t; medidas
IIpar.n:ol"Larla ensu orígen, ni haber.dado·ilvi~(Jilil""
~guM¡á )¡.s lluWrídades de:b plazG,de Pamplorm plt-
«ra evitilr b 'enh'ada de los sediciosos en1ell" ; Jilos
«tmles qu(}~ers¡.g,..i0'onl,\lino;á la eahmJ~¡de los há-
fttlfll<*~·ospllntilles~n.tey en 'pleoa'li,uer.tad:,tlpa-
«red'tlHlo'&noste<becho cORtra él cl:grnve ,b,1r-gioide
<thhbcr-eritI'adO' on' h!plíf1J" y. oCllpádola'o0ilf11iJrza
lfarmdd,i;coflstarido!'así .... isn10 por las. ded.llracroncs
n-dóttie~te'S -q\lC¡:~l Itómprnlnetró ~',' bajlti Is~611mli.l¡ á
<tS~itI ~nllc'rllr!áefbett>' :h\ conspir-acion qlk.,'~ia
tlp<Jro-h~elo laindepeHdcncia de< Navam.l, eu.Jodo-
({Cllmen(o confero el mismo Iriarte ,haber »rmado,
«allJ)(Ju~ alegando ignorar su cOlHenido;y pOJ' úl-
«l'~mo np:lrecie;n~ pr-obado igualmente' quo "dicho
«g~f(l og~rcia 'libremellte suautoridarlr ,uentro., de la
«plaza, siendo obedecido de los.enorllos: d-e,c ~Il ,bd-
icgadll';~flu~sjrreil1J1aitrgOj tWlIoloaolQiiuÓ{tl1ovidencia
«alguna para evitar la desastrosa miIerle,dot!L~neTal
«conde-tlo Sarstillld '1 cOl'ooeIMellcl¡'Yil';sino que,
ffse-gun la doclavaci()o del oliobl que. wniaen\ pl~ion
:«:I1.esp,esado'gtn~I!¡¡,1, prcguntán<tol9' al, [l':tsar 'por
.allí lo Ifliledeooria'hacer'; le'contestó biciera ro'que
-«los sargent.osledigesen; el Cl:oosejo,'én' Vist.1/fletl-odo,
·«le.,aollden6 y c0:llchoo·á ser pasado:por ((f5¡ árlBni»
-, ,-.,,"lgmalmen1e:eondenó! coadenll á Ja'plÍ()"nnpe- .
«Rlh.1 cOlllaÍldanlie del segulldoo:balladlOl.lido;tira4oa!es
-«(D., Pablo Barricat!plGt,.eimhar: jdsti6taoo:u:, ".:




-268-
.. t.e• Que se m~ntuvo ~l frente de su batallo,"
(~Ílando se pronunció la insurreocion, y que eo:vcz
"do conlener1a ~ contipH'ltá SU cabeza y vino con.él
.á Pamplona." , .


62. 0 . Que· en el eamiilo á:csla:plaza dirigiól.avoz
.á los insurreccionados, diciend.o que el gefe y <di-
«dale! del primer balaUon· (que por no querer: se-
aguil'á los sublevados hahian sido arrestados, y: los
.conducian á Cordovilla, donde habian solicitado ir),
IIdebian seguir la suerte de los soldados, ó ser fusi-
(lados, de lo que resulló que instigados por los sar-
«gcntos é intimidados por las amenazas, tuvieron
Ilque ponerse al frente de sus compañías . .,


«3.0 Que fué el primero que firmó la relacion
<tde su batalloD, inserta con el número 6.0 , de los
«que se comprometieron á proclamar la indepen-
«dencia de Navarra.»


.. 4.0 Que bizo destacar el piquete que arrestó al
«general Sarsfield."


«5.0 y último. QDe aconsejó en Lumbier á va-
«rios sargentos que se fugasen para eludir el casti-
«go de sus crímenes que presumian por la venida
.del Excmo, Sr. general en gefe. AsÍmismo ha COD-
"denado y condena el consejo á Jos oficiales del es-
"presado segundo bata!,on de tiradores de Na·yarra
«á ser priyadosde sus empleos, y sufrir cuatro años
«de presidio, conlaódoenesta sentencia, no solo á
"los que se bailaban Oli el batallon en el momento




-.269-
«que se prouunció la insurreccion en los Zizures •.
«sino lambien á los que se le uniel'on en la plaza de
«Pamplona, y comprendiendo igualmente en ella al
¡,capitan del propio l.Iatallon n. JlJSÚ Zahalza, que.
"siendo secretario del coronel D. Leon Iriarte, si-
*'guió constantemente con él á los sediciosos,.


aY por último, ha condenado y condena el c-on-
"sejo á los gefes y olici"lcs del primer batallon de
ntiradores y escuadrones francos de Navarra á dos
"meses de arresto en un castillo, por no haber tenido
(,la energía suficiente p<1ra hacer frente á la sedici(Jn
,'en elmomen1o que se pronunció, ni cuandQ los
«constituyeron en prision. CUy:Is sentencias y f{¡r-
.mulas seguidas en todo el discurso de este juicio.
",interrumpido solo por la necesidad de evacuar al-
«gunas cit<lS y de suspender para este efecto la reu.,..
«nion del consejo, ha rncreci40 la conformidad del
~señor asesor D. Anaclelo Vuelta, auditor de guer-
.fa de este yireinato y capitanía general, que se
(,bailó presente á tojos sus, actos.-Pampl.Qna 14 de
«noviembre de 1837.-EL COXDE DE LUCHANA.-
"Falipe Rivero.-Antonio Van-Halen.-Segundo
"Ulibarri.-Juan Solats .-Pascual Churruca.-Fer-
!'nando de Miranda.»


«Soldados: Cumplida, egeculada la sentencia,
.«sol,O me resta advertiros nuevamente lo que ,Os ma-
~mife!té en la órden g~neral de ::JO de octubre últim'o
«en Miranda. Yo conijo en que vivireis alerta para




-~(}~
«noldar 'oidos i. los instigadores del dosórdeu; 'yqllli'
«si alguno hajo cualquier m4scara se introdugese
«entre nosotros par~ destruir Jos I:a'lQs de· uuiou' y
«'de diséiplina ,'me lodenuncleis'para qucl'eá~il al
«momenlo' Sil morecide'Castigo:'»" - t~


.Coafiado·en vues'tra vigilancia ,:vatl'W'\ sufri-
(tmieMo'y' né-b·le pal~¡otismo., ,todo I~O'egpN'l de vo-
«soll'()S .para la ,Uberladde la p:alri,a, a(boZ'amiento
«de h Cónstilucion ·v.igonte y consolidacion del 1(10-
«no d:elsabel II, vuest.rogene'l'<lI.-EsPARTEUO.»


,La egecucion de estos desgraciados se verificó en
frente de la casa donde vivió y murió asesinado el
conde de Sarsfiefd.Pnrecida ('scena ,.el mismo apa-
rato alerrador ,alocuciDa análoga dirigida vcrbal~
mente á las tropas por el general en gefe CONDE IH~
LUCHANA ; todo s€mejanle á lo que hemos descrito
ya acaecido 00 Minooa. ¡ Lástim'\ grande que tanto
patriolismo , tanto. valor, -tun señalados ser:ricios-cQ.-
mohabia prestado al pais el jóven caronel lriarte,
no menos que. el C3ffiUuól;lI\lc Barricat ,vinieran á
encontrar tan fune!áo térmi-no, en un '~adals()! De-
ploremos los es.traviás á que nos'cond,ucc-la falta de
rcgulador en )<lS pasiones, -que es la I.uz celestial del
alma y la virLud, cuya aberracio.nnos bace' jncar·tir
;í. veces en los precipicios mas ,borrentios~


Á'fin de nobacernos :[1111'S ¡prolijos. en 4a relacion
hislGrica . aeeste -aüo ,tan fecundo· en acontccimicn-
tos favorables y. ad versos, diremos brevemante que




-27\-
pocolante!lde arrihar D.Cárlosá' 1a~1' provincias.de
ytÍeltlide·,!Ju ,esp~dicion, se hahian:apodcr.,do: ,sus
trop:ts do Peralta; pero en 'cambio, :ol,:comlindant'e
geneTaldel ejército de la costacaulábri.cá, D. [;e{);-,-
poldo O-O~uhell, tomó~ Guctat'ia; 11 á eonsecutlócia
de un hábil ,d~sembarco ,practtcailo {lOO' e.1 c:lJlitan de
fragat'3·D.~lnan¡Otalora, eu h~s, puilt{)sdeO[)dal'ru¡j~
Dev~ 'J l-tGti'icQ " fogróapresat' 25: hn'chas 'eneqrigas
con 'varios ·titensilios.-"EI Ihizar ro .. comrlndanle ,don
Marrili ~nrbllno;' qu.e eada' diR adqllirliaán~~'glooi:\¡ J .
filllllPa'beooliciode sus importantescOO'rerías \y iOl"-
presris1hechas á los facciosos ,capturó el 5 :de se ....
tiemh:r.c de este~,ño , en Santa Cruz dcCampezu, at
general carlista D. Valetltin Verástegui , á los; cMo-
netes Dimoya y Cañas, con otros 530 rebeldes, .casi
todos ellos de cn·cnta. ·Era Verástcgui el ter rOl' de
Alafa, y por. tanto ,suaprehension fll~ recibida con
gron j"hllo ooeslo J}rovmcilló Bu 'la dC'Calla-lnña faé
llc>lable'Y' voCnlul'osala accLon dma el3,desetiembre
en Manlléu ~~'Cerca de Viclt, por,elh~igadierD. Jai-
meCarbó ,en que peracieron 200 contrarios, que-
dando además grart número de prisioneros; yno lo
fueron menos~a5 defensas deRocafortdeQuerol,Pont
de Armentera, Torá, Amposta y la Escala; puehlos
todos catalanes que se sostuvieron con gran vaIor
contra ifiomeroSilS fuerlas enemigas, que á veces Se
ocuplloanw' ~u asedio .. El Aragon ofrece,}a accioll
de Caslelserás" dada el 11 de noviembre; y Valencia







-272-
la de Bui'riol, el 14 del mismo. El baronde Caron-
delel, que remplazó en el mando del ejército _ del
Norte aL malhadado Escalcl"a, dió lambicll- on guIpe
terrible y decisivo á Zariál~g.ui ( j.unlo ... VaUadolid,
'el 24 de setiemhre , dia en que tanta .glGria adquiriú
el desgraciado regimientoprovine.lalde: Sego,-ja ..
Pero todos estos lriunfo~, y los que hemos rewridQ
ya apenas baslan para neulralizada púrdida de la
línea de Zubiri, y sobre lodo, las pérdidas mas sen.,..
sibles aun, d.e los distinguidos gefes Gurrea, Iribar-
ren, Leon, Conrad, y losascsinados Escaler~ y
Sarsfield, que equivalían para el enemigo á glodosos
triunfos que sabia él muy bicn aprovechar. Aragoll
y Valencia se abrasaban con fuego dcvorador de in-
testina guerra, osando los carlistas acercarse basla
las puertas de Zaragoza. Cataluña veía cruzar á aqUIl-
Hos vándalos por sus llanos y m()lllaoas, lIevaudo la
muerte y el espantoá todas partes, y atacando con
furor sus puntos fortificados, sin que les arre~arse
la defensa, heróica en lodos ellos como la que en
los postrerps dias de esIe afio hicieron los ínclitos
moradores dc Puigcerdá. El ha.rorf de Meer, abando-
nando los ioteresantísimos pllntos de Solsona y Bcr-
ga, para ir á plantear su régimen discrecional en la
libre Barcelona, dió así ocasion á los rebeldes para
utilizar aquellos grandes focos de insurreccion; es-
tableCiéndose en el último de cllos una junta carlista.
(lue en adelante fué la que dirigió y fomenló la guer-




·....;....273-
fa en 3tluc! pais, por, liodo el tiOQlPoque~Tó:en las
provincias V~lscongadas. De modo " quest ,setienc
en cue.nta .que soloel1 es-tas y .la<Navarra; ha.,
Lia 24;000 facciosos armadoS "al 6nal' dé este 3tio,
entre ello!t',SQO caballos, conon (ren node¡¡prcci .. -
Lle de -artillería, y ¡j mas las numerosas partidas
quo vagaban por el país inYertid,a~ ell ,¡;uslodiar ~on­
voyes de vituaUa yen el·resgUár.do, 'noobstalltf,l ha-
ber 'rráca~ado tl'istemeule 'p;ara- ',elllls_' las dec',mtadáS
~sped¡donl'.sdcl Pr,etcn(l¡Qflte"y Zar.¡~tcgu:i; ¡ puede
ilseglirarse qllc la $itllacion de Espaiia '¡j nnesdcl';n
no eralllucho m<ls lisonjera qUj} en, sus principios.
Con todo, los esfuerzos del bando absolutista ha-
bian sido muy grandes, y el contrariados solamente
y hacer ahortar sus planes, ('ra ya un triunfo que
hacia fijar la suerte al lado de las armaS constitucio-
nales.


,Las :Córtes 'que~~ron la 'y"fundamental á la
nacion, cerraron StJ8 ~esioce's 'er 4 de noviembre.
Ya iI este liemflo eslabail~ hecbas iaseleccione& p.1ra
las nuevas Córles ordinarias, co'n arreglo al código
recientemente sancionado, las cuales se reunieroll
('119 del mismo mes, ce1ebrándose la sesion régia
en el Congreso d(! señotesdiputados. El triunfo dec-
tornl perteneció al partido anti-reformista que', se
titula modcrado ú conservádor.


NUCY3 era principia desde entonces para Espaii¿,:
era inaugurada con la omision que acerca de la i\li-
TO~1. 11. 18


"





-274-
licia nacionllhe notóya en ~~ discurso del -trono, y
con el célebre y mentido programa de paz, 6rden y
justicia que con estudio J malla procuró ingerir uno
de los gofes del partido que Se 'presentaba como ven-
cedor, el sei\(), Martlnez ; de' la' Rosa, en el debate


. ,del proyecto de eontest¡reron á aquel discurso; y
planteada ;despues ;;establ'Ceida' yasentada éon la base
que di6 el nuevo rninisterío, nombrado el 16·de
diciembre, cuyo presidente, el señor don Narciso
de Herellía, conde de Ofalia, que ahora se presen-
taba como ministro constitucional, lo h~bia sido :m-
tes bajo el régimen absoluto. formando parte del
ministerio Calomarde.




..


(:l.\."I'l:IJLO VIL
~:-¿.:~


Nueva espedicion carlista t~wndada por D. Basilio
Garda: su éxito: gloriosas acciones ganadas
por ESPAR'ú:no en,';l valle de Jlena y Balmase-
da: entrada de Cabaiiero en. Zaragoza: manda
D;Cárliis otra espeaicion á las órdenes del con-
de de Negri; .derrótale ESPARTERO .en Pie-
drahita.


L estado de la
guerra á princi~
. pi()sdel áño 1&;38
110 era, pues, {an
lisonjero para la
causa de la liber-
tad y de la monar-


. quía· consfilucio-
Hal de Isnbel, co-
mo parecía deber


serlo. atendidos los grandes sacrificios de todo gé-
nero que para la lerminacion de aquel. mal devora-
dor hahia becho la nacioo!'u les cuatro l aun mas




• •


• -27G- .
, años·rifé ttich-:dtlngrienta que ya cnfónées" éi:)lí{añJ~


Las huestes de D. Carlos no solo ocupaban á nues-
tros ejércitos del Norte, Centro y Cataluña, sino
que estendiéndos~'pdr ~él'; irroa:odia de España, las
'\'eremos pronto amenazar otra vez un~ sublevIlcion
en casi todas ,sus. provincias, y estilblecer una ábso-
luta incomunicacion entre las princi[!Qlc!\ y la córte,
á fin de pl'omOVér en ésta otroéonOilllo que produ-
gcse al ~ebelde mejores resullados que los anteriores.


De olrá parte', ese'afan por emprender corrcríaíl,
ese cpíritu aventurero y de probar fortuna que do-
mina~a desde un principio en la córte errante de
D. Cárlos, persuadidos como estaban este y sus se-
cuaces de lo vano é inútil que era estacionarse en el
pais clásico de la insurreccion, en donde ya iban
desap;,ll~ecjendo~as ilusiones, á poder de tantos y tan
terribles deseng;ü1os, y aguijados como se veian tam-
bi,en por sus favo~e~edól'es y amigos los gobiernos
absolutistas de Europa, qu'equcrian ver progresos,
á favor de su causa, en la g'Jerra, y medir las sim-
patlas que en los pueblos hallase la mugrienta ban-
dera del Prentendiente, á cuyo precio debían ellos ir
prestando sus serv-icioi en lo sucesivo, obligó á los
rebeldes á no abandonar su favorito &iste~'~sp-edi­
cionario, que era el único que les ofrecia algun por-
,'enir , y les inspir-aba alguna vid,l en sus ensueiíos.


El encargado de poner en egecucion en los pri-
meros dias de este año los planes inTasores del ear-




-27'1-.
lislUO, rué el cabecilla n. Basilio' Garcil·, hombre
de. cortos alcances y no muy estenso prestigio, de;
ánimo llpocado, y parco ,en valor, nada á propósito
por consiguiente para'acometer empresas de alglln
riesgo. AUrenle· de cinco batallones y el número
correspondiente: de caballos,habia pasado yaef Ebro,
en la . noche . -<Iel 29 de diciembre 1 por un . vado.
próximo á ~Iendavia, punto c9mprendido en las. Cer-
canías de Logrooo. Cruzó rápidament~ 111 tierra 'que
I~ se.paraha del iMoncayo. é ÜlJ.e:~Qándo~;despues:
PQf 1011. montes . de Soria r Cu~nca';, penetró en Síer-
ra-Morena, estelldiendo su influencia á 10$ pueblos
de las sierras de Alcaráz y Segura. A este tiempo y
en estas marchas ése habian unido á laCaccion Basilio
las que capitaneaban el. titulado comandante general
de Va lenciil , Ta liada. y elterror :de l3Mall~4a , Pa~.
lillos.; reuniendoyalodos. • .,.· SQ.1ll1l k ,fuerzilsque
nob" jQbatde 'ocho ,Qlil( "omlw~." B~ S",.' sltguill)ienlo-
ibaJa:'segtlOd. didsioft j~eJél.'cho constitucional
del NOfte aLm~l1d'O ,det". ~fQCI;'al ;·u'üPllrri; mas' no
siendo, sCl6cicntesest/lS-lfQ~8 pQt,1a dj.Cerencia del
número, y conllclcndo,eI gobieJ¡np,. ~ue cra. pteciso
poner coto á los, nt)evos cspedid()~.J'¡os; no fuesen
¡., est"blcer en provincias P'Jcí~;u¡,·~asla. el)tOtlc~s
un nuevo teatro de gl,lerra,.espidi~rolise·porel 'wi-
n"~rio,del rllIl'lO, ·[I.lIr¡l.~cuy~r:car:go' .h~il 's¡d~
nombllado, á media.ws de ~Jler() ¡.el g~er"'11). José
Cartatalá., las órdenes D)as:ef«l~ J,QPj)rtunUpara




-~78-
llevar ·"cabo próntásy decisivas opera~ionés lrimo.


. lares, ,queal:ljasen el mal inmenso que estaba desti~
nada á produdr esta'nueva irrupcion enemiga. .


FUCT.laS varias ,reunidas de puntos diversos, !HU
desatender empero otros objétós de igual !naturale-
za y de no menor i1l1pórtnncia, en a.naépoeaen que
pululabaR laspartiításoartislas en casi todas· '-1s pro-
vin'cías deJá monarquía, constituyeron bien pronto
un cuerpo de éjéÍ-cito respetable, en el cual se con-
taba tambicll 1:l'lIntooicha division del Norte manda-
da ahora por/el brig:ldier D, Ramon Pardiñas, que
relevó á Ulibarri', quien puesto á las órdenes del ge-
neral D. LaDl'cano Sanz, fué provisto sin perder
momento de too" lo necesario, dando así ocasion fa
atinada eleccion del gobierno y sus acertadas dispa-
sieislles, no menoS que et celo, valor é inteligencia
dél 'clluditl'0·. a\ féUf( ~~de (ulu'ella lwevecampa--
ña, córomidrr en -tmlit!t ~e!l'·tOh ¡ ltl'britl:rnt-e' ilqré.o-
h.dcl triunfo.'-Unarnarooa r.ípid~·y bitme{)lnbina-
da' de qllinoe te~Qas tmso el 5 de ,febrero á Basilio y
Tallad .. allilcbnce de Saat.,ootre Ubeda y'Saeza; y
f&rzadQsá ba(jtse;;'mllt'~d~ su grlrdo ¡ viéronsogol~
pendas y3euchHbdo~ sin piedad por la caballería
Hger.i~ Parditias,'pBr:los escuadrones de :Bot"-.bon
)-la~Const;tuefon', ;y p().-,el' regimiento de' Córdoba
af'lnand~delr'cór(}fltl',Urbilt.i.,El enmllO quedó eu'"
bierto', que no sembrado" de ·cadáveres; y el núnte¡..
ro <le los plisioftCT05pásóde milqninientos. Aquí


..




~-2'i9..",..
fué ya herida de inuerte lil0S(tedicion d(LD.Basilio ,


. hallándose derrotada y deshecha en unos. pueMos
cuya voluntad I lejos de mostrársele adicta I habia .el
rebelde cuida.do. mas bien de ·enagenársela, come-
tiendo todo linage de violencias en su tránsito " y
hostigando á lasgent.cs con c.uanliosas y muy repe-
tidas exacciones.


Menester era no obstante á lt>s espediciunarios
adoptar unnuevo:rumbo que mejorase la. triste si-
tuacioná que les hobian stl.,~ala.estr~Ha.;y su tor""7
peza conducido; pero no habiendo podillo desechar
de si su. atolondramiento I y no contanrlo tampoco
los gefes que guiaban estas fuerzas invasoras con los
rccnrsosintelectualesque {¡ID ~eccsarios son en cir-
cunstancias críticas y apurad:ls


"


cuales eran aquellas
coque se encontraban;.' dieron .. segunda prueba de
su loca lemeri4ad y sutot"p9' procccier,. eQc~minán-:­
dose ¡¡Murcia;· creyendo $.i. ,dBda;qu~ll~s seria fácil
&travesa.. im pune!IUelll6 ,todo i aqu~l ,P!lis euemigi),
basta v.enir á g~n<lr lilsmárgene.s del.Júcar; y r~­
gresar entonces respecli varílcnle á .Sll~ guaridas. Plan
descabellada, hijo deLaturdimieolo y de la ligereza,
cuyos. malos efectos no biciero.n esperar mucho al
carUsta •
• J • Eslrechadoeste por elgencral Oráa, que de .ót-
den ,del gobierno acudió con sus tr.opas á .J¡n :.dc
evitar que, penetrasen los fugilivos en.el ,territorio
de su mando I acosado de cerca:y' .sin.respiro por




-""-~
IlIs :,idóriosas tropas d& Saoz y Pardiüas ; : .y -en.-ao-
h!ntónadoslOS pueblos en su c(mira, vucltoscoinci.
est¡\ÍJ"o; yo dci lemo'qÓJ3tes Itabia inspirad&3que-
IItl 'rcpcntinaé jDes~áda irropcion, imposible er.a
á Bas-tli9 'J sus adjunl"s librarse ~I 6n de ulla tol~1
detrofól.HalJábase SaM ·.en- cara:raca ,euandQ. el ;,
27 de fe.brero pisó Ji~ espedidon las MitlaS'.elGaa~
dar.'eo tlblln'ftlo·~róXiJOO.a Castril, en donde rc-
whió- ·ttbar ah puente:, ., oéupado en csta 'opera-
cion ,Iré aquí que se aparece sin ser esperado el
J)l·jgadiér pardiii;t.~ tOO bs- tropas de su mando. dá .....
dosc imncdialamenEe por una y otra -parte la semi
de abque. Fué ésta liza "óln breye. que ni tiempo
dió ·al rebelde para defenderse; yespareido' eI·.ter-
t9r entre sus íilah vola.ba· la muerlepo-r do qmer
amontOll'3lJdO:,~ aqoenas' 1 'aDoras' los cadáveres.
Ró"Áles~tm:.,~.da<I •• JMfricr~.3qoi -esles esÍlC-
dieiunUi8!rttq.'IMJ~aMs DOOS .. 'acDcbUtQOOs otros,
p~siMlo&á la'bayooltta lo.'Dlas,.;he!t~os I»lJcltos- 'pM
las plantas 'dé: I~ camU()s no menos furi •• sos -que
sus :gmetes ~-1 Ro'pocosabogados en el ri& áo dbllde
corrian desp:nt)ri~s ¡'j'5Umergirile, CORro quien bos ..
ca amparo;eo esta muerte ,eontra los rigores 4C otN
quizoís mas terrihle y crucl que les csperaba t -que.
dardo todos remplelamente desbcc;bos '1 de'st,-oilados.
déjanaojDl1~érMes :despojosen fm3DO& de nues-
tros' vatiénles;;, en~tie' '~ht$' mi~fJ:oscient&Sfusilcs y
dos piezas -de:~rtíllcría. _.




,,"",,~,g,l..,.-
.CQDsecueneia natural de esJos Jriunfoli fuerOD
)~'aetiones 'de Valdepeñas y Yébenes j y las babidu
en,las tiberas del Cabriel y del, JÚcar. El. .g~neral
Oráa ,que comprendió mu"y bien su mision, cogió
el "fruto que le ofrecian xa en sazon estos succsos~
logrando hacer prisionero!! en aquel pais á los: res-
to~ de áquella horda espedicio~aria. Co~tribuycroB
tamblen poderosam~nte á- este, :venturoso desenlace,
losnacionahJl> MlollPlleblos ,·.illvitadQs¡Í~11o por
el,espresado general; dj~lingu¡éndosc .elÚre·ledQti
los de Banal, quienes apr-eh~ndieron al feroz cau-
dillo Tallada, que habia conseguido Olseapar con unos
cuantos caballos sin saber oí donde dirigir sus pasos.
Este criminal fué ,conducido oí Chinchilla y fasilado
allí.prhio un coniiejo de guerra, quelcjuzgó digno
de ta.i suerte, en justo ~,.stigo de ola alrOI alev~sía de
haber él·,becho' fusUar poco ante&c al, co81a~d~te\z.,
fl'e}.~ro'ros~ei8,o&:i~I~8 . de, un dell~a~men.lQ d~ 2l)Q
hOlllblles~de JaGn.rdia, l\e~ ,que:.despues; ,de una
biul'ra-defcnsa en el pueblo ,de Jnres4t, setindie-
ron en vírtud de una clIpitulacioll que les aseguraba
las vidas~, pero que-no tuvo á bien respetar despucs
ftqueL~sC5ino. En su defensa alegó que.sc bahia,~i8-T­
lo eompeliddá1cometer este atentado·por las instan-
dar;~I: vicario ,general castrense del ejército caditlr1-!
ta" "ehanguinario O .. la; pero como 1}i)bay poder en
el mun4lo ' que obligue al crímen, -aunque la .perpe-l
tracion. 'de este 8eaaconsejttdaá'nombre del cielo




~-282~
por. un vicario de Cristo en la tierra, la ley condenó
á Tallada áser pasado por fas armas, como lo rué
enla'p1aza del ya dIado pueblo de .chinchma,lI~
vaódo colgado al pecho un- cartel qu.edecia-! por ak-
"-'oso •


. ~EI espíritu debandidagetan genernlizadoenton-
eesel'l la' 'Mancha,' proporCionó al D. Basilio f~il
eoyulÍtura par; reponerse; y unido á ot1"OS cabeci-
llas manchegos, contaba ya no menos que cuatro' mil
iufantes y unos ·uchocientos cahallos, cuando fué·
golpeado terriblemente por -el comandante general
D. Jorge Flinter, el U de marzo, en el mencionado
poeblo de Valdepeñas, en donde tuvo de pérdida es-'
la faccion cien muertos y gran número de heridos,
con 48 gefes y oficiales y mas de 200 individuos de
tropa- prisioneros. Esta derrota, la que les ocasionó
en~io& pr-imer~s dias· de abriL el gener.l .... diilas:eA
las orillas- del Estena ; jun~ i y~enes,lomálldole$
el parque y municiones que' conducian " como tam-
hien alguna gente y eabaUo-s de 10& r6zagados; y so,,;.
hre todo, \;, que. el mismo bizarro general alcanzó
sobre ellos en Béjar, un mes despucs, ,sorpnndjén~
dolosalra)'arde1 alba, al tiemp(> mismo en que¡.:().;.
m8Di:aban'ef toque de diana, apoderándose ep pocos
instantes los cons!itucionales. del pueblo; empeñando
á los ennislas ,enunorefl'i~ga Saogri,entn. ,. malándo-
les 35,enlre ellos algunos gefes y' oficiales, yco-
giéndoles 618prisiorieros" de los cuales 125 eran




-~8~
personAS de gratluacion, c01l·tándose en' cltis los·ea-
becíll;ls Jara ,su hijo, Cuesta, Ovejero, Carrasco,
Tercero y :Jlgunosolres, acabaron del lodo eonesta'
malhaúada espedicion, quizás· la maS" fu DeS"la 'de
cuan[¡ls emprendieron los cllrli~taS", que habiendo
cruzado el, EbrO' cuatrO' meses'anlrs con las mayóres
esperanzlls deconspguir ventajas ,sin cuenlo , v~íáS"e
ya reducida á una fue'rza inS"ignificaate, sin 'qU'e tu-
vie!JCmasrecurso quela·{ugn. "


Ftjo D. Cár·lóseli. sU sist-ema espedici6ff1lrio, que
era, segun Se ve, el' rt>gulador de. laS" operaci<1ftes de
campaña en los consejos de aquel príncipe, habia ,
preparado otra espedicion que á las órdeneS" del con-
dtI,de N"gri deMó é intenló partiri de las 'provincfa~
á mediiul0"5 de enero,' á fin de que obt'aseen corobi-
naeiosl"Coo'D. Basilio. En:la:·not:~c det17S"iIposeen
Logl'OliO', donde Se . tt'allabtí' ;él~ Co~'R n-IkLtmBANA',
que·aq~U3.mviMénellÍ'emlg~:'¡8e. ~liJjrntba·, .',IJO'S
\'~0'8;de'Sálr'Mll'ttn'COft ;lliridea'sin'tludaidé 'altay(!-
sar'el Ebropllra Intetnürse"enló!I; ~inare~ deSoria;
Inmedilllamet1le ord01ló 0'1 ·CONDE:ái genm-al Rivel'o
que salit'se, con parle de la divisioh -de"" Guatdia,
8'Visando tlimbien aI"eoronel Zurbano, que seballa ...
ha eoA-lcanadre, paraque j .puestó ,á: bs ónleoes' 'lié
di"tbo' general!, proeurÍlsen los dos impedírelpaso:á
hJs ""beldes: Caminaron loS de la Gu.'1rdía lO da la
nadle, y al: amanecer e~ día siguiente hallábanse'ya
junto ií losvadbsen observadoR .. A las 'nueve de la




,-2tS4 .....
OlaUaila PC'esenláronse ~ efecto 10$ enemigos j. se
tl&Opeñó un tiroteo de guerrillas de una á otra ribe-
r..a .. que prolongándo~despu~s bácia el frente ocupado
}l4;)rZurbano, ~igq á desistir á-los contrarios, quie.,.
nes .tu;vieron que-rálirarse con ,algunas pérdidas,
~ista ta imposibilidad· •. de llenaran objeto, que si
por all(~r.a, .1Qgró [ruslr..-se verémosle realizado~aQ­
dand~¡~ tiempo,


Por entonces se. hallaba. la plaza de Balmaseda
ba~lanle, ,es68sade ~ivcres: el gencl'ill que mandaba
elejéreilo doCJa izquierda /lvisó al gener¡ll en gefe
qUe los, enemigos estabanresuehos á apoderarse de
cIJa y de su'.guarnicion, habiendo reunido al efecto
lropas considerablesco. el valle de Mena" yestable:-"
cido fuertes líneas de retrincheramientos .en ,el palio
pr.ec~o¡qnehayp¡tr .. q!le dkha plaza nppudiera ser
~oC()r,r~¡si;D# ~.,nJaj'Q1",e$,. f~nas ,que, l¡lSq .. ,él
lenié\:ásus,6.rdea.es .. ELterr~DQ,.a.alIJ"llhneDle esc~
bl'os~ '3.m~nazaba COll difídlacceso;. muchos di as io!'"
ver,tidos' eD,lil~"Obrlls.~ defenill, .C¡Jl ,volar puente_. y
en obslm¡l~" camlBos; diez y seis l»tallones., dos :es~
.c.qadr911es y una,bat~ría que ~ra ellolal de·lasfuerzas
elUlll~adas. por los r~bat.de8 en e! as~dio, de Ja ,pla:t~;
t~o 85t9, , decimos,· baciaconsiderar' esta WlfKC8a
eQ·el raug,o: de las de m~yor eU1peño~ ~or QSo. se de'-
cidi4EsPAl\;r~(,) iJ.. Dlarcba~, él . en per~ol).a .CQIl su
ejército,dejáodo •. Rlv~ro wn la .Guardia sQbre el
Ebro, dispueslo á .S!\IVllf"la guarniGioQ de Balmase-




·....".285":-
d1i, escarmentar á las facciones sitiadoras', y aban-
don:lr despues aquel punto cuya conservlIciOffponia
al ~jércHo en continuos com¡lromisos, 'sin que' Sil
poses ion le prestase utilidad de niligun géneró. IJí- -
zoto así en efecto; pues practicado un reconoci-
miento el 29 de enero, -dió ·inmedi;ltame.lte las dis-
posiciones oportunas para ~l ataque de las lineas,
distribuyendo las tropas én la formá' siguientl!'! el
hrigadier D. YiclorSterra, ton cuah·o bai:'IIloíies y
un escntHl.ron , rué désltnád'Q-·á 'Rélloso';-sobtW'lape-
ñ-a dtdgafia ,COn órdl'n d'e bajlltla'lll li~mpijld:e ii,
.aocion; para concurrir vent~,josamenle á ella; embis~
tiendo al enemigo por la espalda. El general D. ICcr-
min lriarte con otros cuatro batallones; dos de eilos
álds inmediatlls órdenes del brigadier D. Ramon
Castaficda; recibió el encargo dé vencer laS' posicio-
nes de 111 dcrcchll. E'I coronel del provineial de. Lo-
gruño don José llaríli Quintána; MU dos batallones,
el'de~vadear el Cadagua, cuyos :pUentes habiaú sido
~ólados podos contrariós para flanquear las posi-
ciones de la izquierJa. La embestida del centro, que
estaba erizado de eminencias y'formidables para pe- .
tos,~ fué encomendada á dos columnas, una de ellas
fuerte de seis batallones, Un escuadron y la artille-
tiá francesa, á las órdenes del general D. }Ianuel
Latre; y la otra que constaba de tres bátallones, un
escuadrony la artillería española. [¡ las drl de igual
clase D. Jos~ Cll'mente BIlt'rens.




. ,..-286.,,-
. ~rcng .. das por cl.CoNDg eula mañan<l del "30 las


tropas, era grande ,el anhelo que Icni'lll. de verse
conducidas á la victoria, siePiJo' llara ellas poderoso'
t¡.lismanla amigable vo~ ,de-su caudillo, y hecha ell
cll<!s ya deseo de pelear la misma '~0slu~nbre de ven.,..
cero Tanto elrtu¡~¡ .. smo.·,n~ ,podia ~enf)s,de~ ser pre,..
curior dcltr.iunf,Q,. D,adi.l por, ESPARTERO laórdell'ue
acoJueler, .marcharon todos {;un diligente serenidad
y con noble .orguUo .al combate. Trabúse este con
oslremadQ ardimiento por una.y otra parle; y simul-
táneamente. con admirable instantalleiJad" fueron
tomadas por los constitucionales, al p<lSO de carga,
la primera, segunda y tercera línea, todas relrinche-
radas, con un órden y con un valor inilJlilahlcs. El
rebelde pronunció su derrota en todos ·sentillos,
menguado con grandes pérdidas. Todas las tropas, á
cscepQÍ~n de la brigada. de Sierr-a, que no pudo
concurrir á tiempo, lom;lrt."!1 par~e eu esta Jornada
gloriosa. El bizarro CONDE DIi LUCIlANA, aprovc~
chando una ocas ion que se presentó de poder cargar
.;on Sil escolla y el cuartel general, á pesnr de la es-
cabrosidad del terreno, cerró con los facciosos lan
impetuosamente, que esparcicnqo entre ellos eller-
ror y el espanto, IQgr,ó apresarles 100 prisioneros.
entre ellos ungefe y siete oficiales: esto sin con lar
con el destrozo que en ellos causó, la muerte. La
pérdida de los constitucionales en es le dia , que tan
costoso fuó á los c<lrlisl<ls, apellas lIl'garia él uuos




-287-
ciel¡lto cioeuenla hombres enlremuertüS y beridos<;


El siguiente dia3L, destina,do á otra vict9ria-de
no menOr importancia, dió el CONOE;Í sus tropas'en
el cuartel general de Biergol la órden general que
sigue:


• "SoLDADOS; Cuando, en la. maüana de ayer me
trpr.eseulé á vosotros y 0& &eñalé las líneas atrinch(!-
ftrada,s que" ocupaba el. enemigo, no- dudé que en
.br,eve serian ,conquis\adas:que daríáis una, prúeüa
«al mundo erlt~ro de. la cobardíadellban~ rebelde,
«1ul1 nueve ~riunro á las armJS de la patria que
«sostienen el trono de la Inocente Isabel 11. ¿Y cómo
«dudarlo babiendo visto cien veces acometer empre-
lisas _de mas riesgo, lIenando·de oprobio á ese cobar-
code enemigo, á quien sostienen solo causas estrañas
«al ,alor? Seguro del vuestro, no os previne mas
-que el órden: el órdcn rivalizó con el arrojo, y las
«decanladas líneas .cuceon'coronadas. pronto por vues-
dt;as ipvenciüles bayonetas.» .


ItCompajieros de glorias y fatigas: os doy las
~gracias por vuestro comportamienlo, y premiaré á
olos que rn~s ocasion han tenido de distinguirse. Scr
Id,an sufridos.como hasta aquí. cs 1", ellseüa noble de
«S()ldad6s espaiioles. La naCÍon, á quien un dia da~
«reis la paz, admirará vuestras virtudes: tendreis su
«(reconocimiento y el amor de vuestro gencral.YJ:a..-
«marada.--.EaPAl\TEllO.»


Cobrados un tauto del pavor los rebeldes, con




-....... 288-
movivo d~ haber sído reforzados con la brigada de
Castor y 'Cuatro batnltones navarros,' aprestáronse
o'tgntlosos Ú la lilr' eo' este dia' ;irltetJtando imp~dir
la ,comunicacion de n~C5lroeléteilo con B,ilmllseda,
y aun arro!".r á las huestes del CONDE' en 1O'S iígriós
deSfrt~d'Cros deOrl'antia.lla sitniteion deta-s tropas
'cil'Diergt>l; Al'tiebi clIsel'ios inmediatos ;'hHtie6 cal
enémigo:'la'fu:lrella qu~' ¡le be rian empr(!nd~r, por lo
qu'~se ptep:író anticipadamente; ,Pero el g-N1Cl'aI1 en
gef~'pre6rióadelantarse 'con parte' de l,tS füerzas,
d~.;alÍdó' dos' batallO'nes en BiergO'I á 'Iás órdcfte5 del
brigadier' Castañeda,' y haciendO' m:lrchar con cuatrO'
~lgeneral Iriarte por, la cumbre á lin de coincidir
por Orranti'a en el Berron, á CUJO' punto se dirigió
el CmmE. L!~gadO' que' hubO' este alllich'o pueblo,
dhisólas coiumnas enemigas que cubrian las formi-
daliles estancias de ládereefla, en mreccion de 01'-
rantia y Gordej uela,' sO'tprend1~ndo'e, 'Como' era
consiguiente, su proximidad á las tropas vencedO'ras;
puesto que ignoraba el considérahle ,refuerzo que
poco antes habian recibidO' IO'S carHstas. Un recono-
cimiento practicadO' bajó los fuegos contrarios,con-
venci6 á ESPARTERO de la superioridadnum~yíca de
los rebeldes y del compromisO' que arriesgabnia di-
,'ision Idarte, á la cual no era posible'atacar de
frente, en muchO' tiempO', porqUe' los estrechos y
penosO's desfiladeros retrasaban la -reunionde las
fuerzas que conduc1a. Entre tanto, scis compañías de




-·289-
ca2adbreli.de vanguardia divertian á los enemigos por
clip.aclo dedos hora!\ , eon bien nutrido fuego, apó ..
yadas por el cuartel general y la escolta del CONDE.
A este tiempo JI' se hacia sentir fuertemente. empe-
ñado el ataque can los cuatro batallones que gober-
naba Iriarte; pero sin que se atreviesen los faecic;>sos
;i dejar ~us venllljoslls estancias, . sus parapetos, - y
una ermita ratrincherada que impedia el paso para
Ol'rantja.-Esl'ARTBRo'entonces,·formadas ':l8s' ma-
iaSlltllestoélá Sll frente ,con una~at'erí.·lranceso,
emprellqió con deeision.el ataque. Nada wltS'impo-
nente, nada mas admirable, nada mas atrevido que
este movimiento impetuoso del CONDE ·contra· una
línea tan fuerte .. tan respetable, como la que oeu-
paba el carlista, superior además en número;' pero
nada es comparable tampoco al arrojo, al entusias-
mo, á la sere~idad, al órden y al valor que osteu-
taron aquellos valientes en su brillante acometimien-
lo. El continuado fuego de fusilería se hacia imper':""
ceplible con el estruendo delcañon-, con la hórrida
esplosion de innumerables granadas, con el ruido de
las bandas y músicas que daban aliento y vigoriza-
ban el ánimo imperturbable de los soldados del
CoNDE: y aunque la resistencia que opusieron los
rebeldes rué máyor aun que la d-el dia pasado, hubo.
de ceder sin embargo al bien combinado aparato mi-
lilar ra1 heroísmo de tan bravos campeones. llega-
da la division de Iriarte, hizose.general el ataqu-c.


TOM, n. 19




-~9()-
Los contrarios fucrnn lanzados de sus líneas, fóru-
dos á huir en varias direcciones, Hevando e'l espan-
to y la ignomiuia 3 todas partes. Lo ágrio y -escar-
pado del terreno los libró no obstante de las .'terri-
bies cargas que IaCáballería de' ESPÁRTERO les tenia
preparadas. Por eso el' 'númeTo -dc prisionérosllo
correspondió al hilo del combate ;c'mpcro la MOr ...
t:mdad'Y los heridos fU(~ronmuy superiores en nú-
mero lilos de'la-accion del 39. El ejércitoconsti-
tucional tuvo la baja de unos cienhomllres. Los dos
batallones de Castaiieda., que fueron alacados en
Biergol, por los cuatro navarros y un escuadro'n,
frustraron él objeto de los agresores" que era apo-
derarse de la eminencia en cuya falda se apoyaba el
Jlanco derecho de nuestras tropas, rechazá'n.folo~
vale.rosamente y obligándolos tambien á la fuga.
Posesionadas ,las .tropas constitucionales del punto
de Balmaseda, ~¡¡al'vada9.u guarniciono, que no ba-
jaba de 500 homhrcs, hubieron de evacuarle inme-
diatamente, .retirándoso el CONDE 3 Medianas, y
abandonando á los rebeldes una estancia harto cos-
tosa al ejército, que siempre que trataba de intro-
ducir en ella vituallas esperimentaba grandes pér-
didas., por hallarse esta plaza bastante tierr~ aden-
tr.o ·en el ,páis enemigo., y mUJ ;3 in izquierda de la
linea del-ejército, tanto mas" cuanto que los car-
listas operaban siempre á la espalda de dicha fuer!l~,.


En los poslrcl\Qs ,dia5 de esleener.o, ,lu v.o .(am-


.' I!;..




--,291-
bien lugar el brillante ataque que el bizarl'1l gene-
ralU. Diego Leon dió al carlista en el famosopuen-
le de-BelascQain. Obstinados los facelosos en con-
servar aquella posicion, que los bacia dueños -del
Arga, empeñáronse lós n\lestros en arrojarlos de
ella. La liza fué sostenida por ambas partes con el
mayor ardimiento; pero la ,victoria al fin se fijó al
lado de los agresores, quienes causaron al contra-
rio una pérdida de mal! de '206 muerloS ; crecido
número de hetidos, y unos -300 prisioneros; SiR
que apenas la de los vencedores llegase á 150 hom-
bres fuera de combate. El 'mismo valiente general
habia sostenido el 14 una accion en las cercanías de
Pamplona, á donde custodiaba un 'Canvoy, á cuya
adquisicioD renunciaron bien pronto los enemigos
perdiendo mas de 300 hombres en esta refriega.--
Estos sucesos, el que acaeció el dos del mismo enero
en que el virey de Navarra aventó á los Jacciosos
que obstruian la carrelera de Tafalla ,si bien espe-'
rimentando algunas pérdidas ; las operaciones prac-
ticadas en estu .tiempo por el comandante general


del cuerpo de la costa cantabrica don Leopoldo
O-Donnell, entre las cuales es digna de-especial·re-
cor..tacion la emprendida el 6 de febrero -con el1iR
d.e4cs'ruir, como así fué, las fortificaciones levan-
ladas por el enemigo en el monte Gárate; beehos
gloriosos casi todos, eraR SiR embargo infecundos,
~&t6riles en ,resultados dccisi.yos; ,propios, sí, ,para




-~~'"""'-
avÍv;tr ,la fé J mantener el entusiasmo del.oldado;
elDPe~o iD$uficientes para devolver á los pueblos el
don precioso de la pa~ ... qu.e es el mejQrfrt,to da la
duerra~


El A~oo, sobre tocJp,ofrece.p.areados en esta
época sooesQspróspet'o~ y.'advers()5. La .. importan-
.e pl,",zade- MQrella.fué. ocllp~da por: los Clldistall


, el 23 de epero i á poder de inícuos planes 'Y amaños
urdido, de antemano entre, ellos y alg:ooos traidores
de adentro. Consecuencia, de este fatal contratiem-
po fué la tom.a de Benicarló , cuyos esforzado~ ,de ...
fellSores su(rieron cinco c;ljas de asedio, h.as.ta que
practicadas las brecb~ en el edificio fortificado 'en
q,.e se bailaban dando muestras de sjngular; ·bravu-
ra, peneh'ados de lo inútil que seria ya insistir en
la defensa, hubieron de rendirse á los sitiadQl'es.


Pero lo que propor()iooó ioqtqrl~l gloria á los.
esforzados y libres arago~ses, escitando ·el entu~
siasmo eo el pais, y confundiendo el obcecado 01'-
gul(o del carlismo en esta. época, fué el triunfo
memorable, «uanto inesperado, que contra sus hues-
les fanáticas v audaces alcanzó entonces el vaJor


" .


proverbial de un pueblo,heróico. Fácil es conocer.
que al~dimos á. la estraña invasf.on, y mas estraiia
aUn y singular derrota que en las calles de una ciu-
dad .... ~r;a.llde p(}r sus bepb(ijj I eterna por la glo-
~io!a ~ida~.de su ren.o~b~e, la inc_omparab.le
Zaragoza, ~nmen~ó la: iac("'lon Cabanero-Eslll-


· .,




-293~
.ar ~ ~fu·Cl·te de 3,OO() infantes y 250 caballos, en la
~aft¡lDa del'5 de marzo de este año 38. Al 'abrig8 4'i


1;1, .trlJicibn y .guarecidos por, las tinieblas, despues
(fu babel' hecho aquella noche y el dia anterior vio-
tentas mórchas ,peneitraroncstosrebétdes en la llo-
blacion, á'saltando ptÍimero el muro con escalas una
mitdd decaiadores , que sorprendiendo á la guardia
de la (rifena del Cármen, franqueó la entrada á 1a8
raiSlan fll4l f'uerias, Ja.g cuales pasaron en 'el ,m~yo"
ftleneio'i¡. ocupAr la pla.za inmediata;" "


Oéal'dwndo la misma actitud 'silenciosa:j sirt:ha:-.
cer oÍl' siquiera las \lotes de mando, sin dar señal
alguna de existenda, destacaróntos rebeldes sus ba~
tallones á ocuparlos pUiltos mas importantes de la
capiU1, las piafas y caUes principales, las puertas
de la ciudad y la balcríade Santa Engracia. Ense-
¡jorcados así de la parle BlaS ' esenciddélápobla;.,;
ci(jn~ creyéndose ya dueftos de '~U., j:üzgaronq~
era llégado el momento Ihnurnutttlar IÍsn sab:0rn-
f)res de riesg.o; y .prorumpiendo. ·en 'de5aforados
gritos yvivlfsá,Cártos V, acompañados del tóquc
de diana y generala, 'hícieron conocer al pueblo el
grailde peligro en qu'C sehallllba eo'vtiek;6. 'S~~g3:"¡';
do·y tranquilo reposaba este en la vigilancia de 'lai
atllorida4tes, bien ageno porcierlo de "el' ;OOtrgoja";';
dá su1¡uieludá aqueHas hotas' de 'uttamnnera ¡tan
cstrafia ~Oll'U) ft.eandalo'Sa .. Grande' fu6; éórerdád,'
,el arrojadrimlcÍ del carlista; p&r_.DO IÓ'fué menos




...;..594-
la iDCurK\'(si S.olo incuria fué) de los que -t-elliau la
sagrada .ohligación de celar por la paz y segumda~
de I.oS ciudadanos. Hubo empero otra cosa mas gran-
de y mas admirable en este suceso, que nunca en
sus etern':ls cánticos .olvidará la faUla: el valor, ·la
hizarria, el denued.o, el heroÍSmo. sin segundo de
un pueblo ,que~e$apercibido y sin con.ocer al'ene-:
migo que combatia, sinprevencrones de ning\lD gé.-
ner.o; desmunici.oftil·do-, sin eombinacion alguna, dis-
perso, _sin gefes, sin guias, sin aut.oridades á~u
frente, llevado de la inspiraci.on que sugiere la es-
trema nt'cesidad de la salvad.on .propia, mayormen-
te cuando esta necesidad va ac.ompañada de . un sen-
timiento pr.ofundo de justicia, apréstase,instanlánéa.,.
menle á la pelea, intenta r.omper la inícuacelada
que en su dañ.o veia dispuesta, cóbrase de su pri-
mercuidado, y ree.ordatldo las gloriQsas hazañas que
hicieron inm.ortalizar su nombre en los pasaios tiem-
pos, quiere imitar y auu esceder á sus ilustres as-
cendientes. y ..•.. laque_es mas, 1.0 c.onsigue.


L.oS facci.osos, de acuerdo con I.oS traidores sus
amigos de la ciudaod, habidO eencertado el plan de
UU.cl manera tal ,que era difícil se les fruslra~e .. Sil-::
bl}dores de .I.os puntos en que debian de reu,ni.-se: l.os
ba.~anQnes de la militci'a, al toque de . generala.. ha-
bian !8-(1J'<mtado alli . fuerzas- con e.l encarg.o de desar.,...
wal' ~lpsmiljcil/.noueg~n que .fuesen lIegaodo. Lo
DlÍslll.o aconttcia al pi'sar "estos por las callc$, ó al




-295-
salir .de sus C3$as. Así y todo, 00 les rué pesible rea-
lizar sus infernales propÓsitos; porqu.e justamente
irritados y embravecidos los ánimqs de' los valientes
zaragozanos, prevenidos de toda clase de armas que
pudieron haber á mano,: los pocos· soldados que
componiao. la guarnicion. los naoiooales , el pueblo
todo, sin distincion de edades, sexo ni circUilstan-
cias personales de ninguna especie, ap~llidando
guerra por todos lee ángulos de la poblacion y desde
el seo(fl)1ismo de sus hogal'es.:OQu. sere8() atpar
que liero .adernan, sustentaro~ tl'á(ago tan heliCOliO
en. el área de aquel afamadorecinlQ., que no bien
babia n pasado algunas boras de sangriento y ardo-
roso. combate, en que. parada. uo. eoormc apal'lllo
eléctrico en detonadoR oonLínuaaquella hermosa
ciudad, segun vomitaba {LlegO y bacia estruendo.por
tQdas partes, aterrados y despavoridos los rebeldes,
harto desesperanzados ya del1o~ro de sus ,intentos.
vólviercOnlliés alrás l()$.que pnd.ieronhacedo, co-
]orando el suelo delá ioviola ciudad -con la sangre
de· 217 muertos y 370 .Jteridos " poniendo además en
cobro los defensores á UDOS 700 facciosos cogidos
en la iglesia de S. Pablo. Lo!! remanentes de la fac-
ei9u esc~p<\rn~ con gran prisa por la puerta de San-
ta .Engraoia. Tal fué el éxito que alcanzó.Cabañero
!lU sualrcvida intentona. Magnífica y brillante pro-
pulsa ,esta de Zafagoza , que pt:esla, asunto digno de
ser trlltad~ y.. descrito pJ)r pluma!! mas' entendidas




-296-
Y maseiegantes que la nuestra. Las Musecuenclas;


el méritograodede ella con relacion al pais; de.dú-
cense fácilmente sol0,a1 ,considerar Ja enorme dife-
rencia que babia entree$ta memorable repulsa y ~l
logro de los proyectos, iovasares: entre, el escar-
miento terrible que allí esp6l'iment6el .rebelde, 'J
el haha. asentado en Ja capital de Aragon sus' reales
y su c6rleel titulado'rey D. Cárlos. ¿Quién es ca-
paz de 'concebir los resulta~os funestos que se' hu-
bieran seguido a la posesloD de aquella ciudad por
las hoestesdelpríncipe rebelde? Pero la declsioll,
el 'denuedo, el sin par heroísmo de los zaragozanos,
Tenciendo; desbaratando ton impavidez y arrojo sin
egemplo los ,planes urdidos porla intriga, la trai-
don y la alevosía, pr.eservaron de fatal desgracia á
la patria. 'oonservando como siempre puras, ilesas,
su mdependencia y SQ bOiua aquel. pueblo, modelo
de (lueblos libres y.esforzados', .myo iimnbre se re~
pite con entusiasmó y. profunda veneracion desde
el uno al olropolo jen todos Jos paises, en todas
las naciones de la tierra.-EI gobierno del estado
manifesló Sil. teconocimieoto por tanla hazaña, con-
-cediendo por decr~l"Cj de. S de marzo áaqueUa in--
vencible ciudad el título de SIEMPRE HERÓlCA, ;que
desde entoncC'S añada:á otros DO menos gloriosos- (¡tlC
sebabiagrangeado por,; me'recimieh4os análogos,
'adornando· además el· escodo de sus· u·mÍls··· con' una
orla de laurel. Tamb~n sCHollcedió por el mismo




-207-
de'c~lóá las- banderas y estandartes de aquella'be-
nemórita Milicia Nacional, el uso de "a corbata de
1 •. ,",lIen militar de·S. Fernando, pr~ciGsos timb'res
que -nunca, aun en los tiempos 'mas calamitosos de
horrible traicllm , de despotismo y de barbárie, ol-
vidarán aquellos bravos campeones del liberalismo
f!s}jáfiól, los inelitos defensores de nuesLraindcpen-
dentia, los hijos predilectos de su patria amad3.


Embriagados tos' ;lnimos 'de los vencedores en los
pr'imCTé!t moti1ent6'f¡ en que Pálaill!abanel dulce néc-
'tardél triunfo, apenas les era dado distraer su alen-
cion á otros objetos, ni aun fijarla siquiera en lbS'
males que babia sufrido la ciudad en aquellas horas
de belit:oso estruendo, ni en los grandes peligros ¡Í
que se habian visto espucstos sus habitadores, aten-
didas la índole y circunstancias de lan eslrañó suce-
So. Pet"o vueltas' lacaliha . y la.' 1'eOexion á sus espí-
ritus, dejáriaoseoir al 'tf"ilv&s dé fas VOces yada ....
maclones ,4-e la tictoMa, los ·tristes lamenlosde las
familias ,que habian perdIdo al padre, al es'~oso,al
hijo, al hermano, en aquella 'san'grienla rerriegll;
calculando las consecu~ncias funestas que hubiera
itcarreadó' á Zaragoza. " al Arllgon, á la Espitña toda
la introsioo dlll carlismo 1m aquella ilustre y célebre
ciudad, reúnense varbsgrupos en diferentes puntos
de ella, confieren entre ití losbombres· de 'mas Mi..
rebat.dd tetRple. los BlII'S' vehementes yapasicm ...
dos, yproeuratidCJ indagadásC'ausas'd~ óquel acon~




-298-
tuiinicolo, no litubearon en deducir, que ota (00'--
se po ... negligencia ó bien por malicia, tuvieron &in
duda parte en él las. personas á cuyo cargo estaba el
preca.~erlo. Elnombre dil genenal 0, •. JrulO Bantis-
ta Est.eller .. segundo. cáho,.d,e la prQ'(ineia. paslk des-
de enloares de boca en boca • con scilales marcadi-
sim.¡¡s de iwlignacion!; todas. las sospeabasapareeeQ
como reconcentradas en este. desgraci6do· ,. á quicD
. Lt opinion pública en Za'Bagoza c9Ddenó desde aquel
mOllJento. Alegaron sus acusadores que babia reci-
bido partes de la aproximacion de los .. rebeldes ~y
no quiso. publicaclos~ que mientras. dl1l1ó.la. defensa.,
nadie le vió reunido á fuerza alguna armada; fi-
nalmente, que hacia pocos dias habia suprimido los
rondines esteriores, que han buen servicio pudieroQ
haber prestado entorwesá aquella capital. fndicios
todos, que, por mas~,.c E~leUe·r fuese ÍlIlocenle .. no
dejaban de acriminar, en ,gran manera su: conducla,
l' de presentarle á los o}os d.e aquel pueblo justa-
mente irritado,. como un verdaderQ delincuente. En
tal conceplo rué ,educido á pt;ision;, y cuando espe-
raba et faJlo de la ley, med.jante el j,uicio gue acer-
ca de él. formaba. la ~rnision militar nombra4~. al
efecto, solícitos contra la. dilacion d.g aqu~U,,"\o los
hombres de cuáct.erma.s viruh;l,l,Üo. y. alXo7." arrojá-
r6QSe en UJmultbalpala:c~ deJa, lnquisicion que 1'0
ser\!ia de ~árc.el, ysacáudf.)le á la plazil de la Cons-
titucio.n que ~lá inmediata I ·dieron fin él su-v.itla 'u.~




-299-
silándQIe- 411[e la lapida, símbolo de la inslllucion
cuyo enemigo le creian. Esceso vilup'erable, (lor~ue
siempre es muy digno de lamenfarse el ver que un05
desalmados usurpen así el oficio que á la ley sola, ,
solll á I.os tribunales está encomendado. Es además
hartofiensible el tropezar con el ensangrentado ca-
dáver de una autoridad asesinada, y que este espec-
táculo' horrendo venga á empañar el lustre de una
lictoria con tanta digni<lad. con. tanta sensatez y
con tanto. borioralcanzada.Pero es unf)sceso ,este
mas propio para lamentar le que para acriminar, por
él oí un pueblo, que ni tuvo colectivamente la culpa
de aquel desacato, ni los ,que le cometieron deja-
ban de lener molivospara .ver solo en él una justa
venganza. las circunstancias eran terribles, la de-
sesperacian pr.ofunda, los zaragozanos violentos;
¿quién es capaz de enfrenar el desenfreno de una
multitud enfurecida? Aconsejen en buen' hora los
filósofos lo que la recta razon , la sana moral! la
ley y la' religion dictan; eso solo podrá tener apLi!-
cacion en los casos en que se deje oir la voz serena
y apacihle de la, conciencia. y del raciocinio: pero
Pfetender idéntica soJucion en circunstancias, c,omo
tls,ta, en qut> las pasiones lo absorven todo 'J todo lo
dn.mil)an~ es por desgracia de la humanidad, y será
siempre. inútil y vana pre\ensioll de.los p.;.lílico,s.
Por olr~,pa~te .• uosolros creemos que el p.l'~1l1er. t<u~
pabledel !~rímeD cometido cn la persona de Estcll~r,




--300-
esel'gÓbierno de aquella época~ 1m era eieriaínént.
aquél generana autoridad mas ápropósitÍ) para un
pueMo como el zara g6zano .
• - - Hazañas parecidas á las de Zaragqza refiere la
historia de estos dias , debidas á- ¡)tro pueblo digno
tambien de eterna rama; la libre, li.I esf-oruda-, ...
inmortal Gandesa. Dos'afíos de casi -no intetl"Otbpi-
do asedio 'habia sufrido ya en esta salOR la htclita
villa, siendo 'él blanco predilecto de la iracun~ia y
del furor de los mas sanguinarios caudillos. Calire-
ra, ForcadeH ,- Llangostera ,Pereira , Cabañero,
otros muchos cabecillas de su eslofa, flareda com{)
que habian, allá en sus consejos, deoei'etado la ruim y
asolamiento de aquella ilustre p'olilaci-on. Ya ~n mtiyo
del año anterior, de 1837, habian sus denodados
-b:lbilantes esperimentad0 los horrores de un sitio
fottna 1, que era no 'menos que el euartó: de los ac~e­
cid os allí '(m esta ép'ó-cri, 'traMendo 'sido 'crt este, ~~trlo
·en todos, humillada la temérariacon6anza de sus im-
,placables enemig'$. El gohierno entonces pagando
un''tributó de horncnage; de-admiracion '! de grali-
tud por tanto patriolismo y tanto valor. a fin de per-
petú:ít enta m~moria de los liérripóS veniderosStl-t
'ceso tan singular, qne era el conjunto 'ú''.eólecéion
a~un sinnúÍnero-fie' heclros'sublimes"todoS, til'sg6s
dé bCroosmo de mi ~éntb'estraórdinatio ; egccula-
dos por los habihldores 'tIc tod\) género que Mcer-
raban los débíles muros'de aquella i1t~encible pobla-




-&>1.,-
cioq~mn()~dió p()r decreto de 15 de junio ~ .. di~bQ
afio, á la e~pres'ada villa de Gandesa el título de muy
leal y heróicaciudad, y la eleccion de un escudo. de
armas con emblema análogo al objeto.~El anhelo


. brutal de 103 fcbcldesctecia . al Pllrque la fama de
]a resiiteoeiapoblaba Jos aires por' do quier;y, des-
pues deull aii~ de rigoroso: bloqueo ,el 7 de. fe-
brCfQ de 38, volvi6 Cabrera eu unioo con los otros
~abecil1as á estab~cer ~r.,ql)intavez etsltl!l de la
~6ica:~udad ~~ 'tOOQ~lQbrelll,&.piezall>d,e.~ ....
.tiUer~~ t que en el espacio de 21 dias .que duró ·este
p.Jtimo asedio, arrojaron sobre eUa 45.$' granadas de
nueve pulgadas, y 1728 tiros de cañoft la mayor
parte de á.12 y tG. La division de Aragon regida
por el general D. Santos S'ao Miguel, socorri6 al
Jlábo de este tiempo á aquel pueblo de valientes, que
habia hecho esta defensa co~ solo 43? nacionales,
un. soldado del 1.0 ligero, otro .del 17 de línea, un
.cabo y d.os artilleros 1 componiendo -segun se vé un
total de 444 hombres y tres piezas de artillería casi
inservibles. La pérdida que esperimentaron, solo
fué de uo nacional muerto, 18 heridos y 35 contu-
sos. La Providencia velaba sÍ,p duda por la suerte de
estos desgraciados.


L,a pla~a habia quedado reducida á un taR deplo-
ra'hle. "stado, á poder de. tantos y tan repetidos a.ta-
qulls comQ lahabian dirigido, que, demolidos sus
fuertes, derrQ.idos los edificios, arruinadas en w.




--302-
m~O'r patte sus tapias, ioútil~ada 1aarOllerla
ti'n Ia's suficientes municiories y vitúaltas ,imposible
-era ya soportar por maS tiempo la obstinada saña
'del carlisla~ 'y decidiéridoselos bravos gandesanos
'á abandonahiqtiel'recinto/teatro de tantas glorias;
salicroñ 'd¿lim 'e1 13 de mat-t~ prbl'egitlos' por dicho
general San Miguel. Fut'ioso Cllbrera al ver que se
ie esca-pabllnde ~rttr'eIM manos aquellos, para él '
'tal)'odioSos.df'ersarios, que por tantj:Jtiemp(} haMan
bUl"la'd,,'~s mns constantes y pertil1aces esfuerzos,
..aióles al encuentro, con ánim~ de h-acer mas des-
dichada la suerte de aquellosiofelices espalt'iad0s¡
pero á fé que bien caro -le oost6 su atroz -empeño;
'pues rechazado vigarosamente por aquella multitud
.<Je famIlias emigradas 'y sin hogar, oí quienes,la mis-
ma desgracia y la cousiguiente deseS'peracion, ha-
cian muhipliear-'Cl valQlr, vi6se precisado á desistir
de su 'porfía :útuelhijo e~púreó de JaCataluiia, ter-
rol' de la humanidad, baldon del siglo nuestro, re-
cibiendo dura y terrible leccion, que debiera ser-
virle en lo suce~iV9 de saltldable escarmiento, da
parte de un pueblo destrozado, deshecho, abatido
'Y disperso; pero que habia jurado no contarse jarhás
en el número de los vencidos. lluhitud de donali-
-vos, productos de suscricione'~ esrentáneas y de
funcionestealrales, Jll'9pOl'cionaron en lodas las
'Provincias de la monarquia cuantiosos recursos COIl
.que aK-viar algoo tanto, la sUN'le de aquellos ilustres




~3()3--
<lesgracia3as, dignos por su dehn~il()'i po-r SUCdtls-
tunda, por Sil amor á la I,ibertad , por so heroismo.
de semejantes y aun mayores recompensas. Muchos
puehlos como Zaragoza y Garrdesa, y las naciones
enlonces serán libres porque quieren, porquo pue-
den y 'florque sabeo serlf>.


,I.a heréica villa de Lucena lal1lb'iense "lÓ libre
del undécimo sitio, impuesto ahora por Cabret·a at
frento,de 13 batallóncs, dos piezas de balir,.~nobÉls
de á 7 'Y'~'" ¡tilorrertstes," causand& al rebelde 'el d;al 21
~ marzo el ~fuer.,zocolJllbillado de sos bravos de.,.,
fensores, 'y las divisif)ne" de Borso y Amor' que
fueron en su socorro, una pérdida de 600 hombres
fuera de combate.-Debido fuéá la diligenéia y bi-
zarría del comandanle general de la provincia de
Toledo, el brigadierFlinter, olro triunfo importan- "
te que alcanzaronlas valientes tropas constitueiona-
les contra el rebelde Jara , que ,unido á otros par-
tidarios de la Mancbay Estremadura, capitanea-
ba 2,000 infantes y unos 800 caballos, coya faccioR
sorprendida en la nocha del 17 al 18 de febrero
junto á Yébenes, á pesar de no conlar Flinte-r á sus
órdenes 'sino 220 cabai'los y pocos mas de 600 peo-
nes, suftió la pérdida de 13t) muertos, mas de 300
beridos, y 1,300 prisioneros, entre ellos 40 gefes
y oficiales; siendo los trofeos de armas, y olrosefec-'
tos abandonados en el campo, proporcionados á la
.í m.,lOlItm).Ciá de .esta :insigne victoria..




-304'-
.,Des.de hasgJor~osasoperaciones que.oo.lo_8 últi-


mos dias de enero hahiíln eg~utado las tropas que
regia el CONDE DE LUCUANA .sobre las líneas relrin-'
cheradas de Medianas. y en los des1Haderos de Or-
ranti~, Segun va dicbo, nada b¡tbiaapQdido empren-
der por fcllta de recursos. como,se:deduce del do-
com~nlo q~e,·",,"i. eQpi~mo", qoe: .es. la alocQcion
gup'dirigió ·Jj;SPAIlTE!aO, en Ua:ro á primeros de ma. ... -
~oál eJér:~ito del Norte; documento importante:del
cml, $" apoderó como era consiguiente la prensa de
la qposic.ion , para bacer ver al CoNDE cuán errado
andaba si se prometia para el buen éxito de la guer-
ra, mas de los nuevos gobernantes salidos de las fi-
las que constituian el baado moderado, que de. sus
anteces.Q'es, 108 progresistas, .dirigiendo al poder un
argumento terrible, en el cual ponian por testigo
de.SU: mala administracion, al hombre á quien pro-
digaban entonces los conservadores mileocomios y
lisonjas sin cuento, con el fin que ya nos irá des-
cubriendo el tiempo en lo sucesivo. Hé aquí la alo-
cucion:
~El general en ge{e al ejército de su mando.=


ccDesde el mes de setiembre no he cesado de repe-
_tir mis reclamaciones al gobierno·de S. M., á. fin
<lde q;ue se remita dinclIo á este. ejército, con I:A ur-
-gencia que imperiosamente exige'Sll situacioll, para
«proporcionar el b.aber de la tropa y las pagas de
810s scitores geros y oficiales, si .no el todo , porque




-305-
«las eh'cunstancias actuales de la nacion lo impidan,
«por ]6 menos en la mayor parte posible; y hasta
«ahora no han surtido el efecto que me prometia.
(/Igualmente han sido inútiles mis pedidos de calzá-
(,do ~ ,'estuarios y víveres; por manera, que me he
«visto obligado á usar de ]a viólencia, y hasta com-
«prometer mi firma para que e] ejército no carezca
«de la racion diaria, y proporcionar las que fueron
«necesarias para poder llevar á efecto las operacio-
«nes que luYÍeron lugar sobre las líneas retrinche-
«rádas dQ Medianas, y que ofrecieron una nueva
«corona de laurel á los bravos que á ellas concur-
«rieron, libertando á sus dignos compañeros de ar-
('mas de la guarnicion de Balmaseda de la· estrecha
(Isituacion en que se hallaban.lt


(lEn tal estado, basta me he ,'isto precisado á
(,mandar que vengan pre!'ios á mi cuartel genera] los
(tiRlendentesde las provincias que se nieguen á sa-
«lÍsfacer las pequeiias libranzas que contra sus de-
I/pendencias se hlln girado: medidas todas que re-
"pugnan á mi c3ráctcr, pero de que no puedo pres-
(Icindir en mis desvelos para proporcion3r á los vir-
(ltuosOS soldados que están á mis órdenes la necesa~
«ria subsistencÍ3. Un p3S0 solo me quedaba que dar,
iry acabo de darlo; .es dirigirme al Congreso nacio~
«nal, esponiéndole las críticas circunstancias en que
(Iel ejército se encuentra, y solicitandoqueconpre-
(,sencía de cuanto sobre el particular tengo mani-


'j"O/U. u. 20




-306-
"festado al gobierno sin resultad'o alguno, lome una
«pronta medida quealiyie la suerte de Jos heóemé-
(ritos que le componen, y los ponga, y tí mí, en si-
«luacion de Ilenardebidame~le la alta ~omision que
(mQS está-encomendada.))


"j :ompañcros: nada me ba quedlldo quehacer
"para mejorar vuestra posiciono Vosot.ros estais per--
ItsuadidGS 'de elló: sí , no lo dudo; pero sabed tam-
«bien queinterElsado sobre manera en vuestra' suer-
de, y firme en mí resolucíon dé no dejar la espada
(de la mano mientras exista un solo enemigo de
«nuestra cara reÍna Isabel y de las libertades patrias
((que combatir, haré toda clase de sacrificios por
«vuestro hien. Pero yo á rÍü vez espero de vosotros
"que con la constallcia que siempre distinguió al
«soldado español , sufrireis ·COIl resignacion las pri-
((VaCiOfles y las fátigas.de la guerra; y qu~ ambicio-
«sos solo dti gloria ~ sea 'esta en vosotros el estiml1-
((lo mas fuerte, Yo os la proporcionaré. La situa-
«cion de nueslros enemigos no es comparable COIl
«la vuestra, sin socorros)' fallos de vÍ veres, su
((existencia se hace cada dia mas precaria: las viclo-
«rias que sobre ellos han consf'guido en todas 'par-
((les las armas nacionales, acercan el triunfu' deci-
«si vo, y entonces vol vereis al scntl, de vueslras fa-
((milias, llenos de esplendor de las virtudes que ha-
(,beis desplegad-o " y con las señales de gratitud que
('recibireis de vueslra ~cin¡¡ yde la patria."




-3ú7~
nlqteriu qúe se proporcionan algunas otras cau-
«.Údad~s, he mandado que se distribuyan propor-
"cionalmente 160,000 reales, único auxilio que has-
«ta ahora se ha recibido, y que esta dislribucion se
«dé en la órden general del ejército, como se ha
"hecho siempre. para que todos sus individuos se
«penetren de la equida_d con que se les atiende, ha-
{(ciéndose bajo mi mas inmediata interveneioR.»


«Compañeros: valo.r y perseverancia, y os ase ....
((gura l~ vicloria vuestro general I'n gefe. Cuartel
~general de' llaro :2 de marzo de 1838. -Lu(;}UNA .1)


Desde aquí data la época en que ESPARTERO llegó
á malquistarse con los hombres del partido rnode-
rado, subiendo de punto esta disidencia cuando el
CONDE recibió el profundo desaire de que no se die-
se cuenta en las CórLes de la esposicion dirigida por
él il las mismas ¡ segun se espresa en esta alQcucion:
y dljose entonces por la prensa, que. habiéndole i,l-
vitado elgobierno.á que retirase una pelicion que
tan malparlldos dejahaá los ministros , contestó el
GESERAL ,«que no podia hacerlo, que no peflene-
{(cía á partido alguno :que solo deseaba el bien de
«la patria, seguridad y.esplendor del trono; y que
((todo gobierno que no auxifiase al ejército para .tan
«plllllSihles objetos, no mereceria sus simpalías.»~
Despúes veremos que estas gentes del partida con-
servador .• no pudiendo reducir al CO~DE bE Lr-':'"
eHANA á mero .ins,trument~ de sus planes y, de . sus




-308-
miras ambiciosas, encaminándole por el tortuoso
sendero que en política querían trazarse, buscaron
apoyo en otra parte. producielido esta circl\nstan-
cia, como no podía menos de suceder, cierta riva-
lidad y escilando vivamente los celos del general en
gefe, ocasionándose así u~ conflicto" tanto mas pe-
ligroso para la causa nacional, cuanto que la coli-
sioo , si á tanto hubiera llegado, babría tenido lugar
entre los mismas ejércitos constitucionales.


Por fin logró el conde de Negri partir con una
fuerte espedicíon de las Proviacias l"3scongadas,
acompañado de algunos gefes de nombradía, entre
olros el famoso cura Merino; si bien este se separó
al poco tiempo del cuerpo principal. pasando con
algunos caballos tÍ su tierra favorita de (;astílla ,tea-
Iro de sus antiguas y recientes proezas. En' ánimo
de trasladarse á Asturias, cruzaron los rebeldes es-
pedicionarios el Ebro por Bedon, el 16 de marzo,
dirigiéndose á Son cilio , sin que ocurriese en su
marcba alguna particularidad notable hasta el ama-
necer del 21, en que despJlcs de baber pernoctado
en Casas-Vegas, tomaron la vuelta del puerto de
Sierras-Alvas para internarse en Jos estensos y, fra-
gosos valles de la Liébana. El general Latre, se-
gundo en el mando del ejército del Norte, avizo-
raba el moviento del rebelde conde por dísposi-
cion del DE LUCHA~A; 'Y saliéndole oportunamente al
encuentro ,consiguió darle alcance en el pueblo da




-309-
Vendejo enire diez y once de aquella mañana. Tra-
b6se en el principio ía liza solamente entre 10)1 dos
cuer(lQs· de vanguardia; mas haciéndose despues os-
tensivo d combate· al resto de entrambas fuerzas,
fué tan s~ria y formalmente empeWido ,que hubo
posici&ncuatro veces perdida y olras tantas reco-
brada por los contrarios. Laadquisicion, sobre to-
do, de un elovado cerro que dominaba un desfila-
dero ocupado por 198 constitucionales, fué disputa-
da con grandeencarnizam.i6Dto, acomeliélldoSé áUi
los contendores con furiosas y repetidas cargas á la
bayoneta; pero habiendo cerrado de firme lo~ de
Lalre con Jos de Negri. viéronse estos velozmente
aventados de aquella eminencia para no ocuparla ya
mas • posesionándose las tropas nilcionales de ella,
enserioreadas del campo de la ,·ietoria. y cantando
Ja la de esta jornada que impo.rt@ al ,carlista en pér...;
didas mas,de cien muel.'~os; quieientos. heridos y al-
guooSprisioneros. Mal augurio para él hilo de es-
ta nueva, espedícion. Lo t:eiiido del combate hizo que
los vencedores tllmbien . esperimentasen quiebras,
que no eran insignificantes por cierto. Consistian
estas en mas de cuatrocientos hombres entre muer-
tos. contusos Y' heridos .. siendo de estos últimos el
mismo generál Lalre , quien se condujo con estre-
mada ·hitarría en esta jorna.da, y el bl'igadiet" D. Jo-
sé Quintana, que tambien dió pruébas de admira-
hle serenidad y de valor' en este dia.




-310-
Escarmentados así, tan cruelmente , estosa~en­


tureros en los primeros di as de' su empres"" desis-
tieron en su propósito de encaminarse á ArtuÍ'taSiY
contramarchando rápidamente; viéronse obllgados á
desandar el camióo de Sierras-Al vas, enderezándo-
se desde aquí á San Sahador. de cUY(j, punto pasa-
ron despoes á Qtiintanilla de las Torres . ..;....Invadió
esta bordaerranle el 28~el mis~o mes, la villa de
Ezcaral; péro no siendo mas felices en este otro
rumbo qoe en el antlÍrior, estrelláronse· aquí tam-
bien sus proyectos contra el patriotismo y denuedo
tle los milieianos . nacionales de aquel pueblo, que
en union con algunas compañías del regimiento de
Africa que ocupaban el fuerte, golpea~on terrible-


. mente al carlista, haciéndole nutrido é incesante
fuego por· espacio de 24 hOras, lo cual ocasionó
bastante destrozO: en sos filas , y le oblig6 á prose-
guir ]a marcha. Pernoctaron los' espedicional'ios el
31 en Quintanar, Ciruelas yCanciora, pidiendo ra-
ciones en todos los pueblos ceré.mos hasta unas dos
leguas del Burgo: y como no hallasen por allí quien
se lo impidiese, pasaron adelante presentándose en
Riaz3s, y marcbando el 5 de abril la vuelta de Se-
púlveda, cayeron el 6 sobre Segovia •


. Fuerzas inferiores del ejército nacional viéronse
preeisIldas áencetrarse en el·~lc'ázar, . sabedoras de
la aproximacion de los reheldes, mas, ·á pesar de
haber estospermanececidoa1gun tiempo en la ciudad,




-311-
110 (}safon hostilizarlas. Tampoco se. atrevió Negri á
a-vanzar.mas hácia la capital de la monarquía j como
suponian algunos,. no solo ,de sus adeptos; sino que
volviendo los ojos á Valladolid, se dirigió con sus
huestes á esta ciudad l á cuyas inmediaciones arribó
el 12. Fuego activo de guerrillas y algunas granadas.
fué el recibimiento que los valisÜ'letanos dispensa-
ron á los facciosos; visto lo cual por su cabecilla, el,
conde, envió un parlamento proponiendo que se le
permitiese hacer n~he mi la poblaeion ~ ó pasar por
el puente ma~or, .co,nánimo·, al parecer~ de enca-
minarse á Rioseco; pero denegadas ambas solicitu-
des, retiróse Negri con los suyos por Renedoá 'per-
noctar en Cabezon.-Tres dias despues intentaron
los espedicionarios bajarse desde Sahagun, á dondlt
habian llegado, .á Beoavente¡ pero divisados en Ma-
yorga por. un escuadro n avanzado de lacahallel'ía de
don Fermin Iria!1e, que babia supedido á Lalreen
el,malldo -yen la empresa de persecucion, si bien'
procuraron aquellos- ganar tíempo retiráódose pre-
cipitadamente á Saelices,: ganosos de pasar el rio,
los que DO lograron sal varseen la opuesta orilla su-


. frieron tan rudos golpes de los de Iriarte, yesperi:"
mentaron tan cabal derrota, que en pocos instantes
vióse el campo ~lfolribrado, de cadáveres,' eayendo
prisioneros mas de doscie'nlos. . " "."


í. Aterrados con tanto destrozo, sin .esperanza al.,.
guna' i:leconsQc]o.,. ni aun. :podersiquiera 'cobrarse




-312-
del. gran pavor que infundió en su ánimo de,dic.ba
tanta, solo anhelaban los rebeldes, bllscarabrigo lÍ
su infortunio en los espesos bosques que á espaldas
se habian dejado en Castilla, para tornar desde aquí,
cuando hubiese ~portunidad, á sus guarid.1s an~i­
guas del Nórte, único pUDtO de apoyo que ofrecia
alguna seguridad. á su ,existencia. Sin embargo, ~n
esas mismas montañas, á las cuales fiaban su salva-.
don, esperábales aun mayor desventura, puesto que
huyendo de la superioridad de sus perseguidores,
vinieron a caer en manos de otro ejército mas po-
deroso, guiado además por un caudillo mas temible
que los anteriores. Noticioso el CONDE DE LUCHANA
dé qu~ la espedicion Negri intentaba regresar á las
provincias, determinó al punto salÍt'la al encuentro.
Con este fin dejó el mando del ejército al general.
Rivero ". y ..marchó él á Burgos, avanzando basla
cerca de Paleucia '! rCTolviendo desplles'á aquclla
capital.-En esta sazon los carlis~as de Navarra ata-
caron· á Viana que se defendió ~on singular. valor.
El general Rivero marchó .inmediatamente en su so-
corro, y ahuyentando á los agresores tornóse á la
Rioja para poder desde un punto céntrico atender .á
la estensa línea <lue tenia que cubrir: y babiendo sa~
bido que varias fuerzas enemigas se aprestaban y
reunian con ,ánimo de proteger el regreso,de los es-
pedicion3l'ios, se movió sobre nuestra izquierda,
que era donde estaba el peligro, con seis batallones




-313 .....
Y dos "Cee.adrones de húsares; y situ~nd,ose en Vi-
lIareayo, eviló la pruteccion que á Negri querian
dispensar las mencionadas fuerzas carlistas. Cuando
ya el conde rebelde se hallaba á cortas jornadas, se
encaminó Rivero á Soncillo ,pr~viniendo al briga-
dier Puig Silmper lo verificase desde Oña· sobre Po-
za en observacion del camino de Burgos. Consecuen-
cia de estos movimientlls acerladísimos filé el verse
Negri en situadon barlo embarazosa ,priyado de
internar ~n las provinci,as y perseguidoademáll muy
de eercapót las tropas vencedoras' d~ Iriarle. 'En tal'
conflicto, ydespues de haber atravC'sado con gran
prisa los puntos de Pino, Fresno, Guardo, Velilla
y Valdeburon, trató de emboscarse en los pinares
de Soria forzando las marchas.


ESPARTERO que, como hemos dicho, se hallaba
en Burgos, siéndole bien conocidos los planes yauu
las iutencionesdel carlista, salió de allí el 26, y ca-
minando toda la noche, se halló en Robledo al ama-
necer del dia siguiente. Una hora· hacia' que habian
abandonado este pueblo los de Negri ; y acelerando
los de LUCHANA el paso, y haciendo ya algunos pri-
sioneros cn el camino, avanzaron hasta Monasterio
aproximándose aL PQeblo de Picdrahita: Habia or-
denado aquí Negri sus fuerzas, sostenidas por la ca,..
balleri:., y cOrnO en ademan de esperar batalia; ma~
como viese ESPARTERO que los. momentos .erán tan
Cl'íticos y. preciosos, impaciente por ceñir, la milé-




,


·"'-n.
-314"'-


simil :vez, el1aurel de la victoria, sin esperar' áqJlc
Bogasen los infantes, acometió á losrebéldes. él solo
con 'su escolta, precipitándose soLre el grueso de
las fuerzas contrarias i y esparciendo en eJlas tal ter-
ror, que rendidos.allí mismo la mayor parte de los
facciosos ,cayeron los restantes on poder. ·del gene-
r,31 "ictorioso á· conse.cuencia de la crudapersecoJ.¡-
cion que les hizo esperimentar has la Villafranca de
Montes de Oca. En este diá mutió ya, para no re-
vivir jamás, h espedicion, publicándose el total es-
terminio de las hoest~s espedicionarias. Todos sus
equipages, incluso el del mismo Negri, caballos,
muJas , municiones, armas, artilleda y demás per-
trechos de guerra, todo fué presa del vencedor afor-
tunado: y para graduar el número de los prisione-
ros, ,bástenos decir que se contaron entre ellos
doscientos v~inticuatro gefes· y oficiales, habiendo
logrado el gefeprinoipal-de ellospónerse en sal-
vo~ con muy pocos que pudieron acompañarle , para
ir á los montes á llorar la amargura de lala vergon-
zosa rota que habia destruido para siempre sus' mas
halagüeñas esperanzas .


. La-injusticia de los partidos· ha querido arreba-
tar á ESPARTERO la gloria que de derecho le perte-
necc por esta victoria insigne, aduciendo.~· contra
de¡'o~· ecos. fieles que desde aquel dia resonó la fa-,
roa, la circunstancia sofíslica y capciosa de que el
conde faccioso" cuando rué 4errotado por LUCHANA,




-315-
,~nill ya batido y en fuga, forzado. y vencido por
las'ti'opas de ladivision Iriarte, no cabiendo por
consiguiente al general en gefe sino la suerte de
baber aprovechado,oportunamente la ocasion de dar
el último golpe al azorado y abatido Negri. Pero
sobre pertenecer estas tropas de Iriarle al ejército
que mandaba el CONDE, operar bajo sus órdenes, y
segun)as instrucciones que les habia comunicado;
corno gefe superior de ellas, es lo cierta que la fac-
cion en Piedrahila' se mantenia todavía compac-
ta, seguia su marcha, si bien con la turbacion que
era consiguiente, con algun órden ,siendo induda-
ble que sin haberse presentado ESPARTERO sobre su
flanco y su frente, aquella fuerza hubiera inlerná- ;~':, .'
dose en las provincias dispuesta probablemente á
repetir la escursioR. Adem<Ís, es sobremanera in-
justo el privar al CONDE DE LUCHANA de los honores
anejos á estebr'illante bt>,cho' de· armi'S, en el cual
hay que admirar DO soló el tino y acierto singulurí-
simo en combinar y dirigidos moyimientos practi-
cados por las tropas de su mediato ó inmediato man-
do, sí qne lambien la circunstancia de haber puesto
su vida en grave riesgo luchando con su espada, al
trÍlvés de infinitas espadas y lanzas enemigas, y sien-
do el blanco escogido de los fuegos contrarios ~o lo
mas recio, en lo lIlas comprometido y ardoroso del
combot,.y es tanciel'to, tan exacto este juicio oel
mérito eonlraido por ESPARTERQ en la derrota de




-316-
Negi'i, que preguntados los enemigos acerca d~,J,~
causa que los obligó it rendirse tan á, discrecioD,
que todos entregaron al punto las armas: La preselt~-


, I
cia del general ESPARTERO (contestaron), SU deci:- .
sion, á la cabeza de unos cuantos c«ballos de su, eS-
colta, nos heló de t.error. Tal era.el poder moral que
e!;te digno gefe sabia egercer en el ánimo de los. car~,
listas. Tan cierto es que ·la victoria de Piedrahita
rué uno delos multiplicados efectos de ese poder
mágico que ESPARTERO tenia en la guerra. Así lo
reconocieron las Córles que acordaron, por unani-
midad, un voto de gracia al general vencedor y á


. las hizarras lropas de su mando. El señor l\farlinez
tle la Rosa fué el diputado que apoyó esta proposi~
cion en el Congreso. despues de cuyo discurso y
unas palabras. acordes con él, pronunciadas por el
ministro de Gracia y Justicia, á nombre. del gobier-
no', rué volada y aproJ>ada en los términos' que va
espuesto.-EI célebre orador granadino dió princi-
pio iI su discurso de la mallera siguiente:


«Esta proposicion. señores, aunq.ue me baya ca-
«bido la suerte de presentarla al Congreso, viéndo-
-se apoyada por mis dignos complllieros. no necesi-
«ta el apoyo de mi débil voz; es una de aquellas
«proposiciones (Iue no se sostIenen con' raciocinios.
«sino con los sentimientos del corazon. No hay un
«diputado de la nacion, nobayull espaiiol.que sepa
«este trinnfo, y que no desee espresar de la manera




-317-
«posible los sentimientos de gratitud á ese digno
«caudillo y á las valientes tropas que tantos dias de
«gloria han dado á la patria: ese nuevo tributo á su
«reina y á su patria, segun las bell:ls espresiones de
dan ilustre general, ha sido acogido con benevolen-
«cia por la Reina Gobetnadora, como se ve por la
«Gaceta misma que contiene la relacion del triunfo;
«y los diputados de la naCÍon cumplen con un deber
«al anunciar ,solemnemente, del modo que les es
«permitido, el voto de la gratitud 'nacionaL_


y despues añadiÓ el señor Martinez de )a Rosa:
«Dos cosas hay que notar e~ la comunicadon del


«ilustre general ESPARTERO: el recuerdo de que el
«di a de tan lÍeñalado triunfo era el cumpleaños de )a
'(augusta Reina Gobernadora; es decir, que mientras
«los cuerpos colegisladores , los supremos tribunales
«del reino, los empleados ~ivilcs; l()s guardias na-
«cionales' y las demás clases del Estado, acudian al
'(palacio de n1lestros -reyes á tributar el homenage de
«su veneracion y gratitud, nuestros valientes com-
"batian y triunfaban: y los trofeos de la victoria los
"ponian tambien á los piés del trono.»


,(Olra de las espresiones que ban conmovido mi
((ánimo, al leer este documento, es que el bizarro
«general, en medio del campo de batalla, y en la
«embriaguez del trinnfo, se acuerda de que los ven-
«eidos son españoles, y sale de sus lábios la palabra
«bermosa y consoladora de paz .. ....




-318-
«Señores) cuando en una guerra,civil de, pueblos


(contra pueblos, de familias colÍtra fa mi (ias , de her-
«mimos contra hermanos, en medio del campo de
«hatalla suel~a la'voz de paz; ya este es,.ull presagio
«feliz ..... y debo dJcir, señores, que es un anuncio
~por el que podemos concebir.' laesperauza de al-
«canz~r el término de nuestros deseos: no unaespe-
«ranza bastarda', que engaña y adormece, sino la es-
«peranza que consuela y anima, al ver que se coge
«el fruto de la disciplina, restablecida por ese mis-
((mo caudillo.»


«Este triunfo debe tambien conve ncer á todos
«los espaiioles leales de que el único medio de sal-
({vacion, la prenda segura de la victoria, es mante-
«nernos unidos al rededor del trono, fieles á las'ins-
«tituciones que hemos jurado; mientras la discordia
(;astá minando el calUpO enemigo, ~ientras algunos
«de aquellos españoles alucinados se. avergüenzan ya
«de pelear en el siglo XIX bajo la han4,era del des-
«potismo, y levantan contra ella otro pendan de
«libertad ..... »


El gobierno del Estado t"mbian mostró su reco-
. núciinic.nto aLnoble CONDE DE LUCHANA , elevándole
á la alta categoría de CAPlTAN GENERAL,deJasejér-
citos nacionales, que es la supremll dignidad que
ofrece ·Ia c~rrera de la milicia en España. Dignidad,
que nI) habiéndose rebajádo totlavÍa, en esta época,
pOI' cuanto solo se.habia conferido, cual se confirió




-319-
entonces I al ju.sto m~rccimiento , á la ilustracion , á
los muchos y grandes servicios, al valor, prueba
con evidencia cuán digno del aprecio público se ha-
bia hecbo ESPARTERO en los años que habia consa-
grado al servicio de su patria, que eran casi lodos
los que contaba de existencia.






(),\PITIJLO ,'111.
~::J~;:€~


Stluacioll del gobierno y (le las Curles: salm. la
illll'rt'fYlcion eslrangera en la guerra dril de
E,~paña : gloriosas operacionfs realizadas por
el CONDE DE Lr:CIIAN.\ sobre hiíacrrrada : 1\h'-
ÑAGORI\I levanta la bandera de l>az y Fueros 4
t'7l las provincias del norte,


PESAR de la impopulari-
dad que lIenbilD consi-
g~, primero el nombre,
despues los actos del ga.
binete Ofalia, íbase sin
embargo sosteniendo al
¿¡brigo de la ID¿¡yoría
que cont¿¡ba en las Cór-


tes. De qué modo y por qué medios lograse ~b­
tener el partido -reaccion¿¡rio, que se decia mode-
rado , eslit mayoría del cuerpo eledoral., lo vcre-


TOll, 11. :21




-322-
mos ~i1e'spucs ; al tratar -ciria de ltisV cuestioneS""iirfioa
indicadas, la declaracíon en estado de sitio impltesta
por los capitanes generales á las pl'Ovincias mas l!-
berales de España, el desar,me de la Milicia Nacional
pretcstando su rcorgánizaeion , . p~ró entregando en
realidad lai armas que quitaban á los libres en ma-
nos de los desafectos á la Constitucion del Esta<lo,
el encumbramiento de estos y la espulsion <le los
adictos á la causa liberal que á ca<la dia eran lanza<los
de los destil!os públicos y remp.az~<los por aque-·
Hos, la persecllcion de la imprenta, el desprecio y
aun la anulacioll de los derechos m~s sagrados que la
ley fundanlent,,1 y todas Iasclemás leyes consignan
para la proteceion y amparo de los cí·udadanos, de-
portaciones, violencias, todas·lns transgresiones, to-
dos los desafueros que las pasiones' en su mayor gra-
do de vehemencia y de frenesí pueden inventar, no
ya piK'a SQSteríerse.á todo lr¡mce un-p~rlido en el po-
der, sino par¡fcgereer'l". venganza J' la implacable
saña en sus contrarios, todo se pliSO eu . ¡jecion, en
los -tiempos en que varnbs~ -pOr los homhres que pro-
fesando un verdadero· moliniS'ntfj político, segun la
espresión feliz del ilustre Argüoélle~ en !lila, >~ion
dd Congreso de diputadoS ~ aketandQ Ult 'j~do
respeto ni código de 37 , qae Ceé"- tMtta"e:b'as~­
do en sus· doctl'inas, eoneulcábanle, á cada paso,
preparando .así y pred'sponiendo el dia en que ha-
bian de fulmiqar conlr'l él la sentencia de muerte,




-323-
Pero todavía no era slllicienle tán punible con-


duela, tanto cslravÍo en la administracion y, en
la gobernncion del Estado, pard satisJaccrcI en-
eOlio de los vwclerados gobernOlMes .. Tampoco la
minol'ía de ,:lquellas córt'es, que cOlltannoblote-
son y . acrisolado palrio.lismo sostenía .los s:tgrados
fueros"rle ·Ia humanid:H.I ultrajadá, de la justicia
em'üecida '. de la !eJvilipendiada , tampoco, deci-
mos, sevió ·lihrede .losvirulenlGs.y sañudos ata-
ques que á' 10G<ls. partes. aSfslabull los: furiosamcnte
cngreidosvenredol'cs. En el pe riód,i co· oficial del go-
bierno, en la Gacela del 10 de marzo de este
afio. leíase un párrafo prefia:do de insolencia J ¡le
escAndalo que no era sino urHegido de insultos á la
cspresada minoría de los cuerp0!i . legislativos , re-
dactados y publicados en la 1'0rmasiguienle:


«Si la n,lcion (decia la Gaceta) lttviera ner.e.-
«sidad de D.U~V as . pruebas,' para 'enIlocer ,el espíri-


. «(~ que anima a Un parlilio. re~olto.so, eapaz de
«sacrificar la existencia de la. palrja al deseo. de
«promover sus finm¡ parlic·ulares, Jas eneontraria
«el} la conduela que eslá observando de pocos dias
uá esta parle. Una o.posicion que so encuentra
«inferior en número y razones. en los cuerpos Co.-
fllegisladores.1 y que ve afianzarse 01 sist¡}ma de
((órden y justicia con las re.petidas victo.rias .co.n-
(seguidas por las armas leales, trab;lja con cie-
(Igo. encono por turbar' el reposo público., como.




-324-
«único medio de racuperarel mando, aunque
«sea para perderle dentro de hreves días en la
"comun ruina.»


Deslenguada procacidad, atroz calumnia, que
halló al punto valientes ébidalgos impugnadores
en el santuario de las leyes, en do~de se bizo oir
la elocuente voz dél diputado Lujan, miembro de la
minoría, quienforinulando una inter[lelacion al
gobierno sobre este enojoso y delicado aSIl~to, en


. la sosion del 12, salió -en defcnsa del honor de L1
representacion nacional, que es el honor de todos
los miembros que la componen, rechazando solem-
netlleute tamaña injuria, dando a5í lugar ¡Í un de-
bate animadísimo, en elIcual el gobicl'OG, como er.1
consiguiente, lIevp la peor parte; pues hahiendo
contestad!) á los poderosos y terribles cargos del
S ... Lujancon fútiles ~Yasivlls y argucias que ci-
fraban loda su fuerza en,1a distincionque hacia en-
tre la parle oficial y la no oficial de 'la Gaceta, alri-
hUJendo la responsabilidad de esta al contratista,
como le fuese replicado' que en tal caso aquel pe-
riódico no llenaba los requisitos de la ley, puesto
que no llevaba inscrito el nombre de un editor res~
ponsable, procuraron los ministros enmendarse para
Jo sucecivo; haciendo que d(~stle el siguiente dia 13
apareciese esta novedad legal en la· Gaceta del go-
bierno. Hasta este terreno descendian con sus mi-
serias los gobernantes; y aquí tambien, como en t(l-




-325-
tlas parles, hallaban solo su humillacion y su des-
doro.


Cuestiones graves y de un interés sumo se agita-
ron en aquellas C6rtes. Una de las mas trascendenta-
les, por el grande infiujo que la estaba reservado en
ulteriores sucesos, rué sin duda el proyecto de ley
presentado por el gobierno á los cuerpos eolegisla-
dores el dia 3 de 3(Juel febrero, sobre organizacion
de los' a yunlamientos. Como una pFRebadel profun-
do sahel' que adorna a los hombres que -por un ca-
prichohien estraño por cierto, triste efecto de la
bum:ma fragilidad, han adoptado para si el modesto
titulo de inteligentes y desábios, arguyendo, allá en
su delirio, de ignorantes á todos los que. no per-
tenecen á su comunion' poHtica. bastarários solo de-


o cir, respecto al origen de esta ley, que en general
no es otra cosa sino una:;Dlefá'traduccioll de 'la ley
francesa de 21 de marzo de ·1831-para la organiza-
cion' de aque Itas munici pálidades. ¡A.si la nacion que
presenta. en su ·historia una verdadera escuela admi-
nistrativa.,.á donde han lIclldidoy acuden á recibir
lecciones 'lodos los pueblos de la culta Europll en ór-
den á ooncejos, mUDicipios~ ayuntamientos, tan per-
feda. y sábiamenledescritos', instituidO's, delineados
en' nuestras mitiguas y venerandas 'leyes sO'breestas
impur\3nles materias, base la mas natural, sólida y
firme Je laco~tilucion política y civil: dedos esta-
dos, aparecía como mendiganUO' ·id~as·é inslruccion




";:"'326-
de eslcgéncro á la naéion francesa, merced áía su:..
prema inteligencia de los afrancesados conservndo-
res. Por lo que úta tendencia'de dicha ley .atañe, di-
rémos que el gobiernocspaLiol la presentaba t:m
poco liberal, labroaccronar:ia, que' las aheraciones
que osó ha~r ~n: la 'Original francesa, c01lsisli3n CQ
restringir yr;educir rila:s.ymns el derecho de elegir,
ingiriendQ ademÍts t}1I la ley'radueida una nueYa fa-
cultad ~iscreclon3~ conferida á Jos gefes políticos,
para, suspender las funciones de los ayuntal'llicntos,
por mediospurallll1nlegubernali vos, cuya pt'eroga-
liva, asaz arhitr"r:~a .. ,es imposible de conciliar con la
Índole de los.gobiernos cOllstitucionales. Reducido,
despues, de esto,. 01 proyecto de ley que nos ocupa,
á consignar.la lnterieacioo que ~I gobierno deMa de
tener cncla el~ci~n~de~Gsmunjcipales, difería'para
,mas allcJal~e;eliijal'!sllS!.iltuc:ionCs.; :'si·.bie .. ' podia
ya ;oolegirse cuáp 'éi;dsaS l limitados' sérian estas:
Prevenía que oo!pullierán los ay'untamientos reunir-
se sino·una vez OlliDdsidividia la admi'nistraccion pú-
blica en activa y oollSultin. con!it'iendo .Ia'primera
fijos nJc~ldes' quo.debiltD serió de realnómbramien-
to, ~.Iu,s.og.undaá los ' r.egidorcs que erand·e.eleecion
popularé;,r\'inie:nd.o~ 'así: las. niunicipalidade8!ó"qoodar
reducida!;. á las simples a1nbueÍrmes.; de' deliberar y
cOBstiltar. VW'último,probiUíaseles que· sec41rrcs..,
poruUéson nntre sí y qua publicás«n ;JWoc\lImas.


En el mismopro~to de ley designábasc á las




-327-
diplltapiones de provincia cou 'la deno.minacio~· de
conséjos prorinciales; denominacionque envolvía,ya
la idea tic reducirlas lambicn, á cuerpos mera{l1ente
consultivos. Así les falsllmente llamados ftliberal~s
conserva.Jores» pero que en realidad no eran (y ,el
tiempo lo ha ido cada vez mas acreditallOll ), sino fu-
ribundos ,reaccionarios, a~anles ,del_ monopolio y de
lodo género de abusos, atacaban en suscimienlos el
edificio constitucional., dandQ>-ent,ierra por su biiJ!e
con todos los derech~s, tod<';S hu.l'ranqu.'cias popula-
res. As1 ~ambien los .Il.lénti<los. proclamadores de la
paz. clern,os promovedvres, de la desidencia- y ,de la
guerr:l, lejos de aquietar los ánimos y acallar las pa-
siones en uoa época, t!1l ~ue ardiendo intestina lucha



civil en easi loda~ las provincias de Españll , era;tan
Deee~aria'a union entre los que' se d~.;:illn partidariOi
del nuevo régimce POHlicQ, ~acian faJín ,míts)' mas
IÍ' u¡¡\n1.i~a fatal de la, discor.(ij,¡j,: por., mediQ de Ill'!1as
cue~lioDes, ;taJlpel'jQ~ia.l~ QnhlPces,c.uantQ.qll.e solo
.servian para bac~r germiJHlw,l1t intranquilidad en, los
.espíritus,produciendo,uMvasdesaveoenci.as. mayo-
res,disturbios y masprofundasy.enconosas rivalida- .
.dus. A vista de ulla ley qllcno.solo s.e;hallab.qm
,p.ugn3 abierta ,con las opilliouesr~illailles en el p;ai$.
si,qllc tumbien desh~uia, en Su esencia, lJ-n~ de l.o¡;
maslpreciososderech.os ,conc~didos PQr,.IlI. ¡;ó<\i.go
fundamentul.á los 'ciudadanos, i'ue gr.aüd.el~.itl'¡la­
cwnde estos; y la opinioo pú.Wwlleft(lja.da empezllh:a




.'


-328- .. ..
ya á tanZ:ll" un grito uoánfme de reprobacioi1;' Ca!i
tddos los nyuntbmíentos y diputaciones pro"indales
acudieronjlÍ ins Córle5 ,formulando sentidas qlrotas
ps>r)os perjuicios'queseil'rogaban ú los pueblos' de
aquella ¡unovacion, demostrando \ además de su in-
conveniencia;' su' Visible ,inconstlluc\'0oaHdlld :y hé
aqui loS'primerosdisPlIfiJsdel eSlrueodO'-que ",días
posteriores babia d'econmover al trono sínoen sus ci-
mientoS', coso representado n al mcnos,precipitao-
do'de una manera estrepitosa y violenta de la alta
cumbre dél poder á tOSi·hombres de voluntad obsti-
nada. pero de mcnl:uadas fUerzas 'para contrastar los
ímpetus del torrenlerevoluciomlrio.


Antes d~ lapresentacionde ·este pr(}yccta hahi:t
~ido diseutido y'aprobado en QÓTtes., sanciolHldo des-
pues como ley. por'decreto del 20 de febrero. otro
que tenia-pal"ob jeto 'clrealizur nna'quinta ¡de cua-
renla mil hombr~s;~a a(endel' á tas nece~¡dadeg de
la guerra. En tos- últioió:l dia'S de martofucron pre-
sentados por~l go!HernóolroS llos proyoclosd« ley,
el uno sobre af1reglo provisional del clero, y el otro
pidiendo una alitol'izaciolt· :í IQS Córtes para contra-
lar'nn empréstHo de quinientos millones de reales efec-
tivos. La oposicion 'censuró. el primero tachando su
ca~ácler de provisioool, . y juzgando qlfe podia ya ,l1e~
var el d~' defiuitivo¡i'puesto que debi.eran sobrar 3D'""
lceedentcs, reuni.~ l'OO ooasion de las innumerables
reformas, intmtadas unas, realizadas otras. en va-




-329-
ria! é~ocas ¡lJup- podran ilustrar comp€tcnlemcntc
esta. materja.;EI empréstito, que era un .verdadero
voloflde confianza, rué repulado tan gravoso ; que
se calculaba el importe de su reintegro no menos que
en mil doscifffllos millones de reales. Empezó á enta-
blarse csbnegociadon con el banquero español re-
sidente ·ottParis, B.· AtejandroAgundo, mdrqllés de
IJs l\Iarismas, y aunque en ello inl~rvioo el conde. de
Toreno , frustróse alpoc0 tiempo j DO llegando á
buen acuerdo é illttlligoncia las partes>colltratantes,
ysiend9.ptreciso recurrir á otros capitalistas,;eo cu-
yas operaciones dilatorias se invertía masliempo que
el que permitían las grandes penurias que á la sazoo
sufria el1llsoro público. TDlubien ocuparon algunas
sesiones del· Congreso las cuestiones ruidosas de la
contribocÍon estraordinaria de goorra y su corr~la.,..
tiva la de continuacion del diezmo. Fijóse aquella en
seiscieDtos-trcsmHloDes de reales..,. ·habiéndQse,des-,.
estimadd todas das enmiendas que, se hicieron: por
la· OposicioD sobre rebaja: de cupos; y. acordádo~e
que cn'pago de dicha conlribucion solo se admitie--
se la mitad del diezmo; y no 1,1 mitad de lo pagado.
por el labrador, sinodo lo que hubiese ingresad-o en
el te~oro,¡~on lo cual quedaba por lierra lo estable-
cido en la ley de 16 de julio de 1836, en cuya..vir,-
tdd -Se dedaraba que el producto del diezmo sO r-e-
ciliiese:en cuenta de ,la espresada.contrihucioD es-
lraordinaria de guerra; y que si'cscedicse la cuo-




-330-
la cOfl'.dspondiente a la agrictfltu~a en: estacon~rilw ..
ciou, se admiliese en c'ueuta del,las ,cqnlribucione~
sucesivas: de modo que apar(~cia evidente que: la
oferla i!ra de. reintegrar ,el ,todo .,00.la mitad ~e lo
f]ueso diezmase. A esto estánredudJos los trabajos
y~neÍ'dos principales'de aquella ~ l~gisl~llÍ:lra, que
terminó e117 de julio; yla)e~fuer(}n ~inlrietl.se,...
gun se dej¡lIrend~ de ellos, las resolucionMdelgo~
bierBo en la épocaqnt} recor:remos; sin que la ven-
tajós3 posieion que este habia adquirido, aS0gurada
por- el fuerte :.pO)'O que.le :prestaba la m.ayor.ín de
los cu:er,poslegisl:idores,lc liln:3se no, obstante de
algunos riesgos y conflictos flue Jos gobernantes mis-
mos s~ acarreah:ui con su desacórdadu é imprudente
conducta, y que no dejaban ,de- ser eSlmcstos, ·co-
meptados y, .como es consiguiénte,: encareoidos: eOIl
babmda~, y destreza -llor los ,Mooos;oradores que
centabá.in sus filas la ,mmo,ílldeU:'0ngreSC).I' :'.
, '_ Innllido,manejadoymin.dolDinado el.gubinctc
Ofalia par los corifeosdtl ,ba~do r~'rógl'ado , ,Í\¡rbi';
t-ros entonees de lapi:>litiea en Espiliía; ,~areciap
aqueUostninistros de ropresenlacion propia, viuir.n,..
deá5er OlerOS instrumQlltosde sus patronos, .óse,
-de,llícamarilia. Elpresid~nle de~ &onscjo.~,boo.bre
de mÚj' limitada capacidad, ¡sin Rombroy.sió influtm.
~ill:, &ffi pllestigio; babia sido sin eJIlbórgoslicado del
'Olvido !áfJoo te hab.ian c.ondenado SUs Ult~cedentes y
-su nulitlad', en virtud de cálculos 'y planes concebi-




....:331-
dos por sus soslencdol'cS,ell áni'll1'() c:~Hos de asentar
sndóminacidrt s'obre los que ellos;'"Ct'dan robustos
bombros del conde abs~utista. Los principiós \te'es-
(e, á juici(') de los cónservador'es, po'di,1ll servir de
rrenda para los gobiernos absolutos del 'norte de' Eil-
rop21 ,no inbóos quepllra la política contemporizado-
ra y semi-liberal del gÍlbierno francés, á fin de 'C'on-
seguir; dea'1uellos, eh'econocitiJientO de 'la reina
Isabel; -y de este, los tl"mdHos'de' gtlerra , esdbdr;
la tan deseadli inlervenciori tn'la queestabn· dem-
I-:mdo'Íi·Espafia. No en .vano ;'sino can dC!lignio 'Y
muy tnarbada ilcliberaeion ,se habian pronunciado,
tI'r abri'rJe (as 06rtcs, en el Congreso; lasarm-onto-
StlS "J (por lo vagas) insignificanfes pahibras de paz,
6tden y justicia, qüe en son de prog:lma; echó ;Í vo-
l;ir por tos ~spacios vados'desu::rolítica'él Sr. Má .. ;..
l¡Dez de la' Rosa. Estas ptllab1"áS', qué enf()jvlan tilla
c"f)ll~eitaé:i~Il'~lIplftit¡r 'lltil"sist~ma' 'Y' de' los' ttowl-br~
que- ocab:d~lIn de l"cgir I()~" destlnt:is -at' >lit 'fum1Qn, 110
v·aban "l;rmhien implidta la <presunlu()j¡\atJ!9n6unza
que '00 los 3hil ios-francese'!! 'tenia n ~sf()s otros hom~
',res, . que siempre; aeslJe 'el· ptincipiode la guerra
ciTiI',:·h~bian atl$fadod~be ... &1 vedno ,reino la ter-


. ttrlnadondouna luch3-,' qU(!.ill 'éabo fencció~ merced
tlt'p¡¡VriotisTrj()' i valor 'del gener:d ES\>ARTERO ·;sil1
net:tshllld de recursosestt'1I6os .. '
.' j'bemandáronlos los esbtutistasrln todus tiempos',
porque sometidos siempre á las influeódas dómina-




~332-,.-
~ous dc\ gahine\e lle lal! Tunerías" éralcs roa's có-
modo quedar dueüos abs'olutos d@lmando enel pais f
mediante una c:Jrta otorgada, al tiempo de .fenecer
la guerra, que en este caso habria' sido 1Ior medio
de protocolo¡¡ ó estipulaciones" en ,que hubiese en':"
'trado por mucho la cuéstio'n matrimonial de la rei-
na Isabel,q-uee.l vét'se" p\'~~isadós á lUchar wn el
partido constitucional español, osado y valiente, im-
posible de contener en su 'carrera de progreso y de
reCorm!!s, ya en estos di:ts, á no ser que se repitiese
la escena de 1823, queQo puede tener efecto en el
estado actual de la política europea. Pero demandá~
ronlos tan inútilmente cómo antes hemos visto, ~in
'tue las profundas hUlriilladones, las degradantes
súplicas de estas gentes .al gobieruo su amigo, ante
cuyas plantas hicieron postrar de hinojos ála noble,
á la hidalga,,a 1 .. m\\góá.Aima nación. española. sir-
,'iesen mas que para d,emo!{h'ar. lül:(órpeza, Ó su 'per-
fidia,-presentáodose ante el {l:tis los hombres de la
intervencion, los sábios, .los 'inteligentes,' como unos
miserables topos, desconocedores aun de los puntos
m!!s c.senciales y culminantes de la política interna ...
cional; Ó ~omo verdaderos' fársan(es cmbaucadMes.
y para fine no se estrañe es~e . (que algunos, creerán.
QurQ y sevcro,.y npsotros juz'g\lmos ;"erec,ido y jus-
to) lengnage de la imparcial historia, narraremos
lig~rilmerite los ¡hech()sque .confirman cuanto lleva-
mos apuntado. '




-333.....;
. Ninguno de los altos finc's que los servidores dr


la l"rancia y dominadores de la Esratia, en 1838.
se propusieron al confeccionar el cstraiio ministerio
que presidia el conde de Of¡d¡a, [JUdo al cabo lo-
grarse; lo cual produjo no 'poca mengua á los nota-
bles del bando conservador, irroganrIo gr;n descré-
dito ú este partido. Ni hubo recQnocimiento, ni lam-
poco inlervencion. Las potencias del nor!!! de Europa,
ftUe no se contentan con medios colqtes, ni se' dan
jamás por satisfechas, como es natural; sino con el
triunfo absoluto, la absol úl .. dominadon de sus
principiosabsolulistlls, es decir, la prepondera¡tcia
suprema de lo,s tronos aliado de la completa abyec'-
cior. de los pueblos, el. que llaman derecbo divino
de los reyes contra los del'echos, contra la sobera-
nía de las naciones, era consiguiente que viendo al
frente de la nuestra un gohierno lan débtl, laB ral-:
lo de dignidad, tan ignorante, cualapa~ecia en-
tonces el gobierno espaiiot ,roganilo Ypidiendo lo
que cualquiera '1"~l'sona sensata, sin ser hl)mhre dI}.
eitado, veia ser un imposible, contestascn I;on ulla
uegaliva, taÍ vez acompañada de menosprecio, bnr-
lando así l(ls pobre.s ilusiones dc los visionarios con-
servadores. No libraron ml'jor esl.os en sus preten-.
siones sobre intervetlcÍon. Tenian los' motlcfados
gran confianza en las gcstioncs entabladas, sobre to-
do en 1836 , etl la época del Sr. Tst.uriz, sobre este
asunto, el cual ya hemos dicho anles cómo frarasó,




':7.:"334-::-
y cómO hubiera de todos mo.do$ frjfcas¡¡dQ ,aun sill
sobrevenir los sucesos de 1 .. Gnnja y ,coo ~llQS un.,
variacioo.po-líli/;a en España! Todo ¡~u ,~onal9 en
el periodo ellquf: se vieron alejados. del poder, ,le
<;ifrabaollH ~M~~r gala"qó su, nl,iln¡onlo pal"a CO\1 el
gobi~rnofr~(Icés" dejo aliequi~le. ~Uf! J!lS ,cr;) el re,..
cabilr 4~#unap04er.osa in.t\!rVel~c~().narplada¡, que
condl,ly~~evelQz_~n~e con.la. guerra civil. y, del
granqe ~pc~~veniente que los constiluciolJales. cuan-
doestab¡¡D al frenle del gobierno, habían opuesto,
cou solo su"presencia , á Ia realizacion de estos. so ....
ñadqs planes. Y siendo entonces el mayor deseo del
pai: verse libre del terrible azole que por tod"s
partes. le ~brumaba é iba y~ consumiendo sU exis-
tencia, llano es que estas jaeas haLian de hacerse
oir, :((4)n ,guS-to ~ y halagar el ánimo de 1,\' multÜud;
p.ocoJleusíl~llS::¡l¡; : ' , ..... , ... ,


Pjlril for:'P.a'f ¡un ~a,baljl;licip dQes,lMllcgociacio-
nes, de su n¡¡.turaleza y su ípd,ole, .no· .menos que
del papel que en ell,as repres,enlaba. cl.gohieruo es-
Ilaiiol, y, lo que es mas triste, hacia represenlar, á la
llacion espaiiola, copiaremos aquí un p~rrafo nota-
ble que comprendía el despacho 4irigido por,el ga-
.Linele espaüol en.5 de agosto de .1.836 á . nue$lJ'.Q
embajador de, la capital de Francia. Despl,l,es de pin;'"
tar, con triste colorido, lasiluacjon del pais en
¡aquella época, el Sr" lsluriz se espresaua de la ma-
nera siguiente: .




-'3'J5-
'.' a.M presentar á V. E. cs!" dcplorable pintura de
«}Os'inmineÍ1l~s peligros que ya llegan álris.piés del
drooo " es' de la mayor importancia que procure
·ftV~ K hacer conocer á S. M. el rey de los fran-
«ceses la' irnposibilidad de manteber sihmengua )a
«autoridad :real. de doÍía Isabel' 11, sin ull pronto
«(r eficaz ¡auxilio del ejército francés, en cualquier
«número y hajo cualeSquiera condiciones que S. M.
«lenga á .bien lktermi'nar, con tal que sea suficiente
«parliponer. ,1 gobierno de s. 11,' en ePcaso'de po':'
«del'; -ntirahdel BOrloe: ¡ las fuerzas necesarias: Rara
«castigar á los rebeldes' del mediodía, donde prin--
«cipalinEmle se han concentrado. y donde S. M. es-
{clá cierla que 00 seria difícil apagar uoa llama en-
«(cendida por un número insignificante de indivi-
lIduQs, :sumam:ente despreciados en la opioion públi-
«Ca, 'J mirados;con 'borror por una, maJoríaque
«coadyovará <lOO ,placer á 'nuestros esfuenos, sÍ'em-
(<pre 'que:-·tas bayóftebs; leales .disipen los temores
«que añbta: liooen, del puñal de los ariarquistas,».' ,


Cuánto padeciese el honor de la nacÍon españo-
la, á vista de un documento que enCÍerra tanlo bal-
don y espresa tanta humillacioo para ~sta desveftlll-
radapatria, puede inferirlo el entendido leclor.,Im-
posible parece que haya'hombres cUJo pech-o abri-
gue tanta y tan pomoñosa miseria. que para conser-
varsc en el mando. usurpado pOI' los medíos máS
ilícilos, por la mas esc.andalosa apQst~sia, imploren




-336 .....
.


los auxilios de otro gobierno, -ji cualquior, precio,
!J bajd ctwleSlJuieru. condiciones con prelcSlo de diri-
rimir domésticas qnercllás. Posicion de tal manera
alcanzada, claro es que no podia ser de olro múdo
sostenida. El Sr. Isturiz,en esta comunicadon, que
tanto emborrona su vida pública, no desdeña, á trae-
que de perpetuarse eo el poder J sofocar,desdo aHí,
con mano eslraña, las furias de la nacion que J3 Oll
aquella· fecha se bailaba contra su administradoR
harto irritada, .ese· rncollo popu lar que se: dejaba
seil.lir en todas partes, J que él llamaba auarquia
procedente de un número insignificante de indicidllo,li
(que necesitaban sin embargo los ejércitos del nor-
le para haber de aplacarse y poder ser domeliados).
no desdeña, repetimos, las condiciones que pluguie-
se alrey de los .franceses imponer; sin escluir. ca-
mo es consiguiente I la de. 6 lar lo que ellos UamaD
lúnites naturales de la Francia ,en los cuales que-
da comprendiJo , como perteneciente á esta nacion.
todo el territorio que está á la derecha del Ebro. A
esta y otras muchas consecuencias , deplorables to-
das, todas denigrantes para la infeliz Espaiia , con-
ducian las imprudentes ge~tiones del bando mode-
rado,renovadas despues y anudadas cll~ndo á fines
de 1837 vol vieron esta.s gentes, por sus malas artes,
á escalar el poder. La nacion española iba á ver per-
dida su independencia, a.vasallada su libertad, y vul-
nerada tambien y rota y destruida la in~egridad de




-3a'1-
~w1terril()lljo~ Sil! nactonalidad, su .1Ulidlldr ~¡ ~
poUtica ,tal clIall .. heredó ,ao'sa!!! antepasdOs.tiaoe
tifalro stglos. A ul.estado'qmoren Il"educirldos'.lli ...
pÓcril;15 'Cg()ist,~si que co'n 'taldeoMlmpolizar el man·
do, y dísponel" de la:riqueJa-'y de;la fU~IIZ3', para vi~
... ir eUosen -la hólgantaylosl 'goceSlI"~m() otros si-
barita5'j:"y,tiranj~llr fda VeZ á 6U8 compatíl'i&ws., no
ballan: iIUÍonveui.el¡te' en,renMr vas.llage r hacerse
esclavos,delgooierho: frjlQe6s,' ~ -deeoalq\iiera olro
gobierno del mundo'.! .S:. ¡, .. J';.' ,1, -."p " 0"-'


. -NI' 'tonde ,de 'Carnpo'iano, embojador dCJEspañll
en Páris ¡ durllnté chninit;leri'O"Calattavn ,rcmpl'"
%6 despues el marqú-és de, Espeja, ,- quien laruando
algl,ln tiempo '00 trasl~darse á su destino i no empe~
zó á egereer sus ' funciolies en lacórle de Francia has-
ta la époc.'\ en que rogia.ya la administracionel conde
de Ofália. No tardó es~~ taotoenproseguir: las mal...:
hadad¡u¡ nc.gociaeiones que-' habia-, pendientes< sobre
este asunLo;'pues 'con feeha .13, de·nneroordenó á
aquel que solicitase- del gabinete franeé. la inter-
vencion armada, en los mismos términos; ó muy se-
mejllutes á aquellos; en que lo verificócl ministro ga-
ilitano. Decia el conde. ministro al marqués embaja-
~doÍ' en esta comunicacion, 'lile hiciese presente á aquel
gobierno la necesidad que hahia de que uncjércilo
francés ocupase las provincias vascongadas y la ,Na-
larra, ,como igualmente los valles limítr:ofes y al-
gunos puntos de la costa cantábrica, verificándose
TO~{. n. 22




-338-
al pt-opio tiem.po' igllalocúpaeion ~ntoda,1a 'ftonte,...
rad~ Calaluiia. 'fodo muy á sabo!', á placer', í ,me~
diia del tlesea que sobre, este punto tenilln ,hacia ya
tiempo, Jos e,onservadores. Porsi la int.erveneion
fuese,eoroo. fue, deheg.ada • daba otro paso, élcQIl-
de qUC'DO fué por ciert(} mas atinado, feliz, que el
primer(l. Focultó .á Espeja para que aceptase Ult
cuerpO' de tropas Jnoccs3S al·-servicio.de Epaiia •
.Aparent:md~ mas celo 'por la, independencia de esla
nacion que cl que realmente móstr,aban sus boro··
bres de gobierno i el conde de MGlé., ministro
de negocios estraugeros y presidente del COO$e-.
jo de Luis Felipe, se OpUS6 tenazmente, y con .lo-
das sus fuerzas, á esta geslioo, afectando grandes
escrúpulos para mezclarse , dir~cla..nj indirectamen-
te,en los asuntos interiores de un estado. Y era que
Ja intenencion fran,cesa, en la guerra ci vil de España
habia venido á ser cueslion europea, enlazada p'or
lo lantocon otras muchas cuestiones, cuya solucion
pendía de aquel hecho, y podia afectar en griIU ma-
llera á los intereses' mas ,vitales de la Francia, ó al
meuos, de la disnastia de julio. POI' eso el gobierno
de esta nacion, que en el estado actual de Cosas 110
podia, sin suicidarse ~ repetir el crímen político qu~
en 1823 cometió ep España Luis XVIII, protegiendo,
como entonces el de Fernando, ahora el podl'r ab,-
soluto de Cárlos en la Península veiase tambien ,con
las manos ataaas, en fuerza de los compromisos que




,,-"339-
babia .adquirido con las naciones: que cómponen la
santa alianza. parit obrar como tal vez ,q~isie ... á·á
favor, de la . monarquía . conslitucionar~é Isabel U.
Ambas cosas le cran imposibles. En .al cstado-de
irrCBolucion le consti tuia el· indispensable soste(ii-
miento de eso qúc'se llama «equilibrio europeo ....


. ' ,Tau malaventurado fué nuestro condediplorná-
lico eosu torpe demanda, .qne tres diasanles,dedi-


. rigif ér sucomu~ica~ion á Espeja ,ellO -del mismo
enero, se cdebfó en.laelÍtnara de 100diplltados.de
Fr<\~ia' una sesion, en .la' oual el ya citado minis ..
lro conde de Molé ,'dió una muy cumplida, esplíci-
ta , terminante, ofie·ial. y por cierlonada satisfacto-
ria reipucsla á la peticion del gabinete de liadrid.
Disculiase eatoncesen aquella asam,blea el proyec-
to de mensage ó contestacion al discllrs O de apertu:.-
ra pronunciadQ pur el rey; y co~o en el párraro re-
lativo á Espaiiil se hiciese mérito del cumplimiento'
del tratado de la cI,ádruple alianJ&u ,rozándose eGO
esta coestiou la de intervenir Ó '110 la Francia. á ma-
no arm~da, en los asuntos de nuestra guc,rra ci v~I.
y opinando. las varias partes , si cra óno lIcgado el
casus frede,.is, dijo el presidente del consejo, alu-
die,ndo al interés que la }'rancia podia tencr én ,no
.~rmit-iÍ' que 1). CárIós ocupase el trono de' Espoiill.
<tiMe interés puede obligarnos á la guerra; pero ú
(iRte~venir , á decidir con las armas la potíticain-


. ~tcr.ior de España, á eso ... jamás.») Y con respecto




~3.\O-
ni camplimicnto.dcltratado; sobre cuyo punto era
F:cdargüido el ministerio por la oposicion, que acaudi-
llaba 111'. Thiers,contestó el primer ministro que no
filltal'ian á España votos' al c\elo quedir.igiria la Fran.-.
cia PO" su'paz !,'.obieoc¡,lar, puO&eran bieo cono··
cidas laBsimpatíasque á aquella pro.fesa·esta: naeiQU.,
la cua., ade~ás; aumentaría eon algunOs.adwníeros,
el 'nútnerode tós que tenia :CIl . nuestras , frooler3!>.
Votós, simpaiíal,y ese célebre y terrible jamás, pro-
nunciado ;i 1" faz del mundo por el primer ministro
dc,Francia, sancionado des pues por la decision de
laéámara, y que venia á ser como una barrera io...:
~u(lcrable colocada entre amb.os.gabinetes: Hé aquí
el resultado que alcanzaron las humillantes gestio.,-
nes de nuestros afranc{lsados diplomilticos , al go-
bierno de Francia; resnl.tado que debió cubrir su
rostro de vergüenza y-helar en su cuerpo la sangre.


Pero todavía no era suficiente á estos hombres
tamaña repnlsa , un tan profunrlo desaire. El 22 del
mismo enero, cuando ya los diarios de Madrid tras-
ladaban á sus colUmnas las memorable.s sesi()[les de
las cámaras francesas, en las cuales nrillaba , sihicn
COI. luz opaca, cual astro siniestro, el funesto iamás
de Mr. Molé, creyendo sin duda el infatuado minis-
tro Of'llja que aun podia cjlber algun mislel'io en
manifestaciones lan esplícitas, y que no dcbiel'an dar-
Se por 'perdidás sus halagüeñas esper¡¡nzas, vol vió á
insislir en sus órdenes para que solicitase Esp!'ja;.




- -34:1-
«(l.!I_q8eh,Fra~iaocup:¡§e los valles limítr,ofes ea-
(Itre Pamplona y San Sebastian: 2." que,se permití&--
«se reclutar y organizar un cuerpo de diez- a doce mil
«(hombres hajo el pié de las legiones formadas en
'«Paris en 1836; J 3.° la garanlía de un empréstito.))
Apcaasse cOlTcibe que haya hombres. de estos que
se dicen d~ gohierno. hombres de -estado.' que así"
en tan poco, estimen su honor y su re(lutaelon,'y, lo
q-ue es ,mas I comprometan ladigttidady empañen el


. lustre yesplcndor' de las naciones' que tieneti< la des...;
grac!a dé ser por ellos gober.nad:is. Mas. este be~
cho ,al parecer increible, liene fácil Y natural es-
plicacion en aquel deseo, en aquella esperanza con;"
sentida, en aquella ilimitada confianza, conque los
moderados habian entretenido- y alimentado el espí-,
rilll del pais, anles J despues' de Sil advenimiento al
pod~r, ofrecicnJo; comó,si C1i su -Ol:ln\:), jns~Uyif!~1
lasuspiradll intctveliciQn ~ Illm~an~o, á -.rsU!I'-advcl"sa;'"
rios ilOHticos de falta da (latrlolislIlO Ú, de babiti.dad
para 'cotlSegú.ir y empicar este mcdÍ<H· el, único
que se' reput;lba cficat para la. terminacron de'la. guer-
ra, cantando ya, dellnlemano', el triunfo'y anun.,.
ciando la victoria sohre lodos lo!! partidos que: divi-
dian y di vitleíl'la Espaiia, y crenodo, en COBSecu~n·
ci.a., aquelanbelQ vehemc;ote, aquella especta"tj)( /lgi-
larlon que' reinaha en los ánimos~ y que, ~t'''!1. Ot'08
tantOs co~pr{}lnisos para el ,parli~o qU6!'tI,~ b¿¡~.iatan
. iUlprudent~lllel),c suscitado. LQ diJe'lIlos. de una ;vcz:




-342-'
11>8 conscfvadoreg- engañaron .iníc1tamentéal paÍll.
nlíéndose; 'COfllO de principal resorte para el' vital
usuoto, del nombramieuto do sus representantes ~ de
e$te lisonjero pretesto de: la iotervencion:y. adórme-
cido, aSÍ.el puehlo-~ ea este seüuelo engañoso, sed ti-
cid os , fascisnados los electores COll, unas pro~sas
queha~agahaktanto su descode ver coócluidh la guCl:-
Fa, 1!IJanuonf olcamino para el mando á .los,embau-
cadorils,'que no babiim detard!lr mu-chotiempo eo
hater pública tolla la superchería de su praceder.-
y para que nadie ponga en duda la exactitud y vera-
cidad.d.e este nuostro juici(}, di:remos, que un esta úl:....
timacomunioaoion ·del conde de' Oralia á uuestrt)
embajador en Paris, no háUa aquél ioconv.oÍliente
en asegurar que ~Ia esperanza de una intervencion
¡(babia sidoel·motlvo'de las elecciones que lieron'
"por resultadt> Iws CÓlItesde 1831"i ,E~t:raña conto ....
Ilion, en verdad, que pone .el . sello 'á todas las " hn ....
pNldencfascometidasi por este ministro! .


: Tan indigna,:tan terca, tan obstinada abyccciun,
recibió al fin la réspuesta que debía esp(!rar·, la que
en realidad merecla. La decision solemne dd gobier-
nó'francés, anUllCiuda ostensiblemente ante las;cá ....
maras, iflO podiadeja¡' de ser irrevocahle. ·bOS ~)usos
~ibietOn e\ cond~l1o escM"mit"'nto, y M.desengafio
cruel, Iní\'ltr~;'y. aqueUa ansiedad· general , la im-
paciencia púillida, 'itU:e agllardabacoll' febdl icongo-
ja el término'~e'sus mtilcs', en el cumplimiento. de




--na-
las ofertas heooas por el bando moderad9 I . d~vpró
en.sus entrañas la terrible pena de pontral'iedadque.
las esperanzas frustradas llevan siempre consigo."El
gobierno de Luis Felipe contestó, queél nopodiaali ...
menlar ni habia jamás fQmentado con su cooducta
las ilusiones del gabinete de Madrid, respecto á
probabilidades de conseguir tales auxilios; .sino que,
por el contl'llrio, desde fines de 1833 habia. procu,..
rado desimpresionarle ~ sacándole de nn error qu~
podría -tener para Espada consecuencias· múy .. t.ra~
cendenlalas: que fuera grande injusticia imputar al-
guna vez al gabinete francés, las consecuencias de
este error, del cual sulo debieran responder los que
Je hubiesen .promovido, y aceptado como verdad si.,
el su6cienteetimen; que ,si un impulso reacciona ....
rio'ú ,'el torrente de la revolucion, vinieran "des ...
pues de intervenir la Franci,il en la gllerra"dvil¡.fá


'. cOIIlplicanáas finas las cosas· po1ílica~ ¡y la p'osid~n
de lOIl,bombres en España, plldieramu:rbieQ~ como
era .consiguiente ,achaCal's.6 algobieroo de aquella
nacion.los, males que, en cualquier sentido, sobrevi-
nieran á la nuestra, la cual acusaria , á la faz del mun-
do, al gobierno francés de haberse mezclado en
iU· régimen interior, alacando su iudependeueia., y
¡iendopor lo tantofesponsable,á los DjOS de DiQS y de
los bo~bres, de los resultados deplorabl~s qUO;1!cae7"
cieran ;fioalme~te, tambian .decia.eL gahiuet.e. dé .las
TqUeriaa que 6slaha~dispue8to a <cumptif'6ehriellle las




-3U-
, esliplllacitnies consignadas :en . 01 trata-dodc In c..tá ... ¡


druple alían%a~ perOCOD la restriccionde 'no com~
ps:OJIleter en su cumplimiento el porvenir dolá.
Francia, por lo cual· estllba resuelto á no empicar'
en ES1):liia .rccursosde que (ludiese:él necesitar para
intereses mas inmedialos y de mayor. urgencia. No
era ,po$ibledar contestácionmas ter¡n¡uanle y esplí-
eittl: e~ desOugaño ¡lO podia ser mas manifiesto; ni
podia'sermaJor tampoco el desaire 'lue el ministe-
rioOfaliarecibiera. A pesar: de todo, el marqués .de
M'iraUóres, sucesor del de Espeja en la embajada,
trató de dar una intCl'prelacion plausible al trala~o
de alianza, procurando deducir de :él para la Fran-
da la obligacion de inlervcnir. Pero DO era estaeues-
tion de interpret'lcioncs, ni la hubiera tal vez resuel-
to en aquel sentido la letra misma del tratado, por
clar,a que oUa fucse.{.a voz; de nuestro' diplomáticq
era muy débil para hacerse oiral .travésde·las:·gr ....
de!! exigenéias que por todas partos hacia' resonar la
alta polílica en lasnnciones cUI·opeas. Lasúltimas ges-
tioncsdc este otro marqués, solo sirvieron ptlradar
mayor fuerla al dcscalabro de nuestrosgobernanlc;!s.
El edificio del engaíio, con todos sus atavíos. vino á
tierra. Lam~scara cayó al hU del rostro.delos Hu":'
sos y de los fa!Jcinadores. J~d intervencion se negó,
porque nopoa¡a cQncedet"se~ Grave. Jeccion pará los
gobiernos!. Leccion terllible para los' puehlos !


,Cuántotla:tl0 ocasionllson 1\1 'pais, cuímto conlri-




.... 345-
bU)~~!len á.prolongar y aun acr~cenlar losflesoslt'e!l
de; la. guerra estas especies de intervencion , . acarjcltt~
das y-propalad:ls por el partido moderado;.es mas fí ...
¡;j(.·sentirlo que sujetarlo á ci.lctilol Habia pasado
poco.mas de unaiio del>sLa contienda civil; todavía
su .teatro pr~ncipal era el sucio de las pr~H'illcias vas-
congadas y la Navarra; eli cuyo territorio conserva-
ban aun ~uestras tropas las plazas importantes que
despues ocuparon:loj.conlrarios ,cuando la idea: de
la 110.cesidad ·de Juerzast:slrañas comenzó á divulgar-
se.entr.e nosotros, fijando en este malh"dado recur-
so ageno la atenci-on que debiera solo prestarse á los
recursos infinitos que . dentro de la España poseía-
mos.Desde entonces debieron ir mal, muy mal, .·Ias
CQsas de la guerra. Todos perdian vigor y esfuerzo
para haher de acabar con ella. El gobiel,'no ,por .1;.
raz~m antes espuesla, y porque se ¡lIaba: las maOQS:f
nQlllrev,iélldose ¡j·.exigir de ia nacion los sacrHh:ios·quQ
eran .lan Mce$arius, tan indispensahles; puesto qllo
él habia dicho ya que los auxilios h"bi¡lI~ de :v~nir,de
fuera: los pueblos, pOI'quo esperando los SOcorros
estraíios, era natul·al <¡ue esta ide.l apagase St,l entu-
sias'mo y halagase su jmlQlclIcia : por último, el ejér-
cito nacionallamhien debió ,es consiguiente, resen-
tirse del efeeto que en él bicieran tales especies .. las
cuales no podian menos dc inlluir en eL ~Il¡m~, de
nue~rosvalienles' de una manera. des·agradable, ........
Abora bienj ólos~()Oservador~s! alsolicilm:l<Ulrepe ....




-346--
tidas'veces~ con tanto aran; con tanta obstinaciun, la
inlcrvencion francesa' ignoraban lo que la Europa en.
ter. ; todo el mundo sabia , es decir, que ese hecho
era imposible de realizarse, porque se oponian á ello
consideraciones muy graves yelevadas de política in-
ternacional; Ó sabiéndolo, obraban como s¡'¡oignorá-
sCIY,fnscinando y. engat\ando á los.pueblos, á quienes
ca~salrnnmales posilí vos, . y si n cuento. Si lo pri mero~
no pu:@deri los hombres que se reputan de intilegentes
aleJar tIe sí, en esta cuestion" la nota de torpes y de
ignorantes visionarios: si lo segundo ,su malignidad
y su perfidia no hallarían eg.emplar' eo' los fastos de
nuestra historia. Oplen , pues, entre ambos estre-
rnos los partidarios de la intet:Veneion:~P.orlo de--
más, el d'espacbodirigido á su goIJierno:por el-coode
d~ Reyne'Yill' e inbaja'dor ,de Franciaert nÍlestra,tórte
dutlftftté las: primerosaiJós ,d'~ laguer-NI,y que o~i­
nuba'en-este' asuntó Mmolos m'ódefados;de:1!9pirila,
en el' cual decia que «para asegurar la' paz de esla
.nacion no bastaría la enlrada de tropas :francesas
i(en la Península, sino que creia necesario que per-
amaneciesen largo tiempo en ell.l~)l ailadiendo, «(IJue
«era preciso mantener á la España algunos años' bajo
«la tutela de-la Francia; pues solo de este modo po-
«dría emprender la reforma de slis,costinnbres,cal-
'amaT Iils ~asi:onesflgita¡f:ls. r pt'opatil,l''Otlpbrvenir
«de paz 'y éonslielo ,'" prueba' bástallle las tendencia~
y miras de los bombres:quequerian ·la paz 4 ()!(.al-




-347-
qui.c1" precio y bajo cuálúquíl!ra condiciones. Tanta
meagll1t'preséntanla muy 'pocas \'eces,Jos partidos en
sus milyores delirios yen' sus mas tristes aberra-'
ciones.


, No concluiremos esta cucstion, larga ya, y eo
la cual nos hemos detenido tanto por el grande interés
que ella presenta, á to(las luces vista, stn hacer no";
lar la ¡mrresion que en los hombres mas exagerados
del partido conservador, en los que apenas :difieren
del bándo absolutista, del cual solo le se[)aran inle'"
reses depetsonas, que lío de princi[)ios, hizo lane-
gativa de 1a Francia, y los planes liberticidas que
en" este motivo anunció ya uno de los órganos ,nas
acrediradosde' aquellaopinion. Hahlando de la afieion
que cl -gobiet'no francés mostraba entonces á las oco-
Domias, y queriendo rilsolverpor esta via, tan mez-
quina, el- grMe asuRtodo 'que .tratamos " un porió-
di~tlli\tra;:..ministe:rial de ,M'lIIkid, ·se. cspre$aba del ..
mlifterá;siguiente:~ .'_1", /


(IDeaql1í nactm'lbs'~I~t¡jculosque,se oponen á la
«intervencion, y 'qlio á nuos(l'O jl1icio no se vencc-
¡,,,iitD sin un súceso de grande impor.tancia, COffi_O
«por 'c~~nipló, si el gobiorno español-cansado de que
«la-Francia no te turrip'lie-se el tratado, abriese DO-
((gotiaciones con las p'0tcncias del Norte, especial"':


(,meflte' -eón el Ail$tria • y'contratase el casamiento
«de la 'reinácoll' e'1 du(!ue de Burdeos.); -· .. :1)esespe-


ranzados; los conserv adores. de (loilcr 1\sentar su do-




-348-
minadon cort el auxilio de la Francia , no hallabanya
inconvel)ientcen cambiar ~Ít papel de franceses ~l",
el de' rusos ó austriacos, desechando Ilt cuádruple
por la santa alianztt, tr;lnsigiendo con el absoluLis.,..
mo, y disponiendo y ofreciendo, como seguro del
cumplimiento' de·sus nuevas estipulacion~s, la mano
de la reina Isabel. El; muy: ndlrlble y muY' digna ¡je
coosignut'so en la historia • para sllludable leccion del
porvenir, esta tendencia indeclinable del partido
model'ado,


Ni estos proyectos de intervencion ni el estado
de abandono en que gencr.almente teniaelllorices el
gobierno al ejército del norlo, bastaban para enti-
biar el ardimiento de este, ni menos para'hacer oh'i-
liada senda de las victorias.á su ilustre y:bizarrog~~
fe" quien en los últimos dius de ,junio proporcionó á
los ,,,,,lientes. que mandaba uno. de, los mas spñaladOi
lr;illMos 'que cuemanlos' . f"lltos 'gloriosos. ,do- esta
guerra, Derrot"do el conde de Neg'-¡ .• creyó ESPAR-
TERO que era ocasion opurtuna de lijar ,nuevamente
la vista en d pais rebelde, entrando en sus c¡ílcul~s.
como 'Jea capital, I;¡ de lomar la i~lici,1liva , sitiando
UIlQ de Jos punlos de m<~yQr impQrl'1iwi,t.· ARte' lo-
do, érale necesario 'lIsegurar ,las comunic"C«lMS de
VilóriaJ, que babiailquedado interceptadas por 1:\ pér-
dida' de ~fta ~asa,fortificada que-,habia en Nane/ares;
y ,,1 efecto reco!iociú el lerf'cllode las inmediacione¡¡
de dicho pueblo, eligió el sitio .:n que debia COIlS-




-349.,....
trutrse unfoerlc reducto, al paso que se fortifiCase'"
torre antigua sita en lasalLurasde la Puebla: Dejó
en seguida el CONDE al general River-o, con la Gunll-
día protegiendo estas ohras, trasladáOllos.e él, con.
slIcuartel general, á ta Rioja;- desde donde parti6
rápidamente á Navarra, lIabed0r de que fuerzas re-
beldes, callitan~adas por Guergué, hilbiall' pasado
)(isrios A r~~on y At'ga ¡pero I.latidos los carlistas
elidel citado junio ea Viurrun por el general Leon,
y perseguidos y .. cosa doS' el dia siguiente por ESI'AR-
TERO al repasar el úllimo de aquellos rios, \orn6 el
CONDE álá Rioja y dedic6se á aprestar el material de
sitio para alacar la importante plaza de Peñacerra-
da. Dos grandes objetos se proponia el general en
gefe al emprender esta difícil operacion, apoderarse
de aquel punto'cuya posesion ponia á los n!)estros en
el caso de domi mil' mas el--pais enemigo, y atraer á
una bataHllá las fuerzas contrarias, que admitiénd()-
la y sufriendo la consiguiente derrota, quedaria,:, des-
moralizadas yabatidas: resultado interesantísimo pa-
ra.el éxito de operaciones ulteriores. A pesar de los
obstáculos. al p.arecer insuperaLles, que oponian la
escasez de medios para una tan árdua y complicada
empresa, liada arredraba al CmwE. hu pocos dias to-
do se halló dispuesto; y concluidas que fucron las
ohras antedichas, dió principio a su facna organizan-
do, 0115, laslropas de las diferentes armas que guia-
ba y que babian de concurrir á la empresa, de la ma-




·-350-
nera sig,uietlte: dos div.isiones, la de la Guardia. yda
le I'Ce ra del Norte, almandO, la primera del. generill
Rivero, y la otra del geoora.J Buetens , iuandístri-
buidas', cada una én tres.brj.gadas, componjendo en-,
tre ~ltS dos un lolal de 18 baLallones. A la di vision
de la Guardia estaba~aneja una batería de. .. obuses de
~.12, cspañ()la, qQe~tenia¡4p¡e%aa., y- otradc~obc~
.t~s ála cQng1'eve, La 3.·,divisiollllev.abaaneja.tam ...
. bien la balería francesa de obuses de á 12, que CQOS-


. taba de 6 piezas. El com3nJante general de ·esta .ar-
ma era el brigadier D. Joaquin de POflt. Coo$laba el
tren de batir de tres cañones de iÍ 24, eualró de á 16,
dos morteros de á 10, Y dos obuses de á 7. Una ba-
tería de carril estrecho iba afecta á.la divisionde ca-
ballerÍ3, fuerte de cuatro escuadrones, y cUJo co-
mandante general era el coronel D. Juan Zabala.
El geCe de Estado Mayor del ejército era 01 general
D. Antonio Van-Halen. El dia 18 se unió á esta
fuerza la columna al mando del intrépido coronel
D. ~Iartin Zurbano.


El siguiente.dia 19 fué cubriendo este digno go-
fe la izquierda, con su gente, hasta el pueblo deBa-
roja: y cuando llegó á este punto, ya se hallabaEs-
PARTElIO , con el cuartel general y su escolta, pose-
sionado de las alturas de Larrea, fuertemente· re-
trincberadas, desde donde daba vista al castillo y pla-
za de Peñacerrada, JI tiro corto de cañon, que los
cnemigosrompicl'on al divisarle. Destacaron aque-




-l:Ist-
lIo! ¡rímedialamento algunas (lier~as '+ en úpimo-de
apoderarscde la línea que ocupaban los oonstilucio"
uales: pero fueron recibidas con -serenidad por la
columna de Zurhano. trabándose un combate que
sostuvo este, á pesar de I:.t inferioridad numérica
de. lO!! suyos, con la bizarría que lo' hizo siempre.
ESPARTERO, que no podia 4isponer -enaque! mo-
mento de mas fuerzas que de su escolta. la mandó
al galope, 3!lSioso de lomar parte. en la pelea, y
produciendo, como era de espet'ar~ etterror y'la
di8p~rrsion' en· lós contrarios? señaladamente en· el


. segundo batallon: de Alava • que sufrió gran destro-
zo. J solo pudo iahar sus restos al amparo de los
otros batallones que estaban apoY¿ldos sobre grandes
parapetos. bosques y emillencias. Llegado que hubo
el gener~1 Rivero con la Gunrdi..l. recibió árdeo d.c
so~tener el ataque. pl~ote.giendo á Zurbano. El fue-
go continuó basla ta caida de -la tarde; J las fuertes
guel·rill;.s de los .constitucionales c:ausaron alcarlis-
la ,solo en heridos, ¡abaja de 150 hombres· en esta
refriega.


Empezaba la noche, cuando el CONDE mandó á
Rivero que se replegase sobre el punto que -debía
ocupar en las operaciones succs1vas, esto es I sobre
la-prímera línea, que era la quc cubria la ~ivision
de la Guardia • .y en. la cual perm,1ncció los días 20,
21 Y parte del 22 ,como despucs veremos., soste-
niendo <'.Po admirable .teson el f~ego nutrido y eons-




-352-
tan te., que .s~ bacÍ).· nurant~ 1:1 esprosadai no()h~ del
19', Construyeron: los tiiliadores dos bnterias' de ·bre ..
cha, no obstante haber procurado los rebelde~ impe-
dir cilla operacion, tumultuando, afectando grandes
aLirmlti, y sobretudo;hadcndojugqr su arlillcrí" ro-
dada.· EmpC1'tt todo .rué en -vano::'al amaneoor del 20
yacstábano,las piezaHlllt bnlería.I.a :d.~ la i:aqoierda
coulema dos cañone:t ·de ,á 2 t Y dos morlelTOS 'de iÍ-;t6
sobre,esplaaadas. La de ladcrocha, cuatro'de á16,
uno de á 12 Y dos ohuses de á 7,slo ellas, por uQ
baber alcanzado·elliempú. Apenasdescubrierolllos
carlistas las obras improvisadas por: los. de ,ESPAR-
TERO, rompieron el fuego de arlillería, lantodesde
el castillo como desde la plaza; y contestando sin
demora los constitucionales, siguieron estos, ha-
ciendo blanco escogido de sus ataques al primero de
a'lueHos.puntos, en el cual inle~taron abrir brecha.
Era .esl0 sumamente difícil; por In ,solidez con que
está construido el castillo, q.ue es de piedra de sille-
ría, con un espesísimo terrapleno Pocos disparos ha-
bian dirigido las balerías sitiadoras, cuando quedó
inutilizada la picza de á 8 :que tenian los rebeldes,
la cual recibió ·un -balazo en la boca, sin qne pu-
(l¡era ya hacerse de ella uso sino á metralla. -Situa-
dos al l\escubierto y á muy poca distancia del ca~li-
110, los tiradores del primer ~atallon de Gui'as , que
tanlo se distinguieron y tan br.illantes servicios pres-
taroR it la causa- nacioiuü durante esta guerra, desde




-J5S-
q:\le 'faé· J01'lnad o el Imel'po. 'segun va dicho 'cn ótro
lug;¡¡r, !COn los prisioneros be'(il!olr áGo~el: en lSaG ~
dásdbnos h'islc cgemplo de l:r indifereneia'del soida;.:¡
do en asunlo de [anlaouantía; indif"erdncia tpreabo-


. .


~p el corazoo del hombre pen$adoJ', poIr' llls cOlise-
cuenda!! f;il¡Ilcs á que ella conduce; 'tambicrr eIÍ esta
ocasion dieron pruebas de su denuedo, de su cslraor-
,dinaria bizarría" impidiendo el fuego de- fusil j :inco~
modllndQ á los arIHleros •• llegando en fiosu-deli1"oni-
te arrójo Datita, el estremo de trep"eíolgu .. os de.ellos;
por la confraescal'pa,pidiendo á gritos el 8saltO~ .'


Creyó ESPADTEltO . q-ite' no dehia >desapro-vcchar
t:lnta decision; y notando que la 'brecha no podia es-
tar pracliéable en mucbo tiempo, por las obserVa-
ciones 'lue habia hecho despues que las baterías lle-
garon ádeslruir 'parte .tJel~ revestimientodcpiedra
del fr~ntc atacado. dió la órden <:para qúeel men-
cionado primer batallon deGpi~s inten~A08 el asalto
delcastiUo, llevando- al efecto, lás pocas ese-alas que
tenian. A tanto peligrll ,~á tan seguro riesgo, mar-
chó impávido este grupo, de valientes, Uegando sin
dctcncion y sin tardanza -al pié del castillo. El se-
gundo batallon, compuesto de los presentados y pri-
sioneros de la espodicion ~cgri; émulo de 1015 glo-
rias del primero, y ansioso de acreditar la Sima fé
con que ·abrazaba la nueva causa, solicitO iguálmen-
te tomar parle en el aNllo. ESPARTI!JlO accedi6á !JU
demanda, y e~tos otros emprendioron, con el mismo


JO'\" 11. 23




· -35t-
d-enodadQ ~ntusiasmol·los· ~ismos llaiOS ,qoc~"hilflJ
dinlo los ,del prUnero;, Duhnle:esta 0llcracKur'lan'oát"':
riesgada, :e[,coronelZurb¿lIio d*v-erlÍaálos lrradnrcs
enetnigoD1l P0l!:"", mtuierd:I;t;y!tJn batallon dol 4.l" re..i..
gimioolo de,laf;GlMlidi8l;Rllal, recibió ¡guatmollte '{¡r-
den,deprót~getl¡w-':: ", -,,,, ,. - .;'1. ,,'


Eo.'pows:insÚ1ftles ~ióse uoronada por los .GIl;as'
la contraesrlarpal rompieron d9tos un fuego vh'ís'iJ,
mo,cóhllra los:lIitiados; alravesaronelancho Y"pro-
f.tlliao·foíiO;-plol1)~ndosé unos cuaillos en su esh'c-'
cha herma; dispusieron :am;d.os escalas ;.pero no
periniLia.1n e8cosÍVa elevaci4lHldel castillo '1ue Jos
valient:es tr,epadorcs pudiesen tocar al cordo-o siquie-
ra. El enemigo babia levantado Landéra negra Y'
Fojn,-simbolo del valor desesporado que con éfccto
actledi,ócn sll.obstinada def-cDsa , J habiendo logra-
do losGui~s :apagar 'sus fuegos "jabogados'por 'el
mucho ~ muy~er{ero¡que de'fuerllle':hadan, ·ocu-
póse ya aquel en dirigirles deSae ,la' fortaleza fraseos
cargadosy-granadu de manó. Una :oube de fuego ro-'
dcaba -el ,casMllo'que parecía dOllprenderse del. cráter
de u~ Nolcauen una de' esas\,lerribtas erupciones.
Tal era ll¡' aetividadtremenda 'que reinaba etl unos
y olros cOIÍlbalionles. Pero ni, .Ia di~icullad insufle .....
rabie de ~g:lftar,.el muro, riilA110 lamuerle·misma,.
entibiaban, elai"der de· ,losinvlISores. En:.tal'~st:'1-
do Gl'dooó.EsPÁRTBlloqueioorebasen 108 zapado-
res, con' útiles Y'hmz:áfuegos para romper Ó qu{'mar




~355-
laspuerl:ls; pero no habiootlo mas qüe la herina'cor~
la~l: por un cuerpo de guardiaaspill.era,do q:u(l'831:~
/11·' p¡jenl~, ,que htlbiasitJoquilildo 'por los (rebel'l:le!.'
nO era posible lIegár.LoszH(lnworcsC'&o sus;¡»~r;s¡j'
COII sus- hayonetas los Gu¡~~ empezaron entonces: á
escav.n·~lmuto, aumentando así e:lesltago que ha-
hiéll\OCáSionado las balerías. 'rrab~jo harto penoso y'
arriesgado, qu~ sin em\argo so~'¡Citaron, COD¡~{I1pé;';'
iioa~lue\los. vlllientes, 'quienes lograron ~es·t;aralát'·
casitódo el rev~~lilÍli~nt8';dld*: corllnll(~é prbf'o'r'1dJ.l.o
!aOM consideTablemenle la' l'otura de la, :muraBa;;
Nuetamente fueron las escalas colocadas sobre 'cslas'
ruínas; mns á pesar de lodo, ann no llegaban á aque-
l/a a/tl1ra-formidable·. Sin~lll:lr bizarría la de unos
soldad()~ que Irepando VOl' el/as, ~nlucliaabí~rla
eon el destinq, que aparecía (an filIal entonces; caian
malheridos por. el diluvio de piedras, y [lroyeclilés:
huecos que arr6jában los·dcfensores';"'j'éran rem~
plbzadosalpuflto por otros que ',I:testigos dé-11i'ca-
láslrd"fe de a'qu~lIos, no era posiblqesperaseh suer-
le m;ls yénlurosa; pero sin que' por esto dejasen de
ooopllr seTenos e/mismo ,'.ogar , y correr lbS mis-
mos riesgos que ros ~ntt-'1'iores •
• ~ ~~netrado clCONIDH ,de 1J.8c10do era .rtfr-uotIlOSO,
lftuc el grande esr<,sgr deli«or •• plcn·amen.azaba·
l~on"ll" imposilJHida-d de abrir ~hrecha , dispuso
~uc \l1l9. balería rodada de á 4, fuese :colo'cada en la
-«IDlracsearln, ia fill·.de que 109 :derribos <de ~an -oer-




--356-
uno&: ¡iíros f¡lcilit;¡senl ... subida. A fuerza de brazos,.
p.\I:dicr.o~ cOllttuci.'·¡dlí·lossith,dorcs solo UnUjlie ....
7;hieoll·Jo ;cuaLs~ cllnsiguiÓ",cl efeelo 'CI~ p.al'tcl'mas
stn quc'por oso de.sm;'yqllen a.!Jnlos dcfcnsores.·8e-
guidam4!ntc hizQ el CONO.E marchar la b"t~da fr<lII-
ccs~ de lomo; y dispücswrJaJa mina, la guareicion,
falla (le {perzas, im[i\oró la clemencia del vcnc~dor.
)·indi~J¡¡l~se.á pM'tidó. I .. os va.\ícnles que regia Es:-
PA~rElW penetraron en la fortaleza, .despues de 1011
in~li~ rasgps de sin p.1r hCl'oismo que van enuDcia~
4Q$, subiendo tI la escalada los primeros del ASuho
pc¡r in parte de-rruida, apodcrándose de la arlilloría
j de los ahundantes {'('puestos quc bahía en el casli-
110 , Y egercíelldo sobre los rebeldell, á pesar de la
bander ... negra y los insultos y la pOrfilLd:l defensa
de osi os, la generosidad que es tilll propia del valor.
mucho mas si este ha sido por unos y otros, ."Vence-
dores y .v.enctdos • bien probado.' .
D~cüo del easlillo', fijó ESP.\RTEBO los ojos en


la inmediata é importantísima phlza de (>euacerr .. d ...
Al cfccto. mandó IÍ ullCOt"onel de esttldo mayor que
fuese á intimar su rt'ndicion; pero dcsrreci~rolJJc
los carlistas continuando el fllego. J lIun hacié"do~c
sobre. él,. no "O,bstlllltc hallarse suspendido el dé, la
líllea y balerías de los siliadores. Lo mismo t\COltt~...,
ció COIi otro pal'kimel)lario qu.c fué en'Vi¡ldo dcS[lIlCS :
y era qué. los, reheldes e¡¡lill)aó {!DY1l1Clllonadm:I .. con
motiyó de la cÓl\CurrclIcia de fuerzas rcspe li\bles




~357-
llue 'v¡mi~ eri su apoyo., Cjeg~ ,y vana con6mza,
tiue fué harto coSlos~ á aquellos desdichadas. Eh~i­
guieote di" 21escaseabao las municiones, y mar.'-
chó :i b Puebla,en busca de ellas, el coronel Zur-
himn. Ostentaba el enemigo sus numerosas fuerzas y
5U artilleriare'petablc, haciendo ondear sus bande.,..
ras' sobre cstancias no menos formidables, y ade~
laotando solo u.nos cualltostiradores en la estcDsion
do sulíórla~ Dentrode la plan se;ucian nolar i .. fini-
tos p.1rapetos. aspillerados que' cortaban "lis callés; y
cerraban-pór la gola sus baluartes.Circunstáncia que
unida IÍ la solidez de las óbras y.á la conducla de la
guarnicion, hizo creer á ESPARTERO que la defen","
sa deberia. de ser' no menos obstinada que la del
castillo, r.Oll tanla mas razon, cuanto que contaban
estos otros con el auxilio de las facciones de fuera;
que 110 podi .. m!.lol:Js de. iOi(lirar ;conliania,:)'-,darLes
itlieolo., . .""


..


La naturaleza del terreno í y la áv-eolda de gen-
le cSlraña en socorro de :Ia plaza "no ·permitía,u al
COMBE establecer t, línea de circunv,alacioll ~ que
habii.l' de ser sumamente esteitsa, l presentar por lo
tanto muchos pURtoS vu-Inerahles,' quedando así fl8-
puestos á ser batidos en detall los del asedio.¡Coo el
lin-.le ásegurai' el buen é,x¡ito: .dCiJa, dpet,aeioQ ,sal ...
v audo· cualquier evento~; ordenó a'ttiel' gefe ,"\le: ~Il'"
I ell 'de, establecer l"s nuéva.s baterías de. .brecluH:tln:""
Ira la' pIna, Iicproc~dics"'Ílat-r¡",,~bel''''' UIl~alTll)\)




-358-
in1eh:i1ed.iode_e"~ y~l: castillq, poniendo así á cu-
bierto' los.l parques- ¡¡'ino!, corta' distancia de 108
IlURtoscn q ... :b8r:baWríasJ88;situab(ln~ Estas obras
fueroá-egecu6adaspor tJh-sbatliloolles:y las (res. COID-
pailras·que;habiai.(le,ulnmores, en¡,Codo· el cilado'
día' 21,: no :sin sUtfrirlJOIl ,iiollc~b el~i'llo,fucgó que
siR:ce~r. ha~'¡'¡les:&iliados. ; '\ .t~ !:I~


HoUábase:tooo dispuesto 'en este dia cuando IIma-
llceió-.d 22'coDutta- niebla dcn5a l' qué 'si bjeh -pci'-
judicaba:áítodos, 'PlToporcionó sin~mbarg(); ¡oí los si-
tia~ores l.a ventaja de ¡poder :condúir las.d~ baterías
&:ónsusesptanad~s, ullír:de dos'pie7.as·de á 16 á la
derecha de SI:! frente, y-OLil"1l de· IroS cañoncsdri á,2,i,
uno de ú 16 'y otro de á 12-,.á la ilquier4a~:Porr..l­
lOl de,·tiempo·'y de mal'fftaJesquecló.por t:onstruir
otra de obuseSi,'fcomo estabauúmdadó. Los doS' mor-
teres!'quedar.on·en ·to':itllQta: d(frLa,,~a ,'C!fue era el
punto mas áprop6sito. Serian las seis de la maña-
na cuando estas baterías rompieron el fuego, qua in-
mediatamente contesló la ;rla~m, . sosteniéndole b .. s-
tant'8 vho 'OOn·todasu artmería, que áta considc-
Fabie. La niebla: despejó al fin, y los dos ohuses:,lo
mismo' que' los morteros asestaban tambien sus mor-
tífer-ós'pr"YQeliles, cillltra ,3lJuella infeliz POb1.1c10D.
Elcor~EIl~bano;, ;qu~ ivegllesó ,te taPnohla,:solo
cOud"cill"42lJal.'de JIÍ g-lq 150udcJ'á 16:]' CJlrasmu-
nidól\e~'en\íotfy -el)na·c~h.kbjd~ pdr faHay.lemedios
dqtrallsportet'CiN:tlbstanein -queob'~ó á ec!)nomi-




-359-
z¡¡.rlQsfuogQ5.do,to~ siúadoresj y no'pudiendo aque-
UOlllior·,lan tloolinuados COBlO lera ne~e!h'lrit)"i •. l~ó
la hora dejas tres 'dela tarde s;n.que :.lun se hubiese
conseguido hacer lahrecha,p'acticable. La situllc;tOn
de ESP..\RTRRc) ora pues en estrell)o erítina y emba-
r:.lzosa.' I~alto, de; mu~ iciODQS'CD, 'medio de un pais


. enemigo. al 'ren~Q de una plazareSrelablc', y 4e un
fjércilollumeroso'y;aguerriqtl quo¡la protegia con
decision yemp@¡¡o~-deb¡anaturalm6nto .esperar' una
.embestida de estas fUe1'zqs,contrnnas '; .. el. re.~v.o·;d(J
la guarnicion 4e la pla~: con 'géntes' d~: refrosco; y .
aun la illcomuoic:leion,dc SU8.tropas ooasi0nada por
las reboldo!>, que hashq)(adrioo enlouces , lomando
la .pfens¡Ya~ conccnlita .. : sos. ataques ·al campo alriu-
cbarado,ublig:tndoademás al·CóNo~;á aoondonar su
línea, si.habta de. dar p'l6)teccion á los·convoyes.'


Solícito poI1.-ro.lanloi ·en no, dife'rin el ¡montento
de baCt\rsu due.6Glde. p-c~ae~l'r.ada " paestoqueloda
(1ill\(\jun eraahiunMle:lÍooin á sus jnlet'elÍes,resol.vió


! .,


E:leARTEllo' aMstrar 'lodos· los:. peligros,. J'.encJer to-
das·las dificultades:, proporcional' en Ró ú .sus 8011la-
dc,s una jornada de' las ruas· gl~r.iosaii. qRe en sús in-


. nunull',lhles triunfol (lUon4a· esla guqrva. Hallia·reu-
pido en este diaGuergpó • que éloa· ól géf~ superior


}e" Aq~cl ejército ,rebelde.. : fucl'lzas·oónsid~rables
de awhas armas; Jof..anler:ía;, y e:llmI1el'ia , . yádem;íi;
la ~fi\\al\l6 ,batería .I'odada que. \.itulqbalt idel,Cuar-
m··Real. en.áni.,.o'de prercRir tcftQtrafiar las mi~




--..,;360-
ra!l.~o!lliles¡y,dc urgentísi'ma egecucion flue debí"
sqpbQér,cn CICONDEDSWCH.\.N.A.;. T.MolIsusmovi-
micnlos, desde las; diez ded" máiillntl', horft en que
despejÓ la. JÍie~la, mos~rabag. 110 idea de dirigir un
sérjo y formal ataque: Hizo~ellllltar dos 1)1C1:IIS qll@
enderezaban sus fuegos per l. ,espalda, á ... ·hatM'ht de
la izquierda dC~5con8ti~uciotlnles.jcotocandG~~r..,~.
dos frellte. dellml~lo Oéurado poI" la di,ision de la
Guardia Real, lacaballeria. ,Pero las primeras fue-
roo. rdira¡las sin tardanza por el nulrido fuego {IUe
les bacia la batcrladel' caslillo. colocada de antc-
mano para este caso que babia' sido previsto (lor 1'1
CONDE: y las restantes l'am.~en fué ncresario 1'cl)le-
garlas á causa de los bien dirigidos fuegos de la ha-
tería de á 4y la de lomo de la legion francesa.' Las
numeroslIslílleas de tiradores de uno' y 011'0' cólmllO
mantenian.á estas . lunas • que erad bll~ :cuntro de .1 ..
tarde,un fueg~ conslanto y $osténido, ·lo·cual dab ..
un .allpecto imponente, .J un interés grande á aqud
:Iclo. A este. tiempo babían adelantado los carlistas
cuatro escuadrones yfuerles guerrirJas al inmediato
pueblo de Baroja que estaba abandonado por los
lIue~tro9, pero que se ocupó en seguida por dos Da- .
talloll~s de' J:a Guardia Beal proTincialy dos CSCGa-
drones de "búsaros. Ataca4" fuorleml'nte la pr.itnerll
línea.de·lol! de ESPAaTEfti(J7mamobr.an40la caba&ría
milS esco~idll que:elt .e" n.wte\enian;dbs rebeldes.
jugando igualmenteoonlra :dicba primet':J línl!a la




-36t-
lllejQr ele-s.us bate,'ías ,.eran aquellos m.omeilltis~n
estromo críticos y. llrriesgd.tfds, las ciráló~t:lüci¡19
apuradísimas y 1IIarlJldnle~; la ocasion 111 mas' oro"""
tUIlIt, pero tambicn la mos comprometida y djfírjf··de
f~uiÍnllls pudieran presclll.!lrsc; '1 como a este clludillo
h-joÍi de ar"~J'lIrlc los peligros, acrecíascJe el valor
;í prc$cncia de ellos. ydc-Jas mayores, y al parecer
insupcr-ablcsdificultades,. . creyó que era Uegado 'f!1
Caso dc en¡prcnder un j¡~qú.e·deCisivol (¡ontando 00-
Dlo,seguro queJaabia de, fijará ·suJ .. do la victoNa;
Con Ja,¡vc'loeidad-dcl tayo b;zo formar en batalla po&'
Ill'asasparalelas ¡j los seis b<ltallones de 1.1 GUltrdia J
uno de la terc~ra división que se hallaban mas avan-
zlIdos:las compaiií;,sde cazadores desplegab¡JO -á su·
fl1ente en guerrillas: la de tiradores de húsares de 1 ..
lJrillcesa,el cuarlcl general y la escolta de\' CO:'lDKI
iban entre las guerrillas y las ~olumnasformadas po ..
los. halallolloll: lahalería de ,á 4 de citrriLestr.eého y
1;, de tomo ,de \a légwD franrcsa ~on' tres p-scuadrollclt
dol..regi;micllto do húsares, ií relaguiu-di .. cerc¡)tJe I;u
lIlasas: uno de los batallones do Bill'oja recibió ór.dcn
dc marchar á su f¡;cnlc por la izquierda: olrode la
Guardia Ueal con otro de la le!'"Cer .. div1Sioll qUIlr!lIb,m
en reserva, Eu actitud laJl irnpOnl'11le y tan m¡,¡'cial,
solóaguardabao eslos bril\'os 'a TOI m<lgn{Hicl""'ar-
rehatadora de su 4ligno general en gcro el eualbO' par .. '
mitió ".ere esperasen muchos ,illstantcII,!rompilin-d,,:-
se al punto' la marcha con URa CÓUfWRZá ! íllÍIl'cnlll~




--.,;362-
siasmo. lal., que {jeStlClaquel momento niugu,", ·dudu-
b~ YA·c4davict.)ria. A,PCSRf do I~ ágrio yese~broso


. de·llerrenQ"cjue.solo presclllll,boliqucs; sinuosidades,
marjales s}o ·~:uooto. ~n' lo;perdido de aquella v-astá
campiña; y sin .l.emol' taftlP-f)Co-·al· fuego' .nu1ridísimo
y bien dirigido: qtle. bacian .. les: enomigos!. desde la
prim.er¡t :eslanGia¡ ¡quoiIOO1II(I<lban, ·.aqucl1os 'faUelJ'es
tl.:rQsegllian m/)reb!Uid o ¡(10m o· en' una' parada ~ ·si n des-
c;,nlillar-se en lo lJhis 'mínimo ·1 liS 1 Lien'>r-d;enadas ma-
sa$-, cuyo .alineamiento;; si era 'lI;J.g"na;l'~z: UH lanlo
alterado por:ol tropiezo'· de ·un.ilarraÍlco. Ú ·Iaespcsu.;.
radelos ~rhoJes, quedahárestJhlecido inmfdiata-
mente segun quecllerrepo;Jo ¡h,i pormitiendo.


Tanta serenidad, laulQ.órJeR, lanta intrepid~z,
tanto arrojo; no [t6dian menos de· causar la admira"':'
cío.,. y el'asombro de Jo~ cimh:arios que fueron aven~
tados. de la mencionada estancia;; floro tuando"los
éazadalles Hegabnll IÍ elht ;' ·viéroo:se .oblig"dos,'á rc-
plcgars~ por.lo~ oS'CtJa(lrones rehddes,q:ue· hahien-
do csta.do basta ~ntonoos cocobj(>rlos á la f:.tda de 'un
enilrmeharr:mco qyC se halluba contiguo y ¡&¡l"p"r..,.
te opuesla de la (losicion perdida pll.f los,jnfantes.
salieron de improviso' dando Ull3 le.rrible: carga- ,oí
aquellos y prl.lcislÍooolps por 'consib'1li6Jlle.á'eejar en
su,¡¡l1'evida e.mpresa.lló aqu¡.e).gUUneR.o~cn;que Es~
PA'l~T~()' :croyó lb-her, éi-,de~idj .. :la conliendá .• pro.¡.
pOrciónlluw á los su~osH ·l .. iunf()~yd:lDdo 60 golpe
tremendo !Í ln5 ooutrafÍos.··pucs.\o ~ ~Il. cllbcla de lo~




-863-
tir¡¡dorcs de.húsares,d~ sucsc~Ha ydol¡~Qar.l!!t_gc ..
ll~al •. mafldó la ,carga CQfur.1>,lo8 que J.:a .dab.m~ rl. .... -i
lIÍ1ndose estos tan cercanus.;,crtI; prllC¡sQque.:el,cbO;-.
queJuese lllltural.' jó~villiblcfyioJcnlo., Crulúrons';
Jos sables:y' las·lllnr.as ~ ,·hízoslt,hQrtibJe ,el combate;
pero como:Ja yido .. i;a.~s palrimónioesWQiiv.Q ~:kl~
disoipliua • de.la decisiou.y. del falor,,~ulllld __ dcs
'tue taolo"resplande~jMl, ,en ';os,lib.oos: '.J: csforJados
umpeQnes quegma\)a,el.·QQNtio,.fuó lan ... liJ~do',y
tan etrear el.aoomctinúeil\ricle eSt~h é!1Ie:¡cob $blo-Ja,
indicada fuerza~arrólló~l~ numerosacaooltel!lll,eJ)t.~
miga.qne tenia ,á- su frenle.~ LlI!i:mitadcs ¡ll.1lC' no SQ.-
frier.on el choque. v~fieroJl ;;ca,as' en órdcn , 'Y'; s~
gcfe procuró conducir á los d.(>,EIj,P-ART,ERO a.l·puDh)
Gardin:11 da sus I1neas atrinchcróla.-s, ftoilde ol,carlis ...
la creyó sin ,~uda¡ alguna, muy,asf-gurada. 1a:dQl'fOI.,
de sus bizatros,co{ltelldorcs~ ,,", " .. " " ¡':!~


¡, Tcmilt aqlicl~Jl su estuoSo" 1 'Mncl~1i1Iro ,tespClllbtf.'S
fuerzasprh.p.1r-ados;.do d(res.eo:' suS Pilasás -se, bolla":'
han dis¡iueslas en hU(lfU)rdcl\.' y:su arlHlería en, si-
I uacion . ventaj.osa .. Los que ,¡'l(htan sido balidos en
pdmera posicion, rcfwellOS yl\. ocullaban un bosque
á la izqúitrdá,dc los IlUltsh''os.·~ '¡Wsde donde cru-
7:aha.> sus ,f~eg"s¡ ()hlí1l110S. La,cahallcria rebelde.
al ~lrox.níarsc ,á..dicRas...lUculIi, rom [lió .. ~ dcr.cc~a,ó


. izquitrda':pacu ¡formar, á ret:agullrdi:t ,.dojár-oSpeclilo
el fl"llotCl, g fitule,podcr..dh-¡gir ¡"',IS fl1'egos dOI;aniltas
aráH'S conhll"¡o8¡Valienlos ,que la ibu~ siguiendo .. L",




..... !UH----
artil\.eria<atl1Unt& empt!zó>ú v6mitar metralla, y ,1M
hafállooeltlÍ hac."er tetlelidltS descargbs. ta 'ot:asiori
cta:ér[tiéli, el momeólo'dedsito. El menor desrt,idlJ
hubieramlllogrlidó ""o de los triUntoSinas nol:l·LIt~s.
Asíloconollió el 'bizllrro GiÍsRI.!UrnSP.\R'fHRo,y 1\1:;
quiSo fa ¡¡lit 'uo'solo' imllnte dél·lugue. que se cor-
rian:)os mayores 'Nt'Si!0S y:anlcndzaban losina\!
grandes p·eUgros.-PrtlsiSdió, segun él lo h;, Sienlpl'e'
dc:coslUmbl'e en :caM)S tules, mandando la carga .Fué
.esto de lo mas h!!róico y btillante querocuerdan tus
f3sto!! de la guerra. El coronel del regimiento de hú:..
sares don Juan Zabála penetró con dos escuadro",!.'s
(lor UIIO de los claros que median en\re los batallo-
nes, baeiemlo la elnheslida corf la mayor o[lodUlli~
(llld y conduciéndose con singu",r bir.:lrría. Ló¡.; bata-
UtJlleS'de'ftoostro ejército, gobernados por el. ilustre
cuanto valien\e general, don Felipe Ri vero ,si':"
guteron á-Ia caballería con 011:" H~'ocid:rd ! un úr-
den admirables. Toda aquella muchedumbre rebel-
.le vióse bien pronto en'·ue\t:. por los lJien,dírigidos
tercios del CONlm DE LUCIIANA. F;lterror y el ('srall-
lo se apoderaron de los carlistas, corriendo IJIIlrc
sus lilas, ·con la mar.lviUosa inslunlaneilJad del fluido
electrico, desde él m()ruento en que' esperimenbron
)osprimeros .impulsos· de ·Ias 1;l11IIIS:, de las ~sp"as
y de.;las;lMjonetas.de :105 oonstituciOll .. 'es .. : Había
destacadh n¡.vfl'O~t' balallondelos:·dc.lá Guardi,l,
llrefilliéndole qUé se cD~aR1inase á, un cerro que do...,




-"-J6.)-
miuílbll la derecha dc nuestro ejércilo, yq,ue.estaIJil
coronado dc. 'enémigos:.y cste·halallon marchó eoil
grande sCl'cnid'I¡}', des;IJojó :de .<Hluclla 'eminencia'"''
los rebeldes" y cODtinuó despues eo'SU seguimiento
por largo 'ralo, evitaolo así que el resto d~, la,infan-
tería se ''fiese s01'prendidáó eQvlflllt .. por a'que\l>l
(uerza contraria. Todos á porfia secondugeron coo
un denuedo sin igual en esta memorable jornad ...
Aquel c1Unpode horror, desdichas.qu0I1G: ~,bierlo
COI)' r»aS(k 300 ~ltiávercs facciosos. Los'pris.i61le1"DS
eran rerea d!} .700. Cualro llCrmosas :piezas de ai"li ..
lJería:eon sus esee/entes tiros de mulas, que oompo-
nillO la mejor de I¡¡s baterías. que conlllban en su ~
ejércilos los rebeldes,- municiones, armas de to- ~
dasclase~, c11ballos, e(luipag.~s, é i11611iloll otros des- <:'''/~Hq,\~
POj05 ftllofcos que abandonaron en su precipitada ~
fuga los venci41os, quadaron en poder de los -solda~
dos -vieloriososdcl,CONDE. La pérdida que estdssl1':""
frieron, si bien n() insignificanle. no filé d:e tanta
cOllsideraeion como era consiguienle fuese, olehdido
elric5go inmcnsodc las operacioncs egcculadas en
cs40s eualro,dias.


Los campos de Pciiaccrrada, teatro Je aconteci-
mientos tan gloriosos, tan grandes, lan beróicos
hallábanse yaenseiioreado!ó por las bizarras tFopas
que defendían el trunocouslilut.:Íoual y la' libcrti,d é
independcndade, su patria. Solo restaba ;t ~stas po,-
Seí:iiOllarSc de la l~I"Za, á la cual dirigianyasolícila~




-366-
!o.rgnUos·as sus:mir~d;JslPN'O sáhedOl'CS los rebel~
des que ltagunrriecialn tl'e'J¡rlQlllÍslrofe:de llfucra, del
profundo descalabro:, del f'tpriliMe desllslre, que llllhi ..
CSf'ernnleDlad1)~su ejéruilo '/Juxiliu;'"em¡u'códieron id
raga. sin! MotOral proe~l'ando:evHal1 un· .;:boq \le qlll)
l~s·b~bier.a'~ a~árru30o ~l .. l! dosg'l'acia" 0cu:pa ron· se'"
guithlmente los.deE8Pilll'f~nt)dquieI.l3 pohlacioftl éQ
rlondc Itallaton; ademlÍs·Jcill artilletiit, oonsidl~ra'"
bies repoo~tos~e municiones y abundanles al.iwce-
ne'Stle·~tupna'; De lal maoeraterinioaroo,"pótra eler-
R&:famÍl y gloria imnOf'üíl de 1;18 armils nadooalesy
de su bizarro caudillo ¡ col cSo!llrecido COSDH D1~ Lu':'" .
OHANA, las memorables O'pcraeiones. de Peñacerra-'
da, en las cualesd:t espada in vencible de este famoso
capilan brilló con el ('splcodor mismo con que lucen
~~-ar~as de- loshéroe8, con aquel brillo refolgente
qucIQ}umbrósieÍllv!,e 'las ·,,:icloriasen· ambos mon~
do!!, -desde 101, .conlinc:s: de.l~ Araucáoiahasla ·las ri:'
berilS de 1 .. costa cant<Íbrrca,


1\Ial enojado el preteudiclltC'Cádos por la derro-
laque sufriÓ'GBcrgué ('o eSlesdias, privóle del man-
do, que se le confirió enlonces ,.1 generai' don Ra-
factM'arolo;, dcslin;ulóú' d(,sclDjleiiar tan prinetJlal
p:'peI1en los.sucesos que hnbia de traer en po~rd'esi
eSl", sangrtenlagltcrtll, ,PrClcurú el Duev~ gefc 'rea"':
nimal' ¡Í i lo9 Sl1.Y*'S dirigiéndolos al.efecto Olla .procla-
ma: y persua4idode ,que laslropas "cQ~doras dd
CO~DR se diri,gi;fLan conka. KsleUa, NconC'~nlró sos




-367-
~I~ul/s,sllhrecsta.ciutlad y pueMos inmediálósde 1:1
Sol at1 a "ESURTUÓ' h.íbia mar.chado con SUs huestes
á .Mgt'óiio,. drspues dO'tlej .... ¡j, P'ciioce'r;rad"'C'n ('!jtllltO:
d,cfd.kasltj conhicompétente gU3.,h¡¿ion en Ia"id(ilt'
do. prif:lcipiar losapresto.!! pará C.nlpr!lnder la reeon~'
quisla tle;la cjpresadill ptala de Estcllarpero mientraS'
cslp se l'calízabit, creyó oporluno daron pilSO pr(wio
(JI! la rl1J/l)'o.r"imporlaIJcia. Libres 'do -J.? domill'aciQtl'·
eneUiig-a los pueblosdol condado de"'fr~·viño y al ...
gU"5 .dela Rioja<llavesa, .cou"J:¡ladquisicionique i
habi .. n.~cho sus.tropas éI2:1.:dc'junio, .fijó ;el: CoN:'"
D .. ;S!i. at4:nej(jn en los restantes rueblos' que por la:
feracidad tIesu suelo le inspiraban el mas grande in-
4t'.rés, RO siéndole por lo taMo posible dejarlos aban-
oonbdos á 1:. rlll'ací(bd .r v.1ndalismo de los rebeldes.
Posetai'l estos ¡111ft, CA IBedio oc MIDel lerritori{) ,el·
fliéf!IC'i,db.Lahrl\r;aqlSc\~stal\.a j)ten guat'lnecido • 'Y'
'l'le ora(:y".cl único plinto de a-pe..Jo del tual -se va-
Han para e'xigk recursos á l"rAe 1I0s' ~ lli gid os' . pu e -
Mos,,'La eirclIRstaHmá de ballars'e Labl'lIzasitll:ldo ii
rl~~IIf}ciade una jornada corta de los< puntos en que
entonces estaba distdhuido' ti gruesa '.le las faec-
c161lCS, IC,jos de intimidar 'á ;ESPARTERO, set,-íale por
c.l coulrar:io de un estimoi!) poderoso par<labrevi:lt'·
su empresa,.1Í lacu31 fr,iOIHl obJeto doble yo&lensi-'
I~le, pubiicÍfMOb de ante marto, y b"dend'o' notorio
elDw que hltentahn ·hacer de aquc\los'llrl'patlltiyo~,
-coJle] fin de c-omproQJCtoc.;r\ rnemigo á IM-rsí,htar




-368-
Ull4-IJ3laU¡t, en li, cual no bubiera liLradodcrlftm.~'
te mejor qu~ en la del campo de' hliacerrada.Des ... :
puesveremo& que el twCv.o, clludillo 4~'loS'l'ebeMes,
temEiroso sin duda de eSl'cl'imentar'la'm¡sma'~ .. ~r":
te de .supredecellor, lu,v,~ 'por c/)lIvcllieÍlle ¡tri t'a t
de esta gll)l'ja á las valientes t~s tleLuc'uN., '


,Serian las-dioz de la Mchede\ 13dójulio¡ cuao"'"
!Jo este h,iio 'saUrde Vi;,":, fuer7.asque, alltc5 de
amanecer hallí;m de tener circunvalada la'nnted~ha
for.lilkaciori deLabr.a2a. Mienlras.,está gente cami-
n.iba" UA númorO considerahledo;obl'eros,fgé"d~¡'"
ti»adopor el CoNDE á ocup.lrse el\ la h ... bilitatioA del
~miuo para trasladar la arliUeríade hatir. A,ta una
de la malian;1 del 14 púsose el GENF.RA't en marcha:
á las 5, ya se hallaba á tiro de fusil deJa plaza. In-
medialamlUlle mandó á esta. un parlamenloinlimjn-
dijle la rcodicion. El go~ernadOr5e¡ negó á admitirle,
y el fuego se rompió por ambas partes~. Una ib .. illan~
tehalerí:J' de seis piezas que los sitiadores habiaQ es-
tahlecido contra la fortaleza, jugÍJ conadmir:lb1o
acierto. Las columnas del cerco'eslrech~b:lUlc cada
vel mas: la haterín de la legion francesaintfodujo
~lgurJ(,s granadas en el pueblo. Grande alarma se
difunde' d~nlro de aquel breve recinto: los aUltilios
ofrecidos no llegan; Jos-silí:,d\lres cohran á cadains-
lanle mas alienlo'i cuentan ya á LIplaza (l0r suya; los
defensores dCtimapn, suspendeD sus fuegos, colocan
bandera blaRca en la.t()rrc, y al60 se tlutrcgun sin IDas




--,369~
c;:()udiciones que la de ser I@:!¡primcros para. et4ange.
Al entrar'ESPARTERO en 'aplaza supo quclbrotg'
h,abía dado 1¿ls, órdenes oporl.pnas pnr~ q-ue-Ia gtinrni-
cion se defendie~e á ,lodo trance I ofrllcieodo que si
se "erificaba el at.aque, \'olaria al instante en su so-
corro,' Sin embargo, el ataque se realizó, y tambien
la loma de la forlaLcr,:l. Lo único que falló, con 'har-
to sentimiento del CONDE y de los suyos, fué el cum-
plimiento de la ore'('la hecha con lanlall segutidades
fior el general l\hFOlo. Así inauguró el nuevo caudi~
110 rebelde la época de su m~ndo, que terminó, co-
mo des pues \'elieIllOS, con el memorable suceso de
Vergara. La situaeion de Labraza sobre un elevado
c.erro, con muro "llliguo pero sólido y bien conscr-'
vado, y cOILvaI'ias otras obras de'llUc\"a, planta que
facilitaban eslraorclinariamcnle su defensa, b¡u:ia de
la mayor importancia esta nueva adquisicion de nues~
tras tropali,tauto mas. cuanto~ue ligado este punto
con los fuerlci de Viana, Laguardia. San Vicente y
P.eiíacerrada,.quedaba ya libre toda la Rioja a)¡lvesa,
~jendo por lo lanlo los resultados de esla opcracjon
de un interés inmenso. iuc¡,lculable. La causa de la
TebeliOJl no perdia menos en la parte moral que en
fu.erza física con estos plausibles sucesos.


, Otros, de bien distinta naturaleza, que narrare-
mos eo¡el capítulo siguiente, obligaron á ESP.\I\TERO
;í suspender por ahora su anunciado y anhelatlo 'mo-
vjmiento sobre Estella, que era el que dehia seglJir-


l·Oll. IJ. ' 24




'-':370-
'se,á,I'3~' 0p~aciQnesque acabamósde deserlbTr.
" ,'Elreh¡;tdey sanguinario Castor'quellabiil':parti':"
do delnotitecpnalguna<gente encaminándose íi Aslu-
tias;cori, RO 'm'~8' feli~estrella que 'los Qlros espedi-
cionarios,: Bi1s¡'~io;1'!Negri, 90~opud6 ¡penetr1\'F hasta
Soncillos;, en donde le .. lcanz6 y batiÓ, 'el "brigadier
Caslañed'3.Tambien Tar.ragnal , ,de tan '(ulle~t3'me­
moria 'como aqueip(}r sus hechos alroces , 8e: 'ende-
reió' al Aragoupara trasmitir á Cataluña un conv()y;
mas 110 pudo' realizarlo, porque chocando en ,Angülls
con las: tropas que le, perseguian, fué, denotado' y
compelido a cejar con su gente harto menguada en
nÚmero. Solo el famoso cura ?!lerino, estacionado en
la sierra de Bu,rgos, en donde hacia aJurdede-ese'va-
101' que podemos Hamar tÓpico, porque nada mas que
en aqlleH.Qs lugares se ostentaba, siendo ellos única-
menté 'lbs que graflgearonla celebridal\ qti~ ya de
antiguo goza en Espa,ña el anciano sacerdote ,guerri-
llero, solo a-este, decimos, era dado en aquel tiem\}o
el obtehervenlajos'os'resultados sobre sus cOfltrarios.
El rel~ja:ba el esp'íritu del pais. qu~ tenia dominado
y abatido; obstruia los pasos del Duero; eS{Juivaba la
ditigel)cia y f¿¡ligaba de contÍnuo úlas trppas ocupa.;.,;
das inútilmente en su husca; construia fOt'tificaúo-
nes; iUPponi~á !{)S pueblos cuantiQsos tributos; y 6-
nlllmeilte, s&caba de ,ellos reclutas para aCl'ecentar
el núméró de -susscclarlos bandidos.-


. El general AI¡lix, que intentó penetrar I el 1. 0 do




-m~
abril ~:'en el'valle de. Echáüd'Í'60~tlW~ 'un';chqM
porfiadisimo ;oo_el- puente. del wstlliin boo·lb5 .... ebel'des
quéde !d e foodia ni" "ifuiílDes 'se:, "i.erdw'p¡reCisados 'á
abhndonorlflcoh iiíuchaspúrmdás l: habien~o' dnjado
en poder dtl: los yem:~dor:és cDaco'Pphiía de -gran3-
derOB cón 'Un: ayudaü(6,(Je estádo'ID<lJor yun coman-
dante .. E14 del'llíismo ,mes'6e Ilphderó' el general
O-donell, del fu'Crte de v era,. ~spues de una espedi-
don penosa: j' arri~sgada.·'Esl8 adquisicion era tanto
mas importanle :p:lran"eslra5' l tropas;cuanto que ,di-
üha fontaleza presta lt'n !gr.ande utilidad á los carlistas
que éonsenaLan ,por su medio las comunicaciones
entre sí y 'con el vecino reino de Ftallcía:-Parccida
defensa lÍ la de Viana, de la cual bemos hablado )'a
en págin11S anteriores, sosluvo por este tiempo el
puehl3JorlifIcado ,de Villanuc\'a sito,.en el valle de
Mena,·, eu donue' la tropa iqUlY' le .guarnecía jur6 la
muerte-Iantes que ~erréildida; cumpliendo tan r.eli-
gil)Saniente:su 'pálabl'a;'qUEr mas de mil doscientos
proJectiJes arrojados por Jos facciosos á lan breve y
reducido espacio, J l1ls .varios asaltos intentados por
los mismos ,"Iejm;.· d{l entibiar el ardi miento de los
defensores, sirvieron solo para ~er mas osten-
sible su pujanza; viéndose al cabo lós acometedoros
obligados á ,desistir de su temerario empeño , l~en()s
de oonfusioÍl y de, escarmiento. .
~1'biz8rro .genéral·I).., Diego Leon, á,quien he-


nlos,,.1slo¡balk cl·rLde
'


junio á la nUmerosa faceion




-372-
dlb'-'Guergué (tF)'] if¡iorrun, en donde sufrieron nna
muy' cnnsidcurbJe. Í'ota,~J08l ca'liIislas~ ,golpeados, ,prin-:
ci\)almenle ppn.\á brnI6utc~abaner,íll¡,de hl' Guardia,
se habia ápodérado .diáS a,n~st,M;2'i de mayo', de los.
fluehlosde AUq!l)\·DicasLilJo., que peseian desde el
principio de la'guerra.los itibeldek--:-Casi ah~ismo
tiemp9 de aconfo.ter Esp ART·IiRO áPcñacerrada, em-
prendió el cuerpo de ('j~rcito de la izquierda su ata-
que contra Rama\es, si bien no fué este, coronado
con tan feliz éxito, pues aunque el difícil {laso de la
sierra de Guardamino se. ,'erificó dando nuestros va-
lientes prueblls de la mayor cQnstancia y denuedo, la
repentina é imprevista llegada da nuevas fuerzas car-
listas fué lo clue obligó· p á los constitucionales cí re-
cejar con algun de~rden y precipil3ICion. Entre lan-
to Zurhano. proseguia .realizando de conlÍlluo esas
empre&as arriesgadísimas de ataques Ír.esperailos, sor-
presas, é Ílllinitos otros' ardides que prueban tanlo
arrojo como destreza, y que reportaban lanla ,fama al
cauelillo, como daño y molestias sin weuto ocasiona-
ba él sin cesal' á los enemigos. En estosdias hizo una
escursion á las sierras de Burgos y de Sori:., en la
cu~1 consiguió, como siempre, grandes ventajas; pe-
ro el ellumerar los inumcrahlcs hechos de esta espe-
ci~ que en 5US servicios CUlmta este célebre guerrille-
ro, seria en verdad una larea interminable. Como es-
tos y olros muchos suceiOS se lIevahan á cllb? por
Jrop.?s 'lIJE' L'sbh.:m bajo la,9 jJ)m~djatil.!l ÓJ'dcn-es del




-373-
CqNDZbE LUCHANA, justo· es b~oer m"érito· de' (}llo.s
en su historia.


'En Aragon se apoder3ron los f¿rccioS'os, en'Jos
últimos dias de abril, de ht· villa de'Calanda, sin que
pudieran llegar á.tiempo' las lro'paidel igeneral<lon
S¿IIl00S s., o, Miguel .. destinadas á socor·rer'la; pcróÁI-
cañiz, cerca(lo por Cabrera desde el 3,31 6: del si-
guientemayo, se vió libre el·'7· á ~ollsecllencia de la
proleccion dislleDsadQ poi'ldicI.orge!letal y clde ig ual
clase-don MarcelinoOrita, que era quien rtiándaba
eriiefc·el. ej ércil o del centro. Constaba :este enton-
ces de 16000 infantes y 1500 caballos, siendo 21000
de los primeros y 1500 de los segundos las fuerzas
que le oponía solo Cabrera en aquel territol'ío; y si
!tien· mas de la mitad de estas: (uerzas rebeldes se ha-
lIabaa., (¡.ILas de arm<ts Ullas, indisciplinadas otras
emt,!ead~s algu nas eR· guarllitioll,es, no' era Cabrera
d"úniro.· .. uMtapitaneaha,geme en el pai~, endpnde
pululabaD facciones sin· nú~ero ~,:Icaudilladas por
Llaogostera , Foroadcll·, Yiscal'ro, eHlufo y otros
muchos cabecillas; haciendo esta 'circunstancia, 'la. de
8U e.~lrema movilidad;su abundancia de recursos,
ot'ditiariamente mayor que en los ej.ércilos cODslitu-
~ionales. cl~spíritll del paisque recorrian, y hasta
su indisciplina mism~, 'su li'bert;.td el} el Qhl'ar, Sil
ilUlep6Adenci<l, bastante crítica y crilbarazosa.l~po­
sition tlc¡csteejército nacional', (Iue aunque hcmós
l'iSIQ:oufÚotro.so, ballabase-¡ por lo general , desatcn-




-t374-
dlM yt.omó-:guáado.pbr-·uoa- estrella tan j:nfeHz'1 ,qué
apenas se ofreció ocasion, durante la guer.ra~;icn;que
elp<J¡~ 10grase,Qa éHos, grandes, bienes . .que parece
debía : prometer.ge , :IMr esÓ se decia enlandes- por la
prenj!a'; y,lI~í ¡ld.cQntlrmó,l:imbicn: un ¡Iusllfe'ganera!;
escriIPliduSl;UD~l6. eclebradlo,.'. que; ~8L" tjmitfJlAüt


. .


centtocra 14pjltted~rostJ ,:la 'gran ,llaga,ftJIlciíma/
en aiqllélla,guerra. Pdt'ó de esto; ocasion tendremos
de. bablarC6t!l Dla:ytW .o¡tOtrtunidad en lo; sucesivo .


. EAtre tanto, no qlu~remos defraudad estos',bra-
vos d0 Ias.glol1jas-qu~\ en mas 6,en menós, adquirip-
ron en 1<1 época que :vamos recorriéndo. Alaca'do el
gcncawl Barso el15 do riHlyO por numerosas;flloerzris
rcunidáS deJos oaudillos antes citados, en las cerca~
nías de Onda" iaa reabuó con vigor forzándolas .Ha
fu-ga. que r.rripreodieron con bastantes pérdidas. No
bicRSch¡,bia dado pGrlcl'Ul;nada esla.refriega, ·t0.11\-
do aput:eci.eron" vio de. Tales, 0!I.1"3S. fuel'ZflSocarlistas
qu~ vepi¡jilde refr,esooi'peroqao acoinelidas,á·la :b,a¡-
yoneta por, 1M nuestros; sos(óvose una accisnJtart()
re~ida. en ta,cual llevaron la peor parlé Jos rebel~
des •. ¡quienes buyeron' precipitadamente dojand()J en
el c<l~ 30:inuerlos y llevándose cerca de,20I)óeri-
dos ... ,P,erQ Jo que gra~geó mas gloria Hos del centro
p9r.eD~qces"fllíi laac'clon,de Muaiesaflada'el;5 de
ju~@:por\don'SaD~osSan Miguel al eaudilkYJl¡;lan-


. gOsWt a,' quien salió. taa ,mal parado de ,esle :encueÍt-
tr.o, que no ,menos 'de,~50 muertos ydobl~ núliJ'c-




..,.,..,37,5~
l"Q,(\e heridos y COAlusos ~speJ;ill}entPi;de"pér.dida,:


. En Cauduña nQ iha~ l¡¡mpuc,o"ma.\ ell ~sla,.saz(ln
I~~ cosas de I¿¡guerra; pues si:J;¡ien.cl.1.°de mjlrzo
h'lbian suc.umbitlo en ur¡ combate" j qnlo ;\ Re\ls, c:ien..,
lo Ireinla nacioll~les, ,qUQdjHI!l'O fl,lg\Cllqs otrosprisio-
neros, fué reparado alpocoilicmpo~ste (unes~ogol­
pe por olros de· importancia que Uevaron lo.s t:ebel ...
des,.EI)2 de ¡¡bril fué de~rQ~adQ.cn.Almatret el ca-
becilla, llam:Jdo J?~p del· Oli; que acaudiJl¡¡~ ~200


I


infa.~les y 50 ~b~1I9S, ~ecuya ,gente perUió:l¡lnos. 70
mucr~"s, haciéndo~je además aJgpnos pdsionüros.
El baron: de Meer, que á mediados de marzo se hi...,
zo. dueño de la. imporl¡¡.nl~ fortaleza dc·R¡poll. sc
apoderó tambiende; la plaza de Sur,iael 5 de abril;
pero sin csperimenlar oposicion alguna por parte
del general carlista Segarra .. que :ilUltam~l)te con
Tristani , la leni¿¡n eq grande a.prÍsto :" y observán-
{10.dellp~les qU/!Jl9S ~Demigos.se. ~euuia~ eh aq·uellils
Cúcan;¡¡s .cop desigDi~ ~ ¡¡lp~rct:.er I de ·il».poo.irlela
marcha, fué el ba,r:o~ á. atacarlos, 'Y .lo' ejecutó ~n el
emnino de C¡¡stelladral, en donde logró. escarmentar
su audaeia . .Mas ninguDO de eslos hriunfQs fué t¡¡n
glorioso.t las arplllS nacionales como el que ohlu-
\ierol\:cslas, guiadas P9'rcl general: don J·¿¡;ime,Gar-
h(> ,.gefe de la pril;ncra divisionde aquel ejército,
cn"lt\,accion de San; Quirse,. verificada c.I 9 ,dct cjla~
doapril, (¡oolra ca !ti lodas·la!! faccionescatalao¡¡s'reu-
nidasquesufriefolil aquí lcrrible d(ls~alabro .acow.~




-3'16-
pañado de'una mortandad hortorosa. ElIfureéido
con ~sta' rota el sanguimlrip' Tristani, y como en
despique de el la , Se apoderó, por sorpl"e'ia, el 16
del mismo mes, 'de la villa de ~tonislrol lie Monsér-
rale, pas6á c~chHio á' ctlnnlostc opusierollalguna
resistc~cja; impuso 'al vecindario borriLle saqueo;
He~alido á cabo los mayor4.'s aclos ·de· ferocidad, de
vandalismo ydebarbarie, de que ofrece 'ejem(llo
la ltislori:í de los pueLlos mas inculloS y atroces.
Cincuenla valientes que se refugiaron en la iglesia
sustra)'éndóse ni furor desencnden:ldo de los reLel-
des, lograron defenderse con un an'ojo qu~ teni ..
mucho de desesperacion, y á pes;!r de I,IS lhlluas tlue
rodeaLan al templo , incendiado por aquellos, sostu-
viéronse impávidos hasta la t ... rde de'118, en que fue-
ron auxiliados por el Laron de Me~r que obligó á los
carlis\as á evacuar la poblacjon coó gran pr~u'¡ura.­
Déspues de siete dias de asedio, impue,slo por este
mislno general, logró .apoderarse el 3 de mayo del
castillo de Oris, obligando á cnpilll!lar á los rcucldcs
que le guarncci.alh


Sin suceso 'memorable, hauido en la guerr¡I,' pa-
saron cstos meses para las demás I'roviuci"s dc la
monarquía que teni¡m la desgraciil de esperilllcIllar
losefeelos dp cstce<Íncer devorador, Galicia; la
Mancha: ypilflc de Estrcmadura pl"oseguitln haciendo
los maJores esfuerzos por alej¡ir dé si tanlo mal.
participando', eOlho es natural, suerte: vnria: ora su-




-377--
friendo derrotas, ora alcanzando victorias, que ilun-
~t' en pellueiio, nJOstraban siempre la grande vitali-
dad y-Ia agilacion contínua 'en que vivian 11110S pue-
blos y unas tropas, que luchabah sin cesar por res ti-
tuir b paz á la nacion, y reconquistar con ella su in-
dependencia, sus derechos, sus li(,ertades.


- Entre Ids medios que se pusieron en juego por
el gobierno de Madrid llara poner término áestit
guerra, evitamlo su prolongacioll y escatimando la-
efusionde slmgre, Iwy uno que si bien (tUlliera gra-
d~ .. rse de insignificante, porque tal rué respecto del
éxito, como él no carezca de nombre f antes bien,
ha hecho bastanle ruido mientras duró la lucha f y


_ dado tarnhien pábulo y materia no solo á las conver-
saciones s1no á los escritos de historiadores y publi--
cistas , no podernos dispensarnos de darle igualmen-
te el merecido !.l1g¡ir en esta hisloria_ No es difícil
alinar- qlle aludimos;!la crnpresá d¡; Muiiagorri .. :í la
cual-se b:iatribuido gener<llmtlnte lanl'a impOl'tlincia,
y sobre cuyo asunto V¡lmos nosotros á tijar hechos y
á establecer opiniones, hien diferentes por cierto de
cuanto se ha dicho hasta ¡¡bOl-a acerca de este curio-
so sueeso. ':


: En'clllño 1835",dor¡lOte el ministcrio del conde
d6 Torcno, habia sido propuesto á este pordon,Juan
de OlavlIi'rla el proyecto- de qucvarnos á ocupar-
nos, reducido á efectuar Una ~()ntr3¡'evol ncion en
las prQvincias i\l\llevadas , arbolantlo'cn aqul'!' país




-=-378-
UM JI Ueva hal\de~¡¡. ~(lP4Z.y fuer,Qs, sepallando ilshu
caQ~a dO' las pr.etensiQnes ,de D;Cárlos ,';procuran~
halagar y atra~a: á,loli' pfOJV¡u.cj~llos. ;,11 amo~,d{l.nrI'ai¡-.
gadas. costurnhre~ 'Y de.'h,:ibH!>s,·(I ins~.iDtos .i~..velcra ....
dos, haciendo qlJ~:se ~ostras~ll, celosps.4e f}Q.t¡ pcsaiSC
mas el absolutisDilO :deaqueLprÍlJcipe.,qqei sus:fril!,,,,:,.
qU.idas.y ~us fo.el'o$ en la balanza.d.e L.,gQ~rliqll!etln­
si~ando.como pension de.la libertad del, p¡¡is .1 as.
odiosas exigencias que á su lado bacia elc1.es{lolismoi.
y reconociendo en fin· aq.uellas cuatro ,provineias~l
trono de la reina babel J las leyes fu:ndanlcntales- ,d~.
la monarquía. tia! va empero la escepcion que los
autores del proyecto hacian. con las prQdi(~bas conce-
siones" Con tan bello colorido ,presenlóse.a\,priuó-;.
pio este plan, que si bien pudo IisQnje:ar y. .~treleMr
PQr algun tiempo el ánimo de los millistros y domá:;.
personas qU6/de, él. se QcnparQtI, relegóse u.o¡ob.stan""""
le'. por entonce$/alolvid-o. ,. bien Juer,;q)()rq~ ct .go-
oie:rl.l,o 't~nia p~~tos los ,ojos, y fia,se mas'!!Q clmal-;-
hadado reCUI"W .de la intervencion e.strangem, óhien
PQrque la €:Iida de aq'\lelloa hombr.esy¡ ehmll~ipn. al
poder de los que llamaban exaltados, á.col)s~ucncja.
de los sucesos de la GI"anja, motivase la suspell~ion,
de. aquel pro~ec~Q. Sea cualquiera,ulcauSOl, eI.pen-
sQmi!:q.l.o.de Qlavarríaoo> vol vió .~ agitnr$e ,hW.a. no":'
v.ielobre,deL3'1.I ,época el,l.que reg¡¡.~taba,el miuislc ....
r.io don Eusebio·Rardaji.y, A,zara;,·. '.¡,; ",'


Estcndió esta ministro, de su '.p.iQpio puño, on'




--++3:19..- '
hG,.de Ilftllcl mes, u~as inslrucciorrcs dirigiddHIl!mi-
nM~~ iJesanl.a det .ConsejQI Real de 'España é Indias,
OOÓlVicwnle GOIlz<lI(!J ArDao,'D{IIÍlllránoo.lepara;úna
oCOOlision reservadísimll en Bayona cuytl principal ob-
jeto'ér<l ,eo suma: "illtrotlubir j'fQnientar la.'di.vision
enltedos' flllrllrlariosi de tl.·Cárlosen, las provincias
vaS.Clls y. Ná:Wltir<l, escitarloi á la rlcserciorf, halagar-
los.y se.Jueilllos, :p:a4'a debilitar de es~e flIodo¡$ll i c;!'\\-
sa •. Este cracl.finque. se,:pl"oponla el-.miliisltó:rle
Estad",,! (kaoocrdo con.·l~s pO.rso.n~s.;fJ.u~ tlel)ier.op
aconsejarle que anudllse,las n~gociaciOl)es: doi"triga
intel'rumpiJaS! el año anterior. Los medi.os' de conse-
guir aquel resultado' deJálMnse á la prudencia, tino y
perici¡¡ ¡Je Arnao; s,~ bien bubo de. mostrársel.e el pen-:-
S<Jmiénto de Olav'arría;Yi Inl vez ba~erle,indic!lciotl
deja. persona de Muñagorri .. Examiní\das por· el con-
sejo de ministros' diéhasjllslrucci~es" aprobadas
pOJ M,y tamblen,pQf,SI ~I.:)'·:a~mil¡da 1~~llli~i0n
por,Almao ,nrecihió ,esto 'para sil, vÍ'¡lje 12000: réales,
¡lsigpiÍndosele además mil f":lneos ,(.cer~ade 4000
real~) mensuales mientras dur.as() su enC¡¡l1go.,CQU-
fcrido apenas este, muy pocos diasdes-pues, fué dj-
suel~~ el :gahiuetc Bardají, y,rcmplaz.aclo por el
.condo·de Ofalia t el -cual creyó deber de. conlhwal'
esloslr-i,hajos, En el c~nsejo de· miai.sll'os celebl/ldo
el ,2300 .mano,de .38 se aCor,Qó que la eaja :de;Amotr-
luadol1aprontil'se. '\In millon de reales. ála.6r.dan Ue
la ~~S¡¡· dt> ArdoindeParjs; para :el~mcneionado obje'-




·--380-
'to-; daudodc ello llviso oí Arnaoy prcvillién~olc:'qtJc
esta súma eraTa mitad de la ofrecidu por Bal'dajL Ya
habia ·tomadó aquelparhHle este dinero y valídose
de don Ju;\O Antonio !Iuíiagorri para que escilase á
)a desereíon cil lilS 61as -de ID;! ·Cárj.os al grito de pa:::
., fUertl8!, como ,O' verific6.en el mcsde' abril en· Vc-
rástegGi. Escribano de este pueblo i du~ño de algu"-
nas' fei'rel'iaSi, y f\Jerista f.ailático: hé aqui las únicas
cualidades, que adomaban 'á este caudillo, quien si
poseia la intriga y las mañas: propias de los hoinbres
de su oficio, no ¿¡Icanzabun su s'lgacidad y su tra-
"esura á la esfera, mncho mas elevada, en queaho-
ra habian de girar sus habilidades'. no enlendia de
.. chaques de guerra , c~recia de inRuencia , de nom,
hre ;deprestigio, confundian en él sin duda so's
'faledores • con la voluniad, el enlendimientp y el
valor, pues naqueaba del-Iado·deestos bastante, y
si le acompañaba aquella, podia decirse que 5U de-
seo le lIevabu á donde sus fllerzas no podian condu-
cirle jamás. siendo ~or lo tanto ef t:ll e~cribano el
homfJl'e menos' á propósitO'. paru reulizur los plnnes
que el gobil)rno se proponia.


Consecuencia de eslo • y de otras causas que;es-
pondremos en 'lo sucesivo, fué que lu tentativa'de
,úbrH no tuviese oh'd resultado que la persocucion
del ~iÍudillo por sus enemigos losearlistas • viéndo-
se l'recisailo aquel ,árefugi~,rse en S31'a .' pueblo d'CI
territorio 'de Francia, Luego que se l'ecibióen el




-381~
mil)i~riode E:llado tan tr:istenucva ,·se ofició ts-
~qsamenle á ArM()·, laiIH>J)¡imdose Ofalia de la' mil"
serable inauguracíon quehabia tenj'do su' proyectQ,
bad.elldo entr-ever la idea de renunciar á él, Y comu-
nicando al mismo tiempo al embajador ·nuestro en
Paris las órdenes oportullail, para qnesuspendiese
por enlonces la rem.esa de fondos á Bayona. Estable-
cido l\'Iujj;¡gorri en Sl;Ir¡¡, tolerado por el gobierno
francés, y protegido ,.¡un mas abiertamente por el
comodoro ingles lord John Hay; concibió el gabine-
te de Madrid nuevaS esperanzas, corroboradas por
la correspondencia de Arnao, el cual achacaba el
mal suceso de la pl'imera {entativa, á UII teIl!poróll
deshecbo que impidió poner en pr~clica todas las me-
didas adoptadas. Este comisionado mostró siempre
grande interés en la prosecucion de su encargo, que
en realidad no dejaba de tenerle cucula.


Deseoso el gobierno de que los fondo.s se mane-
jasen con pureza y oconomía, habia resuelto con
fecba ~8 de febrero, la creacion de una junta en BII-
yona presidida por Arnao, y compuesta de cuatro
l'ocales, uno por cada proviuria vasca y otro por
Nnarra; nombrando al efecto, por Alava, al mar-
quh de la Alameda; por Gnipúzcoa; al conde de Vi-
lIafuerte; por Vizcaya, á don Pedro Pascual Wagon;
y por Navarra, .á don José !faría Vidarle: personas
lodas caracterizadas, de arfaig:J y de grandes C'one-
.J.jones en 'cl pais, de .las cuales se prometía el go-




-382-
hierno que recibiría un nuevo impafso'la . o\ll"ion,
siendo elIasjén sentÍ .. tI~"If)sl1rit1i!!*as ;L Ii! ;mt<jbtl
prenda d~ buen,é"Yo1íto en,~usl1lir.áSi;·yla5!'m!l<S ~ '\WO-'
pósito pava sálisfacet su' cdná"tbidJtoncluil' In gua,.",:
ra mediáitte 'arreglos y ooncesiones ;' (Iue:oviliiescn
los inter;e:ses naqion"lltes y' los dé:rubos' de la- .corona
con losf¡ue.fuf;l'senpeculi'ares ii las l,r&'\'iilciáS''é"Xen~
tas,. sin mooo!reabo ,de"los unos ni Josioo· de ros' úlrbs.·
Esta jonto. debia de intervenir en todas ¡"~s· opera-
ciones,. y de ellas dar cuenta miuuéiosa al gobierno:
sobre lodo,debia cuidar ileque los f{lAdos se rePhr-
liesende una manera justa y equitativa."" .


Seguia entre lan~o Mañagorri en Sara' procuran-
do reclutar gente; y nuestr.o gobierno escitando 'Sin
cesar á Jos de Francia é Inglaterra, á linde que pro-
tegiesen y facilitasen los recursosnC'cesarios ilI Oller'-
po de tropas q.uedicho caudillo eslabatormanoo.


Exigencia qtleno.se bizo repetir mucho, porqueta m-
hos gobiernos, .frances é ingtes, se prestab~1l de mu)"
buen grado á patrocinar una empresa 'qne,rep.orlaba
mayoresl:"enlujas á. ellos que ú nadie .. Sin embargo
de lodo, no fueron estas buenas disposiciollos sufi~
~iellles á contrabalancear d m,d efeclo que la·nuev'a
bandera produjo en el fuerte do 'Vateárlos Y' otllOS
puntos, do'los qll'e descrtaron.var:iosso~dados del
generalO~doneU , que fueron admilidos, quizás por
imprevision en las filas de MuñagOl'loi.


e Ascendido al poder .el duque de Frias, stlcesor




~83'-"-
de:Of3Ua, rué acordado en éonsejo d-eminis1i'or''tie
19,de-sletiembre, que sellevaria á cabo lo ;dispu.esto
por'erahl~rior gabinete auxiliando á los fueristás'con
e1oomplelo·de' los dos millones que en el principIo
se creyó ser suficientes ; pero añadiendo I.os lluevos
ulini'strós: que no Sil asistiese ála {uerzayar~unida
sino en el, caso de pntrar en España y obrar· activa-
mente contra ·D. Cárlos. La junta; por dimision del
YOC'al Vidarte y ausencia del marqu~s de la Alameda,
quedó t~ducida á dQS y el presidente. Este, con fe-
thaH!de n&vie'mbl'e, ponia en conocimien.to del g~
bi~rno 'los grandes disgustos que habia ocasionado á
los fueristas· la cond uctade! comandante que gober-
naba el fuerle de Valcárlos, á consecuencia de la
entrada que volvió -á hacer Muñagorrien España;
coh 1000 infantes y unos 40 caballos. Acompañaba;
en esta MmuniGacion, Arnao', la que·le habia trans'-
_tidci¡ nq:nal ca~aillo desde San Juan ,de Pié del
Puorto'¡ :y·en la cual se quejaba· de que habiendo
cmprendi'ilo su marcha al ana-ne<Íer del 4 de diciem-
bre,¡e0n direcciÓ'tlá España y con!Ínimos de 'Ocupar;
sin resistenc\iI, el mencionado fuerte Je Valcárlos,
fué advertido en el cllmino de la', para él, eslr-aña
rcsolucion del gobernador, quirnhabia dado Grden
de,haMrle fuegó si se acercaba, ó se silui.tba en un
f1Uillo'Cllalquiera de su jurisdiccion, lo cualleobH ....
gó a'suspender la marcha. Entre; lasvnrias cont.es-
taciones á que <lió lugar esl{' incidente hay. una CO~·




" mur.ifflcio~ {lel, vlrey de Navarra, eil la cual, dice
eSprcS<iffienle esta auloridatJ al c()mandJnlc, de Val~
cárloli,que el g~nerill en gefe del ejérdlo del Norte,
COXDE DE LL'CHANA, ordenaba que d.e ninguna ma-
llcr:a y bajo cualquier pl'e~csto que fuese, se permi-
tiera, sin su órden e~presa, la entrada en el pueblo ni
en los fuertesá aquella ll~Opll ú otra de igual proce:-
dencia. Esta rué la causa (\ucprecisó,entonces á Mu-
iiagqrri á retirarse con su gente á San J Ulm el Viejo.


Escrjtorcs que en lodo lJ;lu lu1l<loo mOljra para
formular acusaciones contra el general ESPARTERO,
no l'1Idlan en dirigirle un cargo tremendo por haber
puesto aquí su conduela, dicen, en aLierta conlra-
diccion con los proyectos, con las órdenes, con la
voluntad terminante del gohierno.-Ante todo, es
menester que lijemos por un momento la vislaen J¡,s
condiciones y en la índole particular de la nueva ban-
dera, que siendo i,ncompatible con la Constitucion
del Estado, no podia ser admitida por nuelltros ge-
nerales, sin faltar il los altos deberes, que babian Ilon-
traido, bajo juramento, de defender solo las institu-
ciones que la nacion se habia dado. El CONDE DE Lu-
eUANA que sahia además que el gobierno carecía de
propia autoridad para sancionar por sí aquel principio
anti-constitucional , que solo pudieran adoptar unas
c6rles racultadas ad hor espresamcntc, no era posible
creyese que los ministros echaran sobre sí un., res-
ponsabilidad tan grave; y 'lue ~i bien toluraban la




-385:""-
existencia de la nueva bandera y deseaban que, en
daiío de los carlistas, prevaleciese, no era creiWc
que abiertamente cometiesen el crimen de fomentar!.
la, ni menos autorizarla. Ni se diga que ESPARTERO
recibió órdenes espresas del gobierno en las cuales
se le prevenia lo contrario; pues permas que sea
doloroso el decirlo, es menester recordar que fué
talla posicion en que los gobernantes de ambos par- .
tidos políticos colocaron á este general, posicion tan
insurrecdonaly tan peligrosa por parte del represen ..
tante de la fuerza, tan vergonzosa y tan punible del
lado de Jos depositarios de la suprema autoridad, que
desde el suceso memorable de Luchana, jamás el
CONDE recibió órdenes (que mereeiesen dignamente
tal nombre) de niogun gobierno. Se le consultaba, sí,
pero no se le maudaba. De modo que las iQstruccio-
nes que recibi,ese del gobierno en el asunto que tra-
lamos, serian solo optativas, y de ninguna manera
imperati vas; y siendo· asi, es induda ble que hizo lo
que era su deber de hacer, oponiénd,)se 'al recono-
cimiento de una bandera, que además de llevar des-
de el principio en los elementos que habian de sos-
tenerla un cierto sello de ridiculo, era sobre todo
llerjudicial álos interes.es de la monarquía, como des.
pues veremos, y contraria á la unidad constitucio-
nal : rllzan por la cual son dignos de la mayor ceo ....
sura los ministros que tan descarada é imprudente-
meRte la prolegieron. En oficio dirigido por el' mi-


TOl\J. 11. 25




-386-
nistro de la Guerra al presidente de la junta en Ba-
yona, con fecha 2 de noviembre, decia aquel que se
habia autorizado al CONDE DE LUCHANA para que se
entendiese directamente eSn la referida junta. Lo vago
tle esta comunicacion y el sentido elástico yacomoda-
ticio que podia dar el CONDE á sus palabras, prue-
han bien lo que 'levamos espuesto en órden á las r.e-
laciones de dependencia que existían entre el gefe de
las. armas y el supremo gobierno del Estado, ponitw-
do á aquel á cubierto de todos los cargos que sobre
este punto se pretenda dirigirle. Tambien se vislum-
bra quizás en esa irresolucion del gobierno, los te-
mores y la desconfianza que le inspiraba un negocio,
en el cual aparecia él como el primero y el m3yor de
los criminales, infringiendo, de ~u propia autoridad,
la Constitncion política de la monarquía, de quien
debiera ser el guaniador mas Hel y severo, é in-
fringiéndola, no de nn modo cualquiera, sino en
un punto t~n vital y esencialísimo, cuanto que afec-


o taba visiblemente á la unidad política, á la integri-
dad de la nacion española. Por eso el general Es-
PARTERO, el general O-donelI que tenia {ambien co-
nocimiento exacto de este plan, por haber celebra-
do varias conferencias con Arnao, y todos los demás
gefes que. mandaban tropas nacionales en el norte, y
que habian jurado defender la ley constitucional del
37, obraron bien no queriendo faltar á sus jura-
mentos, y pensaron concienzudamente al suponer




-387-
que el gobierno de Madrid tampoco faItaria á Jos
suyos, imponiendo como precepto á ]os gefes de}
ejército constitucional la adopcion de una bandera tan
contraria á la Constitucion jUl"dda. No hubo un gefe
en nuestro ejército que no mirase con desdeD y con
desprecio el risible estandarte alzado por el escri-
bano de Verástegui. y para decirl'O todo de un,a vez~
nada pU,ede. inventar ó patrocinar un gobierno que
le cubra tanto de baldon y de ridículo, como la tal,
empresa fuerista encomendada á Muñagorri. En es-
to, como en todo, lucieron sin duda su grande ha-
bilidad y sus profundos talentos los famosos estadis,..
tas de la suprema inteligencia.


, Pero volvamos á anudar ]a historia dtl! c'auJilIo
aventurero. Tornó este á ponerse en marcha: y el
comandaute de Valcárlos, que antes. creyó deber es-
perar órdenes para obrar, insistió en bostilizarle
oponiéndoseahorá abiertamente á so entrada poI'
mandato del general en gefe. Arnuo, que continua-
mente estaba dirigiendo al gobierno representacio~
nes, hizo á este tiempo una CM el mismo objeto de
siempre, que era el de pedir fondos, añadiendo que
él y la junta se verian precisados á aMndonar la em-
presa, porque los generales españoles' no le presta-
ban los auxilios y proteccion que los fueristas halla-
hall enpais estraño. Era esta su querella diaria; ,y á
vueltas de amenazar con que se reliraría, dejaba
siempre en.lrever algunas. esperanzas, con las cuales




-388-
el astuto comisionado .,procuraba entretener á los mi-
nistros, saeando el partido posible de la necia ere-
dulidad de nuestros hombres de gobierno, y conclu-
yendo con achacar el poco ú ningun fruto sacado de
sus trabajos, t. o á la escasez do fondos: 2. o á la opo-
sicion que manifestaban nuestros geóerales á que
Muñagorri ocupase cierlos punt~s que necesitaba pa ..
ra realizar sus combinaciones.


Al fin logró el caudillo fuerista entrar en España,
en la noche del 1." de diciembre del3S, y sin que
los carlistas tratasen de impedirlo j no así O-donell,
quien prevalido del aviso de aquel, que le decia su
intento de posesionarse del alto de San Marcial, le
embarazó en su marcha comprometiéndole á perma-
necer en Lastaola. Nada de estrañar es la indiferen-
cia, y no aficion, con que los partidarios de Cárlos
miraban aquella nueva bandera, porque babia cuida-
do muy bien el ex-infante de introducir en sus filas
gente de su confianza, la cual le persuadió bien
pronto del ningun recelo que debiera inspirarle el
descabellado propósito de los sectarios muñagorris-
taso Hé aquí el maravilloso efecto que produjo en las
filas del Pretendiente el ingenioso y silencioso ardid
del gobierno de María Cristina. A pesar ,de la inti-
macion de O-donell , el coronel Colgbouu, COD sus
zapadores y artilleros, se colocó en el punto qUII
trataban de fortificar, trazando las obras á (iro de
fusil de las avanzadas de nuestro ejército.




-389-
El consejo de ministros juzgando, aunque tarde,


que no era prudente fiarse solo en el dictámen de la
junta, y deseando acertar en materia tan importan-
te , ó mas bien enmendar ú cohonestar en lo posible
Jos yerros cometidos hasta entonces, consultó al
c6nsul de S. M. C. en Bayona, que en aquella sazon
era don Agustin Fernan<\ez de Gamboa, el cual dijo
en sustancia lo siguiente: «que en el levantamiento
de las provincias no tu ro parte alguna el recelo de
que las nuevas instituciones abolirian sos fueros, si-
n\) qoe las mismas infiuencias que formaron á Don
Cárlos un partido en otros pontos de la -Península,
dieron á aquellas igual impulso en el año 1833, épo-
ca muy anterior al cambio de sistema enel gobierno:
que si mas tarde el Estatuto y la Constitucion pudie-
ron despertar temores de esta especie, no se vi6
que el nuevo régimen político cambiase en manera
al'g\tna e\'carÍleler dé la insorreecion : que esta tenia
mas bien sn orígen en la sito~cion del pais, en las
muehas armas que conservaban los naturales desde
la guerra de la independencia, y en la a6ci6n que
adquirieron entonces y en la época contitucional
de 1820 al 23 á la ,ida licenciosa y errante; siendo
eTidente prueba de esto el poce fruto que en el áni-
mo de aquellas gentes produjo la proclama de Es-
PARTERO, con promesas esplícitas, al frente de un
ejército respetable que ofrecia proteccion y seguri-
dad. Añadia 'el cónsul que si bien en un principio


. .




-390-
'Concibió alguna esperanza; se desvaneció completa-
mente cu~ndo vió el mal éxito que tuvieron los pri-
meros pasos de Muiiagorri, al dar el grito, y sobre
todo la poca importancia que dió.la policía de Don
CárLos á esta nueva bandera, no' tomándose ni aun


, siquieraeltrablljo de investigar, ni seguir las hue-
llas de aquel caudillo, quedeberia por consiguiente


• Gfrecerle muy poco cuid.ado : que alguna ventaja se
habria conseguido tal vez, si se hubiera tontado pa-
ra llevar á cabo este proyecto COD personas de cuen-


. ta,liberales de crédito y huena fé, pero que al con-
trario, se ~ahia creado una junta compuesta de hom-
bres que ni habian jurado la Constitllcion del 37:
que la cautela y sigilo con que este aegocio debió
tratarse desde su orígen para que el grito de paz y
fueros pareciese UD impulsG natural de las provincias,
punto delicadísimo y el- mas 'esencial en la realiza-
cion de este pensamiento', fué tan mal observado,
qued-esde luego conocierGn los carlistas ser un lazo
que se les tendia por nuestra par,te. ¡Con tanto des-
maño y tan pésimo giro fueron manejadas siempre
estas difíciles negocia{liones~ Otro de los malos efec-
tos (añadia Gamboa en su atinado informe) que pro-
dujo la empresa de Muñagord, fué relajar la disci-
plina del ejército eQ Guipúzcoa y en la guarnicion
de Valcárlos, promoviendo la desereion con el en-
ganche de los fueristas, los cuales ofrecian á nues-
tros soldados el a~iciente de la paga, cuando por lo




-391-
general carecian de ella ]as tropas de la reina: que
el gefe de los fueristas babia provocado amargas
quejas de los del ejército .constitucional que pudie-
ron dar ocasion á rompimientos estrepitosos y tras-
cendentales: que todo lo que se habia conseguido en
cinco meses de esfuerzos, era alistar 1437 hom-
bres, entre ellos 214 desertores, mandados por
oficiales de quienes solo cuatro inspiraban con-
fianza, siendo esta tropa en general visoña, y
mantenida en lista por el cebó de la peseta IJiaria;
muy propia por consiguiente , para desbandarse
cuando llegase la bora de acometer. Mas útil (con-
cluyó diciendo el cónsul) hubiera sido emplear lo
gastado con Muñagorri en escilar con recompensas
la desercion de algunos gefes carlistas; y que, por
último, creia conveniente, para no perderlo todo,
formar dos batallones de chapelgorris con aqnella
gente, aprovechando así los uniformes acopiados, y
agregar despuesesta fuerza al ejército del CONDE DE
·LUCHANA.)) Consultado, de allí á poco, el embaja-
dor de España en Paris sobre este mismo asunto,
contestó en ignales términos que ]0 hahia hecho
Gamboa, añadiendo que aera bien estraño se hu-
«biese nombrado para presidente de la junta á un


, ICcastellano que ninguna influencia tenia en el pais.»
Los q'le conozcan el espiritu de provincialismo que
reina en aquellas. tierras y la prófunda aversion
con que miran los vascos y navarros todo lo que




-392-
no sea de su propia y genuina pertenencia, señala-
damente si se trata de asuntos que. como estos, les
son tan peculiarísimos, n9 podrán menos de admi-
rar la falta de tino en los minisLrosal verificar tal
nombramiento.


Las últimas comunicaciones de Aroao, en pri-
meros de diciembre, decian, que sus gestiones y las
del general Jáuregui babia n tenido favorable acogi-
da por parte de lord Jobn Hay, quien les habia
promeÜdo proveer de raciones á las .gentes de Mu,...
ñagorri, mientras el gobierno tambien las auxilia-
ba. Todo decia el comisionado que se presentaba
entonces de un modo satisfactorio, á no ser por el
ademan hostil del general O-donell, que en vez de
proteger los esfuerzos del caudillo fuerista. babia
ocupado la ermita de San Marcial con sus avanza-
das, impidiendo que aquello hiciese ,con los suyos,
como era indispensable para 'seguír adelante en sus
fines: conducta que decia baber sorprendido bastan-
te á los franceses é ingleses que veian en ella una
verdadera contradiccion.


Desesperanzado al fin el gobierno del logro de
sns designios en esta empresa, resolvió en sesiondel
eónsejode ministros celebrada el 22 de diciembre,
que se disolviese la junta de Bayona, y que Arnao
regresase á la eórte á dar cuenta de 108 fondos que
babia 'recibido: que cesasen las comuuicaciones
directas y ostensibles con Mufiagorri: que si al ca-




-393-
ho de tres meses se veia que las operaciones de es".
te 80 oCrecian resultados favorables, el gobierno
dispondría de aquella gente del modo que mejor
conviniese: finalmente, que cesando Arnao. pasase
el encargo de entenderse con Muñagorri yel gobierno
de Madrid, al citado cónsul de S. M. en Bayona. El
siguiente dia 23 se recibi6 una comunicacion de Ar-
nao en la cual decia al gobiern(} que el caudillo fue-
rista se encontraba ya en pais enemigo, atrincbera-
do y animoso t aiadia (\1 comisionado que para auxi-
liar.bs operaciones y eng,mchar tropas se necesita-
rias 12,000 duros mensuales; lamentándose de la Cal-
ta do recursos y mostr:mdo recelos de pedírselos al
inglés, á quien atribuiapretensiones de poner bajo
su direccion la gente de Muñagorri, y por su medio
apoderarse de alguna fortaleza de importancia.


El 29 envió el ministro interino de Estado dCMl
lIauricio Cárlos de Onis una letra de 50,000 reales
al c6nsulpara los gastos de la empresa. A estetiem-
po serecibia una comunicacion de dicho funcionario,
en la cual encarecia mucho el malestar de los solda-
dos, acampados en el Pirineo, desnudos y faltosde ali-
mento, siendo así que en esta fecha ne pasaba ya de
800 el número de losengallchados que conservaban
fidelidad á sus banderas. Habíasele prevenido al cón-
sul por el gobierno, á consecuencia sin duda de' 8U
mismo informe sobre este asunto, que le mane-
jase cautelosamente y oen el sjgilo que l'equeria




-39t-
en negocio de tal naturaleza; y á propósito de -esto
contestó, que ll1) eraposihle ya guardar el 'secreto
que 'tanto se le recomendaba, puesto que no llabia
cosa mas pública que el orígen de aquella bandera,
tamo entre los facciosos cuanto entl'elos mismos afi-
liados, quienes esparcian sin reparo la YO! de fllle es-
taban sostenidos por el gobierno de la reina.-En 1a
de enero,del siguiente año de 1839 deda ya que el
campamento de Muñagorri era un verdadero campo
de Agramante; que presentaba el cuadro mas per-
fecto de la envidia, de la desunion y de laiodisci-
plina, cuadro fatal cuyo remedio D6 atcanzaba; que
todas fas clases estaban contra Muñagorri , á quien
públicamente tachaban de nulo como caudillo y des-
ordenado como administrador. siendo vilipendiado
por los o6cialt!s y por la tropa; y finalmente, que un
cemaDdante de batallon llamado Sanazis , se habia pa-
sadoá las filas ,de D. Cárlos. A vista de esto el go-
bierno le dijo, con {echa 26 del mismo enero, que
si al recihir esta comunicadon no habia logrado me-
j.orar la Grganizacioft de .aquella bandera, ordenara
que pasase su flierza á San Sebastian, cuyo coman-
dante general le daría destino segun las órdenes que
al efecto recibiese del ministerio de la Gu"rrl'a. Con-
testó el cónsul que aquella gente se,desertaba de un
modo espantoso, quedandb ya solo 300: que todo
allí. era desórden y anarquía: y que era preciso in-
dultar del delito de desercÍon á los :chapelgorris y




-395-
otros individuos de cuerpos francos que se habian
afiliado á Muiiagorri; pues de lo contrario, no pu-"
diendo illgresar estos en las filas de la lealtad ,se pa-
sarían á Jos reales del Pretendiente • concluyendo con
asegurar en este oficio, que si no se ponia pron to
remedio, antes de ochG dias solo quedaria la memo-
ria de la tal empresa.


En consejo de ministros celebrado el 11 de fe-
brero se estendió por fin un acta acordanlig se lle-
vase á cabo el plan propuesto por' el cónsul : y era
tanta la razon que bahia ya para determinarlo así,
cuanto que este vol vió á oficiar, el 17 del mismo,
dando a viso de nuevos alhorotos, habiéndose suble-
vado el campamento de Muñagorri .-Como una prue-
ba mas, entre tantas, del grande desconcierto que
presidió siempre á la realizacion de esta malhadllda
empresa, diremos que al·trlllar de Uevarse á efecto
,lo acordado por el consejo respecto á la disohlcion
de las tropas flleristas y el destino qlle habill de dár-
selas, habiendo oficiado varias veces el 'ministro de
Estado al de Guerra sobre el asunto, guardó el se-
gundo por algull tiempo un profuudo silencio á pe-
sar de la urgencia y la repeticion de Jos oficios; sin
que despues de muchos di as plldiera recaharse otra
respuesta que la de S. M. queda enterada: y solo cuan~
do á consecuencia de otra camunicacion apremiante
del cónsl11, en la cllalnoticiaha nuevos desórdenes,
anunciand(} la pérdida completa de todo lo gastado,




-396-
si no se tomaba inmediatamente alguna provia.eneia


. por parte del gobierno, habiéndose vuelto á oficiar
por Estado al ministerio de la Guerra preguntando
«qué eonvendria hacer con la artillería, tienias de
«campaña y otros efectos de guerra que tenia n los
~flleristas,» contestó- el ministro que «no existiendo
«en aquella secretaria antecedente alguno acerca de
«laformaeÍon de tal cuerpo, no podia formar opi-
«nion en este asunto.» ¡Admirable armonia y uni-
dad de pensamiento y de accion las de este gabinete!
De aquí aparece que no et'an solo los generales, si
que tambien el ministro del ramo miraba conel mis-
mo desden, hastío y menosprecio tal vez el famoso
proyecto de nuestros diplomáticos. Consecuencia de
esto fué la celebracion de un consejo de ministros en
el cual el de Estado leyó un papel en qué daba algu-
nas esplicaciones y disculpas al de Guerra, logran-
doalfin conseguir de todos'sus c61egas juntos lo que
de uno solo le babia sido imposible alcanzar.. Acor-
dóse, pues, la formadon de un cuerpo franco con la
gente que quedaba á Muñagorri, cuyo cuerpo habia
de pasar á San Sebastian á las órdenes del coman-
dante general. debiendo ser trasladadas á Irun 13s
tiendas, armamento y artillería, y demolida's las
obras de forli6cacion. Tambien seconcedia el indul-
to reclamado por el cónsuL


Cuando este recibió la órden antedicha, ya la ha-
bia efectuado por si á caU$a de nuevos y mas lamen-




-39'7-
tables desórdenes: raton por la cual rué aprobada su
conducta, y su celo aplaudido por el g~bierno: 329
Ilombres ingresaron en salvaguardias de Bilbao J
cuerpos francos, quedando otros eu sus casas.-EI
D. Vicente Gonzalez Arnao, en vez de dar cuentas en
1fadrid, segun le habia el gobierno prevenido, se tras-
ladó á París, desde cuyo punto las dió, tan confusas
é inexactas, que S. M. le envió inmediatamente ór-
den de que hiciese aclaraciones; á lo cual, contestó
en términos asaz imprudente$ y desmedidos, dicien-
do entre otras cosas , que no merecia las reconven-
ciones que se le habian hecho; y que si el gobierno
de S. M. no tenia por conveniente aprobar las cuen-
tas , él no tenia otros medios de reintegrar las faltas
que le suponían, sino el importe de 32 mesadas del
sueldo de ministro cesante que se le adeudaban.


Todavía los que en la cOBservacion de los fmros
netos tenian interés, provincianos Y, estungeros, vol~
vieron á valerse, dias despues , de su instrumento
favorito, el célebre Muñagorri, 'IÍ quien proporcio-
naron algunos recursos con los cuales abanderiz6
800 homhres en Francia; y entrando en España, se
apoderó del fuerte de Urdax ocupado por los faccio-
sos. Así lo notició el cónsul al gohierno, diciéndo-
le, que él 80 se habia mezclado ea aada ai <[uerido
coadyuvar IÍ la nueva empresa de aquel caudillo.
hasta no recibir órdenes superiores, fundándose en
que al mismo tiempo babia aparecido otro aventure·




-398-
1'0 con la misma bandera en Cataluña; en que Hg...:
iiagorri, sin ser hostilizado por los facciosos, let
habia cedido el fuerte de que dias antes se apoderó;
y finalmente, en que habia llegado á su noticia que la
bandera de paz y fueros, arbolada por ambos caudi-
Uos, llevaba abora por objeto colocar en el poder
al infante D: Francisco de Paula.


Sin séquito en el pais, sin escilar ningun géne-
ro de simpatias, ni aun entre los mismos vasco!! y
navarros, abandonada por el gobierno, y persegui-
da por nuestras tropas, sufrió la bandera fuerisla
la misma suerte en esta última que en las tentativas
ensayadas anteriormente. A poco tiempo, hasta pa-
recia haberse horrado de la memoria de todos la
existencia de Muñag~rri. Pero no concluiremos es-
te asunto sin referir el fin trágico que tuvo esta des-
graciada víCtima del fanatismo fuerisla. En el año de
1841 , des pues de los infáustos sucesos de oélubre,
presentóse aquel á nuestro cónsul de Bayona, que
lo era entonces D. José de Arguíndegui, solicitan-
do una conferencia reservada. Túvola en efecto,
aunque DO con este carácter, sino á presencia de al-
gunos sugelos que en aquella sazon acompañaban al
cónsul, ante quienes dijo que él se prometia arreglar
los negocios de España, si se le facilitaban medios de le-
vantar otra VeZ su antigua bandera. Irritado Arguín-
degui con la singular é inoportuna prctensi,on del es-
cribano de Verástegui , no viendo en él sino un fue-




-399-
1'0 maniá(ico, un loco pero cuya loeurá habia C'Oslado
algo cara y' podria ser aun mas perjudicial, si no se


,trataba d~ ponerle coto , contestóle preguntándole á
su vez, que si aun no estaba desengañado y cansado
tambien de imposturas, de enredos y de tlstafas? que
si no eran suficientes· los 80000'duros invertidos, s-in
fruto, en sus tramoyas, de cuya cantidad no babia da-
do cuenta alguna, para no bacer caso· ya de- sus pro-
mesas ni de sus palabras? añadiendo, que saliese al
punto de allí , y no se presentase en territorio espa-
iiol siquie1'a. Muñagorri iusistiendo en su propósito
rtfpuso , que él se avistaria con el comandante ge-
neral de Guipúzcoo ó el virey de Navarra y ]0 ar-
reglaria todo. «Una ca·rta (dijo entonces el cónsul},
"irá á la par que V. par-a que- cnalquíer-a de esas au-
«toridades le encierre en un castillo.» Sin embar-
go, aquel desgraciado buscaba ya desatentado y ciego
el cumpllmiento fátal de su destino. Éntró en España.
y sabedores de' ello unos cl.lrlistas que le conocian,
buscáronle, persiguiéronle, y qoor'iendo él escapar,
le quitaron la vida de un trabucazo.


Para los estrangeros , quienes segun hemos vis-
to protegían la descabellilda e!llpresa de Muñagorri,
y á quienes importan hien poco citjrtas concesiones
de las que bajo aqueHa hapdera se defendian para las
provincias vascongadas y Navarra, este era solo un
asunto mercantil, una coestilon de aduanas. Dispu-
tábase si estas babian de estar en el Ebro ú en las


,




.;


-400-
fllonteras; es decir, si el límite de' la España comer""'
eial habia de estar determinado por aquel rio. ú por
los montes Pirineos; decidiéndose, como es H":
tural , lo.s estrangeros, pOl" el primero de estos es-
tremoso Por eso protegian ellos la bandera de fueros;
porque solo á ellos, y á algunos especuladores de la
oligarquía vasea , pueden interesar las franquicias de
este género.. Los pro.vincianos que co.no.cen sus in-
tereses, aman, sí ,sus fueros; pero. no los antiguos
fueros netos, sino mo.dificados ; pasados por el cri-
sol de la reforma. Desean la ampliacion del derecho
electoral, en cuyo punto están conformes en admitir
gustosos las instituciones políticas que hoy rigen en
la monarquía, las cuales los libran de los males que
,son inherentes al sistema de monoPo.lio. que de muy
antigoolos ha gobernado: desean perpetuar en el
pais la libertad municipal, Y' sobre todo, su escelen-
te administracio.n económica, tan admirada de los
sábios, y que no tiene egemplo en todas las naciones
del mundo. Todo esto desean; pero al mismo tiem-
po quieren que las aduanas estén en la frontera, per-
suadidos como están de que, en otro caso, su indus..;
tria perece ahogada po~ el libre concurso de los ar-
tefactos de afuera, y aquel pais no es otra cosa que
nn Qstenso mo.stra.dor en dpnde, á ,manos llenas, se
despacha el contrabando. que los estrangeros intro-
ducen en Castilla. Por eso. no. es de estrañar,' antes
-es mUJ lógico, que estos apetezcan los fueros de




-401-
aquellas provincias. El mercado, el comercio, ú mas
hien el contrabando, la tras lacio n de las aduanas al
~bro : hé aquí en el fondo y en la eSQncia la cues-
lion que se queria debatir con el especioso pretes-


<:'0 de la bandera de paz y fueros. En cuanto á las
formas, á los medios adoptados por el gobierno pa-
ra dar cuerpo y vida á este pensamiento, para llevar
á caho tal proyecto, lo que hemos dicho conven~ de
que él se presentó en el campo de la guerra con un
aspecto tan singular, que pu~de sin injusticia decir-
se, que fa empresa de Muñagorri forma la parle
grotesca de aquella desastrosa campaiía. Luciéronse.
no hay· duda"r-Io, los ministros Bal'dají , Ofalia,
Frias, Onís y Percz de Castro que mostraron tanto
('mp('iío cn realizarla.


TOM. 11. 26




,i


. ,


....
.. J


.,




C.-lPITIlLO IX.
,~::a:=~


COllspiracion á favor del itlfanle lJ .. Francisco:
desgraciackts operaciones, det tjércitodel Centro
sobre JI'orella: ejército de reser"á: sublevaci.o-
nes POP,~lZares: reúnen8e las Cúrtes: tllteracÍo7les
en ttptf~o.nal del ministerio: varios hechos de
armas en, diferentes puntos del rei!,o.


A que un incidente nos
puso en el caso de ba-
cer mencioDó'o" el.ca-


.. pitaloque antecede, de
'D. Francisco de,Paula
Borbon. infante de Es-
paña, tio de la reina
Isabel, no desaprove-


"'''«. charemos JaocasWo que
ese recuerdo nos ofrece de decir algo acerca de es-
te peTsonage. Precisamente en el tiempo en que·,Q-
mos. en 1838 , ocurren sucesos en los' cuales,',! por
fuerla ó de grado. toc~le 6gurar. Es D.· Frát16isco
pe c:lráct~r (lpacib!c 1 inof('nsivo )'beoig-Do, ngeno




-404-
de ambicion, y como persu~dido de que no nacló'ét
par~ mandar: quizás es de esos príhcipes que no
hacen daño, porque carecen de las facultades natu-
rales necesarias para hacerloj,pero es lo cierto, que
si no está privado de estas potes, le ha faltado siem-
pre la voluntad, lo cual es sin duda alguna un bien
para la nacion, y para él igualmente. Estas circuns-
lancias le han hecho en todos tiempos estraño á fa
política; si bien en la época en que alzó el pendon
del.despotismo su hermano Cárlos, y c~ando des-
pues fueron restableciéndose las leyes fundaJOen,tales
de la monarquía y planteándose un sistema liberal
mas ó menos acomodado á las necesidades y á los in-
tereses de los pueblos, siempre ha unido su causa á
la causa de estos. mostrándose liberal, y prestando
á este p~rtido , no tanto él cuanto ,la infanta su espo-
sa al. 1iempe de morir Fernando. VII ._ servicios de
la mayor importancia. El partido liberal desde en-
tODceshase mostrado siempre aSaZ reconocido al hon-
rado porle 00 esta familia. Doña Luisa Carlota, que
así se tramaba la esposa de D. Francisco. era de es-
pírito mas varonil que él. de ánimo resucito, carác-
ter orgulloso, y por consiguieute abrigaba mas am-
biciones. Era este, en verdad. un matrimonio in-
Temo. Sin embargo. en todos los años que habian
ya transturrido desde qlle empezó la borrascosa mi-
noría de la reina Isabel, hasta la fecha que vamos
historiando estos ¡nfanteli habian vivido. al parecer,




-405-
en la mejor armonía y union con la reina viuda y sus
hijas, cubriendo á todos el mismo tecbo del régio
alcázar de Madrid, sin que, al menos se trasluciese
al público el mas ligero fulgor de sus domésticas
querellas. Mas al cabo de este tiempo, ora fuese por-
que las rivalidades úotras pasiones dQlas dos ber-
manas, Cristina y Luisa, Uegasená su colmo, ora
porque el ansia de los partidos 'agitase el ánimo arre-
batado de la infanta , queriendo emplear en su pro 'la
elevada'po'Sition sO'cÍalMD. Franci§co,eura tntlnto
no sabémdsSt lfegóá embargarse 'ton la balagüeihl
idea de suplantar un dia á la reina Cristina en Ja
regencia, ello es que en palacio yen el público apa-
recieron síntomas de desunion entre la real familia,
y conatos de cODspiracion, si no de parte, al menos,
á favor del mencionado infanle de Espaiia D. Fran-
cisco de Piluta Antonio. '


Por causlls'que son bien fáciles de aUnar, ('talan ..
do de esta clase de· personas, bállaDse todavb en-
Tueltos en una oscuridad misteriosa tlstos bechos,
que son de la uaturaleza de aquellos que raras ve-
ces, ó nunca, llega á desentrañar la historia. Ano-
tMemos. sin embargo, los puntos mas visibles y
esenciales, pára que lIsi quede justificado nuestro
propósito. Además de la iodicacion oficial delww.
iul de Bayooa, que si no prueba que los ru~thltIUj,
en su postren tentativa, tratabajaban pOr li caosá
del infante D. Francisco, prueba si-empre que1ía-




-106-
bia rumores que ·Je atribuian algunas preteosioncl,
podemos citar otros bechos que fueron comentados
enlonces públicamcnte CA este mismo sentido. Al
promediar del afio 38. bablóse mJlcbo de una cons-
piraeion de8cubie~~a en el ojército del Norte, de cu-
yas relultas fué prest) en el e asíill o .de Miranda un
aJooanle del. hatalkm de Guias de ESPARTERO, y cu-
~o .objeto e,adepositar el mando en mallOS del rére-
,ido ~n(anLe n. Frallcisco de P~ula. Elpúblieo enla-
:.6'000 este suceso otro que tuvo eCecioon la eórte.
Un periódico ~lió á luz el cual duró muy' pocos
dias, porque j des~ubiertas las tendenciaa de desa-
creditar á la. Begenle, reul,zando al par y. encarecien-
do el mérito de la familia de D. Francisco, oblig6se-
leá"ccsar en Sil pubJicacion, perseguido por el gQ-
hitwfl" y.goviadcp con.deD9ncias; y á pesar de que
el infante, por medio de Sil maJ'0rdomo ,el conde de
Parselli t. se apresuró á dedillar lodo género de res-
ponsabilidad respecta á I,os escritos del Graduador,
nadie ponia en duda que, aun á despecho bUyo, si
así era, los trabajos de los conspiradores eran una
realidad, una cosa barlo positiva. Los cuidados y los,
celos tlegaron, pOl' 6n, cerca del sólio: y la JamiUa
qlle. era. Qbje'o de. la mal urdida conj,qracio,,; 'J á
qflieo '~ le atribuyeron. jllsta ó. iuj .. itaJDenle t tao
e~ag4fad.s .pretensiones ,salió de Madrid para el es-
U'jlJlgero , de noc~~ , siopreceder aviso deoinguD
género, con tudas Illll s~iiale8 de uo destierro polí-




-4,07-
tico. Como no se habia formado un verdadero par-
tido que sostuviese tales exigencias, apenas se dió
otro carácter que el de una intriga palaciega á este
ostracismo del infante D. Francisco. El silencio si-
guió ya despues á estos slicesos.


Pero hablemos ya de las malhadadas operaciones
del Maestrazge. Grande era lamisiondel ejército del
Centro en estos tiempos. Haeia mucho que su gene-
ral en gefe den Marcelino Oráa lucb'ába, oon mas
telGo y constancia que fortuna, con tos grandes jn-
conTenieBteé qB~tenia que vencer, habiendo contra
sí un enemige-poderoso y audaz," que ocupaba los
puntos mas importantes de aquella comarca, cuales
eran las plazas de Morella y Canta vieja , sitas eo el
corilZon del territorio, siendo por consiguiente llave
principal de cuanlas operaciones militares'se empren-
den en él; y ballándose il frente de un ejército men-
guado en fuerta. Dllméricas, aunque no en herois-
mo y dccisioD , y'falto por lo general ydesaloodido
en recursos de toda especie. No parecía sino que el
Aragon, Valencia y los puntos aledaños de Cataluña
y Castilla, tenian que purgar algun crímen. Tal era
la indiferencia, el culpable abandono con que, co-
mo por sistema, miraban todos los gabinetes el
ejéreilo destinado á lapacilicacion de aquellos' pue-
blos. Quizás esta indiferencia, este abandone, ha-
yan contribuido mas que todo á· crear esa reputa-
cion de valiente y entendido á fuor de uamóostroo,





-408.-
cuyo solo nombre es un horroQ s'angriento en Dues,..
tra historia.


Mucbas recl3~acione~ ba~ia. hecbo Oráa al go-
bierno sobre este asunto; pero ~a& habian sido in-
fructuosas. Tambíen llegó á presentar ·&u dimision
a/gunil vez no sié_'~. ~mitida. Hasta que. por úl-
timo. reforl,lJdC),su.,t:j.ér~ito con las brigadas ,de
Mir y;Aspiroz. y conlil ·divjsion PH.diñas. vino á
coucebir la iden de que era llegado,el.c:aso de salir ya
de la estéril defensiva en que babiaeslado basta en-
tQnces • para emprenderla rec,:onquisla. de aquellas
plazas. como condicion preliminar,·é .indáapensable
si babia de terminar alguna vez la guerra t:ivil en Jos
distritos de su mando. Veintitres batallones, doce.es-
cuadrones, veinticinco piezas de .artillerÍa, tres com-
pañías deingeoier.os y el esladomayor correspondien-
te, com-(lQuian ellutal de las fuenas ·que puso Oráa
enmovimienlo. Veri6cáronle, cnlos.úhimos dias de
julio, pordis~intas direcciones, pero con objeto de
afluir,sobr.e MoreHa, las divisiones .de los generales
don Santos. San ~Iiguel • Borso di Carminati y Par-
dinas, en. vir~ud de una bien enlendida combinadon
del ya .citado general en gefe. Dióse la preferencia
á esta plaza, porque. su siluacion y!lU importancia
diQt~ball. de~ lu~o órden de primada. ':onslaha
su ,guAI'uicioll de unos 1400. hombres. consistien-
do la artillería ,en .. die;¡:"piezas de todos calibres:
(lero Cabrera I reforzado con. las gentes de lUerino




-4'09-
Negri ~ Basilio y alguna caballería procedente de ·1.
MaDcba , con cuyas fuerzas reunia un tolal qtie DO
bajaba de 10,000 iorantes y SOO caballos, la defed-
dia-rontra los acometedores por de fuera. El terrane


! que circuye á MoreHa ,señaladamente desde Alca-
ñiz, puolo en que insistia la base de operaciones
de nuestro ejército, es de naturaleza quehrada y
montuosa, poblado de bosques, cruzado en lodas di-
recciones PO" pt'ofttftdos barrancoS' y calladas, don-
de e8 pNeiso<ammar por largos y penosos desfita-
dero!\', queprt'sentao, á cada paso, estancias formi-
dables, á propósito para la defensa; lo co:.1 dificul-
taba, en grao manera la traslacion del tren de artille-
ría que -desde aquel punto habian de conducir los
nuestros, como tambien los víveres etc.. baciendo
igualmente que los aproches á la plaza que habia de
sufrir chilio fuer~n«le ulla di6cultad inmensa.


I.os ·etfue~·del earlista debian naturahnente
dedicarse í destruida combinadon antedicha, ata-
cando á nuestras columnas en detall á fin de impedir
que se diesen la mano los que por tan distintas vias
acudian ála cita. Así que, en el pueblo de Cinq-Tor-
res rué atacado San Miguel por Cabrera, que con al-
g.aos bataUooes le bizo fuego desde las alturas; pe-
rofuí el-rebelde recbazado y compelido á buir •
tare".a. Esta division se unió al fin con la-del ge-
neral ellisefe. que el dia antes babia llegadO' iÍ Cas-
teUfor·t J l'ori6cáadolo al propio tiempo' ladel general




--410-
Bono. que venia de la parle de CastelloR de la P!v-
Da. Reunidos los tres gefes, acerclÍronse á MMella,y
pudieron reconocerla, hllbiendo,repelido al paso va-
rios ataques enemigos y e5q.u.indolos disparos que
les bacian ya desde lapJaza.


Constituido Or.ea ,el punlo fOl'tifieatlo de la. Po-
biela. relrocedtós..;Kigael con su division á Al-
caiiiz ,con· objeto da ooDvoyar la arlUlería y demás
matérial DecesariQ para el sitio~ El. dos de ,agosto fué
atacada la divi§ion Borso en su campamento de la
&lerra de San Isidro por el· mismo Cabrera, acompa-
iiado en esta sazon de Foreadell, Mer.iú! D.Basi-
lio ; pero tambien esta vez fueron rechazados ,fos re-
beldes con vigor, babiendo sufrido considerables
pérdidat que. ocasionaron en sus reales las valientes
too,- .quegu.iabll DlltstrocaudiUo. Bajo tan felices
auspicloe.,comanzó, plles, la espedicion,lobre Mo-
rella. 'fodo presagiaba qlle Cita i!mpresa sería céro-


. nada con éxito venluroso, y que aquellos pueblos,
testigos por tanto tiempo, y mas que testigos, vícti-
mas desgraciadas de la implacable ferocidad de bár-
baros bandidos, gozari:m al fin la dicha debida á sus
esfuerzos y á sus innumerables sacrificios. Ta .. ¡'ien
loshrnosde1 centro deseaban con abiaeo:que llega-
...... 0, dia en que la patria reconocida .prestase DIl tri-
b~lo de adinillacion á su' constancia. su. aGor ,áda li-
bertad )" su heroiuno. 'El ~netalSan Miguel, volvió
al cabo oon el t~en de sitio, habiendo atravesado to-




-411-
do aquel pais tan difícil como peligroso, sin que· los
e~migos osasen impedírselo, llegando el día 6 :ála
Pebleta, despues de haber hecho diez y seis' horas
de camino en siete dias. Este paso era ya del mayor
interés para los del asedio. El 7 solo pudieron estos
adelantar un poco el material. colocándole mas allá
de la PobIeta, camino de Morella, habiendo tenido
que constilairse 68 aquel punto la di "isionde reser-
va par.proleget el paso de u", gran des6Jadero. MIl-
,ores ~des todavía ofreci6 la marcha el si-
guieote día 8, d1!.bidai á las grandes cortaduras que
los enemigos babian practicado en el camillo. La di-
vision Dorso, que se hallaba ya al frellte de la pla-
za, retrocedió llamada por el general en gefe, para
proteger el paso de otro desfiladero que estaba en
la direccion de la ermita de San Marcos. Guarecido
por dichas tropas" por las dos baterías de ba~lIa
c,le la bri~jula' deltereerdeparlamento, pudo pasar
~ eL material de sitio hasta la citada ermita, no
sin sufrir, los que le custodiab:tn y protegian. el
conLÍnuo tiroteo que los de Cabrera bacian desde las
alturas inmediatas. Prosiguieron. despues de ganar
la ermita. todas las piezas de grueso calibre bácia
el campamento de Morella, protegidas por l-a diviS'ion
Bono. un batallon de la de Pardillas, Un escba4Hn
do reserva y media batería; quedando aeampado: en
lu cerclnúa. de la ermita el resto del treti dearti-
lIerj,a t lodo el de ingenieros y la admi nistracioumi.




-412-
litar, cubierto todo esto por la division de relmlt~'
La del general San Miguel, que cbbria la- marcha
y llegaba á los puestos designados para su campamen ...
to, fué atacada al anochecer de este diapor Cabre-
ra, que juzgó ser aquel momento opbrtooo .,..ra em-
bestir con todas sus f-nerras la derecha :dl'J'ta 'tinea.
Viéndose, tan de improviso, hostilizados tOs déSaft'
Miguel por aquella inmensa turba enemiga, muy su-
perior en uúmero á las fuerzas atacadas, no podien""
do resistir, cejaron en los primeros momentos d,
combate, abandonando ulla casa, destinada á formar
la estrema izquierda de la línea de. los nuestros. Pe-
ro aumentándose el fuegO', segun que la noche se
iba adelantando, y des pues de reforzar el general
Oráa aquella posicion, ordenó al coronel del regi-
miento decaballeria· del Rey, D. Adrian de Jáeo-
me ,que cargase por su frente .al, enemigo eoó un
t'scuadron de este cuerpo, intarin ros liradoresdel
6.° de caballería ligera, á lás órdenes de su capitan
D. Rafael Acedo Rico, lo verificaban por la izquier-
da. Maravilloso efeclo el que produjo la bizarria de
tan aereditados cuerpós, que sin esperar á los in-
fantes , que seguian al general en gefe , forzaron' al
enemig-Oá dCl!ocupar dicha ClIsa y á refugiarse Ii aftas
rooas désde las cuales continuaba sus fuegos; mas
no tardó mocho tiempo; sin que fuese tambien aven-
tado de alli por"algúnas compaiiías de San Fernan-
do y Castilla, que cóndueidas por unos o6ciales do




-413-
esla.domayor y ayu(Jantes de campo, que iban .:on
el gefe superior , hicieron la embestida con el ma-
yor denuedo. Los rebeldes arrollados en todos sen-
tirlOs, ,iéronse al fin precisados á acogerse á sus an-
tiguas posiciones.


El gener.al en gefe Oráa prosiguió su marcha eon
eleonl'0Y restante y las divisiones de reserva: y ha-
billndo lIeg¡¡do la de San Miguel sin otra novedad
alguna. se empleó el resto de aquel dia en recono-
cer los puntos mas ventajosos para corlar las comu-
nic¡lciOlles á los defensores de MorelJa, tomando
adeptás otras disposiciones rclati vas á establecer de-
finitivamente el sitio. Duranle todas estas operacio-
nes huyeron los !,'ebeldes delanle de nuestros va-
lientes. que conservaron sus estancias á pesar del
nutrido fuego que les dirigia la artillería enemig;t de
la- plaza. Fué sobre todo brillante el comportamiento
del balaUQo tW Re;. queoslenló en eompendio ,un
tiel reDejo de las glorias IIue inmorlalizaron en tod~s
épocas el antiguo nombre de este regimiento, tan cé-
lebre en los f .. stos de nuestras guerras. Dislinguióse
tambien, en alto grado, por su bizarro porte, la ar-
tiIJería de b"talla cuyos tiros acertadns contribu,Yeron
poderosamente á rechazar al enemigo.


En la noche del 10 I fueron ocupados por los del
asedio los once puntos mas ventajosos para cerrar las
comunicaciones entre la plaza sitiada y el ejércitoau-
xiliar esterior I sin que este intenlase hacer oposi-




-414-
don alguna: y en la madrugada del mismo diaprac..l.
ticaron el último reconocimiento los gefes de artille-
ría é ingenieros, con objeto de determinar el em-
plazamiento de las baterías, las cuales quedaron
construid.as en la noche dell~ al 13. Los campamen-
tos se establecieron al apoyo de las altor.jI de San
Pedro Martir, Cruz de las Foyas y Si~ra de San
Isidro, asegurados por los correspondientes pueslos
avanzados, con relacion á la naturaleza del terreno
y mayor ó menor proximidad del enemigo, ligándo-
se por derecha é izquierda con las estremidades de la
línea de circunvalacion, que era tan completa co-
mo lo permitia lo quebrado y sinuoso d~ aquel sue-
lo. Al efecto fueron ocupadas, segun va dicho, 0n(.~e
casas, de las cuales se apoderarotl los batallones 1.<>
de Africa , Cazadores de Oporto, y unas compañías
del provincial de Santiago, para cortar lacomuni-
cacion eon ~o& caminos de Chiva, ,For.catl, Cinq-
Torres, Arés y San Mateo. Estos once puntus eraD
objeto constante de fuertes y repelidos ataques diri-
gidos por los contrarios, desde el momento mismo
en que los vieron poseidos por los sitiadores; pero
siempre futron rechazados los rebeldes, en cuan-
tas embestidas intentaron, por el valor de aquellas
bizarras tropas, á quienes apoyaban 108 di,isiones
que' permanecian en los campamentos. Tres eran las
baterías que se constrllyeron: una de brecha, com-
puesta de cinco cañones de á 16, contra la corlin~




-415:-
que media entre la puerta de San ~'guel y la.
Torre redonda: otra de enfilada, ála izquierda de
aquella t para batir lo largo del muro' de la Nevera,
armada con tres cañones de á 8 Y dos morteretes de
á 7; hallándose á la espalda. y sobre el lado derecho
de-la brecha. una de fuegos curvos. compuesta
de un mortero de á 12, dos de á 10;' Y dos obu-'
se. de á 7.


Al amanecer del U se rompió el fuego eutre si-
tiadores y sitiados. La bateria de brecha jugaba ad-
mirab~mente. y hubiera conseguido en muy pecas
boras su objeto. si el fuego certero que hacian 10&
rebeldes, tanto de la plaza como del castillo ,no lo
huhiera impedido. Continuó sin .embargo un caño-
Deo nulridísimo y.aterrador por ambas partes todo
este dia, conteniémlole apenas ellúgubre manto de
le noche. Pero al alborear del 15, era tan viv, ycon--
tiaucWo el qpe.baeian·los nuestros, segun se. eSpresil
Cabrera en el dia-riode operaciones que remitió al
miuistrode la Guerra deDo Cárlos, que en cada des-
carga arrojaba cinco ó mas tiros á la vez, desde do. ba-
terías, de este número de piezas en cada una, siendo
horroroso el de mortero y obus, pues no cesó en todo
el· día de haber una ó dos bombas y granadas en el ai-
<re ·coatra.el castillo y $U plaza. Mas á pesar .delolt
sinplares esfu.erzos de nuestra artillería, no . fueron
aun sufieiflntes pllr3 a.pagar los fuegos de la del cas-
tillo t ni 108 de fU8ilería .de este y de la [lbza; pre-




-.\16-
sentando por consiguiente esta liza porfiada T s:t~
grienta el aspecto mas imponente y pavoroso. Pr~ ..
ticada la brecha y hechos los oportunos reconoci-
mientos, era este el dia destinado para realizar el
asalto, pero el retardo que esp~rimcntaron las di-
ViSjOD~S Borso y Pardiñfts que cond!1oian al lugar del
sitio un convoy de víveres, y se vieron precisadas
á sostener el mismo dia un combate con las fuerzas
de Cabre1'a en.}as alturas de San Milrcos, bizo dife-
rir ;¡queU¡importante operacion hasta el anochecer.


Llegado el momento, :'prestáronse para asaltar
la brecha tres columnas en la forma siguiente. Man-
daba la primera el,~oronel del provincial de Ciut!ad-
Real, D. José Ortiz, al frente de las compañías de
granaderos de la primera y segunda divisiones, las
del pt'ovincialde Santiago, que guarnecían anles á
Morella,á las órdenes del coronel D. Bruno del
Portillo, antiguo gobernador de aquella plaza, com-
pañía y medía de ,zapadores, y una seécion de arti-
Ilerla. La segunda columna, cuyo cargo era refor-
zar á la primera, iba gobernada por D~ Carlos Oxom-
Oneil, teniente coronel mayor del regimiento de in-
fantería 6.' ligero, y se componi3 de las compafiíall
de granaderos de la 3.- division y de la de· reserva,
y media compañia de zapadores. La tercera, que de-
bia :apoyar á las primeras, regíala el . brigadier don
Miguel Mar, y constaba de 101 batallones del Rey y
del l. o y 2." de Castilla. A eso de media noche aproxi-




-417-
máronse estos brnos á la muralla sin ier apenas sell-
tidos, y venciendo las inmcnsas dificultades que opo-
nia á su marcha el mal terreno y los trabajos que
Con este fin habían hecho los enemigos; pero al lle-
gar impávidos al' [fié de la brecha, halláronlá tan
elevada, que fué preciso hacer uso de las escalas. A
este tiempo_los defensores, notando ya el riesgo, el
grande peligro que les amenazaba, hicieron un fuego
horroroso de fusilería y granadas de mano, descar-
gando á la vez una tllrrible nube de piedras que des-
de las altas torres del portal de San Miguel llovían
liob"e las cabezas de los valientes que intelltabaf;1 el
as¿¡lto. Pero no era esto solo lo que se oponía á la
realizacion de su cmpeño arrojado y heróico. Los
carlistas de adentro, que, á juicio del general Oráa,
no dejaron de mostrar bastante energía, valor é in-
tcligencil en su defensa, habían dispuesló una gran-
de porcion de combustibles á la parte interior de
la brecha, que. encendida al tiempo de asaltarla-los
nuestros, presentaba el aspecto de un volean con
todos sus horrores. Obstáculos invencibles, que ohlí:....
garon ¡j desistir de su empresa á los bravos que, con
tan mala estrella, se empeñaron en realizarla. El
<1salto de frenie era imposiUle. Los fuegos laterales
hacían un daiio incalculahle. No era dado á los sitia-
dores neutralizar en la sombra de la noche elemen-
tus de tanta resistencia. Todo el grande valor de
llucstroS soldados era alli ya infrucluo~o. Diósc,


10lL 11. '27 .




-418-
pnes , la órdcn de rcli .... d .. ! ahorrando así la cíu·
sion de tunta y tan preciosa sangre derramada inú-
tilmcnte.


Prosiguió el dia 16 el terrible hornll:lrdeo de
Jos sil;¡IlJores, correspondido Jid'tl1cnle por JO! re-
beldes del castillo y de la plml; y el siguiente dia
rué destinado por Oráa, de acuerdo con los gcnera-
les de division y comandantes generalcs de los CUer-
pos facultativos del ejército, para verificar un sc-
gundo asalto. Tratóse cntoll.~e~ de invadir la brecha,
mientras tres columna!! debian escalar el mUl'o de la
plaza por tres puntos distintos. Para e!le servido,
tan arriesgado y espuesto, se sacó ell suerte de (;ada
division un balallon, habiendo tocado al de grnnadc-
y\)% l'l'\)'i\\\th\~~ de \a Guardh\ Re<\\, que fu~ segu'-
do de las comp .. iiías del provincial de Santiago, y de
compañia y media de zapadores, el import .. nte des'"
tillO del .. salto. Para sostener esta column;i estaban
de~tinados los batallones de la Reina y Reina Go-
bernadora, mandados por el brigadier D. Javier
Azpiroz. El asalto por escalamiento debian darle d
segundo batallon de Córdoba, el !Jegundo de Castilla
y el primero del sesto ligero, soslellido8 por los ca-
tadores de· Oporto. Al despuntar la aurora del 1'1
todo estaba dispuesto.


Dilda la sella\, moviéronsc animosos los granade.
ros de la Gllardia j encaminándose hácia la brecha;
t\cro jo;ill (lue pudieran acercarse, á caUM de las di-




...... 419-
Ilk~h:1I1es del cnmino que los obligah:tn ¡j desfilar
tino á uno\ y MI mortífl'l'o fuego que desde la plaz:,
Ir!! haei:tll los tebeldes, Una desc:trga casi general
de la gU:tl'nicion contuvo por olgunos momentos.
tanto a t'sta colUmlHl como t. I"s (Iue ihan eOIl oh-
jeto de estal"l' el mUt'o; mas vueltos á poco tiempo
M su estupor \ insistieron los acometedores, pro,;"
digalldo sielllprfl muestras del mayor denuedo. Gran.
de y sublime, (lera con ese genero de sublimidad
horrenda y lIlro#; que lIeun consigo los bárbaro!!
sucesos de lul.C guerrus, mucho mas cuando eslas
ticnen lugar en naciones que se Iluman civilizadas,
en {Ionde los progresos de la ilustnleioll han pueslo
('11 mmlOs de los hombres l1Iultiplicados medios de
mútua destruceiou y de esterminio, si bien eOIl la
drcullslancia singularísima de minorar su efecto;
grande y sublime, repetimos, fué este acto de la
ugre!>\OIl, en que cuatro columnas diferentes, la de
brecha y las de escala, embi~ten por cuatro puntos
dislintos el [¡mbilo de aquella plaza, la cual dcses-
per,tlla y frenética I lo mismo que los rebeldes que
la gual'necian, ostenla ua valor y una resolucion,
prendas dignas de mejor caus<I; y empleando sin cc-
~ar 13 metralla, el fuego (le fusilel'í:l, las gTalladas de
mano y aun las piedras, logra al fin rechazar de aule
sus muros á lanhiíart'OS sitiadores, La sangre de es-
tos corri" á torrenles. Sll mérito fllé grande ... como
grande rué su arrojo .. , grande lamhif'u la ohstina-




-4tO-,
cion en la defensa. El sol de aquel di:l, que alum-
hró este espectúculo terrible, desgarrador, fué pre-
sencial testigo da una cruel desgracia nuestra, de
una de nuestrLlS maJores calamidades.-Allí muriú
entre otros valientes, d coronel don Bruno Portillo
y Velasco, militar hravo y pundonoroso, que habia
jurado.enlrar vencedor en la plaza que antes g9ber-


. Aaba, Ó perecer en sus murallas. Tambien quedaron
tinados don GerÚllimo de las Heras, mayor del re-
gimiento de infantería de la Reina, y el oficial de
estado Dl3 yor don Joaquin Alonso, jóven de un mé-
rito estraordinario, de instruccion y de \'alor, en
(Iuien cifraba gr,lIldes esperanzas y babia puesto su
estimacion aquel ejército, cu)"s filas se resintieron
de estas y airas considel'aLles pérdidas sufridas en
el infausto cer('o de Morclla.


·Viendo Oráa cuan abundante é inútilmente cor-
ria la sangre de los defeasores dl~ la Iihertíld y del
trono constitucional de Isabel Il, atendida igual-
nwnte la resistencia obstinada que oponia el carlista,
parapetado en aqu(~II;&s rocas, guarecido por aque-
llos muros impenetraules y barral1cos inaccesibles, y
teniendo en euenta otras circunslaneias que aun pe-
saban mas en su ~nimo, entre las cuales descollaLa
la falta de "Íveres para sus tropas, resolvió le yantar
el sitio, de acuerdo con los comandantes generales
de artillería é ingenieros y generales de Jivision, re-
tirándose il Alcaiíiz con tau admirable órdcu, que á




-


-421-
pesar de verse picada de conlÍnuo su retaguardia
por el engreido y feroz, CabrCl'a, no solo llevaron
consigo los nuestros y pusieron en s(\lvo todas las
piczas, carru<lges mj~ninas, juegos de armas, muni-
eiones, útiles y dem<Ís perteneciente óll material do
ingenieros que no habia sitio inutilizado en la cons-
truceion de las haterías ú perdido en los intentados
asaltos y escó"ada~, sí que tambien condugeron sill
novedad alguna cerCa de 900 heridos que tuvo el
e.i~rcito en las inmediaciones de Morella; siendo de
tanto mél'Ílo esta relirada. que bien puede compen-
sar, hasta cierto punto, los errores cometidos en el
cerco de aquella plaza,


Alribuyóse principalmente este runeslo descala-
hro¡que sufrió d l'ji>rcito del Celltro, y que rellejó,
como no podia mCllos de suceder, en lodos los ejér,.
rilíls constitucionales, habiendo tenido por su causa
que suspender el CONDE DE LUCIIANA bs importantes
oper'lciolles sobre Estelló!, á la falla de v~eres.de la
cual, segun hemos visto, se qucj:,ba Oráa con jus-
licia; porque en efecto ('ra grande la eSCilsez que
"cinilha en el e:.mpo del asedio, llera ¡,qué iaea for-
ffiilremos de un ejército, ó mas hien de un general,
que así camina ¡. una empresa de tanta monta. sin
las se,guridades necesarias? I :iel'lo que este gefe en la
declaracion que presló, J que obra en el espedienle
formó.do sobre este lIsunlo, demuestra que los con-
trillislas don Maleo j}fu"l~a Y don Fr:meisco B.¡rce-




-422-
nas "no cumplieron 1:. obligacion que habian con-
fIlraido con el gobierno, ni en las épocas, ni en las
Itc:mtidades de víveres que debieron depositar;)) pe-
ro t.1mbien lo es que sin este requisito, ningun ge-
ner<l¡ previsor pODe en movimiento un ejército, mu-
cho menos para acometer empresas tan arduas y tras-
cendentales eomo ora la campaiia del Maestrazgo.
Así,lo reconoció el mismo general Oráa , quien en
una comunicadon que dirigió al gobierno desde Ya-
lencia, con fecha 22 de junio, le deci<l: «nada em-
"prenderé sin asegurarme antes, por medio de una
«revista, de que han sido puestas las subsistencias
-en los puntos com'enidos.» Hubiera persistido, y
no hubiera salido nunca, el ~eneral en gefe, de ('s-
te su propósito, atinado y cuerdo, y :í fé que no hu-
biera recibido tan profundo desaire y cuhiérlose do
tanta mengua al frente de la plaza de Morella. C,lf-
go es este. IIne no h;¡ podi,lo Orúa desvanecer en
sus declad~iones. No que desmintiese este grfe su
valor acreditado en tanlas campañas. ni cometiese
uno de esos 'crímenes que arguyon falta de burila
fé • de sana intencion y de amor al pais; pero nadie
eOIl buen criterio, podr:í negar que 1.1 falta en qU\\ ~,
incurrió al emprender, tan azarosamente, el cerco
de Morella , fuó grave, tanlo por ·la inmensidad de
los resultados habidos (y mucho mas si se atiende í.
los que pudo haller) • cuanlo por1lue la imprevision
y es;¡ conduela, seguida así á la ventura por parle




-423-
de un general en gefe, 50n siempre males cuyas cir-
cunstancias agravan en demasía.


{)ero no agravemos nosotros ni acibaremos mas
el juicio que imputa á OrlÍa, en la parte que le ata-
ñe, el mal suceso de Morella: y digamos de una vez,
que en nuestro dietámen, c(i)nfor~e en esto con la
opinion pública, que suelo ser comunmente juez im-
parcial y recio, la causa de aquel desastre hállase.
no solo en el general en gefe yen los asenlist.1s, si-
no principalmente en el gobierno y sus dependen-
cias , siendo esta sin tluda la causa de que la vindic-
tll, ni aun la curiosidad pública, hayan sido satisfe-
cbas, á pesar del repentino vi"je qne hizo al cuar-
lel general de Oráa el general Latre, ministro de la
Guerra, con el6n de averigu,lr las Causas de tlln tris-
te rola, luego de llegar á Madrid su noticia; á pesar
de haberse constiluido , de órden del gobierno una
junta en Zaragoza para esclarecer la Cucsllon de vl-
veres: á pesar en fin, de haberse decretado qne se-
ria sometida la conducta de Oráa al juicio y doli·be-
rilcion de un consejo de Guerra. El gobierno. 01 in-
tendente gene".! militar. el del distrito de Aragon.
los contratistas, los agentes comisionados de eslos.
con el general en gefe. todos tuvieron la p:Jrte. de
culpa correspondicute en el mal b:ito de aquella
operacion. 'fo~os; pero como el mal que bace el po-
deroso, nunca ó muy raraS veces se castiga. por eso
fuú de lodo punto ilusoria y nula la responsabili-




-424-
dad tremenda de aquel malhadado suceso,


Para formar una idea de la culpabilidad de los
asentistas, y de la mayor culpabilidad aun del go-
bierno, en no obligarlos al cumplimiento fiel de sus
estipulaciones, con lo cual palrocin:aba la deferencia
punible con que eran trtltados por nuestros intenden-
tes militares, copiaremos aquÍ un párrafo'de la cila-
da declaracion del general Oráa; en donde hablando
de la enojosa cuestiou de subsistencias, dice enlre
otra~ cosas, lo siguiente: ((Con la m,lJor sorpresiI é
«indignacion recibí aviso el 23 de julio de que las se-
«guridades dadas por el intendente militar de Ara-
«gon en 11 y 18 del mismo, habian sido ilusorias;
"pues que en comunicacion del 20 me participaba
"desde A\caIiiz el gencr,ll SilO il'Iiguel la escasez de
«víveres que existian en aquel punto, parlicu(armcn-
«te de harina, y de los cuales comian en aquella fe-
«cLa las tropas allí reunidas; añadiéndome, que aun
"cuando el comisionado de los •• sentistas le habi'l
«ofrecido que para el 2i temlria· mayor número de
"trigo, segun las compras que estaba haciendo ,- co-
«/na desde el prinápio que debian facilitar acopios
"¡lO habian hecho mas que engaitar. no rcspondia si
«seria exacto CIUlnto espresaba, y si podríamos contar
«de(¡nitivamente con ellos, cuando estuviésemos en
((operaciones y nos fuesen precisos ,» i Con tale~ pre-
ludios (nótese la fecha) principi:tron las import:.lntcs
oper:u>íoncs sobre :!fOl'ella y Canl:lvieja! i.<\sí cum-




-425-
plian los contratistas tan sagradas obligaciones!. ¡Así
el gobierno los forzab.1 al cumplimiento de ellas!


Tambien se quejaba Oráa de no haber sido re-
forzado su ejército en los términtls que él babia pe~
dido y le habia ofrecido el ministro, habiendo falta-
do la artillería de la legion británica, que por real
órdcn de 4 de junio, fué destinada al Centro'. como
tambien los escuadrones que recibieron igual desti~
110 en real órdcn del 3 del mismo mes. Si estas tro-
Fas, y olras de infautería, pedidas y no enviadas á
:iqu.sl ejórcito, no eran absolutamente necesarias pa-
ra emprender la operadon , necesitábalns Oraa para
aler/der á la seguridad del bajo Aragon, Huerta de
Valencia y Llano de Castellon, á fin de impedir que
los rl~beldes hiciesen entre tanto alguna espedicion
en fuerza sobre ¡¡quella porcio:l de los distritos de
su mando, ú hien sobre las provincias interiores de
la monllrquía.


Po·r e~tas y aquellas causas malogróse al fin la
hreve campaiía del l\11ICstrazgo, dando así lugar á
que I(\s carlistas encareciesen su esfuerzo)' prepon-
derancia .. cantando ufanos la victor'ia; y nuestras
.1 tr~'f,u" que habian ostenlado toda su bizarría, ba-
liend? ~rempre JQbligando á huir á Cabrera con las
num~rosas fuerzas que auxiliaban á Morella, viendo
ahora eclipsada .su estrella anle los muros de esta
plaza. lIe'Y.aban consigo toda la mengua propia del
vencimiento, La causa cleI trono constitucional re-




-426-
cibió un golpe terrible, tanto en sí cuanto en sus
consecuencias. Fueron estas, como era consiguien-
te, el merodeo y el pW1lge de aquellas vandi.licas
turbas, que, ciJllitansadas Ilor el tigre tortosino.
inund.lron IJil'u pronto aquel iuelo , sin que se vie-
ra libre de ellas ni aun la misma ciudad del Cid, á
cuyos muros osaron acercarse, robando y talando
su hermosa y fértil hucl'ta.-Como infausto corola-
rio de la desgracia de Moralla, fub tambien conside.
rada la accion du ~laella, qne tuvo lugar el 1.0 de
QClubre, en que la di vision Pardiiías esperimentó
una darrota tremenda, do li! cual resultó aquel gde
prisionero y herido de muerte, perdiendo la exis-
tencia eo poder de los conlrarios un general valien-
te y distinguido, que hahia preslado .. eilalados ser-
vicios á la caUSa de la Iibortad y de lus leJes de su
{latria, Entre tanto Cabrera, obedeciondo cic\1;amenle
]os bi,rbaros impulsos de IIU implacable ferocidad,
fusiló 96 sargentos d!llos prisioneros de esta accion,
con lo cQal se ilaababa de osparcir el terror en a'lue-
lIa divil¡ioll destrozada que vino ú perder todo el
fruto adrJuirido con tanta sangre on innumerables
lriulIfoli anleriOl'os.


TIIIl'i conlratiompos innuye>rolJ, como ora do es-
perar , lristumenlO 011 01 únimo del gobierno; mu-
cho mas. cuando esto IIUpO el doscalabro funesto
que esperimentó el general ;\Ialx • en las cerc:mías
de l'uente la ¡doa. cn donde el rebelde García ba-




-427-
tió a la division do aquel gefe , que lm'o do pérdida
unos mil hombres, entre ellos ,"arios gefes y oti-
ciales, cien caballos. y muchos efectos de guena.
Causas todas estas, que unidas ~ olras que tal vez
pesaban mas en el concepto de los ministros. deter-
minaron á estos á pensar sériamente en el aumento
de nuestras fuerzas, elevando á mayor escala el pe-
queño eiército que bahia de reserva. llero HO ha-
blaremos de este suceso, del docreto de 23 de octu~
bre que hacia sullir a 40,000 homhres la fuerza que
habia de componer esto ejército á las órdenos do
su primitivo gefe , el general D. !tilmon :.\laría Nar-
'\'ae1, sin tomar el hilo de nuestra narracion en
tiempos m .. s lejanos, para hace¡' una f«;lseiia hislú-
rica del orígen y progresos do estas trop"s de re-
serva, así como de los sucesos qllC dieron en tier-
ra COII el nuevo p\¡1Il de su 311lnento, y h¡ISla des-
"iarou por entonces de la escen" pública al geCo
que las habia organizado y mandado, que cril el mis- .
mo que esl .. ba destinado ¡j mandarlas en lo sucesi-
\'0. IJreciso nos será para eslo eslellller~os algun tan-
to , y sohre todo. d<lr espacio eu esl<ls p¡,~inas ¡¡ la
insercion de algunos doculIlentos, que son do un
grande interés en nueslr<l historia conlmnpo!'ÚQca, •
l'0rque @lIos son 1<1 cJ<lve do ciertos hechos quo hall
sobrevenido dcspues, lQuestran claralllClllo la aha
previsioll del CONDE DE' LUCQANA, y hacen n'caer
toda la inmensa responsabilid¡ul ~o los grand,~s cri-




-428-
meneS potllicos de que es hoy víctima la infeliz Es-
l!miíJ ~ sobre }05 rerr}ar}eros célusal/les d~ lélm,/lios
males. Así lo haremos. aun it riesgo de da.r á este
capítulo mayor eslensiou que la qu~ nos parecía con~
veniente; pero el leclor conoceriÍ sin duda el acier-
to • cuando vea que no son sino grandes "atajos los
que aparecen rodeos i. primera "ista; puesto que
sentadas cicr\as prcffils311, \lu:yen )"a de suyo y ema-
nan legítimamente de alli muchali y muy patentes
consecuencias.


Habíase .lado á conocer Narvacz. si no por sus
talentos é inslruccion en el arte de la guerra. pOlo
~\l valor. por f,"\ \m:,\\\f,ablc act\v\uad ~ por U\\ó\ am~
hicion que, como todas las ambiciones nacienles pa_
recia entonees hidalga y noble. cuando en l8:iG mall-
lIaba la division de vanguardia en el ejército del
~orte. Creyóle el gobierno, teniendo en cuenta
('sas cualidades, el mas iI propósito para perseguir y
eslerminar':.1 espcdieionario Gomcz, quien. como
hemos dicho en otra parte, emprendió entonces
sus correrías por las prov incias llIeridionales de Es-
pafia: y pOllicudo ú sus órdenes, para lisonjear 1'1
orgullo del jóvell lll'igatlier, varios olros gefes d~
mas alta graduileion, ent/'e quienes se "allallan los
generales de di \"ision Ri vero y Alaix , encomendú-
se á ~:Irvaez la persecucion del cOlheeill:.t tr<tshu-
manteo No seguiremos ya en su eslcnsa, aunque
hrl~ve, perrgrinacioll ú eslas lropas perse~llifloras




-~:!9-
de la tribu espcdieionaria: solo sí dil'emos, que á
pesar de la funesta illsurreccion de Cau" .. , promo~
"ida por el brusco é inohediente Alaix, que deses~
timando las órdenes del gobierno, no qUiSfl pres~
tarse á rl~conocer prioridad de mando ell el briga~
dier Narvaez , ohedienles des(\ues todos, en yil'tud
de ese rigorismo saludable que ¡. la milicia pre,- ie~
ne 8U ordena liza , llevóse á cabo aquella campaiia
con éxito ventu,roso. á Jo cuat contribuyeron, sin
distincion alguna, todas las tropas constitucionales
á ella destinadas, Empero el encuentro mas notable
que puso en derrota á la espedicion, fué la batalla
dada en los c:lmpos de lUajaceite por el citado bri~
gadier Narvaez: y si bieI'l la persecllcion acti va que
el general Rivero IHlcia á los espcdicionarios, á l]uic-
nes obligaba á marcar )a direccioll, y los consejos
y amone~taciones que daba á aqnel gefe, fué )0 que
determinó el mO~'imienlo en cuya virtud logró Nar-
"aez la siluacion conveniente para batir al carlista,
forzado por Rivero á coutramarehar y á tropezar
ron el gcfe de la vanguardia, elevó cste un parte al
gobicrno lleno de illexactitudes; colmado de ingrati-
tud, y brotando todo él un egoísmo jactancioso, de
donde tomaron ocasion para encarecerle y cnsalzar-
le sus amigos y parciales, los bowbrcs que veian cn
l\anaez un clemento muy propio, por su ambicion
~' por su arrojo, para utilizarlc cn la l'ealizacion dl~
sus planes, IJcsde entonces lodoli 10.5 órganos ~ lodos




-130~
lo~ homhrl's del h:mtló que !\~ dedo tonsel'NlIló"
canlahan diariamente las glo .. l,,!! del que titularon
Itüoc de J/aJnceitc ú d~ 1(J.~ At·el1.~,


m l~lIgrdll() orgullo de Xal'vuct 110 le permiti6
~'a. Ites[illes de esta cnmlHliía) IlitSar Con sU di\ision
111 -Xortc IÍ 1015 ()rdene~ del CoN"t DE tCCIBNA: y
Im¡'¡í'ndose nt'gado á ello y ¡¡handollado, imprudell-
te, t\ SUl! tropas, el goLierno le separó del mando,
1\1<.8 110 trascurrió mucho tiempo sin que lIUS puisa-
Simos y compaueros , lus diputados andaluces lIom-
br;,tdos eh las elecciones de 1837, lijasen lo!! ojos
en él nuevamente , [lroponil'ndole ,,1 gobierno para
que organizase en aquellas pro~'incias algunáll fuer-
las de reserViI, que con el tiempo IJUrgasen Je fac-
ciones ú las limitrofes y lilH'usen t¡unbien tí ellas de
las iucursiones que habian sufrido IlOCO antes. Se-
gun aStma el mismo Narvaez, el primer pensamien-
to de organi~ar un cuerpo (le reserv,a 1 así como el
del.Teto en que fué consignado 1 fueron obra del ge~
lleral D, Evarislo San :\figue!, millilllro (le 1" Guel'·
ra en aquel liempo j y en cUJo corLo periodo reci-
hió este ramo de 1" administracion públic,l mejoras
de la Ilwyor importancia.


No desmintió Narnlez el concepto que dehia á
sus amigos de hombre ¡. propósito para guiar bien
nquclla empl'esJ; pues qlie dc!!plcgando toda su ac~
ti viciad! que es mucha, Lodo sU celo I que 110 ceJé
tampoco á aqtdla, cualidades ambas inherentes tí lOA




-4:H-
{lo homhrc á quien em:/I'iilgllc la amLidoll (que á
lan oplleslo~ !'esu Ita¡f()~ puede cond ucirnos). y po-
l1irndo t'n juego todo!! 10i reeursoll que le sugicre
un genio militar, dllig(!Illc, organizador. LU5laron
~olo cuntro me~I'S pal'a pOllel' en pié de guerra un
cuerpo respetahle de 14,000 iufanles y 1,080 ginc A
tel!. 'fodal! las p!'o\'tllcb!l del 8Ur prestaron gUstosa!!
infinitos recur~Ull plll'a lIe\ 111' "dehlllte eslc ""!lLo pro"
~'ccto, En 19 de diciemhre de 31 Stllió, el ya general
N"nr"acZ, de Madrirl, con el ellcorgo de organizar ".
rc!!erva: el 18 de fl~hrcro dd siguiente ano, Ilegnron
(¡ AndaluCÍa Jo~ tl()~ primt'¡'otl cuadros que debian
servir de base: e11:} de mnrlO lo veriticó el último;
en los primeros dlas (Ie'mayo (~\ttraban VII en In Man=


. .


chn 11111 fuerz;l~ lIutedicha!l, COn ilnimo resuelto de
restituir In paz IÍ sus oprimidos hahilantes,~FuéJa
~lnllcha el pais destinado para que operase la reser-
\'''. á instancias dd CONDE DE LUCJI.\NA, (, porque
~(como se cspl'esa Un escrito!' contem(lOráneo) sabia
(CESI'.\RTEllO me'jor que nadie qll,e si la rehelion tJue
n~·:t conlaba allí con fuerzas muy numCl'O~;¡s! cOIIse~
!<guia regularizarlas, podria dcspues. dándose la
ftlllano eon Cabrera. enlazarse hasta con Cataluña y
~Ias prolincias vascongadas, amenazar séria yeons-
I<Lantemenle la capital y tener al goLierllo en un per~
"peluo aisluruiento de las provincias del mediodia
"('11 un iolc¡'rninablq conllido,»


Al revj~tar Narva('z la brigadu de vangutlrdia (}e




-132-
estc ejército, al tiempo de pasar á la l\fallcha, di:-
rigió á sus soldados la siguiente proclama:


«SoldadCJs: El ejército de reserva empieza ya á
"dejar este carácter para tomar el de oper;lciones
«(aeli ras: el p,!is de 1;1 Mancha será muy pronlo tes-
"ligo de vuestro valor y de vuestras ,'irtudes: los
((pueblos de aquelllls desgraciadas proviQcias van á
«ser liberladofll por '/osotros y para siempre de la
.. rapiiia y devastacion en que los han empobrecido
«los satélites dé la usurpadon,»


(,Soldados de la [lrimera brigada: Todavía no te-
,'nemos mas titulos para merecer la estimacion pú-
"blica. que el Je e~tar afiliados en las banderas de
((la libertad. Es preciso adquirirlos en mayor númc-
«fO; pele,,!:" h;uta vencel' á los enemigos de la patria,
(,sufrir con resignacion los trabajos y privaciones
"que proporciona la guerra. respetar los pueblos,
«cul1lplir cada UllO con las fundones de su empleo
(con igual punluillidad y desvelo que la ordenanza
«preriene. Defender el trono de la reilla Doña Isa-
"bd n y la regencia de su augusta mad/'e, la go-
(,bernadora del reino, y afianzar el imperio de la
«Constitucion de 18;37, son deoeres que el honor
(f!lOS manda cumplir, y que cumpliremos con leal-
,,¡arI castellana; porque solo de esta manera puede
('[remolar ea Espaiía el pcndou de la libertad.)) ,


(,Soltlados, (¡id mi voz: todos los que quieran
,(ma;, que lo qu~ os he dicho, todos los qucquie;'¿1Il




-433-
«menOj, y los que os aconsejasen otra cosa, esos
IIson los facciosos que tenemos que eslertninar .)) =
Vuestro general, Narvaez.


Facciosos que hahia de esterminar llama Nar-
vaez aquí á los que quieren menos que la CONSTlTUCIO~
DE 37 , Y esto lo decia precisamente cuando esla ley
fundamental se bailaba combatida por muchos miles
de españolell armados. Hoy que cORcluy6 la guerra
civif, y que ha quedado aquella bandera constitucio-
nal victoriosa, merced al patriotismo y al valor del
general ESPARTERO, hoy que nadie grita al son de
guerra ¡abajo la Constitucion! como enlonces. es sin
embargo Narvaez el que quiere menos, mucho me-
nos, que la Constitucion jurada. Supla el sano jui-
cio del lector honrado la calificacÍon que quien a~í
obra merece, calilici¡cion que resiste la pluma, har-
to pesada para estampar ciertos juicios, por mas que
ellos no seao sino grandes y tel'ribles verdades.


Trasladado á la Mancha· el cuerpo de reserva,
emprendió Narvaez, eon diligeneia laudable, terrible
persecucion á I¿s bandidos, que, con el nombre de
facciosos, tenian infestado y abatido todo aquel vas-
to t~rrilorio. F urtificados varios pueblos y orga-
nizadas algunas columnas de persecucion, palpáron-
se . en breve los buenos resultados de esta' medi-
~a.Tres meses bastaron para la casi tolal pacifica-
don de aquellas provincias; en lo cual, no tan!/¡
bar que admirar. ~lbuell efcllto, 'que era comiguit'U-


'rotl. 11. 28




-434-
te á causas tan poderosas como las que concurrie-
ron á producirle, cuanto la presteza debida al genio
fogoso y activo, que, como hemos dicho, caracteriza
al general N3rvaez.-EI comandanteD. Nicolás Ru-
te derrotó, con su columna, en la Calzada de Cala-
trava, al rebelde Orejita que fué asesinado al poco
tiempo por uno de los suyos, quien no escrupulizó el
vender la cabeza de aquel malvado caudillo. Archi-
dona y Cuentacuentos se aco~ieron al indulto: el
hermano del feroz Palillos, Bailando y Ramoo Ser-
na fueron pasados por las armas; y era taoto el ter-
ror que iufundió entre los carlistas el sistema enér-
gico,y severo adoptado por el gefe de la r('sena, que
bien pronto despejaron aquellas llanuras, retirándo-
se despavoridos á las asperezas de las sierras, ó pa-
sando al Aragonpat'a p<lACrse al amparo del sangui-
nario Cabrera. Pero no se limitó el terrorismo de
Na rvaez solamente á los facciosos armados; sino que
tambien alcanzó á los que conspiraban en poblado,
siendo objeto de su persecucion personas de ambos
sexos y de casi todas edades, sin escluir los sacerdo-
tes. Todo individuo convicto de conspirador, reci-
lIía al momento el condigno castigo. Tambien fo-
mentó Narvaez la Milicia Nacional en aquellas pro-
vincias. Circunstancias t.mas estas que· dieron aliento
á los liberales, desanimando J abatiendo el espírtu
de los sectarios do D. C~rlos, quienes profesan des-
de entonces á aquel general un 'odio profundo J rCQ-




-435-
coroso que, á no dudarlo, no le borrarán jamás.


Concluida la mision de la reS<:lrva en estas tier-
ras, y habiendo vuello á sus guaridas antiguas de
Castilla el rebelde Merino y otros raudillos, proce-
dentes ahora de Aragon (siendo este uno de los ma-
les infinil0s que produjo la rota de Morella), te-
niendo tambien en cuenta el CONDE DE LUCHANA el
descalabro que acababa de sufrir Alaix en el Per-
don, segun va dicho, "iendo la grande necesidad que
habia de guardar la espalda al ejército del NorLe por
el lado de Castilla, á fin de que pudiera, con des-
cuido, dedicarse.á las operaciones que debia de em:-
prender en aqnellas regiones septentrionales, y no-
tando que ya quedaba espedita la carretera de Anda-
lucía, y puesta en fácil comunicacion la córte con las
provincias del sur, á beneficio de la escelente cam-
pafia qne acababa de bacer la reserva, dejande el
resto de la obra á una tercera parle de este ejército,
pidió al gobierno que pasasen las otras dos á las re-
feridas provincias de Castilla, situándose por de
pronto en las de Segovia y Soria.


Conviniendo los ministros en los deseos y en el
dictámen del general en gefe del ejército del Norte,
comandante general de los reunidos, cuya investi-
dura habia tomado bacia poco el general ESPAB.TE~
RO, dieron órden á Narvaez para que pasase á Casti-
lla, con las dos terceras partes de la resen'a, nom-
brándole capitan general de aqutl distrito, pdra que




-436-
así pudiera eontinuar gobernando y dirigiendo el pe-
queño ejército que habia organizado. Pero no agra-
dando á Narvaez esta determinacioA. que creia me-
noscabar su prestigio y su independencia como ge-
fe, dado que ahora iba á operar á Iasórdelles del
CONDE DE LUCHANA, enojado tambien con -el nom-
bramiento de Alaix para el ministerio de la Guer-
ra, con cuyo general no era posible tuviese grande
armonía despues del suceso de Cabra, hizo dimision
del. mlludo, que no le fué admitida. Púsose entonces
en marcha via de Madrid para ir á Castilla, al fren-
te de 8,000 hombres; y al llegar á l~ córte, hé a qui
que ocurl"engra'Vcs y estraños sucesos.


Muchos dias perman~ció en lIadrid ó en sus in-
mediaciones el .ejército de reserva en la inaccion,
perdiéndose así un tiempo precioso para la pacifi-
cacion de las t::astillas, cuyo misterio no ha sabido
ú no ha qoeridQ descifrar en sus descargos el ge-
ner:!l Nanaez, quien por otra parte hace recaer to-
da la responsabilidad de este hecho sobre el gabinete
de aquella época. Los ministros. sin embargo. re-
curriendo á una vulgar evasiva, para cohonestar
sus miras y sus planes, digeron que la permanencia
de la reserva er.a necesaria en la cap'ital para conte-
Ber á los revolucionarios que intentaban oponerse á
la próxima apertura de las córles. Mas es lo cierto
que Narvaez fué objeto de grandes caricias por par-
te de algunos de los consejeros de la corona y de los




-137-
prinoipales corifeos del bando moderado, en t'érmi-
DOS que, segun él mismo confiesa, propúsosele con
grandes instancias abarcar el poder que por todos la-
dos venia en su busca. Es decir, que Narvaez en este
año venia á ser objeto de las mismas gestiones y á
recibir las mismas ó semejantes exigencias á las que
ESPARTEtI.O habia recibido el año anterior. El parti-
do isabelino-absolutista, que como todos los parti-
dos de este género, solo puede mandar con la· fuer ,
za, con el imperio absoluto y omnímodo de las blt-
yonetas, necesita poner á estas de su parte , si ha de
lograr los fines de su dominacion ,y el coinplemen-
to de sus anti-patrióticos designios.


La reina Cristina acogió hajo su amparo y pro-
teccion al generalNarvaez, á quien dispensó la hon-
ra de que desfilasen sus tropas á su vista, por la
plaza. de Palacio, recibiendo además á los pocos dias
á las augustas personas el cuerpo dé reserva en for-
macion de parada, cuyo acto se 'Verificó con grande
solemnidad y aparato en las magníficas alamedas del
Prado. Mediando esta misma ré.gia influencia, vióse
precisado el general de la reserva á continuar por
entonces al frente de ella, no obstante haber reite-
rado su dimision, por ser incompatible otra cosa
con el nombramiento de Alaix para el ministerio de
la Guerra. Conferencióse entre tanto sobre la uti-
lidad que reportaría el aumento de aquellas fuerzas:
hízo]o ver asi Narvaez, en· .conversacionprivada,




-438-
al ministro de la Gobernadon. marqués de V.H ..
gornera, é invitado por eslt para que consignase y
esplanase su pensamiento en una memoria, se apre-
suró aquel á escribirla, presentándola inmediata ..
mente al gobierno. Nombró este, para que la exn-
minára, < uoa comision compuesta de los generales
Zarco del Valle. condes de Cuba y de Ezpeleta, So-
ria, Montes y Latre, quienes aprobaron en todas sus
partes el plan de Narvaez, que á los muy pocos
di as , el23 de octubre , fué premiado con la gran
cruz de S. Fernando, y autorizado por medio de un
decreto para aumentar hasta 40,000 hombres el
efectivo del ejérdto de reserva.


Sabedor el CONDE DE LUCHANA de estas disposi-
ciones, tomadas sio su anuencia, y que él creia que
berian los julereses generales del ejército, Jendo
además eDCaniiQáda~ á la ruina de Ja Jibertad , de-
cretada por Ja antedicha bandería isabelino-absolu-
tista; entrando eo grande aprensioll del peligro que
ahora cornan las instituciones, y tal vez llevado
tambien de la pasion, natural patrimonio de la hu-
manidad, que nunca, aun en nuestras mas santas y
gloriosas empresas, podemos desecharle, dirigió á
S. M. el 31 de aquel octubre desde su cuartel gc":'
llera} de Logroño, la esposicion que abora sigue:


«SEÑOU.·» Cuando la gravedad de los males
que alligen á la oacioo española por la devastadora
guerra ci\lil, reclamabao imperiosamente medidas




-139-
de aedon. de con6anza. y lan análogas al estado
actual de las cosas. que abriesen el camino al triun-
fo , y concurriesen al logro de la paz por que sus-
pira; he visto con asombro la real órden fecba 23
de este mes por la que se determina la formacioR de
un ejército de reserva de cuarenta mil hombres.
por unos medios y hajo de un plan. que segura-
mente han de producir el aumento de aquellos ma-
les.D


«yo, Señora. faltaria como español, como ca-
pitan general de los ejércitos, y con mas derecho.
como comandante general de los reunidos, si sus-
pendiese un momento representar á V. M. contra
una disposicion que los consejeros de la corona han
precipitado sin precaver las consecuencias. sin mi-
rar por el bien de la patria. y sin guardar consi-
deracion á los generales que hacen con gloria la
guerra á los enemigos del trono de yuestra escelsa
Hija. y de la libertad consignada en la ConstitucÍon
que hemos jurado ))


«(Ese plan, Señora, envuelve miras que tien-
den IÍ la ruina de la causa. y daria por resultado el
triunfo al príncipe rebelde: es el vehículo por
donde se conducen las intrigas de un partido con-
trario á V. M. Y enemigo de nuestras institucio-
nes. aunque sus aulores estén poseídos de la me-
jor intencion: es la concepcion mas perjudicial á
los ejércitos de operaciones, es en fin , el foco de




-un-
la discOl'dia que en el dia, menos que nonca, de.-
hia atenuar el esfuerz(} de los huenos españo-
les.»


«Sensible e5, pero necesario y urgente, des-
correr el velo con que se cubren las reprobadas ar-
gucias. Mi voz espero sea escuchada, y mis razo-
nes atendidas. La patria y la reina necesitan de
apoyo; y si alguna vez las armas dirigidas con fi-
lles siniestros, han contribuido á satisfacer miras
personales, á llenar la ambicion, y á entronizar el
despotismo, las armas tambien, conducidas por los
nobles impulsos del honor, de la buena fé, de la
leallad, y de la honradez, son un muro impene-
trable en que se estrellarán todas las combinaciones
opuestas.»


«Títulos son necesarios para ser oido sin pre-
,vencion ni desconfianza, cuando el choque de las
pasiones estravia los conceptos, y cuando los espa-
ñoles cansados de ver frustradas las esperanzas mas
halagüeñas, de todo temen, y nada observan que
pueda llenar sus justos deseos. V. M. , estoy segu-
ro, no necesita la relacion de ellos, porque está pe-
netrada de mi honradez; pero V. M. comprume-
tida por el maquiavelismo, carece de aquella ac-
cion que en otros tiempos derramaha los benefi-
cios á que propende su natural bondad: es preciso
por lo tanto que V.M. sea sostenida para que libre-
mente pueda seguir los impulso~ de su corazon; y




-Ul-
para, elJo es necesario que el público imlruido CGIl-
ceda el tácito apoyo que reclama nuestra críticasi-
tuadon, conjurando la tempestad para salvarnos dcl
naufragio. ))


«He llegado, Señora, al mas alto grado que re-
conoce la milicia, no por la intriga, no por el favor.
Soldado desde mi infancia, la guerra de uno y otro
continente ha sido mi escuela, los campos de opera-
ciones mi domicilio, y centenares de batallas, sin
ser jamás avaro de mi sangre, me han elevado á tan
eminente puesto. En la cruel lucha que nos devora
no he procurado encomiadores de mis méritos. no
he abusado de mi posicion para engrandecer los
acontecimientos, ni he incurrido en la falsía de ha-
cer traicion á la credulidad de mis compatriotas. Li-
bre de miras ambiciosas', contento solo de ser útil
á mi reina y á mi patria, he dejado que los hechos,
ha<blen; solo me· he defendido, cuando mi reputa-
cion ha sido alacada; solo he representado cuando
el bien de la causa lo exigia, y mas de una vez he
sacrificado al bien general el triunfo de' mi concep-
to. El mando puede ser halagüeño para otros, mas
para mí (bablo con el corazon) no es otra cosa que
un tormento continuado que ha destruido mi salud.
Juré no envainar la espada hasta ver concluid~s los
enemigos de la libertad y del trono de vuestra es-
celsa Hija: pero puesto algunas ocasiunesen situa-
cion de no poder ser útil, he hecho la renuncia del




-442-
mando para buscar en el seno de mi fámilia la traa-
quilidad física y moral que este me niega. Ofertas
no cumplidas, el propósito de vencer ó morir en
la demanda, el amor de mis compañeros de glbrias,
privaciones y peligros, y el pnro , el desinteresado
patriotismo. me ban forzado á conlilluar á )a cabe-
za de un ejército digno de mejor suerte, si la in-
justicia de los hombres, el espíritu de partido, ó la
mala administracion no la bubieran hecho tan míse-
ra y cortado la carrera de sus triuufos. El pais de
sus operaciones es fiel testigo de estas amargas, y
sensibles verdades. Sacrificado' para facilitarle una
precuia subsistencia, no puede menos de reconocer
el móvil principal que sostiene sin embargo su es-
piritu, su decision, su admirable disciplina, y el ar-
dienle deseo de ofrecer el pecho generoso al hierro
patriclda. El pais que responda. quiéll es el que
sostiene el ejército, quién cimenta so virtud, quién
lchace imponente y respetable en medio de su mi-
seria. Preciso es decirlo: mi fé como particular: el
compromiso' de mi fortuna: la activa cooperacion
de las autoridades locales: la justicia en la dislri-
bucion de los mezquinos auxilios: y sobre todo, la
confianza que adquiere sólidamente el que laa dado
mil pruebas de no abrigar innobles preleosiones.
Circunstancias difíciles ó compromisos estraordina-
rios ban dado á conocer al bombre imparcial y des-
prendido de afee~iones personales, cuando los par-




-443-
tidos haR querido hacerle instrumento de sus fioes;
pues entonces consiguió sobreponerse á todo~. sin
humillar á ninguno; porque todos, en su concepto,
querian el bien por encontradus medios, y la @ausa
reclamaba la general concurrencia, la union y el
conl"encimiento de lo que mas la interesa."


«He tenido, Señora, que vencer mi natural mo-
destia, para persuadir que el objeto de esta esposi-
cion está muy distante de en volver miras ambiciosas;
pues no hay argumento mas fuerte que la resella de
1011 títulos, de la representacion, y de las favora-
bles coyunturas aprovecbadas únicamente en bien
de la causa; para persuadir que solo este bien, este
deseo de su triunfo, es el agente que me mueve á
contrariar el funesto proyecto de la formacion del
nuevo ejército de reserva. Ese gigant«; ideal que no
tiene de exacto mas que el paralelo de quien lo ha
coneebido, persuadido estar -ya con la pluma para
volar en el espacio. Y no se crea que una enemiga
personal tenga la menor influencia en este paso. El
general Narvaez siendo brigadier no quiso seguir á
estas provincias con la division de su mando; la de-
jó, J este paso poco meditado, produjo su separa-
don. Llegó un momento en que la salud de la pa-
tria reclamaba la asistencia de todos los que hubie-
sen acreditado bizarría en tos combates y amo'r á la
gloria ¡me pareció que debia en este contepto uti-
lizarse al brigadier Narvaez , y solicité delgobier-




-iU-
llede V ~ M. que fuese empleado. Así se acordó
p&r el oHttisterio Bardají; pe'ro nuoca creí que en el
de Ofalia se le promoviese á mariseaJ de campo, sin
preceder accion de guerra, ó méritO' especial en
que se apoya~ el ascenso 1 y así tuve ~a franqueza
de decirlo' al secr.etario interino de la Guerra, por
el carácter, de propietario con que V. M. tuvo á
bien investirme, aunque entonces no preTCÍ que era
una guerrilla avanzada del vasto proyeet() tIne aho-
ra he llegado á conocer .»


«Si el geller¡¡l Narvaez no hubiese sid() ofuscado
potel partido que, si se quiere, desea el bien, en-
gañado por teorías que no tiene derecho de emitir,
habiendo principios establecidos, es bien seguro que
su marcba nohuhiera sido detenida. y que las lro~
pasllel ejérci~o de reserva destinadas á Castilla, es-
~tiao ya oontrayendo servicios importantes á la cau-
sa; allí ,donde el p~ligro amenaza ,donde hayene-
migos que comhatir, donde se gana positivamente
la opinion, donde se adquieren con justicia los pre-
mios, y donde los pueblos fieles é indefensos cla-
man con razon contra el abandono que los pone á
merced de los rebeldes, ,esperimentando sus' rapi-
ñas, sus profanaciones, insultos y asesinatos. El
ejército del Norte, des pues de tantas bajas como ha
sufrido, no se veria obligado á mandar fuerzas a'l
interior que persigan lasespediciones , que no pue-
dan evitarse, por la eslension de la línea que tiene




--445-
que cubrir, sin embargo de los contínuos movimien-
tos, descalzo el soldada, desnudo, ambriento y sin
socorro. ¿Y qué motivo justo, razonable y conve-
niente ha habido para que queden sin efecto las rea·
les órdenes oe V, M. que deler!llinaron la venida
de aquellas tropas? ¿Por qué se procuró despues de
haber desfilado delante de V. M. qne hiciesen man-
sion sobre la capital, y que fuesen nuevamente re-
vistadas? Porque estaba ya acordado,· se babia ya
convenido; alucinar, fascinar con esterioridades, á
fin de precipitar la ndopciou del descabellado pro-
yecto que habia de anular aquellas meditadas reales
órdenes: que babia de abandonar á los pueblos de
Castilla, y que babia de inutilizar á e ste ejército. Y
si no ¿porqué una medida de tan alta importancia se
presenta, ~e acuerda, se sanciona yse circula con
tal celeridad que apenas ha mediado tiempo desde
que la anunci6 el periódico panegirista, hasta que se
ha vislo oficialmente comunicada? ¿.Cómo un minis-
tro interino de la Guerra en asunto peculiar de su
ramo, se h3 atrevido á cargar con la responsabili-
dad tremenda de una resolucion tan árdua y compli-
cada, como ligeramente resue \ti!? ¿Por qué no pasó
la memoria al exámen y consejo de los iuspector(l~
y directores de las armas? ¿Por qué uo se oJó fA Jos
generales en gefe de los ejércitos de operaciones y
particularmente á mí, investido pOl' V. 1\1. con .el Ca-
rácter de comandante general de 108 reun.idos y con




-446-
una catogoria en la milicia que demanda considera-
cion y aprecio? ¿Y por qué en cambio se citarooge-
nerales sin los precedentes necesarios y sin conoci-
miento de esta guerra? Porque los colaboradores
estaban conyencidos de que oyendo á los que lienen
superior d.erecho de informar sobre medidas de lal
consecuencia ,ni podia cohonestarse el escándalo de
mantener en ¡naccion tropas cerca de la capital, ni
era posible que el proyecto viese la luz pública. ¡.<\sí,
Señora, se abusa del nombre de V. M.!.


«Como emanado de vuestra real observacioo, se
encomia la brillantez y el escelente pié de organi-
zacion y disciplina de las tropas que tan rápida co-
mo háhilmente, se dice, ha sabido reunir y utilizar
su benemérito comandante general D. RamoD }la-
ria Narvaez. Todo español, mas particularmente
todo militar, se complace al saber, 6 al obsenar que
las tropas nacionales se bailan en tal estado; pero no
creo que ninguno pueda convenir ni en la esc1usiva
que se infiere, ni en la deduccion de que el intere-
sante ensayo sirva de tipo á la monstruosa creacion
de un ejército tambien de reserva que haya de cons-
tar de CUARENTA MIL HOMBRES.)I


«N o se podrá convenir en la esclusiva .. porque
el ejército del, Norte, de que puedo hablar con mas
conocimiento, no cede á ninguno en disciplina; pues
la organizacion .es una, como que depende de Jos re-
glamentos. Se diferenciará eu la brillantez, si por




-U7-
tal se toma el completo equipo del soldado y la u~i­
formidad de los gefes y oficiales. Bueno, muy jus-
to es que tengan lo que de derecho les correspon-
de. ; Ojalá que la nacion pudiese hacer general el
sacrificio! Pero los ejércitos que por una parcial
distribucion están sumidos en la miseria, sin pa-
gas ni vestuario, ¿ por que 80 puedan ostentar la.
misma brillantez, serán menos benémeritos? Hablad,
pueblos, donde se representan las sangrientas esce-
nas. Yo os provoco á que digais francamente, si en
medio de tan cruel es,tado puede darse mayor órden,
mayor suLordinacion, mas disciplina, y por otra
parte mayor d~seo de.que el cobarde enemigo ose
acometer de frenle para salirle al encuentro y se-
guir la escala de sus triunfos. Lo inconcebible es el
descaro con que el mercenario periódico apologista
del general Narvaez, quiere probar que el es-
tar pagado al corriente el ejército de reserva, no
es porque hayan sido mas atendidas aquellas tropas,
que Jos demás ejércitos. Podia baber omitido, si que~
ria alucinar defendiendo una cuestion ridicula, la
cantidad de 1.900,000 reales á que aSClcndia el pre-
supuesto; porque ó este era falso, ó no podian cu-
brirse las pagas y haberes con solo 600,000 reales,
á menos que no se reprodujera el milagro de los pa-
nes y los peces, en cuyo callO, favorecido el general
Narvaezcon este don divino, baria mas servicio á
su patria trasmitiéndolo oí los demás ejércitos, que




-448-
si ganase en esta lucha cien batanas. El órden, el
método y la economía se encuentra en realidad don-
de se carece de todo, y se alambica lo mas pequeil.o
para ir conllevando las primeras atenciones. Vengan
esos economistas á inspeccionar los ingresos y pú-
blicas distribuciones, y si tienen pudor, se aver-
gozarán de haber insultado á la miseria y á la
virtnd. »


CI No se podrá tampoco convenir en la deduccion
de que el ensayo de la formacion del actual cuerpo
~e resetva , sirva para la de GIro de 40,000 hom-
bres, por las razones que iré sometiendo á la real
consideracion de V. M.u


«Todos los ejércitos de operaciones, como son
elde Cataluña, el del Centro y el del Norte, nece-
sitan sus divisiones de reserva establecidas respec-


• tivamente en los puntos que consideren mas á pro·
pósito los generales en gefe de los ejércitos, al car-
go de un comandante general de su confianza que á
la vez de procurar su pronta organiza~ion, mlln-
tenga en respeto el pais próximo al teatro de la guer-
ra, y lo libre de "'s incursiones del enemigo. Si es-
to se pudiera realizar, porque se contase con los me-
dios nl'cl'sarios para sostener el aumento de fuerzas,
se ,someterill á la aprobacion de V. ~1. el plan mas
anáJog{) y conveniente. Pero formar un ejército de
40,000 hombres, cuando los existentes no tienen ni lo
mas preciso para hacer la guerra, .es o'bra impra(!ti-




-449-
cable, prescindiendo de las miras políticas. Quiero
suponer que el gobierno tenga á su disposicion to-
dos los medios, todos los recursos, para sostener
este nuevo armamento ¿ podrá nadie convenir en flue
sea útil en las provincias meridionales de la Mancha
y Castilla la Nueva? CUOllldo las de Aragon, Valen-
cia y Cataluña necesitan refuerzos que libren el pais
y que permitan al ejército del Centro tomar la ini-
ciativa, y cuando el del Norte se halla en el JIlismo
caso por las razones espuestas y tantas veces repe-
tidas., ¿ qué conveniencia puede reportar á la causa
la reunion de hombres fuera del teatr~ de la guerra?
Que estén á la defensi va los ejércitos d~ operaciones
dirán, ó habrán pretendido, los partidarios del pro-
yecLo. i A la d@fensiva! Muy en breve, Seiiora, ve-
rian las consecuencia~. El" enemigo observaria con
placer el aniq.uilamiento deJas fuerzas veteranas que'
refrenan su audacia: eUas quedarian nulas por cón-
suncion ; y libres de esta única barrera, pronto s~
derramarian por el interior, y fácilmente esa masa
informe de soldados visolios contribuiria á su com-
pleto triunfo.»


«Los hombres, Señora, que ignoran la verdad,
que no están en el caso de juzgar con acierto ni de
las cosas ni de las personas, fácilmente son arrastra-
dos por los sofismas. Cansados de guerra, su idolo
es aquel que mas ofrece, que mas preconizadores
se proporciona, y que ín~S hace valer sus hechos.


nm 11. 29




-450-
El general Narvaez ha necesitado cerca de un afio
para organizar el cuerpo de reserva, que era las
esperanzas de los pueblos que con patriótico en-


. tusiasmo han puesto á sudisposicion todo lo necesa-
rio. Parte de este cuerpo debia estar haciendo 'ya la
guerra activamente en el deslino que le fué marca-
do. Pero se quiere que sirva de base, para la forma-
cion del grande ejército. Sin embargo, se dice que
tan rápida como hábilmente ha sabido reunir y uti-
lizar aquellas tropas. En cuanto á ~tilizar ¡bueno se-
ria que catarce mil hombres ocupando ulla provin-
cia infestada antes por Palillos, Orejita y comparsa
no hubíese quedado libre I pero lambien en este
ejército se han utilizado con mas hrevedad los I,uin-
los; pues los del último contingente que se han pro-
porcionado á los cuerpos que operan en la línea de


• San Sebastian, aunquo faltos del completo equipo y
participando de. la general miseria, son soldados ya
instruidos J fogueados al frente de los rebeldes, ba-
jo la direccion del benemérito comandante general
D .. Leopoldo O-Donnel!. En el misID6 caso se ha-
llan Jos de Vizcaya; y no lo están todos, porque la
mayor; parte de los cuerpos no los hall recibido, ha-
biéndome visto precisado á dar órden para que las
partidas que fueron á tomarlos en Búrgos, como
caja señalada á este ejército, regresan á sus 1)atallo-


. nes donde eran necesarias las clases comisionadas
inútilmente CQn aquel Qbjelo. El gobierno de V. M.




-451-
no lo ignora. Está además impuesto por misreite-
radas instancias, solicitudes y clamores, de la mi-
seria de estas tropas, de la falla de subsistencias, de 1
abandono de los hospitales, y de olras faltas que
omito enumerar . ¿Y podrá concebirse el arrojo de
abrazar el plan monstruoso de una nueva creado n
de fuerzas colosales, no eslande completos los cuer-
pos existentes y fahimdoles todo lo preciso pata ha-
cer la guerra? Recursos, Señora, eran los que ha-
hian de crear. Con ellos, este ejército no habría in-
terrumpido los señalados triunfos que hicieron con-
cebir lisonjeras esperanza~. Con ellos, las tropas
tendrian accion y vida para reparar los descalabros
sufridos, y esta desgraciada nacion lIO seria el ju-
guete de estrañas influencias, ni de aspiraciones de
pandillas.»


«Si lo que no es creible, hubiese la obstinacion
de querer llevar á efecto el plan, los ejércitos de
operaciones se verian desquiciados; la desmoraliza-
cion seria una consecucncill inmediata; los escasos
recursos que ahora se les proporciona los absorbe-
ria lodos el de reserva. Se verían desquiciados;
porque los cuadros de gefeso' oficiales y sargentos
habian de salir de los cuerpos exislentes , sin per-
juicio de las reclamaciones que haria el árbitro de
Jos destinos. Estas clases, necesarias en sus regi-
mientos, dejarían do prestar en campaña al frente


del enemigo el servicio preferente. De todoi los es-
"




-452-
tremos de la ,Península se verian marchar oficiales
sueltos y se pretenderia tambien segregar alguna
fuerza veterana que sirviese de base á los nuevos ba-
tallones. La desmoralizacion seria una consecuencia
inmediata; porque se necesita una virtud sublime,
un ardiente deseo de gloria, y una delicadeza csqui-
sita para preferir las penalidades, privaciones y pe-
ligros·de los ejércitos de operaciones, al aliciente de
los ascensos y de las pagas que podrian adquirir en,
el de reserva, sin tanto riesgo ni sacrificio, y no fal-
taria alguno que por huir de un inmediato peligro, ó
por otra causa menos noble, buscase ocasion de mu-
dar de destino, y que 'prefiriese las ventajas persona-
les de dejar el teatro de la guerra. Y los escasos re-
cursos que ahora se proporcionan, los absorbería 10-
dos'Ia reserva; porque además de la demostracion
de que el cuerpo que se llama de ensayo ha recibi-
do lo quc.hace algunos años no perciben los de ope-
raciones, era natural que los que ahora, si se quiere.
no han podido resistir á'perjudiciales exigenc.ias, la
mayor fuerza de poder los atase á su carro, cuando
no mediase la voluntad y el deseo de ver progresar
la obra á que habian puesto los cimientos.))


«Otro mal no menos grave es la facultad que de
hecho se concede al general Narvaez para proveer
la mitad de las vaeantes de subtenientes en los guar-
dias nacionales y jóvenes que lleven dos años de es-
tudios; porque es~o perjudica'ria á la clase de sar-




-453-
gentos y cadetes, :alterando el 6rden establecido,
produciendo disgustos y abriendo la puerta para que
el favor ó la parcialidad obtuviese lo que está seña-
lado al merecimiento.»


«El artículo 15 de la real órden, concede al ge-
neral Narvaez facultades omnímodas; pues se le au-
toriza para que tome cuantas determinaciones crea
conducentes, en la inteligencia de que serán apro-
babadas por S. M-. Este artículo, Señora, bastaria
para probar la falta de prevision, la ligereza y el
absurdo en que se ha incurrido. Para investir á un
general con facultades tan latas, es -preciso tener
seguridad de su tino, de su prudencia, de su cir-
cunspeccion, y de que jamás abusará de ellas. Son
né~esarios títulos recomendables que le sobrepon-
gan con justicia á los demás que mandan los ejérci-
tos. Es indispensable que no choquen con.el interés
general ni conspiren á la disolucion de la fuerza ar"-
mada, sosten de la Conslitucion, del trono y de la
regencia de V. M.»


«Cuando yo observo, Señora, tan marcados es-
travíos de razon y conveniencia pública, temo y creo
temer con fundamento, se procura hallar un hom-
bre que las inteligencias atraigan á sus miras y le ha-
gan susceptible de aspirar á la dictadura. La falta de
esperiencia, el amor propio halagado, las pasiones
fomentadas, y mil resortes puestos en movimiento,
pueden, Señora, alucinar de suerte que con las mc-




-454-
jores intenciones se deslice la persona elegida 6 de-
terminada. Yo se las concedo al general Narvaez y
no dudo de su amor á la liberlad legal, por la que
ha combatido adquiriéndose reputacion como gefe;
pero su carácter dominante no admite superior.
Como brigadier rehusó de depender de generales:
trabajó por mandar en gefe , y obtuvo faculta-
des para que su diclámen prevaleciese en concur-
rencia. Como brigadier huyó de senir á mis ór-
denes. Estando de cuartel quise probarle mis sen-
timientos pidióndole, con el fin de aarle el mando
de una division: tambien halló medio de escusar-
]0. Sin saber por qué, fué promovido á general y
obtuvo un mando independiente. Los sucesos de la
guerra reclamaron la venida de tropas sobre Bór-
gos : la resolvió V. M.: se puso con este objeto en
marcha, pero en vez de seguirla sabe V. M. sus
exigencias. Habiendo probado este carácter, nada
mas fácil si se viese á la cabeza de un ejército de
40,000 hombres, creado con la ruina de los de ope-
raciones, y cuando el enemigo por consecuencia hu-
biese alcanzado la superioridad, que admitir los su-
fragios y la investidura que ahora predispone un par-
tido 6 pandillage.»


«(El arlículo 16 coincide con el anterior y aun
parece que aquel no satisfacia bastante los deseos y
sentimientos del autor de la luminosa memoria. Pe-
ro, Señora, ¿qué juicio formará el ejército, la na-




-455-
eion y la Europa, de los capitanes generales que
V. M. tiene colocados? ¿ No resolverán con exacti-
tud que todos son ineptos, cuando á un inferior.se
le concede ser árbitro de las dudas? ¿ Mi autoridad
como capitan general de los ejércitos y con el carác-
ter de mando de los reunidos, se ha de ver depri-
mida por un rasgo -de pluma no meditado, ó mas
bien por condeMender con la pretension añeja del
general Narvaez?))


liLa urgente necesidad de que se eviten los tre-
mendos males que ocasionaria el proyecto contenido
en la espresada real órden de 23 de este rpes; que
recibo en el último correo, en el caso de ser puesto
ó quererlo poner en práctica, no me permite puhe-
rizarle mas de las anomalías vicios y absurdos de
que adolece. He probado no obstante que la causa
de la libertad y del trono de vuestra escelsa Hija re-
cibirian un golpe mortal, cuyo inmediato resultado
diese el triunfo al Príncipe rebelde. Como ciudada-
no y general he creido un deher, una sagrada obli-
gacion el representar á V. M. , usando del derecho
que la Constilucion del estado me concede. Lo hago
COIl la franqueza pocas veces usada por temores pue-
riles. Mi conviccion me fuerza á ello. La patria y la
Reina necesitan de escudos fuertes y templados que
resistan y anollen temerarias maquinaciones. La pa-
tria y la Reina tienen ejércitos fieles á sus juramen-
tos, tan valientes para combatir con el enemigo co-




-456-
mun como para sujetar á los que trabajan por retra-
sar el triunfo. Este, Señora, no puede ser dudoso si
V. M. obra como reina Regente. Desaparezcan los
seres tímidos que suscriben por debilidad á las mi-
ras de pandilla: proscríbase todo lo que no sea CQNS-
TlTUCIOlli" DEL AÑO DE 1837 '. ISABEL U y REGENCIA
DE V. M. Siguiendo solo los impulsos de su cora-
zon, no es posible que V. M. dej.,.de hallar entre
doce millones de habitantes seis consejeros puros,
fuertes, sábios y justos que conduzcan la nave del
Estado: que libres de todo espíritu de partido bagan
couocer que aquella es la única y.esclusiva bandera
que debe seguir COIl fidelidad, todo el que no quie-
ra sufrir la execracion pública y el castigo que las
¡eJes seualan á los perjuros de la causa comun. Así
renacerá la confianza: así revivirá el sofocado pa-
triotismo : así tendremos órden y union, elementos
necesarios para llegar al término • objeto de tanlos
sacrificios y sangre vertida.»


«A la paz por que suspira la nacion.))
«Dígnese V. M. acoger benignamcnle estos lea·


les y puros sentimienlos, hijos del mejor deseo por
el bien de la patria. y lustre del trono. que todo
lo espera bajo la maternal Regencia de V. M.»


«Cuartel general de Logrodo 31 de octubre de
1838.-Señora, AL. R. P. de V. M.-EL CONDE
DE LUCHANA.


Palabras muy puestas en su 1 ugar, estas del CON-




-451-
DE , Y á las cuales han dado des pues el tiempo y los
suéesos una sancion ... harto funesta por desgracia.
Con razon observaba ESPARTERO, en este escrito,
que una medida de tanta importancia, cual era el
considerable aumento que iba á recibir la reserva,
hubiese sido presentada, acordada, sancionada, y
circulada tambien al pais con tan grande premura;
y temiendo, con sobrado fundamento, que el parti-
do enemigo de nuestras instÍtuciones (no el carlista,
sino el moderado, que ha justificado ya plenamente
el nombre de reaccionario ú retrógrado) (procuraba
"hallar un hombre qne las inteligencias atragesen á
l/SUS miras y ]e hicieran susceptible de as~irar á-la
«dictadura,» como si quisiese argüir para el porve-
nir y dar en rostro con su deslealtad á sus renegados
adversarios, añade el caudillo de' Luchana; que él
~no ha incurrido en la falsía de hacer traieion á la
"credulidad de sus compatriotas.» La historia nos
irá diciendo, si sus émulos pueden en alta voz y con
verdad decirnos otro tanto.


Narvaez entonces publicó un manifiesto, vindi-
cándose de las terribles acusaciones que formulaba
contril él el CONDE DE LUCHANA, en el cual hacia
alarde de un liberalísimo puro y ueto, hasta decla-
rarse partidario de las ideas mas avanzadas, apelli-
dándose militar ciudadano, mostrando un celo gran-'
de por la Milicia Nacional, y, haciendo alusion mar-
cada al CONDE, levantaba una voz de alarma encare-




-458-
ciendo los peligros inminentes que amenazaoon al
trono y á las instituciones que nos rigen.-I»jusl~
decia que era el empe1io de ESPARTERO en hallar ra-
zones con que persuadir la existencia de un partid!)
y de un plan funesto á las instituciones liberales. Y
en uno de esos arrebalos propios de su natural fogo-
gosidad, preguntaba: ¿Qué partido denuncia el CON-
DE DE LUCHANA á la pública exeCracion? Que este
partido fuese el retr6grado, parécenos que no admi-
tirá duda alguna en la mente de nuestros lectores.
¿Cuáles son sus planes? proseguia Narvaez preguntan-
do. Los que ha realizado. andando el tiempo: los que
hOJ mismo está realizando: la destruccion, la ruina
completa de las instituciones, de las cuales se mOS-
traba ardiente defensor entonces el bizarro adalid de
la reserva. Esto contestan los hechos: esto dicen las
esperiencias recientes, los sucesos que hemos pre-
senciado, que estamos todavía presenciando. Esto
responde la historia al general Narvaez, quien en la
poquedad de su entendimiento (y cuenla que esta es
la mas honrosa cualidad que podemos atribuirle al
descifrar estos hechos) no veia tal vez que la histo-
ria habia de venir á ponerle en una contradiccion
horrible, de esas que son la muerte moraL .. de aque-
llos hO!'llbres que valen algo para la moral y para
la historia. ¿Con qué recursos (concluye preguntan-
do Narvaez) cuenta para realizarlos? Y hé aquí que
precisamente, entre los recursos con que ha contado




-459-
el partido reaccionario para llevar á efecto su obra,
para realizar sus planes, ninguno descuella tanto, ni
Je ha sido tan útil, tan poderoso, como el mismo ge-
neral Narvaez , obrando en sentido diametralmente
opuesto á los principios que ha preconizado. ¡Estra-
ña coincidencia, contraste singular, el que á nues-
tra vista ofrecen las palabras y las obras del gene-
ral Narvae~! ¡No parece sino que la Providencia ha
querido presentarnos aquí un verdadero tipo de la
fragilidad y de la miseria humanal Por último, en el
mismo mani6esto en que contestaba Narvaez á la
preinserta esposicion del general ESPARTERO, decia,
hablando del partido retrógrado: con él, ni me unen
vínculos algunos, ni en mí encontró jamás un instru-
mento propio para sus fines. Despues le ha encontra-
do tan á su sabor, como pudo fingirle el deseo mas
vivo y ardiente de los mismos r('accionaríos. Y la
lógica de los sucesos nos dice claramente que si en-
tonces no llev6 á efecto Narvaez la obra que no pu-
do realizar hasta seis años despues, no es esto debi-
do á falta de designios, sino á la imposibilidad en
que le constituyó el denodado y fiel caudillo de la
libertad, el temible capitan de los ejércitos constitu-
cionales, que rué quien salvó en aquella época, como
en 'otras muchas, á las instituciones liberales del
Ilaufragio que las amenazaba.-Prosigamos empero
el hilo de los acontecimientos en la c6rte.


Dadas las disposiciones cOllducen~es para llevar




~460-
adelante el vasto plan encerrado en el «wcreto de 23
de octubre, el cual fué seguido de otros dos, con fe'"
chas de 27 y 28 del mismo mes; el Pl'imero ordenan-
do la realizacion de una quinta de 40;000 bombres,
{acuitad que solo compete fo las Córtes, y el segun-
do sobre requisicion de 6,000 caballos, redoblaron
los intrigantes su conato y sus esfuerzos encamina-
dos á la destruccion de la libertad y de la ley cons-
titucional del 37, cuya ruina babia sído decretada
por ciertas asociaciones tenebrosas, compuestas de
hombres que propendian ya al absolutismo, y que
solo por un tema de 8ucesion se diferencian de los
carlistas.-Es sabido que en España, como en casi
todas las naciones mas ó menos civilizadas de la mo-
derna Europa, el poder público hállase con frecuen-
cia supeditado á olros poderes ocultos, que egercen
en él fuerte y dominadora influencia, no viniendo
en raalidad á ser aquel sino un instrumento ciego


, de estos otros, que son, como pueden fácilmente
colegir nuestros lectores. lo que boy ya se llama
entre nosotros camarillas y todas las demás socieda-
des secretas. Sobre todo, cuando los hombres que
están al frente del gobierno, profesando ideas ao-
tipopulares, 00 cueolan, para arreglar su política.
con el estado de la opioion pública, que desestiman
6.despreciao, es preponderante én gran manera
aquel influjo bastardo y clandestino egercido en los
altos consejos del estado. Por eso en aquellos dias




'-161-
se hacia sentir en tales regiones de un modo tan sig-
nificativo como pernicioso. El nombre venerando de
un español eminente por su saber, honrado repúbli-
co. jurisconsulto consumado, y libre y fiel y leal
patricio, el inmortal Jovellanos, fué profanado en-
tonces por una ~urba im(lÍa de sicofantas, quienes,
con fines bien opuestos en verdad á los que se des-
prenden de las doctrinas sa~as y humanitarias del
esclarecido astur, formaron una sociedad, la cual,
si ha de creerse á escritores de los de mas nota y ma-
Jor autoridad entre los mismos retrógrados, se ha-
liaba compuesta de los partidarios mas ardientes de
las doctrinas conservadoras. Circunstancias que nos
ahorra el decir hasta dónde se estenderian 'los pr 0-
yectos y las miras de los asociados.


Vieron estos. en virtud de ese instinto admira-
}¡le y esquisito que á f¡¡lta de entendimiento se des-
arrolla fuertemente en algunos serviles cortesanos,
al hombre de sus planes, al fiel egecutor de H1S de-
signios, al instrumooto apetecido de sus maquinacio-
nes. en el jó"cn general de la reserva D. Ramon
Narvaez; y adelante en su propósito, desco~os de
contrastar el poderío del CONDE DE LlJCIL~NA, que
era grande estorbo para sus intrigas, buscaron un
pretesto para dar cierta investidura á aquel gefe J
colocarle en una posicion, que, encareciendo la ne-
cesidad de su persona, robusteciese su poder", Al
efccto,dispúsose en Madrid una asonada popular,




-462-
que haCiendo necesaria la intervencion de la reserva,
que con este fin sin duda se hallaba dispuesta en sus
inmediaciones, diera á los cortesanos conspiradores
el resultado que ellos apetecían: liiendo notable en
esta conjuracion, que los mismos autores del descon-
tento público querian ahora beneficiarle en su pro,
para dar pasos mas avanzados en la carrera del re-
troceso. Mas como los patriotas madrilp,ños no viesen
que el impulso de la revolucion viniera de punto
conocido, siendo por el contrario lodo sospechas y
misterios, cayeron en la cuenta de la celada que se
les habia dispuesto, y no correspondieron en la noche
del 28 de octubre iJ la capciosa voz de alarma salida
del seno mismo de los conciliábulos liberticidas. Hi-
cieron estos creer á Narvaez que se tralaba en )la-
drid de asesinarle, ó al menos así quisieron que lo
creyese, mientras en la Milicia nacional corria la voz
(le que los de la reserva venian á desarmarla; resul-
tando de aquí un conflicto lal, que á no mediar la
sensatez y cordura de los gefes de la fuerza ciudada-
na y del digno capitan general del primer distrito, el
honrado Quiroga, la noche aquella pudo ser terri-
ble, y las calles de la capital hubieran sido teatro de
infinitas y muy lamentables desgr;¡ci¡¡s.


Un parte singular dado por el ministro de la Go-
hernacioll al general Narvaez, con la nota de muy
urgente, el cual se hallaba concebido en estos térmi-
lIos:=E'xCn1Q. Sr.=Acabo de recibir ayÍso. del se-




-463-
«crelario del gobierno político de esta provincia,
~manifcstalJdo que en este momento se prepara una
«bullanga. De real 6rden Jo aviso á V. E. para su
.inteligencia y efectos correspondientes. - Dios
~guarde á V. E. muchos años. Madrid 28 de octu-
.bre de 1838.-Vallgornera.» -bast6 para que el
gefe de la reserva circuyese á Madrid con sus tro-
pas , sin dar de ello cuenta al capitan general, ha-
ciendo salir de noche algunos escuadrones, que ha-
bia dentro acuartelados, par:. unirse con la division;
permaneciendo N~rvaez con el fuerte.de ella en el
puente de Toledo, y estableciendo algunos piquetes
en la parte esterior de cada puerta de la capital. Apa-
rato que se hizo sospechoso y alarmante al general
Quiroga, cstraño á la estudiada y mal urdida con-
jura, quien sabedor de aquellas disposicio~es hós-:
tiles que se preparaban en las afueras, tuvo pensa-
miento de reunir la Milicia al toque de generala, lo
tual, afortunadamente, no lleg~ á tener efecto; pues
de otro modo, la se.ñal de alarma hubiera dictado á
las tropas la ocasion de prestar Sil' auxilio, la Mili-
cia habria, con fundamento, contemplado este paso
como una ·agresion injusta, y las funestas consecuen-
cias de aquella farsa inícua hubieran sido iucalcula-
hles. La suspicacia de los buenos patricios, la sen-
satez de lodo el pueblo de l\'Iadrid y de su Milicia
ciudadana, libraron aquella noche á la capital de las
Españas de escenas borribles y sangrientas.




-464-
Envueltas en el misterio aparecieron entonces las


causas de aquella fingida alarma, hasta que el mejor
t~sligo, el tiempo, ha venido á revelarnoslas. Al-
gunos documentos que 'Copiaremos en seguida han
esparcido copiosa luz para esclarocer estos he-
chos. Es el primero, en órden cronológico, la si-
guiente


Esposicion del capitan general de Castilla la Nueva
inspector de la M. N. del reino, haciendo dimision
ante S. M., de ambos cargos, la cual no le rué ad-
mitida.


«SEÑORA: El capitan general de Castilla la Nue-
va, don Antonio Quiroga, teniente general de los


. ejércitos nacionales, P. A L. R. P. de V. lU., con
el mas profundo respeto, espone: Que recihida á las
cuatro ac la tarac de aycr la real órdcn con que por
el ministcrio dc la ~obernacion se me pre\'enia se
trah.ba de una bullanga, y sin embargo de los tér-
minos vagos de esta voz. y de que no tenia noticia
ninguna de semejante intentona, tomé las medidas dc
prccaucion quc estimé bastantes, con las cuales, y el
buen espíritu que anima oí la bencmérita Milicia Na-
cional, descansaba en la seguridad de que en nada sc-
ria turbada la tranquilidad de la capital, con tanto
mas motivo por cuanto se avistó conmigo el gene-
ral Nanae1. diciélldomc iba á recorrer los cantones,




-465-
dejándome ordenanzas montadas para que le avisara
de cualquiera novedad en que pudiera ser necesaria
su cooperacion. Sin embargo, recibí varios avisos
de que se propagaban voces y hablillas alarmantes,
tales como la de que iba á ser desarmada aquella
fuerza ciudadana, y á fusilar al que suscribe. Si
bien semejantes absurdos no podian encontrar asen-
timiento en ninguna persona sensata, podrian empe-
ro producir su efecto en la masa general del pueblo,
y cuando no, dejaban traslucir bien á las cl~\s las
siniestras intenciones de los malvados propagantes,
enemigos ocultos de nuestra libertad.»


((A las ocho de la noche se ma dió parte por el
comandante del principal, de haber pasado ponla
Puerta del Sol dos escuadrones de la Guardia: igno-
rante del movimiento de estas tropas, traté de inda-
gar sus causales y autoridad que lo babia dispuesto;
pero habiendo cQnleslado no saberlo el ministro de
la Guerra ni el comandante general de aquella Guar-
dia. me fué preciso yalerme de medios indirectos,
por los que inquirí que en virtud de órden del gene-
ral Narvaez, h.,bian salido dichos escuadrones á las
diez de la.noche por la puerta de Atocha. Seguida-
mente vinieron á avisarme corria la voz de· haberse
su~levado un batallon de los de aquel ejército; y tan-
lo para adquirir ¡latos como para ponerme de acuer-
do con su general, en caso necesario, y con la bue-
na fé que me carac,leriza, dispuse la ida á Caraball-


1"10).\1. 11. 30




I


'-466-
chcl de un oficial de estado mayor. con una e~quela
amístosa para dicho gefe. A su regreso' supe con ad-
mi.racíon y sorpresa que en la púerla de Toledo ha-
bia un piquete dé infant~ría; que por la ronda des-
JiJaba un hátallon y la artillería; 'queen la dé' San Vi-
cente se haHaba .ot~o batallan eri masa, con un escuól-
dron decaballerÍá; 'y,{iiialmente. que' el" genéral ,de
aquellaS tu~r'zas habia entrado en Madrid, quien por
éf?nteslacion 'á mí esquela habia dado la de que pasa-
r¡~,á verme.»


'«Este inesperado relalo mcdeciJió iI cOllvocar á
su cuarlel los gefes dela Milicia'Nacional, pues que
ignorante de los motivos que pudi'eran dar múrgen á
semejante pt'oc'eder, era mi primer deher reunir la
fuer'za que en todos casos ha de ser el mas sólido
s~\mid~\\l'ont} de V .. }¡l~" Y tengo la particular COID-
placenda de poner asegurarií V. M,que torlas uná-
nimes se manifestaron animados del celo yentusias-
mo mas laudable y p3lriólico en favor del órden, li-
hertad legal y reales prerogati~'as de V. U;, estando
todos decididos á sostener tan caros objetos, hasta
con el sacrificio de sus yid;IS si preciso fuese.))


«Felizmente no huho necesidad de q,ue acredita-
sen esta~' cÍvic.Js virludes que les distinguen, pues
que asegurada completamente la lranquiliilad inte-
rior de'la capital, en cuyas calles nada absolutamente
se observalf ... que pudiese imbuirla mas leye sospe-
cha, y reÚrad(,s ú las ,dos de la mañana á sUs cuar!(}-




-.-467...,...-
.les, y paptooes.las tropas dcl~jércilo de reserva', que.,..
d(¡ desv;mecidotodo motivo de ansiedad. y las cosas
eo su e,stado normal.» .'


(,Prescindo. Señora, de los moli vos que pudie-
ron dar IlIwg.en á las medidas tomadas por el gene-
.ral Narvaez , pues no se me han hecho conocer, y
respeto s,ús disposicione~.si fueron emanadas deLgo-
Lierno de V. M.; pero rea&\Wlidá. en mí la dobl.e
autoriqadde c~pilall g.()ncr~l é inspect{)r ·de'l .. Mili-
cia ~ adonal, UQ solo en no dárseme cOhocimiento
anticipado se ha ofcn,4~o y,ajado visiblemente la
primera, sillo que en el mero hecho de ignorar la
.Milicia l'1acional y su gefe superior las causas: de


. dispo~icioncs y ;lparatO$, t:mimponentes J se le ha
dado Illue,s,tras de una desconfianza tao injusta corno
poco mereci.da, descontian!a q,ue pudo serorígen:de
consecucncia& harto de~~r.ad¡¡blt."S.p,; ,
~,r\o me. cr,eo.'cn.~l caso de tener 'que hacer la


apología de mi vida pública. V .~L COflÓCC los sen-
timientos palriosque abrigo -en .mi coraZOD y me ha
honrado con su augusta confianza; esta fO;fma mi or-
gullo y por ella pDdré perder mi vida, pero.no des-
JUcrtjcerla. Todos los habitantes ~n generul han sid,o
teslig9s oc~larcs de, mis esfuerz!)s para sostener: la
tri-\nq.uili.dad,cll rno.menlos en queba habjdo po.de~o-


. SWI ,lijo.l.ixos .para scr~urha~a J, y no' creo hbyll U80
SOI{)ijue:lllc¡hagl\,hfinjusticia dEl DQJSoUlloJlerlue d~­
cidido ,ol secundar ,una ,y mil,.vci?cs,'jillueJlosproccdc-


.




--468-
res. Pocos egemplos podrán citarse de un caso como
el presente: salir dos escuadrones de ]a capital, ve-
nir sobre ella con batallones y artillería, posesionar:-
so de las puertas, dejándolas abiertas y á su custodia,
y realizar todas estas operaciones sin el mas mínimo
conocimiento del capitan general, es un ~uceso tan
estraordinario en la milicia,. como ofensivo á su au-
toridad, la qu~ pierde su prestigio y fuerza moral,
quedando en consecuencia nula para el mando, cuan-
do se la aja y falta á las prerogativ:15 que le deben
ser guardadas y marca la ordenanza.»


aEn e¡¡te estado, mi deber y pundonor me impo-
nen el de abandonar un puesto para cuyo desempeño
me falta la con6anz;t del gobierno de V. M., Y como
á mi entender, es en las actuales circunstancias de
un· interés notorio que el capitan general reasuma á
su autoridad, la de la inspeccion de la Milicia Nacio-
nal, dispuesto como estoy á sacri6carlo todo por el
bien de mi patria.»


itA V. 1\1. encarecidamente suplico se digne ad-
mitir la renuncia que á los R. P. de V. M. tengo la
honra de hacer, del cargo de capilan general de e :as-
tilla la Nueva é inspector general de la Milicia Na-
cional dol reino, asegurando á V. 1\1. que en todas
épocas y donde me halle estarédispuesloá sacri6car
mi vida por el ¡¡osten de los tres objetos mas caros á
mi corazon, cuales sOD,-Reioa, :Patria )' Libertad, no
deseando olra recomlHullIa por todos mis senicios,




-4.69-
que \a de que V. M. se digne deelarar le han sido'
gratos y que de ellos queda satisfecba. Madrid 29·dc
och~lJre de 1838.-Señora:: A L.R. P. de V. M._
ANtoNIO QUIROG.l ••


Los que conozcan el españolismo puro y la leal-
tad que respiraban siempre las ·sencillas palabras de
este gallego libre y pundonoroso, alcanzarán el valor
que en si tienll el documento que acaba de leerse. No
era posible que el hidalgo campeon del ejército de
la Isla prestase su asentimiento, ni menos su coope-
racion, por un instante, á la horrible trama ed la os-
cura mansion del crimen preparada.


Narvaez entonces, creyendo tal vez concluida su
mision, con una prudencia asaz despierta y solícita.
cllal suele esta andar siempre que falta la resoludon
ó 10!i medios necesarios para obrar segun cumple' á
nuestros deseos, presentó su renuncia del mando, de
una manera tan irrevocable, que no querieudo aCce-
der los ministros,dice uno de estos qbe'les, amenazó
con que se marcharia sin fHJrmiso de nadie. Fuéle pues
ya esta vez admitida la dimision, si bien con el ca-
rácter ó bajo la forma de una licencia temporal, pa-
ra restablecer la salud que él decia bailar quebran_
tada, ínterin se preparaban 16s me~ios para la for-
macion del ejército de reserva, segun se espresaba el
gobierno en la real órden de 31 de oetnbre.-Que_
rianlosconspiradores de oficio justificar en cierto
modo ,la estudiada alarma de la noche del 28 ; Y al




--,,-,4'10-
eíeéloprómovieFón :otratet 3 ae noviémbte, 'en
qde'bilbo: 'algúnf)~ tiros' -y torr,idas: de gente po'!' las
ca-lles prindpa'les 'de--la'capillll,'perO habiéndoSéreu-
nido la Milicia, al toque de generala, no pasó ade'!
Jante el' albúroto.Er dia aRterior' habia sillido:de
Madl"id'et gefu,deJareséna .encaminándosEf á Laja,
pueblo de. su na1bral~za¡, 'al ¡tllllll~ il() pudo llega,·,
porque' en la ciudad de Sevilla se le proporcionó
ocasion de- figura.r en otro~ no menos eslraños y sin-
gulares sucesos¡


(ira(J(le, era la turbacion de los ánimos en todas
partes, por el tiempo que vamosrocorr'iendo. El
ministerio'Frias; qua, á juicio del general Narvaez,
era UD ministerio inhábil, cuando menos, y que foé
cnlilicado por el 6rgllllo de mayor, autoridad entre
los periódicos reaccionarios, el Correo Nacional, con'
bs nOtas ruliy' significativas llcdéhil, inepto y-desleal;
el n1if¡jst~rio Fdas de quien: lIO) haIl6inconv-eniente'
en .iccir oria·d~ sus- miémbr0s , 'el secretilrio- in te":"
rioo: de la Guc'rra D. Fral'lcisco Hubert, que uba-'-
.dlándosecom[tuesto'do parles hétérogéncils no 10--
«ni¡l otra'Íuer'Za que la de iricrcia:: q.aesu sistema
«concJcid~ nc:):fué Inas que el no bai'eroposicion á
«naaa y 'ltejnrse1.lev3Tde lir c(}rriente de: los SlJ~"':
.. sos: esta;Hdo,tan aferrado á este principio,' qoe'por
t<suipftrte'pllidiera' muy' bien haberse. desplomado
0I1l1cslroedificío"políiico- sin que los ministros :hi-
(rcicsCIl' otra cosa que átuTdirse y temblar en los mo-




-471-
"m9nlos, doJa triLulacion;ll el ministerio Frias, en
fin, á cuyos miembros hasta llagó á negar la digni-
dad y el decoro este su mismo cólega (testimonios,
lodos Jos que hemos citado, Illuypropios para que
quede ascntada la verdad histórica, deducida por
nosotros abora,como ~iemprc, de las fuentes mas ge-
nuinas ;, de .Ios testigos' mcnos recusables), tenia ~n
grande consternacion al pais. La inseguridad, el re-
celo, la ,mas ,amarga desconfianza. habian agriado el "
carácter y exacerbado el cS[lÍritu de los mejores pa-
tricios, produciendo temible irritacivu en el áuimo
de.los hombres mas turbulentos y audaces. Sobre
todo, b harharie de los carlistas, no refrenada por
nuestras tropas, y la Ítuprudente arbitrariedad de
l¡¡s autoridades militares, habi~n exasperado á las
ge~tcs (fe ,un modo .í;l[" que eran contínuos los sa-
cudimiell.tos y I¡¡s cOllm!,>;cionCll populares. La ciudad
d~ y alell~\a s~ sublevó .e123~e~lub~c , y,dc:spues
9C morir: ,1Isesi!llldo en, sus calles el gen~raldon
FroÚ¡w ~fende~ Vigo, .'!egundo c~bo de laprovincia,
quien, en cum"plimiento ,de su deber, trató dc con-
tener el ímpetu destructor de los alborotadores, sa-
carOIJ esto;; de las dw~¡es á catorce cabecillas y ofi-
ciales prisioneros., pasándolos seguidamente por las
a.·ma$ en ",engal~za, de la a troci da,d ege,cutada P9r
Cah~era eón los prisioneros de, Maell¡¡. La misma
v~z alerradora y funesta,por ,mas qúe. ella ,e~ cier-
tos casos y de, cierta manera sea justa:, ~a imponen-




-.i72-
te voz de 'ftpresalias bízose oir en Murcia 1 AH:"
cante á los muy pocos dias, en donde tambien pro-
dujo los mismos lamenlablesefertos respecto de los
carlistas. Que á tan cruel ceguedad, conducen las pa-
siones avivadas con el fuego devorador de las guer-
ras civiles !-La misma imb~cilidad criminal dé los
ministros y otras concausas de descontenlo vinieron
á dar por resultado otra' sublevacion popular en Se-
villa .. si bien esta fué de naturaleza ambigua, de
índole dudosa, de una tendencia al parecer desco-
nocida. La circunstancia empero de verse figurar en
ella á personas de opiniones encontradas y de con-
trapuestos intereses, esplicase ya bien por la ene-
mistad personal que algunas de ellas profes .. ban al
CO~DE DE, LUCHANA ; como quiera que la opinion y
la conciencia de ciertos hombres valen lan poco, y
se hallan tan ;Í merced de los vientos, qQt I puede
~uy bien asegurarse, baslaba que ESPARTERO se in-
clinase un tanlo á la moderacion en política, para
que los moderados • . sus. émulos, se pronunciasen á
favor de las doctrinas mas exaltadas. Sin embargo.
la conduela seguida despues por alguno de los céle-
bres actores dé los sucesos de Sevilla, da márgen á
creer que Jos alabiciosos que aspiraron enlonces á
epóner al caudillo del norle Wl wl1trapeso en el
mediodia de España, enderezaban sus miras al abso-
lutismo y á la abyección de . este pais desventurado. -
Omitiendo por lo mismo el dar valor á la opinion




-473-
qllCse quiso acreditar en aquellos días f de a lribnk-
á los generales sublendos en Sevilla el designio de
hacer. fariar la regencia del reino .eonfiriéndola al
infante D;Fr:ancisco, dejaremos ya al libre juicio
de nuestros lectores la calilicaciOD de estos hechos y
de las personas que en ellos intervinieron, de los
motivos del alzamiento, que aparecen justos; y de
los fines que se propondrian I·os alzados, en lo cual
podrá .haber de todo, segun la diversa posicion y
los intereses distintos de estos, justicia é injusti-
cia , santidad de propósito y perversidad de mirás:
solo nos ocuparemos, pues, en narrar brefemente
1011 indicados sucesos.


La autoridad. del conde de Cleonard, dice Nar-
vael, dura, injusta ,parcial, egercida con preve1/,-
ciony altanería, hahía exasperado los ánimos de los
sevillanos.. Estaban estos bastante inquietos el dia 10
de noviembre, á consecuencia de la medida de acuar ....
telar la tropa , que di6 lugar á rumores entre los
nacionales, quienes se creyeron desairados al ver
que lejos de contarse con su cooperacion, mas bien
parecía ser ellos un objeto de vigilancia. La' agita-
cion fué en aumento el dia 12: J reunido aquella
nocbe el ayuntamiento, acordáronse varias provi-
dencias, é hicieron allí dejacioo de su autoridad el
gefe'politico D. SeraSn Calderon y el segundo cabo
que era el general Sao Llore~le. Reemplazado el pri-
mero por el inte8dente D. Andres.Rubiano, y dado el




-474-
nJando de las armas al general D. Miguel Foote~ilIa~
calmáronse:por de prontolosállimos ;.y:evitandoasi
quo lonmso'mayoJ!' vuclo:ellevalllamienta, presentó·
este su fas sirf .¡;et".mllnclt:ui~.,OO,ll.género Üdg'4HI0 de;
violencias y desgracias. R(!ulIiósela Milicia al: toque
de 'gener.a.\a,y 'consult.1da·la opinioll' tloso-sgefe.s y,


. de, IMi compa~ías, se procedió eJ dia .15 á fa forma",
cion de una junta que se decia superior de 'la pro-vin-.
cia,Ja cual empezó desde el mome,nloi • .dar dispo-
sicioneS de mando. A.I frenle de esta junta, (lomo pre-
sidente de ella, se haUó el general D. 'Luis Fernandez
de Córdoba; que estaba e.n !l(lucllasazon en Sevilla, y
que fué tambien revolllcionariamenle in,cstido con
el mando su[)erior de las armall en la provincia.
Narvaez que, como, liemos dicho antes, babia sal-ido
de' Madl'id4:oR direcciGn oá Loja. se babia separado
tWl.oaníino paTa entr'.av e.n·C6rrlollaicon el ,linde ar~
reglar, dice él ,ciertos asuutos-de.interes.es .re\ai~..,.
vos ála época en que org·anizaba C\l cstnll pr.o,yi!\cias.
la ¡reser-va·; y s.abedor de ello ,su amigQ ,eLgencral
Córdoba, le envi4 dos emisarios • uno de,ellos el
comandante del segmndo bat:,l1on de 'Mili,cja Iiacio-
~al de.; la . eiu.dadsublbvada;, suhinsJHlclor interino
dé-la misma arma,. el illtstt'e.jul1is.cODS;U!~ y.distin ....
guHlo patriota ¡ D. lIan uel Cortilla:, "qú~Dei habien-
do enronlrado,á Narva-ez e.ó la 'Carlota , via de :su
pueblo, le entregaronetpliego dd presidente de
la junta ,el Ctlal , entre olrns frases; contenia la si-




-4'15-
gwcnte; 1ffi qlJe el general Córdoba decia '.á--·NIIC'''¡''
va~: !1/VEl'lh amigo mio ¡ ,ve'u á soc:orrcrm'e; tft !lit-';
.b~Squé "si te "iera ahog&ndQt-e no repararía 'en
«que no sé nadar· p'<lrt. arrojatme á sa\varte.» blsta-
do Narvae2.', paf'a vencer su ré,pugnancia, :por los co-
misionados de l~ junta, quienes le hicieron ver que'
su influencia' y su prestigio p(}drianconlri~uil' en'
gran ¡mnera á la paci6caciOnd~:aquel v-ueblo, ú dar
impulso y giro á lá eomenzada' revolut~ll', á pesar
de que en sus- principiosmilitar.es ehtra sin:.restr.i.';
c,ioo alguna el de laob'ediencia, segun él se espresa
cnsu:"n:i:1I1ifieslo, redúj'ose al fin [1 mar.char á-Sevi-
lIa, cn donde se cstrecharon amiS10S¡I~¡m.e· el pri-
5ionero de 'Cacilhlls y :el alumRO de )li03 ¡ Josldos
hombres :que pelearon, 'en opuest<lstllils, en ,1asca-
lIesrde Uudcid d memoráble r;¡ de jul:io" No6g,tIi-
raron, sin embargo;: Ipucbos dias 'al ·frtmle:·,cle,:csia.
inSurr.ellcidn ';: plleS')\'~éndose nisllldos; sin 'qua cuno;.!
diese él ~qvimiento i hubie.ron de' rcrtirar,se,,' el:'2a
del mismo tl'l~S, ced1endo'ol¡m~ndo nlgeoeral. San';';
joatWllo que eon alguna tropa vino á restablecer: ,I~
autoridad <del· gaJ;Jierflo en':lquellá clüdac!" enviado
por: el donde 'tle'Cleonardque no tuvo. por;clmv~
nienle el moverse de Cádiz. Muy fácil se presentó
á Sanjuaflena-esla o.bilnlc restaurocion ,oouR-"pue-
blo y entre una Milicia qúe nodeman de'teo~r 'grito
féen'el éxilode 90. alzamiento; yerónopor ~so eS
menos recomeniable la' prudencia y Ilino.· con, qua




-.176-
supo esteaneiano general conciliar y aplacar losálÚ-:-
IBOI de todos, evitando el mas minimochoque, laQlat
insignificante colision entre unas y otras fuerzas. La
Milicia nacional por Sil parte dió aquí ulla insigne
prueba de la sensatez y lealtad que distinguió siem-
pre á esta nohle y hermosa institucion; siendo de
notar qúe aquel gobierno correspondió á estas r~
leyantescualidades disolviendo alguno de sus bata-
llones. Por último, el conde de Cleonard lanzó un
bando en el cual declaraba revolucionarios y traido-
res á los dos generales insurrectos, y el gobierno
mandó que fuese Sil conducta sometida al fallo de
un consejo de guerra.


El general ESPARTERO, que á este tiempo se ha-
llaba todavía en su cuartel general de Logroño,
viendo en los sucesos dtl Madrid y en estos otros
de' Sevilla , la confirmacionde las revelaciones. que
habia hecho y de los temores que abrigllba respec-
to de los peligros que corria la c&usa pública, si
llegaban á realizarse los planes y maquinaciones· del
bando reaccionario, segun babia manifestado. ell su
e&posicion de 31 de octubre, se apresuró á dir.igir
otra á S.M. con fecha 6 de diciembre, al tellOr
siguiente:


.SEÑOltA: Con el mas profundo sentimiento,re-
cibí la primera notiCia de los calamitosos sucesos de
Sevilla ,nI) tanto por la eseisioD pronunciada, como
porque estando en aqneHa ciudad el teniente gene-




-.177-
ral D. Luis Fernandez de Córdoba, me.persuadí des-
de luego :del verdadero origen y tendencia de la
aso.nada.- La secuela de los acontecimi€ntos ha rati-
ficado mi juicio, y me constituyen en la forzosane-
cesidad de elevar nuevamente mis clamores ante 1 ..
augusta persona de V. M., conliado meditará mi
representacion de 3 L de octubre, pues los hechos han
probado mis temores; y que tomando ell considera-
cion cuant-o voy á es poner , se dignará acordar el
remedio que reclama nuestro estado.»


«Esplícito fuí, Señora, al denunciar la existen-
cia de un 'partido que conspiraba contra los princi-
pios establecidos; pero no lo fuí tanto respecto de
la persona elegida. Motin) fundado me sugirió la
idea de habbrcon entera franqueza del partido, y
con mesura de la persona. Prevenir el. mal , conju-
rarle y evitar se manifieste, es mas útil que eorre-
girle ó procurar su remedio. Axioma tan reconoci-
do, no podia menos de servirme de pauta; y por e!-
to señalé los proycetoS'(:omo emanacion del bando;
J al designado para egecutarlos, como arrastradO' ó
mas bien sirviendo su inesperiencia de instrumen-
to ciego de las maquinaciones. !fe presenté en la
arena dispucsttl a combatir de frente, y ostenté to-
das la. ventajas de la justicia y de la razon para re-
traer de la lid á unos advers:.trios, que, aunque dé-
bilt's, podian perjudicar nuestra causa, si se pro-
nwaeialtan a"biertameate. De esto modo abria el ca-


I




-478-
mino á la abnegadonde los proyectos, permiüienuo,al
general Narvaez la oportuna y fácil oc~s.ion de,acre-
ditar su ~e~tiliId y de justificarse vicloriosamente de
unas sOfpechas que fundaba 8010 en los me:dios acor-
dados y eoe! temple de carácter coo que se ,babia
dado á. conocer ';'pe,ro ,el. plan' eS,talló F.amp t uramen-


'tei",ábortaron las: pretendidas éooseeoentias" y,el
héroe de laaccion, en 'parte descubicl'Lo, fué ca pos
del apoyo de su maestro y digno colaborador d ge-
neral Córdoba;»


,(La 0pol'luniJad de Rlicsposicion, ,nG consis-
tió • 'Señora, en las revelaciones que' cO~lpreli'lie , y
sí en la publicidad que creí deberla dal' para, que
Jos -españoles instruidos concediesen el tácito apoyo
que ,reclama nuestra crítica siluacion, LosprosélilOs
dela8. combinaciones opuestas I¡¡,m:arón ungrHo de


, flliror, en y;ez ,de reconocer ,sti: 'Cslravw ,y: llo,eocon-
trando razones para combatir verdades, hicieron i'llSO
delas calumnias, de groserosinsullos., de reticencias
malignas y de sar()asmos impropios ,de ti grat'edad
del asunto que se,venlilaba, La marcha dé su héroe
fué para ellos el fuerte ar.gumenlo presentado para
rebatidas sospechas que se inferian de mi repr:esea-
tacioo,- sin que su audacia.Ja refrell3seo)os r.ecien-
.tesacontecimient<)s de la capital' .deda:monarquÍ<l,
pr(}validos deJa oscuridadcll que;les pareció que-
J¡¡I'OD cnYl.leltos.1> l~ " , "


el La penélr~ionda y, :M. conoci6 muy liien de




-479-
dónde procedian, y las miras siniestras qu~ se prn-
pusierón los autores de la mal representad~lescena.
Lo con'oc}ó V. M" porque tuvo b:.stantefi,·mcza pa-
r¡danzar de Su puesto al ministro interino de la
guerra D.·Francisco de Hubert, y para admitir la
dimision del general D. Bamon María Narvaez.»


«Conveniente es sin embargo dilucidar ¡'qncllos
acontecimientos segun las naturales consecuencias
~UB se deducen de los Ireclroscon que fueron seña-
lados·;,·J<.,1 bien de la patria lo exige imperiosamente,
{Hl'~s'coimó dice el general Córdoba á los sevillanos,
la mayol' cunsa de nuestros males es la discordia: que
,hajo ,ni 1 farmas distinlils nos agita; y yo constante
ét\, la 'rrtardi,,'franca y I~onrad~ ,-"ue me pr~sCribe el
deber y la pureza de mIs sentimIentos, tralo de con-
jurar esa fatal discordia, pero con raciocinios que
presenleola verdad. desnuda ,y á los'falsos~ apósld-
lés,quep'redicania union, como unos proteos cuya
faz'se' manHíeslaen .armonia con el 'espiritu domi-
nante, para llegar al término de' sus reprobadoi
fines.~_


. (rEn mi citada representacion, espuse á V. M.
que S'i el general Narvaez -no hubiese sido-ofuséado
pore'¡'partidu que, si se quiere, desea el bien, enga-
ña'du -por teorías"que no tiene dereclrode emitir ha-
. biendh fl't'incipios ('slablecidos, es bien scguro.que
'sÍl' ÚlardrailO' bubiera sido detenida. ~n mi· poder
ubrá mí' docuwtn1.0 que justifica que .aun despues




'-:480-
debaber desfilado las lropas de su mando' delante
de palacio, deseó que, V. l\-I. las pasase una revista
.en el Prado, y que se verilicó como deseaba .. El
.objeto de estas exigencias fué eludir -el cuinplirni~n­
to de las órdenes que determinaron la venida: de
aquellas tropas, ailUnciar al púhlico el proyecto de
la luminosa memoria para cohonestar su inacelon,
.conseguir Be adoptase por los irregulares medios
que tengo,manifestados, y lener lugar de dar el gol-
pe que preparó en 1 .. noche del 28 de octubre.» '
«~ada mas ridiculo que la suposicionde que se


trataba de asesinar al general Narvaez en una pebla-
cion que pocos días antes le habia demostrado un
sentimiento unánime de amor, admiradon y respe-
to; pero concedamos por un momento la exactitud
de las noticias que alarmaron al ministro interino de
la Guerra yal mismo general. ¿Podrá nad~e conve-
nir en que las medidas para impedido fueron opor-
tunas, necesarias y acerladas? Cuando se conspira
contra la vida de una persona notable y se liene an-
ticipado aviso, cuando este se pone en cono~irniell­
to del gobierno, y cuando todos los antecedentes
dibían persu,.dir de lo contr;¡rio, lo primero que
se Ot:urre á los que liellen el poder y son árbitros
de manejarla fuerza, es asegurarse de los fundamen-
tos ~n que se apoya la no licia , combinar los da-
tos. y despuesdc bien seguros, resolver con, cir-
cuns-peccion los medios coercilivos de impedir el




-481-
.atelllado. Dentro de los muros de .Madridse bailaba
la Milicia nacional que tanto se ba distinguido por su
amor al órden; dentro estaba su guarnicion dispues-
.la á enfrenar á Jos anarquistas ó crimhiales; dentro
un vecindario sensato, aleccionado por las bu-
llangas ;.y .denlro las autor:idades á quieRes se de-
he confiar el sosten de, la tranqu-ilidad pública. Nin-
:guno de estos elementos fué puesto en accion:bu-
ho mas; se cometió la falta, de p.ropósi'o 6 por im-
pr.udencia , de reservar y cubrir con un velo miste-
rioso aquellos graves-males ,que solo dos bombres
parece. acordaron r.eprimir. Toda persona impar-
cial y pellsadora no podrá .menos de convenir en
que segun los resuItadoi, todo fué Ulla farsa que
pudo lleRar de luto y desoJa cío n á la capital del
reino.»


{ELa 6rden que recibi6 el general Narvaez del mi-
lli¡;tro interiD6. Hubert ,. rué la de marcbar á ponerse
á Ifl cabeza de sus tropas, venir con ellas sobre Ma-
drid de noche, bacer alto á cierla distanoia, mandar
escucbas, y en caso de que estas diesen parte de sen-
tirse desórden, aeomcliese para sofocarlo. ¿Y qué
hizo el general ~arYaez? J:t'allar al cumplimiento da
laúrden, porque no ohstantc el profundo silencio
-(lue se obser",ba V la, calma en que reposaban los
hahilanles, aV;lIlza cen sus tropas, llega á las puer-
tas, se apodera de las guardias y hace penetrar
caball~ría. Demoslró con Lan imprudenl~ pasos IpUt


TO .... 11. 31




--4.82-
,ardia en deseos de combatir y de aumentar un sin-
.gular laurel á la c.orona de sus hechos; pero no
-meditó sobre las terribleS consecuencias, y dió á co-
.llocer d-esde ¡luego que su . voluntad era la suprema
ley; pues no se concibe cómo un militar podia de
otro modo presentarse ante el gobierno yel público
ultrajildQ, despues de baher infringido un precepto
superior, despues de haber sorprendido las guardias
de una plaza , y despues de haber penetrado en ella
.de una manera hostil. Cualquier militar tambien y
.todo hombre de sentido, habrá notado con razon la
debilidad observada, dejando impune una falta grave,
así pOi' la inobediencia, como porque hubiera sido
consiguiente que las calles de la capital fueran teñi-
das (:on la sangre de liberales por liberales mismos,
si la autoridad superior de la plaza, no hubiese afor-
lulladamente, aritepaesto la circunspeccion y pruden-
~ia, á la actitud fuerte que demandaba el aparato y
la agresion cometida. ¿Y qué deducciones son las na-
turales á la vista de semejantes sucesós? Mi fran-
queza no me permite pasarlas en silencio ; creo así
hacer un bien á la causa de V. M., identificada con
las instituciones que nos rigen, y á esta consideFa-
.~ion vital deben ceder todas las de menor escala. No
,podrá men~s· de deducirse la existencia do un pro-
yecto para fomentar la revolucion. el des6rden Ó
cuando mellos un alarm<t que bajo la sombra de la
noche introdugese _la confusion y diese ostensible




-483-
prelesto al general Narvaez de acometer con sus
fuerzas, para que s31iendo como no podia menos de
salir victorioso; quedáse consignado por cierto el
alboroto, como oportuna la prevision, y como nc-
cesaria, la me4ida de inve5tir con la dictadura á la
persona determinada por las inteligencias, quienes
sabrian robustecerla, dando al suceso, el colm' que
conviniese á la estension de sus miras.}'ácil es cal-
cular basta dónde habrian llegado las prc.t~nsio­
nes, y hasta dónde los efectos del vasto-plan, que ha-
ce mucho tiempo se fragua segun la voz pública, en
la tenebrosa sociedad que la misma señala con el
nombre de ¡avellanos.»


«Si no hubiesen mecliado estas dobles intencio-
nes, era natural. haber hecho uso de la fuerza de la
guarnicion, y de la Milicia n~cional, á menos .'que
los autores de la -peregrina determinacíon, no con-
vengan en -una injusta desconfianza; em 'taroMen
consiguiente que ,las autor;dades Jocales, hubiesen
sido informadas, y se las hubiera dado las oportunas
instruccionc:i con el conocimiento de las notIcias ad-
quiridas. para impedir la asonadá yel crímen anun-
ciado. En tal C;tSO, sabedores como reliulta lo fue-
ron con bastante anticipacion, el simple· estableci-
miento de retenes, y los destacamentos de patru-
lIas, habrian Henado cumplidamente el objeto sin
dar lugar á los instigadores del des6rden á pl!rtul· ...
bar el sosiego público; y si la audacia de algunos




-48-1-
era llevada basta el estremo de pronunciarse, en....,
tonces nada mas útil, ni mas posible que proceder á
su prision, y hallar por esle medio e:I .. bilo que des-
cubriese todas las ramificaciones del proyecto. Na-
da de estosc bizo, y en su lugar se prefirió arran-
car de sus cantones á 108 cuerpos del ejército de re-
serva que no podian menos de obedecer las órdenes-
de su general; este, quebrantando la del ministro
en la parle mas delicada y esencial, procedió de la
maner¡\ espuesta, precipitando un desórd~n, en vez
de llenar su mision de reprimirle y sofocarle, ni sen-
tirle manifiesto.))


«El critel"io de los hombres imparciales, no po~
drá menos de calificar, á la vista de estos bechos. la
imp(}rt.mcia de mi representacion, y sobre todo las
ventajas que ha debido reportar, el haberla Iwcho
conocer del público, descubriendo el suspicaz en-
gario del maquiavelismo, y las falaces ilusiones de
los sofismas. Firme en mi propósito de c()m~atit to-
da idea 6 maquiuacion que tienda á desvirtuar ó des-
truir los principios dstablecidos, eontinuaré, Señora,
dando la misma publicidad á mis representaciones,
sin que logren retraerme laSi invecii~as de- aquellml
á quienes tanto amarga verse descubiertos. V. M.
aabe mi respeto al trono, y mi veneracÍon á l'ues-
tra Augusta Persona, pqr las bondades que dió á
eonoeer desde el princ.ipio de su reinado p:tra.ven-
tura del pueblo de que se constituyó mad.re y pro-




--485-
t-ett6rar pero careciendo de aquella aceion que en
otros tiempos derramaba los beneficios, es indispéo'-
!lable que el público conceda el tácito apoyo que
réClamaDuestra crítica situadon para salvamos del
naufragio: y es indispensable que los; ~ómbregbas­
tardos:qtie emiten doctrinas, y aun conspiran á la
disoludon de aquellos principios, se penetren de
que esta nadon magnánima y pundonorosa. cuanto
azotada por IlI's vicisitudes l calamit\ades j: no con-
sentirá jamás quelasinstituéiones 'que ella misma
!le ha dado, 'J que ,V. M. a(jQgió de buena voluntad
aceptándolas cón franqueza para su gloria y espleri..¡
dor del trono, seaueli lo roas minimo alteradas por
quien no' tiene ni misiot), ni poder para ello. Tiem-
po es y~ de que los ag,itadores y'proroovedores de
disturbios se conven~an de QUE SOLO LA CONSTITU-
Cl~ DE 1837, ISABEL n y lhGBNC'lA DE V.'M. es' Ja
úniba" 'cselllsiva batÍd~lt:que: lé nacion desea, se
sigapáraltlclin:tilr' la"p3z: esa piiz ,i Señora 'ramada
poÍ' los hombres 'de' bueóa! té, Y queJosaleves que
la preconizan, lanzándose en la vergonzosa arena
de la sedicion' y del desótden, la alejan y retrasan.
Tanta sangre derramada, tanta víctima, y tantos
tesoros como se ban sllcri6cado en las aras de la pa-
tria, parece no es bastante á satisfacer la ambicioD,
y á sofocar criminales pretensiones; todavía se quie-
ren' mas Calamidades, y es preciso corregir los es-
cándalos.» .




-'86--
, dloco hablaré, Señora" del alb~to, q8,M ...


drid en lanocbe del 3de ilOvicmbre. Les era con-
veniente á los dt'L Ilartido ; probat la e~istellcia dl!J
gérmen que supusieron debia desal'rollarseel 28
de octubre ,para;cQhonestar lasgrllves fa:llas que S8
t;tJlDe\ÍclvuCOll :es)e ,mdÚVQ ; péroe) IÍlmutacro mi-
serable que se illv~Ató, l!olopodria aluciJlar á Jos
incauoo$ ;H!sedisi~ con la misma facilidad;, qJle
ligereza hubo para concehirlo, y el menos avezado
á las oscilacio~es poliLicaS,conoce cuán poco Silc.r:i-
flcio se' necesita pata encontrar ,en una gran po-
blilC~OO" uo cente~r ,de ;~Jllbres que vendan á es-
cali6 precio' la fuer%a,de,&usj pulrnone,s. Est~ fué el
desórdcndeI3.' Una conspirllci~n ~oQes.~a;}',pre­
"iene otros, elementos,., y cu~odono procedo de la
maJ,¡gelleral ,del pueblo , s~, proCPfa seducir 4 In
fúerzaá:rnUida. 1.1I:1~~Ql:ta ®Jlts.,trClpa1(de,lj1 Mi-
licia nacioJJalJ,;y dé IOfl:bQlW;:Idoll bab~DI$ de,M",.
drid cootesta vjctori()s~lJlente, ~D. eJla:se ha ~lrella­
do el invento j: y ,ella debier.a h¡¡ber confundido á sus
autores.»,.,


«(Las exigencias del gencr.aINa.l'VlIc,z én: Madrid.
supr()yecto p~ra la formacióockl ejércilo de reaer-
va de 40,000, DOPlbros e.1l las proviooias!,meridif.lDa ...
les I lossuc~sos de 28 de . ootubte" su dimisjo~ en
cOlJsecuel,lCia del resultaElo prete$tan~ dGleucias I y
su separacion del &.amiDo de Lojll j si tQdo esto, se
combina con la anticipada marcha del general Cór-




-.\87-
doba ~ Sevilla, con la íntima amistad queJosu'ne,
coola. analogía de sus principios, y con su coali-
cion en a'luella ciudad, se verá demostrado en ma-
yor escala, el plan que denuncié á V. M. en la re-
presentacion de 31 de octubre.»


"No me es posible hablar con precision y exac-
tilud,acerca de los primeros sucesos de Sevilla por
falta de datos suficientes; pero en un periódico de
Cádiz se lee que la farsa se coronó con la creacíon
de una junta de gobierno, p~oducto mÓllstruo de
seis,dias de esfuerzósrevolucionarios; que el mo-
tiil' eué puesto en juego por cincuenta ó sesenta vo-
cea dores , asegurando. no era mayor su nlÍmero;
que la Milicia nacional en su mayor 'parte, fué
arrastrada á apoyar el atentado contra su prupio
convencimiento: que en una rennÍoD de veinte y uno
de sus e ooi¡' iona dos se decidió por mayoria,. no !re
debiacreaF) la;lunta;tflc esteq'esultado est(lba en
oposidioll COIl 109. deseo, dé ci"co ó seismot41tes
bien morcados;' y que eUos promovieron y difun-
dieron la alarma, sustraytlodo un tambor del teatro
público.»


ala parte que debió tener el general Córdoba se
deduce de su posterior conducta; pues se le vió á la
cabeza de la junta revolucionaria, y _probó el alto
cl'ímen 'de adherir!le á su monstruosa creado n admi-
tiendo los .\itulos de presidente y de capitan general.
La que debió tener el general Nuvaez, s~ deduce




-.i8S-
tambien de la u'Diformidad de conducta, de -su mar ...
chaá Sevilla entraudocomo en triunfo, y de haber
admitido lit vice-presidencia.), ¡ , ;


«Entre las providencias que dictó.la junta, fué
una, remitir comunicacion al gobiíérn'0', manife'Stáo-,
dote que supuesto que la formadoR del ejército de
rejer"a de 40,000 hombres, era' de utilidad ganaral,
adoptaba f!l pro.yecto ylle proponia trab<ljar incesan-
temente en su ,realizacion, para lo que necesitaba los
datos que,l'elativos á este negocio; existiesen ell las
respectivas secretarias °del despatho ; prometiéndose
que el cupo pertenecienle á aquella provincia seriit
el primero que ,se hiciese efe()liv~, y recibiese la
correspondiente organizaeion .'"


uLa circular que pasó el general Córdoba, :como
presidente, á las <lutoridades «le la pr.ovincia, rebosa
en sentjmientos~ detionformidad con 'la.gitacion:; 'el
allSía,' J los deséosque supon~ ullánimes eB'la,MiIi.l
cía nacional y su vecindario;. es presa que aquella fué
instalada PO'" el voto general, cabiéndoleel honor de
ser su presidente i y concita á dicbas Butoridadespa--
ra que al tenor de los principios, y fines consigna-
dos ;tiniformensu condueta y la de sus subordina-
dos, al centro y dÍTeccion de los votos y esfuerzos
de qlie era órgano la junta superior'.»


<IEI recibimiento del general Narvaez por el ge-
neral Córdoba demooslr.1 la" popularidad que se es-
forzabano~n pl'otu1'3r adquirir, halagando á la mu-




-489-
eheclümbi'e. El uno reéUerda Ja! barañasde Atlaban;
el olro presenta á su discípulo como al héroe det
pais; ellos se cODeretaná victorear la Conslitucion,
JaMiliciaNacionalyel puebtode Sevilla; ellos re-
piten sus 'arengas , y por úhimo ,se presentan en el
baleon para manifestar el uno su alegría por la lle-
gada del'general Narvaez. su decisionen sostener
la causa del pueblo, Ja correspónd~ncia á que era
acreedor' por la' con6anza que 'le babia merecido,


'por ""Guul sti'espada y su eXistencia erin las prendas
de seguridad que solemnemente' ofrecia; y'el'olro
para demostrar oon vehemencia su gratitud al pue-
blo de Sevilla; la ~ferta ,de sacri6carse por suglo-
rioso pronunciamiento, y la notable manifestadon
deque'la palestra'estaba;;bierta,no'parll los cobar-
des " ~tllo :para los valientes que' prefieren 1OO1'i¡"COh
glol'ia/ antesque:encorvarsus clltHos á la, e&yundil
d¡'¡los;\iranos¡~.·· ''''''1. ' ...


• «'tan 'remareidlles ;estravíos ;exigen ·~lg'1ilias;ó~
serneiones quedetermiJlell á 1(1'8 dos gener:¡les;»


« El general Córdoba protesta, en su 'meÍlloria
escrita. en Paris el año anlerior (foI.384),' haberriC-
llunciado á mandos rdestinos;: pero que si BUS Con...:.
ciudadanos llegasen algun dia, á juzgarle digno de
representarlos en el congreso nacional, la n oble y' cUir
interesada ambicion de silstener· con su débil voz
en la tribuna pública, los sagrados intereses que ea
el campo del· honor defendió 'con su' espada, ,podtá




-490-
S<)la; $:ran<larle -del retiro. eu que de cualquiera.
otra suerte $e confina gustoso: el general CÓl'doba.
I:epito, siendo diputado y abriéod()Se las Córtes. el S
de noviembr.e¿debia ;permanece!" en::SevilJll el15
del mismo me!\~n que Se instaló la jQntll .íldmit~
do su pa:esideociá cpn el título de tapilan. general?
¿Si no se bubi~r,a,mczclado e,nla insur,receiou d~
S~viUa~ no seri¡..,u~tJ,lral y consecuencia i forzosa de
los seoti~iemos que dió á ~onocer al público f el
bab~r marchado oportunamente á}1ad~id ,par.a $QS~
teJwrcon su vo~ en. el congreso los deberes. que
contr.ajo como diputa<Jo? ,Ningun~ hahrá que lo du~
de, ;.!ni que d ese.onoz ca li'n marcada inconsecQCn-
cia. »


«El general ,CórdQbll,que'conoció:a:l lomar el
m¡¡pdil; d:el ejército .del· Norte Jos graves peJ1juicio$
deJ .. ,organi:l:aeiQa .de la6 .junt~,~isidente$l/{ foL1~
de su memoria) : que se jactó de habtu' :esiáhle.úido
pOJ' hase y prillcipiofund/lmcntal dcl-ejér.cilQ, la obe-
diencill!pasiva á la: ley. á lo que de ella emana; y á las
autoridades que .mandan en su nomb.re (Co\; 374)
¿ debió autorizar. ,la creat:ion de una junta disidente,
presidida. y consentir se desCilliyeseá las alito.rW;t-
dÍlsJegj¡lm~te establecidas. I1surpandQ .. la; prin--
cipalde la pt'o.viociil el mando •. y. drculando órde-
nes 'a losgefes militares para~:segllit .eleco r~.
l'oJucioBario? Ciertamente qu~· no babrápersOna
que pueda convenir en el contra-principio; ni que




-491-
cUje Ale . notar tan señalada inconsecuencia.)}


.: ~ •. ~l .general CórdQba que Se lamenta· (foL. 377}
de la .ninllldve-l'sion de SÚ5 adversarios politicosl ca-
ljfi~áll40la de injusJa, no babiendo tenido ocasion de
prpfesar: ni prácticar: mas qqe Ulla máxima 6rden y
o~(J~i.,enci(J ~ debió jamás ob,rar en sentido optlesto,
coufil~raBdo Y desobedeciendo? 11 " 'y" .


«ElgeneraLC6l'doba que confiesa (Col:- 325) 10
susceptible que .es de ex.asperarse ~ que ~djjo,· ~, fey
cstab" resnelto ásuble¡vatlos Cllel':pOS del"" Gti*-
dia,le~ para del'rib8f la. Constitución: ó perccell;. y
que deplora la intolerancia de esta época .a:l,recol''''
dair·,la. exáltaciQn y. el poder del resentimiento acu-
yo imptll~ cedió entonoos¿ debiajustificar en el dia
su.' pr~nsjoJl á :Conspirar yJa fuerza: inherente. de
Sll~atQral&a ti eJllpleada siempre en perjuicio' de
la ~ause·:de:la libertad~ ¿.C~m~ acreditará-la"conse ....
~i;l el, :1}UO -8ségur.a 'fue (ué tiberal ,! ~fesau.;..
dQ'q\l6 :tOJOO ¡el partido ,realista:poda pa-secu(¡jon
M losliberálcs ... y q~8 III.ponspiracion deL7lleja-
)jo fué concepción y obra suya? Que ' juzgueh lo!!
hombres de buenafé, si el que taldire, y el que
siempre obra segun las circunstancias y. Gonforme:á
los resentimientos de la suscetltibilidad de Sil tem--:
pIe, es-ó, no un verdadero proleo 1 aan cuando :al
fol. 332 manifiesta se puede servir á cualquier par'-
tido uaei~al sin' desbonra t pero que la. hll;fID'uy
grande <en caoibiar de baooera lodos -,Ioulias.))




-492-
It El general C6rdoba, que, al CQI. 359, sientae\


egemplo de que en las formaS de góbiernoipopu-
lar, el poderegecutivo, que no era bastantefuéfte,
solicitaba poderes escepcionales, y ,si 'los riesgos
eran estremos, pedia y se le daba la dictadura ~debiá
erigil'Se con su asociado,' en calificad." del esttemo
de los riesgos, y en apropiarse aqu1l1 poder C6n .Cen-
sa de las prerogativas,de-la corona, y en desprecio de
la representadon naeion~lde que son miembro~? El
golHei-no y las c6rtes podrán juzgar la audacia de es-
tQS' nuevos, Catilinas, y la depresion de los !pooores
constituidos.» .


«El general Córdoba (fol. 303) ,que al saber lall
graves y deplorables ,ocurrencias de la Granja, con-
sideró naturalmente fenecida su mision, y que cons-
tante, deIeos!)r del 6rdlln y de la .egalidad : él,' eDé~
gil}();Sostén de'lalliscjplio&', ,de ninguna'm~*, po..:.
dia conservar ni 'undia ma~ attueHaaotoridad, c«a\\"
do quedaba la insurreccion , 'y 'la inmrreecionmi-
litár, 'triunfante de estos principos ¿debió jamás dar
pábulo á la de Sevilla induciendo á las autoridades,
fieles á los principios .. á que siguieran su egemplo,
barrenando la legalidad, ,el órden, la subordinacion
, la disciplina? Nadie verá en tales incons~cuencias
mas que 10& delirios de un Visionario como se caJiS-
ca al fol. 368.» '


«El genClla~ Córdoba (Col. ' 165), .que indica
cuánto influye:e8 fa desmor,alizacion de las tropas el




-493-
funesloespírilu de divisiou entre los bandos polí-
ticos; que al folio 145 encomia su obediencia á lo-
do gobierno; y que asegura á los folios 115 y 116
que jamás, nadie es capa:c de arrastrarle á fallar á
la obediencia y al 6rden legal establecidos .¿ debi6 ja-
más. nunca •. dar el p('rnicioso egemplo de desmo-
rali~acion , de desobediencia y de desórden. )1


. «Interminables serian las observaciones y lo!; ar-
gumentos que -ofrece la contradictoria marcha del
¡clteral Córdoba. D


«El general Narvaez contra quien DO se procedió
des pues de los SUCCIlOS del 28 de octuhre, sin embar-
go de baber faltado al cumpl.ímiento de una 6rden,
provocando un combate dentl'O de la capital del rei-
no ¿hubiera solicitado nuncadejaf' el mando del ejér-
cito 4e res.erva. renunciado la colos.al empresa del
grande de 40,000 hombres. y su categoría de gene-
ral. en gefe ,si su conciencia no· le hubiera hecho
temer el descubrimiento de Jas maquinaciones? To-
dos coovtmdrán en que el despecho- deyer malo-
grado el. golpe, el descubierto en que qued6. y la
justa desconfianza qu~ habia infundido, debieron ser
las pod&rosas causas que motivaron su dimision.!t


« El.general Narvaez como diputado de la nacion,
habiendo sido los males un pretesto, si no hubiese
.estado .en el secreto de la predispuesta asonada de
Sevilla ¿no era nalural esperase, libre ya del mando
de las tropas , á la inmediata: apcrtu~ de las Córles




-494-
para levantar so voz en el santuario de Ja~ leyes en
favor de sus comitentes, y de los intereses gene-
Fales? ¡,no era allí donde tenia derecho de arengar
con vehemencia, denunciando los abusos de la opre-
sion y la tirania? Seguramente que no habrá un so-
lo español estraño á los partidos que 'no lo sienta de
este modo, y que no se convenza deque ehlltor de
la luminosa memoria, estaba d alcance de las ma-
quinaciones de su maestrO.)1


« El general Narvaez, despoes de haberse des-
acreditado con los sucesos que provocó el28 de oc-
tubre ¿podia jamás asociarse á la revolúcion de Se-
villa habiendo creido de buena fé la de Madrid, y
despues de haber hecho uso de la fuerza para sofo-
carla? Bien seguro es que ningun hombre imparcial
convendrá en ello por la manifiesta conlradiccion que
se advierte. Era n~cesario paradesvanccel' eu cier-
to modo las t'undadas sospechas á que aió' mÍlrgen
su precipjtacion, que en vez de marchar áCórdo-
ha, lo hubiese hecho directamente á su ~estino: era
preciso se hubiese negado á la admision de la l'ice-
presidencia de la junta revolu,cionaria de Sevilla; y
era, en fin, indis'pensable que hubiera empleado no-
blemente sus esfuerzos para sofocar la rebelion,
uniéndose á la autoridad legítimamente constituida,
en lugar de prostituir sudignidád y carácter para
fomentar y dar apoyo al desórden.1)


aLa liga de los dos generales acogieudo en úlli-




-.\95-
mo recurso ideas contrarias á sus proyectos, pa';"
ra llegar al 6n acordado por las inteligencias. se de-
muest.ra patentemente en la disposicion de la junta
sobre remitir una comunicadon al gobi~rno acerca
de la utilidad de 11evar adelante la formacion del
ejército de reserva de 40,000 bombres • prometien-
do que el cupo de aquella provincia seria el primero
que se hiciase efectivo; pues se corrobora que en
esta fuerza colosal que debia identificarse con el que
promovió la creadon t tenian fijos Ids1ojos, y cifra-
han las principales esperanzas; y véase corroborado
tambien j' cómO en ·Ia misma fuerza libraban la se-
guridad de dar la ley :i la nacion; los corifeos del
partido. »


«Mi representacion de 31 de octubre circulaba
ya por toda ESp;iña reimpresa en varias capitales.
En baldo se em'plearon las plumas ponzoñbsas: para
desacreditarme ante el públiao t porque los hechos
resplandecen siempre. y la verdad se ostenta bri-
llante aun al trav-és de las sombras con que se la
quiere oscurecer. Ellos vieron el general aplauso
con que fué reoibida y procuraron parar sus efec-
tos; pero el triunfo de la razon estaba asegurado,
y el esfuerzo de la iniquidad vencido. Así es que
á esta feliz coincidencia, se debió en parte el ais-
lamiento de los ambiciosos que no encontrando eco
alguno y vié~ndose abandonados por las tropas de
Sevilla, carhbiaron de rumbo, . y queriendo audaz-




-.t.~6-
rne.nteJullllr ',con . esta de$graciada·. ,namo~! ,pre~
t~ron SU conducta como~~.on nteritQria tI ~JJQadOf>
.sin duda en el apoJo¡dela parcjalid~w,y:pers!lailir
dos que la ley ha de ~get;Cef,. ~9~~.,$U,jmpe¡'i9 ep
el débil:, y ser eternaDleQ~ P;SÁvil,;AQn,el,pode-
rosO.. ¡. " " ;:1 ., '."", .' '1: ":, ' .


ccSjOQ flleran: ta.tl4a~ ,a,¡.Jl~~9Q~,y.~~n iocoo,te..sta-
bies los argome~loll que~<let~rJllinanll\ fal(, eloríg~
J tendoocia, de la subleV.adon de Sevill~. m.ilarlól re-
flexionar sobre la falta de mot\v,os ,para, provocarla.
tu córlcsestaban abier.tas par .... represc9tar coolu
Jos abusos del poder., y conjQraf! la!> .calamidadcs
públicas: V. M. ha estado siempre .dispuesla á escu-
char los clamores: era notoria mi esposicion pidien-
do seis consejeros poro~, fuerles "sábios y justos; y
aquella populosa ciudad, libre del peso de la gf:Jcr-
fa., ni leni.dnsultos particula,-cs.qu.e.:yengar. ,ni;Í
1111 vista las crl;lcld"des. inauditas:, .con, qucel··feroz
enemigo irrita las pasiones.» . ' ..


«El conde de .Cleonard., ·Sellora, que debia estar
bien impuesto de aquellos lamentables sucesos,' hace
la debida calificacion de los generales Córdoba y


. Narvacz en la proclama que con fecba 20 de noviem-
bre dirigió á los andaluces. En ,ella espresa la au-
to.ridad legítima, que dichos generales levaolaroR
el peJldon de la rebelion , y esplícilamente delermi-
na el plan de establecer la dictadura. Nadie con jUI-
licia puede l1t'gar al capitan general' de Andalucía




----497~
el derecho de llamar rebeldes á los que se colocan á
la cabeza de una ~uhlevacion que quierediclar .le-
yes al gobierno, que ultrajilla re?resentacion na-
donal; que dest~tuye á los fllndonarios públicos;
que crea tribunales escepcionales; y que circula
Órdenes para ql1C olras capitules sigan su cgemplo.
Nadie.con justicia puede negar el derech3 y la con-
vsnieocia de llamar á su deber á los pueblas, á las
tropas y empleados 'de la. nacion I retrayétl<loles del
blindo' anarquista. Nadie, en, fin, en tales casos puede
desconocer la imperiosa' nete$idad de emplearlas
medidas estraordinariás para re,primir el desórden y
restablecer la tranquilidad pública. Sin embargo el
general Córdoba, en la misqJil fecha que provoca-
,b~Lun juicio p¡¡ra vindicarse ante los tribunales, y
qUIHjlfrecia presentarse en la barra del co~rQso á
responder á los cargos ,lanza- de nUeVO la ~eajn­
cehdiatia del dcsórden en.J~ ·mism!l provincia que
quiso sablevar " ·6gllrando: aUn como presidente de
la junta y como autorizado para dirigir su voz á los
babitantes de Andaluc~a y á los españoles 19dos; pe-
ro no la voz de la razon,' ·no el oso del··4:lere~ho,
sino 165 dicterios lIlas es.caudalosos, el reto mas con-
trario á la~ leyes de que tantas veces se ha. presenta-
do como fiel ohservador; al1nque acredilando siem-
pro la misma viruleuta exasperarion, q,ue en· su ju-
vcntúd dice le arrastró oí sublevó!r 1.0s cuerp~s d.e h
\;uardia Real para derribar la Conslilucion.»)


TOM. 11. . . :32




--498-
«El hombre honrado, eÍ militar que amael:ór-


den J la disciplina, no se sincera provooandQ la saña
de los habitantes de una. provincia contra la. primer-a
autoridad de la que 'es sllbordinado. No es el medio
tle defender 'la inocencia ~oncitar la ani'madvers;on
p6blica eoS"entidó conforme á la sublevacion: pru-
nunciada, Este proceder es el sello indestruCtible
que marca á los perpetradores del crímeo', Este, Se-
llora, 'es dé una tendencia funesta que conviene es-
tirpar (>a~a bien y salud de la patria. El entod-as sus
relaciones es un Ítteótadoatroz contra el órden so-
cial y seguridad del Estado. Es uo delito públic() de
tan graves consecuendas, que por esta razoo tos
legisladores han admitid() una prueba escepcion:ll,
y establecido las mas severas penas. Llegado, debe
ser el momento de que 'se atajen los inmensos, males
haciendo' un egemplar1 caslig-Q: La di-sci[lIi'na:lo re-
dama; sin ella los ejércit-os no pueden suhsistir. PÍ'e-
t:1soés que se sostenga' á todo trance, y con mayor
motivo cuando gefes de tan alta graduacion han fal-
tado de una manera tan escandalosa ; pues el móvn
mas fuert~ y poderoso que puede animar á. un súb-
dito á comel'c-r un crimen, es el mal egemplo' .de
los superiores.»


« ; Esa disci[)lina! alma del órden y base en que
esLriba~la victoria ¿'c6mo huhiera consegllid() res la-
b!eéerla en el valiente ejército' que me glorío de
mandar, sin 1" aplicacion de los egemplares castigos




-499-
egeculados en ,Miranda yen PamplQna? ¿Cuales hu-
bieran sido las consecuencias de quedar impunes. Jos
atcJltad-os que las produjet'on? Ya, Señora, no ha:-:
bria ejércitos ficles á sus juramentos que combatie-
sen al bando carlista, que, diesen á su patria y al
trono de vuestra escelsa hijalan continuados dias de
gloria, y que estuviesen tan dispuestos á sujetar á
los que trabajan por retrasar el completo triunfo.})


(' La impunidad de los generales Córdoba y Nar-
yaez no podria menos ue- atribuirse á su, elevada
clase, y esta illpuuidad, si lo que no es éreible,
llegase á tener efecto, seria el fatal gérmen que
destruyese la moral y precipita~e la disoluciol1 de
los ejércitos. Anle la ley' es indispcns;ILlc desapa-
rezcan las dislincioQcs de personas. Todos debemos,
y lo digo á la filZ del mundo, sujetarnos á ~Ila como
principio'en que esencialmente es\riLa la prosperi-
dad de las naciones. Dccste modo renacera laMn-
fianza -de los puehlos que miran ya b ley casi como
una lelra muerta; cuando 'su aplicacion comprende
á criminales de elevado carácter en la sociedad. Así,
Señora, y solo~sí se s;¡Lisfárá la vindicta púLlicJ ul~
trajada por la repeticion· de actos taneseandalosos,
que poniendo enconllnuo contliclo el COl'azon scnsl.-
Me de V. M., irritan lambicn los ánimos, siembran.rer-
celos y escitan )a osadía de los turbulentos. i Ojalil,
Señora, sea esta la última .vezque eleve ,mis c1amo~
res por estacílusa! Testigo de la conducta \'erd,,-




-590-
deramente leal .del ejércit~;·· testigo el del Norte dll
aquellos amargos dias en que mi deber y, su g\ori'a
me obligaron á disponer ca~tigos. terribles para re-
cuperar la disciplina ,su conservacion estimula mi
conciencia .á 'rogar ·á V.M. s.e digne lomar en' con-
sideracion cuanto llevo espuesto, para que brillo la
antorcha de la justicia-, se conserve el imperio-de
la ley, y aparezca con todo su esple~dor el trono
c()Dslitucional b,ljo la regencia de Y. 1\'1., únicos
medios de' que esta desgraciada nadon Uegue altér-
mino deseado.»


«A la paz que tanto anbela.,.
«Cuartel general de Logroño 6 de diciembre


de 1838.=Señora.=A L. R. P. de Y. M.-EL
CONDE DE LUCHANA.»


Aunque con alguna mezcla ue.pasioll , veÍase.un
fondo de justicia y de verdad en esta .mtlnifie~taciou
del CONDE, la cual recibieron los vueblos, lo lÍlislB6
(lue la anterior, como tina voz de aler,ta., cuya .im-
portancia estaba sin embargo reservndaá tiempos
posteriores. Los que en aquelJaépoca juzgasen ,.que
ESPARTÉno aquí procuraba acrimina. el delito par ..
encarecer la necesidad del c¿¡stigo, faltandq así ~. la
generosidad J á la considcracioll debida al compa-
ñcr.ismo, habránconoCid{) despucs qUI} es un crí-
men el Jll()strarse generoso y caballero en dañ.o de
los nías grandes y vitales intereses de la patria; y
.que bombres qUQ á vuelta de las mas solemnes y




-.-501-
terminanles protestas de fideJidad, muéstranse'·· no
obmlI'llc jn6e~cs á sus palabras, '¡Í.la .santidad de$u.s


. jurllmen~oi, rebelándolio contra' la voluntad de; la
ilacion, me!l0spreclando su s"Oberanía y derrocando
y bollando yescar.neciendo susvenerantlas institu-
ciones, bieo merecen que la' ley, no una C(}ndeSfen-
dencia insan~, punihle y perniciosa, los juzgue. Hu-
biera así .acontecido entonces, y lal vez la naciQn se
hubie$e visto menos agoviada de infortunios,. no tan
sUDlidllenr.~lesgra'c¡asó~Los dos· gene~a tes, gafes ,de
la' insurr:éccioD; de SeyilLa, escaparon al estrángero
por DO liervil' de blanco (decian) ~Ia venganza·pe sus
émulos. El infor~unado Córdoba'mqrió al poco tje,Dl-
po. en el vecinoréinp. de Porlugal.Narvaez, refu-
giado e!l Hibraltar, pasó despues á Tangeryde aquí
:i Francia, d~\d(lndc le veremospar.tir eO' su diay
dirigir~~ '~~sj1ilila ;resuel~1t á seni~" comoinstru';
menlo' oieg,o,,:~\\~ '-Aa~i'a"del ,IJlilS 'eneonado ,,1 fU,ri-
rihundo relreeeSo~ , '. ';\>


'En ellf.toraJ de Afriea.escribió este 'general otro
manifiesto, pretendiendo refutar la segunda esposi-
don del CONDK ,DE LUCÍlANA y alegar disculpas que
pu~n .justificar su c6uductaobservada tanto en
Andalucía cuanto ,en la ~rte. Notables.sonal~uD~de
las palabras q·ue el gefe de la reserva estampó en Cijle
documento,; ·tm el cual se quejaba do que E.sPAn¡~­
no le atribuyese intenciones :que n(ltenia, aseguran-
do que élnot$pe,culdsob.re las disensiones de Slt pa-




--50-2.-...
f'Tia','ni abusa del p()ilW'!~e p«ra 'su sert'Ício pÓtlt u-
ta ~n sus "luiríos. 'HlIblilba de traidores que meditatJl'ln
la r.uina de ltls instituciones qUe'ta"nhl sangré n06 han
costado, y de transacciones con losearl~sllis que él"
no consentiría si'se 'halla:reconstit4.tido en digmdad y
coti poder paraimpedtrl()~Negllba el haber pertene-
cido jamás á la ~9ded1l4' d() ~Jovell"nos, reprobando
Sft obj"et{), añudia, "si, como, Si) augura'; ti que túme
óhaya lI!nido 'l!sa sociedad es contrario al desarnlUo
mas lato del prinCipio de liúertad. Proouciéndose
como pudiera bacerlo un publicista liberal'; sentaba
que el' trono es una- emOllllciO'l1 dé las institucil1ne!l~
Hnálmente,hablandodcsjlucs comO un profeta, de-
da al concluir su manifcstacion: El que pueda afir-
t-,iar 'q1le yo he dadl> ot'dos á planes dirigidos á cons-
pirar contra el grro.ier'TW' COftstiluciomll, á· ~nosca­
bar' lo'S (uet\&s ¡k"';ia' rtdc~n;, di em-,lettf!'Ñiltter ~lrvJblt­
ca iniest.a á' mis órdenes, a hacer p,.~nfa .. por la tJio~
lencia 6 el ama/io partiwlares opiniones, en ese re-
conoceré el derechó:deacusarme,-Diríase: años des-
pues. "Vieodoá Narvaez menoscabar los fueros de la
nlldon, oponerse al ,desllrrollo de1principid de li-
bertad. restringiéndole y ava~allán(lole, prOd3M'al'
un trono soberano , fuente y orígen de todas las ins-
titaciones políticas, y no meditar sino egecutar la
ruina de la·ConslituCion por "la cnal·ha derramado
España tantos tesoros, >tanta sa~gre , diríase repeti ....
mos, que en ese dócumento que él autoriza, nada




-503-
hit! suyo, .sino la firma; siendo lodo él la obra li-
beral de un escrilor amigo. Pel'o las: palabras de
despedida que dirigió á las c6rles, en una de sus
sesiones, al partir de ~ladridpara las Andalucías
con objeto de dedicarse á organizar la reserva, cuan-
doel general diputado, el milita1' ciudadano, que
tan honrado se creia justamente con e~te t~lulo, de-
cia : ·Señores, en España no es, dudosa la carrera que
"ay que seguir: la corona ha aceptado la Constit~­
cion de 1837; esta es la que debe reunirá todos los
españoles, y TBAIDOB será el que no la respete: estas
palabras, decimos, salidas de la boca misma de Nar-
vaez en el seno augusto de la representacíon nacit>-
nal, nos sacan fuera de duda para decir sin escrú-
pulo, que todo puede esperarse de la éonciencia po-
lítica, ;de esteg\!neral andáluz. El mismo. se ha tra-
zadosu historia, muy trisle y muy miserable por
cierto ;, él, se ha -calificado: él se:, ha juzgado;


: ~saz curiosas y nol deSDadas de interés fueron las
revehlciones que' el ya citado' ministro interino de la
Guerra, brigadier, D, Francisco:Hubert, hizo en
dos papeles que publicó bajo el lítulo de El velo
misterioso descorrido ,en los cuales se proponía des-
vanc~er las inculpaciones que se le bacian en la úl~
tima.represcntacion ,del CONDE DE LUCH.\NA ,decli-
nando su responsabilidad en todo lo re~pe(jti.'o á la
conspiracion pr~parada para el 28 de 9etubre, y ha-
ciendo una imputacion ~ien marcada á' algunos de




-5e4.'-
~us cólégas CÚ, el gabinete. Er.Ml: eslos. ·priu!li ~at...,
men1e el (Juque de.Frias " el. marqués de, V;illgor ..
nera. mini8tro~ .deEstado y Gobcr.nacion , . .á..f:luie"
(les atribuia Huber! ¡la iniciativa cn .. lo.do.no,es.cra ...
rulizando el achacarH·5.t,ambieR;glláiDde eulpapilitl.1d
eo aqueHossu'cesoal A.segura qu.e obser.vaba c.oó,es:"
t¡'aiícza • pon !par~cerle en: dClIlilsía ,lus atenciones,
oh!1equios.y frnezasde.los milÍi!tro~ para con el'ge~
neral Narvaéz, y la correspondencia' dcsdciio~a ele
esle; haciendo vet' qu.é el ~e Estado con sus -aga-
sajos y el de la Gobernacion «;que le visilaba ·casi
«lodós los dias anles «le ir oí .su. despacho, so w ma~
(,nifeslaron muy iomigos; y es regular (añadia) qtte ha-
«yan sentida mucho las t:Jt1m'rcncias;de :.ScvilltMl.


Pero donde presenta mas originqlidad1 lo':cscl'iIQ
)lor. Huber! ~ eS.·.en lo: relativo .á. las tropas de .Ja,.De ....
ser.v a. «Sin mi ,:oooci!lIieato (~ice). Qbtuvo; ~ar~~z
«pcrrnisopa,ra pasarJedli las :lrC)~ris·d.í(¡11 fllando· pOI'
«la plaza de palaeiO; y asistí ai 'acto, porque el 'pre.:.
«sidenle' del consejo de Úlinistros me.avisó y me 110-:-
«\ó consigo.á J.a~presencia de. S.IM.; poco menos
"me sucediórespeéto á lal revista ~n01 Prado; pues
«semc n.~tjció do oficio el día J hora, sin que ant-es
{(se h'ubicsesolicitado P9r micoQducto.lJ Importa
lliucbo que DO pierda de '.vista, el ledor, qu~: quien
así habla ua e.ntdnees el ministró de la Guerra~ .......
(tEI pr6Jée.to pata In formaci<indehlj~rcilo de rc-
.(serva (cóntinúa) 'no pasó pormÍ'lnano basta que




-~Ofj-
((en pr~(!nl\¡a~ de 1000 el gabinde j' del mismo ge-
(Inel:';tLN;atv~iqJle ,le entregó el presidente del (,On-
"sejo,diciendo que al día siguiente se viese en una'
«jU1ftade generales nombrados por el señor general
«X(lrt'fJe.t' ., • .asistiendo á ella todo el ministerio, . en la
(csccrilarfade la' Gue1<"ra; pues así lo había tesuelt(j
(cS.jl~: J :en consecuencia pasé los avisos cot."t'espon-
Itdientes.Rc.uni6sclajubla y yo: no .hice m~s que to-
(mar. :a{luntes de las pocas;;uriaciones que 'se . .aCOf-
ctdllroo ~por·las. obsel"Yacion-esque ocu rrierlon ,tanto
((á :\.QUtñores mi,nistros como á los generales. Gua¡"":
(¡dé ,por mi parte, ,el 'mayor detenimiento ,'porque
«ere, aehér hacerlo' así en una cosa-acordada : ,ya 'Y
«sanéionada. por, S. -}Jósirí oil·rne.~" ....... Hé :aqui un
.huen modelo dé, ministros cOlIstitucioualést :""'i :


,1 ¡--Coutestando.úNaTV'3eZ, 'quedecia haber sido 0'0"4
saltado por. iatgunvsmremlirttlJ' deJlgabineté . acerroodel
tMtadoiwHtlguerrÓl11!ie-~espresa Huberl du\esta:jn ...
nerdi:'ciY-d,nl? tave,íiblicbi de' lal consulta ',,';<if posar
culé'fJue des.empeftába el ministerio de1a·Guérra: los
f<demá8'minidrossabrán quiénes fueron 'Jos que le
«consultaron, y los que 1'0 invitaron para que esten"
-«diese la memoria.» ....... "Al presentar estetra4ajo al
gobieTRIJ, dice Narvae7., se me maniféstóla eonte ....
nimciade someterlo yo mismo á s; 1'1 ....... «Nada supé
flde:la.pt'esentac1on de aquel trabajo (contestaHu~
(bert) ói menótiquiénesop.ina ron, por 'la co'liv'enitn-
«cia de·bacerrosin mi c;Otiocimiénto: ']os que apoya-




-506-
-ron semejante idea, podrán decir.en quófund:aron
-su dictámen.ll -A vista de esto ¿quténdodará ya
que el vasto plan del grande ejército<dc reserva,
cuyo mando so con(eria á Narvaez, era mas bien
político que militar, elaborado ,'no en ias8e"Creta-
rí¡is del' despacho, sino en los circulos do 'iotrigan-
lescorl.esanos qaequoriaB crear unarm~.'pode-'
rosa para contrastar la espada ,vcncedor-ade Lucha ....
na , y poder fraguar .í mansa[ va sus ocultas IPaqui-
Ilaciones, hasta dar en tierrd con la ,ley fun~amL'll­
tal del Estado y con 'Ias libertades patrias? Echase,
sino, una ojeada por la historia de nuestros dias, y
se .bal\:lrá' hdr.isle connrmacic)O de este juicio: j'
, : Aludiendo el gllnaralEsPARTERo ~Íl ;so:última


representadon á los sucesos del 28 de ocltgbre, ·he-
mos vJslo".que'su:poilehli'berse "alarmado el ministro
inlerillo'de la Guerra con·.las ÍlotK!iali \:relali~asá \ la
conjufaeion¡ á lo cual repone,Hl.lhert:c(Quien; 310r-
-mó rl ministro interino de la Guerra J'debió ahn·-
((mar á. todos los ministros, rué el de la,(iQ,bernaci-ón
-con los oficios que les palió: él debió recibir las
-noticias de la policía regularmente.» Asegura dos-
pues que aquel diil no bizo mas que ocuparse en los
medios de evitar el mal que, segun" el ministro ;dc
la" Gohernaclou. amenazaba tan de cerca;é iocre-
flando en" seguida á.slls compañeros;· «queria." qui-
«zás, dice, que el pIaD hubiese. tenido efecto? Sc-
«rian capaces de haberlo dispuesto ellos mismos co-




-.;;..5(ji~
(1m;) :indicó algun periódico? PresuncioResqut ca-
"be en 'lo posible, y yo nO'\lfJ!bo afirmarla ninegar;"
.. la·, 'pues á ellos (oca desv~necerl¡j.) Estrañando eft
olrp lugO\r, 'y cierto que es muyidigllo de estrañarse,
que ltahienrlo estado ,separadoS'estos -ministros; el de
laGu¡¡rr~Jpof'! uo'tad() j por otto los demás,. desde
las tres de )", tarde hasta 1'3s on~ 'de la noche det28,'
hora en qll~ el primel'() se present6 'en el gabinete;
nada le fuese, di~ho por el presMenté ,del' c()nsejo,
qllieilJe recibió en sileneio, yC~'Jt8<lÍlísma ó ma-
yorliildifer.endaquede 0rdimirjo~1 «¿Por qué?)'die~
Hubérl: "Sin duda porque 'estaba 'enterado de: Jos
.ánteood~n{es 'y disgustado de las ~!;ee,uencias 'que
~babi1ni tenido.)) No vacila en afirmar que ~(que­
(!ri~n;(sus cólegns)ctlbrrr, 00n un' 'Ve~llmisteri'()sbsuS
ftJn3l1lCjos á costadel'hontir, :ngeno:»Y ~hiend(»erí
6nal -menHonadopreg¡dc1it.e ,del ; :eo~~~,,:b~i~r1;"¡
do reeaer sobre.¿ltodas 'las' sospechásYHdcnaman..;¡
do to.da\,sÍJ:~ilis'; : «Son tantós ¡',dedó ,:IOsjildicios
.y hechos que se ,reunen contra el presidente del
«(consejo, duque de Frias, que 'f'olo á dicho :ileñor
('puede. atribuirse la adopcioode aquel descabeHado
*proyeclo.ll---Es de creer-sin embargo, qu.e eega-
b.tmucho el r.eseolimi eflto al &. Francisco Hubert,
y que su jWeio en esta parte :es asaz mezquifto~ La
desooncer~.adjl eábeza del .Iuque de Frias ,esJíioca-
páz:,de ooncértar ,por sí sola, planes de .eoóspi¡a~
donó de Conjura. ,Causas instrumentales.,. sí,' fué-




-,--&QS=
ronlQ todos los minislr~~ ora es~uvies6Q ó' nbo im-
ciados im el secr~lo j, ,.p~() la .causa eficienle!, ori-
ginaria de aquellos cri'%ÍnaLes inlentos, es en· vano
buscarla dentro de 1l,1l,-winislorio-aulómala, incapaz
de pensami~n~o"de:"Ólu:nt",d:, .. deacciolliWopUl; y
que ~egun afirma el,~ismo Hu.hert"f"i ~Iln·: puede
decirse. que ~lebr~bajamáS' consejo ordinario, «por-
«que ,e~ señor duque de Frias no dejó una sola .no-
.. che de dormirse s~~re un sofá ó en una silla pol-
~troD¡a; y porq.ueel señor m¡¡rqués de, Vallgom~a
ellO asislia ,.tI ~ marcIMba temprano para no: "faltar
~á ~ las terllJlia~¡~. concierlos." Palabras que ,pinlah
al v.ivl>:lQspmfJWldOl! trahajosmentalesde,un mi-
nis~~rio decam~fiilla.-Los testimonios que dejidnós
sentado!!.y las. "onsideraci.tmes que hemos espueslo pa-
rec~J)oo~ pi~ 'que. ;n()~an·:lugat' 'á dllda algunaacep-
clI:del ar¡~y.loodenc~,~ t-os~plalies relativ.oS' á la


. .


F-6Serv.a¡,como tambien" de los SUCeSG5 acaecidos ea
Módi'id;eD; IJos últÍlnos dias ,de octubre:y pmaleros de
no,·iembredel año en que vamos.


El díaS del postrero~ de,e~tosmeses reulI¡éronse
las córtes que habian' sido e.legidas el, año anterior;
l que ahora emprendian su !egunda legislatura. El
bando retrógrado, tt'la como hemos dicho ';' se' ba"';
Haba. . en mayoría,; hacia 'Ios niayores esfuerzos por
SOH&ner el fUResto sistema qlle babia empuado.eft
diciembre, y. q~ en 105 once meses de existimci~
que¡ contaba, habia hecho ,germinar en todas' partes




-500--
el JrQto, amargo tWt descoillento y la desolaeion.
Enó,rgicasprolesta6 lam;aban los pueblos, y.sentidas
quejas elevaban tambien á la representaeion nadonal
contra la tiranía de ,$U8 gobeNlantes, y erp fiel de ID
VOZ lastimeraclc,sus comitentes, los miembros del
congreso que en la·minoría representaban al partido
Iibenl • ,combati.an con dCD\lédo los desafueros del.
poder" siendo lan grande el de su rozon, y llegando
á formar tal con~encimiento , que á pesal; dclciegn
espíritu departidp que todo lo adulteraba en estos
tiempos, lodada se logró una ueclaracion, de parle
<le aquel cuerp!O deliberante, conh" .. algunas de las
medidas arbitrarias que habian tomado los minis-
tros. ,'fal fué" p.rineipalmcnle, la condcnacion es-
{Ilícita l que volviendo pc;>r su honor y por sus altas
prerogati vas '. decretó el congreso 'C<lntra la quintil
de 40,000 'homhres que de real órden hah¡a. presori--


. lo el gabinete, .diez dias antes de abrirse las .puertas
de la-t;Cp~fSentación nacional.-..sa!udadll, C6IDl>l1S
costnmbrc;'¡lapolltica en eLdiscurso del trollO, ill-
virtiéronse :1as pr:imeras sesiones en el. debate,de su


·eomeslacioo : y,Do contentos los sicofantas que un
año antci hal,;an hccho en aquel mismo sitio las ~a~
yoresprotcSÚls de. adhesion -á la ley fundamental
del 3.7 c.on eitas pruebas ostensibles y solemnes de kl
sinceridad y buena fé con que ,afectaban abrazar ~
auo (jrQbijar el nuevo código, como si temieran que
borra,ic el obido aquellos rasgos de docuencia fari-




--,-510 ......
sÍlica,con que acompañaban sus j'Úrament~~ ysu amor
á laCon8tilucion del Estado, no desapto'!echll'bao ó s1
que huscabanellos mismos pretes'o J ocasiOIl paro
manifeslac su respeto,y prestar SU ia&enlimieldo ysu
veneracion idóllllra á aquella leJltonstilucionlt1 ; de
tal manera. que fuera .repul.aclo cO!OO l1n:crimen de
grande temeridad el dudar entonces de lityeracidad
al parecer religiosa, que respiraban ,$US palahras. La
Constitucion del Estado, deeia el primer faraute de
este bando hipócrita y reaccionario, él renegado Mar-
tinez de La Rosa, es un objeto que debe ser 1:enerado
por todos: Señore$, hay una barrera 'detrás d~ 1/0S-
otros, y detrás de ella un abismo; esa barremiJs lu
Constitucion: el que quicp'a volver la cara atrás, el
que quiera derribarla, ese quiere pel'det'la ,nucion.-
Es necesario ,añadia en el mismo discurso. poner
fuera del ald.znce de las pasiones los doseges' sobre
que es~riba el Estado, el trono y la Constít'l6Cian: en
)0 eual queria demostrar sin duda, el diputado gra-
nadino, la estahilidad inherente á las leyes fundam~o­
tales, y que cstas no loson, si llegan a significar al-
guna vez el produClO y la ohra esclusiva de UIl p<lr-
tido. Es~ pensamiento de cordialidad J union en del'-
redor de la Gonslilucioll de 1837 , que crael fin os-
tcosible que entoncesmanifcslaba. proponcl"sc,el gc-
fe de la bandcría reaccionaria, hallarémosle mas tcr-
minantementa csplicado en la misma sesioll'; 'c~aodo
11\ cOllcluir su djscur~o el D. Francisco decia que de-




-511-
bíamos;c.onctwrir unánimes al fin que todos anhela-
mos, cual es el de despreciar pasiones mezquinas"ol-
vidar lo pasado y caminar hácia adelante, LLEVAN-
DO POR P,ENDON Y DIVISA LA CONSTlTUCION QUE HEMOS
JURADo,'·Finalmcnte, para que resallc mas y mas la
negr.a apostasía del hombre que despues de soltar ta-
Jes prend;~' no ha hallado inronvenie'nte en prestar ó
mas bien liubyugar su cabeza al tosco brazo del¡;-c-
neral Narvaez, para en union los dos, echar por
tierra la~ley fundamenlalquc ambos habia!! enalteci-
do yensálzado, concluircmos estas curiosas citas por
nO'cansarmas, diciendo que pocos dias despues,del
discurso' citado, pronunció olrQ no menos notable,
Martinez de la Rosa, en el cual decia con aire de
completa seguridad: Ya no hay una bandera política
que enarbolar .•. YA TODOS LOS DESEOS LEGÍTll\lOS ES-
T_ix SATISFECHOS CON LA NUEVA CONSTITUCION 'QUE
TODQSBEMOS,JURADO ••• Palab¡:as'que dicen por sí so-
lai mucho masttue : todos los comentarjos con que
noSotros pretendiéramos exornarlas.-Hombres qu~
así .habllln y asi obran como el inficl ~farti~ez de la
Rosa, quedan ya completamentc desautorizados pa-
ra la historia. Sus opiniones, su consentimienlo, no
son mayor prenda que la palabra de un gitano. Su
concicncia es la de un impío: su fé la de un rene-
gado. Para ellos no hay p~tl'ia,·· JIO hay mOI'al, no
tlay ley, no bily religioll ,no hay Dios •. .: .•. por-
que todo esto faha en el hombre,~ cuando falla la




-51.2-
sl!'lLid,,dá,.sus,palabr,a$l;Y el sagnad(). á sus .ju.~W'"
.l~ •.. , , ' " ' " .. " d .


'.' ,JI~~!l vjsto que a!minislerio 04tHa reO)pMZQ ,el
d~ .dt,lq¡o,~ de. F.rias.,.cu~o. aconlucimioof,o Luo Jug~r
en!os;pl'irn,eros:. dias dJ!A(!liep¡h.l"e:,~ . .consecueüciól
.de. ~~,,~l!Jb¡.d~da .em.p.r.e~a.deMo.rélla .. ;L~~diJlq~~on
P'iP"yiJlG¡al. ,y pJ,~ayuu.lami~nJ.Q: de .Ma~ltiQ.i'í~rOtl
sus, ~9lo~ ~ Jos. de. olros mu.uhospuoblos,. elevand(l
,all\rQU9revurellles esposjcioneSic~ l,as.cualesse ba~
C)lt t .. ¡ste >. pe.ro exact;1 ,pjnturo de las c,alamidadcs
p~blicas, ~,"S. eCOS al fin .ruet:0n oídos. si bien .cI,gai...
hillelclJuc p,re,sidia el duque cr.a solo,unastJcuelll
deL. qlle babia regentado el conde lJbsdlutisla,.cOJuf)
habrá. podidonotllr el lector .. Poderes ocultQscir-
r,e,spon¡sablcs mandaban y dirigían los d~stinos, del
pilis.~ .cubricudo las, fórmulu del' goI,ierno repr e-
~e~la~ho por medio,de m.inist[·os 'luo wlo·.tenillo de
t¡,l~s el :nombre. el sueldo y ona responsabilidrtd
H~sori~, J ,ficticia. Poco IDOS ide dos meses' basl Ó
[Ja,ra labrar el descrédito del ministorio Frias bas-
ta tal punto, que era imposiúle á las~óries l)OS-
tenerle mucbos dias contra los imvates dG la ra-
zon y de la conciencia pública; y á lines de ·no-
.'jembre fué nombrado D. Ev~ristoPtlrezde C .. s-


·tI'O. minislro de Estado f pon ·e'l encarg() de' c'Onsli-
tui!; hajo s~ presidencia . PI. nuevo g.abinelé~ Era la
realidad que estehllbia de seguir ciegamenle com(¡
.hasta aquí los consejos de la camarilla: y ¡mr e~O




-513~
ehioiulatloempeño de unir li los partidos n:Omhran':'
dalres ministros de cadaunQ, segun entonces se In..; ,
tedtó-', toé imposible de re'alizlIrs'e. Un gabinMe que
cállecia'~ de unidad 'de penlfamieItto y de voluntad,:
como' DO'mbiádo sin' el' acuerdo :reclprQeo de !O's
uiiemln"os qu~ habian de comjJOnérfe .. ageM de las
practicu parlalJienta.rias pOI! esta. misma r¡nOn J por
no representar la mayoría de 1an>{,iniooes "einan-'
tes .ep los cucrpo'scolegislad.ores ,moa una'tteáeion-
monstruo, que uo podia teoermas objelo'qlle~l de
continuar el miSIDosistema de decep«;iou que se ba-
bia seguido hasta aquella fecha. Razon' por ]a' cual
los señores D. Antonio GOllzal'eZ- ~ j¡). Francisco'
Agustin Silvela y D. José :María ,Chacon, que SQ
habian haIladosorprendidoi con el nom'bramienlo de
ministros de Gracia y Justicia, Goberliaciony Ma-
rina, con-lo cual se .crey.ó sin dúda que acaltari¿m las
exigencias dll'lparti~ »beraI, renunciar4)n al punto
WlOS cafg?s que no podian ser desempeiíadosc6n
dignid~d y eL} beneftcio del pais. Entonces ya quedó
definitivamente arreglado el mi~islerw ~ babiendo
sido precislI :valerse (dice un escritOl" moderado) de
hl>mbres medianos, que sorp.rendidos de su imprevis-
ta elevacion, aceptaron sin condiciones. Juicio que
1'eele sobre elminis\erio Castru-Anazbla. que en
esta época y de lal modo dió prindpio á su célebre
administradon.


Hagamos, en fin , unareseiíabrQve de los I¡.~ ....
To-M. "l. 33




-5lt-
ches de.~rmas de !payor iIlL-erésque aun,¡"nioÍ'nÍl
lugar,eiJeste. año de· 38, .asÍ 'como ,de. (ltras; oir.cutlS+
tan~ja¡¡' ·relatiras á Ja: gu.erra. HaHlibase! esta.' ,parali;..
zada po:l', Jo- geJ.lerah·en toQdos' pkt.efiíJeniles últimos
meses.,.de(<!q.u~l aiio'ji,Los ejórdoos bklligemntés· _el
ilQ(t~;; ~QJn~.si Qbedec,esea áJa-lei--de1equilmriio en
SilsJQorza,s , permanecioo¡ ell la: lIla~o.' illaceion.; Ora
fue~e,P~ fall.4derooursos" 6. bien porque ,el áni-
m(Hl!)l gilneral en gefe¡. CONDE. DE LUCIlANA, .st\iha-
liase, distraido con .las consideraciones que á cada'pa-
so aponioí ~ su, mente la- política, segun' hemos'vis-
tp.


"


elJ!ual'teL'gcueral d'el. grande ejército. bacia ya
tiempQ qUe. se habia estacionado .en LogrlMtO-.;·Las
huestes (Ielcentro aponas habian tenido tiempo :pal'a
r-eponerse.y volver. en sí despues de los grandes re-
v..e~,~ qu~, habillD esperimenttld()(~ Pero venido Ataix


, al miQi~.eJ:io. con ánimo resuelto y .propósito :6.rme
d.e;~~)Il,sfJgr;tr lodos sus desvelos y esfuerzos· á la ter-
¡pinaciog. de l;t guerra, fin (Ir.iocíplll {)uese prepuso
ESPAR:r~Ba al designarle para mini!troal presiden-
te del cQosejo, duque .de:Fl'ias , dedicÓSe elgobier-
np á di.sPQner grandes aprestos militares para Ha-
yal' á cabo la campllñadecisiva en. f'l siglJiente año
de 1839. -
. ~n1re unt.Q.en el Ilentr.o.euyó éjárCito·.mandaha:


ahorá -el general n.Antonio Van-tHalen que rempla-
zó á Od'a, .s.e lomó en noviembre por el gobierno la
grao medida de decretar un .alislamiento del pais en




-515--
m$sa; med.da' estrilordinlltia, . com(j'·lo 'req"etian ta"~
apl!~miantes ,ciI'!CUDstancill&i en> que aq'1,lél, "tertitOl'lo.
iuforlunadei se 'b.1l1Iáha¡~ESoot3'ble en estos t¡empó~
la brillantedefensa~ de Gospe po.r el comafldatÍteMliW
y Peralta;, conlranull\eros:Js'bordas'de aqueilrtnri-'
bus fanálicas Y'despiadadas, que despu~s de a'rr~­
jar ,1.600 birlas ~asas', 16S'granatlas' á, tán, 'lítl'tÓibt~
poblaciolL, viéroDsc forz<rdas· cl 11 ,de· no~¡emt)rl:! á
desistir de snempeíio buyendo al aproiilrtarse'nnesJ
lrasl tl'OpnS',1 y: sin baberpodid(}"tri~n:fllj!·\te la! resis~
teneia,qn~ bailaron elll.lds, bjz~rros nach~n3'té's!~'Mc,á-'
so núrnc-ro de .soluadGs quodentro'de, aql1e'llas1:apÍ'as
débiles:se encerraban. Fué aumentada :esÚ' :gtOI'iá éO~;
olra que proporcionó la aCel'on de Cbeste, verificatlll i
el 2 de diciembre, y en la cual el,denódadó general
Borso di Carmioati derrotó cotnl'letllttl.ente á las fá~l..1
ciones de Llaogo~Jera y F orcadell ,. .'fuertes d~! ~iete
batal!ooes ,.dos'ElSclladrones, quotlfYroro~!~'pérdiw
~la. 400 -ml1ertos, 200 prisioneros. 800 fusH:es r el M'-
c8 h.otinque acababan debacer' en,la"huerta dé 'Va-


o lencia. El coronel Pezbela que cargó á la clibeza de
dos escuadrones del 2. o ligero y dos del 4. 0 dió 'áqui
lwuebas de un señalado arrojo. Por el mismo tiempo\
el baron de Meer llevó á cabo una espedicion glo~io_;
saen,Qataluña. Invadido por numerosas' ruerzaS're-
beldes :el valle de Arilo, en d(}nde· ha bian pdd'ido pe':"
netrar·fáei:lmeole. aproyechando 'ladt.cuDstanda de'
ballarsesublevada la gnarnicion deh:astillo de Yie-




-516-
Ua, tJ.uedi6 muerte violetlta ~ su gdbernador, diri""
gióse á aqu~" punto el capitan:general ide~ 'princip!l~
do, teniendo que luchar con lar dificu1tades del¡tet'~
r~no al par que con las inelemencias' de la 'estacion;
tan cruda en aqueHasregiones. ¡Llegad. 'que, buLo
á .Uas, 'batió á los ,enemigos causánd'oles;wn.id.~
rable~rdida en,'muertos , IDa¡ de: 500 'herillos,
y obligando á huir oon plleeipitacion alsanguin'a-
riG conde de España. Castigando despues el asesina-
to del gobernador de Viella en los cómplices que


, cayeron en sus manos, puso fin el baron dé tal suerte
á estacampaiia breve, pero de bien conocidas venta-
jas; no siendo la menor de estas, la que se debió á
]a fidelidad de la guaroicion de aquel fuerte, que á
p,esar de estar 'en completa sedicion, no quiso acte-
der ásu entrega demandada por los enemigos.


Merino y Bá4Uláseda, despues d~haber;reco¡'rid<>
v.arios provincias 'del interior, tornaron al6n á las
vascoQg-,adas,refllgio natural su,o en caso de~efe-.
ses. Mas no pas6, mucho liempo sin que tratasen tfte
organizar .otra espedicion al teatro habitual de las
torrerías de ambos gefes guerrilleros que estabaiÍ
ladi!recha del Ebro .. Cl'UZO Merino este rio junto á
CalahQrra ; pero Baltnased:,¡ que debia atravesarle
cer(a de EsPejo ,fué aleja!lo de este punto por un
movimieotoque hizo' el CONDE DE LUCHANA en com-
bioacion eon el lN-igadicr Castaiieda, .quien derrotó
" Castor que vino a proteger la operacioQ del paso á




-517-
)3$, CastiUas •. Quedó así por entonces el segundo de
estos cabecillail en las provincias vascongadas; -y-el
primero, perseg,uido activamente por uíla columna
que guiaba el brigadier Hoyos, á quien auxilió con
eficacia en esta empresa el coron~1 D. Gaspar Rodri-
g.uilZ, despues,de dar muchas vueltas por el pais; in-:
vadido, procurando esq-uivar:y e;virar choques con
sus perseguidores, g.olpeadoen diferentes> o~a!!iooet
por. estos. sufriendo de contínuo~grandeg pérdidas;
l'nohió aHín sobre las prov,incias.,-en 8onde,batioo
de nuevo por Castañeda, pasó a esca-pe los 'ríos True:'
ha y NeJa" y atravesando 01 ",alle de Soba I .marchó
la vuelta de Orduña.


Mas ninguno de estos triunfos fué tan brillante
como el qn6 consiguió al3 .de diciembre -el bravoge-
neral D. Diego Leon en las. t'-ercanías·delos Aroos f
en donde la caballería del ~jétcito constitooiooál ,lu-
dó aamira»Jemeu18, at7~ditaDoo ,su atrojo>,; bacie9~
do ·ostentacion dtl su pericia J de .su; escelente disei-
plina, cualidades que labacian distiDg~¡'r tanto' de la
misma arma en el ejército faccioso. Cuatro escua-
drones mandaba Leon, cotltraocho que regia "su
contrario el general en gefe .Je los·, carlistas D. Ra-
fael Marolo.EI comb~te fué· encarnizado y saflgfien-
lo. Los uuesU'os'embislieron con ,gallardía J ~(enue­
doá,los rebeldes, y jugando con admirable.sere-
nidad t laDzas y espadas, cruzaronse· ~stasbQrri­
bleJllente 'en cortos. instantes. P(!olongándoselalll~




....... 518-
~ba Qne~lQS térmiuos y haciéfld'osecada "C~: ~mi9 de+
sastrosa, pusieron tan aho 1>!l~,ventajas-:los,dejLoon,
que á pesar de' su inferioddaa llumÓriea;:escar.mén-
,laron CNl. la muerte á .. 1'2O"j enellligos, Ihiriendoá
.I)l,~cbos·m!UI ,·c,aptul1ando ó'ros,pri.sioDDros¡ y obli-
g~pdo ~ ~m,pr!'lDderiu.oa fuga: v.ergónzos&,á :M.arotD


, ,


C.OJ\ 8"11 Dli:lt-· tr,atád$SrIlSlOS-.:' Mcúo$oJeliees; lasl4ro .. l· ., Jo
pa$,que. el 16 del mismo diciembre. atacaron ,los
fuer~ 'rpbeldes" de la PoblacioR, Jugar, silo en .la
Bi(Jja¡alav~sa,pe,rdieron mas de 30 geCes yoflcia'-
les Y ,250 individuos de tropa, teniéndose Hlle'veple-
g¡lrsin fruto aJg~noá,refugiarse 011'111 plaza de La ....
guardia. ' ' " '
, Así t~rmin6 para la gilerrael año de 1838 .. ,Su fi~,


no obst4\:.úte, segun: se ve ,no fuéL¡i!1 triste·y meJan-
wlicQ como tal vez pudi.er.ababersé. antes: anlIhcia ...
dC:h vistos. losfuneslos ,actnit6cimienws I.hahit. :en
3'Hra5C~,s~. ¡El honor de las armas nacionaleS: J'IÍ-
.cl:mJilbaJ,lJe' con orgullo, enlre ol.rosuombres, los de
Peñólcerrad,. y los Arcos. En Aragon' íbase 'tambie,
mejorando y cobrando aliento el espírirll público,
il~n ,ílWo.rligu;adQ á poder de. infortunios y desastres
allterior~II.En Cataluña. Jasoperaciones dcl,v.aLlede
Ar~~ yla antedor toma de SolSORa ~ hicieron' gran
.me~guaienel.cr~dito .de los "ca'distas~ avivando el
-en\ll$i~$mQ .de los, amantesd~,la. libértad-~ Galioia,
los pihaJ.'es deCllstilla , la ,Mancha y,Esl1'emadúra,
tampoCO presentaban ah()ra~ tan'lúgubre asperto co-




-519-
roo, le,habian· pregentado' en olras épocas. Todo pa-
r:~ia:ilnunGjar Ja cercano on ~l sangriento drama de
que1érateatro la infeliz Es.paña.
; , . ,DirelUos podio, y pongámosle ya á este capítu-
Jo; ;qu~· el nlimiento ¡poderío del :general ESPAR-
~E1l() en.cslos tiempos eran de una ,magnitud colosal,
ín'll1ensa .. ;Debido en parle á I~flaqllela del gobier .....
no, en parle tÍl~biell úlil. intrUs\on del .generalen
gefe en los asuntos ~peculiares de aquel, acaso mas
de lo que era razonabie y justo, y' en virtud del na-
tural ascendiente que va como anejo aI' gefe y direc-
tor de la's ar~as , mtic~Q¡_Q'.\as cuando estas mañdan
á la victoria y dispori~n de la 'fama, ello es que Es-
PARTERO obtuvo del gobierno grandes mercedes,
cuales fueron principalmente el nombramiento de
generalísimo de todos los . ejércitos de operaciones, po-
niendo bajo su direcciQld los generales que man-
daban en e(ce~í:rt) y C,alaluñá; y"suprirriidas las tres
comandand~~~"~e?~f*I~S;:4e la ',Güardia' Real para
reunirlas elÍ unasola, !ué igualmente nombrado el
CONDE DE LUCH.~Ni comandante general en ge{e de la
Guardia Real esterior de todas armas, si bien este


lO


último ~ le relhl(lc1ó, alegando la imposibilidad
de desempe¿a-r"(~:'¡:S'¡; pr~stigio en el ejército cada
dia ~ á~~~C~-'~la9i; ,~a~J ~~~s'; sien-do DUQh testimo-
nio olf-"éfto la -aprobadD" i¡~e mlmifestaron todas las
clases J aun los aplausos que mereció su conducta
respecto del ejército de reserva y los sucesos de Sc-




-520-
viDa ¡'."S6I'- n6lábles ···slibrec e5to· 'las ··TepHl~es
que en el sentido indicado lo fueron entonces dirigi ..
das por los generales D. Fefipe Rivero. D. Diego
Leon J D. Ramq.R Caataijed.a. ~omaudante general el
primero de la Gllardia Real; el segundo de la divi;"
sion llamada de la Rivera:que opel"abaen NavarrlJ y
vire; de este reino. y par último. el te!cero del
euerpo de operaciOnes de fa izquie.rda.


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Escisiones en el campo . carli$t~: fu~ila~ietltlH de
Estetla : tor¡ta de Ramales y Guardamin..o ;. ba-
talla de Belascoain: EsPARTERO ésnomliráiIo Du:':'
QUE DE üV ~CTOB(A:, operaciones del epírcito dél
centrl): medidú~:"IUl':gobi'erno: disolucicm dt
Córtes: Convenio de Vet8ata : fug(j del Preten-
diente á Ffa~cia~


OS sttcesdS~Cfae refiere~1a
historia teta prendidos en
'~la~<;dtf!t839, son de


. nM ¡importancia IDUCOO
mayor que la de tOdoSo los
que les han precedido.. Las
provincias del norte? CUDa
de la rebelion·, preséli-


tanse ya cODJQsepulcro que amenaza 'lnuy pronto
de~orarla·.Amargasrivalidadc!S, celos profundos tra-
bajan los ánimos de aquellas gentes; y lo que no pu-
do co~seguirse en.seis aiíos de un pomado' y 'peno-


..




.,


• j.


-522-
so1iGrnt:~ii'ahóra 'a facilitárIó en'lFá'b~in"ái\efa't:.
division y las escisiones treme~das que serpenlean'
en el campo de D. Cárlos. ESPARTERO elllre tanto,
sin saber aun háci",:d~~~"~aba la oscuridad li-
sonjera de sus esperanz~s, g~ardaban una prud~ntc
espectativa, dejándose aconsejar, del tiempo ,di.s-
~)Uesto 'siempre á no desaprovechar, la coyuntura
mas propicia que se le, presentase.


,Diríd} ;sfno. iinp'osible , 'Seria'asignar la fecha y
el :prw~ipio', originario de e~tas 'disidcnCiOls. Es la
d~co.r:ilia:un i!1s~rumento ~e ~a.c,er¡¡'da pun~a,; tan pim-
zant~ y ,f,u,lil',. q!l~,",o J~ \:eo~~mQs, de, -,:cr, h~sta ,que
hú 'p'elúitk'OOO la', basla~te.en :míesh'o int~rior para
causarnos, por lo general, gra'.e Y' aun irreparable
daño. Así aconteció entre los defensores de la causa
carlista, quienes, obedeciendo esa indeclinable ley
de ~.',M~UI:alnzíltIWlllaIPh no porq\l,~era~; ~~pañoles,
aino pl)'rqUt:l:lmiJO ~oJqb~~s, viéro,ll~,e al ~abo e~vuel­
tbs ¡en, 1115 ~!l,tr.adi~i9~ pJ\()ducidl1Spor el choque
deUntet;és. de ,los ¡de.'lIl~S, y ,hastadll las;, .opini?nes
,reána&\es., :Delas op.ini(mes, di!cimos,: po,fq~e si bien
la !unidad. del Jlllnsamie~o ,q De nQ~ es sino ,su abo~­
!Cion ?l su muerte, es ,e} atributo esencial de .los gQ.;:-
.lJiel'Oo~ despóLico~, HanO. y consiguiente .era.al e~~'"
_'dodncertidumbre'Y .de, guer.ra en ~~(c~el ~all_h.
-eDtoo.ees :'el de ,D i i:,irlo8,: la iÍ1lI~, pe, ¡ aubord'llacioIl
scr,vil¡ yde esa,djsciplina,teJ;rqro~tan:ptopia ddté~
.gime, .abSolUlo., Dividiér,OlI6e •. pues, 'poi'qIJC ~es era




-523-
~O'f ú,p4J8ible aL ;menos" pénS'~,E:!if 'SUf.BUer-:-
te;'y!:esta'¡~rII'~n'~rd¡,d ~ien' tf'iste 'Y d~gt'acmda¡.
C'IltRjilll: de' r.ecUFSO&';: ¡del ;c ... édito· para ,obteoorIOl!l:
ihaUbbanse eSUlcionados," nado! PTogresab¡m"oip: len
clllMñó~ Itas espedicíones al dnleilorqhobíanhwshlO
funestil!t •. No:soIO'su· ac:eioD,sino'hasla so: pensamielJ¡'
to' estliba"como roooncontradQ,élCtlcertado dehtro diCl
estrecho ámbito qeaqueHa·s'pl'o";inciasó{En.situlIqiO'n
t~n' ;iolentn :¿q1:iébabia:d~slueédel"M)a¡' riendaá.las
i'eorimiriacionesmútuos " rc'Challse·ta· hulpp,;reeiprd..:.
,camente·;!o& unos, á los otl'oSf' de' i\()s: hillfes l quu¡ s'ftl.
.frian.: di vidirsé- '00 ;baneos / 'm'eatS'e 'partid'OS ~!.A tti ...
4aS:eausas D3lurates¡:1y ·rioioÜ'as ¡:-d~be'la"rib"ine~iln
escision prof .. Ba·. :qllellegó á :Jabr'aJ1sc'en 'ros 'ü(¡aS
dlJekh:s, on: los 'pt'iD!l'erosm~sesdel año· 39.' 'Y;c'O.en~
{a q~e:nó8otIPS ;nO" smnoS'dedos qae lfspinaR''¡tle',·-tj1
est7tdo de glJérrll'Clslde dei'fthOl!namn.l" eD"W~
bre;' pello,'aie~osr,ilsfj 'queo6S.oo 'Jhec~9'lbs ¡,Mis
,:rices iimprC!p:pndiibttJ '; 'poest()! 'qml!siood () ! lfJl \lIe~h .....
do inHl'ediato d(H'3~,!pastQl1:es. en:hceion ; 'eultbdb '~t ..
noenetlreM.ad'Ol· por la ~nll, .. at>dm, 'Yl"adpndéOOitl ~ .. "y
-vetiffeánddse esm,¡por~g.llciltr'eh¡lf)~ t¡1at1t1S (i~
sás1, ~paroce; en la fttmeral egees{w.Il!d~ ~it:aci(jn'ly
00 litlÍ MnlÍ'Il1l1 enlI:ne 8e ihallan'!oS'boruJlres;,'y'déI
idal ios "cm.os ya se'pllr,llrse hll1nqué'l~h(':lmen((;~':'3
j~p·Q\sos.,de:u~a civiTizilci.oÍl que va.am,aps~n~o:tos
áni'1i1os~ 'hl.'illO"dernaEntopa:.' , '" ~. 'i" '.": ,,'
. . L~~' c'óstu;nbres sencillas d~ los p~ov'inci~nos re-




-524-
pugnaban el aparato, la intriga y 3Uft los gastOSlj,U.!
pérl1uos. de ~na c6rle, que si bien'se veia reducida
por la estrec~e~ de las.círcunslancias, no defaba de
a(imirarse y. aÚn e~cnteterse en el pais su patural
holganza, la profusion y la ~reC'tac~ofl monárqu,ica.
En los. primeros tiempos. de. la insnrrecciu~,.. 8.I1.la
epocadeU'ahatismo d~áqneUasgentes, cuando,bajo
elpropionombr~de vpl'Untarws peleaban có~he ...
J'oismo .en defen~a de la causa carlista que, Labian
abr~iado, pasaba á su vi&ta comodesapercibido.áquel
hecho, OOIlsider;tdo, cuando· mas, como pensiono de
sus interesmI J de la otra Masar por decirlo así,.ter ...
ritorial que estaban dereodie~o.Per~ cuando estio-
guido el fuego de aqoeleDtus-ia~o íaBático,muer-
tps muchos de los voluntarios en la guerra, y vuel-
tos o,ros de ,su pt'~mera fascinador,a impresion~ a~ellr
dieron, Olal razonablemente. su :propia •. hll :verda-
deraconnniencia , . no cmnbatian ya sino obligados,
en fuerza de no tener mas aHeraativaque senil' á,ws
que dominabau sus hogares Ó .ahuyentarse de ellos ar-
rojándose en ,brazos del acaso. Entonces ya los. vasco-
navarros y la intrusa cÓl'le proc~den~ de Castilla em-
pezaron á malquistarse. los castellanos, (, masbieJl
todos Jos que no pertenecian á lu;cualrQ provincias.
erttn' conocidos ~on el nombre de ojalaterl)$ (1).


(tí' Po'rlaeostumbre que leAian ,y que llegó á chota\' ¡\ los
provincianos, de contesta.r ioj~lá! siempre q\IC se .Ies comyni-
caba alguna noticia ,agradable ó se les anunciaba un dia de
ataque. .' , .




-525:-·
EHjdib~as encarnizado y profundo lIegóbtet. 'pron-
to á lipóderllrse do ellos:' odio, que se dejaba ver 'al"
desdUbierto en sus conversaciones, en sus escritos', y
msta en IdS can~iónei popúlares d~ los indí'genas. Hos-
cos y fiéros,como ellos solos, estos provincjanos~ hu:'


, hieran defendido-á todo trance, como al principi(}, la
CIIUla del Pretendiente Cárlos, á la cual daba'la her-
rumbre silpersHeiosa el barniz mas própio y mas
aceptable en las tierras de Lárraga, ae Loyola y de
Ripalda. Pero la ruindad de carácter, la pm¡ueñez de
alma; la ingratitud, la incapacidad, y lambien el ul-
tta-fanatismo de aquel príncipe, no eran dotes muy
á propósito para hacerle popular, á fin de que hicie-
se la 'Voluntad el oficio del deber entre los vascos, y
tomasen ellos como suya propia la pretension del
bt!rmaoo de Fernando. El casamiento de este con una
hermana, y cuando precisamente acababa él de pro-
blbiT'l'0r·tñedio de un decreto el matrimonio 'á sus
defenS'Otes, durante la 'guerra; irritó no menos que
los sen'limientos religiosos, el amor propio y el io"-
terés de'aquellas gentes, que veian aquí un medio de


" distracci6n para elprincipe y el consiguiente aumen-
to en los gastos de la caSa real. N (). son ya estos tiem-
poi c()tno aquellos otros en que se decia como axio~
ma, que la razon de 10$ reyes no habla con el entendi-
miento, .ino con la oblígacion de los vasallos; y Don
Cártos, olvidado de esto sin duda; creíase á cubierto
de que su conducta y sus palabras. hubieran ,de ser




--5'26-
ohj~1.o kl juicio ¡,kle tae~nsUl'a,públieao;R<l1 do·~
pJlñQ pOfder~cho dÍlviQO ,; ,&egun Ü~ bacillo' dr.ter J(f5i
c,oQ.Sejeros q~ I~ ~odeaba.n~ y Ique .tan~o.contr.ibo~
ron • .Ialwilr. su: r.uht4,t'·,er,tí<l~er, t;am#ieot··des.obligAdO
pal'l4 ,~:&.u& 'va8illlos, pudieade,' ¡í'nomhre·dri tielo,
1\trupellllr los;,agll~osfueros, tie tarjusljoia :y' de la
,ra.t¡tlld~ «sin: c&mprendet.(segun 'se ·espres~·. un, e5i~
((Cdtot' clIr,lista contemporáneo) que en.latierri!I'Os
«hombres .cuando se 'filn atacados· en sus intere.'1es
«mas. caros, no conocen esosdel'echo~oo.ni qlié'~r,~
ureyes se éreen, revestidos. para. subyo~ar ,í: sll$ ·;go ...
ubernados; pues que sin jllsticia Ro .. hy.dorecho.a\¡.;
«gUQo.) Así' qué,D. Cádos habia· pagodoconcrtH~ ..
les, :per.secuciones los servidos hechós por,oási. todo&
aquellos valientes capitanes 'que fueron adestrados:
onJa:escuelade. Zumalacárregüi.", .. ,:


. . EsJe • el g.rande· bombredelos~ ,ejéreitoli \Cal'lis,..
taso condenó el sistema de espediciones, tart f.nés(o
á los intereses de su partido, y cuyosresuhadoS/,jus-,.,
tificaron despues la opinion de' aquel.célebrec3udi-
110: 23 hatallon~s castellanos, 50Q gefes y oficialcl
y 2500 caballos, finados todos en. tan deplorable sis-:
lema. liin contar con el descrédito en ,que se inalrl-!
Fia. fueron el preludio mas cierlo deJa:dl)cadon6ia(~'
de la ruina carlista. CUilndo D. Cárl(}s~ e1,l1831,v.Q!,..
yió IÍ las provincias, momentánetlmente como. él de-o
da,escarmentado de Sil correJ'ía por:la·l<~spañ.a, He~
gó ya á decaer por completo el espíritu.delos pro ¡.




-á27-
~mia1)M,.quieiles ,miraban· alpretelid~lny:como
uM~ea .. ~que;e l.es habla jn~osib!emente, inipnes';'
lo" y. q1le Jlo .. baUaban fácil; medio de desecharm.'EI;
por'&Q¡p.rte ,. Qoucicildo estas malas "ciisp6SiciOD~,
y.. e~JQso;deqtie'pesasef mas el interés local qué el
iote~és,sUJe •. pel'6onal, de dinastía, colos designios


. delqs,que é~' tenilhpol'.obligados defensores '¡eln~
. .


pez6tambieo á tr.atarlos aun'eoft.mas',desvw'q<u6'
¡ull~~l cífrandoloda' su,;ventul'a en ~Os .eonsejoSl del
l'ftY6J'~<) Abar83 ;: ohispo·de Leon , del. togado' Arias:
TBj~jr.q~ ~u;u1JÍ»istro :de:Estado,· yá,ql1iennf.l~·;á
nQIllbr!tfr támbieo. i JDinidoo de la 'GueM'é1" con ':des~'
pr~,do de la, r,eputacioo; ,jdelcrédito : de; tod(i)s !&.Us'
31Úl~r~les, y ,hI\cMmdOI ver qucmas:que "de :la's ar-
fflílil e.s:presaba su 'triunfo de los' mánejos de la itltri-
g" ;.(l{}l CilPuchíno . Fr. Ignaeio Lárl!ag.a" ,su ';C9nfe~
s,Q-:rIl,de.~i(:¡Ura,E~rulV.lrrrla; y·de;ouas'pel'sorias deJa
misma~n\Loles. ,:quefó.eronlas.primera& ~"perderle y
pre~pitalile. ' ,;' " .


,Estos r elementos formahan, el núeleo delhando
castellano, apostólico ú exaltado, á cuyo frente se
QlIlIílba',D .. Cárlos¡ y el número infinito de descon-
t~ntO$coD la marcba de este, señaladamenle'casito-
dos·los provincianos, comp9nian el par~id()moderad()
tfiM$ac.ciomsta,que tu,vo primero por'gefeá la pr.in--
c~ •. t\e Beira, esposa del rey, viDiondo'pdr,~últ¡'mo'á
persoaificalise en el general D. Rafael MllrólO'~,.Cuan­
do al promediar del año 1.s38 llegó' este g('fe á to-




-528·
m.a .. el mando del'e]é:t5to" éarJistf:"N,"&'tis~déñtfi';:,
de láderrota' -tue 'esp'~rfutent6' Gtim1gué', éW· ~.:!¡ ,
cúráda.·; baHában'seja hien',1ií~r~tlos ~tiJS'dt)s!par-i,
tidos'; los gcneraleS':Zarililegl:l:i"'y'Efi'd ;: q'oé"petté'':';;'
•• oian afseg nodo, bilJiao 'slfl$; ~in{eritl:(doii 'á'mlÍer-
~ en un ~Otl8ejo UII' gueJ'J'~;, slbién' 'ést.'im)t~Deill
no Hegé'á ege~áiatsEi~"f~hpc'atnitatniéntb d~ii(\s
J <otros sebahi:J proeurádo' encubrir hásta ~ntoneéf
OOD elínanto de 'la legalidad; Mas 'pl'bplo 'para 'la
intriga que para la guerra,' ¡{brigando . al . pnéctrr
desde 'su advenilnienlo~ al manllo proyectos deter-
minar esta por médio de filia arenencia ó traB8a~'
don, ,ehuevo gener31lllod'cudo-cátlista eOD5tiluyé'
.á su ejército en un estado de' iniu5ei~n'qoe· a1aruiabá
á la c6rte de D. Cárlos, mucho 'mas cu:mda se 'fió
qu,-: separ6 ,de un" gol pe, va'liéó(Jose d~ la aolistad
que t-enia cenehriin'ís(ro'de la Guerra' ,:Vlildes'pina.
aso oficiales del bando era ItadQ. Así,llegó poco á
poco á estllblecerse una contrariedad grande entre el
cuartel general y el cuartel rcai , que babia de te-:-
nerun fin desastroso. '


El Pretendiente no queria acceder á lad'e'manda
de Maroto y los suyos, que le'aconsejaban variase el
personal del ministerio: tampoco tenia la 'sQfieientc
resoludon para exonerar. del mando 'á uti' general
que supo bien captarse la voluntad de su ejército.
En tal conflicto, D. Cárlos solo tenia valor pata des-
CtcI'edilar al gefe de E. M. (que asi se titulaba el




~~Q:-"':'­
g'Wt9'\~JqlW',JA~~da~a)~, ~u~~~as. Cijlr~taü .~c~dq
'Y,h:_ ~p,.. ~crjlP. á,~op1~~e:~e} gelu~r¡tIJJ!a."'i;.e1l
eUm~L .~4~\!rfia. lJ!le.J7~l';~~~ ·m1i!r 41~"tlJ: .Cl#lP.'~
fue.~elJ,,~{e~;ser;vitJ~re.s 4e,~~y , .'fIqrf1,U4)Af.wP~~ obf'fl7'
bat.q!l~a;~u f~~~~.~~l oW,spo, de~eop~ (W .un ~~m.-:' .
sej().~.e.,JIl\nj,~tfJ,snqqe pres\4i,~,el misqlo D" qrlP5k
,e¡~ir.~g¡q .Ia~<~jt'",i~nl~~~ ~I .. ~rr~; 'f, Sf)ñW', la" causa
«~l-l~,Y,' ,~. ~$ ~(dli·.~ios\;) f~~~iq!lA,~en~~,papr,j~H';~:
ap~a4~l~u ¡,~~fl:~s1\, y !~lfl1iompeQte,;lIui~r~, qtl~,~
«consiga la victoria . .Es necesario que V. M. se ~~i~
~~~ñ~_: lJi~¡;ul) ,hQIll:~re ,qu~ s~pa.Ieer 'ni e~fibir, '.
llr.Les.cm ge~e~ales de, carta J c,omp,ás, J ql\ie,ren ¡,d.
4.d,~Rf9 ,de.; la, r,qligio? y ~~, V ~ }l~: ,.sqlo d~se.a~,qui ..
~~~~r,. A~il~rera ~ ínl\l~ljzar ,á D. B~silioJ á Bah~lase ...
«4~ 1 p,orQlle es~os o~ran, d~ buena,fé.,,y son los 4D~"",:
(IC~¿"ql!~, ~,~.nan ~ V. ~(~?n 1" ef~si?1,l ,fie un~ ,,,,?r~ ...
1l5~J~~aj~,~~Wf'~)' ~~~u~g~ ,q';l;l( p,OUt ~i~q[p)~r9sJo, p~ns~~l~~o~Aet~obi~r~oy}e.w,,~r~~ f9.n rClipec-
10,al general Maroto y al pa.r~i~~ I{lle.,rll~rcscplaba.
Estas 1. ,ol~~S ~emejan~s ilJbi!ll .. cion~s • ,cn las cuales
los ministros presentaban á D. Cárlos la4isj'unliva
de~ep~~ar á ~lar?LO Ó ~dmitirle su dimision, hicie-
ron ~~;e~l, ~.~íl¡lcipe ofreciese á aquellosqu~ ad,op-
ta~i~ ~1 pr,imer? de los estreulOS: y ,a~ v.l,lrlj~o RIl¡Q-
lo ~el relig~0c' bje~ pro}llo se pr~,selltór~on ,alg~,lQ&
hatallo~,es e~; el cuó\r~el real, queestabae~ ,aqu,el~
s'ftlon,(11 de febr.ero} en Versara., Era su jn~c~~q~
sin' duda" dar OÓ golpe, no de estado,.,s,itl". de. g~r ..


'10ll. JI. ~~




-~:á~o~
t~',etl'-cUya '~irlttd' sé ·d.'é'gffl¿iesd;ae-~Üs::ríV~léS, 'mi~
rtislros y~ottisaho'S; :pérd,·t¡Oáy~ndohi á' l:hrñlMmoia
sus'aml'S~:roavOOtbbtro·ttüéserin e'st~ jlSsJ'tcHielido
:í fll'é~fl!atlh\pdd'&6sus ~rf~rhi~Ó'!Í 'e\i IOSgé'llhf-d1e'Sh¡¡~
tarros' 'nffictds'ft!JUi' Clír'lcts' j, ''c'otúr'riti'as "ptiñl1p'¡\lbs
d:(!F b'ánd'd 'é'f~~Ó'LtaÍ'ftSlit; 'iCGl8tc'~t~~icÓ'n 11~~
cf.'r" un i ar~rdc": /le ; áil'l~Ód!tríO:! 'inile 'eli':atÓ¡;iobdo
prhítipe ;,;lend~i'ih1í'hdos~ d¿:'Úguido: '¡jI; ciuil~'d
dil ]!ktelb;; 't~afto1i' f(¡S'po'cos dias:dc' cruentas ;I'S-
éénás. ,1, ',,' 1,;,: ,'"
. . Sera' Men qu¡f digariu)s aqúi 'q~éárites lfe ~31'lit
!farot6'de:'V~rgará, I vI'elldola '['Ie-rpll)gida'd d'6"áhi-
mo qu~{mos(ra!Ja' D'.' Cá'rlÓs ál :pr'opoiietld la 'sc[lata':'"
('ion'dJ~ús mit'Jisli"os y la'rcJprlislólt'de 1a' dlrlj'util qse


'en's(jcrc\o' sé ~sta,ba coÍltrii él'g:ede'i"al en gc<feprépll-
r;indtJ·,~lJre. f&'éli~llb' IW~s~M6',aflds h\dícl;~s'quc
hacían; phl~bli'rritih\t '<fó' 'sUs -<ruéJ!'s' Y"j,HU;abi~:l'r\ell
dcrto 'modo sU' dc.haóda, 'le d'ijo no~in d~r; ihue~-
tras 'de' grafldc lt.i"i'taclo'n i ; , ' ., i
~,Seiior':")a ír~cSú'hic'i')r\ do' v:;'~r. 'cnc'sta :p-ar-


«le, comprohíétc la áu'to'tidlld que' cflíní'ha depo-
"si tildo'; y si V. 1\1. 'no ~asliga' á' fÓs gcnctiiles y
«emplcadi:is 'que trabajan scllício9alileilfc cO'ÍI'tra 'mi


-<ilí'óribr y'c'orlrr-a tnivi'da ~ lile va''¡' pó~¿Y.iJii ¿Ypre-
ali~o' caso de 'rltsiTatlos~,) -D. ~C';í'r¡o's r~ptitÓ «¿ Y
Hq'lU., "lb hart1S?»...:.. hSI; si=ldói:'¡loh~ró '( contestó
crMaroto), 'aunque 'V:'M.' dciipues' (~¡ldF:i rl disgusto
,de mandar sep:\TJT mi cab'cza ~{'todlón'lhros; prro




~3t-
-«yo l~bal'tL)'- «No lo har~s"Jidjjo s~enamctl~e Don
{!ár;\os. "" ",


, Equivoc:t<lo en SllJl juicios andaba este príncipe;
puos el 18 del- mismo, febrero. 'a' pocas hotas de
lIegllr Maroto ála espresada ciudad de Estella, fu-
siló sin que '[lara ello precediese formacion de cau...,
Sa ni f(wmalidad, alguna de ordenanza" á los ,gene-'
rales D. Francisco Garoía ,_D~Páblo Satlz y D. Juan
Antonio .Guer:gué, 'ul hrigadier n. Teodoro G"rmQ-
na, 'a\ intendente D. JaTier de Uriz y al'oftc~abl'e la
secretlltía de la Guerra D.Luis lh:tñez.Golpe ter-:
rible para la causa tIc D. Cifr·!ris, 'ypréRli'sa' que
debia de traer naturalmente en pos de si 'la 'come-
cuen.cia que se 'mostró en' V crgára. Tal vez el general
carlista no huL-iera obrado con Una precipÚilcion tan
aterradora, á 'pesarde los p:u'les y avisos de ledo
género q",~tenia de, variils pel'ilorÚls de cuenta ,en"':
tr,é',I:Há!Hó~ gen!!rares Alzá:i y Roll~" que ddat'abáil
á losconspir?dores, y á peiar de teller muy á. la
vista la' scdidon de ~Igullos batallones navarros 'lúa
djas ap(es se habian sublevallo contra él, así como
el asesinato cometido en la persona dclbrig:ldier
Cabañas ,de órden de Guergué , y el fusibuliento
del teniente coronel Urra , tambi(,!'Il sin formacion de
proceso y sin.la sancÍondcl rey, como los de Este-
lIa; lalvei, decilllos, no se hubiera ,atrevido' á
obrar de un modo tanfulminanle y. vÍ'Otcnto,' si el
general García no huhif!se intentado ~scapar, disfra-




-5~2-
~",do de ~l~rigo, C~"cuJ~, ~ral!e rc!)ibió, ,1..\, muc~~?,
y si no hl,lbiera desaparCCldo de Estella unCJ¡~,ido
nÚ!Dcrode eclesilÍ8t,icos', ,e~pleados y ge(e~,roil ¡-
tares del hando opu~s10 ,elIya circuqs~;¡ncill, nQ PQ-;-
do, Il,l~DOS de a!arlna,ry avivar¡las,providfMia!tdel
~l\erat;Ma.rolo.=El.cargopriucipal que ,res~llaba
coulf.a IQs:acu~adQ.s f,o!lsislia ~ haher reciIJiJo Y~ri.ls
;m(Jl!i~os, que conlenia~ un proyecto d,e transaccfon
eut,re lo~tks.parlido.s beligerantes, lih~r," y re¡ilista,
~~ c~a! comprendi¡l COrI!0 una de sus h'ases la Jiber-
tali dcéo"cienc~a~ é ibª por consiguient~ !)iq¡enta-
do en el;sis;tema ~epresentativo. Este plan "que, s~
atribuia á;Marolo por sus élllUlohpra un ardid 4e es-
tos, quiene¡; procurab~'1 darle importancia y a,senso,
leyendo fll, efeet?, los anónimos á, varias personas y
gefes d~ cu'crBoS,. inl~ntan.do probar que ~f¡¡rot,?,es­
taba en· secretas in~elige~cias.con \o~ '~qenYgo.s·,ha-:­
ciendotraicion 'á lacaus~. LaqlnSeCuenda inwedi,a,":'
la de este paso era: eJ pronunciarse, el ejército y eJ
p<Jis eontl'(\ ,~l general engefe de los ca1"li.stas,
quien tuvo sin embargo el ,ánimosnficicnte pa,ra pa-
rar el golpe y dov,)1 verle. Los escritores marotista~
atribUlen la redaccio!l del citado plan al p:.tdrc,ca-:-
pucbin~ Lárraga:


El día mismo de la egecucion ~irigió ~~aroto un"
proclama á las tropas y [1 los pueblos, con la idea de
justificarse, y lanzando anatemas terrihlcs contra los
JlOmbrcs inmor"les j dr.cia, l'C que bajo la sOlllbr~




-533-
'«siem'pre del monarca, y disfrutando de illlsioncs. y
~posilivas comodidades, han inirado y ven' coó·'fr.rá
~indiferencia vuestras priv..aciones, faligas y aun'
«vuestra muerte, con tal que les asegure dormÍr ew
~Ia molicie y alimCnlÍlrse á' nueslracosla. j) Qiiejá-
bas'c de lai escaseces que sufría el ejército', nolando
el contraste que formaba con el lujo relativóde los,
cortesanos, atribuyendo á estos, el origc.n de'lasma-
quinaci'ones que babia" cutígado, á su pCSa", i:en
los infelices instiumnntos q~e' perecieron en 'Este ....
lIa:-"D,os·,di:..s despues escribió á su soberano la si..;,
guiente carta: '


«Señor: la indiferencia con que V. R, ~f. ha es ...
cuehado ,mis élamores por el bie~ 'de s~ jiista causa
desde qU0 tuve la honra de ponerme á sus R. P. en
el reino de Portugal para.defériderla, y maspartieu-
larmente' desde 'O)i,,' ágriás cóntcs~aGioÍles. ~on el ge- ,
ne~al Mo-rello\ o~careciendo' y despreCiando mi par-
ticular se.rvicioprestado; en' la.bataUa so'Stenida~con~
trael rebelde Espartero sobre ,las alturas de' Arri!-
gotTi¡'g~. la qu~pudo y debió· haber presentado el
término dé la'guerra, puesto que el enemigo conlll--
ba solo por aquel entonces con el resto de muy po-
casfuerzas ¡ despues de que Bilbao hubiera sucum-
bidó é,Dcerrauo'cn él todo su ejército con la diviswft·
inglesa .. amilanado y sin recursos para subsistir ocho
dias, berido su c~udillo ,y oo~ la positi va . cO,~fian­
za que yo tenia de que un 8(;)10 boiubre no, (lo.dia




-534-
~caparse y dé. consiguiente la franca marcha:4e
V., M. para Madrid (l ), evitando con su ocupacioll
los 'arroyos de sangre que han corrido posterior:'"
mente, me ha puesto en :el duro caso; no dc faltar á
V.M. como habrán. procu.rado hacl~rlc .creer mis
enemigos person~ies;tl por D:lejo~. decir, 10s de la
causa de V;M .• si de adoptar algún.rs' medidas qúe
ólscguráran 'el ór.den para en ,lo .sucesivo. la suroi ....
Si9n) dis~i plina mi~ita.r. y, el respeto que las .de:-
mas clases y personas deben. tcnerme por elprefe~
rente encargo á que he .Uegado cpn. hOllor. r coos:':
t;ntcmcnlé sirviendo con utilidad' á ui palria y á:mi
reJ. p


«Es el caso, Señor. quc. he mandado .pasar· por
1<16 aimas á íos generales GuCr.gué j .Gilrcíil; $.aúz, til
Jnig.adier Carmoná ,hl. ,intende~(é t.Triz .• .y que estoy
resuello, por l,a compr.ob·acion ,de. un.' at-ent'ádo, se-
.,Jicioso. para bace,r lo mismo COIl olros rarios; que
procuraré su captura, StU miramiento ¡¡fucros lií
distinciones, penetrado de que con .tat medida sc· IISC-
guract triunfo de la c:iusa que: me comp.romclí ú
defeitder. no 'siendo solo de V. M: .. cullndo se inle-
J'(.~~nmillaresde vivientes qucseriaQ;,víeli,~~s',si se
perdiera; siniéndomeen c!l di31'ara,dapoyo,de.mis
reiOluciolles la voluntad general, lanlo del ej~rci-


(1) tfu e~~ esto tan Jáéil.in el~b8rgo como I~'prcsenta la
demlentada ima~inaciun del'gollerall\laroto.




-5~5-=
lO . CI)~O .d~ ~o~ puehlos '" ca~s~d~s, )',1\ ~6¡·~.qff¡~'Ja
ó,w!.~~a lorl~oSfl y, :v!';pa~ d~ '. c~nto.s . bi\O dirjgi~Q el
tim.,o~.4e .. ~sl.a, p~:ye v~nlurpsa.,. :cuand!;lJ!I dhis*~J
p~~rto ,do SJI: sal va~cion .. n .


. i «'Sea,~~lg~~~:y~z I ,llli rey Y ,Sel\or" que I~vo~
de un vasalio fiel hiera el eoraZOIjl ~e y. M.pal1a ce-
~qr~ Ja;<r;~~09Y ~sctic~arl.a, íll\qC!laJl4j):~o sta mas
.q~e;l\9~!lU!,~o~¡v;<lnQ; ,s~gUfo. cOIPQ~ dflheestarlo.
de ,qH~ :C.~ ,f~s~l~;uJ~ ~e p¡llfloti,zprÁ.fl' ~ng~ijQ.;ypllr;...
~l~~lfrcs~H~ AA; cUilPloS ,.,utól,'el ,<Üa ,~)l~pdtdo
aC0l!~jil~I~:l) ., ,', . l.' .:¡
.q.~u, .gJ¡l,ll0s: de, .V"1t~. e~~~ ,Saño~ •. Ii! ID(ldid,a


'nas po~1 e, mas .s~ncilla ,y. ~a'S infaHble para: con-
ciliárlo todo. No descon,oce V. M. elg,ér,men de dis-
~or~j,a 1lI?ese.~brigfl ~ sosljepe~r purs!lftag~ -en ese
c.'~r.r~el.,n~al i m~ndqles . v:". ~I .. marchar .. jlnm(l¡\lil~aT
lll!l.ffic,Il!':!Fl,~Xi!n~~, y'1~ . .ptl,z., ... lt¡l.aqrwqi~; y p'1;~Qq7
t\1"'~'j!ej~fFÍ:Yt~p.: t9dQs.,slJ.s: va~ItHp~:ge 19,cO~J¡!\fio~
.S;e9qr, t J cu.~~d1) I~s Jlasioo~~,Hcg~n,:4 il9C~~. !i!U .Ú':1''!"'
Rlitl(l, d~"c~I:I)!¡¡Aliel.ltq" l()~ ac~nl~~i~lJtQs .~e lIIult
,tip,liean y ~e ~lll~zan, lé\~' d,csgracias '" qq:esi.emPfed~"­
be~.eslimarse CI?-w,p t;Jlcs ,.Ia prccj5io~ de. pro¡;e~~r
cóolra.la rjd~ de: s~s semeja,it~s.)) . .


e,: . fJleSu.e.¡,lo bq, estado para relir.;¡r~e al lad.o¡ de
D.'jlj ~.ij)S~ pprqu~ 39,,:SepQr, po Y'i~,~ ~r;vjl'; j
Y~:M.;jlQr ~"SC~f. r-w-t.una ni :li~putacjQP·j!perp:.~
presep~:. ~Q,tp~edj). ,.a~er,iij.6¡tF~., ; ciWjlgiMlai llJi
existencia al bienestar ), fp'li~ll de'l~s.}p~e,~19.s




-536-
,.del : ejército ,.que pe1'tenece'á 'estas' '~r'dvitiths ;'y
,por 'Jt>;tanto'tuego á V;, M>dc ¡jjuevo'se' presi(!~ \~nl;'
cederlo, qüe t~dos desean, '-y- que"l'irlvet faciiitlll'¡h~t
tÚmino de una guerra que iftUllda'~'suel~ e'Spáiiol
de' sangrednocente', vertida' ál capricho y ¡'á 'la' fero-
cidatl·de·'¡'lgllnoS' am'hiciosos.»·n' ;,¡, \.,..,[
" (I:Tengt)'délaltado á V. M,.repetida~"ocaS¡bn~si(as


peflsOnOS'fluti P(il"SUS hechos hun b'uscádo la odiil~¡;'
dádgeJleral;'-y muy' cerca de si tieite: las que mere:'"
cebo opin.,," /rio sol~ eetre nosotros: Háirielas:Y; 'l\f!.
á su lado para la direccion y consejo en: lodtls" los
Muntós que parlicblarmealecn ~l:'di3';nost agila'n t y
V. M. 5e~con,~ncerá de baber-dado cl(lasoihas pru~
dente yacerta'd<,.» " ", ,,,. " ,., , :'}


. ~SabeV. M~ qoo' tiene scpulta'llosen' rigurosaS
prisibMS; 'P0Í'; añ6S " enteros ¡ á gef~s. 'beneméritos, , qué
)a eihUlation·(¡i llinbs'neglra idl.rjgalmdu\!lrbleihhü~
te pudu pl'~eftt'ar a' V.M. como cri'minaIesbtriJido1.
res, ::hajo euYo' priocipiQ se Jorinó -tiria cauS1t que
Ja:malidll' tiene: oscurecida', con '-admiradoR dida
Europa' entera; .y V. M. debe conocer que hay.' lin
empeño, si~gltla ... ensoslener el 'cOncepto'qtie arro":'
jó desde luego su real· decreto que le hicieron fitmat
y ptl'blic:ar despues de su regreso ~ está'8"provin-
eia~·; 1 V. Mi no 'habt'á'olvidadó cutnilo, sobre' este
partiC1l1at i teÍlgói'''ichó'·al :geCretaHd D. Jo96' Ári11s
'I'ejeil'ó .,pa,.a vénir'én: ;conocim¡~nt'O de quién es 'el
Mltor"detanlocomproiniso.) , '1, i




~-M?~
,«Ye debo salvar mi'&pinion y jnsti6earmi bólIto,


portamiento á'lafaz de} mnMo enteroqtfe:'mebllLó
serva, ypbrlo 1ant'O, :ma permili .. á V. ~l. qué' 'dé::!'
público, Vor medio de la ,imprenla ; '~td ini revé..i
rente manifestacion, así como 'sucesi'Vamenle todo
l:uanto baga referencia ¡Hales parlicnta'réS,»


;, '~DiQs gu!l'rde 'ia'Ttl3'lperS'ona de V. M. dilatad~
añospora bien'"da su~ vasat1ds.~Cuartel generat de
Esletln 20 de febre'rode183~h:"":"Seiiór':";";'A'; L~ B:
p~ de 'Y-. M,..i-Sovasallo y:géneral.'--RAFA~t, M",:..
IlOT&:* . ' .• ,- : , " , '. . ; {


Gratide imptésion"produjo én el :ánimo dé I)on
Cár/os Janolkill de haber fn'ubrto, y de uI)¡l'mane'..;
nera·tan trági~a j ~ús mas fieles generales', los que él
tenia' por mas rob'll'SlbSlIpoyos'dcsu causÍ!. :Alál
enojado, él·desgraciado 'Prl'()d~', :í'vislli' del' cu:m ....
plimi~tb:lao~ribleque'babift~ da'40' Maroto 'á·'/a J}ata~
M'a:faUdieli1qlie-léoy6NlVergara ,1l()dLó, 'I.Il prbn.o.
lolu'gari!iilo' ~l' 'mllsprofU1ldo sentimiento;: viviende
algunos días cumo;súmergi'do 'en unlctárgicoesfu,;,
por; él, su esposa,' la servidumbre Y todos cuantos
le rodeaban. Así perm:1I1eeió desde el 19, 'dia en
que supo' la fatal nueva, ój'endo y aun escuc~a'n""
do:las opiniones y consejos de toda' especie, con.i
trlittictorioSlos mas .. que en tan penosa tribulacion.
en tan tremenda crisis, le daban sus ministros' y
allegados;, ;'á quienes estenegócio'interetíaba' tan de
cerca: y' ¡legado 'que fué el 'dili 21 "Cómo -quien des'"




-5~-:-
pÍfwt. ~ 'J.I",!~QtrOI:{)SO llfls~eilo fiN q\le~~Jldo plpa-
r.e~~r .~spl~g~rJaener¡g,jl.quebubieA"a, ~~.i:4~9~~n¡
t4'r, ,4,08 dja,s.3Ql,es" r.~~HCÓ",. d~ aCl,l~J,"4o ,tiplJ 'fcjqiro
ro ,la :si;gWj.e,(lte(,lnoCli\~'l: '.: l',r;;¡ '. ¡."


. '" ,VGlu,~ta,'~os", f+&les Va~co.ngad:p~; ,y. N~w¡rli()S<.". " ;
«El ge~~~j.\li p., Raf~lql l\.;¡r{)~Q" ,~b~sapd,.(,pj.\1
~~9- mas, pérfidQ./l i~~dig~lO ¡c,I.~ ~~, ¡COPWADZl\" !\a bon-
4l~dl c,on .quf.le halli.a dis~i!ngq.i9o. á: p~sar 40,S!! 03»-:-:
t~riof condlll;la, .acaba ,de canver,lir la, arma~ ,qU.e,l9
b .. ~ia eBc .. rg~do par.a ¡¡alir .á tos el~~igos gel 4rQ~q
y del allar, contra vosotros mismos. Fascinar.W9t y
engaijando á. ,los p~e.l,IJos, c~n gr~r<li; caIU,lm1ias,
alarmana~. -f<Sci.la.lldo, basta'G()11impr~qs. fi~di:c\Qsq$, J
Ileno~ de fillsed~dqs.á la &llbo:rdi~acion;y á, \í11 a~'lr:j!'
qqi,a •. ha ·fusiL~dotJi~ preCfdl}l1J;9~lP.aciO!l¡ d\?l.capsa,~
ge¡l,l~l1a,~S cQ~~rlo~. d~.g¡;qr~<\.~ie~ljl,l!lftbal! ,4:,~Arlr~'"
dq\,~ JttWu",ériW.s: p,q.-, SMl!íj~l'N;~jOS: 1.,fiRQli~~l~"r
~~Id~ ,,~ul}}j(}n~O mipillerpal, c()ra.a~n;cn l!lflargur.a~
.P~,,·logl'jLI;lfI. ha: ~~:illJr-slo ,q!Jpo~;ah~ ~p~¡ ~J:.\'CfI~
.ap~obacjolJ; (lUA;'t> ~"Iq. ~~sí.~ pO~llja ,e.IW(H1tr~r '1f:1*~
v~OlrQs.qpjel.leob~4~p¡~sc. Ni. ~¡t~. 9btel1~~' n¡i
Ja bllsQlicilado t: ni jamás la conc~d(lr-é para arllil;ra;o-
rieda4~·ni>C'drnllnes; co.noceis; ,~i:& ,prjg!lip~flS~ ~a­
b~¡~: m.is; iucc¡¡aQWs :de~vclo~ porvue.~l"-o; Mie~t:~l¡¡f J
pPl" íl~~Wrjl,fcl ,~~m¡lIo:4e Jos ~ej.. ijAA ,~s;~¡'1"
gen. ~ "U?' ¡~:t";., ~.; ...• ; ;:;.; :,.~
'«Maro~<tI¡I ,hollado t\l:rc~pelo,deh¡doá ,flÚ lIobcra-
nia y IQ~ mas sagradQs,deberQs "para Ilacrificar .aJt:-




~539-
l'~p}enté a; J~ qqe opo'nQo ~ndique ~rér¡¡b1e: á. la
r.eyoJpáoo usurpadora" 'pllraesponero~ ,¿( serLr.ie~
timas~~1 enemigo y de s~~tramas¡ 'Separad~l y1\ 9~1
malJ!lo del eiércilo, le dc,daro ,traidor, como ÍfclIaJ-
quiera qllc'despues de esta .leclJra~ion I ~qU!:l. (fl-! ic-
~o se le dé la mayor publiqidad, l." auxitie ú Obill~ezca.
Los geres 6 autoridades ~c !Ddi\s;c1asCSl cutdqlli~'ra;da
vosolrose$lá auloriza;do- ~\lJ:¡l' ~utad.e c-omo lal, ,si
no se.,presj}n~ .. inm9di¡¡tam.ellte á ~esponder< aole la
le! . He,d\ctaio las :mcdi~!> q~' las ~irCnIlSljl~¡jI~
cxillcnV ..... l\ frustrar .esL~ .nnevo esfUet'zode1latt-
voJueion, > q!1e .. baliJ1a,il¡l'llwLen~e I flró~ima' á. sU,-
cumbir, solo en él podia',librar suesper:lnv.a. Para
ege~~\,rlas ;. euenl!) con mi. berói'()o ~ jérdto y con
la lealtad 'de mis limados 'pueblos ¡bien segu,rode
que ,ui uno' soto d9 vo&otros, a~()ir: ~L V04l ,al 'S~'"l'
bel'.ll,lirohlnhl~-t se.~trar,á jl\~ig!lQ~{!,~$~~S~~~~1
d~'H~M3"1 sagrad<\ c<\u/;:¡"quc, defelldcm~s;,,4e '!!lS
6~.11$ 'cn que mc glorio· 4em.ar~h.llrel . primcl'o, para
5",.lrar cllrono, con el:llu~,i1iode DiE>s, de ll){los sus
cnQwi'gos ,6 pcrtcCr, si, JirecisO' fuere, ~nLre voso-
lros.~ .


, «Real de Vergal'a 21 do febrero de i183f.b> ==


,¡\,Amenaza,s, estas.J;e D. Carlos, que no ~ra.n si-
nOVIlUB8 dili~encias &Ilemor" 'escon~ido :allí' r.ni$~
IDQ e.n:,dotlde,estaha palente .su :desCl'perllcioM. Pues
sumide en aquel \.ropel. de .icsdkbas·y :Aterrado de




-54"-
'ter' lai d'esttUhtiúestaos.,i:Iia 'def: g-hher.d' Marol.'6'r 'r.l1.:i
tátratJré ánimbs' pil'l'a't!l sWf'ltimictdti~ y"~arn}a'j~é!¡islJ
t~nci'a' ef t~tor. Pi11rlicádá'lil ),radama que: ptc'cé'de
celebróse en' pala'ci'o hn'coÍls~jo, éuya Dláyó'till: opj.~
ne};' se'g'tltl éra natúral';qli'c el rey' s'é' I~u~iesesíódé~
mOl'lit~tgllilii á;la'tabe.za del ejérciló Y' ptotediMe'il
laprisl0n del' gener:llcn gefe: 'Pero o: Cártos:;'qu~
~n sa'p1'itriCra proclamár á'los voltmtarios';'lilc..l
gb "C',lillbcrse"présentá'd~ 'l{'vei:primerii eti' las
prt,lfucias'; les' I)ij'ó' "aq~Je1'a' ,frase 'lioi'bóórca ü~
t!Mal'thé'ino$'ro'db~', 'Y'<Yo/Í 'vu~stro 'rrenU~ " ~"it
vlctol'ih ,: ;Ió'ora sih'emba'fgo'il'oinbrc'decum~lir :e;!
tá'sn pállibi"a ,'ún{atilo' úries~ada; m'uchó trias Ítbo-"
ra que veia'el'peligro Lieti decerclI.Preslaba':átt!(¡..:.
don, 'pero' aterldoil' desabrida ¡J cuanto se deliberaba
eri'et 'consejo;, 'Htéti:lN~g6'n'Pei'sültditse hieli lWohtb
de lit i"titm~d de~ó5 3cti'~ddS;iñe-h'e5ltl~ b'ablat'H\-e
ornlra!" pót atgo :\a' deeisióIÍ y'el v'aler" d'el 'príncip~.
!fasan'imo~ el dé;Ashui'ás,qú~ bSisti6 t>lmbic'j¡' á estd
asamt.lca: ,aguijado' pdr :td~ .. Hi'c¡j de lasclh!üt'islá"1:.
das, por las'~m()nestad()nes· de"los :concurrentes';
por la irl'esotucion de su padre, y, sobre todo, pdr
4osfogos'osimpetus t:an própios de su edad l l t'eRiendo
presente sin duda el dicho aquel de que laS"órmá.
"Son m~jores c{)ttsepr(1$ de lapacierttia'quedel.tíalor,
di iigiéUdose ll.'D. Cár.l~,d,jole; conrcspelhosa 'ener-
gía: «8eÍíor;;"(lCrmílameV: M. quevayaal:ejé'rcito:
"leeré laprocJ¡Ima de V.M.'á los valientes Tolun'-




~54~­
~.W,~J.Q~f,,Ql"lprC~~(íI,r,é, ,5Qlq, Á 1,0,8 ,fi,~'WJ d~rQP~t;'~s,~
«(v,;'~'i. y, JJar~ prp~df;r ¡¡l. gcneral¡M;¡r.olQ.:NQ;~~:
«lo~njcguc V. M. pue,8estoy segu~o del b,uen.é~jW,~
M,as c;l padr.~creJ6 t~lJl~ien pr\lden~~uegar~e,á esta
de~a~da.~IJ"bia e8t~ ordcnado,pon~r el'\ Ii~erl.¡¡d aJ
brigadier,~i\lll;laS~d<;l, ,que se ~allaha: ar,rcslad9 el}
el ~aslillp de Gucv~ra, P9r, Uleqio 4e uoacar~ es ...
crita y firllla<klpor:clmis~ql), Cádos, en el mo"\enlo
.c~lq»e.su,w w,qe f,:~!el!i!, y. d.igj¡;i,da al gober~ador 4e
aquelJ~ert~.: en eslos \é;rllljn~~,:.G(lviria;, p'ln,4rás
inrntldia,tumente U!-I #.~ertq,d á .QalmasI!4a, pP.r'lllfJ ,~i
,te lo, rnand,a.y es la voJ.uw,ad deJu rey • .:....-C.árlo~; ~ cu-
ya ~i,rpwslallcia, del,e)ulU,el,caudiUo la vida, dado que
Mart'.¡to habia. dis(!Q~sto c~tSi al mi,sPlo, tiempQ e~tre­
chílde la prision, ponié~qo!e á ~llenrec"udo: y ha-
bi~J,ldosepr,e~enLado illlp~d¡atap1M~e ,. en el cl,lar¡tel
re\\\ l. eJt,n~HhiQO;ad.~. h,l;iga.d~,J; ", ofreció! '1ol;e~p.a~ jll
mo.narpil,J. p~on;l(:lien~p ap9¡~cra,rse deM~ro'Q 'J,. en..,.
h:~ga;rlf.l.Yjyo.P .lU~jl.r~o .. Perp,.e,sla pe.licion ~pconlr6
la 'mislllP ~cg"lh,a qUlda de.l: pij,o ~c p~ Cárlos.


,pe .acuerdo QSLc con, el consejo cmlHrió el mando
de las tropas destinadas á la defensa del cuartel real
á 19s generales Vil~areal y .Urbizlondo, designando
al primt>ro el punto 40. Alzazua, y al segundo el de
Tolosa. (:on la prevellcion de defender la villa «de
«cu~lquiera iú:vasion de fuerzas declaradas contra la
((soberanía del rcyn ..... Mas ya verttmos que estos
g~fes, señaladamente el último, lejos. de desayudar ~




~iH2.....;.
16's~J1latt("S- de MarOto • contribuyeron PQde~ftIl\tJite
¡ ... lItiv'lIl"'át,ibo·cl ucsCl"vicio-qne á sq réy h~ciatcl
genicr'ai c:ts'iciLmo: - ;. . ',' .. '1'


,y cdl\cadas JitS dgecnéÍt)t'IcSl die E¡':Lell~¡ 'rar~l6 'Ma-
~oto;dos di¡¡s d-espucs, con todo el'nerv~o:ue sngen-
te, f('Ue era el, prindpal d~1 ejércilo·eitrlisla;; ·t>nde-
reziÍn\}ose al' cuartclreál:A \" voz de i t'amosnllá' y
pongtitft1>sfi n á -toda-s la$ ini(}fiyas que allí se est{m 'tra-
11tflruJo' Clintra nosotros! Hllciendó la pt'im:era noche
en lror,zUil, prosigutt"ton al otro dia su camino; y en
d mismo. ,rco'aMas todaS las trc:lfllls y formadas en
colurima, eol11cado al fr~nt~d'C' eUas l' leyó MarQLo
('t\ atta voz·el deer~lo en' qitJ¡e -D. (i}arlós le dec1ara-
ba lraidor, á cu);a lec(ll1'a añadió, resuelto,' una
corla 'arenga eR· ('sta sustancia:' Se/tares :ya sab~n
1úredes la 'ti'óluMad dd, ~e.y: yo ,mnrcho ¡al cufit+lel
"eál:'incilpaide compr'tJ-meter hnilUiij-en..,61ty:iétw6'o en


. la' ruina que se labracorttra mi, honor y . 6xisttmCi'a.
dejo á todos libres en su voluntad: para hacer :lo'quc
gusten, Dijo: y meliendo 'espuelas 'á su C'I baHo,par-
lió, si, pero seguido de lodo el ejl~I'eil6, qUe drs-
obcdeCÍ'eftd-ola-s 6rdencs deO, . CiH'1 os'. ur";Ó;,'IJ Sf)prtc
ti 111 del general, á quien seguiaá lacarret' .. gri-
tllndo: tui,va el rey, vit'u el !fe1lel'irl, M'aT'Oto ,mue-
ran 10,9 traídot'es! Ya wn esto se crejó -cl general 1'111'-
lis!a hastante fuerte paracQuleslar'á Urbizlondo, que
Ic sali6 al encuen~romcdia legua de Tolosa. Diga
1lsted {t D, Cárlos que marcho sobre el clWytel real,




=54:1;;:;.;.
~J6¡t;'6a,,'~" tl Ciuttitos riwmbres ¡ fcHmi'tliíltde
rOfhlÍnhl"JUt! 'aun Vllaltl((J' Se m~ruh/ dehtiJ~ WníNfáma
1ósIMde fusilar.' ' ,; ,;!~ "",


;, tlln;~o I!ó~llo~r¡hle';gránde el rcvutl'IO"qJ(fb~lí1a
, tOOJifdO';MIl~(}to'ell 'Su' 'arriesgadísimaemprés;, tan
gttal'Jcre:.e'Il;'hllnhien "el 'abiltlrrliént& 'Y éiib'jd "de '1Jón
Cárlos 'én -esta 'oca5\'1.11I'. Su ;có'rl~;, 'qrie' ~e: hh hia l'ttlS-
ladá:dt1 d~: Vergara á; 'nllafr~nca·,· presentálljj' el; mas
tnliktidó lf~pec1ó \dC"llesalle'llfo; de mmdo ,'de ;rhiSe-
TiN. :Y3 Soto; !te a~pifil'ba 'po'r' \ós'fa'voritos:' deFmo-
nai'C'3;:Ha conservación destisvidag; tan'pósiLiva-
mentle amenllladas. Y estas vidascranitiuydignns 'de
aprecio á los ojo'S'de al1uel (It'solado rrrnci~('~
..:.....E.mpet'o'illtcrv,inicndg' I'a rneifia6on'dél conde
de Nt'gri , el' anditor general' (rél ejército D: José
Mannch'le Arízaga, y Urbiitúrrdo,"'qué fil~rÓrrtnas
qUl.l médi;¡itot'ts;lós'61'giúúis' pot 'dón-de co'ÍiIhttkÓ
M)\Tbtó 5U:Scó1(j5áles!éxigeifrci~s ,firllló'D; carlos '; el
24,de febrero';' Virrlos'"decl'ctos'destitnyendo á' lbs
minislt'cis;" disdlVl~tmo"ei :c'ólnsejiJ, nombrandó 'un
nucv'o mirii-s(e'rid , y, por último', i"evoclllido' él que
habHi l esp<edid<J'Con 'fecha 21 dt'l mismo' més deda-
randó tr<tidol' ~rgene'rill ~n g~fe. Este dActlll1ento,
<é1\ 'él ifí:tal','Srgtilf la'csprcsian 'de' un escritor adicto
á D. eaHas ;. casi p-ide esle perdon '6 Jfaroto, se balla
concebido en 'cst¿)'st~rminos: :


(iAírlirhád'O 'constant~ménte de los principios do .
justici<l y rectitud que he consignarlo en el rgcrcicio




-544-
~e,mi sClPprao,ia, QO ~o po4idu dej~r ~e seJ: al&a~u. ..
le sorprCl)dido ,',cuando con DUeVO!! ,anL~cedénte.s y
le .. les informes he visto y conocido. que el f~niente
~lleral.D,~a(ap.l Mar~~Qt bar o~r.adQ; con la, pJ~ni­
~\l~ Ae.,s"$al,rihuciones Y. guia~o por,lQs,s~nlimilln­
to~ d~)lm~r, y fi<lelidad qÍ!e tie\le,-tan I!cr~t\itados (lQ
favor de mij.osta cilusa: Estoy ci:ertamenlepenetra....,
~ode\que siniesl'ras; ~,iras fundadas en equivoeados
conceptos,cuando nobayan naci~o'de una cdminal
Dlalicia, ~i pudi!lrol\. ofr~cer á mi ré¡;ia confianza .lIe-
chos, engerados y traducidos cOn daüada ¡ntencíon,
,DO deben penni~ir cor,ral), p,ormas tiempo sin la repa-
racion debida á su honor milncillado, y 1\probando
Jas providencias que ba a'doptado di'cho general, qui~­
.ro que. continúe como antej á la cabeza de .mi valien-
te. ejér~il? esper~1l4o ~s~al;e!1dradalealtad y, {la.;..
triotismo, qu~' sí~íen h" ,podiao rQsenti~le: UDI! dll-
claracioll ofellsi va, esta dehe terlJlinar sus .efecloscon
, .. '.'..,.. '. ' .. ' '. .


li\¡seguridad de baber recobra.do aquel mi real gra-
.c!a y la r.ev~ndicacio~ de su r~p'utacion injuriada.»
«ÁsíJlli~mo quiero se recojan y,' ,quemen todos


los cge91plares Y el manuscrilodel manifiesto publi-
cado, y que en su lugar se imprima y circule. esta
miespresa soberana volunlad, dándose por ór~en en
la general del ejércho, y leyéndose por' tres dias
consecuti vos al frente de los batallones.


"Real de Villafranca á 24 de febrero de 1839.-
C{¡dos.»




.. . ~ft~-:-- .',
. :tan ~~$,~ventiljado i Jl\tnt'iSf~ .y htlmi.{\~fJan"de,:,"


- j1.ilii! ... ~,# ... , .. , ~ • ,'. .'. e' . ' • • ".J \,.. 'r (~'F- '-,1:' ,~ g't~dJI,~Iie' papel ba~(an re~~rvltd() su im~.~jli.~~d+. S,ll I. .. 'l~ .. " . . .. . . , ~ • p. " i " . '1 ...... • "
9J)Sti,Qación y su t~aquez~ á este pr.elénuiftd 'niogat~
".,Z,;' .:. "!. , 1 . .... ". ~1 .' \
C1L¡ Y flurí aspiraba, en s·us~dement(ldos,-enstl.eños; el
h~mbreque, :i$í'.s~ ,'vei;c!1éenagado en lamiseFia·~.á
ceñir. sus ~ienes co.u la brillante' cor.,ona 'cÍe' .castilla!
¡Y totlavia; haci~ndo reÜgion' de 'Su 'mismo des-
aliento, invocaba i9s déÍ-cchos·del· delo'para reinar
absoluto etl la tierr~ ,'o el,bó~br~ q\l~ a~lse ·dejaba
avasal.l~r:P?r. t1~0 :de los .que M apellida'ha ~,us .:v1tSa;,;,:
lIo's{La muerte~tnoral y política dé D. Catilos la dé-
cret'Ó ,'ía sánCior;t6 'él' lrti~'mo, al éstampár' sufirni~
~n 'cso~ de~rctos qué' el 24 de febrero le presenta-
ron, es decir', le impusieron sus dominadores, los
mod~'raá.os que por medió del asesínato' triunfaron
en Esteila. ' Pero los reyes, cuando .seven fÓI::iádos
á discur~ir ~n su impotenc!a, vista la~óntrl:irk~d3d,
queesp~~~n,r~~it~l,l,~sús d~stl'os, apelan ·de 'ordinário ~
una dísitn~1aciQnarÜficiosa, fingen ceder á la eór-
riente porqu~ n~ .les es' pósible contra!tarla, es~on­
den el'rencor en el ~f~cto y hasta en láhumillacion
misma, 'invocan como disculpa la eqüivocacion y eL
mal cQn~ejo,'y me;'clada entonces' con interjores
protest~s la régia' suinision, fácil es conocer cuán'
poco conformes andarán '~u intencion y sus pal~bras.
Ásí aé~nteci6qu~ D. Cárlos á pesar 'de no' tener :em-
pacho.de consignar en el documento que va leido esa
frase ridícula de su espresa Soberana '1)oluntad, ~ijo


TOI\I. 11. 35




-54.6-
abrazllndQ á su primer minislro,Arias Tejeiro al des-
p~dirse: «Mis actos son fruto de la violencia; le 10
«aseguro bajo mi palabra. Infurma á Cabrera y' al
(conde de España de lo que ha pasado aquí :diles
((que no estoy libre; y si puedes ir á r~unirte con
<lellos será 10 mejor de. todo.»


Lós ministros nombrados por D. Cárlosen esle
dia fueron el brigadier U. Juan l\Iontenegro, de la
Guerra, en reemplazo del duque de Granada de Eg'a,
que solo lo hahia sido desde el 21 del mismo febre-
ro en que fué depuesto el marqués de Valdespina á
consecuencia de la noticia de Estella, y D. Pauliuo
Ramirez de la Piscina, que se hizo cargo de la se-
cretaría de Eslado. Pocos dias despues fué nombra-
do Marcó del P.ont secretario del despacho de Ha-
cienda. Estas personas, pertenecientes todas al par-
tidotransaccionista 6 carlista-moderado" así como
et ex-infante D. Sebastiau, el padre fray Cirilo Ala-
meda, arzobispo de Cuba, los generales Vil!areal,
Zariátegui, Elío, Eguía, Lalorre y olros muchos
personages afiliados en la misma bandera, y que po-
cos dias anles eran el oujeto de la animadversion del
príncipe, se alzaron ahora al poder, colocándose ca-
-da,cual en el puesto que les señaló la espada veneé-:-
dora del general Maroto, clevado á una altura mas
fácil de concebir que de csplicar á consecuencia de
los sucesos de Estell;l.


El 25 hizo este gefe su entrada triunfal en Villa-




-54'1--
franca,. yprescotándóse orgulloso á presencia dc'
D·,Cárlos, le· pidió con imperio las cabezas del ~bis­
por.de Leoo, Arias Tejeiro, Lamas Pardo, ·D;:ci:..'
Iestioo.Celis y D. Diego Miguel García, personas to~
das· de cucnta, como las principales del bando' apos--
tólico , destinadas por Maroto á ser sacrificadás aquel
mismo dia. Mas habiendo intercedido:í su' favor el
atribulado príncipe, conlent6se ya el general conque
fuesen desterrados. Fuéronlo, con efecto, á Francia,
á donde los acompañaron, con la mi~ma pena, olros
muchos sugetos de calidad entrc los carlislas exalta.-
lados, tales como D. Pedro AlclÍntara Diez de La;..
handero, ministro de Hacienda, los generales Urali~
ga, Marrassa, y García (D. Basilio) ,IliIs o6ciales
de secretaría Orellana, García, Suarez y Sanz, el
brigadier Balmaseda, D. Juan Echevarria, presi-
dente de la junta de Navarra , el padre ·Lárra'ga·, el
padre Domingo de S. José, predicador del rey, y
otros. varios.~Los decretos del 24 fueron celebra-
dos en Oüate y demás pueblos íDuiediatoscori de-
moslraciones de lúbilo salYa~e, golpeando los mode-
rados victoriosos á toaos cuantos se habian manifesta-
do hasta entonces en un sentido contrario á Maro-
lo.-Mientras tal acontecia en estos, lugares, 'Bal ...
maseda, obedeciendo las primitivas instrucciones de
D. Cárlos, se habia dirigido á Estella con ánimo dé
insurreccionar contra Maroto todo el reino de Na.....:
varra y las tropas carli~tas que en él existian; pero




-54;8:,.."..,
halli@u·Limido mejor ;a<l~ida.quli él y:s~s tpl'"oten,;¡.
sio~e~ !3Jl; ~lpais-,los postreros decl:etos,deD. ,Cár":
los~~qyP ilql:l~l:cahecillll al Aragon llevando, con-
sigo la ca~all~ría illsllr.reccionqda;-Hé aquí lil:pro-
cl¡upa .. q~e, e;n' So. de mayo dirigió este caudillo
á los
!(Ca~enaIlPs::":-UD9S atentados,. cuyo, rectlerdQ
s~lo. .~!'Pan~a;.prepar!lclos por una série d;e intriga»
que sol@podia urdir un.-traidor, ban sepultado en
]a .tllm~a á .valientes generales y compañeros nues-
tr.os, cuya pérdida nunca podenlOsdeplofar bastan-
temen te , y.me han separado de vosolros. No hay di- .
ficultadesqu.eno puedan superar el valor y fidelidad
de J9~ hérQes h qui.enes tengo la honra de mandar:
Sl:l~ e,!!padas, á que nada resiste •. sabrán cortar el nu-
do igor~i~no ,de JaJraicion. y romper las cadenas qu'é
Opti~'l:Á,np6Stroqtnado soberano . ..-Eú tanto que
llegaa,esti>s felices momentos,' segllid coostllotesel
cami,no del honor y de la fidelidad. No desoon0zeais
mi vOhaunqlle os la dirija desde lejos; sed cons-
tantes, repito; unid v.uestros esfuerzos á los de vues:..
tros bermaoosy compañeros de "1 a s provindas va~­
congad~s, sin que os desanimen las fa ligas : 'esiad
unhl.os de modo que la discordia no se introdlUtl&
eqtre vOSQtrosy rompa los lazos de vnestra frater-
nidad;, llQ ,ahandoneis á vuestro muy amado sobe-
rano', l s()bi'e todo" velad noche ydia por su pre-
ciosa existencia y la de toda la real familia.í Caste ....




-M9~
1liniós; ,constanclll !-No desmilltais vnest!"abien in\!--
rec~da reputacion" seguros de q'Je tMllllcgO como
1as 'operaciones militares pCl'mHan á es~osgefcs in ....
vencibles asegur~r el triunfo de las arm~s del rey en
los reinos de Aragon y Cataluñá,. volverlÍli~ sWéot'-
reros ,con numerosas fuerzas. Entonces' me vereis
en la vanguardia ~ y nada podrátesistir IÍ nuestro
ardor. Mi corazoo palpita esperandob Hegada, del
momehto~ que no esl~ dislante, enque:nnesfrás!ar-
máS victdriosas coronen con un doble ttinlifQ la n'OL
hle ~m'présa,á que nos ,hemosconsAgrádo'. Castella-
nos, vascoogados y navarros; sea nuéstra divisa' el
Tey, constancia, union , y esterminio dé ]os '1raido-
res.=Cuartel general de Chelva 30 de mayo d~
1839.=Vuestro compatriota y amigo,·.iud~"MI1 ...
nu!l de Balmaseda.» '. ' ;~ ¡


Pero dejemos aquí á este 'cabecilla; que ya ve~ ,
d ráÍl' á recordárnosle su~~sos posteriore~:VOlvi(mdo
al norte, y á .Ias personas y cosasde'qde:tcníamos
hablando, diremos que e] generalMatoto,desplles
de pasar una revista á sus tropas 'en Tolosa ;' el 28.
á la'cual asistió D. Cárlos, desempeficÍndo'eI papel
de rey, cnderez6se, asistido de' bastantes" :fÓéi'zas.
á la 'provincia de Vizcaya. El 3 de m~tió'¡públie6
1)0 Dorango un manifiesto estenso • en: el <iI:iISÍé:C'dd.l..
gral1llabá ,por, sus triunfQs,c(jnsiderando' eótrlo' bsé':"
gurado para siempre el; dela causa que 'se 'habla em'-
pcñado 'en defender ~ y lanzafid6: á lá' vez atÍatelhas




-550-
terribles ,mezclados, con mil denuestos y. diatribas,
á sus derru~bados adversarios. Auxiliadodespues
por su' amigo, e.1 ministro Montenegro, empren-
djó lareorgapizacioo del ejército. A·Elío se confirió
el ~ndo dé 'NavarFíl:á D. Simon Látol're el de
Vizc¡tya: aLgelleral Alzáa se Jeconfirmó;en:elde:.Ala-
v;a, 'y en el de Gu¡púzcoa á Iturriaga. Urbiztondo
se puso al frente de los batallones castellanos: Vi-
lIareal fl,lénomhrado ayudante de campo de D. 'Cár-
Jos, y.agregado al estado mayor el general Zariáte-
gui. Así quedaba todo aquel ejército á disposicion
de Maroto, y este gafe podia egercer. á mansalva
el poder dictatorial con que le ácababaude investir
los ac.ollteci!llienlosque bemos referido y la estrema
de~ili~a.d. de D.Cárlos.


Desembarazado, por lales medios, aquel general,
qe los obstácl.llos que hasta éntonces sé (}ponian' á
su~ planes .de avenencia ó transaccioll con el general
CONDE n.E LUClIANA, pudo ya dedicarse á ellos con
mas de,scuido. La cílsualidad feliz de haber heeho
esl,os.d,'OS g, efes líl guerra juntos en la América de.!,
·Sur ,tenieJldo por consiguiente eSa relacion ma~
meoQ!l¡ .íntiJ;na que ha unido y.une á la mayol'~rle
,lie:l()~ plililares españoles procedeutesdelnuevo mun:-
d(),..h~z() q~eá:pocn de llegar Maroto al campo de
.D .. Cárlos. en junin del.38,viniendode Francia pa-
ra tomar ,á sucargq' Olllla!.lodo superior del, ejérci-
to carlista, lIegáral;l los dos caudillos á entenderse




-551"'""'-
,Ihé-' aquí .la cau.sa principal de la solucie8,que tuvo
~st.a guerra en el norle. Otras mnchas concausas
contribuyeron lambien segun hemos apuntado ya, y


'segun ire~os, espóniendo ,en este y en el siguiente
capitulo, porquc claro es que la naturaleza de estos
hechos, 'tan complicados; tan ,difíciles, exige el
concurso de varias personas y de muchas cosas pa-
ra 'baberde realizarse., Pero ,será bien que nunca ol-
videmos esta notable circunstancia: ,los 'puntos de
contaCto que ya'de mitiguo, y de luengas tierras, unían
á los dos generales, constitucional y absolutista; y que
fueron hastante poderosos para estrechar las distancias
que antes de esta época habianseparado estensamente
á entrambos gefes.


Mucho antes de los fusilamientos de Estella, el
15 de enero, ya habian dado principio á las pláti-
cas de' pt.z; 'con moli va ,de haber pasado' aquel dia
el'col'oneIPaniagua', .ayudal\te del general ESPARTE-
RO, al cuartel general de Maroto, sito enton~es en
Villareal de Alava, á tratar una cnestion de cangc;
pero lIevllndo además el especial encargo de abrir
tratos entre los dOG caudillos con el fin de poner tér-
mino á la guerra. Mas no creyéndose todavía Maro-
lo en el caso apurado de consentir en las grandes exi-
g('¡ncias del CONDE DE LUCHANA, nada pudo concluir-
se por entonces. En los dias que se siguieron á aque-
lla gran catástrofe, anles de partir el general car-
lisla de la ciudad que rué su teatro, comisionó á uno




-552-
de, sllS,aylldantes llamado Doufort para que se diri-
giese ¡ á Francia f;on pliegos é ill~trucciones relattv.as
al asunto de pa'z, q6e habian de ser puestos en ma-
nos del mariscal Soult ¡ presidente. en aquella sazon
delgabinete de Lnis Felipe. Todo~lUDciaba ya el
COQilun deseo de concluir una lu~ba tan cruel y de;'"
vasladora. ".:


Entre tanto el gobierno de Madrid, el ,general en
gcfe y lodos los demás dejos ejércitos constituciona-
les ,·no desaprovecbaban la ocasion que el desaliento y
la confusi~D reinantes en las IlIlIs cJ1rlistas les ofrecian
para ir ganando terreno tanto en la cucstion de fuerza
material, como en la cuestion moral que aparecia ya
enlabIada. Tambien favorecia la estacion entrante
para d,ar principio á las funciones de guerra: y con-
venc~do.eL.C~B de que e1tí1ulo mas. rale.dero, el
mejor,de sus argumentos y lá mas 6ólidjl·4e 'susra;-
zones para alraer á Marolo por buen eamino, era
el abrirle él y hacerse paso por medio de las bayo-
netas, que serian las que en último resultado ha-
hrian de hacer buenas sus condiciones para el.con-
venio, anunció y emprendió ya la última, la decisi-
va campaña en el norte. Fijos los ojos en el púnto
mas imporlante; determinó atacar las formidables
estancias.de Ramales. y Guardamino, ,llevando .por
objeto impedir á Mar~to el cslanderse .sobre las
montaña s de Santander, segun)o'habia de costum-
bre en frecuentes incursiones que aun amenazaban




-553-
a aq~lla <:apita(, y llamar á un combate.ge,oeraLal .
ej~Ü() enemigo, por: si este Jo aceptaba. ¡,'
, . Rea!izados Jos aprestos, y en disposi«;:ion last.ro4


pasde emprender lit marcha, abrióseesta el 17 de
ahrH , dia en que partiendo el CONDÉ de YilI¡¡rcayo
y encaminándose al puerto de los Tornos, ,r:acticó
el reconocimiento de la carretera en el descenso que
cOnduce á la Neslosa, notando. -solo en un cottl) es-
pacio de _camino cualro gr;ándelJ cortaduras. que he.n-_
diim !todóel·bQSque. de lai~quierdá. EQPoc,o~dias
los ingenieros, por di$posicion del general: en. ga-
fe, verificaron la reparacioo de estall cortaduras,
construyendo al propio tiempo UD reducto en la emi·
nencia de los Tornos. Aunque con desventaja, ba-
llábase ya en posiciones el ejército que regia ESPAR-
TE.RO, sin que en los dias 24" 2~ Y 26 lograse que su
coutrario aceptase la batalla q~e le ~staha ofreden~
do, :h_dstaque pórúlt-imó e127, no queriendo~a el
CONDE-diíedr.IDaS el momento de apoderarse de las
elevadas .oslancias quedominahan el teatro en que
debían ocur-FU operaciones u1ter~ores, lihró la im-
portante accionde Nestosa, la cual di6 el resultado
que apetecia, yen la que las tropas constituci'ooal~s
dieroouna !.eccionlremenda á los carlistas. La .t.a
division, ¡destinada 111 ataque de las inespugnables
alturas-.que,formari.la p.eüa dél Moroy del Ma~Q, en-
tre las .cnál'flS'se desliza un esoabróso camino, cu-
ya salida ·{\hoquetesirvede atalaya á las posiciones




· -,-554.-
subsiguientes q'He enseñorean el fuerte de GuariJa-
mino, era mandada en parte por elgencra' D. LeO'-
póldo Odonnell, gefe de est:ldo: mayor, : quien to-
mÓ á su catgóel espresado hoquete'ylos:alturas del
~azo. El resto de esta division, gui~do por su co-
mand¡~te general D. Ramon Castalieda, emprendió
á la vez el ataque de IM'perías del Moro. La Guardia
Real, bajo do su éomandantc general D. Felipe Ri-


, VeTO,' quedó á retaguardia sobre la loma del monte
Uh:tl, apareciendo aHí como reserva y en observación


-íamhÍon de las fuerzas enemigas que, á su :freote ha-
hía colocado Maroto en el valle de Carr¡¡nza; ESPAR-
TERO se situó en parage conveniente con la columna
de cazadores de la 3.a division, yendo esta oí colocar-
se en la cañada que forma el camino real de la Nes-
tosa á Ramales. Dada I-aseñal de alaquJl, treparon
los valienles cazadores de la 4.& division por la¡, eri-
zadas peñas que se elevan desde la loma de Ubal has~
la las cumbres denominadas ell\-Ioro y el Mazo. Sor-
prendidos sus defensores' de tanta decisión, no hi-
cieron una resistellcia tal cual correspodia á la im-
portancia del puesto que se ventilaba; si bieQ los
siete batallones que al mando de Latorrey de-Castor
estaban encargados de proteger ;Ia ,defensa,' hiciéron-
la obstinada en aquella séríe :dc· riscos, reforzados
además con parapetos. Pel"ovjéndosefia'lquoados por
Od(mnell,que les acomeliú por la derecha, y por
la columna de cazadores que dirigió ESPARTERO por




--555-
lajWí~jorda, abandonaron cobarde~ tan respelaWe
estancia coii mucha mas pé.rdida que. los acometedo-
res,Mas la ~ai'retera estaba intransitable á causa de
una enorme 'eunaabierta en la peñll y defendida, por
u&destacamento COO ulla pieza de él 4, queentilando
la 'cortadora del' camino, causaba gravo- dañó él las
trQpas tlel CONDE. Creyó est~ de la mayor urgencia
posesionarse,de la.cueva yaveotar, al cadislade la
formidableposieion que, le. prestaba la lleña;. yman-
nnndo IIVQcilf'. foerzasde la 3.a diyi~ion que .guiaba
01 "el)eral D. Francisco de Paula Alcalá •. hizose: por
estas uo vivo fuego, el cual auxiliado por el . "{ue
en el espacio de siete boras, bicieron 8 pieias de ar-
tillería. que ordenó ESPARTERO se pusiesen de ften-
te, y que iban gobetnadas por el comandimtege-
Deral del arma, D. 10aquia Ponte t lograrOll"poner
fuera' de combate á los rebeldes, precisando los' á
rendirse ádiscreccion, en sú may.or pade. Loséapi-
tanes Osma y Ecbagüe, el primerodeartilleria, 'y
el segundo' que mandaba la- compañía de Guías, pres-
tar.Qll en esta ocasion servicios muy seüarados. Alza-
do .el pendonde la violoria eo las altas cumbres del
monte Ubal por ·Ios denodados campeones. que con-
ducia el.CowDE DE LUCH.~NA;, mandó este al punto
construir un ·reducto,. capaz de contener' UD' bata-
llon ,·:enaqueJla eminencia. dirigiendo en seguida á
sus soldados la siguiente proclama:


«Soldados: Llegó el di!, en que 'vuestro general




-556-
. én gefe 1 despu~s de :iUanadus parle de los obst~u..l.
los opuestos por el cobarde en"emigo , y de examinar
personalmente; en todas direcciones el paso mas veo-
"tajosoplJra "pene'",r su;línea," os'proporcionase III
gloriadevencerla.E.nsrocas formidables ,donde
loS ;rebeldes encastillados se creian seguros," hkhSido
dominadas por vuestro 'valor, y ellos lanzados'ooÍl
ignominia. &05 desfiladeros, donde e5perab3il' fué-
"seis sepultados sin mas que desprender moles de pie-
dra, ban quedado espéditos. Esa cuevainexpugrt~:':'
hle para soldados de otro temple, fuéocupada, que-
dando prisionera su guarnicion, y en nuestro po-


"der la "pieza de artillería que enfilaba la carretel"a.
En fia , todo ha cedido hoy á vuestro heroismo, pe-
leando desde la mañana basla la noche. j)
'~CQmpañer.os de glorias j peligros totros nue\'os


triunfós os -aguardan: el pais que pisramos es uha w-
"rie de posiciones formidables, j los nuevos obstá~
culos descubiertos, son el escudo de vuestros débi-
les adversarios. Todo lo .encerelilOS hasta comple-
tarsu ignominia. El cumpleaños de la augusta rei-
na Gobernadora lo babeis vuelto ;Í salialal" con la vio-
tQria. A estas se seguirán otras no 'menos briltltnles;
y la Ilatria y la ,reino {Iremiarán lanheróicos esfuer-
zos l tlD. n"obles sacrificios; si&ldo" eterno ell'econo;.,
cimiento yel amor que os profesa vuestro gefleroL--
ESPARTERO. »


Empeñado ya este bi"zarro gefe en la contienda,




,>


-,557..;..
al (1'4nté"Üe :30 escogidos bataHoUéS que fanmaban fa
par~¡,rMeipal y milS lucida de su ejército " .á 'pesar,
"' p Marolo contaba con 24 para .defender estan ....
c~8foJliPidables, halJ¡indose por consiguiente la v~n:--'
taja de parte de este, no era sin embargo posible que
el vencedor de: Luchana cejase en la empresa que
hahía acometido con tanto arrojami~nto. Cierto qlf.e
no podla- a~raer á su contrario- á ,trallar ulla batalla
campal y decisiva, que haciendo interesar, á lodas:las
fuerzas beligenntesde una y ,otra band'a, fijase la
vict.ori:a .al lado, mas afortunado, mas espertó Ú'
mas valiente; pero ya dice aquel caudillo tÍ sus de'"-
nodadas tropas, que aHí, en donde quiera que 'Va ... ·,
ya· el carlista á. ocultar .su debilidad y sU miedo, si-
quiera sea .nI lra:ves de erizadas breñas, de cortadas
y escarpadas rocas, de fragosos montes, par ape~os,
fuertes ~ 6 castillo~, allí mismo irá á bllSCat'el tnun-
fo ,~omo le conquistó en Peñncerratla. Así en efecto
aeonteció como se ",erá en breve, '


'Empleados los dias· que signiet'on ála importan-
te batalla' de la Ne~tosa en habilitar otras varias cor-
'taduras que babian practicado los rebeldes y en pro-
vocarlos en vano á la pelea l 'Solo pudo conseguirse
que e1,30 se' empeñase un combate parcial entre al-
gunas de sus tropas 'y la brigada de Aleson , que fué
Ja que salió vencedora; pero entrado ya el mes de
mayo,' y vista, la necesidad de atacar los inmediatos
fuertes de'Ramales, ord~nóEsPAnTERolleva .. á-tabo




-558~ ..
esta' faccion'el dia 8. Ah.manecér y b8jOet.~d .. .;
enemigo, scconstruyer:on avanzadas la8"úÜi.u.'bl'"::~
terías: á las seis de la mañana so rompió el f.uti~'~,
los 'acometedores contra las casas, fortificada¡ ,de: lla ... '
males. Contcstáronle los enemigos desde ellas y tam:.- '
bien desde el fuerte dé Guardamino; mas á'las dos
y media de la' tarde. cuando mal paradas ya aque'-
Has fortalezas por el nutridísimo cafioneo qlle babian
sufrido. iba á realizarse el a¡¡alto, aballdonánronlas
los defensores dejando encendidos los combustibles
y retirándose con presteza á Guardamino. En el mo-
mento en que esto sULedia, un batallon de Luchana
avanzó intrépido, con el fin de ocuparlas; pero es-
tos valientes llegaron á desordenarse á causa de la
velocidad con que intentaron ]a acometida, y car-,
gados por otro batallon enemigo que dirigió con va- '
Jentía y destreza, el comandante D. José Fulg08io,
viéronse forzadQs á relroceder~ A,su vez t;tmbien '
Fulgosio y los suyos recibieron una carga brillante
que con 50 caballos de la escolta del CONDE les ,di-
rigió el bravo comandante, segundo gefe de ella, don
Domingo Dulce, que era quien la mandaba en aque-
lla sazon por haberse' qu~dado el coronel Urhina, su
primer gefe, al Jado de ESPARTERO: yen uDion, es-
tos de la escolta, coo Ja compañía de Guias al man-
do de D. Joaquin Gándara, que recibió dos heridas
de consideracion, golpearon alhalallon de Fulgosio
que abandon6 el campo disperso y fugitivo.




-559-
Enseñoreados los vencedores del punto inlere.SIID-


te de Rámal~, no les rué posible dotarle al instante
y albergar en él la competente guarnicioR, porque
sus cauas estaban todavía ardiendo. El cuartel general
y algunos batallones fijaron su eampamento al fren-
te de ellas, Y ESPARTERO solo se ocupaba en los me-
dios de dar }lronto cima á la obra bajo tan felices
auspicios comenzada. Los dias 9 y 10 fueron inver-
tidos en abrir trincheras, construir parapetos y fo-
guear el cercano fuerte de Guardar'nino; pero el mas
señalado de los triunfos cstaba reservado para
el H.-Apenas produjo sensible cfecto el conlínuo
cañoneo que en los dias antedichos dirigieron las
baterías del CONDE á aquel fuerle; porque teniendo
su asiento en una erguida montaña, estribo de etras
superiores que ocupaba el ejército enemigo, atrin:..
cherado además en parapetos,. solo podia descubrir-
se lacresla. de las obras. Convencido de que no Aban-
donaria aquel tan ventajosas estancias, le atacó el
gener.al en gefe el espresado día 11. Dióse la señal
de ataque rompiendo el fuego contra el fuerte la
compañía de Guías á la una de la tarde. La lucha se
bizo porfiada y sangrienta por mucho tiempo, ganan-
do durante él, ESPAHTERO algunas posiciones. Pe-
ro deseando este gener.al economizar la sangre de sus
soldado~, puesto á la cabeza de la escolta', marchó,
con el cuartel gener'lll, contra el enemigo, dadas an-
tes las disposicio.nes cOllvenientes para u~ ataque si-




, -~60~
1ll1Í1t.á~~,~n 111 lípea,: ,('ar~e~ i?c()O,cebi,~le,g~~~~~'~,~r"
neral.efigefe if~ Uf) cjérdtQ arrost,re así, t~~ ~and~,
tan hiconsiderados peligros. Quizás ,niasque' ge~n.~;
logía 'j de Iba .. Se" bÚJiese e'n e~ta' oc~jon, com:ó en


, I ' ",' -, ':
otras, m(ldhas,digM de corrQCciop i:~e~ censu,ra' ,
qu'ien es¡looiendose de tal suefte: a-i~itlqta, la .de to-
do tin' ejéroito r1ós'grandes intereses qup' ~lso~tn,­
ne, que fe han; sido enco~enda·dos. Mas si la seveÍ'i-
dad de la ciencia y los rigores del arté militar cón'-
denan tan imprudente osadía, la abnegaoion y el P¡I-
triotismo qúe la ban dictado, templ~n aquel Jui~io,
y encarecen ~ ensalzan tanta' niagn:lllimidad, tanto
heroísmo. '


Marchando, como solo era posible hacerlo" á la
desfilada, sufriendo el fuego de la artillería y fusi~
lería'delfuerle por el costado y espalda, al propio
tiempo. qne el encontrado de -los, ,parapetos -y,trin-
cheras, enemigas, fiJé C<:lmo el váliel!-t~' general Es-
PARTERO egecutó esta carga sobre los pontos on que
mas obsliIlacionpresentaha el carlista. Sensible:t'ué
que el general Castañeda, que tp-riia órden: de atacar
el ala izquierda de los contrarios, faltase sin sa,ber
por qué causa. Viendo el Co~mE que una compañia
de cazadores, quemalldabaeltenienteG¡.a~aeha.ve­
nia en retirada, si bien en el mayor 6rden, y per-
suadido de 'que en la retirada de alguna fuerzÁ hay
siempre un gránmal, logró ,C(Wl la eseollaque la
mencionada compañía volviese caras, lo que egecu-




-561-
tó esta posesionándose de varios parapetos y sufríen-
dQé) fUego de toda la Iíne~ y del fuerte. 'Seguida-'
mente tres compañías do Mallorca ascendieron á una
posicion, estribo de la principal que ocupaban los
enemigos: El ge!leral gefe de éstado mayor D. Leopol-
do 030nncll, con su aeostumbrada bizarría, á pesar
de una fuerte contusÍon que habia recibido dias an-
teriór.es, organizó cOD estraordinária rapidez su co-
lumna de ataque, embistiendo con éxito brillante la
derecha enemiga. Mientras esto acontecia, el CONDE


• DE LUCHANA proseguia cargando á los contrario!! á
]a cabeza de su oscoIta, haciendo prodigios de su
bicn acr~ditado valor, y siendo aquí su proceder
una hazaña contínua hasta que llegó á un punto en
que ya no era posible obrar á la caballería por la
fragosidad del terreno. En tal disposÍcion, y ha-
biéndose notado ]a retirada que iba efcctúando algu-
na fuerza de infantería, varios individuos de la es-
presada escolta'Pidieron á sus gefes que les permitie-
sen echar pié á tierra y tomar por sí solos los para-
petos que acababan de abandonar los mencionados
peones. Así les fué otorgado y así lo egecularou
aquellos bravos gineles; si bien tU\'ier.9n que aban-
donar á su vez la misma estancia, probando su es-
tremado arrojo que no era cobardía la conducta ob-
servada por los anteriores. El general Alcalá, co-
mandante general de la division,á que ,pertenecia la
mayor parte de los cuerpos que entraron en acdon en
l·O~1. Il. 36




-562-
.-


este día, se condujo tambien con honor y con denue-
do, haciendo que sus huestes trepasen sobre las últi-
mas posiciones de los rebeldes; Seria Ínterminable
el enumerar los rasgos'de valor y aun de heroismo
que ostentaron los· constitucionales en esta memora-
ble jornada. En el modmicnlo derelirada salieron
gravemente .heridos los dos dignísimos gefes de la
escolta D. José Urbina y ·D. Domingo Dulce, ha-
biendo muerto a I(}s pocos dias el primer,o. Las mi-
tades de granaderos y coraccros esperimentaron una
pérdida borrorosa. El hrigadier Linagc, secretario
del CONDE, en unLon con los oficiales y la escolta res-
tante, se apoderó valerosamente y en breve tiempo
del inmediato pueblo de Gibaja. El cnronel Barcena,
viendo tIue despues de haber muerto el abanderado,
tocó igual suerle a otros dos oliciales mas que se en-
cargaron sucesivamenle de la bandera, la cual-iba á la
cabeza de la columna, como si quisiera entablar por-
fía con la muerte, se encargó él de la mencionada
bandera, y marchando con admirable serenidad y
valor sobre el parapeto enemigo, la cla~ó en él, der-
ramando gozosa admiracion entre .sus camaradas y
el pavor y el espanto en el seno de los rebeldes. Esta
señal magnífica determinó la toma de todo!! los otros
parapetos sucesivos. Fillalmenle" no terminaremos
esta narradon sin decir lambien que el bra\'o ltmien-
te D. Jnan Jurado, habicndolc sido inlimada la ren-
dicion por un carlista que apuntaba á su pecho con




·-563-
el¡fll~Ut_nO le hizo caso, lo cual decidió.al enemigo á
dis.porarle á muy corta distlmcia atravesando el cuello
lIe sU caballo y al mismo tiempo el brazo izquierdó
del ginete por dos- partes, en la posicion n;llural de
nruoojal" ta brida,. no obs'anle lo cual le arremetió
.Jurado y le acuchillóhasla verle muerto. Paro re-
petimos, que son infinitos los rasgos de valor su-
blime que tuvieron lugar en esta inolvidahle liza de
Guardamino.-EI general Corlinez, comandante ge-
neral del CUer(lO de ingenieros, tainbien fué herr-
do al verificar el reconocimiento dcl fuerte. Durante
la ,pelea, la djyision de' la Gua",dia R:eal tenia en
res peto al, general Marolo, que:.lemeroso cspecla~
dor de' la d~rrota de su's huestes-, no se atrevió á
mo\<erse de Carranz;'J. Fuerz·¿¡s destacadas de esta hri'-
Hante di visían ·ocasionahan grande hostigamiento por
el flanco á los dispersos.,


Av-entado el· carlista de todas aqueHns inexpug'-
llables estancias, quedó· ya definitivamente circim-
valado el fuerte: é intimada. hl rendicion por Es-
PARTERO-, no queriendo s~crjbir á ella el goberna-
dor, espidió el generill en gefe las órdencs oportunas
I,ara que aq-uella noche se conslruyesen balerías so-
bre el terrenG conquistado. Pero anles de amanecer
el12 recihió un Qficio de ~farolo en que le decia:
,<Si dispone usted que se suspendan las hostilidades
acontra cl fuerte de Gl1;¡rdamino y deja salir en,
«clase de prisioneros á sus defensores, mandarú sn,




-564..,-
'lIevilcuaóony r.emitiré -al punto que usted señale
«un número igu~1 de los que tenemos en, nueslros
«depósitos. Hago á usted es~ proposicion deseando
«que la contienda relativá al referido punto se con-
«cluya sin mas costa de sangre española. »EI CON:J)E
contestó á lIarulo. «Por los sentimientos de buma-
«nidad de que estoy animado propuse ayer al gober-


, «nador del fuerte de Guardamino que lo rindiese
"bajo las condiciones que usted me indica en su ofi-
((cio que acabo de recibir. Por los.mismos sentí-
'«mienlos estoy aun pronto' á mandar cesar las hosti-
«lidades contra dicho fuerte. siempre que mande
«usted la 6rden para que se entregue prisionera su
c<guarnicion, la que será preferida para el cange, en
«el momento que se realice el de igual número de
.tos pertenecientes á, este ejército que se hallen en
«poder de usled. Espero que la6rden la mandará
((usted sin pérdida de momento para evilar la efu-
«sion de sangre que en otro caso será indispensable
(segun las medidas que tengo adoptadas.» -A corto'
rato contestó el general carlista en estos térmi..,.
,nos:- «Es adjunta la órden que usted en su oficio
.«de este dia exige para que se entregue prj¡¡ionera de
"guerra la guarnicion del fuerte de Guar,d.amino; y •
«convengo en lodo lo demás que en aquel me ma-
(mifiesta; pero una vez que tan poco hay de diferen-
«cia de lo que usted quiere á lo que yo propuse,
(quisiera mer.ecerle se sirviese permitir el que des-




-565-
II~ luego la espresada' guarn¡'cionviiliesé' á mi cam-
'«po, seguro, como lo debe estar, q~e mi prúfuesa ~s
lisa grada , y que seré puntual> en remitir igual nú-
CImero sin pérdida de un momento, y en el que en-
«trarán, si á usted ie acomodare, los prision~ros que
«se !'lallan en mi poder f rocedentes de estos días.»-
Desenlace mas razonable, mashoDorífico, mas p.lau-
sible, no podia proporcHmársele al CONDE DE LUCHA-
NA. Entregada la 6rden de Maroto al gobernador del
fuerte, respondi6 que no se rendiria á menos que
yiniese . á mandárselo un ayudante de campó de'
aquel general enviado por él mismo. En consecuen-
cia de esto, en la mañana del 13 envió Maroto dos·
gefes que verificaron inmediatamente la entrega de
]a fortaleza con su artillería, municiones, pertre-
chos, víveres, etc. La guarnicion prisionera desfiló,
para entrar en el cuadrO' que' el' CONDE mandó for-
mar,' 1I0nde dej6 las armas en pabellones,. permitién-
dosela en seguida marchar. ácondicion de no vol-
verlas á tomar hasta que fuese entregad:O á ESPARTE-
RO un número igual de prisioneros pertenecientes
oí su ejército. Porte honrado y generoso de parte
del CONDE, que ningun daño irrogaba á laneble cau-
sa que defendí<J. '


Por tales medios quedó el importantísimo fuerte
dQ GuarJamino á disposicion de nuestras tropas,_
algunas horas antes de las en que bubiera tenido que
sucumbir por la fuerza, segun era ya natural é in.-




li


-566-
.c1ispe~sa hle.~ A sí," tan g foriosamente, 'termmabp6r
aliora la'! brill:intes operacionés empremlidils -sobre
la estrema izquierda de fa-línea. No hay esétitor
imparcial que no reconozca y admire los grandes
riesgos qne' corriú ESPARTERO en e!ita -faccion me-
morable: y "nO IDt!y distingüitlo, de la clase militar,
00 vacila en decir que nl'lhay tluda en que se-debie':"
ron principalmente á su arrojo personal las -rentajus
consegllidas en la accion que 'ROS hizo dunios de aquel
fuerte. Hombres apasionados que no hallan reparo
en negar al ínclito vencedor de Guardamino la glo-
ria eminente adquirida en este dia tan señalado para
siempre en los fastos de la Españl libre, debieran
tener á la ,-ista los peligros, la positiva, la grande
esposicion de su vida en que aquí se halló, en di-
versas ocasiones, el CONDE, _ para -no hacer juego de
guerra, como injusta é invCI'osimilmen\c ha querid<\
hacerse, de I"soperaciones que acabamos de des-
c-ribir. Como si de haber mediado algunas palabras
6 relachmes ,no tratos, de -futura avenencia entre
Jos dos caudillos, hubiera sido consecuencia precisa
el renunciar cada cual á I<ls ventajas que pudiera ob-
tener antes por medio de las armas: ventajas que tan
poderosas debían de ser para el ultel'ior -convenio.
Así lo dictan la razon y el mas sano convencimiento:
así se deduce de la conducta que observaron ambos
gefes en esta ocallion: así aparece mas patente aun,
ae los hechos posteriores alUde mayo que dicen




· '-:567-
~e"cioD:,á .entrambos capitanes :ásí en So lo aSevera
~o,cJejércilo, teitigo pre~encial de las hazañas que
tullieron por teatro los empinados y fr.agosos montes
qúe c:ircuyen á la Neslo~a , .á Ramales y á Guar-
gamino. ¿ Hubiera si no el CONDE DE LUCIU,.N • .\ esco-
gido'para escenario de un vano sirnuiacro tanta es-
cabrosidad, tanta fragura, tan desmesuradas hreñas
que favorecian en grtmmanera la suer.te de los de-
fensores? ¿ Hubiera hecho elecdon tambien de un
lem}}Oral. cual le tuvo CR todos estos dias, horroro-
so? ¿ Habriale sido permitido elegir el fuego, el plo-
mo. la muerte. para los bizarros gefesde su escol-
ta que fueron gravemente heridos junto á sí, y li-
brar él salvo en virtud de providenCia suya, pro-
pia? .. Pero no autoricemos la calumnia sobrando en
]a defensa: y reconozcamos y apreciemos en toda ]a
justicia de su valor. el brillante servicio que en es-
tos díaS'"' ,prest6 á la, caUsa nacional eLesclarecido
CONDE DE LUCHANA.', Diremos solo ya que fué tan
bien recibido en el ejército el proceder singular
de ESPARTERO guiando su brillante escolta en estas
jornadas, que al pasar esta por delante de la linea á
los pocos dias, fué victoreada con grande entusiasmo
por la division de Puig~Samper. admiradora de 'su
bcroismo y de sus grandes virtudes.-El dia en que
ondeó triunfante el pendon de la libertad en las ele-
vadas cumbres de Guardamino~ dió el general eQ
gefe la siguiente ócdeo g.ener.al á su ,ejército;




-568-
" ;«Soldatlos :¡"Cuando en Óli órdeA,~Ml de 9'1


de,obrn .os,manifesté, que álaviltoda qne.:ohtulfis~
teisén aqnelseiíalado~dia, se seguirían otras no me..
nos brillantes, est .. ha seguro" de que mi prediccion
se veria ,realizada. Contaba coo' V080lrQs, . y . no era
posible equivocarme ;,porque son mu~h3IJ las prue-
bas que me babeis dado de oonstancia y sufrimien-
lo. De.otro modo ¿cómo pudiérais envaneceros jus-
tamente de haber llegado.al término feliz do la pri-
mera operacion de esta campaña?-V ueslro general


-en gefe se envanece tamhien de mandar soldados co-
mo vosotros. Testigo de lo que babeis padecido en
esos iugratos campamentos cubiertos de nieblas, ó
abrumados de fuertes temporales de agua, he nola-
do vu.estra alegría y aquella fortaleza de espíritu que
solo pueden /abrigar las almas grandes: la empresa
acometida y coronada con el triunfo.,' ha sida digna
de vosotros. Un tll-rreno quebrado 'y el mas difícil de
cuantos ha pisado vuestra planta, no pareei6 bas-
tante al artero enemigo para conteneros. A la gi-
gante naturaleza añadió los obstáculos del arte, cor-
tando los camillOS en todas direcciones J por infini-
tos puntos, desprendiendo sobre ellos moles inmen-
sas de piedra t volando los puentes • cODsU'uyendo
reductos y fu('rtes parapetos en las elevadas cimas,
fortificando hasta las cuevas de los peñascos, y re-
duciendo á ceniza los pueblos de Ramales y Guar-
damino, sin duda creyendo obligaros á desistir, co-




-5fi-
mo ~e4emperaclor Alejandl1o,do. Rusia- al ;;~eri~.trar
en; su ,ta'ritorio las huestes de,N apoleon;; perb1ódo-s
nlm sido ,yanos esfuerzos.· Todo lo ·habeis vencido.:!)


, ~~os foertes de Ramates f.oet'on nuestros.bajo
los fuegos .dominantes- del castillo do Gliarframioo: .
los batallones rebeldes que osaroodesc<!nder á dis-
putar la glol"iadel triunfo, sufrieron;t lal'ez el
baldon do la derrota. La opel'3oion mas im~ortante
y de mayor riesgo' fué ?reparad., para el 11 de_este
mes, despues de·dos dias.de cañoneo contra clfuerte,
retando al enemigo á la batalla general- \ que siem-
pre deseé como objeto pre-ferente; mas él~ encasti-
llado en esas formidables posiciones, allí queria os
condugese vuestro demostrado arrojo. Allí os con-
duge, allí vencimos. Allí completamos su ignomi-
nia. La nacion, el mundo todo , se convencerá del
mérito de la retrulrcable victoria, al saber que de sus
resultas Muot()j gefe da las. fuerzas .enemigas, <~e
ofreció de o6ciolaentrega- del fuerte-,' con la sola
cundidon de cangear al momento sus defensores. Vo-
so tres babeis sido testigos de la. llegada á nuestro
campo de dos gefes rebeldes que pasaron á intimar la
entrega y autorizar la ocupacion. ¡Quereis mas glo-
ria t La bandera de la patria y de Isabel 11 se osten-
la ya Oameando en Guardamino, ofreciendo prolec-
cion á los valles de la provinda de Santander, que
antes sufrian los terribles efectos de las frecuentes
incursiones. ))




-570-
,¡({Valientes: y ,irluosos ,camaradit~ aquileneÍ's .


en rompendio lo mucho. que habe¡~ becoo, JDicnt~.s
que en la estrema derecha de nuestlla línea ball re,-
cogido tarubien laureles de imporlaflcia- ,VUCII.troS, dig-
nos compañeros. Yo .siento un· placer y la mayor sa-
tisfaccion en tributaras las gracias. BiD perjuicio de
las recompensas acordadas sobre el campo de bata-
Ila, en favor de los que han tenido la oC<Ision y suer-
te de distinguirse, quedando en elevar con el parte
detallado las propuestas de premios que están re-
servados éÍ S. M.l)


(t Soldados: pronto acometeremos nuevas em-
presas que aumenten vuestra gloria é inmortalicen
vuestro nombre. Afirmada la disciplina, habeis lo-
grado vencer lo que parecill imposible; y al mismo
tiempo babeisinspirado la confianza <Í todos los pue-
hlos que se han apresurado á cODdacir víveres á
vuestro campo. Solo os recomiendo la. constancia pa-
ra sobrellevar las terribles fatigas de esta guerra sin-
guiar. Con ella y las ~irtudes que os distinguen, to ....
do lo venceremos: la reina y la patria premiarán tan
beróicos sacrificios: los pueblos os recibirán con en-:-
tusiasmo, y por siempre conservareis el amor de
vuestro general.-EsPARTERO.»


El coronel Wilde y el capitan Lhin, comisiona-
dos por el gobierno británico cerca de nuestro' ejér-
cito, asistieron á todas estas operaciones participan-
do de sus penalidades y riesgos.




-511-
, , -&0'00 menos venturosa estrella combatía tam-
bién;,p6t' este licmpócl hra-vó LeOD en· los campos
de' Navarra.,IIabíase propuesto' este jóven geMral
apOderarse· de todas. las posiciones con que contaba
el tlncmigo por la parte de Belascoain; y para lograr-
lo, púsose en marcba el 1.0 de mayo, con sus bien
ordenadas col,umnas, que vadeaban agua al pecho
el rio Arga por un puuto difícil, defendido ade-
más por numerosas fuerzas y haterías rebeldes. Ha-
bian estos vivaqueado al frente, .dejando conocer en
sus disposiciones que intentaban defenderse con te-
son. Elío; , que era quien mandaba aquellas fuer-
zas, no esca~imaba la sangre de los que peleaban á
sus órdenes á trueque de obtener un triunfo que él
reputaba altamente honroso, siendo sobre el deno-
dado vencedor de los Arcos. Vanos é inútiles es-
fuerzos los suyos, estrellados bien pronto contra la
beróica 4ecision y simpar arrojo de aquelcaudiHo y
de los valientes que guiaba; pues dada por el ge-
netal Leon la señal de ataque, el fuego de su artille-
ría y el de todas las baterías de los carlistas fueron
preludio de-la victoria, habiendo sido tomada instan-
táneamente á la bayoneta la série de multiplicados pa-
rapetCils y ventajosas estancias en que el carlista quiso
oponer resistencia á los constitucionales, que mar-
cbá~do en columna cerrada por un terreno esca-
brosísimo, coronaron sin interrupcion los puntos
mas elevados de aquellos cerros, hasta gallárdearse




-572";"
cnlos 'iolponentes reductos de BelasC'<lain "apede-
r.ándose de la cabeza !1el puente t de su casa aspüie-
rada, de la fortificaCÍon de,Baños; como tambi~n de los
reductos de Ciriza '1 de la Barca. Todo se vió abrasa-
do en pocos instantes por los sotdados intrépidos de
Leon, quienes, obligaron á huir á los contrarios,
aterrados', menguados, confundidos, y. die~mados
tambien en considerable número.-Mas aun esper~­
ha mayor lustro y realce á ('sta victoria con la que
logró nuevamente este ilustre general en los atrin-
cheramientos de Arrolliz el 11 dél mi~mo may-o, en
que despucs de un fuego vivísimo de artillería y fu-
silería, tomaron sus tropas á la bayoneta los reduc-
tos construidos sobre la ermita de nuestra señora de
Mendía y estribos' de su cordillera inmediata. Lacaba-
Hería rebelde fué acuchillarla por la nuestra. Elío
habia reconcentrado todas sus fuerzas· presenlm'ldo
siete batallones, ' cerca de 800 cah;¡llos y dos piezas
de montaña. Todofué arrollado por los de Leon, cu-
ya pérdida no bajó de 280 hombres fuera de comb3-
te, contándose anlre ellos algunos gefes y oficiales;
pero la dQ los vencidos, como era consiguiente; as-
ce.ndendió á un número mucho mas elevado.


Hechos 'tan portentosos, tan brillanles,Uamaron
la atencion del gobierno, quien no hallando ya tn la
escala de ta miJicia nuev-os grados con que recompensar
el, méritoeontraido por el capitan general D. BALDOME-
RO ESPARTERO, CONDB DE tUCHANA , por decreto de




·~S73 .....
1.° 'de. jonio le declarÓ Grande de E$pu;;,ade pr.fJUfllI
cltJM, con el hermoso y justo título ,de DUQUk 'JlE LA
VICTORIA -para sí, sus hijos y descendienLes, con
exencion de todo pago por esta merced honorífica,
que, a..siendo la moneda mas fácil de batir (segun
la espresioD de un famoso escritor nuestro), tiene
((sin embargo el primer, lugar en los tesoros de los
((reyes.» -Otro decreto. con igual fecha, premia-
ba los disLinguidos servicios del mariscal de campo
1).. Diego Leon. concediéndole igualmente, merced
de título de Castilla, para sí, sus bijos y descendien-
tes, con la dCDomiDacion de Conda de Be lascooi'l4 ,
atendiendo á la victoria singular que acababa de con-
seguir IHl este punto. Timbres gloriosos, adquiridos
con honor en estos tiempos de ilustracion, defen-
diendo una causa justa, santa, humanitaria ,en esa
lucha terrible de la libedad conh'a el despotismo,
que nuucase borraran en la memoria, de los libres,
que tamp,oco olvidarán en sus eternds rescores los
fanáticos sectarios de D. Cárlos.


Tambien el valiente coronel D.l\IarLin Zurbano.
comandante gCDcr(lLde cuerpos fraDeos de ambas
Riojas, señaló por este tiempo su nunca desmenti-
da bizarría, con uno de esos infinitos hechos que
esmaltan 1a vida militar, tan arriesgada y compro-
metida, de este célebre caudillo. Despues de' otros
muchos, que fuera largo numerar, consiguió un
triunfo importante, el 13 del citado mayo, con su




-574-
eohj1liJl9, ayudada de tres compai,as y -a<r cahuHOi .
que eomponian -la dl' .operaciones de· Alava al man-
fle- de su comandanteD. José Iribe. contra las fuer-
zas del comand:lnté gtlllÍeral carlista' DI J u Jian A Izáa ..
que eran catorce compañías de infantería de los ba-
.tallones 4.°,5. 0 y 6. 0 de Alava y 180 cabaflos de 10&
escuadrones de húsares de Arlabatt y deCarrjou.En
la madrugada de aquel dia saUó Zurbano de Vitoria
resuelto á egecutar esta fnccion con el. éxito de siem-
pre. La infantería paSoÓ el Zadorra por- medio de es-
calas atravesadas en' el puente cortado de Gorbeo,
mientr.1s.que-Ia caballería Ie-vadeaba por Avechuco
para colocarse en los cerros de Araca, dejando ,al
cuidado de un batallon- de &lria la defensa del vado
para el caso de una retirada j y de observ¿lcion en el
pueblo de Beloño una· compañía de ligeros con 20
caballos del'5, o de línea. Inmóvil el carlista en sus
posiciones, ni aun- el fuego de las guerrillas· de Znr-
bano, que sin cesar le provocaban, le pudieron ani ...
mar al combate; por cuya razon este gefe- empren-
dió su retirada á las 11 para yenir' sobre Gamarra
Mayor, punto el mas importante de la línea.que te-
nian establecida los rebeldes delante de Vitoria. y
que abrigaba dos comllilliías- en sus tapias y ·edifi-
cios:Halagado el rebelde con este movim:iento re-
trógrado 'quise cargar con sus masas y eon' su caba-
Uería á la l1uestra y guerrillas que laprotegian. Tra.-
bada la lid, se_gcIlt'ralizó y. avh;ó el. fuego- por. mo-




-575-
mentós. J.Jegó Zurbanoá di visar- la ocasión crítiea,en
quesos soldados'debienn reeoger el froto de tanta
faeoa.'Alpunto dividió la infanlerÍa en dos miladesi
y colocado á la cabeza de la c;¡ball.ería que marchaba
por el centro protegida por las guerrillas, al grito
de i Viva Isabel JI! cargó á derecha éizquierda, sin
arredrarle el horroroso fuego qué el enemigo~ ha~
cía, al abrigo de los parapetos y posiciones que
se le habían cedido, y venciendo unt> l·ras otro to-
dos los obstáculos, produjo en Iilsfilas·carlistas tan-
lo descalabro, matanza tan· horrible, <J'Ue no menos
de 190 muerlos, entre ellos. varios oficia,les y Un
comandante, 105 prisioneros, con multitud de he-
ridos y varios trofeos mililares, fueron los resul-
tados de esta jornada.-Cayó en seguida el coronel
sobre el referido pueblo de Gamarra, cuya defensa
habia. encomendado Alzáa á una pulida de 22 hom-
bres con un· oficial, los cuales, encerrados en una
casa aspiHerada, pidieron y obluvieron cuarlel, cuan-
do ya los cercaban las llamas.


Todavía ponsnba ZurbanoJlev31' adei':1Il1e sus vic>-
lorias enderezándose á Gamarra Menor; pero el ene-
migo, no queriendo concederle tan cumplido triun-
fo ,abandonó aquellas tapias y edilicios, derramán-
dose precipitado á los bostIues, basta ocultarse en
las alturas atrincheradas de Durana. Al declinar el
sol, regresaban á la pla'za los vencedores con la pér-
dida de 'Z muerlos. y .i6 heridos ,_ y con 70 fusilt$




-576-
mas arracandos de la,s manos á los, rebeldes" .


En los dias que siguieron á las importantes ope-
raciones de Ramales y GU(lrdamino, cuando ESPAU.
TERO, ocupándose en fortificar estos puntos, se
aprestaba á llevar adelanfesus victorias. para justi-
ficar mas y mas el glorioso titulo con que acababa de
ser investido, deseoso sin embargo de economizar la
sangre de sus compatricios, a\Jnque fueran enemi-
gos, y dispuesto á dar á esta guerra fraticida un
término de avenencia honrosa, cual veremos que le
dió en Vergara , y cual le tienen generalmente to-
das las guerras civiles, dirigió á los castellanos de
las filas carlistas esta proclama:


(,Castellanos: Por el considerable número de
compañeros vuestros que se me han presentado es-
tos dias, sé que la mayor parte de vosotros está de-
seando el momento de abandonar la ·bandera rebel-
de y traidora para unirse á la fiel y leal de Isa-
bel 11; pero que os engañan suponiendo que yo fu-
silo á los que se presentan. Ya sabeis que mi corazon
propende á perdonar lo.s estravÍos, y que uno de
los brillantes regimientos de este ejército, que lle-
va el nombre de Luchana, le formé con los presen-
tados. II


«Venid sin temor, y os reconciliareis con vues-
tros camaradas. Dejad á los rebeldos de las provin-
~jas~ qU.6 siempr<; os· odian y. quieren seais esclavos.
Abandonad esa turba de ambiciosos que con mentl-




-577'~
da~~UmésaS'. os quiercn retener' para Uevsl'os'los
¡Whnf!pos'á la,muerte. Las pechos castellanos jamás
fti~r(m traidores; y si alguno de 'vosotros recela el
castigo de falta: que cometiese, volved ~ las filas de
ta legitimidad; '<lue yo ,en nombre de la Reina, os
perdono, porque estoy seguro lavareis la mancha en'
el campo; del honorcolHta, los enemigos Y' tiranos de
1l1l'Cstra patria.)) -Esp ARTER&.' '


El general Mar~}(o se retiró ,despuesde la toma
de Guatldamirió,. sobre elcamioo 'de Bilbao, no sin
bahermand'ádo anles oficiales de su estado mayor á
conferenCiar coo' ESPARTERO, á fin de volver á anu":'
dar las negociaciones sobre convenio, lo cual tUYO
lugar en el pueblo de Orduña. Mas dejemos por aho-
ra solo incoados estos tralos que llevaremos despues
a cima, para decir algo acerca de las o~racione8 del
ejército del centre y las disposieíones que en polJtica
yeit guert-alom6 por este tiempo el gobierno.


Resultado de estas y de la esqui sita vigilancia de
las autoridades y de los gefes de nuestra marina,
rué la importante caplura que en febrero de este
año se bizo en los Alfaques, de un buque inglés que
conducia 8,000 fusiles destinados á la faccion de Ca-
brera.


Lagnerra que se sostenía contra este y ,contra
otros muchos corifeos que en Aragon y Valencia se
disputaban el derecho de prelacíon en cuanto á,.fero-
cidad y barbarie, era una guerra terrible, encarni-


¡OAl. 11. 37




-"-578-
zaih, iangrienta. Los beneficios del tralado Eijiot,
limitados solamente á los dos ejércitos beligéi'ilntes
del norte, no habian alcanzado aun á los que bacian
la guerra ~n éstos lugares:,' te;¡trodehorr.ores contÍ-
nuos. El titulado brigadier Llangostera, cuya erurl-


o dad solo era 'comparahle á su rudeza estremada,
digno alumno del mónstrun de TorLosa, echó á volar
un papel en los primeros días de este año de 39,
amenazando furioso á los nacionales de Belilla, á
donde prometía pasar ((con solo el objeto (decia) do
(<incendiar l~ citada p(lblacion, y acuchillar todo el
"que tenga uso de razon sin escepcion de sexo.»
Este lenguage muy propio del que pocos meses antes
en otra comunicaeion en que daba cuenta de devol-
ver con vida á un pueblo la esposa de un nacion¿d
a quien habia fusilado., sintiendo no haber hecho lo
mismo con aquella infeliz por hallarse en cinla, dijo
que en otro caso de nalí.lraleza igual que 'ocurriese
no tendt'ia tal miramiento, sino 'Iue abriría á la vÍC-
tima en cnnal, anLes de fusilarla, «para que imitase
(,á la madre de san llamon Nonnato;» este lenguage,
decimos, que resiste la pluma al estamparle en la
hislOTia de un siglo Ilue pretende, orgulloso, lla-
marse chilizado, da una idea horrilile, pero exacta,
de\. lastimoso estado en que. se baIlaban á la snzoll
estos r~inos. Los sentimientos de humanidad mas
poderos, mas fUl'rles que la razon de estado y de
congruencia política, dictahan la Ill'c{'~ida(1 ele opo-




--579"-
nel' ~n dique á este tórrente de desgracms.,Elgeoá.
mi Van-Halen, de acuerdo' C<ln el gobieroG, lrató:da
régularizar el sistema de-esterrn~nio que hasta c.o-
tonees bahia regido en el Centro: yeLl de abril fi:--,
mnronen Lécera, él Y' el conde de }fo'rell.1,{;'~'1c ;¡sí
llabiá titulado D. Cárlosá Cabrera, áéollS(;CHt:UCia
dela fumosa defensa que~izode :a'tu~lI~ ¡pla.za!;rc-.
chazando el asedio que le impusp Oráa)', un ¡tratado
semtljante al de ElIiot, cOlÍlprendienc1o en él t,no s~lo
lÍ todos ~Oi cuerpos del ejército, &ino á.los"milicianos
nadónales. voluntarios realistas, francos "resguar-
dos, compañías organizádas, y demás que depen':'
dientes de estos ,se hallasen autorizados, 'para hacel"
la guerra con documentos de sus gefes superiores
que :lsí lo acreditasen.


Cualquiera que estencliendo la visÍ1nw una carta
geográfica de España, se aperciba de.la enorme dis.-
tanela' que separa á Alicante de lo' que 'se' Hamo la
canal de Verdum. que parte límites eatre 'Á:ragoil y
Navárra, y eche de ver que toda esta linea, tan es-
tensa, se halla comprendid.a dentro del te¡iritorio
que tenia que cubrir y defender el general dcliCeu-
tr'o, notará al punto las' grandes dificultades, y aun
los imposibles con 'flue de ord~n3rio tendria este que
luchar ,mucho mas poseyendo los carlistas los pun-
tos intereStlfití3imos de MoreTla y Canlavieja; y M
nquí esplicada en gran parte la causa de haherse e¡;-
tr<,lI~do tanta rrputacion militar en los mandos de




-580-
este ejércitO;¡"Van-Halen pu.ede decirse que apenas
viuo al Cllnlr·Q sino para la celebracion del tratado.
En lo demás, fué quizás el menos feliz de todos so s
generales durante e;I cortQ tiempo que permaneció
en el mando. EllO de abril ¡;e introdugeron los re-
beldes á m~dia noche en el hospital que tenian los
nuestr.os ep 'Daroca : Ilev~r~ns~ casi tod9s los enfer-
mos con :Ios fusiles que tenia n para Su defensa y las
ropas de las :camas. El 17 del misma mes ver.ificaron
una escursion',¡Í, la provincia de Guadalaj3fa, p osesio-
náronse de A.lcolea del Pinar, penetraron el siguien-
te dia en Cifuentes y,de allí á poco en Trillo, cau-
sando por todas partes los mayores estragos.--:-Per.o
donde mas decayó el concepto de este general en
gefe, fué en el sitio de Segura, levantado ú mas
bien, no emprendido, por babel' efectuado la retira-
da el dia 7 del mismo abril. defraüdando así muchas
y muy fundadas esperanzas, que al ver el grande
aparato de setecientos carros de víveres que babian
salido de Zaragoza al efecto, y un numeroso tren de
artillería'. no pudieron menos de concebirse acerCa
de la Loma instantánea de aquel fuerte. dispuesto por
los enewigosen respetable e¡¡tadQ de defensa, pero
incapaz de resistir por muchos di as la imponente
agresion con que se le amenazaba. Van-Halen sin
embargo volvió la. artilleria por Cariñena á Zarago-
za, dando por toda razoo la de que en el concepto de
los gefes de es la arma y de ingenieros, seri\l allarnen·




-581-
te perjudicial el proyectado ataque, por laiuiposi ....
bilidad de mantener un largo campamento en aque-
llas montañas, sin agua, ni leña, ni pastos para '1 a
caballería, teniendo ademas en 'cuenta la intemperie
de la estacion que ocasionaria la muerte de muchos
hombres y ganados. Como las principales de estas
razones si tenian validez debieron servir para no
acometer la empresa, ahorrando así la'grande pél"-
dida de fuerza moral con la cual hirióYan .... Halen ,á
su ejército, oyéronse generalmente sus deseargoscon
disgusto; y el gobierno, satisfaciendo en eno, á la
opinion que se habia pronunciado abiertamente con·
Ira aquel general, le separó del mando á poco tiem..;,
po, nombrando en junio su sucesor al mariscal de
campo don Leopoldo Odonnell.-Anles de esta época
hubo sin embargo algunos acontecimientos gloriosos
en el Centro. Tales fueron la ,defensa hecha por el
pueblo de Villaramés, que cercado 0115 de abril
por cuatro batallones y tres escuadrones enemigos,
sufrió dos asaltos y un fuego continuado y nutrido,
rechazando á los acometedores Con tanta pérdida
como gloria suya; los dos cercos que rechazó igual-
mente Moltavan, villa que en el espacio de tre&
meses, en que estuvo casi sin interrupcion sitiada,
ostentó un valor y un arrojo que rayaban en la de'"
sesperacion; ypo¡' último, la batalla de Utrülasen la
qu~ el géneral don Joaquín Ayerbe derrotó á 11)$
impl)rtunos iiliadores del citado pueblo' de Montal-




-582-
'faDo Este mismo general' habia s~stenido y gQllado
contra los rebeldes ulla 'accion seualadu ,en el mes de
fehrero, en;las alluras!(le"~ Fuente de }lunics¡¡, ene,
tre CorLes :y ~gUl'll': .en ,d,()tlde n,uestra caballería.
alanceó terriblemente á,loscÓntrari(}S. ,
"A'poca: d~'Ucg~rcel gener.al. Odonnell y. hacerse


cal'go ,de 'la ;,oapitanÍl3' ~nerlll 'aAeja al desliiJ.O~"e"se
le hilb,ja confiado, mar.ooó en auxilio d-e J.uaena¡tlue
seb~UabaiOh'a 'v.ez filertemonteeSlr;echada por CiI,7'
brer.a¡,El,17 de jnlio,eslah-an ya ambos ca~'¡íllps
c~locados de ·frenU) ,en las illmed.iacioues, d:cl :m~ll~o
Gonzalvo~ El .car\isl~,;,con once, balallones y,q~in.ien",
tos caballos 1 ocupaba estancias veo,tajosóls q~eb¡¡bia
él tenido buén cuidado .de elegírveinte -dius antes.
Od'Qnne 11 , Coa doce de ;los primeros y novecientos de
108' ·segtmdos,.iba 'resueIto, á 1rabarel combate.Fué
este .t¡eñidisÜllo. ,erl'es~mo.¡ ctlmo ,entre "capitanes
qu~habiani j orado vencer, ? morir en ta .dcW'ai:ldu¡
pero¡.!a;viGlo,ria :Jué cantada· bien pronlo }lor los
conslítu.cionales, quioncs. hu\licnc1o vencido y,huDli~
Hado'á)osde cabrcrR, hasta,obligarlos á emprcnder
una Juga n~rgon~osa, socQr;rierOfl,á Lueena con un
touvoy de .ví;v;erCs qll~ ,aLerceto conduC.Ían:, y,no
perriñtiendo·~a acttvi<lild y el celo del valienle Odnll:-
neH q;ue eLellemigo~, alell~;,ir~ ol~a vez y ,se~ llehi-
ciera (.oÍlÍitrezóse ~ll.segnidal,á 'Tales, con la idea. d e
apoderarlre.de susfu~rte.s¡,J4LAlLiom dio del mes an-
hulichoporooctó e~Oltda,; :; en los primc(os, del si-




\


-583~
g~Q~te agosto se ocupó enJas obras. y preparilivos
que requeria la empresa. Cabrera, no obslante:ha-
bevse posesionado anticipadamente de los puntos
que ofrecianmas ventaja, á fin de neutralizar Jos es-
fuerzos de los constitucionales; fué .batido por las
divisiones .del general Aspiroz. y el.brigadier Hoyos,
el 14 de aquel agosto, quedando á, consecuencia de
esta, Qtra victoria el C!lsti.l\o y los; fuertes' de Tales,
con sus guarnicienes, ~rti\lería, depósitos de armas,
vituallas. y, nlUnicjones., á disposicioDl' del vencedor
Od.oDDell, ,que tanto lustre pro[iorci~m6 a nuestras
arruas,en IQS pocos días que Itevaba de mando.


D.eíndole bien;diversa sOn las escenas que ha-
bian ocurrido á este tiempo en Cataluña •• Elcélchre
conde de España al frente de maco mil hombres
cayú de improviso el 28. de abr,il so~re ;la villa de
Manlleu, que. fué defendida, valerosamente aquel
dill, '1)1' unos cien nacionales que ·habiaen ella; pero
lIegadil la noche , y.babiéndos.erelirado estos al
fuerte, penetraron los;rebeldes en la pohl'acion , ro-
barorltodas sus rifas manufactuc3s: prendieron
fuego á 106 edilicios y fábricas, reomo si uo bastase
tanta devastacion para saciar su ,rllbía; el bárbaro
~onde mandó pasar á cuchiJIo á Ulla graq parte de
los b¡¡hit!lntes. Esta desgracia vino á aUlIlentarso á.
los pocos dias con la derrota que sufrieron nuellttas
troplls al mando del gener'!l (Jarbo; en las inmedia-
ciones de Roda, en donde uo e&Cnadron del 7.° li~




-584-
gero volvió grupas atropellando al paso á uno de,
l{ls batallones de Zamora, y dando el atolondra-
miento, la impericia ó la cobardía de algunos geCes
este triunfo que nunca debió esperar el feroz Es-
paña. Cuatro oficiales de aquel escuadron fueron
condenados á servir de últimos soldados en otros
cuerpos del ejército, y do~ de lo's caudares de mon-
taña suspensos de sus empleos y encl~rrados en un
castillo. Rigor que se contempló justo y saludable,
como que habia de servir de egcmplo á los que en
adelante olvidasen los grandes deberes que impone
la disciplina al soldado, deberes que no conocen
mas límite que el desprecio absoluto de su existen-
cia. Parecida atrocidad á la de Manlleu verificaron
los carlistas en la toma de RipolI, ocurrida á fines
de mayo. 1lespues de una defensa ber6ica, en ocho
dias de Un croel asedio', vióse obligada su guarni-
cion á entregarse, si bien bajo condiciones estipula-
das en una capitulacion honrosa. ·Pero los rebeldes
abusando de su triunfo, entraron la villa á sangre y
fuego; y la tala mas inícua, el horrihle incendio ,la
muerte, la desolacÍon mas esp:mtosa, convirtieron
en pocas boras á aquel pueblo en un monton de es-
combros. ¡Triste egemplo de la fé que merecian las
palabras de los bandidos que proclamaban á Car-
los Y en CaLalúña 1


Entre tanto el baron 'de Mkler, caritan general
del principado, egercia á nombre d\'1 gobierno, un




-585-
podar absoluto que le emancipaba de este, .una 'ver~
dadera dictadÍlr~. No contento con las atribuciones
omnimodas que en el órden militar tenia, y -las que
se arrogaba, llegó su manía de arbitrariedad á-mez.i
darse en tódo, basla el punto de alterar el órden
administrativo de aquellas provincias, solo en vir ....
tud de un bando, variar la division de su territorio¡
hecha por una ley, suprimir intendencias, quitar las
autoridades puestas por el gobie.rno, y sustituirlas
en fin con otras nombradas militarmente por él mis-
mo. Escesos que irritaban á sus admini~trados, que
se veian vejados además con destierros, prisiones y
otros malos tratamientos, que llamaron la atendon
dé las córtes, y por último del gobierno, quien se
vióprecisado á separarle, por decreto del 1. o d~ ju ...
nio, remplazándole con el general D. Gerónimo
Valdésó-Anlcs babian sido separados los capitanes
generales·D-. Juan Paralea y el cQnde de Cleonal'd,
que en Granada y Sevilla obraron como lo bizo Meer
en Cataluña.


Hemos indicado que el .pensamiento capital del
gobierno en esta época se cifraba en la terminacion de
la guerra. Políticamente considerado, el ministerio
de diciembre, presidido por Perez de Castro; era,
como los que le hahian precedido, y obedeciendo á
la ley que le di6 el ser, un ministerio de car,tarilla.
El presidente del consejo , falto de disposiciones y d('
sobrada edad, era quizás la persona menos influyen ...




-586-
te de 6u~ntas componian el gabinete.· El. secrotnmo
de Hacienda, Pita Pizarra, que descollaba en Jaltll-
to~ ·é-instruccion, fijó sus miradas en .el. negocio j,m-.
portante de ]a guerr.a, empleandopor.1 ellosus,ins-
tintes d~ intriga, no sioilograr ... Ignn,éxito como l'e-
remos despues ; pero abrumado bajo el.insoportable
peso de su cargo, y no pudiendo salisface.rdo ;.rie-
cel;idades públicas, concitó contra sí la .opiqiOli de
las gentes que veían con una ~uri.osidad me~clada de
escándalo que tanto este como otros minisl10s de la
hacienda na~ional, babianprociIrado tal vez menos
por estaque por su particular fortuna, y,saliódel
ministerio ellO de mayo, sostituyéndoloiÍ:.:Joorina-
mente el director general del tesoro D. José·Ferraz,
y' despues en propiedild D. Domingo Jimener;. El
ministr:~ de Gracia y Justicia D. LorenzqArrazo-
la,; hombre ingenioso, polílico de·laesweJ.a.de:Es,..
colQ., pr.ofUlidamente hábil j adp,Slr.ado en argucias"
p,lsaL:dos primeros meses de su ad.mi:nist:ráOion oasi
desapercibido, procurando sin embargo conlompori~
zar, en ánimos de sosle~erse; á despecho de,los ~m­
bates y de los grandes oleages que· sufria aquel mi-
nis.terio,. tantas ·veces (lestrozádoy reeompuesloq re1
servándose él siempre para adquirir., andando, 'el
tiempo" aq.uella preponderancia que' loe' piza. céle-
bre, y que supo conservar basla: 1. o dEi selie.mblle
de 184.0. Una voluntad habia. empero, quo arras-
traba á todas, y que indiferente á las cuestiones po-




~587~
lí~i~as t: ~ip hacer tampoco gran caso deJa call1ar.ilta.
todQ:lo queria convertir á su designio. Esta volun,-
tad era la del generill Alaix, ministro de la GU<"J'Ja':
SIl:pbjcto la c{)llclusion de CSt.1 para lo ella l contab .. i
cop la lealtad Y' el v;alol' de nuesltocjército y dlisu
iI!lstr.~ Cimdi 11 ° , cl,.l).uQUE DE 'LA VICJ,OllL\ ,con
qui~1l QI, ministro, segun va dicho, se Jwllab.a en
perfeqtq;acuerdú. ,
,l)'l~~.Ios p)'im\lrosmes.esde :estc::u1Q: se,redobla-
p;~~" puc¡s \ los esfucrzqs y se aumentó eslraQrdilla-
ri.~mtM~ :Ia aQti v idad, de l gabinelecjlll' /lq uel ,o hjoto.
St},4lf.eClu6 la ,quint:}, se requisaron cao,dlos, se
ap"qrJ.arq.n mulas para la artillería ,se fundi,cron en
Se.v!ilJ~,\mas de,SO piezas de esta arma, se fabricaron
olras de todo genero, se envió por mas á naciones
est~ange{lIs, se construyeron vestuarios y zapatos,
se cQntr"tjlfOn raciones y dein~~ ;¡uxilios,uece8a~~os;
fin~lnWllle $eaUmllnt¡,ron las fuerzlls.delejé:rcito del
flQrl!!y.!>c le pertrechó con .un mat'edal rico .;in-
mel1s0; lodo lo cual anunciaba ya el apreslopa.·ra la
última~jlmpaiia. No n<t»ia objeto que no fuese, pos-
tergitdo ]f' 3,1l0 sacrificado á esta iQea dominante .del
J:)lini~.t~¡o: lodos los obstáculos eran al plinlore-
mp)'idos; y porque lascól'les lo eran e,nlon.ces para
qM c~rtoseapitalistas se prestasen á contra\ar.con
ejl!'gabit'lnó~ fueron disueltas elLo ,de junio ; con.,.
.vf)CIIJlt!Qolras nuevas para, el mismo dia de1.mes de
seticrnbre.~Dejemos ahora á los partidos políticos




. -588-
luchando porfiados en la arena electoral, para vol-
ve .. al norte, seguir los pasos, y admirar 111' buellá
4el grande ejército.
. Adelante el GONDE ..... DuQUE en sus planes de iri-


vasion, luego de qabet déjado en estado de defensa
tos fuertes de Ramales y Guardamino, traló de po-
sesiolnarse gradualmente del resto del pais, qne era lo
que cnmplia al éxito cabal en sus designios; dado que
no ~a sino guerra de ocupacion la que se estaba ha-
ciendo ena-quellas provincias. El 24 de mayo entró
en Orduña, ~in que los carlistas osasen resistirle, no
obstante haber enviad-o Marolo de arrimo á la guai'-
nicion algunas mas fuerzas de infanteri". Construi-
dos en este punto varios reductos y otras obr¡ts ne-
cesarias para asegurar la posesionde la línea que se
cslendia desde él basta Puente"'-Larrá, lrasladóse
el ejércit<l el 11 de junio'á Amnrt'io. panto sim.a-
do (>n la interséccion del camin'O teal de Puente-
Larrá á Bilbao ·con los de Vitoria y Balmaseda, y
por consiguiente llave de todo elllais hácia Jel Oeste,
por lo cual se c611struyó al momento en él un reduc-
to de consider.¡¡cioH. El 13 se npoderó el getlerat
Castañeda de Arciniega·, abandon;¡da tambien por
los que la guarnecÍ1n; y habiendo acontecido lo mis-
mo. tres dias des pues • en la pl~ta y fuertes de Bnl'"
ma¡eda, enlraron nquí nuestras tl'opas Sill,íi}hstáeullo
nlguno.-D. Cárlos y su córle que no vetancertar á
su ejército de la manera' queetlos deseaban y que




-589-
debieran }WomeLerse, si habian de dar crédito áll\s
palabras'lIenas de ardor y de entusiasmo bélico que
proferia el general il'Iaroto en sus proclamas, en sus
porles, J aun en IlIs juntas de generales que se ce-
lebraban de conlínuo para debatir las cUestiones crí-
ticas que á cada paso suscitaba la guerra, y lijar el
plan de campaña que mas se ajustase á las exigencias
del momento, llegaron á zozobrar en amargas des-
cOldianzas; y las voces de connivencia y de traicion,
~eñalllQdo al gener-al en gefe de los carlistas, cmpe-
za:ban ya á hacerse familiares entra los cortesanos y
3"tI. en alguna parte d~l ejército. Por esta razon que-
b.ró la amistad intima que reinaba entre ~faroto y el
m~nistro dela Guerra D. Juan Montegro, quien le
cepsuró ágri¡¡mente por su conducta en 110 tratar de
impedir ó contener los progresos del DUQUE DE LA
VICTORIA i pero. sin que las amonestaciones y aun
1wu~naz8s de este mÍIlÍstro ni las ellérgicas protestas
del general Urbiztondo y de otros muchas persona-
ges del bando transaccionista, que miJ'aban con dis-
gusto 1:\ illdefensíon de 1\Iaroto por juzgarla desacer-
tada é impolítica, contraria en grall manera no solo
~ los. principios, sillo hasta los mismos intereses
personales de los carlistas que habian de convenirse,
b¡Jstasen á bacer variar en un ápice el sistema adop-
tado por dicho general en gefe, quien reconvenido
sobre esto por el auditor general de su ejército, hu-
bo de cOlltestarlc enérgicamente que ~él DQ quería.




-590-
«compromele1!se por uft príncipe que tal'ljn~II.0J.3e
«mostrah:i con sus defensores·,» .' 1"


Será Men que dJgamos ahQra que antes dI! ~1Jl4:
l~r('t1derse -las operaciones de lbmales lIe'gó'de ,París
el ayudante l)ollforl, y cornoQieó á'l\foro\'OIIln eon-
h'.s1aci:Of) que hubilldallo el mariscal 'Soult á llaS pl'O-'
puestaniel general ca,rlisla sobro convento,' MÍegu,-:
rando estemil1istro <toe la Francia I'resta-ria su.a~
yo al proyectQ presentado por Donfort, con -lar que
en él estuviesen acomes los generales. ESPAlt'f~RO,
conde de ,E'spaiiaen Cl¡taluña, y Cabrera en Ará-
gOQ: Circunstancia que frustra ha en cierto modo·los
planes de ~Iaroto, 'por cuanto exigia el gobierno
frtlncés el acuerdo de personas tan contl'ariasá '.as
miras y pensamiéntos de este g<,ncral, el .cual no
podi ... perder de "ista que acabaha de reproharse por
el consejo sopreó.lode la guerr-a ta :propuesta-que
habia hecho él á su rey para que le nombrase~ene-'
ralhirflo de lodos los ejércil6)s 'carlislas, poniendo
bajo sus órdenes á losanledichos gener.ales Cabre-
ra y España, Los individuos que componion el con-
sejo delib'erarou persuadidos de 1" injusticia yaun
dela im~usibilidad en someter b,ljo del generalMa-
roto al v'iejo c{)nde, y al hombre de mayore&'~'Vi­
cios y rte,'mas valía ,que en lo mililar contaban las
facciones de D, Cár!os.


Cuando ESPARTERO llegó á Orduiia, segun he-
mos vi~to, envió:..1 brigadier D. Manuel Campillo pa-




-.~91-
fa que se entendiese con Marola en su clurlel gena-
neral, sito á la sazono en Llodio, acerca del enlabIa-
do asunto de avenencia-; si hien para estos pasos se
aprovechaba por UIIOS y otros siempre la coyuntll ra
de uncange de prisioneros ó de alguna otra cucs-
lion análoga. En nada pudieron avenirse todavía"'por
lo lejanas. que se hall'ab;(n las partes contrat,loles en
sus respectivas exigencias.


Pero la aJarmadifundida ya hacia tiempoc.nlre
los que CI:JO mas acrisolada constancia se m'Oslraban
adictos·á. D. ClÍrlos, era imposible de contener. So-
bre todo, aquellos personages del hando apostólico
que habiansido desterrados á Francia, y que veian
con~rmndos. sus pronósticos en el gnn li!J.ro de los
hechos, arrojarelll por este tiempo algunas procla-
mas incendiarias qu.c hacian circular con profusion
en las filas .d-e aquel ejército , acusando 00 rebel-
día ydetraídon al gqncral Marolo; todo .lo cual:; út\i-
do á algnnos otros papeles alarmantes, del mismo
género, con los cuales procuraban atizar el fuego de
la discordja 'Ios conspiradores que tenia en la fron-
tera el. gobierno de la reina, entre los cuales so-


. hresalia sin duda alguna el llamado AYiraneta, co-
mo diremos despues; puso en terrible conflicto al
mencionado general Marolo.-Con fecha 19 de ju-
nio apareció en los reales de D. Citrlos una de
esas prochmas fulminantes que decía de· esta ma-
nf'ra:




-592-


. Voluntarios y pueblos vqsco-ntJvurros.


: ¡¡Maroto está pronto á consumar vuestra ruina;
entr.ega lodas vuestras plazas y fuertesy va á imitar la
comlucta de los generales portugueses en Evora-
Monlé. Como 10 fué D. Miguel, D. Cárlos será en-
tregado á sus enemigos.)) .
. . . liNo creais los rumores que hacen circular de


que vienen 50,000 franceses á sostener á Maroto:
ese es un engañó qlle no tiene otro objeto que el de
adormeceros en una englliiosa seguridad, para tener
el tiempo necesario para consumar el crímen.»


(cMaroto está abandonado por las potencias del
Norte, y el gobierno francés prepara una escuadra
para bloquear vuestros puertos.»


a Voluntarios y puehlos: ¡ á las armas! Salvad á
vuestro rey, y con él vueslraspcrsonas y fueros.-
¡ Vivq lq Beligion! iviva.l BeY!>l


y á los muy pocos días apareció esta otra:


Vqluntarios de párlos V, Y pueblos vascongado-nls- .
v(1rros.


(!EI hombre de maldicion, el impío Maroto, ha
consumado su obra de iniquidad: ha vendido á los
crislinos el ejército, el pueblo, y vuestros veneran-




--593-
dos fueros, y á los ingleses vueslro rey, prometién-
doles enlregársele en San Sebastian.»,


"Una feliz casualidad ha revelado el deteslllble
proyecto del infame Maro lo. »


«So ha interceptado en Francia su corresponden-
cia, y en eHa se ha hecho elespanh'so descubrimien-
to de la sacrílega venta que ha hecho, el miserable,
de su patria y de su rey.)I


,Estas proclamas, y otras muchas, é infinitos fo-
lIelos. que se derramaban con pr()fusion en el campo
de D. Cárlos, eran obra de los padres capuchinos
Lárraga y Cazares, que con el obispo de Leon y otros
personages dc la iglesia y de la milicia, perseveran-
tes lodos en su acendrada fidelidad á aquel príncipe,
eran los que dirigian desde Francia la, premeditada
rcaccion contra el partido marolista, babiendo for-
mado al efecto su junta para ordenar los trabajos, así
como los transaccionistas las tenia n t1)mbien en Pa-
ris y en BayoDa. Fuerte sensacion produgeron los
primeros ensayos de este plan maquiavélico en los
pueblos y en las tropas del Pretendiente; pero mas ~
fuerte toda vía y mas robusto el 'poderío, el grande
ascendiente del gen~ral Maroto en UD ejéllcito y en
unos puebl.,s, harlo cansados ya de guerra por sos-o
tener lus pret.endidos derellhos de un hombre cuya
nulidad eslremada se habia puesto' en eliderH;ia, tan-
tas 'veces, cobrados qe laprime.ra iwpresion f empe-


1'OM. n. . 38




-594-
zaron á desoir y aun menospreciar los alaridos de
los rabiosos canes que de tal suerte lamentaban la
pérdida de su ansiado despotismo.


Cada vez divergian mas estas dos fracciones en
que habia llegado á dividirse el partido absolulista
de D. CÍlrlos, las cuales, caminando via recta des-
de el punto de separacion ó de partida, adquirian in-
sensiblemente tal desvío, que lejos de columbrarse
un punto de avenencia, veíase por el contrario hien
de cerca el total rompimiento que engendra siempre
]0 concentrada aversion. Esta subió de punto entre los
marolistas, cuando en las gacetas de Madrid corres-
pondientes á los últimos dias de junio vieron publi-
cadas varias cartas que habian sido interceptadas por
Jos constitucionales, y de )<lS que aparecia que el
Pretendiente, haciendo un doble lralo con enlram-
has fracciones, mientras daba la cara abiertamente á
los de Marola que constituian el parlido triunfante, al
cual servia con el olicio de rey aquel ser automáti-
co sagradamenle investido de la púrpura en virtud
de unos derechos fantásticos, creados por la supers-
ticion polílico-l'eli~iosa, seguia oculta correspon-
dencia con los desterrados, hallándose á la cabeza de
Jo grande conspirado n que habia. de dar en tierra con
el partido dominante. Las mas notables de estas car-
tas eran escritas por los ministros Ramirez de la
Piscina. Marcó del Pont y l\Iontcncgro J dirigidas
al obispo de Leoo, á Cabrera, al conde de Espa-




-595-
ñá, 'al de la Alcudia, al marqués de Lalandey otrllS


. personas de cuenla enlre los carlistas exaltados" 're-...
sidentes unas en España. otras en Francia, en Ale~
mania , en Prusia y demás naciones estrangeras. De-
dudase de aquí cuán mal se compadecian ya entre sí
los antiguos moderados de Estella, perseverantes
unos dell~do de Marolo 1 vueltos olros haeia la ca-
marilla •. que hahíase d¿do trazas á poner á los nue-
vo¡ minislros de parte de D. Cárlos.Bien que esta
conducla de Marcó, de Monlenegro y de otros ami·
gos, que habian sido, del general Marolo 1 !tene su
esplicacion en lo que hemos apuntado anteriormen-
te; como quiera que no sentaba bien a las opiniones
é intereses de los comprometidos por la causa carlis-
ta, el estraño y desacordarlo proceder del general en
gefe. Montenegro se aplaudia. en su comunicacion á
Cabrera, y se lisonjeaba altamente con la concesion,
que á nombre de su rey hacia, de los empleos de
marjscales de campo á favor de los brigadieres For-
cndell y Llangostera; accediendo á la propuesta del
coode de Morlllla: lo cual probaba evidentemente
que los adversarios de ~laroto intentaban robuste-
cene buscando apoyo en los ejércitos de Aragon y
Calaluña, para atajar I()S intentos del hombre que
pt'eponderab3 entre los carlistas del novia J que ame-
nazaba con la próxima ruina á su causa.-Entre el
considerable número de estas cartas solo tomaremos,
»irviéDdooOJ de muestra para formar idea de las. de-




-596-
más, la que iba dirigida por ellIlillislro. de Haciell";"
da al hombre de mas autoridad y may<,r respeto .en-
tre los desterrados I al obispo de Lean, el reveren-'
do Abarca. Iba la carta puesta en eslos términos:


«Señor obispo de Leon.=l\fuy señor mio y de
mi mayor aprecio:. con el mismo recibí la suya del
24. ,del despedido. Su contenido es propio á lQssen-
timienlos de u~led y que corresponden ~ los mios y
de otros. Al tiempo de. poner en las manos del se-
ñor la que usted para él me remitió, y que la abrió
entregando la que venia dentro de ella á la señora, se
puso á leerla junto con la que usted me escribió: de
.ambas se impu'so, lo que dió·motivo á hacer recípro-
~amente esplicaciones, deduciendo de que mucho de
lo que usted dice se tendrá presente en el momento que
.confia;,obtenerpnra hacer desaparecer lo mal hecho,
como las personas que. á u¡¡led tanto le. alar,man,
y con fundados antecedentes, que tambien nosotros
lo sabemos. La conformidad de este señor á todo lo
~ue le propusieron, fué preciso tenerla con inten-
cion de qUé sus procedimientos habian de preparar
y 'abrir el camino ú nuestro deseo. Así se va vien-
do ¡ que entre ellos mismos ya se reconvienen y ri-
fieo, y algunos desengañados se ponen neutrales .• )


¡; ItLó ,que nos tiene disgustados es la conduela de
lossobcranos del Norte, porque han tomado con iu-
difere'ncia, nuestros trasloruos; é yo muy desconso-
Jado, porque no ",eo quién trate de prel!,lilr dinero.




-597-
qoe tan preciso es p'á ra lograr no se desmaye la
tropa, que segun aseguró Marolo en la junla, ha-
rán su deber á pesar de tener que recbazar tripli-;
cadas fuerzas enemigas. Este general no está satisfe-!
ch.o de Negri, de suerte que entre ellos mismos se.
están indisponiendo .. El señor me previno que lo que
usted necesite para sl1 subsisfencia lo diga, siendo de
mi cargo liflrárselo á Bayona. Ya conocemo's que no
11egal0 que aquí produzca el r«mo para lo Lquese .
gasta, y el déficit procuraré sea subsanado 'de otro
ramo.»


«Pr$)cure 'usted cuidarse y confiar en Dios ,qoo'
es el que me. parece que en medio de los traslorno:.9
nos ha de dar dias tranquilos, para que la re!igion
y realismo sobrepuje.á los que tanto se afanan á 'se-
pultar ambas dos cosas. Así lo espera este su apasib-'
nado j verdad~t'oámigo Q. S.M. B.-Duraúgo r.'"
dcjunip dií 1839.=Juan José Marcó del PoM.)


Despréndese deaqui lo malquislos.que estaban'
ya . con la causa carlista sus antiguos patronos los
monarca~ absolutos del norte; y es de notar que'
habiendo puesto ante los ojos del Pretendiente, don
Ramon Vial, encargado de negocios ó comisionado
cerca de la córle de Viena, las causÍls detlsla frial-
dad, segun que se las habia espucsW'elpríucipe
MeUernieh, redocidasá quejaT&e de quc'lossactili-
cioshechos basta entonces por ·las poteod¡¡Sa~QJll­
tistas solo blrbi¡m servido pal'a'aliment~r partidos in-




-598-
teriGres en el ejército de D. Cár!os, para, sostener u.,a
OOl'tle numerosa é inútil, y dar páv.ulo á miserab,le~
l'~llciHas. sin que el rey se pusiese, cual debia 1 ' al,
frente, de sus ejércitos; ni consenlir lo hiciese el
príncipe: ,de Asturias, haUándosoademás ,privad.os
de',:alíaUeríapara,.combatir, mi~Dtras,un eiCua~l'On
e&ta.Iaa; empleado ,solamente éncostodiar el estalldóJr-
teide 11' Vírgen de los Dolores. nombradíl gcoertl-
'lisima:Jde aquellas tropas, terminando el auslriaw
su ,r<lzoooiniento con·Ja desconfianza del triunfo de
D. Cárlos atendidos los últimos sucesos, bubo, .de
oonteslar á Vial con admirable calma rl prctel'ldido
rey :~Como están lejos, ignoran lo, que pasa a~uí. y
por eso se producen en tales términos.


Por si no bastaban para rOger en guardia al ge-
Rei'ral.Mllr.olo los hecb:os que ,van espuc~tos" la ill-
c.oofidencia de los ministros sus antiguos a~igos
ahora ya fascinados quizás con el brillo del poder,
la~ proclamas sediciosas de los desterrados, la ful-
minante que á este mismo tiempo dió Balmaseda,
J que ,.a ya inserta, las secretas comunicaciones. dll
don Cárlos y sus adeptos con aquellos proscriptQs,
y.tantall otras circunslancias como venian. á agitar el
ánimo desconfiado del general en gere, {!olocándolc
en.l1ucQnOiclo peli,groso, ptroincidente muy nota...,
bl" 'j . de . igual naturaleza. vino á turbarle en estos
dias. poniendo ante su visla todo lo que tenia' de ·bnr-
rible el. precipicio que se le estaba preparando .....




-599-
Otras dos carlas fueron interceptadas y dadas á


luz por los periódicos de Madrid, una de Cabrera y
la otra de Aria.s Tejeiro. quienell cumplimiento de
]a invitacion de D. Cárlos babia evadido el destierro
y acogídose al campo del caudillo calalan. Ambas
iban dirigidas al Pretendiente con sobre esterior que
decia:


uR. S.=Excmo. Sr. D. Jllan José Marcó del
Pont, secretario de Esta.do y del despacho de Hacien-


. da.=Cuartel real del conde de Morella.»
El sobre particular de cada una decia solamente:
«Al Rey N. S.»
La de Cabrera es como sigue:
"Señor, aunque desde el momento que tu ve no-


ticia de las ocurrencias de esas provincias acaecidas
en febrero, formé la idea mas exacta de las tramas
de la revolucionó, que ya .no podían !lostener los infa-
mes enemigos con la fuerza de las armas. y de que
así por los antecedentes que tenia, como por las
eorreipondencias interceptadas, estaba ha,stante cer-
.eiorado, los detalles circunstanciados que me ban
dado el brigadier Balmaseda y Alvarez Arias acaba-
ron de convencerme. Mi amigo Arias Tejeiro, á
quien con tanlo gusto acaho de ver, me ha puesto
al cabo de cuanto con venia saber, y micorazon an-
gustiado al ver el trato tan inlfecoroio que se ha
dado á UD 'soberano, que por todos conceptos es tan
tiigDo de re¡¡pe10 y amor ,be tenido el· mayor placer




-600-
en saber por él mismo la soberana voluntad de V. M.,
que es la que únicamente he de cumplir,.»


aV. M. conoce los sentimientos .d~mi corazon
y que ~onstante en los prineipios; de la mas pura
lealtad, jamás me he separado ni lile separaré de la
~enda que he seguido: y si no hao sido s:nfioieotes
pruebas para demostrar esta verdad las perseoucio ....
nes que be sufrido y la sangre que he derramado,
séala evideote mi ratificadon en las promesas que
he tenido el honor de hacer á V. M., J asegurar rei-·
teradamente no tiene V. M. un ,'a8allo mas fiel, ni
que pueda escederme en amor á V. M. Y gratitud á
las cunsideraciones con que su real piedad ha tenido
á bien distinguirme.»


"Señor: para satisfacdoll de V. M. le aseguro
que este ejércit<l que tengo el honor de mandar, está
en el mayor órden ,sllbordinacio~ y' disciplina mili-
tar, al mismo tiempo que su fidelidad J entusiasmo
son imponderables. Son repetidas la~ victorias que
ha conseguido del enemigo, que· lleno ·de terror
confiesa que su hifame causa está destruida por el
ejército real de Aragon. Parece que Dios con su
poderoso brazo protege visiblemente, y dispensa
singulares favores á los fieles que sirven á V. }I.
aquí y en Cataluña, con tanlo celo y fidelidad para
consuelo de V .. M., en compensacioh de las desagrada-
bles ocurrencias de esas provincias. que han debido
afligir sobre manera el palernlll coralon de V. M.1I




-601-
«Tengo al mismo tiempo el gus~o de decir á


V,· M. que este ejército no está contaminado, anl08
se ha purificado con la separacion de las filas leales,
y aun de estas provincias, de algunos en quienes no
conoda la buena ·fé y pureza de intencion que h:ty
en nosotros, que estamos todos decididos á morir
anles que transigir en lo mas mínimo con liuesl~os
enemigos, para que V. M. se siente ro su trono
con el debido esplendor, mande ahsolutamente • sin
trabas ni otras consideraciones queJas que sean de
su real agrado, y haga renacer en esta afligida patria
.la verdadera paz y felicidad que deseamos. No hace
muchos dias se presentó Bellengero vagando por
estos fieles puehlos, jactándose que ya mandaba su
partido, y esparciendo voces suhversi vas y alarman-
tes: lo he mandado arrestar f J será castigado con
arreglo á ordenanza, Íl no ser que V. ~L se digne
prevenir ·olra cosa. He procurado ocultar algunos
de los sucesos de esas provincias, obrando con la
mayor posible prudencia para evitar escisiones J
discordias ,adoptando por único sistema ladestruc-
cion del enemigo: y si se me comunica alguna real ÓfJ
den que esté en contradiccion con los principios de
fidelidad que profeso, Ó. cuyo cumplimiento pueda
causar el mas rriinimo perjuicio ;Í los derecbos abso-
lutos de V. M;, dejaré de egecutarla basta que por
condudo resenado de mi contianza, ó de otro modo
indudable, sepa la libre voluntad de V. M,-V. M.




-602-
sabe que esto dislamucho de ser falta de respeto y
sumision á V. M .... todo lo contrario: quiero mo-
riranles que faltar ni permitir que otro falte.»


"Estoy de acuerdo oon el conde de España ~ J
estrecharé mis amtstesas relaeiooes.. ayudándole caso
necesario en las 6peraeiones militares; .para facili-
tar~e las mayor~s posibl~s ventajas en el principado.)!


.Sin desattmcler estos objetOi y otros interesan-
tes que me llaman estraordioariamente la atencion,
puede ser estieBda las operaciones á otras provin-
cias en contado con estas. y en. su caso necesito
nombrar alguno ó algunos comandantes generales
provisionalmente y basta que V. M. se digne resol-
ver lo quo sea de Sil real beneplácito; pareciéndome
DO pedir á V. M. la debilla 8utorizacion de un modo
público. para evitar compromisos y que se frustren
mis planes y esfuerzos, á no ser que V. M. lIesirva
prevenirme otra cosa, que siempre obedeceré cie-
gamente. ~)


«Señor: no quiero molestar mas la soberana
atencion de V. M.; pero 110 puedo dejar dI' repetirle
que Cahrera es su. mas fiel vasallo, y que 'ieDO
V. M. haytmetas en este ejército suficientes y di, ....
puestas siempre á sostener la libr6 .r"QltuJion do
V. M.; por lo cual no tema V, kI. á Imemigos d6
ningulI(j clase, porque iluxiliado de Dios, que tanlo
me ha protegido y t'i1vort'€e, yen cuya inmensa pro-.
videncia .confio lliegaroonle por la ipterfle~ion do




-603-
nuestra soberana Reina, y. las súplicas de mi ioo-
(JOQte. madre, sacrificada por los impíos, espero lIe-
Yar llluypronto á V. M. á Madrid, en donde tran-
quilo J libre de las angustias que boy aOigen á su
real y piadoso corazon, pueda obrar con entera li-
bertad y como soberano. En el íllteriJJ ruego y ro-
gamos todos á Dios, cónserve la interesaJJte .vida de
V. M. muchosañoll., y llene de prosperidades á su
real familia.-Cantnieja 20 de junio de 1839.--Se-
ñoc': A. L. R. P .. de V. M.-Ramon Cabrera.l)


El ex-mi~inistro Arias Tejeiro, antiguo fatorito
del príncipe, le escribia de esta suerte: .


aSeñor: Segun tuve el honor de escribir áV. M.
desde Caserras, despues ·de delenenne eJJ Cataluña
el tiempo preciso, que el conde de España deseaba
prolongar. y que yo !ambien he prolongado gustoso
por unos dias, para que el coronel D. Manuel lba-
ñez, uno de Jos mejores servidores que V .. ~1. cu~n­
la en el ejército, pudiese sobre la victoriade.1as Pi-
las bacer la 60rpresade la palulea de Sarriá, á laque
t,uve la salisfa.ccion de concurrir bajo nombre SQ-
pue.sto, con el fusil, la canana y la manta catalana al
bombro, entre los voluntarios del batallon núme-
f.o 16. be llegado felizmente á estos reinos, y el 6


. del actual me he reunido en Martin con el conde de
Morella. lnesplicable ha sido mi júbilo al ver. por
mí mismo los escelenles sentimientos de:esle instru-
mento visible de la 'Divina Providcncia,5u lea-ltad




-604-
acendrada, y los auxilios sobrenaturales con que
Dios recompesa su recta intencion y su celo sin
igual. Desde las primeras noticias de los aci3gos
acontencimientos de febrero; los miró bajo su verda-
dero punto de vista, conoció su tendencia y sus cau-
sas, que, ojalá no hubiesen sido lmestas tan ep.:c1aro


, por el tiempo que ya ha transeurrioo; y con pre-
"ision y prudencia prohibió bllblar sobre ellos,
ni ocuparse ·de otra cuestion política que vencer á
los enemigos de V. M. en ,el campo de batalla,
mientras él tomaba ,las medidas oportunas 'para evi-
tar siniestras Influencias en el ejército ,y para redo-
blar su entusiasmo, decidiéndole á perecer antfls que
sucumbirá las tramas manifiestas ó solapadas de la
revolucion, á todo lo que no sea el triunfo completo
de Y/M. ; como l'ey absoluto. sin compromiso sin
c()IIldidonesque puedan en modo alguno coartar el
libré egercicio de su voluntad augusta.!>


, .La venida del brigadier llalmascda; tan digno
de auxiliará este héroe, y de Alvarez Arias, qué si":
gue aliado de aquel, y se hah~ entre los primeros,
confirmó su judo y produjo el 'efecto deseado. Hoy.
queba sabido tí fondo los beehos y lo queV. M.
quiere, obrará sin recelo. segun sus principios y la
fidelidad aconsejen, aunque con todo él tino y d,ree-
ciOft que el mejor servicio de y, M. exige.» .


«El cielwle protege visiblemente y le concede
victorbs milagrosas en premio' de su celo. Nadie




-605_
ama y' respeta á, V. M. mas que Canrera. V. M. pue-
de contar con él y con su ejército para cuanto guste.
Este solo bastaría para dar la f~y tí la revolucion en
toda España: la revolucion lo sabe muy bien, y sus
mismoi peri6dicos, aun despues de su celebrada vic •
loria ahí sobre los absolutistas, ó sobre V. M. que es
lo mismo, y de los reveses que desde entonces han si-
do consiguientes en esas provihcias, gritan á cada paso
que aquí está la cuestion de vida 6 muerte para ella,
y' tiemblan por el desenlace. Y puede temblar en
efecto. si Dios , como espero en su misericordia,
continúa asistiéudonos. En el dia que Cabrera llegue
á disponer del número de armas que podia tener
como V. M. ínferira (ahora no ba tenido es le asunto
la publicidad que anles tuvo) y así que pueda auxi-
liar al conde de España, doblando 6 triplicando Ca-
taluña sus fuerzas, la revolucion. se I desploma con
todas sus!intrigasy perfidias. Tenga V. M., señor,
este consuelo en medio de lantas aflicciones: el Se- '
ñor y su santísi.ma Madre darán fuerzas á V. M.,
como se las h:¡ndado para resistir á tantos trabajos é
infortunios con que han sido probadas sus virtudes,
para no sucumbir á los esfuerzos de la traicion y de
hombres proililuidos á sus pasiones,,,


, «V. M.sube mejor que yo que la revolucion,no
perdonará jamás á VV. MM., que son mentidas
todas sus promesas, que solo acariciarla es sucum-
bir', quee.1 débil con ella es vencido, y. solo el carác-




-606-
ter, lO! constancia la subyugan: y que una Te~ que
se acceda á tas concesiones y exigencias con que IUS
fautores aparentan satisfac:erse, la reslaurl!cion es ya
imposible; y V. M. Y sus fieles Tasallos , frustrados
tantos sacrificios, no verán sino males y desgracias.
siendo allin víctimas de la amargura y la impiedad.
V. 1\1. sabe hasta dónde puede llegar el sufrimiento;
y yo estoy seguro que V. M. por ninguna circuns-
tancia se prestará á compromisos funestos que no
puedan deshacerse, y que pierda su causa, á amnis-
tías, á reconocimiento de los empréstitos de la revo-
lucion, á palabras que empeoen con las potencias
cstrangeras sobre el sistema que haya de seguirse en
Madrid, por egemplo. Desgraciado de V. M. y de to-
dos nosotros, si fuese lig:.ulo á Sil &rollo! Cuente
V. M. con el triunfo como indudable mientras sos-
tenga los principios que a V. M. caracterizan, y ban
dirigido siempre. Cabrera y Espat1a, con la ayuda
del cielo, harán sucumbir todos los enemigos. Sír-
vase V. M. mandar y será ciegamente obedecido,
sin que nos arredren riesgos de ninguna es~ecie, ni
todas las tramas de la revolucion puedan impe-
dirlo .•


(,He tenido la ~atisfaccion de llegar aquí poco
antes de la victoria de J\fontalvao, C"omo enlré en Ca-
taluña con la de Manlleu. Nada exagera Cabrera en
Jo qoo en sus partes y en la órden del dia. que me
"lre,o á eIeur á V. M., dice sobre aqueU,;: la eaba-




-607-
llería, :Bnlinaseda en especial~ cuyo arrojo .tenemos
que conlener, ba <lterrado ,,1 enemigo; , esta arma,
que era la temihle, ha perdido su ascendiente, ha-
biendo bahllon que recibirá una ctlrga de mu-
chos escuadrones con la mayor impavidez y san-
gre fria.. .


ItSe está acabando de uniformar todo el ejérci-
lo, que lo necesitaba: el vestuario dura aquí muy
poco con la mov'ilidad de Cabrera. El aumento de
hombres y caballos, de fábricas y maestranza, y los
muchos fuertes con ql1e el general asegura yestien-
de la línea y domina el pais subyugado, multiplican
Jos gastos; pero Dios provee á todo.))


«He formado una idea muy diferente de la que te-
nia sobre los escesos y defectos de la adminish'acion
y de las causas de disensiones y disgustos con.. que
mas de una vez se ha molestado la soberana atencion
de V. M. Hay males, sí: en ninguna parte del mun-
do deja de hab,erlos; pero no son los que se exage-
raD: muchos son efecto inevitable de las circunstan-
cias y del mismo sistema de guerra que tanlos hie-
nes produce: y ~tros podrán remediarse, como que
DO son hijos de mala fé, Y espero que no se reme-
diarán algunos, No es estraiio que el general pro-
cure proporcionarse por los medios IDas espéditos lo
ql1e el ejército necesita en sus urgencias, cuando no
lo ha hllchQ quien debiera: sin esto no !le hubiera
llegado 111 estado on que hoy se encuentra ...




..
-608-


d;,amayor parle de cuanto se ha dicho de, Cala,
y. yomismo habia creido, es inexaclo: el señor obis:-
po de Mondoñedo, que no es parcial, me lo ha di-
cbo 'desde luego, baciéndome ver el aprecio que
merecen los resultados de su estraordinaria activi~
dad y celó, y veo que liene razon, como he visto
que, otras personas de las que mas declamáran ahí
co.nlra Cabrera (V. M. conoce cuán poco asenso me-
recen en e~to casi todas las que de aquí salen) y que
en medio de su poca aptitud parecian superiores á
ciertas debilidades, las han tenido en un modo que
V. ll. no podrá imaginar sin duda. En fin, señor,
por ahora procuro observar con detenimiento é im-
parcialidad para formar un juicio cabal y escitar al
bien; nada omitiré de lo que esté al alcance de mi


}ealt .. d, única influencia que puedo y quiero tener
para conseguirlo: y V. M. puede estar seguro de •
lIue in(ormaré puntualmente á V. M. de cuanto no-
te, sin ocultar jamás la verdad. ¿mnque fuese con-
tra mí mismo, y de que mi mayor salisfaccion será
contribuir de todos modos á su servicio.»


«Cabrera ha heeho conmigo tod.as las demostra-
ciones de que es capaz un'a amistad fundada en iden-
tidad de principios, y que tiene á V. 11. por obje-
to. Continuaré á su lado para batirme como un sol-
dado el dia de accion, y cooperar en lo demás el~
lo poco que pueda al bien de la causa de V. }l. El
obispo de Mondoñedo y todos los buenos han visto




-609-
con placer mi venida. No es estraño que en tiempos
de debilidad y corrupcion aliente la fidelidad cons-
tante y puesta á prueba, aun cuando, como en mi.
se halle aislada de todo mérito.»


.Mi deber me ha obligado á estenderme, abu-
sando tal vez como no IIuisiera, de la bondad de
V. M.-:A ella recurro para que V. M. se digne
escusarme.))


(fEI cielo, señor, nos conserve la preciosa vida
de Y. M. cuantos años necesita el bien de lamona~­
quía -Cantavieja 25 de junio de 1839.-8eñor.-.-
A. L. R. P. de V. M.-José Arias Tejeiro.))


El DUQUE DE LA YICTORIA, á cuyas manos llega-
ron estas cartas muy luego de haberse publicado por
]a prensa, procuró pasarlas inmediatamente á las del
general Maroto, con la Íntima persuasion que de-
bia tener del grande efecto que ellas habian de pro-
ducir ,en su ánimo, predisponiéndole mas y mas pa-
ra dar ,el golpe de gracia al Pretendiente. Mal enoja-
do el general carlista, con presencia de estos otros
testimonios fehacientes de la grande y terrible conju-
ra que iba ya contra él tan bien tramada, hasta qui-
so en el primer acceso de cólera pasar al cuarlel
real y llevar el escarmiento aun á la misma persona
de D. Cárlos. Sabia su desprevencioH, estaba segu-
ro de la fuerza, y solo las amonestaciones de SW¡
amigos pudieron hacerle desistir en su empeño te..,.
merario. Mas un l.'/Dto cobrado de su furia, des-


10M. H. 39





-610-


4llintiendo al menOs la balalla ¡nten.,r con el sosie-
go del semblante, J notando por el desfigurado arti-
licio del monarca. que no discurririd en mayores in-
tentos quien así le buscaba por la espalda, pensó en
fa conveniencia de dar otro git·o á este delicado asulJ.
to, á,findeno comprometer, antes asegurar, el éXI-
to de las negociaciones que con el Dl'Qt'E tenia ell-
tabladas. Escribió una carta amenazadora á Marcó
del Ponl, el cual tuvo que abandonor la córte de
Oñate, instigado por el miedo; y dirigiendo otra á
D. Cárlos en tono bien diferente, con sumision
afectada y con simulada obediencia, lamentándose
con rebozo del estraño proceder del príncipe, si bien
descargando todas sus iras contra el padre Cazares,
Arias Tejeiro y algunos otros de los comunicantes
y proclamistas, á quienes acusaba de querer «( cor-
«(romper el buen espíritu de las tropas y de los pue-
«blos ,» nada satisfecho con las fingidlls seguridades
que obtuvo del Pretendiente, á quien arrancó sit1
embargo una declaracion oficial contra los firman-
tes de las caNlIs, obligando á Tejeiro á que marcha-
se á Franci" á cumplj¡· su destierro, procuraba al
mismo tiempo activar las contrataciones con ESPAR-
TERO, persuadido, cual debía estarlo, de que este
era el único medio que le quedaba si babia de ase-
gurar su cxisleacia. Tan cierto era para él que los
apost6licos desterrados estaban sedientos de sangre y
deseosos de egecnlar horrorosas venganzas. 1<:lIlon-




-611-
Ct's fuú cu:mdoMaroto crt'Júse forzado á presentar
algunas:l)roposiciones 'al DUQUE, las cuales. aünque
en sentido Vllg0, envolvian la idea de córks potO I!$"-
trtnwntos y casamiento de la reina Isabel con el que
ellos llamaban P"'tncipe de Asturias, Yése, pues, que
estreclumdo . ESAnTERo el tiempo á sus prevencio-
lIes, en la id:ea de sacar 1<'8 mayores ventajas á fllvor
de 1 .. causa que defclldiil, convirtiendo en su pr6lo11
disturbios (lile acrecian á cada instante en el campo
de'los contrarios I íbalos (lQco á poco reduciendo en
sus exigencias; y desde salvarse los principios (abso-
lutistas) teniendo lugar el mismo D. Cárlos y su hijo
qne era 1,0 que so prometia Marolo conseguir cuan-
do en enero se verificó la entrevista con el ayudan-
te P .. niagua, venia ya IIiISl.1 admitir un simulacro si-
quiera de represeulacion nacional, pidiendo además
la espulsioll dl~ D.Cárlos como la de la reina Cristi-
na, Pero el DUQUE DE LAVICTORJA, que se habia pro-
puesto conservar íntegro el sislem(l de gobierno que
regia en Madrid y en casi loda España. tal cual se
constituyó en el alio de lS:n, que era en lo (¡ne de-
bía cifrar loda su gloria juslificando plenamente el
título de.vencedol' I desechó lambien esta pro-
puesta, como inadmisible segun sus designios, co-
locando al, general }1¡¡roto en una situlIcion crítica,
cmbllrazosa y llena de peligros para él , quien vién-
dose rechaz:ldo por el DUQUE , amenazado por sus
implacables eneinigos, y advertido po;' su rey d(' que




-612-
«procurase disipar las voces de paz que eu todo el
«ejército y en todo el pais se babia n divulgado ,» q.ue
fué lo que entre otras cosas le dijo el Pretendiente
al hablar de las cartas de Cabrera y Tejeiro , resol-
vióse á dar un paso, al parecer anómalo, y que so-
lo puede esplicarsepor el estado.cQnvulsl agita-
cion y de desesperacion amarga en que se· encon-
traba; dirigió esta proclama á los


.Voluntarios: Se acerca un dia de combate en
que baremos ver al mundo enlero que los· defenso-
res de la legitimidad jamás cederán el triunfo óÍ los
usurpadores; y si el abandono voluntario que bemos
hecho de algunos puntos, que no me prestan las ven-
tajas que debo buscar para pelear contra las fuerzas
que tenemos al frente. les ha permitido formar la
idea de que les tememos, cuando se muevan de las
posiciones que ocupan, si no r~lrbceden, hallarán
su escarmiento con la muerte que vuestros brazos no
deben escasear en recompensa de la vil conducta que
observan, talando y quemando los campos y hoga-
res que os pertenecen.» .


«La campaña que han empezado con fuerzas tan
desiguales como todos vosolros ha beis visto, es la
mas bárbara, la mas alroz que puede imaginarl'le.
En Navarra, por la parte de la Solana, y en Alava,
por la de Vitoria, sobre Guevara y pueblos inme-
diatos, todo lo queman y arrasan; nada se reserva á


. su rapiña; y al rebelde ESPARTERO le mirais destruir




-613-
en Amurrio, Orduñll y Arciniega todo cuanto pue-
de satisfacer su inhumanidad y su barbarie.. .


«En vano los malvados intrigantes propalan vo-:-
ces de transaccion, que no puede haberla jamás en-
tre dos partidos tan opuestos en principios.--Sea
nuestra constante -tli visa 01 Rey y la Religion: es ne-
cesario triunfar·ó morir con las armas en la máno.l)


«Cuartel general de Orozco· 23 de julio de
1839.-Vuestro general y compañero.-Rafael'M«-
roto.»


Habia con efecto ordenado el CONDE-DuQUE al
general Leon, conde de Belascoain y virey de Navar-
ra, yal ooronel D. Martin Zurhano ~ que di'esen fue-
go á las mieses de las llanuras de aquel reino y de la
provincia de Alava , en represalias de haber cortado
los carlistas las aguas de regadío de la villa de L~­
rin, y mas que todo, adoptando como plan esta de-
vastacion para reducir á los rebeldes á lasnecesida-
des mas apremiantes forzándolos á sucumbir porfal-
ta de medios. Medida que es juzgada por los milita-
res que favorecen esta nuestra publicacion, suminis-
trándonos 8US datos y mostrándonos sus opiniones,
tan autorizadas en la materia, de un modo bien dis-
tinto; sintiendo unos, que fué justa y conveniente,
por cuanto era un mal que ahorraba otros mochos de
mayor cuantía en la prolongacioR de la guerra; y
opinando los otros, que lo que únicamente se con-
siguió con la tal medida, ful! exasperar é irrilar los




-614--
ánimos de IQs labradores en un pais, ve cansado ya
de Inchar, se bailaba dispuesto á la.paz bajo cuales-
quiera condiciones. Los que juzga~ lo primero, ne-
gando estas buenas disposiciones á aquellos pueblos,
creen que ESPARTERO, de acuerdo con Maroto, to-
m6este partido, para castigar la rebeldía de unas
gentes que'no se prestaban á las negociaciones.depaz,
y ele cuya obstinacion era necesario triunfar por me-
dio del terror y la violencia. Lo cual si es así, y si,
como es consiguiente, y se cree por alguno~, la
anterior proclama de Maroto está escrita con IIfec-
lacion, supo sin duda este general esconder lo que
sentia; y en ~erdad que entonces nO será menor su
celebridad en el arte del fingimiento, que la que le
ha dado la mala pllrtida que jugó á D. Cárlos. Pero
todos estos hechos quedarán aun mlls dilucidados
en las páginas subsiguientes.


Motivos hlly sobrados para croer en la doblez de
conducta del general lIaroto, si se tiene á la vista
que el 14. de jnlio , es decir, nueve días antes de dllr
su notable proclama, aguijado por lo IIZ3roSO y crí-
tico de llls circunstancias, atento á elllls, y á 1;ls in-
vitaciones de varios gefes vllscongados, señalada-
mente el general Lalorre, que habia conferenciado
rull:iados años con el lord. Jobn Hay acerca de los
medios de pacificacion que deberian emplearse en
aqucllasprovincias,dirigió una carta á Este personagc,
por NlIlducto de UD su amigo, comerciante de Bil-




-615-
hao, provocando con interés una entrevista con el.,
lord para tralar de convenio. «Es absolutamente in-
dispensable (decia Maroto entre otras cosas en e~la
carta) que se solicite una entrevista, pues que es el
oúnico modo de arreglar las condiciones bajo las cuales
«puede tm·minarse este asunto. Como á nosotros nos
.es imposible ir á ninguna parte sin arriesgar el re-
-sultado que deseamos obtener, será indispensable
«que el sugeto venga á verse conmigo. para facililar
.10 cual yo acortaré la distancia en cuanto sea posi-
ahle y !ieñalal'é el pllnto de la entrevista.» -La tala
de las mieses, con la cual supuso Marolo quebran-
tadas las estipulaciones que mediaban entre los dos
ejércitos y de cn yo cumplimiento habia dado sngurida-
des la Inglaterrn ,sirvió dI! pretestoostensible á aquel
general para dirigir una comunicaeion ofi~ial al lord
Jobn , con fecha 26 de julio; proporcionando así la
entrevista, á. que accedió gustoso el inglés, sin oca-
sionu grandes recelos en la córte de D. Cárlos. Con
esta mira está redactada en tono virulento y acre la
dtada eomuoic3cion del 20, C6mo lambien la pro-
clama del 23 y Jos oficios que por su causa mndiaron
entre Jos dos gcncr'cs ESPAU'fERO y l\hroto. La con-
ferencia deeste con cllol'd luvo lugar el 27 del mis-
mo julio an 1!ll'Ileblo de l\firavalles.


Despue5 de lamentarse el carlista de las devasta-
ciones perpetradas por las tropas constitucionales en
NavarrjJ y Alavil, vinieron al fin todos á tralar el




-616-
aiunto esencialísimo que los babia reunido en aquel
punto. Dejaba entrever Maroto su grande ansiedad
por terminar la guerra, natural efecto del fuerte y
terrible compromiso en que se encontraba. Para él
ya las condiciones casi hubieran sido indiferentes,
con tal de sal varse de tan inminente riesgo; mas co-
mo le fuese preciso conciliar las opiniones é intere-
ses de otras infinitas personas, sus proposiciones dis...,
taban aun mucho de las que por último llegó á fir-
mar en Vergara. Hallábanse reducidas, con cortas y
accidentales variaciones, á las que dejamos ya con-
signadas anteriormente. Viendo el lord la imposibi-
lidad de que el DUQUE DE LA VICTORIA suscribiese á
tales condiciones, hízolo ver así al general de' don
Cárlos, poniendo en sus manos un papel que conte-
nia las que, en la opinion del gobierno británico, se
creían razonables que eran las siguientes:


«La La cesacion de toda ulterior hostilidad, de
parte de D. Cárlos contra la Reina, y por consiguien-
te su salida del territorio español, bajo la condicion
de que recibirá de la nacíon española una pension
proporcionada á su nacimiento y clase como príncipe
de la casa real de España.»


«2. a El recouocimiento de sus empleos y suel..,
dos á los generales y oficiales de las tropas carlistas,
y un olvido completo de todo lo pasado por lo rela-
tivo á delitos políticos.»


,,3. a Que las provincias vascongadas reconoce-




-617-
ráo la soberania de la reina Isabel, la regencia de
la reina. Madre, y la Constitucion de 1837 , con-
servándose de este modo la integridad del terrilo-:
rio español.»


((4.a Que se conservarán los fueros é institu-
ciones locales de las provincias vascongadas.. en
cuanto dichos fueros é instituciones sean compatibles
con el sistema de gobierDo representativo adoptado
en toda España, y con la unidad de la monarquía es-
pañola.»


Necesario es bacer al gobierno de la Gran Bretaña
la justicia de decir, que al tiempo de enviar al co-
ronel Wilde estas mismas eondiciones del lord John,
que son en sustancia idénticas á las que presentaba
el gobierno espaCiol, añadia su primer ministro el
vizconde Palmerston: (cQueda V. S. autorizaoo para
Clcomunicar estas condiciones á cualquiera de los dos
<\gcllerales, 6 á entrambos, como el arreglo que el
«gobierno británico procuraria de buena volunta~
c(bacer entre las partes beligerantes; pero manifes-


,dará V. S. á uno y otro que en la opinion del go-
«biern~ de S. M. no seria compatible con el honor
«Y dignidad de la nacion española, ni estaría dentro
«de los límites de los justos derechos de la Gran Bre-
«laña, que el gobierno de S. M. se constituyese ga-
«rante de un arreglo enlre la Reina de España Y una
«parte de sus súbditos.))


Desesperanzado Marolo por cnlonceil d4lllo~ro de




-618-
S8 negociaclon. juzgando muy importante 'el darla
alguRa t('egua sin esponerse a la derrota material que
]e amagaba ya de cerca, queriendo aconsejarlle del
tiempo y de sus amigo!!, (Iue todos estaban reacios en
cuanto á e:¡.igencias • eontentóse con dirigir una pe-
tieion verbal al DUQUE. por conducto del lord Hay,
demandando un armisticio. ó sllspension de hostili-
dades, basta ver de llegar á un arreglo ditinilivo en-
tendiéndose las partes contralantes.-Terminado que
hubo la conferencia en l\firav;¡lIes. trasladóse lord
John al cuartel general dd DUQUE, todavía sito en
Amurfio. Confieren entre sí estos dos personages so-
bre la propuesta y demanda de l\larolo, y niégase
ESPARTERO rotundamente á todo diciendo: « que no
"le era posible suspender las hostilidades ni por un
I<solo "'a , en virtud de una proposicion tan vaga, cu-
"yo objeto le parecia que era únicamente el de ganar
((liempo, en unos momentos en que se iba haciendo
«crítica la situacion de Marolo • tanto por las intri-
«gas y disturbios domésticos que se presentaban en
«su propio campo, cuanto por estar tan a mauo la lí-
«nea de reductos terminada, cuando iba á lier atacado
«por fuerzlIs superiores. Que por estas razones, el
«conceder una iiuspension de armas en este momen-
«lo, cuando la Ilstacion se hallaba lan adelantada, y
.citando i. punto de volrer ú empezar la¡¡ operacio-
tiHeS con un ejército tan superior en fuerzas y cqui-
"l)O d~ Lodá5 claiics. que 1.0 dab,íl loda prohabilidóld




-619-
«(del triunfo, bubiera sido en su opinion 8e('lararse
«abiertamente de su deber; pero que si Maroto de;..
l/mostraba su sinceridad, separlÍndose de una vez y.
l/abiertamente de la obediencia á D. Cárlos, y de-
/(c1arando '1ue se haIlaba dispuesto á tratar de paz,
(/con la mediacion de Inglaterra ó sin eBa, como me-
(ljor le pareciese, sobre las bases del reconocimiento
.. de los derechos de la Reina á la corona, de la Cons-
«titucion, de los fueros vascongados con alguna mo-
.. dificacion, de los empleos y sueldos de los oficiales
"que tenia IÍ sus órdenes, condiciones que él (el Du-
«Qut:) se creia autorizado para ofreccr a nombre de
«su gobierno, en cuanto este podia hacerlo por la
.. Constitueion sin el consentimiento de las Córtes, el
«cual era indispensable en cuanto á los fueros, no se
«opondría clI\onücs á la suspcnsion de hostilidades
¡(que se solicitaba,»


PaSÓ en seguida lord Jobn ¡Í Al'rancudí¡lga dondo
se hallaba el general Maroto; y h:.biéndole manifes-
tado la negativa del DUQUE, á la suspcllsioll de hos-
tilid,.des. como tambiclI sus proposiciones de paz,
únicas quc estaba autorizado á Iwcerle á nl)mbre del
gobierno de ~Iadrid, desechó por su part\/. t,unhieu
el general carlista estas condicionos , quedando cou la
sola esperanza de que el gohierno inglés, ;. (¡uien se
habia consultaJo por el lord de aeuerdo con ~1aroto
acerca del asunto, modificaria las propuestas dd go~
hierno y del goneral en gcfe de los constiluuionalc:;,




-620-
En esta confianzadespidiéronse el lord yel generál
Maroto, pasando aquel á la villa de Bilbao. Mas no
transcurrieron muchos dias sin que el gabinete de
Sau James emitiese su apinion , ratificando las bases
que antes hemos dejado espuestas.


Como la mira de ESPARTERO \Jraasegurar el país
que conquistaba y estrechar á los enemigos por me-
dio de las líneas que iba formando, tuvo queper-
manecer en Amurrio el tiempo necesarw hasta dejar-
le en seguridad por medio de las fortificaciones que
bizo construir al efecto: conseguido lo cual, Pilsó-á
Vitoria el 8 de agosto, á fin de emprender sus ope-
raciones por otra direcciono Fácil coyuntura pre-
sentábase aquí ya al general Maroto para poner en
egecucioll sus terribles amanazas del23 de julio; pues'
teniendo que pasar nuestro ejército el peligroso
desfiladcro de AHuve para haber de trasladarse á
Vitoria desde Amurrio, era natural que los rebeldes
opusiesen en aquel punto grande resistencia; pero
no teniendo por conveniente el general de D. Cár-
los trabar refriega, solo algunas guerrillas salieron
á sostener un débil fuego contra las huestes del Du-
QUE, que verificaron su tránsito sin ser apenas mo~
lestadas. Tenia por objeto este movimiento de Es-
P_'-RTEBO batir al carlista si es que admitia cl com-
hatc , dom,inar la llanada de Alava , y ganar su flan-
co amenazando la carretera de Durango. Cuando
\legó á Vitoria el CONDE-DUQUE, abanoonarou los re-




-621-
beldes el punto fuerte de Arroyabe, á dos legua~de
aquella capital, sobre la carretera de Francia.Cor-
riéndose despues bácia las líneas atrincheradas de Vi-
lIareal y de Arlaban el grueso de las fuerzas contra-
rias, dispuso nuestro general atacarlas, empreudien-
do su movimiento el U de agosto. Hostigado sin
duda Marolo por las voces de ¡de(eccion! que alu-
diendo á él se bacian correr en las filas de su ejér-
cito, con especialidad desde que se observó su con-
ducta el día 8 , creyendo que era llegado el caso ne-
cesario de enardecer en cierto modo el entusiasmo
de ],os suyos para que no se le atribuyesen planes de
trllicion, á vista de la escandalosa indiferencia y frio
cáleulo que presidia desde algun tiempo á sus ac-
tos, decidióse á no rehusar, antes aceptar, el com-
bate con que el DUQUE le iba brindando.


Dió vista ESPARTERO, guiando sus aguerridos
campeones, al frente del citado pueblo de Villareal
de Alava , donde los carlistas ocupaban ya las líneas
de parapetos coó cinco batallones, manteniendo sus
columnas en los puntos de la alta cordillera de Arla-
ban que juzgaron mas á propósito para su defensa,
mientras seis escuadrones en formacion amagaban á
larga distancia el flanco derecho de los nuestros.
Formadas las tropas del DUQUE en columnas parale-
las al pié de aquellas posiciones, fuertes por natu-
raleza, y que el arte habia hecho muy difíciles de
lomar, ordenó aquel que dos haterías de o~uses de




-622-
a lomo, protl'giJas por seis comp:liiías dc cazadores!
la columna del valicnte coronel Zurbano tÍ las órde-
nes del gobernador de Vitoria D. Bernardo Echa-
luce, se colocascn en el primer esll'ibo de la eOl'di-
lIer .. , enfilando el par:lpeto princil':ll. y que m:lr-
(;base de frenle una brigada de la a.a division al
mando del coronel D. MIguel Osset, compuesta' de
los dos balallones de cazadores de Luchana, el lercere
de Z:lragoza y 11n escuadron de húsares de la Prince-
sóló-DlIda la señal de ataquc, I'ornpieron un fuego
certero las baterías, mientras que los batallones y las
compaiiías de cazadores avanzllban con decisiol) en
columnas paralelas. ¡j pes:11' de IlIs sinuoiidades del
terreno' y de lo elevada que era la pendiente que iban
ascendiendo. Alerrallo el cadisl;1 de ver t:IIILo arro-
jo. abandonó al punto lodas las líneas de parapetos
de esta primera posicion ; y flanqueado ya el pueblo
de Villal'eal, sobre el cual j I1g3ba desde el cami-
no y desde los cerros inmedialo1! otra batería rodada,
abandonáron le igu:,1 mente los rebeldes, ganando los
que le guarnecian las eminencias de la izquierda. Mas
el nervio principal de las fuerzas enemigas hallába-
se situado, formando la segunda línea, en la gran
cordillera que estilba lanibien coronada de parape-
los en su cumbre. Pllra haberla de alacar , era preci-
so descender de la primera posicion á una cañada.
Imperté"rilos los cazadores, siguieron el alcan-
ce abrigados por la columna fllW gobernaba el coro-




-623 .....
nel Echalucc; poro contu viér'onse en la falda de la
montaña I cediendo al impulso de incontrastable fuer-
:la enemiga, muy suporio.· en posieion y en númer~.
Los tres batallones de la brigada de la 3.a division y
los húsares prosiguieron su movimiento venciendo,
estos valientes, COIl ,admirahle serenidad y lIellos de
entusiasmo las inmensas dillcultades que .oponian las
asperezas y fraguras del terreno, y el vivo fuego que
les hacia el carlista por el frenle y los Ilancos. Si..,
luado ESPARTERO con el cuartel general y la escolta
mandada por sus gefes D. José Gutierrez, de laColI-
cha y D. llomingo DulCQ en la p.-imera posicion ga,..
nada, creyó llegado el momento de dar cima, con
.ill imp~lsion decisiva. á lan difícil y peligroso ala-
que: y avivando el fuego entusiasta en el pecho de
aquellos bravos. por medio de una breve y enérgi-
ca arenga, dió una carga brillante COil la cual logró
tomar aquellas formidables estancias á los rebeldes,
quienes, á pesar de haberse defendido con valor,
hasta tiro de piÍjlola de los parapetos, viérollse forza-
dos á pronunciar la f~ga por aquellas cumbres, has-
la precipitarse en el profundo harranco, desde el
cual se levanta la cordillera de A rlaban y las escar-
padas de Aramayoua que pudieron ganar los fugiti-
vos, porque la segunda emil1(lllcia conquistada por
los constitucionales, teniendo mas de media legua de
subida muy pendiente, sembrada de bosques y mar-
jales, sofocó á los peones, permitiendo con dificul-




-624-
(ad llegar á los caballos, que nunca tuvieron 8u6. ....
ciente espacio para- ir marchando cuatro de frente.
Así ter~iDó esta acdon reñida y gloriosa; de la cual
sin eQlbargo resultó á los del DUQUE una pérdida
-que no bajó de cien hombres fuera de combate. en-
tre ellos tres oficiales heridos, veinte individuos
de tropa muert()s. sesenta y seis de estos heridos
tamblen , con otr os muchos contusos, de cuyo nú-
mero fué el distinguido general gefe de estado ma-
yor D; Juan Tena, que habia remplazado en este im~
portante cargo al general O-Donnell. La pérdida del
enemigo, física y moralmente considerada, fué gran-
de, inmf'lnsa , sobre todo bajo el segundo aspecto.
El desaliento mas profundo cundia, arraigándose
mas cada vez en el corazon de los descreídos volun-
tarios. Su gefe. el general Maroto, bien lejos de go_
zarse en este dia poniendo en práctica la. escitacion
hárbara que hizo á los suyos, el 2J del pasado julio,
Je que no escaseasen la muerte ni aun de los rendi-
dos, tuvo por el contrario ocasion de admirar allí
la virtud sublime de los soldados constitucionales, de
los defensores de la libertad, que respetando espon-
táneamente la vida de los facdosos heridos, que no
plldieron retirar sus compañeros, y conduciéndo-
los en sus bombros al hospital de sangre, dieron es-
la leccion mas á los defensores de la tiranía, de la
grande, la enorme diferencia que existe siempre eo-
lre los Hcros instrumentos del despotismo, y los li-




-625--
hres atlelas que sostienen esforzados los ~agrados
derechos de los pueblos, el dogma sacrosanto de la
soberanía nacional.


Aquella nocho. ocuparon á Villareal, pasándola
en él, siete batallones de la Guardia, cuya division
al mando. de su digno comandante general D. Felipe
Rivero bahia maniobrado con oportunidad y aciertB
en esta jornada, asi como la 3,- division y la caba-
llería , que fueron las fuerzas que pudieron operar,
además de' la escolta; gente loda esta inferior en nú-
mero á la que empleó Marolo, quien contaba además
en su favor las ventajas de posicion que van referidas,
y de las cuales se vió privado en pocas horas por el
arrojo de los de ESPARTERO, que aventándolos, á él
Y á sus huestes, de aquellos lugares inespugnables,
dejaron á merced suya, por medio de esta brillan-
te j1>rnada, toda la eslensa llanura de Alava.


No era posible que un tal estado de Gosas, lan
crilico, tan peligroso para la causa carlista, se ocaJ-
tase al Pretendiente. Desde el momento en que este
llegó á saber que ~faroto, por mediacion de los agen-
tes ingleses, se hallaba en relaciones ,de avanencia
COIl el DUQUE, procur6 escitar á los desterrodos,
quienes, á pesar de una real 6rden dictada por
Maroto y espedidll el 20 de julio, previniéndo-
las que se al~jasen de la frontera, no habian tenido
por conveltienle obedecel'la (en lo cual caminaban de
"cuerdo con su rey), permaneciendo en los ~anlos


TOM. 11. 40




-626 ......
mas cerMllOs;i España, en observadon y v~i,lam.\'ta
de los pasos que daba-el general en gefe de su ejér~ .
cito; y habiendo llegado el caso de prestar al ex-
infante los servicios á que estaban destinados, se-
gun la órd()n verbal que al despedirse diO aquel, co-
mo ~mós visto \ áAriasTejeiro~ dispúsose por el
uno y por 108 otros un pl.tn de insurrQ~cion, que die-
se en tierra con el de lramlaccion incoado ya por los
matolistas. Pata lograrlo \ escribieran el obispo de
Leon , el canónigo Echevarría, D. Ba!ililio García,
Lamas Pardo y otros de los principales que eslab:m
en Francia, varias cartas á los gefes de los batallo-
nes navarros, invilándoles áque levantasen la bande-
ra de la rebelion contra Marola. Fortuna de este y
de los suyos, fué el haber abortarlo este plan; por
]a grande é imprudente precipitadon de algunos
cuerpos, que no bien habian recibido la esciladon de
los desterrados, cuando, sin esperaracuerdo ni rom-
binocion de ningun género, pronunciáronse abierta-
mente en rebeldia. A las voces de ¡vít'fIl el rey, mue-
ra "'faroto , mueran los traidores! suMeváronse el 9
de agosto, el) Irurzun • pasando en seguida á Vera,
por acercarse mas a Francia, varias compañías de
los batallones 5. 0 y 12.0 de Navarra, á cuya cabeza
se pusieron sin tardanza el ya citad6 canónigo dOR
Juan Echevarria, el general García, J Aguirre, ge-
fe que hahia sido del primero de aqueHos batallo-
nes. Al H{'gar <m estc mismo dia ;Í la fr:ontl!ra el don




-'-627--
JUliO, á quien, no obstante ¡¡n investidtiraderic:d,
y t~niendo en menos la faja de D. Basilio, le (Jeda-
raban los insurrectos comandante general de los ejér~
cil.os de D. Cárlos, circunstancia que tiene poco de
cstralio si se atiende á la índole teocráticd de este
movimiento, dirigió la siguiente ptoclama á los


Navarros y habitantes de las pr01)inci(f.~
Vuscon gadas.


«Seis años de desobcion y de muerte que pesan
sobre vuestro desdichado país, ban debido pro-
bar al mundo entero que vuestra gloriosa insur-
reccion, vuestra constancia y vuestros sacrificios,
tenian por objeto el triunfo de la religion , de ]a mo-
narquía pura de nuestro lejítimo soberano D. Cár':"
los V , Y de vuestros fueros; mas la revolucion que
hace ya tiempo conoce la impotencia de sus armas,
ba visto la necesidad que tenia de introducir 50S
agentes y sicarios en las filas de la lealtad y en los
puestos mas eminentes del Estado. Sus maquinacio-
nes, sus intrigas, sus planes secretos, ban tenido
siempre por objeto reduciros á la inaccion y parali-
zar todas "'s operaciones que hubieran podido pro-
ducir el triunfo de la legitimidad y la pronta termi-
nacionde·la guerra.»


«Testigos habeis sido de todo lo que se ha inten-
tado para que las armas de S. 1\1. no saLiesen del li-




-628-
miladu territorio de estas fieles provincias ,á fin de


eternizar la guerra, introducir en el pais el hambre
y la miseria, y llegar á un desenlace para el cual los
agentes de la revolucion han trabajado sin des-
canso.»


«Este plan ha sufrido diferentes modificaciQnes,
pero su tendencia ha sido siempre hácia, el mismo
objeto: que no reine Cárlos V, que renuncie á .ms
derecMs, que gobierne una regencia por cierto nú-
mero de años, y que sus individuos se,elijan, como es
justo entre los enemigos declarados de Navarra y de
las provincias.»)


(,El rey ha rechazado constantemente las tentati-
vas que se han hecho con él de una manera indirecta
para hacerle adoptar este horrible proyecto; porque
conocia sus funestas consecuencias, de las cuales hu-
biera sido la primera la, declaracion de nulidad, d,e.~o­
do cuanto se hubiese hecho por su órden, y la abolicion
de todos vuestros fueros. Hallábase entonces rodeado
de vasallos fieles que le alentaban en tan justas re-
soluciones, J de generales que sabian hacerlas res-
petar; pero los agentes de la revolucion no han en-
contrado medio mas espedito de libertarse de aque-
llosJlOmbres, cuya adhesion y afecto eran á toda
prueba, que el mandarlos fusilar.))


«Seis meses de oscuras intrigas y de incesantes
ataques han conseguido al fin violentar la voluntad so-
berana; y desde aquel tiempo la guerra derrama mas




-629-
que nunca sus furores sobre vuestro territorio. A vo-
soll'os, vascongados y navarros. está reservada lo gio:':"
ria de salvar á vuestro rey, á su causa, y á vuestro
propio pais. Un momento' hasta; corred, que' en
esta empresa no os abandonarán vuestros gefes.» '


Dejando aparte el juicio critito de este estraño
documento, como el de otros de su jaez cuya calili-
caciotl está al alcance del 'lector menos entendido, y
sin llllrar nuestra mente en 'la absurda conlradiccion
de invocar la monarquía pura, que tan mal dice en
boca de un navarro que á pocas líneas de sn e~cri­
to rec(,)mienda á los suyos el sosten de tiJdos sus fue-
ros, diremos que el general Zariátegui, que coman-
daba las fUllflas que, fieles á Maroto, habian de so-
focar en su origen la impotente rehelíQn de Vera,
publicó el mismo dia 9 y como para que sirviese de
correcti vo á la dé EchevarrÍa , otra alocucion que de-
cia de eslamahera:


«Bastaneses: en el momento en que nos prepará-'-
hamos á castigar noblemente con Ia~ armas á los que,
con la antorcha incendiaria en la mano, despojan
de sus cosechas las fértiles llanuras de la Solana, pa-
i"ahacer despues otro tanto con vosotros, algunos
miSerables voluntarios, seducidos por un cobarde,
han desertado de las filas de la lealtad y del campo
ere la gloria~ para cubrirse con la ignominia y ver-
güenzade tos traidores. A vosotros, padres y h~r­
mllDOS de los soldados seducidos, toca destruir su




-630-
error: la patria lo exige, el rey os mira, y UD eom-
pall'iota que tantas veces ha participado de los peH-
gros y de la gloria de esos mismos voluntarios, OS
hace esta llamada, y ofrece un completo olvido de
todo á los estraviados, no porque necesitemos Su
pres~ncia .para contener y castigar Hos ,revoluciona-
rios, sino para evitar este disgusto á nucs\ro mlJy
amado soberano, y para que toda Europa, que ad-
mira nuestros hechos estraordinarios, no nos con-
funda con los mercenarios que pelean por oficio.»


«Dios y el Rey rué siempre nuestra divisa: por
Dios y por el Rey sabremos triunfar ó morir. -Cuar-
tel general de Etulain 9 de agosto de 1839.-Za-
riátegui.»


Entretanto el proceder de D. Cárlos oCrecia nue-
vas pruebas de pérfida doblez y de miseria. Mientras
alentaba secretamente á Echevarría y los suyos para
que no desistiesen en su empresa, lanzaba en públi-
co y oficialmente los mas terribles anatemas contra
los sublevados, obedeciendo así ciegamente. este
pretendido monarca, á la bandería moderada que er,a
á quien ahora tocaba avasallarle, sin duda por alta
permision del cielo, que dejaba como en suspenso la
accion mágica de sus divinos derechos. El Preten-
diente llamó al canónigo al pueblo de Lesaca, dondQ
se hallaba,y tuvo con él una conferen,ciade dos horas,
en la «uabrogó el D. Juan á Cárlos que se pusiese al
frente de los batallones insu rects$. y desplegase to-




-6::tl-
da .la energía ¡uficicDle y necesaria par:a libr:ar su (lau-
sade la ruina que tan de cerca le amenazaba ... Pero
este príncipe. que nunca habia podido mostrar otro
género de valor que el que ostentó el 24 de febrero.
despues de los memorables sucesos de Estella, se
negó ahora tambien á la demanda de Echevarría, ba-
jo pretestoll ~ue su escesiva prudeucia le aconsejaba
siempre en 'ales· casos: y vueho el canónigo., con sus
espe.ranzas fallidas ., al punto 00 que estaban los su-
blev;dos. insistiendo. en su p,ropósito, con firme fil-
solllcion J pertinaz audacia. dió á luz e117e8ta o(ra
prodama~


V OIÍunlarios. herOieos pueblos de lVaVarra!/ de las
provmcias Vascongadas.


«El lelo que o.enltaba á vuestros ojos el vasto
plan de l'erfid-ia tramado por la revolncion para en-
volveras en un. caOi de interminables desgracias. aca-
ba por fin de rasgarse. Haheis visto caer por el plo-
mo fratricida á vueslros mejores generales: á los
mas &rmes baluartes de laJ'estauracion; y á un mons-
truo lan feroz como brulal.tan estúpido como atre-
vida. ponerse á la cabeza de un puñado de asesinos,
ma';a.r, desterrar. y lo que es peor. deshonr:lr, apli-
cáadruesel dictado de traidores. á los hérOes en quien
reposaban lodas las esperapzas del rey y dq la patria:
habeis. \;i~o. á ese cobarde precipitarse $Obre el me-




-632-
jut'de los t'eyes • tIObre el virtuoso Cárlos ; ultrajar-
le y degradarle á ra faz de las naciones que antes
contemplaban con admiracion vuestt'as mareiales vir-
tudes. Leed, voluntarios y pueblos. l~ed esa infame
carta dirigida á nup,stro buen rey por el que manda-
bala tutbade los asesinos; esa carta publicada por
él mismo pllra que pasase á la posteridad por un mo-
numento eterno de su barbatie y del mayor insullo
que jamás se ha hecho á la dignidad teaL i l.eed igual-
mente el primer acto escandalollo del gobierno de
esos 'hombres que á fuerza de crímenes se han apo-
derado del mando, acto que se halla consignado en
el decreto que declara revestido de la plenitud de to-
das las atribuciones á un vasalla que acaba de degra-
dar á su rey 1»


«Voluntarios yplleblos vasco-navarros, habeis
visto todo eso, pero ignorals todavia que esos hom-
bres indignos, sin escnchar mas que á su interés,
acaban de contratar la venta de vuestro rey, la
vuestra, la abolicion de vuestros fueros, el incendio
de vuestros hogares y de vuestros campos, la eter-
na esclavitud de vuesttos descendientes, la ruina de
la patria y la desolacion del santuario. ¡ Miserables!
¡Con qué placer disfrutarian en un p~is estrangero de
las mezquinas pensiones que han aceptado por pre-
mio de la entrega de objetos tan sagrados y queridos
en manos de sus enemigos t»


«Voluntarios y pueblos: si la sorpresa producida




-633.:..-
por tamafios atentados ha podido deteneros por al ...
gun tiempo, ha llegado el dia de que se manifieste
el valor que in/Jama vuestros nobles corazones, no
para matar ilegalmente,. lo cual solo conviene á co-
bardes asesinos, sino para salvar del mayor peligro
una causa tan santa, y por la cual se han hecho tan-
tos sacrificios; porque es preciso que lo sepais, vo-
luntarios y pueblos, estamos en peligro de perder la
recompensa debida á vuestro valor y fidelidad, y á
mirar envuelto para siempre en el olvido vuestro
heroismo incomparable.))


«Voluntarios y pueblos: se han llevado á Lesacól
á nuestro muy amado monarca, pero rodeado de los
marotistas mas desenfrenados, de todos aquellos que
mas abiertamente han tomado parte en la conjura-
cioR: no le han permitido qúe os vea, ui h,m que-
rido que 'tuestros gefes le hablen, sin duda para da-
ros una prueba mas de la esclavitud á que le tienen
reducido, y obligarle á firmar la abdicacion de sus
derechos imprescriptibles, único crímen que les falta
cometer para entrar á gozar de las pensiones que se
les han asegurado en pais estrangero. Mas vosotros
1,10 permitireis que recojan el ftuto de su inf:lmia;
pues si no desisten de su abominable proyecto, les
hareis morir en el suelo mismo que han manchado
con tantos crímenes y atrocidades.»


«Vengan á nosotros los que hasta ahora han es.ta-
doalucinóldos ó seducidos á fuerzadeinlrigas, se-




-634-
guros de que serán recibidos como hermanos. Uná-
monos todos para ro.mper las cadenas que tienen pre--
so á núestro. mny amado mo.narca : lavemos la man-
cha impresa sobr-e su trono por esos hombres des-
leales y pérl1dos: marchemos indenlificados con nues-
tros principios por el sendero. del deber, por el cami~
110 que el rey mismo. no.s trazó en Portugal, 1per-
sistamos en nuestra gloriosa empresa hasta que ha-
yamos asegurado su triunfo, y visto lucir el gran dia
de la restauracion espaiíola.-Vera 17 de agosto.
de 1839.))


l\l;¡roto, que no podia de modo alguno mirar con
indiferencia estos sucesos sin suicidarse, adoptó me-
didas enérgicas y oportunas á fin de conjurar aque-
lla horrible tempestad que iba á descargar sobre su
cabeza. Los generales Elío y Zariátegui. vigilaban
de 'cereR á los sublevados, evitando su contacto con
las tropas que permanecian fieles y en ademan amena-
zador • prontas siempre á reducirlos por medio de
la fuerza, si permaneciendo en el ler-ritorio aspafiol
osaban aceptar el combate. El primero de aquellos
gafes. Elío, apr<9vecbando la coyuntura que le ofre-
ció la ausencia de D. Juan Echevarrb, cuando este
se trasladó á Lesaca, envió á Vera al padre Guiller--
tIlO, partidario de Maroto , y hombre de inOuencia
en aquel pais, con objeto de que hiciese tornar á la
obediencia al 5.° b:llallon navarro. Arengó e\ fraile
~ estos soldados. haciéndoles las mayores protestas




-635-
acerca de la libre voluntad del rey, y ofreciendo á su
nombre olvido y perdon general de todos Jos delitos
pasados; pero reunidos los ofioiales y sargentos. die-
ron á uno de ellos el encargo de responder á nom-
bre del batallon, lo cual egeculó de esta suerte:
«NQ queremos pensar maL (dijo) de ras intenciones
«de Elío, á quien tonemos por hombre de bonor. y
«otro 13nto decimos de V~. individuo de la Iglesia;
upero si VV. son incapaces de decir una falsedad, 00-
.solros lo somos tambien de faltar ¡Í una palabra da-
«da. Prometemos á V. que entregaremos las armas
"siempre que el rey vaya iÍ:. E~tella sin otra escol Ut
"que la nueslr:a: al" llegar á aquel punto ~ n..as so-
.. meteremos gustosos á su soherana l'olunlad, mani-
"feslada por él solo. De lo conlrario , porevenimos ..
«V. que bien pueden los q,uc mandan lall1!ar decre-
dos y proclamastirmada!l de.la real mano, que noso...,
.11'OS los. considernmos siempre como nulos, y ar ...
«rancados P9r la., violencia,.» Eillo que oyó el fraile.
y a lo cual no pudo reponer palabra algana, fué á
referirlo inmedia.lamenle, al general Elio, quien lo
puso CIl conocimiento de, Z¡triátegui y de Marolo.


Mas. no confJ.1ba este general solamente en los
medios de persuasion y de fuerza que habia (lI'ocu-
rado em.plear directamente para con los sublevados.
Conv~neido, cual debia de eSl,arlo, de que el fómei
verdadet'o \el foco principal de la insul'l~eocion, es-
taba en palacio •. y no e~ ... QJro que el escla~iz.ado rey.




-636-
hizo al instante que este por conduclo de Sil ministro
de la Guerra Montenegro, espidiese una órden circll-
lar acompañada de una proclAma, que vió la luz pú-
blica con la misma fecha do la última· alocucion de
Echevarría, autorizada tambíen por el Pretendiente,
segun se desprende de lo que llevamos dicho, y con
la cual forma un contraste bien singular y estraño
por cierto.-Este documento notable, signo de de-
bilidad y p:)dron de ignominia, entre tantos otros
que ennegrecen la vida de D. Cárlos, decia do esta
manera:


IISecretaría de estado y del despacho de la
Guerra.»


.


«Las primeras noticias recibidas por el reyacer-
ca de los desagradables acontecimientos del 6. o bala-
Hon de Navarra. bastaron para que se pusiese en
marcha hácia Vera, punto á que se babian dirigido
los insurgentes. Despues de haber tenido una confe-
rencia con el comandante general deNavarra, seen-
viaron á dicho pnnto varias personas de contianz<1 y
de un carácter respetable. entre ellas el cura de te-
Saca ,para que hablasen á los oficiales y soldados,
á 6n de inducirlos á que renunciasen á una empresa
que atraería males sin cuento sobre su pais, su re-
ligion, y una causa por la cual se ha derrramado ya
tanta sangre. No habiendo producido ningun resul-
tado favorable estas paternales demostl'aciones, se
envió una real órdenal gefe de los sublevados, mau-




-637-
dándole que pasase iomediatameDle á Sumbilla.
donde recibiría de su comandante general las órdenes
que S. M. le habia comunicado; pero la respues-
ta di6 ¡j conocer el grado de perversidad á que
descienden los que habiéudose desviado una vez
de la senda del deber, no siguen ya olI'o impulso que
el de sus pasiones; pues dicha respuesta se reducia
á eludir la obediencia debida á esta 6rden bajo di-
versos pretestos especiosos.»


'1Hallábanse las cosas en este estado, cuando el
presbítero D. Juan Echevarría se presentó en Lesa-
Cit.. acompañado por el cura de dicha villa, y des-
pues de una conferencia con S. l-1., declaró que los
refugiados de Vera estaban dispuestos á someterse á
la voluntad soberana. Esta palabra dada por un mi-
nistro del altar, no dejó duda de su cumplimiento,
y se crey6 que los rebeldes pasarían al punto que se
les habia designado; pero no ha sucedido así, y su
desobediencia ha llegado al mas alto punto. S. M.,
que sin comprometer su real dignidad, no podia ver
con indiferencia esta insubordinacion y falta de res-
peto á sus órdenes soberanas, mandó al comandan.le
general de Navarra que reuniese las fuerzas necesa-
rias para reducir con las armas á lo') que ciegos, y
faltando al amor que deben á su real persona, lle-
naban de amargura su paternal eorazon. Con este
motivo, y para que los leales habitantes d"c cstas pro-
vincias y de este reiDO Hel, su valicnte ejército y la




-~33-
Enrolla -entera" sepan la marcha que se ha seguid4J
en nn negocio tan delicado, ha dirigido S. M. oí Sil
ejército la siguiellle at6cucion",


« Voluntarios: La insurr-eccion del 5.° batallon
de Navar.ra eó un momento en Que se hallaba a' frente
del enemigo, dispuesto a invadir nuestro ~erritorio.
ha llamado mi soberana atencion , y queriendo cor-
tar el mal en su raiz, he dejado otros ftegociosno
menos graves, y he venido aquCí para invitarles á
que desistiesen de su temeraria empresa, volvie-
sen á las filas de este valiente 'Cjército, y continua-
sen dando di as de gloria El nuestra causa. Las pater-
nales exhortaciones de personas respetables, y que
merecen toda mi confianza I no han bastado para hacer-
h·s entrar en el sendero del honor y del deber; y 110
permitiéndome mi dignidad soberana que deje impune
UlI atentado tan criminal, he resuelto hacl'.t"uso de la
fuerza, puesto que la duhara no ha producido re-
sultado alguno.))


« Voluritarios: testigos habeis sido de mis esfuer-
zos para hllcer volver it vuestras lilas á. ese pUliado de


. estraviados, que abusando de lodo lo mas sagrado.
y basta de nuestra santa religion , clavan un puñal.
h(tmicida eA el seno de nuestra muy amada patria
C"nocietldo Men la decision y lealtad -que os distin-
guen, espero que dareis una nueva prueba de amlor
.¡j vtlcstro rey, y contrilmireis con vuestras armas á
<cslermiRar ese gérmen de insubordinacion cobarde y




-639-
de ,-jI traiciono Eso es lo (Iue espera de vosotros Vt1es..;
Iro rey y genrral-Cárlos.»


Asi aparecia como qlle cebab¡¡ el Pretendiente las
aprensiones de unos y de otros, y que engariaba á to-
dos, siendo en realitbd él solo el engañado, T~isle y
miserable papel, muy propio de su nulidad •. puesta
iÍ mcrccd de todo linage -de ambiciosos. Pero toda-
"ia no estaba satisfecho cl ánimo inquieto y catlkllo'"
so del gencral Maroto , ft p'csar de 1911 medidas que
tanto en el cuartel real como en el general que ama-
gaba á los insurrectos, nabÍ<! .adoptado pata su rt'!-
presion, y para evitar que el mal cundiese en las
tropas y ~n las provincias: y juzgando clla-n impor-
tante era el cortarle de raíz y «hogarle en su propio
-gérmen, apoderándose del caheza principal de aqucl
moti n eclesiástico-soldadesco, sin duda oon la idea
de ponerle á bllen recaudo y t:l1 vez egecl1tar Cft él
algun e~carmiento terrihle, scmejanUl á los de ,Es-
Ilella, y mas justificabl~ que estos, aunque para lle-
varle ahora á efecto tuviera que tender· una cetada
de mal género, sin pararse en escrúpulos, y mos-
traudo siempre igual resolucion , dirigió al canonigo
que hacia de caudiHo enrre los sublevados la sigmen-
te carta;;
(~Señor D. Jl1an Echevarna.:»
«:a-hy señor mio: mocho me 'sorprende que sea


ns'ted quien dé et golpe motlal:i la causa del rey con
I,a slllt<lev-actoo del fí.· ele Navarra y demás. Renexio-




-640-
hit? ar.repiéntase y desista de lan temerario empefio,
en la firme inteligencia de que jamás so hallarán ~n
mí olros principios que los de rey, religion, y en
p:lrticular el bienestar de estas provinciau, como es-
perQ probar algun dia. ·Si ]e fuese á usted posible,
sería conveniente que nos viésemos paraCOJlferen-
ciar juntos. Elenemigo invade el país con fuerzas
nUmel'osas ; si no hay union será imposible resistir-
le, y usted y los que le a~ompa¡¡an serán los únicos
culpables .de las desgracias que nos sucedan por no
hacer ca ¡¡O de esta noble y franca invitacion.»


IISoy de usted afectísimo y seguro servidor etc.-
Rafael llfaroto.))


"Elorrio 23 de agosto de 1839.))
No era EchevarrÍa hombre de dejarse fácilmen-


te sorprender y engañar por las intimaciones maño-
sas 601 general en gefe , á quien tenia un odio pro-
fundo. Firme en sus resoluciones, sin que nada le
obligase á ciar en ellas, como que babia nacido en
Navarra, fanático hasta el escoso, como lo son ge-
neralmente cuantos, perteneciendo á su estado, pro-
fesan la opinion que él y la defienden con la espada,
imposible era que Marolo le biciese rendir á parti-
do, ni aun que sacase alguno de él en (:sla oca-
sioo para los dos tan crítica y tan violenta. Cono-
cedor de aquellas terribles circunstancias, atenlo
itellas, llevado tambien de su genial acre, y 3Uft
puede decirse que arrastrado por uo" cruel y amar-




-6.11-
ga desesperacion, el canónigo gefe (le los insurrec-
tos dió al general en gefe carlista una f.Ontestacion
espresada en estos términos;


«(Señor D. Rafael Maroto:»
«(Quien dá el golpe mortal á la cllusa del rey'


á la religion y á las provincias, es usted: el trai~
dor, el asesino, I:lI enemigo declarado del uno y de
las otras. lIablen por nosotros los sucesos, ¿quién fué
el autor de los asesinatos de E~tella? ¿quién oblig6 al
rey con un puñal á la garganta, á firmar el contra-
decreto? ¿quién ha vendido y entregado á Ramales,
Guardamino, Balmaseda, Orduña, Urquiola y Du-
rango? ¿quién ha perseguido á muerte á todos 10s6e-
les partidarios del rey y de su causa?»


«(Jamás me uniré con asesinos y traidores como
usted. Con menos tropas y recursos hemos podido
siempre contra restar al enemigo 6 impedirle que
invada el país: abora han atravesado, como en
triunfo, parages en donde hasta el último debiera ha-
ber perecido. Pero ¿qué estraño es esto siendo pú-
hlico y nolorio que hace ya largo tiempo que está
usted vendido á Espartero?))


«Pero no crea el traidor Maroto que los batallo-
nes 5,0 y 12. o sean los últimos que levanten el grito
de ¡viva el rey! y ¡'muera Ifarolo! no , este egemplo
será seguido por todos los verdaderos sealistas, yen
especial por los denodados navarros. Sus obras lo
demostrarán así.))


TO,u. n.




-642-
«Me admira que un impío se alreva ú hablar de


religion, cuando todos I'oS actos de su conducta prue-
ban que usted es su mayor enemigo.JI


(,Pero yo, mis maJo res amigos, , todos los ofi-
ciales y soldados f estamos penetrados de la obliga-
cionque nos impone lIuestra conciencia de defen-
der hasta el últimó suspiro al rey y la religion ,y no
cOllsentir.oonca Una bumillante transaccion con los
principios que nos propusimos derender, y con6a-
mos en que el pueblo apoyará nuestros votos y de-
l5eos.»


.,Es de usteJ servidor, ele. -Juan d, Echl!vm·ria.»
«Santfslevan 26 de agoslo de 1839.»
En tal estado permaneció D. Juan con aquellas


tropas sublevadas, en cuyo número llegó á incluir-
se, además de los batallones 5.° y 12.", el 3." de
Navarra, siendo muy dificil á 'bUS ~eres el contener-
los en los di as que ahora siguen j pues que el ~o de
agosto recorrian las calles de Vera los !loldados de
estos cuerpos gritando como energúmenos: í Vamos
al cunrtcl real y acabemos con los traidores marotis-
tas! Este era en efecto el golpe de mano que ellos
tenia n premeditado desde el principio de la insurrec-
cion: y puede asegurarse que el carácter de D. Cár_
los fué el principal obstáculo que se opuso á la rea-
Jizacion de este trágico proyecto. La guardJa real
oel Pretendiente, que estaba en su mayor parle por
llevar á eft'clo este plan, halhiLase reprimida por




-6,B-
aquel, cuyo pánico terror era la mejor salvaguardia
de las personas que le rodeaban.-Mas dejemos pOI'
ahora á los sublevados de Vera dándose á ~od(}'gé­
uero dedesv'lrios r desafueros, que yavendr:í ocasion
de volvernos á ocupar de ellos, y veamos qué ba he-
cho entre tanto el general en gefe de los ejércitos
consti luciona les;


Por la última carla que se acaba de leer, báse
visto yael rumbo que el DUQUE DE LA VICTORIA babia
dado á este tiempo á sus movimientos y á sus bien
calculadas operaciones. Despucs de la gloriosa ac-
cion de Villareal de Alava, ballándose ESPARTERO
en Urbina, presentóse á él con bandera parlamenta-
ria el brigadier D: José Marlínez , enviado por 11a-
rolo en solicitud de una lregua de tres dias, y (iara
oír Ióls condiciones definitivas quebabria de exigir
el CO~DE-DcQU-E en un arreglo ú convenio.' Contestó
este sin dilacion que se bailaba dispuesto á sospen-
der las hostí lidades y a tralar de paz, baj O las mis-
maS bases que fijó en Amurrio por intermediacion
de lord J. Hay; pero que basta tanto que Maroto
prestase su asenlimiento , no consenliria él en S08-
pension alguna Ó armislicio como deseaba el general
contrario. si bien añadia que probablemente no ade-
lantaría de sus posiciones en un dia ó dos. Tuvo lu-
gar este hecho en la mañana del 17 do agosto. El si-
guiente dia 18 tornó M:arlincz al cuartel general del
DeQUE, manifestando de parte de Marolo que este




-644.-
gefe asentia á la parte esencial de las condiciones
propuestas por aquel, en lo eual se comprendía el
reconocimiento de la reina Isabel y del gobierno
constituido en Madrid: y oído que fué esto por Es-
PARTERO, ofreció esperar dos dias sin hacer movi-
miento alguno, única tregua que estaba dispuesto á
conceder para la celebracion del arreglo que se le
indiCaba.


A las cuatro de la mañana de este mismo dia sa-
lió Maroto de Salinas. donde se encontraba, enca-
minándose al frente de una columna á Mondragon,
y publicando antes de la partida que se dirigia rápi-
damente á Lesaca para caer sobre los sublevados.
Llegado que hubo al citado pueblo de Mondragon,
sin detenerse apenas, prosigaíó marchando hácia
Villareal de Zumárraga; y á poco de haber salido de
Vergara., punto intermediQ de aquellos dos, vióse
llegar al cónsul francés de Bilbao, quien en cum-
plimiento de alguna prévia cita sin duda, vino á le-
ner una conferencia .'eservada con Marolo, duran-
te hora y media, al cabo de cuyo tiempo retrocedió
elestrangl,lro á la espresada villa de Bilbao, acom-
pañado de dos ayudantes del general carlista. Elob-
jetó de este en todas sus relaciones con los agentes
de las potencias vecinas, era ver de lograr algunas
prendas con que poder asegurar el cumplimiento de
las estipulaciones, é influir al mismo tiempo en el
¡¡oimo de los gobernantes en Madrid y del DUQUE DE




-&16-
LA VICTORIA por mediacion de aquellos gobiernos
aliados J amigos. Pero era ya tan perdida la causa
que en apariencias defendia Maroto en esta SalOA,
que, segun veremos des pues , todos sus pasos sobre
este asunto fueron infructuosos y nulos.
~Iedia hora antes de entrar en Villareal, vió-


se llegar tambien á este punto la compañía que for-
maba 'la guardia de honor de D. Cárlos con todas
las hrigadas del cuartel real. Los oficiales anun-
ciaron que se dirigian á Anzuola, y que el Preten ....
diente tardaria muy poco en llegar porque habia
salido CGn ellos de Villa franca ; y era así en efec-
to, que no bien habia entrado Maroto con su es-
tado mayor en Villareal, cuando se presentó aquí
igualmente D. Carlos. Pasó el general sin demora·á
recibirle, y como el ex-infante no se detuviese en
este pueblo, le acumpañó aquel hasta darprioCipio
á la cuesta de Descarga; pero al despedir!WI aqutde
su rey, díjole este: «Sígueme á -Anzuola, que te-
(cuernos que hablar.,) Maroto que iba solo, y que te-
nia fuudados temores de que D. Cárlos tomase algu-
na providencia contra su persona, contestó solícito:
«Señor, los cuerpos están formados, y tengo que
«darles una órden muy precisa:) y sin aguardar á
mas, vol vió su caballo y emprendió la marcha sin
hacer caso de las prevenciones de su amo que á VO;'"
ces deeia: .Cuidado que en Anzuola teaguardo.lt-
}fuertemente agitado y combatido por ideas contra ....




-646-
puestas y por sentimientos de toda especie, tornó
Maroto á Villa real , postrándose seguidamente en ca·
ma con una grande calentura que Je privó, largo
tiempo, de todas sus facllltades.-Elatolondramien-
to de este general, y el estado de decrepitud en que
llegó á colocarle lo crítico y apurado de su situacion,
se concebirá fácilmente con solo decir que al levan-
tarse, se quitó el bigote, marchó á visitar á D. Cár-
los,y ora se ,proponía encaminarse á Lesaca, en ¡mi-
mo de cas-lÍgar á los insurrectos, óbien se desis1.ia


, del mando, rogando al Pretendiente que nombrase á
otro en lugar suyo. Mas resolucion y mas valor de
parto de este príncipe, y cierto que no se hubiera pre-
sentado tan fácil la celebracion del convenio de Ver-
gara. Pero solo se atrevió á re¡:wnerle con voz atri-
bulada: «¿Conque abora me vas á abandonar?» que era
preci5amenle lo que cumplia á los dO!iignios del ge-
neral. en gefe; y dándose recíprocas satisfacciones, el
rey y el caudillo, volvió este á la aparente gracia de
su señor, tantas veces recobrada y \'uelta á ser per-
dida.


El 20 de agosto emprendió al fin ESPARTEIIO su
movimiento sobre el fuerle de San Antonio de Ur-
quiola, el cual fué debilmcnle defendido por los car-
listas, y abandonadu por último con todos sus bas-
timentos y municiones, no sin haber sufrido aque-
Hes una carga de la escolta y varios disparos de
artillería de montaiia.-Constante sil.lmpre ~I COSDE-




-647-
DUQUE en su propósito, atinado y firme I de avanzar
sin :perder momento, persuadido, cual debía de es-
t.arlo. de que cuanto mas falsa se hiciese la p'osicion
de :ftfaroto entre los suyos,. mas fácil sería la celebra-
cion del convenio, y que aun cuando este no llega-
ra á realizarse, su ejército ganaría en moral y en re-
sultados positivos tanto cuanto el contrario perdia por
efecto de la invasion, pÍlsoseen marcha á las seis de
]a mañana de122, al frente de catorce batallones, em-
peñado en apoderarse de Durango, no obstante las
notidas que tenia de que l\faroto ocupaba la villa con
fuerzas de consideracion. Pero sabedor el general
carlista del movimiento pronunciado en este dia por
los constitu"ionales I bizo evacuar inmediatamente
aquel punto, marchando la vuelta de Elorrio, y
verificándose por consiguiente la entrada triunfal de
ESPARTERO en Durango sin oposicion alguna. Al
llegar aquí dirigió su voz a las tropas en estos térmi-
nos, enérgicos y significantes por cierto.


«Soldados: Cuando vuestro genera] en gefe os
ha dirigido la voz, ]0 ha exigido 6 vuestro hie8 ,6
la justa causa que defendemos. Yo cuento como una
de mis principales glorias vuestra fiel corresponden-
cia á las escitaciones que os he hecho. Era preciso
venceró morir antes que sucumbiese Bilbao, J vues-
tro heróico esfuerzo salvó nuestra existencia PQIí~i­
ca y el. trono de nU~$tra inocente lleina. Era oec.esa-
riolibertar á las provincias del interior de l.a domi-




-64S-
nacion .rebelde, y vuestro denuedo encerró en sus
guaridas á las hordas qne acaudilló el Pretendiente.
Era indispensablé moralizar el ejército del norte,
restablecer la disciplina y lavar las manchas que em-
pañabansu lustre, y vosotros disteis al mundo en-
tero aquel grande aunque doloroso espectáculo, que
sirvió de base al órdl,>n inmutable que os babia de
hacer invencibles. Lo fuisteis en cuantas ocasiones
pude proporcionaros, Iibrásteis de espediciones ene-
migas al interior, pacificásteis la sierra de núrgos,
y en Peuacetrada obtuvisteis Un triunfo que prepa-
ró la anarqnía y la division del potente bando re-
belde .•


«Ceñido el enemigo á la defensiva, era necesa-
rio un plan bien entendido y mtl!ditado que en la
presente campaña produgese ventajas positivas.
Vuestra ciega confianta en mi buen deseo, las vir-
tudes que os distinguen, el conocimiento exacto del
terreno, el estudio de esta guerra y otras segurida-
des me hicieron esperar fecundos resullados. Como
preliminar del sistema me propuse sustituir un pru-
'deRt~ rigor oí la blandura y lenidad que tan osados
hizo á nuestros enemigos. Por esto las represalias
con que enfrené su ferocidad. Por esto las espulsio-
nes de las familias desafectas oí pais donde sus hijos
nos oocian cruda guerra. Por esto la órden general
de incendiar las mieses donde no pudieron recogerse,
para pri,ar al enemigo de los medios de subsistcn-




-6J9-
da. Por esto en fin el estrecho bando de bloqueó
para hacer mas critica sU posiciono Las medidas gu-
bernativas debian armonizarse con el plan de guer-
ra que se habia de de~arrollar tan pronto como el
gobierno facilitase los auxilios que completasen la
organitacion del ejército, y asegurasen St1 subsis-
tencia;»


¡<.El cuerpo de Navarra dirigido por eÍ bizarro
general Leon tuvo mis intrucciones para' obrar de
CoriSdnd j inientras que yo llamaba sobre ta estrema
izquierda d~ la lírlE!a el grueso de las fuerzas rebel-
des, alejando á Mardto del teatro donde habia ejer-
cido los actos que comprometieron su existencia po-
Htlea , y que debian encender la tea de 'la discordia
á proporcion que sus reyeses y nuestro triunfo de-
bilitasen su prepotencia. Ramales y Guai'daminoj
Belascoain 'y Ciriza fueron los primeros gloriosos
hechos de~sta brillante campaña; pero los enemigos
no por eUos desmayaron j antes creyeron que yo
alucinado os conduciría indiscretamente á los desfi-
laderos y terribles posiciones donde tant.os valientes
fueron víctimas de su arrojo. El movimiento de flan~
co sobre Orduña y Aml1rrio los puso en desconcier-
to, y sin tener que sacrificar ni una vida de mis dig-
nos compafleros de armas, quedaron en nuestro
poder los puntos fuertes donde confiaron ver se~
pullados ámbchos de vosotros."


(lA la noble y justa tansa que licrendcmos con-




-650-
venia asegurar para siempre el inmenso pais con ....
quistado estratégicamente, y por esta razon fué ne-
cesario fortificar la nueva línea de Puentelarrá á Ar-
ciniega, sin temer que el tiempo indispensable para
llevar á caoo esta importante operacion reanimase
á los rebeldes, sino que inversamente haria·míls fal-
sa su posicion , porque el desengaño desmembraría
sus filas al apoyo de las nuevas fortalezas, y po.rque
el partido anlí-marolista tendría lugar de levantar
el grito, precipitando la calculada escision que ha-
bian de abortar Jos sucesos de Estella, la degrada-
cion entre los suyos del Prelendienle y el destierro
de ~us fanáticos agentes.»


(,El boquete y fortalezas de Arela fueron un tan-
to el ancla de la esperanza del partido rebelde domi-
ll3Qte. Allí mantuvo sus principales fuerzas, creido
su gofe de que alli erandirigid~s mis miras; pero
olra marcha de flanco. sin esquivar el combate en
el difícil paso de Altuve. destruyó completamente
tan necia esperanza.))
~La proyectada operacion se combinó segun sus


naturales consecuencias; moviéndome yo sobre la
llanada de Ala.va. dehia arrastrar Hn pos de mí el
grueso de las fuerzas rebelqes para defender el cas-
tillo de Guavara y las líneas atrincheradas de Arla-
han y de VilIareal. Así quedaba debilitado el frente
de Amurrio. y falseada la posidon de Areta. Los
generales Arechavala y Castañeda recibieron mis ór-




-651-
denes, y el último adem~s verbales instrucciones,
para obrar unidos oportunamente, y el general Leon
para hostilizar al mismo tiempo el pais enemigo.
Dignos son todos del mayor elogio por )a exactitud
valor y pericia qU0 han desplegado, pues mientras'
yo dominaba )a Hanada, vencia con vosotros aque-
Has formidables líneas y alacaba con feliz éxilo el
fuerte y elevadas cimas de Urquiola, coincitlieron
Jos brillantes triunfos sobre Arela , AlIo y Dicasli-
Ho, viéndose el enemigo forzado á destruir en parte
su artillería en Areta , huyendo precipitado paraDo
ser env,uelto por las fuerzas combinadas, y recibien-
do los fugitivos habitantes de AUo y Dicastillo el cas-
tigo de su tenaz rebeldía.»


«Nuestra entrada triunfante en Durango, sin que
Jos rebeldes s~ atreviesen á oponer la menor resis-
tencia. nos baee dueños de casi toda Vizcaya des-
pues de dominar la mayor parte de la provincia de
Alava. La reunjon por esta parte de las tropas vic-
toriosas permitirá nuevas empresas. mientras que
por Navarra se recogen otros l;lureles. El enemigo
dcsconcerUlIlo, será balido si no se acoge it nueslra
generosidad deponiendo las armas ó sosteniendo con
ellas la Consti[ucion de la monarquía española, el
\rOlH& legítimo de IsaLd n y la rcgcnc.ia de su au-
gusta madre. Los que así lo hag.uJ serán admitidos
como miembros de una familia con olvido de lo pa-
sado y una reconciliacion fraternal (Iue harán dura-




""'-&5.2-
déra la paz que todos los pueblos apetecen. Vosotros,
queridos compañeros de glorias y fatigas, habeis da-
do un ejemplo de virtud inimitable con el babitante
que se somete y espera tranquilo Gado en la genero-
sidad y disciplina del ejército. Todos los que obren
así serán protegidos en sus personas y propiedades,
pero al mismo tiempo la rebeldía será casli~ada co-
moen AlIo y Dicaslillo.¡)


«Aquí teneis. soldados. el resúmen de los se-
ñalados triunfos adquiridos hasta el dia. Vuestro ge-
neral en gefe siente un placer estraordinario , vien-
do cumplidos en parte sus deseos por el bien de es-
ta desgraciada nacion, y no duda que siguiendo fir-
mes las sendas que os ha trazado dareis la suspira-
cla paz. afirmando el órden, consolidando nueslr¿ls
institucione~ y el trono de nuestra inocente reina,
que son los objetos esclusivos de vuestro general=
ESPARTERO.»


Vese, pues, que el CONDE-DUQUE en este inte-
resante documento, en el cual traza una breve rese-
ña de los triunfos mas importantes ganados por sus
huestes en esta campaña, larga y desastrosa, hace
un alarde igu:.I de su prepotencia y su energía, que
de su amor á los pueblos, á quienes iba tratando con
una dulzura tal, que cautivando los corazones de
aquellas gentes, tan ansiosas de paz, borraba en
su ánimo el triste engaño que habia labrado el fana-
tismo, presentando á SUoS ojos las tropas revoluciona-




-653-
rias como una horda feroz de ensangrentados asesi-
nos. Conduela digna;de eterna loa, esta del general
ESPARTERO, que mientras castigaba la rebelion per-
tinaz con mano fuerte, y penetraba impávido en tI
corazon de las provincias insurrectas, tendia á la
vez otra mano de proteccion y amparo á los pac.ífi-
cos habitantes, quienes le recibian gozosos, llenos de
confianza y de júbilo, .admirando y aun aplaudieñdo
el marcial conlin~llte, la franqueza, la generosidad
y amable trato, cualidades todas reconocidas en el
DUQUE DE LA VICTORIÁ, y hasta ensalzadas por los
principales gefes del oarlismo, que así lo han con-
signado en sus escritos; no siendo por lo tanto esta la
menor de las causas que contribuyeron al mágico
desenlace que tuvo al fin aquesta guerra y que ve-
remos muy €n breve. Es sobre todo recomendable
y digno de tenerse en cu,ElOta Cll esta pr(\clama de Du-
rángo, el noble ,prop6s¡ito que ,bace en ella el cau-
dillo de Luchana y la firmeza singular con que 50S-
tiene que él no contribQiria jamás á ningun género
de acomodamiento, que inutilizase los grandes sacri-
ficios bechos pOI' el pais y mancillase los laureles ad-
quiridos con tanta gloria por sus valientes tropas.


Prevenidos por el general en gefe, para que ope-
rasen activamente y en combinadon, los generales
conde de Belascoain, Arecbevata y Castañeda, da
cuya simultaneidad en el óbrar pendian en parte los
pIaues de aquel, obtuvieron tambieu por estos dias




-65"--
triunf'os de la mayor importancia. El bravo Leon
atacó y tomó á viva fuerza los puntos respetables de'
AlIo y Dicastillo con todos sus reductos y abundan-
tes municiones, el 21 de agos\o; y do!! dias despues
hatió, entre Cirauqui y Mañeru, it imponentes fuer-
zas carlistas, sobre las cuales alcanzó una muy glo-
riosa y singular victoria, ayudado del bizarro bri-
gaclier gefe de la vanguardia don Manuel de la Con-
cha, que salió herido, y que hizo en este dia prodi-
gios de valor. Tan reñido fué este combate, que la
menor pérdida, la de los vencedores, no bajó de 360
hombres. inclusos varios oficiales. de cuyo núm{'ro
fué el distinguido coronel primer gcfe del provin-
cial de Valladolid don Lorenzo Marquina, finado
en lo mas terrible de la liza, víctima de su arrojo;
q'ue hizo proezas al frente de su batallon ocasionando
gran destrozo á los rebeldes.-Arechevala, que era
comandante general de Vizcaya, concurriendo igual-
mente á los planes del CONDE-DuQUE, y eombinan-
do sus mOt-imientos con los del general Castaiíeda,
dirigióse á hostilizar á los contrarias que estaban
posesionados de la alt:, cordillera de Santa Lucia del
Yermo; y al cabo de tre~ dias de penosa~ marchas,
campamentos y fatigas, hízose dueiío de cinco re-
duclos, de una eslensa linea de baluartes y trinche-
ras, y de otro reduclo llamado de la Fé que se
asentaba sobre las cumbres de Aracaldo y Areta.
~Ii('ntras esto acontecia, el mismo dia 23 de




-655-
ngMto en que ESPARTERO, segun hemos ,"isto, di";
rigió su voz á las troJlas constitucionales, el generol
llaroto aterrado de ver los progresos de estas, y
teuiendo tambien á la vista 13s fuertes compromisos
que le ligaban por parte de D. eádos, en cuyo
cuartel real se bablabll con calor de los planes de
convenio y se meditaba la ruina del gefe de estado
mayor general y de todos sus adeptos, destinados
á perecer víctimas· del levantamiento fanático que se
bahia pronunciado en Vera J Lesacll, publicó it su
vez otra proclama presentando la situadon de los
carlistas como muy crítica, atrihuyendo á la falta de
recursos en su ejércilo la invasioo ;del que guiaba
ESPARTERO, y por último declaritndose abiertamen-
te conlrll lodo gp.nero de avenencia. «¿ Qué transac-
«cion (decia) podeis esperar de un enemigo que lo
«quema y lo devasta lodo como en Navarra y Ala-
«va? Seria una vergüenza, una cobardía: no nos
«queda otro partido que el de morir coo las armas
tten la. mano ... Tal era el Icnguage del atolondrado
y veleidoso Maroto ocho días antes de celebrarse el
convenio: el mismo que usó COIl igual fech:a en el
precedente mes de julio. Pero era ya á este tiempo
tan apura.la y peligrosa la posicion del general car-
lista, que, ¡ singular y eSlraña coincidencia! el mis-
mo dia ~3 de agosto en que él se csprcsaba en tales
términos, dirigia desde Marquina el general don
Simon la Torre una comunicacion al DUQUE DE LA




-656-
VICTORIA que decia de e~ta manera¡-I(Mi general:
(Los vizcaíno.s quieren paz y fuero.s. Tenga 'Usted la
«bo.ndad de decirme lo. que guste so.bre el particu-
«lar. De usted afectísimO, etc.-S. ,la Torre.,)


Entregada esta carl:t á ESJlAaTERo po.r el co.ro.-
Del carlista don Roque Linares, co.misio.nado. al
efecto. po.r La To.rre, co.ntestó aquel o.freciendo. las
mismas condicio.nes que habia pro.puesto. al general
Maro.lo., Degándo.se so.bre to.do á la co.ncasio.n esplí-
cita y abso.lut~ de lo.s fuero.s, co.mo. co.sa que era de
la incumbencia de las Córtes.' Fué este asunto. de
las franquicias provincianas la manzana de la dis-
co.rdia en la cuestio.n de arreglo. , y el punto. en que
siempre hiciero.n grande bincapié lo.s carlistas del
convenio. Sin embargo, el Co.NDE-DuQUE, co.no.ce-
do.r d!} sus alribucio.nes, leal y fiel defenso.r de la
integridad de la mo.narquía ,y de la unidad po.lítica
que establece la ley fundamental del 37 , respetan-
do. las prescripcio.nes de esta y las prero.gativas de
]o.s alto.s po.deres del Estado., sin rebasar en una
Hnea la nieta de sus debcres, fiado. en la razo.n y
apo.yado en la fucna. sostuvo. siempre con digni-
dad, co.n ánimo. resuelto. y esforzado, su justa ne-
gativa á esta pretensio.n obstinada de los rebeldes,
hasla Begar á descartarla casi completamente en los
tralos, co.mo se habian eliminado o.tras en las cua-
les insistian cOn ne menos teso.n aquello.s al tiem-
po de hacer sus primitivas pro.puestas. Con este




-657-
resultado pasó el coronel Linares, acompañado del
brigadier constitucional D. Juan Zabala. al cuartel
general de Maroto, de quien no les fué posible reca-
har una contestacioD esplícita y favorable á causa de
no ver él asegurada la cuestion espinosa de los fue-
rás en las proposiciones que se le hacian. Es indu-
dable que Latorre debilitó en gran manera la fuerza
moral de los carlistas, aventurando este paso sin
contar con la anuencia de Marolo, no obstante ha-
llarse este en E(orrio, punto distante hora y media
de Durango. Pero la premura con que, en aItas vo-
ces, le pedian los fueros y la paz ocho batallones
que componian la division de Vizcaya. puesta á sus
órdenes. le compelió á obrar de esta manera. A pe-
sar de todo, el gefe superior militar de los carlistas
pidió nuevamente al DUQvE, el siguiente dia 24" una
suspension de armas que le fué denegada lambien,
mientras no empezase por reconocer el. gobierno
constitucional de la reina. Entonces fué cuando por
conducto de Zabala , que acompañó al cuartel gene-
ral de Maroto la anterior respuesta de ESPARTERO,
pidió el general carlista al de los ejércitos constitu-
cionales la conferencia que tuvo lugar. en la maña-
na del 25, en la venta de Abadiano. Mas antes de ce-
lebrarse esta entrevista. queriendo sin duda el ge-
neral de los rebeldes guardar su espalda de los tiros
aleves que el partido fanático le asestaba, intentando
quizás acallar por este medio los rumores de trai-


TOM. ll. 42




-658-
cion, 'tan generalizados ya en las provincias. y pre-
tendiendo declin:lr un tanto la responsabilidad gra ve
y terrible que pesaba sobre su cabeza haciéndola Y8-
cilar sobre sus hombros, no luvo reparo en dirigir
de su cuenta al gobierno de D. Cárlos una comuni-
cacion notable que deci:. de esta suerte:


«Estado mayor general.-En la noche del di .. oe
ayer se me p.'esentó un parlamentario del ejército
enemigo, baciéndome las proposiciones siguientes de
párte del gobierno de Madrid.»


"Reconocimiento del Sr. D. CÍlrlos María Isidro
de Borbon, mi rey y señor, como infante de Espafia;
reconocimiento de 105 fueros provinciales en toda su
cstcllsion; reconocimiento de todos los empleos y
condecoraciones en el ej{~rcito, dejaudo Íl mi arbi-
trio el ascenso 6 premio de alguno flue se considera-
se acreedor á ello.»


"Lo digo á V. S. para que poniéndolo en cono-
cimiento de S. M. se me prevenga lo que debo con-
testar; y como en las presentes circunstancias me
he propuesto palentizar mi comportamiento hasta
en los asuntos mas re5ervados, ruego 5e me permi-
ta dar al público esta mi comunicacion, advirtiendo
a V. S. que en la tarde. de este dia me he propues-
to tener una conferencia COIl el gefe superior ene-
migo para pedirle mas amplias acIaraciGnes sobre
el particular.,)


,,1.0 que comuniro 11 V. S. pilra que lo haga ~;¡-




-6.59-
her il todos los pueblos y cuerpos de tropa de la co-
mandancia general de su mando, á fin de que todos
los que la componen teugan de ello noticia, )' para
'Iue sirva á todos de gobierno.» .


"Dios guarde á V. S. muchos años. Cuartel ge-
Ileral de Elgucla 2.5 de ago~lo de 1839.-Rafael "'fa-
rota,»


«Señor encargado del despacho de la Guerra,))
"De su cuenta» hemos dicho que obró 1\1arolo al


dirig'ir' esln comunicacion, porque el gobierno de
Madrid no hizo (lIles proposiciones, El ilarlamenta-:
rio á quien aquí alude el general clIrlista, que fué el
hrigadier Zahala , dehió de ser poco exacto, ó, lo
(lue es mas verosímil sl'gun veremos despues, }Ia-
roto prestó ú afectó prestar poca intPligencia it las
palaLrils que oJó de hoca del brigadier. Con todo,
mediante este oficio, se creyó ya aquel general res-
paldado en el gobierno y en la córte de su rey, en
disílosicion por lo tanto oe lIclivar las nego'tiaciones
,le un modo ostensihle ó menos misterioso con el
caudillo de las tropas nacionales, En consecueneia ele
esto, y habiendo fijado la hora y c1lugar convenien-
tes d general ESI'ARTERO, serian las seis de la m'a-
liana del 2.5 (le agosto, cll:mdo este, acompañado del
hrigadier Linage, su secn,tario ; y del coronel Wil-
de , comisionado del gohierno britimico en el cuar-
td general del CONDE-J)VQI:E, avisláronse junto á
l¡~ ermita de San Antolin de A hadiano, con el gcne-




l!<U\
-uuv-


ral Don Rafael Maroto, que venia en union del de
igulll clase Don Antonio Urbiztondo, gafe de los
batallones castellanos I dispuesto á celebrar la confe-
rencia a.cordada. Dejaron los constitucionales en el
camino el estado mayor y la escolta, y separándose
los cinco, penetraron en la casa del guarda de la er-
mita, que fué donde se verificó el debate, objeto
de la entrevista que vamos narrando. Muy luego de
haber entrado en habla sobre el asunto grave ó in-
teresante que allí los habia conducido, viérollse es-
tos gefes militares enreciados en la difícil cuestion de
fueros que todo lo emb<lr<lz<lba y obstrui<l. El general
ESPARTERO const<lnte en el plan que habia concebido,
penetr<ldo de la Índole de I<ls circunstancias, aten-
to á ellas, yendo siempre al alcance de las contin-
gencias, madrugando eOIl el discurso, previendo en
(in que el tiempo traeria indispellsablemp.llle lo!! su-
cesos al desenlace que él se hauia propuesto y que
aguardaua con serenidad y con teson, templando la
diligencia COIl el sosegado y alegre aspecto del sem-
hiante, sostuvo siempre que no consentiria de modo
alguno en infringir la ley fundamental del Estado
por 1<1 cu<l1 se habia vertido tanta sangre y tantos le-
soros, y cuya defensa le eslaba contiada; ofreciendo
tan solo su compromiso de recomendar á las córtes
con el maS ~ i vo interés el' negocio de los fueros.


l\faroto por su parte hallábase en terrible aprie-
to. De un lado, gravitaba sobre él la palabra solem-




-~1-
oe que habia dado á los suyos, corroborada ademá~
con las supuestas bases del gobierno de Madrid, en
cuya virtud no era permitido dudar entre los ,"ascos
y navarros que sus antiguos privilegios serian en
la estipulacion conservados; y de olro, la negativ:l
terminante del DUQUE venia á frustrar todos sus
proyectos y á contrastar todos sus planes. Aquí, solo
se ofrecia el apoyo {lara con las córles con respecLo á
los fueros: allá, se exigia su inmediato y absoluto re-
conocimiento, como una condicion indispensable si
hahia de celebrarse el convenio. Conllicto grande y
asaz espinoso el que embargaba en esta sazon el, áni-
mo del general c¿trlista, á quien no le era dado co-
honestar siquiera su conducta con respecto á esa co-
municacion apócrifa ó ficticia que babia en"iado el1
aquel dia él su ministro de la Guerra. Pues reconve-
nido agriamenle por el gentlral Urbizlondo á pre-
sencia del DUQUE y de las personas que le acompaiía-
fiaban, acerca de las tres proposiciones que se esta-
ban ya circulando en su ('jérclto, en las cuales, no
solo se confirmaban los fueros en toda su estcnsioCJ,
si que tambien comprendían el reconocimiento de
D. Cárlos como infante de España, y el de los em-
pleos y condecoraciones, manifestando aquel gene-
ral que siendo estas las hases en que se fundaba la
aulorizacion concedida á ~laroto para entrar en ave-
nencia con los conslilucionalcil, y faltándose como
se fallaha oí lo literal de ellas en las nuevas propurs-




.-1>112-
ta~ qne se le hacian, no era posible deliberar sobre
asunto tan grave careciendo de poderes legitimas
para ello, el D. Uafael no halló respuesta alguna
plausible que dar il tan tremendos cargos, mostrando
solo un silencio y uua turbacion tales, que segun se
espresa Urbiztonoo (de hizo sospechar que no obra-
"ha con huena fé.n .En esta sospecha (añade el gefe
carlis.ta) me confirmó la terminante conles\;¡cion del
(,DUQUE, asegurando que él no habia propuesto l¡¡-
"les bases; que no estaba en su mano verificarlo,
"pues solo la nacion podia establecerlas por medio de
"sus rcprosentanles; que sus facullades se limitaban
«á cuanto dependiese del gobierno, á lo cual acce-
"deria en beneficio de la paz que :lIlsiaban IQS pue-
"blos:» é insistiendo U rbiztondo, pasmado de ver
cquivocadones t;1O trascendentales, (,manifestó el D¡;-
ftQUE (concluye aquel) que dimanaban 6 de m:!la in-
"teligencia de Marolo, ó de poca exactitud del bri-
('gadier Zahala al comunicar sus proposiciones: así
"que únicamente debía tratarse de los fueros del
"pais con cierta restriccion, y de lo relativo á COIl-
"decoraciones y empleos.))


Enlr.lIldo clIlollces de lleno en el debale de los
pl'i"ilegios que deberian de olorgarse á las provincias
vascongadas y Navarra, el brigadier Linage, que bahia
permanecido en silencio, pl'Opúsosc demostrar que
tales frallquicia~" (an decantadas, eran insignilicalll('s
para la generalidad del país, que solo se habia [11'0-




nunciado por un fanatismo religioso. al cuar· iba co-
mo aneja la causa esLraña de D. Cárlos: y hábién-
dose opuesto con teson • á. este su juicio, el gene-
ral Urbiztondo, irritado Linage y <lfeclando renun-
eiar á lodo género de acomodamiento, dirigióse á
ESPARTERO diciéndole por via de consej.o, «adelan-
«le en nuestras operaciones, y dejémonos de arreglos:»
lo cual dió márgen á sérias contestaciones entre los
dos, que procuró cortar el DCQUE al momento lla-
mándolos á la cucslion y recomendándoles la buena
inteligencia yel órden. No era sin embargo muy fá-
cil de resol ver aquella, atelldidos los elementos que
en contraposicion aquí luchaban ,miéntras no ce-
diese de su propósito alguna de las partes Ó entram--
has: y en tal estado, comisionó Maroto al general Ur-
biztondo para que pasase áesplorar,y. eonocer la opi-
nion de sus batallones c0nrespecto á lósfaeros. Los
gefes de esta division castellana espusieron su deseo
de no ceder en lo mas mínimo en cuanto á aquella
cuestion por pequeñas que fueran las modificaciones
que se. exigiesen, en lo cual anduvieron bastante ge-
nerosos, por ser asunto, este de las franquicias, que
solo competia á los provincianos. El brigadier gene-
ral de Guipúzcoa, D. José Ignacio de Iturbe , lam-
bien se opuso tenazmente. con los dos batallones


'que eomponian su brigada, á que se escatimase Ba-
da en los fUGros: y manifestada la misma opinion
por otros varios gefes provincianos, dió~ri al fin por




,


terminada la conferencia sin que nada se concluyera,
anteshien quedaron r6las de todo punto las nego-
ciaciones, «separándose descontentos los dos gene-
«rales (dice Arizaga en su Memoria), resuelto el uno
(la continuar sus operaciones con vigor y energía. y
«el otro lleno de temores personales ~ y disgustado
«al no ver concluido un negocio del cual dependia
«su caboza.'»


El'general Latorre, á quien D. Cárlos habia pre-
miado con una larga prision los grandes servicios
que babia prestado á s'u causa, y que, como era
consiguiente, andaba solícito y ganoso de que se
celebrase sin demora el convenio, á pesar de haber
sido citado á la conferencia de Abadiano , no le fué
posible acudir á tiempo, por la distancia grande á
que se encontraba: y habiendo llegado al punto de
la ,cita ya tarde, solo encontró allí al general Alcalá,
el cual le impuso del éxito desgraciado que babia
tenido la entrevista de los dos gefes superiores de
los ejércitos beligerantes. Sin aguardar á mas, ír-
rit .. do é impaciente Latorre de ver acaso frustra-
do lo que de tanta urgencia le parecia. pasó inme-
diatamente á Durango, sin conlar para nada con lb·
rolo, á tener una ligera couferencia con el DUQuB, en
la cual el general carlista manifestó al caudillo de
Jos constitucionales. que por 8U parte se bailaba dis-
puesto, COB los ocho batallones que formaban la
division de Vizcaya, á aceptar las condiciones filie




....ili5-
se habian propuesto en Abadiano. De modo que los
vizcaínos fueron los primeros en ceder en el 'di6ci I
tema de los fueros vascongados. Así las cosas, sepa-
ráronse ya amistosos, el CONDE-DuQUE y este ge-
neral de los contrarios, en ánimo de esperar y dal'
tiempo basta ver qué partido tomaban Marolo y los
demás geres del ejército de D, Cárlos. Pero estaban
estos aUn tan pertinaces y reacios, que al entrar el
general en gefe de los carlistas aquel dia con su es-
tado mayor y algunos batallones en Elorrio , el bri-
gadier Hurbe que le acompañaba desde el lugar de
la entrevi!!ta, gritó ufano á sus soldados: «no quie-
«ren concederno!! los fueros? pues fuego contra
«ellos.» El tiempo no obstante estaba encargado de
completar una obra bajo tan buenos auspicios co-
menzada y hasta entonces s('guida.


En este mismo dia 25 de agosto tuvo lugar un
suceso de muchisima trascendencia para los ulterio-
res. Fuil este SUCI'SO la célebre revista que D. Cár-
los ,asó á sus tropas en Elgueta. Eran. como se deja
ver, harto crílicos y apurados 'aquellosmomenlos P"-
ra el príncipe y para sUs protegidos y ad~ptos : y dis-
curriendo todos en los medios de conjurar la horri-
ble tormenta que veian ya próxima. no bien reci~ió
D. Cárlos la inserta comunicacion de Marolo. CU:IO-
do reunió un consejo, el cual decidió, que para afir-
mar el prestigio entre las tropas, haecr variar la re-
solucion de algunos de sus gefes, y aun castigar




tambien á los que temerarios no quisieran dar mues-
. tras de arrepentimiento y desistir completamente del


plan de transaccion, nada seria tan conveniente y
oportuno como el presentarse D. Cárlos á su ejérci-
to, con oCllsion ó pretesto de revistade, y dirigiendo
una arenga enérgica á los voluntarios, qu.edarse él
egerciendo el mando como segundo generalísimo
(éralo despues de la vírgen de los Dolores), ó bien


. entregarle en manos de otro arreballtáRdosele al ge-
neral Marolo, cuya suerte, en tal caso, habría si-
do trágicamente desgrilciada. El proyecto, si bien
era tardío. no dejaba de estar bien cOllcebido; pe-
ro su egecucion fui, lo mas falal para la causa dell>re-
tendiente, y de grande utilidad por lo tanto para los
transaccionistas.


Presentóse aquel, de improviso, en Elguela man-
dando que inmediatamente formasen los calorce ba-
tallones que allí tenia Marolo, el cual se vió sor-
prendido y creyóse ya pCI'dido sin remedio. Pero pur
forluna su)'a la apal'Ícion del príncipe no era 'Sino
una sombra de aparicncia vana; pues mientras iha dc
grande uniforme y con todas las insigniOlsde rey. pa-
so teatral y ridículo que produjo muy mal efecto en
los soldados, cuya miseria se el'eyó insullada, y aun
en los olici;¡les ,que en Sil mayor número vestian
de zamarra ó de chaqueta, aquella estel'ioridad do-
rada y pomposa escondia , allá en su interior. un co-
raZOIl mezquino, déhil , falto de rcsolucioti, lleno de




-667-
temores, de cobardía y de miedo. Hízose acompaiíarel
titulado monarCa p:lra este aclo, 'Iue él reputdhaso-
]emne, de su escolta compuesta de guardias de corps,
de su hijo el mayor, del infante D. Scbaslian y de
Jos generales Eguía, Valdespilla, Villareal y el con-
de de Negri.Maroto y las trópas le recibieron en el
mayor silen(:io. Guardóle él tambien por algull liem-
po; hasta que al fin, escilado y compelido por los
que le rodeaban, hizo sellaS de que queria habla r á
los voluntarios. Despues de haLer huscado en vano
una actitud conveniente, ora componiéndose el ves-
tido, .ora jugando las bridas, de su arrogante caba-
lIo, con voz balbucíente y enlt·ecorlad;ls frases em-
pezó á decir algunas cosas que apenas pudieron ser
oidas, pero;Í trasluz de <lisiadas palabras ,se cono-
ció qne hablab,a con énfasis violento y apagado tono,
de Aníbal y de César, de los cántabros y de los ro-
manos. Causado ya de querer decir mucho." de no po-
der arlicular con concierlo Una sola espresion siquie-
rit, ni menos escitar lo mas mínimo el amortiguado
entusiasmo de los voluntario~, lev,lIltando mas la voz
y haciendo estraordina¡·¡os esfuerzos les dijo ;- «Hi-
".jos mios, me reconoceis por vuestro re.y?), - "Sí.
"sí, viva el rey 1. .• )) contestaron tan solo algunas vo-
ecs.-«Y estais dispuestos (añadíó entonces D. Cár-
los) á seguirme á todas partes, á . derramar vucs-
«(Ira sangre en f~vor de mi causa y de b rcligion'?lI-
A esta pregunta no respondió ni una liola voz.- «j Yi-




-668-
"'Ya el rey!" prorumpió entonces desesperado el
general Eguía.-«jViva!" contestó un número es-
ctlsi'simode voces entre los soldados.-cc¡Viva la paz!
«¡Viva nuestro general! ¡Viva Marotolu fué el grito
universal que resonó en seguida por todos los bat:t-
lIones.-c(Voluntarios!' (esclamó á este tiempo don
Cárlos , á quien pudo irritar un esceso de humilla-
cíon) donde está vuestro rey no hay general algu-
<coo! ..... Vuestro rey se dirige á vosotros: respon-
<rded, os repito. ¿quereis seguirme'?" La r:espuesta
fué el mas profundo y misterioso silencio. «(¿Qué es
«esto? ¿No me oye nadie?» dijo el Pretendiente'á los
que le rodeaban. Entonces el brigadier Iturbe, ge-
ge de los guipuzcoanos. que eran los que se baIla-
ban mas próximos á su rey. procuró disculparlos
diciendo:- ((Señor. es que no entiendeu el castella-
«no.)) - "Pues diselo tú en vascuence» repuso inme-
diatamente D. Cárlos. Aprovechando tan oportuna
ocasion el sagaz Iturbe. uno de los que teni:1O ma-
yor compromiso á favor de los planes de tranS¡lf-
cion, • interesado por lo lanto en dl'saeredit:.lr ¡ti mo-
narca par" con sus soldados. adelanl(,se hácia estos
y les dijo «(¿Paquia naidezute, mutillac? ¿Quereis
«la ltaz. mucbachos?» - Todos respondieron á esla
voz estrepitosamente.- A¡ Raí jauna!» (( i Si señor!,,-
Consternado el príncipe y profundamente aOigido. al
comprender la burla ingenios¡t y cru,el de que era ,íc-
lima, notando que l\Iaroto, l'1 cual se hallab" colo{'a-




-669-
do detrás de él, Y lwbi;, permanecjdo hasta :'quí es-
pectador mudo é impasihle en aquella e~cna, empe-
zaba ya á alentarse y á haccr selias quc le eran cor-
respondidas por los comandantes, crcyendo que todo
estaba perdido y aun abrigamló recelos dc que los
conjurados se apoderasen de su persona, dirigién-
dose á su escolta esclamó conturbadu ~ «¡Estamos
vendidos!" y vol viendo riendas al caballo, pica es-
puela, sale al galope, y no cesa de correr basta las
oncc de la noche en que entró en Villarranca. Acom-
pañilronle solamente, en esta correría vergonzosa,
su escolla, su hijo primogénito, el infante su sobri..-
no y los demas generales antes citados.


Así terminó la célebre revista de Elgueta , en la
cual libraban ya sus últimas espcranzils los partidarios
fanaticos del rey Carlos, y que no fué en realidad
sino el último golpe de muerte que recibió la causa
desacreditadá y funesta deaquel príncipe. Cierto que
si él se hubicse mostrado menos pusilanime y frio,
mas resuelto ~' cnérgico , los sucesos, hubieran va-
riado ~or entonces, adquiriendo nueva complicacion
á favor de algunos adictos que contaba todavía en
las filas de aquellas tropas, y del grande azoramien-
to y lemor que tuvo en un principio el general Ma-
roto, quien habia advertido á Urbiztomloque aguar-
daba solo el momento en que D. Cárlos profirie-
ra la mas mínima espresion contra su persona, pa-
ra acogerse al cuartel general del Conde-Duque. Pe-




--6iO-
ro no er:1 aquel principe hornbt'e de ponerse ¡í la al-
tura de las cNticas y terribles circunstancias en que
se hallaba como abismado; y su poquedad de espí-
l'itu, su estrema debilirlad , su coh;mlb , le hicieron
titubear y anonarlarsé, decidiendo desde aquel mo-
menlo su total perdicion y su ruina. De aIro modo,
lal vez hubiera sido inevitable el fusilamienlo de Ma-
rolo, y vari:lda esta clave, los acontecitaienlos de
la guerra huhieran tomado ya di verso rumbo, En
vano fué nombrado en este dia el conde de Negri
para reemplazar á aquel en el cargo de gefe del es-
tado mayor general del ejércilo de D: Cárlos, cir-
culándose rápidamente las órdenes, para que le re-
conocieran y llev;lran (1 ef~clo sus disposiciones, mo-
menlos duspues de cclcbrar~e la'revista; pues sabe-
dor de ello l\>Iaroto, hízole Ilrender inmediatilmente,
y despues de celebrar con él una larga conferencia
cn Elorrio, le obligó á desistir, poniéndole al fin en
libertad para que siguiese la suerte de su rey.


Uegado (lue hubo csle á Villafrallca, ordenó la
celebracion de un consejo, al clwl asislieron el pa-
dre Cirilo, el marqués de Valdespin.1, el baron de
Juras Reales, el ministro de la Guerra Montenegro.
ei de Estado Ramirel de la }liscina, Erro y Olal,
(Iuienes decidieron que D, Cárlos dehia retirarse há-
cía la frontera para refugiarse en Francia, como
único medio de salv;¡eÍon que en lan grande apuro
le restaha. ~ada satisfecho el Pretendiente, ni con-




-ü'71-
vencido de la necesid"d {le llevar a cabo una resolu-
cion lan cstrcm." ~JO quiso [Jrestilr desde luego ·su
·conformidad y aSl'lllimicnto , mostrando gran dcsco
dc pasar al AI'(lgon ~' Lusrar \lmparo en su ficl gene-
ral Cabrcra, El incollslanLe Ello se ofreció enLonces
;t conducir á Cúrlos á aquel punto con solos ocho
batallones: cuya especie, .,abida que fué por el atri-
\JUlado príncipe, dió márgcn ;. que este convocas!!
un segundo consejo. que presidió él mismo, para
que deliberase sobre lan importante asunto. Asistie-
ron á este 011'0 cOlIsPjo los minislros de la Guerra,
lIacienda y Estado, los generales Eguia, Villareal,
Elío y Valdcspina , el arzobispo de Cuba, el haron
de las Juras Reales, Erro y Olal: y despues de lar-
gos y acalorados debates, en los que se espuso por
unos la cor,¡veniencia de que los navarros y alaveses
se trasladasen .. ,1 Aragon conduciendo <Í su rey, al
paso que otros juzgilban lo imposible que seria que
aquellos provincianos consintiesen en salir de su pai!!
é ir á hacer la guerra á 011'0 punto, siendo de los
que así opinaban el general Elío, autor ó molor
principal de la idea contraria que habia provocado
]a convocacion de esta junla , nada pudo concluirse
en ella favorable á los designios del pretendido mo-
narca, quien se vió p en la precision de renunciar
casi oslensihlemente á sus p,'oyectos.-Sin emhargo,
tO":avia el 20 ,le agosto despues de salir del consejo
tuvo ,'alor el Pretendienle para dirigir il sus tropas,




-67~-
por medio 'del ministro de la Guerra, una proclama
que decia de esta manera:


« Yoluntarios: Un acontecimiento tan estraordi-
nario que no tiene egemplo en la historia de vuestro
pais, vendria á manchar las glorias que habiais jus-
tamente adquirido en esta ber6ica lucha, si conti-
nuasen algunos de vosotros en la defeccion á que
hoyos han inducido. Con el preleslo de paz se ba
d~do entrada al enemigo en vÍle.;lro suelo, y las ca-
denas de la esclavitud, la ignominia de vencidos van
á reemplazar los laureles de que basta ahora esta-
bais cubiJrtos. La lealtad de muchos ha sido sor-
prendida: SOI1 indignas de vuestro valor las propo-
siciones hechas al rey nueslro señor, y no es de vo-
sotros abandonarle en manos de sus enemigos. A es-
to solo y á ligaros á vosolros al carro de la revolu-
cion, se reduce la paz con que á muchos hall aluci-
nado. Seguid al rey, voluntarios, considerad vuestro
heroísmo de seis años, y no querais mancharle con
un feo delito. Una paz en que se exige la abdicacion
del rey que ha beis jurado, una paz cOllvenida entre
gefes militares sin autorizacion ni garantía alguna,
¿qué. otra cosa puede ser que un engaño para apo-
derarsc de un país que no han podido dominar por
las armas? ..


"Descngañaos: esta es la traicion mas infame que
h,lO visto los ntlcidos; morir primero que sucumbir!
La causa de Dios peligra, y la de un rey en cuya de-




-673-
Jensa eslá compromeJida yueslr.r cOllcieaci.r J Tues-
tro hODor. Sois leales por'carácter; s'ois valientes:
sois héroes. y nada mas tengo que deciros. Volun-
tarios; i Viva la religion I i vit;;a el rey!»


aVillafranca 26 de agosto de 1839.-Juan Mon-
tenegro.1l


En este mismo dia, desesperanzado Marolo del
buen hito en sus inlentos, á pesar del triunfo con-
seguido en Elgueta, viendo la tibieza. la perpleji-
dad y la duda retraladas en el iemblante de sus tro-
pas, teniendo á la vista el teso n con que la mayor
parte de estas se aferraba en la idea deJos fueros, y
habiendooido las esplicaciones que le dió el gene-
ral Latorre, despues de la última entrevista que tu-
vo con el DUQUE, en la que este le habia significa-
do muy bien su resolucion de ,no 'cederabsolula-
mente en nada de lo que en Abad~anobabia pro-
puesto, temiendo que D. Cárlos, arrastrase todavía
con su prestigio algunas fuerzas y meditase y aun
labrase con ellas su inminente ruina, envió una co-
municacion al mini,stro de la Guerra~ue iba con-
cebida en estos términos:


aEn la mañana de hoy be tenido una conferencia
con el gefe enemigo, segun me habia propuesto J
avisé á V. S. en mi oficio de ayer; pero convencido
de la astucia y duplicidad de sus proposiciones. be
resuello combatirle con las fuerzas, de mimando.
Espero que V. S. lo pondrá lódo en co .. ocimiento del


'fOil. 11. 43




-674-
reY'nuestro señor (que Dios guarde) , á fin de que
tenga á bieR darme á conocer su soberana voluntad,
que estoy resuelto á cumplir.»


«Dios guarde á V. S. muchos años. Elorrio 26
de agosto de 1839.-Ra{ael Mareto.»


«Señor encargado del despacho de la Guerra.»
Aprop6sitode este documento, tan singl1lar, y


pasmado de ver este paso, tan estraño, del general
Maroto, el. consejero carlista ·D. J. M. de Arízaga,
en su ya citada J;Iemoria militar y política sobre la
guerrtl de Navarra, se es presa así: ceDe esta mane-
«ra Maroto fluctuaba cada veinte y cuatro horas en-
«tre la paz y la guerra, dando lugar por falta de
«buena direccioll en sus negociaciones, á prolongar
«la crÍsis indefinidamente, como hubiera sucedido
«sin la constlmle y bien sostenida firmeza, resolu-
cccion y tacto que desplegó el DUQUE DE LA VICTO-
«RIA.» Esta es la opinion que merece la conducta de


los generales ESPARTERO y ~faroto en estos sucesos,
á uno de los hombres mas inOuyenles y caracteriza-
dos y de mayor capacidad tamb\cn cntre los parti-
darios de D. Cárlos, estremadamente adicto al se-
gundo de aquellos gefes militares, y auditor gene-
ral que fué ,del ejército vasco-navarro.-Los escri-
tores del bando carlino-fanático ú apost6lico creen
q De tanto este paso que dió ~faroto el 26, como otro
del dia siguiente, de que ahora vamos á hablar, fue-
ron producto de fingimiento de parte de aquel gefe,




-6'15-
a quien atribuyen la doblez de aparentar el separar-
se del DUQUE y unirse otra vez y reconocer la auto-
ridad suprema, la magestad de su rey, con la idea
de apoderarse de su persona y entregarla á los éons-
tit"cionales. Pero, aunque todo pudiera creerse del
carácter, de la intencion, de la ¡ndole aviesa de Ma-
roto, creemos sin embargo que ese juicio liene mas
de apasionado que de exacto; que los grandes y aun
fundados rencoreS que profesan á este general los
carlistas exaltados Ú o'puestos' al convenio. dictan,
sin razon alguna para ello, tales aseveraciones; y fi-
nalmente, que en los hechos que llevamos espuestos
y en las consideraciones que hemos aducido, hay
fundamentos sobrados para creer, que el gefe del
estado mayor general carlista, desabrido de que las
negociaciones pendiebtes con ESPARTRlto no podian
llevarse-á cabo por la tenacidad de los volulitar~os
en la ciiestión de fueros, no siéndole ya dado desis-
tirse por entonces del mando sin que peligrase su
cabeza, creyéndose desobligado para con el CaNnE-
DUQUE, y no hallando otro medio de honestar su pro-
cQder sino en las protestas de sumision y de obedien-
ciá al príncipe, procuró desenojade en esa comuni-
caeion, y sobre todo, en la carta que escribió direc-
tamente á él desde Elgueta, el 27 , pidiéndole per-
don y ofreciéndose cual nunca en su defensa. Esta
notable carta, verdadero padron de miseria y mauto
de podredumbre que cubritásienipte la tidaanómala




-676-
del general Marolo, empañándola y dándola un as-
pectp feo á los ojos de la posteridad como de los
tiempos en que estamos, iba espresada del modo si-
guiente:


"SEÑOR:
«Al ponerme á L. R. P. de V. M. como lo ege-


cuto á nombre de todos los que me acompañan, me
atreveré solo á decir á V. M. que nunca es mas gran-
de un monarca que cuando perdona las faltas de sus
vasallos. D. Eustaquio Laso presentará á V. M. los
sentimientos de mi corazon, para que se digne diri-
girme las órdenes que fueren de su soberano agrado.
Dios guarde á V. M. dilatados años. Elgueta 27 de
agosto de 1839.-Señor.-A L. R. P. de V. M.-
llafael Maroto.»


Seguidamente trató este general de ponerse en
}:ranquía, ocupando posiciones en que poder comba-
tir al general ESPARTERO: y con ~ste fin, púsose en
marcha, el mis~o dia 27, encaminándose á Azpei-
tia y Azcoilia, asistido de bastantes fuerzas, que-
dando empero los vizcaínos en Elgoibar. Rebasado
(lue hubo el ejército carlista es le punto, el general
Lalorre, que venia en el cuartel general de Maro-
lo , recibió aviso de que el DUQUE le citaba nueva-
mente. siendo de .advertir que al tiempo de retro-
ceder para acudiralllamamienlo de ESPARTERO, es-
presóle el D. Rafael, en alta voz, la 6rden termi-
liante de que ninguna composicion admitía á no ceder




~.


-677-
d Duque á las exigencias de la vlspera. Prosiguie~
ron estas tropas sil movimiento sin alteracion algu-
na , y quedando Maroto en Azcoitia con los batallo-
nes guipuzcoanos, traslad6se Urbiztondo con los de
Castilla y treS escuadrones á Azpeitia, en cuyos pun-
tos pernoctaron.


Tambien el DUQUE DE LA VICTORIA abri6 la mar-
cha' en este mismo día 27 con su brillante estado ma-
yor, y á la ca beta de )a bermosa di vision de)a Guar-
dia , emprendiendo la via de V fJrgara, en donde en-
traron los constitucionales sin bailar oposicion de
ningon género. Bien lejos de ello, salían los á reci-
bir con reverente albotozo, y al grito entusiasta de
¡VIVA LA PAz! Jos babiiantes de Jos pueblos, qne al
verse libres ya de) cruel azote de la guerra, acla-
maban con ardimiento al ilustre vencedor de Lncba-
na, de Pefiaeerradll'y Gu~rtbrñin(J, como sU pacifi-
cador y 8U padre. Y era tal y tan grande el cambio
que se habia oper~do á este tiempo en la opinion de
los provincianos, que allí, en el foco, en el riñon,
en el corazon mismo del pais exento y sublevado,


, lie apresuraron las justicias de Elorrio, de Elgueta
y de Vergara, á ofrecer de buen grado sus servicios
y á suministrar de toda especie de bastimentos y vi-
tuallas al ejército de ESPARTERO. Yendo este de ca-
mino, como media hora antes de llegar á Vergara,
present6sele de nuevo el coronel Linares que traia
un mensage de Maroto; pero el general de los cons-




-678~
titucionales se negó ~ recibirle. advirtiéndole 1 por
mediacion de un oficial de su estado mayor, que ha-
llándose en marcha • «ual se hallaba, no admitia
parlamentos; que, si algo tellia.que comunicarle de
parte de su general. lo hiciese pore~crito en el inme-
diato pueblo de Vergara. Llegado que hubo á este
punto el CONDE-DlTQUE, creyó oportuno dar 'rlot~cia
á sus tropas de los motiyos que tenia para conside.,.
rar como rolos los tratos de avenencia, esplicando y
sincerando su conducta en este delicado asunto de
la negociacion • como tambien anunciar sus ulterio-
res designios. atendido el es tado ~ que babian llega-
do las cosas: y para lograrlo. dirigió al ejército una
alocucion que decia de esta suerte:


«Soldados: En la proclama que os dirigí con fc-
cba ~3,delpresente mes, os recapitulé los triunfos
que habeis ,obtenido en lapre:;eQte: campaUa'.l os
anuncié que el enemigo, desconcer~ado i seria abati-
do si no se acogia á nuestra generosidad. deponiendo
las armas, ó sosteniendo con ellas la Coustitncion
de la monarquía española, el trono legítimo de Isa-
bel II y la regencia de su augusta Madre. Yo esperé
eutonces una reconciliacion fraternal que uniria los
miembros de una misma familia; porque no pude
menos de escuchar las proposiciones de nuestros
contrarios, sacrificando la gloria de vencedor á
la paz que anhelan todos los pueblos. Todo cuanto
podia ofrecer en uso de mis atribuciones y de las fa-




-679-
cultades omnímodas que me haeoDcedido el gobier-
no de S. M. , le ofreCÍ al enemigo, negando siempre
la suspension de hostilidades que me pedia, y ]a
concesion de privilegios opuestos á la Conslitucion
que hemos jurado.»


aSoldados: En esta inteligencia en breve se cre-
yó que 108 enemigos estarian,prontosáproclamar la
Constitucion y la Reina; y en este ,eoncepto marché
á vuestra cabeza, gloriándome· de .ofrecer el grande
espectáculo de que un ósculo depa,z a6,rfuase sin mas
intervenciones y sin mas derramamiento:Ge i¡ang,re la
justa causa porque peleamos; pernel enemigo alejó
con eslrañas pretensiones la reco~ciliácionque nues-
tro desprendimiento habia admitido. Responsableae
mantener ]a dignidad nacional, y satisfecho de no
haber omitido medio alguno de lós que pudieran
hermanar las diferencia$, ,: ástoyresuello á queel po-
der de nuestras ar,mas acabe de 'probar al enemigo
su necia presuncion.-Compañeros de glorias y fati-
gas: pronto os presentaré nueva, ocasion en que ha-
gais conocer á los rebeldes, que aunen el centro de
su pais, con todas las dificultades deHerreno, nada
hay que se oponga al denuedo y arrojo 4e los valien-
tes del ejército del Norte.»


aYo no dudo que siempre cumplireis vuestro de-
ber: así la victoria será vuestra, teniendo ocasion
de repetiros su amor y gratitud; vuestro general.-
ESPARTERO.»




-680-
Dejando una fuerle columna en Vergara,' tras-


ladóse al día siguiente e(. CONDE-DuQUE guiando sus
bien ordenadas y agllcrridai hueslt>s, á la ciudad de
Oñatc. La entrada kiDnfa~ de ESPARTERO en esta,
que habia sido durante la guerra la córte ordinaria
del Pretendiente, se verificó el 28 de agosto en medio
de las mas vivas y .enérgicasaclamaciones, con )al cua-
les demostraban su contento y su júbilo aquellas gen-
tes, vitoreando sin cesar al ilustre caudillo yal valien-
te ejército libertador. cuya presencia sola bastaba á
esparcir la confianza y la alegría en todos los ánimos.
En Oñate se apodl'raron las tropas nacionales de los
almacenes y del mejor tren de artillería que poseian
los carlistas.-Estos á su vez tambien se movieron al
amanecer del 28, dejando Marolo á Azcoitia y á Azpei-
tia Urbiztond9, y enderezándose todas las fuerzas á
Villarcal deZumárraga.-El. dia antes babia dirigido
al segundo el primero de estos generales ulla comu-
nicadon al tenor que sigue :-«Estado mayor gene-
((ral.-Precisamente y sin falta alguna á las seis dela
((madrugada del dia de mañana se hallará V. S. con
doda la di vision de su cargo en los altos de Descar-
(tga, llevando consigo igualmente los escuadroBes
('que existen en ese punto, y toda la brigada de mu-
nnicionell,que se baila en la veula inmediata aloon-
IIvento de San Ignacio de Loyola. Dios guarde á V. S .
.. muchos años. Azcoitia 27 de agosto de 1839.-Ra-
(c{ael Maroto. -Señor mariscal de campo D. Antonio




-681-
(lUrbiztondo, comandante general de la division cas-
«tellana.» -Al mismo tiempo previno Maroto al co-
mandante de armaS de Tolosa que bajo su mas estre-
cha responsabilidad'remiliera, ganando boras, cuan~
tos cartuchos hubiese en la fábrica de dicha villa. El
gefe superior del estado mayor general carlista dió
estos pa!l9., llevado del espiritu' hostil que notaba en
su ejército, en el cual, perdidas ya las esperanzas . i>~: ",
de ajustar lanegoeiacion, todos se aprestaban uf¡ ~O ''''',*,-''t
DOS á la defensa: y conviniendo unánimes' en ¡ V.
considerado militarmente el afto de Descarga, era '4>. ji
estancia mas ventajosa para esperar al DUQUE .. escita~ ""~ltpe:
ron al general Marolo y le animaron para que tomase
C1lanto antes aqnellas medidas de guerra. Todo pre-
sentaba un aspecto amenazador y terrible de ambas
partes. Pero el lector comprenderá sin esfuer:re que
las ventajas se hallaban todas del lado del general Es-
PAR,.sBO,que habia sabido conquistarlas con so pru-"
dente astucia y con su arrojo. Además, el estado á
que habian llegado ya los asuntos intestinos de los car-
listas, hacian, si, no imposible, harto difíéil la pro-
longacion de la guerra en aquellas provincias, real-
zando por consiguiente la posicion li!lOnjera del ge-
fe de los constitucionales. Veamos, pues, si este
supo- sacar todo el partido que era posible de aque-
nas circunstanCias.


A poeo de haber llegado Maroto y Urbiztondo á
VilIareal de Zumárraga, presentóse en este pueblo




-682-
el genera} conde de Negri, procedente del cuartel
real, y con nna órden de D. CárJos semejante á la
que habia sido desobedecida en dias anteriores. Iba
por consiguiente eleonde aútorizadopara tomar el
mando en gefe del ejéréito carlista ,espidiendo pa-
saporte para el estrangeroal general· Maroto. No
deWa sorprender á estetal medida, si tuvo presente
la protesta solemne de sumision y respeto á su rey.
firmada de su puño y dirigida el dia anterior·desde
Elguela; pero como nunca hubo conexion alguna
entre las palabras y lós' actos del D. Rafael, an-
tes por el contrario notábase entre unas y olros
contrariedad abseluta, por, lo general, anima-
do y ayudado en esta ocasion por Lalorre , que se
hallaba presente al llegar el conde al alojamiento
de Marolo , despidióle b'ruscamente (y fué bien raro
que no le escarmentase de otro modó) , llegando á
decirle, los dos generales, entre olras CO!t8S 'que no
debian de agradar mucho á su rey, que para na~a
reconocían á este ni le prestaban género alguno de
obediencia. y que llevase entendido, el emisario,
que si en virtud de esta autorizacion, ú otra seme-
jante ,in~cntaba bacer armas y mostrarse hostil á
los transacciollistas, estos por su parle procurarian
despicarse de una monera tal, qU,e DO fuese al con-
de á quien menos alcanzasen los efectos de su enojo
y 4e sus iras. Oy!l este el conde de Negri con el de-
sabrimiento que es de figurar, calló acosado por




",,"",683-
grandes temores ,y abandonando guStOS0 su encar-·
go, partió al punto, muy deprisa, á dar de ello
cuenta al Pretendiente.


Desde este suceso, ya solo . se oCllpabaMarolo
en inquirir medios para librarse de las asechanzas de
la córte, yllrreglar el tratado de paz con el general
ESPARTERO. Al efecto, mandó. colocar inmediata-
meu~. en Ormaiztegui cualro compañías de prefe-
rencia y un escuadron. con instrucciones para opo-
nerse á cualquiera tentativa y obsenar; las fuerzas
que seguían al cuartel real, evitando el paso de cual-
quier otro comisionado que se presentara. Sin apar-
tar los ojos del cnartel general del CONm:-DuQUE,
eLgeneral de D. Cárlos volvió al instante en su de-
manda, proponiendo á ESPARTERO que entraría ya
en la negociacion bajo las mismas bases que. antes
habia desechado. en ·.Abadiano. Al comisionado que
con esteparlamenlo decisivo enl'i6 Mllroto, .acompa-
ñaron alcuarlel general de este los brigadieres del
ejérci.to cODstilt,lcional Linage y Zabala, con la con-
testacion verbal del DUQUE accediendo á la peticion
finlll de MlIroto. Nombró este entonces una comision
compuesta de los generales Urbiztondo y Lalorre, el
brigadier Iturbe, el coronel Toledo y el auditor ge,';'
neralLilfuente, quienes pasaron á Oüate á re~actar
el convenio en la mañana del 29. Solocon,su ¡¡epre-
tario, recibi,6 ESPARTERO á estos comisionados., s.Ín
convidar siquiera, como lo habia de coslumbre has-




-684-
la entonces, al coronel Wilde, representaBle de la
Gran Bretaña en el cuartel general. á la celebracioD
de esta memorable conferencia: y era que, segun el
mismo DUQUE se espresa, siendo esteasuntó solo de
españoles, debía de resolverse por ellos esclusiva-
mente, si era posible, sin mediacion alguna estran-
gera. Convenidos ya en los puntos capitales. fué·'de
fácil hrevedad el debate que en esta última reufiion
lJegó á entablarse. Cada cual desempeñó aquí el pa-
pel que la fuerza irresistible de las circunstan-
cias, la naturaleia de los sucesos y su posicion res-
pectiva le babian fijadft de antemano.-ESPARTE-
RO dictó las condiciones.' que fueron aceptadas
siu réplica por los eomisionados de Matoto.-
Firmado el convenio por el caudillo· de los cons-
tita;eiodales, pasMe este á manos del general Ur-
bizlondo, el cual le entregóa1; momentó á don'
Simon I,atorre, que era á quien eorrespondiapor
su mllyor antigüedad trasmitir aquel interesante do-
cumento á Marota para que le firmase. Así terminó
la célebre cuanto brevísima conferencia de Oñate,
en la cual quedaron ajustados los tralos de paz que
fueron objeto de otro acto solemn~ y glorioso acae-
cido dos dias despues en Vergara.


Antes de que vengamos á este suceso. diremos
de paso que en el cuartel real, sito á la 811'ZOn en
Lecumberri. reinaba cada dia mas, y aun cada ins-
tante, la amarga zozobra y la cruel desolacion. El




-685-
desaire, y mas que desaire, el 'menosprecio, clvi-
lipendio que ucababa de sufrir la régia magestad ,del
Pretendiente Cárlos en la persona del conde de Ne-
gri, llegó á completar el desaliento y el despecho en
el ánimo de aquel príncipe errante y de sus vagabun-
dos cortesanos. Pero como faltaba la fuerza, y tam-
hienel valor, en aquella c6rte miserable y degrada-
da, solo podian ser suplidas estas dotes con furibun-
das protestas y con tristes quejidos y lamentos, lan-
zados de:;de el pobre alcázar y dirigidos á los pue-
blos insurrectos, en ánimo de fomentar en ellos to-
davía el espiritu de rebelion para sustener la mori-
bunda causa del despotismo fanatico.-Con este fin
publicó D. Carlos el 30 de agosto la siguiente pro-
clama:


Pueblos de Navarra y Provincias Vascongadas:
((Mientras que el enemigo invadiasin resistencia


el territorio de estas provincias fidelísimas, abando-
nándosele posiciones en que un puñado de va-
lientes , bijos vuestros, babia en otro tiempo recha-
zado con gloria el ímpetu reunido del ejército re-
volucionario y de las legiones estrangeras auxiliares
suyas, se os halagaba con palabras de paz, hacien-
doos creer que la paz estaba hecba, y que los ade-
lant~s del enemigo eran consecuencia de ella, cuan-
do en realidad eran solamente efecto de la Il\.asvil
cobardía, si no de un delito mayor. Rey y, señor
,"uestro por el derecho que Dios se dignó conceder-




-686-
me con la vida, acepté la guerra que vosotros, sin
mas estimulos q'Je los de vuestra lealtad, movistei.
al instante mismo de la muerte de mi hermano
(q. e. e. g.),' y esta guerra que etnpezásteis con una
decision sin egcmplo, y que habeis sostenido con
un heroismo que parecel'á fahuloso á los venideros,
no es solamente una guerra de sucesion, sino de
principios.»


«Nó solo sosteneis con ella mis derechos á la
corona, sino tambien los vuestros á la inviolabili-
dad de la religion santa y de los fueros venerandos
de vuestros padres, cuya existencia es incompati-
ble con la del gobierno usurpador y revoluciona-
rio. Escuchad si no al gefe de su ejército, al rebel-
de Espartero en su proclama del 23 de este mis-
mo mes desde Durango, decir á sus soldados las
precisas siguientes palabras: El memigo descon-
r;ertado será batido si no se acoge á nuestra generosi-
dad deponiendo las afmas 6 sosteniendo con ellat la
Constitucion de la monarquía espmiola, el trono le-
gítimo de Isabel 11 y la regencia de su augusta ma-
dre. Los que ¿si lo hagan serán admitidos como miem-
bros de una familia, ptro al mismo tiempo la rebel.-
día será castigada como en Allo y Dicastillo.»)


«Quieren mas pruebas de lo que vuestra reli-
gioo, vuestras leyes y vuestros fueros y costum-
bres van á ser con el triunfo de la revolucion? ¿Es
esta la ptlZ con que os han halagado, y quereis que




-687-
vuestros sacrificios heróicos de seis - añes rematen
en la Yergüenza de rendidos sin combatir t ád~­
cion del enemigo? Padre vup-stro al mismo tiemp6 que
rey, yo deseo la paz tanto Como vdsotros mi~mos;
agradecido á vuestros sacrificios, nada deseo tanto
como verlos cesar para poder premiarlos; pero ....
¿podré susC&'ibir á vuestra ignominia? ¿ podré con-
sentir en dejaros á merced de vnestros enemigos?
No: moriré antes con vosotros y entre vosotros,
pues que no dudo que vuestra decision es tambien
la de morir antes que echar un tal borron sobre
'Vuestro beroísmo,»)


«El rebelde Espartero os dice lo que debeis es-
perar de su victoria á que os conduce infaliblemen-
te la falsa seguridad de IJ3Z con que se ha procurado
entibiar vuestro ardor contra el enemigo; Be dado
órden para llne:se'publique tambien la correspon-
dencia del general Marolo, en la qne vereis que aun
suponiendo'ciertas las indignas proposiciones de Es~
partero, ha beis sido engañados torpemente por los
que os han hecho creer en una próxima paz. Vuestro
heroísmo se resentirá de este engaño y de la facili~
dad que eón él se ha dado al enemigo para ocupar
-un pais que nune~ hubiera logrado pisar por la sola
foerzade-$Us armas; y mientras animados por vues-
tras ¡ palabras, y aun por vuestro egemplo, cotren
"'U6St1'OS hijos á vengar vuestra buena fé burlada y
vuestrobQnor ullrajado, rechazando de vuestro ter-





-688-
r~" ;~_ldes.;,eon6adp¡ga I~ obteocion.de
u~,' jus&a y.duradera cn el- afecto' y agradeci-
mieRlo, de< vuestro rey .-Cárl.s.JI~


«Real. de Lecumbol'Ti 30 de agosto de 1839.» .
No eran .ya estos pueblos los mismos que habian


sido sei& años antes, cuando un faoatislDoeotusiasla
por la religion, por sus fueros, y tambien por la :eau-
sa de D. Cárlos, prenda, segun eUos ,que ascgua.-
ha legítimamente las otras dos, organizaron huestes
respetables con instamaneidad asombrosa, las disci-
pli.oaron, ó mas hien, sin aguardar á disciplinarlas.
salieron á combatir contra ejércitosntlmeres08 y bien
ordenados, baciendo en todas'patlC8 prodigios de
-valor. El escarmiento, el consanciO<.f.eLdesengaño mas
cruel erag el fruto que habian· podido lograr en tan-
tQl.iliMt4~du.hadosuperada '! frustránca. Y ese
«~rw~jrniePlollll.y:.ese ,cafeclt),,~_ ¡queles-+ritiU.
bi,l ¡el; pf\ncipe en ·la proclama: .que acaba. de léel'Sé;
eran para ellos, cuando menos, palabras vaoías de
significacion. Así tlue, los provincianos bacíaose ya


,los descreidos y los sordos á· estas miseras plegM'ias
del Pretendiente. Ignoraba este, por lo que aparece
en sus palabras, el acuerdo verificado el día anterior
en Oüate entre el DUQUE DE LA VICTORIA Y Jos Qmi-
safÍQs del.general Maroto: y como de eUo no ma-
nifesta$c tener noticia basta el siguiente dia ·31 , en
qQe se. tatificó y solemnizó el convenio., hábJáremos
antell de este; que ya habráocasioD de volver des-




-689-
, pues á seguir los' actos,! los palOS idel 'c1I8'rf¡el. IRéal..


" ¡SaJieron:los,coniisio~dos deMárotoen:la 'tarde'
del:29 d8J¡u~itldad de Oi'iate~despues'de babeN"is~,
lo. d~s6laraJguDos! bataHoDes del :brillante ejército'
t<oostilucional dehlNortM·; siendfl'portadores délcon,-
venio ~cl miai: fu~,entr~gQ'do á las. pOC3&horas al ge"'J
Ile .. al ,de~¡" ~rlós eo. Villaneal: de ,Zumárraga;. ~i1't'"J
mó Ml$rl.lto, este importante 'documetiiol mo y: ¡u~gt)
de babérsele pres'miado y 'Ieido ~ ,y . .c~e!~adose "en,
riesg'o si slls ~dáQSulas eRlldl.p.Q.'o·co:n~cidas!eiUu,
ejércilP! t proouló plfdarie: '!' obser,yar, la: mayor, ¡'~.
~''* r~specto ~l ~om.en¡dofprele8tandoJel desi~n¡o;.
de ,~I' algupa&,r'eJlr«ioUf:ls.,:.l D~iJB,s<wre'ciel'ta,
fr¡tS,e del :tratado. f"en·~ :cuafqouia exigir uria mo-'
diticacion ,accidental antes de p.dblica;le 'Ó sus ttopas.,
Mas eran la desco.nfiuu;a t elmi6d.',¡les·mmp"bmi~
sos lQS ~ .~~t.h{\Q·.M,~o'ol1a i\."Ire8ba.da,PN,..
de~ei,a·. -+-Ih~ia; señalado: el.C.¡¡il .... De-OIl\& prtra> la
preseD~ion de las tropas carlistas eL, pueblo~ de Ver~
gara, que era en dOl,lde:etl )a jDlmana del..30 ~ de';'
bia dM, .celebrarse el acto isublime:dé ]arecdnciliación
,la reunión de ambos ejércitos: yc.on'Viniendo el
ge~eral de D. Cárlosen la cita de ESPÁRTBRO.·,salió,
sí, ,de Yilla:real en la madrugada de'esle día. :pero
saAó, 1'9 cual debia de hacerlo al frente tlc'10s21
bat~loQe~ J ,3. esro,adrones ,q"eeompooiau ellolal de
fuerzas d~ su· inmediato mando ;iocluidas todas' ea
el: convenio, sino acompaiado,501amenle .del gene":


TOll. 11. 4-1




-6001..-·
r.\littór;8~llé,.lgu~·..()ficial'" de<"su ,est.¡¡do; Dill.li:
yrlt'l.l.Pr.tseató;e·d,4festR Máne,,1i ·litrganel'l 1: Puit8:lm-
peY'que'66 ooH.baqel1ÍiV.erg"~ ; á UlyOpunto;nti~:ha:..:1
hialleglldontddaYíale. ·DuQÚÉbzo hAl:\'I4;T-ORFA', Pero'
hllbiondó> Y611ii4ad0':~hl"Sir e1Il"rada I :lÍJ ~ouo 'ti'émpO',
ro~ad6:de :hpt»qpa que lrespi;lJban i~u:telStaidC) Imá-
ym';j sll06colb<Y'~u¡aBdo:lo MaS- ,ftiotlill~iy'fe~~'é'''''
tahle,.oso. valiente '6j~rcito~, ,haJlói;e'. desatrlRUMe111
menb~·\_pre.did.o de ver 60:100 álMteroJo, cemo' en
calicbd, ,(Ie'present'ado: .. 1 ... S()rp~1?W ·d • .-ESPARTERO:
sumó de punt(J~·.y·loS·efect08 de:¡l:a 'irritllbHidad de--
jahMi ya' énl(l~ne.tseen.~usembt\ln$e,. al oir"de huta
del'~enellal 'ca r. U sta' ; que, 109 h~ lone5-' s~; oegallárt
lodos allCllmplimiéllto:delo '~ctndQpbIlMll·tanto.ql1Íl'
oDtu'Viestlu la· seguiiaaodde ·que I lis: Córttesrec'Onoce.;.:
riim\~lfueros¡pr",,"Dcianos,..kní6"dl) el disgusto dé
mMlifestariO,.sí,a\ ¡;&NIJE.;;.Dt®8r¡dQJ~M:· ¡ffiadilr
:Marota, qoe:Uhlo ,él wmo las pBrooa,:,Uij"¡ eae9~
pafiabarl luibiao;venido) am plll'Alljro.hal'le la sI~eli:..
dad, y.)mena féc.OOn'lJue ~abi.áftlifirmad~·~t N1ovehio.
El ~Del'al 'M:Ji)¡ (Arios balJlahll:' soltj ;tle: !lú"cWMla
en este iobto~:¡~e nada .teniapél'¡~jerto;de sílJCero
ni;i:le,'~acto.:·DaridOipotlsflplle'S'o.lo- ;'qúe' le tlfctaba
S1l1tqmor 'Y 'lé-argiüillim ;conoiemiiá<.'qnéltdn: agitada
dtíbiade esta~\ enl aquelt-us momefít~!f;' Márbto: asentó
oo~bo're!iíp~t ... de'lS-m:troplfs!'\lf"le 'Sólo' tti·V'()h~S"
tencia:erl su:ooálorad,dmnginnCion; pues 'q~ tio hti-
bo·ti.e.mp~, 11iI -ot<11JÍ.01l'.j: ni ~Qflottunidad pafarealj~




-6M~
zal'lc¡F¡sleí heclt~!ftlé'; Itói~katm. rd6~)IO¡¡, b:U.uUnM"'·
carftistas á cumplir :10 esti palaaov NI) ·téditli,w~;t!tthSl,
CObl0cimienlo atgunol~e ,lns'.comlicionres 'bajó ,llrs!~1fa'-!
)es,~ehabia cei~brado~el pónven,o 'j'<pDe 1on! buen
cuidadOi Marololde no. ,pllhlicar entre Imt, imyds hásta:
ql1e ,se flilOODtr.(fJ3, segllro enef CU3t'fulgeoornt'ueJ
COf(DIl:"';I)~; cl'atole~lqUe'BO le!nsistia'¡1'3910R lal-
gunil á aquel/ geriera1paral'esptiear.s8,d'c ese: modo.,


'" Pel'm:inetiéron,1odos;en:sUenmo'aloir ~an ¡ e~tra­
ñlW:noyedad;:y ,imdoJ6I:aaudilloldtnlos carlistas' 'la
fuertc' iplprelfion"qua:b&bia¡:lJ6'cho ,en, el' LnimolJ'é'
ESl>Ñ1l1alRO,fi,wi:gef.,s :que ,Je,aoomp'afiahlm ,una
llIn;ne*aM*flrlta de 'Cumplimiento; temiÓ' p~l" tlU,'pero.
sono~; fOi .. igiémkls8' asw.tDCle. oa~ coronel i~gles' Wil~
de quo S>ebaUaba: preseate:; TogóJe:qne ,le ampnllse
bajo su., prÍllecciqn.1, puesqu.e Idos_:.¡ aquet, l*btn~
se áWSia ,,.1 ~~eUoll>~ci.áaiocr.!tisp UTBIlO tlritorM;eg;
repaso:oón·l(}igni6ad ",~6 aqwüla hmilianle!pr~tl~
don parana4h ·er.4l. necesaria' ~qtm el ge~raf Mároto,:
y lodos los españoles que reconociesen las instituoio""
nes que él babia ya reconocido 'J los a 1 tos poderes de l
estado que de e11asemaaan;; tenían completa·,segu ....
ridadbajo,eldog'ÍlimopahelloR español, siéooo, allO~
gido& eOD,benevolencia por el gobíerllotonst4jtlléio".
Ral:de'hlt'einar,0.'1}uieu'él allí reproselltaiba., Yo oh-
teniooque' hubo esla prenda ~l carlista.' mosl,óse
agradecid6; al . CQRDn';"DuQuE y :m.enos : desarnmado:.
Mil§ animoSo .y resucito cl genL'!"al Lalorre , ·so:J:ícito.




-69B-.-.-
cctm,raiUnaj dilacion qll'fJ,debia .deserle ,harto peIlO'-,
y lemero$p de :que se desazqpase Ja, ocasioD que ta.-


• lo anhelaba, dijo á ESPARTERO qU6:élse ofreciagU!-
t~so.á p&$llr siodemora al plloto:en, que lta~ia deja-:
do .. la di visioo ' vh:caioa ; • pr.ometiéndose ,el recabar;
de. :eUIt! la a~('Í'tacion del ·tratado, y conducida á Y er~,
¡ara ó,perecer eotrersusbayone.tas. Ad$Ditióae e!~
oferla y,y« "eremos que· su; mi!iioo Cué feli~~,
-Ruiopapeltocaba desempeñar,; á ,Marolo en . los


últimos: l mas críticos Dlomentos del convenio, si:no
daba señal alguna de ,ida , 'como gefe.principalqu.e
era. de: lás trQpas carlistas: y preteodiendo;salir ,de
sU'estllpor y de su apocamiento; estimulado :Ün.dtlr
da .por el pliso arrojado que iba á dar. ·Lalorite i , :per.o
sin atreverse á separarse un instan~edellado de.Jis,..
PARTEB.G. luv~ sitl'einba~go' valor para, dir;gir una
comllnioacion: al cómandaute. ,f;eneraL.d1l ¡ la ,di"iswll
castellana, por mediode'~u ayl,ldante de:e8tado~""
yorD. Enrique O-BoDell, la cual deciá de esta ma-
nora:


,Sírvase V;'S. convocar á todos losgefes debri-
«.gada.y ;cue~pos, y decirles que' etque'se oopforme
((.(ton el adjunto tratad& ,y tenga la resohiciop ;ne4le~
~aria para llel'3rlo á debido efeolo;' h., ;manHiestc
4ajosufinna enel mismo doou~oto, que de·tOdos
Iltllodos :se me 'devolverá para 000 su:conocimico-
ato resolver'lÜ'coll'Veniente.,...,.DiGs, guarde á Vi' 5.
(muchos añOs. Vergara'·30 ,de agosto de 1839 .....




-+693-
. ,atafael Mln'oto~Sr. :D. Antoniol Urbiztood~:;.f·M""
«mandante general de la division casteHánn.:.l ,"'d'-,


Si' faltasea.JgDha prueba de que :MnoW ,aislado
ya , acogido y como préseotado eR :el . tuartal gene'"
Tal derCoN~EÍ-DuQu·E·. 00 cm1laba tc)davia con nin-
grioa fuerz8{panJ'la egecucion delcoovenio, oime-
nOs habiatonfadoal ti'E\lripo de salir de. VHlal"éalde
Zumárrága, coo' los gefes. siquiera ~ :á' quieR's.'P"o-
curo' hasta este momento: ocultar .lasooódiciones del
tratado', despues de la c'Oofesionbech:ai por él i,Es-
.PARTEruH~n. este dia, Y'l'isto: el-contenidd de lesa,qo-
mtinicación, ya '!Iadie podrá: dudarlo.' Ailuíf enefeeto,
data, el pr,irher·coooduliento. qu'e''del. cou.eriio, tal
cual llegó á ratificarse, tuvieron las. gefes ,castella-
nos'" :áconteciendo lo' misino á J05delos' batallones
de: Guipúzcoa' yYizcaYa:. Reunió· ¡Jt.hft.ton~ r~ los
-di su¡di,lsionr.~j,'l~éridbt& .o~r;attílltrlq~,deh'ata;"
do •. lIot6l. 'grahde·!lepng.ancíaqllé i tCIBian en·6t'tmlr
nrt dGonment(f·ch,n' el 6ual~d6Cm)'que se. tes SerpNW-
dia' 'en fal fals&" posidon ~'U! ocupaban" ;eDlré!l;ei
ej~6ito"de ESPABl'RIioy el de"D.;~rloj¡ i"perolib~
'diéDdiolé5'~Ig:unasJiet1ex¡ones ,i 'Y De perdohllOdlo ¡es~
Juerzoalgonqeste' general carlista; que' toalo:in ....
jo :.fieniaenQ-e 'sus: S (1\bo-rdinados ,pudo: al fin conse-
gUir: qa.e 'Se. I'equisitasff'el tratado .cou' fas fi~as ~'de
tódoll!¡ Isin escepción¡ a~una ,.devol.viéodolei'on;se-
guiaa: 'á O~Dollen paliaq1i.e': fuese'1álprescftt..,l~ ;á
Maroto; ..... A:tas· éllatro;,de ia,tardedirigiÓ';este,otra




~694-
-CQlJlQUiJ:Ilcionial!mis0l0 .·U~iztDndo· :cooicbi.da ,M
estos Ikrm¡~; .
. ". :,En. vi.Jltuddel (:onNenic)¡l/leordad~¡;I .. v.er'rélhlivo á


, ; oJ


... Ióli~a&e~:de p1ÍOiiooc.ieniydeuIIW¡Y;'S.,4!ieoe'ya co-
auocimieato ,,':d,isrontlná· V:: S.;i~8dó ~_go ¡Ij· ma.r;:...
-«Clba iJoJdos leuerpos 'qlie .. es~énl í:anfqrmes:á cele~
-9brtarJ.e.:jliira,,!ka ivilfa'!lo ,lIl'lÍldla.:' dáoOOmehv1so
·«O"r.tueó ~y'anlicipad~ ~. oolliendo' entender talDbien
llléslft, MsposicioR a I brigadier. ¡}turbe y: -11. gefc: prio ...
~ipaJ dtdo, bat .... lonesl';i.zoa;oos; en calla de. baben.e
.apro:llirrildó,~a 'á: ese punto: Dios ·gli'lnde á V ... s.
.«nwe6los ~s1 Vergara:30.do ~g08'e()~ J839.-...Ra.-
l .. ,facLMMOlo.;.......¡..M.' ~omanaante generahdo ta diwi:"
«síon~asteUana.». ,


:IErá . .de -cneer , á vistn de este oficio, que·,M;ll'oto
.sQ haU41lia :eíadAaluolacualld,o . Jlegasen á este PUl,to
1a&· {.erias procedentes deV,i1IM.'EIa\-;. pnéstQ, qU& há ...
biendik1¡[l/ stit\ui to, fIod6S .105 'g~fes i ek~1l tenio , ' ,lio
ddli~!lahrjgat'. género ,algüno, de ,desconfianza .. Sin
'embargo, . bien ,hallado, y goareci;do en el cuontél
.genera.llde ESPARTERO, ~ se conlentó ¡solo eón' JtiIIlHl~
<Í;.aq~J.,purílQ 4UDo¡d.e 'sus ayudantes, 'portad01'de
oriA.' {)!d8D: v cr:Jia 1 reducida á -que 'acampasenlasfueit-
2;18 hastala.mliiiaoa. siguiente en. que ,el,'D1J(!tlE:ld!is~
,ticiui m!VisUda8' . .EslaÓrden full'· c~ónuBc~.á U1''''
Itiztond. ,ea el momento mismo dé lIegM' ¡; ADzubbt.
E Qtl!C ':tant0'leste' general de los] cástelUID()1i luébahn
... &no$o por contrareslat y neutralizada MlCioD~eD-




-.1)96 ......
wJltr .. 4 M VIlr:i~s cleme,l\tU¡:¡~.éej,,~uQsta~"Si que
apa .. ,e.cian,. y; .. se multiplicaban, i ,Qad~r'1Qlj)lllq~,~;:f¡(l
<tquQlJa·grande ~rísis • ¡opoojéndose a Léllilj) de ¡l:J l~u
.dese;¡da ~omOJ tClpidll e~'¡plJ.l:Jc¡oJl~ Dfl. UQ ¡adp .50 p,;~,
sentaban C$ ~,,~dllfl!\;~mill*riosdfll! cu_rtd rc;alj~n¡}.¡a'!"
j<ln40;~PIl,4le\~t~¡faf\'br dQ:unll.Jiea!l¡¡i~,q\\1! ,d.~ql­
.l\ie~~ &.U¡4l\tjg~-.:~Hol.d. "r~Mi!ll\te J,Pe·j).I¡r~ti ljls
CU'lt~O,. c~roas ,q l\e.. ,e&~,b"",.Oc .Q bS~N,;wi~n~ ~~. Or~
mailjtegui .• ,y.q\lD qllbi¡m ~~;.~n.to~4~)4::Á9~Q~'a
PQr. sug~~er¡¡l.: deS9~M~~\~Jl¡ tps' *tf~MJlSn,k :~,
opoQiéq4pj!~ :~. iCMclJrr~r'. i\l,Mfl~f~iQ)¡¡ ,'l~~,,'!"
:d<w~ "q\'Il\tp ,4.!}.~~ca:f.ga ilP~¡II.l~'~.Q!,I~¡¡~
d.rqp.ca!St"UaJl~;C!>~ ,il<leliJil;J~ ,ól;IP~Qa~adpp,;,,~U:)fj~ ...
. d¡~r ~tJlJ'be. ~artWien ~e. :p'l'.esentó, á~IlW ~~~'i~ll·P.la".
nif~~ndo que SU/\ .b¡J1allu~~s. guipp~a.nQ$·spijGi~a""
h~n regl1~~/lr V"~!1~.~ A.Q~~~,.~r3;llfJIlQ~ J411
~rm"'i· )Q~aJ,IHID~~, §Ml.¡t~IJ6\tp$I:~~U~~;'~~~1>II
(pf{J",~"~~~.a/l~g~pohls..á j,nspir,~'~l'llflt$QPI)~~~J.
largaper¡Ql~nepqia; de !M~pt~ ~I) V~g,ar~ t\ P4"9PJlr
sierol),tMlJ;¡ePt~ws ·v¡ol~J1lflri0$ tltLG.\\I¡p~C9~ t~
l~. I»,a$,. UP9m.UJII),; rJ,~c~tadQd¡~,ia.~cJlp,",. :J!.~ ,A\cti-
tud ~ili~af-!} hJ1pO~R~ ¡ bíl~Ja ;nj.lliRl~i.<m, A~~~r.a.­
_lado. COWi~itll)éodOie fll ~f~clq, ~gJ.~·#(}l·rf!l;a4a¡,~~­
lUfIl de .lles~~rgll;. cptno:Jl;¡¡¡VR>8le ·Jit~ <ijl~rrt;i<w#li.:\W
. aqJl!l\I;\; pa:ON.:PI ¡:i~ I :j\.qf)s~d.: ~WJ~.oI\OK,J~O f~,.
_tes ~~~D~~ltl~i~se.¡~)M~,,;,jIJlAP~jl~iq~ISI,1j~
v,i9.WJl ól'C~mpallo\\j lA; ~aJi<J.IJ:Pf"'/l: VI.1~~r¡a,;lsj.,4P.~~~~


.10$ 4.eJtPfQe¡Jtf pi~ ~~Ja,~Aa'IWJI,~i~ QCJqt~t¡.




~6-
;.J' Dada·~sta.tli~e«:nai,'·,"no sati8~cho de~U,,·el
brig~dié*,' MrltMa ~ '~e '-retoh'ió ,á ~fic¡ar' á,· ,Mat'Oto,
minifestAnoo-le: ~Ile errA. cle' ,t~do punto ncoUarilv ¡ M·
ceder' ~ 'sil r~lániatíon!;' i,~y ,luego; deflSpedi('> e6-
1e'o6tio ,ul:lrctióIJtúrbe:at·oa.wpament'o de S'a·btiga-
dá" cM :ljf :tulí} ¡ se' éDcatmnÓ á la áhllra·sh¡l 'ltll'dání'a.
'A: las 'tteé"de 'la'lul~drugadá, del, '3t 'reeibib el'gef&ire
fo'!l' g~pu~anos 'la 'Coftteslaci6D' de Marot~, piltime ..
:ditf4ié'UD' oficial del estltdó mayor de'este;'osiendijel
re\Júlt~o'diti~i"é 'Iturbelüída TOlosa con 'sugenle
qUéik'Tóeeendd rtraícicinl" resuelta tod.·elia:á.!unir.:.
sé'M'h !Dl;cartns!.l Ob¡;¡·ftl&eSf:e·snoos6, 'el 'cUal pudo
cOJDprofuet~~'ek·ciertomodo,Ja :Suerte íI~ltos 'gm-
puzcoanos;' y ~ ~ra aceptab,l~·á J090jOS: de>sulJ,rigtl-
dier'Jturbe', tan iótereSl1do:á fa~Ol'·delconvenio ;: de
lbk 'em¡~ri/)Hi"e' ~híidntl'ódaeHlo'e1 partid()faná-
liMqmr-ap~tlt'h~ at'P~6'8liitUíté étH'38 ¡.6lát. de··'e9t1l
tirigltd~~ IÁ'dMpe'C'& ~~I$U·ge(e~_ gf¡: ~ia\',biigadb
á'''lleé$á~~ en otontnrdioeiOrí"coD;si1intocés,
~ ~mr-*é'Piadb lr'suerre. de'susbatal~s¡;' ,.,;"
- i;"!A.brmád()'Urbizto~do·ebn UD lan peligl1oS0 é\loft-
t~jJ:liimfo'.; ereyÓ d~¡s8'má' u~neiq ellra&J .. ilatse' i'l
tJmMená¡;Yérg~rif; dl! euyo'punto sololifistaba'the~
fila -hor~;' par .. d$~taerit~ :.Je' lo que 'pasaba' al ·Du ....
-Qtr1i:Y":Sff genieiialiD:"Ba{~e\'Marotb" ])e-aeuérdo, el
~r~d.dbs' 'ciastella~oSi Con ros . bti'glld.i~te!j. su di-
visioit'JVF-erna'iido Ca¡"il~, ',' q1le mandaba)a 'Cdha-
Uélli¡'i' D.iFt'lIlléi"oFtrlgos'oy D .. Hita~i(), 'CÚe,j':"




'--'6~
lIaf;1'14' quifJQ.~&6ó ·'u· déSrgtJio ¡td,,'irti~ndj}tes 'que
-se· ~UiHeD' 'ell las .estremos: del',eanípaoumto,¡i flii'de
-est~ba~'tód'3 comunicadon CO'n las' fuerzas prbt4Í-
denteg!de' De~car8a, 'partió eomo't1n'rayo' J á lds diez
,mInutos fiel fl"H~bll' 'Ya' en ~t· al&jamíentodef' :ge-réisli~
peri&,; de''-o egérdto~ :RecibiMe' éSte 'en c~mlltóda ...
Viá'~ 'y.éhletltdo que: fué ~'tlltriste'tiUén;qüe lrMÍl


. Ur,bitWn416,''Conánimo'aWti(lo''Y "'¡oi balbulcieote
,d'j61~nltl~ .pasara. sHltardalirl!*lÍi ~muIricaI'lo' tédó' 'al
'geof!raU:sPAll\tJtRO. "Un~on: ~fect<d;lijS 'Po~ ;h\~ ...
1imté8 ':el, D¡;'Anton~ 'al nÚ®E·'DÉI.A:VtérUítINJ.'á
,'¡uieitj4'e9ptl~8' ¡de 'litltitilljfl~" e";suees~-f~tal dti Ws .
-~'iCll)8b~s'; 1·1"tlíteró: ~ .tI, eOü1pr{jJJln¡&· • dept'es-eíUar
'mtegrll' la- :di"iSioD '~e"G¡jstilJaf qlle'era' 'm' 'fmípeño
que hllbia'centraido;'haciéndolc: -ver depá8o: qu~
eta 'liarlo- probable que' cuauclOt eslenbetb'o lk\lgasl!lÍ
,~eot., 'd~ losr1d, Ga!i;pÚiC03fJt(1S;'animli$e1'a .
,seguir'i"&(imita!r~u'e~~mplo'.:·'eOO'rinUj enii~; Es ..
l".ttrnO·DOOptMktOlgustosO'S1l·dfctt.a\ .• y·UtM¡\t~mlb
. iaJió: iumélliatamen\e de Vergara ttornánd05el,~ A.ftL-
zuoo." nO"sio' saludat· a~-e~ Gtrn vet·á Marotorpfu-
:corando 8i1imarle'j. p1IeS-que era grande 8uaba~i­
-miento yjUsld ~u. enojo. ahonsid6l'IINluese ib.'éiCer-
: oandOl 'ell ,momento, de' la anheiiadn' r,a(tol'dadaooncí~
.li«tift J'" .,.ro h.hla·lfla'zas .d~"que· 'fuerza algUIII.d:.,


• so'eg~.,titó<!ridiera;á presentarSe;';':,., ,,';".
-'¡¡iAll ttempoJde'salir de VerguIHecibió'UJrhiztoH-
dO' ¡a "is()" d~l'brjgadier¡ Cabdlla ,eh:ual Jel'e@I~ltla'"




---:698~
~\ COD! ,Ilres~!l1;a ~n ,el !!j~r:cito. ,par.a,imped¡r, qu.e ,un
~qll,~r~ll,guipuz~oatlo, que m!i1Jld:.ba Sag38~ ,~4t ...
decier;a Ja~órdeDes ,de huthe,. ,quien le,bllbia"~e­
v~~idQ q~e, ~bll;ndf)WI~di ~l'Q¡tQ'J¿~' le 'incorpQr.ase
s¡gureud<) ·la, ~e,r~.;(),ei ¡¡US ,a¡s~n0s.~Ge .se; rlNbia
.a"ljAdQ.d~J ptileh10 ~~lgIHlI~r.1 carlisla,. oqadd~,oobó
4Wvew: i¡q~.venja:" ~$cape . S,u. cayudl\nte J;)~\. ,casto
~g~i;a,;,JJfll lado de, ;Anzuola"y .con Ja. fal:tl !ltUQvtl
d~, ¡q,,~, toda . lit di vis¡o .. "cast~Jllln~ ,~u~ndo las
hUfllJ,as ,d~ JQs, d~ Gujpúz~0á; /labiA ;J:()to la: mar~a
,p~lfaul\ir~e ~ estos. eJl ~os momento' de: liaJir Eguia


, ,d(l 1iJ· publacion •. Coollic\o: tél'rible.pau, :U·rbi~tondo
· .. que) iln, que,.~, €ol~ba .tan. .infuuslp.y ,taIJ ,i~~':"
, ntd() tllJl (}eso '; ¡pero reOe:x i óilando :wtOtlCes.,: sin: ei ..
e~, Jlt'lWIrcba, sDbre el único:pártido fluele,reslaba
J~n ¡~:' \TNendll:i crisi6\j , sin.· bacer, caso! ' de , las
,am~nej"'ciOlie!\ de,~;.! 'tee ~li ,... qne,ftylliul..te,
.erlf ta.itWie.n 'pame»te;suyo;;;atrevilní~schp~r icHao-
tp: i :J.lleerlep.re.seilte 'fJuesi.se~obsl'¡naba ,encontra-
r¡ .... ,e LIJlQ,yim tento ,d~, 1 08líataU~l\es seria, aquel "e 1
úJ.tiolO dill .de su ",ida,. r~¡pOJldió JtecameQle .qtie. en
.aquella.ocaswn ..solo; ~~itaba qué.le ·ohedéciesen;
-Jog~do lo ·cuatsin;réplica;;.é~;J,el D.: Castopi.ca~
·ron.Blas reaia ,etlpliaJa.í"su8 caballos". puditod:o- así
410MUer, á : la, ,coltlqmaellJa, ,miwt_~la.1&_La.
Sin arredrarle el pdigr.o,se:ipgirjÓ.;lJ...oiúM6q.;~ll­
lre' ]aldUaa lile 'JlIll,hatál1onea,:m()li\r~do&e ivdife-
t:tlntcs,kl:y su ayud.II~.,c.n.'lodQaCbant()j,,,J paso




-699 ......
ihan, .eoopnlraJ)do.De, tal manera pr()s~~ióadel~l)tc
hatinllegai' á-la éabeza, dondesehalla~~ ,IQs,ge-
·feside 'brigada fdrmando. las masas'; Aquí. mandó ¡al
'punlQ COIl :VO'H~lifotjzada y ; rC$u.elta ,h~er .alt~; y
afortulllld8rnen~e, ~&ta. fOZ foé tan~b~il. al. 'pQnlo obe-
,deai,da.:D,éstlloo,en lOeguida este general: al cor.onelTo-
l~¡}o.y :al:capitan ,D. Poorf),Gomez para <J.lle .. r'e6rieSfm
.oíM:aro14do Oflurriao,,: ,exigiéndole ,supresflntlloon
CQtno,únic~'meclio de coutener álos!Cuerpos,.ha.cién-
-dolos desviar:del flf!Qyccto 'que .babiao;concebid.Oiy,qlle
los babia Qhligad~,á\ rn.cer aqQella tnaJ'cpa;.hEl ti/tllli-
p&,lIp~eJj1i'ab,.f:el quiétiamo '.cr..- fatal·pal1l\ 1\quell1l:s
lr()paSl, :em~bid~.;)1a en c/l~lacio!l"!!""rqeelos"s
J.\l~P ~.,bi~!nIlÁ t~meridild· y pue,:iL ~reencij) d'c
.Ur,biztj)fldoqu~debia. decQDOCer .la íI)d~le,dél'ge-­
,oo"1l11hc~to t" ~nsar; un iust1\n-..e ,siq$ie-rll, .qUQ 4&sle
.gMe ~aW.,)~ .bjlb~ar, ~~u¡irte.l.·g~Ml'al.Q.~ICPI'.­
,DJtr~QYE·t i ",dCilollde, !16s;1!erpoJl~\miQntQs:.y, el, 'miedo
lebllbi,n ry¡l· ,para iSÜltnpre 1lepuhado. En. ,1~l.,!Sit!l1l''''
cÁ(),V,.,f8Ih.denidi{): á .h,¡¡c~r {)w)·,e$-fue'r7~:. y"diri-
·g.ieIl6Qlla, IYOJ.¡Í ,JQs gefe¡¡;, de .. los balallon~s, .roa,
:~¡festól~c\láJ);: ~$tllai\Ol e h.abia sitio aquel mQví-
m,iento.. ;t:tt;la, QC.iIilien, , pre.~isa en que.el, .l)obl~ Uu-
-OiJj& ,DE.,~. v'lbtORJA. 1.0&. espenba(lOfl $"", brillit,,'c
,cQan~,~.valm-~s.; ej~rcilol.laJÚef'tQSHQSI bra~f1il'~ ·el
cpr .. on.dispWltt~, p.ra rccib;rlQSen~,~l ~IJlpo,.dte; la'
recondli~&ion.y .~al' l~sus{liNdil pár.:á·,elitO$r,r.~4OS.
El !Si1eQ~. 1¡\le..liuule e~presal'·.ánct:l¡¡, .Ja. ~o.Ílformi-




-100,-,,-
dad s~!ligoi~,á'~sUcorta, arenga ide, UrliiltonM;j
quieD'lIvr()T~Clh~ndo hn buenas disposi<.1obt'iS', diri-
gi6s~;ál' cotnáodante del. primer;buaHon' 1), ;Jo!li
FtdgÓsi() ; previniéndole , la . cODttlmarcba~ Logr.h '3'1
-fin' este general serobedecído ",emprendiehd& :desde
-aqu~I,l'}tornel'llo- todos los euerpo!l 00 1St!. ~ di,isionJ la
,yia" deV é1'gara', (lÓb el oiayor'&dt!n 'y' siterleid:. ·So-
,'ht!e lif'íDIlPcbI'H:ll'eyo opi.i'tuno, el:.igit·, esplic~dnes
d~ l08'gcl'e$\ d«,brigadaacocca de la8'~8t1Sll¡'!qoe,ba­
bi!tD métivado IIqlMl':inesperado 'm:o~iMiento;; ,-fuéle
t:toülestido pOlr '.cabañas, ' que: era·..w :ni8'Si iJbtigu~,
qüe i ; la; rircpn§1!áDcfáJ 'estraña d~ fllhal'i d~l; ej~l'cit()
desde! Ita'; ~dI'ogadá : del di... ant8l'i~rHIé!wgelleí13les
Maroto:yrLaloi'ré', fllIid.l; abor'á áta'r.lhma d~íi­
-pariti-im ó a~U .. biz(ótJdo ,ctlyoside~igl1tb~ll~mit oos.L
Cónoo4o.,.",i"'litmplW-, la C!Uaht(j"~dÍla!p~t~~di~
·(ter pÍ"'&"n~ !f~vesójil'é:~"6j{· g800tt,,~Il1á ~'iJetlittf~e'!lU8
'~ntnde$' esf'letzÓs;qU'é' pafla'all()l!hllmaft IOs:~U8 que
efBdpártlcipes,al!l¡~tetol. :b~bil'4u~cb'Q ;cuód~ )a
abrma;, y: ta·41e'!lton6anZIl énl~ filas! ~é 'JoS'ClIstél)~'"
nóSl, 'qui~n~ se quejahan' ;eQaltb ;v(jz~d~ Ibaitllltse
~baliilohad()S por el-úrtJcó 'genéttáhlú&il~s ':qUbdllb,,:
lJue erttlfi¡¡tnle· !,!sto (cGoelu ia1{:ah'afia91dlciendtj')ry
'¡¡4Ift; \te e~itá*, mllyor~!l males, -se 'ffiIe:t6 det cilso:'l(().:..
'nufi'lftlitHtttiltid'itlipóMote, qUe! aI"p.$(j;'q~¡ • le¡¡
1ím.8pir..au·-tó1l6ao:tuI;~Ms,tot,liitilúy_~;ellÍj(jb~ltlIaJ.
"4Icllétfd~-'la 'CéndlJctad,,'los Pf'~ñtlpal~; gt(~k." 'J,',
':~'Oyé' el;'geD~ral cbn atendan e!Jt.~ré&pUesta, 'J




-701-
di6li pari, Sí ,todoel18lor q"e,en $ítienétl:\allpala':"
br.as,;que: acababa de pronunciar elgeffMleJa;e .... ~
Uet-ia;' PeroprocOJ'ando :disimular 'y 'ganar-" tiempo,
GUal ,coftvéniá· e~ ·otasion tao.a.zarosa;; '¡bizole&: ,ver.
tailto,aLD ~ \; F.erJia~do cuantO;Í; Jos 'otros gefes, que
aquellas tOÓ' eran ,lino razones de' maS' ruid.oqu~, sos-
tancia;,\; CCla olraserasivás¡y frases ,de ,huendedir~
4fue at'paso, ti uq ·en treteniaq eLánimo de los tque iban
obedeciendo suintlueol(ia ¡;siQ,.dai'l~.apen.s ,tiem-
pO: 'para u.na ,.simple répliéa " haclal} reCQfr~r-í'como:
insensiblemente a ~esta8 {uerzas castellanas ,el espacio
~ mdill desde! la ¡cue$ta . de, Desc.rga hasia;:el ,in-:
mediato,..pUÜllo:deVergara.,. aoondiJ .set-dirigian." ¡.


,¡ ¡¡Serian lo&.ocho de la ·mañana· de: eSte' .Ha:31 :,de ,
agosto' '.: taJ,l meowrahle'en Jos fastos,é5pañolés, fuan..
do el g.eneralUl'hiztolldql, ,al frente, dé sei, l,lat.allo,..
R6S~ tres.eseuWOnM l~J.pi~2as.;dallTt¡iUe.laj·des-,­
ijlllbaopor,klaotel.oo ' las,tropag, cODstitucionales que
habiacn Vergara.,IJmjo- loa. 4ireeeioo, entonces·.del
brigadier:Labastiddí segu~o gef~Alel: <E.; !lI.~G;,;del.
CO~E-DuQuE-.. · Ambó8'~jéreit06,·hiciéro.Dae. mútua-
mente los,líonores>CIe ordenanza: .y8ittiad~ en -al":,,
terllatiya cém]os· "cuerpti, CfUe' habiau, ,ydDJ:éado,,.
vitOl\eaban·.cn \.,triU'nfo á ,la,' Libeftad, (á,l"'iCpnsti~
tucion\ "á )a .. Reioa • ,Jos antignos·-defenlioFes~ed~D
Cárlos esperaron algunos instanlesin'lt1¡ri~tlfMll­
¡j osos, Gonaus t .lQir.a4aB .lllpre&e.m:ia. del •. escj~recido
g.enenl E41PAB1j1i1lo ,'@-jeto @'ámof,.p'tJla ,muchos,




-102-
de;.dUlWaeion.;~';deJf'C9petopara;tHos" NG'l:5q Jiím.
es",ar.la)\'~o' ~tiemp(); el; noble, DUQú&' IJB f}AI ~ ,V<M:":
TO~I>A';:ánbeloso rnásqoe.'nadie de \lel' IIQga~-d~¡'~
n;¡ooto"de-dár latamJmoaoo paiHos poeMos. tlercaoo
de numeroso yi (deslumbtaDl~; eÑJ1lito l; l apareció' de'
a W á' PQCf)l ieitnet campo 'de la; '1"eOOncilialCioniíll 0"-
diIlo! ~de, loS- constitucionaleS, 1Ievando ,ah g.ooel1lit
D. ,Rafa"l. Morolo, iá: su bquierda:' Bespul'S' de, Té'*"" ...
rer'cdn,su "~llZan btioso' la eStens'¡:,Ullea ,de aquellas
iOllmenblfs huestes, -saludando á todos COD Bl3l!Ciat
y afable cortesi3, dió safrenté á la djvisicmcasbeUana~
~evinieDdó á Su general que mandara. eeDar, I'r;....
mas ,al,bcimbro.JguM morimilCoto egecutó.,nUfo(an..,
tant6 slt~jértito::.y ,déspues de .una·alocuciotr:mi-
litar y . .fianca; del, geileral ESPARTERO;. ps"bpia del
l!\lCes.a~ C9D la· cual estc,c.apitao insignt' logro con ..
mover IGs: Corazones .,,dé ,todOS! les¡oiicunsbntell~ os ...
p~anao;.y aun magnificando tOOa.la"sublirpidBd~'
Ja.grand.eza.toda:«eaquel actl)~ conévp7J ,c1ar,a j.con
altimhl) s~i.dó .ye~érg:icO: ,~tuv{J al 'fio·ldg<ir lIo' :esce¡.;.,
na .g¡raDd~, y~ietna: de:aquel iIIisLó~ÍC'G .. drama, en'
que accl'f.lÍndo'el-,DlfQUR'DE LA VIC],ORI.\,;junto á si al
geRerallllároto y estrooUJártd'-e·eDlr~j¡U8 hc-azos, :de-
ciáen ialfa iJ. ajsliniil v.oz~ abra~fl()s,todO&;,hijOs
~8 " ;COfn() , >yf)"il1JrcrJo; J}li '!J*1tér.al ; d;" lb,;: 1}'Ue', fueron
c!mlrMtió'S,ttU,~;r()s.,' : , :.:.'. ;", ;',">Ji' .",;'


, Imp~ble '-es;'quuda ,plOina..piolnl 'vivo· 109r«9'-
gossobrchli~l'Iosdela pri!riet"almpr~siori de es-




...


-'103~-
te tan: noCabt~'lsooesO. IAlborozad~'nnos,¡¡otrhs,
les: 'gUíes ,':oliuiales j 'Soldadusl de 'ambos' éjériim'J
oonstitucional y carlistá,¡ procuraban :multipliclft'! ~n.:.
tre eHosaquell.a:eseen« qw'C: rebosaba'taDt'él'~rdillli-'
dad,ülosófica, tallta y1tan. herói~a ¡póesi'i,,·l~,euatllltla.J
bllban,;de¡ ¡egeeti1ar' ~tl'~mbQS ieapitanes~ 'Mit'iyÍto-
ros iy ~lWlacionés á la!(1i;mstitllciowpi la¡ iltein~; ir
la :paz i' : á. i-ós, f ~r(js Y' IIhscilare<tideo' J)m)úE' :¡m ¡ LA
V ICTtnuA, 'poblaban: en 'aqoMws¡m.IIlIlRluSloY·8ife$~
y eran llorr.s'poll'did'o~ pot soldildosque ltasté eSl~ diti
se 4abhm, hecho 'múlUlunen\ll ¡ guerrái e:neal'llitatiétlis
músicas¡lambioo:¡,lejo& ~ ~sonar~ot)1Olh"staJeñl:otj.:.¡
ces'estdpit8S!IDall"oiáles Y' Mlioos nc~t'OI·,,.,JrQC~dh 'olí"
con,indeci~ júbito m~looiosoS'sooidostIue:an~nhli~"·
han la palZ yla nnion,',simholi.zadas en los: hirnno!i qu,;
en :aquel¡ instaBle' y: como' por ¡jnspitaciw 'sec;eJlt'0oa';"
ban .. Gllaodle 'YHlDgestoosoi ~, luMime y:fte""ca~es':
pectáooln"el que'ofrecJa";im {"slá'SaZo.n tos; Jri!jos;d'e'
una misma patlria;;I(}4ÍC',deponiendoll:1$'.odio& y~~
cot'es' 'Con 1fQ.i1froJ" espaci6 de IseiIY aftos sa ¡hÍlbia" es¡.;¡
tado. hacieMo 'crndwgueN'Il', oeporien también' \-as
armaspoTque. '31 6n',han lIegada l ft;, compremterse,
y se reconcilian, y se· allegan, y ,se; URtt." ;'Y' 'se
a:mistlln, 'Y.J., .• seahttlzan..Aquel'que bas~á¡'-'!ltemo­
menlp·hahiít sido'un 'Terdadero\nampo de Ag .. auiaa-
le,' veiase' instantáneamente· c(mvertido 'en·I~U1I~ 'S.¡';'"
broso a pateota d.-;ro .de· pabllllall canilOsaSl. JI'tievDbs.
Dementábaose todosallímuY'<Ísu placer,. buscando




--m4,;-.
~HlU" dll;.antipo,."¡'jetb deSIl-prédiaeeioDl J:
__ .,"',...r:;· COb quien babia et/tadó'sio -eitll),."",,¡
gQ·l..M~Ij:-ámuerbJ. en:tpuloi, ¡añosóMar.a.viUoso8
y.. ~$" .. ~;~kclog .,. ~rra& .. ci",ile&.lque-f(Wrmall'
la,pal'l\ft J 'DlICS, lt.rt r y;,8eritirM~all! de . ~os· dramas
funMtOJ!i i'! Odiuli~ ~Alij" gilÍes: fJ' ootial"'que,babiau:
!li4q.: ,~pAI¡¡nOl:i :en ¡el ejército; lIe EernMido yu;,
objig~fio .. ,des,pues. ·.á,:la ,muerte dei ,eMe l' POIt,l!'1s'
qpi~lQnes á seguir opuestas banderas. ,políticas., ,bus"-
(¡~babSe Jln06 á ,~ros:o.on- los! hrat08 .~ier.to8, parx.
anqd,a ... :3, lllllifical' 'su. amíst,a,d., anligap: 'alll ,: ,los que
~ su, ¡afanóa,)'. en su' ,jufe.n.tud babjaofrooru!ntado
una JnililUB. eseueJa, ó un: colegio, mismo., Jos· pa-.
~ientes. Jos hernianos, los padres, los -bijós ¡¡,quie-
nes un error fatal de cálculo,ó una mal,a direccion:
de las i pesioDefi ¡habían teftido. ;en, liza ,; borrib)~;tan
largo ,Ii~mp~. demandá.ban8~,.~~ :tiambitn .. ea
al~syoees y lIebu!¡caban;coQ los brazos abiertoll¡'pana.
Yolv~l". á la tienda bermo~ deJa:.cual ~UD; falso.íote-
res. 10$' habia"aepal"ado.' No hay. pa~abl"as .con que
poder espresa .. todo lo .que tenia, :de. sorprendente. J
admit~ble este a.cto solemne. de.la reconciliacioo do,
~mbos .ej6J:citos. . .


. ::Terminado· que bubo"y. mienLras.el.D,uQUEi!ll!lt
L'" 'VlCTOl\I:'\" ,aJ";1Ol"zaba en union. ~on 10St.gefes prin ..
eipale.s, del,que efll;ya un ejército solo.! reeibióse.la
noticia de qu~ llegaba :Uurbe: coP. ;subrigad.~e Gui~
púzc~, CIuC sUJn, se prestó.á seguir eleje'mplo de




-705-
fO'S' ¿a~teU¡Ínos; ¡ Manifestóaque .. gef& . á ESPAIlul\O
cUantío -habia trabaj ado en Ormaiztegui: palla: disoadil'
:¡husblltallones de los consejos con que procurar.98 .
seducirlos los emi!!a'ri~s del cuartel real; y oído es::'
te descargo, (UYO lugár parecida eseena con los.gui ..
puzcOllnos alaqueque se· habia egecutádo pocas
horas antes eon los batallones de Castilla. c'.


Ya solo :restaba ,la: preselltaciondldo~ , vizcainos
pata reunirse todas'las fuerzas· comprendidas 'en el
tratado. El general Latorre, que como hemos. diebt,
partió de Vergara en busca de esta su division, lle-
gó á Elgoivar en la mañana del 31, reunió inmedia-
tamente en la casa consistorial de esta villa á todos
los gefes y oficiales de los cuerpos, ley6les el con-
venio, haciendo formar en seguida á las tropas para
ponerlas en movimiel!lo. Despues de un ~iviano inci-
dente, ocasionado p'ó;'~l·cn'r. de Ibarzabal, coman-
dante del tercer batllllQn,que intent6 sublevar á los
suyos, pero que no habiéndole becbo caso alguno,
tlióse por muy dichoso con -encontrar su salvacion en
la fuga, salieron estas fuerzas vizcainas de Elgoivar
con el mayor órden enderez{lOdose á Vergara. Otro
incidenle vino á 'Iuerer con turbarlas , d~bido á la
presentacion del brigadier lturriza, comisionado por
D. Cárlos para entorpecer y aun revocar la marcha,
como lo intentó cuan40 Lalorre lIe~~ba con sus hues~
tcs á la altura de Plascncia. Mas habiéndole hecho
reconocer aste genc'ral cuánlo tenia de ahsurda y de
TO~I. 11. 4.5




--i7()6-
t_~rariúue~ncia¡; tuv~.í bieu ·ItQ..rri~. el. hlÚr~
~ por' el, puente sin. que diese .tiempo paracllJl¡Ígar ...
te.· A las 'dps 'de' la tarde eutraroJ.l. los vizcaínos en
Vergara ,y serian las' cuatr6éuando tuvieron eCec-
oto 105' mwmosprimores de formalidad ,que ,habian
em~lIeeidoactos idénticos al arribo de l¡ts dhisio-
nes anteriores. ' :


·"Lá estiptilacion acordada en Oiiate el 29 de agos-
to ,.ralilieada :dos dias. des pues solomnement.e. en
-v,ergata', es como sigue:


: ' ~. :


D. narael Raroto-




. , ~ ,


entre el capltan A;'cneral de ,lo. eJér~lto.
na~lo .. ále.'Don :Óald~ .. ner. 'I~~par~ero "1
'~l t~ut~'o.'ie *ene .. al Don •• t'ael aaroio.


:)b
, ARTiCULO 1.


.. ' ¡ '" I


(,El 'capilan; general' D. 'BuldOlaero ~rteN;' re.:..
comendará con interés ar gobierno 'el cuD)ptitrlientlJ
dlt'sll'Oferta, de comprometerse formal(nemeá p~
ponédlas córtesla co~cesjon Ó madificau~n :eJe los
fueros.» , ' ¡,: " ;
. lt , , A&TÍcut() '11., . '¡¡;~l'" '!" ': .
-, ' , «Se~ánl'!t-eonooil\es 'lPB ·tlinph~OIi j grados' y:tonl.ó.
decotáóónel9 dc:I08' gt1)eI'dles,g&fes., afictales 'Y'de:'!
m~s individuos depeRdientes'del ejército del mando
deltenionle.gcneral D. Rafael Maroto:, 'tlnien;'pre-
sentará ~liIs relaciones, e,on espresion dc·\:as annaSa
iJue peI'teneceu, quctfando en libel'tad de continu.t
-sirviendo defendiendo ):a ConstiLucioll de:t837 .'el
tiróno de Isabel 11 y ]a regencia de su augusta madf'(!~
Ó bien d~ retir.áne ,á sus casas los que no quiel'ao&e-
guireon, las armas en ,la mano.1I . ,. '


ARTicULO UI.
«los que adopten ~l primer caM d~ contiouar




-iT08-
sirviendü t IendNQ cülücaeion en los cuerpos del
ejérdtü; y(:t~!~cti~l$_, "J3 .·de, $up~~umer~riüs.
segun el 6rden que .ocupen en la escala de las jns...,
llecciones , á cuya arnl'a 'cottespondan.))


ARTíCULÜ IV.
~,. ~~(t9s ¡~ó~e'p~~~~r¡n: 'retirarse : á 'sus' c~~Js'. ~sierldó
t. t!'",4 ~ ... --::;I~\~'If., ~t? .. J,,:'.·,!h· .. · • ,,- t,. ! .~" ~) .. , .. J.~
g~p,cr;tl~~ i,~f!g~4i~r~h .oble~dr~n su, .cM~\~ pi\ra
dünde le pidan, con el sueldo que pür reglamentü
les cürresponda; lüs gofes y oficiales obtendrán li-
cencia ilimitada, 6 su retiro segun reglamentü. Si
alguuo"de ~,",asclusesquisiese.1icencia temporal, la
lolidlará: PQf. el conductü. d:el inspec.lür. de . .sil arma
respf.'lctiut." ¡y le. será concedida, sin esceptuart. esta
l~ncia·.pnra el' estrangei'o ,yen este caso, :heoba la
sülicitud por el ctlnductü del capilan general D. Bal·
domero Espartero, este, les .da.:á el pasaporte CQr-
rltspuodiente.al JIlisol4?ticmpo."ljue.dé cvrso á las SQ-
lictludes!.recomendlmdo la aprobaciQD de S. M.I) ..
•. :.;,j '. e,' •. ' AnTÍCULO V ..


. · .. ,.L~que pidan la licencia temporal para el es",
lrang~ro,; cQmo n.o pueden percibir ·sus !lUcHiQS bas...,
til.cl regresó. segun roale!\ 6rdenes, 'cl capitan g.e ....
Jtcr.al ti, ,Baldomero EspartQrü les facilitará lascna:'"
Jt;(jI'pilgasen ,viJ'ludde las faculllldesquc le están
confllrid4s .• incluyénd¿se en este ',artículo todas bs
clases. desde general· hasta subteniente inelusive:w'


ARTÍCULO VI.
. .. (Los, artículos precedentes comprenden á tl'ldos




-....;.700--
1~'OOJpleadosdel 'ejército ,haciéndose-"estensfvo;ilá<
los empleados civiles que'se preseliten,il.flo~·dooo
di;,s de ratificado este convenio." : :, ,j;::!,


AnTÍtuLO VIL' " " ,:,'1 ,»
(¡Si las divisiones, navarras y alavesas, se pres-


tascn:cnla misma forma que las divisiones castella-
na • vizcaina y guipuzcoana, disfrutarán de las Con·
cesiones que 'e espr.es-an ea los artículos prece ....
dentes.»


',1 I : '.!\nrjcl1w .VlI~. ":,' ,.: ,¡
¡(eSe ,pondrán •. ~isposiciO:l\ del ~ilpi~."'i g~~t",l


1).,; Baldom.uo Es,p.arter»; 1&5 parqufs,,~e, .. :,\iH~)al
m~raozas;,depósilo de ,armas , de ve$.lfrjQs y,4If
víveres., qu~ ~stén bajo .la dominado", y. ,arbMrÁo ~~
tenienle ,general D. Rafael Maroto~l), ,",,: ¡ " ..
":.: ÁR:rícUlio l~ .. :, "!;r. '1 ,"' '1\11<1, al
': eLos 1)l'iiioncres 'pettene~ient~ á I~s'ic¡ocf,poa I ~~


laspt'ovintias de .ViZéaya y Guipú,¡¡c~a\ J ,to~.;daJ~
cuerpos de la divi¡ioncaslellana quer~ ,cpOÍQrll)J~1l
eh un lodo con los artículos de,l.presente c,61}V~n~OI
()uedarán en libertad, disfmlando de.la~ v,eQ~jas,q..q~
eH el. miamo :se, os.presanpar¡a los" dem;í,s., ~Qf. q ... ~
n~se (:9.nvini.e~cll sufrirán la Sll~rte dq'Pri.~.qef*",!I:


ART#:ULü X,.
«EléapilAn g-e~eral D. BaldoIJ'tlM"o Espat;~r~ ha~


rá pf;cs~nle algabierno para que este,lo ~ag~ áJ~
Córtel!~ la cOJlsideracionque se me;rl1cenlas, ,!iu4il~
J huérfanos de los que han muerto en )~;[lresent~ ,




-710-
g,uerraLcorrcspondíent.s, á ,los cuerpos, aquie,*,'
ool'iespónde:este,convenio.D


«Ratificado este convenio en el cuartel genero.l
de VeJ:gara á 31 de ágosto ,de 1S39.»


,,1 .. , " " ef ro;Lt~~.~ Jc f~~¡'ilo~~~.,
,1,


. -" . ~


Elilos fueron ]os precisos términos en que el
ilustre- pafiju)o y geoeral' preelato D. BnDOMERO
E~¡Okl\¡¡E1\O ¡logró: ál !jo dAr la tan anhelada paz·í lo~
~e'bI6A~'iPar'oon~enientfll'," paz' equitativa y justa,
p~i'liohi;Osa,( pÍl:zgloridsísiri13, paz:; en· fin, con ·muy
marcadas circuoslaricias de triunfo, para los' cansti-


. tucionales y su esclitt'ecidoy -eui.joeolecaudillo, que
supo 'des'plegár tanta 'habiJidad Ir desl~zÍ\erl ' esta
iJegoCiacion ¡ colno valor hübia ostentado dUl'ante
tódala campaña; como pattiotismoha s:lbido mos-
trar en' todas ocasiones. Peródeesto', así como de
laS:catWis- y efectos del cOl'l,venio ; tendremos lugar
de!' dát! ma'ytJr copia de IÚ2;únuestros lectores, CtlD
1a5,tbnsideÍ'áklí~nes que 'ltC~rcade tan impilrfll'nte S\\.J...
ceso espondremos Cil el cripUulo inmediato.
- ! ';Enl'¡ie'llflltod'it'émos' qse el general Maroló pu-
blicó ea V Elr'gácra , el diáen que se rat:6có' '«l'. COllve-
'hio'; una albctreiotidirigida á sústropas con fech~
dCll:mterior en el cuartel general de su ejército, eQ




-711-
)a cual procuraba dar los descargos propios de.:."
silQáCion· ydel papel que le babiatocadd deseiIJpIk':
fiar, cuyo documento á la letra deriia de· esta, mane;..
lleta:


«Cuartel' general de Villa real de Zumárraga 30
de agosto de 1839.»


Voluntarios y pueblos vascongados.


«Nadie mas entusiasta que yo para sostenér 10$
derechos ar tr6no de las Españas en favor delseñOT
D.C4trlos Maria Isidro de Borboo ~ cuando rb.e ,pro-
nu"cié; peronioguno mas convencido por la aspa:'"
rienda de multitud de acontecimientos de que jamáli
podria este príncipe bacer lafelioidad de' mi patria,
único estímulo-para mi, ~orazbn; Y' pOI" 110 :tanto· iluidll
al senlimientode lós -gefes miiital".eS: d~ "'jzcaya.
Guipúzcoa, Caslillay de algunos olr05~ be OOQÍveui~
do para poner término á Ulla guerra desoládora. que
se baga la paz, la paz tao deseada por todos, segun
JlÍJhJica y reservadamente se me ba hecho conocer;))


,(La falta di! recursos para sostener fa ~uerra des ..
pues de tanlosaños. y la demostradon, pública. ,de
odiosidlld á la marcha de los ministrps, me haDcóm.-
prometido 111 últimQ paso. Yo nianifeMé al rey mis
pensamientos y proposicioneli con lan~ble franque-
za que me caracteriza:, y cuando debí p.romeletme




-712.,-
una acogida d~gna .de, un:prlncipe, desde 1 ueg.o , se m~
mucócon la1 resoludon de saCt'i6c:lcr,ne.:En,lan,crí.,.
ti~ pOlidon, mi 'espíritu se ~nardeció, y los tra~
bajos para conseguir el término de nuestras desgra-
cias se mulLiplicaron: por último, be convenido con
el gcmlral Espartero, autorizado en debida! forma
por todos los gefes referidos, que en csliasprovin.'t'
cias se concluya la guerra para siempre; y que todos
nos considerem.os recíprocamente como ht1rmanos y
e~pañol{?s; y que se publiquen Jas bases de nuestro
tratado. Si las fuerzas ,d~ las dqmás provincias quie-
ren seguirnuestroegemplo,. evitando la ruina de
sus'padrelÍ, hermanos y parientes, ser.án considera ...
das' y admitidas; pero para ello esjlidispe~sable que
desde luego se manifiesten abandonilOdo á los que
lesaconsejah la: conlinuacion de una gucrra, que n~
con,ien'e'1ii poedc/·sostenerse.» \,;.; !: , ¡;:


"Los hombres· DO son dli bronce, nLcomo los
camaleones para que puedan ,subsistir con cl. vien-
to. La miseria toca su es(remo en todo el ejército,
dcspues de lantos meses sin socorro.: los gefes y o.fi-
ciales tratados como de peo.r condicioD que el s(}l~
dado ~ pues á este se le da su vestuario, mas á aquel
tan, solo una corta' racion, mirándolos de :consi-
goiente marcha.!! descalzos. SiD camisa y eh todos
concepto.s sufriendo las privaciones y fatigas de una
guerra tan penosa. Si algunos fondos hao entrado
del estrangero, loshabeis visto. disipar entre lns que




-713-
let.recibien (j rlumejabán. El puis abr.~~do ,eh.{Il4111:"
za de los eseesi vos gravámenes- , . ya nadie, tiene e()$,
«Júé'oteoderásus necesidades: y el miJitarqu""lntes
cootaba con ehulxiHode .sucasa, en eldiá ,siente
las angustias,de sus padres j que Jloran la g-enor,osi-
dad' de :unos sacrificios! i que solo :tes.protnelen l~
Dltil'le; yAadesolaciOlL-PrOv~!lciano~ ~ sea,elernQ
ell' bues·tros· corazones él vQl~,d.e paz 'y de U~H>D
entre los españoles, J destertetnos para 'Siempr~!j:I~
enconos y log ,resentimientos persQnales.:Esto : os
oconséja vuestro compáüero y gellerál.-.fRtlfl,Jel . .tU'fi-
roto.I:!, f::: :', <1,." ·'J.:'nii:,,)
. , A ,su \'!eztambien D. Cárlosdesespetado ,',y mas
~ desesperado • alligido I sumido en el mllJ~
abatimiento á vista de tao estraordinarios y p~l"¡h~1
tao infaustos sucesos, látJzó, en ,este! miS!U0 dia.3I
olra proclamll á. lo~ pu~bloa del ,pais 'exeoJo"~r;Slk:
blevado.~1 por 'conduelo de su minis~J1p. Ramirez ,d~
la P~scina, quien se espresaba de esta suerte:


«Secretaría de estado del ministerio de Gracia y
Justicia.»


PUEBLOS Dt NA v ARR/\. y DE LAS, PROVINCIAS


VASCONGADAS.


ti Ved ya consumada la mas negra traicioo, y al
traidor anunciándoosla con un insolente descaro eo




--714-
la; t"'8(!lamá aditfnta. Ha beis. 'sid'o' yendidos> al. vil~G
.~l estral'lgero, y al vil premio de la conser:facion
dClllg'tlDos grados, yeoo vosotros han sido'end¡ ....
dós tambien vuestro Dios.v:uC'Si~oye~, vuestro país
y vuestros fueros.· El traidor se abstiehe de daTOS á
conocer las condiciones de la infamcventa' ~né ~a';"
matratado de paz; pero sabed que estas coudiCl~
$C>otas siguientes,' estipuladas en Vergaracon Es""
partero en la noche, del 28 al 29 del corriente. IJ'


. La «La conservacion de los grados y empleos
mili'ta'rCil Y' civÍles. con facultad á los oficiales de
continuar sirviendo. y dando á los que no qu;eran
estó, ó su licencia ilimitada· ó su reliro ,y ~ 10_ que
préfieran pasar al eslrangero, cuatro mes,es de 'raga
anticipados. ')1


2."' · .. Que' los voluntatios depongan sus armas
en 'una' comida que se d'é á I~; doS ejércitos.,.! to",""
mimrda se en~reguen al enemigo todos loS' oefectos
y municiones de boca y guerra. »


3. a « Que los prisioneros sigan la suerte de los
cuerpos á que pertenecen. ))


« Por lo que hace á los fueros de estas provin-
cias. Espartero ha dicho abierlamente que ni su go-
hierno ni él pueden conservarlos, y la única 0011-
I'.c8ion qQe ha hecho respecto á es le 'punto, se redu-
ce iI prometer que empicará su influjo con las CÓr.,.
tes para su conservaciOIl,»
. «¿ lIaheis oido jamás una perfidia sernejantc?-.




-7f5-
Púcblosvasco-navarros y yoluntlldoSi: el~gm entl'IJ
vuestro rey y el traidor que de una maDera: ,tari;,.il
corresponde á la confianza que habiais puesto en él;
entre. T.uostro deber-y 'vuestra deshonra; y en ·fin;
entre el.gobiemo prudente yj.u!lto.,de vuestros pa-
dres y el inmoral y desordenado de la Constitucion
de·' llaid .. id; Vuestra decisioD, ]a le altaícl ~qU'8: es in-
nata en vosotros, y vuestra constancia, DI) dejaD
dudar de vuestra eleccion: seguid á vuestro rey, y
estad seguros -de que 8. M. no os abáooaD:irá en
vuestros peligros- y fatigas h:lsta que se h.ya obtenido
ODa paz 'verdadera y proporcionada á]o5isacri6ciós
quehabeis hecho por espacio' dlneis: años;'''! .


,::wOUarl\l'1 general do Lec.umberri 31, de agost.,
de 1839.'»",-« Por real órden.li-·«·Paulino Rami~
re,; de la Piscina.».
·;Y anadia:


.' «En- iista de la infame conducta do D. Rafael
l\farota, S; M. lehll deClarado traidor ,sujeto át~
das las penas que las leyesseñalall para el'delito de
traicion, y puesto fuera de la ley. »


Por último:, el DUQUE DE' LA VICTORIA· dirig;t',
i!n*\meillCIUl 'fC)z paternal á aquellos pueblos, asi
fOMG ;í;Jas- fuerzas carJistasdc Alava y -Navarra, úni-
tas 'qRll'C6D ctiarro batallones guipuzcmmos rl'~t;lban
ya en el' Nórte ~jn· haberse adherido·aloonvcnio.
Esta interesante alocucion del geÍlcral eH - ~efe (h~




-716-
todos tlos.ejér,cilos nacionales iba cODcebidil:·dél
modo ; siguiente :


. :.. I <.
EL',C,Ul'ITÁNOBNnn4L ,DON BA1.DOMBÍlO ,BSPJ\,BTEIl6


;:; .Cu.artü;general de Vergar3Ló:th~, smembtb
ae::Il839;l) ':' i, f Ir/! , .


• : • ~ : 1 ~. ,
.i .... '


.1' .aiSeis ailo's: de una gnérra que jamás debió: eU4
~Óder5eell. estas hermosas y Oórecientes provio ...
cias~ilns ,h:tnireducido, allamentahle estlttio eDi que
hoy se miraó .. LaOor'de~ujuven~udha' sidoY1cti'i'!
mOl en los combates'. ,El cornercio' ha sufrido quie-
hras jo menoscj»M. La propiedad siempre iJlvadida!;
ha reducido á la miseria á sus dueños y colonos~ Las
artes y oficios llan participado de la paralizQcioQ que
corislíluy~ la ruina de infinilasfaíniliaS. Tedo:, tn 6n,
ha:esperimcntado el desconcierto 'y 1::' amargura h<l--
ciendo cruel,,! precaria la existencia.)1 ' "


(( Contemplad, vascongados y navarros, vuestra
presente situacioll. Comparad la con la felicidad que
disfrutábais:enotros tiempos; y no p.OOr.e~ .menos
de confesar que· el azote de bll &an!Jri6ntn, . .luc~
cambió el bren,pol"cl mal, el sosiego por .la z.ozo-
bra , bs costumbres paéí6ca!O de .\\ueslros . mayores
por un· deseo ,de. eslermillios ,. la ventur¡( por todas
las desgracias. ¿. Y cOlltra quién y por quién se JI3




-717-
hec:bo ,Ia;gllerra? Conlt-a espoñol~: por españoles;
coiItra ,hermanos' por hermanos.)~, ;',
,f :. Vosotros fUÍsteis sorprondrdos. Se os 'bizo
creer' en un principio' que los defensores de Isa-
bel JI atentab:ln'contra'la religion de nuestros pa:""
odros, y los 'ministros del AJtísim()'qu~ deberiaO' ba"-
-bar cumplidoh' ley del Evangetio; . y !su mision de
prO'ClamáTla'paz cuidando de curar tas conciencias,
fueron los primeros que trahaj:tron por eneooder-esa
guerrailltestina que ha desmoralizado IQ~.pneblo5
dimde·1as virtudes tenian suasiehtO'.·»
" 'ó:VosoÍros luego, fuísteis, 'Cngaiiljdos por- un prin-


,«ipo;luribicioso 'queprete'l'/de usurpár 'lit', 'co¡'pUlli de
Ek~ai1aá la suces'ora de Fernando VII, ásu legitima
hija IÚI inocente Isabel. ¿ Y cuáles son sus derecl10s?
,¿,;Cuál :él justo motivo de baberos' ar'mado eh ··fll ..... r
-de Ddlarto~? t¡()u(! vent6ja~ positivas 'oshabia;;de
t'epotlia\!'. su ~biiad~, triunfo:? Persuadíos nlÍvarros '1
v8sCongadosdal error, . de la, inj~sticiade la causa
'qtl~'se os ha hecho defender, y de'quejamás:hubié;.
tais ':il~abzado' otro galardon que consumar'· vuestra
ruina,»
,; . (¡Yo sé que los1>u:eblos están dc~ngaiilld(ís: que
ensucorazon' si'elllen estas verdades, y q.ue amlln"Y
desean la paz á todo trance, Lap3z ha sidl)¡flToc{ia,;..
mada pOI' mí en· Aluva ,: Vizcaya y Guip{lZ't~a, y1esta
palabra dulce y encantadora ,ha sido acogida l:on~eR­
lusi:tsmo y victoreada con e11'a'i'dccimicllto, Jl




-718-
: "')¡,I('Et~ner~l <DL Rafael Mal1Olo 'Y .• s· ··di:YIilióltft~
vizcaina, guipuzcoana y castellana,' que·sols- han
lFeCibido desaires'y trisLesdeseogaiíos del pretendido
-re'1 ,bno escuchncliO ya la voz d~ 'pat;y so han "um-
do~a~ 'ej:ércitn do mi. mando' -para terminar la guer~
fll.: Los-¡canq,os ~e Yergara aCllblln de :ser:, ~~. ~oolt;G
de lafraternalunioo.Artuí se han. reconciliado ',loí
. españoles y mútaamente han cedido de sliS ·diCcreo,
cias,iJaer:i6cáudolas por el bien general de lluest1'a
dcs"en~u:rada patria. Aql1\ el ósculo de p<ll ¡ylain-
corporacíon de I.:s contrllrias fuer~as" formando
Ulla solamas,a' r un·solo' sentimiento, ha. sido el
principio ,que ba de asegur-ar par<l siempre la un¡6ft
de lódos los e.spañolesbajo la bandera' de IsabeHI!..
de la. Constilucion .de la ·Olonarq.uía , yde la regefl~
,cia .de .la Ma~N< del· pueblp, lainmorLal Cristina,
Aquí, t*dla ratificado uneOi)..y~io; 48e 'i1bma ¡ 1<* iQ.,.
teresell de todos ,_ y quo alejil el reilCQF, la 3.BirnOlti~
Aad y el vértigo de venganza por anteriores estra-
vÍos. Todo por él debe 01 vidai"se, todo por él d/l(,e
ceder generosamenle ante las aras de la patria. Y
si las fuerzas alavesas y nayarras que tal vez por DO
tcner.U()ticia no se han apresurado á disfrdtar de sus
hanelicio.lj·,; .quisi~sen obtenerlos, dispuesto estoy á
~dmi~las y á emplear lodo mi esfuerzo con ~l go-
bierno ·de $: M. la Reina, Pllr,a que muestre á to-
dos:;su reconocimí~nto.»


« Vascon:ados y navarros; que no me vea en el




.",...'119"..,..
dl\f:Q ~ ~All~bw·cilso. de mover bo~tih~enle el, IlU'1'
Illcr9sP" ag~~rrjdQ ydiscipJjqado ej~r«(ito,¡.u6:ba,~
htjs. "iilo.· Que .Ios cán~ij;os de paz rCSU'enell dOnde
quiera que me ~Hrija. Que se consoli~e por siempre
la uni!}ll, objetp,de mis cordiales. y sínceros, votos,
y tO~i% ,~n<fonlrareis Un padre y pro~ector en-
E.J.lhll~~~,llJ:. LA VICTORl.\.l)
."~ Pl!s(lr~ seguidameute.Joscast61HAll,Q$·; mandadoS
.pprUi"bj~londo., á situarse en, CusGlJrrila : IA)~ vj~.,..
ca.ioos !!~. acan~on;&r~n, ~pElorrio. J . .los. gQ;PIlZCQ¡¡' ...
~.O$ se. ~rasladarollá OrMe. El dia4.~e verificó la
presenlacion de los cualro batallones rcstal'ltesd~~s(a
d~vi~i9,n d~:,Guil)ú~lloa, á cuya c¡¡).lcza iba el general
'J) .. ,\gn,aciQ .~ardizabal. Pocos dias dCipues fueron
disueltos twJQjI estos coerpos, sin que queda~e apena!>
"es~~io."lglloo de aqueUil.~ fpJ;lpj~~Me~ y ¡:~~cosa$
legiones que .l~~ fliipl! :de: g;uct,ra. desa~tros~bAJjian
4A4Q ~.Ja~eliz. ,~spaii.a~..,...~L jl.ij;l'a de D .. yQ'))Y su
p~rli4a. cn~regllrOll>al momeDt~ ,~I pueblo forUfij:ildo
de ,l'lY9blacion a las aQtoridade~ de la Reioa, pa-
san49 á ~ogroño.La causa de. D. Cárlos habia re-
cibido el. último golpo mo .. ~al en los campos de
y ~rgar,a ;gQlpe. del cual no le era ya dado reptmer ...
se, por:¡¡~r de imposible curacion.
Tod~v.ía sin embargo lo!, \orpes consejeros dol
Prentenp'~nte a~piraban [. resucitar a.quella causa,
que era tilmbienlll de ello~, c.elebrando al ,efecto
un~.junta JlO 'fol~sa , en 1" mañana del 31 de agos-




--':720-
1Ói;' vlJ'rios genéral~s y gefes ,que acordaron. pasará
A.,(Jó81h eón'ehbjlÜo tic sublevar contra; los ton-
vcnidosá las tropas que alli babia. Guiberalde que
'habia sido nombrado comandante general de' Gui~
'púlcoa yen"quien;·comonaturalael'pais. con pres-
tigio en 'l!l f de genio resuello y de córazOn esforza-
do, tenian grande confianza los carlistas ilpoStóUcéS,


"00 cuyO par~ido estaba' :atiliado como U1lode los
princip~le~ corifeos, dirigió en esle mismo dia I en
que' se, hiZO' cargo del mando', unaproc!a'ma á sus
'pai!>anQs y subordinados en la cuál se espresaba de
la mánerasigiliente:


. «Guipuzooanos:La mas horrible perfidia¡babia
:urdido una trama, que conspiraba á la'ruina de la
sagrada persona del"rey y á la de nuestros' inlere-
sehj~ue si hubiera llegado á tener 'efeclo bubiera
colmado elabismo,ile nu'eslrosma~!t;~) '! .


'(<<Algunos bombres perjuros, ohidllndo sus debe-
re!l ,;' han abusado' de . vuestra sellcillez é inocencia
para, elltregaros, á' pretesto de paz, en manos de
vuestros enemigos. Los dos gefes rebeldes, compa-
ñeros ~n las revoluciones de América, y guiados par
los, mismos principios, son los autores de ese-plan
maquiavélico conforme al cual Marolo. gan'3dopor
el oro"queh<r recibido, hace á Espartero dueño de
vuestro pais, sujetándoos al vergonzoso yugo cons-
titucional de Cristina, contra el cual habeis comba-
liJo por· espacio de seis años eOIl admiracion del




~72t-
mUIlOO . .,n~rQ , paracJQntinuar como hasta aAluí .¡eo-
do ~ber.nados por e.I dejos descendientes, de San
FelfrUmdo,. y para conservar vues.ros fueros y pri-
vilegjos que tll)r tanlo· 'tiempo han hecho la felicidad
de estas .hetmOillsl proviucias.¿.Permilireis ahora
que VQeih:o rpa:is . lic.a presa de vueslros enemigos?
¿ O$ldejareill engañar, aun, conociendo ya Jos, me-
dios de 'que ~e han valido para arrastraros al abis-
1llQ'? 1):' '.:' " "', !' . :
CfCe~: y ues't ra .ceguedad •. G~i plillcoano soy yo
CQmo,~osotro!l. hien lo sabeis: con vosotros he·em-
pez31io~sta g.lo.riosl c.ampaña. y eón vosotros quíe-.
ro~tnlinarlacomblltiendo.Losnavarros J alave-
ses:no& dan el égemplo; linámonos á elJos, y ese ene.,..
migQ¡quepor]a facili~ad que se le ha dado ha pe-
netradó en ,esta. lea~ provincia ,eoeontrará ea ella.
s~ sepul~Jlo.: De: este ,modo .es como: será 56'11 da .la
lJaz.~Ailegúremos'COD ella I¡\s propiedades y: empleos
que él rey. ha lenidoá bien. coucederllOs. yno del
modo¡que.e}.enemigQ.nos promete; que tambien las
v.iudasy huérfaoos-de l'uestroscompañeros muertos
e.n elcampolde~ hcmol' ,:serán socorridos por la piadosa
maDi) del rey'y de:sus a'Ugustosdet>ceodienles~N;o. ig-
Iloraill;que,S .. M'dlS mira eamo:la 'mas !preciosa joya
de su ~Ofotl.n,):MorilO combatiendo con fidelidad. tal
es'oll8$U'u.div,isa. 1 Yiva la Religion! ¡ Viva el, Reyh)
-,« CuaJiel . general de Aud.oaio ;n de agosta de
1~39 ~'" ...... G.'Ilttbo'alde. 1" ."


·nnl. 11.




-122-
P.ero, todo-. eh: 'en . ván~. V~n:08 :los ' viot~rtt~:..,~ I


fuerzos de est'l nnevo caudillo ~'¡ vanas las . sUg'éstio;;.:
nes roof}()sas " l~s'Jlntrigas" 1:t8' (¡ctivlIs,lII.a(tuil1á~io­
nesde aquella 'turoo pesquisídl'lt!IHíuebabia venido
de Tolosacon áni'm.1;) ·de'encenirur'de nUévo el vol'-
can •• !:ta<;guerra 'a:pagadoapenas:.;.; to~a'\liatn in....;
candeseencill. La teaedoR:no pudo relitm~nt(!iné.!..·
varseacabo. Todos sus medio§ Se! estreUaron con':"
tra la firme resolucion de los soldados, dispuestos
á ca~biar el sabt~' por la esteva, y' los' hOitorosos
azares de una-'guerra, despiadada ,¡' cruenta; por la
posesion P3crtlclf'«e sus hogares Y'por los consnelos
de sus. queridas familias. Los llamados chap:élchll'r~
ris. sobre todó t mostraron' uná: oposidon en~rgica
y una resislenciadigna, negándose abierlilr;nenle á
la demanda de '1'3t'ios. gefes qQ~ querianiqne 1098i-
guieran á Navarmáreunirse con -D: 'Cárlm, 'á lo
cual repuso unod'e eUos, un cabo, adelantándose
de las 61as bácia donde estaban los oficialés: «Ya no
«sois nnestros: gefes, y desde h()y no os reconocc-
«mos por tales.' Si teneis interés en continuarla
«guerra, nosotros tenemos interés en terminarlá.
«No pedimos mas que paz y trabajo: volveremos á
«empuñar con gusto la pala y el arado,. Yo soy el
«(que desde este momento manda estas tropas; rc-
«tiraos.»-Viéronse por consiguiente los gefes yofi-
ciales obligados á desistir, y aun á ocultarse, para
110 ser ,'íf'timas de aquella muchedumhre rronun-




-723-
dada ya por la paz, y que tomando. el camino de ).:z.-:-
peílía fuéal fin á aco.gerse al co.nvenio.. Po.cos diasdes-
pues entraba en f'rancia Iturriaga eon crecido. gÚ-
mero. de o.ficiales y gefes: el co.ro.nel So.ro.a le si-
guió lambien co.tl uno.s do.sciento.s: Alzáa é Ibero. e,s-
tuvieton en muygrande peligro de se~ mu'erto.s. Tal
rué el éxito que tuvo. este· suceso. de Ando.áin, o.riun-
do.' de la renuio.n habida en Tolosa en ]a mañana del
:U de ago.sto.. .


. }fas no fueron de todo. punto. infruc'tuo.so.s los
trabajos que para llevar á efecto. la reaccion habiaD.
emprendido los desterrados, haciendo. instrumentos
de sus designios á los insurrecto.s de Vera, y últi-
mamenté á todo.s los militares que ro.deaban á don
Cárlos. Lo.s primeros dias del mes de setiembre
presentaron á lo.s ojo.s del mundo. prúebas tan evi-
dentes como. trágicas del espiritu de ferocidad que
animaba á lo.s secuaces del cura Echevarria, y de
la suerte que esperaba, en mano.s de sus enemigos
carlistas, á los que con el general iUaro.to. celebra-
ro.n el convenio.. Una soldadesca imprudente, ébria
y desenfrenada, mo.stró en aquello.s dias, en los
puntos limítro.fes á Francia, de cuánto es capaz la
ignoranCia corrompida y guiada á la vez por la cal-
~ulada inlendo.n de ho.mbres perversos. Entregados
lo.s insurrecto.s de Vera y de Lesaca á to.do géner()
de escesos, al pillage, al asesinato, y á las mas hor-
rendas obscenidades, acabaron de hacClr odi·osa para




-724-
todl)s la causa carlista, hasta e 1 punto de mostrarse
a~r~p~ntidos de haberse empleado en su defensa los
hómbres, de mayores compromisos" viendo cruel y
b~r¡'ibjcm~nte justificadas conlales, desafueros las
palabras tan signific~ntes éomo fatídicas que ha sen-
tadodespues c'n su obra el age~t~ de n'. Q,rlos
en', 'Bayona; Mr. ~i~heH, cuando aic~: 49~ d.es7;'
(terrados queri~n purificar el cuartel real y el ej~r~
«cito : 'que~ian limpiar esos nuevos est"blOll de A~..."
«~ias; pero menos dichosos que Hércules, sucum-
«hieron en la empresa.»' Palabras que espresan muy
ai vi va todQ lo que tenían de bárbaro y de sangui-
narro 'los proyectos del bando fanático. Con las po-
cas fuerzas que les restaban estalló al fin la cólera
de estas gentes; y en su delirio y Sil rabia no per-
donaban á ,los mi"mos partidarios de ellos. El te-
ner dinero' .era allí un delito que se vagaba r,on
la, pena de espoliacion, á la cual estaban sujetos
todo~' Jos que rehusando el convenio pasaban por
el boquete de Vera á FraRcia. Las madres desola-
tl-;¡S imploraban de rodillas á los piés de un sacer-
dote inmoral, sanguinario y fanático, la merced
de jihertar á sus hij:ls de las horribles consecuen-
cias de ,una sensualidad desbordada. Guibc,lalde y
D.' :B~silio 'Garda fueron puestos en capilla, y aun
s~c,~~los al campo p;¡ra ser pasa¡los por las armás, PlI-
<Hendo s(llvar sus vidas como por milagro. No acon-
tcció lo mismo al gCllcr(l1 D. Viccl.lte Gonzalcz !\Io-:




-725'-:"
reno, de recordacion odiosa, conocido eh la ; ESpi~ií~
liberal con el nombre de el verdugo de JJf¿tl~ga~pÓ~~
que él rué el asesino de los inol vida bIes mártires de
]a patria, Torrijos, Florez Calderon, Lopcl PÍnto
y demás ilustres víctimas que condujo al eadal~o';
valiéndose dé' inicua alevosía;, p,ues que est~ 1116ns-
truo recibi6, en justo castigo del cielo, muerte cruet
de' ~3nos de sus mismoi amigos, 'quieo~s habíel~'do
llegado á eiltender que pasaba por Ui-dax c¿na~~~í~n~
do algunos caj~nes de dinero á }'rancia, dctuviéronle
en es(¡i villa, y p~ra robarle, finarQu á tirós y,} ba~
yOile~azóseli las misro'as cal1essu exisle'nda~ l\:Iue,rte
q~ie,p~re~e proVidencial, .con la: cual qued6 'veoga~
do {)Ipartido liheral espa,iíol.., y con él los sagrados
fuer~s de la jUsticia eterna -La c6rt~ ,mi~roa. ~el
Pretendiente'y t040s los' carlisla's' d~ suposi,Cion 4'ú'e


. ":! '"" l .; . ",",j":',
le acoropaiíab'a:ri, 'noticiosos de' .los grandes riesgos
que' of¡,'écla el 'boquete de Vera, toma:~on,9tro ruttl-:-
ho. ylrepando J¡~s 'enc~esp~das: m,ontahas d~l' P¡~i­
neo.' pericÜ'aron' en el vccino reino p~r lGS Ahiuides
como despucs ,e~emos, Y par~ decirlo de' un,í V~l.
Jicgó á tanto y rayo tan alto la indisciplina, la licén-
cía de aquellas vandálicas turbas, que hasta el Piis:'"
mo EchevarrÍa y sus compaiíeros de ióÚlúidad 'vié-
ronse es puestos á ser sacrificados por la batba~ie'de
sus temibles adictos,'No habia crimen 'qoe ~o ruése
pcrpetrado por es~os, ávidos de yenga~za; sedi~n\o~
desangre, hambrientos d~ oro, de riquezaS,' Gonque




-726-
poder ir á pasar vida cómoda y regalada al estrange-
ro. Funesto egemplo de una ferocidad que no le halla
en los fastos históricos de las naciones, y que llaman-:-
do 1íJ. atencion de la Europa culta, dió (¡casion á que
los .periódicos franceses é ingleses hiciesen una pin...,
tura exacta de tanto horror, presentando á estos car-
listas ante los ojos del mundo, como una horda. de
bandidos y asesinos, y á sus sostenedores en el es-
trangero como fautores y cómplices de tanto crimen.


Dadas l~s disposiciones convenientes por el Du-
(lUE DE L'A VICTORIA en Vergara, trasladóse este cau-
dillo iuvicto, al frente de SI18 formidables, aguerri-
das y victoriosas huestes. emprendiendo la via de
Tolosa, en dónde entró sin oposicion alguna el7 de
setiembre. Obligado por el movimiento del DUQUE,
empre~dió D~, Cárlos ~ re,tirada á Elizondo ;1 si-
gurénte' dia 8, acompañado de la Guardia Real y de
algunos batallones alaveses y navarros. En Lecum-
berrj , en To]osa, en todas' partes, iban abandonando
los carlistas grandes cantidades de municiones y al-
gunas yituallas, que eroan otros tantos trofeos para
las tropas vencedoras. Avanzaban estas con ~slrema­
da confianza" y aquellos huian con pa vor. Mucho an-
tes de llegar oí la frontera veíase ya D. C?rlos aban-
don~do por' la mayor partQ de aquellQs hombres, que
c~n ~u~ i~rpcs consejos y errada política 1mb~~n con-
... ib~i~o en gran ~~~era á precipitarle y arruinar su
ca~sa.Qucese' es el pago que suelen dar á los prín~




-72'1-
~p~sJo.s,prh'ad¡Qs á quienes solo guia..un:espíritu,dá
egoi~Q yd~.ealculadointerés.." '.'


,Aunque las fuerzas quebabian 'eDlrado en· con~
venio epn el CON~.E~ DCQUE disTDinuian en gran par ...
te .el ejérci~Q 'del Pretendiente, no le dejaban toda-
vía prkvado dc;cl\(iS; puesto que aun podía disponer
d8:.lQdoa.lps·Q¡¡t~lOJ)e;s navarros, seis alaveses, uno
<le cállt~bl'os.y otl:O de ,Castilla. ,Con, tales el~mentos
hubi~¡¡lesido (~cil. aproximándOsc:á Francia • ele~
.gil' posi.ciones v~olajoS:as. yhaoieod(l:una resistencia
tal j eu~l convenja. :á ,quien disputaba ya .Ios últimos
quililtes.desn jlll~ioé iba,á decidirsu.suerte fu.tu~
F¡I, e~¡gir COD(HciQl:lCS Dla.S h(jnr~as,.6 bien traslH
dal'lle al. .Ara~on ,: ·hociendo de es la pr.o.v i oda' y sus
Jilpítrofes Jo que hab'ian sido hasta cutonces lasvas,-
congadas J NIlV<3ri'a. Pero una tall'csolucion,no,pa.,.
dia ~spertltft\e,dll jll,pt)tjI16da~ de. ánj~0 de este ptín~
cipe, y de la nulidad y cobardía de los inlrigantes qU1!
]~. rodeab¡lO. Asi ~ue .,Sll designio, viéndose perdi-
do, fué pusc.r uopuerto desalvacion para sí y para
su . famjlia. PU6.S enoJ~fado. el resto de 'la rebeti.on
en los estrecl~os, límites. del valle de! Bazlan , aten-
dida su !:onfiguraciQll. natural y su posicion geográ-i-
fica, no'podja ofrecerse mas esperanza alPrelendien-:-
te glle elegirle ,por, lumba ó salvarse CJl Francia.--
El¡lUJegÓ ES-PAlllBM :i Oscoz;, pUnt.oillriledialo al
v ~lle· de. Ul~aInQ ij en donde, se puso' en ,comunicáelofl
CI)D el t:,ntlede B.:lil$coaiu. Sabedor, de ello el Pre.,.




..... 7-~8-
tendienle,salió el13 de Eli:zott~o p'átá,Urda~!iádQn ....
de lIeg6 á mediodia; y h:¡jbiéndo'sel~ uoticjlftHr~óco
despues que:el .oUQUEDEI.A V1CtORIA' háJliá ávan-
·zado hácia ,Eljzondo, envi6 al' geffllraV Zabtllá a pre-
guntar á las autoridades fI'artCésas: deLla fronter:a','Si
en, el,cuso de l'erstl pl'ecisado',á:eníhtr b' iH¡niel; ret-
no se le concederia permisopal'a' 'alió!; 'J; habiendo
recibido una POl'pUeSLa afirmativa ~plido yarespitar
alg'un tanto élámmó fatigado y abalmisimo d'e eBfe
engañado príneip~;,En Eli~ondo !ieapóderar\ln igual.:.
menle,}os constitucionalos.de xtlrias piezas de 'artiJ.
neda -y ,armamento de todas c1áses" 'entre estecua'-
tro 11 tinco sables preciososé'Oo,fund!á de1afilelé' y la
cifra' de (J. V;', ·hallándose por' corisiglliante' ·sin est~e­
nary como 'sacadosentonces dé,Ia'.;f~lYrica; 'siend<J
ta:l!61:ntolondramicDto. 1dé )a. fugi,u~a' ,c6rte, que ni
liem'po!tnvo' siquiera ;ata'!l\'ll,\,atlS6'('ootIS'i~ "eshls


d. ",: ,l.; , . 'P,,~n as. ,;J:';,;' ,',', " .. " ;,- , ..
. ,Rcsuelt:OEsPARTEBO á dar· pl'~lltll Y cumplida ci-


ma á ,su empresa, despuesde hqb~l' prOpo~ciohado
un ligero descanso á sus 'tropns:en EIi;¡Jondd;,conti-
nuó la marcha hácia :Urdax¡ no obstante qUé faita-
ban cuatro legua~ de mal tamind -y"nnconstantey
peuoso desfiladero. Alas dos dtl,la tarde del :1'4lavis~
l31'on los cOfIslitucionales las ~'1hllraS' del puerto. que
ilstaban defendida$por el batalloncirntabro 11e ¡ l.oS
rebeldes; el cunl disputó el 'paS() , á,la cb\bmnade
.azadoresqurimarch'ába eh eáb~z8' cón una' mitad de




,.-


·-'129 ......
ti:radofe~ da·húsaft"é8" dé' :Ja PrinC'eSa.·Tomád~; In pri-J.
·nietapoeicit>U á poca' costa>, ocuparon los' :cai"li'stas
otr¡l'qlle se eleva al descelisodel' Cámino del puerto,
de muy difícil acceso pornci ppder ser flanqueada.
Des'de ella rortlpierOD ló~ cántabros un fuego outrid0
'sobre l'Os cazadores ,á qurelles ordcnÓEsPARTER:O
iomediatariJenle dar Una caftga;, Como tambi~tl á fa
mitad a~tirad()t'es.dt'l húsares, áéuya cabeza' apare:'"
ció voluntariamente su valientecoronetcl brigadier
D; Juan'(lahala'.IEsláS car.gas fueroh sitnu!táileamen1...
teaeompaüadaspor la que dió tlfmbien>':parlé de lit
escQlta dell)uQUE, en cUllnto le era permitido por
lo e~cahros0'Y igri-o,dd 1er.r~no. La ophraciolJ fué
btev·ísilIÍa:y 'brillan(e'; ycomplétatJllo la dellrata del
~neIlHgo\ 'vióse este forzado 'a' precipitarscsobre Ur':"
dn, dondc'se bailaba Don Cárloa cop ,!as.dp.mós
f/terzas.' 'E~t-e" ·mont6 rápidart,eole ÍI' caba\lo, como
lambien la princesa y los infantcs, y haciéndose es:""
tolta:rpot Una cÓ'níflafiía de la Guardia penetraron
todosalgatope: en e1,vecino reino de Fl'ancia~ Tal
fué el tes-uhadoq De óblu V'Q ~ este iluso y pretendido
monart!aen seis añosde;frátricida~' despiadada 'guer~
ra', quebabian tril[)scurrido desde que. cón.el cabello
teñid,Q y pin(wloel rostro, segun la esptésion de,'un
escrilur cal')ista, para ocultarse bajo aquel ;:Hsfl'tlz, Se
present6 'por primera ~el én ElilOndo, hasta que
este misdto' poeblQ le ,~ó· lihora aMnadaM, fllgitivo
y irO óonsuelo ,'''ielilt1a de su eegnedad y de la 'am4




-730- ,
bicion,rJanatismo de imbéciles cortesanos:. Lágrimas
en los ojos. desaliento y .despecbo e~el (:órazop¡. tris--
tes desengaños. en la cabe~a. d.eseos. fallidos. espe ..
ranzas frustradas, p.obJ'eza. rmseria;, .desolacion y
ruina ! ... Todo esto logró D .. Cbrlós-pot! querer te-
merario contrastar la corriente. de noa naCiQ¡l;\, q,ue se
ha emp.~fiado enser libre I y que lo será i~PfttlbQ
sClliervos y tiranos. El hombre que poco,ant.: as~
piraba á egercer la soberanía sobre catorce y mas
DJjlIQnes de hllbitantes, el. que osaba dis.{lutar un
trono poderoso. una brillante diadema, . y disponia
de grandes :elementos para .hacerse respetar y par;a
conquistarla. ese. hombre yéÍase ya r~ucido á b
triste condicionde proscrito, en just()pr~miode S~$
estravÍos y de sus errore,s. Leccion terrib-le, al. par
saludable', que por. fortuna ofl'ecen con harta fre~
cuencia loS pueblQ~ á. ttldos los mo~rqas d~; :l~
tierra.


En esta jornilda de Urdax. cogieron t,rnbieu .Ios
constituciooales cuatro piezail de ar:tilleria y algunos
prisioneros con mayor número depresen~ados; y las
reliquias de aquel mal parado ejérciltl, desordena-
das y dispersjls, penetraron en Francia ~;'poco de
h;¡herlo verificado el Pretendiente. En la. huida pr<l-
cura.ban los carlistas hacer de vez. ,en cUl\odo ~Igunos
disparoscol,ltrala vanguardia de los yeJlQ~dol'es :Ia
frontera distaba un cuarlo de legua del .Iugardca
l:0:UlbOlle: y es muy digno ¡k.nólarse aquí que Es-






••
-731-


PARTEB.O, avanzal)~o con su escolta J algunas .mas
fuerzas bácia el Iím~te que separa á Espaiia del ved ..
no reino, tuV? sin embargo lagenerosidad de hosti-
gar .solo desde ,lejos á los fpgili vos, y sin aproximar-
se á la frontera hasta, que seco.nvenció de que todas
)a habían Yil t~aspueslo.


Tr.es. mil quinientos hombres y algunos caballos
entraron ~n Franci.a, remanentes del ejército carlis-
ta, siendo desarmados al instante, por órden de las
autoridades francesas, y puestas l .. sarmas á dispo-
sicion de~ CONDE-DuQUE, á cuyo ~uartel general pa~
sar~ll,ell este mismo dia, el sub-prefecto de Bayo.:.
pa y el coronel del reg¡ miento número 37, que {'l~
el que practicó e.l desarme, á informar á ESPAUTERa
de que D. Cárlos habia sido conduoido á S. Pé, Y
que pas~ria ('1 sigllieQt.e dia 15 á Bay~a áespera.l'
las órdenes ql;l.eel gobierno francés tuviese. á bien
comunicarle respecto á suCuturo destino. Los oficia-
les J soldados fueron reunidQ~ en depósitos, en lo.s
pueblos inmediatos, basta ser provistos de pasapor-
tes para IQIi que quisiesen volver á España. El nú-
mero de aquellos solamente ascendia á 2089, Y esta-
pan csclui40s en I¡¡participacion de las condi~iolles
estipuladas por el conveo.io •


. Así dió fin el leal. cuanto dCQodad,O general Es-
PARTEI\O ~Ios úi.timos res los de la rebcliQI\ que ha-
b~comba.lidolas libertades p.itrias, la Con&liluciol)
d.ola monarquia'españula y·~l lnmodc IStlb\l1 11 e.o




-732~
las eSéarpádassierras J fragosos' v'álfes' de Navarra y
Guip6zeoa', de Vizcaya J A'lava';'Asf probó' é»te bi-
zarro-·caudilfo,. ante la faz ·d~1 mundo'; 'que' si tuvo
magnanil'nidaJblstarile rara'dar 'etós'Culo de paz á ] os
que se le unleron cordiillménte en Vetgata, ritde fal:..
tó valor tampoco para bniar con la fúetz'a·.d'e'las ar-
mas, fuera del lerrit()rióespaiiol, á los renetdeique
despreciaron Jos beneficios del ctmvenio,d~hfro';1ét
plazo fatalquc'en el mismo fué señalado. Y p'árl.l que
nada fallase á estos sucesos, los'mas glotiosos ¡'ili
duda de cuontóscsmallanJa vid'a públidaecsie
ilustrey eminente personage: ese rasgodelgalant~:'::
.. ¡tí militar y de. gcncrosidarr inusitada> tíu'e" :bem~s
apuntado arriB~, vic"n-e á formar el complemento d~1
heroismo oslenládopor el CONDE-DúQUE' en estO!l
'dias.~El' nóbte¡ r égt'egio ,titulo de l~VICTo,'con sI
cual emp~zá"on ya á: saludáTle l~s't)\l'eblos¡ é'tl 1M
días' gloriosos' delbniale~ ydé Guarda'It1iuoi acababa
de obtener :nn réfrendo 'J UM sancíori ~agnífica con
estos venturosos acolitecimielttos, Lad}ílDdiCi'brie~ du
todos íos espairul'es eran 'cl mejor galardori quepo:..
(Jia lisonjMl' e'l cnrazon , tan popular, tan patri6ti-
co ,de este hijQ 'üe la YIGtonlA, 'el esclarecido ge':':
neral ESPARTERO; 'J esas bendicio~es $6 prodigaban
á marlos lIeóas, calla d:ia,éadlt hor3, entada ,jnstante,
y sin cesar, degde todos IOl! ánglda-s 'dó la"monarqnía,
oclamando por PAC[l![CAD(~R ,»g<ESI>AÑA:: á: tan disiJ
trnguido e6md Liztrrro' ca-udilló;~Dejémosl/l~mpc-




-733-
ro ahora dando la ley á la guerra y abrazándose con
la paz, al frente de 30 batallones y 15 escuadrones,
gente toda ella disciplinada, lucida y brillante, con
]a cual acabara de purgar la Navarra en pocos días
para marchar en seguida al Aragon: que ya vendrá
ocasion oportuna en los capítulos que siguen de ocu-
parnos en sus inclitas hazañas.


Para concluir csIe diremos, que el gobierno de
Luis Felipe decretó al instante el confinamiento de
D. Cárlos á la ciudad de Bourges, en donde han vi-
vido largo tiempo relegados, él J todos los miem-
bres de su familia.


D. t='árlos liaría 181t1ro de Borbo'D.




·-,
.. -




';1


,\;."1




-73.J-


CAPITULO In. Situacion del gobierno: á1)rens~.Ias cór~
tu CO'1stito,yentes: prime tos decreLosdeest!ls: plan
de campaña propuesto. por el, general ,E'Wans: !le-
cion de Galdácano: Sloríosa retirada de Zornoza. IS


CAP. ¡Y. N'uevo plan de campaña que adopta el gene-
neral en gefe: gloriosas operaciones emprendidas
sobre la linea de Hernani: apodéranse nuestras
tropas de este punto :r los de Irun, Fuenter-
rabía, etc.: espedicion acaudillada por D. ClÍrlos:
funesta aecion de Huesca: batalla gloriosa dada en
los campos de Grá. • . . • . • . • • • 65


CAP, v. Prosigue la espedicion de"Q. Cárlos: jura y pro-
mulgaeioD de la COAditlldÓ,t\' PoUtica de 1837:
otra espedicion dél ffbelde Z8riátegui: acercáse
el Pretendiente á la cÓl'te; entra en ella ESPARTE-
RO: los sucesos de AraV8~a ocasIonan la caida
del ministerio Calatrna: aseSiOátos de varios ge-
fes militares en el Norte. • ',' • • 11S7


CAP. VI. Aspecto imponente que 'presenta Madrid y iU
Milicia cindadana. 'COD moti~o de haberse acer-
cado las huestes de D. CArloS ha'sta el portazgo de
Vallecas: vuelve ESPARTERO á la córte: gloriosas
accione, de Aranzueque, La Retuerta y Huerta del
Rey ;'é~astigos impuestos en Miranda y Pamplona,
á consecuencia de los asesinatos de Escalera y
Sarsfield, con otros sucesos que terminan la cam-
paña de 1837. . . . . • 239


CAP. VII. Nueva espedicion carlista mandada por don
Basilio García: su éxito: gloriosas aedones gana-
das por ESPARTERO en el "alle de Mena y Ba-Ima-
seda; entrada de Cabañero en Zaragoza: mallda
D. Cárlos otra espedicion á las órdenes del conde
de Negri: den6tale IlSl'ARTFJRO ~n Piedrabita. 2:.5




-736-
CAP, VIII. Situacion del goloierno y de las córtes: so~


JIre la, iqtervcllcion estrllllgcra ,en Ja guerra civil
,~ci ,~p8ña: gloriosas "per8cton~f:r,ealll8~á9 por:


el CONDE DE LUCHANA sobre Penacerrada: Mu-
ñagorri ,Ie~antala bal!~,rll. de" fa~ y Fuero. en
las provincIas del Norte. • • • • . • . . 321


CAP. IX. Conspiracíon á famr del infante D. Francis-
co: desgraciadas operaciones del ejército' del cen-
tro sobre Morella: ejército de reserva: subleva-
ciones popu\ares. relÍllense las córtes¡, alteracio-
nes en' el ti'ersunáf tle1"ministerio: 'Vari0'5 hecbos
de armas en diferentes puntos del reino.. 403


CAP. x. Escisiones en el campo carlista: f.usilamientos
de Estella: toma de Ramales,! Guardamillo: ba-
talla d~ Belasfoain: ESPAIlTlipO es nOlllbrado Du-
QUE DE:L:.l VlctOUÁ': ope,.aciones del 1'jército del
centro: 'me1lida~ delgobíerno: disolóClóll de 'las
~órtes: Conl!eni'O de Yergan! fuga 'del ,Preten-
diente á Fral\'Cia. • ! .'. • • • • 321.




, , .... ' ,'" l." .':f! ;"


ESPARTERO.
, , ' . ' ~




X II \ - 3 'f1'


Esta obra es propiedad de D. WeDceslao AygulIIs de lIto.


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<ji'








• ~< . \ 5 .5 2 &,~
1IIlP&Il'1flllle~
rn2~!ij'®ra2~


DE .sU VID~ MILITAR y POLlTlCA
y DB


LOS ~RANDES SUCESOS CONTEMPORÁNEOS.


DE


M.~nRID-Sociedad Literaria-1845.




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.. :"l
,.
(ll


The proper· stud!J uf mankind ü mano
.. (l'Ó1>&.)




.18a


t:'."PIT\JLOXI.
,)


Actos del gobierlilo,supresiori del Guirigay,: áb1"etf.,
se ,las cortes: 'cómo reciben estas ,los sUt¡esos del


, lYorle: manife$tacion del gen~ral Mar.oto: con-,
sideraciones, acerca del convenio : memorable
sesíon del 7 de oct~bre: ;nuéve~e ~l grcinde ejér:"':
citÓ :' Qper~Cionesdel de Cataluña: 'disohidiofl, dé'


; )"é'ólftes~cl!lebre' man~est'O ,del llas de' las Mátas),
, ' ; . t ; . t ,..' ~ ~ ; '. . ;;: , ~ t • { .ti;.


lNGÚN sucesonotable,i
que ' de contar' sea;
ocurrió en la campa,.,
ña. por los días qlle se;
siguieron 'al' conv€:'!1
riio: y rendid,a el :20 de
setiembre la ¡plaza .de-
~ste!la" y;' s&éJetidQs,
: y desarmadoliocboJ>a-


,taUoue,ll D¡ava..-rOs que
aun habia., ~n este, reino, ,desapareció ~pletaI1len­
tela rebeli~n¡del pais en que eiJtaba COmQ,COllnatui-.,




-6-
r~l~úlda'; quedaiúJopor consiguiente el' CONDE-Du-
QUE en disposicion de empIcar sus huestes en la ab-
soluta pacificacwn.d¡llr.esf() da la.- Peninsula, em-
prendiendo la's' operacle~~s que de'spues diremos.


Antd empero será del caso que tornando la vis-
ta há~i¡'~adrjd, demos cuenta de la marcha ad-
ministrativa del gobierno, y de la apertura de las
sesiones de córtes ~ctit'icada el ilia :primero de se-
tiembre.-Lanzados los partidos políticos á la arena
eledoi'al ,en vlirtud del decrelo de d.isolucion espe-
dillo el primero de junio, aprestó cada cual sus fuer-
zaS' para obtener 'en las urnas la victoria:. y si bien
él mi'nísteiio Caskó~Arrazola no dejó' de emplear
los medios conducentes. para ~onseguir aquei fin,
j~to es co,nf.e~r.q»e esta:, vez., no cesc,e,dió en mucho
los límites de la prudencia y de la ley; y que veri-
ficadas con un tanlo de libertad estas ele¡::ciones, ora
fuese por la confianza estr,tml4 de los gobernantes,
ó biea por elesquisito celo de .. · adversariOJ, los
prog~sistas ,ello, es qua fa." victoria eOl'OD6 los' es-
fuerzos de estos en la: elecciob,/Y"aodo una in-
menSa mayoria de iDdividuo,~",us'er~cllS!~,q los


.." '.' I
d0scuet:pos ct)lesisladores;~q'aconteee el) Espa-


' ... ':.., ."


da desU c q1;le.háy elec~~nel.y .tmllssepractican
SiR grandes trabas jmpu~~ast.ar.damente por la
at1U)ridld y PO" 1& fuerza.


" Entre las medidas' Ildoptadaspor MS gobiétnos'oo
tales' ocasiOliessttéle 'figurarordinarianll.'illle en' pfi-




-7-
mer término la represion de la jmpJ.'Il11~a. Sin em-
bargo, eomo.los periódicos de ideas aVl\"zadaS;~s­
empeñaban su encargo con gr;nde ]cireunspeccion
y comedimiento, y como .por otra parte báyamQ$
dicho ya que los gobernantes no miraban esta' V~Z
el ne~ocio de las elecciones t:on el m.smo perv,c,rti-
do interés con que le. han considerado otras. ;y~cts,
rué poco lo que tuvo que sufrir la prensa .liberal
por este concepto en elpariodoqueahora recorre-
mos; pues que otros fueron los motivos que deter-
minaron la supresioll del periódico. intitulado El
Guirigay verificada en estos dias. Con tabta 6 mas
razon que de otro papel célebre que vió 1.. luz pú-
blieaeo España, en épocas pasadas" ¡dijo el conde
de Toreno que habia superado á todos e1¡ iracundos
arranques y en persorialidttdl/8, puede decirse otilO
taulo de ésta produccion denucstros dias, la mas
notable de todas por lo rahez y baladí de la mayor
parte de sus artículos, y por lo chavacano y pica.ño
de sus diálogos ó fonetines, cnlos cuales se. escri-
biaabarrisco y con lrimonía descarada. todo géQer6
de insu'ltos,y de soeces' ,diatribas. La vida ,privada,
que debe de ser UD sagrado en toda sociedad eDita.,
la reputacioD , el crédito, el hODGr,;·de loseiudáda-
DOS y de las familias ",.in eselúsien de sexos o' nada
se hallaba á cubierto de los venenosos tirBS ·del ro ... ·
lletinista del Guirigay, quien debia de tener sotel'f'a-
do allá en el fondo de su alma algn~pérfido. _g.-




~,g ......


Die'; étimo 'qtfiet'{i 'que eSe ilmismQ' h0fnbro qúé ,áSí
abWAaba ta.Wlñtcllamént~ delihiás preC'Í09Odetodas
Ib~ 'deTf)'chm¡\:'prostiluyhnd01econ¡ impudIMte' o~a;..')
d,lt l,'! e,ra, sir}':f~tjlbl¡ngo 'ali¡d~timtd:o, pari~nculcar
Mmbien)eftl~~ptiétft<f¡' :senfich la: legislaciop d:eim-·
piWrt·~í';' 'fmlírtAtmo; éÍestay encadenándola" cuando
sG1W\'fOI',étfiuetnUli,'dialiCieD'tiosroJplib~l'¡na; .:"
i,;.~, deli'to!1 de este' 'g'énol'p,. cualquiern qne soal
SÓ íVátUralen\'tooian'entonpés 8U juez tegítimo en,
el i}1ll'udo;j ; única institncion ,que' rooM y d6b~ :ser--
Tj\- d¡dond,,~entO ;:ofreciendo posit,ivassegurida-
defl'á·lalmenad de imprenta. Mal;' 'como las 'co~
né;xiottestbisteriosas,' 'd~'matrjllloni0 Ú de ~specie'
análóga:. hn1;ffl1as'.Ua s~z@n, s~gunindicios y pop~LJ
l'a~e's:'Cteeneias', entre la' l'eiJla regente,doila' Maria
Cl'iSlina:'y,lJn 'oon'f&nando,'Mufioz , guardia que
habia'!ndo d9 lareal'persona, 'diesen tambienpábl'f-'
10 'lllGuiri gayparn' id~rraIhar la copa de su 'ponzoña
Mpel'crítica:hasta ~l mIsmo t~lamo '¡iégio, juzgaron
los' ministros :iIisuticientes -losnie-dios qúe' pónia en
SO:s"manos' la ley, ysaltilndo por ;68t11', cometfe'rÓn j~l
dO$:¡fciéto pUNible de,¡¡u"..Untr, de propja '.b inco'm~
pef~~e 'autoridad;· aquel 'periódioo ¡dando Mi el er¡...
cáridalo :d&mostraTSe', ' en ,estía como ,en otraS JIlU-
"bItS' foeaMolleS' ,1 :sufHiriores á +.1. CoÍlIitnueión y á las
derbas ,leyes.; ¡y. 'paraqu~ este escándalo fuesb ¡ coín"-
pJeto';Lpara.!'qué, natlá 'leiJ(altnse,', 'vÍÓsele á:pocó,
tiempá sancÍQQado pOi' hl pluma!, áUilada con él sa-




-~~
hlo, del DUQUE DE LA VI(~TORI:A: f quien desde el
cuartel general se aprestlltó' á di'rigir nnacomunica",
cÍon oficial, no menos que al ministro de la Guet:'-
ra" felicitlMldo al gobierno por esa arbitrariedad; que
él llamaba energia, y lamentándose de que los re-
dactores del Guirigay se hubieran atrevido á dirigir'
infames y bajas injurias á la augusta Reina Gobe'F-
nridOra. En este oficio, tan oficioso é imprudente,
no halla reparo cl gefe superior de las armas en-
ascntar ,entre otras máximas perniciosas, ~a de que
hu' leyes plJr mas }'ustas y convenientes n,ue se creye- ~,


'1' /". f,\bl!::;'
ranal recibir su sancion', lienen que quedar de he'Cho;) (
sUspendidas cuando el bien de la patria lo reclama:' ',;
lo cual,si bie~ ~. tésis- genera\:cs una'ver~ad gran- \(0, e,'" , ~.':l'
de'yfeclluda ,.aplutado ¡¡.l caso en cuestIOn, solo ,:'< :~~
puede servir para dogmatizar el despotismo;, dado -- -
que el único juez que allí se reconoce para d,e~+
minar cuándo el bien de la patria reclama un 'al
procéder, es el poder ejecutivo: y la extralimitacion
de este poder no es conciliable con la índole de los
gobíernos constitucionales. l\láxima es esa de Es-',
PAnTERo que da fácil, pronta y plausible solucion,
á, la~ grande teoría de las revoluciones, poniendo
ante los ,ojos la omnipotencia de íos p.ueblos.,. ,único
eler,norito que ,supera á la ley, 6 que, rilas billn , de-
rogándola con sil 'Voluntad superior; la transmuta ..
la camliia en otra' nueva; pero cuando esa doctrina
quieI'cacomodarse á la prepotencia del· trono ú de




-10-
sus ministros, entoooosJlano es que solamente pue-
de .sancionar un régimen despótico. Todos por con'""
siguiente obr¡uon mal, á nuestro modo. de ver,
en ~ste asunto : todos se separaron de la senda· que
la prudencia y el deber les tenian trazada:. el escri~
tor, el gobierno despues,· y por úhimo el general
en gefe. Esto, vista la cllestion bajo ~ aspecto de la
legalidad:. moralmente. considerada, y observándola
á la luz de la bistoria, nadie puede llegar al gene-
rai ESPARTERO laprevision, el tino, que al través
del abuso que cometió, ·so deja ver en ese oficio;
calificando dignamente y como en profecía á la hez;.
)a estoria. del partido liberal, personificada en el
folletinista del, .Guirigay, á quien apeUidaba el. CON-'
DE-DuQUE, cou singular oportunidad ~ instrumento
asalari(tdo para encender la· discordia y entronizar
el,d69jwtismo.


Abiertas las córtes el 1.0 de setiembre, con el
ceremonial que se acostumbra en tales casos, leyó
un discnTso en el congreso, la reina regente ¡ prolijo
end:emasía y desnudo de interóli , . empezando desde
aquel momento á oonstituir~e esto cuerpo colegisla-
doro AUD,no·lohahia verificado, cD.l\llldo en la sesian
del 3baUóse mal1a~illosamente sorprendido con]a
noticia·de los faustos'sucesos.deVergara. Leida que
fué en la tribuna 'Por 'el ministro de la Guerra la co ...
munic8~ion del~eneral ESPARTERO, fecha é131 de
agosto en aquel punto, todos los diputados que se




-11-
hallaban presentes prorumpieron en un aplauso
general y esronláneo al Hl1stre pacifie-ador deb Es-
palia¡ y este regocijo fué mas completo, cuando ba-
hicl,I,do manifestado el diputado Olózaga algunas
dudas. acerca de si se habria salvado. en la. estipula-
cion (cuyo documento no se habia aun dado á cono-
cer) el gobierno constitucional íntegro y puro, cón-
testó con firme resolucion el ministro: se haconser-
vado en toda su pureza.-Constituido ya este cuerpo,
en la sesion del 10 dirigió un mensage á la reina
regente alusivo á las circunstancias, que contenía,
entre olros, los notables párrafos siguientes:


«Todas las provincias han recibido 'Üon. señales
«las mas positivas y espontáneas de una alegría sin
«egemplo . en esta época, la noticia de haber deja-
«do las armas y reconocido al gobierno de. V. M.
alos que on las vascongadas le habian hecho hasta
«aquí la guerra: y por todas partes se muestra la
«merecida y general gratitud al ilustre general Es-
«PARTERO que ha llevado á termino feliz tan difíci-
«(les negociaciones.»


, (lEI congreso no admira solo en él , como otras
«veces, el valor , las cualidades militares y elsingu"-
«lar prestigio á que se deben en tanla pa¡'to los
«dias de gloria que ha dado: á Ja,patria el vale-
«fOSO y constante ejército nacional; sinotamhien la
"destreza eón que so. ha cOllducido en lan· grave
«crisis', lapruden.cia tan difícil de guardar en cier-




-12-
(üas ocasiones, la entereza y la resolucion tan n~­
«ceSariaen otras; y sobre· todo, ese sentimiento tan
«esencialmente español de amor á .la independencia
!!de .su Dacion, del que todos sin distincion han par-
«ticipádo, y que ha hecho iuútiles por Jo menos
«agenas. garautias, y ese profundo y sincero respeto
«que en momeutos tan solemnes y decisivos ha mos-
<ttrado á la Ccnstitucion y á Jos poderes del Esta-
«do, y ·que en vez de menguar aumenta el valor
«de su palabra empeñada.»
. «Esa palabra prodigiosa de un soldado español


«que ha bastado para que dos ejércitos enemigos se
«abEáceo áegemplo de sus generales con mútua y
«absoluta: confianza" la mira:, señora, el congréso
«c.o:mo una gran deuda nacional., y está resuelto á
<q)ágarla por su parte, no solo con la debida fideli-
«dad, sino con cuanta generosidad quepa en el cÍr-
«culo de sus f2cultades.»


, El senado tambieo dirigió á la reina otro meU';"
sageconccbido en términos análogos: y á propuesta
de don Antonio Gonzalez acordó e'ste cuerpo cole-
gislador un voto de gracias al DUQUE DE LA VICTO-
RIA. yal valiente ejército que operaba á sus inme..:..
diatas órdenes , por los estraordinarios é importan-
tes sucesos de VeTgara. El cuerpo diplomático es-
tr.1ngero, presidido por su decano el señor Eaton'.
enviado: 't)straordinario y ministro plenipotenciario
de. los· Estaaos Unidos de América, se' Ílpresuró




-.13-
igualmente ,á felicitar á S. M. por tan trlausible,¡¡
acontecimientos. Todas las corporaciones (las ;aut()-
ridades, los altos dignatarios del Estado, todosá $u
vez y á su manera egecut~ban lo mismo. Un coro ar-
mónico de parabienes y de felicitaciones se~ hacia
oir tambien desde todos los ángulos de la PenÍnsu-
la, aclamando pór libertador al Ínclito caudillo que
en el norte acababa de echar los citnieatos á la paz
de España. Las diputaciones provinciales, los ayun-
tamientos, la Milicia Nacional de Madrid, y á im¡~
tacion suya la de tOM .el reino, saludaron cordial.,..
mente., con entusiasmo y con ferv{)r, al invicto Du-
QUE DE LA VICTORIA, á cUljo celo y patriotismtf debe
tanto la nacion española (1). En una palabra, el jú.,..
bilo nacia y, ,r,enacia y se acrecentaba y rebosaba .en
todas partes; y no habia un solo punto en el vasto
ámbito de la monarquía, desde el cual no resOnase,
con mágicos acentos, c1110mbre esclarecido del ven-
cedor de Luchana, del ilustr€ pacificador de Ye,r-
gara.


Tornando la vista á las cosas delllorte, para vol-
,'er á ocuparnos del convenio, diremos ante todo
que el general Maroto, habiéndose retirado á Bil-
bao, publicó aquÍ en aquel setiembre un documcn-


(1) Estas palabras testualcs formaron el brindis de don Juan
José Garcia Carrasco en el banquete dado en el Casino de l\ladrid
por los individuos de esta sociedad, en celebnd:n de los faustos
",ucesos del Norte.




-14-
to intere$ante que servia deesplicftCÍ'on ostensible
á su proCeder, el e1,lal copiado á la letra es como
sigue: ' .


MANIFIESTO ' PUBLICADO EN BILBAO POR DON R_\FAEL


MAROTO. "


«Nobles y valientes vascongados: españoles to-
dos. CuandO' tne decidí para aceptar el carga de gefe
de estado .mayor general del ejército de donCá~los,
no me era desconocido el desquiciamento dél orden
en todos los ramos de 'la administracion en estas
provincias; mas testigo de vue~tros saérificios en
una guerra 'fáWicida y desoladora , penetra~o de la
sinceridad de vuestras intenciones, y agradecido á
las demostradones de cáriño que me habíais dis-
pensado, me comprometí á mejorar vuestra suerte.))


«Seis años de campaña, en la que os habeis he-
cho admirar del mundo entero, tuvieron por objeto
sostener las aspiraciones de un príncipe; pero la,
Divina Providencia, que siempr~ ha velado por la
felicidad de la nacion española, de que forma parte
este suelo predilecto, no podia permitir el triunfo
de la oscuridad y el ensalzamiento de homhres mis-
ántropos, hipócritas y ambiciosos, que os prepara-
han el patíbulo en compensacion de inmensos tra-
bajos ~. f:ltigas. Este convencimiento era gencral, y
cn lal scntido sc JIlC esplicaron los homhrcs sensa-




-15-
tos de .to.dos lo.s pueblos que pisé, eonfirmándole los
geles de divisiones y cuerpos que me facultaron por
la& esp0s.1.ciones que originales conservo, para que
sacara en vuestro favor todo el partido pOsible con
la paz; pero aun me o.cupaba de:los intereses del
príncipe. y le, consulté lasproposidones que me
parecieron ventajosas; mas la ingratitud, compañera
inseparabl~ del orgullo y del despotismo, cerró las
puertas á mis esperanzas. En tal crÍsis preciso era
tomar una resoludon noble y de conveniencia para
todos los españoles, ó ser víctimas de un gobierno
tirano y tlestructor. Hemos elegido lo primero "esta,.-
bleciendo la paz en estas provincias por un conve-
nio franco, generoso y desinteresado. La Europa
nos contempla; el· pueblo español bendice tan grao-
diosa obra y las generaciones futuras leerán co.n
entusiasmo. en las páginas de la histo.ria un rasgo.
ile hero.ismo prQpio. de españoles.»


«Vasco.ngados: no mas l"encores ni enemigos;
todos sOllloS hermanos por nacimiento, principios
ó eleccion : que ninguno de vosotros se deje arras-
trar ó seducir por las sugestiones de aquellos que.
siendo los primeros á encomiar la necesidad de cam-
biar de principios. y fallos de virtudes para mar-
char por la senda del bien. que hemos adoptado,
llrocuran que continúe ardiendo la tea de la discor-
dia , dando pábulo á sus ideas de sangre y devasta-
cion. Navarra os presenta hoy el cn~dro mas hor-




-16-
roro.&0', trazado por los misOlÓS' (Jlole propalan reli;,;
gion¡,. J tienen la avilanterde ,decil"queliembs fal..,..
ta~,:cuand¿'entre ello~'e5 lionde se ve lidr~cion.;
el robo, la ,violél)Cia j el aseSinatO. 'flnsensatos~'su
árrepentimiento,ino,sera basflante ,para lavar'taplo
crímen ~ ni hacer I'~suc;iteri pal-a la lIociedad l~s' 'Wo'9.
timas~nmolaaas á su furor.» ,:;": ,. "'1" I :


, «Navarfes:' :vuestrocaudiHo' el general Maroto
no ha desaparecido como pretenden haceros creer,;
ni o~ ha vendido por el oro qnedetesta, y que jamlÍs-
ha, podido .teuer lugar. en su corazon,' -no.; suS: pade-
cimientos. físi:eos y morales le han pri vado de estar'
al frente de vosotros, y ojalá no desconozcais su voz
d~ humanidad, de razon y ~oovenienl(ia g.eneral.El
pago hecho porla~intendencia del cjército del gane-
r,:,-l Espartera á los batallones que admitieron ef
co~venio, y á otros ind,ividuos, así como las t>ua.tr()
pagas dadas á los generales, gefes y oficiales que
han marchado para el reino de Francia despues de
haberse presentado voluntariamente á prrstar su'
sumision al gobierno de Isabel 1I, son los únicos in-'-
tcres?S que han mediado en tan gr:andiosa oomo
noble resolucion, á'que me prt>sté por elconvenci~
micnto de que debia de hacerlo, y porque ya no me
era posible continuar un solo ma mas al servicio de,
doneárlos por las circunstancias que á su tiempo
se publicarán, desatiando á todos y' á cada· uno de
ltOr sí á que me justifique lo contrario, 'mirando




-17-
con el desprecio que merecen tan.viles como InJu-
riosas indicaciones de traicion y venta, pues un
pronunciamiento tau unánime de la mayor parte del
ejército y de lospuehlos de estas provincias por la
paz á toda costa, como se me hizo entender, nun-
ca deherá concepluarse tal como los pérfidos conse-
jeros de D. Cárlos quieren graduarlo.»


"Para todo conté con el voto y pare!lef de los
gefes y de vosotros mismo~, que en tantas ocasio-
nes me lo habeis manifestado, y para todo he aten-
dido al hien general, por la humanidad y por la
patria, que es el primer deber del hombre, y solo
siento qU? la falla de consecuencia en algunos gefes
I)O me haya permitido conciliar tan grandiosamente
como me babia pl'opnesto, el fin de mis aspiraGiones. f.o
Dichoso yo, si mis esfuerzos, riesgos y sacrificios'. ~
00 comunes, merecen la general aprohacion, que
es cuanto mi corazon amhiciona.) .


bEn la primera entrevista que tuve con el gene-
ral Espartero ,·no quedamos acordes por la falta de
seguridad sobre' los fueros, y nos despedimos para
romper las hqstili¡J.¡¡dcs, á cuyo fin dí lus órdenes
('onducente~, sefialando los puntos que las tropas
dcbieron ocupar; pero entouces fué cuando nueva-
mente se me representaron las dificultades y oposi-
cion para el combate, cuya circunstancia me obligó
¡Í la determinacion de que se nombrasen los gefes que
h:lbi:ln de pas~r como en efecto pasaron, al cuartel


TOM. UI. 2




-18-
general de Espartsro para la·celebracion formal del
convenio; ~n qu~ nO tuve mas parte que haherlo
recibido firmado por los individuos que al final
se manifestará, al mismo tiempo que tambieri los
que me facultaron por las divisiones de Vizcaya y
Guipúzcl}¡j con una carta al com:mdante general Itur-
riaga, que no deja de ser interesante para la histo-
tia detalláda que presentaré de acontecimientos tan
dignos á la collsideracion. del mundo entero, y para
qun el hombre pensador, el que anhele mas por la
invesligaciort de la verdad que por la ino.uencia del
capricho, pueda formar un juicio recto, pensando
los casOs y dando lugar á las circunstanc~as. Bil-
bao í!O de setiembre de 1839.=Rarael Maroto.» (1)


(1 ) GonoéimientQ de lQS gefes que contribuyeron
y firmaron el convclbio.


Con asistencia dc los generales D. Sirnon de Latorre, y dor~
Ant<lnio Urbiztondo y del allditor general del ej~reito 1). Angel
Maria de la Fuente, el b~igadicr D. José Ign"cio de 1Il1rbe, el
t:oroncl D. l\tanllrl Alvarei Toledo, el gefe de brigada D. Hila-
rio A.lonso Cucvillas, el brigadier D. l?ranci.sco Fulgosio, el
brigadier D. Juan Cahaiicro, el comandante ¡le batallan D. An-
tonio. Diai l\Iogrohejo; Idem D: Manuel Lasala, idem D. José
l<'ulgosio , elcomandante de las compañías de sargentos y cá-
dc~es D. Leandro Eguía, el comandante de la fllena de artmeria
D. Francisco de Paula Sclga , el comandante deescuadron don
Mannel de Sagasta, ídem D. Pantaleoll Lopez AyIlon , el ge-
fe de brigada de caballería D. Fernando Cabañas.


Conocimiento de los gcfes que (acultaron al gene-
ral 2Uaret{) para e-l convenio por la dirision de Gui-
púzcoa.


El comandante general D. Bernardo lturriaga, el gefe de la
primera brigada D. Manuel Oribe, el de la segunda D. José An-




-1'9---
Tales fueron las esplicacionesque acerca de su


conducta y de los moti vos qUtl le i~pulsaron . para
abandonar la causa deDo Cárlos dió el gefe princi-
palde las fuerzas convenidas. Es indudable que Ma-
rato, por sus antecedentes"! por su cará'cter, ~r3
el gener.al mas á propósito °íllle podian haber elegido
Jos mismos liberales para trabajar por su causa en
el campo carlista: el menos á propósito por consi-
guiente para llevar adolante con resolucion y con
interés las pretensiones de aquel príncipo. En la pri-
mera conferencia que en la épocll de so advenimien-
to al mando tuvo el general castellano con D. Cár-


lonio de Soroa. comandante lk\ 6." oatallon D. Isaac Ramel'y, el
del 5.° D. Manile\ Ibero, idem del 1." D. Manuel ]<'ernandcz, ido
del 3.° D. Fau~tino Echeto, idem del 4.° D. AniceLo Alusti-
za, segundo c6mandante del 5.° batallon D. José Joaquin de
Aguinaga, segundo idem del 6.° D. Domingo de Arlola, el gefc
de estado mayor D. Gregorio de Valacain, el gefe de la briga-
da D. José Ignacio de Hurbe. el comandante del 7.° batalloll
.D. Manuel Altamira, ídem del 2.° D. Zacarías dl> Jáuregui , se-
gundo cO,mandante del 7.° 1). José Manuel de Echauri, ídem
del 4.° D. Ignacio de Arana, idem del 2.° D. Lesmes Vaste-
dco.


Por la division de Vizcaya.


El comandante general D. Juan Antonio de,Goiri, el gefe de
la primera brigada -D.:Juan Antonio Verástegui, el gefe de esla-
domayorD. Pedro de Orlle, comandante del 2.° batallon D. An-
tonio de Urrnsalo, el comandante de batallo n D. José Pascual
de lbarzabal, idem D • .José Antomo.de iguirre, ídem D. Fe-
liz de Alday ,ídem D. Juan José de Perea, ídem D. Nicolás
d~ Sesumaga, ídem D. Guillermo de Galarza, >Ídem J).. Ma-
nuellbañez de Alderoa, idem D. Manuel José de Orrengoe-
rhes, ídem D. Martin Luciano de Echevarri, idem D.Bonifa-




-20-
los, viendo el desconcierto y la confusion que ,rei-
naban en las tropas, como en el gobierno, hallando
presos á los hombres mas distinguidos é i,!Ouyeokls
entre los gefes vascongados, J al príncipe rodeado de
personas ineptasé intrigantes, sin energía, sin prin-
(:ipios que pudieran guiarlas en la administracion de
los negocios, personas en fin" que no inspiraban
?onfianza alguna á IQs -vascongados, siendo ellas co-
mo eran iodifel'cQtes á lQdo, menos á su propio
interés, se atrevió Maroto á prOPQll~1' ÍI ~q rey una
modificacion en el sistema de gobierno ,redqcida 4
adoptar una marcha mas Hberal, mas equitativa y


oio Gomez , ídem D. Nicol ás Gogcnufi, idem ,Q. riicolás Agui--:
sa , el comandante general de la provincia de Simta'nder do"
Castor de Andechaga. ' ,


Carta del comandante general de Guipúzcoa cita-
~la en el mani~esto anterwr.


Andoain 18 de agosto de 1839. MI venerado generaL A las
diez'de esta mañana se ha visto conmigo Aldave, enviado por
Elío, á saber en qué sentido se llalla esta Jlivision; le he..!.
mos manifestado francamente nuc5tro modo de, pensar; en la
inteligencia que no solo. no daremos un paso atrás, sino qt4e
~stamosresueltos á llevar á cabo la empresa. Si tengo el gus-
to de ver á usted dentro de un par de di as , hablaremos lar-
go.-Ya le he dicho lt Aldave, que hoy mismo ha vuelto á Echa~
lar, que de ningun modo quiere usted que se dispare un ti ..
ro contra los del lS.o, Y que lo m8nifieste as! á Elío, y ha que-
dado corriente en hacerlo. S. M. salió de Tolosa ayer con el
objeto de tener una entrevista con usted, y supongo se habr~
verificado ya: de todos modos, aquí todos estamos invar.ia.,.
bies. - Bernardo Iturriaga. - Todo es conforme con los origi-
nnles de que respondo. - Rafael Maroto.




...


-":21-
justa, á fin de atraer por este medio á la nacion es-
pañola, ávida de entrar ya en la carrera de las re-
formas. Mas todo fué en vano: D. Cárlos se negó
con obstinacion aun á escuchar siquiera tales con-
sejos, dando por toda respuesta la siguiente i «ó rei"-
«naré absoluto, ó no reinaré.»


Con efecto, 110 habia otro medio de elecciori pá-
ra él. Sus consejeros en esta parte babian comprenJ.
dido mejor su posicion J su interés de lo que afee ....
taba comprenderlos el general ~larotO. Do Cários so:'
lo podia reinar ab~oluto en España ........ Desde enton""
ces los ém .. los del D. Rafael empezaron á tildarté
atribuyéndole ideas y opiniones liberales: y él pro-
curó unirse á los gefes principales entre los vascon-
-gádos, invitándoles para trabajar en sentido de la
pacificacionde Españá. Bajo este aspedo el desig-
nio de lfaroto, sus deseos, su objeto, fueron'dignos
de un honrado español: su fin el mas plausible y me-
recedor de eternas alabanzas, si prescindimos de los
inedios, mas ó menos nobles, que para lograrle pu-
so en juego. La historia, en uno y otro concepto, no
puede dejar de hacer justicia á su proceder.


Entre los hdmbres que se unieron con Marolo
para dar en tierra-con el partido fanálico, htisc vis-
to que se separaron muchos despues, en las va-
dadones borrascosas que hubo en el personal de los
dos bandos; siendo muchos de estos disidentes los que
querian un convenio que les ~segural!e la indepen-




-~2=
dencia del país, fiándole la Inglaterra y la Francia,
en cllyo proyecto trabajó- bastante cllord .John-lIay,
y.otros , como el,; padre Cirilo, al ma en Q9 princi-
pio del partido IOOderad'9, , segun del exaltado. lo
(lra el obiSpo d-e Lepn, p(lrqu,e acostumprados á do-
mina'l', y "iendo que Marotq no era ~ombr~ de. dll-
jllf¡se .gui¡JI' pOI' ellos, ju.zgaron prudente ~l baoerle
al fin .la guerra como lo. .egecutaron. Asi se espUca
lac.onducta.: no solo. d?1;Jrzobispu de Cuba, si que
t;!mbiendeRamirez.de I"Pisoip.a , Elío , l~urriaga.
Soroa. Aguinaga, Altamira. y.otros muc90s gefes,
eivile~ ymiljtares, que habielld~ trab,ajado .en el
principio ,áJaYol'~e la reconciliadon. J. ¡lun dado al-
gunosde.·eHós sus ,poderes algeneralongefe para
ajust,ar ellrc',\tado. noquisie~on l\lego. cl?nformarse
eoo ~ ton;¡al!4oasilo con el Pl'etepdiente en Fran-
cia. ;ASí lambien se esplica la conduela delord Joho.
quien aburrido .porque incur.rió en varias coqlradic-
ciones en los ().ficios que acerca de los últimQS su-
cesos dirigió á su gobierno I contradicciones que
eran motivadas por las cO~llÍnuas retractaciones de
~.faroto y por las proclamas contradictorias que
dah~n á luz ambos generales, vieRdo que. los de-
sigllios de Ja loglaterrano tc»ia~' c~bida en el
convenio. que. s;us;gesJioll~s.. en caanto tenian de
inglesas, eran de todo punto inútiles, que el tratado
seria al fin puramente espmiol. sin compren4e~:el la-
berint.o com:elicadiswno que prcsenlaha á su viita el




-23-
proceder, tan estraño y tan anómalo, de entrambos
gefes en los dias mas críticos de ,las negociaciones,
creyó oportuno el separarse de la escena, como lo
'ejecutó, dejando de tomar parte en la cueslion
el 27 de agosto.


Pero el españolismo del convenio le dejó tam-
bien c01l8ignado el coronel Wilde;comisionado de
la nacion británica en el cuartel general de ESPAR-
TERO, cuando en la comunicacionque dirigió al viz-
conde Pahnerston desde Vergara '. fecha en 1. o de
setiembre, dijo: n.El Duque de la Victoria mani-
«festó muy francamente desde el' principio de las
«negociaciones, tanto á mí como al.general Maro-
«to, que' deseaba concluirlas" si era posible, sin
uJllnguua mediacion estrangera, dioiend'o, que pues
«era Una conüenda entre esplliloles, debia decidirse
('por los españoles: y como' .Marnt.o no insistió en
Ilreclamar la mcdiacion de Inglaterra, el gobierno
¡'británico no se encuentra de modo alguno compro-
"lQelido al cumplimiento óaprobaeion de ninguna
(,de las condiciones en que se ha convenido hasta este
'(Plomento; porque. si bien IU$ dos partes me ban
u®,uaultado constantemente y h~ sido un illslrumen-
«to para verificar la reconciliacion,' DO fuí convidado
(jÍ la última conferencia del 29 ~n que se' dictaron
~Ias condiciones por el Duqilé y ·fueron acelltadas
«por los comisionados carliStas.»


Nada, en verdad, tiene de estrado si los es-




-24-
trangeros miran con indiferencia, y aun con sinlU-
lado descontento el tratado de Vergara ,puesto que
por él no consiguieron la proyéctada independencia
del pais vasco-navarro, ni las aduanas en el Ebro,
ni ~enos la introduccion de los algodones ingleses
en España, segun fué propuesto por Olla comision,
no del gobierno británico sino de indi.viduos'del co-
mercio de aquella nacion. que pasó al campo oar':'"
lista á ofrecer al Pretendiente su apoyo. halagándo-
le con el fin de que accediese á su demanda', Sin que
sea visto por esto que nosoh'os pretendamos reba-
jar el mé~jto de los servicios que las potencias alia-
das, señaladamente ~a Inglaterra, prestaron en la
grande obra de laterminacÍon de esta lucba ¡ segun
se desprende de lo que lle~amos espuestoyilulÍ de
la última nota que hemos transcrito; pues si bien
sus miras se enderezaban al logro de otros fines,
los medios de que se valieron no pudieron dejar de
contribuir al dosenlace que llegó á efectuarse, apro-
vechando para ello el sagaz ESPARTERO tódos estos
elementos y cuantos podian ser encaminados al ob-
jeto patriótico que desde el principio se propuso,


Varias son las pretensiones que se han suscita-
do y desarrollado en est.os años por 103 émulos de
las glol'ias del CONDE-DUQUE ,. atribuyéndose cada
cuai una parteesencialísima, y algunos ilusos el todo,
en la grande y envidiable obra de Vergara, Así, des-
pues de roalizado aquel suceso, por los medios es-




-':25-
traordinarios y sorprendentes que h8mos visto, y
que no pudieron menos de. escitar la admiración de
las gentes dentro y fuera de España, háse iDOs ....
trado un empeño decidido y tenaz en arrebatar
al esclarecido general ESPARTERO esa que es la
flo~ mas hermosa de ~:uantas enlazan el laurel que
orna su frente. Sobre lodo, cuando, la envidia orgu-
llosa, insolente y cobarde le ha visto en la proserip-
cion y en la desgracia, ha dado riendas á su sañuda
y punzante crítica, y cerrando los ojos á la luz de la
razon, en la lobreguez de las pasiones finge ver los
objetos colocados en sentido inverso. Pero si la po-
ca ó ninguna generosidad, la injusticia visible de
los partidos, se obstina en desconocer los grand(,3,
los e,ninentes servicios que ha prestado á su patria
el, noble DUQUE, como guerl"Cr<!y como pacificador,
la inflexible veracidad (le la historia no dejará duda
alguna á las generaciones venideras acerca de la
importancia colosal de estos sucesos, y del mereci-
miento indisputable y sublime que en ellos contra-
jo el general ESPARTERO •


. Es u~ hecho, sentado ya por nosotros en el ca:"
pítuloqueprecede, que el gobierno de aquella época
consagró nna no pequeña parte de sus desvelos á la
terminado n de la guerra: motivo por el cnal no se-
ria justo defra'ldarle del derecho qUé por ello tie-
ne á la gratitud nacional, y á una conmemoracion
bonoríficaen la historia. Pero tambien es innega-




---2G-
LIc. y así lo, hemos hecho, ver, que el miD~sterio' de


, \a ~llcTTa, á cuyo heute se ba\\abaelgeneral don
Isidro' Alaix, quien, al decir de escritO,rescO,nlra-
rio's á ESPARTERO., fué pro'PuestO, yauo impuesto,
pO,r este al duque de Frias, al ti~mpo' d~ co'nsti-
tuir su gabhwte. con el fin de que se., hallasen en
élrepresentado's Io'S VO,to'S y deseQs del general en
gefe, y por consiguiente los intereses del ejército,
era 'el ministerio que arrastraba consigo', en sus
apremiantes ex,igencias, la acdo'n toda. del pO,der
eJecutivo'. apropiáodula á su objeto.; ;,


E,ra esle mjoistro Ala.x, tRlltO, mas adecuado' al
fin que le llevó á forn)Ar parle del gobierno" cuaJl-
\0, I),u,," sjenA,o Q;n espail<>l hO,nrado, ' J¡lUY, , afeclo á
las cOsas de, s~ u¡\Qion, y.dO,tadO, de un-carácler,per-
s(n:er~te, cU¡l1 s.e.~ueria para el.nego'o~.que iha
á empren~er. reÚflj:,a además otra circunstancia muy
digl\a p.o.r. cierlo' de tenerse cn cuenla. ,Cl\3l\do, el\
el aíl~.-de, 1838 sjl',.hallaba ~te general de. vi~y &\
Nav,:arra., soslu.vo', ya, relacio'nM de avenencia con
los ~ccio'sos de esto reinO,;" no so'lo con las tropas.
'á CQ.yo .frente s~ h,allaha Villarc1\l, si que .tarnhicI\
oo.G \a j~l~ta, cadista. EstO,s tratos fuel'~n inecwtos
P""'"s;~ aQt~sor D. Manuel Latre" quien al ~r.."
le el mandQpara venir. á egereer el rninis~rj(j), tle la
Guerra, dejó encargo á Alaix de oontiu,uar,y, cu,lti-


. var tan útiles relacio'ncs con aquellos rebeld.es.. Pro-
siguieron cn efecto l~.s conferencias ~s((creta~,. y Ilc-




-27,-
garon á. tal punlo sus resultados, que al poco tiem-
po ya tenían redactados varios artículos- de u~a es-
tipulacion • en los cuales convenian tanto el virey
como elg~fe superior de las tropas cODtrarías. Pe-
ro no quería.n estas, ni sus gcfes, ni la junta car-
lista tampoco, que se ratiticase nada sin que se
bici ese bajo la salvaguardia de u.¡la n;1-cion esl,r¡¡nge-
ra • que d!i'beria. en su concepto y segun sus de-
seos. asegurar la egecllcion fiel del tratado; siendo
de n.otar que los carlistas ('scIllian en OlOto., á. la Fran-
cia. cuyo gobierno, decian, '«está ifÚeresóldo: en
((impedir, á todo trance, todo _género. de apomQda-
(miento que nI). !pnga por hílsc una t-r.ausaccion de
yl). C~r~ COl\. la. reina ]sapel.lI
,As,U«~ PGSa~ •. escribió" AJ¡llx al ministro Latrc,
c~ ~0ba,3 de ab-rU de~ 38, ~na eartaooüciándo-
blet'cstad!), en que se hallahan las negociaciones. y el
i-pcony"enienle único, y fácil de salvar, que oponian
~s. carlistas. Cclebrósc, con motivo de esta comu-
~icacion, un consejo de ministros, al cualasislió
lord CIarendon, ministro plenipotencil\rio de la na-
cion británica cerca de la reina ;. y. h;U>iOO,¡lose de-
~atidoen .~lel as~nto .. comunicós().la propue&,ta al
gabinete de San James, el cual; se ~festó .gtlS'O$9>, á
mediar como fiador en aquel, con.venia, Grande filé.
~l s~creto con que se condugeron basta aquílaS,ne.,-.
g~iaciones; mas esto no)mpidi6 que quebranlán~
dose ~or alguno indebidam~~te d siSilo' del, (lQn..~~'!"-




--28-
jo, ilegj1se á entender en ello á poco tiempo cl rey
de Francia, mostrándose sorprendido de los pla"nes,
y ~ubiendo aun mas de punto su cuidado,culindo
ni rednir en audiencia al-marquéS de MitaOores,
mle~tro émbajador en Pa"ris, le preguntó «qué ba.--
bia' sóbré - tal asunto ,» ~iéndole contestado por el
marqúés ~qué nada sahia.»


Irritado entóncés aquel monarca á vista de la
resetvá que dé él se habia tenido, y cifrando su in-
terés en otro ~énero de negociaciones que las que
!!le incoaron en Navara y las que al fin se Uevaron á
efecto en Guipúzcoa .por el general ESPARtERo, sin
niediacion. algo.na estrangera, dió aviso inmediata-
mente ~ D. Gárlos; y . es ma!! que probable que
tanibien le dictase la norma de su política'; PUt·s
que; sin darse por entendido en nada cl Pretendien-
te, adoptó él sistema de colmar de honores y dis-
pensar grandes beneficios dé loda especie ,á los ge-
nerates y demás gefés que en Navatra habian entra-
do en relaciones COA los de lardna, siendo este
medio tan eficaz, que con él terminó todo por eo-
t.lnces s¡'n que Vitlareal y los suyos volvieran á
ocuparse mas de tal negocio, A$í' frac~saron estas
primeras tonlrataciones " á causa de los celos inte-
resados del gtlhietnb francés y delo-s planes del rey
Luis Felipe, á quien se apresuró sin dada á - dar
aviso alguno de los ,prohombres del partido -'reac-
cionariO', que era el que mandaba-entonces en Es-




-29 ......
paña; ganoso de conquistar la gracia, si no la con-
fianza; del monarca de julio. 1\tribúyese este paso'
subrepticio', por personas qtJe deben de estar bien
informadas á causa de ballarse en aquella sazon en
I~ regiones del poder, á la oficiosa y nada patrióti-
Ca solicitud de D. Francisco l\Iarlinez de la llosa.


Presupuestos los hechos que llevamos sentados,
llano es que al venir Alaix al ministerio habia de
insistir en su antiguo designio de poner término á
la guerra por medio de un convenio: y obrando de
acuerdo oon el general ESPARTERO, el ministro y el
caudillo pensaron ya solamente en dar cima á su
escele~tt; obra. De aquí los grandes aprestos mili-
tares de que bemos habl<ldo en el capítulo anterior,
para l\eg<lf á poner. bajo un pié brillantísimo, cual
se encontraba en agosto de 1839 • el ejército q'!e
defendia la CQnstitucion del Estado y los derechos
de la reina. Segun la Memoria presentada al. con-
5ejo d~ ministros por el de la Guerr<l, el 28 de


. aquel mes y afio. el ejército constitucional no b<lja-
ba enlonces de 219,327 infantes y 16,524 caballos,
con los correspondientes pertrechos y equipo. Ac-
tiv6se la quinta de 40,000 hombres decretada ellO de
aquel enero; fomentóse la reorganizacion de varios
cuerpos de cah"l\ería, habiéndose present<ldo en
re~isla, que pa$ó la reina en'la córte el 28 de abril,
tre\l)la y sei!, escuadrones, por cuya disciplina y
buen porle recibió mil' parabienes el gobierno, J




-30-
sobre todo el dignísimo, cuallLo celoso é inleligen-
'te general D. Valentin Ferraz ,que era el.inspector .
del arlJl'a ; aLendióse igualmente á tade artilleria
moutada hasta poner en disp~sicion de poder ope-
rar contra el enemigo un tOl!!l de dento sesenta y
ocho pieias 'ligeras) entre obuses de a 7 y 12 Y ca-
ñ<>nes d-e á 8 Y 4. Construccion y recomposicion de
armas de todas·clases 1 así como de curonas, cajas
de municiones, ava.ntrc",es, trenantes, carros etc.,
fabricadon de proyeetiles, de pólv()ra ,de piedras
de chispa ,arreglo de vestu:.trio, provision de ví-
vere.'", todo en fin· recibió un impulso grande en
aq uella época.


A estos medios materiales quiso añadir tambien
el gobierno otros elementos morales d.e destruc-
cion, q\l0':alimentando la dis('¡{}rdia y el encono re-
cíproco entre los partidarios de D. Cárlos, facilita-
.'lC"O á 10s cc;mstitttcionales la victoria sobre aquellas
masas disidentes y eA anarquía. El miA:istro de Ha-
cienda Pita Pizarro, por 8\1. estraña ancion á cons-
pirar, erasiii duda el mas á propósito para confec-
cionar planes de esta éspecie: y hahiendo queri-do
la 'suerte depararle un h:ombre taR del caso CQmo
D. Eugenio A,,-irane1a, á quien d ... la fama (y él
mismo. mas ({116 la fama) donosa celebridad. en
aquel arte, atribuyé-ndosele mucha travesura y es-
cclenies recursos para asuntos de esta clase, púsose
.desde ,luego por obra el maquiavelismo político, que,




-3t"-
á decir verdad, no produjo, . porque ni aRn tiem-
po tuvo siquiera Di oCasi6n para producir, grandes
resultados. Los. enemigos del DUQUE que le buscan
en todas partes un rival para partir con él, ya que
no sea posible arrebatar á aquel ilustre caudillo,
las glorias adquiridas l~n esta campaña, y que no
han escrupulizado hallarle en el arriero de Bargota.
Martin Echaidc, fiel navarro que sirvió de instru-
mento en la negociacion prestando el importante
cuanto peligroso servicio de llevar de uno á otro
campo las comunicaciones en cifra que le entrega-
ban ambos generótles, con mayor fundamento, al
parecer, han puesto los ojos en el proto-intrig ante
Aviraueta, designándole, en el desvarío de iUS pa-
siones, como el principal alltor del gran suceso de
Vergara. Funesto .achaque , y vana y ridí'Cuta ·leme-:
ridad de los partidos, que así conculcan las leyes
del buen criterio, con tal de satisfacer su encono y
dar pábulo á su envidia.


Basta sjn embargo pasar la vista por la Memoria
que acérca de esto ha dado á luz el D. Eugenio,
para couvencerse de que, si bien sus intrigas en la
fronlera·no dejaron de contribuir algun tanto á fo-
mentar, a acrecer (que no á crear), la disidencia en
las filas rebeldes, como se aumenta siempre la in-·
teosidad del fuego con la agregacion de cualquier
ligero combustible, ·eslá muy lejos este emisario de
merecer las glorias que él en vano pretende, y




-32-
que en vano tambien 'se obstinan en atribuirle los
enemigos de la -verdad y del DUQUE DE ~A VICTO-
IUA .-lIános llamado la atenciQn s?bre todo, ese
f,ruritocon el cual se envanece su. autor de pasar
4. los ojos de 1 .. presente generacion y.i la memoria
<le la posteridad como un ser privilegiado en asuntos
de conjnras y de conspiraciones. Para él no hay en
España, ni en el mundo tal vez, quien posea el ta-
lento de la intriga en grado tan superior y sobresa-
liente como él mismo le posee: y á decir ,verdad, es-
ta es la única ambicion, bien singular y bien e!jtraña
por cierto, que abriga A viraneta, de quien puede
decir~e ql!e padece una verdader.a manía. de cons-
pirar. Pero es una desgracia palla él ,que prc<lisa.,..
mente ese mismo. alarde prueba lo incompetente
é inútil 'que es p.ara el caso; puesto que el verdade-
ro conspirador lejos (le preciarse de ello, mas bien
trat;! siempre <le ocqltarlo. Otra justiCia debemos
tributarle l y es que absorbida su mente y entrete-
nidas Sl.JS p¡¡siones solo con los planes, y. fingiendo y
elaboraQdo CQrrespopdencias y. sQci(ldades secretas,
nO tkne apego alguno al dinero; circunstancia que
no es mCOO$ potaQleque la anteripr, y muy recomen-
dable :en los tiempos de corrupcion que alcazamos;
pudiendo y debiendo decir en honor suyo i que de
110,400 reales que recibió del gobierno en los diez
meses que duró su empresa, salo gastó 77 ,554, dan-
do como existentes, á fines de setiembre de 39, los




--33-
'testantes 32,846. Egemplo inusitádode fidelHlad,
que resalta mucho al ,lado de lo que sucedió cón,e!
proyecto de 'MuñagGI'ri, y que prueba COlO 'eviden-
cia que no es la pasion: del dinero la que mas ha. do-
minado el corazondeAviraaeta; Porlo demás, tam;"
poco sus servicios, anáque fuer~nde la naturale.,..
la de esos en que pudo haberse enr.iqueddo.ohran,...
do· como por desgracia es hartó frecuente, son de
muy, grande valía, ni mereceD.. por. lo mismo espen1-
sas exorbitantes.


Enviado _en comision oí Rayona, en los últimos
.liaos' del año 38 , para que de actierdo c~n el cónsul
:e.pafwl ,. S6 oeupllSe esclusivumente en este negocio
·deJu·g«erra, ·~ir.f)ieitda ueawviliar y apoyo oí aquel
flincibnÍlPrio, segilnse espres~;ea <DRa comunicacion
que 'el mismo pasó al' 'ministerio [ de" Estado, 'fe-
cha 2 de junio de 39, dedicóse A viraneta, lue'go de
haber llegado oí aquel punto, que fué el 5 de enero, á
ordenar y'poner en prádiea fiUS planes el} cliya ege-
cucion fiaba el éxito de ulteriores sucesos. Con fe-
cha 25 de febrero aparecen firmadas por A viraneta
.en Sil! lJIBmoria .unas .inslrudones d"das á sus princi-
llales comisionados establecidos .en la línea de ,Her,-
na ni , de acuerdo con el gafe '{lolítico d~ Guipúz-
coa, D. Eustasio de Amilibia ,cúyo ,principal artí ....
culo prevenía, ~trabajar, por todos los medios pa-
«ra introducir la escision y la discordia en el cam-
"PO enemigo.n Pero es el caso que la discordia y


T01J. 111. ;3




-3.1-
la ;eScision hallábAnse á la sazon lan hondamente


. 'radicíldás en aquel campo,' cuantoique, una semana
'antes de redactar ;A ,draneta ese 'escrito', el ,18 del
mismo febrero, b'abiafus.iládo' Maroto á los: generA-
les Garcia~' Sam'-, Gu:e-rgué, elc., verifinándose así
con mucha 'anticipadon. el triunfo dé\· 'partido, mo-
derado .carlista sobre' el: exaltadoú fanático, que era
lo que se habia propuesto el D. Eugenio. Verdad· es
que este da cuenta; d'elsnceso, mostrándose P?r él
muy satisfecho, de la manera siguiente: -- «El 18 ftl-
«siló ~faroto en esta ciudad (EsteUa) á cuatro de los
«principale¡; caudillos dé la faccioD 'navarra, cuyo
«rui~oso acontecimiento me probó de una manera
«evidente lo que la' ConquiJta me, nfirió 'posterioI'-
«mente'; dohabe1'Sé 'apl"ov~hadocle'parte de las in-
«dicátÍones ql1e.l»f:e eo:til plan que la dí y sirvió pa-
«rade:rrocár 'enteramente el bando teocrático., car-
«lista.» Y M aquí que si no lo cuenta Aviraneta, na'-
dill podría imaginárs-aq1le los ~rágicos~ucesos de
Eit~H~ fueron :debid0S 'al mágico y aun magrretico
;inllujó' de úttlt fnhge'l", á'quien' 'el /tutor de la MemiJ-
~a, c~ñ s~ t~tlg4age 'simbólicoy sibilíticO', apellida
la Conquista, que habia$ido {dice él) 'confidente de
Zúm~lacárregui, que tenia estrechas l"elaciones con
varios gene¡'~leS faccciosQs, y que habitando enton-
ces, en triste sÓl~ad, una casa de campo inmedia-
ta 5. Bayona, fuébuscada por Aviraoeta, impues-
la ~ instruida á fondo en el papel delicadísimo que




'-':35-
habia de desempeñar entre los rebeld~g., y pa~lien­
do al punto (el 21 de enero) para emprender' sus
maniobras cerca de estos, llega á tanto su poder y
su destreza, que á los pocos dias sobrevinieron los
acontecimientos borrascosos que ya heinos referi-
do, viniendo. despues de ellos, dice la'Mem()ria, á
tomar asilo esta heroina en un convento de, monjas.
¡Lástima grande que el autor nos pl'ive del nombre
de esa nueva Judit, que así cortó la cabeza de su
Holofernes ,el bando fanático persOliifiáaao en las
desgraciadas víctimas (le EsteBa!


El cotejo de las fechas, la relacion verídica de
lns hechos; tal cual la hemos espuesto antes de
alrora', y la' naturaleza misma de estos sucesos,
prueban con claridad cuánto tiene de b:dadre yde
novelesco esa Jl'Iemoria, escrita meses despues de
efectuado el convenio, y que solo presenta la ima-
gon de un juego combinado á cartas vistas , en el
cual es risible la prevision , ridículo el espíritu pro-
fético. jY sin embargo á e3te documento, tan sin-
guIar, dásele por algunos tal valor, que prestan una
fé ciega y supersticiosa á cuanto en él se dice 1 Ver_
dad que la pasioo lisonjeada siempre 'es ciega, y fá-
cilmente presÜlmos nuestro asentimiento á lo que
nos liene cuenla' creer.


Nosotros empero, 'fIue hemos visto á la luz de la
imparcialidad ese escrito. y que hemos descubierto
en él La r"rsa y separádola de lo que hay de exac-




-.36-
to, diremos, que si bien es indúdableque D. Eu-
genio Áviraneta. aJl,ldó algun tanloá exacerbar los
ánimos entre los rebeldes ,cuandó ellos' ya estaban
profundamente divididos; -haciendo serpentear su
intriga desde la frontera, valién~ose para eUo de-mil
medios ingeniC:sos, segun nos cuenta, como el de
dirigir á- los gefes de opues~os bandos fingida cor-
respondencia; suponer la existencia de una socie-
dad secreta á la cual pertenecian liberales y maro-
tistas, con la idea estos de hacer traicion á D. Cár~
los; procurar que llegasen á manos de este los tes-
timonios que al parecer probaban aquel supuesto;
simular y hacer que circulasen proclamas incendia-
rias entre los rebeldes, UDa á nombre' del padre
Urraga, q~ sé hallapa relegauo en Francia, y otra
~D vascuence intitulada Carta.de un casero ú un oja-
latero de Ca~tilla, las cuales no podian menos de,
aumenlar el efecto que naturalmente habian de pro-
ducil1 las verdaderas proclamas que enviaban los
dester~ados segun va dicho anteriormente; ingerir
en las filas .contrarias algunos emisarios de ambos
sexos para que esparciesen la cizafia: y malquistasen
al soldado con D. Cárlos; y otros mochos recursos
del mismo género que" leinspiraban sus' instintos y
el estado á que habian llegado y el rumbo que iban
tomando ya los acontecimientos, no es menos cier-
to que sin este juego de intriga se hubiera reali-
zad'o de la misma manera el convenio; qUQ f-aé ese




-37-
un sernclO harto insignificante aliado de otros que
en vano se pretende rebajar; quo deben de figurar
mUJ por tierra en la escala de las varias concausali
que en diversos sentidos j por distintas, vias contri-
buyeron al feliz desenlace de Vergara, esos .traba-
jos' de conspiradon de que se· jacta Avirancla; y fi-
nalmente ; que si es muy de estrañar que su autor,
envanecido y lIeuo de engreimiento, encarezca en de-
masía la esceleReia de su obra, es masde admirarto-
davía que haya escritores que miren como' asombra-
dos. y estupefactos bs aseveraciones de un hombre.
que, allá en su delirio, no halla reparo en apelli-
darse á sí mismo el ángel de la paz, y que siempre
que,le· ocurre mencionar sus tareas de conjura. tie-
1W1a modestia de' llamarlas planes de alta concep-
cían, con otras sandeces semejantes.


Pero dejemos ya á Aviraneta, no sea que autori-
cemos sus despropósitos sobrando en la prueba; de-
jémosle, si, con su Simancas (1), sus signos, sus se-
llos, sus geroglíficos, su cuadro sinóptico, su tinta
simpática, su esfera de la luz (2) , su. Conquista, sus


(1) Este eS',cI,nombre simbólico que él dió al archivo -de sus
papeles, que comprendian los documentos, títulos, listas '!
demás concernieoLe' á la ~upuesta sociedad de que hemos ba-
blado. Sabido es que con este mismu ntlmbre de Simancas exis-
te t-:Il pueblo en 'Castilla, eélehre por hallarse en él deposita-
dos desde la mas remola antigüedalllos archivos de estos'rei-
nos. Esa idea sin duda deooria ocurr·ir á Aviraneta para bau-
tizar de tal suerte á su c01eccion demamottetos.


(2) Era esta ulla esfera, segun cuenta el Bntor, que servia
"para descifrar los ¡¡ignos y geroglíficos y la corre'sp(lndencia




-38-
muchaeha$ filiadas en .la propflgantla de la 14%, que
circulaban la carta. del ca3cro al ojalatero de Castilla
y la' proclama del capuchino Lárraga en los puebltJ$ y
entre los voluntarios (1) ,con .otros infinitos porten,,:
tos de este jaez que nos refiere en su escrito', ha-
cilmdase·la ilúsioD de: haber convertido a los facci~,
sos en juguete de sus planes (2), pt'ometi~ndose,' con
piedad, que se degollarían horrorosamente (3". y
viéndose precisado á renunciar no menos que al plan
de prender á D. Cáilos, á causa de lo¡¡obstáculos
que le opuso el comandante general de G~ipúzcoa'
D.Fermin 'Ezpeleta (4). Lo que hemos dicho cree-
mos que basta y aun sobra para que el lector enten-
dido ponga "cada una de estas cosas en su lugar res-;
pectivo., dándolas' el' mérito y el valor intrínseco
que en sí encierran.


«oficial." es decir, para iniciarse en los arcanos 'que solo era
dado pelletrar á los que comprelldian 'e!;la olave, propillmente
]Jamada es{era de la luz.


(i) Mllmariadirigida al gaLiernoespáñol, sobre los pla-
nes y oper.aciones puestos en egecucion, para aniquilar la re-
nlion en las pr'oiJin~ias de! norte de España. Por D. Euge-
nio de Alliraneta. Pág. 28 (2.' edicion).


(2) Idem pá¡;in8 59.
(3) .COJl recha 29 de julio dice Aviraneta. que e~eribió á


D. Pío .Pita PiUlrro lo siguiente: «Ha llegado el momento cri-
ticlJ, la mina rebentará, 11 puede usted asegurar á S. M. que
segun están atados lo&cabo6 en d SIMANCAS , el estampido va
á ser tremendo, se degollarán hON'orosamwte (por fortuna no
fué necesario tanto horror ), y Baremos fin á la rebelion. Re-
cogeremos el {ruto de tanta meditacion y de tanta pac.iencia
como he necesitado hasta llegar á este reJultado.»-Pilg. 5ille
la Memoria.


(i) Asi lo asegura en la página 22.




-39-
. Ücasion es esta, ya que v·amos tratando de los


medios que la política sugirió al gobierno' para dar
fin á la guerra ,de que bagamos mencion.de un paso
hORroso dado pot "el gabinete que presidia Perez de
Castro, 1::on mol.Ívode lIn despacho qu.e le fué re...,
mitjdo en 24 de mayo del 39 por nuestro embaja-
dor en.París.Habia s()licitado audiencia.de e&lealto
funciOnario el coronel carlista Madrazo. de. quien
hemos dicho: haber ido comisionado por,Maroto á ]a
capital Je Francia, con objeto de ~splorar los ánimos
de aquel gobier.no .respecto. á u.n tI'atado. ú coo.venio
que ajustase la paz de Esp~ña. bájo la. salvaguar-
diaoo lasp()tencias nuestras aliadas y amigas., y lit
base de obligar á D. Cárlos á abdicar la .COlOn", en
su hijo m~or. Y ooglestando el gobier;Bo de lIa-
drid. con fecha 3 de junio, por co~ducto del I)ljni~:.
tro de Estado, tranScribi6 este al embajador el~cner­
do del consejo celebrado el 2 que contenialas inl"
trucciOllcS ócláusulas siguientes, dignas en verdad
de ser aquí consignadas.:


«1. a .Que reciba y siga cuantas comunicaciones
«(t}'Uieran hacerle el coronel Madrazo, y cualquier
Motrocarlista emisario que se le acerque I usando
«siempre de la cautelosa reserva que la prudencia
«recomienda.»


02.& Que no admita, ni considere admisible ni:
«posible, cualquiera proposicionquetienda á en-
drar .en negociadon con D. Cárlos ni· su. familia,




--40-
ttJ~á ~en por, medio del boda" ya de otro 'acomoda-
(ruHentE)'~ulllqtlhira.,;. ,. . ' ," ¡ ,
, ,'(,3.1';¡; Que si ,~e;¡le prCJp,miendefeeciones',de gc;.
meratesdel Prete,mfiente,:6 de gefes' d,dweFp6S,
«(batallones etc~, que quieran abandonar.¡á n, Cári-
"los, 6 paslltseal 'ej.Nito'Jeal coo lás fuer~as¡qne.
«manden,' ed:gimulo, la conser'y30iohne. 8lm, 'grados,
<lhon~res; su~ldélilék; ~'no' tetlga la menor:dHknl+
«t~d en· o.frecerlo; : segnr0de· . que . el gobíe~no lo
((cumplirá'; veritipada 'que sea la' defeccion en' un
«plazt):de1ermlnadci "'/le., unoó, dos,: meses.» .
~t4,;:!.,,:\ Que si· se exigiese por los propooentes una,


rtgaraBtía, 'como ~ooedióya .el ~iio pasado~n' una.ne"
«gociacionsemejanie ,se pnooe; proponed'a¡gára~
«lia del gobierno iHgléS;' i{}:ué"f.ftépropn~la yad;...
«mit,~I'a; eBtonees .• '~ ',;: : "


.y el ministro de :Estado'añadia, para cerrar la
IJOmunicacion :.:'


, uNo parece necesario baceroomentarios ,ni qoo-
'rer esplicar ese acuerdo del- gobterno, inas de lo
qoo·sn clal'otesto manifiesta de un modo tan es-
pHóito:, qlie, no' p~ede quedar duda sobre su objeto
y estensioD. ¡Solo indicaré ,:que recibireomunica-
cione8"dé,esa especie, y·tirat-ar de ellas, es nego-
cio que requiere discrecion , tacto, y prudente can ..
tela,: dotes todas que po~e V. E. y que ,sabrá em-
plear:que defecciones efectivas y de importancia
por los'sugetos y núnieroíde ·Ias perSOll'4s. ·6 Iuer:-




-.H-
2As··que"por suerte aspiren á tentar un acomoda-
miento. deqtieresulte visible dismiIÍuci()n' :de la!'
fuerzas:' ~m6~igas Jo es negocio de tal inipilt'tálla/f; y
utilidad, que el gobierno está prouto á cooceder'tó~
daslasfacilidadeb y ventajas que seau necesarias y
discretas" eomotas etlUnciadas en· generál en el
acu6I'd()que.quedll trasladado, y que V. 'E/está
autorir:ado: á todo 10i que es presa el acuerdo , 'en(lll'r-
gado tambien de dar puntuales avisos de cuanto 'va-
ya ocurriendo,. ó puedi'-' ocurrir en el particu-
lar.» " ¡


,«Escusado es repetir que es 'Voluntad c8ptesa
de S. M.que no se admita ó entre en trllctatiV'á'
proposicion atguna que tienda por ningun modo á
uD 'acomodamiento con el Prétendiente 6- sn faÓli~
lia dirigido á alteraren lo más' mínimo lit Coh.dífu.-
non de la Monarq1tía, el sagrado derecho de 'la reintt
nuestra señora al (rono de sus mayores ,el dé su
augusta madre eomoRegentá y Gobernadora del rei-
flojtalcomo la reconoce la Constítftcion, ni la'
i~t69ridál tkl territorio, como ni tampoco cualquiér
pf!(Jjx¡s.ieion que se encamine á un acomodamientd por
medio de una lJoda (1).»


(1) ,:Á propósito hemos guardado profundo silencio,. bacien-
d~"pasar oomo desapercibida la mdela que se advierte en lare-
daccion Ikd~s dOfumentos suscritos por lQS ministros de. don.
Cárlos AJ;iasTejeiro,·Montenegro.etc. ; pues sabíamos muy b,ien
que entre·loSlllioistros del gobierno ilustrado que hay en Me.-




-42-
liJa. moy ,de aplaudir, .rep~timos, .este ·.propóllilo


del gobierno de c.QDservar íntegra·é ,ilesa la ,COJl8 ...
tituc10n del Estado, en UDa époea en>que,prilcisa-
mente se ,trataba de ,hacer"concesione~ á muchos
mile~ de rebeldes armados si .se habia .de llegar á
una aYeJ;l~llcia .. Contrasla. esto singula~mente. con la
con4u~ que despues ha~ obseliVado algunos·miem-
bros, de aquel ministerio", contribúyendo' eón, su
voto. á derrocar, en tiempos ,bonancibles ~ esa
misma C~m$titucioo por la ~ual se mOlitrabá-n· enton-
ces tan celosos: lo que prueba, sin duda, que la in-
f]u~~cia del general ESPARTERO .en el gabinete, por
m~!iio de su· amigo el ministro de la Guerra, J DO
la opiqion liberal de' IQS domu ministros, fu.é¡lo
qlJc dic~ esa nota que al parecer honralantoal mi.,
nisterioCastro-Arrazola.-Por lo demás, no habién-
dose .. concluido nada con nuestro embajador de
Francia ni con el gobierno de aquella nacion, ·este
acuerdo de" de España transmitido á aquel claro es
que ,solo puede espresar Ul)· deseo. masó menos
sincero .por parte de los ministros espaiieles, .p~­
ro sin que constituya él por sí una-de esas'pal,an-
cas poderosas que removiero.n el p~so. enorme y


drid no faltarian quienes fuesen en zaga, en este punto, á los
IDOS estúpidos consejeroll del Pretendiente. Esto· solo' prueba
qúe' para ser ministro en este siglo de civilizacioo no es :cón-
dieion indispensable el cOllocimientodel idiomwnetiv.o: "! que
p8B poder aspirar á ese rango, laS mismas ·cualidade's que se
edglan enOiiate se han exigido y se eligen en Madrid. .




-43-
abrumador de la guerra civil; siendo este tan t:ier-
to, cuanto que el coronell\ladrazo, antes de qua
llegase ese despacho á París, hallábase ya de vuelta
eoEspaña.


Quede, pues, sentado que el convenio de Ver-
gara, esa grande obra de'patriotismo y de lealtad
castellana, débese principalmente al celo, á la habi-
lidad yalvalor del DUQUE DE LA VICTORIA, cansa
eficiente primordial de' aquel memorable suceso, fi-
gurando despues en segundo término ,y eolos sub:..
siguientes todos los demás elementos que, en mas ó
en menos, contribuyeron á una tan feliz soluéion.
El mérito de esta no podrá desconocerle nadie qtre
advierta, qne la guerra civil que se habia estado
sost"niendo; por espacio dll seis años en aquellas pro-
vincias , era una guerra de' principios Y' de intere-
ses, mashien que de sucesion; puesto 'que ningu-
DO de los rebeldes que allí peleaban se:curaba jam~
de examinar si era ó no obligatoria la' ley sálica;
que los intereses que allí se debatian, siendo pura-
mente locales, daban consistencia y fuerza á la rnu-
chedumbresublevada; que si nosotros teníamos un
ejército', eUos eran un pueblo, si no armado en.
masa, interesado al menos en nuestro vencimiento;
y finalmente, que en la époc'a en que se celebró el
tratado de Vergara contaba todavía el Prefendiente
coa 36,000 veteranos aguerridos, de todas armas,
en las ásperas é inespugnables montañas yde&tila-




-44.-
(l~rQs; de aquellas regiones del. septcntrioll de.Ei-
pJlfia.


Las cuatro provincias puede deciri8qoc fo~man
un campo atrincherado contínuo, tan útil para 'los
insurrectos, que· su mejor plaza' de armas elt no
tenerninguna¡: y si··a,Pfovecharse ,de .las que les'
ofreooun pais erizado de' dificultades naturales, y
en el cual puede reputarse la sierra de Andia co-
mo . la ciudadela. Si á la naturaleza· del terreno
se . añade la calidad de su. a~ricultura, de sus po-
blaciones, y la forma de gobierno de , que 'siem-
pre han gozado, se echará ·al punto de ver, que,
separadas por sus leyes, cfilstumbres, goberna-
cion.y aun idioma de.las restantes provincias de
)a monarquia. forman aquellasunaEspañaapar-
te • unar.epública. libre de' contribudones. de
papel sellado ,d~ sangre, de sa), de aduanas etc.,
viniendo á constituir un estadoindepeBdienle • que
recibia de la vecina Francia JO.dos los artículos de
comercio sin .derechos, háciéll~los pagar en el
Ebro.' Por ellto )a política· francesa siempre es fue ...
rista,.y mas 'que fuerista;'pues que,' como hemos t.t-
nido.ocasion de hacer ver fo·otro lugar~':tantoen la
época ,de la última ,gJlcrra civil, como eo los tiem--


. pos ,de Luis XIV y de Napoleon ,ha tenido y tiene
por objeto la Francia el trasladar sus fronteras á
aquelrio. Así se esplica fácilmento laptóteccion
decidida que, á pesar 'del tratadó de la cuádruple




-45-
aliama, ha prestado esta nacion á la rebél',lon vas-
co-navarra. Desde los primeros años de la guerra
nótábase que el' cureñage c\H1slruido en Oiíate lo
estaba con arreglo á la forma, dimensiones etc. del
nuevo.modelo francés. Las piezas de grueso cali-
bre tomadas por nuestras tropas álos rebeldes en el
último sitio de Bilbao? tenian igualmente cureñas
del nuevo modelo de sitio francés. y estaban per-
fectamente construidas. Circunstancia que no deja
de ser muy notable cuando en aquella sazon, no
solo nosotros, pero ni los prusianos, ni aun los in-
gleses los tenian aun. Mas fuera interminable si hu-
biéramos de hac~r una reseña de los infinitosre~
cursos que percibían los carlistas de Francia, pues-
to qué lodo les venia de allí f Ó por conducto y con
el ,pláceme ó refrendo de a¡quella nacion .. '


I • Con tan poderosos elementos, materiales y mo-
rales, las facciones habian llegado á adquirir una
prepotencia tan grande, que ya en los tiempos de
Eguíay Villarealcmpleaban estos generales enre-
correr la tierra y hacer líneas de defensa ('1 tiempo
qúe Zumalacárregui consumía en marchas y contra-
marchas. En todas épocas fué costumbre de los car-
listas .militares obligar -á les paisanos á ahandon<lr
sus casas, y á retirar sus bienes y subsist~ncias . á
las montañas; y como 'la naturaleza de sus pobla-
dos facilita esta operadon; el ejército constitUcio-
nal, cU:lndo inlcntaba dar tm paso adelante, se




-.4.6-
encontraba privado de todo. El soldado, como: es
cOJlsiguienle, se exasperaba. destruia cuanto venia
á sus manos. y así- se _ enagenaba la voluntad del
pai!; que no podia menos de odiarle.-La íQdole de
la contienda tambien cedia en desventaja de-los in-
vasoreS.'·Lo~ carlistas" guarecidos siempre, se pa-
rapetaban; se batian á' cubierto aprovechando así
los titos. y si se veian ostigados • abandonaban una
posicion que nada les importaba á ellos. y mucho
menos á los que la adquirian, para irse á apode-
rar de otra, en punto mas avanzado .'y-desde 'la
cual podian. quizás impunemente. bacer doble da-
ño á sus contrarios.


En tal situacion, equilibradas las fuerzas, por
las compensaciones que al número de los rebeldes
oponian las ventajas de posiciono de.organizacion p~­
culiar, y basta del carácter especial de aquellos mon-
tañeses, y alimentada la insurreccion por amigos,
internos y eslraños, bubiérase estacionado J'pro-
loogado la guerra indefinidamente,. basta aplJl'ar. del
todo el cáliz de la existencia en. la infeliz. España,
á no mediar, como afortunadamente mediaron, las
diversas causas que al fin.Uegar,on á 'producir el cé-
lebre convenio. De un lado, pr-csentábue .el bando
fánático, con loda su impopularidad y su barbarie y
con sus imprudentes exigencias, baciendo del cuar':
tel real una verdadera epidemia. que, al decir de
cscritorcll carlistas, fué la que contaminó !iU pj4r-




-47-
cito, dando así márgen á las turbulencias que agi-
tarón el pais y dieron confianza á Marot~ para ege-
cutar sus proyectos (1}. De O'tro, veíase á un· prín-
cipe débil, inepto, inesO'lutO', fanático, ingrat6 y
cO'barde, entregadO' todO' á las máximas de la mas'
ciega supersticion, y mostrando la mas negra des-
confianza: 'de cuantO's le rodeaban, siendO' :el juguete
de aquella turba inmoral y ambiCiosa, hasta el pun-
to ,dice Arizaga en su Jfemoria , de haberse llega-
do todos á penetrar de que «Sil reinado, áun en la
«hipótesisdcl triunfo, seria imposible.» El mismo
autor sienta que «para este príncipe, aquel que O'ía
~(mas misas, ejercía mayor número de devociones,
aó S6 disfrazaba cO'n la máscara de la mas refinada
«hipocresía religiosa., era el mas; fiel ~e sus servÍ-'-
«dores, el mas querido y estimado' en su'corazon:,
«el mas privilegiado en su consejo ;al paso que los
"naturales que sacrificaban el reposo de su vida, su


(1) En la «Memoria militar y politica sollre la guerra de
Navart:a, los fusilamientos de Escella, y principales acon-
tBc'imi.nt9$ que determinaron el fin de la caúsa de D. Cár-
101 Mari<, .Isidro de Barban, .escrita por. D. J()!;É M"'NUEL DE
AiúiA.GA.'; 'consejero del eSlinguido supremo de la Guerra, r
.auditor gelleulllue. rué de\ejército 'l8~CO-na"arro,» cuyC). ¡;Do.
teresanle documento hemos 'ya citado, está consignadl! esta
opinion, alfoHo11S2: ,. eh el 1114-asegu~a' qUl) antésde'lbsstt-
tesos de Eslella «los mismos que, hoy perR:lan~cen 01. lado de
,íD. Cárlos·,. y que en 'lIquel' tiemp"O tantbien'líl cercaron, pre-
uguntaban á los sugetos que del cuartel general iharl aL le~I:
a¿Cvándoviene Maroto con un par de batallones para cortar
ala cabu/I á ¡Ita pícaro. que aqui te1l~mos?» Tal· era eleSladi>
de turbulenta exasperacion en {lue se hallaba entonces la cór-
t. ée aquel pretendido Illlinarca. .




-48-
«bacic~da y su tránquilidad al frente del'enemigo
«con las armas, 6 en los puehlos:, , 'concurritmd'o:á
«las, necesidades de las tropás., et'lin'tratados'Jcon-
«siderados como enemigos, y :per.s~guidos á muerte
«si tehian la desgracia' de no ser favprecidos· por ·los
«privilegiados. cottesanÓS.ll Se,guidamtmte, ippesenta
el multiplicado egemplo del mismo Zumalacárregui


, el primero. de Villa real , Eguía ,Elío ,Zariátegni;
LatQrre, Urbiztondo, Valdespina,Zahala, Lardiiahal;
V e .. ~stegui y tantos otros caudillos, provincianos to-
dos, y qqe encerrados los mas endoscastillos de,Ur-
quiola, Guevar;¡ y San ~regorio. que ellos mismos
hahian arrancado de las manos á los constitucionales
y fortificádolos 'con su constancia y sus 5uder'es,' es-
perílron allí la muerte de,manosde s\lsverdugos,
los que formaban el pártido carlino-exaltado ú teo-
crático. A quien así pagó, tUI1 inicuamente, ;105
grandes servi.cios que le prestaron 10s:natura\e8,:de
aque.UilS, prDyjncias, creando junto -á -sí y,p4l1tQCi-
nando una bandería furibunda, á la cual denominú
impropiamente partido ú bando cask:Uano, jnsto,y
prdvidencial parece ser que un genef:l~nticJil6.eJl
Castma ·fuese el autor d~ su 'rI11n~ y' ~e su eteroa
pe..-dicion . ...,. Tan ,obstinado y tenaz era' este'prínci-
pe, y tan adberido estaba sucór~zo'n a I~ p~lHi~a
has'tarda y al sistema de desconcierh:i y si,nr:u:?!"que
habian adoptado y seguian ilusos sus. favorit:o~;, qUl~
ni las mas cariñosas advertencias, ni lu representa-




-49~
dones que diariamente le eran dirigidas por las pro-
vincias, por los pueblos, y aun por las personas más
influyentes en el pais y en el ejército, mostr~ndole la
grande'animadversion y la repugnancia eslremá que
inspiraban á todGS los ,nombres de Arias Tejeiro, el
ohispo de Leon y demás corifeos del bando fanáti-
co, nada bastó nunca pa'ra convencer'le y hacer que
variase un tanto y cediese en su porfiado empeño,
siendo tan estraiía, y rayando tan alto esta su ter-
quedad, que hasta á un Monseiíor , que en calidad
de nuncio ú legado del Papa habia venido de Roma
ecrca de su persona, y fJue cscilado p'0r algmiús
carlistas sensatos, á vista de los grandes riesgos que
~ótria la causa del Pretendiente si eonlÍnuaban
~n el poder aque,uos' ministros, se deeidióá'bacer-
le presellte .en Estellll, meses antes de los 'fusila-
mientos, 1-0 cOfl\'enicnté que seria el separar de los
negoeios, y aUQ de su lado, á aquellos personages
~' algunos otros de su pareialidad, lejos de tomar
en consideracion el príncipe estas amonestacionei,
que por el conducto que las transmitia parece que
debieran haber logrado mejor acogida, se contentÓ
eon dar al italiano por toda respuesta la de que uél
J10 elllendia ·de aquellas cosas,»' ContestaciOli muy
(Iigua.de D.Cárlos, y muy parecida á la que dió á
O. Ramou Vial, cuando este te reprodujo las oh-
servarÍoncs y cargos que le hahia hecho en Viena el ._,
[Irí{lcipe MeUemich. .. Oilil! .. O "\


" .. . Tml. lu. .. ~ t¡;I
~ ;:
'\ ,::::


""'O.--r·




-M-
Es indudable que si.D. Cárlos, en vez de desOIr


tan a~igables consejos, huMera vuelto en sí y ma-
nifestado su desvío y aun alejado de en . torno sUJo
á aquellas gentes de intriga y de audacia, deposi-
tando mas bien su confianza en los que disponian
de ~a fuerza y contaban con grande ascendientc cn
el ejércilo, y én el pais, librando así su suerte álas
armas, que no á los manejos bastardos de hipócri-
tas intrigantes, pudiera h.aber, si no sal vado su cau-
sa porque ella era perdida irremisiblemente, me-
jorado al menos su posicion haciéndola respetar con
el rigor imponente de la guerra, y dado á esta otro
giro mas provechoso á sus intereses, á los de su fa-
milia, y á los de muchos partidarios suyos cuya fi-
delidad ha oC¡lsionado su de~grácia. Esa impruden-
te tem~ridád con la cual Se empeñó siempre en que
la suma del poder y del gobierno habia de residir
constantemente en sus privados, cuando la conduc-
ta de estos les habia acarreado ya el odio mas in-
tenso y la animad-;ersion mas profunda por 'parle de


. aquellos pueblos, es 'un hecho que caracteriza hielt
al Pretendienle, y que-élsolo bastaba para preci-
pitarle y perderle.


Sobre todo, cuando'1';ó D. Cárlos que los de-
seos de paz estabanya'generalizados en el país, qua
sus tropas Se haHaball"tnclinadas á entrar en un con-


\ v(mio con los constitucionales, debió sin duda ill-
~Ull'a, si era que bahia de consultar suprQpio illtlt-




..


-51-
. rt,<s,j ponerse' él aUrento de estos .planes y realilar
por sí tales pro-yect-os, eo!vez de dejar á Marolo' en
disposicion y en libertad de. realizarlos. Prueba mu-
e"fto la t-orpeza é ineptitud, no solo del príncipe, si
que lambien de las personas que le rodffában, el no
haber habido una siquiera!'que le acon~e-j"se.en es-
w sentido. el mas fal'ol'a·llle' al Pretendiente y-M.par-
tido que él sostellia, en los últimos mC'sC'S '4-e..Ja
~uerra de Navarra; Llegadas las cosas á este estre-
roo, ya no llábia otro medio:. reinar D. Cárlosera
un inlpmiible; pues hemos ditho, Y él mismo 40
creia aSÍ, que solo como monarca absélut& puede él
ceñirse la corona de España .•. Rero si esto 'no era
asequible, fácil hubiera sido, á quien eontaba aun
con (amos'Y'lan~el'os<JS: elemenl09, sacar de ellos
partide .,:transigiendo él, es . decir i reCOnociendo el
gobierno constitucional como lo hizo Marolo, pri-
vando así á e&lo general ,de la gloria que no podia me-
nos de grllngearfe el convenio. Gloria. sí. porque
muy glori<YSo hubiera sido para D. Cárlos deponer
sus rencores-, a'pa~r.sus odiM, manifestar su des-
iuler'é¡.,'Y pacer públicO' su ·desee.ae . ver-,1ermina-
Qa, "IDedi'anle. un tralado de paz, aJIuéllaJucha ei-


,vil y sangrienta, qge tantos males·hahiá·-c1M1sado ya
IÍ la desventunda E~paua~Lo cire~ft!ltancia de ser
él el primero en ,hacer alarde de ese desinterés, de
eso deseo de la-paz, hubiera, sin contradiccion al-
guna-, aument'3d9 su fuerza moral, su prestigio, den-




-&2-
tro y fuera de la ¡Peninsula ; y,amt .cuando la suer-
.e,no le hubiera sido propicia, aunque hpbiera. teoi-
,do la desgracia de no conduir .género alguno de aye-
uen.cia COI) los partidarios de la· Constitupion y la
reina ,el intentarlo solo le bubieravalido m.ucboi!n-
tra los, hombres imparcid\es;' '.' .:


,. Dedúecsc CQmo CC)nse~:u.'encia de ooantOY3 es-
puesto. que la torpe nulidad. la política imbécil,
supersticiosa y fanática de ,D. Cárlos, debida ,no
sulo á la índole de· su carácter sino á la ignoran,..·
elÍa crasísima y á la imprudente ambicion, de l,os fa-
ráutesque . tuvo por consej.er.os; la resolacion,· y
más que resoludou,·, lapers:evellaote audacia. y la
aHucia de Sil gefe de estado ,mayor.:el general· Ma-
roto; eldecaden'e .e~tado en que se 6neontra-
)[la, ya la o¡:onómica d~ la guerira entre los rebel-
.des ; el cansancio y. los grilOdos desengaños que
habian e~perimen~ado aquellos pueblos; todo ,es"T
to. unido;.á las disposicione.s 3'C,erLndas. ,y.: ppo.rtu-
nas. q.ue, par!\ aumentar, nuestros medios ma~erja-


i .


les y 9cupar.,easi militatlUlente eLpais exenlo adopló
entollcps 6,1 gobierno de Madrid,;~egun qut;da at1'lÍ~
CODS\gIlAdo,(sÍJt fJuedopa~Qshacer .~faQ, ItMO de JOi.
mediosAe intriga ó Q0Jljul'a:cionq~e cnsayótambien.
yen los <1ualesn<,>,{Ué mas feliz.,qu.e. ~n Jarisible far-
sa de :lluñago,l'ri );J sobré lodo ,'al celo eminente-
l1lcn~e[latriÓtico.,á la esü'aordinaria actividad. al.
rigor desplegildo á nempo ~ ¡,i.la oporl bina y bien eu-




-53-
tendida energía del ínclito DUQUE ]).E LA VIC'fOl\l,i,
á su teson , á 'la 'constante perpetuidad d.e sus esftÍer'"
zos, á so ingenio, á su s&g-acidad, á la destreza siu-
gula~ desplegó durante :el largo, tiempo que se
invirtió en las negociaciones, fué lo que produjo al
iin el memorable convenio de Yergara.-.-«Esle so~
«lemne " ~to , dice Arizaga (1), fué debido en s.
«mayor'parte á la sagacidad del DUIlUE DE LA VICTo.
~RIA, J á,la conducta tem(llada, lJUe olYservÓ' elejér..:
.cito imponente que mandaba. en un pais que da ...
«.tñaoopor paz á. ,toda costa, y. ~ntre unos hombres- /.;c,.,.~
~callsados de:sufrir tantosdeseogáñoso» TestímooiO'f,/, ,,,,\,:1t"'o,~
esle,del escrtl();t' carlista, que DQ'l'e'cusarao por cier~ .Ir ~
toni aun,lós enemig:os jllirlt«O'5' del CONDE-DuQuE. y' J


, : Gl();t',aes esta6.e;que oo',puede., en,'manera al... ~ ..
guna, ser jamás privaoo, aqÍle~i,l\l-slr('.a~iUo., co-' . , .
mo quiera que la sarla se em'pefw el! aSestarle sus
aceradas puntas y sus aleves: tiros, El general ,Es-
PARTER.O, haciendo, rendir hQlOOoag.eá l.a Coostitu-'
cioo, del Estado en el NOO'te á ilms detretnta Iliill'a ...
nel1l-es que con terrible decision tn combatian, y sa~
t:ande triunfante, ilesa" pUTa y salvaa<luella ley
fuOO¡fment.al'y .tooas las demás ilislitucione&" .ctea....:
das óteconocidas por la revolucioo" fOirnul e1l ver--
dad un cootraste muy notable. djgM- de ádmiraci'on,
y clue le es en alto grado ventajoso, alIado de aque-


(1) Mimaria, p~g. 304.




-54-
1I0ll otrosespaiíoles espúreos, Jiberale~ mentidos,
sin fé , sin c.onsecuencia y sin . pudor , que en tiem-
po, de paz, y cuando nadic-'Clamaba ostensiblemen-
te y á.la luz ,del dia contrá1la-populari:dad deólas le-.
yes políticas; fueron- bast:antemenguados y misera-
bles para cergenar de ellas los:derecho5 mas precio-
sos quelin bien general dt!'la: nació'n lpartieutar
de los ciudadanos allí se consignaball: aquellos sa-
grWJos derechos, aquena~:prendas magníficas que
eran invocad~ con ardorllso entusiasmo por los bra-
vos vencedores dé'j:Bitbao~cPiedrahita ~ Peiiacerr:f-
da:, Gtlá, Villarobledo-,Ramales ~ Guatdamino, y
que elt6-S mismos, cond.ucidos-pbtt el"inTioto CONDE-
DUQUE, asegurarón ,con suyator i con su patriotis-
mo y eou.su:fé en ,los 'e,ampoS' dé-Vergara, para que
fuesen despues:arrimeadas por la mano aleve y co-
barda de hombres reneg-ados, productohastard9 de
la mas- esoandaroslI.prostitucion re:vo1utionaria ,- y
t1':jst~ente 'encenagados en el fa n glit' asqueroso, en
el -haldoninícuo de horrenda apostasia. Es impo-
sible hacer este paralelo:, 'sin que, 'r.esalte, con su
colorido mas\''ivo yesplendenle. todo el mérito'.'"
esceleneia lo~a :de la: conddcta bbservadá por el ge-
néral ESPARTERO, en este grand~ y memorable su-
aaso (1). áEI'conveniode' Vergara, (dice el cita-


{lt Pa.r8 dar todo-el vawr que de suyo tieDll al m~m~rable
convenio de Vergara, será bien que ,estampemos aqul clerto~
hechos scnladQs por un periódico absolutista de' nueslto5 días,




-55-
«do escritor carlista), en el' cual no intervino na.".
adon alguna eslrangera, siendo cierto quefué la
((obra de los generi.les que le celebraron ...... ha si-
ado un pensamiento noblemente nacional y de ,in-'
«deptmdencia I y un triunfo de la unidad hispana
«sobre los proyectos fuluros de emancipacion y es,...
«rision de los antiguosl'ernos y pro'Vincias.) Hé
y no desmentidos por otro alguno. relatiyos á un distinto gé-
nero de desenlore qu~ se quiso dar á la guer~a'éivil por la rei-
na viuda doña Mar,ia Cristina. -S~un Iilversjl}-!I de dicho pa-
pel absolutista, eu~ndt) en, ' eLlluo (fé 1836 aellec.i~fp,n Jos su-
cesos ruMlosos ,d:e la Granjll, indignada lá RcscÍI,te a)\:e~ su
dignidad rebaia~,Y eOfltrastsdos sus desl,gnüls;mien.tras jU:~
raba la Con6tÍt\1ciolldei812 y no~.braba el ininisterio ()xalta-
do que prukli6 C.tlalra,va • 'redbj.eltdo f!,or eUo mil aplausos!.
y oolldiei{lne¡;, de los pueblos" que 1I.1!~e& q~e el sargento Gar-
cía y'les soldldos de la Guardia babillns'e' reb,ebdo ya conti'~
la adminislraeion anti-Iiberal del gabinete Istnrtz, cJltl'egó,
seerllta.mllnlt una carta autógrafa al marqués de Lagrua._se-
N"!Wlfio qUA, habia sido tle la embajada de Nápolesen el rei-
n.¡uID', de,Ferntndo VII, 'Y que, á su, muerte quedó en' :&Jildrid eo-
ea,raado d~1 archivo en 8pariencia,~p~1'9 ~ realidad :eomQ !agen~
tiI i6CfIlto en1l'.(!, N.pol~s ':f ~ "rwa ~ilj,dtl, ~opflal\dol~. con,
~guel documento un'a,eomfsiyl'l importante cerea del hermano
yde la madre de aquella régla persóna.


Ilallábase atta comision rcdurida á la sencilla propuesta que
Cristina, POt medio del r~y sI¡ hermano, y de su madre, ha:-
da á D. Cárlos de que le, eeh;lJri-a on s,as braso" soff' eo" lit
co,ndk4'OR eH que el hijo pr(mogénito de este le casase con
"ul&ija ,y, que fuesen p'er,{Wnqdas las personas que ,or ella
'&81t&h.Awmprometido ,pfJra lo cual daria una lista. Ocur-
'l"call.j¡j f1atura1m.ellte la ohserV8cion que haee,' ÍlllnbieD con
0p&rilol,'¡4a4 1I'1.pedódieo, de euan pocos merelle'r;/lD, eft con-
cepto de '- rctnl • .'se.r,;jmlliltad.os, 'c.u8ndo d~ elles se babia de
.forma.. l,III;8 ¡;ista; siimdoll1difereÍltes á S. M. todoll 'Oli no com-
prend,idos en ella. Fáclt es 'r'reSllm,:r la sl,lef'ie qlle cabria al
~r8n partido liberal españü' , si se'lltlv>8.n á et'eeto lesproyec-
{lIS de la reina italiana viuda' de Fernando. -Partió al fin de
Madrid el marqués de Lagrua, y lIeg&do á Nápoles, eombinú-
se brevemente clplun de dirigir'á D. Cárlos, la pi"oposicion de
Cristina, Su madre y su hermlliio', cuyasiMas S~ plegaban
ljeiJlIltnte á estos planes, mirando eQIIlO suya la fall,ia (ll,e se




-56-
3<luÍ el1 \>osquejq una' cabal idea espresiva de las
circunstancias ,relevantes todas·, qM. e-ar.M' .. ter\.1.:m
8qu~1 he¡;,ho. El fué la victoria de la libertad y' el
vencimiento del des,p.ot~sroo, : allí los .prwr.~pto.s ah-
solutistas y lasppiniones rancias de la sociedad::vie-


. . , ...
ja y caduc~,deS3p<trecier()n para ceder, su lugar á
las doctrina;;, .hu",anilarias y ciy,iJuadotas: que for-
ponia en sus lIlanos por una persona tan allegadll y querida,
y á la cual consideraban ellos víctima de los furores- revoltl-
don arios , no tardaron en dar curso á estas gll'StiQnes. Al po-
co tienUJo presentóse ya en el cuartl)l real del Pretendiente el
baron efe Milauges, Ijaballerizo del duque d!l Burdeos, y.por lo
tanto I~gilimist$, con el supuesto IIo,mbre de Mr. Neulllel y
ar.ompañ~do deMr. ~Ieyer, cónsul de Nápoles e.n Burdeos yagen-
te de D. CArlos, con la too)isioft del re! napolitano debacer
presente á aquellas proposiciones de la madre de Isabelll. El
Pl'etendiente., . .que se 4allaba á la S8l.()'n Iln. grandes IIpurOS,
vió el cielo IIbler.to con aquella prQPuesta : y h/lciéndose ~I, con ..
,'encido ,.1esolvió en seguida.encaminars~ á Madrid .. Este di-
cen lOl? carlistas que es el sec.,cto de la j:élebre. espedicion Teal
que tr~j.o ,á D. Cárlos iUDt~.á \as lapias.d~ la e6rte, y dela cual
nada:r~ultó, .. de 10 qlle. por; lo '-'ist\) estaba acordado con la
reina Cristina. porqoo desagraviada esta señora de lo acaeci-
do en la Granja COR lo quesohreviilo desp.ues en Aravaca.j y
es-perándolo ya todo y promeliéndose\o; del general ESP'\RtBllO,
varió de: pensamiento contestando áMilftn~es, quien desde
el cuartel r~al del Pretendiente pasó doSYllCes á Madrid.ícon-
fer~nciar y á .acordar, que babiendo variil\do las drcunstancias
y tomado otro rumbo los I)~gocios, nada babia ya de. lo tratado:
'cOn lo que chasq,u~ado y.burladll D. CArlos, tuvo tambien élque
variar su plan, viéndOSe precisado á huir de Cdstilla, no· sin su-
.frir las d,errotas que segulI hel)Ws visto le ocasionó en.~u re~
lirada el ejército de ESPAQ.TIII!().. Este general era de lodo pun-
to estraño á las iotrigas.quese fraguaban; y. bé aquíqne sin
~ahcrlo, pr~stó en Ilsta o.castoD otro gran senicio al pais, mos-
trándose ci.r41\ln~pecto y,asu políHco .cuando 10' de Aravaca.
Cierto que el' plan de que hemos hablado no hubiera lI,egado
;. efectuarse por la fidelidad de. nuestro ejército 'Y por el as-
pecto. hostil é imponente que presentó entonces la .benem~­
rita Milicia Nacional de la córte; pero es indudable, que 'si
esa régia' trama hubiera principiado siquiera á desarrollarse,
la san¡re 1mbiefa corrido á torrentes, haciendo Ul} lago hor-




-51-
nían ,el patrimonio mas preeminente y gtorios\ ..
de 'las sociedades modernas; allí ,la 'ign()ranCia y
el fanatislllo.rindj¡;won el tributo debido á f.a i1ustra-
mon, á los grandes adelantalllientQS del siglo; aH.
la soberana creencia de la soberanía n~ional. fue'
al ftnreconocida ó aceptada por los q,ue hasta enton-


rj~le 4e Mltdr,i,d y sus inmedi,nciones., ¡Cu.ánta!' des¡;racias ab~r ...
larlm entonces por una feliz cnmblUaclOll de CircunstanCiaS'
dirersas!l " "


Personas bien informadas de estos hec'hüs aseguran que en'
e/primer viaje de /05 señores l\Iilan~t!s.y Meyer á España; "c-
rilicado á principios de 1837 ,con objeto de avistarse con lit
reina Cristina', se dirigieron aquellos p.or 'Marsella 'á Valen';'
cia, á cuyo punto venian recomenda,dos por el coode de l\;¡to.o.
va á la baronesa de Andia. Pasando despues á, Madrid,. el mar--
qué, de J~sa-Gaviri8 fué' quien les proporcionó' la entre ..
vista con la reina.-E1 marquÉs de Lagrua,. primer agente dI'
esta:lIllgoclacion,: lis un italiano aventurero y -multirorme, 'cu-
~o~er~3.dero nom~re seria bien difidl descifrar, puesto ,que
habiendo adoptado despues el de hm'ol'a', con él vino al cuar-
Lel ,eal ,del Pret,endlenlll. á ayudar la:, i:ut.ig{l" de l\lil.nges '1
Meter: y por último, de.iall~o lnmbien es~ segundo nombre,
¡Jióse á'conocer con el de príncipe de·Gurni ,bajo et cue\ se
le considera hoy en Madrid IMSC !llpcña n do el alto cargo de cm--
baJador de Nápótes cerca' de la' 'reina Isabel. Cuando se lIa-
m¡¡.b~ Amora agenciaba el malrim'onio de csta con el hiju ma_
yor de D. Cárlos. Desde qlle se' titul!!:' prlllcipe de Cafini sus
gestiones tie\1'eu p.or objeto a rregla'r el c$!!amieftto COII, el con-
de de Trápani, seg¡;in así lo ha ofrecidu á su amo el rey de
Nápoles. Es deeir ,que ll'I.icntras las rcÓ.rles españolas renun-
cian al derecho sagrado de intervenir ellas en el matrim911io
d~ sus reyes, dejando á cstos en ahS'oluta libertad de efectuar-
le ,---mrmlls-qn-e- dar dl!S'IJUCS c¡renta de etlo 11 la represéñ:'
tllciol1 nllcion,M, esas cues\illnes -tan grandes, tan vitales pa-
ra los estado-s, y de nila tras~end~ncia incalculable ,·vienen.
á lr3Cer~e patrim()nio' es-clusivo de·gente.s ..... Dsí como J,agrua,
Amora yCarini. Fácil esellteular elinterés que estos se toma-
rán á favor: de 'linos pueblos" cuyo idioma y costumbres á du-
fas penas habrán podido HI'g1lr á comv~ndcr. ¡Parece i¡jcon~
cebible 'que las naciones miren ron una indiferencia tan es-
tápida cosas que tanto afectan ; •. /Il) solo á 'sn bien estur ,s'ino
hasta á su misma clistcncia!




-58"-
ces habian adoptado y creido de derecho divino la
soberanía de los reyes: illl1 la independencia, la dig-
nidad, la nacionalidad hispana ,conserváronse tam-
bien ilesas, y sin mancilla se salvaron, á' despecho
de Iluestrgs enemig"os de afuera, interesados en
nuestro daño para 13braroo.n él su propio engran-:-
decimiento; allí, en ,fin, quedó para siempre bu-
mil'adó y vencido el partido que en Espafia aspira
¡j restaurar el régimen despótico, presentando á los
ojos del nlUndo un triste y mil! significante egem-
plo de la su'ertefunest;a qpc espe~a á todos los· par-:-
tidos, que entregándose airadb$ á la. escision. á las
rivalidades~, á lilS.,div;$iones intestinas j acaban por
destruirse 4.~L Illjsm~s arrojá:~doie i~rlld~~tese~
brazos de suse~mig!ls.(ll. Tales fueron las co.nse-
cuencias naturales del conV,el\i6 de' Vergal'1l. ,qUQ
echó los cioiientos del edificio granmosode la pros-
perid.ad nacional. Si olros bombres, si o~l'~. causa~
ban contribuido despues á desvirtuar y b~er bns~
la cierto. punto infructuoso aquel servicio- em~nen­
t(}~ nQ, por ellQ 800 mCDOS acreedQF.e6 los, q~e le
cgecutarQl\. a la, glQ.ria J á.1:.;t. ct~r!ljl.¡ ,gratilqll., ~'los


, ! '. -, j' :
(1) En efecto, u,na de, l.as ~9nsC'CttelHl~ ventajosas que en-


tre otras inli",tas proQuj.O el ~ollveniQ ue Vergara, consiste ell
la division profunda que él ba'creado entre los antiguos defen-
sores del absolutismo carlista. Los' puritanos ó no convcllidos
jamás perdollarán á los marotistas ó convenido' la mala par-
tidaquc estos. hicier08 al Pretendiente. Ese es eltaráctery la
cualidad ill/(énita de todos los absolutistas del mundo. Y esl~
I'Írcunstancia 110 dejará de aprovecbar en lo sucesi~o al p~utÁ ..
dg liberal e~¡:añol, .




-59-
pueblos. Loa pcrpétua é inmGrlal", sí, al Il~ble
DUQUE DE LA VICTORIA, á su virtuoso yvalicnte
ejército, al general 'Maroto y á todos los' carlistas
que teriíicaron el 'convenio,; á tOdo6, cuantos;, ell
mas Ó en menos ,oontribllyeron c08,sl1'celo j con
su esfuerzo á lIevar~á· oaDEF·la .oltra ,gránde y' escelsa
de la reconciliaciort.!
, " Pem veng'am0~ ya á otuparnos de otros sucesos,
deimporlancia tambien~ a~accidos en lascóftes por
elticmpomismode que c'stamos bablandlJ. Consti-
tuido quefué el congreso de' diputados, apresur6se
el gobierno 1Í presentar su proyecto, de ley sobre
fuerós',se.gun era de esperaratelldido el compromi-
so fJ.uebabia creado, el arlír.ulo, priIlli!ro ~I convc-
nio;_ Dos 8010s comprendia la ley p.royectada' pór el
gobierno, los cuales á la letra dedan así ~':


«Artículo 1.0, Se confirman los fueros de las
(fprovincias Yascongadóls.y de Navarra.')


«Art. 2.° El gobierno. tan pronto como la
(¡oportunidad lo permita, presentará á las córtes,
«oyendo antes á las provincias, aquella modificacj()O
«de los fueros que crea indispensable y en la qUQ
«quede conciliado el interés de las miSDl¡ls. t:on et
(¡general de lA nacion y con la COl)stitue4on políti;".
«ca de la Monarquia.))


Duraba auo en el ánimo de 'a mayor. parte de
los individuos de aquella asamblea la primera ¡m ...
presioD , favorable·á ws. fueros, producid:) por el




-00-
convento dé V ergára.Así qué, mostráron'sccelos.,.
partidarios del dictámen del góbierM muchos ada.;..
Jides de los que componían la 'mayoría del congreso,
Íi pe!¡ar de ser opuestos en ideas políticas á aquel mi-
nislerio. El gran peligro quehabia 'enlonces de,yol-
verse á encender.la -gu.erra-~D las mismas proNinciu
del norle, si se irritaba el ánimo de aquellas gerites
tnostdndose con ellas poco generosos los revresen-
bll~os de 'Ia nacion; el es.tado en que aun se encon-
traban él AragoD y Catahliia, el compromiso; en que
Se habian coloeádó los dipulados por 'médio del men~
sagedirigido á la reina y la felicitación: al DCQUE
DE U. ,V lCTOIUA, el natural. empeño que deberia de
Ita ber pbidejar áirllsll 8. este personage en, sO-l'eco-
mendllcioft, y sobre todo,: ese in&tinto de genero~
sidad y d~ abnegacion que caracteriza á los españo-
les, j de que presenta multiplicados egemplos la
historia de e~te gran pueblo.;: lodo Gonlribuia pode-
Í'bsamenle á crear un partido fuerle y vigor.oso á
faTol' do lós fueros. Nadie pensó en.negarlos; pero
en conCiliár su (jiorgaéioll con la unidad política de
la monarquía, y COIl la Constitucion del.E¡¡tado. hu-
bo sí grandes y .estremadas dlsiden;cias. Nombrada
una comision para que diese sudictámen sobre aquel
proyecto; des pues de largos y acalorados debates
entre los individuos que la componían, viérf).nSC al
fineslo3,p.recisados'á .dividir sus opinione!l fOJ;mu-'
1,IÍldo d()sdictámcncs. El de la m¡¡~'oría, compuesta




-61.-
de los diputados D. AguStin ArgücUes, D .. Miguel
Antonio de Zamalac:írregui , D. José Dia¡ GiL, 'Y' don
~Francisco Jav.ier Ferro Montaos. craeLque.mll8Jle
separaba del proyecto del gobierno. Constaha:de.los
cuatro artículos siguientes:


.Artículo 1.0 Se aprueba el cOlivenio celcLra-
«do en Verga.ra á31 de agosto último --entre el Du-
t<que de la Victoria y el teniente genel'al D. Rafael
"Marolo.»


«A,·1. 2. Q Se confirman los fueros de las pro-
~lincias Vascongadas y de Navarra en su parte mu-
t(nicipal y económica, y en lo demás se conserva
«para todas ellas el régimen cónslitucional que sa
«baftaba' 'Vigente en sus respecth-as capitales al· ce-
«lebrarse el espresado conveliio de Vergará·.D .


«Art. 3.° El gobierno, oyendo á· \asautorida-
«des de dichas provincias; presentará á· las córtes á
fila mayor hrevedad posible un pl'Oyectodc ley que
«definitivamente ponga en armonía y consonancia
«sus fueros con la Constilucion de lalIonarquia.»


((Art. 4.° En el entretanto el gobieruo resol-
"verá provisionalmente, y con arreglo á las bas~~
«establecidas .en los artículos anteriores, las dn-.
«das Ó dificultades que puedan ofrecerlle. en su ege-
rtucion, daudo Cuenta á las c6rtes á la mayor bre-
"vedad.»)


La minoría de la comision formábanlH lo~ dipu-
tadosD. J¡Ivier de Qllinto~ D. M. :U. do Murga y




-62--
D' .. F~ .. min'Je' Arleta'. Su-dictiÍmen-, rnas.'confOi!me
_ooft ol.def gobierno, puesto que' le e.ooebia· e~ su
a,esto , no viniendo á ser sino una verdadera ItIllplH:..;
~i,on de él, se hallaba reducido' á estos dos ar,t·í-
culos:


«1.0- ~ oonfirman los·fueNS de las provincias
ti V ascorrgadas ''] de- NIl:~lIl'Ta ,.4t1l' GOOAto no se' Qp04l-
legan á los derechoS' políticos que sus habit-antes~tlie­
«nen en comun con el reslo de los españoles con-
«forme á la Constilucion de la Monarquía de 1837.~


,«2:" El .gobie'rno ,tan prontQ como la oporlu-
"'nidad lo permita, 'y .oyendo antes'á llls-provincia.i
,..Vascongadas y á Nalf'crrra, propondrá á las córtes
",la modificacion indispensllble--quc en los mencifma-
«dos fueros reclame elilílterésae las mismas, con-
IIciliado con el general de la naciorr y ia.Consliln-
~ci~n de la Monarquía. resolviendo enlre,{ante pro-
tlyisionalmente, yen la forma.y senlidoespresOOl)s,
"las dudas y dificultades l}\1C paedan ofrecenc. dan-
-«do de ello cuenta á lascórtes.u


'-V;t';se, pues, que en ~Uondo de la materia, di-
~Iltados y ministros todos c~m·venian. Separábalos
rol0 el'mayor ó menor celo.-fI0r conservar íntegr.a.
pero de. una manera terminante y esplícila, -en el
espíritu y enia letra de esta ~y, la fundamental del
Estado, por la cu,!l se mostraban señaladamenlc'eon
ardor los miembros que habian sido de las oorles
€onstituyentes. Los escrúpulos 'consh\ucionales 'de




-M-
estos subiah de punto, segun qUe 'los ministros se.
mostraban mellos francos, y con reservas y miste-
rios, eomoque rehuian todo compromiso que les
Iigase·-á C'Onservar intada'la Conslitucion de la Mo-
narquía. Esta conducta que lleg6 á -hacerse sospe-
chosa á lo~ ditlUlados, quienes- se confirmaban en
sus recelos al par que iba adelantando la discusioll
y los loinislros no cedian un ápice en su prop6sito,
di6 márgen á que, nOdJfldose por satisfechos al-
gunos individuos del congreso, ni aun con el diclá-
men dC"la mayoría de la comision, se presentase en
la -se!iion del 3 de octubre la notable cuanto ruido-
saproposicion de ley que ahora sigue, y que segun
el reglamento de aquel cuerpo llevaba el carÚ'cter
de enmie-nda het:ha á los proyectos de ley anTes
presentados al congreso sohre el mismoasunlo:


«Artículo 1.0 Se restablecen los fueros .que las
«provincias Vascongadas y Na v:trra- tenian á "fines
«del último reinado, en Cuanto no se '6pongan á la
.Constihiciony á -1" unidad de la Monarquía.»


«Art. 2.° Para que esta disposicion tenga efec-
"lo, el gobierno propondrá; á las c6rtes en UIL pr-o-
«yeClotl,c-ley, con "'dQ la brevedad.posible, las
«modificaciones 'que dcB:lD,·baeerse en ,-los referidos
~fueros, para ponerlos en armonía con la ley funda-
((mental del Estado, y conciliar @l interés de aqué-
_Jlos naturales con el general de la nacion .•


«Árt. l." Entre (anh,) , y sinperjuiciodeeolt-




-M-
«'linuar subsistiendo la Constitucio~ de la }Ionar-
~quía; en aquellas provincias lo mismo que para fai
.deméÍs del reino, el gobierno desde luego pillo tea-
«rá provisionalmente en ellas ·el régimen de sus fue-
(ros en la parte municipal y de administradon eco-
.. n6mÍ"cainíerior, conforme' siempre á In base espre-
~sada etie~ artículo primero, dalido (:uenta de ello
«á las c6rtes,») .


, , «A.rt. .l. o Si ,antes de promulgarse la ley de que
«trata ela-rtículo segundo, hubiese necésida'd de
~reemplazar el ejército, las provincias Vascongadas
«, Navarra cubrirán el cupo que les corresponda co-
«mo estimen maS conveniente, sin necesidad de J1"-
((cer quintas.»


. ;(ha esta enmienda suscrita· por los· diputados don
J osé' Calatrava (que· era el presidente" del congreso),
D, Sahlstiano de Olózaga, D. Vicente Sallcho, don
Uanuel Cortina, D. Joaquín María Lopez, D. Mi .....
guel RGda y D. Fermio'Caballero: y como fuesen
estos siete, á pesar de todo el mérito y el respeto
que semerecian los individuos de la comision, IOi
mas terribles adalides de áquella asamblea I por sus
dotesparlalJlcntarias, y por el renombre que ha-
~jan ya adquirido á favor de ellas (1), hízose de iU


(11tll' pren5a periódica , teni~ndo sin duda eH cuenta estas
cirwnstall,cias. dió entonces el Iloml,re de {Ol li~t8 brillantes
~ lo, distinguidos diputados que firmah31l esta notable p"o-
p()sicion. .




-65-
proposicion elgran caballo de batalla para el deba-
te, siendo ella el terreno escogido por aquella oposi-
cion f~rmidable para com~tir al ministerio. Este
por su parte, con ~u disimulacion artificiosa, con
sus reticencias irritantes, á poder de las .cuales llegó
<Í sembrar la inco!lfidencia entre los diputados, fué
realmente quien provocó una-muy singular y niU!
reñida contienda. Abierta discusion sobre la en-
mienda el dia .5, pronunciáronse dos discursos no-
tables en contra_ y en pró, por los señores D.' Pas-
cual Madoz y D. Cláudio Anton de Luzuriaga. Pro-
siguió en la sesiOl~ del 6 el debate, cada vez mas
animado y ardoroso, tomando parte en él los seño-
res conde de las Navas, Cortina, el ministro de la'
Guerra, Iñigo, Olózaga y el ministro de Gracia J
.Justicia D. Lorenzo Arrazola. Escaramuzaron ya
este dia los distintos contendores manifestándose
desde luego síntomas alarmantes, présagos de la ter-
rible liza que hab~a de trabarse en la scsion del 7.-
La espinosísima cuestion de, fueros, y dentro de
ella, la proposicion de ley que, echando á un lado los
dictámenes de la comision, era lo que con preferencia
se deba tia , había venido á 'ser un asuuto de tanta
importancia, cuanto que con él se ventilaban varias
cuestiones que ihan implícitamente envueltas en su
fondo, y en la tendencia y giro que llegaron á dar
á la discusion diputados y ministros. Eran estas cues-
tiones no solo la e~istencia política de ellos, es Je-


TOM. 1II. ;)




-66-
cir, la conservacion del gabinete y la continuacion
de aquellas córtes, si que tambien mediaba la pa-
labra sagradamenteempeñada en el convenio, y que
no podia menos de haber creado unflUlI:.le com-
promiso para todos. Además, el pat:.tido p<llítico
que podia y debia entonces aspirar al mando, que
era elllamadgprogresista , el cual contaba c()n una
inmensa 'mayoría en el congreso, abrigaba natural-
mente recelos de que sus contrarios, los hombres
del poder, prevalidos de que los grandes sucesos
que aplaudía la nadon en aquellos días habían te-
n,ido efecto durante su domínacion, pod,jan dar un
golpe tremendo á los que habian salido victoriosos
de las urnas electorales, y afirmarse en el mando
pJra lo sucesivo mediante una oportnn,a y fundada
disolucion, aprestaba sus fuerzas en el parlamento
pa'ra conjurar la tempestad con que le amagaba el
mínisterio, que no era otra que la que ellos mismos,
los diputados pregresístas, recelaban. Para mejor
lograr sus fines, 10i ad versaríos del gabinete pro-
curaron atrincherarse en la Con~titucion del Esta-
do: así que, mientras los ministros sostenían que
era mas conveniente la·~oncesion que la modificaciQt¡
de los fueros en aquel momento, la oposicion preten-
dia sacar pura é ilesa la Constítucion del 37 en esta
ley, segun lo había manifestado algun miemb,ro del
gabinete en la sesion del 3 de setiembre, cuando se
lIió cuenla á las córles de la cclcbracion del conve-




-67-
nio; siendo la conducta del gobierno tanto mas
de eslrañar en esta ocasion, cuanto que la nota pa-
sada á nuestro embajador en Parissobre el mismo
asunto, la cual hemos transcrito ya en este capítu-
lo, hallábase en completa disonancia y contradic-
cion absoluta con el proceder que ahora ohserv¡¡ba.
V ése, pues, que esta era una cuestion complicadí-
sima de gabinete, de parlamentos, de punto de ho-
nor, de partidos, y por último, tambien era cucs-
lion constitucional; dado que en ella se ponia en
tela de juicio la intacta conservacion de la ley fun-
damental del Estado. Tan grandes y tan vitales in-
tereses arrastraba en pos de sí esa materia dificilí-
sima de los fueros provincianos. Esto, sin contar con
la circunstancia, ·que es mas que prohable, de es-
tar los ministros influidos por mano eslrangera, in-
teresada en la concesion de los pri vikgios, como
mas útiles á las miras mercantiles de otras naciones



que á.las de la España, y aun que á las·de las mis-
mas provincias agraciadas. En estotro presupuesto,
era tambicn cuestion de independencia nacional la
que aquí se debatia.


Consecuencia de todo esto rué el gran calor con
que lIeg6 al fin á empeñarse la lid pal·lamentaria. El
carácter dóble , reservado y hazañero del ministro
de Gracia y Justicia, que era el que sostenia en el
gabiaete la discusion, como el mas espcrlo y sagaz de
lodos los ministros, dió tambien ocasion y márgcn á




-68-
exacerbar mas los ánimos en aquella contienda. Ha-
bíase, con efecto, Arrazola enagenado la voluntad
de la mayor parte de los diputados, que· le oian
siempre con prevencion y desconfianza, siendo cau-
sa principal de este efeclo antipático, no solo su ín-
dole aviesa, si que tambien sus antecedentes, ·po-
co favorables á la cansa de la libertad, y la conduc-
ta .ambígua y sospechosa que se le habia observado
en la cueslion de fueros. La sesion de este día 6 lle-
gó ya á tomar mi aspecto siniestro con las palabras
misteriosas que hizo deslizar este ministro en su
discurso, cuando interrogado acerca de los motivos
que pudieron impulsarle á sostener con tanto teson
]a integridad de los fueros, aun á espensas de la in-
tegridad constitucional, dijo Arrazola: «He oido hoy
((preguntar que si habia otros compromisos que el
«que producia el convenio de Yergara. Sí, señores:
(,los compromisos que se forman por la categoría de
«las persorlas que contratan y que le ohligan al go-
«bierno á lo que no puede manifestar aquí. En fin .. ,
«en algo se fundará el gobierno para pedir corno
«medio de gobierno una cosa,)) Estas palabras, re-
ticentes y preñadas, puestas en boca de un minis-
tro que no inspiraba la . mayor confianza, y cUJo
lengnage sibilítico y con aire de autorizado, como
que tendia mas á sojuzgar que á convencer, tratan-
do á los representantes de la nacÍon con el mismo
imperioso desden que habia acostumbrado á usar




-69-
sin duda con sus discípulos {1), irritó sobremanera
el ánimo de los diputados alarmándolos hasla tal
punto, que hiciéronse oir los rumores de desapro-
hacion en los bancos como en las galerías del con-
greso.


Pero si el ministro de Gracia y Justicia arrojó
así en medio de la asamblea ese gérmen de discor-
dia que habia de producir la borrascosa sesion
del 7, el de la Guerra, cuyo carácter era el rever-
so del de su cólega, respirando todo él franqueza y
cordialidad, supo desprender de sus palabras, en
esta m~sma sesion del 6, la hermosa semilla que ha-
hia de dar por resultado el desenlace feliz que tu-
vo al fin aquel reñidísimo dehate. Ageno á las prác-
ticas parlamentarias y nada 'versado en la oratoria,
dió principio Alaix á su discurso con esa natural y
aun áspera rudeza, tan general en los militares, di-'
ciendo de la enmienda presentada por los siete, que
puesto que no hahia pasado á la comision ni se ha-
bia oido sobre ella al gobierno, no parecia sino que
habia entrado en aquel recinto á calacuerda. Tachó-
le el presidente esta espresion ,mas propia de un
campam~nto ú de un cnartel que de aquel lu-


. (i) Este Arrazola habia sido. ánles que diputado, catedrá-
tiCO de filosofía en la universidad de Valladolid; y tanto sus
discursos como su conducta. en el parlamento resentíanse de los
hábitos adquir.idus en aquella profesion, honrosa, si , pero di-
ferente en sus fnnciones y en el modo, de los nuevos y eleva-
dos cargos que ahora estabA desempeiiando.




-70-
gar, y perdonándole los diputados esta liéencia', en
gracia del españolismo puro y franco y de Id pro-
v~rbial honradez que fluía,n de sus palabras, oye-
ron con gusto los descargos que prétehdió dar el
ministro de la Guerra, quedando sobre todo impre-
so en su ánimo -el final que este dió á su peroracion
diciendo: (cDesearia, señores, que esta.' cuestion vÍ-
ceniese á's~ verdadero terreno con franqueza, y que
«como españoles, así como en el campo de Verga-
«ra los que el día antes esláhan luchando y malán-
ccdose dejaron las armas, Así tambien nosotro's nos
«demos el abrazo de la pacificacion,JI


No fué perdida, en verdad, esta semilla en aque-
lla reunion de liberales, Motivo era este para que los
diputados no desesperanzasen en la contienda: y ha-
ciendo mas caso de lassínceras manifestaciones de
Alaix que de las intimaciones maños,as de Arrazola,
pensaron ya solamente en ver de' dar una solucion
breve y plausible á aquel complicado negocio, Al
efecto, procuraron hacer entender al gobierno, des·
pues de la sesion, y sirviendo de mediador D. Pas-
cual Madoz, quien por razones de congruenCia po-
lítica y por especial encargo de sus comitentes apo-
yaba el proyecto del ministerio, púsose en conoci-
miento de Arrazola que el debate 'podria terminar
de un modo grato para todos y conciliando todo gé-
nero de intereses, si el gobierno se prestaba á estam-
par en su proyecto, ú en el de la minoría de la ca mi-




-71-
sion) la frase de «salva la unidad constitucional) _ tÍ
«salva la íntegridad de la Constitucion.l ú otra seme-


jante, con tal que mediante ella quedase resguarda-
da en ('sta ley la fundamental de la nacion española,
que era en lo que se cifraba principalmente el an-
helo de los diputados. Convino en ello al parecer
el ministro de Gtacia y Justicia, dando tantas y tan
grandes segurjdade~, delante de un buen número de
dipútados, que ya todos ansiaban el momento en
que se abriese la sesion del dia 7, para dar por
terminado el asunto á gusto de los dos bandos que
habian cruzado sus espadas en la refriega. El dipu-
tado D. Vicente Sancho, cuya habilidad y destreza
parlamentaria, producto de un talento sagaz y de una
prolongada esperiencia., eran reconocidas y apre-
ciadas en el congreso, fué el encargado de usar la
palabra aquel día, en sentido de la conciliacion, ro-
gando al gobierno por la adopcion de la frase en
que estaban ya todos de antemano convenidos.
Prodújose Sancho con un lenguage templado. amis-
toso y verdaderamente conciliador. En su discurso
consignó hechos y sentó doctrinas de un interés
grande para aquella notable discusion. Acerca -de_
]a omnipotencia de los parlamentos, cuestion so-
bre la cual se ha divagado y de la cual se ha
ahusado con general escándalo en nuestros dias,
se espresó este diputado de la manera siguien-
te :=«Señores ,- se ha apelado, aquí dentro no,




-72-
(madie lo ha dicho, y el señor ministro ha ma-
«oifestado que quiere que la Constllucion se res,pe-
«le; pero por fuera seba apelado á la omnipo\encia
«parlamentaria·, y se ha dicho: Todos los cuer¡ws es-
után sujetos á la Constitucion menos los cuerpos co-
nlejisladores. E!¡ta • seiíores, es una idea falsa: es-
dán sujetos á la Constitucion' lo mismo que todos,
(1J .. por eso la juran los representantes de la nacion.
«Antes de ocuparnos de lIingun negocio público nos
(arrodillamos allí, y. juramos no hacer nada contra
(da Constitucion.-Es cierto que los parlamentos se
({sobreponen á la ConstitllcioD del Estado; ¿ pero
{(cuándo? Cuando la necesidad del Estado lo exige.
tr¿ Y qué necesidad? ¿ Es una necesidad prohlemiÍ-
«tica? No, señores: es una necesidad mas cIara que
«la luz del mediodia. Si no fuera así no haocía con-
«sistencia en los Estados, no hahria Constitucroll
«que valiera nada; y apenas hay Constitacíou que no
«tenga algun articulo que diga esto, y no tonsignc-
«el principio de la' supremacia de los cuerpos- colc~
«jisladOres. ¿Pero esto cuándo es? Yo pondré un.
«egemplo :») y citó aquí el orador el caso de la re-
volucion de julio en Francia, en que solo Ulm ne-
cesidad claramente reconocida y estrema dictó á las.
cámaras la idea de hacer uso de esa soberanía ú om-
nipotencia parlamentaria, en cuya virtud nombra-
ron aquellas, despues de la espulsion de Cárlos X ..
un lugarteniente del reino, forI)¡lalldo ·en seguida la




-73-
Carla J y eligiendo por fin un rey, que habiendo
obtenido despues la sancion, ungido con el consenti-
miento de la Francia, ha dado orígen á la dinastía
de Orleans que reemplazó allí á la de Borhon por
medio de la revolucion' política de 1830. Solo en
circunstancias como estas opina Sancho que deberá
apelarse al estremo delicado y arriesgadísimo de la
omnipotencia de las córles. (La omnipotencia par ...
(lamentaria, añadia, se aconseja ó por los enemigos
"de ,la Constitucion • .6 por amigos hipócritas, que
«son los peores enemigos. Se dice que se use de la
((omnipotencia pa~lamentaria para conseguir la paz.
"Pongámonos encima de la Constitucion, que des-
"pues vendrán los que se pondrán encima de ooso-
lItros, y entonces caerá el sistema constitucional."


Viniendo despues al punto culminante de la cues-
tion, en el cual se habia acordado la avenencia, ha-
bló el D. Vicente de esta manera:= «Las consecuen-
«cias mas fatales, el peligro mayor del mundo 5C
«correria si nosotros no diésemos un testimonio de
«que jamás 1 bajo ningun pretesto, permitiríamos
(que se infringiese la ley fundamental del Estado .


. «(Áyer el señor ministro ha dicho que no se infrin-
«girá: pues bien, señores, nosotros estamos pron-
(tos á dar esta prueba de n,uestro deseo de conci-
«liacion y de armonía; á lo menos yo por mi partc,
«si los ministros de S. M. ponen en el artículo,pri-
"mero de su proyecto, ó en el de la minoría, ó don-




-74-
«de quiera, ponJue á mí me es indiferente sea aquÍ
«6 allí ; si se pone una espresion por]a que se di-
«ga se conceden los fueros escepto en la parte en que
«sean incompatibles con la Constic,ucion, ó se conce-
«den los que no se ~pongan á la ttnidad constitttcio-
(mal" '6 en fincualquicra otra frase que mani6cs-
«te terminantemente que la Constitucion queda in-
«lacta.»


«Si así lo hiciese el gobierno, yo por mi parte
«no tengo inconveniente, ni creo que mis compa-
«ñeros lo tengan, no digo en retirar la enmienda,
«porque creo no sea permitido segun el reglamento
«retirar una enmienda, proyecto ú artículo admiti-
«do por el congreso, sino en suplicar al congreso
«que acceda a que se retire.-Señores, en este pa-
«so se ve que los firmantes de la enmienda no te-
memos ese amor propio que se supone: ponga el
«(gobierno esa clausula, que salve mis escrúpulos y
«los de mis compañeros, consérvese la ley funda-
«mental, y estaremos todos conformes. Mas si no se
«accede á esto, primero consintamos que caiga un
«rayo sobre nuestras cabez"as que el que peligre en
«lo mas mínimo la Constitucion del Estado. Si el
«gobierno conviene en ]0 que de justicia se exige de
«él, saldremos de esta cuestion como debe salirse,
Ily se cumpliran los deseos que tengo, segun ma-
(nifesté el otro día, de que esta ley se vote aquí,
«si no por unanimidad, por una mayoría tal, que




-'15-
«se acallen los chillidos inútiles d'e todos 10~ que se
(¡atrevan contra una medida que reclaman las cir-
«cunstancias. Yo me prometo, y espero de los se-
«uores ministros que digan si están conformes en
«que se ponga la cláusula que he indicado : no fal-
~ta mas que eloque lo digan ~hora , porque ayer in-
«ditó esto mismo el señor ministro de Gracia y J'us-
«ticia, y anteriormente habia convenido en la mis ....
«ma idea el seuor ministro de la Guerra. Quede
((salva la Constitucion del Estado, ni mas ni menos,
C(y todos quedaremos satisfechos.»


Así puso fiu á su discurso el 'diputado Sancho,
prometiéndose, tll.nto él como todos sus compañe-
ros, que estas palabras de couciliacion y de avenen-
cia recabarian inmediatamente del gobierno la con-
cesion que estaba ya de ant<:mano aéórd~da. Pero
era sin duda mas hondo que el compromis~ nueva-
mente adquirido con los representantes de la na-
cion, el que de antiguo radicaba ya en el corazon y en
la mente de Arrazola, opuesto á la determinacion,
franca y leal,' que aquellos querian adoptar, y á la
cual,habia, ~l, fuera de aquel recinto, accedido. La
sorpresa de los diputados rué grande al oir de boca
del ministro, órgano dél gabinete, una negativa
envuelta en ambages y misterios, pero que daba á
conocer muy bien qu~ su ánimo no venia dispues- .; ;- .
to á firmar las pacc~ con el congreso. Manifcstó,eti,;> "o; ,
su contestacion á D. Vicente Sancho, que el gobier}".~~;.·;J.t-> ~\;


, I ";·";~;'i..}W
, ,-.~~! . ;'


.' .




-76-
no estaba en el caso de mostrarse cáulo en]a con-
cesion que se pretendia,' Do.. fuese que, dado este pa-
io liin la prudencia debida, se digese 6 creyese que
00 efecto habia tralado de minar ]a Constitucion: re-
chazaba tamhien Como peligrosa y odiosa la idea de
la omnipotencia parlamentaria. Hazañerías y esCrú-
pulos, estos de Arrawla, que dejan mal para"da
la vida pública de un hombre, que despues, an-
dando el tiempo, ha abrazado, en toda su latitud,
en toda su estension, esa misma creencia de la om-
nipotencia de los parlamentos que entonces no ad-
mitia. Nótase aquí la inconsecuencia, nalural pa-
trimonio de los homhres que consagrados esclusi-
vamente á servir á los intereses de un partido, de
una bandería, de la córte (por egemplo), ú de la
camarilla, carecen de: opiniones propias y de prin-
cipios fijos, haciéndose órganos é instrumentos de
las ideas que plugo sellar en su alma la mano que
les da impulso y que dispone á su albedrío de su vo-
luntad sojuzgaudo su entendimiento. El designio de
Arrazola entonces, ó mas hieu, de los que hajo su
nombre y con su carácter y autorizacion oficial, pe-
ro sin dar la cara, dirigian la accion del gobierno y
los destinos de1 país, cifrábase en dar el golpe de
gracia decretado auu antes de que se reunieran
aquellas córtes : la disolucion. Ilé aquí el pensa ....
miento capital, ó mashian, único, escl,usivo, del go-
bierno. Disolver las córtes, porque ellas represen-




-77-
taban el triunfo de un partido que no era el que
estaba en el poder, y conservar este en las mismas
manos que le tenian entonces: y á este pensamien-
to, que dictaba laambicion, se subordinaba todo lo
demás, cualquiera que fuese el interés que inspira-
se y la trascendencia que Hevára c!",nsigo.


La cuestion de fueros habia parecido la mas con-
veniente y á prop6sito para llevar á cabo esta idea
hostil del gobierno: y en esta cuestion quedaba ya
derribada la trinchera y anulados los medios de com-
hatir que se habian elegido por el ministerio, si se
adoptaba la frase, que salvando la Conslitucion del
Estado, venia á salvar tambien la valla profunda quo
habia habido hasta entonces entre diputados y mi-
nistros. Por eso Arrazola no ball6 inconveniente en
recoger la palabra que habia dado á aqueno~ antes
de abrirse la sesíon del 7 ; porque lija su men-
te en la predominante idea de la Jisolucion, no
quiso al fin verse privado de un arma que ponia en
sus manos el medio mas espedito y fácil de desha-
cerse de aquellas c6rtes. Volvió á replegarse y á
hacer hincapié en el díctámen del gobierno, re-
flexionando sobre ello despues de haber soltado' la
palabra, Ú 0lendo tal vez los conselos de. sus va\e-
dores y maestros, porque de ese modo presentábase
fácil coyuntura de llenar. su ouieto ~ dado ,,-ue, si.
e\ congreso volaba al fin el proyeclo del gobierno,
ballria alcanzado este de hecho \ln triunfo sobre la




-78-
oposicion t que le daba prepotencia t prestigio y
fuerza ante los ojos del pais; y si le desechaba, en-
tonces el ministerio estaba en el caso de celebrar
su propia derrota disolviendo las córtes , con aquel
pretesto, y presentando á los progresistas ante el
pais como hombres turbulentos y descontentadizos,
que por vanos temores y escrúpulos nimios se opo-
nían abiertamente y eran un verdadero obstáculo á
la pacificacion de España. Los que abrigaban este
proyecto creian además captarse así la voluntad del
DUQUE DE LA VICTORlA, en quien suponian grande
interés á favor de los fueros.


Solo así puede esplicarse bien la conducta do-
ble de Arrazola en este debate, en el cual se notó
que no solian andar muy conformes su intencion y
sus palabras. Insistiendo en sostener su proyecto,
no obstante el empeño contraido, «nadie se jacte,
«decía, de haberle hecho reconocer (al gobierno)
«que iba por mal camino; y si bien está dispuesto
"á ceder algun tanto en obsequio de la paz, y de la
"buena armonía, si bien será franco y alargará su
~mano á quien quiera recibirla, no se diga que ha
«soltado una prenda, 6 que ha recogido la que ha-
«bia soltado imprudentemente.)) Al fin manifestó su
deseo de que los autores de la enmienda la retira-
sen, quedando por consiguiente solos los proyectos
de la comision y .del gobierno. :;\las como aquellos
diputados rehusasen hacerlo hasta tanto que el mi-




-79-
nisterio formulára la frase que habia de'int~rcalarse
en el dictámen que se pusiera á discusion, el minis-
tro de Gr!J.cia y Justicia repuso que no era posible
redactar aql,:lel pensamiento ú aquella frase con la
premura que se exigi.a; puesto que sien.do ello de
suyo asunto de gravedad é importancia, requeria
el acuerdo de todo' el consejo y circunstancias y
ocasion menos presurosas que aquellas. en que á la
sazon se encontraban. Oido lo cual por el diputado
D. Salustiano de Olózaga, se adelantó á decir al pre-
side~te del congreso,; que en vista de la manifesta-
cion que acababa de hacer el ministro de Gracia y
Justicia, le rogaba se sirviese preguntar á la asam-
blea si se estaba en el caso de suspender la discu-
sion.-«Para bacer esa pregunta al congreso (con-
testó el presidente) me parece indispensable que el
«mismo ministerio declare si la tiene por oportuna;
«porque si resuelve el congreso que se suspenda
«hasta que el ministerio se ponga de acuerdo, y el
«ministerio no tiene por conveniente hacerlo así
«abora, sino cuando se llegue al primer artículo
«del proyecto de la minoría, nada habremos ade-
«(lantado.»


Qlózaga repuso entonces : «Creo que seria muy
«conveniente lo qu:e el señor presidente acaba de
«manifestar: no solo conveniente, sino que hasta
«cierto punto no podrá conseguirse el ohjeto que
('me he propuesto sin ese acuerdo del ministerio;




....... 80-
~pero aun cuando esto no suceda ahora, pueden sin
«embargo los señores diputados tener r.azones, que
«guardan en su pecho, que á su juicio les hagan pa-
(crecer conveniente que se suspenda la discusion. Si
«conviniese en esto el ministerio seria muého mas
«agradable para todos; pero aun sin eso creo que
f'puede preguntarse al congreso, y este decidir aun-
"que no cono}:ca la voluntad del gobierno.»


El objeto saludable que se proponía este dipu-
tado, haci.endo instancills para que de todos modos J
bajo todas hipótesis se tratase de cortar la discusion,
no era otro, segun claramente se trasluce, que evi-
tar el choque continuado de encontradas opiniones,
en un asunto resbaladizo ú espinoso, en que era tan
fácil 4eslizarse y agriar mas los ánimos. cuando
precisamente los tratos que habian mediado se enca-
minaban á una amistosa composicion ; y tal la es-
peraban, llenos de confianza todavía, los diputados,
á pesar del lenguage ambíguo que habia usado el
ministro Arrazola. Pero toda esperanza era vana:
que el presitlente del consejo de ministros contestó,
á nombre de sus cólegas, de la manera siguiente:-
«En el estado que tiene esta cuestion, y oido lo que
«acaba de decir el señor Olózaga, estoy en la per-
f,suasion de que el ministerio debe dejar para el ~o­
«mento en que se trate ó presente á discusion el
Hlictámen de la minoria, formular la frase.»


(eMe parc&e, pues (dijo entonces el presid('ntc




-81-
((del Congreso), que lasuspension nQ' puede fener
<,lugar. .


l?uertementeirritado á vista de tal proceder, el
diputado Ol6zaga, «desislo de mi propuesta, dice en
alta "oz, y pido la palabra en defensa de mi en-
«mienda.»-La misma desagradable impresion que
on (jl, prodnjl1l la conducla del gobiernÓl en todos
\osdiputados. Un número considerable de elfos se
apresurú lumultu::lriamente á pedir la palabra" en
igual sentido que el anterior, tomando desde este
momento un aspecto. sombrío y aterrador, aquella
sesion que parecía destinada á formar el vínculo qu~
estrechase la ami·slad entre los que se bahian com-
batido tan acaloradamente, pero que despues ha-
hian abrigado p(}r un instante la idea consoladora
de deponer sus difereneias, convergie'ndo en un
punto, al cual no quiso al fin prestar su apoyo el
gobierno.


El primero que des pues de esta escena hizo USI)
de la pabbra fué D. Javier de Quinto. Este dipu-
tado, como individuo que era de la comision de fue-
ros, l' de los que formaban la minoria cuyo dictá-
men!Je distin~a'apenas del del gobierno; habl6 en
sentido nada hostil a los ministros, procUrando, sí,
una conciliacio'll, peró rogando á los autores de la
cnmiendaque la retirascn 6 que cediesen de su par-
te alguna cosa. ESle discurso templado. y concilia-
dor, aunque salirlo del seno mislIlo de aquella rc-


TOM. [1:, 6




-82-
vuelta, lejos de hacer amainar á:los. ministros, no
parece sino que los aferró. mas y mas en su empe-
ño; pues tomando la pálabra el de Gracia y 1usticia,
todavía se. obstinó ,en. de'CÍr,«e\ -gobierno no puede
((hacer mas, .tiene su : proyecto. Aguarda su discu-
«sion. En ell~hará Ias·modificaciones oportunas.,»-:-
Co]móse entonces ya ]a medida del sufrimiento en
todos los diputados, cuyos pechos como que se vol-
c30izaban á: vista de aquella imprudente y significa-
tiva reserva de los ministros, á quienes hahia moti-
vo y aun derecho para atribuir algon designio con-
trario á la Conslitucion del Estado. El peligro en
que veian á las instituciones alarmó á todos aque-
llos celosísimos patricios. Muchos mas son los que
piden ahora la palabra en pró de la enmienda, 50~
bre los infinitos que la tenian pedida antes: y al-
gunos de ellos manifiestan en alta voz que habién':'
¡Iola pedido en contra en un principio, la renuncian
en este senlidopara usarla en el opuesto. El gmmte
estaba arrojado. con audacia J recogido con valentía
y con teson.'Ln liza iba á empeñarse de nuevo, pre-
sentando á los ojos de lodos una faz terrible, en-
carnizada, sangrienta. La cuestion que habia veni-
do áser de gabinete, de parlamentos ,de partidos,
y sobre todo, de Consl;lucion, ó sea de inmuni-
dad constitucional. iba por 6n á decidirse en ludia
abierta: y esa ludw, segun !r)s indicios marcah:m,
.bl iJ ser Irem.:o'!a,




-83-
'ta voz robusta, enérgica y elocuente del dipu-


tado Ol6zaga hízose oir la primera, ostentaud6 to':"
da la' grandeza, la gala y la bl."illantez que resaltan
en los discursos de este orador famoso, siempre
que, con la conviccion en 'la 'cabeza ,con la fe en el
cora'lOTI ,con ardimiento 'y entnsiasmo, se propone
ba-cer la defensa de una causa justa.


"Señores ( dijo, restablecida la calma y termina-
da la confusion), por esperiencia sabia yo que da-
«ria lugar á cuestiones difíciles y á sinsabores muy
«grandes la discusion que se preparaba hacia t¡em-
"po; pero confieso con toda franqueza, con el'sen-
"limiento mas hondo que he tenido jamás ,con él,
«señores, digo que todos mis deseos, todos mili
aconatos, todo lo que 'saben los señores diputa-
linos y ministros, que he hecho yo por conci-
(,liar aquí la integridad de la monarquía espa-
«ñola, la existencia de la Constitucion que todos
"hemos jurado, con esta cuesti()n, todo ha sido inú-
(til, señores: ruegos, súplicas, vigilias ,desazones,
«contestaciones personales, cuanto mas duro puede
«habeT entre los hombres, todo lo he pasado, seño-
((res: han sido las angustias conlÍnuas, han sido las
«bascas del patriotismo, del amor á su .pais, y á su
(,libertad, [<ts que he sufrido: siempre con la espe-
«raIlZa de que el gobierno vendría á conceder lo
«(lue no puede negar, lo que no puede dejar de con-
~(sentir, lo que el congreso tiene derecho á pedir: la




-8.\-
«Consti~ucion entera, y las garantias que puede pres-
«tllr para la paz.» ,


«Yo me, admiraba, señores: yo no sabia cómo
~Pllr~onas ,que siertpre se hane~tendido, c6mo hom-
(J>r~ d~ ~~( int~Qc,io.n, cómo hombres de ,educa-
«ci0l\.y de. urbaniflad; aun en las cuestiones mas
«ágrias ,dejaban d~entenderse en esta. He padeci-
«.do estraQrdina,riam,enle: he formado juicios aventu-
«(rados; me he, qp~jado dem's am,igos, y ellos sin
«dpda se hí':bráI\ quejad'>. de mí. ¡No nos entendía-
«Plos! Habia~ .. , (vulgar es \a espnsion y UD:pOCO
«agena de siluacion tan soleD\Il,e, pero es muy exac-
«la.), babia un duende t y este ~qende, señores, ha
«parecido ~'a. Se v,~ co~ clarid~d, lo, digo cOJl,..la in-
«violabi\id,ad de diputado, llo diriata~b,iensin ella,
!(á pe.sar del riesgo que pudiese correr; se YC claro:
«no se quiere la Constitucion de la mon,u'quía ,es-
«pañola ..... ))


. Al proferir 0l6zaga con asentada calma, pero
con acento, vehemente" estas notables y verídicas
palabras, prorumpieron las galería!, en infinitos
y estrepitosos aplausos, que fueron inmediatamente
reprimidos por el presidente delCongreso.-Mayor
número .dedip.atados vuelve aun á pedir la palabra
en pró de la ~~mi~nda. Nadie saca la cara por el mi-
nisterio. Entrc; t4010 los consejeros de la corona,
cum~liendo la rig,orosa é inflexible ley de su desti-
no, permanecen mudl)s Y: frios cspectadore~ de UUa




-85-
CS6Cna, cn la cual se les hacia dcsempéñar un papel
nada envidiable.-Mcndiza'hal, el hombre delos do-
cumentos y de las citas ~ pide á la mesa que -sé lea
la fórmula del juramento que prestó S. 1\1. la reiD-á
Gobernadora en la solemne sesion'del18 de junio de
1837, des pues decuyalecturaanadióaquel diputa:do:
{(Ahí teconocei-án los ministros que se sientan en ese
(banéo cuál es el círculo de sus faculta"des y atribu-
«ciones, fuera del cual nada son.» Madoz pidió tam-
bien que se leyese la lista numerosa de los individuos
que tenian pedida la palabra en pró, y que toma-
sen nota de elta los taquígrafos. Este valiente di-
putado que, como va dicho, era uno de los ayuda-
aores del *ohierno en la cuestion de fueros, háhia
sidodespuesdel número deaqoeUos, que retirando
su apoyo á los ministros viendo las torcidas miras ~
intencÍon siniestra de estos, convirtiéronse en ild-
versarios aquel mismo dia, pidiendo la palabra el
D. Pascual á favor de la enmienda, irritado con tan-
to mas motivo, cuanto que él habia cooperado efi-
cazmente para recabar de Arrazola la frase por cu-
ya falta de cumplimiento se babia originado un de-
hate tan :terrible.
Tranqui1~ ya, 'y un tantó;sosegado el "Cbngréso,


prosiguió Olózaga su diseurso ;de'e-sta ;suerte:-
«Ducia , señores, por mas duto que aparezca,


«y lo repetiré cuantas veces sea necesario, que ,ó
«no se qu!ere , Ó S9 ha de ver hoy aquí si se quiere




-86-
«que haya en España sistema c()oslÍtllCional, 'ilie
«rija en España la Constitucion de 1837.».


(eNo designo ahora las personas que no quieren
«esto: no me dirijo á nadi~ en particular; pero mi
(frazon me dic~ de}lDa man,era indudable, y esta ra-
«lO n , se~Qr~,. la ~uena razon, de los. españoles la
«comprender1, que no puede hab,er aquí mas tile
.dos medios: ó no ,se. quiere en toJa su pureza, co-
<ffJ)O Me nos dij(), laConstiLucion de 1837. 6 se quie-
«re olra cosa que yo vo..y á esplicar ,<on igual fran-
«queza.»


.,Puede., ~eñores. qu~rcr$,e la ConstitllCion ; pue-
({de respetársela al menos; puede creérse\¡t: necesa-
liria,; 1 se puede sin embar.go. abI;iga~, unpeJl~a..,
IImi.cnlo que hag~. que con o.hstinacion, .con térmi-
1'180S ambiguos, se eluda la co.nsignacion de ese prin-
IIcipio en una ley que no podrá menos de llevarla.
11 Yo veo en el semblante de los. seilores. diputado:>~
«.cualesquiera que sean sus opinione~, que no son
«capaoes de faltar al juramento.. que han prestado ahí
..de rodiUas: no, no saldrá .de aquí la ley de fueros
q.ginasegurar la CQDstitucioll. No saldrá • :sean las
«que quieran las intrigas que haya; y sea~ las que
«quieran la~ consec\l.CDcias. Pero, ¿por qué, pues,
((queriendo. 1.a Constitucion, 6 pareciendo que se
IC.quiere, no puede respetarse ese principio? ¿ Por
«qué? Porque por desgracia de. la España han coiu-
,ci.dido con, los sucesos mas felices que pudiérarno.s




-8'7-
('Prometernos, otros, constitucional y parlamenta-
((riamente hablando, muy desgraciados.»


«Porque hay un ministerio, señores, que está
«formado contra todasc ¡las reglas parlamentarias.
«Porque este ministerio, compuesto de hombres que
«no se han conocido antes entre 'si ,'que lÍo podian
atener por consiguiente un pensamiento corrimi;que
«l)O ,estaban designadns ni por la opinionparlamen-
ataria ni por la pública para formar un gabine-
de ..... ))


Al llegar aquí. el ministro de Gracia y Justicia
le interrumpió diciendo: «Señor Pre&i'dente. pido
«(que 'se diga si los ministros son;aquí reos sentados
«en un banquillo hoy 16 sou mini"itros, son un' po-
udel' cons~itucional de'! Est:ado; .•.. ))


(El 'p¡'e~idente(repuso' ,est~ };estlÍ: 'a'flo:í para
((hacer que el orador no se salga de la cuestioocon
«arreglo al reglamento .•


«Ea que se están haciendo cargos ... (dijo enton-
(Ices Arrazola).»


(IMayores esperan (prosiguió Olózaga).Muy pron-
«to se ha á\armadoel señor rninistropofo:lo que he
(tditbo: no ha sido nada 'en comparacion de ,lo que
«tengo que deéir:, Pues, qué. señores ~ 'el eleva rse
<Ide la nada', el pasar\a bacerparte 'de UD . gabillete
('y gobernar una nacion, y venir ,luego aquí hablan~
«do de su situacion particular ,'de su época ,como
«pudiera hablar un Napoleon 6 un Alejandro ¿noba




-88-
«d~ costar sinsabores? Súfralo ,-el señO,r ministrq:
((otros sufrimos las consecueQCia~ dec.iertos minis-
«terios; y la uaclon.las ,sufre, que .es lo peor. Los
,((ministros van ,á ser trat"ot como ~erecen:: Yoy
«á usar d,e wi derecho. y ,f¡ienL0! señores • que ,me
(cs(:ude 111 ipJioJabtlidad de diputaOO;. (f\lera de aquí
a~r.ia ~ :mi&Dlo ••
; AaÍ,~ con e~cto, lo cllmplió ,el :diputado rioja·-


no; pues emprendiéndola con el ministerio. desde
su creaclon anómala y anti-p~rlamentaria, demos-
,tró con evidencia los ,males que sohrevienen á las
uaciol)csreiidas cQns,lilllcionaJwente., cuando los
c9',IJ.~ejeros r~s.pol)sables de 101\ ¡ aclo~ de la' coro-
na nI), son el producto de Jo ,QJiill¡~,Q. públicll,re-
presentada y re6ejadafie:1mentee:nlos pll>l'laroen-
tos'iT~bien dirigió ~t.ro ,cargo ,g.ra'ísimo al go-
bierD.Q, ,por h,aber defraudado ,á los pueblos la
prenda mas valedera y estimable que consignan las
.constituciones de todos los EstadtlS ,cual es. la de
que sus representantes, han de votar lás contdhu-
oiol,les" sin que ,catas puedatlódeban ser cobradas
por los ministros, hasta tamo que se llene aquel re-
quisito ,á 10 cual {altó tarnbiauel.gábinete Castro~
Arra~~a.Mal enojado este minis1r.tl :deoir unos car-


.. gostan tremendos, y que probaban á las, claras que ni
.él ui'sus cólegas oeupabanJegítimamente y con ar-
reglo á laConstihlcion aquellos .bancos, no siéndo-
le dado disimular su mal ánimo oi reptimir su des-




..... 89-
p~cho., quiso. mas bien ahogar la voz terrible del
diputado; po.niendo. anle su boca el reglamento.


«Seño.rpresidente (dijo Arrazola, levantándo.se
airado); si esa es la c06&t,io.n, el o.rador está en
aella; si no. ,ruego á 'V, S. se sirva llamarle á
«ella.»


«Cuando concluya (manifestó Olózaga), verá
"S. S. que estoy en la cuestio.n.ll


El presidente del Congreso hizo ver ento.nces al
ministro que dehia de supOfter qu~ 'el orado.r conti-
nuaba en la cuestio.n, aunque todavía no. habia entra-
do en su fondo; sino que iba sentando los preliminares
indispensables á fin de venir despues á internarse en
,la ma\eria.-Siguiéro.Dse á esto algullOsmas alterca-
dos pnomo:vidos por el mismo Aftt3zo1a, quien no
omitió esfuerzo alguno 'para acallar lá VOl: idel ,dipu-
do que hablaba, dando en ello la. mayor prueba de
la verdad é irl'esistible fuerza de sus argumentos.
Pero. impuesto. silencio al ministro. con la leclurá del
artículo. 50 del reglamento., que se hizo á peticion
del secretario. Ro.da, conlinuóOlózaga diciendo.~


«Si alguna duda tuviera yo. de lo ciertos que son
«los cargos . que : voy haciendo, bastaria ,á :confir-
«(marme en -ello. la vegiga que levantan en la cabeza
«del señor ministro de Gracia y Justicia ..... »


En :esto el de la Guerra, que habia entrado ha-
,


cia .poco ,y que no estando. en lo.s antecedentes de
esta sesion, viósaso.rprendido. con el inesperado. ata-




-90-
que que recibía. el gobierno, levantóse prer,ipitada-
mente, dijo:


«Si se me permiten q~s palabras, tal vez todo
«esto ...... » '~,Ji


«No señor ¡ (contestó Olózagaincomodado) , es-
doy en mi derecho; y cuando un diputado habla no
«puede interrumpirle nadie, y mucho menos un mi-
«nistro.»


Alaíx dijo entonces: «Bien, bien: las diré des-
«pu-es: quiere decir que todo est() se podría cor-
«lar.»


El orador prosiguió su discurso de' esta mane-
ra ~....,..«Decia,señores, que si alguna duda pudiera
«caberJDe de lo 'cierlos y graves que son·}()S cargos
«que voy h;lcic'ndo,. me .cónfirmaria ell ello la legi ....
ugaqúe levantan en la cabeza del señor ministro de
«Gracia y Justicia .. No puede sufrirlos S. S.Mas tie-
/(ne que sufrir: y para que no tema tampoco que yo
«~alga de la cueslion, á pesar !le su' inge~io y de
«SU escolasticismo ,no temeria: yo: hacerle juez, si
(festo fuera permitido ,de laopOl'tunidad de.mis ar--
(igumentos;»


.Y para que S. S.' reconozca.la insuficiencia de la
«razonsobre el llamamiento al órden que en vano
"intentaha S. S. (el ministro dice, al órden no, á
«la cuestion) : bien •. á la cuestion: podria decir á
«S. S. , si sabe que yo estoy fuera de la cuestion,
((hágame el favor de decir aquello que vaá seguir




-91-
«8n mi discurso al peri6do en que yo estaba «uando
«me ha interrumpido. ¿Sabe el señor ministro lo que
«voy á decir? A buen seguro que 110. ¿ Pues c6m{)
«sabe si tiene ó no relaC';on lo que voy hablando con
«lo que tengo que añadir? No lo adivinaría; por-
«que nadie adivina las cosas (tue le son desagrada-
«bIes. Un instinto de conservacion aleja de estas
«ideas al señor ministro de Gracia y Justicia.»


.En la ley de que tratamos, en las contestacio-
«nes de S. S .• en su negativa. señores. que con
(tanto sentimiento se ha visto , á acoger ·las pala-
«bras patrióticas, generosas, desnudas de todo amor
«propio que le ha dirigido el señor Sancho, á nom-
«pro de lodos los que hemos suscrito la enmi\lnda,
«me he visto en la necesidad de reéordarhechos,
~antecedentes; antecedentes. que al tratarse de -un
«proyecto en que se ve comprometida la Constitu-
IIcion, al tratarse de uri .proyecto que tanto inl erc-
«sa, como los ministros saben, á la pacificacion ge-
e<neral , no puede creerse que están fuera de lugar,
acuando examinamos las cualidades del ministerio
«que pide esa latitud para obrar.»


«No es resentirse de esa conducta., aunque re-
asentimiento profundo debia causar. Esta es una
"ley. que atendiendo á los términos con que e1 go-
«bierno ha presentado el proyecto. ofrece un vacio
«inmenso entre esa primera y segunda época. 6 sea,
«eutre e¡;os dos tiempos á que ha hecho. refct:encia




t


-92-
"


«el señor: ministro de la Guerra. ¿Y es16'no se ha
"de poder cónsiderar cuando:es lIeg.ado eltiempo de
(<la franqueza á que se 'nos.provoca? ¿Y será de ad-
«mirar. que estas espresione. salgan de mi boca con
«el acento de la indignadon'? Vea, si necesitaba mas
«pruebas el señor ministro de Gracia rJustieia
«de la'oportunidad de mis argumentos, y nO quie-
(ro yo detener por mas tiempo la espresion de
(<iguales sentimientos que animan á los demás se-
«ñoreS diputados. No quiero recorrer una por UDIl
«las infracciones de Constitucion, que han ;hecho
((llorar á toda España, y han hecho' derramar lá-
«grimas de amargura á todos los buenos españo-
((les, al ver que lo crítico de las circunstancias les
«obligaba al silencio, y les obligaba á él con la es-
«peranza de qué un dia lIegari a en que estos esce-
«sos traláran aquí de reprimirse. Este dia habia de
«haber llegado, y la prudenCia y palriotismo de los
«sedores diputados ha ido retardándole. ¿Quién ha-
,«bia de . creer que la cuestioo de infratciones de
«CQDslilucion: habia de traerse aquí al tratar de una
(Icuestion que se ha considerado cómo cueslion de
Ilpaz? Pero quien lo estrañe, qtle vea' de quién es
((la culpa.»


«y pasando brevemente'pol" ese triste 'inter-
((regno de las córles, ocasionado por losqueorde-
(loaban, so primera disolucion, viéndose falsear todos
((los principios constitucionales; y contrariando la




-93-
,eopinion, co~tinuaré , y de un modo que yo siento
lequese haga respecto de los que tienen el poder pór
«los resultados que esto produce. Así se lastiman
«las buenas causas: así se menoscaba el prestigio
ledel poder, por culpa de hombres menguados que
-jamás debieron llegar á él, que nunca pudieron
«pensarlo, y que no han sabido ocuparle digna-
(unept.e·. Así se ha visto, señores, que un objeto que
oha sido siempre venerado por los españoles, y que
«no ha recibido en todos tiempos mas que pruebas
«de respeto y de amor, por su constante anhelo pa-
cera procurar el bien de la causa pública, ha po-
\(~ido por UQ. mOlilCnto ser desatendido. Así es co-
lImo. se ha hec.ho un agravio á la nacion española. oí
«(su sensatez, á su cordura, á su carácter cabaUero-
«so. ~o ~e es plica con mas franqueza, porque nlil
«me e~ . permitido.»


«Los hombres. que no podían surór la voz del
«pais ,que no podían acallar los clamores de la
e(prensa libre; los hombres inferiores en todo mo-
«mento á las circunstacias , no diré á las mas gran-
«des, sino á las circunstancias medianas, y aun á
~las mas fáciles, estos hombres, viendo que no po-
«(dían gobernar por. las leyes establecidas, ¿ qué es
«lo que han hecho? .... Se han sobrepuesto á las
oleyes y á la Constitucion.»


«Disueltas las ~{¡rtes por los hombres que no




-,


-94-
«pudieron gobernar segun las leyes I llega el mo-
«mento en que se egerce la soberanía comtitucio-
«na1. Los pueblos con la- mayor legalidad p()sible,
{(respetando las formas, 1'CtS pueblos que habian si-


_ «do puestos fuera de la ley, Hamados de nuevo á
((ejercer este dt',r~cboda las elecCiones, ban mllni-
«restado en esta ocasion cuál es su voluntad; ysi
«acaso en los antecedent€s, en las opiniones, y en
dodos los actos anteriores eran conocidos los hom-
«bres pú.blicos que vinierou á ocupar-estos puestos,
"debió conocer el gobierno cuán contrarios ,eran á
~8US máximas y cuán dispuestos á condenar sus de--
«másías. El gobierno que esto' ha visto I ¿ha obrado
('parlamentariamente? ¿ Ha obrado segun las formas
«constitucionales ?»


Prosigue el orador hablando de la conducta -es-
traña del gobierno permaneciendo en su puesto á
pesar de la inmensa mayoría que le era contraria
en el Congreso, habla despues con interés y con
calor del uso de la prerogativa que tiene el poder
real, por la Conslitucion, pllra disolver las córtes,
tralando lambien del abuso, con fino y delicado tac-
to, y contestando con dignidad y energía á la ame-
naza rebozad a que en la sesion anterior babia lan-
zado á este Cuerpo el ministro de Gracia y Justicia.
Des pues de todo eslo continúa diciéndo:


«Se reunieron estas córtes en circunstancias bien
"felices para la nacion. Coincidió con la reunioo de




-95i-
«ellas y con el ministerio que las reunta el acto mas
«grande acaso de· la revolucion de España: ese ae.-
lito propio de horribrestan grandes, tan caballero':"
«sos, tan honrados. como son los españoles: acto en
«que deponen las armas los enemigos encarnizados
"que erananles. y no las depondrian por la alta in-
"flucncia y ~l.gl'iln prestigio de los que quieren ahora
«atribuirse una parte de la gloria: las deponen co-
fimo hermanos ante hermanos, y como pertenecien-
(;tes todos á una familia: y una nacion que recibe esa
«(lrueha de cORfianza de sus hijos, y que manda
«aquí á otros que la representen, esa naciop, y mas
«siendo la España, no puede faltarse á sí misma.»


J,i:l interés de partido, que es una de las fases
bajo las cuales debe considerarse, como hemos di-
cho, la cueslion' que el Congreso debatía, si se ha
de formar cabal concepto de la fisonomía de estas
sesiones, aparece ya claramente en esta parte del
discurso de Olózaga.


"¿ y se cree;señores (dijo), que el general júbilo
«que domina á todos por el cambio feliz de nuestra
«situ.acion, ha de alterar por tanto tiempo la razon de
«los españoles, que digan: han coincidido,estos he-
(ichos con esos bombres, pues esos hombres nos
"Imeden salvar; esos hombres son los que han de
-sostener la Constitucion? Se equivocan los que así
"piensen, por mas que miserables aduladores les
".ligan quizá otra cosa; que nnnea faltan animales




-96-
(,inmundos que rodeen á los altos funcionarios y
uproeuren halagarlos segun sus. miTas. Por eso es
.J!uelÍ() que no falte aquiquien diga las verdades,
(/y por eso levanto yo mi voz con tanta confianza.
«No se parece nada de esto á lo que de conlínuo oi-
arán ciertos señores. 1 Qué ,riuevo debe de serles l'
ul;Q1lé :desagradable I Y este es el· mom~lo en que
alos hombres que no tienen las cualidades que de-
.b:eñ:, tener, ve.tftqu.e les ,faltan las necesarias par~
lIgobernan segun la 'esencia y espírit"" de la Cons-
lI1itucion.)) .


Nótase aquí el grande empuge que hacia e&te,
que era uno de los corifeo¡¡ progresistas., para aven-
~ar de las regiones del poder á. los que se titulaban
moderados, quienes á su vez oponían una resisten-
pia, que no fuera vituperable y punible, si para ven-
cer los obstáculos no rompiera ella en mil pedazos
d sagrado código de la ley, y todas las considera-
ciones de moralidad y aun del decoro y . honor bien
entendidos. Pero la circunstancia de haber obteni-
~o la oposicion un ,tnunfoelectoral completo y abso-
luto, despues de unadisoluci(n~, y los infinitos pun-
tos vulnerables que por todas partes, presentaba el
Gobierno, es indudabla que daban á los progresistas
uu derecho al mando, que solo amaños é íntriga~
é intereses hastardQs de camarilla, unidos á la in-
Jluencla de la Francia. protectora decidida del bando
reacci(mario, podían arrebatarles .-Pasa en segui-




-97-
<la rcsefia a los proyectos de lcy sobre fueros; sobre
milil<ia nacional, sobre libertad de imprenta, y otros
varios prcsentados á las córtes por el gobierno, ca-
lificándolos desventajosamente, '! continúa des pues
OIúzaga diciendo:


«El ministerio, sefiores, y esta el! verdad que
«todos conocen, y no falta mas que uno que diga
~claramente lo que todos sahen y lo que todos se re-
«pilen al oido, el ministerio no quiere la batalla
((parlamentaria en esas leyes en que es impopular,
«y por lo mismo levanta la bandera de p1lZ ; Y c0!l-
«tando con el esc?so del agradecimiento y con el en-
~tusiasmo, con la algazara que no deja retlexionar á
(,los pueblos, ba pensado ohligarnos á una di scu-
nsion que no tuvie.rá de su parte la impopularidad,
(da inconstitucionalidad, y todas las desventajas qua
((en olras. Yo no quería creer esto, seliores, pero lo
((h~ tocado: no queria creerlo, pero todos lo han
,,~·isto. Pudiera acaso atribuirse á doctrinas algun
"tanto diferentes, á insinuaciones de amor propio,
(que despues de haber presentado un proyecto de
((ley que se resistiera á modificarlo, aun de5pues de
«convencido de la nec,",sidad de hacerlo así; pudo
((pasar el no baber avenencia en siete individuos tan
(ilustrados como patriotas con el gobierno que ha-
«bia propuesto el proyecto: pudo tambien suponer-
((se que dividiéndose algunos individuos, se diera
(<lugar á olro proyecto del cual se dice que no


TOM. IH. í




-98-
«quiere ;q:t~'S que su pensamiento ó su espíritu.})
~~T~dQ'es:to:"señores, no era bastante para que


"yo y .0tro,s:~~1J).res diputadps se desengañaran ; pe~
(ro cuand;sé~:il."'.vi~to la repugnancia del gobierno
«á admítir u~a fr~e que ponga á salvo la Constitu-
«cion del Estado, y qU.e no está en el ánimo del go-
ubierno que'se altere el proyecto en lo mas mÍni-
(mo ; cuan!ip '!te; ha pedido por uno de los firmantes
(de la enmi~nda esta, que se tuviese presente que
«solo se queria:para retirarla una modificacÍon cual-
«quiera; que tu viese el objeto indicado; cuando 8(1."
"ha dicho que aquÍ no hay ningun pensamiento i es-
"trafio ; que no hay un interés de amor pro pio; cuall-
"do se ha visto rehusar esta oferta generosa hecha
crcon la dulzura que el Congreso ha visto; cuando se
"ha PI'ovocado ála pelea, ¿qué hay que espeFar, se-
«fiores? ¿qué hay que deducir de aquí?"


((Pero permitido me sea, señores, ya que otras
«cosas no revele; permitido me sea decir, que mi
(<cstrafieza ha subido de punto, y que no acabo de
((creer lo que veo, cuando pienso que este deseo
«de conciliacion y del bien público, único m6vil de
«nuestra enmienda y nuestras palabras, nos ha lIe-
«vado á cosa que en olra situacion seria repugnan-
«le en estremo: nos ha Hevado á acerearnos al mismo
«(ministro que despues se ha ncg1tlo Ú tan generosa
"oferta; y en com p¡¡ilía del señor Sancho, el sCJior
(i~:iadoz y otros, se ha indicado ÍI S. S. que no se (;s-




-99-
((peraba mas sino que se conviniera en alguna frase
«que encerrara esa idea de poner á salvo la Consti-
retucion, para presentarse el señor Sancho con el
«tono pacífico, dulce, amistoso-, con que se ha pre-
~sentado S. S. á retirar la enmienda.))


"El señor mini~'ro de Gracia y Ju!sticia ha dicho
{(delante de otros diputados que estaba conforme ( y
«(deaqui nace mi eslraiíeza), que así lo manifesla-
((ria, que no lenia inconveniente en que se añadie-
«se una frase al artículo primero del dictámen de la
«(minoría, tlil como salvn la union política de la lllo-
(rnarquía , salva la Constitucion política, respetando
«lr~ Constitucion; repitiendo que estas palabras ú
«otras igualmente espresivas seria la fórmula que
~'adoptase el gobierno.»


(Señores, desp!les de palabra tan solemne ,en
«circunstancias tan graves, en cuestion t_an vital,
«¿podiamos nosolro~ creer que lo que se ha diehe
«á veinte pasos de este salon, con tanta esponta ...
(meidad, se hahia de negar aquÍ, se habia de
"contradecir ?,)
~~iéguelo S. S. enhorabuena, pero los diputa-


"dos de la nacion están obligados á manifestarlo, á
"hacer conocer que se resiste primero á reconocer
«el respeto que se debe á la Cons.titucion, fuera de
"ta cual no se pU!~dc ni se debe hacer, ni seria va-
.Ienera ninguna ley qn~ nosotros hiciéramos; y se-
(:~ll!ltlO, qHi~ s:~- (lj¡¡¡'re dlOtilf en C'ito rOl! bs o\,i-




-100-
«niones. que deben ser esencialmente inherentes á
«(lodos los diputados, y que se quiere manifestar una
({disidencia, porque se ~ucnta con la generosidad de
((l~ nacion española y Jlon el dcseo de la pax, pOI'-
«que no se oye otra cosa en los pueblos; pero paz
«seria falsa, paz corLa , tregua mas bien, que solo
«daria lugar á la ruina de la patria, si cayera en
«manos de hombres que de esa manera sc nicgan á
«reconocer la Constitucion, y que procuran por
«(medios bien poco parlamentarios deshacerse de
(,la representacion nacional 'Iueel 'pais ha. enviado
«aquÍ para quc defienda sus intereses,))


«No ha bastado esto. señores: fué triste el des-
(engaño, amarga la leccion. Escita la indignacion
(len nuestros pechos el ver que aquí se negaba lo que
«(anles se hahia ofrecido; pero todavía añadiré, qUi
«no sé cómo quepa tanta magnanimidad en algunas
«personas; todavía se ha esperado. Habiendo mani-
«(fc!'!tado al contestar al señor Sancho el señor mini s-
«tro de Gracia y Justicia que podria necesitarse al-
«(gun tiempo para conciliar esos deseos tan patrió-
dicos como pacíficos, me atreví á pedir la suspen-
«(sion de la sesion, contando con que el tiempo po..,.
((dia traer la buena inteligencia entre unos y otros;
(fpero cuando pedida la suspensioll, y apoyada por
«.el señor presidente. oimos de la hoca del que lo
«es del consejo de ministros la negativa de toda lre-
~gua, ¿ qué remedio nos qucdi1ba? A mí me ba to-




-10t-
(,cado la palabra el primeJ;.o. pero no creo que he
(,dicho mas que lo que hubieran dicho todos Jos se-
añores diputados: en todós ha habido una sensacion
«de disgusto al ver que el gobierno no quiere ni
«anunciar la modificacion que al artículo primero
.. piense hacer, ni siquiera admitir una tregua para
«que puedan entenderse los hombres que de buena
.fé lo solicitan.))


«Esto ha sido, señores, lo que me ha hecho pc-
«dir la palabra; esto ha t>ido lo que me ha hecho-
«usarla con tanta vehemencia y calor. Si alguno no
"participa de este calor, que lo discul pe; que vea
«en mi al que empezó comprometiendo del modo
limas cruel su vida en defensa de la libertad, al
«que la aprecia tanto, que no quisiera perderla si-
«no defendiéndola contra toda clase de enemigos.
«Los hombres que se han yisto en los cadalsos, los
.. hombres que se han visto en las prisiones, los hom-
«bres que se han visto en la emigracion, los que
«han hecho todo género de sacrificios porque )a Es-
«paña sea libre, no pueden menos de levantar su
«yoz cuando creen que la libertad corre peligro: y
~lo corre, sefiores, y muy grande, si no se consig-
«na aquí el respeto inviolable á la Constitucion.)


«Si no se presenta con franqueza -en esta cues-
dio n si merecen ó no la confianza del Congreso los
«hombres que están al frente de los negocios, sé-
"pase: y si no la merece'n, sí la han perdido, sépa--




-102~
«se tambien, y no se crea que á esta nacion, dislin-
«guida entre todas por la sensatez y buen juicio na-
«triral de sus hijos, se la puede fascinar hasta el
«punto de que·se pel"suada sea olro el verdadero
«motivo de la djsidencia.'»


«Siendo . .tan grave, .tan trascendenlal y tan de-
((licada la cuestion presente, declaro que insislo
'«con lodas mis fuerzas en la enmienda que hemos
«firmado, y queme parece aun escaso. freno para el
«quenecesitarian unos ministros que sc'esplican de
"la manera que ha oido el Congreso: declaro, que
«respetando él poder, respetando sus consecuencias
«como hombre de la ley, señoreS, nada ma:;, CQn el
«acatamiento que en tiempos turbulentos se' debe á
«las léyes del Esta(}.o, por- mas que se pueda abusar
«de Su nombre , declaro, que el Congreso si piensa
«como yo pienso, y como creo que piensan todos
"Io~ señores diputados, que como yo tienen hecho
(cun jur.amento solemne, no puede menos de apro-
«bar la enmienda que se discute al proyeclo de ley
«tWl· gobierno , enmienda, señores·, coque io~.isto
"con ,mas energía que· nunca.')


De esta suerte puso lin Olózaga á su notable y
sentida peroracion, en la cual se ve consignado el
principio contrario á-la omnipotencia de las córles,
puesto que asegura que no se puede ni se debe hacer,
ni seria valedera tampoco ninguna ley qu.e hicieran
aqnellos cuerpos fuera del círculo constitucional.




-103-
Este p,'incipio, el mas culminante de lodos cuantos
intervenian en aquel debate célebre, es el que hoy
divide profundamente á los dos partidos, que como
se ve en esa discusion , en aquella época entrambos
le profesaban ó afectaban profesarle. Él fué adornas
el que motivó, entre olras cosas, el alzamiento na-
cional "erificadó en setiembre' de tRiO: él, en fin, el
que ha diclado la reforma reaccionaria que en la
Conslilucion han hecho las córles de 1844. Los mo-
derados .al separarse de él, al 1.lbjurarle, han fallado
a la moralidad política, cuya base fundamental es la
consecuencia: se han suicidado: no deben de figu-
rar ya, de hoy mas, en la historia como un verda-
dero partido, con lodos los derechos, las conside-
raci~mesy preeminencias que á los partidos políti-
cos se les reconoce en los paises regidos por go-
bjerno~ constitucionales; sino maS" bien, como una
bandería, una horda selvática, que en vez de opi-
niones y dootrinas usa de la fuerza brutal, del ru-
do argumento de las armas. Pero es menester decir
a la vez, que los progresistas, al formar la Constitu-
cion de 1837, crearon un elemento poderoso de
destruccion, en aquello mismo en que ellos creian
ver la mayor prenda de estabilidad para su obra;
en no fijar el modo y circunstancias en que habia
de procederse, en lo sucesi~o, á realizar su l'"Cfor-
ma. Las legislaciones de monopolio, ambiguas
siempre ó incompletas, llevan consigo ese gérmen




-104-
de instabilidad que las hace perecederas; porque
careciendo eUas de fuerza propia para defenderse á
sí mismas, y recibiendo todo su poder de las manos
que las administran, claro es que han de variar
tambien de direccion segun las nuevas J distintas vo-
untades lo determinen. Leccion es esta que no de-
berá olvidar jamás el partido liberal español, si es
que como su antagonista no quiere tamhien suici-
darse.


Pero anudemos ya el hilo de la· sesíon. y veremos
que el diputado Madoz, que rué quien hizo uso d~
la palabra despues de Olózaga, por haber hablado
ya en la discusion y concederle este derecho el
reglamento, y por habérsele dirigido en el anterior
discurso una alusion persona1, confirmó cuanto ha-
bia manifestado aquel acerca de los pasos que se
habian dado con el ministro Arrazola y de lu pala-
bra que este empeñó ante los diputados.


(,El Congreso reconocerá tambien (dijo) la fuer-
«za que pueden tener miro espresiones al considerar
«el calor con que defendí antes mi opinion en con-
«tra de esa enmienda que hoy votaré, porque ya
(tme parece poeo, Diré mas: en esta cuestion figura
«un amigo mio, y nadie sabe cuánto sentimiento
"tengo en este momentQ de que haya ocurrido un
(cincidente muy ageno ele lo que yo esperaba; pero
({esta vezobl'aré segun aquel dicho antiguo: amicus
({P lato. sed rnag is .amic.a verÍlas.)~




-105-
(Yo ví, señores, ayer larde ,y esto quiero que


1<10 sepa el público, que lo sepa la nacion: ví en
"esle salon, en este augusto recinto, en la sala de
«columnas ví una disposicion á terminar este nego-
«cio, y varios amigos mios, cuyos nombres no re-
(cuerdo, vinieron á mí, suponiendo que yo podia
«ser conduelo por donde sus opiniones pudiesen
«llegar á los ministros, en razon sin duda á que en
((esta discusion me he inclinado al proyecto del go-
«(bierno, ó tal vez porque me creyeron en rela-
IIcion con alguno de los ministros. Vinieron, pues,
(á mí suplicándome manifestase la buena disposi-
«cion que habia por parte de los señores diputados,
«despues de la declaracion hecha por el gobierno,
"para transigir este asunlo en términos honrosos,
uen términos que se salve el principio del manteni-
«miento exacto de la Constitueion política de la mo-
«narquía española, eonciliándolo con la existencia
«d"e los fueros, que yo he sentado no ser incompa-
«tihles con la ley fundamental. No se limitaron á
(solo esto las gestiones de los diputados: vinieron
«mas tarde á mi casa, y entre ellos úna persona que
((jamás habia estado en ella, y no habiéndome en-
«contrado allí, se dirigieron al café de los Dos Ami-
((gos, donde me hallaba descansando de las tareas
«de la larde. Yo les dige que con lo que ayer ha-
«hia ocurrido, con las espresiones poco amistosas
«en mi juicio, que habian salido de la boca del mi-




-106-
«nistro de Gracia y 1usticia, éstaba resuello á rom-
«per las relaciones personales que como diputado
«pudieran ligarme con él, Y porque no se digera
«que entraba en casa del ministro de,~pues de lo ocur-
«r'ido, me negué; pero dige, puesto que era asun-
«to de la patria el que se interesaba ,yo le hablaria
,(con, fr&nqueza y entereza cuando llegase el caso en
«el Congreso.). '


«Esta mañana han llegado á mi, no uno, sino
«mas de veinte diputados, todos en la suposicion
(de que ya estaba completamente orillado este ne-
(egocio: y yo mismo, señores, debo manifestar que
«tengo en el bolsillo una carta para echar en el cor-
(creo, en que noticiaba á un amigo el desenlace fe-
«Hz de, este negocio que yo ma prometia,»


"Yo he ,dicho á todos que hablaría; y he añadido
«que suponia que un acomodamiento era cosa muy
«(posible, porque sabia algun tanto la opinion del
«ministerio. Sabia la opinion generalizada entre
«todos los diputados; y deseoso de hablar fuera de
«este recinto con los señores ministros, porque
«aquÍ no me gusta hacerlo, y si alguna vez lo bago
-es en asuntos de oficio, he encargado á un portero
«que cuando llegase el señor ministro de Gracia y
«Justicia me a,visase. Así lo ha hecho en efecto; y
«me he avistado con él en ocasion en que estaban
«hablando con S. S. dos personas á quienes yo ata-
«(qué días pasados fuertemente, á quienes eché en




-107-
«Cara que habian tenido una conducla poco genero-
«sa, poco caballerosa, y añadí: hoy se termina este
"negocio: hay la mejor disposicion en todos los se-
«ñores diputados: todos desean que el artículo pri-
«luero, bien sea del dictámen de la mayoría, bien
«del de la minoría, 6 aun el del mismo proyecto del
"gobierno. se adopte con una modificacion" y_ se
((vote hoy, ¿y cómo? Puedo decir por unanimi-
da(b


"De mí sé aecir que alguno de los diputados
(,de los mas avanzados en esta discusion 'en pro 'de
"la enmienda presentada por los siete señores, me
"ha manifestado que con la palabra unidad consti-
'ducional estaha conforme en un lodo y corriente.
(e¿ Cuál sería, señores, 'mi placer al contemplar que
(iba á votarse por unanimidad una ley que :CQQce-
"día los fueros del modo que apetecemos los mas
«ardientes y celosos partidarios de ellos; es á saber,
«conciliándolos con la observancia de la Constitu-
"cion de la monarquía? Escitado yo por el señor
«016zaga , y en el duro trance de pasar aquí la pla-
nza de faltar á un amigo" ó de n{) corresponder á]a
«confianza que se me ha díspi:lllsado , escitado para
(que dijese mi pensamiento, y hasta comprometido
(,á ello por haberse pronunciado mi nombre, he
«creido qne el deber de un diputado as manifestar
(con franqueza lo que ha pasado, para que la nacion
«y el mundo entero sepan que por nuestra parte y




-108-·
«por la de todos los señores diputados no se- ha re-
«sentido en manera alguna la conciliacion; puesto
«que con las palabras salva la unidad constitucional
«en que todos conveníamos, puestas á continuacion
«del artículo primero, se salvaban "todos los incon-
«veníentes, se allanaban todos los obstáculos, y en
«este momento tal vez estariamos rebosando de ale-
«gría por esas calles, des pues de haber terminado
«felizmente este negocio y votádolo por unanitni-
"dad. i Cuánto bien no hubiéramos beebo á la na-
«cion, cuántas ventajas DO hubieran resultado á
«esas mismas provincias. que tal vez tengan por qué
{(llorar el resullado de esta divergencia t,)


«Yo, señores, que estaba en estos antecedentes,
«he debido estrañar mas que nadie lo que está pa-
«sando ;he debido estrañar mas que nadie los tér-
.minos en que se ha espresado el señor ministro.
(lCreo que no hay nadie que no reconozca en mi
«franqueza y sinceridad. Yo, señores, en este tran-
«ce, despues que antes de ayer fijé mi opinion so-
«bre la palabra unidad constitucional, despues que
«ayer la pronunció tambien el señor ministro de <
«Gracia y Justicia haciendo un elogio de mi discur-
(ISO, que no merecia; yo, acompañándome otros se-
«ñores que no veo en este momento en el Congr~­
(SO, no es estraño que ofrezca hoy la conlradiccion
«de haber impugnado ayer una enmienda que des-
«pues votaré.))




-109-
Terminado así el discurso de Madoz , dijo, con


igual calor y energía el conde de las Navas:
«Señores: aludido personalmente, aunque no so-


.,.. mi nombre , por mi digno amigo el señor Oló-
;tlagll, be ere ido de mi deber, en nso de mi de~che,
l/subir á esta tribuna, no solo con el objeto de es-
«plicar mi conducta y la conducta del señor minis-
«lro de Gracia y Justicia en esta cuestion, que des-
"graciada mente una mano tenebrosa conduce á un
«término desesperado, sino tambien por que, de-
({hiéndome á mi mismo. debiendo á la provincia
('que represento, y á esas mismas provin6ias cuya
(,cuestion se agita en este momento algo y mas que
,(algo ,.me creo en la precision de subir á este sitio
{(para que desde aquí, con toda la, solemnidad que
«debe acompañar á palabras cuyo eco debe resonar
((en todas partes. quede asegurado la buena repu-
HtacÍon, el patriotismo, ]a ]ealtad, la hombría de
((bien, la honradez de todos los diputados que so
«sientan en estos bancos; éaiga la culpa sobre el
«que la haya merecido, y no aparezcan nunca los
[(diputados de la nacion á los ojos de esta COIl inten-
«ciones impuras.)),


«Señores: desde que la discusion se abrió en
«este sitio me han vist!) los representantes de ]a lIa-
«cion, me ha visto el púhlico, me han visto todos
«mis amigos ser un instrumento de verdadera paz,
«Un agente incansahle para reunir los ánimos di-




-110-
«vergentes por sus doctrinas, divergentes por las
«palabras. »


«(Apelo al testimonio de mis dignos compañeres,
«31 testimonio mismo de los que se sientan en esos
«(bancos, (señalando á los de los ministros), al testi-
«monio del. público, y mas que todo al testimonio
«de mi conciencia. La nacion va á juzgarnos: la na-
«cion nos juzgará; pero yo quiero que nos juzgue
«con conocimiento de causa, y que por su j uicío, á
«que yo me someto gustoso, y creo que toJos mis
«compañeros. nos coloque en el banquillo de los
«(reos, 6 nos eleve á la palma del triunfo.)}


«Desde este sitio, no ha toda vía veinte y cuatro
«horas, he defendido con enterera los fueros pro-
«vinciales: sí, los he defendido y los defenderé
«siempre en aquello que no toquen ni carcoman en
«lo ·mas mínimo la Constitucion del Estado; porque
«la Constitucion del Estado es el verdadero baluarte
cede esos fueros; porque tras de esos fueros vienen
«otros. Sí, Castilla los tuV!). CastiHa los perdió en
.. los campos de Villalaar, Castilla los tenia, C~ti­
(,lla los reclamará en lo que se pueda, sujeta· á la
ClConstitucion del Estado.)


((Sí: porque cuando los castellanos disfrutahan
ula dignidad de hom~res, la esclavitud no los ha-
(,bia envilecido ~ se los arrancó la fuerza brulal de
«las armas, fuerza brutal que jam5s constituye r1l-
~zon , que no IHI.f'e ;:oc!¡¡ HUDe;,. Yo tarnhien he pa-"




-111-
(~decido por la libertad: yo tambien estoy pronto y
«decidido á sufrir; par esa razon, celoso defensor
"de ella, no me la dejaré arrebatar fácilmente. NQ
«quiero menoscabar la de los pueblos, que mas feli-
«ces que el mio, aunque hermanos de una ínisma
«comunidad, han sabido á la sombrll de esos árbo-
,des misteriosos crecer en su pob\acion. crecer en
«su riqueza y crecer en su fnerza viril.»


«En su fuerza viril, sí; porque cuando han
Aempuiiado sus armas para defenderla, la hall de-
«fendido con interés y con valor, y la han sabido
«sostener. El que defendió ayer los fueros, los de-
«fiende hoy, y los defenderá siempre bajo la pie-
«dra anguhtr de la Constitucion espaiíola.»


«De éste modo salvo el cargo que pudiera ha-
«cérseme de la contrariedad en que se me encontra-
«rá en la lista formada ayer de los oradores para
«combatir la enmienda, y en la que se haga hoy
«para votarla: ayer hablé contra la enmienda, hoy
(,la sostengo: ayer hablé en la conyiccion, en la ín~
«\nu41;conviccion de que la Constitucion del Estado
«no seria atacada en lo mas mínimo, y que podia
«muy bien avenirse el sostener la Constitucion con
«sostener los fueros; pero hoy, hoy, hoy cuando
«mi buena fé ha sido }}urlada de una manera tal
«que no sé cómo car1!cterizarla; hoy , cuando des-
((pues de la~ alegrí1\s, despue9 de eSe placer que
«(tienen los hombres de corazon ; hoy, cUl1udo <l-SO-




-112-
/(mando la aurora de paz que tanto desean los plle-
~blos, se la ven arrebatar con un. engaño poco no-
.ble, poco digno, ¿ cómo s.e . quiere que no se de-
<,Jienda la enmienda, ,que a.segura la liberlad á J01l
«pueblos del Ebro allá y á los pueblos del Ebr.
«acá?»


.. Entro ahora con calma á hacer la relacíon de
«los hechos con la veracidap. que estoy acostumbra-
«do á hacerlo y me caracteriza, con la independen-
«cia y franqueza que siempre lo he hecbo.u


«Tres dias hace que mis mas Íntimos amigos de
«diputacion, mis dos compañeros salamanquinos, 6
«representantes por Salamanca, dige mal tres, de-
«ho necir seis, no nos ocupamos de otra cosa es-
«clusivamente que de ver los medios de conciliar los
"ánimos, para que, como dige el primer dia en es-
"la tribuna, esta discusion fuera de familia. En-
«loaces lo creí así, y creí que siempre debia ser-
"lo. ¿Cómo habia yo de figurarme que hahia de 1Ie-
"g.ar el momento espantoso en que una falta decon-
"tianza habia de hacerme subir á este sitio á hablar
~COll mi lenguage, demasiado fuerte para algunos,
"pero que será demasiado verdadero? Seis días ha-
"ce, digo. que nuestros desvelos están contraidos
((('sclusivamente á eso: no solo nuestros desvelos
(tmúluos entre nosotros mismos., sino teniendo ré-
«l~ciones con el señor ministro de Gracia y Justi-
(,cia. En esos bancos Jos señores minislros me ha[l




-113-
({vislo llegar con el corazon en la 'mano : ye.losre-
«toá que mé digan si en mi semblante ni ·en mis
(cpalahras han. v.isto el menorasoUlo de falsedad. Un
adiputado casteBano con el corazon en la 'mano , ¿ có-
ccmo habia de figurarse que cuando acababa de dar
(cel abrazo de paz á ,1~9 que ~bian .combatido en la
6línea opuesta, al entrar en el salon hahia de en-
«conlrar la manzana de la discordia en medio de es-
ate Congreso ?»


, «La reladon hecha por 'el señor Madoz es tan
"fiel, es tan exacta , que no necesita de mi testimo-
anio; pero yo he sido testigo presencial; á mí h'~
~aludidó el señor Ol6zaga. Yo fuí el primero quc
«luve,elp\acer de enlazar mis brazos con el señor
(cArteta, con el señor Ol6zaga , con el seiíor San-
«cho, y con el señor ministro de Gracia y Justicia,
(ly enlazándonos decíamos: 1 feliz momento en que t'a-
amos á dar la segunda edicíon del abrazo de Verga-
(m I Yo pregunto al seiíor nrlnistro de Gracia y
«Justicia si hay verdad en estas palabras! yo pre-
«gubto al seiíor ministro de Gracia' y Justicia si en
«todas mis operaciones en estos dias no ha encon-
«lradob,hlml'adez. la probidad , el amor de lá paz.
«No se diga, pueblos, que n.o50tr.o8 n.o queremos la
"paz: nosotros e8tamo~ tan interesados como \·oso .... ~
«lros: eslamos prontos á bacercuantos sacrificios
«sean neccs:lrios: reconocemos 'ese tino, esa gran-
/(deza del caudillo que supo dar el ahrarzo de Ver-
T¡¡~1. 111. lS




-lU-
«gara j: pero 'ese abrazo nos le quieren arrebUar.
I!Noconsenliré yo como. diputado jamás que se
«eche sobre nuestra histo.ria ná borro.n de esa Ílátu-
«raleza; pero Vo.SOl100S;: pueblos de España, tampo·
«Co. ql1ereis ver pGl' OIlJ. noneesio.n- DOble y:geoero-
(Isa Co.mpro.metido.S \luedrol di-putado.s ,-que tanlos
«sacrificio.shanhecho. No c~eo yo, seRores, que
«(,nebiel'ahaber inleocio.nes torcidas en el minisle-
(fria: Vo.yá deCir mas: no c1"eo que las haya; pero
'lesa reticencia. eSa o.bstinacion, ¿ qué significa ?))


«Detrás hay alguD pensamiento, hay algo tapa-
ndo con esa cortina que es menester que no.so.tro.s
«(rasguemos', co.mo. el 'velo ·de nueslra propia ver~
«(glienza. Si algo hay tapado, ,dígasenos; peleemos
«en campo igual, no se quiera bacerno.s la guerra
«cos espada y daga" mientras no se no.s dé para de-
(fenderoos mas que una espada rota, no: pero auo
((con ella rota, nosotros triunfaremos. Todos Ro.5-
,(()tro~ hemós estado. siempre dispuestos i desde el
«primer mo:nent6,de esta discusion, á dar honro-
«so cumplimienlo ála digna palabra del caudillo'de
«Vergara: nosotroshem,os estadó dispuestos á no
«contrariar la paz. quedebia ser el producto de esa
"palabra: yo particularmente y otros de mis compa-
«ñeros hemos sostenido: los fueros; sí, los fueros:
«hemo.s respetado ese monumento de antigüedad
«espaiiola; pero los hemos querido con esa 'Coo-
((dieion.-pn~cisa, con esa rondicion que fuéla base




-....}.!>~
ICtkl "iMurSO ,corto yenérgiM : ·dét sP.fttu< '1t11úimre
~(d~ la . Gueri'.a = ¿y por' qué', ahorá 1m S~r quierko~.l..
usar esto? A nosólr.os tocajuzgarln.), , . oÍ: ',~',
~ "Digo, pues. con{ray~ndome á la alu~ion' pe" ....


i<!!onal. que esa alusion;· pasonKI tttlia M objetó de
(hacer rectificar 6 modificar la declaradon' de lo
~o'C~rido ,. y ,la consolida-completamente: ;se ha fal-
dado·á una porcion de. diputados , y se l.es ha fal~
dado de la manera mas ... ; .. No quiero acabar' de
edecirlo. señores: á vosotros toca adivinar mi pen-
«samiento: no quiero, :pronunciando esa palabra,
«hacer en vosotros menos fuerza que dejando que la
«adivinéis. Cuando un .oa.stellano, cuando un: espa-
«ñol <lo.una palabra, nO'es menester que la afirrtle·
I(COOiWt mallO en; al pocho; basta:qne salga de susJá-
«bios para filie sea respetada .. EsaconsideI'I1Cionte-
«Demos los que estamos aquí reprc'sentarido ála
«España á la palabra-dada en Vergara, y esa' misma
«consideracion ha debido tener el señor ministro
I(respecto de los representantes de la nacion. De
«consiguiente J, señores. cuaodo un imUtiduo que
«se sienta en esos ,bancos negros procede' de esta
"manera ;.cu:ando.falta asi á los repr~sentantes' del
((pueblo; cuando estos se encuenlraA burlados en
«sus lisonjeras y jusLasesperanzMi; . ¿({lié eslraiío
«será que esos representantes se arDel den de que
(110 son del pueblo.español para sostener Sil digni-
"dml? Yo anatematizo desde .I\quí con la f[J~rz:l ma-




-116-
<4Yo.: que pu~da alcanzar á quien da lugar á esta di-
~~e~oia , á quién tal vez sea origen de otra cbill-
«pa de guerra. No son los diputados de ]a nacion,
uno: ~s elseñor ministro de-Gracia y Justicia , que
«bahiendo lomado oornpro~isos, noba sabido: 80S'"
«iencrl.os;'). ;;


uPnr .consiguiente, me reasumo en muypoeas
~palabras1 pero que encierran mucho. Rechazo con
«toda la fuerza que pueda el cargo infundado, in-
(justo ~ pérfido, en fin, que quiera: hacerse á los
('repr.es~ntantes de la nacion, si esto tu.,·jere conse-
«cuencías mas funestas.»


POQ0¡adelíintó la discusion y nada perdió de su
carácter. acerbo, con el discurs? que se siguió, á es-
te deL ,conde pronunciado por el ministro de Gracia
y J:usticia. Con g.rande interés oian el Cengreso y. el
público las palabras de Arrazola, por ver si en ellas
traslu.cianla buena fé que. se echaba ~e menos en
sus. frases anteriores', y ver tambien descifrado el
enigma·que enlanto apuro'habia colocado al.Con-
grlilso y U.ota responsabilidad irrogaba á aquel mi-
nistro. Pero eran vanas estas diligencias de;cuimtos
le oían ; . porque vuelto á encerrar en Su círculo
vicioso J en su viciada dialéctica el taimado de don
Lorenzo ,reduclase á decir que habia ofrecido, sí,
cOlJsignar el principio, mas quehallaha inconve-
nientes en las palabras para formularle ó para re-
dactar la frase; corno si este subterfugio dcsatára




-111-
la1iiticuliad, como si no fuesen :indispeosableS¡ne ...
cesarias d~ toda necesidad > las 'palabráS pará'haber!
de estampar la fórmula,' y finalmente,' tpmo"si'
habiendo suspendido la sesion " cual' se: exigíó Ú' pi-
dió por los diputadQS, no se· bubiera presentado,fá ..
dlla solucion qoose babia intenfádG" dar á'esté
debate. / ,";'" '.·:,~i::


. Alarmados los espíritus de todos'; y ctti\ ilá::miS'-
ma cl'uel y amarga incertidumbre, 'prosiguiÓ' aigiirt
tiempo la discusion, mientras rectificaron' V'áribs
hechos yc6ntes1aron ¡Í.a)gunas alusidnes roirs~oialéS
los diputtldos Olózaga , .. Sancho , Madol " Quinfo' ~
coooe, de las Navas" haSta qlte' \lino: á Mear la pllla-
bnf .' por· su 'turno, 'al ministro d~laGuerra D. isi-
dro: 'A¡llli~; Este MiRlar franeo ¡Y" b()\ltathdlió' 'prin-
cipio' á :su discurso 'aDunciandu 1a"'lu,tn~jot~s disfto-
s'¡ciones-para la paz, ymailifestálldosemuy setJti~
00 del giro estraño y f'lDestoque. se' babia! da'do
ines{)eradR~ente á la cuestion d!,l fuct6S.- KD'é" uri'a'
«cuesllon de .paz (decía )se ha paslHloá 1a; cruenta
«euestioo de guerra; pero .oolemao los señores: di-o
«putados, no tema la nacion que haya de babel' lÚl6,'
4100 :D'O' 'lo temao:.))..-..oSeguidanlen1e " eontestaodo
á su manera al'eit~nso di'sco'rso de·D.>'Salu!lliano
Olózaga. hizo gran<te:empefioeft< defendet~lá:4ilmil..,
nistracíon/J deteu.iéndosesobre· {'-odo' in' tilr3Dlo ;d~ . \
su ministerio, J.pasa.ndo l'eseihHÍ'todas lasdisímst-'
cio~es que por la suret.ría de la Guerra :se, b'abian




-118-
~dQ'par~ oolich .. ida.~alDpaña.,.quesOÍllas mis,...
lOa' 4'-& 1)n, JJ1tel'Íolles. 'pá giQ~ ~hemJ)8 ,·enumeraoo.
J~eg~!que hubo Mrmin,dQ esta b't.ea • dijo:
. " .Se11otes :,Cabret:aÑIMlo' bít'lnuerto';i. su faé-
u~iQ(H~$tÁ too.,v.it:éÓlpié<,. aunque ,eewoana-tÁ: _, Jiii:
~W¡el~ an*, tUitlr,_roguiI ~;h~~l!ulias¡I~JIltHicbo,Qillh pI,
«ministerio, y la paz será general, y enlonces. erj,
«Q.4Mi~l1 ~¡Wl'~u.oa i cpn; 'Mi) oolma ,don· ma!l'~é ... elli-
If~~t; s.e P'!dr~n¡exan1illld"16sa~t,,~,del go~'eroo; y
.si P'Q q",~,umplidt) .~afnet'Íl.con·élrafbera. ,P:ero.
,p.o~~.~if.~ír:ljr.l~,el: ~argp,f~ju!ttoq'Ue\8tl. le .haoo.:?
1t1QIl Xí,trgeq :mia. t '.¡ -';'0 i &jantp l .•..... Mu de. un "1euor
(d~(l.Q~~(}.i%e.mq, baipra~,}hloo,¡I y...me Ita.:d.i'cuí>:' HI\Y.
uqmy . gr:~d~$ .1l'ete~s n QII)': >gl1~l\de$l ~,go'reon~'
~1;~q~~IW~~¡y:,¡fo!.Ie&;_ige':,!SeMol'eS·1 t»ánlJ.Ui1~.·
«~) ~S,< SS.~·que' eh!íla ·contestacÍ6nt!ahlismir.-1-
«so ~e.I~¡ooronas()LlI'<lrálimupo. para llacer¡e$OS'Crir':'
~6. yi el.gobier.nQ espefll.d'esVlI,necerIo3 oQnHJOr-!
~1J~{ltos. ·iOja\~ qbe se,'m.e·,hQbles&.oidd,;~~lá
.tlJJ~:,Be~ mf \uhieifl. ¡at~~dillo t l' Ojaláq ue ohdda. ...
«4óIQ')lRdo ..por~qn~·di~;, >"~jésem01.pens~:f n,os
(~\wJbJ~emos~u{l"dQ~B~I.~lft piu.!n , ," ,,:,,1:"1";
. )~,:'(11j)¡g'H.J,et i."i}~J1fÍsi,¡jlÜan.cie.rt().¡eSl, que esa: fa-
~tlll~"mÚfopd,á lha-hia~41M, á ,toque ! de calacucrda;
d~, <liga, ti yet, \ 'fG-aá$o.:,mojOl'. hubiera sidoq·"e"':8o
ctbuhi~li~ '~QtraM, !!¡ Ojal.Lqmllos¡ sopores qJle~ m: han
QC~"ó;sebubie&m;~"«Ifjo,:áda c~ntjsioQ.,ly; sé hUre
4fhi~·a.v~&to;quó el; lo que; 1Jlloria..la com~sion, 'Eflllt




-119-
«es, lo. que queda el gobierno ¡ y oos·· hubiéramos
(entendido;. pero desgraciadamente DI) fué, así, y ~o
«qneda otro remedio que lamentarse ti, .


·f .!; : '.' ! •
'<iY.o..creÍ'110 ser oid/) (eonc1uyó Alaix diciendQ).


uporql1é1emíqllesetocat'4Jla campaniUa y nos' hu-
abiér.1Mps ido.totios i.bcálle.Yohej·espond~o á
«u_osllargqs tan i.njustos ,tan fuua de, tiempo, di-
ftrígidos al gobierno, tales cumOno. M· visto :en 'la
óhistoria de Diognn cuerpo representativo ; á lo me-
«nos de llis que yo he leidp ,todo: 'ucidópor Ulla
«espresion masó. unaespresion menos.')} .


ClAsídesearia, sei'Íor~s. por el'bieri, del. .paii,
~reltllnciemG!ú:.oda· uno á alguna cosa po"'Dues~
l,tnI:párle~¡yLque!iomá~s .ch()~dias,s.itlu.iera :de
«ellper. para. que exami nilramo8 m*s,lTaoq11~lamen;'"
«te eSte negocio. Mas adelilDte podrán' oitsetodas
«Imt'quejas; p~ro,ahóta', seuore!!, e!Nueneslet' con-
tlvonir¡en.qne no es el momento. '¡ Ojalá, qnc~tO:dos
«001 a~razásemos,~ pensandQ que'anleslfluenad:1 es
.. la patria I Pensemos, elt: esto, scñ0rea ¡;: pellsemos
.~I\IIia,pat·;.y que salg.a deo.> ouerpo l\n":l1esolq~
«eioDlIDéÍnime:y. digna de loS:. rép1'6sCDta.~es ,dQ 'Ia
(,naeian. espaiol&:IB< ., ,:': , ; .id ".' .: ,'.


Estas última~ palabrás eon.las tualej¡ wrwiilóel an~
ciano generalsa discUl"¡so. ¡y:quóe5lahan tan.en ar.nlO-
ma. con las qu:e. babia ~prof.e.tidolaa'elli:ormtlbhh ftt.au
en verdad c. bálsam.o mas;!: ,propó$ilo 'para c,ur¡,\r b




-t20-
dolencia .estrema que aquejaba cntonees al Congr.e-
so y al Gobierno. Una cue~tion en qlIe habia interveni-
do tanto la cabeza, para cGmplicarla y agriarla, s~lo
un impulsonobte del corazonpodia venir á resolver-
la de UDa manera grata y plausible. Los .diputados,
que. no estaban. Blenel ~ispues\os á la f.oDcor«iia~y. á la
paz que ,el ministro de la Guerra, oyeron sus palabras
con un . agrado y una satisfaccion. tales; que no po-
dian menos de retratarse en los semblantes de todos
ellos, que cOQocian la grande diferencia que babia
entre los d~ mmistros que to'maronla par·le mas
esencial en lacoutienda.-Unaeuestion personal y
la .r,0¡CtwtacioD·.de. var.ios hechos conlestandoal mi-
nistro que acahabade. hablllr " iobligóa; Olóz~,á
hac~ uso de la:palahra¡ por. algun -tiempo ¡' durante
el'culprocllró; fomentar, yaoreceren la~samblea
lainisma hida~gaefu~ioD de sentimientos. que Iwbia
elleitadoantes el individuo del Consejo. CO(~ Ia;;oos-
treza parlamentaria, con ladelieaderta iy ,finura :;QU6
se distinguen siempre en.los .discursos de aquel di-
putado ,(U6 dejando rn su lugar todo edant!) en, .su
pkoracion., larga é inconexa". habill dis\o~adO 'el
ministro 7 y viniendo despui!s á.dcvo.lverle una acu-
sacion ó un mal tratamiento que no habia salido de
sus lábios, dijo~' Olózaga:. «Una espresion ha usa-
udg S. S. como,aludiendo á que yo la habia dicho" y
({sin duda S. S.n'O m~ habrá entendido: lo de ; mi,..
(mÍBtrl1 tureo , . una espresion tan impropia de una




-121.,0-
I'persona un poco versaJa 'en d lenguage -parlamen-
II (ario , no ha podido salir,de mis lábios. SiSo S. eres
«que la he proferido ........


«(No (reelicóAláix): no digo yo que V. S. la ha-
"ya dicho; peroban sido lales los ~argos, tales lall
«acriminaeiones • que elministerib que babiá come-
«tido' tUllas injusticias, tantos esee,o.s.i ~ cre~yoque
«no merecia otro nombre, que no fahaba· BUiS que
«decir (y me vino ála imaginacion la palabra) sino
{«Iue ,era' UD minist~rio turco;"


{(Bueno es que quede aquí consignado (prosiguió
diciendo Olózaga) y de todos conocido que, ese; ad-
njeth'o se le ha dado á sí mismo y á sus cól~as • ,el
(señorminislro.dela Guerra.. ',: ;, .'"i ~,
, ; Pero.·en donde este: bábi~ diputadoimanifestó elll-


ramente que habia comprendido como posible,un,d.es.-
enlace felii en aquella dj~usion'{aDterriblel:a'llun­
ciando ya que estaba muy 'próxirilo- elmbmenlo en
qne se acercasen y viniesen á un perfecto acuudo
los dos baúdos contendientes, fué' en, el periodo
que abora signe: «Tengo otra rosa 'lile dooir(~ña­
d"dieno de con6atl~a, e1D.Saluslianok'Yode-
«soaria '."lue ,estos suyesos tandesagradab.les tuivitl~
«rao su' antídoto, y que se sacara alguoa,utiliaad-:de
«seBÍon tan borrascosa.; sea de quien quiel'a.la mil-
«pa.» ;' ',' I '


.iY () 'poí! mi parte de sear ia ,.que .. siguieran." :ócu-
"pando eternamente si así conviene al bien del país




-122-
«esos Il anc os los señO:resmíllistros~ ,Y, fUOS se ha
«dioho quesupT.esencia por. alguii .tiompo:púode
«(contribuir oí la pacilic8cion de Espaiia ~ conti-
~núen en 'buen hon,on'ellos. 1f~dian.ilo la _paz da
«España (,. en esto ~ pues que s;"s.' 16 ha dicbo ,le
«creo' bitjo.lu p~l¡d}wa he iSÍJrtÍi llastpnte 'Pva .qoi!lDien-
draB' S6conitg8 ;' DO, solo;, *0 leij, bagá.:el monoT( car-
''!go, sMO' que por el- contrariQ, si lo:nec6sitao,
((que crtono l~ ftecesitarán; en· CNllutoesté de mi
«parte, les prestaré mi débi¡: apoyo:. me, teooráná
«Su lado ... ·.; .. 1l : ".' " ,,',o,


El ministro de la Guerra que escuchaba'con'in-
terés ; prestando alencion solicltá á' 'estás'.hiG:il.g~s
frases del di putado Olózaga, le in\erruuipióJ atí"e-
(;'81' aqaf:3iciendo, ,tpl\c) , énág-wado de gozo,' :«Lo
.u~Oasb"'i' " .' ,
,. ;, ¡' «Olón'g8.afiadióeÍltonoés : . Puede d 'gobierno
'écretmej IO'digode buena'fé.» ..;..¡.I'uE·l mjpistro ~dijo
Abix conturbado de placel' ) 'ló'C~e así: cree.sÍnr:-
,,,ceramente·á S; ,S.») .;. ;.,
, u'¡No ,Meado.permitidos tales, aiálogosjenel.CÜ'.~
greso,conforme¡á~u ;raglamento ;"y oiezmállMJose
aqníya .. tamhien las pralabl'3sq,tIIe por \0' ,hajo pro-
féña..:*lguRos dipQtados,~qutl: participaban:,de los
nWsmos.settu:mieriLQs'Y ni, podiaD ni queriBntMllpo-
eo reprimirlos, el presidente en cumplimiento.,qe
su"debul'J:hubo' de re clam-at'el órden.u Bet¡o; mucho
roa~ flierteld08 impulsos dc la naturaleza· q~ to-




-t2~­
das-l,sceremó<niasytodas las fórmulas ,~glatncfl.­
taria8~ á ,pes,at' de que alguno de los miDislrosacon-
sejaba.alde la Guerra que no .. interrurnpiése 81.:ora-
d()r, elsendllo A lait..q\lc no era· ya dueño de sím.~·
QlO, ni' oía otra voz ,quela l~OZ de patJ,de union. que
le gritaba,dentro de· iN .pecho, di¡jel levantáJld~ ·re-
peiltinaMent-e:' . «SeñOTes ~,yono . estoy· 'muy,' die5tl'o
aen.estas prácticas;,pero ... ,. ihay movimi"ntfO'S·del
«eorazoD ,que' no se puedenreprioiir..; o ••• I)·:·y· pro-
Dtlllcia'ndt) estas palabtas dirigiósé precipitarlo hácia
el asiento de Ol6raga, quien oasi ,siólUUánéalJleR;te
babia,partidQ del snyo(1ara saHraL encuebtr-G al
miOistro ,.eollW se "feri6có;juntb.1l'1 ~Iloll. del p.re-
sidlUl\8det. ·Co~greso;· J. ~siímdose; primero,;a~ bo~
füerWmeftw!de..laS! mliJlos ,: ·diéTo1l6o .despqos ¡UU ;es'""
treobo: y. ;C8Tdial,' a.bra!z .. ~: iesclarnmIcll.<i .con ')~usiou
varias veces el ( íninis~ra,de ]a, GuerlI'a:. 'aEfit6:es el
..wrat.Q:de Vergara.» -,,-Pr-ofUlida 'Y 'grata impr~ion
pFod~jo'en:'el ánimo.d·e::los dip-utados Y':de ;105 es~
~tado.res todos esta 'esetaa: tan interesante'· eo"':
m.o lierua:yarrebathdo to.d:oaquehiumleroso y anj.
mado'roneurso ,á "iSla de· ND' tan ine'perado . desen~
late'\!' ,n'6{11d' ,sola de ahnas' espaoQlas ,:' ¡ prorlimpió
en,onániii1.es 'Y'estrepitestts¡~p\-aúso~~ nO"Jo.yéridose-
e11' oha-Job, ~n, ~á~¡ tl'¡búriaS'.~' y 'eH- kl': gJ\.l erí Be públi-
ca, sino repetidos vivas á laenmoh"í:Y·la 'Ccinsti~
t\JI~D "y.a,tl COQgrllso ,úa¿iOtllll',.re; la5" Españii'S. La
wnrridcion :so hiro ya egener;il :'Y' d ¡nobro j;li;clicro-




-124-
so egemplo de Alaix y Otózaga es· imitado al ' pun~
lo por los deinas diputados y minist¡'os:,~qne Ueya-:
dosael mismoespítitu de conciliadoR ~ mírausé ya
tooos comonor'manos., se lenntan, slfhuscah, ,Y 'se
alu·azan. En este ~spectác'lllo magnífico y sooomne.,
come :qua' ~ra .dictado por la. mism~ natubale)¡a, to-
do:apareea' grande, sublime, ,magestuoso .. Los' ;di-,
putados quemas' se babian distinguido por su·fuer-
te. oposiéional.n:iinisterio, como que aspiraban á
distinguirse tambien' por la dúlce efusion' do sus'
alUlÍgabless~ntimientos. Varios de ellos wnducen
al ministro' de ta.,Guerra al lugar en que :estaba el
virt"oÁo, J respetable Argñelles (que era.el único·
'lue permaneCia;aun senladopor no"perlm'nirte.otf¡;
.OOS',/l:en :aquptmomento:el matestado.:de:su;saiud':
para que 6e aocÍlZaseR ,l:como 10 egecufar0nó', a que'" :
Uos ancianos y bonradísimos patricios'" . " 1
, .PrQsiguió el público, espresando·.,yihmeate ¡ 'iu


alborozo durante un c~rto ;dehorai, á (¡tiC se' pro ....
)oog6 este fausto incidente ,:en el cual, ocurrieron.
escenas mas fáciles do ser.sentidA que descritas. "y.
restablecido al un el sitencio, d:espuesde:ha,bu)he+!!
cbo al efector,epetidas invitaciolle5, el presidente;
de) Congreso; D.· José Maria ~alatrava, dijo, muy
conmovido ,pero. con ~oz' significativa y elocuente,
las sig1lientespalabras.:
.: uScño~es ... ;..' jSeñQr.es1.Este dia me Iiecompéll .. ,
«sa de· 3(} adosde trabajos y padecimientos. Ahora




-1~5-
(Ces cuando mas me gloriO' de ser español: yo felici-
dO' al Congreso, yo felicito á lanaciO'n PO'r el graQ..,
-dioso'espectáculo que acaban de darle sus repre-
«sentantes. (A plauso,s en los bancos de los setiores:di-
(ptttados y en todas las tribunas.) ·Son·· españoles;
lfespañO'les eran tambie.n IO'S que en .108 campO's' de
«Vergara, des pues de seis años de una .lllcba- "fratri-
(<cida, emprendida acaso PO'r nO' haber1Je entendidO'
«al principiO', depusierO'n las armas y se abrazarO'n,
«sin pactO' ningunO' especial, sin ninguna. g:trantía,
(,fiándO'se los unos de la palabra de IO'S O'trO's, y sin
(tnecesidadde .que ningun estrañO' interviniera,;)
. «EspañO'les sO'n lambien lO'S que ahora, cO'n sangre .


«es¡'añO'la, en el calO'r de unO' de lO'S debates mas em-
«peñados que he vistO',. en la mayor. irritacion de lO'S
«ánimos, depO'nen una cO'saque acaso.es mas :difícil
.de deponer. que las armas, deponen sus pasiónes, se .
«calman, se sO'breponen á su misma convicciO'n, J
(,¡Í las dulces vO'ces de uniO'n y de ¡mz se abrazan J
«PO'nen de acuerdo. SeñO'res, repitO', este momen-
«to para mí premia cuanto be padecido. Este mo-
«mento me hace envanecerme de ser españO'I: cnva-
(,necerme mas que nunca me he envanecidO' '. porque
«esta será tambien una leccion para los que' en Eu-
oropa nos creen no merecedO'res de la libertad ó
«POCO preparados para ella.)) -A esta breve arenga,
se siguierO'n fuertes y prolongados aplausos de todos
los circunstantes.




-126-
~¡ Durant:e.la escena que'ant~ede ,·el ministro, tIe


Gllaeia y Justicia; .de acuerdo.'oon D; Salusliano de
Olúpga·,·habia redactado el proyecto de ley sollre
fueros, ·que entregado á uno de los. secretarios le
leyó etda tribana. BeduCia:si. al dictámen de"la mi-
noría qe la· comision;,¡cuyo primer articulo fué mo>-
-dificad<J. ea :estos terminos:


Y«Articulo Lo Se ~onfirman los fueros de' las
(cprovinúasVascongadas y de Navarra, sinperju.i ....
lIcio de la unidad'constitucional de la Monarquía.))


El seguodo artículo quedó tal cual le habia la
comision presentado: y haciendo uso de .Ia palabra
Olózaga par a rétirar la enmienda, -con la anuencia
del CongreSo, i Atgüelle~ para anuociar que que-
daba eipontáneamente disuelta la eonlision de fue.
ros; á 6n de que. reducidos sus individuos á la cla-
se de simples diputados. se considerasen. en libertad
~e votar segun su conciencia, leyóse nuevamente el
proyectó; y declarado haber lugar á entrar en la
discusionpor artículos, fueron estos inmedjatamen-
teapl"ObadoS';' en votacioR nominal, por 123 dípu ...
tadós quecra el número de los que eslaban presea.,.
tes. Al puMícarseel resultado' de esta volacion me-
morable, dhlutados'Y ,espectadores prorumpieron en
mil vítores y estrepito"Sos aplausos, que cdotinuaron
largo r<tlo haslada.r por terminada la sesion.


'Tal fuéel desenlace, tan fausto como'inespera-
d0. que luvo esta ruidosa cuestion de lOS fueros




-127-'
vasllo~navarl'os. El princi.pio, constitucional vése
aquí trillnfantede sus mañosos y arteros enemig-os:
la nacionalidad hispana ínlegra, intacta, prevaleció,
sobre estrañas pretensiones y sobre privilegios no..,.
ci\'os: el elemento democrático se sobrepuso á las
exigencias bastal'das de una cór!c, ósea, de una ca-
marina absolutista: la revolucion arrastró en su tor-
rente impetuoso, y sumergió y abismó por enton-
ces todos los furores re.1ccionarios. Claro es que la
victoria pertenecía aqu: á los progresistas. La paz,
]a union, la cordialidad, el oh-iao proclamado tan
solemnemente en este dia, eran perlenencia <le to-
<loB. Nuevas,esperiencias nos baránconocer sin em- ."""'-'" /' oV3IAO.
sargo eómo se rompió., J mlly pronto, .el vínculo / ... '
fraterólil que se formó en esta ocasion entre dipllta,. ¡.~


, ~


<los y ministros, '6 mas bien, entre los <los parti- ' \ ~
dos.;onstitucionales que se disputaban el poder,! '~
q.uién rué (\l causante de los males á que se espuso
la nacion.; por no haberse asentado para lo sucesivo •
sO})IIe las sólidas bases establecidas en este siete de
octuóre', la amistad que firmaron de comoo conseo,..
timiénlo ,los hombres que figuraban entonces á - la
cabeza' de los dos bandos contendores.


Entre tanto diremos que el DUQUE DE LA VIC-
TORIA , puesto órden en los asuntos de~ Norte, y de-
jAndo allí al general Rivero con algunas tropas, pa-
ra que manluviese la paz y el respeto á la autoridad
.1('1 Gobierno 1'11 aquellas provincias, ellcaminóse al




-128-
frente de sus:.numeoosas, disciplinadas y aguerri-
das huestes hácia el Aragon, resuelto á terminar en
este pai~ , como en sus limítrofes de Cataluña y Va-
lencia, la guerra desoladora que aun presentaba un
carácter de graveda<len estas regiones. En: losúlti-
mos días de setiembre se hallaba en Logroño.El 29,
anheloso por :inculcar en el ánimo de la reina y del
gobierno los sentimientos de union y fraterniaad de
que s.e hallaba como inspirado desde el inolvidable
suc~so de Vergara ; viendo con estrañeza y con do-
101' que.mientras los carlistas entrab~1D ya en la co-
munion política de la cual los odios y los intereses
peculiares de la guerra civil los habia alejado. exis-
tía UD grán número de 1iherale~ perseguidos y en-
carcelados, víctimas de los' fo~ores de partido y de
su mayor celo y ffanqueza en sostener la causa po-
pular.contra la alevosía de sus enemigos, dirigió á
la Regente la esposicion que sigue, en la cual se ha-
llan consignados los sentimientos 'mas nobles y pa-
irióticos, honl'ando: en alto grado el nombre ilustre
del que la suscribe. Este documento notable decia :lsÍ:


«SEÑORA: Al ver terminadll la guerra de las
provincias del norte, y cuando está pr&xima la paci-
íiracion g~neral para gloria y esplendor dellrono de
vuestra escelsa Hija y de la Constitucion del Estado.
~rco deber cspresar á V: M. un sentimiento acorde
f100 los que abriga el benigno. corllzaD de V. M.Es,-
te sf:lntimienlo es dirigido en favor de todos los es~




-129~
pañoles liberales que guiados por equivocadas máxi-
mas. error de entendimiento ú otras causas de aque-
llas que permiten la indulgencia. tienen en el dia la
desgr,acia de hanar~e encausados, presos ó prófu-
gos. Ha llegado. Señora; para bien de la España el
momento mas propio de que una reconciliacion con
el olvido de las fallas reuna á todos los españoles pa-
ra que sea mas firme y duradera la ventura COK que
la suerte parece sonrie á esta her6ica nacion: y
cuando en Vergara quedó establecida la concordia
entre los que peleaban bajo de las banderas opuestas.
poniendo los cimientos á la paz estable que todos los
pueblos ansiaban. y esperan enagenados d~ alegría;
justo es, Señora. que á todos alcancen los benefi-
cios de la union, quedando sofocados los resenti-
mientos y aleja(la la discordia que dividia á los miem-
bros de la gran familia de quien V. M, es madre
sensible y protectora solícita. Con tales atributos, y
con tan plausible motivo, no dudo que V. M. se
dignará acoger bajo de su real proteccion á todos
los que se hallen en los casos referidos: y si mi bUtm
d~seo. y el celo con que he procurado ser útil. á mi
reina y á mi patria. pudiesen influir en la pronta
concesion de esta gracia. tau propia de los benéfi-
cos sentim~entos de V. M.,»


«(Suplico reverentemente se digne acordarla, y
que por un rasgo de su mucha bondad se sirva hacer- '
\a estensiva á los individuos de tropa que habiendo


TOlf. lit. 9




-130-
pertenecido á: las filas rebeldes, han tomado asilo en
Francia, arrastrados á mi ver por gefes ilusos que
despreciaron los beneficiosdel'convenio de Verga-
ra.-Logroño ·29 de setiembre de 1839;=Seño-
ra.=A. L. R. P. de.V. M.=EL DUQUE DE LA VIC-
TORJA.»


Acompañando á esta esposicion dirigió un ofi-
cio al gobierno, p(H'-'conducto del secretario· del
Despacho de la Guerra, concebido en estos tér-
mInOs:


«EscelentÍsimo señor.=Paso á manos de V. E.
la adjunta esposicion que elevo á S. lU. , suplicando
que en ~ónsideraCion á los últimos faust.os aconteci-
mientos ,se digne conceder su reaÚndulto á todos los
liberales que guiados por equivocadas máximas, er-
ror de entendimiento ú otras causas, se hallen en-
causados, presos ó prófugos, haciéndolo estensivo
á los indi viduos de tropa que pertenecientes á las fi-
las rebeldes, han tomado asilo en el vecino reino
de Francia.»


«Ruego á V. E. se sirva presentu esta súplica
á S.' M. é inclinar su real állimo, á fin de que se
digne acceder á ella. Dios gu¡¡.rde á V. E. muchos


. años. Cuartel general de Logroño 29 de seliembre
tIc 1839.=Escelentís~mo señor.=EL DÚQCE DE LA
VICTORIA.=EscelentÍsimo señor secretario de Esta-
do y de!" despacho de la Guerra.»


El siguiente dia 30 salió ESPARtERO de Logl'Oño




-131...,...
para ¡udela; y el 4de octuhre hizo su entrada so-
Jemneenla siempre hercflica éiudad de Zaragoza. En
todas par:tes por donde pasaba, y señaladamente en
este pueblo inmortal, que tan glorioso renombre ha
legado á la posteridad ·en las últimas guerras, de-
fendiendo con nohleza y con bravura la ÍndepenJen- .
cia y las libertades de la patria, era conducido el
CONDE .. DuQUE en triunfo y como en vilo, recibiendo
las muestras mas inequívocas del acendrado amor,
del enlusi.lsmo y del júbilo con que saluuaban los
pueblos, agradecidos siempre y siempre justos, al
Ínclito español que tan altos títulos habia adquiri-
do á la admiracion y al a,precio público,' al que lla-
maban pacificador y apellidaban invicto.-El dia 5
dirigió esta alocucíon á. los.


HABIBNTES DE ARAGON , VALENCIA y l\'IuRClA.


«Llegó para bien de España la época feliz de que
termine la guerr~ sangrienta que por seis años na
cubierto de luto á millares de familias. Las provin-
cias del nortl;\, donde el fanatismo egerci6 mayor in-
flujo, donde la ~scabrosidad del terreno per¡miti6
organizar en ejér0ito numeroso Ías facciones parcia-
les, y daude el Pretendiente logr6 establecer su go-
biel'no, ya están en paz ; ya disfrutan dé los bene-
ficios de la union; ya los padres tienen el apoy~dc
sus hijos, y estos el consuelo de haber sobrevivido




-132-
á tan. encarnizada lucha para gozar en el seno de su
familia de la tranquilidad que todos anhelaban. Allí
ya no hay uno solo que combata por D. Cárlos. La
di vis ion castellana, la division vizcaina y la division
guipuzcoana fueron las primeras que reconocieron
el error de servir al que trataba de usurpar el tro-
no de San Fernando á la inocente Isabel.»


«Mi voz de reconciliacion fué escucháda, voz
que no podia menos de hacer eco en los corazones
de herm'anos estraviados .. Eran 'españoles como vos-
otros; miraban, hacia tiempo, con horror que la
sangre española corriese de una y otrá parte; y
ansiosos v'olaron á seguir la causa justa que defien-
de el ejército de mi mando. Vergara, pueblo de
Guipúzcoa, fué el teatro glorioso ~onde tuvo lugar
la grande y sensible escenade abrazarse los que pe-
leaban bajo de contrarias banderas.»


«Allí se confundieron todos; y un sentimiento
u,nánime hizo desaparecer el enpono que causar
tanta ruina, reemplazándolo la fraternidad síncera
que ha de hacer la ventura de esta heróica nacion.
Las fuerzas alavesas y navarras que hubierlln segui-
do el mis mo egemplo, fueron arrastradas por don
Cárlos y sus ambiciosos agentes, que fecundos en
engaños y perfidias, las hicieron creer que up ejér-
cilo de franceses venia en su auxilio.»


, «Esta ¡lusion duró poco; pues marchando sohre
el Pretendiente le batí en Urdax, vi{'ndosc en la pre-




-133-
cision de tomar asilo en Francia, despues de ha-
ber sido desarmados en la frontera todos los que se
refugiaron con él, ,poniendo las autoridades fran-
cesas á mi disposicion armas y caballos.)


«Aquí teneis, aragoneses, valencianos y mur-
cianos, una reseña fiel de los últimos sucesos del
norte. D. Cárlos ha sido internado en Francia res-
tá asegurada su persona para que no vuelva á pro-
mover disturbios. El aguerrido, disciplinado y vir-
tuoso ejército que dió alli la paz, está ya en estas
provincias para haeerlas partíciprs del mismo don.
Por él suspiran todos los pueblos. Ellos me han re-
cibjdo en el tránsito con aclamaciones que, á no
dudarlo, salian de lo. íntimo de su corazon; porque
tienen la seguridad de- qué en breve será completa-
mente pacificada esta nacion invicta. ¿ Y cómo no
serlo, cuando tal es el deseo, desde la mas populo-
sa ciudad hasta la mas miserable cabaña? Solo dos
mónstruos sedientos siempre de sangre quieren opo-
nerse. Pero vosotros, los que seguís forzados sus
banderas manchadas con crímenes atroces, no creais
mas sus engañosas palabras, daos prisa á presenta-
ros al indulto que os ofrezco en nombre del gobier-
no deS. M. Abandonad á esos hombres, venid á mis
brazos, ellos os estrecharán con el impulso del amor \
fraternal; no habrá ni aun recuerdos de pasadas fal-
tas; todos seremos unos; y como los hijos de las
provincias del Norle marchareis tranquilos á vues~




...... 134-·
troshogares, bajo-la proter.cion:que ofrece el ejér-
cito que me glorío de mandar .)) .


«Yo no dudo que fiareis en la pálabra de un sol-
dado que cifra· todo su Pl"guHoen la -honradez: que
no' ticne otra ambicion que> la de contribuir á la fe-


·.lici,dad de ~u patria, por medio dela nnion de to-
Aos los 'c'spañóles, y ,que ha preferido y preferirá
la gloria de pacificador, á la de guerrero lriunfan-
te, porque es sangre de hermanos la que tiene que
verterse, y esta sangre es muy cara á su corazon.»


«Venid, os repito: depon ed las armas para que
embraceis la esteva que fructifique los áridos cam-
p03, volviendo la alegría á vuestrasangustiadas,ft-
milias. Aquí teneis á mi lado á vuestro. antiguo cau-
dillo D. JuallCabañero :él por humano fué perse-
guido del, feroz Cabrera: él es testigo de cuanto os
digo: vuestros. parientes lo verán, y ellos, no pu-
diendo seros sospechosos, os allanarán el camino
para salvaros. El queDO lo haga.~ ... ¡ que tiemble!
porque'lasalud dcla patria y la n'ecesidad de)dar
pronto la paz á estas provincias, me hará inexora-
ble con los obstinados;\) "


«Cnarlelgencral de Zaragoza 5 de ,octnbre
de 1839 . .,...-EL DcQUE DE LA V1CTORIA.»


La condúcta tan hidalga como franca que ohser-
vó ESPARTERO en esta inmortal ciudad, le grange6,
Ú, mas bien, le confirmó, entonces para siempre ese
afecto lleno de cordialidad y nobleza qué es el ca-




-'135-
rácter distintivo de los sencillos aragopeses. Las
autoridades, los gefes de la Milicia y aun los parti-
culares, todos eran recibidos por el CONDE-DUQUE
con una familiaridad arrobadora. El solo nombre de
ESP.,\RTERo, sin dictados, títulos n~ tratamientos, era
para ellos un nombre familiar y querido, que se
repetia de boca en boca con efusion, con entusias-
mo y con, cariño. A los pareceres ó plácemes, que,
esplorando.su voluntad, le pediarespetuoso y afa-
ble el cuerpo municipal, contestaba el caudillo: yo
aquí no mando, no quiero mandar, nada me pre-
gunten ustedes de si quiero esto ú quiero aquello, por-
que no tengo mas voluntad que la del ayuntamiento.
Palabras que eran y debian ser recibidas como una
insigne muestra de su estimacion y amor al pue-
blo zaragozano, á quien representaba aquella cor-
poracion. La misma fué á pedir al CosDE-DuQuE
gracia para un reo que debió ser puesto en capi-
lla el día antes de su entrada en Zaragoza, á cuyo
fáusto suceso fuédebido el suspender la egecucion,
El di,a terrible hallábase solo aplazado para aquel
infeliz, que por delito de desercion y otros acciden~es
que le agravaban, hahia sido condenado á la última
pena por, un consejo de guerra. La municipalidad,
á quicn habia hecho al efecto fervientes ruegos' un
deudo del reo, llevando en cúenta el júbilo de aque-


o


Has dlas que no deberia enturbiarse con tan hl)rribllil
catástrofe, y la naturafeza del crímen, que no era




-136-
de esos en que es necesario é indispensable el sa-
tisfacer á la vindicta pública, se habia propile!to
pedir la conmutacion de la pena. No bien hubo el
individuo que llevaba la palabra hecho indicacion de
la demanda, cuando ESPARtERO con su natnral vi-
veza le interrumpe diciendo: «(¿cuál el! su delito?'l-
«Sea el que se fues.e, escelentísimo señor (replicó el
concejal) , se atreverá el ayuntamiento á implorar
«clemencia por ese infeliz; pero aforlunadamen-
«te .... )) -En libertad, en libertád; conte~tó al pun-
to el DUQUE, sí, en libertad, y que dé las gracias al
ayuntamiento.-El desgraciado reo esperimentó á
pocos instantes los mágicos efectos de esta nuev.a
sentencia que le devolvia al mundo y á la vida. sa-
liendo del calabozo en compañía de su defensor á
dar como le fué posible las gracias al (:uerpo mu~
nicipal, el cual le recibió en sesion , teniendo lu-
gar ,como es consiguiente, una escena interesan-
te y tierna, en donde el llanto de la gratitud iba
mezclado con protestas de arrepentimiento, siendo
este resultado .mucho mas aceptable á los ojo.s ~ de
Dios y de la humanidad de lo que hubiera sido
el terrible y sangriento espectáculo d.el c.adalso.-
Con un tan noble como generoso prllceder, con su
natural airosidad, su marcial continente I y esa fran-
queza característica del soldado que no se desdeña
de serlo aunqu~ le decoren mil títulos y le hayan
colocado en el rango de lo que en España se llama la




-137-
Grandeza, el general ESPARTERO iba adquiriendo
cada dia nuevos títulos, mucho mas valederos que
los concedidos por real decreto, porque ellos da-
ban derecho á la gratitud, á la admiracion y a amor
de todQS los pueblos. Así que, la popularidad del
que. era ya universalmente apellidado CAUDlLLO U;-
VICTO, estendíase á este tiempo por todos los án-
gulos á todos los confines de- esta grande monar-
quía.


Cabañero, gefe en otro tiempo de las fuerzas
rebeldes que operaban en Aragon, el mismo qqe
un año antes acometió la arrojada y vana tentativa
de llevar el espanto y el terror dentro de los impe-
netrables muros zaragozanos, hallábase ahora tam-
bien al lado de ESPARTERO en ,esta ciudad, desde
donde dirigió una proclama con el epígrafe de «A los
«aragoneses que se encuentran con las armas en la
((mano bajo el dominio de Cabrera ,» eft la cual decia
que tanto este como su pretendido rey D. Cárlos
uno tenian otro objeto que~l aniquilamiento y des-
druecion de los puehlos ; que l¡¡. única ley divina y
«humana que reconocian no úa otra que su propio
«interés, y que la suerte de los hombres les ~ra del
<!lodo indiferente.»


. Los tercios brillantes que regia el CONDE-DuQUE
en esta espedicion trIunfal ascendían á 44,000 ip-
fantes y'3,000 caballos, cuyas fuerzas compren-
dian 224 gefes y 2,021 oficiales. Este ejército iba




-138-
distribuido en cinco divisiones, á saber: la de van-
guardia ;al mando del general D: Antonio Aspiroz,
fuerte de 3 batallones; la primeradivision, á las
órdenes del general conde de Bclascoain, compues-
ta de {) batallones que comprendianlas tres briga-
das de la Goardía R~al; á esta division iban afec~as
una ,batería rodada de cañones de 'á 12 y otra de
obuses de á lomo, y además; el regimientocaba-
llerÍa de Borbon y un escuadron de lanceros ingle-
ses; la.segunda division, gobernada por el general
D. Francisco Puig-Samper, c01lstaba de 6 batallo-
nes, é íbale afecta una batería de obuses de á lo-
mo; la tercera, á cargo del general D. ,Francisco
de Paula Alcalá, llevaba 11 batallones, con una ba-
teria rodada de obuses de á 16 Y 24, otra de obu-
ses de á 12 de á lomo, y el regimiento de caballe-
ría húsares de la Princesa; la cuarta, dirigida por
el general D. Ramon Castañeda, componíanla 8 ba-
tallones que llevaban afecta una batería de obuses
de á lomo de á 12, Y ei regimiento de caballería
intitulado Guías del generaL-Ocho compaÍiías de
zapadores, la illtrép~da compañía infantería de Lu-
chanay dos escuadrones de escolta, iban constan-
temente en el cuartcl general del CONDE-DUQUE.


Además de estas numerosas fuerzas destaca4as
del Norte quedaban aun en las provincias exentas
cuatto divisiones dirigidas por los generale; D. }<'e-
lipe Rivero, general en gefe ahora del ejército del




-r39~
Norte y virey de Navarra, que operaba en este rei-
no, D. Miguel Araoz que mandaba en Guipúzcoa,
I}; Miguel ArechavaJa que regia en Vizcaya y don
Gregorio Piquero que gobernaba en Alava.


Antes de promediar octubre partió de Zaragoza
cl DUQUE DE LA VICTORIA", ¡i1' frelde de su numero-
so, formidablc y deslumbrante séquito, encami-
nándose por Municsa á TerueJ para fijar su cuartel
general en Mas de la Matas. Pero dejémosle ahora·
en el bajo Aragon, que ya vendrá ocasion de ocu-
parnos de él , así como de las nuevas glorias adqui-
ridas por su valiente ejército.


, Desde que á mediados de agosto tuvieron efecto
, las importantes operaciones del del Centro, mandado


por O'&nll'ell, en el sitÍode Tajes y en las cercanías
de Onda, no' habia acometido ninguna ótra empresa
de agresion aquel cuerpo, falto como él sa hallaba de
recursos, porque todas las atencionQs del gobier-
no se cifraban en cubrir las necesidades masperen-
torÍas, mas preCisas j y de cuya satisfaccioR ema-
naban los maS' felices resultados, cuales eran las del
grande 'ejército que habia operado en el norte, y
que penetr.a~do ahora vietorioso _ en los paises cuya
pacificacion"estaba con6a'doá otras, tropas, unidas'
todas se facilitaba en gl"afi 'll1anera 1¡f'cQnelusioll de
la guerra en aquellas regiones.-EI general Valdés,
capilan general del Principado, sosluvO en'Jos
dias 14, 15 Y 16 de noviembre acciones' gloriosas




-14.0-
para nuestras armas y que abatieron el orgullo de
las facciones catalanas. Empeñáronse estas en cre-
cido número, reforzadas además con dos escuadro-
nes y algunainfaQtería que babia enviado Cabrera,
en impedir que los constitucionales abastasen la pla-
za de Solsona mediante la introduccion de un con-
voy de víveres que conducían á ella; pero ni en la
marcha de los convoyantes, ni en la retirada de los
mismos, qUQ se verificaron en los citados tres dias,
lograron los rebeldes alcanzar ventaja .alguna so-
bre aquellos, quienes por el- contrario ocasionaron
á sus hostigadores pérdidas considerables y el des-
engaño de su nunca escarmentada temeridad y su
implacable osadía.


Si el público, si la nacion entera recibió ena-
genada de gozo la feliz solucion que tuvo al cabo el
ruidoso debate de los fueros, en los consejos se-
cretos del partido dominante no produjo el mismo
efecto aquel memorable suceso. Los ministros Pe-
rez de Castro y Arrazola reconvinieron á Alaix,
despues de la sesion del 7 ,arguyéndole de haber
procedido con harta ligereza; y: la misma reina re-
gente díjole aquella noche, afectando indiferencia,
qu~ se habia espresado en el Congreso con dema-
siado calor. Nótas~ aquí yala falta de sinceridad
que bubo de parte del gobierno, y sobre todo, de
parte de sus valedores en la camarilla. para bacer
que fructificase el gérmen hermoso de paz y de




-141-
ventura que se habia lanzado al suelQ espaiiol des-
de el augusto santuario de las leyes por los repre-
sentantes de los pueblos. Dos periódicos, mny se-
iíalados por los intereses que defendían y las opi-
Iliones que rt"prQ/¡entaban • El Piloto, órgano el mas
acreditado entonces y el mas furibundo del partido
dominante, y La Paz. sustentáculo fiel de los pIa-
nes y proyectos del ministerio, manifestaron cla-
ramente su disgusto por el desenlace del 7 de oc-
tubre: y si alguno de ellos le aplaudió algun tanto,
solo fué esplicándole en sentido ministerial, adulte-
rando, pervirtiendo la naturaleza y esencia misma
d'e los hechos, arrebatando en fin á la representa-
cion nacional la gloria que casi esclusivamente le
pertenecía en aquel señalado acontecimiento. Él de-
bió ser la base del grande edificio político, admi-
nistrativo y económico que desde aquel dia debiera
encerrar infinitas semiÚas de prosperidild para una
nacion, que cansada ya de tantos años de lucha aso-
ladora y fratricida, anhelabll el momento en que un
sistema de gobierno mas regularizad~ y ordenado
que el que es permitido y aun posible en tiempos de
revueltas, viniera á curar las profundas heridas que
habia recibido en los seis últimos .años de guerra ci-
vil. Pero hec~os posteriores nos barán conocer que
la insaciable sed de mando, y las ruines mirlls é in-
tereses bastardos de partido, empecieron, con har-
to daiío y menoscaho de la cansa nacional, todos los




• ~142-
planes ~e me.j()r~miento y de progreso que estaban
de~tinadas á realizar las córtes do.1839.


En el alto cuerpo colegis1ador encontrtt hastan-
te oposicion la ley de fueros que aprobó el Congre-
so. La mayoría de la ¿omisio~ de ~nadores, si bien
propuso el mismo proyecto, hí.zole acompañar de
un largo preámbulo en el cual traslucia claramente


'su estremada repugnancia: y el marqués de Vi~u­
.ma, que suscribió un voto particular en· minoría,
decia en su artíp,lo primero: «Se contlrman los
«fueros de las provincias' Vascongadas y Navarra,
«restableciéndolos provis·ionalmenle al estado cono-
«cido que tenían en la época del fallecimiento del
"señor rey D.Fernando VII.)} Pero este temerario
dictámen fué retirado al fin por su autor, y vola-:-
do, no sin haber fuerte discusion, el acuerdo del
Congreso.


Con fúndados motivos se esperaba por algunos.,
despue8 de lo acaecido en la sesion del 7, que el mi-
nis-terio.; si no queria retirarse. resignando el po-
der en la mayoría de aque-H .. s -córtes que era á quien
de derecho pertenecia, se decidiria,sí, á retirar y á
mo'dilicar en un sentido mas conforme al espíritu de
la Constitucion, triunfante en el parlamento aquellos
dias, los diversos proyectos de ley que sobre rpili-
cía na.cional, ayuntamientos y libertad de impren-
ta habia presentado, :;iendo como era consiguien-
te mal recibidos por su inconstitucionalidad y




-143-
marcado retroceso, tanto en las córtes como en la
prensa progresista. Pero, bien lejos de esto, i.sis-
tieren los ministros en defender su terreno, sin ce-
der de él un palmo siquiera, cual debi-eran hacer-
lo, desempeñando así su agradecimiento con alguna
liberalidad hácia sus nobles adversarios: Entre tan-
to estos invertian dignamente el tiempo de aquellas
sesiones, revisando escrupulosamente y castigan-
do con severidad los presupuestos, que no habian
sido·examinados en córles desde 1835, estudiando
economías útiles en todos los ramos de la adminis-
tracion, á fin de rebajar un tanto la monstruosa su-
ma de 1500 millones de reales que se pedian anual-
mente á los pueblos, discutiendo una ley en cuya
,'irlud quedaban suprimidos los sueldos' que disfru-
taban por cesantía los que. habian sido ministros
cualquiera tiempo, aunque fuese un dia, siendo


'. para todos el sueldo igual; circuustancia que, aten-
dida la variabilidad estrema de los ministerios en
estos añÓíl, y en esta forma de gobierno, hacia ya
que en 1839 ascendiese no menos que á cuatro mi-
llones de reales ánuos la suma que adataba el pre-
supuesto par solo este capítulo; y finalmente, tam-
bien se ocuparon los diputados por este tiempo, en
discutir una ley, tan sáhia comojusta " concediendo
una recompensa en bienes y en dinero á los bene-
méritos soldados que-habiendo servido fielmente á
la causa de la libertad en aquella guerra, y derra-




-tU-
rnado noblemente su sangre por ella, debian re-
tirarse con licencia á sus caSas, luego, de verse rea-
lizada la completa pacificacioR del pais.


Esta marcha patriótica y justiciera de las eórtes
agradaba eslraordinariamente á los pueblos. Mi-
llares de ,representaciones eran diri~idas por los
ayuntamientos rdiputacioncs de llrovincia, felici-
tando al Congreso nacional por su hi'dalgo compo-r-
tamiento en la célebre sesion d~ 17. Todo parecia que
debiera prometer grandes seguridades y prendas de
un largo porvenir á los delegados del pueblo. Sin
embargo, sordamente minaba el partido contrario
su existencia. Un diario ministerial dijo el 8 de oc-
tubre, que pasado el momento de exaltadon y de
calor, debieran volver los contendientes á sus res-
llectivos puestos, y en.el terreno de la discusion
defender cada partido sus principios. Pero no era
la discusion lo que los ministeriales y el gobierno
apetecían. Sabian muy bien que en estete.reno eran
vencidos, y el proytlcto aleve de disolucion habia
sido odiado, sÍ, pero no abolido. Abroquelado el
poder con las allas prerogativas constituciona-
les, si habia cedido, mal de su grado, en lit cues-
tion de fueros, r~stábaule aun otras muchas cuestio-
nes en las cqales se propuso afijar el palenque reac-


. cionarío ..
Ahuci¡do rl Congreso por algunos dias, habia ('s-


per:ldo.en vano que lo~ ministros tomasen una dc-




-145-
terlllinacio~ adoptando nuevo rumbo. Mas viendo
que por el contrario se aferraban mas y mas en su
sistema, fiándolo todo á su esclusiva preponderan-
cia, aceptaron los diputados la batalla con que en
sileJlcio se les brindaba en el p8:.rlamento y pública
y ostensiblemente por medio de la prensa. La con-
contesta·cian al discurso de la corona fué el lugar se-
ñalado por la desairada oposicion para formular muy
graves cargos contra el gobierno. Fuera en estre- .
IDO largo y prolijo enumerar los innumerables ca-
pítulos de culpas gravísimas por las cuales fué acu-
sado aquel gabinete por los representantes de la na-
cion en este rcuido debate, entre las que figuró
tambien Ulla estraña mision diplomática que habia
llevado Cea Bermu.rez recorriendo algunas córtes de
las potencias absolutistas europeas, mendigando
el reconocimiento de I"a reina IsabellI, sobre cuyo
asunto tan delicado.é importante .oyeron las córtes f
de boca del ministro de Estado, Perez de Castro,
la singular respuesta de que no habia tal eosa ó que
al menos él no tenia conocimiento alguno de eS6 suce-
so diplomático. Cea, sin embargo. habia publicado
una memoria en la cual asentaba que la mision que
le hizo así peregrinar por las córtes de Europa le
habia sido conferida por el gobierno español: y co-
mo a(luel diplomático-..no hubiese aun jurado la
Constitucioll política de la monarquia, d~ aquí to-
ruó pi{~ el presidente del COlIgrcso. D. José Cala-


ltnt. 111. . 1 ()




-146-
traba, para interpelar- sobre este negocio al minis-
terio. Pero la conteslacion dada por el gefe de nues-
tra diplomacía en pleno parlamento, probaba sindu-
da alguna cuánta confranza podian inspirar á las
córles y á la nacion entera sus palabras, y cuánto
liene de realidad lo que hemos dicho al copsiderar
á estos ministros como meros autómatas, guiados al
albedrío del poder misterioso é irresponsable que
radicaba en la camari\\a. Todos sus actos, su con-
ducta toda, prueban daramente que su permanen-
cia en el poder falseaba y hacia de todo punto iluso-
rias las fianzas mas valederas de esta clase de go-
biernos, que estriban no solo en- la estricta obser-
vancia de la ley fundamental, si que tambien en el
mas profundo acatamiento á la disciplina constitu-
cional, comprendida en las práclic~s parlamentarias
y de gabinete. -


Por uno y otr~ concepto, decimos, fueron fuer-
tRmente atacados aquellos ministros en el Congreso:
y para muestra de la templanza y dignidad con que,
en medio de su ahincada oposicion y su energía,
combatieron las demasÍas, los grande;; desafueros
del poder, los mas brillantes adalides de la cáma-
ra popular, diremos solo que en la sesion del 25 de
octubre se espresó de esta manera el ministro de
I1,lcienda: - «Señores: la circunspeccion, la gra-
"vedad, el decoro con que en este augusto recinto
«se están \ ratal'!do materias tan importantes y aSUl1-




-147-
dos de interés capital, es una nueva prueba, ii care-
«ciésemos de otras muchas, de la sensatez española,
«que en ningun caso se desmiente: es un solemne
«mentís á los (lue de mala fé ó por ignorancia da
«nuestro verdadero carácter pudiesen pensar de otra
«manera. Se haR hecho cargos al gobierno; pero se
"han hecho sin animosidad, sin acritud, sin perso-
«oalidades, en fin, tal como corresponde á los dig,...
(fiOS representantes de la nacion.» -Cumple mucho
al propósito nuestro sentar aquí este testimonio, tan
irrecusable, de la sensatez y buen porte de aquella
asamblea progresista, porque precisamente á la Ín-
dole alcvantadiza y díscola de aquellos diputados han
querido recurrir sus enemigos para haber de pspli-
carse y de hone.star ell algun modo el tratamiento
inÍcuo que ellos recibieron de parte del gobierno,
y que nQ podrá menos de adarvar el ánimo del lec-
tor discreto y concienzudo.


Condenadas á perecer de mano airada estas cór-
tes por los tribllnales secretos y aleves que respal-
dados en el trono hacen guerra sorda á los intereses
y á las libertades de los pueblos, estaba, como hemos
dicho, adiado ú aplazado pero no olvidado el mo-
mento en que habian de ser disueltas. Mas si el hecho
solo, considerado en sí , es sorprendente é irritan-
te, atendidos los antecedentes que van consignados,
v istas las grandes, las al parecer sínceras protestas
de cordialidad y union que salieron de hoca de los




-148-
ministros en la sesion del 7, Y teniendQtambien en
cuenta el proceder caballeroso que aun en la opo-
sidon observaron entonces los representantes del
pueblo, el modo, la fornia en que se ejecutó este
golpe de estada, tan impropio de aquellas córles y
de aquel gobierno, .es ciertamente lo mas singu-
lar en la esfera de lo escandaloso que puede ofrecer
á nuestra vista la triste historia de las pasiones y de
las miserias humanas.


Reconoció el gobierno, ú mas bien, reconocie-
ron las personas que agenas de lo da responsabili-
dad y de toda mision política, autorizada por la ley
del Estado, mandaban sin embargo en las volunta-
des de los ministros, falseando así por sús cimientos
el sistema sonslitucional y viciando en, su esencia la
índole .de los gobiernos representativos, reconocie-
ron, pues, estas gentes que no estaba la razon de
parte del ministerio en la trabada liza: y como para
acallar los ánimos ó pagar algun tributo á la justi-
cia de sus adversarios, resolvieron sa-crificar la par-
te mas insignificante, políticamente hablando, que
habia en el gabinete, saliendo,. por decretos del
21 de octubre, los ministros Carramolino y Primo
de Rivera, que lo eran de Gobernacion y de Marina.
Partícipes solo de la responsabilidad solidaria que
competía al ministerio por los actos deliberados y
acordados en pleno consejo, mas sin que en su ra-
mo especial se hubiesen 3eiialado estos dos millis-




-149-
tros ,consideráhascles como la parte mas débil de
un todo, que debió esperimentar igoal suerte, si
habia de ajustarse la formacion del gabinete á las
fórmulas·ó prácticas parlamentarias, que, mas que
el modo, constituyen la esencia de estos gobiernos.
Por: eso se reputó como: uu insulto hecho al 0.uen
juicio de los pueblos y de sus diputados esta detet~
minad.on parcial del ministerio; Alaix conservába-
se en su puesto, porque la deferencia .interesada que
tenia la camarilla con el poderoso DUQUE DE LA VIC-
TORIA, á quien pretendia atraer á sus miras, inte-
resándole en sus planes liberticida-s, era para él un
puntal muy difícil de remover. Razon por la cual
mas bien intentáron, aquellos faráutes, corromper
el ánimo y trastornar el juicio del anciano general,
cuya ·buena fé fué sorprendida po'- 'algunosdias,
pretestandosus fascinadores que aquellas córtes eran
un obstáculo para 1[llerminacion de la guerra y vn
verdadero gérmen de discordia y de liza intestina.


Nunca sin embargo Gonvino Alaix en la disolu-
cion: ora fuese por el compromiso personal que él
masque na~ie contrajo en la sesion del 7, ó bien
porque creia anómalo de parte de un gobierno qne
había disuelto espontáne~mente unas c6rtes mode-
radas, proceder ahora del mismo modo con otras
progresistas. La consecuencia de esto, segun dijo
con oportunidad el diputado Lopez aquellos dias,
era que el ministerio üastro-Arrazola solo podía




-150-
gobe'rnar en un régimen absoluto. Mas como fue.se
irrevocable en los consejos misteriosos que guiaban
al gobierno la idea de la disolucion de las córtes, vió-
se al fin precisado el ministro de la Guerra á pre-
sentar su dimision, que fué- aceptada el 30 del mis-
mo octubre. Sacrificado así por sus compañeros, y
sobre todo, por la camarilla, el único hombre á
quien debia el gabinete la parte que podia atribuír-
sele en los fáustos sucesos del Norte, otro hombre
era el que se necesitaba para salir del grande apu-
ro que no podia dejar de arrostrarse ya, presu-
puestos aquellos designios, en tan arriesgadas y crí-
ticas circunstancias. Era necesario buscar ins-
trumento que egecutase estos planés; y ninguno
paréció mas á propósito que un D. Francisco Nar-
vaez, mariscal de campo, de oscuro nombre en lo
militar y en lo político, y solamente conocido por
]01 desaciertos que cometió el poco tiempo que
operó en aquella campaña. Rehuscado este Narvaez
entre el catálogo inmenso de generales ineptos que
manchan la Guia y acrecen indebidamente el pre-
supuesto del Estado, habíasele conferido poco an-
tes no menos que la capitanía general de Castilla la
Nueva, atendiendo sin duda, mas que á la dignidad
de sus merecimientos, á su carácter flexible y fá-
cil de dominar. El éxito correspondió eu efecto a
las miras de sus valedores; porque Narvaez, como
primera autoridad militar del primer distrito l sir-




-151-
vió fielmente oí los hombres de aquella dominacÍon.
Por si hubiera de serle un tanto repugnante el nue-
~'O servicio que ahora iba á prestarles. puesto que
habia de contrastar en él Jos sentimientos mas vi-
1'OS de razon y de justicia • el profundo res-
peto que se merecia aqu.elCongreso y las altas
consideraciones de la opinion pública, procuró el
gobierno allanar el camino y obviar estas dificulta-
des ascendiéndole al empleo de teniente general.
Alentoso ya Narvaez con este premio anticipado, no
halló Ínconveniente en admitir la cartera del despa-
cho de la Guerra, y en ella el singular decreto que
suspendia por un plazo determinado las sesiones de
las Córtes. Él era quien debia leerle en la tribuna;
que para eso era ya teniente general, y consejero
de la corona. Sus cólegas de gabinete. como que se
avergonzaban de un tal procedimiento, habido con
unas c6rtes modelo de civismo y de cordura, de
patriotismo y de generosidad. Pero el fallo era ir-o
revocable. y no quedaba á aquellos otro . partido,
sí no querían llevarle á efecto, que el de dimitirse
del mando: resolucion nada propia de unos hom-
bres que anteponian, la satisfaccion de su pobre or-
gullo y sus ambiciones mezquinas, no ya solo á su
honor, sí que tambien á los intereses y á la gloria
del pais.


Abierta ]a sesion del Congreso el dia 31 , di6sc
cuenta de los reales decretos en que S. M. admitia




-152-
la dimision que hizo Alaix ele lo.s ministerios de
Guerra y Marina. nombrando para los mismos car-
gos al D. Francisco Narvaez. Los diputados. que
habian la llegado á penetrarse de la s'nerte que les
estaba reservada. apresuráronse entre tanto ,á re-
dactar y firmal' una proposicion. que á la vez qu~'
e.nvolvía claramente uu voto de censura al minis-
terio • daba una voz de alerta y hacia nna pre-
vencion s31uda:ble á los pueblos. Esta proposicion
notable estaba concebida en los términos siguien~
tes =


(,Considerando que la principal garantía que
«los pueblos tienen para conservar y defender su
«libertad y los derechos que la Constitucion decla-
erra, consiste en que no puedan exigirse ni cohrarse
(das contribuciones que no' sean votadas ó autori-
(zadas por las cóftes:1)


"Considerando que los ministros han infringido
«ya el artículo de la Constitucion que consignn es-
«presa mente este derecho; y que es probable, aten-
((dida su actual conducta, persistan en este sistema
«de arbitrariedad y despotismo :~


«Considerando que los representantes de la na-
«cion no cumplirian con el mas importante y sa-
«grado de los deberes que su noble encargo les im-
(pone, si no se opusieran por todos los medios le-
«gales que están á su alcance á la violacion de la
~lcy fundamental; y si no advirtieran con tiempo á




-153-
«los pueblos del peligro que corren sus libertades
«por las demasÍas' del poder:»


«Considerando. en fin, que para llenar este im-
"prescindible deber, es necesario <ldoptar en las
«presentes críticas circunstancias, disposiciones
«enérgicas y eficaces para evitar,6 contener los ma-
«les que á la~ibertad y á la patria inminentemente
«aqleoazan :»


«Pedimos al Congreso se sirva acordar :»
«El Congreso de diputados declara que los espa-


«riol8fl no están obligados á pagar contribuciones, ar-
«bitrios, ni otra especie de impuestos , empl'éstitos Ó
«anticipaciones, que no hayan sido votados 6 auto-
ijrüados por las cortes, segun eL artículo 7a de la
«Constitucion »
«~Iadrid al de octubre de 1839.~
Tomarla en consideracion, y aprobarla sin di5-


cusion alguna, votando á favor 112 diputados y so-
lo 3 en contra (1), fué obra de un instante. Muy
pocos habrian transcurrido, despues de este. im-
ponente suceso parlamentario. cuando ap~reció Nar-
vaez en el Congr~so á dar cumplimiento ¡. la órden
cuya egecucion se le habia encomendado. Como si
los enemigos de las instituciones liberales quisieran
alardear la insolencia y la befa del modo mas osten-


(1) Fueron estos tres los diputados Egaiía, Muiíoz Maldona-
do y Esteban, conocidos por sus opiniones eslremadns de re-
troceso.




-154-
sible y en las ocasiones mas críticas y solemnes, pre-
sentóse este general en el santuario de las leyes, que
iba á cerrar con la punta dG su espada, vestido con
el uniforme de Miliciano nacional, que fué el mis-
mo que vistió el dia 23 para desplegar grande apa-
rato de fuerza contra el pueblo, sin mas motivo que
el de principiarse á discutir entonces en el Congreso
la contestacion al discurso de la Corona. No siendo


,


por amor á la sagrada institucion de la Milicia, por-
que esto no es creible de parte de unos hombres
que han trabajado en su contra con odio perseve-
rante hasta dar con ella en tierra, llano es que so-
lo un engaño inícuo , ó una burla manifiesta, pue-
de dar fácil solucion á esa conducta an6mala de es-
te otro militar ciudadano (1). Saludado con los mur-
mullos de indignacion que no IlUdwron reprimirse
en las galerías y tribunas, no bien hubo tomado asien-
to en el banco negro el nuevo ministro, cuando pi-
di6 la palabra al presidente, pronunciando en se-
guida, con aire de haberle aprendido de memoria,
pero con v9z trémula y acento de sobresalto, el si-
guiente discurso:


«Señores: Presentada la dimision por los secre-
«tarios del Despacho, admitida desde luego la de


(1) Nuestros lectores recordarán que este era el nombre con
el cual pretendía bonrars~ el otro general Narvaez (D. Ramon)
en los manifiestos que public¡i en T8uger en 1838. Ambos ban
dado iguales pruebas de su buena fé r de la siuceridad de su
patriotismo.




-155-
IIuno, seguramente muy digno, porque sus males
«no le permitian continuar con el grave cargo ae su
«desempeño" S. M. se ha dignado honrarme eon la
«confianza de llamarme á su lado, no para reempla-
«zar Ó para suplir al digno general á que aludo ,si-
(no para participar de la grave situacion presente,
lIínterin S. M. se digna r.esolver lo que exigen las
"circunstancias, lo que demanda la opinion púhli-
«ca, lo que exige el bien de los pueblos.»


«Yo, como militar y como español, procuraré
«cumplir en cuanto alcancen mis fuerzas á satisfac-
«cion <1e la corona, á satisfaccion del Congreso.»


aLa Constitucion de 1837 , ellrono de Isabel n,
«la regencia de su augusta madre, la libertad de
«mi pais, y el bien de este, han sido y serán siem-
«pre mis principios políticos: mis opiniones son
«(hace largo tiempo conocidas, y estas pueden sor-
«vir de garantía.» .


«Yo ofrezco solemnemente al Congreso que la
«Constitucion de 1837 será observada fielmente; pe-
(ro si en algun tiempo corriese riesgo, me verán
«todos al lado de sus mas alentados defensores: yo
«no puedo profesar otros principios.»


«Bajo esta conducta, tendré el honor de aconse-
Rjar á la corona en los -dias que S. M. se tome pa-
«ra deliherar y resolver tan grande cuestion.»


«Entre tanto, S. M. me autoriza para leer ,,1
«Congreso el decreto siguiente;»




-156-
«Con el fin de reorganizar completamente ~l ga-


«binete del modo mas conveniente á los graves y
«urgentes asuntos que deben al presente ocuparle
nen bien del Estado, yaen la asídua asistencia á las
«discusiones de los d"Os cuerpoS colejisladores, ya
«en lo concerniente á los adela~lamiéRt()S de la guer-
«ra y pacificadon general., como Reina .Regente y
«Gobernadora, en nom!.oJre de mi escelsa hija la Rei-
«na Doña Isabel II, usando de la prerogati va que
ame concede el artículo 26 de la Constitucion, y
l(conforme con el parecer de mi consejo de minis-
«Iros; vengo en decretar lo siguiente: I)


. «Artículo único. Sé suspenden las sesiones de
«las c6rtes hasta el veinte de noviembre de este pre-
..-sente año.-Tendréislo entendido y lo comunica-
«reis á quien corresponda para su cumplimiento.-
"Yo la Reina -Gobcrnadora.-En Palacio á al de
«octubre de 183!:l.-Evarislo Percz de Castro.-A
"don Evaristo Perez de Castro, presidente del con-
(sejo de ministros.»


Es harlo probable que Narvaez ignorase el va-
lor de las prendas que soltaba, y aún la significa-
cion de las palabras qUE' proferia. sin conocer por lo
tanto el empeño en que su bonor venia á colocar-
le desde ,aquel instante: aunque por otra parte pue-
de asegurarse. que hombres que así se eligen es-
pontáneamente una posicion tan desventajada cual
era la que este general habia aceptado para sí, há-




-157-
lIanse exentos de todo género de empeños y com-
promisos. Sus palabras no tienen entonces válor al-
guno; pues que ellas son el mero productod,.e un
órgano instrumental.-La prensa liberal encabezaba
en estos 'dias, desde el 1.0 de noviembre, sus
artículos, estampando el 73 de la Conslilucion . que
establece que No podrá imponerse ni cobrarse nin-
9una contribucion ni arbitrio, que no esté attlori-
zado por la ley de presupuestos ú otra especial:, des-
pues de él el juramento que la Reina prestó á la ley
fundamental del Estado; y por último, ]a proposi-
cion aprobada por el Congreso en la ses ion del
31 de octubre. Hízose la alarma generlll en todo
el pais, que no podia ver sin sentimiento y sin es-
cándaÍo este alllquc directo á la representadon na-
cional: ysi alguno confiaba todavía en las_ menti-
das promesas de Narvaez, y en los términos en que
estaba redactado_ el decreto de suspension, no tar-
dó mucho el tiempo en darle á conocer cuán erra-
do andaba en sus cálculos y cuánto tenia n de equi-
vocado y engañoso sus infundadas esperanzas.


:Bajo la misma base Castro-Árrazola qU{ldó al fin


recompuesto el gabinete por decretos del 16 de no-
viembre " qlledando aquellos Ipinistros. con las car-
teras de Estado y Grada y Justicia, siendo nom-
.brado en propiedad para la de Guerra el ministro
interino. D. Franeisco Narvacz, ~ntrando en Go-
bernacion D. Saturnino Calderon Collantes, y en




-158-
Marina D. Manuel Montes de Oca. El 3 de setiem-
bre habia sido nomb'rddo ministro de Hacienda don
José San Millan, quien continuaba ahora tambien
formando parte del recompuesto gabinete. Nuevo
ins?lto y nuevo escándalo, esta solucion de la cri-
sis, que puso en claro las miras osadas del bando
absolutista y la suerte, que él habia ya deparado á


'los representantes del país. Y era así en efecto, que
el ministerio aconsejó inmediatamente la disolucion
de las córles á la corona, es pidiéndose el decreto
con fecha del 18 de noviembre y convocando las
nuevas para el mismo dia de febrero de 184.0. En
la esposicion de motivos que hizo á la reina para
haber de fundar la medida que se decretaba, no ha-
lló inconveniente ni se avergonzó tampoco el gabi-
nete Castro-Arrazola de preguntar confiado si ¿ de-
herir, retirarse llevando tal vez el remordimiento de
hacer en ello un mal á su patria ?-Los que cotejen
con esta resolncion del gobierno las palabras lestua-
les que en el Congreso pronunció Narvaez, sus pro-
pósitos. sus protestas, y el aran que él mostraba
por. afiuciar el ánimo de aquel cuerpo, los que re-
cuerden tambien las causales que ·segun su preám-
bulo esponia el decreto de suspension, siendo de
ellas la primera el ocuparse el gabinete, luego de
constituido, en la asídua asistencia á las discusiones_
de los dos cuerpos colejisladores, los que unan en fin
estos antecedentes con otros sucesos parlamentarios




...... 159-
acaecidos en el mes anterior, y de los cuales ya he-
mos hablado, y todo este conjunto, repetimos, le
cotejen, le comparen con el decreto lanzado á las
Córtes y lanzado al pais el 18 de noviembre, echa-
rán de ver la buena fé que respiraban y la confian-
za que debian inspirar las palabras oficialmente ema-
nadas del ministerio Castro-Arrazola.- Pocos egem-
plos ofrece la -historia, en que el hombre haga en
sí mismo un despojo ¡Je lo mas sano y valedero que
posee en el mundo como ente mora 1, que el que
aparece de la conducta observada aquí por estos mi-
nistros: y nuestra admiracion subed.e punto al con-
siderar que Arrazola, aquel genio avieso, sumido
despues en grande acuitamiento cuando el Congre-
so dió insigne egemplo de generosidad el memora-
ble 7 de octubre, fué el primero en aconsejar á la
Reina la disolucion de estas córtes, sin duda porque
sabia;1 que si no lo egecutaba, otro vendría á reem-
plazarle en el poder que llevase á cabo el plan de-
finitivamente acordado por los consejeros irrespon-
sables de aquella dominacion.


Disueltas así las éórtes de 1839, aquellas córtes,
en las cuales cifraba la nacion tantas esperanzas de
un porvenir risueño, fué muy general el disgusto
que manifestaron los pueblos por una medida que
solo pudo dictar el ciego espíritu de bandería reac-
cionaria. No necesita esforzarse mucho la imagina-
cion para creer que en las elecciones próximas hahia




-160-
de trabajar, el gobierno, sin perdonar medio algu-
no, á fin de traer á la representacion nacional hom-
bres que puestos enteramente á su devocion, ege-'-
cutasen sumisos la voluntad suprema á que él mis-
mo obedecia. Desde entonces la prensa ministerial,
qne era la prensa servil, empez6 ya á recomendar
á la nacion,la reaecíon cspantosa que contra las ins-
tituciones liberales íbase sín cesar amanando (1). El
periódico representante de los planes é ideas de la
sociedad llamada de Jovellanos llevó en estos dias
su encono hasta pedir cadalsos para los que él lla-
maba demagogos, asentando la frase escandalosa é
inaudita. que nuncasalióni aunde bs mismas pren-
sas de Morella y de Oii"te, flllC decia: '«en ciertas
«épocas sociale.~ el verdugo es el único personage 2lC-
"cesaría (2) ,»


(1) La Paz. órgano del ministerio, se cspresaba así en
uno de los números de aquellos días: _


"Un sistema retrógrado y Hrvil, como el de la -esclava
"Prusia, cuesta poco dinero; pero el de libertad, si mucho
uvale, mncho cuesta. Y ya que qucreis gallerías justo es que
«las pagueis. Jl


Hé aquí encomiado el absolutismo por los amigos del minis-
terio Castro-Arrazola , los mas empeñados en alejar las.e¡;ono-
mías del sistema de libertad, sin duda para hacerle aborre:-
cible, con su carestía, y poder así mas á mansalva realizar
sus planes liberticidas.


(2) Cosas hay que parecen, ó.mas bien. son providencia-
les. El lUismo escritor impudente que estampó esta frase en el
Piloto, dictada al parecer en algun delirio bacanal, oyó pedir,
al poco tiempo, no ya á un periodista ffl~nético, sino á uu
tribunal respetable, el verdugo, en nombre de la ley, para
uno de los objetos que debieran ser mas queridos á su cora-
7.On '! á sus entraiías ; si es que tales sentimientos caben en al-
mas abaldonadas '! abyectas.






-161-
Empeñada la lucha electoral, apareció en,unqia-


río de la oposicion el siguiente documento not~hle:.
«Señores redactore5 der Ec·ó del·C(nnercio,:.:.-.Muy


seüores mios: En el del 2 de este mes, núme-
ro 2041 , manifiéstao que los ministeriales espar-
cen las voces de que el Duque de- la Victoria ha
aconsejado las ilegalidades que ellos ponen en plan-
ta,. J que se prepara á sostenerlas con la fuerza;'»


«El Dllque' de la Victoria lamenta y siente co-
mo español honrado los estravÍos -de la· rtlzon, las
animosidades de los partidos, y el encono que pa-
rece se desarrolla en el dia con mas fuerza, en me-
dio de los sucesos que tanto debieron inlluir para
que la \'econciliacion hubiese ,sid,? general, franca
y sÍncera.»


«(Así 10 creyó al leer la célebre sesion· de siete
de octubre: esperimentando su alma un sentimien-
to de gozo, parecido al que disfrutó al llstrechar en
sus brazos en Vergara á los que habían sido COlltra-
nos á la causa que defiende; y persuadido de que
la unioo entre los miembros del Congreso y secreta-
rios del.Despacho era tan pura cuanto convenia al
hiende: la patria ,esperó lleno de confianza que la
armonía habia de pr~sidir necesariamente en todos
los actos y cuestiones, dilucidándose con calma y
argumentos de sana lóg-i~a, lo mas útil y conve-
niente para que la nacion saliera del estado lastimo-
so á que la han reducido funestos acontecimientos.


TUl!. 1II. 11




-162-
Supuesta·la mejor intencion en los miuistros J di-
putados, aun cuando difiriesen en los medios, se
prometió que animados de un mismo deseo, .. libres
ya de pasiones sacrificadas al bien. comnn, se mira-
rian, por UDlt parte, los actos de .los consejeros de
]a corona J como consocuencia precisa de circuns-
tancias estraordinarias que no desvirtuan \a ley fun-


. damental , cuando los resultados corresponden á las
medidas escepcionales, y cuando se' deja ileso- el
principio sometiendo los actos á la aprobacion de IQs
cuerpos colejisladores.»


(IY por otra parte, confió tambiense retirarían ó
modificarian los proyectos, despucsde una razonada
discusion, que di~se lugar al convencimiento de si
eran útiles 6 perjudiciales, sin que apareciese ni aun
]a, sombra de querer ser csclusivos,' sosteniendo
Mn"Cmpeño lo que la razon no aconsejase.»


«C()Dviene advertir que estos no son mas que
juicios de un buen deseo, una opinion aislada que
no envuelve la censura ni de los minislros, ní de
los diputados; porque estraüo el Duque de la Vie-
toria \Í todo 10' que no es su principal mision, ca-
rece de los antecedentes necesarios para calificar
los hechos, y solo quiere que el público se conven-
za de que toda voz que se esparza sobre su inter-
vencion en los negocios del.Estado carece do fun-
damento y de verdad: que por su opinion particular
no se hubieran disuelto las córtes, pudiendo estas






-163-
Y los eoniejeros, segun su concepto, haber berma-
Bado Jos estremos: que menos ha inlluido en re-
mociones que tiene por perjudiciales mientras qult
el funcionario no falte al cumplimiento de su deber:
que tampoco ha ofrecido sostener con la fuerza ac-
tos que sean contrarios á la Conslitqcion de 1837. al
trono de Isabel y á la regencia de su augusta ma-
dre; y que firme en sus principios, y tan amante
de la independencia nacion¡ll, como celoso de que se
acaten y respeten aquellos caros objetos. no espera
5e atreva nadie á combatirlos, ni por Jo tanto que se
quiera distraer al ejército. de su principal ateilcion,
que es la de destruir á los feroces armados enemi-
gos, que todavia retrasan \a pacificadon general,
lo cual deberia haber sido un freno para las pasio-
nes y parciales intereses á lin de qué no airviesen
de instrumento á la prolongacion de la guerra.»


«Sírvanse ustedes dar lugar en su peri6dico á
esta manifestacion, y quedará agradecido su alen-
to s. s. q. b. s. m.=Francisco Linage;))


Aunque suscrita por el brigadier Linage esta im-
portante co~nnicacion, dirigida desde el cuartel
general de Mas de las Matas, á ese periódico de
lIadrid y al Eco de Aragon, diario liberal que se
publicaba en Zaragoza. como aquel gefe fuese se-
cretario de campaña del CONDE-DuQUE, muy su adic-
to, ú mas bien, amigo suyo íntimo, que disfrutaba
plemtmentt' de su confianza, y como por otra part!! -. ji




-164-
cO'nstase que para dar este paso'se hallaba.autO'riza-
dO'espresamente PO'r ESPARTERO", tO'dO"el mundovfilia
eueste manifiestO' la voluntad y la vdz del gefe SU~
periO'r de laarmas.to-spartidO's PO'líticO'S cO'nsidera-
rO'n de muy diversO' mO'dO' este hechO' singular que
vinO' á sO'rprendl!rlt)s en13 .. épO'ca crítica ,de las elec-
ciones. LO's prO'gresistas le acO'gieron c'on avidez yen-
tusiasmO' ,viendo en él cuandO' menO's la sefial 'plau-
sible, de' que nO' gravitaria en la balanza electO'ral á
favQr del gobierno la PO'nderO'sa espada del DUQUE
DE LA VICTORIA. LO'S ministeriales PO'r su parte ana-
tematizarO'n ese sucesO', que tan mal paradO's IO's de-
jaba, calificándO'le de rebeldía y de escándalO', si bien
derramandO' tO'da su bilis sobre el' secretariO' de cam-
paií:a:. PerO' el tiempO' yinO' al fin á cO'nfirmar que es-
te nO' habia O'bradO' de su cuenta y de prO'pia autO'-
ridad al redactar' la manifestacion que va leida.


I.O'sque habian hechO' del general ESPARTERO' un
pO'der pO'líticO' para cO'nvertirle á sus miras y erigir-
le en instrumentO' de sus planes, nO' PO'dian ver con
indiferencia que esO's trabajO's se vO'lviesen en su cO'n-
tra , sin echar de ver que era una eSP!lda de dO's fi-
los la que habian puestO' en las manO's del DCQcE,
que asi pO'dia inclinarse á sO'stener sus demasías con-
trariandO' la revO'lucÍon, cO'mO' pO'dra PO'nerse de par-
le-de esta, ó tarnbien de parte de la ley, cO'ntras-
tandO' el poder reaccionariO' ú ilegal de IO'S minis-
trO'i. Recibieron ('stos el pago de haher c(.nsnltado




-165-
á ESPARTERO aun sobre la disolucion de las últimas
córtes, á lo cual respondió con discrecion el CONDE-
DUQUE que nadie mejor que el gobiern'o podia dis-
currir con acierto sobre aquel asunto, y que á na-
die sino á él incumbia el tratarle y resolverle. A la
reina Regente, que le dirigió tambien una· carta au-
tógrafa con el fin de obtener su apoyo en la medida
violenta que se habia de tomar con aquellas cói·tes,
contestó con igual sagacidad ESPARTERO diciéndola
que ella en su alta sabiduría habia de tomar sin du-
da la providencia mas acertada. Si despues de todo
esto autorizó el general el co~unicado de Mas de
las Matas, no hay en ello anomalia ni contradicci®
de ningun género: cúlpense .á sí mismos los que le
dieron en política mas preponderancia-que 'laque
en un régimen constitucional corresponde al géfe de
las armas, y no estrañen el abuso y las sugestiones
llevadas al cuartel general del bajo Aragon por va-
rios emisarios del bando progresista, y aun· por al-
gunos agentes ingleses que en vano gestionaron tam-
bien allí sobre sus algodones, los hombres que se
procuraron victoria igual en el Pozuelo de Ar~va­
ca. nesg¡'~ciadainente los partidos políticos en-&paña
han tenido basta aquí un sistema comun que ~apre­
sidido á todos sus actos: este sistema es el de copiar-
se con creces: y mientras' no desistan., mientras al-
guno no se proponga abandonar de todo punto' la
senda que le dejó trazada su adversario, mientras no




-166-
mejore la condicion del que manda, haciendo rcs-
}letar la ley, principiando por respetarla él mismo,
sin que sea preciso, apuntalar el edifiCio político- con
millares de bayonetas t nada adelantará en la "Vía de
la prosperidad la trabajada'España; pero tampoco lo-
grará fijar por mucho tiempo su exislencia ningun
partido.


A pesar de las protestas de neutralidad y aun de
sumision y respeto que encierra el comunicado de
Linage, era menester cerrar los ojol! á la luz de la
razon y de la verdad para no ver, si no un adode
rebeldía, como le calificaron apasionadamente los
diarios ministeriales t porque los militares en calidad
de ci.daWlDOS gOl~an el derecho de emitir su .opi-
nion sobre cualquier punto de administracioll púhli-·
ca y de consignarla en la prensa tUlla censura al
menos de la conducta del gobierno, la cual dice
siempre mal en boca del que manda la fuerza púhli-
ca t y que, mientras esté al frente de ellá, debe . ser'
muy circunspecto hasta en el uso tle ciertQ$ dere-
chos individuales, Bajo este aspecto considerada.. la
couducta .del general ESPARl ERO en el asunlo de la
manif~staci~n aparecería altamente censQ.rable y aun
criminal, . si ~olo se tratase del uso de las pl'erogati-
vas de la corona,. y de las f,,"nciones propias y pe·
cuJiares de sus ministros en el estado normal y tran--
quilo de la sociedad, Mas cuando .un gobierno se
lanza é.l misUlo á la revolucion ,·no coJitepto COD pro-




-167-
vocarla, cuando la inocula en todos los miembros de
la república, inficionando, como es natural, mucho
mas á aquellos con quienes está mas en contacto, en-
tonces es lógico que de las premisas que él ha es-
tablecido nazcan consecuencias que deplore. El es-
tado de agitacion y de alarma producido por la di-
solucion de las córtes, y por otras medidas desacer-
tadas que la acompañaron, haciéndose estensi vo á
todas partes, no podia dejar de llega.' y chocar de
una manera violenta en el cuartel general del gran-
de ejército. ESPARTERO manifestaba un sentimiento
que estaba hondamente grabado en el corazon de to-
dos los libres españoles, y que habia sido escitado
por el proceder de los ministros. EI.gobierno que se
sale fuera de la ley, pierde el derecho de llamar á ella
á sus suhordinados. Si el manifiesto' de Linage era
un síntolI!a de revolucion, dicho se está en laspági-
nas que preceden -quién fué el que osó provocarla:
y la circular espedida por el ministerio de la Gober-
nacion sobre elecciones, con fecha 5 de diciembre,
en la cual se infringía abierJamente la Constitucion
del'Estado, en su artículo 63, cometienqo á los jlle-
ces de primera instancia el completar la formacion
de las listas electorales, y se echaba por tierra en
sus bases principales la l~ de ele~cione~ ; así como
otras medidas relativas todas á Ja contienda elec-
toral, separando funcionarios públicos .en Un núme-
ro escesivo y con circunstancias tales, que el Cor-




-168-
reo Nacional, periódico defensor del gabinete, ll¡t-
mó á alguna de estas separaoiones exigencia contra-'
".ia á la libertad de las elecciones, tratándose de la
primera autoridad política de una provincia; den'a-
mando el dinero del tesoro público para comprar
agentes que falseasen la voluntad nacional en pró del
ministerio, segun tendremos ocasion de hacer ,er
más por estenso en otro ]ugar; persiguiendo. de
muerte á cuantos del partido contrario pudiesen in-
iluir algun tanto en el resultado de ]a votacion, aUll-
que para el10 fuese preciso hollar los mas sagrados
derechos que ]a ley fundamental concede, ó mas bien,.
reconoce en los ciudadanos; con otros infinitos de-
safue,ros cometidos en esta ocasion por el gobierno,
de un modo de que no. hay egemplo en los fastos
electorales de España, y tal vez de ninguna otra
nacion; todo esto, decimos, formaba un padron de
iniquidades, que colocando al gobierno fuera de la
ley, que era el lugar íllle se habia señalado él mis-
mo, constituia en estado de revo]ucion al pais,
siendd una de tantas espresiones del descontento pú-
hliéo ese manifiesto de Mas de las Matas autoriza-
do por ESPARTERO. Por eso no debió sorprender á
los miniStros la conducta del general en gefe. Fue-
ra de que, habiendo ello~ creido oportuno el obte-
ner la aprobacion del caudillo para egecutar sus pro-
yectos, por la misma razon se sujetaban al azar de
que los desaprobase una vez realizados. Esta es una




-169-
correlacioninnegable.-Nuestra opinion. pues, acer-
ca de este manifiesto del CONDE-DuQUE, es, que si
bien hubiera sido nn desacato, 'un verdadero aten-
tado contra el supremo gobierno del Estado hallán-
dose elpais en.una situacion normal y prevalecien-
do el imperio de la ley, faltando este, como enton-
ces faltaba, segun va demostrado arriba, conculca-
das todas las instituciones sociales por un poder iit~
constitucional y bastardo que tenia avasallada hasta la
voluntad misma de los que se decian gobernantes;
probada la mala fé, la falsia de los ministros con el
propio testo de sus palabras en. los parlamentos; pre-
ceptuada la ilegalidad y sancionado el crímen de real
órden, las palabras solemnes del DUQUE DE.LA VIC-
'rORlA en esta sazon.era una fuer.te yenérgica,pro-
testa de la fuerza contra la fuerza; pero de la fu~r­
za, guiada, por la lealtad, que amparaba las institu-
ciones, declarando que nunca se prestaría á soste-
ner actos contrarios á ellas, contra la fuerza, que,
unida á la perfidia, pretendia aleve derrocarlas. Es
una apelaoion terrible, sí, insurreccional, pero ne-
cesaria en ciertas époc.as s()(tiales, en que se apela de
las determinaciones erróneas de un gobierno preva-
ricador, á la ley mas general y que comprende todas
las leyes ,.la suprema y soberana voluntad de las na-
ciones. Y esta. opinion nuestra. hallarémosla con-
firmada por Jos sucesos que sobrevinieron en el si:-
guiente. año de 1840.




-170-
Considerando aSÍ, no estrictamente y segun los


deberes ordinarios que impone la milicia, sino en
la grande esfera de los intereses sociales ,con re-
lacion á las circunstancias en que fué lanzado al pú-
blico ese manifiesto, yese, pues ,. que él· es uno
de los títulos mas eminentes que recomiendan al ge-
Hefal ESPARTERO á la alta consideracion y al apre-
cio de sus conciudadanos; puesto que logró por en-
tonces desbaratar los planes de reaccion que habian
de acabar ·con las instituciones liberales, al tiempo
de acabar la compaña, que era el designio que abri-
gaban hacia tiempo los hombres funestos que se afi-
liaron bajo las banderas de la Constitucion, no por
amor á ella, sino porque 'no podian ser satisfechas
sus ambiciones allado de D. 'Cárlos; siendo ellos
de sentimiento tan egoista, tan inhumano y feroz,
como pueden serlo los mas encarnizados y atroces
entre los carlistas. Para ellos la cuestion dinástica
que se habia debatido tantos años y se estaba aun
debatiendo con las armas, era solo una cuestioIl de
personas, en el sólio y bajo del s6lio; pero nnnca
fué una cuestion de . principios. Est~s ~ran solo un
pretesto para las personas· "que rodeaban en Palacio
á la reina Isabel, y para todos loS ~ue constituian la
dominadon moderada, que entonces regia. El no-
ble DUQUE DE u. VICTORIA con esta manifestaeion lo-
gr6 conjurar por de pronto la horrible tempestad
que tlmenazaba envolver entre densas y oscuraS IlU-




-171-
Les la libcrtail de su r·atria. Veremos cómo en el
año que ahora sigue tuvotambien ocasion de pro-'
bar, aun con mas fuerza;, su acrisolada lealtad, sal-
nndo otra vez al pais yá sus libertades de los in-
sidiosos tiros que no cesan de asestarle sus aborre-
cibles eu&migos.


Como leccion histórica que debiera de ser muy
saludable al partido liberal español, tan castigado por
la vil apostasía; para que en lo sucesivo no sea tan
crédulo y tan confiado respecto á las personas, para
que 'atienda mas á la probidad reconocida yá la
bien probada sl'{iciencia, sin dejarse alucinar por
fingidos clamoreos y Yana palabrería, diremos an-
tes de dar por terminado este relato, que el co-
municado oe Linage recibidG en Madrid el 15 de
diciembre, fué introducido este dia en el salon de
columnas de la casa de Villa l>or D. Luis Gonzalez
Bravo, en ocasion 'que los electores de la capital ce-
lebraban alli una reunionpara haber de acordar
candidatos qu~ fuesen votados .para representarlos
en córtes. Henchido de venenosa ambicion, y hacien-
do comollue respiraba patriotismo, subio este Gon-
zalez :Brll~oá la tribuna, lu.cgo que hubo ya ,en la
sala considerable uú'merode 'electores, y.con -ma-
nerasfingidas, voz ahuecada,; 'y abalado tono, leyó
por dos veces la comunicacion' de' 'Linage haciendo
de ella los ,mayores encomios. éon este mercader de
patriotismo hallábanse otros cuya estofa no desmere~




-172-
ciaá la suya.-Un l}. José Nocedal, lu.ego de leido
el manifiesto, levantóse entusiasmado ,y dijo :-«Pi-
«do á los editores de los papeles liberales progresis-
«las que lo pongan mañana en sus' números con le-
«tras muy gordas, que sean inteligibles á todos» Des-
pues añadió .-«Me parece quehoy mismo deben ser
«lomadas por nosotros lodaslas bandas de las ·músi-
«cas . de Madrid, y que debemos pasar á dar una se-
«re nata á la señora duquesa de la Victoria. y o no
«tengo inconveniente en decirlo. El documento que
«se ha leido me ha enagenado en términos que me
«han saltado las lágrimas de placer y de gozo; y es-
«ta misma comision encargada de circularlo puede
«cuidar de reunir los músicos y de dirigir esta de-
«mostracion. Antes me he suscrito por 500 egempla-
«res de esta comunicacion, sea el que quiera su va-
(dor: me suscribo ahora tambien por 100 reales. Es
«útil que cada uno tome un buen número de egem.,.
«piares, que se circule con profusion. y que los
«vean si es posible los. aguadores.»


Si anles de' elevar á algunos patricios., . de inves-
tirlos con honrosos é importantes cargos. en la re-
presentacion municipal, en la provincial y aun en
las córtes, como tambien en la milicia ciudadana, se
examinasen detenidamente las cualidades morales
que los distinguen, separando de la filatería vocin-
glera la verdadera espresion del patriotismo, de la
altaneria la dignidad, y de la vana y ridícula afecta-




-173-
ción el verdadero civismo, que siempre ;es natural,
sencillo ;no se confundirla jamás el mérito real con
l'sas apariencias que 'neRen tanto mas de engañado-
ras, cuanto mayores esfuerzos hacen por esponer-
se eomo de muestra eIi" todas partes y en todas oea-
siQnes.· y,entonces' el partido ,liberal de España se
veda meno&~espriesto á sufrir Jos males que el espí-
ritu de venalidad y Je ambicioR innoble le ha ocasio-
nado hasta aquÍ, encumbrándose la ignorancia y la
inmoralidad para labrar, con la ruina de la nacion, el
descrédito de los gobiernos representativos. La gran
lepra de estos como de todos los gobiernos consis-
le en el triunfo de la audacia sin mérito sohre la 'vir-
tud ilacienóia abatidas. Una escesiva. confianza y
una or.ednlidad fatal, 'unidas alpo~o análisis yriin-
gUl1estudio de los homhresquehan dado en: apelli-
darse patriotas y libres, sin merecimientos ni títulos
legítimos que ¡ifiasen su' decir, son circunstancias
que han irrogado grave daño á la cansa de la liber-
tad, y que dehiéran servir.de Jeccion saludable para
los tiempos venideros.


La guerra .proseguia estacionaria. El grande
ejército -renido del Norte á las órdenes del general
ESPARTERO continuaba acantonado, á causa de los
rigores de aquel invierno y de la naturaleza y estado
del país que ocupaba, uno de los mas fragosos, [r.Íos y
estériles de toda la Península, y el que mashabia su-
·f¡,ido las denstaclones y calamidades propias de ·una




-17"-
luclla ÍIltestina. Alejadas las trOpas constitucionales
de los puntos de donde recibian 9U alimento, espe-
rimentaban grandes priraciones. Su mismo número,
tan eS8esivo ,. era un motivo terrible para que les fal-
tase mucQas veces aun los artículos mas necesarios.
Los pueblos en que estaban acantonadas.babian si-
do saqueados, destruidos, incendiados muchas: veces
durante la campaña. Faltábales hasta la leña, rell..,
glon tan indispensable en el invierno. El DUQUE DE
LA V ICTORI,A hacia ya mucho en no retroceder, en
guardar bien su línea, y no permitir que los ene-
migos se le colocasen á retaguardia.-Elplan deEs-
PARTERO era obtener tales seguridades de Iriunfo,
que 1)0 fuese permitido dudar un instante del éii ...
to de las;operaciones ,que habia.n de· emprenderse.
Pat~ia natural que á presencia de tan imponentes
fuerzas cuales eran las que acaudillaha el DUQUE,
alentadas y ufanas con los laureles que traian del
Norte, el rehelde Cabrera, que era el.enemigo mas
temihle que aun restaba á los constitucionales. no
osaria opouer resistencia, viéndo.se obligado á la
fuga; pero aquel temerario catalan, que todavía con-
servaba varios puntos abastionados y de importan-
cia', los cuales pretendia conservar ,y concuyoapo-
yo no renunciaba á sostener y aluengar mas la guer-
ra, hizo pensar á ESPARTERO seriamente en esta,
adoptando las medi(las que juig6 oportunas para sn
mas pronta y fdiz terminacion. Alefeclo imirtió-




-175~
se eR formar la línea militar desde Alcaruz á la Po-
biela ,que tenia por objeto asegurar el paSo á 19s
convoyes con poca fuer~; trató de reunir tode el'
material que habia antes creido innecesario, y que
la esperiencia le hizo reconocer que le seria de gran-
de utilidad; y por último, tambien dió las disposi-
ciones oportunas para la habilitaeion· de hornos J
hospitales en Monroyo.


El dia 2 de diciembre estableció ESPARTERO el
bloqueo de los puntos fortificados que tenian aun los
carlistas eu Aragon y Valencia: y el 24 del mismo
mes espidió.el bando que sigue:


ccDon BaldomeroEspartero, grande de Espat.iade
(primera clase, duque de la Victoria, conde de Lu,":
((chana, gentilhombre de cámara de S. M. con ejer-
(cicio, caballero gran cruz de.la distinguida órden
(cde Cárlos III, de la americana de Isabel la Cató-
(dica, de las militares de San Fernando y San Her-
«menegildo ,y del gran cordon de la órden de la Le-
(gion de Honor, condecorado con otras de distin-
c(cion por acciones de guerra, capilan general de los
«ejércitos nacionales y en gefe d~l de operaciones
«del Norte, comándante general de las .ptovincias
«Vascongadas, virey de Navarra, y ~oronel de ho-
«nor del regimiento de Húsares de la Princesa.»


«Consecuente á lo que tuve por oportuno pre-
«venir en el artículo 10 de las instrucciones genera-
((les sohre hloqueo, que fUf'rflR circuladas con fe-




-176~
«cha 2 del actuar á todas ·las autoridades militares de
(dos d:i.~tritos de eslos ejércit()s, hé I;onsidel'lldo COll-
(<V(miente resolver lo que sigu~ :»


«Artículo. 1. g "'$eprobibe abso.lutameI.1te á toda
«clase de persOIias. pasa .. oon efectos 6 >sin ellos á; llUis
«ocupado. habitualmente 'po.r 100senemig9s; así como.
«yenir..de aquel al- en que se encuentran las ·tropas
«de S. M. la Reina.»


«2.°' El que contraviniese á lo prevenido.. en el
«anterior artículo, sufrirá la pérdida de Io.s efec-
{(to.s, caballerías ó carro.s d.onde Io.S trasportase; se
(de impondrá un mes de prisio.n, y ad.emás la multa
«que ~e co.nsidere puede satisfacerco.n arreglo á' sus
«cir'C unstancias.)


«3. 0 Los que por seguRda vez reincidiesen, no
«solo perderán lo. que seespresaenelartículo 2..", si-
«no que sufrirán la pena de muerte.))


«4.° Los comandantes generales de (Jivisiones
«en sus cautones respectivos, los comandanlesde las
,(columnas de operaciones de Alco.risa á Caspe, de
«Andorra á Hijar, del Comun de Huesa, del río Cc-
dla, de Cutanda, y las que o.peran en lo.s reino.s de
«.valencia y Mnrcia, quedan no.mbrados comandan-
«les generales de bloqueo para sus respectivos distri-
«tos, los que subdividirán del modo que crean mas
«oportuno, para co.n facilidad llevar á caho loprcvc-
«nido en este bando, dándome cuenta para que rc-
«caiga mi aprohadoR.»




-177-
: «5.~ Cuando los- comandantes geoorales deblo-


(queo reciban parle de haber sido aprehendida al-
«gunapersona comprendida en. las disposiciones an-
«teriores, ord.enarán que sea puesta en arresto,.y en
«depósito las caballerias •. car:ros. y' demás efectos
«que c&ndu~e; tomando todmlJaslppecauciones que
«dicte· le! prudencia para evitar· fraudes~ disponiendo
"se 'proceda á instruirla competente sumaria, lIue
«será terminada dentro del término d~ las 24 horas;
«pasando el·espedientey el reo, ó reos, al coman-
«dante general dei distrito, para que .este 'disponga lo
«conveniente á la pronta egecucwn de lo prevenido
«enaste bando,~)


... «6." ,. L~ ·efectós que 'se comisen, como TC$uJ-
«tado de conlravencion á' lo que ~a dispuesto, 'se
«TeI.lderán en pública subasta Con las formalidades
«prcvenida~ para estos casos, y con la intcriencion
«de UD comisario de guerra , ó á falta de este, de un
«empleado de la Hacienda militar, y-su producto se
«dividirá en dos partes iguales, una de las que se de-
Kpositará en caja para gastos estraordinariosde guer-
{¡ra. yla 9tra se adjudicará á los aprehensores: al
«efécto los eomandantl,ls. generalell debloqucQ elegi-
«rán una persona decoJlOcilJ.¡r probidad y ~raigo, si
«fuese de la dase de paisanos 1. 'para. que' desempe-
«ñe'las funciones de deposi~ario ~e las cantidades
«que produgesen los comisos.»


«7,° Los d..e¡tositarios nó procederiÍn á entre-
'1'Ol1. 1l1. 12




-178-
«gar cantidad alguna sin mi espreso mandato, ypa-
«saránitl estado, mayor ,:general de estos ejércitos
f(cada ocho días un estadó) ,ciréunstanciaoo de los
«fondos que obreA en~ul'oder, desigtUmdo la clase
«de efectos -qu@ los' han producid(J~»


«8. 11 ' Enladistributioode:los fOlldosiinterven-
((dd.:un ,t":omisario degnerra, donde lehubie~;,y
«en su defecto un empleado 'de la Hacienda militar,
«el que mensualmente dará parte al intendente del
«ejército de los caudales que ingre9Cn en caja y pro-
«cedendade los mismos.)) .
. . «9.0 Los depositarios disfrutarán el 2 por 100 de


(do que recauden por Tia de gratificacio'ó para aten-
«der á tos gastos"que la comision pueda ocasio-
(marles.»


,«10.° El general segundo en gefe de estos ejér-
«(citos ,los comandantes generales de bloqueo, y de-
«~as autoridades militares á quienes competa, adop-
(darán segun las circunstancias particulares- de sus
«territorios respectiv-os las providencias oportunas
«para la egecucion de lo prevenido en este bando;
«cuidando de que se vigile y cele , en cuanto sea
«posible, sU cumplimiento en los puntos descubier-
«tos d~ las líneas, dánd()mé conocimiento de las
«medidas que con este fin hubiesen dictado.»


«Dado en el cnartel general de Mas d." .las Ma-
«tas, á 21 de diciembre de 1839.-EJ, 1)UQUE DE
«LA VICTORIA.»


. --




U4.PITIJIAt XII.


Considera~ionesgwerales sobre la política del go-
bierno: desórdenes ocurridos en varios pueblos
á principios del año 1840 con motivo de las elel:-
c'iones: apert-ura de Córtes: sesiones de los dias
23 y 24 dé febrero, y alteracion en la capital:
variacion de ministros: ESPARTERO en campa-


, ita; toma de Segura, Castellote y otros puntos:
. itbandono de Cantavieia ; ríndese Jforelll}: bata-
lla de Peracamps: sucesos prósperos de la guer-
ra en: otras provincias: cotrerías de Balmaseda.


UANlIO hay un designio
grande, trascendental,
en la mente de Un go-
bierno, todas sus mi-
ras, todos sus propósL
tos, sus actos todos,
se encaminan derecha-
mente á la consecucioll
de aquel fin cap.italque


delante de su vis -
ta, y no bay n(,~ol'io ni ll~mnto ('u el Es~ado que n~




-180-
pagm ññ"tfibt1:t(i áésubordinaclon"á a:quelvífal pen-
samiento. Si el espiritu de libertad y de adelanta-
mientos sociales anima á los gobernantes, su anhe-


, ", 't ,~- , - .... ". "; o • ,


lo se cifra en obStfúÍr :'P'5r Maídos medios esten á
su alcance, todas las ViM, los pasos todos á las odio-
sas reacciones; poner en armonia la legislacion nue-
va,-yaliéndose al efecto de la concurrencia y, auxi-
lio<de' las c6rtes, con las necesidades é intereses ,we~
va~ente c~e¡t40s por la revolucion; . desttuir los
aÍmsos; y procura ... ir }livetando ,en cuanto sea·ase-
quible sin faltar á las· prescripcioneS de la justicia y
de la conveniencia pública, las grandes' desigualda-
des propias. del despotismo; prQcnrar up sisteq¡a de
adininistraCimi, econ6IIlica que' .concilie con "l~s ne-
ce~idá.de·s '~ocialesló~ ~edios con que ei p'ais cuenta
para satisfacerlas; administrar justicia; moralizar los
funcionarios del Estado dando para ello los manda-
tarios del poder el mas sano ejemplo; abrir por do
quiera las fuentes de .l~ pública prosperidad; afian-
2:arlasrelaciones intcrnácionales bajo el triple prin-
oipió de la dig~idad •. la sabiduria y la i!ldependencia,
a6rma,n4o el sostenimiento de ealós objetos veneran-
dQsc~m la fuerza; darla, en fin, á las instituciones
politicas, ha<;iéndolas respetar de propios y estrañ05,
y ridiél)~olas el .gobierno mismo, mas que todos,
pleito horqenage y fieLrespeto.-Para lograr esto, un
gobierno ilustrado y libre, procura buscar su apo-


. yo en la opinion pública, n~tural basamento en que




~8J .....
e5tri~a el, grandeedifipio,de los $\stemtls .;epresenta-.
tivos; no t~IV¿t.l\d<l por j)usteJltiÍcu.loesclusivo al ejér~
cito, ni, Qle~s ,eligiendo ,por puntal la ilegitima.' m,.,.
fiuencia, 6 sea, la dpmin,acion de potencias estrimge ...
ras. ApuyadoasÍ el} léj. adhesilWy, bmm afecto de lo'
pueblos , ,l'opeim"o~; de; s~s ,yer4~r9s,: represen-,
la,ntes, J no, C?lvid¡lIuÍoJlUn~a que. ~l' cr~rio 'nacio-
nal hjl de, ser la brújula que gU:(e sus ,actos en, el
vasto piélago de la gohcrnaci<m, tratara de ir r~­
zllIldo la plantacion de sus ideas y planes pólúi~o ...
administrativos en el terreno po.p\llar, dando á los
derechos individ~ales., ó deciudada:no ,la estension
conveniente, atendidpel e&t<\do deptQgres.d moril
é in~lectp,a.l en que se ~10 el :pais, á tio. de que elÍas
conees~one~;ot9l'g<\da,s .ol,l!li;~~ no ·eed'Ilcnme ...
noscabO deJ ~odo údeltpayoJ qÚ1Pet"(~¡,d~~asO'tiap~
y constituyendo así el cquilibri() q~e. deoo .resultar
en todo país hiengobernado, p~a proporcionar la
mayor suma de d.ichá ,posible al número mayor de
sus indiyil,luos, (sin qu~ esto sea lahrando'la'l'uina
y la. ~sgracia, de la min'ilFÍ;¡'), conforme iÍ «»sMbios
princi,pios est,ablecidos ~r UIJ. céleLre filQijQfu, inglés
d~ estGI\~t~n¡po!t~, ,o: " o,,,


Este:sistclDil', ell~s;~feg~9 .1a;,PátufMeZft .,
por consiB'llie.n''lflmI}IW~:~~ij~~ 'J !vi~l~ntQ, to-.
doJo encuentra Uaooy: ~eedCl'Q.. C~QsúJtase la ()pi.~
Ilion, que. tiepe mil medios de sigQifiQ!ll'$c en las 'na-
ciones rcgidas~ liberalmente,. ora en la tribuna par-




--1St--
lamentaria, ora en la pren~a, en la representadoQ
personal de provinCia 6 de municipio,. y tambien en
la aquiescencia 6 repugnancia que muestrán-Ios pue-
blos á los mandatos del gobiérno~ Por: tales medios
Uega este fácilmente áconócer la voluntad de sus
8ubordinados: y: el conocimiéntó del mal, . si mal
existe •. es siempre ya un gran paso para habe¡.le de
oponer remedio. La sabiduria entonces escitada,
compelida, impulsada por el buen deseo de honrados
repúblicos, coloca su placer en consagrarse toda
en bien de los pueblos. Hé aquí la.senda: que deben
trazarse los hombres del poder, cuando el amor á la
libertad, á la independencia y á la gloria de su pa-
tria, es el móvil que guia sus acciones, y «Jue enCa-
minó sus pasos á las regiones del mando supremo.
no para . fundaralli una dominacion esclusiva y
tiránica, sino para cimentar sobre bases sólidas una
gobernacion equitativa y justa:


Mas. si, al contrario, los gobiernos ,6 mas bien,
los mandatarios del poder, lejos de consultar Josill-
tercies de los asC]Ciados, promover su bienestar y
Ilostenersu libertad, su independencia y su honra,
aspiran á su propio engrandecimiento. y á las mez~
quinas utilidades que eu el ótden material puedan
reportarles la prevaricacion yel crimen; siagenos
ÍI. ,odo sentimiento de patriotismo y de lealtad, pre-
fieren vhir humillados y envilecidos" prestando un
(:ulto ominoso y degradante á esos ídolos de barro




-183-
Y podredumbre que erigen en tiranos, . á la gloria
de· verse enaltecidos, ensalzados por la opinion y
por la conciencia pública; si para ellos es vivir eón..;.
tento el egercer, en despique de sus humillaciones,
un predominiQ. violento sobre sus conciudadanos; si
]a ambicion, la codici!l y otras pasiones innobles,
de esas, que esclavizan. y abaldonan, son el resorte
que pone en movimiento su corazon y determina
sus acciones, entonces es bien diferente por cierto
]a Unea de conducta que suelen trazarse los gober-
nantes. Mirando á los pueblos con desconfianza y
prevencion, como quien teme por delitos propios la
justicia de agenas iras, procuran guarecerse en las
triuéberas del supremo poder, y abroquelados eOft
las,~premi'nencias . y prerogatins 'del trono, asestan
desde allí tremendos golpes Y tiros aleves á ~s mis"
mos que con su trabajo y sudor alimentan su. fáusto
y poderio. Tamaño egemplo de ingratitud villana
preséntanle ordinariamente todos los gobiernos 'que
aborrecen la libertad, aunque pretendan ornarse
con el engañoso titulo de representativos.


NoeK posible que representen, con dignidad r
eón verdad, los i~t6resei, 'la opinion de los pueblos,
unos delegiulos qué ellos no eligen " sino:oo entre
ellos· un escaso número ,'al cual :laJlamada ley elec-
toral (que no suele se~ otra cosa 'que el . monopolio
enSlnchado á impulsoS' de Ia'necesidad , medi~ al ...
gtlna participadon trl@ el déspota concede á lo!! c!u-




-184-
dadanos para constituir algunQi'poder~s :públic~s,
que él cuida bien dé absorver eilsi 1 de do!Uillar).
habilita para emitir su vóto en.Ja constituCion delpo:-
der lejislativo, y. aun de es~ eorto número,' otro mas
corto, determinado á veces, por la,llOO.u.ccion, - por el
halagoú la violencia'. es el que,~ en, resultadc),filJal,
nombl'alos que se dicen, repre&mtant~s' de la Dii-
ción, sobre' los cuales posee ademas el gobierM
tantos medios de atraccion y engaño. No es'nuestro
ánimo, porque es tamblen ageno del prop6sito nu~
tro, seguir en toda su larga estension el hilo que po-
ne en nuestras manos este asunto, el mas importan-
te. el mas esencial, ellIlas vital de todos cuántos
pueden tratarse ;alhablar ilelas. Í0rmas de'gobiamCl
adopb&das hoy. éU: las ftitciones de .. está: parte de ~
ropa,j que nó'NIII, ni pueden ser consideradas si:...
no como una verdadera transiciQn del régimen an-
tiguo, caduco y 'sin crédito, á otros sistemas que
oculta, pero que va anunciando ya, el por,v,enir,
mas- racionales, .tQasjnstoS', mas humanitarios, mas
positivos yvmrdafiros, mas aComodados,! en 'fin. á
la naturaleza, y ,maS' 'coDÍQrmes. á, lai necesidádes ,
á los intereses. á,~os derechos y deberes de ·los
pueblos: UlÍa transaccion, ;del p<>der usurpador
'con los.que él afecta. ya reconocer como poderdan-
tes. Bajo de esta transaccion implícita y ~lW;iosa
-queda. como soterrado un gérmen dedi6Cordia y de
1ucha intestina, en cuya virtud el- poder anti¡uo




.-185~
tiende- á retrogradar hácia tiemp0l> añ~()s J de histo-
ria aciaga, porque ellos son los que mejOl'. s~ avie-
neQ con sus hábitos y con sus' ambiciones, ttÜentra.s
los nuevos poderes creados por larevolucion aspiilUl
á emandparsede la vergonzosa tutela que. pretende
tenerlos cQm.O ap~~iQnados'. ~éaq~i,e!>'plicada la li-
za q~ ,~rdinaI'j~te se traba, en las nacil;)nes ,que
como la nuestra están verificando ~sa :Cr~tka.;y. pe:li-
grosa transicion,. entre los diferentes partidos po-
líticos que disputan lo que ellos dicen el mas ó el
menos de libertad, y. con los cuales un monarca sa-
gaz suele á veces combinar un juego pérfido' que
siempre cede en su provecho, y ocasiona el vencÍ-
~to de entrambos bandos, valido de la . prepo,,",
teo.cia: estlesivil..,que con el JlD~b~e ,de prer()g~tiyas
ha puesto en sus manos laCoDstitucion~~ifaAel
Estado.


Sin estendernos mas en estas observaciones pre-
liminares, diremos; quecllando las naciones se ha-
llan regidas por gobiemos, que, bajo el Jlom~re
de repre:;entativos nada representan sino un¡l v~r;
dadera decepciQu, los que se dicen apoder~dos .(teJ
pueblo solo ,wn meros ,instrumentos, escogidm,i por
el poder .que .se, edgióensupremo., 'PMaegecutarsu
voluntad omnímodll y ab&~\utaf 4áll~olas,in embargo
el lustre Ó, barni~ de acu,erdQ. na(:i~n"l. Este abso-
lutil'ltlo simulado es el de peor géJlCF.oque ,pudiera
haberse desarrollado en. la fatal epidemia 'quearoa~




-186-
)a t hace algun tiempo, á Jos paises gobernlldoscdn5-
titucionalmente en la moderna Europa'; porque él
amancilla el nombre ilustre de representantes de,lvs
pueblos, prodigándole iolPfopiatnente á esos eunucos
de los reyes, que olvidan sUésagrada mision, su in-,
vestidura , s~ 'carácter, y' hAsta su· misma proceden-
da, aun ant~s de tomar asiento en la respetáble'asam-
blea de Jos electos.


Viciado así, corrompido en su origen y en su
esencia todo el sistema de estos gobiernos, suplan-
tada la voluntad nacional por la del monarca, ó por
las de sus privados ó adeptos, quienes á veces sue-
len egercer sobre aquel una influencia domina-'
dora, que, mucho mas que á él, daña á Jos pue-
blos, llano es 'eolegircual será la índole de . los de-
más poderes y Ale todos los actos de un gobier-
no constituido sobre las torcidas bases que hemos
espuesto. Todo debe naturalmente girar en el mis-
mo sentido y con igual'armonía: ,todo es consiguien:"
te. que conspire al mismo fin dañino que se him pro-
puesto aquellos intrigante!l protervos. El interés de
unos pocos, en contraposícion entonces con los de
la mayoría, lucha porüadamente y con la violencia
irritante del que se reconoce. débil, acosado de re-
mordimientos j temores que le hacen velar de contÍ-
nuo y redoblar incesantemente sus esfuerzos. De aquí
csecmpeilo perseverante departe de todos los tiranos
para afcblecer 18.! fuerzas, 'J 5i les es posible, tener




-187-'-
siempre inerme y desapercibido al pueblo. De aquí
esa guerra obstinada que á la. milicia ciudadaua han
declarado siempre los 'enemigos de las instituciones
liher.ales, que pretendiendo apoyarse. solo en los
ejércitos, los cuales, si bien son hijos de la nacion
J están sostenidos por eUa, se hallan de ordinario á
merced del poder, hacen de la fuerza un elemento
de gobierno, que unido al engaño. de que hemos
hablado arriba, forman en conjunto el sistemapolí-
tico que para sus 'siniestros fines se han trazado. La
perfidia y la fuerza así hermanadas, la participacion,
la sana influencia de los pueblos en su gobierno inte-
rior denegada por medio de una ley de municipali-
dades que pone· el los ayuntamientos bajo la deJ,len-
dencia y domiriio dclpo'der egecutivo, sometiendo
á la misma suerte á las diputaciones provin~iálés.
constituyen el cuadro politico de una administracion
anti-liheral de esas que están destinadas á sojuzgar,
que no á gobernar, las sociedades .


. Parecidas tintas á lás de este cuadro' que aca-
bamoll de delinear presentaba á los ojos del ol)ser-
yador:alento el gobierno de Espalia en los posh'e~
ros dias del af\{) 1839 y en los prÍineros del que á
este siglJe. Desde que fueron disueltas las córtes
empl'eridió el ministerio Castro--Arl'azola una mar-
cha verdaderamente absolutista (1), considerada en


(1) Aunque' segun bemos !>ent8do'en páginas anteriores,
esfós ministro~ eran mtróll 8~ent~s de l. camnrill_, sin VQIIIl\~




-18$-
tedas Sl\S fases. ~erradoellihl'od~ 4·Constit~io,n
~l mismo tiempo que se cerrll:l!0nlM puertM de los
parlamentos', no habia desaf1¡ler9 qlJ.eno p~rpetra"7
sen los ministros, (lispq.estosá t9do tr~nce. á:. ~acar
victoriosos en el; ca~p.o .. elelfW.r;a! á lps p¡JJ"~rios
de sus opini()Des, ,áaque.llos qp.~ COl1tabllQ. .~~y()ría
en lascó.rt~~. disueltas seismeses·.antes pprl~ I;llis~
JIl.osconsejeros que ·tornan ahora á C9ñVOCill'las.:


El ahogamiento de la imprenta, la persecucion
mas cruda á los ciudadanos, encarcelamientos, des-


tad y sin determinacion propia, .como destinados que estaban
á egecutar 'Uelmente los preceptos qué se les impusieran, será


. bien sin embargo decir, que el hombre. de maS -represelltacion
entre ellos, el que descollaba por su sag.acida.d sohre todo J
~Jllbie'll por su mayor inslruccion, el1. aqQcl conjuoto. 'ele
hqmbres que. eran algo menos que. tristes .mediallías, .J pst
tUra . nizon . se le consideraba', C!lJí Mcaso· funda mento,- co-
mQ .el: ahna l' l.a ese.ncia de aquel gabil)ete. que recibia su vi-
talidall"de ruera. babia dado 'pruebas muy señaladas de su
amor al ahsolutismo; pudiendo presentarS8 como muesha
de ello. '! para hacer .veé las ningunas prendas. ó, fian~"s que
podía ofrec.er este ministro de la reina constitucional .al \>3r~
ti do liberal de Españd, las siguiclltesdcliuiciolles, que leemos
en un tratarlo ú Pront-uario filosólko escrito '! publicado por
el mismo Arrl\zola, en el año 1828-, para ser·vir de testo en la
universidad de Valladolid. á sus diséípulos.


En 'los I'Qli0522 '1-23 del tOnto 1;- ,kceion Ii.·, se e¡;preillba
el D. LorenzQ de '('sta manera: . '. .


Pregunta •. ·Qué forma de gtlbierno 61 111 'm(u .. /i' prllp6,ito
para jlroffl0l'er l~ flllictdadl .


Réspñesta. La monarÍ/úsa ab.ottira· here'4itaria. P............ PllrquH "......... . R........ .... Pórquq donde hay f1IUChQB qW8 manden es ne-
cesaria la di,oordw !/ la e-fnuI4lleion\ 1/4
por IJvaricia, ya por 1(1 miseria 4e ",~e-!tra
tlaturalezll. ' " '.'


Segundo. Porque el m014GrCa cowiderG 6!
reino como de sus hijos, ytra.blJja p(lr tanlo
Clm esmero, como U" buen ptUlr-ede familias.




-189-
tierro5, exoneracion de empleados- y otras tropelías
de este linage, con las' cuales se. infril1gia á 'cad.
paso el código fundamental :y todas las leyes que
protegen la seguridad indivídualyla inocencia, fue-
ron las medidas que inlugararon y caracterizaron
despues -esta 'ftue:V.[{iépooa:de,tarr9rismo reacciona-
rio. :X'~esard:e la rroletriúe 'decl8.tliclon d~n::o~reso,
bizose efectivo el pago dé las cohtribucitnles ,'i~
porque á unos pueblos se iutimidaba con la fuerza,
ya porque en otros era mas poderoS'o 'el hábito dé
obediencia pasiva ;hcredado del despotismo, ya en


P.·........... Qué·es, la ma.gesrod, .COfflunmerlU! llamaaa so-
beranía? '


. B. •• ;.......... 'Latjeuaion ·,Je la'prerogatilJas por la. eua16,
.. el príncipe se constitu,ye tal.


P .. :.; ..... ; •. '{)m! 'Ofl61(", prtrdgaticas:ó re~al1áll?
R.. .......... Llámanse (ui las facultades. ab,olutM .obre


todo e-treino 6n'todos wí'ramo.,y¡qu, dllta'
suerte' son necesarias al principa, ,que sin
ellas seria principe solo en el nombre.


,La, historia de. su adminislracion prueba claraménte que
Arrazola mostró siempfe consecuencia' á estas ductrinas que él
profesaba:, '! á la Idea que tenia acerca del soberano,! de SUs
prero9ativas, dando ~a 'l'.reÜJrencia en su sistema al gobierno
absolutb por las venta]as'que ~10sóficameflt6 en él elÍcontrab~.
~sí qll'l, fiingun ministro pudo haher elegido h camarilla mas
ádellUado al objeto que ella se proponía de 'derrocar las institu-
ciitn~Ütberales,;que n.n Mmbre que reunía'á' estos priDeípios~
arraigados ya en i>U alma cuando habia alcanzado una edad bien
proyérflti ,.Qria~telJidild fNi~¡'& é impertiHbable q\iél~pI!rmj'tia
de,clinsr fácilmt;l,Ite ,al,sqll!?S debe.fll~; yápQdel',de.la .cual se
SCJslul'o muy I'srp:o' tiempo alfretite,(fé los t'legÓ'Ci"Ós 'públicos,
~p'ostralido situacio,fles crlti~as ,.pl'¡lil§ro~,.!I. y dificiles, que no
es dado arrostrar á los hombres que res pelan cit;rtos miramien-
toS 'J r.éconocenciertos cODlprómisos, f'1l1la audacia de que
o,frecen pocos egemplos lus anales de losgobier.nos y de los par-
lámentos,'Era por lo tllnto este Árrazola el elemento mas útil y
á propl,Ísito que pudl! escogerse' paralos tilles' que e~l.ab!l des-
\jnado.




-190-
finporqae los mas creyeron necesario ~eer este sa-
crificio de la ley .. y-de sus bien conocidos derechos,
á \a necesidad que habia entonCes de aprontar re-
cursos para poner término, á la. guerra, que era el
deseo mas general y Run 'umversalqúe existia 'en
todos los 'pueblos"',aplacando para diasposteriores,
como así fué, la ."indicta de la le)' y la complefa sa-
ti..sfaccion de tantas injurias.


El gobierno se procuró, de entre sus amigos poli.
ticos cuya opinioné influencia prevalecian en algu-
nas corporaciones populares, varias representacio-
nes que en aquellos dias dirigieron estas á la reina,
aprobando la conducta de sus ,ministros en la diso-
lucion de las últimas c6rtes , y ofreciéndose gustosas
al pago de los impuestos, anatematizando así de
paso él que sobre este' asunto habia dado el Congre-
so .. Estas esposiciones se-veian insertas al momento
en la Gaceta, y los periódicos ministeriales tambien
las copiaban, deshaciéndose en lenguas de encomio
y elogio á aquellas municipalidades, los mismos
hOmbres que habian presentado proyectos de ley y
habian sostenido acalorados debates' en las córtes,
defendiendo que tales cuerpos no debian represen-
tár sino sobre los objetos de su cargo, calificando
de rebeldía y censurando cou agrura la conducta de
los ayuntamientos que se entrometian á calificar los
actos del gobierno: y llevaban el contraste tan allá
cstag gentes, que pOCflS dias antes habian c1.evu('lto




-·19t--
los. ministros á lA diputacion provincial de Madrid y
á otras del reino varias (}sposiciones.que habiap,est4l\
ditigido tambien úS.M., so pretestode que ,hahl.-
bandepolítica ~ y ser esla' asunto v~dado ú ageno. de
su instituto. Es decir, que segun, el. sistema, elástico
de estos dominado~es, las municipalidades solo tienen
derecho de· calificar. sus acto$ cUilndo' liaD :de ;apIau..,


- diaoS:. Asi presenta la historia ,de estos últimos. ílfiós
la relacion que existe entre ellos y todas las ~ns­
titucioues políticas. La Milicia Nacional, las diputa_
ciones I los ayuntamientos, y tambien la libertad de
imprenta, han sido. esceleótes para ellos, y muy
dignas de que se les acrez.can sus derechós, cuando
eUa$>·han podido contribuir en algun modo á la sa-
usfaecioo de sus ambiciones personales; "diremos
mas, los levantamientos populares,: la revolucion
misma, esos pronunciamientos 6 alzamientos locales
que' en ocasiones han pretendido ridiculizar los re-
trógrados, motejándolos con el nombre de motines,
porque enlonces no iban encaminados en su pró,
hánse vistotambien enaltecidos, encumbrados y san-
1i'kados por ellos mismos, cuando los consideraron
como' medio para ~ncumbrarse y escalar con su au-
xilio las gradas del pooer. Funesto egemplo de· in;"
moralidad y de inconsecuencia, que no debe per-
dersede vista jamás, si hemos de comprender y
apreciar debidamente las circunstaucias que acom-
I~aiian á las dominaciones reaccionarias.




-192-
. Tilo ahihcada sed de 'mandO' ~rala ·de estos mi-


nistros; q\l~so .. pt'endidos ,sindudll d~ 'Verse asi ele-
vad9s' liuna tándeslJYfisuradá aItUI'a;fm:Ílmoo" ni~ 'en
SllS >ensueñospumérOfi1quizás iíI1.agi,nal': para si tanta
grandeza. segmtíelJjuicio de uneaorltot·«uioder ...
do»' -ritlÍdo ·.yit ~,noSótl'O's' en. ottJoilug.; ;n& tibia
ctmip1'dtiIiso. ni desaire bastante' fuerte,' qu~ pndiera
óbligarlo¡j!á:dimitirse f{jrmalmente algana ve'z de sus.
caJ1gos ¡i asi que, S()lo cuandO' una revoluei6n vinO' él
lt'f~ntllilO's' de aqtu.Jllos pnéstO's, como .despues dire-
mos, fué: ¿uandO": ellos pusierólf ,términO' ásu larga
ydesMtl'(}Sa' administra.cion. Á' consecuencia del IDa~
nifiestO' de 'Mas de las l\latas acOrdarOn- :lOS: minis-
tros la de&Íitucion. del.hl'igadiel' Linage',; maMán-
dole ' que; pasase á' '; la 'CortÚ'i.a:á dar cftenta· de su
ooé'dDetailnte les tribunales. La reina Cristina que
temia el enojo del DUQUE DE LA VICTO'RlA, que nO'
babiar~nunciadO' aun á las e~peranzas de atraerle,
y que nO' perdia O'Msion de halagarle ,'prócul'c)'me-
diar:' en este asúnto \ 'Y no tUTO' reparo en escribir
una 4{arta',~onidl!ncial3 ESPAIrrEao;pidiénd0le que
S4'parase ásu secretario. El generat:entonces,con
palabras corteses y ambagiosas ~ue :traian reboza-
oo.. su inobediencia, mostróse tan poco g~lanle con la
reina ,que Se negó á retirar á Linage su confianza;
y respecto al comunicaoo del cuartol genel'al 'fué
tan· esplícitO' ESPARTERO en esta su cO'ntestacion á la
Regente, que desde entonces ya á nadie era parmi-:-




-193-
tido dudar acerca del verdadero autor del manifies-
to de :Mas de las Matas. No obstante, el poderío del
CONDE-DuQUE era muy grande; su rebeldía debia
poner en gran cuidado á la reina viuda : esta por
lo tanto procuró ahogar por entonces su natural
resentimiento, y devorar en silencio tan marcado
desaire. El decoro y la dignidad aconsejaban á los
ministros dejar el poder, si carecian de fuerza su-
ficiente para llevar su resolucion á cabo; mas como
el éxito de las elecciones que se estaban realizando
dependia en gran parte de su continuacíon en el
gobierno; como ellos hubiesen recibido este encar-
go -especial de los prohombres de su partido, de los
privados,que'rodeabanel trono y urdian la, trama que
se iba preparando CGntra las instituciones; y como
por otra parte, tuvi8sen eno~tanto apego á los sitiá-
les de,I poder, no hallaron inconveniente estos mi-
nislr,Os en prosegnir gobernando con tal afrenta, des-
nudos como estaban de prestigio. y faltos de toda.
cqnsideracion moral ante los ojos del pais y aun pa-
ra con la misma reina. Todos prestaron' en esta sa-
zon un culto vergonzoso á la espacia brillante que
se sublevaba á su presencia en el bajo Aragon, ab-
sortando á cuantos fijaban la vista en estos tan sin-
gulares y tan estraños sucesos; porque todos los que
colectivamente constituian el poder deberian reco-
nocer en sí mismos las verdatleras causas de tanta
rebeldía y ~e tanlo escánllalo, síntomas precursores


TOll. 1II. n


¡ ,~
, .




-194-·
de la revolucÍon que se iba amanando, y que ba-
bia sido provocada y cada dia se es citaba mas y mas
por los hombres de aquella dominacion. Así van estos
espiando desde sus primeros pasos, todos los que
dan para llevar al pais por la senda que conduce á
su ruina


Despues de estos sucesos, fijo ya y perseveran-
te el gobierno en esta situacion violenta y vergon-
zosa , no perdonó medio algu.no de los que conspi-
raban al fin y complemento de su misio n , cualquie-
ra que fuese su naturaleza. El proyecto de ley de
amnistía que habia presentado á las córtes, tendien-
do una mano protectora y amiga al partido carlista,
hasta el punto de dar alientos y esperanzas á los in-
finitos rebeldes que aun habia annados en las pro-
vincias orientales de España, proyecto de ley que
fué agriamente censurado por ]a prensa, y qqe pro-
dujo grande escándalo entre los liberales, porque
procediendo de los mismos hombres que habian
dado, en mayo de 1834, la' amnistía mezquina
que fué trayendo con pereza, y al parecer con re-
pugnancia y recelo, á los virtuosos y libres patri-
dos que gemian relegados en país estrangero hacia
diez años, facilitaba ahora la reabilitaciony ostenta-
ba el perdon de algunos miles de facinerosos, pa-
ra quienes la bandera carlista no fué nunca otra
cosa que el manto que cncubrícse sus crímenes de
b~ndidagc y a~e5illato; esto proyecto ~ repetimos,




-195-
así como el decreto de 23 de setiemhre; calcado en
la ~isma idea de atraer y halagar al partido . áhsolu..,.
tista que proclamaba todavía, aunque parcialmeIit~,
á D. Cárlos, pusieron en claro las miras del otro
bando absolutista isabelino, que creyeQ-do muertas
las exigencias. que en cuanto ·á personas pudieran
abrigar los individuos de aquel partido, á poder'
del gran golpe que el recibi6 en Vergara, y no des-
deñando, antes bien, profesando en el fondo yen la
esencia sus principios, sus ideas de administracion
y de gobierno, pretendi6 reunir sus elementos dis-
persos, reorganizarle de nuem~ asociarle á sí, ab-
sorberle, 6 al menos, tenerle como apoyo para
contrastar con su auxilio las exigencias revoluciQ-
narias. Este era el pensamiento culminante de los
partidarios de la reaccion al tiempo de terminar la
guerra.


Disueltas unas c6rtes de opinion moderada y dcs-
pues otras de opinion progresista por unos mismos
ministros, parecia natural que estos se inclinasen en
la tercera eleccion, á que prevaleciese en las ur-
nas el principio que representaba el carlismo ;al
menos, el·apoyo é influencia dé este partido. en los
actos electorales, tan solícitamente buscado por el
gobierno, debia venir ahora á. matizar de otra suer-
te las nuevas c6rtes de 1840. Y era así en efecto:
que unidos esta vez, carlistas y moderados, dando
alas al abatido clero, y sacando de la inaccion á la


J.




-196-
perezosa nobleza, ó sea la grandeza, que habia p6l'-
manecido en quietismo y silencio estos años, vltri-
fi,cáronse, segun hemos apuntado ya, unas eleccio-
nes empeñadísimas del lado de todos los partidos;
pero asaz violentas y aun forzadas de parte ,del go~
bierno, ,siendo ellas el tipo del escándalo y un per-


• fecto modelo de anarquía electoral, desconocido
hasta entonces en los fastos del gobierno represen-
tativo. A la circular de 5 de diciembre, añadió to-
davía el ministerio, otra fecha en 8 de enero, la cé-
lebre de las contraseñas, arreglando á su modo y arr
hitrio la constitudon de la mesa en los colegios
electorales, y conculcando la ley, no menos que lo
bahia hecho eu la anterior.


Los ministros que disolvieron las Córtes progresis-
tas de 1839, alegap.do como escusa que ya no podian
representar la opinion del pais, porque fueron elegi-
das antes de celebrarse el convenio de Vergara, cuyo
acto debió hacer caducar alg~nas opiniones y modiii,-
car ciertos intereses, inc:urrieron ahora en la contra-
diccion monstruosa de conservar, para proceder á lru.
elecciones generales de diputadQs ysena~ores de
1840, las mismas diputaciones provinciales que ha-
hian ya, sí, caducado con arreglo á la ley, que fue-
ron elegidas en 1837 , Y que despues de su eleccion
habian conocido ya dos disoluciones de Córtes.Esta
ilegalidad grave y fundamental de que adolecieron
Jas elecciones del año 40, esta contradiccion mau1-




-197-
fiesta y escandalosa en que ineurrió aquel gáhine ..
te, solo puede tambien esplicarla el espírituesclu"':
sivo y pertinaz de los partidos políticos que todo lo
aballa y atropella; porque representando la opinion
moderada aquellas diputaciones, llano es que el go~
hierno no tuvo por conveniente entonces el correr
los azares de otra eleccion , que podria dar el trinn~
fo á sus adversarios los progresistas. Aleccionadas
sin duda por el gobiernl1 y sns amigos, obraron de
muy distinta suerte estas corporaciones en los actos
de eleccion relativos á los dos años de 39 y 40;
pues que, fieles á las nuevas y apremiantes órde-
nes que -para la estraña confeccion de las listas elec-
torales les dió el ministerio, y alentadas de cerca
por sus presidentes , los gefes: políticos, alteraron la
base de la eleccion de una manera inusitada y nnnca
vista. Pueblo hubo en España en donde habiendo
aprobado la misma diputadon el año anterior una
lista de mil y ochenta electores, en el siguiente año
de 840 la dejó reducida á ochenta y tres. Cuanto jn~
fluya en el resultado final de las elecciones este pro-
ceder y otros semejantes, harto generales en aque-
lla época en todos los pueblos deE'Spaña, apenas
es posible calcularlo. Hubo tambien diputacion que
so pretesto de proteger y a'Segurar la tranquilidad
pública, que suponía hallarse amenazada, envió va-
rios comisionados á recorrer la provincia, sin mas
objeto, bien ostensible, que el de influir en las elec-




-198-
ciones ,favoreciendo la opioion que representaban, y
de la cual venian á ser fuertes y activos impulsores
los tales emisarios.


Algunos grandes, entre otros losgefes de las casas
de Mtam~ray de Alba, dirigierorientonces circulares
reservadas á !lUS·. dependientes, . previniéndole!'lla ór-
den . terminan te de .trabajar con decision y empeño á
favor de los intereses y miras del partido moderado
ú conservador, porque así "Servían los particulares
intereses de sus respectivas casas; y esto que decian
los amos á sus administradores locales, iba acom-
pañado del especial encargo· de obtener, en el mis-
mo sentido, el sufragio de todos losdepelldumtes,
colonos, curas párrocos y otras personas que sien-
do electores tnyiesen relacion b conexion alguna de
depend~ndcia con ·la casa; porque los progresistas,
á juicio de los grandes, no eran á propósito para mi-
rar por los intereses peculiares de ellos, 'que era lo
qne esta nobleza estúpida, indolente y cobarde, in-
capaz de hacer frente á la revolucion para contras-
tar y aun corregir sus desvaríos por sanos medios,
cual cumple al verdadero noble, procuraba sotcr-
radamente y por vías tortuosas ~ á fin de viciar, en
su pró, y corromper en la esencia el instituto ma-
gestuoso de la representacionnacional. Las con-
minaciones con las cuales avasallaban la. volun-
tad de sus criaturas estos hidalgos pretensos,
eran asaz terribles; pues que no menos que con




-199-
una inevitable remocion les amenazaban. Así res-
petan la conciencia. del hombre, la opinion y el
deber del ciudadano, esos seres amollentados eu
]a usurpada opulencia, afeblecidos en]a molicie, y
que, al través del celage oscuro que ponen ante sus
ojos la pasion vaporosa y la crasa ignorancia, solo
acostumbran ver en torno suyo á míseros esclavos,
en quienes la degradacion es el único· titulo con
el que á sí mismos procuran aquellos equipararlos.
• Una comision establecida con el objeto de dirigir


las elecciones á favor del partido que se decia mo-
Jerqdo, no halló inconveniente en aconsejar á sus
delegados de provincia que fuesen laxos y toleran-
tes con sus amigos políticos, y escrupulosamente se-
veros para ·con,los enemigos: y como si no bastase
esta máxima inmoral y de corrupcion politica para
dar á conocer sus tendencias y los reprobados me-
dios de que se valían, pasaban despues aql!ellos ge-
fes á recomendar como medidas eficaces para llenar
su objeto, favores lícitos, socorros distribuidos con
tino y delicadeza, intercesion de amigos y parientes,
ruegos, hast,a importunaciones, todo lo que dicta (aña-
dian en su circular) un ardiente y bien entendido pa-
triotismo para tan loable fin: y esto acompañándolo
con menudas prescripciones de cierta especie de
pesquisa inquisitorial, que habia de servir de norma
á los que se apellidaban legales, para adoptar y des-
echar electores á su antojo, á fin de obtener á to-




-200-
do traBce la preponderancia ~n la lucha. Si á es-
tas circunstancias, tan irritantes y escandalosas, se
añade la de que, siendo en aquella sazon dueño del
poder supremo este partido, tenia á.su disposicion
todos los infinitos 'medios que un gobierno posee pa-
ra inlluir en la~. elecciones y aun bastardear la vo-
luntad de la nacion con su ilícita influencia, en lo
cual ya hemos visto y veremos que no anduvo cor-
to esta vez el gabinete Castro-Arrazola, fácil es
presumir hasta dónde llevarian sus intrigas y su ma-
leficencia los hombres que no tuvieron empacho al-
guno en rebajar ahí, profanar y hasta prostituir la
palabra «patriotismo ~ colocándola al lado del so-
borno, deh;ohecho y de las iniquidades mas horren-
das.-Por eso la comision central que tenian tam-
bien los progresistas para dar impulso desde Madrid
á los áctos de eleccion, y que estaba compuesta de
los resp~tables ciudadanos ArgüeJles, Quintana.,
Olózaga, Cortina, Muguiro, C, de las Nafas, Cha-
con. Cantero y otros varios, los cuales, si bien as-
piraban, como era natural y justo ,á hacer triunfar
sus opiniones en la liza, caminaron con mucha me-
'sura y comedimiento, como quien busca la victoria
por sus cabales, decia en la alocucion que ende-
rezó á sus amigos políticos, fecha 10 de enero, con
la oportunidad y verdad que despues ha acreditado
el tiempo, las palabras que siguen:


«( No es posible, electores. desconocer esa tcn-




-201-
-{(deneia de privilegio y de egoísmo en cuanto hacen
«ó escriben nuestros adversarios, á pesar de sus
((repetidas protestas de lealtad á la Constitucion J
«de amor á los principios verdaderamente liberales~
«Pero estas protestas no son mas que palabras va--
{(cías de sentido, y sobre todo repugnantes en. sus
«lábios. »


Resultado de tantas ilegalidades, violencias yen
gaiíos, fué el obtener al un el partido conservador"
unido al carlista, apoyados emtrambos por gran par-
te de la nobleza y del clero, y capitaneados todos
por el gobierno en esta gran batalla que aquí se da~
ba á la revolucion, una mayoría inmensa en los
cuerpos colegisladores, contra la cual decl~maba
enfurecida desde un principio la prensa progresista,
protestando enérgicamente contra la validez de las
elecciones y motejándola, uo sin justicia y propie-
dad, con el nombre de mayorla ficticia. Esto~ mis-
mos periódicos presentaban cada dia pruebas evi-
'dentes é irrecusables de la triste verdad que 'propa-
laban (;1n continuos lamentos, haciendo la reseña de
los puntos capitales que arguian de viciosas y de nu-
las en su' esencia legal á las elecciones de 1840.
Quejábase, muy sentida y exasperada la oposicion,
de que en Albacete no habia permitido el gefe po-
lítico en el escrutinio general esponer las protestas,
y de que obtenida la aprobacion d~l acta por la ma-
yoría, disolvió la junta; no habiendo querido des-




-202-
pues tres de los secretarios autorizar aquel docu-
mento con sus firmas por los vicios de que adole-
cia: y así sucesivamente alegaban. los adversarios
del ministerio, que en AlmerÍa, habiendo desapro-
bado el gobierno algunas actas de la diputacion pro-
vincial, y ordenado la formadon de causa contra va-
rios diputados. por hechos de legalidad notoria, pe-
ro cuyos autores eran progresistas, viéronse aque-
llos obligados á dimitirse de sus cargos, dejando á
la provincia huérfana de la autoridad que habia de
formar las listas electorales. En esta capital Hegó
á tan lamentable estremo el encarnizamento de los
contendores, que en la mañana del 13 de enero
dispa~áronse unos cuantos tiros delante de la casa
de don Serafin del Rio, marcado por sus opiniones
conservadoras. Suceso estraño del cual no resultó
lesion alguna, cuyos autores no pudieron ser ha-
bidos? y que generalmente fué considerado en la
ciudad como pretesto inicuo, y nunca justificativo,
de, la alevosia cometida aquella noche por unos ase-
sinos, que al retirarse á su casa el diputado pro-
vincial progresista don Valentin Llanos. hubieron de
asestarle un trabucazo del cual fué herido grave-
mente con gran peligro de perder la vida.-En
Avila fueron presoS por la autoridad politica varios
ciu~adanos notables é influyentes del partido progre-
sista. bajo preteslos especiosos que desestimó des-
pues y desaprobó la antoridad judicial. En Madri-




-203.-
gal t cabeza de distrito de la misma provincia, llegó
el escándalo has la verse amenazados los electores
por las bayonetas dentro de~ recinto mismo de la
votacion.-La designadon de distritos de la provin...;
cía de Badajoz, fué lo mas tortuoso, irregular y
anómalo que puede imaginarse, así como la confec-
cionde las listas electorales. y todos los requisitos
de publicacion, rectificacion y demas que las leyes
previenen para estos casos. Largo seria enumerar
tantos desmanes como el ciego y enconoso espíritu
de partido inspiró en esta provincia, y otras mu-
chas, á los que no repararon en medios, con talque
ellos tragesen á sus manos la palma de tan violenh>
triunfo. Berlanga ofreció el escándaló de que á las
nueve de la mañana " hora deconstitulr la mesa ~ se
impidiese la entrada á los liberales del progreso,
por medio de centinelas armados, publicándose á las
diez menos cuarto el escrutinio, hecho en secreto,
y resultando solo 77 votantes cuando pasaba de
4'ÜO el número de los electores reunidos en la hora
primera. En Feria , otro distrito de esta provincia,
adelantaron el reloj mas de hora y media, consi-
guiendo as.Í que cuando llegaron lós electores de La
Parra y La Morera, en tiempo oportuno segun la
ley, á beneficio de aquella trampa hallábase ya cons-
tituida la mesa. -Barcelona habiasufrido de ante:""
mano el desarme y completa' desorganizacion de su
valiente y decidida Milicia Nacional, sacrificada por




-204-
el baron de Meel',· como Illedio el mas eficaz parí!
dispersar y dejar fuera de juego al partido progre-
sista. Su diputaciO'n est!luyó del casO' 4. o electO'ral el
importe de lO's alquileres de, tiendas, y aun el de las
casas, cuandO' lO's inquilinos tenian huéspedes ó per-
sO'nas estrañas á la familia ,dandO' en ellO' una esten-
slan indebida: y arbitraria: al artkulo 7. o de la ley
electoral: escluyó 600 electores de la capital inclui-
dO's pO'r el ayuntamienlO', ascendiendo á unos dos
mil el númerO' de los escluidO's en tO'da la prO'vin-
cia. Mataró y Vich O'frecierO'n la anomalía de bO'rrar-
se en el primer distritO' 300 electores pO'r equiva-
lencia de inquilinatO', cO'nservándose en el segundO'
lO's que se hallaban en casoidéntic&. FacciO'nes ar-
madas prescl'ihian la candidatura retrógrada: en mu-
chO'spueblos del principado: egemplO's, el Llarch
de Copons y los cO'mandantes facciosO's de Villanue-
va de Pradés y de Flix, recomendando, sable en ma-
no, á los candidatos del gobierno.-EI vicariO' ecle-
siásticO' de BurgO's circuló á IO's curas en 15 de ene-
ro el precepto de que trabajasen por la candidatura
del ministeriO'.-El gefe político de Cáceres come-
tió la imprudencia de dar al público un manifies-
to , suscritO' pO'r él, apoyando decididamente la can-
didatura ministerial y atacando cO'n virulencia al par-
tido y á los candidatos progresistas. El mismo gefe
hizo una cO'rreria pO'r la provincia trabajando ahin-
cadamente á favor del gO'biernO'; y habiendo pro-




......:205-
puesto en el escrutinio general la, auulaciou 6 apr6-
bacion de 300 votos dudosos del distrito de Zorita,
como fuesen eliminados por la junta, la disolvi6 al
punto el geCe alegando que no tenia tal facultad, sin
~char de ver la contradiccion en que incurria es-
te acalorado senidor del gobierno, habiendo reco-
nocido,. momentos antes, el derecho que -ahora de-
negaba, en el acto mismo de someter el caso á vo-
tacion.


La diputacioH de Cádiz que cuatro meses ant~s
habia autorizado las listas que contenian 10,700
electores, redujo ahora este número á 6,000. Para
conseguirlo, estableció. entre otros absurdos, el
.principio de no conceder el derecho electoral á 10&
inquilinos que estuviesen un tanto atrasados en el
pago de sus casas; resultando de aquí que muchos
marinos se vieron pri-vados de este precioso derecho,
á causa del abandono en que el goJ,>Íerno tenia los


. haberes de esta distingui.da clase. En el distrito de
Santo Domingo, de-la misma capital, fué sorpren-
dido y arrestado uno de los mas m.arcados sostene-
dores del gobierno, que con dos pistolas cargadas
habia penetrado en el recinto del colegio,-EI gefe
político de Córdoba, no contento con· llamar á la
capital á varios sugetos de inflmmcia en los pue-
Llos, é i.mponerles apremiantes 6rdenes respecto de
elecciones, enviar á su secretario á Priego y á
.o,tr08 puntos, para preparar el resul!ado propicio al




-206-
gobierno, y organizar comisiones pesqnisidoras en
todos los distritos, compuestas en lo general de car-
listas, por cuyo notable abnso de autoridad fué
acusado ante el supremo tribunál de Justicia,
salió al. frente· de algunas tropas de caballería
á recorrer la· provincia, llevando la arbitrarie-
dad hasta el estremo de alterar y desconcertar
los distristos electorales que le inspirabap me-
nos confianza, por medio de una providencia su-
·ya, desautorizada y violenta, dada á última hora y
con la precision de egecutarse, sin que á nadie le
fuera dado ya reclamar contra aquel desafuero. En
esta correria llegó el gefe á Baenael 17 de enero,
dos dias antes de principiar la eleccion. No bien ha-
bia entrado en el pueblo, capitaneando sus huestes,
cuando puso presos en la cárcel pública á varios
ciudadanos de los mas influyentes, so pretesto de
que violentaban á los electores: pretesto irritante y
ridiculo, porque siendo ellos tambien electores, no'
podia ser mayor la violencia que esperimentaban de
parte del representante del gobierno. Desterró este
allí al comandante de la milicia nacional, al síndico
del ayuntamiento y á otras personas notables, que
por sus opiniones y valimiento en el pais causaban
grande enojo á aqu<,-l mmmlman, quim\ lWOPU\1.0 al
alcalde primero que en pago de su libertad diese
cabida en la candidatura tÍ cuatro sugetos que él de-
signaba. Solo por tales medios pudo couseguir::¡e quo




-207-
siendo este uno de los distritos mas liberales de la
provincia, ganasen la mesa los llamados jovellanis-
tas que habian presentado como candidatos al que
fué comandante de realistas y otros de su estofa.
La alteracion de las listas corrió aquí parejas con
las provincias en que este vicio capital de aquella
eleccion subió de punto al mayor escándalo. En los
caminos cruzábanse de contínuo las columnas de
tropa que de uno en otro distrito vagaban apoyando
con la fuerza la candidatura ministerial, y los ciuda-
danos que arrancados de sus casas y del seno de
su familia, marchaban desterrados á pagar el de-
lito de haber mos\rado su adhesion á la del pro-
greso.


En la Coruña el capitan general influyó n'otoria-
mente y sin rebozo en las elecciones: llamó á su
casa á varios sugetos influyentes de los pueblos y les
impuso la candidatura del ministerio: ordenó que
algunas partidas de tropa recorriesen los distritos
electorales en los dias de votacion, intimidando á los
adversarios del gobierno y alentando á los carlistas
con la fuerza, verificándose que e n algunos colegios se
hallasen las mesas cercadas de bayonetas: hizo una
expurgacion arbitraria, con el nombre de arreglo,
en la milicia ciudadana: por último, habiéndose opues-
to decididamente aquel ayuntamiento á la observan-
cia de las circulares que contra ley habia dado el
gobierno para monopolizar la eleccion, imitando en




-208-
esto la municipalidad coruñesa el proceder valiente,
patriótico y leal del ayuntamiento de Madrid, que
sirvió de norma á algunos otros del reino, fué pre-
so el alcalde en un castillo; y habiendo representa-
do los concejales contra este desacato, y reunídose
el pueblo y la milicia ~n grupos. pidiendo la liber-
tadde su magistrado, el capitan general decláró la
ciudad en estado de sitio la noche del 18 de enero,
procediendo en seguida á la prision de unos quince
progresistas. entre los de mas valía por su influen-
cia en la capital, bajo el pretesto de que habian si- .
do los que acabildaron á los amotinados. El dia 24
fué decretado el arresto de t040 el ayuntamiento.
El estado escepeional duró hasta él 2 de febrero.-
Dupli~ado el número de electores retrógrados cn
las listas electorales de la provincia de' Cuenca, J
considerablemente disminuido y expurgado el de los
pueblos hahidos por liberales progresistas, acordó
su diputacion el 19 de diciembre circular las listas
manuscritas para q1;le los pueblos las fuesen copian-


,. do, faltándose así á la disposicion terminante de la
ley, que previene se impriman y publiquen. El fin
de esta sana y natural disposicion; claro cs que no
fué posible conseguirle. La antigua division de dis-


" tritos fué alterada tambien, subrogando las capita-
les antiguas con otras dominadas por la faceion, ha-
biendo aconlecidoen una de ellas la invasipn de
fuerzas rebeldes al tiempo de consti~\}il'se la mesa,




-209--=-
Ue,'ándo'se consigo lbs jnvdsol'~s á dos: secret'ilrw.
tl~ 'escrütUiJU~ , :: ::'" ¡;.


En Huelva asistlerotl :y lleviÍron la voz capita':':'
ncando' á lús électol'els 'ret~t'ados elcomanttant~
general yel'secr~fari¡j'dei góbilíÍ'lÍo 'Pólítico. De 430
elcetnres<{~ -cdÍlfáhá:la e~piláli erbla1ista ¡a~ohada
f,orla'diptitáCitl6' 'qn:Íbte'mits :aóté's' dli' la J$.it;lucion
de' las-l:t1tiítÜtsÓ6rtes; rebáj6 ahora :la lrilisli\tt· cbt";
poÍ'ticidú'3ÓO, siendo los 130 l'estÁntes casi todOs déi-
pendi~ntcs del gobierno. Dejó 'sin fallaraquellll: atÍ..:
tófidíid ;'qtliuienrós ¡lecnrsO~ que se laprese'útai'on;
y 'li' 'última' hot; ácb.id6 agtegár, 553 eleCtores' 'lilas ,i
sitt"dar 'lugit 'a. llís infi.iítas' tcclilfflaciones queóa...:
¿i~t'óti d\!siptie~)~il:'s'll:'c{)ntI'a."""",,,El geCe p61hico ~.
J aen refinió en su ea~a el 8 de diéreffibl'e '(~oino g'f?'
re' dd~Já~iidti\let'parlidó 'retr6gratlb ¡¡Háf{ petsónas
más Ílbhiblc's' que en.; áquellnchtdá'd 'contabit, éste
hando pT'ofegido del' góbiernd. En el distrito d~'V~
Ha¿m"rillomzóse' lán'pá1edfe el Haude, qu~' habién-
dó~e¡dni.itidoi;]1í confrontacioode tns>papelettlS ttlli til
n,ini~roi dé 'i'Otítiites; fué desatendida la .reclamad';"'J
qüt~ 'lRl\src'éito 'htcier(jn algunos ,ele(1tores.Eu~hk­
Ubeda" . fu'crlni ; agreglld08 iÍ' buttopor el ay"nta-..
mic'lltoden \-{ltantes irin' derecho; y .{a dipnt:~dOi\"
descstilnó' igualmente t~Íllegí1imas 'reclamaciones. 2.'
En Leon, oroelló el gefe -politico diferir, la: época
prefijad'" ]'Ioí' J(1 Tl'al romoüatoria para realizar' tás
dcel'ioups; sin ('"H1~a alguna legal que ,justificase td
TO~. nI,' 11




-210-
p~ceder .. El decano de la di[)utacion provincial.
cumpliendo con el deber que la ley impone á esta
corpO,l:acion, autorizó á última hora la remision de
las.,.hstas:. el vice-preªid~te fué encausado de real
orden porhahertirllladQ lacirclllar sobre eleccio-
ue!"., cu,alcreyó de. s» deber: ha~~do" .d,a~o. que el
gcfc.polític<h que era á quien en primer lugar, com-
petia. no tuvo'por conveniente verificarlo. En, me~
dio de este acefalismo en que constituyó á laprQ-,
yincia, para el acto de las elecciones, el taimado
r~presentante del gobierno, nueve distritos electora-
les que obedecieron la circular del decano, presen-
táronse en la capital á celebrar el escrutinio, co-
lJlO asi b;.dlicieron' ~us_ respecth'os: comisionados el
diadesigll~do en la convocatoria.


En la provincia de Logroño hubo distrito en el
cual se aplicó COll tal severidad la tcoría que en sus
circulares hahia espuest,o el gobiernl> sobre ,:Iec-
dones, que. en la lectura de aqutlllos documentos
oficiales y en el arreglo de las cont,r.a!i{!Qas se invir-
tió media hora, Ja .cual $e cmnpuJ.ó,despues para la
v,olaciun de 'la mesa.,. n9 admitién40se ,votos sino en
la otra media hora r,estanle, ,enve~ de la hora ínte-
9rJ' que la ley pre\'i!:ne .. En¡ .. ~1 disu;ito de Autol ha-
llábans~ 11\.0. (ll}gr.eidos \()s cadislas, que se verificó
lit votjlcum cnmedio de 10¡J insultos que prodiga-
ban aquellos á los liberales: estos escesos. ohligaron
4. Ji,!. auto.riJad il prellfler á dir,z d~ IQs agresores. En




-!11-
$anto nomingo de la Calzada yioló el presidente el iC'"
crelo de la votacion ahriendo y leyendo las papCletas,.
contra cuya trasgresion rué reclamado en vanb por
algunos elcctorcs.-Eltriunfo perteneció tambien
cn'la provincia de' Lugo, á los ex-vohintarios rea.:..
listas, cuyo comandante rué uombrado' presidente
de la mesa en Mondoñedo. La causa de este suceso ..
tan es\rafio en aquelJa poblacion, no fué otra que'
la de haber emill:do la diputadon pnn'incial lUla
nueva lista de electores al mismo. tiempo de ahrill-'
se la urna, en cuya virtud quedaban escluidos mn-'
citos ,de aquellos cuyo derecho, era J habia sido has":
ta ent~nceS: incollt~stable, para admitir otros contra
quienes no, era posible que procediese ya género al-
nO'd~ l"eclama.~ion. En Castro Rey. ~otaron algunM
muger~s por sus maridos.' En ~day cerr/lt'OB.lavo.-
tacion á las nueve de la mañana del quinto día, que-'
dando aun muchos cleo(ores por votar. Pocas pro-o
"iucias de España presentan en la elecion tan inci-
vil desórden como esta y otras del antiguo re~
de' Galicia .. Allí los curas cauitaneahan públicamen;.,·
te á los "\'iomnteS' dd' retnlccSO'" abogaban. en· el púl-
pilto;por la candidatura del ministerio y llegaba á
tanto el frenesí de algunos en esta cruzada elec~or/lt, ,
que hubo párroco que conducia como en triunfo,
fija en un palo largo. la candidatura, del gobierno,.;
á gUisll de haudera. y. sirviendo ~ tal á sus feli'-
gTrsrs, fluienrs Ir srg'uian en. pro('rsion, forroanda




-212-
el .conju.nto de ,aquella miserable bahorrina con Sil
estrépito y sus algaradas, una muy triste y muy ri-
sible fusa.-En Míllaga 'So inauguró la :épofa de las
elecciones el 17 de enero ~ por medio de un alarde
innecesario d.afuerza; pues que habiendo t sido Ge-
darada l'll¡ ciudlld enestdo de sitio' :aql,lcl dia, á las
pocas horas del mismo se lew\ntó:el'entredicho. Lá
alteracion de las listás fú:éaquí de lo mas parcial
y csciuidaloso .que puede:,imÍlginarse,.' Dejando in-'
tadas las de ,los distritos 'ck Teha " . Velez-' !I'álaga l
otros conocidamente adictos al gobierno" eran re ...
bajadal>enconsiderahlé número las de Ar.ellas , Be-
naque~ BenamargOsa\'C~mpidlos, :ChtllFriana:YJolro¡¡'
tenidos; por ;progresistas. En...Rbiida fU6l',OnneliminR~
tlOld20 eledorespértenecientes á este matiz polí-:
tiro. AUí,'t:1 coman3a'nte"de aúnas protegia abier-ta-'
mente, .lacarididáhiTade los ministros. EnCoill
citó el juez á suoasa,á los votantes para recomen:';' ,
dársela con eficacia. Varios clectqresde AntcqUera'
habian enriado' Un comisionado á Málaga 'pari!> ¡que
pusiese eU'Illanos de la dilmtacioo',algunosdocu ...
mentOs, qU'e ; débian 'formar parte.' 'del espedienie de


elecciO!Jéli; pero !sórpreiufjdo el. conductor, en.e! ca-
mino po¡'<..'friisntios diestros del bando que procla-
naba el ó'rden y la moderacion, fuéronlc roLados los


papeles S aun hubo de ser apaleado.
En Murcia, como en olras muchas proyincias.


del mno, SI' procuró 1I111IHI.ar la ¡\leniollde (;(,1'-




-213-
leSo por medio de la eleccion .prévia ¡]a,co~cejRles;
y la ilegalidad de esta era la base en qUfh8e- hilO
insistir, todo ,el e~ifidQ de las postreras. eleccwnvs.
Descu.hrióse 1111i- una conspiracioll: tramada por los
mismos' apoyadprns deI..spbiwol).{), . cUy(1 ohjeto era
ap~ental' ialarJ)1~s l dar- ptÍbuloal, des6rden -, para
iu~ti6.~¡H'.nsí cualquiera medid .. ·"iolent~ tQDb.'a l(}$
q\\cUaulabail elaltados, á q1iienes se habria de &lb
poner autores y cómplices de la fmgidaa~ooada.
Que ~sía' celada injcui;l. provenia de' loswisIllosre-
trógrados, híZOi>e. evidente cuando alguho"! de' los
agentes subalterrws dedaral'on haber recibido el di,""
Dero de mano de 10:0 c.orifeos de, aqueJ partido., Otro
agented~,pol,itía l·ccorria; lo&pueblo.s. de.:~8tjl pto,
viocia lil. frfll\te: <l~. trei.JlJa ,hpP.lbres ,arw,ados;.é iro:'"
pOl)iendo lacandidaturll !JI,linistcrial 'á 'lQsd~tn.idos
electores.-EI gefc poUtito dc Pamplona', llamó á
Jos empleados il1timándoles 6rdenesdcl g.ohierno pa-
ra su:separaciollj,~a&o dé permanecer. apátiéQs en la
llJcba!eledoraly:no,.ag()l}ciar el: lr~unfo,de la.candi~
d¡iÁur,a~del ininistetio:: distr'ibu}ó por 'todas· las.nW,...
rindade.sntuchosmiles de papeletas impl!cM.& !pOl"
medio de gente atmada',que rccorriala' prQ;vjl:)cict de,
su órden l llamó á Jos vereder.05¡ y l~s jmpllso:el de"
ber de trabaJar en el UÚ$mo senti4o: hizo que fue.,.
sen ;rcmo"id0s los empleados ,de Lumbier. en (ttcn.,.
cion al' cspípitu liberal que ost~nlaba aquel,dMtrit~:
lillalm('nl~,. HainÍl á los párroro!i y á ol.rossu~'~tos




-:H4-
de 'influjo en 108 pue~los 'para hacerles iguales pre-
'Veneiones.


Orense, otra provincia gallega, ofreció escán-
dalos de no menor cuantía que los ,habidos y eSpues-
tos en las anteriores. La diputadon· provincial no se
rouniQ para e'l señalamiento de distritos electorales,
rectificacion· y fijaeion de listas, ni estas estuvieron
tllipuestas al público el tiempo que la ley p~viene,
ni por consiguiente oyó ni resolvió aquella autoridad
ningun género de reclamaciones. AIli la eleccion la
hicier.en el clero y los ex-voluntarios rea)j~tas en
mnon con Jos sectarios de D. Cárlos. Del palacio
episcopal se árcul6 á los cnras la candidalnra del
ministerio, espresando en ella que las intenciones
de. este eran las mismas que las del clero, á quien
se conservarian sus rentas. Igual encargo hizo
la autoridad civil á varios párrocos que convocó
al efecto; y por sugestiones de ellos detuvo en la
~apital á algunós liberales influyentes de losdistri-
t-os de fllera, á lino de los cuales llevó la órden el
mismo cura de su pueblo. En él colegio electoral
de V aldeOTras ~ntraron armádos de palos los votantes
de la eandidatura ministerial y se valieron de ellos con-
tra sus Ínermes ad~ersarios, todó lo cu~1 era tole-
rado por e1 pacífico ciudadano que presidia el acto,
que era lUlO de los que se dedan amantes del órden
y de la observancia de la ley. En Celanova, d~nde ]a
mesa estaba compuesta de facciosos indultadolt, solo




-215~
d~Jaroneslos yotar á 'sus amigos. L(vini~'mo aeon ....
te-ció:en Allariz, donde presidiala'votaCion UD "Con-
finado 'por delitos políticos.-En la provincia'dé
Oyiedo eliminó la diputacion mas de cinco miléley;:"':
lores que babia aprobado meses antes, concedieOdt,


. ahora el derecho á igual iníunero, eSwg\do e'Ilt'te
10"s parciales del gobierno! lo- C'O.al egecutóáúltima
hora, sin dar tiempo para reclamar. El gefe ·pótiti ..
co, no obstante' profesar las mismas opIniones que
Jos diputados, no pudiendo sufrir tamañas "injusti-
cias, presentó sudimision. El ayuntamiento de hl
capital representó enérgicamente al cuerpo provir.-
dal ,contra tales demasías. Pero firme la diputac¡on
en su propósito, no solo rehuyó la enmienda, si
que tambien llevó su descabellado plan basta el es-
tremo de aumentar el número de distritos, desde
36 que eran antes á 45; sin qu~ por ello ~e 'mino-
rase, en lo general, la molestia de los electores: y
era que asi convenia p.ara realizar los amaños que
estaban premeditados. '


La proyincia de Palencia presentó aun mayor
cúmulo de escándalos que' las anteriores. El gefe
político y la diputacitm provincial deelaráronse en
oposicion mútua, porque profesaban' dis'timas o-p¡':'
Diones; pero la estremada ó~¡idia;dé aquel Tépresen-
tante del gobierno ,avasaUándolo"todo, proporcionó
á sus valedores un triunfo sellaoo con todo }joage
dc,~iolencias. Luego ,de baber ¡llegada á aquella c;a-






-216-
pi\íltl, que. fu~ :poco antes de'. lf!lid~-J\)I(Qio,n~k diQ
lll;l.l~l.1:fls de}. 4,esigJlic) que)leyaba. 4~, s~rvir por. ,l'\i
e.1;bal ,jil gobierno. Inm,edia~t¡.~ntc allqló "de .p~,o,:
pia\autorida~, la: 1l.!l(3~a, ~vj¡siº~: ~e Jl~tpto~, qll$l ~ca"
baba;;eJe acord,ar la ~~rp'mfcihn,~No.ro1?}1i1;4Qs .. ~ ~lec-:
tor:~ Ql' aY~I!t¡aqliMtP. íi: 10:& «:onvoc41 ~Jll s~ ~~sa, jp., ,
l~¡\n~Qlp'~) efOIl i~~~Zf\l> ge ,~{!ortfICiAA .l'i·AA Wr
14h,,~~a,J~'Wdipi!tu,r.-a ¡lll~n~cip~l que lll..lq~w:.op~,
Ve~i~q~)~,.elección, yi Q.entro.~e\:~él!minQJcg~,
pl¡'~S~rtóse·e.Il.lat f~rm~: deJM.~: .\in q~~ur¡;p arguyen-
dpl!Jllldad'; por l~bersc, ;nombrado ~q~rocilda.men~
1e::1.7 qp.. ,ve,2 ¡Je 1';; e:\ect9l'e;'i. parroquiales, Yo pOf'll,ue
Jil distr:ipllc,ion d~! parFpqujas »0. ¡cst.a,ba; arfegl~~~:~
la JI}J.;; ~i\: ,d\pU~acj9p., lGElc4\r.Ú ~. efeqtí\, la l\ul41<\4;
perQ ¡C~ gl'lf~ se n~gÁ·~,qUlPpJjr!~,~~llfFd.9, J~Il Gri-
jo.ta :an.~ :e~te. ,p~r! sl1Jíl¡i~o: la .j~~lta piU'roijlÚ¡lli'J
h~i~p4p ~,dpn1).doffl¡A\putaci.on quopn~~iguicrae"
SU!i ,~~ci~nes; el <:\lpaI~efIllc pre~tó ;Üpeuicn,cia.J
el'~~ m,an,d.ato, fué pOl~.e~ g~fe ~lUlti;\dq ~,ll, l~QQO JI>.
Él/anuló la eleccion de Amu~co, y :~poj(lde sqJe~
K~tilll,," ~"vestiQura y S~~"fMI(~nl!~ p.~',~G<!-l4-~ 1l1lesi-
~Pt~· ~e l~deT orqqema4~. J~rAA~·~t~O.J;l ,t~l~~ me.,.
4i.os.,-4l'0gUrfl,f. <!Jguno¡;;.ty!q~w.WÍlmt9s al. :p¡¡.rHdo. po~
lj.tkQ d~,t oe'P,al;tte osteJ\ta~lll~d frenétiéo.' De .!Su
prQpia "~en~,, Yí'si,Il, q~~~J)~ewpiese formacion de
,sy.mari~ ,P~ g,é~ero alg\lnQ d~ foqn:¡.liua4es. 'de :esas
(lU~ no, ,dehen ni .. pu~n, impunemente, prescindirse
en las naciones en que hay un ,nomJlre ú una som-




-2\'1--
br;¡",de ley sÍéluiera, desterró, aqll~l. bllj;i,·á.llu~ ,do
los cnncejaJefl ,M l~ e,apital, persona ,de valía·y do
i~,{l"encia¡~.ellilj. que er~sin duda los dcHw~ qlle
purgélba; ; d¡uJ9.(), esl!c) 'golpe de" a)'bit¡.¡:tr~d;,id" tQuib
m~~ida de terror ten;:\" 'Si\zop. )Ali;¡iIl~ (le Jaselecci()ró


. . '.


nef.i+l~."tfill)All\l;~pf8wo d~IJu¡;li¡.¡iil, huJ.q¡ d,e for-
JI\%fj CtI,1Mí\ i,' PQr ,l:l~~OJj d~s'll<lnes, ~l gef-e, ¡ pplÍ¡ticD ,d4
P(8.UnJc~a" providf;llcÍ¡mdQ al. pronto ,que ,saUes,fl íl\ sei$
~\l~s4e distanci~ de la capital ;, ,per,Q. fel t~.iIPadQ
~gen~'il~el gobi€rna .bWlló ,esta disposicion del:podft
judicial, negándm\eá cumplir, el aUlo;y contest¡mdo
aLj~z;; co~isionado qu~ áSl\ I'a,lida se alteI'afia Lt
lr,~quili~,~d pitbljca, en 4!lll.eUa 'Aiuda.d:. 'POS\etiQl'",
J;Wln~~,~~oIJ.detlfl.do este gef~ potel mipllll) ",ibu ...
nal s~r~ .~l:y ~U\\t~n<\ente pre~4ronsw el; ,día
1 ~ {J, ,.i1)for,~a.cion d~1 ¡la, mQM if;\e Ja' cllpita,\~ 'Qlaltra-
~rop.,do palabl~a y,aun de ohra ,¡,t, a,Igunos concur.,.
rCl\tcs .,y (',uanao ,CJito, vieron lps· muchos electores


a." .!. ,


,q~a.. hab~a ya, ,el). aquel,' recinto ,prorumpio fQIl en
gr~tos 4e dItera! Enton~es las al1~oridadQs, baciend."
~tfla.yor a'il;rde de ¡sll.arpiLrariedatl, obligar()ti.á,lll~
,progf~sistíli!; á¡ !\"ctipi:\r~c, queda11dosolos losmod62..
r-ildO?)para r:.otarJ'la mllsa.~ TaD;lbicn d ,gef1\:lWAAli~
co ,4,e: Salaman<\a¡ ~omettónotahlj}S C~SO$ M autori-
da4. comoi11 .de alt~rar por, sí"laqjvision de di5-
trjtos y;la M.ocu¡;ion ~ acor.dadasq~a.:fÍsu negada por
l~diputadon de prolillcÍa.., ( ' ,


Habil\ f,eGonocido ,GS;!e{\sihlclOOJ,)if}la ,de S"ntao'-




-218-
der lainju!;ticia con que procedió en la agregadoR
de unos tres'mi/"volantes al verificár las e1etéiones
anteriores; pero al recibir ahora la órden súspeD~
diendo la renovadonde las di¡mtacioIiespróvincia~
les, retractó s1i"inici~i '~rdcnandó'quel'i~esen las
mismas listas con' nitidi6tadóR&.I aun masirrit&.ntes.
En Jaéapital nombró el gefe político adjuntos pará
rectificarlas, siendo algunos de estos carlistas nottl":'
ríos. En Laredo, , Castro- Urdiales y otros ime':':' "
blos de la provincia se reclamó por centenares de
electores su indusionen ellas; pero rué en vano:
la diputacion desoyó la justicia de sus pretensiones,
al. mismo tiempo que esduia á otros' votantés de de-
recho incontestable sin oirlos. En la primera de
aquellas 'poblaciones calcúlábase que votaron do.
terceras partes de individuos que carecian de los re-
quisitos prevenidos por la ley electoral, y cuatro
quintas en el valle de Liendo y en Ampuero, sobre
Jo cual se dirigieron infinitas protestas y reclama,...
dones á la diputacion provincial, que fueron des-
atendidas. Los carlistas, protegidos y alentados por
los ministeriales, proporcionaron al gobierno un
triunfo amañado y forzadoen·esta~roVi.ncia. En Ca-
bezon de la Sal, Mascuerras yCabuérniga, toma-
ron la investidura de alcaldes 'tres cónspiradores car-
listas indultados poco antes por "el general en'gefe
])(:Ql:E lJE I.A Y1Cl'OBIA: y en lo general, los elegi-
dos para concejales esta vez en Jamontaña eran




-219-
carlistas decididos. Algunos curasrecorrian solícitos
las casas haciendo creer que habia excomunion del
Papa contra Jos que no votasen la candidatura det
minisferio:En el distrito de Olea se descubrió élii-'<
zo público y' evidente que la mesa habia añadido á
la candidlttur(a retrógrada muchos votos de electore5
que no sé habian presentado á emitirlos; En ~el de
Potes rayó tan alto el abúso que se hizo de 1M con~
lraseñas, que solo se repartieron á los moderado»
negándolas á los' progresistas.


Pero si hay Una provincia que se distinga entre
todas por las' demaslas y escándalos perpetrados por
los agentes del gobierno y los frenéticos seclariosdel
bando moderado., es ciertamente la de Sevilla. Allí
'fu~en donde se constituyó aquella junta ócomisiOá
furibunda que vertió máximas lan inmoralév y atr~
ces, compitiendo la ignorancia que fluian sus. jui-
cios con lo dañino de los sentimientos que iban 'allí
al descubierto y sin rehozo á'lguno, confundiendo
con la virtud el crimen, y recomendando la super-
cherla y el fraude C6mo medios para alcanzar el ,
triunfo, sCglln h-omos indicado ya antes de hacer la '
rCSet\a que ahora vamos trazando. AlU un inten-
dente qtle hacia-de gefe polHieo interino, don Mi;..
guel ~faría de Fuentes, suspende con ungalpe de
'arbitrariedad, sin facultad alguna para ello, las-se-
sionesde la diputacioR proviO(~ial, porque esta cor-
PQl'acion.,compuesta de mdi~'id.u05 de di'fcrso¡;ma-




-220,-
tices po1ílico,S¡¡.pero amalltelHodQs Jip,'su d~nidad
y tespetuosos-.con la ley, rechaz6 C(}Jl teson justo las '.
pretellsio.nes·ilegales é ilJlprudentes de; aqllella au{o1
ridild .tl"esacordada. l\'las haYlln:hijctt@ " en .estils el~­
<:iones de Sevilla • que dN'C~IIa. e~re. todos..IósJ des~.
afuerOSJ¡, )5íde.l ,cual ,o.fl!~c~Ji· ~{~rtJlnQ.lltlJJlJ~~tllt:~s~a~
SÓ.S ~gflmplos::lós fast~de·los gobienu)jI m"~ dl'Pt'lt-;.
vados y' abyeetos. Como·en M;urcia¡ taJnbit'~;fll ~sta'
caPital' de AndalUQía fragu6se una inferJJl'lco.njurA;
por los partidarios del.gQbiel'no~ont.ra Jospro.gre-
sisi.as "en ánimos dtlalejat á estos, PGf, l<ln re}lrphl1-
d~ medios! ,d~ 1M,1i\rlia&electorales.,P;eto la CQhs.+
piraoion :de Sevilla; Jué .aéompai'iáda :..de: dIieUusl:;la\r
<1as mas'g~vefo. é.ir.dtaotes·que la «Jelos murcianos:
EritqW!tl1a ilus~·eciud~ddel.Betis.,· el a.lcalde pii ...
mero ~on.átituQiotial:,! don. :Ignacio ·N,aZ'q~zL\ihéral~
aatqO$o yhiutrado!patricio,!¡ábedor de que exist-il\
ho.rrible trama en la cual figuraba como instrumeli-
tÓ;ien! primer tbrmiup: un Aleja.l14rG .cortiiles; !e~­
:vol~n\.anii);f'eaJi:sta y. a-lgu.acil mayor! que 'habia; sido
tambiBn.d~ la·Asiste.nci<.l:; en,tiemp!ei;~f'i absolut-'~
con ot1'OS: .vario,s. sugetos :de :511 laya" 1~' revelaron
impr.udentes todo, el·~ secreto: al tiempo. de; percibir
la'pagá. qlle~ con: autoriz~ciou·ya.cuerdo del intcn~
dente.ydel gefepo1í:tico,les distrihuia:·la comision
moderada de elecciones, ordenó é hizoegeoub.Í" ·la
prision del· ';ortinesiy otros compaiieros', prbcedien-
do en.sciuida á in~ti'uir la competente sumaria. El




-2'2:. ......
objeto 'de' 'Jos oonjut'ados era :itltr~dulline, ~n; ln$'iCa-
fés y eh toda' dllslP de 'reuniones; ::dtmde; lmhiera:
progresista8, y' 'fingiendo:' malquerencia· ; y. :e'ó~
eOlltri'd góbierno j . soltan(}(loda lengUa' eIlt, seMidás
y al ::paI'600r .funfladas '1ftÍJrcllas.~ ¡ ~f:1plotar; Á¡¡j '¡los
ámmO's'lJ,:}¡¡e·vohintad d6;WS¡circumt6nt~ pa¡\fl,delli--
tMoIQS'~,;C:311ode'itdi"ciair '<lon' Stll![ Qpin~rl~ ,'4ár
apo~,ál'SUliqtiejas. ')}std ,plan,:y el IDIl§inilJU~:aúny
de 'ingerirse en' desórden dentro de los;; cMe;giO!t
electorales ~t 'Primer di~·dC'"otacion, 'para poder:wl.
honestar :las violenciaS, ~. se' intentaban '~ntra: tofil
partidarit!lsdc1 ptt')gre~, \habia de:. desviar ,precísa.L
ntent~5á: tstos·.({et' 'lugar señaIlldn\á, la'e~letlcionnlne-:
daOOg'lé t, campo 'por ¡ 10s áu.tores de lUf horrenda trá';
moya', '.1\'1 ttdH:I'~I~I1ég., fospif'kban E1S1tlSl ral ~glJfel poli':':
tiw,don' SimOri Roila';;p6rqiIeá trQ~fsde: .g¡illV'I1fY.i.:
1os;j de frustrar' ,lOs, pasos que en .su':)llls(,8,:iba y'a'
dandó lajusticia ~no' halló escrúpulo en corpeteriun'
atentaUo;qu~ era\el úni-cio que para coronaF üesMm;"
dalofalta:M ya a'estos singular~s' y estraños,',suees&s¡;
l<~h ,el momento mismrQ ren que stipo Roda la forma-,
CiOB ,d~(su,nlaria yprisionne los l!eGS, JlalRÓ ante's~
ahléalde; ¡B. quien pidié' con imperio y hasta con1llme;;.
uazas el'IH"OCQ8lO.NegpseYazquez, en jUSU)::cllm~'
plimienlo de slI'debar',.á una tan touierá~ia' J)tan'
inj\'ilrta demanda,'lraciendo·ver ,al groe' drespeto y
vQDcradon que se dehia al seereto de' la sumal'i~, y
cpw {.) rurso (mi(:() 'lue la ley le designaba en IIqne-




-222-
Ua ,ocasio~, era, el remitirla como lo acababa de ege-
culat!¡,á; su magistrado natural que 00 era otro que
el3uez de primera instancia. Furioso entonces el don
SiniOll, decidióse á ;consumar el atentado: El pl'i-
roer ,alcalde salió del gobierno polític.o para. un' ar-
resto, IJ; el proceso fuéarrancado violentamente. de .
ór~n delgefe, por unos migueletes armadQs, de
las .mismas manos del oficial que .condncia el cartu-
1arí~,a.l juez, valiéndose de unos medios, aquella in-
digna Autoridad ,.segun la espresi.on propia y .opor-
tuna de que hiz.o us.o. en su dictámen la sala primera
de la audiencia territ.orial de Sevilla, igualea á.lo$
que pudiera 'Úsar un salteador de caminos. Vitupera-
ble conduela la. de este representante del poder, qué
rué además calificada por l.os mism.os jueces, á' quie-
Des cierlameD.te n.o p.odia atribuirse el desvarí.o de
los parlid.osp.olíticos, porque ell.os eran mas bien
tenid.os p.or amig.os del g.obiern.o, de escandaloso
atentado, de el mas atroz de los delitos, y finahnen-
te· de cr.imen. :Mas á pesar de tamaños desafuer.os,
todavía no pudD el.gobierno librarse de la derr.ota
que en esta, pr.ovincia le .ocasionaron. los pr.ogr.esis ....
tasi siend.oclla la única, entre t.odas las.que s.obre-
salen p.or las arbitrariedrules, que cometió el. poder,
ca la cual el celo';"J la esquisita diligencia de l.os,
pntri.otas. y la imprudente c.onducta de l.os c.onspi-
1"ad.ores de .ofici.o, hicieron. fracasar de. lodo punt.o.
los ~lan{'s ile rstos.




~,i2;.J-
En Toledo solo. se reunió la diputadon pro.vinci/ll


el ,dia 20 de diciembre paraseúalar Io.S distritos: las
dcmas,~peraciones electorales las egecut,ó una comi-
s~on. Menasalvas ofreció un número de electores
despro.Porcionado. á su Po.blacio.n y riqueza. En el
escrutiQ.io. gener:¡¡.l se protestó la divi~'¡o.n de distrito.s
de T!ll~ver~. y Puente del Aq:obispo., Po.r ser U9.t()-
riaqlénte co.nl,raria á lo. dispuesto. en el artícu.lo 19
de la ley que. manda co.nsultar la co.modidad de lo$.
electores, cuando algunos pueblos resultabau á· seis
leguas de.la mesa y antes se hallaban á dQs. Los
electores de ,los pueblo.s de Noves, Portillo., y San
~~lve~tre, no. fuero.n co.nvo.cados hasta las tres de la
\a~de.~e118 y. no. las veinte y cuatro. horas antes que
p.-eviene, la ley.. En la vo.taciQn de la mesa de F,uen-
~alidtt \:o.taro.n alguno.s despues. de .la ¡wimera h()ra,.
l;on1ra lo. que la ley o.rdena .. En Oro.pesa no. se "¡ó
si lo.s vo.tanles estaban inscrito.s en la lista. Final-
mCQte ,. ea Talayera resultó notahle diferencia entre
el número. @ papeletas. y. el de Io.S electo.res que to-
10a1;o.n, parte en. la vo.lacio.n.


,Po.r último., en. Zamora también creció. al es-
tremo. , el. dcsór4en anárquico. ingerido. en la elec-.
c,ipn Po.r 10& mismo.S encargado.s de co.nservar e~ ór. ..
den respetando. y haciendo. respetar la ley.. El in.,...
t~nd.ellt.c so.brecargaha ó disminuia las co.ntribucio-.
¡'les_á lo.s votantes, seg'un la candidatura á la cual
se lllQl\trilhan adictos. como aconteció con el CUBO.,




~2i!i=:.;
de' la est~'l(jrfliMria' de gue'rl'á 'en el p\t~Mo de Ca§-
tl'óverde: él 29 M di'eiembre,'~~lió;'a! r~coITer;'lds
pueb]os~de,lh 'J»'ÓvíncÍ1f; :agertditmdij v~ijl¡f'pa¡'h' el
ministerio y hacienda adem~s'~ losttatii.6i'r\~ros'd'é
haoiendtt ',¡rlil1licar.aliá';lddfiMM 'h!. ~ay~ Idlll ívedtl.o 'I1iV-
nO: twc Pbt1itlglfi-j í par á: haé'Stá~hdO§!lí.l ~1~lihtÓS'Wti.:..:
v~t~'s' álá ctitid~lü~a rét'r{jgrá.(}a!,q,ie'{at¡~nN·
ÁÜtoridl.\d, protegia. El .. gefe ¡mIítÍ1~otamhienllcu:...!
lIiÓ á: .'f1Yrb; 'ea donde'; pt'esidió la· junta de ,l~s' '4u~
~'litul'abán'moderadoS' \'h1tCiendO ahIncada red1men"":
dtft:lon de la m.istriádail'didnttira:,I~¡{tlipútaCíón pro-
vincii(l ,¡tñAdió'á bs"ñsfas m1l.sde' d.os"~iFvoto's para
á~eg~rt{f: lmtr.tittltb;1·hahi'éndbs'e 'tifflt'didb -eh' fOrtbíl
~'mUl!ho'l,j' m~tore:sá '{r~t}¡i.niat;t.dtitrh :"cl iab-~r.'(j
d~ 'wl¡ió~ énlf1e 'lbs' :nüeVfflnent~ iricluidoJ,'; aq~enli
c6ílpbradoftino;;decretiY estas' rcé'lam1i.cióÍles; 1~ue8
q~é tejós' de' estil1" r'éilnida ios' quin~edias' que la'
le1':~1~vJ.inie pAra 'la'éoi'lfecciOrI' y totalartet;ldiÚ
Iasinstá~tSÓ)o;~luvocongfegada dúsftol'as:;cl1(}i:Je
errer·d~¡.siti¡-;~MjI'de el\ó ip~évlo"liVi~H;¡W ¡íriblito ,sien'-
do por consiguiente esta1única, se~futi')siicreta" Tah~
solid\!oS'~p~yil.dtWmi "el gohíerÍ'Ío ;s'é m'dstrarorr aque-
Hos' di¡M<f&'oS', ¡ 'que i tilglinQs M 'eHüsiespidier'on cit- ~
cuIares'; ·eomo'dcl se:r'v~cio;ftacinn:,)l; ~Í1corhiando 1~'
candMaluU; de:l 'miniSterio; Tainbi~ll hu.bo en estd·
ptdvinCia p;.·isiones aroitr~l'ias ~olltra las personlÍs
maS;IÍ!luJentes del bando progresista, y que no po-
dían tenln' otró ohjetoquc el de monopolizar la ac-




-225-
.ion y obtener el triunfo á toda costa en las elec-
(~lOnes.


Tal es el cuadro que en sinopsis toda~'íá pre-
sentan las del año de 1840. En ellas no hubo es-
cándalo que fallasepal'a abigarrar con siniestros ma-
tices y cubrir con una nube caliginosa el campo que
ofrecen á nuestra vista. El impío asesinato, la tira...,
nía mas espantosa, la violencia, amenazas, seduc-
ciones, halagos, y esa alfadía inÍcua importada de
olras naciones, en donde el sistema representativo
no es mas verdad que 'en la nuestra, y á poder de
la cual se aderan los votos como vil mercancía, to-
dos, todos estos medios reprobados y altamente cri-
minosos, pusiéronse en juego por. los que hipócri-
lamente se decián partidarios de la ley, del órden
y de la moderacion, par.a haber deg.anar las elec-
Ciones.


En las provincias que hemos enumerado, es-
cepto Sevilla, en todas alcanzó la victoria el gobier-
no. Pero cuenta que en las restantes de la monar-
qUÍ1l "or.a ganase, ora perdiese la volacion el mi':"
nisterio, en todas ellas adolecía la eleccion .de mil
ücios capitales y comunes" como que procedian de
1<I.s medidas generales adoptadas por el poder, y de
otras que en todas parles pusieron en planta la&
junta~ retrógraoas amesnadas por las autoridades y
demas agentes del gobierno. Con sello oficial de este
s,e recibió en muchas parles la yirulenta cqntestaciQIl


TOM. IIJ. 15




-226-
an6nimaalmanifiest'0 qne hicier0D los diputados d~
]a última mayoría del Congreso. Todo presentaba
el siniestro aspecto de' una, vasta conspÍracion
que de real 6rden iba tramando :y urdiendo aque-
llas eleCciones. Rubomuchasi , provincias, en don-
de ápesar!de 110 haber. ganado la'vou.eion el go-
bierno, las tropelías que' 'para: conseguirlo come-
tieroo' sus agentes. rayaron muy alto sin embar-
go. Tal fué, por' egemplo, la de, Castellon de lá
Plana, que fijó la victoria al lado, de los progresis-
tas, no obstante las grandes' arbitrariedades perpe-
tradas por su diputadon y por otras autoridades del
gobierno. J.a muy liberal, rica y:popular villa de
V'¡oot'q.zofr~ci6 el tr~ste egempl() de que un gober-
nado:r.riWnta\'"; 'esiúpido, y atrabiliario, la tiranizase
hasta;uu-icstremoescandaloso é inaudito. Verificadas
alli las elecciones de ayuntamiento, y ganadas por
el parlido liberai ,la dipulacion de la provinciane-
gó k'\-posesion al primer alcalde, alegando que ha-
hiendo sido reelecto no podia, continuar egerciendo
el mismo>eargo, sin que en, ello se faltase ála ley.
Contestó el agraciado por los ele~tores que si :algu-
na' inÍraccion de leysehabia cometido al reelegirle,
á aquellos y n(J'á él debiera atribuírsele; y sobre to-
do, que no debiera : declinarse la responsabilidad en
(lue"por este acto hubiese inCllrrido el gefe político,
que fuéquien, por comision éspecial de la diputa-
cion, presidió y autorizó la eleccion de concejales




-221-
en la villa; :uiadiendo: el alc~lde" que si'bienpodrill'
privársele de funciomq nuevamente (lomo ,tahtlcalde
primero, 'de ninguna manera debia ahandonar la pt'e-
sidencia del ayuntamiento,' romo alcalde de 1839;
que t'ra á quien competía esta atribucion con arre-
glo á la ley. Ajlistada (t. esta iha la réplica que el
alcalde hizo á la diputacioD;' mas á pesar de todo,
agrti~áronse los ánimos de los diputados, y récur-.
riendo al auxilio de la frierza armada, arrebataron
á aquel violentamente la vara de autoridad que el
pueblo habia colocado en sus manos. Justam<mte il'-
ritado Vinaroz al ver tanto desacato, dió muestrás
de disgusto; pero sin que la efervescencia que se
advertía en los eSpíritus de aquel palÚfico vecirida~
rio pasase de un amago de . general descontento.' El
sosiego público no fué en manera alguna alterado.
Sin embargo, el gobernador militar que parecia
aguciar un protesto para alardear su, fuerza bruta
en aquella libre poblacion, y proporcionar por este
medio el triunfo á sus valedores en las próximas
elecciones generales, declaró en este dia, que era
el di-ez y siete de enero, dos antes de empezarse la
eleccion, á la víllade Vinaroz en estado de sitio;
hizo arrastrar variaspiézas'de artillería por sus ca-
lIes; arrestó al antedich() álcalde :primero, que á la
vez era comandante del bataHon de milicia nacional,
eoo otros varios liberales de crédito y valimiento,
los cuales fueron procesados y depoi'tarlos looos á las




-228-
islas Baleares, para alejarlos así del campo de las
elecciones. Pero en ninguna parte fueron espiados
estos crímenes de una manera taft singular y tan
completa como en este pueblo y en esta provincia.
Los encausados fueron absueltos por el tribunal com~
petente, el gobernador militar de Vinaroz fné de~
puesto, y su alcalde primero constitucional electo di-
putado á Córles por la misma pl'ovincia de Castellon,
en donde, á pesar de tamañas violencias, triuufó al
fin el partido progresista.


El imperio de la fuerza y los resortes de la 'in-
triga fneron, pues, los elementos principales cons-
titutivos de esta eleccion general de 18~O; lo cual
se hizo mas palpable, cuando se vió que el gobierno
consentia y aprobaba en unas partes, aunque mal de
su grado, lo mismo que anatematizaba y hacia cas-
tigar en otras. Sn conducta era determinada por ]a
posibilidad ó imposibilidad en que se encontraba de
contrastar los ímpetns de sus adversarios. En ~fa­
drid, por egemplo, en donde un ayuntamiento cons-
titucional es poco menos que un poder del Estado,
reuni6se en sesion pública la municipalidad para de-,
liberar acerca de las circnlares de 5 diciembre y 8
de enero. Despues de una madura discusion, en la
cual se evidenci6 la ilegalidad de aquellas, sin que
(\1 gefe político que presidia el acto ni ninguno· d4il
los concejales repusiesen palabra alguna en defensa
del gohiemo, decidió el ayuntamiento deotarar,~e par




-229-
[ti, ley y desobedecer las circulares, pasando aquel
Ilor el sonrojo de verse, no "ya solo desobadecido,
sino hasta reconvenido en cierto" modo por la muni-
cipalidad, Ja cual recomendó efiicazmente al gefe
político el mencionado acuerdo para que lo pusiese
inmediatamente en conocimiento de los ministros.
Llano es que asi aconleceria á los pocosmomentos~
y que los consejeros de la corona no oirian" con
agrado la rebeldia (pero rebeldía legitima, si se nos
permite esta espresion, la única que á nuestro ver
es adecuada y propia para significar la idea que aquí
concebimos) de los concejales de la córte. Sin em-
bargo, como en esta alcalizan siempre mas vigor las
leyes y cunde menos la arbitrariedad que en los de-
mas pueblos de la monarquía; el gobierna calló, su-
frió aquel desaire, sin que el ayuntamiento de Ma-
drid fuese castigado ni aun reprendido, ni menos
sus individuos deportados ó encerrados en calabo-
zos, como aconteció, por causa idéntica; Con otros
municipales de provincia. Vése, pues, que los go~
hernantes egercian la tiranía á medida que les era
posible. segun sus fuerzas: y la contradiccion qUIl
hemos no lado en el diverso trato habido con la mu-
nicipalidad de la córte y otras del reino, Mz·ose mas
patente aun, cuando al tratarse de las aclasde Ma-
drid en los cuerpos colegisladores, fueron aquellas
"llprobadas casi sin discusion, á pesar de haber triun-
fado aquí el partido progresista; siendo de notar que




-230-
ni los min~stros, ni sus defensores osaron echar en
cara a1a;untamiento de. ,Madrid; la falta decumpli..;.
miento á las' Circulares I del ,~óbierno. Tal em la
conviccion en, 'que! '~od()S; 'cstah/Ill :de' la. ilegadad d.
estas, ,,[' :, ",.,: ,,', ",; '.; ,
.. Peró; ~i el ]Xlder devotaba en:silcncio la amar-


gura con la cual le' convidaban los libres;y esfor.!..
zadps coD.cejales deja. córle;y OtTOS que en las prO-"-
vincias se ap-resuraron'áimitar,su patriótico y noble
egemplo, la alevosía meditaba tambien en silencio
la rui-.a y esterminio completo de las llmnicipa-
lidades, subiendo entonces de punro en el ánimo ar-
rebatado y feroz de los rewlSgradosJ ese 0dio que ya
de antiguo pt:ofeSaOOa :lt,:estu aut{)ridades' popula-
res, condenadas ,por eUosi~á morir.de mano airada,
siquiera no tuviescu.: otro delito que el ser ellas
siempre el mas frrme apoyo de .los fueros, de las
franquicias y de las libertades públicas. Pronto ten-
dremos ocasion de ver confirmadas con esceso estas
nuestras c<?nsideracion~s: haSta tanto, diremos de pa-
so que los; ;rencores que abrigaban en estos ,dias' de
cleccion los serviles de la cÓrle, no pudiendo com-
prilllir.se dentro de su pecho emponzoñado , dejá-
ronse traslu.oir i no con frases ambagiosas, palabras
oscuras ó ambiguas, sino de la n'lanera mas escan-
dalosa y atroz que ha pOdido. jamás espresarse por
los mas furiosos demagogos en 'Iosdias mas cruen-
tos y horribles de la revolucionfrancesa, modelo




-231-
ile terror y de' barbarie. Hé aquí los términos,: en
que se 1'rodujo un periódico defensor del minisf:erio
mi los .úHim0s días de, enero, es ,decir, á,.poGodc
verificarse las. elecciones:


aY/odo de acabar hoy en breve'con la anarquía:
« AHORCAR MEDIA DOCBNA: Da CONCEJAU:S. 'Todo lo
«demas es atidarse por las rainas.» .' "


ES\Q qUé dijo -el diario moderado en la sazon mis-
ma en qúe el ayuntamiento constitucional de Madrid,
objeto del odio y de la animadversÍon de aquellas
gentes, y algunos otros ayuntamientos del. reino
acababan de dar una leccion tremenda, no de anar-
quia sino, de legalidad, 6 ,sea de veneracion y de
rc!!petoá ,la ley ,coooulcada inicuamente pOI' los
gohenmntfti:; rechazando ,las circularesy.las viólen-
tassugestiohes del poder cOBdignidau J 'valentia,
pero' con órden y sin promover tra$tornos ni bulli-
~ios' de ninguna especie, como se hizo ver' palpa-
ble y ostensiblemente en las elecciones de Madrid,
las'maspacificas y las mas legales, porque fueron
lambien las mas libres de cuantas se realizaron en
lanaciori, fácil escoooe,el' la tendenda qué llevaba,
yb¡;:intenci6ne& que envolv.ian tales eseritos. '{am-
poco es difícil coogetural' hasla: d6nde se hubieran
elevado los gritoS,. las' aclamaciooo-s hipócritas de
la prensa anti-liberal ,si en vez' de;,ser uno de sus
6rganos hubies~ sido alguna de- los que ellos,apelli-
daban bullangueros y anarquis.tas el que. hubiera




-232-
estampado en sus columuas esa frase. nada modem-
da por cierto, subversin, y mas que subversiva,
sangrienta .•. y que toda ella respira triste amencia,
amarga desesperacion y cruel frene.sí. Es que la in-
consecuencia y la· mas -completa desautorizacion,
tanto en el decir cuanto en el obrar ,son"los carac-
teres distintivos del bando reaccionario.


Pero si grande y ahincado era el odio que á las
personas que componian el partido progresista mos-
traban sus implacables enemigos, no era menor el
cIue estos profesaban y ostentaban tambien á veces
tener á los principios. Con insolente descaro pro-
clamábase tambien en aquellos días, en que .se me-
ditaba llevará cabo por meclio de, unas C6rtes qne
se decian: reparadoras, y que no eran sino una má-
quina de guerra que se habia creado el poder para
combatir la revolucion, las doctrinas mas sedicio-
sas, anli-sociales y anárquicas que es posible imagi-
narse. Los órganos de las opiniones retr6gradas se
esforzaban cada dia en trazar la senda y signar la
huella que habian de seguir las C6rtes, paraobFar á
satisfaccion de' los que contra la libertad. se habian ya
conjnrado hacia tiempo. El fin de aquella vasta con s-
píracion que se respaldaba en el trono, que tenia su
foco en la camarilla y en la sociedad de Jovellanos,
"iniendo á ser sus'instrumentos los ministros, y des-
pnes tambien las Córtes, y sus 6rganos los perió-
dicos que se titulaban moderados, no era otro que




-233-
anular lo hecho pO'r la revolucion én los cuah'o aOOs
últimO's, al menos, l'O'lviendo á la épO'ca 'del mez-
quinO' EstatutO', cuandO'-nO' fuese á la llamada despo-
potismo ilustrado del ~inistrO' Zea. Para hahér de
cO'nseguirlO', empezarO'n pO'r negar la legitimidad da
las Córtes)',constituyentcs, CO'~ lO' cual destruian el
basamentO' de la CO'nstitucÍO'n jurada. AugurandO' ya
la época cercana de restablecer el diezmO' y d~ anu-
lar la venta de lO's bienes del clerO' secular , decían
sin rebozO' IO's diariO's retrógradO's, que las CÓftes
que hahian suprimidO' aquel O'diO'sO' tribulO' y O'rdc~
narO'n, la enagenaciO'n de aquellO's bienes f no eran
Córtes, ni las leyes que hicieron (añadian) son ver-
daderas leyes. Hé aquí abiertO' ya el prO'fundO' abis-
mO' de la reacciO'nterrible yhO'rrorO'sa que se pre-
paraba. CO'n harta razan (emian' entO'nces lO'S hóm-
bres cO'mprO'metidO's; lO's amigO's fieles y lO's mas
ardientes defensO'res de la libertad y de las institu-
ciO'nes cuyO' sO'sten habia cO'stadO' á la España tan-
tO' sacrificiO' y tanta sangre, que tO'dO' fuese perdido
á manO's de la perfidia, y de la alevO'sía mas hO'r-
renda. LasinlenciO'nes eran muy cO'nocidas, porque
la imprudencia habia sO'ltadO' prendas y espresiO'nes
que las hacian bien patentes pO'r ciertO'. LO's diariO's
liberales lamenlábanse y 'decían 'cada día, nO' sin
~rave fundamento, que se iban- confirmando los re-
celos de los patriotas acerca de la' íntegra existencia
de la ley (undamental. El tiempO' vendrá á justiJicar




-23t-
plenamente .está idea :de temol' ~ este fatal presen.i-
miento,' 'poniendo: cada: ¡yez "mas, en curo Jos ya bien
indicados planes de los 'teacmonarios. Pen> prosiga:-
mos historiando la eondnc.ta; de: estos, y e'sponiendo
despues las causas. ,de ',que .. fracasasen felizJllente
poreiJ.t~nces .spr6yectos y susbastudos . .aesig-
nios. ",' " ., .. '


Adiada la, apertura. ~e las nuevas ebrles para
el 18 de febrero, verificóse la sesion régin proBun~
ciandó la reina regente el discúrso de costumbre.
Este documento, o.ido siempre .con singular alendon
y con marcadointetés, suele de ordinario no tener
ninguno, limitándose á trazar, pOT medio. de alguDa~
generalidades deslwdas en Uniuagucdadinmensa, la
marcha que "ebará. adoptar'lo5- cuerpos deliberantes
y el-gobierno ; en lo cual no siempre la realidad s@
ajusta á lo prometido, así cómo los trabajos que pa-
ra haber de discutirse presentarán los ministros á
las Córtes. Casisiemprepasarian desapercibidos á
los ojos de la nacion, ·los tales;-discUI'sos régim,: de
mera etiqueta y cel'emoaia> áil$.venir de ordinario
á darles animaeion Y vida los .oradOres de la oposi-
don, que, ~n, el debate que se celebra para conteStar
á la corona, recorrentoooel vasto ámbito de la po-
lítica y de la administraeion de los pueblos, dando
en rostro á' los. ministros con ,las ilegalidades y los
desafueros perpetrados por ellos ó sus agentes y de-
legados ·subalternos.




-.235-
Ellorvo silenoio que, ~squé frialdad;éindife-


renda, s~nHica un· disgusto pt'ofl\odo HUlwéido
~e sentiiniemoy agruira,aeompañaha á ~(e.act6' so-
lemne dQ la Besjoll régia, en-el Clla! ya la: reIua .cri$-
tina deheri&,~chtl.r de mhnosaqueUos vítores yacla-
DlacioneS' ,su. ,cuento ~on Jnscualos: era saludada en
tales,' oC3sibB~S por· ~l pliebl(). madrileoo. Este; el
mas, ,liberal:, de . todos 'los pueblos de Es¡paña JCO-
moquees tam~ien el :mas ilustrado, y el que ha si-
do y es. siempre aleccionado en la escuela del des-
engaño mas, de cerctt, no ¡ podia dejar de hacet esa
protesta silenciosa , y por lo mismo, magestuosa y
elocuente, ,con!ra,¡unas· cortes en. las cuales :llO vela
repNsenlad,a legítimam4mle la volulltad del'pais,. sino
la fdena~ el amaño :y .la . intriga ;' ptoced~nt~,8del
Jloder diclatoriál q~e hahia:pr'esidido á la"leleccúo-
nes, siendo' por lo tanlo imposihl~ que tales,diputa-
dos y senadores,' destinados á abrocar la ,Cü'nstitu-
cÍon del.Estado y 4s mejores leyes existentes, pu-
diesen lahrar la dicha y la'ventnra de los puehlos .


. Desde las primeras sesiones maoifestáronse ya
srntomasalarmantes, 'qUeéran como preludios de la
horl"asca polítiea' coo,· que' amenazaban al 'pais las
Có.rtes de 1840. Los diputados de la miuQría','segun
es de costumbre, empezar.ondesdc, ruego á, tantear
los memos que la ley y el rtigi'amentoponianerr sus
II1anos para retardar ó ~ntGrpecer .Ia obra' de sus
adversarios. Al efecto , don Sainstiano dc,Olózaga ~y




--236-·
otroi s(lis diputados, presentarod á la mesa (ln k
lÍesion del 19 , antes de prooeder al nombramiento
de los individuos que habian de componer las comi-
siones de siete y de cinco para la revision de actas!
una proposicionque decia de esta mallera.;,


« Dependiendo todas las operaciones necesarias
«para la constÍtucion del Congreso de la primera,
-que es el nombramiento de las comisiones para rc-
IIvisar las actas; teniendo todas las provincias igual
IIderecho á ser representadas en los cuerpos cole-
«gisladores en este y en todos los demas actos; no
«pudiendo considerarse completa ·la representacion
«nacional cuando todas lás provincias que no se ha-
~llen ocupadas por los facciosos, no hayan tomado
.parte en la eleccion; y creyendo de nuestro deber
((no consentir vicio alguno que pueda ptoducir una
«nulidad, cuyas consecuencias no es fácil prever, ni
.posible reparar. pedimos: que antes de proceder al
«nombramiento de las comisiones para la revisíon de
.actas, se pregunte al gobierno, si la eleccion de di-
(putados se ha MCM y completad9 en todas las pro-
«vincias de la monarquía española, que no' se ha-
(llan en el caso de la ley especial de 25 de agosto
«de 1837.»


No era, sin embargo, vedada é ilegítima, antei
bien muy' legitimada y justa, esta arma de que hizo
uso la oposicion; puesto que el fundamento de la
propoiicion que va transcrita no podia ser mas va-




-237-
ledero y s?lido. Existían, con efecto, algunas pre-
rindas en las cuales no se bahian. llevado aun á caho
las eleccÍon4?s, habiéndose suspendido. como aCOIl-
teció por egemplo en Almería. por disposicion del
gefe político. Y era ciertamente una facultad muy
peligr.ost\ la que .s.e poma 'en manos del gobierno, si
así se prescindia, para constituir el Congre.so, de la
representacion de una 6 mas provincias ~porqllQ
en tal caso, nada mas bacedero para los minis-
tros que diferir, bajo cu.alquier pretesto. la elec-:,
cion en algunos puntos, pudiendo así á su arbitrio
alterar y aun determinar el color político de la.
mayorías. teniendo. como tendrian, á su disposiciQU
el acrecer 6 disminuir el número de diputados. Mas
si Olózaga. como miembro de la,()posicion,. se mos-
tró celoso y aun escrupuloso coe.la ley, en unasun-
to tan '-llal y esencialísimo, cual era el que él y sus
c6legas tocahan, mayores y mas estraños y nimios
~erúpulos de reglamento. que interpuso- el presi-
dente del Congreso. Florez Estrada, frustraron del
todo el justificado intento de aquella proposicion, la
eu.al rué desatendida por la mesa que no tuvo por
convenie.nte dar euenla de ella al Congreso. Proce-
dióse en seguida al nombramiento de las dos comi-
¡¡iones de actas; mas antes de dar principio á la :VO"7
taeion. levantóse Olózaga y dijo: « Por mi parte no
«me creo en el .caso de votar:» y diciendo estas
PlllaJmls salió del salon sc~uido de todOi los dt'-n!H1S




-238-
dípu(adosde fa mÍnoría que repitieron ~as mismas
espresiooos. La confusion reinaba. en aquel recinto;
pero no fué esto un obstáculo para que se dejase oi.r
con disticion una voz quc-salia de los hancos de la
mayoría diciendo: «que se: marcken,que se marchen,<
(nada importa. ». No solo se mar~haronlos diputados
de la .oposicion, sino que }a inmensa concurrencia
que habia en la galería pública tambien la evacuó,
profiriendo á gritos al tiempo de retirarse, estas pa-
labras: {uem! {uera!-:-La. mayoría· del Congreso
continuó entonces sola deliberando y resolviendo
acerca de los puntos sometidos á votacion. Los di ....
putados ministeriales fueron tan intolerantes, ;par-
ciales y esclusi\'os, que en .la scsion del '20 se votó
que no Sil daria lectura < á la.próposicion de 0l6za-
ga por 88 contra 40; que era el número de ((ne
se componia entonces la minoría progresista. Bajo
tan fatales auspicios principió la legislatura de l8.l0.


Exacerbados y agrazados los ánimos' de todas las
gentes, diputados'y espectadores, no pasaron mu-
chos dias sin que sucesos mas deságradables viniesen
á justificar el-falal pronóstico 'que anunciahim ya
estos tristes preludioS'. Es 'por demas advertir que
en los· discursos de los :diputados retrógrados, ene-
migos jurados, comó lo han acreditado posterior-
mente, de la Constitucion política de 1837 ¡ en cuya
virtud se hallaban como representantes del pais
sentados en aquellos escaños, abundaban 5iempre,




-239:-
segunfué de costuq¡brc en las legislaturas anterio-'
r.es;:ese respeto hipócrita y esa fingidavenm:acion á
la ley fundaméntaly á todas las insiitucionos que 'de
ella emanan, y que babian de ser alevosamente sa-
crificadas por sus'mismGs'panegiri~tas y aduladores.
Paréceno!l escuchar tod"via,Ia voz de uno de estos
sicofantas," que 'en pleno parlamento y'con afectada
salisfaccion deciíl :(( Nosotros no atontáremos contra
"la milicia" nacional; institucionbrillante, 'y que
«tantos días d(l gloria ha dado á la patria: no aten-
(taremos contra 'la libertad deímprenta .... » mien-
lras otro de su laya, es decir, del mismo partido y
de la misma escuela política, mordaz y embaucado-
ra, se espresaba de ,la manera siguiente: «Estamos
...-resueltos á 'mantener INTEGRA iy P~&A LA. t~NSTITU­
"CION DE 1837, Y p~ricér.em()S enel'cumplimiento de
(muestro encargo.») Est(}stes-timon-Íos' solemnes ,que
tanto acreditan dé inconsecuente y de inmoral al
bando reac~ionario, abundan demasiado en la histo-
ria de nuestros dias para que nos detengamos mas á
consignarlos. Solo si direin6s, que el pueblo' de
Mad~id,coooeédór profundo de las superchefías y
artimafías die estas gentes: , 'no era ya' 'posible qUE}'
fuese sorprendido y :m\gm.1ado c()n'-prÓléstas á :Ias
cuales sabia él dar el válorlegilln\o.Él gobierno,
por su. parte, á quienacllsil:ba sin d1Jda la propia con-
ciencia y no podian ocuUatse aquéllas disposiciones,
IIcechaba y celaba sin cesar el menor síntoma de mo-




-240-
.. 'Ínilen\o. "\jn \a) es\auo ue reciproca inconünenela,
y la ninguna confianza que á l.os madrileñ.os, C.omo á
t.od.os I.os españ.oles, jnspirabanaqlleUascórtes, no
era p.osible que .perpetuase el equilibro .de la paz
por much.o ttemllo; ,ante.sbieli era consi!6u.iente l
"",""'-u",,,'\. 'l~t YQ\.Q aq~e"\, b. pob.eT ~e ,cua)quier. V31-
ven, de esos que en política son tan frecuentes, 'JOU'"
cho mas en d.rc,unstancias crÍlicas y azarosas como
1.0 eran estas, y desbordadas la,s pasiones p.or una ú
.otra ó ambas partes, viniese.n al fiu al triste .estado
de c.olisi.on ó de guerra. La predisp.osici.on era evi.,.
dente: las .ocasi.ones, por desgracia, repetíanse ;).
cada rn.o.inent.o.


, De esta manera • .cuando no fuese de .otra de
peor naturaleza, pueden tal vez esplicarse l.os sin-
gulares y estraños SUceS.oS habidos dentro y fuera del
C.ongreso de diputados en los dias 23 y 24 de febre.,.
ro. Discutiallse en l~ se~o.n ,del 23 las actas electo-
rales de la pr.ovincia de Córd.oba; y c.om.o en estas
elecci.ones se hubie~en cometido por l.os agentes del
gobierno las tropelias y atentados de que hem.os he-
cho merit.o en .otro lugar, l.os diputad.os de la .oposi-
ciDn, 11.0 s.ol.o se limitaron en sus discursos á com-
batir, p.or mediD de hechos ó argumentos especialc.i
y aislados, los vicios de que adolecia esta eleccioll
particular, sino que remontándose á generali~/l.l' la
r.uesti.on de elecciones, c.omo era naturaJ 1 lógico
eJ pro,ecdcr así, hecha abstracGion 48 ciQrta~ lIspa-:-




-241.,-
cialidades, señaladamente en el preámbulo de sus
discursos, debatían con solidez y profundidad la
cuestion de principios, considerando como muy afec-
tadas en su esencÍa legal las elecciones generales que
habian dado por resultado aquellas Córtes. A un dis-
curso luminoso y estenso del diputado Argüelles
contestó el ministro de la Gobernacion que el go-
bierno no habia influido en las elecciones; mas sin
cIue las razones del consejero de la corona viniesen
á evidenciar tan rotundo aserto. Como un insulto
hecho al buen sentido y al sentimiento general que
acerca de esta vital cueslion reinaba entre los eS-
pectadores, fué considerada esta respuesta del mi-
nistro, la cual produjo algnnos rumores de disgus-
to en las tribunas; pero lo que mas irritó el todos
fueron las palabras imprudentes del diputado Ar-
mendáriz, quien pretendiendo contestar tamhien al
ilustre Argüclles, que hahia hablado de la alianza os-
tensible que habia no lado entre moderados y carlistas
en el asunto de elecciones, dijo enfurecido: «Yo no
«conozco mas carlistas qne los qtw están con las ar-
«mas en la mano:» sin tener en cuenta, el orador
navarro, que en realidad, los que hacian armas con-
tra la libertad de la España y contra el trono consti-
tucional de Isahel II eran, por lo general, inocentes
instrumentos de otros instigadores que á. mansalva
asestaban el puñal alevoso y le clavaban en el seno
de la patria, lanto mas detestables que aquellos,


TO,U. III. :10




-242-
euanto que su' cobardía y su crímen los constituía
en la vil funcioil de sacrificar unas víclimas, {das
cuales llamaban enemigos, á espensas y por medio
de otras víctimas, 'que eran apellidadas amigos- por
aquellos perversos. Las palabras de Armendáriz exal-
taron sobremanera los ánimos de los que ocupaban
la galería pública: las señales de desaprohacion fue-
ron ya esta vez acompañadas de estrépito y (le cri-
minal escándalo: el presidente del Congreso qUCl
creyó atacada-la'jriviolabilídadque por sus opinio-
llcsdebe tenc-r;todo diputado, en uso de su derecho,
sin~ cuya in~ola}jiiidad no habria fuerza humana bas-
tante ~:,sobrellevar el pónderoso cargo de represen-
tantede,lo& pueblos, slfmdo este un requisito inhe-
rente á todo:sistema de· libertad, y muy necesario,
indi.spensable, en esta clase de gobiernos, ordenó al
punto que fuese evacuada la tribuna por los cela-
uores, en justa observancia del reglamento. Mien-
tras se efectuaba este acto de despejar la galería del
púhlico, algunos :de los concurrentes, olvidando el
respeto qne se merece siempre el santuario de las
leyes, aunque él esté invadido pGr una turba usur-
padora y desautorizada, lo cual no incumbe cierta-
mente calificar á los espectadores de las tribunas,
escasos en número y sin mision para ello, prorum-
pieron en algunos gritos descompasados, llevando
su estremada osadía· ha!>ta denostar á la mayoría de
los diputados.




-243-
Los que así obrahan en las tribunas no es po-


sibte que fuesen amigos de la libertad que desacre-
ditaban y envilecian con sus punibles escesos. RalOn
por la cual crüyeron algunos que esta maquinacion,
dirigida á tomar medidas represivas contra el pue-
hlo, yá asegurar el imperio de la fuerza sobre la
ley, y sohre la irritada conciencia de libres y ho.n-
radas patricios, era oriunda de las sociedades. secre-
tas que minaban hacia tiempo el edificio constitu- -
rional, siendo en este caso, los insolentes voceadores
de las tribunas, instrumentos escogidos y pagados por
el bando servil para labrar el descrédito de las ins-
tituciones liberales. No seria ciertamente la vez
primera que hasta los mismos gobiernos, 6 los con-
sejeros pérfidos de los gobernantes, han procurado
heneficiarpar a sí el descontento público, obra de
sus mismos desaciertos; y de ello tenemos trazado
ya un egemplo triste en los sucesos habidos con las
tropas de la reserva en la capital de la monarquía
el año de 1838; pero si bien es indudable que la
impunidad con que fueron tratados en esta y en atrás
semejantes ocasiones los. autores. del desÓ:rden, así
como otros hechos acaecidos en estos días, y de los
cuales daremos cuenta en seguida á nuestros lecto-
res, pueden suministrar luz suficiente para alufrar
las causas que debieron determinar estos sucesos;
sin embargo, como por otra parte la opinion pública
tuviese entonces sobrados motivos de embraveci-


...
.t,




-244-
miento y enojo, como pudiera muy bien acontecer
que entre la muchedumbre que suele concurrir á
las galerías hubiese imprudentes deslenguados, quu
con buena ó mala intencion gritasen sin inspiracion
agena, de su propia cuenta, y finalmente, como el
juicio nuestro, á fuer de imparciales historiadores,
no deba ir basado nunca en congeturas, dejaremos
tlue el lector discurra acerca de la naturaleza y orÍ-
gen de estos acontecimientos, segun que los vaya-
mos narrando con puntualidad y_ exactitud; porque
ellos llamaron mucho, dentro y fllera áe l\fadrid, la
atencion de las gentes.


No €s, empero, de estrañar qu~ - en la galería
pública de las Córtes, donde abarrisco se reune to-
do linage de personas, se hubiese introducido algu-
na, en quien la falta de entendimiento ú lo viciado
de los instintos ó el deseo, hiciesen posible tan cri-
nlÍnal desacato: lo que sí paTecia muy ageno de aquel
lugar, era. encontrar en él un eco que reprodujese
el escándalo; uno de los que se decian representan-
tes de la nacion, que descendiera de su posicion en-
eumbrada para devolver, sin reparo, los mismos
denuestos, nivelándose por medio de un tan degra-
dante proceder, con el mismo ser espúreo cuya con-
ducta en las tribunas debiera ser zaherida de otra
suerte. Pero el diputado don Alejandro Mon, no
pudiendo contener los ímpetus de su ira, y con no
menor irreycrcncia al lugar en qU!) estaba que la




-245-
que aquel habia tenido, levantóse frenético. y pi-
diendo la palaBra, como diputado de la nacion espa-
ñola (dijo), no sino de esta manera hizo uso de
ella: « Hemos sido llamados (gritó enfurecido) pi-
((caros y tunantes por una porcion de tunantes y pillos
«que estahan en esa tribuna: la representacion na-
«cional ha sido insultada por esa turba. Este hecho
«se consignará en los papeles públicos: lo sabrá la
«nacion, la Europa entera: y si este crÍmen queda
«impune, qué sello podrán llevar las leyes que nos-
«otros hagamos? Podremos merecer el respeto y la
«consideracion de nuestros comitentes?» Estendién-
dose despues el diputado de Asturias en otras con-
sideraciones, para probar que era muy posible que
los que así obraban fuesen agentes pagados por I~·
lmemigos de la libertad para dar en tierra con el si~"·
tema representativo, en lo cual no iba tal vez des-
caminado el don Alejandro. De todos modos, el len-
guage soez y bahuno de que este hizo uso en aquel
recinto augusto, no solo era impropio de un dipu-
lado de la nacíon española, como él decia , sino que
mostraba desde luego que el arrebatado é iracun-
do astur ostentaba una edncaciori nada propia de
diputados ni de parlamentos. DespuC5 ha ido siem-·
pre confirmando mas y mas este juicio tan desaven-
tajado como justo.


Yendo al hilo de esta discusion, diremos que el
gobierno, por conducto del ministro de la G'oberna-




-246-
cion de la Península, y contestando á la especie d@
interpelacion que acerca de la seguridad personal
de los diputados le fué dirigida, con motivo de este
singular y al parecer imprevisto suceso, pronunció
algunas palabras, muy estrañas :y significativas, en
la forma siguiente: « I>R tranquilidad con que me
«he mantenido en este puesto (dijo aquel ministro)
«es la prueba mas convinc(>ntc de que, sabedor el
«gobierno de que había de veríficarse una escena des-
wgradahZe, teni.a tomadas todas sus medidas para
((asegurar la independencia del Congreso: he dado
umis órdenes á la autoridad superior de la provincia
«para que descargue golpes de m'uerte á los que pre-
«tendan turbar las discusiones del Congreso; y así
"pueden estar seguros los señores diputados; que
((no quedarán impunes los perpetradores del atenta-
«do.»-Y en verdad que el gobierno, en su muy altlt
penetracion, debiera de tener noticia sin duda algu-
na de las imprudencias, no sabemos si calculada~,
á que habian de lanzarse los concurrentes á las ga-
lerías en el trascurso de estas sesiones; porque él
habia cuidado muy bien de cercar el palacio de las
Córtes con fuerza armada del cuerpo de Salvaguar-
dias, en lo cual desairaba ostensiblemente á la mi.-
licia nacional, mostrando de ella desconfianza, dado
que esta era la única fuerza á la cual se habia co-
metido el encargo de guardar aquel sagrado recin-
to, nunca mas bien celado que cuando se halla ell-




-247-
comendada su custodia á la milicia ciudadana. Estas
disposiciones del ministerio podrian quizás no ser
conducentes para prevenir aquellos males; pero en
canlbio, agriando los ánimos, eran muy propias pa-
ra provocarlos. Veremos que fué así en efedo. En-
tre tanto diremos que las elecciones de Córdoba
fueron aprobadas en esta sesion por 93 votos con-
tra 41.


En la del siguiente día 24 pusiéronse á diseusion
las actas de Oviedo. Los sucesos del anterior, la
anímacion que se baIla siempre en los. Ilrimeros de-
bates de una legislatura, mucho mas aquella en que
habia acrecido la novedad con alltelaeion, desde que
en un principio púsose en tela de juicio laJegitimi-
dad de las elecciones, y aun las mismas medidas
hostiles y de estraña precancion que tomaba el go-
bierno, haciendo patrullar á la tropa por las calles
J poniendo un cerco de fuerza armada al palacio
del Congreso, sin que pudiera traslucirse el ~as,
leve fulgor que justificase aquella alarma, aqúellá
vigilancia cscesiva que Lacia dias habian desplegado
las autoridades , todo esto hizo naturalmente que la
concurrencia del público á las tribunas y á las cerca-
nías del Congreso fuese mayor cada dia,aguijadaco-
mo estaba la curiosidad y la atencion de las: gentes con
las circunstancias antedichas. Y como por .otra ,parte
la irritacÍon fuera grande, era harto fácil que con la
agregacion de tanta materia adustihlc, la mas ligera




-248-
eSGitacion pudiera volcanizar los ánimos prerenidoli
ya anteriormente. ~ada mas sencillo para un go-
bierno que el proporcionarse una asonada, un si-
mulacro de motin popular, si por su medio pretende
honestar las medidas de terror, con las cuales as-
pire á robustecer su poderío y su fuerza. Célanse
los ciudadanos mas de lo necesario, hácense gran-
des alardes y aprestos de fuerza material, se ron-
dan ó patrullan las calles, oblígase á serpentear á
los secretos emisarios de la policía, y si á todo esto
se añade el encargo confiado á algunos viles ins-
trumentos, á algunos seres prostituidos y venales,
para que siembren la cizaña entre los hombres pa-
cíficos y finjan ellos mismos responder á la provo-
cacion con que les intimida la fuerza, entonces es
seguro el éxito de, la inícua farsaty ella puede ha-
ber servido admirablemente para aumentar los me-
¡líos de represion violenta, y dar, si no la razon,
mayor fuerza momcntám~a al gobierno. La curio-
sidad crece, la concurrencia se aumenta, se hace
como necesario el redoblar la vigilancia, y si fuese
precisa alguna mas provocacion , abundan las ocasio-
nes en tales casos para que los iniciados en el se-
creto procuren no desaprovecharlas. Este maquia-
velismo pérfido, ingerido en nuestra política desde
principios dc este siglo, en que le imporlaron del
estrangero las sociedades secretas, ofrece á nuestra
vista egemplos tan degradantes para sus autores co-




-249-
mG tristes para los pueblos, los cuales deben haber
aprendido ya bastante de este asunto en los años
que van trascurridos de la comenzada revolucion
española. Algunos hechos hemos apuntado ya rela-
tivos á las elecciones de 1840 que se hallan carac-
terizados con estos matices. Tambien pudiera muy
bien acontecer que en los sucesos que vamos histo-
riando. acaecidos en la córte en los dias 23 y 24
de aquel febrero, encontráse!r.os una índole y una
tendencia análogas. Pero pasemos ya á decir lo que
ocurrió en· el segundo de aquellos dias.


Nada de particular ofrecia la sesion en el recin-
to del Oongreso. Las actas de Asturias proseguian
discutiéndose. y en su defensa el diputado Pida}
dijo con descaro que fuera vano el creer que la ma-
yoría se desprendiera de su .triunfo. La cuestion
que hasta entonces pudiera creerse por algunos
que era de legalidad, vino ya á materializarse por
decirlo así. El asegurar el triunfo de un partido por
medio de simples votaciones en las sesiones prévias
á la constitucion del Congreso. era una considera-
cion la mas alta y la mas importante para los que á
todo trance se decian vencedores. Desde este mo-
mento. todas las consideraciones de ley y de mo-
r alidad política debían ser postergadas á aquella.
Esta prostitucion parlamentaria; que es uno de los
vicios mas capitales que amalan los sistemas re-


;p resentativos, suele .ser la muerte de ellos, ó al




-250-
menos, de los partidos que asi a.bjuran de la COJl-
ciencia y niegan el respeto á la ley, á trueque de
alcanzar ó de conservar el mando del Estado. Se-
guia la discusion con interés y con calor, pero con
órden, cuando á poco de haber empezado su dis-
curso de oposicion el diputado Lopez, todas las
gentes que estaban en la galería pública se levantan
y se salen precipitadamente á la calle. !'\ingun suceso
habido en el interior del salon produjo e<¡,\e espontá-
neo y repentino movimiento, que solo el ciego es-
píritu de partido pudo atribuir á la peroracion, co-
menzada apenas, del diputado de Alicante, segun se
espresó en aquellos dias alguna parte de la prensa.
Gritos alarmantes que se hacian oir desde las galerías
y aun dentro del salon, y que procedian de las afue-
ras del Congreso, en donde la muchedumbre no pudo
guardar silencio mucho tiempo, por las causas que
despues analizaremos, estrañas todas á la cuestion
que se debatia, y por consiguiente al discurso de
aquel diputado, era lo que producia el movimiento de
la tribuna, el cual fué bastante para que el presidente
tambien interrumpiese al orador, dando por termi-
nada lasesionde este día. No sentó bien á muchos di-
lmtados que apareciese la representacion nacional
como dominada por la violencia ó compelida por el
miedo á cesar ni un instante siquiera en sus augustas
funciones: razon por la cual, D. Salustiano de 010-
zaga preguntó primero al presidente si estaba ó no




-251-
ahierta la sesion, puesto que el bullido ne,le hahia
permitido notar la delerminacion de la mesa, rogan-
do despues, tanto él como otros muchos diputados fle
la oposicion y ministeriales, que 'se continuase cele-
brando la sesion basta ver terminado el alboroto bajo
la respetable autoridad y sana influencia de los re-
presentantes del pueblo congrega.dos tn el santuario
de las leyes.


Abrióse al fin la sesion á sus instancias, pero ne
la discusion que estaba pendiente sobre las actas de
Oviedo. Cada cual, de su propia cuenta, prorumpia
en esclamaciones alusivas al estado de agitacion y de
alarma en que todos se hallaban. Quién, declama
furioso, como el ministro de la Gobernacion, contra
los asesinos, creyendo, ú afectando creer, queestoii
invadian ya frenéticos y ensangrentados las puertas
del Congreso. (Despues veremos quiénes fueron
realmente los asesinos, y en dónde hemos de encon-
trar las víctimas. ) Quién, aprovechando la ocasion,
aboga gritando porque sean abolidas las tribunas del
público, pidiendo que desde el fin de la sesion que-
dasen cerradas á aquella sentina de asesinos y difa-
madores. Quién, pregunta atolondrado si se "está en
sesion, y cuáles el punto que se discute. Quién, in-
terpela al gobierno' y demanda á 'este y al presiden-
te acerca de la seguridad ó inseguridad personal en
([ue se encuentran los diputados. Los de la oposi-
cioo", entre ello!> Olozaga y Cantero que eran alcal-




-252-·
des constitucionales de Madrid. eorrespondiendo al
último la demarcacion que comprendia el palacio
del congreso, lamentábanse de haber visto con es-
trañeza desde aquella mañana mucha fuerza situa-
da en las inmediaciones de aquel local, sin que de
ello se hubiese dado cuenta á las autoridades popu-
lares, que son las que deben responder de la conser-
vacion del 6rden público. A este desaire hecho á la
municipalidad y á la milicia ciudadana, de las cua-
les como que se mostraba por parte de los minis-
tros gran desconfianza. contestó el de la Goberna-
cion diciendo que el ministerio creía tener los me-
dios suficientes y sobrados para asegurar la inviola-
bilidad de los señores diputados: que un ministro de
la corona estaba encargado de dar todas las disposi-
ciones convenientes. (Y entonces añadió:) Si es nece-
lario apelar á las personas particulares y á las auto-
ridades locales, el gobierno lo hará. -V ése, pues,
aquí invertido el órden de las cosas, pretendiendo
los ministros concluir la obra por donde debieron
empezarla, á haber querido mostrar mayor sinceri-
dad y confianza con el ayuntamiento y Milicia de la
córle; pero la profunda ojeriza con que eran mira-
das estas instituciones por los gobernantes resaIta
siempre en todas sus palabras y en todos sus actos.


Pretendian unos que continuase abierta la .sesion,
tal vez porque así se contemplaban mas á salvo,
mientras otros pedian que se diese por terminada,






-253-
puesto que era pasada la hora, nada se discutia, J
en nada peligraba la seguridad de los diputados. In-
terrogado otra vez y otras muchas el m.inisterio
acerca de las medidas que se habian tomado con este
un, dijo el secretario del despacho de Gracia J Jus-
ticia. l( Cualquiera de los señores diputados puede
«salir é informarse por sí de que el gobierno ha da-
"do sus disposiciones J de que todas las autoridades
«estan á caballo á la puerta.» Envalentonado enton-
ces D. Simon Roda, aquel gefe político de Sevilla
de quien nos hemos antes ocupado, que era, como
es consiguiente, miembro de la maJoría de este cuer-
po, gritó enfurecido: "i No oigo aun ningun caño-
nazo!!!! »-El ministro de Gracia y Justicia (Ar-
ratola) repuso: "Las cargas las ha de dar la caba-
llerÍa.»-Entre tanto solo se oian de lejos algunas
voces aisladas de uno ú pocos mas individuos, que
baladraban de vez en cuando, ora fuese-por cumplir
con la consigna que habrian recibido de la policía
secreta, ó bien por entretener sus ocios, aquellos
seres que suelen vivir en la holganza (por fuerza ó
de grado), desesperados y aburridos: gente, en fin,.
toda ella quien quiera que fuese, y cualquiera que
huhiese sido su mision y su procedencia, que de-
hiera dar escaso cuidado al Congreso, al gobierno y
á las autoridades, quienes contra necios y amentes,
y ademas de esto, inermes gritadores, contaban
('J)l~ muchas fuerzas de ejército y do Salvaguardias
~\OUt'.~
~ ?
. ':;
O ~ ~ ~


t'rl ... ~""'I




-254-
en las cercanias del Congreso, y sobre todo, con UlI
piquete numeroso y fiel de la Milicia Nacional que
guardaba las Córte~, y que prestó en este dia un ser-
vicio importantísimo, evitando tal vez grandes des-
gracias, haciendo despejar completamente y en bre-
ves instantes todo el vasto ámhito que se eslÍende en-
frente del palacio, y comprende la plaza llamada de
las C6rtes hasta más allá de la estátua de Cervantes,
que dista ya mucho de las puertas del Congreso, que-
dando así este muy á salvo, y libres y seguros los
diputados para poder entrar ó salir sin riesgo
alguno. Todo esto Jo egecutaron, aquellos ciu-
dadanos armados, con el mayor órden, comedi-
miento y compostura, á la vez que con energía y de-
císion, sin atropellar á nadie, sin violentar, sin ha-
cer mal nso de la fuerza. Tanto tino, tanta hidalguía
J pundonor, tanta circunspeccion y prudencia, co-
mo valor tamhien, desplegaron los nacionales en
este dia á las puertas del Congreso, que el presi-
dente reconocido dió muestras de su gratitud al ofi-
cial comandante, para que este lo hiciese á todos los
individuos que componian la fuerza de piquete· J
guardia. Hubiérase recurrido solo á esta fuerza ciu-
dadana, J no se hubiera menospreciado la intenen-
cion que de derecho correspondía en estos casos á
la autoridad popular, sin echar mano de otros me-
dios, sino en circunstancias de mayor complicacion
J s-rayedad I y entonces sin duda alguna hubiérans~




-255-
evitado muchos disgustos y las desgracias que so-
brevinieron.


Cuando hubo dicho las palabras que van copia-
das el ministro de Gracia y Justicia, el diputado
Barrio Ayuso se espres6 de la manera siguiente:
"Señores, hace una hora entera que dura el motin
«á las puertas del Congreso. Yo he visto á los amo-
ntinados quitar las armas á persona que las tenia en
«defensa del órden: yo he oido los insultos: yo he
«visto el tropel. ¿ Qué seguridad puede tener nadie
«en este estado, cuando no hay autoridad alguna?
(iNo hay seguridad, y todo son declamaciones. No
«culpo al gobierno, porque no puede hacer otra
«cosa en este momento. Cuatro traidores, cuatro
«pillos, que no es el pueblo de Madrid, cuatro mi-
«serables, son los que trastornan el árden. ¡Para
«cuándo son las cargas de caballería! i Para cuándo
«se necesita la fuerza armada sino para estos mo-
«mentos! Todavía oimos las voces de esos infames
,(traidores, y es una mengua que dure tanto un
«molin que se ha podido prevenir.» -A este dipu-
tado sigui6 en el uso de la palabra D. Pascual Ma-
doz, qué era de la oposicion, el cual se produjo de
esta suerte.- «Es con efecto, harto sensible, seño-
«res, que no se pueda contener ese motin. Si yo
«fuera ministro en momentos como estos, ó perd'e-
«ria mi existencia, ó en una hora aseguraba el 6r-
¡¡den público. Yo, señores, soy capitau de la Mili-




-256-
«ci~: me honro con este encargo, y tengo por un
«insulto el que hasta ahora no se la haya llamado.
«¿ Se desconfiará, señores, de esta milicia que ha
«dado tantas pruebas de adhesion á la Constitucion
«de 1837 y de amor al 6rden? ¿ N o hubiera ya ella -
"salvado á la representacion nacional de este con-
"llicto ?» -Fernandez del Pino dijo que puesto que
se hallaba en el salon de columnas (1) el gefl~ polí-
tico de Madrid, debiera ser llamado á la barra.
Olózaga pidió que se cerrasen las puertas de las tri-
bunas y permaneciesen reunidos los diputados para
deliberar lo que juzgasen mas conveniente; y cla-
mando á favor de la misma idea otros muchos, se
acuerda al fin que queden solamente abiertas las
puertas principales de entrada al palacio, levantán-
dose la sesion pública al anochecer y constituyén-
dose desde aquella hora el Congreso en sesion
secreta. Pero bien pronto cesó del todo la alar-
ma y con ella los motivos de esta determinacion, J
concluyendo los diputados sus interIOres debates, re-
tiráronse tranquilos á sus casas, sin que pasaran ade-
lante los efectos de aquel tumulto para la represen- .
tacion nacional. Grande fué el empeño que hicieron
los ministros y todos sus adictos para hacer creer
que aquella habia peligrado en su santuario mismo,


(1) Gran ;;a10n interior de descanso, á donde podian pene-
trar las personas 'lue no siendo diputados, tenian v~dadu el
.entrar en la sala de sesiones mientras estas se celebraban.




-257-
que. aquella habia peligrado ensu sauluario mismo,
en el templo augusto de las leyes, al impulso feroz de
un populacho desenfrenado , sediento' de vengan-
za y de sa~gr,e. ~las los h~chos hicieron ver todo lo
eonlrarío, sin que,se huhiese manifestado, á ,pesar
d~ tant¡;\s y tim granoos· provocaciones, el mas leve
síntoma de hostHidad' y de insurreccionconira' loS.
altos> podores del Estado, por parte de mi pl'teblo,
eu)'o mimor defecto no 'es en verdad el miramiento
escesivo y el profumdo respeto hahido con sus do-
minadores; con esos hombres nacidos al mundo para
el mal, que no confontos con tiranizar y esquilmar
¡Í, sus compatrit;ios y hermanos, los insultan y los
tejan siempre que un manto de impunid'aa los cu-
hre, siempce que su' niiedo y -su cobaraía lesper ...
mite contemplarse en salvo,-:pero vengamos ja á
narrar los hechos que tuvieron efecto en las afueras'
del Congreso, y que tanto embazaron á la mayor
parte de sus miem~ros.


Hemos dicho que la curiosidad y la agitacion
que reinaban en los ánimos haJjian aglomerado en,
derredor de aquel palacio á multitud da gente,s en
todos estos dias, habiendo acrecido el 24 el número
de los C'spcctadoies, alraidos .sin duda podas nllevns
precauciones mililatesque babia toma'do el gobier-
no, vistos los precedentes de la sesiollantctior. Al
dirigir.se al Congreso la fuerza destinada al piqueff',
notó su comandante que en: la plazuela que forma-


'{OM. 1110 17




-258-
ba el solar del que habia. sidoconvent() de las mon-
jas llamadaf'l de Piuto, se hallaba· estacionada . una
compañía del regimiento titulado Catwdo/·e.s de 1ft
Reina GobemadQrrt; y dudando aquel ~i en el loeill
de las eórles se hallaria situada alguna otra .1uerw
de ejército con destino al ser.vIcio que :iba á .preSlll.r
la. Milicia, mandó hacer alto á los suyos ,pasando, en
seguida tÍ. conferenciar CQn el capilan de la antedi-
cha compañía, á fin de saber de él si estaba ó no
destinado á dar servicio á las córt~s, en yel úe los
nacionales, para· en tal caso retirarse estos, sin
proseguil' un paso adelante. Contestó el eapilan que
ignoraba absolutamente :el objeto con que bahia si-
do mandado situarse en aquel pn~1to; pero que el
:Mayor de~ plaza \ que se hallaba de allí muy cerca,
podia sí dar rawn y. csplicaciones sobre el particu-
lar. Preguntada igualmente esta autoridad por el
gefe del piquete sobre el mismo asunto, hubo de
contestarle que el haher sido colocada aquella fuer-
za de ejército. en. uila estancia tan ceréana al COIl-
greso ,era una determinacion, producto de órden
espresa del presidente de este cuerpo: mas sin que
e~ta drcunstanciaimpidiese á_ la milicia el sl'guir,
como hasta entonces, prestando el senieio que la
estaba señalado: que por lo tanto, añadió el ~fayor
de plaza, dcheria. eontinuar sin reparo alguno,
guiando y conduciendo su fuerza al puesto adondt~ se
encaminaba, y á su arribo podia enterarse, 0JCIIIJO




.,-259-
él mismo al presidente, acerca de: las ó~dcnei que es~
,le hubiese espedido. y que habian mntivado la-n~lV(~'­
dad que tanto. eslraiíabao


Hízolo así, en efecto., el gefe de los nacio.nales: y
colocando. su gente á la entrada principal del edifi:
eio, pasó á recibir las órdenes del presidente del
Co.ngreso.; mas no. sin manifestarle antes, que ha-
biendo. o.bservado. fuerza armada en las- inmediaoW~
nes del palaeio, la cual decia hallarse allí po.r órden
sUY'" le ro.gaba encarecidamente que le digese cuál
era su o.bjeto., pues que así co.nvenia para co.rtar
to./lo. co.mpro.miso., y po.der llenar po.r sus cabales la~
funcio.nes que le estaban asignadas. Co.ntestó el pre-
sidente que la fuerza de infantería que estaba en el
so.lar de Pi.nto. y la caballería que se hallaba en el
Prado., las habia él mandado. venir para que estuYÍe- -
sen á las órdenes del gefe del piquete, po.r sí creye-
ra llegado. el caso. de pedir auxilio. para el so.sten dd
órd,en: y á esta manifestacio.n repuso. aquel, que
nunca pediria auxilio. á las fuerzas de ejércita para
so.stener la tranquilidad, mientras Juese PQsihle ha-
cerlo. al cDerp.o á quepertcnecia; lo. cual le era tan-
lo. mas ha-cedero., cuanto que si fuese necesario


-C.1l un mom.ento po.dd,a rob~~cer con cien ho.m-
bres mas la do.tacion que llevaba el piquete; razoo
por la cual co.nsideraba escusada la pClOm¡mcncia de
la tro.pa en los sitio.s do.nde se hallaba colo.cada. El
presidente de lo.s diputado.s dijo entonces, con 11utO-




-260~
rida'd y con resolucion, que la tropa no :s~ retiraría,
que pürm'aiiecerÍa en suseslanciasi;, añadiendo al ge-
fe de los nacion[llcs que él seria el'responsahle de la
ttanquílidnd púhlica cíA d 'distrito,del Cóngrcso ; á lo
QUal se oblÍgó:este poniendo comos>egu-ro sitcabeza ,
y pro'n"¡,etien'do 'que s',,)'lo con ia milicia 'ciudadana
JDantendria el urden y dariaconipleta seguridad á los'
dlp1:ttados"~Hahíase tambien ordenado por la presi~
dencia la prohibicion" de (lue entrascn gentes en las
tribunas llevando capas ó hastones; y esta medida hi-
~ose egecutar con tino y prudencia'por los nacionales"


Principiada apenas la sesion., notáronse algunos
síntomas de ineomodidady alarma entre los infinitos
curiosos que habia en la piaza: y procurando ehio-
mandante del piquete indagar el -origen y tendéncia
del ruido sordo que por instantes iba cundIendo, pero
sin tumultuar aun, entrela muehedumhre, halló que
la presencia de vllfios individuos del cuerpo de 5al-
váguardías, que á pié Y de vez en cuando á!iOinaban
pOi" las~ ~aHes del Prado. Florili y TlIrCO, como
quien ári.aitina y .cspia las'palahras y acciones de los
transcunt~S~.' ,era 10 que ha~ia' irritado á, estos. á
punto de ser muy' posible el que se hhbiese trallado
contienda 'Nitre cllo~ 'y los agentes del gohierno:
Estos salvaguar(lit\S ihan aHí por 6rden del ministro
de la Gobernacíon, segun este hizo ver al coman-'-
lIantc dcl piquete, pÚo sin' poder r'ecahar de éste qur
determinase punto en el cual se constituyese aque-




~261~
llaJucrzadependicnte del gohierno, ¡llegando siem-
pre', el gefe de los. nacion·ales, que solo á;est~~ r~"':
~uI't~íriaen caso .necesario para r~~table.ccr cl ór~pn '
sdcyicse al\eradoj,pues,creíaél que t¡mto la pre-
sencia de.1,ov¡:tlvaguf\r.dias, coino la de los soldados,
!lnyolviCI~d~ ~'li ide~ 4~,¡ ~\'Confianza¡,PJ?r" !par,te del
poder ,há~la laMilic~¡¡ Nácional y _háci~,eL ~y.uQta­
miento, lejos .de reprimir el descontento, acrece~.tá­
hanlc mas, exacerb"ndo é irritando los ánimos ~l
pueblo. Yiendoelministro que su exigencia era des-
atendida por· el comandante del piquete, con el
cual confirió por medio de dos emisar~os sobre el ne.,.
gociQ de 109 salvllguardías, dispuso que estos pasasen
teidos al (p¡rado, junto á la fuente de Neptuno, don-
de peqn¡¡neciero~ hasta lal? qu~trq de la)ar4c, hora
cn que .el bullic~o hizo llI'Cesaria ¡ en sentir, del go'-:
hierno, la intervencion de esta y demas fuerzas de la
rallital, á cuyP frenLe pusiéronse tamhicll¡ menos la
municipal, toda~ las aUlorid~des.


COlltiullaba b'anquila y !;os,cgada la se5ion hasta
~~:;,tt; momento, y lr¡ulquil?s prllseguian tambien.los
!l~lI\er9~Qs el'Plfc,tadores q'Jc pausc¡.damente iban 11e-
nando)qd!lla::.~~padosisima p\ó\za de lascQ.r~es,
cuandopn,g.rppo prQr~~Ilió de. imJlro~iso en gran-
des gritos, :voceando ·d,$tin~<lDiCll'tc .la palabra i poli-
cial La 'causa. de cstedcsasosi~gQY acaloramiento
era el hf1ber pasado corriendo h'ác~a'el Prado y dan-
do desaforadas voces, unhombrt';, conocido por de la




-262-
policía entre el público, y que iha diciendo á todo;;
con fingidó entu~i<tsmo, y mal~ontento del gobier-
no·, ¡hoyes necl'sario armarla!-Cuando los recelo~
funden cntre la multitud, cúalquiera causa, por le-
l"e que ella sra, es bastante para es citar su encono.
J~a presencia de otro ~ugeto, habido por de mal
agüero y marca(lo con el indice por los madrileñós,
señaladamente en ciertos barrios y clases de la ·ca-
pital, reconocido por el apodo de Juan el largo, por
serlo él bastante de cuerpo, hombre de maJa traza
y peor vivir, al decir de las gcntes, qué en mu-
chas ocasiones le han considerado como esbirro
diestro de la policía secreta, por lo cual era gcnc-


. ralmenteodiado de todos los liberales, vino á ccbar
de nuevo la curiosidad y la ira de los circunstan-
tes, que teniéndole por sospf\choso, agrupáronse en
derredor suyo diciendo: i otro que lambien es de po-
licía! Las voces contra el Juan multiplicáronse en-
tonces por aquellos grupos que se remolineaban en
torno de él, poniendo en !p·itve riesgo so existencia.
Pero los nacionales del. piquete acudieron al ino-
mento, y cortaron el desórden; dispersando lo~ gru-
pos y protegiendo la seguridad individual del que ape-
llidaban el largo, que era en e'sta saz'on el blanco de
la animadversion (le todo aquel gentlo innumerable .


. A este tiempo apareció allí el gefe p.olilicn, y sa-
cando su espada reconvino á los grupos, los cuales,
como -riesen la actitud hosLiI de esta autnrida(l v s~
. . .




-~63-
lellb"1L1ge llcstcmplado y virulenlo, prorumpicron
~ entonces en mayores grhos y algazara, viéndose aquel
forzado á retirarse tal yez arrepentido de su desa-
cuerdo. Des..'lpareciendo el gcfe, minoró el tumulto;
y aprovechando estos momentos de silencio, llama-
ron los ministros, que, con varios diputados habian
sa~hlo alsalon de columnas, al comandante del pi~
-quete para que les diese cuenta del estado euque
se hallaba la alat'ma. « A nombre de la Constilucion
ay de Isabel 11. (díjole al entrar el de Marina, que
lo era Montes de Oca) cuyos caros objetos defcn~
IIdemos todos, ex.ijo á V. manifieste francalnente' si
_sale responsable de la tranquilidad. y de la segu-
tridad de los señores diputados; pues si asi no fuese,
«se mandará enlrar i~ tropa.- El gafe de los naciona-
les contestó á esta exigencia; que la responsabilidad
á la cual se lo <Iueria comprometer la habia él ya
contraído anteriormente, prometiendo de nuevo, á
nombre de la Conslitllcioll y de Isabel JI, dijo, á
quienes desde un principio defiendIJ la Milicia, 'que
en ~l qistrito quo esta ocupaba no se alter aria la
tranquilidad, ni so alentaria por nadie contra la se-
guridad de los. señores diputados; pudien.do el go~
biemo dispon~r OQI1\Q quíiieIia de la fuerlll estacio-
nada fuera· de aqqcl ;recinto.· Entonces rué cuando
saliendo del palacio' el tlQmandaQtc. ordenó á los
del piquete que despejasen las cercanías del edificio,
pomo asi lo hiciecon en breves instantes, formandQ


,




-264-
na cuadro que seestendia do frenle hasta compren.'-
der en élla eslátua' de Cer'f8ntes~pt)l" la izquierda,
hasta pasadala.'cal\c .del l"lorin, y por la derecha,
hasta la casa de Uijaf ,:~en cu.yospnnlos estableciú
el gcfesus líneas airi~orwvy entrando .este en se-


/ guida ¡i,dar;erientaii los'.,diputados 7J ininistros ;de
cllaáto- hilhiit dispuestoyd:elcuadro estensoque
II.€,Jloobade formar ,delande del CQngreso, diéronle
'todos las' mas atentas y espresivas gracias, manifes-
tápdose muy satisfechos y complacidos por el pro-
Mder de la Milicia , en cuya institucion decian ellos
que cifraba.nsunuas firmes y lisonjeras esperanzas
para' el porvenir 'de la'España..' Los minjstros, de
acuerdo con las, aqtoridades', pusierou. entonces en
MtiCia del nacional la disposic~on que se habia acor-
dado: de hacer que 11!- fuerza de cahaUerla pasase á
situarse en la calle del Prado y principios de la Cllr-
rera de San Gerónimo, si. en ello no tenia reparo
alguno; á lo cual repuso el comandante lo qne ha~
bia yaindicado,anles. á saber, que fucradel',distrilo
flue oorrespondia á la ,Milicia, podl'iahac-cne.de ¡'a
tropá lo que pareciese 'mas convenienle~ 'Asi con
efeoto' se egec~tó, pasando la caballcrS,a- p,or la cs-
presada calle::del P,rado,y' J~ de santa:. Catalina, sin
que. ni un solo militar,. escepto ,las autoridades, alra-
vesáse el cuadroqul!' . ,los IDificianos tenian dis-
puesto. :.


Ya estaba: este formado y apaciguádoCl tumulto,




-265-
cuandQ el capílan 'gcne;al D. Alejandro Oonzalez
YillalollGs bajó con su escolta á la plaza de Cervan-
tes.Solo algunos grupos de'paisanos hiel'mes ,halló
á dis~anda: del Congreso, á los cuales intimo esta
autoridad' la órdenverbaldeque se dispersas~ll;
lIlas como tardasen alglln tie in po en practicarlo, sa-
cando unbs papeles que llevaba á prevencion en el
bolsillo, mandó fijar allí mismo un bando manuscrito
en las 'esquinas, declarando á la capital en estado de
sitio. Seguidamente ordenó una carga con su escol-
ta; en la cual fuer'on arrolladas por los caballos mu-
chas señoras 'Y niuos, siendo estos los primeros,
aunque uo los mas sangrientos, trofeos,que hizo es-
te D. Alejandro ro,dar por el suelo en aquella llie-
morable j(}rnada. Regresabaya[ h,ácia la Puerta: dd
Sol, dejando tranquila la .plaza de las Córtés, 'cuan-
do al pasarp~r juntoá la calle del Lobo noló elge:-
neral que un pequeño grupo' asomaba por ella en-
trando en la Carrera de San GerÓllimo. Hizo Villa-
lohos la misma inlirnacion de que se (lispersaran á
aqu.ellas pocas Y apaóbles gentes; y obedeciendo~~
tas' sin tardanza, D.JoséPalacios, individuo do la
cuárta-eompaiÜa de cazadores de la Milicia, que 'iba
allí '~estido de paisano ¡ dijo ,retirándose :5i; mi ge-
nera.l, pero vú,a la liber.tad.Esto que oyó' el D. Ale-
.iandno;se abaliuizó á él eafurecidó dirigiéüdole fuer-
te 'estocadá, 'lue. pudo 'sortear el miliciano, como
lo egecutó con olra que, tí imilacion del general,




-266-
quiso darle un su ayudante. Pero como' la l)l'a-
vura de estos no habia padillo lucirse, ni cebar-
se su ferocidad, señalando los dos al desgraciado
Palacios que proseguia háeia arriba por la Carrera,
gl".itaron á los soldados ¡muchachos, ú ese! N o pa5a-
ron muchos iustantes sin" que el desventurado nacio-
nal viese atravesado su' cuerpo con una lanza, de
cu~a mortal herida feneció al breve tiempo. 'El bár-
baro instinto de crueldad y de horrible matanza (Iue
deshonra á algunos mililal·es, de esos caribes á quie-
nes la falta de i1uslracion 110 permite ver en sus
funciones otra cosa que el degradante oficio de ver-
dugo, rué el único que pudo dictar el asesinato d~
este honrado padre de familia, que habiendo llega-
do á la córte hacia pOC03 momentos, procedente de
uno de los pueblos mas cercanos á ella. escilado
por la curiosidad, y sobre todo, por el interés que
naturalmente deberían despertar aquellos sucesos
en el ánimo de lodos los hombres comprometidos
por 1acau·sa de la libertad, ·dirigiase lanibieu hácia
elCóngreso, bien agenosiu duda de que h~ria de
finar su existencia de una manera tan horrorosa en
aquellas calles. Ese mismoinsliulo, sanguinario y
atroz, hizo que el cadáver de Palacios, á poco de ro-
dar por el suelo, se oncontrase acribillado de bayo-
Relazos, deporle brutal que con él habia tenido al
paso la tropa de infanteria que iba con los oabaUo~
ll~ la escolta.




L-261~
Declarado lladr"id en estado de sitio, fucron ar-,-


rastradas por sus calles prinr.ipales varias pict.¡s de
artillería; y puesta toda la tropa de la guarnicion
sohre las armas, oéupaban distintas fuerzas destaca-
das los püntos mas importantes de la capital en ac-
titud amenaz~dor'a. Grande miedo neherla de tencr
el gobierno al puehlo imponente de Madrid y áSUi
quince mil hombres de bizarra Milicia ciudadana,
que siempre fué el terror y la mortal pesadill/l>' d~
los déspotas; porque no bastando á tranquilizar su
ánimo y su inquieta conciencia los numerosos batll.-
llonesde ejército que guarnecian la capital, dot¡\~
don mas que suficiente para que la autoridad pú-
bliéa pudiese reprimir los tmpelus revolvedores de
«cuatro pillos,» que eran los que al d-cdr de los mi-
nisteriales alteraban; el Ól"den, mand6 venir inme-
diatamente á la córte á la division que regia el ge-
neral naiboa, la cual so bailaba en -la provincia do
Toledo acabándola de purgar de foragidos. El csta-
{lo de sitio duró veinte y cuatro dias, en cuyo pe-
riodo pudieroIl cÓmodamente las c6rtes ir aproban-
do sin escrúpulo lodas las actas de -las. provincias en
fiue habia ttiunfado el gobierno, y este dedicarse ¡Í
persf'g'uir sin déscáriso, y sin l!ls trabas que le im-
}lUsiera la ley, á 10(10s los progresistas. que en la ca-
pital de la monarqula pudieran ser entonces blant'o
y ohjeto apropiado para saciar los reMores y las
H',ng,lOJaS ministeriales, abandó ~si el poderío de Ulot




-268-
partido sobre la IUÍlllillaciol) y 1."n~Jli\ tIc.su ad}'Cfsa-
rio, .~l cual, no obstantc;en v-ano, SQ ,pr.ct~l).diú ua-


. • t !


sallar con la .fuerza:. ,'" '.' .,'. l. : : ¡ i
En las brillantes :pá.gillíJ,Si que" Il~sdtlhli). Ja,: hjs1o-


ria contemporánea cuan(,\Qtf;a~J!.. díl .nar¡lj",r,Jp,li; he,...
c·ftos. de la 'csclarecitla Milicia· N'ilci{)n"respa~ola;" fi-
gurará siempre con honor y pr~z para .tolla ,ella, ;!
señaladamente para la cuarta. compaUía dQI scgundo
batallo n de la de Madrid, que fué la que cubrió el
servicio ,dt!piquele al Congreso el 24 de febrerq, Cl
noble y distinguido porte que observaro,n aquellos
ciudadanos ea este dia inolvidable. Con solos vciu~
te hombres; que era ,su úfli('a fuec~a, supo. bien Uc-
~ar. el teniente n. José lIernandez Zamora, que cstg
·era elnornbt"edel digno comandante del piquete i,
quien nos. hem{)s referido ya en las líneas que prece-
den. el delicado cuanto llniesgatlísimo encargo fjUI{
echó sohl'c sus. hombros , aceptando la responsahili-:-
dad de garantir él solo, con sus l1/1cionales, pero, si'l
intcrvencion alguna,dclas tropl\s, Ql ,ól'fleQ ~n el. dis-
trito en qtie él rnandaba, y ia;complela' ;segu.r~da~
de los diputaclos', segun le previno, repetidas veces
y con encarecimiento, el presidente del .Congresu.
Las ól'dcncs. que de este recihió, fueron puntual-
mente cumplidas por lIernandez, quien ~I mismo
tiempo que respelaha y se hncia respetar del infini-
to número de gentes allí. congregadas, sin que la im-
prudente proyocaeion ni la violencia ocasionasen la




~269~
desg~aciá mas leve á los circunstantes, formando-es-
te proceder, lene y circunspecto' á lá vez, notable
contraste coil el que hemos visto observar á las 1111"""
toridas militares, hizo entender :á estas y ft los de-
mas gefes que mandaban flie<Tza· de ejército, que
aquellos patricios armados' sábián tlesempefiar sus
deberes inililárés con hidalgui<iy ¿on :.hravo teson,
sin arredrarles nada ,sosteniendode - una manera
tan honrosa la dignidad y el decoro que cumplia sos-
tener á unOi éiudadanos, á quienes se habia enco-
mendado la custodia de lasc6rtes y la conservaeion
del' órden en su recinto. De·lal suerte supo llenar
su «élicada mision este Hernandcz, que habiéndoseb
l\eeti'o'iitdicacion aI',crca de que' 'se dejilse relevar por
la troplf,' rechazó' indignado esta .propuesta ; en lo
cual su conclucta fué tanto mas acordada: y patrió-
tica, cuanto que si por falta de resolucionhubie~
ra cedido ,en el estado en que se encontraban los
ánimos y segun el uso que las autoridades militares
hacian de la fuerza, era consiguienfe que hubiesen
sobrevenido grandes desgracias.-Cuando' el 'gefe
político Puig, que era tambien militar, dcsenvninó
su espada para acometer á ciudadanos indefensos, C'I
.comandante del piquete acerc6se á él con,u'rbanidad,
y hablándole con energía comedida, despucs de Ila-
cerle ver que en aquel lugar , en donde' él mandaba
como gefe de la fuerza armada que df1ba el servirlo,
~. no rrcibia ónlencs de nadie' sino delprcsitlenle del




-270-
Congreso, sólo a élJ á sus subol'dinado.s· era lícito
hacer UjO de las armas, obligó ~ aquella autoridad
Á envainar otra vez la ~a, con menos mengua
entonces de la que.tuvo para·, tan sin nzun ni moti-
vo, dcsen~-ainarla.-:-Tan.á sa~!;ifaccí(¡n. se condu-
geron los nacionales en este día, que sris despuc~·
recibió el geSe de ellos· de parte del presidente del
Congreso un testimonio, el mas plausible yesplícito,
en cuya virtud manifestaba aquel que tanto el co-
mandante del piquete como lodos los demas milicia-
nos habian llenado su encargo muy á su sabor y al
de todos los diputa.Jos, como llOnrados patricios y
COlllO militares valientes y pundollorosos. Yeretuos
despues que á pesar de esto, el D. José lIernandez
no se vió libre al.lin de la persecucion 'lue se enla-
bió conlt'a muchos liberales desde este dia, y con
ocasion de los referidos sucesos. Pero ya que herno
hablado de la conducta de las córles, de la virtud, el
ulor y la sensatez que se oslentahan entonces y
siempre en la Milicia y en el pueblo madrileño, co-
mo taRlbie~ del proceder de algunas autorida(les y
otros agentes del gobierno, tiempo es ya de que
vengamos á delinear la senda que se trazó con tal
motivo el ayuntamiento. '


Viendo el sosiego público muy á punto de pcr-"
derse, á consecuencia de los sucesos habidos en los
dias 23 y 2,\ de febrero dentro y fuera del palado
de los diputados, aunque.el gobierno, segun hemos




-271-
tlicho, adoptó por si y por las autoridades que in-
mediatamente dependen de él ciertas medida!!, .afee·
tando olvidar que en la córle habia tambien una cor-
poracion municipal, á la cual daba la COllstitucion
del estado y leyes especiales el dereeho y el deber de
\igilar mas inmediatamente que nadie por la cOl)ser-
,'acion del órden en las ealles y plazas, valiéndose al
efecto del preferente auxilio de la .Milicia ciudadana,
el ayuntamiento constitucional de 3{adrid que no p.o·
tlia declinar de si la est.rrcha obligaeio3, que hajo
I'esponsahilidad grave le imponia su instituto, reunió-
~c en sesion estraordinaria en la noche del 24 con ar-
reglo á lo que.le prescribían las leyes. Mueho se ha-
bló entonces por la prensa ministerial acerca de la
conducta observada por los concejales. Por esto di-
remos algo de los acúerdos celebrados en esta J
otras sesiones, y de las contestaciones que me<li.'!-
ron entre las autoridades popular y militar .


. \1 tratarse de las ocurrenciils que en aquella
sazon llamaban tan lo la atcncion de las gentes J que
habían provocado esta rcunion de la municipalidad,
dióse cuenta de un oficio del gefe político, comuni-
cando la declaracion de estaao de sitio hecha por ('1
capitan general, advirtiendo aaelnás de órden d.~
este al ayuntamiento que se abstuYiese; de celebrar
mas reunionesinterill aquella situacÍon durase; dado
que todos los poderes los debia reasumir entonces
lit autoridad militar, única que podria otorg;n' la gl'a-




-272-
Cla <!e reunirse alguna ,ez, con su espresa auto-
rizacion, el ayuntamiento. Mas como este viese que
no existia ley alguna vigente que jus~i{jcase los lla-
mados estados de sitio ú de guerra, :si~ndo esta UIla.
facujtadabusiva y despótica de la cual,se han rev.es-
tido en estos últimos años los militares,' autoriza-
dos indebidamenle por los gobierno s de partido 'para
poder así domeñar y tiranizar mas cómodamente á,
sus adversarios, contestó con dignidad y energía, que
fiel observante de las leyes, no reconocia mi el go-
bierno la facuItad de suspender las garantías consti-
tucionales sino del modo que schaUaba prescrito en
la ConstiluciQn misma; que por 10 tanto-podia y de-
hia' reunirse, en justo cumplimiento, del encargo
que le habia confiado; ci pueblo, y adoptar eri su
eírculo las providencias que 'para la conservacion
del órden público le pareciesen oportunas y preci-
sas. A este tiempo presentóse en las salas cOtlSisto-
riales una comision de los comandantes de la Mili-
cia, á fin de ponerse de acuerdo con el aybntamien-
to, como su gefe legal, sobr!) las disposiciones que
hubieran de tomarse visto el estado Crítico y peli-
groso de la poblacion. Congratitlárónse unos y otros,
concejales y-milicianos, de verse reunidos J entau
buena armonía, todos dispuestos á defender la ley
y las libertades nacionales, contra los aleve s tiros
que soterradamente les asestaban los déspotas, quie-
nc~ en lodos estos actos de, decision enlusiasta y de




-273-
leal patriotismo acrecian lllas y mas, allá en el fon-
do inÍcuo y corrompido de sus entrañas, el.odio
mortal, implacable, que abrigaban á entrambas ins-
tituciones, hasta venir á derrocarlas completamente
de mano airada, pérfida y traidora.


Seguidamente se acordó por unanimidad dirigir
una esposicion al trono, la cual iba concebida en
estos términos :


« SEÑORA: El ayuntamiento constitucional de
«Madrid creeria faltar á una de sus mas sagradas
«(Obligaciones, si en momentos de tanto peligro para
(da libertad pública no elevase á V. M. con toda
.lealtad y franqueza la espresion de sus sentimien-
«los.»


«El ayimtainiento, señora, ha visto con dolor,
«que sin la mas mínima adverlencia al pueblo por
.las autoridades competentes, de que iban á tomar-
«se disposiciones hostiles, se ha hecho un uso in-
«fáusto de la fuerza armada, y derréÍmado la sangre
«de c1.uuadanos indefensos. Un miliciano nacional
«que tenia el aprecio de sus compañeros, ha sido
«yictima de tan violenta medida.»


((No reconoce el cuerpo municipal otro órden
«(de proceder legalmente en casos semejantes, que
«el que marca la ley de 17 de· abril de 1821, cu-
.yas solemnidades prévias ni aun se han anun-
«ciado al vecindario de esta capital. Los estados
.esct'pciouales, de triste recuerdo eu otras pobla-
TU~L 111. 18




-274-
«ciones, no pueden tener' ca.bida en la metrópoli ·de
«la monarquía, abiertos los cuerpos colegisladores y
«vigente el artículo 8.° de la Constitucion, que solo
«(para ocasiones muy diferentes permite la suspen-
«slon de ciertas garantías, con las precauciones que
«en el mismo se establece. n'


(,El ayuntamiento que desea sinceramente la
«conservacion del órden y la represion de los esce-
«sos, juzga qué es el mejor medio de conseguirlo
«la estricta observancia de las leyes, y al paso que
<testá firmemente decidido á cooperar á cuanto se
«dirija á este fin, lo está igualmente á no consentir
(minguna medida anti-constitucional que menoscabe
osus atribuciones municipales.»


«El ayuntamiento por tanto snplica á V. M. se
«digne tomar en consideracion csros sentimientos
"hijos del patriotismo y del interés que le inspira
((este heróico vecindario,»


(,Casas consistoriales de Madrid 24 de febrero
«de 184{}.=SE~QRA etc. (Siguen las firmas de todos
los conc.ejales.)n


A la una de la madrugada fué dirijida esta espo-
sicion pOi' una comision del ayuntamiento al conse-
jo de- ministros. Serian las dos cuando esta misma
comision la entregó, prévio aviso, á la reina Regente
(iue la recibió, al parecer, con agrado. Así el cuerpo
municipal de lladrid, leal dC'positario y fiel inthprete
¡Jí~ la confianza y la voluntad de este gran pu('blo,




-27.)-
guardador rígido de la Constitucion y de las leyes,
atleta invencible de la libertad, salia en su 'defensa
siempre que esta y aquellas peligraban, y dirigiendo
saludables advertencias al trono, y justos y severos
reproches á los consejeros prevaricadores, consti-
tuiase mediador entre los embates populares y las
imprudentes dema~ias del gobierno. Basado en la
justicia, como que defendia la ley, apoyado en la
opinion de los habitantes de Madrid, firme por ca-
rácter, que este es el distintivo de los libres, fuerte
adema s , pnes que contalla con el poderoso auxilio
de la Milicia ciudadana, el ayuntamiento de la capi-
tal prestó en esta ocasion un servicio de la mayor
import.ancia á la causa' nacional, siendo entonces,
como' otras muchas veces, dura roca en que vinie- .
ron á estrellarse los pertinaces oleages de las tem-
pestades reacciona.rÍi\s. En la sesion de aquella mis-
ma noche, serian las once cuando se recibió una
comunicacion d(ll capitan general, la cual era ya á
consecuencia de la declaracionenérgica y legal del
ayuntamiento.-En ella ordenaba aquella autoridad
militár que inmediatamente se disolviese la Gorpol'a-
cion. Pero fija en su propósito, contestó esta que
no reconocia otro modo de suspender las leyes que el
dispuesto en el art. 8.0 de la Constitucion; qne por
lo tanto se hallaba legalmente reunida; y por último,
flue aunque reconociese el bando dél estado de guer-
ra (qne no le reconocia) el artículo 2.° dcj"ba en




-"':276-
su libre ejercicio á todas las autoridades. A la mis-
ma hora en que llegó al palacio del ayuntamiento
este .oficio del general, vióse llegar junto á sus
puertas alguna .fuerza .de caballería de ejércit.o que
permaneció allí estacionada. La municipalidad, sin
embargo, continuó deliberand.o con la mayor calma
hasta mas de las dos de la mañana.' hora en que v.ol-
vieron á dar cuenta de su encarg.o l.os concejales
que habian ido c.omisionad.os cerca de la Reina.


Poco despues de las doce repitió otros dos oficios
el mismo capilan general p.or medio de un ayudante
de Estado mayor. En el peimer.o alteraba, de un m.o-
d.o inf.ormal, el artícul.o 2.° del band.o fijado ya al
públic.o: en el .otr.o insistía nuevamente en que se
dis.olviese la corporacion. Mas esta, desconociendo
siempre c.om.o ilegal la intervenci.on de la aut.oridad
militar en sus deliberaciones, terminad.os ya t.od.os
J.os .objet.os para que habia sid.o ent.onces c.onv.ocada,
dis.olvióse sí, per.o p.or órden libre y espóntánea de
su presidente, el alcalde 1. o, á la antedicha h.ora
de las d.os y media de la madrugada, para v.olverse
¡Í reunir, c.omoasí 1.0 hiz.o, al an.ochecer del mism.o
dia 25 de febrer.o. En esta sesi.on di6se cuenta, .c.on
el acta de la anteri.or, de t.odas las circunstancias que
habian mediad.o y que dejam.os apuntadas: y seguida-
mente di6se tambien lectura de .otr.o .ofici.o singularí-
sim.o y eslraií.o d~l capitan general, á quien sin duda
producia mortal pesadilla en est.os di;lS la cntereza




-277-
delllyuntamiento, dirigido al alcalde 1.° á las cuatro
de aquella tarde, previniéndole que.disolviese'inme-
diatamente la. municipalidad que suponia reunida á
aquella hora. Leida fué tambien, aprobada por la
corporacion y aplaudida por el público, la oportuna
contestacion que habia dado el primer alcalde don
Salustiauo d:e Olózaga al general Villalobos, desmin-
tiendo la noticia de la supuesta reunion estraorruna-
ria, si bien diciéndole al paso que llegada que fuese
la 'hora de costumbre, se volveria á reunir el ayun-
tamiento, con arreglo á la ley,\ para lo cual se ha-
Haba ,por él convocado; pues que mientras desem-
peñara el cargo (añadía Olózaga ) que habia debido
á la confianza de sus conciudadanos, no dejada de
llenarle debidamente aun á costa de' su existencia.
Tan noble como 'patrióticá resolúcion mereció el
asentimiento y el aplauso unánime de los concejales
y de todos los circunstantes.-La imprudente j des-
acordada conducta de Villa lobos , sus oficios repeti-
dísimos y estemporáneos, sus equivocaciones y sus·
yerros, así Como la estraiia derogacion del 2.° artí-
culo de su bando, sin mas objeto que el de empecer
á la municipalidad en sus funciones, cosa que.un en-
tendimiento algo despejado y un tanto previsor debió
tener muy á la vista al tiempo de' redactarle, todo
prueba con evidencia qué Clase de hombre era este
que pretendía reasumir en sí, por medio de su de-
claracion de estado de sitio, todos los poderes r




-278-
atribuciones que á la,leyeompetcn, y á las naturales,
á: laslcgitim'asautoridadés.· Siempre el poder ~ili­
tar, es. un poder. rudo, mero representante de la
fuerza; mas cu¡mdocsla eae' en manos tan toscas é
inespertas cQmó las del D. Alejandro Yillalobos.
cntonces:lo.ridícmo yabsurdo:de sus determinacio-
nes cotripit-e con lo irracional y selvático de sus 'actos,
producto, estos y aquellas, de los brutilles iasl,intoSo
que forman el triste patrimonio del hombre incultfi,
aunque él ocupe elevados puestos y;.ciña vistos'as
handas 6 fajas. Es que todas estas cosas se prodigan
de real órden, pOI'que, todo: de rC(.ll órden p.uede
otorgarse á los hombres, menos el tal~Dto, la ilus-
tracion y un alma pura, de nobles sentimientos
adornada.


El ministro dé la Gueira, D, Francisco Nar~
vaez; celebró una reunion eon los comandantes de
la ~filiciáNácionar en Ja-noche del 24, En ella tratú
de esplorar los ánimos y la voluptad de ~queUos
con respecto al gobierno, usando de las. frases v.úl-
gcwes y como de: -plantilla. de que contaba. c®eJ apo-:
yo y c'IJoperacion de la Mílit:ia ciúdadan(.l para él sos-
ten del órden y hacer reSpetar las leyes, coo otras pa-
labras semejantes, á las cuales contestaron cón dig-
nidad y valentía los gefes de la Milicia, que no era
huen camino para defender las leyes empezar por
quehrantarlas todas y hollarlas, haciendo enmude-
~er la Constitucion y los· demas códigos ante el bas-




-279-
lardo y absoluto imperio del sable: y viniendo des-
pues á trata!' de la confianza que al gobierno inspi-
raba la Milicia, formularon sus comandantes severas
y justas quejas al ministro de la Guerra, por las pro-
videncias adoptadas aquel dia por el ministerio de su
cargo en visible menospr~cio de aquella fuerza ciu-
dadana, con la cual para <nada se contaba, siendo así
que su' intervencionhuhiera bastado para evitar los
lamentables sucesos que habian tenido efecto aque-
lla tarde. Pero tanto á estas como .á otras prudel!tes
reconvenciones que le fueron dirigidas al general
Nar~aez, no tuvo este por conveniente contestar ni
una palabra .


. Elcapitangeneral, en la alocucion que dirigió
á loS habitantes de 'MadrId el dia 25, tambien decia
entre otras cosas: . «Cuento con el apoyo franco y
«leal de las tropas de la gnarnicion, con la coopera-
«(cion igualmente eficaz de la benemérita llfilicia Na-
«cional, con el escelente espíritu, nunca desmentido,
(de esta lwr6ica poblacían. y sobre todo, con el
«amor é inalterable adhesion que' no pueden menos
«de inspirar á los buenos. españoles los principios
«fundamenhlles'en qUe ,descánsa el gobierno repre-
«sentativo.)) ...,....Acordes con estos testimonios, tanjr-
recusables, decian los periódicos' órganos y amigos
del ministerio que los sucesos del 24 eran solo la
übl:a de unos pocos hombres, desnudos de carácter
é importancia: Lo mismo vociferaban tambien los




-280-
individuos de la mayoría del Congreso. Ilero clltrl'
tanto es lo cierto que continuó por muchos días la
capital en estado de sitio, que se hicieron callar to-
das las leyes, que se trageron fuerzas de ejército á
mas de las numerosas que en Madrid habia, y final-
mente que se' sustituyeron con un tribunal militar
egecutivo los jueces y los magistrados que ,con ar..,..
reglo á la Constitucion y á las leyes se hallaban en-
cargados de vigilar por su observancia y de castigar
sus infracciones. Contradiccion la mas evidente y
palpable, esta que se observa entre aquellas pala-
bras y estos hechos, puesto que un corto número de
hombres mal intencionados no es capaz nunca de
sobreponerse á un pueblo grande y á una numerosa
Milicia, que ayudados de respetable guarnicion
quieran conservar el 6rden á todo trance y hacer
que se mantengan en su vigor las leyes tutelares de
la paz pública. Auxiliado por tan poderosos elemen-
tos, no hay gobierno que usando solo de sus fa-
cultades legitimas. y aplicando aquellas leyes, no
pueda descubrir y castigar á un escaso número de
delincuentes, si le dereza en ello la sana intencion
de respetar los principios, y si no abrig-a el desig-
nio de ensanchar los limites de su poder mas allá
de donde fija su línea la Constitucion del Estado.


A consecuencia de estos sucesos fueron depues-
tos el gefe político D. José María Puig, y el go1!cr-
nador militar D. Nicolas Isidro, habiendo reempla-




-281-
la~o al primero D. Diego Entrena yal segundo. el
Brigadier Barco, comandante de artillería'· dé la
Guardia. El general Villalobos continuó regentando
la capitanía general de Castilla la Nueva.


La causa política que se formó con ocasion dp.
tales acontecimientos fué de lo mas original en el géne-
ro de lo escandaloso y absurdo que han podido pre-
sentar jamás, en su prolongada série, los fastos .....
nefástos de las iniquidades judiciarias. Bástenos de-
cir, que comunicada una real órden por el ministro
de Gracia y Justicia D. Lorenzo Arrazola el 23 de
febrero á uno de los jueces de primera instancia de
la capital, previniéndole que procediese inmediata-
mente á'la formacion de causa ,para averiguar los
autores del desacato cometido en la tribuna pública
del Congreso, cuando en la sesion de aquel dia
hahíase visto el presidente en la necesidad de eva-
cuada. accedióse por el juez á la requerida instruc-
cion de la sumaria, á pesar de no haber para ello
mas motivo que partes vagos comunicados por la
policía al ministerio de la Gobernacion, y trascritos
por este al de Gracia y Justicia. El cuerpo de delito
no existia: por ninguno en particular es entablada
la accion de injurias: nadie aparece reo.: con el des-
pejo de la tribuna verificado en aquel día todo de-
bió terminar, y aun puede decirse que terminÓ de
derecho. dado que no se efectuó Dingun arresto, ni
por órden' del presidente ni por los celadores; por




-282-·
nat;lié. Hasta entonces no habia fúndamento alguno
para proceder á la formacion de causa: esa realórden
del ministro que se ingeria onciosamente y atacaba de
una manera directa la independencia de los tribuna-
les, haciendo al poder judicial un h1fmilde· esdaYü
del egecutivo ~ fué lo que únicamente sirvió de base
á estos célebres procedimientos, sin que ArraroJa
hubiera enviado siquiera al juez los testimonios fe-
hacientes que, segun él asegura en· su real órden,
constaban en el ministerio de su cargo. Para nada
se tenia aquí en cuenta á los alcaldes de barrio, ni
á los Constitucionales; para nada al gobierno pl'Íva-
1ivo de Madrid. La policía delata crímenes: pór ella
misma perpetrados, sus partes son lrasmitidosal ge-
fe pólHico, este los eleva al ministro de la Goberna-
eion, quien á su vez los traslada al de ,Gracia y Jus-
ticia, para que este al nn, en vez de comunicarlos
íntegros y originales al juzgado, dejando á este obrar
cotila independencia y libertad que deben siempre
acompañar á todos los actos de la magistratura,
formule solamente una rea16rden atentatoria del po-
der judicial, mandando con misterioso encóno la
formacion del .proceso.


Varios son los ciudadanos que fueron en él in-
cluidos, .entre ellos el teniente de nacionales D. J o-
sé Hernandez Zamora. á quien el 24 de febrero
hemos visto mandar el piquete del Congreso. Toda-
lía en ]a real órden del 23 no era posible que Ar-




-283-
raz.ola contase con este supUesto crimiüI, que'un
dia despues habia de caer en desgtacia suya.: Has
como el objeto de aquella' escitacion se deja bien
€omprender que no era otro 'que envolver en una
causa criminal y aherrojar en· calabozos á cuantos
liberales se' hurneran hecho blanco de la malqueren-
cia de los dominadores, con su proceder noble: y pa-
triótico,natural y. consiguiente era que este Hernan-
dez ,así como otros marcados por sus opiniones J
por su aceridrado amor á la libertad, no fuesen 01-'
)'idados en la lista de los precitos. Largo yageno-
del propósito. nuestro seria enumerár los infihitos


. absurdos que en este monstruoso proc'eso priesentá-
r01Ul~por el ministerio fiscal comopr~ehas y for-
mando parte ,de SUSi doctrinas; judiciales; .LlIocil"-
cunstancia de presentarse como únioos ,testigus y
delatores á la vez, con supuestos nomhlies, . los' indi-
,iduos de Ja policía y de la ronda de Chico (1), la


I •


(1) Don Francisco Garcia Chico ~~) un; hombre OSCUffl; co-
nocedor práctito de las gentes de mal vivir q·ue.suelen,1iéner su
morada en Los barrios escéntricos de la capital, y cuyas I u <;es ha
queridó eli todas ocasiones utilizar el 'partido reacHollar'Ío de
tal modo, qqe s,iem.pre que Ita ascelldido al mando JHU~i~_o. Chi-
co su primer elemento de gobierno; no ya solo para la perse-
eueion de malbedlOtes) ~t6S biel1, <lescuidandil á estQs). han
procnrado las lIutoridades ~ede (:1 disppllia\\, y IID!I ,19s.·mis-
IDOS ministros, emple¡¡r sus instilijlOS, ySu habilidad singlll~.¡l'
pa(a la policía, en molestará sus.eoe1nigQs losliperales.·Cuan!io
mandao los reaccionarios, Chico es,puntil ID60üS que· un poder,
del Estado. Si el presidente del cODsejo! da un sll~ao eosu casa,
al cual ooncmrren, corno es nataral, personas d1l.elevada c¡~te­
goría y distincion , sin ese luir laque ocupa el sólio, es preGi-




-284-
illtrusion del gefe politico en los actos judicia~
les;' la, real 6rden espedida el 23 por Arrazola
y otra que di6 este ministro á, los pocos dias con
el mismo objeto, la intervencion ilegitima que en
ello tuvieron tamhien el capitan general y la comi-
sion militar durante, los 24 dias de sitio, y otras
muchas circunstancias de este género que mediaron
en aquel proceso, ahastardáronlc tanto, y de tal suer-
te pusieron de manifiesto que él, en su 'origen, ha-
hia sido fabricado en un taller de iniquidades dis-
puesto y dirigido por el gobierno, que el tribunal
absolvió Ú declar6 la inocencia de todos los proce-'-
sados, imponiendo la pena de presidio á varios in- .
dividuos de policía, por disfrazar sus nombres, por
delatores y testigos falsos. Tal fué el resultado que
obtuvo la célebre causa política formada á conse-
cuencia de los sucesos de! 23 y 24 de febrero
de 1840, y en virtud de las reales 6rdenes comuni-
cadas al efccto por el ministerio de Gracia y Justicia
á un juzgado de, la c6rte. Bueno será sin embargo
advertir que este fallo de los tribunales no le alcan-
zó el proceso en cuestión sino despues de los succ-


so que no falte Chico en aquella fiesta. Si la reina sale de Ma-
drid para trasladarse á Barcelona, por egemplo, necesario es
que antes vaya á allanarla el camino D. Francisco Chico. Diría-
se', al verle figurar de tal manera, que ó la España toda es un
pais de malhechor('s, ó alcanza á mucho mas que á estos el pri-
vilegiado conocimiento y especial habilidad del D. Francisco.
Lo que no admite dnda es que él da siempre cierto sello y tODO
ridículo á las dominaciones retrógradas.




-285-
sos políticos habidos. en setiembre del mismo año;
pero sin que debamos omitir la circunstancia de ser
precisamente el mismo juez que le instruy6, el que
pronunció al fin la sentencia que hemos antes bos-
quejado. Siempre en las causas políticas se deja ver
la mano del gobierno, que matizándolas con el co-
lorido de sus opiniones, cuando no sea que las em-
pañe con el hálito, y aun las embarre en el treme-
dal de las pasiones mas vergonzosas, ataca la inde-
pendencia de los tribunales, haciendo de los jueces
un instrnmento apropiado para sus fines. No obs-
tante, es menester convenir en que D. Benito Serra-
no y Aliaga, que fué el juez que desde un principio,
hasta pronuuciar su fallo definitivo, siguiÓ esta cau~
S¡l, condújose siempre en ella con imparcial~dad, cir-
cunspeccion y cordura, mostrando un fondo ,de jus-
ticia en la mayor parte de sus providencias, que dió
Lien á conocer lo penetrado que él estaba de la na-
turaleza del negocio que á sus manos se habia en-
comendado.~El teniente de nacionales D. José,
I1ernandez Zamora, comandante delpitluete del
Congreso durante la sesion del 24, fué i,lgraciado
despues por el gobierno ,en premio de los justos
merecimientos qne supo grangearse aquel día, con
la cruz de Comendador de Isabel la Católica. '-j Lás-
tima grande que asj como los miserables instru";'
mentos de aquella. farsa criminal fueron por fin
condenados, no hubiera aJcan:¡ado tambíen el casti-




-286-
go á los astutos promovedores ,de ella, á los verda-
deros autores de los desacatos y crímenes cometidos'
en aquellos dias, entre los cuales cuéntase en pri-
mer término el horrendo asesinato del nacional que
fué alanceado en las calles, el desventurado Pala-
cios t Es que en España, como en todopais mal go-
bernado, nunca alcanzan las leyes á la altura 'de esos
pigmeos que indignamente egercen el poderío y el
mando supremo de las naciones.


La . agrura de los ánimos crecía al estremo y re-
bosaba ya'la impaCiencia pública por do quiero Las
señales mas ostensibles de descontento hacían se notar
no solo en la tribuna parlamentaria y en la prensa,
periódica, sí que tambien en las palabras y aun en'
el semblante de todos los ciudadanos, que veian con
enojo decretada por un poder clandestino é irres-
ponsable la ruina completa de la libertad. La ningu-
na confianza que inspiraban los ministros á los hom-
bres libres, y la circunstancia de contar aquellos con,
una mayoría sumisa y obediente en las córtes, ha-
cian tremep á todos ton fundamento sobre la suerte
que esperaba á la España constitucional. No hacia
muchos mesés que el periódico dff Lisboa intitulado
el Precuradol' dos Povos habia transcrito una corres-
pondencia que desde aquella misma ciudad fué di-
rigida al Times (diario de Londres) q~~e la insertó
el 27 de noviembre del año 3~, C'Il la cual se leia rl '
curioso párrafo que sigue:




-287-
«lIace doce días, tan luego como se supo en es-


da (Lisboa) la suspension de las córtes,españolas,
«rué el agente diplomático de España en esta cór-
.te, por conducto de quien ha pasado toda la cor-
«respondencia de Perez de Castro, á verse con el
((s.eñor ... F. Y con el señor ... Z. que ocupa una alta
«posicion confidencial con un valiente general y con
«otros sugetos, Pilra' hacerles ver una carta larga
«del señor Perez de Castrp, en la cual declaraba
«este que el gabinete español, sostenido por el ge-
«llcral Espartero, estaba firmemente decidido á di-
«solver las córtes y á retrogradar á un gobierno
udesp6tico moderado, á cuyo fin solicitaba la in-
«mediata cooperacion de Portugal por medio de nn
«golpe de estado semejante.»


«Puede usted asegurar á nuestros' amigos, -decia
QPerez de Castro á su representante en esta, que,
«apoyaremos su tentativa en caso necesario; pues
«que estoy resuelto tí acabar para siempre con el go-
«bierno representativo, y que pu~den estar seguros que:
«aniquilaremos tí todos los que se atreviesen tí con-
ntrariarnos. Diga usted á Mr. Varennes (enviado
«de Francia en Lisboa) que ratifico en un todaZo que
"por este' correo le escribe Mr. de Rumigny (minis-'
-tro de la misma nacioo en la c6tte de Éspaña) y
«que ha llegado el momento de desplegar el gran ta-
«lento diplomático que con razon se le supone.»


'. y cierto que el autor de esta nota hallábase tan





-288-
desprovisto, hasta de luces naturales, que no sin
motivo encomiaba él, y debiera de envidiar, los ta-
lentos diplomáticos del francés á quien aquel pobre
hadea que habia elegido la reina Cristina para que
la aconsejase en negoCios de Estado, servia corno
de juguete' automático. Mayor baldon no es. posible
que empañe jamas el lustre y esplendor que deben
adornar á un gobierno que está. al frente de una
nacion grande y civilizada. No emplearemos el tiem':
po en censurar la conducta de un ministro español
que así se ingiere en los asuntos interiores de una
nacion vecina y amiga, cuya libertad é independen-
cia deben ser siempre respetadas. Tampoco hare-
mos la vindicaCion del DUQUE DE LA. VICTOBIA, por
los designios que se le atribuian; porque mas que
nosotros pudiéramos decir en contra, han dicho ya
los sucesos de Mas de las Matas y dirán despues
otros muchos que sobrevengan. Solo, sí, diremos
que si bien el ministro de Estado desmintió por


" medio de sus amigos, la preinserta comunicaCion, ta-
chándola como ap6crifa, era tal la inconfidencia que
inspiraba á todos este hombre ( tan desautorizado se
hallaba, tan poco 6 ningun crédito merecían sus pa-
labras, que todas las protestas que" salieran de su bo-
(~a no eran bastantes el, borrar los recelos que con
muy justo motivo habia sembrado en los ánimos
aquel estraño documento. El hombre que hablando
wmo consejero' de la Gorona en pleno parlaml'nto




-289-
habia faltado escandalosamente á la verdad, asegu-
rando una cosa, al tratar de la mision diplomática
del ex-ministro Cea, que luego fue desmentida pú-
blica y oficialmente por el secretario de la comision,
D. Manuel Marliani, qu~en dió á luz en los periódi .....
cos varios documentos, s,uscritos por el mismo Pe ...
rez de Castro, que contradecian abiertamente cuan-
to él·afiució bajo su palahra solemne en el senO
d~ la representacíon nacional, este hombre, de ci-
mos, habia perdido ya todo derecho para ser crei-
do. Todo cuanto, en el órden moral, tienen que
perder los hombres públicos, habíalo enagenado ya
en estarazon el D. Evaristo. Solamente le restaba
su legal investidura de ministro de la corona, la
cual conservó aun por mucho tiempo. Hé aquí la
razon porque, á pesar de presentarse á los ojos de
lodos estotro hecho como una miserable badomia,
no era bastante la negatiya de Perez de Castro pa-
ra disipar la alarma que él hiciera cundir entre las
gentes: como quiera que el partido á quien aquel
seuia de instrumento era muy á propósito para
abrocar y sepultar las instituciones liberales, y él
materia muy dispuesta para desempeñar un papel
que por degradante que fuese, nuncapodria dene-
grecerle mas de lo que le habian abaldosado suce-
sos anteriores.


La conducta desalentada del gobierno y los ras-
gos despóticos que caracterizaban generalmente to-


TOM. 1lI. 19




-290-
dos los actos de su administracion I {:orl'oboraban á
eada·momcnto y justificaban en gran manera los te-
mores de que vamos· hablando. D~rante los 2.i dias
de estado de sitio que sufrió la capital, pasando las
boras tranquilas y en el mayor sosiego, sin que el
menor síntoma de rebeliOl) pudiera cohonestar tan
yiolenta medida, pero sin que las córtes tampoco sa-
lieran á la defensa de la ley fundamental, á su pre-
sencia ultrajada, ante.s bien, cuando algun diputa~
do de la minol'ía, como aconteció á D. Aguslin Ar-
güclles, levantaba su voz oí favor del venerando có-
digo, los murmullos y algaradas de sus conlrarios,
los moderados , los hombres de órden y de ley qu~
componían la mayoría, venian al punto á sofocar
sus acentos y ahogar dentro del pecho sus palabras,
los ministros y sus agentes pudieron con descanso J
sin reparo alguno entregarse á todo Hnage de es-
cesos. Y en yordad que no desaproyecharon el tiem-
po; pues que ademas de la persecucion enlahlada
contra honrados ciudadanos cuyo delito consistia en
su conocida adhcsion á las instituciones liherales,
segun hemos visto, dirigieron lamhien rudos ata-
ques ú la imprenta.


Con el título de Fr. Gefnndio publicábase en-
tonces en Madrid un periódico festivo, redactado
(1'or D. ::tlodcsto Lafuente,. el c.ual prestó induda-
hlemente señalados servicios á la cansa pública, ata-
éando los vicios de la adrninislracion COIl lenguílgc




-291-
correcto y acurado estilo; por medio (lcuna sazo-
nada al par que acerosa.y punzante crítica, y di-
fundiendo, con la sencillez y claridad de un diálogo
bien manejado, los principios mas luminosos de la
libertad política y civil entre la muchedumbre, qm'
era á quien prin~ipalmente iban dirigidos los escritos
del Fr. Gerundio. Por manera que á la vez que est~
demulcia á sus lectores con la amenidad dtl la sátira
y hacia oportunas admoniciones á los ~ombres del
poder, á quienes, á su modo, solía tambien dar st'n-
das caladas de contínuo, no estaban desnudos de doc-
trina sus números, llamados capilladas. El asunto de
las elecciones y des pues la fácil constitucion del Con-
greso de 1840 prestaron materia á propósito á la fes'-
tiva pluma de aqud escritor, para arrojar su amargn
eenSura al rostro de los dominadores. Personillcan-
do á la t'olnnlad nacional en una matrona, hizo
acompañar alguna de sus capilladas; Fr. Gentndio,
de una viñeta que representaba á aqueHa' en la ac-
titud trágica de darla grtn'ote eI" gobierno: con lo
cual significó con mueha propiedad, aquel atinado
periodista, la tortura cruel- que hahia sufrido en las
elecciones la verdad,era espl'esion dt11 deseo de los
pueblos, hasta el estremo de venir á morir sofocada
y estrangulada, á man()s de sus verdugos, los hom-
bres del poder. Viene despucs la discusion y apro~
bacion de las actas en el Congreso: y como el sali~
rizanle \iese que á p"sar de las infinitas ~ e .... itl('nte/j~, ',.


, ~-:-.


~( ~ /;1:1




-292-
nulidades de que adolecian, desestimando las protes-
tas y saltando por todo, .los diputados que desde
luego formaron mayoria las iban aprobando sin es-
crúpulo, y sin diséusiou apenas, siendo el aglayo
de todo el mundo la estrema celeridad cou que las
despachabau, haciendo uso tambien de la caricatura
en~abezó otro artículo diciendo: i Qué se las tra-
gan como "uedas de morino !-Cuando vió la luz pú-
blica este número halIábase aun Madrid en estado
de sitio; por lo que no tuvo inconveniente el gefe
político en quebrantar el artículo 2. o de la Consti-
tucion que garantia la libertad de imprenta, come-
tiendo la calificacion de los delitos de este género
esclusivamente á los jurados; pues que atropellán-
dolo todo, mandó recoger' los ejemplares que hu-
biese de esta capillada y el tipo de la lámina ó viñeta
que la acompañaba, sin mediar denuncia, ordenando
ademas á su. editor que suspendiese la publicacion
del periódico en virtud de órden superior del go-
bierno que al efecto habia recibido aquel funciona-
rio. Fué tanto lo que preocupó entonces la atencion
de los hombres del poder el Fr. Gerundio, que no
contentos con dar este ataqu.e directo á la libertad, á
la propiedad individual y á la Constitucion misma,
espidieron una real órden circular á las audiencias,
el 12 de marzo, para que estas escitasen á los pro-
motores fiscales á fin de que entablaran denuncias
contra los impresos, sin omitir la caricatura. Mas




-293-
para que en todo resalte lá crasísima torpeza que
presidia siempre á estos pasos; ministeriales, diremos
que la ocupacioR de la imprenta del Fr. Gerundio
y el allanamiento de su redaccion no tuvieron efec-
to hasta tres di as . despues de haberse pnblicado y
circulado la cápillada, dando así lngar á que por el
correo se inundasen todas las provincias de España
de las tales ruedas de molino, escritas y pintadas, y
muchísimo tiempo para que pudieran ser leidas con
holgura por los suscritores de la cÓrte. De modo
que fue tan inútil esta medida violenta y atentatoria,
este escándalo cometido por el gobierno con menos-
precio de las leyes constitucionales, que al tiempo
de recoger el número solo pudieron haber los en-
cargados de la policía unos cuarenta ejemplares,
habiéndose hecho como siempre de este papel una
abundantísima tirada. Los actos desacordados y vio-
lentos producen siempre un efedo contrario á aquel
que sus autores se proponen. TAl curiosidad pública,
el deseo· y la avidez de las gentes aviváronse tanto
con las tropelías del poder, que despues de la ile-
gal ptohibicion, huscábanse con ahinco los ejempla-
res de la capilla da. la cual llegó á punto de ser
traspasada 6 revendida por muchos suscritores áu-
mentando diez veces su valor. Y para que el papel
que represent6 aquí el gobierno fuese todo lo mas
desaventajad9 y ridículo que ser podia, habiendo
querido buscar medios de legitimar Ó justificar en al.




-294-
gl).ll mO'dO' el yerrO' capital que habia cO'metido, dcs-
PllcS del atentadO' del secuestrO', y de la susporision
del perióJicO' p¡¡,só un ejemplar de Aa 'capillada c-on
el grabadO' de las r.uedas ,al fiscal militar para que
persiguiese al editO'r; pero el fisc~l, que sin duda
deberia de, ser mas justificadO' y prudente que los
irreflexivO's y I,':riminales lnfractO'res del artículO' 2~·
~nstituciO'nal, cO'ntestó á estO's que no hallab(1 1i'Ié~
ritos ni medios legales para entablar acusacíon algu-:-
na. DesairadO' aqui el gO'biernO', apeló, nO' O'bstante
el estadO' de sitiO', del brazO' militar á la jurisdicciO'n
O'rdinaria, escitandO' á lO's prO'mO'tO'res fis'cales de la
capital para que denunciasen aqu~l númerO': del
1"'. Genmdio.. :perO"es el caso .. queestO's lambien
dijer,on uIiánim~s, que no' encontrabar,. en él motivo
alguno para[onnular denuncia, creyendo mas bien que
seria el denunciado absuelto por cualesquiera jueces a
quienes tocase juzgarle. Desaires marcadísímO's y
profundos , ~stO's que aquí sufrierO'n pO'r parle de sus,
mismos empleadO's t aquellos ministrO's, que debían,
de pagar :así su tO'rpeza y Sil atrevimientO', yde lO'
cual, O'trO's queuO' hubieran sidQ ellos, h'ahrian que-
4adO' tnuJ arrepentidO's y pesarO'sO's. La imprenta li-
b~r¡¡.l recibió, cO'n este sO'lemne triunfO', una egecu-
tO'ria fiel de sujnO'cen~ia.


TO'rnandO' ya la vista á IO'sasuntO's de lagu~rra:,
di'remosqueel DUQUE DE L4 VICTO'lU4.ipO'rdecre-
todel 18 de enerO', unió al mando de lO's cjkrcitQs




-295-
reunidos .el de las tropas que operaban en CalaluñLl:
'medida que creyó el gobierno muy oportuna para
regularizar la última campaña, empezando por ro-
bustecer con toda la fuerza y prestigio posibles al
caudillo que estabadeslinado á terminada.-Inves-
lido ESPARTERO con este nuevo cargo, dirigió al
ejército del princiflado la alocucion que sigue:


«Soldados: la augusta Reina Gobernadora, P(H'
~real.deC!"eto de 18 de enero, que se copia ,en la
uÓrden general de este dia, se ha dignado conferir-
«me el mando del ejército it que te neis la gloria de
.pertenecer: y al comunicaros este nuevo y distin-
«guido cargo .con que me honra S. M., siento la
.doble satisface ion de que pued.a llegar .á v.osolrOb
-la sÍncera espresion de. mis s~mtiinientos.»


"El mando de los ejércitos del Norte, Centro
«y Cataluña seria muy sup¿rior' á mis fuerzas y á.
-mis buenos deseos, si no eón tase con la pericia de
«sus generales, con el esquisito celo de los gefes,
«.con el pundonor de "los oficiales, y <;on la decision
,!de los individuos de tropa; y si además no teu»ie-
uSei\\odos,al valor y rígida disciplina un entusias-
«mo jamás desm¡!ntido en favor de la Constitue~on
.de" 18;37, del trono ,de.lsahel n y 'de ·-la' Regencia
"de su augusta madre. Pero convencido: de que,ta-
,les ~on las eminente~ virtudes· de tan benemér.itas


. .


«tropas, lodo lo ~sperQdeellas para conso)¡d~l' la
('paZpOf, qQe suspira esta nacion heróica ))




-~96-
(/ Así que consigamos este bien en Allagon y Ya-
~Iencia, triunfando de los feroces enemigos que
.. hasta ahora lo reIr asan , me tendreis entre voso-
«tros con las fuerzas suficietltes hasta. completar el
(~e~terminio de los de Cataluña; Mienlras tanto, y ya
«que la falla de salud del digno tenienle general
(cdon Gerónimo Valdés le ha privado de seguir á
«vuestra cabeza, dirigirá las operaciones el no me-
«nos digno teniente general don Antonio Van-Halen,
«nombrado por S. M. general en gefe inlerino y
((capitan general propietario de Cataluña.»


«Soldados: continuad siendo lo que sois para
«que mis ardientes votos por la felicidad de España
«se vean cumplidos. Los nuevos triunfos que os es-
«peran aumentarán vuestra gloria. Sufridos, valien-
«tes y disciplinados, no podreis menos de vencer á
«los enemigos de la Re"ina y de la patria, siempre
«que se presente ocasion de acometerlos. La paz
«tan deseada la veremos conseguida prontamente,
«para fIue esta magnánima nacion llegue al engran-
((declmiento que le preparan nuestras instituciones.
«Los pueblos todos erí.to~ces os· bendecirán enage-
(fnados de gozo. Este será el mas halagüeño tributo
«que pueden ofrecer á vuestros heróicos sacrificios.
«y merecedores d·e justas recompensas, no perdonará
«medio alguno para que os sean dispensadas vuestro
"general y compañero de glorias y peligros.-Mas
«de las Matas 4 de febrero de 1840.-EsPARTERo »




-297-
Había ya abonanzado 'el tiempo y éra preciso'em-


prender muy luego las operaciones. Cabrera, . que
habia sufrido una terrible enfermedad ~n los meses
de dicil1mbre y enero, halláhase ya mejorado y en
disposicion de -ponerse al frente de sus tropas. Tal
vez á no mediar la circunstancia de amalarse en su
salud este caudillo rebelde, hubiera él dado aun mu-
cho que hacer á nuestras tropas, las cuales debie-
ron concluir antes con él, 6 mas bien, con sus hues-
t118, á no habl1rlo impedido el fuerte temporal de
ag-uas y nieves que liubo aquel invierno. Despues
de Zumal~cárregui, es Cabrera sin duda alguna el
hombre de mas valia que ha tenido en sus ejércitos
el pretendiente Cárlos. Pues aunque él carece de
las luces militares, de la prudenda y de la ilus-
traCÍon que adornaban al primero. su genio, natu-
ralmente belicoso, su incivilidad misma, su osadía, y
una estraordinaria actividad de. que se halla dotado,
le hacen no menos á propósito que aquel ,si bien
para hacer otra clase de guerra. Su celeridad es
tanta, y tan notable, que segun asienta Arizaga, en
su . Mtmoria, iguala en la carrera al caballo mas
veloz: cualidades, todas estas , que le hacian apre-
ciar de la gente feroz que le seguia, la cDlll 'Veia en
él un ídolo á quien tributar timta ,admiracion y res-
peto, cuanto era tambien el temor con que todos le
miraban. La licencia militar, 6 mas bien, el desenfre-
no que se permitía él mismo y que no escatimaba á




-298-
sus sectarios, HHia á hacer de estos un05 .verdade-
ros delados. Terrible era esta plaga dejos de Cabre-
ra, y horrendos los efedos que iba ella produciendo
por donde quiera que pasaba!


V n funesto err()f " un hbrror nefasto, entre los
que á su vez cometieron tambien los capitanes de
las tropas constitucionales, habia como envenenad()
desde 'los primeros años de la guerra civil la san'-
gre, J exacerbado cruelmente los instintos deesle
jóven catahUl, y desnudándole de los sentimiento!!
de hombre, habianle convertido en un ser despia-
dado, en ,una fiera. Por delitos presuntos de con-
nivencia 6 de conspitacion fué pasada por lásarmas,
en lo~años anteriores, la anciana madre de D. Ra-
IDon Cabrera, de órden del brigadier D. Agustín
Nogueras y con autorizacion del general D. Fran-
ei:,!co Espoz y Mina, capitan general del Principado.
Este hecho, fIue es~no de los mas cruentos borro-
n.esqúe dcgrenecen los fastos de aquellagu,erra ci-
vil, ~stav.íctiIDa infeliz de la violenta pasion y de la
barbarie'del soldado, llegó á costar numerosas :vlC-
timas á la Españatoda, la cual pagó multiplicados tri-
butos de sangre inocente. rendidos á la plaeacion
de l¡tirritada CÓlCl'íl, á la, fiera venganza, á la amen-
cia, al despecho, á la ira, al encono, nJ justo,
~i bienef~,brutal enojo del dC8o)ad~d\ij1>, dt~
aquel temible tortosill.O. Sensible es que In ,muerte
de 11 madre de Cabrera, ademas de los infinitos ma-




-299-
les análogos que ella acarreó en pos de. sí, haya
ocasionado lambien el de .amancillar, con ese billa)'
indeleble, el nombre ilustre de uno de nuestros
mas distinguidos capitanes.


Dada ya una, idea del que. ahora resta solo, con
nombre, con vali~iento y prestigio, entre los fac~
dosos· armados, del único enemigo formidable que
habria de oponerse á las invencibles huestes que
guiaba ESPARTERO, será bien que no ohidcmos de-
cir, que como á este el gobierno de Madl'id, tambien
á Cabrera el pretendiente Cárlos desde Bourges Je
confirió el mando en gefe de los ejércitos de Cata-
luña, Aragon, Valencia y Murcia, con el fin idéntico
de concentrar la accion militat', dándola unidad é
imp\llso, y fiándola á laS manos mas espertas, de
cuantas en el ejército carlista ha~ian Jaeampaña.


Era tal la confianza que tenia Cabrora en a1c.an-
zar la· victoria, aun·despues de celebrado e! conve-
nio de Vergara, que habiéndos~le presentado, en 105
primeros dias de setie·mbre, dos. coroneles ingleses,
cOlJlisiona.dos por lord }>almerston, en su cuartel ge-
neral de la· Biera, ante,s de que los estrangeros ha-
blasen palabra alguna, adelantóse él.á decirles (Ya,
((ya estoy enterado del objeto de vuestra visita:.»
Dispuesta y empezada ,lacom~l,la .. con, la cual el g~­
neral de D. Cárlos obsequi6 á ~us huéspedes ,reca-
y() naturalmente la conve~s~cion sobre diversos pun-
tos; mil'> luego que hubieron aquellos empezado á




-300-
tratar, con su proV'erbial calma, el de la termina
cion de la guerra mediante 'un convenio, salióles al
encuentro, lleno de viveza y acritud, Cabrera, di-
ciéndoles:


«No quiero oír hablarcde política. Ya sé que to-
«dos vuestros coftvénios, todos ;vuestros pasos, todos
«se dirigen al provecho de vuestro comercio. Si
«quereis venderme fusiles, los pagaré á dinero con-
-tante.» -Miráronse entre sí, mohinos, los ingle-
ses, y viendo cuánto tenia de delusivo el proyecto
que los habia allí llevado, luego de terminada la' co-
mida, retiráronse sin replicar palabra. Al día si-
guiente tuvo Cabrera el capricho de dirigirles la si-
guiente carta:


«Ca:landa 7de setiembre.=Seiiores: agoviado
«por la multitud de negocios que me rodean, me ha-
3bia olvidado deciros que hé alistado doce batallo-
anes de mozos del pais habituados al egercicio del
((fnsil. Pero me hallo falto enteram~nte de armas
«para equiparlos: si quisiéreis venderme algunas
«depositándolas' encasa de mis agentes en-,Londres,
apodeis asegurar á lord Palmerston de mi parte que
~dentro de tres meses. desde la fecha; le haré un
«digno-regaló COn la cabeza de Rafael Maroto, pues
«que' este último no ha cumplido su promesa de· en-
«tregar al comodoro· Hay la persona de mi rey y
«señor. Interin aguardo vuestra contestacion etc.=
'IEI conde de Morella.»




-301-
En todas sus palabras y en todos sus actos mos-


traba siempre este guerrero los grandes ánj1nos que
tenia, de oponer fuerte y obstinada resistencia á la
invasion de los constitucionales. Cuando disponia los
aprestos para la defensa, en Cantavieja y en l\fore-
Ha, 'abastionando estas plazas y proveyéndolas de las
competentes vituallas, decia exortando á los suyos:
Aq~í moriremos lodos; pero no nos rendiremos. Mas
lo que nos dará una- cabal idea de los designios de
Cabrera en los dias que se siguieron al memorable
convenio de Vergara, es la siguiente notable pro-
clama que dirigió á los suyos por este tiempo:


« VOLUNTARIOS: Las armas alevosas de que la
(,revolucion se vale contra los valientes, han aleja-
«do al, rey de nuestra patria y cogido en redes in-
((fames á un ejército de héroes. ¡ Eterna ignominia
«(cuhrirá á los indignos españoles que con des-
«carada impudencia y á una con los enemigos han
«trabajado por mas de dos años para inutilizar la
«noble sangre que con envidiable gloria ha der-
(cramado la fidelidad en los campos vasco-navar-
(Iros! Si las p~labras venenosas, de paz, hermandad
«y humanidad, etc. , con que los traidores han po-
«dido engañar á nuestros hermanos llegasen á,vues-
«tros oidos, abominar de ellas y avisarme. No hay
(<otra paz que la que no tardará en dar á la España
(centera nuestro amado soberano el señor don Cár-
(clos V , nunca mai ilustre que cuando pare5ie mas




-"-302-
.desgraciado.-Voluntarios: me conoceis, y os co-
((ROzeo. l-a indignacion, no el desaliento, se ha apo-
-derado demi corazon, como de los vuestros, al sa-
"ber' los sucesos del Norte, y ansío el momento en
«que poderos decir desde el campo: Ese que lenet'$
«enfrente es el ejército que enMnecido co~ sus glo-
«rías postizas, pretende asustaros con su número y
«aparato: aquél ... es el general á quien una vil trai-
«cíon hizo conde; y' manejos todavía mas traidore:;
«y tórpes han prestado el título ridiculo de duqttl
«de la Victoria.-Voluntarios: me engañaria mll-
(echo si el corage que siento en mi pecho no le vie-
-se hervir en el vuestro en el mo,mento, que ya
(,tarda, d~ medir nuestras armas leales con las trai-
~doras de la revoluciof¡. Este día se acerca; y vues-
c,tro general, que nunca os prometió en vanol"
"victoria, os protesta con todas las veras de su co-
"razon, que jamás h~ pretendido con mas seguri-
.dad los dias de gloria que os esperan. Una ojca-
«na rápida que mi alma da en este instante sobre
({mi penosa vida, me recuerda la hora en que hace
«seis aüos capitaneaba quince hombres armados por
«mitad de palos y escopetas .... Podría pensar en la
«série de inauditos sucesos que se han seguido? ..
(,Pero la Providencia, que se complace en humillar
«á los soberbios, ha dirigido mis pasos. El Dios de
"los ejércitos, en cuyo nombre peleo, ha coronado
«con la victoriá mi intencion pnra, y la sangre de




-303~
«mí inocénte madre, derramada por su gloria, ob-
<ltendrá, no lo dudeis, que el ejército compllcsto de
.los valientes y lcales compaiíeros de su hijo, con-
«funda para siemprc la soberbia de la revolucion
«que ha inundado de lágrimas y sangre nuestra her-


• ((~osa patria . ..,... Voluntarios: fieles compañeros de
«mis trabajos y de mis glorias.! la religion. y el rey
(Il'iden nuevos esfuerzos de vosotros, y el rey y la
',religion los tendrán. Contadlos por victorias! Os lo
.promete vuestro general y. camarada, á quien como
«siempre vereis pelear como capitan y como' solda-
«do. Viva la religion t Viva el. rey! -Cuartel gene-
((neral de Mirambel 7 de octubre de 1839.-El
«cande de j!arella.)


. Mas estas bravatas de Cabrera no son, Ó no de-
hianser ya, sino vanas diligencias de la desespe-.
racion y del temor en ella envuelto, empero sin
que bastasen á levantar de su caimiento el ánimo de
los soldados, tan abatido de resultas de los últimos
sucesos del norte. No era lo mismo baladronar dlt
lejos" antes de tener en frente al invicto DVQUE DE
LA VICTORIA Y á su aguerrido y triunfante ejército,
que dehelar á un enemigo tan poderoso, cual era
el hombre de Luchana y de Vergara, tan rico en
medios materiales y morales, en elementos de toda
especie. Seguro debia de ser el vencimiento en la
mente del llamado conde de Morella, como segura
apar.eccria tamLien la victoria en la imaginacion de




-304-
ESPARTERO 'Y de todos los soldados que peleaban en
sus libres, y por lo tanto, valerosos ejércitos. Los
hechos que vamos á referir dentro de poco seran
patente y esplícita confirmacion de este aserto.


Pero antes de emprender su narracion, nos ha-
. .


remos cargo de un suceso que tuvo efecto· en aque-
llos dias, y en el cual, mal de su grado, hízosele fi-
gurar al general ESPARTERO. Hallábase este en su
cuartel general, al promediar el segundo mes ge
aquel año, cuando recibió una comunicacion. ofi-
cial que le dirigia al parecer el presidente de una
asociacion secreta que se habia instalado poco an-
tes en la corte de Lisboa, la cual llevaba por título
«Protectorado espafiol de la dignidad é independen-
lIcia peninsular .» Era esta una de tantas sociedades
clandestinas cómo suelen pulular en las naciones
que se hallan agitadas por el vendaval de la revolu-
cion, social ó política: y á juzgar llOr el lema que
habia adoptado, deheria de ser sano y filantrópico
su objeto, prescindiendo de los medios que para
cumplirle habria puesto en juego. Nosotros 'cree-
mos que ella deberia de tener poca raíz y poca vida;
porque transcurrido algun tiempo, ya dejó de figurar
su existencia y su nombre en la palestra pública.
La prensa periódica se ocupó alguna vez de esta so-
ciedad, la cual logró tambien que hablasen de ella
algunos diputados en las córtes. Y cierto que e~te,
y no otro, parecia ser el fin pueril de sus oscuros




~305-
fundadores, como quiera que ellos mismos contri-
buyeron poderosamente á que la asociacion pel'die-
ra su carácter de secreta, por solo el vano alarde J
la inocente satisfaccion de dar á luz su presidente
de entonces, D. Pedro Lazar y Martin, copia de la
felicitacion que acababa de dirigir al DUQUE DE LA
VICTORIA. Fuéle á este, con efecto, entregado aquel
escrito pocos di as antes, sin que de él hiciera gran
caso, como así lo prueba el silencio qne guardó }'
y que solo podia venir á interrumpirle la eslraIia
pretension y necia estravagancia de publicar, el que
se titulaba presidente de la sociedad, el documento
de que hablamos en el Eco de Aragon diario de Za-
ragoza. con el aditamento oficioso de; que ESPAR-
TERO le babia recibido con sumo agrado. Esta im-
prudencia obligó al general á contestar á la aJusicm
que en el comunicado de Lazar se le hacia, diri-
~iendo él á su vez al mismo periódico zaragozano
PI siguiente artíeulo :


« Señor redactor del Eco de Aragon.~Muy se-
ñor mio:»


«He visto en el número 4()4, de !'u periódico,
la copia que se dice literal de la felicitacion que me
ha dirigido don Pedro Lazar y Martin, que se titu-
la presidente de la muy ilustre órden Protectorado
espaiiol de la dignidad é independencia peninsular; y
esta publicaeioll me obliga á manifestar del mismo
mod(l ('uáh'5 son mis sentimiento3 rcspclllo á :..-u:ic·-


T01I. lIJ. 20




-306-
dades secretas, y mas particular~ente sobre la que
se nombra en dicha felicitacion.»


.. «Es cierto que me fué dirigida, aunque el ori-
ginal difiere de la c?pia en alguna particularidad,
eomo la de recogerla con el agrada que supone ten-
go manifestada en otras ocasiones. Yo no puedo aco-
'ger con agrado lo que se permiten hombres: que se
.constituyen en sociedad de aquellas que la ley re-
prueha, aun cuando los principios que proclamen
estén en perfecta armonía con la handera que he
jurado sostener. Los verdaderos amantes de la Cons-
titucion de 1837, de Isabel 11 y de la Regencia de
. su augusta madre, no necesitan de conciliábulos
·clandestinos para defender estos caros objetos. Esta-
blecidos por la V<Jluntad de la nacíon con las garan-
tías de la ley fundamental, se haria reo de alta tral-
cion cualquiera temerario que osase atacarlos, 6 que
maquillase para destruirlos. Todo español puede li-
bremente denunciar á los que lleguen á ser con-
vencidos de este crÍmen, y no ~olopueden sino
(¡ue es un deber hacerlo.»


« Obrar de otra suerte por los 'que se tienen por
·liberales. da lugar á que se tema que las intitucio-
nes no son tan puras como se preconizan; y los
miembros de esta sociedad de nombre tan retum-
bante, merecerian bien de la patria y mi particular
cstimacÍon, si en vez de buscar prosélitos y difun-
di .. los delirios de liturgias misteriosas que repruc-




-307-
ban las luces del siglo, y mas que todo la estable;..
cida libertad, viniesen al ejército á def~riaéi p'a~
trióticamente los' principIos procla.hado:s, contratos
feroces etiemigo3 que retrasan la paéificacion gene-
ral. Yo les dariaun fusil como at~ibtito el mas hon-
roso, y los p~ndria en oca~ionde "quetccibiC1'an el
seno'mas recomendable comhatiendo' contra i~s re-
beldes. Y si algunos por su edad ú. otras causas, no
pudiesen resistir las fatigas del soldado, 'podrian
presentarsíl con la frente elevada en los püntos don-
ae crean subsisten esas sociedades secretas quetra-
tan de desunirnos, y hacer el importante servido
de descubri.r los clubs tenebrosos donde maquinan,
sorprender infraganti á los malvados,. y entregar-
los á los tribunales para que pudieséh recibir el con~
(ligno castigo, me[lio eficaz y justo de destruirlas,»


«Ruego á usted, sellor redactor, se sirva dar lu-
gar en su periódico á esta manifestacion, y cIuedará
agradecido su afecto y S. S. Q. B. S. li.-EL DÚ-
QUE DE LA VICTORIA.»


No pasaron muchos días, despues de este suce-
so, sin que ESPARTERO emprendiese al fin, las opera-
ciones de esta ultima y decisiva campaña. Resuelto
á poner sitio á la fortaleza de Segura, habiá di~ta­
do de antemano las 6rdenes oportunas para "que la
línea de fuertes de Alcorisa á Castelserás se actiya-
se, disponiendo al mismo tiempo que sc aprestasf'n
en Zarélgoza el trcn de hatir y el parque de ing-('-




-308-
nieros destinados á aquella operacion importante.
Dedicando esclusivamente sus esfuerzos á estos úl-
timos, sucesivos convoyes trasladáronlos en breve al
punto de Muniesa: y á fin de proteger su marcha y
asegurarlos de toda teutativa por parte de los car-
listas, destinó el CONDE-DuQUE á la brigada de van-
guardia con un escuadron, al mando del bizarro bri-
gadier D. Manuel Concha, que al efecto se situó en
aquel pueblo. Al brigadier Durando y al coronel
Zurbano que con antelacion se hallaban empleados
en favorecer el pais y hostilizar á la guarnicion re-
belde, les encargó igualmente- actUQsa y esquisita vi-
gilancia: y estos dignos gefes, que habian ya pres-
tado en aquella tiflrfa servicios de la mas señalada
importancia, cumplieron ahora, sr,gun era de espe-
rar, su mision con eficacia y celo, secundando fiel-
meute las intenciones y los designios del general en
gcfe. El 18 de marzo Tl'solvió este que la primera
division de la Guardia Real de infantería que debia
acompañarle en la espedicion, verificase su movi-
miento. pernoctando la primera brigada en Alcori-
sa, con un escuadron de húsares, y la segunda en
Andorra. En este mismo día rompió ESPARTERO la
marcha, con su cuartel general, la escolta y un ba-
tallon, estendiendo la jornada hasta el último de
aquellos pueblos. Con anterioridad, y consecuente
{J. sus mandatos, habían salido de Alcañíz las dos ha-
lerÍas rodadas. que cstabaQ, eu Cita ~iudad. siguien-




-309-
do la diroocion del CmmE-DuQuE.-EI general Puig
Samper fué nombrado comandante general de la lí-
nea de Alcorisa, para que con doce batallones y un
regimiento de caballería operase en ella.


El siguiente día 19 pasó el general en gefe con ~
martel general y cuatro batallones de la Guardia
Real de infantería á situarse en Muniesa. La prime-
ra brigada de la primera division se acantonó 6n Ofie-
te con tres escuadrones de húsares y las baterías ro-
dadas. Sobre la marcha recibió el parte del coronel
Zurhano, poniendo en su noticia cómo en la guar-
nicion de Segura habia estallado. una espantosa su-
blevacion, de cuyas resnltas el gobernador Macipe,
el mayor de plaza y otros oficiales habian sido ase-
sinados por los insurrectos, quienes á la voz de
¡ traicion! y i mueran los traidores! emprendieron
con ellos á tiros, por abrigar infundadas sospechas
acerca de si estaban 6 no en connivencia con lai
tropas de la reina para entregar la fortaleza. De to-
dos modos, la suerte de esta no podia menos de es ...
tar ya decidida, á vista de este incidente precursor
de la victoria que vino bien pronto á coronar 10i
esfnerzos de los constitucionales. No desaprovechó
ESPARTERO la idea esta del partido que debería sa-
carse, atendida la desnnion que se habia notado en
los que guarnecian á Segura, puesto que ellos en-
tre sí habian hecho toda una compañía prisionera.
Así que, inmediatamente ordenó estrechar el blo-




-310-
queo que surria la plaza, colocando la brigada de
vanguardia en la Hoz de la Vieja, al coronel Zur-
banoen Armillas, manteniendo el respeto del fuer-
te con nutrid()s destacamentos á su vista, y hacien-
do igual preveucional brigadier Durando que se si-
tuóenlre l'brt.ecilla y Vivel.


. Hatliéndose cargo de los puntos por dónde los
r.ebeldes .podían intentar el prestar socorro á los si-
tiados ,dispuso que el genar al Aycr.be, con la ter-
ceradivision que se hallaba en la Mata y AHora,
ocupase Jos pueblos de Cabra y Palomar, los cua-
les á su situacion topográfica, ventajosa para; opo-
nerSe á los movimientos del enemigo , reunian ade-
mas la circllnstancia de cubrir, con seguridad, á las
fuerzas déstinadas á .Iasoperaciones del sitio.-EI
mismo dia en qúe entró ESPARTERO en Muniesa, lo
verificó tambiencon su escolta el general en gefe
del Centro, D. Leopoldo O-donel!, á quien aquel
habia pasado aviso para celebrar con .él una confe-
roooia.El· 20 :cntraron tambien en aquel punto las
piezaHlo ,gruesOuaJibre. El general habia dispues-
to anticipadamente que se aparejasen todos los mon-
fuges ,y carros de municiones pertenecientes al tren
de. batir, y estuviesen prontos para la primera ór-
den ,el parque de ingenieros y las tiendas de campa-
iía que 'bahia en él.


Prosiguiendo. el &rden cronológico da estas ope-
raciones, diremos que' el 21 de febrero ordenó el




-311-
CONDE-DuQUE que la primera brigada de la priulera
divisio,n, con los' escuadrones de húsares, se tras~a­
das e ;Í, Córtf's, y que el general O-donell se pusiese
en marcha para Camarillas. El 22 continuaron las
fuerzas del cerco en sus respectivos cantones. Has-
ta este dia la estacion favorecía el movimiento de, ,los
cuerpos beligerantes , facilitando la bonanza del
tiempo todas las operaciones que se practicaron; pe-
ro el dia 23 amaneció ya ins,eguro amagando aguas.
A pesar de esto, muy confiado ESPARTERO en el va-
lor y en las virtudes de sus tropas, salió de Mu-
niesa, seguido de su brillante escolta "J del estado
mayor, tres batallones d,e la Guardia Realde infan-
tería, tres balerías rodadas y ~nco comp1).ñías dc,in-
genieros, encan;linándose á Segura con cIlin de,h{l;-
cer un reconocimiento sobre su c¡¡,stillo. El segun-
do batallon del segundo regimiento de la Guardia
quedó guarneciendo á Muniesa. Todas las demas tro-
pas concurrieron tambien desde sus ,cantones al
punto que iba, á ser atacado. Luego que dió, ,,,ista
ESPARTERO al , fu,erle, que tenia su asiento ell¡}a
cúspide de una erguida roca, fueron tomar~o es-
tancias, ,los, cuerpos; y pray~icando ,si,n,~ilacion un
detenido recoú~mie~to de las {ortificaciones.,mar.,-
c6 en seguida los puntos donde ~abian de ,levantarse
las baterías.


Al poco tiempo. hizo la bien dirig\da artillería de
los constitucionales algunos disparos, muy certeros




-312--
conlra- el castiHo, que fueron débilmenle correspon-
didos por la plaza. Tenia esta cuatro recintos en
anfiteatro, todos de buena mampostería: en ellos
habia amplitud para -artillería y aspilleras con sus
eomunicaciones desahogadas. Su local, cahedero 'de
aoo hombres ,teui.a un buen almacen de pólvora
y todas las dependencias que conslituyen una buena
fortaleza. A medio dia aborrascóse ya el tiempo, 110-
"iendo y nevando sin intermision en todo 10 restan-
te de la nocbe y en el dia siguiente.- Como el cam-
bio de la atmósfera hacia penoso el campamento po-
niendo los caminos intransitables, empezó ya el Du-
QUE á tocar los obstáculos que tendria que vt'ncer
para seguir, sin cejar, en su empresa; pero fijo en
su propósito! y animado por el ardor y entusiasmo
de los abigadados campeones que tenia á susórde-
nes, diólas para que la brigada de vanguardia que-
dase acampada en una fuerte posicion -inmediata al
castillo, y para que el entendido general Cortines,
comandante general de ingenieros, lo verificase
tamhlen con el par1J:ue de esta aFma, y se diese prin-
cipio á los trabajos del asedio. Las demas tropas de-
camparon al anochecer I retirándose á ocupar Jos
pueblos de la Hoz de la Vieja y Maicas, en cuyo
último punto situó ESI'ARTERO su cuartel general.


El 24 púsose en marcha la artillería gruesa desde
Muniesa apareando en Córtes. La brigada de van-
guardia permaneció acampada junto al fuerte, y J/l1




-313-
t:ftmpaiiías de ingenieros construyeron durante la
noche cuatro baterías, sin haber sido molestados
[jor el fuego del castillo, á pesar de haberse colo-
f:ado dos de aquellas á menos de medio tiro de fusil
de la fortaleza. Las penalidades en el campamento
ilUmentáhanse en razon de los rigores del tiempo;
y como estos acrecian mas y mas, consideró el Du-
QUE indispensable reforzar las tropas que se halla-
han en él, ordenando al efecto que la brigada de
vanguardia fuese relevada el25 por otra de la Guar-
dia Real de infantería, haciendo tomar posicion
á dos batallones de aquella en la falda de una altura
próxima al fuerte, y que otro pasase á pernoctar
en ~laicas. ESPARTERO hace saber en este dia á los
defensores de Segura que es su voluntad que se
entreguen á discrecion, pues que de lo contrario
serian pasados á cuchillo.


La artillería salió al fin de eórtes, pero fué ne-
cesario destinar un batallon de la vanguardia para
sacarla de los chapatales en que se sumergia de con-
tímlo.EI comportamiento atinado de los oficialell
~omisionados en su conduccion y el auxilio mate-
rial que sin cesar prestaba la tropa, hicieron que
llegase pronto á la vista del campamento. En el ci-
tado dia 25 se procedió' á la construccion de otra
nuen batería que los sitiados trataron de impedir
haciendo para elio frecuentes disparos. Seguida-
mente hizo ESPARTERO colocar en las baterías Tarias




-314-
piezas de balalla, que sosteniendo un fllerte caño-
neo contra el castillo, hicieron acallar sus fUt'g05,
causando en las obras de defensa considerables es-
tragos. Consecuencia de órdenes que· habia dictade')
el general en gefe para concentrar las fuerzas, fué
que .el: -general Ayerbe, con la tercera division, se
replegase á Armilla y la Hoz de la Vieja en este dia;
yel brigadier Durando y el coronel Zurbano á Vi-
vel y Fonferrada. Al presentarse ESPARTERO en ~l
campamento, con el objeto de enterarse del estado
en que se hallaban las obras de las baterías, como
viesen los carlistas, que el caudillo de la reina se
encontralJa á menos de un tiro de cañon de la pla-
za, hiciéronle algunos dispar{)s, pero sin que logra-
ran ocasionarle, tanto á él como á los que le acom-
pilñaban, daño alguno.


El26 decidió ya el DUQUE que á toda costa se llU-
siesen en batería las piezas para que pudiesen obrar
contra el fuerte. Su anhelo vióse al fin plenamente
satisfecho, . y coronados sus deseos á poder de la
,grande actividad y esquisito .celo que desplegó en
.aquel dia, como en los anteriores, el general don
Juan Tena ~ gefe d~ estado mayor general del ejér-
cito, quien, en union de los demas gefes y oficiales
de este honorifico cuerpo, secundó con tino y acier-
to las órdenes perentorias del general en gefe. A los
incesantes desvelos de aquellos entendidos ypundo-
norosos militares, no menos que á la contínua fati-




-315-
ga de la tropa, fué debido que á las tres de la tarde
del citado dia 26 se hallaran montadas las piezas
gruesas y distribuidas en tres baterías de brecha
que fueron tituladas por el CONDE-DuQUE de esta
suerte: la primera,' Constitucion ;la segunda, lsa-
~el; lá tercera., Rei-n,a Gobernadora.-Las otras dos
baterías de. balalla llevaban los. nombres de Córtes y
Yictoriu.-Gefes, oficiales y soldados rivalizaron en
decÍsion y entusiasmo, coadyuvando eficazmente
á.la eonduccion de las piezas que á brazo llegaron á
las baterías. A la hora indicada rompieron todas el
fuego contra el castillo que siguió sin. intermision y
C9~, ,acierto hasta el anochecer. Los sitiados solo
contestaron con insignificante fuego de fusiler.ía: Las
obras del ·prim.er r-eeinto sufrieron considerablomen-
te llegando hasla intimidarse sus' defensores. Los
facciosos quieren hacer salir del fuerte á varios ri-
cos propietarios que tienen allí prisioneros; pero
los constituciomlJes no acceden á su demanda, por-
que sobre disminuirse con esto el gasto de raciones
á los sitiados , recelaban que podiauevadir~e disfra-
lados algullos magnates del castillo confURdiéndose
entreAo$ ,p~anos., y, hurlándo. así la vigilanCia de
los .sitiadores.


El general Ponte, comandante general de artille-
ría, el que lo era de. ingenieros ,así .como los gefes
y Gticiales· de sus r:cspectivas -ar.mas, que bajo la di-
reccion de sus :acreditados . generales tanta parte tu-




-316-
vieron en el lisonjero desenlace de estas eperado-
DeS, coronadas con ]a victoria, llenaron en todos los
diM ·de sitio su deber con la inteligencia. J buen
acierto que tenian demostrado en tantas ocasiones.
Aturdido el carlista de ver el acierto de la artillerí.a
siliadora y la imperturbable serenidad de las com-
pañías. las cuales con su puntería escelente impe-
dian á los rebeldes asomarse á la muralla para ofen-
der á los del cerco, conmovióse ya demasiado, te-
miendo verse sumergido entre los escombros de
aquella fortaleza. La noche al fin vino á tender su
negro manto, cesando con este dia 26 el nutrido
fuego que tanto daño habia causado ya al decanta-
do baluarte de Segura. Los sitiados. entonces to-
caron á parlamento: el gobernador del fuerte, su-
cesor del desventurado !lacipe, rogó al general
Ponte que hiciese presente al DUQUE los deseos que
le animaban de que el siguiente dia no se hiciese
fuego; pues que aquella noche pensaba deliberar J
acordar, en union con los demas individuos que
componían la guarnicion, los medios de hacer que
cesaran de una vez las hostilidades. ESPARTERO se
retiró á pasar la noche en Maicas, dejando facultado
al general Ponte para que, como gefe superior que
era del campamento, departiese y mediase con el
que estaba al frente de los sitiados.


Amaneció por fin el 27, dia de San Baldomero,
y como tal destinado por el CONDE-DuQUE para ca-




-317-
ronar con el triunfo la obra de los constitucionales.
Estos visten de gala, y todo parece anunciar, desde
que despuntaban los arreboles de la mañana, que
esta era la escogida para ornar de gloria la frente de
Jos vencedores. Y fué asi en efecto; que cuando iha
ya á darse principio á la alborada, el toque de par-
lamento que se hizo oir en el castillo obligó á sus-
pender toda demostracion belicosa por parte de las
tropas del cerco. El mismo gobernador carlista en
persona salió de la fortaleza, y avistándose con
Ponte, dióle nn oficio para que le enviase al DUQUE
DE LA VICTORIA. Hízolo así aquel general, pasando
el pliego á manos de este en breve tiempo, por me-
.dio de un oficial su ayudante. Luego que ESPARTE-
RO hubo leido las primeras líneas dé este oficio, ir-
ritáronle de tal suerte, que le arrojó al suelo eon
el mayor desprecio mandando decir de palabra al
gefe interino del campamento, que hiciese entender
al de los sitiados que no admitia medio alguno ell-
tre darse por vencidos á discrecion ó ser pasados iÍ
,cuchillo; para lo cual solo les concedia la impf<O-
r9gable tregua de ocho minutos, contados escru-
pu~osamente desde la notificacion de este parte.
Transmitido por el general Ponte al gefe del casti-
110, hízole saber con él la determinacion que adop-
taria, luego de cumplido el plazo, de hacer que
continuase e.I fuego de los acometedores hasta que
,quedasen sepultados bajo sus ruinas Jos que ocupa-




-318-
\)111'1 e\ Juer\e. \\eto b'ten \ejos ue uar estos )ugar a
la realizacion de tan devastadot:es proyectos, ofre-
cieron inmediatamente deponer las armas en los
términos en que se les ordenaba.


A este tiempo apareció ya el DUQuEalfrente ~
la fortaleza, acompañado de su brillante -escolta y
de la brigada de vanguardia. La p; imera division y
tIemas cuerpos que estaban en el campamento
recibieron al ilustre caudillo disprnsándole los a1tos
honores que le correspondian de ordenanza. ESPAR-
TERO saludó á aquellos bravos con airosidad y afec-
to " y haciendo señal para que cesasen de tocar las
bandas, arengó en primer lugar á todos los batallo'-
nes, particularizándose despues con el primero del
primer regimiento de la Guardia, al cual dirigió
gozoso las siguientes palabras: «Granaderos: vamos
((recogiendo ya el fruto de nuestros trabajos; en
«breve conseguiremos dar la paz á nuestra cara
«patria, y todo ello será debido á vuestro valor y
«esfuerzo. Granaderos: viva la Constitucion, viva la
«reina,vivan mis bravos camaradas \» Al terminar
el DUQUE esta breve pero enérgiea arenga, fué
aclamado con innumerables vítores por todos los
infinitos batallones que poblaban aquel vistoso y
respetable campamento.


Serian las diez de la mañana cuando ordenó Es-
PARTERO que fuese ocupada la fortaleza con todo el
aparato y formalidades de ordenanza. El pendon de




-319-
Castilla que usaba el ya mencionadú primer batalloll
del primer regimiento de la Guardia, al cual pro-
fesaba eJ CONDE-DuQUE particular afecto, porque
él fué uno de los primeros que ondearon sobre los
parapetos enemigos en la noche eterna de Luchana,
fué la bandera destinada por el general en gefe pa-
ra entrar en-Segura. Las compaiíías tercera y quin-
ta del primer bataUon del segundo regimiento, que
hahian pasaao toda la noche anterior bajo los mu-
ros del fuerle, fueron las primeras tropas que le
guarnecieron. Los rendidos salieron con todos sus
equipages, dejando las armas á la puerta del castillo:
y desfilando despues como prisioneros de guerra de-
lante de los cuerpos, dispuso el general que pasa-
sen inmediatamente á Zaragoza con la escolta nece-
sarIa.


Al entrar el DUQUE en la fortalez~, tomó la han-
dera del primer regimiento de la Guardia en sus
manos, y colocándola sohre la muralla dijo en alta
voz á sus huestes triunfadoras: « Soldados: el pen-
"don de Castilla vuelve á tremolar sobI'e los mu-
«ros que un momento há servían de asilo á la re-
«helion. Tan hermoso triunfo solo es debido á vues-
«tro valor y sufrimiento. La reina cuenta de hoy
(mas un obstáculo menos para la paz. Valientes ca-
amaradas: i Viva la Constitucíon! i Viva la reina!l)
-Estas invocaciones de ESPARTERO fueron contes-
tadas con entusiasmo y aplauso por todos los suyos.




-320-
Una salva general de artillería anuncia inmediata-
mente á las fuerzas acantonadas en aquellas cerca-
nías, que el fuerte de Segura se halla en poder de
las armas nacionales, y que en la elevada torre del
Homenage ondea ya ufano el estandarte de la liber-
lad.-Terminado el acto solemne de que acabamos
de hablar, salió el DUQUE del castillo retirándose á
iU tienda, en donde habia dispuesto un banquete
espléndido para obsequiar á cuantos pasaron á feli-
citarle en sus dias y por la victoria que se acababa
de alcanzar en aquel momento. Los brindis á la li-
bertad, á la Constitucion y á la reina prodigábanse
sin cesar en aquella brillante reunion. La marciali-
dad, la satisfaccion y el júbilo daban un aumento
de vida á todos los circunstantes. Aquel vistoso cam-
pamento vióse lleno, como por encanto, de innume-
rables gentes 'de todas edades y ambos sexos, qUi'
c"reando la tienda de ESPARTERO, ansiosas de verl"
y de vitorear al ínclito libertador, realzaban mas y
mas y daban mayor animacion á lan alegre espectá-
culo; Mientras la batería llamada Constitucion haeia
una salva, las bandas de música, colocadas en dife-
rentes puntos del campamento, tocaban piezas esco-
gidas. Todo contribuia á acrecer ell'egocijo en el
campo de los vencedores.-EI DUQUE DE LA VICTO-
lUA dirigió á sus soldados con la úrden general de
este dia, una alocucion que decía de esta manera:


i( Ele convcl1timirnto de Yucstr:l COntlt3Br}:t. dr b




-321-
sufridos que sois, y del entusÍasmo que abrigan.
vuestros pechos por el triunfo de la mas justa do,
las causas, decidió mi incertidumbre sobre adelan-
tar la conquista de-este formidable castillo, fuerte
por su posicion, por su solidez, y por las obras de
defensa con que los rebeldei le habian hecho casi
inexpugnable. »


«Con otros soldados menos aguerridos, y no·
tan acostumbrados á vencerlo todo, no me hubiera
resueIto en el rigor del invierno, y sobre las temi-
bles rocas de la sierra de Segura, á desafiar los ele-
mentos, aun cuando por mis cálculos ]a precipita-
cion en llevar á cabo este glorioso hecho de armas
es'deuna importancia suma para el buen éxito de
las sucesivas operaciones,»


« Cuatro dias de sitio,· en que oí porfía han riTa-
lizado todas las armas del ejército, justificando su
pericia, valor y disciplina, han sido bastantes para
que esta fortaleza abatiese el pendon de la rebeldía,
y para que sus defensores se viesen forzados á de..:.
poner el orgullo, sometiéndose tÍ discrecion' á las
armas vencedora!!, quedando en nuestro poder su
artilleria, armas y abundantes repuestos de muni.,..
ciones y do viveres.»


« La bandera de uno de los regimientos de sitio
tremola ya por Isabel II y la ConiitituCÍon de 1837
sobre las almenas de la torre del Homenaje. Ufano
la he colocado delante de '1os01pos, v he rocihido


'(0)10 m. " 2'1




-:t22~
eon satis[accion las aclamacionC{; de fidelidad y pa-
triotismo. eon ({ue habejs solemnizado el a~.to.»)


« Soldados: Habeis. contriaii:lo 'lm nuevo mérito
que la Reina y. la,nadon -sabrán- apreciar debida~"
mente. Yo cada vez: estóy:mas complacido de vues-
tro bizarro compot-tamierito: os doy las graCias mas
espresivas, y me atrevo á predeciros que la pre-.
sen te campaña con la toma de Segura será tan ·.fe-
liz en Aragon, Valencia y Cataluña, como lo [ué·
la anterior en las provineias del Norte despuesdeJa
toma de Ramales y Guardamino. Así veremos pron-
to afil,lnzada la paz general; y satisfechos de no ba-
ber omitido ningan sacriliciopor conquistárla ,dis-
frutaremos con orgul~ de sus· beneficios y de' la
ventura de que es tan digna esta nadon maglláni-.
ma. Tales son los votos y deseos de vuestrogelle-
ral.-EsPARTElÍo. ))


En el fuerte de Segura hallaron los constitucio-
nales seis piezas dear.iillería, 80,000 cartuchos, 25
quintales de pólvo·ra,. mllcha baleria y ,otros· efectos
de guerra:, con !repuestos copiosos .de vitualla. La
noche del 27 fué ,á. pasarla 'EsPARTERO en Maicas
con.parte de las tropas de sU: inmediato mando,~ que-
dando algunos batallones en el. campamento; y el
brigadier Velarde con el :primer batallon del segundo
regimiento, el primero del primero y el segundo del
tercero, tres escnadrones y alguHits hllteriils de á 10-
lUO y rodadas, ocupó á Córlcs.




-32'3'-
. Tal fué el resultado de las priroera~ operaci~'


nes emprendidas por 'ESPARTERO en estotro téatro'
de la guerra civil. Romper, ~on tremendo'golpe, lil
línea de fuertes que habia establecido y asegura-
do el infatigable .eaudillo tortosino, arrebatándole
este de Segura que lantos cuidadosdébia al titula-
do conde de Morella y tanta corifianza le inspiraba,
que en uno de los muros de aquella fortaleza leian
los ,constitucionales la inscripcion que sigue: Segu-
ra siempre será segura ó de Ramon Cabremsepultit-
,·a .. Mas ella cayó al fin en poder del DCQUE DELA
y JeTORU., sin que fuese dado al general carlista por
el malestar de su salud venir á acorr{'r1a. Grande-
foo,Ja .impresion que hizo en el ánimo d-cCabrera
la pérdida demasiado considerable de este fuerte.
Así que, sufrió una recaida bastante grave en Mo-
ra de Ebro, punto en el cual se hallaba. I"orcadell
era q~ietl hacia las veces del caudillo catalan du-
rante sus males. Cerca de 20,000 hombres C(}[DpO-
man el ejércil() del temible. Cabrera; pero ni el es-
tado de su salud, ni el desaliento que reinaba entre
sush~'estes, desde el feliz desenlace habido en el
norte, de$aliento que cundía cada vez mas, segun·
que la victoria iba á cada instante corooando la obra·
ele ,los constitucionales, podian permitir de modo
alguno que el poder de los carlistas contrastase al
de 80,000 infantes y mas de 6000 cahallo,s que con
un formidable tren-de hatir form1lllólfl ellot¡d de las




-324-
fuerzas contrarias. Sin embargo, justo eseonven.ir
en que la duracion de diez meses que fué el tiempo
que resistieron los carlistas de Aragon y Cataluña al
colosal ejército que guiaba el CONDE .. DuQuE, prueba
bien que la constancia y el valor no eran solo patri~
monio de las tropas liberales: que las que defendian
el absolutismo, siendo españolas como aquellas, es-
taban dotadas tambien de esas grandes y retel'allles
prepdas: y en verdad que es harto sensible hallar
dotes tan eminentes y aun estraordinarias, para
que, se empleen en defender una cama contraria iI
la humanidad, como simbolo que ella es de su ma-
yor baldon y de todos los males que la ahruman.


De3pues de la importante toma de Segura, que
privó á los reheldes de uno de los principales pun-
tos de apoyo que contaban en el pais, fijó la vista
el DUQUE en la fórtaleza llamada Castellote,.baJuarte
inespugnabJe que tiene su asiento sobre una ergui-
da y escarpada roca i desde la cual enseñorea á -un
pueblo de dos mil almas, sito en la falda de la pe-
ña y que 1Iem el mismo nomore. Este antiquisimo
castillo, cup parte mas respelahle era la occidental
terminada eR unatorredehomenage, ohra de muchos
siglos, pero de e~tremada solidez, ostentaba on-
deando en las erizadas almenas de este torreon una
bandera negra. Los defensoreshabian querh:lo sin
duda alg'una significar en IIn símbolo tan lúgubre que
rporirian antes que ser rendjdos; y que er¡¡ la muer




-~-
\0 el único galardon con que brindaba el castillo á
5US acometedores. Al efecto habian hecho gra:ndes
aprestos para sostener, como lo hicieron, con teson
admirable, la propulsa,' proveyendQ los alma:céncs


. de multiplicados efectos de boca y guerra 'J repa'-
rando algunos trozos de sus mal cuidados bastiones.
A medio tiro de (usil de la principal fortaleza hálla-
se la ermita de San Cristobal, colocada igualmente
00 una altura., cuya estancia importante habian cui-
dado tambien de fortificar los rebel<les, á punto de.
tenerla ligada al castillo por medio de una caponera
aspillerada. La poblacion. segun va indicado, está
situada en el descenso, casi IÍ vista de pájaro del
fuerte, formando sus calle lo un anfiteatro 'lue se
prolonga en la direccion N. S. á cuya estremidad
-se·halla el cerro del Calvario. único que podia set'-
"ir de emplazamiento para las baterías, si bien era
preciso dirigir la punleria por una elevacion de
quince grados. Este cerro y la poblacion se halla-
ban tllmbien atrincherados para la defensa. Mas
ahora ,"cremos que todas estas diligencias fueron
yanas.


Resuelto el CONDE-DuQUE a apoderarse del im-
portantisimo baluarte de Castellote, para' fijar en
sus torres la alegre y magestuosa. enseña de ·los li-
brei, en vez del negro pendon de esclavitud y muer-
te que habian implantado allí los rebeldes, mientras
baeia al general O-donell las prevenciones oportu-




-326-
nas para que disponiendo el tr.en de batir necesario
marchase á conquistar el 'castillo de Aliaga , acomc'-
ti6 él por sí aquella otra empresa. Los' rigores de
la estacionhabiansido Ji, l.'esiSticJ,os, pór, el ejérCito
libertador en. el sitio-. de 'Segnracon :unil' 'constancia
ad~h:abl:e,;.)' allnqne· el nuevo empeño 'Ofrecía ~os


-mismos ó rnayor.cs inconVfmierilcs; no vaci16EsP:AR-
TERO en acometorle, porqne él facilitaba en gran ma-
.nera la égecucion de ultériores proyectos, adelantan-
40 el plan de pacificacion con la faeilidad de avan-
zar la linea, á fin de que en los pueblos de todaeHa
yen los demas asegurados á retaguardia,. pudieráge-
neralizarse el prónunciamie~to de la opmion á¡ fa-
vor de la paz; que desde la llegada· del DUQUE al
Aragon habia entrado siempre en sus cálcuLos como


. parte del sistema que debia asegurar el buen· éxito
'de aquella campaña. En los postreros dias del
año 39 habia hecho ESPARTEllouna' incursion por
los pueblos de Bordon, Luco y las Parras, pudien-


: do al paso reconocer la fortateza de Castellote, é
iDJponiéndose de las dificultades que ofrecía el ter-
reno y de la falta de caminos para arrastrar la arti-
Uería.::~fas á pesar de esto, queriendo examinar. per-


-sonalmente la via que parle de Alcorisit á aquel
punto, para ver si podian allanarse los ohstáculos,
dado que seria una ventaja coaducir dtren' por la
ruta, en vezd~l rodeo que ofrecia el 'seI1licírculo
-que era preCiso describir encaminándole por la :M:a~




-327-
la :y:Ejulbe, partió el 12 de ,marzo con el cuartel
~eneral:.r la' divisi?" ,de vanguardia á praclicar. un
reconocimiento detenido y formal que le conv~IÍció
muy luégo de la absoluta imposibilidad de realizar
Jo que auhelaba.: Consecuencia de esto rué acordar
pn segllida ESP.'iRTEltO las' órdeneiloportunaspara
.que desde Audorra ,se trasladaseó á la Mata lasba-
terlasrodadas y cinco piezas de á 16, úuica~ q:ocse
·deéidió:el general en gefe ,á llel'ar al sitio por la gran'"
de·dificultad q~e babia en conducir otras de mayor
calibre, no obstaílle de haber prevenido al general
Ayerhe; situado anticipadamente con la. tercera~ di-
"ision de sumando ell.aquelpuebloy . en Ejulhc.
quc'ooroase de abrir camino, oomoasí lo egecut6
,cón.celo y adividad, no sin ,haber tenidó:·quebar~
renar la roca ell;varios puntos: .; ,.


Fuertes temporales de agua detuvieron la mar-
cha suspendiendo la egecucion de la empresa hasta
el 2 L del mismo mes, día en que partieron al nn
todas las tropas de sus respectivos cantones. Habia
ordenado el DUQUE .que el tren y las batérías 'roda-
,d~s: se adelantasen áE julbe: y' sin e~ban¡a de que
emprendieron el movimiento al ama~C'ei del niiiIDO
dia, hitllábase aut1 gran, partS' de .Jos cat'rosá lasa-
lida del pueblo· rcy.aridO Uegó':él general á él desdé la
}lata: y era qu,e .los' rUIl.ehoS'ttlal~s pa~s baciao ~uy
lento clde las pieias·, aun: cuando la;foorza de lira-
-zos de los individuos de la tercera divisioll ayudaba á




-328-
los tiros. Ni con tales esfuerzos fué posible. todavía
llegar ála vista de Castellote, que dista de Ejúlbe seis
horas; por cuya razon fijó elCftNDE ..... DuQUE el cam-
pamento á una y media delcastiUo.~ra cruel el
frio, y en la noche aumentó su intensidad ; pel"O el
ardor pátrio J el.mareial a'spe'Cto ,de II!-stropas au-
gurabán léi'mino feliz á aquella atrevida operacion.
Al alborear el 22 óyese el toque de diana, decam-
pan los constitucionales, forman, y prosiguen im-
pávidos la marcha. ESPARTERO se adelantó con el
cuartel general y la escolta en la idea de reconocer
la fortaleza, que era objeto de sus atenciones en
aluel instante, por una cordillera sin rnta y suma-
mente escarpada que se prolonga al lado izquierdo
del camino que desciende al pueblo de Castellotc.
Un viento fuerte y glacial que reina,ha vencia á los
caballos dejando yertas á los ginetes las estremida-
des. Pero bien lejos de trepidar por ello el CQNDE-
DUQUE, verificó un prolijo reconocimiento hasta la
¡nmediacion del castillo, acompañado de los genera-
les de artillería y de ingenieros, y obteniendo 'lodos
el convencimiento de la absoluta imposibilidad de
conducir las piezas por aquellas cumbres, ágrias y
peñascosas, en donde solo ofrecia dominacion la natu-
raleza del terreno. Preciso fué, pues, renunciar el
ataque por aquel punto ventajoso, y resolver que
bajasen el tren y el parque por el camino de Caste-
1I0te. Asi se egecutó, ocupando la brigada de van-




-329-
gUat'dlá¡ la primera diyision, parte de ti segunda y
la tercera los determinados campamentos, y desta ...
cando el general Ayerbe tres compañías de caútdo:..
res al pilar de las peñas del castillo. Aquella tarda
adelantóse ESPARTERO á pié con el comandante ge'-
neral de ingenieros, á tiro de fusil de esta fortale-
za, con el fin de reconocer y elegir los emplaza ....
tnientos para las piezas de batalla que habian de
cañonear el pueblo al emprender su ataque, acordll-
dó para el siguiente. día 23.-Lucia apenas el arre-
bol de su mañana, cuando la hrigada de Yánguardia
pronunció el moyimiento, haciendo por la derecha
u~a marcha de flanco en dos líneas contra elCaln-
rjo, apoyada por la division de la Guardia Real de
infantería, al mismo tiempo que otras fu~rzas de la
Guardia Réal Provincial ainagaban por la izquierda
~iguiendo el camino del pueblo. Las compañías de
zapadores estaban prontas para facilitar el asalto, con
Imyo objeto fueron nombradas seis cuartas que ha-
bían de acompañar á las columnas de ataque. Tam-
bien trabajaron los. zapadores en hacer las rampas
por donde subieron las piezas de batalla á sus em-
plazamientos.


Dada por el DUQUE la señal de· ataque, fuéestc
decidido por una J otra parte, jugltndo al mismo
tiempo la artillería: y temiendo elcarlísta verse en-
vuelto, abandonó con poca resistencia el cerro del
Calvario J tambien la pohladon. Los cllz¡idóres de




--330-
Luchanay la Princesa _ fuéroli los que. atacaron· con
-el ·mayor denuedo .. el redudoqu;e.¡ lo.s contraáos
·habian estahlecido:en la';ernii~a: :,je :San Marcos. sita
'estramuro~ deLpu.eblo .>y ¡que e~taha .deftludido por
·h compañía de .granade¡io~ dcl, qQiuto ¡de, ÁragM. El
·choque fué empeñadísimo; 'd\ll:ando' hasta l~s: doce
-deb1ill •. en.eurabora IQS r.eheldes sereplegaroll.·aJ
'¿astillo, en virtud de la órden <{aeles comuni(ló:w.
·góbernadorD. Pedro .. Marcó. Quedó ya d~sde .e~l.,.
.ton·ctls la defensa de -tos c{lrlistas· ceiiida al l: as till ° ,
'al reducto dé San Cristohal y á la gran caponera as-
piUerada, desde 'cuyos· pnntos ar;tojalí,," granadas y
· soStenian un fuego. ·l1utridísimo. M fusi.l~da CO~'f;t
los. constitucionales que 'sé \.ahiau~pQderado .d~l
Catvario y contra los que penetraron en elpuehlo,
Juego de baber los zapadores franqueado la puerta


· del camino, habiendo sido .el primero que entró el
impávido general Cortines, comandante geJ,lerlll de


· ingenieros.
Para evitar 6 minol'av siquiera los terribles efec-


tos que ocasionaban los fuegos~contrarios en ,la: po-
-bladon, 'pues que lm61abanmuchas' de suscaUes.
dispuso este gefe activo, sereno é. inteligente' la


'construccion ,de varioS' espaldones ,resultando de
está arriesgadísima operacion algunos zapadOI'M he-
ridos; perodehiÓlle ·aUiná su hizarría que, enbrevo
tiempo tapasen la mayor parte de .las bo~-calles de
enfilada, pudiéndose ya transitar con menos peligro.




-331-
Algunas fuerzás de ]a columna de la dérecha pene-


,traron tambienen el pueblo; y el comandante gene-
-ra) de la brigada de ·vanguardia destacó varias com-
,pañías á tomar 'las altas rocas qúeprolongan la cor-
dillera por el 'lado opuesto-delcastillo, siguienito la
direccion de: la,'qu~ -habia !lido reconocida eliia Il:n-


-tes. Las ,tres compaiiíasdecnzaoores derla, teroora
. division .que desdeaqueldia estaban situadas en.el
-pilar de las peñas, recibieron tarnhien la órden 'de
secundar el ataque' por la eminencia, á fin de aven-
tar de aquellos 'peñascaJes Hos rebeldes, que ofe'ri-
dian con sus fuegos protegidos por los del castillo.
Esta arriesgadísima operacion fué egecutada con bi-
zanía, encerrándolos dentro de sus muros, y llegan-
do la intrepidez de los acometedoreS' hasta romper
un nutrido fúegocontra las levantadas almenas de
Ja torre prindpal. Estas compañías fueron despues
reforzadas con 11Ii batallon, habiéndose dado la' ór-
den de que se relevase diariamente alternando 'clos
de la primera y segunda brigada. Una deJa prime-
Nrdivision ocupñ- aquella tarde las avenidas de los
-pueblos de Seno y Menfigo, quedan~o así ya·com-
pl1\tado eltétco. 'En este'día mandó colocar ESPAR-


'TEnO 'sohré ·el-camino de, la 'ermita de San Lázaro
. dos' caiíOl4es·de á' 8, distantes un' tiro'de fusil del
'castillo ,los cuales dirigieron 'sin fardanzasus fue-
, g'óscontra'las almenas de la torre ,de I1omenage.


Hechos. los aprestos necesarios para la COMtruc-




-332-
donde las baterías en el emplazamiento del certo
del Calvario, en cuya elevada cima se halla laermÍ:...
ta de San Marcos, fueron aUi cimducidos los mate-
riales y egecutada la obra con portentosa premura.
No habia otro camino para conducir las piezas que
las calles del pueblo, cuya desigualdad) estrechez
J.l.acian muy dificll el tránsito, á lo cual venia á unir-
se tambien la circunstanoia peligrosa de tener que
pasar bajo de los fuegos contrarios. Todo, sin em-
bargo, se venció: y escepto una- pieza de batir, las
demas llegaron al emplazamiento durante la noche
en fuerza de la mucha actividad, celo y trabajo. La
hatería se construyó distribuida en dos partes: una á
la derecha de la ermita para dos piezas y la otra á
su izquierda para tres.


Conoci6 el carlista la falsa posicion en que se
hallaba teniendo sus fuerzas divididas entre el ca8-
till() y el reducto. puei que atacado este, segul1 te-
nia el DUQUE dispuesto para el amanecer del 24,
permitia la ocupacion del pueblo cortar la comuni-
eacion, tomándose á. Tila fuerza una casa upiUcl'll-
da que habia s?bre la caponera. á una distancia in-
termedia del castillo y de la ermita fortificada de San
Gristobal: razon por la cual prendieron fuego á es-
ta en la noche. como tambien á la casa a~pillerada.
quedando ya solo reducida la defensa á la princi-
pal fortaleza. Los constitucionales tomaron inmedia-
tamente poscsioR de aquellas estancias, facilitando




-:-333-
con este paso el tránsito á. la batería de bretha,
á punto de poder subir, sin grande esposicion, al
romper el dia la última pieza que faltaba.":'-'Horri-
ble cailoneo .combate á este baluarte inespugnable
de Castellote desde la mañana del 24. El fuego cer-
tero y bien ~sostenido de la artillería que tenia ya
contra sí el castillo, rué aumentado con tres piezas
de á 12 que ordenó al punto ESPARTERO se;coloca.,
sen en la ermita de San Lázaro, donde el dia anta....,
rior habian estado las dos de á 8, para que acaba-
sen de destruir los parapetos 6 almenas .de la torre.
Era incesante aquel dia el movimiento como el fue-
go de los cañones. Dos piezas de. á lomo, obuses
de á 12, son conducidas al reducto llamado de 1;an
Cristobal: y olra seccion de igual calibre á las altu ....
ras del lado opnesto del castillo en la direccion de
Seno. Por la larde tambien se subieron á la baterla
del Calvario dos piezas de la rodada de á 12. Natu-
ral efecto dc tan terribles embestidas fué el quedar
arruinado en pocas horas el torreon mas saliente
y gran parte de los bastiones. Un numeroso cOl'don
de tiradores oreadia con incalculable daño á los si-
tiados. Defendíanse estos con grande obstinacion,
dando muestras de un valor desesperado, arrojando
infinitas granadas á los acometedores durante el dia
y aun por la noche. é invirtiendo esta tambien en
construir algunos reparos. El 25 se subieron á bra-
zo. casi al descubierto de los fuegos del castillo,




-334~
dos pie~as de á 8 al reducto deSan'GristooaJ, para
reCluplazar, las· de montaiía del diaaolerior. En la
batería 001 Calvario, que rompió el J fuego al ama-
necer, fucron colocadás' tambien al descubierto las
cuatro piezas ,de la rodadait!e á! 12-; délras·de las de
á 16'; Y dela~te, ,en situaéion mas baja,frente de la
~Il,\ita: de San Marcos, fueron igualmente colocados
dos .c:añones obuseros de á 24.


El fuego COn que se auguró esla olra alborada
fué:tan nutrido y cerleró como el que se sostuvo el
dia anterior. Todo anunciaba que iba á ser derrui-
da y aun derretida aquella fortaleza antigua y for-
midable. Su elevada ); escarpadísimabaseno permi'-'
tia la formacion de columnas para da!: el asalto, ni,
medio alguno regular de cuantos el arte previene
para llevarle á cabo. Era inúlil por lo tanto ende-
rezar los liros á nn punlo delermrnado con ohjeto
de abrir hrecha; por cuya razon iban dirigidos al
primero y segundo recinto, á los parapetos del. ter-
cero y á una elevadísima torre de' vigía que daba
paSo,á un .edificio. aspillerado por la parte estrema
oritmtaldel castillo. Esta puntería fué de grande y
maravilloso dedo, quedamlo reducidos á escombro'
dichos primero y segundo recinto, destruida' la tor-
re, maltratado el edificio, ,derribada la corona del
imponente torreon llamado del Homenage, desmon-
tada úna pieza que en él habia, rola en fin, el asta
de la bandera que se ondeaba orgullosa en. aquellas




-335-
almenas 6Ilcumbcadas .. ' Tales fueroud.os deslr.Olos
r(ué erreste, ma '2,03 ocasioilBTOn los delcer.eo. á los
pertinaces defensores de castellote !---~i aunpodiau'
estos ya, siquíera penetrar por. la torre de vigía'uo'
siendo enteramente al descubierto. Pe;ro era gran;..
de su valory llegaba á un estremo, visto pOCillO ve-
ces, sú -arrojo-, que destrúidas las aspinel~as-. ser-;
'Vianse:de lasque lcsocasionahan los proyectiles de',
los sitiadores; ,y cuando una bala de es los abriá tro-'
nera 'en las parédes, al punto asomaban por 'ella
cuatro ú cinco fusiles carlistas respondiendo con sus
fuogos á los que' desde el campo les hacian tanto de-
trimento. Ofendiales el cordon de tiradores couun -
fuego intensísimo, recibimido 'Visiblemente muchoi
carlistas' una muerte horrorosa J producid~ por las
balas y granadas de la artillería y por los eSCOID'-
bros que se desprendian para sepultarlos. Mas á
pesar .de dsto no cejaban todavía en su obstinado
empeño aquellos hombres ..... que parecian furias.


Siendo grande el espesor y la solidez de la tor-
re lrrincipal de occidente, no era posible arrai __
narla en m.uchos dias: y viendo-: EsPARTERO ,tanta
constancia en' la, defe.nsa, echó de ,'er cuán conve~


- \


niente seria el, privarles tambien de esteúltiIDO re-'
fugio, El médio mas eficaz, pronto' y seguro era
siR duda el de la mina: y en la mañana de este dia
se practicó un reconocimiento al pié del muro por
oficiales flel cuerpo de ing!'niaros, quienes manift~s-




-336-
taron la pogibilidad de la empresa ,.sibien era difi-
Gil J 'peligrosa por la agrura del terrelio que babia
que¡atravesar y por el daño que ocasionaba eJ fue-
gode Jos rebeldes. Pero 1¡lOtos riesgos fueron por fin
arrostrados con serenidad j ar.rojo, por los birrazos
zapadores de 105. cOBstitucionaies, que cargados de
_enMmes tablones y de lodos lns útiles para el blin-
dage, treparon á pecho descubierto por aquellos
despeñaderos en donde apenas se podia. sentar ,la
planta. E;l blindage quedó establecido, y á cubierto
de él fué socahado el muro.. Duraotela operacion,
en la cual se invirtieron largas horas, no cesarOD,
un instante los sitiados de arrojar gl'l\nadasde ma-·
no ypiedl'as, haciendo á-la vez un coutinuado fue-
go por los matacanes de la garita que estaba situa-
da en el ángulo del torreon por donde se egecutaba
el trabajo, el cual era protegido por los tiradores,
eolocados en las peñas de la cordillera y que hacian
fuego sin cesar un instante, como tambien por la es-
plosion de infinitas 'granadas de mano y por algunas
piezas que dirigian sus tiros ála cresta de la,tol1'e.
Viéronse los sitiados en la imposibilidad de penetrar
en la garita por el grande acierto de tantos dispa-,
r{)s; y juzgando que su mucho peso aplastaria á los
Illinadoresconsiguieron á fuerza de paláncas lanzar-
la sobre el blindage.


Terrible y espantosa defensa esta de Castellote!
Sangrienta y tremenda, á su vez, la espugnaoion que




, _3~1-=
hi~ief;ou los 'constitucionales á,aquel asilo~del 'valor
y,de la: desesperaciont Momentos de ag,onía y de hor~
ror sucedíanse allí sin cesar: Un parlamentario~ que
envia ESPARTERO es despe;dido: al toque.;de marcha y
á balazos pOr los dementad~.rlefensOl;es de la forla-
leza que no ,quieren darle ,oidos. 'Efad.ever cómo
se presentab~n. eslos sobre el muro ,á\',ucrpo des-
cubierto y sin mas parapeto que sus p~chos, con los
cuaJes retaban impávidos la horrible mctrallaqu~
ilrrojahan al fuerte sus acometedores, pensando so-
lo en el despique y ofendiéndolos desde allí con
cuantos objetos podianhaber á las manos. Con no
men~r l)Qrfia lidiaban los de abajo; pues que los mi.:
nadQr,esconlinuaban tenaces en su faena bajo un: di-
luvio de p,i.edras ,y de balas, yc~aIldo'veia~ que algun
compaiiero caia finado en tierra, presentába.se olrQ
al. punto á recoger la herramienta de sus manos,
yertas y moribundas, reemplazando sin perder ins-
tante aquel lugar y prosiguiendo firmes en llevar
ad'!.)I!lntesu comenzada obra. A pesar de tantos pe-
,ligr~~, y dificultades, muerto un oficial y heridos seis
sKlJ.dádos: de ~ilpa, lograron al fin tener abierto
allerminar',cl~iaun hornillo cabe.dl,lro como de
.dos quintales de pólvora, al Cual, solo faltaba ya
t;argarle. Durante la noche que ~e siguió á.este dia
borr,(}l'oso no cesaron los sitiados de uisparar gra-
nadas al pueblo y á las baterias del 'cerco; y á fin
de reparar el grande estrago que habia ocasionado


TfH1. 111. 22




-338-
la artillería de los eonstitucionales en las obras del
castillo, cuyo primer recinto y aun parte de] se-
gundo habian ido á tierra, ·construyeron nuevos
atrincheramientos en ]a tórre del Homenage y en el
tercer recinto, valiéndose al efecto de trozos de ár-
boles y sacos de harina, arroz y otras vituallas que
tenian destinadas al alimento, y que eran ya -con-
sagradas á estotro empleo, que solo podian dictar
]a desesperacion y el frenesí á aqueUos' hombres
(iue esperaban imperturbables la muerte entre los
escombros, el fuego y el hierro.


Amaneció por fin el 26, dia t¡m glorioso para
las tropas liberales como infausto y terrible para los
carlistas~ Era muy temprano cuando rompieron el
fuego todas lasbatel'Ías del cerco, haciéndole algu-
nas de ellas muy sostenido en la idea de proteger la
carga de la mina. Veia ESPARTERO que el asalto era
imposible, por los -motivos que 'van espuestos, y te-
meroso de que el sitio se prolongase, en fuerza de
la resistencia tenaz que oponian los rebeldes, te-
niendo tambien presente que lo crudo del temporal
podia aumentar las bajas en los' suyos si se hacia
mas duradero el :campamento, no vaciló un instan-
te en acometer una de esas empresas her6icas que
tanto abundan (ln los anales de su valiente ejé-rcito,


. empleando nuevos medios' de vigorosa accioó, aun
Íl costa de la sangre de aquellos bravos, dispuéstos
siempre 'á sacrificarse por ornar su frente con Due':"




-339-
Tos'laureles. Serian las nueve de la: maÍiana cuando
ordenó el CONDE-DuQUE al brigadier It. Manuel
Concha, gefe de la brigada de vanguardia, que se
personase en la batería de sitio, 'donde se hallaba
el general en ge.fe, el cual le di66rden para que sin
perder momento se apoderase á viva fuerza del edi-
ficio, ebrancado ya y casi derruido, de'la parte estre-
ma del castillo hácia el oriente. Un trozo de 20 hQm-
bres con oficial y sargento, de los regimientos de
la Princesa y cazadores de Luchana ,ofrecióse vo-
luntario á la egecucion de tau arriesgada y dificilísi-
ma empresa. Hallábase la casa en que debían estos
alojarse comprendida en el tercer reci;'to, que era
la parle superior del ,castillo, dominando de flanco
la puerta de la fortaleza, la cualeslaba asegurada
con un terraplen de 15 piés de espesor. ademas del
foso imposible de cegar por estar formado en una
escarpa dí sima roca que ofrecia un precipicio. La
casa, punto objetivo del ataque que iba á emprcn-
dcrse, háse dicho Ja que tenia comunicacion cou la
torre de vigía: hallábase nivelada con los nuevos
relrincheramienlos construidos la noche anterior, y
enseñoreada solamente por la elevadísima torre de I
Homenage. Era por lo tanto su ocupacion de una
importancia inmensa para el triunfo que anhelosos'
buscaban los constitucionales.


Los bizarros voluntarios tenían que ma.l'char por
la cuchilla desigual de la eminencia que orrecia des-




,


"
-'340-


penadcras horribles á uno y otro . lado. A:Sentada. la
casa sobr.e una punta de roca, presentaba una esca.rpa
espan~osa 'en donde á la naturaleza habíase asociado
el arte para hacer. más deslizantei y rápido el der-
rumbadero. Los qne caminaban delante entre aqne-
llos valientes campe'ones, llevaban ademas de su fusil
algunos zapapicos para hendir lo posible el escarpe,
á fin de trepar'y abrir un portillo en ~l muro que
permitiese la entrada. Algunas compañías de la van-
guardia fueron destinadas á marchar en apoyo de
los esfurzados voluntarios. Todas las demas fuerzas
estaban prontas, para apoyar y proteger la opera-
cion con un vivísimo fuego, secundado ademas por
¡a caballería segu~ la ,era permitido' por la fragosi-
'dad y aspcréza ,del suelo.


Dada la. señal por el CmwE-DuQUE , r6mpese .en
todas direcciones al tiempo mismo de egecutar los vo-
lunlarios tan imponente y atrevido ataque. Trepan~
do uno en ros de otro por aquellas ágrias y peiía.sco-
sas breñas, desoyen el fuerte estampido del.~on
y el siniestro y aleve silbido de las halas,desafian la
muerte, y arrostrados todos los peligros y vencidas
todas las al parecer insuperables dificultades, logran
al fin aquellos ahigadados leones posar su planta osa-
da sobre los humeantes escombros. Aqní fué en
donde dió principio lo mas encarnizado y sangrien-
to del,comhate. Los sitiados pelean como enérgu-
'menos á quienes ha dementado ya la mas cruel y




-341-
amarga dese8pcradon~ N o se parapetan. A' cuerpo
libre dirigen un fuego intenso J mortífero sobre los
sitiadores, arrojan piedras con veloéidad y fuerte
impulso, lanzan infinitas, granadas de mano, y no
hay ya medio ofensivo que no les dicte el corage, y
que dejen de emplear al ver tan de' cerca' su rendi-
cion ó su ,sterminio .. Tan insólita ,tan: pertinaz re-
sistencia, enardece Olas el ánimo do los valientes
acometedores. El fuego nutridísimo que arrojan
sobre el castillo hace en él e'strag-os. Un bizarro sor-
dado, tln héroe de los infinitos que contaba en sus
filas el inolvidable regimiento dé Luchana, pasa solo y
con una imperturbabl~ serenidad á la derruida torre
de "vigía;' su inaudito .arrojó aglaya á. cuantos le
ven. haciendo que fijeeil él sus miradas, todo
aquel numeroso y denodado ejército ....... EI esti-üen-
do simultáneo de Iaarlilleria, la estremada rapidez
de ,sus disparos, la certerÍa en los tiros, el conti-
nuado tañer de los instrumentos bélicos, el ince-
sante vocear de los soldados, tantaanimací~n, tan-
to y. tan general entusiasmo, 'todo contribuia á dar
realce á aquel cuadro maravilloso y' sorprend.énte,
que tendria:mucho mas que' admirar si él no simbo-
lizára lantos hON"ores y no estuViera' manchado con
tanta sangre. Imposible seria trazar con .e.x.actitud los
lineamimtós que determinan esteicuadro; eonsiderado
en todas sus fases y bajo las diversas y complicadas'
si-tuo.ciones que' á la vista del observador ofrecia á




-3.i2-
cada instante un suc~so de tan marcada importancia.


Habría transcurrido una hora de lucha ~ tan
sangrienta y térrible, durante la Cual rodaban por
aquellos despeñaderOs los cuer.pos' de- los carlistas,
mutilados y hechos pediuoS" por las balas y granadas
de la artillería, puestos muchos fuera de combate
por el ~epetido fuego de fusil, sepultados -otros en
los escombros de la' fortaleza, muertos siete de sus
mejores gcfcs, menguada en la mitad aquella va-
lerosa guarnicion, debilitadas las fuerzas de los que
habian sobrevivido, abatido su espiritu al ver tanta
perseverancia. tanto heroísoio de parte de Jos cons-
thucionales, ,lcmiendoademaspor momentos la es-
plosion horrenda con la cual la mina amagaba ano-
nadarlos, resuélvense al fin aquellos bravos á enar-
bolar bandera blanca implorando ¡clemencia! y pi-
diendo á grandes voces i la vida! - «Eran españoles
(dice el DUQUE en el parte que elevó al gobierno
dando cuenta de esta hazaña), y españoles ooceca-
«dos que se hahian batido con suma bizarría, yno
«pude prescindir, de dar entrada á los sentimientos
«de humanidad.)


Una hora mas de resistencia habria puesto fin á la
vida de todos aquéllos infelices; pues la mina de la
torre estaba ya para reventar y los hubiera induda-
blemente sepultado bajo sus inmensas moles. de pie-
dra y escombros. El valor es siempre por los va-
lientes respetado: y la furiosa iracundiade los guer~




-343~
rer,os' ceja Anle la acatable presencia de unhél'M
rendido, De otro lado, la disciplinadelejércitocons-
titucional ostentóse tambien en este dia ,de un modo
admirable; pues que en lo mas recio del obstinado
choque, bastó la señal de cesar el fuego para que
no prosiguiese un solo disparo. InmediatamentG or-
denó ·ESPARTERO al brigadier Linageque subiese
al castillo á garantir solamente la vida al resto de su
guarniciono Estos valientes cuya bravura aplaudió
Linage al presentarse en la fortaleza, depusieron al
fin aquellas armas con las cuales hicieron tantos
prodigios, dignos en verdad de ser consagrados á
mejor causa, marchando todos en seguida á Z'arago-
za en clase de prisioneros de guerra.


La defensa de Caliltellote y la toma de este pro-
pugnáculo formidable de los rebeldes, constituyen
uno de los hechos mas gloriosos de armas que han
tenido efecto durante aquella ,guerra, larga y desas-
trosa. Quinientos carlistas asediados por 30 bataIlo-


. nes de las tropas leales sostuvieron una propulsa
valerosa y terrible por espacio de seis dias, causan--
doles enormes bajas, habiendo sido rechazados los
acometedores el) los dos' primeros asaltos, forzados á
abandonar las escaleras hechas ascuas junto al mu-
ro, y teniendo izada los del fuerte, en los primeros
dias bandera negra, como antes digimos, simbolizando
la muerte á que se habian c~llldenado ellos mismos,
y de la cual solo libró á unos pOCOIil el último hOl'ri-




--3U-=
ble apuro y la gcnerosidodde los vencedores. Estos
hemos visto :que hicieron también prodigios de úu
-ralor desesperado y ,heróice, luchando con ·Ia in'"
temperie ,conÍas 'pri,-iléiortes y todos los rigores
propios de aquel inc6tnodo campamento, y sohre to-
dó, con los 'iñnumerables rayos de fuego que en to-
dasdit'cctione'S vomitáha sobre ellos aquelsebm'hio
castiho que alzaba orgulloso sus almenas sohre la
empinada cumhre de incspugnahle rOC¡l, y.que al
poco tiempo halló se convertido en un monton oe
ruinas amecidas con sangi'B 'y despidiendo humo.-
Dos mí! setecientos treinta y un proyectiles de ca-
ñon y seiscielltos setenta y tres de óbús fuepon los
que lanzaron los cotistitucionales sobre la fortálcza
de CastenoÜ~ eh lós dias 23, 24, 25 Y 26 de aquel
marzo:: cantidad mas que suficiente para derretir,
no ya un fuerté, sino hasta una montaña. En el cas-
tillo ocupado hallaron Jos vencedores gran cantidad
de fusiles, espalioles é ingleses, 'Veinte mil. cartu-
chos de los primeros y cincuenta mil de los, s'egun- .
das,con otros muchos efectos de giJerta. y basti-
mentos de toda especie.'


. Al hacer mía ligera réseña de los bravos milita-
res del ejército constituCional que mas se distin-
guieron en esta'liza;ptWfiada y sangrienta, no pó.de-
mos dispensarnos de hacerlo en primer lugar del es-
forzado brigadier D. Manuel de la Concha, por la
lrol'iciá y' denuedo" con que atacó el; cerro del Ca'l-




~345--
vario'·coR·la brigada de vanguardia, que iba ¡¡"SlJS
ótdenes, ocupando .dcspues la poblacio1i;:e'l rtld,ucto
de:San Cristobal y las colinas de la d"recha, estre-
Ghando por aqooUa paJ:te á los sitiados, hasta.la pó~
sesion Ímport-anlísima. de la casa aspíllerada, que ve-
rificaron tambien sus tropas'" la cual contribuyó'1an
poderosamente á la' pronta rendidon de :la fórlale--.
r.a . ..::..EI mariscal de campo D. Joaquín de Ponte, co-
mandante, general de artillería, funeionótambien
en esta ocasion con la eficacia y con la inteligencia
que habia de costumbre siempre este celoso cuanto
ilustrado militar en la direcdou de su arma. Fijo
cOnSlantellmnte al pié de lasbaterhls, ,recibiÓ una
fuetteCóntusion de bala de fusil en Una pierna, sin
que 'los ruegos ·amistosós «el' CONDE-DuQl1E prulie"-
ran recabar de el que se separase de aquel lugar un
rolo instaute.-El no menos activo y ~ntendido roa'"
riscal de campo D. José Cortines, comandante ge-
neral de ingenieros, acreditó igualmente esta vez
no sólo sus profundos conocimientos en la ciencia
y (JO el arte, si que tambien esa imperturhahlese:':'
re~idad, atributó- esencial de su earácter, y que tan
gloriosa teputacion le llegÓ á 'merecer en aquella
guerra . ....;.;.Cousu,proverhial denuedo.y acostumbra-
da bizarría, el Inariscalde caiílpo D!' Di~go . Loon,
conde de Belascoain, condujo la primerA di vision,
que cm la de su mando, eli'apoyo delataqne ,del
primer dia.permaned.endo ácarnpado á (su cabeza




-346-
en loa i)ucesivos, al alcance ~e los. fuegos de .artille:-
ría, y sllfrieudo los rigores. de un temporal crudo
y borrascoso.-EI comandante. general de la scg.un-
da di vision, mari!lcal de camp9 n. Francisco Puig
Samper, colocado á su frente, sufrió impávido los
misn1c}~ peligros y esperimentó igu~le$ .pepalidadés.
-E,l gefe de la tercera, que era el mariscal decam-
po D. Joaquin Ayerbe, cumplió igualment.e su mi-
sion de una manera. digna de elogio, ocupando du-
rante el sitio con su gente el estenso alcor que cu-
bria las avenidas por donde principalmente habia pe-
ligro de que pudieran presentarse los enemigos en
auxilio de los sitiados, y cuidando tambieude . des-
tacar fuerzas que constantemente contribuyeran al
cerco del castillo.-EI brigadier D. Santiago de
Otero, que con una brigada de la primera division
permaneció cubriendo las avenidas de Seno y Men-
figo, destacand,o compañías á una altura, la cual do-
minaba en parte á la fortaleza, hostilizó en gran
manera á los sitiados con sus fuegos.-Por último,
el gefe de estado mayor general del ejército. Illa-
riscal de campo D. Juan Tena, auxilió estraordi-
narian;¡ente con sus atinadas disposicion.es y su
egemplar celo.' los designios del DUQUE, funcionan-
do con actividad é inteligencia, cual cumplia ;í. su
elevado cargo de segundo gefe superior de las tro-
pas, y haciendo obrar. con acierto ~ todos los de-,
mas ge.fes y. oficiales de este ilustre cuerpo.




-347-
. Cuando el noble hijo de la VICTORIA:hizQ,arho-


lar· la magestuosa enseña' de los libreseo ·.las en-
cumbradas almenas de Castellote, obligando á arta1l-
car de allí el oscüro pendon del despotismo á bs
mismas manos que ·habian. osado clavarle, lleno de
confianza y orgullo, dirigió su' VOZ, siempre grata,
á las tropas, hablándolas en la órden gene~al del 26
de marzo desde los mismos muros de la conquis-
tada fortaleza de la manera siguiente:


«Soldados: cada dia estoy mas satisfecho de vos~
otros, porque en cualquiera operacion dificil os
hallo siempre valientes, sufridos y disciplinados. La
conquista de esta villá, de su reducto y de su for~
midable castillo ,es . un hecho de armas consumado
en poco tiempo,. tan solo por la r.eunion. de tales cir-
cunstancias. Ellas os elevan'al mas, alto grádo, y la
reina y la patria reconoce en vosotros el apoyo
mas firme para consolidar el trono legítimo, para
afianzar la Constitucion, y para que en breve dis-
frute esta nacion magnánima de la paz que tanto an-
hela. Esos rebeldes que habeis vencido encastillados
en loS fuertes muros que descollaban sobre elevadas
rocas escarpadas, os desafiar.on con la bandera ne-
gra, porque los feroces. gefes que los tienen aluci-
nados les forzaron á ello, sl)Steniendo':su esperan-
za con la idea de ser intomabJe el castillo, con la
oferta de socorrerlos, y con la seguridad de que
no podriais resistir en tan terrible. estacion los ri-




-348-
gores .que vuestra .constancia ha soportado en los
campanÍentos; pero al ver él denuedo con que' IOil
arrojástei's el primer dia delplleblo y ermita, que
tenian atrincherados, mudaroJlla bandera. Sin em-
bargo, la defensa qllehanheeho 'ha sido tan obsti-
nada Iqu~ fué pl!eciso' reduCir á escombros la ma-
yot parte ¡¡el castillo con las certeras baterías ; que
viesen vuestro hcróico arrojo de trepar por las es-
carpas á sus primeros recintos; de sentir la mina
hecha en la torre principal, y de perder la mitad
de la fuerza de su guarnicion, para pedir solo sus
vidas los que no habi,an sucumbido. Eran españo-
les, que obcecados, demostraron tambien su bravu~
ra, :y sensible mi corazon al, derramamiento de san-
gre española,' no dudé hacerles probar vuestra ge-
nerosidad con los rendidos.)


«Soldados: este glorioso hCllho de armas es dig-
no de vosotros, y yo cada vez tengo mas orgullo de
mandaros, y de poder mas rápidamente conquistar
1ft paz· con vuestro valor y constaucia, para que la
disfrut'eis COmo beneméritos, de la: patria, en el se...
no de vuestras fámiliasque es lo que mas desea
vuestro general~EsPABTÉRo. «


Seguidamente pasó el caudillo de las tropas li-
berales con su estado mayor, la brigada de vanguar-
dia y la escolta á pernoctar' en Camarillas.


, Entre tanto las demas fuerzas, no solo del ejér-
cito del Norte sino del Centro, á las 'órdenes de SUi




-249-
gefes respeCtivos. si hiensometidas á la:direcc;iOl1
de su principal, el DUQUE DE LAYICTQRl!, op~a~
ban asimismo por distiIitasvías, coadyuvando todas
sin cesar á la comun emptesa. El brigadier don
Manuel PaYÍa, comandante .general de la 'línea de
'feruel á Sagunto, ttabOuna refriega dé alguna
consideracion ,el 22 del mismo marzo, en ca!npo
abierto, con el coronel carlista Palacios que' regia
tres bátallones y unos doscientos caballos. Sabedor
este de que PalÍa habia salido en dicho dia de Vi-
vel para Segorbe, escoltando un fuerte convoy del
comercio, salió le al encuentro para hostilizarle y
aun apoderarse de la presa; pero apercibido dé ello
el brigadier, de la .reina, ~ pesar de que contaba con
mas eSCaSO número de fuerzas que su ,adversario,
acometióle con bravura', ocasionándole en breve
tiempo horrible matanza.


Cabrera seguia enfermo, ú mas bien, en una
convalescencia larga y penosa en Mora de Ebro.
;, donde concurrieron por este tiempo diferentes ge-
fes carlistas, de los de mayorgraduacion y yalta en
iU ejército, á celebrar una junta en la cuar ~e ven-
tilaron los puntos que mas interés of",eüian 'eI~ tah
críticl,l. y apurada situaéion.DeparLiós~ oue-lla acerca
del rumbo que habia de darse á las operaciones; suce-
sivas ,se deliberó sobre la suerte que esperaba á los
remanentes, de las tropascarlislL'iS, y no pudiendo
ocultal"je <Í la penétracion del ahaiido CaJ)rera, ni á




-250- I
la de los demas; por estremadamente rudos que ellos
fne'sen, lo imposible que era ya lidiar con ventaja
contra las numerosas, disciplinadas, aguerridas y vic-
toriosas huestes q"e gobernaba el CONDE-DuQUE, ha-
biéndose apoderado el desaliento ,de los sectarios de
Cárlós, á lo cual contribuia, tanto como las victorias
de los constitucionales, el malestar del que aquellos
consideraban como su ídolo y titulaban conde de
Morella, acordóse al fin en aquella desanimada reu-
nion optar solo por la defensiva, para que siquiera
la resistencia llevada hasta el último trance, hiciese
menos deshonrosa la caida de la bandera que habian
jurado defender con tantos brios aquellos realistas
pertinaces.-EI punto en que ellos querian de-
nodarse mas y hacer <:omo ostentacion y alarde de
sus esfuerzos, era sin duda la famosa plaza y el res-
petable castillo de '!lorella. Por esto sacaron la
maestranza, parte de la artillería y algunos depósitos
de viveres, de Cantavieja, trasladándolos á aque-
lla otra fortaleza. Entonces rué cuando ya estable-
cieron sus líneas y pusiéronse á la espectativa de
los sucesos' tomando la defensiva sohre Zurita y
YilIarluengo.


Adelante ESPARTEuo en la ofensiva, para ter-
minar la campaña tan pronto como se hahia pfo-
puesto, comunicó sus instrucciones al valiente co-
ronel D. Martin Zurbano, en cuya virtud partió es-
te· gefe á las tres de la madrugada del 5 de abril del




-251--
pueblo llamado Ejulhe, para batir como lo egeeutó,
~on su columna las fuerzas carlistas que componian
Jos batallones sesto y sétimo de Aragon junto á Pi-
tarque y Montoro; siendo el resultado de este im-
portante hecho de armas, que solo costó á Zurbano
cuatro heridos, la destruccion completa de dos ba-
tallones de los mejores que contaba Cabrera en su
ejército, de los cuales apena¡; se salvarían 100 hom-
bres, hacerles 428 prisioneros, entre los que habia
muchos gefes y oficiales, quedando ademas en po-
der de los vencedores un gran número de fusiles
recogidos á los muchos cadáveres que alfombra-
ron aquel teatro de horror y de csterminio.-Con-
secuencia de este suceso rué que habiendo oido el
fuego que se sostenia por el lado de Pitarque el
general Ayerbe, que se hallaba en Tronchon, sa-
lió inmediatamente de este pueblo, á la cabeza de
ocho compañías de cazadores, tres batallones de la


/ segunda brigada, la compañía de tiradores de caba-
llería del Príncipe y una seccion de la batería de
'montaña, tomando la via de Villarluengo. en ánimos
de proteger á Zurbano y dejando las restantes fuer-
zas en Tronchon á las órdenes del brigadier Ronca-
Ii. HalIábase estacionado en Villarlueugo el primer
batallon carlista titulado de 'Mora, el cual hahia
distTibuido su gente en el recinto aprestándose á la
defensa: mas á pesar de las diez horas de marcha,
á paso veloz, que traian los constitucionales, d{'ci-




-.,,-:3~2~
dip~~Ayerhe;,~ la embestida. haci.endo. dest~car ;c"a~
trQ; Cl>mpañías de cazado~es. lll, mando del coronel
Fulgo.sio., que fueron las primoro~s. que tr(lharo.n li-
za ~on los rebeldes y ;penclraron,enYilIarluengo,
despues de~nos c~ntosdisrar<>sp'e ilrtille~ía, ,Esto
que obscn6 la guarnicion del fuerle , 'se i.qli~id()
de t!ll modo. ,que abandonilndo aquella formida~l~
.estancia, emprendió una fuga "Vergonzosa por Jos
derrumbaoeros. Al amanecer del siguiente dia apo:-
.deráronse las tropas de Ayerbc de la fortaleza, en
donde hallaron ocho cajones de cartuchos de cali-
bre inglés, o.tro de pólvora á granel, una espuerta de
piedras de chispa, 5,000 raciones de galleta, ot;rall
tantas de alubias, o.chocientas fanegas de trigo, se-
senta arrobas de harina y algun ganado. vacuno y
.lanl!-r. Estraidos lo!! efeclo.s, ent,egaron este fuerte
á las llamas los co.nstitueio.nales.
~o. era po.sible que el bravo. Leo.n, conde de


Belasco.ain, permaneciera o.cioSo. largo tiempo.. Ha-
ll~base con la primera division, de su cargo., ·Qcu-


o pando. á "Qelmonle yla ~inebro&lX, cuandQrecihi(>
. órdenes de,. E;SPARTERoparaque marchase rápido/-
. mente sobre el inleres~nte punto. i\lo.nro.yo qUe
po.seian los rebeldes. Mas estos no. osaron esperar
á las tro.paslea~es, qúeal tiempo de penetrar en el
pueblo. "Vieron que le abandonaba una sola co.mpañía
carlista que habia ya quedado con el especial cncar:-
go dc prenderle fuego. Evitada es la calástro.fe por




-353-
los dé Leon t y dejando este allí la fuerza necesaria
para ponerle á cubierto, prosiguió la marcha con ,6
batallones 2 escuadrones y una batería de montaña
dirigiéndose á Peñarroya. No bien habian divisado
los constitucionales -esta fortaleza, cuando su guar-
oicioft bubo.desa,ludarlos con algunos cañonazos, los
cuales se repetían segun que los del conde se iban
poniendo al alcance. Pero lejos de ciar por esto el
vencedor tIe Belascoain, intentó sin demora algu-
na dar un ataque sério, como así en efecto se rea-
lizó, ocupando el pueblo á la carrera dos compa-
ñías de cazadores de la sagunda brigada, al mismo
tierqpo que una seccion de la hatería de montana
contestaba al fuego de los carlistas, y dos batallones
corrían á envolver la posicion del caslillo. Desalenta~
dos los defensores al 'ver cercano su fin, evacuarotl
con gran prisa la fortaleza descolgándose por el mu:.J
ro; pero seguidos de cerca por la escolta de Leon y
por los cazadores, casi todos cayeron prisioneros.'


Sucesos eran estos muy propios para amorbar
cada vez mas el decadente estado de salud en que se
baIlaba Cabrera. Sus partidarios atribuian todos los
descalabros que esperimentaban las hüéstes carlistas
á la, para ellos tan sensible é irreparable, falta de
este caudillo. A todos los otros imputábaseles men-
gua de valor, de conocimientos en el arte y de
presligio: opinion que se iba robusteciendo entre la
tropa á medida que progresaban y ie ingerian en el


TOM. Ill. 23




-.15.1-
riñón de aquel pais ,JilS tropas de la reina. tas de Ca-
brera ~lue estaban en Mora de Ebro, al saber /(i
ocurrido en P,itarque,' Villarlu(l:ngo, P!~ñarroya y
otros puntos, suble;vál1onse hasta el esfreniO dp decir
({ue erapréciso' que se mostráse eb público' Cabrr-
ril; ,pues'que de otro modo pudiera sospecbarse con
fundamento que habría muerto y se procuraba ocul-
t.ar ,á ]a tropa tan triste núeva, Dispúsose, con efecto,
que el que ellos' llamaban conde de Morella saliese
al balcon, en un dia de fiesta, desde donde oyó la
misa que en medio de la plaza en que estaba su ca-
sa celehró un capenan del' ejército. El gefe de los
carlistas dejóse ver de las gentes, con tal ocasion:, y
estas la tuvieron paradesengaüarse por sus propios
ojos, ó mas bien, persuadirscdel triste y lamenta-
ble estado en que habían puesto á Cabrera una "i-
da I'stremadamente licenciosa, como entregado ¡í
sus pasiones, vehementes y sin freno, y. Jos accesos
de,cólera, nUDca hasta entonces reprimidlt, con los
ouales venían de continuo á agravar sus dotetieías IRs
tristes nuevas que le' anunciaban fre~ueñtcs der-
l'olas,


Hemos dicho ,que el general O-dormel, fué 1'1
pncargado por el DUQUE para ]a conquista del fuer-
te de Aliaga. Guiando las divisiones, segunda del
Centro y cuarta del Norte, ellderczóse el 2 de abril
á Camarillas. El dia cuatro, á pesar de ]a crudeza
del tiempo, partió con tres compañias de cazadores




..


~3;}.5-
Y sU escolta ,á practicar c1 reconochniento 'déb fot-
tlll~za. haci('ndose acompañar de' los g~fes:.fÁcntta.:..
tivosqueseitalaron los emplazamientos de las bate-
rías. Trescientos carlistas guarnecía'n el castillo con
,los cañones (le á 8, un mortero de á 7y un obus
de á 12. Mandáhalos UD goberRador jávcn, pera
con justa fama de valiente, en quien tenia f.abrera
una confianza grande. Sus almacenes estaban copio-
samente provistos de bastimentos. Las municiones
tampoco escaseaban: era estrefuada la decision de los
defensores, y alrlllados por el cgemplo de su cau-
dillo, aprcstábansc nfanos é impertérritos á hacer
una propulsa empcñadisima.


En el límite de la cordillera U.amada la Lastra,
ql1e parte desde CantDvieja, tiene su asiento la ,ma,
de Aliaga, en Jos confines orientales del valle de
Jarque. Al O. de ]a pob]acion ]evántase erguida una
montaña peñascosa que ostenta en su cúspide un
antiguo alc~zar de gran(les dimensiones y ele Con s-
truccion sólida, al cual la accion erosiva de los
tiempos no ha privado aun ele su aspecto imponente
y respetable, y cuyo muro carcomido habian cuida-
do de reparar y abastionar en lo posible los rehel-
des. Comprende esta fortaleza tres' recintos, insis-
tiendo el todo de la obra sobre una base triangular.
Es el primero de ellos una muralla antigua con
(Ioce torreones circulares, el cual tiene po\' la par-
tI' S. O. una ~ran .torre 'clladr:¡,-Ja .y aspill('rada




-356-
qu~ ooo:duce á una caponera" desd~ donde prosigue>
el iecintohasta terminar la vuelta; el segundo, que
era .ellugar destinado á los almacenes, alojamientos
y habitacion del gob~rnador, es otro muro de tor-
res cuadradas;· el ,tercero, en fin, formáballle dos
grandes tW"rcones, tambien cuadrados, que era lo
que prGpiamente llevaba e! nombre de castillo.


Don Leopoldo O.donell.


Cuando se dejó ver Q,...donell practicando el re-
conocimiento, hicieron tremolar los defensores so-
bre sus almenas una bandera negra á imitacion de
lo!) de Castcllote; y no contentos con este alarde y
con hacer algunos disparos de granada y bala rasa,
fprificuron una salida en fuerza de sesentahombre~




-357-
de infantería y una mitad de caballería. lós '~ualés
ocasionaron á la compañía de cazadores del Rey seis
heridos y un muerto; pero bien pronto se vieroo·
precisados los carlistas á replegarse y <encerrarse <'C'IÍ l
el castillo, golpeados fuertemente poI' los mismos <
hizarros cazadores. Arreciando cada vez mas el
temporal, viéronse precisados los sitiadores á acaU-
lonarse en los pueblos de Hinojosa, Campo y
Covatillas en donde permanecieron hasta el 1 L


ResueIto O-donell á no perder instante, ordenó
la marcha de las huestes sitiadoras en este dia, en
¡lile habia ya el temporal amansado, ocupando en
jcguida cada cuerpo la estancia que con antelacion
le estaba designada. Todo aquel dia, el siguiente y'
ambas noches empleáronse en los trabajos prepara...;
torios. Las grandes desigualdades del terreno y el'
mal estado de los caminos impedian que las piezas
de grueso calibre fuesen arrastradas por el ganado;'
pero la firme voluntad y el robusto brazo de aque-
llos atletas las colocaron en posicion bien pronto.)
Al amanecer del 13 hallábanse ya artilladas y capa";'
ces de jugar una batería de cuatro piezas de á24 y
otra de igual número de á 16, á seiscientas varas del
castillo. En una misma línea del frente que debia
batirse, se habían establecido igualmente, á la dere-
cha, una de dos morteros de á 10, y á la izquierda,
otra con un obus de á 7. Media hatería de mOiltll-
í\a hahíase tambien instalado en las peñas llamadas




-358-
de la, Omhl'w, y otra de igual clase en las márgenes
del rio de la Vall. Durante estas. operaciones, los
carlistas lanzaban sin intermision granad¡¡s de á~ 7,.
de bronce, á {in de interrll.mpir la ohl;a de Josiu-
genieros.-Serian las ocho de aquella maliana cuan-
do todas estas haterías del cerco rompieron simul-
táneamente un. furgo certero y vivísim~ al grito
de « Viva la u.c~n<'l!)) contra la fortaleza, siendo sus
estragós tan tcuibles ,que á poco tiempo lograron
apagar IQS de las cuatro piezas con que eontestab:m
los sitiados. Las defensas del priuloer rccin.lo. yié-
r,9nsc en brelCs horas casi cp su lotalidüd dfr.rui~
das. inutilizadas en gran parte las comunieacione~
de este 'c~ ~l .¡;¡egund<l y tercero, arruinadas lalO-.
tres torres. que- se presentaban por aquel frente, y
aun incendiado por las bombas. uno- de sus cuarLeles .•
sin que á pesar de esto, Jos sitiados decayesen el}
sus bríos y en la pujan;za con que habian decidido
sostener su . defeusa. En .la noche ael r,efcrido
dia 13 calló la· adiUería de los sitiadores que solo
de ~ez en cuando hacia oiJ' el estruendo dealg.tlr
nas bombas dirigidas á la pla~a, cM d fin de desa-,-
sosegar en lo posible á los sitiados .. En la tarde
del 14, viendo O-donell la ahil\Cnda pcrtinGtcia (it-
estos, quienes sin tcn1,Of- á los fuegos nJullilllicadol'ó
11ue les fueron dirigid()s aquella Ill.aiiana, estaban
amI: muy dilOLantcs de ceder, juzgó .11' la mayor im-
porlaul'Ía la eonslrureion dc oh'a batería (,OIItra d




-359-
utro frente que auu· se. couserVahailltactu. Este
pensamiento, al parecer irrelizable, pues que lás
piezas tenían que bajar un deeliyio tan escabroso J
rápido que á los hombres sueltos 110 era dado ha-
cerio sin grande esposicion; fué sin embargo egecu-
tado por los granaderos de la R~ina, que bajaron á
brazo dichas piezas llevando á cima como por en-
canto Una tan peligrosa operacion.Situada esta: ba-
tería, de dos cañones de á 9, á unas cien varas de la
fOi'laleia, yeÍase muy illf{uietada por los fuegos de
fusilería enemig'a y pOl' el de un obus de á i2, del
cual volvieron á hacer uso trasladándole desde la'
parte: N., .en donde habia antes servido, al S. O.,
que era el frente atacadoahQra.,


. A. la madrugada dcl15 volvió á romper un vivÍ-
simofuego la artillería: sitiadora ,al mismo tiempo
que la compaJiía de minadores se dirigia impávida al
castillo con los' materiales necesarios· para abrir el
borno. Una seccion de estos valientes se arrojó al
foso, en medio de los mayores peligros; y estableciá
a4;únos tablones: pero bien pronto cien granadaS.
demaoo, mil balas y uitdiluvio de piedras.enormes
abrumaron áaqueUosinfelices, habiendo sucumbido.
el denodado capitan",qué los 'mandaba, ,D.,·TQmas'
Clavijo, con .dos soldados mas; 'y ,herido el teniente;
con otros catorce. En a1luet:momentOr varias compa-
ñías de infantería t además de las· de cazadores que
lIoche y dia, desde el instante euque fué 'embcsti-·




-360-
do el fuerte, rodcábanle á menos de medio tiro de fu-
sil. ocasionando enorme pérdida y molestias sin cuen*'
to á sus pertinaces defe.nsores , abalanzáronse para
proteger bajo sus nutrjdos fuegos á lQs minadores.
quienes, ora en el fOSi) , ora en la cont~aescarpa,
mantuviéronse sin retroceder; pero el teuiente co-
ronel de ingenieros; Ubina, que con admirable sere~
uidad dirigia el total de esta operacíon, mandó reti-;
rar aquella compañía, con objeto de destinarla sobre,
otro punto mas accesible.-Hecha eleccion de este,
las hat~rías concentraron sus fuegos para aniquilar
toda defensa por aquella parte. Lográronlo así en
efecto, y el castillo solo presentaba el triste aspecto de
acerbadas ruinas por cualquier lado que se exami-
nase. Sus bizarros defensores habían sufrido pérdi-
das muy graves , entre ellas la del segundo gober-
nador, Campomanes, gefe de valimiento y fama en-
tre los suyos, que fué mortalmente herido, y des-
pues, de 24 boras que iban transcurridas sin que les
f~era permitido género alguno de descanso, ni aun
de 'alimento, 'habiendo recibido' dentro de aquellos.
muros mas de 2,000 proyectiles, menguadosconbas-
tantes descalabros, desesperanzados de recihir so('..or;.
ro alguno, exánimes al ver la firme resolucion d~ .los
sitiadores, no restándoles ya confianza alguna en el
éxito de sus porfiados intentos, despues de haber
hecho todos los esfuerzos imaginables por sostener
el honor de sus armas, sofocada la algazara, con que




-Mi-
se denodaban ufanos en los primeros dias, por lOi
angustiosos lamentos de sus camaradas moribuooost'
aquel propósito decidido de victoria 6 muerte, caro ....
biáronle, los desdichados, á la presepciá aterra-'
dora de la última, que llegó á fijar su d0!Ilinio pa-
voroso dentro de 'aqllello5 lugares, y·,acogiéronse á
la generosidad de los sitiadores arboJ.ando bandera.
blanca á las cuatro de la tarde. Una hora despnes,
negada por O-donell la capitulacion que pidi6 el go-
hernador, y en consecuencia de esto, rendido!! á,
discrecion los sitiados, ocuparon los vencedores la
fortaleza que no era ya, como hemos dicho, sino un
monton de escombros, colocando por Sil mano el
general en gafe el pendon de Castilla que conducia
el inmemorial I:egimiento del Rey sobre aq uen~~
mutilados torreones, que poco antes ostentaban .la
bandera negra atrevidamente implantada por los
carlistas. Estos depusieron las armas, y fueron
constituidos en clase de prisioneros de guerra.-
Los constituciouales tuvieron ocasion de admirar, no
sin espanto, el hospital que en esta fortaleza teniaa
ltls reb~\des. p()cos 'espectáculos se ofrecerán á la
consideracion del observador mas horribles que'
aquella mansion del dolor y de la miseria. En. una
especie de suhterráneo lóbrego y hum;edo ;seme-
jante á una infernal catacumba, veíanse mezclados
con Jos heridos los cadáveres de los que habian
Jlluerto últimamente. El abrigo de aquellos no ('Aa




-36:l-
otro que las pieles de las .reses consumidas en los
dias de sitio, las cuales ex.halahan un olor felidísi-
mo. Carecian de lodo lo mas necesario, hasta de 1'a-
cullativo. Era aquel el copjunto de todas las desdi-
chas y de l?shorrores túdos: Inmediatamente O-do-
nell hizo que se prodigaran á los enfermos cuanto~
auxilios exigía una tan lastimosa situación.
, Los gefes carlistas, amedrentados de ver tan-


ta derrota, trataron de introduéir en ~lorella el
batallon de, Guias de Aragon, los reslos del ses-
to y sétimo que baLióZurbano en llitarque y UIIOS
doscientos vóluntarios realistas de diferentes pue-
blos, para que en lmion con las tropas se aprestasen
á la defensa de la plaza. Entre esta y la de Gantavie-
ja ocupaban á todos los aragoneses que se hallabim
allí encerrados y empleados en su servicio. El que
habia de hacerse en campo abierto, oponiéndose á las
numerosas fuerzas que con taha en aquel país el
ejército constitucional,. estaba solo al cuidado de
Jos rebeldes procedentes de· Catalufl:a; y Valencia.
Las posiciones de las· tropai que mandaba al\í. Es-
PARTERO eran las siguientes por este tiempo: el
CONDE-DuQUE halláhase en las inmediaciOlic8 de 1\10-
rella. AyOlibe en Clnctol'restluedisla hora J media
de aquella plau. el general Leon en Monroyo.
Puig-Samper en Luco y Bordon , y Zurbanoen' el
Horcajo. V ése, pues, que la línea dé circunvala-
cion iba estrechando erida vez mas los únicos ha-,




-363-
luartes considel'ablesque. aun restaban á Cabrera
y que tantas glorias militares le habían grangeado
~n los mejores días de su fama aLronadora. El .23
de abril dirigióse el brigadier marqués de las Ama-
rillas con cinco batallones, 2 escuadrones y una ba-
tería de mOlilaña á t'ortanete, punto destinado á es-
tablecer los almarenes necesarios para el sitio de.
Cantavieja. El cuartel general del ejército del Cenlr;o.
situóse en MOllteagudo. Alarmados los carlistas COIl
estos movimientos y con la soqlresaquc les hizo el'
intrépido ZurLano en Beceile, cogiéndoles mas de
doscientos prisioneros, redoblaban sin ceSllr las me-
didas de precauciou. Los mas estraiíos á la guerra.
per.;l que habian conüt\do ell sacar los mejores pro-
duelos de ell¡¡.~ procurabar. solícitos poner á salv6
SIlS intereses· y sus personas. La Junta de Gobierno
que se titul¿¡}¡a de Jragon, Valencia y Murcia, noeou-
templándose .en seguridad, ni aun en los formida-
bles atrincheramientos de Cantavieja y Morella, em..,
prendió tambien la fuga encaminándose á Corbera,
enJa ·idea de pasar á Cataluña, caso de apuro, ~por
Un ·~uartcerfre: en }<'ral}cia.


COQlO ,el general Ayerbe avanzase ~a8ta Villa-
franca del Cid y la 19l~uela, cogió en el camino
<los p~ezas de artillería que, la¡¡ tropas de Cabrera
sacaban de Canhn-ieja para colocarlas en la cuesta
de Arés: seguid,aIllcnte se hizo dueño gquel gene-
ral de la t'odale.za (te estc· nomhfe, de~p1;J,es de till




-364-
terrible cañoneo contra el que, en virtud de la cOn""
signa que en todas partes se habian dado los carlis-'
las, hicieron los que daban allí guarniciono Circun-
valado el fuerte d.e Alcalá de la Selva por las tropas
de O-donell, ocupáronle estas el 30 de abril, des...:
pues de vencer tambien la obstinada resistencia que
á la desesperada opusieron sus defensoreS. Parecido
ehoque al que hubo en Aliaga verific6se en esta
otra fortaleza de Alcalá: hasta que apagados los
fuegos de la artillería carlista, derribadas las torres
q:ue servian de apoyo á sus muros, arruinados los
baitiones, ocupada una parte del castillo por los
que lo a~diaban, establecida la mina y derribados
los rastrillos por el hacha de los gastadores, á pe-'
sar del valor desplegado por los de dentro, quienes,
reeibiendo el egemplo de su valiente gobernador; li-
diaban furiosos á cuerpo descubierto, arrojando
sobre los sitiadores multitud de granadas, piedras;
maderos y cuanto á mano habian j hubo al fin de
ceder bot0 valor á la accion terrible J arrasadora
de l~ pr~yectiles de n".doneU, y sob1't todo j al ru~'
go de los bizarros cazadores! rindiéndose el castillo
á discrecion de las tropas constitucionales. Pera
aunque ninguna garantía 56 estipuló, fueron sin
embargo tratados como prisioneros de guerra! el
gobernador I un comandante, do.s capitanes! seis
subalternos, un capellan, siete sargentos y sesenta
y ocho entre cabos y soldados. Los 'Vencedores ha-




-365-
Haro~ en el fuerte dos piezas de artiller.ía y.conside4-
rabIes-repuestos de municiones y vituallas .. La re-
sistencia de los rebeldes puede calcularse si . se
atiende á que tuvieron cuarenta hombres de pérdi-
da entre muertos y heridos.-EI mismo dia entró
triunfante el bizarro conde de Belascoain en Mora
de. ~bro, que era el lugar donde, como beUl~ vis-
to, tenia su residencia Cabrera, y desde e~cllal fné
trasladado dos di as antes á Cherta para condllcirle
despues ¡Í Morella. temerosos sus amigos de los pa-
sos que en su busca. iba dando el general de la rei-
na. Este. despues debaber tomado á los carlist;ls
el convento fortificado de san Francisco de Horta, en
el cual tenian ellos sus enfermos y herido~., dcján-:-
do le guardado por ttes compaiüas, yde haber gana:-
do ulla accion reñida en las 'cercaní'as de Gandesa,
contra seis batallones de Aragon y Valencia, apres-
lados á disputarle el paso, enderczóse al fuerte de
Mora ,que baIló ya evacuado por la guarnicion, la
cual, temerosa de la suerte que la esperaba des-
lllles de la rota esperimentada por los que habian
de senirl¡ide único apoyo, prestándola en el es-
ferior una proteccion eficaz, apeló al recur.so dela
fuga abandonando al general Leon" cuyo· nombre
pronunciábase ya en Mora con pavura, el fuerte
que con tanto .esmero babia sido abastionado por
espacio de siele meses, para que siryiese de asilo
seguro en su enfermedad á Cabrera. El 19 d.el




~3()G-
mismo 31lril se habiaapoderado lambienLéon por
sorpl'esa de Bcceite.


Di as antes hilbia hecho otra: conquista de·grande
'importancia eigeneral As'prrtiz. Él castillo de AI-
puente; defendido' y,or2.50 éarlistas, rué sitiado en
los ·ftltimos de marzo 'por las tropas' que mandaba
aquel gefe. En la mañana del 29 rompieron el fue:..
go conthi. aquella forlnidable fortaleza una batería
de brecha, una de obuses, y otra de morteros, con
las cuales los sitiadores causaron un estrago horro~
roso tanto en el castillo cuanto en los edificios de la
plaza; señaladamente la iglesia. Circunstancias, to~
das éstas; que unidas á la.esplosion de una mina y tl
la actitud imponente y aterradora de' la columna
deslinadaá dar el asalto, determi.naron á los defen-
sores á rendit'se el 2 de ahril, sin mas condiciones
que la conscl'vaeion de sus viflas.


Calla dia íbase haciendo mas crílica, apurada y
peligrosa la situacion de los carlistas, anunciándose
ya la pronta termimlcion de' esta guerra sangrien-
ta "Y fratricida. Cercados del' mar, que tenían á su
espalda, de un rio invadeable que corria á ·su dere-
cha, y de un ejército triunfante y numeroso que e~­
taba á su frente, no era posible que diesen ya ca:'"
bida en sus pechos al menor ahrigo de esperanza
para el porvenir. Faltáhales ademas. el poderoso au-
xilio del general Cabrera, cuya salud estaba aun
muy J.'jos flert'stanrarse cilmpletamente. Traslada-




, --367"""-
¡tI) á Morc\la, hizo este SIl elitrada en la plaza en 105
primeros días' de mayo, rodcado de dos mil iUtan-
les y trescientos caballos que eran :las fuerzas des.:..
tinadas á custodiarle. Haciendo los mayores esfuer'-
zos por animar á los- suyos, 'salió' al balcon de su
alojamiento, luego M haber llegado á la poblacion,
en' don'de le !'ccihicron con las mayores muestras
de Il.l~g.ría, y dirigió una corta arenga i sus ,soMa-
(los y á las gentes del pueblo que anhelaban oirle, di-
ciendoles entre otras, muy pocas, las siguientes
palábras: vengo IÍ cumplir el empefio que he te-
nido siempre po,. se9111:,. en un todo la suerte que
os esté preparada. Solo con estas frases, pr6nuncia~
das con acento exánime,'por un hombre de aspec-
to cadavérico, creianse no obstante invencibles los
demenLados entusiaslas del que ellos apellidaban
conde de Morella. Dl'sde allí dictó este algunas dis-
posir,iones, entre ellas la de que la guarnicion de
eanL~vieja abandonase la pla7.a pasando á reunirse
con su gefe en el bajo l\Iaeztrazgo. Esta determina':'
don se llevó á efecto el 11 de mayo, despues de
haber incendiado los 'carlistas una gran parte de la
poblacion y becho volar el almacen de pólvora que
estaba en el castillo, el que al detonar destruyó la
fundieion y varios talleres. Tal es el fin que pusie-
ron los mismos rebeldes á aquella, que ellos hicic-
rOllpor 1ar~o tiempo, mansíon del crÍmcn y de la
mas inÍnlll cleprav.1cion, hllbienilo sido siemrrt' C~I ""'~'",


... U".t" '"
-- -¡;~<\ ~ "'\


. :::: f~~
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-.368 .......
ilepósito en que los prisioneros del ejército consti-"-
tudonal. señaladamente con anterioridad al tratado
que celebró Van-:Halen., sufrieron los. rigores mas
estremados y las mas, mauditas cruetdades-, sepulta-


.. dos en oscuros, ilisalub;res'y hedipnd6~"aIab()zQs, su-
J,Uidos en larniseria. abismados en la desnudez. v


. . . , , ~


combatidos por el hambre, á punto de morir mu-
chos. de ellos j víctimas del desfallecimiento, y ali-
mentarse otros...... con objetos que repugna el
nmnhrar siquiera, para COnservar· una vida que
solia, despues terminar á voluntad de aqueUoshár.
baros, quienes, no contflntos con· dar tan infame
trato. á Jos prisioneros, sacábanlol> á ·veces de ,los
depósitos para fusilarlos so pretesto ele repr;esálias,
como aconteció en los últimos. dias de enero de es-
te ruio en que vamos á los infelices que procedentes
de Cantavieja aparecieron muerlos de aquella suer_
te en las cercanías de Mas de las Matas. La guerra
civil en estas provincias presepta siempre un carác-
ter . siniestro de ferocidad, comparable aGIo,8.1 que
ofrecen en &US mas horrendos desvaríos las luchas
africanas. Si algo fallase para corroborar la idea que
nos merecen estos que se tilulaban defensores de la
religion. la conduela que ellos observaron con sus
mismos camaradas, con sus compañeros, los débi-
les. los que postrados en el bospital, en el lecho del
dolor, no pudieron acompañarlos en la fuga, ven-
dria á sacarnos de toda vacilacion. Cuando el gene-




-369-
ralO-doRcll, sabedor de que aquel punto habia sidQ
desalojado, se constituy6 inmediatamente con sus
tropas dentro de la plaza, sus primeros cuidados cl-
fráronse en cortar el fuego, como así se egecut6 en
breve tiempo, logrando, no solo librar á la ciudad de
todos los horrores que la sobrevendrian sin reme-
dio, á no haber sido el incendio detenido, sino tam-
bien salvar la vida á varios enfermos y heridos,
que lamentándose á grandes voces en el hospital, es-
peraban de uno á otro momento verse devorados
por las llamas, de cuyo inminente y seguro riesgo
fueron libertados por las tropas constitucionales. Los
que de tal suerte trataban á los suyos, no es de es-
trañar que prodigasen á los contrarios mayores r
ma~ atroces y mas insólitas cruelda~es.


Por el mismo tiempo abandonaron tambien los
rebeldes el hospital y castillo de Villahermosa, no
sin haberle antes destruido é incendiado, en el mo-
mento en que supieron que la columna mandada
por Buil pasaba de la Mosqueruela á Puerto Min-
gabo.


Luego de presidiarla competentemente, partió
O-ddnell de la plau de Cantavieja, el 1-5 de mayo,
guiando diez batallones, tres escuadrones, dos pie-
zas de á diez y seis y una bateria de moutaña, enca-
minándose por Arés del Maestre hácia San Mateo.
Tan súbito movimiento del general del Centro era
dictado esta vez por una nOTedad grande. Cabrera,


TOMO 1II. 2,1, .




-370-
un tanto recobrada su salud, y como hostigado por
los mismos riesgos que ya le amagAban tan de cer-
cá, habia salido de Morella, á la cabeza de crecidas
huestes, dirigiéndose á- aquel punto. en el cual re!..
concentraba sus fuerzas, apoyado en. los fuertes d~
Ayoda.r. Cuila, ViIlafranca y algunos otros, que si
bien carecian de importancia, todos parecía natural
que opusiesen alguna resistencia. Pero bien lejos de
esto, habiendo llegado los constitucionales el 17 á
San Mateo, ocuparon sin oposicion esle fuerte,
abandonado pocas horas antes por los carlistas, lo
mismo que aconteció á los de Benicarló, Aleanar J
Uldecona.EI general de D.Cárlos trasladóse con
los suyos á la Cenia y Rosell. Este último punto fué
en aquellos dias teatro horrible de uno de esos d,ra-
mas cruentos y bárbaramente trágicos que tanto
bastardean y amancillan á sus actores, quienes si
alguna vez han podido ver su frente orlada con eSI)
que llaman glorias militares, cualquiera que sea la
causa que en la liza se defienda, un solo hecho, co-
mo el que nmos á referir, debiera bastar para que
su memoria se borre en la de la generacion presen-
te, porque ella es un signo de ignominia y de afren-
ta, pasando al juicio del porvenir como un borron
que deja en la historia la planta impura del hombre
cuya fama consiste solo en haberse distinguido por
una desemejanza rebajada que en él se advierte, J
,[ue le hace contrast~r indignamente en 5US relacio-




-371-
nes con los demas seres de su especie. Aludimos ¡j
la horrenda carnicr.ria que con 37 prisioneros que
llevaban hicieron los de Cab~ra en el citado pue-
blo, dándoles la muerte mas inhumana y cruel que
podian recibir; pues que concluyeron su existencia
á bayonetazos, celebrando, los bárbaro"s, tan brutal
deporte, hasta ver finados en tierra á aquellos in-
felices. No se supo el móvil que impulsó á los ase-
sinos para que cometiesen una iniquidad tan gran-
de. Solo la rabia y el despecho de aquellas fieras, al
ver que la guerra iba á terminar y con ella. las oca-
siones frecuentes de egcrcet· ellos sus crueldades.
podrian inspirarles en su hrutal amencia tanta atro-
cidad 'J tanlo crÍmen. Entre los desgraciados que
sucumbieron en esla horrible matanza, contábanse
algunos nacionales y dos sacerdotes.


. Para no verse en la necesidad de presidiar tan-
tos castilkls como eran los que poseian, ó hahian
poseído, los rebeldes en estos lugares, distrayendo
así gran número de fuerzas que debian ser inverti-
tidas en el principal objeto, que no era otro que
acabar de 'una vez con los carlistas armados ponien-
do termino á lá guerrá, ordenó el CONDE-DUQUE la
destruccÍon 'completa de los fuertes de Mora y FIi~.
Egecutado esto, pudo ya moverse el conde de
Belascoain, al frente de su division, el 13 de mayo,
marchando la vuelta de Monroyo, á fin de reconcen-
lI'aflC en sus líneas. Fuerzas carlistas de considera-




-372-
don, como que hallábanse reunidos los batallones
primero, segundo y tercero de Mora, tercero de
Tortos~, primero d.-Valencia, un cuerpo de qui'-
nienlos realistas y unos doscientos caballos, inten~
taban, no solo impedir el paso, sino golpear terri~
blemente á los de Leon en los penosos desfiladeros
que tenian que atravesar. Situados los rebeldes en
las pedregosas y altas montañas contiguas á la car-
retera llamada Valldelladres y sierra del Caballo,
érales harto fácil sorprender y batir con ventaja á
los constitucionales; pero la torpeza de aquellos,
unida al acierto con que el gefe de estos supo dic~
tar las oportunas disposiciones para la marcha, y aun
tal vez á su buena estrella, hicieron frustrar el
principal intento de los primeros, quienes al presen-
tarse en los pasos mas difíciles, muy confiados en
({ue aparecerian allí pronto los de Leon, halláronsH
con que habiaft ya pasado, quedando burlada la vi-
gilanciade sus contrarios. Siguieron estos la pista
ÍI los del conde; mas él supo con destreza atraer-
los á terreno mas ventajoso, en donde se trabó una
liza porfiadísima y sangrienta que duró desde las 6
de la mañana hasta la una, siendo el resultado de
este séTio :f empeñadQ ataque, el huir despavoridos
los carlistas y demigados por aquellos montes, no
sin drja,· antes cubierto el !melt> de cadáveres J
otros muchos trofeos. Tan señalada victoria costó á
l.con cinco muertos v treinta heridos,-La demolí~


.




-373-
ti ... "J abandollo de los fuertes estaban decretados
por los dos gefes superiores de las fuerzas belige-
rantes. El castillo de Montan fué igualmente incen-
diado y dejado á merced de los constitucionales por
la gnarnicion carlista que en él habia, ocupándole
el 18 algunas fuerzas de las que mandaba Hoyos.
El de Begis quiso resistirse, y aun sufrió treinta
horas de horrible bombardeo en el sitio que le puso
el general Aspiroz; pero habiéndose escapado, á fa-
vor de la oscuridad de la noche, el gobernador y cinco
individuos mas de los que le acompañaban en la fu-
ga, dejando siete muertos y catorce prisioneros en
la refriega que al tiempo de emprenderla entabla-
ron con los constitucionales, cuyos escuchas dieron
la voz de alarma en los puestos avanzados, rindié-
ronse á discrecion en la mañana siguiente los cien-
to diez y nueve individuos. que dejó abandonados
aquel gefe. Al ocupar la fortaleza los de Aspiroz
hallaron en ella tres cañones, cien fusiles, hasti-
mentos, municiones y otros muchos efectos de
guerra ..


Esta tocaba ya á su término, y el terrible Ca-
brera como que sentia no darla el último adios,
espada en mano, y en el campo de batalla. Cuando
desfallecido y enfermo aun, partió de Morella,
aquel caudillo, montado en una mula' para reunirse
con sus tropas que le esperaban en la carretera de
San Mateo, al llegar al alto de San Marcos, las rc-




-374-
\'istó y habló en esta sustancia: Hijos mio$, no hay
que afligirse ni desmayar: la mitad tie nuestra (utr-
za es suficiente para vencer á nuestros enemigos; ya
os he comunicado la contestacion que .he dado á Es-
pa1'lero: 'Y debeis estU1~ persuadi-dos de que vuest1'Q
general morirá á la cabeza de su ejército: yo no soy
como 'Espartero que hace la guerra con política y pe-
setas ,engañando á la nacion eSPaliola y á sus propios
soldados: con sus mañas tambien ha logrado seducir
una parte de nuestro ejército, pero no hará lo mis-
mo con nosotros que wlos somos aun bastantes para
defender nuestra causa.


Dicho esto, con lo cual á duras penas podría
conseguir Cabrera reanimar algun ta,nlo el decaido
espíritu de sus soldados, voló al instante al último
combate campal que habia ya de dirigir por sí mis-
mo en aquella guerra. Ocho batallones y doscientos
caballos eran las fuerzas que guiaba el rebelde. Las
falsas nuevas de que las provincias Vascongadas J
la Navarra habíanse otra vez sublevado, de que iban
á recibir muy pronto poderosos auxilios en fuerza
que le enviaban las potencias amigas, y otros des-
varios de este género con los cuales procuraban sus
directores y gefes embaír á aquellas gentes y apres-
tarlas el combate. mucho mas ahora, que la presen-
cia de su Mroe debia ser para ellos prenda segura
de triunfo, todo


c
contribuia á que muchos le espe-


rasen Henos de confianza. Con ella fueron á tomar




-3V5-
pOSlclon estas tropas carlistas en las altas coli-
nas próxÍmM á la Cenia, último pueblo del llano;
situado á un cuarto de legua de las formidables es-.
tancias que asegnraban la retirada á los puertos de
Beceite. Hizo Cabrera apoyar la derecha de este
cuerpo de tropas en el mismo pueblo de la Cenia,
y asistido allí y ayudado' de Arnau, gefe de valía y
crédito entre los suyos, teniendo ademas á Forca-
dell inmediato, quiso al fin tentar la suerte de sus ar-
mas, presen.tando la balalla el 20 de mayo al ~i­
larro general O-donell, que con seis bataJlones y
lres escuadrones veni~ desde U1decona en su segui-
miento. Aceptó el reto sin demora el gefe de los
constitucionales, 'ordenando á estos -del modo si-
guiente: el mando de la columna de vanguardia,
compuesta de los cazadores, fué conSado al valien-
te coronel D. Antonio Buil: en apoyo de ella iban
destinados tres batallones en masa que conducia el
marqués de las A~arillas; la caballería, gobernada
por el brigadier D. Ricardo Shelly, seguia el flanco
de los cazadores, pronta á arrojarse sobre los ter-
cios de Cabrera, si lo facilitaba el terreno. El bri-
gadier Pavía, á la cabeza de. un batallon, habia re-
cibido la 6rden de envolver la izquierda, de los Con-
trarios. El ataque de la estrema derecha fné enco-
mendado al coronel de estado mayor D. Bernardo
Cotoner. Como notase O-donell que en un elevado
alcor de los que ocupaban los contrarios habia un




-376-
grupo que aparecía ser .. 1 cstado mayor de Cabrerá
con él á su frente, dirigió la embestida á aquel pun-
to. llave maestra de su operadon. La columna d ..
vanguardia, sostenida por la caballería y por los
tres batallones del mar'l,ués. emprendió el ataque eon
admirable decision y arrojo. Los carliitas acudieron
prontamente al lugar del combate, y batallaron con
empeño y con ardor. Un fuego horroroso y bie':l SOS:-
tenido por ambas partes hizo que en breves instan-
tes se generalizase la pelea. Las tres columnas de los
constitucionales ocupaban desde el camino de ~fo­
rella hasta la carretera de San Mateo, estendiendo
su ala derecha por el camino de Vinaroz, y los car-
listas formaban desde la carreteta de llerbés por
detras de la Cenia. hasta la de la Galera. De modo
que entre los caminos de Herbés y Morella rué cn
donde se trabó este combate Denodáronse en él
los de Cabrera, dc tal suerte, que. hicieron al pron-
to retroceder á los contrarios, cuyo centro vióse
forzado á replegarse al apoyo del ala derecha por
la parte de San Mateo. Pero repuestos del susto l~s
de .o-donell, acometieron con tal tino y bravura,
que abandonando Cabrera sus estancias, despues
de verse espuesta á grandes riesgos su persona por
haberle muerto, en pocos instantes, el fuego de los
constitucionales dos caballos, logró al fin escapar.
montando el tercero, y guarecerse en las asperezas
de Bcceite. Antes de arribar á los pue~tos, quisie-




-377-
ron tO!! fugitivos t"ehacersc y molestar á sm perllt"-
guidores que los iban picando de cerca; pero O-do-
neU hizo jugar' con acierto la batería de montafía,
cuyos tiros multiplicados los alejó en breve, po..,..
niendo fin á la liza y c0ronando esta que fué una
(le las mas señaladas victorias que ofreció la última
campaña de Aragon, conseguida por el valiente r
entendido general D. Leopoldo O-doneU contra,
fuerzas superiores á las que él-guiaba, establecidas
en posiciones ventajosas, como que las habian con
anterioridad elegido, y alentadas ahora con la pre-
sencia de su principal caudillo. La batalla de la Ce-
nia, que tanta sangre costó á unos y otros comba-
tientes t con especialidad á los carlistas, ofrece de
notable la circunstancia, singnlarmente lastimosa, de
que mientras el general victorioso oia entonar los
cánticos de triunfo J ornaba sus sienes con ',ellaurel
de la gloria, vinieron á noticiarIe que en el campo
de los vencidos dejábanse oír, entre otros 'muchos
lamentos, los ayes de su hermano D. Enri9,ue, quien
habiendo abrazado desde el principio la causa de D.
Cár\os, luchaba: á muerte con el D. Leopoldo,
habiendo sacado su cuerpo acribillado de heridas
en la liza que acababa de fijar la victoria al lado de
este último. Triste egemplo de inhumana fiereza y
bárbara crueldad, el de estos hermanos, que tras-
torna y pervierte el órden de la naturaleza, contra-
riando las leyes inmutables que el dedo de Dios dic-




-378-
ia en el mundo á los hombres, y del cual, por des-.
gracia, ofrécense multiplicadas copias en las guer-
ras intestinas de los pueblos l-Será sin embargo
~onveniente advertir, -que estos y otros hermanos
O-donell, á quienes const¡mtementehase visto figu-
rar en Esp'aña en opuestas banderas politicas, no
han nacido en este suelo; sino que vinieron á él, á
h,acer la carrera de las armas, procedentes de la Ila-
cion británica.


Habiendo por fin ganado la gente de Cabrera lo!!
elevados puestos y naturales trincheras de 'Beceite,
replegáronse los de O-donell á la: Cenia, en don-
de se acantonaron por entonces en espectadon del
movimiento que ya habia emprendido el DUQUE DE
LA VICTORIA sobre MoreHa . ...,...... Vamos, pues, á cer-
rar la campaña de Aragon con el último silio y to-
ma de este que era el principal baluarte del carlis-
mo en aquellas provincias.


Mientras el general del Centro derrotaba á Ca-
brera en la Cenia, imposibililándole así para 'Venir
á acorrer la plaza que en todos tiempos fué' objeto
de su mas esquisitocelo y predilecdon, á la que era
deudor de su título, de Sll renombre y de sus glorias,
y finalmente, á lá que habia prometido, empeñando
su palabra solemne, morir antes que abandonarla,
someterse á espcrimentar con ella la misma;suerte
que la estuviese reservada en el porvenir, solícito
y diligente ESPARTERO no desaprovechaba un ins-




-379-
toot.e en su designio de frustrar de todo punta los
que abrigaba el caudillo rebelde, haciendo que SI!
rindiese, con todo su poder y todo su orgullo.
aquella fortaleza, que por no haber sido tomada en
los anteriores sitios, reputábanla los carlistas como
verdaderamente inespugnable. Es por demas .adver-
tir que el activo gefe de estos ,en el tiempo en que
estu vo la. última vez dentro de sus muros, procuró
abastarla de todo lo necesario para un asedio que
él debía creer, á lo menos, prolongadísimo, viendo
los terribles medios ,de accion que habian de em-
pIcarse en su contra, y abastionarla tambien de una
manera sólida y firme, reparando los puntos vulne-
rables que ,se hubieran notado en las esperienciall
anteríores~ El brigadier D. Pedro Beltran, mas co.:-
nocido por Peret del Riu, fué nombrado goberna-
dor de la plaza , y para el cargo de teniente rey fué
elegido el coronel de caballería D. Leandro Casti-
lla. La guarnicion de MoreHa componíanla los bata-
llones tercero y quinto de Valencia, dirigidos por
sus comandantes D. José l\firalles y D. Manuel Lis-
ter~ y el quinto de Aragon que regia D. Manuel
Gil. La fuerza de estos batallones ascendía á 1300
plazas. El quinto de Valencia rué encargado de cu-
brir el servicio de los tres fuertes esteriores: por
lo tanto el de la plaza quedó al cuidado' de 1011
otros dos, asistidos por un eSCaso número de vo.:-
luntarios realistas de Morella, que guiaba D. Agua-




-380-
tin Dina. y otros ,cuan los que procedentei de Alu ..
risa, Ejnlbe ! -demns pueblos inmediatos, conduje
allí para la defensa D. José Oliete; pero solo unos
~esenta, entre todos estos voluntarios, resistieron
el sitio; habiéndose marchado, en virtud de la liber-
tad en.que se les' dej6 de permanecer ó no en aquel
recinto, casi todos los realistas, no solo de 105 pue-
blos, sino del mismo batallon de Morella. La de-
fensa del castillo, que era la fortaleza de mas im-
portancia, estaba confiada á dos cdmpañías de mi-
ñones, gente que inspiraba una grande confianza á
Cabrera, mandadas por D. Pascual Gamundi. Quin~
ce piezas de artillería de diversos calibres corona-
ban los muros de aquellas fortalezas: dos en San
Pedro Martir, una en la Querola, tres en la plaza
del Estudio y las restantes en el castillo. Servíanlas
tres compañías de artillería, dos de á pié, manda-
das por D. Mariano Garcia y D. José Valentin de
Torres, y otra montada que gobernaba el coronel
gefe superior del cuerpo D. Luis Soler. Tres com-
pañías de zapadores, una d.é pontoneros, la brigada
especial de ingenieros, procedente de las provin-
cias del norte, dirigida por el teniente coronel co-
mante D. Juan José de Alzaga, quien tambien re-
gia el batallon de zapadores, la de la Maestranza, á
cargo del comandante de infaDteda D. Gregorio
Puelles, y finalmente, unos cuarenta cadetes de
varios cuerpos, que alternados en la tropa presta--




-381-
ron toda clase de servIcIOs con jnvenil entusiasmo,
"enjan á completar la dotacion que para su defensa
4ejó Cabrera á esta plaza.


El 19 de mayo rompió ESPARTERO el movimien-
lo sobre ella desde la Pobleta, con la fatalidad de
que al poco tiempo de emprenderle, rompiéronse
tambien las cataratas del cielo pronunciándose una
tempestad horrorosa. Esta circunstancia ohligó á
campar á las tropas, colocando la infantería sus tien-
das y situándose el DUQUE con su estadO" mayor en
la masía de las ~Iatas. La division de la Guardia, man-
dada por D. Diego Leon \ fué á ocupar la ermita de
San Marcos, distante hora y media de Morella; la
tercera division permaneció en Chiva; .la cuarta en
el Horcajo. Con una nevada que fué el asombro de
todos, amaneció el 20 de aquel mayo, cubriendo al
suelo un espesor de mas de una tercia (1). Los ri-


(1) Es notable casualidad que casi siempre que el general
I;'spartero emprendia sus operaciones militares, segun hemos
l'isto en el discurso de esta historia, había de aborrascarse, si
antes ya no lo estaba, el tiempo. El lector comprenderá que no
('.8 la preocupacion, ni m~nos ulla credulidad necia en los agü('!L
ros, cualidades muy lejanas por cierto de nuestras opiÍli~nes r
nuestras creencias, 1.0 que dicta esta observacion que' solo ha
podido arrancar á nuestra pluma el conocimiento adquirido en
fuerza de constantes'! repetidas esperiencias. Por lo demás, 3i
algo puede probar este hecho, y como tal, de ¡ndole eutera-
mente (isica y casual, todo cede eH ventaja del eaudillo victo-
rioso, (~uya gloria acrece en proporcion Ilue se aumeutaban
lambien los obstáculos qne se le oponian y que no le arre-
drabau jamás, en cUy!l número no temia contar los IDas terri-
bies. que sin duda alguna son los elementos. La eterna noche
¡je Lu.chl1~a será siempre una prueba de est~ juicio nueslrlJ.




-382-
gores del temporal abrumaban á las tropas: algunos
centinelas y varios soldados de la Guardia sucum-
ben, víctimas del hielo: la caballería y el ganado
de arrastre se acantonaron con dos batallones en los
pueblos de 'forre de Arcas. y Monróyo , quedando
el resto de la infantería con la caballería necesaria
en las tiendas. El 21 principiaron ya á escaramu-
zarse sitiadores y siti.ados: algunas guerrillas de es-
tos se tirotearon con las avanzadas de la brigada de
Durando. Un tanto abonanzado el tiempo el 22, á
pesar del viento N. O., fuerte y frio, que helaba á
las tropas, comunicó ESP1~RTERO las órdenes opor-
tunas para que la caballería, artilleda y ganado: de
tiro se hallasen al amanecer del dia siguiente en el
campamento. El conde de Belascoain recibió igual-
mente la órden de de campar al nacer el sol, guian-
do su gente en la direccion de San Pedro Mar-
tir. 'fambien se le comunicó al general Ayerbe
para que se pusiese en marcha á la misma hora
á fin d.e estar en contacto con' el resto delejér-
cito.


Apenas el arrebol de la mañana del siguiente
día 23 principiaba á iluminar las crestas de las ele-
vadas colinas- del Mas del Pou y la Pedrera, distan-
te esta media hora de Morella, cuando los carlistas
divisaron ya en ellas desde la mas alta cumbre de
sus fuerles las primeras avanzadas del ejército si-
tiador. Y era I en efecto, que las divisiones del




-383-
COMDE--DuQUE habian emprendido rápida y simnltá-
neamente la marcha en la forma indicada. Un bata-
1I0n rebelde hubo de ,aproximarse por la ,parLe de
Herva á la posicio.n de Sao Marcos, que úcupaba
la brigada. Durando., en la sazon misma cnqu e lle-
gaba á aquel punto el general en gefe;' pero car-
gado inmediatamente púr su. escolta, fué balido J
rechazado. con alguna pérdida. Apoyada por las trú-
pas de la vanguardia, la brigada de ingenierús
practicó entre dúce y una del dia, el recúnúcimien-
tú del re duelo. avanzado. de San Pedro. ~Iartir y el
de la Querúla, que estaba intermedio. de la plaza J
de aquel, en un c~rro. de escasa elevacio.n. Desde
el de la Pedrera, que dúminaba al reduelo. de- San
Pedro, disparáro.nse lo.s primero.s cañonazo.s cou-
tra esta fortaleza, entre una y dús de la tarde. A
las cuatro. habí!lse formalizado el ataque de fusile-
ría y artillería, habiendo. verificado esta mas do
quinientos disparo.s, entre lo.s cuales contáhanse
muchas granadas y o.tras municio.nes huecas, halas
de.á 12 y~de á .16. Mas habiendo notado ESPARTERO.
que la larga distancia que mediaba entre las hate-
rías de la Pedrera y el fuerte atacado hacia inefica-
ces Jo.s tiro.s de lús sitiadores, mandó cúnstruir
aqnella noche otra batería en la falda de la misma
montaña en que insistia el reducto hústilizadú, á un
tiro. de pistúla de sus troneraS., En púcas húras -<lió
por terminada esta operacion el activo. general




-384-
Cortinez, á pesar de los repetidos disparos de me-
tralla con que la artillería del fuerte procuró in-
quietar. causando alguna pérdida, á los trabajado-
res. La posicion que respectivamente ocupaban
aquella noche las tropas del cerco era esta: la pri-
mera division y la brigada de vangnardia acampa-
ron á la izquierda del fuerte: la tercera division
apoyando su izquierda en el Mas de Palan y la de-
recha en el de la Robrera: la segunda brigada á reta-
guardia en la falda de San Isidro. Las compañías de
cazadores de Mallorca y Borbon avanzaron en guer-
rillas á las cercanías del· fuerte de San Pedro.
Dos compañías del tercero de V I!lencia eran la fuer-
za carlista que tan hostigada se veia por aquellali
otras y por las baterías del asedio: y á pesar de e~­
to, y de que los cazadores de ESPARTERO se apro-
ximaban hasta medio tiro de fusil d.el redncto, si 11
arredrarse ante el imponente aspecto del ejército
sitiador, el gobernador de los sitiados, D. Peiro
Camps, dispuso una salida que egecutó con admira-
ble arrojo su segundo, el coronel D. José Arnalet,
con la mitad de la guarnicion del fuerte, logrando
al pronto rechazar á los tiradores del DUQUE y res-
tablecer las comunicaciones con la plaza y la Que-
rola, interceptadas ya por las tropas del cerco.


Concluida y artillada otra batería de brecha al
promediar el día 24" tanto esta como las rodadas J
la de cañODCIi de á 16 rompieron lIn fuego vivÍsimo




-385-
eontra el fuerte, al cual combatia lambien con te-
son la fti.silería, estrechando cada vez mas lacir-
cunferencia en todas direcciones. Este fuegointen-


,&0 y arrasador era eficazmente con tes lado por los
defensores, quienes confiados en el auxilio que en
'fano esperaban' aeCabrera; habian tomado una
enérgica resolucion. Cuanto mas se prolongaba ]a
resistencia de estos, mas crecia, segun era nalural,
la impaciencia y zozobra del general ESPARTERO
por haeerse dueño de una fortaleza-, que no era sino
un escalo n para emprender des pues la adquisicion
de otras de mayor importancia, las cuales, todas
juntas, era imposible que resistieran l)or' mucho
tiempo los cólosales medios de accion que contra
ellas dirigia el CONDE-DuQUE. Por eso en la madru-
~ada del 25 dispuso este, a fin de acallar su propia
inquietud, que los sitiadores redoblasen sus esfuer-
zos contra el reducto. El cañon y el fusil de unos J
otros parecian formar desde aquel instante un solo
estruendo nunca interrumpido. Entonces el coman-
dante de batallo n D. José Fulgosio, procedente del
convenio de Vergara, á la cabeza de algunos centena-
res de soldados, tambien convenidos, cometió el ar-
rojo de avanzar y colocarse' bajo de los fuegos de ]a
fortaleza, en un escarpado cercano al foso, yen áni-


, mo al parecer de verifiear el asalto; pero no juz-
,ando prudente sin duda arrostrar. los peligros dt~
aquella determinadon, intentó desde alli entrar en


TUl!. 111.




-386-
habla, como así lo hizo, con el gobernador car-
lista, á quien bajo la fé de antiguos camaradas y ami-
gos ofreció buen pasage para él y la guarnicion si se
rendian. Alento Camps á las circunstancias difíciles,
peligrosas y·comprometidas en que se hallaba ; com-
balido por un enemigo formidable, que no . daba
muestras de ciar en su ,empresa; súfriendo todos tos
rigores de un sitio despiadado y cruel; escasóen


'medios. menguado como estaba ya el fuerle en mu-
'niciones, especialmente granadas (que tal y tan nu-
ú-ido fuego sostuvo la fortaleza en los pocos días
que llevaba de asedit)); sin esperanza de próximo
auxilio; sin mas recurso que la rendicion 6 el ven-:-
cimiento, intent6 aun, despucs de t)ir las palabras
coociliadoras de Fulgosio, enlabIar negociaciones


'ct)n It)s constitucionales, proponiendo que se per-
mitiera á los suyos, si querian, tomar las armas á
favor de la reina, ó que se les diese pase si rehu-
saban abrazar esta bandera. Tales proposiciones
fueron trasmitidas por Fulgosio, al general ESPAR-
TERO " quien lejos de admitirlas, di6 órdenes seve-
ras para que empezaran-de nuevo y con mayor in-
tensidad, si era posible, los fuegos. Pwsiguieron


, estos causando en las obras y en la guarniciondal
fuerte tal destrozo, que los sitia(losviéronse por
fin oblig'ados á remlirse á discrecion ,pasando á la
clase de prisioneros, para ser conducidos inmediata-
mente á Zaragoza, el gobernador y doscientos se-




...:..387-
senta y cuatro individuos de tropa,. trece .oficiales J
un capellan, que fuerl)n los que salvaron la ,·ida el!
tan terrible acometimiento:-Dominado el reduclO
ú fortin de la Querola por el de San Pedro Martir,
distante de él medio tit'O j era harto fácil á los consti-
tucionales, establecidos ya en el segundo, obligar á
rendirse á la guarnicion de aquel. La de la plaza que
notó esto mismo, queriendo salvar á sus compañe-
ros, hizo salir Un balallon para que protegiese la re-
tirada de estos, quienes habian restello, segun era
consiguiente, evacuar aquel punto insostenible. Pe-
ro cargado este batallon por tres de los que forma~
ban la primera línea de los sitiadores y por;; d(!s
mitades tie la escolla de ESPARTJmo, emprendió W':~.- .
cipitadamente la fuga y eocerr6sedentrode los ma-
ros que habia dejado momentos antes,' nO sip. háb~r
esperirnenlado alguna pérdida, en muertos y prisio-
neros, ocasionada por la embestida de las huestes
contrarias. Seguidamente ocuparon estas el men-
cionado fuerte de la Querola, cuya gQarnicion 10-
gl:ó al fin, tomando parte en la escaramuza de sus
protectores, evadirse con estos y ocultars,ee~ ,la


. plaza.
Solo esta con su celebérrimo y formidable castillo


restaban ya por tomar. á las tropas delCoNDE-DuQuE.
El desaliento yel pavor íbanse apoderando de algq-
nos de aquellos valientes defensores, que no era po-
sible se hiciesen por mas tiempo ilu.siones acerca de




-~88-
su verdadera y triste situacion, eercados como es-
taban por un ejército respetable. aguerrido Y victo.,;
doso I sin positiva esperanza de ser socorridos, y
reducidos ya y atrincherados en aquel único, si
bien era el mas terrible, baluarte que aun conserva-
ba el carlismo en estas provineias. Muchus de los si-
tiados poseidos de la mayor de fianza , descolgábanse
de las murallas para buscar la seguridad en la fuga
ó para pasarse al campo de los sitiadores. Entre los
que adoptaron Ta última determinacion contáronse
dos coroneles á quienes Cabrera habia encomenda-
do puntos de la mas alta importancia para]a defen-
sa de la plaza, y que prevalidos de la confianza que
hizo de eUos tambien el gobernador, hiciéronle
f-raicion en la tarde del 25, abandonando sus desti-
nos y trasladándose al cuartel general del DUQuE, á
quién dieron minuciosa cuenta del estado de las
fortificaciones, á fin de que pudieran así los sitiado-
res dirigi .. sus ataques á Jos puutos mas débiles y
nUneratiles, cOmO en efecto lo egacutaron. En es-
t8 mismo dia el castillo hizo varios disparos, ma,
sin que ocasionasen daño alguno. Las tropas del
('.erco variaron sus campamentos, situándose el
cuartel general con la brigada de vanguardia en la
altura dela Pedrera, la primera dh:ision á la iz-
quierda y ]a tercera en ]a falda de la muelá de San
Pedro. permaneciendo en San Mar{;os la brigada


. J)ufando. Tre!tba~"lIoMs, uno de la vanguilrdi ... J




-389-
los otros dos de las divisiones segunda y tercera, ii~
tuáronse á las inmediaciones del fuerte de la Que-
rola, destinados á proteger los trabajos á que ha-
bian de dar pdncipio los ingenieros. Consistían es-
tos trabajos en la construccion de dos baterías, una
de cañones y otra de morteros, á derecha é izquierda
de aquel reducto, las cuale~ quedaron concluidas
en tuda \a noche ,del 25.


Al despuntar del alba, el siguiente dia 26, rompió
ul1 fuego vivísimo y bien dirigido tóda la numerosa
artillrría del cerco, contra la plaza y el castillo á
la vez, logrando los morteros incendiar algunos
edificios. La fortaleza principal contestó, pero sin
que 'los frecuentes disparos de sus cañones produ-
gesen daño alguno en las tropas del sitio. Grande
era la consternación que reinaba en los de la plaza
al oir el estruendo horroroso de un bombardeo tan
continuado y nutrido, que no les permitia enten-
derse siquiera, ni. aun gritando con el mayor es-
fuerzo. Nadie podia allí sustraerse á la furia arrasa-
dora de los proyectiles, que á manera de gl'anizo
descendian para cuhrir aquel recinto de desolacion
y dé ruinas. A.lgunos fraBes recorrian las' c:alles
alentando y haciendo revivir el entU:gi~smo en los
soldados. Estos, en vil·tud de una gratificacion que
recibian, arrancaban la espoleta á muchas bombas y
granadas, desafiando osados á la 'muerte, á punto
de celebrar con bromas, danza y algazara' el des-




-390-
censo de aquellos mortíferos instrumentos, que de-
signaban con el nombre de grullas (1), y que con fre-·
cuencia producian su esterminio. Los gefes prohi-
hiéronles al fin tal b~ladronada.


No era posible que estos viesen con indifeI'encia
ócon descuido l.os grandes .estrpgos que en la ciu-
dad hacia la artillería ~nemiga, señaladamente los
proyectiles de esplosion que incendiaban multitud
decasas, habiéndose verificado perecer en una· sola
de eJlas quince personas: por cuya razon el co-
mandante de ingenieros Alzaga, de acuerdo CDn la
junta de inspeccion ó consej.o de guerra de la plaza
y con el gefe del distrit.o. ad.opt6 una medida muy
pr.opia paramin.orar l.os males causad.os por los ac.o-
meted.ores, cual fué guarecer el caseri.o que daba
frente á la línea de ataque, eslableciend.o al efecto
anle ,él y á distancia de diez y seis á diez y .ocho va-
ras de la muralla, una segunda línea de retrinchera-
m.iell~os de d.oble zapa, reforzadosademas con un te1'-.
raplen cubiertDde malezas y t.od.o género de .obstácu-
lDS. L.ossitiad.ores intentarDn impedir estas obras
por medio de un cañoneo tan incesante y aterrador.
que n.o habia .m.omento en que no ,,"olasen por los
aires och.o· údiez bombas de á U pulgadas 6 grana-


(t).Las grullas llamaban los carlistas de Morella á la5
bombas que les arrujó el ejército sitiador, á causa de la simu-
lacion que atribuyeron al4)straño zumbido que producian sus
asillas al ser agitadas en el aire. Estas bombas eran de cons-
\ruccion inglesa.




-391-
das reales que iban dirigidas al punto en que se ma-
niobraba para establecer la nueva forliñc¡tci()Q ;p~ro
á pesar de esto y de esperimentar en consecuencia
algunas bajas las eompailías de zapadores, en la ma-
ñana del 27 ya estaba casi del todo terminada la obra,
yen disposicion la nu.eva trinchera de I;ubrir con
buen éxito elservicio al cual estaba destinada. En
aqu.eUa noche .artillaron los sitiadores la batería de:
brecha con ocho piezas de á 16; Y con objeto de
circunvalar la plaza, la primera division eslendió su
ala izquierda, concurriendo tambien la cuarta con
cinco batallones desde Cinclorres á las opcraci<?nes
del sitio, tomando posicion en la altura llamada el
ba:1eon de MoreHa.


En los dos dias siguientes 21 y 28 prosiguió com-
batida la plaza por aquellas innumerables bocas de.
fuego que la circuian y que vomitaban el terror y
el espanto en su reciuto. El primero de estos días la
batería de la derecha del reducto llamado la~ue­
rola jugó con el mejor éxito contra el castillo. La de
morteros endere~ó sus fueg{)s contra este y la pla-
za, causando considerable da.iío en el primero. De...,.
Jante de la Qllerola rué colocada otra balería de á 24.
Al amanecer del 28 rompió el fuego la batería. de
á 16, Y á las doce se le agregaron dgs piezas de á 24 .
que dirigieron sus disparos á la principal fortaleza.
La baterlade á 24. compuesta de cinco piezas, los
encaminaba al mismo punto: la de morteros lo ha-




-392-
da,' con siete.á la plan • y con tres al castillo. A la
i!quierda . de esta última batería colocóse otra de
obÍlses de á 7 que al inslante empezó á jugar contra
la plaza. Entre tanto, esta Jaquel respondian con
fie~eza á la constancia y teson con que eran comba-
tidos, multiplicando tambien sus fuegos segun que
los.veián aumentar á c3da instante ea los del cerco.
Porfiada y sangrienta liza esta de lloreUa!' .. Nada
es comparable á ese horror perseverante que osten-
taban allí unos y otros contendores, empeñados es-
tos en posar su planta atrevida en la última y mas
formidable trinchera del carlismo, obstinados aque-
llos en no soltar la prenda mas estimable que aun les
restaba sin dejar antes escarmentado él valor de
sns -contrarios! Eran los postreros esfuerzos de una
causa desesperada y moribunda ... el vivo y siniestro
resplandor que producen las últimas llamaradas de
una bujía que se consume por instantes ... los postrí--
mero~la-mentos, la agonía de un enfermo que mues-
tra horror al despedirse de la ,-ida ... la lucha en fin de
esta: con la muerte !. ... -Tales:se presentan á nues-.-
tra vista la espugnacion tel'rible de los constitucio-'
nales y la ahincada propulsa de los carlistas en el ba-
luarte famoso y en la célebre plata de lUoreIla.


Solícito el DUQUE DE LA ViCTORIA, Y afanoso
por terminar lo mas antes posible su enojosa ta-
rea, queíbase ya haciendo harto pesada en fuer-
za de la resistencia tenacisima que oponian 10i ¡i-




-393-
" liados, ocurria sin cesar á todas partes' y hallá-


bass cm todos los puutos que ofrecian mayor in-
teres en el cerco, á fin de activar la operacion
evitando á unos y á otros mayores J mas bor-'
rendos estragos. En la mañana del 29, cuando ya
habían sido lanzados sobre el castillo y la plaza mal
de siete mill'Toyecliles, sin que á pesar de esto die-
1Ien16s sitiados señal alguna de rendimiento, redo-
blárcinse de nuevo los fuegos de los sitiadores en
todas las batcrias, dirigiéndolos principalmente al
5egund~ recinto del castillo, logrando derribar dos
de sus principales torreones y desmoronar gr.an
parte de sus',muros. Pero un suceso horrible vino
á aar nuevo aspecto, mas lastimoso aun, á aquel
cuadro de espanto y de desdichas. Una bomba, de
las infinitas que con tanto acierto dirigían al casti-
llo sus' contrarios, fué á caer sobre el depósito
principal de municiones, produciéndose una detona-
cion horrorosa que hizo volar el edificio y con él
una cantidad considerable de granadas y bombas
cargadas que habiéndose inflamado, segun era con..;;
siguiente" aumentaron los efectos del daño. Milla-
res de arrobas de pólvora, mas de 80,000 cartu-
chos é inlinitasmuniciones de todo género que ha-
bia en aquel repuesto, contribuyeron en gran ma- I
net'a á dar un aspecto pavoroso y aterrador al cua-
dro que presentaban la poblaeion J el fuerte en 1011
inlltantes angustiosos J borriblemente trá¡icOi en




--39f-- .
que tuvo lugar esta espantQsa catástrofe. Enormes
pedruscos y escQmbros de muchQs quintales de pe-
SQ, que momentos antes formaban parte de un edi-,
ficio sólido y bien construido, desprendiéronse ins- '
tantálleamenle _para ser lanzados con fuerte impul-
sionsobl'e la plaza, cuyas casas eran desplomadas,
y cuyas ~alles retemblaban al inesperado golpe de
estos nuevos y estraños proyectiles. El coronelgefe
de la artillería, D. Luis Soler, que se hallaba jun-
to al almacen que sufrió la esplosion, el guardian
de San Francisco, que habia contemplado aquel lu-
gar muy propio para refugio, y olras cincuenta
personas mas entre gefes y oficiales, tropa, y pai-
sanQS, que abandQnando la ciudad habian preferido
el castillo para sufrir el asedio, perecieron allívic-


,timas del incendio y de la accion tremenda y abru-
madora de tantas moles como se desprendieron so-
bre las cabezas de aquellos infelices. Espectácnlo
horrendo, nefasto, cruel. desgarrador, el que'
ofrecia á la vista y á la contemplacion de los que
~obre vivieron la presencia de tanto estragQ, tanto
fuego, tanta víctima. tantos' ayes, tantos y tan sen-
tidos lamentos, tantas escenas de dolor y de sangre,
comQ se reprQducian sin cesar en aquellos instantes
fatales dentro de aquel recinto, cual si no basta--
se para hacer de él un teatro de espanto y de hO'r-
rores el incalculable destroZ'O que directamente oca-
sionaba,el nunca interrumpido cañoneo del asedio.




-395-
Sucesos de esta naturaleza influyen siempre , no


solo física sino moralmente, en las personas que han
esperimentado ú presenciado sus efectos. FáCil es
por lo tanto presumir cuán aterrados quedarian
los habitantes y los soldados que guarnecian á ~fo­
rella, despues ;del acontecimiento que acabamos do
describir. La desmoralizadon mas'completa se apo-
deró ya desde entonces del ánimo de los defensores,
relajándose todos los vínculos de la subordinacion y
la disciplina, y remplazando al cntusi~smo la indi-
ferencia mas estúpida ó el mayor abatimiento. La
certerÍa en los tiros de los sitiadores aturdíale's tam-
hien cada vez mas. Viendo estos que en la torre de
la iglesia mayor estaba un vigía, encargado de mar_o
car con las campanas lashombas que ihan .encami-
nadas ála plaza, tuvieron la fortuna de dirigir una
de tal suerte, que penetrando por las troneras de la
torre cayó dentro, pero sin ocasionar daño alguno
al vigía (que era el sacristan de la parroquia} , el
cual no obstante, quedó, como era natural, sobre-'
saltado, y bajando la escalera con gran prisa fuéá
unirse á la multitud de gentes que habia en la igle-
sia, considerada allí como un punto seguro contra
las bombas. Sin embargo.', 'como los sitiadores no-
tasen que el vigía hahiadesaparecido de la torre,
pues que él se negó des pues ya á proSeguir pres.,..
tandouu tan penoso servicio, prevenidos del aoer';'
to, reiterafon sus disparos en la misma rurection,la·




-396-
¡rando introducir otra bomba por la ventana que
forma. el camarin de la vírgen de los Angeles, lo cual
produjo, c·omo era consiguiente, el .mas grande
asombro y terror en las innumerables gentes que
estaban en la iglesia, las cuales despavoridas se
apresuraron á evacuarla. Esta bomba que reventó
en medio del templo, des pues de pasar por detras de
la imágen de la "Vírgen sin tocarla (circunstancia
que los earlistas re.putaron por milagro). no produjo
sin embargo mas daño que la muerte de un herido y
la del físico que le estaba en aquella sazon curando.


Era, con efecto, tan asombrosa la certería de los
acometedores, que por dos veces . llegaron á derri-
bar el asta de la bandera que ostentaba el castillo con
bala rasa. Otro de estos temi.bles proyectiles se llevó
la cabeza de un artillero carlista, al tiempo de descu-
brirla para dar fuego á la pieza que estaba, el desdi-
chado, sirviendo. Otras muchas balas iban á dar en
la peña sobre la cual está fundada la fortaleza, y ha-
c~endo saltar grandes lascas, enormes cantos de du-
rísima roca, esparcíanlos. por los aires ,yendo con
frecuencia á herir y aun matar á los que en vano in-
tentaban guarecerse en parte alguna. La altivez de
los defensores de Morella yeíase, pues, ya conver-
tida en pasmoso caimiento. Los constitucionales iban
á recoger el anhelado fruto de sus perseverantes es-
fuerzos. La plaza lo mismo que el fuerte habian Jlre~
cisamente dé rendirle. No habiá indicios, ni aun b




-397-
mas remota esperanza, de que Cabrera apareeiese en
su auxilio; y ante el poder colosal de las huestes del
CONDE-DUQUE, no quedaba otro remedio que la fu-
ga Ó el rendimiento. Conociéronlo así los carlistas y
deliberaron sobre ello en un consejo que se celebró
en la noche del 29,' al cual asistieron e'l goberna-
dor, el teniente-rey y demas gefes de distrito , re-
solviendo al fin abandonar la plaza favorecidos 'por
la lobreguez de la misma noche.


Una vez acordada esta resolucion, ordenó al
punto el gobernador que solo la guarnicion de la
plaza vcritlcasc la salida, continuando empero en su
destino los miñones que defendian el castillo, y dis-
poniendo al efecto, que todas las tropas que compo-
nían la referida guarnicion se reuniesen al toque de
la retreta en la plaza del Estudio, para desde aqui
emprender rápidamente ]a marcha. Pero siendo los
habitantes todos de esta ciudad de Morella tan adic-
tos. y hallándose tan fuertemente comprometidos
por ]a causa carlista, era grande el temor que ellos
tenian á los constitucionales, y no fué posible al
gobernador verificar la salida solo con las tropas:
antes bien, al mismo tiempo que estas se reunian
,en la plaza, aparQcian aHí infinitas familias de par-
ticulares y empleados, como tambienvarios clérigos,
frailes y monjas de los conventos que todavía se
conservaban en la pohlacion, quienes, rodeados del
equipaje mas nuceslll'io y de los ohjetds mas prt'-







-398-
ciosos que'pudieron recoger en sus casas, dispustt>-
'.ron los bagages que permitían las circnnstancias , y
estaban dispuestos á partir y sufrir la suerte de los
que abandonaban la ciúdad. En vano observó'eI go-
bernador el gran peligro á qué todos se esponían
con aquella imprudencia, y lo comprometidas que
iban. tambien las tropas con tales. obstáculos y em-
ba~azos~ La muchedumbre habia ya formado igual-
mente su resolucion, y no era dado á nadie el re-
vocarla. Todo éra preferible para ellos á la presen-
cia de sus enemigos dentro de sus hog'ares. Tan
equivocada idea lenian estas gentes del proceder d('
las tropas leales en los ..pueblos que conquistaban ó
que se las mostraban rendidos. Nada mas triste y
lastimoso que el cuadro que presentaba en esta oca-
sion la plaza del Estudio" abigarrada de gentes de
matices tan diversos, hombres, mugeres, niños,
ancianos, sacerdotes. monjas, todos mezclados en-
tre la tropa, ó confundidos entre los bagages, la- .
mentando por lo bajo la suerte infáusta que les es-
peraba, y clamando, sin embargo; por :ahandonar
aquellos muros, .testigos para eUos de tantas des-
gracias. Estos ayes, este movimiento sordo ú sigi-
loso. esta confusion, estos altercados habidos tam-
bien á media voz en medio de la caliginidad y eL
silencio de la noche, daban un aspecto tristísimo
á aquel valle de lágrimas y de miseria que vc-
l~ia á representar entonces la plaza de1 Estudió.




-399-
IIAdelante. pueg, si no hay otro remedio ,.l) dijo


al fin condescendiendo á lanta súplica el goberna-
dor, visto que no le era posible recavar de. ellos una
determinacion contraria á la que estaban resueltos
á efectuar á todo trance: y un tanto avanzada ya la
noche, emprendió sigilosamente la marcha la guar-
nicion de Morella (dejando solo en la plaza una es-
casísima fuerla, compuesta en su mayor 'parte de
quintos), seguida de aquella tríbu numerosa, erran-
te y desdichada, que tantos males. estaba destinada
á sufrir en aquella terrible noche, y tantos, habia
de ocasionar tamhien á los carlistas armados. El ór-
den en que se dispusieron eslos y aquellos para ve-
rificar.la arriesgadísima y misteriosa fuga era el que
sigue: ihan á vanguardia las compañías' de preferen-
cia del quinto de Aragon y tercero de ValencÍa con
el gobernador á su frente, franqueando el paso: los
dos batallones tercero y quinto de Valencia seguian
formando la cabeza de la columna: el centro com-
ponianle Jos empleados de )a hacienda militar con
sus respectivas familias, aquella muchedumbre de
particulares con sus innumerables equipages,la
plana mayor y los artilleros: finalmente la retaguar-
dia cubríanla el quinto de' 'Aragon, los zapadores,
ingenieros, algunos artilleros mas y oficiales agre-
gados. Imposible era que- una carabana de esta es-
pecie lograse buen éxito en la fuga, al traves do
UD ejército numeroso que tenia ya en esta saz~n




-400-
ms líneaa muy estrechadas y casi tocando á la
plaza.


En efecto, no bienhabian salido de ella los fu-
gitivos, cuando apercibidos del hecho los infinitos
escuchas que _tenian las tropas de ESPAIlTSRO, y pre-
venidas estas en virtud de aviso que con anlclacion
bubo de 'recibir el CONDE-DuQUE por conducto de
un capitan escapado en aquella misma noche del
castillo, dejáronse oir fuertes y repetidas descargas
que á quema-ropa eran dirigidas, primero á la van-


o guardia. despues á todo el grupo de aquellos infe-
lices, por un batallon que estaba situado en acecho
en un cerro próximo al campo-santo de MoreHa.
Aquí rué en donde llegó á conocerse cuánto tenia
de peligroso y estremadamente arriesgado la impru-
dencia cometida por los paisanos y por la autoridad
que les otorgó un permiso que habia de acarrear á
todos tan fatales consecuencias. N o es posible deli-
near el cuadro. espantoso y horrendo que ofrecian
en. tales boras y en tal disposicioll aquellos desgra-


o ciados. El fuego morlifero de los constitucionales
causaba indefinibles estragos en aquellas masas in-
formes y mal coordinadas, que sirviendo de grande
embarazo y estorbo. para la defensa, solo eran pro-
pias para cebarse en ellas el plomo de los contrarios.
El aturdimiento acrecentaba la confusion y. el de-
sórden, J estos hacian mayor y mas acerbo el infor-
tnni~. En breve tiempo aquel campo era ya un lagf}




-=4.0i-
de sangre. La muerte llegó á fijar &u domInio trágieo
y pavoroso en aqueÍlos tretnendos lugares. Las vÍC-
timas:multiplicábansesin cesar: un instante solo has- '
taba párala completadefuncion' de toda una familia.
Allí el esposo sentia caet·Íl. su lado el yerto cadáver
de la que era mitad de Sll I:lKlstenCÍa, que lé daba el
último' «adioS.) e'ibalándoun amargó suspiro! lá ma-
dre dolorida,ábi~máda 'de terror y angustia ,~ia,
al siniestro resplandor de los fogouazos, arrancar de-
Sllseno al hijo idóTa:trado que le arrebató unaba-
la homicida, ' sin' dar tiempo para despedirse de él
siquiera: el hermano, ~eíase momentáneamentepri-
vado de Su hermano; el amigo, de aquel de quien él
éra tambien objeto de acendrada amistad. El do-
lor intensti de los que sóbrevivian, solo venia á en--,
C()Dtrar remedio en la' niúerte: y esta prodigában'-
la de. tal manera los enemigos, que á veces aho-
gaba en su cuna inisma el sentimiento.


Acosados tan terriblem~nte por los sitiadores,
(orren muchos de aquellos infortunados á ·buscar
otra vez amparo y refugio en la plaza; pero es va-
no su intento! qu~ 'cerradas l~s' puertas de, la ciu-
dad por los'qu~ e~eUa habían quedado, 'y no per-
mitiendo á estos la oscuridad de la noche distinguir
si eran llmigos6enemigos los que tenian junto al
muro y ,pretendian fl;anquearle 'ansiosos bus~ando
entrada en la poblaciori', en vez' de facilitáneJ'a,
llevados tambien de 'unk' fatal perlurbacion de áñi-


TOM. lH, 26




-402-
ruo, los quintos qne. como hemos dicho, quedaron
de deftl .. spres, emprendieron á tiros y á . arrojar
granadas de mano desde las murallas á sus mismos
compañeros ,cau,sando en ellos un d.estrozo horri-
ble. Tambien lp¡¡ r~gos del castillo los combaten,
dirigiendQ sobre todo repelidos cañonazos ála puer-
ta del Est-QdiQ , que era el punto en dO!lde princi-
palmeQ,te se agrupabau, los infelices •. refluiri.endo
el paso. Víctimas de tanto y tan espantoso hostiga-
miento, recibiendo la muerte por do quier ... de las
murallas de la ciudad, de los empinados torreones
del castillo y del campo de los sitiadores, los des-
"enturados fugitivos de Morella luchaban en: vano
por sal~ar ]a vida que veiau amenazada en lodas
partesl $,amejantes á una nave que agitada por las
olas en medio de una gran borraSca, sucumbe al fin
y rola en cien pedazos. vagan estos y flotan á mer-
ced de los. vientos sobre la erizada superficie de
MIne 1 mar embravecido, estrj,!llándose mil veces
contra la inex.orable dureza de las rocjl.s, ~oscarlistas
de MoreUa despues de estrellarse tAmhien en sus
muros y de verse rechazados por la dura é implaca-
ble fiereza de sus descreídos camaradas, deshechos
en varios grupos vagaban, sin guia ni direccÍon, al
impulso violento de encontrados fuegos. En tan la-
mentable y desastrosa situacion, ocurrió á muchos
de ellos ir á acogerse al puente levadizo del foso,
único lugar cnque estaban al abrigo de aquella




-403-
lluvia ,le balas; mas como el número de gentes ira
tan- escesi vo, cargaron tantas sobre él, qneá po-
Cos minutos se hundió el puente con estrépito, vi-'
niendo esta catástrofe á aumentar los horrores de
aquella inaudita y sin igual tragedia.-La imagina-
cion que avanza siempre en sus ficciones, J que en
sus creaciones fantásticas acrece portentosamente la
realidad de los hechos, no basta sin embargo para
dar una idea cabal y exacta de este espectáculo tan
t~rrible; .. tan atroz! Centenares de víctimas exha-
lan allí el postrer aliento, ahogadas las unas en el
foso, destrozados los miemhros de las otras al tre-
mendo crugir del hierro y los escombros! Otros
muchos desgraciados que llegan huyendo del plomo
abrasador á buscar el mismo asilo funesto, ageno!.
de lo que pasaba y engañados por la oscuridad, van
eorriendo de tropel y se precipitan, en la mayor
confusion, dentro del foso donde yacen sus compa-
fieros para aumentar el número de cadáveres. Acer-
bados estos en aquella horrible fosa sepulcral, en
donde u n agudo lamento, un ¡ay! tristísimo, esca-
pado de vez en cuando á las víctimas allí hacinadas,
como síntoma fatídico de algunos restos de vida,
hacia aun mas aterradora la presencia de la muer-
te, permitian ya paso franco á los últimos que V(l-
nian huyendo y se deslizaban aturdidos sobre los
mutilados é inanimados cuerpos de sus padres, tal
vez, y de sus d~uJos l .•• Así vino á servir de puen-




-404-
te á tos quesobreviviim la espantosa pírámi'de que
formaban aglomerados los infinitos cadáveres de
los que allí habian sucumbido 1 Escena lúgubre, do-
lorosa y sangrienta! atroz carnicería! matanza
horrible!. .... La imaginadon re'troceda poseída de
espanto h ... el sentimiento, á vista de tanta acerbi-
dad, tambien sucumbe y desfallece!. .• la razon, en
fin, ·se subleva contra una tan funesta aberracion
de las humanas pasiones!! ... Hé aquí un retrato fiel
de las guerras civiles! fruto amargo del fanatismo
y la ignorancia, de la ambicio n y la codicia, dotel
que constituyen el patrimonio de todas las naciones
que no gozan de un buen gobierno.


D.espues de algunas horas, tan penosamente
transcurridas, reconociendo por fin los de adentro
la voz amiga de sus compañeros en la de mucholl
gefes que intrépidos se acercaban·á la muralla gri-
tando: ¡no hagais fuego, por Dios! i que todos som8S
'Unos r i somos vuestros camaradas! cerciorados, auD.-
que tarde, de esta verdad, á beneficio de unos me-
~hones decañamo en los cuales envolvían broza se-
ca y arrojábanlos encendidos desde la muralla para
salir de tan terrible duda, los defensores abrieron
a.l cabo las puertas, proveyendo ademas de escalas
á aquellos desdichados para acelerar la entrada.
que verificaron presurosos, no sin sufrir todavia en
estos últimos pasos algunos cañonaZos del castillo,
eu donde jU7.iaron quo era un asalto iuteulado por




-405-
Jos sitiadores.-Estos, ademas del considerabl.enú\i-
mero de muertos. que, en union con los del castillo
yla plaza, ocasionaron á los fugitivos desdf! las es-
tancias en que se habian apostado pára rechazarla
¡alida, cogiéronles mas de quinientos prisioneros y
¡ranporcion dé equipages :rá uo haher sidó~ por
la grande oscurid~d de la noche y la incertidúmbr~
de lo que pasaba, hubieran podido avanzar y apo.-
derarse de la· ciudad en aquellos criticos instanMS;
aprovechando la confnsiO'n y el desaliento que rei-
naba entre los sitiados. !El gobernador de Moren~
y parte de las compaiíías ,de cazadores que iban con
éLá vanguardia, salváronse atravesando con estre...;.
mado;,arrojo el campamento del DUQCE despues de
arrostrar los mayores d-asgos;


Tal fué el éxito que obtuvo la temeraria é ¡m ...
premeditada fuga de la gual'nicion y gran parte del
pueblo de Morella. Nótase aqui sobre todo la falta
de preTi~ion de estas gentes, que debieroff tener
muy en cuenta el suceso acaecido, de empécharles
la huida las tropas sitiadoras, para dejar las preve'ti.;.
cioues oportunas en la plaza, no fuera que al vol.-
ver pies atrás hallasen, Como hallaron, . defparte de
Jos de adentro tan áspera repulsa. En todas las re-
tiradas es forzoso, y ley de. guerra, el prever estos
casos que son muy natul'~les y aun Comunes. Mas
es que elatolondramiénto y. la ligereza .presi"dieron
á tod os los actos 00 los sitiados, desde el momento




-406-
en que, perdida toda esperanza I veíanse á merced.
de los sitiadores si no buscaban su salvacion en la
fuga. Pero buscár0n.1a tan en vano, que lejos de
encontrarla solo sirvió como se ha visto pata acrc-
centarmas sus infortunios.


Ráfúgiados ya en la plaza :los fugitivos, Ó 108
pocos que restaban convida despues de tantas ca7'
tástrofes, ocupábanse ,Unos en salir al foso y reco- .
ger los moribundos que tendidos en aquel suelo avi.
saban de su existencia angustiosísim'á con el pavo-
roso acenI0 del dolor, trasladándolos á la ciudad, la
cual se halló convertida en un grande hospital á los
pocos instRntes, mientras los otros se dedicaron' á
escogitar los medios de salvacion ó de impedir una
completa y tolal ruina. El comun interés dictó bieo
pronto las medidas oportunas. Aquella misma no-
che se celebró un consejo de guerra en el cual se
resolvió nombrar gobernador accidental de la pla.-
za. en remplazo del propietario que juzgaron
eIltoneas muerto, al teniente rey, coronel de ca-
ballería D,. Leandro Castilla, quien habiendo ser-
vido al lado de ESPARTERO en América, parecia el
mas á propósito para entablar negociaciones con
él, segun era ya absolutamente necesari.o en tan
terrible apuro. y segun así se acordó tambien
en el mencionado consejo.-En consecuencia de
esto. humillada ya la altivez de los valientes defen-
sores de Morella hasta el estremo, tan sensible par.




-407-
ellos, de pedir capitulacion, I'úsolo por obra el don
I.eandro, á nombre de la guarnicion, dirigiendo al
CONDB~J)UQUE las' cómunicaciones que sigu.m:


. «Excmo. Sr.: De&eándo evitar los rnáles que
son consiguientes á esta desastrosa guerrti'," y las
molestias' que debe causar á V. E el campámento


, del digno cuartel general dé V. E., espero quesll
generosidad se dignará conceder á la guarnicion de
esta plaza las capitulaciones que designan los arti-
culos del adjunto papel que tengo el honor de ele:'"
ur á las superiores manos de V. E., esperando al
mismo tiempo que interin se rátifican las capitula-
ciones, se dignará mandar se suspenda toda hostili-
dad contra esta plata', y al mismo tiempo'el que las
tropas avanzadas del ejército de V. E. permanez-
can en las posiciones que ocupan en estos mo-
mentos.»


«Dios guarde á V. E. muchos años. MorelIa
mayo .á las cinco de la mañana del 30 de 1840.-
Excmo. Sr.-Leandro Caslilla.-Excmo. Sr.' D.
Baldomero Espartero, duque de la Victoria, '1 '(:4-
pitan general de los ejércitos uacionales~JI




f)ue p1';9pane e~ coron,el: goher:f#,IdprJlccide~l,~, 14
plaza dp llorella D. Leandro Castilla al escelenti-
. ~11'!:o Sr ~ dll'gup, de la ,Victoria lJ :,.BaldPcm~r(J .Bs-
.parl~r.().,. capitan geller~l de losf(Hr,e~tas na.ci!ma,ll$,


, :,!¡,..9¡:!l~rf11 ~nge{e de los ejér.citos; ,qu, . 0pc'iQ¡n; en
'. :l~:prQPincias de la Pe",insula. .


.. ~ í í ",., .


. . «Artic,u1o 1.1) Laguaruicion de esta plaza en,..,
tregará,las armas con la con~icion que ,ha' de que-
dl;lr en plena lib~rtad el tota1 (}e sus gde~ y oficiales,
l por conslguienttjla tropa", para ir al pais e~tran­
gm;o qO.~.Ul:¡.s l~lcoIl;"enga ,pon la:precisa condicion
que no han de volver á. tomar l¡¡s. armas· en la pre-
sente lucha contra ]05 -dercJ.:hQs d,e S,.U. 4. t~i\\~
doña Isabel u.»


(A.rt. 2. 0 Se espera de la generosidad del csce-
lentísimo señor duque de la Victoria se dignará
CQp:ce~f eJ uQifoNnIl, equipage ¡~ .lo~; gefes y ofi-:
ciales.deesta, guaroie~o~, ~omp iguahpentc á la
tropa; y que se queden~. eJ pa~s l.()~ .que no quie-
ran pasar ale.sh:ang ero ~ á. quienes' no' se les moles--
tará por sus opiniones anteriores si su conduela de
Jos que se queden no es hostil á la causa de S. ~I.»)


«Art. 3." Que en virtud de estas capitulaciones
no se mol~stará á ninguno de los gefes, oficiales.
individuos de tropa y empleados en la guarnicion




-tM-
de -esta plaza por hecho$ puramente políticos que
tienen tendenda con sus empleos y cu~plim~~mto
9~:lasórdenes que seles. dieron por sus respeeti-
VJI' gefes, aun co,ando sea por recla¡;no de alguDa
persQna.»::, . ¡ "


«Art. 4.° LQS gefes, oficiales é individuos de
tropa de esta guarnicion serán conducidos con una
par~4.a de esc«;)l~a hasta la. raya ,Ie Francia por el
frente qüe resulta por el .reino. de Aragon á aqQ.el
país estrangero sinentr.ar en las. principales capita-
les de, dicho reino.» .


«Arl. 5. o .Sc.entregarán las existencias de los
almacenes cstabl()cidos en esta plaza COIl la mayo.r
integridad, co~o igu~lmen~e lo~ fusiles, callo.nes y
d~mas que existan en .ella.» .


rArt. 6. 0 Será de cuenta del erario. nacio.nal la
asistencia de los enfermos de los hospitales, como
iguahnente franquearles el correspondiente pasapor-
te para que puedan marcharse tambien al estrange-
ro, quedando desde luego. .dichos individuos com-
prendidos en todQS .los articulQs de esta capitula-
cion, l\lorella Mayo 30 de 1840.=Leandro Ca$-
tilla~»


Antes de recibir ESPAR.TERo. estas ,comunicacio-
nes rompió el dja y con él rompieron tambien un
yi:vísimo. fuego contra la plaza:todas las baterías ,del
cerco. con le¡ cual en 101 ~itiados: v~no ~ aumentarse




-410-
la oonstel'nacion, Peró en el momento' d~ recibirse
én"el ruarte) genera!" del DUQUE el óficio de) 'gobir-
nador, suspendiéronse las hostilidades, eslend1en-
dose en seguida "pOt' ~l generalcúgefc de los
constitucionales la eontestacion que decia de esta
tnanera::


"«Recibo el oficio de usted de esta fecba con la
propuesta de capitulacion que nie incluye. cúyos
artículo3 no pueden ser aceptados. así por la ban-
dera que han tenido ustedes enarbolada. como por-
(Iue desplegados ya parte de los tnedios que tengo
~ara reducir la plaza y castillo. faltaria en el hecho
de admitir" coit.diciones contrarias á la siluacion en
que ustedes se encuentran, mayormente desde la
derrota de anoche.»


((Los sentimientos de humanidad me fuerzan sin
embargo á convenir en que cese toda hostilidad has-
ta recibir la contestacÍl>n á este oficio. que ha
de ser en el término de una hora.1J


liNo hay mas condicion posible que la de que se
entregue prisionera de guerra la guarnicion de la
plaza y de su castillo. en el concepto de que serán
respetadas, y ningllno de sus individuos molestado
por sus opiniones políticas.»


"En caso que usted no acceda norará. aunque
tarde, las consecuencias de una defensa enteramen-
te inútil; y las victimasobligadas á" continuar las




-ui-
hóátilidadcs no dirigirán sus terrible! 'impreclléio-
Des en el momento de . sucumbir contra la~ armas
,flctoriosas,sino contra los que les bayan forzado á.
,tan duro trance. Mando á unayuhnte de campo
con estaJintimacion:. su permanencia no será mas
·-que una hora, pues lleva órden de regresar con la
.oontestaéion o sin ella.»


«A la inmedi .. cion de la plaza se hallará el ge-
'neral segundo gefe de estado mayor general, '5 us-
fed podrá avistarse con él si le queda alguna duda
'sobre la seguridad que ofrezca á los prisioneros.»


«Dios guarde á usted muchos aüos. Cuartelge-
neral campamento al frente de MoreHa 30 de Mayo
de 184.0; El DUQUE DE LA VICTORlA~=Sr. gober-
nador ilíLerino de MoreHa.)


Terminado este ph1.o fatal de una hora, mien-
:tras los carlistas, agoviados de un profundo pesar,
hacian trasladar de mano en mano la respuesta que
!habia dado ESPARTERO, la cual rué transmitida en
nreve -tiempo y aun puesta en conoCimiento de Jos
soldados, como los del cerco notasen la tardanza, m-
cieron aproximar sus batallones á la muralla po~
niendo cada vez en mayor aprie.to á Jos sitiados,
quienes al fin hubieron de rendirse en lostérminoB
que proponia el CONDE-DUQUE. Pocos instantes des":'
pues déspedíase de la plaza aquella guarriidon que
tantos esfuerzos habia heehopor defenderla, y for-




-4.12-
r.n,and,o, '-llte eL ",umeroso .y brillante ejército de Jh~
PA"'1:~RO que ]a recibió en las;afu~ra~, de la eitldad,
tambien,Iormado y ve!\t~dQ, de glian gala, por Ser ei-
te el dia ~e"la ~fanta;~e Españ¡l' 40ii~ ~ujsa I'er-
Dantla~ l'eriAkóse, el acto ~.olemne éimponente
4e e1)tJ,'eg~.J:,~a,s.armas y eonstilv.irse prisioneNs 4e
guerra los rendidos, cuyo número ascerrdiaá ~os
mil setecientos treinta individuos,,' siendo los de
mas ~lt<t graduacion ocho coroneles. Luego de COIl-
cluir la ~ere!nqnia, Y h-echo cargo el regimiento de
cazado.rt;s de la, Guardia Real de estos prisioneros,
para escoltados y conducirlos inmediatamente á Za-
ragoza, verificó su entrada triunfal el ,DUQUE DE. LA.
VICTORIA, al frentede lo mas florido de su ejército,
en la ciudad de Morella, alcázar famoso en donde
habia ostenlado por tanto tiempo su orgullo y Sil
maJor pujanza el carlismo, baluarte célebre y te-
mible en el cual se habian eslrellado los esfuerzos
de la~ bizarras tropas del Centro y fracasado el cré-
dito de ·un. general sin fortuna, pero con justo re-
nombre de valiente y entendido, y que en es,la oca ..
sion presentaba solo el triste aspecto de un vasto y
derruido cementerio, que formaba. singular con-
traste con el tono alegre y satisfecho de los vence-
dores y ~on -el marcial estt·épito de las músicas que
e!ltonól:b~n himnos á la liberlad y cánticos de triuD..,-
ro. Subiendo en seguida el CONDE-DuQUE al castillo,
coloc6 él mismo la bandera da lsabollI cO.l1stitucio-




-413-
nal en sus encnmbradas almenas, ·donde poco aotes
bacian ondear los carlistas el "lúgubre pendón del
despotismo y la muerte.-Los efectosenC&Btrlldol
en Morella por sus nuevos poseedores fueron la!
quince piezas de artillería referidas, once curecias,
dos mil doscientas veinte y siete balas, cientó cin-
cuenta y cuatro botes de metralla,quinientas 80-
"lcota y cinco bombas, mil ochoeiento~ < sesenta
eal'tuchos de cañon vacíos, seiscientos setent~ y siete
cargados, treinta quintales de pólvora, diez y ocho
mil cartuchos de fusil, cinco mil picdras de' chispa,
'Varios objetos del parque y algunas vituallás. El
número de proyectiles lanzados por los sitÍadores
contra la plaza. y demas fuertes ascendió á ocho mil
ochocientos setenta y ocho.


En la 6rden gCRcral del 30 dada en More-
11a habló el CONDE-DuQUE á sus tropas de esta
suerte ~


.Soldados: lIaheis concluido la guerra de Ara-
«gon y asegurado el término de la de Valencia,
a:MoreUa y su formidable castillo, baluartes eh que
.la faccion que ha devastado estas provincias cifra-
«ba todas sus esperanzas, ácaban de sucumbir á
«vuestro her6ico esfuerzo. No en vano be confiado
ltSiempre en vosotros. Aquel negro pendo~ que los
«rebeldcs ofrecieron á vuestra vista pensarido inti-
«widaros con lá ileüd dCfmuerte, prontQ le ahálisteii.




-U4-
.. cayendo sobre sus cabezas el anatema de su feroz
.b;lndera, y pronto tambien se vieron forzados á
«implorar la gracia de la vida, los que orgullosos
«amenazaron la vuestra. Intérprete fiel de los senti-
«mientos nobles y generosos del valiente ejércitC}
«que tengo el ~rguUo de mandar; sensible el derra-
llmamiento de sangre, cuando la gloria, el honor J-
v.bnecesidad no la piden; considerando que eran;
«españoles, arrastrados muchos por la fuerza, los
«que debían ser víctimas; y sobre todo, el ardiento
.deseo de no esponer inútilmente á ninguno de mis
«bizarros compañeros de armas-, me decidió á reco-
«ger el fruto de tan int.eresante conquista, sin tener'
_que llorar la pérdida de ninguno de vosotros, nÍ':
«sentir los cruentos estragos que el asalto hubiera
«producido.~


.. Soldados: muchoS" son fos hechos gloriosos que
-ilustraban ya "uestro nombre; pero el aconteci-
«miento de ]a toma de MoreHa y su castillo, es el
«mejor laurel que adornará vuestra frente, forman-
«do época en ]a historia de esta guerra destructora
upor lo grande de la empresa, y porque ella afian-·
liza la pacificadon general que hará la ventura de
«nuestra patria. Estos son los efectos de las virtu-
.desque os distinguen; porque Yalientes á la par
«que sufridos y disciplinados, nada hay que pueda
«resistiros: y lo poco que nos queda será la marcba
«del triunfo, para que redbais las bendiciones de




-415-
«los pueblos, libres de la ferocidad de un ene-
tlmigo que se vence ya con solo vuestra presen- .',
cCla.»


«Compañeros de glorias y peligros: os doy las
.gracias mas espresiV'ft\ por vuestro comportamien-
do, sin perjuicio de las recompensas que. propon-
.dré á S. M. , ademas de una cruz general que ya
«be splici\adopor este memorable suceso: y estad
«seguros de que mis desvclospor vuestro bien y fe-
(clicidad serán constantes, y eterno el amor de vues-
«tro general=EsPARTERO.»


Un decreto de la reina premió á los pocos día.
el importante servicio que acababa de prestar ~sle
digno gefe, concediéndole la gracia de ser adscrito
en la insigne 6rdendel Toison de Oro, la·mas ilus-
tre de todas las de Espllüa (1) y de las mas esclare-
cidas de Europa, y la de que al título de «DUQUE
DE LA VICTORIA» agregase en lo sucesivo «y DB
MORELLA)~ en justa recordacion de esta hazaña. To-;
dos cuantos de una manera la mas eficaz, d,irecta,
contribuyeron á ella, fuemn galardonados tambien:
á propuesta del DUQUE ;.pues que el comportamien-
to de sus tropas fué lo. mas,atinaJo y 1>riUan~e que
puede imaginarse.


(1) Los reyes d~ España son los g~fe~ nattls de esta fame-
sa orden de caballería instituida por Felipe el Bueno, duque
de B.orgoÜo.




..


-416-
·Mientras acaccianlos referidos sucesos de Mo-


rella, el valiente brigadier Zurbimo 'que estaba . con
sus tropas en observacion de los carlistas que sehá-
lIaban en los puntos cercanos á la plaza sitiada. con
objeto de socorrerla y de hostigar á los sitiadores,
verificó una espedicwn en la cual obtuvo resultados
de la rnás señalada importancia, derrotando á \a di-
Vision de Forcadell en una de sus bien calculadas
sorpresas. Estaba muy tranquilo y desprevenido el
carlista en el pueblo del Bojar, cuando el brigadier
de la reina cndcrcz6se, en la tarde del 28, ti Jos
ásperos puertos de Becéite, hasta v,enir á ocupar, de
improviso, las ventajosas estancias de San Miguel,
qu~ dominan y estan tocando á aquel pueblo. Hizo
acampar allí á los suyos Zurbano aquella noche: y
al amanecer del 29, sabedor de la dcsprevencion en
que vivia Forcadell, emprendió la marcha, por sen-
das ocultas y fragosaí¡, llegando al Bojar sin ser es-
perado ni sentido por los rebeldes, quienes apenas
tuvieron tiempo para formar algunos grupos en las
afueras de la poblacion. Atacados estos inmediata-
mente por los deZurbano, y notando el tiroteo
Forcadell, salió presuroso á aumentar y organizar
aquellos pelotones, trabándose una grande refriega
de guerrillas en los ejidos del lugar. Pero fuerte-
mente golpeados los rebeldes por los constiluciona-
les, hubieron de ceder bien pronto á estos el cam-
pa, rotirándoie desde el Bojar á lu cumbres del




-411-
Castil de Cabras, perseguidos por Zurbano con tal
teson, que fué muy considerable el número de
muertos y heridos entre los carlistas, á quienes se
cogieron tambien unos setenta prisioneros. Casi to-
do el equipage de la division deslrolada cayó igual-
menle en poder de los venccdúres. Otra division
carlista que mandaba Bosque, y que se hallaba muy
próxima al lugar del combate, emprendi6 la marcha


- hácia él cuando oy6 los tiros; mas este auxilio lleg6
muy tarde á Forcadcll. ZurLano habíase ya refugia-
do al campamento de ESPARTERO. Este golpe que
cedia naturalmenLe en daño de los sitiados, disgus-
tó mucho á Cabrera, qUIen al presentársele á los po-
cos di~s en Flix aquel gefe carli"Sta, echóle en cara
el deservicio que habia hecho á su causa, dejándose
sorprender de aquella manera, en vez da estar vi-
gilante y solí~ito, cual cumplia al encargo que ha-
hia recibido de celar y amparar la plaza.


Natural consecuencia de lo sucedido en Morclla
era que 'todo lo iban ya c~diendo y abandonando los
carlilitas en estas provincias, las cuales, desde
aquel suceso importante considerábanse -ya pacifi-
cadaspor completo. El fuerle de CuIla, guarnecido
por ciento cincuenta inválidos. fué ocupado el 2 de
junio por las tropas liberales que mandaba el enro-
Ilel D. -Viceute Irañete. La guarnicion de Villama-
lefa tambien abandon6 este punto, luego que supo
la toma de Morella por los constitucionales.·-Antcs


TOllO 111. '27




-418-
de seguir á Cabrera en su relirada á Flix y paso del
Ebro por este punto, trasladándose á Cataluña, úl-
timo teatro de la guerra civil cuya historia va á
terminar muy pronto, nos haremos cargo de la al-
teracion que sufrió en el personal el gabinete Cas-
tro-Arrazola, y de las causas que la motivaron.


Entre los varios ascensos (Iue en el mes de abril
propuso ESPARTERO al gobierno, á consecuencia de
las operaciones de Segura y Castellote, contábase
una promocion al grado de mariscal·de campo, á
favor del brigadier D. Francisco Linage, secretario
de campaJia del Co:,wE-DuQUE. El brigadier D. Ma-
nuel de la Concha, que como hicimos notar enton-
ces, fué el agente principal de la arriesgadísima
operacion emprendida y llevada á cima felizmente
contra la última de aquellas fortalezas, era tambien
propuesto por el genaral en gefe para ceñir la faja:
al mariscál de c¡¡mpo D. Diego Leon, conde de Be-
lascoain, que no prestó en esla ocasion mayor ser-
vicio que Lin¡¡ge, si bien cooperó dignamente como
todos los dem¡¡s geres de division al buen éxito de
la empresa, tambien le propuso el DUQUE para el
empleo de teniente general: y finalmente, otros va-
rios gefes y oficiales fuercm agraciados, á propuesta
de ESPARTERO, por el gobierno con empleos, grados
y condecoraciones, como siempre acontece en tales
casos. Pero la gracia pedida I)ara Lillage rué la que
ofreció penosas dificultades, ocasionando terrihl~




-.i19-
crÍsis (1) en el gabinete. Motivos sobrados tenia es~
te para darse por sentido de la propuesta de ESPAR-
TERO, cualesquiera que fuesen la razon y justicia en
que este apoyara sus pretensiones con respecto á
Linage, si se tiene en cuenta que el secretario de
campaña del DUQUE se habia declarado adversario
decidido del ministerio desde el manifiesto célebre de
Mas de las Matas, csphmado despucs y comentado
por óI mismo en la prensa, cada vez de una manera
mas hóstil á los hombres del gobierno. Estos, flue
habian tenido la flexihilidad suficiente para conti-
nuar en el mando Ú prlsar de la rehelion pronuncia-
da en su contra en el cuartel general del ÜONJlE-Du-
QUE, si un lemor servil hácia este rebelde. para
ellos tan temihle, los hab;a contenhlo hasta en-
tonces, prefiriendo el baldon de verse desobedeci-
dos y punlo meHOS que amenazados por la espada,
al desconsuelo de abandonar los codiciados sitiales,
IIhora que se trataba de que premiasen ellos mismos
á. la persona que tan mal parados los habia dejado y
casi los habia escarnecido, juzgaron que no debian
sufrir tanta mengua: y despues de transcurrir algu-
nos dias sin otorgar las gracias que pedia el general
en gefc, proponiendo los ministros á la reina la de-
saprobacíon respecto á Linage, mediando contesla-


{1). La prensa prriódic~ la dilÍ el nombre de la crisis de
IIlS (Iljas.




-420-
ciones con el cuartel general, no cediendo este en
la que él creia justa demanda, cedi6se al fin en otro
lugar, en do'nde todavía se formaban cálCulos si-
niestros, contando con la docilidad del general Es-
PARTERO, á fin de que este se prestase en su dia á
apoyar con la espada los planes liberticidas y de
reaccion horrible que se premeditaban, y haciéndo-
se alarde de una generosa y amigable deferencia
que, como por gratitud, descendia del s61io para
galardonar al guer¡'ero ilustre por los servicios
eminentes que había prestado el la patria y al trono
de Isahel n, concediúse la propuesta en los mismos
términos en que la habia hecho ESPAltTERO, siendo
el resultado de la ruidosa crisis el sacrificar á c,ua-
tro ministros que presentaron su dimísion blasonan
dó delicadeza. fueron estos el general N arvaez
ID. t'rancisco) que lo era de la Guerra, San Millan
de Hacienda, Calderon Collantes de Gobernacíon y
Montes de Oca de 1\1arina, reemplazados, el 8 de
abril, por el general conde de Cleonard, D. Ramon
Santillan, D. Agmtin Armendariz y D. Juan de
Dios Sote lo , quienes respectivamente se hicieron
cargo de aquellas cuatro carteras. Empero ... i cosa
singular! los hombres que mayor empeño dehieron
hacer por sostener la honra y el prestigio del go-
hierno, los que constituían la parte mas inlegran te
r esencial de aquel todo, los que de mas antiguo
trnian ya sobre sí la responsabilidad solidaria de to-




-421-
dos los actos que emanaban del poder, siendo ellos
tambien por consiguiente el mas marcado objeto de
los profundos desaires que habia recihido, en dis-
tintas OCa5,iones, el ministerio, Perez de Castro, en
fin, y Arrazola, prosiguieron imperturbables re-
componiendo de nuevo, ú de viejo mas bien, aquel
carcomido gabinete, que en medio de los contÍnuos
vaivenes y de los violentos embates que esperimen-
taba, siempre conservaba en su seno, y á guisa de
levadura, estas dos entidades, ganosas ellas sin
duda de ser ministros á todo trance, y contenta la
camarilla de haber hallado dos hombres que tan
maravillosamente se prestaban á desempeñar el
papel de dóciles instrumentos, que era el que á su
resignacion servil se babia encomendado. El don
Francisco Narvaez hub;era tambien proseguido de
huen grado en el ministerio, dado que su carácter,
como hemos visto, doblegábase con facilidad á todo;
pero la cartera que él regia era cabalmente la mas
comprometida en la enojosa cuestion de las fajas; y
habia llegado el caso fatal de que este ministro-autó-
mala. á quien tanto' costó, y valió tambien, su as-
censo al poder, fuera lanzado de un~puesto en el
cual hahia ya prestado los servicios á que sus mis-
teriosos valedores le destinaron. Ademas, á los mo-
derados nada importaba entonces sacrificar á este
Narvaez, con tal de salvar las apariencias y lison-
jear por este medio el amor propio y las pasiones




~.t22-
(Id CO~DE-DeQuE, ID cual esplica bien el nDmbra-
mienlD de ministrO' de la Guerra hechO' ahüra á fa-
yor del cünde de Cleünard, que tan fiel servidDr de
ESP.UlTEftO se habia mostrado en Andalucía en 1838,
persiguil'ndo de muerte al O'trO' Narvaez (D. Ra-
mon), mortal enemigo,del general en gefe, hasta el
l'stremü de apellidarl~ traidor 1 segun digimO's otra
vez, cuando luvierO'n lug-ar los ruidosos acünteci-
mientos de S.evilla. El antiguo gefe del ejército de
reserva haHúbase ahora relegadO' en pais estrauD, ú
mas bien, fugitivO', aisladO', sin fuerza de que dis-
llOner; inútil por consiguiente, para haber de pres-
tar gl'andes servicios. ESPARTERO, por el cDntrario.
cDntaba con el colosal prestigiO' que en los ejércitüs.
le hahia dadO' en esta saz.on la glüria de las armas,
prestigio que nO' quedaba SÜlD y aisladO' en lDS cam-
pamentDs, sinO' que se JlJcia estenSiYD en tDda la
nacion, á tO'dDS IDS pueblos, que le aclamaban cü-
mo PACIFICADOR y le apellidaban INVICTO. Era este.
pDr lo tan lo • un elemenlO' mas úLiI, mas pDderoso
que su rival en todo evento, La cleccion, p.ues, en-
tre 10'5 dos no era dudosa, pa"ra quien atendiendo
sDlamente á los fines se cura pDCD de las personas J
de lDS medios: unas y otros son indiferentes á los
dDminadüres, que fijan solo la vista en la CDnsecu-
cion de su DbjetD. Por esO' los moderados, y la reina
Cristina, que era entonces la persDnificacion de este
partidO', nO' hallaron reparo en acceder á lO's deseas




-423-
. del prepotente DUQUE DE LA VICTORIA., Y en halagar-
le con la eleccion de Cleonard, á riesgo de quedar
descontentos los dos Narvacz. Que ya vendrá oca-
sion en que ellos tambien sirvan y sean utilizados,
allá en su destierro, por aquella régitl. persona~y
por aquel partido, para derrocar del poder al Du-
QUE DE LA VICTORIA.


El lector notará Lien que en la época que atra-
lesamos en nue..slra historia descollaban en España
dos poderes, ninguno de ellos reconocido en la cons- _
tÍlucion del Estado. El uno, que tenia por pantalla á
los gobernantes, no era en el fondo sino la intriga y
la artería mas refinada que á mansalva egel'cian en la
c6rte los consejeros irresponsables del trono y las
sociedades secretas. El otro, qu.e era el poder d~ la
fuerza, te presentado por la temible espada dl.ll CON-
DE-DuQliE, solia dictar órdenes severas desde el
cuartel general {afectando empero siempre profun-
do respeto y acatamiento á los poderes supremos),
las cuales eran con cristiana resignaeion obedecidas
por el gobierno, en la esperanza de que tanta su-
mision amansaria al fin el indomable carácter del ge-
neral ESPARTERO, Y que este se daria á partido con
la reina y con los absolutistas sus amigos. Entram-
bos, la reina y el Dl'QUE, simulaban entre sí amis-
tad sÍncera y acendrado cariño. Sin embargo, dias
vendrán despues que nos harán ver con evidencia
hasta qué punto rayaba la verdad de estos afectos.




-424-
Los mañeros y astutos cortesanos querian envúlvm"
en sus redes la brillante espada dél general victo-
rioso; mas este se mostr6 ind6cil á. sus pérfidas su-
gestiones, y ora fuese por lealtad, por amor á las
glorias populares t por consecuencia á favor de las
libertades de su patria, de parte de un soldado que
habia peleado tantos años y ceñido tantos laureles
por conquistar esas mismas libertades (que es lo
que opinan los amigos del CONDE-DuQUE), ora fuese
por ambicion, por ánsia de dominar (como creen sus
enemigos), 6 bien, entrambas causas obrasen do
consuno para determinar y dar impulso á su volun-
tad, sobre lo cual el lector Juzgará t conforme á su
conciencia y á la luz que arrojen de sí los hechos
que iremos narrando, es lo cierto que el general
ESPARTERO no se dej6 sorprender por los enemigos
de las instituciones liberales, que es lo que im-
portaba, para bien de la nacion y para gloria su-
ya, cualesquiera que sean las causas que inter-
viniesen mas 6 menos en ello, lo cual en polí-
tica es indiferente; y que él conjuró, con mano
fuerte, la tempestad que amagaba en aquel año ar-
rebatar á España el sistema representativo, cuya
adquÍsicion le babia sido tan costosa. Pero este
punto quedará mas dilucidado en los capítulos que
siguen.


Hasta tanto diremos que el mariscal de cam-
po D. Francisco Linage public6 en Aguaviva, con




-425-
facha 8 de abril, un manifiesto vindicándose de los
ataques personales que le habia dirigido la prensa
retrógrada, y vindicando tambien á la vez al gene-
ral ESPAR1;ERO y al ejército de las inculpaciones que
acerca de su espíritu revolucinario y proyectos de
dictadura habian hecho los mismos periódicos mi-
nisteriales. «lijas conocido por la soltura de su pluma
que por la brillante.z de su espada,) decían estos que
era Linage: y en contestacion á esta frase, el secre-
tario del DUQGE, hablaba estensamente de los servi-
cios prestados por él desde que en 1833 empezó es-
ta campaña, preso primero en una cárcel, por no
haller queri!lo reconocer en el l)ais rebelde á -don
Cárlos, siemlo así que en aquellas provincias casi
todos le reconocier.on; puesto en libertad por las
tropas de Valdés y despues mandando una columna
de carabineros que puso este general á sus órdenes;
nombrado gobernador de Orduña el año siguiente,
en cuyo punhHufrió varias emhestidas por parte de
los facciosos; concurriendo al primer sitio de Bil-
bao; persiguiendo á la faccion de :Merino de 6rden
especial del general Lalre; y por último, ,,-iniendo
á la época en que principió á seTvir al lado del que
ahora era CO~DE-DuQUE, se espresaha Linage de es-
ta manera: (El general D. Baldomero Espllrtero ,
«que me habia honrado con Sll aprecio durante su
«mando de Vizcaya, quiso tenerme á sus 6rdenes, y
«á cllas be participado de cuantas glorias ilustran su




-426-
((nombre. En las acciones de Villareal y cordillera
ode Arlaban los dias 16 y 17 de enero de 1836: en
«la de Orduña el 5 de" marzo: en la batalla de Unzá
(<el 20 del mismo: en las acciones del 21, 22, 23,
«24 y 25 de mayo sobre Aranzazu, Arlaban y Villa-
«real: en la de Ezcaro el 8 de agosto, persiguiendo
,la faccion espedicionaria de Gornez: en todas las
«que mediaron sobre Bilbao hasta la batalla de Lu-
«chana: en las de 12, 20 Y 21 de marz.ü de 1837: en
«la espedicion y regreso de Elorrio por Durango:
"en el ataque de las líneas de Oriarnendi y Hernani
«el 14 de mayo: en la accion de Urnieta el 17: el
,,29 en Andoain: el 31 en la de I~eiza: el primero
«de junio en la de Lecumbcrri: el 2 en la de San
«Cristobal: en la espedicion de Aragoncontra el
(pretendiente, vuelta sobre Madrid y nueva marcha
«á Aragon: en la accion de Orihuela el40 de se-
«tiemhre: en la batalla de Aranzueque el 19: en lí.\.
ftaccion de Retuerta, el 5 de octubre.: en la de Ge ..
«te el 9: en la de Huerta del Rey el 14: en la ba-
«talla de Medianas el 30 de enero de 1838: en la
«accion de Bortedo el 31 : en la persecucion de Ne-
«gri, en la gloriosa jornada de Piedrahila el 27 de
«ahril: en el sitio de Peñacerrada hasta la batalla
(ede Baroja el 22 de junio. Con este motivo (añade)
«ohtuve el empleo de brigadier, contando entonces
«cuatro años y tres meses de antigüedad en el de
~coronel. El 14 de julio de dicho año me b,dlé en




-427-
-la toma del fuerte de Labra~a: en las penosas ope-
«raciones del sitio de Ramales y Guardamino: en la
«acdon de la peña del Moro el 27 de abril de 1839:
(<cn la del Cerro quemado del 30: en la de Ramales
(el 8 de mayo: en la batalla sobre Guardamino el
dI: en la accion de Villareal el 14 de agosto: en
~la toma del fuerte de Urquiola el 20: en la de Ur-
adax el 14 de setiembre, memorable por haber si-
((do lanzado el pretendiente del suelo español: en la
atoma de los castillos de Segura y de Castellote. En
«lodos estos gloriosos hechos de armas he llenado
«(mi deber, ya como ayudante de campo y ya como
«coronel de estado mayor .» Adcmas, la propuesta de
este gefe apoyábala ESPARTERO en la cooperacion
que habia prestado en el convenio de Vergara, ha-
biéndole elegido el general para varias conferencias
que mediaron al efecto.


La misma prensa reaccionaria habia dicho, con
harta sinrazon é inj.usticia, que el cuartel general
de ESPARTERO 6 en donde iba Linage , huía siempre
el cuerpo á los peligros; cuando no h.ay en España
quien ignore el proverbial arrojo del CONDE-DUQUE,
arrojo que hemos tenido mil ocasiones de admirar
en nuestra crónica, que le hizo esponer en otras
tantas su existencia, y en fin, que ha sido conside-
rado en todas épocas por los militares entendidos, de
menos corazon que cabeza, como un defecto de par-
te de un general, á quien estaba confiada la clave,


..




-428-
la direceion de las armas en los combates. Como tal
defecto le hemos juzgado nosotros antes de ahora,
fundados en el ilustrado parecer de muchos distin-
guidos gefes, si bien digimos entonces. y ahora re-
petimos, que es uno de esos defectos que lejos
abaldonar, honran y ennoblecen en alto grado la
rcputacion del que los posee. Viniendo á este propó-
sito se espresaba así Linage. «El general en gefe
«DUQUE DE LA VICTORIA jamas reserva su persona:
«SU presencia en los puntos de mayor riesgo infla-
«ma al soldado: su cuartel general participa de los
.mismos peligros: los que le componen siem-
«pre están en ellos: yo nunca me he separado de su
(cIado sino para cumplir sus órdenes, poniendo de mi
«parte lo que la ordenanza prescribe, lo que el ho-
.nor demanda, y cuanto inspira el deseo del lriun-
«fo por el bien de la patria y la propia conser-
«VaClOn.1I


Finalmente, para que el lector forme una idea
exacta de la malquerencia' que existia ya. entre el
partido reaccionario y el cuartel general, á quien
aquel motejaba de anarquista, no pudiendo disimu-
lar su enojo al ver que procuraban sostener la cons-
titucion los que estaban avezados á defenderla con
las armas y con su sangre, tocaremos tambien este
punto, el mas vital de cuantos comprendia en su
manifiesto el general Linage: « Que represento en el
«ejército (decia aludiendo á los diarios ministeriales




-429-
~y en el país ef principio revolucionario~óximo á
«espirar en la nacion, si un auxilio con que no debe-
«ría contar no alentase ws esperanzas, etc. Y quién
«dice esto? Será esa pandilla jovellánica, posi tiyo
«principio de revolncion contra el sistema estable-
.. cido, club verdaderamente trastornador y egoista,
_que quiere someter á su pernicioso esclusivismo to-
«dos los intereses de la gran familia, todas las afec-
«ciones y hasta la libertad de pensar? El ser mas
.morigerado qllC difiera, que no sea un ciego ins-
«(rmllento, Ó que ofrezca oposicion á sus planes,
«basta para qu~ le comprendan en el número de los
«anarquistas. Así han dividido á la España liberal:
«así han prolongado la guerra: así han encendido
«las pasiones y abierto la caja de Pandora, esten-
«diando los mlles que será difícil si no imposible
«¡"cmediar. Francisco Linago jamas ha representado
«ningull prineipio, ni en el ejército ni en el pais:
«no tiene relaciones con nadie, está contraido á sí
«mismo en la politica; y es tan amante del 6rden,
«que por sostenerle ha es puesto su vida en Soria,
-abalanzándose con su espada, no empañada, en
«medio de un motin de soldados seducidos. Enton-
,ces no habia Constitucion. y se tomó p~r protesto
"para desyirtuar la disciplina. Ahora disfrutamos de
~cst e beneficio, y sabré arrostrar la muerte en fa-
«vor del régimen establecido, porque c5te es mi
«dt'ber como militar .•




-430-
Lina!e era, pues, ya en esta sazon la manzana


de la discordia y el punto en que reUejaban los
odios encarnizados de los unos y las amigables afec-
ciones de los otros. Mientras los ministros de Esoa-


.


ñu, ó sus adictos, cometian la ruindad de in!1uir en
el gobierno frances, á fin de que este negase, como
negó, la propuesta del CO:\'DE-DeQuE para la cruz
de la Legion hecha á favor de los brigadieres Lina-
ge y Zabala, corno de los mas iníll1yentes en el tra-
tado de Vergara, conforme á la invitacion que habia
hecho el espresado gobierno de Francia, el general
ESPARTERO se apresuraba á reparar en lo posible
este injusto desail'e, haciendo puhlico!' por el pri-
mer gefe dpl E. 1\1. G. de su egército, en los pri-
meros dias de mayo una órden general cuyo primer
articulo deda así:


(Articulo Lo Se conocerá por segundo gefe del
«estado mayor general de los ejércitos reunidos al
-general D. Francisco Linage, sin perjuicio de des-
«empeñar c?mo hasta el dia las funciones de se-
~cretario ,de campaña del ex'celentísimo seüor capi-
«tan general en g~fe de est()s ejércitos.»


rero tornemos otra vez los ojos al teatro de la
guerra: que ya vemlrá ocasion de ocuparnos de la
política mas detenidamente. El capiLan general del
Principado, D. Antonio Van-Halen, sacudió golpes
tremendos á las facciones catalan3s por el tiempo en
que vamos, siendo el mas notable de elloi la gran




t


-431~
batalla que dió á lodas las fuerzas rebeldes reuní-
das, en número de veinte y un batallones, su caba-
llería y artillería (habiéndosele asociado ademas á
aquella unos cuatrocientos caballos procedentes del
bajo Aragon) , el 2<1 de abril en las formidables po-
siciones que median desde Peracamps hasta mas allá
del Boix, las cuales, aunque defendidas con teso n
y empeño, como tambien una multitud de casas for-
lificadas y dos reductos construidos en las crestas
de aquellas encumbrádas estancias, todo fué toma-
do á viva fuerza por los constitueionales, quienes
lograron en pocas horas fijar la victoria á su lado,
ocasionando terribles pérdidas á los carlistas, si
bien los vencedores tnvieron, entre otras de consí-
deracion, por la porfiada liza que sostuvieron los
contrarios, la muerte del bizarro general D. Anto-
lIio Aspiroz, finado á los pocos dias de la accíon de
resultas de una herida mortal que recibió en ella.
El general Se garra que mandaba los carlistas tam-
bien salió herido, aunque levemente. habiéndose
retirado á curarse á Berga despues de hacerse
reemplazar por el general Burjó. Esta balalla sin-
guiar, la mas notable que se di6 en Cataluña, du-
rante la guérra que nos ocupa, no solo por el gran-
de empeño con que fué sostenida y por sus consC'-
cuencias, si que fambien porque esta vez fué cuan-:,
do mayor fuerza llegaron á reunir para el combate
las facciones catalanas, llegando á lietecientos al




_Ot32_
número de sus caballos, valió-al general Van:Halen el
título de conde de Peracamps que le concedió ]a rei-
na á propuesta de ESPARTERO.


Antes de ]a famosa batalla de Peracamps solo ba-
bia ocurrido de nQtable en el principado, durante
los primeros meses de 1840, la accion ganada á los
rebeldes el 20 de enero por el bizarro general don
Jaime Carbó, en las breiias de Timbas, donde fue-
ron derrotados tres mil infantes y mas de cien caba-
llos que mandaba entonces Btirjó.


La Mancha, que se contemplaba ya libre de las
correrías de los vándalos, vió acometidas nueva-
mente sus poblaciones i"defensas por hombres que
cifraban toda su gloria en el merodeo y el asesina-
to; pero el éomandantc general de Ciudad Real J
Toledo, D. Trinidad Balboa, consiguió algunas
ventajas en estas provincias. El general D. Manuel
de la Concha, que hahia recibido en esta sazon
igual investidura en las de Albacete. Guadalajara J
Cuenca, logró tambien batir con buen éxilo á los
rebeldes que se guarecian ea el pueblo de Mira.
Mas ni estos ni otros gefes pudieron evitar las tris-
tes calamidades que pesaron en ¡tquellos dias sobre
varios pueblos de la península, acometidos por
una hotda despiadada y feroz que dirigia Balma-
seda.


Este caudillo, que rivalizaha en lo inhumano y
cruel ~on los Cabreras, ~lallgosleras y Tristanis.




-433~
habia partido de Cataluña, al frente dé unos mil in-
fantes y doscientos caballos, de acuerdo y con au-
torizacion cspresa del primero de estos gefes rebel-
des, y cruzando el Ebro, é incorporado á las gen-
tes del bajg Aragon, dirigi6se á reforzar las parti-
das de Guadalajara y Cuenca. El estado de violenta
exas-peracion en que le habian constituido los suce-
sos del norte, en donde le vimos figurar como una
de las víctimas de Jos carlútas moderados que al fin
quedaron victoriosos, por cuanto triunfaron de los
olros carlistas, sus émulos, y recientemente los úl-
timos acontecimientos que ponian tambien término
á la guerra de Aragon con la toma de Morella, uni-
do todo al carácter iracundo y estremadamente acre
de este cabecilla, tenlanle tan exacerbado el ánimo'
en aquellos dias, que su marcha era una continua'-
da série de tropelías y de escesos. Sobre todo los
pueblos de Atienza, Roa y Nava de Roa, conserva-
rán memoria eterna de las atrocidades de este m6ns.
truo. Bástenos decir que este último sufrió el in-
cendio y con él la ruina mas espantosa de que se ha
conocido egemplo jamás. De él, sí, nos servirá la
Nava para anotar que doscientas setenta y seis de sus
mejores casas fueron reducidas á escombros por los
viles incendiarios, quedando mas de och{)cientas (li-
mas sumidas en la horfandad y en la situacion mas
angustiosa. La inícua violacion, el robo, el asesina-
to .... no habia clase de crímenes que no perpetra-


TOM. 111. 2M




-434-
sen i los bárbaros! en esta·y aquellas poblacio-
nes. Por no servir de pasto á la sensualidad brutal
de aquellas fieras I que querian ahusar de su debili-
dad, aun en presencia de sus mismos padres y es-
posos, muchas jóvenes doncellas y casadas, arojá-
hanse á los pozos y precipiláhanse desde los balco-
nes prefiriendo la muerte á sufrir tal ignominia J tal
afrenta I


«Cuando los delitos comunes (dice un escritor,
acaso el mas distinguido de nuestros militares) es-
dán en cierto modo sancionados por opiniones po-
«líticas, Ó estas pueden servirles de pretesto, no
«puede presentar la moralidad de las· naciones un
acarácter roas funesto (1 ).l> Pero si en lodos los lu-
gares y en todas las épocas de esta guerra civil tie-
ne , por desgracia, exacta y cumplida aplicacion tan
sábia máxima, nunca lleva clla tanta y tan terriblo
fuerza de verdad como en estas vandálicas corre-
rias de Balmaseda. En el citado pueblo de la Nava
cogieron los reheldes al alcalde y le fusilaron inme-
diatamente, cabiendo suerte igual á muchos naciona.
les y aun jóvenes que por su edad no estaban si-
quiera inscritos en las filas de la Milicia. Entre lo.
paisanos que se llevaron prisioneros ó en rehenes,
que ascendian al número de cuarenta, viéronse al-
gunos con los ojos saltados á bayonetazos, feroz de-


(1) El general D. Evari~to San MiguEl en IiU fQ\lehl inlilU-
ladg D. los faccioso', publh:ado en 1837.




-435 ......
perie que solo podia ser propio de aquellos tigre«
antropófagos, quienes no contentos con practicar, en
la esfera de lo humano, cuantos desafueros y crí-
menes son posibles de imaginar en almas deprava-
das y corrompidas, tendieron tambien su mano im-
pía y sacrílega á lo divino, dando fuego al copon,
con el pan consagrado, tanto en la iglesia de la Na-
va como en la de Roa. Que así defendian la religion
de Jesucristo los sectarios de D. Cárlos.-Los na-
cionales del úllimo de aquellos pueblos repelieron
con heroismo tan fuerte agresion, tomando parte
en su propulsa brillante hasla las mugeres y los ni-
flos. Nada es comparable al valor que ostentaron
aquellos libres y honrados patricios al verse acome-
tidos en sus hogares por unas turbas sanguinarias y
atroces, que habian dejado ya en la . Nava señales
harto dolorosas del proceder que observaban. Asi
que, los valientes de Roa probaron á rechazar la
brutal embestida de los caribes, recibiéndolos con
un fuego nutrido y horroroso. A las intimaciones
de rendimiento solo contestaban los bravos desde el
fuerte que los nacionales de Roa iamas capitularían
con ladrones y asesinos. Enconados estos á vista de
tan hidalga resistencia, incendiaron tambien la po-
blacion por diferentes puntos, sufriendo mucho los
edificios, porqne reinaba un aire norte asaz violen-
to. Tambien en este pueblo quedaron sumidas en
la mayor miseria infinitas familias. Podía decirse, J




-IM-
deci&se eon razon en aquellos dial' t que Jos pueMos
de Roa y Nava de Roa habian dejado de exjstjr~
porque arrasadas hasta los cimientos la mayor parle
de sus casas, y hechos presa de las llamas todos los
enseres que en ellas habia, ropas, muebles, pro-
ductos cereales y demas alimentos, todo. cuanto po--
dia dar páQulo al incendio en una y otra poblacion~
veíase á los que pudieron librarse del fuego y del
hierro homicida andar errantes y sin asilo ·por los
campos y pueblos cercanos, poseídos del mayor es-
panto y embargado su ánímo en la desoladon mas
horrenda.


Mientras tal acontecia en los pacíficos pueblo!!;
de Castilla. no faltó una autoridad militar impru-
dente. la menos á propósito sin duda que el gobier-
no podia haber elegido para conjurar en el país de
su ,mando las terribles calamidades que estaba desti-
nado á sufrir, la cual, en vez de perseguir á muer ...
te á los rebeldes con las fuerzas· de que pudieTa
disponer y en combinacion con otras, socorriendo.
Al menos á los nacionales que se veían tan brusca-
mente iltacados por aquella tribu el'1'abunda, á fin de
minorar 6 atenuar en lo posible tantos desastres
por medio de la fuerza, único poder que ellos, los
bandidos, acataban, public6 un bando de indulto,
tan impolitico é inoportuno como irritante, en los
mismos dias en que los asesinos incendiarios de los
hogares, de los templos y ¡ haita del mismo. Dios!




-431-
acababan de cometer tan horribles iniquidades. Y
no contento aun el comandante general de Burgos,
baron del Solar de Espinosa, que era la autoridad
de que hablamos, con indultar, y aun premiar á
aquellos mónstruos, ebrios de sangre y enceuaga-
dos en el crímen, llevaba su torpeza hasta el estre-
mo, ridículo aun m.as que escandaloso, de hacer es-
tensivas sus gracias solo á los que se presentasen den-
tro del preeilJo término de ocho dias, contados desde
aquel en que llegase á su noticia el bando. Cierto que
no podía ser este mas elástico y cómodo para los
facciosos. Su autor podrá tener las aficiones, la am-
bicion y el instinto, pero DO el talento de las auto-
ridades. ¡ Y sin embargo, á este mismo hombre, al
baron del Solar, le hemos visto ante~ regentando el
despacho de la Secretaria de la Guerra, como mi-
nistro de la corona, como conseje~o de la reina de
España ! Verdad que en. esa multitud de ministros-
máquinas COIl la ellal han dotado I:t. los sitiales del
poder los qu.e en realidad le egercian á la sombra de
aquellos y declinando tambien en tales instrumentos
la responsabilidad, no escasean hombres asi, de la
estofa del baron, en quienes el entendimiento y la
voluntad no haceó empiezo' algu:no pará qne la 1'0-
luntad y el entendimiento de otros los subroguen.
Que solo con elemrntos así pueden formarse tales
ministerios.


Como los movimientos que verificó despues de




-~38-
e~tc, Balmaseda, tengan rclacion con el viaje que las
reinas Isabel y Cristina emprendieron por este tiem-
po á Barcelona, y con la terminacion de la guerra
chil, dejarémoslos para hablar de ellos, como de es-
los otros- puntos, en el capítulo que sigue


Den Antonio "an-Bale-n.




"",PITilLO XIII.


'IIIIIIiiI''iñi:F


Acuerdos de las córlcs, ley de ayuntamientos: la opi-
nion pública y el gobierno, aparicion de 10$ peri6·
dieos intitulados la Revolucion y el Huracan: via-
je de SS. nIM. á Barcelona: nuevos triunfos de
los constitucionales en Aragon y Cataluiía, toma
de Berga: intérnase Cabrera en Francia: termi-
nacion de la guerra civil .


. UANDO el valor y la
lealtad de los ejérci-
tos consliLucionales
defendian en el cam-
po del honor el pacto
fundamental de 1837,
combatiendo ya en sm
últimos rincones y
atrincheramientos á la
rebeJion armada que


por espacio de siete años habia hecho una guerra á
muerte sí,pero franca, á las instituciones liberales;




-440-
mientras las victoriosas huestes que conducia el
CONDE-DuQUE de uno en otro triunfo invocaban con
mágico acento Jos nombres de Libertad, Constitu-
cion é Isabel, dejando airosos á estos objetos de su
veneracion, á despecho del carlismo y de sus sos-
tenedores, y venciendo y rindiendo, uno en po~ de
otro, los numerosos y aguerridos batallone:; que
habian luchado, y luchaban todavía algunos á favor
del absolutismo inquisitorial de un príncipe t á
quien habia escogido aquel por instrumento para
que le representase aquí en España; cuando ya
la guerra estaba tocando á su término, y la revolu-
cion triunfante no habia hecho a sus contrarios,
para conseguirlo, ninguna cesíon del terreno que
habia conquistado, sino que le conservaba íntegro,
puro y sin menoscabo de ningun género, como lo
hacen ver la capitulacion, tratado ú convenio que
se celebró en los campos de Vergara, y todas las
demas estipulaciones que determinaron el ren-
dimiento de los carlistas en los fuertes de Aragon
y Cataluña, hasta el completo esterminio de aque+-
llos rebeldes y fuga de muchos al vecino reino de
Francia; mientras un proceder tan noble daba el
mayor brillo á las armas nacionales y al esclarecido
capitan que con tanta gloria las guiaba; vencido el
absolutismo por su fuerte brazo en la liza, é inha-
bilitado ya y reducido á la nulidad, que es su ele-
mento propio, el instrumento que habia hecho de




-.i4i-
Plonarca, relegado á la sazon y aburrido en Bour-
ges, otro ú otros instrumentos se babia elegido la
perfidia, y otra lucha y batallas de otro género
preparaba el déspotismo, acá en la córte, á fin de
'arrancar, con mano aleve y con la mañera fuerza
de la intriga, las conquistas que habia hecho la re-
volucion por el hidalgo medio dc las armas. No
eran armados estos otros rebeldes; porque as~stá­
bales á ellos mucho el estampido del cañon y hasta
el relumbrar de las espadas. Pero en cambio sabian
minar el edilicio de las reformas con la impuni-
dad que les aseguraba su cobardía, y con el acier-
to que se procuran siempre la astucia y la per-
versidad obrando de consuno.


Tiempo hacia ya, desde que se -vislumbraba en
lontananza el término feliz de esta guerra despia-
dada y sangrienta, que los enemigos de la revolu-
cion, interesados en perpetuar los abusos al abrigo
de un gobierno de monopolio en España, apresta-
ban todas sus fuerzas para desbacer lo becho en sie-
te años, obligando á caer una por una á todas las
hojas del frondoso árbol de la libertad, y arrancan-
do tambien las que componian el venerando código
fundamental de 1837. Durante la lucha, que para
ellos era solo dinástica y de personas, mas no de
principios, babian sido estos á propósito' para que
asociados al nombre de Isabel, pudiera llegar el dia
en que el trono de esta reina niña quedase afirma-




-442-
do sobre la ruina del pretendiente su tio y la pos-
tracion de todo el partido que habia abrazado su
causa. Mas en el momento en que sonaba ya el c1a-
rin de la victoria, cuando esta cotonaba las sienes
de los que con nohle orgullo se apellidaban consti-
tucionales, cr,eyeron los protervos llegado el caso
de desembarazarse de las trabas que á su maldad
opolian los 5aMS' principios del gobierno represen-
tativo, y sofocando y ahogando todo espíritu, lodo
gérmen de reforma, volver á entronizar en España,
aunque fúcra lentamente, el régimen despótico. La
milicia nacional, los ayuntamientos, las diputacio-
nes provinciales, la sábia institueion del jurado y
tantas otras como habian servído de elementos de
triunfo al partido liberal durante la guerra, razon
por la cnal fueron en ese tiempo hasta ensalzadas
bipócritamente por el bando retrógado, siendo to-
das ellas, tales cuales existian á la sazon, producto
de ]a revolucion y de la ley fundamental, no podian
incnos de ser odiadas profundamente por aquel par-
tido, á quien una máscara de liberal hizo repre-
sentar en algun tiempo el papel que por uingun tí
tulo le pertenecía. .


Trabar una liza abierta con la revolucion fuera
harlo peligroso para los que no podian contar ni
con la Milicia ní con el ejército, como apoyos en
la obra de sus iniquidades. Eran ademas pocos,
eran cobardes, como lo son siempre por lo general




-4.13-
lo.s : serviles co.rtesano.s: no. les restaba de consi-
guiente mas arbitrio., mas medio. que poner en
juego. sus intrigas y su perseverante audacia. Las
c6rtcs de este afio, aquell~'ls. c6rtes que n08 han
úcupado. antes de aho.ra, pro.ducto. de tantas vio.len-
cias y amaños, estando. como. estaban á merced del
gúbierno., y este cúmpuesto. de hómbres que se M-


• llühan' á devocio.n de la camarilla, centro. del cual
partían túdús lo.s rayo.s que iban á herir de muerte
la Co.nstituciún españúla; éran sin duda alguna el
elemento. mas á prúpósito. para co.nsumar la reaccro.n
que se habia premeditado. Halagados lo.s uno.s, in-
timidados útros, aquellos que se decian represen-
tantes del pueblo., y cuyas dos terceras' partederan
empleados del gebierno, vini~ro.n á servir (acaso sin
saberlo. lo.s mas) intereses bastardo.s de las .clases
privilegiadas co.ntra lo.s de la nacio.n, de cuya causa
debieran mo.strarse abo.gado.s fieles y <;trdientes de-
fensúres. En vano. la mino.ría se esforzaba en so.ste-
ner, cún lúable tesún, el terreno. cúnstitucio.nal y
los derechús y las libertades públicas contra lús
furio.sús embates que en diferentes pro.yecto.s de ley
hacian el go.biernú y sus amigo.s en; .cada sesio.n á
aquello.s sagrado.s o.bjetos: que hecha: cuestio.n ma-
teTÍal de vo.to.s, la que debiera ser de razo.n y de
estricta legalidad. en ho.mbres de intencion pura· '!
conciencia recla,venian á sucumbir cada dia, ó en
cada momento.: una de aquellas franquicias y du




-4U-
aquellos· derechos populares. Apenas hubo institu ..
cion que no se resintiera de los terribles golpes que
asestaba á la revolucion, es decir, al progreso do
la civilizacion social, á la. España reformadora de
sus leyes y de sus costumbres, la segur tremenda
y atroz de estas c6rtes de 1840. La ley electoral,
que es el basamento de los sistemas representalivos,


• fue adulterada en términos, que con arreglo á ella,
mas que representantes de la nacion, deberian lla-
marse los elegidos unos delegados de real órden: á
las diputaciones provinciales lambien se las quiso
reducir á meros consejos de provincia I despojándo-
las de su carácter y de su orígen popular: la ¡in:"
prenta quedaba igualmente esclavizada; en vez da
la contribucion decimal, justamente abolida por
unas córles liberales, se atrevieron estas ya á de ...
cretar un cuatro por ciento de los mismos produc-
tos sobre los cuales recaia aquella: en el aIto cuer-
po legislador presentóse un proyecto de ley con ob-
jeto de anular la que existia sobre mayorazgos: el
mismo vot6 la creacion monstruosa de un Consejo
de Estado, que entorpeciendo la máquina social y
empeciendo al sistema representativo, centralizase
mas y mas la accion del poder, hasta irle convir-
tiendo en absoluto, haciendo pagar á los pueblos
por este paso dado ·en su daño y notable desventaja
cerca de dos millones de reales.-Olro proyecto de
ley fué presentado por el gobierno á las c6rtes pa-




--.445-
rala imposicion de trescientos "millones sOMe la
propiedad territorial, que apenas podia ya sufrir
las cargas que en ella gravitaban, y cincuenta so--
hfe el comercio y la industria: otro salió tambien
del mismo taller de los ministros para agoviar á la
clase agricultora, sobre derecho de hipotecas, en
el" cual se pedia un tanto por ciento de todas las
ventas, permutas, cesiones de bienes, donaciones,
cartas de dote, herencias, censos. préstam03, es-
crituras de ohligacion y fianza, particiones y adju-
dicaciones, el cualllevaha aneja la creacion de sus
correspondientes oficinas de intervencion y rccauda-
cion en cada capital de provincia, sin temer los
gobernantes la inmensa balumba de oficinas y de
empleados que tanto abruman y consumen á la na-
cion, para proponer esta novedad odiosa y gravo-
itísima.


Pero In que mas exacerbó y agri6 los áni-
mos de las gentes, haciéndolas temer con funda-
mento acerca de la existencia de la ley política del
Estado, por las escandalosas y patentes transgresio-
nes que de ella se hacian, fué la llamada ley d~
ayuntamiento8~ y que no era otra cosa que una au~
torizacion que otorgaron las c6rtes al gobierno pa-
ra plantear sin discusion prévia, y de consiguiente,
sin la legitima aprohacion de los cuerpos colegisla-
dores, circunstancias indispensables para que, con-
forme á la Constitucion, fuese considerado como




-44.6-
tal ley, un proyecto el mas adecuado para encimar
la obra funesta de reacdon emprendida por aque-
llas córles, las cuales, . si hubieran durado todo el
tiempo que corresponde á las tres legislaturas. ha-
hrian sido ellas sin duda alguna el sepulcro de to-
das las libertades públicas. Era esta ley una nueva
edicion de la francesa presentada ya en nuestras
córtes por el gobierno en 1338, como entonces di-
gimos, habiendo dado ocasion á la primera derrota
del gabiRete Ofalia, por ser este asunto de las mu-
nicipalidades cuerda muy delicada de tocar aquí en
España. Segun hicimos ver en aquella época, 105
municipios españoles , modelo de b~ena organiza-
cion'J emanadero de las mejores doctrinas y mas sa-
nas prácticas que hoy se conocen en Europa, sobre
este capítulo importantísimo de la administracíon
pública, quedaban completamente adulterados y su-
brogados por las prácticas francesas, á donde el em-
pirismo de nuestros gobernantes recurre siempre á
iuplir la falta de conocimientos y de patriotismo. J
á satisfacer tambien el amor propio de su egena,
que no suprema. inteligencia, contento solo con
miserables rapsódias y pésimas traducciones.


La que ahora se presentaba contenia no men05
que 113 artículos. Ella reducia las municipalidades
á. meras comisiones consultivas, segun la atinada e!-
presion del ilustre Argüelles en aquellas acaloradí-
liimas iesioues, Ademas de lo que la Coustilucioll




-447-
del Estado prescribia en general sobre la foi'maeion
de las leyes, á lo cual se faltaba en esta, como he-
mos dicho, infringíase tambien abiertamente J con
criminal eseándcrto el c6digo fundamental en su ar-
tículo setenta, que establecia el principio de la
eleccion vecinal de los ayuntamientos, porque el al-
calde habia de ser nombrado por el gobierno, ú por
iUS agentes, con facuItades para suspender todos los
acuerdos de la corporacíon que no estuviesen ajus-
tados á su opinion ó á su capricho; porque esta
misma facuItad se confería al gefe político sobre
otros acuerdos, quedando por lo tanto nulos 105
mas interesantes á los pueblos, si faltaba la aproba-
cion de aquella autoridad, á quien no es natural su-
poner con los conocimientos estensos que compren..:.
de un gran número de loealidades; porque las listas
electorales habia de formarlas ese alcalde de real
(¡rden y no el ayuntamiento; porque de las reclama-
ciones no habia de conocer ]a diputacion provincial,
¡¡ino el gefe político, á quien se cometia ]a esclusi-
va é inapelable resolueion, con lo cual no venian á
lIer electores ni elegidos sino los que queria el go-
bierno; porque de la validez 6 nulidad de las elec-
ciones decidia sin apelacion el mismo gefe político,
con lo cual era frustránea 6 ilusoria la eleccion do
los vecinos si no resultaba conforme á los deseo.
del gohierno; porque los gefes políticos tenian fa-
cultad vara suspender concejales 6 ayuntamientos




-448-
sin mas regla que su voluntad; finalmente, porque
el gobierno podia disoI verlos, 6 destituir al conce-
jal que no fuera de su agrado, con cuyas condicio-
nes llano es que quedaba nulo el principio de la
eleccion popular que ,consignaba la· Constitucion,
dado que de nada sirve aquella, tod·a vez que el
poder egecutivo se reserve la facultad de inva-
lidarla.


Conferiase ademas al gobierno, no solo la de qui-
tar, sino la de crear ayuntamientos á su arbitrio, con-
tra lo prevenido esprcsamente en el citado articu-
lo 70 del codigo político: establecíase un censo para
determinar los que habian de disfrutar el derecho
de votacion, activo y pasivo, innecesario entonces
para obtener la alta investidura de la diputacion á
c6rtes: prohibíase que las sesiones de los concejales
fuesen públicas, sin escluir aquellas en que se ocu-
pasen del exámen de los presupuestos municipales.
La organizacion y funciones de los ayuntamientos;
que como las de las diputaciones provinciales, co~
metían se á la ley, en 'ártud del artículo 71 de la
Coustitucion, quedaban tambien á la determinacion
del gobierno en el nuevo proyecto, borrando así
de la ley fundamental, como el anterior, estotro
artículo.


Por esta ligera reseña 6 bosquejo que hemos
presentado, es fácil colegir que no era posible ima-
ginar una cosa mas servil, mas inconstitucional,




."..,.,449-
mil~ ,reaccionaria que la tal ley de ayunlanlÍe,ntos.
Jamas la nacion . habia conocido una legislacion
menos popular en matedas municipales, respetadas
en España siempre, aun en los tiempos en que el
despotismo de los reyes se ostentah1\. con todo su
vigor y su pujanza, Sabían estos ~uy bien cuánto
debe el cetro. de Castíllaá los fueros de ws muni-
cipios, tan poderosos en los pasados siglos para, en
uníon con los reyes, 'contrastar el poder invasor de
una nobleza orgullosa, avara y de ambicion desme-
dida: yel móvil del interés, robustecido quizas con
el de la.gralitud, habia determinado en todas épo-'
cas la voluntad de los monarcas que han gobernado
estos reinos, á mantener en su prepotencia y fuerza
acatable aquellos Jueros, t',onstituyen~o con ellos el
basamento ;principalde la monarquía espat1ola, á
punto de poderla justamente ,considerar, segun la
frase adecuada y propia de un orador parlamenta-
rio (1) de nuestros dias, como una monarquía demo-
crática.


(1) D. Juan Donoso Cortés, diputado estremeiio. Citamo~
sus palabras por lo qúe ellas en sí. absolutamel)le f'onsidera-
das~ tienen de eucto; no por la auLorizacion que redban de
parle de su autor., mozo de esquisita erudician en estudios his-
tóricos, de elocuencia fácil, si bien de locucion caliginoso '!
abstrusa, pero cuyas palabras y escritos durante los doce años
que van de revolucJOn son una série de contraúicciones mons-
truosas, muy propias para de~autorizar á quien las estampa ó
profiere. Sin embargo, como Donoso pronunció estas palabras
en la época en que tauto á él, como á todos los que compon~f1
Sil partido, aquejaba una especie de fiebre ó furor monárqUiCO,
~n 105 úias en que se discutía en el Congreso la ruidosa tues-


1'0)1. 111. 29




-.t50--
Los amigos d:e la Constituc1on qu.e vieron'''af


punto la profunda brecha que en ella hacia este
damnahle proyectó, alarlháronse muy justamente
y aprestaron'sus fuerzás 'para rechazarle, 6 com-
batirle al ~dQ~ con tesoo: La causa que sostenían
los lihetales er'á'j al juicio: de todos, la;mas jostifi-
cabFe y santlt: la infraccion de la ley fundamefital no
'ponia ser mas manifiesta: las c6rtes estas, que n0
teriian sino poderes ordinarios, carecian de faculta-
des para alterar en la letra y en la esencia la
Constitucion del Eslad(j); cuya_ fiel observancia ha-
bia jurado la corona y tambiell los diputados y
senadores: nadi!} creia entonces" ni los mism0s au-
tores del prt')yecto'" !}n la omnipotencia, parlamenta-
ria, doctrina' peligrosa, alltiliheraJ y errónea, adop-
tada despues con escándalo del mundo, no ya solo
por los que se titulan moderados, si' que tamhíen
110r algunos enaciados progresistas, para der.'ocar
una ley política que habia costado á la España cua-
tro alzamientos nacionales y siete, años de guerra


tíon que tenia por oujeto declarar l'a ID8yoridád'de la reina Isa-
hel, antes de la época qlle la Constitucion lijaba> esas palabra~
tienen el peso (lne natural'lnente reciben de las circunstancias
solp!11nes rn que fuewn desde la represelltadon nacional á
la espcctacion y á la cons;deracioA del público lanzadas.-Por
lo demas, 5'\ este diputado fuera consecuente y lógico y fiel á
sus dortrinas ó creencias, hubiera d-espues levantado su voz en
las córtes contra un decreto al cual hemos visto dar fuerza de
ley de ilyl/n/amientos, y que no es ,íno una de tantas traduc-
ciones d¡,er"ificaoas de la ley francesa, como las de los SIlOS 38
Y 10, nada propias en Yel'<lad para la monarquía democrática.
tl\le :,e ¡lO;; dice I'p3ir en E'paí'lU. ..




-451-
A:i,il, con todos los demas sacrifjci:os que son con-
s.iguientes, para perecer. despues, á mano aira-
da, víctima de la falsía y del mas odioso decehi-
miento.


La comision .del Congreso, en el único artículo
de su dictámen, pcdia que se olorgase al gobierno
la autorizacion que él demandaba para poner en
plan,ta su proyecto de ley de ayuntamientos: y en el
corto estadio que aquÍ se dejaba á la oposicion para
haber de contrariarle, concentró sus fuerzas, diri-
giendo desde allí fuertes embates á la proyectada
ley, por todos los medios y recursos que ofrecia el
reglamento. Entre estos podia utilizarse, sobre to-
do, el dll las enmiendas: y el diputado Olózoga pre-
sentó una, que- iba autorizada ademas por Cortina,
Calatrava (D. José) , Madoz y otros, la cual se es-
presaba en estos términos:


o:Los diputados que suscriben creen que si to-
"das las leyes deben discutirse y votarse con el ma-
«yor detenimiento en su totalidad y en cada uno
«de sus artículos, ninguna con tal!t1l' razon y tanta
«necesidad como la de ayuntamientos, que el Con-
«greso acaba de calificar muy justamente, en el
.. mensage dirigido á S. :M., como una de las que for-
«man el complemento de la Constitucion. Pero co-
«IDO puede ser ineficaz su firme propósito de pro-
«curar por lodos los medios legales este exámen y
«delibrracion que tiencn por indispcnsables, á fin




-452-
«(de disminuir los gravlSlmos perjuicios que en
«su sentir se seguirán de otorgar la autorizacion
«que se pide, proponen para este caso como en-
IImienda al dictáillen de la comision la siguiente:


«Los alcaldes, tenientes de alcalde y de mas indi-
viduos de los !l?}untamientos constitucionales, serán
nombrados IJor los t'ecinos de los pueblos á quienes
lá ley concede este det'echo, designándose precisamen-
te por los electores el cargo respectivo que cada uno
ha de egercer.»


Esta enmienda que, segun se ve, atacaba el
punto capital de la cuestion, tendiendo á reparar el
mas grave ultraje que la ley fundamental recibia, 'J
á enfielar con esta la orgánica que se estaba discu-
tiendo, deber quc imponian la conciencia pública y
la propia á todos aquellos diputados, fué apoyada
por Olúzaga en un discurso que la comision calificó
despues, al contestarle, con los epítctos de notable
y altamente bri(lnnte, en el cual espuso el represen-
tante tIe Sevilla, con el acento de la elocuencia y
de la mas profunda conviccion, las sanas doctrinas
de derecho público constitucional sobre este asunto
d~ las municipalidades, recorriendo al par la glo-
riosa historia de las nuestras desde Jos mas lejanos
tiempos hasta la época presente: y procurando ar-
monizar las venerandas tradiciones y usos acatables
que han legado los siglos á ]a generacion actual, con
Ja c,,{),!1stitucion del Estado y con los principios lumi-




-4.53.-
MSOS que establece la filosofía mas sublime ~ Ja le-
gisladon moderna, lo cual le era harto fácil,. p$rqu~
son puntos en estremo conciliables, atendidas las sá-
bias y libres costumbres que ya de antiguo han carac-
terizado. á los pueblos godo-hispanos, vertió Olózaga
un torrente cristalino de historia y de ciencia admi-
nistrativa, del cual la buena fé, la sinceriJad, el
patriotismo y una conviccion verdadera de parte de
los diputados, hubieran sacado gran partido á ra"or
del acierlo en la gobernacion del pais y de sus inte-
reses mas "itales, mas caros. Pero la suerte estaba
ya de antemano {lecrelada; y dcspues de contestar
al diputado de la oposicion uno de los que compo-
nian la r:omision que proponia se instalase ó pu- I
sieso en planta el proyecto, y decir tambien algu-
nas palabras en su pró el nuevo ministro de la Go-
bernacíon, Armend.1riz, 76 diputados "otaron con-
tra 53 que la enmienda de OlóUlga no se tomara en
consideracíon, con lo cllal vino á cortarse, en su
orígen, la discusion mas trascendental qu~ podia
ocurrir en el importantísimo asunto de que setra-~
taba.


Este Armendariz, á quien hemos visto ascender
al poder con motivo de la cuesiÍon ruiQ.osa.de las
fajas, sin dUlla en gracia de: la frase aquella que
soltó en el Congreso el dia 23 de febrero, ]a cual
debió de grangearle cierta celehridad entre los ser-
viles, pues que él era un hombre oscuro, incapaz




-45<1-
de hacer fijar' en sí la' atencion de Jos demas por
otro rdedi~, aprovechó la ocasion esta para echa.r á
volar su programa, reducido á decir que Jos nue-
vos ministros seguirían en un todo la maréha adop-
tada por sus compañeros y los predecesores, empe-
zando ya por sostener con, el mayor interés y em-
l)eño Ia·ley de ayuntamientos que habia presentado
Calderon Collantes. Programa que pudo muy bien
escusar Armendariz, porque siá él no le hubieran
creido hombre de acomodarse en un todo al sistema
adoptado por sus nuevos cóJegas, no le hubieran se-
guramente escogido para formar parte del gabinete
Castro-Arrazola. Lo que nosotros no podemos es-
cusar es el establecer aquÍ y dejar consignada b
diferencia . de doctrina entre el nuevo ministro
de 1840 y el mismo siendo diputado en 1838, que
habia combatido dos años antes el proyecto de ley
que ahora prohijaba. Flexibilidad que prueba· con
evidencia cuán propio era Armendariz para Jos fi-
nes á que estaba destinado .


.. Díríase que nada habÍ'ia ya que decir en la
cucstion dcspues del magnifico y elocuente discurso
de Ol61aga; cuando otras dos enmiendas pres<lnta-
das por D. Agustin Argüelles y D. José Calatrava
vinieron á acrecer portentosamente el interés de 1
debate. La primera ténia por objeto que los acuer-
dos de las municipalidades se llevasen á cabo liin
perjuicio de ponerlos en noticia del gcfe político




-455-.-
~espt.ql¡'v? La segun~a negaba á esta autQridad la
facultad ele suspender por sí á ningun ayuntamie'nto',
y al gobierno la de disolverlos,' concediendo empe':'
ro á este el. derecho de suspension, en caso de ahu-
so notorio ú falta. grave, haciendo comunicar loa
motivos al juez ó tribunal competente, para que se
,roc~di6se en jl,l.slicia contra los que resultasen'cul-
pábles: Así estos dignos y celosos diputados cerra-
han la puerta á la arbitrariedad I aliándolo todo'~
la ley, y procurando á la vez que no fuese ilusorio
el poder municipal que esla, ponia en manos de los
pueblos. Con la caleza profunda y acerosa, con la a~,
tilocuente voz del joven Olózaga, formabarr un mu)'.
agrad.able contraste I ventajoso p/WaJ,Qdos,.l Jagra,
"edad sublime, la circunsv~ccion "Vt ~~a io.sinuólnte dul-
zura que tanto distingue y recomienda siempre ias
palabras de estos célebres oradores, á quienes la
edad, el saber y la allLoridad dieron desde luego un
derecho reconocido pp.ta ser escuchados cC}n la. aten-
cion mas solemne, .en medio de un silenc19 religio-
so.-Las :venerandas trapiciones ru,spanas, ,los priud-
pios mas filüsóficos yex~t9SQ~Ja cicncja ~dmini~~.
trativa, los sentimientOs.IlHlS h~aJgos~e filantropía y


,


libertad, el derecho rou~icjpal ad9p{ad-o modern~
mente por Jos gobiernos, r{(presen~ajivos;de Europa y,
comparado con el nuestro, ,nuanlÍ\isi~ ~y.lo~ princi.,¡
palescapítlllos del proyecto que se esi;aha debatiep.-
do I la notable disonancia en;'qqe él aparecia con la




---.t56=-
ley funclamenlal, todo -esto em~íiab3 COft- prOfUS;{)8
de los lábios de entrambos diputados, asturiano y
estremcño.


A las 'teor ías, á las evidentes· demostraciones" <Í
los razonamientos' sóIldos, á l{js hechm im~ontesta~
bIes que presentaron estos y ot·ros varios miemhros
del Congreso, en refutadon del nuevo pl~n'd'e
ayuntamientos, contestaban sus defensores, los di-
putados de la mayoria, con la .Jesvcntaja y mengua
que es consiguiente á ulla mala causa sostenida por
abogados nomóy diestros; pero con la osadia que la
idea del seguro triunfo da siempre á la engallada.y
presumida ignorancia. A falta de rlÍ.zones, que no
las enc9ntrabtm ni las hay tampoco para defeuder
errores y despropósitos, dejemplaban á sus adver-
sarios, y aUli á la nacion entera. aquellos energú-
menos, hasta el estremo de decir un individuo de
la eomision, el diputado Olivall, para aquietar los
escrúpulos que manifesf¡:ba la minoría respecto al
modo con que recibirian los pueblos una ley tan
c~ntriu'ia ~ sus costumbres ¡que' en emrrleando la
m~tralla seria fácih'doseg'uir que esta ley fuese por
el pais obedecida. Alartlc brutal de fuerza que sien-
ta mal en hoca de un iegislador, y desdice de un
partido que blliSona de moderado y presume <le inte-
ligenÚ. m~nqu~ el prorunao saber y la virtual mo-
deraéion de los retrógrados aparecian -ya el\esta
época, con toda su risible y pasmosa realidad, en




-457-
los actos d~ su adminislracion que hemo~ligera­
!llcnterecorrido, en sus proyectos de ley. importa,..
dos del eslrangero, en el verdugo .del Piloto, en los
cationes de Roda, y por último, en la metralla du
Olivan. Tiempos y sucesos po!;teriores han ido cor-
roborando cada vez mas .este nuestro juicio.


Igual su~rte que la de Qlózaga tuvieron las en-
miendas de Argüelles y Calatrava. No fueron si-
quiera tomadas en cOllsideracion por el Congreso:
y siguie04lo este igual conducta para con otras va-
rias enmiendas que se presentaron, procurando
siempre evitar en lo posiLlc toda discusion, termi-
nó allin esta á los pocos dias y fué aprobado el dic-
támen en este cuerpo, y despues, aun con mas ce-
leridad, en el Sena{lo, quedando ya á la sancion y
para ser erigi(lo en ley (ó en una cosa, que si no lo
era, queríaselc dar á clln igual fuerza en la egecu-
cíon) , ese proyecto cuya impopularidad, é incons-
titucionalidad lambir]l , habian sitio t<ln l,ábilmente
demostradas. Desde cntollces vióse ya á la tiranía
parlamentaria levantar osuda su cabeza sobre las rui-
nas de una de nuestras primeras libertades. Los pue-
blos tomaron acta de esle importante suceso, para
o.stentar en su dia la gran verdad de que la sobe'fanía
de las naciones es el todo, y sin ella nada es la pr-eien-
didasoberanía de los parlamentos.-En vano: el
ayuntamiento de Madrid, y con él todos los princi-
pales del reino ,dirigian al trono esposicionC$ res-




-458-
pctUQSllS ,-razonadas y sentidas, pidiendo que fuese
denegada la sancioD á ,una teyque los dejaba á la
nulidad reducidos., El gobierno negaba el pase á
aquellos documentos, y, mientras llenaba las colum-
nas de la Gaceta con otras esposiciones que,le'eran
dirigidas por, los concejales de pueblos oscuros y de'
escasa iecindario, á los cuales se les impondria el
deber de representar, aplaudiendo las demasías del
poder y condenando, por egemplo, los escesos de
las tribunas en las sesiones del 23 y 24 de fehrero.
las cuales esposiciones, insertas en el periódico ofi-
cial, llevaban siempre ]a colecta, de real orden, de
queSo 1\1. las habia oido con agrado y complacen.,;.;
cía ;contestábase á los' otros esponentes, sin duda
l)'()rque no lo hacian en sentido grato á Jos minis-
tros, que no asistía el menor derecho á los ayunta-
mientos para representar como cuerpo en asuntos ó
cosas que no son de sus atribuciones, esclusivamente
admintstrativas. Contradiccion monstruosa, esta en
que incurrían aquí los gobernantes, que solo p,uede
diotarla el enconoso y ciego espíritu de. partido. El,
derecho de peticion, consignado ,en el artículo ter-
cero, de la ley fundamental, y que era reconocida
porios ministros y acatado en los que aplaudían,
desconocíase y rechazábase, c{)mo arma prohibida,
en los ayuntamientos que, mas patriotasé ilustra-
dos, tenian valor para lanzar su censura y su ana-
tema contra los que faltando al sagrado de· sus ju-,




-4.59-
ramentos osaban infringir con el mayor escándalo
la'Constitucion política de la monarquía. Y cuenta
queaqui!l ~recho concedido por esta á todo espu-
¡iol, no es presumible, no es racional tampoco, que'
dejase de compre~lder á los municipales, quienes,.
por recibir esta honrosa investidura de sus comiteu-
tes, no será bien que pierdan Su cualidad -y sus de-
réthos de ciudadano. Pero sordo á todas estas COll"'"
sideraciones el gabinete, insistió siempre en obs..'
truir y aun cerrar toda via de comunicacion entre
los ayuntamil'ntos celosos de sus fueros y el trono,
sin tener presente que (comodecia la municipalidad
de Madrid en una de sus esposiciones) "cu'ando los
"pueblos'se ven destituidos de toda esperanza, sue~
«len buscar el remedio á sus males en la ,desespe-'
«racion.))


Subió esta de' punto en el ayuntamiento de la
capital; y al ver que todas sus gestiones eran desa""'
tendidas y desoidos sus clamores, siéndole c'ontes.:.
tado lo que antes va dicho por el presidente del
consejo, y negándose le tamLien la audiencia que
solicitó para poner laesposicion en manos de S. M.
la reina regente, presentó 'su dimision el2 de junio,
derezándola á la diputacion provincial de la manera
que sigue:


oExcmo. Sr .-Los alcaldes, regidores y prl'lciu-
radoressindicos del ayuntamiento de MadridtiUe
lIuscriben, vieron con dolor acogido en el Congreso. ~.-,
~UO¡J
.,.


, ~
A
.~


'O




-.i60-
el,noevo proyecto de ley muniópal, pero les. ale.ll-
taba la esperanza de que las. manifestaciones ~e re-
probacion de todos los huenos españoles, echarían
por tierra un sistema tan ~straiió á la índole na-
cional, como opuesto á las instituciones constitu-
cionales.»


. "Animados de estos deseos los individuos .del-
ayuntamiento, quienes,ademas del derecho de peti,...
cion que el cúdigo fundamental del Estado les conce-
de, están faculLados tambien con an-eglo al espiritu
de la ley municipal vigente, para llevar la voz de sus
représentados, en cuantodig-a rebcion con los inte-
reses del procomunLiI, creyeron unúnimemenle de
au deber elevar al trono un'a respoluosa súplica pa-
ra que S. 1\1. se dignase dene3nr su sancion á la
proyectada ley de ayuntamientos; mucho mas, cuan-
do tersnlldo esla SOUl e ,ma'teria lan peculiar de
su instituto, la ~nsiJeraban, y consideran loda-
Tia, contraria á la Constitucion, perjudicial á los
¡ntereses de los {lueLlos, J atentatoria á la liber-
tad.»


«Los que suscri])cn se lisonjeahan que tan jus-
ta SÚl)lica mereceria. cuando menos una favorable
acogida; pero muy pronto recihieron el mas amar-
go desengaño, viendo devolvérselos por el gefe po-
lílieo la esposicion que con este objeto habian diri-
¡ido á S. M., y negada la audiencia, que á fin de po-'
nerla en sus au¡ustasmanos. solicitaron, priván-




-4tH-
doles de esta manera, los ministros responsables, de
todos los mCllios de acudir al trono, sin duda por
temor de que lle;:;-uen á los reales oidos las fundadas
quejas y repelidos clamores de la opinion contra
aquellos cuyos consejos comprometen á caJa paso la
dignidad de Ja corona y la tranquilidad IlúllHca.»


«Con tan inmerecida repulsa, preludio Lien cla-
ro de nuevas arhitrariedades" los inJivíduos de este
ayuntamiento creen ver menoscabado el decoro in-
herente ~ la autoritlad que representau, y obstrui-
dos los comluctos lI"e las leyes les facilitan para
pedir á S. M. cuanto estimen conveniente al bien
de sus representados y á la prosperidad del pais; y
nO consiJcránJose ya, por lo tanto, ni con la sufi-
cienle libertad, ni cou todos los medios necesarios
para desempeñar llignamente sus funciones, ni tam-
poco con arlucl prestigio de que deLcn estar inves-
tidas las corporaciones populares, si han de llenar
cumplidamente sus dehcl'lls, á V. E. suplican se
sirva relevarlos del cargo que en la actualidad des-
empeñan: gracia que esperan merecer de la jnsti-
ficacion de V. E.»


«Dios guarlle á V. E. muchos años. MaJrid 2
de junio de 1840.=10aquin M:aríaFerrer.=Fcr-
min Caballcro.=Joacluin María Lopez.=José Por-
tilla.=Francisco Eslrada.=José Demetrio Rodri-
guez.=Antonio de Ituarte y Alegría.=Dámaso
Sane.hez J.arrea.=Pedro Jimcncz de Haro.=José


." ,




--462-
liaría -Nocedal.=El conde de los Corbos. :±:EU:sé-
bio Bermudez.=Justino de la Pera.=José María
Caballero. = 'Cándido Marcos Molinll. =: Antonio
Gonzalez Nayarrete.=FranciscoJimeno.=An(onio
Tomé de Ondarlleta.=Valentin :Llanos.=Jos~. Gu-
tierrez y Gutierrez.=Joaquin Temprado.=Fer-
nando Corradi.=Dámaso Aparicio.=Diego Fer-
nando Montañés.=Cristobal Marin.=Roman Gar,..
cla.=Rafael AlmonacÍ y Mora.=Francisco Cano.=
Ezequiel Martin y Alonso.=Malias Escalante.=
Diego del Rio.=A~gel Iznardi.=Cipria~o María
Clemencin, secretario.)


Esta dimision no le fué admitida por la diputa-
cionprovincial al ayuntamiento.


Los nombres que' figuran al frente de este, sien-
do algunos de ellos los de los corifeos jóvenes
mas notables que contaba á la sazon en sus filas el
partido liberal, prueban que ests, al verse vancido,
ú mas bien, rechazado \. alejado de las urnas elec-
torales, por la ilegalidad y la violencia de sus con-
trarios, en las últimas elecciones pata la diputa,cion
á Córtes, habia procurado concentrar sus fuerr.as en
otro punto; y ninguno juzgó ser tan á :propósito co-
mo la municipalidad de la capitaL del reino, consi-
derada por algunos. no sin fundamento, como un
poder del Estado (1). Desde aquí, como desde un


,


(1) Es muy de notar la grande inflncnda que tienen siem-
pre en la po!íli~a de las nadones las municipa.lidades de sus




...:.t63-
ine~pugnablebaluarte, pensaban los~pt!'Ogresistas
defender palmo á ,palmo el terreno de la libertad,
siendo un auxilio poderoso y escelente ,para lá mi-
noría del Congreso. En esta, como hemos visto'; se
hallaba Ol6zaga, primer alcalde ooml:Írado para este
año; pero que habiendo cpnsideraoo sus servicios
mas útiles en la representación nacional, optó por
esté cargo renunciando el otro. Al contrario, el de
diputado á c6rles fué el que renunciaron D. Joa-
quin María Lopez y D. fermin Caballero conti-
nuando . en el ayuntamiento. Así ,esta corporacion


capitales respectiras; lo cual, Irjos de ser end~ño y menosca-
bO,de losinlercses generales del pais, sude ceder, por el con-
trario, en bien del procomun. La capital de un estado es por lo
regular el pueblo de mas civilizacion, y aquel en que por la in-
mediacion al poder se tiene un c01locimiento mas exacto de los
vicios que amo'rban á este; De aquí esa preponderancia que de
hecho se reconoce,cnlos repreecr.t3ntes de estas grandes pobla-
ciones. El papel que ha totado hácer siempre á ras municipali-
dades de Paris y I,ondrcs en las revueltas políticas, es un egem-
plo pateIlte de esta verdad. La primera de aquellas .capitales,
que es la mas corta en poblacion, cuenta sin embargo mucho
mas de un rnillun de almas. Este \ecindario inmenso, reuni-
do, y mas ilustrado en los asuntos de la gobernacion púhlica
que el resto de la monarquía, debe de pesar mucho natural-
mente en la balanza política. Por eso sin duda se ha dicho Pa-
ris est la France.-La capital de España cuenta apenas la
quinta parte de la pol'laCÍon de l'aris. En duplicandoMadrid 'si-
quiera el número de sus habitantes, la libertad nacional que-
dará aquí asegurada para siempre. Esto se consigue trayendo
aguas á esta capital)' facilitando las comunicaciones á fin de
dar impulso á la agricultura i la industria y el comercio'. No
harán esto jama;, los enemigos de la libertad y de la prosperi-
dad pública: y :l\'Iadrid nunca será bastante fuerte para derrocar
á sus tiranos, cun todos esos esclavos destinados á guardarlos,
mientras la alJu.nduncia de I'0blacion no haga oscurecer ti aque-
llos, yluielltras ,e haga visible y IHedominante, en cierto mo-
do, ademas de la clase militar, la estéril ~ onerosa dase de CIll-
1l1eatlos. -La poHtica moderna cstá por las grandcs capitale,.




-48t-
venia á qttedar con la robustez necesaria para el4}~ -
puje qué estuha ella deilinada á dar á la revolucion
española en dias que no están ya muy lejanos. Sin
embargo. cuando llegue esa época crítica y azafc;>sa
para el ayunlamí~nto de Madrid, veremos que al-
gunos de sus mienllJros, entre ellos los jóvenes Lo-
pez y Caballero-, hahían desllpareciJo.


Adcmas de la autorizacion IIue piJió el gobier-
no para plantear el proyecto de ley de ayuntamien-
tos, de cuya sancion, y sus efectos. hablaremos
mas adelante, demandó á las córtes otra para co-
brar las contribuciones de aquel año. El asunto vi-
talísimo de los presupuestos empezó á discutirse
muy pocos días antes de terminar la legislatura, no
habiendo quedado tiempo para hacer por sus caba-
les tan importante exámen. Que ocupadas las, cór-
tes en cuestiones políticas, para asegurar por este
medio la dominacíon del bando reaccionario, no se
curaban de olras que ofrecian mayor interés á los
pueblos. La minoría del Congreso presentó, sÍ, al-
gunos proyectos. de ley de grande utilidad, como
fueron el de recompensas milibres, sobre cesant1as
de los ministros, y acerca de los sueldos de los em-
pleados mientras n~ sirven sus destinos, por egercer
los cargos de (liputados ó senadores, los cuales no
fueron tomados en consideracion por el Congreso;
habiendo sido admitirlo á discusion y aprobado talD-
bien únicamente el que tenia por objeto arreglar el




-465-
iet,ieio de bagages, considerándole como una car-
g~ del Estado: proyecto salido igualmente del seno
de la minoría, y del cual se ocupó tal vez aquel
cuerpo con preferencia á los anteriores, porque
terminada la guerra, no Ofl'ec1a JU á la sazon el
mas gran(le interés para el pais. No obstante, la
utilidad de e~ta ley de bagages es universalmente
reconocida.


El espíritu del Senado manifcstábase tanto ú
mas servil aun que el del Congreso. Ya hemos indi-
cado algunas de las leyes que en el alto werpo cole-
gislador fueron votadas. En la de dot,.cion del culto
y clero oyél'OnSl\ discul'sOS dignos de la España
del siglo X. Porque D. .Martin de loo Horos se
atrevió á d~cir eH esta cu,esLion que el dieznio fué
reslablecido en nuestra patria el afio de 1823 por
cien mil ba yonelas francesas, el presidente del Se-
nado, l\foscoso y Altamira, gallego inilado, alta y
ridículamente aristócrata, y de opiniones por con-
siguiente absolutistas, motivo por el cual ha sido
constantemente el designado para la presidencia del
cuerpo conscnador, durante el mando de los re-
trógrados, no pudiendo tolcl'ar aquella que él juz-
gaba gran demasía, y (lueriendo tal vez aprovechar
la ocasion que se le ofrecia de adular al trono, si-
quiera fuese en la podredumbre de sus cenizas, le
llamó al órdén tocando la campanilla y diciendo,
que no podia él permitir tamaño agravio hecho á


'r01l1. lJI. 30




-466-
nuestro rey Fcrnalldo. Degradante egemplo de iñ~
tolerancia y de servil lisonja que no cesaba de re-
petirse á cada instaRte en está asamblea de los ·an-
Clanos.


Por último, para dar cima á los tr.aba.jos de esta
legislatura., que hemos pasado en reseña en las pá-
ginas que preceden., diremos que tambien se traló
de una ruidosa acusadon formulada contra el con-
de de Toreno, por malversacion de las rentas pú-
blicas durante la época en que sirvió el ministerio da
Hacienda y celebró un contrato de azogues con la ca-
sa de Rostchil, el cual recibió despues ciertas adicio~
nes ó novaciones que, á juiciode'l'general Seoane,
autor de la acusacion, eran en eslremo perjudiciales
á los intereses del Estado. Habia entaBlado Seoane,
su dcmaAda) no en esta legislatura, sino en la ante-
rior de 1839; mas como aquellas c6rtcs fueron á
poco tiempo disueltas, y el conde hallábase á .la sa-
zon en Paris, no pudo llevarse á cabo la decision
deL Congreso. El acusado guard6 grande 1!ilencio,
sin dignarse recurrir á la prensa siquiera, para ha-
ber de vindicar su honor.


Entre tanto, la alta reputacion dél conde de Tore-
no, taR ilustre, tan distinguido entre todos losespa-
ñoles de este siglo por sus eminentes talentos, que
dej6 bien acreditados como escritor y como oraoor
parlamentario, andaba mancillada en boca de todas
las gentes con tanto mas motivo, cuanto que lejos




-467-
de-procurar él p~rifi.carla, venido á España, en 105
primeros dias de 18,iO, como que queria hacer un
alarde insultante de su improvisada fortuna, y dar


- en ojos á sus contrarios', con los brillantes saraos
que se apresuró á dar en su casa, los cuales eran
el asombro y el escándalo de la capital. Los mayo-
res refinamientos del Juj o eran cosas harto Comu-
nes en la casa del magnate que habia llegado á
Madrid en 1834 sin recursos de ningun género y
agoviado por los acreedores. Y como por otra parte
no pudiera atribuirse de manera alguna tanta opu-
lencia á lo pingüe de sus miserables estados de As-
turias, la miseria pública contrastada, insultada de
tal suerte, hacia murmurar incesante.mente sobre los
poderosos medios de enriquecimiento que habia sa-
bido encontrar la destreza del conde, para llamar la
atencion, no solo en Madrid, con sus bailes en que
invertia muchos miles de duros, si que tambien
en sus viales fastuosos á la Italia, ylo que es
mas, en el emporio del lujo y las riquezas, en la
deslumbrante capital de Francia.-Por estas y otras
apariencias del mismo género habíase, ya hacia
tiempo, acedado bastante la opinion pública en con-
tra del conde; por cuya razon la acusacion que
pendía en las córles, y que habia llamado estraor-
dinariamente lá atencion en la pasada legislatura, no
era fácil que quedase en olvido en la presente.
Tampoco Toreoo quiso ya hacerse el olvidadizo por.




-!68-
mas tiempo; pues que si hasta entonces habíase de-
dignado de ocuparse en aquel asunto, á pesar Cl.eJ
grande ínl{'rés que para sí ofrecía, cuando vió unas
córtes cu)'a mayoria érale adicta, y unas córtes co-
mo estas de 1840. no halló reparo en provocar la
acusacion del general Seoane. No era este entonces.
diputado, ni senador; halláhase de cuartel en pro-
vincia, y desde allí habia solicitado permiso del con-
greso y del gobierno para venir á sostener en la
harra su acusacion contra el conde de Toreno. Es-
crúpulos de reglamento con respecto al primero y.
una escusa de parle del segundo, que alegaba el
deber considerarse como terminados los asuntos
¡ncoadosen una legislatura, sin que por lo tanto
pudieran removerse en la siguiente, hicieron que
fuese denegada la licencia que pidió Seoanc. El con-
de habló en el Congreso de improcedencia, de fór-
mulas y de oportunidad; y una comision que en-
tendió en el negocio presentó su dictámen, que
aprobó inme(lialamente aquel cuerpo, reducido á
decir que no habia lugar á la acusacion. Si el Con-
greso no podía volver la fama, pudo al menos ha-
cer declinar la responsabilidad grande que pesaha
sobre el conde de Toreno. Tal fué el término que
tuvo la acusacÍon del general Seoane contra este
personage.


Constante, cada vez mas, el gobierno en seguir
la senda de perdicion y ruina que desde un princi-




-469--
pio se habia trazado, llegó á enagenarsc ya de todo
punto la voluntad de los pueblos. V cian estos, con
barto dolor, que todos los innumerables sacrificios
({ue habian hecho y estaban haciendo por asegurar
su bienestar eran infructuosos: y que cuando pare-
da ya alborear un dia de bienandanza y libertad pa-
ra España, con la terminacion próxima de la guer-:-
ra .civil, el ciego encono del partido dominante dis-
poníase furioso á arrebatarles todas sus conquistas,
todos sus fueros y libertades. Hay en esto siempre
un designio lrascf:ndental é interesado de parte de
los. déspotas. El monopolio de toda autoridad, de
todo poder, lleva anejo el monopolio de todos los
goces, de todos los productos, de todas las rentas
nacionales. Tiranizar, esclavizar á 105 pueblos para
esquilmarlos, es la gran máxima polílic a de todos los
gobiernos que no buscan su apoyo en la libre é in-
dependiente voluntad de las naciones. Por eso aquel,
que ha sido uno de los gobiernos mas impopulares
que ha tenido España, apresurósc á dar muchos pa-
sos en este sentido, muy perjudiciales todos á los
intereses del Estado. Él celebró un contrato, que
la misma prensa reaccionaria calificó de «monstruo-
SO,I) por valor de doscientos millones de reales, en el
cual sufria la nacion de quebranto la enorme suma
de ciento cuarenta y cuatro millones doscientos mil.
E~te contrato se verificó á consecuencia de la auto-
rizacion obtenida al efecto por el gabinete Ofalia, en




-470-
virtud de la ley de 17 de abril, si bien él no estaba
ajustado á las condiciones de estricta moralidad
prevenidas en esta ley. Autorizó ademas la emi-
sion de títulos, Ó creacion de papel-moneda , por
grandes valores de capital, operacion que le acar-
reó la mas fuerte censura, no solo de la prensa na-
cional sino de la estrangera.


Consecuencia de tal cksórden en la hacienda, y
de la ninguna confianza que inspiraban al pais los
gobernantes, á vista de la horrorosa reaccion que'
amauabau, fué la gran baja que esperimentó el va-
lor de los efectos públicos en el mercado; pues que
los créditos que á. consecuencia del convenio de
Vergara llegaron á subir á treinta y cinco por cien-
to, nueve meses despues habían ya descendido
á veinte y cinco, perdiendo en tan corto plazo
un diez por ciento de su valor.-Grandes, muy
grandes debian de ser los desaciertos rentísticos, y
muy torcidos y siniestros los fines de la política,
para que en los últimos meses de la guerra, cuan-
do ya el iris de paz empezaba á saludar gozoso á
nuestra patria, presentasen tanto la gobernacion
como la administracion del pais un aspecto tan tris-
te y aterrádor en todas partes.


La opinion pública enojada con motivos tan po-
derosos, tan justos, agriábase cada dia mas contra
los autores de tantos desastres. Los amantes de la
Constitucion no podían mirar con indiferencia que




-471:..-
mientras las córtes iban cercenando una á una todas
las principales: garantías, prendas ó fianzas que en
bien de los pueblos consignaba aT¡uel código, hasta
dejarle reducido á una letra muerta J estéril y haber
ebrancadopor cQffi'{l'leto el árbol santo de la liber-
tad·, en el Senado aparecían cerca de la. tercera
parte de- bolas negras, contrarias al proyeeto de ley
que declaraba fiesta nacional el aniversario de la ley
fundamental vigente, y el Correo Nacional, que
era: el órgano mas autorizado del gabinete, decia el
mismo día 18 de junío, que hay aniversarios de ani-
versarios, y que el de la Conslitucion de 1837 es-
taba muy lejos de ser de los que merecian mayor
solemnidad; dando por toda razon la de· que no rué
el resultado de una batalla. ¡ Cómo si solo- las hata-
Ilas fueran merecedoras de eternos recuerdos, de
grande y solemne celebridad! Poca int(}ligencia.
poca ilustracion arguye el hablar de esta manera.-
Los rencorosos odios que estos absolutistas disfra-
zados profesaban á la ley constitucional no podían
ya estar mas manifiestos. No les era dado á ellos
l'econocer eomo legitima la emanacion popular del
código político., porque partidarios acérrimos, aun-
que vergonzantes, de la s(}beranÍa del trono, si al-
gun tiempo habían jurado y perjurado la doctrina
que hace nacer todo poder social del pueblo ~ fué
solo una cobarde hipocresia lo que les obligó. á ello:
que despues babian de venir otros tiempos en que




-472-
la falsía y el crímen se hiciesen patentes. para que
la historia consigne en sus páginas. con veneno y
hiel, tanta perfidia~


Tan graves, tan fundados temores,tenian en con·
tínuo sob¡'esalto é incesante agitacion el ánimo de los
libres. Ya no podia caber duda alguna acerca de la
reaccion odiosa que se medita ha , allá en las gradas
del trono. A la manera del de Júpiter, veíanse par-
tir desde allí rayos tremendos que ihan á herir de
muerte y apa~ar toda vida en el cuerpo social, pri-
vado por instintos de los miembros que rrincipal-
mente constituian su existencia. ta desamortizacion
eclesiástica y civil, obra maestra d~ la revolucion,
egecutada:, como todas las demas beneficiosas al
pais, por el partido progresista, iha á ser ab6lida y
reemplazada poco á poco por la antigua amortiza-
cion, con todas sus aborrecihles y desastrosas con-
.secuencias; la mi licia nacional seria disuelta, las
municipalidades esclavizadas, aherrojaflo el pensa-
miento. Bajo un mal simulado pretesto de centrali-
zacion íbase á erigir sobre· el derribo de la libertad
un trono absoluto. El ahog'amiento del comercio y
de 1a industria hallábase de hecho decretado. Fi-
nalmente, veíase á la causa nacional, que es la cau-
sa de los libres, la causa de la hllmanidéld, perecer
por instantes, quedando otra vez los espaiioles re-
ducidos á la degradante clase de ilotas. Y todo esto
que iba á pasar, que estaba ya pasando. no podia




-473-
menos de traer á la memoria de los patricios hon-
rados la guerra cruenta de siete afios, Jos grandes
,~acrjfjcios de sangre y de oro que durante ese
tiempo habia hecho la nacion, no solo por sostener
los derechos de una mera cueslion dinástica, por-
que las cuestiones de esta clase en la Europa mo-
derna ya no producen guerras, sino por conquistar
y por defender á todo trance aquellas nobles fran-
quicias, aquellas inmunidades sagradas... de las'
cuales se la estaba despojando.


Pero la revolucion española contaba aun con
elementos de fuerza mas que suficientes para con-
trastar el poder efímero y bastardo de los déspotas.
Un ejército colosal, valiente, alentado por mil
triunfos, ceñida su sien por el laurel de la decisiva,
de la final victoria; un ejércilo que no habia podi-
do alejar de la memOl'ia un solo instante los sagra-
dos Qbjetos de patria, iltdependencia y libertad, cu-
yos nombres le babian electrizado en los combates,
por cuya causa se habian sacrificado tantas vidas y
ariesgado mil y mil veces la existencia de los bravos
que sobrevivieron á la guerra; un ejército cuyos ge-
fes y oficiales, en lo general, eran hombres libres, pa-
triotas distinguidos, españoles puros ... purificados al
crisol de los pasados sucesos, no esclavos misera-
bles, suizos ó genízaros, de esos que desgraciada-
mente suelen prestarse, en los ejércitos degradados
por la servidumbre y la corrupcion, á egercer el vi- .




-474-
llano y ruin oficio de esbirros, falsos delatores, ase-
sinos y aun verdugos..... un ejército, en fin, que
tenia á su frente como gefe superior, como prin-
cipal caudillo, al esclarecido, al illC'lito, al nobla
DUQUE DE LA VICTORIA y DE MORELU, CONDE DE


LUCHANA, el mas ilustre J el primero de los héroes
que contaban á la sazon las filas de la libertad en


• todos los ejércitos de Europa y América .... en am-
DOS hemisferios ... glorioso timbre que á nadie cor-
respondia entonces sino á ESPARTERO, en ninguna
nacion del mundo civilizado y libre ... este ejército.
decimos, era una palanca asaz robusta y poderosa,
movida por un muy diestro, actuoso y prepotente
brazo, eapaz de remover cuantos obstáculos osara
oponer la maligna perfidia de los tiranos á la carro-
za triunfal de la libertad. en su magestuosa é im-
ponente marcha.-Una milicia nacional, numerosa
tambien y entusiasta, avezada gran parte de ella á
las faenas y tráfagos do la guerra, poseida de re-
cuerdos gloriosos y de ideas tristemente impresio-
nables é irritantes, interesada por lo mismo en qne
venciese la líbertad, como instilucion oriunda de
esta, y cuyos gefes, que erau los mas decididos pa-
tricios, habian arrostrado los compromisos mas sé-
rios y árduos á favor de aquel órden de cosas. al
cual tenian como adheridos su porvenir y su p.xis.
teucia, no podia dejar de ser tambien un elemento
poderosísimo de triunfo en la liza. que habia provo-




-475-
cado la tiranía, asestando sus dardos 3!leves. desde
las gradas 6 cercanías del s6Iio.--Toda,:ía exiStiao
en Espaiía los ayuntamientos populares, verdadera-
mente' constitucionales., celosos de su independencia
y de sus fueros, amanLes· fieles de la libertad,_ ]0&
de, ]os- pueblos mas notables del reino, y altamente
enojados ahora con e] gobierno y con las c6rtes por
el brusco é infernal ataque que habian tan ilegal
como inmerecidamente recibido en lo mas ,ital de-
su existencia: y estas corporaciones, primer basa-
mento en que estriba el edificio del mecanismo po-
pu.lar, conjuradas como ellas estaban contra los go-
bernantes, no hay duda que eran igualmente un
apoyo graude para la revovolucion.-Si eo las di-
putaciones provinciales hahia logrado. ingerir algu-
nos de sus adictos. el hando reaccionario, muchos.
de estos cuerpos estabau animados de un espíritu


'hien pronunciado á favor de la libertad, y el comun
interés habia unido á casi todos, á fin de repeler 1&
acometida que iban igualmente á esperimentar, me-
noseahando en gran manera sus derechos y restrin-
giendo sus tueros y atribuciones, ya en la espresa-
da ley de ayuntamientos, ora tambien en la que, eoo
objeto de arreglar 6 reformar directamente la ins-
titucion, hemos dicho que tratab/!-n de votar 11'ls cór-
tes. Y ese espíritu de eorporacion 'j ese interés
corouo yesos temores yesos celos hacian induda-
blemente de las diputaciones otro elemento favora-




-476-
ble. ó útil á la revolucion, sin que hubiese siquiera
usa dispue~ta á contra¡'iarla.-La Constituciou del
Estado y la ley vigente de imprentas protrgian aun
la libre emision del pensamiento, pronta á sucum-
bir á los rudos golpes que empezó á darla ya el ha-
cha destructora del Senado: y ese mismo empeño
que los escritores mostraban por asegurar y soste-
ner á lodo trance la primera de las garantías que se
reconocen en todas las 'naciones regidas por. fór-
mulas representativas, acrecia el interés que tomaba
la prensa liberal en la lucha.


Adernas de 105 periódicos progresistas que en
~fadrid combatían, con inteligencia y con denuedo,
los errores de la adrninistracion y los crímenes per-
petrados por los hombres del poder, á cuyo frente
se hallaba el claro y fuertemente sonoro Eco del
Comercio, babia tambien en las provincias un nú-
merf> no escaso de órganos de la opinion liberal, los
cuales coadyuvaban dignamente á la empresa, siendo
los verdaderos y fieles intérpretes de la voluntad,
del juicio y de la conciencia de los pueblos. Justo
es que nombremos aquí los principales de estos va-
lientes adalidrs. En Barcelona, por egemplo, se pu-
blicaba el Constitucional, en Zaragoza el Eco de Ara-
gon, en Valencia la Tribuna, en Málaga el Eco del
J[ediodia, en Cadiz el Nacional, en Sevilla el Dir.l-
río del Comercio y el Sevillano, en San Sebaslian el
Liberal Guipuzcoano, robustos atlelas, todos ellos,




-477-
que espugnahan sin cesar el odioso alcázar de la ti-
ranía, sólidos puntales en que se apoyaba. como tn
Jos que hemos, enumerado antes, eJ magestuoso
edificio de la revolucion, sostenedol'es ilustres de 1a5
creencias y de las do~trinas eonslilucionales. Todos
contribu)'croQ en gran manera al movimiento nacio-
nal que se estaba preparando, del cual hablaremos
en el capítulo inmediato. Y como si no bastasen todos
estos periódicos, que eran otras tantas balerías, las
cuales, aunque de pluma, hacían mayor daiio á la
encastillada 'tiranía que todos los cañones y morte-
ros del mundo, porque riada hay como la lw:; para
disipar las tinieblas, y la prensa periódica difundía-
la entonc('~ con ahundancia á fin de conjurar las te-
nebrosas maquinaciones de traidores cortesanos,
fazon por la cual perseguíasela de muerle, si bien
ella encontr3ha siempre amparo y decidida protec-
cion en el sano é imparcial juicio del jurado, otros
periódicos y otras doctrinas, "Verdaderamente revo-
lucionarias, aparecen ahora en el palenque ~ la
discusion que pOllen ya mas en cuidado al gobier-
no. Todos los diarios que hemos nombrado. si bien
qnerían y defendian la libertad, era sin embargo
dentro del círculo constitucional, sin que aspirasen
á mas por entonces que á conservar integras las
instituciones que se babia dado el pais en 1837, To-
dos eran por consiguiente monárquicos, Animados
de una profunda fé en el trono, creíanle compatible




-478-
I ~on las inmunidades y con las libertades de los pue ..
bias, culpando siempre á los consejeros respoRsa .....
bIes de los desaciertos que emanaban del supremo
'poder, pero salvando á aquella que decían,. institu-
'Cion veneranda,. á la cual el trascurso de -los siglos
J de infinitas generaciones juzgaban que daba cier-
to género de prescripcion. No creian en el derecho
divino de los reyes, doctrina esclusivamenle abso-
lutista, ni en esotro supuesto derecho que preten-
de hacer que la soberanía proceda del rey en unron
con los parlamentos, doctrina ·no ménos errónea
que la anterior, escéntr.ica, estravllgante 'Y ridicala,
que la razon rechaza y condena la historia, que 'tam-
poco admite entre sus dogmas la filosona, la cien-
cia poUtica de los modernos, invento peregrino y ex-
traño aborto de los farsantes y embaidores poUti-
cos de uuestros dias, el cual en último resultado
viene al fin á refundirse y á quedar confundido Con
el antedicho principio del derecao divino, siendo
en realidad los dos uno en la esencia. Partidarios
de la soberania nacional, los diarios del progreso
contentábanse con verla egercida de la manera que
en la Constitucion del Estado se hallaba prescrita:
y acataban religiosamente el trono de la segunda
,Isabel, porque él estaba basado en un artículo de la
ley fundamental.


Pero si en la esfera de esta, tal cual se hallaba
iliaIlcionada y vigente, no cahian otras instituciones,




-479-
cabían, si, otras doctrinas! qne iluminando cada
vez mas el entendimiento de los ciudadanos é ilus-
trando su conciencia) preparasen para el porvenir
grandes reformas en el régimen social de España.
La teoría del poder público, su egercicio; su divi-
iion y.la dislribucion de sus ,partes, las prerogativas,
atribuciones y fuerza de estas mismas partes! su
equilibrio, etc. ,eran otros tantos capítulos que no
podian ser relegados y eliminados de la ciencia po-
Iíti(Ja, primer arsenal en que sc surte la prensa, to-
da vez que la Conslitucion c~msignaba como :princi~
pio la libertad de imprenta, sin escluir, para el uso
de este derecho, mas que los dogmas sacrosantos
de nuestra re\igion, Todo lo demas, por sagrado
que eBo fuese, quedaba sajeto al debate. Y en
verdad que solo así puede compreBderse que no sea
ilusorio el librc 'dc-rccho de emplentar el pensa-
miento.-En virtud de este derecho, apareció en
'Madrid, el primero de mayo, un periódico 'el cual
llevahaeI nombre asaz significativo y muy apropia-
do de La Revolucion, porque f con efecto ,no habia
"isto la l«z pública en E!\paña hasta entonces nin-
gun papel tan re'folucionario como el que 'hOS ocu-
pa j sustentáculo fuerte de Ins creencias democráti-
cas. Enérgicos y atrevidos defensores de estas doc-
trinas, las mas eminentemente populare'S, los escri-
'tores de La Revolncion combatian directamente al
trono, opinando que en esta inslitucion radicaba la




-480-
~ausa eficiente y primordial de, todas las calamida-
des públicas. Consideraban los demócratas al rey
como una rueda harto pesada en ('1 mecanismo so-
cial, capaz por sí sola de arrastrar y llevar en pos
de sí á todos los demas l)oderes, haciéndolos por
consiguiente ilusorios y nulos. A los que culpaban
solo á la camarill(, ó á los ministros, salvando como
irresponsable al trono, deci,Ifi que. es esendal á
este, y muy conforme á Sil naturaleza •. el andar
siempre mal-aconsejado; que no hay r<,y sin priva-
dos ó sin camarilla; que la respons¡¡bilid¡¡d dc Jos
ministros jamás existe; y que la tan ven~r¡¡da in-
violabilidad que las constituciones modernas decla-
ran á favor de los monarcas, no es sino un manto
que cubre y protege su tiranía, ech¡¡ndo la culpa de
sus yilrros á los consejeros, quienes por otra parte
evaden á la sombra del trono todo Jilwgc de res-
ponsabilidad, pudiendo así á mansalva erigirse tam-
.bien á su vez cn tiranos.


Decian igualmente que el mal nunca prescribe; J
que poco. debel'Ía de probar la grande antigüedad de
la monarquía á favor de su perpetuidad en España,
cuando al cabo de tanlos siglos habia recogido es-
la el triste legado de su abatimiento y su Illiseria,
como frutos de aquella institucion.-})iscurrian so-
bre los instintos federales que ya de antiguo se no-
tan en la mayor parte de las provincias ihéricas, so-
bre la legislacion foral, idiomas y aun costumbres




-'81~
tópicas, disposicion del sistema de montañas peBUr
sulares y diversidad de las regiones fisicas en las
cuales queda distribuido el terreno. Tambien toma-
ban en cuenta la actualidad política de la Europa.
los obstáculos que esta pu.diera oponer al establecí .....
miento de una república -federal al S. de los Piri-
neos, etc.: y de todas ~stris y otras muchas considera-
CÍones, deducianque ('1 régirnenmonárquico, tan
decaible ya. en su sentir I tan desacreditado I cadu-
co y perecedero, debia ser reemplazado en España,
ó en la Península, por una federacion republi-
cana.


Tiles ideas no pudieron menos de escitar Ja
alarma y la consternacion en las altas regiones del
poder. La prensa in~icaba ya un camino verdadel'a-
mente revolucionario, aspirando á regenerar el pais
en su esencia, á trastornar en SUIi cimientos el edi-
ficio social. Los que se hallaban bien avenidos con
el antiguo órd,'.D de COS:lS, los que á ]a sombra der
trono habian levantado fortunas inmensas y co]má-
dos e de distinciones y honores, los aristócratas ..
losallos f\l.ncidnarios del Estado, miraban con re ..
pugnancia y con hQrror tan peligrosas indicaciones.
Es ya un axioma,en políli:caque las formas de go-
bitrn9 son de todo punto' i?tdi{erentes: que una vez
reconocido y puesto en accion el principio de laso--
beranía nadonal, su egercitio podrá ser muy diver-
YO; siendo empero siempre accidental que adopte


TOM.. m. :11




-4.'82-
unos ú otros medios de obrar, con tal que·!\C alcánee
el fin, el cual consiste en labrar In {elicidilcl. el bien-
estar de los pueblos. Esto es,.lo que no puede ser
indiferente nunca. Mas como este fin no le habia
conseguido la España. ni bajo la monarquía absolu-
ta ni bajo la templada que entorices regia. hé aquí
sin duda por qué los pueblos recibieron eonmcllos
repugnancia y horror que las clases privilegiadl\s lat;
doctrinas democdticas de la Revolucion. Lo que [lo-
cos aüos antes hllh:era escanclaliz.ado á las gentes
incautas, que todavía esperaban el rem~dio á sus
males solam()ntc d~ la monarquía, ahora era acogido
a exámen, y de muchos recibía Ulla Bp'robacion so-
lemne. CuatrQ números del periódico revolrtcionario
fueron denunciados por ól·den y él cscilacioo espre-
sa del gobierno, en pocos dias, y en todas cuatro
acusaciones declaró el jurado que no habia luyar lÍ
[()rmacion de causa. l~sto era muy significativo é ir-
ritante para los hombres del poder. El jurado, es
decir ,el }uicio del país, declaraha que estaba bien
escrita la proposicion que ~slablecia que Isabel JI
reinaba en España. porque un artículo de la Coosli-
tucion del Estado la llamaba al trono, á ella y á su
dinastía, que si no la hu.biese llamado no cstaria
.. einando, y por último que la naci-ón podia escla-
lllar ti por mí n~inan los reyes, y mientras se lo per-
(anHo: por mí dejan de reinar, cuando 3e lo prohi-
~bo ... ,) que son las primeras y mas obvins verdadc!'




-483-
de la ciencia poIíti~a, sentadas por La .Revolilcion co-
mo preliminares del sistema completo qne habian


·de desenvolver sus autores en lapublicacion que;se
siguió á aquel periódico, de vida efímera.


El triunfo de las doctrinas que establecian como
base la soberania nacional y como consecuencia el
mas lato desarrollo de aquel principio, no podia ser
mas evidente y manitieslo.Y los hombres que I!n
fuerza de sus desaeÍertos y de sus crímenes habiaD
desacreditado las ideas monárquica;;, á punto de ha-
cer que se prestase ya oido atento y benévolo en
el pais á las opiniones republicanas, no podian dejar
de exasperarse y llenarse de espanto á vista de una
tan singular, tan imponente vidoria. En tal estado,
frenéticos y \'iolentos, apelaron á un golpe desp6ti,-
eo suprimiendo el periódico La Revo!t;cion, y lle-
vando la arbitrariedad y el despojo hasta el estremo
de recoger lodos los egemp/llres de euantos núme-
ros se habian publicado. Habiendo dado cuenta los
ministros de este atentado, de esta 'evidente ¡nfrac-,
don de la ley fundamental, á las córtes, lejos de
exigirles estas la grave responsabilidad en que ha~
Lian incurrido, sin miramiento alguoo ~ ,la, impor-
tante declaracion del jurado, cons¡de~lJdo <,osta
caestion constitucional eomo ulla mera CllesCion mi-
nistcrial ó de gabinete, alluellas córtes destinadas ;'i
sancionar lodos los desafueros perpetrados por tI
poder egeculÍYo, aquellas córtes única J csclusll"A-




-484-
mento ministeriales', no hallaron' reparo alguno en


. aprobar ·la criminal conduela del gobierno .... I Qué
'decimos « aprobar!» Dip,utado hUllo, de k>s qu~
componian la comisK1nque. entendió en. el asunto,


I
qttc tuvo bastante audacia para d'ccir en el seno dí'


; ta representacion nacional, en el templo augusto d'('
las'leyes, que 'sentía mucho que el gobicrno tlO St'
hubiese escedido mas en sus medidas gubernativali.


¡Por lo que hace al alto cuerpo moderador, rayó allí
lán bajo la senilidad y la miseria, que algunos se-
nadores recibieron con palmadas clacto de dar
cuenta el ministerio del desacato que habia comeli~
dél, haéÍ('ndo alarde ostentoso de haber despedazado
la Constitucion, para s('r aplaudido... i en el Sena-
do !l'0r tanta hazaña. ¿Qué idea tendrían estos le-
gisladores del valor y de la fuerza, y cómo com-
prenderían la naturaleza y la esencia de las leyes
que hacian ... ellos, que así miraban, no ya con pu'-
nible indiferencia, sino con e~candalosa algazara, la
inícua transgrrsion de .la fundamental del Estado?
y estos hombreS' eran diputados, y estos hombres
eran sen'ádol"es, y se dedan representantes dd pals,
en "irtnd de esa misma Constitucion que á jui-
cio de ellos mismos podia ser impunemente abro-
rada! .


Pero el juicio d~ 1 pais, la opinion popular, ma~
futrtc y mas autorizada que unas córtes que asi :lb-
dic!11l 1:1 primera y ma.~ nobll' drtodas'las prerop-a-




-485-
livas, la de la razon, haciendo cuestion de vot~sJ
declarando, con solo este auxilio, que es el auxilio ¡
de la fuerza cuando él no va acom[laiiado insepara-v
blemente de la verdad, .los desacuerdos y l~ her.e-
gías polílicas mas palpables, hizo bien"pronto justi.,.¡
cia á la prensa liberal, lanzando un vot~ .de. repro-
bacion y de·amarga condena contra los de¡;pre.ciadQ"'q
res del jurado é infractores de ]a Constitucionde la!:
monarquía. Pocos días despues, ellO de junio, vi<-.
la luz púhlica un nuevo periódico, redactado ,por los·
mismos escritores de La Revolucíon,y que aunaven ..
tajó á este en la energía . con que derrancaba los
grandes vicios de que adolece la administraciondc.
Estado y en el calo.r . coa qy.e sostenia las doct.rinl\$¡
democráticas. en cuya senda llegó á ,avanzar mu""
cho mas que su precursor,¡ Claro es.qué aludimos al '
teriblc Huracan, vigoroso adalid de las opiniones,
J'l'publicllnas, diario el mas fulminante y violento de
cuantos ban combatido por la revolucion en esta
í~poca. Violenta y adiva fué tambien la persccucit)D
qQe aguijados por el gobierno,declaráronle losfu¡-
cales de iml.lrenta. En POCQS djas sufrió el Huraean
ocho denuncias; pero con la particularjdad,' muy
notable, de que en todas ocho declaró et jqrado ~o
haber lugar á {ormacían de causa. El gefe' polítipQ.
probó tambien á impedir al editor 'del diariQ demó-
crata que funcionase como tal, negándole la ba}.¡i1iT
tacion so pretesto de que oC.arecia de .los requisitos




-486-
qM"para ello ex.igia la ley; pero reunido tambien t'I
jurado. con arreglo al artículo tercero de la de 22
de:marzo de 1837 y á peticion de D',Patricio Ola-
varria. que era el director y editor del Hurm:nu,
declaró unánimemente que este ciudadano reunia
todas las circunstancias que la Il'gislacion de im-
prentas req\Wria para haber de ser editor responsa-
blé de un periódico: con lo cual OIavarria prosi-
guió funcionando como tal editor, y dl'ronchando,
cada vez con mayor ardimiento, los errores y los
crímenes de la situacion. abroquelado en la ley J
en la conciencia del pueblo, que siempre fallaba á
favor suyo, si bien teniendo que esquivar otro gb:.
ner& de ilícita é ínnoble persecuc.ion que sin cesar
dirigian á los defensores de las creencias democráti-
cAS, los hombres que en fuerza de .sus desyarÍos y
desafueros, habían hecho lugar, impulsado J dado
vida J aliento á estas creencias,


La opiníon pública, contraria á la marcha que
se babian trazado los hombres del poder, no podia
estar mas esplícita y manifiesta. Estas absoluciones
tan continuadas y tan significalivas del Huraean, la
actitud valerosa y firme de loda la prensa liberal
tanto de la: córte como de las provincias, el aspecto
imponeQtc que presentaba la minoría robusta y
entendida que habia en los cuerpos colegisladores"
la multitud deesposiciones que dirigian al trono cada
día ras municipalidades mns nQtables del reino contra




-487-
li.ley de ayuntamientos, y el escelente espit'itu, tan
constitucional y altamente liberal, que á ]a sazon
reinaba en nuestros ('j érci tos , eran olros tantos
obstáculos asaz poderosos, para completar la obra
(le reaccion incoada ya en las córles. Pero ]a guer-
ra, estaba terminando; y de esla crÍsis l'olílica habia
de resultar el fijarse de alguna manera la situarion
normal que naturalmente debia de suceder á la bor-
rascosa y anormal que hasta esta época habia regi-
do. El bando retrógrado ,ú absolutista isabelino,
que cercaba á la reina regente, teniendo como em-
briagadas sus potencias y sentidos, habia previsto
con antelacionesle caso, y para él se aprestó ya
ah\ncadamente desde las últimas elecciones de dipu"'
lados y senadores, como entonces hemos visto.
!las ahora veja él que aquel esfuerzo le era
insuficiente, puesto que la nacion entera alzábase
contra su obra por medio de sus órganos los mas
propios y genuinos. Necesario era, pues, recurrir á
olros medios mas eficaces, si habia de insjstirse, con
perseverante audacia, en la comenzada tarea: y pa-
ra ello, nada era tan conducente y provechoso co-
mo allerar los pesos en la balanza política, atrayen-
do al lado de la reaccion la ponderosa y triunfante
espada del general ESPARTERO, que se veia un
tanto inclinada al de la revolucion. Tal rué el fin
político que se atribuyó al viaje emprendido en aque-:
110s dias por ss. MM. y A. á la ciudad de Barcelo-




-488-
na. si bien esta medida se justificó igualmente ¡ lt
al menos, se cohonestó, con la necesidad que re-
conocieron los médicos en la reina Isabel de to-
mar baños en las aguas de aquellQs mares.


El 11 de junio partieron de Madrid las personas
reales cercadas de numerosa y brillante comitiva y
de algunos ministros , é impelidas de fuertcviento
revolucionario (1), encaminándose á Barcelona. por
la 'via de Zaragoza. Tanto esta ciudad como los de-
mas pueblos del transito, á la vez que rendian . plei-
to homenage de adhesion y respeto al gefe del Es...,
tado, alzaban tambien su voz muy alto contra las
demasías del poder, dirigiendo saludables admoni-
ciones al trooo y poniendo ante sU vista la horrible
sima que á los pueblos ó á él tenian los gobernan-
tes preparada. El Eco de Aragon hízosc oir enton-
ces, mas que nunca, magestuoso, elocuente y gra-
ve. El ayuntamiento de la ciudad siempre heróica
elevó. con voz sentida, sus justas quejas al sólio por
el proyecto de ley sobre municipalidades. -Todas las
mas notables del Aragon, y despues lambien las de
Cataluña. las diputaciones provi~ciales" la milicia,
las gentes todas. I'n todas parles ,levantaban un
grito de reprobacion contra el proceder adoptado
por la bandería dominante. Este viaje de las reinas


(1) El día. antes habia empezado á .publicarse el Huracan
que voceaban los ci~gos por las calles de Madrid y era arogido
coo Ivide, y e.otusiasmo por el pueble!, .




-489-
á Cataluña debió de ser una Ieccion utilísima que
evitase los trastornos que sobrevinieron despues á
.la naCÍon y al gobierno, si este hubiera estado com,...
puesto de hombres entendidos, virtuosos patricios,
políticos razonables. Pero el lector conoce ya de-
masiado el papel que en la es-ceua pública represen-
taban entonces .los ministros, sabe cuales eran .los,
designios y las miras de los que rodeaban á la re-
gente y constituían lo que se ,llama camarilla, y de-
be de estar muy al alcancll de las tendencias y ob-"
jeto de este viaje al Principado, en donde habda
de departirse, con interés y empeño, con el pode-
roso DUQUE DE LA VICTOIUA. que era en quien te-
niao fijas sus miradas hacia tiempo los partidos, y
mas que los partidos" los hombres que dominaban
al país. al abrigo del trono; J así podrá fácilmente
anudar despues estos hechos y estas ideas con las
ideas y los hechos que espondremos en su lugar,
cuando fijemos el resultado final de tanta represen-
tacion. tanta queja. tanta demanda dirigida alsólio;
pidiendo justicia y paz y libertad para. los pueblos.
harto cansados ya de,tiranía y de guerra', de injus-
ticia en tantos año~, y ,hagamos tambien la intere-
sante crónica del desenlace que la conducta terca y
desacordada de la reina Cristina (guiada sin duda
por el mal-consejo de sus ministros 6 de sus impru-
dentes amigos). ocasionó á este malhadado viaje de
la real familii\.




-.1.90-
Desde el principio pudo él haber tenido un éxi-


to desastroso á no haberlo evitado la vi~jlancia es-
quisita de :lS tropas constitucionales. La division
carlista llamada del Turia, mandada ahora por el
coronel D. Manuel Salvador Palacios, 'fuerte de
siete batallones y mil doscientos caballos, habia re-
.uelto abandonar el Aragon, teatro de lanlas des-
gracias para ella, y trasladarse á Castilla por los pi-
nares de Soria, con objeto de unirse á la gente de
Balmaseda que vagaba por las cercanías de Ontoría
del Pinar. Ninguna combinacion existia entre los
dos gefes rebeldes, ni mira alguna directa y calcu-
lada sobre el viaje de las reinas. Que iban ya tO'-'
dos estos carlistas ·de rota batida, exasperados y
e~ánimes, pensando solo en el merodeo y el saco
para verificar despues 1,ma cómoda emigracion. Pe-
ro el número de ellos era bastante respetable para
haberle de mirar con descuido; sobre todo, cuando
llegado que hubo la régia comitiva á Medinaceli, sú-
pose la grande proximidad de estas fuerzas contra-
rias. Ademas de la escolla qtM' llevaban SS'. MM .•
compuesta de tropas de todas ármas y dirigida por
el teniente general D. Geróni.mo Valdes, coman-
dante general de la Guardia Real esterior, unióse
tambien á la espedicion el dia ante& de arribar esta
;Í Medinaceli Ulla fuerte brigada al mando del bri-
gadier D Rafael Mahy , á quien destacó el DUQUE DE
U Y1CTOJlL\ con el mismo fin de poner á la reina




-4.91-
al abrigo de tocla tentativa hostil por parte de los
carlistas. Por úllimo, el mariscal de campo D. ~­
uuel de la Concha. que hahia sido destinado por
ESPARTERO á operar con la division de su mando.
Juego de terminada la campaña de Aragon. en el
territorio de Guadalajara, Cuenca y Albacete , ha-
biendo obtenido despues el nombramiento de co-
mandante general de estas provincias ,reCibió igual ...
mente órdenes del gobierno para que cayese el 12,
sobre Torijil, á fin de continuar cubdendo la dere,.,.
cha del camino, en observacion, durante el tránsi ....
lo de las personas reales.


El H fúé el dia en que estas llegaron á Medina-
(~eli pernoctando en el parador de San Francisco.
nesde aquí partió Concha aquella noche, de acuerdo
mn el conde de Cleonard, ministro de la Guerra, re-
sucIto á batir el siguiente dia las fuerzas capitaneadas
por Palacios que estaban' silu<ldas en el inmediato
pueblo de Orra. Puesto al frente de su division, el
bizarro y jóven general de los constitucionales, en-
derezósc á este lmnto, del cual habian ya partido
en la mañana· del 15 los rebeldes, sabedores del
grande riesgo qué corMan ,. encaminánllose á tomar
posicion en las alturas de Olmedillas. l~Qellas fue-
ron atacados por la division contraria que los em-
peñó en una liza cruenta y porfiadísima, durando
el fuego muchas horas y jugando con singular
acierto la batería de á lomo que lIeyalnm los cons'" ~ ;i
~.
:;
.~


• O~eclC)~




-492-
ritucionales, quienes lograron fijar á su lado la vic-
toda, despuesde uno de los combates mas encar-
niza;dos que cuenta en sus anales esta guerra, sien-
do el resultado ~c tan gloriosa jornada el hacer á
los carlistas más de mil prisioneros. entre los cua-
Jes contábanse ciento cinco oficiales y tres gefes, y
un número considerable de muertos y heridos,
a~entando á los restantes de aquellos cerros, de
donde se despeñaron fugitivos y desbandados con
direccion, los mas, á Atienza. Tambicn los vence'-
dores tuvieron 11ue llorar pérdidas de mucha consi-
deracion. Mas perseverancia, mas constancia en la
persecucion de parte de Concha, y la rola de estos


b. _anoel 4e la ~oDeha.




-493-
_earlistas hubiera sido completa aquel dia. -Fo.élo sin
embargo des pues ; porque rehecha la ~olumna ~
Palacios y habiendo cruzado el Duero el 16 por~l
puente de Andaluz, marchando seguidamente á On.-
toria para unirse á Balmaseda, entregado que hu-
bo el mando -aquel 'gefe carlisla -á estotro, que. era
de mayor gtaduacion, unidascntramhas,Juet:'zas,
trataron de atravesar el Ebro para buscar guarida
en las provincias del l"orte. Pero la persecucion
que los generales Concha y Piquero combinados les
hacian en todas partes, y el mal pasage que les
ofreció el virey de. Navarra D. Felipe Rivero, tras-
tornó de todo punto sus planrs, haciendo mas He-
vadera la suerte de los infelices pueblos-que á cada
instante temian verse acometidos por aqücllos ván;..
dalos, quienes. en el colmo de la desesperacion , . J
en las agonías de una muerte acompañada de menos
remordimientos 'que rabia, iban llevándolo todo á
sangre y fuego. Al fin pudieron esquivar la vigilan-
da de los constitucionales, y despues de un choque
habido con un escuadron de cazadores de la Gual'.,...
dia. del cual resultó muerto su valiente coronel
Estrandi, al)ri~r()[lse pasQ los rebeldes y vadearon
el último de aquellos rios porSa~la Gadell.,enla
noche del 19 , in(ernándósc-en las provincias.-A..quí
se dividió la columna en dos mitades \ una al mando
(le Palados que.pas6 á Abarzuza, y la otra·á cargo


,de Balmast'dn que se dirigió á Lezauu; pero babiéD~




-494-
dose intetpttesto los constitucionales, no pudieron
ya aqu~lIos ví!lvcr á reunirse, ,como tenían acorda-
do hacerlo en las Amezcuas. Acometido Balmase-
da en la tarde del 25, en 'el campo del Pozuelo, no
lejos de Tafalla, por las tropas de Concha, su-
frió un' destrozo completo que le obligó á penetrar
en.Francia· con sol08 cuatl'Ocientos hombres, de
aquellas furias antropófagas que tantos y tan horren-
dris crímenes hablan perpetrado duran le sus cor~e­
rias de elerna y trisle y aun bochornosa recorda-
cÍon. l\I~1l0S feliz 'lue aquella hiena, su compañero
el coroilcll)alacios, vióse abandonado de su gente, la
cual desmoralizada y seducida por muchos gefes
.que trataron ta,mbien de fugarse, con 10 robado, á
Francia, dejóle reducido á unos cincuenta hombres,
viéndose ademas precisado á matar su caballo, que
no [Iodia ya andar, hasta que por último, fué sor-
prendido y hecho prisionero en el pueblo de Lanz,
del valle de Ulzama, y conducido desde allí á la ciu-
datlela de Pamplona. Con esto quedaron ya de todo
punto tranquilas las provincias del interior y del
.norte de la Penlnsula, merced á la actividad, al va-
ior y atinado celo de los gencl'ales que hemos cita-
do, señaladamente el ,in'Y .de Navarra, D. Felil){~
illivcro, quien prest(} en aquel pais servicios de la
mas alta importancia, desde la época en que vimos


• que'elDuQuE DE LA Y¡el'ORIA dejó á su cargo, con
aquel mando, el iuterino de general en gefe deJ




,


,.cj~roito del ~orlc, deshaciendo con estr~ordinari¡l
rapidez las varias partidas que despues del convenio
,volvieron á organizarse, tomando armas y recursos
,en Francia, y teniendo siempre en respeto á los
.emigrados, cuyas tentativas eran iufrucluosas, á
poder de la vigilancia estremada que egercia el vi-
rey.-1.05 fuertes de Castiel, el Collado, Cañete y
Betcta tambien cayeron en poder de las tropas cons-
litllcionalJ.~s que mandaba Aspirol, hahiendo sido
~bandonados pot lus carlistas q Ull los guarnecian en
JQS primeros dias de junio. Estc general persiguió
.lcspucs , alcanzó y golllCú tcnihlementc junto al
pueblo dc GlUltlalaviar á Ulla numerosa fuerza re-
belde, conjunto de algunas guarnicioncs de aque-
llos fuertes quc iban fugitivas y que sufrieron allí
la pérdida de cuarenta muertos y olros tantos pri-
sioneros, con casi lQUO el botín, equipages y muni-
ciones que llevaban consigo.-De estc modo la
guerra fué solo quedando eireunscrita al principado
de Cataluña, puuto al cual iban á refugiarse to-
dos los dispersos de Arag<)fi y Valencia, y en
donde felizmente la veremos ya terminar muy


'pronto.
He lirado Cahrcra á Cherta despucs de la batallel


de la Cenia, segun digirnos, celebr6 aquí un conse-
-jo al cual asistieron lodos los oficiales que le acom-
pañaban, y en el que se deparlió largamente acer-
ca ·del estado crílico ~ que habian venido los ncgo-




-4.96-
cías de la moribunda cama carlista, casi perdida
del todo la esperanza de revivir despucs de la irre-
parahle pérdida de MoreHa., La exanimacion y el
espanto reinaban en aquella reunion de hombres.
delados los mas, pues que siend,o los que restaban
despues de tantas pruebas de valor y sufrimiento, y
tantos y tan repetidos egcmplos dedefeccion, Ui).no
es que deherian de ser los mas furiosos y violentos
adalides del temible ejército de Caurera. Pero su
situacion era muy triste; y en vez de aquellas enér-
gicas, acaloradas y animadísimas contiendas que ce-
lebraba el caudillo tortosino con la gente de su laya
que componia la oficialidad de las huestes que' man-
daba, presentaba ahora aquel consejo un lúgubre
simulacro al cual presidian el terror y la muerte.
En él se acordó, por unanimidad, emprender la
marcha por la ribera derecha del Ebro, con direc-
cion á Flix, lo cual se verificó al siguiente dia. Era
este festivo, y antes de partir Cabrera hizo for-
mar sus tropas, oir misa, y luego de concluida,
dirgió una arenga á sus soldados, procur'ando en
vano entusiasmarlos, y rompió en seguida 'la mar-
cha.


Una fuerte columna contraria seguia el movi-
miento de los carlistas por el lado de Horta. El va-
liente brigadier Zurbano eslaba posesionado de los
respetables puertos de BeceÍte, y O-don?ll picaba
con los suyos la retaguar~ia de Cabrera. A pesar




-497-
de estos inconvenientes, el intrépido .s-eneral car"!"
lista logr6 traspone l' el Ebro; en los días prim~fQ
J segundo de junio, por los puntos de Flix. y Ri-
varroya, sosteniendo un fuerte tiroteo de guerrillas
con los cazadores que formaban la vanguardia de
O-donell, Jos cuales ihan ademas protegidos por al-
gunas piezas de montaña. Pero el caudillo catalan,
s~eÓlpre dsado y temerario, impávido y fijo en la
orilla derecha del rio, atento á todo, unas veces
dirigia la batalla contra los hostigadores, otras pro-
tegía y alentaba para que realizase el paso aquella
muchedumbre estraña que á todas parles acompa-
ñaba á su ej~rcito, y que se componía de uumero-
sas familias, con personas de ambos sexos y de to-
das edade:;, de las que mayores compromisos ha-
bian adquirido á fayor de la causa de D. Cárlos. Es-
ta circunstancia, y las que son consiguientes del
contínuo y sentido clamoreo de las mugeres y ni-
ños, la multitud de bagages, el empiezo que natu-
ralmente ocasionaban los enfermos y heridos, la
grande dificultad de traDsportar tanta gente con so'-
]0 el auxilio de cuatro barcas viejas y reducidas, el
nadar y volver á nadar de los caballos , cuyos gine-
les llevaban siempre en ancas algunos peones, to-
do esto, unido á la lucha empeñada en la orilla de-
recha con los constitucionales y á los fundados
temOf'es de que esta tomase mayor incremento,
con la agregacion de mas fuerzas contrarias, dab¡l


TOM. JII. 32




-498-
un aspecto pavoroso y siniestramente aterrador á
esta famosa· travesía del Ebro que hizo Cabrera COD
un ejército que n!=! bajaba dedie'z mil hombres, si
incluimos los Bañots 6 voluntarios realistas que le
seguian. Mas al fin su esfuerzo nI:) fué vano: que
antes d.e llegar á aquel punto las numerosas fuer"'-
zas de los constitucionales, pudo ver á toda su gén-
te, en la tarde del 2: trasladada á la orilla izquier-
da del rio, y caminando sin demar a á internarse en
el Principado.


Pernoct6 el que titulaban conde de MorcHa
el 5 de junio en Ervia; y prosiguiendo el 6 la mar-
cha, rodeado de sus divisiones, atrave$61asierra
de Li.ena, erutando el dia si.guiente la carretera de
Barcelona por los hostalets, tres horas al E. de
Cenera, y dirigiéndose el 8 á Berga>":'-Antes de
hablar de h entrada de Cabrera en esta plaza, últi-
ma trinchera de cuantas poseyó el carlismo en la
Península, y de los sucesos que allí ocurrieron, tor-
nemos la vista al primero de los ejércitos constitu-
cionales, que era el que gobernaba el DUQUE DE
LA VICTORIA,'


Algunos críticos ban acriminado á los generales
de la reina, y considerado como un puni.ble abando-
no, el descuido de permitir franco á Cabrera el pa-
so del Ebro. Antes de cruzar, dicen, este rio, lali
huestes del general carlista, debierou quedar sepul-
ladas en Arago!l, sin serIe dado á aquel pOs;ll" su




-.199-
planta en Cataluña. En este asunto recae principal-
mente la responsabilidad, si ella existe. sobre los
generales que le ihan al alcance y á cuyo cargo es-
taba el celarle. Del DUQUE DE LA VICTORIA puede
y debe decirse que se hallaba á la sazon en Morella;
puesto que esta plaza habia sido ocupada por su s
tropaS el 30 de mayo, como hemos visto , y el pa-
so del Ebro verific6le Cabrera el 1 y el 2 de ju-
nio.


A los pocos dias partió el CONDIl~DuQUE á Cata-
luña derezándose por Lérida. En este punto, dispo-
niéndose ya para finar la guerra hacieudo la postre-
ra y brevísim!l campaña en el Principado, dió . en la
órden general del 10 de junio la siguiente organi-
zadon á las tropas que componian el brillante ejér-
cito espcdidonario del Norte, que era el de su in-
mediato mando. La hrigada de vanguardia, COlll-
puesta de dos batallones del regimiento de la Prin_
cesa, dos idem cazadores de Luchana, un escuadron
maniobrero de la Reina y media batería de á lomo,
iba á cargo del brigadier D. Miguel 03set. La pri-
mera division, regida por el teniente general Don
Diego Leon, conde de Belascoain, constaba de tres
brigadas: la primera, al mando del general D. Fran-
cisco Javier Ezpeleta, formábanla dos batallones del
segundo regimiento de la Guardia Real de i nfante-
ría r dos idem del tercero: la segunda, á cargo del
brigadier D. José María Puig, dJS batallonr.s del




-500-
primer regimiento de la Guardia Real de infantería
y uno del cuarto: la tercera, á las órdenes del bri-
gadier D. Rafael Mahy, dos batallones del primer
regimiento de granaderos de la Guardia Real provin-
cial, otros dos del primer regimiento de cazadores
de la misma, cuatro escuadrones de húsares de 'ta
Priacesa, uno de ingleses, una hatería deá lomo J
una compañia de ingenieros. La segunda division,
~obernada por el mariscal de campo D. Ramon Cas~
tañeda, estaba tambien compuesta de tres brigadas,
dos de las cuales iban mandadas por los gefes á
quienes correspondia por ordenanza: constaba la
primera de dos batallones del regimiento infantería
de San Fernando y uno del provincial de Jaen; la
segunda, de otros dos del regimiento de Almansa y
uno del provincial de Valladolid: la tercera brigada
de esta division regíala el brigadier D. Juan Duran-
do y componíanla un batallon del regimiento p~o­
"incial de Oviedo, uno ídem de Avila, uno de ca-


- zadores de Oporto, cuatro escuadrones del Princi-
pe, una batería de á lomo y una compañía de inge-
nieros. La tercera division, dirigida por el general
D. Joaquin· Ayerbe, llevaba igualmente sus tres
brigadas, regidas por el brigadier D. Federico Ron-
cali, el de igual clase D. Atanasio Aleson y otro
gefe, á quien por ordenanza correspondia: la pri-
mera de estas brigadas constaba de un batallon del
regimiento infantería del Rey y dos del de lfa-




-501-
lIorea: la segunda, de tres batallones del regi-
miento infanterill de Borbon; la tercera, de dos
del segundo ligero, uno del provincial de Alcázar,
tres escuadrones de Borbon, una batería de á lomo
y una compañía de ingenieros. La cuarta division,
mandada por el mariscal de campo D. Santiago de
Otero, tenia tambien sus tres brigadas, la prime-
ra de ellas á cargo del brigadier D. Manuel Cres-
po, y las otras dos respectivamente al del gefe á
quien tocaba con arreglo á ordenanza: aquella
formábanla dos batallones del Infante y uno del
provincial de Murcia: la segunda, dos de Soria y
uno del provincial de Málaga: la tercera, dos de l
tercero ligero, uno del provincial de Chinchilla, dos
escuadrones del octavo ligero, una batería de á lomo
y una compaiiía de ingenieros. Iban ademas dos bri-
gadas sueltas: la del brigadier D. Martin Zurbano,
compuesta de un batallo n del provincial de Ciudad-
Rodrigo, uno del de Logroño, uno franco de la Rioja
castellana, otro ídem de la alavesa, un escuadron,
lambien de la Rioja castellana, otro ídem de la ala-
vesa y media batería de á lomo:' y la que denomi-
naban brigada ligera deeaballeria, conducida por
el coronel D. José Leimery; que constaba de una
compañía de tiradores de húsares, otra del Príncipe,
otra de Borbon, otra del octavo ligero y un escua-
dron de este regimiento.-Una compañía de ingenie-
ros y las baterías rodadas quedaban afectas al cuar-





, t
.. '0'_


,


.... '-.


-502-
tel general. OtrM cuatro compañías que aun resta-
ban de aquella arma con el personal de artillería
agregáronse al tren de batir.-EI comandante ge-
neral de la caballería, que por no permitir lo ágrio
del terreno que operase junta fué distribuida por el
CONDE-DuQUE en las divisiones, sin perjuicio de
continuar dependiendo como basta entonces de su
gefe especial, éralo el general D. Juan Zabala. Los
dignos generales D. Juan Tena y D. Francisco Li-
nage proseguian al frente de sus cargos de gefes
primero y segundo del estado mayor general de es-
te ejército.


En la ciudad de Lérida se constituyó ESPARTE-
RO por entonces esperando á SS. MM. Y procuran-
do evitar que Cabrera desembocase del suelo de
Cataluña para fugarse á Francia. El 24 de junio ve-
rificaron las personas reales su entrada en aquella
poblacion, acompañadas del DUQUE DE LA VICTORIA
que habia salido á recibirlas. El 27, al entrar las
reinas en Cervera, pasaron revista á las divisiones de
Leon r Otero, fuertes de doce mil hO'mbres, que des-
filaron por delante de Palacio, saliendo en seguida á
cubrir el camino que babia de llevar la real comitiva
hasta Igualada. En este acto de la revista dirigió Es-
PARTERO una arenga verbal escilando el entusiasmo
de sus soldados y terminándola con vítores ála Cons-
titacion y á las, Reinas. Continnaron estas su viaje
con direccion á Barcelona, acompañándolai el Du-




-503-
QUE hasta Esparraguera, en donde terminaron por
entonces las interesantes y acaloradas conferencias
que habian mediado, desde Lérida, entre la Reina
regente y el caudill'O sobre asuntos de alta política
que habian de producir resultado en lo sucesivo, de
cuyas conferencias no nos haremos cargo hasta ver
de eslabonadas, en el capítulo próximo, con los
acontecimientos que sobrevinieron. Lo que abora
toca es poner termino á la guerra.


Desde el mencionado puehlo de Esparraguera,
separándose el CONDE-DUQUE de SS. M~I., c'On
aquel fin laudable y grandios'O, marchó la vuelta de
Manresa, fij'Os sus 'Ojos desde este punto en la in-
teresante plalíl de Berga. Con el 'Objeto de tener á
raya á los rá¡:ciosós, reprimiend'O con man'O fuerte
á los que pretendieran prolongar por mas tiempo
tan desastrosa lucha, y á los que b'ataran de ayup
darles en una tan temeraria c'Omo crimin¡¡l em-
presa, espidió el caudillo en estos dias el siguiente


BANDO.


«D. Baldomero Espartero, grande de España de
primera clase, duque de la Victoria y de Morella,
conde de Luchana, genlil-hombre de cámara de
S. M. con egercicio, caballero de la insign~ órden
del Tois'On de Oro, gran c.ruz de la distinguida ór-
den de Cárl'Os 1II, de la Americana de Isabel la Ca-




-504-
t61ic;a,de las militares de San Fernando y Sao Her- .
mCQegildo, y del gran cordon de la órden real de
la legion de honor, condecorado conolras de dis-
tincion por acciones de guerra, capitan general de
los ejércitos nacionales l en· gefe de lós reunidos, y
coronel de honor del regimiento de Húsares de la
Princesa, eic., etc.»


• «(Desde que por consecuencia de la accion de
Urdax fué lanzado de España el Pretendiente, te-
niendo qu~ buscar un refugio en Francia, debieron
todos los que habian seguido su injusta causa de po-
nerlas armas reconociendo su error; pero aveza-
dos los principales caudillos á las profanaciones, al
robo, al incendio y á los asesinatos, no rué bastan-
te á retraerles de la carrera del crÍmen, ni la COID-
pletapacificacion de las provincias Vascongadas, ni
el indulto que ofrecí á mi llegada á Aragon con el
númcroso ejército que conduje del Norte de la Pe-
nínsula. Una rápida campaña fué bastante. para
que Aragon y Valencia quedasen libres de los hor-
rores de la guerra , y la Conquista de ~lorel1a y su
casÚllo precipitó el completo aniquilamiento de las
facciones del interior, cuyos restos capitaneados por
Balmaseda, habiéndoseles perseguido activamente,
acaban· de verse forzados á salvarse tambien en
Franáa, donde desarmados como los rebeldes que
siguieron á D. Cárlos, sufrirán su misma suerte.)


«(Solo en Cataluña existen aun enemigos de




-505-
nuestra legítima reina doña IsabellI y. de las insti-
tuciones que para bien de la patria han sido reco-
nocidas y juradas por la nacion; mas en breve tales
enemigo!! serán esterminados por los ejércitos que
tengo h gloria de mandar, y veré con placer que en
todo!! los ángulos de la monarquía se entonan los
cánticos de paz, cesando los funestos ecos de guer-
ta. Para que esta paz, objeto de mi constante soli-
citud, se vea prontamente asegurada en Cataluña, sin
que las fracciones de rebeldes, de asesinos y ladro-
nos consigan á beneficio del terreno prolongar los
desastres y la ansiedad de los pueblos, be conside-
rado de absoluta necesidad ordenar desde luego por
medio de este bando lo siguiente:»


«(Articulo 1.0 Las justicias de 10'5 pueblos que
en el momento de entrar en ellos y en su demarca-
cion fuerzas rebeldes ó alguna partida de facciosos,
no diesen parte á los gefes de las armas de los pun-
tos fortificados, á las columnas, ó divisiones del
ejército nacional, sufrirán la pena de ser sorteados
sus individuos para que uno de ellos sea fusilado,
y los' de mas destinados á presidio por dos año~, im-
poniéndose ademas doscientos reales. de multa por
cada cien vecinos ,que pag'arán todos ellos con des-
tino á los gastos de la guerra.»


((Art. 2.° Las justicias de los pueblos en que le
abrigue uno ó mas rebeldes son responsables, y lo
mismo su vecindario, bajo las penas determinadas




-506-,
ea el articulo anterior; y siempre que protegi-
da su ocullacion por algun vecino se aprehendie-
sen en una ó mas casas, sufrirá ademas la pena
de muerte la persona que haga cabeza de fami-


a.»


flArt. 3.° Todos los individuos rebeldes no uni-
formados, ni pertenecientes á cuerpo que sean
aprehendidos, serán fusilados en el acto.))


«Art. 4.0 Quedan comprendidos para sufrir la
pena ordenada en el artículo anterior los paisanos
que se reunan en soma ten , ó que aisladament~ sean
cogidos con armas; todas las partidas que con el
nombre de patuleas facciosas recorran el pais. !
cualesquiera otros individuos que separándose del
grueso de las fuerzas enemigas se ocupen del robo,
de las interceptaciones de pliegos y asallo de los
caminos á retaguardia de las líneas que progresiva-
mente ocupen las divisiones de los ejércitos de mi
mando.»


«Art. 5.° Todos los habitantes que no sean Mi-
licianos nacionales presentarán las armas á los go-
bernadores 6 co"mandante~ de los puntos fortifica-
dos. El que contraviniere á esta 6rden será fusila-
do, entendiéndose que ha de recaer este castigo en
el que haga cabeza de la familia de la casa donde
fuere hallada el arma 6 armas, y ademas sufrirá el
pueblo mil reales de multa por cada una que se en-
cuentre.»




-á07~
.. Art. 6.- A los facciosos que !le preseatea. á los


gobernadores ú otros gefes militares, se 'les dará
un salvo-conducto' para que pasen á fijar su resi-
dencia al pueblo qu~ elijan.»


«Art. 7.0 Me responderán con sus personas J
empleos todos los geCes militares que falten al cum-
plimiento de lo prevenido en este bando, que ten-
drá faerza de ley desde el dia de su publicacion,
respecto de los enemigos á quienes comprende, J
desde que llegue á poder de las justicias de los pue-
blos por lo que toca á su responsabilidad y penal
determinadas, á cuyo fin todas las autoridades mi-
litares de los distritos respectivos exigirán reci-
bo con espresion del día que les ha sido entrega-
do;~)


«Dado en el cuartel general de Manresa á 1.-
de Julio de 18-iO.=EL DUQUE DE LA VICTORIA.»


Antes de hablar de la ocupacíon de Berga por
las tropas constitucionales, diremos algo de los su-
cesos acaecidos en aquellos dias entre los carlistas
J del estado en que á la sazon se hallaba la plaza.-
Cuando Cabrera se dirigió á ella, despues de cru-
zar el Ebro, hiciéronle concebir alguna desconfian-
za acerca del recibimiento que allí se le preparaba.
Nombrado meses antes general en gcfe de todos 101
ejércitos carlistas, ni el estado de su salud ni sus
ateneionl)s en el Aragon habíanle permitido curarse
mucho de las tropa¡¡ que tenia en el Principado, las '




-508-
cllalas, á consecuencia de la muerte de España., que-
daron á las 6rdenes de Se~arra, que venia á ser
ahora el lugarteniente de Cabrera en Cataluña.
Compadecíanse mal entre si estos dos caudillos, ha-
biendo simpatizado siempre mas con el difunto con-
de el de MoreHa; tazon por la cual Segarra, á
quien atribuía aquel cierta misteriosa complicidad
en la muerte de su antecesor, temblaba ante la idea
del arr.ibo de Cabrera:. Sabedor este de que e'n Ber-
ga estaban malquistos los ánimos de algunos y pre,..
venidos en su contr'a, dirigió una arenga á Jos su-
yos, dos horas anles de llegar á la poblacion, apos-
trofándoles en esta sustancia: «Compañeros: ha 11e-
«gado á mi noticia que los mismos que defienden
.igual bandera que nosotros, los que se titulan car-
«listas en Cataluiía, los que guarnecen la plaza de
«Berga, á donde nos dirigimos, ni á vosotros acaso
«os, reconozcan como amigos, ni á mí como su ge-
IIneral por órden y voluntad del rey nuestro señor.
«¿Podré contar con vosotros en el caso de que ten-
«g'a . que usar de la fuerza para hac~r .abrir ' unas>
.puertas que nos cierran la intriga 'Y la lraicion 1»
-«Sí, sí, mi general,)) gritaron todos; y ahuciado
Cabrera en esta prenda, parti6 al ga~ope, asistido
5010 de sus ordenanzas, y present6se á la vista de
los muros de Berga, á fin de persuadirse por sí
mismo de si era ó no cierto lo que le habian noti-
ciado. Pero bien lejos de baIlar resistencia, en el




...... 509-
~omento en que la guarnicitln lleg6 á cOJlocerle,
franque61e alborozada las puertas, verificando á
poco tiempo su entrada solemlle el gefe superior
de los carlistas, s?guido de sus columnas, en la fuer-
temente abastionada villa de Berga.


Circuida de catorce torreones y una dilatada sé-
rie de colinas, sobre las cuales habían dispuesto los
rebeldes no menos que 22 fuertes ó reductos este-
riores, presentaba aquella un aspecto verdadera-
mente aterrador. En la mas culminante y peñasco-
sa de estas colinas, levántase un antiguo y enorme
castillo ceííido de un foso y con tres órdenes de mu-
ralla, cuya cima elevadísima domina completamente
á la pobladon. Veinte y cinco piezas de varios cali-
bres artillaban á este castillo, cuyo tamaño sólo
permitia que le presidiasen unos ciento cincuenta
hombres. Al E. de él existia otro fuerte de cons-
truccion moderna, tambien artillado, cuyo objeto
era repeler las avenidas de la parte norte: y en la
cumbre de la sierra que llaman la Petita asentábase
otro castillo grande, de fabricacion ostentosa· y
magnifica, el cual enseñoreaba todas las .dema!O
obras de defensa, esceplo la de la Vírgen de Que- -
ralt que estaba al O. Al castillo de 13 Petita teriían-
le los carlistas en mas grande estima y dábanle ma-
yor importancia que al antiguo, pues que sobre ser
cabedero de una guarnicion que no bajaba de dos
mil infanl('s J doscientos caballos, sus }lastioo('s es-




-510-
tahan tan bien concluidos, que le daban el tono y
las trazas de toda' una verdadera y respetable forta-
leza. Al S. E. de la plaza, y sobre la via de Barce-
lona, estaba el fortin llamado de las Forcas. Entre
las muchas piezas de artillería con que habían dota-
do los rebeldes á Berga, hallábase la: maJor de
cuantas habian salido de su fundicion, pues que con-
taba setenta "J cuatro quintales de peso. No solo se
fundian cañones en Berga. Fábricas 'de armas de to-
das clases', de pólvora, de proJectiles tanto de arti-
llería como de fusil, todo fué improvisado de una
manerá sorprendente por aquellos hombres, en los
primeros años de la guerra: todo se hallaba con
abundancia dentro de los muros ó en las cerca-
nías de la poblacion. Que tan creador es, y tan fc-
eundoen medios y recursos, el poder destruc-
tor de los humanos...... sobre todo, el de los es-
pañoles!


Antes de llegar Cabrera, la guarnicion de Ber-
ga componíase del batallon de Pep del Oli, otro de
Griset, una compañía de artilleros, otra de zapado-
res, la que denominaban del general y algunos mo-
zos de escuadra con dos batallones de voluntarios
realistas. En tal situacion encontró aquel caudillo la
plaza cuando penetró en ella guiando la gente que
hemos dicho. Acosado de grandes temores el gene-
ral Segarra, anhelaba el momento en que pudiera
suitraersc á la vista J aun al inminente riesgo en




-511-
que le colocaba la presencia del temible tortosino.
Segarra habia secretamente abierto tratos de ave-
nencia 6 convenio con los constitucionales; imputá-
basele ademas, segun ya dicho, una parte criminal
en el ruidoso y murmurado, aunque nunca bastan-
temente averiguado, asesinato del conde de España;
y quedando ahora de subalterno al lado del nuevo
general en gefe de las fuerzas carlistas, era en rea-
lidad muy de temer que este ]e exigiese estrecha
cuenta de sus anteriores operaciones militares y de
la conducta p~lítica que habia observado. Pesando
bien estos peligros, el antiguo gefe catalan, y aten-
to á ellos, decidi6 secretamente partir de Berga al


, siguiente dia de haber entrado Cabrera, lo cual ege-
cut6 acompañado no mas que de dos ordenanzas y to-
mando ruta hácia el campo de los contrarios. Nota-
do que hubieron esto los ordenanzas, cuando ya se
hallaban los tres á corta distancia de los constitucio-
nales, y llegando á desconfiar de la intencion de su
gefe, atreviéronse á exigirle algunas esplicaciones
sobre sus designios; pero Segarra di61es por toda
respuesta el silencio, y picando espuela y soltando
brida á su cabailo, salió á escape para unirse á las
tropas de la reina, lo que pudo verificar, en gracia
de la ventaja que á los otros llevaba su corcel;
pero no sin sufrir algunas heridas de lanza ocasio-
nadas por los soldados, quienes se presentaron ufa:'
nos á Cabrera con sus picas teuidas en la sangre de




-512-
,S11 antiguo gefe, del cual, hasíaesle dia, habíanse
mostrado aquellas fieras siervos' sumisos, verdade-
ros esclavos.-Desde Vich dirigió Segarra el día si-
guiente, el 13 de junio, un manHiesto ú al.ocuci.on
á sus c.ompatriotas, los que aún estaba. armad.os
c.ontra_ la causa (que él decia) de S; M. la reina.
procurando honestar la defecci.on que eri el últim.o
trance hacia á ]a de D. Cárl.os, y exh.ortándolos á
la paz, c.on mil protestas de arrepentimient.o y de
adhesion á las nuevas banderas que abrazaba., Al
propio tiempo y c.on igual fe(~ha dirigia su V.oz Ca-
brera á las tr.opas de su mand.o por medi.o de la si-
guiente proclama:


«V.oluntarios; Vuestro general-en gefe .os diri-
age la palabra, no para hacer .ostentacion de sus
«principios, pues l.os deja ya marcados en l.oscam-
«p.os de batalla. Vuestr.o general .os habla, no para
lIaumentar vuestr.o val.or, porque en l.os pechos de
«los valientes jamas halla cabida el desmay.o. Os
,dirijo, sí, mi voz para que quedeis enlerados de
«la verdadera urgencia que me baimpulsado á pa-
"sal' el Ebr.o con una parte de mis fuerzas que se
.hallaban reunidas en Aragon y Valencia; Comuni,...
«caci.onf's .oficiales interceptadas al enemig.o Ilcga-
«r.on á convencerme de que en este Pr'incipad.o C.of-
-ría inminente riesg.o la causa de la religion y del
«m.onarca legítimo. Manpjos de la reT.oluci.on .ocul-
d.os, á la par que combinad.os, iban á enarbolar




-513-
4Kentre nosotros el negro y asqueroso pendon de la
«perfidia. Se movian todos los resortes para burlar
«vuestro valor; y los vencedores en el campo de
«batalla iban á quedar vencidos, no por la fuerza
«de las armas, sino por el refuerzo vil de la intri-
«ga. Gracias al Set10r está descubierta ya la trama:
«queda ya burlada completamente la traicion soez del
«masonismo, y adoptando las medidas que he creido
«oportunas acabo de arrancar la máscara al hipócrita
«Segarra. Sí: este ingrato general con el honor en
«la boca, y la infamia en el corazon, no ha podido
«ocultarla por mas tiempo: le hallareis ya en Yich
«fraternillando con los enemigos de Cárlos V. Este
«QS un triunfo para las armas del rey; pues la cau-
«sa de la lealtad acaba de arrojar de su seno á un
«general fementido. No dejaré la obra incompl~ta;
«1 al traidor que pretenda abrigarse entre vosotros,
«no le queda otro recurso que la f~ga, si prime-
~ro no le alcanza la severidad de las leyes. AcaLo
«de egecutar lo que os prometo en la persona de
«D. Luis Castañola, primer comandante del 18.0 fu-
asilado ayer en esta plaza. Por comision particular
«del rey N. S. (Q. D. G.) he debido pasar tambien
cr-á Cataluña para vengar el asesinato del señor conde
«de España. Obraré con imparcialidad: pesaré el
«asunto en ]a balanza de la justicia; examinaré los
«datos, y deseargando únicamente e] golpe sobre
Me! perpetrador del crímen, haré ver á la Eu-


l'OM. 1lI. 33




-51.1-
«topa entera que el estravÍo de algun simple partí-
«cular en nada puede mancillar 'la causa de Cár-
«los V.-Catalanes: la rectitud de mis intenciones
«os es bastante conocida: sabré recompensar el mé-
«rito, pero inexorable me tendreis con el delito.
((V oluntarlos ~ sé que me amais y que os haUais per-
~suadidos de que vuestro general os ama; mucho
«me prometo tambien de vuestro valor y constan-
«cia: no se me oculta que la cábala de la revolu-
«cion es la que en diferentes periódos ha puesto en
((estado de inercia la robustez de vuestros brazos;
«pero sé tambien que deseais batir al enemigo, y
«que vuestro elemento natural es el lugar del com-
«bate: yo me pondré á vuestro frente; yo. mismo
<ten persona os conduciré al campo del honor, y
«con el auxilio de Dios, á la "ietoria; conservando
(Ila union y el amor fraternal que veo reinar entre
«vosotros, me cabe el dulce placer de lIO descu-
"brir en todo el ejército de mi mando mas que sol-
a(lados de Cárlos. Y. Así 'es, como á no tardar triun-
«faremoscompletamente de la revolucion iDipía:. y
«cuando esta se cree haber llegado al apogeo del
(Ipoder, verá deshacer sus . hordas y burlados tam-
«bien sus planes de cohecho, de traicion y de intri-
-ga.-El conde de Morella.»


Delusivas esperanzas eran estas que todavía se
esforzaba por alimentar entre los suyos el intrépido
! ferol Cabrera. Ya no quedaba sinet la huella 51\n-




-515--
grieuta de la guerra y del carlismo en todas las
provincias de Aragon y Valencia, y pretendia sin em-


. bargo, el sagaz tortosino, embair los ánimos de 108
rebeldes catalanes, haciéndoles ver que habia tras-
puesto el Ebro asistido de salo una parte' de sus
{ue,.zas.-C~erdo y previsor asaz anduvo Segarra
en escapar cuanto antes de cntre las garras de Ca-
brera. Sabia aquel muy bien á cuánto le esponia su
conducta anterior, como despues diremos, y no
podia ocultársele que el titulado conde de Morella
habia de hacer escarmientos terribles, luego de' en-
trar en Cataluña. Y era así en efecto: que si no hu-
bo mas víctimas de la implacable saña del caudillo,
que el comandante Castañola, debida fué esta cir-
cunstancia feliz á la instantaneidad con la cual se
llevaron á cabo por parte de los constitucionales las
operaciones militares; pues que el mismo dia en
que se fugó Segarea, habia llamado Cabrera á su
casa á todos loo individuos de la junta de Berga po-
niendo presos, segun iban llegando, á cuatro de
ellos. Aquella noche tambien se hicieron en la pla-
zaotras varias prisiones ,todas ellas de pers6nages
de gran cuenta. El espanto, el terror al solo nom-
bre de Cabrera reinaba en aquella poblacion abati-
da y contristada, que pocas horas antes halJíale re-
cibido en triunfo. Dos dias des pues llegaron tam-
Lien á Berga los individuos que componían las jun-
tas corregimenlales de Cervera y Yieh, los cuales




..


-516-
fueron ignalmente encerrados en el castillo de ,Que ...
ralt. Todas estas disposiciones violentas nacian de la
sumaria que mandó formar el general carlista en
averiguacion del asesinato de su' digno amigo el
conde de España: y si las circunstancias hubieran
dado lugar á aclarar un tanto los suces~s que se in-
quirian y á sustanciar el proceso, cierto que no hu-
bieran librado bie'n estos sugetos complicados en él.
quienes por la premura con que al fin tuvo qua
moverse Cabrera, en medio de la estremada agita-
clon de las armas, fueron conducidos por su per_
seguidor é internados con él en el territorio de
.Ftancia.


, Alarmados los hombres mas previsores, y des-.
~peranzados ya á vista del grande desconcierto y
del desaliento que existia entre los sostenedores de
la causa carlista, temiendo ademas por la seguridad
de sus personas é intereses, no menos comprome-
tidos y amenazados por la insegura y vacilante es-
pada del dementado carlismo que por las armas
oonstitncionales, iban abandonando presurosos el
suelo catalan y buscando asilo y guarida en la na-
cion vecina. El mismo Cabrera que no podia hacer-
se ilusiones tampoco sobre el porvenir que ya de
cerca le aguardaba, discurriendo en su' flaqueza,
trat6 igualmente de poner en salvo á la familia; y
disfrazando bajo un nombre supuesto á sus herma-
na~, hízolas trasladar á Perpiñan.




-517-
No obstante el respetable estado de defensa ea


que hemos dicho que se hallaba la plaza de Berga,
como el caudillo catalan no 'ta reputase inespugna-
ble, creyó prudente no encerrarse en ella: que de
otro modo, tal vez no le hubiera sido fácil esquivar
la persecucion de los contrarios, y buscar su salva-
cion en la fuga •. Así que, dadas las disposiciones ante-
dichas j ordenó que fuesen transportadas al santua-
rio de Hort diez piezas de artillería y se establecie-
sen.allí mismo los molinos de pólvora, partiendo en
seguida de Berga, al frente de unos siete mil
hombres, ú tomar estancias á cuatro leguas de


: Puigcerdá, aprestándose á una vigorosa y empeñada
resistencia. :Mas como el agitado y vacilante espíri-
tu de Cabrera en estos momentos, tan azarosos y
terribles, no le permitiese fijar su designio por
mucho tiempo, mudando á cada hora de parecer y
revocando las disposiciones mas esenciales y ~os
mas formales acuerdos, despues de egecutar algu-
nas correrías en las inmediaciones de la plaza y lle-
var á efecto varias medidas que creyó oportunas en
el último trance á que estaba reducido j decidiósa
ál fin á esperar en los fuertes de Berga al formida-·
ble ejército del DUQUE DE LA VICTORIA.


Amanecía el 4, de junio, cuando el generai en
gefe de los constitucionales dejaba el pueblo de Ca-
serras á donde se habia trasladado con sus huestes
desde Manresa, dirigiéndose resuelto á aquella pla-




-518....:.
za, objeto preferente de sus miras. Luego que dió
"isla á sus numerosos bahiarles, poblados de gente
enemiga, donde se hallaha Cabrera, con nueve 'ba-
tallones y algunos escuadrones ¡ ocupando las ele-
vadas cumbres de 'aSierra de Nuet que cubrían
aquellas zaferías. vistosas, formadas en apariencia
por la multitud de parapetos y reductos, ordenó .Es-
PARTERO que la primera division, que iba á cargo
del general Leon , practicase el principal y mas di-
fícil ataque contra la plaza, mientras la brigada
de la Guardia Real provincial quedaba en reserva.
Con admirable arrojo y bizarría egecutó esta fae-
cion el jóven conde de Belascoain, cerrando de pri-
mer abordo con los de Cabrera, y haciendo atrave-
sar á los suyos aquellos ribazos agrios y escabrosos
y trepar despues por aquellas pedregosas alturas,
desde las cuales rompió un fuego vivísimo el gefe
de los rebeldes. que lIeg6 á menguar bastante las
filas de los acometedores. Pero notando el carlista
la grande decision de sus contrarios. y aterrado de
verlos tocar ya casi en las cimas de N uel •. protegi-
dos por los fuegos de una batería de á lomo y nu-
triendo mas y mas cada vez los suyos de fusil, ,ió-
se precisado á abandonar, como lo hizo presuroso,
la primera línea de parapetos y fuertes atacados, re-
plegándose á la segunda. Derrancada tambien ('sta
por los de LeoR, trab6se aqul una lucha espantosa
y terrible, en la cual tomarou una parte muy activa




-519-
Ia'escolta del DUQUE y la demas caballería 'que esta-
ba aneja á la primera division, logrando á pesar de
Jas inmensas di.ficultades con que amenazaba el ter-
reno, hacer gran destrozo de cuchilladas en las fi-
las rebeldes. Bramando de desesperacion, y poseido
de furor Cabrera, alentaba á los' suyos moviéndose
eomo un rayo, y multiplicando sin cesar los fue-
gos, diezmaba considerablem,ente las de los consti-
tucionales. Gran número de los que rodeaban al
bravo Leon fueron muertos ó hcridos~ el caballo de
este digno gefe recihió cuatro balazos, siendo de
notar que habia desmontado ya o.tr{) que finó en el
combate.


Mas no empe,ciente todo esto, y á despecho de
jos colosales esfucrzos que hizo el caudillo tortosi-
no por dejar bien pllesto el honor de sus armas, cir-
cunstancia que es tanto mas meritoria en él (consi-
derada coo relacion á los servicios prestados á su
causa). cu.anto que el desfalleciente estado de su
5alud apenas le permitia dirigir las operaciones,
prosiguieron impetuosamente su embestida los cons-
titooioaales, y aventando á los carlistas d@ todas
.aqueUas numerosas y fuertes estancias ,: fuéronse
ilpgderando, uno en pos de otro, primero de los


. tres reductos de Nuet, y despues sucesivamente de
:las demas fortalezas que defendían la entrada de
Berga, en cuya plala penctl"arOn por fin, posesio.,.-
nándose de ella, de su castillo y de todas las




-520-
obras esleriores que habia en la circunferencia.


'Habiendo ordenado Cabrera.. en los últ¡mos
apuros, la e-vacuacion de la villa por Jos que la
guarnecian, como dos compañías de esta gente de
la guarnicipD se detu-viesen mas tiempo del que les
con venia en dar cum~limiento áaqllella ól'den, y
llevadas de su ardimiento prosignieseD hacieJldo
disparos á los vencedores desde uno de los egidos
de la pohlacion, el bra,o conde de Relascoain, al
ver esto, salió á la caheza de algunos ginetes, y
asistido de una escasa fuerza de tiradores, dió una
carga á las c ompaiíí as· que le hostigaban, con tan
buen éxito, que cuando estas quisieron apelar á la
huida, halIárouse cortadas ya y prisioneras.-.Así
quedaban las tropas del CON»E-DuQUE en posesron
de la importantísima plaza de Berga. en donde en-
contraron nna mullitud de piezas de artillería de
varios calibres, grande cantidad de bastimentos y
municiones, los parq ues • la fundicion , la maestran-
za, las fábricas de fusiles J pólvora, todo profusa-
mente abastecido.


Dada la anterior batalla, y enseñoreados ya los
constitucionales de todas aquellas innumerables for-
talezas, las compañías de preferencia carlistas sos-
tuvieron aun la retirada. haciendo un fuego nu-
trido y empeñado desde la eminencia de aquellas
rocas. el cual no dejó de oírse durante el resto deJ
día, terminando al anochecer. Esta hora seria cuan-




...,.....521-
do cesando del todo la liza, despidióse Cabrera pa-
ra siempre de aquellos lugares, que habian sido la
tumba de sus postreros ensueños, de sus últimas
esperanzas.


Acompañado de los batallones segundo y teree-
ro de Tortosa, tr.es ídem de Mora, cinco de Aragon
r parte de las fuerzas catalanas que acaudillaba el
canónigo Tristany, de funesta recordadon en el
principado (entre las cuales eontábase e] batallon
de Pep del OH), la caballería de Tortosa, un escua-
dron de los llamados ordenanzas de Cabrera y va-
rios otros ginetes catalanes, emprendió al fin la re-
tirada este conde de Morella, despues de haber
abandonado tambien su gente la fortaleza sita en el
santuario del Bort y dolada con seis piezas de arti-
llerÍa, de cuyo punto se apoderó á su arribo y sin
contradiccion alguna el general Leon, que avanzó
allá con premura. Los citados cuerpos de ejército
que llevaba Cabrera iban ya todos mutilados é in-
completos, en fuerza de la desercion y de la falta
de ordenanza que es consiguiente á los últimos mo-
mentos de una guerra. Aqu~lla noche pasáronla los
fugitivos en unos pueblecitos que se asientan en la
falda del Pirineo, distantes como cinco· horas de
Berga. Hallábanse aquí en ]a mañana del siguiente
dia, cuando notaro~ que por las montañas que cor-
ren alIado de la Seo de Urgel venían gentes arma-
das; pero bien pronto se cobrarQn de este cuidado




-522-
los de Cabrera, sabiendo que los que se les aproxi-
maban eran los carlistas que componian las di visione8
mandadas por Llangostera y Polo, qnienes al tiem-
po de llegar á Tiurana, despues de pasar el Segre,
supieron con disgusto y despecho lo acaecido con
Segarra; y desabridos tambíen al ver que Bosque,
siguiendo el egemplo del general de los catalanes,
habíase pasado igualmente á las tropas de la reina
con dos compañías de tiradores; y finalmente, deses-
peranzados ya y abatidos al saber el triste suceso
que habia obtenido Cabrera en Berga, encaminá-
bansa á las sierras que parten términos entre Es-
paña y Francia, á fin de buscar amparo en esta
nacion, pues que no les quedaba otro recurso.


En el momento en que Cabrera supo la llegada
de los aragoneses, salióles al encuentro, conferen-
ciando con sus gefes acerca de la necesidad de adop-
tar ya una resolucion estrema, punto en el cual
todos convenian. Mientras así departen Cabrera,
Llangostera y. Polo, otra alarma cunde en las fi-
las, ocasionada por la aparicion de mas tropas que
se deslizan con rapidez desde Uno de los alcores
inmediatos. La idea sola de que fuesen los vence-
dores, que hubieran avanzado hasta aquellos últi-
mos y escondidos lugares, á congojar mas y mas la
inquietud de los vencidos, hacia temblar á estos y
ponerlos en una amarga y terrible espectativa ; pe-
ro tambíen esta vez terminó muy pronto su trihula-




-523-
~ion, ,cerciorados que fueron de que los nuevos
hnéspedcS"'no eran para ellos de condicion peor que
Jos anteriores. Eran los remanentes de varios bata,...
Hones carlistas catalanes que con el mismo fin cor-
rian presurosos hácia la frontera. En ella, al pié de
las elevadas colinas de Puigcerdá, derramadas por
aquellos fragosos valles, acampaban á las pocas ho-
ras, en este dia 5 de julio, todas estas reliquias del
ejército que habia sido el último en abandonar la
causa de D. Cárlos, porque ya no le era dado hacer
otra cosa. Espectáculo triste y desconsolador, el
que ofrecia aquella informe muchedumbre de ara-
goueses, valencianos, catalanes; vestidos unos de
militar otros de paisano, heterogéneos y diferentes,
no solo en el vestir, sino hasta en ellenguage; des·
contentos, desolados, cabizbajos, aburridos y exa-
nimes, Jos que no estaban poseidos de rabia y fu-
ror ,postrándoso los unos, víctimas del mayor aba-
timiento, entregándose los otros á Jos mas horren-
dos desvarios á que puede conducir la exasperacion!
A.quí, se abrazan ydánse el postrero adios! los pa-
rientes r amigos, llorando algunos Jo tardío de su
arrepeutiiniento y maldiciendo. la hora en que ha ....
biendo cedido á pérfidas sugestiones de hombres
malvados é hipócritas, que tal vez quedaban enton-
ces en la Península, disfrutando en sus casas los
productos de sus iniquidades, habian emprendido
una senda en cuyo límite hallaban cierta su ruina.




...... 524-
A.lli otros, dando rienda suelta á la inmoralidad, en-
tréganse á todo género de escesos, robándose mútu~
mente el fruto de anteriores rapiñas .. Allá, so pre-
testo de traicion, sublévanse unos cuantos de estos
bandidos, y para veng.ar pasados resentimientos. ó
5atisfaceT sus instintos sanguinarios, asesinan á uno
de sus gefes. Acá, rayan tan alto la amencia y el
frenesí de dos aragoneses, que armando de bayo-
neta sus fusiles, crúzanlos, en medio de un silencio
pavoroso y siniestro, y se traspasan el pecho po-
niendo así fin, de comun consentimiento, á su pe-
sada existencia. Acullá, cargan otros el arma fatal
y se fraccionan en cien pedazos las mandihulas y el
cráneo!· .•. , Alerrados estos, póstranse de hinojos en
aquellos valles 6 sobre las peñas, pidiendo alafia al
Dios de misericordia en el desconsuelo mas acerbo.
Enfurecidos aquellos y fuera de sí, prorumpen en
nefandos despropósi tos é inauditas blasfemias!. .•...
Todo allí era desórden, indisciplina, licencia, con-
fusion y desenfreno ! .... Cuadro espantoso r horri-
ble 1 el que presentaba: á la vista ~del observad4ll' el
moribundo ejército de Cabrera en los postreros ins-
tantes de su vida ..•. aquella vida 1 tan sembrada de
criminosos desafueros!


Mientras tales- escenas de horror acontecian en
el campamento, el gefede los carlistas entendía-
5e con el general frances Castellane, á fin de ajus-
tar las condiciones bajo las cuales habian de pasar




-525-
aquellos al territorio de su mando. Por la tarde
reunió Cabrera á todus los gcfes y oficiales de
las divisiones, y formando círculo coloc6se él en el
centro, hablándoles seguidamente de esta manera:


«Compañeros: si bien be servido para hac~r la
«guerra en un principio con 15 hombres armados
«por mitad de palos y escopetas, no creo ya posible
«el continuarla, atendiendo á que los pueblos ya no
«prestan su apoyo como lo hacian antes, y así creo
«es mi deber el salvaros en el reino vecino, pues el
«rey no me ha autorizado á transigir con el enemi-
«go: así es que capitularé con el geaeral frances
aMr. de Castellane, para que no o~ falten los so-
«corros que concede el derecho de gentes á los
«emigrados. Os doy las gracias en nombre del rey.
«yen el mio muy particularmente, por la fidelidad
«y buen comportamiento que habeis guardado du-
«rante la guerra; mas si alguno quiere continuar
.haciéndola, le autorizo para que se reuna á los
«que quieran seguirla. Por último, si alguno me
«cree traidor. 6 tiene algun resentimiento conmigo
«aquí estoy: los que sean pueden vengarse en mi
«persona.»


Todo rué entonces llanto y desconsuelo: muchos
prorumpieron, en medio de profundos sollozos.
en vivas repetidos y entusiastas á su general, mos-
trándose satisfechos de la conducta militar y políti-
.ca que hahia este ohservado, y haciéndole las ma-




-526--
yores protestas de adhesion y afeotó, -Aquella nq-
che permanecieron los carlistas en sus respectivo&
campamentos: Durante ella quedaron concluidas las
negociaciones que habia entablado Cabrera con laS'
autoridades francesas: y al'amanecer del {) descen-
dian las .huestes destrozadas y fugitivas del célebre
caudillo tortosino desde las empinadas cumbres del
Pirineo mirando al septentrion y encaminándose-al
pueblo de Palau, que fué en donde depusieron ar-
mas y caballos. El número tolal de las fuerzas que
verificaron juntas, con corta diferencia de tiempos,
esta horrible emigracion por Cataluña, montaba de
catorce mil hombres. Los gefesprincipales que la~
gobernaban, ademas de Cabrera, eran D. Domingo
Forcadell que comandaba la division de Valencia,
D. Luis Llangostera, que regia la de Aragon, Bur-
jó, gefe de las fuerzas catalanas, Amau que lo era
de estado mayor, Morales, Polo y muchos coman-
dantes de los batallones. Los aragoneses y catala-
nes fueron un tanto hostigados en la -huida. por las
tropas de la Reina. El canónigo Tristany, des-
pues de acompañar á los emigrados hasla la raya de
Francia, tornó resuelto á Calaluiía, con la idea de
volver á plantar bandera dF ventura en el principa-
do; pero vióse en la preci5ion de ocultarse solo en
los bosques y caseríos, en donde ha permanecido
largo tiempo amparaJo por sus muchos amigos y
deudos.




-527-
." .. \.1 día siguiente de ser lanzado Cabrera del sue-


lo español por la presencia sola de los ejércitos
constitucionales al mando del ilustre DUQUE DE LA
VICTORIA, Y por el espíritu de los pueblos bien pro-
nunciado en su contra, segun laespresion del mis.·
mo caudillo rebelde, pues que le negaban toda es-
pccie de auxilio, sin cuya circunstancia aun ha-
bria podido tal vez demorar aquel la terminacion
de la lucha por algun tiempo, dirigió ESPARTERO á
sus tropas la alocucion siguiente:


«Soldados: La gloriosa campaña de Aragon ter-
minada con la conquista de Morella, debió haber
puesto fin á la guerra fratricida, si los hijos bastar-
dos de nuestra patria, de esos hombres sanguina-
rios por sistema, de esos móns\ruos, azote de lá hu-
manidad, fuesen capaces de abrigar un sentimiento
que Jos rctragera del camino del crimen. Ellos, sin
embargo de ver perdida la causa que sirvió de os-
tensible pretesto á sus robos, incendios y asesina-
tos, procuraron, en su desesperacion, hacer el úl-
limo esfuerzo.»


«El feroz Cabrera, hnyendo con parte de los
suyos, creyó poder ocultar su derrota y dar nueyo
ser á las facciones catalanas: mientras que desta-
cando á Castilla la Vieja al tigre Balmasedaponien-
do á sus órdenes los rebeldes que habian quedado
en las provincias de Albacete, Cuenca y Guadalaja-
ra, co!leibió la idea de sublcv<1rde nuevo el pais




-528-
que rué teatro de ]a guerra, y que ya disfrutaba .el
beneficio de la paz. Sabedor' de estos proyectos, pli-
d~ anticiparme á contrarestarlos haciendo ]as pre-
vlmciones oportuna's á 10,sdignos generales, á quie-
nes tocó la suerte de ofrecer nuevas glorias á la
causa nacional ...


«Al mismo tiempo, á ]a cabeza del ejército es-
pedicionario del Norte, me dirigí á Cataluña. La
reuníon de los aprestos necesarios para que esta
campaña completase el triunfo, permitió tuviese-
mos el honor de recibir á sus SS. MM. Y A., de
asegurar su tránsito á Barcelona, y de acompañar
]a régia comitiva hasta el punto de donde debían par~
tir las operaciones.1I


«El brillante estado en que encontré las tropas
del ejército de Cataluña, que me fué posible revi-
sar, justificó su bien adquirido concepto por sus se-
iíalados combates y por su perfecta al'moníacon las
demas fuerzas que militan á 'mis órdenes, todas vir-


, tuosas, valientes y disciplinadas, á la vez que. po-
seidas de un puro entusiasmo por la consolidacion
del trono de Isabel Il de que es digna regente su
augusta madre, por la constitucion de 1837 , y por
la independencia nacional.»


«Con ejércitos animados de tan nobles ideas, y
robustecidos con tan sublimes virtudes, no podia
menos de ser pronta y segura la pacificacion que
anuncié efl mi órden grneral de 30 de mayo en la




-529-
plaza':de MoreHa. El del Centro, que "tanto contri-
buyó á la feliz campaña de Aragon, esterminó en
breve los grupos que quedaron errantes. La divi-
sion que operaba'sobre Albacetc, Cuenca y Guada-
tajara, obtuvo una seMI ada victoria en OlmedilIa
contra las fuerzas que infestaban aquellas provincias
al marchar á lrtcorporárse á, Balmaseda. Larizado
este cabecilla de ]a sierra de Burgos, fué hatido en
Zalduendo por el ejército que operaba en el Norte.
Perseguidos los restos de su faccion por todas las tro-
pas destinadas á su esterminio, tuvieron que buscar
en trozos un asi.lo en Francia, en cuya raya fueron
desarmados. El Último golpe que debian reéibír
los e'nemigos era en esta plaza de Berga, cenlro, y
apoyo de las facCiones catalanas:, donde 'tenian) su
junta de gobierno y todos loselemelltos de 'ac-'
cion.t


«Para que el éxito fuese rápido y feliz, destiné
la fuerza de dos divisiones' á cubrir el·flanco iz-
quierdo': la primera y segunda del ejército de Cata
lufta el derecho; y yo con el'<resto' de ;hs tropas
emprendí desde Mánrcsael nio'Vimictito'8obre Ber-
ga. La brillante jOrnada dél4. ':nos4i6 la::posesiOll
de esta plaza, de su castillo y considcrltble' uúmero
<le fuertes eOIl 17 pieta'g'de ilrlilkri'a; 'La rica maes-
tranza, los parques, lasfundicioIles, las fábricas
de armas y de pólvorá. todo quedó'en nu~stro poder,
todo cedió :í. vuestro denuedo y bizarría. poniendo


T"'If, m, ;H,




-530-
en vergonzosa derrota: á los batallones con que Ca'-
breraintentó rechazaros.»


«Cubierto de oprobio y de ignominia, este san-
griento caudillo, debió su.,salvacion. á lo escabroso
delterreno,y . forzado á tomar un asilo ;en Francia
con mucha parte de sus fuerzas, ]0 verificó ayer
en el mayor desórden. Ya no quedan mas que las
hordas que capitanea Tristany y otros cabecillas
que serán en breve destruidos. La guerra, por lo
tanto, se puede considerar terminada: los enemi-
gos del sosiego público aniquilados: los pueblos li-
bres para siempre de los vándalos. y muy cercano
eldia en que esta nacion magnánima pueda en ma-
sa entregarse al júbilo, enlonando el himno de paz~
de la paz por que tanlo ha suspirado y que hará la
ventura de los españoles.»


«Compañeros de glorias y peligros, pronto des-
cansareis de la fatiga de una lucha tan sangrienta
como prolongada: pronto se verán cumplidos los
votós por la pacificacacion general. Yo jamasdndé
del éxito de esta época de consuelo á que hemos lle-
gado por vuestra constancia,,! bizarría. Siempre que
('s he dirigido la voz os lo he predicho; porque cada
dia me dabais nuevas pruebas de confianza, de leal~
lad, de bravura, de sufrimiento y de patriotismo ..
Generales, gefes, oficiales é individuos de tropa,
todos son dignos de la gratitud de la reina y de la
patria: á todos encarezco la pureza de mis scnti-




-531-
tnWJltos por su bien y felicidad. y á tod,os con el
trib.ulo de mi justo reconocimiento aseguro, que' así
C!ODlO en todas ocasiones y en las mas críticas cir-
cunstancias conté con su heróico esfuerzo para lo-
grar el triunfo obtenido de la tnas santa de las cau-
sas. asi todos deben· contar con su general en' ge-
fe·.-Cuartel general de Berga 7 dejuliQ de 1840.-
EL DUQUE DE LA VICTORIA.»


La rendicion de un fuerte y la internacion en
Francia, por el valle de Osseja, de uuos dos mil qui-
nientos hombres, procedentes del campo de Tarra-
gona, sucesos que acaecieron á los pocosdias , de-
jaron ya libre de facciones al principado, poniendo
el tan ansiado término á esta guerra. cruenta y de-:-
sastrosa .. Tiempo era ya, dcspues de tantos años d~
bárbaro y porfiado y sangriento lidiar, en los c~ales­
la España presentó al mundo el egemplo mas triste
y vergonzoso, á la vez que ostentó igualmente los
rasgos mas sublimes de heroismo y de virtud que
desdobla en sus mejores páginas la historia de to-;-
dos .los. pueblos y de todos los ejércitos, tiempo era.
ya, decimos, de que esta nacion infeliz recogiese
0.1 fru!o de sus grandes sacrificios, de sus' ardientes
desvelos, de sus constantes afanes.-La Europa en-
tera, á falta de otro, ha elegido siempre á la Pc-
mns.ula ibérica para campo de batalla, en donde se
debelase por los principios políticos de un interés
universal: y en esta época que describimos, lo mis-




-532-
moque en la invasion de la creencia de Mahoma,
bajo el porlerío colosal de Luis XIV, Y en el qUQ
desmesuradamente egerció;o no ha mucho, el hijo
predilecto de ]a rem]ucion francesa. la España ... la
desventurada España ha sido ¡ esoy será, por des-
gracia suya ,la arena escogida para decidir los fu-
turos destinos del mundo civilizado. Su posicion
geográfica y los abusos de mas de tres siglos, imptr-
sibles de remediar en pocos años, abusos 1ue lo
fueron imllortados de regiones cstrañas, de otra~
naciones que al darnos sus reyes curáronse solo de
su engrandecimiento á nuestra costa, y para ello
viCiaron la sociedad que querian dominar, imp]an:..
tando en ella lá tiranía y tralando á los españoles
como á esclavos, han hecho constantemente de est~
pais el instrumento mas apropiado para sus fines y
para ventilar sus querellas. Así acontece que no so-
lo tiene que luchar con sus enemigos interiores.
con sus hijos bastardos, si que tambien conlra la
influencia maléfica y perniciosa de otros gobiernos
estrangeros ° Por eso han sido vanos sus esfuerzos l
casi de todo punto infructuosas las fuert~s convul-
siones políticas que la han agitado en este siglo
desde el año de 1808. Un tanto restituido el equili-
brio, y vuelta la paz; la aparente tranquilidad , tór-
nanse siempre á conjurar en su daño todos esos
elementos odiosos de destruccion que están desar-
rollados dentro y fuera de la Península, y que de-




,-533-
sangrando ydes1)aeciendo las siempre acatables fuer-
za~ del leon de Castilla. le debilitan. te amorban,
Jo asesinan. Solo una gral)de y verdadera revolu-
cion ,. un cataclisma !\0.cial que repela con fuerte
brato malignas y estrañas influencias. á la vez que
purgue nuestra atmósfc1;a do los miasmas pútridos
y cOl'raptores q ne la infestan, seria capaz de poner
aquí término á tantas dcsgraoia.s !."


Ya que nosotros se le bembs puesto á la guerra
en nuestra crónica, uo cerraremos este capítulo sin
l'easu.mir todo cuanto acerca de los elementos que
mas ó menos direclamente contribuyeron á aquel
de,senlace feliz. hase cspuesto en lo que va escrito
de esla obra. Los sacrificios de los pueblos, que for'"
man siempre .1a parte mas esencial y principalísima,
tanto mas cuanto que todas las otras refluyen en es,..
ta. y quedan con ella confundidas, fueron tan gran-
des, tan inmensos, que, ademas de los torrentes de
sangre derramaclos por sus hijos en los campos de
batalla. que es un sacrificio inapreciable, que no se
puede val llar ron guarismos, que apenas podrán
determinarle laimaginacion y el sentimiento,
8010 atendiendo .Ala ,{!conóniica .. de la guerra, á
las espensas hechas y á las pél'didas sufridas por
la· nacion en estos siete años de lucha, ha cos-
tado esta á la España, segun Jos cálculos de uno
de nuestros mas entendidos .estadistas (1), una so-


{t} DJII Pio Pita Pinrro, en su obra in'jtuluda. "ExtÍmett




-534-
ma que no baja de 21:000.000,000 de reales. Esto.
mirada la guerra civil por él lado del gobierno cons.-
titucional de Isabel n. Si ademas ,á una cantidad que
es ya de suyo tan exorbitante cómo la que dejamos
espresa, se agrega lo mucbo que consumió y 'der-
roch6 la faccion carlista en localidades y en sucesos
pM'ticulares, de esos que son imposibles de someter
al cálculo, si se tienen en cuenta los empréstitos
hechos al príncipe rebelde en las naciones estrange-
ras, empréstitos que todavla un gobierno antinacio-
nal y despótico, compuesto de hombres afines á la
causa carlista, 6 de esos á quienes la cobardía. la
traidon y la perfidia, 6 un sórdido y criminal in-
terés, les tienen esclavizado el corazon hasta el
punto de arrancar de él concesiones, que si no
son provechosas á' la nacion. lo son al menos para
ellos, un gobierno, repetimos, á cuyo frente se ha-
llen por desgracia nuestra hombres de esta laya, p()-
drá reconocerlos algun dja y obligar á esta patria in-
feliz á satisfacer el pago de esos empréstitos, "Veri-
ficándose así. para haldon y oprobio de la España l
de la humanidad Cntera, que el esclavo costée él
mismo su cadena, su azote y su dogal, enlonces, si
tales circunst.ancias ocurrieran en España (1) DO sc-
económico-histórico cTitico d~ la Hacienda y Deu(ladel E,-
tado.»


(t) F.l lector comprenderá que nos espresllmos de ulla ma-
nera hipotética ,que hablamos para todos los tiempos y para
tudas las épocas, que si bien tenemos fe en el triunfante po\"-




-535-
ria posible avanzar con el cálculo hasta dónde raya-
rian los males que ba ocasionado al pais esa Iunesta
guerra.


Una de las medidas grandes que para lograr ·su
término adoptó el partido liberal, por medio de su
órgano el mas diligente, emprendedor y activo, don
Juan Alvarez Mendizabal, fuéel decreto atinadisi,...
roo que en 1836 declaró soldados á todos los jova-'
nes 'comprendidos en cierto periodo de edad, y en
convenientes circunstancias, realizando al par la
quinta de 100,000 hombres, que tan beneficiosos
recursos de todo género f'restó al país para obtener
aquel resultado. Hecho es este tan culminante y
esencial, al tratar de los medios con que contó el
gobierno constitucional para dar la paz á los pue-
blos, que bemos juzgado muy oportuno el recor-
darle en este lugar, con el objeto de fijar la consi-
deracion é ilustrar la conciencia de nuestros lecto-
res, á la vez que hacemos justicia á los hombres,
que mayor empeño mostraron siempre en que la


"enir de las instituc!ones liberales, tales son sin embargo y
tan anómalos y estrauos los sucesos que hoy presenciamos, y
bajo ~uya fatal influencia lrozalnos esas lineas y'todas las, que
componen esta obra (porque no es dado á 10 frágil humani-
dad nuestra d sustraerse á la acclonfuertemente eficaz de eier-
tas imrreslone.), qQe no dudamos 61l8SenWlrcolllo posible, aun-
q\j6 muy difícil, e~e SUC~60 qlle hemos indicado, el cual pu-
diera muy biel! ser proJllOvido' pnr la aelivlI sp1ii:itudde 108
e!;trallgeros interesados t'JI la d~llda de D. Cárlos, é inl,entado
para la 'egeeucioll (pero nQ rBeClll/ldo, porque esto, si, raya tn
lo imposiblp.) por IQs ínslnmleotos que QI 4e5potísmo euen-
la en Espllñlj , ¡:OOlQ 1111 ~Q4I1S lasfjaciolles del mundo;






-536-
guerra civil de Eliípaúa concluyese s.o mas auxilio
que loa. propios recursos naCiollaltls. Los hombres
que esto querian, los que al cabo lograron conse-
guirlo, para gloria de España, y ,gloria suya, fueron
los p.artidarios del progreso. 'C~lU ~Iclllentos tan po-
derosos., tan ,t:icos.en . h~mbr()sy en ,dinero, "lue
f.Qrmau el lodo en estas 'empresas , la EspaiíilicQns-
titucional lIell;6 á salvarse, y los ,pueblos vié1"o~e
al fin libres de los horrores de ulia guerra entre
hermanos. Las mismas conmociones. popularés, esos
alzamientos provocados por los errores y Jos críme-
nes de los gobernantes, por el insultante y conti-
nuado abuso del. poder, lejos de dar impulso á las
facciones y relajar los vínculos de la disciplina en
nuestros ejércitos, como temian algunos. solo sir-
vieron para que aquellas conocieran su impotencia
y lo profnndamente odiados que eran sus principios
en el pais, y para vigorizar mas y mas y dar aliento
y como acrecentar el valor de las huestes ,que lu-
chaban por la libertad de, su patria. Los instintos
belicosos, las virtudes. militares, el enlusiasmo J el
heroismo, desp\egábanse Frodigiosamente en los
pueblos y en las tropas durante esas crisis, al pa-
recer tanp.eligrosas! de los levantamientos. Era es~
ta una guerra entre. el principio revolucionario que
aspiraba á regenerar la sociedad y las potestades
reaccionarias conjuradas en su contra, y no podia
menos de ceder en ventaja de los que sostenían aquel




-537-
principio' todo cuanto iba encaminado al progreso
de la revoluciono Por eso estas gr:mdes y solemnes
protestils de los (luebloscontra el descaminado pro;.-
ceder de los gobiernos, lascUilles eran acogidas ·en
estos tiempos y seqund,adas La,mbien por los ejérci-
tos leales, sin cuya.n(}table circunstancia el resultado
bubiera sido en verdad bien distinto. muy funesto.
favorecieron aItamentclos designios de la sociedad
conmovida, y conspiraron con feliz éxito á la con-
elusion de la guerra. i Eterna loa, abbanza eterna,
á ese ejército patriota, hidalgo, fiel, sufrido, vir-
tuoso y valiente, y al noble y distinguido y bizarro
y leal piltricio, que elevándose desde el suelo hu-
milde y cornun á los mas pobres de enLre los ciuda-
danos españoles, hasta una altura desmedida por lo
encumbrado de sus hazaüas, supo dirigir con tanta
destreza y venturil las armas nacionales, conservar
en ellas la esencial y saludable disciplina, adquirh' el
bien merecido y egregio dictado de DUQUE DE LA
V ICTOR1A, y con él el mas justo título á la grati-
tud, al amor de los pueblos, libres de una guer-
ra tan cru.el por el irresistible poder de' su bra-
zo y el de los campeones que Hev ilba ~ al combate t


No sou solo nuestras convicciones ypuestra con-
ciencia, formadas y nu\ridas cou los hechos qu.G
hemos sentado y los razonamientos que hemos con-
signado en lo que va de nuestra historia, las que
dictan este juicio, que algunos creerán apasionado,




-538-
aceFca del pueblo y del ejército constitucional es-
pañol, juntamente con su inmortal caudillo. Un tes-
timonio nada sospechoso en la materia , antes bien
muy autorizado y preferente, viene en apoyo firme
de nuestra opinion: y como nosotros, tímidos natu-
ralmente, . circunspectos y hasta desconfiados' de
nu.~st¡.o propio sentir, en puntos tan vitales y esen-
eialísimos, solemos siempre recurrir al dictámen,
no solo de los imparciales, sino de los contrarios á
nuestro modo de juz~ar en política, para dejar así
bien puestas tales aseveraciones, no hemos vacilado
en estampar aquí las palabras que sobre este asunto
importante vertió el Dia7·io de los Debates, periódi-
co de 11. córle de Luis Felipe, eS~lito siempre bajo
las inspiraciones de este monarca, primer represen-
tante de los doctrinarios de Francia, como dirigido
en todas épocas. mas ó menos ostensiblemente, por
el publicista Guizot. Este diario frances, qu~ da
tanto peso á nuestro propósito y á nuestra creencia,
en los primeros dias de julio, cuando aun no se
tenia noticia en Paris de' la rendicion de Berga y el
total acabamiento de la guerra civil de España,
pero que habia motivos harto fundados para darla ya
por terminada, saludaha al parecer gozoso y entu-
siasmado el iris de paz en la Península por medio dQ
hs siguientes notables palabras:


«La España constitucional ha triunfado glorio-
«samente de las crueles pretensiones del absolutis-




-539-
«mo y de esta horrible guerra que uttrajaba á la
«humanidad para vergüenza de los principios· invo-
«cados por la faccion carlista. Las poblaciones de
«las provincias del norte no pertenecen de manera
.c<alguna á esta faccion, como acaba de verse ahora
acon motivo del paso por ellas del sanguinario Bal-
(,maseda. Los vascongados han sacudido su yugo,
«han lanzado de su seno al Pretendiente, cuando
«seis años de una terrible esperiencia les hiciera
«conocer qué clase de gobierno y qué hombres am-
«hicionahan el poder de España á· costa de sus es-
«fuerzos y sacrificios. De nuevo se ha intentado su-
«blevar estas provincias; pero la impotencia de es-
«tas intentonas ha probado que llegó ya para Espa-
¡lúa la hora venturosa de la paz: la guerra civil está
«Vencida. Quedarán todavía partidillas sueltas, la-
<,drones que disfrazarán su criminal oficio bajo una
cmáscll.ra política; pero el carlismo se ha hundido
apara siempre, los lJUeblos se pronuncian por la
creina y las nuevas instituciones, y este noble y ge-
·tlneroso pais parece haber encontrado fuerza en las
«mismas conmociones en medio de las cuales se ha
«templado mas y mas el genio españól, obligándolo
«á desplegar su vigor, su constancia y sus virtudes
«(guerreras. )


«El ejército ha sostenido dignamente el anti-
(lguo renombre castellano, mereciendo mas de una
«re; los elogios de la Europa entera.)}




....,....510-
«Cuando hace tres años ,se :viera" reducido '11


I<c-v¡).cuar la Navarra, ó retirarse primeramente de-
atl,ras del Ebro, despues del Duero, y por fin hasta
«Madrid mismo. 'amenazado )lQr; D. CárlolS: en per-
~sona, ayudado -,.ele, su fiel, y sánguinario Cabrera,
«este ,valeros() ejército y: sus gefes no dese'speraron
<mq, momento de la justa causa, de la causa de, la
«libertad y de la civilizacion, y se le ha visto cons-
«taotemente reparar los desastres con perseveran-
«cia admirable, sufriendo espantosaspi'ivaciones,so-
«brepujar las mayores y mas sensibles dificultade!!
«con ese valor, sobriedad, paciencia y energía, cu-
«yas cualidades caracterizan eminentemente al sol-
.dado es pañoL"


«Citemos solo los sitios y la toma de Castellote
<ly de ~Iorena, conseguidas á pesar de lo crudísi-
*mo del tiempo en montañas hasta entonces im-
«practicables, y no obstante tambien de mil y mil
«dificultades, de obstáculos, de fortificaciones de
~todas clases.»


«Est.as dos oper.aciones prueban la capacidad del
«capitan general ESPARTERO y el-valor de sus tropall.
«El boletin militar de estos dos sitios muestra tam-
«bien que la parte militar se cultiva en España
C!:ventajosísimamente: la descripcion de los trabajos
«de la artillería y del cuerpo de ingenieros hacen
«tanto mas llOnor á los oficiales espaiíoles de estas
«distinguidas armas, cuanto que las fm·talezas de ef-




-541-
«ta clase irregulares, erizádas de ·los mas singulares
«obstácutos, de accidentes imprevistos de te-rre-
((no, y basadas sobre tocas, exigen· para tomarlas
«grandes recursos de talento y de invencion roj
.litar, puei adoptar la rutina ordinaria de un si-
atioes de todo punto inaplicabie en casos seme-
lejantes.»


• .EI eapitan. general DUQUE DE LA VICTORiA ci:nno
-hemos dicho ya en mas de una ocasion ha sabido
lI.atinar con la táctica conveniente para este género
«de guerra. Siempre ha tenido el cuidado de reunir
«en masa todas sus tropas sin comprometer ningua
«destacamento, burlando de este modo las sorpresas
"del enemigo, y encontrándose siempre bastante
"fuerle para contenerle ódest'ruirle por dónd~
«quiera que le hallase.»


QAsÍ es como ha ocupado sucesivamente todos
teJos fuertes dominados por Cabrera, á despecho
«de una terca resistencia que altin no podía menos
«de sucumbir ante la firmeza y el métod9 del gene-
n'al éspañol.»


Pero en donde el periódico cortesano francés se
espresa con mayor claridad y energía, mezclando
directamente -el negocio deintervencion, sin echar
d.e ver quizás que pronunciaba un terrible anatema
contra el bando reaccionario que él patrocinaba en
España, á la vez que ensalzába la conducta de los
exaltados españoles, haciendo justieia á la nacion, ii




-542:-
aquellos, al ejército liberal y al digno eapuan qoo
esta\la á su frente, es en el párrafo que ahocasigue
con el cual cierra su artículo el Diflrio de los De-
bates.


«Un éxito feliz (dice) 'da la razon á los que recha-
«zaron la, intervencion armada .•. Por último. España
.ha probado que queria y podia concluir la gllérra
«por !tí misma. Y cuenta I qne desde el momento en
«que España no pudo confiar en nna intervencion,
_desde el momento en que el voto de las córles se
~pronunció contra semejante medida, entonces 105'
«recursos nacionales, que se creian insuficienles, se
«manifestaron y brotaron por todas partes; ~l oro tj
.los soldados del país han provisto y reforzado el
lejércitG; ¡HÉ AQUÍ UNA VICfORIA EXTEnA~IENTE NA-'
uCIONAL !»


Sí: nacional fué, y nada mas que nacional, esta
vicloria, en la cual los recursos de los pueblos y el
valor indomable de. sus hijos deplegáronse y se mul-
tiplicaroJl al estremo, hasta lograr aquel fin. Ade~
mas de los ejércitos leales, cuyas virtudes, en me-
dio de contínuas privaciones, y á pesar de los tras~
tornos políticos que han conmovido la sociedad en
estos años, y cuyo heroismo en los combates hemos
tenido mil ocasiones de admirar nosotros, y con
nosotros ha admirado tamLien la Europa, que no
presenta en ninguna otra parte que en España ejérci-
tos tan sóbrios, tan sufridos y tan valientes como




~543-
103 nuestros, ademas de la activa solicitud, eleeTo,
el patriotismo y el denuedo del noble DUQJJE Di< ~A
V.CTORIA, quien, como hemos dicho en otro lugar,
siempre supo ser superior sin dejar de ser c9mpa-
ñero, llevando tan allá SUl> paternales desvelos para
con las tropas de su manoo, este. ilustre capitan,
que fueron muchos los casos en que abrió su hol-
~ilIQ para subl':enir á las necesidades de su ejército,
bacilmdo adelantos de consideracion en circunstan-
cias en que era inmenso el valor de este servicio,
contribuyeron tambien eficazmente á la grande obra
de la pacificacion las fuerzas que componian la es-
clarecida Milicia ciudadana. Esta egregia institucion,
patrimonio de los pueblos libres y de los gobiernos
ilustrados, y uno de los frulos, mas esquisitos que
ha producido en los últimos tiempos el progreso de
la civilizacion en las naciones, siendo la carencia de
eIJa señal inequívoca de incivilidad, de despotismo
y de barbárie en los gobiernos, de atraso, de escla-
,itud y de muerle en los pueblos, coadyuvó de un
modo singularmente admirable á la terminacion de
la guerra civH. Movilizada () pasiva. en los campos
6 en sus hogares, donde se veía de conlÍnuo acometi-
da por aquellas turbas despiadadas y vandálicas, qua
ála voz de "Religion» y «Rey absoluto» iban sem-
brando por do quier el espanto y la muerte, la Mi-
licia Nacional de todas armas, en todas las provin-
cias del reino, pero seiíaladamente (m los paises do-




-5U"'-
minados por las, facciones 6 espueslos á sus incesan-
t.eS correnas, préstósiempre eminentes servicios 'á
la 'causa de la libertad y déltrbno cónstituCional 'd~
Isabel: servicios que son tánto lÍlas aéatalilés y me"-
rilorios, cuanto 'quela:defuricion de uno de estos
ciudadanos arnÍados, que nunca se móslraron' ava-
ros de' su sangre y de su vida en los grandes' pe1i~
gros, solia acarreat de ordinario la desolacion Y' ,la
ruina de toda una fam~lia: servicios ..... que si! al-
guna vez se borran en la frágil memoria de lOs re--
Jes y de ingratos y envilecidos cortesanos, ellos vi-
viráu siempre, grabados con caracteres indelebles,
en el corazon· y en la memoria eterna d~ los pue-
blos .•.. ' La historia tambien trasmitirá á l<isfuluras
generaciones, 'para que estas vean, al desdoblar sus
mejores páginas, estampados con letras de OTO los
nombres de Bilbao, Zara~oza, Gandesa, Cenicero,
Lucena, Bolaños, CastilbJanco, Calzada de Calatra':':
ya, Roa, Nava de Roa y tantos otros como ilustran
las erónicas ,de nuestros dias, teatros todos ellos de
los innumerables, muy altos y muy hazañosos hecho$
que dan precioso esmalte á ia existencia de la Milicia
Nacional ~spañola durante la guerra. Si á estos ser-
vicios tan grandes é inapreciables, se añaden los que
habitual y perennemente prestaha conservando: el
órden, la paz interior de los pueblos, el rcspet~ Has
autoridades, el sostenimiento de las leyes y de ]a
Constitucion del Estado, siendo el mas firme y sólido




-545-
basamento de las :instituciones: liherales ;yteliitmdo
siempre á raya ~l carlismo ocioso de las pohltGiónes
( mas temible á veces que el que blandía las armas en
los campos de batalla), celándole y deshaciendo y
frustrando sus planes'de conjura ,antes y despues de
terminar la guer.ra,;cada vexresaltilrá, con mas fuer-
te. y sanguinósocolorido,,:cl foral comportami¡mto
que con I}sta institucion , tan digna y enno,ble,cida, se
ha observado des pues por ese mismo gobierno: con &7-
tilocional de la }leina Isabel, que sifué salvo y victo-
rioso, debió lo en gran.parte á los generosos.esfuer-
zos: deLpueblo armado, de los leales cuanto dis-
tinguidos y br.avos Milicianos, tan indignamente re ...
compenlÍados, comO,Neremos ilespUosque. lo han'
sido lambien los que prestó el hombre de Luchana
y de Vergara y tódos los . primeros y mas· notables
adi;llides que con,él formaron las, mas robustas co-
lumnas en las cuales se hacia; insistir el grande y
magestucso edificio de la pacificacion de España.
Mas esta nacion, en donde abundan los sentimien--
tos fle lealtad y g.ratitud, de generosidad óbidal-
guía, no arrojará nunca al olvido estos hechos. por-
tentosos que constituye o; cel mejor timbre :de las glo-
rias nuestras, J que en vano pretenden horrar de la
memoriala miserable envidia y la ambicion ~nnoble
de hombres depravados, de seres abyectos y cQrrom-
}Jidos. , i


Y cuenta que al enumerar nosotros los s-acrifi-
HUI. 11 L :35




-546-
cios de todo género hechos por -~ nacion española,
es decir, por los pueblos, por el ejército constitu-
cional y la Mjlicia ciudadana, para dar fin á esta
guerra, no es nuestro ánimo, de modo alguno. el
de'sconocer los servicios prestados por las naciones
amigas, con tanta mas razon, cuanto que ellos en-
tran tambien en el número de aquellos sacrificios
nacionales:-La sangre vertida en los combates por
los,estrangeros que componían las legiones británi-
-ca, francesa y portuguesa, reclama igualmente una
página ,'unrceuerdo de gratitud eterna á la histo-
r~";~sta"sinembargo, deberá consignar que, mas
·q~~c ~una úti.~ad real y física, fué solo moral él
·~fecto qu~¡P~~o la venida de estas legiones en
auxilio dé,l~~~~n~ constitucional de España. Ellas
esparcieron:la:.confianza y el aliento en nuestros
ejércitos, ála vez que acosaron de temor al carlista.
que no era posible vi()se con indiferencia una co-
operacion tan pronunciada en su daño por parte de-
las potencias aliadas. He aquí el resultado mas útil
que se obtQ.Yo de esta medida adoptada en los pri-
meros años.de la guerra por el ,obierno de Isabel,
que no dej6 de reportar en el juicio de otros go-
biernoseuropeos, en el -espíritu y en la opinion de
las _tropas beligerantes, esa señalada ventaja. Por lo
demas, ya hemos espuesta en olro lugar la consi-
deracion econ6mica acerca de las legiones, hacien-
do ver lo estremadamente onerO:iO y grayosisimo




-447-
que rué á la nacion este auxilio I con especialidad
el de Jos ingleses, pues que con lo que" costaba al
pais esta division pudo muy hien sostenerse un"nú-
mero cuádruplo de fuerzas españolas, mejor disci-
plinadas y mas útiles, bajo todos conceptos, para
aquella clase de gúerra. Casi lo mismo puede de-
cirse de las de mas tropa!! estrangeras. Mas es que
sin duda el gobierno español, dando la estimaaón é
importancia convenientes al efecto moral de las le-
giones, dentro y fuera de España, tuvo en menos-lo
crecido de las espensas que ocasionáran á la nacion, "
en cuyo proceder juzgamos nosotros que anduvo
ajuiciado y cuerdo.


Respecto de los- comisionados que tenian los go-
biernos de la cuádruple alianza en el cuartel gene-
raJ de nuestros ejércitos, hay no obstante que ha...,.-
cer justas distinciones. Estos representantes com-
portáronse de una manera bien diferente por cier-
to. Actuosos J celosísimos los ingleses, mostraron
siempre el mayor interés á favor de la causa cons-
titucional de España. En el norte, en el centro, en
Cataluña, nunca faltaron de estos fieles amigos que
compartian las penalidades j los riesgos con las tro-
pas leales. Wilde, Turner, Milchell, Duplat,
Wickson y otros agentes hritánicos que hubo en 105
tres ejércitos, mas que comisionados estraños, ve-
nian á ser ayudantes de campo de nuestros genera-
lei, prestando el servicio de cualesquiera otros




-548-
oficiales españoles. Hemos visto que allí en donde
estaban los mas grandes peligro~, allí se hallaba de
ordinario el general ESPARTERO con su imperturba-
ble serenidad é incomparable arrojo: pues allí tam-
bien acompañábanle siempre solícitos los comisiona-
dos de la Gran Bretaña, en las marchas mas peno-
sas yen las mas empeñadas lizas. Durante la espe-
dicioncontra el pretendiente Cárlos, en 1837, tan
larga y trabajosa, que la verificó ESPARTERO sin
comisionado frances, pues que este permaneció


. ocioso en Pamplona, segun lo habia de costumbre,
no se apartaron un solo instante de su lado los in-
gleses, como aconteció en todas las infinitas opéra-
ciones militares que se subsiguieron. El poco 6 nin-
gun interés que por nuestra causa. mostraban
los representantes de Francia en el cuartel ge-
neral, era objeto de amarga censura en todo el
ejército, aun entre los mismos soldados, quienes
no podian menos de notar la diferencia de pro-
ceder entre estos y aquellos estrangeros. Cuando
en 1840 se presentó el español D. Ramon Zarago-
za, coronel al servicio de la Francia, en calidad de
comisionado por el gobierno de su nacion cerca del
cuartel general del ejército de Cataluña, que go-
bernaba en aquella sazon don Antonio Van-Halen,
hízose estrañar bastante la conducta pasiva que ob-
servó durante las operaciones emprendidas sobre
Pm'ucumps, IlCrmaneciendo tranquilo é inmóvil en




-5!9-
n lIrcelona, á pesar de haber llamado estraordinaria-
mente la atencion del público; y de ser muy anuncia-
da de antemano y precedida de grandes preparativos'
y aprestos aquella glor,iosa espedicion. Este fué el
motivo, fundado asaz, de que no soló el general Es-
PARTERo;á-quien se ha tachado injustamente por los
amigos ,de la Fi'ancia la predileccion con que miró
siempre á los comisionados ingleses y la indiferen;..'
cia que le suponian hácia los franceses, si que tam-
bien los generales Oráa, Odonell, Valdés, conde de
Peracamps y otros muchos que tuvieron mando en
gefe, participasen de igual conducta á la de ESPAR-
TERO con reiacion á IÓ3 representantes militares de
entrambas naciones ; siendo muy natural que simpa-
tizasenmas con los que veían siempre á su lado,
compartiendo los' riesgos y las glorias del-soldado
español, que con aquellos que blasonando celo y
simpatías por la causa constitucional de España.
nunca los veían junto á sí en la hora del peligro. Al~
gUDOS escritores solo han querido ver al espiritu de
partido obrando en esta acepcion de personas; Y di-
cen, ,que 'el general ESPARTERO mostraba mayor de-'
ferencia á los ingleses, por lo mismo que su anÚ~ce­
Sor don Luis Fernandez de Córdova la. tuvo hácia los
franceses, habiendo mediadoágrias reyertas y alter-
cadosfuertes entre este gefe y los comisionados ,de
la nacion británica, Pero sobre ser el testimoniO: de
los hechos sentados el mas elocuente de todos para




-550-
justificar el proceder de ESPARTBRO y de otros mn ....
chos generales, entre quienes cuéntanse algunos de
la opinion política que profesaba-Córdova, todo lo
mas que pudiera probar esa opinionque atribuye es-
clusivamenle á las miras de partido la conducta de
nuestros generales, es que si esta mÍsma erala nor-
maá la cual ajustaban la suya los estrangeros, ehelo
del partido moderado español, que es el que contaba
entonces y despues con las simpatías de la }'ran-
cia, con respecto al éxito de la guerra civil, deberá
medirse y valuarse por el que ostentaban Jos repre-
sentantes de la nacion su amiga. Parécenos ,muy
consecuente y lógica esta opinion nuestra.


, La mayor y mas activa y mas tierna yesquisita
solicitud por la suerte de España de parte de la In ....
glaterra, notábase tambieo siempre en todos los ac-
tos de aquel gobierno relativos á nuestra política in-
ternacional, en la conducta de sus representantes en
lac6rte de Madrid y en los discursos pronunciados
en el parlamento, sobre cuyos puntos pudiéramos ci-
tar infinitos hechos que egemplificasen nuestro sen"':
tir hasta ponerle en evídencia. Pero omitiendo, en
gracia de la brevedad, estos hechos, y pasando por
alto las insignes muestras de aprecio á la nacion es-
pañola, á la causa de su libertad é independencia,
prodigadas en el seno oiismo de larepresentacion
nacional inglesa por lord Clarendon (Mr. Villiers),
embajador británico en la córte de Madrid, cuya con-




-551-
ducla parlamentaria, cuyas brillanles peroraciones
á favor de la España constitucional, en las cuales os-
tenló en tan alto grado sus eminentes talentos ora-
torios como el conocimiento profundo y concienzu-
do que babia adquirido acerca del estado social y
político del pais nuestro, de sas deseos, sus necesida-
des, sus costumbres y sus recursos, merecieron al
noble lord la unánime aprobacion y los aplausos de
toda la prensa liberal española, mil y mil represen-
taciones que le fueron dirigidas. en accion de gra-
cias, por otras tantas corporaciones populares, so-
ciedades de toda especie, ayuntamientos, diputacio-
nes provinciales t cuerpos de la Milicia Nacional, y
por úhimo, una carta aut6grafa del general ESPAR-
TERO que rebosaba sentimientos de gratitud y de
sincera amistad por el proceder, tan español, de
aquel ilustre inglés; escusando tambien ahora, por
la misma causa arriba espuesta, el hacer mencion
de la conducta franca, solícita y leal de su sucesor en
la embajada, Mr. Asthon , la cual hastarános indicar
que fué digna secuela de la observada por Claren-
don, solo diremos que el lord corregidor de Lon-
dres y todos los individuos que componian la respe-
table municipalidad de la gr.an ciudad del Támesis,
elevaron al gobierno ingles, meses antes de cele ....
brarse el convenio de Vergara, una muy sentida
súplica demandando, en nombre de lacivilizacion y
aun de la humanidad, ultrajadas en la guerra civU




-552-
di)' España:, paz y ventura para esta nacion, <J~c con
escándalo y para oprohio suyo y,detodas las nacio-
nes del mundo civilizado, iba quedando asolada sen-
siblemente. '. ··:.··!'l .¡),,'; •. , ]";' .. ";'l'


«ta pacificacioo de aquelpaiS. desven(urado: ( asi
se espresaba en uno de los párrafos de' su répreseu-
tacion ó su.plica el ayuntamiento de la ciudad, mas
populosa y opulenta de la tierra) es. á nuestro modo
«de ver 'uná obligacion especial para aquellas nacio-.
(<Des que ocupan el primer lugar en el mundo euto-.
(<¡leo por su poder y por su civilizacion, y cuya posi-
«cion les facilita egercer cierta in{lneucia en la suer,:..
ale de los estados mas débiles.»,- «En n(MI}~re.
«pues, de lahumanidadal.ligida apelamos por medio
«de V. V. EoE. á nuestra augnslareina y á los go-
«bieI'IBÚs que rigen los destinos del mundo civiliza-
«do,. é imploramos que el gohierno de S. :M., de
«acuerdo con sus aliados, tome las medidas convc-
«ni entes para poner términó á una guerra tan hor-
arible, cnyos actos de inaudita ferocidad apenas ~n­
(cnentran 'paralelo en las: bistoria&; y que: mientras
«dure sirve de mategemplo y embota los sentimien-
«tos filantrópicos de las naciones veciIias.))-Y ter-
mina de esta manera, muy notable :,- «Estando fir-
(miada 'esta esposicion por los hombres de todos
lelOS parti,dos y opiniones indistintamente ,rogamos
«á V. V.E: K que la consideren como la espresiou
«de lGS sentimientos que animan á la ciudad de Lon-




-553-
«drcs, y ,-ean en ella una prueba de que sus hahi-
utantcs miran este asunto como uno de los mas' im-
«portantes y dignoS de llamar la atencion de sus com-o
"patriotas,. y están convencidos de que la opinion
«general en Europa es como. la suya propia, ása-
«her: que tod", pllUtica que descuide la inmediata pa--
lícificat:ion de la infortunada España, no puede pre-
«tender el dictado de jtista ni de humana.»


Siguiendo este noble egemplo del de Londres, el
cuerpo munieipal de Livcrpool y otros muchos
cuerpos colegiados, individuos del comercio yper-
ionaS de elevada gerarquía y distincion en aquella y
casi todas las demas ciudádes notables del reino uni-
do, elevare/l sus clamores al ministerio inglés implo-
rando el pronto remedio á las. calamidades crueles
qu~ aquejaban á nuestra patria. Que si el ulor y el
buen acuerdo de sus hijos obtuvieron al fin el resul-
tado feliz 'de la terminacion d~ la guerra, con solos
iUS propios recursos, á punto de poderla nosotros
llamar con el Diario de los Debates «una victoria en-
teramente nacional,» esclusivamente española, no
empece. á esta drcunstancia el qnenosotros pagne':'
mos un justo tributo de reconoCimiento al celo ilus-
trado y á ·la filantropía que tanto honor hacen á ~os
generosos peticionarios de la nacion inglesa, y al go-
bierno. de San James, que\enicndo en cuent,a los
deseos de sus hijos, y cediendo á la vez á IOl¡ ~!1lpul~
IOOS de un sentimiento prapio, trató -siempre de i8-




-554-
cundar los designios humanitarios de aquellos, se-
gun hemos hecho notar cuando descrihimos los su-
cesos que determinaron el convenio de Vcrga1'a, y al
reseñar tambien la conducta, tan digna de elogio,
observada por los comisionados británicos en el
cuartel general de los constitucionales.


Por lo que al gobierno de Madrid atañe, tiene él
el mismo mérito en Jo respectivo á las últimas ope-
raciones de la. guerra, á las postreras campañas de
Aragon y Cataluña, que digimos haberle asistido en
la que puso término á la lucha del norte: la circuns-
tancia, muy atendible por cierto, de tener provistO!


. de todo lo necesario para funcionar debidamente á
los ejércitos leales que operaban en aquellas provin-
cias del N-E. Es cierto que, como en el pais vasco-
navarro, tambien quisieron los ministros de la reina
ensayar en el principado sus planes de conjura, en-
viando allá por Francia, con encargo especial ad llOC,
y guarecido por dos reales órdenes espedidas por
los minisleriós de Estado y Gobernacion, al célebre
conspirador Aviraneta; mas tambien lo es que este
intrigante de profesion y de oficio no fué mas feliz
en la última de lo que hemos dicho haberlo sido en
la primera y mas decantada de sus comisiones. Pues
que habiendo pasado por Zaragoza en los prime-
ros meses de este año de 1840, con direccion á
Francia, el general ESPARTERO que se hallaba en
aquella sazon en Mas de las Malas, recelando ú pre-




-555-
testand., que el don Eugenio. ave de mal agüero en-
tre los ejércitos~ pudiera llevar algun designio níis-
terioso y de mal género hácia su país natal ( él es
guipuzcoano), pacificado recientemente, pero espues-
to á una nueva combustion, sin miramiento alguno
al pasaporte legítimo y á las reales 6rdenes de que
era porlador Aviraneta. documentos que creyó el
DuQUE poder ser contrahechos por este conspirador,
cerno actuado ya y ades.trado en falsificaciones de es-
ta especie,' usando de esa autoridad discrecional ó
absoluta, de esa licencia militar, muy"ropia de los
generales en campaña, y cuyo abuso es ,disculpable
á veces~ en gracia de los buenos resultados que ella
produce en otras ocasiones .hizole detener.y encer-
rar en una prision, en donde ,estuvo incomunicado
-veinte días, hasta tanto que ótra órden del gohier-'
no, dando por válidos aquellos documentos t vino á
redimirle, prosiguiendo entonces A viraneta su via-
ge al vecino reino. Desde allí escaramuz6 algun tan-
to con su fuego de intriga, atiz6 el que ardia. hacia
ya tiempo, entre los antiguos gefes catalanes y el
caudillo tortosino, escribi6 sus cartas simbólicas, é
hizo girar el compas en loscua.dros sinóptico.; mas
sin que estos medios, conocidos ya, gasta.dos y desa-
creditados entre los rebeldes, dieran resultados de
ninguna especie. 1odos cuantos alli se obtuvieron
eran ya tan lógicos, tan naturales, como ha pOdido


otar el lector en el relato que precede. No otra co-




-556-
sa. podia ~spel'1.J.l'se, atendido el esta.do á. q.uehahia
venido l¡t guerra. El desconcierW,.que &\empre se si-
gue al vencimiento y el poder iJ¡re~sti;ble de las ar-
ma,s triunfadoras I el cansancio de los pueblos, 1M
escaseces, que .s,ufrian las facciones (álo cual contri-
buyeron;eDgran manera los bauqos espedido!O por
el ('}O~DE-DuQUE) ,el valor y la disciplina 4e nu~1'r­
tr.as·tr0J,las y.la .pericia y destreza de los dignos ge-
fes que las conducian al combate, no manejos ocnt-
t'Os de miserables intrigas y de cábalas ridículas, ruS
IQ que deterMinó, necesaria é irrevocablemente, la
cQuclusion de esta lucha infct;naI. Y aunque el don
EugeniQ Aviralleta ha o,{r~cido publicar ·la his~ria
de la d,ivisioll qlle asegura él haber introducido en-
trc la junta de Berga y Cabrera, «que estuvo, (diee)
«á piqtJe de ser muerto de la rpisma trágica manera
«que el conde de España» á consecl,lencia de sus in-
trigas, creemos nosotros firmemente que esta otra
publi¡:;~w.ion, si ella tien~ efecto, hallará el mismo
eco •. pllsan!lQ t~n desaper~ibida como la:Memqria,qwr
hemos antes citado relativa .á los SUCC¡¡;OS !lel node.
No alterará', segl;lramente en nada el juicio que be-
mos nosotros formado y la narracion que hemos he-
cho' de los .acontecimientos político-militares que pu-
sieron fin á la guerra en Cataluña.


Los enemigos de Esp.A RTERO , . que todo lo inter~
pretan desfavorablemente, preséntanle' en este caso
como arrastrado por la envidia y los oelos , J lIeya-




-557-
do de su fuerte empeño en ceñirse él soloJI;l;corona
de la victoria: Esta es la causa , dicen ,por la cual
se.oponia siempre con obstinacion á que otro que no
fuese él, intentase con los carlistas negociaciones de
ning~n género Nosotros vamos á consignar aquí lo
que sobre .este asunto tan debatido hay de exacto.
Cuando aquel . caudillo fué nombrado comandante
general de los ejércitos reunidos, el gobierno consti-
tuciorial previno por medio de una real órden circu-
lar, á los demas generales que se entendiesen direc-
ta é inmediatamente con él, á fin de que ESPARTElH>
9010 se c'omunicára con el gobierno. Pero olvidá;pdo~
se este de aquella disposicion, envió una comunica-
cion al general don Antonio Van-Halen, capitan ge-
neral del principado, poco despues de celebrarse el
convenio de Vergara, encargándole que abriese tra-
tos con las facciones catalanas y facultándole para
ajustar paces con ellas, bajo las bases de aquella es-
tipulacion. Van-Halen notificó á ESPARTERO este su-
ceso, y él, sí, llegó á irritar su ánimo fuertemente;
porque ademas de lo que sobre este asunto .de las
comunicaciones estaba prevenido, y de las conse-
cuencias que el paso impremedita<lO de los minis-
tros pudieran acarrear á la disciplina de los ejércitos,
mediaba otro hecho que hacia pensar ya al general
en gefe de bien distinto modo con respecto á lo qUe
faltaba de guerra. Al tiempo de partir el CmiDE.,.Du-
QC E de las provincias del norte, encaminándose al




-558-
Aragon, envi6 un correo estraordioario á Cabrera
trasladándole el convenio que habian firmado él y
el general Maroto, é invitándolé, segun era consi-
guiente, á fin de evitar ulteriores males, á que se
acogiese á él Y le recono'Ciese, aprovechando asi las-
ventajas que de esta sllmÍsion, en tiempo oporhmo,
deberian rcsultarle. Pero el temerario é' ind,()Inable
Cabrera rasgó los pliegos que encerraban el tratado,
en faz misma del correo ú portador, advirtiéndole
en'colerizado. que si dentro de veinte y cuatro ho-
ras no habia dejado de pisar los dominios de] rey,
le haria fusilar inmediatamente: Esta es, añadió, la
respuesta que podeis llevar á Espartero., Despues del
acontecimiento que acabamos de referir, este gene-
ral se propuso ya á todo trance acabar la guerra con


_ solo el auxilio de las armas;, siendo este el pensa-
miento capital que desct>llaba en sus comunicacio-
nes al gobierno desde la mendonada época. Esta
clave, unida á lo avaro de glorias militares que es
ESPARTERO, paréceoos que esplica suficientemente
su conducta durante la última campañ'a.


Uno de los ministros que con mas celo trabaja-
ron para hacer que concluyese la guerra, hemos di-
cho que fué don Isidro Alaix. Este general, muy


_ dado á contrataciones que escatimasen la efusion de
sangre, como vimos ya en otro lugar, aleccionado
tamLien en egercicios de este género por Pita Pizar-
ro~ de quien ha dicho un escritor frances contempo-




.*


-559-
rAneo, adicto al partido moderado es'pañol, que hacia
uso de los mismos medios como hombre de gobier-
no que como miembro de la oposicion, y que estos
medios eran siempre la intriga y la conjura eternas,
á poder de esos instintos ó esa pasion que le hizo
vanagloriarse en la tribuna parlamentaria, siendo
ministro, en 1837 , de haber. pasado su vida conspi-
rando contra el gobierno de Fernando séptimo, por
lo cual aquel estrangero dice que gobernar para Pi-
ta era sin6nimo de conspirar, variando solo el fin,
pero subsistiendo unos mismos medios, este Alaix,
decimos, mientras dirigió la cartera de la Guerra,
como secretario del despacho, no omitió paso algu-
no, cualquiera que fuese su naturaleza, para con-
seguir el fin laudable de ponerle prontamente á la
guerra civil. Los que habia dado en el norte aficio-
náronle á obrar de igual suerte en Aragon y Catahl-
lia. Sabedor de que en Alcalá de Henares habia per-
sonas que se ofrecian á destruir, obrando solo mo-
ralmente, el ejército de Cabrera, las llamó á si,
abrió tratos con ellas, y si no produjeron muy nota-
ble efecto estas negociaciones, tuvieron eUas al me-
nos la ventaja de solo haber costado á la nacion la ín-
fima suma de 2,000 reales. Sentamos estos hechos,
aunque aislados y en pequeño, para no omitir nada
de cuanto contribuyó en mas ó en menos al acaba-
miento de la guerra, por parte del gobierno, á fin
de que así quede determinado con precision y c1ari-


.
. .




-560-
dad el servicio 'grande, indisputabl!l, que prestó:':~l
pais' en esta ocasion el general ESP .. ~RTERo. El mis~
mo Alaix negoció taJUbiell con una hermana del ge-
fe de la escolta de Cllbrera, la cual se ofreció á pro-
mover la desereio~ en las filas' del rebelde caudillo.
Esta muger fué reco¡qendada al gefe político de Va-
leucia, quién la proporcionó medios de comunicar-
se y ,avistarse impunemente con su hermano, lo cual
produjo á poco tiempo algunos resultados,habién-
dose pasado al ejér,cito del CO~DE-DuQUE dicho gefe
de la escolta á la vista de l\lorella, saliendo á esca-
pe de entre sus mismos compañeros, que le dispa-
raron algunos tiros, y llegando á estar ya dispues-
to . el mismo For:cadeUí á separarse de Cabr:er a y
convenirse. Sabedor de esto el general ESPARTERO,
y conociendo tambien las maquinaciones que se ur-
dian en Cataluña, escribió á Alaix manifestándole
cuán fácil era terminar la lucha por medio de las
armas con mas gloria y mas yentajas para los ven-
cedóres.


Por., último, con respecto á tratos de aveuencia,
lo único, que de contar sea, ocurrido en el princi-
pado, en los postreros dias de la guerra, fueron
las pláticas que con aquel fin mediaron entre el va-
liente y distinguido general CarLó, auxi liado de su
gefe de estado mayor D. Domingo Aristizabal, y el
general carlista Segarra y otros varios geres de las
facciones catalanas, con quienes fué fácil á Carbó




-561;.;;..
entablár conferencia, porqu~ ellos babian servido
.tntes á sus órdenes. La 'presencia repentina de Ca-
brera y la circunstancia de haberse. presentado á él
Y entregádole la correspondencia uno de los confi-
dentes ó espias, hizo que fracasase ¡¡qul.llla conspi-
raeÍon, r;iendo esta y no otra la eaúsa de la: peligro-
tia fuga de Segarra, los fusilamientos de Castañota
J otros oficiales carlistas, y el arresto de vario$
miembro~ de los que componian la junta de Berga.
Nada tuvieron que ver con estos sucesos los supues-
tos planes de alta concepcion, como los llama su au-
tor el comisionado del gobierno D. Eugenio Avira-
neta, estraño de todo punto á estas contrataciones,
las mas formales y de mayor trascendencia que tu-
vieron efecto por aquel tiempo en Cataluña.-Abo-
rabien, si A viraneta se atribuye alguna parte, des-
conocida hasta hoy, en la misteriosa muerte del
conde de España (1), como parece dedUCIrse de SUi


(1) Hé aquí los pormenores de este suceso, en su parte
material ó de egecucion, tales cuales se refieren en la obra in-
titulada PANORAMA ESPAÑOL, Crónica contemporánea.


«En 1839 el Pretendiente se vió' obligado á refugiarse á
Francia, y cuando llegó á Cataluña esta· noticia, Espagne, te-
miendo la impresion que podia producir, hizo todo lo posible
para que no decayese el entusiasmo de su gente. Creyó que con-
lieguiria Jos mismos resultados que se obtuvieron cuando ¡.
guerra de la independencia, acordando el poder y la autoridad
real á las juntas ¡irovinciales durante el rauti~erio dI' don Cár-
los, por lo que declaró soberana la jUllta de gobierno de que
.1 era presidente. Esto le costó la vida.»


_Sabido es que balliÍndoic fuera el presidente, puede le¡ol-
TOM. 111. 36




-562-
mismas palabras, si ademas aspiraba á concluir con
Cabrera por idénticos medios, ·segun lo indica bas-
tante su testo citado; gloria es esta que él solo po-
drá cantar cuando dé á luz. la curiosa historia que
tiene ofrecida.


Hecho "el miuucioso relato ! la crónica fiel de


mente reunirse una junta bajo la presidencia de un vice-presi-
'dente, y que la mayoría absoluta tiene fuerza de ley. El primer
acto decretado en una sesion secreta rué el alejamiento 'l des-
titucion de Espagne: pero temiendo 105 de la junta la oposicion
de las tropas adictas á su gere, no se atrevieron á dar publici-
dad á este decreto, por lo que idearou un medio inicuo 1 trai-
dor, que por mas que haya servido para librar á la humanidad
del mónstrno que mas se alimentó de su sangre, no puede mere-
ter la aprobacion de ningun hombre honrado. En dia deter-
minado se reunieron en A.via .muchos cabecillas desconten-
tos. Despues de haherse procurado los instrumentos de su ven-
ganza, los miemhros de la junta, presididos por el vice-presi-
dente don Jadnto Orteu, mandaron á su secretario, Narciso
Ferrer, que escribie.se á Espagne, que se bailaba en Berga, que
3suntos de la mayor importancia exigian su presencia, por lo
que se le suplicaba que presidiese la sesion. Acompañado de
algunos caballos, de unos cuantos mozos de la escuadra y de Sil
ayudante de campo, Luis de Adell, Espagne pasó inmediata-
mente á Avia, donde fué recibido por algunos miembros de la
junla con las acostumbradas muestras de respeto. Apenas en-
tró en la sala de las sesiones, uno de los vocales y el intendenle
del ejército, don Gaspar de Lahandero, hijo del ex-ministro de
Hacienda, salieron al encuentro del aIudante de cam~o y le en-
viaron á Berga de parle del general para el desempeno de qna
comisiono En seguida comprom~lieron al cabo de mozos de la
escuadra á que fuese á comer con su gente en una casa vecina,
Jlues el general habia determinado comer con los señores de la
junta. Uno de los privilegios de los cabos de mozos consistia
en no recibir órdenes mas que del general en persona, por l()
que el que m80daba la escolLa que allí hahia, rehusó obedecer
las órdenes de Labandero. Pero á la observacion que este bizo,
con hipócrita sencillez, diciend() que era muy bochornoso pa-
ra el primer empleado de Hacienda de la provincia inspirar tan
poca confianza, y que si alguno dlldalla de la legitimidad de la
~mlel), INdia $ubir ¡ tomarla del mismo seneral) se tnulqui-




-563-
ttita guerra t y pasados tambien en revista los diver-
lOS medios que mas 6 menos directamente éontri-
buyeron á fijar su término, vése, en concluslon,
cuál queda, inmaculada y pura, la gloria de las ar-
mas 'nacionales que defendieron con heroismo y
constancia la libertad y la independencia de la pa-


Iizaron 108 mOlos, y el cabo se r~tiró con ellos. Cuando se hu-
,be lile}a'do esta parte de la pequeña escolta, los gendarmes ,de
lajunta, que estaban á dísposicion de esta en calidad de men-
lIagerls, se arrojaron contra los cuatro ordenanzas de caballe-
ría del general y los amarraron reciamente.))


«Mientras esto pasaba con suma rapidez, el general entraba
mur tranquilo en la sala de sesiones. Llevaba aquel día un so-
bretodo militar azul, sin mas insignias que una cruz bordada
en el peto, el sombrero de general, el sable y el baston de
mando.»


«Apoyado contra el baston, que le tenia bastante inclinado
hácia atrás, permanecia en pié delante de la chimenea, solo en
medio de catórce conj'urados que llevaban todos pistolas y pu-
ñales ocultos debajo de los vestidos. Muchos minutos transcur-
rieron sin que nadie se atreviese á poner en él la mano ,- has~a
que Bep del Oli se adelantó, dió un empu,ion al baston en que
lie apoyaba la víctima, y con otro que dió á esta casi a\ mismo
tiempo la derribó en el suelo. Entonces todos se arrojaron á
Espagne como aves de rapiña, le arrebataron el sable, y le su-
getaron con cuerdas como á un facineroso. En este estado se
hallaba, euando leyó Ferrer el decreto que le privaba de todos
iUS cargos. Espagne quiso ,.er la órden de Cárlos, única á que
queria someterse, y juró que si no se l;t mostraban les haría
ahorcar á todos. Impusiéronle silencio, y Ferrer le significó que
él '! Bep del Oli, iban á trasladarle á la frontera de Fran-
cia. Luego, amarrado eomo estaba, le encerraron en un cuar-
to oscuro, donde se manifestaba rabioso. como el tigre en la
jaula. A su ayudante de ca mpo le prendieron y encarcelaron
tambien cuando volvió de Berga. A la siguiente noche sacaron
á Esp~gne de su encierro, le colocaron en un asno, y Ferrer 'f
Bep del Oli. con una escolta de 20 hombres, le condujeron
por sendas casi impracticables hácia los desiertos de la sierra.
ite les uDieron en el camino, muy alegres, muchos individuos
de la junta, y á mas, segun dice Goben, frsncés que á la saz"n
'Se hallaba ea Cataluña,! que ha escrit~ las memorias de ¡:ualrll




-564.-
tria, J la justa fama del noble, el inmortal caudi-
110, que con tanto acierto, y como guiado por una
estrella tan feliz, supo llevarlas lj.lcombate. Solo
nos resta ya elocar de sus sagradas tumbas los ma-
nes de tantos desgraciados, tantas ilustres victi-
mas ... sacrificadas á la placacion de las fencorosaió


~iios de guerra civil en España, se hallaban alli presente!> '8r-
redon y Mariano Orteu, uno de los ayudantesde campo del ge-
neral. Se aseguró que este último le disparó un pistolet8lll,
cuando él estaba persuadido de que se le acercaba para au1iliar-
le, y le llamaba con voz moribunda.))


"Despues de tres dias de una marcha forzada ('n que á Es-
pagne solo le dieron los alimentos indispensables para conser-
ur su existencia, que querian hacérsela perder entre horrores
inauditos, se detuvieron sus asesinos en el paso de lv. "'e, puefl-
tes. Para aumentar sus padeeimientos no le alimentaron mas
que de sustancias saladas que le acarrearon una sed abrasadora:
el desgraciado, no pudiéndola resistir y viendo á sus piés las
cristalinas lillfas del Segre, pedia por piedad que le diesen un
puco de agua. y la negativa de sus verdugos le hizo prorumpir
en gritos de desesperacion. Mayor escarmiento no podia reser-
var el cielo al mónstruo cuyas únicas delicias habian sido por
tanto tiempo los dolores de la humanidad.»


«El Segre es el rio sobre el cual construyó Anibal el primer
DuenLe. Encajado entre eoormes masas de grauiLo, que forman
en muchos ¡luntos ar~os encima de él, presenta una intermina-
ble y tortuusa senda que tan pronto deja el rio á la derecha co-
mo le deja á la izquierda. Algunas veces pasa por encima de ar-
eadas atrevidas, cuyas colosales piedras r~velan su origen ro-
mano. La tortuosidad de sus caprichosas orillas engaña cou
I'retuencill al viajero, que á menudo tarda mucho en alcanza
las objetos que ve mas cercanos. La c.omitiva de Espagn
anullció á este, á mas del género de muerte que le tenia re
servado, el punto de la egecucion, que si bien parecía muy in
mediato, no se llegaba á él sino des pues de una marcha bastaD
te larga, por lo que fué muy prolongada su agonla. El Segr
tiene tres puentes: del primero segun IIna antigua leyenda, lo
tondes de Barcelóna, estando en guerra con los de Castilla
arrojaron al abismo algunos es pi as que intentaron penetrar e
.1 pais, por cuya razoo le llaman Puente de los ESflial. Dist
_ IlllIua del segulldll, elHlllcidu con el tlombrt dI! Pllfll" d~




-565-
furiai del averno que parece haberse conjura~o
contra el bienestar de España ... y preguntarles si
tantos sacrificios, tanta sangre vertida, tanto valor,
tantas J tan deslumbrantes hazañas ... han recibido
al fin el merecido premio, ú bien, si esta nacion
nuestra ha de ser siempre sin ventura ... eternamen-


Diablo, el cual se compone de dos puentes sobrepuestos. El in·
ferior es peligroso y mal construido, el de encima es espacioso
y sólido, por lo que se dice que el diablo construyó el primero
para precipitar á Jos cristianos que se atreven á pasarlo. y que
un santo ermitaño alcanzó de la \'Írgen de Monserrate que
conbtruyese el segundo inaccesible al poder de los siglos. El
tercer puente no es mas que un monton de ruinas; fué destrui-
do cuando la guerra de sucesion junto con el castillo que lo de-
fendia. Todos estos puentes fueron indicados á Espagne uno
tras otro como puntos en que debiasufl'ir la muerte. ¿Qué
otro ustigo le hubiera dado. si hubiese podido resucitar, el
desventurado Ortega, á qllien Espagne hizo arrodillar tres veces
en distintos puntos antes de dar al piquete que le fusiló la voz
de fuego? En aquellos últimos momentos sin duda le parecía al
sanguinario conde que e[ infortunado ex-gobernador de Mon-
juí dirigia e[ pensamiento y e[ brazo de sus verdugos.»


(cAl llegar a[ Puenteds los Espias, que es el último que pa-
saron, Bep del Oli arrancó á Espagne de su asno, le hundió un
puñal en la espa[da, y mutilánd,ole el rostro para que nadie le
pudiese reconocer, le cogió por la cabeza mientras Ferrer le
asia de los piés, y limbos lo tuvieron un instante suspendido
sobre el ahismo. La víctima ensangrentada pedia perdon , )" sin
encontrar en sus verdugos mas cumpasion de la que en él ha-
bian hallado los infinitos mártires que habia lanzado á la eter-
mdad, fué precipitado en el abismo. La ensangrentada corrien-
te del Segre llevó el cadáver á las inmediaciones de Ager, don-
de hahia un destacamento de tropa constitucional. El centinela
viendo sobrenadar el cuerpo de un hombre, avisó al oficial de
la guardia, quien no tardó en reconocer e[ cadáver del ex-capi-
tan general de Cataluña. conde de Espagne. Participó á Barce-
lona esta noticia que fué recibida con inesplicable placer, no
porque creyesen [os constitucionales que de Espagne dependia
el triunfo de don Cárlos, sino porque vIeron purgada [a tierra
de un mónstruo inicuo, cuyos hechos quedaban escritos con
lágrimas! sallgre en el seno de muchas familias.»




-566-
te infeliz y d~sgraciada! ... La historia y la concien-
cia~ de los puehlos están encargadas de dar soludon
á esta pregunta, que reh\¡san contestar, poseidas de
un terror pavoroso y de tristura, las somhras fuga-
ces de los que en el campo de la lealtad dejarou de
existir ...


D. BalOoB (labrera.




CA.PITIlLO XIV.
_11iI'


Sucelos de julio en Barcelona: trasládanse SS. JUl.
de esta ciudad á la de Valencia: el primero de
setiembre en Madrid, alzamiento solemne de la
capital contra el gobierno: es secundado estemovi-
miento insurreccional por todas las provincias:
conduela observada por ESPARTERO y el ejército:
la reina Cristina abdica la regencia y parte al
estrangero: primeros actos de la regencia provi-
sional que preside el CONDE-DuQUE: manifiesto que
da cí la nacían la ex-regente desde Marsella.


CABALADA ya la obra
importantísima de la
pacificacion de estos
reinos, y cuando la Es-
paña, sosegada y tran-
quila, parecia que de-
biera disfrutar, sin con-
tradiccion alguna, los
grandes beneficios de
la paz y de la libertad


conquistadas con la sangre de sus hijos, que todavia
bumeaba colorando los campos de batalla, nuevos




-568-
disturbios surgen ahora del borrascoso piélago de la
política, y sucesos de no menor trascendencia que
los ya enarrados nos va á abrir con sus páginas la
historia de nuestros diu; Sucesos, en los cuales el
esclarecido general ESPA.RTERO, que es la figura que
mas descuella y sohresale, viniendo á ser el verda-
dero protagonista, la personificadon verdadera de
la revolucion española, vencida y ajada en él, des-
de que él fué ajado y vencido en las costas de la
Bética, ocupa una posicion tan elevada .... mas aun
de lo que ha sido la que le hemos visto ocupar du-
rante la guerra civil.


. Hasta abora hemos descrito la vida militar de
este célebre ydislÍnguido caudillo •. refiriendo los
altos b~cbos, los esfuerzos colosales, las inditas y
porteutosas hazañas de un soldado valiente, de un
capitan ilustre y entendido. que sirviendo á su pa-
tria con lealtad, la ha proporcionado infinitos días
de gloria, asegurando las liberlades públicas y el tro-
no constitucional de Isabel 11. Combatiendo este es-
pañol preclaro en los dos mundos por la independen-
cia, por el engrandecimiento y la gloria de su pais,
hémosle visto siempre brillar con su esplendente y
terrorosa espada, cual astro luminoso que rechaza
las tinieblas de las tempestades producidas por una
política imprudente ó una guerra sangrienta y de-
sastrosa.


Mas los hechos militares, y señaladamente los




-569-
que han tenido lugar durante la época de esta guer- .
ra civil, en que combatia las pretensiones de don
Cárlos á la corona de España, preséntanse siempre
subordinados á la política del gobierno, en la cual
á su vez influian eficazmente las vicisitudes de aque-
lla lucha intestina. La prudencia, el valor, el acier-
to y la fortuna de ESPARTERO en las operaciones
militares, hanle conquistado un nombre distinguido
y una encumbrada reputadon en Europa; lacutllle
coloca en las páginas de oro donde se leen los nom-
bres de los guerreros ilustres de su época. Pero es_
ta reputacion celebrada por las naciones y confesada
hasta por sus émulos, como hemos visto, á despe-
cho de una bUldería menguada y ambiciosa que tie-
ne por enemiga aquí en su patria, es mas militar
que poUtica, cualquiera que haya sido el influjo
que sus bien meditadas operaciones han egetcido
siempre en la marcha del gobierno. Empero otra
aureola mas gloriosa viene á ornar su frente: otra
reputacion mas alta, mas sublime, es la que ad~
quiere I!.hora el general ESPARTERO en las elevadas
regMDe'S de la polilica , durante el periodo que va-
mos á: recorrer, despues de ver terminada la guerra
por el poder de su invencib e hrazo.


El memorable convenio de Vel'gara y ]a rendi-
cion de Berga, arrancando las armas fratricidail de
manos de las facciones mandadas por Marolo en las
provincias vascoJlgadas y por Cabrera en Cataluña,




--570-
restituyeron una paz aparente á la nacion, a~rman­
do .por el pronto las instituciones del ¡'égim~n re-
presentati vo afianzado por la Constitucion de 1837.
Con las gratas ilusiones de la paz, y creyéndose ya
generalmente consolidada la Constitucion del Esta-
do, que muchos invo.caron con traicioo y falsía, cc-
lebrároDse regocijos públicos festeando el fl(':aba-
miento de la guerra: y los gritos de la victoria
ofuscaron de tal manera el buen juicio de las gen-
tes, y de lal suerte el patriotismo y la escesiva con·
fianza~mbargaron la razon y los sentidos de muchos
~pañol6ls, que generosamente _ contemplaban estos
c.omo terminada aquella liza cruenla que habia cos-
tado á la nacion \esorOli inmensos ,destruido. infi-
nitas propiedades y derramado torrentes de sangre
en los campos de batalla, en las calles, en las plazas
y aun en el hogar doméstico. El mismo DUQUE DE LA
VICTOIUA, enagenado con los innumerables y armo-
niosos cánticos que el entusiasmo improvisaba en
derredor suyo, para saludar gozoso el dia del triun~
f~, Y tribular pleito homenage al veneedor~ .parecia
desconocer lambien la nueva posicion en la cual le
colocaban los sucesos, mas política que militar, una
vez concluida la guerra.


Hasta entonces, las combinaciones peculiares de
esta. habían sido principalmente el objeto .esencial
de sus cálculos y operaciones para conseguir el
vencimiento de los enemigos armados; ~ro ahora,




-571-
él'ale nécesario hacer frente á otros enemigos encu~
biertos, que defendiendo unos y combatiendo olros
la dinastía de Isabel, babian jurado en su c~razon
otro. principio político de gobierno, que no era
constitucional, 1 que hubiera abrazado sin repug-
nancia eL Pretendiente mismo.


Desconocedor el CONDE-DuQUE de la táctica de
los'partidos politicos, de las intrigas de cámarilla y
las pretensiones de :Ios palaciegos, creia con since-
ridad y buena fé que sus victorias, que el triunfo
de la causa nacional anunciado por él al mundo en-
tero, con voz solemne, desde los muros de Berga,
seria bastante para asentar con firmeza, y sin obs-
táculos sérios, la constitucion política de la monar-
quia, que en los 'combates sangrientos babia sido la
bandera' de los libres y el símbolo del trono que, en
Sil virtud, ocupaba la reina Isabel. Descansando en
la rectitud de su corazon y en la justicia de lacau-
S3 que defendia, creyó ESPARTERO que el ejército y
la nacion, proclamando de consuno el triunfo consti-
tucional, cimentarian para siempre en el suelo espa-
ñol el basamento en que babia de in.istit' el edilicio
magesluoso de 'la prosperidad pública, Esta confianza,
Hevada alesceso, produjo en él un !errOr lamentlll-
ble, cual fué el de conservarén l:asfilas de sus tto-
pasá mucho!! defensores de la dinastía puta de Isa-
belll, que habiendo sido agraciados por el gobier-
no absoluto de su padre, siempre abrigaron en su




-572-
eor·azon, con las tradiciones anexas.al derecho he-
reditario, el principio de gobierno arbitrario,y de~
pótico. Los gefes y oficiales.ialiliados, ya de antiguo,
en este bando político apsolutista , que atendiendo á,
su procedencia podemos lIal1lar {:ernando ... i,abelino f
habianse enlazado, haciendo causacomun,. conlel,
partido:que se decia moderado j dueño á la lazon
del poder: y ESPARTERO, .que durante la guerra:no
se habia pronunciado abiertamente por ningunpar-
tido politico, obrando en ello, como militar, ajui-
ciadamente y con prudencia plausible, vióse en-
'Tuelto en su nueva posicion por los partidos que.
militaban en la política, los cuales le buscaban!
solicitaban con caricias para apoyar sus pretensio ....
nes con la fuerza inmensa, irresistible, de un ejér-
cito Tictorioso, y de un general vencedor, que son
ciertamente argumentos de los de mas robustez J
mayor peso que pueden aducirse para resolver todo
género de cuestiones y decidir las mas complicadas
:r enojosas querellas.


" Cristina. colocada· voluntaria, é imprudeole-
ménteá la cabeza delbándo moderado, como' re-
gente del Reino, durante la menor edad de la rei-
na Isabel, no fué la que menores esfuerzos hizo
por atraer á ESPARTERO, por medio de su correspon-
dencia autógrafa, y basta con dádivas prindas (1),


(1) Nos consta que el DUQUB DB LA VICTORIA consena en su
peder la correspondencia privada de doña Maria Cristina de




-573-
al terrena que, convenia á sus planes y á ~u 'políti~a
'errada y ,funesta~E8ta señora desconoció el deber
de kls reyes constitucionales, los cuales están oblI-
gados á mo:dinear ,sus opiniones 'particulares, ee-
diendo á; la corriente que marcan las opiniones de
los diversos y encontrados partidos que disputan la


~lIrben la c881 forma una série de documentos singulares, eb-
riosos é ímportantlsímos, que si alguna vez se someten'ardo-
,lIlinio de !a historia, será mas tarde: no en nuestros dias, mer-
ced á lo delicadeza estremada, al caballerismo y noble generosi-
dad de aquél hombre del pueblo. Cristina regaló á ESPA)I.'l'r.to
el año 40 una caja magnífica de oro, guarnec.ida de brillantes.
de valor de ¡\ 11 á I},OOO duros, un hermoso caballo de las caba-
llerizas reales,,! algunos otros objetos de lujo. La duquesa tam-
bienrecib'ió esquisitos agasajos de parle de la regente. Por mas
que talesb.e«;hos sean privados, es tan íntima la conexion que
existe 'entre ellos,! la conducta pública de estos personages, '1
aclq'Jieren"lal. grado de importancia si consideramos la que, tIe-
nen sus ac~ores, que 110 es posible ni acertado, hacer una abso-
luta libstracc'ioh dé ellos en esra l!.íst'Qria: camo quiera quo
atendiendo á las cir.cunstancias.en que tuvieron efecto, tradu-
eidosallengilage de una !llosofía clara y precisa, significan que
no era la·razon ni el convencimiento lo que se demandaba en-
~onces al gen~ral ESPARTERO; sino que por el contrario, crey6
oportunamente la sagaz Cristina, que se estaba en uno de eso¡¡
casos que su~len interpretarse con la voluntad las mas veces.


Yya que-hemos tocado al paso este asunto, no le concluire-
mos sin referir á nuestros lectOl'es otro hecho, del mismo gé-
neró, si bien de un resultado diverso, que habrán ellos mismos


, de. ~"'lRe!l1ar.; J así ahorrarán á nuestra paciencia ,y Duestra
pluma ún~esoenorme. Cuando partió la reina Cristina de Ma-
drid,;! l'JÓt¡·direcclon ., Barcelona, llevó consigo el lujosísimo
'ojsen ~~.orfJ.que u~llba, en trage de ceremonia, el difunto rey Fer¡¡8Í1d(j,dl!~'irtaÍl'o" colocarle por sus propias manos, en el
p~"hÍ) d~, gIlD~na~ ¡E$PABTBBO. Mas no habiendo tellÍdo á bien
ute contentar los. deseos de aquella augusta señora; privóle


. ella·del,ric(¡1to¡'Gr1;nó:Sin hacerlo ver así, al mostrar sus ~en­
lipas, qu'ej'~l á la esposa del CONDB-DuQUE. Este toisgn cre~
·mos'fta'~~·mismb·, con el eualtres años despues adorn.) S. H •
. JHfipll,..d.u.Oa Jsabelll, por manOil (segun se ha, dicho) de la
marqud', de. ianla Cruz, el pecho de dún Salusllan¡¡ de 01111-
t~I··:;;" ,~." .'




-57'-
victoria en el campo de la política, y que por me-
dio de las mayorías parlamentaria. y en virtud del
llamamiento ú libre eleccion de la corona, en el
círculo de aquellas mayorías ,asciendan. alternati-
vamente aL poder, constituyendo uu· ministerio
compacto por La homogeneidad de sus doctrinas J
por el apoyo con que ellas cuentan en los cuerpos
deliberantes.


Verdadera personificacion del bando moderado,
Cristina pensaba con el pensamiento de este y que-
ria con su voluntad: vehemente en sus pasiones J
deseos, obstinada y terca en sus resoluciones, do-
tada de un espíritu varonil, pero con la irritabili;-
dad propia de su sexo, jóven Y muger! reina, y á
mas en esto, italiana, prescindi~ndo de las calida-
des peculiares de familia, la viuda de Fernando VII
era la menos á propósito para evitar con prudente
flexibilidad la accion terrible y amenazadora de la


. revolucion, que veiase ya desprender sobre su mis-
ma diadema: valiente y decidida, mas que ningun
otro partidario de la falanogc política que represen-
taba, verémosla pronto quedarse sola, en el palen-
que de los embates revolucionarios, privada hasla'
de sus ministros consejeros, resistiendo las justas:
exigencias de una nacion y de un ejército que esta-
ban en su contra, ó mas bien,'en contra· ... c los'
actos de su gobierno. Su 'Odio á los prért-.fat;
era reconcentrado é implacable desde ter ••• ~.os




" --575-
de 1836: su adhesion á los reaccionari"s hallábase
Cundada bastantemente en el interés del trono y en el
suyo, lales cuales habia llegado aquella señora á
comprenderlos. Los tratos que babia abierto ya en
otra ocasion y las relaCiones ocultas que habia enta-
blado , como "hemos ",isto, con su pariente Cárlos,
hadanla mas accesible al partido realista puro, que
al que constituían los ardien1es partidarios de las
rerormas, las cuales eran siempre rechazadas 000
fuerte empeño y animosidad por la reina Cristina.
La influencia política de la Francia coadyuvaba tam-
bien eficazmente á sus designios: mejor dicbo, la
regente de España y su gobierno, cuando este se
componia de los hombres adictos á la reaccion, eran,
en nuestro sentir, dóciles instrumentos del monarca
y del gabinete de las Tullerías. Todas las personas
que en las regiones del poder, y en el círculo, en
el seno de la confianza rodeaban á la madre de Isa-
bel II, conspiraban unánimes á fomentar en sus en-
trañas los odios rencorosos al partido liberal, \lpe-
llidándoleanarquista y mostrando profundos temo-
res á la revolucion ,1Iin echar de ver que los desa-
fueros y la violencia eran los medios mas conducen-
tes para provocarla.


Son muj'notables las palabras que entre otras,
de "no menor interés, le dirigia á S. M. el ministro
de' G-riciiy J listicia, D. Lorenzo Arrazola, en una
elposie¡(fp~'fecba el 30 de junio en ~adrid yeD1'ia-




~576-
da á Barcelona por el parte del mismo dia .. Trllzando


: la marcha política que segun su opinion debena
IIdoptarse en aq!l~Has críticas ~ircunstancjas, .el mas


. ~gaz de los miembros que componian,~l ~inisterio
dacia á la' reína lo siguiente:


" "En otras oC;lsione6 he dicho á V.' M.:-
.Despues que los partidos eslremos se han ·hQ5-


.Úlizado lanlo, y han encrudecido tanto su ~Qerra,
"debe tanlearse por el bien del país si p~ede mar-
ceharse por entre ellos, sin afiliarse eselusivamenle
_en la estrema de ninguno. Este es mi sistema; p,-
.. ro si fuese preciso inclinarse á alguno de 10$ eslt',-
_mos,el progreso, en fuerza de progresar. puede 00,,-
«ducirnos á un abismo, á la a·narquía, con la que nada
-existe: los moderados, en fuerza de retrogradar, ya
-que eso se les impute, podrían volver hasta el abso-
• lulismo ; pero con el gobierno absoluto han existido
.las naciones, y es por tanto compatible con la
'consenacion y la prosperidad de los pueblos (1); •


. Estas palabras dice Arrazola que las dirigió
. á S. M. en un consejo plenQ, celebrado para acor-
dar la disolucion de las córles de primero 'd~ se-
tiembre de 1839.-El documento á que aludimos,
el cual se hallaba reducido á demostrar á la regeo:-


(t) Los que pongan en duda si los moderado. se encaminan
á restaurar eu España el gobierno absoluto, con lodas sus con-
secuencias, podráu salir de ella COl! la simple lectura de .sra
rnG¡ilci~lI.




-571....,...
te la necesidad de perpetuar en el mando al partido.
moderado, salvo alguna modi6cacion que pudiOJ:'a
bacerse en el pc.r~onal del minislerio, la cuaLdebe-
da de cre,er eL, D.Lot'cnUj); que. nunca ,alcan~ada á
él, oadoque en las, .conlín~!>: r~~qQlPosieiQnes que
babia hasta enlouces,sufrido. es\a gl,\~in~~e, s¡empre
iobsistia :clsec.reta,rio de Gracia y, J!l5~icia: ,.Il~~ "1
esenda vital, de-IcQerpo que presidia Per.ez de C~~ .....
lro; est.e documento, decimos, conclqiale Arrazola
de ]a manera siguiente: ,í


«Ahora, Señora, una advert~ncia; y esto es ca~
«pital: cualquiera que fuese la novedad qU! V. M.
"con mejor razon creyese necesaria, ninguna 81
(("agfJ ,en un "liage cClsi militar: ninguna erte1 cam-
"pa1Ml1to::.cualquiera partirá mejor,p,el ;palaciQ
((deV;,.}l.~ :. "
Tale~ eran los recelos que abrigaban los minÍi-


tros respecto á la influencia política del general en
gefe, cuyo apoyo, sin embargo, habia. sido mendi~
gado pnl" ellos tantas veces.-Como Anazola • tam-
bien los consejeros que rodeaban á la reina, Perez
de Castro, Cleonard y Sotelo, lo mismo que$anli-
lIan y Arm-endariz que pernjanecian ,~n Madrid, .,. á
quienes aquel ministro dió cuenta, de la esposi.cíon
antes de enviarla á Barcelona, contribuían á aH;..
mentar, 6 mas bien , á balagar .Ia~ jnclina~01lj}¡¡J.
afectos de!Cristina, la cuals,e hallaba como ,cir..cui-
da de una atmósfera reaCCIOnarIa que' Ja bac.~a. de
TO~I. 1lI. 37




;....;..578-
todo punto inaccesible á las pretensiones y exigen-
das de la rflvolucÍon.


Adelante en sil prop6silÓ de hacer firme rostro
fA. esta íi. todo trance,: y viendo que sus planes eran
irteaHzabl~s' sin contar ton e\ apoyo del,ejército, de
aquelejét-eiro que babia combatido tantos años por
las'instituciúnes liberales, y el eual se pretendia en
"ano ahora que sirviese de instrumento para der-
rocarlas, procuró hazañera, la reina Cristina, cap-
tarse la volunlad del general ESPARTERO, Y lison-
geando su vanidad, cautitar y afuscar su entendi-
miento. Al efecto, luego de haber llegado á 1.érida,
segun digimos, suscitóle la regente con esquisita
sagacidad' fil conversaCÍon sobre política, lamen-
tando la complicacion gravísima de los negoci!)s pú-
blicos, el desencadenado furor de las ambiciones
personales, las apremiantes exigencias de los par-
tidos, y el conflicto terrible en que una tal aglome-
racion de circunstancias la habia colocado. Para
salir de él, y con el fin que va indicado antes, ofre-
ció al DUQUE la presidencia deun lluevo ministerio
sin cartera, 10 cual vana tanto, segun aquella ré-
gia per~ona tuvo buen cuidado de hacer ver á Es-
PARTERO, como asociarle con sigo á la regencia.
Escitando hasta la galantería del general en gefe , J
empeñando su gralilud y lodos sus afectos, procuró
la .astuta regente guardar para sí la eleccion de
los demas miembros que habian de constituir el ga..:




-57~~
hinete. para lo cual contaba en primer,lug¡tr con
los servicios que ha~ia de prestarle, en él D. Fra~
cisco Javier Isturiz. que era el presunto ministro
de Estado, con destino á, sojuzgar y dOminar en las
deliberaciones la mente del general ESPARTERO, fal-
ta de esperiencia en asuntos de este génerQ. El plan
iba así perfectamente combinado J parecía asegp.rar
éxito favorable á los que le habiall cO!lcebid{); Cu-
mo quiera que el DUQUE DE LA YlcTonu, no da~do
grande importancia á las personas, defirió cortes-
mente, en este punto, al parecer y suscribió á los
deseos de la reina. á cuyo alvedrio dejó el nombrar
]os nuevos secretarios del despacho, escogié!ldolOS
de entre las opiniones que mas fuesen de sua,gr¡l..-
do. Empero, d~ado de mayor astucia, el.s<tldad~,
de la que tal vez le suponian I.oS que aspirahíJll,-6,
t.omarle P.or instrument.o, creyéndole ya rendido.
no se manifestó tan deferente y dócil, com.o en la
cuesti.on de personas. en la de principíos: antes
bien, viniendo á est.os, y notando que se desliza:-
.ban adredemente, aunque afectando indiferencia y
descuido, de los labios de \a reina las palabras que
espresaban el primer acto político que había de
abrir la marcha del nuevo gabinete, cual era el
.prestar la sancion á la nueva ley de ayuntamientos,
próxima á llegar de Madrid, aprobada ya P.or los
dos cuerpos legislad.ores, negóse abiertamente Es-
.PARTERO á presidir el ministerio bajo tal c.ondiCi.on.




-580-
Resll()Osable ante las leyes y, ante la opi nion pública
de los actos qlie autorizase como ministro de un go~
biernó constituéional, persuadido como 10 estaba J
se manifestaba. en el foro de su conciencia, de lo
malquistas que eran la ley nú:rnicipal'y las cortes
que tli hicier~n en todos los pueblos, puesto que ba-
lííanelevadó sus clamores al trono para que 'disol-
viese 'estas J denegase su sancion á aquella, 'no :ha--
cia:et CONDE-DuQUE sino un uso muy acordado y
prudente del derecho en que estaba de admitir ó
no taxi grave cargo, con unas ú otras condiciones.
Así que, la disolucion de las córtes J la suspension
de lá ley-hasta qne fuese revisada por las' elegidas
nuevamente, fueron los puntos cardinales en que
desacordaron, sin viso alguno de avenencia, 'la rei-
na'y él general. Hechos los cargos por la una y da-
dos :por el otro los descargos, s'ostuvieron, prime-
ro en la antedicha ciudad de Lérida, despnes en el
camino que conduce desde allí á Esparraguera, J
por último en este:punto, acalorados;1argosy apenas
irttetrumpldos'debates sobre esta importante 'cues-
tlon ;en donde cada 'cual notaba que su contendien-
te recibia á menudo consejos y admoniciones, con
loscliales procuraban robustecer sus argumentos las
personas con quienes estaban en relacion mas ínti-
ma é, inmediata. Fuertes razones de congruéncia 'pO:-
lítica oÍanse de una y otra parte, y el sotismaá
veces serpenteaba y venia á suplantar él lugar dc-




-581-
bido á la razono El bien público, primer sobrescrit!>
Ce la arbitrarieda,d despótica de los. reyes, c()mo d~
las sediciones populares, era all, invocado á la.ve~
por vias opuestas y en .contra,puestos sentidos;
pero i~!lex:ible la ~olunt~d de ESPARTERO' é inespug-
nable Sil cor~l:o:opara lodo género de prelens~onei
que tuvieran por ,objeJo el menoscabo de,las fran~
quicias populares y el enlronizamienlo del des po ..
ti~~o , que vencido y humillado en Vergara, .como
lo fue despues en Berga, no babia de levantar aho-
ra su frente osada, ayudándole en su obra impía el
mi!1mo que babia contribuido, mas que olro algu-
no, óÍ derrocarle. resistió con teson tales pretensio-
ne~, ~ r,iesgo de dejar spmida e~ el ma Jor disgusto
á la regente, de la cual se despidió, des pues de ha-
berlo hecho de S. M. larei~a. Isabel, en. Esparra-
guera, con la idea, segun vimos antes, de poner
término á la guerra y encaminarse inmediatamente
á Barcelona, en donde habria de anudarse la in-
terrumpida conferencia. .


. Al verificar su enlrada solemne la régia '1Qmi~i-:
va en.la capital del Principado, e,l 30, ~,e junio. re-
cibieron SS. MM; del pueblo .harcelpn~s esas de-
mostraciones de costumbre. en las cuales .~ándose
siempre estimacion á la novedad. suele ir la'curio-
sidad mezclad,a con el afecto que pro¡fesen los sú~-:­
ditos al gefe del Estado. segun los beneficios que
de su mano han reéib.ido. Combinacion feliz de cir-




-582-'-
¿¡jiisHmcias, que da un~spectdostensiblei1lenteha-'
IaigüeiH:l' y- guto á estos sucesO:s;' iá'rltóínas', cuan-
to .ménos 'a'vétátloi ~st'en' á ,'~noslos pueblos, los
ctihles' pi'orumpe'Ói; ce'diéndo ;al 'sorprendente impul-
so de la priiirerá'lmpiesi'Oo, en'séiíales de 'alegría,
que si ella es 'á: veús 'forzadá y violenta,' presenta
aliüíélncis (tmíos los Caracteres d'e una absoluta y ver-
dá'dera espot1laneidad~ ,
',. L1nciQa Cri,stina que' hnbo de notar con satis-
fáccioncl elÍtusJasirio y Jos festejospopuJares, re-
~,ordando' sindudá aquellos dias en que su' nom-
bre"eraaclamadri y vitoreado con delirio en todos
Ids pueblos de ES:p'añil.;iHamósobreello la 'at'énción
de un general que iba' á caballo a\ estribo del 'Co-
che', lno-slrándose complacida y diciéndole estas ó
muysemejante~ palabras :-'«Ya ves, V ...• :., que
ccté parece mi entrada?» -'-Usando entonces el militar
de 'un lengúige lan profético como epigramático,
respondió álil. regenteen esta sustancia:- (,Falta,
«Señora, aun ver vuestra salida: que'á veces seeu-
ÚbttiUybieu'peró'sü'éle! sál¡rse ... ~. de muy dife-
«h\nte mod¿f. Ptlf' mi'p3rte " deseo co.n todo mi có-
«razpn que no' acó'rilezca así' á V: M.l)
"Bienpronto tuvo' ocasion esta señora de cono-
cer por'sí. misma que la espresion de afecto que ha-
bian osteritadóen su tecibimj~nto los barceloneses,
no borraba el pesar;profunc1o q~e aqu~jab~ á los
áriimos, en vista' de la m'archa tortuosa que seguía




....,.i>~3.."..
su .gobierno. ED~rgica e~presioD;y' re,c~r.dP,v¡"~4,,
esle acerbo sentimiento eran U;110S t~r;g~lQn,sJ, IIH~
varios ciud~danos h~bi,an, tenido IJl"id~.a ~{lc)ij~r~~;
jaron, pendil}ndo de los farol~sdcla; lta~hla ".eq
I()s cuales se leia~.dif~en~~(ar~ulo¡¡ 4().4 C\l.qsti":'
tuciOD del Estado, aq~loscuy".iQQ~.5er,Vj'l~C~Jl.~r'":"
güia de.crímenal pod~r" (rásI,1:S,p1ap~;lt~ljiR~·,r.e¡¡"...
ponsahles. El articulo 70 de la Jey fuudam~nt.al¡. in~
ffingidQ por la de ayuntamiento~, leiase 00, ,ol,ro
'i!rgeton colocado á laenlr~da del tealro .~n. d~nde
tambien estaba estampado el juramento, que pr~stQ
ante la augusta repre~entaciofl. nacional deguar~
d;lr y hacer guardar la COllstitucion S.M. la ,reina
GQberMdllra.,:Sínlomas,. todose5tos, q~e prq~q,d¡a­
han una revolucio.n dlire~a~a, no á cQ"~JllCArJ~ 1~1:,
~jno á vindicarla., ' I .'i,I' . , "


La entrada triunfal, de ESPARTERO, en Barcc;lolla,.
poseedor. ya del mas hermoso. del último l;lUr~l
conquistado en la debelacion postrera. de una larga
J. podiada y sang,rienta I,iza , fué una 4e las p.vacio.-
nes ¡qas 'gl'II.n4es ,: J1l.a~,sqb,iI,Des. ,mas ~Qmpletas,.
magníficas de!!!), ÜQ.a~ Á' cll~a.lo y: cpn ,e~ lujoso
uniforme de c~pH¡lo gllnlll'!l~, seguiq.o,:4e~~a ,es~o,L­
ta brillantísima ,!le tp~~s ,;'¡~'Pi!-s., y ~o.deado,de, un
pueblo numer~so;y ~n,~gtm.a.4.o,~,ec goZ{tY entusias-
mo • de loda aq ueJla jnmensap9h:l;tcio~ qpe. se, pu-
so, en DJ.o.\'il1l,~nto <tes de ~linstallte ,~n ;qll~se ~ivul­
gó la Ilróxima"lIegada del P,Á..cÍFlcADoadel r(}ino.




=584--
~netró 'este; e113de julio, én la libre, tfpulenta J


. tUlla Barcino, que lé t-ribut6 en ¡esta ocasion el ho-
meDage maS grandioso de cüantos el hombre puede
prestar al hombre 'en la tierra. Ál'enas podia el
ilustre caudi1to abrirse pásó por:entre i!fluel gen lÍo
inmensthtúeá' porfia se agl"Upaba en derredor '8U-
yb,' ql1~t'il!ndole conducir en triunfo yeomo en' vi-
lo al serio de I;¡J pobladon. Las glorias populares,
como las glorias históricas ,ensalzando y divinizan-
'do al hombre. parece como le sacan de sU Ser para
elevarle á mas altas regiones: y de unas y otras glo-
riasha gozado, goza y gozará siempre en eminente
'grado el general ESPARTERO. tos corazone$ de
aquellos hidalgos r leales patricios eran otros tan-
10s aftiJres en que ardia, no el incienso de la ser-
vil lisonja y de una adulaciou baja y rastrera:, sino
el suave y grato perfume del reconilcimiento y del
'/flnor. El aire conducta por d6 quiera manifiestas
'señales de tan vivos sentimientos. Los rÍlores y
'aelam'áciooés sueédianse stn cesar . Era éste mi afec-
to ent~añab'le ,de -eSM'quc se éflgendrantlenll'odel
pecho, y que nurtea pueden ser comprados' con oro,
ni conquistados por medio de intrigas y sugestio:...
nes. 'Era la voz de muchos ..... el clamor y 'el sen-
timiento unánime de todos ..... que es la viva esprc-
siori de la' ,~rdad yel símbolo mas perfecto de jus-
ticia. El Dombre popular de ESPARTERO repetiase


, eon familiaridad entusiasta entre todas las gentes: y




-585-
era, que veian todos en él al ilustre pacificador de
Sil pais, al guardador fiel de las instituciones y de
las libertades públicas, la personificacion del prin-
cipio constitucional, el representante de una políti-
cá esencialmente española, el enemigo .de agena&
intervenciones y el ardiente y fiel amigo del pue-
blo. Iantas;, tan multiplicadas , tan férvidas. y ardo-
rosas manifestaciones de alegría, de entusiasmo y
de amor, hicieron mas de una vez brotar lágrimas
de los ojos del caudillo, quien no podia ver sin emo-
cion la escena interesante del mas desinteresado y
puro afeclo.-Todas las autoridades salieron á fe-
licitarle, J á todas contestaba con la afable marcia-
lidad que. forma el distintivo de su <;arácter. Una
comisiondel ayuntamiento dirigi6le ·la . palabra,
por. medio del alcalde, su· presidente,. en esta
orma;


«Excmo. Señor: El ayuntamiento constilucio-
«nal de la ciudad de Barcelona representado por 1:.
«comision de su seno que se dirige á V. E., apenas
«pueda contener la emocion, el júbilo y la alegria
«que le e'ausael feliz anivo de V. E." Y muy parti-
«cularmente el distinguido bonor que va á alcanzar
«Barcelona de albergar dentro de sus muros al hé-
«r06. de tantas batallas , al ilustre caudillo que con
(fsupericia ha conducido constantemente el soldado
.á la victoda.»


«j HODor y gloria á V ~ E. l á todos los 1'3lien-




-586-
<desque lían militadohajo, sus órdenes.! La'cindad
(ede Barcelona, al dar á V. K la ·bienvenida , lo hace
«llena de gozo y ,entusias,mó,. tanto:pordas victoriaS
«conseguidas J poda paz ·JtDlÍ';gloriosaménle alcan~
«zada, como porque cree y espera fundadamenteque
«V. ,E. no envainará su ·cspadavictoriosa:;'.nise Cll-
«tregará al descanso que tanto reclaman las' ;,flitigas
«que ha' sufrido, hasla baber ,consolidado de una roa.
(mera firme y segura la Constitucion de 37' que 10'-
(~dos hemos jurado sostener, y que, 'enemigos ocul-
(ttOil y aleves se empeñan en derrocar J destruir.))


.iLa ciudad de. Barcelona tenia·hechos var.ios
«preparativos para obsequiar á V¡·K.d~una ma-
.nera correspondiente á vuestragranOezay eleva-
.do' ta.go; pero la circunstancia feliz de cstaT
«SS. MM. en Barcelona no ha permitido tributárselos
«en este dia. Sin embargo, el inmenso gentío que
«ha acudido de todas partes· para salud2r y vito-
(Irear á.V. E., y el regocijo que,en esté, dia \"e'ntu-
«rosQ anima.yagita á los baLit:mtes de .. Baceelooa,
'«serán ¡. se~ior e~eI6nJ.ísiino ,: las seiíales-IDas, posili-
«'Vas yeHestirimni.o mas so\emne:delafecto que le
«profesan los barceloneses; Su ayuntamiento c'Ons-
atitúcional felicita; por ello' kV, E. •. porque salle
"que los deseos filas apelecidos de vuestro magná-
.nimo coraion y el obse'tuio mas granJe; que:puc-
.de ofl'eccrle el ayuntamiento de Barcelona, es el
«alnor de sus representados.)




-587~
, Ef'CONDE~DuQUE contestó enagenadO'J reonl)}()Vi~
d;o~as siguientes palabras: ',"1 .,c "'


aCOMPATRIOU.s :·Esté es eldia tnassatisfactol"iO'
«de mi vida: 'todos los-grados, todos los honores~
«todas las condecora-ciones·, todos mis triunfos ·son
«nada en compál'acion deeste.momento. Conciuda-
«danos: nada 'he hecho; porque no he cum(llido
limas que mi deber: al ejército, á ese virtuoso y su~
«frido ejército lo debeis todo: su constancia' ha
«consolidado la causa nacional. Y esa constancia,
«esos sufrimientos, ese ardor, no han tenido mas es-
utímulo ni mas blanco que afianzar el trono de Isa-
«bel 11, la regencia de su augusta madre, .)a cons-
alhucion, la: independencia nacionaL»


Las palabras de los concejal'es encerraban a'la,-
iion-es' muy pronunciadall á la crísispolítica en que
se encontraba el pais. A los repetidos vivas que da-
ba á la constitucion aquella muchedumbre entusia~
mada, contestó una vez ESPARTERO con voz bien in-
tencionada y enérgica: ((Sí, viva, y vivirá pura y ne·
tft:» lo cua\'era una prenda de grande estima para los
querecebban la próxima ruina de las instituciones
que la nación se habiadado; y que el i1ustre.guer'"
rero acababa de dejar tri'flnfantes en los campoS de
batalla.-Aquella noch~aparecióla ciudad espontá-
neamente iluminada. Cien¡inú~icáS' cruzab:m las ca;'
Hes 'entonandohimnos patrióticos I señalándose eil- .
tro ellos el de Bilbao y el de Riego.Elayunt:llnien-




-588-
tó,dió una .magoíficl\ serenata al (}6NDE-DuQUE, á
quien regal6 una bermosil l~ureá de oro finísim,o..!


. tú}O valor 00 bajaba de 70 o~zas ,¡~ooteniendo 40
de peso de aquel rico me:\al,tr,abaja4P .to~o con un
gusto delicadamen.te e!!q!lisilo.· En letr~s de relieve
Ieiase en esta láurea preciosa. la inscripci9n- que si-
gné: ,!!Al duque de la Victoria y de Morella, Barcl1.-
lOO<l flgradl!cida .»
.: Cuéntllse que al saber los ministros que la mu-
nitipalidad barcelonesa bacia un lal presente al ge-
neral j dijo uno de ellos: «El ayuntamiento da á
«ESPARTERO una corona de oro? PQes él ha 4e lIej
«varia de espinas.»


Cuando el DUQUE DE LA VICTORIApas6 á. besar
\.a. mano de S. M. j volviéronse á anudar las confe-
rencias que en Esparraguera habian quedado pen-
dientes. Breve resultado de ellas rué el conforma~~
se ESPARTERO con que aceptaria el encargo de cons-
tituil' y organizar un nuevo gabinete bajo su presi-
dencia j eOIl la condicion espresa de que la regenle
hahia de negor su sancion ~ la ley de municipalida-
des. Ocupábase en esto; tranquilo y satisfecho. el
CON~E-DuQuE • procurando aquietar los ánimos de
cuautos le demandaban acerca de este punto de\ica-
.do y enojoso que traia sin tino y sosiego á las gen:-
tes en aquellos dias de angustia y de ansiedad terri-
ble, cuando hé aquí que llega de Madrid, aprobada
y dispuesta á la sancion, la manzana de la discordill,




-589'-
la malhadada ley de ayuntamientos. Era'eH'5 d~'jll­
lio~c á Jos pocos instantes de llegar el correo pótta""
dor de la ley, celcbróse un consejo de ministros.
Constantes estos en .¡¡u propósito, sobre todo los d ..
Estado y Guerra, aguijados. é imbuidos por oscuros
intrigantes ,'501icilardíf al punto ]a sanciou de la
r~inaregente(¡\ie presidia el conseja. Mientras es-
to acOntecia, hallábase ignorante de todo el gene-
ral en gefe, con el cual no se quiso contar ¡itl()rá~
coino habia sucedido otras veces, para oir su dictá-
men en tan importantes deliberaciones. Peró su
opinion sobre esta era ya harto conocida. Así que,
baUábase reducida la cuestion que se debatia en el
eon'sejó;á si habia de darsé ó no el [laso de la san-
don, no em[l~ciente -la contrariedad que oponía ~l
CONDE-DuQUE. La situacionide la reina era crítica!
embarazosa Y difícil. De un lado, tenia a'unmuy pre-
sentes en la memoria las últimas palabras que con la
lealtad; la honradez y franqueza de un soldado, en
cuya alma no tiene cabida el fingimiento , le babia
dirigido el general ESPARTERO, esponiendo su: sen ...
tir contrario á la sancicin de aquetla ley- > y 'las fu-
n~stas consecuencias que ella- acarrearia aHrono J
á los pueblós. De otro, apremiábanle' fuertemente
las terribles exigencias de sus consejeros, 'los áuli.:...
cos sobre todo, que tan en armonía se hallaban' con
los instintos y' con 105 afectos'viciados de esta soñó:"
ra, dispuesta á llerar la reaccioopolitica mucho




-4>90-
mas· allá del límite señalado por la ley de aJunta-
mientos. Aprobada por unanimidad la conveniencia
de sancionarla. debati6se en seguida la cuestion de
oportunidad que duró muchas horas. porque Sote-
lo, ministro de Marina, opinaba por diferir el ac-
to de la sancion, juzgando que .seria,peligroso ha-
cerlo en aquel momento; perofácilmenle incli~ado
el ánimo de la reina á las razones que espusieron
Perez de Castro y Cleonard, las cuales, á juzgar
por la ilustracion que han mostrado estos siempre,
no deberian ser por cierto de un gran peso, decidió-
se al fin á poner su firma al pié de la sanciono Iba
ya á egecutarlo Cristina, cuando llevada del con-
trario impulso, aconsejada por el temor, ó escrupu-
lizando tal vez el profundo é inmerecido desaire
que bacia al DUQUE en el instante mismo en que
acababa de sal var el trono y dar la paz á los pue-
blos, teniendo presente que él se hallaba muy age-
no de lo que en el régio alcázar estaba pasando, y
muy distante tambien de que tal pudiera suceder,
·en vista de lás seguridades que de no sancionar la
ley le habia dado esta augusta señora pocas horas
antes, dejó la pluma, sin estampar la firma, pro-
poniendo á los ministtos que fuese llamado el gene-
ral en gefe para oir de nuevo su parecer, ó darle,
al menos, conocimiento de aquel acto al tiempo de
llevarle á cabo. Entonces el ministro de Estado,
Perez de Castro, con ademan brusco y cntonacion




-591-
desabrida, dijo á la regente: «¿Quién es aquí elrefj,
.Señora, Espartero ó Y . .tI?" -Cristina entonc(}\!
tomó la pluma y firmó la s:m«ion.


Paso desacordado é imprudente en esta violenta
crísis, el cual dió lugar á acontecimientos lamenta-
hles que turbaron el órden público, relajaron los
vínculos. de los pueblos con el gobierno, -menosca-
bllron.la fuerza moral de la autoridad pública!
desvirtuaron las instituciones que no se consolidan
por medio de contínuos trastornos y estremecimien-
tos sociales. Los provocadores de tales sucesos fue-
ron los que insistiendo pertinazmente en su plan de
reaccion inícua, llevaron la ley anti-constitucional
á lasancÍon, y la obtuvie'ron al fin contra el clamor
de un' ·fuer.le partido político, que en nombre del
código fundamental protestaba contra su validez J
la rechazaba, contra el sentir de las municipalida-
des de los pueblos mas notables del reino que tam-
hienla repelian en nombre de sus antiguos vene-
randos fueros, y por último, contra la opinion del
noble DUQ1JE DE LA VICTORIA, á quien la reina Cris-
tina habia esplorado suficientemente para conocerla
muy á fondo': los hQ:mbres cuya perfidia llegó á en-
venfi!nar el coraZon de la regenle, hiriendo y esci-
tando su amor propio como señora y como 'reina, á
linde que despreciara el juicio dc un general tan
distinguido y bien quisto en el ejército, aclamado ade-
mas como PACIFICADOR en lodo el reino, y al cual




-592-
pocas boras antes se habia solicitado por la reina
misma. con grande interés; pero que tan honrado y
leal como valiente, habia espueslo siempre, con
su proverbial franqueza, su dictámeu, opuesto á la
~ancion, apoyándose, para ello en la voz, casi uná-
nime, de los pueblos Y' en el testo mismo de la ley
fundamental, no temiendo espOllerse al orlio de 101
ministros de la corona, ni al desagrado de larege'"
te y del partido que acaudillaba esla señora, eleDal
desde entonces juróle implacable un aborrecimiento
eterno.


Luego que Perez de Castro y Cleollard arran-
caron la sancion á la reina Cristina. contra elp¡a-
recer' de Sotel0, participó este ál DUQUE la inespe-
rada l'esolucion del consejo de ministros. Mal:.eno:..
jado ESPARTERO á vista de una tan insigne prueba d$
inconfidencia hácia su persona por parle del trouo.
del menosprecio con que eran mirados sus servi-
cios y la ninguua cuenta que se habia tenido con
sus oDsef\'aciones de Lérida, d~ Esparragueta"
Barcelona, pára oonsumar aquel aoto sin~ll·anQen­
cia, pasmado de ver tambien la repentina variaciOA
que se babia obrado en el ánimo de la l'eina, y la
grande inconseéuencia que apareeia enLre lo qUII
pasaba y lo que él fundadamente debiera esperar,
afectado sobremanera su espíritu y resintiéndose, y
quebrantándose por instantes su .salud, d:csdc.clle-
ello mismo dirigió á S. M., el 16, una esposicio~




-593-
dlínhiéndose de todos sus cargos, yen la c~l bacia
ver que toda vez que creía perdida la confianza. de
la corona, no le era posible ya desempeñarlos; que
por consiguiente se reliraba á sus hogares á repo ...
sal' de las fatigas de la campaña'" llevando empero
el scnlimienlo .. de los borrores, que preveia y tenia
anunciados á S. M., á la vez, que le acompañaba tam-
bien:el profundo disgusto de no ver asegurada la
súerte del heróico y bizarro ejérCito que tanlos dias
de gloria habia dado á la óacion, y por cuyos es-
fuerzos existia el trono constitucional de Isabel;
concluyendo aquel escrito razonado y ,come4ido con
bacer ,ver la satísfaecion que en medio de todo es-
perimentaba su alma, al contemplar que él habia
ohrado, por su parte, con honradez, con patriotis ...
IDO y lealtad, cual cUmple á un súbdito fiel, á un
-español amante de la libertad, de la ley y del bien-
estar de su pais.-Estepaso del CONDE-DuQUE ve-
nia á agravar y complicar aun mas la situaciolÍ crea-
da por la indiscreta firma dela noche anterior. En
aceptar ó no la renuncia del general en gefe. cor-
rianse grandes riesgos y azares. ;Eraesta nueva Crí:-
sis en estremo peligrosísima' para la; regente y 'sus
ministros, quienes á vista de lospóderosós obstácu-
los que se oponian á sus designios, enmudecieron
quedttntlo como estáticos durante largas horas. Sus-
citóse al 6nel debate entre la reina, sus consejeros
responsables y sus aúlicos, no fallando quif\n opina-


TOll. 111. 38




-594-
_ ra por admitir la renuncia al DUQUE, confiriendo


el mando de los ejércitos del Norte y Cataluña al
conde de BelascoaÍn. comandante general de la di-
vísion de la Guardia, can -10 cual quedadan estas
fuerzas á cargo .de, uu. g~fe 'adicto al bando modera-
do; y~iéndolo igualmente OdonneLl ,~que mandaba
el ejército de Aragon, y. procediendo en seguida á
hacer algunas otras variaciones· en el personal de los
generales y gefes de las tropas, ver de indinar á es-
tas á favor y en apoyo de la reaccíon que se inlell-
taba llevar á efecto.-Los deseos de hacerlo así
eran grandes, mas eran tambien irrealizables; por-
que era mas grande aun, inmenso, el poder, no ya
el material,_ del que era íncap.az de abusar el caudi-
llo, sino el mor.al, en cuya virtud se le aclamaba
:por LIBERTADOR desde .la capital de las Españas has-
la el seno mas recóndito de la monarquía. Precisa.,..
mente cuando esto pasaba, no llegaba un correo á
Barcelona sin que fuese portador de algunos cente~
nares de felicitaciones, hasta. re.unirse .en el cuartel
general millares de'-eUas, CQu:\IlS cuales los ayunta-
mientos, lasdiputaciQnes provinciales, varias oor-
iloraciones, la Milicia Nacional y los diferentes cuer-
pos del ejército, ·s.aludaban al indito PACIFICADOR
con acento lisonjero por los últimos triunfos que
habian ocasionado el feliz acabamiento de la guer-
ra (1). En todas estas felicitaciones rogábase al Du-


(1) ~ntre la IUllltitlld dr representaciones que dirigieron en




-595-
QUE DE LA VICTORIA que inteqmsies.e SU_ :jnfluencia
y v¡¡limiento para con la reina , á fin de que estaSE);-
ñora denegase su sancion á la ley de ayuntamien.tos.
Circunstancias, ~odas estas, que no deLerían per-
der de vista los consejeros de la regente, quienes,
faltos del desprendimiento necesario para dejar sus
puestos, y careciendo . .tambien de la suficiente deci-
sion para admitir la renuncia algefler¡¡l ESPARTERQ,
esco'gilaron un medio de conciliar la necesidad im-
periosa en que estaban de sufrir, la permanencia
del CONDE-DUQUE en el m¡¡ndo, con el decoro de-
bido á la magesLad del trono, comprometido esta
vez, como ¡¡contece siempre, por el egoismo ambi-
cioso de los que le rodeaban. Fué este medio el de
contestar al DUQUE, segun lo hicieron,' en la nocbe
dd 17, manifestándole que como general en gefe
de las armas nacionales no habia desmerecido en el
concepto de la reina, siendo de ello una prueba
evidente el nombramiento que poco antes habia re-
caido en él de comandante general de la Guardia:


esta ocasion al COlSDIl-DuQ\TE diferentes cuerpos colegiados fe-
licitándole por sus victorias; bízosc distinguir In' del cláustro
de doctores de la universidad de Valencia, que tuvo una ocur-
rencia propia, mas qué de doctores, de gente asaz indocta' é
¡nesperta, cual fué la de conferir ",llítl,llo de doc,torin'utroqtu
á a-lllel general, enviándole al efecto \lO diploma adornado de
'Viñetas alegoricas, que si no justificaba la ciencia del qne tiln
gratuitamente veiase ungido, prababa al menus la rústica
sencillez de sus favorecedores. Estos, sin embargo, ostentaban
la muceta'! el anillo de doctor en los diferentes ram')s del sa-
ber, encomendados á su ilnstracion en una de'lás primeras uni-
versidades del reino.




-596-
nombramiento que, renunciado por el general Valdés.
correspondia de derecho á ESP~RTERO, quien solo
habia dejado de egercerle, pOi'la incompatibilidad
de sus funcion~s con las de general en g~fe en cam-
paña. Esta idea, no obstante, vino á servir de asidero
en que se apoyaron los ministros para hacer creer al
DUQUE DE LA VICTORIA que no habia perdido la con-
fianza de la Regente.


Recelaba ESPARTERO de la sinceridad del gobier-
no en este paso, como era natural, mayormente
cuando supo que la resolucion adoptada en el últi-
mo consejo de ministros consultivo que presidió la
reina, lo habia sido contrariando el parecer de los se-
cretarios de Estado y Guerra, que fueron los que
desde el principio opinaron por que fuese admitida
la dimision al general. Esta circunstancia y la de
haberse demorado la deliberacíon por espacio de
cuarenta horas, en cuyo tiempo hicieron cuestiona-
ble y problemática la suerte del afortunado caudi-
llo aquellos hombres que á sus ojos aparecian tan
miserables. tan menguados. irritaron sobremanera
su ánimo á punto de no poderse mostrar aun sa-
tisfecho y tranquilo, á pesar de la real órden de
inadmision. En tal estado, y conociendo el de la
opinion en el pueblo y en el ejército. aguijado ade-
mas por sus infinitos amigos que venian á noticiar-
le los Dien marcados síntomas de descontento que
reinaban en la poLlacion y en las tropas , á conje-




-597-
cuencla de haberse divulgado el hecho de la renun-
cia en tantas, horas. y en vista del irresoluto giro
que en la crisis ministerial seguia la córte, dispues-
ta roas bi~n que á variar de rumbo, á perpetuar en
el poder el gabinete ,Castro4 Arrazola, segun se des-
prendia de la sancion, hasta ahora irrevocable, de'
la ley de ayuntamientos; ,previendo que aquellos
slntomas eran présagosde inmediatas é inminentes
turbulencias, dirigióse el 18 á palacio el CONDE-Du-
QUE. á pesar del male$tar de su salud, á rogar
á S. M. que tomase en cuenta el estado violento de
la opinion y la agitacion suma de las pasiones, con-
movidas con ocasion de los recientes sucesos. ba-
cerla~ presente los males· que', vaticinaba, su plicán-
dola, 'en' fin, q.ue ado.ptas~("l medio único de, cnnja:..
rarlos, cual era en su sentir mudar el personal del
ministerio y con él la torcida marcha de los- nego-
cios públicos..-AI honrado porte de un súbdito
leal y caballero, á la sencillez y reconocida frao';"
qlleza del soldado, correspondió S.M.coó la reser-
va Gaut~losa de marcada ineo'nfideoéia, con la ela-
don propia de una reina que en cada consejo ve un
insulto y en cada súplica una importunadon. Deses-
timó . de todo punto sus reverentes 'ad'moniciones.
ESPARTERoenlonccs. viendo que nada adelantaba eo
la c6rle, lugar de inldgas, de doblez y de miseria,
impropio de su e ducacion J su carácter, manifestó
á la reina su deseo de alejarse d~ ella" pidiendo la




-598-
venía pafat~lIs1adarsc con su cnartel general á Sanso
La regente calificó de inoportuna esta partida, ale-
gando que la presencia delgenerál podda serIe de
mucha utilid¡¡.den Barcelona {la fa . restablecer la
tranquiliJad púhllca caso de llegarse á alterar ;co-
mo se temia; Ul~S'cQmoel DUQUE repusiera :que si
tal aCQnteciese veíase' en el sensible caso de mani-
festar á ·S. :U. que tal vez no podria prestarla los
servicios que descara, (( porque las tropas añadi6)
se negarian á hacer fuego al pueblo ,». Cristina con-
te5t61e en tono airaJo :- (,Pues bien ... vete cuando
quieras.» Y ESPARTERO salió de palacio á disponer
la marcha.


.. Mientras tenia lugar esta ~9Cenaen larégia ,man-
~on, el capitan general del Principado y el segun-
do cabo, qtle eran los generales conde de· Pera-
camps y D. Miguel Araoz', babián noticiado al mi-
nistro de la Guerra las evidentes señales que ha-
bia en el pueblo y en lás tropas de una pr6xima
cQntlagracion. Aturdidos ·los ministros, .coÍl 10' que
el de la Guerra l·es notició :al instante, solo pemsa-
ron ya en estender las dimisiones de sus respecti-
vos cargos, poniéndolas .seguidamente en manos de
la reina Cristina. quien á su vez les 'particip6 la
resolúdon del general en gefe á virtud de la última
conferencia' habida con él en la real cámara. Sus-
pensos é irresolutos quedaron todos, la reina y sus
consejeros, por algun tiempo, sin atrenrse aque-




...... 599-
!la á admitir la renuncia de estos, y sin contar ellos
tampoco con el valor necesario paraarro3trar los
peligros con que amenazaba sus cabezas el furor po-
pular,'escitado porsu~desafuerosé imprudencias, es~
perando que las acontecim:ientos vinieran á sacarlos
de aquella situadon letárgica y dese'sperada á la vez.
-Peró nO transcurrieron mnchas horas sin que sa~
liesen de su fatal ensueño: quo una vez cstendido'por
la poblacion el rumor de la próxima partida del Du-
QUE y la insistencia de la c6rte en sus planes reac-
cionarios, mientras so enlutecia el corazon de las-
gentes pasivas, la parte turLulenta, y bulliciosa de
aquelpuebloalevaotadizo, tan rico'en elerne.otos de
insurrecdon, iba tomando de revuelo un aspecto
amenazador é imllOhi)"ote;


Serian las hueve de la noehede . este mismO
día 18; cuaodonumerosos grupos de paisanos inva-
dieron la Rambla y la plaza Consistorial, revelando
con demostraciones ostensibles su -encono y descon-
tento. La oscuridad de la noche yla.persuasion en
que; estahande que la tropa no baria armas contra
enos, animaron a los sublevados; quienes .ii~s'gritos
de Viva Id cQnstitucion, Viva el Duque Mla, Victo-
ria, abajo el ministerio,;abajola ley de tiyunto,mientos,
eSpal'ciéronse nnos pGr la ciudad en :pocos instantes,
d<fs:armando las patrullas' que:encontrahan de mo-
zos de la éscuadra y de trapa; mientras otros; dán~
dose : una pronta organización y nombrando ge-




-600 .....
fes' de entre ellos mismos, ocupaban las hpca~·ca\les
contiguas á la plaza formando en ellas barricadas
para si era: necesario repeler las agresiones. Parte
de la escasa milicia nacional: que babia dejado ar-
mada el baron.de.Mecf.Jasrcomp!lñía5 voluntarias de
arlillerta y zapador~s, 'acudieron lambien á la cita-
da plaza. La agitadon era grande. El alc1\\de con-
voc6 'con la mayor premura el cuerpo munici~
pal. .


Como aquel pueblo entusiasta y numeroso estu-
viese desarmado y disuelta su valiente milicia cin-
dadana, babien?o quedadosola¡nente las dos com-
pañiaspredichas y alguna ma$ fuer:fia sedenta:ria¡ es.-
cogida toda olla enll1e ,195 .adicl(l~ á la .banderia; do-
minante, á fin de aprestarse para lodo evento;dispu-
sierón los insurrectos apoderarse de la.5. armas
que babia en el cuartel de los mozos de escuadra, en
el hospital militar y. en la subinspeccioll de la Mili-
cia. Al efecto de",t.acáronse tres gruesos pelotones
que:desempeñal'oncsla fundo n ,sincom~ter géne-,
ro. alguno de tro.p.elía 6 deviolencia.-'-En, el últil)l>o
de aquell()s lugare~ hallaron los inva~ores una, caia
con dinero, la cual rué por ellos entregada intacta,
puntual y religiollamente~ al portero del estableci-
miento. Prueba. insigne de honradez popular de
parte de aquellas turbas insurrectas. que debic.r.a
averg.onzar. á los que las motejan con los epíte~os de
descamisados y anarquiStas, s.iendo los que tal dicell~




-601-
de ordinario, los grandes criminales, patronos de
la concusion y del desórden, verdaderos defrauda-
dores de las renlas del Estado, ladrones pública"-;
mente recoilOcidos j convictos, á los cuales solo
una legislacion viciosa, ruin producto do nuestra
viciada organizaéion 'Social, dejá sin .la espiació'n
que deberian sufrir, sino en el cadalso, en un pre.""
sidio.·. :


.Laplaza de Santa Ana, donde estaba el a:lojll""
mienlo de ESPARH:RO ,ballilbase iambien ocupada
por nn.gentío inmenso que en ademan tumultuario
pro feria los mismos vivas. El DUQUE,. desde el mO-
mento eit que se persuadio del estado insurrecciona.l
de la ;poblacion .• adoptó las medidas opodúnáscon
objeto de, sin ex:aocerbarlos ánimos, reprimir el ,des-
órden. Para lograrlo; envió repetidas veces sus ayu-
dantes de campo al cuerpo municipal, á fin de que,
puestos de acuerdo los representantes del pueblo' y
el director de la fuerza. pudiera fácilmente reca-.
barse de los sublevados el pronto apaciguamento.
sin la intervencion hostil d-e aquella; antes' bien, .
dando ú ofreciendo lassegur.idades que en tan ter ..
rible ansiedad demandaba --embravecida y justam~n-:
te irritada la opin¡on de las gentes. Al mismo tiem.,...
po.dirigió un mensage á S. M., por medio de algu-
nos generales que áquietasen su ánimo, haciéndo-
la ver que no debía abrigar 'el menor recelo por su
persona; que la tranquilidad pública seria re'stable-




-602-
cida brevemente. Saliendo en seguida al balcon, e8-,
oitádo por los gritos que daban los de la plaza, di-
l'igi6les la palabra por medio"de una corta, pero
enérgica y bien simtida'arenga, inculcándoles la idea
del órden y de. la subordinacion á la autoridad pú-
Mica ,iasegurátidoles que nada babia que temer por
la, libertad constitucional que habían conquistado
los pueblos por medio de su espada, y que nunca
po3ia. hacer dereccíon á la causa liberal, él, qtre
tantos peligros habia arrostrado en los combates
poI· afianzarla. La a,·enga concluyó de esta manera:
.Yo os ruego, hijos mios, que os retireis confiados
<<en :que nadie, mientras yo viva, atentaráimpúne-
«(JJlente á la integridad de laeonstitucion de 1:837.»
-Estas'palabras fueron acogidas "<:on entusiasmo J
aplaudidas con estrépito y ardor.


Grande era la confianza que á todos inspiraba
esta prenda del CO~DE-DuQLE " y no menos ateo-
Gioo prestaban los insurrectos á los amigables cou-
sejos l enérgi"asintimaciones de la autoridad po-
pular; 'pero alegando que elmismo; ESPARTERO po-
dia ser engañado otrá vez, como' lo babian sido él
y el pueblo por los cortesanos en tantas ocasiones,
mostrábanse intranquilos todavía y rebeldes á los es-
fuerzos combinados del general en gefe , dé las au-
toridades 'civiles y militares y. de la municipalidad.
Varias veces envió esta una comision de su seno' al
alojamiento del DUQUE, manifestándole que se con-




-603-
~ideraba sin el influjo y ascendiente necesarios so-
bre las turbas para satisfacer .Ias exigencias dtraquel;
encaminadas al pronto, restablecimiento del' 6rderi;
que no era p.oaible convcneer á los sublevados yhá-
cer que se ,retirasen, :hásla t11.RtO que se les diese una
completa seguridad deqQ~ noserÍan burlados sus, dé~
I!tlOS, que exaoo'l'bados: los ánimos; agriada eb e"tr~mo
la opiniofl j'desbordádo el furor dé las-pasiones pó'pu-
lar'es,harlo se hacia con moderar los ímpetus d'e veD'-
gam:a Y'c-vi-tar á'Iaculta Barcelona una noche de:s3ti-
gre: finalmente, quwno babia 'medio entre arcabu-
cear á aquella muchedumbre justamente'irritada, y
cuya' voz era la espresion unánime y fiel de :los pue-
blos ,Jó:dnir á ,Un' acomodamiento con ,el poder
que, babia dado:orígen y ocasron ,'ihtales· 'distor.J.
bios. '; , ",¡[ " .


. 'Mientras esto acontecía mita plaza de Santa Ana,
la de lá Constitucion, Ó de San Jaime, q.ue es en don:.:·
de está el palado del Consistorio, parada un cam-
pamento: Vuelt'Osde su espedicion los .grupos qUe
fueron por armas.alchospitalmiHtar'yotros :puni...
tos, habíanseconstitUido allí, en número dluyres-
petab-Ie 'presenlando:rin~specto' hostil y 1lJ11e1la-
zador. ' '" ;;"'


Otro grupo que se b¡¡bia dirigido' áócupar la
plaza ~e Palacio en adema n tumultUario'y dando'l7¡;"
vas, puso' e'n:-grari cuidado á Si M. yen' terrible
apuro á" l'osmhii~trCls- 'que la acompañaban, Uno de




· -604-
ellos. sin embdrgo, mostrando est6ica serenidad é
impasibilidad de ánimo, se atrevió con valor á sa~
lir al balcon cuando principiaba á llenarse la plaza
de gentes; y como en tales circunstancias cuesta
pocoofrecel' mucho, en la ideá de no cumplir na-
da. prometi.ó, si bien con palabras ngas, que seria
rey'~()ada lasaDc¡on, contestando á esta exigencia de
lossll~levados: «Bien, bien, todo se hará aBi~ reti .. :
r(,lrSe.» -Las voces de ¡fuera! ¡fuera! COD las cualea
le saludaron las turbas, obligar~n á aquel á refu-
giarse dentro de Palacio á toda prisa.


En tal conflicto, la Regentevi6se en la preci-'
si()n de llamar á Palacio al CQNDE~nUQUE. Seria'e.n-
tre'doce y una de la noche tuaudo salió ESPARTEM
ds. so casa ,. rodeado de algunos miles de almas qua
le "itoreaban y aclamaban sin cesar, y penetrando
en lil régia mansion dijo á S. M. que allí le tenia
dispuesto á oir sus reales órdenes. La reina lesig-
nilicó que era su deseo obrase segun Jo creyera mas
co~veQienle~,áfin devolver la trauqúilidad al pue-
blo, cimelltandoelto:órden sobre; bases sólidas ;maa
como el generál hubiese. manifestado respetuosa-
mente que esto no seria posible, sin hacer uso del
medio bárbaro y reprobado de la violencia (en lo
cua1.anduvo máS hu'mano y cuerdo de)o que en la
mismapoblacion babia de mostrarse en días poste-
ríorlls), á~eno~ qqe S. M. oyese los justos votos de
los insurrectos, Cristioa cedió, mal de su grado, ad-




-605-
mitiendoen el acto la dimision á sus ministros y di-
ciendo á ESPARTERO que podia hacerlo ver así á los
amotinados. Salió el CONDE-DuQUE de la real cámara
á la una y media encaminándose en la oScuridad de la
noche á la plaza de San Jaime, en donde, como en
la de Palacio. notició al pueblo la resolucion de S. M.
y que él ya no saldria -por entonces de Barcelona.
-Demandado acerca de la sancion de la ley de ayun-
tamientos, ofreció el DUQUE que seria revocada S0 ...
gun lo dispuesta á ceder que habia encontrado la
voluntad de la Regente. Un tanto apaciguados JI1
con esto los revoltosos, entró ESPARTEUO en las ca-
sas consistoriales, en donde rei"teró las mismas se-
g'uridades de antes, interponiendo su fuerte vali-
miento, su grande prestigio y su voz siempre grata
y poderosa enlre los barceloneses, quienes se agru-
paban en gran número á las puertas del Consistorio
á oír y aclamar al ilustre PACIFICADOR, saludándola
con efusion y entusiasmo, hasta que dóciles á la al-
ta influencia, al grande poder moral del c':lal in-
'Vestian á ESPARTERO sus recientes triunfos, sus
constantes esfuerzos para asegurar la paz y ventura
de los pueLlos, y el amor que tales circunstancias
le hahian grangeado en los corazones de aquellas
gentes, desistieron al fin, retirándose á sus ca-.
sas cuando serian las tres de la madrugada.


A este tiempo los ministros dimis~onarios:, pre-
valides dI!! la cunfllsion que lIeyó oí Palacio la edrada




-606-
Y salida del CONDE-DuQUE, deslízáronse disfrazados
entre la multitud yendo á buscar refugio á un hu-
que francés.


Durante todo el día 19 y parte ,deI2() lu.&hó' y
vaciló Cristina entre la éslrema -necesidad, de 'ceder
terreno á la revolucion J su deseoderefrenal'la y
combatirla. Sola ya esta señora, do espírituT-Al'o-
uH y de continente firme, contaba sin embargo con
los consejeros irresponsables que á pasos agiganta-
dos la conducían á su perdicion, empeñada como
-estaba ya en seguir una senda que no tenia otros lí-
mites que los de su propia ruina; J de estos conse-
jeros irresponsables habia venido á tomar carácter
oficial de ministro interino,con la ausencia del de
Estado, el oficia do secretaria D. José del Castillo
y Ayensa, de opiniones absolutistas, cliente de Cea
Bermudez, jóven en Hu que siempre habia disfru-
tado, cerca de lareina Cristina, de grande favor,
no habiendo sido el que menos contribuyó á las pro-
vocaciones ,de Barcelona y .valencia .en,~aquellotl
mas, pilfa]o cual es harto verosímil"q.u~ "recibiese
Instrucciones do sus valedores ,los prohombres .del
que llaman despotismo ilustrado. COIl tales auxilios,
yéon el poderoso que le prestaban sus propios re-
cursos, sus deseos y su interés, resistió la regente
por dos dias la constitucion del nuevo gahinete en
el sentido que le proponia el C.o:"![)E-DuQlJE, es de-
cir, compuesto de personas de alto c('édilo y Talía,




-607-
que ofreciesen garantías al partido liberal.


Pero al. fin los graves acontecimie·ntos de que
babia sido teatro en la noche del 18 la capital del
Principado, y otros mayores aun que se preveían,
dieron lugar á apreciar la situacÍon política qUl} se
habia creado y las consecuencias que debian.seguirse
necesariamen.te marchl:ndo por tan errado cami-
no. Laopinion de los pueblos era ya harto conocida,:
l pot.res'pcto á ella y á la crítica posicion en que se
habia colocado el trono, rodeado por mucho tiem-
po de un ministerio que habia perdido de todo pun-
to su fuerza moral, resolvióse la reina, en ausen-
cia de Perez de Castro y sus c61egas, á nombrar otro
gabinete, que, sin repugnar á los partidos militares,
fuese, por los. talentos de los individuos que le
compusieran, por sus precedentes políticos y reco-
nocida probidad, capaz de dominar la situacÍon y
eOltesponder á l<is grandes esperanzas de los pue-
blos.


La reÍna Cristina nombró en· tan difíciles circuns-
tanciasun ministerio compuesto de personas que re-
,~dian en Madrid, concibiendo tal vez la idea de salir
del apuro del momento y esquivar el. compromiso,
sustituyendo otros nombres de nueyos ministros á
los de los ministros depuestos, que]o fueron todos los
. antiguos. Crey6se en palacio que el'l1nevo ministe-
rio debería ser dócil instrumento por cuyo medio


. podria Hcnrse adelante la errada política -seguida




--.:~-
b~lla ~nlónces.".y,que seria fe~Ale ~JODlAl~~'..,,á,
tn~uenci'as has tardas éirr~lW~i\~lc",." (:¿Il;P~JO
,con la responsabilidad d,e UC.MlS¡ ~geqo~,. á.s{us,.con.-
yicciones ó contrarios á ,s~s/~r.eep{,'i,aii¡~it.iG;;tS ; pe-
1'0 ya veremos que tal absurdo no era, pq;i\bl~~. I)'.l,Cr
dia,D~o bQwbl'eS de una reputadon: d~~i~\lÍ~~ Iii
,taLtorpeza ,y desacuerdo tan Yiluperab\~;p,,,,~~J,l
:aluciDar por mucho tiempo á losptiehlW!' .. :~,~J¡l­
opinioDse revela siempre contra semejantes, d,eJ;PR;
dODeS.


Nombróse el 20 de julio de 18.10 á D, AntoJlW
Gonzalez, diputado por la provincia de n"dajQZ"l
ministro del Tribunal Supremo, pre$ideJlLe de\..Wf~:':"
.sejo con la cartera de Gracia y J uslicia i pilr,a la 4e
Guerra al teniente general D. Valentin I;erraz.;q~
á 'la sazon era inspector de caballería; para . Hil,Cieo-
da. á D. José Ferraz, director general del Tesoro
púb,lico; para Estado á D. jUauricio Cárlos de{~Jljs;
para Marina al general D. Francisco Armero y:pa-
ra Gobernacion á D. Vice,llte Sanc:bo.,-Mie;qtt~ los
,Dueyos elegidos se presenlárJln ,enJll\l'<lelolllJ,,:que:-
daba~ lós despa~hQs .de li;lssecretaríj1~ deJj:~,{l.du, y
Guerra á cargo de los oficiales ,C¡l.~tillo ASIl,U5<\ y
Varela. DQrante este interregno I.lli;nisterial ,e,n qijC
la' reina Cristina prosegQia ,rodeada .de I.os, Jlli$Il)Oi
hombres que la habian precipitado en tan fQP~~~a
senda, á escepcion de los JIlinistros saliellles, que !lP
hac,ian falta alguna para illsi~lir el! lo~pla,llii .tl,e




• ,


-600-
r6AuioR, tan gratos al deseo y á Jos instintos de
aquella seriora, o~urreR todavía en Barcelona suce'-
sos que prueban el fnerte empuje y )a resistencia
tenaz que hizo el bando servil para no abandonar
él lloder en 1840.


En la maiíana del 21 celebraron una junta fos
corifeos de este parlidó, en la cual se acordó el paso
OWlS i~prudente y desacordado que pudiera ·darse
en aqoellas circunstancias delicadísimas y azarosas.
Reducíase e) acuerdo á proporcionar una ovacíon de
desagravio á S. M. la reina regente, )a cual creian
supeditada y violenta, en una situacion puramente
de fuerta , en que imperaba solo esta representada
por el DUQUE, á la cabeza del ejército y de un po-
pulacho baladre y soez, cuando los hechos que ha-
bian precedido, sin escluir el de la sancion, y los
que se siguieron despues , prueban con evidencia )a
deliberacion omnímoda y la ninguna coaccion que
pre&idió jamas á los actos de esta seiíora, quien
luvo baS'lante libertad para sancionar la ley de ayun-
tamientos , para nombrar unos ú otros ministerios,
y por último, para continuar en la regencia ó dejar-
la, habiendo tomado esta última resolucion, como
veremos mas adelante, lo mismo que la primera,
contra el parecer y :í pesar de 105 fervientes ruegos
y súplicas del general ESPARTERO. La ovacion de
desilgravio habia de tener efecto en aquella misma
ttlrde, cuando saliese do palacio á dar su paseo de


TOM. III, 39




-610-
costumbre 111 reina Cristinil.' A la hora· dc!tignada..
pres~ntóse en 1<1 plaza ooptigU;&. ~n· vit'tudidel
acuerdo habido en fa mañáoa,· UI)/l !mul-l:itud de
hombres, vestidos todos en trRge ltpanl'nte para re-
presentar )0 que ellos llamaban las cliues acomoda-
das de 14 ciudad, bab,iendo r()~lmente entre ellos
algunos '~e estas clases;,: señaladas por suriq.remó
por la categoría social, pero adicionado su escaSo
número con la falange que se compollia de varios
de sus dependientes ó criados, sin faltar algunos 'ar-
rieros y otra gente losca, quienes, para desempeiíar
el papel dehido en la farsa, ciiiérODse levita ó frac
por vez primera. y quizás única. en la vida;' eómo
quiera qlle no quedaron bien librados en este ensa-
~o de su improvisada aristocraciil.'Impildeole espe-
raba esta turba engalanada y vistosa el momento en
que S. M. se dignase trasponer con su carruage· el
dintel postrero del régio :dcázar, ya porque el a.n-
helo de recibir la alta merced y la merecida honra
'lue inquirian L'1'a grande, ya tambieu porque uo lo
era menos el temor qoe todos 'abrigaban acerca del
éxito que el ciego porvenir tuviera reservado á
aquel solemne entremés. Llegadó que bubo al 6n el
suspirado instante de verse saludados, tan fieles va-
sallos, por la augusta regente, con la graciosa y sua-
ve sonrisa que I.FI sazonado siempre en eslrerno los
encantos juveniles de la reina Cristina, llevados de
un "fecto puro los unos, y arrastrados los mas por




-6tl~
wnj~puJSQ de servil entusiasmo, proFumpieron en
una algarada eSlrepibOia de t'ivas á la rei'IUJ 'Y á la
,:ege,¡cianeta. mezclados coo mueras al progreso y al
mi~istiJrio ·G.o:.n¡;alez ,acompañando á estos gritos de
descompasadofrenesUllerte agitacion de pañuelos
ySDmbr.crospor los aires, con la cual significaban


\


hien elgr.ande arrobamiento de su espíritu y- lo ab-
,.celo de sucorazon aquellas gentes, las cuales ena-
ganadas de gozo no hallaron inconveniente en es-
clamar rodeando el coche de la reina: «lle aquí, Se-
fiora, la espresioD del verdadero pueblo barcelo-
nés.ll Algun'os de estos energúmenos, acercándose
mas, invitaban á S. M. á la resistencia: otros de los
qmotinados de paz y órden, gritaban que ESPARTE-
~9 era uD.~r.aidor y que los progresistas la engaña-
ban .. Por último, uoo de ellos, un sastre, engalla-
do con sus humos de aristocracia, arrojó dentro
del coche de la reina un le¡ajo. cuyO' contenido no
llegó á vislumbrarse, pero que, á juzgar por las cir-
cunstancias y por sus escasas espresiones y las de


. sus compañeros, deberia de ser la esposicion de los
sentimientos que á favor de la reaccion y contra la
rCfolucioO! política animaban á aquellosperwnages
distinguidos, que se dócian la llor y esencia, la
parle dorada y culta de la ilustre ciud¡¡.d barcelo-
nesa ..


Perohien pronto esLa flor se vió marchita y tro-
cado en tristura el inocente alborozo de los conju-




-612-
rado.!!. Los progresistas • que bt\bian tenido DQti~ia
dI} esta provocacion deliberada, del paso ridículo
que se babia acordado en la maña,n por ·la ju,.ta
que decianjobellánica,para derrocar,'pc>r un medi0
tan inefica:¡;y tan pu~il., la situacioD creada por
10s~\1ceso.~ del 18, cimentada en la ley, sostenida
por el espíritu público y apoyada por la fuerza na·...,.
cio~al, tenian demasiada confianza en tan poooro ...
sos elementos para haber de mirar con cuidado y
recelo el triste desahogo que se permitian los que
habian dado en la manía de apellidarse inteligentes
y cultos, toda vez que su intentona era harlo irnpp-
tente' pora invertir el 6rden de las cosas. Ih:1l4el,l,..
tes y cuerdos 1 los gefes del partido liberal, habian
resuelto pro.hibir terminantemente todo género de
coaccion 6 impedimento al acto ceremonial de los
modergdos, por parte de los adictos á la opinion po-
lítica que estos en su motín aristocrático insultaban;
temerosos. como debían de estarlo, de que el col-
D.lP de la irritacion en los mas exaltados produge~
ra un choque funesto y fecundo en desgra~ias. Pe-
ro como en tales casos y con tal pre~ura es de to-
do punto imposible que so avengan todos en per-
fecto acuerdo, como haya siempre clJri.osos que
gustan de presenciar tales escenas. y díscolos que,
rebddes al huen juicio de los demas. consultan. sa-
Jo s~ voluntad, en semejantes ocasiones, no faltaron
~n la plaza de Palacio y en el camino que media




-613-
"~sdealll ba.sta la puerta de Mar, algunos progre-
sWtasdesalmados (del pueblo inculto y plebeyo,
gente toda eUa inurbana y atroz) , que fuertemente
enconados al oir las voces de i muera Espartero! y
otras semejantes, correspondienio con las de ¡viva
la constitución) j viva la reina constitucional ! ¡ viva
Espartero'! emprendieron á palos con aquella mu-
chedumbre distinguida, la cual, si bien procur6 el
desp.ique , cómo era natlH'al, 6 al menos la defensa,
vjóse al fin precisada á desbandarse huyendo por
aquellas calles, desacostumbrados como estaban los
unos (los amos) á esta clase de aventuras, y los
otros (\os criados) á una ves-t1menlaqoo los inhabi-
litaba 'para tocle, menos ¡tara saludar y aclamar con
donosa elegimcia á 1118 tlersonas reales, dentro de
la' cual encontraban sus- miembros como emballes-
tados, y con la cual plldiera decirse que recibieron
de sus favorecedores el valor y la resolucion. POlo
eso huyeron, por primer'a vez quizás en su vida,
aq\lellos hombres del pueblo; mas era tambien la
vez primera, segu.n va dicho, que, dóciles y ser-
viles instrument9S de o\ros sier.vos, sus valedores,
habíanse ellos prestad9 á representar un tan desaven-
tajado y degradante papel.-EI aparato de la fuer-
za desplegado con oportunidad,restableció al punto
el órden, poniendo fin á la refriega. la cual ili bien
fué .enconada y refiida, nada tUVG de sangrienta,
por haberse' manejado solamente. de una y otra




, -61'4-
parte t palos y bastones. Algunos de estos t así/ coi:.
mo varios sombreros mal ajustados a las cabezas de
los últimos poseedores, guante~, pañoolos, etc. ,rué~
ron los únicos trofeos 'que'~ á sU vuelta; tuvo el
disgusto de ver demigados por la plata y las caUes
)a reina Cristina, cuyo sensible Mrazondebiócu':"
brirseJ de luto á vista de una tan cruel 'é inesperada
catástrofe.


Provocaciones de este género. en un pueblo
(an entusiasta y turbulento como Barcelona, nunca
se hacen impunemente. Así que, los sucesos del 21
fueron un preludio de los que acaecieron el si'guien-
te dia y la verdadera camoa de las desgracias yh~t'­
rores quepresonci6 la capital del principado. en
donde; sin duda alguna. la sangre hubiera corrido
á torrentes, á no mediar la poderosa inlervencion
del DUQUE y de las autoridades populares. El céle-
bre motin reaccionario de las ilus~re,~ gentes de levila
y frac, que so pretesto del desagravio aspirabá' 'oí 'lina
'restauracion meditada y consentida, reprodueién-
do~~ en Barcelona el 21 de julio elpensamicdto ih\-
cuo que hizo célebre un 7 del mismo mes ,en Ma-
drid, si bien rué objeto de risa y dió pábulo al
entretenimiento, al solaz y al chiste, alimentando
infinitas y animadas conversaciones durante la no-
cbe, entre gentes apacibles J de buen bumor , que
recordaban y consideraban bajo su aspecto, casito-
do ridículo, la escena que acabó en trágica aquella




--615-
tarde, fiadas como estaban de lodo punto estas gen~
tes en la grande lealtad del ejército I que no se
prelJtaria en aquella ocasion á ser vil inslrumen(o
de la perfidia de los déspotas; otros, de no tan sua-
ve fibra, ,de arrebatado temple. de espíritu irre-
flexi vo y de un iustinto' feroz , hom~res, en fin. eu
quienes la 'educacion no ha amansado las pasiones á
punto de modera!' sus ímpetus selváticos, solo pen·
saban en el escarmiento de los farsantes. Las iras
haeinadas en aquel pueblo desde el mal tratamie'nto
que recibió del baron de Meer, clamaban venganza
dentro del pe.cho de estos ho.mbres apasionados y
violentos. Los desafueros del antiguo. capitan gene-
ral deCata\uña, fiel remedo de los que antes que él
babia perpet __ ado el conde de España~~aMan de te·
ner tamhien imitadores en el populacho enfurecido.
Es propio del hombre el copiarse mútuamente, el
imitarse; y nada es trasladado por él con tan funes-
ta puntualidad, como. el mal que otro hace I de lo
cual nosorrece triste egemplo la histo.ria de todas
las edades, y aun no.s le 'Presenta Uias viVo y des-
consolador la infancia. en sus, casi siempré sinies-
tros, pasatiempos. ,


Recuerdos que hacian brama!' de cólera, escila-
dos ahora por la pro.vocacion de'los serviles, y la
imprudente osadía, la audacia insuttilUlede 'algunos
de estos, aviVáron el fuego abrasadórde los genios
mas revoltosos y díscolos que en la m~ñana del 22




....... 616....,
andaba,n ~D, grupos, por la!>!1~l~~ d&·,Bareelooll';Í"uo
,a;nsiosos de lucro y de UJl inlo* rastrer.o,icomO'la
insolente ~ecedad de algun~ eS\lr~tQr~s,¡OODlempo ...
ráll,eos~ hijos del p~eb~9,J"ll~(l,Ql¡'~·alipoeblo con
desden y meo.ospre~i~h ha~ estampado gratuitamen-
te en, sus p~ginas (esta 1usticia debemo& h&cer á to-
dos). ~ pero sí ávitl,os de v.enganza y de sa~r&-. ,le.,..
gado mísero y cruel que habían recibido de SU9,~
minadores, los mismo!; que abora trabajaban con.
fuerte ahinco para v.olver á soj uzgarlos, y que ve-
nian á ser por )0. tanto el blanco infeliz de las iras
pop~lare& que habian conjundo impruoonlescontra
sí. -Como el baron de Meer suprj".ió.i1&galmll~
te por medio de un simple. 9ficjQ, en 1837 elConst;'.
tu~i~alt> pertódk~ de ideas I.i~ral~s que ~ pnb¡ica~
ha en. Barcelona i aleceionadas. las. turMS con este
egemplo de anarquía oficial da.do por ulIa auloridad
del gobierno., con este alarde de fuerza hecho 'por
el capít~n general del principado, contra la debiJi..


. d1l:d <,lne debiera ser amparada. poe la 1.e,.!qui,iuOll
de~pic~r~~. voh;iendo mal por wal-, é imit-ando .. á
su. m,nera ,.el proceder violento, de los lll.Oderados;
y careciendo de mision oficial, sin lIlas auxilio que
una razon natural deslustrada, Sil lTesenli mj efl 00 , su
anhelo de vet~ganza, enderezáronse álas oficinué
i.mprenta del Guardia Nacional,. papel qU~8er via
de sustentáculo y órgano á las op.inio.nesrea~cjona­
rias en aquella pQblacion , el cual, siguiendo la cos--




-617'-:-
tllPlhre observada siempre podos nróderi"lóst guar-
!Claba1iprofundo" silencio en los dias 'que' mediaron
ha~ entonces, desde el 18 en que tuvo efécto'la
iasurreecion .• ,pero que antes habia vomitado Yene-
BO ybiet contra la$ institui:iones y contra el p~rti.;..
do liberal, aconsejando y aphiudiendo 'las deporta-
eiones y. todas las injusticias y trope\las' dé Meer, y
penetrnndotumultuariamente y allanando la casa,
aquellas furias, hicieron gran destrozo en los obje-
tos materiales de imprenta y redaccion, arrojándo-
los por jos balcones á la calle. Conduela asaz vitu--
Jlerable de, parte de unos hombres que proclamabah
el desar,rollo mas lalo al principio de libertad, em-
penndo PQr deslruir la que debieran proteger en
sus eontrarios de emitir, el pensamrcnto y espresar
el ·deseo, haciendo 'uso de uno de los derechos mas
hermosos que la naturaleza da y la sociedad no de-
be arrebatar jamás. al hombre: el derecho que sir-
ve de fundamento á la soberanía naciomJl, la cual,
siendo el predominio de .~ voluntad de los mas so-
bre el monopolio de los,menos, si no existen me-
dios eGn que espresar aquella voluntad, es fácil su-.
plantarla y viciarl,a en Sil esencia. Por eso la libertad
de imprenta es el fundamento y la fianza á la vez de
todos los derechos y de tedas las libertades púbH-
«:as ,segun humos indicado otras nees. Por lo mis-
mo, este esceso punible y criminal de los insurrec-
tos de BarcelOBa, si bien él era mo.ti""atlo , DO puede




-618-
ser justificado jamás por una pluma liberal y ceo&-
cj,enzuda. No es de hombres 1i~res yde ciud¡¡dauósl
honrados corresponder al ,crÍme& con ·elerin,en:·
que liene él su espiacion ,en la ley " J -este cargo
corresponde á 1011 tribuwales. Pero no olvillemos
que unpuebloenrevolucion es ageno de todo 'pun~
too -¡Ítales consideraciones: que el hombre' en'sus
accesos de, cólera y de exasperacion, es una ,fi~ra.
desfrenada, un instrumento de muerte, un apara~
lo infernal, terrible, una máquina de hacer daño;
cuya culpabilidad en vano se buscaria ya en un ser
dementado ú automático, sino en aquellos otros qUQ
exacerbaudo y agriando sus pasiones, han 'Perl~fI"'
liJo su conciencia y ofuscado su razon; e$ los que,
con mano impía, han tocado los resortes que comu-
nican.á aquella máquina un movimiento horrendo,
convulso y letal...


Por eso los provocadores, los causantes de· las
revoluciones, son los verdaderos responsables, an-
te .los Qjos de Dios yde los hombres,do; todes los
escesos. de todas las calamidades,dctodo9 los
horrores j de todo:s los' cfÍ,menesperpetradós en
ellas.


, Sugiérennos tan sentidas reflexiones otros suce-
sos, JIlas horribles aun que elllnlerior, qu.e a'Cae~
ci6roo lambien el mismo dia 22 de aquel juiiQ en
Barcelona. Esla ciudad tan iluslre, tan culta, fué
teatTo de escenas sangrientas y espantosas que pa-




-619-
sa1'iamos en silencio, á no imponernos· contrario
oob"r la inflexible severillad de la historiaf pues
que su relato avergOnllarill, hiriendo el pudor, á
los pueblos mas bárbaros del, Arrica. Mas estas
monstruosas locuras ,abundan sicmprl!, pordesgra~
cia, en las revneltas políticas de todas las naciones:
y con orgullo podemos decir de la nuestra, que á
¡wsar de verse tan conlrariada la revolucion, la r~~
forma 'Social, por enemigos osados y pertinaees; 110
presenta, en sus convulsiones contínuas, egemplos
tan funestos é inauditos de ferocidad, como hall
presentado en sus revolllciones olros pueblos de
Europa, mas civilizados que Espr,ña, ó al menos,
dQtados de mayor instruccion, pero á quienes no
por eso asiste el derecho de juzgarnds y apellidar-
nos 'con epítetos denigrantes qne arguyen una inci~
vil izacion y una barbarie, con las cnales ellos, mas
que nosotr6s, ennegrecen las páginas de sris his-
torias.


Hemos indicado que el dia 22 de julio tuvo bo-
ras funestas pan Barcelona, tnstes para la huma=-
nidad. Aludimos á la muerte trágica del infortunallo
Bálmes, y á otros sucesos espantosos ocurridos~n­
tonces en la misma poblacion.~l).· Francisco' Bál-
mes' era un jóvell abogado, conocido en la Ciudad
pOl" sus opiniones monárquico-absolutistas. Dolado
de un genio ácre. de un carácter áspero y virulen-
to y de un espíritu resuello y activo', era uno de




-6~-
esos hombres en quienes las opiniones éonvreit~nS'e
enpasion~s fácilmente. Lit im'paciencÍ11 propía":de sÍl
temperamento y el teson con "pl'e 'defendia'8us
creencias, baei;utle siemprefigtirar' enprime'r tér-
mino, distinguiéndose por su' fogosidad'y siendo
uno de los corifeos mas notables en la parte mHilaÍl-
te'del bando moderado, casi todo él inactivoy.~pá­
tieo. Con tales dotes, fácil es presumir que 00 de-
jaría de ballarse en la plaza, durante la escena que
hemos descrito, en 16 tarde anterior. Estuvo en
efecto, y rué uno .le los que mas se seimlaron por
la energía que despleg6 dirigiendo la papta ceremo-
nial de aquella escena, para la cual no todos los
concurrentes eran igualmente á prop6sito'. Y tal fué
su colo, tan imprude"nte é indiscreto en aquel dia,
que un esceso de frenesí ultra-monárqu.ico blzola
~erminar para el siguiente nada menos que una
horrible defuncion.-En la mañana del 22 salió
Bálmes de su casa á primera hora, sin temor á 16S
peligros q,lie en la última· tarde le habian- ~b1igado á
refugiarse en ella, y dispuesto no mellos que á atra-
vesar la Rambla. Era esforzado, atrevido y hasta la
temeridad valiente. Parecia haber naci<la para mQ-
rir como Rlurió. Llevaba consigo amartillada Ulla
pistola. No. le faltaba elemento alguno d~ eoontos pa-
ra la muerte reune la euspel'acion mas v.iolenla. Po-
cos pasos se babia alejado de su casa .. cuando ya le
reconocieron en la calle algunos trabajadol'es, ad-




-621-
v;et~rWs de la Yispera.,- «Este es el de ayer·l~r­
~ ,»1 ,gr.i tó uno de ellos enfurecido. - «Sí, el mismo
~q,y ,» conlelltó Bálmes «¿ qué se os ofrece?».,..- «Que
boy tll hemos de arrastrar.)) replicaron aquellos, al
ver el lj:lPO provocativo é. insultante y el ademan
amenl'zador con q\,le el abogado bizo acompañar sus
palabras. ~nlonces el acalorado é iracundo jóv~n.
dando .rienda suelta á su arrojo. pasó inmediala-o
mCQ,te á las vlas de hecho, y sacando la pistola hie-
re de mu~rte á uno de sus contrarios diciendo:-
«No serás tú quién me arrastre ;)) y aprovechando
la confllsion aterradora que tal suceso esparce en-
tr~ los otros I corre bácia su casa, enlra, cierra y
háeese fuede dentro de ella. Gran tirador de esco-
peta, comQ caz.ador adestr~do que era, repelió
Bí.lm~ por las puertas y ventanas, tanto de la par-
le. anlerior como de la posterior ó inlerna del edi-
ficio, la agresion de una muchedumbre enconada ,y
resentida que no tardó en cercarle por todos lados
combatwndole y persiguiéndole á tiros. Pero,él so.-.
lo. ,l;labieudo puesto en accion cinco bocas de fuc9a
que tenia. para .su uso, cuales eran una escopeta de
dos caiiones, dos pistolas y un fusil, multiplicaba.,
sin cesar los. disparos ,corriendo á UDO :y olro lado,.
en todas direcciones. rabioso y fuera de si, como
1,11;1, tigre acosado en su jáula. Rara vez apuntaba sin
ql,le $ustiro$ ocasionasen muerte óberida. enJos que
le asedjab.an é intentaban en vano acometerle. Aquel




-·622-
bombreparecia habersé multiplioado. Biriose'\ ¡ror
los cfcc1QS que su casa era UD castillo profl~nado
y cspugnado á la vez por fuerzas;Qomerosas y aguer-
ridas. Sin embargo, era solo Bálmes,el ,deHVCIllul'~­
do Bálmes¡ quien sOitewa frenético oontra,los· turhas
enfurecidas ,una.-Iucha tan desigual y tan oo;as1a.! Al-
gunas· horas duró esta escena sangrienlay terRble,
sin que las autoridades ni la fuerza armada·ini'fll'"i-
nieran para poner Iin á una tan bochornosa catásb'o-
fe. Criminal apatía de parte de todos los encargados
en la conservacion del órden público, que es á to-
das luces imperdonable.


Entregados ásu dementado esfuerzo ,i lo&:lroo-
metedores y ~I acometido, bien pronto not6' este
qu~ en una de las casas cercanas abrian al{uellos
ona brecha: eh'cunstancia que unida á la de habér-
sele )'H apurado las municiones, le obligó á emplear
en sí mismo el último tiro, no queriendo morir á
manos de sus enemigos. Cuando estos penetraron
en la habitacion.1 lJ,lllla·ron rovolcándose en su· san-
g;re el cuerpo casi exánime del iBfnrtllRado Bál-
mes, al :cual acabar(m al pUlllO de arrebatar á la vi-
da : y atándole seguidamente los piés con una cuer-
da, salen corriendo aquellas fieral> por las c.alles ar-
rastrando el cadáver. Todavía tan sangriento espec-
t;iculo duró algunos momentos, durante los cuales
Barcelona horrorizada cerraba las puertas y nnta-
nas de las casas para sustraer la vista á tanto hor-




-623-
-r~)r'f·mientras los ciegos autómalos que cOD.l1ciaD
en Wiunfo los.r-eslos ensangrentados de un hombre,
osl~DtabaD en sus semblantes feroces una alegría
selvátio8 y atroz; basta que por fin, habiéndose
acercado ,la infernal eomitin j poseedora siempre
de su presa horrenda, al euartel de Atara.zanas, los
oficiales de la Guardia y algunos soldados saiiérOD-
la 'al-encuentro, y dispersando á: los sediciosos apo-
ooráronse del cada ver y le condugaron en hombros
á aquel edificio, en donde permaneció depositado
basta q,ue pasó á poder de la autoridad judicial.


Desde este horrible suceso parecia haberse-a.po-
derado del pueLlo prolotario y revoltoso que en'""
cien e.n Sl la ilustre ciudad de Barcelona, un vél'ti-
gode venganza y de sangre que amenazaba eón- la
muerle en medio de una espantosa insurreocion.
La~ casas de muchos absolutisl1l .. , corifeos del ban-
do reaccionario, iban á ser invadidas por las turbas,
siendo muy crecido el número de los que estaban
destinados á sufrir la suerte infáusta del jÓTen Bál-
mes. La anarq,uía que suele ser el fruto ~1 despo-
tismo I á la manera que este á su vez tambien lo es
de aquella, Jlodia considerarse como entronizada en
Barcelona durante algunas horas de este día 22.
:Mas tiempo de rienda suelta al furor de las pasio-
nes, y la capital del principado hubiérase visto con-
,'ertida en UD lago de sangre. Huhiera corrido, sí,
á- torrentes la de muchos de catre los partidarios




-6i'_
mas, marcados ,de la reaccioo, á- no mediar laio~~ ,
vencionde la fuerza armada y la ,coop.era~oodO.las
autoridades, que aunque tarde para 'titar la aot~
dicha y algunas olras desgracias q:oe, sobrevini,eron,
llegaron á tiempo de conjurat' olros mayorés y' tnas
terribles desastres que se temiall' con fundamento,
y que estaban con terror anunciados. '


Luego que el DUQUE DE LA VICTORIA luvo noli-
cia de lo que sucedia , mont6 á caballo y se encami-
n6 á las casas del Consistorio. Llegr.do que bubo á
la plaza de San Miguel, contigua al palaciQ de la
municipalidad, fué tristemente sorprendido por un
espectáculo que le llen6 de desesperacjon., Un jó ...
ven. (Bosch) huyendo de las tur~bas que en adcmantu-
multuario le perseguian dándole estocadas, vino á
caer cadáver junto á los piés del caballo que monta-
ba ESPARTERO, quien fuertemente conmovido á vis-
ta de una tan trágica escena, furioso y fuera de sí,
blandia la espada con aire amenazador, sosteniendo
un debate acaloradísimo, primero, con el cODceja~
D.~afael pegollada, y despues'l penetrando len'la
sala de sesiones, con todo el ayuntamiento, al ~\lal
increpó ágriamente dirigiéndole enérgicas recon-
venciones. Los concejales por su ,parle prOCUr&~IID
disculparse y defenderse de la brusca acometida del
general irritado, quien ~e con~ujo de uoamaoera
asaz i!Dpruderue y áspera con los delegados del rue-
blo~ Los ql,le maligaamente acusan á ESPAl\TEIlO y,




~"fil5~'
ut lIj,Hd~níÍ'ento dé Barcehió~ M:ni'litila";~ot{tiiVeft ...
ci«i ¡OO-w'fo{erar ,'6 tal vez, promove'r estos slÍc'esbs1
deN~ran detét\cl':Ha"vrrta h'esccna á que alndi-
U¡Üg (,fUibida 'entrelamúnicipaHdad y el caudillo,
quiéneS' se "dirrgieron fuerles recriniinaciones. El
OUfjúe''fITg1lia'oo rc-sponsahilidád á los muniCipales
demandándoles cncntadel 6rden público subvcrli-
do1itor 'sú<apnHa y criminal indolencia.' El :l!Unla:"
miento' á la vez decía, que f¿jlto de Milicia ciurlada-
1111. én~l se encontraba, único elemento malerial de
úrdendd cllal pueden disponer los ayuntamientos
cO'nslitttcionales, no le era dado apaciguar la insur-
reeoiónpor el medio ineficaz de la palabra 6 eón
Un'sffftple-bando:quc él, el CmiDE-DuQUE, á 'c,u-
!3'S 6rdéne'!r eslaba la fuerza, y que rennía' a()émas
la suprema auforitlad militar del prinCipado con ar'-
reglo á fa ordena'lIza, como capitan gener8l de ejér-
GilO, era á quícn incumbía mas bien, á falta de las
otras autoridades, que apenas daban señales de vi-
da:, restableeer la franquilidad pública y el im-
peno' d~'la ley perdido á la sazon en 'Bárcelol1a.


Cbmo era consiguiente, esta escena' duró poco:
queei"an los momentos preciosos. El DUQUE DE LA
YltTORB. volvió á montar á caballo velozmente,' par-
te ¡d.1 -ra1acio consislorral,dcsplega con instáhta:'"
oetdd\lulllitr'ahle un inmenso aparato de fuei'za, 'di:"
rige. 'itttptWif)j¡a foz a las t uro:! s se.liciosas ,:' 'y sú
conlrM~t~ s~lo' y 'súrres~nriafuáon b~stinitespara


nnJ. 111. 40




-626-
restablecer el órden en poco tiempo, ahornndo á
Barcelona un dia en que los ,horrores hubieran sido
computados por los segundos que marcara el reloj.
-Seguidamente espidió ESPARTERO un bando enér-
gico y otro el ayuntamiento, con lo que devolvie-
ron á la capital del principado paz y tranquilidad.


Tales fueron los ruidosos acontecimientos deju-
lio en Barcelona ,que forman la parle proemial
del alzamiento de setiembre. Hubo en ellos rasgos
de un valor heróico, de serenidad, de virtud y de
horrenda criminalidad tamhien. Todo ha podido 110-
tarse fácilmente en el relato que llevamos trazado.
Egemplo vivo de lo primero fué el capitan de los
nacionales desarmados D. Juan Marlell, que acer-
cándose á la guardia del principal, en la noche
del 18, cuando buscaba armas la Milicia, seguido de
un grupo de gente del pueblo, arn,bala él solo el
J usil al centinela, que era de la Guardia Real, y
apuntando con él al lugar en que estaban los otros
fusiles, grita: «¡ aquí muchachos: tomad armas 1»
precipitándose en el moment() aquella muchedum~
~rc que se apoderó instantáneamente de ellas y del
edificio, mandando al cuartel á los soldados.


Estos sucesos de Barcelona fueron comentados
de di versos modos y adulterados en su esencia por
los enemigos, de la revolucion cspaiíola.-EI gene-
ral Castellane. comandante de la vigésima primera
division militar, dirigió al general eom;¡ndante do




-627-
ladé.cima , coa fecha 22 de julio. desde PQrpiiian,
para que este lo comunicase á Paris • un parte tele,.
gráfico irritante y calumnioso que á la lelra decia
así:


«El dia 18, ESPARTERO, apoyado por el tumulto,
ha obligado á la reina á que cambie su ministerio, de-
signando para primer ministro á Campuzano : en la
inteligencia de que este es el mayor enemigo de la
Francia."


(Pere: de Castro y los demas ministros, {lt'ncio-
narios públicos y gltardias, se han salvado á bordo
de los bU1ues {ranceses, Hoy se los espera en Port-
Yendr,es, con otros muchos emigrados, conducidos
por el Fenicio. La reina ha recibido ultrages; y pue-
de considerarse la como prisionera: El dictador' Es-
PARTERO ha armado por sí mismo á ochol>Íentos hom-
bres del batallan de la blusa. Barcelona está conster-
~wda .•


Imposible parece que un teniente general fran-
ces, una autoridad que dcbiel'a ser respetahle, el
conde de Castellane, comunicase á su gobionno ta-
les no licias ,. bebidas ciertamente en impuros ma-
nantiales, tales y tan manifiestas falsedades, es-
puestas ademas do una manera tan apasionada y po-
co digna. El orígen de esta comunicacion notable
no fué· otro que el cónsul frances de . Barcelona
}lr. Gautbier d' Arce, que la dirigia áso 'gobier-
no. El conde Mathicu de la Rcdorte, nombrado re-




-628-
cientamente embajador cerca de la reina; de· Espa-
ña, en reemplazo de lIr. de Rumigny, y que seen-
caminaba á Barcelona, recibió la noticia oficial del
cónsul en alta mar, el 21 de julio, trasladándola en
seguida al general Castellane, á fin de que esle la hi-
ciese correr la via telegráfica hasta Paris. El consul
Gauthier era ostensiblemente habido p()r carlista, ó
afecto entrañablemente á la causa de D. Cárlos, de lo
cual hacia cierlo alarde, á punto de que nadie du-
dase esta circunstancia en la capital del principado,
habiendo llamado tambien sobre ello la ateneion los
periódicos mas cil'cunspectos de la capital de Fran·
cia. Co~ este absolutista haUalrJse de acuerdo per-
fecto el cortesano ú camarillero Castillo y Ayensa,
encargado ahora de la secretaria de Estado, vinien-
do á ser la casa de aquel estraugero el foco en que
los enemigos de la libertad y de la Constitucion es-
pañola fomentaban y daban fuerte impulso al plan
de restauracion. para el cual contaban ya con la '0-
Juntad de la reina Cristina. A la misma morada. del
e6nsulllegó el 22 el nuevo embajador Mr. de la Re-
dorte, quien hizo causa comun, segun era de espe-
rar, con los conjurados. El gobierno francés, instrui-
do de los sucesos de Barcelona por el parte, de ori-
gen carlista, que hemos copiado, dió al embaja.lor
instrucciones que estaban en armonía con los senti-
mientos que esciló en él yen todo Paris la eslraña no·
ta telegráfica. Los francc~"s y los españoles afnnce-




-629-
MOe$\ en Barcelona y en la capital del vecino reino,
veremos que forman desde ahora un núcleo de intri-
gns y de perseverante conspiracion, que combatirá
COn teson:aun los esfuerzos revolucionarios de la Es-
paña en 1840: y cuando esta nacion con6ada y gene-
rosa yenza, haciendo sucumbir á los reaccionarios,
veremos que estos persisten todavía organizados y
compactos hasta derrocar la obra política que con-
mmó España en aquel año, protegidos y alentados,
por'el gobierno de Luis Felipe, de aquel rey tan
popular, que diez años antes, en la noche del 29 de
juli() de 1830, siendo duque de Orleans, sin temor á
una fuerte lluvia ni á la oscuridad, y saltando, á pesar
de sos años, por encima de numerosas barricadas,
con grave riesgo de su vida, trasladóse á pie desde
Neuilly á Paris con un paraguas bajo del brazo, pa-
ra poner en juego su prestigio y su buen nombra
entre ('1 pueblo, y con tan poderosos recursos llegar
en breve tiempú á escalar el trono que ocupaba á
la sazon su pariente Cárlos X.


Fundados tambien en datos tan falsos, como
erróneos y atentatorios á la dignidad nacional de
España. los periódicos deParis, señaladamente los
llamados doctrinarios, y enlre ellos sobre lodo el
Diario de los Debates, que tantos y tan merecidos
elogios habia tributado al general ESPARTERO, cuau-
do él creyó sin duda que podria convertir fácil-
mente al ilustre caudillo en instrumento apropiad4t




-630~
á sus fines ~ colmábale" ahora de denuestos", apeUi-
dátldole dictador, é increpándolc principalmente
porque en la noche del 18 el DUQUE DE LA VICrORIA
no quiso hacer armas contra el pueblo. "Esto decian
los periódicos amigos del gobierno y de la monar-
quía de julio en Francia, sin echar "de ver la pas-
mosa" coillradiccion en que incurrian, al recordar
que el hijo primogénito de Luis Felipe, el duque de
Chartres, que mandaba como coronel un regimien-
to de húsares en 1830, lejos de comhatir el movi-
miento popular de -..Paris. poniéndose de parte del
rey Cárlos •. sustituyó la escarapela lricolor á la
blanca y entró en la capital insurrecta el 29 de' ju-
lio, guiando el brillante cuerpo de Húsares de Ch-ar-
tres, para unirse á la revoluciono Y cierto que
nunca el rey ciudadano ha pensado en condenar el
proceder del de Chartre"s en aquella ocasioD, anles
bien procuró colmarle de honores y distinciones,
sin escluir los mas alLos grádos de la milicia, hasta
que una horrible eatástrofe puso fin á la existencia
del desgraciado duque de OrIeaDs, heredero presun-
tivo de la corona que la revolucion de julio dió á su
padre.-Mas memoria, mas conciencia y buena fé
de parte de la prensa francesa para tralar los asun-
los políticos de otras naciones, menos egoismo pa-
ra no condenar en los otros lo que ensalzan y e"nal-
tecen nuestros vecinos entre ellos mismos, y así
defenderían mejor b causa de sus patronos, sin dar




-631-
luga¡:, con sus imprudencias, á que los designios
de. e¡stos sean iuterpretados de una manera desfavo-
ra~IJe, perdiendo todo el merecimiento que á los
ojos de los pueblos libres y civilizados pueda tener
,la familia Orleans por su conducta en 1830. De
otro modo, el rey de la bandera tricolor, el hijo de
Felipe -igualdad y su egrégia estirpe, sin poder
conlar nunca sino con el alto desden y menospre-
cio de los monarcas absolutos de Europa, que abe-
gan constantemente por lo que ellos llaman I~gili­
midad, no pcrdonando jamás al rey de los franceses
su orígen rcyolucionario, por mas que rehacen su
malquerencia con el falso barniz de la diplomacia,
tampoco gozaran del afeclo que un sentimiento de
gratitud siquiera pudiera escitar aún en el'corazon
de los hombres libres de todas las naciones.-Nues-
tra consideracion sobre este punto nos lIevaria muy
lejos; y las consecuencias de la nueva doctrina de
los periódicos de París lastimarian ciertamente el
derecho en cuya virtud reina hoy en Francia Luis
Felipe, que no es aIro que el de la soberanía na-
cional. La fuerza pública dejó entonces libre la ac-
cion,.de esta, que es su ministerio en tan solemnes
ocasiones. No conocemos ni creemos que exista
otra teoria mas razonable, mas justa, mas plausible
para esplicar los alzamientos populares y la legiti-
midad de las situaciones políticas que ellos crean,
que la que se comprende en ese breve período. Es-




-632'--
to quohicieroll ,los ejércitos franceses en 1830,: re ...
pitiéronlo los españoles diez años despues; Las tro;.
pas ó sus directores pueden incurrir en elaltoc'ri-
men de lesa nacion, en esos casos, dedosmodos~ Ó
imponiendo su voluntad de hierro al monarca ,. vio-
lentándole ,contra la voluntad y 'cl senlir -espreso
de los pueblos, ó haciendo guerra á estos, lo cual
suele ser á impulso y voluntad de los monarcas.
P-ero' nunca podrá 6 deberá acusarse á los ejércitos
el seguir la senda trazada por los pueLlos. por mas
que estos. en uso dl~ su soberanía, condenen el pro-
ceder de los gobernantes, y aun el de los mismoll
reyes, que no son sino los primeros delegados ó
representantes de las nacione8. -No pueden -los
franceses reprobar los sucesos políticos de España
durante los meses de julio, agosto y seliembre
tIe 1840. sin lanzar con mas motivo un anatema
terrible sobre la obra instantánea y sorprendente
consumada en solos tres di as del primero. de aque-
llos meses en la ciudad de Paris; sin borrar antes
de su magesluosa columna esta aélebre inscripcion
grabada en bronce: «.4. la gloria de los ciudadanos.
franceses qne se armaron y combatieron en defensa de
las liberJades públicas eIÓ los memorables días 27, 28
Y 29 de julio de 1830.11


Como la prensa de Paris , lambien la de Madrid,
la destinatIa á sostener J apoyar el phn de reaccion.
increpaba fuertemente al general ESPARTERO desde




-63-3~
liue. se negó á «pr-cslar su apoyo coo so Ifombr~ J
.¡(,la sombra de sus laureles á un gabinete rtTatra-
eh, conciliador, restaurador de la obediencia á la
... ley yde las buenas tradiciones monárquicas)) segun
la espresion usaclaentonces por- el Correo Nacional,
lo cual será muy fácil d~traducir y comprender á
nuestros lectores, sin .que nosotros nos detengamos
á analizarlo. Esta negativa del CONDE-DuQUE era UD
crímen imperdonable á los ojos de Jos absolutis~
11l.s y reaccionarios de entrambas naciones.


Sin suceso notable pasáronse los dias de julio en
Madrid, esceplo los 17,18 Y 19, en que se esparcieron
por. las caHes de la capital algunos grupos de la gente
~81u(lida y vulgar de los harrios e8cénlricos • con-
duúdos por unanianía lSingular, cual era la de per-
seguir á· ,todo el que llevara gorra de cierta fórma
ú color, pantalon encarnado ú sombrero blanco,
así como oí las sciioras que llevasen vestidos, pa-
ñuelos ó pendientes encdrnados , {¡ cintas (1) de se ...
da para sujetar los zapa los. Aquellos eran aco~eti­
QOS á,palospor los revoltosos, y estas ultrajadas
arraoeáno91e.con violeneia y despojándolas de aque·
Has prendas'á la .luz del,dia,en medio de las calles.
TamaiioinsuUo becho á la decencia y al pudor:. tao
impropio de U11 pueblo civilizado, bailaba á vecei


.( t) Del nombre ,que á estas cintas suele darse en Mll'drid.
rué denominado aquel movimiento estraño el ml/tin de las
flllgali~




-634-
resistencia de parte de los acometidos ó de los es-
posos y parientes de las infelices señeras, objeto.de
un vilipendio harlo inícuo, resQHando de aquí na-
turalmente algunos choques personales que tuvie-
ron á la 'capital intranquila durante aquellos dias;
hasta que por fin el ayuntamiento destinó á apa-
ciguar e] desórden fuerza de ]a benemérita Milicia
ciudadana, cuya sola presencia bastó para que ce-
sara inmediatamente el tumulto .



Ni las interpelaciones dirigidas al gobierno so-


bre. este suceso en las c6rtes, ni las investigaciones
judiciales, ni el poder averiguador de Ja imprenta
periódica, nada fué bastante para esclarecer y pe-
netrar á fondo la naturaleza y tendencia de este mo-
tin estraño. Por mas que él apareciese como un mero
capricho popular, la circunstancia de verse perse-
guidas las boinas y el recuerdo de otros movimien-
tos análogos, habidos en ocasiones críticas, en épo-
cas de recordacion aciaga, no podian menos de
atribuir algun carácter político á aquella asonada,
en unos dills en que la política todo lo absorbia é
imponia su sello y su señal á las acciones menos
significantes. Falto de alimento y desnudo de inte-
rés, este plan mal meditado, si es que le hubo, abor-
tó en sus ridículos ensayos: y el hecho de haberse
ausentado de Madrid, des«le el momento mismo en


• que principiaron los escesos, e] gefe reconocido de
la policía secreta, para lo cual pidió brevemente Ii-




-63'5-
c~cia al gobierno, el de haber sido capturado.
siendo uno de los primeros agresores, uó ánt~guo
sa.vaguardia, empleado á la salOn, segun él mismo
confesó, en aquel servicio de polida , y sobre todo,
el misterio estraño en que procu;r6 el gobierno en-
volver aq'uellos sucesos, sin que desplegase la gran-
tic accion que él posee, á fin de indagar quiénes
fueran ,los culpables y dar el condigno castigo por
tanto desacato. todo esto, decimos, plueba sin, es-
fuerzo que si hubo deliberacion secreta para aquel
tumulto escandaloso, si él tuvo algun designio. al-
gun fin misterioso y oculto, no rué este otro que el
desacreditar al partido liberal presentándole como
promovedor eterno de motines y asonadas, como
enemigo irreconciliable de la tranquilidad y la paz
de España; siendo por consiguiente los autores; los
mismos gobernantes 6 !lUS adictos, quienes aspira-
ban por tales medios á hacerse los necesarios, y
captar la voluntad y estrecha alianza de los partida-
rios de D. Cátlos, para que estos los apoyasen ha-
ciéndolos perpétuos en el mando.


Leidos los nombramientos de los nuevos minis-
tros el 26 de julio en las córtes, suspendieron estas
sus sesiones hasta nuevo niso del presidente.-Don
Vicente Sancho, no queriendo arrostrar los graves
compromisos de la situacion, renunció el cargo pa-
ra que fué elegido. Onis que s~ hallaba ausente de
la ~pitalJ .rué llamado y regresó á ella con premura.




-


-636-
Acordadas las bases generales de política J ad.-


ministracion por D. Antonio Gonzalez , los herma-
nos Ferraz y D. Mauricio e.de Onis, .en unareu-
nion celebrada en Madrid· Ilotes de emprender la
marcha á Barcelona, partieron al fin los nuelfó8 mi-
mistros, en la noche del 30, Y embarcánd()Sc á.loa
pocos días junto á Valencia en el vapor Mutepa,
arribaron á la capital del principado el 6 de agosto.


Previa la correspondiente vénia, presentáronse
juntos á S. M. la reina regente para cumplir COIl
este -acto el deber de hombres públicos, no menos
que la cortesía propia de caballeros. Cristina los re-
cibió con la amabilidad espresiva qlle d.islingue su
carácter. El nombl'¡ldo presidente del Consejo diri-
gióla respetuosamente la palabra. mostrando sa
gratitud por la confianza y honor que se -les habia
dispensado. Para corresponder dignamente á esta
alta distincion de S. M. y á las fundadas esperanzas
de los pueblos. para c:llmar el desasosiego, la alar-
ml:lpúPlica .• añadió Gonzalez que hacian el saeri1i-
eio de aceptar unos cargos muy superioresásOli
fuerzas. cargos que en diferentes ocasiones -habia
renunciado el ministro que hablaba á S. M., pero que
la situacion penosa en que se hallaban el país y la
regente, los grandes l)eligros que amenazaban á las
instituciones, eran motivos muy poderosos para con-
sagrarse ahora á trabajar incesantemente y con el
mali acendrado patriotismo en bien del estado. Para




-63.7-
conseguir este gran fin, concluyó diciendo: elpresi-
dente del consejo, que era de todo punto neceSuio
"flIriar el sistema político que habia creado tan tris-
te situacion, único medio de cimentar sólidamente
.1 ÓJ'den público y dar estabilidad á las institucio-
nell, seguridad y prestigio aL trono.


La reina Cristina mostr6se satisfecha al parl'cl'r
y 3~radecida ;Í estas palabras de consuelo, esperan-
za del lluevo ministerio; y á solicitud del presiden-
te, que se escusó de areptar el cargo hasta tanlo
que S. U. 110 prestase su asentimiento al programa
de gobierno y administrarion que se proponia se-
guir el gabinete, resulviósQ relebrar una sesion de
los ministros, en presencia de la regente, corno así
se 'ferificó á los dos dias de haber llegado aquellos
;Í ·Barcelona. Cuando salieron de palacio h.uhieron
de proponer al presidente Gonzalez sus compañe-
ros volver á visilar individualmente á la reina para
con,ersar y departir sobre el mismo asunto con mas
confianza y mayor detenimiento. Por su parle Gon-
zalez repugnó y rechazó. la idea, juzgando aquelae-
to innecesario, y que daria lugar á comentarios J á


. tristes conjeturas. Los otros ministros, sin embar-
go, -visitaron privadamente á la reina Cristina, mien-
tras el presidente, ageno á estas confianzas, se ocu-
paba en redacfar el programa.


Al dia siguiente reuniéronse todos en la habita-
t':ioll del pre .. idf'nle del consejo. y leido aquel. ma-




-638-
nifesló en seguida el general Armero que De ,se
c'onformaba con tal sistema; que .por· lo tanto 'se Je
considerase escluido del ministerio. El presidente
aplaudió esta franqueza é bizo ver que esta'ba con-
forme con la separacio.n del ministro de Marina.-
Entablóse á continuacion un debate iostenido sobre
diferentes artíeulos del programa, el cual fué al fin
aprobado y firmado por todos, despues de su discu-
sion larga y detenida, con muy ligeras modificacio-
nes en puntos subalternos que en nada a Iteraban las
hases cardinales que constituian su esencia.-Al
olro dia fueron admitidos los ministros en la real
cámara para presentar el programa, y una vez apro-,
hado, ,prestar el juramento de eostumbre aceptan-
do el ministerio. Pero no tardó mucho en vislum-
hrarse que influencias estranas, sostenidas por in-
tereses privados y la ignorancia que se afectaba
acerca de la situacion grave del pais, m;t1eando el
corazon de la reina Cristina, bacian imposiblo pOlo
entonces todo acomodamiento: que, habian logrado
dividir profundamente los ánimos de esta señora. y
del DUQUE DE LA VICTOl\IA, á quien pérfidamente Si
atribuia complicidad en los sueesos del 18, Y cuyas
protestas de fidelidad y lealtad no eran suficientes
para destruir el encono con que se le miraba en pa-
lacio: que los nuevos ministros debian participar
de esta apasionáda ojeriza, porque las ideas políticdS
que profesaban estaban en oposicion aLic,'la con las




-639-
que sostenían los palaciegos y sus allegados : que la
regente, cediendo á resentimientos mal encubiertos
para con el general ESPAl\TERO, se habia olvidado y'a
de las causas que la aconsejaron la destitucion del
anterior gabinete y el llamamiento de otro nuefO;
llegando á imaginar que estos otros ministros pres-
tarian servilmente su nombre Y. responsabilidad á
consejos siniestros, autorizando actos que fuesen
repugnantes á sus convicciones con perjuicio de la
causa pública y del trono: en una palabra , que los
~fuerzos de los reaccionarios, alentados con la ve-
nida del embajador francés y con los partes calum-
nio'SOs dados por el cónsul al gobierno de las Tulle-
lías, y no escarmentado~ aun con el malhadado
éxito que alcanzaron en el célebre motinTealista del
21, ni con los horrores que amagaron sobre sus ca-
bezas el 22, Y de los cuales los libró la generosa
cuanto temible espada del general ESPARTERo,per-
sistian aun en su constante é infernal propósito.


El presidente del consejo leyó el \ programa,
abriéndose inmediatamente una séria discusion Mer-
ca de él, durante la cual la reina regente hizo cuan-
tas observaciones ju'zgó oportunas. Versaban las
principales sobre la disolucionde las córtes y con~
"ocacion de otras nuevas, y sobre la no egecucion
de la ley de ayuntamientos hasta que se present.ase
otro proyecto á los· nuevos delegados del país.
Aquí debe consignllrse que S. 31, ninguna con~ide-




· .. ,.
.. *>'"
1ft ':


.' ,


ra.ci~~~p' ",n¡nlJuaa~objól!l.>O'l*"esellh}(á~lftJjbl¡¡
i'la.d.,l pr~rarnll ,~l cual :,est~b.kc¡'1JnBistcm¡j¡lomt.
ploto,de reformas quo,h!l9ia ~patihl~ hermliOaV.'
do '! poniendo .eJ"'[l&f;etltq~¡a,cftentQ}61 interts;'det
tr090 y lasapr,eu¡iélOms neccsidad"8·d~_,,00bI0I~
Gristina.por..clcontrariD, prptQstó repelideslHCe5
q\l~ no:cra.sllánimo quebranlar la ConstituCliriu\Á
la' cual te:nia un profundo respelo .• reeondeiht.,
asimiimo la obligacion da hacerla obserhr.,GdD~
zalez sostl1 vo la discusion esclusi v amenLe; cOJd". : lf;\
con toda la dignidad y el acatamiento que era dc~
bido á aquella régia persona, pero al mi'Smo. tiem-
po, con loda la fuerza de lógica ,y de raciuei"" ~ue
de[lla n ílaha n , tan graves cuestiones.: De: ~qu'"
iostrucci~n .en el derecho. público, cloladodo gran ..
de espericncia , como hombre muy actu-adtHm :lo~
negocios, conocedor de la opinion y de.las circuas ..
l3nci~ critica mente peligrosas en que se; enc.onka ..
ha el pais,6l1ornado ademas de una fácil, é insinurln¡.¡.
tlt,JOC},lCiqn •. el presidente del .COMejflia.Q.qjo·(,ilz~ ..
Qc;ii¡t¡m .Qb~iasJ claras. ll.effiol)f~tA~iej.p1)lli.ndo';á
la l~ZJos fD-otivos de c~llvelli!enQia;púb\j()a qlle':.ÍII~
tahan tilles disposiciones, todo con 13:m!ty.or,iesl.em.
~jQ.n J .{l,er~icllidad, cop fe prOílludit ,,¡.,hQJ1~1l
frapqueZlJ, logral)~o por entonces itu~ljnltf ,;eJ,',áoPQ
de lf. . .J;c,i~a á.,c~der· y conformarse! ~', ~ 1.p.ro~ralÍla
acm-ca d.eLcQ.al dij~. DQ obe.tanle , S.,MH~e aelll ... "
par,t;,ria aun. .NH)tra sesio,ll.qu,c. tendria:Luga.1"' ,tuda




--Mt\.-
DOCbe ptósima;, La'sesion' rigi¡Jiqüe- 'ftft~-Ié
detGlÍbir duró tres iKlrá&;' La 'reina Ci'isuDa\ p~ew .
.... .,.. el repo~o' para; repoWlérsedel canMliu!ib'Y
C8IIsu!tar laújtima'detisioh,tlfíe etl' su sei'tii' y en el
de,s~.,:coniejer6Slláb'icb!l''''hf.·/j;·lídHptáTse. LÓs
mjoYtros. eo~ -efoetOl 'Se' "etir'~an'·. 2tpiilíidDs pará' In
siguieau; 1IIÓoht :.y Ai'roor(),qoe, c'Mu~ '8jtftbcl;~1 aHi¡
leS +< ha";_ lre'eho' dlmisi{)D " con amieticil,'del l ~sP
deoW ldl!l·Cunsejo, salia yenttaba frecti~tení~Íife
en lfalacio, llamado por S; M., siendo étqüi~n' prel
viD0 . á 'susllnliguos cortipañeros que concurriesen
á las',die2 de la noche á la real cámara.
·.ill.lo81ada la hora, comparecieron en efecto en


palaeio,!'en la cámara:de S.M. los ministros á ce;..;,
lobra!" Ó'Íl prO'Seguir la' sesinn 'i'é~ill)En1rlfnddeh' 'el
debate del programa' ministerialqüe eslabli'sobrc'lli
mesa, la reina· Cristina tomó lapatábra ,insistiendo
resuelta y lenazmente, con mayor empeilóque la
noche anterior, en la promulgacion de la saacio-
naj" ,Iey"de 'ayuntatnientos, en la: coftserVacioíl dé
las c~' qu~ la hablan aprobadb ,y en-hl~ medidÁs
deimePi:lI que débian~d~M's~pllrltsuege'cóciob"
EI'pl1esidénte¡del ConsejoobSénó q~e'haltjétfdo 1m!.
pugnndo -la"ley tJl.1mic'ipal, qn te parécla'imprácl4clt-
ble;¡porque carecía de lbs apoyélJ llúxiUaioes que'tíe.:.
nen.;mil1Qa 1é1 éll FraAeia .en·los;e~risejos adthmiS-
tr.dvol •. mudicipales;y :prolfiMiales'. r-tientlb"ptlr
ot.l'a !fHlrte~impo!lIDleiD101Ilhwei1te Mntllr'cOn el npi:í':'


TOM. 111. 11




-642-
);" qeJa Jl)ayodade los cuerpos oolegisladores ,:d.
cQaJ ~,bab\J eom.,rQf~lidQ en uo sistema opues-;.
tO,al q~e se proponia en el p.t9grama, DO le era
p()~ihle aceptarla¡direwionde,l.os oegocios públicos,
ni ~argar C<OQ,unit p~sponsabilidad est"aña á·;sus con-
viccio~'PJl~pi~.y,ofeflsiva á su probidad,: ... lIe ..
pp~a~i,oDiy. ¡á,sll carácter. Añadió Gonza\ez <tpe: aun
cuando á él le fuera dado bllcer un tat sacrificio,.
seriainÚli1, como lo es siempre el querer contras-
tar el torrentc de la opinion pública, harlo pronun-
ciada contra el sistema seguido hasta entonces; que
asi se daria fomento y pábulo á una situacio,. emba-
razosa y turbulenta, imposible de ser combatida 'con
suce¡;oao las circunstancias creadas. Corroboran'do
Il~emas ~tas observaciones con otras muchlls que
es puso respetuosamente, el presidente del consejo
llamó la atencion de S. M. sobre la necesidad impe-
riosa que liencn los reyes constitucionales de mo-
dilicar sus opiniones privadas, á fin de acomodalllas
~:,ponedas eaacnerdo y armonía t:on la .opinión .. a·
cional:,· I'oganoo. cl\eareoidame.nle á: la,'nina que
l\uncase pronunciara como gefe de partido, sino
que mandase alternativamenle con el moderado ú
.el del progreso, respetando empero lOS' p"rinapios
de lodos .ellos" segun fuese la 0pini&n triunfante,en
cLpais, la cual debiera abrazar con fé':Y C'61l la· fdQa
.lisongera de hacer la felicidad de los pueblos. Tam-
bien dijo á ,la ",eÍDa el,primer ministro, que losr.e-




-M3-
.yes. ". ,Inglaterra , Fra.ncia yiotr.os'éSUdós;i tenÍaD
@01IlO!e1'lI natural sus opiniones pnrtieottl'l"é!fy ~pi­
ndas; pero que ·estas eran Dexibles·'siempré para
acomodarlas'liÍJ los ministerios·da opue~tos principios
'Iue allernabim.y se suced'ian: en el. mando, con el
apoy!O. de La !1DayÓl'ía de ;Ios cuerpos .calcgi~adores,
cl:Iya opinionysislemapolítico,. corubintidolSiétilpi"e
eórda oouHanza que el monarca dispensa á lus mi-
mslrosque él nombra, eran los polos sóbre q\le
debia gira:r el mecanismo del gobierno represen-
tativo •


. Penetrada.'5. M. de la verdad y fuerza deeslas
.'y olrasmuchas razone.s, espuestas con respeluosa
r"'''Qt)\leza por el :ministro.· abandol\Ó 'al fin lit opi-
uwn ,soswQida basta aquel' IDOlOO1ltO; y principiaá-
dtl.á ceder una parte.,aunq.ae pequeña ¡ del térre\lO
disputado, propuso al consejo que se suprimiese en
la ley de .ayuntamientos el nombramiento real de
los alcaldes,. par.a que no se le atribuyese el desig-
nio de. querednfa:ingir la ley fundamentall yalgll-
u~ o~ ... a:disposicion,análog&qne la desnudara del
(laráct-er ~hú-laaote:q~ :se.le daba en la nacion. y
eon lales !m'~t6ca~iones,que 'se prot:etli~e' á ·su
.promulgacioll· j.nmediatamoole. Agnegó tambien
Grislj,na á este .breve .razonamionlo.,que deseaba
coosetv;~r ,aquellas .«órles para qu~.á eUíts, 100 á


.Qtt!a.s" t~'¡~estlolase la ·Iey modifksda:: . á tod(Ho
'(opal r~,Uso ~tpl'esidente deL~QnSeja~ 'que el, miois-




-644-
t~rioy la.COI:ona oarecian· de fao.ultades·,p~.,·:tJUD,J
cal':ó anular ~l todo ú parted.o:¡)asdeyos ; J.ql1e':l(~1
sistema 'político del ,progl'tlma~I6I'..IIirrea.i~able '60n
lascorles exislentes,:,.que;,laJü(a depre&nulg,aci0'ft
de la.leynQ sel'ia,coodenah\eidos ojoSt4Ei .... as'noevas
córleli q"e ,&e)~on"ooasen, 'y por el ctOlÁl'ari6;;wny
C~us"l)aWe palla las que á la sazon babia. \f r ':;


; Tamaña discordancia en puntos tan capitales;dió
lugar á que los otros ministros so dirigiesen al pre"
sidente del consejo, amonestándole paraquecedia~
se, sin echar de ver la grave responsabilidad que
hubiera ,pesado sobre eHos, y,la posicion·, penosa en
estremo y difícil, que bubieran ocuparloéD'faz.de
Ur,lIlS Qórles heridas en su amor propio y desairada8
ya, porta idea de la disolucion.Fuera de que, l~ ópi.:.:
ulon pública mostrábase alarmada, y era de' loda
punto necesario uniformar con ella los aclos del go-
bierno y el sistema político de las córles ,si babia
de ~hnarse la inquietud y hacerse espedita 1.1 mar.;.
chaAe, la administracion,,cel ,Estado.CuaM.O' los
Cl'lUseji!fos¡ ,de .la 'cor.ooa 1I1'ofesan'ooa . pPinion 'que
dí6eJ:6 de la que liene la, mayería de los euocpas
(lolegislatlores , y esta no se halla ,*,forme oonl3
razon ,pública, el gobierno es imposible y,eldes-r
conlen~o yJos. tumultos populares serall'siempre' el
producton~esario de tan monstruosas., situaciones;'
Est~ sesion notable habíase pr.olongado desde- las diel!
del¡J.Doche hastá las dos y media de la madru¡¡:w,




·-w-
born~ll'({uc', fatigada ya JaremltJyiC{)ñVetlctdó 'el
presidentc del·consejo de que·te'~r.a impoS-ible;'gttl-
.beroal' eon úm;graves . obstáculos ; siendoine"i(iil..
ltJeslos traslor.nos J desórdenes, si no se adopta-
ba, su prognama.,' Ú. olroequi\laletrte)' propuso 88
dimision '.~ jugando que sin ,la eo.n6anzaabsoluta
de S.' M. Y sin la cooperadoR firt1l'e lJ efitat 4~ sus
oompaieros, quienes· se retractaban í de 'm: :basés
ooo,-enidas en el programa, 1<. revolucion ele fuerza
er.ainevitable, inminente; que {lor lo tanto no podia
prestar 'servicios útiles al Estado y al trO'llo: Los de-
mas ministros indicaron tambien su dimision , por-
que siendo el pensamiento po'íth~o ,propio del pre:-
9iaenlc.'no debia.n'permanecer ea '~:miDtsterio. Pe-
ro·la,)ieina; les:in,-¡tó :coft,·dulz.urlaá qt\6 quedaSelten
~'lgabincte ~ aunque.se separase el' 'presidente con
barIo scntimiento su'y0' .. [ .~. n.,
." .Terminada esta escena. y obtenidO! el permiso
de ·S. M .• retiráronse lodos los ministros á" la Adoa-
na~ edilicio magBífico, silo· frente at palacicj que ocu-
paba lrorm1l3 '~'M~eplt .. At' .. etto lflIequett4'w i hll'eal
e«mára;· ' A!OO ·"C1Mtt~lJtaclQnes ; mediaron é·0iItt>llces
entre· el1l1'esideofu . J .os demllS'ininistn'ls" ton
motivO"de la ''Conduela ·8h~rva.a PO'" e6tos lenp~'"
sericia:de la lIegenlt, ,coyo 'rdátont> C~I' de este ht:"
gál'':i,e\'ot que fácilmetlte tláed~'colegi~e . por l¿ts
per:SOQa!rqcu~)21briganse"timjentoYltle honbt y tkli-
cac1eza; ..... lIabria tpasado· un'~uarto de:bora ,culndo




-:646-
,D. francisco Ar~tfo,sepresentó :en.la' Adttlllll'U.
manGo de órden de S~ M. á lOOoldosminisli'os,es-
cepto, a D. Antonio Goo¡alez" 1fUiell entregó ''fm
aquel momento su, tllmimnporesornlo;41ln de que
fuese admitjl}a, ?Odat.:.eina en fOrOla\¡ como,l.,. ha-
,hiasido ,it"Wa~nl~ durante ,la :seeioa., D. ,YaJe.-
tiA yD. José Fenaz yD:M'auricío CarlosV~,6ttill
presentaron lambien 'sus dimisiones; poerooliligad05
á ir én presencia de- Si M. ;, cumpliendo con!su t)'r ...
den superior; las pusieron en manos de' la regeRte.
la' cuat ,!o,tuvo á bienadmilirlas; antes bien. los
convenció sin dificultad á (lue'préstASeoe~ juramen-
to aceptando sus respecliTos minist~ri9s.4 . l'


'; A: oonseouencia de, este·'1icto".~eri&eado á 'las
tFe,s de la. madrugado.' qnearon estos tres señores
y Armero ocupando·losPlmisterios de GlJer.ra, Ha-
cienda , Estado y Marina. constj.luyendo así un ga-
binete anómalo. sin pensanlienlo alguno político.
mas bien en calidad de simples secretarios/ de la
reioa,,{;ristinil,·:que cilnioministros.de Uf) góbierno
~C()Dst¡tlleit)JtaL~ao ~dioo·,Bmlelontt·fllé 'SM-


I


'prendMlacoo la ~ticill,de -estos6ooesQS' tan '¡ne&--
perados, y el DUQuB DB LA YIGTORIA-DlOtllróse dis-
gftstado lIsaz con un ministerio q.ue no !representa-
ba oingun fJislema político. por mas recomelldables
que fuesen SUS indiwiduos.y al cUalllo le'.conside-
l'aba capaz de sacar'Á la: nacioD' ,'al t.ro~;d6' la si-
tuacion pelig.l'osa·en qp.se-eoGoolrabátL:S9ntUt:Es-




-641-
,,,,,,.,00 la separacioo de D., AntODioGoDlál\!t:,,\,~_
tpae fiado: en su capacidad política y e.uu prbbi4ai,
haJúase. prometido, de él que crearía una poHtÍea nil-
cional, fomentando 106 iBtereses pitblicos por medio
de Tcformas saludahlelt~ que álavezque afian~asen
eLpGrvenir estable;de' las ·iostitD!éioílés¡ é'ehasen tos
cimientos ~;\lna. paz' duradera:" :, ('';;., :' '


L.Lo';generáles' V.n-Ha\eny LjDáge'p~$¡j¡''''Ü;á la
c~a hab-itacion de Gonzakz, á, quien manifeslar()1l
unprofondodisgusto potque DO babia aceptado ¡ á
todo trance la presidencia, del. oom;ejo con la carle-
rade Gracia y Justicia, an.ullciándole igualmente
que el DUQUE participaba. d'el mismo disgusto' y
seqtimicol.o, Gonzalez con1;estó que' sucá~ácter in-
dependienle, {r,anco y boD.tm~_,1e'\airia.pennltidci
ooultallla\'erdad dé sllpeb~a'fni~tj} pelítioo!;'- sú
reina, á quilÍn en lodas tirC~tnstÍlDeias:babiA set'vf-
do con lealtad. Contestacion quo 'unida á otras mas
detenidMl.esplicaciones que se siguieron, llegaron á
convencer á aqlleUos generale5y pO~l'i:()rmente al
UUQutl:DB L~ V~CTOl\IA. de!C¡~'la.l'_cia del -pre-
sidente-del oonsejo babill sid,.,;fo~a¡ y justa,; tlue
ótra línea ,de conduela @ét'á! conciliable con . su
probidad notoria! c08.14 illdependenci,\'de:su carác-
ter, ni con sus. comiccioo!3s. ~íticas sostenidas
siempre con sinteJri¡la,d J ~ fie' •.


Sin suPcsóoot,¡¡b~fuls6 toslristes iiasdcsucor-
la·é ill:;j~tlifica!lte existencia aquel)d~!raciad~ ~i-




=W-
~sWf,iq,;Sirf}4i~J¡J.a~QIi la- aut«»i~.aJljon1Jué • .dOtaDt.
~!J Ylln~d~J!dió;S\ M,.J!! J;ef"a ... ""e .. te,at DUQUE_
:{.<\lY;u;~,!pjlr""'f ~lga .. il!lr,yj dia\i'4butr;la .:foenl
¡¡fm'!(la. como jJlZ,'~, mo& ,J.lQl)venieate.: ·.órden, ,ini~
poll~i~a y .mi\~;4CP.os.ej~d~:. ' q~, :Mjaba. at gobwno
d~~IJ~d9,P.~ ~ptq,i,d.",y fuerJ:a'l poaiéD.dom,á BIen...
ced de un general vietorioso , con gran pre~iO:.ea
~l ,jél'citoy en ,1¡lll3cion, que podia· haber ahuaadfi
c;le, facul~ad,es tan omnhnooas y estensas. P()l!, for.tu ...
na el CONDE-DuQUE D9 hi7.0 mal uso de estasingll"
lar, aq~orizacioD que aumentaba poderosamente su
illOujo 4 espensas' de la débil autoridad del go'-
bierno. . ': .'1 .:. 11.
_,' '~hM~~ PQJ: la reiualos doscandiutol . .q De
le prOpq~~L~~.pIle8idente del. gabinete, D."V.a ..
lmttin:F:~l,'raz "p¡¡,raJos ministerios de Gracia/y Jus"
tici. y ,GoberQiu~¡on "que fue[!on D. Manuel Corli-
na y D. Facundo Jnfante, alegando aquella señora
ql!-e estos no ~~ eqnforma.-ian con su programa,. fue ..
r~~!lOPlb{a,dQIii. :fL12,de)agosto. para aqueJlosc4I1"1'
g.p~, D; FJ'~~eD,,~ti,D., SilV:dA, 'J: n" innciSéo
~lQ. La s~etalj .. de Hacienda,;'vaea(.te~nI17
dt:l ,mismo mes por renuncia de D. José; Eerrart,
re~"ó iJlterin¡~mellte e119 en D. Jo~Marí.a Se-
cam" ;-' ... ¡; ,','ji.


Todo (!uanlo ,vá esppesto probaba á ;la.sazQ., que
.I ... re;na Cristina obraba en la plenitud ,de su libre
aL~drio, sin ~ue sJlfriese género alguno de yi<llell;'




-iJ.@ .....
dale ... 5U9· d~liberaciones l' eá el'ejeteieio~dé l!lás"aI-
w.prellogalivas, á,. pesar de ir oonlra él· torrénlede
laopinion y'contra la "at'lÍculal'mente erititidapbr
el,general en gefe, ,COn ~ld6Co-rO teoroedimient-o 'Y
respeto, '100 bemosb~bo DOtaN'Ro, teniendo por ,lo
tanto nwr alguno cuanto sobre ·esle asunlo babia
decla~ad0 la.prensa realista. d~ dealT&'J fuera de
Kt.paña. Prueba, tambien el relaloque In:eeéd~;' que
laloogen\e ~e hallaba en medio de- un foco misterio-
so ~e intrigas contrarias á laliberlad. ~ á la inde-
pendencia de la nacion española. coátra el coalopre-
vioosedesde luego élespirilu público, el ánimo es-
forzado de lodos los buenos palricios.


,j. ,CQostitoido, ya el ~abiuele, pellsó Cristina en
abandoRar á Barcelonaj,~atr.o,tletantos sinsabo"'es y
di¡gustos ,ara ella" y ·lrailadar$e á,V;alenci~, punte
ea elcualjuzgaba que existi.,¡a .. menos elementos
de insurreccion que en la populosa capital del prin-
cipado.. y en ,donde ademas Q9ntaba el bando reac-
ciolla,.w con· el poderoe~. al,lXmO 'luepara apey~r
sQ$<pl«nes podilt pNSta .. ~e ~,ej~rciw ,del Centro,/, fí
las ó~s toda:vi.,del '8ell~;tl D. Loopoldo OdoD-
néU,,: ¡tIero. nI) taruallemos mueho Jen, ver que-antes
deoéDcamióar.se· la I'eal .famUia·áM3drid, se hallará
sorprendida en la ciudad del Cid por.grandes suce-
SOl' ttue, ,41onmo verán el e$tad9 -en sus .cimien4&5, y
afuiaráe¡¡euibleme.~te al ,trono¡ :,El,22 de agosto
emoo~ár()8se!SS. MM.·en elvapor:Balear, segui-




-650--
_del"UáDJode .. na parte de,ll'pobIacionool'Celo-
nesa,de tooas IIq¡IreUas persona, disti,"gliidltS'qÍltl~
olr.:a,ocasiotl represent.núsíelaMs ocomodafiasde
la ciudad , la& cu,aleg..·eu; esLe- dia, dé; luto y- descon.;.
suelo,salieroD!' t(lmblft'~n b'llg,e de cereiDOnill, á la
punta de, U¡ tinterMnUStlá á despedir \torbS~;, ,ion_
deamle..-Ios pafiitiJel;os, el bajel que sulcandol"'Obs
del Mediterráneo, apartaba á la reina Cristina'; ~fe
'OStensible del par~ido irrt.eUg-ente y moderado, de las
'Playas d'e Blrfoolona", pau arribará las de Valen-
da, el 23 del nWsrM mes.-ES'tn: ciudad recibf6 Has
l'égias personas 'con ·seiiales 11'10 y ,pronunciadas 'de
frialdad y desCOBlento. Apenas la mubici'p&tfdad
.dtólas disposichmes indispensables' para lincet' un
recibithlento' d~Qroso~. dign& ,del gefe del Esla- <
,do. Solo :laiOrmacion de las tropas ,de OdolHlell
y el concurso nMlIralde al,gunos' cun'Os6s, qÍ:te en
silencio salieroná,es~imarla novedad, fueron los he-
-chos que señalaron,11I Hega.d'8 de aqueUos',aoPlMs
pe1'~Dages y 's. tujOS& 'Comitiva á;la , Mpita. lleuuo
de -estos,,, nt~de6~O~1 El, rpa,ptMc;,.oo461'ádó· qQi-
$0 ,tambien a'lóÍ: of.ooet 'tma '9v'aeion de des;¡.g .. avi~
á Gl'istin:a,h cual debuta de estar muy sekltida: del
mal porte de 10S cOOiCejnles, y dispu!oj alef6ct~ una
magní-fica serenata.;' pero t03<Nl'OltOSóS. qoo Ue-
garoRáteoer noticia del soeC86 ,pr0i6urar~¡im­
'Pedirte, 'cef'Cándo' aqtie)Ja ,nóche ¡ -eR" numerosos
grupos, la régia IOOrada aun anLes Je reuni"e' ,}os




-6&1-
músieo8 t yp-ttorumpitmdo .en . gritos, desaforados,
en '¡Y3s,á la liber.tad',íVla conslitucion yal DuQUE
DE'I.A VICTOl\IA. 'biéiel"&ll de todo punto impo~ble


·lliiM3IÍ1:adon del pr..yeeto, á menos que se hubiera
l!.evado ,á. caboC'Ou 'graNe riesgo de la tranquiHdad
'Pública. '.1: ,,¡&toa :de est9;loamióistro8 viéronse pre-
,cisado&- á,erdfillar .terminantemente' qué la serenata
lIlO;¡lu.viese .efecto ..


. DW ella solo, este desa~aw, e'l' que venia á alligir
·ol·ánimo alribulado de la reina, .ncg.cnte: que era
grande]aptt!'toI'JaadoD de·:las 'pasiones, "Y'la razon
.pública, aqocjadapor la)neulidumbr.e., ,por .Ia in-
seguridad con 'qut! marchaban 'l'6s negocios del Es-
tado, ,falta de fé y. de confianza, dudosa del porve-
nir; sublevábase- por dO: quier·¡Ü '-1neoor receloi al
mas leve síntoma., .al! .lDo,jm~to ma!!ligero que
en cualquier .se.nt:ido determma8cla política, éft el
piélago iumenso'jlor el cual vogaba, sin brújula y sin
oorroter.o da .¡¡awede b go'bernacion. De lodas par-
tes alzábase un grito'.uoánime que advertia al trono
~oape~lÍoaq.tae'le-·a.enazebaa y'1IlconOicto travc
en'l~¡ UD .adlBiDisbniua :errada., é injusta',bahia
oomade:-ála ES.~~:':ltoo.o ~ pois. manifestaba se-
.fiOle~¡Jljen"pronotlCidM ,t .. ·tfusabritniento" signos
'J:W!,tems ¡(te» 'rdetúm;; Com.O' el, E.oo de A.iligt.m ceo
.~lIf a.hiempo (le pa.gar¡por:esta ciudad S:S.~ HM.,
y'icnJlKJl~1 Cons:tilueional en~loDa, durante Su.
.pelDIóIMDCia· ea ésta [lQhlaciou¡ la, Tr~UM..de Va.-




-159-
lcneia tom4·_ SUl'c.rgo tambian Ill6strará la'"3U~DI!':'
laregeal6"el.astado.de Ja'opinionll' OM iodosroa'éD""
ril~"es revolucionarioslottUJA6b. estos dias .. deja ..
hali entreverse¡á!conseeaeaeinle 'ldi sueesóshabi ...
dos en la (}apital, d~I·principád()I;II'Sns ;.rticuMs,éh
aquella aazan eran :enérgicos; precursóres detiS .....
deiestremecimieoto'social que amagaba ya ~ de
cerca. El dia en que la real familia enlró en la ~iaW
de Valencia, publicó la Tribuna unarlículo'edilo-
rial dedicado «A. LA REllU» :para cuyo jnicio cali-
ficati vo bastará. que apuntemos el lema. que senia
de encabezamiento, el cual decia de esta maDera:
«Si la ingratitud de los reyes sucede al su(rimieftta
-y.lealtad.de-losp'tlebI9s, los pueblos.tti'yan IV a({Jeto
á los tngrat.os ... S8bre un tal tema, tan alarmante.
~lendiase prolijameote el periódico revolucionario.
alootendo á los penosos azares de la situadon .' y
eiponiendo consideraciones oportunas. á fin de ¡tus-
lr~r, la mente ofuscada y encaminar la.; ,oluntad 11'8"
lAáciaiJ pertinaE de: la reina' Cristina .. ; ,¡'o ,j ,: \, ¡'


¡ ,Pero hailábase,t. ofUsea40 e:l~ardioiientor~.
tau'.estraviada lara%on de: esta..señoÍ'lt, era taby 'tan
funeSta la ceguedad de los C()Dsejeros irresponsables
quela rodeahan, que todavía, en estos,mismos días,
tao críticos y azarosos-, ¡a veremos .dar OPilSo8',im ...
prudentísimos ,en la vía del engaño 1'1. del.:error.
Cuando persuadidos. los ministros de lo! imposiMc
que era á sus esfuerzos el combatir y arrollar..tantos




-&53-
Y tunrpoderosQs elementos, como:erallllOs'q_lsre-
voluciGn f in81lgurada'ya'enBarcelona:, 'oponi/U: loS
perfiado~ designios; diH trono 1 presentaro" 'en<mu,..:
n08,4e luoegente • muy Juego de haber' entrado' en
Valenéia. 5usllenunciM~ ¡Cristina en~olerizada las
admitió al puntot.'JYOoieodo'otra:vez,la direccion\ de
los negocios públicos en;manos de los :hombres' mas
_cados odel'llando reaccionario. Con fechas de' 28,
y~9;de agosto rué nombrado un ministerio presi;;.'
dido' por D. Modesto Corlazar ,regente de la Au-
dien&ia de Valladolid,' con la cartera de .Grada y
Justicia, y compuesto ademas de n. Juan Antoine
y ,Zayas, encargado de negocios en la córte de Bru-
schl~t'para ~st!ldo. D. Fermin Al'leta ,gefe políti~
co'deNllvarra ¡ para GobernacioD;y el mariscal de
eampoD. Francisco Ja:oer Aspiroz; pal'aGiuérm.
Esta disppsioion que hacia' irrevocable b contira-
rlada leyd,e ayuntamientos, volviendo los negocios'
políticos:al estado -en que se haUabalJ cuarenta dias
anles, anuiando por consiguient~ todo lo hecho en
Bueelou;pNbaba ,bieR :el designio de la Teina
Gl'istioo y de susuonsejeposal trasladarse á Valen...;
cia" :en 'dond~'sinJdulia ony6se fáoil sO-focar¡ median:.
te>~n golpe,de>~~l'adój 'odo gérmen ele ~ev~lúctioh.
Mas cuando eMa !le' halla cOmO¡ieDCarnad~, eá l.os
pueblos ,aua~do: nl}a,neé~sidad:Jimperiosa' ¡dctermi ...
nri .las,partlJl'báciones: r los estrein~oifJÜ;entos soc.ia,-
1~¡-8lJn lÍl'S'naciones'~arto'pod:erosas para que sU




-:61)t-
fuerki impulso pueda ser contl'~taiJo"por "un .tmpla
deerélo.por mas que en su apay" pr.tcndan1 ~on­
carrir,el prestigio'áureo,.· brillanleooLtl'ooo,cel ,a-
Iiroienlo débil de ruines cor-tesaaos;:y"á'rec8I,el.au-
xilio efímero yi8utOlomco .de !llgunM :bIllJ'OOétas..


C;;olmóse,al fin·en la acoop:ájada :Espaia,}a IDO di-
da. iel snfrirriiedlo':'los· gcandes deSlll:uerdos'¡''&'
dego frenesí de los que rodeaban á la regenle, 'M
surtieron al cabo su falal efecto :: la libertad consti-
tucional quedalriunfanlQ dellos arleros manejos de
sus desleales adversari()s, 'Y estos por fin van á re-
cibir un escarmiento condigno y bien marecido. La
aurora del primero de setiembre brilló eola oapi-
tal de las Espadas, 'Y notiuiosocl !ibre ycullo pue-
blo de Madrid de que el ;pa.te llegado de ;Valencia
en el día anterior era, portador de aquellas desagra-
dables disposiciones de la córle, todavia quiso ir á
desengañarse por sus propios ojos en ,las gacetas, no
atreviéndoseáprestar.á lanla ceguedad,asentimien-
lo. Con' efecto, el papel oooial de esle·dia·ÍJ)serta-
ha los deC1'etos.del~Duevo minislel'ió.;R;o .. ,otr.;·,pal';"
to,·.hacíase circularcOluapidGZdmlne las ~efttes.;Ja
noticia de baberllegado uoa real,óroen previnien-
do la inmediatapublicaéion de.lal~ de ayoiltamien-
tos. La opinion pública agaiada',en,estremo,oon mo-
tivo de los sucesos que habi.an precedido), enojada
abom, embravecida ~ irpitada, á "ista de 110 lan
-señalado é, insultante menQspreGio ~ Gual ,se bacia




-655-
podos ~ortesanos de su genuina' y. Rel ie~pt'tiÍOD.'
dQ,sus . manifosLaciones francas :y esplícitas.¡ pl'O"i
rumpió desde la maüana ·con marcados síntomas ~de
profunda exasperaciPR y :amargo descontenlo • ..,-
Grupos D.umerosos. recorren delide muy temprano las
calles y plazas ,de la p0blacioll, lacualen pocas ho-
ras pIlesenla tlaaspecloimponelltey 8inie~Lro. A. las
die~ ~elamañana un Ilúmeroconsiderable d:eestas
g~tes ind'glladas, cuyo aire silencioso, unido ála
agit:lcion del ánimo retratada con espresion enérgi-
ca en su semblante, hacian su presencia temible y
alerradora á los verdaderos causantes de los males
públicos, dirijíase apresurado á la casa de ayunta-
Il)ienlo, en donde esta autoridad popular habia de
celebrar stsion ordinaria, á puerta abiedá,,'<oWgllD
lo ba.de costumbre. A las once es ya.la concurtClt""':
cía tan numerosa, que Heno el gr'ansalon del CO'D-
sistorio y las espaciosas habitaciones contiguas, ape-
nas puede ·Lransitarse por el edificio ni sublr su an..,
ch. ·escalera. El ayuntamiento constitucional da
p¡-incipio á 111 ~sio8 por el desp~h() de' ,}os 'nego-
cios órdinarj()Saplazados para este dia:;',p.er.o· bien
pronto el >.público .. OO. seliares 06lensibl\l6., :aunque
respe~1l9sas, d~ .tGzom-a J de iuq.uietud,,:Ucgando
hai\ta. inter:pelar uno de .los :conCUTrootes ,,al·.primer
akal4e quepresidh" 'Y fé l'-al o ~ la' sazon D·. Joaquin
Maria Ferrer. Dotado este ·de buenos senliUitenlos,
.30ngucLimido., .como suelen~r .de nrdiolBió .las




--656--
perioalS de' MFcllt~goria 'y !us·· fátuUides, 'am ..
mado por otros comejaletJ oi35·tardiente~,y sobre
tOdo, 'Por la flor de'!>loS'pátri311!l tfe'-:Mltdrid que
habia cooeorrido a llit· pura ~ar· 'ühbóS y' illi~lito' á IIi
muni~ipaljdad; ,blllagádo¡l0t"\llUf ptit'te ;'Y' fti& \faado-
le p()Tot~a<luga"'parareftexiOllar sbbt'elif.¡toMe~
cncoclo, ',aceptó ¡mr. fin loscomprorni'sos dt'~ s~
toadOD, poniéndose al frente del movimiento'ift!hYfU
reccional, al que no dió poco crédito el flrest~.jü
dp, su nombre y de sU'inmensa fortuna. Contest6
FeTl'cr con gravedad y comedimiento á la demanda
de un particular, que era espresiva de los sentimien-
tos y deseos de loda aquella muchedumbre, de otros
muchos ciódadanos que poblaban la plaza de 'Ia VilO .
lIa, la Mayor, la Puerta del Sol, todos los puntos
notables de la capital, todo Madrid, toda Castill/l';
toda Espai'ia, dando la estimacÍon debida á tan jus-
ta demanda, y ostentando el propósito de no permi-
tir que Ja ley fundamental fuese infringida, ase-
gurando que para esto contaba con la· sensátei"y
cordura del pueblo' madrJleiio; Eh'é~ ~is"'o seliti-
do " prestando apoyo IÍ las palabras det presidente;
ur~ron'la soya varios otros cO'Bcoejáles, ratificando
que el' ayuntamiento estaba resueltO' á morir antes
que tolerar que por ningunO' de los pdderesdel ElI~
t3® la libertlld flle$e 111'febatada ni'IItCO't\lIlitbllion
inftingida .
. , Et't'l<;lh~stad~, recibióse en el ayllnt':lmicnto un




=~I ..
oJiQo, ~,(Jenf,f,,1 B»erenSj1 ~~~~~f¡1J1 ~i'Ort
l,ij~, .el CU;U, de~ia d~;es,la :rnaUill'8 :;,r ,,;r¡ ';'c':; ~·('iLm
~jJr,dI~Uttgadpá,pti;ll"'tda"ique tanlo en la.planCi
la d.eJa.ViUa" ~Q~9r~D ~ P~ta: del Sol, sereu.au
g.¡:~p~ 'l~ei no, pu.e~. menos, ~namal' .IaatftnC~D
de lil~. a~~r~dade8' i ,w-a· tanto, ~.as ~QtiYo¡cuaDto
s~.ig,wlO el"pbjelQ,que se ·proponen,.en §e.~amt}!i
TlW;flj,pn~.;t;.IMu "idad, y sin el1lballgo de. 11\s.~:
PPili~~IH~8' que ,por mi parte he adoptado; para·la
cODl'ervacion del órdeu, y tranquilidad pública; he
crejdo conveniente dar á V. S. conocimiento de es-
tuwvoo,'1d para que se sirva adoptar todas las me-
didas que juzgue ctlnducentespara que se consiga
el; ~bi~toHlll.e U~ V0 iudiCado ,sÍf:viénoose y., S •. flaJ~
ti~~WllleJas, que sean, fi. fin ~é. ..,brar 4e-:.col\Sunp
p,ra ¡}9grlllie1 qu~. D(,J safra alt~aojQ~~gunll ,lit
trallquWdadpúh1ica. Dios guarde"., Y. S.' lllltclws
aü,o~. Madrid primero de setiembre; de 184,(,),.,..,...José
de,Buerells.- Sr. alcalde primero con5tituciODl~1 d#
e~ta, M"kI.. villa.» " ,,; . ,"


,¡ ,Jj:Q c.wMu~4¡ml" e~ oficiQ,~. dijo, el priw41r:Jtl ....
calde, Qn.,.eJ..att~ a\:-6JtSe( politico \Qdo cuaol.oo-babia,
SQf;f,4i~t> era;Jlot¡)r-j~ly. V,<l esp~o, ya,'t~C4\ll~ti.M..
agH~ciQ~,del {lucblQ y.á las cau~, (qP~. ,la;, pfO~~~
vjil~ 'F~itl\[an~o. ~ ;autofid~; po~aJ;Ji" la ~",~1,,'~
p~fl\~~j~~ bahia.h~bo ~lt ,ayumami~\~:J, 4..,; r:~
solocion ,en que estaba de llevar á cabo su ~~MI"
tQ,;de¡!!qs,t\l~~J(:j¡.t{)dq t.rawiell.as'¡llsti-t~j,ooe6;v~en-


TOM. 111. 42


'.




-658-
tes; que como medida la. mas propia J conducente
para la conservacion del órdeo, habia acordadolá
corpora\:ion convocar losouerpos, de. la, Milicia ciu-
dada na; como asimismo, que .por los' a\.ealdes de ,har-
ria y v'ecÍno's honrados de la capital se vigilase so-
brela consel'vacion de la tranquilidad pública, coo-
peran~o igualmente á este fin la ronda municipal.
Todo lo cual po{}ia el alcalde en conocimiento del
gefe'político, segun este deseaba, quedando en co-
municarle cuanto de estraordinario ocurriese y me-
reciera ser puesto en su noticia, esperando que la
autoridad política por su parte obraria del mismo
modo respecto al ayuntamiento.


·En seguida llama este á los comandantes de to-
dos los cuerpos de la Milicia Nacional con el objeto
de que mani.fiesten. sus designios é intenciones en
eircunstancias tan crílie·as. Reunidos estos, es ponen


_ siD rebozo que tanto el\.os como los indivi.luos todos
tIe sus respectivos bataltoncs, escuadrones y bate-
rías, estaban decididos á empuñar lad armas para
defender los derechos del pueblo, terpemente holla-
dos COIl la inicua planta del gobierno y con la nefas-
ta ley de ayuntamientos.-Acordóse en consecuen-
cia poner inmediatamente todos los cuerpos de la
Milicia Nacional sobre las armas. AUIl~ antes de este
acuerdo, ya muchos individuos aislados corrian pre-
surosos llevando el fusil, y conducidos por-Ia alar-
ma pública, al lugar destinado para estos rasos á sus




-659-'""
resp~cti,.()S batallones. Pero cuando las bandas de'
tambores rompen el toque de generala, instantáneA
y simultáneamente muévense en todas direcciones
105 nacion!iles, estend'iendo en breve tiempo por to-
do este gran pueblo la santa insurreccion, y con-
virtiéndose la metrópoli de las'i~spañas en un iinpa.
nenlecampatnento. Las compañías reparten por'pta' ..
laS orecido número de carhrchos. Tódo es ya"en:"
lonces marcialidad y viila y movimiento y entusfils-
100 y acciono Al grito sacrosanto de ¡libertad!
apréstanse todos los buenos patricios á derramar su
sangre y hacer hasta el sacrificio de sus vidas por
defenderla. El comandante der segundo batallon, don
Manuel Corlina, esavisad'o en la plaza. d-e la Cbns ...
liludon i donde se' ballaba siluado aquel, deqlle
otro batallon del regimiento titulado Reina Gober::'"
nadora se dirige, de órden del capitan general, á
apoderarse del edificio de Correos. Cortina man-
da inmediatamente la carga á discreciou, forma en
columna por'cnartas con premura, arma bayoneta
sobre la marcha el- balallon, y In emprende ála
carrera anticipándbse'solo por instanles; pues que
cuando las primeras compañías llegaban á las Cova-
chuelas, los de Reina Gobernadora hallábanse ya en
el ~stremo inferior de la bajada de Santa Cruz, en
donde hicieron alto sin hostilizar á la Milicia, la
cual penetró sin obstáculo alguno en llt casa de Cor-
reos. Las compañías cuarta, quinta, sesta y grana""




~f)60-
4lerQs qued~n alli. para presidiarJa: el r~sto, del bata~
Ho." re¡resa tranquilo por la calle de Ja Paz á la
plaza Mayor, puntp del ,cual h.~bia pártido.


Pero volvamos la ~ist!l al R~\aeiq deJa munici ~
palidad y veamos.taDlb{euqué h~c,eD entre.,~an~o las
!1:enps >wtoridades de Madrid. Luego qUI)'el gefe
pmit~CQ !ecibió la contestacion del ayuntaroi9nlo,
COWQ viese ademas que la .alarma y la insurreccion
~undian velozmente por el pueblo, alarmado él tam,
bien, corrió solícito á la casa de la Villa á recon-
venir por la reunion de la MiliCia alayuutamiento.
Ante él espuso l}uerens la eslraiíeza que le habia
causado esta impqrtaute medida. de la m"nipipali,dad,
para la cual juzgaba el represeqlaute del gobierno
qUlf 90 habia un fundado, motivo. Los concejales
departieron allí y debatieron con aquella autoridad
el punto que ella traía á cucstÍon, en cuya escena
no todos los individuos del ayuntamiento mostraron
igualfesotucion y entereza. Pero el éxito habíanle
ellos asegurado de antemano , con tener, para so,
resguardo, de,nlro del mismo ~dificiQ á la bizarra
y brillante. compañia de cazadores del segundo ba-
tall~)ll de Milicia, mandada par su decid~do, valien-
te y malogrado capitan D. Juan Miguel de la Guar-
dia. Que cuando este buen patricio vió que el gefe
político se retiraba del Consistorio llé\da· satisfecho
·.de la conduela del ayuntalJ.liclilo, dispuesto á revo-
c[\r sus disposiciones, en ademan hostily amenJza-




-66í-=
d().r, concibi6 al punto la idea de parar ~l gdlp~
prestando un serv'icioque tal veZ ahorr6á Maárid
escenas de sangre. Fué este servicio el detenetá
Buerens anl~s de que cruzase el último dintel del
palacio consistorial, y apoderándose de su espada y
haston, constituirle en arresto desdeáquel instan.,.
le. Mientras el gefe político se ocultaba cdiÍsu
ayudante en el oratorio del edificio, Guardia subi6
la escalera, llevando consigo el signo de autoridád
yla espada del general detenido , y depositándolos
en la mesa de los concejales, quienes: permaneciaa
silenciosos en sús puestos, muy agenos de lo que
en su mism~ casa estaba: pasando, dijo con desenfa-
do: «Está arrojado el gtÚl'Í'ite, y' es' preciso rtorecoger~
le ya. El gere pol'ítico ha sidJarrestado por mí én
este momento.» Por el pronto los concejales ni se
atrevian á prestár su aprobacion á este líecb(:):ni á
combatirle y desaprobarle tampoco. Pero otro su-
ceso mas ruinoso vino al poeo tiempo á sacatlosde
su éxtasis 6 estupor. '


SetiailláS' treS' de la tarde:, colando el capitari ge-
neral de' CastiU>a 'la Nueva, D. Juan Aldama,. al
frente de su eséolra de cá:baHeríay guiando ademas
un batallon dei l'egirnien.toi tlé~ :ft!éy, primero de lí-
n~a, encamiriábase por la caUe de LU'lon que avoca
á la plaza de la Villa por el flanco. izquierdo del pa-
lacio consistorial, resltélto á sofocar en su orígen y
á destruir tal vc~ en las' personas de los concejales






-662-
lo,que el gobierno cr~ia ser el único gérmen del al:·
zamiento. El lance era ()rítico, ji)siQstantcs pre-
ciosos, el porvenir caliginoso, 'ell'f,~u\~o' incierto.
Tal vez la suerte del pais dellendia delvalm' de uno
de sus hijos, ó de, la 'cel'teríacasual de<una bala;
pero aqqel dia la suerte y el valor estuvieron con
los libres" el espanto y la desgracia acompañaron á
los esclavos. Luego que dió visla Aldama al palacio
de la Villa, como encontrase apercibido al capitan
Guardia y á sus valientes cazadores, inlimáronle
estos que hiciese alto. Sordo el capitan general á la
voz de los milicianos, menospreciándola, y como
poseido de grande confianza en las tropas que ,iba
acaudillando, prosiguió adelante en su empeño te-
merario de acometer la casa de ayuntamiento y apo-
derarse de los concejales para los fines que son de
creer,. Pero ,aHí,ante la serenidad y eslremada bi-
zarría ,del capitan GuanHa y de sus bravos cazado-
res, se estrelló al fin el poder amenazador del go-
bierno, de quien era servidor fi~l el:g~ner!ll Alda-
ma;, y á piéeste,¡ ~abiendo s,do muerto de tres ba-
]a.z~s, en la breve y empeñada li~a que se trabó, el
caballo que montaba, heridos muchos de SU$ solda-
dos y escarmentados todos, pronundáronse en re~
tirada, habiendo escapado el general corno' por mi,.-
lagro por dicha calle de Luzon, 'y pasándose á los
nacionales, á ¡'os nohles defensores del pueblo, la
compañía de cazadores del 'Rey, á la voz de ¡todos




-663-
s~mt9',UtWS : todos somos hermano&J...,..-Esta ,refriega
memorable costó, á los del segundo de nacionales la
m.oerte deI.caboprimero D .. Pablo Sanchez y algo,"":
nos heridos .y' contusos, en cuyo número contábase
el subteniente D .. Ciriaco de la Tejera y varios pai-
sanos agregados, de los muchos patricios que sin
pertenecer á la Milicia, habíanse presentado á ofre-
cer :SUS sllrvicios á la municipalidad en tan críticas .Y
peligrosas circunstancias.


A este tiempo la municipalidad habia sido refor-
zada por varios diputados provinciales que se pre-
sentaron espontáneamente. -A propuesta de D. Fer-
nando Corradi ,procurador síndico del ayuntamien-
to, se ,ba.ce lectura de las medidas siguieotes:-«Que
se tomen .inmediatamente todas las puertas de la
capital con órden de no dejar entrar ni salir
por ellas á persona alguna que no lleve un pase
del ayuntamiento.») - «Que se espidan correos á to-
dos los' ayuntamientos de las capitales de provincia,
con la noticia de estos sucesos y la determinacio8
tomada pOI" el ayuntamiento, la Milicia y el pueblQ
de Madrid: para defender lllcolll>tituciori y las le ....
yes.)) -,.«Que se envie unmensage respetuoso áS. M.
y otro al general ESPARTERO con el mismo. ob-
jeto.»- «Que se oficie á.todas las autoridades cons-
tituidas .para que se incorpor.eninmediatamente al
ayuntamiento, quedando declaradas fuera de la I~~
las que se nieguen á hacerlo.» - «Que se distribu-




-664-
yan arMas áfodós los vecinQs. honrados d~ opini01l
libera·l, para y~lar sobre el órden:y la tranquilidad
púbtita.» -' (lQue se; consignen: cineo reales de paga
diarios á los individaos. de ,la Miliciai , saiisfechos
de los fondos púüli.os~ -mientras. permaDézcan so-
bre las armas· 'BU' flefensa de la causa naeio8fll.'))
- «Ques.e imprima y fije un bando alosiv:-o·á
las circunstancias en los sitios mas públicos de' la
capital, y se distribuyan ademas con profusion por
los dependientes del ayuntamiento á todos los na-
cionales.»


Apr(}badas por unanimidad e!>tas propo&icioues,
quedó Corradi encargado de dirigir su ejecution.
El general D. Manuel Lorenzo, que se baUaba pre-
sente como uno de los comandantes de la Milicia,
tomó á su cargo el dar las órdenes relativas á la
parte militar.


A las cuatro de la tarde, no creyéndose el ayun-
tamienlo .con la seguridad suficiente en la casa de
Villa, trasládase al grandeediucio, deaollÚlado.
Casa.;PaílJderÍit, sito!cn la pliaza de la Coaslitucion.
Iba escoltada, Ó. mas. bien seguida, la mnniuipalidad
por las dos compañías de cazadores del segllsdo ha-
tallon de la Milicia' Nacional y del regimiento; del
Rey, 6ntre las cuales se babia- roto tan nutrido Coeo-!
go pocos momenlos antes. La.s músicas tocaban el
himno de Riego, y al entrar en la plaza esta marcial
comitiva, resuenan con estrépito los vivas á la liher--




-665-
tad; á la Constitucion y al Ayu'JIÚamiefÚfl:de Madrid.-
Ej'cn(usiasmo llega ya á su colmo y rebosa en todas
parles. El resto del ,segundo' batallon de Milicianos
que, como hemos mcho r,se hallaba en esta plaza.
parte de e1\& velozmente '1 asistido de alguna fuerza
del escuadron ¡primero, situado tambien allí , y de-
rezándo86 al cuartel de S; Basilio; tomaados pie-
zag de artillería para trasladarlas á la pIna ,las
cllales; 'en obsequio á la brevedad, son conducidas
á brazo por los bra vos nacionales de la segunda bri~
gada.


La bandera insurreccionallevantada en el ayun-
tamiento de Madrid por los hijos de este gran pue-
blo" oudeaen breves instantes en todos lQS ángulos
de la capital de, las Espa.ñas. Este movimiento es,
grave, imponente, magestuoso. Producto de UDa ir.,.:
ritacíon general, de una profunda exacerbacion de
las pasiones populares. justamente enconadas con:..
tra los desafueros de, un poder prevaricador, lleva
sin, embargo el alzamiento de setiembre el noble
distintivo de no {Jresentar en sus fastos lasma erec ..
cion de un cadalso', Esto siempre lisonjea mrestro
orgullo nacionn~;si'empre: es consolador. Esto prue-
ba que en España no abaudantanto los' insfintos
sangurnarios como en otróspaises. que exageran no
obstau.te, 'nuestra' incivilizacion: prueba que el
gran partidO' liberal español ~ civilizado y cuerdo,
sabe 'Yindicai' los altos- fuerO!i de la j usliCÍa sin de-




-606-
jar de ser uumano y generoso, dando en eUá . una
leccion seven á los .esclavos de todas las naciones.
-Es, infinito el número de personas' que afluyen á
la Casa-Panadería pidiendo armas para;dafender la
libertad, para comBatir. á lo8enemi~os de. esta,
qui~nes ,segmi la frase .célebre que"la tradicion,po-
pularba'puesto en boca de Aldama, desmontada· iD:
balazos y sin otro amparo que la generosidad {]e los
vencedores, ~n, la plaza de la Villa, diciendo
«¿ D6nde están los moderados? .. » hahianse ocultado
á la aproximacion del peligro.-Hasta dos /lloros,
que residian á la sazon en Madrid, presénlanse á
los gefes de un batallon de Milicia pidiendoarinas
para defender la causa que producia la sublevacion
de todo un pueblo, la cual al decinie ellos, no podia
menos de ser justa.


Humillado el capitan general Aldama, detenido
el gefe político Buerens, primeras autoridades, mi-
litar y civil, que representaban al gobierno de la
regenteen la córte, fugitivos ú ocultos los minis-
tros que residian en .ella, enseñouábase ya ,la,revo-
lucion triunfante en el palacio de la plaza Mayor-,
apoyada por las armas 'siempre victoriosas de la
Miliéia Nacional matritense. La Aduana, la Impren-
ta Nacional, todos los edificios fuertes, así como las
puertas de, lapoblacion, son ocupados por: varias
compañías de estos batallonesbrillanles de ciudada~
NOS armados, que bien pronto se .vcn .reforzados




-667-
por/todo el regimiento del Rey ,~r. et'provjDcia1
de Laredo y algunos otros ~uer.pos deejército,1J.ue
habia dentro de Madrid y en sus inmediaciones; 'los
cuales todos, pertenecientes á aguellas huestE:'s in-
olvidables que en tantos años habian combatido por
la libertad y contra la tiranía, hallábanse c~mpues­
tos.de bOll)bres libres, que fanta!jeaban todavía oon
orgullo los- gratos recuerdos que hahíán -dejado;<tló
su mente aquellas hazaiías que ~nmortalizarán :su
nombre, como el del caudillo ilustre·que á·Ja g19-
ría del triunfo los guiaba:; no ·de esclavos misera-
bles, cubiertos de abyecoion y de ignomiuia, de esos
que desconociendo su dignidad de hombres, de ciu-
dadanos, solo ven en sí mismos .la calid,a,d de sol-
dados, sin6nimo para ellos de esbirros, de verdu-
gos y asesinos ...


. Hasta los Salvaguardias montados preséntanse
al ayuntamiento dando vivas á la Constitucion , y á
la libertad y pidiendo que les designen su puesto
para defenderlas. .


Aqúella tarde di6 el ayuntamiento laalocucion
que sigue: .


«CIUDADANOS: Los votos del ejército y de la Mi,..
licia ciudadana, las manifestaciones de los principa-
les ayuntamientos de la Peninsula, los clamores ae
la apinion pública contra el ominoso sistema. de
reaecion que hoy domina; todo, -todo ha sido des-
preciado ,con insoJencjapor los-traidores que ro-




-668-
deaoá S. l\I~, y cOy<lS pernj'cioso~ consejos compro::,
meten á cada p~so la dignidád del trono y la tran-
quilidad pública.l> <


«Infringida ia C6nstÍtución que tndos henlOs ju-
rado , hollad~s las 'leyes, tiranizada la voluntád mis-
ma de S,';M. la reina Góbernadora ,por las ma:léfi-
casiníluencias de una faccion liberticida, y sin go-
bierno para-dirigir' la nave del Estado des pues de
una crísis tan prolongada, se hace indispensable
que la nacion m'anifieste de una vez y con el impo-
nente aspecto de un pueblo libre, su firme volun-
tad de conservar ilesas en su espíritu y letra las
instituciones constitucionales que hemos conquista-
do á costa de tanta sangre y de tan inmensos sacri-
ficios.))


«(Penetrado de esta verdad vuestro ayuntamien-.
to constitucional, no ha vacilado en acceder á los
deseos y esdtadones de la inmensa mayoría de este
heróico pueblQ, haciéndose intérprete de sus senti-
mientos. Satisfecho con el testimooio'de!su con-
cienciajapoyadd'en la benámerÍla' Mi\iciá eludada-
na, se ha reunido para trasmitir á S. M. los votos
de esta capital; y prlmero perecerán tod()s sl'ls indi-
vidn?s, que abandonen su p1'.leSto, hasta quedai:-
aseguradas de un modo estable las leyes y la Cons-
titucion contra las maquinaciones de la perfidia y
los tiros de la tiranía.»


((Vuestro egemplo, ciudadanos, tendrá imita"':.




-669-
don en todas las provincias donde ,han í~~p~iioles
q\le sientan latir en Sil pecho un corazon g.enero~o.
y ya que sirva de estimulo vuestra decision p,ar"
defender la liperlad, sirva tambien de modeio vues-
tra noble conducta y generosa modera,cipn. Así la
Europ~ entera ~prenderá, que si el pueb,lo españo.'
aborrece el despotism.o , no es menq~~pf4esto á la
liceucia y ,auarqQ\a,-El alcalde prime:ro cQns~i~Q.7
.cjQnal ~ Joaquin Maria de Ferrer. Por acuerdo del
escelentís:imo ayuntamiento constitucional, Cipria-
no María Clemencin, secretario.))


Llegada la nocbe, ordena el a,yuntamiento cons-
titucional unJ;~pique general de campanas y la
poblilcion aparece al punto iluminada ,prof!ls.;t-.
mente., '


Asegurado el :éxito del tevantamientoen la <la,
pital, tratóse ya de darle alguna organizadon para
que no incurriera en los vicios inherentes al acefa-
IislllO. A las nuere celebró la municipalidad una se-
sion á la cual fueron invitados y concurrieron ,los
diputados provinciales y los comandantes de la Mi-
licia Napi9nal, ydecomun acqerdo procedióse al
nombramiento de una j unta de gobierno para la
provincia. Résultaron electos pqr llnanilJ,lidad para
componerla los individuos siguientes: D. Joaquin
Maria ~Ferrer, presidente; D. Pedro Beroqui, D. Pio
Laborda, D. Fernando Corradi, D. José Portilla,
D. Pedro Sainz de Baranda y D. Valentin Llanos.




-610--
·Dada á conÍ)ccr esta junta " como suprema air~


toridadprivisional de la prMiilCiá¡ mediante lin
bando que se fijó en las esquitMis de 'Madrid, é in-
sertaronla gaceta y domas· periódieos,' 'suh,ino an-
te todo á liH, necesidades de mayoraprlé'm~ly ui'-
geneia". Confiirió la capitanÍll general al' marqués de
Rodit, nombrando parél'" segundo cabo 8.\'gell'tral
Lorenzo y cometien{}o·áD. Juan Lasaña·d de~em~
peño· del- gobierno político. D, Narciso, Lopez fué
nombrado gobernador do·la plaza y D. José María
Calatraba, presidente del tribunal supremo de J us-
ticia, cuyo cargo no aceptó: D; Ramofi CalatI:aba fué,
con autorizacion de la junta, á servir la inténden-
cia de Madrid. La opinion liberal que ban gozadó
siempre estos sugetos hizo que su nombramiento
fuese bien recihido por los patriotas, quienes veian
una--prenda do buen éxito en cada uno de esos Ilom-


• bres.-Despacháronse correos estraordinarios noti-
ciando el alzamiento de Madrid á todas las capitales
de provincia; espidióseun bando llamando á las ar-
mas á- lodos los eiudadanos capalles de· sosten~rlas
en defensa de la li~rt'8.d ,. residentes en Madrid,
desde la edad de 18 años hasta la de 40, prohibiósc
espadir pesaportes á los senadores y diputados resi-
dentes en la córte, con otras medidas revolucionarias,
que no eran sino natural consecuencia de la situacion
nuevamente creada. A pesar de que el entusiasmo
era grande, era aun mayor el órden que reinaba en




• •
••




-671-
medi~,de la general conaagraeiori. El 2 de setient~
lue dos solos batallones de la Milicia ciudadána,
uno que prestaba el senicio ordinario y 'otro de re-
ten en la calle y plaza Mayor, ora la única fuerza
in vertida para, conservar la tranquilidad, que siem-
pre permaneci6 inalterable. Entre tanto, personas
las mas marcadas del bando vencido paseaban tran-
quilas por los puntos mas visibles de la poblacion:
que es sin igual la generosidad del partido liberal
de España, como aun tendremos repetidas ,ocasio-
nes de obsenar, durante la relacion histórica de
este memorable alzamienlo.-En este dia 2 la com-
pañía de cazadores del segundo, seguida de una in-
menila multitud de nacionales y de pueblo, verifi-
carGO. en medio de un grande aparato ~arciill, los
funernles del desventurado Sanchez.


El general Aldama • despues de la derrota que
sufrió en la plaza de la Villa, repleg6se al Retiro
asistido solo de algunas muy escasas fuerzas. Des-
de allí sostuvo animadas contestaciones con la jun-
ta en la noche dol1.°, hasta que noticioso de que
el batallon titulado 7.0: provisional que estaba
acuartelado en el P6sito, y con el cual creia él
contar para defender la vacilante autoridad del go-
bierno supremo, le abandonó á las dos de la maña-
na, dejando el cuarlel y cncaminánd¿se presuroso
á la. plaza dando vivas á la Constitucion, y á la Liber-
tad; viendo tambien que una hora d.espueg. desfIja




... .
, t,


-67~-
desde el Retir.o mismo el balaUou 46 4eJnal.GQ~r­
nadora que lé acompañaba, ne8~dQIe..obedienc;".y
.derezándose lambjen dandq 1)8trepiti),S~8 vivas .ida
plaza; conociendo, el\ fin~ que. lo ¡ que se le habia
manifestado por: alguOO8 emisarios deja,. gente del
gobierno ,_ -que fueron á informarle al &tir~ _¡<lcer-
-Ga del espiritu de la gUll;rnicion y auo ,de kMilicia.
era, á todas luces falso; no queriendo espoq,erM.:;á
mayores riesgos por prestar imbécil su asentimien-
to á las palabras apasionadas y falaces de aquellas
aves nocturnas, que debieron de hacérsele yude
mal agüero, determin6 abandonar aquel recinto,
como lo egecut6 á las cuatro de la madrug.a1la ,si-
guiéndole una pequeña columna, com'paesta de
treinta hombres de Reina Gobernadora" quienes
por hallarse de avanzada no pudieron unirse á sus
compañeros, unos veinte caballos y la artillería de
la Guardia Real que tomó del cuartel inmediato.
El desamparado gefe que representaba fugitiva ,de
lUadrid, la fuerza y la autoridad del gobierno,. como
á su manera la habiarepresentado tambie.- Buercns,
arrollado por la l'evolucion , y pór último, Al'razo-
la y sus dos compañeros de gabinete. huyendo ú
escondiéndose para ocultar su vergüenza y su cri-
men, dirigióse desde las tapias del R.etiro (que hu-
bo de trasponer por una puerta falsa} á Fueptiduc--
ña. Desde este punto, sin saber qUH partido .tomar,
marchó á Tarancon , en donde fijó _por entonce~ su




--'613-
coartel" general despues de habérsele' Uliido al-
guna mas gente. Allí espidió 'una procla~a' á sus
soldados, quejándose de qu-e en Madrid el desacato
de los revolucionariosbulJieta llegado hasta el es-
(remo de «verse atropelladas las autoridades ,» en
lo cual hablaba con razon y esPériencia Aldama,
ofretiendo ademas una buena gratificadon, la li-
ce'ncia absoluta y él orgullo de obrar bien «al que
denunciase 6 presentase un seductor. Mas como no
era esta obra de seduccion y de maquinaciones par-
ciales, como era una conspiracion un¡ versal, de to-
'tia Es'paña contra el gobierno, ú mejor dicho, co-
mo erá el goLierno el verdadero conspirador con-
tra la España, siendo este el motivo grande, el
principal, el único que delermin6 el alzamiento
popular de Madrid y posteriormente de la nacion
entera. veremos que las descreidas huestes de Al-
dama, sin hacer gran caso de sus ofrecimientos y
esclamaciones, abrazan al fin, como todas las de-
mas que componian el grande ejército libertador,
la cansa de lílConstitucion y de los pueblos. .


El mismo dia :.>. dirigió la junta al DUQUE DE LA
'VICTORIA un mensage en el cual, despue~ de aplau-
dirle la firme decision en que se bailaba de f(COOpe-
rar con toda energía· á la defeósa del trono, de la
c'ónstituCion de 1837 y de la independencia nacio-
MI, án\enazada' por una faccion liberticida,» estam-
paba el párrafo siguientg:- «Animada de e.slOi


TOlI. I1I, 43




--:67'4-
«senlitnientos la corpcracion mUnIcIpal ellPeraba el
«resultado: de la crisis wioistedal, c.uando á co.bse-
"cuenda dejos úlLimos npmbramientol! hechos P(lr
"S. M.· para sus consejerOl!. responsables á, favor de
"personascompletjl'wente desacrediladas .. ,por su
«leodeqci~r.ea;~d?naria, y torpes insultos prodiga-
.«dos) .Y.E.; e:n,cJ:perjódico titulado El Correo Na-
,«cional j. el pqehtq rep.nido con la Milicia ciudada-
.«na, no pudi~udo refrenar por mas tiempo su jÍl-
«dignacion. acudió á 1as armas.»-La poca digni-
dad HUC encierra elsegnndo período de los dos que
form;m'\a esencia d~esle párrafo, ha sidQ amarga-
mente .censurada por los hombres de todos los par-
tidos, que ban argüido de a.lu\acion ó de miedo,
cualiuades impropias de bombres libres y revolu-
cionarios, á los individuos que compusieron la junta
tle Madrid. De todos modos, ese período tachado,
que debió; suprimirse, prueba que los sublevados
110 contaban aun para apoyar la insurreccion con la
espada del generaIEsPARTERO, como alguno$,creen
ó afectan creer. Pero, de esto nl,l~ oc~paremos mas
auelante.


Dos días despnes envió la junta otro mensage
á la reina con una esposicion q uc de cia. aSÍ:
SE~ORA:


"Cuando la nacion cspaüola juró laConstitu-
cion de 1837, formada por las Córtes constituyen-
~(;S, J aceplada libre)' <,spontánCilmentc por V. )L,




--675-
fo'é'con la decidida volúntad' deacatllr; éU1\lplir y
defender conlta todo linage de enemigM, 11'0' un
Vano simulacro sino 111. garantía de sus derechús, y
el fundamento de su futura' gloria y prosperidad.
Tan enemiga del despotismi.l'como deh licencia, ]1.1
inmensa mayoría del pueblo espiifiol siempre cnm-
llIió con respeto IlIs' providencias constitnción'ales de
la C()l'ona , y no ha sido por cierto escasa' en sellar
eon torrentes de sangre su lealtad y adhesion al tro-
no ,de Isabel 11 cimentado en fa soberanianacional,
y á la augusta persona de V. :M.~


«Empero en un pueblo libre la obediencia tie-
ne sus límites marcados por las leyes; y nllda espo-
ne tanto la dignidad de la corona, nada desvirtúa
tanto su fuerza, su prestigio, su exist~néia. 'mism¡¡,
eomo la ilegítima pretetJsion de hacerse superior á
la ley, única y verdadera espresion d'e la volttntad
general. Los pérfidos consejeros d€ V. M., olvitlan-
do estos principios, cuya estricta observancia afirma
y rohustece el lloder, no han vacilado en interpre-
tar alevosamente los clamores de la opinioIi' públi-
ca, y abusando de nuestra paciencia y sufrimiento,
inclinar el ánimo de V. 'M. áun sistema de reac-
CiOD, imposible de realizarse 'ya en España sin des-
quiciar la máquina del Estado, y sumergir la pa-
tria en un ahismo de horrores,»


«¿ Por ventura los proyectos de ley sobre ti-
bertud de imprenta, sobre derecho electoral y 80-




-676-
bream.nislracion " ramificaciones tQdas de un-plan
subversivo, no patentizan )()s siniestros fines de esa
faceioD, qu.e apellidándose conservadora. oculta su
malicia bajo la. másc,ra de UDa mentida ,moderacion?
Sin concicncia~ sin. fé política, solo les mueve á los
unos el deseo de enriquecerse á costa de la.sangre
de 6stadesventnrada España por medio de negocia-
ciones tenebrosas, socavando el crédito público eon
la estraccion escandalosa de sus cuantiosas hipote-
cas; á los otros el ánsia de conservar los privile-
gioS' abusivos que adquirieran en la infancia y or-
fandad de la monarquía; y á otros por último la sed
insaciable de dominacion y mando.,)


.Sio norte, sin inspiraciones propias, domina-
dos por iniluencias estrangeras, ahora que la nacion,
restablecida de la guerra civil, caminaba á sU futu-
ro engrandecimiento; se proponian disoh-er el de-
nodado ejército que tantos dias de gloria ha dado á
la patria, con objeto de cooperar á la desmembra-
cion de la monarquía, tramada hace IMgo lientpo.
para. arnebatarle el alto lugar que laeupo en mejo-
res dias, y de derecho le corresponde hoy en la ba-
lanza política de Europa."


-No eontentos con haber desmoralizado el pais
empleando toda clase de medios, la violencia, el so-
borno, el terror, para reunir cn las Córles una ma-
yoría bastarda, se atrevieron á IH'esentar ese funes-
lo proyecto de :lyulltamicntos, cuyo cspíritu y le-




-677-
t1'3 barrCIlan· por su base la ley fundamental, que ,to-
dos. á egemplo de V. lU. ,hemos jurado .•


((Los ayuntamientos. Señora, no se COIll'ponen
únicamente de individoos; 1(1) que constituye su or-
ganizacion son los cargos de alcaldes, regidores,
procuradoressíndicoll. El pueblo por la ley funda-
UJeotaltiene el derecho incontestable de nombrar
sus concejales, designándoles las respectivas fun-
ciones que conceptúa mas adecuadas á su temple de
alma, aptitud y posicion sociaL La nueva ley por
consiguiente, dando á la corona la prerogativa de
nombrar los alcaldes, sobre ser perjudicial á los in-
lereses de los pueblos, y no menos opuesta á sus
fueros y costumbres, es abiertamente contraria¡ á
la Constitocion y atentatoria: á la libertad.»


«Las córtes no podian sin ser perjuras aceptar
tan odioso proyecto, y desde el momento que lo
hicieron se despojaron de su carácter é inviolabili-
dad. Sabido es, Señora, que en todo pais donde
rige un sistema representativo, cuando los coogre-
sos sin poderes especi.les del, pueblo. infringen la
Constitu«ion del Estado, en virtud 'de la cual se ha-
llan revestidos de la potestad ·legislativa,.sucede una
11e dos cosas: 6 muere la CODstituci0D, y desde
aquel momento no impera mas ley qÍle el capricho
de UDa congregacion' tiránica compuesta de tantos
deceo,iros como ¡ndi viduos ,6 muere el 'Congreso,
y dejando de tener el carácter de tal, sus disposi-




-6'18-
ciones, ni deben sancionarse por la corona, ni aun-
que se sancionen obligan á la obediencia y cumpli-
miento.»


«Lo primero no podia suceder. mereed al res-
peto y alll()r. de todos los huenos españolesál trono
cOlÍstituciOn~. Ha sido necesario pues que el pue-
Mo, por medij) de un patriótico pronun()iamieDtQ~
evidencie su firme voluntad de mantener íntegras,
ilesas, la Constitucion y las leyes.»


(,Así lo ha hecho esta capital: desoidos los vo-
tos del ejército, rechazadas las esposiciones de los
ayuntamientos principales de la Península, abogados
los clamores de la opinion, y cerrada por último la
puerta á toda esperanza;. el pueblo y la Milicia Dl-
cional han tomado las armas, y secundados leal-
mente por la bizarra guarnicion, han jurado de
consuno no soltarlas hasta tanto que V. :tU., pene-
trada del volo de la inmensa mayoría de los españo-
les, se digne suspender la promulgacion de ese
ominoso proyecto de ley municipal, disoher las.ac-
tuales c6rtes ,que en';maoera alguna representan la.
nacion; nombrar un ministerio compuesto de hom-
bres decididos, cuyos inmaculados antecedentes
inspiren confianza y tranquilicen los ánimos agita~
dos, y sea exigida la responsabilidad á los minis-
tros que tan pérfidamente hall abusado del poder. lI


(.La junta creada por la diputacion provincial y
ayuntamiento con el carácter de gobierno provisio.-




~6'19-
nalde la pró\'incia de Madrid, intérprete de sus
sentimientos, no trata, Señora, como propalan los
traidores que rodean á V. M., de destruir el órden
J entronizar la anarquía; su único objeto es asegu-
rar de un modo estable el trono. la Constitncion
de 1837 y la independencia nacional. conquistadas á
fuerza de tanta sangre y de tan costosos sacrificios.
Los,individuos que componen esta junta, poco ave.
zados á la lisonja. ruegan á V. M. se digne dispen-
sarles este Icnguage severo sí, pero hijo de su
lealtad, porque no es permitido mentir á los reyes
en ningun tiempo, y mucho menos en circuIllitan-
cías tan graves y peligrosas. Dios guai'de muchos'
afios la importante vida de V; .U. MadríJ 4, de se-
tiembre de 184.0.-Joaquin María de Ferrer, presi-
denle.·-Pedro Beroqui.-Pio Laborda.-Fernando
Corradi. -José Portilla.-Pedro Sainz de Baranda.
-Valentin Llanos.»


Medida política muy atinada y sagaz fué la si-
guiente que adoptó la junta con fecha del 5 :


uArtículo único. Todo empleado ú funcionario
eepúblico en el término de veinticuatro horas desde
~la publicacion de este bando,. puede hacer libre-
CImente dimi¡i;ion por escrito á esta junta de sus
«cargos y sueldos; y de no hacerla, se entenderá
((que reconoce y obedece su autoridad: en inteli-
«gencia. de que si pasado dicho término sin haber
«efectuado su di misio n , no cumpliese las disposi-




-680--
«dones que reciba de dicha junta, serií cO.nliidera~
"do como rebelde.» -Digno d~ elogio el¡ ,tambi~n el
proceder económico de estosrevQlucionarios, El
órden en la administracionde las.:rentils públicas
era admirabl~. Creada una comision de ha,cienda.
compuesta de hombtes entendidos y probos. todas
las noches presentaba con minuciosa escrupulosi-,
sidad á la junta sus cuentas, cuyos estados de sali-
da é ingresos aparecian al dia siguiente en el papel
oficial.


Llamados ála capital los diferentes cuerpos de
~liIicia Nacional de la provincia de Madrid. y da-
das algunas disposiciones para poner á la poblacioD
en estado de defensa, al abrigo de cualquiera aco-
metida, bien pronto el alzamiento del primero de .
setiembre levantaba su frente enhiesta sobre los po-
deres derrocados, presentando en una revista so-
lemne y vistosa que pasó el general)todil á las
fuerzas revolucionarias, el dia 8. un total de ellas
que no bajaba de 24,000 infantes y 1,900 caha ...
llos, con dos batería~ rodadas. En estarevi&ta me-
morable y lucida formó el ejército revolucionario
en las hermosas alamedas del Prado y en las afue-
ras de la Puerta de Atocha, estendiéndose desde la
de Recoleto3 hasta el puente de Santa Isabel, ~n el
canal del Manzanares. Un concurso de gentes nu-
meroso y brillante dió á esta solemnidad marcial un
aspecto á la vez imponente y grato ..




-681-
J<~I Correo Nacional, llevado de una prudencia


que todos calificaron de miedo, suspendió su pu,-
hlicacion por algunos di'as, desde elLo de se-
tiembre, á pesar de la tolerancia suma y de la li-
hertad legal que caracterizaban generalmente los
actos de las potestades revolucionarias de estos
tiempos. Sírvanos de prueba y egemplo un párrafo
que insert6 el segundo dia que llevaba de imperio
la insurreccion en Madrid, el 2 de setiembre, uno
de los periódicos que con mayor energía, 6 mas
bien, con mas grande acrimonía, la habia comba-
tido autes de que apareciese ataviada con las pre-
seas del triunfo. El Castellano correspondiente al
mencionado dia 2 estampaba las notables líneas que
siguen:
«Mu~ho tiempohabia que la capital del reino se


{(encontraba como abandonada, sin autoridades civi-
(des ni militares para la conservacion del órden,
«que asegurasen las vidas y haciendas de los habi-
«tantes.-Pero desde ayer se conoce el saludable
((infiujo de una autoridad: y á pesar de la alarma y,
«agitacion de' los ánimos,se ha disfrutado la tral;1-
«quilidad mas pasmosa. No ha llegado á nuestros
«oidos ninguo ,insulto, ningun esceso:' jamás se ha
«visto órden- mas completo ni mayor seguridad. La
«gente h& tran~itado por las calles sin que nadie se
«10 impida; y seguros estamos que aun aquellas
apersonas mas señaladas por sus opiniones, opuestas




-682-
«al pronunciamiento de esta capital, hubieran podi-
«do hacerlo con seguridad completa.»


ceSe espera que S; M. ponga término al estado de
«ansiedad en que hace' mes j m1!dios~ encuentra la
«nacion, accediendo' en lo posible á unos deseos tan
«generalmente ·espresados.»)


Nada debemos nosotros añadir á tan terminan""
tes y significativos conceptos.


Hemos dicho que existia una grande suma de
«tolerancia» y de «libertad legal)) en la capital de
las Españas durante los días borrascosos de setiem-
bre: y el hecho que vamos á narrar á continuacion
prueba con evidencia que este alzamiento (1), al me..;


(1) Hemos preferido esta palabra para illlpresarel gran su-
ceso de setiembre, el cual, sin ser, en nuestro concepto, una
re'IJolucion, porque sofecado en su cuna aqllel movimiento po-
pular por sus directores, quedóJe solo un triunfo de la ley fun-
damelltal so'bre el gobierno infractor, lo que 110 puede consti-
tuir carácter verdaderamente revolucionario de modo alguno,
fué, sin embargo, mucho mas que un mero pronundamento;
palAbra con la .cual, Ilomo q,ue quisieron atenuar y alllensuar
sus efectos los tímidos reyolucionar.ios de estos tiempos. Esa
pálabráiimportada del franees (p+Oftonilement) á \8. historia de
nuestra r'lvúlucion, atendido al US.Q, ú mas bien, al abuso que
de ella se 'ha hecho comunmenteen lanacian vecina, parece
haber sido in:velltada e.n descréaito del »so legitimo que suelen
hacer los pueblos del sagrado derecho de «resistencia á la opre-
siou.)) Si teuemos á la vista la signiticacion g.cnuinll de esa voz
en nuestro idioma, echaremos de ver que mucho antes del pri-
mero de setiembre, habíaDse ya los pueblos de España pronun-
ciado, es decir, habian hecho manifestacion ostensible de su
opinion, contraria á la marcha del gobierno, por medio de las
infinitas representaciones dirigidas al tro.llo ! JI las Córtes, sin
contar con las que hemos visto que recibió tambien en igual
rent.ido el geueral ESJ.'ARTBRO. Lo que sB~edió, flues, en se-




-683-
nos f' considerado de parte de sus fautores y princi-
pales directores, no presenta otro carácter q lle el
de UDa vindicacionde la ley ultrajada, en cuya de-
fensa, y no mas ,subleváronse contra un poder
transgresor los ciudadanos que,componian el ayun-
tamiento, la diputacion y la Milicia Nacional de
Madrid,coo todos los demas que les prestaron apoyo
en aquellos críticos y azarosos instantes .. Este celo
religioso, y aun supersticioso por la ley, unido tal
vez al temor de perder lo conquistado, enojando el
animo de las personas que por su influjo, vali-
miento, 'renombre y poderío, habian de contri-
buir mas que otro alguno á resolver el proble-
ma propuesto por el ayuntamiento de Madrid el
día 1.0 de setiembre, obligó á la j unta y á los ge-
fes de la Milicia á lanzarse en una senda opuesta de
intolerancia y de tiranía, en nombre de una ley que
no existia, ni para el gobierno ni para los insur-
rectos, pues que unos y otros la habian traspasado:
intolerancia y tiranía, decimos,que fué á egercers6
contra ,la libre emision del pensamiento en las opi-
niones estremas del lado de la libertad. Fácil es eo-
nocer que aludimos Has denuncias y condenas pro~
nundadas- contra el periódico democrático intitula-


tlembre, si bien 'no pasó de un levantamienfo Ú alzamiento
ron el roerp ear'c~er de constitucipnal, fué DO obstal,lte , atelJ.-
diendo á los hechos y á sus resultados, algo roas que UA sim~
pIe pronunciamiento: no tanto como una revolucion.




-684-
do El Buracan, á ¡"vitacion de la junta y peticion
de los espresados gefes de la -Milicia ciudadana.
Contradiccion es esta imperdonable en dias de re-
volucion. durante l'0s cuales debe de tener toda la
espansion y libertad posibles' la fórmnla -del pensa-
miento y de las voluntades, si ha de inquirirse dQ
buena fé la resultante de estas fuerzas divcf'sbiulde
constituyen la soberanía popular. Cuando esta-obra
en su estenso círculo. no debe hallar estorbos qUe
la impidan. Los estorbos entonces son el verdadero
símbolo de la tiranía que nace para reemplazar in-
mediatamente á la que acaba de ser vencida y des-
hecha. El debate de los principios políticosconsti-
tulivos y fundamentales de las sociedades, permiti-
do despues durante el ministerio-regencia y la re-
gencia única del CONDE-DUQUE, no debió asustar, en
nuestro sentir, á los revolucionarios de setiembre,
quienes pudieron muy bien escusarse este lunar im-
pueslo á aquella gloriosa insurrecciono Empero.
partidarios nosotros de la mas ámplia libertad 'de
impTenta, tocante á los pt"incipies· y doctrinas.¡ no
i>ea visto, porque condenemos ese aran de los su-
blevados por ahogar la voz de los demócratas, que
prestemos nnestra aprobacion y asentimiento á la
parte personal y de insulto. altamente censurable
siempre, comO que ella es la lepra que mata á ve-
ces:, sin un salUdable correctivo, el derecho predI)-
so de la imprenta.




-685-
umisma causa que babia producido esta reso-


lllCióD'contra el Hur:~can, es decir, los grandes te~
mores que abrigaban 10$ corifeos del alzamiento en
estos primeros días •. temores que hemos visto tras-
lucirse bien. en el mensagedirigido al CONDE-Du-
QUE y en olros varios actos de la junta de Madrid,
determinó la negativa de ]a autoridad revoluc,iona.,.
riapara la insta]acion de una sociedad patriótica,
que iban á constituir varios jóvenes, con ohjeto de
elevar una tribuna pública en la cual se instruyese
al pueblo acerca de sus verdaderos intereses, á lin
de que la marcha de la revolucion fuese encamina-
da á promover el bienestar del mayor número, y
DO fuese ella «la locura de muchos en Beneficio de
unos cuantos» como de ordinario suelen, ser todas
las revoluciones.


Con la velocidad del fuego eléctrico fué imitado
, el egemplo de la metrópoli por las ciudades y vi-


llas mas notables del reino, que se apresuraron á
,responder al grito mágico de ¡libertad! lanzado al
pais desde el palacio consistorial ,matritense~ Zara-
goza, Búrgos, Toledo, Cáceres, Granada y otras
muchas capitales de provincia, crearon tambien sus
juntas de gobierno en los primeros dias de setiem-
hre" en el momento de recihir las nuevas de. Ma-
drid, sostenidas como en la villa coronada, por el
esfuerzo unido y combinado de la Milicia y de las
tropas nacionales. La revolucion, en IIn, marclla




-686-
imponente y magestuosa, sin arredrarlé .estórbo
alguno, estendiéndose en br-eves dias el fuego in-
surreccional desde aquel punto: de partida á to-
dos los ángulos de la vasta 'region'l'eninsular.


Llegado que hubo la noticia de los sucesos de
:Madrid á Valencia, en la noche del 3, apoderóse
grande perturbacion del ánimo de la reina y de
cuantos la rodeaban. El general Odonell; que' se
hallaba traGquilo en el tealro, abandonó deprisa
su palco y fué llamado á Palacio, desde donde, sa-
hedor de tan ingralas nuevas, partió al punto tam-
bien á dar las disposiciones conducentes para la
conservacíon del órdeo. Un batallon de Reina Go-
bernadora y alguna mas tropa que habia cercana,
ocuparon militarmente y con grande premura to-
das las inmediaciones de Palacio, poniendo avan-
zadas y centinelas que impidiesen el tránsito á los
paisanos. En actitud alarmante y hostil á los suble-
vados pronuncióse desde luego la córle, divagando
entre la rabia y' el temor, y entregándose, segun
era consiguiente, á sériasy acaloradas d~Hberacio­
nes. Fijos los ojos en el general ESP.\llTERO, el hom-
'hre indispensable entonces para el gobierno y para
la revolucion, la reina Cristina que le habia des-
airado poco antes, vióse olra rez precisada á re-
currír á él ordenándole con fecha [} de setiembre,
que puesto al frente dé las tropas marchase inme-
diatamente sobre )fadrid, para reducir con la fucr-




-687-
z!l',á¡lps sublevados. -Hé aqui la célebre oonteita-
qonque á S. M. dió el CONDE-DuQUE •


. «SEÑORA: C<ln la franqueza y lealtad de un sol-
dado que jamas hil desmentido ser todo de su reina J
de su patria, be manifestado á Y. M. en diferentes
ocasiones cuanto convenia á su mejor servicio y á
la prosperidad nacional, combatiendo noblemente á
los e~emigos que bajo cualquier forma ban maqui-
nado conlra.el órden establecido. Pero una pandi-
lla cuyos reprobados fines habia logrado sofocar
por mis públicas representaciones, y á fuerza de
señalados triunfos en los campos de batalla, ha se-
guido constante en sus trabajos empleando el ma-
quiavelismo y la falaz intriga para hacerme desme-
recer del justo aprecio que V. M. me había dispen-
sado, consiguiendo envolver á esta nacion magná-
nima en nuevos desastres, en nuevas sangrientas
luchas. cuando la \'OZ de paz tenia enagenados de
gozo á todos los buenos españoles."


(La creencia de baberme retirado V. M. su con-
fianza lnve ocosion de espresarla en 15 de julio, al
hacer la renuncia del lodos mis cargos; y aunque el
presidente del. consejo de ministros de aquella épo-
ca, tomando el nombre de V. M., señaló un hecho
{lara convencerme de lo contrario. no podia yo
quedar satisfecho. porque los motivos que espuse
it V. :U. recibieron mayor grado de fuerza no sien-
do rebati(los 1 y a(lmitiendo·el gabinete el pCl"egri-




·~
,l"h'o,f;l\~&<d~ hlKerm&,8ebej>ia,.gat~_1wl~
. mision.; fl{)c o~tant~>quer.jus~ehe\I~.'-tria~­
~~OOI v'.;:U. reempm~M~qlUNtati·aflti~
se -ffi:lS el 85píf1lu: de,lolJ .. e4:llo"/~eado'!1t'Js
ma1esq1;le·,~nuncidlanl«IJ'·difet.entés liil&I1iOM'S'>J


jakio&,-proaUllciado8';» .. ,',-: ; '.'"" ,¡P¡lll~i\'l~"\(j
V ',fiy&aebia·hacerunlluefo sact';ficW'~m"m1~­
Ralpor mi patria, resignándome .,i. c0atind4'r"i!\fa
cabeza de las tropas, puesto que sé creyó1Ile-cesario,
¡maque· 'ya 80'0 conservé una débil :esperunza~*
que no llegasen, á tener efecto mis fonestas pJleltft:-
clOnes.))


,«(Losp.uehlos mas eonsiderahle'Sdu,I.~~quía
-pol'~ltdiO,Qe511S .corporaciones Y.lI MiHLia:\~
,nal de. muchos puntos, habian acudioo'á,mí,llMl,!ue
,1Q$, :tíllillos de gloriosos ,sucesos que, coosoiUbron
cltrooo. de fuestra esceJsa hija ore-yerow'IBe'habian
,de conceder la Meion de haceroiodicaciones 'por.oe¡
b·ien general que fuesen acogidasfa\\orahleQWm~.
l~ ~ deseo. eraquc'.Ia Constitueio!llf\d6·,:1..s&~;11lO
ae ~p¡Cabase:lli infringiese IíOI"<,ÍQ.,~JKénlo,)de
q~n todo, lotemian. en ;vista, de-·su marCba."D'Ot1i-
blé'porlas escandalosas remociones defUbCiowuJios
públicos.;¡ por la iDdebidadisoluci~! le unas'€Ólllas
,que'acababan de conslituirse; por¡a,'¡nt~"v~ioo
6Ut.\a.s elecciooo$' de n.u.evos diputadog'1 'Y'por,lllS ,lt-
yes orgánicas que sometieron á su deliheNCi_I)'
,,'&~'ceslas~'atlténtiGa-i aemoslraúOnltSI'se ¡Unia el




-489--
~ento< que ... '(Jo8icio.~,"u,¡~tk.térier
tWi .... Oode'laso~;BUIJ~eb6ioR8SIy.jneeMlim5
__ cuencia .. ; ¡,.~mmio,pOll;lortatUo !de b. ~
perios.tpeeeM~ad .. ie ,impejir los !tnllles ,l'hic& 'prte-
sen.e á.Vi.i,K.· la co_"'enciaje'fJufllenc1JSo de 'sUs
prerogativas uordas8 Úa t»m.MO"deJ~~~lfM&l~alill_z
~ salvat .la "."del eSlta.m;: idea qué{Whlili~ V. Jd:
.ajo.t«!ÓDlpromÍ'sode que; yo aceptase: 11"Íi"ltid~,,"
ci. ,'!'fUe nO'Mhusé por ·yet"'asegulladll la tranqlll-
udad:pilWica,,\y.satisfecho:el unaniene deseo'~'los
buenos espailoles 'que constituyen la inmensa írlllyb:'
ría de la nacion .• ) , oC
':il,'~do mi 'programa sin duda porque sus
prdtipale8lJUes 'ectPsistian ; en ladi501ue~ 1 de ~t,s
aQlaales,oólIles, iJlen¡que ,lGs·pl!oyectoS1.' Jorque
las habian sido presentados se anularan nE!'gánd6~e
su' silitmon;. sane V" M.I t1ódo,cÚ3nt():omovido d.él me-
jor celoespuse en las varias'; coftferenciaB~ue m~
permitiói~ ;luego que' terminadagloriosamente;¡,la
pentai contra .los' .rebeldes ,aFmllq051, se '1M ~ hito"5d ...
béró,el deSeGl«IJ)'V!. Ml¡'de:que,me>ll1!estQt~"en
BaroelonR', t1l8islieudo ipltTlKutarmeote w 18 toillVa-
nieMia ;de' que nOI(uele:,i8Rcionad,. ta'lCJ lde ;ayu'i\-
tamientos; pucs:quursiendo, reC)ftlrariw ádo eSprMá'-
mentenieterminadd sobre ell p~rti¿l1litreb~a;lCoQ'­
tilooi~i\Hlada4 temia que'se' realizasen 'm1¡'fl'ó'-
nó&'~O!!Ul)';~'fl\ir \~:'i 1;~·'i,~ n·J .. ::~i.J:; .. 0) l :'T)í~'¡d ¿L.J.:"·


I 'uEl,otemnl mnp"ii~ de' tos1i 'cobIlTdu1(:bllléjeroi
lOl!. 111. 44.




-mm-
4~1'y'., )fIilJlmuó,. QQn¡;lIUIlirnprueatoe J' pt'ooipitmIG
~edi4« 1ft; tf)a~dft ¡ JIl!m~di"", .. itado ~n, é~'",.
tioo ~. ellta indull1!io'aJPlttJüfttuptrooamdaa46'.
salnr¡ tQd,Q~·pdig,OJ aban4onando.!!!lU¡ 'puestos, ClOn
M"(l¡anli&i(tml.¡~m.ie •• \Jpamdl' 'al. ~sI;roogeDo' á
~f:l""lU"rlolYeoéno de¡·1a,oaluMnilli+ l 50poui81(tlo:au-
loc lit :qbftlhabia. procur,ado <conj'orar eimaL1"j~~
y3<ma.i~eato., e!l1ifh las terribles: eonsecllenci.~
Si.D .duda provocaron y esperaban 1/tmbien los'V.es
y. bastardos españoles. que aparentando bipócrita::"
mente adbesion á la ley fundamentoli del estado.
consideran un crímen se proclame. eslepl'iocipto\: y
quisier¡:ulbcber la sangre de sus fieles.. sodeaeaores
hojo.l ,pieteslO de. anarquía. que 'eli'08 ,oontitan y
fr~guan r~streralllente en 'el club á que ·están.·'ntl-
liaoos;II:" . _ J', 'o'


aV. M •. en -aquellos, criticos momentos' debió. ser
impulsada únicamente de su naturalbol,ldaden fa-
,~Ol'¡d6 na pueblo digno, por susl'irtudes y señrua-
aQS¡lWlriici05l1\e¡que sea;.considerado, '1 sa\isfeclms
,sus iusta~<elliBenoias. -AÁse ·cr6yó',en'~~tll·de,¡los
.reales décreto& ele nombramiento de _e\'o8. minis-
tros hecho en personas de oonooido españolismo.
~nte8 de, la Conslitucion jurada í delt.,ono,~e
vuestlraaugu!lla hija y dc la regenoia de; V .11. ;,." á
eBcepcion de uno que renunció el cargo'¡itodos;los
«emas hicieron el costoso sacrificio d(! aeeptllrlo,
. poniéndose. en marcha para ofrecer, sus nohlescs-




-'691-
~CJA'Já. la cOtonlJ j~elolle8 'de sfi'itustrff y 'tle' )a
flr~ridad del Estado. Sus principios eran bioo~ ..
Iroeiliosy yDOlera pp&ibl~"que?éontro eUosy 5US pro_
pias ·(l00 "iccitmeuiguicsen .Ii. torcida, marcha de lós
que les'Pl'ecedieroD~l~ot,' es(f.) ,la> iftatfQ\l.se entregó
iU a. gra la' y: liso n.jer:-a: ,oonfiaUfla del; POUort1 rndiohmlo
que ~apto.Jlnhela. POl' .esto, Seiiora,.e'n"pú~ieases­
p~"ionei se cQluiderQ, ;unmedio desal~ari4)ltel
p' .. nuncillmiento de Barcelona, reprobado .solo por
los 6olfmigos de Y. 1\1. Y de la;CollsliLucion., ~ por
~s que no late en sus pechos el scntimie.nl0 de in-
dependencia nacional que ha de conslituir nuestra
VOOl.-thll' .'


.\t.JllELpr:ogllllrnáttUc los ministros eJoows Pft?Sea-:-
larQfliÍ.. VI/M.. nopodiaser. ni mas,jusll>¡..u.IWl$;1DG-
d~r¡¡.do; pero los días trascurridos debi.er~ll:.~rvir
.. la pandiUa egoista y crirníJlal ,p .. *al¡lo:vcr ,Duevos
"osorles, y hacer erectO á y" .M. que debia.Uevarse
.del'lOte el sistema que aplanó al anteri01'. ministe-
rio;, y, ni estaconsideracion, nUas razones elIlplea-
daS,CGll-e\ocuenltÍ:n, verda4: y saBa. ,intencipo,sir.Vlie-
rOopa,a que las ,baseduosen adwilidas., .Las !F~nnn­
Gias ' se. f'luwon,sucedieudo por consccnencÍa forzosa:
1.1,.naqiol1.quedó s141 g9-hierno, conslitQ.ido,despues
de QIla ,tan prolougada crisis;,; ~,uiér.onlieotras
cltl(lcian~ ".'y. 1,,8 antecedente¡¡ deL algull9s ; todo,
SeilQr ••. fué l ... señal, de alarma en !a: cllpitjll del r~i-
no, alarma ~ue ha enconlradoeco en Zaragoza,




----Y' que seN -:mily;'pI'OIbattle; tunda: en' ol'as'p1o~h,.;.
Ci8Si~·-;'-'; ff .'," t e: ,J '·Ul E.~i~· ,1)1 ',f:1,", :.~{¡ u~;, '·'·U)f ,~.,
, ':«Aeorop;tüo á"V'i¡Mnltf3{t1o-pi~.d~11.cQmunilc/t'-


, cion'que me baiilwi~Ü 'IH Jdll(tuitJ·Mam'Ferrer~
nomhradO'p'eit¿t1Il\t!~&f'b junta' 'PI'ovisl&rilll, d, gol-
bierRtl ,dOiml\\to;i{niiar.d'é'rMadrili: ,y ot'IÍa '0041 COft"
te~~'ll qtwtiée1eido. n'eccs/Írio dllr. B{J\'8ltp~
iíbnoialní'(lnto que ~e'Wa verrncadoya ,ha ,Sidoi~~
In aangre '\'ettid'a. El obje~o se mc'diC'e' 'no ieis olorfJ
qué el de sosHmerilesos'el trono de lS.1beHt,la
regencia @. V~ 1\1., la Consliluciondel Estado 'Y ,111
independencia nacional.»


((Yo creo, Señora, que tates son los pPi~iplos
qlJe¡p~es~'V¡"M:j peto 'en Uh gob\ene 'rIepÍ'esen-
tállvd !/()n todO's' íos eonsejeros ~,C' la corona;' tomo
t'éSpoitsabtes de loS actos; 'los' que se ríece&ita 'que
of~e:ic'áo'las segürida«es: :que contaota ansiedad 'Se
ban;é§peratlo; y;siendo un hecho que los elegidos
despli#S' de la aceptada dhilisiou del gabinete'Pel'ez
ae'Üáslt'(t~, 'r-' que podiafl"sat1'Sfacer' 'aq-uclb I a~:sia~
dád¡~ tuViérí:lW 'que' 1e\ií'/lttsc' 'por '~O' 8,uShib'ir·:¡y. la
promulgacíonde 'la ley de' ;nJunlamieilt~s·,colltr(l<­
i'ia'1á-la CC'ltrstitucidn; se descubre elmotívo que ha
impulsado éllamelltablé y senslble moVim\len~6fJuc
ha puesto en' conflictQ á V. M., )'que af6f;Ü mi CO'-
r'áztm aOft 'é'9ialld() ¡hace' mucho tiempo lo. t~dill. 'pr~­
dfcHo'. Lij$· "'fediOlSrlle't'cprimirlo, c-rcen' tos< minis'-'
tros que estan 31 lado de V. 1\1., que es ,haccrus!;




-m-
~ llldfQc,za dcLejéNtito. ;,&e~a,.lit~l'Ca,~:Md,llllllJUQ
se me comunica con fecha ,5 de éste lIleS, Ji:ltl eredo
semeoligu lÍímtl}Ue no,nr.·pcrdonadonjng,ul'Lmeciio
piJfa'eliiliar<;~g41sn'et d~aa8'd,ilo!,ter:rible :prueb~"
4ft podrá oeompFODlt*el! pln'lhtempré> el. ór~en 80.-
~úll ¡ hlloer CfOC·f:drralÍllcttnhté&Ja~sangr6~ malo"-
ghlll;U8 :oj&rciio q 11 INIOS , hOlce 'rcs,pet:khle~J:yf~nl6¡'
ell hló lle' las' seí'ialadl9 g loriasqoe' han, auit¡Bilado,
áius 'huestes 'con 'que el 'rebel&e ,J) •• ,carlos , aeyó
uSllrp:lr el tro.no. y lcv~UJtar, cadalsos ,para sacrificar
ti los que lo 'han defendido. y cOfill1iislado la liber-
tad,))
~,::«Por,eslo.', yp.onlue V~ M: en su carta nutó-
grafll,!lola 'mnnn:h(echa que ,he < lemd~)i eLbea,ott,do
I'l'Jeibir •• o.bsonvo qua >.por tales '.suceso.s ,hiln.ho~bo
concehir áY. ,M.i,e! terrlo.r:dc quovoligtr..1.¡eLtI'o.no.,
ueo. es un dcb~rsl1grad9lca'nifliliilar en, esta parte
.t.V. U. haciendo con nobleza r:coola honradez
qM' acoslumhro las observl1oionos que me sugiere
mil:ealtad! y .patriolismoy,por siJogro indina~ el átli-
"*0 dI) 'Y. M..uá qoe.uumfto,Jé' {,mis palabl'as •. acuer--
deloime(Jios,d6~;Yaci(}n.~.1Íln.icos que <coll'justici:a
me parece.so,deben nJopwr.'·Porel relatol de esta
8sp<>8icioll. se,.evideneia.¡ ¡'in"hacina!! ~oLros. ant6~
dflllles,'que,la di ,'ecciGlott , de los ncgócios 110 ti. Jle.,..
vado aisello de la. pr,uaúncia. ni de:la {am(llircjaljllS~
t.ciaque;h:u~&.&nertes J' 'lfespctables ''¡'o" gobigrnos.
,E1~cmpdo hasmo eonstantf! desde la disolucion de




-69ft...,;
las 'attteHdres'eóttes de'~sacreditar' di 'pirrtid() ti4


, .


btral d~notninado'dcl ,progreso.!~ est~blecie'Ddo 'Urr
siSlilma . de protección- .9doein ,~~.fnfor ;del ói'rO'
partidolla /nado' tIiod~",8'()1. qu~5e' prodlt'ó 'a1imen in ..
con personas de preéedentes 'sospechosos r haei~h'­
dopdri:aJ(mio- de 'esta fnceion todos 1'0' prillbipales
deStinó$'·d.el'Estado~ Así • Señora • niptiede'ilftér
armbDÍil j' ni confianza. 'ni conseguirse que la pSÉ.·1ij
estab:\eica tan sólidámente como debía esperarse
desp1ires de terminada la guerra;» . "


«Al partido liheralse le ha cahlmÍliado adema s
por los corifeos del otro, suponiendo que conspiran
con1ra el trono y la Constitocion • ,rque 'no'SO)li)\ra
eOsa'que"anarqulstas'enemigos del6rden soCial', 1
D'O pocas vbces se han fraguado asonadas 'Y motines
para ct)l'rohorar este malhadado jllic1'O, pero qUe D'O
han producido nirigun efecto porque los hombres
han penetrado á fuenade desengaños el orígen y la
tendencia. Losaborlos han sido ulla consecuencia
p~isa; porque'la falta de"motivo:'bat:iaiihpósiMes
eombinacionsigen'erales:q1lo tam~c(Y;eslabá ~~J\)s
ititéreses de los mo'or~sel ensayar ,so pega de
convertirse en dalio propio. ,Asi abt>Ttaron iosllllio·
l'()tos de Madrid y 'de 'Sevilla en los mtlmos' mesei
del año de 1838. Y mis representaciones á V'. ,1\1.
de 28 de octubre y 6 de diéiembredebleroftcoll·
"cncer por {{u'é manci fueron aquello! 'dirigitlos ';y
'cuál el opuestoGn áquc eran encaminados; El1ton.




c. ~~~~,SiD uinWUA,FClellt4l ~~~o~iet.ml,,~i­
~Il rde, ,y¡i~~ ;yeuandoestaba13 ~r~~le.r:su
~yor,jnCr~ ,l~ cual ~ubie~a podido- inú.tili·
zaráJo$. defe~8Qi'es.de la jQ$~a causa permilieqdo el
triunfo. al baQdo r~Q:lde~ ,


«En. el, cit. yo, coo¡idero los ,proDQDciarqi.ento8
hasta,ahQta ,d6flostrados bajo UDa faz, Ultty: difureo ...
te. lio e. una pandilla anarquista qoesinfll·~tica­
propl.lf4sullvehir el órden. Es el partido:ltoor'al qUe
vejado y temeroso de. que se retroc~a al,despotis-
mo, ha empuñado lasarrnas. para' nodajarlas sin v.er
asegurado .el, trono de vuestra eseelsa hija, la re-
g.ellcia de,V~ M., la Coóstitucion de 1837 y la i~de­
pendencja.~ae;oqal!Hombres de.fortuaa, i\el'epre.
seQtacion,y.~.,b\l6DOS 3ll,tecede.nta5 ~e:~e~~a;"
dO en , laderqaud!l, 'y fo 'lue .0la¡S dab-e' !laÍIÍlft Já
atencion es que cuerp05del ej~rCfito $ehan unido
esponlán.eaq¡ente ,sin duda porqueelgritoprocla ...
rpado es el' que está impreso en -sus corazones, y
por el,que han hechotanheróicos esru(Jr~os. y pre-
sentado,Sull~~~,coR,valor, d~isloil.lplorpo y
bierro,de,los veQcidQs ;enémig.os. POI' o.lra p~~, no
tengo noticia. de, atl'Op~llamreQlos nicrímeQes de


,aquellos coa que: se marca el desÓrd'elllQe la a.nar-
quía,», 'l"'"


." ,«Eslas ,consideraciones.y ~tras m,J'lbas que omj~
lo -P:O~.ni),~QI6~lar 4em.S¡Íldo,Ia.~tOllcion, doV .M.,
creo "que debieraópe$ar~e anles de llevar 'a cabo un




:-~
r~p¡mi~u~;el;l.;.¡q:I;Je.;Ii-ls.~hijQf.fDP,JCfs ·paUe&jQJ
l.!ennjlQQa¡~911 los J4el:'lll:íIllQs~¡"s ~sPi¡¡aleB ~dolb.
p~nQ,I¡;~ fuesen,~QlP,lidq~ ~;;f~QQY~ttiDnta:ilh¡¡'t
ehas PQr \l,oos ¡1JIi'QWi.;,f~i P~Sii(!Ckwpties ,.de,d18be.r
consentido eJlabraza,f~e libJÍesd.e lah~idad.-Ide 1
ent;~'é~q~ft·,ql~1>S0Sl~VQ la encariaUada,iacha
d~ .. aie""jliiQlh,;;·Y ,quién asegura de:AtOoe$tn,lI~U8
á; (.e.\iz¡arsc, .. aunque .laeiega obedieoda oomlaltlzá
ta~;~nsibleeombate at qzue mande, la ,fuena~ 0!Se
ha, pl vidll.du hf ,que ,sucedió 1l1.genenl.Latre\l1lldiri"f
girse sohre Andalucía? ¿ No, a_tabaJ~e: .unirse¡¡,b
gu;¡¡rniciQll< de Madrid al pueblo madtileiG.:abanda,...
nan.dp;á ~u ,capitap.geoeral?: Y si; lp,\':Sue,edie18>coo
lQs~~cpos¡qt.te ,ma.ndase. Ó, cl:m~~t. ,¿.qult·,teria ,
de~<d¡s.ciplio!l. qué ,del· ejérCi:il.o2JSi· ,Q;. mareho;,á
Madrid. llevaré el cuidado ,de lo que;'pueda suceder
con..las¡demas tropai; en el, estadodt.l fcrm~n.tacion
cll;que:sc¡h~lIan los pu~b1os. Si maodoun gcner.el
de. mi ,co'olianza .. -Bucomproooso:.es terrible., y .Ul1I>y
du4p~o, ~l:leel solda-do, ·Sfl,hatllí.QoAlr. ... cllwpatllim·
tas.,q~,}c.i~ ~~U~ 'hr:a,1Jls .di~l\'IlO~1 <,j¡. '.c:.


, ,~La, ctlusa de mi, e11lÍ'eño.;e& ,lfl,lmifJf'ltlH.p(j.r !fUe ¡J,,~
be.is derramado vuestra sangre y sufrido las inauditas
penal.idades ;fue ,hacen glorioso vuestr<!, nomb:rd1l1o', {
«V~ M. como prenda para que re~:upere Sil coa-,


fianza. Plll)!Qt, que DuDe .. " me dice q'Üe \ me d~ida á
defe.nder ellrono ~ ,liberlaudo. á mi: .pais. de, 10.5:. ma..,..
lesqueJe, aoiemtJau.Nltnca, Señora"me hchedw




~
d"O~~"hfJlUl.V. ,,)1. 'me·relÍt'OeiOS!1 ~aFeót&"¡'tiMi
~~rbad .. "elÍ',.llos :oombátk };,'rl1i···toustaDt~
aJiMeJ~f tod~·..nj.Of..eonsagrad~ ,11 }a-'cobsaHdacioA
da,tt:'ono,y ·&(I .. ~itfuüd, d.e>mil pátria ~ la historiá,
enpn~,de mi\'V;¡da,m~ilatlq,.nq,tlieendnlld·1l á: V. ~L?
¿ Es ne.cesa~i.Q q1H pruebc,ohandtd'é 'de mis" j"fa~
mep~9ai ~aj)Í6J\~ tal·' vez'¡ l{ls, oronalos 'nieves ;dc
eS~Il>~ ,qUb.SID ,los títuloS' que' 'me envmrezco
d~¡teJlel"t ban 'collSAlguido IJtre v. "M~;' se manitesl'trse
SOl'd6'.á 'lUisindieacióues y -eseucne 'Sos' .insidiosas
tramas? Yo Creo "Sc.>óora:,.quc' no pel'¡gl"a .eFtrono
delmt,;l!eina~ y est<ry persuadido que pueden :evi-
talltetloSil".les. do·mi· país apre(Hando "los 'eonsejos
q.,.t.a''t.OQju'''.& 'mc pa.reció fteber rtbi 1" ·á IN ~ 'M~
Tod=-ia., Seih'lr/l!; puede'ser -tleml'ttó'Un .. kmciJltnll-
nifie$l{)·,de· :V.' .~I .. iI'la ' nadón ofreciendo' qi:re"la
CODslÍlucioo nó sérá akerlld8;·iJue.serán·disuehas '
la~Qttullles aór·tes, y que Jas ·leyes queaeol'danon
,se. ilowelerltn á la delihcf'llciun' de las que n'ueva-
mente se convoquen j tranquilizará los ánimos$i: al
mismo ,fiémpo • .blige!YiM.; se~"OOn&ejerosl de h
cOl'on3:de "conéepw ltbep;rl:, .pUtroS'~, juálos 'r ~á.;..
bios .. »).: .t! , _l l .. " ,)1 !!' ", . ! .. :,~~·~~r ....


«(Entonces, no 'lo dude< v; M."to~ los querahOT8.
se han''{W0nullciado.disideiJtes, depondrán 1a: actitud
bOllti,,;teeonoei.endo entosiasm:rdos la~~ondadde la
que-siempÍ"6ifué:madrc de:lós'espada(es:' no habrá
saugítni desgraeias:.' la'paz' se 'Verá 'afianzada: el




-:~
"roito~ s;empre; N,ir!uoso.¡' c:_rvlílrÁ<·.~.I_i~
$l.; lnaIl1eÍldrá el Orden.y-_ ~bJ á ·lHtoer.~i;"­
rá uafuerte esaudo.d.elrtIlO8O:16 •• \i .... oiÓ'lfU ~" 1-..
drá ser respetadai_~Da¡,iaaé~8ci:¡t!iI.pri~
-piando laeiraid8,·próspel'~dad;tillel·QeCejita,~e!l .. I.r-a.:.
haj~,Ílaciénen,tecomp0nSa,de ¡1I$i fJirueto"s .~.;,
áiioios ybel'éiCliS esfuerzos; Pel'o·$i·~t.·1llti8Wl&
.do...w-vaeioD no·se. adoptan sin pérdicjaide IlMtiisttt'O!;
·dificilSerá cal~ular el giro qne tomarán ,las 'COS9s\
y. hasta dón~ UégaráB sus -efedos;'por~g;c Bnai'te-
v-olucibR,;.por.mas¡sagradQqu.e sea el nn conque
-se prCMnueve, no sera estraiip que ,la ,perversidad k
algusos, holnwes .la. e~cami,e;.poti rumbO";bbfth.J~
.tiiO. moviendo l~ ,masas .pltl"a~"lif¡f~(jl' cÑmiDa~f;
y anár.q·ureos'proyeefos. Dtgn6~ V. M,fijar't~sn
'consideracioilSobre:ló~spuesto, para· que su· i'esó.L.
)ueion !!ea la 'mas Ilcer..ada 'Y feliz en tan ·azarollas
circunstancias. Barcelolla7 de setiembre de 1-840.
-.señora-A. L.R. P. de V. !l.-EL DUQUE'DE' Ll\
.vÚlTOIUA.» "'.' " ; ,i .. . :,.,,, l.,. ;,1,. ",.í!
;. 1 .UlIliSIDO¡tÍ0mpO¡' de. -enviat· ,este ~ab\e dlJtU~
mento á la ,regeftt~" .orosele: publicidad por medi0
de los periódicos, lo cual generalizó mas y mas,,).
inlúrreccion per loda España. El resto. de ,Castilla
,y . las Anc1alucías. que hasta entonces babiao: llérma-
:necido tranquilas"romp.ieron. lainb1e.lllos mquesde
su mal rcpl'imidososiego. ELcoocoj:1l1. de Madril!.
Ferro lIontaos. que se hallaba á la sazon CJl~~




---...


l~"U:aWtibnA"o\pof"1d, Dlurridp¡tidifl& 'Itr~~
pIA.&i'tar á Ji'Mpd1'BtrO, por"In ~onducJ¿f'}()"lllt~
mlapo, élty 1_tMi1t'fOp.'tW!' los, sucesos dé 'joli(}; 'y
qtr8' habia tpermanemito,illtr'8lpR ,'tiempo. para aU-
_atar .en,@':ma,.te\t gea¡iaMe's flesigllios deirisúr-
re'ecioo,'fué'quicni,dNi ltí ,pnDsa'~ Ítun~'an~ dé
qiJe lllegatlJ8i.:nmuos d'CS. ~I.; aq1iel docunt_or:, ••
""'lo:t,*"ttebibió ¡autorizadon espresll' del gelJeral
Ljg~e.I.(' ' ,'" '" -


',DesdeentoDces r el recto vtmdabal trela revalw ..
eion lSacwle, eruge y 'retruena. con fU6rte imp1l'b&.
pbr'tod08los, ángltlos de la monarquía, T aun bate
ret.íDhlllT""S1IJ ~ ciíllieall>Os. ,A penas ha bd' -una detas,
H'~JQ¡ciJni:tUripatiWel:que'~a ,1¡j'!Ekpaiílt'piÍ-
ltinsWat~,que:.tl()á'H~llD'lJntlr"iHdigrracion,;su ..
bM"á.ndeiIeJ colina ~l treeretMiol ceI'OORamient>o;.
SilBJranquicias y .énerandos ¡y:aoligpos flteros.AI':'
g.un:as juntas piden que se obre ellel 'pais una· vCl""
dadera-'revoluciop social, llna reforma radical del
Estado, tal cual- la ~igon las necesida¡les é. ¡ótere.
li8S'I'jún\a-.ente e08,tai tlecesdeles\e'siglo¡ yia re ...
c!lln'lOR,\ambiien tos'libuS08'DWÓBlriruosos que ~ ta"ge:-
neracioU preseo~'hlií'; leg.b~JgéneráCioneslqm
pOl/aron.' La de BúrgOs.*bbt'0 lodo, d1stinguiós6 mu ...
cMode.'lros,demasi por los noblesesruerozos'que"clla
hire'IÍ't}nd~ mwpl'imil' al leva"támientó' ooeional,: UD
~ltráetér ,\'CroadM"ameIHe', ruotucionarib;;, pidiendo
que'fuel;e instdlada'éIlLMndrid,ó cnla,misma ant¡""




-fttO-
@flliiGapillll'd&61lS«jlla~'lBna .~ oeMml~\1'e'8~
mieschel, poder, 'Y ;llegoQerMefÍl.O)lI6tiedad·IHiílpaua¡
Esla,deiBúrgos'r1a;,mag 6oé~ipaf~'od" '.o~ jttll ...
tas, dre:uIl8tancia;~Jel'ÍlHdeHia.\I,*¡-lIeip~Í1t$·Á
la -in fi u oÍlci-a \ d ~ : los 'dMlbdlÑJl't$> j·a NI~!J 'p~t'Wios
Dr ArntonÍD,{io)\!aOlos,¡ D, E~8nio~ilijei,\¡Il).Ir~
ta~~~ {jaMCDO!' y D. Franéiseb, .A.T'fU.galt:,.,i~ó
respetuosa; .pero :foerlemento,·su voz· al~trotlo)J,lld
DUQUE DE LA VICTORIA, pidiendo á este que. 'PlfCsü
'<Ílla anb~lt tloe la.juventuddem'6cl'8tll ¡viniata tílton ....
sumar·.larevotucion y oroar,sUlfrentc' con :uan"'"
reolapopul;¡r. maS brillllbhí y ,hermosa illlwl41uCltla
qne,babia ceñido oDios c(jmbate8úEstas.~pt1debl8..,.
c~~'-oolílbles, :predueto.de·.lesllnentajadog lóve;..
nes .Diez yi C()Hantes ,i eranlc6piadasY'l6nsabwllS."
leidas con, avidezl eo!l<Jdos lQsi per.iódicos del :rl!il\éJ~
Búrg.os¡ filé la ,primera _capital/de Espáña que.prO"-
p.uso .lll:idea de la Central y la que e.Dvió á Madritt.,
anlesquet)traalguna~J8us !répr~s.enlanteg¡. Á1.p6saar
dil'16Stri "veremos, que :>Siigui.wdQ dli!iUo\onUltMllos
StlCesoS4 oaile.á ·oo.loá ,u.I"'tie~eIl6 !UD lpader'l eft ....
merd y.ncilanl61-deS4&!Hl"or'ígem _mo,' ~ado
en la frágil GonstilUlCiOO del 37 ,'y qu.e· sin' atreyerse
á"abll'ndonar .el círcúlo: de ella:;: á darrucarla, 1Í.1:rSS+
¡forJ!lnl'la,· cn oL1'a, nueva· ,nieno~ embarazosa .. · mas
popular. ,yde iconsi.gottienlo ~ mas: robUsta,: klmJlocO
pOoní:, man.tar" ;COD ella' Y' .sosltme.-se: oontra los;emi.
-balos :dcl0s "partidos, Iconstituycn&se así"tB'ltHl




-1ét:....-
~i~teniW8j q,tre Ifli ~á '.gobiei'ti6t ,rri: tMil,títtr
se!'fÍ)ft~!hci~nAjontliejon ióherente·;á'esás sil_a-'
mone5J1lnóttl¡rbsiottu~>ttMrilosbombres irres(}tutós
qoo:aspirowiá ¡,búirH 11& :lloeestrdmos,prctendieiilt6
impl!O\lt8nr ,mibltbfrÓ; y. ~e8\Jablcctirl.í11' equilibrio' mo y
d}fí~it.de hi!llntlen::tmldid de'cQtlti'ftüidtis vaiv'cnél¡jry
un· .i:n~es_eI ilRlóif4mi eftto;: 'que 1haee'dri¡;oril1na1ío
perecederós á esos poderes iDte;-m,edi¡\ri-os;tosdj~:';
J.e&:ilMleren i aJ'·fin arroHa¡}(}s' por lB 'mayor faena
implItsi,va, eL. despotismo ú la rcvolueion' sociaL
PellO' sobre esto tcndtem~s ocasion d~ hablll'1" riIá~
adeUntttv ' . . ,
, ~i.EA,;éSto&'4lian'ee,i.bib d DUQUE DE LA YiCTORIA
la .. tu. investidura ,id6fl.'ta·<f:llu\:'8c:'Sit'viIFll'dorlhthiu
pooho .Ia '·r.eina Vie\~,ia' dO I It\%ilfrer'to ~ en\tiatldo.l~
p<HI1medio d060 rio'cl duque'dé Sussex, las c6iiu:e..
co,raciones de la gran cruz ,de 'la,i ¡huy' honrosa' ór~
den mUitar del Baño, (eo prueba del i1precioque
roerecia á Ia',reiua auguslade la Gran Bretaña ',la
eonducta militar:y poUtioadeI general ESPAR'rEM;
cuyas;altas pl'on-dasJs,elireI!Ol1OOeil 'y' e'~abnn'ptH';Je-l
menciOnado,dll1iuotQé'Sussex"per-él minislTo' de'be..
gecios estTangeros, 'lórdPá'lnietsttió, Y' el- de~;A
~.rra y .f.asnCot"Onias'Hot<d·iJó'hfti Ru:sreti¡· 'eil."la's
Cll-tali autógrafas" que· estos' s6ñoresdi~igi~i-on;iI
ThmvE.,o'S LA: .VtCTOUlA y»k 'ÜOlÍfiLt'Á{con fe:cha'H
deagosto"tl;ipNmeror; eítsn palaeio1 de'Kensirigton;
y. ,los {JItes' fm¡..tl('4I~~~ebo¡~rilvcisál de !lls,~cspec"




--t'a-
\ivf&. QJi,iste,r!Pft.¡,Ji!!pAÑKJH), ~~eSlo"at8oü~
á ~s ~re~ qom",pj~iQQf:a;YlhJia1es"'I,;alli_.as,;Á
1 .. ~~~. ro.P {e~h;.,25tdet; IP_i:~~po!jc·ót'«Nl
Wilde, cemj~ioRAd~ ~tll ~t1bie'rn~ iuglÓJJBn.e~cu~
tel.gener~l ;4~~ Q'lNP~1)t1QllEj? fuéqujeu !eDt~ó á
~te)a.;CQrl1fl¡;~M,:tnc;a" lag~aD¡"rPlti yi1odaS'.tlts
~@MlciQnesapejas de lJ.n valoo, Bit ~,y¡.mé ...
rito artístico eslraordinaries. " ! ¡ :·Oé\,


. M~u~ras el gobierno de la regente ped¡aauxilio
á E.sPAR,TERopara que apílg4lSe el fuego de,Ja,iasur-
receiQ.u que sus errores V desafueros habían enceadi-
do en Madrid yen toda España. y es-lendia cil"ealMes
á J~;> a,lltoridades Y gcfe'S detf(.)pa~ rcqoJXlBatláudoies
\a,oh~!ii~ia y e~ Ól'dQll, dCJQhió,ccJlrados'GastiUoy
A¡yensa los l}li~gos que contenian:la csposidon que
dia;igió á.la reina IlJ junta de Madrid .. lauzandoia8e-
ma~, en su impotente frenesí ó en su cicga·tl1uda
confianza, los 4,ementados gobernantes, mil,aOlJ.ernas
c~)Ulra los rcvolucionario$.!iinechar deverqoo'flS-
\%.~j!.uqjlba~Ja ~in QbSl~Jll9' aJ~uQO e6",t0401el
pais ~ n~:¡n4.0 ,basl"&PQSall~~J} ~Q,;l:ri$l:~:mAnsioD,al
dC$autor,izlJdo y. ~6Ilaz gobierl)o;. quiepi.vió á los pe-
eos d.ia~,del mismo setiembre levantarse otrG- PAl-
del" rival en eUnmediato pu~bl~de. ~cir~¡cuylJ¡jun­
,~a 1i~Yoluc¡qQaria~ ~poyada como la .de¡)\bdri41por
mUfhas f"erzils,~e Milicia '8 4~.jejé,qitol,.¡espi­
dió ~~ banslp:que:de~ia ¡¡.s,~ en ~u pri .. er;arlíc~o;,,­
~Eslajunl~ provisional de gobierl)Q es la autollidad




....::J~­
tmIfHIltiol)delaproN.incta- tJe!Yal~nda¡»~*'ros;pD~
COJl;aliNflflotro ~,1J!aós3cciones con' 'el de' Aleita' eh
:"",bÍtlrn("'I~·s"e:ea;1e¡ciudaddet Cid egercia. ya:
SU pred<tIQMUQ+\I"" ,," ,¡,.,', . '
.,; :Ga~taDt8S Jos ,~g6ntes: dc.Fl'llBeia" 00 conll"a-
Ilitllr~ .,1al ,e, ol utltn' ospaiiolll: .. apadrinando la: reac-
.aiOP ,f~: tJ!Qf,el,oonsul Be Barcelona; loogo':'déria ..
beriO y publicarse la espósiciondel DuQuE·á'la I('e'i~
na.,;rel,~na,telegpáfico que sigue:· «Perpiñan 12 el.,
~tiemlH1e.-Bareelona 9 de,setiembre.-Elcónsnl
«d.e"F.ranci,aal presidente del con3ejo de ministros,
~.,.,.Espartel'o ha publicado un manifiesto en el que
"N~ab"'~i_ conclj¡ciones 'bajo las cuales prestará
«obediencia á la$r6Mooes d~lá: l'eina_ Exige .de'ella
~ !l'i'JVQoo(}U)n'1de·,ltlley: de ~unlamienlos, llld{ ..
Hiol\loi~m de, ,LJ. t&rtcs y la exoner.adon· de 1M'mi:..
(mistros.!)
.: Con grande alborozo recibióse en liadrid el 12


de&etiembre la represenlacioñ del CONDE-DuQUE,
eoprueba de los temores~'no escasos, que 'abriga-
;baDI~8IS0Mé'Mdo8i, y denta' ninguna seguridad,·ttne
habi¡lD I\ooibido' de- ·ESPl\l\TER&'pára habei-'d~htn­
ltarSe,e1l lo senda reforuciónaria. Los que' sientatdo
COpll'¡lrio. 'att'tDtiyl}f)do al DUQUE DE' LA 'Y1CTORl¡\
.$-igo~os premedibdos 'J acuerdos forrtiaJes con los
cQ(jf~;delª,insurr.eccion; ó hablan 'de máfa'Ui; Ó
no).an,<esWlltiadte·lÍ fondo esl05''Sitc~S: Eh tan
fondado y; nMutat él ;stn timrento de g.oio que-' Hégó




---a..b ... gH'·'~lIÁbilliO:d.¡1ds *'~ft1.i"'''fd
fuule:di-.\Ía! '(1ft qe"lnoi'~~..,.18""~
... y'¡ctwiosay prUlnAetlQftd.hUo .... _fJlI'TJ..,
qtle por el contratÍ'ó,~":f,Hto'p ... ,..,~miglf,
clilRlto' tIlJe'l ~ai *~~~w1t!tbttlá ,,,~ P.~'de 1
fJt'OndMl:iAm~n"~I,¡.'~. EJ.oiJ,¡fMri'a.dett~fI~'_dqji·
ht'IIi.'(MlÓlde éfaclMl'Se, ~ongt\'gá"bft~ ~.~~.
JaMiUcia; Rlgunos"djp~la~ d~:flN).,·india.,. ~~
j¡fles; al tr~tar de: la condoctllqu~ s\iguirili"flJ'DúL
QUE,'> una vez'sublc,vados tos ;pueblot, de~pü~ de
debabrr lárgas hMas,nZlda pudo. ,mlegif'$e 'do>seg;k-
ro¡ nadie podia 'prometcn;e 'el con.al' tod B§1'lC·í.tinto
para'-...poyarla ,insurrécoion, Niftgoft ",. ... ,,*IM


. sOltaoo <et'lldutu,amdi~lb qu~ tttidMti tOf1íl)~@::;'
to ... te;; á pesar"de"quo no fnHarhó<lIIltivos :j"MilíCi ...
los-;esp1orad01ies., Hablóse lJl\"íd:elcán!.l\nic~~~'e!.
bre de Alas de la.~ Jlatas y de los sucesos de" Jutio
en .BarcéIQna; pero tbdo era vllgo. Nada 'off'cc¡'a
segt,lridarl cmn'plela.!l TriÍ joseigoalme nl~' \i.' tlobcióll
,una -nafta ~el general Noga~s q'ufJ\'cÍlb~if'á;;-d~l'@:'
(libir'&e~ >Jm' ,la 'cunl !1is\edsoblitt4lr1i-b;Id~itggplM\h)
iéesptesaba enténninos ,llsaz:rev~l'Ild\')Warios;i;aic.
eiendo'queerá yA llegado el tie~tlo de "sact'/lflt'''~
Jugo de 'los til'aoosy' otÍ'lIsmll's" coili.tst'(lor 'é1 ¡eSHlo,
qtte·no dejaron'debnim:w alg1Jn t~n~átM ¿Oft~~:..
:gallOs. Pero !todavía ~sto erA"Muy 'f.1Igi)"rtrltlu\itio;.< y
ftovelliapor· caminó,dircclü par&i'ti~r':d~'3finJ..
etaisc 'e1t ello: en dttrtasíá:'Esfe ~ho' !tonta- t~itÚ')




\


~Wa-ft' _lO'JJ)u@,v~ 1)6 .1;A; .vlcmllU, ,COMO Á lQI. dipos
~'¡ei()S ,queá. pe6/lr rle~(()do 'nO' cejaron '110 :.IU
¡H)fseverante idea· dealzars6,oontr.ael poder tlpre-
8Qr"llomo lo l':crHic4l!l"Oll-lll.sjguHm\e dia. Dislinguié-
f/)nsC,en esta reullion (lrePflrotoria del_alzamiento
.Ios,~pma .. d.nlcsD.}Ianllel Cortina. D.,Pelirl) Mi-
r.."Qq."" D. Vicente Collanles, y los capitanes,D. Pas-
clJ;JUhdoz~ O.Juan Miguel de la Guardia yD~Luis
G9nza1ezBra 1'0.


I'ero es Lrisle confesar que no lodos los que
c,QDCUrrteron á esta y á otras juntas que se celebra-
run, ,/,lotes, y dcspues del 1,0 de setiembre, con el
ÚP de. (lromo~r y .dar impulso y dircccion al al ..
ztlJP,~.Dlo" ~b1ln animados de iguales deseos y abri,-
gap.,,,,,, denlr,o,el pecho 16s mismospalrióticos y rec-
IQ$,de~g\lios: ,que .babia un gér,men demaldlld y de
inlencion_sinicslra enlre algunos de los suble.vados,
(lUC mas. tarde habría de descubrir el tiempo. Eran
prctensiO;fles.de muy diver.'!o género las que pulu-
Jlba;l}.eDel seno ;de :estas gente. ... M lado ,de l~ ,mas
IIÍne,erll-)' 4'al,t'i1lli¡:.a a_ga.eion ,;ootl1:tábasc acaao la
llrnhiQiQ¡OI,IUlli inJloblc y ,l'a&lter.a. Y :no con:trib,u~ó
poco..u,4ÜQ ~ncom,pW!lo'J r.aquítko que obluvo,al
lis, ilquclJevantamicDto, la descon.fianl.arnúIUllque
lLc.g.4 ,~, eogewlr.ar el di verso ,pro:ceder <le "ar:ÍQ,S
ag~~;~n~crso(laJcs.,~i,nlercsados ,ma,squecn l;thrar
~L~}eQídel.(!ais '. en improvisar con~rin}inal ('scán-
dalp, el, cogrllnJccimiento, la fortuna propia, Esla


TU1J, JI J. 4~




-'706-
lucha del interés individual con el iaterés sodal es
siempr() el orígen primordial de los grandes males
que aquejan á los pueblos.


Entre los varios círculos que secrelamente se
habían formado en Madrid, para trahajar de consu-
no en la obra del alzamiento, merece especial meu-
cion la sociedad masónica titulada de los Carbona-
rios. Constaba esle grupo, como todos los de su es-
pecie, de hombres, seductores unos y de mala fé,
poseidos de una ;¡mbicion estrema y arrastrados por
esta y aun por otras pasiones menos nobles; de bue-
na fé, los otros, seducidos, dÓciles instrumentos de
los que de propia autoridad se erigen en maestros
y directores. En general, los Carbonarios,. al menos
los que en Madrid formaban el centro directivo, eran
jóvenes que b¡¡jo la aparente máscara de un casi
republicanismo, solo aspiraban en el fondo á hacer-
se diputados á Córtes, para desde este escalon pe-
ligroso elevarse audaces á los primeros puestos del
:Estado, )' ejercer allí imprudentes una violenta ti-
ranía. A la cabeza. deja junta.directi.va .de esta
clandestina asociacion, haUábase D. Luis Gonzalez
Bravo. Jóvenes ó ancianos los demas, báslenos de-
(:ir, ya que ap.enas sea dado. hacer olra cosa á quien
ceba sobre sí la grave responsabilidad de trazar la
historia contemporánea, que lndos ellos, ó la ma-
Jor parte. han desertado de .la5 filas liberales, con
lo cual han ganado estas en crélli lo much o mas de 1.0




-707-
que han perdido en fuerza numérica. La influencia de
los Carbonarías en el país, como de hombres que
aspiraban á salir de la oscuridad, era escasÍsima.
Así que, sus gestiones· nada pudieron adelantar la
obra del alzamiento. Ellos enviaron comisionados
en julio y agosto á varios puntos del reino: á Va-
lencia, á Zarágoza, á Burgos, á la Coruña, á Bar-
celo na , y á las Ahdalucías: y aunque este último
decantó mucho los trahajos preparatorios hechos
por él en Sevilla y Cádi1;, es lo cierto que to-
rios ellos tornaron á la córle sin logral' su oh-
jeto.


Pero si la estrcma nÍllidad de los congregados
.(10 podia influir en la nacion, que solo se levantó
en masa, por medio de esa conspit'acion pública y
universal que hemos descrito, y al ver que estaba
al frenle de la revolueion la coronada villa de Ma-
drid y despues la alta prepotencia del general Es-
PAUTE RO , no por eso dejaron los Carbonar íos. de bu-
llir y trabajar en su rró, empleando algunos de .ellos
los medios mas reprobad03 é inicuos .......... Cuando el
gefe audaz de esta cuadrilla clandestina (1); Con{tlcio
(que así era el nombre simbólico del jóvenBravo). viú
frustrarlo su designio de entrar á formar parte de


(l) Esta milscarada siniestra, esta lógia infernal, base de
la ambicioJl y la codicia, COJllO lo son generalmente totlas las
de su clase. celehraba sus juntas nocturnas ea la casa de ua
IJcrmano sita ('n la calle de Jacomctrezo. .




-708-
la jant:l r~volucion!lri3 de Madrid,· para lo éual
babia sido uno de los que mnyor cm~gía mani:.
festaron en las salas del Consistorib· el 1.0 de
setiembre, tOl"1I'6:50 en enemigo de aquelia junla y
convoeó en su C'3sa ,di·as oespiles, á varios ciu-
dadanos, entre los cuales figuraban los señores Cal-
vo Maleo;, Gollantes (D. Vicente), Garáa Uzal, Puig--
duUés, Espronceda, el cpronel Riego, el comandan-
te FaDo, y varios 6tros oficiales de ejército y pai:.
sanos. Los mas de estos iban de buena fé, Y agenos
de todo punto á las miras de los otros, rcuniéronse
allí de la manera mas pública, á ver de imprimir
una dircccion acertada y mas vigorosa al alzamien-
to, malcontentos como ellos 'estaban con la conduc·
la feble y meticulosa de los que componian la junta,
y anhelando que la autoridad suprema que esta se
habia en cierto modo abrogado, viniera á recaer en
una Junta Central compuesta de representantes de
todas Ins provincias, á fin de que el movimiento de
setiembre no fuera una ·de esas lijeras brisas cada-
¡jales '1ue suelen aquí eOJlmovcr solo la superficie
de la sociedad, sino un "jento I'e\'olucionario fuer-
te y nutrido que penetrase al fondo, y obrase en el
cuerpo social un trastorno completo que cediese en
beneficio del mayor número; una verdadera revo-
lucion.


Las miras de estos conjurados eran altamente
hostiles á la junta. Sus trabajos encaminábanst' á




-'l09-
buscar apoyo en la fuerza, como vejan tenerl~ en
la.razon. Ya contaban con alguna tropa y parte es-
casa de Milicia. Celebrada la primera reunion, que-
daron aplazados para ledfic31' una segunda. COI\-.
gregároDse, en efecto. en la misma casa de Gonza-
lez Bravo; pero fué gran«)a su SOrpresa al ver qQe
eita no se presentaba, no (l1lJ;'eeia en part~ algllJl.ll.
Súpose que en union con otro, Sil amigo, ha.bías~
avistado y tenido una conferencia COn miembros de
la Junla ó personas muy allegadas á ella. Las pala-
bras de «traicion~ «¡¡omos vendidos» entreo)!6ronse
en aquella sala. y desde entonces la reunion que
abrigaba en. su seBO tantas y tan opuestaS e~ige~­
cias y preteQsiolles. quedó de todo punto dis.l\elt¡¡.
Fácil es cOllocer que estos s.ucesos ac.recian el. PQ...,
del' que á nombre de la rev(,)lueion egercil,l. aunque
sin los títulos debidos, la junta. de )ladrid , á qui~n
todos los dias se preseotablln nu~v¡¡s gentes, de to-
das la.s elases de la sociedad y de todas opiniones, á
ofrecer sus ~er"icio¡¡, 111 meno~ COIllO ¡Í. Ul)., PQQeJ:que
egereia la. sQbeunía. de III (uerz:Jl.~:RJltre: l~s ~ili­
tares notahl~s que fueFon.á re.Dllir homlloaje á la
junta, cuél)lase 111 g-eoeral :&laro~o l qtJe lo hizo
acompañado de va.r¡~ olicides prQcedentes del con-
venio.


Por aquellosdills 00l'ri6 imprlm una lista nomi-
nal de lali personas 'lue se decia componian en Ma-
drid 111 sociedad secreta de los Jovellanistas. En-




-7fO-
lre aquello5 nombres estaba tambíen el de D. Lui,;
Gonzlllez Bravo. Al mismo tiempo veia la luz públi.
ca un folleto anónimo intitulildo«Casamiento de
Maria Cristina de Barban con D, Ferna~do Muñaz))
escrito por el órde'n mismo de 105 artlculos que
prodigaron tantos insultos á esta señora el} el.Gui-
,'igay: y el cual folleto, á vuelta de sus ma\ostrata-
mientos y de su lenguaje deslenguado, hacia reve·'"
laciones importantes, que luego ha venido á contlr-
mar el tiempo, Todas las gentes fijaron al punto los
ojos en Bravo, á cuya pluma, mas atrevida é insQ.-
lente que instructiva, dieron en atribuir aquella es-
traña produccion. Si todo esto se une ron los sucesos
que en postreros dias han hecho de este jóven 110-
daz el ministro que con una plumad.a, mediante un
simple decreto, ba restablecido en España, aunque
mutilada, la misma ley de ayuntamientos contra la
cual se insurreccionó H, lleno de celo y energía. cua-
tro años antes; si se tiene á la "ista que Era vo, es-
te mismo Bravo que tanto hábia empañado la régia
diadema de Cristina, rompiendo hasta' el sagrado
,'elo de su vida privada, de su tálamo, salió des-
pues á recibirla, vuelta de Francia en 1844, como
primér ministro de su hija la reina Isahel, veremos
que es harto difícil elegir para haber de formar
Opillioll entre estos dos estrcmos: ó un consenti-
miento espreso que autorizó, ya desde entonces, á
aquel insh'umentodel despotismo, para hacer uso




-711-
de toda: clase de medios, con tal que ellils oonspira-
sen al linde menoscabar el crédito de la revolu-
cion, ó nn verdadero arrepentimiento que borrase
aquel escándalo criminal en el libro de bronce en
que estampan las· injurias 'los reyes. Ambas cosas
son muy de admirar: el ultraje calculado y consen-
tido, ú esa abnegacion cristiana que en otro ·caso
han mostrado la ofendida y el ofensor, la reina
Cristina y el anliguo red¿lclor del Guirigay.-'-:'Lec-
cion es esta, venida de las mas elevadas regiones de la
monarquía y de los mas bajos y escondidos sub-
terráneos, de las misteriosas catacumbas de infernal
demagógia, que no deberán perder de vista los pue-
blos, si no quieren marchar desapercibidos, ciegos,
espuestos á. mil peligros que la prevaricacion; la in-
moralidad, el crímen de las personas interesadas en
su daño, suelen colocar en la senda de las revolu-
ciones.


El mismo dia que se recibió en Madrid la re-
presentacion del general ESPARTERO, es pidió la jun-
ta un decreto cuyo primer artículo decia así: «Se
«prohibe, bajo pena capital, á todas las autoridades
«civiles, políticas, militares de esta provincia, y á
«todo funcionario público, de cualquiera claseó ca-
((legoria, obedecer al actual gobjernode Valenci~.»)
-Con la misma fecha, del 12 de setiembre, des-
pues de deliberar desesperada.mente, y leer, y ·co-
menlar con la mayor turbacioll y desasosiego la




-712-
esposicion de17,firmó al jiu la regcnLe,aparontan ..
do ceder al torrente ímpetuo~o de 1& -opiniori; Jos
decretos de nombramielltode un DWl1"Ot anioislcrio¡
compuesto en su mayor parle oo·p'0gresislas<,.á.sa-
bcr: D. VicenleSancbo. con la presidneia, ,para
Estado; D. Aturo Gómez Becerra, para G:Yaciay
Justicia; D. Dionisio Capaz. para Marina; D .. Fa ...
cundo Infante, para Guerra; D. Domingo Jimenez"
para Hacienda; y D. Francisco Cabello para Gober-
nacion. Esta disposicion del tr?no iba acompañada
de un silencio, muy significativo, acerca de los su-
cesos ruidosos que traian conmovida á la nado n y do
la esposicion que le babia sido dirigida por elCoIDE'"
DUQUE. La junta de Madrid. que conoció el despe-
cho y la rábia d.o la córle al dictar en silencio esta
medida resolntiva, acordó entonces J publicó de
oficio, que los sublevad.os no d~jarian las armas d.e la
mano hasta tanto que se viese satisfecho el voto na-
cional con tales garant'ías, que imposibilitaran para
siempre uno reacciono Los Dombrados. que casi todos
estahalteft Madri\\, tooocien® la impoubitidad de
dominar las circunslancias y la difícil sÍluacion crea·
da. renunciaron S'os cargos J escepto el último de
ellos, que mas a.fecto al ministerio ú á la Reina, á
cuyo lado estaba, no quiso abandonarla hasta los
últimos instantes de' su poderío, que declinaba ya
rápidamente al ocaso.


Entre tanto los alzamientos populares multiplicá-




-7133-
balUG eada dia J sin cesar: balita que por. último,
fMcadaJa reiDa y su córlc de una revolncion
armada J triunfante, apelóse al nombramiento- del
Du/jUE D8 LA. VICTOlllA para la presidencia del eOD~
sejo de ministros, autorrzándole, por decreto de116~
para quepropusiel'a á s.. M. los demas individuos
que habian de formar el naevo minislériO'. Sópose
en Madrid esta noticia el 19; y con la misma' údt ...
transmitió la junta al genera' EspARTER6- UDa fór-
mula espresiva de las bases que comprendía el pen-
samiento comuo de este gran Jlueblo, como pro-
grama de la revolucion y norte que debiera guiar
en sus penosos esfuerzos al noble DUQUE. Estas ba~
ses eran las s¡guien\es :-«QU6 S. 11. diese un ma-
nifiesto á u:uaeioo ~ reprobando loscOftsejos tle los
traidores que habi-an' comprometido el trono y. la
tranquilidad púhlica.»- «Qtle &e separasen para
siempre del lado de S. M. todos los altos funciona-
rios de palacio, personas notables que habian con-
currido. á engañarla. inclinándola al sistema ooJ!e-
accionsegui4obuta entonces.) - «Que se anulltSo el
omineso pro,ecto, dele, de 3Juotaml-enlos .• -«Que
se di sol v ie.ran las- córtes, ronvoeando otras con po-
deres e5pe.~iales para asegurar de un modoeslable,
con todas sus con$ecQeDcias~ la consolidacion del
prouunciaOl:ienlo.)~~«Que no se soltamn las. ilrDlllS
hasla que se liesen completamente realizlldas es\as
condiCiones.»




-714-
No -salisfacia a11n plenamente los deseos de tos


patriotas a vanzaJoseste p.rograma, cu~a cuarta base,
que era la capital, la hallaban demasiadoindetermi-
nada y vaga, record~ndoá propósi10,der'la primera,
que la reina Cristina Ilabia inaugurado su ,poder
en 1833 diciendo en un maniúeslo: «1'engolo mas
íntimusatisfaccion de que sea un deber paia. mí el
cQ'nservar INTA{;TO el dep6sito de autoridad real que
se me ha confiado:)) Que en 1834, manifestó S. }l.
deseos de «restablecer en su fuerza y vigor ,las leyes
fundame!/-Ú!les de la monarquía (de donde vino el Es-
tatutoReal) : Que en 1835, habló tambien S. M. á
lanacion señalando «el camino (asi decia) que 'desde
muy á los principios he trazado á mi góbie.rno, y del
cual de manera alguna me desviaré.» Qlleen 183G
(el 22 de mayo) v'olvió á dar otro manifi!}slo prome-
tiendo (revisar las leyes de la monarquía sCgun su
decreto de 28 de setiembre último:» Que en el mis-
mo año (el 4 de agosto),dijo que «unafaccion anár-
-quiea y desorganizadora intentaba aprflvecluirs.ede
las calumidades de la patria, ultrajat'á la magestad


'real, etc., y que estaba firme y 1"estlflta á no c?nsen-
tir que una minoda turbulenta usurpase la voz de la
nacion , pam someterla á su yugo y humillar la ma-
gestad del tro-no:)) Por último, que á .Ios diez ,dias


. de lanzar este manifiesto, ordenó S. M. que se publí-
case la Constitucion de' 1812.-Eslos recuerdos,
unidos á otros semejantes del último reinado, ha-




-'715-
cian teroor á los insurreclos por el éxito de ·Ia 're-
volucion, si ella habia .de amaiiarse en la c6rle .


. El mismo dia 19 de setiémbre dió otro manifies-
t{) el ayuntamiento de Madrid, justiiicando su con-
duela por los recientes sucesos, en cuy~ notable do-
cumento se lee el párrafo que sigue: «¿Se ha ol"i-
«dado, Ó 'no se quiere confesar, que roto el pacto
«por las transgresiones del poder, la fuerza eS el
«único recurso de los pueblos oprimidos, y que la
«sumisa obetliencia tiene su límíte en el punto mis-
«mo en que empiezan el despotismo y la arbit.ra-
«riedad? ¿ puede ser rebelde y traidora una nacion
«enlera? ,¿ puede serlo un ejército de valientes hijos
«delp~hlo,que.()yen la voz de su deber y de la pa-
«tria ,y 'ql1'e rehusan teÍíir las armas con sangre de
«sus hermanos y convertirse en ciegos instrumen-
«tos de la tiranía? No. Traidores son esos seres de-
«gradados y prostituidos, que han rodeado por des-
«gracia el trono, para abrir bajo de él una sima: esos
ghombres abortados por el genio del mal y deJa in-
«triga, 'que' desde la altura á que se bauélevado,
"pensaban sacrificarnos á sus planes y á su amhi-
«cion loca, pisotearnos como viles gusanos, y: dispo-
<mer de· nosolros como de un ·rebafio ó deunescla-
«vo 'que se ha adquirido. Esos hombres sin patria,


. «sin fé, 'Sin bonor, cuya maligna: intlnencia va aso-
«ciada á todas nuestras desgracias; y cuyosnom-
Icbres ha entrega.do ya la opinion á nuestro odio y




-716-
.desprecio, y llegará á la execracion de :la. • .gGlle-
(raciones futuras.»


En este mismo dia 19 conlesLó ESPARUaO á la
real órden en que le habia Dombl'adopresidente del
consejo S. }l. .• aceptando ~l encugo, si bien. pidjen.
do licendapara pasar á Madrid, á fin de recQ~er
pot lIí ),Dismo el estado de la opiniou t las eJig~".­
cia$ y necesidades que habia creado la revoluciono
y conferenciar y contar para la organizacion del
gabinete enn los hombres que babian figurado en
primer término en el alzamiento t y demas personas
residentes en la córle que por sus luces y eJpe-
rienda pudieran ilustrarle en la ma,~eria! E.l ~sluto
general. mas identiticado con la eaU&8 naciQnal, qtW
era la que sostenian los sublevados. que con los fac-
t~eios y mal comprendidos intereses del ~ronQ, pro-
curando tambien huir y esquivar en lo. posible la
funesta red que existia en las gradas del sólio , se-
gun habia tenido oca$ion de notar en Barcelona., <lió
este paso qu~ acredjtasu !!agacida-d. y b dQ '\US·CQQ-
sejeros;y otorgado que le (u6 eheal permiso qWl "-
licitaba, enderezó¡;e á la metrópoli, partiendo de la
capital del principado, en la madfug~dll del ~5, ~om­
pañado del general D. Pedro G,hacon y de D. }Ialluel
Cortina. agente c,omisionado pOJ.'la junta de Madrid
para entregar pliegos al DUQuJ:: é iofonna,rle eQnfi-
dencialmente acerca de la siluaciou nueumente
creada. Ant.es de abandonar ESPAR'l'JmO á BarceloJla




-'11'1-
di{) algonas disposiciones de la mas alta imporlanéiá
en aquella SlIzon. F<tcililó á la Milicia Nacional de
Aragoil 8,000 fusiles con las correspendientes f()rni-
turas, y desarmando los escasos batallones de Milicia
s~denlaria y poco celosa y afeclJl á las instituciones
que babia crMl(j~ el naron de Meer, cuyo aelo 5e ve-
rifitó en(!l mayO'!' 6rden el dia 22, dejó al- cllpitan
gener:Jl ~'()nde de Peracamps el encargo de proce-
der inmedial1'lmeflle á la reorganizacion de esta be-
nemérita fuerza ciudadafla • con arreglo á la ley vi·
gente. Así, en efecto. se realizó presentando la po-
pulosa y opnlenta cuanto liberal y culta Barcino
en {locos dias una mit:icia numerosisima, aguen'ida y
entusiasta flOr las libertades púhlicas.--Cuando sa-
lió ESPAR'flERO del principado todas sus provincias
habíanse-rebelado ya contra el'Gohieroo: y esde con·
lar aquí, y/de admirar tambien. que ni uno solo de los
muchos batallones que á sus inmedi ¡las órdenes te-
nia el COl'IDE·DuQUE alzase el grito en medio de una
tan general confiagracion. Todas eslas tr0f'as con~er­
vÁronse fieles á la disciplina: y conslantes en su siste-
ma de dejar obrar a\ pueblo, coando todo él, con
mínimas escepcioncs, es el que se subleva, no pu-
sieron obstáculo alguno á los levantamientos popu-
lares, incluso al de Barcelona que Se verificó en paz
el día5 de setiembre.


Sería prolijo (si habia de ser exaclo) y sllpérOllo
ademas, (porqne déj:}s'c ya conocer y yer fácilmen-




...;.718-
le) el ,referir nosotros aquí las circunstanoias qUe
mediaron en el 'recibimiento solernn/} que al escla-
recido é invicto DUQUE DE LA VICTORIA hicieron los
pueblos todos, desde Barcelona á Madrid,por la in-
mortal ciudad de Zaragoza. Este pueblo, SIEMPRE
UERÓICO, y la MUY llEROlCA villa, n\etr-ópoli ,de las
Españas , desplegaron un lujo yun aparato nunca
visto, que ocultaban mucho mas en lo invisible de
los corazones, con ocasion de la llegada del valero-
so é ilustre capitan hijo del pueblo. La circunstan-
cia de no hallarse SS. MM. en Ma{\l'id, en donde ve-
rificó su entrada ESPAllTEUO el 29 de setiembre, hizo
de este aclo, memorable en los faslos de la, ,corona,..
da villa, una solemnidad ,'erdaderamenle régia. Ar-
cos triunfales, repiques de campanas, iluminacio-
nes, músicas, banquetes, espectilculos públicos' de
toda especie, corno bailes, máscaras, corridas de
toros, funciones líricas y dramáticas, todos los re-
cursos de las artes que pueden ostentar y dar el
mayor realce al regocijo, lodos se prlOtligaroll á
manos Henas por el pueblo; por la milicia, por las
tropas, por las corporaciones todas de la capital, en
este dia inolvidable, que será eterno en el cora:-
zon, eterno en la memoria de los libres madri-
leños.


Seguido de una brillante columna de nacionales,
J de una comision de la municipalidad que hahiall
~alido ú esperarle al inmediato pueblo de Callillejas,




-719-
acompañado ademas desde la Puerta ~e Alcalá y aun
de mucho mas lejos, de un gentío inmenso. enage~
nado de gozo y entusiasmo, y de todo el cortejo
vislosísimo y lucido que salió á recibirle, conduci-
do en una hermosa carretela que al efecto tenia
dispuesta el ayuntamiento, hizo su entrada triunfa I
el CONDE-DUQUE en Madrid. á las dos de la tarde
del espresado dia 29, en medio de un incesante
clamó reo y de un vitoreo sin igual. Así transitó por
la calle de Alcalá (1), que es la mas grandiosa de es-
ta villa, por la Puerta del Sol, calles Mayor y de la
llilicia :Kacional, hasta llegar á la Plaza de la Cons-
titucion en donde está el palacio llamado Panadería.
A<luí esperaba al caudillo la Junta de Gobierno, que
como autoridad suprema no habia tenido á bien sa-
lir á recibirle, como lo hicieron la municipalidad y
varias otras corporaciones. Diríase que en este dia
la junta de Madrid, volviendo por su honor, quiso
despicarse _ de la humillacioll que hemos visto en
su mensaje dcldia 2 al CONDE-DuQl:E; pues que
antes de tomar este asiento-, en el sitial que le te-
nian preparado al lado del presidente, dirigióle
li'errer la palabra demandándole si venia dispuesto
á marchar por la senda trazada por la revolucion, ú
bien si su ánimo era contrariarla. Como ESPARTERO


(1) Llama~a desde entonces CALLE IJEL DUQUE DE I.A "ICTO-
RIA hasta que tres a\lOs despucs las Yicisitudrs políticas la (!c-
voll"icl'on ~u antíguo nombte.




-720-
!le apresurase· entonces á ~ontestar favorable á lo
primero, asentóse en seguida en ~u puesto, y foél.e
dirigida segunda vez la palabra por el presidente
Ferrer en estos términos:


l,Seüor duque: La tliputacionprovindal, el ayun-
tamiento, y la junta de gobierno, que se envanece
lit! ser bij'lsuya • ticnen el honor de recibir á V. E.
en el mismo sitio donde el L° de esle mes se dió
el grito de libertad que resonó en toda España, y
euyocCQ sena oido hasta el último confin de Euro-
pa. El aYUlltamiento y la Junta J1an admirado siem-
pre el valorrle V. E. como guerrero, pel'O en el
dia le admirall aun mas como político, y .esperall
qu.e proponiendo á S. M. un ministerio liberal, y
(joe preste al pais sólidas garantias, sabrá V. E. to-
mar t..s medidas necesarias para que el pueblo
no le~a necesidad jamás de \'olver á conquistar sus
dereclJOs.l>


El C@NDE-DuQuF. dió la contestacion que sigue:
«SchorC1l: Yo flucrlo muy rcconooidoú la" de-


moslJl'aciones de afect" ysimratía que recibó ele ei-
ta pllti.i0lica corpo.racion. S()ldado desde mi infan·
cía. be procurado sacrificarme siempre ,por el bien
de mi pais, y mi bandera no ba tenido olro lema
que el de todo por mi patria. Para conseguir su in-
dependencia, su libertad y su reposo, he luchado
Ilor espacio de seis años con mis compañeros de
glorias. privaciones y peligros. La. guerra ha con-




-72<1-:.;.,.
cluido felizmente: los énemigos' de la, libertad han
huido Jlenos de, confusion y espanto, y yoasegul"O'
qu~ no volverán á manchar nuestro 'suelo cobl.su
inmunda planta. Esto me lo dic'e mi corazon, este
eorazon que no me ha engañado:,qullca. Un pone-
nir dichoso nos .espera; J ~yo ~eo, e,ercano el dia, en
que queden satisf.ecbos ,todos mis de~eos €oó la COQí ..
pleta' felicidad de la napÍon, para lo .cual cuen~
lO con laeooperacion, y consejo de la junta,
del la diputacion, del ayuntamiento y de' todos'
los bueRos españoles, del mismo modo que todos
pueden con.lar con este soldado, que no aspira á mas
<tue á\ da( la paz y libertad á su patria, y á irse des-
p,ues áviv.¡'·'Y aC,ahar' sus qias:eo un pacíficoretir(i.»
-Estll.s palabras produgeron mágico .efecto en
aquel recinto.


Despues de esto, situáronse el DUQUE y los miem-
bros de la j unta en el espacioso ba\con de la Casa-
Panadería, presenciando el desfile de las tropas y la
MHicia por la Plaza, Mayor:, que, du~ó mas de tres
hOTas. Los guerreros aclamab¡¡.n, al pasar ftenté, al
Palacio, la Constitucion, la Libertad, \a Reina Cons-
titucional, la IndependenciCf de la Naciun y el Duque
deja Victoria, :, .. ' \


Terminado este acto, dirigióse ESPA~TERO en la
misma' carroza y con el mismo apar~to tri~nfal, á la
casa que le teniandeslinada; que era el :edificio de
"a Inspeceioncd~ Milicias, silo.en la cal1e de Alcalá~


TOM. 1II. 46




-722-
junto al Prado. Allí lueroná visitar al ilustre hues-
ped todas las autoridades, corporaciones t personas
notables y ciudadanos de cualquiera clase y condi-
cion que fuesen, sie~do lodos recibidos por el CON-
DE-DuQUE con igual afabilidad y' dulzura. Hízose
notar entre las visitas que recibió ESPARTERO, la que
reunidos le hicier~)O varios manchegos residentes en
la córte. Despues de conferenciar franca y amisto-
samente con todos ellos, oidas que fueron por el
DUQUE las espresiones del mas vivo y desinteresado
afecto por parte de sus paisanos, díjoles él, entre
otras por el estilo, las pa"'bras siguentes:


I(Hijo de un pobre manchego. aunque hon-
rado artesano y labrador, recibí no obstante una
mediana educacion. A este paternal cuidado debí
los primeros pasos de mi carrera. Siempre luve no-
ble orgullo de ser de la Mancha. A cuantos se me
han presentado, he miratlo como á mis buenos com-
ratricios. Muchos de ellos han combatido á mi lado,
defendiendo el trono .de Isabel n y las libertades
patrias. No pocos regaron con 5U sangre, mezclada
con la mia, los campos del honor; y me cabe la
gloria de confesar que ví morir algunos con tanto
,'alor y tal valentía por tan caros objetos, que hasta
envidié su muerte.1l


"Recuerdo que cuando regresé de América, de-
jé la silla de postas en Valdepcüas y me encaminé á
Grallúlllla, á lcnrr el gusto de volver á ver mi qllC-




-723-
rida familia; y que cuando acomllaiíado de'ella pa-
s'é por la plaza de mi lugar, me quedé como estasi .. "",
do al reparar unos chicos entretenidos en los jue-
gos de la infancia. Uno de mis hermanos advirtió
mi sorpresa, y me preguntó cuál era la causa que
In. producía. No puedo menos de embelesm'me, le dige,
al ver que juegan en idéntico local que yo cuando era
como ellos.~


«Nacido del pueblo, á su felicidad consagro mis
desvelos. Cuando le haya dado la paz que tanto ape-
tece,. b¡. menester. pasaré á la provincia, veré mi
humilde casa, familia y anliguos compañeros de mi
infancia. Todos los manchegos hallarán en mí un
favorecedor, sin perjuicio de no olvidarme del res-
to de los españoles, quienes no estrañarán mani-
fieste alguna predileccion á mis paisanos, porque
ante todo soy manchego.»-Seguidamer,le abrazó á
todos; y e/los, rebosando de gozo y complacencia,
despitliéronse del genEral.


Desde el momento en que este entró en Madrid,
entregóse el pueblo, como va dicho, á todo género
de regocijos y diversiones, sustituyendo estas á la
vigilante solicitud y bélicos aprestos que ostentaba
poco antes la capital de la monarquía. El ayunta-
miento dió un banquete espléndido y lujoso al ilus-
tre viajero en el magnífico salo n de Oriente, al
cual concurrió un crecido número de convidados,
enlre quienes reinaron la satisfaccion y el contento.




....,..72~~
-En la Juncion dramática dispuesta para aquella
noche, púsose en escena ~na pieza alusi va á las cir-
cunstanciu, escrita'espresamente por uno .de nues-
tros primeros poelas .. E;fIlpero;hahiéndQSecometido
la torpllza de dar est~ encargo á un.h{)mhre :desa,..
costumbrado.á pulsar la lira de la libertad, y al .
contrario., mas avezado á sentir del lado opuesto, los
cantos del bardo que tuvo desde luego la elástica
condescendencia de aceptar tan dificil cometido, en
su cOIll(ldia alusiva, la cual intitulaba Una Ponchada,
comprendian, sí, alusiones, pero alusiones degra-
dantes para la Milicia Nacional ,de cuya noble ins-
titucion, tan en boga en aquellos' dia.s, pretendía
hacerse ·el ridículo. ~sÍ, al menos, l{) creyeron to-
dos, y el éxito de la P,-!nchada costó lágrimas al co-
razon del desdichado vate, el cual lo confesó así al'
siguiente día en un artículo que di(l á luz en los pe-
riódicos y que tcrminaha con la siguiente frase:
«Paladina y formalmente me retracto y arrepiento
«de \as palabras que han dado ocash,m .á la censura
((que me ,aflige.»


El 22 de setiembre, cuando yiI estaba nombra-
do el DUQUE DE L~ VICTORIA para constituir y pre-
sidir el,gaLinete, el único ministro de los nombra- .
dos anterjormente que aceptó el cargo, D. Francis-
co Cabello, tuvo la estravagante originalidad dediri-
gil' una órden circular á todos los, geft's ~lílicos del
reino, incluso el de Madrid, ClIps autoridades na~




-,'1-20-
cid,,!! de la revoludon , nada tetl,~o que ver, segu"
ellas mismas habian manifestado t con el gobierno
de Valencia. quien 3. su vez las babia declar ... do re-
beldes y traidoras. Tan torpe y desacordado proce-
der acarre6 el ridículo y la befa al ministro de la
Gobernadon, quien: -hablandó • 'ora como' gefe de
la Hacienda pública j 6 hiende 'la Marim6'de
la Guerra, (como que erA el solo ministró ¡pa-
ra lodos los ministerios), pretendía bacer ver: qúe
la crísis política habia ya de todo punto termina-
do, diciendo particularmente al gefe de Madrid que
procurase convencer á sus gobernantes para que
cesaran los re$entimientos , y otras cosas por el es-
tilo, que hacen 'en verdad póco honor al buen juicio
de un hombre de gobierno.


Al dia siguiente de su arribo á la capital, reuni6
ESPARTERO en sualojaUliento á los señores D.;An-
IODio Gonzalez, D. Manuel Cortina, los generales
Chacon y Linage y D. Joaquin María Ferrer, con el
objeto de conferenciar sobre laconfeccion del nue-
vogabinele. Desde loego-Ili"oPUSO el DUQUE á Gon-
la leZ el ministerio de Eslado ú el dé Grada y,J us-
licia, creyéndole llamado- por los sucesos áplantca-r
un sistema político cuya repulsa habia ·dado ochsi{}n
al alzamiento. 'Escusóse aquel fuerte y efIcazmente.
alegando consideraciones políticas y personales, que
en su juicio 00 le 'permítian tomar parle en el mi:..
nisterio. Sin haberla tomado tampoco en larevolu-




-726-
cíon, y pasada la época pací6ca que él hubiera apro-
vechado para marcbar legalmente por el camino de
las reformas y de las mejoras admi.nistrativas, de-
cia Gonzalez que no eran estas las circunstancias
que cuadraban á sus principios J carácter persona);
pues que era empresa muy s(Jperior á .SU\\ fuerzas:
añadiendo ademas. que, puesto que él habia anun-
ciado á la reina Cristina en Barcelona una revolu-
cion inminente, no era propio de su delicadeza re-
convenir con su presencia en el gabinete á aquella
persona augusta, agoviada por el peso del infortu-
nio. Concluyó el D. Antonio este corto discurso ma-
nifestando que sin plan ni sistema poHtico de ningu-
na especie, no se comprometía á servir ningun mi-
nisterio en época alguna. No reputando bastante fuer~
tes estas razone'! las personas que allí babia, escusá-
ronse á la vez á formar con su concurrenencia el
gabinete, á menos que no entrase en él D. Antonio
Gonzalez, á quien instaron para que redactase el pro-
grama de gobierno: é insistiendo este en la negati-
va, dilatóse esta primera sesion por mucho tiempo.
Apuntando las bases del programa, propusieron al-
gunos que se diese á la reina co-regentes. Gonzalez
combatió esta idea considerándola como inútil y
opuesta al sentimiento monárquico. En su opinion,
los co-regentes embarazarian la marcba del gobier~
no; su inDujo estaria snborhinado á la reina viuda; y
Jos decretos de los ministros podían ser contrariados




-727-
por .. Iguno de,los regentes, con grave daño de la cau-
sa públi~a, viniendo á presentar la nacion el espectá-
culo de tres ó cinco representantes de monarquía, lo
cual ha producido en todas las minorías de los re-
yes males sin cuento, conduciendo el estado al mas
espantoso desórden, segun es de ver en la historia
de lodos los liempos.-Sin resolucion alguna defi-
nitiva disolvióse esta junta, aplazándola para las diez
de aquella noche.


A la misma hora convenida acudieron los seño-
res Gonzalez, Corlina y Chacon á la casa del Du-
QUE, teniendo ocasion de notar ya á muchas personas
distinguidas de la comunion liberal que allí habia,
las cuales componian diferentes comisiones de la
Junta Central, de la de Madrid y de la diputacion
provincial que venian á tratar del mismo asunto.
Principiado el debate, como ESPARTERO hubiese
vuello tÍ instar con el propio 6n á D. Antonio Gon-
zalez, D. Pedro Beroqui, individuo de la junta de
Madrid, pidió la vénia para decir, como dijo; que
sin desconocer la honradez, el patriotismo y los ta-
lentos de Gonzalez, veíase no obstante en el sensi-
ble cas~ de manifestar que este sugeto carecia de
las simpatías y votos de los comisionados allí reuni-
dos, los cuales le consideraban sin la suficiente
energía y sin el valor tan necesario en aquellas
críticas y peligrosas circunstancias.


Los representanles destinados á constituir la




-128-
Central entregaron al DUQUE entonces una esposi-
cion, la cual contenia el programa político adopta-
do por ellos, reducido á las mismas bases del de la
junta de Madri.d, copiadas ya en las páginas que
preceden, y 1<1" clÍlustllil'aJemasde dar cor-regen-
tes á la reina ~lr. Estos comisionados pidieron lam-
bien al DUQuJ! que eliminase á D. Antonio Gonza-
lez de la combinacion ministerial, reemplazándole
con D. Joaquin María Lopez. Tanto este como su
amigo D. Fermin Caballero, eran de los que mas
trabajaban para la instalacion de la Central, desde
que aparecieron en la escena pública, triunfante ya
el alzamiento, despues de haber estado oscurecidos
ú ocultos en los respectivos -pueblos de su natura-
leza, en donde buscarónpaz á su espíritu y seguro
asilo, luego que vieron turbado el horizonte políti-
co " habiendo renunciado al efecto los cargos de al-


(1) Los veiote y dos indi~'iduos comisionados para la cen-
tral que firmabao esta esposicion ó programa presentado al D!l-
que el 30 de setiembre, e1"an lossigutentps: - Por,laprovineia
de Albac.cle D.Javier Rodrigue;¡; Vera.,por la de Alicante D. J. M: L0l'e¡. P(¡rÁvilil. D. Luis Prilde'uCio Alvarez y D. Antonio
Zallonero y Robles. Por Bad~joz y Jaen , D. José María Calatra-
va. Por Burgos, D. Francisco Arquiaga. Por Ciudad-Real, don
Juan Geróoimo Ceballos. Por Granado, D. Restituto Gutierrez
de Ceballos. Por Guadalajara, D. Mariano Delgras. ·Por Lean,
D; Santiago Alonso Cordero r D. Cárlos Villapadierna. Por Lé-
rida, D. Antonio Viadera. Po r Lugo , D. José Ramoll Rodil. Por
Murcia, D. Mariano de la Paz Garcia. Por OViedo, D. Evaristo
San Miguel. Por Santander, D. 'Angel Fernandez de los Bios.
Por Soria, D. José Gamboa Ortiz. Por Toledo, D. José VilJamil.
Por Valencia, D. Andres Aleon. Por Valladolid, D. Vicente Gri-
jalva. Por Vigo, D. Juao Bautista Alonso. Por Zamora, D. Fran-
cisco Buiz del ArboI. .




-"':729~
caldes eonstitutÍonales con Jos cuales tos habhi' hoti-
rado este año la vina oc Madrid, y tambien'la drpu-
laci1Jo á córles.' Mas "uego que desapareció el peli-
gro, aparecieron eUos en la capital á geslionár 'con
actividad y energía podes progresos de la revolu-
ción, siendo tal vez las 'antipatías que ellos, seña-
ladamente el último , escilaban ya en los hombres
sensatos del partido liberal, juntamente cori 'las
causas que hemos indicado antes y las que espon-
dremos despues, el motivo que bizo infructuosas
aquellas gestiones revolucionarias, invalidando y re-
duciendo casi á la nulidad el alzamiento. Gonzalez
sostuvo entonces un debate acalorado con varios de
los concurrentes, rectificando las relaciones ¡nesaa-
tas quede lo ocurrido eri 11\ sesión anterior; habia
hecho 'alguno de los que á ella asistieron á las tor-
poraciones que se 'hallaban allí representadas, con-
cluyendo por de~pedirsc del DUQUE protestando no
val ver á ninguna reunion ni aceptar minisferio algu-
no. Propuestos' y recusados en seguida varios otros
sugetos, terminó ál:1in esta segunda juntá sin que
se hubies'e logrado lit combinaCion del gabinete.'


Reuniéronse por tercera vez al siguientedia Jos
mismos del anterior, y reemplazado Gonzale:tpÓr
D. Alvaro Gomez Becerra, magistrado íntegro, de
carácter firme y resuelto; fué ya fácil organizar' el
gabinete presunto en está forma: D. JoaquinMaría
Ferrer, ministro de Estado; D. PedroCltacon, de




-730-
Guerra; D. Agustin_ Fernandez Gamboa, de Hacien-
da; D. Manuel Cortina, de Gobernacion;' D. Joa-
quin Frias, de Marina, y el. D. Alvaro para Gracia
., Justicia. El DUQUE DE LA VICTORIA continuaría,
segun estaba nombrado, presidiendo el consejo, sin
estar afecto á despacho alguno, sin cartera. Pro-
puestos á la reina por ESPARTERO estos ministros,
fueron nombrados por decretos del 3 de octubre;.


En la madrugada del 6. luego de saberse en
lladrid los nombramientos, partiero~ en posta los
nuevos ministros, encaminándose á Valencia. Como
en Madrid y en Zaragoza, tambien en la hermosa
ciudad del Cid, cuyos muros acatables traspasaba
por vez primera el CONDE-DuQUE, hízosele uu re-
cibimiento, el dia 8, cuyas demostraciones de en-
tusiasmo y alborozo seria imposible el describir. Una
circunstancia, empero, no debe omitirse: y es, que
en medio de la algazara é imprudente frenesí de los
alborotadores, los que de entre ellos se apoder¡lFon
de ra carroza en que iba ESPARTERO, llevándola en
triunfo y en "ito para haberla de dar direceioD á su
albedrío, en vez de encaminarla en derechura á la
casa habitacion de su esposa la DUQUESA I que como
dama de honor de S. M. se hallaba á la sazon en
Valencia, hiciéronla rodear y pasar antes por el pa-
lacio en que estaba la reina. Esta señora no podría
menos de notar entonces el contraste singular de
este dia, con aquel en que se la dispensó por el




-731-
mismo pueblo un muy diverso género de recibi-
miento. El que al general ESPARTERO bacian todos
los pueblos de España en aquellos dias, era cierta-
mente muy á propósito para escitar la rivalidad y
dar celos á los monal"cas mas queridos de la tierra.
Diremos mas: Dingun rey en estos tiempos goza de
la popularidad, fama y prestigio que' ha gozado en
su época de oro aquel bombre del pueblo.


En el momento en que hubo llegado á su casa,
dió cuenta de ello ESPARTERO á la reina, pJr medio
de sus ayudantes, pidiendo audiencia para él y los
demas ministros, quienes fueron citados por S. M.,
á pesar del natural cansancio de un yiaje precipitado
y violenlo, para aquella misma nocbe á las once.
Presentáronse en efecto los seis (t) á la hora con-
venida, y al instante les pidió la regente su progra-
ma. Los ministros contestaron que las circunstan-
cias, lan nolorias, los sucesos, tan sabidos, y las
opiniones de lodos ellos, tan generalmente conoci-
das, parecían escusarlos de esta formalidad, que en-
tonces reputaban innecesaria. Pero como la reina in-
sistiera en que la fuese presentado el programa por
escrito, reliráronse aquellos sin concluir nada, apla-
zados para la siguiente nocbe.-En ella comparecie-
ron segunda yez los ministros electos ante S. M., lIe-
-vándola ya trazado el programa, el cual se bailaba


(1) El de Hacienda nQ habia llegado aun de Bayona, en don-
dt se bailaba de cónsul.




~732~
reducido á tO'que beirios' visto que demandaba'll los
insurrectos por medio de 'sus órganos los represen-
tantes qtie habia eliMadrid, y por medio de los do-
cumentos que, procedentes'de 'as juntas, publicaba
todos los días la imtitet¡ta. Pas'ó Cristina por alto y
en silencio t?das las bases del programa-, y solo
culindó llegó el punto relati vo á la ley de ayunta-
mientos, interrumpió su lectura y dijo:- a¡, PeTo
«cómo salváis vosotros lana egecucion de una ley,
«que sigui~ndo todos los trámites que la Constitu-
«CiOll prescribe ,ba sido sancionada ya por la co-
«rona? ¿No advertis, que el gobierno carece de
«facultades para esto ?,; -'-Uno de los ministros
contestó enlonees en esta sustancia:- «Seño~a, el
(¡gabinete 110 tiene :ioconveniente en arrostrar la
«responsabilidad que envuelve la $uspension de esa
«ley. Las circunstancias que mediaron y acompaña-
«roo á su discusion y aprobacion, los mismos térmi-
«nos en que ella está concedida, viniendo á ser mas
«bien que una ley obligatoria, una mera autoriza-
«cían -dada al gollierrlo para 'P'ant~ar un proyecto de
«ley, no discutido en córtes, y sobre todo, los su-
«cesos que á esteprop6sito ban pasado y están pa-
«san do en la nacion;' el caso estraordinario en el
«cual se encuentra el gobierno de V. M., disculpan
«plenamente este proceder, basta tanto que la na-
«cion representada en córtes decida lo que juzgue
«maS justo y conveniente, imputando ú salvando la




-73.3-
(responsabilidad en que V. 11. cree que incurren
«hoy los ministros.» "


Convencida y como satisfecha se mostró la rei-
na al oir estas razones, y s!n r,eplicarmas , aparen_
tó aceptar el programa, to~a.~do 'en seguida jura-
mento á sus cousejero.s, y quedando así ya defi~ili,:"
vamente cons.tituido el minis,terio. Agenos estaban
sus individuos de la escena que bahia de seguirse
al juramento; pucsluego de haherse este verjfi~a­
do, manifestó la reina Cristina su resolucion de ab-
dicar la regencia y marcharse al estrangero. Gran-
de fué la sorpresa del CONDE-DuQUE y sus cólegas
al oir 1lsta delerminacion q~e apareció desde luego,
irrevocable, á pesar de, las instancias y ruegos in~,
finitos que á S. 1\1. hicieron los ministros, señala-
damente ESPA,RTERO , para que desistiese de un pro-
pósito que tan arraigado estaba, en el ánimo de la
reina; que insistiendo esla en su premeditada y cal-
culada decision, mostróse sorda á las súplicas y á
los ruegos. Tratóse al fin de dar algun fundamento
á la renuncia; y como Cristina manifestase que era
bastante el malestar de su, s,!lud, los ministr,os repu-"
sieron que esta causal cra insuficiente. La reina.en- ,
tonces indicó quo las,dem,ostraciones últimam~nle
he~has por los pueblos, habialllleuado su carallon de,
amargura, y ,que no le era dado mirar con indife-
rencia lo que acerca de ella babia publicado la pren-
sa. El ministro de la Gobernacion, que conoció sin




-734-
duda lodo el valor de las últimas palabras de Cris-
tina para el punto que se cuestionaha, lomó asidero
de ellas, haciendo ver á S. M., que si era cierto lo
que por la prensa se babia dicho sobre compromi-
sos legales que pudieran á la sazon justificar y le-
gitimar el paso de la renuncia, nada mas á propósito
que' esta escusa para haber de fundarla; pues que
siendo libre la reina para disponer de sí, desde la
muerte de su esposo Fernando VII, no seria de es-
trañar por nadie que así lo hubiera egeculado. Cris-
tina que entendió al momento 1" alllsioll, se apresu-
ró á contestar con viveza: «Eso no es cierto.» Vol-
,.ió á insistir en el mismo asunto y tema delicado
el ministro de la Gobernacion, dando cada vez mas
claridad y lisura á sus palabras, hasta decir termi-
nantemente á la reina que era opinion y creencia
asaz generalizada la de que habia pasado S. JI. á se-
gundas nupcias: y otra vez volvió Cristina á respon-
der con dccision: ((~o es cierto.,>-Calló ya el mi-
nistro y callaron los tIernas sobre este punlo, el cual
no podia alegarse , á vista de la declaraciun espresa
de la reina, para dar fundamento á la abtlicacioll de
que se trataba.


Dos noches consecutivas duraron los ruegos y
las reflexiones de los ministros á S. M., para haber-
la de convencer á que desistiese de una medida que
podria acarrear al llais funestas conseCUí'nciólS; has-
la que por último, viendo aquellos qur 1 .. rcsolu-




-735-
cioo presentaba. un carácter de estabilidad y fIrme-
za que la hacian irrevocable, decidieron, de acuer-
do con la reina, estender la renuncia, la cual fué
entregada á S. M. para que la cscribiese de su pu-
ño. Así, en efecto. sc cgecutó; y convocadas en la
noche del 12 todas las autoridades civiles, milita-
res y eclesiásticas, los presidentes de las· corpora-
ciones científicas y literarias, y demas personas no-
tables que habia en Valencia, verificósc el aclo for-
mal y solemne de la abdicadon, autorizado adema s
por los ministros y en presencia de los gefes de
Palacio. Vestida dc gran gala, recibió la reina Cris-
tina en las atlas boras de la noche á estc concurso
numeroso, y despues de manifestar el objeto de ha-
berle convocado, lo cual dejó absortos y pasmados
á cuantos allí habia, agenos como ellos estaban de
una tan sorprendente nueva, y [Ireguntándose recí-
procamente el fin que len(lria aquella grande reu-
nion, leyó S. M. el documento aulógrafo de la re-
Dl\ncia, poniéndole segui,lamente en manos del JIli-
uistro de Estado para que él lo transmitiese á las
córtes, juntamente con el decreto de que bizo lec-
tura el mismo secretario del Despacho. Ambos do-
cumentos estaban concebidos en estos términos:


ftDecidida por el estado en que la nacion se en-
cuentra , y el delicado de mi salull, á renunciar la
r!'gcncia dl.'l reino que durante l.l menor edad de
mi augusta Hija Doiia lsilbel 11 me conGrieron las




-736-
c6rteseonstituyentesde la nacion, rqunidas en183l>,
la he consignado en el adjl-{ntQdocum.entoautógra-
fo, que para su presqntac~on.¡\ las córt~ á su tiempo
os dirijo , debiendo en .su..c~n~ecue~ia,y d~~d~ es-
te momento quedilrj[1slalada la. regencia ,pr9visio-
nal,que conforme al. espírilu de la C~)OsLitucjon
c~respOIlde á los ministros, hasla que las Córtes,ha- .
gan el nombramiento de los 'quedeben desempe-
flarla.))


«A las Córles.-EI aclualcstado de la nacian y
el delicado en que mi salud se encuentra, me, han
hechodccidir á renunciar la regencia del reino,
que durante la menor edad de mi .escelsa Hija Doña
Isapel 11, me (ué conferida por las córtes cons~i:­
tuyenles de la nacion, reunidas en 18;l6, á pesar
de que mis consejeros, con la honradez y patriotis-
mo que les distingue, me han rogado cncarec.ida-c
mente conliuuára en ella cuando menos hasla la
reunion de las próximas, c6rtes, por creerlo así
cODv~n~enl~ .al p¡¡is ~ á la causa púbJica; peró no
pudiendo acceder. á .algunas de las exig:en,cias de los
pueblos que lllis consejeros mismos creen deber ser
con$ultadas para calmarlos ánimos -Y terminar la
acLual siluacion, m~, es absolutamente imposible
continuar desempeñándola; y creó obrarcomQ exi-
ge el interés de la nacion renunciando á ella.»


«Espero que las c6rles nombrar~n personas pa-
ra tan alto y elevado encargo, que contribuyan á ha-




-737-
cer tan feliz esta nacion como merece por sus vir-
tudfl. A la misma dejo encomendadas mis augustall
bijas, y -los ministros que deben, conforme al espí-
ritu de la Constitucion, gobernar el reino hasta que
se reunan las C6rtes, me -tienen dadas sobradas
pruebas de lcalt-ad para no confiarles con el mayor
~ostodepósito_ tan sagrado. Para que produzca puea
los efectos correspondientes, firmo este documen-
to autógrafo de la renuncia que en presencia de las
autoridades y c(}fpor¿u~iOt1es de esta ciudad entre-
go al presidente de mi consejo para que lo presen-
teásu tiempo á las Córtes.-Firmado.-María Cris-
tina.-Valencia. 12 de octubre de 1840.1)


(Jrlstlua.
1"01.\1. ti"




-'138--
,El ministro de Gracia y Justicia, como notario


mayor de estos reinos, cerliJicó. y estend¡ó elaet~,
que firmaron lodos los presen\e.s. con lo eual se d¡ó
por terminada III ceremonia. quedand& el gabinete
desde aquel momento inveslid~ de la suprema au-
toridad del Estado. con el carácter y ellW~br0 GC
Regencia provisional, conforme á los arlÍculos 57,
5~ Y 59 de la Constitucion "igellle.-El siguíestc
dia 13 di6 el ministerio-regcllcia al país un mani-
fiesto quc decia de esta manera ..


ESPAÑOLES:


«(Nombrado~ 'Ministros de la Corona á propues-
ta del Duque de la Victoria, creímos un deber sa-
grado aceptar cargo tan espinoso y difícil en las
críticas y delicadas circunstancias de la Nacion.
cuando S. 1\-1. la Reina Gobernadora en la He,al ór-
Ilen de 16 de Setiembre, por la cual lo nombró
Presidente del gabinete, y lo autorizó para propo-
ner las persona!> que debierdn componerlo. manifes-
tó muy eSI)lícitamente su decision á establllcer la paz
y la unían en todos los únimQiS" no omitiendo medio
alguno para satisfacer las necesidades de los pueblos:
estos mismos eran nuestros deseos. y nopodiamos
menos de contribuir á su realizacion. sin desme-
reeer el nOMbre de españoles que lIcv~moscon or-
gullo. ')




-739-
uCon la rapidez posible hicimos el viaje á esta


capital, y nos presentamo!l á S. M. para desempe-
ijar nuestra misiono Nada es[)erábamos menos que
el que se nos pidiese un programa, porque le creia·
mos formulado en las circunstancias, y muy seña-
ladamente en la Real órden citada: hubimos sin em-
bargo de presentarlo, y 1(}S acontecimientos ¡tQste-
flores exigen que el pais y la Europa sepan las basc=t
que en él eslahlecimos. Que S. M. diera un ma-
nifiesto, en que haciendo recaer sobre sus conseje-
ros la responsabilidad de lo pasado, ofreciese so-
lemnemente que la Conslilucion seria respelada y
cumplida en lo sucesiv<l con religiosidad, y que en
la nueva era que allora empiece para la España, sus
coosecUlmcias- naturales y legítimas serian desen-
vueltas, sin que se obstruyesen y neutralizaran. por
ill(]nencias siniestras de nacion:lles ni de estrange-
ros; fué la primera necesidad que creímos debia sa-
.isfacerse, y para evilar á S. !tI. el disgusto que tal
vez pooria causarle suponer criminales á los que
poco há habian obtenido su confianza en el proyec-
lo de manifiesto que tuvimos la honra tle presen-
lade, atribuiamos á errores en su admÍtlistracion
las tristes y Iameutables consecuencias que babia
producido.»


uLa disolucion de las actual!'s Córtes y la con-
vocacion de otrns nuevas, prévia la elcccion de di-
putaciones provinciales, aun cuando se arrostrase




-740-
la respollsahilídadde no hacerla dentro del plazo
marcado en la Constitucion ; la smpension de la ley
de Ayuntamientos basta que fuese revisada, apoyán-
donos para ello, no solo en su inconstitucionalid:ld,
sino en que sin la de diputllcioncs provinciales, que
ni aun á discutir se empezó, no podian tener efee.-
to algunas de sus disposiciones ; pasar por los actos
de las Juntlls que no estuviesen en abierla conlra-
diccion con los principios de justid:l; conservar
las de las capilales basta la reunion de las Córtes
eon el carácter solo de auxiliares del gobierno, y
s~n que ejerciesen autoridad, y aplazar para las
próximas Córtes la decision de las cuesliones poH-
tteas que se hahian promovido, especial y señalada-
mente la de Regencia, asegllrando á S. M. era muy
posible cambiase la opinion que se habia manifesta_
do sobre este punto en el período que dehia trans-
currir, si en él se daban al país garantías equiva-
lentes á las que con los co-regentes se proponia
obtener, fueron las exigencias de la época " que
erei mos indispensable acallar para dominar la sltua-
eion y hacer voher Cll.lnto antes las cosas al estado
normal, consultando hasta donde era justo los vo-
tos de los pueblos.))


(fLeido á S. M. el documento en que todo esto
~ consignó, por el Ministro de la Gobernacion y
en nuestra presencia, sin impugnar nada de cuant()
sr le proponi:l, nos exigió el juramento de costum-




-741-
bre, que prestamos sin dificultad, porque teníamos
sohraoos motivos para creer que nuestras bases nG
podian Dlenos de ser aceptadas: pero estraordinaria
rué nuestra sorpresa al ver que las repugnaba todas
Dlenos la disolucion de las Córles, y al oirle anun-
ciar su lirme y decidido propósito de renunciar la
Regenda y de viajar por algun tiempo. Inútiles hlln
sido nuestros esfuerzos para convencerla de que 110
habia motivo fundado para dar semejante paso, y
de tJue sus consecuencias podrian ser funestas á la
nacion, á bs instituciones acaso, y al mismo
trono: nada ha bastado pan modilicar su resolu-
don.»


.Convencida de que el bien de la nacion misma
exigía que obrase aSÍ, y apoyándose en que el es-
tado de su salu(1 no le permitia continuar con tan
pesada carga, nuestras razones han sido completA-
mente desoidas. En tan crítica situacion nos ocupa-
mos de preparar lo necesario para que este pensa ...
miento que no podia ser resistido, se ejecutase C~)R
la dignidad correspondiente y \a3 precauciones que'
en tal caso eran necesarias. u


«El acto de la renuncia ha tenido lugar en pre·
sencia de las autoridades todas. y personas nota-
bles de esta capital; se ha consignado en un docu-
mento autógrafo que deberá ser entregado á las
Córtes, luego que se reunan. Se ha trasmitido á los
representantes de las naciones aliadas y amigas, con




-742-
todas las solemnidades y presteza que son de desear.
para evitar los estravíos de lá opillion sobre asunto
tan ióteres:mte. Los preparativos del viaje se ban
hecbo como el decoro de la nacionreclama. y lit
dignidad de la madre de su reina exigia. La regen-
cia provisional se ha constituido, y el pueblo espa-
Iiol no debe dudar de que en el corto periódo de
su gobierno se sacrificará para afianzar su libertad
é independencia, y satisfacer los justos deseos que
tan digna y grandiosamente ha manifestacll'l, á fin
de qul.' llegue cuanto antes el dia en que dis-
frute dc la paz y vcntura de quo es tan mere-
cedor.~


"Valencia 13 de Octubre de 1810.-Dul[ue JI}
la 'Victoria.-Joalluin liaría Ferrer.-Alvaro Go-
mez.-~cdro Cbacon.-Manuel Cortina.-Joaqtiiu
de Frias.»


Aquí terminó la regencia de doña ~laria Cristi-
na de Borbon, cuyo postrer acto fué la disoluciotl
de las c6rles, de aquellas córles á las cuales mos-
tró siempre S. ~l. tanto afecto, y que cotlcl\ryeroll
tambien su desastrosa vida política por decreto
del 11. De este modo la reina. viuda, al dejar para
siempre las riendas del Estado, ningun oustáeulo
creó ú dejó al nuevo gobierno: y el nombramiento
del ministerio y la disolucion de las c6rt~s, fueron
concesiones que las circunstancia,. tal vez el temor,
obluviaron aio dilicult¡l(l al~l\lIa de IlquclIa iuiior,,1.




"'-743""-
Al renunciar la regencia, m~nirestó Cristina <¡u(t


no sé entendiera por esto que hacia renuncia de la
tulela de sus augustas hijas, ni tampoco á la ~spe­
ranza de volver, tal vez m~y pronto, á España. á
doisfrutar el placer maternal de verlas y abrazarlas.
Los ministros contestaron á S. M., que en cuanto á
lo segundo, podia hacerlo cuando gustas~, segura
de no baIlar impedimento alguno mieQtras ellos Se
hallasen en el poder; mas lo primero era asunlo
de otro género, cuya decÍsion solo incumbía á las
córles.


Desde el momento en que se vió privada rlol
mando, anheló la Reina aquel en que dejase de pi-
sar el suelo español, que le habia dado muchos mas
hienes que desgracias. Noticiosa por sus consejeros
privados. y por los franceses sobre todo. de que
existía en aquel puerto un vapor de esta nacion, di-
jo á los ministros que partia inmediatamente en
aquel bagcl para el vecino reiuQ, demandando el
pasaporte; pero la regencia, solícita y celosa o del
decoró nacional y el del mismo trono, no tuvo por
conveniente acceder ti este maaificsto deseo dé la
reina, á quien dijo que no era bien saliese de Espa-
ña como fugitiva y ,-iolenla; que no siendo de la
inayor urgencia la partida, podia esperar S .. M.al-
gunos dias, hasta que se presentára en aquellas
aguas un buque español que la transportase, o tomo
:í princesa española, eon la dignidad debida. Es-




-7.14.-
perú, en efecto, la ex-regente, bien <t mal de su
grado, hasta que en la mañana del 17 el vapor es-
pañol Jlercurjo J hendiendo los a,ires y las aguas del
Mediterráneo, conducia desde el Grao á Port-Ven-
dres, desolada y triste á la reina Cristina, aquella
reina que tan ilustre renombre y tantas glorias .4a-
hia adquirido en los primeros años de su venida á
España, y que ahora la deja de tal suerte y. por las
caUSai que hemos in~icado, recibiendo de manos
(lel que era primer alcalde de Madrid el dia 1.0 de
setiembre, un pasaporte para viajar por Francia,
Italia é Inglaterra, bajo el nombre incógnito de la
Condesa de Vista Alegre.


En este siglo de la emigracion de los monarcas,
la reina Cristina, pagando su debido tribulo al im-
perio de las circunstancias, parec~a representar á la
fria consideracion del observador filósofo una per-
sonificacion de alta trascendencia, un ~1Undo ente-
ro de desengaños .. Lágrimas en los ojos, que deja-
ba de ver á su~ queridas hijas, y un desconsuelo
profundo en el corazon, que acababa de perder un
reino y lodas las allas preminendas del supremo
mando, acompañaban en su partida á aquella Sl'ño-
ra. Si su alma iba ademas poseída de un cristiano y
saludable arrepentimiento, ó bien dominada por
pasiones menos nobles, por el encono y la vengan-
za, la historia de los sucesos que vienen despues
nos lo hará ver con evidencia.




-745-
Desapoderada; herida en su amor propio, como


. señora y como reina; burlada en sus soñadas e~pe­
ranzas respecto al CONDE-DuQUE; abandonada por
el partido político á cup cabeza se habia colocado
con mas confianza que prudencia; arrastnda por
compromisos y por intereses privados que (á pesar
de la negativa, muy significante, que hemos refe-
rido) dominaban slf corazon, si se ha de juzgar por
hechos harto conocidos en toda Espaiia y en Euro-
pa ; llevada tal vez derniras pacíficas (bien que ~es­
mentidas des pues con los sucesos de octubre de 1841
y de junio del 43) que la decidieron á rehusar los
galantes ofrecimientos del conde de EelascO<lin y
otros generales, que quisieron apoyar con la espa-
da sus pretensiones, y á lo cual, en nuestro sentir.
no accedió Cristina, porque desconfió mucho del éxi~
lo. viendu con ojo previsor y sagaz lo imposible de
llevar á cabo .con la fuerza los proyectos reacciona-
rios, teDiendo • cual tenia. ESPARTERO un ¡nmeltro
prestigio en el ejército, y hallándose este á la sa-
zoo fllel'lemenle adherido y adicto en estremo á la
Constitucion y á la Libertad, por cuyos objetos aca-:
haba de combatir saliendo triunfante y victorioso.,
nQ quedó mas recurso á aquella seüora, cuyo orgu-
llo no le permitia compartir con otro la autoridad
egercida por sí sola en tantos años, y cuyo decoro
se resentia y no podiahacerla grato el vi~ir 'sin el
fastuoso aparato del poder supremo en el mismo pais




-746-
donde acababa de egercerle, 110 la quedó mas recur- "
so, ~ecimos, que abandonar con las riendas del Esla-
do el suelo español, que era su segunda patria, mas
querida tal vez que la primera, pues que le filé siem-
pre mas útil J provechosa, y trasladarse á un terri-
(orio estrangero.


ürisfina ca)"ó del poder como gefe de un partido
cuyos errores habian desacredit:do su administra-
cion y sacrifieado la popularidad, nombre J fama de
de una reina. que puesta al frenle de la comunion
liberal española. -babia salido triunfante de una
g11erra intestina que afirmó sobre cimientos amasa-
dos con oro y sangre, 'Cl trono constituciQnal dc' la
segunda Isabel. Pero aquella señora, preocupada
rOl" un fanatismo político, mal rodeada y aconseja-
da, impulsada lambien por un interés mal entendi-
do, desconoció sin duda que sacrificaba á las miras
interesadas y ambiciosas de una bandcllía demenlada
y violenta, jnterese~ muy caros, muy acalables y
muygra'lldt's, Slt propia autoridad, y el órden pú-
hlico, sin el cual no se conso1idan jamás lá-s insti""-
tnci6nes del goHierllo representativo. Despoj6sc, en
fin, de la autoridad régia, porque rechazó las opi-
nionel\ y el sistema politico que no era suyo ú de
sus hombres, olvidando las circunstancias, inven-
cibles ya, que á la sazon se habian creado, y los de-
beres de una reina constitucional, que ha de colo-
ear!Sc siempre á mayor altura que los bando~ políti-




-7·17-
rOSí p:lra dom.ill~"los y dirigirlos desde el trol1o,
como mas convenga á los intereses de 1<18 pueMos;
-Al pronunciar sú rumbo el vapor Mercurio, hi-
ciéronsele á la augusta viajera los honores y sah'~s
€k ordenanza. Un silenoio profundo y signilicativo
reinaba en aquellos instantes entre la mucbedumbre
que poblaba ·la eosla y las fllayas. Un sentimiento
mal reprimido emb(Jr.~aba el cor'I7oon de much<ls, se-
ñaladamente entre los hombres previsores del par-
tido vencedor, que no po.dianoejar de presentir
desde aquel momento las desgr~ias que á h infor-
lllnada Espalia ocultaha entre oscuros celages un
incierto {lorvenir~-AI tiempo de embarcarse d.ij.o
la reina, COA espresion marcada, al CONDE-DuQUE:
- -ESPA.RTERO, cuida de mis hijas.» -y ESPARTERO
J.& "rreció as-í. •. y lo cum¡¡li6.


El día siguiente dirigió á las trop..as de su mando
efita alocucion:


IASoldados: Los graves acontecimientos que han tc-
Bide-tugar en la nacion, levantada en masa para cou-
senar íntegros los derechos PQlílicos consignaooll
en la ConstÚucion de 1S37, me obligaron á separar-
me do vosotros, aceptando el cargo de presidente
del eonsejo ¡\~ minis.tros • y la mision° dc ol'ganiz3t'
el nuevo gabinete para conslituir el gobierno que ba-
bia de caimar los ánÍmos y la justa ansiedad de los
ptícblos, estableciendo la silnacion normal con las
;ul'anlías qne fueron ohjeto del pronunciamiento .•




-748-
"El costoso sacl'ífieio que hice pár la salud de


nuestra cara patria' no hubiera sido bastante, á pe ....
iar de mis buenos deseos, si los dignos compañeros
que clrgí 110 se hubiesen prestado á hacerlo tam-
hien, Ellos ban contribuido eficazmente á plantear
la gr:¡nde obra que hará la ventura de los espáñolcs,
y con ellos 110 dudo que el trono de nueslrareiua
será respetado, mantenida en toda su pureza la
Constitlicion, asegurada nuestraÍlldépend~ncia, y
llfirm~do el imperio de la justicia, para que esta na-
tÍon recobre el ventajoso lugar que la corresponde
por la riqueza de su suelo y por la índole de sus
habitantes.)'


-En los pocos días de administracion, avanta-
uos han sido los pasos que se han dado; grandes las·
medidas acordadas, pero mayores son los lea'les
PI'opósitos de los miembros en quienes por el espí-
ritu de ).1 Con~litucion ha recaido la regencia pro ..
vision:.! del reino. hasta que las c6rtes nombren los
que hayan de componerla. De este modo, obrando
segun los principios de nuestras creencias, paga-
mos el justo tribulo que debemos á nuestros con-
ciudadanos, que con razon esperaban llenos de con-
fianza en la buena fé de nueslro honreso compro-
miso.»


oSoldados: el deber !Sagrado de llevar adelante
tan noble empresa, me separa todavía de vosotros;
mas aunque ausente, no por ello será menor mi so-




-749-
licitud por vuestro bienestar, y por las justas recom-
pensas que la nacion quiere conceder á mis valien-
tei y virtuosos camaradas, á mis compaiíeros de
glor~as, privaciones y peligr,os. Esta ausencia no
debe ser larga. Yo espero ver pronto que los espa-
iíoles queden satisfechos de la marcha franca y
constitucional del nuevo gabinete, que las saluda-
bles reformas se preparen, y que el órden social es-
té asegurado para que la era que principia sea tan
feliz, como magestl:lo~a la reaccion que la permite.
Entonces v.olaré á vuestro frente, porque nada me
es mas grato que hallarme á la cabeza del ejército
que ha dado la paz á nuestra patria y asegurado sq
libertad é independencia.»


(Cumplido así mi deseo. mientras sean necesa~
ríos nuestros servicios, veré con satisfaccion 'Jue no
babeis desmerecido de mi patern~l afecto: que siem-
pre sois acreeaores'á la estimacion pública, y cada
'\'ez maS dignos de que la Europa os admirc. Para
ello es preciso que la disciplina se conserve en lo-
do su hrillo. Con la disciplina os hicísteis invcnci-
bies. Con la disci plina triunfamos de los enemigos
que pretendieron usurpar el trono de la inocente
Isabel y establecer de nuevo el despotismo. Con la
disciplina impondremos á los perversos que toda via
quieran maquinar contra la Constitucion del Esta-
da. Con la disciplina, en fill. seremos foortes J
respetada la nacion que tan bcróicos sacrificios ha




-750-
becbo por ser libre y alcanzar su ventura.»


« Yo no dudo, compañeros de glorias y de peli-
gros, f/ue la disciplina, alma de los -ejércitos, s~rá
conservada en todo su esplendor, vigilando l.odlls
las clases el puntual cumplimienlo de los deber"es
respectivos, para que jamás llegue el sensible caso
de'qu~ se apliquen las leyes s-ev-eraS- que marca la
ordenanza, si hubiese aJguno que infringiese sus
saludables preceplos.-Tales son los votos ardientes
de vuestro gcneral--;--EsPARTERo.»


Anles ele sali-r de' Valenda la regenci;; provisio-
nal, espidi6 algunos decretos imporlaotes:.tales-fue:.
ron los que, con fecha j 3 tle octtrbre, orde'Anblln
suspender la egecucion de ltl ley orgánica y de alri·
huciones de las municipalidades, y proceder inme-
diaLamente á la renovadon y nomhramiento de los
individuos que ha,bian de componer las diputacio-
nes provinciales y el modo de 11evar á efecto esta
última disposicwll en todo el reino. El 14 fué: de-
cretada la convocatoria de las nuevas,córles" cUoya
reunion se aplazaba para e119 de marzo del pró-
ximo año de 4J, eOt~tra lo que'la Consti~uci6n pre-
viene: motivo por el cual rué ágriamente censurada
por 1<1 prensa esta medida del nuevo gobierno I que
empez6 á labrar su descrédito con una inconsti-
lllcionalidad innecesaria y fecunda en consecuen-
cias desastrosas; dado que, este error del minis"
lel'jo-regencia dió lu¡.pr á que cundi~se la division




-7ál-
del bando progresista, cuyas fracciones divergian
cada vez mas, pronunciándose abiertamente la opi-
oion republicana; y sin que aquel poder, transi·
torio y efímero. tuviera bastante fuerza y pres-
tigio para contener la revolucion , ni voluntad bas-
tante, valor y decision para secundarla, solo sirvió
en Jos siete meses que pro,,¡siOQalmenté administro
el pais. para inutilizar IO's erectO's del alzamiento;
~RO tanto pO'r dt\signio y culpa de las persO'nas que
le cO'mpO'nian, como por el resistible impulsO' de
las circunstancias que acompañaron· á la instalacion
del gaLinet(',. y pOlO la a[talía y necia imp,oevision de .
los que hacian de corifeO's entre los sublevados), y
para aflojar las riendas de la gobernacion pública
en Inedio del torbellino de en(,QlIlradas pasiO'nes'.
}las despues esplicaremes con mayor detencion y.
cbriJad este puntO'. Entre tan'O', diremos que el mi-
nisterio-regencia procedió en ¡¡Igunas cosas con mu-
cho acierto, consultando los intereses y el bien pú-
blicoso-Despues de ordenar, tambien con fecha del
14, que las juntas revolucionarias cesasen' en sus
funciones gubernativas, quedando solo las de las ca-
pitales de provincia con el carácter de auxiliares del
gobierno, para el desempaño de cualesquiera encar-
gos que este tuviera á bien confiarlas, se espidió el
16 de octubre otro decreto por el ministerio de
t;racj¡¡ y Justicia que aseguraba la independencia
,h-bi,la al pOller judil'i'll, dedaranc10 á los magi¡¡lra-




-752...;....
das J jueces imimovibJes: medida altamente c®sti-
túciona}, reparadora y justa ,que nada tenia de Te-
vólucionaria ni de reaccionaria tampocó; respecto al
personal de ia magistratura,' c'Omo quiera que eH<I
prevenía 'que al03 'magistrados y jueces oon' nom'"
.brainiento real en propiedad que se hallablll4 e1l ac.¡.
dual y eCectHo egercido de sus respectivos empleos
.el dia 12 del presente mes, y los qne fuesen nombra.
-dos en lo sucesivo con las mismas 'calidades, no se ....
«rian depuestos de sus destinos temporales ó perpé-
«tu'os "sino por sentenCia egecutotiada, ni suspendi-
-dos sino por auto judicial, etc.» V comoprecisamen-
te en aquella sazon apenas hahia jueces ni magi~tra­
dos á quienes adornasen tales requisitos. el decreto
del gabinete abria con la revolucion una nueva·era
11 la magistratura española, sin separarse de la ley
fundamental. Seria una medida de partido, pero
i:onslilucional y justa.-La circular dirigida tambicll
por este' ministro á los regentes de las Audiencias
eoo igual fecha, recomendándoles- la conserncioo
del órden público, táproteccion de la segu'ridad
personal, la propiedad y los demas derechos de}
ciudadano qoe consignan la Constitucion y las le-
yes, escilando su laboriosidad, estudio, celo y Pll.-
reza para el mejor desempeño de sus sagradas fun-
ciones, la pronta y recta administracion de justi-
cia, estarnhien olróacto quchollra sobr~mancra
á 'aquel ministerio. ./'




-753-
Dielada igualmente por un espíritu justifieadísi-


mo y altl1rnenle liLeral, fuó la circular que se espi-
dió en Valencia por el mini5tro de la Gobernacíon.
eon fecha 1:3 de octubre, sobre eleceioues. Unáni-
me la prensa toda, de Lodas las opiniones, tributó
muyjush)s y muy merecidos elogios á este acto del
gabinete-regencia, por el cual se encargaba á las
autoridades que empleasen todos los medios legíti-
mos á fin de que los electores pudieran emitir sus
\'otos sin temor alguno de coaceion, violencia ú
otra circunstancia que tendiera á alejllrlos de las
urnas electorales, limitando la accion interventora
de la autoridad á cuidar del cumplimiento Hel y es-
trielo de la ley. Esta medida, en dias de revueltas,
era una leccion saludable y enérgica que el podel'
nacido de la insurreccion daba á los que en guerra
ó en paz, en bonanza ó en revolucion, siempre ha-
bian sido csclusi v islas, tiranos y transgresores.


El 20 de octubre salieron S. 1\1. la reina y los
ministrQs de la ciudad de Valencia, haciendo su en-
trada en Madrid el 28.-EI 2 de noviemhre dirigió
('~te manifiesto


A LOS ESI)AÑOLES


LA REGE:,CIA PROYISIO~AL DEL REI:'í(),


(,Restilllida á la capital nllestra l'llgllsta Reía.1
l}o;i,1 1:;:dJd iI, Y conslilUi,h e: Gt,hien!o ,~":~-¿¡I,


1iJ11. !'!, 4~




-754-
los indivjduos que ]e componen no pueden menos
de dirigirse á sus conciudadanos al tiempo de em-
pezar á desempeñar el encargo que la Constitucion
les conGa, No ciertamente para presentar planes
de mejoras, esperanzas de prosperidad que solo se
rCSlizan á fuerza de tiempo, de' tranquilidad y de
sosiego, sino para manifestar con la franqueza que
corresponde á su carácter, y con la entereza pro-
pia de su posicion, el pensamiento que los anima y
el principio de conducta que, en la' corta duracion
de su autoridad se han pro pues lo seguir, y están
resueltos á defender,)


d. nadie parecia ya posible que la Nacíon se
salv:lse de la red en que la tenian envuelta los ene-
migo's de sus derechos: ocupados tenian todos los
resortes y medios de gohierno: dominando esclusi-
,yamente en los Cuerpos legislativos por medio de
ma}orías facticías arlificiosamente combinadas: en-
tregados los :.\1inisterios á ciegos esclavos suyos;, y
]0 que era aun mas triste, seducido y en«o,nado á
fuerza de sugesliones insidiosas ni poder supremo
del Estado; ya los españoles veian ycnir el momento
(le repetirse el escándalo del año 14.; Y por des-
canso de siete años de fatigas y de combates, y por
recompensa á su constancia, á su fillelidad y servi-
rios, contempLibanse atados otra vez al yugo de la
servidumhre con los lazos ('orn¡3l}os pOl' su mí&ma
lcalt;:d ,Xl




-7.15-
.!.Pero al ver amenazada de muerte la Conslitu-


cion en que la España tenia cifrada la estabilidad de
:su fortuna, el pueblo de Madrid esclamó denodada-
mente Eso no, y se arrojó á la arena para defender
ileso el depósito de su libertad: Eso no. repitieron
las provincias y el ejército, respondiendo bizarra-
mente á aquel noble llamamiento: y á una voz los
españoles todos que aman la pa~, el decoro y el bien
de su pais, dijeron resueltamente Eso no. Puestos así
de una parle la ley fundamental COII la NacÍan en-
tera al rededor, y de la otra el Gobierno con sus
consejos y proyectos infelices, el Gobierno se es-
tremeció de vel'se solo, y abandonando el campo
que ya no podia mantener, dejó á la ~acion libre y
á la Constitucion venccUora.»)


(,Yen esta accion solemne nadie puede decir
(Iue hizo mas, nadie que hiza menos; todos han
(;ontribuido á formar esta unanimidad irresi~tiLle J
magestullsa que ¡Jos ha dado el triullf~ y todos han
concurrido con igual mérito que gloria á salvar
01 pacto social que une entre sí á los españoles.»


«Producto inmediato y necesario de esta mani-
festacion verdaderamente nacional es el Gobierno
presente, creado en virtud de la Conslitucioll y con
las formas que ella prescribe para casos semejantes.
Los principios que guian á los individuos que le
componen son Lien eonotidas, y por lo mismo IW
111ly necesidad de manifestarlos nquí. Ellos saLen la




-756-
grave responsabilidad en que se hatlan constituidos
y las obligaciones delicadas y difíciles á que tienen
que atender. Pero seguros de la pureza de sus in-
tenciones, resueltos á no obrar sino por la convic-
cion de su conciencia, animados tambien por la
confianta que se lisonjean merecer de sus conciuda-
danos, arrostrarán las dificultades que se les pre-
senten en el corto tiempo que ha de durar la auto-
ridad que ahora egercen, y la depondrán satisfe-
chos y gustosos á los piés de la rtpresentacion
nacional.»


«Cuestiones se han movido y ciertamente im-
portant~s sobre la forma que ha debido darse á la
convocacion de las Córtes fuluras, y entre ellas la
de si el Senado debia ó 110 prelimina-,·mellte ser di-
suelto ell su totalidad, y sobre la manera con que
los individuos de él deben ser nombrados. En el
ánimo de la Regencia 110 ha entrado ni podia entrar
ninguna medida de esta clase como base indispensa-
ble de sus disposiciones. Ella se ha atenido y se
atendrá rigorosamente á lo quela Constilucion pre-
,-iene en este y en los demas puntos conlrovertitlos.
La Regencia no tiene facnilad para alterar en lo
mas mínimo la ley funrlamenlal Je! Eslado; y seria
por cierto bien eSlrafio, ó mas bien absurdo y
contradictorio, que un Gobierno creado por la
Conslilucion, formado segun ella é instituido pa-
Ta ella, hubiese de comenzar por infl"Íngirla."




-757-
oConstitucion, pues; rigoros3mentc observada,


respeto religioso á la ley, son los principios únicos
y esclusivos del Gobierno actual: con ellos responde
á todas las exigencias, á todos los deseos razona-
bles. Ellos son sin duda el elemento mas necesario
de unidad entre los españoles: lo son tambien de
tranquilidad, de paz y confianza, y por lo mismo
de adelantamiento y progreso: S<m de justicia y re-
presion para contener á cuant06 intenten hacer
prevalecer su voluntad privada sobre la voluntad
general. Lo son en fin de fuerza y rohustez, y por
consiguiente de seguridad é independencia. Las na-
ciones to~as respetan á un pueblo que despues de
haberse dado una ley fundamental, sabe sostenerla
contra las oscilaciones é inquietudes de dentro;
y está resuelto á repeler armado y unido en masa
los anlagos y las amenazas de afuera.»


«GeCe es del Gabinete actual el que lo es tam-
hien de los ejércitos nacionales: el que en cien
combates que h'a dado á los encarnizados enemigos
del Trono de Isabel II y de los derechos del pais, no
aspiraba á otra gloria ni á otro premio que á dejar
sentada la prosperidad de su patria sobre la hase
de una Constitucion liberal, á cuya sombra pudiese
despues él· misnlo deponer la espada, y descan-
sar de sus fatigas. Esta Constitucion está hecha, ju-
rada, puesta en egercicio y reconocida pOi' la Euro-
pa. Deber es, pues, del gefe de las armas mantener




-758-
intado lo que él y sus compañeros, á la par que el
pueblo todo, han jurado y respetado, y acaban de
defender en el conflicto presente. ¿ Dónde irÍ<tmo!>
los cspaiioles á buscar una posicion mas favorable,
un mas grato 'porvenir? No será por cierto en la
mudanza contínua de las leyes fundamentales y en
remover los cimientos de la socieda(l á cada paso al
arbitrio del interés particular, de la veleidad ó del
capricho. Tengamos presente que si dejamos alte-
rar ó mudar la Constitucion , vendremos á no tener
ninguna, porque tal es siempre el triste resoltado
de estas oscilaciones. Egemplos no nos faltan ni de
oerca ni de lejos en (lue poder escarmentar; y no
vengamos de prueba en prueba, de discordia en
discordia, de.mudanza en mudanza, á dar en el es-
tremo fatal de que no siendo respetada la ley, se le
sobreponga la fuerza que conduzca otra vez al des-
potismo csta Nacion que t¡llltos sacrificios ha hecho
por adquirir y afianzar su libertad.»


«Treinta y tres años ha q~e en estos mismos dias
se dió la señal á las agitaciones que nos combaten,
con el desórden y pasiones que hervi:m en la fami-
lia Real, antes ocultas en los lares domésticos, y
estallando entonces de pronto y manifestándose al
público con una violencia y un escándalo nunca vis-
tos entre nosotros. El heredero del Trono acusado
de parricida 'por su padre, el Monarca destronado
cinco meSeS despues por su hijo, un ejército es-




-759-
lrallgcro ocupando casi todos los ámbitos de la Pe-
nÍnsula, nuestros Príncipes llevados por el engaño
y por la violencia á otros paises: la Nacion desam-
parada, sin fuerzas, sin Gobiernos, sin aliados; tal es
el punto de donde los españoles partieron para lle-
gar á la posicion en que hoy se hallan, y bien será
recordárse lo en esta especie de ani versario , para-
que sepan apreciarla en lo que vale. El instinto de,
independencia y libertad que entonces se despertó
en nuestros pechos, nos ha sostenido contra las al-
ternati vas crueles que durante este período azaroso
nos han llevado de la guerra á la paz, de la paz á la
guerra, de la libertad al absolutismo, del absolu-
tismoá la libertad. ¡ Qué de fatigas entre tanto,
cuánta incertidumbre, cuántas muertes, cuántos es-
tragos! Pero aquel noble y vigoroso instinto ha
prevalecido sobre todo, y por medio de tantas tor-
mentas vodemos decir que hemos llegado al puerto
ó estamos muy cerca de él. La bandera constitucional
ondea en todas partes, el ejército victorioso nos
defiende, y los obstáculos á los bienes que de nues-
tras nuevas instituciones podemos recibir, están de
todo allanados y remo\'idos.lJ


"No necesitan los españoles para completar es-
taS esperanzas mas que de entereza, de seso y gra-
vedad. Estas virtudes le son caráclerÍsticas y de
ellas tienen dados admirables egemplos en toda la
sucesion de los grandes acontecimientos que por




-760-
ellos han pasado en estos 3:3 ailos. Nunca les serán
mas necesarias que en el dia, si han de aprovec!wr
las ventajas de la ocasion ,quo l~s ha prRsentauo la
fGrluna. Y pues que la Constituéiotl es el áncora
fortísima en que pueden asegurarse sin zozobra y
sin vaivenes los destinos del Eslauo, su observancia
rigorosa será el principal cuidado de la Regencia,
su conscnacion el ÍI\lÍeo ohjeto de sus mira.) de
sus deseos. Si la vel'dadcra opinion del pais exigie-
se en algu\l tiempo que se lHlga en ella variacioll,
medios legales habrá de intentarlo: las Cúrte" y so-
las las Córtes podrán egecutarlo: la Regencia aten-
taria contra este podet, del Estado, si otra fuese,su
conduela que la que se ha propuesto, y de la cual
jamás se separará.»


((Madrid 2 de Noviemhre de 1840.-EI Duque
de la Viclori<l.-Joaquin María Ferrer.-Alvaro
Gomez Becerra.-Pedro Chacon,-AguSltn Fer-
nandez Gamboa.-}Ianuel Cortiga.-Joaquin de
Frias.»


Con la misma fecba" se espidieron" dos decretos
de importancia; el uno aboliendo la policía secreta
cUJo proceso se remitió mas larde á las c6rles. y
prohibiendo hacer en lo sucesi vo gasto alguno del
tesoro público con lal ohjeto: el otro relevando á
los pueblos del gravoso é indebido impuesto del 20
por 100 que se les venia cohrando sobre' los arbi-
trios municipales y provinciales, exigiendo en ade-




...... 761-
lante solo el 5 por 100 de amorlizacios. Am~as
disposiciones bonran sobremanera á la regenciíl pro-
visional, señaladamente á su autor, el ministro de
la GobernacÍon de la Península.


Hemos llegado ya á un punto en que vemos
constituido un poder con arreglo á la ley fundamen-
tal del Estado, y por lo tanto frustráneoy muerto
el glorioso alzamiento de setiembre: élconc1I1Yó
con la regencia de Cristina; y por-una lerrible al1o-
malía de esas que soIl harto frecuentes en las revo-
luciones, al terminar esta sellora la época de su
mando., terminó lambien con ella el alzamiento.
Este fruto, unido á la justa vindicacion de I~ Jey
constitucional, fué en último resultado todo lo; que
\legó á prooucir aquel memorable suceso • grande
1lOr su oríg,en, por la jusliticacÍQU de sus medios y
por la santidad de sus fines; pero miserable y
enteco si se atiende á los beneficios que de, él
ra(lortó la nacíon, á los Lienes que en lo ma-
terial y en lo moral ,en administracion y ep, po-
lítioa, a\canz¿¡r,oll: ~,r' su mediado,u los pueblos. Qué
Causas proougerl%n esto$ bn ,tristes efectos, pueden
colcgirse de lo, que lle:vamos dicho, y sobre todo, de
las consider.aeionesque vamos á espol;l.~r en.el ca-
pítlllo inmediato.-Enlre tanto, diremos que la rei-
na Cristina, aquella señora que al tiempo de dirni-
tirse del lJla.ndo en Valencia habia acordado. y con-
venido con sus ministros en que la esp!>ntaneidad




-762-
de suabdicacion seria un hecho públicamente reco-
nocido en toda Europa, que ciertas circunstancias
que la acompañaron se relegarian al silencio, pare-
ciendo á todos que allí terminarian las querellas y
]os resentimientos, en donde terminaba el escrito
de renuncia que S. M. dirigia á las c6rtes, rodeada
en Marsella, á donde se encaminó desde Port-Ven-
dres, de varios corifeos del bando absolutista, lle-
vada de las admoniciones y consejos de estos, pu-
blicó á los pocos dills un manifiesto, cuya esmera-
da redaccion fué atribuida por la prensa francesa oí.
la entendida pluma del ex-ministro Cea Bermudez,
el cual documento á la letra decia de esta· ma-
nera:


«Manifiesto á la Nacion.-EsPAÑOLES: Al ausen-
tarme del suelo español ell un dia para mí de luto y
de amargura, mis ojos arrasados de higrimas se
clavaron en· el cielo para pcdir al Dios de las mi-
sericordias que derramara sobre vosotros y sobre
mis augustas Hijas mercedes y bendiciones.»


«Llegada á una tierra estrangera ,la Tírimera
necesidad de mi alma, el primer movimiento de mi
corazon ba sido alzar desde aquí mi voz amiga, esa
voz que os he dirigido siempre con Ull amor inefa-
ble, asi en la próspera como en la adversa for-
tuna.»


"Sola, desamparada, aquejada del mas profun-
do dolor, mi único consuelo en este gran infortunio




-763-
es desahogarme con Dios y con. vosotros, con mi
Padre y con mis hijos.))


{(No temais que me abandone á quejas y á re-
criminaciones estéTiles, que para poner en claro mi
c'onducta como Gobernadora del Reino escile vues-
tras pasiones. Yo he procurado calmarlas, y qui-
siera verlas estinguidas. El lenguaje de la templan-
za es el único que conviene á mi afliccion, á mi dig-
nidad y á mi honra.»
~Cuando me alejé de mi patria para procurar-


me otra en los corazones españoles, la fama habia
llevado hasta mí la noticia de vuestros grandes he-
chos yde vuestras grandes virtudes. Yo sabia que
en todos tiempos os habíais art'ojado á la lid con un
ímpetu hidalgo y generoso para sostener el Trono
de vuestros Prínci pes; que le habiais sostenido á
costa de vuestra sangre, y que habiais .merecido
bien. en dias de gloriosa recordacion, de vuestra
patria y de la Europa. Yo juré entonces consagrar-
me á la felicidad de una nacion que se habia desan-
grado para rescatar del cautivierio á sus Reyes. El
Todopoderoso oyó mi juramento; vuestro júbilo dió
bien á entender· que le babíais presagiado: Yo sé
que le be cumplido.»


«Cuando vuestro Rey en el borde del sepulcro
abandonó con una 'mano desfallecida las riendas del
GoLiérno para ponerlas en mis manos, mis ojos se
dirigieron alternativamente hácia mi Esposo, hácia




-7G4-
. la cuna Je mi Hija y hácia la Nacíon española, con-
fundiendo así en uno los tres objetos de mi amor,
para encomendarlos en una misma plegaria á la pro-
teccion del cielo. Los angustiosos afanes de Madre
y de Esposa, cuando peligraban la vida de mi Esposo
y el Trono de mi Hija, no baslaron para distraerme
de mis deberes como Reina. A mi voz se abrieron las
universidades, á mi voz desaparecieron inveterado~
abusos, y comenzaron á plantearse útiles J bien me 4
ditadas reformas: á mi voz, en fin, encontraron un ho-
gar los que le habian buscado en vano, proscritos y
errantes por tierras estrañas. Yueslro gozoso entu-
siasmo por estos actos solemnes de justicia yde cle-
mencia. solo pudo compararse con la intensidad
de mi dolor , con la grandeza de mis amarguras. Yo
reservaba para mí todas las tristezas: para vosotros,
españoles, todas las alegrías.»


«Mas adelante, cuando Dios fué servido de lla-
mar cerca de sí á mi auguslo Esposo, que me dejó
ellcom~ndada la gobernacion de toda la monarquía,
procuré regir el Estado como reina justiciera y cle-
mente. En el corto período trascurrido desde mi aS-
cension al p.oder basta la convocacioll de las pri-
meras Córtes, mi potestad fué única. pero no des-
p6tica; ab~Q]uta, pero no arbitraria, porque mi
voluntad la puso límites. Cuando personas consti-
tuidas en ah", dignidad. y el Consejo de Gobierno,
á quien, segun la última voluntad de mi augusto




-765-
Esposo, dehia yo consultar en casos gr.nes-, me hi-
cieron presente que la opinion pública exigía otras
segm'idades de mí como depositaria del poder so~
berano, las dí; Y de mi libre y espontánea voluntad
convoqué á los Prócere~ de la Nacion y á los Pro-
curadores del Reino.»


teYo dí el Estatuto Real, y no le he quebranta-
do; si otros le hollaron COA sus piés, suya frerá la
responsabilidad ante Dios que ha hecho santas las
leyes.»


«Aceptada y jurada por mí la Constitucioll
de 18;17, he hecho por 110 (1l1ebrantarla el úlliul{) y
y el mayor de lodos los sacrificios; he dejado el ce-
lro y he desampando á mis Hijas,»


dJ referir los hechos que han traido sobre
mí tan grandes tribulaciones, os hablaré como á
mi decoro cumple, con sobriedad y con mesura,»


«Servida pOI' ministros responsables, que tenia n
el apo~'o de las Córtes, aceplé su dimision exigida
imperiosamente por un motin en Barcelona. Desde
enlonces comenzó una crísis que no ha llegado á su
término sino con mi renuncia firmada en Valencia.
Durante ese aflictivo período se habia revelado COll-
tra mi autoridad el ayuntamiento de Madrid, si-
guiendo su egemplo otros de ciudades populosas; ;los
insurreccionados exigian de mí que condenara la
conducta de u.nos ministros que me habian servido
!palrncnle. !jll(~ renHloeiera como legítima la insur-




-766-
reccion, que anulara ó cuando menos suspendIera
la ley deayuntamient~s, sancionada por mí des[}ues
de haber sido votada por las Córtes: que pusiera
en lela de juicio la unidad de la.Regencia.))


«Yo no podia aceptar la primera de estas con-
diciones sin degradarme á mis propios ojos: 1\0 po-
dia acce,der á la segunda sin reconocer el derecho
de la fuena , derecho que no reconocen ni las le-
yes divinas ni las leyes humanas, y cuya existencia
era incompatible con la Constitucion, y es incompa-
tible con todas las Constituciones: no podia aceptar
la tercera sin quebrantar la Constitucion, que llama
ley á lo que votan las Córtes y sanciona el Gefe su-
premo del Estado, y que pone fuera del dominio de
]a autoridad Real una ley p sancionada: no podia
aceptar la cuarta sin aceptar mi ignominia, sin con-
denarme á mí propia, y sin debilitar el poder que
me habia legado el Hey, que confirmaron dcspucs
las Córtes constitu)'entes, y que conservaba Yo co-
mo un sagrado depósito que habia jurado no entre-
gar en manos de los facciosos.l)


,(Mi constancia en resistir lo .que no me permi-
tían aceptar ni m!s deberes ni mis juramentos, ni
los mas caros intereses de la monarquía, ha traido
sobre esta naca muger que hoyos dirige su voz un
tesoro de tribulaciones tal, que no pueden espresar-
lo los vocablos de ninguna lellr?ua hum;lIla. Bien lo
recordareis, españoles; yo he Ileyado mi infortunio




-767-
de eiudad en ciudad, recogiendo la befa y el baldon
por el camino I porque Dios por uno de sus decre-
tos que son para los hombres un arcano, habia
permitido qu~ la iniquidad y la ingratitud prevale-
cieran. Por esto sin duda 3e habían alentado los po-
cos que me aborrecian, hasta el punto de escarne-
cerme: y se habían acobardado los muchos que me
amaban; hasta el punto de no ofrecerme, en tes-
timonio de su amor, sino un compasivo silencio.
Algunos hubo que me ofrecieron su espada; pero
no 3cepté su oferta, prefiriendo yo ser solo mártir
á verme condenada un dia á leer un nuevo martiro-
logio de la lealtad española. Pude encender la guer-
ra civil; pero no debia encenderla la que acababa
de daros una paz como la apelecia su corazon, paz
cimentada en el olvido de lo pasado; por eso se apar-
taron de pensamiento tao horrible mis ojos mater-
nales, diciéndome á mí propia, que cuando los hijos
son ingratos, debe una madre p3decer hasla morir;
pero no debe encender la guerra entre sus hijos."


«Pasando dias en tan horrenda situacion, llegué
á mirar mi cetro convertido en una caña inútil, y
mi diadema en una corona de espinas; hasta que no
PUU!! mas, y me desprendí de ese cetro y me despo-
jé de esa corona para respirar el aire libre, _ des~
venlurada sí, pero con una frente serena, con una
conciencia tranquila y sin un remordimiento en el
alma.»




-768-
"Españoles: esta ha sido mi conducta. Espo-


Iliéndola ante vosotros para que la .calumnia no la
manche, he cumplido con el último d\! mis deheres.
Ya nada os pide la que ha sido vuestra Reina, sino
que ameis á sus Hijas yqne respeteis su memoria.
En Marsella á 8 de Noviembre de 18W.-MAIUA
CRISTINA .. "


La regenóa provisional publicú en la Gaceta
... del 16 este notable maniliesto seguido de la eon-


testacíon que como correcti vo hizo acompañarle en
el mismo día, la cual deda así:


dC:spañoles: La Regencia provisional del Reino
no ha vacilado ni un solo inst,mle en publicar el
manif~esto que S. M. la Reina Madre Doña María
Cristina de Borbon ha dirigido á 81.1 Presidente COII
este ohjeto. Cada dia mas decidida á que sus actos
puedan ser juzgados por la nacion y la Europa en-
tera, ninguno de ellos quedará envuello en el mis-
terio, y ni el pais ni los estrangeros carecerán {le
cuantos dalos puedan ser necesarios para formarse
de ellos la idea justa y conveniente: tal es la con-
ducta que á Sil juicio debe seguir todo Gobierno
que franca y lealmente se proponga el bien de los
pueblos; y jamás perderá de yista este principio,
de cuya utilidad está convencida íntimamente,,,


«PC1'O á la vez que se cumple con este deber de
Sil posicion, y que r,espeta la e1\.igencia de S. M. la
tteinZl Madre como merece por su alt" digni(bd, n(J




-769-
puede menos de dar á conocer algunos hechos, que
presentados con inexactitud 6 reticencias, pudieran
dar lugar á siniestras interpretaciones; en que sean
conocidos cuáles fueron, están interesados el bien-
estar de la España y el decoro y buen nombre de
las personas encargadas hoy del Gobierno provisio-
nal.))


«Los que componen la Regencia han sido el ÓI'-
gano por donde se comunicaron á S. 1\1. las exi-
gencias de los pueblos alzados en defensa de sus
derecbos, que creyeron hollados y escarnecidos: la
prudencia y circunspeccion mas estremadas presi·
dieron á todos sus pasos en las críticas y compro-
metidas circuI\stancias en que fueron nombrados :Mi·
nistros de la Corona. Jamas se exigió de S. M. que
condenara la conducta de los Ministros anteriores;
propúsosele, sí, en el programa que original debe-
rá conservar en su poder, «que diese un manifiesto
!(á la Nacion, en el cual, haciendo recaer, como
«(era justo, la responsabilidad de lo pasado sobre
«sus consejeros, y anunciando que podria hacerse
«(efectiva por los medios legales, ofreciese que la
«ConsLitucion serid respetada y cumplida fielmente."
Esta idea, que dista mucho de prejuzgar si babia ó
no responsabilidad, se espresó en el proyecto de
manifiesto que por su encargo se la presentó, di-
ciendo que (terro.res de los que en la última época
«(hahian estado encargados de aconsejarle en la di-
l'Q~J. )1[. 49




-770-
«reccion de los negocios públicos, habian creado y
(,dado vida y existencia á la crítica y dclicadJ posi-
«cion en que el pais se encontraba, y que ningun
(español honrado podia ver sin el mas Íntimo do-
(,Ior.» Los que mas de una vez tuvieron la honra de
decir á S. M., de palabra y por escrito que los ani-
maba el deseo de consnltar su dignidad y decoro,
en cuya conservacion tenian el mayor interés, no
podian proponerle que condenase la conducta de
unos bombres J con los cuales habia marchado de
acu~rdo, y á los que, no ya en su elevada posicion.
liino en la mas comun, nadie podria permitirse hon-
radamente hacer traicion ; pero no era condenar su
conducta anunciar que deberian ser responsables
de sus actos, ni asegurar que errores suyos, dema-
siado conocidos entonces, y los cuales podrian has-
b ser incul pables, habran traido las cosas públicas
al triste estado en que se encontraban.»


«Tampoco, españoles, se exigió de S. 1\1. que
reconociese como legítima la insurreccion: sin en-
trar los Ministros en esta cuestion inútil en aque-
llos momentos, solo indicaron que ('pasar por los
(,actos de las Juntas, en cuanto no lo resistieran
«abiertamente los principios de justicia. era otra
«necesidad de la época; j) dando por razon de ello
que «respetar los hechos consumados por una re-
«yolucion que no habia podido ser contrarel'tada,
((Cfa un principio ele gobierno cUJo olvido habia si-




-7.71-
«do mas de una vez funesto: verdad de que tenia-
«mas varias prueb,ls en nuestra historia .• ) El país y
el mundo entero juzgarán si esto era ó no una ne-
cesidMI, cuando la accion del Gohierno estaha re-
tluciJa al recinto de Valencia, y hasta en capitula-
ciones habia entrado con la Junta de aquella pro-
vincia constituida en Alcira , y si el alterar ó dese-
char lo que fuese contrario á los principios de
justicia, era ó no el triunfo á que se podia aspirar
en aquellas circunstancias: ohr:mdo de esta mane-
ra, si hien quedaban victoriosos los pueblos, como
era indispensable, no se confesaba por S. 1\1. la le-
gitimidad del levantamiento, ni sc prejuzgaha por
su parle esta cucstion de modo ninguno.»


«Tamhien se creyó incscusable «ofrecer solem-
«nemente que la ley de Ayuntamientos no seria ege-
«cuLada hasta que se sometiese al exámen de las
(<ouevas Cl¡rtes, con las modilicacioIlcs que el Go-
«Lierno propusiese, para ponerla en armonía con la
(,Conslitucion, con los principios políticos en ella
«consignados .•• No solo se fundó la necesidad de es-
ta metEd.a en el justo é irresistihle clamor de los
pueLlos, que en vano se habia intentado sofocar,
siendo tan unánime y compacto, sino en que sin la ley
de Diputaciones no podrian tener efecto muchas de
sus disposiciones. Pagábasc así el justo tributo de
respeto y deferencia á la ley fundamental del Esta-
do, y se conciliaban, como la situacion lo permilia,




-772-
necesidades tan opuestas y dignas de considera-
cion.»


((Verdad es por último que se ponia en tela de
juicio la unidad de la Regencia; pero justo es se
sepa que para en el caso de que S. M. no accediese
á lo que sobre este punto le propusieron sus'Minis-
tros. terminantemente manifestaron «que aplazán-
«dose la resolucion de esta grave cuestion para las
"pr6ximas Córtes, creian acallada la exigencia has-
«la el punto de poder gobernar, y acaso en el pe-
<,ríodo. añadieron, que hasta entonces transcurra,
«la opinion que hoy aparece muy eslendida y fuer-
«le, se modifique 6 varíe si se dan garantías á los
«pueblos que equivalgan á las que por este medio
«se proponen obtener.» Júzguese si en aquella si-
luacion era posible otra cosa, y si pudo tratarse
con mayor circunspeccion asunto tan ,difícil y de-
licado.»


«El pueblo español, cuerdo siempre y sensato,
sabrá apreciar los sucesos que tan rápidamente han
pasado, y juzgarlos, siéndole bien conocidos, con
imparcialidad y templanza; lamentará la ¡;uerte de
una Princesa ilustre, á quien debe grandes benefi-
cios sin duda, y de quien se los prometía aun ma-
yores. si hubiese tenido la fortuna de conservarse
en una altura superior á la de los partidos; pero al
mismo tiempo hará justicia á los que sin esperarlo
l)i quererlo se han visLo en la necesidad de arros-




-773-
lrar todos los compromisos de una situacion la mas
difícil, y de tomar sobre sí la responsabilidad de su-
cesos estraordinarios. Su objeto en aquellos críti-
cos inslantes fué salvar el Trono; conservar en toda
su integridad las instituciones: si á esto fué pre-
ciso sacrificar la Regencia, no fué suya esta resolu-
cion, y todos sus esfuerzos no bastaron á contra-
restarla. Pero ya que sucedió, ya que conforme á
la ley fundamental el poder ha venido á sus manos,
españoles, estad tranquilos, nada temais: la Cons-
titucion será religiosamente acatada por todos, el
órden público no se alterará; y si alguien lo inten-
tase, 200,000 veteranos, 500,000 Nacionales, la
Nacion entera están dispuestos á escarmentarlo; to-
madas están cuantas precauciones pueden desearse,
y vivid seguros de que el poder que la Constitucion
ha confiado á la Regencia provisional, y que estric-
tamente arreglada á ella habrá de egercer, pasará á
la que las Córtes nombren sin mengua, y des pues
de haber hecho sucumbir, si preciso fuere ,á cuan-
tos intenten oponérsele. Madrid 15 de Noviembre
de 18tiO.-El Duque de la Victoria, Presidente.-
Joaquin María de Ferrer.-Alvaro Gomez Becerra.
-Pedro Chacon.-Agustin Fernandez Gamboa.-
Manuel Cortina.-Joaquin de Frias.»


El manifiesto de la ex-regente fué derramado
con estremada profusion por los adictos á aquella
señora en todo el reino, acompañándole la prensa




-i7.i-
retrógrada de grandes encomios y de apasionadas
loas, no empeciente á este entusiasmo el mal trata-
miento que la augusta desposeída, órgano por
cuyo medio arrojaban su bilis contra la revolucion
española los enemigos que la circuian entonces, dis-
pensaba á los españoles en aquel documento, el
cual vino á ser una verdadera tea incendiaria, la pri-
mera seiial de alarma y de guerra, á la que segui-
rán otras muchas, hasta declarar abiertamente el
combate que acabará al fin por derrocar en España
aquella situacion política, frágil, impotente y débil,
creada en setiembre de 1840.


Rodeada. como va dicho, la reina Cristina en
:Marsella de algunos personages notables de los par-
tidos reaccionarios, tales como 'el ex-ministro Cea,
Jos ex-embajadores marqués de l\Iiraflores y conde
de Colombi, el ex-corregidor Barrafon, su tesore-
ro Ga viria. Castillo, Arjona y varios otros, dió
pl'Íncipio con este manifiesto á un plan de reslau-
racion en la Península, basado en el matrimonio de
la reina Isabel con el primogénito del pretendiente
Cárlos. Al efecto, quiso pasar primero á Toscana, á
Roma y á Nápoles, á fin de purificarse para con las
potestades absolutistas de Italia, y por consiguiente
con el Austria, del reato que llevaba consigo la
circunstancia de haber sido regente de un estado
constitucional. Pero escrúpulos monárquico-reli-
giosos del rey su hermano y del santo padre la obli-




-715-
garon, antes dt~ hacer este viaje, á encaminarse á
París, en donde permaneció algun tiempo, y desde
donde, puc3ta de acnHdo con el monarca francés
y con los agentes diplomáticos de la santa alianza,
partió al fin á Italia á reconquistar la gracia de sus
amigos y deudos, y á besar el anillo del pescador en
el recibimiento solemne que la dispensó el pontífice
romano. Mas adelante veremos los resultados de es-
ta peregrinacion de la reina madre.


D. Joaquln lIaría Ferrer.






(J.&PITIlLO X v.


C{)nsideracíones acerca de los frutos que se obtuvieron
y de los que debieron obtenerse del alzamiento: cau-
sas que produgeron tales resultados: decretos del
gobierno y medidas diplomáticas de importancia:
a/ocucion del Papa: pretensiones del infante don
Francisco á la tutela de la reina y de la infanta
$U hermana: aniversarios, recuerdos de las gloria.
militares: ábrenslr las Cortes: sus primeras sesio-
'#le, y actos postreros del ~linisterio-Regencia.


A. regencia de Cris-
tina derribada J
refundida en un
nuevo ministerio:
hé aquí hasta aho-


ra el ,rodudo estéril que reportó
la nacion del levantamiento de se-
tiembre, de aquella insurreccioa
~loriosa que amagaba con )a des-


true'Cciou de tantos males, de tantos< y tan pernicio-
sas abusos·, cuales son los que elementan y corroen
en !MI ese ocia y en su fo-rma orgánica á esta socie-
dad nueMra, presa y vic\imll del despotismo duraD-




-778-
te muchos siglos, i Quién diría que para el aleja-
mie,nto y rcempl~zo en el mando, de una débil mu-
ger, habian de ostentar y alardear los pueblos su
inmenso poderío y su pujanza ... habia de postrarse
y de inclinar las armas ante la magestad soberana
de estos un ejército, rompiendo la ordenanza en de-
bido acatamiento al gran libro en que están consig-
nados, con caracteres celestiales é indelebles, los
sagrados derechos del ciudadano, del hombre ...
habian de aflojarse, y aun mas que aflojarse, des-
hacerse los vínculos de la gobernacion pública, de
la autoridau y la obeuiencia ... habia de conmoverse
el estado y retemblar en sus cimientos ... todo sin
que esperimentasen alteracion alguna los grandes
vicios que en 10 económico, en lo político, en lo ci·
vil, en lodos los ramos administrativos, aquejan á la
gran familia española; vicios que se habian puesto
ya en manifiesta evidencia, y aparecian como las cau-
sas primordiales sin cuya remocion serian y serán sin
término las calamidades de estos mismos pueblos!
Ello es muy cierto, sin embargo, y muy triste tam-
bien, que aquellas consecuencias mezquinas, uni-
das á la consiguiente emundacion de las innumera-
bles oficinas del reino, cuyo personal sufrió, sí, los
cambios y alteraciones que en vano se esperaban de
las cosas y de los principios, es todo cuanto el aná-
lisis de la historia descubre entre los frutos que pro-
dujo el alzamiento.-Este memorable suceso, de mas




-779-
ruido que sustancia, pasaria como dcsapcl'ciLido á
la memoria de la poslerillad, si solo se atendiera á
los bicncs positivos que él legó al pais. los cuales
hemos visto que, cn pmidad. son ningunos; más si
tenemos en cuenta los que de una manera negativa
por deCirlo así produjo, esto es, los males que evitó
impidiendo que se llevasen á cabo los horribles pia-
nes de reaccion y de conjura que se meditaban en
las cercanías del sólio contra el bienei\tar de 1011
pueblos, contra su libertad, su independencia y su
honra. planes que abortaron entonces á impulsos
del alzamiento y porque no hallaron la Ínfiel y des-
leal proteccion que en vano esperaron sus autores
de la temible espada del general ESPARTERO; si aña-
dimos á esto el odio profundo que en el corazon y
en la memoria de los reyes graban siempre esas
protestas solemnes, ese arrojamiento de los que ellos
creen y apellidan sus vallall6s. entonces se cchará
de ver que esta sublevacíon no carece de circunstan-
cias gratas unas, ingratas otras, para los pueblos y
para los monarcas. que harán perpétsa su recorda-
cion por mucho tiempo. - VeanlOs de sentar entre
tanto algunos hechos que nos pongan en claro las
causas que frustraron el éxito del a Izamiento de se-
tiembre, sofocado en su cuna por liberales falsos 6
tímidos, y por los que buscando en los vaivenes
políticos su propio engrandecimiento y su fortuna,
allí hacen alto en donde encuentran su provecho,




-7S0-
la satisfaccion egoista de sus instintos y deseos.


Ya lo hemos dicho: la traicion é illÍcua falsía de
los unos, la timidez cobarde 6 hazañera de los
otros, el egoismo criminal de muchos, y la con-
fianza, escesiva y necia, que en aquellos hombrei.
esclavos de sus pasiones, depositaron todos los libe-
rales de buena fé, contentos solo de oir los nombres
de ciertos patricios, cuyo liberalismo y cuya honra-
dez no los habian puesto á salvo nunca de asociar
su celebridad á los infor~unios de la Es-paiía, fueron
las causas que hicieron fracasar casi del lodo el glo-
rios-o alzamiento de setiembre. La ambicion y la co-
dicia, el interés y el miedo, la imprevision y la au·
dacia, la pasion bastarda que hace posponer siempre
el bien comun al personal, al propio, fuoron el Te-
neno letal que dejó sin vida y sin fruto á aquel grao
luceso. Quiénes abrigaran tales pasiones, en dónde
estén la seduccion y el engaño, los instrumentos J
las víctimas, los fautores y los egecutores del crímen,
que tal puede reputarse sin duda el abogantiento de
la revolucion, coligese de lo que diremos á cllnti-
nuacion y de lo que va dicho anteriormente.


El elemento militar, preponderante en Espai'ía,
siendo este un vicio radical y profundo ele nuestra
Ol'ganizacion social, señaladamente desde el adveni-
miento de los Borbones con su primer vástago Fe-
lipe V, en medio de que ha producido muchos ma-
In al país, á punto de ser una de las causas mas




-781-
poderosas y eficientes para no poder consolidarse
aquí un régimen de gobierno estable la parte acti-
va y la influencia grande que ha tenido siempre el
ejército en los acontecimientos politicos de esta
nuestra nacion , justo es confesar que en ocasiones
ha prestado servicios de muy alta y muy señalada
importancia á los pueblos: que si hubo un gefe
traidor y unos soldados esclavos, bastante villanos
para arrebatar al pais, de acuerdo con el déspota,
sus leyes fundamentales en 1814, tambien ha habido
despues generales y otros militares ilustres, patrio-
tas, libres, pundonorosos. que supieron lavar
aquella mancha de sus indignos camarad;ls, restitu-
yendo las mismas leyes políticas á la nacion en 1820,
promoviendo y suscitando el cambio en igual senti-
do en 1833, Y por último. ofreciéndonos ahora
egemplo vivo y patente de patriotismo y de lealtad,
al apoyar con su brazo y con su espada los sucesos
de 1840. Justicia es esta que ha de tributarse á los
ejércitos españoles de· estos tiempos, por mas que se
considere siempre su demasiada intrusíon en políti-
ca como un defecto asaz cardinal y grave. En el mio
en que vamos, por interés moral, por afecto ú por
instinto, ello es que al fin el ejército llegó á encar-
narse de tal manera en la revolucion, y de tal suer-
te su caudillo íbase al hilo de la opinion de los pue-
hlos y de las tropas. que tanto estas como el DUQUE
DE LA VICTORIA pusiéronse á merced de los senti-




-782-
mientos, de las ideas, del pensamiento y del impul~
so revolucionario, segun es de verse en los sucesos
de Barcelona, en los de "Iadrid y en todas partes .
.Mas prevision, mas talento, mas cálculo, mas va-
lor, y tal vez, mas amor á la libertad y al verdade-
ro progreso, de parte de los que se decian libera-
les progresistas, y que se arrogaron el título de di-
rectores del alzamien·lo, y los pueblos hubieran
adelantado mucho mas en la via de su bienestar, de
las necesarias é importantes reformas. ¡ Lástima
grande el haber desaprovechado una ocasion la mas
propicia que se ha presentado jamás en el pueblo
español para labrar su dicha con su propio esfuerzo!


Pero los ejércitos son de ordinario los brazos, á
los cuales solo se encomienda la parte cgecutiva en
la obra grande de las revoluciones. La cabeza, que
imprime la impulsion dando la idea, suele hallarse
y de hecho se hallaba entonces, ellotra parte.
Cuando esta es débil, flaca, sin vigor, ~in resolucioll
y sin concierto, los mandatarios de la fuerza obran
á la ventura y al acaso. Veamos si aconteció algo
que pueda fácilmente esplicarse por esta clave sen-
cilla, en la época complicadísima )' difícil que va-
mos narrando.


Hemos hablado del clemcnt6 malcrial. El ele-
mento político, en fuerza de querer aparecer en la
metrópoli con una doLle repl'escntacion, vino al ca-
bo á no tener ninguna. La junta de ~Iadrid, aquella




-783-
junta improvisada y como brotada del seno mismo
del ayuntamiento y de la diputaeion provincial, cu-
yas corporaciones, en union con los comandantes
de la Milicia, eligieron de entre sus individuos, y
con el carácter de provisional é interina, aquella au-
toridad revolucionaria que tanto y tan fatal influjo
habia de egercer despues en la revolucion, siendo á
la vez su cuna y su tumba; aquella junta que al se-
gundo dia de nacer prosternóse de la manera que
hemos visto ante la prepotencia milita r del general
E3PARTERO, formando un diptongo miserable y
triste de soberanía y de vasallage, mandando y so-
metiéndose, conforme á la determinacion resultan-
te de la mayor fuerza impulsiva. y anticipando im-
pru(lente la idea de qne «el pronunciamiento no
tenia otro objeto que el de sostener ileso el trono de
Isabel 11, la 1"egencia de su augusta madre, la Cons-
titucion del Estado, y la independencia de la nacion;»
y que fiel á esta su opinion y á su propósito, resis-
tió despues siempre la reunion de la Central, cre-
yendo que su luz y su autoridad bastaban, y sin-
tiendo tal vez el rendir esta y. resignarla en manos
de un poder superior, fué invitada, y hasta con
instancia, por varias otras juntas de proüncia, que
en su delirante estravÍo, en su imprevision y en
su ignorancia, no hallaron inconveniente en rogar
á la de :Madrid para que se erigiese en soberana,
invistiéndose y cgerciendo las funciones del supremo




-'78.1-
mando. Funesta ceguedad, esta de los sublevados,
que debieron buscar otra representacion mas verda-
dera y popular, á fin de constituir un centro de au-
toridad, de pen3amiento y de accion, capaz de eger-
cer dignamente, co'n pleno conocimiento de los me-
dios y de las necesidades del pais, las grandes yau-
gustas prerogati vas de la soberanía. Por fortuna los
individuos de la junta de Madrid, á la vez que se
oponian al establecimiento de la Central, tu vieron
la prudencia honrosa de no aceptar para sí tan ge-
neroso ofrecimiento.


En vano las ideas revolucionarias, rechazadas
por la junta revolucionaria de Madrid, desde el ins-
tante mismo en que nació, iban á buscar alimento y
estímulo entre los ardientes patriotas del Café nue-
va, que por dos veces nombraron allí sus comisio-
nes para dem:mdar á la junta la reunion de la Cen-
tral y que desplegase mas vigor y energía en sus
actos: que esta autoridad popular, apoyada en el
voto de la Milicia, de las tropas y de las corpora-
ciones todas, que prestaban asentimiento y aprol'la-
cion á sus mandatos, tuvo á raya, con firmeza y aun
con amenazas, así las exigencias de aquellos, como
las pretensiones de algunas juntas provinciales, que
al instar por la Central, se proponían la reforma de
la Constilucion en sentido democrático, y con el
desarrollo de la libertad, las mejoras materiales de
que tanto ha menester el pueblo espaiíol. Deplora-




-785-
lile est.ravÍo el que sufrió entonces laopinioD pú-
Mica, y al cual contribuyeron en gran manera los
recelos y la desconfianza suma que inspiraban las
personas que desplegaron mayor actividad y que
mas abincadamente abogaban por la instalacion de
la gran junta nacional. A véces las mejores causas
malean en poder de abogados sin crédito: é ingeri-
dos estos y serpenteando, con disfraz y máscara de
patriotismo, entre los liberales de buena fé que la-
mentaban el mal curso de los negocios políticos, en
el antedicho local del Café nuevo y en otros puntos
en donde se reunian á departir sobre la causa pú-
hlica, fueron tambien un elemento de muerte para
la revolucion, obligando á muchos hombres honra·
dos, que acaso distarian mucho de aprobar dentro
el pecho la marcha seguida por la junta de Madrid,
á dar su apoyo hasta á los males que esta produge-
ra, con el designio de huir otros mayores, á los
cuales pudieran conducirnos Jos revoltosos que se
apellidaban revolucionarios. Hé aquí como las pa-
siones bastardas dé unos y de olros lograron al fin
perderlo todo; sin que á pesar de esto, los miem-
bros que componian la junta de ~hdrid y sus incau·
tos apoyadores, puedan nunca declinar de sí la gra-
ve responsabilidad en que incurrieron monopolizan-
do é imprimiendo tan torcida y errada direccion al al-
zamienlo.-La voz de la revolucion hacíase oír taro-
hicn por medio de algunas proclamas que en aqllcllo5


'lOlI. 111. 50




-786~
dias. turbulentos dirigían al pueblo varios ciudada-
nos, por medio de esposiciones dirigidas iÍ la junta,
y de infinitas bojas impresas que veian la luz públi-
ca en cada dia. Pero aquella autoridad estaba en-
cargada de abogar e~ta voz, y aun de escitar al
jurado á la condenacion de los impresos.


Hemos dicho que el elemento político revolu-
cionario tenia dos representaciones ea Madrid, '!
hemos hablado de lajunta de esta proyincia, á la cual
locó desempeñar un tan significante pero triste y
desaventajado pa()el. No es difícil atinar que el
otro brazo sea el que formaban los representanles
que para haber de constituir la Central enviaron á la
r,órle varias provincias de la monarquía. Heterogé-
Ileo, débil, Y basta indefinible, este que era el des-
tinado á dar aplomo, vino sin cmbargo á ser un
cuerpo flotante en el borrascoso piélago de la revo-
lucion. El desacuerdo de la mayor parte de las jun-
tas provinciales en este punlo, no fué inferior al
que hemos becho. nolar en la de Madrid; y es en
~erdad una prueba mas, c!>te lamentable descon-
cierto, de que ellev:mlamicnlo nacional de setiem-
hre no fué producto de acuerdos anteriores, de una
vasta y bien organizada conspiracion, cual le creen
algunos .


. \ pesar de las con\ ínuas escitaciones de la pren-
sa liberal para que las provincias nombrasen sus,
apo'lct'udos, pasó mucho tielllpo siu flue llegara á




-'787-
reunirse mayoría de representantes en la córle (1).
Los poderes ademas no eran acordes, ni en el obje-
to ni en las facultades ¡ cual «ecia que para repre-
sentar á su provincia cefca de la junta de Madrid;
cual olro que pal'a constituir la Central; unos eran
ámplios é ilimitados; otros espresaball deseos de
corregencia; aquellos pedian la supresioo del sena-
do; estos opillaban por la convocacion de córles
constituyentes, Y de tal confusion y tal variedad
tomaron pretcsto los débiles, aquellos para quie-
nes el encargo era una carga asaz ponderosa, y que
eran harto fáciles de reducir y de acallar en sus
exigencias por el miedo ú por los halagos (que des-
graciadamente eran muchos los que así sentian y
obraban entre los mismos electos) tomaron pretesto,
decimos, para demorar largo tiempo la reunion,
hasta acabar por hacerla imposible, si no innecesa-
ria, luego de constituido el ministerio regencia.-
A pesar de lodo, si las juntas provinciales hubie-
ran desplegado mayor actividad en enviilr sus co-
misionados, conforme á las reiteradas instancias
que anticipadamente recibieron de la prensa libre
y de otras juntas que, como la de Hurgos, aguijaban
á las perezosas; si los que al fin concurrieron hu-
hiesell llevado todos poderes ámplios y csplícitos.


(1) Ya hemos visto que cuando ESPARTERO 'Vino á Madrid
sulu hahia 22 en rrprcscutarion de mcnlll' llúrnCl'o de prOyill-
,ias, puesto que algunas habian enviad, dos representantes,




-788-
corlandó así los inconycnientes y pretestos con que
1a instalacio"n se retardaba por los tímidos y los
egoístas, que solo huscaban su provecho particular,
como el mejor fruto del general trastorno; si los
comisionados, á pesar de la diversidad de poderes,
hubieran mostrado lodos igual constancia, energía y
desinterés, hubiéranse constituido en Junta supre-
ma nacional antes de la llegada del DUQUE á Madrid,
que era la época mas á propósito. Pero en los ensa-
yos y tentativas que se hicieron para llevarlo á efec-
to en aquella ocasion, tan fa vorable, lo mismo que
en las posteriores, chocó siempre el establecimien-
to de la Central con los poderosos obstáculos que
ella tenia dentro de su seno, y con los que le venia n
de afuera, entre los cuales figuraba en primer tér-
mino la fuerte oposicion que encontraba en la jun-
ta de Madrid y en las autoridades, las cuales nega-
ban local á los ccntralistas para haber de verificar
sus reuniones. Aquella junta llegó hasta amenazar-
los con que serian disueltos á viva fuerza. Así un
poder local abusaba y se sobreponia. en dias de re-
volucion, á otro podcr, que al caho reunia mas tí-
tulos para ser considerado como la primera potes-
tad que la reyolueion misma habia cl·eado.


I_a cuestion habíase traido, pues, al tcrreno de
la fuerza, y esta apoyaba á la junta de l\Iadl'id. Co-
mo en casa de Eraro hemos dicho que se vcr¡l¡ca-
ron algunas reuniones de centralistas, tarnhien en




-789-
casa de D. J03é Calatrava, electo oomisionado para
la Central por dos provincias, juntáronse varios de
cutre los hombres mas templados del progreso, los
que tenian una fé ciega en la Constitucion del 37,
los que por sus principios y por sus hechos vienen
á constituir mas bien el verdallero partido modera-
do en Espaiía (así como á los que indebidamente se
apropian este título, solo les cuadra el de hipócritas
y vergonzantes absolutistas); pero el objeto de esta
reunion era bien diverso. AUfl(lue in\'estidos de la
alta preeminencia J grande honra de diputados·cen.
trales, muchos de los que concurrieron á ella, le...,
merosos de que prevalecieran las exageradas pre-
tensiones de hombres turbulentos, inmorales y au-
daces, cuales eran algunos de los que mas bullian
aquellos dias, disfrazados con la mentida máscara de
patriotismo, pero cuyo fin era solo escalar el poder
siendo para ellos indiferentes los medios; previen-
do aquellos olros que la via ordinaria y constitucio.
nal era la mas á propósito para volver ell03 al man-
do, del cual 105 habian derrocado tres aqos antes sus
errores y su imprevision; cediendo al nalural y
moderador impulso de los aiios, de sus amortigua-
das pasiones; sin resol ucion y sin brios para seguir
ni para contras lar los ímpetus revolucionarios, aJor·
taron una polílica de mera espectacion y como d~
enlrelenimir.nlo, en aquellos dias en que la nacíon
estaba huérfana del poder supremo. Así, por una




'-'·790-
funesta combinacion de circunstancias, estos delega-
dos del pueblo, débiles, mas que débiles, infieles
mandatarios de la revolucion, venian á ser una de
las rémoras mas poderosas para detenerla en su
carrera, impidiendo la instalacíon de la Central, y
empleando en este sentido su inllujo y valimiento
tanto en Madrid como en las provincias.-Despues
veremos, ó mejor dicho, hemos visto ya (loe este
movimiento sordo de constitucionalismo puro, co-
mo producto único de la revolucion, fué el quo
triunf6 al cabo con 0\ establecimiento del Ministe-
rio-Regencia.


Entregados á esta política espectallte y meticu-
lósa, de la cual participaba igualmente la junta de
Madrid, encontró ESPARTERO á los sublevados cuan-
do llegó á la córte. Así, en vez de aprovechar tan
preciosos momentos, avanzando en la revolucion y
comprometiendo en ella grandes intereses, dcjllron
pasar aquel tos en la inaccion la época mas crítica y
propicia, enfriando el primer entusiasmo, y dall(IQ
treguas á (\ue las cáhalas, el egoismo y \as pasiones
bastardas hiciesen estéril un movimiento que pudo
ser grandioso y de inmensas consecuencias. El Da-
QUE DE LA VICTORlA oyó á todos, y desde luego se
penetró de que la situacion era harto embarazosa y
complicada, por las atrevidas prete~siones que en
opuesto sentir se desarrollaban en Madrid y en Va-
lencia. Pero el cálculo vulgar, erróneo y peligrosQ




-791-
-i veces, de optar por un justo medio evitando los es-
tremos, cálculo ú designio que era alimentado en ....
tone es 00 el ánimo y en "el corazon de ESPARTERa
por aquellas personas en las cuales tenia depositada
su confianza, pertenecientes todas á esa fraccion
templada del partido progresista, de que hemos ha-
blado, que aspiraba solo á mandar, ó al menos, á
constituir un poder basado en la ley fundamental
del 37, restringidll y amenguada (que no desarro-
lIada) por medio de leyes orgánicas, segun tendre-
mos ocasion de ver en lo sucesivo, fué el que
determinó al fin la voluntad del CONDE-DuQUE, dis-
puesto á deferir á la opinion de sus amigos, de
aquellas personas que de antiguo unas, otras con
ocasion de los recientes sucesos, habian logrado
conquistar su afecto y merecídole un concepto muy
elevado y sublime. Por eso el juicio, el pensamien-
to, el deseo de estas gentes fué el que prevaleció y
salió triunfante en aquel remedo ú aborto de revo-
lucion, que esto, y no mas, fué en resúmen elmo-
"imiento de setiemhre, por causas que creemos ha-
ber dejado ya bastantemento consignadas en nues-
tra historia. Lanzado ESPARTERO en la senda revolu-
cionaria; comprometidos tanto él como casi todo el
ejército á apoyar las pretensioneG de los pueblos;
viniendo solo á la córte aquel caudillo, y puesto en
brazos de los corifeos del alzamiento, no es vero-


" símil que si estos hubiesen querido llevar mas ade-




-792-
tanle los pasos trémulos de la insurreccion, ganan-
do en el terreno de las reformas, el CONDE-DuQUE,
ni uno solo de los que militaban en sus huestes, hu-
biese hecho armas contra los mismos pueblos, an-
te cuya soberana voluntad acababan todos de incli-
narlas y dcponerlas llenos de amoroso y profundo
respeto. Tornaremos á decir que los ejércitos. en los.
paises en que no impera una humillante dictadura,
son los brazos, pero nunca la .:-abeza de las revolu-
ciones. El de España, en 18.íO, se sometió á ella
y la sirvió; pero la sirvió como cumplía al deseo de
ciertos revolucionarios, que sometiéndose despues
á su veZ al imperio de la espada, labraron con ella
el dogal que habia de oprimir y ahogar al poco
tiempo su endeble poderío. concluyendo al par con
ellos y con su mezquino cuan lo infructífero alza-
miento.


Al tiempo de partir de l\f:Jdrid el CONDE-DUQUE
para Valencia, asociado de los ministros. dejó las
cosas en el mismo estado en que se hallaban á su
arribo á la metrópoli. Era preciso, para imponer á
la córte en Valencia, que quedase en Madrid una
sombra siquiera de revolucion: y á este propósito
sirvió en gran manera aquel embrion de Junta Cen-
tral que nunca llegó á formar cuerpo completo.
Estos comisionados heterogéneos y dispersos en la
capital de la monarquía y la junta de Madrid, for-
maban á la vez la sombra ó pretesto revolucionario




-793-
que los nuevos minis~ros habrian de alegar á la re-
gente en Valencia. Así se convino entre el general
ESPARTERO y los corifeos templados del alzamiento,
con quienes homos dicho que simpatiz6 el caudillo
mas que con los que aspirahan á empujar la revo-
lucion hácia adelante. La junta de Madrid por su
parte no tuvo incon veniente en arrostrar la respon-
sabilidad o~tensible y cargar con toda la odiosidad
del bando exaltado, oponiéndose por varios medios
y pretestos á la inslalacion de la Central, y apare-
ciendo ser ella la causa que lo impidiese, cuando en
realidad solo era el instrumento de las dobles miras
que abrigaban los que querian que no saliese del
círculo constitucional y ordinario el alzamiento. De
esta manera venían á quedar en colision perenne.
en choque recíproco. estos dos elementos revolu-
cionarios, los centralistas y la junta provincial,
que habian de acabar al tin por destruirse.


Como la reaccion no asomó en Valencia, segun
era de temer, si la reina Cristina hubiera aceptado
las espadas de los generales sus adictos, y para cu-
yo trance eventual hubiera sido conveniente el au-
xilio del poder revolucionario representallo en los
centralistas, todos los peligros. una vez constitui-
do el ministerio-regencia, venia n del lado de la re-
volucion. Para conjurarlos, remitióse desde aque-
l/a ciudad á MadriJ un papel, sin carácter alguno
de oficio. el cual conlcnia instruccioncs rcscrvadas




-794-
relativas á la disolucion compl~ta de los comisiona-
dos. Este papel hízose circular entre los mas tibios
en una de las últimas reuniones que se celebraron,
cuidando de no comunicarle á los de espíritu mas
fogoso y esforzado: y á consecuencia de él, tratóse
ya de poner término á l,\s exigencias. Ya es1aba en
Madrid la regencia provisional, cuando los diputa-
dos centrales celebraron su última junta, en la cual
se acordó publicar un manifiesto para sincerar su
conducta y mostrar las caUS,lS que les impidieron
cumplir con los poderes acep~ados. Pero ni los cen- .
tralistas fueron convocados mas veces, ni la comi-
siol1 nombrada para redactar aquel papel tuvo á bien
hacerlo. Casi todos estaban sometidos al irresistible
imperio de las circunstancias, al poder de la ley
restablecida y de la fuerza. Habia ya un gobierno á
quien todo el mundo obedecía, y esto se reputaba
bastante. Por otra parte, el manifiesto, aunque
acordado por grande Ola yoria de votos. lo fué con-
tra el I'arecer de las personas mas notables entre
los centrales, incluso el presidente que era D. Eva-
1'isto San lligucl. Son dignas de estamparse aquí
las palabras que cnlt'e olras profirió este general en
aquella reur:iol1 postrera, amonestando á sus com-
pañeros para que desistiesen, COIl escasa variacion,
en esta sustancia: «)ti corazon no está tranquilo al
«ver al frente de la regencia al general Espartero.
~Pcrono es ocasion ni de manifestar recelos, ní




-795-
«menos de oponer resistencia.» -Estas palabras


. prevalecieron sobre el acuerdo: la nacion no viú el
manifiesto, y los delegados centrales pusieron fin
en este día y de lal manera á aquella vida anómala,
sin nombre, sin gloria, fluctuante y perecedera
que arrastraron por algun tiempo.


La revolucion quedó así sofocada en su orígen,
humillada y vencida. Desecado y pisoteado su gér-
roen en los primeros dias, desde el momento en que
empezó á fecundarle el sol benéfico de setiemhre,
no era ya posible que en lo sucesivo produjera 6pi-
mos y sazonados frutos.


En vano los comisionados para la Central, la
junta de .Madrid y otras muchas de provincia, la di-
putacion y el ayuntamiento de la capital, como tam-
bien varios cuerpos de· Milicia, pidieron á la re-
gencia provisional la disolucion completa del Sena-
do, aduciendo el fundamento de que tanto este
cuerpo como el Congreso, infrilctores ambos de la
Conslitucion , debian. de ser no solo disueltos, si
que tamblen despojatlos de la faeullall legislativa:
(Iue sordo ya el gobierno á lodo género de exigen-
cias' y abroquelado y encerrado, como se decia,
dentro de la ley fundamental, no consintió en sa-
tisfacer por este medio el deseo público. Mas ade-
lante veremos que esta negatiya del ministerio -re-
gencia influyó considerablemente en la solucioll del
problema importantísimo que á favor de la regen-




-796-
ciaúnica del CO~DE-DuQUE decidieron las c6rles.


Vanos fueron ó quedaron estos deseos; vanos
tambien y nulos los de aquellos que anhelaban que
se hubieran convocado córles constituyentes, para
reformar el código p(ilílico en sentido democrático.
Todo, pues, quedó reducido á un mero cambio
personal de regencia, de ministerio, de diputa-
dos, senadores, autoridades, y demas funcionarios
públicos, sin salir, empero, del círculo ordinario y
del estado normal que tenian las cosas antes de ve-
rificarse el alzamiento.


La junta de Madrid, cuya actividad acreci6 mu-
cho bajo la pr'lsidencia de D. Pedro Beroqui, des-
de los primeros dias de octubre en que Ferrer sa-
lió para Valencia, dirigió ulla cstensa circular á las
demas juntas provinciales del reino, fecha el 12
de aquel mes, el cual documento era comprensivo
de un progrilma político bastante minucioso, que
revelaba el buen deseo de sus autores, pero ()ue se
hallaba tambien circunscrito á la esferil constitucio-
nal y al sistema ordin~rio. Sin embargo. justo y
triste á la vez es confesar, que ni aun esto poco que
la junta demandaba llegó á conseguirse. Con men-
gua y con miedo nada se adelanta jamás en la via
de las revoluciones.


Allicmpo de partir Ferrer, como sus compañe-
ros recelasen que en la córle de Valencia podrian
fraguarse algunas intrigas y prepararle alguna ce-




-797-
lada Ó red para envolverle y declarar la guerra al
alzamiento, sobre todo, á los sublevados de Madrid,
juzgando que uno de los medios que poddan ponerse
en juego por los palaciegos, era la incomunicacíon
del primer alcalde, presidente de la junta, con sus
amigos y con los otros miembros de aquel cuerpo re-
volucionario, resolvieron estos proveerle de un se-
llo Ú contra~eña para que la usase en sus comunica-
ciones oficiales ó en cualquier escrito, siendo este
el signo que habia de indicar la circunstancia de
encontrarse sin libertad, en una situacion violenta
y forzada. Convino en ello el D. Joaquin, aceptó y
lIevó consigo el sello (todo COIl el mayor secreto),
quedando la junta en que obraria segun las cir-
cunstancias lo exigiesen . .Mas no bien hubo llegado
Ferrer á Valencia, cuando aceptado y jurado el mi-
nisterio, obrando con toda la plenitud de su albe-
drío, sin serie necesario por lo tanto hacer uso de
la contra5eIia, que la I vez olvidó al momento, di-
rigió él mismo, el antiguo presidente, una comuni-
eacion á la junta, previni6ndola que debia cesar en
sus funciones, toda vez que existía ya constituido
un gobierno. Este paso, como era consiguiente, des-
agrado mucho á la mayor parte ó á todos sus com-
pañeros.


A pesar de esto, ya estaban disueltas todas las
juntas de proyincía cuando se disolvió la de Madrid,
(lue tan apegada parecia estar á la autoridad casi 50-




-798-
berana y anómala que por tanto tiempo estuvo.egér;
ciendo. El df!creto de la disolucion completa de to-
das las juntas se espidió el 25 de noviembre. Esta
medida de la regencia provisional arrancó un himno
de triunfo á la prensa reaccionaria, que vió en ella
el último golpe dado al alzamiento.-Allí estas jun-
tas dejaron escapar de sus manos la revolucion que
las habia dado el ser. Contentas solo con remudar
personas, no tocaron apenas á las cosas; y en el aban-
dono de su mision, en el desistimiento de su autori-
dad, no les quedó si(luiera la satisfaccion y la gloria
de decir, que duranle su errada Y' torpe dominacion
hubieran destruido uno solo de esos grandes é inso-
portables abusos que pesan sobre el pueblo.-Entre
las junlas de gobierno, merecen tambien especial re-
cordacion las de las cuatro provincias gallegas, que
mas animosas y mejor organizadas que otras mu-
chas, y ,'iendo que en Madrid nada adelantaba la
revolueion, tuvieron el feliz acuerdo de nombrar
sus comisionados y establecer la Central del antiguo
reino de Galicia, ó 'sea de las cuatro provincias que
hoy comprende, en la ciudad de SanLiago. Pero esta
asamblea sufrió por necesidau la misma suerte que
todas las otras.


Si las juntas revolucional'in3 no se sinLieron uo-
taJas de la acti I'idad, ,. igor, resol ucion y energía
(lue constitu)'en las vil'ludes propias de una revo-
lucion, brillaron, sí! por su geucrosi(lad, por su




-799-
mansedumbre. por esa benignidad é hidalgu!a que
caracterizan al noble pueblo español. y que tanto
recomienda. con la mas sábia y sublime filosofía, la
sana moral del cristianismo. Egemplo vi\'o de esta
lerdad. tan honrosa al partido liberal de España.
como mal comprendida por la ingratitud de 'los ser-
viles y de los déspotas. es, ademas de lo que lIeya-
mos dicho sobre este asunto en el capítulo anterior,
el suceso que á continuacion referimos.


Ninguna provincia resistió tanto el secundar el
movimiento de Madrid como la de Murcia. D. Mar-


,


tin de Foronda y Víedma, D. Rafael easellas y don
Pedro Pascual Martinez, gefe político, comandante
general y juez de primera instancia de aquella capi-
tal, desplegaron allí una energía sin límites con el
jin de evitar el alzamiento. Noticiosos del de Ma-
drid •• Ieclararon aquellas autoridades á la provincia
en estado de silio. reJugeron á prision á los libe-
rales mas influyentes, y adoptaron olras muchas
medidas de terror, sin respelo alguno á la ley, con
tal que ellas condujeran á su ohjeto. Pero como es-
te era imposible de conseguirse, atendido el curso
irresistible (Iue traian los sucesos. Murcia al fin
rompió tambien los diques de su violenta domina-
cion, y las mencionadas nutoridades, puestas á buen
recaudo por órden de la junta para ser juzgadas con
arreglo á ley, hallá ronsc de tal manera sorprendi-
das y abismadils) vista del generoso y honrado (lo\'-




-800-
te que con ellas tuvo, desde el )nstante mismo de
su borascosa y repentina ereccion, el poder revo-
lucionario, que desde la estancia misma en que
estaban presos, afiados en la leal caballerosidad
de los mismos que hasta entonces habian sido
objeto de su saña y de sus persecutiones, Fo-
ronda, Casellas y Martinez dirigieron á la jun-
ta, llenos de confusíon, y quizás lambicn de ar-
repcntimiento, la comunicacíon que sigue: - «Es-
«celenlísimo señor: Creyendo los que suscriben de-
<,ber manifestar públicamente su adhesíon á la junta
«directiva de esta pruvincia, lo verifican desde el
«sitio en que se hallan, y con tanta mas razon,
«cuanto que son deudores á la misma y sus acerta-
(das providencias de la seguridad que disfrutan.
«Rasgos tan generosos están grabados con caracte-
«res indelebles en el corazon de los que tienen el ho-
«nor de asegurar á V. E. su eterno reconocimicn-
do y síncera adhesion.» -Es. COIl cfccto, digno de
eterna loa este insigne proceder, muy propio de los
hombres libres.


Afirmado el poder del nuevo gobierno con ha-
ber entrado en obediencia todos los insurrectos. era
infisito el número de felicitaciones que se leían ca-
da día en las gacetas. y con las cuales los cuerpos
de ejército ofrecian á la regencia prov ¡sional su ad-
besion y sus servicios. La notable declaracion que
esta hizo. anunciando á las tropas que totlas se ha-




-'-801 ........
bian canducido igualmente bien ,las que secunda:"
ron el alzamiento popular y las que dejaron de ha-
cerlo y (tUI} le combatieron; declaracion que ruú
cOllsiderada como un paso deiímprudente retroceso
por los exaltados,. corno una medida altamente po-
lítica y sábia, llena de prevision y de prudencia.
por los demas partidos, j uzgamo'snosotr<is que tuvo
de IO,do: (Iue para en aquellos días, y como dietada
en momentos de revoludon, ó cuando los ánimos
todavía 110 estaban del todo tranquilos; ni los peli-
gros habian desaparecido, aquella disposieion con-
ciliadora, que relega!;a al:olvidó'apasionadas dife-
rencias, tenia tanto de oporlunay de justa, cuanto
qut'l ella era un bálsamo reparador que podia curar
sangtientas dolencias, y sobre todo, evitarlas que
pudi\lran so\lrevenir de Ilaber establecido una desi-
gualdad, peligrosa enlre' qui~nes, 'lal vez con una
conciericia pura y recta, habian tenido la desgracia
flc comprender sus delleres y entender la ordenanza
militar de una manera muy diversa. Conocemos que
no está exenta de peligro, por las consecuencias que
acarrea, esta opinion, ni por lo tanto queda libre
de ccnsnra ese acto delicado 'del gobierno. Pero es-
to tienen de suyo siempre las materias opinahles,
señaladamente la que aqui tocamos, que es sin du-
da la mas arriesgé¡da y complic:Hlísima de cuantas en
IlIs revoluciones políticas se ofrecen. Mas si bien
los inmediatos resultados de aqnel arucrrlo no po-


TOM. I1J. 51




~802-
dian menos de ser gratos y provechosos I triste es
confesar que para en lo sucesivo produjo él males
de incalculable trascendencia; como quiera que el
indiferente aprecio con que se mirllban servicios de
muy distinta y aun opuesta índole I lIeg6 á malear
el ánimo de los militares I á punto de mirar ellos
tambien con indiferencia el sostenimiento de la si-
luacion que los sucesos de setiembre babian crea-
do; circunstancia que unida á la ingratitud de mu-
chos, á quienes se dispensó por el gabinete ESPAR-
TERO alta honra y favor inmerecido I en esa tan ge-
nerosa como espuesta declaracion t no fué de lo que
menos contribuyó á minar la revolucion españob y
á derrocar el poder del CONDE-DuQUE, segun ten-
(lremos ocasion de hacer notar mas adelante. Aquí
la imprevision de aquel gobierno, y tambien de los
qw; le sucedieron, en conservar unos elementos tan
propios para labrar liU destruccion y su ruina con
pI tiempo. Pero de eslo en. otro lugar hablaremos
ll1 LIS detenidamente.


Si el poder revolucionario andaba escaso en
plantear reformas, dejando reducido el alzamiento
á los estrechos límites de una Conslítucion desacre-
ditada y viciosa, segun la eua,! tenian que estar
siempre en perpetua lucha cllrollo y los pueblos,
y dentro de la cual, segun la espresion célebre de un
ilustre orultor, el que mas parte luvo en la con-
cepdoll y llprob,,(:¡tm (le aquel códig-o, se puede per-




-803-
der al pais y entregarle al estrangero, el poder cons-
titucional que egerció el ministerio-regencia rué


'dictado, en lo general, por un espíritu sábiamente
reformador, que. honra en alto grado á los respeta-
bles y dignos patl'icios que 'Componian aquel gabi-
nete. Ya bemos bablado de algunos de sus actos, y
no podemos dispensarnos de hacerlo de otros mu-
chos que alcanzan un interés aun mas alto.


A' pesar de los gr,lOdes estorbos que encuentran
siempre en su marcha incierta los gobiernos transi-
torios, de las dificultades contínuas que crean los
trastornos políticos y las revoluciones armadas, la
regencia provisional se propuso gobernar el país
con legalidad estricta, conteniendo los escesos pro-
pios de la reciente y aun palpitante - insurn~cion;
pero sin incurrir en el opuesto vicio del d('C'I,olis-
roo. Fué este, sin duda alguna, de todos los lllinis-
terios conocidos hasta su época, el que mllS rt'speto
mostró á las leyes, el mas tolerante, el m- s con-
secuente y el de mas arreglada adminislracion.


Alto bonor atraen á la regencia prol'isiOlwl sus
importantísimos decretos rentísticos espedidos el 4,
de noviembre, en cuya virtud se restablecía al es-
tado que tenian en primero de setiembre todas las
rentas, contribuciones, derechos y arbitrios que
por cualqui~r motivo hubieran sufrido alguna alte-
racion ó -variacion, tornándose á observar y egccu-
lar las inslruC1:iones, reglamenloi y órdenes gene-




-804-
rales que en aquella fecha regian concernien1es tí la
aJminisLracion y recaudacion de los bienes del Es-
tado: se ordenó la grave é interesante meai-da de
centralizar en el LcsQro{lúhlico todos los ingresos
de la nacion, sin escepcion alguna, desapareciendo
de un'l vez todas las administraciones especiales,
cualesquiera que fuesen su orígen y naturaleza, ~in
que desd~ entonces pudiera verificarse pago alg:uno
en liI nacion ,á mcnos que no fuese dispuesto pOI'
el ministro de Hacienda y éomunicada pOI" el direc-
tor general del Tesoro, la órden correspondiente-
al gefe que debiera egecularlc: eon otro.s ordena-
mientos, respeclÍ\'os todos el ·arreglo y mejora de'
crédito. evitando el sistema ruinoso de anticipacio-
nes seguido anlcriormente. Como parte integrante
J muy esencial del nuevo sistema que la regencia
se proponia, y con el fin de presentar útiles trabajos
á las próximas córtes, tambien se espidió, eOIl
fecha 23 de noviembre, el decreto que restablecia
la junta revisora dejos aranceles, la cual quedaba'
compuesta de personas dotadas de csperiencia y sa-
Ler, escogidas de entre lodas las opiniones políticas,
sin que estas fueran un obstáculo á las nobles miras
de aquel gobier.noen estos negocios lan vitales para
e 1 Estado (1): y el 21 de enero del signiente año lSU


(1) Componian esta junta, bajo la presidencia de D. José
Canga Argüelles, el marqués de Vallgornera,D. Juan l\Iuguiro,
el conde de Vigo, d duque de Gor, D. Vicente Sancho, D. Ma-




-805-
se llamaron á capitalizar por olro decreto, basado
~n las leyes de 17 de abrilde'18:38 y de 21 de junio
de 1840, los intereses de la deuda consolidada, in~
terior y esterior, vencidos en 'los semeslres ante-
riores al1.G del enero citado; espidiendi.> en su lugar
documentos que gozan desde aquel día el interés
de 3 por 100 anual pagadero por'semestres eo30 de
junio y 31 de diciembre.-Es, .sobre todo; digno
de elogio, en aquella' administracion transitoria,
tan celtlsa del crédito, la circunstancia de no h~her
recurrido, en medió de su' apurada situacion ren-
tística, á contratas ruinosas que la ley, la moralidad
y la opil'lionreprueban.


Como base esencial dé todabuena administra-
don, y como punto de' J.'lartida indispensable para
el ~stablecimiento de un si~tema tributario equita-
tivo, razonahle y justo, decretó igualmente el mi-
nisterio-regencia el7 de Cebrero la formacion de
uná'estadística general, tan necesaria en España, y
á cuya egecuéion se opusieron entonces juntamen-
te con las preocupaciones que r'eéhazan siempre esta


nuel Cantero, D. Felipe Gomez Acebo, D. Pedro SurrA y Rull,
D. Manuel Inclan , D. Antonio Guillermo ~loreno, D. José Bo-
naplata, D. Al{'jandro del Cantillo, D.: Antonio de la 'Cuadra,
D. Lorenzo García, D. José Vidlll, 1l.)lateo Lobo, D. Martin
de los Heros, D. JlIan de Guardamino, D. Manuel de Qüesada,
D. Ra¡n,on LaSilgra., D., Justo ~osé ~a¡\quefi, D. José l\laría San-
chez Chaves, D. Andrés Rubiano, D. Eusebio Maria del Valle,
D. Buenaventura Carlos Aribau :y D. Pedro Gil, reservándose
la regencia la a~regacionde olras personas que pudieran ser
útiles por SIlS conocimientos y espetiencia.




-806-
clase da trabajas, las miras apasionadas y bastardas
del bando político vencido, de lo cual mostró un
egemplo triste á los pocos dias de verse el decreto
la ciudad de Valencia. Antes de esta disposicion,
con fecha 23 de noviembre, !-Jabíase decretado su
correlativa, cual era la de proceder inmediatamen~
te á la rectificacion de los mapas corográficos, á fin
de que la carta general geográfica de España ad":'
quiriese la perfeccion que reclaman ya el estado ac-
tual de este género de conocimientos y las necesida-
des s~ciales, para plantear seguitlamente una n.ueva
divisi(\n territorial capaz de poner en armonía los
diferentes ramos de la administracion del Estado.


La Jbligacion que tiene todo gobierno de pro-
mover las obras públicas en que el jornalCl'o halle
ocupacion provechosa, los capitales empleo, la in-
dustria y el comercio vías por donde éircular yen-
grandecerse, fué tambien reconocida por la regencia
provisional, como lo prueban sus órdenes circula-
res de 17 de noviembre y 5 de marzo, así como las
de 18 y 19 de enero sobre conslruccion y repara-
cion de carreteras en las provincias de Santander,
Logroño y Soria. El6 de marzo se aprobó la con-
trata para la reedificacion del puente de Almaraz,
y el 23 del mismo se orden6 la prosecucion de las
obras del canal de Aragon. denominado Imperial,
hasta hacerle desembocar en el Ebro.


Como los malcriales, lambien los intereses IDO·




-807-
rales y políticos del pais, dentro del círculo cons-
titucional que aquel poder se trazó, si bien halagan-
do un tanto las pretensiones de la revolucion , eran
consultados á cada paso por la regencia provisional,
la cual recordará siempre con orgullo su decreto
delUde enero condenando el abuso militar de los
estados de sitio; el de 7 de noviembre alzando todos
los destierros y confinamientos ordenados por las
juntas, y el de 30 del mismo concediendo amplia y
general amnistia á todos los españoles procesados!
sentenciados ó sujetos á responsabilidad por delitos
políticos cometidos desde 19 de julio de 1837 has-
ta aquella fecha, esceptuándose solo aquellos cuyo
objeto hubiera sido favorecer la causa de,D. Cárlos
y no estuviesen comprendidos en el convenio de
Vergara, respecto de los cuales sin embargo, en otro
decreto del mismo día, se declaraba indultados á
todo~ los prisioneros con tal que prestasen jura-
mento á la Conslitucion y á la Reina, sin incluir
empero en esta gracia á los gefes, oficiales, ecle-
siásticos, individuos de juntas rebeldes, y emplea-
dos civiles ó militares, cuya categoría equivaliese
3 la de gefes; mas pudiendo obtener todos estos in-
dúlto parcial á juicio del gobierno. Este importante
decreto de amnistía, dictado en días tan cercanos
á la época de la revolucion, que aun no podia con-
siderarse terminada, y el cual volvió al seno (]e sus
familias mas de 20,000 desgraciados que gemian




-8(18-
en las pl'isiones ú andaban errantes y emigrados
buscando asiló. en lieHas eSll'aiias, fué redactado
110r una cOIúision que nombró al efecto el gobierno,
eomflUesla de personas' escogidas entre las mas no-
L10les y eminentes del bando progresista (1); La
Uegencia al publiearle le adoptó en toda& sus
lwrtes.


El acatable y sagrado poder de la imprenta me-
reció igualmente un profundo y debida respeta al
ministerio-regencia; y la órden dada á ~os gefe.s po-
]ilieos, con fecha 18d~ diciembre ~ previniéndoles
\iue se abstuviesen de "escitar el celo do! los .pro-
UlotOI'~S fiscales pam dt'nunciar lo~ artículos de la
pl'ensa .periódica, conforme les habla sido.mandado
por los ministerios anteriores, y de .cuya peligr.osa·
iniciativa habíase ¡¡busado bastantemente por aqu6~
lIa autoridad en la córte, honra mucho á la Regen-
cia provisional y al minislro ilustrado que la<Oflictó,
el cual hubiera alcanzado en los corlos djas de es~a
administráeion las hendici:oues y el aplauso unán,i~
me de todos los 'pueblos:; por lal> importanlísim~s
medidas que llevamos apuntadas y otras qu.e f;.lllaQ
aun (abstraccion hecha de la i?mensa responsahiliqad
en quc colecti Vilmcnte se incurrió por los indiúdQ.os


(1) Compusieron esta comision los señores D. Agustin Ar··
güelles, D. José Maria Calatrava, D. Antonio Gonzalez, don
Salustiano de Olózaga, D, Joaquin !\Iliria Lopp,z y D, Facun-
do Infante. .




-800-
dd mínistcl'jo-regenci::l.. segun va illdicad-~, po~
Lahe.r COllll'illUido en alto grado á sofocar en su
lozano y fecundo gérmen aquel alzamiento). á no
haberernpañado algun· tanlo su gloria con la circular
del 14 de febrero, en la que desautorizada.mcntc
prohibió las reuniones públicas conocidas en España
COJI el. nombre de tertulias 6- $ociedades patrióticas;
con haber hollado- los fueros· municipale5 en el ayun-
tamienlo cOilStitucional de Talavera de la Reina •. y
atropellado lambicn los de la diputacion provincial
de ll4d"joz. con la suspension y arresto de algunos
de sus miembros. guiado en el último de estos ac-
los por la tenacidad apasionada é imprudente del
g~fe po.lítico.


Este mismo ministro de la Gobernacion, á q.uien
cupo ,no menos gl()ria qu-e' al de Hacienda ~ ,ha-
ber adoptado ypucsto en práctica el utilísim(), plan
de centralizacion de I()S f().lldos, públicos ~ despren-
diéndose al ,efeclo del manejo de los muchos,; ton
qUe aQtes m¡mtenian sus predecesores el púviJegió de
cobrar, :al corrí,ente esLasdependencias,. en da,oo ,de
otras de _QO menos consideracion, ' que hay en el
ES,lado; que fué el: aulor ,del decrelo contrario á los
estados de silio, del de. estadística, y otros:illuchos
dE) grande interés; .que compens:an en gran manera
y pun sM~epujan á sus faltas de entonces; y del
cual ~m(}S anotado en el cap.ítulo anterior acLos táu
recomendables J honrosos como· los que acabamos




-810-
de espresar, y algunos de ellos de naturaleza igual
á los que ahora espondremos, dirigió olras dos cir-
culares reservadas á los gefes políticos, con fechas
de 29 de diciembre y 19 de enero, sobre eleccio-
nes, que son un modelo de justificacion, en donde
aprenderán grandes lecciones, hallando siempre
mucho de liberal y de ilustrado, en órden á la pro-
teccion debida á los electores para asegurarles el
lilH'c egercicio de sus preciosos derechos, todos
los ministros constitucionales quc para seguir el
noble egempto de estc debieran en tales casos con-
sultarlas. Llevado el ministro de Hacienda de estas
mismas doctrinas, y conse<;uenle á los mismos sa-
ludables principios del de Gobernacioll, exhoneró
al Intendente de Orensc, D. Juan Segundo, porque
«cediendo á una a6cion personal (decia el decreto)
«ha dado un paso poco meditado y que reclama una.
... Ioocion severa. Imprimió una circular parll los pre-
«sidentes de los ayuntamientos de la provincia, io-
«vitándoles a que comprendieran ca las caodidaturas
«para diputados á un amigo suyo.» Tal, y tao de-
bido, era el celo de la Regencia provisional en este
negocio vital é importantísimo de las elecciones.


La circular dirigida á los gefes políticos con fecha
25 de octubre de 1840, promoviendo la reorgaoi-
zacion y aumento de los batallones de Milicia ciu-
dadana en todo el reillo, dándose al par por el mi-
nisterio de 1 .. Guerra todas las disposiciones concer-




-811-
ni entes al armamento, á fin de que tuviera pronto
y cumplido efecto aquel utilísimo mandato; y la
de 14 de noviembre pidiendo á aquellils autorida-
des las noticias y datos necesarios para redactar una
memoria estensa y circunstanciada de todas las ha-
zañas egecutarlas por la Milicia nacíonttl española
durante la última guerra, la cual memoria vendría
á ser un monumento célebre y grandioso -ievantado
á la hidalguía, al heroísmo y la lealtad, un slmbolo
perfecto de las virtudes y de las glorias nacionales
que han ostentado y conquistado con el cnrazon y
con los brazos, los libres ciudadanos españoles ins-
critos en las filas brillaAtes del patriotismo armado,
prueban ambas que esta ilustre y admirable insti-
tueiou fué igualmente objeto predilecto de la atina-
da y sábia solicitud del ministerio-regencia.


Tambien, segun era consiguiente y justo, lijó es-
te sus miras en la suerte de nuestro virtuoso y va-
liente ejército. Constante el DUQUE DE L,\ VICTORIA
en sus paternales denelQs y conlínoo aran por ser-
vir lQI intereses mas CAros de los que habían con él
derramado su sangre en los eombates, y en la idea
tal vez de sostener y alimentar su valimiento é in-
flujo en las tropas, acorde con el ilustre general
que regentaba el ministerio de la Guerra, ordena-
ron algunas disposiciones que bonran tanto como las
anteriores á la administracion breve y fecunda del
mini.sterio-regencia. El 5 de. noviembre se espidió




-812 .......
Un decrelo en cuya virtud se declaraban de infante-
ría los grados y empleos obtenidos en lo~ diferentes
cuerpos de milicias provinciales. Esta declaracion;
que es de una trascendencia y de una importancia
inmensas para los individuos de esta arma f pues
que ella lleva aneja la concesion del medio sueldo en
provincia á los oficiales, y otras muchas prerogativas
y obvenciones consiguientes á su nuevo carácter, bí-
zose estensi va, por decreto del7 de dicienibre, en que
fu'eron suprimidos como innecesarios ya los cuerpos
francos, 1Í los oficiales y gefes procedentc3 de estos
mismos cuerpas. Ya en 26 de julio, terminada
apenas la guerra, habia pedido el generalEspAlL-
TERO, interponiendo su poderosa y aha mediacion;
á la Reina regente, en Barcelona, justas recompen.
ias para los individuos de las fuerzas navales, por
los distinguidos servicios que dispensó al pais la ar-
mada nacional durante aquella lucha. El ministro
del rál,Do, que lo era en aquella sazon D. Francisco
Armero, supo bien recompensarse ,él solo, ycou
u,sllra, los que en su ~alidad de comandante general,
muy favorecido sieJIlpre por el general ESPARTERti,
habia él prestado (1). El 7 de febrero de 1841,
decretó la R~gencia p.rQvisional el licenciamiento
de los individuos de todas las armas del ejéroito,
procedentes del reemplazo de 1831. .. Todas estas


(l)' Este Armero es tambien el ministro de marina .del
gabinete Narvaez en 1Sil5. .




-813-
disposiciones tendian á regularizar en España la
marcha administrativa, tortuosa hasta eMonces, á
consecuencia de la guerra civil y de los trastornos
políticos que acahaban de realizarse. .


Ligeros disturhios suscitároflse por este tiempo
en laspl'ovincitls exentas del Norte de España, con
motivo de haber llevado á efecto ei gobierno la ege-
cuoion de sus órdenes, sin que precediese el pase· ó'
execltatur de la diputacion foral, requisito indis-
pensable á juicio de losprovináanos, con arreglo
á fueTo, y depresivo á la potestad del gobierno su-
premo y o['uesto á la unidad polilica del Estado, en
sentir de la Regen.cia. Los apoderados de Vizcaya,
sobre todo, hicieron protestas solemnes acompaña-
das de gritos desaforados y de apasionados j uramcn-
tos, en la junta celehrada s6 el árbol de Gúerni-
ca (1), en los primeros dias del año 41, vara de-
liberar sohre yarios puntos respecti vos á la integri-
dad de sus muy caros y muy costosos fueros. 'fam-
hien en Gllipúzcoa se alteró un tanto la tranquilidad
de sus puehlos, con ocasion de haber recurrido á
ellos el comandante general D. Fr,lllcisco de Paula
Alcalá, pidiendo socorros tan necesarios para sus


(1) He.nao, ru las Antigi¡e~lades de fantabria, .diee que
este árbol famoso es un roble situado en un punto muy próximo
á la poblacion. Uajo este roble, que ocupa hoy el átrio de la
ermita adjunta á la sala de sesiones, prcstábasc eLsolemne
juramentu de obedienCia á los señores de Vizcaya, y se cele-
hraban los comidos ó asstllhleas populares de los vascos.




-814-
tropas, cuanto que habiéndose terminado la con-
trata pendiente, en la época del levantamiento, y
no habiendo podido renovarse, era perentoria y ur-
gente la necesidad que esperimentaban los soldados
que guarnecían aquel territorio. Los fueristas gui-
puzcoanos anteponían la intacta conservacioR de 6US
decantadas franquicias, al suceso inminente de pe-
recer de hambre los valientes que les habian dado
la paz. Mas á pesar de las violentas escilaciones del
Correo Nacional, de la moderada saña que este pe-
riódico vertia en sus columnas diarias contra el mi-
nisterio-regencia, acusándole de ingrato, y de infiel
á los sagrados pactos de Vergara, tales cuales los
comprendia ó afectaba comprender el órgano de
los vencidos, que llegó á decir en aquellos días, con
marcados síntomas de inteneion sinieilra, que «los
«naturales de aquel pais tendrian á su favor las sim-
(lpatías de todos los pechos generosos»; á pesar de
esto, decimos, y de meditarse enlonces en Francia
por los partidarios de la reína Cristina una reac-
cion, cuyo primer punto de apoyo había de ser el
descontento del pais vasco-navarro; sin embargo, el
cansancio y los amargos desengaños de estos pue-
blos belicosos, unidos á las atinadas disposiciones
del gabinete, y á la prudcDte energía del capitan
general de las provineiasv;lscas y general en gefe
del ejército del Norte, don Felipe Rivero, y del
digno comandante genúal de Guipúzeoa y de la




-815-
quinta divisioo del mismo ejército, el ya citado don
Francisco de Paula Alcalá, la paz maotúvose firme,
é inalterable la obedieocia al gobierno en aquellas
regiones.


Pero las resoluciones mas importantes que adop-
tó e\gabinete-regencia obráronse en \a línea diplo-
mática. Concluido desde el 31 de agosto de 1835,
existia un convenio entre los gobiernos de España
y Portugal, declarando libre y COmun la navegacion
del rio Duero para los súbditos de entrambas na-
ciones. De grandes utilidades era á los dos estados,
en lo mercantil y en lo político, este convenio, cu-
ya egecucion sin embargo habíase diferido siempre
con calculado designio por part.e del gabinete de
Lisboa, el cual llevaba ya cinco años trascurridos,
durante los cuales era cOAlínua y no interrumpida
la série de l'inbarazos, dificultades y obstáculos que
oponía al babe~ de tratarse el llevar á cabo la roa-
lízacion de Jo estipulado. Convulsiones políticas ha-
bidas tambien en el vecino reino desde la época de
su ce\ebracion; preocupaciones de los portugneses
acerca de la desventaja que les atribuían algunos
en la egecucion del tratado, que suponian mas fa-
vorable á la España; intrigas maléficas de otras na-
ciones, cuyo interés alimentaba en los lusitanos la
saña y la preocupacion; la codicia sin cálculo de
algunos de estos que veian perjudicado el valor de
sus productos en la importacioll de los que proce-




-


dian del reino nuestro; y por último, las inleresa:'
dasmaquintlciones de ciertos espaiióles, a vezádós
al tráfico inmora I del contrabilOdo;' todo esto se
oponia á la pdctica del convenio, que contrariaoo
así, y lucha1Hlo con tan poderosos inconvenientes,
c-ra hasta entollces nulo, y nulas por )0 ¡tanto sus
r.econocidas utilidades para las dos nadones' penin':;':
sulares. En VIHIO se nombraron dos comisiones
mixtas, la primera que se estableció en Oporto; la
segunda en Lisboa, para redactar el r~glamento. La
obrade aquella fué desechada por elgobiernoportu:.
gués, como nociva á los intereses dO sil país, y á la
de es-ta {amuien rehusó su aprobacion, b~tjo el pré-'
testo de qHe era unu facultal que solo compelía á las
Córtes. Solícito siempre', sí bien amistoso 'y: persua-
sivo, el gobierno español, duranteaquellós años,
h-abíase prestado á cuantos medios de avenencia
p-roponia el portugués, dispensándote y otorgándo-
le todo género de pretensiones. La misma facilidad
y amigable condescenden.cia de IGsmi nislros espa-
¡mIes, parecia aumentar la resistencia tenaz y orgu-
llosa de nuestros vecinos, cuyas exigencias y dill-
cultades crecían á la par.


N uuca ocurrió al e~paiiol, ni hubiera ocurridtl
á ningun otro gobierno rcpresentati vo que al de lis-
boa, el llevar á las C6rtcs este asunto puramente
reglamentario. Pero respetando, cual debió, este
soberano capricho de losporlugueses, por mas que




-817-
viera en él un medio estudiado de diladon ,. que' dé~
hiera sumarse con los infinitos que le precedian,
consideró el gabinete de Madrid aplazad'O el asunto
del Duero para lá legislatura de este año de 18tO.
Así empeñó su palabra el gobierno lusitano. Pero
terminada en fin de año la ansiada legislatura; .dib ..
seá I~ Europa el escándalo, y el cbasco á la Espa..L
ña, de anunc;arse en el discurso régio pronunciado
al cerrar las sesiones en las cámaras porltigueslls,
que,aquella cuestion no se habia coucluido:por fal-
tú, de tiempo.


Ya no le fué dado sufrir mas al gabinete de Ma".
drid; y mal enojado á vista de tal conducta que
pare~¡a una burla completa, pas6¡una 'Dotadiplo-
mática enérgica al de Lisboa. juzgando que era
llegado el caso de mirar por el decoro del trono. y
por la dignidadé independencia del Estado. Porlli.,.
gal quiso hacer óstenlacion de sus fuerzas poniendo
en movimiento la armada; pero bien pronto la re-
gencia bizo aproximar parte de sus ejércitos á las
fronteras. Felizmente no llegaron ápunlode guer.,.
ra,estas dos naciones. destinadas á vivir comO ber~
manas. Aquella aceptó la poderosa mediacion COlt
la cual vino á brindarle 'la Inglaterra. Espaila. 6 su
gobierno, tambien la admitió'; pero con la cláusula
honrosa de que solo en cuanto su bonor é indepen-
dencia podian permitírselo. Los resultados fueron
los mas plausibles que podian anhelarsc. Reunidas


TOll. 111. 3'2




-818-
13,$ cámaras pottuguesas eo' endo .de. 18.H , OC u-
pár~nse sin levantar mano de este ruidoso asunto,
Jirma()do la reina doña María de 'Ia Gloria, el 27
.del,mismo mes, una ley en cuya virtud se aulorizab:1
al gobierno ,para Hevar á egecucion el,regh.menlo
de::23 ,.dornaJo de 1840 y sus respectivas lal'iras. y
wv:ocPlldo lo da la legislacion y disposiciones que hu-
hiera en contnri.a. A los p.ocos dias, y á consecuen.;.
cia de Ulla polHica tall atinada y justa C0l110 enérgi-
ca, depaite de la regencia. provisional, vióse abier-
to el fecundo canal del Duero para derramar la
prospt'ridad: y la .dicha en ambas naciones.


Tambieü ,los negocios eclesiásticos lIamar!lD por
este tiempo vivamente la atencion del gobierno.
Funcionando con mentido caráctcr de vice-gerente
de la nunciatura apostólica, hallábase cn Madrid un
D. José Ramirez de Arellana, el cual, creyendo que
así cUlnplia al mejor servicio de la Iglesia, como
viese que es la bahia {amuien esperimentado alguR
13n1.o los efectos dela accion revolvedora que im·
per~ba en aquellos dias, dirigió tres comunicacio-
nes sucesivas al ministerio- de Estado, censurando
agriamente varios actos de las juntas, entre ellos
el de haber suspendido la de Madrid á varios jueces
del tribunal de la Rota, anatematizando igualment~ ...
ot.ras medidas adoptadas por la Regencia provisio-
nal, como era el aumrnto y distribucion de iglesia~
.parroqlliales en la capital, y el haber decretado




-819-
que el obispo electo de Málaga, don Valentin Orti·
gosa, encausado por la autoridad- eclesiásticAeofllÓ
autor 6 propagador de doctrinas habidas por redo-
lentes et sapientes hrere.,im, se encargase del go:'
hicrno de '4quclobispado. Ramirezargüia de ¡ntru-
sion é incompetencia al pGder temporal, quejándose
tle ver .invadido el territorio de la Iglesia, y:ttas--
«tornado ,elórden que Dios ha e3táblecido pata
qgobornarla.» Por su parte la Regencia creía obrar
en el círculo de sus atribuciones, y coo!!ideran ..
do á este elesiástico mas atento á caplarse la bene'"
volencia y las g.·acias del gobierno romano, que á
respetar el de su pais y las prcrogativas del trono
y de la Iglesia de España, veía en él un inslnlmeb·
to de su propia ambicion, y tal vez de la8 instiga-
ciones de los enemigos de la libertad é indcpenden·
cia española. En consecuencia, remitió, -estas co-
municaciones, juntas con el espedicnlc relativo á
la .aulorizacion de A rellano para egcrc-ef la vice-
gcr:encia, al supremo tribunal dc J usLÍcia: y. visto
el eslenso y luminoso .dictámen de esle, ex.pidió un
rlccreLo ~l 29 de. diciembre, declarando insubsis-
tente y revocando en caso necesario el asentimicnto
régio para que el D. J. R. de Arellano despachase
los negocios de la nunciatura apostólica de estos
reinos, pro.cediendo á cerrar esta y tambien el tri-
bunal de la RGta, con otras medidas relativas á las
('uestiones que habian motivado esta determinacion,




-820-
l.¡ooali Q()"cluia. con' el .esfrañalllieritod,el don Jos~
A4\~irez de, es los deminios y reinos,;; de donde se le
hizo.-salil':en breves·horas.escoltado has~ala fronte;.
ra-por 20 caballos.qnemaildabaunsubalterno.Es.:.
t~, rigor con h· pcrsnoa,~ este castigo impuesto á un
ciu~dano español ,sin que precediese una sellten·
ci"judicial, y solo podos mediosguhernati vos,~s
m Único,!que hay; de censurable en, Duestrosentir; y
19,-que 'mancilla en cierto modo la conducta aquí
ObSElrVáda,por el ministeria:..rcgcncia. No ora tan te-
mible 1!tI España la individualidad de este eclesiás-
tico, que así. debiera, por librarse de ella ó de su
presencia, traspasarse los límites 'que la lcypres-
qi,he¡,,; .
-. i; :Ramirez no pudo al fin pasar á Roma á recibir
lasque;tal vez creia él juslas mercedes del santo
padre; pues que sabedor este de que no habian te-
nido suceso sus gestiones, nególe l a licencia que
para hesar sus piés solicitó al verse fuera de su pa-
tria. Mal contento" y exasperado ~ntonces, pidió
al gobiel!Do su vuelta á España j y habiéndosele con-
cedido, meditó y llevó á cabo -el fatal proyecto de
acabar con su existencia. Suicidóse con efecto en
Madrid, este sacerdote inforlunado , y segun se nos
asegurá" dejó es~rito un p<lpel, que la solicitud
¡Je sus amigos ha guardado muy bien. en el cual
muestra su relraclacion y arrepentimiento por la
pouducta que obsenó en eslos sucesos, haciendo




-821-
revelaeiones importantes que eon' dift.cliltad~ p6ilrá
aclarar el tiempo. ' ro;' , "l' ~'i,l: ,'-;$


, Esfosibcehos ,la 'circunsta.ncia, muy ateni\iblc,;
de haber an'uliciadola:Regcncia en su' decre\(l,:Jlpa
reforma 'e-ontraria, ú losdnlores.es mater,jales de:R'ó ...
W1l:,diciendo al T .. S. de: Justicia que,propusie-
ra l6 'colJ:veniente: p'ara eLg:iro de,losnogo.:i0s. que
pendian del de la Uola, ,con el fin de obtener' las,
gracias concedidas por la nunciatura siu'necesidad
de ocurrir á la capital de la cristiandad, y mas que
todo, e.ldectelo de 21 de' enero sobre reslaLlccimÍen-
to del artículo 2,° de la ley de 29 d~ julio de ·183'1, ,/~:;..,
que incorporaba al Eslado los, Lienés del c1et'o: se~_.tj~
cular, ,pusieron en, 'angustia y alarma la concienci 1.
del santó padre" quien¡'instruido ddestado ca que ~
se hallahá la Iglesia de Espaiía por varios emigrados ...
que con Cea Dermudez, ydespues con la reina
Crist-ina, v ¡silaron la sacra ciudad del Tiber, creyó
llegado el caso de dirigir su voz á los fieles, prO-
nunciand.o ,en el consislGrió secrelo de 'l. o de' marzo
una alocucion Ia~entándose de los padecimientos
de la Iglesia en España. Este documento notable (1)
al cual un periódico de Paris (Le Siecle) llamó pro-
clama de guerra civil, y que segun la espresion del
ministro de Estado Ferrer ,mas que de recurso e.v.an.;


(1)¡ ,:Yoh~e .. cmos ,á ha~r.[]9S,cnrgo·d~ él al- hablar dfl:1lI8Ilil"
fiesto qu~ Jl~rr.iade cOlltestacioll dió el, go~icrno del 'R.egente
el 30 de jU!lIo ¡jO i8H. ." ,"




-822.-
géli't:o ~uede calificarse de desaoogopolítico, se in.;¡
trodujo en España I no de una mancra oficial y con
artéglo á la lay, sino exlraoficial y subrepticiamen··
tel sin contar para nada co'n la autoridad ó el bene-
plácito del gobierno. El sumo pontífice, que babia
sO'stenido un legado en Estella, durante la guerra
civil, y cortado toda comunicacion con el gobiernO'
de Isabel , que nunca quiso reconocer como iegíti-
mo, obraba en cslo consecuente á su anterior con-
ducla,


LO'S ultra papistas de España recibieron con
giánoo alborozo la alocucion de su santidad, que:
hicieron reimprimir y circular COIl una profusion
eslremada. El Católico dijo', enlre otras cosas, que
en aquel documento «se declaraba nulo todo cuQtito
desdeld muerte de Fernando VII se había hecho to-
cant. á la Iglesia; hasta lo que se hizo en tiempo do
Garelly, cuya época (añadia) ha sido 1ft mas sospe..,.
ch09/J,la mas temible para nosotros.)) El entusiasmo
clerical, al oir la VQZ animosa y enél"gicade\ padre
santo, salió al fin del letargo en que la rerolucion
le tenia como sQmido en tanto tiempo, salvo las
esccpciones de los que fueron á egercitarle con don
Carlos. El cabildo de Toledo elevó una répresen--
lacion al gobierno, demandando el uso de ciertos
.:terechos que babia venido á recordarle el pontífice
flll so,proclama. En Sevilla, 'cn Málaga, en Sigücn-
f':a', en Talavera y otros puntos, predicáronsccn


,.




-823-
esta cuaresma sermones alarmantes,' cuya tenden-
cia, saliendo como ,de punto de partida de la alocu..;
cion del sanlopadre, dorezábase á cubrir de ana-
temas al gobierno d-e Isabel, lanzando sobre él tos
tremendos rayos del Vaticano. En algunos pueblos,
como acaeció en Villacastin, negábase por los mi-
nistros del altar la sagrada comunion á las personas
que poseyesen hienes comprados al Estado, petO
procedentes de los convenlos ó iglesias. La reÍlc~
cion teocrática, aunque sin las fuerzas suficientes
para haber de lograr su objeto entonces, combatía
con brios la obra de la revoluciono El 18 de marzo
celebróse en Lyon (Francia) una junta de 'rarios
personages absolutistas y moderados, á la cual asis-
tieron tambíen algunos prelados españoles, cuyo
objeto era dar impulso y direccion certera á estos
trabajos. El 10 del mismo mes visitó la reina Cris-
tina á su santidad, «y despues de hecha y firmada
«slIretractacioll (dice un escritor de nuestros dias
afecto. á esta señora) en presencia de varios testi-
«gos, fué absuelta de las censuras y recibió el Sl1-
.grado viático: hecho consiguiente á la alocucion
(de su santidad.» Todo iba bien urdido'y dispues~
too Desde la esprcsada ciw1ad de Lyon fomentá ....
hase yprolegíase la propagacion en España de las
grandes asociaciones religiosas intituladas Sociedad
del sello la una, y la otra la Obra de la propaguoion
de la (é. Pero si era grande la 'attividild, que de-sple-




-824:-
g~b~ los papi.stas,mayor era- -aun la cnergíade'l
D\inisterio-rcgéncia, que c~n,;S1l6 decretos )" cir~
cularesde9, 11 y 19 de abril· .. ,teniendo átaya Y'
ooflminando al cabildo de . ToltlÍlo,:próflibieodo ~;et
f:stablecimiento: de aquellás ,sociedades, r.da.ndo
otras disposiciones análogas I entl'cellas;el.'eslr.aña'+
lIli.ento gelterritorio· español, cón ocupacwn -de
temporalidades al obispo de Pamplona, don S~verp
Andriani, por haber dirigido al gobierno una espoo+
sicion que este juzgó ofénsiva á la soberanía' de la
nacion y á la magestad y regalías del trono ,logró
so(ocar y ahogar, en su misma cuna estas pretensio-
nes activas del poder teocrático.


,Lás,que hizo el infante D. Francisco, mediante
su .manifiesto y declaracion, fecha en París á,25 do
octubre, para egercer. por ausendade .larei,Da
madre, la tutela de la reina Isabel yde la j~fanta
su hermana, inmediata sucesora á la corona, fuecon
tambien en vano; pues que habiendo 'consultado la
Regencia _provisional este caso al tribunal ,supremo
de Justicia, y conformándose con su (lictámen ,re-
solvió dejar íntegra la cuestiori de tulela á la deli-
beracion de las Córtes, á quienes competia el fallar
tan grave asunto. Para que entre tanto procediese á
la formacion de inventarios de las alhajas y cree.,.
tos de las casas reales, de todo lo perteneciente al
patrimonio de las régias pupilas, nombróse una co-
mision compuésta del duque de Zaragoza, D. Dio-




-825-
nisio Capaz, D. José Laride.ro, ,D. ,José Rodl'iguez:
BU8t~"y D. Pedro.Ricoy Amat., D. Martiq deJos,
Heros y el coiAdeide ·Castaiíeda i , fueron, á' servir,
en clase de adjulttos·,en ,(a intendencia y oontadu:",
ria,de: Palacio, .'i ,;;
, , Cota el fin de mantener viva la f6yalimental!'cl


entusiasmó dd soldado, en lo cual tenia ESPARTBRI}
segun va dicho, y era natural" gran cuidado y afa'll
por aquel tiempo, célebraronse varias revis.t,a's so-
lemnes de tropas y de la Milicia nacional, y los ani-
versarios correspondientes á las mas señaladas ha'-
tallas. El ayuntamiento constitucional de Madrid,
llevado del mismo ardor patrio que berviaenlonces
en los. corazones de todos los libres. dillpuso, una'
Cuncion cívica que tuvo efecto, el 28 de noviembre;'
en memoria del malogrado general D. Rafael del
Riego y de otros mártires, de la libertad sacrifica-
dos por la tiranía del último monarca. El dja de
esta funcion CÍvica dirigió ESPARTERO al pueblo y
al ejército una preclama alusiva á las circunstancias.


El 24 de diciembre eelebráronsc en la iglesia
colegiata de San Isidro las solemnes exequias poi'
las víCtimas que perecieron en la memorable:-'noebe
de Luchana. Jambien en este dia habló ESP¡\RTEJlO
á las tropas recordando sus glorias. Hé aqui,algu-
nos párrafos de su intel'~sante alocucion : ':, "


-«Campados enlre el fango y la nieve.:' ~entidos
iócón:venientes qn~ parecian insuperables para es lar




-826-
Mecer. nUeitras balerías; ,distribuidas las flJerzasse.
gOD el plan de a,taque, llegó el momento de empren-
derl ... Compaiilas de zapadores entusiasmadas, y di-
rigidas por comandantes vaHenles que perecieren
en medio de la gloria del triunfo. se embarcaron
entonando himnos patrióticos, cuando hasla los ele-
mentos parecian oponerse á conseguirlo. La copiosa
Dieve y la densa niebla no interrumpió los cánticos'
marciales augures de la victoria. Vosotros hicísteis
y 'pl'cscnciásteis el inaudito arrojo de aquel paso por
el,Nervion, rozando el puente cortado, y sufrien-
do á quema-ropa los fuegos de las dos armas
que vuestra impavidez despreció. Vosotros aterrás";
t.eil' al enemigo que defendia este primer paso de SU
formidable línea. En vuestro poder quedaron las
dos baterías l haciendoos dueños del monte de Cabras
y del, puente de Luchana. Vosotros habilitásteis su
pAso con una rapidez admirable. haciendo con inte-
ligencia : uso de todos los materiales prevenidos:
}'allabanobsláclllos aun mas difíciles que etenemi-
go aumentó eon tenaz resistencia. rerorzado consi-
derablemente en las formidables posiciones del mon-
te de San Pablo. Allí el combaté rué encarnizado:
~Qrgasá' la bayoneta de una y olra parte. durante
alguna.,' horas de la noche, disputaron el terreno sin
mas éxito que cubrir el it\t-ermedio de cadáveres,
derritiendo la nieve sangre preciosa de españoles.
obcecadbS unos, seguros vosotros de la' justicia de la




-827-
caÜlia por que la ofrecíais. En' u~aspajas, lecho del
dolor, sufría yo mas moralmente con los ,av¡'sosque
mi solicitud bacia se me repitiesen sobre el estado
de la batalla. Ansioso de correr vuestra suerte, na-
da me contuvo. Volé al sitio del combate; ... Voso-


\


tros hicísteis á mi voz todo lo que rallaba para que
la matanza y el esterminio cesasen, para que la vic-
toria fuese del mas audaz. Las elevadas cúspides de
Sao Pablo fueron coronadas por vosotros: los caño-
nes que vomitaron tantas balas rasas y metralla,
quedaron en vuestro poder. Los enemigos fueron
lanzados por las opuestas vertientes sobre los pue-.
b10s de,Azoa. Derío y lIerandío: el formidable
Gerro 'de Banderas y su reducto le conquistó vues-
tro constante arrojo: por todas direcciones perse-
gulsteilal ejército sitiador: toda suarliHería, mu-
niciones, parques, tren,es, almacenes y hospitales
fueron despojo vuestro: y al rayar el dia, petrifica-
da la nieve en vuestros cabellos, gozásleis la mas
grande, la mas pura de las .satisfacciones. cruzán-
dose los brazos de libertadores y sitiados, todos v.a-
lientes, todos sufridos, todos merec<>dorcs de las
coronas señaladas al heroismo, y que la nacioo
agradecida os rindió por medio de sus dignos repre'"
sontantes.»


«Compail.eros de glorias, privaciones y peligros:
Sin_ aquel triunfo la esclayitud era segura : el tirano
habria usurpado el (roDo á nuestra reina inocente;




-828'-
lasinstilucion~s liberales no so hubieran : consolida:..
do:, la prosperidad de nuestro suelo,seyiera des":,
terrada: ,la indcpendencianacional'Dó ;se' hubiera'
afianzado ;:y el oprobiQ, eL bMd-on¡ ,los, supli-eioS y
cadalsos. fueran el triste patrimonio.' de '\o,sespaio":"
les" laherenciafalal d'e ,las, generaciones fuHu~aS\.!
Desde entonces decayó la fuerza morál del Preteo..!
diente y sus secuaces. Vuestros triunfos se ,cl)n ta .... l
ban por acciones: ha,beis marchado de victoria ea
victoria, hasta dar la paz á vuestra patria!!! l Y
quiénes mas dignos de su gratitud? ¿ Quiénes mas
3C're~dores á nuestro fraternal recuerdo? Las vícti-
mas que, murieron con gloria por conseguir' tantos
b~nes ia1ejando para siempre tantas calamidades"
Rinda~os en este dia el justo tributo á su memoria:
ella será, eterna en nuestros corazones, así: comO in-
mortal el: nombre de los que perecieron en Lu-
cbana;9'


EI23 de enero pasó el CONDE-DcQUE revista!
la Milicia ,nacional de :Madrid, asistido del inspec-
to;l' Ferraz, y distinguiéndose con los valientes ,ca,;.
zadores del segundo y con su digno capitan Gual'-
dia. El 31 revisló las tropas de h' gual'nicion ,. y
recibió despues en su casa ulla comision de la Mi-
licia. que fué á reiterar sus ofrecimientos á¡ nom-
br'c, de ,todos los cuerpos, ,con motivo, de los escesos
y bajas diatribas que' empezaban ya á prodigar á
ESPARTEiw los órganos de laopinion que envabo:




·-829-
pretendia honrarse con el epíteto de modera(la.EI
26 de marzo tuvo lugar el aniversario de la toma
de Castellole.· En todos estos dias dirigia el DUQUE
DE LA VIC'fORI¡'l SU voz, siempre grata, á las tro-
pas nacionales .


. El 19 de este mes se abrieron las córtes por
medio de un decreto que ley6 el ministro de Estado,
careciendo por consiguiente este acto de la ordina-
ria formalidad del discurso del trono, por la situa-
cion especial en que se encontraba el gobierno.
Desde las primeras sesiones manifestáronse ya pa-
tentes señales del espíritu libre y reformador que
animaba á estas asambleas, señaladamente la de
diputados, producto, si bien no muy cercano, de la
insurreccion de setiembre. Uno de los primeros
pasos fué el acordar por unanimidad, en los dos
cuerpos colegisladores, un vol o de gracias al ilus-
tre caudillo del ejército, á este, á la armada, á
las milicias provincial· y nacional, cuerpos fran-
cos, etc., podos heróicos sacrificios, que en defen-
sa del trono y de la libertad nacional hicieron
duranle la última guerra. Los proyectos de ley
scbre arreglo de fueros y sohre canalizaciondel
Guadal'rama, leidos y presentados á las córtes por
el ministro de la Gobernacion, el de abolicion
del 4 por 100 y otros varios de suma utilidad, pro-
puestos por los señores diputados, probaban ya
desde el principio de la legislatura, que tanto estos




. '


-830-
como el gobierno se hallaban animados de los me-
jores deseos á favor de la paz y de la prosperidad
de lanacion. Pero todas estas cuesliones son de
escaSa importancia, al lado de la que va á ocupar
seguidamenle la alencion de los representanles del
pueb\Q , y que queremós dejar intacta para el ca-
Ilítulb inmediato •




,.


, .


INDICE DEL TO~IO TERCERO.


CAPITULO XI. Actos del gobierno, supresion del Guiri-
gay: lÍbrense las córtes: cómo reciben estas los su-
cesos del Norte: manifestaeion del general Maroto:
consideraciones acerca del convenio: memorable
sesion del 7 de octubre: muévese el grande ejérl'ito,
operaciones del de Cataluña: disolucion de córles:
célebre maniliesto del Mas de las Matas. ~


CAP •. XII. Consideraciones generales sobre la 'p'olítiea del
gobierno: desórdenrs ocurridos en varios pueblos á
principios del año 18iO con motivo de'las eleccio-
nes: apertura de las córtes: sesione! de los dias 23
y 24 de febrero, y altel'acion en la, capital:, va-
riacion de 'ministros: ESPARTERO en eampaña ; to-
ma de Segura, Castellote y otros puntos: abandono
de (;antavieja: ríndese lIforella: batalla de Pera-
camps: sucesos prósperos de la guer'ra en Otras
provincias: correrías de Balmaseda. '. ••• 179


C.4.P. XIII." Acuerdos de las e6rtes, ley de ayuntamientos:
la opinio,n pública y el gobicrIlo, aparicion de los
lleriódicos intitulados la Revolucion y el Iluraean:
viaje de SS. MM. á Barcelona: nuevos triunfos de
los constitucionahs en Aragon y Cataluña; toma de
Berga: intérnase Cabrera en Francia: terminacion
de la guerra civil. • . . • • .• •• .t3\~


CAP. XIV. Sucesos de julio en Barcelona: trasládanse
SS. lIfM. de esta ciudad á la de Valencia·,: el 1.'
de setiembre en ,Wadrid, alzamiento" solemne de
la capital contra el gobierno: es secundado este
movimiento insurreciollal por todas las provincias:
conducta observada por ESPARTERO y el ejérci-
to: la reina Cristina abdica la regencia y parte al
rstrangero: primeros actos de la Regencia prot:i-
.,ional que preside el COl\'OF.-DFQUE: manifiesto que
da á la n¡¡('ion la ex-reg('nte drsdt' Marsella. 067




· '-:-


CAP. XV. : '~onsjderaciones acerca dO" '1"8 frutos que se
obt.hvieron y~dt. los que debieron.obtene.rsedel al-
zamiento: causas que produjeron tales resultados:
d~cretos del gobierno y medidas diplomáticas de
importancia: alocucion del Papa: pretensiones del
infante don Francisco á la tutela de la reina y de
la infanta su hermana: anivcrsari9s, recuerdos de
las glorias militares: ábreuse las -cortes; sus pri-
meras sesiolWs y actos postreros de: Ministerio-
Regetl,iá'.. ,,' '. • • • • • • . • • • • • '777


ERRATAS ESENCIALES.


FoLH1· LINEA. DICE. LEASE.


7 21. 1rimonía taimonla
137 4 ya amor y al amor
144 21 odiado adiado
170 11 compaña campaña
283 27 institntos instintos
374 25 el combate al combato
462 10 Escalallte Escalada.
11'5. 7 foral Ceral


___ ~T=n;n~_C:ILI¡;;;;:': __ _




ESPARTERO.
,




Es propiedad de D. lV enaeslao Ayguctk de l::Co.






-. . ..




J


/lE SU VIDA ftlILlHR Y POLlTICA
'li Di¡


t.l\ LOS GRANDES SuCESOS CONTB1POR.\~EOS.




Tite PI'OPSt study o{ mankind is mano
(POPE.)




QEpoca tercera.
REGmNCIA UNIPERSONAL DEL DUQUE DE LA


("'PITilLO PRIIIERO.


Estado de la opinion: unitarios y trinitarios: art'Íctt-
lo comunicado á la prensa por el general Linage:
las Córtes nombran á ESPARTERO Regente del
reino: presta este el juramento solemne ante la re-
presentacion nacional.


L ministerio-regencia,
cuya época transitoria
rué bastante poderosa
para restablecer el 6r-
den alterado en todo el
reino desde los sucesos·
de julio y setiembre,
sosteniendo, en fuerza
solo del prestigio J de
la confianza que inspi-


raban al país sus individuos, un medio difícil entre
paz y la guerra, entre la autoridad y la rebelion,




-6-
entre la inobediencia y la ley, finalmente j entre la
revolucion y el gobierno, que transigieron en cier-
to modo en manos de aquel poder provisional, epi-
ceno y ambiguo, ha sido sin duda alguna el que
m~s noble egemplo ha dado hasta el presente de jus-
tificada imparcialidad en el acto de las elecciones,
grande siempre y trascendental, mucho mas enton-
ces, cuando estaban las Córtes llamadas á constituir
un poder temporal, pero supremo: la Regencia
constitucional que debia de durar hasta que saliese
de su .menor edad la reina doiía Isabel 11. Ya lo he-
mos dicho en otro lugll.r y. no obsta el repetirlo
aquí; porque este que es uno de los grandes debe-
res de los gobiernos representativos, suele ser que-
brantado de ordinario, y con grave da"ío de los in-
tereses públicos, por ministros prevaricadores, fal-
sarios y egoistas, que anteponiendo el propio bien
al bien de los pueblos, no escrupulizan, con tal de
sostenerse por algun mas tiempo en el poder, viciar
en su orígen y eft Sil esencia la representacion na-
cional, sin cuya verdad dejan de serlo y se convier-
ten en una farsa illÍcua los mejores sistemas consti-
tucionalos que rijan en las naciones. Cierto que la
naturuleza misma de aquel poder, su índole espe-
cial, su cualidad de efímero y transitorio, su orÍ-
gen y su organizacion, contribuian mucho á ali-
mentar en el ánimo de sus individuos esas ideas do
imparcialidad, de desprendimienlo ,y aun de ab-




-7-
llcgacion, "que tanto y tan dignamente distinguieron
la administracion de aquellos dias. Esto acaba de es-
plicar por qué las Córtes de 1841 fueron una ver-
dadera represenlacion, si no de la voluntad nacional,
pues que la ley no la protege aun, al menos del
cuerpo electoral español. La nobleza de este egem-
piar dignísimo, unida con la de otros, muy reco-
mendables tambieo, entre quienes podemos contar
el recuerdo de las Córtes constituyentes del 37,
honran en el mas alto grado al partido liberal de
España, nunca mas j ustilicado y legal, que en los
momentos mismQs en que se le acrimina de insur-
recto. l\'las á pesar de tan grande proteccion dis-
pensada por el gobierno á las elecciones, de la
estensa libertad que entonces gozaban todos los
eiudadan08 para emitir sus votos y sus ereencias.
de lo cual es tambien un testigo caracterizado y
escepcionalla prensa de la oposicion matizada de
lodos los colores políticos, el partido que se decia
moderado, discurriendo tal vez en su flaqueza, te-
niendo la conciencia del propio vencimiento, con-
tando por segura la derrota, tanto mas, cuanto que
esa misma libertad electoral, esta legalidad es siem-
pre contraria á 108 fines yá los medios que él suele
emplear en tales actos para haber de conquistar la
victoria, resolvió no tomar parte alguna en la elec-
clon, queriendo así lanzar esa prole sta , ese velo,
mas ridículo que elocuente, sobre la representacion




-8-
elegida en 18U. No hubo, pu~s, reaccionarios,
apenas estuvieron representadas las ideas de estos
en aquellas Córtes, salvo empero alguna que otra
provincia, como en las vascongadas, en donde, no
obstante el interdiclo, nombráronse diputados de
estas opiniones, los cuales en union con los sena-
dores. remanentes de anteriores logislaturas, vere-
mos sin embargo que están destinados á desempeñar
un papel muy importante en las grandes cuestio-
nes que se suscitaron y resolvieron, las que hemos
dejado intactas para la época cuya historia vamos
empezando. No era, por lo tanto, la representacion
de entonces espresion fiel, ni aun «del cuerpo elec-
doral español)~ como hemos dicho arriba; pero
éralo sin duda «del cuerpo electoral progresista»
del partido constitucional por esencia, amigo de las
reformas, de la libre independencia, de la cultura
y prosperidad tle los pueblos. Pocas ocasiones se
ofrecen en las revoluciones pacíficas (y entre estas
contamos la que entonces se obró en España), en
que mejores y mas propios elementos se reunan pa-
ra marchar adelante, sin que lo impidiese apenas
obstáculo alguno. Mas facultades, mas poder en estas
Córles para faccionar de otra suerte la revolllcion,
para curar mas hondamente los males del cuerpo
social, y ellas habrían en cierto modo consumado
la obra que en vano se esperó de la J~nta Central,
tal vez sin los inconvenientes de este medio, peli-




-9-
groso y temible, al ceal debe apelarse muy poca~
veces, en casos crílicos y desesperados, de esos que
rara vez se ofrecen durante la vida larga y compli-
cada de las naciones. Pero el ministerio-regencia,
que en union con ciertos progresistas meticulosos
de la vieja escuela, hombres apegados á sus hábitos,
á sus creencias, á sus rancias doctrinas, y sostenido
por la prepotencia militar, que cuidaron estos bien
de poner á su lado, ú mejor dicho, de acogerse á
su proteccion, creyendo incáutos que la misma es-
pada que los libraba de los furores revolucionarios,
habria de conjurar tambien en su dia las iras reac-
cionarias, fallando siempre y decidiendo el poder
de la fuerza en su pró. este gobierno, decimos, y
estos hombres y esla fuerza, que habian inutilizado
y ahogado en su cuna el segundo de aquellos me-
dios, el de Junta Central, lambien tu vieron falla de
resolucion, quizás de patriotismo, ú sobra de mie-
do y de mengua, para hacer nulo el primero, como
hemos a puntado antes, no concediendo á estas Cór-
tes mas poderes que los ordinarios. Conducta desa-
cordada é imprudente, esta de los hombres encum-
brados por la revolucion, que ya desde los prime-
ros dias lanzó un gérmen profundo de disgusto en
el seno de la diputacion nacional, gérrnen que em-
pezaba á dar amargos frutos en la prensa libre, y
que habia de contribuir tan poderosamente á soca-
var y destruir la obra frágil, deleznable, perece-




-10-
dera, que dió en pO'strer resultadO' el memO'rable
alzamientO' de setiembre.


La O'piniO'n liberal vióse vivamente marcada y
prO'nunciadísima en tO'dO's IO's pueblO's durante los
dias ,que se siguierO'n á este gran su~eso. La elec-
ciO'n general de ayuntamientos y diputaciones pro-
vinciales, cuya ren6vacion se vllrificó entonces pO'r
decretO' del gabinete-regeneia , fué una prueba clara
y O'stensible <le esta verd.ad, '(lartici-pando aquellas
cO'rporaCÍ<O'nespopulares del espíritu demO'cráticO'
de la épO'ca, y mO'strandO' en lO' general tendencias
propias de las revoluciones viO'I~ntas y pujantes.
CO'nsecuencia natural de este hechO', y d,e lO' que
llevamos antes apuntadO', es qHe la mayO'ría de IO's
diputadO's á Córles abundase tambien en los mismos
deseos r creencias, y partici~asc dd mismO' espí-
ritu innovador que animaba al cllerpo electoral de
donde habianaei(IO', y del cual ofrecian inmediatO'
y vivO' eg,emplO' aqueHas O'tras elecciones. TO'dO' gO'-
bierno que aspirase, pues, á seguir las inspiraciO'nes
de la O'pinion pública ,á regir el pais segun su 'Con-
sejo y su dict:ímen, cO'mo ha de hacerse siempre en
IO's eslados'constitucionales,bien regidO's; finalmente,
á ser un gO'biernO' de Qpinion, sinconlrastar la vO'lun-
tad de l.os pueblO's, sobreponiendo la suya, debía de
ral'tir indefectiblemente de aquel dato esencialísimQ
para resO'lver el prO'blema social propuesto por la
re~O'lucíon, si no quería tener á olOla rol' enemiga,




-11-
acusándole de infidelidad é i.nconsecuencia. En una
palabra, debia ajustar su conduela y dirigir sus
calculos segun la fórmula revolucionaria .. de la cual
era eilpresioD. fiel el voto dela diputacion nacional,
producto irrecusabJe del Jevantamientode setiem-
hre. De lo contrario., la revolucioll misma vendria
á arrollarle en SI1 -impulso, ú bien los impetus
reaccionarios, mas fuertes y briosos que laeomba-
tida revolucion, acabariancon la obra de esta, con-
fundiendo al par la débil existencia de un podel'sln
basamento de ningun género, sin norma, sin guia,
sin fé, Y que vendria á morir, como mueren siem-
pre los gobiernos de esta especie I sin brillo alguno,
sin nombre y sin gloria.


Examinemos los sucesos de ,estos ti-empos, y
veamos la marcha, la conducta seguida por los di-
ferentes poderes del estado, desde la época en (Iue
'Va á darse una .0rganizacioD mas firm.e y estable á
la situacion creada por el alzamiento. Hablemos,
pues, de la obra mas grande y trascendental que
emprendieron y consumaron aquellas Córtes: el
nombramiento de Regencia.


Llano es que reunida .la representacion del
país, lo primero que debía' de ocupar:a era .sub:"
'l'enir á esta necesidad constitucional que legó á
la nacíon con su renuncia la reina Cristina. Todos
al punto fijaron los "Újos en el general ESPARTERO,
cuyos eminentes servicios l' cuyos compromisos, cu·




-12-
yo prestigio, cuya fama, hacian de él el hombre in-
dispensable, para todos los amantes de la libertad,
al haber de constituir la Regencia. Nadie, por otra
parte, ninguno de los liberales españoles, cuyo no-
ble distintivo fórmanle siempre la confianza y la
gratitud, podia ni queria dispensarse de ello; por-
que nadie podia tampoco ni debia echar al olvido
las altas prendils y los recomendables títulos que
para recibir tan sagrada investidura reunia, mas
que otro alguno, el héroe de Luchana y de Ver-
gara, el soldado tlel , el palricio leal de Barcelona,
el pacificador de Espiliía en el campo de la guerra
y en el peligroso estadio de la política. Pero si lodos
conlaban con esta individualidad como necesa-
ria, no era igual la opinion respecto al número de
las personas, el cual, segun la ley fundamental,
podia ser de una, de tres, ó de cinco, formando
así una regencia unipersonal, ó bien, de un número
múltiple de individuos.


El sano principio de no-inlervencion aplicado
por el ministerio-regencia á las elecciones, hizo
que el intlujo del poder y la opinion de la mayor
parte de sus miembros, sobre esta cuestion vitalí-
sima, no se dejára sentir durante aquel aclo en lodo
el reino. Proceder muy acertado y sagaz de parte
del gobierno y de cuantos opinaban á favor de la
regencia única, dado que no era esta, sino la múl-
tiple, la que mayores simpatías habia suscitado en




-13-
los pueblos. Las tradiciones, los desengaños adqui-
ridos en la última Regencia, la idea propuesta á la
reina Cristina de asociarla co-regentes, la mayor
conformidad con los principios democráticos, y so-
bre todo, el pensamiento de que tuviera participa-
cion en el nuevo poder el elemento político, á fin
de neutralizar la prepotencia militar, enseñoreada
hasta ahora de la revolucion, todo esto contribuia
á recomendar en el pais como ventajosa la regencia
de tres, que conló desde el principio infinitos par-
tidarios. Algunas prlwincias, como las de Cataluña
y Búrgos, hicieron pública y ostensible esta exi-
gencia á sus diputados, estampándola en las candi-
daturas. Barcelona impuso como condicion el haber
de votar en este !'.entido á sus representantes. Ni
una sola de las muchas provincias en que se distri-
buye la monarquía. propuso en el acto de las elec-
ciones que la Uegencia hubiera de constar de una
sola persona. Entre tanto, el gabinete, qU':l habia de
combatir esta idea en círculo mas reducidQ. con
mayor confianza y fundadas probabilidades de éxito,
guardaba un silencio elocuente y profundo. Y era
que para asegurar mejor y aun abreviar el intento
principal de su esquisita diligencia, esperaba, asaz
prudente. que los sucesos le viniesen á las manos.
Yiniéronle, endecto, y tan ajustados á su inten-
cion, que al fin quedaron coronados su,> designios
y sus mas lisonjeras esperanzas.




-14-
Abiertas las Córtes" y mientras duraban los ac-


tos precisos de la revision y aprobacion de acta~,
agitábase con calor esta cuestion en los círculos po-
líticos, luchando cada cual á favor de su opinion, y
distinguiénoose desde luego los dos bandos- de tri-
nitarios y unitarios. Antes de mal'Carse bien esta
distincion, hahíanse i celebrado varias reuniones
privadas en la- casa' del conde de Almodovar , pre-
sidente del Senado, yen elsalon de columnas
del antiguo Congreso, en donde mezclados los de
ambas opiniones, senadores y diputados, ullbati6se
largamente sobre la conveniencia de fijar la 'elec'-
cíon en uno ú otro sentido. Al princirH0' solamente
Olózaga, y alguno que otro diputado, opinaron por
la Regencia única. Casi todos los miembros de la
asamblea popular, consecuentes á la opinioIl que ha ..
hian notado en el país, y de la cual no podian me-
1l0S de ser intérpretes, (lefendian con teson y
ahinco la Regencia trina. Los órganos de la opiuion
liberal sostenian en I,¡J prensa esta demanda. Solo
un periódico que hahia creado el gobierno para sí,
La Constítttcio1l>, y los enemigGs de aquel órden de
cosas ,pugnaban por la regencia única; los últimos,
llevados sin du(ia del temor á la revolucion, ó tal
vez ganosos, si no de atraer al gefe del ejército,
de detenerle al menos en su marcha innovadora.


Así las cosas, publicó el Eco del Comercio, el
2G de marzo, un arl·ículo nolable por sus inmedia-




-15-
las consecuencias, cuyos párrafos de mayor interés
decian de esta manera:


«Es á nuestro modo de ver absnlutamente gra-
tuito lo que se ha dicho sobre oscilaciones de la
opinion acerca del número de regentes. La misma
que de las provincias y de .Madrid hemos sabido,
cuando por primera vez tomamos la pluma para
ocuparnos dé este asunto, ba seguido sin alteracion,
y anles bien reforzándose, si era posible, mas y
mas cada dia: otro .tanto podemos decir de la
opinion probable de los miembros del- parlamento,
en la cual no han ocurrido ni nos parece fácil que
ocurran esas alzas ni esas bajas, como pudiera de-
cirse hablando de los fondos de la bolsa.)


aMayor falsedad bailamos en lo que se dice, con
intencion por unos, y con imliscrecion por otros,
sobre la opinion del general ESPARTERO en la cues-
ti{)n del número y en la del personal de la futura re-
gencia. No nos equivocamos cuando meses hace in-
dicamos ya lo que nos parecia de este respetable
ciudadano, hahlando del mismo asunlo por una
cueslion incidente. N ueslras predicciones, sin tener
el menor dato, fueron las de qu~ en todo caso· cum-
pliria con el sagrado: deber que se ha propuesto, y
que tambien ha llenado hasta el. dia de sostener la
Conslilucion del Estado, y en su consecuencia de
acataF el primero, cual si fuese el último de los es-
pañoles, la soberana decision que pronunciasen las




-16-
Córtes en el debatido problema de la formacion de
la regencia.» .


«(Tenemos datos para asegurar que el general
ESPARTBRO no ha manifestado en círculos de ami-
gos otra opinion ni otro deseo acerca de la cuestion
de regencia, que los de retirarse de los negocios
públicos y descansar en el hogar doméstico, dis-
puesto siempre á desnudar la espada cuando la patria
le llamase para defender su libertad é independen-
cia. Y tambien sabemos que en medio de este deseo
se halla dispuesto á obedecer y hacer que se obe-
dezca la resolucion de las C6rtes sobre el número
y el personal de los regentes, tomando en todo la
parte que la nacion le indique por medio de sus
legítimos representantes.»


La incertidumbre 6 certeza de estas aseveracio-
nes lanzadas al público por el Eco con una oportu-
nidad y un fin laudables, lo que en ellas pudiera
haber de exacto ú errado, las dubitaciones á que
pudieran dar márgen, habidas en cuenta otras reve-
laciones y olros juicios de la prensa periódica que
con mas 6 menos rebozo adversaba las pretensio-
nes, ocultas hasta ahora, del CO~DE-DrrQuE, los
designios de este, y por lo tanto, el dictámen del
poder militar, todo se hizo esperar tiempo escaso,
en aquellas circunstancias acaloradamente críticas.
ta "oz fatídica, y por cierto nada misteriosa, sino




-17-
barto esplícita r de Mas de las lJlatas) tomó 'liso car-
go esta vez lambien disipar tales dubitaciones, ha-
ciéndose oir sin demora, para anunciar al público
de una manera tan marcial como significatiYa, la
resoludon adoptada en el palacio' ducal sobre la
interesante cuestion que ya en la prensa y en las
reuniones privadas se estaba debatiendo. El 28 de
marzo lelase en el mismo periMico un artículo co-
municado que decia de esta manera:


«Señores redactores del Eco del Comercio.-
Muy señores mios: EL DUQUE DE LA VICTORIA ba
leido el artículo de fondo que sobre lacuestion de
Regencia dan ustedes al público en su número de
ayer; y como espresan tener datos para asegurar la
opinion y el deseo que acerca de dicha cuestion ha
manifestado en círculos de amigos, ha creido deber
confirmar todo cuanto está en armonía con sus prin-
cipios, y señalar la parte en que se difiere de sus
sentimientos y propósitos, porque así considera ha-
cer un bien á la nacion, por cUJa libertad é inde-
pendencia no ba perdonado medio ni sacrificio.»


«A utorizado por el mismo DUQUE, ratifico el
juicio de que su deseo es el de retirarse de los nego-
cios públicos y descansar en el hogar doméstico.
dispuesto siempre á desnudar la espada, cuando la
patria le llame para defender su libertad é indepen-
dencia. Y tambien que en medio de este deseo se
halla dispuesto á obedecer y bacer que se obede7cól


TOB, IV. 2




-18-
la resolucion de las Córtes sobre el número de per-
sonas de que haya de componerse la Regencia; pe-
ro no á tomar °cn ella la parte que,·le indiquen las
mismas, si lo que determinen no fuese conforme á
su opinion, y á ló que en su concepto es necesario
para salvar el pais en las actuales circunstancias:
en olro caso tendrá una ocasion homosa para reti-
rarse, como desea, sio faltar en nada á lo que debe
á su patria, no quedándole mas anhelo que el de
e(Iuivocarse en su opinion, y ver inalterable la paz,
objeto de lodos sus desvelos, establecido el órden
que ha de hacer feliz á esta nacion magnánima, y
asegurada por siempre su libertad é independen-
cIa.»


"Sírvanse ustedes dar ca\Jida en su apreciable
periódico á esta manifeslacion, y quedará recono-
cido su afectísimo seguro servidor Q. S. M. B.-
Madrid 27 de marzo de 18.í1.-Francisco Linage.l)


Es de todo punto innegable el derecho que asis-
tia al DUQUE DE LA V ICTORlA para hac.er esta mani-
festacíon, cuya oportunidad sin embargo nadie po-
drá reconocer, sino como asaz peli.gOrosa en aquella
crisis; dado que el nuevo poder bahíase becho en
cierto modo impQsible de constituir sin la participa-
ciou del general afortunado y \leno de prestigiQ, y
la declaracion de este marcaha solo ulla senda den-
tro de la cual hahrj,11l ya de precipitarse, aun mal
de su grado, los meticulosos y los tímidos. El daño




-19-
principal de esta declaradon, considerada bajo el
aspecto de moralidad política (puesto que la ley no
negaba á ESPARTERO, antes bien otorgaba á él como
á otro cuahluiera ciudadano espailol, el uso' de ese
derecho) ,consisto en que en e\la se pretendia hacer
creer que la independencia de sus opiniones era mas
atendible que el bien público. Así al menos se dedu-
ce de la hipótesis que encierra la comunicacíon del
general Linllgo.


Había sido esta, con efecto, trazada de acuerdo
con el DlJ\.!UE DE LA V ICTOllIA, interviniendo en ello
el general Seoanú y algunos otros militares que 1IS-
l)iraban á crear un poder, justo es confosarlo, como
no llegó á egercerle el general ESPARTERO, sino en
los di as del acahamiento y destruccion de su regen-
cia. Sembraron aquellos consejeros interesados en
el ánimo del DUQl:E profunda inconfidencia, poniendo
anle sus ojos la idea de que el no nombrarle, á ~l so-
lfr, para el cargo de regente, debiera pasar por dis-
faV{)f hecho á su persona, con otras especies apa~
sionadas lodas, y alimentadas por el instinto y há-
bitos de mando, ú de dominacion, que distinguen
á su clase, y ese desvío con- que de ordinario miran
ciertos militares á los que no pertenecen á su pro-
fesion, honrosa, sí, en el atraso de nuestro estado
social, pero mercenaria, y que no debe Jltvar nun-
ca la esclusiva en los paises regidos por institucio-
\les liherales. L a prensa de la oposicion, la reaccio-




-20-
naria, fomentaba lambien estas pasiones, haciendo
creer al CONDE-DuQUE que el partido vencedor
mostrábaso ingrato, y recelaba ó abrigaba alguna
desconfianza hácia su persona; toda vez que resistía
el depositarle por entero el mando, reservándose
):¡s dos terceras partes, cuando ESPARTERO le que-
ria y debía recibirle todo para sÍ. Tal era el lengua-
ge de la prensa moderada en aquellos dias : circuns-
tancia, que unida á las admoniciones instigadoras
de los militares, como hemos dicho, y á la marcada
opinion de la mayoría de los diputados, tan con-
traria ~ los deseos de aquellos y de la prensa reac-
cionaria, determinó al general ESPARTERO á dar
ese paso imprudentísimo, para lo cual no parece
sino que aguardaban, él Y sus consejeros, ocasion
favorable y oportuna, no queriendo desaprovechar
la que en los párrafos copiados arriba ofrecia el
Eco del Comercio.


Cuando los redactores de este periódico recibie-
ron la inserta comunicacion, absortos de su conte-
nido, tanto mas, cuanto que los términos en que
ella iba primitiva y originariamente escrita eran
menos suaves, mas duros y violentos que esos en
que al fin apareció á la luz pública; previendo las
te ni bies consecuencias que al foro sagrado, de ]a
conciencia y de la opinion habia de acarrear este
notable cuanto estraiío documento; haciendo de
esla cuesljon un punto de honor, de moralidad po-




-21-
lítica, de decoro, y al mismo tiempo una cueslion de
familia, por decirlo así, doméstica; por si era po-
sible conseguir por este medio el que se evitase ta-
maño escándalo, cual era el que resultaría de dar
publicidad á aquellas líneas, que habian de ser un
arma poderosa puesta en manos de los enemigos de
la situacion, y que sin honrar al CONDE-DuQUE ha-
bia de dejar .nada airosos á los representantes del
pais, pronunciados ya ostensiblemente contra la
manitlesta opinion de aquel, si es que habia de evi-
larse el conllicto, el escollo que él señalaba por bo-
ca de su secretario, encamináronse llevando el pa-
pel al despacho de la Guerra, con objeto de avistarse
con el ministro f que lo era el general D. Pedro
Chacoo, y ver de recabar de este, como el mas
allegado por las funciones que egercia, y amigo
ademas del general ESPARTERO; la re\'oeacion, Ó
rnodificaeion al menos, de aquel escrilo.


El director del periódico, Paz Garda • yel re-
dactor t~uente Andrés, fueron los que practicaron
esta diligc8cía. Llegaron en huella sazoo al minis-
terio de la Guerra; que estahan oCltsionalmentecon-
fercnciando con el minislro; el diputado ácórtes
D. Sillusliano de Olózaga, n.Manuel Cortina. minis-
tro de la Gobcl'Ilacion y cl caritan general de Cas-
tilla .la Nueva, D. Evaristo San Miguel, personas
todas tres de grande valía y de inlluencia. Ante to-
do, hablaron los del Eco en particular con el minis-




-22-
tI·o de la Guerra, haciéndole lectura del artículo y
rogándole que intel'[lUsiera su mediacion para que
se retirase. Mostr6se Chacon sorprendido de un su-
ceSQ que le era hasta entonces de todo punto estra-
uo, y no vaciló en emitir su opioion conforme del
todo con la manifestada por los periodistas, á quie-
nes ofreció en efecto su influjo y valimiento, ha-
ciendo cuanto estuviera de su parte para llenar los
deseos de aquellos, que eran tambien los suyos;
pero añadiéndoles, que si en ello nó tenian repa-
ro alguno, parecíale oportuno y conveniente hacer
partíci pes de la ocurrencia á los tres señores que alU
estaban. quienes darian tambien su dictámen sobre
el partido que deberia tomarse en su vjsta. Convinie-
ron en ello. accediendo gustosos al punto los dos
escritores; y confiriendo en seguida los seis sohre
el asunto en cuestiou • leyóse otra vez el artículo,
manifestúndose desde luego uniforme la opinion
contraria á que se insertase en periódico alguno.
Propusieron todos al ministro de la Guerra que
fuera á hablar al DUQUE t Y á rogarle que le retira-
se para evitar tan grande eseánd\llo ; y habiéndose
prestado á ello Chacon. sin réplica alguna. solo
exigió que le acompaüara uno de los tres señores
citados,. tanto pOl' asegurar mejor el éxito, cuanto
porque juzgó conveniente que la entrevista y las
conversaciones que mediaran tuviesen mas de UI)
testigo. V\lreció bien á todos la idea. siendo desig-




-23-
nado en el acto para este fin el ministro de la Goher-
nacion Cortina. Aceptó este igualmente gustoso ,el
encargo que sus amigos le hacian,.,y pasando sin
demora, los dos ministros, al palacio ducal , que
éralo entonces el de la Inspeccion de 1\Iilicias, junto
al Prado, pareci61e oportuno ¡j Chaeon el ver, an-
tes que á ESPARTERO, al inspector de esta arma,
D. Francisco tinage, autor del artículo. De igual
parecer fué Cortina; y avistándose los dos, á po-
cos instantes, con el secretario del DUQUE, hicié-
ronle ver las razones de Estado y los altos moti vos de
congruencia política que mediahan para que la co-
municacion que él firmaba no viese la luz pública.
U lIió Linage su opinion á la de los ministros, di-
ciendo que si el DUQUE venia ell ello, él por su
parte no tenia inconveniente, antes bien, conven-
cido por la ·relacíon persuasiva de aquellos, reco-
noda que la prudencia y la razon dictaban el de-
ber de r~tirar el arlículo .. Pasaron los tres inme-
diatamente á b hahitacionde ESPARTERO, ganosos
de ser tan· felices en esta última, como! en las
aOl,eriores tentativas. Con efecto, solo faltaba qUQ
el DCQUE asintiera á lo que veía Qpinar Y'.sentir
po'r todos sus amigos, para que la tranquilidad de
estos acabara de ser completa" desapareciendo su
justa zozobra y sus temores fundados. Tamhi~n es.
ta vez fueron dichosos, viendo, aunque por corto
tiempo, coronados sus deseos, su anhelo y su es-


"




"


,.


-2"'-
peranza. Enterado' que fué el CONDE-DuQUE de la
mision que llevaban sus dos compañeros y su se-
cretario , el insp~ctor Linage, y despues de oír la
opi~ion de todos, que era una misma, falto de re-
501ucioD para contrastarla, ó convencido tambien
de su fundamento y de su fuerza, accedió á que se
retirara el' artículo; y llamando ai punto al caro-
nel Gurrea, díjole que pasara. á la casa-habitacion
del general Seoane á encargarle que no hiciese mé-
rito y cuenta de él en una reunion de diputados
que habia de celebrarse aquella noche, y en la cual,
segun se habia convenido de antemano por Es-
PARTERO y por los demas autores del escrito, ha-
hia d.e hacer uso de aquel medio, para robuste-
cer sin duda el nervio de su discurso, el general
á quien parece que se cometia siempre el desem-
peño de ciertos papeles, que si no eran padamen-
tario.s, llevaban, sí, tendencia de rebajar y amen-
guar el prestigio de los parlamentos.


Parecia ofrecer buen desempeño á Gurreasü
comisÍon, puesto que el general Seoane ,enfermo
y en cama, haUábase imposibilitado, bien á su pe-
sar, para ir á hacer uso de la aularizacion referida.
Pero apenas aJó este el relato del coronel emisa-
rio, como viniese en conocimiento de la resolucion
adoptada en el'palacio ducal, contraria á la.inser-
cion del artícn:lo en que tan activa parte habia to-
mado el general que por hacer la guerra á ESPAR-




-25-
TERO en (ll Congreso, cuando los sucesos de la
Guardia en Arav./!.ca, babia sufrido un balazo en un
duelo habido con uno de los oficiales que se creye-
ron ofen!1idos, repuso lleno de corage, que del
artÍculo.en cuesLion tenia ya conocimiento todo el
mundo; que fuera una mengua y nada ganaria el
honor del DUQIJE en retirarle; con otras muchas
frases por el estilo, que es puestas con 'calor, reve-


. Jaban el grande interés que tenia el don Antonio en
la puLlicacion del escriLo: las cuales frases, trans-
mitidas fielmente por Gurrea al general ESPARTERO,
qtlien le esperaba todavía con los ministros y Lina-
ge ,. hiciéronle mudar de dictámen; y creyendo con
Seoane, y Fareciéndole ya tarde, inoportuno y feo
(decia) el recogerle, cuando era cosa muy sabida y
pública, volvió á insistir de nuevo en que se diese
á luz en el número inmediato. Entonces los mi-
nistros, viendo que se obstinaba con empeiío en la
publicacion, traLaron de sacar el mejor partido
posible; para atenuar los efectos del inevitable es-
cándalo, :rogando al DUQUE que no se insertase. en
los mismos términos, duros, acres y nada decoro-
sos, en que estaba redactado; y accediendo á ello
ESPARTERO, quedó encargado de rehacerle don
Manuel Cortina, quien le reformó, en efecto,
aquella misma noche, y entregándosele al ministro
de l.a Guerra, esle le remitió al director del Eco
diciéndole, que.1o único que ha.bia podido conse-




-26-
guirse era su modificacion, pero no que se relirase.
En consecuencia de esto, al siguiente dia ocupó un
lugar en las columnas de aquel periódico la comu-
nicacion del general Linage, castigada por el mi-
nistro Cortina, en la forma que lo hemos visto
anteriormente. Asi el poder militar, cuyo repre-
senlante era entonces el general ESPARTERO, Y de
cuyó seno, 'como hemos visto, salió este escrito
escan'dalosamente célehre, á despecho de los varo-
nes prudentes y cel6sos de que bemos hablado, que
todos eran estraños, antes de la presentaeíon del
papel por los redaelores del Eco" á un tan notable
suceso. y le contrariaron ~6n esfuerzo y tesan, com-
prometió al CONDE-DUQUE esta vez á obrar con des-
acato d,e homhre imprudente y prec'ipitado, dando
un paso que por mas ~ue quisiera bonestarse con el
floreo y ambages de estudiada fraseaiogía , siempre
aparece censurahle á les ejos de la sensatez, como
(luefeclo lo fué por los hombres cuerdos de todos
Jos partidos. siendo cierto, y así aparece del relato
que va escrito, que e,l DUQUE DE LA VICTORb\. tuvo
ocasioD de arrepentirse de un proceder tan repren-
sible y de tanta desestimacion.


LUl! que conocen la grande inGueDcia que el
ministN Cortina Begó á alcanzar pOI" aquellos tiem-
pos .eo el ánimo de ESPARTlmo. y el interés prQ-
nun.ciadísimo que aquel tomó á favor de la regencia
únka, no pueden menos de culparle lambien de




-27-
infructuosa y estéril su intervencion en este asunlo,
al ver el modo y la forma sustancial con que aun
salió de sus manos el artículo flue vió al fin la luz
pública, alegando lo estremamente fácil que debió
será aquel ministro el reducir casi á la nulidad la
parte irflitante del escrito, á fin de evitar el ma 1
resultado que en el órden político, y en el moral
,sobre todo, habria de producir estapublicacion.
Cierto q;ue un indi "iduo de la regene"ia, dotado de
1a sagacidad y el talento de don Manuel Cortina,
parece que debió recabar mayor desistimiento por
parte del DUQUE, si en ello hubiera mostrado gran-
de empeiio; mas para haber de imputarle CaD jus-
ticia por este acto, fuera necesario lener presente la
redaccion primitiva de,1 artículo de Linage (1). y m~­
<lir la fuerza de insistencia que desplegó el g,eneral
ESPARTERO, cuando p',idió con nueva inst:lllcia la pu-
blicacion del escrito. Entonces, sí, se podria juzgar
eOIl mayor conocimiento, si el ministro ·de la Go-
I¡ernacion, á qnieu la páblic.l censura acrimina en
cierto modo por este suceso, obró lo que la ocasion
pedia en aqueHos erHicos momentos, á fin de salvar
el decoro com[lrometido en ese papel aciago, ú


(1) Nuestra escrupulosa y activa soli.6tud no ha t;jdo .Las-
·tante ú proporeiollarnos ~stlJ documento {Iolaule, tal cual rué
originariamente redactado. Creemos sin elllhargo que el públicu
tendrá ocasion de verle cuando dé á luz el señor Cortina la
UISTOiu~ PARLMIElIil'ARIA que )la .esuito ~n Francia.




-28-
bien; si él luvo á buena fortuna S11 aparicion en
la escena, para prestar un servició que deberia de,
redundar en su pró, obtenido empero á costa de
un deservicio hecho al pais y á sus legítimos repre-
sentantes. Que esto, y no mas, eta la, declaracion
del general ESPAIlTIlRO. La severa imparcialidad de
la historia carece aun de datos para fallar en un
sentido favorable ó adverso la conducta observada
aquí por el D.-Manuel Cortina; pero mucho con-
tribuirá para formar la COnciencia delllúblico sobre
este asunto ruidoso, si decimos, que en el consejo
de ministros celebrado la noche antes de publicarse
en el Eco el comunicado de Lillage, suscitóse por
incidencia esta cuestion, departienuo sobre ella to-
uos los miembres del gabinete, sin que á pesar de
esto, y de la oposicion hecha por la mayor parte de
ellos á la realizacion de aquel falal pensamiento,
pudiera recaharse del DUQUE DE LA VICTORIA mayor
cesion de la que por conduclo y mediacion de Cor ..
lina habia hecho ya, modificando el artículo en los
términos que le hemos visto. Tan obstinado estuvo
ESPARTERO en seguir imprudente el consejo desa-
cordadísimo de ciertos mililare~, que interpretaron
muy mal, en verdad, los deberes de amigo en estas
circunstancias.


Desde el momento en que el escrito que suscri-
bia Linage vió la luz pública, empezaron los órganos
del bando reaccionario á escarnecer la revolucion,




-29-
que creian ya humiUada,lanzando sobre ella amargas
diatribas, y solazándose de verla {(forzada á pasar
(decían ellos) debajo de las horcas claudinas.» Era
una palma de triunfo que el poder militar colocaba
desde este dia en manos de los vencidos, quienes
no solamente apoyaron en lo sucesivo la regencia
única, conforme á sus princi pios, si que tambien
contri~uyeron con sus votos y sus esfuerzos á crear
1,1 dominacion del general ESPARTERO, sin duda por-
que ya les auguraba á ellos un porvenir mas hala-
güeño y cierto. Las múluas discordias y rencillas de
los vencedores fueron siempre, desde el dia mismo
de la victoria, un bálsamo saludable para volver la
vida á los vencidos. Veian estos en el artículo de
Linage relumbrar la espada del general ESPARTERO,
que semejante á la de Breno, era arrojada á la ba-
lanza política para haber de inclinarla en su sentido.
O regenciá única del DUQUE, ó trina sin él, Y tal
t'ez contra él, era la fórmula en 'que venia á espre-
sarse la cueslÍon grande y de inmensas consecuen-
cias que iban á decidir las Córtes, y á resol ver con
los datos eslraños que cada dia aparecían en la pales-
tra pública. Entre estos datos singulares habremos
de contar tambiell la escandalosa cuanto impruden-
te revelacion que en el número correspondiente
al 7 de abril. hizo La Constitucion, periódico que
como hemos indicado antes defendia al gobierno,
hallándose principalmente bajo la influencia inme-




I


-30-
diala del ministro Cortina, y .que hablando de la
cueslion de regencia, en el senljdo de interpretar las
frases mal rebozadas del general Lillage, se espre-
saba de esla manera:


_ ..... por bien del país deseamos que la primera
«votacion de las Córtes haga innecesaria otra se'-
«gunda, pues sabemos que la guerra civil no con'-
c<cIu ye en España. sino con la regencia única:)


El leclor habrá de comentar por nosotros y ob-
servar todo el peso que este argumento de. plomo
y de sangre tendt'ia enl aquellas (Jircunstancias, en
una nacion que acababa de sufrir siete años de aso-
ladora guerra: él tambien comprenderá todas· las
infinitas conseeuencias que de aquí emanan, para
fijar la violenta solucion que se intentaba dar al
problema,


Hallá.base este muy distante aun, cuando apa-
reció en la escena la eomunicacion del general Lina-
ge, Era muy escaso el número de diputados que
opinaban por la regencia única: y los trinitarios,
para asegurar el éxito por medio de un formal com-
promiso, verificaban votaciones nominales en las
reuniones privadas, consignando los nombres de
los volantes, en listas que sufrieron despues nota-
bles alteraciones con el tiempo, En la dilacion de
este, en demorar, lo mas que fuese posible, el acto
del nombramiento, hicieroll consistir los unitm'ios,
segun era consiguiente y natural, el triunfo de sus




-31-
opiniones. El de la regencia trina consistia en la
brevedad de la decision; antcs que el ai re pestilen-
cial de la córle corrompiese la pureza de tanlos
nuevos diputados como habia en este Congreso, ha-
ciéndoles olvidar la opinion de sus provincias y sus


I arraigados compromisos. La victoria de la regencia
. única, por el contrario, solo podia promelerla el


tiempo, dándole para desarrollar las intrigas, las
amenazas, y el favor, cuyos resorles pusiéronse
lodos en movimiento.


Cuando las lilas de los· unitarios viéronse ya un
tanto reforzadas, á poder de estos y otros no tan
reprobados medios, empezaron los dos bandos en
que 'se dividia para esta cuestion la cornunion liberal,
ÍI celebrar por separado sus juntas. Los partidarios
de la regencia trina eran capitaneados por D. Joa-
quin María Lopcz y D. Fermin Caballero, orador
insigne aquel, hombre de discurso este, inútil el
primero y perjudiciales ambos como hombres de
partido y de gobierno. Verdadera calamidad, los
dos, para cualquiera causa, pOI' justa y santa que
ella sea, si tiene la desgracia de cometer á ellos su
defensa. La de la regencia única reconocia por ge-
fes, los mas activos y ostensibles, á D. Manuel Cor-
lina y á D. Salustiano de OIózaga. A estos consejeros
de gran valía,~ lellia á su lado el CO~DE-DuQUE,
agregábansc otros, de no inferior calidad, tales co-
mo D. Antonio GOlIzalcz y D. }'acuudo Infaute,




--32--
cuyos trabajos, á favor del pensilluiento militar "que
abrazaron, sin duda con la mas huena fé y Sana in-
tencion, llevados de sus creencias y doctrinas, co"'-
mo publicistas y hombres de gobierno, estos poli;.
ticos, si no eran tan públicos y alardosos como los
de aquellos, no por eso carecian de intensidad y de
provechosas consecuencias. A la ventajosa posicion
que ocupaban, como dispensadores de las gracias
del poder, estos agentes colosales del pensamiento
unitario, rennian esquisito tacto, sagacidad y per-
severancia, cualidades todas muy conducentes al
objeto, nunca mejor que en esta ocasion acre-
ditadas.


La arnhicion de ESPARTERO, colocada en la cum-
bre de estas ambiciones parciales, y dominándolas
todas, yerémosla. pues, caminar sin embarazo al-
guno al logro de sus fines. Pocas veces, aun entre
los capitanes de primer órden, logra la prevision y
la política. asistidas de la fortuna y la audacia,
triunfar como triunfó el DUQUE DE LA VICTOl\IA de
todo linage de obstáculos, marchando rápidamente
á la cima del poder, á despecho de los temibles
enemigos que contaba en uno y otro llando, el del
retroceso y el de la revoludon, los cuales con-
currieron á la consum3cion de su obra, .1 comple-
mento de los designios del general ESPARTERO, por
una visibl~ anomalía, por una combinacion fatal de
las pasiones humanas, que de ordinario pruehan á




-33-
neutralizarse con la eleccion de un medio proporcio-
nal entre los principios y las persQnas, el cual medio,
si no puede hacer conciliables los estremos, los une
por cierto tiempo, en virtud de la ley terrible de la
necesidad, creando esas situaciones, basadas en un
contraprincipio, en la anomalía, y que ni son du-
raderas, ni es posible que tengan consecuencia. Hé
aquÍ lo que, á nuestro modo de ver, aconteció con
el nombramiento de regente hecho en el general
ESPARTERO. La empresa era árdua. los medios es-
casos, breves los instantes: los elementos que tenia
en su contra eran inmensos. El éxito, sin embargo,
,'eremos que corona al fin las esperanzas del guer-
rero ilustre, que no verá contento su deseo y satis-
fecha su noble ambician, hasta que las Córtes no
le hayan concedido la, alt,a y sagrada investidura
que lleva consigo el Regente del Reino.


Todo iba perfectamente comhinado y dispuesto
para la consecucion de este fin. El comunicado de
Linage surtió desde luego su efecto, logrando in-
timidar á algunos y retraer á yarios de la opinion
fl·initaria. A la intimidacion, agregábansc tambien
los halagos, la distribucion de -gracias. D. Manuel
Cortina y D. Facundo Infante jugaron bien en esta
ocasion su es trema sagacidad y el conocimiento pro-
fundo que ambos poseen de los resorles y tenden-
cias del corazon humano, utilizándolo todo á favor
de la opinion unitaria: J es fama que á los csfller.,..


l'Oll. IV. 3




-34.-
zosreiterarlos del ministro de la G'obernacion, sobre
todo, dehióse en gran parte el triunfo :que esta ób-
tuvo. Lo cierto es que en cada dia pl'eseutábanse
casos nuevos de retracciolf, en los inrlivrduos quc
con mayor empeño habian sostenido y votado nomi-
nalmente la regencia triple en las antedichas l'eunic-
nes privadas. funesto egemplo de inmoralidatl y de
vituperable inconsecuencia, tanto mas digno de la-
mentar~e en estas Córtes, cuanto que empezó mqy
luego á viciar, á corromper la virginal pureza de
unos diputados, nuevos muchos de ellos, elegidos
por la libre voluntad de los pueblos, y por lo tanto,
cspresion fiel de esta misma voluntad, estraña á los
m:lIIe,Íos y cábalas cortesanas.


Muy pronto, aun anles de abordar en las sesio-
ncs esta cueslion ruidosa., ya las CÓl'tes de 18B ha-
bian perdido el lustre y esplendor que á los delega-
dos del puehlo dan siempre la hidalga franqueza,
la sinceridad, la verdad, cualidades todas que de-
ben de formar la esencia de los gobiernos represen-
tativos, y que es lo primero de que suelen desp.o-
jarse los elegidos, á poder de la inlervencion nocha
y hasta criminal que en S11 conciencia y en sus pa-
siones egercen de ordinario los gobernanles, cuando
á 'estos no los anima el deseo de mandatO segun el
dictámen y el juicio de los pueblos.


Cuando ya la cueslion estaba bien trabajada por
lHute del gobierno y sus unitarios, cuando creíilsela




-35-
ya, por decirlo aSÍ; en salOn, be.cho cual debia es-
tar el recuento ·de los volos y ~segurado el éxito en
el certámen solemne, dió principio este, en un mis-
mo dia. en ambo~ euerpós colegisladores; el 28 de
abril, es decir, un mes despues de dar al público
su comunicacion Linage J {iempo que fué menester
~in duda para obrar en la opint<m de algunos hom-
bres la lransformacion grande y sorprendentemente
escandalosa, que vi6sc al fin de m~llifiesto en las
Córles. Las discusiones de estas sobre el importanle
asunto de que tratamos fueron desiguales, no ofre-
ciendo un mismo interés en el Senado y en el Con-
greso. En el alto cuerpo colegislador pronunciáronse
varios discursos á favor de .las regencins de uno y
de tres; pero estos razonamientos. en lo general,
fueron breves y desnudos de esa pasion violenta y
juvenil que forma el carácter y da el aspcGto fisio-
nómico á la otra asamhlea. Algo hubo, sin embar-
go. de notable entre los senadores, si bien ageno
de la Índole y natnraleza de este cuerpo moderador,
y de lo que pudiera esperarse atendidas la edad y
circunstancias que acompañan á sus miembros. D~­
fendieron respectivamente su opinion con buenas
razones y copia no escasa de doctrinas, D. Martin
de los Heros. D. Joaquin Campuzano, y el gcneral
D. F¡¡cundo Infante: los dos primeros partidarios
de la regéncia trina. y el último de la dc una solet
persona. Agreg6sc á este oiro general, nola ble tam-




-36-
bien, aunque en distinto sentido, y que ha,1I6 modo,
como suele hallarle siempre, de singularizarse, si
no por su esquisita erudicion y sus talentos, por ]0
escéntrico y estra vagante de su ordinario proceder.
Este general, del cual nos ocuparemos luego, era
D. Antonio Seoane.


Las citas históricas, las investigaciones diplomá-
ticas y los moti vos filos6ficos de aclualid,1d y de
conveniencia, abundaban en los discursos de los
tres senadores citados, esforzando cada cual el suyo
para robustecer el fundamento del voto que iban á
depositar en la urna, dentro do la cual habian de
encerrarse los destinos que por cierto tiempo habian
de presidir á la España. A los egemplos de Génova
y Yenecia, de Oliverio Cronwell y de Napaleon,
aducidos por Heros en defensa de la regencia trina,
señalandg los peligros de colocar el poder en manos
de una sola persona, opuso Infante los funestos re-
sultados que produjeron ~n n~estra España la re-
gencia de D. Felipe, Doña Juana y D. Fernando de
A ragon , y posteriormente la del cardenal Adriano,
D.' liiigo de Yelaseo y el almirante D. Fadrique t
durante la cual se hundier:on las libertades castella-
nas. El astuto senador estremeño arrancó en este
primer debate una declaracion esplícita de parte del
gobierno t. mostrando este, á invitacion suya. pOI'
conducto del ministro de Gracia y Justicia, Gomez
Becerra, que la opiníon de todo el gabinete, en esta




-37-
cuestion delicada y vilalísima, hallábasc unamme-
¡nente decidida á favor de la regencia única. Esta
declaracion innecesaria. y o6dosa. en un asunto ,,1
~ual juzgamos que deb.i~mO:slrarse ageno el minis-
terio, para que la deliheracion fuese todo lo espon-
tánea y libre que debiera ser, mucho mas, habidos
en .cuenta los elementos que constituian el personal
del gabinete, su orígen revolucionario, y su situa-
cion tr"nsitoria ,era de una importancia tan grande
para los unitarios, cuanto que el ministro que la
hacia habia sido en un principio partidario de la
regencia trina, siendo él adcmas 0110 de los candi-
datos. que en union con, ESPA.RTERO y Argüelles,
proponian los defensores de este pensamieFlto. Pero
modesto y probo el D. Alvaro, creyendo sin duda
comprometido el sosiego de su pais, y no conside-
rando m{)ralmenuj posible otro poder en aquella sa-
zon que el que con su punta est(lba dictando la es-
pad,l, en lo cual quizás no andaba descaminado este
anciano respetable, desde el momento en que ,vió la
luz púhlica el artículo del general Linage, dió un
egem¡)lo magnífico -de desprendimiento y abnega ....
gacion, de-sí mismo ydc $US creencias, pasándose á
lasli las unitarias. por bien de paz."y arrastrando
naturalmente consigo algunos volos, en los cuales
influia, lal vez sin saucdo, no solo como ¡n di viduo
del poder, sino como varan prudenle y entendido,
lleno de prestigio y de fam<l , antiguo adalid de lali-




-ts8-
bertad, como que habia sido presidente de las Cór...:.
tes en anteriores épocas cOllstituciollales,y cuyo die,..
támen era consiguiente que sirviese de nornia-y brú-
jula á aquellos cuyo juicio :necesita el peso de olros
mas aulorizi:dos y esperlos. A esta circunstancia
notable, y á olra , que es mas de notar aun, la de
haber concurrido con sus votos algunos senadores
moderados al nombramiento' de la regencia única
del general ESPARTERO, de lo cual nos ocuparemos
despues, debióse el triunfo ,dudoso, J poco autori-
zado en verdad, que lograron al fin los unilario.~.


Pero el senador que mas se singularizó entre to-
dos fué D. Antonio Seoane. Queriendo sin duda este
general que su fidelidad hiciese ruido en las Córles,
apareciendo como uno de los mas distinguidos ada-
lides de la regencia única, desde el momento en que
esta cueslion apareció en el Senado. en la sesion
del '15 de abril, con motivo de uno de los puntos
preliminares ó incidentales, hizo ya uso de sus acos··
tumbrados argumentos ad terrorem; semejantes al
de los nubarrones (que tanta celebridad ha dado á
este orador), denunciando la existencia de un par-
tido anárquico y desorganizador, encubierto con la
máscara de libú'lad , p~ro compuesto de elementos
jgualrs á los que asoció á sí Catilina, diciendo
tambicn. segun lo ha de 'costumore, que él tenia
una esparIa para matar á ese partido, con otras mas
cosas, peregrinas todas, y dignas (le ¡rrision, si ellas




-39-
no fueran peligr.osas é irritantes, capaces de en.lur-
biar Ía paz y.sembrar la desconfianza en el seno de
los prog.resi~\as, á cuya desuDionlamentable con-
tribuyeroDllo poco,; ademas del; genio díscolo y di-
sid'ente de Jos unos, las impru¡lencias,al parecer
estudiadas, de ciertos hombres funestQs de entre
los vencedores, cuyo tacto de hierro Cólndente todo
lo abrasa y aniquila. Entonces fué cuando e1 ~eneral
SeoaDe, con su lenguage sibilHico y asustadizo,
anunció al Senado el desembarco de 400 puñales,
procedentes de Génova, los cuales se habian repar-
tido (decia él) entre los an.arquistas, gente feroz y
desalmada, cuya palabra sacramental es el asesinato;
y que á puñaladas habia de trastornar los fundamen-
tos del órdell social y derrocar la Constitucion del
Estado. Peligra de increíble, en un senado, tanta
demencia. Sin embargo, lo di.cho es una relacion
desnuda y fiel de lo que pasó en esta sesÍ!ln con el
general Seoane, quien tuvo la ocurrencia de inau-
gurar así, con tan notable desacuerdo, la difícil
cueslion que nos ocupa.


Mucho ocupó tambien á Seoane esta cnestion;
pues habiéndole locado su turn'o, en la sesiQn del 29,
COmo defensor de la regencia única , despues de de-
cir lleno de uDcion y de. amargura, que habia der-
ramado copiosas IlÍgrin13s al despedir á la reina
Cristina en el muelle de Valcncia, aseguró, que de
ta 1 manera se habia consagrado desde aquel instante




-4.0--
a este obj~to, que su incesable aran le babia inver-
tifl(} en acabildar gente en derredor de la opinion
unitaria. «Resido cabildero (dijo), y ... ¡ en grande!
«hasta el estremo de 'andar caleq uizandópor esas
«calles: y si no lo hago mas, es porque no soy elo-
«cuente. Tal importancia doy á esto; que me ha he-
«cho cambiar toda mi vida.') Volvió á hablar de 8U
espada, y de los:anarquistas, y de los republicanos
de todo el mundo, á quienes llam6 el D. Antonio
«gente sin opinion, gente de fé mentida;" y li';ien-
do despues á personalizar la cuestion , en lo cual se
distinguió él tambien siendo el primero, dijo que
no encontraba en todo el reino, con sus catorce mi-
llones de habitantes; tres personas hábiles quepu-
dieran aceptar el cargo de r~genles. Solo hallaba
una. y esta era: el DUQUE DE LA VICTORIA, á quien
la envidia re.chazaba, en susenlir, del pueslo que á
él solo, y con asentimiento suyo, tenian reservado
sus a.migos. En esta inculpacion envolvia sin reparo
alguno Seoane á los españoles todos, cuya op,nion
andaba errada, pues que no era conforme á la suya.
Hablando á este prop6sito, se espresaba así: «Em-
«pezamos por Gonzato de. ~órdoba, por Mondra-
(Igon, duque de Alba, Antonio ,de Leiva: si recur-
«rimos á América, Colon, Cortés y 'Pizarro; y
«pasando al reinado de Cárlos 111, vemos á Campo-
«manes y Jovellanos, víclimas de la envidia. Los
«españoles no quieren que ninguno se adelante.'l




.;..-41-
En seguida pasó ehenador á hacer aplicadon á la
identidad que banaba en el caso actual del DUQUE
DE I;A VICTORIA, viéndose ya el ptesidente forzado
á traerle á la cuestion, reduciéndole por' buen cami-
no. No permaneció en él mucbotiempo: que si ter-
minó en paz 1" sesion del 29, el siguiente día 30 tuvo
yaocasion Seoane de lucir sus despropósitos parla-
mentarios, diciendo aquellas célebres palabras: (En
«e 1 mismo dia de nombrarla Regencia qucda deshe-
cha. «El dia que s~ nombre la Regcncia, á las dos
«horas no hay Regencia: esta es una verdad que creo


, .


«que los hechos han de justificar,» Al llegar aquí
el desatentado general, viose interrumpido pOI'
fuerles rumores y por la voz de un senador que
pidió la palabra á favor de la regencia trina. En~
tonces repitió él conacenlo mas fuerte y destem-
piado: «El dia que se nombre Regencia de tres, á
«las dos horas no hay Regencia .. ,» Nuevos rumo-
res le interrumpen, y D. Martin de los Heros se le-
nntá y dice con calor: (,Pido la palabra ... Eso será
«una conspiracion,) Seoane entonces esplicó sus
frases alarmanles é imprudentes, diciendo que ha-
hia aludido á la renuncia que indudablemente baria
alguna de las personas 'designadas, Con lo que se
dió por terminado este incidenle desagradable. En
esta misma sesion terminó tambien el Senado el de-
bate de Regencia, que fué breve·, dándose el punto
por suficientemente discutido, no sin baber antes pe-




-42~
djdo y usado la palabra en defensa ,de la reina Cris-
tina, D. Juan José Carrasco, primer paladin qUe le-
nia esta seiiora, y los ·principios de retroceso que
ella .representa, .en aquellas Córtes, como que e,ste
D. Juan era un tránsfuga, un progresista eIlaciado.
de los revolucionarios de 18J5 y 36. indi~iduo de
las juntas que negaron la obediencia á los ministe-
ri.os moderados, ypor lo tan lo. segun acontece á


. todos los hombres de su laya, mas empeñado que
ningun otro tn servir de hinojos los intereses de su
nuevo bando.


Pocas. pero significativas y muy á propósito pa-
ra formar cabal idea de un espíritu mezquino y se1:"
vil, fueron las palabras de Carrasco en esta sesioIh
al debatir el asunto de Regencia. «Señores (dijo),
«por las doctrinas que desde esa tribuna he tenido el
«honor de emitir, por mis principios, por mis ideas
«y por mis deseos, quisiera que la Regencia fuese
«única, pero deseo la regeucia qnica como yo la en-
«Liendo y para quien yo la quiero; mas no pudiendo
«ser eslo, porque no está en mi mano. el que sea,
«como .d<;scaria de todo corazo .. , veo que si la re-
«gencia triple es tan conveniente como algunos se-
«ñores han man.ifestado, fundados en que con ma-
ayor nÍlmero de personas se reulIe mayor número
«de conocimientos y luces ,mucho mejor se r~uni­
«ran en la quíntuple. De mil:nera. que si 'yo pOlo mis
«principios, deseo la regencia única [lara quien JO




-:43.,.-.
«la quiero, Ilomo esto que.yo quiero no puede ser ...
(~por ahora creo quela,reg.encia quíntuple. es la mas
«conveniente.» El duqu.e de Castrolerreiío se apre-
suró al instante á adherirse -á esta mal)ifestllcion del
senador Carrasco. Como Seoane en ESPARTERO, es-
tos otros cifraban solo la salvacion de España en la
reina Cristina: por manera qU(j si la isla siciliana
no hubiera deparad.o á nuestra patria una. tan: ilus,-
tre princesa, este infortunado pais no b:abria tenido
gobierno posible en muchos años. Ruin idea te.ndrán
de su sucIo natal estos dementados pa.tricios; pero
á fé que mas ruin la merecen ellos á todas las per-
sonas sensatas, que no pueden menos de compade-
cer tanta miseria, tanta4lb,¡;.,cio!1 y abajamiento.
Despues veremos que no todos los senadores retró-
grados tomaron igual resolucion á h indicada aquí
por Carrasco y Castroterreño.


Ocho Sesiones, qesde el mismo dia 28 de abril,
en que principió en el Senado, hasta el 6 de ma-
,"o, duró en el Congreso esta memorable discusion
sobre Regenda. Durante ella, oyéronse dis.::ursos
muy notableS por. su esquisila.erudicion, por su ra~
zOI\ada crítica', por su filosofí¡t profunda" por su
elocuencia, po~ sus :altas consideraciones. diplomá-
ticas y 'sus pretensiones políticas. Testimonios his-,
lóricos, sólidos razonamientos y razones de Esta-
rlo y de congruencia. pública, lodo brillaba con
admirables destellos en el ccrtámen parlamentario




-".\-
que las dos parcialidades, de trinital'ios y unitarios,
abrieron en el Congreso. Hubo éalor,:' sí, pero en
medio de todo, grande ci~cunspeccíon y un egemplar
comedimiento. Distinguiéronse defentliendo la I'e-
gencia; única ,segun el órdcll con que hicieron U50
del discurso , D. 'Evaristo San Miguel, D. Anlonie
Gonialez ,D. Eugenio Diez, D. Claudio Anton de
LllzurHlga" D. Jinier de Quinto, D. Vicente SIIO-
cho; D. Francisco Luj'an, D. Jacinto Fclix Dome-
nech y D. Salustiano de Olózaga. Entre los trini-
tarios descollaron D. Miguel' Alejo Burriel, D. Joa-
(luien MuñozBueno, D. Alv¡u'o Gil Sanz, D. Juan
Bautista Alonso, D. Manuel Garda Uza\., D. José
l'osada IIerrer¡¡" D. Fermin Caballero, D.' Luis
Goozalez Bravo, D. Luis Sé\gasti y D. Joaquin Ma-
ria Lopez. Seria harto prolijo el haber de seguir n0 4
solros el hilo de tantos y tan eslensos discursoil.
Por eslosolo nos limitaremos á.apuntar en ellos las
circunstancias mas sobresalientes, los eslremos mas
culminanles.


Hemos omitido el nombre de D. J. A. Mendi-
zabat, porque afanoso siempre por hablar este di-
pUtado, y ·habiendo pedido la palabra á favor de la re-
gencia de tres, renuncióla despúes para usarla, comO
la usó, én pr6 de la regencia de cinco. Fué lIotable
en ~u discurso la circunstancia de que hábiéndole
llegado dministro de Gracia y Justicia, Gomez Be-
cerra, que el gabinete hubiera propuesto en Yalen-




-45-
cia á la reina Cristina la idea de corregentes. Meo-
dizabai. amigo Siemprll de citas y documentos que
afiuo su decir, hizo lectura del siguiente párrafo,
entresacado del programa; que presentaron estos
ministros á· la reina en aqeulla ciudad. dejando así
sin respuesta al de Gracia y Justicia. El párrafo que
lan mal parado dejó al gobierno. leido por Mendi-
zabal, decia de esta manera:


"Pero lo que mas generalmente se desea es que
«v. M. se acompañe de hombres prácticos en la
«ciencia del gobierno. de talentos acreditados en el
({parlamento. para que le ayuden á lIeva~ la pesada
«carga de la Regencia, durante la menor edad de
«vuestra augusta hija: esta es opinion tan generali-
«zada, que hasta en los pueblos mas pequeños y
«que menos parece se ocupan de las cosas públicas,
«existe: y es talla exigcneia respecto á este punto,
«que la creemos irresistible, y un escollo contra el
«cual se estrellaria cualquier gobierno que intentase
Icontrarestarla: la situacÍon actual no parece po-o
«sible termine sin acceder á ella.)'


No solo probaban estas palabras notables lo que
propusieron los ministros á la reina, contra lo que
pretendia aseverar ahora, trascordado sin duda, el .
señor Becerra; si que tambien hacian ellas ver la
generalidad con que la nacion aclamaba la regencia
Blúltiple en aquella época. Esta insigne recordacion,
y la no menos importante que hizo tambien Mendi-




-,,-46~
zabal ,del c(){Ilram:mifiestd publicado por' el mismo
gAbinete. contestando al pápel que lanzó Cristina
en l\larsella , el cual docuinento ministerial, segun
hemos visto, cónlenlá lafubien, terminante y esplí-
Cita, esta exigencia, colócaban desde lnego en muy
escabrosa sitnacion á los unitarios y al góbierno,
allanando el triunfo de la razon á los defensores oc
la regencia lrinq, .


. El' general Serrano, párlidario acérrimo de la
regencia única del general ESPARTERO, renunció
tambien como lUendizabal el uso cIela palabra en
este sentido. pidiéndola para defender la regencia
quíntuple, si bien hizo ver despues que su objeto
no era otro que abrir ocasion 'en que poder contes-
tar á las alusiones picantes que contra el DUQUE ÍlE
LA VICTORIA habia hecho en su discurso D. Luis
Gonzalcz Bravo, que fUé el que personalizó la cues-
tion en el Congreso, sacando nombres propios á la
palestra, sin omitir la comunicacion del general


"Linage.
lIaulando Bravo de los infundados temores de


dictadura, y arguyendo de incapacidad mental al
DUQUE para haber de realizarla, se espresaba en


·estos singulares términos: ,,¿En virtud de qué pen-
«samiclIto, en virtud de qué principio, en virtud
«de qué idea fecunda para el porvenir de lá nacion,
"se levantaria e'se general, si esto pudiera suceder,
('que yo no )0 creo? ¿ En virllld de qué idea, repito'?




-47-
(.De sus:antecedenles, señores, bdllantísimos? ¿Hay
«(alguna idea de 'gobie.rno, algun pensamiento ge-
«nérico que puede creerse aplicable á nuestra re-
«volucion y' estado, y que pu~ila producir un go-
«bieÍ'nó c.omo"ei qué hali producido en olras épocas
«las ideas de otros hombres grandes ? Yo no la he
ilvisto, yo no sé donde está esa idea. ¿ Podrá darnos
"el derecho de empuñar la espada, la cr~encia de
«que dentro de sí liepe una teoría capaz de resolver
"las dificultades que en este pais puedan presenCar-
«se? Yo pregunto á las personas mas allegadas y
«más lejanas á él, ¿hay una idea fecunda, un siste-
«ma genérico de aquellos que entronizan á los hom-
«bres por la fuerza de esta idea? Todos responden:
«es un hombre arrojadísimo, es un caballero para
«sus amigos, es un militar valiente, es un ciudada-
«do pundonoroso; 'todo lo que hay que ser, en fin;
«pero nadie me ha dicho que sea un hombre de go-
(.bierno. Entonces ¿ con qué derecho creeria que
(sc porl.ia alzar? Porquc admito la doctrina de que"
"á vecese'n la punta de una espada marcha una i(lea.
"Pero aquí ¿qué idea tenemos? Ninguna.))
Qu~ el general ES'PARTERO, hombro que ha pa-


sado los mejores años de su vida en los campamen..:.
los, careciese de esas ideas, de esos pensamientos
fecundos y &ublimes que constituyen á un hombre
¡Je gohierno, nadie en verdad podrá estr;lllarlo; antes
está en el 6rden nalural de las cosas: y no son prcci-




-48-
samenle los hombres de gobierno los elegidos para
tales puestos, á donde suelen elevarse los favorecidos
de la suerte en álas del prestigio, en virtud de la in·
tluencia social, dominando con la escelsitud de su
nombre un gran número de voluntades en la nacion,
cuando la voluntad de esta, y no un principio here-
ditario, determina el nombramiento. Así que, los
reyes de órdinario no son hombres de estado y 'de
gobierno; y una vez adoptada la máxima moderna
de que el rey reina y no gobterna, en los pa.ises
constitucionalmente regidos' es de todo punto ,inne-
cesario. Los monarcas constituci~nales, sin ser me-
ros autómatos, pues que tienen el uso discrecional
de las prerogativas que les olorgan las leyes funda-
mentales del pais, son sin embargo séres menos ri-
cos en entidad que en forma y aparato. Los egem-
plos <{ue en la época actual nos ofrecen las t!"es jó-
venes reinas de Inglaterra. Portugal y España, á
quienes nadie podrá atribuir, sin pecar de baja adu-
lacion, esos talentos y esa ciencia del hombre de
Gobierno y de Estado, corrobo~an el juicio que
acabamos de es poner , conforme en un todo á las
teorías que hoy rigen en los gobiernos representa-
tivos, por mas que nosotros no creamos que hayan
tocado allíroite de la perfeccion, antes bien, que
están aun muy lejanas de él, estas te(}rías.' En el
mismo c~so de los monarcas, para este objeto, há-
Ilanse los regentes de los estados constitucionales:




-49-
razon por la cual, nunca seria el mayor ó menor
grado de capacidad científica é intelectual, lo que
nos servida de principaJargumento para combatir
la regencia única del genenl. ESPAltTERO, á quien
no 'pueden ni deben e'l.igirse:,en tan . alto grado,
esas nobles prendas. Pero que nn Gonzalez Bravo,
escuro y peregrino en las ciencias y en lasJetras,
sin mas nombre que el que le habian conquistado en-
tonces su petulant'll arrojo y su illsolencia , blasona-
ra de esperto y entendido, y con su filatería cansada
y su tono y su estilo pedantescos, hablase de. ideas
fecundas, y de pensamientos elevados, y de teorías
sublimes, las cuales, en su sentir, podrian justi-
ficar la dictadura, siendo así que él la ha egercido
despues en España, sin dar ligera muestra de po-
seer esas teorías, yesos pensamientos', y esas ideas,
antes bien, copiando servilmente el rudo y san-
griento libro de los déspotas. y .consumando una
abominable y aleve prodicion. de la cual nadie j uz-
gat:á capaz al DUQUE DE LA VICTORIA, esto sí es el
colmo del escándalo, de la iniquidad y de la mise-
ria. Vergüenia y oprobio atraen al desgarrado co-
razon de nuestra patria infeliz estos recuerdos!


Pero oigamos sobre este asunto delicado al uni-
tario Olózaga, contestando seguidamente .al trinita-
rio Bravo, pues que eran adversarios en esta im-
portante cuestion, para venir á unirse despues, J
juntos hacer terrible oposicion á la regencia del


'1'011. IV. 4




-50-
generatEsI'AR1lE1l0"j' ¡derl'.ocada esta, tornará se-
pararse de una manera esciludálo'samente célebre,
nHasta y violenta, hasta IIqgar.á ser los mas mor.la:-
les enemigoli:tal vez·'qo.e. ha producido nuestra re ...
volucion·, dand(j egc!Dplódc'las vicisitudes ,de las
peripecias., de '\as ambiciones' y. ,dé las miserias hu-
manas, el uno en las márgenes del Sena ó del Tá~
rocsis,teLotro' en la desembocadura del Tajo. De-
rezilbl:OJéiaga. su. discurso hádb las ,antedichas
palabras del D. Luis Bravo, cuando habiendo no-
tadó.qUe este conocia la alusioH, prosiguió su ra-
zonamiento de esta manera: (\ El sellor Bravo se ha
«creído aludid!l.·Y ,debo manifestar , á pe'sar delres.
(pelo. ,que:mé merecen sus; taleutos, que dijo -esto
<del modo. que menos disculpa podia tener, guiado
«por un principio el mas falso, el mas absurdo .que
«puede presentarse en Jos. gobiernos representali-
«vos. Lo primer.o que examinó su selloría, fué '-a
«capaéidad de la. persona dé quien se habló: JO 110
«negaré ni el mérito, ni .Ias cualidades; ni,la capa-
((cidad oe quien así tralade menguar las agcnas; al
«contrario, recooozco la -competencia. Decia el. sc-
((llOr Bravo, ¿ese honibrequé sabe? Ese hombre
'¡(Iué ha.sido en el parlamenLo? Ha estado en él?
«Qué ciencia posee? Qué idca nueva ,1I0S va á traer?
(\Qué, el sellorBravo espera la práctica parlamcn-
«laria, ,los pensamientos ni Iasideas~ de quien du-
«ranle la menor edad de la reina de E~paiiil , cgerza




"-!51-
"SUS facultades, y~~\no reil,Ja·,porque no cs,esprc-
usion ::propla, 'Ooupa.:~Llugar ,inmcdral0 Illlrohoy


, «egerce las: at:r.ibuciones que 'áestese conceden?
«No ve el señor Bravo quc lejos ·d.e pVlluucirlas
«ventajas esenciales de los .gobiernos. rcpresentati-


. ilvos, puede produoir ekileseo de convencimientos
((pilrl<\melltariosQI resultado opuesto? Qué, serú m~­
«(jor, que sea un llOmbr'e avewdo' en esla~ lides ,P,1\'-
(<lamentarias, en las cuaiesllcccsariamente babrlÍ por-
«tencciuoá,llllpartido, en. las mplcs necesariamente
«habrá ,sostenido opiniones decididas sohre los pun-
"los capilales, de po'lt¡.ica, de l'elllciullrs esteriores,
,,,de,, admiuislracion, y.' sobre cuanto comtituyc la
"eSencia del gobierno ?Qué cs mejor, esús anLecc-
«dentes, esa cienc-i'a,. esa práctica, en el trollO'ó en


,«los rilinistros?" ::
«Esa es la cucstion, Estos gobiernos en que se


«gobierna "por la nacion, en que sC'-resuelve clrro-
«Llema de que' el pais so' gobierna por el .país,


·.,«esl-Qs 'gobiernos de 100ebo. perpetua en la trihuna y
«en la prensa, hacen conocer todas las opiniones:
«del choque de, eUas resulta la vCl'dad; hacen co-
«nocer touos los illLe.res~s_ y Luscar los medios de
aSU conservacion y prosperidad; y por cste .cambio
«consLante y llccesarJoen1as ,opiniones de las,asam-
«hle~s en los estados constitucionales, husqUé el
«seiior Dravo estosbáhilos. estos conocimientos,
«(esta práctica, en los miuistros que dirigen 11ls ma-




-52-
(yorías parlamentarias, conforme con las de Jos
«co]egios electorales, y entonces estará seguro de
"que esos pensamientos grandes, esas ideas nuevas,
.podrán realizarse.»


.Con esta ocasion de las personas (proseguia
despues Olózaga), se han oido cosas que no hu-
abiera querido oir. Háse adcmas usado un lenguagc
«en este sitio, que no 'dudo será adecuado á las
«circunstancias y propio del Congreso; pero que
"confieso no habia oido aun en sitios semejallt~s,
.y que no seguiré el egemplo de los que le dan
«de esta manera. Se ha hablado de pedir cabezas,
«de rodar cabezas por el lodo, de escribir la his-
doria de cierto hombre con la sangre del pue-
Qblo (1): se ha adoptado un estilo patibulario, que
«sin duda será patriótico, pero que no escita las
"ideas que deberiamos procurar escitar ~ cuando no
"ocupándonos de personas, debemos resolver la
«cue~tion del número de individuos que ha de regir
«á la España,»


aEI señor Bravo ha dicbo que habiamos barre_


(1) Que ,da historia del general ESPARTBBO» hahia de «es-
cribi rse con la sangre de los pueblos» fueron palabras que, Cf)n
otras much,as, igu~lmente I~erradoras, á las cualt's alude aquí
Ol6zaga, dIstingUIeron el dIscurso del nuevo diputado García
Uzal" que se bizo notar en esta discusion por la gravedad 'f
ener,gla, de ~u voz, ,por !a valentía Y, nervio de sus frases, y por
sus IndIcaCIones nustenosas y apasIOnadas contra el DUQUE D.
LA VICTORIA. •




...,53-
«nado u~. artícl,do de laconstitueion {1 l· Ó({l~e que-
«riamosha,rrenarle ,y hasta nos ha. llamado bllrre-
~nc~fiores: hasta el oficio n9S ba4ado. S~~orcs, yo
«creo q\le .debe .ba~ mucb.a parsim,onia al ha<;t:)f'
«cstas, calificaciones. ¿'Qué motivo ba lf;l,nido eLse.-·
((iior Br.af.o para decir, es lo dc los q oe sosten~Qs
.laregeD~ia única 1 ,Una irterprelacron ~e, Sil seiio-
«ría reducida.á que unp est~ puest~ en la CoJ!l&lito-;.
ftcion sigtlificando padre Ó ~adre del. rey., y que
((como ahora no le hay I nosolr9s barrenamos la
«Constitucion. ¿ Quién ha dicho. á ,Sil señoría que
«esa fuera la. mente ni de, los.individuos de la comi-
(fsion. ,ni de los diputados . d~ la.sCórtes constitu-
«yeutcs que fijaron ese número 1»


Dp.spues se estendiaeste orador ilustre en con-
sideraciones históricas. contrariando si~mpre el po-
der múltiple. rev,olviendo á los moti VOij (lc actuali-
dad. y haciendo aplicac~~~~ \a \;cz!le los prin~iPii.os
M d~rccho púhlico constitucional. todo con un, tllc-
to ta~, ijjo y certero. cuanto delicado y fino babia
sido al toca,rel punto difícil de las personas. col),-
cluyendo con .pedir rebozadamente para. el pacifi-
cador de España. como eQ justo galardo,n por. sus
eminentes servi.cios, la regencia del ,re¡nl). á fin de
constituir tambien un gobierno fuerte y poderoso.
dentro ,de la ley, para resistir los embales que por


(1) Bravo no'se contenta ~on barrenar un articulo.




-'-5~~'
todási'p'arles sufda ját~Dsa ,de :1álibertatl' 'espáñola.


Al "discurso dé OI6zaga,: que era sin' 'dnda él
primer cNmpeon;de :Ia l'egend" :unipersi'lnaldel
CONJ}i~:ÓtQtJE, se siguló' el fleD. Joaquín "María
Lopet, adalid printi pal entre los que soslcnian la,
opiniofl de la regenci:.1 trina (1). Notable fué tam-
biéti'p-or laerudieion y la t'empltlnza, la' energía y
la elocttenHa ,el razon~mientó!'q'ue:til:l!OaICongrego
el di'putadó 'de Alie'ante .. Quería estO¿ ¡é'vii~rl¡J's pe-
ligrosyazarcs de la unidad ; (iilOrqú~ en: mi Juicio
( decla) es punto menos que imposible que se en-
(Icuenfren' unos 'hombtos: tan ;tobustos, <Jue' COiuo
~lds 'de 011'0 ALlante pu~dansos'tener ei peso entero
«de la máquina del gobierno; porque para mí es
«punto menoS que imposible 'que se encuentre un
«(hombre cuadrado, que' por cual'quiera parte que
«S~; t¡:(mire presente la rrlisma longitud, la misma
«lá~Úud:;: la triismá I»'orundida'd;p(irCJ.ti~ es ,no'pon-'
c<Í¡j~hienos qúe imposíbte ,'sino imposibledll ;lodo
«punto, quc se enc~;etitre Un h(nnbre'oinóÍ'sci'o!, que
«pueda dar su atendon del mismo niodo yeon igual
(Isucesú á todos los cOlnplicad<ls l'l~gocios que por
«nécesidad han de (¡cu¡'rir; yporquees mas ímpo-
«siLle todClvíá que se imcucútreun hombre solo en


, (t) , Cosas humanas! Despues la :oposícioll á la regj!.l)ciá
de ESPARTEIlO, hecha por los dos con calor estremado, unió á
estos personages, mas unidos aun posteriormente por la des-
gracia y la p(,rSccuCÍolI, que con]la caida qel DUQUE ellos mis-
11105 se labraron. ' .




-55-
~el mundo que goce, del raro y feliz privilegio de


CIliO serengañado,(1). Y piénsese, señores,al fijarnos
CIen estajdea, que á proporóon que la {lCt'sooa que
((leba ocopár la regencia única; haya' vivido mas
«lejosd~losenredos y,las intrigas de la' corte, de
~Ia corte. que ha llamado un célebre poela contem~
«(poráneo «Padron de iniquidad yde matd(uJ,es;» á
«proporcion que esa persona. tenga u'na'lm'amas
«pura, un corazon mascandor0so ,'una, inhincioo'
«mas recta y justificada, á, esa :misma proporcion
«correrá mas peligro de caer en Jos ,lazos qnepor
«todas partes ·le. tenderán la malignidad y la' petfi-
«dia. Será probablemente á la-vez el ~llstrll'lnen10 y
«la vídima. (Aplausos)." 1)' ',.


«y véase aquí, señores, por. una. circunstanda
{(singular los puntos de contacto que h3y entre las
«antiguas religiones y la actual 'política, áunque á
«primera vista parecen COsas tan separadas'ydis-
«tantes. Tambien en hsantiguas religionesbabía
«sacerdotes que proclamaban la divinidad; pero'era


(i) .. Estrañacoipcidepcial .Este Atlanterobus,to·,. :~¡Jpaz' ,dll
sostener en sus 'hómbrds' el peso entero de la máquina del
Estado, este ente cW<lMado, {,~eiun la rara espr~,.,n déLd().Il
Joaquín), este entendimiento omni~c,it), e~te ser en ,fin dotado
del pri vilegío feliz de no dejarse eligañar'; hallóJé }\\ír fin Lopez
dos años despues, no la en un homb.re, sino. en·unj.l fliña de
trece años! Sabido es que el goniernó'próv'isiooál;, de 'que él
rué presidente. se apresuró á hacer una semi-declaracion de
ma!oridad á favor de S. M. la reina doña Isabel 11, 110 so-
lo antes de la époc¡¡ prevenida en la ley fundament¡¡l, sino
anticipándose tambien al acuerdo ailti-'constitucional de la~
Córtes. '




-56-
«para sustituirse ,en su lugar y mandar en su nom-
«bre. Quedan un Dios qlle levantaban en el tcm-
«plo; pero ·rcalmenle ét'allsus inlereses ,SU5 mi-
<Iras y su ,ambicion , lo que, colocaban sobre el altar
({para que recibiera lodos los inciensos. todos IOil
«bolocáuslos, y todas las adoraciones (1 ).11


TrayeildQ"á la,memoria fas imprudentes palabras
que~deLptlriódieQLa (JQnstitucion h.emos copiado,
se espresaba Lopezde esta manera:


«Se nOS dice adcmas .que volverá la guerra ci-
«(;vil ,y que llUnca.. acabará con la regenci~ trina:
«y 'Sorne creo en el.caso yen el derecbo de pedir
(jqu~. eaa: pr~cisioion .se esplique, porque ha de
«contener necesariamente Ó. unre'celo Ó, una ame-
«ija~a. Recelo,' si se s~pone que estamos tan pobres
«de bOlwbres, que na tenemos tres á quienes confiar
«los deslioQ!! aola patria, y que es condenarlos. á la
amuerle.e.l ponerlos en sus manos. Amenaza, si se
«inhmla significar .que 'ese caudillo denodado, que
«ese,héroe; y yo no tengo ningllna dificultad' en
«llamarle así, porque digo siempre lo que siento y
«ni eldisimlllo:est~ nI,nic,a 'en m.i cOfaZon, ni la li-


,,", : < , •


c<sonja en mis lábios; que ese 'héroe que ha corta-
((do la cabeza, ~ia. hidra e~el tiempo de toda su
«fQerza yde t040 S,I! poder, no querrá, si ahora


(1) Parece que .~on espíritu profético dictaba Lopez aquí y
señalaba los sucesos políticos de 1843 en que tanta parte tuvo.




~57~,
«(se disgusta, d:eseqvainar su e.spada en defensa ,de
,.)a patria ~,~ [a,bora del peligro. Yo rechazo am-
lIbas imputaciones, dirjgídas ya sea á. los unos Ó, ya
«-(ll otJ~o. ao~bres yitltuosQs y patriotas ~eo~mos
«que pJld~e .. a~ desempeñar con provecho general
(~la, regooci~: ,o~ro hombre, singular y admirable
«conlllmoS' tambien, y ese no pu~d~ falta·r ja~s á
«la Causa del país que tambien ba seguido, Las pa-
lISiones miserable~ no tienen cabida en su ,pecho,
-.y los 4isgustos pasageros y pueriles no puede~ /la~
«cel" nunca sombra al sentimiento sublime de su
«patriotismo. No lo creg yo con meu.;,svirtudes
('qucf;\l gran Carn110,qQ'I ~oj~do con Rowa, y
(Wfelldido, por e\la, acudió: ~n embargo cuando; vió
«(que los galos lellian en peligro el capitolio.))


No esluvo menQs feHz y oportuno, y aun pu,ed~
deci!;si3qu,eun·talW.oproréti(A), al pro,nunciar 'los
siguientes notilbles periodos, ql,le eran saludad!)s sin
cesar por el aplauso de los oyentes .


• PerQtambien mediaadem3s el interés de la per-
{(son¡¡, ~ quien todos ¡tludi!Dos. Colocado en la ra-
qgencia única, tengamos por seguro ques~as­
«cf¡lndiente se gast¡lrá y s~ destr.uirá su presLigio,
«presentando como punto ÍI1lic.o.y en posicio'n tan
«elevada al choque de todas las pasjones y de todos
«1010 intereS;Oli; poco á· poco ~eirá desmoronando la
~(sólida base sobre que hoy fc;posa esa especiedElcn-
«tusiasmo mágico que por él sentimos, y la indi-




---58-
«f'ereIicia y el olvido pudieran muy bien sucederá
(iliis espansiones nobles y á las demoslracionesar-
«ruentes del amor y de la gratitud,»


«Pensemos', señores, lo que acahad~ suceder
«con una reína que á suS rÍlUéhas ventajas un¡aese
(respeto ciego, esa' veneradon,' esa' ,reHgion',
«p01"decirlo aSÍ, ,"que los 'pueblos sienten por las
«(dhíasHás, Aoordémonos de que: en un principio
«biéí.mos de eSa reina una divinidad,' y le: consa-
«(gramos un templo en nuestros pechos recbnoti..,.
«dos: acordémonos de que la hemos visto cruzar
«~esd:eel palació hasta este sitió sobre un camino
«(de flores dertamadaS''de aiItemail&por la: Milicia
M:iiudadana, ~ para qué su tarro de triunfo se des-
«Iizase'por este embalsamádode tosas; y que des-
'(puésde alg:un ,tiempo hmrios visto á esa misma
(d"éiriíf ;embarcarse para ir á 'buscar" simpatías' en
«lina ,tIerra estr'aiía,en medio do: all ilÍlponent~ 'si:..
«lencio: del silencio que segun Mlrabeau es la me-
lijor leccioo delos reyes ,sinqtle' en' aqllet 'mo-
¡Imento' resonáta una sola' voz ¡ Ulla" sola' ;esclama-
oe1on',"sin:que se oyera otro ruido, que el confuso
«(y melanc6lico quejidO' de lás' olas que venian á
«espifarsobrelas aretJ3s de la playa. JI


. «y no atribUlamos está mudanza ,á ,las causas
¡ú¡lle todos conocemoS ;atrí,buyámosla masbi~i1 al
«poder cotrosi vo del tiempo, que- todo ·Ió 'álaca,
((que todo 10 mina, que" todo lo destruye, y maS




~59'..:..:..
ftlo:que se''Pt'esentá llislado , porque es Ja desde su'"
{(origen dé'hil; in~'~úro y deleznable,)j ,
, '«Ni' se qulehsuponer tám[>oco,lI~vando hasta
«lo infi~lilo,las :i\u§iolle'S; que' ia '1Iliiuralezaentera,
«ctiyá\ey' es l<Í'ttmdanztl , ,se póstraraante unh'Om-
«bre, No: los :honibres pueden domina,' á la forlu-
(<na; 'pero Hovencer: nunca ála ,naturaleza ~ Acor:...
«(déinonos sino delcapitan del sigloqne, ballenado
"con su fama todos ,los .confines de la tierra~La'
"fortuna; lo~ triunfos y la gloria estuvieron síem;..
apre obedienlés á su voz: quiso lu-ohar con la na-
«turaleza', y la naturaleza, pasó ceu su carro por
,(encima de Sus banderas l pisole6 SllS laureles,»


Habia ·di'ChO', defendiendo la regencia única del
CONDE-DuQuE, don Javier Quinto, tIue era un' lazo
tehdido¡ á un hombre gran'de querer disminuir su
poder': y IÍpropósüo de esto con~esló Lopez:


"«No es 'así 'ciertamente :queremos"que' ese po-
«der'seaf¡'rme ;~ue el prestigio;quedebe:'~compa­
«ii'a~le node.caiga ni disminuya; queremos que ese
ifpefllert\Q:se',pi.ertli! ó dehilite en su misma estcn-
«sion'; )si yo ¡fnera enemigo de la persona á quien
((¡;'e alude', 'y'si :nierá Cápal de abrigaren toda mi
«vidapQr únjnsiante sólo'un peÍlsamienlo'de ven-
({ganza; ilombrÍlria regente único al que se indica',
(rseguró de 'que era el niedio mejor de socavar Su
«reputadon ysu ascendiento , ahora colosal' y U!ii-
«versahilenle reconecido,» Estas frases fueron es-




-60~
c,uch4das con ade¡nan de sorpJ"es~ y de)pteligencia.


Al argumento M ~nio.n yA~ l~rz1!- 'qllEl á (ar() ..
de la regen\{'ia:úqica habia esplloslo eldiputadp San-
cho" contestó Lopez de eslamaller.a: ¡(Cí\~~IDl,ente
-esa 'es la prin¡;ipal YenlaJ~ que á m~ ¡nodo de ;"er
«tiene l:;tregenGia trina sobre la Qllica. EHa tel1dria
«sobre su,cabo:¡:;l una, persona 'q'1l0 go:¡:a de las s~m­
«patías del ejército .:;y est~tendtia por compaiieros
.otros dos hombres que gozan de ,111 9piniondel
«(pais y de los cuerpos c~legisladores. Qqé union
«puede babermas íntima, ni qué fuerza. mas respe-
«ta~le que,la del ejército " la del poder legi¡;lativo y
lCel egecutivo2 Esle.:$.eria un ll~() iadisoluble. Por .el
((contrario. con la l'ége:~iaúnica gr¡m' r~esgo se
"corre de que esta uniony uf,liformidad se vean
(lalteradas. No seré yo p;o:r cierlo la caQsa; porq~e
((desde a.hora, digo para siempre que mi c~IJ)i~o es-
«lá trazado. Bien se componga la regencia de una,
«tres Ó cinco personas, si nombra buen J)).inistqrio
«y ,marcha constitucionalmente, yo la apoyaré. á su
ulado me tendrá siempre en este, sitio .para defender
((sus aclos. Pero compóngasede trel'personas) ó de
«unaó de.cineo. si nOUlbra m,al ministerio·, y mar-
«cba en perjuicio de los intereses delpais que aquí
«representamos, yo li! atacaré con toda ]a ~nergía
¡~que pueda. Pero no se trata solo deuo hombre
¡.jnsigoi6cante ni de su pobre dQs(jo. Ello es que
«triunfando la ,regencia única •. pudiera en<)onlrar




--61-
"por mas ó menos fundadas prevenciones, por ac-
~tos mejol' Ó peor inlerpretadós, un obstáculo en
-«el desacuerdó del CDngreso. Necesitaria, pues, di-
tlsolverle; y yo me-detengo alite este porvenir opa-
~co, porque no alcanzo ni <¡uiero calcular las terri-
«btes consecuencias que de ese paso pudieran 50-
fibrevenir (1 J.»


«Ha añadido el señor Sancho' (continúa). que
-no se saben nuestros candidatos; que ha corrido
«una lista hasta de veinte y ciIlco (2), y que po-
«driamos estenderla mucho mas, puesto que no
«necesitamos antecedentes gloriosos ni servicios


(1 l Estas consecuencias terribles, lejos de prevenirlas,
quiso imprudente anticiparlas el diputado Lopez, segun ten-
dremos ocosian de observar cnando hablemos de la constitu-
cion del primer ministerio. Entonces recordará involuntaria-
mente el lector mucho de lo que el orador asienta en este
periodo de su discurso.


(2) Nunca llegó á _tan alto el número de los candidato.;
pero no estará por demas que note-mos aquí el hecho singular
de que algunos dipntados quisieron sostitnir 6 D. Alvaro Go-
mez Becerra con este D. Joaf]nin Lopez, considerándole como
eL representante mas digno del partido liberal avanzado que,
segun era natural y jnsto, qneria tener participacion en la
regencia múltiple. Buena dignidad y buena representacian por
cierto, lá. que se pretendia dar á este partido I Estos corifeos,
estos falsos y pretendidos gefes, son los que han labrado
siempre sn mina. Lopez regente del reino I Lopez, cuya falta
de lastre, cuyo atolondramiento ..... cuyo sibaritismo tam-
bien ..... le incapacitan para la gobernacion del Estado, á pnn-
to de ser, no ya inútil, sino pernicioso en este puesto, verso
elevado al mas culminante ann de la regencia l. .. Qué defiriol
El que cuente con él para otra cosa que para diputado de la
oposicion, si ella debe de sel' ardiente pur ser jnsta; (que si es
injusta, Irjos de ca'eeer, abrasa el fnego voraz de su esplen-
dente fantasia l, ó no qniere bien á su país, ó uo conoce al
célebre Itrador alicantino.




=-1)2.,..".
«llCciente,s.·E.sta, su,po¡¡icion csJan. vaga y equ¡vw;~­
Mla éoffi,() las ant~riores., Anlct<eq~Q~es, ;y. sC;fvicios
(\qu,ererIJ0's; p.ero nq c,reemos !l~eis~~, ullosolo ,el
i!c~Jllino que c.onduzc~ á.~a inmortalidad y.á la :glo-


,«ria.»" ,
(lCon~luJ6 por último el scuorSancho dici{ru¡}o-


"donos que vence sin duda la regencia :úDica,. y
«que. él.tesullildo nos deseng<\üará. A esto contesló
,(!qlJ~ acaso nO disto yo. .de eSll, misma opiij.ion; y le
(<añadiré qut,l en mi. ,particul'ar" m~ aJQgro ,penque
,«en Ilsla, cuestion, .~. mi modo de Veri. "q\lien gana
,apierd.e. I)iré por úhimo al seuorSauc!Jo., qlle su
~(proiccía .. l.lQ podria nunca alterar ... .rlli conyie-
,~«(:ion.,. porque en un~. t((mpestad (p,l~;r.ia sie~prc
'iftIlas bien salvarme solo quena·ufragarcorí mu-
;;~hos (1') .,; "


ti, 'pcroracion magnífica con la cual coron6 Ló-
pez su eslcnso y bien trazado razonamiento " era
com~ sigue: «Se uos pres3gian males para .el p01'-
ú,vénir; yo lÍtmbien los veo cualq.uiera que SC& la
,('regenci~ que se nomure. ¡Y plegue 'al Cicló que


(lmc equivoque! Pero en ese cielo nebuloso veo


_1 (1), L:opez. sin. cmbarg¡¡, ha. t~~lido la desgracia de naufra-
gar él.solo, ¡ú. al Inenos, asistido solamenle de 105.hombres


. funestos qlle.f,pmpu~ieron elG!,bierno Provisional. El partido
Hilera.! de Espaiía 110 podrá agradecer nUllca Ú a<:¡uellos,hom-
bre.s el deservicio grande qucal pais hicieron: y el bando ab-
solutista, que rué el. mejor Jibrado durante la fatal ad!ll.inis-
l1'8Cion del seudo-tribuno, sabido y visto es cómo paga los
ticnicios que sus instrumentos le prestan.




-63 ......
<üodavía P!Jptos:d~ ttar.idad y de esperanza .. Sea ese
(/genio amig() q,~~: parece, proteger la libertad ,del
({mundo" S~i1 ,p~ro' gOl)io mas e[j~'az y ma~ poderoso
«que prol~go¡yescudala libertad de nuestro suelo;
,$~eU(),es, que.nues,tr,os SU~I:ISO~ se desenlazan sielUprc
(~eM\la ,m¡wer.a sorprendente, y que cuando en tne-
(dio de la borrasca vemos el escollo en que parece Va
«á estr~Harse la na ve del Estado, ese mismo. cs-
«co 11 o , se Gonvierte.en roca de asilo donde, sé lija
({consegurida.d I¡¡ planta del angustiado náu.fl'ólgO.
«y no s.e"cr;~a¡, seiiores, que yo lo atribuyo á un
«destino que la mitología pinla ciego y capri-
,((,cho~O'.» ,',;'


'«Este secrelo tiene su espl icacion, y esta: ;c;"-
l/pHcacion es el que al fin lodos somos españoles.
«que todos tenemos algunos títulos á \;. confia,ll;¡;a de
«nueslro~ 'comitentes, y que les hemos d¡Hlo el de-


. (f1.'ccho de espcrar que en una ocasion dada haremos
«abnegacion de nuestras opiniones, de ml,e~tros
,\'qfec,~os, y hasta de nuestras pasiones nobles y ge-
(m~IjQ8il~, si con pasiones nobles y geoerosa~ PQ~ieran
«algunav!;z COp1p~ome.terse los destinos delpais.
«y aquírecue~d9. señores., que ,muchas ve,ce~ ,se
«ha apostrofado en esloS"lHa~ ~,esasi4pidqs f:~j.cj6n.
"donos que los manes de los héroes,qyüs nombres


,,({lienen inscritos. nos predicaban desde el sil.Ilocio
«de ,su sepulcro lecciones de ,patriotismo y de vir-
"tud~ll




-64.-
.No es este pensamiento él que'a 'mí inas me


«ocupa: yo pienso, sí, y deseo qu<s pillnsen todos los
«señores diputados, que todavía hay ahí ulta lápida
«vacía, ulla lápida 'sin nombre, que parece recla-
«mar un mártir, y que dichoso de entre nosotros
«el que logre ser inscrito en ella por la mano de
«la inmortalidad!»


«y qué, señores, tanta es la diferencia, tanta
«es la distancia que nos ha, separado en tan pocos
«di as ; para que no podamos avenirnos? No lo veo
«yo así, y presentaré mi idea, para que aunque nada
«consiga, logré al menos que nuestros corazones,
«como la discusion, 'reflejen á la vista del pú-
(,blico.»


aNosotros queremos tres regentes. Hace pocas
(moches que empezamos á ocuparnos de personas,
«porque no eran la ambicion ni el cálculo los que
«dirigian nuestras iniras, y solo tratábamos de sal-
«var el principio.»


«Convenimos por unanimidad, por aclamacion,
«en que fuese presidente de la regencia trina, si
kesh triunfa, esa persona ilustre en quien tienen
«puestos los ojos los que defienden la unidad. Le
«agr~garnos otros dos hombres de reputacion tan es-
aclarecida como justamente ganada en las vicisitudes
«y sinsabores de una vida consagrada á la patria, ó
«consumida en la lóbrega mansion de los calahozos,
«ó en el triste suelo de la emigracion, por haber de-




-65-
.. fendido ardientemente la libertad. Es decir, pre-
"sentamos dos hombres que tienen sobre su creen-
lIcia la palma del martirio que han sufrido en dos
((~pocas distintas de su azarosa existencia.»


«Convenimos. pues. con nuestros adversarios
Qen poner al frente de nuestra regencia la misma
"persona que ellos quieren para la suya; y solo de-
«seamos admitan dos compañeros que á ella mas
«que á nadie han de serie provechosos. ¿ Y qué se
«nos responde? Se nos dice COIl desden «ó todo Ó
«n'llda.» :Mas piénsese, señorts. en que esa palabra
"es demasiado arrogante; piénsese en que cierra la
«puerta á todo género de conciliacion; piénsese
«en que es hasta fatídica; porque esa palabra se
~pronunció al principio de la revolucion francesa,
«como lema de un escrito por la mal aconsejada
((aristocracia; se convirtió en toque de ~lIamada y
«de ataque, cuyos últimos ecos fueron á confun-
"dirse COIl el crujido horrible de las guillotinas,
(Ccon los sollozo~ de las víctimas. con los llantos de
(ISUS familias, y con el tétrico susurro de los ci-
«preses que doblegaba el viento sobre los inmensos
IIlementerios en que se convirtió Paris y la Francia
«entera. No queramos, señores. parodiar aquella
«escena. que debe ser para nosotros punto de saln-
I<dable escarmiento.»


En tan escogido terreno, para los partidarios de
la regencia trina, cesó la disculion. dándOle al


rOMo IV. 5




-66-
punto por suficientemente debatido. luego de ter-
min3da la brillante peroraeion del diputado Lopez.
El triunfo de la r~zon, vistos los antecedentes y los
hechos citados, parecia estar de parte de los dipu-
tados que sostenian esta opinion, entre los cuales
figuraban los mas ardientes, y de tendencias demo-
cráticas. ta mayoría de los individuos del Congreso
siempre rué trinitariaj pero el triunfQt de la vota-



cion estaba reservado á decidirse por una ma roría
del allo cuerpo, produccion mestiza, como que
clltl era el conjunto de hombres que profesaban las
opiniones mas contradictorias y opuestas, los cua-
les sin embargo reuniéronse ahora formando estre-
cha coalicion para constituir un poder (i coinciden-
cia cstraiia y singular!. .. ) que habia de ser por otra
coal icion derri bado.


A esta ma)'oría híbrida de los senadores, agre-
góse una minoría de los mas directos y legítimos
representantes del pueblo, la cual minoría no pudo
aumentarse mucho, á pesar de las buenas y malas
artes que se emplearon para lograr que acrecie'se;
á despecho de las bra vatas grotescas de Seoa-
lIe, de la (lstucia pesquisidora de Corlina y de
Infante, de la indirecta dec\aracion de Linage, de
la erudicion y elocuencia parlamentaria de Olózaga,
Gonzalez, Sancho, San Miguel, Luj;lIl, DOfllenech,
Diez y tanlos olros oradores distinguidos como he-
mos ,'islo que apoyaran la regencia única, los cua-




-67-
les,' á la HZ que procurahan demostrar en el cam-
pode las teorías y en el terreno de la utilidad y la
conveniencia, la· que militilha á favor' de la unidad
é indivisibilidad del poder que ilm·' á e r éa'rs e' , no
omitian tampoco ocasion de combatir ,con' la filoso~
fía y con la historia, el poder mMtiple. recordando
los Decenviros de Alenas; el'-T1-iunvirattJdc noma,
los tribunales de los diez· Y' de los treS en' Venecia.
el DirectOl'io y Comuladó de F'i",tncia, y por último,
las regencias de tres y de cinco (1) habitbs en
España, durante los años desde '1809 hasta 1814 de
este siglo.


Al comunicado de Linage, que ~'a de suyo tenia
una muy alla importancia, pretendíase \JO ob~tante
dársela mas alta, y mas lrasc~ndental aun'; por loS
que buscaban, y hallarón qtlizá~ en"él, un pr'etesto
para cubrir su inconsecuencia y hon.eslar su defec-
cían. A propósito de este notable suceso, hé aquí
cómo se espresaba uno de los diputados unitarios,
el último de los citados arr:ba, cUJo proceder era
tanto mas de estrañar en esta cuestion, cuanto que
él habiasido uno de los primeros que propusieron
la idea de la regencia trina, dcfcndienuo' con calor
la conveniencia de ella much:Os meses 'antes j en los
escritos luminosos de la junta de Burgos, y poste"'-
riormente en las reunt(}ues celebradas' en la casa


(1) Llamauas \ulgarm6utc del TrniUo y d~l Quin/il/e.·




-68-
del conde de Almodovar.-~Se me atribuye (decia
en el Congreso D. Eugenio Diez) el haber variado
ICde opinion política. y tengo que sincerarme de
«ello. Me ,asombra, señores. y me admira. que
«ciertos hombres pretendan que debe uno pensar
«constantemente de un mismo modo en estas mate-
«rias. El mismo señor Lopez ha dicho en cierta
«ocasion. hablando de la importancia de los suce-
\(50S que tienen lugar en estas circunstancias. que
¡(en un dia pasa á veces para nosotros un siglo. Si
"pues esto es cierto ¿ qué razon hay para censurar
"á nadie porque varie de opinion segun varian las
«circunstancias que concurrieron á formarla 1"


.. A pesar de que estoy cQnvencido de que tal
.conducta nunca sefia censurable. debo decir
«que no la he seguido yo. Tengo las mismas doc-
«trinas que siempre he sustentado: esto es. mis
«doctrinas son producto de los mismos principios
«que antes profesaba. Voy á probarlo.»


«(En casa del señor conde de Almodovar dije
«que opinaba por la regencia de tres: el señor Lo-
.pez dijo lo. mismo. y añadió que no nombraria al
«segundo regente. sin que hubiese sido nombrado
«primero el Duque de la Victoria. Todos convinie-
~ron en lo mismo; tOllos creyeron que esta era una
(necesidad imprescindible; todos consideraron la
«eleccíon del Duque como un elemento indispcnsa-
~ble, pr!Jciso y necesario.»




-69-
«Despues hemos yislo un papel en que se indi-


«có que no admitiria nombrándose tres, y en este'
«caso. creyéndole yo un elemento necesario, como
«todos lo han creido. como todos lo han reconoci-
«do,. y viendo que no podiamos contar con él • que
«no podiamos tenerle !Í no nombrarle único. he
«opinado porque sea única la regencia. En este caso
«yo he sido constante en mi opinion t porque sus-
Illenlo ahora el mismo principio que entonces emi-
«tí, al paso que no lo han sido. al paso que han
«mudado de parecer los que ahora me acusan.»


Estos nimios temores del diputado Diez, ese
sofis·ma en cuya virtud confundia él los principios
con las personas, ó mas hien. subordinaba á estas,
á lo que él llamaba un elemento indispensahle 6 de
necesidad, la fúlil creencia de aquellos, sirvieron
de basamcnlo á la creencia nueva que adoptaron,
con sorpresa general algunos miembros del Senado
y del Congreso.


Empero los mas de los di pulados j en honor sea
dicho del pais. no solo se mantuv icron firmes en
sus filas, pugnando por la volacion pdblica. para
hacer justo alarde de independencia 'J de energía,
sino que muchos de ellos, que canto ·nuevos, ansia-
ban ocasion oe acrctlÍlar valor chico y distinguirse,
propusieron hasta negar al CoNDE-DUQUE la entrada
ó participacion en la regencia trÍplc. en donde ha-
bian pensado darle el lugar primero, antes de la




-70-
qlanifestacion del general Linage, en la que yeian
ellos un guante de desafío, una amenaza impruden-
te y mal rebozada- Rasgo de dignidad y de justifi-
cado orgullo. el de eslos patricios, no falto acaso de
prevision tampo€o, y que recuerda los mejores tlcm-
pus ge Jasliberlades de Castilla! Prueba es tambien
ese leson hidalgo J honrosÍsimo, al cual vel'émosle
aun perenne é incontrastable el día mismo en que
se yole la regencia. de lo· que serian las C6rles Es-
paiíolas (ucra.ele ese ámhito amancillado por la ac-
cíon "e r{)siv a , maligna y corruptora de influencias
Gode!i~na8_1


Aquellos de entre los indivíduo3 de la asamhlea
popular que mayor ardimiento ostentaban en los
dias que precedieron á la c\eccion y se siguieron á
la manifestacÍon de Linage, espresábanse, aludien-
do á cJla, en esta sustancia: «Los diputados, des-
ltlJ8-S de tal amenaza, no pueden sin cubrirse de bal-
don y sin humillar la digni-dad nacional. dar un
voto que se exige con la punta de la espada. Ante la
pujanza del puebl~ victorioso en el reciente alzamien-
to; ante el poder legítimo de unas Córtes, espresion
fiel del pat-tido dominante, vírgenes, compactas. ro-
deadas ~e prestigio, que ni el tiempo ni los desacier-
tps ga$laron todavía; ante los batallones sin número
de la lIlilicia nacional, orgullosos con sus láuros; con
marcadas simpatías en lal clases inferiores del ejér-


, cito ... ¿ qJ~é vQle ,Lodo el prestigio de un general, por




-71-
mas que la {ortuna' le haya cubierto de laureles? Los
peZigros temidos para la libertad al entregar el timan
del Estado á un so'tdado victorioso y con prestigio,
nunca mas que 'hoy estarán justificados ... Si inspiran
ahora temor sus an¡en-azas, puesto que revelan su
ambician, mas temibles, una t'ez conquistado el po-
der, se1'án para no abandonarre. Y si está escrita en
el libro de la providencia la lucha entre el pueblo y
el poder militar, ,mejor es p1'óv8carla hoy, que mil
circunstancias nos son {avorables, y que pelearemr;$
en el terreno legal, que no hacerlo desp~tes de haber
perdido la posicion, y teniendo que ser conspiradores
y pasar por rebeldes .)1


Estas 6 muy semejantes palabras corrian de bo-
ca en boca, aquellos dias, entre los mas fogosos
diputados. Mas todo era en vano: que la 'incesable
diligencia del gobierno y de los corifeos unitarios,
las intimaciones mañosas, la intemperancia militar,
y los <lemas medios infinitos, de toda ley, que se
cruzaban entre las parcialidades de la época, tenian
ya lodo amanado para afianzar el éxito,


Terminada \a discusion en el Congreso, fueron
convocados los dos cuerposcoregisladores para ce-
lebrar j un los la grande y solemne lresion en la cual
se nombrase la Regencia del reino. Este suceso im-
portante acaeció el día 8 de mayo. 'Ciento noventa y
~eis dipl1lados y nocenta y cuatro 'senadores, que
forman un total de 290 votantes, reunidos en el




-72-
5alon del alto cuerpo, concurrieron á esta sesion
memorable, cuya solemnidad era realzada por 'un
concurso numerosísimo de gentes de todas clases,
que despues de llenar completamente las galerías,
poblaban y cubrian la plaza y las cercanías 6 aru.e-
ras del palacio. Hacia de presidente en esta acata-
ble asamblea, el que lo era del Congreso, don
Agustin Argüellei, como el mas anciano. PrC\'ios
algunos primores de la formalidad, y llenos los re-
quisitos de reglamento, procedióse á la votacion
del número de personas que habia de componer la
Regencia. Esta votacion fué pública y nominal. Du-
rante ella. reinaba en aquella estancia un religioso
y apenas interrumpido silencio. Decimos aa pellas»
porque si hemos de dar una idea acabalada y per-
fecta de este acto interesantísimo, deberemos aiia-
dir tambien, que cuando algunos de Jos que vota-
ba~ la Regencia de tres esforzaban su voz al emitir
el voto, haciendo como un. alarde de firmeza,
por lo mismo que de antemano sabian su vencimien-
to, el público espectador los aplaudia. si bien de
una manera imperceptible. así como acompañaba
igualmente de ligeros murmullos algunos votos de
la Regencia única. Por lo demas, el acto, acordado
como estaha anteriormente por las Córtes que una
vez r/lUnidos lo~ dos cuerpos, fuese prohibida toda
discusion, limitándose solo á votar, veri6cóse pací.
fica y magestuosamente. como tal vez no lenga




-73-
egemplo en ningun pai,i del mundo para sucesos de
csla especie.


La prirp.era fotacion decidió que la Regencia se
compusiese de una sola persona por 1á3 contra 136
que opinaron por la regencia de tres. Un solo vo-
tante hubo por la (le cinco (1 l. Siendo la mitad ma!!
uno del número tolal de ellos 146, quedó en con-
secuencia resuelta esta primera cuestion por ma~o­
ría absoluta de siete votos. Es decir, que este fué el
número-que sobró á ESPARTERO en la decision de
si habia 6 no de ser regente único del reino. Ahora
bien, mas eran de siete los senadores pertenecien-
tes al par'ido político lanzado del poder y condena-
do por la nacion y por el mismo general ESPARTE-
RO en setiembre del año anleri()r. que concurrie-
ron á formar con sus sufragios la obra que el par-
tido vencedor solo no habría formado. Queda por
consiguiente fuera de duda. que la regencia única
del DUQUE DE LA ViCTORIA. segun hemos dicho an-
tes, fué obra de una verdadera eoalicioo. Fué, por
decirlo así, la resultante de varias y distintas fuer-
zas. comMnadas. Pero prosigamos nuestro relato 'J
aparecerá esta combinaeion mas en claro. Los uni-
tarios obtuvieron al fin su escatimado triunfo en
medi() de UII silencio misterioso que reinó al tiem-


(1) Y ~n verda.d que ni rué C8rrasco ni t>t duqu.e de
ClIStroLerreíio._




-74-
po depuMioar-se el resultado de la votacion: silen-
cio que 'unos atribuyen al respeto y acalamiento
que se debe á la augusta l'epresentacionnacional,
reunidapal'/\ la oolcbracion de un acto lan grandio~
so ,en el -cual se ponia en egercicio 1a soberanb
del E~1ado, no menos qtre para elegir el personal
que habia de representar 01 rooer supremo de la
corona, dnrante la menor edad de h Reina, no
Fudiendo dejar, cada uno de los presentes, de pe-
sar en tan solemne moment'6 las consecuencias que
la 'una {, la otra .epini-en, de trinitari:o.~ "Ó' unitarios,
pedia acarrearen pos 'de sí en el decU'rso ud tiem-
po; y otros le consideran, acaso partiendo con
aquellos la razon, como un signo -inequívoco del
general disgusLo.


Acortlado 'ya que la RegenCia 'habia de compo-
nerse de una sola persona, en ·los' términos qne va
espueslo (1), proeedióse 'cn . seg,uida á designarla


ti) Hé aquí ,lag.' listas de los ,v/)tantes. formadas C,OD se-
paración. La s.. indica senador. Los que no IlIIvall esta IcLra
'S0tI dipootados .


. y'otaron la 'r~1Ienda .wica.
-Los señores: Sanch~z de la Fuente, [luclv~s, Díez, Gar-


.rido, Fefl'o Montaos, FisllC, Royo, Milagro, Marau, Cal,la, Qui-
rós, Monedero, CasLroterreño S., Espinosa S., MaLeu, La He-
'~a S. ",marqués de Guadalchar,S.,. \',izeoude de Huerta S.,
C3amaiío S., obispo de Astorga S., CasLelldorrius S., Lacos-
te, ''Silva, Surrá Y Rnll, Secndes; Solis 'S.,Perez Roldao, San
Miguel (D. Juan Nepomucello) S., Roda, Gomez Sillero, Gu-
"i~r·ref. de Ceballos, Saenz, conde de Pinofiel S., Peon ':1 He-
redia S., Ladron de Guevara (IJ. Tomas) S., l\Ielgarcjo S.,
Rivadeno1ra 'S.,'.<\'\va.rez:Pesla.iia S.,-Garcia Carrasco S., En-
trena S" Romo y Gamboa 5.., Borj.a Tarrius S., ll.ubioano .5.,




-75-
por medio de lotaciun .secreta. Veri6cado el escru-
tinio, di6 el resultadosiguieJlte.:


1'otos.


Señor DUlJ.ue..de.la VicIoria.. 179
Sr. don Agustin Argüellcs . " 106
Señora doña M-aría Cristina ,1Ie


Borbon ....... ,... . . .. 5
Sr. Conde de AlmodoNar.. . .. 1
Sr. don Tomas García Vicente


(brigadier del año 1810). .. 1
Cédula en blanco. . . . . 1


El presidente Argüclles dijo ,entonces en alta
voz:


(,En su consccuencia',las :C6rlClS declaran que
Loren'zo S., Gorncz de la Serna, SlIarez ·Villar. S., Linuge S.,
Hoyos (D. HipóliLo) S., Rodriguez (D. Fallstino), Gil MlIñoz
(D. Lcon) S., Gil Muíioz (D. Vicen'.c). PcrelCal)talapi~dra,
ROlll~ral, Luzuriaga, Vallejo S., Jaime S., Alyarez de To-
más S., Cal'raLalá S., Cccilio de la Ros,a S."Camba S., Fer-
raz (D. Valcntin) S., Ccballos, Goyenechc, lIarrcg-ui, Ara-
na\de S., Lujan, P,iLa Pizarro, Gilf~i3 (J). Scbaslian), Amor.
Gonzalcz (D. l<'rancisco), Tejeir¡¡, llodil, Pcrez ,S~ •. RlIlz del
Arbol, Can~ja S., ohis¡1(l de ,Cór,doba S., Qlltivel'os S., Ya·
lero y ArleLa S., Gahleano S., ,Kum,p/lllcra, Canle1'o, Gomez
Acebo, Gil Orduíl3 S., lfúr-1'esSol.anoL S., Onis' S., Gou7.alez
(D. Antonio), Sancho, Aldectia. Hormaecbe,AIluna, Az~ra­
le, Cortilla, Chacon (D. 'Pedro) S., 'F-errer ~., Gomez ilecer-
ra S., Frias S., Barona, :?U!TJalacárregui-S •. ,To-rrrnte, Ol6zaga,
Sanchrz Silva, Lopez (D. ~ulian), San ,Miguel (D. E~arislo),
Cabello, Ondovilla S., Fcrnande'z Baez~, Bayo .Sol\lguren, Fer-
nandez Galllbo8, Lacalle, Lop,ez, Pinl!>, ,Pas,lIal, ,Serrallo, Ada-
na, ,Alfaro, Chacon y 1)uran ,S., Escalanle, Clavijo" Godo (J 3/ /]
Peral,la S., Jover, lordá '! Sant3ndreu S., Codoru,iú S;, ti): O
q!'e de ~aragoz~ S., l\lonfaílés, ~all Miguel (O. Santo '. 4~ ",~".';'\
ft,yer\éeS,,·:Castcjoll S., Gpr~acho ,S."Telnp.r~dº, Galer.o~.o, l.1:~';¡~~Y"·'.\"


L.t:' f L'l ¡;;---¡; ..., ~'. "
<>: ""'~";¡;¡¡-~I~~:~
f- \." "'-_ • I f' 9 ~ \ -- .! I ~;:;r:- '> I _. ~¡;~~é,f




-76-
«queda elegido por las mis!Das umco regente del
«reino EL DUQUE DE LA. vicTORiA.» -,-y se levantó
la S'eSlOn.


El silencio, cada vez mas significativo, con-
tinuó reinando aun despues de la votacion decisiva
y postrera; y al tiempo de evacuar aquel inmenso
gentío el edificio y despejar las afueras, prestaba
solo á los objetos' que ofrecian curiosidad ese gé-
nero de aleneion desabrida que revela un alma naJa
satisfecba, y un esceso de vida inlerior que pretende
en vano disfrazarse con-el eslerno distraimiento.


Los trabajos parlamentarios' y extra-parlamen-
ríos sobre Regencia, emprendidos y llevados á ca-
bo con calor y perseverancia durante un corto pe-
riodo de tiempo, condujcl'on por fin al resultado
¡oz, Vicens, Domenech, Infante S., Quintana S., Quintó, Gi-
menez Fronlin S., Fernandcz Alejo, García Suelto, Soto Ame-
110 S., San lonja S., Mascarós, Benedicto, Seoane S., Vila, AI-
dama S., Orinaga S., Iñigo, Guiber y Pastor, Guillen y Gras,
Chacon (D. José María) S., Fernandez, Vallejo S., San.:hez
Fernandez S., Ferraz (D. Francisco) S.


Votaron por la regencia trina.
Los señores: Otero (D. Hipólito), Osea, Bolufcr, Sardá,


Uacayo. Pastor, Gah'ez Cañero. Paz, Iznardi, Aquino Amal.
García Uzol, Mendez Vigo (D. Pedro), Otero (D. Manuel),
lIuñoz Bueno, Prada, Rodriguez (D. Anselmo), Moran, Fer-
lIandez Cano, Gil Sanz, Pard.), Mendez Vigo (D. Francisco),
García (D. Mauricio); García Jove, Alvarez (O. Gregorio),
Alonso Cordero, Osario, Alonso (D. J. Bautista), Suarez (Don
José). Sagasti, PoLo, Fortuna, Sanchez Garrido, Llamas, Trias,
Caballero, Valde~uerrero S., Fernandez (D. Agustin Seve-
riano), Villaba, -Moya S., Belinchon, Ortiz de Velasco S.,
Avargués S., Ramirez S., €respo, Obejero, Hidalgo, Prado
Alegre. Almonacid, Gonzalez Bravo, Gil (D. J'l,lan) , Alr8Jlá:La.-
mora, Villarreal, Rodriguez Leal, GonzaLez Alegre, Puigmo}-




-77-
q.ue acaba de verse. El encono t'Jue la maniobra
grande de exigencias produjo en el ánimo irasci.-
ble de la mayor parte de los trinitarios, lanz6 á es-
tos en esa senda de la última Y<ltacion , con lo cual
no dejaba de mcnoscabarse un tanlo el prestigio de
la peorsona elegida. Error funesto, nacido del amor
propio y la imprudencia, que tiene tanto mas de
censurable, cuanto interviene en él, mas que todo,
la voluntad, y que tendiendo á perpetuar la lucha
de las opiniones, agriadas con la pasion, deja na-
turalmente en esas ocasiones solemnes y críticas,
un.gérmen de guerra y de muerte, que cede siem-
pre en daño del Estado, á quien se sacrifica por
falta de un generoso desprendimiento, que es el
alma de la moralidad política. Por lo demas, el


ló, Burriel, Bonel, Calatrava S., Verdú y Perez, Vílaregut,
Campuzano S., Urea y Cornejo S., Lopez Berrio, Pedrajas,
Mendizabal, Almodovar S., Capaz S., Vadillo, Perez Necoe-
chea S., Morales S., Sendra, Lasaña S., Suances, Gomez
(D. Malluel Ventura) S., lriarte, Muguiro é lribarren ,S.,
Lopez (D. Alejandro) S., Santibaiíez, Somoza, Jaen, Posada,
Paz García, Fuente Andres, Lopcz (D. Joaquin), Escorial,
Proyet, Velo, l\lartinez de Velasco, Gil (D. Pedro), Cuenca,
Camps y Aviño S., Pélachs, Ametller, Degollada, Al varez
(D. Francisco), Macia Lleopart S., Aillon, Gil (D. Alfonso),
Martin, }<'ernandez (D. Juan Franciscu), Gil de la Cnadra S.,
Romero, Mayora, Castañs, Martinez Montaos, Pareja, Villa-
ralbo, Peña, Lillo, Rodrigucz Busto. }<'ernandez de los Rios,
Diaz, Gil, Viadera, Madoz, Madrid Dávila, Moran S., La-
dron de Guevara (D. Eugcnio) S., Heros S., Landero S.,
Acuña, Aleon, García (D. Lucas), Valdés S., Janmar, Alva-
varez Miranda, Trucba Cosío, Collantes (D. Vicente), Collan-
tes (D. Antonio), Fariñas, Morate, Moya Angeler, Nocadal,
Vidal, Prim, Stárico, Argüelles (lJi"esid"flnte).


Votó por la regencia qMi7ltupl ••
El dfputado Marlinez de Hare.




-78-
número de votos que obtuvo Argüelles t represen-
taba, no solo la 'oposicion tenaz al vencedor Es-
PARTERO, sí qúe tambixm un homenage rendido á la
virtud, 'al patriotisffi() , á su constancia en los prin-
cipios, á sus gloriosos timbres y antiguos servi-
cios en la carrera parlamentaria. Sus eternos ami-
gos no quisieron dejar pasar esta rara y solemne
oca~ion, sin darle un testimonio tan merecido por
este anciano venerable, cuyas allas prendas reco-
nocian y respeta han de igual modo trinitarios y'
unitarios. Repreilentabil, en fin, la lucha del ele-
mento, del poder político ú par'lamentarío, con
el poder militar, triunfante en esta: cuestion , como
vimos que lo rué en todas las que propuso la re-
volucion de setiemhre.


Mas notable rué aun la circunstancia de haber
ohtenido la Reina Cristina solo cinco votos, en una
asamblea, en donde, reunidos algunos senadores,
de época anterior al alzamiento, á los diputados
de las provincias exentas, no contaba esta señora
menos de treinla votos adictos, segun cs de v~r á la
simple inspecciondelas listas. ~Síguese, pues, que
I'stos no. solo decid.ieronla· cuestion ullipcrsGnal,
\JUes que sin su auxilio no habria existido lu regencia,
única del CONDE-DuQUE, si que tamoien votaron á
este varios·de"cHos, contra las admoniciones reite-
radils y encarecidas· de la prensa que sustentaba
sus opiniones, -la cual, seilaladamcnlo el CfJrreo l'ia-




-79-
ciQnal, tal vez .con estudio hipócrita y contrariando
su ,sentir, encargaba cada· dia lo contrario á sus
amigos políÜcos. Mas ¿cómo eslos; deseyendo tales
consejos, se hicieron vol unlariamente partící pes de
una tan importante . resolucion, "otando para re-
gente.Único del reino al genera~ ESPA.RTEIW, es de-
cir, al hombre que los habia derribado poco antes,
y á quien ellos, despues de rudos y porfiados ata-
I/ues, habian de derrocar á su vez tambien á poco
tiempo? CuestioD es esta que cada· cual resuel ve á
su .manera ,sin que todavía haya podido despejarse
completamente la incógnita que encierra este es-
trafío proceder de los retrógrados. Quién dice que
estos, en odio á la revolucion, y viendo en la elec-
cion de ESPARTERO un clemento de órden, capaz
de enfrenarla, optaron por el que ellos creian el
menor de los males para sí: quién opina que el
mas breve y compl-eto descrédito del CmmE-DuQuE,
por los medios que indicó Lopez en su discurso, y
con su ruina, la del partido vencedur y de las li-
bertades nacionales, era el objeto que lo~ misterio-
sos votantes se proponian; quién, en fin, asegura
(y entonces corrió en los círculos políticos como
cierto) (Iue la reina Cristina díóc sus· instrucciones
reservadas por conduclo del abogado Donoso Cor-
tés, á quien cometió aquella señora encargo judi-
cial sobre e! ruidoso asunlo de tutela,. á fin de que
sus partidarios volasen la regencia de ESPARTERO,




-80-
á trueque de que este \a conservase en \a espresadll
tutela de sus hijas. Rasgo de debilidad y de codicill.
este que la opinion atribuye á la augustll viuda de
"'~ernando, el cual haria poco honor á esta princesa,
pero que no deja de estar acorde con \0S sucesos ae
la Granja en 1832 y con otros hechos posteriores
de naturaleza análoga. Este punto volveremos á
tocarle al tratar del nombramiento de lutor que hi-
cieron al poco tiempo las Córtes.


Ello es que una mayoría del Senado, unidll á
la minoría del Congreso (1), votaron á duras penas
la regencia única del general ESPARTERO, que ba-
Iló contra si una gran mayoria de -la asamblea po-
pular; circunstancia que revelaba la fuerte oposi-
cion que deberia tener alli el primer gabinete, si
en su constitucion no se tenian en cuenta los ante-
cedentes que habian mediado.


De tal suerte quedó elegido REGENTE ÚNICO del
reino. el hombre que al discutirse en Valencia, en
el consejo de ministros que él presidia, el párrafo


(1) Votaron la regencia única 70 senadores 'i 83 diputado~.
La contrariaron 2" de los primeros 'i 113 de los segundos.
Para acabar este cuadro diremos qne los presidentes Almodo-
var y Argüelles votaron por la regencia trina: y en cuanto á
los senadores, no caLe duda alguna que recomendaba por parte
del gobierno su nombramiento, la circunstancia de opinar por
la regencia única; fuera de que,el alto cuerpo siempre se com-
pone en su mayor parte de empleados, dependientes del go-
bierno, y de cortesanos, atendida la eSC3s.ez de grandes fortunas
I'n España, señaladamente en las provincias. Esto demuestra
mas y mas la escasa popularidad que lUVIl en IU orí8en la r8-
¡¡ensia única del C'XDIl-DoQUE. -




-81-
del programa ministerial en que se iba á proponer
á la reina Cristina la asociacion de corregentes., ma-
nifestó resuelto su deseo de que se escluyese de la
co~regencia al que hubiera egercido, durante la
guerra civil, el mando de general en gefe de los
ejércitos nacionales, donde esprcsamenLe traLaba
ESPARTERO de escluirse á sí mismo. Esta visible
anomalía interprétanla en muy opuesto sentil·, unos
del lado de la modestia, otros de la ambician, se-
gun que son adictos ó adversarios del CONDE-DUQUE.
Nosotros empero juzgamos con imparcialidad que
pudo haber de todo; como quiera que no es la peor
vía· la de la modestia y la abnegacioll para coronar
los designios de un ambicioso que conozca la noLle
altivez de los españoles.


Mas lleno de animacion y de entusiasmo y de
alborozo fué el acto solemne, celebrado el 10 de
mayo ,del juramento prestado por el REGENTE DEL
REINO en manQs de su competidor Argüelles. En
esta ocasion el pueblo de Madrid 1 que como pue-
blo español apenas recuerda nunca lo pasado, pre-
sentóse, legando á un generoso y noLle olvido que-
rellas que ya pertenecian á la historia, pues que
eran trascurridos dos di as , y lleno de confian-
za en que los fines y las miras ulteriores del ilustre
.DUQUE vendrían á justificar ciertos medios que an-
tes parecían injustificables á Jos ojos de cualquiera
persona sensata y de concieneia que los considerase


1"01\1. IV. 6




-82-
de una manera absoluta, como nosotros Jos hemos
considerado y juzgado en las páginas que prccéden,
presentóse ya, decimos, )Jeno de ufanía y contento,
vitoreando y aclamando al hombre del pueblo, ele-
vado de humildes principios á una tan desmesurada
grandeza.


Cuerpos numerosos de todas armas formaban
en la carrera que era lucida y brillantísima, pre-
sentando por vez primúa la sorprendente y grata
novedad de eslar interpolados los batallones de Mi-
licia nacional con los del ejército. Un ciclo claro,
sereno y hermoso, como suele de ordinario disfru-
tarse en nuestro envidiado clima, parecia ser pré-
sago de una era mas dichosa y bonancible. Los
halcones lodos hallábanse eh~ganlemente adornados
con vistosas colgaduras. Cien músicas anunciaban
el júbilo en todos los ángulos de la capÍtal. La nu-
me~osa afluencia de las gentes, el lujo que ostenta-
ha como en competencia con los rayos solare5 el
sexo encantador, familias enteras que iban anhelo-
sas de ,'er á sus deudos y amigos en las filas de la
Milicia, segun es de ley consuetudinaria hacerse
siempre en Jos marciales y alegres tiempos de liber-
tad, todo contribuía á realzar maravillosamente la
solemnidad grande de este día. A las doce estaban
Ja en correcta formacion, de gran gala, todas las
huestes qlie cubrian la carrera. A la una en pU,nto,
segun el ceremonial lo h"hia dispuesto, salió de su




-83-
moroda el REGE;s'TE DEL REINO, vestido con el gran-
de uniforme de capitan gener31, cabalgando un bri-
don soberbio, sencillo pero galanamenle enjaezado
con una magníficn piel de tigre, seguido de varios
generales y de su estado mayor numeroso y brillano;.;
te. Llegado que hubo esta lujosa comitiva al pala-
cio del Congreso, en donde se hallaban ya- reunidos
l~s senadores y diputados- en trage de ,ceremoniaj .
y ocupadas las lribunas y galerías por muchas da-
mas de dislíncion , enlre las cuales brillaba tambien
la duquesa de la Vicloria, cuyos enc¿tnlos nalnra-
les, cuya celestial belleza, realzábala mas en este dia
la aureóia de Salisfaccion y de gloria que oslentaba
sin vanidad eIl Sil modesto- semblante, por el cuer-
po diplomático, muchas' personas notables de la
córte, y un creódtl número de gentes del pueblo,
presenlóse á pocos instantes el CoNIJE-DuQUE en el
salon de .sesiones en donde se le aguardaha con im-
paciencia, acompañadO' de la comision mixU que
habia salido á recibirle. En el momento de anun-
ciarse la entrada del RE GESTE DEI:, REINO, pusié':
ronse de pié todos los senadores y d,iput.itdos,· per-
maneciendo senta'do solo d presidente. Acercóse á
su derecha el DUQUE, Y levantándose entonces Ar-
güelles, leniendo abierto ante sí el l~bro de los
Evangelios, leyó en alta voz la fórnÍilla que sigue:,
¿ Jurais por Dios y por loS' Santos Evangelios qUi}
guardareis y harei8 !JUárdar la Cllnstih¡dort de ta




-84-
mOn€wquía espafiola de 1837 y las, leyes del reino,
no mirando en cuanto hiciéreis sino al bien y prove-
cho de la nacíon, y que sereis fiel ú la augusta reina
de las Espa11as Doña Isabel II, entregándola el man-
do del reino tan luego como salga de la minoría?


El DUQL'E DE LA VICTORIA, puesta la mano sobre
los Evangelios, con voz clara, espresi va y enérgi-


, ca, respondió: Sí juro: y si en lo que he jurado, 6
parte de ello lo contrario hiciere, no debo ser obede-
cido; antes aquello en que contraviniere sea nulo y
de ningun valor. Al terminar este periodo diéronse
repetidos vivas al DUQUE DE LA VICTORIA en todos
los bancos y galerías del 'Congreso. Restablecido el
silencio, el presidente Argüelles dijo: Si así lo Iti-
ciéreis, Dios os lo premie, y si no, os lo demande. Una
salva de 21 cañonazos anunciaba entre tauto la gran-
de solemnidad del acLo.


Juramentado ya el REGENTE DEL REINO, pasó en
seguida á tomar posesion del asiento quo tenia pre-
parado delante del que se destina á la reina, en la
parte infNior de las gradas del solio: y sentados
tamhien todos los senadores y diputados, dijo el
presidente: « Las Córles ban presencia_do el jura-
«menLo que el RegenLe acaba de prestar á la Cons-
«tiLucion de la monarquía española y á las leyes del
«(reino, J de fidelidad á la reina.» Con lo cual podia
dar~e por tormin;ldo el aclo, con arrcglo al cerc-
monial decretado por las Córlcs. Pero en el mo-




-85-
mento de terminar estas palahras Argüelles, el Du-
QUE DE LA VICTORIA levantóse con presteza y dijo,:,
"Sefior Presidente, deseo dirijir mi voz siempre
franca y síncera al puehlo español, aCluí tan digna-
mente representado.» Y adelantándose mas hácia el
centro del salan, pronunció con serenidad y desem-
barazo, en voz alta, clara y elocuente, bien que con
ademanes un tanto afectados al parecer, ó teatrales.
una arenga espresi y.t; aunque breve, que decia
así:


«Señores senadores y dipulados (1) : La vida de
todo ciudadano pertenece á su patria. El pueblo cs-
pañol quiere que continúe consagrándole la mia .....
yo me someto á su voluntad.»


«Al darme esta gran mueslrá de su confianza,
me impone nuevamente el deoer de conservar sus


(1) La prensa reaccionaria se apresuró á publicar que este
discurso, en su mayor parte, está traducido de otro que pro-
nunció l'iapoleon en Gcasion análoga. Con efecto,aunque él 110
es una mera trdrluccioll, se conoce bien que c!'tá rcdactádo COII
presencia del que hizo al Senado de Francia él cónsul perpé-
luo, de cuyo tipo hasta se han Hrtido algunas frases, señala-
damente en 105 primero~ periodos. Esto no es sino un defecto
literario de que ha querido la enemistad saCOf partido contra
el DIiQUIl, Ó sus cOllscjeros en estas materi'os; defeclo que
solo alaoc á las fo rlll as , ó mas bien á 111 procedencia de
ellas; pero que ('11 liada ('m pecha á la esencia de las cosas, ni
á la oporlunidad, ni mucho menos es un crimen ni UII deser-
vicio al Estado, que era CUBlld" por ello debiera imputarse al
general ESI'ARTRRO. POI' lo d~mas. ya hemos dicho ell otro
lugar lo que al'erea de los moti,'os de saber, del mérilo ú de-
m(,rito literario de este guerrero ilustre (que nunca ha ma-
nifestado tales pretcnsiones) 'Opinamos lIosotros, y Creemos
que con nosotr05 opinall todas las personas scnsatas y desa-
pasionadas.




---86-
ltlJes, la Constitucion del Estado, y el trono de
una niña buérfaI)a, de .la segunda IS:lbeL»


IICon la eonfianza y la voluntad de los pueblos,
Gon las esfuerzos de los cuerpos colegisladores,
@on los de un minister io responsable digno de la
bacion, y con los de todas las autoridades unidos
á los mios, la libertad, la independencia, el órdell
pÍlblico y la prosperidad nacional estarán al abrigo
de los caprichos de la suerte y de la incertidum-
bre del porvenir. El pueblo español será tan feliz
como merece serlo; y yo contento entonces, veré
Hegar la última hGfa de mi vi'da sin inqui~tud sobre
la opinion de las g~neraciones futuras.»


«En campaña siempre se me ha visto como el
prill)er soldado del fljército pronto á sacrificar mi
vida por la patria. Hoy como primer magistrado
jamás perderé de vista que el menosprecio de las
layes y la alteracion del 6rden social, son siempre
el resultado de la debilidad y de la incertidumbre
de los gobiernos. Señores senadores y diputados:
Contad siClmpre conmigo para sostener todos los
;lctos inbf:lr.antes ¡)l gobicl'I)O representati vo. Yo
~uento. c()n que lo!! representantes de la nacion se-
rán tambien los consejeros del trono Constitucio-
nal, en el cllal descansa la gloria y prosperidad
ªe 1" patria.»


Durante este discurso, reinaba en aquella es-
paciosa y pobladísima estancia un egemplar silencio ..




-87-
A su final, prorumpieron en vivas al REGENTE y en
estraordinarios aplausos todos los circunstantes.
El presidente Argüelles, á nombre de las Córtes,
contestó al DUUQE en esta forma:


uLas córtes han oido lo que el Regente del reino
ha eSllUesto Y sometido á su alta consideracion, y
se complacen en los sentimienlo's que le animan de
fidelidad, de amor y de respeto á S.M. la reina Do-
ña IsahellI. Asímismo confian en su firme reso-
lucion de defender el trono y las lihertades patrias,
de que son ilustre testimonio sus eminentes servi-
cios á la nacion, y que observará fielmente, y ha-
rá obedecer y cumplir á lodos la Constilucion de
la monarquía, conforme en ello al juramento que
acaba de prestar solemnemente en presencia de esta
augusta asamblea, con lo que coronará. sus glorias,
y corresponderá así á la espectacion pública .»


Retiróse en seguida el REGENTE, acompañado
de los ministros y de la diputacion mixta, y regre-
sando esta, levantó el presidente l.a sesion. Las ma-
yores demostraciones de alegría y de entusiasmo,
aclamaciones, vítores, todo cuanto pudiera engreir
el ánimo de un hombre elevado con las lisonjas de
la fama, y que entregado á la devocion del aura
popular, coloca entre sus dioses el ídolo de su ambi-
cion, ya satisfecha, todo esto rodeaba y se hacia sentir
de la manera mas grata en el corazon y en la 'men-
te del general ESPARTERO, tanto en el salon de las




-88-
Córtes, antes de evacuarle,· como despues en las
hermosas calles denominadas Carrera de San Ge-
rónimo I calle Mayor I de las Platerías I y la Almu-
dena. cuya via. emprendi6 el CONHE-DuQUE con su
l,rillante séquito, para ir á presentarse á S. M. la
reina en su régio alcázar. Despues de haher cum-
plido con este deber de atencion y respeto, con-
signado tambien en el ceremonial de las Córtes I
ocuparon S. M. y el REGENTE DEL REINO la grande
})alaustrada que corona la puerta principal del real
palacio, mirando á la espaciosa plaza de este nOID-
llfe, desfilando por ella en seguida todas las tropas
de la guarnicion y la Milicia nacional, cuyo acto
m.arcial, esplendente siempre y ostentoso, era mas
significativo en este dia I en que los virtuosos y va-
lientes guerreros que habian compartido sus riesgos
y sus glorias con el ilustre DUQUE en la última
campaña, veian tan hien galardonados los alLos me-
recimientos de su ínclito camarada, con haherle al-
zado las C6rtes '. no menos que á la magistratura
suprema del reino.


Terminado el acto. regresó ESPARTERO á su ca-
sa bahitacion, que \0 era todavía el palacio de la
Inspeccion de milicias I por las calles de la Almu-
dena I Platerías I Mayor y del Duque de la Victoria,
cuya nueva carrera se hallaba tambien cubierta por
las tropas. En todo este tránsito I como en los an-
teriores, resonaban por todas partes I entre el pue-




-89-
hlo, la Milicia y el ejército, los vivas mas entusiastas
al REGENTE DEL REINO, el cual correspondia y salu-
daba con aire de gravedad y nobleza, sin dejar de
mostrarse, cual siempre, afable y agasajador. De me-
diana estatura, pero bien disimulada á cabano, tanto
mas, cuanto que ESPARTlmO monta con elegancia y
estrema gallardía, las mas veces segun la mejor
escuela espaJiola, de color moreno, como tostado
en las bélicas faenas, pero de semblante agraciado
y. benévolo, ojos espresÍYos, mirada penetrante,
aunque' poco fija, mas bien, un tanto veleidosa, de
aspecto en fin, lodo él, lIcno de marcialidad, de
gentileza y de donaire, el DUQUE DE LA VICTORIA
presenta un verdadero tipo del guerrero español,
nacido, como él nació, en el mediodia de la penín-
sula ibérica. Su presencia recomendable, su airo-
sidad, y una sonrisa agradable y contínua, como
(le quien busca la satisfaccion interior en laaptoba-
cion y aplauso de las gentes, unido todo á la elo-
cuencia militar de su voz, que á él, mas que á nin-
gun otro de nuestros guerreros, h:1 distinguido en
estos tiempos, dieron siempre un grande ascendien-
te entre las tropas y la Milicia ciudadana, y con-
quistaron una popularidad grande entre todos los
cspaíiolcs á este caudillo egrégio.


Dejémosle ahora descansar en su morada, en-
tregado á la satisfaccion que le multiplica el re-
.cuerdo de las imiÍgenes lisonjeras de este dia, no




-90-
sin haber espedido, en el momento de llegar, él
l1eereto que rebabilitaba á los ministres que ba-
bían sido sus compañeros, confirmándolos con
calidad de interinos basla la organizacion defi-
nitiva del gahinete, que fué el primer acto de la
~gencia del CONDE-DuQUE. En el capítulo inme-
d'jalo Je reremos ya funcionar mas esteasameale ea
su nuevo y elevado carg8 de REGENTE DEL REINO.


D . .Joaquln iUaría Lopez.




()"-PITIJLO 11.


Nombramiento y primeros actos del ministerio Gon-
zal'ez : las Córles eligen tutor de la Reina y de la
Infanta su hlwmana á D. Agustin Argüelles: pro-
testa de la reina Cristina: decretos del gobierno,
y acuerdos de las Córtes hasta terminar kl legis-
latura.


EMOS por fin llegado
á una época, en que
la revolueion pO'líti-
ca de España pre-
senta ya una nueva
faz, personificándose
en • cierto modo en
un hombre, el cual,
á. la vez que fac-


ciona y simboliza la revolucion, es tambien el re-
presentante Olas autorizado y legítimo de la fuerza
pública. Hemos logrado al c,,'bo una fórmula espre-
siva y sintética de esta misma revoludon: la regen-
cia única del generallisPARTEM




-92-
Hay periodos -.:ln la larga vida de bs naciones


que presentan un aspecto, una fisonomía e~pecial y
hien pronunciada, segun el esceso de la mayor
fuerza motriz, segun el elemento preponderante y
el ilJlpulso mas fuerte de CUDntos intel'Vienen en la
grande y complicada máquina del Estado. Así, unas
situaciones suelen ser meramente políticas. otras
religiosas, mercantiles otras, y t:unbien son fre-
cuentes las situaciones militares. Sobre todo, esto
último acontece en las naciones atrasadas en la car-
rera de la ci vilizacion, especialmente si están tra-
hajadas con guerras contínuas. haciéndose nec('sa-
rio I para asegurar el egercicio del poder público y
la paz interior. el peligroso auxilio de las armas.
En este estado se hallaba la Espaiia al constituirse
la Regencia, en 1841 , siendo por lo tanto una con-
se~uencia natural. casi forzosa, el que recayese
aquel poder supremo en el principal gefe de las
huestes triunfadoras. Por eso ESPARTERO. que era
el punto mas culminante de cuantos se hacian notar
y distingui., en el ámbito estenso de la monarquía
española, la figura mas descoHante y sobresaliente
de nuestra revolucion • como hemos dicho otra vez,
fué el hombre con quien contaron todos los parti-
dos que militaban en la política de entonces. para
ponerle al frente de la Regencia. Si esceptuamos al
banuo carlista, pues que este se hallaba fuera del
combale I todos los que debalian su Opillioll en las




-93-
Córtes fijaron los ojos en el DUQUE DE LA VICTORIA.


Los que se decian moderados, hemos visto que
le votaron en su mayor parte, pagando en esto un
tributo á su grandeza. Muy escaso fué el númerO
de los que creían, con una servilidad delirante, que
la reina Cristina era la única persona destinada á
regir la España.


A nadie ocurrió de entre los afiliados en ese
partido que tiene la debilidad irrisoria de .darse el
título de la suprema inteligencia, el presentar un
candidato. de las pretendidas notabilidades del talen-
to y del saber, siquiera fuese de esas medianías en-
cumbradas por el abajamiento mismo y por la au-
dacia, y á quienes el incienso de la lisonja en vano
aspirará jamás á convertir en ídolos, que no sean de
podredumbre y de lodo. Ningun talento de esos que
se creen, ó á quienes juzga la adulacion pri vilegia-
dos, ningun inteligente de la bandería que seguia
ya, aunque rastrera, la senda trazada en Francia
por la escuela doctrinaria, púsose entonces en com-
petencia con el general ESPARTERO: que eran los
talentos de estos prohombres asaz reducidos y mez-
quinos, y en cambio muy elevado y poderoso el as-
cendiente del poder militar, para que la ruin diplo-
macia de la intriga, eficaz solo cuando obra respal-
dada en las cureñas y apuntalada en las bayonetas,
pudiera contrastarle.


Tampoco la vieja aristocracia espaiíola , licua de




-9l-
preocupacion y de ignorancia, de deudas y mi-
seria; esa aristocracia de alcurnia, que solo ostcnta
su vanidad en antiguos y roidos pergaminos, sin mas
medios de rehabilitarla que el de cambiar en nueV8S
los bordados vetustos de sus uniformes; tampoco es-
ta, decimos, falta de prestigio y mirada con des-
precio en el pais, osó presentar títulos que pudieran
disputar la victoria al nuevo DUQUE que con el po-
der de su brazo acababa de conquistarla, y con ella
dar la paz á la nacion. Ellos mismos, los llama-
dos grandes do España, y los rancios títulos .de Casti.-
Ha, le votaron regente en el Senado, cuando le creian
poderoso, para volverle despues la espalda y clavar-
le el puñal el dia del vencimiento; á la manera que
acostumbran siempre servir como esclavos lieles los
intereses de sus amos los reyes déSpotas, y cuando
despues los ven débiles y casi destronados, p6nen ....
se de parte de la usurpacion, y la alimentan, no en
campo abierto, sino en las- cavernas de la con-
jura, hasta dar en tierra con 0-1, ídolo anle el cual
habíanse siempre proslernado. Que así es la escuela
de la esclavitud, en lodas las naciGlleS en que es co-
nocida esta planta venenosa y mortífera. Ellos, y
con ellos los otros pretendidos arist6crat'3s, que
forman por decirlo así la eseoria de la rev-olucion,
como tambien los generales. á quienes la ellv·idia y
otrtls pasiones habian convertido C'Q enemigos t mas
ó menos ocultos, del CONDE-DuQUE, inilrumenlos




-95-
apropiados por la suprema inteligencia para obrar
eH su dia la reaccion, bincaron la rodilla ante la
prepotencia de aquel, en la época de su engrandeci-
miento y mayor gloria (1).


Nada diremos del clero, en órden á pretensio'-
nes de regencia: que no era la política de entonces
la mas favorable ¡Í los il!tereses mundanales y al
poder temporal de la iglesia, ni esta presenta en la
España de hoy varones esclarecidos y eminentes
del lado del talento y de la ciencia, ni eran es-
tos, sino otros muy diversos medios (que hemos
~puntado ya y volveremos á tocar en nuestra histo-
ria) , los que el clero español empleaba para devol-
verse en el país su antiguo poderío y su valimiento.


Aristocracia, clero, milicia, potestades que se
decian inteligentes, lodos rindieron pleito homena-


(1) Hé aquí cómo á propósito de estos se espresaba el Cor-
reo Nacional el 6 de marzo, pocos dias des pues del de San
Baldomero.


«Entre varias personas á quienes la obligacion no diclaba
«COtIlO á otros felicitar al Duque, ,"irnos en lujosos coches
"pasar á casa de S. E. vestidos de gra.ndes uni formes, á \"orios
«de los generales mas cangrejos entre todos los cangrejos.»


«DesealJlos que ú. estw enteS y á otros que en dicho dia
«fueron á prosternarse ante el mismo que los persigue, no se
"les confunda con los verdaderos hombres monárquico-cons-
«tituciouales, sino con los sicofantas ...


" Así contribuyeron á realzar la pompa con que se celebró el
dla de D. BALUOMIlRO ESPARTERO, en1841, los aduladores pros-
ternados del bando vencido, los sicofantas, como con harta
propiedad los apellidaba el ('orreo, la bahorrina retrógrada de
c?ches y bordados, cuya misipn es adular al poderoso y aba-
tl~ al débil, s~gun tuvo despucs triste ocasion de obscnar el
l!~JSmo DUQUB DB LA VICTeIUA.




-96-
ge en aquella sazon al CONDE-DuQUE. Declaróse la
política en campaña, y todas las cuestiones hemos
visto que se han resuelto á son de guerra. El partido
vencedor quiso en un tiempo dividirse y se dividió
realmente. Unos y otros, trinitarios y unitarios, pro-
clamaban la preexcelencia del DUQUE DE LA VICTO-
RIA para constituir el poder temporal que á nom-
bre de la reina menor habia de regir el Estado.
Pero unos le querian solo, otros asociado de dos
personas que representasen el elemento político, el
poder parlamenl~rio. Estos al fin sucumbieron, y el
poder militar alzóse con el todo en esta cuestion
vitalísima. La situacion era militar, y fué preciso
que la revolucion española adoptase una fórmula
militar tambien en estas circunstancias. Empero,
¿correspondió el general REGEXTE á los temores
que sus ad versario~ abrigaban al tiempo de hacer
Ja votacion, temores que parecían justificados aten-
dido el orígen del podor que se le confirió en las
C6rtes, por dictámen suyo, pues que su voto, el
voto del general ESPARTERO fa voraule á :m regen-
cia única, fué el primero que vió el público en las
columnas de un periódico? ¿ Justificó, decimos, el
uso que del poder hizo el nuevo R*hTE. esos te-
mores alarmantes que estaban bien hasados en los
medios que se pusieron en juego para elevarle?
¿Alzó ESPARTERO la prepotencia de la espada sobre
las ruinas del poder político, avasallando, no solo




-97~
á la revoluciotl , ,s~ que tambien .álos demas pode-
res constitucionales, - logílimos ,recmplazando las
saludables formas dC"la \ey COIl el elemento mate-
ri¡tl de informe y odiosa dictadura ~En una pala-
bra, ¿ obró militarmente, ó con arreglo á las opi-
niones del país y al espíritu y letra de la Constitu-
cio." d~1 Estado? -


Cucstiotl cs esta la mas culmiljante y trascen-
dental dc todas las que han de resolverse en el
período que .vamos historiando, á punto de formar
ella sola, 6 su natural, justa y verídica solucion,
la tilosofía histórica de la Regencia unipersonal del
CONDE-DuQUE ESPARTERO. Llano es que la pasion
decida siempre esta y aun otras cuestiones ma s
árdu3s de un modo el mas perentorio y conclu)'en-
t~. Para los amigos ciegos del DUQUE DE LA VICTO~
RlA, por egcmplo , fué de todo punto inmaculada
la adminístracion de aquellos días (1): para SUi
mortales enemigos, por el contrario, nada hubo que
no fuera prevaricacion y crímcn duranle la regencia
de ESPARTERO. La imparcial bietoria en este perio-
do, como· en todos los que forman la vida de las
sociedades humanas, encuentra de fodo. Mas co-
mo el Lien y el mal no son absolutos, sin~ relati-
vos; como se juzgue moral y políticamente buena


(t\ Prrscindimús cora de la !jran cuestion de responsa¿i.
¡idact que Ú'ataremo§ ·tie~pues, á ·su debido tiempo.


TOXI. lV. 7




,-98-
aquella época, 6 aquella gobernaciou, en la cual
los bienes suman ó pesan mas que los males, ó
vice-versa, conforme ~Ia balanza ulilitaria, que
es de 'un uso filosófico y universalmente admiti-
do para valorar el régin;:ten de los estad~s, síguese
naluralmen[e de este principio, que en el .. exámen
analítico que vamOS'á hacer de los aclos que forman
en conj unto la hisloria ~e b Regencia, quedará re-
suello, en sentir nuestro, y con arreglo- á las mas
sanas inspi raciones de nuestra conciencia, inleresa-
da solo en as~nlar la vClu)ad, ci frando n uestri, glo-
ria en ello y en el mejor servicio de la patria nUes-
tra, y ue los intereses generales de la humanidad,
á quien consagramos estas imperfectas larells, que-
dará resuelto, repelimos, ese delicado y asaZ difícil
problema. Empet'lemos, pues, el analisis histórico
,le los actos que consLitu)'en la regencia úñica.


Nombrauo ESPAuTERo Regenle del Reino, y
despues ue llenar las formalidades que van referi-
das, era consiguiente que empezase á funcionar
de.s{}e luego, segun las altas prerogativas y' atribu-
ciones de su elevado cargo. La primera necesidad
ti que tenia que ocurrir, era la organizacion . de un
ministerio compacto, homogéneo, que satisfaciera
en fin las condiciones y exigencias propias de la
¡;ituacion. Era ésta turbulenta asaz. ofrccicndo por
lo lanlo graves ~ificulladcs la confcccion del-nuevo
gabinete, el cual d@biera estar destinado á dt'struir




-99-
ante todo el frutoeamargo de division que empezaba
á germinar entre los progresistas, son. mollivo de
los debatils recientes, reuniendo á todos los" ho"m'-
Lres de setiembre,en un solo pensamiento".


Descoso de ilustrarse acerca de la nueva situa-
"cion política del pais, una vez nombrarla la Regen-
cia, y sobre el sistemá de gobierno qUé en aquella
sazon demera adoptarse, convocó á tres diputados
notables por su capacidad y crédito , cuales eran
D. Antonio Gonzalez, que representaha en el congre-
so Ú la provincia de'Badajoz, D. Vicente Sancoho, re-
presentante de Valencia. y D. Salustiano de Olózaga
que lo era de Logroiio. Siempre moslr"ó el CONDE-
QUQl'E una predileccion grande á favor Jcl !}rimero
de estos pcrsonuges ¡ segun' es de ver en el mInis-
terio que á propuesta suya nombró Cristina en Bar-
celona; eH lo que hemos referido al tiempo Je con~­
tituirse en Madrid la candidatura del que Ilegó á
ser ministerio-regencia; y aun si nos. remontamos
á tiempos que anteceden, t,at'lbien oh~cl"Varemos
que cuando la Regente nombró. en otra o!!asion á
Gonzalez ministro de, Gracia y Justicia, cuyo cargo
no admitió por las' rawlles que ~puntamos en su
lagar, dobido rué tambien á la poderosa meJiacion
del general en gefe. cuyas aficiones quiso, al me-
nos, conffiltar y contentar" .!JI lrono por este medio.
Si el Icclor recuerda lo que acerca de antrguas re-
laciones de amistad, bauidas cntre ESPAUTERO y esa




~100-
y algunas otras personas en el nuevo !Dundo t d~
los importantes servicios que estas per~onas le pres-
taron en un lance terrible para él, a.purado ycríLi-
co, hemo~ dicho en .el tomo primero de nu'estra
publicadon, comprenderá &in ctOfuerzo el motivo
que entre otros habrá determinado esa especial in-
clinacion en el ánimo del DUQUE. Fuera de que., la
reconocida probidad del D. Antonio Gonzalez es un·
título harto recomendable para merecer y asegu-
rarse en la confianza del general ESPARTERO, ave-
~ado á discurrir noblemente, segun la llaneza de su
proceder, y que presenta como una de las mas hon-
rosas y mayor.es muestra·s de su buen deseo y recla
¡ntencion, este señalamiento que él hada, al tra,...
tarse de dirigir los destinos del país, de la honra-
dez proverbial y el amor á las libertades de su pa-
tria, cualidades que distinguen en el mas alto gra-
do á Gonzalez. Por esa fuerte predileccion, era la
mas factible de todas las co.mhinaciones ministeria-
les, la qu~ este presidiera 6 arreglara,. Y como
los otros personages convocados aspiraban tambien
á ser gefes de gabinete, con influencia preponde-
rante y omnímoda, de. aquí el natural descontento,
si no se obraba á su placer ,abrigando en este caso
dentro el pecho, para lo sucesivo, 6dios que la
entendida prudencia, el cálcnlo y la sagacidad, ha-
brian de tener por algun tiempo concentrados. Los
hechos virnen en ,IPOJO dI' este juicio.




-101-
Reunidos los -tres dic~os di pulados á presencil


del DUQUE í exigi61es este queespusieran los me·
<lios <le gobierno que en su entender debieran adop.
tarse, .dri conformidad con las circunstancias. difíci-
les en. que -la naclon J las Córles se hallaban. Me-
diaron mútua~ invitaciones e ntre ellos, cediendo
cada cual á los otros la antelacion en el hablar, has-
la que por último, instado eficazmente por sus com-
pañeros, decidióse á hacerlo D. Antonio Gonzalez.
Habló este, con efecto, estensamente sobre el siste-
ma polílico que él creía de mayor utilidad y con-
veniellcia, y sobre los medios de llevarle á. cabo,
conciliando las reformas progresivas que en su jui-
cio debian plantearse, con lo~ intereses creados y
el afianzamiento del 6rden público. Sancho y 016-
zaga, cuyas opiniones se avienen con este mismo
sistema de progreso lento y conciliador que reco-
mendaba Gonzalez, manifesláronse desde luego con-
formes con la esposicion de los hechos y con la
marcJIa política que .á juicio de aquel debia em-
prenderse, aprobando en su- esencia las bases del
programa y las reformas en él indicadas; pe'ro di-
sentían en un solo punto que era capilatísimo en
aquellas cir'cunstancias.Opinaron por la inmediata
disolucion de las CÓ1-tes. porque ;con ellas decian
que era imposible todo gobierno.


Delic:.do asaz era esle punto de la disolucioli
de Córtl.'s en aquellas circunstancias, y no será ave" - ,




-102-
turado el decir, que con ésta medida, habidas en
clJeQta la$ opiniones de la mayoría del CongrOio,
y al propio tiempo, las que en p1llítica profesan las
dos personas qlle la proponian, c'omo medio indis-
pensable de gobierno, Olóza~ y. Sancho trataban
de dar 1In gol pe terrfule al partido progresista a vaB-
zt!do, que contaba con una representacion mime>-
rosa en la asamblea p9pular, l'luy lejos querian lIe-
yar aquellos 40s la disidencia nacida y finada tam-
bien con la gl'an cuestion del nombramie.nto de Re-
gente; perQ no trascurrió mucho tiempo SiD que
recibieran ellos una leccion de generosidad y de áb-
negacion justa, de par,te -de los mismos diputadtls
lÍquiene.s se p.retendia lanzar de los escáños del
Congreso. Diríase al ver estil conducta de Oló~ga
y Sancho, que consecuentes estos con SU08 princi-


. llios y con l~ op.inion ervitida entonces, apoyarian
la marchta tr¡¡zada por \Jo[} ga!)inete templado y con-
ciliador, contra lat! pretensiones de la mayoría de
105 diputados, que deberian ellos juzgar llenas-de
exageracion dalllnable y nociva~ Sin embargo, vere-
,IDOS que el decurso del tiempo mocUfic:t; ó cambia
mas bien, sus opiniones, acaso porque vari·nron las
circunstancias ocasionales. las condiciones que an-
t(lS habian determinado su sentir, que es cl medio de
.~onest~r siempre estas melamórfosis. tan frecuentes
~n política, y dando mayor estimacion tal vez· á la
cuestion de personas T pónense al 6.\1, señaladamente




-103-
Olózaga, del lado de la mayoría que ahora quería di-
solver, para combatir con ella al ministerio.


Sean cuales fuer,en los designios y penstlmientos
de Sanch,o y Olózaga en e5ta crítica ocasion que se
presentaba al partido .liberal de España para llevar
á efecto las reformas, ello es que dieron una colo-
sal y decisiva importancia á la falta de armonía que
para resol ver la cuestion de Regencia (la cual en
nada debia empecer á las demas cuestiones de go-
biel'no que quedaban á la deliberacion esclusiva se
la comunion progresista), se notó en los dos cuer-
pos· colegisladores. La disolucion, en su dictámen,
era la panaeea que habia de curar los males que
augurab:n de las Córles de 1841.


Gonzalez sostuvo que esta disolucion ern inútil,
porque existiendo en las provincias el mismo es-
pírilu y los mismos elemenlos que habian producido'
la última d~ccion, no debia esperarse olI'O resulta-
d!>; que, por el conlrario, sin ganar nada en las
nuevas elecciones, se il'fitarian mas los ánimos con
una disolucion que no estaba evidentemente juslifi-
da por actos positivos, SI.) imposibililarÍ<l mas y mas
cada vez la nueva marcha del gobierno, y se rátar-
daban y entorpecían, quedando t<tl vez frustradas,
las' reformns que reclamaban las nece!Oídadés del
pais, y que eran reconocidas y anheladas por todos.
No bastando este razoflamiento para que los tres
convocados uniformasen su opinion en este punto,




-1~.i-
tan capital, díóse por terminado el debate, y reti-
ráronse todos dejando al DrrQuE luchar entre tan
opuestos pensamientos-, ,y diciéndole á su vez cada
cual, que podia elegir libremente el sistema que
creyera mas oportnno y adap~ablc.'


, El siguiente dia 12 de mayo llamó ESPARTERO,
segunda vez á Gonzalez, á quien manifestó que ha-
llándose conforme en un todo con su pensamiento
político, habia resueltonomhrarle ministro de Es-
tado con la presidencia del consejo y la facultad de
proponer las demas personas que con él habian de
constituir el ministerio. Escusó el diputado estre-
meño fuertemente este honorifico encargo. y á pe-
sar de. las rQ1teradás instancias que so le hicieran,
mostró siempre una resistencia tenaz que él fundá-
ha en la utilidad y convenieneia de nombrar para
tan espinoso Cargo á D. Vicente Sancho, ú bien '. á
D. Salusliano de Olózaga, cuyas relaciones de recí-
proca amistad removian muchos obstáculos para la
formacion del gabinete" si se podia recabar de
ellos que cediesen en el punto de disidencia que ha-
hian mostrado. Estas y otras muchas razones es-
puestas en una larga conferencia, que duró mas de
dos horas, detuvieron la mente fatigada y la volun-
tad, al parecer decidida, del CONDE-DuQUE, para
entregarse de nuevo á meditar sobre los motivos
con que se escusaba D. Antonio 'Gonzalez á aceplar
In formacion d~1 ministerio, con la presidencia del




-105-
nuevo Consejo. Reliróse este al -fin, sin que nada
pudiera concluirse, y al dia siguiente fué lIama~o
otra vez y propues.lole con un decidido y tenaz em pe-
ño por el REGENTE el mismo cargo. En esta sesion,
que fué bastanle acalorada, y no duró menos de
cuatro horas, se comprometió Gonzalez, conocien-
do la gravedad de las cil'cunslancias, la situacion
embarazosa del CONIJE-DuQÚE, los continuos clamo-
res de la prensa que no podia menos de notar la
prolongacion de la crisis, con pérdida de los inte-
reses públicos, pues que tanto las Córtes como los
ministros tenian su accion paralizada en aquellos
días, comprometióse- por fin, .decimos, á formar el
ministerio; pero con dos condiciones esenciales, sin
las que aseguraba serie moralmente imposible-la
aceptacion del encargo. El'a la primera, que el ga-
binete presentaria su programa d~ gobierno al RE-
GENTE Y á las Córlcs, y que el sistema político que
se adoptase en él, seria observado inviolablemente:
la segunda, que en la formacion del ministerio
dehierande entrar tambien los partidarios de
la regencia trina r á fin de borrar completamen-
te y para siempre la division que se babia mar-
cado entre ellos y los defensores de la regencia
única, fortificando al partido liberal progresista
que se habia fraccionado y debilitado ya torpemen-
te, sin conocer que esta di vision le presentaba dé-
bil é impotente llara el gobierno y para realizar las




-106-
grandes reformas que habia pre.meditado, y que
con razon esperaba de él el pais; reformas sin las
iuales enterraba 'su ~rédilo y su fuerza moral en la
tumba misma de ~onde se alzarian sus adversapios
políticos, á quienes ayudaba quizás sin apercibirse
de ello dcsde un principio, como mas tarde ayudó
apercibido ya y con entera conciencia, por medio
de su imprudente y apasionada escision.


El DVQrÉ DE LA VICTORIA. que tenia, viva yar-
dorosa aun en su ánimo la memoria de la oposícion
que acababa de sufrir por parte de algun0s díputa-
dps de entre los defensores de la regencia trina,
no podia menos de recordar con sentimiento el atre-
vido y hasta poco decoroso lenguage que respecto
de él se habia usado por algunos ab.~olutistas, dis-
frazados de dem6cratas y trinitarios ( 1) en el Con-
greso, no pudiendo dejar de calificarlos como ene-
migos personales. Mas á pesar de su repugnancia,
respetando. el principio parlamentario, escediendo
en su ánimo y descollando sobre todos los demas
sentimientos el de la generosidad, y el ,de la utili-
dad y la conveniencia pública, recordando tambien
quizás que las imprud"encias de algunos diputados
pwlieran y debieran hallarse justificadas en la pro-


" vocacion que él mismo habia hecho en cierto modo,
por conducto de su secretario Linage, allanóse á


(1) Egemplo de ello fué GOllzalez Bravo.




-101-
todo, aceptando tambien esta segunda Gondicion
pr,Qpucsta por GOBzalez.


Dedicóse ya' este, solícito y actuoso, á la orga-
llizacion del ministerio, y babiéndose escusado fuer-
tementelos señores Vadillo y Calatrava (D. Ramon)
á aceptar la cartlna de Hacienda que sucesivamente
les fué ofrecida, así como los señores D. Martin de.
106 Heros y D. José Landero rebusaron lambien las
secretarías del despacho de Gobernacion y Gracia y
Justicia::, con que se les brindó, presentóse al
D. Antoñio á manifestar al REGENTE la imposibili-
dad en que se encontraba de constituir un ministe-
rio, por no t~ner efecto el cumplimiento de su se-
gunda hase: que en su consecnencia, resignaba la
autorizacion que habia recihido para baber ,le for-
marle, aconsejando al mismo tiempo al REGENTE
que llamase á los señores Olózaga y Sancho y los au-
torttase para la formacian del ministerio, amones-
tándoles á la vez que hiciesen esfuerzos para cimen-
tar la union del partido liberal progresista, el cual
creía Gonzalez que podría aumentarse con mucbos
moderados de palrio.tism.o y prohidad ,que contri-
buirían eficazmente á sostener Ja situacion, com-
batida á la vez por el parli90 avanzado y por el
absolutista.


Escucbó el REGENTE estas incticaciones, é in-
mediatameute convocó á los señores Sancho, Oló-
zaga, Gonzalez y Cantero, autoriz.an(l.o á Jos dos




-108-
primeros para qúe procediesen sin demol'it á la for-
macion del gabinete. Aceptado el encargo,. citó
Sancho á su casa á varias personas ae cuenta y valía
para departir con ellas y ver de arreglar el asunto;
pero Olózaga, trab<ljado como estaba su espíritu
con rivalidades y celos! de ver que no llevaba él ~n
la negociacion la mejor parte, la esclusiva tal vez,
que seria"la que alimentase y satisfaciese plenamen-
te su orgullo, dejó notar grande frialdad en su
ánimo y algun desvío hácia su compañero. No obs-
tante, al propio tiempo invitó á D: Manuel Cortina
para que admitiese la cartera de la Gobernacion, la
cual aceptó. á pesar de la enemistad personal (lue
el D. Vicente Sancho le conservaba. Cortina mostró


siempre Tiros deseos de continuar en el millísterío.
A D. Antonio Gonzalez se le propuso por SanC'bo
el de Gracia y Justicia, manifestándole al mismo
tiempo, que siendo él el de mas edad, ni Olózaga
ni el proponente lIevarian á mal que tu viese la pre-
sidencia del Consejo. Gonzalcz se apresuró á res-
ponder qne sin abrigar ningun sentimiento de or-
gullo, cuando se trataba de servir .al pais , no podia
menos de hacer presente lo mucho que agradecía
aquella distincion; pero que tenia el disgusto de
manifestar q ne no le era dado aceptarla, no solo la
presidencia, si que tampoco la cartera, porque no
habian venido aun á conformidad c.¡¡tas personas,
sobre un punto esencialísimo de política, cuya re-




-109-
soludon era instantánea, cml era la disolucion de
las Córtes. Esta respuesta fué concluyente para los
compaticros. y en consecuencia de ella reliróse de
la reunion Gonzalez, sien-do ya trascurridos tres
dias sin que se adelantase nada en el grave asunto
de la confeccion del ministerio,


Agitado y violeRto el ánimo del DUQUE con el
silencio y la tardanza, subió de punto su enojo
cuando se le participó, por un conducto irregular,
que el gahinete no podia formarse. En tan deses-
perada situacion, volvió á llamar á Gonzalez, quien
le halló irritado, apasionadísimo, rebosando de exal-
tacion, de ira y de encono, con el sentimiento
profundo de su posicion moral, la cual creia él en-
tonces que no querían sostener los mismos que
habian contribuido con su esfuerzo á elevarle á la
Regencia, y asimismo lo manifestaba. Juicio dic-
lado por la pasion, este del DUQUE, Y que por lo
tanlo nada tenia de exacto; como quiera que es
siempre harto difícil la confeccion de e un gabinete
parlamentario, sobre todo en circunstancias graves
y espinosas, cuales eran, las que habia creado el a 1-
zamienlo de setiemhre y los sucesos que á él se si-
guieron hasta votacion de la Regencia.


Procuró Gonzalez calmar el ánimo atribulado
del DUQUE. á quien encontró, segun era consiguien-
te, lleno de zozobrns y pesar, y haciéndole entrar
ya en mejo!' consejo, abordaron ios dos por fin la




-110-
gr.all cuestiün de actualidad polHica cual era ·la
organizaciün del ministerio.. Pint61e ESP.-\ .. RTERü-cün
vivo. cülüridü su trisle aislamiento., su [losici1lD de-
sesperada y crítica, el descrédito. de su 'nümbre
lüs clamores de la prensa, la eterna paralizacion
de lüs negüciüs del Estado, lo inútil que aparecia it
los ojos del público una situacion política que tan
propicia debiera ser á las circunstancias y á la causa
de la libertad nacional, y apelando, con fuego y ener-
gía al patriot,ismo español, invocó lleno <k entusias-
mo y de vacilacion las glorias y l<l prosperidad de la
patria, á cuyas sentidas palabras respondió Gonza-
lez somprümetiéndose á la forma:cion del ministerio,
cuya tarea emprendió ya con la mayor rcsolucion,
efisacia y celo.


El éxito era favorecido esta vez por otras con-
causas. Recelaba Gonzalez grande 0llosicion p8r
parte de los d~putados jóvenes que habian sostenido.
la opinion trinitaria, con tanto mayor fundamento,
cuanto que veia la tenacidad y porfía indisculpable
con que hasta ~os mismos ancianos .del Senado ha-
híanse opuesto. á entrar en el gabinete ( 1 l. Preten-


(1) Egemplo de esto era Landero, quiin lIamads de Ara~­
fuez, en donde se hallaba ocupado en ~5~.nto5 del real patr,¡-
monio, y presentado al RE.GENTE, reclblO de él la5 mllytlres
muestras de aprecio, á pesar de h'aber sido partid~rio aliér-
rimo de la regencia trina y mieistro. en 1837, cuando. los
sucesos de Pozuelo de Aravaca. EslQ Landero, sin emhargn,
por razoocs á que él daria muy alta estimacion, no 'kIvo pOI'
cunveniente aceptar la cartera, scgu.u hemos \1510.




-111-
dian, con efecto, los nuevos diputados y varios de
los antiguos, que con ellos formaban causa comun,
guiados unos- oc los mejores deseos, arrastrados otros
por una ambicion innoble, 'como siempre acontece,
que, el DUQUE-REGENTE hl!lbiera Il~mado á sí á hl ju-
ventud, la hubiese abierto una ancha senda, un por-
venir brillante, librándola del abaldonamiento y
Gflrropcion de los retrógrados, de la postraeion y
abatimiento en que siempre la han tenido los viejos
progresistas; y que reservándola abora algunos
asientas en el banco de los ministros, uniese Es-
PARTERO de este modo su suerte á la de la nueva
gcnuacion, á las gentes de la virilidad, del arrojo
y del entusiasmo, elementos los mas propios para
acometer empresas árduas y reformadoras, obran-
(lo así en poco tiempo la regeneraci8n del pais. Es-
ta conducta, por parte Jel nuevo RJiGENTE, decian
ellos que entre olras ventajas, ofrecia la impor-
tantísima de separar de 1a administ!racion pública it
hombres educados en rancias escuelas. prevenidos
por funestas preocupaciónes personales, ligados con
odiosas clientelas, faltos, en lin, de aquol valor y
saludable energía tan necesarios para entrar de lle-
no en el campo de las referlllas.


Tales eran los fundamentos de la oposieion te-
mida justamente por Gonzalez, - cuandu eSll misma
generosidad y noble desrrelldimi~nt~ que Cllracte-
riza á la juventud, vinieron á desvan~ccr cstos




-H2-
temores, allaná'ndo completamente la via de sus ne-=-
gociaciones al presunto primer ministro. Había!ie
este asociado á su amigo y paisano el -general In-
fante" persona. reladonada tambien por antiguos
vínculos con ESPARTERO, Y con la cual contó .desde
luego el D. Antonio para la secretaría de la Gober-
nacion, que fué aceptada; pero sabedores otros di-
putados jóvenes, tambien estremeños, de las gran:- .
des dificultades con que luchaban sus compañeros y
paisanos para haber de confeccionar el gabinete,
tuvieron una conferencia privada en la casá del se-
nador por Badajoz, Landero, de la cual result6 es:-
cribir una esquela á Infante manifestándole el deseo
de que se alargara la crisis por veinte y cuatro ho-
ras mas, hasta ver de convenir con todos los dernas
di putados nuevos, en que estos, los jóvenes del
Congreso, no harian oposicion al ministerio que
organizára Gonzalez, hasta qne fuesen conocidos y
examinados sus actos. Infan'te lo hizo ver así al pre-
sidenle que habia de ser del nuevo Consejo, y . vi-
niendo este en la demora, trabajaron entre tanto sus
compañeros de diputacioll á fin de reunir aquella
nocheel mayor número posible de votos en el sen-
tido indicado antes. Bien pronto una comision, á
non~hre de cincuenta diputados de los de opinion
trinitaria, pasó á ver á Gonzalez., procurando ase-
g.urarle en la COI~tlanza de'aqucllos, manifestándo-
le la que á todos inspiraban sus talentos y probidad,




-113-
Y prometiéndole que unirian sus votos á .los de sus
amigos políticos los unitarios, á fin de (lue el gabi-
nete pudiera. contar con mayoría mientras· fuese
acreedor á ello Iwr sus actos. - La mayor' parle ó
ca'si todos estos diputados trinitarios permanecieron
tiele$ al ministerio Gonzalez Lasta su' caida.


Con este refuerzo el'a ya fácil arreglar el gabi-
nete. En pocas horas el diputado y el senador es-
tremeños, que habian de ser ministros de Estado
y Gobernacion, asociaron á sí al general D. Eva-
ri8to San Miguel, para Guerra; al general D. An-
dres Camba, para Marina, Comercio y Goberna-
cion de Ultramar; y á D. José Alonso, ministro del
supremo tribunal, para Gracia y Justicia, quienes
aceptaron ya sin yaeilar el cargo y el programa.
La confianza grande que inspiraban estos ministros
á Gonzalez, quien todavía no habia podido encon-
trar un sugClO idóneo para el difícil departamento
de Hacienda, determinóle á proponerles la vacante,
á fin de que con el auxilio de las luc.es de lodos,
se buscase la persona deseada. Fijároflse los cinco,
clespues de uua detenida conferencia ~ en D. Pedro
Surrá y Rull, a quien se le. co.nfirjó el cargo
intcrinaQlcnte, Jaceplándole, le ejerció despues
en propieda.d.


Constituido ya el gabinete, retiráronse los mi-
nistros de la Rcgen.cia pro'fisional, entraudo D. An-
tonio GOllzalez en cl ejcrcicio del ministerio de Es-


1'01\1. IV. 8




·-t14-
tado J de la presidencia del consejo, en la noche
del 20 de mayo. Al s.iguiente día fueron nombrados
los demas ministros citado-s antel'iol'men\e.


El!; h. <ae<s\onde\ '2'1., \'In~sen\:.ál.'Clns\.', \os \\uevos.
ministros á los dos cuerpos colegisladores, pronun-
ciando su presidente Gonzalez, primero en el Con-
greso y despues en el Senado, un discurso eslenso y
luminoso que comprendía detalladamente el pensa-
miento político. que habria de presidir á su adminis-
tracion, 6 sea, el pmgrama del nuevo gobierno. Este
discurso notable, que fué oído con aplauso. y vene-
racion por todos, como que él encerraba la teoría
de los mejores medios de gobernar, deducida de
la Constitucion política del Estado, podia bien su-
plir al discurso de la corona, que hemos vi3to ba-
bel' faltado en esta legislatura, y venia como des-
tinado á reemplazarle. En él decia GOllzalez (lUO el
gobierno recibia la administracíon pública del Es-
tado <tábeneficiode inventario,)) y despues se· es-
presaha de esta suerte: (,Pero tal era nuestra sl-
"tuacion; senores, y de tal manera la veian los
"individuos que habian de componer el gabinete;
«mas siemp-re estableciendo el principio de que
«quieren gobernar con las Górtes actuales, y es
«necesario que se entienda este princiI}io, y que es
«el sistema que quiere seguir: la cOlIser·vacion de
,das eórtes actuales .. Este es el sistema que adopta,
«y {lsí qiüere, m1\llife~tarloá las (,¡lI\\e5.))~Una· tal




-115-
prenda, tan imprudente (si bien 'se deja ver que
era ella dictada por ua sentimiento noble de pa-
triotismo y de buena fé) j cual era esta que soltaba
aquí Gonzalez ante las C6rtes, y á cuyo paso, des-
acordado asaz é impolítico, indujér'onle sin du-
da los precedelltes que hemos sentado respecto á la
confeccion del ministerio, costóle harto cara á su
pr\lsidente en días posteriores, llegando tal vez á
persuadirse, aunque tarde, de que esas palabras
nunca deben aventurarse así por ministros consti-
tucionales , por mas que la conveniencia que ellas
es presa n , la 0pOI'tunidad en el obrar, sea alguna
vez como entonces reconocida; pero jamás se re-
conocerá y justificará bastantemente la necesidad
de confesarlo así, haciendo el poder real un sa-
crificio, Ulla abdicacion inusitadLl y peligrosa de
importan les pr{~rogativlls, Este exceso de libera-
lismo, á poder del cual quiso Gonzalez que preva-
leciera el principio parlamentario, ostentando un
respeto hacia él , que no podia menos de ceder en
menoscabo del principio que el mismo ministro re-
presentaba, arguye siempre imprevision y una
confianza lelal , censurable á los ojos de la historia,
de la esperiencia, ydc la ciencia política, yescu-
sable solo, del lado de la moralidad I cuando como
ahQra es nacido de la nobleza de un corazon que
hace alarde de insignes muestras de lealtad, 'cimen-
tando en cflas el buen deseo del, acierlo.




-116-
Este mismo buen deseo dictó á Gonzalez los


párrafos que siguen: "El gobierno, señores (decia),
«quiere que se guarden las priÍcticas constitucio-
(males, "Y para ello ,- y para no llegar á las reaccio-
CInes, se sujetará estrictamente á las prácticas y
(,máximas de los gobiernos reprcsentali vos. Los se-
uñores diputados conocerán ya que no \engo necc-
«si dad de estenderme sobre estas esplicaciones, por-
«que ellas son bien esplícitas y claras. No quiero,
«ni ninguno de los que componen el gabinete, que
«se nos juzgue con parcialidad favorable; y el Con-
«greso, que es justo como la nacion que representa,
«si no son cumplidas nuestras palabras, ellas serán
«algun dia motivo de recriminaciones que nos ha-
«gan los individuos que le componen.»


Hablando despues del ramo de Hacienda, dijo:
«Tanto se ha hablado, señores, de los contratos
«que ha celebrado el gobierno en épocas anterio-
«(res, que los ministros actuales están resueltos á
<IDO celebrar ninguno que no sea en subasta públi-
«ca; y el gobierno nUllca presentará un flanco en
«esta parte por el cual se le pueda atacar .»)


«Por último, señores (concluia), he tenido la
"honra de presentar los principios del gobierno con
"franqueza, y que se irán desem olvicndo si encuen-
«tran el apoyo de los cuerpos colegisladores; pero
"diré que si bien es cierto lIue queremos reformas
«y entramos en las ideas del progreso, en el que




-117-
.hemos estado siempre, quizás alguna vez se vea
«al gobierno detenerse en algun punto; pero el
«Congreso puedo creer que en a!{uel punto en que
~se detenga. en aquel, hay peligro para el 6rden,
il)a libertad y la COllstitucion.l)


Tan vistosas y flalagüeñas tintas presentaba este
programa, que no pudo ffiilnos de merecer la apro-
hacion de todos. d-entro y fuera de las C6rtes. Los
actos de los nuevos ministros era lo único que ávi-
damente se esperaba, en un pais en que las prome-
sas eran ya en esta sazon un medio gastado y sin
crédito, á punto de oirse siempre con frialdad y aun
con marcadas prevenciones .


. Mas no !{uisieron esperar tanto algunos miem-
bros del Congreso: que si bien la mayor parte de
ellos, como los senadores, se conformaron con el
nuevo gabinete, cuyas obras solamente iban á juz-
gar, los diputados D. Joaquin María Lopez, D. Fer-
min Caballero y D. Luis Bravo, auxili~dos por los
redadores del Eco del Comercio, convocaron aque-
lla misma noche una junta que se celebró en la casa
habitacion del diputado cordobés Lopez Pedrajas , á
donde concurrieron mas de ochenta individuos del
Congreso, ante los cuales. aquellos corifeos del
hando trinitario. resentidos de que no se huhiese
contado con ellos para constituir el gabinete, y tra-
tándole de antiparlamentario, propusieron á sus
compañeros el formular un voto de censura, que




-118-
habia de presentarse en la sesion pr6xima. Mas este
pens-amiento, acalorado é injusto, fué rech.azado,
c~si por unanimidad, en la junta, sosteniendo los
dipu~ados jóvenes y nuevos en el Congreso, contra
aquellos pretendidos gefes, cuya inlluencia no al-
canzaba nunca á donde llegaban su orgullo y su am~
bicion, que un tal proceder honraría poco al Con-
greso, . pues que no. era en modo alguno justi fica-
ble: que el objeto de los diputados debiera ser el
examinar imparcialmente los actos admínistrati vos
de los gobernantes, y no condenarlos anles de que
diesen á luz ni una sola de sus obras: que el país,
ansioso de completar las reformas políticas, y de ob-
tener mejoras materiales, no podría menos de ~on~
denar una oposicíon que carecia de motivos claros
y poderosos, cansado corno estaba ya de ver tanlas
veces que solo la mueve el resentimiento y la am-
bicion. Habidas en cuenta estas consideracione~ por
casi todos los diputados trinitarios, señaladamente
los nuevos, exentos todavía de' esas pasiones~ y ar-
ra~cando de raiz las semillas del encono y de la im-
placable enemistad, que en. pechos menos hidalgos
pudo producir el nombramiento de Regencia y pos-
teriormente la eleccion de consejeros, en vez de
dejarse arrastrar por los que se decian sus gefes,
ofrecieron su apoyo al gabinete, mientras con
sus actos no diese un moti vo justificado á la opo-
sicioD. Sacrificio de amor propio, no comUD en




-119-
l'Os cuerpos deliberantes, con el cual dieron estos
bonradísimo'S patricios una leecioo, un ejemplo sa-
ludable de abnegacion y de generosidad) no solo á
los impru.dentes que demandaban el voto de censu-
ra, si que lambien á aquellas otras person~s, que
llamadas por el DVQUE, para formar el ministerio,
presenláronle como la primera de sus condiciones
ó exigencias el decreto de disolucion. Este paso
"lue tanto honor hace á los diputados de opi-
nion trinitaria que le dieron, no es menos digno de
loa porque él pasára casi desapercihido en aquel
tiempo.


No bahia, en verdad, un fundamento 'sólido pa-
ra arguir de antiparlamentario, para combatir el
<lrÍgen del ministerio Gonzalez, alegando por razon
la de que sus individuos habian votado por la re-
gencia únicél; dado que si la mayoría del Congreso
;optó por la tri pIe, no fué así en el Senado, y tam-
bien fué contraria la resolucion de ambos cuerpos
Teunidos. De aquí la grande dificultad de constituir
un gabinete en aquellas circunstancias, que se ajus-
tase del todo á las fórmulas estrictas y á las prácti~as
esenciales de los parlamentos : dificultad que subió
de punto á lo imposible, cuando los trinitarios que
hemos visto buscó Gonzalez para compartir con
ellos el poder, rehusáronle abierta y tenazmente; y
esos otros trinitarios, autores del voto de censura,
ni fueron ni debieron ser buscados por ,el nuevo




-120-
presidente, auu á riesgo de enagenarse este. y sus
compañeros la voluntad, de tan temibles ad versa-
f1OS.


Vese, pues, que IIr impericia y poco tacto de
los unos,la tenacidad de los otros, y la incapacidad
moral :dé algunos, cuya devacron al poder hubiera
sido entonces, como lo fué despues, altamente per-
judicial á los intereses del estado, dejaron frustradas
las recias intenciones del general REGENTE en esta
parte; pues ,que su deseo, conforme en esto al del que
fué nombrado al fin primer ministro, era el de con-
ciliar los intereses, las opiniones y hasta las ambi-
cioneúíoblésde fodos los prohombres ó directores
de la comunidn prGgresis~a, organizando urrministe-
rio que hubiera satisfecho esas condiciones, lo cual
nO'pudo realizarse por las causas que, con designio,
hemos espuesto, minuciosamente. No puede, por lo
tanto, ¡nculparse á ESPARTERO en, esa cueslion vital,
que así como 'la de RegenC'ia habia formu lado la
revolucion; formulaba ella la espresron, , mas ó
menos fiel, del bando vencedor ó liberal progresis-
ta. El CONDE-DuQUE puso de su parte, y muy de.-
1etfidam~nte, los medios conducentes al fin de que
los gefes IDaS autorizados de este partido se enten-
dieran, y viniesen á un acuerdo ú acomodamiento
ministerial. estable y grato para todos. Ellos fueron
los que no pudieron ó no quisieron avenirse y en-
tenderse. Las consecuencias de·esta falta de armo-




-121-
nía veremos que llegaron á ser funestas. CliIlpe el
pais, culpe la 'Conciencia de los abatidos pueblO&, á
quien digno de récriminacion y de culpa sea. Que
ESPARTERO en esta salOn no lIamára á sí y se rodea-
radeotroshombres. nada tiene de estraDO. Buscó
los que debió buscar; los que habian descollado, en
la tribuna, que es el medio mas propio de eviden-
ciarse el talento en Jos gobiernos constitucionales:
los que este mismo país le babia señalado con el de-
do del renombre y de la fama, los que, dentro de la
comunion liberal española, habian llegado á su no-
ticia, y babian podido llegar. como varones escla-
recidos, por el conducto tambien autorizado de la
imprenta. No le era dado hacer razonablemente otra
cosa. No quiso tampoco apelar á los apóstoles de la
traicion, disfrazados entonces con máscara de pa-
triotismo hipócrita. En esto su instinto fué admira-
hle, y digna de eterna loa su prevision. Por lo de-
mas, los antecedentes de los ministros nombrados,
tampooo 'ofrecian glmero algullo de desconfianza.
Por eso' era iusto tambien, á la par que noble y
generoso, el proceder de los diputados que resis-
tieron el negarles,'s~apoyo. Las C6rtes españolas
dieron en esta ocasion una insigne muestra de! la hi-
dalguía que caracteriza á este gran pueblo J como él
lambien la acababa de dar prestando obedieÍlcia
y sincero respeto á su mas trascendental y solemne
acuerilQ.: TEldo. fué sensatez J cordura y sublime




-122-
'Virl1id en esla~ circunstancias. Jamás.hubo una opi~
nion tan fuertemente pronunciada en contrario sen-
tir de las Córtes, como la relativa á la grande
cueslion de Uegencia: jamás hubo, sin embargo,
un mas profundo acatamiento á su legítima decla-
racíon. Lo rhismo aconteció con el nombrami¡mto del
ministerio.
o, o Antes °de ocuparnos en su historia, daremos
'Cuenla de otro asunto, el mas capital y ruidoso que
despues de la eleccion de Regente acometieron las
GÓrles. Este asunto fuéel nombramiento de tutor
para S. M. la reina Isabel y para la infanta" doña
María Luisa Fernanda.


Aunque la reina Cristina habia manifestado en
Valencia que no era su ánimo el renunciar á la
tutela, com() esta señora, ausente de sus hijas, no
podiaeumplir sOeguu nuestras leyes su encargo, y
como por otra parte, .ella misma hubiera manifes-
tadosu pr.opósito de no volver por entom;es á Es-
paña, aun prescindiendo de otra mas nClltaole falta
de aptitud legal que inhabilitaba á la madre de Isa-
bel para continuar siendo tutora, aquellos motivos
eran mas qu.e suficientes para proceder sin demora
á la d-eclaracionde la vacante. El gobierno, sin
embargo, tanto el de la regencia provisional como
el de ESPARTERO, no habia querido echar sobre si
una tan inmensa responsabilidad; y accediendo al
dictámen del t'ribunal supremo de Justicia ,hemos




-123-
visto quedal' sometida íntegra esta cuestion á la
decision de las Córtes .


. Sllscit6se al ·fin el debate en ambos cuerpos,
siendo mas acalorado aun en el moderador, ' en
donde los: Carrascos, los Pinofiel, los Canejas, los
Ruiz de la Vega, y tantos otros paladines como
defendían los supuestos derechos de la Reina Cris-
tina, hiciéronlo con tnnta virulencia,. desesperacion
y encono, que era una lástima grande ver al par-
tido moderado dando tan insignes muestras de inmo-
deracion, haciendo alarde de unos brios que fuéra-
le mejor haber aprovechado en el último setiembre,
.cuando se le abrió ocasion de mostrarlos y de ga-
nar con ellos lo que tanto sen tia haber perdido.
Lamentábanse los senadores cristinos, y tambien
los pocos diputados quehabia de estc gremio, de
que la Constitucion de 37 iba' á ser infringida si se
declaraba "la tutela vacante; cuando esos mismos
que tan injustamentc escrupulosos se mostraban
ahora, defendiendo ú afectando defender tll artícu-
lo 60 de aquella ley fundamental, fueron los prime-
ros despues en do~rocaTla; y cuando la misma Reina,
que tan ganosa estaba y tan llena de interés y celo
en proseguir funcionando como tutora, habia ya
propuesto al gobierno de Madrid, lomando ella la
iniciativa para un acomodamiento, que se nombrase
un· consejo de administracion para la tutela, com-
puesto de cinco personas, lo cual era inconstitu-




--124-
cional y era ilegal; porque la Conslilueion no re-
conoce mas que un tutor, . y la3 leyes del reine
declaran este cargo personalísimo. sin, que pueda
ser .delegado de modo alguno.


, .Tomaron parte en esta discusion borrascosa los
oradores mas notables de ambos cuerpos. Miem-
bros hubo en el Senado, que á pesar de no haber
salido á ,la demanda y defensa de la viuda de Fer-
nando VII, cuando pocas sesiones antes habia ma-
nifestado el senador Capaz que las personas que
habian salido de Madrid en julio último con la fa-
milia real á Barcelona, llevában el firme propósilo
de no volver á la c6rte sin haber dado á las institu-
ciones un golpe semejante al que recibieron de
aquel monarca en 1814, ahora defendíanla con ca-
lor estremado de la grave acusacion. de la calum-
nia, decian ,que se habia querido- estampar en la
frente augusta de Cristina, suponiendo, torpe é
inícuamente, que estaha casada. Estas aseveraciones
de su continuacion en la viudez, hacíanlas ellos, los
amigos de la ex-tutora, con una fé y un candor
que daban baslante que decir y reir entre las
gentes.


La comision del Congreso componíanla los se-
ñores Olózaga, Busto, Montañés, Pelacbs, ~on­
ialez Bravo, Caballero y Alonso (D. J. Bautista).
El primero hahia formulado su voto particular; di-
ciendo que debian limitarse á proponer al Congreso




-125-
q~ue dirigiese un mensage al allo cuerpo sobre los
trámites que debiera llevar esta importante cues-
tion. Los olros opinaban por la dcclaracion de va-
cante á la tutela de S. M. y A., Y que se estaba en
el caso del articulo 60 de la Constitucion; punto que
habia de discutirse por separado en el Congreso, y
VQtarse despues, como la Regenci,l, en union con el
Senado. La comision de este componíanla los señores
Martinez de V ciasen, Torres Solanot, Codorniú,
Pino-fiel y Alvarez Pestaiía. Los tres primeros pre-
s-entaron un dictámen semejante al de los diputa-
dos: los otros dos, llevados sin duda mas del afec-
toque de la razon, no admitían como justa otra re-
solucion-que la de no ha lugar á deliberar.


DeJiber6se, al fin, el 10 de julio, en que reu-
nidos ambos cuerpos para proceder á la votacion,
quedó triunfante. la causa constitucional y de las le-
yes, de la conveniencia y utilidad de las régias pu-
pilas, y tambien de decoro y de bonor, para todos.
declarando las Córtes vacante la tutela por 20'3 \'0-
tQS conlra 36. De estos, los 26 eran senadores,
cinco diputados de las provincias exentas, y ademas
Jos seiíores diputádos Hompanera de Cos, Posada,
Pita Pizarro, Luzuriaga y Gomez de la Serna. Pro-
cedi6se en seguida á la eleccion de persona, re-
sultando investido de tan alta dignidad y honroso
cargo, el muy esclarecido y honorable patricio
D. Agustin Argüelles por 180 votos. ta reinR Cris-




-126-
1inl!- tuvo solamente uno; bien que las 31 papele-
tas que aparecieron en blanco serian precisamente
de sus amigos. D. Manuel Quintana tuvo tamhien
17 votos.


Despechada, y mal aconsejada tambien , la rei-
na Cristina, que aguarda ba con impaciencia esta
resolucion en París; lanzó el 19 del mismo mes,
es decir, nueve dias despues de la deolaracion 'y
nomhramiento hecho por las Córtes, el, siguiente
manifiesto:


«A la nacion.=Yo la Reina María Cristina de
Borbon, considerando que por el artículo 10 del
testamento de mi augusto Esposo el Rey D. Fer-
nando VII soy llamada ,á egercer la tutela y cura-
duría de misauguslas Hijas menores: que este
nombramiento es válida y legítimo en lo· que con-
cierne á la tutela de la Heina ISílbcl , 'mi Hija,
segun los términos de la, ley3·, tít. .16. 0 ,. Parti-
da 2, Y en virtud del a~lículo 60 de laÜollsütn:""
cion del Estado; y que las le res ci viles hacen éste
nombramiento no menos legítimo y, valedero en
cuanto á la persona de la Infanta María .LuisaFer-
nanda, mi Hija: que aun cuando.yo tlO fuera tu-
tora y curadora de las austas lIuórfiln3s por la vo'"
luntad de mi Esposo, lo seria en calidad de Madre y
de Viuda por el beneficio y el voto oc la ley: que
ni las leyes del reino, ni la Conslilucion conce-
den al gobierno la facultad de in[cnenir en las tu-




-127--
telas de Jo.s Reyes t ni en )a de lo.s Infantes de ,Es-
paña: que 10.s der,echo.s de las Córtes, re:s-ulLantes
de) artículo., d~ la Constitucion ya citado., se es-
tienden so.lo á 'no.mbrar un tuto.r al Rey menor.
cuando no. le hay designado. en el testamento..', y.no.
permanecen viudos el padre ó la madre. &in que
este derecho. pueda aplicarse á ningun o.tro. caso. ni
á ningun o.tro. género. de tutela: y atendiendo. á. que
el go.bierno. ha puesto. trabas él la tutela. 'qUeyQ
egercia, no.mbrando. agentes para intervenir en la
administracio.n del do.minio. y patrimonio real en la
forma y para Io.s fines enunciado.s en lo.s· decreto.s
de 2 de diciembre último., co.ntra los cualcsaro.les-
té ya formalmente en carta de 20 de enero. de este.
año, dirigida á D. Baldomero Espartero., duque
de la Victo.ria: que las Córtes co.n desprecio. de la
ley de Partida, del artículo. 60- de la Co.nstit ucio.n
y de la ley co.mun ,han declarado. vacante.la tutela
de mis augustas Hijas, y han nombrado. olró.tutor:
finálmente, atondiendo. á que mi ausencia temporaL
no. invalida lo.s derechos que po.seo. po.r las leyes .ci-
"iles' y po.liticas: que el abando.no. de mis. dcret:l!.o.s
legítimos traeria consig-o el 0.1 vid o. de mis sagrado.SI
deberes, po.r)o. mismo. . qae el encargo. de velllf por
las Princesas mis Hijas me ha sido confiado. n.o en
utilidad mia, sino en beneficio suyo y en el d~ la
nacion,


«Declaro: Que la decisio.n de las CórLes es. una




-128-
usurpaejo~dc poder fundada. en la fuerza y en la
violencia, y que no puedo consentir semejante
usurpacion : que los derechos, privilegios y prero-
gativas que me pertenecen como Reina Mad·re, y
C-Offiotutora y curadora testamentaria y legitima
de la Reina Isabel y de la Infanta María Luisa Fer-
nllnda, mis muy amadas Hijas, no pueden perder-
se, ni prescribir: que no renuncio ¡Í estos mismos
derechos, privilegios y prerogativas; sino que sub-
sisten y subsistirán en toda su fuerza y validez,
aunque de hecho esté suspenso é impedido para
mi su egercir.i(} por efecto de la violencia.»
«~r tanto reconociendo que estoy en obliga-


cion de rechazar públicamente un acto de violen-
cia tan monstruoso por todos los medios que están
á mi alcance, he resuelto protestar, como protesto
una y mil veces solemnemente ante la nacion y á la
faz del mundo, de mi plena y libre voluntad, y por
un movimiento espontáneo, contra los decretos ya
enunciados de 2 de diciembre ultimo., que han
entorpercido en mis mallos el egercicio de la tilte-
la .' contra la resolucion de las Córtes que declaran
la vacante de esta, y contra todos los efectos y 10-
das las consecuencias de dichas disposiciones.»


«Declaro ademas nulos y falsos los motivos ale-
gados para quitarme la tutela de mis augustas Hi -
jas, despedazando así mis entrañas maternales.»


.. (lo solo consuelo me C] ueda; y es que mientras




-129-
mis manos ban regido el timon del Estado, mucJlOs
espaíioles vieron lucir el día de la clemencia, todos
el di.a de la justicia imparcial, ninguno el dia de la
venj:(anza .,)


«Yo ruí quien concedí en San I1defonso el bé-
neficio de la amnistía: Madrid fué testigo de mis
constantes esfuerzos para restablecer la paz: por
fin :Valencia me vió la última defendiendo las leyes
holladas escandalosamente por los bomhres· (Iue
mas obligados estaban á defenderlas.»


«Vosotros lo sabeis, españoles: los ohjetos pl·i-
vilegiados de mi solicitud y de mis pensamientos
han sido y seráll siempre la mayor gloria de Dios,
la defensa y conservacion del trono de Isabel n.
y la felicidad de la Espaiia. Paris 19 de julio de
de 1841.-MarÍa Cristina.»


Este documento fué dirigido por Cristina al Du-
QCE con la carta que sigue:


f(A Don Baldomero Espartero, duque de la
Victoria.»


«Paris 19 de julio de 1841.-Una trisle y dolo-
rosa csperiencia me ha demostrado que el ultraje
que en Valencia acabó de dar un golpe funesto á la
autoridad Real, y al gobierno de que yo era legal
J legítimamente depositaria, duranle la menor edad
de la Reina Isabel, mi muy amadaHija, no era mas
que el preludio de las nuevas violencias y persecu-
ciones que me estaban reservadas."


roy. IV. 9




-1-30-
«Los aulores de aquel alentado, no satisfechos


con haberme arrancado la Regencia, que me ví fOI"-
zada á renunciar por no hacer traicion' á mis jura-
mentos; no satisfechos con haberme puesto en la
cruel necesidad de ausentarme por algun li~mpo
de España, fallando á todos los princi[lios con-
sagrados por la religion y la bumanidad, ! sir-
viéndose de pretestos falaces y contrarios á. mi
honor y-á mi consideracion, trabajaron desde
entonces abiertamente para arrebatarme el COII-
suelo maS dulce y mas tierno de que puede dis-
frutar ulla madre ,animada de la solicitud ., del
amor que .,0 profeso á mis Hijas. Me faltan las
palabras para espresar toda la eslension del dolor
que he esperimentado, al saber que al lin habia
sido despojada arbitrariamente de la tutela, cUJo
egercicio me aseguraban tantos títulos legítimos y
sagrados. »


«Las C6rtes decidiendo así en este asunto, vos
y los ministros sometiéndole á su deliberacion , os
habeis arrogado un poder que no os corre~ponde:
habeis desconocido los sentimientos de la natura-
leza, y roto sus vínculos en cuanto estaba de vues-
tra parle: habeis trastornado, h'lueis infringido
todas las reglas de la justicia, y me babeis elegido
desapiadlldamente por víctima, á mí que por con-
seguir una prudente conciliacion hice en yano
todos los sacrificios compat-ibles con mi dignidad y




-131-
con mis deueres dI? Madre, como lo atestigua pa-
tentemente la larga correspondencia que he segui-
do con vos para ese objeto .•


uPor ~sta razon no puedo prescindir del cum-
plimiento de la grave obligacion que Dios y ··Ia
¡;aluraleza me imponen en esta ocasion; y obed.e-
ciendo <Í la voz de mi conciencia, é impelida' ade-
mas por· la estrema necesidad de mi propia defen-
~a, be tomado b9y mismo la resolucion de hacer
una protesta solemne contra todo lo que han re-
suelto las Córtes con desprecio y en perjuicio de
mi:. derechos legítimos como Reina Madre, y como
única tutora y curadora testamentaria de mis au-
gustas lIijas. Remito adjunta á esta carta dicha
protesta escrita toda de mi mano, para que la man-
deis puLlicar inmediatamenta en la Gaceta Je Ma-
drid. Espero que lo hagais así.))


cDios os guarde.-l\Iaría Cristina ~~
}'uerte, severo, apasionado y virulento asaz


era este lenguage de la ex-regente, la cual señora,
embaitla sin duda alguna con su régio orgullo, ave-
zada y bien avenida con sus hábitos de mando y de
dominacÍon, á pesar de la situacion nueva y del
nuem.estado que se habia elegido, la que fué reina
viuda y siempre reiteró sus esfúerzos para' conser-
var á todo trance los fueros y prerogativas anejas á
aquel carácter, á aquella elevada condicion, dirigía
esta carla, y un egemplar de la protesla ó proclama




-132-
á D. Baldomero Espartero, tratándole así como á un
particular, corno á un súbdito suyo, y descubrien-
do mas al claro esta pretension risible ,con la for-
ma imperante de que bace uso al baber de manifes-
tar su resolucion de que se publicase la referida
protesta en la gaceta de ~Jadrid. Tamaíío escúndalo~
esa abrogacíonde un poder que babia ~'a fenecido, y
ese desconocimiento de la dignid,ul y autoridad su-
prema que por el voto de la nacion, legítimamente
representada en Córtes, egercia el DUQUE DE LA VJC-
TOlUA, no podian mCllos de empeorar mas y mas cada
dia la causa y rebajar el conc~pto de b reina Cris--
tina ante la Europa entera, que la consideró ya de-
mentada y fuera de sí, capaz solo de servir de ins-
trumento, por su irritabilidad y encono, á los
calculados planes de otras gcntes ,que, con menos
calor en la cabeza, tenian ya puestos los ojos en ena
para fomentar y autorizar aclos de violencia, que
habrían de combatir el edificio frágil de la llamada
revolucion española. 1\Iuy mal parada dejaban la Te~
putacion de esta señora sus ciegos consejeros, al
dictarla este paso imprudentísimo, decidiéndola á
estampar su firma en ese documento, que lanto
compromelía su honra, y decidiéndola "porque era
«necesario (decian ellos) un testimonio público que
«desmintiese falsas suposiciones.» Lo cual tenia tan-
to mas de escandaloso y de estraiío, cuanto que no
era rreclso que el tiempo viniera á presentar como




-133-
hccho~ la.s suposiciones (alsás, sino que era ya sa-
hido y proycrbial en Europa lo que en vano queria
desmentirse de oficio. yno menos que con la pa-
labra aug'usta (que dicen infalible) de los reyes.
Ter\"ible dilema era este en que colocó á la reina
@IHstina ese documento, en el cUil1 se obstinó en
protestar contra el fallo inapelable de las Cóttes es-
pañolas.


Este papel, bandera de partido, de color mas
pronunciado ya que la que habia levantado Cristina


en Marsella, y cuyo matiz no podia dejar de ser
absolutista, puesto que como el primero, tambien
el m::uiifiesto segundo fué atribuido por la prensa
francesa al autor del que dió la viuda de Fernando
el 4, de octuhre de 1833, para nada, que no fuese en
provee ho propio, contaba con la Constitucion del Es-
tado; pal'a nada con la libertad de la úacion española.
Estos objetos no entraban en el número de los «pri-
vilegiados» en las {(solicitudes y pensamientos» de
Cristina, segun la enumeracion qne ella hace en el
postrer párrafo de su curiosa protesta, pendon ab-
solutista, como va dicho, que habia de servir como
seií'al y emhlema á la insurreccion ~i1itar que tu vo
efecto algunos meses despues en España, y, lo que
es mas triste. habia de envolver tambien en sus fu-
nestas y recónditas plegaduras, á muchos liberales
sin cuya cooperacion y esfuerzo, imposible hubiera
sido alzarse al mando en dias posteriores á los co-




-134-
bardes pero astutos consejeros' de la reina, Cristina.


Esta señora hizo circular á lodos los agentes 'di-
plomáticos que residian en Paris ese documenio que
de tanto baldon cubria su nombre, y cón el cual
no parece sino que sus mortales enemigos, los que
durante la guerra civil habíanla prodigado mil im-
properios , quisieron esponerla á la escandalosa
espectaCÍon y á la befa de todas las naciones euro:"
peas. El conde de Colombi, hermano del autor de
13 protesta, fué la persona, que á falta de otra mas
á propósíto, sin duda. entre los emigrados ile se-
tiembre. que parecían los mas acreedores á la dis-
tincion y aprecio de la ex-regente, 'eligió esta para
poner en manos de todo el cuerpo diplomático las
iracundas plegarias del ex-ministro Cea, acompa-
ñadas de una carla circular, tambien por el estilo,
en Ia.cual, se apellidaba á la soberana decisíon de
las C.)rt~s « espoliacion injusta y tiránica,» ~injurio­
so despojo» y otras mas cosas de este jaez.


Como medio tam.bien de desahogo, y como sí
no Lastasen los antedichos, encomendóse en Paris
á D. Juan Donoso Cortes la publicílcíon de un fo-
lIelo que intituló Relacían hist6rica de la cuesliun
de ['utela de la reina Doña ISlIbel II y la miora in-
{anta Doña Luisa Fern«nda, el cual se circuló con
profusion enlre los emigrados y lodos los adictos á
Crislina.


El gobierno de Madrid, que desde el momento




-135-
en que recibió la protesta vióse hostigado en el Con-
greso ~on interpelaciones que le fueron dirigidas
por algunos diputados acerca del suceso en cucstion,
del contenido y las tendencias de tan' estraño docu-
mento, de los medios por los cuale.s habia él llega-
do á poder del gabinete, de las medidas. en fin,
que este hubiera adoptado para neutralizar los efec-
tos que en el ánimo de los incáulo8 pudiera pro-
ducir lamaüo escándalo y desacato contra la sobe-
rana autoridad de las Córtcs españolas i como por
otra parle, nada .debieratemer entonces de la publi-
cacion de aquella proclama incendiaria, cuyo fuego
abrasaba mas á la persona que tan imprudentemente
la habia autorizado, que á aquellas otras contra
quienes iba dirigida, no tuvo inconve~iente , antes
se apresuró á darla á luz en la Gaceta, compla-
cie,lldo en ello los deseos de la ex-Gobernadora;
pero acompañada de uu manifiesto á la nacion con
fecha 2 de agosto, suscrito por el DUQUE DE LA VIC-
TORIA, Como REGENTE del reino, y por su primer
ministro D. A8tonio Gonzalez. En este escrito, lle-
no de Inc.es y de reOexiones oportunas I y en el cual
el REGENTE y el ministro h~os de la revolucion é
hijos del pueblo, daban una leccion severa de co.!.
medimiellto, decoro y dignidad á la augusta señora
~nieta de cien reyes», segun la espresion favorita
con la cnalla lisonja y la servil adulacion pretendian
enaltecer y aun magnificar la escelsitud de alma y




-136-
de pensamientos, y la sin par nobleza que caracte-
rizaba los sentimientos hidalgos y sublimes de la
reina Cristina (1),y supieron guardar, ellos, los lla-
mados, plebeyos, porque desde la clase de' simples
ciudadanos habíanse elevado por sus talenlos y por la
alteza de sus hechos, que no por la yia inmeritoria
é injusta del Ilacimiento, á la grande altura que
ocupaban, supieron guardar, repetimos, á aquella
régia persona los miramientos y el respeto que sin
duda alguna se merecia como dama y como reina,


(1) En una carta que dirigió desde París D. J. Donoso
al m(nistro de la Gobernaciün Infante, sobre cierta .cuestion
promovida acerca del folleto de que hemos hecho mérito,
decia aquel, en . su lenguage abalado y enfático, aludiendo á
esta princesa: "Yo puedo certificar á V. E., Y conmigo tod\ls
<dos que han tenrdo la fortuna de conocer personalmente á
«tan escelsa señora, que en aquel magnánimo corazon, en
«donde no tuvieron entrada jamás sino generosos instintos y
<<levantados pensamientos, no tiene cahida nada que se parez-
«ca Ó nuestros encarnizados ódios ni á nuestros envejecidos
«rencores. No porque aquella augusta princ.esa haya dejado de
«reinar, ha desprendido el olicio de. los reyes, que es el 01-,
«yido de los agravios y el pe;don de las injurias.»


Así se espresaha el DOIIOSO, cuando no solo eran ya cono-
cidas del público la protesta y las cartas de Cri!;tina sobre el
ruidoso asunto de tutela, sí que tambien eran ya pasados los
sucesos de Pamplúna, Vitoria, I1ilbao y Madrid, en octubre
del 41, y cuando rehechos y vueltos en si los conjurados, ami-
gos de Cristina, aprestábanse ya para otras insurrecciones.
Sucesos todos estos de que nos ocuparemos despucs, que á
la vez que demuestran la mansedumbre, legalidad, cordura
y sensatez del partido que se di.ce en Espaiia moderado, su
amor al órden y su ódio á los trastornos" á la rcvolucion,
pruehan igualmente, mejor qne Donoso, cuáles son los sen.-
timientos é instintos cuál tambien el olicio ...•. de álgunós
rev{'~ •


• Desgraciadamente la Espaiia, en sus últimos reinados, pre-
senta cgemplos bien tristes sobre estas delicadas malerias.




-137-
pero que ella misma no supo guardarse al trazar ó
autorizar con la pluma tanto desacuerdo.


Con esquisito tacto y atildada crítica iba to-
cando el manific5lo del REGENTE todos los puntos
esenciales de la protesta; y al llegar á los párrafos
mas notahles que hacian relacion á las grandes
cuestiones de Regencia y de t'utela, maltratadas en
el documento suscrito por la reina Cristina, espre-
sáLase el gobierno de esta manera: «Todavía no ba
«podido 01 vidarse la célebre acta de Valcncia en
«que S. l\J. l'enunció la regencia de Espafia, el
«mensage que con este objeto dirigió á las Córtes
IIni las inst.ancias con que el ministerio creado por
lila misma, y á cuya cabeza estaba yo como presi-
«dente d~1 Consejo de ministros, trató de desviarla
ade este paso. Todavía debe estar en la memoria de
filados lbs espafioles el manifiesto firmado por Su
({Magestad en Marsella el 8 de noviembre último,
«en que concluia diciendo: «que ya nada pedia la
({que 1tabia sidQ Reina de Esparia sino que amáseis á
"sus hijas y respetáseis su memoria.») Y despues de
«manifestaciones tan esplícitas como libres y solem-
anes ¿ puede pretenderse conservar una autoridad
«renunoiada por'aquel primer acto y cuya renuncia
"fué. confirmada y reconocida por el segundo?",


«Sin embargo, espaiioles, en la carla con que
ase ba remitido la protesta se hace decir á la reina
«madre 'que se la arrancó la Regencia y le fué for-




-138-
«lQSO renunciar á ella. Tamaña ,inconsecuencia solo
«puede concebirse no perdiendo -de vista los planes
ude los instigadores y su pens3mientode trastorno,
"de desol3cion y de ruina, con que os están contí-
«nuamente amenazando.»


.En esta misma carta se dice, que para llegar á
«una conciliadon prndenlf,1, respecto de la lulel3,
«habia hecho infructuosamente la reina viuda to-
«dos los s3criticios compatibles con su dignidad y
IIcon los deberes de m3dre. Juslo y preciso es ya
«que la nacion sepa cuál ha sido esa ~onciliacjon
«que se IIl1ma prudente. Por e1l3 se pretendia que
.fuesen tulores las personas que la mis.ma reina
umadl'e designaba, reservándose el nombramiento
ftsucesivo de las que faltasen, y con lal condicion
«ofrecia renunciar. Esto era lo mismo que conser-
Clvar la tutela en la reina madre: esto era lo con-
(Mario á la Constitucion. que á nadie sino al rey
«padre y á las Córtes da facultad de nombrar tutor
cal rey menor: esto era en fin, arrogarse las fa-
IIcultades que la nacion di6 á sus representantes .•


Los fines encubiertos que se proponian la reina
Cristina y sus interesados y astutos consejeros en
esta singular pretension, déjanse bien revelar, á pe-
sar suyo, en la exigencia misma, y en los medios,
en la grande 3ctividad que hubo de desplegarse á
favor de este pensamiento, no menos que en el
encollo que llegó á producir el verle frustrado.




-139-
Cristina no habia perdidos, ú al menos, habia reco-
brado las esperanzas de "Volver á la regencia t ., á
servir por sí la tutela de sus hijas .


. Estos tratos que mediaron entre la rein~·madre
y el gobierno del REGENTE sobre el negocio de tu·
lela t los cuales, segun hemos dicho, fueron incoa-
dos por aquella señora, y en los que el gabinete
del .DUQUE, por su parte, solo aspiraba á que Cris-
tina hiciese una solemne declaracion de renuncia,
para evitar la discusion de la vacante, dado que
babia manifestado ella siempre, y no dejaba de ma-
nifestar, su propósito decidido é irrevocable de DO
volver por entonces á España, habian ocasioDado
el pal'alilar algun tanto la deliberacion de las Cór-
tes, en lo que inlervino. con sus talentos y saga-
cidad, el diputado é individuo de la comisioD dOD
Salustiano de Olózaga. Circunstancia que hizo des-
pertar el celo y la aclividad del secrelario Alonso y
de otros ardilOlolcs diputados, cuya solicitud DO halló
treguas basta ver á la 6rrlen del dia la cueslion de tu-
tela, atrihuyendo su demora, allá en la desconfianza
quede ellos llegó á apoderarse, á miras del gobierno,
que si bien aparecian con reserva, para los que DO
estaban en el secrelo y los antecedentes,lenian ellas
grandes visos de interesadas á fa"or de la ex-Gober-
nadora: y esle j oicio y estas sospechas fueron loman-
do mas cuerpo, cuando el gohierno de ESPARTERO
propuso y obtuvo de las C6rles el conservar la viu-




-140-
dedad de la reina madre á cargo del tesoro nacional
(como estuvo hasta los sucesos de octubre). COI)<-'
tra el dictámen y pal'ecer de algunos celosos dipu-
tados ,que> demostraron ser esta una carga que 'de-
biera pesar sobre el real patrimonio. La cln:e de
estos hechos no hallaban los disidentes ser otra que
el apoyo que á su vez habia prestado la princesa
emigrada, con su hueste senatoria. en la cueslion
de Regencia .. Empero la versionsencilla y verídica
de esta morosidad. ó dll las causas que la promo-
vian, y sobre todo. el éxito que alcanzó al fin en
las Córles el negocio de tutela. vienen á destruir
estos recelos en su basamento.mismo.·


Luego que el venerable y pred~ro Argüellés
juró ante las Córtes y lomú posesion del cargo im-
portantísimo que estas le habian conferido, hicié-
ronse algunas alteraciones en el personal de Palacio;
pero no sin que antes precediese y las 'viniera á ha-
cer de todo punto necesal'ias. la fulminante pro-
testa de la reina madre. El señor Orbe, obispo de
Córdoba. fué reemplazado enel cargo de: director
espíritual de S. M. la Reina, por el Sr. Busto, obis-
po de Torlosa: D. Martin de .Ios lIeros reemplazó
como intendente al S. Arce: la conuesa de Espoz y
:Mina á la marquesa. de Santa Cmz como aya de Su
Magestad y Alteza: D. Jo,lquin Fagoaga fué nom-
brado tescrcro de la Real Casa. El duque de Osu-
na y el marqués de Alcaiiices fueron igualmente re-




~Ul-
levados: Poco tiempo despues entró tambieo:en el
alcázar real la marquesa de Bélgida á" ocupar el
puesto distinguido de camarera mayor. Del mismo
modo se";hicierón las consiguientes alteraciones en
varias~lras personas de la "régia 'sérvidumbre Y. de
las demas dependencias esleriores de Palacio. "


Satisfechas ya las primeras y mas perentorias
necesidades á que tenian (Iue ocurrir ",las Córtes
de 1841 , cuales eran el nombramiento de Regencia
y el de tutor, y organizado un gabinete parlamen-
tario.; 'que conlaba con mi grande apoyo en los
cuerpos deliberantes, réslanos ahora hablar de los
aelos de este ministerio y de los acuerdos 'de' estas
Córtes hasta fimr la legislatura.


El poder Illilitar habíase alzado al supremo
mando: el político, el parlamentario, cuya verdadera
personificacion era D. Agustin Argüelles. gefe de los
derrotados adalides de la regencia trina, vióse preci-
osado á contentarse con buscar un asilo allá en los rin-
eones del régioalcázar. lié aquí á la revolucion espa-
iíolaenseñoreándose dentro el palacio rllal; á la reina
de las Españas bajo la tutela del prohombre de nues-
tra revolucion, del mortal enemigo desu padre Fer-
nando VII. Sérios temores infundió esta circuns-
tancia á los absolutistas isabelinos, que lodo lo le-
mian ( ó afectab:¡D temer, pues que ellos conocian
sin duda el carácter inofensivo del nuevo tutor) y
no cesaban de lamentarse cada dia por csla re-




-142-
soluci()u. de las Córles (1). i Argüelles tutor de
reyes!. ..•.. tutor de la hij-d de Fernando 1 ¿ Será
que pierda el trono, Ó que la revolucion ,pierda en
este enlace anómalo, en este maridage monstruoso?
¿ Encadenará el poder real, adormecerá el s'uave y
pe~ado ambiente de la c6rte las fuerzas hercúleas
de .los revolucionarios? 6 bien la furia de estos mi-
nará 6 derrocará de una vez el temible poder del
sólio. sepultando en sus ruinas el trono brillante de
Castilla? Esto se preguntaban enlonces las gentes,
y añadian algunos: -Pero ellrono de ahora es dé-
~iI, hállase solo representado por la persona inocen-
te de Ulla niña, á la cual se priya de todos los
sostenedores fieles. de los mejores pilares con que
ella contaba en su morada para hacer frente á la
revoluciono Esta, por el contrario, hállase en pu-
janza, prepotente y robusta, cuenta con grandes
elementos de poder, y allana cuan los obstáculos
puedan oponerse á la consumacion de su obra. Esta
obra, decian, no podrá menos de ser la ruina .del
trono y el encumbramiento de la rcvolucion ó de
la dictadura!. No obstante, veremos que ni ESPAR-
TERO quiso egercer la dictadura, ni el que repre-
sentaba en palacio á la revolucioQ hizo otra cosa que
poner estaá los piés dellrono , en lo que secundó


(1) La prensa reaccionaria motejaba á Argüel1es denomInán-
dole el zapatero Siman, aludiendo á este personsgc siniestro
de la revolucion francesa. El tiempo· y sus hechos hicieron co-
nocer toda la injusticia de esta insultante calumnia.




-143-
las mir.as y el procc(ler de aquel general, resultan-
do la funesta anomalía de que talllo este como Ar-
güclles, por unesceso de caballerosidad y de hidal-
gu.ía, que condena siempre con la ésperiencia, el de-
recho público de b~ revoluciones, sacrificaron los
illtereses de la espaiíola á ciertos miramientos y res-
petos, ql;le fueron en verdad muy mal pagados, á
poder de los cuales lograron, con su ruina la de la
causa nacional, que es la de la revolucion, para
que se erigiese sobre ella, orgulloso y trinnfaute,
el mismo principio que ellos habian protegido y es-
cudado con menos razon que noble empeiío. Veráse .
cómo los temores de los absolutistas eran infunda-
dos, y cómo les allana á eÍlos el camino del triun-
fo la misma conducta lene y meticulosa de los cori-
feos de la revolucion.


Tal era el estado en que los vencedores de se-
tiembre de 1840 Begaron al fiu á organizarse un
alío despues. Entremos ahora de lleno á hablar de
su'administracion; pero no si.n dar antes una ojeada
rápida á .\as otras. naciones de Europa, en lo que
tieuen de relativo á la nuestra, al interior de esta
y á nuestras posesiones de Ultramar, á fin de apre-
ciar mejor los actos de esta célebre regencia de I
general ESPARTERO, que el espírilu de partido juz-
ga con tanta injusticia en nuestros dias, abatiéndola
unos hasta el abismo, ensalzándola otros hasta los
cielos. Plegue á ellos que nosolros accrlcmos á fi-




-14.1-
jar imparcialmente el juicio que la c.s debido. en los
consejos santos y eternos de la posteridad!


La revoluci(m de setiembre babia alarmado
á la Europa, porque introduócndo un desc~n­
cierto grande en los poderes .elementalcs del Es-
tado, llegó á trastornar· la admi nistracion 'inte7
riar que se resintió tambien notablemente del
gobierno transitorio, anómalo y parcial de las jun-
tas de provincia. Previsor y sagaz el ministerio-re-
gencia, no dió motivo á que las naciones alarmadas
adoptasen med\das ostensiblemente MSliles; porque
restablceida 1:vcalma en el interior, se ocupó en
regularizar la perdida marcha de laadminis~racion
pública ,j en prestar apoyo y solidez á las combati-
das y desacreditadas instituciones.


Sin cmbargo, el gobierno franccs ·que sostenia
por entonces en Madrid como encargado de nego-
cios á un Mr. Pageol, adicto á los retrógra~os. (1),
ó mas bien, de opiniones absolutistas, ignorante, de
un carácter áspero, intratable y violento, venia á
scr un elemento perenne de discordia, que por su
mediacion se oponia siempre a la mar.eha ·firme é
independiente di} nuestro gobierno. Preocupado el


(1) Es fama en Madrid, segun la opinion gcneralmellte
difundida en aquellos diljs, que este P~geut conspiró contra el
gobierno del RIlGENTE el 7 de octubre de 18H con los demas
sediciosos: abrigó en la embajada á algunos criminales yalen-
taba á tudos los enemigos de ¡';sPAsnalO, hasta que por último
consiguió ·este que le 11lozaran de aquel puesto. .




-145-
de Luis F eUpe con la idea de una influencia impolí-
tica que pretendia ejel'ceren la direccion de los ne-
gocios públicos de Espalia, como de hecho la habia
ejercido anteriormente, durante la regencia de
María Cristina, ofeildíale abora la independencia
inusitada, la justicia y el lino con que la España
liberal aspiraba á gobernarse por sí misma (1).
El rey de la bandera' tricolor y de las barricadas,
fascinado por la ambicion y por sus instinlos de
dominar, engreído con el desastroso pacto de fami-
lia, que tanto honor, lanta sangre y tanto oro ba
costado á España, olyidando las lecciones de la
bistoria y confundiendo los tiempos, pretendja ser
sucesor en la política dominante de J ... uis XIV y de
Napoleon , sin echar de ver cuanto dista el presen-
te del pasado siglo; que hoy sería imposible que el
duque de Anjou, con el nombre de Felipe V, pu-
diera representar el reinado de Isabel 11, Y que el
poder a1)solulO, discrecional, de aquella época, pul
diera ser fl,cH suplantacion del poder constituciona-
que hoy rige.


Algunos hombres de estado de la vecina Fran-
cia desconocen de ordinario que es moralmente im-
posible dominar á un gobierno nacional, sobre el


(1) Un miflistro ingles proclamó ~n aquellos dias en el par-
lamento el deseo de que la España «,c gobernase por sí sola,
y no por exigencias ó influeneias inglesas ni francesas.»-Sea
psto dicho en honor del ilustrado galJiuelr de la nacion bri-
tánica~


1'0)1. IV. 10




-146-
(',Ila{, Qor media de las Cárte~ , de los legítimos r(J-
presentantes de los pueblos, influyen estos poderosa
y eficazmente, pidenle estrecha cuenla de su políti-
ca, y condenan los actos de humillacion que ar-
ranca á veces de su debilidad criminal un gobier-
no estraño. Eu los paises en que impera una domi-
nacion absoluta pueden cometerse fácilmente esas
graves culpas, sometiéndose servilmente sus go-
hiernos á la política de otra nacion, porque no es-
tán ellos 6 no se creen obligados á rendir cuenta
á nadie de tos actos, mas 6 menos criminosos ,que
constituyen su conducta; pero en los estados cons-
titucionales, por mas que se pretencla adulterar su
esencia y corromper la pureza misma de sus for-
mas, fuera un dclirio imaginar que los intercses
propios pueden sacrificarse impunemente á la polí-
tica y á los inter!ses estrañ05. Dc csle error lamen-
table y funesto proceden aquellas desavenencias
que el gabinete frauces pr,omovia á cada paso, pa-
ra turbar la marcha tranquila, y nada revolueiona-
ria, del gobierno del REGENTE.


Firme en estos sanos principios dc la ciencia
política y del derecho internacional, el gabinete
que presidia Gonzalez mantuvo esplendente y sin
mancilla la bandera de INDEPEXDENCIA levantada por
los pueblos y por los cjércitos, invocada tambicn,
antes que por nadic , por el ilustre pacificador de
Espaü" en las quebradas de V crgara, en las al-




-147-
menas de MOl'ella • en las monlalias de Bcrga. final-
mente, en las plazas de Barcelona, Madrid, 'Valen-
cia, y manlúvola de tal suerte, qne á pesar de las
terribles inculpaciones que contra aquellaaaminis-
tracion se lanzaron en la tribuna y en la prensa, por
el respecto mismo bajo del que ahora la conside-
ramos, es decir, acusándola de haberse entregado
al .iui~io árbitro de alguna nacion amiga, á punto
de humillar ante ella el leon indomable de Castilla,
á pesar de esto, decimos, es tan profunda nuestra
conviccion en contrario, que no vacilaremos en
anticipar nuestra opinion diciendo, que aquel mi-
nisterio llevó tan allá sus miras de completa eman-
cipadon y de independencia nacional absoluta,
que tal vez rebasó los límites de la prudencia y
de un interés político y social bien enlenrlido: qui-
za ese mismo sentimiento de orgullo nilcional lleva-
do al exceso, y como tal, nocivo á nuestros in-
tereses, porque daña siempre, por bueno que
ello en sí sea, todo lo que sale de su propia esfera
de accion, que es la que marca el razonable tér-
mino de congruencia, hizo insostenible y precipi-
tó al gobierno del DUQUE, falto del apoyo que debió
buscarse en una política mas calculadora, equitati-
va y prudente. Pero cuenta, que al hacer noso-
tros esta indicacion,que en otro lugar es plana re-
mos, no es nuestro ánimo, de modo alguno, el
perjudicar Jos inlereses de la nJcion, ni de algun.a




-148-
de sus provincias, en gracia de la que pudiera'dis-
pensar á nuestro gobierno otro su' aliado y amigo.
Mas es indudable que bar medios de subven,ir á las
nece5il'lai'.les (¡e \a,;; 'W/l~~~"\\~"', ~~"\\'I,'\'\\."\\d.~ \.~'" d.~%~()S,
los intereses y el honor de todos, que distan mu-
cho del envilecimiento y de la snmision. y que
atrayendo a los Estados los beneficios propios de la
civilizacion, que es esencialmente sociable y con-
ciliadora, los libra de la esterilidad y la muerte,
consecuencias tristes pero inseparables de todo go-
hierno que pretende vivir en el aislamiento. En
otra ocasion, no lejana, daremos eni>anche á este
asunto.


Entre tanto diremos I que la agresion llevada óÍ.
cabo por los franceses de los A\duides, en e\ PUi5
Quinto, á principios del año 1841 , con fuerza ar-
mada, fué un atentado escandaloso que aquel go-
bierno pretendió en vano justificar y defender con-
tra el tenor espreso del tratado de 1785, celebrado
en el reinado de Cárlos 111, que jamás se habia
cumplido por la debilidad extrema y punible del
gobierno español y la astuta malignidad del francés.
Esta fué, empero, la vez primera que n¿estro go-
bierno alcanzó que se reconociese su derecho, que
se respetasen su propiedad y sus intrreses, a~'i­
nióndose el frances á deslindar y marcar e1 territó-
rio invadido, acerca del cual se propuso por aquel
gobierno al nuestro un tratado para que le veudie-




-14,9-
se, el cual rué rechatado enérgicamente por el
primer ministro del CONDH-DuQUE.


Repulsas lan justas á pretensiones absurdas de
parte del gabinete de las Tullerías. traducíanse allí
por señales de enemistad y encono; y er;t que sen-
taba mal que' el gobierno' del REGENTE defendiese
los interr.ses españoles. que con escándalo se venia n
usurpando por la Francia desde muy remolos tiem-
pos.


No trascurrió mucho sin que el gobierno espa-
ñol se viese en la sensible necesidad de recobrar la
isla del Rey que los franceses hahian tomado en ar-
rendamiento al ministerio Bardaji en 1837, por
cuatro años, durante los cuales, á preteslo de es-
cala y depósito de víveres para la colonia de Argel,
habían construido fortificaciones que dominaban el
puerto de Mahon, tenian artillería, armamentos de
guerra, guarnicion, y hacia n un contrabando es-
candaloso con las islas Baleares. Tales precedentes,
y la fundada prevision de que el dia que estallára
una guerra en Europa los france~cs se apoderarian
del mencionado puerto de l\lahon, el mejor del Me-
diterr<Ínro. y aun ~e todas las islas que constituyen
este bermoso archipiélago de España, indugeron al
ministro de Estado á manifestar al de Francia que
el arrendamiento cuyo plazo habia fenecido no po-
dia continuarse; que en su consecu~ncia evacuasen
.1quellos estrangeros la isb del R(·y.




-150-
Como era consiguiente,' este paso mortificó bas-


tante al gobierno frances, cuya enemistad mal en-
cubierta le impeli'ó á 'permitir que los' periódicos
que se publican en París hajo su influjo calumniasen
abiertamente al español. suponiendo que este arrojó
á los enfermos de los hospitales; siendQ así que nues-
tro gobierno no solamente permÍlió qu.e quedasen
enfermos, facultativos y asistentes, sí que tambien
su humanidad se eSlendió, en la escasez de recur-
sos en que aquellos se hallaba-n, á anticipar algunas
oantidades, cuyo pago hízose despues por la Fran-
cia en tiempo oportuno. Cierto que en el postrer
desenlace de esta cuestion se embarcaron algunos
enfermos, úllimo resto de la gnarnicíon francesa,
por 6rden de su goLicmo; pero esta medida, toma-
da lal vez por despecho, no dehe en manera alguna
imputarse al gobierno del REGE~TE, que en res-
taurar el dominio pleno de la espresada isla del
Uey, cumplió con un deber sagrado de patriotismo,
sin faltal' empero á las consideraciones de justicia
y de equidad, propias del derecho de gentes y de
naciones aliadas y amigas, .


Conocedor el ministerio Gonzalez de la grande
necesidad que habia de ¡ntt'oducir mejoras en nues-
tro comercio, por medio de una libertad mercan-
til que sin ¡¡,sÜmar á nuestras ftíbricas y manufac-
turas. atacase al contrabando y aumentase los ingre-
Soti del tesoro público, presentó en 'sus primel'Os




-151-
dias á las Córles el proyecto de una nueva ley de
aranceles; pues si bien este trabajo estaba prepara-
do de antemano por economistas afamados y co-
mercianles enlendidos, adolecia sin embargo de
defectos graves que rara vez dejan de notarse con
el tiempo. en esta clase de leyes, como se están
echando de ver á cada paso en los vecinos estados
de Fran~ia y de Illg lalerra. Mas en virtud de esta
reforma de nuestros antiguos aranceles, dióse
entrada en España á muehos artículos de Comer-
cio prohibidos anles, los cuales se sujetaron al
pago de derechos de imporÚcion con utilidad del
tesoro y menoscaho elel fraude, tan frecuente en
el pais nueslro, como en todos en que el funesto
sistema prohibili\'o ofrece grandes beneficios á los
contrabanelislas.


Esta ley tambien fué objeto de obstinadas re-
clamaciones por parte elel gobiemo de Francia, que
apoyado en el trat:ldo ele Ulrech, pretendia conti-
nuar gozando el privilegio de 'cabotage en nuestras
costas, á fin de eximir de la presentacion del mani-
{testo á los cargamentos de aquella nacion, y disfru-
tar el beneficio de bandera y visiLa. El gobierno
del REGENTE sosluvo lambien con dignidad los in-
tereses españoles sobre esle asunto, convenció al
frances de lo infundado de su:> reclamaciones, y la
ley de aranceles fué religiosamente observada en
todas sus parles.




-152-
Estos moti vos, unidos iÍ. otro~ muchos que die-


ron lugar á contestaciones desagradables entr~ am-
hos !!abinetes. aumentaron el encono del frances y
Je arrastraron á aquella alianza funesta que le ligó
á los intereses de la reina Cristina, la cual se' en-
tendia con todos los enemigos del gobierno español.
Aspiraban estos, des(le el dia mismo de su venci-,
miento y destierro. á subvertir el órden público en
la Península. y trastornar la administracio~ del
1l1lis, á cuyo fin eran destinadas grandes sumas en
'Francia. proyéctábanse planes, se combinaban me-
(]ios, y se comisio,naban muchos emisarios que egc-
culaban dentro y fuera de España lo!! mandatos do
juntas secretas. en las que conspiraban altos por-
sonages contra la existencia del gobierno del RE-
GENTE, el cual reclamó en vano con p(~rseverancia
y frecuencia contra la tolerancia escandalosa y en-
cubierta proteccion que á I~s conjurados dispensaba
el gobierno de Luis Felipe.


Las grandes dificultades con que el de ESPAR-
TERO tenia que luchar á cada paso en el esterior,
eran tambien aumentadas con b malquerencia del
Papa, á quien hemos visto, arrastrado por el interés
mundano, y por el resentimiento que produgeron
en él las grandes reformas hechas en España por la
revolucion sobre los bienes del clero regular y se-
cular, supresion de comunidades religiosas y aho-
licion del diezmo, hacer (irme rostro, pluma en




-153-
rislre al gobierno revolucionario de España. Los
gobiernos de Italia seguian el ejemplo del pontífice
romano; y las C6rtes de Nápoles, Turin y Milan
mostrábanse con mas imprudencia que razon enemi-
gas declaradas nueslras.


, El gobierno de Austria, con su poder é influjo
en Alemania, hallábase unido á los de ,Prusia y Ru-
sia, en órdell á la cuestioll política espaiíola. En
todo el norte de Europa solo el gobierno del ancia-
no y~prudente rey de Suecia y Noruega habia re-
conocido la monarquía com¡titucional de Isabel II.
Aprovechaba secretamente el frances las antipatías
de lodos estos gobiernos para daiiar con su perni-
cioso influjo los inlereses de la España, que por me-
dio de los obstáculos que por do quíer le creaba
la Europa, dentro y fuera del reino, parecía mar-
cbar impávida á cumplir los elernales decretos del
destino. Solo la Inglaterra era la amiga, la fiel alia-
da de la Espaiia y de los españoles que se bailaban
al frente del poder, los cuales habían encontrado
siempre I como lodos los liberales- españoles, en su
proscripcion, en sns persecuciones políticas, una,
nueva patria, UI1 asilo generoso. Esa nacion, sin
embargo, no ba conseguido del gobierno del RE-
GENTE Y de aquellos hombres, tratados de comercio,
ni menos. concesiones degradantes, opuestas á los
intereses y al bonor de la Espaiía. Esa amistad, esa
alianza, ha sido tan noble y desinteresada como es




-154-
posible la tenga el gobierno de la Gran Bretaña; y
ora mande el partido whig (que es el progresista
ingles) representado por los lores Palmel'ston, Mel-
bourne, Grey, Russell, ó bien le suceda en el po-
der, como le sucedió. el conservador. ó tor,!!. di-
rigido por los lores A berdeen, Peel y Welligton,
hánse conducido todos cón lealtad y auxiliado mo-
ral y eficazmente al gobierno constitucional de Isa-
bel JI.


Los de Portugal. Holanda y Bélgica que habian
tambien reconocido á nuestra reina, guardaoon
siempre buena armonía y mostráronse fieles al re-
conocimiento y amistad que desde un principio ha-
hian prometido. Mas estas naciones, por su escaso
influjo político en Europa, no era posible que
contrastasen ó neutralizaran la mala voluntad de
casi todas las otras ,'ni que ayudasen apenas moral-
mente la causa española.


El gobierno del CONDE-DUQUE aislado así, com-
hatido secretamente por las intrigas de todos los
gobiernos absolutos de Europa, hosti\izado por las
armas espirituales del Papa, manejadas con mas Ó
menos destreza en el interior del pais por el enco-
nado y abatido clero; calumniado por la prensa
eslranjera y una parte de la española subrepcionada
por altos conspiradores; luchando constantemente
contra los' planes de trastorno de los emigrados car-
listas y moderados, que Lajo la proteccion estran-




-155-
gera trabajaban con encono y perseverancia para
promover la discordia y la guerra civil en su pais,
no descansabo un instante y apenas le quedaba el
reposo indispensabl-e para meditar sobre las gran-
des reformas que reclamaban las necesidades de la
nacion, y los medios apremiantes que exigia la con-
servadon del órden público, resen.tido aun de la
accion violenta de anteriores trastornos.


" Solo la inmensa fuerza moral y material de que
disponia entonces ESPARTERO, pudo h¡Icer frente
por algun tiempo á una situacion tan difícil en el
esterior, tan complicada y turbulenta en el interior
del pais, donde tantos elementos se reunieron para
conmover y destruir por sus cimientos la obra
constitucional de J~spaiía, la Regencia del DUQUE
DE LA VICTORIA.


Pero vengamos ya á revisar históricamente los
acuerdos mas importantes de las Córtes, despues
de nombrar regencia y tutela en 1SU. Fué esta
legislatura, como todas aquellas en que cuenta
mayoría en los cuerpos legisladores el partido libe-
ral ó reformista, denominado del progreso. asaz
provechosa á los intereses y al bienestar de los
pueblos. El ministerio Gonzalez' se apresuró á pre-
sentar al Congreso la supresion total del diezmo,
'que en las legisbturas anteriores hemos visto re-
ducido al cuatro por ciento de los productos agrí':'
colas, y sustituyó la contribucion de culto y clero,




-1:56-
cuya ley abraza á todas las clases del Estado des-
truyendo la injusticia de la ·prestacion decimal que
pesabá solamente sobre una clase de riqueza, aho-
gando á la agricnltura. Ascendia la nueva contri-
bucion á 75 millones de rs. ánuos, que con 30 mi-
llones que se suponian de producto á los bienes del
clero secular, formaban la suma de 105 millones,
que era el' presupuesto calculado por el gobierno
para e.1 sostenimiento del culto y del clero. Los par-
tícipes legos fueron taml;ien iudemnizados en la mis-
ma ley por la parte que les correspondia en los
diezmos, y con el ·fin de ligarlos á los intereses
de las reformas, ofreciéronseles bienes del clero que
podian comprar CO~l sus réditos liquidados. Esta
importante ley fué smcionada por el REGENTE el
14 de agosto.


Base y complemento á la vez de la anterior, y
parle del fecundo sistema de de,>amorlizacion civil
y ecler,iástica de la propiedad territorial, llevado á
cabo con laudable perseverancia po~ el partido pro-
gresista esp;liiol, como uno de los mas esenciales
capítulos de nuestra regeneracion social y nuestra
revolucion política, es olra ley que recibió la salt-·
cion el 2 de setiembre, declar",ndo propiedad del
Estado los bienes que poseia el clero secular y de-
cretando su enagenacion. Negocio era este juzgado
hacia ya tiempo por la orinion pública, y solo la de-
hilidad ó los planes verdaderamente reaccionarios




-157-
del partido que, en fuerza de perpetuar.y conser-
var los abusos, se titula conservador, deseando au-
mentar su fuerza á toua cos~a, y pretendiendo bus-
car en la Iglesia el apoyo que le neg!lban los pue-
blos, pudieron dar ocasion á detener la venta de
aquellos bienes anunciada para el año de 1840, co-
mo medida indispensable, á juicio de los econo-
mistas y publicistas liberales, no solo para la desa-
morti1.acion de la rique~a, que ya de suyo es un
bien inmenso, si que tambien, por su medio, pro-
mover el aumento de la contribuciou territorial y el
afianzamiento de las nuevas instituciones.


Cómo debiera ser apreciado el derecho de pro-
piedad en el clero (considerado colectivamente ó en
corporacion), había lo ya enseñado, con sano y sá-
bio cgemplo, en España el piadoso y católico rey
Carlos 111, á quien los modernos fariseos no podrán
,en verdad lachar de revolucionario y anarquista,
como la hipocresía de los falsos creyentes lacha. en
nuestros tiempos á los partidarios de tan saludables
reformas, el cual monarca, juzgado por la historia
y por la tradicion como el mejor de los Borbones,
y uno de los reyes mas esclarecidos y virtuosos
que cn su cstcnsa crónica cuenla nuestra patria,
acabó en una hora cOIl la grande y poderosa insti-
tucion de losJ esuitas, dispuso de sus pcrsonas,
eslrañándolas de cstos reinos á todas simultánea-
mente, )' dió á sus pingües fincas. el destino que




-158-
juzgó maso conveniente á los intereses del Estado.
Las incalculables vellt3jas de la desa~orlizacion de
la riqueza, aconsejadas tambien por dos varones
preclaros en virtud y en ciencia, en los tiempos
de dominacion absoluta, cuales son los eminentes
publicistas y hombres de Estado Campomanes y
Floridablanca, habian ya germinado tan profunda-
mente en el ánimo de lodos los españoles, no inte-
resados en el abuso, y estaba tan arraigada esta
conviccion en los hombres de gobierno de todas
opiniones, que hasta los mismos dominadores que
resignaron ó perdieron el mando en 1840, aquellos
hombres que apenas contaban en el pais con otros
elementos que el alto clero, la nobleza, ó mas bien,
la alta aristocracia, y algunos absolutistas de toda
laya, pagando un tributo á la opinion, y no atrc-
'Viéndose alguna vez, en medio de su sistemática
rudeza (que ellos apellidan inteligencia) • á contras-
tar estas apremiantes exigencias de la civilizacion,
que ellos combaten, admitieron por algun tiempo
la idea de vender al menos la sesta parte de los
bienes del clero secular; idea que desecharon des-
pues. no por miras de respeto ni de religiosidad.
que jamás mostraron. sino porque los ahogaban
demasiado las circunstancias para que tratáran de
enagenarse una clase tan podc ... os¡¡.. en la cual ci-
fraLan gran parte de sus halagüeñas esperanzas.


Los partidarios del progreso que babian de-c1a-




-159-
rado propiedad de \a nacion oesde el afio 1837
estos bienes, comprendidos a hora en su capital y
en su renta por la ley de culto y clero que antes
de esta, hemos dicho, fué decretada en ambos cuer-
pos colegisladores, como uno de los medios de
que \a nacion habria de servirse para llenar los
deb~res que se impuso por el artículo constitucio-
ciunal, en que se declaró obligarla á mantener
á sus espensas el culto oatólico y sus ministros,
juzgaban con razon que era esta una de las prime-
raS medidas consiguientes al restablecimiento de la
Constitucion y de las leyes, y al ad\-enimiento al
poder de estos mismos hombres, justamente lla-
mados reformistas.


La discusion en los dos cuerpos fué interesan-
te y animadísima, si bien en asunlo tan trillado
ya, y tantas veces debatido, no podia presentar una
Ilovedall grande. Húbola empero en el Congreso,
aunque ella no fué de aspecto grato y lisonjero;
porque no lo es ciertamente. el triste espectáculo
que ofrecen, un jóven sosteniendo rancias doctri-
nas, ideas caducas, propias mas bien de la senec-
tud, y un anciano respetable ostentando, enérgico y
,-aliente, los principios propios de la juventud,
como que á ella debiera estar encomendada la rle-
f eusa de la libert<ld, de las reformas y del progl'c-
so en los pueblos cultos, Este contraste miserahle y
consolador á la vez, ofrecíanlc los diputados dou




-160-
Agustin Argüelles y D. Joaquin Francisco Pache-
co, jÓ\'en este, anciano aquel, partidario de las re-
fO,rmas el primero, dotado' de un alma, pura y r,e-
juvenecida; sostenedor de hábitos añejos, teñidos
de herrumbre su persticiosa y aciaga, el segundo,
presentando al parecer el fenómeno tristísimo de
un alma envejecida antes de tiempo.-Este suceso
anómalo, que consignamos aquí como una mues-
tra, como un egemplo vivo de la terrible lucha que
se vió precisado á sostener el bando reformista con-
tra elementos poderosos conjurados contra sí, entre
los cuales figura en primer término una gran par-
te de la juventud española que se lanzó en la senda,
nada gloriosa, del retroceso, por causas que he-
mos apuntado ya y que esplanaremos en otro lugar;
esta notable liza parlamentaria, sostenida, de un
lado, por el ilustre veterano de las C6des españo-
las, el virtuoso y perseverante Argüelles; de otro,
por el jóven Pacheco, homure de talentos claros,
;mnque mal dirigiclos·, de una erudicioll nada co-
rnun. de estrema facilidad y finura en el decir, há-
Hase brevemente descri\a por un periódico liberal
de aquellos dias, quien al dar cuent" de la sesion en
su crónica se espresaba de esta manera:
~La sesion de ayer tomó lluevo interés en el de-


.bale de la venta de los bieneli del clero, por un
"discurso del señor Pacheeo contra el proyecto, du-
~ro sobre manera, y contestado enbrgicamente por




-161-
«el señor Argüelles • que dejó para hacerlo la silla
«de presidente.»


«El diputado por Alava encerró en pocas pala-
"bras cuantos argumentos ha estado amontonando
"la imprenta retrógrada, y aun la absolutista (en el
«Católico por egemplo), contra la medida, largo
«tiempo ha debatida y juzgada por la opinion, de
«la venta pública de los bienes eclesiásticos."


aSingular ha sido el contraste que ofreció ayer
((el Congreso viendo á un anciano defender con la
«madurez de tal y con todo el vigor y la lozanía de
«la juventud las doctrinas de la libertad; y á un jó-
((ven desenterrar los rancios abusos de la edad me-
.dia para apropiárselos y sostenerlos. Grima da ver
"á un mozo que se llama liberal, y que lo ha sido
«en los primeros años de su vida, ocupado en tan
«estraña tarea: nosotros le compadecernos cordial-
«mente, y no porque profese estos ó los otros prin-
«cipios, sino por recordar lo que hizo, y verle
«hoy confundido con los viejos absolutistas que pa-
«saron para nunca volver á figurar entre nosotros,
.Ios cuales le arrastran á sí por mas que él quiera
(abandonarlos en el camino. El partido á que el
«señor Pacheco pertenece ha hecho alianza con los
«absolutistas, y este pacto alcanza á sus individuos
«todos, por mas que el diputado quisiera escusar-
~Io : su discurso de ayer es una confirmacion de
.esta verdad.»


TOM. IV. 11




-162-
Empero la opinion del Congreso estaba fuerte-


mente pronunciada á fa vor de esta importante re-
forma, y todos los diputados, á escepcion solo de
los representantes del pais vasco, vobron el pro-
yecto del gobierno, que era el mismo que propo-
nja la comisiono Igual suerte alcanzó en el Senado,
á pesar de la obstinada oposicion que hicieron allí.
entre otros, los señores Pestaiia y Ruiz de la Vega o


Así lograron por fin ya los progresistas veor eri-
gido en ley un pensamiento al cual estaban apega-
dos y como encariiiados hacia tiempo, ganosos
siempre, en su sisterr.a, de poner al clero en de-
pendencia política del gobierno del Estado. repri-
mir su audacia y mundanal osadía. apartarle de los
trastornos y las guerras. reducir el confesonario y


"-el púlpito á cátedras de religion y de sana moral
evangélica J disminuyendo el funesto influjo que
pretendia ejercer el Papa en la política espaiiolao
La conducta del clero, ú de gran parte de él, du-
rante la guerra civil, unida á la que ha observado
siempre, probaba, en sentir de los partidarios de
la reforma, que sus intere~es mundanos son incom-
patibles con el régimen constitucional, que des-
cansando sobre principios de equidad y de conve-
niencia pública, aborrece los pri "ilegios en cual-
quiera clase del Estado.


Este objeto político de la ley halláhase inlima-
mente enlazado á la necesidad que tenia el gobierno




-163-
de aliviar el tesoro público y dar impulso á la ri-
queza nacional, trasmitiendo esta propiedad inmen-
sa amortizada á manos libres, y sacándola de donde
indebida é impropiamente se hallaba; como quiera
que, segun las doctrinas de aquellos legisladores,
sentaba mal que los eclesiásticos en corporacion po-
seyeran dehesas y cortijos, tuvleran colonos I la-
branzas y criados, celebrasen contratos de toda es-
pecie, administrasen bienes y efectos, y comer-
ciasen, en fin, con ellos, todo lo cual juzgahan los
progresistas que era altamente contrario al espíritu
de mansedumhre y de pohreza evangélica, yopues-
to á la práctica observada en olras naciones civili-
zadasy católicas, cuyo cgemplo síguese de ordina-
rio en la nuestra, como acontece en la cristianÍsi-
ma y vecina Francia I en donde se mantiene el culto
y sus ministros. sin que la Iglesia pospa fincas ni
ande en contrataciones mercantiles, "gen as de su
elevado carácter. De modo, que unidas así la reli-
gion, la política y la económica en esa ley, dábase
un paso importante asaz en la via de la civilizacion
y de la regeneracion social de España, á fin de la-
brar, siguiendo nI genio reformador de la época, el
engrandecimiento y la prosperidad de los pueblos.


Pero la obra de los progresistas, buena y lau-
dable I como ella es en sí, y como aparece con-
solo enunciar las razones fundamentales en que es-
triba, no fué todavía, en l1u~stro sentir, tan popu-




-16.i-
lar, tan' equitativa, tan beneficiosa al pais como pu-
do y debió serlo. En esta ley. como en la anterior
que habia decretado la enagenacion de los bienes
que poseia el clero regular, presentábase al parti-
do liberal de España la ocasion mas propicia de ha-
cer la revolucioIl material, mas bien, de intereses
materiales, ó al menos, echar los cimientos de ella,
dividiendo mas y mas la propiedad, reparando en
algun tanto los graves males que resultan en los
Estados de ese desnivel grande que existe entre
las fortunas de sus individuos. interesando en fin
á. estos, ó á un númer..o considerable de ellos, á fa-
vor de la revolucion política, .la cual, si no está
apoyada en el sólido basamento del interés material,
es siempre muy espuesto el que fracase.


Mas el carácter de monopolio que presenta la
revolucion española en todas sus fases, segun he-
mos hecho notar, no podia dejar de presentarse en
esta, en donde el egoismo encontraba sin duda un
mayor cebo. Así que, aquellas leyes, destinadas á
regenerar la sociedad. á curar en su raiz los gran-
des males que la aquejan. á reparar la grave injus-
ticia que la sirve de basamento I á mejorar la con-
dicion miserable de muchos de sus miembros, que
es la tendencia humanitaria de las reformas políti-
cas, á labrar en fin la revolucion material t!n el
pais. que debe acompañat siempl'e y aun cimentar
á las revoluciones intelectual y moral', y hermana-




-165-
das todas, constituir la grande obra de la ci vilizl.-
cion en los estados modernos, solo sirvieron para
que la riqueza, así acervada, cambiase de manos,
pasando de las del clero á las de los capitalistas, sin
conseguir los resultados que debieran esperarse;
puesto que, al menos por algunos años, lejos de ga-
llar, empeora la suerte de infinitos colonos, con e~a
desamortizacion tan irregular é injusta en los me-
dios de llevarse á cabo. Los pueblos hubieran gana-
do mas y la causa de la libertad tamhien, si esas
leyes, en vez de hacerse en beneficio de unos po-
cos, creando de improviso esos grandes propieta-
rios, esa impertinente aristocracia del oro y las
haciendas, ruin aborto de nuestra enteca revolu-
cion, huhiéranse encaminado al bien de muchos. al


fomento de la clase agricultora, tan digna de pro-
teccion en España, repartiendo aquellos bienes en-
tre un número considerable de labradores pobres,
voluntarios nacionales, soldados que hubi~ran ob-
tenido su licencia, con buena nota, en las filas de la
lealtad, y otros muchos españoles acreedores por
servicios especiales' prestados al pais, sin escluir
tampoco el principio de las capitalizaciones de sueL
dos y el de i ndernnizacion (regulad~s todos por la
ley), lo cual pudo y debió efectuarse dando las
propiedades mediante un cánon módico anual, ó á
pagar en grandes plazos, de quince, veinte ó mas
años, 6 bien sea en arrendamiento, cuyo medio




-166-
debiera ser equivalente al primero, ú de otro cual-
quier modo análogo, segun fué propuesto tÍ las Cór-
tes por algunos diputados celosos por los intereses del
pu~blo. Este, que es el lado malo de la legislacion
progresista, daña profundamente, en el sentir nues-
tro, á los inlereses y al porvenir de la revolucion es-
pañola (1).


Como parle integrante tambien del mismo siste-
ma utilísimo y fecundo de desamorlizacíon civil y
eclesiástica, hicieron cst~s Córtes las leyes sobre
mayorazgos y capellanías, cuyo estado de incerti-
dumbre daba ocasion á frecuen~es y muy enredados
liligiQs. Las,grandes ventajas de estas sábias leyes,
que fueron sancionadas por el REGENTE el 19 de
agosto, son por todos reconocidas. Nadie es posi-
ble que d~sconozca el injusto privilegio aristocráti-
co de los hijos primogénitos que sucedian en los
bienes vinculados con perjuicio de sus hermanos.


(i) La estinr.ion de la deuda, que se presentaba como el
principal inconveniente para la realizadon de este plan por sus
contrarios, no es un argumento que decide y resuelve en su
sentido el problema. Dado que, aun prescindiendo del consi-
derable y progresivo aumento que por 'e\ medio que nosotros
indicamos rrcibian las rentas públicas, es cosa demostrada
ya, que no 'es la deuda, 'sino la escasez de medios, la mala
administracion y distribucion de la riqueza, lo que produce el
decaLmiento y ruina de los Estados. Nada impurtaria al nues-
tro, bien regido, la suma de veinte mil millones de rs., á la cual
~e acerca el total de nuestra deuda, interior y esterior, como
nada iinporta á la nacion británica el quíntuplo de aquella
5uma. Ó sea cien mil mil/on'es de rs., que forman, con esca-
sa diferencia, la deuda inmensa que graYita sobre la Ingla-
terra, sin cmpobreccrla ni agoYiarla.




-167-
La institucion de los mayorazgos, invencion del
orgullo y la vanidad de nuestros antepasados, era
contraria á la ley evangélica que predicó el Reden-
tor, opuesta á la justicia. al principio democráti-
co encarnado en nuestras instituciones, y -á la igual-
dad constitucional que llama á los españoles todos,
sin distincion de clases, á los empleos y cargos pú-
blicos, solo por sus merecimientos personales, obli-
gándolos igualmente al pago de tributos en propor_
cion de sus haberes. Amortizada esta clase de pro-
piedad con grave daño de la actividad y el trabajo,
que es el principio vivificador de la riqueza y pros_
peridad de las naciones, creyó tambien el gobier-
no que era llegado el caso de presentar. como
presentó, á las Córtes ese proyecto de ley, que
discutido, aprobado y sancionado, fué de grande
importancia política y económica para el pais, po-
niendo en circulacion cuantiosos bienes, que la in-
dustria y el trabajo irán adquiriendo con el tiempo,
en premio de las fatigas y desvelos á que se con-
sagran los hombres laboriosos y entendidos.-Tam-
Lien aceptó el ministerio Gonzalez y sancion6 el
DCQCE- REGENTE esa olra ley, que en uso ,de la ini-
ciati\'a constitucional presentaron en pro)"ecto va-
rios diputados, con el fin de desamortizar las cape-
llanías colati vas familiares, patronatos y. obras pias,
que forman un capital inmenso, el cual se ha trans-
mitido á f,ropiedad particular y es boy un manan-




-168-
tial fecundo de riqueza para el pais y para las fa-
milias que le han adquirido con justo titulo.


Otról cuestion dejó pendiente la Regencia pro-
visional, sobre la cual tambien se dirigieron inter-
pelaciones al ministerio que presidia Gonzalez á
pocos días de haberse sentado este en los escaños
del Congreso. El cónsul ingles de Cal'tagena habia
mandado sacar á viva fuerza de aquel puerto un
huque de su nacion, aprehendido por nuestros
guarda-costas con efectos de ilícito comercio, y
que se hallaba sometido al juicio del tribunal com-
petente. Este atentado no habia sido reparado du-
rante la administracion anterior, porque el tiempo
no lo habia permitido; pero Gonzalez hizo activar
el espediente, y probado que hubo la violencia del
cónsul, reclamó al punto una satisfaccion del go-
bierno británico, por medio del ministro plenipo-
tencÍllrio D. Vicente Sancho, que la obtuvo completa,
comunicando al gabinete de Madrid, sin demora, la
destitucion del cónsul de Carlagena y su arresto.
Mas á esta sazon el gobierno del REGENTE supo que
ese funcionario ingles, que así y por tal causa se veia
castigado. fué coronel en la guerra de la Indepen-
dencia contra Napoleon, habiendo prestado á España
servicios muy dignos de ser apreciados; y con una
generosidad. que no pudo menos de aplaudir el
gobierno de la Gran Bretaña, se apresuró á inter-
ceder por su libertad y empleo, si bien con la con-




-169-
dicion de que este último no le ejerciera en terri-
torio español. Así lo cumplió el gabinete de San
James, dando las gracias con efusion y entusiasmo
al de Mad'rid por su conduela noble y generosa,
nada comun en estos tiempos y en semejantes cir-
cunstancias.


Halló tambien Gonzalez á su arribo al ministe-
rio un tratado que el ministro anterior habia ce-
lebrado con el gobierno ingles, en cuya virtud
cedia la Regencia provisional á laI~g\aterra las
islas de Fernando Póo y Annobon situadas sobre la
costa occidental de Africa, próximas á la desembo-
cadura del Niger, por la cantidad de 60,000 libras
esterlinas que nuestro gobierno debia al de aquella
nacion. Ferrer no advirtió sin duda que cediendo
una parte del territorio español en pago de una
deuda contraida con un gobierno eslranjero, se
atacaba la integridad de nuestro territorio, sen ....
tando un precedente funesto que autorizaria á las
demas potencias á demandarnos otro dia las Anti-
lIas. Canarias. ó Filipinas, en pago de las grandes
sumas que desgraciad~mente les son debidas por
nuestro gobierno.


Obligado Ferrer por las exigencias de los in-
gleses. y persuadido tambien eJe la inutilidad actual
de esas pobres y despobladas islas, que adquirió la
España del gobierno portugues por el tratado de
la Granja de 1775; teniendo presente que la mal-




-170-
hadada espedicion militar que partió de Monte"-
video veinta años despues para establecerse en
ellas, fué víctima de la insalubridad del clima; y
'1ue si bien en la época de su' adquisicion podian
ser útiles al trMico de los negros y de la esclavitud
que consume nuestras colonias, eran ya innecesa-
rias, desde que renunció la España por los trata-
dos de 1817 y 1835, celebrados con Inglaterra, al
ominoso tráfico de la humanidad que convertia á los
racionales en bestias salvages, en objeto de vil co-
mercio, no halló in'!:onveniente en enagenarlas de la
manera que hemos dicho.


La prensa periódica y la opinion pública pro-
nunciáronse enérgica y ostensiblemente contra ese
tratado, mas por instinto nacional de orgullo, que
por la conveniencia <Iue se notaba en conservar
aquel reducido y mísero archipiélago. Este· grito
del pais y de la prensa hízose oir en la secretaría
de Estado, y el ministro Gonzalez dirigió este asun-
to con tanto tino y prudencia. que hallándose ya
el tratado en el alto cuerpo legislador. reliróle de
allí. durante su discusion , procediendo sin demora
á negociar el que se anulase, como se verificó me-
diante el pago periódico de las sesenta mil libras
esterlinas, que fueron satisfechas á pinos conven-
cionales. Así terminó este ruidoso tratado pOl? el
cual se acriminó inconsideradamente al ministerio
Gonzalcz, como autor de la cesion de aquellas islaS




-171-
africanas, que él rescató y reincorporó al territo-
rio de España (1).


De interés no escaso fueron tambicn otras leyes
que bonran la memoria de estas Córles de 1841.
Tales son, la 81lIlCionada el 15 de agosto sobre re-
caudacion de arbitrios provincialcs y municipales,
las que recibieron la sancion el siguicnle dia 16.
sobre conslruccion de carreteras gcnerales y arre-
glo de fueros en la provincia de Navarra, la ley


(J) Años despues el ministro Portillo intentó dirigir <una
espedicion marítima á esas islas; y ti cosla de gastos enormes
y de contratos escandalosos que honran poco su moralidad y
atestiguan su ignorancia y la del ministerio Gonzalez Bravo,
de que aquel formaba parte, habilitáronse dos buques de
guerra, que fueron á esplorar el ar~hipiélago del Niger, de
donde no se ha sacado mas utilidad que una .'I1emoria pre-
sentada al gobierno por un oficial de Marina, y la adquisicion
de dos jóvcnes negros procedentes de Fernando Póo y Anno-
bon, rcgioncs estérilcs y habitadas por un escaso número de
negros salvages.


Esa espcdicion trajo á España la triste nuev~ de haber en-
contrado allí UII establecimiento del comercio ingles. que
todo lo invade, y que (l0r el derecho de ocupacion (pr-imi ca-
pientis) , ~e ha bia posesionado de aquellas abandonadas islas.
Cosas de España! (sienta hien aquí). El gobierno ingles háse
mostrado ignorante de este hecho, sobre el cual se interpeló
¡\ Gonzalez, quien contestó ioualmellte que ninouna parte te-
lIia en la,conducta del comerciante británico allí establecÍlIO.
Lo cierto es q~e esas islas están abandonadas, y que mientras
la Espaiia cuente con la's grandes colonias que reclaman pro-
teccioll eficaz y fomento de parte del gobierno, de ninguna
utilidad podrá sernos el archipiélago africano, que solo puede
ser útil á naciones que no tengan colonias, y.cuya ahundan-
te poblacion, industria y comercio reclaman estcnsion de
territorio. La Bélgica y algunos estados de Alemania 'uti-
lizarian bien estas colonias que á nosotros solo sirven para
alimentar nuestro orgullo nacional, toda vez que no se pre-
teuda, por la inconveniellcia, establecer allí un punto de
(~scala para la grande travesía de nuestros buques á los mares
orientales.




-172-
de 28 del mismo mes sobre retiros militares, y las
del 14, decretando un reemplazo de 50,000 hom-
bres para el ejército y milicias provinciales, y au-
loriz:mdo al gobierno para tomar una anticipacion
de 60 millones de reales efccti vos en metálico al 6
por 100 de interés anual. Omitimos hablar de otras
leyes, tales como Ja de modificacíon de la electoral,
la del canal de Guadarrama, sobre libertad comer-
dal de los aguardientes y alguna mas, porque, 6
bie~ carecen de la importancia de las anteriores, 6
merecen mas bíen nuestra censura que nuesll'a
aprobacion.


Empero no pasaremos en silencio la importan-
te ley de presupuestos votada tambicn por estas
Córtes y sancionada por el REGENTE elLo de se-
tiembre, en la cual, si no permitieron las circuns-
tancias realizar por enlonces lodo lo que el buen
deseo de los diputados se habia propuesto. al me-
nos, volvióse á entrar en la marcha constitucional,
que tan indispensable hace el uso de este precioso
derecho de la votacion de los impuestos por las
Córtes, de cuya senda, lan provechosa al interés
de los pueblos. nos hallábamos alejados hacia ya
muchos ¿Iflos por la criminal incuria de los domi-
nadores retrógrados. La economía en la adminis-
tracion era una necesidad perentoria. porque el
déficit del tesoro ascendía á mas de 400 millones de
reales ánuos, quedando por consiguiente muchas




-173-
atenciones descubiertas en perjuicio del gobierno y
de los dependientes de sueldos. Los diputados de
ideas mas avanzadas y que mas se dolian tambien ó
afectaban dolerse de la miseria del pais, luchaban en
este terreno peligroso de las economías t en donde
\legó á organizarse ya una oposicion de cuarenta ó
cincuenta votos al ministerio Gonzalez t el cual, si
bien se prestaba á introducir mejoras en la admi-
ID .. lracion, queria que estas mejoras se hicieran
lentamente, mucho mas, cuando veia que el presu-
puesto votado entonces habia de servir para el "año
de 1841 , que estaba ya en !Sus postreros meses, y
cuando.las reformas económicas, que atacan siempre
intereses respetables, suponen otras medidas prévias
de reparacion que las han de servir de basamento.
Sobre todo, no era natural, ni justo tampoco,
que el gobierno, en estado normal, hiciese atro-
pelladamente lo que las mismas juntas revoluciona-
rias de setiembre no se atrevieron 6 no quisieron
egecutar. Los revolucionarios, los ardientes partí-
darios de las reformas, tuvieron en ese medio po-
deroso de las juntas su verdadero terreno para rea-
lizar ciertas medidas de subversion regeneradora,
las cuales no pueden efectuarse en el terreno legal
sino con el consejo y auxilio del tiempo. Hubieran
hecho algunas supresiones t bubieran cerrado algu-
nas puertas de las que solo guardan el mal que
agovia y aqueja á la infeliz España, en vez de pasar




-174.-
el tiempo precioso en que mllndaron en deponer
empleados y nombrar en su lugar otros nuevos,
es decir, c.n mudar de nombres á esos ,eternos guar-
dadores del mal de Espaüa (que esto, y no mas,
son la mayor parte de nuestros empleados, salvas
algunas honrosas pero cortas escepciones), y en-
tonces tendrian derecho á reclamar la legalizacii)11
tIe aquellas reformas, haciendo respetar los hechos
consumados en el sellO de la representacion nacio-
nal. Pero que unas Córtes ordinarias, lIa madas á
resolver otras grandes cuestiones de alta política, sin
tiempo apenas para meditar todas esas importantes
medidas que hemos es puesto , hubieran de hacer un
trastorno completo en la administracior. económica
del pais, tan complicada y llena de escollos, era
sin duda alguna imprudente exigencia de parte de
103 diputados, á quienes, sin censur;¡r de modo al-
guno, debe sin embargo decirse que cegaba el celo
escesivo y patriótico en los reñidos debates del pre-
supuesto .


. No fueron estos, en verdad, perdidos para el
interés de los pueblos: como quiera que no bajó de
doscientos millones la suma que importaba la eco-
nomía que hicieron las C6i"tes en el presupuesto de
gastos de 1841. Contribuyó poderosamente á la
realizacion .de este pensamiento económico I la di s-
minucion del ejército y la supresion de muchos go-
biernos militares que eran inútiles, medidas (I"e




-175-
fueron adoptadas á instancias repelidas del presi-
dente del Consejo, y que facilitaron estraordinaria-
mente el plan de las Córtes. Ochenta y ocho mil
hombres recibieron sus licencias absolutas por de-
cretos de 23 de mayo y U dejunioque com[lrendian
las quintas de n de Iebrero de 1833, y 24 de idem
y 31 de diciembre de 1834. Estos decretos, despues
de los espedidos por la regencia provisional con el
mismo objeto, segun se ha notado antes. producian
una considerable rebaja en la fuerza armada, como
era consiguiente á la terminacion de la guerra, sin
que obstase á la economía, sino lo que hahria de
obstar debidamente, el reemplazo decretado tambien
por el gobierno en aquellos dias, para la subsistencia
y reparacion de los ejércitos. D. Alvaro Gomez Be-
cerra propuso igualmenle al Senado la justa su-
presion de varios tribunales especiales, en obsequio
á las economías. La dotacion del REGE~TE fijóse
en dos millones de reales ánuos. Algunas enmiendas
fueron presentadas á este, que era el dictámen de
la comi.sion, tales como la del dipulado D. Antonio
Collantes, que proponia doce mil duros al año,
García Uzal que elevaba esta suma á veinte y cinco
mil, y por último, Sanchez Silba, Mendez Vigo
(O. Francisco) y D. Vicenle Collantes, que que-
rían volar al REGENTE un millon de reales de renta
anual. Todos estos dipulados, llano es que se fun-
daban, para haber de asentar su dictámcll, t:n la




-176-
penuria estremada del tesoro, conforme á la triste
pintura que de él acababan de hacer los mismos mi-
nistros, y en la grande necesidad que habia de ali-
viar las cargas públicas despues de los enormes
gastos ocasionados por la guerra; pero las Córtes,
teniendo en cuenta poderosos motivos y fuertes
razones de congruencia política, que median siem-
pre en los estados regidos como el nuestro, y no
perdiendo de vista que la reina Cristina habia re-
cibido anualmente, durante 8U regencia. doce mi-
llones de reales de nuestro exhausto tesoro, no qui-
sieron, escatimando la munificencia, incurrir en un
vicio opuesto, y votaron los dos millones al REGEN-
TE, con lo cual, sin desatender, anles bien, tenien-
do muy en cuenta las anheladas economías, no se
menospreciaban tampoco las altas consideraciones
que forzaban á mas de alguna esplendidez en la do-
tacÍon del gefe supremo del Estado.


Al discutirse y votarse la asignacion que por
viudedad correspondia á la reina madre, hízose no-
tar, no sin sorpresa, que nada se sabia de lo que
habia percibido hasta la fecha la viuda de Fernan-
do VII como procedente de las arcas del' real pa-
trimonio; porque ni parecian los inventarios ~i las
particiones de su herencia: ningun documento que
pudiese aclarar este punto intrincado y oscuro.


Las sesiones de las Córtes cerráronse el 24 de
agosto.




-177-
Tal y tan beneficiosa al pais fué lá vida de esta


lejislatura de 1841, la mas aprovechada de cuantas
hemos conocido en esta época de nuestra regeoe-
racion política. Los que guiados por la ignorancia
6 por una apasionada ceguedad proclaman que el
gobierno del REGENTI!; nada hizo en bien de los pue-
blos, debieran reconocer las importantes reformas
que hemos anotado, las cuales crearon ya intere-
ses que no podrá destruir ninguná reacciono


Con tales refol'mas iban desapareciendo los pri-
-viIegios, que no son generalmente otra cosa sino
esceflciones odiosas q;ue alteran el precepto ú dis-
posiciongeneral de las leyes, cuyo quebrantamien-
to se autoriza á favor de los privilegiados, en daño
de los principios salios de conveniencia pública que
guian al l~jislador, y de los intereses sociales que
ellas abrazan y protegen. Grandes son los benefi-
cios que ban producido estas reformas, y grandes
tambien los gritos que han resonado contra ellas en
Espaft.a y en Europa; pero puede asegurarse que
las ventajas que ha reportado la nacion se multipli-
can por un gqarismo incalculable en SU)! resultados,
imponiendo silencio á los detractores de la-revolu-
cion y confundiéndolos con la evidencia de los he-.
cbos. Por todas pilrtes anuncian estos la emancipa-
clon de la inteligencia aplicada á las ciencias, al
trabajo, á las empresas úÜles, al acr!lcentamierito del
poder nacional, al desarrollo de un gérmen de pros-


TOM. IV, 1~




-178-
peridad que elevará á la España, á despecho de sus
bijos espúreos y de sus enemigos esteriorcs, al
rango de las grandes potencias de Europa cuyo in-
flujo se deja sentir en todo el orbe ci vilizado.


Los que se quejan de injusticias parciales, que
lastiman intereses de algunos individuos, no deben
confun.dir la conveniencia de las reformas útiles cen
ese sentimiento egoista , que si bien puede él aspi-
rar á la reparacion, es injusto cuando calumnia á
una revolucion parca, .lene, legítima, hasta rayar en
débil, en meticuloSIl, cuyo defecto mas capital con-
siste en no haber hecho mas, en no haber llevado
mas adelante la obra reformadora; puesto que e\1a
ha respetado basta el privilegio odioso y el princi-
pio de injusticia que le concedió derechos onerosos,
los cuales en su orígen fueron generalmente usur-
pllciones Ó concesiones gratuitas, debidas al capri-
cho, á la debilidad ó a.l fa~or de los reyes, como,
por ejemplo, las gracias y donaciones escandales as
llamadas enriqueñas.


Lástima grande que no hubieran aprobado estas
Córtesdos leyes importantísimas. destinadas á mo-
ralizarnuestras asamb\~as legislativas, las cuales
f neron presentadas ó propuestas en proyecto por
algunos celosos diputados, previniendo la una, que
tanto estos como los senadores empleados «dejáran
«(de percibir sus sueldos mientras faltan al deseUl-
"peiio de sus destinos por hallarse en las, CÓl'tes:~




-179-
Y la otra, mas equitativa y justa,' á nuestro modo
de ver, que la anterior, con la cual tiene sin em-
llitrgo muchos puntos de correladon y contacto, es-
tableciendo que «los senadores y diputados no pu-
«dieran admitir empleos del gobierno durante el
etiempo en que desempeñen sus cargos.») Largos y
muy acalorados deLates sufrió en el Congreso esta
reforma irnportantisima, de la cual se prometian los
pueblos tantas ventajas. conv irliendo por su medio
en una vc~dad práctica el sistema representativo; pe-
ro fuertemente impugnadas por los diputados Olóza-
ga. Posada y Gonzalez Bravo, el cual babia hecho
ya Ul!a defensa escandalosa, capaz ella sola de des-
enmascararle y darle á conocer, del no menos es-
candaloso contrato celebrad~ por el ministro San Mi-
llan con la empresa de .guarda-costas, Uano Ors y
eompañía, aquellas leyes fueron ambas clf'sf'chadéls
llOr el Congreso, contra el pareeer de la prensa que
defendia las doctrinas j principios que en la oposi-
cion suelen sustentar siempre los liherales progre-
sistas.


La ley que suprimía de un modo aLsoluto los
sueldos que por cesantía cobraba~ los ministros, la
cual, en nuestro sentir, no está tan recomendada
por la justicia como las anteriores, fué aprobada
en el Congreso y desechadadespues en el alta cuer-
po. Pero borrada aquella partida por. los diputados,
en la le, de presupuestos, cOlDctióse en el Senado




-180-
la anomalía de prestar 5U aprobacion á esta refor-
ma econ6mica , contra la cual habíase pronunciado
espresamcnte en su anterior acuerdo en que fijó la
suerte de los ex-ministros.


Tambien presentó el gobit\rno en esta legislatura
un proyecto de ley, que no alcanzó discusiQu, sobre
instruccion pública; ramo importantísimo en todo
pais culto, del cual se ha hablado y escrito mucho
en el nuestro, durante estos últimos años, con me-
nos ciencia que buen deseo y buena fé, sin que
apenas se haya dado un paso acertado en este asun-
to de tanta vita,lidad y trascendencia, eutregado
siempre en manos del empirismo, la incuria y la
ineptitud, siendo .esta sin duda una de las causas
mas poderosas y eficientes para retardar y aun con-
trariar los grandes resultados de la revolucion es-
pañola.


Igual suerte que el 4e instruccion pública ob-
tuvo, por falta de tiempo, otro proyecto de ley
de reconocida qtilidad, presentado por el gobier-
no á las córtes, reformando el sistema de proce-
dimientos, en las Causas criminales.


No pondrem~s fin á la reseña bj~lórjca que
nos hemQs propuesto hacer de esta memorable, le-
gislatura 4e 184.1 (1), siu consignar aquí algu-


(1) Como prueba d~l celo y asiduidad en el trabajo de es-
tasCórles, será justo que digamos aquí, que tanto el congre-
so como el senDrro celebraron pOI' mucho tiempo, ademas de
la sesio~ ordi.naria, otra estl'aordinaria por la no~be,




-181-
llas singularidades é incidentes muy dignos d-c ano e
tarse, acaecidos tambien en ella.:-Habiendo lan-
zado la regencia [lrovisional en Sil manifiesto del 2
de noviembre' la terrible acusacion de facticias,
sobre las mayorías parlamentarias de 1840, el 6'
del mismo,mes publicaron otro ma nifiesto en con-
testarion á aquel, veinticinco di[lulados de la ma-
yoría retrógrada, pretendicndo justificar á su par-
tido de aquei cargo funeslo. Meses despues, reu-
nido ya el senado, el :n de marzo de 1841, pre-
sentóse tambien á este cuerpo una esposicion por
D. Javier Martinez, marqués viudo de Valladares,
y al tenor de ella vinieron sucesivamente otras
varias de los scnadoresPriiionroslro, Casa puente
y algunos mas, procurando igual vindicadon, mal
enojados como ellos debieron quedar de la sin-
gular y atrevida calificacion que habian mere-
cido á la Regencia, y dimitiéndose tambien del
cargo de senadores por juzgarle incompatible con
su decoro. basta tanto que el alto cuerpo fuese la-
vado de \a mancba con que aquel gobierno le ha-
hia afeado en sentir de los autores de estas pro-
testas.


E! ministro de la Gobernacion Cortina no ha-
lló inconveniente en echar sobre sí la tremenda
respon&abilidad de demostrar, como lo verificó,
hasta la evidencia, por medio de datos genuinos
é irrecusables, como que eran no menos que do-




-182-
cumentos oficiales, circulares secretas de los mi-
nisterios á las a~toridades de provincia, y oficios
dirigidos por variC?s gefes políticos al ministro de
su ramo, lo fundado de aquella aseveracion, tan
escandalosa al parecer, del ministerio-regencia,
poniendo ante los ojos· de tod9S, no solo la vio-
lencia y malas artes de todo género, que mediaron
para confeccionar las mayorías de aquellas córtes,
sí que tambieri que ellas fueron en parte ruin pro-
ducto de algunas cantid'ades derramadas por el po-
der con el criminal objeto de falsear la voluRtaJ.
de los electores. Remitidos todos estos documentos
que formaban un verdaderopadron de ignominia "f
de iniquidades, el proceso odioso del bando reac-
cionario, en las secretarías de las Córtes en 1841 á
donde fueron enviados primero por Corlina, des-
pues á p.eticion de este. y para sal var su dicbo y su
honra, por su sucesor D. Facundo Infante, formu-
lóse un acuerdo que era la horrible pero justa sen-
.tencia de Iqs eternos prevaricadores que aun osa-
ban apellidarse hombres de gobierno y de ley,
amantes del órden, maderado.s.-Más la lastimosa y
<leplorable falta que todos sentimos de una ley de
«responsabilidad ministerial. que ponga colo á los
desafueros y demasÍ'as del poder, la cual ley , seme-
i ante á la piedra que sirve de llave en el vértice
de UDa bóveda, prestándola solidez y 3plomo, de-
bj~ra ser tambien la c1av!! que cerrase, dando fir-




-183-
meza y seguridad, el edificio grande y magesluoso
de nueslras instituciones 'políticas, si no se q\1ie~
'verlas por tierra á cada paso, como desgraciada-
mente acontece, esa falta, decimos, digna de ser re-
parada muy en breve, hizo de todo punto ilusoria
aquella declaracion que solo hablaba al honor y á
la conciencia, resortes gastados y nulos en cierta
clase de gentes, contra quienes es una pueril sen-
cillez el hacer declaraciones por el estilo, siendo
otra clase de argumentos y armas de otro' temple
las que han de usarse para haber de combatirlas y
atraerlas por buen camino.


Consecuencia de esta lenidad, y de esta, tan fu-
nesla y tal vez calcula4a imprevision, fué,que los
agraviados por Cortina quedasen en disposicion y
aprestados tambien á tomar venganza de él andan-
do los tiempos, y cuando él mismo habria, impru-
dente, de ponérseles á tiro, sin que para ello obs-
tase el haber de quebrantar otra vez y olras mil
la conslitucion del Estado, con la misma impuni-
dad que se hizo por ellos en 1840. y "lue se hará
siempre por casi todos los ministros, mientras no
se prevengan estos males por los medios que he-
mos espuesto.-De tal suerte han venido por fin á
realizarse las fatídicas palabras del Eco del Comer-
cio de aquellos dias, quien, á propósito de esta cues-
tion, nO'vaci16en predecir al D. Manuel Cprtina,
«la implacable venganza con que le mirarían por




-184.-
«toda SlJ viaa los falsos moderados, por el imper-
«¡lonable delito de haber descubierto con datos oti-
«ciales ·lasmalas artes de que se valieron para 10-·
«grar las mayorías que llamó el señor Cortina fac-
«ticias .»


«Ni estas palabras, (prosigue el Eco) en ho-
«ca de uno que ba sido minislro, ni las re~elacio..;.
«Des que las siguieron, ni la mano amplia con que
«el señor Corlina remitió al Congreso documentos
«en que constan maldades y depredaciones, alcan-
(Izarán jamás indulto del partido retrógrado; así
IIcomo no podrán jamás indultar á su sucesor el se-
c(~or Infante, que ha continuado la remesa, enri-
«queciendo la coleceion 'ion. muchos y mas escan-
«dalosos documentos, cuyo conjunto ha producido
«el dictámen de la cúmision, verdadero proceso y
«(sentencia del partido retrógrado-absolutista.»-
Consignamos .eslos bechos y estas palabras por via
de . sana leccion histórica, y para bacer ver cuán
frágil es la memoria, cuán instable tambieJl la vo-
luntad de los hombres!


La prensa reaccionaria, que no podia cerr¡:r los
ojos á tanta luz de razon, á tantas y tan evidentes
demoslraciones, contenlábase solo con decir, que
el hacer semejantes revelaciones no era decente, y
que ellas mostraban poca generosidad. i Como si la
gener(}sidad y la decencia estuvie~en reñidas- con la
justicia y con la ley! i Como si no hubiera sido me-




-185-
nos decente I menos generoso I menos decoroso y
justo el proceder de los moderados en 1840 ~ .....


Mas que todas las otras Jué notable la protesta
que dirigió al Senado desde Paris el general don
Francisco Narvaez • miembro de la minoría de este
cuerpo ~ y por consiguiente, de la mayoría de 1840,
quien pretendió, insensato, emitir su voto desde
la capital de Francia, en donde estaba hacia ya un
año, contrario á la deliberacion de las Córtcs sobre
el asunto de tutela, para comprar sin duda, á un
tan inconsiderado precio. la gracia de la reina
Cristina. y de otrospersoDages del mismo partido
polít.ico, al cual pertenece Narvaez J cuya conducta
desacordada y estravagante , mereció sérias repul-
sas aun de parte de sus amigos, á punto de ser ca-
litlcada de locura por el senador Carrasco, reci-
biendo ademas una condenacion esplícita del Senado,
con la declaracion solemne .que este hizo de haberse
hecho. el Narvaez, indigno de pertenecer á una tan
r"spetable asamblea: justo castigo de las inauditas
calumnias é insultos que en su dementada comuni-
eacion prodigaba á las Cóttes españolas, aquel es-
pañol que tan indignamente se halla investido de
altos nonores, ceñido de bundas y de faJa.


Con motivo de una pe.ticionque hizo á las Cór-
tes D, Tilmrcio Campe, en desagravio de las tro-
pelías que el capitan general de Andalucía. habia
cometido en los tiempos de la dominacion retróga-




-186---
da, contra aquel periodista gaditano, usó de la pa-
labra notablemente, en la sesion del 4 de junio, el
presidente del Congreso, D. Agustin Argüelles. de-
nunciando á la representacion nacional y al público
el crimen 6 los crímenes descubiertos en ciertos lu-
gares recónditos del real 'palacio, consistiendo
aquellos en un sinnúmero de dQcumentos curiosí-
simos, al par que escandalosos, de los cuales se
deducia la inocencia de muchos perseguidos y con-
denados en la época del gobierno absoluto, y la
bárbara y cruel arbitrariedad de sus perseguidores;
el escarnio y la befa criminal que en aquellos·.acia-
gos tiempos se baciade los mas preciosos derechos
del hombre. Con tal ocasion, Argüelles, en su eS-
tenso, Inmillosoy bien sentido discurso, pidi6 al Con-
greso de las Españas que no perdiese de vista la
grande necesidad que babia de rodear á la inocen-
cia y al patriotismo de tan fuertes garantías, que
fuera imposible en adelante á los tiranos el atrope-
liarlas, como '10 ha\lian egecutado desde IBM has-
ta 1840, segun se demostraba con la sola ¡nspec-
cion de los misteriosos documentos que se habian
desenterrado en palacio; concluyendo, el anciano
virtuoso y respetahle, columna la mas firme de
cuantas han sostenido basta el presente el mages-
tuoso edificio de nuestra libertad, con recomendar
iJ los pueblos el síncero aprecio que deben á unas
instituciones que, bien observadas, lo~ ponen á




-187-
cubierto de tanta maldad y perfidia, estimulándolos
á que recibiesen con aplauso las importantes re- .
formas que habian de ser su consecuencia prácti-
ca, real y efectiva.


Entre las proposiciones de ley presentadas al
Congreso por algunos celosos diputado~, las cuales
no llegaron á producir formal acuerdo, distinguió-
se ulla de D. Antonio Collantes, cuyo objeto era
el que desapareciesen para siempre las ridículas
pruebas de nobleza y de sangre limpia, restos mi-
serables de nuestra antigua incivilidad y necio or-
gullo, que todavía se necesitan en muchos casos, y
que á poder del oro y de la inlriga, preséntanse
siempre que se exigen, por mas que sea notoria la
carencia de esas cualidades en las personas á quie-
nes su demoslracion documentada interese. Ba:..
!lado este pensamiento, tal cual su autor le propo-
nia, en el principio ingenioso de declarar nobles á
todos los españoles, era consiguiente que bastaba
probar soto el serlo, para escusar todas esas
impertinentes y risibles pruebas, sello muy pro-
pio de los liempos rudos que pasaron, y cuya
subsistencia forma un verdadero anacronismo en
nuestros días, cuando á la esplendente luz de la
éÍvilizacioll vemos en toda su desnudez, de virtud,
de ciencia, de valimienJo, de poder y de riquezas
tambien, no ya solo á los nobles, sí que igualmente
á los títulos de Castilla, á lo mas encumbrado y




-188-
Oorido de la antigua aristocracia española (1).


No dejaron de conturbar el sosiego de esta apa-
cible y bien aprovechada legislatura, algunas in-
terpelaciones notables por el objeto, por los suge-
tos que las dirigian. ú por la forma en que iban'
espuestas. E1 manifiesto ú protesta de la reina ma-
dre, el suceso ruidoso de los A Iduides y el acaeci-
do con el lmllue inglés en Cartagena, dieron oca-
iliQll á varios diputados para interpelar enérgica-
mente al gobierno, distinguiéndose por su tenaz
oposicion, que rué él el primero en decfarar. por
su infatigable.actividad en dirigir ataques al minis-
terio Gonzalez , su .compañerode dipulacion (pues
que ambos representaban á .la provincia de Bada-
joz) D. Joaquín Muñoz Bueno, j6ven fogoso, re-
suelto, y aunque lluevo en las lides parlamentarias.
dado á conocer muy luego en ellas por su grande
facilidad en espresarse. Las arbitrariedades come-
tidas 'por algunos agentes del gobierno en las pro-
vincias contra el derecho precioso de la libertad de
imprenta. como aconteció con el periódico intitu-


(1) La regencia provisional, ! despues tambien el gobierno
de la regencia úniea del general ESPARTERO, viéronseprecisados
á suprimir y anular algunos títulos~ no por vias revoluciona-
rias, sino con arrrglo á la ley, pues no !'umpliallui podiau cum-
plir con el pago ú senício de lanz,s )' medias anatas. Recorda-
mos entre otros, como destruidos legítimamente por la segur
revolucionaria ó reformista, los títulos de marqués de I~eis,
ídem de Santa Ella, ídem de Torreblanca, ídem de Buenavistaj
'J los de conde de Biaramheu, é ídem de Lebrija.




-189-
lado La Sensatez. en Zaragoza, con El Papafigo
en Valencia. y algunos otros, dieron igualmente
márgen á los diputados para interpelar al gobierno,
señalándose Lopez en la defensa que hizQ en el Con-
greso del primero .de estos periódicos. El mismo
diputado alicantino quejábase amargamente del go-
bierno en la sesion del 4 de junio, acusándole de
seguir una senda de retroeeso, y llevando tan· allá
su enojo, que se dimitió allí mismo, en plena se-
sion, del destino que cjcreia como fiscal del tribu-
nal supremo de Justicia, por cuya razon, y siendo
esta ya la tercera 6 cuarta vez que habia el tribuno
inquieto presentado al ministro su renuncia, este
se decidió al fin ·á admitírsela, quedando ya desde
aquel momento lanzado en la vía peligrosa del re-
sentimiento y de la obstinada oposicion, este genio
de la disidencia que tan amargos dias h/!.hia de pro-
porcionar á su patria.


No es menos digna de notarse aquí, por las re-
flexiones que ella sugiere, la interpelacion qUt.l don
Luis Gonzalez Bravo dirigió al gobierno en la se-
sion del 10 de agosto ,comprendida en estas hreves
y terminantes palabras: «Esta interpelacion (dijo)
«tiene el objeto de preguntar al gobierno en qué
«estado está el ejército de Cataluña, porque· creo
«no está tan atendido como debe estar: qué noticias
"tiene acerca de los manejos que en varias partes
«se quieren emplear para l'romover una insurrec-




-190- .
llcian: qué conexion tienen estos manejos con otros
"que se fraguan por una junta en una nadon e~­
«trangera; y finalmente, qué medidas ha tomado
((para evitar una tormenta que yo veo muy cerca-
(,na, y que estamos en el caso de rechazar con to-
(da fuerza.))


Por último, el diputado D. José Nocedal, a
quien no era fácil ni posible que ocurriese otro me-
dio de singularizarse y. llamar la atencion en las
C6rtes. haciendo que hiciese ruido y causase sor-
}lreSa á los incautos su patriotismo mentido y su
engañosa fidelidad. presentó una proposicion al
Congreso, saltando enagenado por los trámites
del reglamento, que la hacian materia de ley, pi-
diendo, primero: «que se sirviese declarar haber
«merecido bien de la patria el pueblo de }Iadrid,
«(SU ayuntami·ento, Milicia nacional y guarnicion,
«(elLo de setiembre .de 1840: y segundo, que esta
(declaracion se hiciera igualmente en favor de IOi
«pueblos que se pronunciaron antes del 15 de se-
((tiembre del mismo año.» Tales eran los humos de
patriotismo, ú tal el patriotismo de humo que aspiraba
entonces ese ente tornadizo. Pero el gobierno ocur-
rió bien pronto á satisfacer su deseo.y el de otros
muchos diputados y personas de todas clases entu-
siastas, con mas ó menos verdad, por la causa de
la Iibel'tad española. que fué sal va en d glorioso
alzamiento de setiembre, concediendo por decreto




• . -191-
(lel 12 de agosto unacondecoracion ClVlca, á lodos
los individuos de ayuntamientos, diputaciones pro·
,inciales, Milicia nacional, etc., que en todo el
reino tomaron parte espontáneamente en aquel me-
morable suceso.


Hemos echado una ojeada, aunque rápida, bas-
tante para formar un juicio ventajosísimo de estas
Córtes y de esta su' primera legislatura de lM1. No
es la pasion , no es el ciego espíritu de partido lo
que nos guia al haber de juzgar ventajosamente .á
estas Córtes y á este gobierno, á quienes no hemos
vacilado en censurar con la severa imparcialidad
de historiadores, toda vez que sus actos, recomenda-
bles en lo general, se han separado de ·nuestro sentir
y de nuestra conciencia. Es el testimonio elocuente
de los hechos que hemos asentado y espuesto á la
consideracion fria y reflexi va de nuestros lecto-
res, lo que nos ha movido solamente á hacer el
merecido y justo elogio de unas Córles las mas
activas, las mas benéficas, las mas libres y aman-
tei. á la vez del órden y. de ~a legalidad cons-
titucional ,de cuantas la España ha conocidO'. Pues
bien: á estas Córles, cuya legitimidad en las elec-
ciones hemos demostrado sobradamen~e en su lu··
gar, á estas Córtes tan apacibles, tan laboriosas, tan
entendidas, tan desinteresadas, tan constituciona-
fes, en fin, hé aquí como las retrata el órgano del
bando reaccionario, el Correo lVaciqnal, 'lúe en un




..... 192- •
acceso de desesperacion y de ira, no parece sino
que quiso apurar el diccionario del sarcasmo y la
difamacion, para describir, con las mas negras y
espesas tintas, la mas ilustre asamblea de cuantas
han compuesto hasta el presente la augusta repre.
sentacion española. Despues de algunos mesf.'S de
hosco y venenoso silencio aeerc~ de las importan-
tísimas cuestiones que se ventilaron en las Córtes,
como si no le fuera posible contener ya la recon-
centrada y mal reprimida ponzoña que aglomeró en
su pecho durante ese tiempo, elLo de junio co-
menzó ex-abrupto á dirigir sus iracundas61ípicas
á ]a representacion nacional, inaugurando su ta-
rea con el singularísimo párrafo que sigue:


«El porvenir en manos de la revolucion, el por-
(Ivenir en manos de las actuales Córtes, en manos
(Ide estas Córtes donde tantos hombres han renega-
«do de los antecedentes' de toda su carrera política
.y basta de sus mas solemnes compromisos de ayer;
(Idonde ha llegado al último ápice el escándalo de
<das palinodias y de las apo~tasías; donde la de-
«feedon patente de las propills convicciones y 'el
(Idescaradoabandono de las tradiciones y de los
.principios ha falseado la situaeion parlamentaria de
_la mayoría de las personas: en manos de estas
«Córtes nacidas en el caos de un trastorno, destitui-
«do de base natural y de objeto político; elegidas
«Qiclatorial J revolucionaria mente por una bande-




-193..-
.ria turbulenta y prescindiendo de la observaº,cia
«de todas las leyes J del respeto á todas las. formas;
«representantes de una, imperceptible .minoría Ilu-
«mé.rica del puehlo español. d~una .minoría insig-
<mific¡mte de la I)acion política,:d,e la minoría de
.1a lIaciony del pueblo. pajo tolios sus: aspectos y
«(relaciones, minoría en inteligencia yen;luces, mi-
<(fioría en propiedad territorial é industriaf, mino-
«ría en independencia, en desinterés y en pa-
{(lriolismo. ¡Hé aquí el parl.amento con que nos
«ha regalado una revolucion que ha osado apelli-
«darse demócrata 1 i Un parlamento de privilegio re~
«volucionario, es decir, un parlamento del mas rí-
{(gido y estrecho monopolio! ¿Es esto libertad, es
«csto lógica, es esto gobierno representati vo? Esto
«es la violacion de los principios, la falsificacíon
«de las formas, la decadencia de la legislilcion, la
«pervcrsion del sistema constitucional, todo ellga-
«ño, todo corrupcion y violencias 1» '


Juzgue y comente por nosotros el lector sensa-
lo, y diga tambien en el fondo puro de su concien-
cia, si es ~olerable á la razon tanta injústicia, tanto
desacu.erdo, til~ta inconsecuencia, tanto insulto ....
y si mas bien no Qan sido escritas providendalmen-
te esas líneas para trazar la afrentosa 'historia par-
lamenlaria de nuestra patria algull9s años des-
pues L. ...


Adernas de la¡ illll)Or~ntcs medida» que adoptó
TO}l. Iy. 13




-19.\-
el gabinete Gonzalez con el auxilio y cooperadon
de las -Córtes, vímosle dar otras peculiares solo
del Consejo, ú bien de los departamentos especia-
les de los ministros. El 30 de mayo se espidió un
decreto por el ministerio de la Gobernacion, que
regentaba Infante, nombrando una junta para que
redactase un proyecto de ley sobre -establecimiento
de banc,os agrícolas en las provincias. recurso uti-
lísimo que por tiempo limitado babia de suminis-
trar fondos á 16s labradores con la COIl veniente Jian-
za y mediante una retribucion módica. El 16 de
julio se decretó por el mismo ministerio la esposi-
Clion pública de los productos de la industria espa-
ñola, que se verificó con admirable y sorprendente
éxito, á pesar de los funestos azares de la guerra
(:ivil, en los dias desde el 19 de noviembre hasla
el 20 de diciembre del año 41, siendo esta la vez
primera que desde diez años atras tenia efecto en


. España _ un lan poderoso estímulo de las artes.
El 12 del mismo mes habia ordenado Infante la dis-
posicion que tan aplaudida fué tambien por la
prensa y por el público, en debida atencion á las
grandes ventajas que ella reporta, del giro de letras
en pequeñas cantidades por las administraciones de
correos, adeudando solo el premio de un dos por
ciento, que ministros posteriores han hecho subir
al tres.


Los decretos que sobre centralizacion de todos




-195-
los foodos del Estado se espidieron por Hacienda,
con fechas· de 29 de mayo y 20 de julio, en la idea
sana de llevar á cabo el sistema decretado el 4. de
noviembre de 1840, tan fecundo en resultados ven-
tajosos al órden administrativo de las rentas públi-
cas y á la equidad en los pagos de los dependientes
del erario nacional, merecen tambien una recorda-
cion grata y distiqguida.


No menos actividad que en los anteriores babia
por este tiempo en el departamento de la guerra.
,.--...:r--~ ...


Despues de fijar y atender debidamente la suerte /~\~H~i;~
de los individuos que procedían del convenio de{ O C"~.
Vergara, ó que pretendian acogerse á él, con ar~ ~. 1
reglo. á disposiciones del gobierno posteriores á .. ¡)
aquel suceso, como se hizo por las circulares de ,'\"~~
18 de mayo y 1.0 de junio, espedidas la primera·
por Chacon y la segunda por San Miguel, decretó
este ministro, el 3 de agosto, un arreglo tlefinili vo
del ejército, estableciendo las convenientes econo-
mías para hacer efectiva l~ ley de presupuestos, y
habiendo en cuenta la justicia y la equidad en los
intereses respectivos de todas las clases. En virtud
de este importante decreto, que daba ya un paso
aranzado en las reformas indicadas por la revolu-
cion, que mereció por lo tanto los elogios de la
prensa liberal y amarga censura de parte de los pe-
riódicos reaccionarios, quedó la Guardia Real es-
terior reducida á dos regimientos de infantería y




·......,t9~
olros' dos de caballería, ,bajo el mismo pié y fuerza
que la infantería y caballeria del ejército. De tal
manera vióse circunscrita á sus justas proporciones
una Guardia. m6nstruo, que revelaba aun el orígen
vicióso do esta inslituc1on, nacida en época en que
no se reparaba en gastos ni en absurdos tratándose
ue halagar los caprichos de un monarca; y some-
tiendo la orl{anizacion de estos <luerpos á la accion
saludable de los buenos principios militares, hicié-
ronse desaparecer del todo, por esta medida, aque-
llos pri vilegios onerosos, contrarios al sistema de
libertad, y que 1,10 podian ser bien quistos en el
resto del ejér~ito. I .. a brigada de artillería de la
Guardia Real quedó incorporada en el cuadro ge-
neral del arma, cesando en su consecuencia desde
entonces el espectáculo repugnante é impropio de
un trono constitucional, cual era el que ofrecia la
presencia constante de una batería á las puertas del
real palacio. La infantería del ejército peninsular
habia de componerse d~ 28 regimientos de á tres
hatallones cada uno; la caballería de 15 regimien-
los. Los cuerpos de Milicias provinciales, que COm-
ponian la reserva del ejército, eran 50, organiza-
dos lodos en simples batallones en la misma forma
en que se hallaban hasta entonces. Para realizar este
decreto, fué preciso crear un regimiento de caba-
Ilería, que ~omó el nomhre de N umancia, siete ba-


. tallones de ejército y otros tantos cuérpos provin-


/




-197-
ciales. Tal fué el arreglo .que el gobierno del RE-
GENTE hizo en el ejército, conciliando los intereses
de este con los del pais y con las exigencias de la
revolucion ,qU(l tendia á disminuir la prepotencia
militar y á plantear las mejoras que la nacion re-
clamaba, y que no era posible intentar siquiera
mientras fuesen tan crecidos los gastos ocasionados
por el presupuesto de la guerra. I.os exaltados, so-
bre' todo, estaban, si no por la disminucion ahsoluta
de la fuerza pública, por la necesidad de espedir
licencias semestres 6 de mas largo plazo á los sol-
dados que las pidiesen, 6 por cuerpos 6 compañías,
con la obligacion de acudir al llamamiento de las ar-
mas en cualquiera ocasion en que esto se verificase.
El gobierno em[lero, cuyo gefe era un ilustre sol-
dado, queriendo pagar un trihuto de reconocimien-
to, á nombre del país, á los que le acababan de dar
la paz, y sobre todo, incurriendo tal vez en la debi-
lidad de los otros gobiernos, sus antecesores, que es
la de considerar como medio el mas útil é importan-
le para'gobernar al Estado, el peligroso auxilio de
las bayonetas; pretendiendo mandar con ellas, su-
plir con la fuerza material la que debe buscarse so-
lo en la razon y en la ley, recordando sin duda,
como recordó un periódico liberal de entonces, que
este ejército habia contribUido poderosamente á los
alzamientos de 1835, 1836 Y 1840; pero sin [lre-
\'er la posibilidad de que hiciese olro tan lo , en




-198-
opuesto sentido, en 1843, insistió en que conti~lUa­
sen todavía bajo el pié de guerra e8as huestes nu-


. merosas, en tiempo de paz, sin echar de ver que
quizás esta peligraba por la misma causa y por el
medio mismo con el cual él intentaba conservarla'
Sin embargo, y á pesar de haberse c{)Osultado y
conciliado tambien los intereses y ·Ia opinion de
todos, del partido dominante, de la clase militar y
aun de los retrógrados, en esta disposicioD guber-
nativa que tanloocupó á la prensa; no obstante
hallarse satisfechos, mas ó menos, los deseos de
todos los bandos políticos, aun á riesgo de des·atenT
der lo que el tiempo demostró dcspues ser lo mas
conveniente á la nacion , todavía la irritacion de los
vencidos quejábase y se enconaba contra esa me-
dida, no solo en ]os diarios de Madrid, sino en
sus sostenedores de Paris, en donde no hubo empa-
cho, por parte de los periódiC(}s que sostenian al
gobierno de Luis Felipe, para acusar al REGENTE
de revolucionario y desorganizador, por haber di-
suelto parcialmente· la Guardia Real, sin tener pre-
sente, los escritores franceses, que esta disposicion,
no ya en parte. sino en totalidad. rué una de las
primeras que adoptó allí el gobierno de julio.


Por úhimo, otra cuestion importante dejó por
resolver la regencia provisional y que decidió tam-
bien el gobierno del REGENTE. }'ué esta el contestar,
sogun se habia acordado en el consejo de minis-




-199-
trosy anunciado en las CórLes, á la célebre alocu-
cion del S:..nto Padre, dirigida á los cardenales en
el Consistorio secreto de 1.0 de marzo, sobre los
asuntos de España , en cuyo documento, que hemos
mencionado ya en otro lngar, rogaba S. S, á nues-
tro3 gobernantes, no solo de entonces sino de todos
los ocho años que llevábamos de revolucion, como
autores de las. reformas introducidas en la Iglesia, ó
mas hien, en el estado eclesiástico de España, «que
((abriesen sus ojos hácia las heridas hechas á aque-
.. lIa Madrebiennechora, y que se acordasen sobre
«lodo .Je· las censuras y de las penas espirituales
«(que las comtituciones apostólicas y los decretos
ade los concilios ecuménicos imponen .ipso (acto á
"los invasores de los derechos de la Iglesia. Que
«cada uno de ellos (proseguia el Pontífice romano)
(tenga piedad de su alma, presa con lazos invisibles,
«J que piensen que el juicio es mas duro contra los
«que mandan, si consideran sériamente que hay
auna presuncion poderosa en el mismo juicio, si
«alguno de ellos llega á morir lejos de la comunion
"1 preces de la cQmunidad y comercio religioso.»


Como nnos cinco meses habian ya trascurrido
desde que circuló profusamente en España y en Eu-
ropa esta alocucion del Papa, sin que apenas se no-
tase un'ligero fulgor de las canciencias irritadas, no
obstante los medios que pusieron á este fin algunos
clérigos, como hemos dicho que acaeció en Villa-




-200-
castin. en 'Daroca. y en ya'ríos tambien de la pro-
vincia de Asturia3, que fueron los mas castigados
por los tribunales (1) • cuando á mediados de agosto
publicó la prensa el manifiesto del gobierno, con..;
testando al de S. S. Este documento que lIeraba
la fecha del 31 de julio iba firmado solamente por
el ministro de Gracia y Justicia. D. José Alonso;
es decir, por el autor del célebre informe que dió
á la regencia provisional' el tribunal supremo de
Justicia, sobre el ruidoso asunto del vice-gerente
Arellano. uno de Jos principales temas que en sus
quejas comprendia el manifiesto del padre Santo.
Llano' es que esteminj~tro habriade contestar con
grande copia de luees históricas, con robustos ar-
gumentos y no muy esquisita conlemplacion al pa-
dre comun de los fieles. Con efecto, de primer
abordo calificaba Alonso á la encíclica de Su San-
tidad, de «tea incendiaria, arrojada sohre el no bien
«apagado incendio, para que no deje de verter san-
(cgre el pueblo cristianó, y la guerra cil'il se rc-
<!llueve convertida en una guerra religiosa.»


«Por fortuna (proseguía). no estamos ya en
(dos tiempos de odiosa memoria en que á un amago
«del Vaticano temblaban los tronos y se agitaban
«las naciones. No hay duda en que ahora la inlen-


(1) La sala primera de la Audiencia de Madridsentendó
al cura de Villacastin á diez años de confinamiento en
Ceuta. Otro tanto aconteció en la audiencia de Valladolid.




-2Ól-
{(cion es en gran manera hostil j pero no debe ba-
«berla tampoco en que será repelida y con lodo vi-
(gor escarmentada; por.que los españoles sahrán
({en esta ocasion, como ya lo han hecho en otras
«muchas, distinguir perfectamente bien entre )0
('que deben á su fé, no maculada jamas, y lo que
«(dehen á su seguridad é independencia; entre los
~inlereses verdaderamente respetables de la Iglesb
«(de Jesucristo y las pretensiones injustas y romea
(abandonadas de la curia romana.),


Despues de hablar de la conducta de algunos
eclesiásticos con el gobierno de Isabel, y de la que
este se vió precisado á observar con aquellos ecle-
siástiéOS, así como de la presentacion y no confirma-
cion de los obispos nuevos en sede vacante, con otras
varias cuestiones que tocaba en su alocucion el Pa-
pa, decia el gobierno del REGENTE por conducto
del secretario de Gracia y Justicia:


«Que el príncipe temporal de Roma, rodeado
«de poderosos vecinos, sin fuerzas ningunas para
·«defenderse de ellos si le quieten hacer mal, me-
«nesteroso de su a.poyo contra las inquietudes in-
"teriores que á cada 'momento- le· amenaZ;Jli, nulo
((en suma· á la ofensa, y nulo tambiená la defen-
«(sa, condescienda con las miras y pasiones terrenas
«de estos vecinos, y no tenga mas voluntad polí-
«(tica que la de ellos, esto se entiende fácilmente,
"y hasta cierto punto importa bien poco. P(,fO que




-202-:-
'«el Sumo Pontífi-ce en sus relaciones espirituales
"con los estados católicos .sea dirigido por las rnis-
'«mas miras interesadas ;Í que atiende como prínci-
«pe, que aplique al sostenimiento de estos intereses
«mundanos los mediós religiosos que como cabeza
«visible de la Iglesia tiene en su arbitrio, y que
«negando el pasto espiritual que debe suministrar á
atodo pueblo fiel, quiera en cierto modo rendir á
.. los .españoles por hambre, para que entregándose
«á discrecion se sometan á la opinion política y per-
«sonal que S. S. prefiere en el interés de sus alia-
(ldo.s, esto ya, demas de ser sobre manera injusto,
«es inoportuno y repugnante al estado de las cosas,
(/y á la naturaleza y carácter de los twmpos y de las
{(costumbres.»


Habla del asunto del vice-gerente y dice des-
pues:


"Con no meuor dolor y . amargura se comi-
«dera en el discurso de Su Santidad la supre-
(Ision de las casas religiosas, la agregaciou de sus
"hienes á los fondos nadoRales, la conversion de
"l<ls templo~ en usos profanos ,el atropellamiento
qque supone de la inmunidad eclesiástica en cosas
_yen personas. la suspension de conferir sagradas
«órdenes, los bienes del clero' secular amenazados.
«Para dar cuerpo y peso á la invectiva, en una par-
de se desfiguran los hechos, en otras se anticipan




-203-
((los cargos, y en todas se da por sent~do el princi-
«pi o , tan acepto á aquella cOl'ia , de que no es per-
«mitido á la autoridad civil ingerirse á disponer de
«las cosas temporales del clero, sin conocimiento y
«conformidad de la autoridad eclesiástica. De aquí
«parte el Santo Padre para reprobar, como reprue-
aba, delante de sus cardenales todo cuanto se con-
«tiene en sus quejas; casar y anular todos los de-
«cretos del gobierno, sobre los puntos á que ellas
«se refieren, y todas sus consecuencias, y declarar
«que han sido y :.erán eternamente nulos y de nin-
tlgun valor.»


'«Jamas la Santa Sede, (lesde los tiempos de
«Gregorio VII hasta ahora, ha tenido pretensiones
«mas altas, ni las ha manifestado de un modo tan
«imprudente y temerario. i Casar y anular! ¿ De
«dónde ha venido á la silla apostólica esta nueva
aprerogativa, que si reconocida fuese, pondria otra
«vez los reinos en la mano del Sumo Pontífice y los
«príncipes á sus piés? ¡ Casar y anular! Nunca se
uatropellaron con tan poco miramiento los fueros y
«facultades de la potestad temporal, ni se ha hecho
«insulto mayor á las regalías'siempre reconocidas
ade la España y' de sus monarcas. Como si los pun-
«tos controvertidos perteneciesen á las altas regio-
«nes del dogma y de la fé, Y no fuesen evidente-
«(mente de mera administracion civil y de interés
demporal, el Papa se arroga el derecho de resol-




-20.\-
~verlos por sí mismo, y se erige en superior de
ctquien para el eg.ercicio de su autoridad en hene-
«ficio del Estado, en nadie debe; en nadie quiere
((reconocer la menor· sombra de supremacía .•


Aludiendo despues al trono de las Españas ,re-
gido por l~ Segunda Isabel, y el cual, aunque· no
reconocido, veíase tan ágriamentereconvenido .por
Su Santidad , espresábase el manifiesto de esta ma-
fleTa ~


«Marcado tiene S. M. el camino (Iue para se-
«(mejanles casos le señala el ejemplo de much~8
«predecesores suyos, que sin menoscabo de su .re-
<<ligion y de su piedad , han sabido atajar con mano
«firme y resuelta estas demasias de los pontifices
«romanos. Al verse reconvenido el rey de Caslilla
"Juan· n por la prision de, un Pl'elado, conlestó':
«que á todo obispo que r uese revolvedor en sus reinos,
-le haria prender la persona, y limpiaría y doblaria
«su hábieopara lo enviar al Santo Padre. Ofendido
«Fernando el Católico de la c~misj(}n que llevó, al
«reino de ~ápoles un' Cu·rsor pontificio, se mostró
«muy descontento de que no se hubiese castigado
«con el úhimo rigor 'el atrevimiento y la insolen-
«cia de aquel curial, y amenazó, si el Papa no ce-
«dia en su injusta demanda, de hacerle quitar la
'«obediencia en los reinos de Castilla y Aragon.)) ,


Cila despues varios otros ejemplos habidos con
los príncipes de I~ casa de Austria y con el piadoso




-205-
rey Cárlos IIl, Y concluye diciendo:


«La reina doña: -ISabel JI liene los mismos dere.,-
«eh os , y sug<Jbierno adual está resuelto á defen-
«derlos con no menor energía. Y una o vez que el
«Sumo Pontifice, negándose como príncipe á reco-
~nocer á S. M. iegítima sucesora en el :trono de sus
«mayores l se niega tambien, en calidad de padre
«espiritual de los fieles, á remediar lasi necesidades
«de la iglesia de España; y no contento con oesta
"prolongada resistencia, alza de repente la voz en
«su COllsistorio para atacar la autoridad suprema
«del Estado, anular sus disposiciones; y erigirse
«eri superior de quien en esta parle no le recono-
«ce, niann como igual, él mismo es' quien, le-
"vauta un muro de separacion entre las dos Córtes,
"que cierra por ahora la puerta á toda rclacion
"amislosa, á loda especie de transaccion. En suma,
(da violenta alocucion del Santo Padre no puede
«considerarse sino como una declaracion de guer-
{(roa contra la reina Isabel 1I, contra la seguridad
"púlllica y contra la Constitucion del Estado. Es en
"realidad un manifiesto en favor del vencido y eS-
('pulsado pretendiente, y una provocadon escan-
(,dalosa de cisma, de discordia, de desórden y de
«rebelion. No puede ya por lo mismo el gobierno
«de S. M. sin mengua de lealtad y de su honor,
(guardar silencio sobre tan enorme atentado, ni
ndejar de emplear para contenerle tódos los Il1':ldios




."


-206-
njuslos que ponen en su mano la razon, la conve-
«Dienda. la disciplina de la Iglesia y el poder de
((una nacion graade" '1 noble, tatr indignamente
nagraviada·.»


Tal y tan cumplida rué la contestacion que el
gobierno del REGENTE, por conducto de su ilus-
trado ministro de Gracia y Justicia. D. José Alon-
so, que tanta celebridad adquirió por los grandes
temores que llegó á infundir á los papistas fanáti-
cos de España. dió á la alocucion ó encíclica del
Santo Padre, con quien quedaron las relaciones
políticas por entonces mas difíciles de anudarse da
lo que babian estado anteriormente. Los constitu-
cionales de España no daban sin embargo una
grande importancia á este reconocimiento por par-
te del Papa.


En tal estado, tan ventajoso para el pais, haIlá-
base el gobierno español un afio despues del movi-
miento popular de setiembre. Durante la primera
legislatura de la Regencia de ESP&RTERO, que he-
mos historiado en este capítulo, veíase al ministerio
Gonzalez activo. diligen.te y emprendedor de las
grandes reformas legislativas que inició en las Cór-
tes, al mismo tiempo que se dilucidaban y re-
solvian cuestiones de alto interés en el seno del
gabinete. Todo parecia augurar dias prósperos y bo-
nancibles á la trabajada España. La riqueza públi-
ca, el comercio y las artes iban tomando un revuelo




-207-
poderoso á la sombra de la libertad y de la paz.
Dos años mas de autoridad yadministracioo apa-
cible, y el gobierno de ESPARTERO habría regene-
rado á etla nacion,. que aun se resiente de las
preocupaciones monacales, de la educacion viciosa
y mezquina de un despotismo estúpido. Así que-
daban frustradas las predicciones funestas de la
prensa servil, segun la cual ((la serpiente ponzo-
((ñosa de la revolucion de setiembre lo mordia y lo
«devoraba todo.» -Otra sin embargo será la ser-
piente que venga á entorpecer y envenenar la obra
pacífica, reparadora y justa de los revoluciona-
rios de setiembre. Verémosla en el capítulo que
sigue.


D. Agustin Argüelles.


.'






, ' i :\


(J&Pl'J!tlLO 111 .


•••


J1Bbeli1n de los moderados: insurreccwnes, militare..~
, de Pamplona, Este,lla, VitQria" Bilbao y otros


puntos del norte: los generales D.Manuel Con-
cha y D. Diego Lean invaden á mana armada y tÍ
liros el palacio de la reina, el 7 de octubre, capi-
taneando algunas tropas sedticidas y amotinadas :
el conde d,e Belascoain, e'l general Borso, el ex-
ministro Montes de Óca y otros varios insurrectos
son pasados por las armas: parl8' el CONDE-DUQUE
al N"rte y restituye la paz: sucesos de Barcelona:
actos del gobierno hasta terminar el ario y abrirse
la legislatura de 1842.


TOM. IV.


BIST~NA np pasaba sus dias o-
ciosa en la capital de Francia.
Cercada,de varias personas no-
tables.' del bando absolutista,
afectas Ollas al trono de isa-
bel, decididas otras por don
«::árlos, y Jllas, decidida ella
por estas, á pesar de la gran-
de enemiga que la habian pro-


11




-210-
fesadó dufante la guerra civil, sin dúda por obe-
decer ciegamente Jos instintos de la benevolencia
calculada y fingida, que nos inclinan siempre bácia
nuestros simulaaos eDemig{)s~ (}t1ya voluntad quisié-
ramos atraer á toda costa, á despecbo suyo y nues-
tro, á riesgo de servir de instrumento á las miras
y designios de aquellos mismos que queremos con-
vertir en nuestro apoyo, como acontecia realmente
á esta señora, ello es que se la vió formar junto á
sí en la córte de Luis Felipe el foco ardientE! y pe-
renne que abrigaba las intrigas cuya tendencia era
no menos que derribar, con la'Regencia de ESPAR-
TERO, las instituciones políli~asque la España se
habia dado y conquistado con su sangre.


Vuelta de Roma, en donde como hemos "isto
hizo confesion general y Ulla solemne retractacion
la reina Cristina, recibiendo la absolucíon de sus
censuras de mano de Su Santidad, cuya fé católica
y cuyas esperanzas políticas alimentaba y procura-
ba fomentar en Paris un venerable cardenal que
aconsejaba de contínuo á aqúeHa excelsa señora, mas
en provecho de la teocráciay del depotismo pon-
tificio, que en el interés constitucional de España y
del trono de Isabel, que aun no babia reconocido el
Santo Padre, no era dable atinar hasta donde rayaba
el arrepentimiento de aquella oveja descarriada,
convertida ahora y vuelta á su redil, en el foro de
la conciencia religiosa; pero en lo que no cabía gé-




-211-
nero alguno de duda. era en otro linage de árrepen-
timiento que alañe á su· conciencia, política.


A pesar de launcion sana· y profunda que de-
bió labrar en su alma el verse reconciliada COIL el
Papa y llegarse á .10·s Santos Sacramentos en el sa-
grado templo del Vaticano, no empeciente tampo-
co, ú tal vez, no .recordando sus palabras materna-
les y piado.sas de Marsella, cuando dijo :,,,Ya' nada
«os pide la que ha sido reina de España, sino qu~
«ameis á sus Hijas y respeteis Sil memoria:» (y des-
pues): Kpude encender la guerra civil, pero no
"debia encederla la que acaba de daros una paz
"como la apetecia su corazon, paz cimentada en el
«olvido de lo pasado, etc.;» á pesar de esto, deci-
mos , hemos visto ya á la reina Cristina, desposeida
de la tutela de sus Hijas, arrepentirse de haber
dejado el mando, corno lo hizo dimitiéndose de él
solemnemente en Valencia, y quizás tambien de
haber soltado aquellas prendas honrosas en su ma-
nifiesto de Marsella; abrigar pretensiones de ejer-
cerle aun, como se colige de la carta imperativa
que dirigió al REGENTE del reino; y afectar por úl-
timo que la Regencia le babia sido arrancada á viva
fuerza, habiéndose visto' precisada á abandonarla
en la ciudad del Júcar, segun se e~presa en el mis-
mo documento.


Pero ahora son mas altas y trascendentales las
pretensiones de la viuda de Fernando, y mas cruel




-";'212-
yofensivo al pais su arrepentimiento. Ya no hay
reparo en los que ,la rodean paral'estaurar en Es-
paña el desacreditado y fenecido poder de la ex-
l'egente, aunque para ello 'fuese necesario resúCi-
tal' en esta nacion desgraciada 108 males sincuenlo
y las letr.ibles calamidades de la guerra Civil; 1{
los conjurados,: que no pueden menos de ohra;
acordes con elta'para subvertir el 6rden , quebran-
tar las leyes , y lrask>rnar el sistema polític'o esta-
blecido y los poderes ereadospor la libre voluntad
nacional en la península ibérica. dícense autoriza-
dos y mandados para perpetrar sus crímenes por la
reina Cristina', sin que esta señora proteste y nie-
gue con toda la energla y confianza que presta
siempre la inocencia, conlra las estrañas cuanto
escandalosas aseveraciones de aquellos delincuen-
tes. Antes bien, su misterioso silencio, su aquies-
cencia, á pesar de las gestiones sagaces hechas en
Paris por el representante del gobierno español,
darán márgen á que' este crea y nadie ponga en
duda la complicidad de la augusta madre de Isabel,
cuyo nombre quisiéramos bien librar de esta man-
cha, en, los sucesos escandalosamente célebres é
inauditos que vamOS á referir.


Habíase constituido en efecto en París, al abrigo
de la reina Cristina, una junta 6 centro directivo
de los trabajos de conjura que muy luego se em-
~rcndieron conlra España, á fin de derrocar en ella




--213-
el órden de cosas establecido. Esta junta compo-
níanla varios personages emigrttdosde {os dos ban-
dos absolutistas vencidos en 1839 y.1840. y hallá-
blse pr9tegida por el gobierno. frances J por la
prensa ministerial de aquel. pais. Otra junta subal-
terna de aquella estaba en Bayona, cuya accion mas
directa derezábase al pais vascongado, como el mas.
á propósito para inaugurar la insurreccio ... Otra.
en fin, hallábase ocultamente ~rgauizada en Ma-
drid, COIl la idea I\e secundar aquí el :pensamitnto
que fuera de la nacion babian ideado enemigos
propios y estraños, para. dar el) tierra con la Cons-
titucion española y con l~ regencia del CONDE-Du-
QUE, que era su mas firme apoy'o y sosten.


No todos los carlistas se prestaron á las invita-
ciones insidiosas de los maquinadores de Francia:
que los mas consecuentes á 8US eternos compromi-
sos y á la opinion que habian sostenido con su san-
gre en los combates. previendo la red que la am-
hidon y la cobardía les quedan tender con fines
siniestros. con miras de satisfacer resentimientos y J
venganzas perl>onales, tomándolos por instrumento
en la obrad~ restaura.cion en que figuraba comó
protagonista la ex-regente, tantas veces maldecida:
y execrad.l por ellos, lejos'de acceder, recbazaron
con energía, y haciendo alarde de puritanismocar--
lisla, las sugestiones de los conjurados (1).


(1) Es notable tambiclI á este propósito r '/ligna de. estam'"




-214-
Iban encaminados los planes de estos á seducir


al ejército español, procurando malquistarle con el
mas esclarecido,' el mej1lr ue sus' soldados," .que
éralo ind~dablemente el héroe de Luchana y de
Verg'ara. Al efecto" cada dia publicaba la prensa
reaccionaria de Madrid, y voeiferaba con impu:...
dencia:y con escándalo, que ~el ejército era el blan-:
(ro' á d.de dirigian principalmente sus tiros las
(furias revolucionarias.» Los atinadosderrctos so-
bre reforma de ,la fuerza armada, que hem(}s men- '
cionado antes, tan indispensables, tan necesarios
despu~s dela¡guerra, y que habian sido anunciados
y'prejuzgadoscon,notable y apasi(,mada desventaja
por los enemigos del'REGENTE, todavía, des pues de'
"el' la luz públiea; y recibir el aplauso de todas las


párse áqu(, la circular que por entonces dirigió Cabrera á los
suyos, la cual)deciá lie esta !llanera,:


Reservado.-Por diferentes conductos he tenido noticia de
que Y3rib$ erut$-lIflos recorren los depósitos con el objeto de"
en~an~bar ofiCiales y ~oldados para sublevar de nuevo las pro-
,'incias de 'España, prevaliéndose para lo prImero del nombre
de S, 1\1 .. Y. del, mio.. Y como. :3'9. n,!> tenga co.noc,imienlo. alg~mo
de semeJante pro.yecto., me ha parecido. conveniente, advert1rlo
á V. cá fin-, !k que mi\:il;CQn la mayor circunspeccion los pasos
de esto.s agentes, eu'yo o.hjeto no es otro que el comprometer
á loS pOco 'fllutos y 'arrastrarles 'al precipicio., ocultándoles
plane$, qe partido. que no. pueden ni siquiera sospechar los in".
felie'es seducido.s.Recomiendo.' á V. por lo. tanto. prevenga á
todos se ,pollg,all en guardia, co.ntra semejantes emisarios, y
que cada uno tenga- co.nfo.rmidad COIl la c1csgraciaaa suerte
que á touosnos ,ha cabido., sin arrojarse á temerarias empre-
sas, tan perjndiciales á las perso.nas corno. á nuestra misma
causa, y que suscita el partido enemigo para comprometernos
y desacreditarno.s. Dio.s guarde, etc.=Et conde de Jfore¡¡a~=
Hyeres 17'de julio. 1841. '




-215-
personas imparcialeS:J enlendidas, no. mereciero.n
la aprobacio.n de los"periódico.s. retr6gado.s, que dis-
puesto.s ~ .c.eAsurarlo to.do., co.n aerim{)Dia y enco.-
no. ~ a\mltaba:o¡ J ,fingían lo.s Diales á que quedaban
suj~la¡;,algu;nasc1ases. reformadas.


; E.n ,el pais vasco. átizábase el fuego. de la inSllr-
reocion, poniendo. por pretesto _ la infidelidad que
los'flneruigos de aq~!lllasitullci.on ,supo.nia..,de, paI'--
te del go.bierno., en. órden al cumpli mento. de .lo.s
sag'rado.s pactos de Vergara. Pero aun rayaba mas
a~to ID aleve de-sus miras y de slJsjnfernale~ pro.-
yeetos~ Para que.la guerra sangrienta, co.n. la cual
que;,iflD afligir otra VeZ al pais esto.s mónstruo.s,
fuera tQdo lo. horrenda: que es .po.sible sea una lu-
cha encarnizada entre hermanQs, ,no. so.lo. aspiraban
á po.heren colisio.n y pllgna perpétua Io.s intereses
y suscitar las rivalidades. eternas entre Io.s españo-
les,d~l no.rte, y sus hermanos Io.s del centro. y el
1I1edWdia de la Península. sí que tambien se ocupa-
han, ,~stos maligno.s genios, en sembrar la cizaña' y
l~mas entrañahlemalquer.enciaentre el ejér¡;ito. y.
lo.das lasdemas clase~ del Estad{). Conducta. la mas
inícua y criminal que .pl,lede ób.servarse en una na-
cioo. por los partidos ~litipos. Ó \).or los go.bierno.s';
COlno quiera que nada· ~s tan 'pelig,ro.so. para la. paz
y tranquilidad de go.bernantes y go.bern ados, co.mo.
e-se':prillcipio. hru:talde deso.rganizacion social y de
anarquía, ingerido entre nosotros po.r los falsos




-21t).¡:-
apóstoles de la moderar,ion, que ;tiende á emand ....
par d-e la soCiedad y á convertir en cruel atole de
ella misma; á los que, al empuliar las armas, no p<u'
e~o se despojan de la honrosa investidúr~ de ciuda-
danos y de herman{)s de los asociados; sino que
mas bien adquieren el deber de servirlos y deren'"
derlos, en cuyo leal cumplimiento pueden solo cifrar
sa hono_y gloria ,adqniriendó " por' este {¡oieo me-
dio. 'el derecho á la estimacion 'Yaprllcio de SU!
cODciu~adanos. No .hay plaga peor para las naciones
que esa desuníon, esa valla peligrosa que suelen
establecer á veces entre los pueblos Y los ejércitos.
algunos nombre!tó algunos ('artidos oob"ardes,' ({U6
selo con el auxilioab\lsivo de las ,bayonelas osan
imponer y esclavizar, que no gobernar, á sus con-
trarios: y es <tue nada es tan cruel como la cobar-
día, nada tan prevenido como el miedo, que se
asustan solo de su s(}mbra. cuando, no fuera bas-
tante á asustados' su propia conciencia y su orimen.
N une a es este mayor, ni mas abominabl~ tampoco,
que cuando se 'procura una petpétua colísion y cho-
que entre ciudadanos inermes, 'aislados é indefen-
sos, y una muchedumbre oompacta, organizada y
armada, cual ,es la' que presentan los ejércitos, la
cual, 'en el merQhecbo de abusar de la fuerza, de-
genera de sunóble instituto; para convel'tirseen
una horda de asesinos. Nada aprecian á la' esclare-
cida' profesion de la Milicia, los qúe tanla gloria y




-217-
tanta honra pretenden arrebatarla, rebajándola con-
siderablemente en el concepto de la sociedad, que
no puede menos de mirar con horror y menospre-
cio á sus verdugos.


Esta consideradon triste y nada lisonjera fué
la que mereció siempre el ejército español al bando
que se titula moderado, al cual, para hacer que re-
sahase mas, y con mas sanguinoso colorido, ese
cuadro que espanta, ese contraste horrible entre el
dogal y la víctima , entre los instrumentos de la ti-
ranía y los infelices esclayizados, finalmente, entre
los soldados J los pueblos, le hemos visto desarmar
á estos, con la estincion completa de la Milieia
ciudadana, que es uno de los capítulos mas degra-
dantes que comprende la bochornosa historia de es-
tos últimos años. Pero nada pueden hacer los domi-
nadores cobardes sin un ejército autómata, ó bien,
compuesto solo de tiranos y de esclavos: y la
circunstancia de suprimir, para baber ellos de man-
dar, la egrégia institucion de \a Milicia, que no es
ó n.o ·deba ser otra cosa que la parte mas sana del
pueblo armada'; probará siempre que no la opinion
pública, sirio la fuerza bruta es el apoyo que aque-
llos buscan para cimentar. su podel'ío, débil Y pe-
recedero, como todos los qu(}cífran su estabilidad
en la violencia.


A atajar el mal profundo de esta escision entre
paisanos y soldados, funesto rcsJlltado, que íbase




-218-
notando ya, de las sugestiones aleves de los cons-
piradores reaccionarios, encaminábase. la circular
que el ministro de la Gobernacion dirigió á los ge-
fes políticos el 3,de agosto; y para neutralizar la
accion de los retr6grados en los depósitos de car-
listas refugiados en Francia , asicomo para dar
una. de las infinitas muestras. de tolerancia que ha.
dado .siempre en el mando el partido progresista,
mas',eon los seetariosdel absolulimo y del ratroce-
so,' que con los de ideas avanzadas en la escala de
la libertad (cuyo funesto error pagaron. por cierto
á muy subido precio estos hombres, 'y pagó. ,con:
e\l~:todo el partidq liberal' de España);!e~pidi6se
igualmente :el 30 del mismo : agosto un decreto de
indulto por el ministerio de la Guerra, ampliando
el que concedió la regencia provisional el 30 de,
novi.embre anterior, co~o que este último del mi-
nisterio GOllzalez se hacia estensi Vo á todos los .in-
dividuos que quedaron privados de tal beoeficioen
el otro decreto, esceptua[~do SQlo á lós que eJl las
filas de D. Cárlos fueron coroneles, brigadieres, ge-.
nerales ó empleados de categ,QfÍa equivalent.e (1) ..


(1) Rabia refugiados en Francia por este tiempo, p¡'oceden-
tes de los ejércitos'éarlistas y de los puntos .que ~lIos' habian
oeupado en la Península, 72 ministros y altos funcionarios,
4 obispos, 573 curas y frailes, 28~ empleados crviles, 63 gene-
rales, 915 oficiales superiores, 4172 subalternos y 1~1 sargen-
tos, cabos y soldados. El número restante comporiíanle mu-
geres y muchachos hasta unos 7816, que formaban el total
de los que percibian pension del gobierno frances al tiempo de
espedirse este dec reto. ; .




-219-
El 8 de setiembre firm6 el REGENTE otros tres


'decretos importantes} organizando el primero de-
fiDitivameÍtú!;I'a divisÍon del tel'fÍlorio en distritos
militares ;establecienlloet segundo un solo. alista-
mient'Ü' -para' el t~empl'ato del ejército y de las' mi ...
liciÍls :prov'inciales; y comprendiendo;e1'l fin ,< el
ter.ceroun pensamiento de gratitud 'Y':t\e justicia,
eGO' declarar el derecho al goce de retiro á IOS"~~'
fes-yollciales de las espresadas milicias, 'Y á sus
viudas ~huérfanos ála' pensíon del MontePio,' en
los 'mismos términos fijados para los'gefes y ofi~
ciales ~de las de mas armas del ejército; con cuya
medida, de tantd'interé~para esta claso de las mi-
lici3'S provinciales, lIevábase al complemento 'el
decreto de la regencia provisional de 5de noviem-
bre de 1840.


: Mas no por esto los enemigos ,encarnizados del
gobihrio yde la', libertad ,los hombres llamados
por,antifrásis del órden, de la legatidad yO de la
~t(fCion, cejaban en su 'empresa. Bieti al con1l'a-
rioj!i!aghábansemas y mas ,-al par que"veian al
RRGt!NTE" q'ueri'do del pais" cuya prosperidad: iba
Jabrandosn belléfica administracion, segun' bem{)s
becho;nolar {m la bistoriada lasC6rtes J 'eo ;las
disposiciones utilísimasdelós gobel'nantes.· Los
conjurados redoblaban cadadia sus esfuerzos en las
provincias Vascongadas, en las filas del ejército, en
el clero, en los carlistas convenidos y en los que




-,-220-
estaban en la emigracion. PerotodQs.estos elemen-
tos y esfuerzos eran todavía de todo punto iosufi- .
cien tes , porque el partido liberal haUábase Íl'l.lD:
compacto y unido.-A. ·tan poderosos med,08 agre,-:-
gáb.se el de la imprenta, reaccionatia, la cual.
hacil;lodo un USQ descomedido v licenoioso de la li-


" .


bertild que p.rotegia el gobierno, y volviendo con-
tra. él la misma arma que él ponia 'en sus manos,
conforme .á Jos sanos principios oon$tiluclonales
que entonces guiaban á la administradon del RH ...
GENTE, aun en daiio de su propia ex.istencia I com-
batia el alcáur de la libertad., resgu;¡rdadadentro .
des.us<muro&, .para derrolOarle así, á mans.alva y
abati.r:oon SU!! eSOOOOb1'05 á todos los libres. Y era.
tal la susceptibilidad é bipocresía, tan esquisito
el celo que pOI' las instituciones liberales, sobre
todo la. imprenta I mostraban los. fariseos de en-
tODées ,. que Irabiendo dado el ministro de la Go-
barnacian UDIl órden circular I el 9 de setiembre,:
aclaratoria. de la ley y ajustada á ella, sobre edito-
res responsables, á fin de destruir el notableabllso
que. corria en ,esta materia, los p&l'iódicos retró-
grados levantar.on sus quejas basta el cielo I llegan-
do á ,tanto su fingido amorála libertad de la pren-
sa, que el director del Correo Nacional (1) prC"l"
sentó una esposicion al ministro, diciéndole: _que


(1) D. Andrés Borrego.




---221-
(cedia .gustoso y. de propia 'voluntad j ·en cuanto-á
«él tocaba, ·Ja:;priocipal y mas importante garantia
aque té ;otorgaba. el aTL2;ó. de la Constitucion, y'
ctreclamiíba~omo ·uqsefi<iladO.'fa'Vor> la apltta-don
«especial pa-raél de lacensumprévia.» «Sí~'esce­
«lentísimo señor ( conclllia') : el Correo Nacional<re-
«clama como un. 'grao fa.vor.,· comO 'una .m'edida-. de
((salvacien los' e/madres;» Y poc~sd;asdesp,ués !d~
este .peregrillosuceso,es dad)!', pOllO antes de.; los
de octubre., 'en:quo tantapllrte 'tuvo el Corr~o,


. viéndose precisado su di.rectorá ocultarse y áem-
prender despues la emigraeion ,espresábase aquel
periódico de esta mauera, muy singular por ci~r­
to: «El régimen absoluto, con su esclusiya y única
.Gaceta, es preferible á este sistema: preferible, sí,
«mas tolerante, menos comprometido el régimen
ade Calomarde. Volvednos á él, liberalísimos pro-
.gresistas .... etc.» -Tal era ellenguage del Correo
Nacional en el mes de setiembre de 1841. Tama-
ño insulto y tanta y tan refinada hipocresía resaltan
al estremo con lo acaecido posteriormente, no solo
en aquellos días, sí que tambien en los nuestros,
cuando tal furor' se ha desencadenado contra la
prensa periódica y contra todas las instituciones li-
berales, por los patronos y amigos del Correo.


;
,


Adelante estos en sus planes de intriga y de
conjura, no perdonaban medio· alguno por ilícito y
reprobado que él fuese, de desacreditar la admí-


r




-;.222-
nistracion del CONDE~DuQUE y aonmancillar el' buen
nombre de este con graves imposturas .. La Guien-
ne • periódico legitimista .de Burdeos, publicó en
¡tgosto una c.arta apócrifa, que se suponiacsenita
por el REGEN'l'E del Reino al vizconde Palmers-
ton, y de la cual pretendia deducir la 'calumnia que
ESPARTERO se hallaba sup.editado á la Inglaterra,
protegiendo.los intereses de esta nacion con menos-
cabo de la nuestra. Tan humillantes, ridículos é
inverosímiles eran los términos en que se hallaba
concebido y redactado aquel papel, cuya tendencia
siniestra aparecia .sin rebozo, y con tan escasa ha-
bilidad, que nadie , ni aun los mismos partidarios
del artificio osaron darla valor ni el menor crédi-
to. Consecuencia de esta insigne torpeza de los fal-
sarios, fué que la prensa retrógrada española tuvie-
ra empacho de prestar el mai> ligero asentimiento á
la supuesta comunicacion del CONDE-DuQUE, la cual
solo viétla luz pública,ademas de en la Guienne, en
la Quotidienne, que es olro periódico legitimista
francés, y no sabemos si en alguno mas de igual
estofa.


Pero si los periódicos reaccionarios de España
no se atrevieron á hacer un uso directo de aquella
calumnia, publicando el documento apócrifo que los
conj urados de allende el Pirineo hicieron autorizar
con la firma de ESPARTERO. obraban ellos como si
rcalmento lo creyesen, y no vacilaban en publicar




-':223-
los mismos absordosde su propia cuenta. EICor-
reo Nacional alarmó tÚ preteMi6alarmar :al' país,
y sobre todo á la industriosa y libre Cataluña, pon-
to al cualdirigian ellos los dardos envenena(]1)S de
su pluma, á fin de .irritar y exacerbar en lo posible
el ánimo alevantadizo de aquellos naturales, publi-
cando en los últimos dias de agosto un plÍrrafo no-
table, que decia de esta manera: «Solo los pro-
agresistas, cuando son de la índole de los que 'Ia
«ira del cielo deparó á 'nuestro pais, son capaces de
«entregarse eu cuerpo y alma á un gabinete' e~­
«trangero, sin mas mira que la de que los proteja
«Y ayude para apoderarse y conservar el mando.»-
Este insulto calumnioso, que haremos resaltar mu-
cho mas cuando espongaruos, en olro capítulo, la
historia de las ruidoslls negociaciones comerciales
que mediaron entre Inglaterra y España, durante la
regencia del general ESPARTERO, á las cuales ~e
alude directamente en el artículo de que estraemos
ese párrafo, sobre cuyo asunto se increpó bastante,
y con marcada injusticia, al gobierno de entonces,
yen lo cual haremos ver que su conducta'fué dia-
metralmente opuesta, absolutamente contraria á todo
cuanto se vociferó aquellós dias por la prensa de la
oposiciou, era tanto mas escandaloso é inoportuno,
cuanto que precisamente no habian aun transcurrido
muchos di as , cuando publicó el Correo esas líneas,
desde que habia estampado otras en muy ()pueslo




-:224.-
-$ñtido el Mvr-ningHerald" que e .. a ,á: la sazo:n dia:..
rio anti-minislerial de Londres. El órgano delto-
.-isIDo inglés censuraba ág;riamente la condl1ctá del
lordPalmerston, mostrándose á .la vez nada satis-
fecbo,del gobierno de Madrid" dand() por r~zon
capital de su acometida y de su enojo, la de que((ell
«la ley de. aranceles votada por las Córles babia
.. sido favorecido el comercio de todas las nac;iones,
amenos la Inglaterra.» Tal era el concepto que allí
se tenia de la conducta observada por el gobierno
del REGENTE y por las Córtes progr.esislasrespecto
de esa ley, la cual sin elllbargo babia sido califica-
da' por el Correo de lIenteramente inglesa ,hecha
doda en favor del comercio y de la industria de la
«Gran Bretaña.»-Vése, pues, la monstruosa con-
tradiccion y el tremendo absurdo en que al fin vie-
ne á resolverse ]a grande alharaca producida en
aquellos dias por la prensa retrógrada, y mas tar-
de por la de los direrentes partidos asociados en
coalicion. Pero de esto hablaremos con,mas deteni-
miento despues.


Siguiendo ,entre tanto el hilo de nuestra narra-
cion, y procurando reunir y aducir aquí todos los
datos necesarios, á fin de que el lector penetre á
fondo la naturaleza y tendencia del movimiento


,reaccionario que se estaba preparando en España,
y para el cual vemos amontonarse las,causas motri-
ces y desarrollarse infinitos elementos en las pági-'




-g25-·
nas que hemos ya consagrado á este objeto, dire-
mas: que Le Nationah periódico deopioiooes libe-
ralesque se publicaba en Paris, se espresaba por
este tiempo: respecto' á nosotros de ~sta manera:
"El gobierno español se encuentl'a en una posicioD'
«muy difícil. En el inleril>f como' en' el esterior se
«conspira contra su existencia. Las intrigas fragua-
((das para derribarle se cruzan uúail con ottas;Pár-
«ten de puntos opuestos, de Viena y de Paris, de
<eBourges y de Turio, de Roma y de Lóndres.
«Es una cruzada de lodos los principios' cón los
((cuales ha roto, de .todo!¡ los intereses que ha Ias-
dimado ú puede comprometer: cruzada á la· V'ez
«monárquica, industrial y mona~l, á la''Cual Espa.;.
«ña contribuye con sus nobles; sus agiotista s de
(bolsa y sus frailes: la Francia con sus príncipes
cede derecho sálico y sus refugiados: la Alemania
«(con sus diplomáticos: la Italia con sus curas, y la
«Inglaterra con sus comerciantes:"


, (,(Muchas veces hemos combatido la fatal inclina·
"cion de Espartero á la Inglaterra (1); no puede.
"pues, acusársenos 4e una doga simpdtía hácia el
«(Regente. Pero Espartero, salido de las filas .MI
«pueblo, es hijo de~uobra: su IorlUnl!- es el p-rccio


(1) Este error del Nation~¡, cuyo periódico esnec~sario
no perder de vista que es frances, para haber de apreciar de':'
bidamente su juicio sobre esta materia, hémosle ya contrariada
arriba, y quedará mas dilucidada su refutaciop en UllO de los
capítulos siguientes. ' .' " <


TOM. IV. 15




-226-
«deser.viei05 mas 6 menos' brillantes; ,pero reales,
«incontestables. El voto libre de sus conciudada-'
KnQS lo.ha puesto ála cabeza del gobierno: en una
«palabra, es .el :elegido por el pueblo; la España
«debe pues sostenerle, y todos los amigos del pue-
«blo español deben desear que triunfe de los em-
«barazos que suscitan. á su poder todos los interese3
«y todas las pasiones conjuradas contra el principio
«de donde ha nacido este poder.»


«Esta coalicion (continúa) ha dirigido reciente-
(Imeote uo doble ataque conlra el gobierno de Es-
«parlero. Cristina por un lado, y despues el Papa,
«se han encargado de dar estos golpes. Cada uno de
«estos personages ha lanzado su manifiesto:,) y con-
cluye diciendo: I<De algun tiempo á esta parte está
«dando la España á todas las naciones monárquicas
<lun noble y grande egemplo. Se gobierna por si y
.para sí. Su go,bierlloes obra suya: el poder es rc-
«vocable y responsable. Le será fácil con perseve-
((rancia, J un poco ,de energía ocupar entre las na-
«ciones el alto puesto que por mucho tiempo ha
óocupado, y del cual le han· becho descender sus
«teyes absolutos, sus grandes y sus frailes ... »)


Toda, la prensa francesa, en uno y olro sentido,
dejaba entrever bien á las claras la horrible trama
que conlra la: nacion española se eslaba urdiendo
del lado allá del Pirineo: Hé aquí cómo se espreslI-
ha por aquel tiempo otro diario liberal, Le Consti-




-,-,-227...;.;
hrtionnel) 'aludiendo á 'los órganos mas autorizados
de aquella córte y deaqucl gabinete. «Hace a\gun
«tiempo (deaia) que los 'periódicos ministeriales
«Journal 'des Debats y L~ Presse', han declarado
«guerra abierla al gobierno e spañol. ':El Journal des
«Debats se contenta con presentar los hechos del
«modo menos favorable al Regente ,animando la
«esperanza de los descontentos. y atizando á su pla·
(leer sobre la desgraciada España el fuego de la in-
«&lIrreccion y la guerra ei vil. La Presse va mas le-
eejos, emplea las declamaciones violen las, y direc-
«tamente las injurias~


Partiendodespues del principio de no-interven-
cion, adoptado por el partido I:(ue á la sazon man-
daba en Francia, y convinándole con la propaganda
reaccionaria que soterradamente ponia en egecu-
cion aquel partido, sobre todo en España, se
esplicaba Le Constitutionnel de esta suerte: «El
«gobierno cual vosotros le comprendeis, es un go-
«bierno que no obra: siendo aSÍ, no lleveis las tur-
«bulencias á donde no tenei~ ni ]a voluntad ni la
«cerleza de establecer :el 6rden. Enemigos declara-
eedos de toda propag'anda, no animeis ni aconsejeis
«á los propagandistas. Qué vais a hacer? Suscitar
((en España un partido cristino: poner, sin querer.
«lo, las armas en las manos de los carlistas: pro-
«vocar un combate entre Espartero, la reina, el
«Pretendiente, el ejército, las Córles, los ay unta-




-,:-228-
(tmlentQs', ]05 exaltados. lo~ ml>derados. veinte
«partidos, en fin, co'n diverso.s nombres y con odios
"profundos: y todo esto, para qué?Pai'á dejar á
«España entrega.d~ á sí misma, y hacer vosotros vo-
dos po.r Cristina. Ved aquí vuestra polílica,d,i arios
«ministeriales! Mientras España goza algun reposo,
«aconscjais a\ gobierno que Jo turbe, y si consi,..
«guiérais propagar el incendio, entonces seríais los
«primeros en oponeros á que contribuyera á apa-
«garle, alegando que la estincion debia obrarse por
«sí misma.»


Pocos días antes el mismo di1!riofrancés, vi,..
niendo á este prop6si~o" habia dicho: (,FOfmar y
«alimentar en el:, Sen? de 'la Espaüa nn partido e'n
"favor de Cristina; enlazar con las pl'etensiones de
<tosta princesa la política de Francia ; sustituir á las
«hu()nas r.elaciones que debemos conservar con el
«gobierno español, .la intriga y una especie d~ opo-
'(sicion; desprenderse del Regente, del tutor de la
«j6ven Reina; de los poderes públicos, y luchar
~contra la influencia inglesa; trabajar en lin, para
«suscitar una contra-r,evolucion entre nuestros ve-
((cinos, en la cual 'solorecogeremos odios y eterna
"desconfianza, sería éulregal' la España para siem-
«(pre al lloder de la Gran Bretaña (1).»


(1) lJé aqui otro de los errores en que frecuentemente
suelen incurrir los escritores estrangeros a\ tratar de nuestra
lI~ion·, por desgracia muy poco conocida en otros paises. Si




-22~-
A mediados de agosto eran ya tilO sabidos los, (I\a-


nes reaccionarios fraguados enFrancia, y secundados
por agentes secretos en Espllüa, que el Eco del Co-
mercie publicaba el 13 d~ aquél 'toes lassiguien-
tes líneas : 'ICTodas las noticias que se recibeft de
«Francia, ya porpéri6diéos~ ya por cartas parli-
«culates, torifirman el pIno de, reaecíon ábsolutista
«que allí tiene su asiento y sus· colaboradores á
«este laJo de los Pirineos. Los' consejéros áulicos
«principales de la ex-regente, 'los hombres de sus
«mas íntimas confianzas, no pertenecen -á matiz al-
-«.guDG,de la opinion q!J,equiere los principios libe-
,«rales;»Y 'era así' en efecto ¡ que si bien tós Tore-


algno gobierno espatol puede 'entregarse ó someterse al de
olra nacion, como acontece en todos los estados débiles que
cuentan con otros mas fuertes por vecinos, la nacíon espa-
ñola es incapaz, de entregarse jamás, mucho menos «para
'siempre 1" al poder de ninguna otra; porque esto es opuesto
al carácter independiente y á la noble altivez de sus hijos;
y para. que no sea visto que nosotros aventuramos aquí un
jllicio equivocado. nacido tal "ez de un sentimiento de orgullo
por nuestra patria, citaremos al escritor frances 'el testimo-
ni9 j muy digno de tenerse en cuenta por cierto, de un hom-
bre de estado', dlstingui-do en nuestros tiempos'\ y á quien en
verdad merectjmos los españoles un concepto bien distinto
del que generalmente debemos á esa mqcbedt1mbre de publi-
cistas, triviales que nos retratan Ó. su antojo en la ,veciua Fran-
~ia. El conde,Aherdcen) nlioistro dé la Gran Bretaña, no ha
mucho tiempo que dijo en ~I p,il'lamento estas palabras: «Sí
«algo hay de notable en las revoluci9n~s del pueblo español, 50-
"bre toJo lo demas, esta oposicion;i innuel'lcias estrañas; y sí
«pUede somelerse á ellas por algun tiempo. al fin se. levanta
('en contra y las destruye,)) C. Ab. Cámara de los lores. Sesion
del 12 !le fehrél'o de 1SH. - Ve.an', pues, de tener presente esla
Jeccion los estrallgeros todos que abriguen pretension'es de im-
ponernos su yugo y dominamos,




-23ft-
~~, ,lpsMiaJ;lin~2í,~ ~os,Bena~ides'y otras perfumas
d~,(\!l\:H.l¡ta, afiLiildasiID el balido 'lÍtoderado, y 'ques~
bailaban ála SIIlO" en Pa.ris, eooperaban' al, ponsa-f
~ie»~º de ,Iiestauracion q.\les.~ a,briga\ia 'en el 'fa ...
laciQ. deCQureelles' ( 1) ~ era evidente que la elÍ..;.go-;.
berl)adora ,de España, deade, su peregrinacion Ha'8ft..
cra<;i udad IlelTi;be(, babia p pronunciado toda!isus
simpaliils por: 10s -absoluti!itas; representando ~8.0S
un 'papel prilrul,rio. en aquel palacio, foc'od'e las ,in-
tri,gas' c()ntra &paüA .sogun 'hemos' visto. represen-
tare á Cea Bermud,ez, á¡:su'herman,o ~I C~' de·Co-
lombi, alcar4~nallya citado y" á otros varios ¡ uo'ta'-
bles, ~elb,ando Cárliata, quienes sQl.Q"dejablÍn ,un pa-
pel muy secundario á los olros prohombres de la
fusion, en el drama, pri,mero d,e c{Hljura, y lll,eg~ ~e
guerra y de sangre, que conC¡;bido en UOID,a" fué
elaborado en la ciudad d~l Sena, pana venir á ego .. ,
cularse, con é~ito,de~Jicb<l,do, en las márgen~s' del
Ehro, delNervion, del De"a, del. 01'ia~ Zadorr~y.
Manzanares.


, En los primer,os di<ls,'do. se.tiembre. IC)S, per.i6di-
cos franceses hablaron d.e u.~ yi<lje de la reina Cris-
tina al Pirineo, anunciando q~e venia á fijar por
enlonces s~'mo,rada á B,ayoQa~ lo. cual vino al fin á
quedarse soloco proyecto, decidténdose la prudcn-
ci~ ~ la cautela en contrario.


, ¡


(t) Donde habitaba la reí na Cristina en París.




-231 ...... -
Prclcndiendo:el Correo Nacional jaslificar la in.;.
surr~ccion ql1eestabaya urdida, :Imanada y,dis-:,
puesta par:S'U8 'atnigos 'políticos, y. viendo de sácár
partido de cualquier acontechniento'aisf'ado, que en
cierto modoapat'eCiese 'tontrarioi'al ¡gábletno;eo-
mo Son delitos comunes j Ú otros-becbos de natilra-
lela: análoga, aunque ellos fuesen; estraAosá la po-
lítica, lamentábase en lospostrerós- :dias' de aquel
mes, de que «pululaban Jos 'sediciosos:" ,y el 'Correo
tenia mucharazon. Habia llegado t¡¡mbien' á cono-
cimiento 'del Patriota, periódico ,afectó algobierno,
esta circunstancia de q·ue lossediciosbs pululaban;
y porqU'E~' esté diario <Se atreviÓ' á pediT á, sus patro-
nos la adopción de' «!hedidas éstraordm,ar.ias ',)) juz,-
gando el escritor ministerial que' seria'n insuficien-
tes los medios legales para reprimir la sedicion
y cortar los vuelos á los conjurados, el Cangrejo',
periódico exagerado como defenso~ de' las ideas y
de las maquinaciones retrógradas, díjole en contes-
tacion que «Iá Italia es la tierra clásica de la trai-
lIoion', de' ,la cobardía, y de la perfidia. la patria de
«puñal y de\ven~no;JIi Pero cuenta qu~ estas-terri-
bles palabras, taa ofensivas á,; b'patriailustre. de la
reina Cristina, no las estampaba el Cangrejo por
alusion. ni aun la lnas remota. á esta augusta se-
ñora, objeto predilecto de 'sus ,adoraeiones. Nada
de eso. Estaspalahras,que'así zaherian, tan sin pie-
dad, á toda una nacion, ó á una porcioD de nacio-





..... 232 .......
nes, recomendables y dignasdeotracotlsideracioli
y otro decoro, por mas de un conccillo, proferíalas
el Cangrejo ..... porque habia nacido en Italia el di-
rector del Patriota (1).


Pero el periódico q:uetrias directamente y mas
de cerca hirió en aquella sazon la di6c,ullad t fué el
Castellano. En la tí\rde del 2 de oclubr.e publicó es"
te diario las!iiguientesllotaJ>les líneAs: «Hace /llgu.:.
«nos dias qUjJ se agita de :público en .esta córle la
«noticia de.unpróximo rompimiento contra el go-
«bierno, no limitánd()se ~ la pretension de .un ·dam~
«bioda ministerio ,co~1) o.tras. veces· sucedía, sillo
d\ !tr,~storQo .@ ,tpdo',4l g1)biemo, iJiclu.s3, la Regcen.
«cia.~ . ..,-lmptudeDcia tremcndn para lósconjl.lrados


era esta revelacion do:\ Cá$tellano, periódico de' lo-
das las ideas·,de todos los partidos,' de todas las
situaciones, de todos los gobiernos, y de lodas las
oposiciones tambien ,segun que cUlllpla· á susirtte-
reses y á sus cálculos fy qU.e en fuerza de esto. abri-
ga lÍ .veces, como abrigaba entonc.es • ;Ins pretensio~
Des; de imparcial é independiente. Los que menos
imparciales que él', ó mas inmedia;l;amenle intere-
sados, eslaban en·la ¡ idea de fomenlar.y p.restarpá-


(1) Era este un D. B. Prato, italiano aventurero, de quien
el poco tacto de los progresistas se valió siempre para defen-
der su adminj.stracion en la prensa; pero que siendo de un
naturalantipátieo y nada á propósito por sUs dotes con\(}
escritor para el fin que el gobiernu se proponia, venia siem-
pre á surtir un efecto con trario. Tan poras ó ningunas ~im­
patías estilaba este advenedizo entre los españoles •





-233-
hulo, que no contrariar, á la rchction, llevaroo mdy
á mal, como Qr;.ualural, el.imperlinen\e aviso del
diario de.la.'ar~e¡ El Cdrreo, mas circunspecto, de-
cia al dia siguiente,. que con efecto era de temer,
~isla la intolerancia y..el est:lusivismo del gobierno;
1l1gun,:tr3stornQ; pero que s.e hallaba.muy dist;ul-le de
crecl:íque le ,ocasionasen con.\ipiraciones ni;alborotos,
sino '1Ilos mismos ácontecimi~ntos ol,lturales:1>y como
muy persuadido de que solo Iosre1)(ilucio~arios , que
Se bailaban á la sazon en el poder, eranllapaces. de
usa.r tales medios,. lloucluia d~ciépdo cob aire. de
satisfaccipn y de triunfo: .«.Q{j seria oatura;l, que
«wnspil'ilSen 'CQQtrjl ·sí misplQs ,.Josq~c (ra1JU;ift
«1111> .oonspiraciQn,CII.'» Y . el ;l;orreo lElni¡l ~ambien
abora razon~. eran otros los que conspiraban;
lo que solo. f<!llab.a era. franqueza y sinceridad ell
este perió.dico. Mas atrabiliario y decidor el Car,gre~
jo, dió á conocénambien mas álas.;la,rasla .impre-
sion de.sagradahle que l~ babia producido el,oIJctoSQ
anlJo.ll.~io del Castellano, cuya voz comparó con el
gril1'nido ~e los gansoS que salvaro):} el capitolio de
)a antigua RQnta.


Desgraciadamente el Castellano c.stabll .bien im-
puesto ~n las revelaruonesquehácia.P·ues que el
mismo día 2, eú que éllan.zó al público la que he-"
mos transcrito ,alzóse la bandera de rebelion en la
ciudadela de Pamplona por el general D. Leopoldo
O'DonlleU.-Dióse al fin d grito de guerra. L¡¡s ¡ntri""




-234-
gilS yel b1'oprocedentes d'eFrnneia',: (lon lo/cual se ba-
bi~ procurado seducir 'Y solmrnar'!í. '1'H.lestros ejérci-
tos, pro~ujeronal cabo resultados patéi~les; pero
foMstos 'siempre á la~ t\aciones. Cuandó..\a: l1uestra se
entíleg.aha á las mas lisonjet"ás ',eS'petanzasj' cuaódo
iDasé' despertando 'por' do' :quiera' un 's'orpre'ndl!ilte
espíritu de mej'Oras;formándose en todas' partes
asociaéÍones y' saliendo ~ luz -eapila leS' 'que acaso ba-
bian, per'll!lRecido cnla) ocultación,' desdeqM em""
pez6 la guerra de la independencia j caprt'lilesqoe
se aplicaban ahora al benefitiü de Jasminas, á',:lá
eopsbrucion de caminos yCátlales',:' al-, cúltilo·de1la
tierra,' al fomento 'de' tótlll clase i aIJ' industriai'Y' d'él
comercio; cuando las)CÓrtes españolas,tlesMosando
entonces de sus proveChoslis larells, aprestábanse á
proseguirlas en la inmediata legisllltura. enbico cie
lo~ pueblos; cuando '!lgobierno se dedicaba con in-
cesable afan á cicatrizar las'profundas. heridas ocasio-
nadas ar cuerpa social en tIa última' gherra', 'á' dar
impulso, vida y eorriente ·á todos 'Íos . manántiales
del bien público, á lal'iquQza .'á la instruccion', á
la administradon de justicia j finalmente,' .cu~ndo
se anunCiaba un porvenir risueño de dicha 'y de
ventura para este infortunado país nuestro, oon;d
afianzamiento del 6l'den, de lai ,instituciones :y de
las libertades públicas; aseguradas en el.legitimo y
pleno egercicio de los poderes del EstaJo (qtietal era
la situacion de España en los pl'imel'o~ dias de oc-




-235-
tuhre de 1811.} ..• :. '.presenta·rse ·unos' séres tan :des~
naturalizados, hijo~ espúreos de la madre . ;{)atriu,
levantando de nuevo, en"el'seno-'misIll0de la .. paz,
un pendon de: guerra.;'.:;"de muer.le·,:1 'qlloriéndo
rooal'la su' pÍ'os~r.iaad, rhasia:sus e's'perimzas ~ apeo
llidando ins,urreecion y oscándalu j; '~jo el mentido
Bombre de moderacion y de órd8n., y á peálar de. ,las
protestas de legaUdad y de' ódio á tos r.beliles y á
los, <amotinados, hecha.s mil veces y de un· modo so·
lemoe y e3plíoito por estos hipóoritas, á quienes I~
imparoial historia no podrá absolver Runca de tanta
pt-evaricacion; tanta falsía, es una de las abel'~
raci()n~s mas impías, uno de los mbshortendo'5
cr,ímenes que en sos s~Dgrientas 'páglR3S contienen
las ,crónicas de nuestros tiempos. Y, ~uenta que 'al
haber· nosotros de asentar este juicio, tan dQro al
parecer, pero que no es sino muy recto l justo;
tenemos muy á la vista lo impopular; mas hien" -lo
antipo,pular de ese lllovimieIl~, redllCido solo á una
merllinsurreccior! militar promovida por la coba'rde
alevo.sía y por las al'l.1bicionesdll irresponsableseon.
jurados, segun se habrá po.dido notaJ'.-Hahlemos,
,pues., ya de esta insUl'reccion'; <lomo. lo.' hemos' be;"
cho. de la conjura que la 'veuia p.r.eparando: q;uu
.despues diremo.s algo tambien aoerba de los: in-
surrectos.


Cuando. la junta de.· Paris; mal informada por
algllno.s genios pnicipitado.s.' y exagerados'- que habia




-236-
en Madrid ~. deseosos de que la .reaccion eSlallára,
entre los cuales conlábase al desgraciado general
Leoñ t que escribió al directorio secreto de la capi-
tal de Francia .• presentándole confiado como muy
hacedero el derrocar la regencia del DUQUE DE LA
VICTORIA, á quien se suponia odiado ya entre 'las
tropas, falto po.1' consiguiente de prestigio en ,l.
guarnición. de la capital y.en todos los ejércitos del
reino ~ tomó !Jus medidas y espidió las órdenes opor-
tunas I salvando empero siempre la responsabilidad
personal de los directores, como suele acontecer
en estos casos ,.presentando solo. al. riesgo, yfreDt~
á frente con los mas gr.andes peligros, á los inféli-
ces ,instrumenlos de.Stlll maquinaciones., Los gene-
rales Concha y Leon f,lleron los destinados para dar
el golpe en Madrid. O'donnell se hizo cargo de su-
blevar áHamplona,en donde estaba de cuartel des-
de que habia vcnidode Francia. y estender la in-
surrecdon por :lóda ~a Navarra y las· .. provincias
vascongadas~Ei general Piquero 'babia de ayudarle
por aquel punto alzándose en Viloria ¡ Borso di Car-
minati deb6l'ia hacerlo en Zaragoza: D. José Santos
de la llera díjose que éra el destinado á obrar en
Bilbao, hácia cuyo punto se embarcaba desde San-
tander, cuando fué eogido y preso: D. Cayelano
Urbina tambien. segun se crey6 en~onces, babia re-
cibido iguales instrucciones para p·ronunciarse en
Burgos: n.Ramon Narvaez rué des~inado al Medio-




-237-
dia de la Península, embarcándose en Gibraltar para
las aguas de Cádiz, pero sin lograr el baber pisado
siquiei:a esta tierra. Finalmenter' á otros muchos ge-
nerales. y gefes de mcnorgl"aduacion fueron enco-
mendados los diferentes puntos .más capitales de la
Península, tales como Urbiztondo, Palarea, Pavía,
J varios coroneles de cnerpos, como Oribe, Laro-
eha y otr03 muchos, sin conlarpor último con
los infinitos gefes militares que en lacórle habian
de cooperar á la eiDpresaarriesgada y árdua en es-
tremo, que estaba á cugo de los esforzados jóvenes
Leon y Concha. Pero si fueron muchos 105 que en
algull,modo dieron la cara á favor de la'rebeliori,
eran infinitos mas todavía los comprometidos, y
que no solo faltaron, si que tambien fueron premia-
dos dcspucs por la imprudente liberalidad del go':"
bieFno {}cl DUQUE. 'rodoslos elementos que la indis-
creta lenidad de este y su escesiva contemplacjon
'f0las alla,s clases militares habian reunido junto
así,)' halagádolos ~o'n funesta ceguedad (mas discul ...
pable ahora sin embargo, de lo que veremos que
llegó á 'serlo en dias posteriores al 'escarmiento ter-
rible, y no saludable. del U), todos vinial'ou'á
conjurarse contra aquel gobierno, que tantoempe-
ño mostró siempre en darles 'vida';' sin reparar que
ellos eran su propio dogal y su'muerte.


Los conspiradores' emisArios, tanto militares
como paisanos, si bien de estos fuéescaso el número




-2'38-
Ik' los que se mostrarón al descubierto, recibierot1
gruesas 'Sumas de mano de los agerttes principales
de Francia. Este dinero era el precio vil al cual
enagenaban la libertad é. independencia de su patria
aque]Jos conjurados. Si algunos dieron cuenta de él
con el testimonio de los hechos que todos presen~
ciamos, ó bien) por medios ocultos que pusieran á


, cubierto su honor, llegaron á satisfacer otros, de
los que no pudieron rebelarse, á las personas que
en el vecino reino les prodigaron; con la investidura
revolucionaria, el bolsillo secreto que, á buena
cu~nta, sufragaba tales y tan inmensos gastos, es lo
cierto que no faltó quien, despues de per.eibir
crecidos inleresespara: llevar á cabo la espedicion
insurreccional, y no baber becbo nada, no se curó
tampoco de la devolucion, siendo esta circunstan-
cia orígen fecundo de altercados y disgustos entre
los dos personages mas culminantes é influyentes
de la situacion creada á consecuencia de los suce-
sos de 1843, verdadera secuela-de los que aquí
vamos refiriendo .


. Recibida que rué por la junta secreta de Ma--
drid la órden de la de Paris para pronunciarse, re-
solvióse ponerla en ejecucion inmediatamente. Al
efecto salieron de:la capital algunos comisionados
para diferentes puntos del reino ,sobre todo, al
Norte, encaminándose precipitadamente á Viloria
el ex-ministro de Marina D. ~anuel :Montcs de




-339:-
OCa, á Zaragoza el.génerat Borso y' ,á Pamplona
D. Nazatio Gak'riquiri .. -La: simul.tilOeidad, tan
ventajosa ·siempre,: ,en: esta dase de ulo\imientos,
habia sid~ ,recomendada. conelicaz empelioror 103
clÍrectores .de la trama; pero afortunadamente no
pudo llevarse á efecto con tanto escrúpulo y rigor
como era necesario para haber de asegurar el éxi-
to. El general O'Donnell habia sido denunciado,
co'mo conspirador, enunion con algunos oficiales
de la guarnicion de Pamplona j el 30 de setiembre,
al gefe político D. Fernando Madoz , quien puso el
hecho en conocimiento del juez de primera instan-
cia, procediéndose inmediatamente á la formacion
de:sumaria. Resultado de -ella fué el quedar pro-
bada, por la deposicioo de varios testigos, la exis-
tenCia de la conspiracion y la complicidad del ca-
pilan del Príncipe, Ibañez, recayendo vehementes
sospechas sobre O'Donnel-l. }las habiendo pasado la
causa á la autoridad militar, nada se adelantó en
ella en aquellos dias, sin duda porque el auditor de
Guerra .. Castr,o era' uno de los ccmspiradores (1).


S¡n embargo., como la noticia de este hecho iba
tomando cuerpo, difundiaseJa· tllarma en la ciu-
dad, á punto de: 1Illmar: sériamente la atencion de
lasautorid'ades: y aunque estas no habian tomado
hasta' entonces, como era su deber, precaucion


ji


(1) Fué.de los que se refugiaron d'espues en la ·ciudadela.




-240:"-
alguDa 'respecto al D. Leopoltkl, DO dejaba ya de
ser critica y apremiante la situadon del general
conjurado. Esta circunstancia hizo tal vez abortar
los sucesos, cuando aun no habian tocado su punto
de madurez, logrando que fracasase en· su cuna
mÍ¡¡ma, sin que llegara á tnmar grande incremento
la insurreccion de octubre, tan ramificada y tan
vasta.


Llegado que hubo Carriquiri á Pamplona, con
lasól·denes de Madrid para pronunciar la rebelion,
todavía era preciso demorar el acto algunos días,
ya para que coincidiese,simultáneamente con la de
otros puntos, ya tambien para combiparen debi-
da forma todos los elementos' que habian de con-
tribuir á la sublevacion de aquella plaza y ~e to··
do el reino de Navarra. Pero enterado de la situadon;
peligrosa en que se '.allaban los tmbajos de :conspi-
racion, acordóse por fin .dar el grito cuanto antes.
Por eso se adelantó Pamplona y' fué la primera-
que le dió.


En la madrugada del 2 de octubre, despues de
seducir el general O'Donnell 'gran pa-rte: de los re-
gimientos de infanterla 'de Estrem~dura y Zaragoza,
y algona caballería del Príncipe, c(}mo no tuviera
confianza en el de Gerona, que daba el servicio
aquelllia y era estremamente adicto á lauausa cons-
titucional, representada por la Regencia del DUQUE;
como por otra parte no pudiera prometerse nada




-2.\.1-
del pueblo, mucho menos de la decidida Milicia na-
cional que' mandaba, el ardiente 'patriota D. Luis
Sagaslí, llevándose preso 'al :akaldei' sin pOder,ha-
cerolro taulo con,)a¡primera atlto¡'¡~ad política; por-
que esta luvo ]a suerte'de:escaparde su'casa, ien-
cerróse con aquella fuerza en la ciudad'Ella',' que es
una de' las primeras fortalezas de España, desde
donde se anunció á las seis de la mañana comoca~
.pitan general y'virey de Navarra que se deda
nombrado por Cristina, proclamando ademas' la
Regencia de esta señora, y solemniz;¡ndo el acto
con una sal~a,de doce cañonazos ,con estrepitosos
vivas ála' "lleva Regente y mueras al DUQUE DE 'LA
VICTORIA, de quien decia O'Donnell á loS -suyos
'que en aquel mismo dia habia sido arrastrado por
las calles de Madrid .


. Elcapitan general Rivero, áqu\en sole había
invitado antes particularmente y bajQ la garalHía de
irresponsabilidad que, ¡m tales casos se estahlece
entre' per,sonas de bonor, éntrecab.aIrcros', "pero
que á pesar de sus prinoi piospoüticos • '11n tanto
allegadoo á los que proc\amahán léS iosúrroctPS; Jio!
nhscrvador ,de 1M '{)fdenatizas'ni¡'Hl¡¡ro~,. 'plln(~Jil1 "y
exacto; en el cump.Ii1llIenlo; de sus ,deberes' como
autoridad ,ligado ademas por astroehos vínculos'dc
. amistad al REGENTE DEL REINO,' no solo: rechazó
aquella propuesta,' s<i· q~e' ,tllmbien (guardando
'siempr-éi 6~ sigilo: queuoa cpn&QDzaamistosa le na-


'f01l. IV. 16




-242-
hia encomendado) al ilenunciarle el gefe político la
conspiradon, el,dia 1:°, habiaeontcstado que esta-
ha pronto á ,ponerse ála cabeza de las tropas para
destruirla, cumplió tan bien!upalabra, que desde
el momenlo en que estalló la rebelion, d~senvainó
la espada, púsose al frente de la escasa guarnicion
que babia quedado, y en union con el gofe político,
el ayuntamiento, la Milicia y todas las demas cor-
poraciones y autoridades que habia en la plaza,
aprestáronse á la defensa de 'esta y al cerco y blo-
queo de la ciudadela, en cuanto era dable, sin cesar
un instante hasta que, hubo triunfado allí la c'ausa
de la Constitucion I que era la misma del REGENTE
DEL REINÓ.


A este foco respetable de rebelion agregóse
Vitoria, en cuyo punto se verificó el alzamiento
militar el dia 4, de octubre, sublevándose el gene-
ral Piquero, comandante gener-al de la provincia,
con las tropas que aHí habia, é instalándose una
junta suprem.a de gobierno provisional, que habría
de regir el Estado hasta el regreso de Cristina, y
cuyo presidente y ministro y regente interino á la
vez éralo el desgraciado Montes de Oca, quien lanzó
dos alocuciones, á los pueblos y á los soldados, en
las cuales, sin bacer 'mencion alg una de Constitu-
cion, ni de libertad, ni de otros objetos análogos
que deberian de dar empacho sin duda al ex-mi-
nistro constitucional, proclamaba es,c la Regencia




-243-
Y la Tutela tambicn .parata reina Cdslina, ofre-
ciendo en premio.á los vascos la restilucion com-
pleta de sus fueros.


Cuando en Madrid se luvo noticia de tales suce-
sos publicó el REG~NTE DEL RE1NO este manifiesto:


«ESPAÑOLES: Las circunstancias graves que han
«creado los enemigos del actual órden politico, que
.ha sancionado la nacion, exigen medidas fuertes
.y enérgicas, que el gobierno está resuello á adop-
«tar. Colocado al frenle de la nacion, por la libre
.y espontánea voluntad de los pueblos, y asociado
«constitucionalmente á los consejeros de la Corona,
«estoy constituido en el deber de sostener y defen-
.der á lodo trance la Constitucion, la reina Isa-
«bel 11 y los principios proclamados.»


«Hombres que provocaron con su conducta los
(fgraves acontecimientos del año anterior, se es-
«fuerzan en promover la .rebelion conspirando con-
«trala Constitucion, las leyes..·y el órdell público.
_En Navarra se ba pronunciado el general O'donell,
«como un sedicioso criminal t arrastrando en pos de
«sí algunos ilusos. con los que se ba encerrado en
«la ciudadela de Pamplona. ll


ceLas tropas fieles de laguarnicion y la Milicia
«nacional le cercan, y de lodas partes marchan
«fuerzas considerables para sofocar en su orígen
«esle horrible alenlado.» ,


«El general Piquero ha dado el grito de sedicioll




-244-
«en Vitorla • proclamando losfuel'os dejas p'~
«vincias Vascongadas. y poniéndoSe en hostilidad
«abierta contra la ley y los intareses de la parria .•


((En las mismas provincias ie conspira por un
«puñado de pervertidos espaiiol~s.y se desafía el
«podel' de la naeion y de las leyes. para hundir á la
((patl'iaen un abismo de males. Se proclamalma
·"bandera mentida en la reina madre para concitar
«las pasiones de los descontentos y de los enemigos
«de las reformas, á fin de lograr sus depravados
,¡intentos. ¡ Insensatos 1 Ellos no conocen que la na-
/lcion está con el gobierno, y que identificado este
(¡con sqs intereses, oon su 'prosperidad y libertades
"públicas, no perd<}Dará medio para hacor triunfar
«el precioso depósito que se ha confiado á su nunca
«desmenlida lealtad.»


"En situacion tan grave, el gobierno ha tomado
"lodas las IUedidas que ha creído conyenienlespára
('prevenir losd-elitos, que está resuelto á castigar,
«con loda la severidad de las lQyes. Se ocupa incc-
((san temen te de estas medidas salvadoras, sin las


'«cuales peligran los estados; ellas se llevarán á
<¡debido efecto con perseverancia, con energía:
«cllas sel'~n tambien fuertes y justas, porque están


. (,sostenidas por un ejército valiente y por una l\Ii-
·"licia nacional decidida, por los intereses y volun-
"tad de los pueblos.» ,.


"La ley de los conspiradores sérá aplicada rigoro-




...."..245--
(samenlc á to.do.s los ,que po.r un criminal ego.ismó,
"y po.r una ambicio.n interesada, se reunen, cons-
"piran y medila11. planes de trasto.rno. Los juicios
«seráp rápidos, prontos, \f b. ley caerá sObt'e lo.s
«deliucu,entes.' La accion' e'gecutiva del gobierno
«obrará incesantemente para reprimirlo.s y escar-
«mentarlos.)


«Españoles: vivid co.n la confiania, de que el
«gobierno ,vela po.r ,"uestra seguridad; por vuestra
(diperlad, por la prospet'idad pública y por vues-
(tros Jll<lS caros iUlerc!"es ~ confio en vuestro. patrio-
Ktismo.. y,descanso en la lealtad de todos los hom-
«h.res.quc bi1nprÁlcla~ado. con sinceridad los prin-
«cipio.s, y el sistema po\íüco. que hoy rige./)


,t<ldentifirado ,con vosotros, me encontrareis
«siempre dispuesto. á hacer el úlLimo sacriijcio por
~lapalria, ála que ha consagrado siempre su repo.-
«~PiY: su existencijl , yues~ro co.mpatriota el Regente
«~,l Reino.-:l1adríd () de octubre de 1841.»


;,.' ~L DpQUE DE LA.YICTORh\.
, '. F.,I ,1Jl¡~~tfO d~lu GoberOílcjon, 4e la Península,


'" {a-l?undo Inff!.nte.
Horas d.espues, del de Yiltrria',él $iguicDt~ dia 5;


ver¡ficóse talilbicn()1 abamient6 de Bilbao,;á cuyo
frente, sin duda por ha.ber. sid'o. presos los genera-
les La-Hora, y duque de Caslroterrcño, púsose el
brigadier La~Rotha, .que mandaba e-I regimiento. de
BorboR, al cual se unieron todas las fuerzas que ha-




-246-
hia en la pl:tza. con inelusion de la milicia ciuda-
dana. Esta milicia de Bilbao. que fanlos laureles
habia ceñido durante la guerra, dominada abora por
las notabilidades fueristas de Vizcaya, mostrába-
se tan adversa á la situacion política que crea-
ron los sucesos de setiembre, que si ha de creerse
al Vascongado, órgano de la insurreccion de octu~
bre en aquella plaza, y que un mes antes de esta-
llar la rebelion apellidaba calumniadores á los pe-
riódicos de Madrid, porque al ver estos las patentes
señales de conjura con la reunion de varios sinies-
tros personages en aquella capital, y otros datos
corroborantes, decian que allí se conspiraba, no
babia formado nunca (aquella milicia) desde el
mencionado setiembre de 1840, basta este octubre
en que lo hizo proclamando los fueros, la Reina y
]a Regencia de la que apellidaban- los insurrectos
«madre del pueblo.» La misma- voz que se habia
levantado el dia anterior en Vitorill, y tres dias án-
tes en la ciudadela de Pamplona.-En la gran jun-
ta habida en el salon de sesiones de la diputacion del
Señorío para veri6car el alzamiento, nOlábanse,
ademas de los. individuos de esta, el marqués de
Valmediano, el de Santa Cruz, el conde de Corres,
el vicario y prior- del cabildo elesiáslico, el alcalde
y varios otros indh:id9-ós de Ayuntamiento, los bri-
gadieres La-Rocha, Íbzarredo y Arana, y los se-
flores Alcalá Gali~ BenaYidcs, Valero y Arteta,




-2.\7-
Escosura y el vice-t:07tSul de Francia. La presencia
de este funcionario, estrangero en aquel acto de re-
helion contra el gobierno, que queria tal vez auto-
rizar, no deja de ser digna de Dotarse. No es me-
nos digna de que el lector fije su atencion para
haber de caracterizar debidamente la iodole y ten-
dencia de estos sucesos, la circunstancia de ver fi-
gurar al frente de las provincias exentas oí una mul-
titud de forasteros, advenedizos á ellas, sin· mas
mira que el interés de la rebetion, de satisfacer los
instintos de la codicia y de la ambicion, no menos
que el deseo de venganzas personales, tomando por
pretesto oficioso de su oficio revolvedor los O-Don-
nell, los Piqueros, los M'Ontes de Oca, los Benan-
des, los Galianos, y tantos otros genios díscolos, in-
trusos en el pais vasco, la proclamacion de unos
fueros que los mismos interesados rechazaban en
bien de paz, sacrificando en las aras de esta cual-
quiera afeccion que pudieran abrigar en pró de la
integridad de sus antiguas y venerandas institucio-
nes, defendida' con calor por los dichos ad venedi-
zos ·é' invMada' IIpeD'aS en el· pOli s , segun tu~ieI'on
triste ocasion de ·v~r' estos conjuTados.


Con la' sublevaei&n de' esa otm capital de las
provincias vascoog.adas- Mnta.ban, ello$ ya· con' casi
todo el pais que por aquella parte se ·lJalla al N. del
Ebro. Solo la liberalísima ciudad capital de Gui-
pÚZCOil permanecía íntegra y fiel á las leyes yal go-




-24.8.,-
bierno.,y aUbque,el.gerieral convenido Urbizlondd
hizo los mayores esfuerzos por lev'anlar gente en
esta provincia , alzándose él en Vergara, pueblo
que~habia sido testigo de sus juramentos como ,lo.
era de 8uJraicioo en estos días, y apoyado por ,la
junta foralde Guipúzcoa; que fuéla primera á que~:
brantar con suprocede:r en esta ocasioo uno delog,
pt:incipales capítulos de .sus decantados fueros, cual
es, el que previeoeqU(j se reuna junta partieular"en'
Guipúzcoa en los casos de fuer~a é fuerzas públicas;
q~e. alg.unl> ó algunos cometiesen é ficieren (1), cuyo
caso babia. Begado desde el momeotQ de pronun-
c.iar$é la rebelion enVergara por.cLgeneral Urbiz,...,
to\illlQ¡ perseg~ido Cite por.;su ¡11,üj~uo ;c'dmpáiíéro
Iturbe; que mas fiel á sus juramenlos,ycompro-
misos, defendió en aquella pr:ovincia la caus3,dolRe·
gente, .como n. SimonLaTorre la eital1a defen.--
diendo tambien. en )"izcaya I fueron de todo punto
infructuoso s los conátos.de 1. gene,¡¡1l¡1 ~uevamente te-
belde á favor de una segunda ,guet'l'a.


Pero dejemos porahor~ los. su«esoB.nel NfH'tO¡
á: cuya sohu,ion .'1Cndrelllos desp~cs, 'pura ocupar.,.,
nos, ya que o,S la ocasiolloportuna,,:dc: los 'acollter'
cimientos l>iogularmente :esoandalo&os é inauditos
que tu vier.on por .teatro :á: la cór,h~ y al palacio.mís,
!nO en que ba.\:iitabalal\cina.;" . ., '1


(1) cap. 1.u Tít. ti.· de ~os 'Ftie'r'bs. i: :




-249-
Muy crüica·;ora. la :posícíon de un 'gobiernd¡


como el que regia entonces los destinos de Espáiia,
que·r.espetaha laJegalidad á lo sumo, y que carecía
adernas delpoder08& aUltilio dc,la.policía, institu-
cion: qllepor:masql}e:aparezcaodiosa, por lo sus-
ceptible que ella es de degenerar casi siempre en
abuso, á punto deservi!" para cor.romper la socie-
dad lejos de purificarla, es jndudable que bi~n ma-
neja~a, J al{\ndidosol~el recto uso; dentro de ,Ios
límites de la ley y ,de la l!10ralidad política; es har-
to provechosa ,mucho mas en épocas .de revueltas
y de ,conspiraciones contra el Estado, y de cuyo
medio, de goliierno j tan d~sacreditado y aun vili-,
péndiado ,en'España ,e he.wos .. vislo. ,que, ;se .despren;"'.
dieron. losprogresislas desde el tiempo del minis-
terio-regencia" circunstancias. estas que no hí\.n de
perderse de vista para apreciar 01 cargo dejuipro-
vision que filé lanzado por gran parte de la prenl!a
yde: la tribuna ál ministerio Gonzale~, tl'atáQdo~
dejos sucesos de, .oélubre:~Todo$lo~ :dias .lleg<i>-
ban:áJosministrc>s noticias vag.as" pero alar0),31)~
tes, de 'la,1.en:ebr~a ccónspiracion.' qua seurdia,:eJl
la c6rte, y auin 1 Sil desi:g.n~bá8',I1~inalmeAte~ per.~
sonas de alta cuenta como encargddils de. ,promo,,"t't
y dirigir, el 'mirvitniollto.,. Los g-ellf,ulet Con~ha.
Leon y AspirQz; el duque de V erag~as, .los condes
de' Santa Coloma y d~ Rcquena;:,D. Junn Cár~asco
y otros; deciáse estar ú la, cabeza de los conjurados.




-250-
Mases preciso asentar aqui que aquellos militares
no formaban, como los últimos, parte de la junla
directiva á cuyas órdenes se habiansome.ido, obe-
ciendo, en esta autoridad secreta y bastarda ,una.
emanacion del poder que aun pretendia consenar
la ex .. gobernlldora Cristina.


No pudiendo ser bahidos en un juicio estos re!..
beldes, porque ninguno de los denunciadores se
prestaba á declarar; escrupuloso el gobierno para
haber de quebrantar la ley por· medio de un ah"o-
pelJamiento, y queriendo á la vez prevenir los ma-
les y e\'itar la¡¡ terribles consecuencia.s de la reoo-
Honj adoptó el medio dede'Stioar á los generales
conjurados de cuartel á, \'larias. provincias, á fio de
separarles tambien del abismo reaocionari6 en que
pérfidos é irresponsables agentes iban á precipitar-
los. El ministro de la Guerra espidió las órdenes
que bizo comunicar de un m6d6 instantáneo. y di~
reeto; pero todos se ocultaron. desobedeciend6 el
mandato del gobierno que se dejó en SUi habita-
ciones. Poseídos de lamentable obcecaci6n,persis-
tián eosus tentativás:cri(qíuales; y nada éra ba,stan-
le, á. baMl'losretroce:del'· o. la ·fl\tal carrera que
habian emprendido.


Dada la voz de alarma en: el Norte t' creíase ya
cercano el momento en que la conjuradon.estaHára
en Madrid. El gobierno se, agitaba ytambi0lllos
cQnspiradQres. Mientras aquel nombraba al general




-251-
Ayerbe y al brigadier Zurbano para que dirigiesen
las tropas que habian de operar contra los subleva-
dos de las provincias; mientras, para asegurar el
triunfo ó frustrar los planes tanto en la c6rte como
fuera de ella, separaba á algunos generales y géfes
de cuerpos, mandando reunir en Madrid á las fuer-
zas que se hallaban mas pr6ximas, que todas as-
cendían á trece batallones; mientras los ministros
celebraban de continuo consejos estraordinariosque
presidia el REGENTt; ,para Ter de poner pronto J
e6cazremedio á los males de la situadon; mientras
elceloso gefe político de la capital, D. Alfonso Es·
ealante, luego de saberse los sucesos del Norte. J
conocedor tambien de las tramas ocultas que exis-
tian en ella, reunia en sesian s.ecreta la noche del 5
al ayuntamiento y á los gefes de la milicia, y des-
pues tambien á la Diputadon provincial. presidien-
do su autoridad' estos actos, en los cuales esposo
los proyectos de los conjurados, adoptándose en
conSecuencia y de comun aeuerdo desde aquel iDo'-
tDento las medidas mas' convenientes para bacer
abortar el plan de los' rebeldes. desplegando los
medios de. accion. que tanto 'bien produjeron en la
terrible noche de1'7, tales 'c'om& el establecimiento
de re1enes y de rondas, y ia designl\cion de puntos
en los cuales babian d'e~eunirse los batallones y
demas cuerpos de mil1cia, como igualmente aqne..:.
nas corporaerones , á la: primera sena) de alarma;




-=252-.
mie~tr~~' del" seno • de estas parlian COmISIOI1eS á
ofrecer .{lO su nombre apoyo, fuerza y .. co~sejo al
REGENTE y á su ,gobierno; mientras este \ 'en;6u¡
ordenaba, primer<Lá. todos los gefes y oficiale~de
la gúarnicioo, y de.spues'., v.iencl.o que la esplosioll,
sé retardaba, á la mitad de {lllos, quepermanecie~
I:aud~ noche. en 1:>s cuarteles con la tropa para
pod~rasí. Q~rar in~lanLáneafflente en un caso Mqe-
sa}:io y ten¡.ido. que fueroq las. principales dispolli-.


,


ciones a40ptadas por el poder público anles del 7 de
octubre, á ~ada, momento llegaban á Jos ,ministros
yá ;las, a,utoridª-deSIl\leV!'lS .J;llilS alarmantes acerca
de l,a ic.ouspiracion qpeamagaha. El1l{lcro,. lo ,que,
1l~.~1caJUó ntinca á;~ilbor el gobierno, era 'el plan
6 lps medios de egecuciolI en que habian con'fenido
los c,onjurados.,


, Vacilaron esL9s, poqnucho tiempo y debatieron
tapWien pobre la Mnvenicncia y oportunidad de, di+
Ghos r;ue<\ios. no si.endof,l~t~ Aisi4enci,a. las rivaUda-
d~sy 'ambidones de.·ajguna;s g~fest. y lapl,lsÚanimi.-
~~,:ó cohardíaq~,~ olrqs, upa )le las,í cilusasqu~
~f,lnos GOl!t(ipuy,eron¡ á .\rast()r~ar el, éiJ,ito de: una
'<9njqrp. qUA cont,aQa,~pn,nmch~s y,Q,my po.,leroso~
t}lflllentos de triunfy., Quién, opinaba que deb~!lra
obr¡lI;s~ e~ el silencio, ~e la noche; quién.q ueri¡t que
fuese ,~,n.la mañaua,~ la..hata 4-e parada: ,U,IOS juz-
gaban que debieran COncentrarse las fuerzas ~u­
bl~VildM y, hacerse fllertes ,en Palacio, espetando alli




..... 253-
la noticia' del levantamiento del pais vascongado,
en' lo cual se convinoeldia 4,' contra el parecer
de" general Concha, qu-iense opuso constantemente
á' esteproyeoto, tomiuídQ' sobre 'si laresponsabili-
'dad 'de atacar y sujethrá 'los' !cuerpos que rebusa-
T~W'ÍldlH~rirse, y estorbar tamhién la reunion de I'a
l'lliHda;otros, viniendo en éste pensamiento,cretan
'que el medio mas 'con'Veniente de practicárle era el
-esparcir las tropas (le la Guardia en desórden por
las calles de :Madrid, á fih de sembrar la conster:"
nacion y el espanto en las gentes, y al abrigo de
esto, 3Íwdorarse del DUQUE yocup3r el palacio' de
la Rein3.


M<)s todas estas ideas discordes.tenian sin em:"
bargo que subordinarse hl pcrisamientoú proyec-
tu enviado de París, segun' el cual, si no era po-
siblé establecer 'en Madrid definiti vamente un go-
bierno provisional que reetnplazase al de ESPARTE-
RO, hasta la vuelta de la' reina ~ladre, h3bia de ser
rescatada y arl'cbat3da laHija de su régiamansion
-p:ntatraslada:rlaal pais qúe se suponiaÍnsurrecto,
. y,servir en él como bal\dera de' guerra en manos
de los conjurados. Este plan ltorrible'quc se ocuItó
siempre al gobietAd, Ú"almenos', 'noprí:lstó este la
debida atcncion á él, si·ha d~ juz'garse por las me-


.. didas qu.e se tomaron' enPalucio ,habia de practi:"


. carIe el general Lean, sacando álajóven Reina y
á la princesa sU he.rmana de(reaI alcázar, y tras-




-~25!~
portandQlas á )a frontera de Franela, a donde ha ..
hlan venidoco,mis~on~d(wpal"a recibirlas D. Eva..-
tisto Perez de Gastro ~, un canónigo adicto á .!a
Reina Gristina ......... Cuandose tuvo conocimieBto, de
este pro,yecto, infernal \ no pudo meno,s de reco,rdar·
se involuntariamente el viaje intentado, por aquella
señora á la ciudad de B¡tyona) J revocado, despues,
como igualmente lo,S grandes esfuerzos hechos en
las córles, á mediados de junio. por el senador Car.-
rasco, para que la reina Isabel saliese de Madrid á
tomar uno,s baños, los cuales sin duda pretendian
los moderados r.ebeldes que neutralizasen Io,S efec-
tos que para ello,s habian tenido los que lomó S. M.
el año anterior. Pero, fuerza es confesar que los
co,njurados de Madrid abrigaban aun mas grandes
pretensiones y esperanzas; puesto que la reina Isabel
pudo, muy bien ser robada por ellos, dado que todos
lo,S dias, hasta el 6 de octubre, salia á dar su paseo
de co,stumbre fuera de la capital, habiéndo,lo veri-
ficado precisamente aquel dia con escolla de la
Guardia. Tan confiado, se hallaba el gobierno, y tan-
ta era tambien la confianza que tenian en su triun-
fo los conspirado,res.


Encomendado á Leon aquel encargo, delicado J
arriesgadísimo, restábale á Co,ncha el de acometer
el palacio en que habitaba el Co,NDE-DuQUE y apo,,-
derarse de su persona, tal vez para hacerle cumplir
el destino que la habia señalado O' DOllnell en la




-255-
ciudadela de Pamplona. Pero motivos de delicadeza
y. el miramiento .debido á consideraciones de fami-
lia. dclul!miilátonleá no .admitir .enestos términos,
,resultando.deaquíuo cambio de papeles á entram-
·b0B generales.


HaUábase, pues, el plan reducido. segun el
postrer acuerdo. y conforme en todo con los de-
seos últimamente manifestados por Con cha, á que
este gefe acometería )a empresa de sublevar el
regimiento infantería de la Princesa, del cual
habia sido coronel y que estaba en el cuartel· de los
Guardias de Corps. y desarmando á los húsares.
que se ha\laban allí tambieo acuartelados. y eran
muy afeclos al DUQUE, marchar eo seguida á pala-
do, y unido á la guardia esterior, apoderarse de
)a Reina. Aun se estendian á mas las miras de Con-
cha. Habria de destacar fuerza, que situándose en
los puntos donde solia reunirse la Milicia, lo im-
pidiese á todo trance: y así mismo deberia de en-
víar dos compañías al cuarlel de San Ft'ancisco,
para que. colocadas amagando á la puerla, impidie-
sen la salida del regimiento de Luchana •. prote-
giendo la sublevacion de uno de sus batallones, que
formado por Narvaez, creíanle mal avenido con
los otros dos, á punto de lisonjearse. los rebeldes,
de que se les uniria en ellrance crítico. Tan vasto
era el proyecto encomendado al fin á la aClividad,
al ésfuerzo é inteligencia del jóven general conju-




-256-
rado ..... Rl conde de Belascoain\' ,antiguo gefe de la


-Guardi-a , basta setiembre de 184.0" babia de utili-
zar su influjo y su 'rpresttgio, en .Iesta :fuena, . cuya
oficialidad, casi· t~da ¡so hallaba I comprometida i
secundar el movimiento, ocupando con las 'huestés
'de esta arma el Museo de P.iIltura~,. el palacIo de
·ViIlabermosa, las caSaS 'de Alcañices y Casa-lrujo,
'logrando así impedirda. :venida ·dd reg.imiento de
'Luch~na por la parte ;del Ptadoy del de Soria por
la calle de Alcalá, únicas,fuerzas que se creia'pu ...
dieran ir á socorrer al DUQUE, mientras .duraba la
expugl'lacion ·de su casa.'"


,Eacomend6se"esta á ,¡otro :general, elc-ual· ~
,babi,a de poner á la . cabeza del bníalloll provincial
acuartelado en el I~ósilo, despues 'de suLlevarle; y
comunicándose por la parte ·in-teriOll'· del edificio
con hí escolta d~1 DUQUE, quose haUabá ,.en el de


·caballería inm'ediato que da frente ,á la alameda' de
Recoletos, apoderarSe; de ,los ',cahallos y. arrestará


,los .soldados, destacimdo inmedialamante: dos cum"
paüías que fueran á embestir b casa-bahitacioo de
ESPAl\-TERO, que era entonces el edificio de \a lns~
p(jccion ,de Milicias, contiguo'al cuartel ariteuicho.
Hallábase este plan tan1-o mejor'dispuesto, cuanto
que: debiendo s el' reforzadas aqueUas des c6mpllñía.s
con la artilleríade'la'Guardia,;.ql.le estaba en el
inmediato cuartel delltetiro', y' la· éU'lli·como era


·natural ;se hallaba en el sentido de lasuMevacion,




-257-
fácil era que esta arma con sus disparos obligara
al DUQUE á rendirse, Veamos, pues, cómo se frus-
tró un proyecto que aparecia tan hábilmente com-
binado.


Espal'cióse en la maiíana del 5, entre los mis-
mos allliados en la conspiracion, la noticia, de des-
conocida procedencia, de haberse alzado contra el
gobierno del REGENTE el 1. 0 de octuhre las pro-


, vincias vascongadas y Navarra: y era sin duda que
las congeturas y el deseo de los mismos conjurados
de la córle, pasaban, en el calor de la imagina-
cion, á convertirse en realidades. Todavía empero
no era cierto, si bien al siguiente dia llegó ya á
confirmarse; mas como viniera el correo del 5, Y
viesen desmentida en los diarios de la tarde la no-
ticia que habia circnlado en la mañana, temerosos
é impacientes muchos de los comprometidos, entre
ellos algunos gefes de alta graduacion, enviaron á
decir aquella noche á la junta, que no se contara
ya con ellos; que se les hahia engañado. Era este
ya un golpe mortal para la rebclion; pero aun te-
nia que esperimentar ella otros mas grandes. Pues
no coptento alguno de estos gefes con separarse de
los conjurados, dió cuenta á ESPARTERO de la in-
surreccion que se meditaha , circunstancia que uni-
da á la indiscrecion de muchos de entre los insur~c­
tos y á la agitacion de todos en estos dias, señala-
damente desde que se tuvo noticia oficial d~ lo


T()M. IV. 17




--258~
acaecido en el Norte, decidió al DUQCE á la adop-
cion de ciertas medidas, entre ellas b separacion
de 85 oficiales de la Guardia Real, con otros varios
gefes y oficiales de ejército. en la mañana del 7.


Esta disposicion acabó de desconcertar á los
conjurados. Súpola el general Concha á las POC3&
boras por un gefe de E. M. que fué á dar el aviso
á la casa misma en que se hallaban ocultos aquel
general y el coronel de infantería D. Fernando de
Córdoba: y como viese el primero que 110 debia ya
perderse un momento, puesto que en la dilacioll
venia envuelto el peligro. sabiendo ademas que
bahia llegado de olicio la nolicia del levanlamiento
de Pamplona y Vitoria, encargó al emisario que se
avistase con el conde de Belascoain, ó con persona
por él autorizada, p;;ra rnanifcbtarle. que visto el
estado de las cosas. parecía llegado ya el momento
de obrar. dando rienda sucILa ,,1 comprimido eno-
jo de los conjurados. No se hizo esperar mucho el
comisionado. quien á los pncos momentos hallába-
se ya de vuelta para prevenir á Concha que el mo-
vimiento se verificaria á las siete de aquella noche.
y que era tanto mas urgenLe que se apoderase él
de Palacio. cuanto que un batallon de Luchana ha-
bia recibo la. órden de dirigirse al régio alcázar
despues de oraciones.


Con efecto, serian las seis de la tarde. cuando
el general Concha, vestido de paisano, salió de su




-259-
casa haLitacíon, ostentando una s€!renidad y un va-
lor, prendas dignas de ser empleadas en mejor cau-
sa, y dirigiéndose al cuartel en que estaban los
regimientos de la Princesa. Antes de que llegase á
él, salióle al encuentro el teniente coronel de infan-
tería Nonvilas, quien, en union con los comandan-
es Ravonet y Leriundi, se hallaba en el secrelo de
la conspiracion , sin que nadie mas que ellos tres
estuviese iniciado en él á aquellas horas, y le dijo:
que los oli-;iales de este regimiento desaprobaban
en su mayor parle los sucesos del NOl'le, no ha-
llándose por lo tanto dispuestos á cooperar en .lfa-
drid á los planes reaccionarios de que,entre las gen-
1e& se hablaba: que mirase bien lo que iha á hacer:,
no fuera que hallase su ruina "o dondt' prctendia
buscar su gloria. Para dcsempeii ar este J\()il\"ilas el
papel de conjurado que aquí le vemos representar,
llevado de una grande prudencia ó falto del valor
necesario en la hora del peligro, habia él procurad0
antes adquirir una repulacion de liberal, casi dl~­
mócrala, en las filas de su cuerpo, mereciendo tal
confianza al valiente y leal coroucl Enua, que no k
fué difícil engañar á este aquella noche, diciéndoh
que descuidase; que hasta dcspues de cenar 110 ero
Recesaría su presencia en el cuartel á donde él iria
temprano con el objeto oe (( estar á la mira.)) Ennn,
confiado hasta la imprudencia, vino en ello; y NOI1-
vilas fué, en efecto, al cuartel aquella n1Ísma tarue.




-260-
no para «estar á, la mira» en el sentido en que lo
hizo creer á su honrado gefe, sino con las miras de
hacer traicion á sus palabras m,ismas y á sus ban-
deras, desde el momento en que se separó del co-
ronel.


Fatal contratiempo era este ya, con el cual inau-
guraba Concha la série de fata\idades que ocultaba
para él, en su oscurid;¡d, la terrible noche del 7;
pero valiente, este jóven general, tranquilo, firme
y resuelto, no prestó atencion al dicho de Nonvilas;


. y haciéndose acompañar de él, penetró por fin en
el grande edilicio de los Guardias, cuando la noche
empezaba á cubrir con su negro manto la coronada
villa de Madrid, que habia de ser teatro de tantas y
tan insólitas catástrofes.-Inmediatamente mandó
reunir á los oficiales, y haciéndoles una breve aren-
ga, en la que con ardimiento y pasion les hacia una
trisle pintura de b. actual situacion política del pais,
exagerando los males y achacándolos al general Es-
PAnTERO, recomendándoles á la vez las inefables
bondades de la escelsa Cristina, y procurando es-
citar su entusiasmo con el recuerdo de las victorias
que en los campos de la lealtad habian alcanzado
los de la Princesa, guiado~ por su antiguo coronel,
el general que ahora les hablaba, terminó este su
discurso diciendo á los oficiales, que si se negaban
á seguirle en la nueva senda qne les venia presen-
tando, tampoco le seria necesaria su coopcr<\cioni


,




-~61-
porque los bitarros soldados de aquel cuerpo no se
harian sordos á la voz de su antiguo gefc. Tan alto
fué preciso á Conéha élevar sus miras insurreccio-
nales en aquellos críticos momentos, en que llegó
ya á sospechar si acaso el precavido Nonvilas ten-
dria menos miedo que razon en lo que 'le babia ma-
nifestado :mteríorOlente. Sus recelos subieron de·
punto, cuando al terminar la arenga notó el ningun
efecto que ella habia producido en aquella reuníon:
y era que el estandarte levantado por Concha, el
mismo que invocaban los sublevados del Norte, no
era el mas á propósito para despertar ya el entu-
siasmo ni aun entre soldados á quienes se brindaba
con romper los vínculos rígidos de la disciplina,
r reempbzar esta con el desenfreno y la licencia.


Uno solo entre los oficiales, el teniente de caza-
dores, D. Manuel Boria, arrebatado, el infeliz, por
un delirio de fanatismo político, tranquilo, arroja-
do y valiente, como él solo\ segun bizo ver y ad-
mirar hasta en el momento mismo en que exhaló su
alma en el suplicio. fué quien levantó su voz en
apoyo de lo que babia propuesto el general Concba:
y despues 4e algunos momentos de silencio, silen-
cio pavoroso y terrible que debcl'ia de tener á este
en grande confusion, bízose por fin oir la voz de
aquel jóven, declarando cn tan críticos instantes, que
él sí abrazaba con entusiasmo la bandera de la cx-
regente; y que si era preciso la defenderia hasla se-




-262-
Bar con su S<lllgre tan solemne juramento. j El
desgraciado, habló harto proféticamente para de-
terminar su infausto destino!


Concha entonces procuró aprovechar con des-
treza la impresion que habian hecho las palabras
de Boria y el dcsco.ncicrto que empezaba á obser-
nrse entre los dcmas oficiales; y mandando con
presteza lomar las armas á la compañía de cazado-
res, gniada por su intrépido teniente, quien, en
union ya con los suyos, y espada en mallO, hizo vi~
torear con estrepitosas aclamaciones á su antiguo
coronel, al caudillo hizarro de Olmedilla, dió este
la voz general de «i A las armas, Princesa, que vatrws
tÍ salvar á nuestra reina!" y ya entonces formaron,
como por encanto, algunas mas compañías en el pa-
tio del cuartel, que presentaba en aqnellos instan-
tes á la vista del observador una de esas escenas
grandilocuentes, por lo que tienen de espantoso y
aterrador, en que los soldados españoles, rompiendo
los diques de la ordenanza y de la disciplina, en-
tréganse á voluntad de un gefe en quien ticnen con-
fianza, porque ha sabido alguna vez inspirarles en-
tusiasmo y escitar en ellos los instintos de la gene-
rosidad y del amor.


Asi que, dueño ya el general Concha, por tales
resortes, de muchas volqntadcs, y no siéndole dado
contar con los húsares, los desarmó en seguida, con
adq¡ir¡¡l¡le presteza, y ~ando órden á la fuerza que




-263-
dejó allí para mantener libre comunicacion con el
cuartel, de que matára á bayonetazos los caballos á
fin de inutilizar á los gineles de aquel cuerpo, partió
sin demora capitaneanoo aquella turba sediciosa y
emprendiendo la via del Real Palacio. No lardó mu-
cho en presentarse en el cuartel de Guardias el co-
ronel Enna, que tuvo aviso del suceso, y recordan-
do su deber á la tropa, puso en grave conflicto á
los que habian permanecid'o allí de los conjurados,
salvando tambien la inocente vida de los animales
cuya muerte babia sido ordenada por Concha. Pues
que atento Enna al peligro de que se veía rodeado,
y fiel defensor del puesto que á su lealtad y honor
habia confiado el gobitlrno del RE?ENTE, dió la voz
de alarma al penetrar por las puertas del cuarlel,
PÚSOSQ al frente de las tropas que habian permane-
cido fieles, y asistido tambien de los húsares que
pudieron recobrar sus carabinas, trabó refriega con
los ,remanenles de los insurrectos, obligándolos á
retirarse y buscar tambien refugio en el alcázar real,
no sin que (ueran ya menguados con la pérdida de
alguna fuerza, que alenla á la voz del deber invo-
cado por Enna, se separó del reslo quedando en el
cuartel y en obediencia á sus gefes naturales.


Caminando iba esta muchedumbre armada que
guiaba Concba bácia el Palacio de la reina Isabel,
en,donde intentaba penetrar, aun á viva fuorza, si
la defeccion de los guardias no franqueaba al ins-




-264-
tante las puertas, cuando recibió el caudillo insur-
recto otra fatal nueva que no podia menos de in-
fluir siniestramente en el éxito de su atrevido
intento. Los oficiales que en aquel dia habian sido
separados del primer regimiento de la Guardia, ha-
bíanse encaminado, de acuerdo con los directores
de la insurreccion y de su órdcn, al cuartel del Sol-
dado, en donde estaba aquel cuerpo, con el fin de
sublevarle; pero estas tropas, que habian sido visi-
tadas y arengadas en la mañana por el general Li-
nage, hallábanse apresladas á la defensa contra to-
do género de sugestion; y cuando hubieron de
presentarse junto al cuartel los dichos oficiales, fue-
ron recibidos á tiros por los soldados á quienes alen_
taban las clases de cabos y sargentos, y con especia-
lidad dos oficiales adictos al gobierno, uno de ellos
el bizarro ayudante D. Victoriano AmetlIer, que
prestó un muy señalado servicio aquella noche.


A otro espíritu menos esforzado que el de .Con-
cha, hubiera desanimado sin duda estotro contra-
tiempo. Pero firme el jóven general en su resolu-
cion, sin volver la espalda ni aun fijar la vista
siquiera en el amenazante infortunio, reservó para
sí tao funesta noticia, disponiéndose á sufrir ya
cuantos reveses y descalabros le deparase el desti-
no en aquellas horas tremendas. No transcurrieron


I
muchos instantes sin que la suerte volviera á ator-
mentar su ánimo; pues al pasar por el cuartel de




-265 .......
San Gil, habitado á la sazOn por los cazadores y
lanceros de la Guardia, cuyos oficiales, ca;¡i todos,
se hallaban ligados por fuertes compromisos al
movimiento, mandó el general bacer alto, pero no
sino, para presenciar bien pronto otro terrible des-
engaño,. En valla el caudillo osado bacia oír su voz
sola, arengando á los guardias! en medio del silen-
cio misterioso que reinaba en aquellos lugares apar-
tados de la córte, aun entre las mismas huestes con-
juradas que llevaba junto á sí : que las puertas del
cuartel se le cerraron por la lealtad de un coman-
dante de escuadran, que se opuso decididamente á
la salida de los otros, sin que recabase COll'Cha otra
cosa de' aquella vana tentativa, que los viva8 estéri-
les dados á media voz por algunos oficiales que des-
de las ventanas respondian á otros vivas y aclama-
ciones que lanzaba en vano á aquellas rebeldes
paredes el dementado caudillo.


Superior este á todo género de adversidades,
tampoco se le vió ciar por esta en su arrojada em-
presa: y arrastrado por el compromiso grande en
que se habian ya constituido! él Y los que le ro-
deaban. con menos fé que desesperacion y ardi-
miento, prosiguió arrogante hácia la acatable
mansion de nuestros reyes. Ya se halla Concba al
frente del Real Palacio, y sin vacilar un instante,
sin avistarse antes con el gefe que mandaba la
guardia esterior, que era el comandante l\Iarquesi,




-266-
complicado en el movimiento, abalánzase á entrar
por la puerta llamada del Príncipe. Mas los centi-
nelas, que eran de la Guardia provineia\. se opo-
nen: Sus bayonetas amenazan al pecho y ponen en
grave riesgo la existencia del temerario caudillo; y
si este se sal va, débelo esta vez á la fidelidad que
supieron guardarle sus subordinados, los cazadores
de la Princesa, quienes, al ver en peligro la vida
de su antiguo coronel, se arrojan tumultuaria-
mente sobre los centinelas, y hé aquí que los amo-
tinados se enseiiorean ya en el gran palio del Pala-
cio. Reconvenido entonces l\Iarquesi por el conflicto
grav~ en- que los babia colocado. alegó, que igno-
rando la hQra en que vendrian los insurrectos, no le
lJabia parecido prudente espedir con antelacion las
órdenes que hubiera dado en otro caso.


Serian las siete y medi.a de ]a noche, cuando los
amotinados penetraron en el régio alC<Ízar, cuyo
acto quisieron solemnizar, los imprudentes, dando
estrepitosos vivas á la reina en medio del palio. A
esta aclamacion espon,tánea rué debido tal vez, 6 al
menos, ella contribuyú mucho á que no se verificase
el rapto de la reina de España y de su inmediata
Sllcesora, segun llevaban intentado los revoltosos.
para encender á su abrigo una nueva guerra civil
en España. Pues poniendo en alarma, tan des-
eompasadas voces, y tan descompuesta osadía, á
la guardia interior de alabarderos, apresláronse




-267-
estos ya á hacer una defensa heróica é impor-
tantísima, por \as grandes consecuencias que· ella
traia en pos de sí, siendo este uno de los he-
chos mas señalados, de las hazañas mas memora-
bles que puede asentar en sus páginas la historia de
nuestros tiempos.


Despues L del desconcierto en que estaban los
conspiradores, segun hemos visto y tendremos des-
pues ocasion de notar tambien, solo faltaba ya la
resistencia que encontraron los de Concha en la bi-
zarría y lealtad, no mas que de 18 veteranos ala-
barderos, para dar del todo en tierra con sus des-
cabenados plane-s.


Dado el grito de alarma por los mismos rebel-
des, como si quisieran ellos neutralizar, tal vez
aprovechar. su efecto en las grandes cámaras de Pa-
Jacio, suben algunos preci piladamellte la escalera
principal: pero ha hiénrlolo notado el cenlinela ala-
bardero que se bailaba en el segundo descanso, co-
mo diese la voz de ((quién vive» y no le contestasen,
les hizo fuego dando al par la olra voz de ordenanza
á la guardia. l\Iandábala en este dia el leal cuanto
denodado coronel D. Domingo Dulce, quien, como
gefe de la escolta de ESPARTERO, habíasedistingui-
do siempre por su decision y valor en la última
campaña: y fiel aquella noche á tan recientes y
gratos recuerdos, condújose con la nobleza de un
vali.cnte, cpn la hidalguía del hombre libre, con la




-268-
consecuencia y probidad de un militar pundonoro-
so, de un cumplido y honrado cabanero, á quien
no en vano se hallaba confiado tanto tesoro; el arca
de la alianza de los partinos políticos j el símbolo de
la paz de España; el primer representante de sU
sober8nía ..... la reina Isabel, en fin.


Despues de dejar formada á la guardia, y en
disposion de hacer fuego, salió Dulce solo, armado
de ~u espada, á reconocer la escalera. Bajó al pri-
mer tramo I en donde tuvo ocasion de ver, q ne no
solo venia subiendo una compañía de cazadores de
la Princesa, mandada por un teniente, si que tam-
bien habia mucha ma!! fuerza formada en el recinto
inte'rior del real palac'io, cuyas puertas oíanse cer-
rar entonces con grande estrépito. Mas no por eso
desmayó el bravo coronel, cuyo cuerpo se halla-
ha acribillado de heridllS que habia recibido en la
guerra, pero cuya alma presentaba todavía el
temple superior á las de los esforzados campeones
que hemos visto abordar é invadir el real alcázar.
Lejos de ello, el intrépido Dulce se dirige al te-
niente que guiaba a los cazadores, á quien recon-
vino con acritud ,demandándole la causa de tanto
desafuero, y encareciéndole debidamente la enor-
miaaa del atentado que cometia con pisar aquellas
gradas de una manera yiolenta, altamente criminal
y escandalosa~ Sin pr-estar atencion á estas palabras
persuasivas del gefe de los alabarderos, el pertinaz




-269-
Y osado teniente de los cazadores, que como ya cono ~
ce el lector , no era otro que el valeroso cuanto infor-
tunado Boria, se. obstinaba en proseguir adelante.
como quien pretende buriar la vigilancia de unos
"eleranos, quienes tal vez por esta circunstancia que
arguye siempre ancianidad, no inspiraban sérios re-
celos. ni al jóven oficial nÍ al general que hacia de
caudillo. Pero Dulce, que no era menos j6ven que
estos, y que, no por sus años, sino por sus me-
recimientos, por haberse inutilizado para las beli-
cosas faenas de la campaña, en la campaña misma,
habia venido á formar parte de este ilustre cuerpo,
contuvo la audacia sin igual de Boria, poniéndole
el sable al pecho y dándole á entender que le a~ra­
vesaria de una estocada, si osaba dar un paso maS
hácia adelante. Por toda contestacion lIió Boria á
¡OS suyos la 6rden de hacer fuego. Desde este mo-
mento trabó se ya singular refriega entre los acome-
tedores y los guardias del interior acometidos.
Aquellos, los monárquicos, los moderados, los ene-
migos ¡fe asonadas y motines, los hombres del ór-
den y de la legalidad ..... Ínstru mentos de ¡nícua
traicion y de horrenda alevosía, invaden á mano ar-
mada, queriendo enlrar á sangre y fuego, no me-
nos que la sagrada mansion de la inocencia y de
la magestad, los lugares mas recónditos y veneran-


. dos del régio alcázar, la cámara misma en que
fueron á huscar amparo y refugio entre la solidez




-210-
de las paredes y la lealtad de s.us scrvidotes, dos
hermanas niñas, la Reina de las Españas y su inme-
diata sucesora, cuya vida hallóse c~rcada de muy
grandes peligros •.... amennada por el plomo ase-
sino que se abrió paso hasta aquclla misma estan-
cia! ..... Tanto desafuero ..... jamás se cometió en
Castilla! Crímen (an inaudito ..... no lo refieren "\as
páginas de nuestra bistoria !. .. ..


Pero dejemos por un momento á las inocentes y
régias huérfanas, desoladas é intranquilas, anegadas
en llanto, poseidas de un pavor estrema, lanzando
ayes J profiriendo con naturaliJaJ las sensibles
agudezas propias de la situacion y de sus pocos
años, consternadas, en fin, con el estampido y sin
igual estruendo que en aquellas estensas bóvedas
producian las balas, para ocuparnos brevemente de
la her6ica defensa que hicieron los guardias alabar-
deros, y de las medidas que fuera del real palació
se tomaron por el gobierno y las autoridades. en
cuya virtud viéronse, en carlos instantes, la Reina
y la córle y la España, libres del cOIlt1icto grave en
que llegaron á colocarlas la sin par audacia, la apa-
sionada ceguedad de estos conj urados.


Cuando el valiente Dulce hubo oido la voz de
¡fuego! lanzada contra sí, sereno y tranquilo volvió
la espalda á lo s rebeldes, para ir con presteza á
ponerse al frente de la distinguí da y bizarra guardia
que mandaba. :Menos fidelidad, menos valor en estos




-271-
ilustres veteranos, euyos nombres debe conservar
la historia para que lean y admiren las generaciones-
venideras (1), y la reina de España hubiera sido ru-
bada aquella noche, víctima de un romanticismo (2)
político de mal género, d peor que pudiera inven-
tarse por estos dementadas caballeros, quienes -en
fuerza de su frenesí, de su delirio 1 hacian el mayor
deservicio al trono que [mdiera discurrir el mas
ardiente demócrata: como quiera que, segun nues-
tro sentir, nadie sostuvo y defendió el principia
monárquico, representado por Isahel 1I, aquella
noche, como los guardj.as alaharderGs, la Milicia
nacional, las tropas, el gobierno, en fin, del generat
ESPARTERO, del hombre del pueblo, oponiéndose á
la realizacion de ese rapto criminal y escandaloso, en
el cual hahría perdido indudablementc el trono de
España mucho terreno. que en el estado de las cosas
habríale ganado, sin remedio, el principio democráti-
co, á cuyo frente tal vez se hubiera puesto entonces,
con su grande renombre y su prestigio, el capitan


(i) lIé aquí sus nombres: D. Domingo Dulce: D. ·Santiago
Barrientos: D. JUa'n Zapata: D. José Diaz: D. Vicellte Misis:
D. Mariano LOpCl: D. Francisco Tou.fUn: D. Jaime Armeng;ol:.
D. Manuel Fern8ndez: D. Benito }<'crnandez: D. Juan Diaz:
D. Franciseo AmuÜeo ~ D. Antonio Ramirez ~ D. Fernando
~IQra : D. Saturnino Fernandez: D. Felipe Piquero: D. Pablo
5anfrutos: D. Francisco Yillar: D. José Conlreras: D. Eugenio
Percz: D. José Alba.


(2) Voz nueva en nuestro ídioma y no autorizada aun por
la Academia, de la cual f sin embargo, nos valemos pa·ra es-
presar una idra lJue no tiene signo equivalente en castellano, y
porque el uso hue ya cornun su inteligencia., .




-272_
valeroso y afortunado, el; hijo de .la revolucion, el
noble DUQUE DE LA VICTORIA. Menos fidelidad, me-
nos valor (repetimos) en aquellos ilustras campeo-
nes, y en cuantos cooperaron talllbien fuera del al-
cázar real á frustra'r los planes de aquella vasta cons-
piracion, de aquella rebelion inaQdita, y la reina
Isabel, arrebatada y conducida á la grupa de un ca-
hallo, segun se intentó egecutar por los amotinados
raptores, si es que la debilidad de su sexo y su edad
y el estado de su salud tambien la permitian sobre-
vivir á las grandes molestias y sinsabores que tama-
ña violencia llevaba consigo, hasta ver de atravesar
el estenso país que media desde la córle á las pro-
,'incias vascongadas, y trasladada allí y erigida co-
mo estandarte de guerra, habria entrado la España
nuevamente en la escabrosa y ensangrentada senda
de la lucha civil. á ser teatro horrible de los espec-
táculos nefastos que han constituido su desventura
y su desgracia en tantos año.s del presente siglo!. ...
i Tanta maldad ...•. resiste á haberla de estampar la
pluma!


Pero el denuedo, pero la bizarría, pero la leal-
tad de los esclarecidos guardias alabarderos. libra-
ron á nuestra patria amada de tan amargo infortu-
nio.-Siguiendo á Dulce, avanzó Boria con su fuerza
y en ademan do penetrar hostilmcnte en la Sala de
Armas. Pero el gcfe de los alabarderos,' que lo ha-
hia vcrificado antes, mandó romper el fuego á lOa




--273-
de su guardia, quienes contestaron casi simultánea-
mente á la segunda descarga que los de la Princesa
hicieron al tiempo mismo de llegar á la puerta.
P~rapelada esta con tapices, ~olchones y cuantos
objetos habian por allí .los alabarderos á mano, lo-
graron estos hacer su posicion un tanto ventajosa,
para repeler. la bru3ca agresioll de los insurrectos,
quienes, al ver lo inútil de su ataque por aquel
lado, biciéronle ademas por las puertas y ventanas
de las es tensas galerías que dan frente á los\res sa-
lones principales del real Palacio. Distribuida en-
ton~es la escasa fuerza de los guardias á fin de ha-o
cer frente á los varios puntos atacados, era ya el
fuego mas continuado é intenso :'y hasta las grandes
y lujosas mesas de piedra que en los dichos salones
habia, sirvieron para improvisar parapetos. Las mis-
mas balas de los acometedores abrían en las puer-
tas las troneras que proporcionaban defensa á los
ilcometidos. La consternacion y el espanto reinaban,
durante este tiempo, en el alcázar real, participan-
do de ellos todos cuantos habia allí, menos los hc-
róicos defensores de la Reina. I Y se decian amigos
de esta y sectarios fieles del.trono, los mismos que
habian conducido. el espanto y la consternacion á
aquellos que debieran contemplar como muy sa-
irados y muy venerandos lugares! Prueba es esta
de que el trono para ellos solo es el instrumenlQ
de BIl codicia y de sus innobles ambiciones.


TOM. IV. 18




o'


-274-
Seguros los guardias alabarderos por la parte


interior de Palacio, cuyos parapetos no podian los
otoros f~rzart y dejando aJl[ la mitad de su gente al
mando de'Barrientos, contestando ~os fuegos de los
invasores, pasó la otra mitad, gobernada por Dul-
ce, al salon de Embajadores y al de la real Cámara,
dirigiendo desde. los balcones sus fuegos [. los amo-
tinados que se bailaban en la inmediata plaza de la
Parada. Entretanto, el celoso y bizarro gefe de los
guardias, sindes,!tender un instante sus grandes
deberes militares, dedicábase tambien,en union y
de acuerdo con la ilustre dama que egertia las fun-
ciones de Aya de S. M., queel'a la condesa de !li-
na, á proporcionar la mas completa seguridad y á
prodigar mil cuidados y consuelos á las inocentes
y régias niñas, objeto de la oficiosa y celosísima
furia desplegada de una manera brutal y atroz por
los que se apellidaban sus mas ardienles servidores.


Pero dejemos á estos ultrajando y atropellando
así la magestad del trono, profanando inícuamente
la santidad de su morada, la morada de una Reina
niña, por medioode este «enorme atentado» produc'-
to de los «tenebrosos pianes de a<¡uellos anarquis-
«tas,» que fué la atinada y justa calilicacion que
mereció (con esas mismas paLlbras) este singular
suceso á la jóven reina de Portugal doña María de
la Gloria, en la carta autógrafa que dirigió á su
augusta prima, la reina Isabel, COI! fecha 12 de oe-


I




-"-215-
tubre, felícitándola par el dichoso desenlace' qUé
at fin tuvieron lHjuellos negros planes; dejemos
l' los partidarios de la rear:cion invadir la :régia .cá-
mara,.acometer aquellas sagradas estancias á sangre
y fuego,inientras los hijos de la revolucionlas"de-
Ilenden comobéroes, y defienden allí el asile> de la
inocencia y el templo en que reside el trono; apar-
temos por un momento la vista de tanta y ta'n eslil .. ll ....
ña anomalía, de tan pasmosa inconsecuencia, de tan
criminal audacia, y llevemos ,,1 lector á que ·vea lo
que entretanto paSa fuera del inmenso eJífJcio en
que los monárquicos lienen sitiada y COIllO acorrala:-
da á la Reina.


Mientras esto aconteCia en el interior de Palacio,
el general Concha lomaba sus medidas en Iils cerca-
nías á fin de parar en algun modo los golpes que ha-
bian de descargar sobre él las demas tropas que se
habían mantenido fieles al REGENTE. La guardia es:
terior y los restos de la Princesa ocupaban las ave-
nidas, llegando por la Plaza de Oriente basta la
calle de Santiago, y por la calle Mayor bat!ta la casa
de Malrica. Esforzábase el cauJ ¡1I0' por alender á
todas partes y ballarse á la vez en loJos lospUlllos
para mantener en las seducidas huestes el primer
entusiasmo. UIl silencio misterioso y sepulcral: rei-
naba en aquellos lugares, en las altas horas de la
noche; interrumpido solo por algunas Jescargas que
habia ordenado COllch:\ hacer á los suyos de vez en




-276-
cuando, 'con el objeto de mantener la duda y la
alarma entre las tropas del gobierno que venian ya
estrechando el cerco en todas direcciones.


Con efecto, la insurreccion hallábase circuns-
crita. y aislada en Palacio. Todos los vastos planes
de que hemos habladoantés disolviéronse por la co-
bardía de unos, por la lealtad' de otros, y por las
oportunas disposiciones que lomó el gobierno, lo-
grando así que la r.ehelion fracasase y se sepultasen
con ella infiHitas esperanzas.-EI general que habia
de tomar la iniciativa, poniéndose al frenle del ba-
tallon provincial del Pósito, para inutilizar la es-
colta del DUQUE y batir su casa, en donde debia
entrar triunfante D. Diego Leon, guiando el pri-
mer regimiento de la Guardia y la artillería del Re-
liro, faltó al empeño que babia contraído, bajo su
palabra, con los conspiradores. El conde de Belas-
C"oain vióse por consiguiente burlado y solo en el
Prado, á donde babia de conducir el brigadier don
Fernando Norzagaray el regimiento de la Guardia
que estaba en el cuartel del Soldado, y ponerle á
las órdenes de aquel general, lo que no pudo efec-
tuarse por lo que Heyamos dicho anteriormente. La
artillería, falla de ttopas qqe la apoyasen y prote-
giesen su movimiento, tuvo que perlI1anecer tran-
quila. Norzagaray, que se presentó en III cuartel de
la Guardia preguntando por el genqral Leon, des-
pues de baber sido r~chazados á tiros IOIi oficiales.




-277-
fué arrestado y conducido á presencia del DUQUE,
quien ordenó á su secretario y ayudante Gurrea que
le llevase preso. El brigadier rebelde rogó á aquel
que no le hiciese marchar enlre filas, recordándole
antiguas relaciones de compañe,rismo, y afiándole
bajo palabra de hOllor y de caballero. Gurrea, que
con motivo blasonaba tambien de tal, viniendo en
las súplicas del otro, no tomó mas prevenciones
que la de mandar á un ordenanza que le acompaña-
se. Caminando iban ya por la calle los tres, cuando
notó el j6ven coronel encargado que el D. Fernando
introducia las manos en los bolsillos de su gabao,
distinguiéndose al mismo tiempo el sonido de mon-
tar una pistola. Sacó entonces Gurrea otra que á
prevencion llevaba consigo, y aplicándola al pecho
del preso, mand61e sacar las manos, y reconocido
por el ordenanza, encontró este en efecto dos pisto-
las montadas que el brigadier llevaba en los bol-
sillos.


Serian las once y media de la noche, cuando el
general Leon, acompañado del brigadier D. Juan
Pezuela; entraba en el Real Palacio, á donde habian
concurrido lambien el'duque de San Cárlos, el con-
de de Requena, el brigadier Quitoga y Frias y otros
varios comprometidos á favor del malhadado mo-
vimiento.-E1 conde de Belascoain iba vestido con
su grande uniforme de húsar, y envuelto en el ca-
pote de un soldado: al entrar en Palacio rué vito-




-278-
reado con entusiasmo pOi' las lropl!s insurrectas:
fuertes altereados mediaron entonces entre él y el
general Concha, que se dirigieron mútuas recrimi-
naciones achacándose culpabilidad en la desventura
del éxito, y alegando el conde que no babia recibi-
do el aviso con la oportunidad deb~da.


A pesar de los vehementes indicios y de las no-
ticias conlínuas que acerca de la conjuracion tenia el
gobierno, era tal el desapercibimiento en que estaba


,aquel dia, y aun aquella noche, respecto de fa bora
en que habia de estallar el mo.viroiento, y del peligro
que amagaba á.la segurida:d de Ja jóven. Reina, que
lt:astarános decir, .que el,ministro de Estado, D.,An-
tonio Gonzalcz,ha\lóse sorprendido eon las ac1ama-


.ciones y los tiro!? en el piso bajo del Palacio .Real,
que es dO~lde están las oficinas de este ministerio,
~nlascuales fuépreciso á aquel y á algunos ofwia-
les de secretaría, que á la~azon se hallaban allí en
cumplimiento de su deber, entre ellos D. Fran-
cisco Lujan,. t'ncerrarse y permanecer toda .Ia noche
el) e1.conOicl<tque era. eonsiguiente, pues que n:>
fl\abia~ el estad.Q de, las' cosas, los vuelos que. habria
podido lomar la insurreccion por defuera. Los de-
mas ministros pusiéronse inmediatamente al lado
del DUQCE, quien, advertido del peligro, mandó ve-
Dir á un batallo~ de Luchana y colocarse en el edi-
ficio inmediato á su casa, denominado el palacio
de Buenavislil.




-279-
Terrib1e fué ]a primera ~mpresjon que produjo


en el ánimo del.REGE~TE ,la noticia de esta rebe-
lion escandalosa, llevada á efecto por los hombres


, á quienes mas favor y grilcia habia dispensado aquel
en la última campaña, bOlllbres que con harta
propiedad llamaba )a ,prensa «sus hechuras,» Veia
adcmas ESPARTERO, en el pdmer instante de tribu-
lacion, que le babia fal tallo un cuerpo, cual era el
de infantería de la Princesa. en el que tenia él gran-
de confianza, segJJn así acababa de cerciorarse oyen-
do al bizarro coro.nel Enna aquel dia mismo; veía
y lamentaba el suceso habido con Jos húsares. que
)e eran tan afectos: y desde aquel momento empe-
z6 á vacilar s,obre el parJidoquc h~brian Lomado
tanlas tropas como habia en la ca~ilal:y ,sus inme-
diaciones, las cuales tenian igual motivo para mos-
trársele adictas que las que se habian s.ublevado,
rodo era vaciladon y duda en aquellos Críticos y
terribles momentos. Apenas, babia un punto de se-
«~r.idad en que pU'diera apoyarse el ánimo. 'Los mis-
mase.lementos que ESPARTlmO, cOn .menos discre-
cion.. que huerta fé, habia consenado pa,raeJ ~osten
de. su gobierno, esos eran Jos. pJ'imeros que venian
á conju rarse contra. él. ". .


Atormentado por tan; afI'!argas re8cxiones, lue-
go de saber la insurreccion de los de la Princasa, y
que estos hacian oir terribles descarga$ dentro del
Real Palacio, sali6 al punto de su casa, á pié, Y co-




-280--
roo á la "entura~ áMmpañado d~ algunos amigos y
autoridades. Mas no anduvo muchos pasos por la
calle de Alcalá (llamada entonces del DUQUE DE LA
VICTORIA) sin que un rayo de luz y de cOnsuelo vi-
niera á iluminar su mente, á dar alguna tranquili-
dad á su espíritu, desesperado y abatido, haciéndole
conocer qu·o la fortuna todavía no le abandonaba,
que su brillante estrella aun no se babia eclipsado.
Supo que á consecuencia de la llegada de Enna al
cuartel, los remanentes de la Prillt\esa y los húsa-
res habian entrado ya en buena ordenanza: y que
estos, gobernados por!lu bravo coronel el brigadier
Rodriguez, que no lardó tampoco en presentarse en
el cuartel, esperaban las órdenes del REGENTE en el
Prado. Reanimado este con tan fáuslas nuevas, tor-
n6 á su casa empeñado asaz en que el caballo que
tenia ya dispuesto para partir á Alcalá, caso de que
el revuelo que pudiera tomar la insurreccion lo hi-
ciese necesario I le si¡'viera desde aquel momento
para salir por las calles de Madrid al frente de su
escolta y de sus húsares (que los te~ia. aUl inmedia-
tos) y dirigiendo él mismo la voz del honor y del
deber á las demas tropas, apoyado igualmente, co-
mo no podia menos de eSlarlo, en 'el pueblo y en la
Mi\\cia ciudadana, \levar \a guerra a\ seno mismo de
la insurreccion, combatirla en su cuna, vencerla.
sofocarla. Tan grande confianza le inspiraba aun su
constante y venturoso hado, y tanto creia él que




-281-
debia prometerse de aquel prestigio inmenso, de
aquel inUujo mágico que sus palabras habian eger-
cido siempre en los egércitos constitucionalesl


Tal y lan resuelto. era el IÍnimo del DUQUE en
aquellos instantes; pero las prudentes y atinadas
observaciones de los ministros, de las autoridades.
y de ]os numerosos amigos que á este tiempo ha-
bíanse reunido ya en su palacio, quienes le' bicie-
ron ver las funestas consecuencias que pudiera traer
consigo este plan de salir él, á aquellas horas, á re-
correr las calles de Madrid, esponiendo su vida á la
certerÍa de una bala, pudiéndose fácilmente conse-
guir {Ior este medio· aleve lo que no era dado alcan-
zar á los esfuerzos de la rebelion, con otrascoosi-
deraciones, razonables toda'!, oportunas y muy
propias del caso y de las circunstancias, pudieron al
hn contener el ánimo arrojado del CONDE-DUQUE,
bien á su pesar, y no sin convencerse antes detes-
tado de la insurreccion, de las medidas lomadas l'8-
lozmenle por algunas autoridades, y de lo innee~­
sario que era ya este paso arriesgadísimo de su
salida á caballo, cruzando de noche las calles de. la
capitaI.-EI centro de aceion del gobierno quedó,
pues, constituido en el palacio del REGENTE.-EI
de las autoridades, que se bailaba en comunicaeion
no interrumpida con aquel, fijó se en el PrincipaJ,
6 sea, en el grande edificio de Correos.


Como elLo de setiembre, tambien el 7 de octu-




-:'282-
,bre' Pr:es1ó servIcIos de ,may señalada importancia
en' su calidad de gefe de dia y comandante del se-
gundo batallo n de Milicia Nacional, D. Manuél Cor-
tina, quien. desde el momento en que tuvo noticia
de la rebelion, hizo reforzar la guardia del Prin-
cipal y ordenó el toque de generala para la reunion
de toda aquella fuerza ciudadana, poniendo las nue-
vas del suceso y las medidas adoptadas por él en co-
nocimiento de las autoridades militares. Reunida,
como por encanto, alguna fuerza de Milicia, man-
dó Cortina inmediatamente ocupar la casa de los
Consejos, el teatro de Oriente y otros edificios pró-
ximos .á Palacio, ordenando ta~bién que Ilne!iC1la~
dl'Ot1 de la misma, se situase á la espalda del Real
Alcázar.-Todos los ,milicianos, cou muy escasas
escepciones, corrian presurosos á las armas en' apo-
yo del gobierno del REGENTE, en el cual veian com-
batidos los principios proclamados y lriunfantes en


'setiembre de 1:840, l por lo tanto la libertad é io-
'dependencia de su patria. Es indudable que la acti-
tud imponente y casi unánime de la Milicia Nacio-
nal de Uadrid contuvo el progreso de la sedicion


,militar, alentó al gobierno y abatió á los subleva-
dos, en ocasion en que era tanto mas, importante
este efecto, cuanto que, ademas de los muchos ,ge-
(es militáres que estaban resueltamente comprome-
tidos á favor' del movimiento, habia olros tibios y
de fé dudosa, esperando no pocos de ellos á ver ve-




-283-
-nir los sucesos, ~n aquellas horas de CrlSlS, para
ponerse al lado del vencedor. }fenos entusiasmo y
ardimiento, aquella noche, en el . pueblo de Ma-
drid y en su valiente y decidida Milicia,. y el fuego
de la insurreccion tal vez hubiese cundido·entre los
cuerpos'de la guarnicion°, tan minados porlos cons-
piradores. A su actitud imponente y respetable y
al ,celo aislado de muchos distinguidos patricios,que
reunidos en la casa de Correos y en la de Villa, fo-
mentaban la resistencia; supliendo así ]a falta de ae-
cion que desde luego se notó, sobre todo, en las
Autoridades militares, debió sin duda la causa del
órden y de la libertad susalvacion en·áquella·.terri-
blenoebe.


Los bravos cazadores' del segundo. 'batallon de
Milicianos sostuvieron llD tiroteo en la calle de la
Almudena con los sublevados, del cual resultó á
aquellos la sensible pérdida de dQS muertos y .cua-
tro.heridos, entre estos su bizarro capiLan D. Juan
Migael de la Guardia j que tan eminentes servicios
babiapreslado tambioo á la causa nacional el L'hdc
seúemm-e, y que á consecuencia: de tás heridas que,
en medio del desórden y de) la ·.confusioD t récibió
en esta nocho del 7 de ocltib .. ~,murió á los pocos
,dias, sentido y llorado, por todos sus compatrio-
tas, no sin haber antes dado altas pruebas de no-
bleza y de generosidad á sus ad versarios., como de
patriotismo y de valor las habia ostentado siempre.




~284-
Pero de esto tendremos lugar de baWar despues.


..


La circunstancia de hallarse ejerciendo el im-
portantisimo cargo de capitan general del primer
üistrito elgeneral conde de Torre-Pando, anciano
respetable y adicto á la regencia de ESPARTERO, de
quien habia sido antiguo· compañero en América,
pero inepto por su ancianidad misma y por su ca-
rác~er, mucho mas, para funcionar en épocas tan
borrascosas como estas, en que la actividad, la vigi-
lancia, el valor y la destreza, han de ser dotes in-
separables de los depositarios del poder público,
hizo que, como bemos indicado arriba, se dejase
senti,. la debilidad: y la ¡naccion precisamente-en
dopde mas eran necesarias; resultando de aqul un
cargo de imprevision contra el gobierno, que ya
procuró él reconocer con la separacion del conde
verificada á los pocos di as. Sin embargo, y aunque
el gobernador Grases no· aventajaba mucho á la
primera autoridad militar en órden á las disposicio-
nes gubernativas de que llevamos hecho mérito;
aunque el ministro de la Guerra, el liberal, honrado
é inteligenteD. Ev'aristo San Miguel, no estuviese
tampoco en la mejor disposicion, por el estado de
su salud, y sobre todo, de su cabeza, UD tanto inse-
gura por los padecimientos que á este pundonoroso
y bizarro militar le han Acarreado sus buenos ser-
vicios en la campaña; á· pesar de esto, decimos, y
á pesar de todo cuanto ba publicado la imprenta




-285-
basta boy, y cuanto se dijo en )a tribuna para cen- .
surar al gobierno acusándole de imprevis-or y apá-
tico, por los sucesos de octubre, justo es confesar,
que á las disposiciones emanadas del palacio del
REGENTE y de la casa de Correos,en donde se cons-
tituyó aquella noche.el ministro de la Guerra, de-
hióse en gran parte que el buen espiritu de las
tropas de la guarnicion se mantuviese, sin que lle-
garan á romper los diques de la subordinacion, 'sino
Jos de la Princesa y la guardia esterior de Palacio,
que era del 2. 0 de cazadores prov.inciales. .Este re-
iuhado, que al fin se obtuvo, en medio del estado
peligrosísimo en que se hallaban casi todos 10i
cuerpos que guarnecian á Madrid, como los .que se
hallaban en sus inmediaciones, era todo lo que podia
esperarse y á cuanto podia aspirarse tambien aque-
lla noche. Declaracion es esta que la creemos du
justicia, y la juzgamos de la mayor importanCia.


Pero la autoridad que mas se distinguió por su
estraordinaria actividad y esquisito celo aquella no-
che, fué el geftl político D. Alfonso Escalanle. Sa-
bedor de que la insur.recciou habia estallado. por
el diputado á córtesD .. Luis Gonzalez Bravo, el
oficial de su secretaría D. José Rojas y el jóven Don
Cándido Nocedal, que fueron los primeros en noti-
ciarle el movimiento que acababan de emprender
Jos revolLosos , salió á la calle al punto, asistido de
Bravo, cuya solicitud é interés contra los insur-




-286-
reclos deberian do ser D1UJ grandes, PU!)S que dias
antes habíase ya "ofrecido ádisposicion' de .esta mis-
ma autoridad, para c.oÍljurar la tormenta que d.ecia
él, con razon, que amenazaba; y del j óven Noce-
dal, impelido tambienpor igual interés é iguales
miras que Bravo, y dirigiéronse los tres al Princi-
pal, en donde la autoridad política se puso de
acuerdo con el gefe de día y con las demas autori-
des militares. Seguidamente pasó Escalante al (lalacio
de Villa en donde halló reunido ya al ayuntamien-
to, cuya _ corporacion , á propuesta del mismo gefe
político, nombró una comision de, individuos de su
seno para que le acompañase y pudiese comunicar
á -aquel cuerpo ,sin perder momento, las disposi-
nes que la autoridad superior estimase oportunas,
dando cuenta á la vez de los sucesos que sobrevi:.
nieran. Reforzadas las guardias de la Villa y de
bandé"raS, pOl' disposicion tamLien del gefe, con'
una compañía de nacionales, partió aquel, seguido
de los comisionados del ayuntamiento y del Don
Luis Bravo, que no le déjó en toda la noche, olra
vez á la casa de Correos, en donde ordenó al jóven
diputado que pasase al ministerio de la Gobernacion
á dar parte verbal de cuanto ocurria. Con estrema
celeridad derezóse Bravo, á pié, á aquella secreta-
ría del Despacho, en donde no h¡¡!Ió ya al minis-
tro, quien á la salOn acompañ~ha al REGENTE DEL
REINO; pero habiendo participado sus nuevas al




-~87-
subsecretario, CDvi61e esto al ministerio de laGuer-·
ra, en donde se encontró todavía al general San
Miguel, ageno de 10 que pasaba; y oido por este el
relato, dirigiéronse los dos, el tninislro'J el dipu-
tado, á la casa de Correos. Seguidamente se dispuso
por el gefe político la lras\¡icion del ayuntamiento
fi la Casa-Panadería, en cUJo local se constituyó
en sesion permanente, habiéndosele unido los di-
putados provinciales Beroqui, Céspedes, Alonso,
Santos, Torres, Cortina, Angulo. Ocaña y.Velasco.
El segundo batallon de la Milicia ocupaba la Plaza
Ma)'or.


Así las cosas, oyéndose el conlínuo 'uugir de
las descargas hacia el real pala"cio, é ignorándose el
verdadero estado de la insurreccion, era preciso
verificar un reconocimiento. ocupando puntos cer-
canos y en observacion de los sublevados. Así lo


. creyó Escalante, y .lo propuso. prestándose él ade-
mas á ejecutar, como ejecutó. este oficio de eseu-:
cita, delicado y arriesgadísimo, propio. mas que
de paisanos, de militares; pero que no por eso
dejó de ser cumplidamente efectuado por la autori-
dad civil, en union con los. diputados á córlesLo-
pez, Gonzalez Bravo. Galvez Cañero y Gutierrez
de Ceballos, y los patriotas Orense, Inglada, Ber-
naheu, Tejada y Prato, quienes se encaminaron
l)or \a calle del Arenal á la plaza de Oriente, apro-
ximándose bastante al real palado, á punto de dis-




-288-
tinguir las voces y enterarse de algunas disp~sicio­
nes de los / sediciosos, tales ~omo la dé tomar
caballos de los de S. M. para trasportarla fuera de
la poblacion. Durante este peligroso reconocimiento
Jlroseguian aun las descargas. Terminado que hubo,
Tolviéronse todos al Principal, desde donde mar-
chó Escalanle á dar cUl'nta al DUQUE-REGENTE y á
los ministros de Gobernacion y Guerra que á la
sazon le acompañaban. Dado este paso, fué ya
fácil organizar la defensa de la capital, entrando las
autoridades todas, con conocimiento de la sedicion,
á obrar dentro el círculo de sus respectivas atri-
buciones.


El gran puehlo del 2 de mayo," del 7 de julio y
delt.° de setiembre, mostróse digno de sí mismo y
consecuente á sus gloriosas tradiciones en este 7 de
octubre. Ni un ~olo paisano fué á unirse á la causa
de los revoltosos : y aquella sedicion militar, pura-
mente militar en sus medíos. de egecucion, aunque
su origen é impulsos nos son..ya harto conocidos,
aislada y cercada en el Real Pa(ac~o, no le queda-
ba otro recurso que rendirse. El plleblo velaba y
r~probaba altamente una insurreccion qliC le llenó
de escándalo, por lo inmotivada, y por el modo
inusitado y violento de llevarla á cabo, atropellan-
do el trono los mismos que decian y pretendian sal-
-varle. La Milicia nacional hallábase dispuesta á de-
fender J~ libertad, la constitucion y la Reina,




-289-
objetos que veía en el mayor. peligro, si aquella no-
che triunfaban los rebeldes. Las tropas leales esta-
ban sobre las armas: fuertes retenes y grandes
avanzadas babíanse destacado: de ,todos los cue!'pos,
señaladamenle de la Milicia, para circuir el régio al-
cázar: y en esta actitud respetable y amenazadora
esper6se el di a, con el fin de evitar las desgracias
hijas de la confusion y de la oscuridad de la noche.


No quisieron esperar tanlo los caudillos de la
insurreccion: que haciendo,< á la desesperada, una
horr~ble descarga contra los alabarderos, y viendo
cuán infructuosos y estériles eran sus temerarios de-
signios, emprendieron la fuga á las dos de la mañana,
marchando Concha á la cabeza de dos compañías' de
la Princesa, y formando Leon con alguna caballe-
ría la retaguardia. Antes de emprender la fuga es-
tos gefes, habian hecho cuantas tentativas ponía en
sus manos la fuerza, auxiliada por la desespe-
racion, y los sugería la necesidad y la destre-
za; á fin de conseguir su criminal intento. No
solo redoblaron los fuegos desde la llegad!! del
general Leon, sino que, guiado Concha por. un
gentil - hombre y < algunas mas personas, d~ la
servidumbre de Palacio, buscó en vano por dife~
rentes puntos <llguna escalera secreta, que.le con-
dujera á la Real Cámara, para verificar así cómo-
damente el rapto de la Reina. Mas aunque tale$
medios existen realmente en la régia morada, ello es


'lOMo lV. 19




-290-
que: el aturdiQ,liento de .los unos, la torpeza de los
otros, "y quizás tambien, la fidelidad de algunos de
estos servidores J hicieron de todo punto infructuo-
sas tales tentativas, á las que puso fin la impacien-
da y la exasperacion.


El tutor de S. M. D. Agustin Argüelles J el
intendente de la real casa, D. Martín de los Heros,


. que sorprendidos al atravesar el patio, cayeron en
p.oder de los sublevados, estuvieron detenidos en
las caballerizas reales, logrando afortunadamente
evadirse por faTor de un oficial conocido, que so-
breponiéndose á sus culpables compromisos. y ocul.
tándose de sus compañeros. pudo facilitarles. la
buida, como lo verificaron trasladándose al Prin-
cipaL


La partida de los generales Concha y Leon. á
quienes acompañaron tambicn el brigadier Pezuela,
'j los dos hermanos, teniente coronel y coronel gra-
duado, D. Dámaso y D. José Fulgosio, fué tan poco
digna y caballerosa, cuanto que la realizaron de-
jando al brigadier Quiroga para que mandase la
fuerza que quedaba en Palacio, pretestándole que
iban á hacer un reconocimiento. Al salir Jos fugi-
tivos al campo del Moro. una avanzada de los con-
trarios les dió el «quién vive» al que contestaron
uronda mayor;» y cuando aquellos se les acercaron
para reconocerlos, rompieron los rebeldes á escape
no s"in perder alguna de ~u fuerza. Caminando há-




-291-
cia la puerta de Hierro, y á poca distancia de la
c6rle, fueron cargados por dos escuadrones al man-
do del brigadier Lemmery que solo pudo lograr
dispersar á los gefes y hacer prisioneros algunos
soldados.


Al ver Quiroga la sangrienta burla de que iba
á ser víctima; tampoco quiso esperar mucho tiem-
po en Palacio ; y abandonaudo el puesto, en union
con el conde de Requena I escaparon los dos tam-
bien á buscar asilo en los campos.


Pocos mas eran de trescientos bombres Jos que
quedaron en Palacio, sin mas gefes que algunos
oficiales I entre ellos el teniente Boria. A las tres de
la mañana envió á decir esta fuerza A los gefes de
las que podemos llamar sitiadoras, que se dispu:"
siera de ella. Desde entonces ¡banse presentando ya
ante las filas de la lealtad algunos de aquellos se-
ducidos oficiales, que deploraban su suerte implo-
rando amparo y perdono


Al amanecer montó á caballo el REGENTE DEL
Ri:um '. rodeado de sus ayudantes y eslado maJor.
y seguido del regimiento de Luchana, del 2.0 de la
Guardia Real, los de Soria y Mallorca, alguna mas
infantería y caballerí~, y ocho piezas, entre ellas
tres obuses, asociándose le ademasel general Lorenzo
y el brigadier D. Martin Iriarte, que tan buenos
servicios habian prestado en la noche, guiando Jás
tropas que lenian cercado el Palacio y concenlra-





-292-
ron en él á los insurrectos, quienes se rindieron
ante la acatable presencia de este belicoso aparato,
haciendo su entrada ESPARTERO en el alcázar real,
evacuado ya por los sediciosos, y teñido con la san-
gre que en la escalera principal y en las grandes
galerías habian vertido muchos desgT.aciados, seña-
ladamente de entre los cazadores de la Princesa,
que tuvieron algunos muertos y bastantes heridos.
1\1ientras por una puerta entraha el DUQUE á pro-
digar algun consuelo á la Reina y á la Infanta,. con
las cuales salió al balcon á satisfacer la ansiedad de
las infinitas gentes que á aquella hora poblaban ya
el Palacio y sus cercanías, por .Ja olra sacaban en
parihnelas los cadáveres de los desgraciados que
fueron allí seducidos. A esteliempo era grande y
sorprendente la tranquilidad que se observaba ya en
toda la córtc. Las tropas de la guarnicion, fieles todas
á, la disciplina, retiráronse á sus cuarteles. Las.de
l3.s afueras, que eran tambien numerosísimas, apre-
suráronse á dar mue,stras de adhesion al gobierno
del DUQUE, reprobando al par la conducta de los
amotinados, con quienes sin embargo habíanse pues-
to antes de acuerdo algunos d,e sus gefes.La Mili-
cia nacional tambien se retiró á sus casas.


En el acto fueron indultados todos los indivi-
duos de tropa, y solo los sargentos quedaron, para
que en union con los oficiales y gefes, fuesen juz-
gados con arreglo á las inflexibles leyes militares.




-293-
El REliENTE DEL REINO publicó en esle dia un ma-


nifiesto dando cuenla al pais de tan horrendo aten-
tado, y anunciando que «el rigor de la ley caeria
.sobre los criminales ,;' sin escepcion alguna', en
.-cuanto dependiera de sus atribuciones.» . Anuncio
terrible, pero 'arrancado por el mismo' horror del
crímen al enojo de la justicia, en los primeros mo-
mentos de irritacion, el cual veremos no obstante
que tuvo fiel cumplimiento en las personas de al-
gunos. inforlunados.


Es digna de notarse aquí la contestacion que de
una manera improvisada dió la jóven reina I!¡abel
á la comision del ayuntamiento y de la diputacion
provincial que pasó á verla y felicitarla: en la maña-
na misma del 8. Despues de oir con la mayor aten-
cion al presidenle de entrambas corporaciones, el
gefe político, que rué quien la dirigió Ia'palabra en
los términos respetuosos y alusivos que son de su-
poner, contestó la Reina con la mayor serenidad,
resoludon y desembarazo, á pesar de la noche tre-
menda que habia sufrido, y no embargante I¡t cir-
cunstancia de sus' pocos años, estas textuales pa-
labras: '


« Yo os agrade.zco mucho este paso y 'lo que habeís
hecho por mí. Siempre he canfifl:do en el ayuntamien-
to de lIfadrid, y cuento con que delendereis mi per-
sona así como los derechos de la nacíon.»


La actividad y decision de los húsares y de




-294-
otros cQerpos de caballería destinados á la perse-
cucion de los fugiti vos, no menos que el celo de los
milicianos nacionales y ayuntamientos de IO'''Jl8-
hlos inmediatos á Madrid, á quienes el incansable
y prevenido gefe político Escalanle babia dirigido una
circular en la madrugada del 8. por~erederos, en-
c8tgáncloles la captura de los dispersos, produjeron
al 6n los resultados que el gobierno apetecia, y que
la apinioD pú,blica embravecida demandaba á gran-
des voces en aquellos instantes. La primera prision
que se hizo 1 de 10i que andaban demigados por los
campos, rué la de las brigadieres Quiroga y Re-
queDa, cogidos 911 A",vaca por el alcalde Marugan
y los decididos ~acionales de este pueblo. Singular
filé el modo. de que se hizo la captura de estos dos
caballeros brigadieres, EnTueItos en unas seras de
carbon atl\1lesaban el pueblo metidos ambos en un
carro, cual\do al presentarse el carretero· en una
tienda de comestibles. viósele comprar jamon y sa-
car para el pago. grandes monedas de oro. Como
esta c1as.e de gente~ no está acostumbrada á darse
tan buen tr.ato ni á U\anejal' tanto dinero, no pudo
menQS de lI"mar la alencion esta circunstancia, dan-
do márgen \3 indiscreta y gástrioa ocurrencia de los
escoDdidos 1 ~ que fueral\ registradas las seras por la
autoridad, ~ petioion de varios nacionales, quienes
hallaron con ef~clo a\ desenvolver aquellas los dos
personages. q~o con t<\n mala es.trella hahían aban-




-295-
donado, los últimos, á las tropas de Palacio, deses-
peranzados ya de que sus gefes superiores tornáran
á verlos, despues de prltcticar el supuesto recono-
cimiento.


Quiroga, sobre todo, derramaba lágrimas de
sentimiento y amargura , cuando le presentaron an-
te la autoridad política de la provincia, refiriendo
y lamentando el tal engaño de sus compañeros, con
tanlo mas motivo, cuanto que, segun él mismo
confesaba, tuvo varias ocasiones en que poder
abandonar el Palacio, aun antes que aquellos, sin
ser notado; permaneciendo no obstante en su puesto
por pundonor, á pesar del desconcierto graude en
que veia la insurreccion, y de las ninglmas espe-
raozas de buen éxito que podian vislumbrarse. En
cuanto á su compañero el conde de Requena, solo
diremos que su pusilanimidad y. apocamiento eran
tan grandes en las primeras horas de prision, que
amenguaba ya tanto anonadamiento, tanta mise-
ria. En un Jenguage gago, entrecortado y confu-
so, mezclado ademas con profundos y muy sentidos
sollozos. llevó su abajamiento, el jóven conde, hasta
el estremo censurable de pretender descargarse de
su delito de una manera oficiosa y estemporánea,
ante la misma autoridad civil y otras pe~sonas que
allí se encontraban, pretestando la circunstancia de
ser él de la servidumbre de Palacio y haberse pre-
sentado sin armas; y como si esto no bastára, es-




~296-
tendí~se luego basta acrimin'ar y denunciar, allí á sus
mismos compañeros, los que babia n concurrido con
ellas, entre los que incluia, este brigadier sin espa-
da, al otro que la babia llevado en mano al wgar del
combate y del peligro, y que al oir al conde, conten-
tábase solo con lanzarle algunas miradas, mas quede
despecho, de poco aprecio y de compasion. La pru-'
dente destreza, y circunspeccion del gefe político,
mediando al instante, puso fin á. esta desagradable
y singular' escena, que vino á agriar mas la situa-
cion, barto, enojosa, del brigadier Quiroga y
Frias.


,


Veamos la diversa suerte que cupo á los de mas
rebeldes fl1gado¡;. El general Concha, á quienarro-
jó el caballo en medio de la confusion producida
en su gente por los perseguidores, buscó asilo cn-
tre las malezas ~el rio junto al puente de San Fer-
nando. Al oscurecer del 8, entró en Madrid por la
pueda de Segovia, favorecido de su trage, y con la
misma serenidad que á igual bora, con escaSa di-
ferencia, habia entrado la noche anterior en Pala-
cio.En esta grande poblacion fuéle ya fácil guardar
su persona, ocultándose primero en la casa de nn
miliciano nacional, muy próxima al cuartel de San
Basilio, des pues en la del marqués de S., y por úl-
timo, en la casa de un grande de España, pariente
muy éercano de la familia real, desde donde se di-
rigió á una embéljada á fines de diciembre, partien-




-297-
do el 26 para Portugal, Inglaterra, Francia, y, de
aquí á Italia, estableciéndose al fin en la hermo-
sa ciudad de Florencia.


Menos afortunado que él , su compañero el des-
,graci~do conde de Belascoain, cayó en poder de las
tropas que le perseguian, para ser la mas ilustre
víctima sacrificada á la reparacion: de la justicia y
de la vindicta pública, y á la placacíon de sus con-
trarios. Errante y solo por los campo~, llamando
la atencion con su uniforme. y sin saber qué ruta
emprendería, tuvo ademas la desgracia de perder
el caballo, que reventó al sallar una zanja: y aun-
que la,suerte le favoreció algunas horas que andu-:-
vo á pié por la via de Valladolid, sin riesgo, en-
contránd03e á unos cazadores de la Guardia, que
lejos de apoderarse de él, vendiéronle un caballo.
y aun instaron por seguirle, á lo que se opuso el
general con empeño y teson, su mala estrella no
tardó en reaparecérsele • con la prcsentacion de una
,partida de húsares, al mando del comandante don
Pedro Lav-iiia, quienes habiéndote divisado y reco-
nocido, junto á Colmenar Viejo, hiciérons,e dueños
de él sin que opusiera la mas leve resistencia, ni
menos empleára medio alguno de seducdon con
aquellos soldados y aquel gefe, á quienes tantas ve:-
ces habia tenido á sus órdenes y conducido á la
victoria. Grande debia de ser su confianza ó su atur-
dimiento, cuando no echó de ver, en tan crítico




-2.98-
instante I la infausta suerte que le aPlenazaba!


A las once y media de la noche, es decir, á la
misma hora que en W. anterior babia penfllrado
Leon en el real, Palacio, entráronle en Madrid 19S
húsares, mandados por Laviiía y Caminero, quienes
conducían ademas á los Fu\gosios y otros oficiales,
cogidos junto al Pardo. El encargado de recibir á
108 presos, como hemos visto ya. era el gefe polí-
tico Escalaqte I el cual se condujo con lodos ellos,
enesta delicada y enojosa. mision, con una finura
y caballerosidad que eseede" todo elogio. El cOllde
de Belascoain estuvo 'Paseando ma!! de una hora eora
Cita autoridad en el cuartel de Santo Tomás, que
era el de Nacionales, punto en el cual se le babia
dispuesto la prision, sin que en la conversacion
sosteJlida que entretuvo todo aquel tiempo, y que
versó sobre materias indiferentes, tocasen nada á
la poHtica ,ni dijeran cosa alguna que tuviese la
mas lejana relacion con los recienles sucesos. Di-
ciéndole el gefe que tenia 6rden del gobierno para
facilitarle lodas las comodidades que fuesen com-
patibles con su seguridad, y hablándole de las me-
didas, que babia tomado relativas á la cama que ha-
bria.deproporcionar descanso al reo. contestó este,
que «estaba en la creencia de que ni aun tiempo le
«darían para usarla.» Este hecho nos presenta mas
inesplicable aun la conducta observada por Leon al
tiempo de entregarse á los húsares, Sin embargo,




-299-
tal vez no eS descaminado el pensar, que el lugar
en que se veiababria venido á mudar su pa-
recer.


Muchos 'fueron los fugados á quienes los perse-
guidores DO pudieron dar alcance. 1 que permane-
cierou ·oeultos hasta tomar tierra eslrangera. De
cllos. los principales por su graduacion, eran el
brigadier duque de San Cárlos, el de igual clase
D. JoaD Pezuela, los tenientes coroneles Nonvilas
y Garcia Quintana, los comandantes Marquesi, Ra-
banet y Leriundi. los capitanes Fontes y Ortega.
el gentil-hombre de Cámara de S. M. D. Rafael
Sancbet Torres, y varios otros oficiales de meoor
gra~o. Del coronel D. Fernando de Córdoba díjose
con fundamento que babia conspirado. y sin él, que
rué uno de los insurrectos "n la noche del 7. Pero
)0 qoe no admite duda es que fué de los fugados, ó
que permaneció (cual se ballaba anles) escondido,
despues de abortar la insurrecciono


Volvhmdo la visla al de Belascoain, diremos, que
al registrarle el gefe de los húsares, hallóle en los
bolsillos de una levita de paisano que llevaba en la
maleta, un documento -notable que figuró en el
proceso. Este documento singular era una carta que
:el infortunado conde babia escrito, ú autorizado
COO 80 firma, para dirigirla al DUQUE, la cual decia
de esta manera:


-Señor D. Baldomero Espartero. Muy señor




-300-
«(mio;' Habiéndome mandado S.M.,.la,reinaGober-
«nadora del Reino, Doña María Cristina de Bot:,bon,
((que restablezca su autoridad usurpada y hollada á
«consecuencia de sucesos que por coosider:feioh:. há-
«da V. me abstendré de calificar ,y como el.bonar
~y el deber no me permiten permanecer sordo á la,
«voz de la augusta princesa, en cuyo nombre y ha-
.. jo cuyo gobierno, ayudados por la nacion, hemos
«dado fin á la terrible lucba de los seis afios, para
"que no desconozca usted el móvil que me Il .. ma;
,(desenvainar una espada que siempre empleé, en
«!\erv~cio de mi Reina y de mi pa~ria, y DO en el de
«banderías ni privadas ambiciones, le noticio que
«en obedecimiento de las órdenes de' S.M. Y 'paTa
«bien del reino, he debido comunicl\r á tod.os los
~efes de los cuerpos del ejército, queSo M., ha~
(dlándose resuelta á recuperar el egercicio de su, au·
dorida.d. me previene llame al ejército. bajo su
"bandera, la bau~era de la leah,ad _ castellana, J lo
{<aperciba y disponga á cumplir las 6rdenes-que en
«su real nombre estoy encargado de, hacerle saber.»


\TEn su consecuencia, las leales provinciasYas00n:.
cegadas y el reino de Navarra t con todas las tropas
«que las guarnecen, á cuya cabeza Se halla .el ge-:-
«neral D. Leopoldo (fDonnell, se han decla:ri\d(l0D
«favor del restablecimiento de la legítimall.ulofidad
"de la Reina: y como los gefes de los' cuerpos que
«ocupan las demas, provincias del reino han oi-




-301-
«do 'igualmente la: voz del deber y del honor, y se
«hallan dispuestos á seguir la bandera de la leallad,
«el movimiento del Norte va á ser secundado por
«el d'eLMediodia y. del Este, y el gobierno salido
.de la rev,olucion de setiembre palpará bien pronto
«el desengaño de haber desconocido los sentimien-
(ttos de fidelidad á sus reyes y á las leyes patrias
«que animan al ejército yal pueblo español.»


«Comoesla situacion va necesariam~nte á po-
«Deryne en pugna con el poder de becho que usted
(~está egerciendo , antes que la suerte de las armas
«decidannll contienda que la justicia de la Provi-
"deocia tiene ya decretada, habla en mí el recuer-
«do de.qlle hemos sido amigos y compañeros, y de_o
,searia evitará V. el cotlilicto en que va á verse, á
'"la historia un egemplo de triste severidad, y ¿tl,
«pais el nuevo derramamjento de sangre espa-
«ñoIa;» .


«Consulte usted su corazon, y oiga á su concien-
llcia,anles de empeñar una lucba en la que el de-
«r.eubo no está' de parte de la causa á cuya ca-
«baza se\,baHa V l· ?olocado. Deje ese puesto que
«(la rebe.lion le 'ofreció, y que una equivocada no-
«cionde lo que falsamente creyó sin duda exigía
"'el interés público, pudo solo hacerle aceptar; y yo
«contaré todavía como un dia feliz aquel en que re-
«cibhindo en nombre de S. }f. la dcjacion de la
"autoridad revolucionaria que V. cgcrce, pueda ba-




-302-
«cer presente ála Reina que en algo ha contribul-
.do,V á reparar el mal que babia cansado ••


«Reciba V. con esta la última prueba de la amis-
«tad que n$)S ha unido, y la espresionde mi.deseo
.de encontrar todavia en V. los sentimientos deDo
«buen español, que son los que animan conslan-
«lemente á S. A. S. S. Q. B. S. M.-Diego Leon .•


Esta carta célebre, en la cual confesaba el con-
de de Belascoain su compromiso por la reina Cris-
tina, en cuyas manos habia él puesto su bonor, su
lealtad y hasta su existencia, y en la que ofrecia al
DUQUE, por todo premio de sus eminentes servi.
cios, un destierro perpétuo en pais eslraño ,ame-
nazándole ademas con la muerte si no se resignaba
á aceptár tan peregrino partido, fué entregada por
Laviña á ESPARTERO; Y leida por este, llamó al
presidente del Consejo para oir su parecer en la
materia. Era la primera noticia que' Gonzalez tenia
de este suceso. Su dictámen rué, que la carta debia
ser archivada en la secretaría de Estado, despues
de hacer de ella un reconocimiento legal, á fin de
que no se arguyera nunca de suplanlacion. El Rs-
GEI(TE entregó el papel al primer ministro, y este
le dió el destino que le habia sefialado; pero ha-
ciéndose notoria su existencia y su contenido, el 6s-
,cal de la causa le reclamó, obteniendo para los
efectos legales una copia certificada qQe fué ioroe-
flialamentc unida al proceso.




~303-
El curso de eslefué tan rápido como lo deman-


daban las circunstancias y la ansiedad pública, tao
vinmente escitada; pero tan 'sosegado á la vez, co-
mo lo exigian las saludables fórmulas de la ley, po-
cas Teces respetadas como en esta ocasiono Compo-
oiase el consejo de guerra permanente, nombrado
el 8 de octubre, que habia de resol ver las causas
formadas á los insurrectos de la noche del 7, del
teniente general,! gefe de escuadra D. Dionisio Ca-
paz,presidente, por renuncia de D. Fernando Go- ".~
mez Bulron, de los ~ariscales de campo D. Pedro ./:~\t.Hé~~
Mendez de Vigo, D. José Cortinez y Espinosa, donQO 1:
Nicolás Isidro, D. Pedro Ramirez, D. José Grases, ~ ;
del brigadier D. Ignacio Lopez Pinto. y del de ~'~¡.r,'\?~.1
igual clase D. Nicolás Minuisir, en calidad de
fiscal.


SuAtanciada por este la causa de los generales
Leon y Concba, ballóse ya en disposicion de ser
lista en el tribunal el 13 de octubre. A las doce
de este dia, prévia8 las ceremonias de costumbre,
reoniéronse los miembros del consejo en el gran
salon que servia de capiJIa en San Isidro, siendo
numerQsísimo el concurso de gentes que se agru-
paban dentro y fuera del edilicio. Profundo silen-
cio y un órden admirabl~ reinaban sin embargo allí
como en todos los ángulos de la poblacion. Nada
mas claro que la prueba de los delitos sometidoll al
fallo de aquellos jueecs. Nada mas terminante tam-




-304-;-
poco que el texto severo de las leyes militares.
Como era consiguiente, el fiscal pedia para los dos
gelleral~s la pena de ser pasados por las armas.


El infortunado Leon habia nombr'ado para ,su
defensor al mariscal de campo D .. Federico Ronca-
li, que fué uno de los generales que en la noche
del 7 sepresentaroil en el Principal á ofrecer, en
cumplimiento de su deber, su apoyo y su espada al
gobierno ( 1 ), Con voz sentida, y' derramando lá-
grimas, leyó aquel general u~a defensa de escaso
mérito, pues que no se elevó á grande altura, con-
forme al interés que el asunto inspiraba, vislo de11a-
uo del sentimiento, y aun de la razon tambien,
para ver de hacer callar el dictámen tremendo de
la ley; la cual defensa habia sido escrita por el jó-
ven abogado y diputado á Córtes D, Luis GQnzalez
Bravo, si bien debe advertirse que para el desem-
peño de este trabajo solo le fueron concedidas al-
gunas horas. Tambien el ilustre reo se presentó al
consejo á ampliar sus descargos y ver de atenuar
los graves fundamentos de 1" acusacion. Lo. mas no-
table de cuanto dijo, fué el prestar su reconocimien-
to á la carta que hemos transcrito, si bien indi-
có que tenia resuelto el devolverla· á Paris, pues
que no se habia decidido á hacer uso de ella,


(1) Roncali fué ademas uno de los primeros que solicita-
rOIl y obtuvieron de aquel gubiernu la condecoracion ó cruz
det 7 de Uctubre, concedida por decreto del 17 del mismll
mes.




-305'-
Sea lo que quiera de estas palabras del conde, siem- .
pre prueban ellas el alto origen de aquellas maqui-
naciones, ·en-las cuales vino á ser envuelto, como
instrumento y como víctima, este desgraciado.
Otras palabras añadió á su breve discurso que no
es posible omitir aquí: «El consejo me hará la j us~
«ticia de creer (dijo), que si yo hubiera sacado mi
-espada en el sentido que se supone (1), Y á la vis-
ata de ella me hubiera seguido aquella tropa (2)
"hubiera sido fácil que se me encontrase muerto
((entre ella; pero que ahandonase cobardemente á
.Ios que me hubieran se~uido, eso no, jamás; era
(,imposible.» Estas notables palabras, que encerra·
ban una alusion cruel, pero directamente encamina-·
da á alguno de los personages fugitivos, pronuncia.
das con el acento del desconsuelo y del despecho por
el valiente conde de Belascoain, produjeron viva sen·
sacion en las innumerables gentes que en el mayor
silencio le escuchaban.-En la confesion con cargos
habia manifestado Leon que un comisionado de Pa-
ris era quien se le habia presentado, para comuni-
carle las órdené~ del centro superior directivo.


Vuelto á la prision con las mismas precauciones
y aparato con que salió de ella para ser conducido
ante el consejo, quedó este deliberando, y resultó


(t) En el de sublevar las tropas contra eI gobierno.
(2) I,ás compañías de la Princesa.


TOM. IV. 20




-306"-:·
hacerlo en la form,a signiente: Los votos seslo,
quinto y cuarto, que eran de Lopez Pinto,' Grases y
Cortinez, condenaban á Concha á la última pena y á
Diego Lean á la inmediata; los restantes, tercero,
segundo, prímero y el del presidente, es decir, Ra-
mirez, Isidro, l\lendez Vigo y Capaz, igualando en
ambos reos la pena, decretaron al fin, que el conde
de Belascoain fuera pasado por- las -armas. Con el
dictámen del auditor, que era conforme á esta re-
solucion, pasó inmediatamente la causa al gobier-
no. A las pocas horas hallábase reunido el Tribu-
nal Supremo de Guerra y Marina para conceder ó
negar la aprohacion á la sentencia. Natural es Cl~eer,
sin que se advirtiera aquí, que un delincuente de
tanto séquito. que traía conmovidos y agitados los
ánimos deinfinilas genles, de todos los partidos, con
especialidad del suyo, temlría influencias poderosas
para reducir e\ ánimo é inclinar ó declinar la con-
ciencia de los jueces. Como en el Consejo, tambien
en e\ Supremo Tribunal mediaron poderosamente
estas influencias. Sin embargo, la suerte de Lean
estaba decretada; y lo estaba precisamente hasta
[lor sus mismos amigos. por aquellos que mas inte-
rés parecían mostrar en favor suyo, como tendre-
mos des pues ocasion de hacer notar. Y era, que
en el deplorable estado social nuestro, y e'n la si-
luacion turbulenta de los partidos, disponianse los
ánimos de tal suerte, y de tal manera hablaba tam-




-3ó7-
bien, con su sanguinosa Val, la ley terrible de la
milicia, que· apenas era dado á nadie el dejar de
creer reo de culpa irremisible y de pena capital III
desgraciado autor de tanto ct:ímcn.


Con efecto, reunido el Triburral, fafló por una'""
ni mirlad la aprob·acion de la fatal sentencia. Un ge-'
neral de aspecto a vieso y siniestro, adornado de to-
das sus Landa-s y placas, presentábllse por vez primera
en la Sab á funcionar como millistl'O, á pesar de
serlo desde mucho tiempo antes. Era el famoso
.conde de Casa-Mareta, que venia á paladear el fru-
to de las sangrientas discordias del partido liberal;
á votar la muerte de aquel á quien no supo ni he-
rir siquiera en los combates, del bra vo Leon, el
afamado conde de Belascoain !


Ya solo faltaba para la egecucion la firma del
REGENTE. En el uso de la alta prerogativa que so-
lo podia egerccr el depositario del poder Real, fija-
ron ya sus ojos, concentrando sus miradas y exlla-
lando lágrimas de amargura y de dolor, toda.s las
personas que intercedieron por la vida de uno de
los mas valientes generales espaiíoles. « i Indulgen-
«cia! i Pcrdon! I Gracia para el de Bclasco:.lin!))
eran las voces (loe resonaban en todas partés!-
Desde el lecho del dolor y la agonía levantábase
tambien suplicante y temhlorosa la voz del bizarro
y generoso Guardia, implorando ..... pidiendo alafia
para tan ilustre guerrero. -El bravo coronel don




,-3f)8~
Domingo Dulce, el héroe ,le la noche ,del 7, ofrece
igualmente una -escena interesante y pat.ética -en el
Alcázar Real, llevando de la mano á dos niñas huér-
fanas que el olro, Qiego Leon habia dejado al mo-
rir gl?riosamente en los campos de Barbaslro, y


'-que lloraban ahora la inminente pérdida de su se-
gundo Padre; y allegándose esta triste comitiva. au-
mentada con la presencia de la condesa de Mina, del
tutor y otras personas empleadas en Palacio, y pos-
trándose á los pié s de la jóven Reina, demandában-
la su alta proteccion y la mediacion de su grande
influjo para con el DUQUE-REGENTE, á fin de obte-
ner ~e este el anhelado perdon.-Muchos milicia-
nos nacionales firman una sentida esposicion con
igual obj eto.


Pero llega el mediodia del H, dices e PQr Ma-
drid que el general Leon esta en ca pilla. y así es
la verdad. El REGENTE DEL REINO habia aprobado
la sentencia. Mas todavía era posible revocarla. Aun
tenia lugar el uso de la mejor prcrogativa. Los es-
fuerzos para conseguirlo se redoblan en la propor-
cion misma en que se acerca el momento falal. En
tal) terrible situacion, el infortunado conde recono-
ce su err01' y ofrece servir en clase de ordenanza del
general ESPARTERO si se le perdona la vida, mos-
trando el mas grande arrepentimiento por su crí-
meno Todo es en vano: que el DUQUE DE LA VICTORIA,
dispuesto siempre á usar de clemencia y genero si-




-309-
dad con los ve-ncidos, siéntese en esta ocasion ofen-
dídopersonalmente; y llano es que las ofensas per-
sonales son las mas difícilés de perdonar. Por e~o es
tan glorioso el perdonarlasl Empero, el CONDE-Du-
QUE no se mostró entonces ganoso de esta gloria; y
su grande enojo y su estremada irritacion ,no da-
ban lugar á que se le hablase, ni aun siquiera por
sus ministros, de indulgencia; para con un general
á quien acusaba de ingrato (1) Y cuya carla le h¡¡-
bia producido una sensacion enconosa, muy difícil
de borrar.


(1) El general "teon habia hecho casi toda su carrera al
lado y baju la ma!' decidida protecCion del DUQUE, quien, á
pesar de con,iderarle como unu de sus primeros adversa-
rios políticos, jamás llegó á inlaginarse de él una tan hor-
rible defeccion. El aprecio con que le distinguia era gran-
de. Admitíale en su casa con tal franqueza, dias antes de
la rebelion, que largos ratos estaba 'el conde conversando
con el REGENTÉ, sentado al lado de su cama. En el mes
de setiembre hahíase presentado el general Roncali al mi-
nistro de la Gobernacion, Infante, manifestándole lo con-
veniente que seria alejar á Leon de ciertas relaciones peli-
grosas, para lo cúal juzgaha que el gobierno debiera darle
alguna ocupacion. Conferenció aquel ministro sohre la ma-
teria con el de la Guerra y "el REGRNTE, quienes se presta-
ron gl,lstosísimos á la demanda. ailadiendo el último estas
ó muy semejantes palabras: "SI, en obsequio de Leon haga-
mos cuanto sea posible hacer.u Todos convinieron en que
era preciso tambien ocurrir ¡i la escasez de medios pecu-
niarios en que vivia el conde, cuya circunstancia podria pre-
cipitarle en alguna senJa peligrosa, y le nombraron presi-
dente de la junta que se habia crearlo para mejorar la táctica
de caballería. Comunicado este acuerdo por et ministro In-
fante á Roncali, mostróse este contento del resultado de su
empeño, diciendo que iba á participárselo inmediatamente al
general Leon. Por lo que hace al DUQuB, no mostrándose aun
satisfecho de esta providencia, y conocedor adcmas de las ne-




-310-
El general Roncali pasó al palacio ducal la no-


che en que su amigo y defendido estaba en capilla,
á pedir al REGE:sTB gracia para el de Belascoain.
«No me es posible slllvar á Diego Leom»{ué la
respuesta que brotando lágrimas la dió el genera
ESPARTERO ........ Irritóse wn esto el suplicante, hasta
el estremo de <lspresar Sil enojo (lon frases un tan-
10 destempladas, diciéndole que desde aquel mo-
mento no contára para qada con 61 ni con sus com-
pañeros, que le volvían la espalda. Roncali, sin
embargo, enlrcgáhase entonces á un sentimionto
ciego, que obstruía su razon y le hacia olvidar sus
c;reencias y dQclrina~, c.onforqlc 4 las cuales fllé fu-
silado el general Leon; porque segun ellas y por la
roz misma del general ROIlcali, «Lus 'J?lunchas de lu


eesidades y los medios del agraciado, adoptó otra resolu-
don personal, sin dar cuenta de ella á los ministros. Lla-
mó á su secretario particular Gurrea, y entregándole mil du-
ros de su bolsillo privado, díjole que \luscára al punto al
conde y se los entregase, con el fin de aux.i liarle en sus
necesidades mas apremiantes {urgentes. Gurrea 110 encon-
tró á Leon en estos dias, que eran precisamente aquellos
en que mas se bullian los fautores de la i/lsurreccion; ~ien­
do esta la causa de que tanto este acto de generosidad del
CO:>1/lE-DuQlCft Gomo el otro ordenado tambie/l por él yacOt'-
dado por Su gobierno, /lO tuvierall efecto; pues que con ven-
eido· ESPARTERO moralmente de que el general Leon se ha·
liaba á la cabeza de los conjurados, revocó una y otra ór-
den. la oficial y la privada. Entonces fué cuando se le destinó
á Mérida de cuartel.-EI DUQUE estrañaba y sentia mucho
la falta del general en los dias anteriores al 7, á la visita
qne de costumbre, casi diaria, le hacia este desde que se
hallaba en Madrid.




-31-1-
-disciplina solo S8 lavan con sangre (t). Sentencia ter-
rible, con la cual ha venido ájustificar y sancionar
el desaconsejado defensor del conde, de Belascoain,
no ya solo con sus fatídicas palabras, si que tambieil
con elmayor escándaló de los hechos, laque pronun-
ció el Consejo y apr~bó 'el gobierno del REGENTE
contra aquel general infortunado. Los que de una
manera tan absoluta admiten, en la teoría y en la
práctica, este a·serlo célebre y notable del general
Roncali, prohijado por el asentimiento eipreso del
gobierno que imperaba en la citada época, y le
mantenía de ,Capitan General en uno de nuestros
distritos, no, tienen ya derecho alguno á censurar,
ni. menos acriminar al gobierno del DUQUE, por la
infausta muerte del conde de Belascoain·.


. Entregado este á sus devociones, viendo que no
hallaba proleccion en la tierra, procuró impetrarla
del ciclo, acogiéndose bajo la Je Nuestra Señora del
Milagro, cuya sagrada imágen pidió y le fué lleva-
da por su defensor, á quien ¡¡gradeció mucho Leon
un-tan piadoso consuelo.-A la una del día 15 de
oclubrede 1, SU , egeculóse, en las afueras de la
puerta de Toledo, esta fatal sentencia. El reo iba
conducido en una magniHca carretela ahierta, acom-


(1) Orden general dada por D. F. Uoncali al egército de
Valencia el 11 de noviembre de 18t5, despues del fusila-
miento de algunos sargentos y soldados por delito de iri-
surreccion, no tan grande como el perpetrado en la noche
del 7 de octuhre de 18U.




-312-
Páñadó del confesor y del general Roncali, y ala ..
via40 con el lujoso uniforme de los húsares. Gran-
des bandas, numerosas placas y cruces de distin-
cion, patentes signos de los altos be eh os que hahian
elevado su nombre á las regiones de la gloria en
alas de la fama, ~ubrian y embellecian su pecho ...
aquel pecho que tanto valor babia ostentado en los
combates, y al cual, dudaba Leon, conversando en
la capilla, si aun acertarian en aquella ocasion las
balas. Jóven de 31 años, de gallarda presencia y
valiente, llevado al patíbulo por nuestros ódios, por
nuestras pasiones, por nuestras rencorosas discor-
dias -políticas ,fuego devorador que atizan en Es-
paña enemigos propios y estraños, verdaderos au-
tores .... fautores cobardes del crÍmen que se iba
á castigar en aquel infeliz instrumento ..... ¿cómo
no había él de escilar simpatías? ¿ cómo no babia
de sentirse , y mucho, su temprana y ,-¡olenta
muerte? La voz de la justicia (jíase , . no ()hslante.
~on respeto; y un silencio sepulcral acompañaba á
la comitiva, durante su larga carrera, desde el cuar:"
tel de Santo Tomas hasla la antedicha puerta de To-
ledo, entre las innumerables gentes que por las ca-
lles, plazas y campos salian á verle marchar ó á pre ..
senciar aterradas el cruento sacrificio. Llegado el
fatal instante, volvian todos involuntariamente la
vista bácia la poblacion, como si todavía pudieran
esperar el anhelado indulto. j Vana esperanzal Que




· -313-
el REGENTE DEL REINO habia salido en la ma~ruga­
da de Madrid dirigiéndose al Pardo, con el fin de
sustraerse, una vez adoptada su resolucion, á los
grandes sinsabores que no :podria menos de pro-
porcionarle la borrendacatástrore.


«¡Con que al fin me hacen sucumbir 1» - dijo
Leon al descendet del carruage; J pidiendo ya la
última gracia ,que le cóncediesen el mandar el pi..,.
quete, con grande serenidad y valor flió él mismo
lA voz de i fuego l .••. y el soldado de Monte Jura, el
vencedor de Villarrobledo, el leon de Bcláscoain,
Diego Leon, en fin, era ya solo un mísero cadáver.
-Las tropas entre 1anto guardaban fidelidad y vigi-
lancia en sus cuarteles, donde habian estado durante
el acto sobre las armas. Un cuadro numeroso,
compuesto de estas y la Milicia. nacional, habian
formado en torno del cadalso. Los batalloncs dc cs-
ta última arma cubrian la carrera. Tcrminada la
ejec~don. retiráronso todas estas fuerzas, sin apa-
recer el menor síntoma de que la tranquilidad se
alterara.


Háse dicho "J escrito mucho sobre la suerte mal~
hadada que cupo al bravo Leon, y la conduela ob-
servada en tal ocasion por el DUQUE-REGENTE. El
espíritu de partido que lodo lo adultera, llevando
esta.:uestion á los estremos, solo prodiga alabanza
Ó l'ituperio, segun que la voz del interés falsea la
conciencia y la opinion en uno ú otro sentido. La




-314-°
historia. empero, que bebe el néctar sagrado de
la verdad en las cristalinas fuentes de una sana~ fi-
losofía, si considera esa cuestion delicada y dificil
en el terreno virginal de los principios. en los cua-
les, como en verdadero ,crisol, pruébase la bondad
ómaHcia de las acciones humanas, °sin escluir los
actos de los gobiernos, no puede dejar de condenar
el proceder del DUQUE DE LA VICTORIA, como opues-
to á los sentimientos y á las doctrinas humanitarias,
segun las cuales v¡Íse ya deslerr<lDdo de las nacio-
nes civilizadas el funesto abuso de la pena de muer-


° te, mucho mas, cuando se trata de crímenes que,
como el que nos ocupa, sí bien en sus medios lle-
van la violencia brutal, propia de las armas, en su
origen y tendencias tienen un carácler político.
Por eso, considerada de una manera absoluta )a
conduela del DUQUE en esta ocasion, aparece á to-
das luces censurable.


Pero viniendo á la aplicadon de tos principios,
á localizar, por decirlo así, la cueslion, á exami-
narla dentro el círculo de sus propias y peculiares
circunstancias, surgen ya de aquí varias otras cues-
tiones que modifican á veces en su esencia el fallo
de aquella, y en las cuales, como en todas las cues-
tiones morales acontece, la falta de da los fijos, ca-
paces de dar cumplida solucion al problema. la
apreciaciondiversa que suele hacerse de unos mis-
mos datos, srgull el interés, la pasion' y el senti-




-315-
miento tambien los miranhajo una Caz distinta, los
vuelos de la imaginacion que tanto daño suele ha':'
"Cet" á, la verdad en los i oidos de este órden, la
preocupacion, el hábito, el instinto esa condicion
"que noce Con cada" nno de nosotros, como inhe-
rente á nuestra naturaleza y procedente de nuestra
variada orgaoiz3cion , que determina, no menos que
)as causas (Iue anteceden, un diverso modo de ver,
es decir, de sentir y de opinar y de creer, de
emitir, en fin, nuestro juicio, nuestro dictámen,
acerca de esos puntos insondables del humano sa-
ber, cnlos cuales no es dado al ánimo estricarse
c-on igual facilidad que lo hace en los asuntos geomé-
tricos ,por egempló; todo esto, nacimos, ditkulta
cstraordinariamen.te la rcsolucion de ~sc "problema
moral, que tiene tantas, cuantos son los individuos
que le consideran.


En aquella actualidad crÍlica y penosisima , ¿era
político, era moralmente posible el indulto á favor
dél condo de Belascoain? Lo permitia el sumo gra-
dó de exaltacion que habia en la córle, y mas aun,
cnlas provincias? Podia otol'garse sin grave riesgo
de la tranquilidad general del pais, y de la vi"da de
muchas aIras inocentes vlctimas'l La insurreccion
de octubre, fuego activo de asolacion 'y de guerra
civil, apagado con la sangre de algunos desgracia-
dos, enlre ellos 01 ilustre conde ¿hubiera ,6 no,
cundido bajo un sistema de lenidad que empezase




-316-
por otp(}:rdoQ de este, que era ,el mas caracleriza-:
do; pero tambien el mas culpable de los reos? Y
cuenta. que indultado Leon , era una consecuencia
necesariá el indulto de todos los otros delincuentes.
Pues bien; segun el grado de nuestra ci vilizacion,se- ,
gun nuestras costumbres, segun las opiniones gene-
ralmente recibidas en el pais; seg un nuestras leyes,
segun lambien el estado de agitacion y de violencia
en que se hallan los ánimos do lodos l(}s españoles,
mucho mas, los afiliados en los partidos, cuando
acaba de eSlinguirse una gnerra cruel de siele años,
y se. arbola la bandera de oira nneva guerra, no
menos que en el alcázar real, tpuede cometerse tan-
to crímen .sin que haya efusion' de sangre? Neces;-
dad terrible, pero una necesidad, y no mas, una
desgracia es para todo gobierno el verse precisado
á hacer uso de esos meMos crueles que la razon re-
prueba, que el sentimionto abomina; pero que la
pasionpúbliéa. por decirlo así. que á veces es' un
medio bastardo de interpretar la voz de la j uslicia
universal, lo demanda, lo exige ¡ lo deternlina. El
gobi~rno éntonces no hace mas que obedecer al ir-
resistible imperio de una combinacion de circuns-
tancias ¡ enojosas todas. y muy superiores á su es-
fuerzo: llenar una dé las mas terribles condiciones
sociales. No es culpa de él, lo que es antes culpa de
otros mliclios. La muerte del infortunado I~eon que
ha dado que hacer, y con tanla injusticia, á tantas




-317:"-
plumas, d~be. pues,inculparse en.primer térmi;..
no, á los instigadores que tanto en Paris como en
Madrid le incitaron, cobardes, á perpetrar su crí-
men: debe en segundo lugar atribuirse á este mis~
mo crímen, de Índole irremisible, pues que él
era de lesa magestad, de lesa nacion: debe en ter-
cero achacarse á nuestra inculta y vici .. da socie-
dad, que aun conserva tal manera de castigar los
crímenes. El gobierno, fiel mandatario de ella,
cumple su mision con hacer que obre la ley, que es
la suprema voluntad de los asociados.


Pero hábJase de la gracia que, á pesar de
todo, suponen que debió otorgar á Leon el ge~
neral ESPARTERO: ¡ como si en los gobiernos re-
presentati vos fuera dado siempre, aun en el uso
de las reales prerogativa:;, seguir las inspiraciones
del corazon , sin miramiento y respeto alguno á las
opiniones dominantes! ¿Y quién habrá tan confiado


. en su criterio, que desdoblando los mas recónditos
pliegues del corazon humano, ose aventurar si el
REGENTE DEL REl~O, negándose á la real gracia de
indullo pedida para el valiente Leon por tantas per-
sonas influyentes, inclusa la Reina,' creyó cumplir
con el amargo deber que reclamaban la seguridad: de
las inslituciones liberales y la suya propia, ó bien,
se dejó llevar de un sentimiento ruin de celos,
\'e.nganza 6 envidia, como le atribuyen sus contra-
rios? Pero estos, que han revestido con artifici" el




-318-
cbratonptlro y ,irginalde -una reio¡( níña Cdn el
flangriento tr'age de esas y otras detestables pasio-
nes, haciéndola inUaecesib'le • i mas aún que- el sol·
dado. de forluna, el eapitan elldurecido y malave'"
zado en la guerra I á los senttmientos sublimes de
abnegacion y de indulgencia, de gracia y de gene~
rosidad.., sancionando con su augusto nombre olras
egecuciones mas censurables y escandalosas que
la de Leon, pues que en ellas no ha intervenido la
aecion inescusable de la ley y sus sagradas fórmu-
las, no tienen ya derecho alguno á quejarse de la
muerte de aque~ , harto justificada y sancionada por
sus mismas palabras y por sus obras ~ por las doctri-
nas y por la administraciou práctica de los amigos
políticos, ósea, los verdaderos sacrificadores del
conde.


Acostumbrados nosotros á juzgar á fos hombres
públicos por el conjunto de sus actos administrati-
vos, creemos que el carácter templado y suave del·
presidente del consejo de Ministros, Gonzalez, la
deferencia suma que le tenian sus compaiieros, y
los sentimientos humanitarios de todos ellos, no ha-
brian permitiJo ní esa ui otra alguna egecucion,
sin emplear antes todos sus esfuerzos, á fin de mi-
tigar en lo posible el rigor de las leyes. templar
la irritacioll terrible del ánimo del DUQUE, y la efer-
vescencia grande de las pasiones ex.altadas ~on
aquellos funestos sucesos, que llegaron á ponerlas




--319"-
en tal estado de irascibilidad y encono, qoe ape-
nas bastaba ·la . autoridad, la aeeion enérgica del
gobierno, para bab·corlas de contener en los límites
de una legalidad estricta. Pero Gonzalez • que ha-
bia proclamado en la tribuna parlamentaria sus opi-
niones opuestas á la pena de muerte, y sus cóle-
gas, que conocían como él el estado crítico del pais,
resignáronse á proteger la marcha tranquila de las
Jeyes y de los tribunales, convencidos como esta-
han, los gobernantes, de que la alteracion de aque-
llas en cualquier sentido, causaría tristes y san-
grientas complicaciones al Estado.


Por olra parle, la muerte del general Leon
era el fruto natural, el resuhad~ que lógicamente
debia esperarse de la regencia única del general
ESPARTERO; es decir, de un poder político, consti-
tucional, basado solo en el elemento militar, en la
resultante preponderancia de la fuerza. Acaso el
elemento parlamentario, encarnado, cual debía de
estar segun nuestra opinion, en la regencia, hubie-
ra evitado tan grandes desastres. Y cuenta, que no es
válido el replicar que entonces, débil el poder é in-
sostenible, habrÍase dejado arrollar mas fácilmente
por los conjurados; porque ESPARTERO REGE;-¡TE fué
arrollado ¡,l/in, en dias posteriores; y una REGEN-
CIA de olro género, auxiliada por el fue"le brazo
del GENERAL ESPARTERO comandando las tropas, so-
bre las cuales habria conservado su antigua ínfluen-




-320'--
da 7 $U prestigio, libre ademasde Jos tiros que en
el poder le asestaron los partidos !'sltemos, lal vez
hubiera podido sostener mejor los embates de la
reaccion y la anarquía Murió, pues, Leon, como
era consiguiente que muriese QIl general que se re-
bela contra otro (¡UO egerce el poder 8upremo, y
que en la rudeza de los campamentos no habia
aprendido otro medio de decidir tales querellas, si-
no con el plomo y el fuego. Regencia militar, solo
militarmúnte podia obrar la del general ESPARTERO.
Exigir otra cosa, es exigir el imposible. Tambien
Leon se insurreccionó militarmente, pedazando en
mil trozos las leyes severas de Sil instituto: y «las
manchas de la disciplina, suelen decir los militares,
como ha dicho su defensor, el olvidadizo general
Roncali, 8010 coi¿ sangre se tat'an.» No deben, pues,
quejarse de un proceder que es inhereute á la ín-
dole, á la esencia misma de aquel poder, los que
con sus votos contribuyeron á crearle (1 ).


(1) En su respeetivo lugar hemos dicho que los senado~
res moderados votaron la regencia única del general ESPAR-
TERO; Cuando este se hallaba en los postreros di as de su
poder, sabemos que, abrumado.sin duda por su enorme peso,
lamentlihase de él y decia á alguno de sus amigos, que no
parecia sino que sus contrarios habian querido cúlocarle allí,
para batirle y derrocarle mas fácilmente. El DUQUE citaba
en esta ocasion la votacíon significativa de los senadores re-
trógrados y la venida de Olózaga procedente de Paris, en
cuya ('órte ejercia las funciones de ministro plenipotenciario,
y. desde donde venia singularmente aticionado al triunfo de
la regencia única. Olózaga es de suponer que entonces ha-
hríasc puest~ de acuerdo sobre este importante asunto con
el guuicrno de Luis Felipe. Tal al menos era la creencia que
en la citada cpoe" abrigaba el general ESPARTEDO.




-321~
Tampoco debe implorarse la generosidad como


para empeñar el caballerismo de los perdonados,
creyendo que estos quedarian mas obligados á la
obediencia, por ley de honor, ó estimulados por la
gratitud: que los parciales de la reina Cristina eran
caballeros de tal Jinage, que á nada se creían obli-
gados jamás; con tal de servir los intereses y el
deseo de su augusta Señora. Y para que no sea vis-
to que este nuestro juicio es apasionado é inexacto,
citaremos aquí algunos becbos que no carecen de
importancia hist6rica, contribuyendo mucho tam-
hien á fijar la opillion sobre estos sucesos y sobre
la conducta, tolerante asaz, que observ6 entonces
el gobierno del DUQUE.


Ya bemos hablado de las consideraciones que este
dispensaba al general teon des pues de su venida de
FrancÍ:! it disfrutar el cuartel en Madrid, de los suce-
sos personales que mediaron con su secretario Gur-
rea y la prelension del general Roncali, babiendo vis-
to despues las tornas que en el infortunado conde
de Belascoain encontraron todas estas mercedes del
general ESPARTERO en la memorable noche del 7.
Citaremos ahora otros casos de naturaleza análoga.
Sabia el gobierno, como va dicho, antes de que la
rcbelion estallára, que los conjurados trabajaban
para derrocarIe. El general Infante, ministro de la'
GobernacioD, que conocia ti D. Manuel Montes de
Oea, noticioso de que en la casa de este se celcbra-
TO~1. lV. 21




--322-
ban reuniones clandestinas, á las cuales concurrían
el general Leon y varios otros personages de alta
cuenta entre los enemigos de la situacíon, hizo avi-
sar al ex-ministro de Marina. á fin de que ~e abs-
tuviera de proseguir apadrinando las dichas reunio-
nes que eJ de Gobernacion sabia eran contrarias á
las leyes y al gobierno; y le añadió: (que á un caba-
«(llero bastábale este aviso amistoso.» Eran los últi-
mos días de setiembre cuando esto pasaba. En la
noche siguiente á aquel en que Infante habia dado el
a'Viso, saliendo este ministro de su casa, acompaña-
do de un amigo, advirtió que le llamaban. Detúvose
un instante, y no tardó en advertir que quien le dis-
traia la atencion era Montes de Oca. Quedaron so-
los, el ministro y el conspirador, y no queriendo es-
te entrar en la casa que aquel le ofreci6, trasladá-
ronse á la inmediata plaza de Oriente, donde dieron
algunos paseos, durante los cuales decía Montes á
Infante, apretándole la mano, estas 6 muy seme-
jantes palabras: ((Agradezco á usted infinito la ad-
(~vertencia que me ha hecho, y no dude qUe procu-
ceraré aprovecharla; pero ruego á usted que no lo
~sepa nadie, porque no ignora lo intolerantes que
«(son los partidos.)) -«Nada de lo que entre noso-
«tros ha pasado llegará á conocimiento de persona
«alguna, ni aun de mis cólegas siquiera,» contestó
Infantc.- "Pues bien: como prueba de mis deseos
,,( añadió M. de Oca) de no mezclarme en cosas po-




-32.3-
«líticas, ruego á usted que haga se me dé un pasa-
«porte por el ministro de ~fari~a para salir de Ma-
«drid.)) - «Asi lo haré (dijo el de Gobernacion) :
«véase usted coo el general Camb~ pasado maña-
«na:)) y terminada la entrevista, despidióse Oca de
IUfante diciendo con ahinco :-«pocas personas ha-
«brá que estimen al REGE,,"TE mas que yo.)) -Pre-
sentóse en efecto el dia convenido D. Manuel Mon-
tes de Oca al ministro de Marina, pidiéndole un pasa-
porte para el Escorial, en donde permaneció poco
tiempo; mas vuelto á la córte, no tardó en presen-
társele segunda vez suplicando le cóncediese la re-
habilitacion de aquel documento para trasladarse á la
ciudad deBurgos. Tambien accedió gustoso á esta de-
manda el ministro de ~farina, si bien, despues de ha~
berle entregado el papel, díjole sonriendo: «Usted
«no será enemigo del gobierno ni obrará contra éLu
- «Señor don Andrés (replicó con calor lUontes de
Oca) , si se desconfia de mí, no quiero el pasa por-
«te:" y se le devolvia al ministro, quien se apre-
suró á contestarle diciendo: «Nada de eso, úselo
«usted, que para mí basta su palabra de caballero.»)
Muy pocos di as habian transcurrido, despues de es-
tas curiosas y notables escenas, cuando el D. Ma-
nuel leyanla La la bandera de rebelion contra el
gobierno del Dt:QUE en la ciudad de nloria, donde
es fama que se vanagloriaba de haber engaiiado á los
ministros. Tenemos Il10tivos para asegurar que el de




-324-
Gobernacion, mientras vivió Montes de Oca, á na-
die dijo lo que le habia ofrecido callar.


Habíase negado· la regencia provisional á que
D. Pedro Egañ~, individuo nombr·ado por .la pro-
vincia de Alava , para en union con otros formar la
junta que habia de entender en el arreglo de los
fueros, tomase posesion de aquel cargo, por razo-
nes que estimó prudentes y justificadas; y como no
se procediese á un nuevo nombramiento, el primer
ministerio del REGENTE instó en vano para que así
se efectuase. Egaña entre tanto, plei Leuba en Madrid
por su habilitacion. Así las cosas, en los últimos
di as de setiembre 6 primeros de octubre, presen-
t6se aquel al ministro de la Gobernacion, á quien
por dos veces dió tales esplicaciones y ofreció tan
grandes seguridades de fidelidad y de adhcsion al
gobierno del REGENTE, que Infante no pudo menos
de decirle quepropondria inmediatamente á S. A. el
que se admitiese como tal comisionado á aquel ca-
ballero. Diéronsc, con efecto, al instante las 6rde-
nes oportunas; mas cuando fueron á comuniCi.Ír-
selas, ya el D., Pedro Egaña no se hallaba en 1\la-
drid. A los muy' pocos dias apareció en Vitoria,
titulándose ministro de Justicia entre los suhle-
vados.


Corrian tambien los dias de setiembre de esl¡~
año 41, cuando las autoridades de Valladolid die-
ron parte al gobierno de cónw algulIJs personas se




-325-
movian y trabajaban con fines siniestros. Lo vago
de esta acusacion obligó á aquel á contestar á, sus
agentes de dicha provincia, que se guardaran bien
de proceder contra persona alguna sin obtener an-
tes suficientes pruebas de culpabilidad, para obrar
conforme á ley; pues que la simple manifesta-
cion de una opinion política no debia reputarse por
delito. El general Clavería, que debió ser sin duda
uno de los aludidos, escribió al ministro Infante
una carta particular, en la cual decia; que si algo
habian noticiado contra él, le calumniaban; y al
propio tiempo le pedia que influyese con el minis-
tro de la Guerra, á fin de que le mandase una li-
cencia para pasar 'á su pais natal, que es la provin-
cia de Gui púzcoa, con el solo objeto, añadia, de
arreglar asuntos particulares. El de Gobernacion
gestionó; el de Guerra dió sin escusa y sin de-
mora la licencia; Infante la remitió; Clavería par-
tió con ella de Valladolid; y al poco tiempo era uno
de los insurrectos en Vitoria, al lado de los dos an-
teriores, y formando parte de aquel malhadado go-
bierno provisional con el título de ministro de la
Guerra.


Hallábase el general D. Leopoldo O'Donnell dis-
frutando real licencia en el vecino reino de Fran-
cia, desde donde escribió al ministro de la Gober-
nacion, con quien le unian particulares relaciones
de amistad, pidiendo se le concediese pasar de




-326-
cuartel á la villa de Bilbao. Mas como fuese ya este
punto marcado en aquella sazon, como uno de los
focos mas activos de conspiracion contra el gobier-
no, y como el ministro estimaba sínceramente al
D. Leopoldo, conlestóle que no le convenía por
ningun conceplo ir á Bilbao; que señalase cualquier
otro punto, incluso Madrid, y se le. concederia
inmediatamente; pues que el DUQUE DE LA VICTO-
RIA le habia mostrado grandes deseos de compla-
cerle, estimando siempre en mucho los buenos ser-
vicios prestados' por él en la última campaña. Con
efecto, sabemos que el REGENTE DEL REINO, antes
de los sucesos de octubrp., pensó dár un destino mi-
litar de importancia al general O'Donnell, Este pi-
dió su cuartel para Pamplona, viendo que no le
obtenia para Bilbao: fuéle concedido, trasladóst á
aquella plaza, y al poco tiempo levantó el estandar-
te de la rebelion en los muros de la ciudadela.


Era el hrigadier Quiroga y Frias uno de los mas
señalados y activos conspiradores que habia en la
córte; y aunque el gobierno 10 supo, contentóse so-
lo con señalarle su cuartel para Alicante, punto que,
segun manifestó Quiroga, no le convenia. Hízolo
así ver al ministro de la Gobernacion, con quien tu-
vo sobre el particular dos largas conferencias. {( Qué
«es, pues, lo que usted quiere?» le preguntó In-
fante~ ."Irme al momento de Madrid, si se me da
((cuartel para la CoruiíJ, que es mi pais natal,» con-




-32'7- '
testó Quiroga. Seguidamente le acompaiió el de la
Gobernacion al despacho del ministro de Guerra,
qui~n, en aquella misma noche obtuvo del REGEN~
TE el permiso, y al otro dia tuvo ya el brigadier su
cuartel para donde lo deseaba. De tal resultado rué
á dar las gracias al general Infante, á quien pidió y
de quien obtuvo carla de recomendacion para el
gefe político de la antedicha ciudad de la Coruña.
Pero bien léjos de hacer uso de esta órden y del
pasaporte, demoró la partida ocultándose unos
dias, y ya le vimos ser, uno de los primeros que
respondieron al grito de rebelion, ó que mas bien,
fueron á darle al palacio de la Reina en la noche
del 7.


El general Piquero, escribió de oficio al go-
bierno en los postreros días de setiembre, ofrecién~
dose con todas las tropas de su mando á sostener
la regéncia del DUQUE DE LA VICTORIA, Y aseguran~
do que si algun malvado osába levantar la voz, cor-
reria á castigarle, á impedir que se turbase otra
"Vez la hermosa paz que disfrutaba España. Muy po-
cos dias habian pasado, cuando este general volvió
la espalda al gobierno, contra el cual se rebelaron
él y algunas de sus tropas, las que pudo seducir,
olvidando sus protestas y juramentos, en la espre-
sada capital de Alava.


El brigadier La-Rocha, coronel del regimiento in~
fantería de Borbon, de quien nos hemos ya ocupado




-328'-
antes. oficiaba en agosto de este año al inspector
del arma, protestando tambien con energía y calor
grande fidelidad al gobierno del DUQUE. Y dando
término á su comunicacion de la manera siguiente:
«Yo aseguro á V. E .• Y V. E. si lo tuviese á bien
«podrá hacerlo al Exmo. Sr. ministro de la Guerra,
«que este regimiento jamás faltará á sus deberes,
«ni desmentirá nunca su estimacion y agradeci-
«miento al general invicto que lo condujera siem-
«pre á la victoria.» La-Rocha llevó adernas su hi-
pocresía. su adulacion y su engaño, hasta el punto
de solicitar particularmente del inspector, que
transcribiese el oficio á S. A. el REGENTE DEL REI-
NO. como así se verificó. Al poco tiempo, ese co-
ronel era de los primeros que al frenle de su cuer-
po, seducido por él, pronunciábase en rebelion
contra el gobierno en la capilal de Vizcaya.


El coronel D. José Oribe. que mandaba el regi-
miento Reina Gobernadora, ballábase en Salamanca
el 9 de octubre, cuando se tUYO conocimiento en
aquella capital de lo que habia ocurrido en el norte
-y en Madrid. Sin escrúpulo de ningun género firmó
el mismo dia un acta, en la cual, lodas las auto-
ridades y gefes de cuerpos que allí habia, acorda-
ron «aunar sus esfuerzos para rechazar á todo trance
«tan inicuas maq\linaciones, reiterando solemne-
«mente el juramento que hicieran de verte!" su san-
«gre mil y mil veces que necesario fuera, por 50S-




-329-
«t~ner ilesas la Constitucion del Estado, el ,trono
«Constitucion al de Dofia Isabel II, Y la regencia del
«Sermo. Sr. DUQUE DE LA VICTORIA'.» Este Oribe,
parecia merecer entonces tanta confianza, cuanto
que habiendo tenido el gobierno noticias oficiales
de que conspiraba, habiale separado del mando po-
cos dias antes; pero venido á :Madrid I fueron tales
las gestiones que hizo,. rodando varios dias por el
ministerio 4e la Guerra, tantas las profesiones dé fé
Y lasprolestll~ de adhesion y lealtad que hacia á
todo el que tenia paciencia de escucharle, que pre-
sentándose por fin al REGENTE ofreciósele con ren-
dimiento, y hasta con humillacioll I á punto de has-
tiarle y obligar á decir á ESPARTERO: «Basta, Ori-
«be, basta: vaya usted á mandar su regimiento, y
cor¡,fio en que cumplirá V. con su deber.)) - «¡Cómo si
(<cumpliré (contestó el brigadier) 1 en esta parte bien
«puede V. A. quedar completamente descuidado.»
Con efecto, el15 de octubre, es decir, seis d!as
despues de haber firmado la célebre acta en Sa-
lamanca, en donde babia becho alarde tambien
de los mismos principios y manifestado iguales
deseos que en Madrid, caminando junto á Toro COIl
algunas compañías de su regimiento, rebelóse con-
tra el REGENfE Y su gobierno, si bien, perseguido
al instante por el brigadier D. Francisco Osario,
comandante general de la provincia de Zamora,
vióse precisado á los pocos dias á huir para




-330-
ocultar su vergüenza en el vecino reino de Por-
tu~al.


Pero ¿. á qué- cansar mas la paciencia del lector
con la relacion de olros infinitos hechos que harian
estremadamenle largo este capítulo? Parecida haza-
ña á esas que hemos consignado hallaríamos en ca-
da uno, ú en la mayer parte, de los conspiradores
de octubre, de los hidalgos campeones de la reina
Cristina, quienes á cada paso alardeaban, la estraña
pretension de ostentar como blasones., lealtad, no-
bleza y caballerosidad. Bien que estas prendas, como
su amor al órden, su horror á los motines é insur-
recciones , corren par á par con su decantada y su-
prema inteligencia, las cuales todas quedan ya evi-
denciadas en este y otros capítulos de nuestra histo-
ria. ¡Lástima grande que nuestras discordias civil~s
hayan rebajado á tal punto el carácter. tan ennoble-
cido siempre, de los descendientes de Pelayo !


Bástenos empero lo dicho para probar que no
era'la generosidad el resorte de que mayor fruto
habria sacado aquel gobierno con gentes de tal laya,
cuales eran los conspiradores de octubre: y que si
púr alguna cosa se ha de inculpar al poder de en-
tonces. acaso fué por un esceso de tolerancia y de
esa misma generosidad, tan villanamente corres-
pondida,


Despues de la de Leon, todavía presenció Ma-
drid cuatro egecuciones de muerte. El brigadier




-331-
Quiroga, fué fusilado e) .i de noviembre; el coronel
D. Dámaso Fulgosio, el 7; el teniente de la prin-
cesa D. Mannel Baria, y el subteniente del mismo
cuerpo D. José Gobernado, el 9. El coronel gra-
duado D. José Fulgosio, hermano del muerto, fué
destinado al presidio de Ceuta, desde donde se fu-
gó al poco tiempo: el brigadier D. Vicente Alcá-
zar I conde de Roquena, por seis años á un castillo
de América: Norzagaray, deportado á las islas Ma-
rianas. Dos oficiales mas, de los que fueron apre-
bendidos, habian de sufrir la pena de muerte por
sentencia del. consejo; pero el ministro de Estado,
que dirigla á la sazon en Madrid las riendas del
gopierno, en ausencia del DUQUE, quien, como di-
remos despues, habia salido con direccion al N,or-
te, obtuvo el asentimiento de los de Gracia y Jus-
ticia, Hacienda y Marina, para conceder indulto
á aquellos desgraciados, cuyo crimen no estaba tan
probado como el de los que habian muerto ante-
riormente. Sobre su responsabilidad csp8cial, se-
gun ofreció á sus compañeros, publicó Gonzalez el
perdon y salvÓ la vida de los que se hallaban ya en
las gradas del patíbulo, siguiendo el rigor de las le-
yes, dando cuenta al REGENTE, con el decreto de in-
dulto, de esta determinacion; condenándole con co-
lores vivos tales escenas de sangre, que su corazon
deploraba, y pidiéndole que templase la impasible
ira de la justicia, porque así engrandecia su nom-




-332-
bre, honrando la causa liberal con un tan generoso y
noble testimonio. El ministro concluia manifestando
al REGE!iTE, que dejaría el puesto si no merecía su
aprobacion ese acto humanitario. El DUQUE contestó
desde Vitoria aprobando el indulto ministerial, J
conviniendo con todas las ideas que le babia e"s.:...
puesto el presidente del Consejo. -Otros de los con~
denados á muerte, como Pezuela, Marquesi, Non-
vilas, Rabanet, y Leriulldi, estaban prófugos.
Los demas fueron absueltos, 6 destinados á cumplir
su condena en las prisiones.


Tales fueron los efectos de la justida en Madrid
por los sucesos escandalosamente criminales de la
noche del 7. Es muy digno de anotarse aquí, qqe
ni estado de sitio, ni violencias, ni destierros arbi-
trarios, ni desafueros de ningun género, ni el me-
nor amago á la seguridad individual y demas dere-
chos constitucionales, se emplearon por el gobierno
para que las leyes y la autoridad conquistaran su
puesto: lao c6rle permaneci6 tranquila, y los tribu-
nales ordinarios desempeñaron sus funciones con
impasibilidad, instruyendo varias causas en averi-
guacion de aquellos sucesos, sin que, á pesar de las
mucbas acusaciones que hubo contra los infinitos
conspiradores que se ocultaban en la c6rte, y que á
consecuencia de la reaccion de 18-13 vinieron á fi-
gurar en altos destinos, resultase condenado ni uno
solo, pero sin que fuese separado tampoco un solo




-333-
magistrado por la Ínutilidad de sus procedimientos,
i Tan grande era el respeto que el gobierno mostra-
ba á las leyes, y la veneracion que manifestaba á
la justicia y á la independencia dp los ¡ueces t Ni
una sola vez influyó en sus fallos, nise mezcló en
los procedimientos judiciales, que creyó siempre
fuera de la órbita de sus atribuciones egecutivas.
Homenage es este, por lo que tiene de inusitado tal
proceder en nue3tros tiempos, que de buen grado
rendiría la historia al ministerio Gonzalez, si un es-
ceso de gencrosidad y de indulgencia, una toleran-
cia llevada al estremo, esa conducta lene y suave
en épocas tan turbulentas .y azarosas, no cediese
fliempre en daño de los gobiernos que así obran y
de las naciones agiladas por conspiradores perseve-
rantes y a.l1dar.es. El tiempo trajo al fin, aunque
tarde, el desengaiio.


Empero, ,,1 lado de esta mansedumbre, de esta
legalidad estricta, den:ro de la cual habíase pro-
puesto obrar el gobierno, bullian otras 'exigencias
de diverso género y en opuesto sentir; y fuerza es
confesar que la situacíon de aquel era embarazosa y
crítica; que si á alguno de los estremos habia de
inclinarse, es sin duda alguna mas meritorio que lo
hiciese al lado de la clemencia que al de la tiranía
y la crueldad. La efervescencia de las pasiones y el
engreimiento del triunfo, obrando de distinto modo
en el ánimo de algunos milicianos nacionales de la




"'-334-
c6rte; indugéronlos á que, pretestando la lentitud
de los procedimientos militares, censurasen al go-
bierno con acritud á punto de amenazar las vidas de
los desgTaciado~ que estaban sujetos á la voz de la
ley en las prisiones. Temerosos de un atentado que
empañara el lustre de tan esclarecida institucion, va-
rios comandantes presentáronse al presidente del
Consejo, Gonzalez, á hacerle ver la dificultad 6 im-
posibilidad ~e contener á los grupos descontenta-
dizos y turbulentos; pero el ministro. haciendo ga-
la de una energía laudable, les manifestó I(que el
gobierno .tenia un deber sagrado que cumplir con
la observancia estricta de las leyes, y el mas pro-
fundo respeto á la independencia de los tribuna-
les; y que antes pisarian los cadáveres de los mi-
nistros, que consentir estos que la f¡Jrocidad se
sustituyera á la ley: que el gobierno 110 permiti-
ria tampoco que la ber6ica Milicia de Madrid tro-
cára su brillante papel de triunfo por la nota in-
famante de verdugo; y que esperaba que en au-
sencia del REGENTF y de la guarnicion de Madrid,
que babia salido para las provincias Vascongadas,
no mancharia la alta reputacion que habia conquis-
tado en aquella jornada; concluyendo con decir,
que esperaba tambi~n del influjo y energía de los
comandantes, que sabrían contener á los díscolos
y conscnar la disciplina y honor de los batallo-
nes.» -Los comandantes Feliu, Escorial y otros,.




-335-
contestaron qua con efecto, emplearian sus esfuer-
zos contribuyendo lodos á consel'Var el 6rden pú-
blico y la observancia de las leyes. Así se verific6:
y la brillante Milicia de la c6rte no dió el menor
motivo á la alteracion del órdell, conservado en
aquellos dias por su esfuerzo y por el celo y ener-
gía de las autoridades.-Este hecho prueba cuán
grandes eran las dificultades con las cuales tenia el
gobierno que luchar, y cuán peligrosa toda reso-
lucion estrema que hubiera adoptad<l en aquellas
circunstancias. Por eso juzgamos nosotros que an-
duvo prudente y atinado en la via media que em-
prendió. distante de la crueldad, lejana tambien de
un sistema de debilidad de que indudablemente hu-·
hiera sido víctima. Vióse la energía conciliada en-
tonces COIl los fueros de la humanidad y de la jus-
ticia ,


Vencida la rebelion en Madrid, creyó el go-
bierno llegado el caso de que marchara al norte el
REGENTE DEL REINO, en donde campeaba aun aque-
lIa, capitaneada por O'Donnell y por la junta de
Vitoria. que presidia Montes de Oca. Asi lo hizo
el CONDE-DuQUE el 18 de octubre, despues de di-
rigir su voz al pais en un cstenso manifiesto, en el
cual decia : « A las armas, espaiiolcs; resuene, pues
que así lo quieren, en toda la península el grito de
guerra: J) y asistido de los ministros San Miguel é
Infante, PÚSOS() en pDsta en la ciudad de Búrgo:>,




-336-
en donde dió la organizacion conveniente y las
oportunas instrucciones á los generales de division
y gefes de brigada para obrar contra los rebeldes.
Conviene advertir que antes de este paso, con fe-
cha 9 del mismo mes, habíase decretado la forma-
cion de un ejército de operaciones con destino á
las provincias del norte, cuyo mando se confirió al
capitan general marqués d~ Rodil. Como los cris-
tinos insurrectos no tenian convicciones profundas
que defender, y el pais y la forluna volvian la es-
palda á sus ambiciones personales y á las sugestio-
Iles criminosas de homhres malvados, que aSÍ que-
rian encender de nuevo la guerra civil en Espaü~;
como se vieron aislados en esta ocasion los cobar-
des, los impotentes rclr,6grados; como los liberales
unidos eslrecbamenle, y atentos esta vez á la voz del
DUQUE, que en el citado manifiesto les decia : « En
«estos momentos de crísis, cuando nuestros enemi-
«(gos nQS provocan á la guerra, uníos á este solda-
«do que de español se precia, y de español libre,»
aprestáronse á rechazar la inÍcua agresion dll los
conjurados, olvidando entonces, como debieron
siempre olvidar, leves difereucias de principios (1)


(1) Era entonces muy consolador el ver como los progre-
sistas que desidia n det. gobierno y hasta los republicanos, re-
trocedieron espantados del peligro, y plegárollse á las filas
de aquel para defender la libertad amenazada. Justicia es esta
que no debe negar la historia á los partidos, cuya \:ordura en
esta oca5ioll libró á la España de males que •.• ¡ ojalá siempre
hubiera podido conjurar cumo entonces! Sina de ejemplo entre




-337-
resentimientos personales;. como por otra parte los
carlistas. en lo genera!', d~secharon las sugestiones
de los que solicitaron su influjo para derrocar al
CONDE- DUQUE (1); veremos que á la sola presen-
tacron, al amago sério de este en elnort~, la rebe-
lion sucúmbe, y aturdidos,y desbandados, losfac-
ciosas de Cristina, abandonan el campo, y queda
restablecido el órden y reconquistada otra vez la
paz, la libertad, por el noble DUQUE DE LA VICTORIA.


A ntes de la formacion del nuevo ejército del
Norte, hal)ia tomado el gobierno otras medidas
preventivas que fueron tambiende grande impor-
tancia: Lo inminente del peligro, á vista de las con-
tínuas notici!ls que acerca de la tramada conspira-


otros murhos que pudiéramos cifar, la conducta observada
por lus repuhlicanos de Terne!, D. Lorenzo Cebrian, D. Vic-
tor l'runcda y D. !\fanuel Lorente, quienes, al saber el
dia (i de octubre la insurreccion de Pamplona, publicaron
un manifiesto en que decian :-"Esta rebelion no puede tener
«otro objeto que el de derribar las instituciones liberales y
«conducirnos al despotismo. ¡Miserables! No se acuerdan de
"la leecion del 1.. de setiembre. Ignoran acaso que el pue-
.. blo quiere ser libre y lo será.»-«Ciudadanos: Se acabaron
«las disensiones. Mientras haya enemigos comunes que com-
«batir, todos unos, todos Hberctles. Unian y (uerza, sea ntles-
«tra diuisu·. Despues ·de la victoria tiempo quedará para
«dilucidar si es ó no éonvc'nj~nte el gobierno republicano.
«Nosolros marcharemos los primeros á combatir á los rebrl-
«des, iI defrllder con·nllestra sangre la Constitecioll de 1837.»
«Uberlad 6 muerte sea el grito universal lJ, -Al mismo res-
pondieron afol'luuadamenle en esta ocasioll todos los repu-
blicanos.


(1) Adcmas de la proclama de Cabrera que hemos inscrta-
,10 en otro lugar. es muy notable tambiell á este propósitu
la queD. Carlos dirigió á sus parciales, precisamente coa
la lIlisma fecha del (\ de octubre, en que hablaban los .rrpn-


10.\1. lV. ~~




-338-
cion reciWanse en Madrid de aquellas provincias,
obligó al ministro de la Guerra á enviar á Na.varra
al general D. Pedro Chacon, autorizado para adop-
tar cuantas providencias creyese oportunas, á fin de
paralizar el movimiento sedicioso. Esta resoluclon,
acordada en Consejo de ministros, lIeyúse á cabo
en la madrugada del 2 de' octu bre, saliendo Chacon,
asistido del coronel de E. M. D. Joaquín Moreno
de las Peñas, oficial de la secretaría, y encaminán-
dose á Burgos, á donde llegaron en la madrug,lda
del 4. Tan justificado era este paso. que ya en el
camino cruzaron los comisionados un correo C8-
traordinario que llevaba al gobierno la notiCia de
Pamplona. Uegados á la antigua ~apital de Castilla.
presentóse al instante al general Cha.con el coman-


blicanos de Teruel. El documento de Bourges decia de esta
m,allera: .


«Españoles fieles á mi causa! Un puñado de hombres am-
«biciosos acaban de levautar una bandera de guerra, apa-
((rentando querer combatir contra la usurpacion, ·siendo así
«que el nombre qne invocan es el de la verdadera 'Usurpa-
«dora de mis reales derechos y autoridad. Cerrad los oidos á
«sus sugestiones y á sus promesas: los hombres que han des-
«arrollado esa nueva bandera de desolacion y de sangre, se
«sirvierou de los mismos contra quienes IlOy nos quieren ha-
«eer pelear para arruinaros y para ponernos eu la situacion
<len que nos hallamos: Hoy quisieran servirse de vosotros
«para derribar y reemplazar á aquellos. Permaneced trall-
«quilas y resignados. Nuestra causa es mas sUllta y mas
«pura: del cielo bajará su triunfo cuando llegue la hora: y
«si sabemos permanecer puros de todo contacto con nuestros
«lDortales enemigos, que lo son de Dios y de su patria, la
«hora sOllará antes de mucho. Dejad á nuestros crueles per-
«seguidores que ~~ disputen nuestros despojos: mantclIcoS,
«repito, tranquilos y resignados, como vuestro rcy.-Cárlos.»




-339-
dante general de la provipcia, brigadier D. Matias
Casero, manifestándole haberse tambien sublevado
Vitoria ei dia anterior; La insurreccion amenazaba
estenderse por la vieja Castilla. En Burgos contaban
los conspiradores con la mayor 'parte de la guarni-
cion, compuesta de unos rest-o's del provincial ¡ un
batallon y una batería del 4. 0 departamento: y con
efecto, hacia dias que los síntomas se habian allí
manifesladoalarmantes; siendo verosímil que pa-
ra el alzamiento de aquella capital, solo se eS[lera-
ba á que se diese el grito en Vitoria j desde donde
se habia por fin adelantado alguna tropa insur-
recta, mezclada eon los miqueletes de Alava, hasta
cerca del puente de Miranda, en cuyo punto se ha-
llaban destacadas varias compañías del provincial de
Burgos, con las cuales contaban los sublevados.


La presencia, empero, del liberal ~ honrado
Chacon, la prudencia y tino de este digno gefe, y
la inmediata !le,gada del capitan general de Caslilb
l,a Vieja, D. Atanasio Aleson (1), con algunas fuer-
zas, no menos que el ardor y decision de los pro-


(1) Esta autoridad 8f1atecia, en el juicio ~uspicaz de al-
gUitOS, comll de fé vacilante y dudosa, entre otros motivos,
porque á pesar de las infinitas quejas y avisos autorizados
que se le dieron contra su se€retario de campada (el cual
se pasó al fin á los insurrectos), habíase resistido tenaz-
mente á sell8rarle, menospreciando siempre unas admonicio-
nes tan justificadas como saludables. A' pesar de esto, Aleson
ha sido uno de los generales que han guardado fidelidad y
cunsecuencia hasta cuncluir la causa del DUQUE.




-340-
gresistas de aquella ciudad (tan disti.ngúida siempré
que se trala de defender ó salvar las libertades).
entre los cuales señaláronse por su actílividad. su
energía y su celo, Collantes (D. Mariano), Arquia-
ga y Ruiz del Arbol, desconcertaron de todo pun-
to el plan de los sediciosos. Convocáronse y se pu-
sieron de acuerdo todas las autoridades; creóso u na .
junta de ·armamento y defensa, primer ege[~plo de
las que con el nombre de Juntas de vigilancia fo'r-
máronsc despues en esta olJasion en casi todas las
capitales de provincia, y que tan señalados servi-
cios prestaron al gobierno, fortaleciendo el espíritu
público y atcrrando á los conspiradores; hízose por
esta junta popular un lIamamiénto á toda la Milicia
nacional de I~ provincia; confiáronsela los puestos
mas importántes, interpolándola con la guarnicion
del castillo; y es indudable que esta actitud impo-
nente y espontánea de aquellos pueblos, ~scg\Jr6 el
árden público, y tuvo á raya é hizo inútiles los es-
fuerzos de los trastornadores.


Asegurado Búrgos, era preci~o á Chacoo trasla-
darse inmediatamente á Navarra; pero interceptado
el paso por Miranda de Ebro, y declal':.HIa Vitoria,
la direccion de aquel rué por Logroño. en donde
entro el () de oclubre. Si la presencia de este digno
general habia sido de un interés grande para corlar
en la antigua c6rte de Castilla los vuelos á la in-
surreccion, no rué menos eficaz y oportuno su in-




~3.U-
• flujo en la capital ~e la Rioja, en donde el coman-


o • o


dante general D. Bartolomé Amor debía secundar
el njovimiento. para lo cual contaba con el regi-
miento caballería de Borbon y párle del provincial
de Logroño.-Una revista que debia practicar el
coronel de aquel cuerpo D. José Concba en las cer-
canías de Briones. habia de 5er la ocasion y el medio
de comullicarse los insurrectos con los de Vitoria.
El general Chacon frustró tambien este movimiento.
Llamó al brigadier Zurbano , que á la sazon se ba-
Ilaba con alguna fu~rza del provincial en observa-
cion del cabecilla Ortigosa hácia Los Arcos, no du-
dan,do que el prestigio de aquel gere en la provincia
prevendria á los pueblos contra' la insurreccion,
poniéndose á sus órdenes iriucbo~ de los que babian
militado con él en la última guc,rra. Corno en Búr-
gos, tambien aquí se COIlVOCÓ á la Milicia Nacioual
de la provincia: de púsose al general Amor; dióse
curso á la licencia absoluta solicitada por Concha;
hiciéronse vario.s nombramientos que recayeron;
como es de suponer, en per~onas liberales; y por
último. haciendo uso del regimiento provincial de
Logroño. cuyo gere dió las mas grandes segurida-
des, se formó una columná á las órdenes de Zur-
hano, quien se dirigió á apodera'rse del puente de
Miranda; servicio importantísimo ejecutado por este
decidido y valiente gefe j des pues de haber batido
al cura de Dallo que mas tarde fué abandonado por




-342-
los roragidos que componiap su partida. El régi-
miento caballería de Borbon rué desmem\.rado: una
parte marchó á las órdenes de 'Zurbano; otra quedó
en Logroño; y la compañía de tiradores con otra
del primer escuadron, al mando del capitan Alvear,
recibieron órden de seguir al general Chacon unién-
dose despues á la caballería que el general Ayerbe
traía consigo desde Zaragoza.


En la noche del 7 recibió Chacon 'CO Logroño la
noticia de lo ocurrido en aquella capital del Aragon,
de donde habia salido furti~amente en la madrugada
del 5 el2.o regimiento de la Guardia Real que daba
allí guarnicion, seducido y guiado por el genera.
Borso di Carminati, quien, como· dijimos, habia
partido de :M:adrid' con este objeto t y por el briga-
dier coronel Lalorr.e, el cual, 01 vidando la palabra
de honor que con la mano puesta al pecho y con se-
ñales de la mas acendrada fidelidad al REGENTE ha-
bia dado al general Ayerbe en aqUélla misma tarde
delante de casi todas las autoridades y de los gefcs
de la milicia nacional zaragozana, cuando se trataba
de organizar la espedicion que al siguiente dia habia
de marchar. al mando de Ayerbe, contra los 'su-
blevados de Pamplona t obró en esta ocasion como
hemos visto qua obratlon casi todos los gefes insur-
rectos. Estos de la Guardia, gran refuerzo y espe-
ranza grande con que contaba el general O'Donnell,
fueron alcanzados por las tropas de Aycrbe junto




-3.\3-
á Gallul' , . en la via de Pa~plon3 l que es á donde
se encaminaban;. las clases de tropa, luego que
conocieron el engaño de sus gefes, arrestaron á la
mayor parte de estos y de los oficiales, facilitando
así el rendimiento de todos tres batallones me-
diante capitulacion. Condújose en este acto Ayerbe
con· grande benignidad, proveyendo de pasaporte
para sus ca~as á ciento cincuenta y cuatro oficiales,
y para Francia á veinte y dos gefes, enlre.los cua-
les iba comprendido el brigadier.-Borso di Car-
minali emprendi6 la fuga; pero habiendo caido en
poder de unos nacionales junto al pueblo de Mallen,
fué conducido de aquí á Borja, y por último, á Zara-
goza, en donde sufrió la últim~ pena, por senten-
cia de un consejo de guerra, elH de octubre. ¡Lás-
tima que tan bizarro capitan, á quien la causa de •
Isabel y la libertad española debió tan señalados
triunfos en la última campaña, en vez de mostrarse
pasivo en las disensiones intestinas que aquejan al
partido liberal de su patria adoptiva, se afiliase, im-
prudente, en una bandería ambiciosa y dementada,
que le proporcionó el marchitar sus glorias en nn
cadalso !-Tal fué el resultado de la rebelion inten-
tada y consumada apenas entre los aragoneses, los
cuales apresláronse todos, segun lo han de costum-
bre, á rechazar la sugestion y esfuerzo de los insur-
rectos, poniendo en breves dias bajo el pié de
guerra mas de diez mil hombres, que fueron á au-




"",,",344.,.-
mentar las buestes ,de Ay'erbe para confundir la re-
belion del norte que tanto respet~ rnosll'ó al suelo
zaragozano. .


Este fracaso de los del 2.° de la Guardia.: no
solo influyó siniestramenLe en el éxito de los suce-
sos de Pamplona, si que tambien contribuyó po~
derosamenLe á reprimir la audacia de los disident~s
de Logroiio, que se vieron forzados á converLirse
áfavor del órden,-El ca.pitan general de Aragon,
luego de babel' pacificado este antiguo reino, como
hubiese sido nombrado pdra mandar en gefe el
ejército que habia de operar en Navarra contra
O , Donnell, partió el 11 dirigiéndose bácia Pam-
plona,.por . Tafalla. Llevaba en su seguimiento
el 2. 0 de la Guardia, cuatro compaiiías del de
Africa. algunos caballos y una batería, obra. toda
ella, de UIIOS 3,000 hombres. Mas estas tropas, á pe-
sar de la prueba que acababan de dar de su buen
espíritu, no ofrecian prenda segura de subordina-
cion; puesto que algunas de ellas babian reciente-
mente esperimentado una crísís peligrosísillla, fu-
nesta siempre para la disciplina, Sin gefes ni ofi-
ciales suficientes para marchar al combate (háste-
nos decir que el 2.° regimiento iba mandado por un
.capitan), no era á propósito esta fuerza que guiaba
Ayerbe para introducir en ella buena ordenanza, ni
menos para realizar la empresa que babia acotne-
tido. Pero otra circunstancia mediaba adenIas para




-:--345,-:-
<¡ue no pudieran .proillctersc de ella'.grandes resul-
tados: que el n. Joaquin Ayerbe. ora fuese flor .su
carácter flex.ible, ó bicllporque , ~egun, se dijo 'en-
~onces, est\lviese iniciado en el plan de los enemigos,
manifestó deede el principiou,na contemporizacion,
JIn", blandl,Jra, que no le con~lituian el mas adecuado
para, el cargo gra vísimo·que ¡:e le habia conferido.


. EI8 salió Chacan para Nav~rr a, perno~tando en
Lerin. El 11 avistáronse ya este general y Ayerbe
en Tafalla, desde donde partiel'on el 12 encaminán-
.dose á Pamplona, hostilizada á la sazon horrible-
mente con el fuego ,de la ciudadela y con las apre-
miantes inlimaciones del rebelde O'Donn~11. Con
efecto, el dia 10, que es el cUlllpleaños de S. M. la
reina Isabel, quisieron solemnizarle los sublevados
rompiendo las hostilidades contra la plaza desde los
formidables muros de su ~iudadcla, por medio de
un bombardeo horroroso y nutl'ido, que empezó
á las ocho y media de la mañana, y con el cual pre-
tendian los rebeldes que le fuesen sometidos los
leales que habia en la plaza. ¡ Que así, con hierro y
fuego, querian imponer, estos moderados, el san-
griento y ugo de su dominacion! ¡ Tales eran los ra-
ciocinios que empleaban los inteligentes para obrar
el convencimienlo de los pueblos !Las balas del real
Palacio: las bombas de la ciudadela de Pamplona.
¡Hé aquí una oposicion justa y legal, propia de hom-
bres de órden, de ilustracion y de conciencia 1-




-.346:'-
Cuando- los defensores de la plaza. que resistian
con decísion y con valor la bárbara agresíon de los
subIe~ados, cuyas propuestas y parlamentos ,lesolan
y rechazaban desde el capitan general Rivero basta
la menor de las autoridades, supieron la llegada
de I,a columna á Noain, reanimáronse en alto
grado. •


A pesar de la grande resíst~ncia que oponía el
pais á la inícua empresa de una nueva guerra, to-
davía pudo reunir O'Donnell hasta unos 3,000 hom-
bres en aquel baluarte inespugnable. Parte de.estas
fuerzas, conjunloheterogéneo de paisanos y sol-
dados, quedó presidiándole: y las reslantes pasaron
con aquel gefe al valle de Ecbáuri, en la nocbe
del 11, con objeto de que sirviesen de núcleo y
punto de reuníon á. cuantos mozos sacasen de sus
casas las diferentes partidas enviadas al efecto. Es-
tas partidas emisarias y pesquisidoras comandában-
las el brigadier Ortigosa, antiguo gefe de lil caba-
llería de D. Cárlos. que, pasó á los Valles; el Rayo
que discurría por la Solana; y un bermano del ge-
neral que rué destinado á la Ribera. Pero era tal la
oposicion del país contra los perseverantes esfuerzos
de todas estas partidas, y tal su resistencia pasiva al
movimiento, que durante la noche fugábanse á 'sus
casas los que habian sido reclutados en el día: Así
quedaban ilusorias y frustradas las tentativas h'echas
por el incesable esfuerzo y la conocida actividad del




-3.t7-
j6ven general O'Donnell, sobre todo ,en las Amez-
cuas, sin que attimase el turbulento espíritu de este
valle el eiemplo del ~.o comandante del regimiento
infantería de Zangoza, D. Pablo Vegas, que hallán-
dosecon tres compañías de guarnicion en Estella,
las sac6 seducidas para unirse á los sublevados,
despues de haber escilado á los habitantes del men-


.


donado valle.
En ausencia de O'Donoell qued6 mandando en


)a ciudadela un gefe carlista de toda su confianza,
nombrado Azcarraga, del cual diremos, en honor
suyo, que se mostr6 mucho mas humano cop la
{lobl~cion de lo que habia sido el D. Leopoldo.-El
célebre partidario de los c~)Uslitucionales llamado el·
Mochuelo, auxiliado por alguna trop:\ de Gerona,
logró batir al carlista Ortigosa junto á Zizur Mayor,
ocasionándole alguna pérdida. Las tropas leales es-
tablecieron entonces fuerles destacamentQs en este
pueblo, en Cordobilla, Nuaspe y otros varios pun-
tos 'estratégicos'.


La situadon de Pamplona en los diez primeros
dias de la insurreccion, era estraordinariamenle
crítica. Los regimientos de Zaragoza y Estremadura
y el de cabtlllería del Pt'íncipe, hallábanse divididos
entre la ciudadela y la plaza. Solo el bizarro y leal
regimiento de Gerona sos tenia íntegro la causa CClns-
titucional , que era la del gobierno. Los rebeldes
ademas mantenian inteligencias en la poblacion, en




':"":"34.8-
QqnM,' no ;f':lltabanp.ersonas muy., rn¡:Ircadas como
ageJlte~ infatigables del bando retrógrado .. que es-
timuladas y alentadas. por el baron de Bigüezal y
D. N. Carriquiri, curábanse de promover, escisio-
nes en (') pueblo, emple<\ndo la sugestion y el so-
borno entre las clases de tropa. Tambien contaban
con .la aquiescencia y aun las influencias secretas
de muchos gefes de grailua«ion alt'amcnte compro-
metidos con O'Donel\. Mas estos conatos, sin em-
bargo, fueron neuiralizados por la constante vigi-
lancia, por el celo y tesan que desplcgaron las au-
toridades militares, civiles y de municipio, apoya-
das. .todas 'por las tropas leales, por la libre M!Iicia


, ;nacional y por un vecindado honrado y pacífico.
que rechazaba con indignacion las pretensiones ale-
ves de una nueva guerra. De todos modos, los acon-
tecimientos habian llegado en Navarra á un punto
tal, que ~in el descnlace de la insurreccion del 7 en
Madrid, y la pronla salida de tropas para las pro-
vincias, habria sin duda alguna tomado cuerpo y
vuelos la rebelion del norle, propagándose de allí
á otros puntos. señaladamente á Cataluña, en cuyo
cjército cncontraba numerosas simpatías.


El general ChacO n que hubo de notar tibieza en
el capilan general Rivera, ú mas bit'n, cscitado á
obrar por el inforllu~, un tanto exagerado, y apa-
sionado tal vez "de alguna ó algunas de las dernas
autoridades ( pórque debe advertirse que, para que




-349-
fuese mayor la falalida(l y mas grave el conllicloen
que á la sazon' se hallaba Pamplona, babia una la-
mentable y estrema discordancia enlre todasesta~),
le relev6 del mando (1) presentándole el nombra-
miento qUe él llevaba á'prevencion desde que salió
de Madrid, f entregándole inmediatamente, en ca-
lidad de inlerino, al segundo cabo, que- halo en-
tonces allí el mariscal de campo D. Joaquín Bayo-
na, porque el D. Pedro tenia precision de dejar la
plaza para atender á otros puntos de la provincia,
en donde Sil presencia era urgente y necesariá .


. El dia 13 fué atacada h guarnicionde Puente
la Reina, que se encerró en el foorte, viéndóse
obligada á ca pi tu lar con Ortigosa, quien al ftenfe
de unos 500 hombres se proponi"a sorprender las
pequciias guarniciones. ta iniciativa tomada así p~r
los subleyados y el peligro en que se veia Estella,
tan próxima al valle de Echauri, donde se hallaba
O'Donnell, determinaron á los generales Ayerbe y
Chacon á emprender la marcha á aquella ci udad,
para dejarla asegurada; no fuera que la ocupadon
de este punto importantísimo diese á los nuevos'ih-
surgentcs las ventajas que su situacion topográfica
proporcionó á los carlistas en la última campaña.


(1) El general Ribero pasó de aquÍ COIl mando ú Castilla.
rn consejo de guerra le absolvió meses despucs en la causa
formada, á prlidon su)"a , para investigar y juzgar la con-
¡Juj;ta obscrvaua lj¡)r esta autoridad duraute los sucesos Ut'
Pamplona. .




-350-
-El U salieron las tropas leales para Tafalla, y el
15 entraron en Artajona. Es~e movimiento tenia por
objeto cubrir la Ribera, presidiar los fuertes de
Mendigorría, Lárraga, y Lerin, y aumentar compe-
tentemente la dotacion de fuerzas en EsteBa, como
así se verificó, Noticiosos los dos generales ·del feliz
desenlal;e que para el pais y para el gobierno tuvo
la 'sedicion militar del 7 en Palacio 1 presumieron,
con fundamento; que no estaría ya lejano el dia en
que llegasen tropas numerosas al Norte', capaces
de sofocar en su cuna, sin que mediára efusion de
sangre, el movimiento insurreccional de las pro-
vinc~as Vascongadas y Navarra; siendo preferible,
á juicio de ellos, una prudente espera, á la eventua-
lidad de arriesgar una accion en el valle de Ecbáu-
ri, con tropas de organizacion defectuo~a, y un
tanto disminuidas, por la precision de cU,brir otras
atenciones, entre las cuales, y la gente deslucida
tambien y desigual que tenia comigo O'Donnell, es
verosímil que el combate hubiera sido de un efecto
sangriento y desastroso. Por otra parte, cualquier
incidente adverso á los de ESPARTERO, podria rea-
venlar las recien apagadas chispas de rebelion, y
convertir en provecho del bando carlista este alza-
miento de los cristinos: y cierto, que así hallamos
justificable la calculada inaceion en que se constitu-
yeron estas tropas hasta l'l 19 de octubre.


En este dia salió la columna' de EsteBa regrc-




-351-
sando á Pamplona; y en la tarde, el coronel More~
no de las Peñas· pasó á la ciudadela en clase de
parlamentario, y coneocargo de enterar al gober-
nador de la situacion desesperada de los insurrec-
tos, el.giro que habian tomado los negocios públicos
á fa,·or del REGENTE, Y la consiguiente necesidad
de rendirs~ en que debieran creerse ya los del fuer-
te. Azcarraga contestó oponiendo á estas noticias
otras contrarias; negándose, en fin, resueltamente
á someteterse, á pesar de que Moreno le amenaza-
ba con que iba á formalizarse un estrecho y rigoro-
so bloqueo. Cinco dias mas tarde varió el goberne-
dor de parecer.-El 21 se supo que el general
O'Donnell, desesperanzado ya de poder llevar ade-
lante la violenla obra de la restanracion, y abando-
nado de la mayor parte de los mozos del pais, que
á duras penas babia re.unido, salió P?r fin del va-
lle de Ecbáuri, en 1< .. noche ant.erior, y atravesando
por cerca de los Berrios. dirigíase á los valles de
Lezo y Ulzama. para aproximarse á la frontera de
Francia. En vista de esto. los tres batallones de
la Guardia, uno de Gerona, cuatro compaiiías de
Africa, dos escuadrones y una batería rodada, em ..
prendieron su movimiento desde VilIaba, la misma
tarde de121, en la direccion y seguimiento del gene-
ra\ ·cristino. Al dia siguiente, despues de una corta
delencionen Lanz, donde se confirmó la noticia lIe
babel' cruzado la columna insurrecta pocas horas au-


..




-352~
tes por el puerto de Donamane,debiendo caer hácia
Santisteban, pueblo del valle del Baztan, púsose la
division en marcha, subiendo el puerto de Velaté y
llegando á Elizondo muy cerrada la noche. Confirma-
das aquí las noticias anteriores, y sabedor Ayerbedel
moviento rápido que habia verificado O'Oonne\l,
desde Santisteban al puerto de Maya, dispuso que 'el
~oronel Moreno de las Peñas, con una columna
compuesta del primer batallon de Gerona, unos
veinte caballos y una partida de nacionales del Baz-
tan, se dirigiese al amanecer del 2;~ á Urdax por
el p citado puerto de Maya, en persecucion de
O'Donncll , y en la idea de, obligarle á aceptar el
combate ó internarse en Francia. Esta columna
de Moreno debia ser sostenida por el resto de las
fuerzas. Cuando se hubo ella aproximado al puerto,
viéronse ya 'l9S resultados del desconcierto grande
en que iba el enemigo, presentándose al gefe de
los perseguidores un escuadran del 1.0 ligero sin
oficiales, de los subl0vadi)s en Vitoria, y varios
soldados de infantería de Estremadura que hahian
abandonado á ü'Donnell en el momento de su en-
trada en Francia; siendo tal la precipitacioll con que
verificó el general rebelde su salida de Urdax, que
en medio de las calles se encontraron espadas, som-
hl'eros, maletas, y otros varios trofeos, aban'do-
nados en medio del azor<lmienlo y confusion que
presi(lieron á la fuga.




-253-
Moreno d,e las Peñas continuó hasta la a~uana


de Afioa, en donde avistándose con las autoridades
francesas, reclamó los caballos, armas y efectos
de gue"rra pertenecientes al Estado; viéndose en la
precision de ofici ... r al cónsul de S. M. en Bayona,
á fin de que impidiese la venta escandalosa de los
caballos, sobre todo, entre los cuales, solos 28, y
de los peores, consideraron las autoridades del ve-
cino reino, de acuerdo con los emigrados, como
propiedad de la nacion española.


A este tiempo veíanse ya frustrados en todas
partes los impróvidos intentos de la ciega ambicion,
disipándose como el humo, en donde quiera que ha-
bian estallado, las sediciones militares tan terribles
en su esplosion primera, como frágiles de. suyo en
los momentos sucesivos no hallándose apoyadas por
las masas. Ni podia ser otra cosa á vista de los pri-
meros pasos que dió en vago la insurreccion, y de
los grandes aprestos militares que por mar y tierra
agolpáronse en el norte para combatirla. Como los
generales que operaron en Navarra, tambien los que
tomaron á su cargo la invasion del país vasco. por la
Rioja y Castilla, llenaron· su mision pronta y cum-
plidamente. De modo que la espedicion del REGENTE
DEL REINO á las provincias vaSCO-llavarras, fué p
solo un paseo triunfal para gustar el placer de la
victoria. ¡ Pluguiese ,,1 cielo que no hubiera sido
necesario manchar, como en Madrid, las huellas


TOM. lV. 23 .




-354.-
de esta con la sangre, de algun<ts desgraciadO's!


La conducla desacordada, imprudente y frené-
tica del que se decia gefe del gobierno provisional
dci IO's rebeldes, D. Manuel MO'ntes de Oca, le O'ca-
sionó la borrenda catástrO'fe de morir en el cadalsO'.
La corta cuanto reducida dO'minacion de este jóven
apasiO'nado y violentO', señalóse por variO's actos que
no pO'dían reconocer o.tro términ,o que su prO'pia
desventura. fué uno de ellO's la bárbara y cruel re-
solucion de prender en VitO'ria al respetaLle anc"¡a-
no D. Juan Olafiela, padre políticO' del ministro de
Estado Gonzalez, á la señorita doña Luciana y á don
Mariano Olañeta, hermanO's políticos del mismo,
amenazándolO's cO'n la pérdida de sus vidas y co-
mellendo ademas la ferO'z osadía de comunicarlo
al presidente del Consejo, á quien se pretendía ohli-
gar, sin dnda , por este medio inícuO', ;Í un actO' de
felO'nía, cual era el de vender al REGE:S:TE y la cau-
sa pública, poniendo á tanto precio los sentimientos
mas preciosos de la naturaleza que encarnan' siem-
pre los sagrados vínculos de familia, Pero se equi-
vocó en su atroz designio aquel hombre iluso: que
Gonzalez , lejO's de apelar al despique de una repre-
salia, que se habria juzgado disculpable, poniendo
á buen recaudo la familia de Montes que residia en
la isla de I,eon, concretóse sO'lo á lO'mar algunas dis-
pOSICIOnes que condujeran á salvar á las afligidas
y consLernadas víctimas del encO'no y la venganza i




-35!,-
Y con qna entereza que le honra, despreció las
amenazas que sehacian á su querida familia, sin
hacer lraicion á los nobles !"oentimientos .iel entt'a-
fiable afecto y del amor que la con~agra , mostrán-
dose inflexible á tamaña~ exigencias, sin desoir un
momento la voz del honor y del deber, que en vano
sc pi'etendió ahogar en su conciencia y en su cora-
zon. La fuga precipitada del rebelde Montes puso
término á csta escena inusitada y slllvage. que no
dejó de tencr aun consecuencias desastrosas; po~que
si bien obtuvo, por t al medio. su liue.·tad aquella
inocente familia, lo horrible del suceso produjo una
tan notable allCl·acion en la salud del D. Juan, cuya
cdad no bajaba de 75 alios, que á los pocos m~scs
murió cn Madrid llevando á la lumba el senlÍmien-
lo de cuantos conocian las virtudes y el amor á la
libertad, que tanto distinguian á este .LJUcn pa-
tricio.


Pero la medida que mayor escándalo produjo, la
que realmente vino á labrar con su deshonra su in-
fortunio ~ fué la de poner á precio la cabeza del V.1-
liente brigadier Zurhano, porlIue este, tiel á lils
órdenes del gobierno y obtemperando á las circuns-
tancias , habia pasado por las armas á algunos mi-
ñones ala vescs que halló reclutaodQ mozos en el
país para armarios á favor ~e la rebelion yempren-
11er una nueva guerra.' No pensó ¡ el desgraciado!
que las medidas de lerror, inventadas en su ciego




-356-
frenesí por los partidos, lo mismo pueden .daiiar á
los unos que á los otros! No pensó seguramente,
que al empañar el lustre de su vida con tal borron,
é\ mismo iba á s'tr en breve .... víctima espi3\.oria
de la traicion que fomentaba, y aun pretendia ha-
lagar no menos que con el cebo del oro! i Lec(;ion
amarga, pero provechosa, si los hombres de parti-
do fuesen capaces de aprender! -Con efecto, res-
pondiendo, bárbaramente tambien. á esa voz omi-
nosa de la crueldad y la barbárie lanzada por Mon-
tes, y siguiendo el ejemplo de su ciego adversario
(que es desgracia de la debilídad nuestra imitar mas
bien la dureza y el rigor que la templanza y la ge-
ner¿s'idad), el general Rodil espidió otro hando el
18 de octubre en Búrgos, en el cu:ü tambien seña-
laba talla para la persona que se apoderase del co-
rifeo de la, rebelion, mediante un artículo que des-
tila sangre y dice de esta suerte: « Ofrezco die¡¡
mil duros en moneda efectiva al que me entregue
la persona de D. Manuel Monles de Oca, titulado
miembro del gobierno provisional, ó su cabeza: ya
que él ha ofrecido cinco mil por la del bizarro pa-
triota brigadier D. 1\Iartin ZUrballo..»


El medio no podia s~r mas abominable, pero
tampoco mas eficaz, tratándose de gente impía é in-
moral, como lo eran generalmente los afiliados it
la llueva bandera de guerra que arbolaba Montes de
Ü~L1. Así qu(', este infeliz, hostigado por ¡liS [rOp1\5




-357-
de Aleson que formaban la vanguar(lia de Rodil,
vióse forzado á abandonar la ciudad de Vitoria el
mismo dia 18 en que era pregonad.l su cabeza; y
privado del apoyo de sus tropas, qtre se apresura-
ron á pasarse á los leales, en la mañana del ~i­
guienle dia 19 cay ó en la red que él mismo habia fa-
cilitado incáuta mente á los traidores (siempre abor-
recibles, por mas que la insensatez de los hombres á
~·eces recompense su perfidia l, cogiéndole en Ve r":'
gara, en su misma cama é in defenso, los miñones
que formaban su escolta, quienes, llevados de afren-
tosa codicia, entregáronle inmediatamente nI ven-
cedor, para recibir el premio ofrecido á su traicion
y alelosía. Villano proceder el de aquellas almas Vc-
nlles, cuyos nombres no quiere perpetuar ,antes
bien, quisiera para siemllre borrar la historia; sin
que basle á disculpar la deslealtad de aquellos
m6nslruos el mismo crímen perpetrado pór Oca, ni
aun el haberla él fomentado con lamentable indis-
crecion , por los mismos medios que le condujeron
al patíbulo.-Aunque ibán con el D. Manuel los di..:.
putados Ciorroga y marqués de la Alameda, como
tambien D. Pedro Egaña (otro miembro del gobier-
no provisional l, solo se apoderaron los miñones de
aquel desdichado, pudiendó escapar los de mas á
Francia, porque el sacrificio d'e sus vidas lal vez no
habría ,·alido dinero, ú al menos, no se babia ofre-
cid-o á los aprehensores en el bando de RodiL .....




-358--
El 20 de octubre murió :M:ontes de Oca fusilado en
Vitoria y dando muestras de serenida(l y valor (1).


Empero si hubo rasgos de feloníll y de cruel-
dad en estos sllcesos. tambien los hubo de gene-
rosidad y abnegacion , ocupando un lugar distin-
guido, entre los infinitos mt'dios que 1115 personas
humanitarias y que formaban empeño por arrebatar
las víctimas al encono de la justicia, salvándolas de
su tremendll ira, cQmo hemos indicado que aconte-


(1) Al registrarle se le halló un papel sin fecha ni direc~
cion que no pudo hacer pedazos, pero acerca de cuyo eunte~
nido no se prestó á I¡acer revelacion alguna. E.te documento
llOtable decia así:


«Quince dias mortales me han t(lnido ustedes abandonado
de todo punto. en circunstancias tan azarosas y terribles.
Ni un fusil, ni uu relll, ni nna comunicaeion he podido con~
seguir á pesar de mis esfuerzos. Si hubiera tenido armas, y
sobre todo dinero, á esta hora contaría la causa de la reina
con un ejército de mas de 20,000 hombres, que huhieran hecho
iuaceesíbles las provincias á todos sus enemigos. Sin embargo,
aun no flaquclI mi COnstancia ni la de nuestro amigo el valien~
te N ...... aun podemos encencjer la guerra: si nos fllcilitan ar~
mas y dinero con largueza, pelearemos en estns montañas
contra los enemigos desleales basta vencer ó mur ir ; y si pro~
longamos la lucha, nuestro triunfu es seguro, porque pasadu
el primer espanto, s~ reanimarán nue!tros amigos, se inlla~
marán los cOUjbustibles que nsted sabe existen escondidos en
toda la nacion, y principalmente en el ejército, Cun recursos
se arma todo el pais: con ellos hay buenos confidentes, y
diez mil medios de seduccion ; y con recurso~, en fin, se alla~
narán todas las dificultades. y vendrán á nuestras manos todos
los elementos indispensables para la guerra.))


"Si se pierde esta coyuntura, 111 C8usa de nuestra reina se
)l\Indió para siempre; ni N ...... ni yo veremos en tal caso la
consumaríon de I~ cat~strofe; porque probablemente segllirl'-
mos ~ntes la sellda heróic¡l' ql!e nos ha trazado con su sangre
nuestro desgraciado J,con.»
. «Dígame usted francamente qué clase de auxilios podremos
!'fluardar d~l rSlerior, el estado de nuestras relaciones diplo~
,niÍlicas. y sobre todo, la voluntad de s ..... »




-359-
ció COII algunos de los insurrectos de Madrid, el si-
guiente ejemplo heróico de amor conyugal que no
es el primero de esta especie que relatan nuestras
crónicas.


Preso en las cárceles de Vitoria, cuando e~ta
ciudad estaba en posesion de las tropas de Rodil,
hallábase D. Eulogio Barbero-Quintero, quien, por
haber estado al servicio inmeditlto de Montes de
Oca en Jos breves di as de su mando, habia sido
aprehendido en los campos, sin darle lugar á que
penetrase en Francia, é iba á ser juzgado por la
comision militar conforme á sus leyes. El rigor de
estas y lo delicado y crítico de las circunstancias,
en los primeros ímpetus de la victoria { hacian te-
merlo todo por la suerte del D. Eulogio; Y su jó-
ven esposa, cUJo valor sin duda hermanaba bien
con el amor que á su consorte profesaba, decidióse
á salvarle á todo trance, poniendo en egecucion con
tanto heroismo como ástucia este ardid ¡¡ingular.
Incomunicado Quintero, haLía5ele permitido sola-
mente la entrada en el calabozo á una criada en las
horas de comer ¡ pero vestida su esposa con las ro-
pas de esta, toma en sus brazos á una niña que te-
nia de me~y medio, dirígese á la cárcel e~ltrc seis
y siele de la noche, y con tal disfraz fuéle . fácil pe-
netrar en la prision hurlando al centinela de vista.
Desnúdase con preci pitacion, y cambiando de trago
con su esposo, lo que no rué lampoco difícil por:




-360-
prestarse á eUo la e&tatura de este, dícele: « Anda,
ftDios le salve con mi bija, que yo -sufriré gustosa
«cualquiera pena, aunque sea la de muerte, con
«lal que vivais tú y ella.)J - Volvia á su puesto el
c()nlinela de vista, cuando salió Quintero con su


disfraz. y su hija en los brazos , pas'ando así por
todos los puestos. Una anchna de confianza le aguar-
daba por dísposicion de su esposa: la entregó la ni·
ña. y abandonando la ciudad desde aquel instante,
pisaba á los pocos días el suelo francés, no sin haber
corrido los grandes riesgos que ofrecia en su trán-
sito un país ocupado lodo por las tropas, viéndose
en el caso de vadear en noviembre á pié el 'Bida-
soa.-La admiracion, la gracia y la generosidad
vinieron á ocupar, á consecuencia de esle hecho no-
table; de qne no queremos privar á nue3tra histo-
ria, el lugar antes debido á la ley y á la justicia.
¡Loor á es la heroina, que su.po hacer una lan bella
usurpacion !


El primero que penetró en Vitoria despues de
la fuga de los rebeldes, fué Zurbano , que lo veri-
ficó en la mañana del 19 de oclubre. En la tarde del
mismo dia entró el general Aleson. El 22 fué reci-
bido en la misma ciudad, en mcdio dc· g¡andes acla-
maciones, el REGENTE DEL REIXO, acompañado de los
ministros de Guerra y Gobernacion, y del ins(l'Cc-
lor de milicias Linage. El general en gefe Rodil
había llegado lambien el dia antes á la capital de




-361-
Alava , desde donde partió el 23 con direccion á
Pamplona. Adelanlóse el valiente general Zurbano,
haciendo su entrada el 21 en la villa de Bilbao, que
habian.ya procurado evacuar con gran premura los
insurrecJos: y demigados estos, espanta(los y fu-
gitivos en todas direcciones, tomado 5U último
atrincheramiento de Puente la Reina el 25, Y ren~
didos en el mismo dia los sublevados que ocupaban
la ciudadela de Pamplona, considerábase ya á este
tiempo terminada la grande insurreccion de los mode-
rados, que cosl6 á la nacion • considerados solos los
gastos que hizo el gobierno con las tropas, no me-
nos que cuarenta millones de reales (l). Ocasion es
aquí de asentar que el gobierno no gastó ni un solo
real en espionage: en lo cual. unos hallarán se'-
ñalado motivo de alabanza. otros de censura á aquel
ministerio (2). Pero en lo que nadie pod rá encontrar


(1) Las cuantiosas sumas invertidas por los directores de
este criminal movimiento, no han podido-éalctilarsc. Lo que no
admite duda; es que la nacion tambien las estiÍ pagando desdll
que aquellos han escalado el poder. 'Las perS(l1I3S que hacian
tan grandes desembolsos, no obrahan sin probabilidades de
rcintegro.-Tadas las revoluciones CucstUII siempre dinero á
los pueblos: la diferencia está en que ~n unas pagan lus bie-
nes, en otras los males que les oCasionan. Setiembre del 40 ':r
octnbre del41 nos presentan hasta ahora ejemplos \'ivos y cla~
1'05 de esta verdad.-No fuera ella mas fecunda en calamida-
des para la desventurada Españll en años posteriores!1


(2) Cuando el criado deUrbiztondo se presentó al gohierno y
le entregó la correspondencia robada á su amo, obró de su propia
cuenta. Todo cuanto dijo sobre esto la prensa de la oposicion
reaccionaria, para acriminar á los ministros, era inexacto, des"-
nudo de todo fnndamento. Es muy de notar aquí la l'Írcnnstan"-
cía de que el ministro que quizás ha sido mas inculpado por a-




-362-
sino ocasiones de loar la conducla de los ministros
que con el DUQUE verificaron la espedicion t es en
la circunstancia notabilísima de 110 haber eslraido
tampoco cantidad alguna del tesoro públic? para
subvenir á sus gastos eslraordinarios. Rasgo de
patriótico desprendimiento y de honradez, que no
podemos menos de citar aquí, por ser tal vez el
primer ejemplar en su género; siendo lanto mas de
elogiar t cuanto que aquellos ministros, como todos
sus cólegas, solo cobraban cuatro mil quinientos
auros de renta anual, conforme á las economias
adoptadas en el presupuesto.-La probidad mas
estricta es la esplendente aureola del ministerio
Gonzalez. Y cierto, que en los tiempos que alcan-
zamos, joya es esa de inestimable valor.


Ocupadas así militarmente las provincias exentas
por las tro"[las numerosas que mandaban los gene-
rales Rodil, Aleson, Ayerbe, Alcalá, Serrano, Zur-
hano, los briga(lieres OUoqui, Iturbe y varios
olros gefes, quedó completamente restituida la paz
en aquellas regiones. - Poco des pues organizóse


busos de espionage y policía, D. Facundo ln"rante, es el que me-
1105 ha usado de aquellos medios que no empleó jamás, y
que son estremadarnente op.uestos á su carácter templado,
franco y dulce, y á su bien acreditada honradez. No era minis-
tro vara tiempos borrascosos; y la grande necesidad que en-
tonces babia de espiar las acciones de los coojurados, fué sin
duda lo que hacia á estos ver fantasmas, considerando al
ministro mas apacible y franco como el genio privilegiado de
la policia. Esta injusticia de los partidos debe repararla la bis-
toda.




-363-
aquel ejército en la forma siguiente: El marqués
de Rodil, inspector general de infantería, capitan
general en gefe;.los mariscales de campo D. Joaquín
Ponte y D. José Cortinez, comandantes generales de
artillería y de ingenieros; general gefe de E. M. G.
D. Atanasio Aleson; las divisionss primera y se-
gunda, á cargo de IOi mariscales de campo don
Ramon María Tejeiro y D. Manuel Crespo, y la
de caballería, gobernada por el de igual clase .don
Antonio Rodriguezj constituian el cuerpo de ejér-
ci~o de la derecha, cuyo comandante eH gefe era
el teniente general D. Joaquin Ayerbe, capitan ge-
neral de Navarra: el de la izquierda, que coman-
daba el teniente general D. Francisco de Paula Al-
calá, capitan general de las provincias Vascongadas,
comprendía la tercera di vision, al mando del ma-
riscal de campo D. Francisco Velarde; la cuarta,
regida por el de igual clase D. Martin Zurbano,
comandante general de Vizcaya; y la quinta., que se
puso á las órdenes de D. Cayetano OlIoqui, nom-
brado lamhien á la salOn mariscal de campo.-E3te
ejército del norte ascendía á unos 32,000 hombres.
El cnartel general del marqués de Rodíl se estable-
ció en Vitoria. Ademas de eslas fuerzas. existia en
Tudela, Alfaro y eorella otra division de reserva
que mandaba el brigadier D. Pascual Alvarez, com-
puesta de cuatro regimientos provinciales y uno de
infanlería.-E1 brigadier D. José Ignacio de lIurbe




-364,-
filé ascendido á mariscal de campo y nombrado co-
mandanle gene tal de GuipÚzcoa.


Llegado el REGENTe á Vitoria, dil'igi6 su voz,
por medio de dos alocuciones, en los dias 22 y 23
de octubre, á las tropas y á los habi tantes del pais
vasco-navarro, exhortando á la subordinacion, á la
obediencia y á la paz. Seguidamente a"doptáronse
otras medidas por los ministros espedicionarios,
que-si bien eran todas salvadoras, no pollian me-
nos de resentirse de lo estraordinario de las cir-
cunstancias y de la constitucion puramente militar
de aquel poder segregado que llevaba consigo el
GE~ERAL REGENTE, rodeado de otros muchos ge-
nerales. Como era consiguiente, estos le aconseja-
ron sus medios naturales de gobierno, aprendidos
en la ordenanza y en los campamentos, proporcio-
nando así ,á los enemigos de la Libertad y del RE-
GENTE un triunfo que no pudieron conseguir por
medio d!3 las armas, _pero que veremos le alcanzan
por lin, en el discurso del tiempo, tomando ocas ion
y punto -de partida en algunos de los decrolos espe-
didos por el DUQUE en la capital de Alava yen Za-
ragoza.


La estricta observancia de la ley, de la ley, que
contaba allí en su apoyo con mas de 30,000 bayo-
netas, la presencia del CONDE-DuQUE con parte de
su gobierno en aquel pais , y lit 'buena disposicion
de este 1 su constante afan en rechazar las sugestio~




-365-
nes de íos conjurados para entrar en otra guerra,
de lo cuAl dieron aquellos pueblos claras muestra s
durante los dias de la rebelion, hubiera bastado
sin duda parn restablecer la tranquilidad y asegurar
la paz en las provincias Vasconpadas y Navarra, sin
recurrir á otros medíos, que, sobre ser entonces ya
de todo punto innecesarios, no podian menos de
acarrear gran descrédito al gobierno que los emplea--
ha. Llano es que aludimos á la declaracion ilegal de
estado de sitio, hecha en aquellas provincias cuan-
do ya hahia terminado la insurrecciono Aunque mi-
litar, el ministro de la Gobernacion,- Infante, lle-
vado de sus sentimientos d~ hombre apacible y fiel
ohservador de las instituciones liberales, fué el
único que resistió en Viloria esta determinacíon,
que se llevó á efecto contra su dictiÍmen, porque el
llamado Cuartel general del REGE"NTE en aquella
espedicion tenia un influjo grande en las delibe-
raciones; y los militares no se avenían con los mé-


. dios lentos y pacíficos de las leyes para hacer justi-
cia, prefiriendo siempre á estos los medios violentos
y estrepitosos que ordinariamente ahogan 'la voz de
la inocencia y los sanos preceptos de la· equidad. Es
verdad que esta declaradon de estado de sitio, este
lujo de arbitrariedad militar, como el de otro ejem-
plo que citaremos mas adelanle, no produjo las
desgracias irreparables que suelen siempre acom-
pañar á estos actos, ni b sangre con que ellos mélll-


~
.f O "')
s..
'" ~
o




-366-
chao á "eees el crédito de los gohiel'nos, ni tam-
poco los procesos que arruinan las familias: que
por óruen del REGENTE no se prendió á nadie en
aquellas provincias; y que por el wntrario, las
personas que no est!lban encausadas y que habian
lIido presas por las autoriuades, fueron inmediata-o
menle puestas en libertad, vueltas á sus casas las
eononadas, permitiendo ademas la vuelta de las que
habian emigrado, hasta dar órden al cónsul de Ba-
yona para que espidiese pa~aporte para España, ter-
minada apenas la rebelion, á todos los soldados,
cabos y sargentos que se habi.an refugiado en. el ve-
cino reino. Pero esto mismo prueba los ningunos
lemores 'lue abrigaba y debia abrigar el gobierno,
y por lo tanto, lo innecesario que era un tal modo
de proceder, no con arreglo á ley, sino con ar-
reglo á ordenanza. Es decir, que no la esencia,
sino la forma fué lo que en postrer resultado vino á
condenarse tan ágriamente por la prensa y por las
córtes en este proceder de los ministros: esa justa
pmocupacion que hay en España contra la voz sola
de estado ·de sitio, tantas veces condenada por los
hombres del progreso en la oposiciQU ,porque ella
simboliza males sin cuento que un tal estado ha pro-
duciJo á casi todas las provincias de la monarquía,
durante las dominaciones retrógradas.


Para haber de apreciar debidamente es le suceso,
de lanta trascendencia para el millis-terio Gonzalcl,




-367-
ha de tenerse en cuenta que el presidente del Con-
sejo permanecia en la córte con los ministros de
Gracia y Justicia, Marina y Hacienda, agenos todos
á aquella inoportuna declaracion, obra soto del po-
der militar, pero cuya responsabilidad política no
podia en manera alguna declinar el gabinete, si
Lien la mayoría de sus individuos estaba libre por
otra parte de loda responsabilidad moral. á juiciQ
de las personas sensalas y prudentes (1). Empero.
si hemos de juzgar por la conducta que observó el
gobierno en Madrid, donde se ocultaban los mas
encumbrados conspiradores. desde el lamenta-
ble acontecimiento de la noche del 7, que fué sin
duda alguna el gOI[lC mas rudo y atroz de aquella
reuelion armada, debe na1':lralmenle inferirse .• quc
si Gonzalez se hubiera hallado presente en Vitoria
Ó Zaragoza (2), no se bubier,lo adoptado tales mc-
didas, á las que siempre se ~os-lró contrario: y aun


(1) El Congreso de diputados que se abrió despues de estos
acontetimientos conoció sin duda que no era justo inculpar al
ministerio por esas declaraciones de estado de sitio, cuando
en la discusion sostenida con pasion y tenacidad por varios
miembros de aquella asamblea, dcjalJan estos traslucir una
censura que se elevaba mas allá del ¡;abinete; pero este, con
una lealtad que le honra, defendió con perseverancia una rc-
80ludon que no era suya y que fué combatida fuertemente en
las regiunas d~1 poder.-Ni vale reponer que los individuos
de este debieron dimitirse del mando antes que tolerar tan
abiertas infracciones de la ley política; ·porque ese, que no
podia ser remedio al mal, hubiera sido otro mal mayor en a-
quellas críticas círculIstancia!ó!..


(2) Que fué donde se espidió el decreto declarando á Barcc-
10na en estallo de sitio, como YcrclIl,!ls mas adelante.




-368-
tanemos fundados motivos para creer, que si eiOS
estados escepcionalcs no dieron los ilegales y alro-
ces resultados que han solido dar en otras ocasio-
nes; si no se derramó sangre por condenas de los
tribunales militares, en un pais en donde la rebelion
hahia echado tan hondas raices, enseñoreándose
en tres capitales de provincia; si no se óerramó
mas sangre,. decimos·, en una época tan crítica y
en ftledio de la embriaguez del triunfo, que la del
desgraciado Montes de Oca (circunstancia que es
muy digna de notarse y (lue honra en gran m/mera
á aquel ga binete) , debido fué á la oposicion decidi-
l1a del presidente del Consejo, que -escribi6 a'í:onse-
jando la derogacion de tales bandos (1), los cuales
quedaron reducidos al papel, sin otro resultado que
el ejercicio de la autoridad militar, juzgando á los
militares con sus propias leyes por medio de sus
tribunales legítimos y d~ sus jueces naturales.


No habiendo ley alguna en España que autorice
los estados de sitio, antes bien, siendo todas nues-
tras leyes, con inelusion de la fundamental, con.
trarias á éstas medidas, jamás pueden ellas repu-
tarse sino como un golpe de estado. y de violenta
arbitrariedad, como una infraccion escandalosa y
criminal de todas las leyes, como una verdadera


(li Sobre todo los bandos de Zurbano en Bilbao, hrotaban
~angrc pi)!' cada 11110 de sus artículos; pero afortunudamonl"
apellas tUYO rfeelo algllnQ tan e,cesivo rigor.




-369"=",,,"
usurpacion de todo derecho, de toda autoridad,
de lodos los poderes sociales. Es por lo tanto un
crímen de lesa magestad nacional, de lesa soberanía,
que es el mayor de los delitos. Por eso cuando el
parlido liberal vino al mando (\n 18\0, decretó el
ministerio-regencia la prohibicion. absoluta de ese
medio, de que tanto habian abusado los retrógra-
dos, limitándole solo á los casos en que material-
mente se hallase una poblacion sitiada por fuerzas
contrarias. Y. cuenta, que no es válido decir, que
ese estado ilegal es el que lógicamente correspon-
de á las situaciones ilegales tambien que crean las
conjuraciones; que á una ilegalidad debe -respon-
derse con otra, no: porque para las ilegalidades se
han hecho las leyes, para corregir, para castigar sus
infracciones y para prevenirlas tambien. Solo la ley,
solo la justicia, serán siempre los correlativos del
delito y del crímen; pero la ilegalidad, jamás.-.:.. •
Los estados de sitio han sido considerados por nues-
tros gobiernos durante estos últimos años, como el
estado belicoso que provocan las facciones ocultas
que conspiran contra el órden público, contra la
observancia de las leyes y contra el poder existen-
te. Los gobiernos así amenazados por la violencia y
por la fuerza, tienen, es verdad, el derecho de pro-
pia defensa, y lo que es mas, la grave responsabili-
dad, el deber grande de proteger los asociados, cUJo
wsiego pretenden lurhar los conspiradores. Y cu-


1'Ol\I. IV. ~4




-370-
rilo'las 'leyes comunes, hechas solo para el estado
normal y tranquilo de la sociedad, no alcanzan á
evitar los males que se preparan por medios ten'C-
brosos, creen indispensable el recurrir á leyes es-
cepcionales, porque escepcionales son tambien las
circunstancias creadas por los conjurados, que ocul-
tan en la oscuridad sus maquinaciones y se burlan
de los preceptos de la ley comun.


Mas esas leyes escepciollales no son ni· pueden
ser nunca los estados de sitio de que hacen uso los
militares en las plazas ú otros lugares abastionados
que se defienden á "iva fuerza. Solo una ficcion cruel
puede aplicar á las conspiraciones que todavía' no se
han armado, ú cuando ya han sido sofocadas y ven-
cidas, esos funestos estados de sitio, que tantas víc-
timas y tanta sangre han costado á la infeliz Espa-
lia. i Basta p de abusos tan criminales y de tras-


o cendencia tan inmensa!. ... Las leyes escepcionales
que debieran s~r aplicables á los conspiradores, han
de ser de trámites mas breves, de procedimientos
mas rápidos que las destinadas á juzgar los delitos
comunes; pero de tribunales civiles, que no emba-
racen la prueba y la defensa y aseguren el fallo del
juicio criminal.-Seria de desear y muy convenien-
le que la opioion pública se fijase en estas conci-
sas ideas, 'j sobre todo, los hombres ilustrados que
están llamados á representar el pais en las córtes ó
tÍ uíri!:;ir las riendas del gobierno en circunstancias




-371-
cslraordinarias; como quiera que, en el sentir nues-
tro, mientras,no se generalicen estos sanos princi-
pios, la nacion continuará sufriendo los terribles
efectos de esos estados de sitio que confunden al
militar con el paisano. á los hombres armados de
hierro con los habitantes pacíficos é indefensos, fin-
giendo para oprobio de la Ilumanida~ que las nacio-
nes, aun en el estado de tranquilidad y de sana palé,
son egércitos armados que se gobiernan con el sa-
ble, bañándose en la sangre que brutalmente derra-
ma la saña implacable de sus tiranos y opresores.


:Mas si la falta de esta legislacion escepcional. 6
l)aracasos tales, puede alguna vez justificar en
cierto modo la declaracion de estado de sitio, es sin
duda en el caso que nos ocupa del pais vascongado;
ya porque los desafueros propios del despotismo
militar, si bien amagaron, no llegaron á descargar
sus rudos golpes sobre aquellos pacílicos habitantes;
ya tambien porque era preciso tomar algunas me-
didas vigorosas, propias para cortar el mal en lo
sucesivo, y las cuales, era muy difícil, si no impo-


sible, adoptar en circunstancias ordinarias. Una de
estas medidas, mas justificadas por la necesi '.lad y
la conven:encia que por la ley. fué la disolucion de
la Milicia Nacional en Vitoria y ell Bilbao, por-
que, sobre baber contribuido en gran manera á la
rebelion, convirtiéronse durante ella en t~rcios fac-
ciosos, segun lo han de costumbre los habitantes dé




-372-
aquel pais en tiempos de revueltas. 1 Singular con-
traste el que ofrece la her6ica Milicia bilbaina de-
fendiendo y salvando la libertad con un teson y una
perseverancia gloriosa en 1836 .... y cinco años des-
pues recibiendo un justo castigo de su inconsecuen-
cia y de su rebeldía, por obedecer incauta y ciega á
la voz engañosa de los conjurados y amotinadores,
verdaderos asesinos de aquella hermosa institucion
que solo llevada de fatal imprudencia podia pres-
tarse á apoyarlos! Otra providencia. demandada
tambien por la justicia, aunque no prevenida por la
ley. pero consiguiente al estado escepcional, y en
cuya apliéaciondej6 verse tambien 'lo indiscreto y
arbitrario del poder militar. cuando él es ejercido
por hombres apasionados y audaces, fué el reparto
que por via de mulla se hizo en Bilbao de seis mi-
llones de reales contra las personas que fuesen con-
victas de haber contribuido al alzami~nlo. Redujé-
ronse los fueros á los justos límites que los hacen
compatibles con la unidad constitucional; trasladá-
ronse las aduanas del Ebro á los puertos y á las
fronteras; varióse completamente la forma de su ad-
ministracion, cstableciendo jueces de primera ins-
tancia y marcando la competente division de parti-
dos; creáronse diputaciones provinciales, gefes po-
líticos y ayuntamientos que habian de funcionar con
arreg lo á la legislacion comun al resto de la monar-
quía; todas las autoridades políticas y militares se




-373-
constituyeron allí desde entonces con dependencia
inmediata del gobierno: el servicio de quintas tam-
bien fué decretado para todas estas provincias, que
estaban exentas con perjuicio notable de la pobla-
clon y riqueza de las d~mas del reino, en las cua-
les gravitaba esta carga del Estado, y que por esta
razon son las mas pobres y despobladas; quedó abo-
lido el pase foral: y por último, los intereses loca-
les de aquel pais quedaron, segun era de justicia y
de ley, estrechamente ligados al inleres general de la
monarquía, del cual se hallaban separados por me-
dio de franquicias y fueros anárquicos, abusivos, in-
justos en su mayor parte, como que dañAban nota~
blemente á la gran mayoría de la nacion (1);


Tal fué el resultado de los ruidosos aconteci-
mientos del norte en octubre de 1841. Aquellas
provincias permanecieron en estado de sitio hasta
diciembre, tiempo que se creyó necesario para de-
jar planteadas estas medidas y asegurada paz, pero
durante el cual , es forzoso reconocer que el po-


(1) El ministro lnfant~ presentó despues tambien á las
córles un proyectu de ley lijando el arreglo administrativo
de las provincias exentas, sobre I'a base del interés comun
en avenencia con los intereses locales y las tradiciones de
aquel pais, y e'n la debida armunía con la constitucion po-
lítica del Estado. La oposicion violenta y apasionada que
se levantó inmediatamente contra aquel gobierno del seno
de los diputados progresistas, fué la causa lamentable de
que no se llevasen á la sancion esta y otras leyes de no
menor utilidad, que debieron hacer aquellas córles en Sil
segunda legislatura, si ellas hubieran obrado con la cor-
dura y sensatez que lo habian hecho en la primera.




-374-
der'militar no hizo gran gala de sus indiscreciones
y arbitrariedades. Alguna que otra cometió el nue-
vo general Zurbano en Bilbao, hijas de su genial
desabrido y brusco, y de una educacion poco esme-
rada: pero estos males fuerl,jn mas que 'debidamen-
te compensados por el señalado servicio que prestó
aHí á la causa de la paz, de b independencia y la
libertad, que era la que entonces sostenía el go-
bierno, aquel gefe bizarro y bien intencionado. Mas
si fué es trema y loable la lerridad que observó el
gobierno del DUQUE con aquellos pueblos, no fué
menor, aunque no tan digna de loa, la observada
con el egército, en donde constaba á ESPARTERO que
habia un gran número de gefes comprometidos por
la rebelion cristina, á la cual no se adhirieron por
falta de resolucion y de valor, de oportunidad y de
ocasion; por no hallar tan dispuesta como ellos
quisieran y pensaban tal vez, á la clase de tropa y
aun á los oliciales ; causas, todas estas, que inllu-
yeron, mas ó menos, en el éxito de aquellos suce-
sos, haciéndolos abortar con grande fortuna del go-
bierno y 4e1 DUQUE- REGENTE. Pero este, arredrado
sin duda por los efectos que podria producir la
publicidad de ciertos hechos que comprobasen la
inlidelidad de muchos. militares, de quienes lenia
derecho á esperar otra cosa, pasmado Je ver el cre-
cido guarismo de los cómplices, prelirió echar un
velo ~ tanta perfidia y cobardía, llevando tan allá




-3'15-
en esta ocasion su imprudente generosidad ESPAR-
TImo, que (como hemos apuntado en otro lugar)
hasta recompensó á muchos traidores, juzgando in-
cauto que tanta generosidad no podria menos de
hacer que quedasen obligados á su obediencia, fie-
les sostenedores de su autoridad y su poder, aque-
llos adversarios desleales é ingratos. i Cómo si la
benevolencia y la nobleza pudieran conquistar nun-
ca el corazon de los malvados !-Qucde asentada
aquí, como una de las causas mas pGderosasque
contribuyeron á derrocar la Regencia del DUQUE DE
LA VICTORIA, esta conducta escesivamente lene é
impolítica que él observó con el egército en 1841,
dejando en el número de este, en su exorbitancia
notable para tiempos de paz, no menos que.en la
calidad de muchos de sus' gefes, el gérmen mas fe-
cundo que habia de producir la gran catástrofe
de 1843.


ESPARTERO no quiso al egército lo bastan~e pa-
raconscrvarse: quísole, sí, lo suficiente para per-
derse. Si solo hubiera aspirado á lo primero, los
medios son muy naturales de pensar, muy frecuen-
tes tambien en la egecucion tratándose de poderes
militares: halagar á aquella clase y mantenerla en el
contento y los goces á espensas de las demas clases
del Estado. Esta hubiera sido la dictadura.: poder
en el cual nunca pensó el CONDE-DuQT,iE, á· pesar
de cuanto sus contrarios digeron sobre esto, y en




-376.-..
el que tal vez se hubiera sostenido mas tiempo del
que pudo sostenerse en el terreno constitucional;
si bien tampoco aquel poder, rechazado por el es-
píritu nacional y las luces de la época, habria él
sido de larga duracion, Pero hemos dicho que quiso
al ejércíto alo suficiente para perderse,) Porque
este ejército mirfieroso • conservado por el entraña~
ñc;tble afecto, por la gratituli de su antiguo general
en gefe, viéndose asi confundido, por ley de equi-
dad, con las demas clases del Estado, cuya penuria
hizo igual en todas lá justa medida de centraliza-
cion, hostigado y seducido por los mismos enemigos
del DUQUE, á quienes este de,ió en su seno, como
ágria levadura que habia de acedar los ánimos de
las tropas, malquistándolas con el gobierno, y so-
bre todo, con el gefe del 'Estado , al cual se le de-
cia autor de las exageradas miserias y ponderadas
escaseces del ejército, cuyos males todos procura-
ba hacer ver con cristal de aumento la oposicion
de la tribuna y de la imprenta, babia de ser, y rué
con efecto en su dia, el primer dogal que oprimie-
ra la existencia del DCQUE DE LA VICTORIA, como
poder constitucional de la monarquía, Prueba es
esta de que los términos medios son puntos insos-
tenibles en política, sobre todo, si se trata de la
conservacion de ciertos abusos, como medios de
perpetuar un poder bastardo, ó de su completa es-
.tirpacion, para basar sobre ella el edificio mages-




-377-
tuoso de la autoridad legítima, que no es otra que
la opinion pública reducida á fórmula, verdadera
espresion de la soberanÍa.-EsPARTERO no quiso
ser tirano, no quiso ser dictador: elogiemos, cual
merecen, tan belbs disposicioues, nacidas de la bue-
na fé y del patriotismo. Tampoco quiso .. ú al me-
nos, no se atrevió á quitar de en medio todos los
grandes obstáculos que embaraz:lban. la marcha
constitucional que desde su advenimiento al poder
habia emprendido; á arrancar de cuajo los podero-
sos elementos de destruccion que teni:m, principal-
mente en el ejército, las instituciones liberales y su
regencia: deploremos tanta ceguedad y tanta im-
}lrevision , que M cabo dieron en tierra con las unas
y con la otra. Sir\'a esto entre tanto de leccion á los
pueblos y á los gobiernos.


Apulltadas ya a·lgunas de las causas que mas
poderosamente contribuyeron á destruir la regencia
del CONDE-DuQUE, pasemos en seguida á anotar
olras que datan tambien en los postreros meses de
este año 41.


'fraslad6se el REGENTE desde Vitoria á San Se-
hastian, á donde llegó el 3 de noviembre j con ob-
jeto de felicitar y dar gracias á la libre capital de
Guipúzcoa, por el leal comportamiento que habia
observado durante aquella terrible crísis. Fué reci-
bido con entusiamo y festejado con profusion en el
corto tiempo que permaneció allí, desde donde




-378-
partió para Pamplona el 5; Y despues de descansar
aqui dos dias, llegó el 8, cercado siempre de. s.u
Gonsejo militar, de los generales. minislros é ins-
peclor, que salieron con él de Madrid, y de los otros
que iba encontrando en todos aquellos puntos gober-
nando las tropas. No hubieran ellos, y con ellos el
DUQUE. pretendido tambien gobernar, y aun gober-
nado de hecho, como á las tropas, á los pueblos,
y entonces no tendriamos que describir aquí suce-
sos que fueron no menos costosos á la Regencia
que los que dejamos consiguados al1tcriormente!-
Pasemos. pues, á bacernos cargo de las revueltas
políticas de que en esta ocasion, como en todas,
fué teatro la populosa y libre ciudad capital del
Principado, la turbulenta é indomahle Barcelona,
antes de que vuelva el DUQUE-REGENTE á ]a capital
de las Españas. En Zaragoza diéronse por el go-
pierno anormal y transeunte, por el cousejo in-
constitucional é inconsiderado de los militares, por
aquel poder bastardo en cuyos brazos se entregó
ESPARTERO, durante los días de su fatal espedicion,
las disposiciones que tanto impresionaron y tan tor-
cido giro llegaron á dar á las ocurrencias de Barce-
lona. Por eso, antes que el DUQUE deje á la capital
de Aragon, haremos el relato de estos aconteci-
mientos.


No pasa un año, señaladamente de estos en que
el pueblo el'pañol está en revolucion, sin que la ca~




-379-
pi tal de Cataluña dé muestras de su grande vitali-
dad (con repeticion á vcccs), ostentando con los
mayores brios y pujanza las cuali~ades de su ge-
nio turbulento y alevantadizo; y bastando de ordi-
nario cualquiera escitacion para revolver los humo-
res sediciosos de que adolecen, ya de muy antiguo,
aquellos naturales.-EI interés fabril de un lado,
de otro las ideas democráticas que cunden allí en
las clases proletarias, cuyo espíritu halla nutricion
abundante en el contÍnuo clamoreo de algunos jó-
venes cntusiastas por la libertad y por la igualdad
de derech~s, llevadas quizás hasta cl.fanatismo,
como aprendidas en los modelos mas exagerados y
ardientes de la grande revolucion francesa; y co-
mo correctivo á esto, el espíritu reaccionario y
monopolizador de varios potentados de la sociedad
vieja, que no pneden ó no quisieran consentir que
se les sublevasen aquellos con pretesto de losdere-
chos y de la igualdad política, que trasciende
siempre á la reforma de los intereses materiales; el
esceso de poblacion, que le hace mayor aun el
desnivel grande con que están repartidas las propie-
dades; los lemores por la suerle de la industria, en
virtud de estipulaciones ó tratados de comercio; to-
dos estos elementos y olros que van asociados á
ellos, ó quc son sus verdaderos corolarios, mane-
jados diestramente por la 3studa y perfidia de algu-
nQ~ agentes estrangeros, que abundan siempre en




-380-
la populosa capitalde\ Principado, beneficiando en
pró de sus miras y designios esa mina de recursos,
propios todos ellQs para que germine en España el
desórden, con solo tocar en cierto sentido aquel
delicado y di fíci I resorle, aquella clave de la polí-
tica y del interés, cuyo movimiento convulso cede
siempre en un gran trastorno, en un fucrtesacudi-
mieo,to que conmueve al Estado y dificulta é impo-
sibilita á veces la marcha del gobierno; finalmente,
el corto ú ningun estu~io que este ha hecho de
aquel rincon privilegiado de la Península, de la in-
dustriosa y honrada y culta y valerosa y libre Ca-
taluña, á fin de conciliar y armonizar los intere-
ses encontrados que dentro y fueta de aquel pais
están en perpétua lucha, sin cuyas disposiciones
prévias es extemporáneo y nocivo, de consecuen-
cias muy fatales para el Principado y para Espaiia,
cualquier arreglo comercial que se intente en daño
de la industria catalana, arreglo ú tratado que es-
tará muy en su lugar y será en gran manera bene-
ficioso al país nuestro, en su totalidad, precedido
de esas otras medidas que compensen el menoscabo
que él ha de irrogar necesariamente á las fábricas
nacionales; todo esto, decimos, constituye á Bar-
celona en fuco natural de la revolucion española,
pueblo el mas díscolo, el mas difícil de enfrenar
por el gobi erno; 'comO 'que su organizacion parti-
~ular, sus instintos belicosos, sus necesidades y




-381-
sus medios, su escasez y su abundancia, su misma
despreocupacion, su cultura, la agitacion en que
vive, la índole peculiar de sus habitantes y el con-
tacto inmediato en que está con otros muchos pue-
blos de la tierra, colócanle al frente del movimien-
todemocrático, que cada dja va adquiriendo allí
mayor fuerza y poderío,


Siguiendo las fases que rápida y contínuamenle
va recorriendo esta ciudad notable en el decurso
del tiempo y en los progresos que entonces hacia la
revolucion, para venir á pat'ar á la época de la Junta
de Vigilancia, de que vamos á ocuparnos, diremos,
que á consecuencia de los sucesos de setiembre, la
Sociedad patriótica que antes existia ya en Barcelo-
na como dócil instrumento para encumbrarse á la
representacion nacional y á los destinos públicos los
ambiciosos que la dominaban, habia venido á tomar
un carácter mas popular y aun temible, con haber
entrado á formar parte de su junta directjva y ad-
quirido grande influencia en ella y en toda la so-
ciedad, algunos jóvenes de ideas avanzadas, violen-
tos y enlus'iastas, entre quienes d~scoJlaba por la
austeridad de sus principios, por su actividad é in-
cansable energía, el ampurdanés Abdon Terradas,
el mas fogoso y audaz de los republicanos catalanes.
Desde entonces 31]uella j unta era un seminario de
Jacobinos, una especie de almáciga revolucionaria,
que no dejó de ofrecer gran cuidado á las autorida-




-382-
des y al gobierno. Los recelos de esle subieron de
punto cuando se estrecharon los lazos de aquella so-
ciedad con la de Tejedores, que contaba en Barce-
lona mas de 6,000 jornaleros y hasta 20,000. en
toda su provincia. Esta granrle asociacion, cu!as
bases eran los socorros mútuos por medio de un de-
p6sito comun, con el fin de que los tra bajadores, así
organizados, tuviesen á raya las exigencias y pre-
tensiones monopolizadoras de sus amos, habíase
mostrado siempre agena á la política; y presidida
por Juan Muns, que debió á su buena direccion y
recto uso de confianza el ser reelegido siempre para
aquel cargo, proseguia inalterable en la senda de
su instituto, sin que hubieran podido atraerla ja-
más las gestiones eficaces que para conquistar un
auxiliar tan poderoso babian hecho los partidos po-
líticos que militaron hasta entonces. Natural es que
estas gen tes rehuyesen toda hermandad con los mo-
derados, partido impopular y en cuyas filas se ba-
Ilaban casi todos sus amos; y que por el contrario,
entre los handos avanzados, prefiriesen el de prin-
cipios democráticos. Así que, enseñoreados estos en
la Sociedad patri6tica , de la cual fué primer secre-
tario Abdon Terradas, fuéles fácil coasociarse con
los jornaleros, á quienes los republicanos brinda-
han con una mas lata parLieipaeion de derechos y
de garantías sociales que lodos los demas partidos.


Por otra parte, la Milieia nacional barcelonesa,




-3S,~-
reorganizada d~ un modo atropellado y veloz en
1840, habia acogido en sus filas á toda clase ~ ciu-
dadanos, quedando escluidos los de la mas acomodada
que anles la componian y babian apoyado el sistema
d~sp6lico del baron de Meer • é incluyendo ahora
cada comandante y aun cada capitan á las periilo-
nas que querían, sin haber consideracion alguna á
la ley, ni la debida intcrvencion de la municipali-
dad, ni plan fijo y previsor pata las eventualidades
del porvenir. -Del seno de la Sociedad patriótica
salió una escit1tcion al ayuntamiento para que se
ocupara en la organizacíon y aumento de la Milicia.
Esta escilacion hizose á propuesta de Terradas, y á
los pocos dias el jóven turbulento y demócrata ·rué
lJombrado segundo comandan le del tercer batallon,
que era el de ideas mas avanzadas.


Tales eran los elementos que habian dado de sí
en Barcelona aquel año los sucesos de julio, agosto
y setiembre. La Sociedad patriótica seguía impávida
la agitacion revolucionaria, encarrilando la opíníon
pública por el sellllero de la democrácia. Era una
fuerza de impu\sion lerrible y poderosa, un agente
eficaz, I1na gran palanca, que, apoyada en el pue-
blo, pretendia arrastrar á pesar suyo á los gober-
llantes en el torrente impetuoso de la revoluciono


Llegada la época de las elecciones generales de
1841, hízose sentir notablemente el influjo de estos
nueros agentes democráticos que habian surgido




~38.i-
del SjlUO mismo del último alzamiento. Contra el
senti~y la opinion de los progresistas tetyplados,
¡¡pareció una exigencia por parte de la falange de-
mócrata, ya un tanto organizada, que queria pre-
sentar y presentó una candidatura al cuerpo elec-
toral de la provincia, á nombre de los ciudadanos
no-electores, y que formando la gran mayoría dl)l
bando progresista, aunque escluidos y privados
pUl' la ley del derecho de votar, no por eso
era justo privarlos tambien del derecho de pro-
poner candidatttra á los votantes.


A pesar de la fuerte oposicion que halló en mu-
chos de los progresistas una tan razonable. y iusta
demanda, era talla fuerza de convencimiento que
ella tenia, y de hlliJan~ra se obró este en el ánimo
de los electores con solo enunciarla, que bástenos
decir, que cuatro dias antes de verificarse la elec_
cion, y cuando ya circulaba profusamente la candi-
datura que decian del progreso legal, apoyada por
los infinitos medios que tenia un partido antiguo y
que ocupaba á la sazon el mando, imprimieron los
republicanos la suya, y sin recursos de ningun gé-
nero para darla circulacioll y obrar la comlletencia
debida con sus adversarios, alcanzaron todarÍa para
sus candidatos 1900 votos, de tiOOO que cmit,ieron
los electores en las umas de aquella pro\'jncia.-
~'ácil es presumir cuál hubiera sido el resultado ti-
nal de esta cleccioll cun otras condiciones.




-385-
Las autoridades de Barcelona pusieron en cono-


cimiento del gobierno estos hechos; y alarmado el
ministerio-regencia, fué cuando espidió el ministro
Cortina el decreto en que mandó disolver todas las
Sociedades patri6ticas de España, de que hemos
hecho mérito antes de ahora, y cuyo fin no era otr.)
que el de sofocar el grito democrático que resonaba
en la de la capital del Principado. Resistióse tenaz-
mente esta asamblea popular á la obediencia de aquel
mandato, que halló ilegal é injusto, reuniéndose en
el local de costumbre á la noticia de haber llegado la
real órden, mas de 1500 ciudadanos que hadan
apasionados y enardecidos las mayores protestas;
llero bien prouto se vieron precisados á ceder á las
intimaciones de la autoridad y á los amagos de la
fuerza. '


Esta medida violenta podia sofocar, pero no
ahogar; comprimir, pero no destruir completa-
mente el gérmcll de exaltacion democrática que la
reconocida insuficiencia de los poderes existentes
acrecentaba mas y mas cada dia; y aqu..:! fuego
oculto, pero uo apagado, no podia dejar de calecer
reconcentradamellle los ánimos contra la adminis-
tracíon del CONDE-DuQUE, llegando este ya á per-
der bastante prestigio en el concepto de los barce-
loneses, que le habian tributado poco antes tanta
idolatría, tanto enlusiasmo. Que es la fama popular
muy veleidosa, tan fácil de prodigar sus gracias,


TO ll. 1 V • :!5




-386-
como de mostrar ceño y encono.-Prueba de esto
fué tambien, y de que el decreto conlra la Sociedad
patriótica no hahia sido olvidado por los barcelo-
neses, la conduela observada por la Milicia nacio-
nal de esta ciudad I con ocasion de felicital' á Es-
PARTERO pOI' su nombramiento de REGE:'iTE único
del reino. Llegado que hubo esta noticia á la capital
de Cataluña, á pesar de que la opinion general de
aquel pais habíase pronunciado por la regencia tri-
na, reulliéronse algunos comandantes de la Milicia y
acordaron dirigir una felicitacion al nuevo REGEN-
TE, en nombre de todos los hatallones y escuadro-
nes. Esta manifiesta usurpacion, sin consuhar.el
voto de los milicianos, ni aun contar para ello con
el dirtam~n de todos los gefes, irritó á algunos de
estos. s"eüaladamente á Terradas. (luien amenazó á
sus compañeros con que los denunc"iaria anle la
opinion pública por un acto que creía él de servi-
lísmo y de arrogacion de facultades, sosteniendo
unos y Otl'O en la prensa fuertes y acalorados deba-
tes sobre esle asunlo. Entre tanto publicaban los
mismos periódicos, ó salian á luz en hojas sueltas,
numerosas protestas firmadas por oficiales y mili-
cianos, que contrariaban la felicitacion. En todos
los cuerpos de la :\lilicil deualíase con calor el mis-
mo tema, di viJiéndose aquella en dos uanuos, á pe-
sar de que los comandantes hauían hecho la prevcn-
eioll de que 110 se ocupáran de aquel negocio las




)


-381-
compañías. Viéronse I al fin, aqu~lIos precisados á
consultarlas á pesar suyo, hallando ya tan genera-
lizada la cuestion; y oblúvose por resultado, en [a
mayoría dÍ) ellas, un volo contrario á lo que se pro-
ponian los comandantes. Entonces estos, sin tomar
en cuenta, antes bien ocultando maiiosamente este
hecho, felicitaron ellos solos, en su nombre, al
DUQUE-REGENTE, si bien lo hicieron en términos
al parecer vergonzantes, pues que la tan costosa
fe[icitacion iba compendiada en un muy escaso nú-
mero de líneas. Vése, pues, cuán menguado anda-
ba á este tiempo el prestigin del general ESPARTERO
en la turbulenta capital de Cabluiía. i Cuántos ele-
mentos contrarios debia contar alli en cualquier
golpe de adversidad la causa de la Regencia única!
Los partidos cslremos combatíanla ágriilmente des-
de el primer instante de nacer: y en Barce[ona,
puede decirse sin gra ve temor de errar, que apenas
hay otra cosa que partidos estremos. Esta circuns-
tancia habia de producir con el tiempo funestos re-
sultados á aquel poder. Los hechos vendrán muy
pronto á demostrarlo.


Los que van referidos ya dieron márgen ;j aque-
lla division profunda y lamentable que llegó á la-
brarse entre los selembristas (ó ayaCltCh08, nombre
que se dió tambien impropiamente á los partidarios
del gobierno), y [os republicanos (llamados lerra-
dist(l,~): (liyision que fué orig-en de muchos males




-388-
para la causa de la libertad y el interés de todos
ellos. Porque el Constitucionah-.periódico que SQS-
tenia á los primeros, cometió la injQsticla y la im-
prudencia de negar á Terradas la inscTclon de sus
contestaciones á los artículos del mismo, y á los ata-
ques que allí le dirigian los comandantes de la M.i-
licia, en cuyo desconocimiento del deber m'a apo-
yado el diario progresista por la autoridad política.
irritado el Abdon, acudió al medio de defenderse
puhlicando unas hojas sueltas, en las cuales ataca-
bacon osadía á sus contrarios, sentando adomas las
doctrinas que él profesaba de la mas lata democra-
cia, con lo que venían estas ya á tener un aposto-
lado mas activo y esplícito que las propagase entre
las clases proletarias, Así las imprudencias y falta
¡Je lino de las autoridades ocasionan á veces lan
graves y trascendentales escisiones. Los ánimos se
agriahan cada vez mas: la hoja de Terradas que
llevaba por epígrafe (,Los moderados de la hornada
de setiembre ," en la cual hacia fuertes inculpaciones
á los progresistas que eran dueiios de la situacion,
exasperó á estos en el maJar grado, En yana se in-
tentil el medio de denunciar ante el jurado aquellos
impresos alarmantes: que el jurado los absuelve, y
como es consiguiente, acrece el número y tambien
la audacia de los republicanos. Tampoco logran
nada sus ad yersnrios con apelar al recurso brutal
de la fuerza; que el continente gra,·c y sereno, la




-389-
decision y el valor de Terradas y de los demas 1ó-
venes que le apoyaban, entusiastas hasta el fanatismo
por las ideas democráticas que los tenian como de-
mentados, en fiebre revolucionaria, entre los cuales
sobresalian los apellidados Montaldo, Rovira, Cnello
y algunos otros, rep€leu con energía jurenil la
innoble y brusca agresion de sus contrarios.


Pero esros llevan aun mas allá sus desacatos y
demasías. Para los republicanos no hay Constitu-
cion, no rigen las leyes de Barcelona; y esta cír-
cunstancia notable ha de acarrear nnles sin cuen to
á la Regencia del Co:-.-nE-DuQUE·y á la administra-
cion de los progresistas; porque aquellos jóvenes,
ardientes é inesperlos, unidos á la grallfalaoge
proletaria, con grandes simpatías en el pueblo,
simpatías que acrecen con la misma persecucion,
llegarán á constituir un poder fuerte y robusto pa-
ra combatir al gobierno del REGENTE y dérrocar
con él las instituciones, guiaclos los mas de buena
fé, como que en su rorazon virginal no era po~iLle
tuviesen cabida la iniquidad y la traicion; pero sin
dejar por eso de ser muy susceptibles, por su mis-
ma imprcvision é inesperiencia; de prestarse como
instrumenros, y como víctimas á la vez, de los
traidores que para derribar al DIJ'QUE y dar en tierra
tamilien con la Constilucion y la libertad, aprove-
chaban la ocasion que les ofrecian estos elemeutos
de disidencia, principalmente en la indomable Bar-




-390-
celona, Que así á yeces suelen convertirse en nues-
tro daño las mismas causas que parecian mas
propiamente destinadas á obrar nuestro bien.-Ha-
biendo sido infructuosos todos los medios emplea-
dos con el fin de privar á Terradas de la comandan-
cia del tercer batallon, fué exhonerado de este cargo
llupular, debido al voto de los nacionales, por una
real órden. Anles de que esta llegára á Barcelona,
ya el ayuntamiento, fallo del respeto debido á la ley,
habia mandado allanar el domicilio de aquel, en
ocasion en que estaba ausente, sin mas objeto que
el de ocuparle los papeles que eran propiedad del
batallon l y que. le fuero.n arrebatadQs, entresacán-
dolos atropelladamente de los suyos particulares,
110 sin haber antes forzado la puerta.


Tantas arbitrariedades y violencias, tanta saña
por parte de las 1;lutoridades progresistas de Barce-
lona contra los demócratas. dieron por resultado
en poco tiempo la [ormacion de un partido nume-
rQSo y respetable, al cual veremos pronto disputar
la vic:oria á su competidor', con mas probabilida-
des de éxito que lo babia becho en las últimas elec-
ciones generales. Establecióse una junta directiva,
que presidia Terradas. y varias olras j unlas de
cuartel que dependian de la primera. lié aquí ya un
portido velozmentc organizado J (crniMe, que pare-
{le brotado del seno de la nada. El gobierno solo le
tiene en cuenta para perseguirle. Entre ll\nto, sus




-391-
doctrinas y sus quejas se espal'cen profusamente
por todos los rincones de la poblaeion, y fuera de
ella lambien, por medio de las hojas volantes que
erlln leidas con avidez. devoradas con pasion y con
frenesí por la muchedumbre agraviaba y mal con-
tenta. U na persecucion indiscreta y activa, y una
no menos activa é indiscreta propaganda, no podian
menos de dar aquel fruto. ¡ Fruto amargo que ha-
cia germinar la inquietud y la zozobra, la descon-
fianza y el recelo, la sedicion y la anarquía entre los
afiliados en la bandera progresista, pedazada en
mil jirones un año despues de la gran jorné\da de
setiembre, con grande alborozo de sus enemigos,
que vislumbraban ya la mejor señal de su triunfo
en la di vision intestina de los vencedores!


Presupuestos esos hechos y consignadas estas
observaciones, en lo que nos hemos detenido bas-
tante por allanar el camino y facilitar la solucion
de muchas cuestiones relativas á est;.; ciudad, des-
tinada á representar un papel de alta importancia
en la historia que vamos trazando, pasemos ya á
ocuparnos de los sucesos acaecidos en octubre
de 1SU en la misma poblacion.-En la situacion
que hemos bosquejado hallábanse los libres barce-
loneses, di vididos entre sí, trabajados ademas por
las maquinaciones ocultas de sus enemigos, quie-
nes, á la sombra de aquellas rivalidades intestinas,
'pensaban fomentar sus trabajos de insurrcccion,




-392-
cuando apareció esta en Pamplona y otros puntos,
amagando ya muy de cerca el desarrollo de su gér-
men en el Principado, segun los frecuentes avisos
que babian recibido las autoridades. El teslimohio
vivo de los hechos, sobre todo, la noticia de la es-
candalosa rebelion de Madrid, la oportuna apari-
cion del ,general Pavía en Barcelona, que era el
destinado, segun indicios vehementes, á insurgir
las tropas de Cataluña, y su repentina desaparicion
de Caldas de Mombuy, á donde fué á tomar baños
segun manifestó, y aun rogó, á las autoridades para
conseguirlo; todo esto puso en alarma y como en
-guardia á los liberales de aquella ciudad, la cual
procedió inmediatamente á la creacion de su Junta
de Vigilancia, semejante á la de Búrgos, compues-
ta de dos diputados provinciales, dos concejales y
cuatro individuos de la M. N., bajo la presidencia
del gefe político (1). Tanto este, como el capitan


(1) Este, que era D. Dionisio Valdés, al tratar de la formacion
de la Junta en un Manifiesto que publicó despues, se espresa
de esta manera :=«El ver que tantas personas distinguidas,
«tantos generales ilustres que habian derramado su sangre
«por la defensa del trono y las instituciones, empeñlldo su
«palabra de honor,! dado todas las seguridades al Regente
«del Reino de apoyar su administracion; al ver, digo, á es-
«tos distinguidos personages faltar tan escandalosamente á lo
«que les prescribia su deber, se apoderó tal desconfianza de
«los ánimos de estos habitantes, que llegó á ponerse en duda
«hasta la fidelidad mas acrisolada; '! todos se persuadieron
«de la necesidad de apelar á medios estraordinari'os. De
«aquí nació la idea de la creacion de una Junta de 1'ir¡i-
«lancia.»




-393-
general, se opusieron en algun modo á la instala-
cion de la Junta, que reputaron innecesaria; pero
mas fuerles que ellos las circunstancias, determi-
naron por fin aquel suceso, que luvo lugar el 10 de
octubre.


Creados estos poderosos auxiliares en a(1 uel
conflicto para ayudar al gobierno á conjurar la tor-
menta que por todos vientos amenazaba; para asis-
tirle, que no para resistirle, fueron mirados desde
Juego como el áncora de sal vacion en el pais: y aun
el gobierno mismo se apresuró á aprobar la c.onsli-
tucion de las iuntas, por medio de una real órden,
bajo aquel supuesto. Empero la circunstancia de
partir en aquellos días para Navarra, en donde se
creyó su presencia necesaria, el capitan general del
Principado, D. Antonio Van-Halen, llevando con-
sigo cuatro regimientos de infantería, uno de ca-
ballería, y toda la artillería de campafia, á punto
de quedar en aquellas provincias un número de
fuerzas insignificante, circunstancia que hizo mas
necesaria aun la crcacion de la Junta, dió á esta
unos brios y un poJer, del cual, es trisle, pero
forzoso decir, que abusó en alto grado; si bien es
cierto que cooperaron á ello tambien las corpora-
cioues populares, la Milicia, el intendente; todas
las autoridades menos el gefe político Valdés, que
salvó su volo en cuantas usurpaciones de au ....
toridad perpetró aquel poder, que nació niño y




-394-
creció gigante en pocos días, haciéndose temible é
imponeriteen el mezquino círculo de las ilegalida-
des, sin que se' atreviera á lanzarse en una senda
verdaderamente revolucionaria.


Pero aquellos hombres, en ocasion tan apura-
da y difícil, prestaron un servicio de la mayor im-
portancia, confundiendo, anonadando desde los
primeros momentos y reprimiendo la audacia de los
conspiradores, cuyos vuelos viéronse cortados por
el fuerte brazo de los libres en la hora de la ejecu-
cion: J este tributo de homenage La de rendirles la
historia. Pasemos pues á enumerar y desentrañar
los hechos mas notables que caraclizaron la escasa
vida y la grande agitacion de aquella junta, la mas
ardiente y turbulenta de cuantas á la sazon se for-
maron en España. - Ella creó dos batallones de
cuerpos francos, q oe di vididos en partidas se der-
ramasen por 111. provincia, supliendo la falta de las
lropas que habian salido con Van-Halen, y tenien-
do á raya á los conspiradores: dispuso que la Mi-
licia estuviese sujeta á la ordenanza del ejército du-
rante las cir.cunslancias : levantó un préstamo rein-
tegrable para subvenir á estos gastos, que eran im-
previstos y estraordinarios , el cual se hizo efectivo
por valor de cuatro millones y medio de reales. Esta
medida, no menos reclamada por la justicia popn-
lar que la anterior, autorizada por la ley suprema
4e la necesidad, única voz que se hace oir en tales




-mf5-
casos, seria mas digna de aplaudir, si co.mo. en el
principio, hubiera siempre agravado á los capita-
listias marcados por sus mayores simpatías á los in-
surrectos, y no se hubiese hecho estensiva, COIl
notoria infraccion de la justicia revolucionaria (si
podemos llamarla así), á todas las personas pudien-
tes, sin atencion á sus opiniones. y compromisos po ...
líticos. Pidió y obtuvo del capitan general la sepa-
racion de algunos gefes militares; separó igual-
mente algunas municipalidades de la provincia, cuyos
individuos eran denunciados por desafectos; desarmó
la milicia de algunos pueblos, por iguales causas;
decretó el confinamiento de varias personas sospe-
chosas, cuya ·inlluencia dañaba en algunas poblacio-
nes; provey6se de armas, municiones, etc,; envió
el primer millon recaudado á las tropas que pro-
cedentes del P·rincipado , se hallaban en el distrito
de Navarra. l\'Iedidas, todas estas, de alto interés,
como que ellas eran salvadoras, en las cuales los
miembros de la junta acreditaron que no en vano se
habia deposilado en ellos la cO.fifianza , y que sabian
bien llenar su mision ; siendo. mas que suficientes,
esas disposiciones, para obviar la censura de otras
de bien distinta naturaleza, en las que se arrogó la
junt:.t facultades que .no la competían por níngun
co.ncepto, y cuyo uso no estaba tan j ustiticado como
el ~e las anteriores. Tales fueron, el decreto en que
se p.rivaba á los. ~arlistas jndulta~o.s de. los qerec~o~




-396-
rl e ciudadano; la supresion de varios impuestos
onerosos, como la contribucion llamada del perso-
nal, el arbitrio de 20 rs. en cabeza de cerdo, los
derechos de Cops y de Lezda, y algunas otras me-
didas de índole puramente legislativa, con las cua-
les quisieron los de la junta, no tanto legislar,
cuanto señalar al gobierno y á las Córtcs las nece-
sidades locales· que reclamaban su atcncion en la
víél de las reformas.


Pero el hecho de mas bulto y de mayor trascen-
dencia, el que mas grande csc~lJdalo produjo, fué
la demolicion de la Ciudadela. lngratos recuerdos
conservan siempre los barceloneses contra este mo-
numento odioso, padron de ignominia que implantó
allí, en aquel tosco baluarte, amasado con el su-
Ilor y con la sangre de los bizarros catalanes, cuya
humillacion quiso perpetuar, el primer tirano de los
Borbones de Espaiia, que rué el primer Borbon que
vino á reinar á este pais, el inolvidable Felipe V.
Construida esta Bastilla barcelonesa sobre el solar
estenso de una multitud de casas cuya propiedad
rué usurpada por el déspola, para labrar las maz-
morras de los que abrigasen en su pecho algun sen-
timiento de libertad é independencia, ha sido en
todas épocas el suplicio, la tumba y el osario á la
vez de los varones mas esclarecidos y eminentes,
que una horrible inquisicion política, sancionada
por la malignidad de los reyes y egercida por la fe-




-397-
rocidad de los régulos que en diyersas épocas do-
minaron el Principado, lanzó en 'el espantoso abis-
mo que encierran aquellas negras paredes, testigos
mudos, pero elocuentes, de tantas maldades y crí-
menes. No es, pues, infundada ni injusta preocupa-
cion, el sentimiento de indignacioA y de horror que
abrigan los libres de la culta Barcino contra aque-
lla afrentosa y detestable fortaleza (1).


El ejemplo de lo acaecido en Pamplona, cuya
ciudadela fué el padrastro destinado á combatir, á
sojuzgar y humillar á los pacíficos habitadores de esta
antigua córle de ~avarra, golpeada horriblemente
por infinitos proyectiles en ignicion, por la multi-
tud de bombas y balas rasas que desde sus baterias
lanzó á la plaza la exasperada furia del rebelde
O'Donnell, como va dicho en otro lugar, puso en
mayor cuidado y alarma á los ba¡"celoneses, quie-
nos solo aguardaban una ocasion oportuna para hin-
car el pico y romper la piedra de aquel baluarte


(t) Tanto preocupa el animo de los barceloneses la exis-
tencia funesta de ese y otros fuertes que dominan la ciudad y
la avasallan á veces, teniendo á raya con sus formidables ba-
telÍas la noble y justa altivez de al\uellos naturales, que el
avuntamiento de este mismo año 41 habia conferido en el mes
ailtcrior un premiu que ofreció la municipalidad de 18.\0, al
autor de la m"jor Memoria que se le presentase demostrando
la uti Edad del derribo de las murallas y fuertes de Barcelona;
recayendo (licho premio en el duct!']' D. Pedro Felipe Mon-
lau , por haber llenado mejor que otro alguno las condiciones
del programa, poniendo en evidencia, en su escrito luminos(J,
que los !Uuros de nada sirven allí, sino para njar y úprimif
á los habitantes de aquella industriosa capital.




-398-
aborrecible. Esta ocasion no lardó en p .. esenlár~
seles.


El 22 de octubre recibió una 6rden el mariscal
de campo D. Juan Zabala , que en ausencia de Van-
Halen babia quedado funcionando como capitan ge-
neral interino, para que hiciese marchar tambien á
Navarra al regimiento de Zamora. que "Si bien tenia
escasa fuerza, era sin embargo la suficiente para
presidiar los varios fuertes que coronan la plaza.
Así quedaban estos, menos el castillo de Monjuicb,
en donde permanecieron 160 hombres de ejército,
únicos restos que conservó Zabala, á merced de la
Milicia; y la profunda aversion que esta tenia á la
ciudadela no podia menos de dar ahora algun vio-
lento resultado. Conociólo así aquel general; y para
prevenir los males de que se creyó amenazado, con-
vocó una reunion que tuvo efeclo en la malboa
del 23. antes de partir la tropa, en la cual, ape-
lando á los senLimienLos de honor y delicadeza
de los comandantes de la :Milicia y de las corpora-
ciones populares, hablóles en lenguage sentido y
palético, recordándoles la grande confianza que ha-
bia hecho el REGENTE DEL UEINO de la ~lilicia Na-
cional de ~hdrid , á cuya fidelidad habia entregado
la custodia de la reina y la capital de la monarquía;
y reputando igualmente merecedores de esa misma
eonHanza á los milieianos barcelone~es, se lisonjea-
ba prometiéndose de ellos el que mantendrian in-




-399-
tacto su depósito, que era no menos que la'guar-
dia fiel de los torreones que los dominaban, de
los cañones que amagaban vomitar hierro ardien-
do sobre sus cabezas. Díjoles ademas que la cues-
lion de derribo se hallabá sometida al fallo de
unas córtes liberales que la habian acogido favora-
blemente; siendo mas propia y decorosa esta via le-
gal, que un atropellamiento deshonroso, caracteri-
zado siempre de engaño t falsía y desleaJtad, si se
quehrantalra la palabra de honor, cuyo empeño
exigía. Empeñáronla al fin to(los los concurrentes,
limitándGse empero á ofrecer que emplearían su
valimiento entre la muchedumbre j desplegarian
todo el vigor de su autoridad y de su poder, á fin
de que no fuesen fallidas la confianza y la esperanza
del general que les hablaba; si bien añadieron, que
no podian salir garantes y prometer buen éxito ú
resultado, á vista del terrible encono que la gene-
ralidad abrigaba contra la fortaleza.


Nunca, en efecto, habiase invocado el honor tan
impropiamente, como en esta ocasion en que se tra-
taba de conservar el símbolo del ¡deshonor y de la
ignominia. En vano se apelaba tambien al fallo de
la ley, para derribar un monumento colocado allí,
no por la ley, sino por la mano impía de la ilegali-
dad y el despotismo. Tampoco debiera apellidarse
abuso de fuerza, cobardía, el destruir lo que solo
era la ohra inicua del mas f!Jcrtc, el ilsilo de los CQ-




-400-
bardes, que, son los que necesitan encastillarse para
ofender y para defenderse. No era, en fin j mal UiO
de confianzll, el dar en tierra con 'la señal mas visi-
ble de la desconfianza y suspicacia de los déspotas.
El derrocar la tiranía ó sus instrumentos, no ad-
mite 'tregua. En el instante mismo en que se oy~ la
hora y resuena el clarin de los libres, vuelen estos
á romper sus cadenas y á demoler castillos y pri-
siones. Jamás la ley, ni el honor, ni alguna otra
consideracion moral pueden proteger la obra nefas-
ta de la inmoralidad y del crÍmen. Nunca pueden de-
morar un instante su esterminio.-Así sentían y así
hablaban los barceloneses, cuando, no bien habia
ido la Milicia á guarnecer el fuerte, gritaban por
las calles y plazas i abajo la ciudadela! Contra este
grito no habia medios de conviccion, ni menos de
rcpresion por parte de las autoridades. Viéronse,
pues, estas y la J unla de vigilancia en un grave
conflicto. De otro lado, los du~ií.os de fábricas, ati-
liados en su mayor parte al han do reaccionario, ora
fuese por temor á las circunstancias, ó bien por de-
seo de fomentar el descontento y provocar así la
rebelion, desde que llegaron las noticias del' norte
habian cerrado sus establecimientos. dejando sin
ocupacion alguna á infinitos jornaleros, que eran
otros tantos elementos de desórden divagando por
aquella estensa y populosa ciudad.


Presentada la exigencia con un carácter violento




-401-
Y amenazador por parte de los milicianos y de la
inmensa mayoría de un pueblo desenfrenado é in-
domable,temíase con razon que si no se accedia á la
demanda, se procederia tumultuariamente á la ege-
cuciOD;·siendo mas de. temer entonces los corolarios
que aquel hecho insurreccional podria traer en pos
de sí. En su consecuencia, rcuniéronse las autori-
dades todas y la J unla de vigilancia con los coman-
dantes de la Milicia nacional; y despues de una larga
deliberacion, habidos en cuenta los motivos de con-
gruencia que hacian esta medida urgente é indis-
pensable, sin omitir entr~ ellos la estrema necesi-
dad de proporcionar trabajo y jornal á los operario!!
despedidos de las fábricas; á pesar de la fuerLe
oposicion que hizo el gefe político Valdés, quien
protestó contra lo acordado, como se multiplicasen
las petir,iones y las amenazas de la muchedumhre;
como los batallones de la Milicia enviasen sus co-
misiones COIl la misma exigencia; y finalmente, co-
mo los milicianos que guarnecian la Ciudadela
manifestasen su intencion hostil de no dejarse rele-
var sin que fuese principiado el derribo, añadiendo
que leprincipiarian ellos mismos en la madrugada
siguiente, si antes la Junta y las autoridades no lo
decretaban; viendo que todos los esfuerzos para
impedirlo eran inútiles, y aun podian agriar y en-
conar mas la opinion de las gentes, decretóse al fin
la demolieion por la grande asamblea eompultsta


TOM. 1 V • ::!ti




-.102-
de los individuos de la Junta de vigilancia, la di-
pu\acion provincial, el ayuntami~nto y los coman-
nantes de todos los cuerpos de la Milicia.: y for-
mando esta, en la mañana del siguiente dia 26, con
presencia de todas aquellas autoridades y corpora-
dones (sin que se notase mas falla que las del gefc
político y el capitan general). procedióse con aire
(le imponente solemnidad la tan anhelada egecucion
del derribo, que llevaba la aprobacion y aplauso de


I


todos los habitantes de Barcelona; como que este
()ra reputado un acto grandioso de justicia popular,
tie l trasunto de la di vina justicia: no un crímen, se-
gun se ha pretendido calificar; porque nunca es
criniinal un pueblo, cuando obra en su bien, per()
sin irrogar por ello mal alguno á 103 otros pueblos
de la tierra; que es cabalmente lo que aconteció
entonces en Bnrcclona. Si se obra contra la ley, el
defecto y el mal se hallarán en esta j no en quien,
al quebrantarla, emprende fiel la recta via de la
razon, inspirado por un sentimiento noble de jus..:
licia.


Desde la plaza de San Jaime derczóse aquella
numerosa comitiva, de aspecto acatable y marcial,
al fuerte de la Ciudadela; y constituidos todos so-
bre la cortina interior, que da frente á la plaza,
el vice-presidc~te ó decano dc la junta, D. Jum
Llinás, tomando un pico en sus manos, dirigió una
hreve pero enérgica arcnga á los circunstantes, la




-403-
éLJal terminó con esta!'. notables palabras: ( i Ciuda-
«danos'! En ocasiones como -la presente, nuestros
<diberalísimos abuelos, nuestros venerables cance-
«Ileres, no· decian mas que: i Comenssem!» y des-
cargando un fuerte golpe junto á sus piés, lanzó al
foso la primera piedra.' Segui(lamente dieron tam-
hien varios golpes de zapa-pico todas las autoriJa'"
des y demas ciudadanos que concurrieron á esta so-.,
Jemnidad popular, llevando á gala aquel cortejo,.
al regresar magestuosamente á las casas consisto-
riales, una pieJi'a en las manos de cada uno de sus
individuos, con cuyo trofeo se felicitaban por- las
primeras ruinlls de aquella aborrecible y afrentosa
fortaleza. La obra del derribo emprendióse, pues,
con entusiasmo, con perseverancia y con cálor,
aplaudida COIl frenesí por touos los habifantes de la
gran ciudad barcelonesa.


Otro incidente vino á este tielllpo á exacerbar
los ánimos y complicar mas la situacion de aquellos.
:Empezado el derribo, creyeron las autoridades que
era oportuno enviar una comision llue se aristase
I:on el capitan general Van-Hcden. quien, sofocada
p la rcbelioll del norte y haciendo mayor falta en
el Principado, venia con sus tropns de vuelta, y le
hicie~e fiel narracion del estado á que habian veni""-
do las cosas en Barcelona, las mi!didas adoptadas y
llel'adas á egccucion, con todo lo demas relativo á
la fceun¡l" historia de a(lllcllos úlLimos días, seii~"':




-404-
ladimente en' lo que atañe á la demolicion de la
Ciudadela. Los nombrados, por las autoridades y por
la Junta, para este difícil encargo, fueron los éo-
mandantes de la Milicia D. Juan Vilaregut y D. Fe-
liu Balcells. Este último era ademas síndico del-


ayuntamiento. Aportaron al efeclo los comisiona-
dos al cuartel general del conde que hallaron en
,;Lérida, y despues de conferenciar con él, juzgaron
conveniente, antes de pasar á ver al REGENTE DEL
REINO, cerca del cual llevaban tambien mision,
tornar á Barcelona á dar cuenta de la primera parte
de su cometido. Mas al verificarlo, tu'vieron la des-
gracia de caer, en poder de unos foragidos, que con
aire de facciosos, vagaban entre Tárraga y Cerve-
ra. Noticiosos en Barcelona de' este acaecimiento,
fueron varios y muy siniestros cálculos los que se
hicieron sobre las causas que le habrian determina-
do; siendo harto general la idea que atribula á in-
teligencias ocultas de la faccion con un partido po-
lítico la suerte de los comisionados. Subió de punto
sobre todo la agitacion en los ánimos de los indivi-
duos del b~lallon y escuadran que aquellos manda-
hau: y las voces de rehenes y de repl'esalias hicié-
ronse oir con vehemencia y repeticion. Mientras la
Junta daba las disposiciones para enviar nuevos co-
misionados y negociar el rescate de los anteriores,
haciendo tambien que se dirigiese fuerza armada al
lugar en que fueron aprehendidos, veíase asediada




-405-
Y ostigada fuertemente por las exigencias d.p: .IQ9
que, enconados contra' el bando 8,1 cuai reputa-
ban autor de aquella perfidia, pedian las cabezas de
sus gefes, contentándose los mas temphdos con que
fuesen estos reducidos á prision, haciéndoles sufrir
)a misma suerte que á 105 emisarios estu viese prepa-
rada. Hízose en efecto así por la Junta, decretando
y egecutando el arresto de las vein~e y una personas
cuya seguridad peligraha mas, y aun cuya vida se
hallaba en el mayor riesgo, entre las cuales fué in-
cluido el obispo, y á las cuales todas prestó un
señalado servicio el poder revolucionario. con sus-
traerlas á la enconosa y "iolenta ~uria de la misma
revolucion.-,-púdose., al fin, negociar el rescate de
los d03 comisionados, mediante la suma de 500 on-
zas de oro que cKigieron los bandidos; y haciendo
aprontar esta cantidad á los veinte y un presos que
estaban en la torre de la Ciudadela, volvieron unos
y otros al seno de sus familias.-Los miembros de
la Ju.nla llevaron su generosidad y galantería para
con los presos, despues de haberles hecho efectiva
la multa \ hasta el es tremo de ir á buscarlos ellos
mismos en persona al fuerte. conduciéndolos en
cuarruages á sus domicilios respectivos. Singular y
estraño procedér, que valió á sus autores los silbos
de la befa y dclescarnio~


Entre tanto ¡base acercando á Barcelona el ca pi-
tan general Van-ITaleú con sus Imestes. habiendo




'i"';l"~"",, '. -406- .
:;; :r',,,~., ...... ~~:~~ su buartcl general en Marlorell, como
',' ~.(~~~ ... éro'n.,.E.' gobierno hahia ordenado por de-
~relo dril 2'1 ijc~ b'Gtubre, espedido en Viloria, la
dist>lucion 'de·toda's:.las juntas auxiliares: y todas.
con efllcto ~ ,h'a:biah,~)festado la obediencia debida á
este. f!1andat.o:, nurnos la de la capital de Catalu-
iía (i). En cons/cuencia, el conde de Peracamps
púsose e,n guanfia ; y comunicando los sucesos lo-
dos al REGE>'i"TE, esperaba las órdenes de esle en el
~spresado pueblo de l\Iartorcll. Los barceloneses
por su parte abrigaban sérios temores- por la lle-
gada de Van-Halen, que valia tanto para ellos como
la inmediata susp~nsion del derribo, sin contar con
otras mil consecuencias. enojosas lodas, que podria
acarreades su anterÍor conducta. Y estos recelos
subieron de. punto, al saber el grande desabrimien-
to y encono con que el DUQUE DE LA ViCTORIA habia
recibido á los comisionados que pasaron por fin á
la capit~l de Aragon. á darle cuenta del estarlo de
las cusas.-Con efecto, hallándose lodaví" el Du-
QUE-REGE:'íTE en Vitoria , recibió la primera noti-
cia de la demoliciml de la Ciudadela. El engreimiento


(1) Despue$ de esta Junta de Barcelona, distinguióse tam-
bien la de Valencia, en donde, á semejanza , \'eriticó~e igual-
mente la delllolidon de una parte de su Ciudadela. Pero la
Junta de Valencia sometióse á la autoridad superior del go-
bierno cuando lo hicieron todas las otras, y cuando debió
hacerlo ra de Barcelona: en el instante mismo en que se recibió
\a órden de cesacion, '




-:-4007-
del triu.nfo conseguido sobre los l'etrógrados en
~ladrjd y en el norte, hizoexahar la bilis· de .los
indi-viduos que componian su consejo áulico, al vis-
lumbrar alguna resistencia de parte de los liberales
de Cataluña j y llevaclos de sus instiutos belicosos,
únicos medios de gobierno que estaban á su alcan-
ce, aconsejaron al deposit~riQ del poder real, que,
una vez que habia arrollado J vencido y aUQ gol-
peado á los rebeldes de Cristina, sacudiera tambieu
con la otra mano, rudos golpes al otro estrcmo, es
decir, al bando exaltado, en Barcelona; con lo
cual dejaria' nlenamente asegurado su poder, ha-
ciéndole respetar de propios y eslrallos. ESPARTERO
tuvo la debilidad de aplaudir el mal consejo, y apres-
larse desde entonces á resolver tambien militarmente
esta cuestion, á la manera que se habian resuelto
las anteriores. ¡ Como si pudiera equipararse jamás
el destemplado abrazo de indiscreto amigo, con el
mortífero golpe del pUllal asesino (1)! -Esta mala
~isposicion del DUQUE hacia. prever ya una solu-


(1) Por este tiempo escribia el DUQUE á un persooage
elevado en curtu amistosa, si bien con cierto carácter ofi-
cial, hablando de su embarazosa situacion, «quo por ona par-
«te le asediaban el resentimiento y el encono de los vencidos,
"y por otra el orgullo y las exigencias de los vencedores.»-
Palabras que pueden bien servir de clave para esplicarnos la
idea que dominaba en el REGENTE y la conducta observada
por él doran te esta última y azarosa época de su mando su-
p[emo. en la cual le bicieron desconocer so verdadera posi-
cíon respecto á los partidos, personas indiscretas y apasio-
nadas que pretenden gobernar un estado constitucional con
planes de campaña.




-.108-:-
cion nada buena á los acontecimientos de Darcelo-
na.-,-Pero antes de venir á esta soludon, á marcar
los pases que hicieron dar al CONDE-DuQUE loS' au-
tores de ese consejo con motivo de aquellos su-
cesos, fijemos aun mas la complicada situacion de
los barceloneses.


Todos los principales, hechos que hemos referi-
do y que tenian por objeto el rechazar la agresion
de los conjurados cristinos y derribar los muros
odiosos de la Ciudadela, egecutáronse en la capital
del Principado por el partido liheral colectivamen-
te, sin que se verificase la eliminacion espontánea
dé uno solo de sus miembros en los diversos ma-
tices politicos. Todos los progresistas, partidarios
del gobierno, disidentes y republicanos, asociáron-
se para Hevar á cabo un pensamiento y una obra
que estaba en el interés de todos ellos. Olvidando
re!¡entimientos anteriores, que ya el lector recor-
-dará, desde los primeros momentos de alarma pre-
sentóse el gefe de los demócratas, Abdon Terradas,
en la casa de ayuntamiento, ofreciéndose á su dis-
posicion, ora fuese para ocupar su puesto de se-
gundo comandante, ó bien para tomar un fusil, si
otra cosa no le era permitido. Al siguiente día pasó
un artículo comunicado al Popular, manifestando,
en nombre de la juventud numerosa que componia
su partido, que en aquellos momentos de' crisis,
en que el gobierno del DUQUE se veia am-:nazado




-409--
por 108 reaccionarios, no podia ser dudosa la elee-
cion de los demócrátas, cuyos brazos hallábanse
dispuestos á rechazar, en union con los progresis...:.
tas, todo, conato de retroceso. Tan patriótico y
noble proceder del jóven Terradas, quien pas6 en
clase de nacional á la Ciudadela, cuando su batallon
la guarnecía pidiendo el derribo, mereció elogids
hasta del Constitucional, periódico nada afecto á Ids
terradistas.-Menos feliz y oportuno anduvo el
gefe de estos con exigir aquellds dias, por medi o
de tina esposicíon que dirigi6 á la Junta, y qU,e ib1t
suscrita á la vez por todos lbs oficiales demócratas,
que se les concediese uná refundicion 6 arreglo eh
los batallones, en cuya virtud fuese 'permitido á
los republicanos que Se hallaban demigados en to-
dos ellos, pasar al 3.° y al 8.", á fin de formar una
masa compacta y homogénea; Esta preteilsion des-
acordada, que 8Ó pretesto de evitar rencillas iba á
fomentarlas, organizando la ri.validad. no halló acd-
gida en la Junta. El medio de conseguir el objeto
que sepropobia 'Terradas, no era tampoco el maS
acertado y pt'udente: ! cierto que si.n illarmar á sus
contrarios, pudo intentarlo y conseguirlo. El régi.:..
men 6rganico de la Milicia no oponia, al menos,
obstáculo alguno á su designi6;


El movimiento de octubre en Barcelona, "ése,
pues, qUe rué solo dil'igido y dominado por el ban-
do que se deciá selembrista en aquella ciu'lad , au-




-410-
xiliado p0r las fuerzas congr.eg~dl\s de toda$ las
fracciones del progreso. sin que el partido repu-
blicano tuviera sino una intervenCion pasiva 6 su-
bordinada en aquellos acontecimientos. Veia~ con
cstrafieza N asombro sus individuos, que' siendQ la
bandera levantada por la Junta revolucionaria «ISA-
«BEL U.-CONSTITUCIOlY DEL 37.-REGENCIA PE Es-
«PARTERO,)) Es decir, lo mismo que en aquella ác-
tualidad habia y representaba el gobierno. mostrá~
hase sin embargo en disidencia con este. á cuyas
tropas se negó la entrada en la poblacion, permane-
ciendo en su .. cercanías, como si formasen una es-
pecie de bloqueo; entoncell, Terradas, cuyo pensa-
miento ocupábanle solo los ensueiíos de la revolu-
cion, presentóse á Llinás proponiéndole que diese en
la Junta el grito de Córtes constituyentes, único me-
dio, en su sentir, de que el pueblo pudiera prome-
terse algun fruto del alzamiento: de lo contrario,
añ¡ldia Terradas que !lo co.mprendia cómo se demo-
raseun instante el abrir las' puertas de la ciuda'dal
general Van-Halen, quien, trasladado á Sarriá, ha-
hia recibido órden de la Junta para que se abstuvie-
ra de entrar en Barcelona, á menos que prestase an-
tes ap~obaciQny obedienci~ á lo~ actos de aquel po-


. der. Pero bien lejos 4e acceder los directores del
movimiento á la demanda de los republicanos. in-
tcntaron descargar sobre estos la responsabilidad
grandl.l y los odios que habia de escitar su conducta




'-411-
en el ánimo del ¡!;'¡)ficral y del gobierno, discurienclo
un medio inmoral, pero á propósito para deshacerse
á la vel de los dos :par~idos estremos. Es fama en la


f . ¡ .


r,apital del Princip~o, que los~,\ dominadores de
ilquella situacion hicieron las mas' reiteradas esci-
laciones á los jóvenes demócratas, para que estos
se lanzaran en una horrible senda de crímenes, los
cuales no obstantepodrian ,reportar alguna uti li-
dad á los incitadores; puesto que, tralóse nada me-
nos que de asesinar á los veinte y un p~esos que
}labian si.do encerrados en la Ciudadela para el res-
cate de,los comisionados, haciendo despues estensivo
el degüello á otros muchos gefes ó personas nota-
bles del bando reaccionario. Este bárbaro desacato
contra ciudanos pacíficos é inermes, perpetrado por
los republicanos, hubiera proporcionado á sus auto-
res las ventajas de cgccular un castigo horrible
sobre los presuntos conspiradores, siendo no menor
á la 'vel cl que habrian de sufrir Jos infeiices ins-
trumentos de tan alrOl venganza, los demócratas,
quienes denunciados al punto anle la autoridad,
hubieran sido el blanco de sus iras y enojos, dis-
trayéndola así del principal ohjeto.


Instábase, sobre todo, á los repuhlicanos mas
fogosos para que tomáran la iniciativa, asegurándo- ,
les la impunidad, y ofreciéndoles que el. general o,,
Va'n-Halen correria un' vélo, á su entrada, sobre
tan pOI\ibles escesQS. Pero apercibidos del lazo que




-412-
se les tendía pata perderlos, y no queriendo man-
char sus manos con la sangre de indefensos pro-
pietarios y particulares, los jóvenes que salían siem-
pre á la defensa del partido demócrata, señaladamen-
te su gefe Terradas, hicieron los'mayores esfuerzos
por persuadir á lodos sus sectarios y hacerles ver
la ini,quídad de aqnella farsa, que una mano oculta
movia, en el interés suyo, pero en daiio visible de
ambos partidos. el asesinado y aquel á quien se pre-
tendia convertir en asesino. De tal modo hicieron
frustrar los virtuosos jóvenes demócratas un plan
aleve é inícuo, cuya egecucion hubiera lleRado de
baldon eterno á Barcelona, y quenada podia jus-
tificar entonces. Las tentativas fueron varias y por
distintos rumbos; pero siempre en vano (1). La
notodedad de este hecho fué tal, y de tal manera
exaltó su resulti.do á los promovedores, que en uria
arenga acalorada é imprudente quejóse un gefe de
tit 'Milicia (haciendo marcada alusioa á este l.lroycc-


(1) Correspondiendo la Junta á la voz de los gefes repu-
blicanos, dió su famoso y singular decreto de 1.° de noviem-
bre en que decia: ((Aétículo único. Todo el que propale voces
«con el fin de concitar los ánimos contra los presos de la
«Ciudadela, como se ha empezado ya á cgrcutar diciéndose que
"s. A. S. el Regente ha sido asesinado, ó se atreviese á obrar
«contra ellos, será inmediatamente fnsilado.»-Este decreto,
unido al paso de que hemos hablado ya. de haber ido los
de la Junta á sacar á los presos del fuerte para conducirlos
á sus casas en carruages, no fuera que la demagogia impía
osára atentar contra sus vidas en las calles, JlO debían que-
dar duda alguna acerca de la huella voluntad de los de la vi-
,'ilancia hácia 'los detenidos en ~aCiudadcI8.




-.H3-
to siniestro \, de qne la revolucion no podia seguir
su curso por causa de un solo hombre, y que este
hombre era Terradas. Los individuos de este cuer-
po, instigados así y entusiasmados, intentaron en
aquel momento ir á su domicilio á escarmentar al
supuesto autor de que la revolucion no siguiera su
curso (1).


El 28 de octubre babia dirigido la Junta de vi-
gilancia oficios á la diputacion provincial y al ayun-
tamiento, manifesta~do deseos de que estas autori-
dades resolvieran inmediatamente si sostendrian
~ aquella hasta el oompleto derribo de la Ciudadela.
Ambas contestaron afirmando. En la noche del 2,
vueltos á Barcelona los nuevos comisionados que
habian ido a avistarse con Van- Halen', como hicie-
sen ver qu~ este se manifestaba bastante irritado á
consecuencia de los sucesos de aquella ciudad, de
las comunicaciones que acerca de ellos recibia del
gobierno, en vista d~ la determinacion que habia
adoptado el frances de aproximar numerosos cuer-
pos de tropas á la frontera del Pirineo oriental,
alegando como motivo ú pretesto de este alarde de
fuerzas la insurreccion catalana. mas temida del ga-
binete de las Tullerías que la que se habia inaugura-
do en Pamplona, verificóse una asamblea de auto-
riJades y comandantes de la Milicia, la cual, oidas


(1) ¡Escelcnte curso pretendían ciar estos liberales á Ii!
revolucioll !




-.lU-
las razones que los comisionados alegaron. y con-
forme al deseo del capitan general, resolvióse al
fin que cesase en sus funciones de mando la ~unta,
si bien quedaba aun como comision encargada del'
derribo da la Ciudadela. Esta resolucion fué al
punto comunicada por el gefe político Valdés á Van-
Halen; mas al ver este confirmadas las noticias an-
teriores respecto á la actitud bosii 1 de' la Francia
en los diarios de esta nacion, que se espresa ban en
lenguage barto alarmante respecto á Barcelona. sa-
hiendo tambien que habia salido una escuadra del
puerto de Tolon para las costas' de Cataluña, de-
terminár9nle á adoptar algunas medidas preventi-
vas en los fuertes, aumentando las guarniciones de
Monjuich y Atarazanas.


Preludios de un ataque contra la ciudad creye-
rOIl sus habitantes que eran estas disposiciones hos-
tiles de' Van-Halen. Sobre todo. en el seno de la
Junta reinó aquella noche la confusion y la alarma ..
Los debates fueron acaloradísimos, sin que basta-
ran á tlcspojarlos tic su carácter violento y amena-
zador las atinadas rellexiones del gefe político,
que en v'ano se esforzaba por e~poner los motivos
de tales disposiciones. La Junta acordó comunicar,
y se comunicó á los cuerpos de guardia de las puer-
tas, la órden oe dejar enlrar en la ci udad al general
solo con su E. 1\1. ; pero oponiéndose decididamenle
á la cnlr,hla de las tropas. En esta scsion faé cuan-




-415~
do aparecí.] Llinás con un gran paquete de procla-
mas impresas f que eran el célebre documento
del 5 f en el cual, como acontenció en varios otros,
iba supuesta la firma de Valdés, en calidad de pre-
sidente f cuando él era el primero en condenar estos
escesos, protestando enérgicitmenl~ contra ellos. Esa
tea incendiaria lanzada en son de proclama, era un
grito de guerra y una invoeacion de í tÍ las armas!
i abajo la Ciudadela, 6 la muerte! procurando escilar
con violencia las pasiones de Ids catalanes, á quie-
nes se pintaba con sangriento colorido 5U situacion,
recordando al par sus antiguas glorias y sus terri-
bles insurrecciones. Dió rilárgen esta alocucion,.á
la que con fecha del siguiente dia 6 dirigió á los
barceloneses desde su cuartel general deSarriá el
conde de Peracamps, lamcnlimdose de la marcha
estr~,viada de la Junta al publicar aquel imprudente
papel. en el cual, decia Van-Halen «(se escita al
«('jército á que baga lraicion á sus juramentos ~ se
oinvoca al Scrmo. Sr. Duque de la Vicloria, Re-
ogente.del Reino, al mismo tiempo que sé les exige
«no cumplan sus ól'denes dadas en 'el cíl'culo de
«sus atribuciones.» El 7 replicó la Junta en otra
proclama, no tan al<trmante ya como la del 5. Leida
esta en el cuart'cl gener," del REGEXTE, silo á la
Salon en Zaragoza, produjo una irritacion indeci-
ble, dando ella ocasion á aquel otro manifiesto cé-
lehre (le 9 (le noviembre, dirigido ú los español(~s,




-416-
el eualtermioaba de la manera siguiente:


«El Regente faltaría á lo que debe á la n¡¡cíon,
(do que debe á la justicia, si quedasen impunes ac-
«ciones violadoras de las leyes: si los principales
«instigadores y perpetradores quedasen animados
«para .abandonarse á nuevos desafueros. Fiad, espa-
«ñoles, en la justicia, que es el norte de un gobier-
«nO sobre las leyes cimentado. La mano alzada siem-
(preen defensa de la Constitucion y libertades pú-
«Micas, sabrá reprimir cuantos escesos produzca el
«abuso de esta libertild.)) -Palabras que envolvian,
despues de la acusacion terrible qu~ las precede,


. n.na amenaza horrenda que por fortuo" u() llegó á
rconvertirse ell .ealidad.


Este célebre manifiesto del 9 mereció grandes
aplausos por parte de la prensa reaccionaria, que
para hallar despique al escaso rigor empleado con
lOS suyos, Iiso,njeábase ya con la idea de poder in-
tro~~cír, mediante esas amenazas del poder y la re-
sistencia de los barceloneses, la funesta escision en
las filas liberales, pretendiendo que ESPARTF;RO de-
bia de tratar·con igual ó mayor severidad las de-
masías de aquellos, que la sublevacion de Madrid y
del norte. Temerario empeño, que solo el espíritu
de partido, el encono y la venganza.pudieran idear.
Como quiera que no es posible confundir el clilravío
momentáneo, parcial, sin trascendencia, de los
amigos de la libertad y adictos á ESPARTERO I con




-417-
una sublevacion eslensa, profunda, de inmensas
consecuencias, que atenlaba de lleno contra la le-
gitimidad de la Regencia, que aspiraba, en fin, á
una reaccion completa que anulase el movimiento
nacional de 1840 y todas las conquistas hechas por
la revolucion española: reaccion horrible, que iba
preñada de los odios" las crueldades y venganzas
que años despues han acreditado sus autores, sin
que los contenga en nada ni aun el aparente respe-
to de gratitud que en aquellas circunstancias no los
ligaba. Con fecha del 10 espidi6 el REGENTE una
real órden previniendo la disolucion completa de la
Junta, aun en calidad de comision de derribo, so
pena de ser tenidos por rebeldes y castigados con
todo el rigor de las leyes los que se opusieren á
ello.


Llegada la 6rden y el manifiesto del DUQUE-
REGENTE á Barcelona, sabiendo tambien el áspero
recibimiento que este babia hecbo á los comisiona-
dos que habiau -pasado á Zaragoza, celcbróse la úl-
tima asamblea I!e autoridades y comandantes, la
noche del 12, en la casa consistorial. La Junta re-
signó allí el poder revolucionario acatando á la au-
toridad suprema, y sus individuos pidieron y ob-
tuvieron pasaporte para Inglaterra. Aquella pobla-
cion numerosa, con 11 aguerridos batallones de
Milicia ciudadana y otros infinitos elemenlos de re-
sistencia, mostró un profundo respeto á la ley y á


TOM IV. 27




-418-
las órdenes del REGENTE. Asi se comunicó oficial-
mente y á la mayor brevedad por el gefe político y
demas autoridades á Zaragoza y al cuartel general
de Van-Halen. Mas hé aquí que en la mañana del 15,
y á virtud del aviso en que se habia manifestado
por la ciudad que ya podian entrar sin obstáculo al-
guno las tropas de este, verificaron sí la entrada, pe-
ro desph'gando el aparato hoslil que suele alardearse
solo en la rendicion de una pl!lza. Pocos minutos
despues, ya estaha esta declarada en estado de sitio.
El cgcmplo seguido en el norte era el mismo cuya
resolucion se adoptaba en la capital de Cataluña.
Conducta imprudente asaz por parte del poder mi-
litar, que era el que á su arbitrio disponia en Za-
ragoza y el que egecutaba en Barcelona, con tanto
mayor desacuerdo, cuanto que restahlecida la paz
y la autoridad en aquella capital, devuelto su impe-
rio á la ley, removidos todos los obsláculos que an-
tes existian para la conservacion del órden, y ahu-
yentados los miembros de la junta, no habia motivo
alguno que pudiera justificar esla gala de fuerza en
medio del silencio de la muchedumbre acallada, y
cuando la voz de las leyes hacíase oir con acata-
miento y respeto.


Justo es, sin embargo, confesar, que en esle
periodo del estado de sitio, desde el J 5 basta el 28
de noviembre, condújose el conde de Peracamps
con una templanza loable, si bien su carácter y sus




-419-
hábitos militares indugéro."le á cometer al-gunas im-
prudencias que agriaron bastante el ánimo suspicaz 'f
sentido de los barceloneses. Consecuenci~ del estado
escepcional fué la disolucion del ayuntamiento y su
reemplazo por el del año anterior; el desarme de
los batallones 2.°, 3.° Y 8.° de la Milicia, que eran
los que contenian mayor número de republicanos,
y la disolucion tambien de la diputacion provincial,
haciéndola sufrir la misma suerte y por las mismas
causas que al ayuntamiento. Como '.)ra consiguiente,
creóse una comision militar que babia de entender
y f"lIar las causas que se formasen pal"a juzgar á los
fautores y ejecutores de los pasados sucesos. Medi-
das, t{)das ell1ls, ilegales; como que eran una con-
secuencia fiel del estado ilegal en que se constituy6
á la pohlacion. Era una dictadura militar contra to-
da ley, contra el saludable decreto del ministerio-
regencia, contra toda razoo y buen sentido: una)
siluacion análoga á la que se bahia creado ell la vi-
lla de Bilbao. Como en este caso, tambien en el de
Barcelona, el consejo militar, que á falta del conse-
jo constitucmnal de sus ministros, rodeaba á Es-
PARTERO, rué quien le impelió á ad-optarun si~t-ema
desacordado é impru·dente que le enagenó las vo-
luntades del partido popular barcclones, que es de
gran peso en el partido liberal de España, dando
ocasion, con tales desafueros, á que se alentasen
las ambiciones- de unos y se airasen los ánimos de




-420-
otros, por DO mostrar, el tino necesario, en aque-
llas difíciles circunstancia· s , para concitiar la digni-
dad coo la moderacion, la defcnsa de la ley con el
respeto á los derechos de los ciudadanos, sus pro-
pios intereses con los dcl partido que le apoyaba.
Tambien en esta ocasion se opuso tenazmente el
ministro Infante á que la capital del principado se
declarase fuera de la ley; .pero mas fuertes que su
influencia, las influencias de los otros militares,
que halagaban al par los instintos belicosos del GEl\r.
RAL REGENTE, determinaron á este, sin contar para
nada con la mayoría del gabinete, que estaba en
Madrid, á obrar de ese modo.


Pero hemos dicho que Van-Halen se condujo
cuerdamente en esta crítica ocasion, en. la cual era
solo el instrumeato ú agente de un mandato que ha-
bia recibido del cuartel general del CONDE-DuQUE.
Con efecto, en la alocucion que dirigió á los barce-
lon~ses el mismo dia en que los declaraba en situa-
cion escepcional, decia: (los deseos de S. A. son
«de que en esta industriosa poblacion se asegure el
.,imperio de las leyes, el triunfo de la causa consti-
('lucional y que se afirme el órden público y la
«s.eguridad individual:» y despues añadia: «este es-
«tado escepcional, lejos de propender á coartar y
«menoscabar los derechos civiles y políticos, se
(fconvertirá, os lo .aseguro, barceloneses, en su
(fproteccion y auxilio .)1 Y consecuente y tiel á esta




-421-
digna promesa, no se le vió derramar sangre, DI
imponer multas, ni encarcelar, ·ni desplegar, en fin.
saña y encono contra los habitadores de la ciudad si-
tiada. Antes bien, aquellos mismos que mas se ha-
bian distinguido durante los días· de la rebelion,
acompañábanle en su entrada por las puertas de la
capital, gozosos y contentos de ver restablecido el
órden. y en verdad. que en un pueblo que así se
somete al imperio de la ley y al de la autoridad res-
tablecida, hubiera sido el mayor crimen de parte
del conde el obrar de otra suerte, cuando la mis-
ma fórmula declaratoria del estado de sitio era ya
un insultante desafuero, por ser una gala de arbi-
trariedad conocidamente innecesaria.-Como prue-
ba de que el egercicio de los derechos políticos in-
dividuales, ya que no el de las corporaciones mu-
nicipales y deu{all autoridades legítimas, no se habia
empecido. en modo alguno por el estado escepcio-
nal, copiaremos aquí algunas palabras en muestra
dellenguage que El Constitucional usaba el 17 de
noviembre. Mal enojado, el diario progresista. por
la disolucÍon de las corporaciones populares, cuyos
actos babia defendido siempre con calor. se espre-
saba en el número correspondiente á aquel dia de
este modo: «Las escandalosas arbitrariedades que
«el gobierno ha hecho cometer al general Van-
... Halen, han -de ser para el gabinete de mayo el
«golpe de gracia. Ese ministerio fatal, cuya indo-




-42~-
_lencia: é imprcvision nos puso en elliordc de un
«abilllBo, que en vez de cegar abueca ahora profun-
«damenle, no ha de poder resistir á los ataques
«rudos de los represenlanles de la nacion, cuyas
«leyes eslá conculcando bajo sus plantas con una
((insolencia espantosa ..... No: qne no se baga ilu-
«siones ese ministerio zorra.»-lúzguese ahora, si
donde tal género de oposicion se hace ror la pren-
sa al.gobierno, es realmente el estado de sitio otra
cosa que ulla mera fórmula.-Y cuenta, que El
Constitucional, este mismo diario que tanto encollo
mostraba contra el estado de sitio, babia sido el
primero en dar moli-vo y ocasion al gobierno para
desplegar ese rigor contra los barceloneses., sobre
10 cual se esplica D. Dionisio Valdés, en 3U ya ci-
lad() Alanifiesto, del modo sigllient~. Aludiendo á
las medidas adoptadas por la Fl'ancia en nuestra
frontera, qtle. fueron las que exasperaron al go-
bierno español,Qbligándole á ostentar, mas de lo que
es justo, su poder contra la revolucÍon de Barcelona,
y dando por principal motivo ú pretesto de aque-
llas medidas las tendencias republicanas de los su-
blevados barceloneses, y su contagioso egemplo en
la nacion vecina, dice Valdés: «y esto no es un
«sueño, ni una suposicion capricbosa; es una de-
"duccioll justa y natural; pues solo por un articulo
«del Constitucional, periódico de esta ciudad, en
((el que con alguna ligereza se hacia UDa llamada á




-423-
~los republicanos franceses, se creyó el gabinete
«de las Tullerías escudado lo basbnte para justifi-
acar la formacion de un ejército en los Pirineos.))-
El Constitucional, sin embargo, que tan en armo-
nía queria ahora ponerse con los republicanos de
Francia, andaba siempre malquisto y en conlínua
disidencia con los de su pais.


Vésc, pues, por ellcnguage que usaba el diario
progresista de la segunda poblacion de España, de
la acatable Barcelona, que tanta importancia políti-
ca tiene en el pais, radicada ya y profunda la mas
lamentable di vision entre los vencedores de se-
tiembre y de octubre, un año des pues de la prime-
ra victoria. A esta division, tan funesta, de con-
secuencias tan fatales para la causa de la libertad
española, no es dudoso que hayan contribuido en
gran manera las influencias siniestras, las maquina-
ciones ocultas, la zizaña sembrada inÍcuamente por
los agentes secretos de otros gobiernos, ' señalada-
mente el de Francia, que tan enemigo se muestra
de nuestra prosperidad, de nuestra independencia
y de nuestras libertades, como se colige claramen-
te de su conducta observada durante los sucesos de
octubre, y que viendo frustrado su designio enel mal
suceso de Leon y de O'Donnell, apelase á otros me-
dios, que puso despues mas á la vista, utilizando
los elementos de des6rden que existen en la capital
del Principado, en aquel vasto laboratorio de in-




-424-
trigas y de insurrecciones. Pero tambien es indu-
dable, que la falLa de lino y sensatez, las grandes
imprudencias de los progresistas, gobernantes y
gobernados, señaladamente el partido militar, que
fué ,el que en la malhadada espedicion del REGENTE
Je precipitó, desacreditando y arrollando en su im-
pulso anárquico al partido civil que 'habia salvado
basta entonces la pureza de las instituciones, lle-
varon á cabo aquella obra infernal de desolacion y
de ruina. Mas adelante ampliaremos nuestro juicio
sobre este punto. Entre tanto, bástenos decir que
á este tiempo ya estaba ese grande mal incoado.
I,as causas que le produjeron no será al lector difí·
cil irlas deduciendo de los mismos hechos que lle-
vamos apuntados. Ello es que la prensa progresista
au~uraba ya la fuerte oposicíon que babia de orga-
nizarse en las Córtes.


A la voz terrible del C'mstitucional de Barcelo-
na unia tamhien sus acentos, con menos prudencia
que justicia, el Eco del Comercio en Madrid. El
Corresponsal, diario el mas templado de los que en
la córte sostenian las opi nihiones reaccionarias, en
su número del 26 de noviembre decia: «Los ene-
«migos del órdcn actual se rcgocij:m al ver las di-
«sensiones de los que se bailaban hermanados en
«setiembre.» El Correo Nacional, para quien la
crcncion solamelllede las Juntas de vigilancia era
un crímen, un horrible desafuero, mas damnabJe




-425-
mil veces que las' re~1io.nes armadas de Pamplona
y Vilo.ria y Bilbao., y que lo.S ti~o.S del real Palacio.,
azuzaba al Et;o, estimulándo.le á que declarase una
mas vio.lenta o.Po.sicio.n co.ntra el go.bierno., cuyo.S
ho.mbres decia que deberían de serescluido.s de la
co.munion pro.gresista, en ho.Io.cáusto. debido. á lo.S
principio.s. Celo.so. en estremo. se mo.straba tambien
Po.r esto.s El Correo, co.mo. que ento.nces estaba en
la o.Po.sicio.n; J al mismo tiempo. era tal la furia, tal.
el despecho. de este órgano. de la rooderacion ~ po.r-
que Van-Halen no. ar,?abuceaha cada dia alguno.s re-
vo.lucio.nario.s en la capital de Cataluña, que el 29 de
no.viembre estampaba las notables líneas siguientes~
«¡Cuánta miseria han sacad<> á relucir lo.S aco.nle-
({cimiento.s de Barcelona 1 El órgano. del partid<>
«do.minante se aira c()ntra la junta, mientras la' jun-
eeta resiste: c·ede la junta. y to.do. es indulgencia
«(para co.n ella.» -Sin dutla. si esto. es miseria. en
el diccio.nario. de estas gentes. tal vez el haber adu-
lado. á la junta mientras fué podero.sa, y alacarla
crudamente despues de baber cedido., seria una
prueba d'e nubleza y grandeza de alma, segun el
leal saber y entender de la suprema inteligencia.


Tambicll desarmó Van-Halen Io.S batallo.nes de
Milicia nacio.nal de Mataró, Po.r haber sccundad()
esta ciudad eminentemente liberal el movimiento. de
lo.S barceloneses.-Cuando. Io.S batallones 2.°, 3.'"
,8.° de esto.s últimos recibieron la noticia dél esta-




-4211-
do de sitio y el desarme, indignárónse de tal suerte
sus individuos, ad~rnados los mas con la condeco-
racion del primero de setiembre, que echando mano
al pecho, la arrancaron y arrojar1ln al suelo con el
mayor desprecio, viendo frustrado el pensamien-
to de legalidad y de moralidad política que ella sim-
bolizaba, por los mismos hombres que mas habian
contribuido á la realizacion de aquel gran suceso.


Dió márgen al desarme de la Milicia barcelone-
sa, un movimiento insurreccional que hubo de no-
tarse , la noche antes de entr&r las tropas de Van-
Halen, en el cuartel del tercer batallon , en donde
los cazadores y granaderos manifestaron en algun
modo deseos de oponerse á la entrada de las tropas.
Créese generalmente que este ligero fulgor de in-
surreccion fuese obra de los llamados setembristas,
con el fin, ya indicado. de descargar su culpa so-
bre los republicanos. quienes, como va dicho. pre-
dominaban en este batanon; pero la circunstancia
de haber tomado solo parte en esa resistencia simu-
lada las compañías de preferencia, que eran con-
trarias á los terradistas; el hallarse los mas nota-
bles de estos. incluso su gefe. bien distantes de
aquel lugar y agenos á lo que sucedia , y haberse
presentado en el cuartel el alcalde primero y fingí-
dose preso; todo esto, unido á la siniestra y falsa
'Voz esparcida velozmente por la ciudad, de que
Terradas y los suyos eran los que se oponian al




-427-
l'cstablec'imicnto de la armonía y la paz, puso fuerH
de duda que este plan maquiavélico, digna secuela·
de olro que hemos referido anles ,era la obra de
unos mismos autores, y otra prueba triste de la in-
testina division y de las rivalidades profundas que
iban trabajando y enconando cada vez mas los áni-
mos de los progresistas barceloneses.


Pero unos y otros, ./osde setiembre y los de Ter-
radas, cayeron al fin, arrastrados por el violento
impulso de sus mismas pasiones, bajo la espada del
general, que tambien se decia del progreso. Que
tal es el resultado que alcanzan siempre la anar-
quía y lo disolucion en los parlidos.-Cdmo llegase
á noticia de los terradislas que á ellos se les impu-
taba y designaba como autores de lo acaecido en el
cuartel, condenándolos la opinion pública embra-
vecida porque equivocadamente los creia un obstá-
culo para la restauracion del 6rdell que todos ape-
tecian; y COMO supiesen tambien que el ayunta-
miento habia nombrado una comision para instruir
sumaria sobre aquellos sucesos, á lin de que .ellos
hiciesen perder de vista el hecho principal de la re-
belion, y el castigo de los republicanos sirviera
de espiacion á los verdaderos autores de aque-
lIa; todos los ~as marcados entre los dem6cratas
se ausentaron ú ocultaron, temerosos de que se
ejecutase con ellos alguna tropelía, visto el estado
crítico á que habian venido las cosas, y cuando el




-428-
ejército estaba ya para entrar en Barcelona. Solo
Terradas, á pesar del grande riesgo en que se veia
su existencia y de los reiterados avisos que le ba-
cian cuantos le enconlrab an, asegurándole que él
era la víctima espiatoria designada; que se fugara
inmediatamente, pues que de lo contrario, seria
pasado por las armas, tuvo la atrevida resolucion de
permanecer, llevando aun mas allá su arrojo. Era
jóven, entusiasta por sus doctrinas, soñando siem~
pre con los halagos de un porvenir venturoso J en-
greído con la repentina y sorprendente creacion de
un partido que nació gigante y robusto, luchando y
venciendo desde los primeros albOJ:es de su vida po·
lítica, y dábale un grande desconsuelo el ver que
su fuga, unida á la condena injusta que á los com-
pañeros inflijirian- sus enemigos, valia tanto como
la disolucion completa del bando republicano; y
esta idea no la podia él soportar. Decidióse, pues, á
adoptar un rumbo que ;;010 podia dictarle su grande
arrojamiento, su estrema serenidad, ó el febril de-
lirio del entusiasmo político, propio solo de su
edad y de esas doctrinas benéficas y humanitarias,
que por mas que sean á veces un imposible en la
práctica, habido en cuenta el estado social de un
pueblo y sus relaciones diplomáticas con otros Es-
tados J. tocan ellas siempre y hacen vibrar con ca-
lor y energía las mas sensibles fibras del corazon
humano, dándole un impulso de estrenuidad, de vi-




-4.29_
vacidad y exaltacion, que dista siempre mucho de la
manera de impresionar 'que se nota en todas las de-
mas doctrinas y creencias, en que el principio hu-
manitario sucumbe ante el ídolo vergonzoso del in-
terés J el egoismo. Resuelto á perecer ó á salvar
su partido, Terra(}as va y se presenta á Van-Ha-
ltm, pocos. momentos despues de haber este entra-
do en su alojamíento. Grande sorpresa causó al ge-
neral la presencia inesperada del caudillo republi-
cano, en circunstancias lan crÍlicas, en ocasion tan
estuante y peligrosa para él. Pero inmutable y se-
reno. el jóven demócrata, hablóle al conde, poco
mas ó menos, en esta :mbstancia: «Aquí vengo,
«dijo, para aclarar mi posicioo: amigos y enemigos
«me dicen que huya, que he de ser preso y fusila-
ado. Si esto es cierto, desígneme V. E. la cárcel;
«pero permítame defenderme ante el tribunal com-
«petente; que mi conciencia está tranquila, y espc-
<fO confundir á mis acusadores: si nada hay en mi
«contra, sírvase V. E. manifestármelo , para que
«pueda estar con sosiego en mi casa.»-No es Van-
Halen de esos militares bruscos y altaneros, mu-
cho menos, sitibundo de sangre. Su carácter tem-
plado y conciliador, aunque no es regulado por
una ecuanimidad constante. la prudencia que oí
veces tambieo ostenta, cualidad que suele andar
bien escasa en los hombres de su clase, hicieron de
él en esta ocasion la autoridad mas á propósito para




-430-
desemp-eñar eldifícil papel que la imllrudencia del
gobierno y la irreflexion de las ,banderías- en que
estaba como destrozado el partido liberal barcelo-
nés, le hahian encomendado.


Lleno de asombro al ver y oir al gefe de los re-
publicanos, de quien acababa de escuchar Van-
Halen la mejor defensa que pod'Ía acrisolar su con-
ducta, 'contestóle: (\ que efectivamente, si él hu-
biese de dar oidos á una opinion baslante genera-
lizada, sobre todo, á las autoridades populares J
personas señaladas que le h<lbi<l,u hablado al enlrar,
su deber seria tal vez prenderle y' fusilarle; pues
que eran muy graves los cargos que se le hacian.
corroborados ademas por la prensa (1). ~ero que él
110 habia venido con ánimo de egcrcer actos de ri-
gor y arbitrariedad; que podía marcharse á su
casa, pues los tribunales ordinarios entenderi¡m


(l) El Constitucional, el mismo periódico que habia e\"O.-
cado el auxilio tie los republil'anos franceses para derribar la
Ciudadela, el cua.! se hallaba redaetado, entre otros~ por el
alcalde D. Pedro l'tlata, que babia salido á solemnizar el recibi-
miento de Van-Halen, insertalla aquel mismo dia algunos ar-
tículos é invectivas, sérias y punzantes, contra el puñado de
sediciosos que habian querido prolongar la resistencia y lle-
nar de luto y horror las calles de Barcelona, haciendo patentes
\' crueles alusiones al gefe de los dcmól'ratas; sin duda para
ilamar la atencion sobre estos, distrayéndola de los autores
principales y del hecho culminant.e df\ la rebrlion. Entouces
lit Constitucional, que como va indicado, era el órgano de
las autoridades populares y demilS gefes de aquella, aspira~
ha á reconquistar la gracia de Van-IIalen. La disolucion em-
pero de estas corporaciones, vino á agriar el ánimo del perió-
dico, fulminando contra el general los fuertes anatemas Iju.e
hemos estampado en otra parte y otros mil por el estilo.




-431-
de los delitos perpetrados, y ante ellos deberia
responder de su conducta.» - Replicó Terradas:
(que en tal conceptO quedaria tranquilo, si no le
constase que sus enemigos políticos del ayunta-
miento estaban instruyendo una sumaria contra él
-y sus amigos, sobre sucesos promovidos por los
mismos que abora se arrogaban la facullad de juz-
garlos; viniendo, en consecuencia ¡ á ser jueces y
parte en este asunto, toda vez que el ayuntamiento
hahia sido una de las autorid~des revolucionarias.»)
-Díjole el conde entonces con inlerés: «si sabia
Je positivo que el ayuntamiento hubiese incoado
dicha sumaria,)) á que contestó Terradas « que
sí, que le constaba como cosa cierta.) Y ya fué
cuando el general le dió la seguridad completa de
que no prevalecerian los conatos vengati vos de un
partido contra otro, siendo solo los tribunales im"
parciales y competentes los que juzgasen.


A los pocos instantes viósc decretada la suspen-
sion del ayuntamiento, y la .disolucion de los tres
referidos batallones de la Milicia. Es decir, que
unos y otros, ternídistas y setembristas, cayeron,
como hemos apuntado ant~s. bajo la férula ó al
golpe de la espada del general Van-Halen, que de
tal modo hizo espiar con igualdad á entrambos par-
tidos el delito de la insurrecciono Tal es la suerte
reser,lada siempre á las banderías políticas, cuando
luchando en' el estreiiido palenque de "'s rencillas




-432-
Y de los odios ¡,ersonales, incapaces de la !ict01 :a,
buscan todas el vencimiento que su ciego destino
les proporciona en la fuerza l.:. La fuerza, hé aqv~
la potestad destinada á sojuzgar las opini¿nes, cuan-
do en pasiones se transforman. E~ absolutismo y la
dictadura no existieran jamás, si aquel hecho no
hallara cabida nunca sobre la haz de la tierra.


Justo es, sin embargo, confesar que esta medi-
da de Van-Halen, si no cortó la saña de los par-
tidos, produjo el inmenso bien de quitarles los me-
dios de dañarse. De modo que, si considerada de}
lado de la legalidad la conducta de( conde, ó mas
bien, del gobierno que le mandaba, al declarar á
Barcelona en estado -de sitio y proceder á la di-
solucion de la Milicia y de las autoridades, fué
censurable y criminosa, del lado de la moralidad
política. preséntase á nuestra vista altamente reco-
mendable y meritoria. Como quiera que ella evitó
grandes males á los apasionados barceloneses, 'lle-
gando á tanto su buen 'porte en esta ocasion, que
sin dejar de sufrir resignado los rudos ataques que
empezó á dirigirle El Constitucional, consintió
Van-Halen y aun contribuyó á que los tribunales
no formasen causa alguna, porque tampoco bubie-
ra sido justo encausar á unos cuantos por hecbos en
que tomó parte activa y eficiente todo un pueblo.
Así se corrió un velo sobre lo pasado, y despues
,de los trece días que duró el estado escepcional,




-433-
qu~ rué todo lo mas benigno' que era posible fuese,
reinstalado el. ayuntámiento, arm6 este de nuevo
los batallones' desarmados, sin que le fuera dado
realizarla .climinacion que intentó hacer de todos
los republicanos; y ray6 tan alto la condescendencia
y justificada generosidad del gobierno para con los
individuos de la junta, quienes no tuvieron mayor
culpa que todos' los otros en los sucesos que van
referidos, que á los tres meses volvieron aquellos
á Barcelona, sin que los tribunales á quienes reta-
ban pudieran echarles nada en rostro, y despues de
haber publicado en Francia una manifestacion que
justificaba plenamente su proceder, tanto en lo po-
Htic() cuanto en 10 econ6mico.-Tornaron, pues,
las.cosas en Barcelona á su antiguo ser, volviendo
los partidos á ocupar las mismas posiciones que te-
nia cada cual antes de estos ruidosos aconteci-
mientos.


Pero hemos dicho que el enojo del capiLan gene-
talle hizo cometer algullas imprudencias en aquellos
dias; y antes de cerrar la historia de estos sucesos de
Barcelona y de este año 41 , anotaremos aquí la mas
señalada de estas imprudencias. Fuélo sin duda la
conducta desacordada é impolítica que observ6 el
conde con la Milicia nacional barcelonesa, que tantos
tilulos presenta á la consideracion, á la gratitud y
al amor de todos los españoles honrados y libres,
la cual recibió un profundo é inmerecido desaire,


1'0111. 1 V • ::l8




-43.\-
no siendo convidada e119 de noviembre, dia de san-
ta Isabel, ni para el acto de córte. ni tampoco para
formar en la parada, que acostumbrando á ser an-
tes una verdadera fiesta cívica, en la cual el solda-
do del gobierno veia formar á su lado al soldado del
pueblo, es decir, que veia al pueblo mismo de don-
de.ha salido y á donde tiene que volver, y lo desea,
esta vez solo ostentaba las' bayonetas del ejército,
faltando aquella fraternidad, aquella amigable ar-
monía que debe enlazar siempre personas y. 'cosas
cuya emancipacion es un mal terrible, un crímen;
siendo esta la causa (la conviccion íntima eoque es-
tamos de que esa funesta separacion de inlereses y
de miras en los pueblos y en las tropas, es una de
las mas grandes calamidades que pueden agovi~r á
las naciones) de que creamos muy digno de conde-
nacion y de ágria censura, el desconsiderado pro-
ceder del generaL Jan-Halen en esta ocasion, Ta-
maña falta, ese olvido éa.1culado, ese insultante
desprecio con que miraba el conde á cuerpos num6-
rosos y respetables de ciudadanos armados, en la
segunda poblacion de la monal'quía, no podia dejar
de ceder en menoscabo del partido liberal y de las
instituciones, lanzando un nuevo gérmen de des-
contento entre los libres barceloneses, tan difíciles
de gobernar, pero tan mal gobernados tambien en
todos los años que van de revolucion. poniendo asi
la !1alma dr! triunfo v del contento en manos de los l •




-435-
retrógrados, que se solazaban de ver las profundas
querellas, rivalidades, y enconos que surjian á cada
instante del seno de los vencedores. Bien pronto, por
estas mismas causas y otras análogas, irán estos á
ocupar el lugar de los vencidos.-Tan obstinado se
mostró Van-Halen en este enojoso asunto de la MI-
licia, que :í pesar rle los avisos que le dirigió la
llrensa sohre la mala impresion que su desaconseja-
do proceder del 19 babia causado en las filas de
8C}uella, todavía reincidió temerario, cuando al le-
vantar el estado de sitio el 28 de noviembre, diri-
gió una alocucion á los barceloneses, la cual termi-
naba del modo siguiente: ICSiempre contaré con el
{(apoyo de un ejército modelo de virtudes. y de
(cuantos de buena fé defienden la causa s.agrada del
«trono de nuestra augusta reina, de la Conslilucion
«(que hemos jurado y de la regencia única legal del
«Duque de la Victoritl.l> -Alto silencio acerca de la
~micia; y esta punible omision no radia menos de
irritar los ánimos de los valientes y leales barcelo-
neses. Tal género de imprudencias, tales faltas,
nunca se obran impunemente en los gobiernos re-
presentativos, donde la opinion tiene siempre un
valor marcado: mucho mas. atendido el peso que
arroja Bareelo na en la balanza política de Es-
paila.


El 23' de noviembre entró el DUQUE-REGENTE
en Madrid por entre arcos triunfales, viéndose




-.i3(),.-
aclamado segunda vez como LIBERTADOR J PACIFI-
CADOR de España, con una solemnidad ostentosa.
El 17 del mismo mes bahia decretado en Za,ragoza
la convocatoria de Córtes para el 26 de diciembre.
El 6 de este decretóse la supresion de todos los
cuerpos de la Guardia Real exterior de infantería y
caballería, creando en su lugar dos rejimientos de
]a primera arma denominados Constitucion y Espa-
ña, y otros dos de la segunda con los nombres dePa-
via y Sagunto. Los becbos vinieron á enseñar al
gabinete cuán acertada era la opinion de Jos diputa-
dos que en la anterior legislatura creyeron justa la
disoJucion completa de la Guardia.-EI26 de octu-
bre babíase espedido tambien un d~creto en Vitoria,
suspendic~do el pago de la asignacion hecha en la
ley de presupuestos á favor de la reina madre doña
Maria CristiI1a de Borbon, asignacion que fué con-
trariada igualmente por varios diputados de la mi-
Doria como inmerecida é injusta, pedida, apoyada y
obtenida por la generosidad estrema, gentil caballe-
rosidad y excesiva galantería de los ministros y de sus
sostenedores en el Congreso. Motivos mas que so-
brados habia ya entonces para que la viuda de Fer-
nando no debiera sacar tan fuerte uiíarada al esca-
timado tesoro d~ la infeliz España, á quien tan mal
habia pagado aqué'lla persona augus.a los inmensos
pienes, de todo género, de que la era deudora; pe-
ro tambien necesitaron sobre esto los ministros que




....,...137-·
el testimonio elocuente de los hechos obrase en ellos
el convenci~iento que no alcanzaron los discursos
de los diputados. Y hé aquí que se nos abre ocasion
de reférir en este lugar las circunstancias mas nota-
bles de estos mism os hechos, que tan justificada hi-
cieron esá medida que adoptó el gobierno el 26 de
octubre respecto á la ex-regente.


Cuando hubo llegado á Paris la noticia de lo
acaecido en Pamplona y Vitoria, el mini·stro pleni~
potenciario español en aquella córle I que éralo á la
sazon D .• Salustiano de Olózaga, como viese que los
sublevados inscribian en su bandera el nombre de
la reina madre, con cuya autorizacion decian obrar,
apel\idándola de nuevo Regente ó Gobernadora del
Reino, todo con anuencia y aun en virlud del es-
pecial mandato de aquella señora, segun era de vcr
en los documentos que dieron á luz los gefes de la
sublevacion y en los que fueron ocupados despues
á Leon y Montes de Oca, concibió el designio ati-
1)ado y sagaz de presentarse en el palacio de la rei-
na madre (siQ que recibiese encargo para ello, ni
aun·noticias de Madrid acerca d'e la insurreccion, por
no haber tiempo aun para transmitirlas), y obtener
á todo trance, sin faltar empero al respeto, decoro
y finura que era debido á aquella régia persoTla. y
que tanto distinguen al jóveo embajador, una decla-


. racioo esplícita que corroborase () denegase abier-
ta mente las aseveraciones escandalosas dé los insur-




-438-
rectos, Esta difícil gestioD diploniática desempeñóla
016zaga con tan delicado tacto. tal tino y prevision,
que pocas veces se obra con tan singular acierto en
casos de semejante consecuencia. El servicio'que él
prest6 aquí á la causa nacional fué tan grande. co-
mo grande era tambien el deservicio que á los reac-
cionarios hacia: J en verdad que estos no ban de-
jado de cobrarse con usura á los pocos años, cc-
hando su encono atrozmente en la persona de aquel,
cuando sus errados cálculos, bijos tal vez de la am-
bicion, pero que sin duda rebosaban la imprevision
y la imprudencia que se ecban de menos en el 016-
zaga de octubre de 1841, pusiéronle bajo de lOi
tiros y á merced completa de aquella reina ultriz y
de todos sus mas encarnizados enemigos.


Era ellO de óctul>re, di!! del cumpleaños de la
reina Isabel. cuando noticioso el embajador de los
acontecimientos del lIorte de España, derez6se
apresurado al palacio de Draganza, en que habita-
ba Cristina. Esta circunstancia y la de ser porta-;-
dor de varias cartas que las régias huérfanas envia-
ban aquel correo á su madre. dábanle aquel día.una
ocasion propicia. Tambien lo estuvo con él la vinda
de fernando, (IUO rodeada á la sazon de una multi-
tud de personages" quienes, Ol'a fnese por la festi-
vidad natalicia de su augusta bija, ó bíen pOI' otras
causas alines al móvil principal de Olózaga, habían'
acudido alli al, JI,mpío tiempo, dispcns6lc, sin OJll-




-439""-
bargo notable distincion, ganosa como estaria sin
duda de saber aquel dia de 8U,S hijas. curiosa tal
vez de oir al rep'resentante del gobierno españ.ol
nuevas oficiales acerca del estad!), pacífico ú beli-
coso, en que se hallase su querida España. Olózaga
rué recibido en audiencia particular antes que
otro alguno.


Con ·ellenguage suasorio y de profunda convic-
cion que él acostumbra, presentó esta delicad3 exi-
gencia á la ex-regente: no sin haberla antes entre-
gado las cartas, en muestra galante de su cortesanía
y generosidad. La conferencia fué larga, animada y
llena de interés. La posicion de la reina era harto
embarawsa y difícil. Con todo, las personas de su
clase juegan siempre con buenos triunfos, y no las
asustan las derrotas. Un manto de irresponsabilidad
cubre sus cabezas en casi todas ocasiones, impues-
to por la, mano generosa de sus fieJes servidores.
Fácil les es siempre la evasiva. La' reina Cristina
desmintio á sus sectarios, borrando el nombre que
no sin fund<lmento aparecia inscrito en la bandera
insurrecciona\. Jambien su esposo, el inolvidable
Fernando, cuando fracasó en 1822 otra rebelion
armada, á cuya cabeza figuraba él como primer
conspirador contra el Estado y sus leyes políticas,
pretendiendo erigirse otra vez en absoluto y sobe-
rano, señalaba á los constitucionales la via por don-
de se fugaron los vencidos, para que la sangre de




-uo-
estos lavase la mancha d,e larégiapúrpura, recon-
ciliando con los ,.encedores al gefe augusto de los
conjurados I al primer autor de la traicioD inten-
tada, y que con gran despecho suyo no pudo rea-.
lizarse.


Duraron, en sus protestas Cristina y en s·us
requerimientos Olózaga, con tal resolueion, que
hecha esta primorosa diligencia, y dejandu al tiem-
po lo que podria fructificar despues, el astuto em-
bajador, dando grande estimacion á la respuesta
de la reina, dádiva de ánimo real sorprendido,
oprimido por el peso enorme que él mismo babia
acarreado sobre sí, y cuyo alivio trataba solo énton-
ces Cristina de poner en precio, mostr6se ya como
adormecido en sus inquietudes, una vez asegurada,
cual parecia, la confianza de la ex-regente; y des-
pidiéndose de ella, no sin obtener antes las mas
claras y terminantes seguridades j en lo cual parece
que discurría tomo de prevencion , tras\adóseásu
casa, en donde escribió inmediatamente una comnni-
cacion oficial al general Alcalá, capitan general de las
provincias Vascongadas, con objeto de neutralizar
los efectos que la mentida bandera de los subleva-
dos pudiera producir en el pais, diciéndole entre
olras cosas, lo siguiente: «S. M. se ha dignado
«contestarme, que es falso que haya nombrado al
«general O'Donnell virey de Navarra y capilan ge-
(meral de 1,,5 pl'o\'incias Vascongadas como se titula;




-44J-
«que es falso que ni á este ni á ot¡'o alguno baya dado
«ninguna autoridad I y que mal podria darla cuan-
«do S. M. no tiene ninguna: que cualquier cosa
((que hagan es por cuenta de ellos. Esto 10 ha repe-
((tido S. M. varias veces I añadiendo: y si no I que
(me prueben lo contrario.)) -Eslas últimas palabras
de Cristina marca n el valor que dehe darse á las
anteriores. Así lo conoció sin duda .Olózaga ; y co-
mo si quedase mal satisfecho' su cuidado, terminaba
su comunicacion con este párrafo.-« ¡ Ojalá que
(llegue á tie¡npo, y que no se haya derramado toda-
«vía la sangre española, aunque lo creo muy dificil,
"por culpa de los que han manchado su nombre (el
de Cristina), inscribiéndole en ia negra bandera de
«la traicion! Pero nunca es larde para descubrir la
«impostura de los que por miras ó resentimientos
«personales, se arrojan á lurbar .Ia paz del reino,
«apellidando los nombres y las cosas que pueden ser-
«vir para sus interesados proyectos, á no ser que
.las noticias confidenciales que con esta misma fecha
«comunico á V. E.. se confirmen á su 'I.'ista contra
<clas reales palabras que dejo citadas. En este caso
«todo comentario es ·inútil.,)


Con efecl~ I vuelta de su sorpresa y puesta en su
acuerdo Cristina, con el consejo de los faráules que
la rodeaban, trató de dar tormento al sentido de las
palabras de Olózaga, luego de verlas en los diarios
españoles del norte, mal contenta, cual debiera es-




-442-
laf, del resullado que una tan bochornosa confesion
produciria en el ánimo de los sublevados, á quie-
nes no podria menos de irritar tal desconocimiento,
tan amargo desaire. Y hé aquí que el Journal des
Debats decia el 21 de octubre á este propósito:-
«Estarnos espresamente autorizados para publicar
«que las palabras atribuidas á María Cristina en
«la comunicaciqn espedida por el ministro de, Espa.
I(ña al general Alcalá, han sido ya objeto de una
«negativa formal por parte de la reina, y cuya ne-
«gativa ha sido dirigida al señor OIózaga por el se-
«cretario de S. M.» -Este mismo diario, 6rgano
de la córle de Luis Felipe. apenas podia disimular
el alborozo que producia en él la primera noticia de
la insurreccion del norte, llevando su imprudencia
á punto de decir aquellos dias: «El gobierno fran-
(ces es dueño de sus simpatías: siempre ha profe-
«sado un grande :tprecio y simpatías por la reina;
«y es probable que la veria con gusto ocupar (le
«nuevo el trono.) En olro número decia tambien
por aquel tiempo _el des Debats. des pues de hacer
una grande apología del partido moderado español:
«Es ademas ami~o de la Francia. no contando si-
<mo con nuestra alianza, no buscando mas que nuestro
«apoyo.» -Hé aquí. en España, un partido frances,
como con bastante propiedad le ha Hamado tambien
la prensa de aquella nacion. Y llano es que esa cir-
cunstancia, revelada así tan indiscretamente por




-443-
el diario ministerial de Luis Felipe, podria ser ella
una recomendacion del bando agraciado para con
aqnel pais; mas para el suyo, para España, tenia
necesariamente que dar un efecto contrario .. y es
así: que la impopularidad de los moderados espa-
tloles habria ella sola bastado siempre para ale-
jarlos del poder, si no hubi.~r"l\ venido á colo-
carle en sus manos los desaciertos, las ambiciones
y aun la traicion de algunos mal llamados pro-
gresistas.


Si para conocer á fondo la verdad del hecho hu-
. "bieran de atenerse- solo á los datos que arrojaba de


sí el capcioso párrafo del Journal des Debuts, difí-
cil, si no imposible, seria el conseguirlo; pel"o en
el fondo ael corazon de todos estaba juzgada ya la
conducla del ministro español y de la reina Cristi-
na . .:......«Delicada es la situacion en gue se ha colo-
«cado esta señora. (Oecia sobre esto Le Constitution-
nel). Comprendemos cuán difícil cs. Si deS.:1prueba
«(el paso de los insurgentes. arruina su causa y los
«entrega sin defensa á La indignacion universal. Si
«loma sobre sí la responsabilidad de su conducta,
«coloca al gobierno frances en una situacion mucho
«mas delicada, 'porque le obliga á declarar ó esco-
uger positi vamente de su cuentá y riesgo, entre la
(conspiracion que se fragua y permanece en Paris,
uó el gobierno existente en Madri.d .. En tal allerna-
«ti va se deja conocer q,uc Cristina ba adoptado el






-444-
\\5esgQ ~e' sl\enclo: ~!::~ aqul nonne nu'eVllmen\1l )"
«han conducido sus consejeros.» Todos comentaban
con notable dasventaja hácia la reina Cristina la
condúcta reticente y anfibológica de está señora,
en ocasion de tanta trascendencia. - "La dec\ara,eion
«dé la Reina Cristina (decia Le Commerce) respecto
((á la conspiracion española, ba causado suma sen-
«sacion en la prensa de Paris, que seguramente no
«es satisfactoria á esta princesa. El Journal des De-
(Ibais se ha encargado de ser su órgano; pero ¿qué
«significa la nota de este diario? Vemos el ohjeto,
«pero uo comprendemos el fin. '}.a reina Cristina'
«ha conocido cuán vergonzosas é inútiles á la vez
(~son sus negativas despues de la sangre que cO,rre
«Y las víctimas que ha costado. Pero á las afirma-
«ciones del embajador español, era preciso oponer
«al menos otras (Das completas para combatir el 'do-
«~umento publicado, por otro que acreditase su au-
«tenticidad.» - «Hasta abora no sabemos qué quiere
«decir la reina en su manifestacion: no sabemos si
«aprueba Ó desaprUl;ba la ¡nsm'reccion de Pamplo-
(tila y el gobierno provisional de Vitoria. Ni una ni
«otra cosa se puede deducir de la nota publicada
«por el Journal des Debats.ll - «(Así como el señor
«(OI6zaga ha publicado su comunicacion, la reintl
(debiera hacer otro tanto con la suya: seria el úni-
«'Co medio de conocerse la verdad. ¿ Temerá la C':'(-
«regente este paso? En lodo caso, la franqueza en




-4.45-
«este punto, como en otro,s muchos, no ha estado
((de Sil parte. Esperamos esplicaciones sobre este
«asunto. ,El Diario de los Debates, debe darlas, ya
«que se ha constituido á desempeiíar un papel tan
«estraño.))


Todos los periódicos franceses, á escepcion so-
, lamente de este último y la Presse, sobre los cua-
les ejercia una subve'ncion poderosa el gobierno de
Luis Felipe. se espre¡¡aban así, lan desfavorable~
mente á la reina viuda. Como esta señora en el des
Debuts, tambien Olózaga hizo publicar en el Cou.
r,ier una nota,. dedarando, que ia comunicacion que
habia r,ecibido suscrita por el secretario particular
de So M., Castil\o y Ayensa, «no contenia ninguna
«negativa terminante respecto á palabra ni hecho
«alguno marcado» en la que fué dirigida por el em-
bajador al gefe militar de las provincias Vasconga-
das.-Deshacíanse todos en dudas y:perplegidades
aquellos dias al tratar de este' asunto; si bien al
preguntarse, qué partido habria adoptado Cristina
caso de triunfar la insurreccion. no vacilaba nadie
en responderse.


Las comunicaciones que mediaron con este mo-
tivo, sobre todo, desde que llegó á, Paris la noticia
de los sucesos del 7 en Madrid, entre el ministro
Olózaga y el secretario de la reina, prescntan una
índole estraña, retratando al vivo. no ya solo á aque-
lla señora, con todas sus dcbilidadcll y pasiones, sí




, -U6---
que tambien la crasa ignorancia y el lodienlo enco-
no de las personas que la aconsejaban. Circunstan ...
cias, todas estas, que hacian resallar mas los eleva-
dos talentos, la profunda sagacidad y destreza, no
menos que la hidalguía que alardeó en esta ocasion
el representante del gobierno español en la c6rle de
Francia. Este, ademas, tenia entonces poderosos
medios de hacer qne prevaleciera su dicho sobre el
dicho de, una persona augusta, la cual no parece


, si'no que diferia para otra mas feliz coyuntura, la
terrible prueba de hacer ver al diestro, al enten-
dido Olózaga, cuánto sea el valo'r de. una palabra
desprendida de régiQs lábios, pronunciada por uno
de esos seres sobrehumanos, ungidos del Seiíor, se-
gun creencias del vulgo y de los reyes.


A la primera comunicacion oficial que por es~
crito dirigió Olózaga á la reina, con fecha 12 de oc-
tubre, sobre lo acaecido en Madrid, y recordándola
la entrevista del 10 y las protestas de S. M., tales
como el embajad.or decia haberlas oido de su boca
y transmilídolas al gobierno y á las autoridades de
las provincias subleyadas, contestó Castillo el 15
diciendo que la reina madre, su señora, «no tenia á
«bien contestar á su esLraña comunicacion, en la
«cual (añadia) se desnaturalizan los hechos y se fal-
«sifican las palabras de S. M.~) -Esta breve con-
testacion ,iba dirigida solo «al Señor D. Salustiano
«(le OI6zaga.) Es decir, que Jos reaccionarios, des-




-447-
peéhados" ó prometiéndose todavía la victoria. no
recollocian en Hel carácter de representanle del go-
bierno espaúol: El embajador replic6 el 17 , dicien-
do con sobradarazon, que lendria por exacto cuan-
to en so primera comunicacioll se lee, mientras no
se indicase siquiera en qué pudiera consistir la ine-
xactitud. Y entonces fué cuando, excitando el en-
cono de la reina y' sus consejeros, provoc6 Olózaga
aquella famosa respuesta del 24 ~e octubre, en la
cual Cristina, por conducto de su secretario Ayen-
sa, calificaba de a&echanza el proceder franco y no-
ble de aquel ministro, envolviéndose en un cúmu-
lo de contradicciones, negando primero la aulori-
zacion, pues que no era dado pasar por otra senda,
y entrando despues en olro género de irritacion
mas empeñada y violenta, con nota.ble destemplan-
za de aprensiones, buscando su disculpa y su lisonja


. en el zaherimiento y descrédito del gobierno es-
pañol, veiase mas que á trasflor allí el letal veneno
de míseras y egenas pasiones, con el cual trazó la
pluma de Castillo (1) fiel retrato .de la ex-Goberna-
dora, y de aqueHa c6rte eslreñidamente ambiciosa,
ocupada solo en vahear codicia y venganza en el
palacio de Courcelles.


(1) Aludiendo á esta notable cUDtestacion del 2i de
octubre, hé aquí como se espresaba un diario festivo de
París ("Le Charibari): «Cuatro han sido Jlará redactar el
.muelO manilicsto. Cuatro hombres de Jo:; cuales uno ha




-448-
V ciase. 00 ya solo aprQbado. en ese doe u men-


to, sino hasta sancionado y aplaudido el movimiento
insurreccional de octubre, sin escluir los tiros que
hicieron resonar los rebeldes junto á los mismos oi-
dos de la reina Isabel, con notable riesgo de su
existencia, los cuales oíanse con placer en el pala-
cio de Cristina, porque ellos, si bien se dirigieron
á la régia cámara, encaminában~ tambieo al anhe-
lado fin de quitar á ESPARTERO la Regencia, que
era todo 10 que podia llenar la esperanza y el deseo
de la reina madre. - «Des pues de haberla sumido
«en el infortunio (decia Castillo aludiendo á esta
señora), la revolucioo se esfuerza por arranr,ar de
IISUS lábios la inicua condenacioo de los que, al re-
«sistir la mas odiosa tiranía, invocaron con fé su
{(augusto nomb~e. En su ciego desvarío, nada me-
«nos exige, sino que S. M. sancione por este me-
«dio to.dos los actos, todos los escándalos del go-
«bierDo de Madrid, que hanvuello á escilar en
«España las estinguidas discordias, y exige ademas
(que S. M. haga caer la responsabilidad de este
«nuevo incendio sobre los nobles defensores de las


«hecho de secretario. Toreno ha suministrado las ideas:
"Zca Bermuuez las ha escogido: Martinez de la Rosa las
"ha embellecido con las flores de su estilo; y el todo de
«la obra, copiado por don José del Castillo 'i Ayensa, se-
«cretario particular de la R.eina, que posee segun se di-
(Ice una hermosa letra inglesa, ha sido enviado á .Ios pe-
"riódicos pala contrabalancear el e[ec!o producido por la
«declaracion del ministro de Espaúa.»




-449-
«leyes indignamente atropelladas. Su frenesí llega
«hasta el estremo de inducir á S. M. á que sea iu-
«directamente cómplice de los que tienen la torpe
«imprudencia de calumniar, acusándolos de regici-
«das, á los que se levantaron briosos para sustraer
«á las augustas desvalidas huérfanas de la mas dura
«servidumbre. Mengua fuera para S. M. aceptar la
-situacion vergonzosa á que se la pretende reducir.
«Nunca se manchará su nombre con tamaña afren-
teta.» -Lcnguage indiscreto asaz, dictado solo por
la cólera y el despecho, y el cual colocó á la reina
Cristina en una situacion harto afrentosa á juicio de
la culta Europa.


Tal fué, en efccto, el que mereció á la prensa
de todas las naciones, inclusa la Francia, en donde
solo los dos diarios ministeriales que hemos citado
se atrevieron á defender la incalificable conducta de
la ex-regente: y para que no sea visto que el espí-
rilu de parcialidad nos guia, nos valdremos solo
en este, como en todos los casos que preceden, del
testimonio de aquellos periódicos que mayor sim-
patía pudieran mostrar hácia esta señora, por
sus opiniones altamente monárquicas y por la ban-
dera reaccionaria que en los respectivos paises sus-
tentan. Esta consideracion, como la de no cansal'
mas al lector sobrc este asunto, nos reducirá á de-
cir, que el ~Iornin9-Ilerald, periódico tory de Lón-
dres, citado ya airas veces, que es como si Jijéra-


TOM IV. 29




-.i50-
mos, el Correo Nacional ó su inmediato 1iucesor El
Heraldo de España, se espresaba á este propósito
de la manera siguiente: « El pueblo español ne-
«cesitaba un impulso irresistible bácia launion;
«y el proyecto ........ de su última regflute habrlÍ
«sido una felicidad para España, si consolida el
«sentimiento de nacionalidad y reconcilia las desa-
«venencias de los españoles, uniéndolos á lodos ~l
«rededor del trono de Isabel 11.» - Y despues:
((Otra leccion deben sacar los españoles del SIl-
«eeso escandaloso de octuhre con respecto á la rei·
«na Cristina; J es que jamás debe permitirse que
('(la ex-regente v-uelva á Madrid; porque el triunfo
«de sus infundadas é injustas reclamaciones, l'ol-
«veria á Esraiía sus malos gobiernos, y cODsi-
gguiente á ellos una humillante dependencia de 1/1
~Francia.»


Despues de esto el Herald se esfuerza en demos-
trar la que para él era indudable participacion de
la reina viuda en los ruidosos acontecimientos de oc-
tubre, los cuales, á juicio del peri6dico tory, fue-
fon instigados por ésta señora, ordenados y dirijidos
desde el palacio de Courcelles, segun se ha hecho
l'cr en olro lugar, por la accion combinada de los
emigrados españoles, carlistas y retr6grados. cuyos
gefes, aunados todos, y pucstos á las 6rdenes de la
ex- regente, contando adema s con la visible protec-
cÍon del gobierno francés. elaboraron el vasto plan




· -451-
de intriga qu"e tenia por iQ5trurnento una buena {lar-
te del ejército constitucional de España y por victi-
ma directa al REGENTE DEL REINO con todo el siste-
ma y el personal de su administracion. Pcro no: esto
es poco todavía; aquella horrible ten1:ltiva señaló
igualmentc por instrumento al trono, de quicn qui-
so valersc, solo cn este sentido, la memorable no-
che del 7 de octubre, y por víctimas, adcmas de
ESPARTERO y su gobierno, las instituciones libera-
les de España (que tantos sacrificios de todo género
habían costado á esta infeliz nacion), corno lo pu-
sieron al fin de manillcsto los octubristaa, cuando
sus malas artes y el patriotismo y el valor del bando
exaltado los condujeron á la victoria. Testigo de es-
le nuestro aserto la reforma constitucional de 1845,
l'crificada á despecho y sin la intervencion del par-
tido liberal español, y á pesar de las mil protestu
de adhesion, de fidelidad y lealtad que al código
de 37 habian jurado (perjurado mas bien), en todas
épocas los reformistas.-Empero, afortunadamente
no hubo mas víctimas, en 18-U, que los infelices
instrumentos de quicnes va hecha mencion en las
páginas (Iue preceden.


La historia nuestra, en los tiempos venideros,
no dcbed. pri varse de los documentos. asaz curio-
sos é interesantes, que á la posteridad transmiten
los órganos de maJor autoridad y crédito en la pren-
sa europea; órganos mOUlíl'Q,uicos torlos I y de Opl-




-452-
nioo' templada, cuyo relato sin embargo, y cuyas
calificaciones, desventajos'as en estremo al buen
concepto de la reina Cristina, no podrian menos de
escandalizar hoy á nuestros lectores. La moderada
saña de estos 'diarios, ingleses, holandeses, alema-
nes, prusianos, y aun francE13es, en el juicio políti-
co que hubieron de formar acerca de los sucesos de
octubre, lauza un terrible anatema con acusaciones
sangrientas en contra de los fautores y agentes de
aquel-escándalo inaudito, entre quienes bacen figu-
rar siempre, en primer término, á la augusta viu-
ua de Fernando; y mientras tributan el debido elo-
gio al gobierno español y al gefe temporal del es-
tado, por el buen porte que se observó entonces
del lado de estos, en medio del conflicto horrible
en que se vieron envueltos, derraman hasta la pon-
zoñosa diatriba contra la ex-regente, recordándola
los inmensos beneficios que la habia dispensado el
pueblo español, á donde vino pobre, para salir a
los pocos años en competencia con los mas afortu-
nados capitalistas de Europa; y pasando .despues
como en revista todos los vicios y debilidades que
ellos, los moderados, veian en esta señora, sin pel'·
donar siquiera los que pudieran ser solo propios de
su indeclinable condicion y de su sexo, hacian un
retrato que nuesh'a pluma resiste á estamparle en
üste lugar. Bástenos decir que el auslerÍsimo Herald
terminaba su asombrosa upol()gírt dé la manera si-




-453-
guiente: «El mejor consejo que sus amigos puede,)
«boy dar á Cristina, es el que dió Hamleto á Ofelia:,)


«Retírate á un convento: y luego, luego.»
En igutlt' sentido se esp~saban el Times y el


Sun, diarios tambiende L6ndres y de las mismas
creencias que el J1orning-Herald. El último de
aquellos dos no vacilaba en aseguraI: que Cristina
«babia perdido todos los lÍtulos al respeto que se
«la debia, como madre de la actual Reina: » y era
lJarto cruel, el órgano conservador, al esplanar
las razones en que fundaba él esle aserlo.-, «Es-
"partero (concluia el Sun diciendo; ha mostrado
«que es siempre el mismo en defensa del honor y
«de los intereses nacionales, y confiamos que en
((esla ocasion no dejará de afirmar los justos dere-
"chos que tiene su gobierno al apoyo y afecto leal
«del pueblo español.»


La prensa alemana. como la de todas las na-
ciones ilustradas, hizo igualmente justicia al noble
vencedor de Luchana, al iluslt'e REGENTE de España.
En el momento de saberse en las nlárgenes del Elba
y del Pleiss la noticia de la rehelion española con-
tra la regencia del DUQUE. hé aquí cómo se esplica-
ba uno de los 6rganos mas autorizados de la Confe-
deracion Germánica, la Gaceta de Leipsick:- "Sién-
«tese vivamente (decia), que haya estallado de nue-
«(TO la guerra civil en Espai'ía. Dígase cuanto se
«(quiera del general Espartero, lo cierto es que tu-




-454-
tevO el mérito de re~tablccer la tranquilidad en la
«Península, lo que no hubiese conseguido tan fácil-
«mente la reina Cristina.»


Juzgue el lector ,. por la opinion que esta au-
gusta séüora mereció entonces en general á toda la
prensa moderada europea, cuál seria la que estam-
pasen en sus ,columnas los órganos de la comunion
libe'ral exaltada, sobre todo, en las naciones fran-
cesa, inglesa y portuguesa, que son las que mayo-
res puntos de contacto tienen con nosotros, y cuyo
relato, curioso asaz é interesante, omitimos aquí,
en gracia de la brevedad, y porque él ya se sobre-
entiende, presupuestas las insignes muestras de la
calma proverbial y de la reconocida sensatez y mo-
deracion inglesa, que del Sun y del Herald van trans-
critas, i Tanto mas estraüa y singular aparecerá á
nuestra vista la conducta observada por ulla frac-
eion numerosa del partido liberal español, para COIl
osta señora y sus sectarios de un lado, para con el
DUQUE-REGENTE y sus amigos de otro, despues de
los sucesos escandalosos que acabamos de referir!
Pocas veces pr~senta la historia de los pueblos y de
los partidos políticos ulla leccion tan terrible, pero
por desgracia, tan inútil á la vez, como esta de los
acontecimientos de octubre de 18.í 1.


Solo el gobierno frances y el partido model'ad"
español, llamado tambien partido frances en Fran-
cia, podian aprobar esplícita ó rcbozadamente tS-




...... 455-
tos sucesos, mostrando grande despecho y encono
por no baber conseguido su criminal objeto. Ya
desde la insurreccion del 7 en Madrid púsolo de
manifiesto, bien á las olaras, respecto del prime-
ro. el encargado de negocios de aquella nacion,
Mr. Pageot, de quien hemos bablado antes de aho-
ra, trasmitiendo desde nuestra c6rte á su gobier-
no un parte oficial telegráfico bien estraño, que
decia de esta manera: «Dna tentatiVl' de insurrec-
acion ligada, segun se dice, con un proyecto de
«llevarse á la Reina y á la infanta, tuvo lugar en la
(moche de ayer: la destitucion de 88 oficiales de la
(Guardia y el proyecto atribuido al gobierno de des-
«(armarla, la han producido. El combate se trabó en
«Palacio entre la Guardia y los alabarderos, soste-
«nidos por algunos batallones de la guarnicion.»


«La ventaja quedó á favor del gobierno.»
«La Reina y la infanta están buenas.-Ma-


«drid 8 de octubre de 18U.»
Con designio hemos omitido la insercion de este


notable parte, de este documento oficial que dirige
el representante del gobierno frances en Madrid al
mini~tro de negocio~ estrangeros de su nacion, el
dia siguiente de haber estallado la mas punible J


·escandalosa de las insurrecciones (no una tentativa
dl1 insurreccion) en el alcázar de nuestros reyes.
Con designio y con cálculo, decimos, para que des-
[lues de narrado!! con proligidad y exactitud estos




-456-
sucesos, á punto de ser pos,ible ya fijar una idea
acabalada y completa de la tendencia de ellos·, no
menos que de las causas, de los móviles, mas ó
menos secretos, que los producian, resalte a\ vivo
todo lo que tiene de imprudente, de injusto, de
inexacto y aun de calumniaso ese documento sin-
"~ guIar, que tan poco honor hace al funcionario que


le trazó, como "al ministro que osó tolerarle. El
cotejo sencillo de la realidad, tal cual la hemos es-
puesto, con el eS[lírilu y ann con la letra misma
de esa estraña comunicacion, abonarán sin duda al-
guna el juicio nuestro sobre este asunto respecta
al gobierno frances y su agente diplomático en
1\laJrid.


Mas ya que de este nos ocupamos, en sus mis-
teriosas, aunque mal disimuladas relaciones con los
moderados ó afrancesados españoles, será bien que
-asentemos aquí u_u hecho, en corroboracion de esto
mismo, ú mas bien, una verdadera tentativa que,
en tal calid'8d , tuvo efecto aquellos dias en nuestra
villa coronada. En los que se siguieron á la muer-
te de Leon, sobre todo, luego de haber partido el
CONDE-DuQUE al norte, rebosando el encono ·en el
pecho de los vencidos. y no atreviéndose á em-
prender nada con propio esfuerzo, inventaron U[lo
medio que podria utilizarles el ageno, concibiendo
como siempre la esperilnza de que una mano amiga
vendría á sacarlos de la postracíoll y abatimiento




·-457-
en que se hallaban t cuyo estado era harto difíci I
que s!l peculiar valor, su arrojo y resolucion pu-
dieran alterarle jamas. A este efecto creyeron que
conduciria bien el malquistar abiertamente con el
de España al gobierno de Francia, creando un com-
promis"o, provocando un rompimiento hostil entre
el poder de ambas naciones. El fin era inÍcuo, in-
fernal; pero no era menor la iniquidad, la alevo-
sía desplegada en los medios de egecutarle. Todo
parecia, sin embargo, justificado en la considera-
cion de sus autores, con tal que una invasion fran-
cesa, semejante á la de 1823, viniese á derrocar las
instituciones y á colocar el poder en sus manos.
Este fatal ensueño preocupaba á los m'as energúme-
no., entre los que se decian moderados, perdida la
ilusion de su anhelado Congreso ~uropeo, parecido al
de Verona, de cuyo asunto se ocupó en. vano la
prensa reaccionaria de varias naciones, señalada-
mente Italia, Francia y España , al promediar del
año .U; de sus protocolos, en cuyo recurso men-
guado fiaron ellos tambien algun tiempo, y no de-
jaron de alimentar sus esperanzas desde el alzamien-
to de setiembre; y por último, de la seducion y re-
belio n militar, destinada á elevar al poder á aque-
llos hombres, con el solo auxilio de las bayonetas,
sin que ellos, por lo general, se comprometiesen á
nada que no fuera recoger en el mando frutos ópi-
mos del arrojo y valentía de sus fieles servidores.




-.t58-
Tambien ahora procedian los retrógrados por


idénticos medios: siempre poniendo á cubierto sus
personas; siempre sal vando la responsabilidad y las
individualidades del partido. -Para es citar la cóle-
ra del gobierno frances y cohonestar en algun mo-
do cualquiera medida irritant!.', haciendo que" apare-
ciese justificable á los ojos de la Europa, como vie-
sen la malquerencia que habia entre el pueblo de
Madrid y el representanle de la Francia, por razon
del desvio con que este miraba al gobierno de Es-
PARTERO, y las marcadas simpatías que mostró siem-
pre hácia sus mas declarados enemigos, cuyas re-
laciones é íntimo trato buscan de ordinario en Ma-
drid los diplomáticos franceses, secundando en esto
las miras del rey s~ amo y de los ministros sus va-
ledores, hicieron ellos mismos (los retrógrados) es-
parcir la voz entre las gentes mas fogosas del pue-
blo y de la milicia madrileña, de que los principa-
les corifeos de la noche del 7 se hallaban ocultos en
la embajada francesa; que el medio mas fácil de co-
jerlos seria el de prender fueg~ con disimulo al edi-
ficio, ú bien, al contiguo tealro del Circo, lo cual
constituiría á aquellos en la necesidad de abandonar
su guarida emprendiendo la fuga; y apostados en-
tonces los incendiarios, ó sus amigos, presentábase-
les oportuna ocasion de apoderarse de todos eUos.


La incáuta muchedumbre dió oidos á esta pbrfi-
da sUG'estion de los octubristas, á punto de netarse




-459-
ya algunos amagos de tan criminal esceso, de ese
escandaloso desafuero, que inventado por aquellos
y perpetrado por dóciles instrumeQtos del dcsórden
y de la anarquía, que nunca escasean en las gran-
des poblaciones, hubiera él proporcionado á sus au-
tores la inícua satisfaccion de SU voraz deseo. Pero
]a prudencia, pero el tino, la dignidad y el raráctér
del gobierno español y de sus agentes, previnieron
este mal, conjurando y frustrando esa otra calami-
dad, con la cual la exasperacion violenta y el des-
pecbo maligno de los vencidos quisieron abrumar
de nuevo á la desventurada España. Pues que las


. autoridades de la capital, tan luego como se aperci-
bieron del suceso, dieron todas las disposicionés ne-
cesarias para la conservacion del órden, apaciguan-
do los ánimos de los seducidos, desmintiendo las
falsas aseveraciones de los seductores, vijilando de
cerca la conducta de estos, prestando, en fin, al
frances todas las seguridades que pudieran dar cal-
ma y reposo, si es que realmente faltaban, á su es~
piritu.


Al efe~to. sabedor el minis.tro de Estado, Gon-
zalez, de los rumores que tocante él la legacion fran-
cesa·se hacia n correr por la capital, comisionó, de
acuerdo con el de la Gobernacion, al gefe político
Escalante, para que se presentase á Mr. Pageol ha-
ciéndole, con hidalga franqueza, todo género de
ofrcdmier.los, d~ndol8 á 8nhmder lo inCundado. que




-460-
eran tales rumores, una vez que hahi:t tomado ya
conocimiento de ello el poder público, yque el go-


. bierno de España queda que el representante de
una nacion aliada y amiga tuviese la plena convic-
cion de que disfrutaba en Madrid la seguridad mas
completa, encomendada, cual se'hallaba esta, á cargo
y bajo del celo de la autoridad política superior de
la provincia, dignamente ejercida por la misma per-
sona que le hablaba. Con atinado tacto, finura y
cortesanía deseQ1peñó Escalante esta mision deli-
cada, haciendo ver al diplomático frances la posibi-
lidad de que algunos malvados, de entre los enemi-
gos de la situacion, atizasen el fuego de l:i discordia·
para con el gobierno de su pais, por medios tan re-
probados é inícuos; pero demostrándole al par lo im-
posible que era el dejarse nuestro gobierno sor-
prender, para cuyo efecto habia él tomado ya, en
union con las demas autoridades y gefes de la Mili-
cia, las disposiciones conducentes y oportunas,
prenda segura de tranquilidad y de paz. Moslróse
el frances reconocido y contento de este paso de
fina atencion , en el que las protestas del-deber'iban
hermanadas con las mas sínceras ofertas de amistad;
y haciendo en términos tambien espresivos igual
manifestacion, y añadiendo la admiracion que le
habia causado el honrado porte, la cordura y sen·
satez del pueblo de Madrid en los recientes sucesos,
aseguró Pageot que le juzgaba incapaz de semcj:m-




-4.61-
te desafuero, terminando su plática con dar las
gracias reiteradamente al gefe político, y por su me-
diacion, al ministro de Estado, indicando que ten-
dria un placer en comunicará su gobierno un tan
noble y digno comportamiento por parte del de Es-
paña , y de la atenta autoridad, órgano y vehículo
de esta entrevista diplomática. Mas es lo cierto, que
del lado del estrangero todo quedó en cumplimien-
tos, prosiguiendo inalterable la conducta que hasta
entonces habian observado con nosotros él y su go-
bierno, basta que este, segun digimos en otro lu-
gar, vióse precisado á removerle de la legacion á
instancias y solicitud del mismo ministerio Gonza-
lez (1).


Para dar una ojeada rápida á olros actos del go-
biefllO de menor interés, que completan el cuadro
histórico de este año 41 , diremos, que el 6 de se-
tiembre babia decretado la refundicion de las dos
Direcciones de Rentas provinciales y de efectos Es-
tancadQ.S en una sola bajo el nombre de Direccion
general de. rentas unidas, en bien de economía y de
la 'unidad administrativa.


Omitimos para lugar mas oportuno el hablar de
,


(1) Tampoco Escalante recihió muestra alguna de agradeci-
miento por parte del gobierno frances en atencion al servicio
prestado entonces (y por el cual se mostró Pageol exajeradamen-
te reconocido), segun aconteció despues con otras autoridades
españolas, agraciadas por aquel gobierno con menor motivo, CIl-
tre las cuales podemos citar a\ gefe polític.o de Madrid D. A.uto-
uio Bcnuvides.




-462-
los importantes tratados diplomáticos que se cele-,
braron por este tiempo.


Amante fiel de la Constitucion del Estado , tem-
plado y benigno el gobierno del DUQUE, espidi6 el
siguiente dia de haber esle entrado en Madrid, por
conducto del miuistro Infante, ulla órden circular á
los gefes políticos, levantando los destierros y pri-
siones que por la via gubernativa 'se hubieran eje-
cutado á consecuencia de los últimos sucesos. EllO
de diciembre lambien se decretó un indulto general á
todos los indi viduos de la clase de tropa que hubieran
tomado parle en la rebelion de óclubre. Tan bon-
roso proceder, tanta indulgencia por parle del go-
bierno, á quien bemos visto salir airoso de dos in-
surrecciones en opuestos sentidos. una de ellas, la
militar, de las mas formidables y terribles que pue-
den aquejar á un poder constituido. desplegando
todo el menos rigor que f!S posible ostentarse para
conciliar la humanidad con la victoria, con escasa
efusion de sangre, sin deportaciones, ni confina·
mientos, ni arrestos. dejando á los tribun~les el li-
bre ejercicio' de sus acatables funciones, y aun pa-
sando por alto la excesiva tolerancia de estos para
con los conjurados, solo sirvió para alentar mas y
mas su audacia, para apreslar la fuerza de su intri-
ga y variar de rumbo á los medios de rehelarse.-
EI·a todavía el mes siguiente á aquel en que ha-
llía e~tallado la insurreccion, y ya el Correo Nacio-




-.163-
nal decia que de las relaciones esteriores pendía
solamente la seguridad de un triunfo que su/!'ñan (los
vencedores) , conseguido la reulizacion de largas es-
peran;as á cuál mas lisonjeras que empiezan á sabo-
rear ... «Pero no valen ya la gritería ni la confusion
«(añadia) para que nosotros menos confiados antes,
-pero mas seguros ahora de inspiraciones que no
-han mentido, dejemos de adelantar la pIan-
ola ......


En los capítulos que siguen veremos que, con
efecto, los reaccionarios 'no dejaron de adelantar la
planta, si bien ayudados de ciertos andadores. con
(¡uyo auxilio no debieron ellos contar jamás.


D. Salu8Uano de Olóza::a.






(j,,,"PITI1l.0 IV.


J.brese la legislatura: situacwn de ,los partidos y del
gobierno al princl:piar el aiío 1842: irresponsabi-
lidad legal del REGENTE: cuestion diplomático
promovida por Nlr. Sal vandy : tratados internacio-
nales: infundados temores por la abolicion del sis-
. .tema comercial prohibitivo: otras disposiciones del
gobierno y de las c6rtes: primera coalicion: suce-
sos parlamentarios que determinaron la caida del
ministerio GOllzalez,


ECUELA infáusta de los que van narra·
dos, los sucesos políticos que vamos á
referir hasta terminar la regencia del
DUQUE DE LA VICTORIA ,no nos ocupa-


rán largamente. La rebelion de octubre tra-
jo en pos de sí los acontecimi'entos ue Bar-
celona : una y otros produjeron los estados
de sitio, con .Ia malhadada espedicion del


CONDE-DUQUE al norte: de aquí la funesta division
de los .progresistas que hemos visto va bastante


nm, 1\'. Jo




-466-
marcada '.m el Constitucional de Barcelona y en el
Eco del Comercio, en quienes un enojo indiscreto y


. un celo imprudente dictaban ya de antem:mo las
lastimosas escenas parlamentarias que en esta se-
gunda legislatura habian de inutilizar la escelente
obra de la anterior y las importantes v ictorias del
gobierno, labrando su vencimiénto y su propiarui-
na el desacuerdo, el dementado estravío de los mis-
mos vencedores. Por su parte los vencidos, solazá-
banse de ver que el edificio formidable, la obra
grande de sus contrarios. la regencia constitucio-
nal de ESPARTERO, desmoronábase por sí 'misma.
ardiase con sus propios combustibles y su propio
fuego. sin que ellos necesitasen otra cosa que ati-
zar la hoguerc" é impeler los vientos que dahan fo-
mento y vida á aquella horrible combustion. Al fin
la sangre derramada y el oro esparcido por los ene-
migos de la libertad producía amargos frutos en el
campo de los libres: y aquellos no podian dejar de
saborearse con esta parte. no escasa, que habian
alcanzado enel triunfo.


«No los hemos vencido podian eHos, los retrógra-
dos. esclamar en esta ocasion. pero los hemos divi-:-
dido. y esto ya es alguna cosa; es obrar en ellos la
rnitad del vencimiento. Dejémoslos, por ahora, lu-
char con la ambicion y enredarse en susceptibilida-
des y escrúpulos. mediante las ociosas cuestiones
de principios y el altercado inútil de la ill~prevision




-467-
de los ministros: que nosotros, mas positivos, mas
prácticos, menos escrupulosos en la observancia de
las doctrinas, sin credo político alguno, y en dispo-
sicion de abrazarlos todos ó cualquiera de ellos, se-
gun cumpla á nuestro solo designio de mandar y do-
minar para enriquecernos, cuando el reloj marque
nuestra hora; en una pala.bra, mas espeéuladores
que especu:ativos '(1), estaremos ojo avizor á los su-
cesos y oido atento á la campana: que ellos mismos
han de señalar la hora y tocar á rebato; y entonces
no dejaremos de acudir á su llamada y auxiliar al
mns débil, para vencer al mas robusto atleta de los
venceclores; que las consecuencias de este triunfo
nunca pueden sernos adversas.))


lIé aquí en bosquejo la historia del año 42 y de
los·primeros meses del 43, segun tendremos ocasion
de hacer notar en este y en los siguientes capí-
tulos.


Con efecto, ahiertas las sesiones de córles el 26
de diciembre del 41, conforme á lo decretado en
Zaragoza, viéronse desde luego los síntomas terri-
bles de la conl1.'gracion inte~tina que iha consu-
miendo y habia de devorar lasenlrañas del bando
progresista. El REGENTE DEL REINO presentóse en
el seno augusto de la representacion nacional, ante
la cuallc)ó undi~curso estenso, en que usando un


(1) Retrato fiel de los moderados y verdadero reverso de \a
mayor I'"rt~ de \');; pro;!!'csistns (·spu¡joles.




-468-
lenguage, digno sí,' pero inusitado en esta clase de
do'Cumenlos, qu~ puestos en boca de los reyes sue-
len ser de ordinario una f6rmula de etiqueta, mas
que un símbolo de realidad, hacia el gefe tempora 1
del Estado una relacion franca, síncera y veraz de
los sucesos pasados y de la situacion actual del
pais, dando cuenta minu~iosa y exacta del uso que
de él hahian hecho los depositarios del poder, desde
que terminó la anterior legislatura, y anunciando
lOS trabajos que el gobierno habia de proponer á la
presente. Este proceder honrado y noble por parte
del hijo del pueblo, elevado temporalmente á la su-
prema magistratura, y el cual, semejante á un pa-
dre de familias solícito éinteresado en el bienestar
de sus híjos, hablaba á sns (~onciudadallos, mas bien
que en el vaporoso estilo diplomático, en el mas
aceptable de la fraternidad ydc! verdadero afecto,
halláronle muy atinado y plausible los amantes de
la libertad y de la prosperidad de España; mientras
que los eternos enemigos de esta y del DUQUE tachá-
1Ianle de impertinente y estraiío á los usos ceremo-
niosos de la diplomácia.


Antes de uacerlios cargo de los importantes de-
bales á que dj6 lugar este discurso del REGE~TE en
el Cougreso, echaremos una ojeada que fije la si-
tuacion respectiva de los partidos polílicos y del
gobierno dentro y fuera de las córles al prillcipial'
'¡:~ta notable legislatura.




-469-
En UD estado de prudente observacion pasiu


hallábase el carlismo hacia ya tiempo, sin mas re-
presentadon política que. algunos órganos de est"
opinion en la prensa, en donde con suspicaz rebo-
zo íhanse desenvolviendo, á la sombra de la liber-
tad de 'imprenta, t3D odiada de los absolutistas, y
tan protegida por el gobierno del DUQUE, lo~ prio'"
cipios que habian sucumbido bajo el poder de su es-
pada en los campos de Vergara. Reforzado El Ca-
tólico con La Cruz en los primeros dias del año 42,
estendiase el palenque de estas ideas moniÍrqui..,.
co-absolutas, al abrigo de la religion, tal cual la
comprenden y la 'quieren l~s sectarios de ellas, con
todos los erroreS y monstruosos abusos con que la
deprimen, basta hacerla género de vil mercancí a
ell provecho suyo. Pero este solo punto de apoyo
bastará,les para adquirir contácto, los carlistas, con
los liberales que harán guerra sin tregua al hombre
que antes de vencer á los moderados hab,ia humilla-
.10 al carlismo'; al primer sostenedor de las nuevas
instituciones Ilolílicas de Espaiía: :i aquel cuya
ruinahabia de traer en pos de sí la ruiua de
~stas.


En Qhservadoll tambicn, pero en observacíon
¡lctivé1 I en actitud mas inmediatamente hostil qu"
los carÚstas, quedaron los moderados despues de
los sucesos oe octuhre. vuellos ya y cobrados drl
susto, á hendido de la misma lenidad y tolei'é1ncia




-470-
del gobierno. Con escasa representadon en las cór-
tes. fiaban ellos t'l éxito de sus designios al fraccio-
namiento del partido dominante, fraccionamiento
que protegían y fomentaban los mis mus retrógra-
dos por medio de sus ocultas maquinaciones que
continuaba dirigiendo desde Paris un centro de ac-
cion patrocinado por el gobierno de la nacion ve-
cina, desde donde venian á ESPíliía. no ya solo con-
juras é intrigas, sí que tambien gruesas sumas de di-
nero para establecer empresas de periódicos en las
primeras ·poblaciones de la monarquía. con objeto
de defender en ellos todo género de opiniones. des-
de la absolutista basta la republicana, en loda la
eslension de esta grande escala social. sin pensar
en el afianzamiento de estas ó las otras Creencias,
de ciertos y determinados principios; sino solo
con la idea do sembrar la confusion y la anarquía,
que tan provechosas habian de serIes con el" tiempo.
Este plan maquiavélico y. aleve. 'del cual nus ocu-
paremos despues, y sobre el cual tenemos. por des-
gracia, datos mas que suficientes para transmitir it
las generaciones venideras una asevcracion lan ter-
rible, leceíon saludable que no debe borrarse ja-
mas en la memoria de los tiempos, tenia de suyo la
yenlaja, para sus autores,de que la persecucioll del
~ gobierno, el cnfrenamiento que este decretara con-


tra la imprcnta democráticá, exasperaria mas y mas
á la parte indiscreta J numerosa del bando cxalla-




-471-
do, malquistándola con el DUQUE y sus ministros, y
aumentando asi cada dia y á cada instante el catá-
10go de los enemigos de ESPARTERO en nombre de la
libertad , q~e eran I()s que al 'cabo habrian de der-
ribarle,· Conoce.dor el gobierno de. estos repro-
bados manejos, pero sin penetrar lal vez en el fon-
do de las consecuencias que su conducta p·odria
acarrearle, sin e~har de ver la celada que le ten-
dian sus contrarios, lejos de halagar, cual debie-
ra, ó contemporizar al menos en cierto modo con
las ideas avanzadas que oculta y siniestramente le
presentaban aquellos en la lid revolucionrria, á fin
de castigarlos con sus propias armas buscando apo-
yo contra e"o,s mismos, contra su inicua alevosia,
en la fuerza inmensa de la revolucion, asustábale es-
ta tanto, y de tal suerte el ministerio entregaba el
cuerpo á sus cintrarios, cayendo en el lazo que es-
tos le tendian, que sin salir de la esfera de la ley.
procuraba sin embargo desplegar toda la accion de
esta contra los diarios demócratas, mas aún que con-
tra los que abogaban directamente por la reacciono
De aquí las multiplicadas denuncias que conlÍnua-
mente publicaba la Gaceta (1 l- A. pesar de esto, la


(1) En una esposicion que dirigió al gobierno en los postre-
ros dias del aiio ·t 1 D. Cándido Nuceda!., promotor fiscal de nno
de los juzgados de la córte, renunciaudo este cargo, decia: (cAl
«dejar mi destino puedo gloriarme de algunos resultados que,
«cuando no otra cosa, merecerán por lo menos la cQn,ideracion
«de mi, amigos. El Cangrejo ha dejado de existir agoviado de


. «mis denuncias: el Huracan ha muerto como periódico de re-




-472-
prensa manejada 6 subvencionada en gran parle
por los reaccionarios, será para.ellos un arma pode-
rosa y terribl e, mucho mas la que no estaba ejér-
cida directamente por sus propias manos. Veráse
castigada pOI' el gobierno lo suficiente solo para ir-
ritarse; pero será respetada y "ivirá lo bastante pa-
ra derrocar á aquel poder. Ni era posible que fue-
se otra co~a, atendidas las medias tintas que este ba-
bia adoptado en su marcha, en una época en que los
diversos matices políticos presentahan colores bar-
to pronunciados y viros.


El ministerio queria estacionarse ·en medio de
la comun agitacion, del incesable movimiento que
se notaha en todas partes: y no podia inenos de ser


((sllllas de IIna denuncia tambien mia. el Correo Nacional.
"periódico costeado y sostenido por los principales corifeos del
"bando moderado, no ba podido publicarse hoy dia de la fecbd;
«ves la causa, segun pública voz, la falta de editor responsa-
"ble, lo cuat es el resul,lado de otra denuncia mia.»)-Vése,
pues, por el alarde singular de este jóven, el servicio gra nde
que prestaba al gobierno con su actil'idad '{ su celo denuncia-
torio en esta ocasion , y el no menos grande sacrilicio que de-
hió hacer de su amor propio, concitando contra,í el escarnio
v todas las armas del ridículo que empleaban, sobre todo, los
;noderados, qnipllcs no perdonaban medio Itlgullo de pOller el!
~videncia y á la pública espectacion su inespericncia, su igno-
rancia v los tlesaciertos tan propios .de su pda<l. Sin embargo.
tal vez" el jóven denundador prestó aún mayor servicio que
al O'obierno á los mismos retrógrados denunciados, á cuyo la-
do ~e colocó, logrado el vencimiento de ESPARTIlRO, unicildosu
suerte y sus opiniones y sus votos á los de aquellos hombres
cuya opinioll fiscalizaba y proscribia durante la regencia del
DliQUE. es decir, cuando solo aparHia rudimentaria ó en em-
brion la obra comenzada en UH3.




-.173-
arrollado por el esceso de la mayor impulsion; Es
la suerte reservada siempre á todos los gobiernos.
que no llenan las precisas condiciones de su exis-
tencia y de su época. Los retrógradosbabian inten-
tado un empuge bácia atrás: los demócratas CO'l sus
periódicos y sus municipalidades de 1842, aspira-
ban á marcbar hácia delante en la senda revolucio-
naria: el gobierno, en su conciencia, en su leal
convencimiento, en la manera con que aquellos va-
rones preclaros é ilustres, de cuyo patriotismo y
bonradez no podrá dudar nadie que penetre á fondo
su conducta, llegaron á comprender sus altos debe-
res, la mision importante cuyo desempeño les esta~
ha c~n6ado, creyó que el acierto estribaba en en-
fielar las opiniones, en establecer entre ellas un
perfecto equilibrio, buscando con' tino la resultante
!le tan variad<ls fuerzas como e~taban en combina-
cion: y esta teoría, tan racional y tan bella, propia
de tiempos bonancibles, si ella es j Ilsta y exacta
eOllsideraua de un modo absoluto, vióse por desgra-
cia enlonces que con relacion á aquellas circuns-
tancias, en que un poder temporal puesto en ma-
nos Jel hijo predilecto del pueblo et·a natural que
alimentase esperanzas y ambiciones en lodos los
bandos, la absoluta y visible falta de posibilidad
impidió de todo punto su realizacion. Cuáles fue-
ran las causas que mas inmediatamente produgesen
este impedi¡Jenlo, lo iremos anotando en lo sucesi-




-474-
vo. Prosigamos entre tanto la reseña que estamos
haciendo.


Que la comllnion progresista se hanaba dividida,
y gran parte de ella adversando fuertemente al mi-
nisterio desde mucho _lOtes de abrirse la lejislatura.
pruébanlo, no solo los sucesos que hemos referido
respedo de la fraccion republicana, destacada de los
vencedores de setiembre, sí que lambien la conduc-
ta seguida por el Constitucional de Barcelona y el
Eco del Comercio, á consecuencia de los estados de
sitio. cuyos periódicos, de alto crédito y signifi-
cacion en el partido, revelaban ya la fuerte oposi-
cion que en las córtes harian á los ministros la
fraccion acaudillada por Lopez y la que componian
los diputados catalanes. Es probable que todavía á
este tiempo no estuviese maleado el corazon ó el
espíritu de todos estos adversarios progresistas por
las sugestiones de los reaccionarios; pero lo que no
~dmite género alguno de duda, es que este hechoJa-
menlable luvo lugar despues. como vetemos á su
tiempo.


Por lo que al bando republicano atalie, eran
tales los brios que babid él adquirido á este tiempo,
()ra fuese debido al curso irresistible de las ideas


. en aquel estado de débil compres ion en que. se
l. aliaban por parte de un gobierno. que si bien
las resisti ... en fiel cumplimiento de su deber, no las
proscribía enteramente, dejándolas libre curso en




-475-
el estadio de la discusion, y contentándose solo con
algunas denuncias con arreglo á ley~; ora tambicn
se atribuyera al siniestro y alere impulso que ta-
les principios recibian del lado mismo de los reac-
cionarios ó absolutistas, quienes no dejaron de ha-
fiar instrumentos que de buena ó mala fé sccundá-
ran en España su designio y su infernal propósito,
qúc en las importantes capll ales Sevilla y Valencia
resulLarón elegidos, para este año 42, concejales
demócratas. Los republicanos barceloneses conta-
ron tambien en la eleccion de compromisarios ó
electores, para formar el nuevo ayuntamiento, diez
y siete votos contra diez y nueve que obtuvieron
los progresistas sus coutrarios. Para un partido na-
cienle era este ya un triunfo visible en la segunda
capital de España; pero los dem6c'ratas rebusaron
tomar partido en la eleccion, porque no cabiéndolcs
sino la cuarta parte de la municipalidad, á lo mas,
nada podrian adelantar apenas con una tau insigni-
i¡cante minoría,' sino tal v'ez debilitar la' fucl'zó.l
virginal de sus hombres y de sus principios. Eu
otros muchos pueblos de órden inferior "iéronse
igualmente elegidos a,yuntamientos republicanos.
ta ciudad de Figueras, pueblo natal de Abdoll
Terrad~s, eligióle por su alcalde para este afio;
siendo muy de nolar los incidcllt~s que sobrevi-
nieron con tal motivo. Terradas, ,!ue se hallaba
~\\ \\'ol.l:I:,~\\)\\;)', \':\\) ~\\~l:\~\\l\() T~l;o\-¡CT ~{)T S\ h \;"1"<>-




-4.76'-
y·e cuestion eporque grave sin duda era allí para
su partido) de aceptar ó no la alcaldía, luego de
saber su nombramiento, reunió á los suyos, qUl~
componian UD número considerable de artesanos,
jornaleros, eSl(]di~ntes. etc., gente loda ella, ú
su mayor parte. jóven. lozana J resuelta. ponien-
do á su lIeliberacion, á ley de republicano, la
cuestion espinosa y difícil de la alcaldía.


Largos y acnlorados dek.tes produjo. en los
cuales los barceloneses disputaban con mas de dos-
cientos obreros del Ampurdan. que aparecieron allí
opinando por la aceptacion del nombramiento hecho
en Figueras. el derecho que cada cual creía tener
á la posesion inmediata de aquel gefe para ellos
tan querido. Este, entre tanto, habia dejado la
presidencia y sal1rlose del local para no obviar en
nada la libre resolucion de sus hermanos. llero lla-
mado al fin por estos para oir su dictámeny su
~'oluntad, no hallaron, él ni ellos, otra mejor
solucion á tan difícil problema. que la de aceptar la
alcaldía de Figueras. sin que por esto abandonase
la presidencia de la Junta directiva en Barcelona,
en .Ionde pasaría la mita(tlel tiempo. alternando
cada dos meses su residencia en ambas pohlaeiolles.


Llegado que hubo. el gefe demócrala, á la de
Figueras, donde le recibieron con las mas apasio-
nadas muestras de entusiasmo. fué grande la lucha
que vi6se precisaclQ á entablar con los agl'nles- del




-477-
poder, para que estos le otorgasen lo que la ley no
le negaba; la posesion de la \'ara de alcalde que
aquellos le negaron con tal obstinacion, que creyó-
se generalmente que el gefe político de Gemua hu-
biera recibido alguna órden especial del gobierno
para. resistir por todos medios el acto de poses ion á
favor de un bombre peligrosísiUlo, obstinado, y há-
hilpropag<1ndista, que era fácil. inoculase de sus
máximas á todos los innumerables pueblos que
cucntá aquella fértil comarca> lo cual debia de mi-
rar el gobierno' con tanto mayor cuidado. cuanto
que su prox,imidad á l'rallcia y las encubiertas mi-
ras del gobierno de esla nacion. hacian siempre
temer un funesto resultado. Cinco veces fué nece-
sario repetir la eleccion de alcalde en la espresada
ciudad, anulada las cuatro primeras por motivos á
pretestos mJS Ó menos especiosos que alegaron la


.diputacion provincial y el gefe político. Toda esta
resistencia acrecia mas y mas el interés. y se atraia
en todas partes la atencion y las miradas de las gen-
les hácia el bando demócrata. Una hoja que publi-
có Terradas en Figueras. continuacion de .las de
Barcelona, en la cual insertaba un artículo alta-
menle democrático. debido á la entendida pluma
del presbítero D. J. Gonzalez Menendez, cura pár-
roco de la villa de B"üos de Bejar, en Estrcma-
dura, ardiente apóstol de las doctrinas republicanas.
proporcionó á sus contrarios lluevo motivo de pCl'-




-478-
secudon, con la idea siempre de pri varle de la al-
caldía. denunciándole dicho artículo en \a ciudad
de Gerona, á donde .trasladaron preso a\ Ahdon,
con grande escolta de tropas, cuyo aparato y cuyos
medios de intimidaci?n y de terror, lejos de [,ro-
ducir e\ efecto que se anhelaha, venian por el con-
trario á aumentar el séquito y el prestigio de este
jóven, cuya importancia acrecía en razon del'in-
discreto modo de acallarle y vencerle que habian
adoptado sus contrarios. El resultado de 1 .. ruido-
sa denuncia vino á corrobor3r este juicio. Pues si
bien el primer jurado, ú de acusacion, habia de-
clarado haber lugar á la formacion de causa, el se-
gundo, ú de calificacion ,declaróle absuelto, no sin
baber pronunciado el tribuno demócrata, ante él y
ante una numerosa concurrencia, un discurso, mo-
delo de elocuencia popular, en defensa de las CÍ'een-
cías republicanas, que lejos de perder, ganaron.
mucho. terreno con esta tentat~va de imprudente
persecucion por parte de la autoridad. En la ciudad
de Gerona desde este dia fué ya. respetaLlc el nú-
mero de republicanos. Los gerundenses neófitos de
este partido condujeron desde el local del jurado
á su h"Litacion al jóven Tenadas en triunfo y co-
mo en vilo, festejándole aquella noche con una
b1'Íllante serenata. Vuelto á Figueras, tomó al fin
posesion, á virtud de b eleccion quinta, de la vara
tic alcalde; pero no le c\cj~ron funcionar lar~o




-479-
tiempo: que sus·enemigos envolviéronle de Ime,o
en ese género de persecucion que daña mas al que
la dirige que al que es objeto de ella, y que rué la
causa principal tal vez del grande incremento que
adquirieron las ideas republicanas en Cataluña.
Suceso· muy de notar en la historia de la regen-
cia· de ESPARTERO, por la influencia grande que
í~lluvo en el precipitado acabamiento de aquel po-
der.-El entusiasmo, ú mas bien, el fanatismo de-
mocrático rayaba lan alto en la juventud barcelo ...
nesa por este tiempo, que muchos terradistas, hi-
jos de empleados del gobierno, abandonaron sus
casas, imitando en esto -el ejemplo que ofrecen mu-
chas religiones en la época de su nacimiento, por
sincerar ~u pureza para con sus amigos: otros re-
nunciaron los destinos que servian: algunos oficia-
les de ejército pidieron su líc.encía absoluta:· final-
menle. bubo tambien estudianles de leyes. y medi-
cina, que por asegurar y alardear su independencia
para el porvenir, dedicáronse á aprender oficios
mecánicos, que seguian á \a par con SU:i estudios,
resueltos á l'gercer 1111uel\os mas bien que aceptar,
~n caso rle ne-.:esidarl, rlestino alguno del gobierno.
Tan terrible era la fiebre democrática, y tan falal á
la regencia del DUQUE que quiso en vano contra-
riarla.


Un furioso republicano de Valencia, 11pellidlldo
Boix. Ianzú en un banquete cívico que se cl'lcbró ('n




--!480-
esta ciudad , en diciembre del 4l, un brindis que
hizo grande ruido yaun se pretendió \ambien de-
nunciar, en el cual abogaba no menos que porque
el siglo precipite la revolucion de los tronos: palabras
vaCÍas de sentido, ú que nada dicen, si bien su au-
tor quiso con ellas decir demasiado, logrando por
medio de esta tremenda alharaca, de esta insigne
gernndiada, ser habido entre los incánto's por un
demócrata ardoroso y de buena ley. Pero de la sin-
ceridad de este terrible demagogo responde su ul-
terior conducta, babiéndose convertido despues á
las fila! del retroceso, con la misma ó mayor furú
de la que .ostentaba en su fingido papel de ultra-
progresista 6 republicano .


. Para completar el cuadro 'que vamos trazando
de la situacion en que se hallaban los partidos polí-
ticos al cerrar el año 1841, diremos algo del estado
de la prensa democrática en la córle. Ag~viado de
denuncias el tremendo Huracan, segun se qa indi-,
cadó antes, habia dejado de existir como periódico;
pero interpretando y eludiendo la ley sus redacto-
res, continuaban publicándole sin título á la manera
de las hojas volantes de Terradas. En una de aque-
llas, correspond:iente á los postreros dias de diciem-
hre, estampó el periódico anónimo que habia reem-
plazado al Huracan una especie de profesion de
fé política, ó programa, reducido á decir, con li-
sura ~' llaneza, que elohjeto de sus a[allosas ta-




-481-
reas t no era otro que «derribar la Constilueion
«de 1837, el trono y la 'regencia de ESPARTERO:
«realizar la union de España y Portugal, y estable-
«cer' en ambos paises, bajo un pié de perfecta
«igualdad, nn gobierno republicano federal, sobre
(da base de una conslitucion que ya está formada
«( decia) y se publicará en tiempo oportuno."
-Mayor franqueza no era llosible exigir al mario
demócrata, que así probaba el terror y abatimiento
que en él infundia el ensayado sistema de las per-
secuciones. Al gobierno no ·le era ya dado poner en
duda las intenciones y las miras de este partido,
vista la sorprendente y signifioativa ri.welacion de su
antiguo órgano.-Por último, como si este. no bas-
tase para el sosten de las doctrinas democráticas, el
día 1. 0 del año 42 salió á luz en Madrid el


primer número de otro diario, tambien republica-
no, si bien no tan franco yesplícito como el ante-
rior, nomhr.ado El Peninsular. El director de este
periódico y algunos de sus fundadores hallábanse ade-
mas en el Congreso.


Tal era el eslado en que se hallaban los parti-
dos, desde el absolutista basta el demócrata, con res-
pecto al gobierno al .abrirse el :.ño y las cortes. La
situacion del poder, combatido cu&l se bailaba por
tan variados y opuestoil vientos, era pues harto
complicada, embarazosa y dificil. Una mano de hier-
ro no hubiera bastado para sostener la balanza de la
TO~L IY. 3t




-482-
J'cpresion. Y aun este mismo equilibrio. esta fatal
quietismo, no podia menos de ocasionar la muerte
allloder.


Pero en donde aguardaba á este el combate
mas encarnizado y terrible; el mas inmerecido tam-
bien, era en las c6rtes. Ya anles de abrirse estas, un
periódico que por cierto nada tenia de comun con la
~ausa del ministerio, á quien por el conlrario ha-
cia ·fuert~ oposicion en sentido moderado, El Cas-
tellano, se espresaba de esta suerle: «Si llegado es-
ute caso (decia, aludiendo á la apertura de las cór-
tes) no influyesen en algunos las pasiones. si solo
Gse dejase sentir el verdadero patriotismo. cierto!!
"estamos de que el actual gabinete hallaria una es-
«celente acogida en el seno de la representacion
«nacional; porque, seamos impar'ciales, ha sabido
.. triunfar de circunstancias muy difíciles, y liberla-
«do al pais de una nueva guerra civil. y acaso de
<lOtros males no menos graves.» Blasona despues de
imparcial y recuerda su oposicion al gabinete, ter-
minando El Castellano su artículo del notahle modo
que sigue: ((Los hechos h"blan demasiado alto pa-
«ra que necesiten de nueslro apoyo: y el estado ac-
ulual de la nacion es un testimonio vivo que no po-
IIdrán recusar con fundamento los mas ardientes
«adversarios del minislerio.u "


N unca, en efecto, habiase manifestado tan con-
veniente y necesaria la union de los progresistas en




-4,83-
el parlamento, como en esta ocasion, en que las
violentas pretensiones de sus enemigos habíánse
pues,to tan en evidencia, descubriendo sustraido-
res designios. Jamas un ministerio se presenta á
las córtes con lantos y tan podt'rosos títulos á la to-
lerancill, á la indulgencia, como esta vez en que
habia salvado al pais de un conflicto horrible, ó m'as
bien, de una doble crisis política, que habia pues-
to en gran peligro la paz del reino y las institucio-
nes. Así lo comprendieron casi lodos los diputados,
que respondiendo á la hermosa voz de union lanza-
da entre los libres en octubre último, venian á Ma-
drid dispuestos á prestar su apoyo al gobierno, cu-
ya fuerza y cuya autoridad eran la autoridad y la
fuerza del bando progresista. Pero llegados á la
córte, lug1r de ambiciones y de intri~as y de agi-
tacion contínua, bien pronto el contacto con los
prohombres del parlamento, que aceraban· sus ar-
mas para embestir al ministerio, hizo.á muchos de
ellos mudar de parecer: y verificadas algunas cou-
ferencias y juntas preparatorias ,. desde las prime-
ras sesiones apareció en el Congreso el lamenta-
ble cuadro de una ,-igoTosa é indiscreta opos~-
. ..


clOn.
La comÍsion nombrada en este cuerpo para re-


daclar el proyecto de contestacÍon al discurso del
REGENTE, eligió p3ra la prcsidencíJ á Olózaga,
quien, cdosode los principios, ó gimoso del poder,




-484-
'~abia'se trasladado con premura desde la capital de
Francia á la de España, dcspues de renunciar la
gran cruz de Cárlos III (con la cual habia galardo-
nado el gobierno sus importantes servicios de octu'-
bre), por no privarse del derecho de ocupar inme-
diatamente su asiento en el Congreso, anheloso,
cual se mostró desde luego, de hacer guerra cruda
y terrible al ministerio. Previendo este los resulta-
dos que podria dar la contestacion ó mensage de
aquel cuerpo, atendidos los elementos que compo-
ntan la comision, conlrarios todos, como Olózaga,
al gabinete, procuró captarse antes la voluntad del
Senado, en donde fué mas breve la: discusionde\
mensage y mas favorable tambien á 103 ministros,
pudiendo en su consecuencia presentar estos ya eso-
tro título en su abono, justificacion ó defensa. Pero
)a disposicion del Congreso era muy distinta, no
siendo posible que el gobierno librase de igual mo-
do, sin vencer obstáculos que pareeian insuperables
y temibles.


Recordemos, pues, la complicada fisonomía que
presenta esta asamblea popular, compuesta sin em-
bargo casi en su totalidad de progresistas, para que
hecho ;si un estudio analítico de ella, como lo he-
mos verificado de los diferentes partidos políticos
.que á la sazon militaban y dividian la España, des-
componiendo en sus factores este singular producto
,del movimiento de se.tiembre, el Congreso elegido




-485-
en los primeros dias de 1841 , podamos con mayor '
facilidad apreciar sus actos en esta segunda y última
legislatura.-No menos que cinco fracciones distin-
guíanse en este cuerpo con caracteres bien marca-
dos. La de los ministeriales, la mas numerosa de to-
das, era sin embargo insuficiente para afianzar por SÍ"'
sola en el poder á los gobernantes. La fracion mode-
rada, la mas insignificante, apenas contaba cuatro ú
seis votos: mas crecida que esta era la que tenia por'
gefes á D. Salustiano de Olózaga y á D; Manuel Cor-
tina rodeados de unos veinte diputados: Lopez y Ca-
ballero capitaneaban otra mayor hueste: por últi-
mo, serian como unos treinta y ocho ú cuarenta los
diputados jóvenes ó nuevos la mayor parte en el
Congreso, llamados puritanos, quienes-, sin reco-
nocer subordinacion ni gefe alguno, contaban no
obstante en su seno varios oradores de' no escas()
mérito, en los cualessuplia el ardimien'o la falta de
esperiencia en las lides parlamentarias ¡ tales como
Muñoz Bueno, ~Iata, los Collantes, Alonso (D. J.
Bautista) , Garcia Uzal y otros. Entre estos .hallába-
se como conrundi~a la que pudiéramos llamar sesta
(raccion, que es la republicana, compuesta solo
de Uzal, Mendez Vig,o, y algun otro· diputa-
do (1).


(1) Posteriormente fuéelegido diputad!) por la provincia de
la Coruña el director del Huraean Olavarria; pero como hubie-
se aprobado ya el congreso la condllCta del gobierno en lo re-




-486-
Nosotros, como publicistas, profesamos la opi-


nion tIc que en el fraccionamiento ú division de un
partido, cuando este se halla en el mando (que es
cuando corre mayor peligro el di vidirse), si bien-en-
tran por mucho las ambiciones y exigencias de 105
émulos del poder, lleva este siempre, es decir, los
hombres que están al frente del gobierno, la mas
grande responsabilidad. la mayor parte en la culpa.
Con solo notar los infinitos medios de conciliacion
que posee el que manda, podrá cualquiera conven-
cerse de la exactitud y justicia de esta opinion
nueslra .. Esta es la razon por la cual, sin embargo
de reconocer nosotros la proverbial honradez, el
patriotismo-acendrado, la inslruccion nada comun,
el talento eminente, las mncbas y muy recomenaa-
bIes dotes que como hombre de gobierno posee en
el mas alto grado el presidente entonces deL Con-
sejo. D. Antonio Gonzalez, no es dado á nuestra in-
flexible imparcialidad, á la justicia distributiva que,
cual noble símbolo y lema, llfocuramos resplan-


lativo á los estados _de sitio y otros puntos que halló el don Pa-
tricio repugnantes á su opinion y á su conciencia, dirigió su re-
nuncia por escrito al gefe político de la COfl]ña, quien, como
presidente ~e la diputacion provincial, le habia enviado el ac-
ta, manifestándole en términos bantante duros, llenos de va-
lentía y de arrogancia, los motivos que le impelian á dar este
paso, entre los cuales envolvia una censura grave, una terrible
acusacion á los representantes del pais y al gobi~IDo mismo;
concluyendo por-decir que no tenia llor convenil'ute hacerse
participe de la5 grandes faltas que contra la constitucioD y In
leyes habian aquellos perpetrado.




-487-
dez~a en todos nuestros juicios acerca de los pri-
meros actores del drama colosal que nuestra débil
plllma va trazando, no nos es dado, repetimos, ab-
solver de la espresada culpabilidad á este ministro
y á sus cólegas, sin pronunciar antes los motivos
que hicieran justa su condena.


Lo primero que, en nuestro sentir, debió es-
tudiar el gefe del gabinete, era esa múltiple y multi-
forme naturaleza que en sus variados elementos
constituia el Congreso; lo que seavenluraba en que
prosiguiese esta fatal division de l<!ls progresistas; lo
insuficiente que era el número. de los .que le apoya-
ban, para haber de continuar mandando como has-
ta entonces; los azares de una di30lucion; la pa-
labra que desacordada y voluntariamente habia
empeñado de gobernar con aquellas córtes; y final-
mente, lo imposible que le era esto sin contar des-
de luego con una respetable mayoría en el parla-
mento. - Indagar, pues, el pensamiento de cada
una de las fracciones, oir á sus gefes, tomar en
cuenta y examinar detenidamente sus respectivas
exigencias, vercuát de ellas se acercaba mas á sus
ideas, y decidirse á ser amigo, el gobierno, de .una
de ·esas fracciones.; lié aquí el sistema indispensable
para su existencia .. Solo, no podia gobernar: éralepor
IQ tanto necesario buscar apoyo; pero hacerlo de
una vez y con resolucion : acordarlo , y ponerlo por
obra inmediatamente. De este modo quedaba des-




-.188-
membrada aquella falange heterogénea y numerosa,
queel.dia que uniese sus distintas partes,6 que es-
tas se coaligasen, no podia menos de causar la rui-
na del ministerio: y este, salvándose, podia tam-
bien haber dispensado inmensos bienes al país con
el auxilio de unas córles, que tan escelentes serví-:-
cios habian prestado en la anterior legislatura. Ni
era dado á Gonzalez seguir otro rumbo, toda vez
que le era imposible esgrimir la poderosa arma de
la disolucion, habiendo puesto su vida pQlítica en
manos de los diputados. Veamos, pues, entre es-
tos, cuál er a la asociacion natural que debió bus-
carse aquel gabinete.-Nada diremos de los dos es-
tremos, el reaccionario ú absolutista yel republica-
no; puesto que un gobierno constitucional, cual
era aquel, compuesto de hombres amantes de las ins-
tituciones que habian jurado, en conformidad de
sentimiento y de opinion con su legal compromiso,
no era posible que .faltasen á él, mucho menos en
unasituacion normal, en circunstancias ordinarias,
y cuandp ningun motivo plausible podia justificar
una defeccion que nunca era de esperar de los es-
clarecidos y honrados varones que habia en el mi-
misterio.-De las tres fracciones restantes, la mas·
compacta, disciplinada y hábilmente dirigida erala
de Ol6zaga y Cortina; pero, sobre ser escasa: en
número, tenia ahincadas pretensiones de escalar el
poder: y llano es que no debia de ser grato á los




-489-
ministros desampararle sus puestos. Fuera de que.
estos diputados, si bien combatían de ordinario la
ilegalidad, formando propiamente el bando conser-
vador 6 constitucional moderado, ni apetecian las
reformas. ni curaban mucho de las economias. As-
piraban solo .á conquistar el mando. No eran por
10 tanto los mejores aliados para los ministros.


Sabido es ya que Lopez y Caballero habiaose
mostrado altamente hostiles á aquel gabinete, desde
el momento mismo en que fué nombrado, segun lo
manifestaron en la reunion celebrada en casa de Lo-
pez Pedrajas, de que hemos hablado en el capítulo
anterior. Ademas, ellos. habian de presentarse tam-
bien algun tanto exigentes ; y amhidonaudono· me-
nos que los otros el poder. á pesar de las protes-
tas que hip6critamente y de una manera solemne y
ostensible hacia de contínuo el primero en las c6r-
tes, protestas de desprendimiento y de abnegacion
que vino despues á desmentir el tiempo, amaes-
trados en la escuela de la c6rte , no era fácil tam-
po.co hacerlos desistir de sus pretensiones. Por con-
siguiente, no eran estos mas aptos que los otros
para formar alianza con el ministerio.-Restá-
hale úni~amente la fraccion mas numerosa, 1Ia-
mada de puritanos. compuesta casi toda, como he-
mos dicho, de diputados nuevos; que aunque á pri-
mera vista aparecian incorregibles, é inaccesibles á
la disciplina, eran sin embargo muy á propósito pa-




-4i)O-
ra.eubrir las necesidades que aquejaban al gabi-
nete.


Jóvenes inespertos, los mas de e\los prescntában-
8e por la vez primera en la córte yen medio de las
intrigas del parlamento. Ni abrigaban grandes pre-
ten~iones, ni apenas tenian otro pensamiento fijo
que el de disminuir el presupuesto de gastos en al-
gunos millones. Eran el eco fiel de los trabajados
y abntidos pueblos: y de aquí ese {'asgo de econo-
mía política, vulgar si se quiere, pero siempre de
grande efecto, porque se presenta del lado útil,
ventajoso y halagüeño. Esta sola concesion, anun-
ciada de antemano por los ministros-; babríalesgran-
geado el apreCio de los diputados jóvenes que
constituian el bando puritano, conquistándoles al
par una popularidad inmensa. Los grandes despil-
farros y aun depredaciones de que ha sido víctima
esta infeliz nacion por luengos años, son la causa de
que se baya levantado en ella un clamor general á
favOt" de las économías: y es poco cuerdo oponer-
se al torTeute de la opinion, cuando esta aparece
como el eco fiel de las necesidadespúbli~as. Ni es-
ta fraccion aspiraba por entonces á gobernar, ni
contaba en sus filas hombres conocidos y esperimen-
tados que en aquella época pujasen al ministerio.
Habia en ella, sí, jóvenes con muy buenas dotes
oratorias que el gobierno debió aprovechar y em-
plear en su sostenimiento i sin perder de visla que




-.1.91-
sublevadas en su conlra aquellas almas de temple,
aquellos hombres de temperamento ardiente, serian
incansables en sus ataques. no les arredrarian las
derrotas, y dispuestos siempre á pelear, los ten·
drian en perpétua agitacion, en contÍnuomovimien-
too El gabinete pudo haberse colocado al comenzar
esta legislatura, y con mas m()tivo aún durante la
época de la anterior, frente á las demas fraccioneli
de" Congreso, si se hubiera escudado en esta: y su
apoyo pudo lograrlo con tanta mas ventaja, cuanto
que en los jóvenes habia una animadvcrsion osten-
sible contra Olózaga, un vivo sentimiento de anti-
patía que suele escitar el indiscreto orgullo de este-
corifeo, á purito de enajenarle las voluntades de los
diputados, siendo esta la causa' de serle siempre
harto difícil ó imposible organizar parlamentaria-
mente un ministerio. Las relaciones amistosas de
estos diputados uuevos con los gefes de la otra
fraccion, Lopez y Caballero, hallábanse interrum-
pidas desde 10 acaecido cnla reunion l'edrajas, don-
de creyendo aquellos lastimado su noble orgullo r
su independencia, considerando ofendida su digni ..
dad, quedaron malquistos con estos caudillos,quie-
nes aspiraron allí no menos que á disponer á su an-
tojo de la nueva falange para atacar, sin. vida y sin
tregua, al naciente ministerio. Impedir, pues, que
esta union se realizase I y que -se alejáran d~ su
honrado propósito de sostener al gabinete los dipu-




-492-
tados que basta ver· sus actos no consintieron en
atacarle; buscarse, en fin, la natural asociacion de
Jos jóvenes que desde el principio le ofrecieron su
apoyo: be aquí el deber que tenian que cumplir los
ministros, si babian de contar mayoria en las
córtes .


. Cuando empezó esta legislatura del 42, ósea,
de diciembre dellU. todavía tenia el gabinete Gon-
zalez la ventaja de que no reinase la mejor armonía
entre los notables de las tres fracciones de oposi-
cion progresista. La veleidad política de Olózaga,
producto de su ambicion que lucha siempre con ]a
imposibilidad de reunir junto á sí los elementos ne-
cesarios para constituirse en poder; la Lien proba-
da incapacidad de Lopez para organizarse un parti-
do dentro ni fuera del par]amento; la insuficiencia
de los diputados jóvenes, unido todo á las causas
arriba espuestas, producían ese desacuerdo que de-
bió utilizar ~lministerio. Temían unos que el cam-
bio 'de este se verificára en sentido demasiado lato,
mientras otros, por el contrario, recelaban que con
una variacion, en que entrasen en el pode-r los cau-
dillos mas templados, se aumentáranaún las restric-
ciones. Y esta mútua ,desconfianza separaba entre sí
á los contrarios del gobierno, siendo ella sola ]a que
esplica, cómo una oposicion robusta y fuerte, á
cuya -cabeza se bailaban personas de gran valia y
muy adestradas en las lides del parlamento, perma-




-493-
neci6 por lárgo espacio indisciplinada y en verdade·
ra anarquía. ·Por esto aconteció tambien que al vo-
tarse en el Congreso el párrafo del mensage contes-
tando al discurso del REGENTE relativo á los estados
de sitio, parte de la comision, que adversaba toda
ella la marcha del gobierno, favorecióle sin embar-
go con sus votos: y cierto, que á no haber sido así,
habría quedado en derrota con aquella ~otacioil. De
tal suerte la disidencia recíproca de los distintos
bandos que constituian la oposicion, prolongaba
la existencia del gabinete; pero sin que este logra-
ra captarse el apoyo firme y dccisi vo de alguna de
las fracciones contrarias para robustecer la minis-
terial, aquella existencia era harto débil y perellede-
ra de suyo. Un solo amago de coalicion vendria á
derribar en cualquiera oCilsion al ministerio Gon-
zale,;.


Empero, fiado este en la rectitud de su proce-
der, satisfecho con sus triunfos, lleno de orgullo .y
de dignidad, present6se á las córtes llevando solo
en el discurso del REGE~TE fiel relato de su conduc-
ta pasada y del estado actual de la nacion, y dejan-
do al libre juicio, á la conciencia de los diputados
el fallo de sus actos. Hizo mas: llevado del mismo
sistema, y conducido de igual sentimiento, tampo-
co present6, como en nuestro juicio debiera, al
Congreso una peticion , á fin de que este le acorda-
se 1,'Oto de indemnidad, segun es costumbré hacerlo




-494-
en 'las naciones regidas por gobiernos representati-
vos, y segun se ha verificado ya alguna vez en la
nuestra j en atencion debida al quebrantamiento de
las leyes que en Barcelona y Bilbao habia tenido
efecto,


Una obstinacion terca y apasionada por parte de
unos y otros. diputados y ministros. bizo perder
un tiempo precioso. en daño grave de la nacion y
del partido progresista, augurando as-í, con tan la-
mentable eSlravío, con tan insigne imprudencia, la
"ictoría de su comun enemigo, 'Hasla el 27 de fe-
brero no pas6 á manos del DUQUE la contestacioll
()ue di6 el Congreso al discurso de apertura, pro-
nunciado dos meses antes, ¡Tanto habian degenerado
las córlils que tan ópimos y escelentes 'frutos habian
dado al país en la anterior legislatura! j Dos meses
transcurridos en inútil tiro leo de ri validades y por-
liadas rencillas, bajo el especioso pretesto de de-
fender los principios! Si ese tiempo precioso, in-
verlido por aquellos hombres en malear y destrozar
las eJJtrañas del partido progresista, le hubieran
empleado en preHnir para lo sucesivo los male~
que lamentaban, con menos di se recio n que encono,
formando una ley de asonadas ó de 6rden público, ú
hajo otra denominacion cualquiera, con tal que ella
evitase en lo sucesivo la repeticion de los estados de
.~itio, en vez de dejar, como dejaron, al pais, des-
pues de tanta y t~n inútil di3cusion , espueslo ti los




-495-
mismos peligros que hasta entonces habian hecho
necesarias las situaciones escepcionales·, contra lo
prevenido en la Constitucion; si una vez reconoci-
da la inculpabilidad moral de los ministros y el con-
fliclo grave en que ellos se vieron y vieron al pais.
hU'hieran prestado los enviados del pueblo el tribu-
to debido al servicio eminente que habian becbo
aquellos á la patria, y en gracia de tan alto mere-
cimiento, hubiéranles disimulado cualquier falta.
como era de justicia bacerlo, mucho mas, atendido
el virtuoso y leal comportamiento que habian teni-
do los gobernantes, aun en la perpetracion misma
de los desafueros que les imputaban; si des pues de
todo esto, decimos, restablecida la concordia y la
union, y reanudados los que debieran ser indisolu-
bles lazos entre todos las miembros capitales de la
comunion progresis-ta, hubiéranse dedicado aque-
llas córtes á proseguir la obra con tanlo afan y tanta
gloria empezada en la legislatura anterior, organi-
zando el pais por medio de buenas leyes secunda-
rias, que diesen estabilidad y aplomo á las institu-
ciones, otra habria sido la suerte del partido lihe-
ral español, de ese partido virtuoso, ilustrado y
benéfico, que tantos bienes ha dispensado siempre
á su patria amada; olra seria tambicn la suerte de
esta, bajo la administracion sábia y bumanitaria de
los ilustres varones, honra y prez de aquel par-
tido.




- . .\96-
Pero ese lamentable estravio, esa fonesta ce-


guedad, no deplorada aun lo bastante, (1 y pluguie-
ra al cielo que ella fuese leccion suficiente para el
porvenir !), echaron allí las hondas raices de aque-
lla divisioohorrenda y ren·corosa que habia de oca-
sionar mas tarde la caida del ministerio Gonzalez,
berido ya de moer te en la prolongada y enojosa
discusion del mensage, y con él el mas sólido basa-
mento en que estribaba la Regencia constitucional
del CONDE-DuQuE.-Verdadero campo de Agraman-
te, el Congreso de las Españas en los primeros me-
ses de 1842 presentaba un cuadro repugnante y
tristísimo de pasiones y miserias, en donde elfuer-
te colorido de los odios y la ambicion afeaba en gran
manera el semblante de los mas ardorosos conten-
dores. Era un escándalo parlamentario, présago
de los escándalos infinitos que en dias, no muy le-
janos, ocultaba el porvenir.-Pasemos por alto el
detenido exámen de aquella larga y porfiada liza,
que ya el lector hará figurar en su menle, vistos los
elementos encontrados que habia en el Congreso, y
en la cual, alIado de la acusacion por los estados de
sitio, hadase resaltar tambien el ocioso argumento
de la imprevision contra los ministros vencedores
de octubre, porque les acusadores, en su pasion y
en su delirio, pretendían que la insurreccion hubie-
ra sido evitada del lodo, prevista y prevenida por
el gobierno, único modo, en sentir de ellos, de que




-497-
este mereciese bien del pais y del Congreso, sin
que la victoria entrase apenas por nada en los cál-
culos políticos de estos dementados adversarios; y
'Vengamos solo á ocuparnos de una cucstion de alta
trascendencia política, que si ella no salió ostensi-
blemente á plaza en la discusion, aluiiones hubo
que la indicaron muy bastante en algunos de los
discursos, s~gU\\ h~m{)l" apuntado ya en otra parte,
y tambien la premIa periÓdica llegó á abordar y de-
batir largamente esta delicada' cuestion en sus ar-
lículos.-Aludimos á ]a doelrina que concede ó nie-
ga al Regente la irresponsabilidad de los reyes,
doctrina de sumó interés en esta bistoria.


Las sociedades que han llegado á constituirse en
monarquías no lo hicieron ciertamente al acaso, por
mero capricho ú por un acto impremeditado de la
'Voluntad. Ilustradas por las desgracias, por los de-
sastres y las guerras intestinas que promovian sin
cesar la prepotencia, la ambicion y la codicia en la
eleccion del gefe supremo del Estado, fijaron el
principio hereditario como correcliyo á esas san-
grientas escenaos, á esas ambiciones funestas que han
manchado las páginas de la historia de todos los
pueblos.-Dando gran valor á los peligros que son
inherentes á la magistratura electiva, sentaron el
principio inconcuso, invariable, de la sucesion here-
ditaria, que abrazaron con avidez tod0310s pueblos
cultos, en esa época en que la humanidad le consi-


TOAI. 1\". 32




-44)8-
der{leomo el mas bello ideal, la mas perfecta ad-
qujsicion de la ~iencia política .


.A este principio fué necesario robustecerle pa-
ra hacerle indestructible: y se recurri6 á la invio-
labilidad de los reyes, quienes, apoyados en el con-
sentimiento de los súbditos, hiciéronse inamovibles
en su trono.-Asociados los dos principios, el de
sucesion y el de inviolabilidad, se auxiliaron reCÍ-
procamente mostráudose fuertes, invencibles á las
facciones y partidos q·ue aspiraban á su destruccion.
Ni podia concebirse la estabilidad del trono sin el
apoyo eficaz y poderoso de aquellos principios, que
reconcentraban. la fuerza moral de la sociedad en
esta institucion, ni menos podia esplicarse esa fuer-
za y poder permanente de la monarquía, sin que
ella se adornara con tan preciosos atavÍos, con los
atributos sociales que sirven á la conservacion y
defensa de los Estados.


Pero hay mas: estos principios inmutables se
asocian tambien espontáneamente á otros no menos
importantes, cuyo orígen es la estabilidad misma
de la monarquía, y cuyo fin es la santidad en la ob-
servancia de las leyes para la conservacion pacífica
.de los estados. En estos debe contarse la responsa-
bilidad de los agentes mas inmediatos al trono, como
una consecuencia natural del poder que se ensalza
y se eucumbra á la altura inlulnerable de la8 pa-
siones y de la ambiciono




-499-
Resp~nsables los ministros y ~us dependencias


de todos los actos del gobierno, queda el poder mo'-
nárquico á salvo de las acusaciones y de los ,tiros
que pretendieran asestarle' sus émulos 6 enemigos.
Establecido así el poder supremo, acrece la ne-
cesidad de adoptar estos princ}pios el sistema polí-
tico que rige en las monarquías .constitucionales.
En las absolutas, el sic voto sic jubeo de los reyes
ocupa de ordinario el lugar debido á )a ley: y la vo-
luntad azarosa, la suprema arbitrariedad de un mo-
narca, es comunmente su programa de gobierno.
Pero en las monarquías cons~itucionales crece el in-
teres' y la necesidad de la inviolabHidad del príncipe
y la re5ponsabilidad de sus ministros; porque en
ellas el imperio de las leyes es mas fuerte que su
voluntad, y mas débil tambien la estabilidad moral
del gefe del Estado. Por esto es necesario forti-
ficarla con la responsabilidad legal de sus agentes,
como un muro que se coloca ante el monarca para
defenderle.


Por otra parle: no siendo posible á los reyes
conocer y despachar la multitud de negocios que
corresponden á su resolucion, es necesario 'que los
confien á personas entendidas que los resuel van con
autorizacion plena del monarca. Nuevo motivo para
que sea respetada su inviolabilidad, contrayendo la
responsabilid-ad solamente á sus ministros.


Ahora bien: presupuestas esas teorías, las mas




-500-
aceplable8 sin duda y las mas generalizada8. entre
los publicistas monárquicos y liberales de todas
las naciones, ¿será responsable aquel que desempe-
ñe temporalmente los atribulos de la monarquía
constitucional? Cueslion es esta, que con menos
prudeJlcia que pasion ha promovido y fallado el
partido retrógrado de Españ~, dejándose llev.ar
mas bien de sus odios al REGENTE que de las buenas
doctrinas y principios constilucionales.-En su cie-
go frenesí, no menos pretendian aquellos que des-
pojar al CONDE-DuQUE, sin duda porque habia na-
cido entre el puehlo, de los dones y prerogalivas que
nunca osaron arrebatar á la regía persona que le
habia precedido en la Regencia; á la viuda de Fer-
nando. Rasgo de inconsecuencia que nada honra á
Jos escritores de ese partido, y que desgraciada-
mente es harto comun en su historia.


El REGENTE del reino, elegido con arreglo cÍ
ley, y proclamado como tal, no puede ser respon-
sable en la esfera del poder, conforme á las mas sa-
nas teorías constitucionales (1). Toda la responsabi-
lidad de los actos del gobierno debe pesaresclusi-
vamente sobre los ministros. Inamovible la Regen-


(i} Téngase presente que hablamos con la lógica peculiar
de estas teorías, dentro del círculo trazado por ellas y con arrc-
glo á la constitucion vigente entonces: sin prejuzgar pOI' esto
la cuestion cientlfica que debate la conveniencia ó inconvenien-
cia de que exista persona alguna irresponMbfe en un Estad\!,
lIun dentro de la esfera del pod~r.




-501~
cia hasta la mayor edad de la reina, y representante
del trono con todas sns atribuciones,. aunque no
tiene los mismos derechos, seria un absurdo, una in-
justicia' grave y repugnante imponer la responsabi-
lidad al gefe supremo del Estado, por actos que no
conoce tal vez, sometidos á la esclusiva rasolucion
de sus ministros.


Si el REGENTE desempeñaba la autoridad del
rey, segun el artículo 49 de la constitucion de 1837,
y este era inviolable, ¿ podrá imponerse la respon-
sabilidad á quien le representaba en todo el ejerci-
cio de su autoridád real? ¿ Seria posible la respon-
sabilidad legal de que se trata contra quien dispone
de los ejércitos, de los tesoros y de todos los ele-
mentos de fuerza de una nación? Los trastornos, los
sangrientos desastres, las violencias, la guerra ci-
vil y la ruina de los estados serian las consecuen-
cias de esa doctrina inconsecuente, absurda y anó-
mala. Esa responsabilidad, ademas de injusta, seria
impracticable; porque sobre la imposibilidad de que
la regencia despachase los asuntos del Estado, se
estrellarian siempre todas las tentativas impruden-
tes contra la fuena de la magistratura suprema,
que no se plegaria fácilmente á presentar su cabeza
en las tablas del cadalsQ, renunciando á todos los
medios de defensa propia, y mas cuando estos soil
tantos y tan poderosos segun las disposiciones de
la ley fundamental.




-502-
La responsabilidad de los ministros en esta da-


le de gobiernos, es plies la única natural y propia
para la con3~rvacion de'la sociedad, y para soste-
ner el equilibrio del 6rden y la observancia estric-
ta de las leyes. Ese grito de odio, lanzado por' los
hombres que se dicen moderados, abogando por la
responsabilidad del REGENTE, era solo un bostezo
de iracundia y de rabia, que demostraba el veneno
de su corazon. Ellos querian la responsabilidad, y
como consecuencia de ella, el castigo del CONDE-
DUQUE, para satisfacer su saña y sú furor; 01 vidan-
do los peligros, los corolarios horribles que trae
siempre en pos de sí la violacÍon de los huenos
principios, por dar rienda suelta á un deseo, á una
pasion vituperable, enconosa, preferian la inconse-
cuencia al crédito, el deshonor á la honra, y ciegos
en su carrera, y dementados por el resentimieu(o
y la venganza, la codicia y la ambicion, no hallaron
escrúpulo en asentar, como muestra de su mentida
moderacion y de su templanza, las ideas mas anár-
quicas y desorganizadoras sobre este asunto por me-
dio de ]a prensa. Triste consecuencia de estas falsas
premisas fué la conducta observada por el ridícula-
mente apellidado ministra l(niversal D .. Francisco
Serrano, proscribiendo del territorio español y ex-
honerando de todos sus títulos y grados al REGE~TE
del reino, á ESPARTERO que tan merecidamente los
habia adquirido por medio de una série no intcr-




-503-
rumpida de servicios eminentes prestados á su pa-
tria, segun ha podido notarse en esta historia; me-
dida injusta y brutal decretada por aquel insurgen-
te que se proclamó ministro y autGrizada despues
por el gobierno provisional presidido por Lopel',
en 184.3, gobierno anómalo, que sin ser constitu-
cional tampoco mereció la investidura de revolu-
cionario, transicion miserable de la libertad al des-
potismo, tumba de la primera y plantel del último,


ef¡orrcndo maridage de este y la anarquía, nuncio fa-
tal del porvenir angustioso y sangriento que el m9-
no!!precio de los principios y el olvido de la ley, la
traicion en fin de algunos falsos liberale5, modera-
dos y exaltados, -pretendía legar y leg6 en efecto al
pais para desgracia suya, y mengua y vilipendio y
escarmiento de los que en uno ú en otro sentido,
en el poder 6 en la oposi.cion, fueron la causa
de tan escandalosas como lamentables escenas.


y ya que este punto delicado é importantísimo
en la historia de nuestros dias hemos tocado, ya que
hemo~ puesto la mano en la clave hi!!torial y políti-
ca de la regencia de ESPARTERO que ha de servir-
nos para fijar solucion á todas las cuestiones que
surgen en la época que vamos tratando, y para for-
mar juicio acerca de la vasta y ~omplicadísima in-
sur~eccion de 1843, ¿ con qué derecho, (pregunta-
remos) se pretendió entonces hacer responsable al
que era irresponsable por la COnlilítucion de la mo-




-504-
narquía 1¿ Con qué derecho, des pues de imponer al
REGENTE la responsahilidadlegal, que no está es-
crita en ninguna ley, en ningun código (1), Se le
impuso tambien la terrible pena de proscripcion y
la destitucion de todos sus grados, honores y con-
decoraciones? Por qué principios se habrán guiado
los enemigos jurados de la constitucion y del RE-
GENTE. para castigar así al defensor de la libertad,
al ilustre pacificador de España? Mengua será para
los partidos políticos algun dia, esa terrible pena.
impuesta al noble DUQUE DE LA VICTORIA, Y con él,
;; todos los que arrastran en pais estraño una exis-
tencia miserable, porque el asqueroso crÍmen de
depredacion, tan comun en sus contrarios, no los
ha llevado del suyo cargados de riqueza. j Timbre
glorioso, este de la probidad, que no podrá ar-
rebatar jamas todo el encono de sus émulos al es-
clarecido general ESPARTERO, Y á los Infantes, Li-


(1) El egemplo de la regencia habida en España á principios
de este siglo no cuadra al caso actual, porque la disparidad los
aleja. Repelimos que con. los datos que arroja de sí la situacion
política que nos ocupa para resolver el problema de irrespon-
sabilidad en el REGENTE, aparece inconcebible el sistema po-
lítico de las monarquías constitucionales, cual es la de la E~pa­
ña, sin que los atributos del trono, en sus funciones legales
como gefe del Estado, no en otra esfera que lingen ser superior
á !'stas mismas prerogativas, y que considera á la institucion
I!omo elevada sobre la que habitan los demas huma10s. corres-
Jlondan tambien á las regencias, en el ejercicio augusto de las
mismas funciones. La razon que milita es idéntica para entr.am-
bos, el monarca y el regente. Por injusto. por inConsecuente,
y aun por inarmónico. debe pue,. desecharse el s.istema de los
contrarios sobre este asunto.




-505--
nages • .v an-Halenes y otros generales beneméritos
y honrados varones que en la emigración hacen hoy
alarde de una pobreza, que despues de haber ocupa-
do todos e1l0s.10s primeros puestos del Estado, hace
grande honor á su buen nombre j á su fama! La Es-
paña mira y mirará eternamente con noble orgullo,
presentándolos á la espectacion Jilosófica y humanila-
.ria de la culta Europa, esos modelos de. abnegacion.
de patriotismo y de lealtad, de que no ofrecen almn-
dantes egemplos las historias de todos los pueblos.
Tampoco el nuestro podria presentarlos. si no tu-
viera aquí ya su historia y su glorioso martirolo-
gio el partido de los li'bres.


Por defender una autoridad legítima. un dere-
cho sagrado que confirió la nacion representada
en Córtes, por sostener debidamente las leyes, por
rechazar, en uso legítimo de aquel derecho. una
rehelion, ¿ será justo castigar con tanta fiereza á sus
mas decididos defensores? La historia y el porvenir
vengarán, sin duda alguna, estos ultrajes, que no
pueden cubrirse ya con el manto de la hipocresía
ni con la máscara de una política impíamente se-
ductora. La violacion patente y manifiesta de los
eternos principios de bumanidall y de· justicia, la
ostensible infraccion de los artículos constituciona-
les, la crueldad tirana y bárbaramente opresora de
los vencedores, la implacable ferocidad de sus pa-
siones, su inmoderada ambicion, todo esto, en fin,




-506-
se pagará' con "la triste y lamentable usura 'de la
venganza j que nadie podrá evitar tal vez. ¡ Condi-
cíon deplorable y aterradora de la débil naluraleza
humana! ¡Horrible consideracion que debiera hacer
mas precavidos y cautelosos á los bandos polÍlicosl
Ello es cierto, sin embargo, que los triunfos no
son eternos; que la fortuna veleidosa se cansa: y,
j ay del dja terrible en que se verifica la esplosion
de ese sentimiento profundo, que sordamente agita
el ánimo público en las naciones dominadas por la
tiranía! Por ]0 que á la nuestra atañe, ese dia tan
temido por unos como deseado por otros, nos es-
panta; porque los fuertes sacudimientos de la po-
líticá conmueven siempre en sus cimientos los es-
tados, ocasionan trastornos y desgracias, á veces
al inocente, quedando ileso y á salvo el malvado. y
apresurando el descrédito de las instiluciones, aca-
han por precipitarlas á un abismo. Este es el fruto
amargo que de ordinario suelen proporcionar al
pais la ambicion y la inmoralidad de los partidos.


, ~Jas clara y directamente que el anterior llegó
á debatirse en estas Córtes otro asunto, que no deja
de tener por muchos conceptos puntos de con-
tacto con :rquel. Aludimos á la ruidosa cuestion
promovida por una susceptibilidad diplomática de
.'Ir. Salvandy, , que considerada á la esplendente luz
de la razon y de la sana filosofía, no es otra cosa
tIue el colmo de la ridiculez y de h, miseria, 'que




-507-
hace en verdad poco honor y da ruin idea de esa
decantada civilizacion de la cual blasona la Francia
de nuestros dias; pero que mirada bajo el barni-
zado aspecto de la etiqueta y las fórmulas risibles
y necias de la engañosa diplomacia, tal cual se ha-
lla todavía admitida y venerada en las sociedades
modernas, por mas que ella sea un cúmulo de ab-
surdos, embustes y farsas, hásele dado una impor-
tancia grande y héchola resonar en toda Europa, al
estremo de ser ella objeto de serias discusiones en
Jos parlamentos de Inglaterra y en las cámaras de
:Francia, y motivo de graves contestaciones con d
gobierno del CONDE-DuQuE.-Por eso nos ocupa-
remos de propósito y con detenimiento de esta cues-
lion tan interesante como fútil.


Habia nombrado el gobierno frances al prome-
diar setiembre embajador en la córte de Madrid á
Mr. Salvandy, quien, para haber de desempeñar
tan alta mision, fué elevado á la clase y dignidad de
conde. Tanta era la solemnidad con qne quiso el
gabinete de Luis Felipe acompañar este acto de
nombrar embajador, cuyas funciones en verdad
no es dable presumir, si aquel gobierno creyó nuri-
ca que habian de egerecrse durante la regencia del
gener~l ESPARTERO. Pues que nombrado, como va
dicho. al promedillr setiembre ó dias antes; hubo
de permanecer sin embargo mucho tiempo Salvan-
dy en Francia, dando lugar á que p¡lSUSen los acon-




-508-
tecimientos de octubre, y disponiendo su viaje á
España tres meses despues de constituirse por un
decreto la imevaembajada; á mediados de di-
ciembre.


En el momento en que el gobierno español tu-
vo noticia de la aproximacion del enviado frances
á la frontera, se apresuró á comunicar órdenes á
todas las autoridades del tránsito, previniéndolas,
que no solo le recib~esen con los honores debidos á
su alta gerarquía, si que tambien le tributasen to-
dos los obsequios que pudiesen demostrar la sín-
cera voluntad del gobierno español. El des vio y
hostilidad del de Francia, la ill~urreccion de octu-
bre burlada, la idea de la fortaleza y prepotencia
del gobierno del DUQUE DE LA VICTORIA, que como
consecuencia de las recientemente adquiridas reso-
naba á la sazon en toda Europa, todo esto vino á
tener presente el ministerio Gonzalez al tiempo de
recibir al embajador, llegando á persuadirse tal vez
de que, desengañado el frances de sus vanas tentati-
vas, pensaria en reconciliarse, resignándose á acep-
tar las condiciones de una política triunfante al sur
del Pirineo, en una nacion vecina, aliada y amiga
natural de la Francia. Con esta idea equívoca, que
honra mas al corazon que al entendimiento d~l mi-
nisterio español, recibió este al conde; y no es es-
traiío por lo tanto que el enviado frances manifes-
ta3e á su gobierno en las primeras comunicaciones




-509-
que 'le dirigió desde Madrid, cómo babia tenido un
recibimiento abundoso de cordialidad y demostra-
ciones de afecto en todas partes.


Es el conde de Salvandy hombre dotado de una
ligereza escesiva, que le inhabilita para la diplo-
macia, de escaso fondo en su instruccion, si hien
un tanto dado á lecturas, tambien ligeras,. de cor-
tos talentos, y si no de una ignorancia completa en
las fórmulas y principios !Iue constituyen la esencia
diplomática, fuerza será creer que en esta ocasion
afectó ese desconocimiento de sus deberes y de sus
derechos como ministro embajador, acaso con el fin
siniestro que traia meditado: tal vez con el estudio
previo que hiciera al tiempo de recibir su investi-
dura y su encargo de manos del gobierno de Luis
Felipe.-L1egado que hubo á la córte de España,
presentóse al ministro de Estado I Gonzalez I presi-
dente del consejo I manifestando en esta primera
entrevista vivos deseos de ver cuanto antes á S. M.
la reina Isabel ll. Contestóle el ministro que le
acompañaria cuando hubiese tomado la órden
de S. M. I segun es costumbre hacerlo con los en-
viados de todas las potencias: y como hiciese el
frances igual pretension respecto al REGENTE , tam~
hien le contestó Gonzalcz en términos análogos; di-
ciendo que tomaria su órden, y se le indicaria dia y
hora para que le viese. Despues gir6la conversacion
sobre asuntos de ¡nleres general de uno y otro rei-




-510-:-
no ysohre la conveniencia de eslrechar mútuas re-
laciones entre ambos, despidiéndose el conde con
urbanidad, y al parecer contento y satisfecho.


Al siguiente dia visitó el de Estado al embajador
en su casa, en donde este último volvió á manifestar-
le su deseo de ver á la reina iutUediatamente. Gonza-
lez le re.spondió que le parecía lo mas político y
acertado, mas honorífico tambien para dar despues
el paso d e fina atencion Que anhelaba, el presentar
antes su carta de creencia al REGENTE, Y previo eS-
te aclo oficial, seria al punto presentado á la reina
como deseaba. El conde repuso, sin demora, á lo
que acababa de proponerle el presidente del Conse-
jo, que las credenciales del rey de los franceses no
se presentaban sino á la reina de España, y que era
tan firme é irrevocahle su resolucíon sohre este
asunto, que de ningun modo consentida en presen-


tarlas al REGENTE DEL REINO. El ministro entonces,
sorprendido de una tan estraña exigencia por parte
del enviado de un gobierno constitucional, que se di-
ce ilustrado y libre, usó largamente la palabra, ha-
ciendo o}Jservar á Salvandy «que la autoridad real
estalla actualmente desempeñada. en España por un
Regellte, con arreglo á la conslitucion del Estado;
que la reina, menor ele edad, no podia por ningun
concepto desempeñar funcion alguna oficial durante
su menoría; que apoyado en el artículo 49 de la ley
fundamental, no estaha en el caso de permitir que se




-311-
amcllguase cn lo ~as mÍlli mo la. autoridad que la
nacion española, representada en c6rtes, habia con·
ferido al REGENTE; que el acto oficial de la presen-
tacion de credenciales era propio d~l magistrado
supremo que dirigiaconstitucionalmente las rieudas
del gobiernou aiiadiendo Gonzalez «que b reina
nada podia hacer ni decir oficialmente, siendo por
lo tanto inútil tal presentacion, en la cual debian
los ministros estrangeros someterse á las leyes y
prácticas de las naciones y las córtes que los reci-
hian,» concluyendo con decirle, « que así habian
sido recibidos en Madrid otros ministros estrange-
ros, hacia poco, tales como Mr. Asthon , ministro
plenipotenciario de la Gran Bretaña, el conde de
Marnix, ministro de Bélgica y otros varios enyia-
dos americanos.»


Con tan atinadas y oportunas observaciones, am-
pliadas ademas por el primer ministro español, le-
yó este al conde frances el artículo constitucional
que confiere toda la autoridad real al poder tem-
poralmente egercido por la regencia: y el espíritu
inconstante y débil del Mr. Salvilndy dió entonces
insignes muestras de su aturdimiento, de su igno-
rancia acerca de 10 que mas cumplia al buen des-
empeño de su elevada mis,ion, de la desprevencion
en fin con que habia aceptado el difícil cargo de
embajador par~ desempeñarle en una nacion , cuyos
usos, idiom¡¡, costumbres y leyes, inclusa la funda-




-512-
mental, desconocía completamente. El embajador
manifestó, sin escrúpulo, que no sabia que existiera
ese articulo en la Constitucion española, mostrando
su conformidad, y prestando asentimiento y razon
á cuanto acababa de esponerle Gonzalez, á quien
dijo que él creia que esta cueslion era solo de eti-
queta; y que por eso habia insistido en la presenta-
cion de sos credenciales á la Reina, suponiendo
que así honraba mas fJ. su monarca. Despues de esto
convino en pasar á ver al REGE;s'TE aquella noche,
manifestando siempre, Salvandy, vivos deseos de
verle y de admirarle. Con efecto, Gonzalez que ha-
hia recibido la autorizacion necesaria para llevarle .
al palacio ducal .. que éralo ya en esta sazon el lla-
mado de Buena Vista, sito en la cane de Alcalá,
cercano al Prado, propúsollJ la hora de las 9; Y á
esta misma hora de la noche, prosentáronse en la
habitacion del REGE~TE, el embajador y el primer
ministro, sirviendo este de intérprete en esta vi-
sila, familiar y agena de oficio, en la cual se babló
principalmente de la importancia de las carreras ó
profesiones, acerca de lo cual emitió el conde su
opinion, reducida á deplorar el abandono y abati-
miento en que están las letras, sin que merezcan
consideracion alguna, au,! en los paises mas adelan-
tados en ¡Iustracion, siendo por el contrario mas
considerados los militares, abogados y otras clases
de la sociedad que los que se dedican á la noble y




-513-
gloriosa I cuanto estéril é infortunada ocupacion del
literato. Verdad I por desgracia, demasiado reco-
nocida y hasta vulgarizada en Europa r de la cual,
sin embargo, no podia reputarse el conde personal-
mente agraviado.-Media hora duraria esta visita,
concluida la cual, acompañó Gonzalez á Salvandy
basta la casa de la embajada t en donde se despidie-
ron I haéiendo protestas de cordialidad y afecto t los
dos diplomáticos.


Al siguiente dia hallóse sorprendido el nues-
tro con una comunicacion privada de Mr. Salvand]
que insistia de nuevo en la presentacion de creden-
ciales á la reina J alegando que el prestigio y el ho-
~or del trono así lo exigian t y que esto mismo se
practicaba en otros paises como el Brasil y la Gre-
cia. Contestó Gonzalez que la constitncion del Bra-
sil nada decia sobre este asunto, y que ella no era
la que regia en España: en cuanto al egemplo de la
Grecia, manifestó que el rey Othon era absoluto en
su antoridad, no pudiendo pOI' lo tanto presentarse
su proceder como egemplar fiel á un gobierno re-
llresentalivo; y sobre todo, que el gobierno espa-
ñol tenia establecida esta práctica t conforme á su
constitucion, siénd<Jle imposible variarla sin incur-
rir en grave responsabilidad para con la nacion, las
córtes y aun el trono mismo. A estas indicaciones,
hechas ligeramente J :.tuadió olras fundadas en el de-
recho internacional t insistiendo en que los repre-


1'0\\1. IV. 33




-5U-
sentanles. de las naciones deben someterse á la eti-
quetay prácticas de las córles que los reciben; no
siéndoles dado en manera alguna alterar\~s para im-
poner la ley al que tiene la facultad de darla en esta
materia.


El conde Salvandy consultó entonces á su go-
bierno para adoptar, con su anuencia y su autoriza-
cion. una r~solucion definitiva; lJuedando entre tan-
to suspensas las comunicaciones oficiales entre
nuestro gobierno y el nombrado embajador frances,
hasta que el ministro de negocios estrangeros de
Francia, Mr. Guizot, delerminó que aquel funcio-
nario insistiera en su temeraria pretension , y, caso
de no conseguirla, se retirase á Paris ..


Creyó se en Madrid entonces, con no poco fun-
damento, que Mr. Pageot, quien, como hemos
'Vislo, desempeñaba la mision de Encargado de Ne-
gocios en nuestra córte, y que era un francés dís-
colo, tozudo é ignorante, de coraza n no muy sano,
de opinion absolutista, y enemigo jurado del go-
Lierno de la Regencia, s~ria probablemente quien
redactase la comunicacion que fué en consulta á
su gobierno, la cual, si es qU,e ella tuvo tal plu-
mil, iría concebida en los mismos términos de exac-
titud,de fidelidad y de intencion que son de suponer,
vistas p otras muestras del mismo autor en casos
de mayor consecuencia: y siendo esto as\, nada de-
heria ya estrañarse la conducla inconSla'nte y ve-




-515-
leidosa del embajador, cuyo corazon incauto, cu-
ya débil cabeza, pudieron ser envenenado el uno y
fascinada la otra por aquel bombre de intriga y por
sus amigoSe, los afrancesados de 1ladrid, siendo to-
dos ellos la causa del mudable proceder del conde
Salvandy, ¡le la manera estrepitosa é imprudenta
con que al fin rompió este con el gobierno español.


Entre tanto cundió de público la voz de las pre-
tensiones exageradas del ministro frances, apoya-
das solo por la prensa que subvencionaban la Fran-
cia y los que, emigrados de España, atizaban el
fuego de la discordia en esta desde aquella nacion,
dando ocasion y motivo, la diplomática contienda,
á que se promoviera, primero en el Senado y des-
pues en el Congreso, una discusion elevada y dig-
na, en la cual, oída la esposicion de los hechos, tal
cual la llevamos trazada, y habidas en cuenta tam-
bien las poderosas razones de estado y de congruen-
cia política que en un doble discurso estenso y lumi-
noso esplanó hábilmente, en los dos cuerpos legislado-
res, el presidente del consejo, D. Antonio Gonzalez,
rec~rdando con oportuna destreza la práctica obser-
vada tambien durante \a anterior Regencia de dolla
Maria Cristina, en cuyas manos, que no en las de
la reina Isabel, enlreg3ban sus respectivas cartas de
creencia todos los diplomáticos eslrangeros que vi-
nieron entonces á nuestra c6rle , dieron por resul-
tado ambos debates una declaracion aprobatoria




-516-
de la conducta enérgica, dignisima, y justa de
nuestro gobierno en esta ruidosa cuestiono Así el
ministerio Gonzalez, favorecido por el voto plausi-
ble . de las c6rtes y el sentimiento unánime de la
opinion pública, triunf6 de 'la exigencia mísera y
ridícula del frances en esta ocasion, exigencia obs-
tinada y pertinaz que tenia por objeto el desprecio
y vilipendio de la autoridad constitucional del RE-
GENTE.


Mas que un enviado Je potencia á potencia, un
ministro constitucional, un digno embajador, un di-
plomático, este conde dé Salvandy era un agente
secreto, un espía, que venia a minar las institucio-
nes políticas de España y la Regencia de ESPARTE-
RO, sin curarse mas que de los intereses dinásticos
en beneficio absoluto del rey su amo, el célebre
monarca de las barricadas, el ciudadano hijo de Fe-
lipe Igualdad, el <{ue, segun la espresion atribuida
al inocente Lafayette, era la meior república que po-
día tener la Francia, convertido ahora, sin embar-
go, en perseguidor de los gobiernos y de los re-
gentes populares, verdadero alguacil de la Santa
Alianza. Circunstancias hubo en este suceso que son
la prueha exacta de esa opiuíon nueslra.


El conde Sal vallJy habíase valido de pct'sonas
desafetlas al gobierno del DGQUE , por cuya media-
cion ajustó un confidenle que lenia la habitual faci-
lidad de inlroducirse en palacio y comunicar secre-




-517-
tamente con la reina Isabel. Esto confidente no lué
difícil hallarle, por el precio de 3,000 reales al mes;
pero infiel á la confianza que los agentes de la con-
jura palaciega le habian di,spensado, present6se al
primer ministro del REGENTE, á quien di6 partici-
pacion en el secrelo. El de Es~ado le manifestó
que podia aceptar la conlidencia en los términos
que se le habia propuesto, y con las nuevas condi-
ciones que ahora se le prescribian : y en efecto, así
la aceptó aquel, con los fines que han de suponer-
se, no habiendo dado resultado alguno, esta curiosa
y duplicada trama, por la pro~ta salida del conde Sal-
vandy y aun de Mr. Pageot, á la capital de Fran-
cIa.


Es de notar aquí que con la venida de aquel re-
nov6se la estraiía pretension de que la correspon-
dencia de la reina Cristina con sus augustas hijas
viniera por la embajada de Francia, lo cual habíA-
se prohihido por nuestro ,gobierno, quien conside-
raba justamente como una ofensa hecha á la emba-
jada española de Paris la circunstancia de no fiarle
]a espresada correspondencia. Gonzal'Cz no accedi6
tampoco á la nueva pretension, manifestando al
francés que el gobieruo de S. M. C. tenia servi-
dores fieles á quienes se pagaba para que cuidasen
de dirigir y conducir la correspondencia pública y
privada de las personas reales, no habiendo moti-
vo alguno para que se les hiciese tamlña ofensa, dáu-




-518-
doles una tan iQsigne prueba de desconfianza.-La
eorrespondcncia, por lo tanto, no sufrió alteracion
notable en su envio, ni menos estravio alguno en
la direcciou oficial que, en uso de su derecho y en
cumplimiento fiel de un deber sagrado la fijó el go-
bierno: y S. M .. la reina Isabel y la princesa su
herinana prosiguieron recibiendo sus cartas semana-
les por conducto de la embajada española en Paris
y del ministro de Estado en Madrid, que era quien
las entregaba personalmente á la reina.


Esta cuestion ruidosa colocó en una. posicion
tan desaventajada J ridícula á quien la promovió, co-
mo honorífica y ventajosa fué la que adquirió el mi-
nisterio que con mano fuerte, diestra y sagaz des-
barató las ruines inlrigas del gabinele de las Tulle-
rías, cuyos manejos desde aquella época iban enca-
minados á asegurar la mano de nueslra reina para
un hijo de la casa de Orleans, ó cuando menos, pa-
ra un Borbon del gusto yeleecion del rey de los
franceses. Así que, frustrados los planes para cuya
realizacion habíase elegido por teatro al real palacio
de lladrid, luego que, procedente de esta eórle,
llegó Pageot á Paris, se le confió por su gobierno
]a mision estraordinaria de negociar el casamiento
de la reina Isabel con un hijo de Luis Felipe ó de
D. Cárlos. Las córtes de Viena, Berlin y Londres
contestaron resueltamente al enviado diplomático
del Sena, que de ninguna manera consentirian en




-519-
el primero de estos matrimonios, que alteraria el
equilibrio y la paz de Europa, cuyas naciones por
]0 general son opuestas al enlace de la reina de
España con un vástago de la úhima revolucion fran-
cesa. Motivo por el cual, desde entonces vi6se pre-
cisado I,uis Eelipe á desistir de este empeño ambi-
cioso y temerario, renunciando á él, al menos, de
una manera directa, y prestando oidos á otras pro-
puestas y combinaciones que le diesen en la c6rte
de las Españas resultados idéntioos 6 análogos á los
que él siempre ha' apetecido. De aquí tambien el
casamiento del duque de Aumale, con una princesa
italiana, siendo así que este era el destinado por el
rey su padre á restaurar e~ Madrid el predominan-
te influjo de la Francia.-:-En cuanto al hijo de don
Cárlos, aquellos gobiernos. mas delicados que el
frances. remitian la cuestion á España. Pero el ga-
binete inglés tenia ya en poder suyo la declaracion
del gobierno del REGENTE, en la que se aseguraba
que nunca consentiria este en el casamiento de la
reina con el hijo d~ D. Cárlos, por considerarle co-
mo el principio y la bandera de otra nueva guerra
civil, pues que la nacion le repugnaba en el mas
alto grado.


Por lo que al enlace Orleans atañe, tambien
juzg6 siempre el gobierno de ESPARTERO que seria
tan funesto á Espa'iía como lo rué el reinado del du-
.que de Anjon, que tomó el nombre de Felipe V.,




-420-
Y tan pernicioso á Europa como lo tueron las guer-
ras de sucesion promovidas y sostenidas por su
abuelo Luis XIV.


El gobierno de Francia, tan humilde con los
fuertes como altanero con los débiles, apresuró .. e
á dar cuenta servilmente al gabinete ingles justifi-
cándose de su desacordado y ridículo procedimien-
to en ]a córte de Madrid: y usando sin duda de la
misma exactitud en su relato que hemos tenido ya
nosotros varias ocasiones de admirar en las comu-
nicaciones de MM. Castellane, Lesseps, Pageot y
otros muchos agentes de aquella nacion, al tratar
de nuestros asuntos, Mr. Guizot logró sorprender
al lord Aberdeen, ministro de negocios estrangeros
de la Gran Bretaña, á punto de declarar este en la
cámara de los Comunes que en su opinion ballá-
hase la razon, en el asunto de Salvandy, de parle
del gobiern,o franees j pero el español habia pasado
entre tanto una nota estensa y razonada á este y
otros gobiernos europeos, y estos y el mismo Aber-
deen declararon de nuevo, que mejor impuestos en
la cuestion; no podian dejar de reconocer que la
razon no estaba sino del lado del gobierno del RE-
GENTE. Pero cuando esto sucedia, ya Guizot babia
salido del estrecho apuro y conl1ict,o en que le ha-
bia puesto la opo&i.cion de la cámara de diputados
de Francia, á consecuencia de la inútil cspedicion
diplomática del conde Salvandy ; y debió importar-




-521-
le bien poco e\ fallo de la Europa contrario á su
proceder y á sus necias pretensiones. Ese ministro,
como lodos ó la mayor párte de los hombres de go-
bierno en Francia, ha aspirado siempre, por todos
los medios imaginables, á que el partido moderado
espáñol, es decir; el partido frances de España, sea
el que ocupe el mando, para que así los intereses na-
cionales de la Península ibérica queden sometidos
hajamente al imperio y al funesto· influjo de la Fran-
cia. Hé aquí lo que el gobierno de esta nacíon no
pudo recabar jamás de los hombres que rodearon al
REGEl'I1'E; Y de aquí el resentimiento y encono que
veíase resaltar en los detestables manejos, oscuras
intriga·s y odios implacables que mostró siempre el
go~ierno frances tí la regencia del CONDE-DuQUE.


Pudiera decirse tal vez sin merecer la nota de
exajerados, vistos los antecedentes que en todas
épocas nos presenta en sus relaciones internacionales
la historia de ese país, que con el gobierno de la
Francia no es posible á la España ningun género de
acomodamiento, sin menoscabo de nuestra indepen-
dencia y nuestra dignidad; que no sirve ninguna
política, por justa y racional que ella sea, toda vez
que no ronuncien los hombres de estado del vecino
reino á su máxi~a favorita «La tutelle d' Espagne
nous appartient;» que solo en fin podrán estos formar
alianza con aquellos españoles espúreos é indignos,
que presten su inicua aprohacion á esa máxima de-




-522-
nigrante y odiosa.-Muchas son las ocasiones en
que, por desg racia nuestra, ha sido una triste rea-
lidad esta máxima, dominando en su virtud al ga-
binete de Madrid el de las 'fullerías, como aconte-
ció por egemplo cuando la guerra de los ingleses
con sus antiguas colonias del Norte de América: y
las veces que España ha resistido noblemente ese
influjo, como ha sucedido en las épocas de liber-
tad, el frances entonces, apoyado en un partido
contrario á las instituciones, hase apresurado á
derrocarlas, siquiera para ello tuviera que aceptar
y llevar á cgecucion el papel degradante que tomó
á su cargo en el año de 1823.


La Inglaterra, rival temible de la Franci\, y que
sin haber egercido ni pretendido egercer nunca. so-
bre España el predominio funesto que la última de
aquellas naciones (de lo cual es fiel testigo la historia
de todos los tiempos), hale disputado sin embargo,
como es consiguiente y natural, la preponderancia
de influjo en el suelo español, si bien este influjo
que anhela el ingles siempre es menos afecto á la
política que al comercio, respetando empero el ga-
binete de San James nuestra nacionalidad y nues-
tra independencia mucho mas que el de Francia, es
la única nacion que, despucsde la nuestra, puede neu-
tralizar y aun contrastar la perniciosa influencia ~ue
nos provenga del Sena.


El ministro Gon¡alez no solo supo defunder con




-523-
tino y con dignidad. el honor nacional en esta y
otras cuestiones que atañen á su ramo, y en las
cuales vióse amenazada la independencia y provo-
cada la alli vez espaiíola por gobiernos estraños,
prevalidos tal vez de la debilidad que ellos suponian
en el nuestro, debilidad que es como. inberente
siempre á las épocas de minoría en los estados mo-
nárquicos; si que tambien, solícito por desenvol-
ver prácticamente en todas sus relaciones el siste-
ma de admillistracion hábilmente anunciado en su
programa, dcdicóse con perseverancia á estender
Jos mercados y abrir otros nuevos á nuestro abatido
comercio, sin cuyo fomento y vida es imposible el
engrandecimiento y prosperidad de la EspaÍia. Y an~
tes de proseguir la historia de las córles de 1842,
será bien que digamos algo de las importantísimas
medidas que bajo este aspecto adoptó tlntonees el
gobierno del REGENTE.


Con el fin indicado ratificó Gonzalez los trata-
dos de paz, amistad y reconocimiento de la repú-
blica del Ecuador, en el territorio de Quito, con-
cluidos por el ministerio Perez de Castro conulili-
dad conocida de los intereses de España, q~e ba-
bia ya perdido para siempre sus antiguas colo~
nias.-Privada la industria y el comercio espaiíoldel
mercado mas ventajoso que puede ofrecerse á sus
especulaciones mercantiles, y que ban aprovechado
con interes y aran la Inglaterra, la Francia y otras




-524-
naciones de Europa por espacio de 30 años que
cuentan de emancipacion aquellas repúblicas tras-
atlánticas, inmensos restos del que fué desmesura-
do imperio español en. los pasados tiempos, creyó-
se ya con razon llegado aquel en que se remedia-
sen los males que habia irrogado á España el poder
absoluto, á causa de una política desacordada y tor-
cida .para con aqu ellos nuestros antiguos hermanos,
acerca de los cuales el gobierno ingles hizo propo-
siciones ventajosas al nuestro, sirviendo de media-
dor, por el 6rgano del ministro Canning en 1824 y
en otras épocas posteriores. Empero, el gobierno de
Fernando, con mas orgullo que pl'Udencia, resis-
tió tenazmente y desechó siempre toda propuesta
de avenencia 6 acomodamiento que envolviese, tá-
cito ú espreso, el principio de reconocer la inde-
pendencia de aquellas gentes, independencia que
ellos habian conquistado con su esfuerzo 'j con su
sangre, que asegurabaadema~ la distancia, y mas
~ue la distallcia, la absoluta impotencia de recon-
quistarlos, en que, aun supuesto y no concedido el
derecho de hacerlo, se hallaba ya el gobierno es-
paño!.


El presidente del consejo dccidiósc, pues, á ra-
tificar ese tratado con los colombianos que nos ten-
dian sus brazos fraternales, en virtud de una anti-
gua y apenas interrumpida amistad enlazada con los
vínculos de la sangre, sostenida por tradiciones ve-




-525-
nerandas, y asegurada por relaciones profundas y
y fuertemente arraigadas en el idioma, la religion,
las costumbres, y aun los gustos de entrambos
pueblos. Por eso los sencillos habitadores de la an-
tiguaColombí~ nos abrían gozosos las puertas de
sus mercados, equiparando nuestra bandera á la su-
ya, nueslro pabellon al que ellos habian erigido mu-
chos años antes en pabellon nacional. Una república
que carecia de industria fabril, marina y comercio,
venia á ceder en provecho de la España muchos be-
neficios que necesariamente habian de reportarlos la
industria, la marina mercante y el comercio español.


Ya que este asunto hemos tocado, no le ter-
minaremos sin asentar aquí un hecho altamente
honroso al ministerio Gonzalez t sobre todo al pre-
sidente del Consejo. Como la calumnia hace alcan-
zar, ó al menos, pretende osada que alcancen sus pon-
zoñosas ir~s hasta las reputaciones mas acreditadas
y brillantes, atribuyósele á Gonzalez por un perió-
dico, del bando muderado ú conservador, haber re-
cibido cinco mil duros por la ratificacion de este
tratado. Cuando el diario político publicó esta im-
postura, ya Gonzalez no era ministro. Su primer
cuidado fué desmentirla en la prensa con la indig-
nacion y valentía de una conciencia pura; y denun-
(iallo dcspues el artículo como calumnioso, y pro-
bada su falsedad ante el jurado, con testimonios ir-
recusables que hicieron aparecer indemne y sin




-526-
mancilla la. conducta del ministro sobre este nego-
cio, solo sirvió la injuria para esClarecer mas y mas
)a pureza y esplendor del injuriado, confundiendo
al impostor, quien fué condenado á prisiony á multa
Pero aun 'resultó mayor bien de este proceso al ca-
lumniado; pues que segun apareci6 demostrado en
el juicio público, acaso ha sido él el único ministro
español que no ha recibido regalo alguno de otros
gobiernos por la conclusion ó ratificacion de los
tratados, porque los desechó con resolDcíon firme é
irrevocable. Esta costumbre, establecida há mucho
tiempo y seguida constantemente, enlre los gobier-
nos de Europa y América sobre todo, creyóla Gon-
zalez repugnante, considerando siempre como un
abuso de mal género, que no se avenia con la aus-
tera rigidez de sus principios, el que tales demos-
traciones de mútuo agradecimiento saliesen del te-
soro público, sin que para ello mediara ,autoriza-
cion alguna de los pueblos. Por eso se abstuvo y
se escusó de recibir y dar agasajos de ninguna es-
pecie; porque los tratados internacionales, al pru-
dente juicio suyo, no deben de tener otro ohjeto y
estímulo que el bien general de los Estados contra-
tantes. De tal suerte quedó abolida una costumbre
verdadet'amellte repugnante y ridícula; y es de es-
perar que en lo sucesivo se imite siempre el no-
ble y digno egcmplo de aquel honrado ministro.


Guiado por el mismo sr.ntimicnlo de su ilustra-




-527-
do celo y patriotismo, concluyó Gonzalez otro tra-
tado de paz, reconocimiento y amistad con el go-
bierno de Montevideo (República del Uruguay), en
el cual, ademas de reconocerá favor del gobierno
y dé los súbditos español~s los créditos antiguos, se
aseguraron ventajas al comercio. industria y mari-
na mercante de nuestra nacion.


Los tratados comerciales que tienen por base
la reciprocidad de derechos y la igualdad de ban-
dera, ceden necesariamente en beneficio de la na-
cion mas ric.a en industria y marina mercante. Así
que, la España. mas comercial, mas abundante en.
marina, mas poderosa bajo todos aspectos que
aquella y que todas las repúblicas del nuevo mundo
que fueron sus antiguas colonias, no podia menos
de asegurar en este tratado grandes intereses, re-
conquistando derechos perdidos por la incuria y
torpeza del gobierno absoluto. En consecuencia
de esta estipulacion, t;lmbien el Uruguay abrió
las puertas de su~ mercados á todos los efectos de
fabricacion española, á los productos naturales. á
la bandera y buq nes procedentes de los puertos de
España y dependientes de su antigua metrópoli, que
fueron beneficiados con una rebaja considerable en
los derechos de importacion.


El atraso de nuestra industria fabril comparada
con los adelantamientos portentosos de que goza en
otras naciones de Europa por una parte, y por




-528-
otra, la abundancia y escelencia de nuestros caldos
y frotas secas, habidos tambien en cuenta los há-
bitos, inclinaciones. costumbres, lenguage. tradi-
cion y demas qoe es pro·pio del orígen comun de
amerieanos y españoles, eran otras tantas circuns-
tandas que recomendaban á Espaiía los es tensos
mercados de las costas de Amérir-a. con preferencia
á todos los demas estados de Europa, en donde no
podemos competir hoy con la industria y marina
de la mayor parte de las otras Ilaciones. Con tan
notorias y reconocidas ventajas se con<;ll1y6 al fin
ese tratado, en el que tambien se establecía, que
los españoles natoralizados vol~ntaria y legalmente
en aquel país, fuesen considerados como ciudadanos
de la República, respetando así la voluntad y li-
bre elecci on de los que habian renunciado á so
patria nativa para someterse á aquella por adopcion.
Esta cláusula, que reconocia un hecho que no po-
dia menos de respetarse. di6 sin embargo· ocasion
á que las pasiones y la ignorancia atacasen al go-
bierno del REGENTE porque no arrancó á 15,000 es-
pañoles de los dominios de su patria adoptiva. la
cual sostenia á la. sazon una guerra sangrienta con
la Repúhlica argentina. Empero ¿ pudo el gobier-
no de Francia, por ventura. con todo su poderío y
sus grandes recursos, 5uslraer de las filas armadas
de aquella república á la legioll compuesta princi-
palmente de franceses, y tambien de indiyiduos de




;-529-
otras muchas naciones, que combatian allí cont~a los
Estados del Rio de la Plata? Todos los esfuerzos de
aquel monarca y de otros soberanos de Europa se.
estr~lIaron en la voluntad firme y decidida de aque-
llos valientes emigrados, que enardecidos por el
fuego santo de libertad, pelearon denodados por ~a
defensa de su fortuna y de sus hogares, por la in-
dependencia y la gloria de la patria que los habia
a.doptado.


Estrechada la capital de aquel pequeño estado
por los argentinos que llegaron á sitiarla , recurrió
el gobierno de la República á su único medio de
salvacion, cual era el armamento general de natu-
rales y eslraños residentes en el pais. Ingleses,
franceses, portugueses, españoles y otros muchos
europeos, fueron obligados á tomar las armas en
defensa de sus hogares, porque llano es que con la
cualidad de miembros de la República habíanse so-
metido á todas las condiciones de existencia que
fuesen propias del Estado, á todas las eventualida-
des de forluna ó desgracia. De aquí, sin embargo,
tomó se pretesto para atacar al gobierno del REGEN-
TE, que si bien al liempo de aquella calamidad que
manchó con sangre españula las riberas del Uru-
guay, babia p concluido el tratado de paz, reco-
nocimiento y amistad con ·aquella república, no le
habia ratificado aun. Y es sabido que los tratados
internacionales no prorluccn tlerechos ni ohligacio-


TO)(. IV. 34.




-530-
nes, ni ligan á los Eslados al cumplimientfr religio-
so de sus pactos 1 hasta el momento en que se es-
tampa en ellos la ratificacion de los gobiernos con-
tratanles.


Pero dícese que la república del Uruguay no
podia legítimamente, antes de ratificarse ese tra-
tado, obligar á ningun español á tomar las armas,
porque no existen derechos de ciudadanía para
quien no reconoce la nacionali(lad; y nuestl·O go-
bierno se hallaba precisamente en este caso respec-
to á la República y respecto á los españoles que ba-
bitaban aquellas costas. Mas todavía, discurriendo
bajo este supuesto, y concediendo que solo un
abu¡;o de fuerza y de viqlencia por parte del go-
bierno de la República, compeliera á aquellos habi-
tantes á tomar las armas, por desgracia el gobierno
español, á quien en lal caso correspondía repeler
aquella fuerza y defender los derechos de sus súb-
di tos , carecia él de fuerzas marítimas y terrestres
en esas apartadas regiODGs. La cuestion, pues, en
este caso es, solo de pasibilidad. Si en las costas del
Rio de la Plata DO se respetaron los derechos de
los españoles, la culpa no fué del gobierno del
DUQUE, el cual, ni autorizó la violencia, ni tampo-
co pudo disponer de buques armados para defender
de los atropellamientos que sufrieran, á los que, al
trasladarse á aquel pais, no por eso habian renun-
ciado al nombre español.-Por lo dcmas, los in-




-531-
gloses, franceses t italianos y portugueses sufrieron
la misma violencia que nueslros hermanos, sin que
tampoco fuera dado evitarla á sus respecli vos go-
hiel'Oos, por mas que estos desplegasen igual celo
y energía que el del REGENTE español.


Con la república de Chile se celebró, en tiem-
pos larnhien del ministerio GonzaJez, olro ~ratado
de paz, amistad y reconocimiento de su indepen-
dencia, en términos tan ventajosos para el comer-
cio y los intereses de España, que el gobierno chi-
leno, creyéndose perjudicado, no se prestó á la
ratificacion; y hubo de enviar á Madrid como mi-
nistro plenipotenciario al general Borgoño, á fin de
que este negociára nuevamente con el gobierno es-
paiíol (1).


(t) Con efecto, estas negociaciones se abrieron de nuevo y
se entablaron con el ministro de Estado Gonzalez Bravo, quien,
lal nz con mas ignorancia que malic.ia, otorgó con ceE iones
que alteraron esencialmente el testo primitivo -del tratado que
cOllcluyó D. Antonio Gonzalez, viniendo á incurrir en el opues-
to estremo, segun los perjuicios que ahora irroga á la nacion.
l.a impericia y arrogaote presuncion de Bravo dieron lugar á
que la sagacidad y prudencia de Borgoña recabáran de él un
triunfo, con el que los intereses españoles fueron menoscaba-
dos en bendicio de las naciones estrangeras que comercian con


- aquella república, Cuando uno y otro tratado sean conocidos
del púLlico, podrá juzgarse con acierto de los principios y (:0-
nocimientos que presidieron á su redaccion. Entre tanto, bas-
18r* apuntar aquí, qne el ministro del REGENTE aseguró la deu-
('a de' gobierno y de 10$ particulares, afianzó los derechos de
lo. españoles, obttt,VO grandes ventajas para el comercio y
marina mercante con el beneficio de nuestros azogues, y {avo-
rerió nnestra indusl1"ia y productos naturales con la baja en
los derechos de impof·tacion. El gobierno de Chile no queria ha-
I:cr concesiones al de España, pretendiendo igualarle, bajo ese




-532-
Decidido este á abrir las puertas de olros mer-


cados á los productos y efectos de la industria es-
pañola, esperaba que otras de las nuevas repúbli-
cas americanas vinieran á negociar á egemplo del
lJmguay y de Chile tratados de conveniencia y de
interes recíproco. El Perú, por medio de su cón-
sul en Bordeanx, Beretera , se dirigió al gobierno
del DUQCE manifestando deseos de entrar en nego-
ciaciones con la antigna metrópoli. El ministro
GOllzalez acogió con benevolencia esta pretension
del peruano, á q nien contestó que el gobierno de
España se hallaba dispuesto á abrir tratos con aquella
república bajo condiciones ventajosas á uno y otro
pais. Desgraciadamente aquel ministro dejó la di-
recci.on de los negocios públicos antes de que pu-
dieran entablarse estas negociaciones; y es tan es-
traiio- como sensible, que basta ahora no se baya
concluidó tratado alguno eutre España y los ri-
quísimos Estados peruanos, sobre bases de utilidad
comull.


Tambien fué una desgracia para España que el
ministerio Gonzalez acabase sus dias , y la regencia
de ESPARTERO tambien, sin abordar apenas la cues-


aspecto, con los demas gobiernos estrangeros, con l¿s cnales
habia ya contratado aquella república, quc por eso sin duda re-
sistió la ratificacion del primer tratado para negociar otro en el
cual entrase por nada el valor mo¡"al y polltico del reconoci-
miento de la independencia de aquel nuevo estado, que fllé co-
tonÍl¿ española. -Esto es lo que resistió Iloblerncnlc_, yen fiel
cumplimiento de su deber, el primer ministro de ESP¡\RTERO.




-533-
líon, mucho menos, concluir el interesantísimo t ra-
tado comercial· p.ohl'e imp0l'tacion d(~ algodones ma-
nuractllf::.dos en la Gran Brd;Ji1a, 1'\'1'0 corno se "iese
entonces la anomalía de ser atacado, ~;,~iíaladaUlente
por la prensa, aquel gabinete, "y l1cl1s:liio hasta de
haber vendido la indust¡'ia, el comercio J lodos lo.~
intereses nacionales al astuto gobierno de San Ja-
mes, á cuyas plantas suponian los afranceslldós de
España haHarse su~ediLados los hombres que rodea-
ban al DUQUE, y aun este mismo, siendo así que,
por el contrllrío, jamás la Inglaterra [ludo prometer-
se menos del gobierno espaiíol en esta parle, que
durante la arlminislracion que presiclió Gonzalez,· á
punto de considerarse justamente por algunos co-·
rno un mal \;¡ estremada suspicacia que por un es-
ceso de patriotismo y de celo desplegó entonces
aquel ministro, inutilizando así los esfuerzos que se
hacian á favor del tratado; como por olra parte, la
importancia de este, la inmensidad de sus conse-
cuencias en el porvenir político y comercial de Es-
paña, las varias y multiplicadas gestiones que sobre
él se ban becbo, los grandes debates que ese v.ital
asun lo ha promovido en las córles eSllañolas '. en el
parlamento británico yen las asamhleas de otras na-
ciones, lo mucho q·ue acerca de eslo se ha escrito en
los últimos afios, y lo que se propaló, con menos ve-
racidad que pasion y CUCOIlO, en la época de la últi-
ma regencia, viniendo á t!'atarse por illgunos en la




-534-
candente esfera de la política, y nada. mas, una
cuestion complicadísima, elevada y difícil, que si
bien ha de tener siempre por necesidad un interes
político, en cuanto su soludon puede empechar la
paz, la libertad, la dignidad y la independencia del
Estado, corresponde ella principalmente á las frias
regiones de la ciencia económica. siendo el juicio
exacto del calculador, mas bien que )a apasionada
arenga del tribuno, quien ha de dar fiel resultado
en este asunto; por esto, y á pesar de que los li-
bros históricos no pueden dar resueltas con el auxí-
Ha de todos los numerosos datos que concurren á
fijar las cuestiones de este género, diremos sin em-
bargo acerca de ella lo bastante para conocer los su-
cesos y juzgar la conducta de los hombres que in-
tervinieron en el ruidoso ajuste ó tentativa de un
tratado comercial entre los gobiernos de Inglaterra
y España, durante la regcRcia del general ESPAR-
TERO.


Ha muchos años que aquella nacion, la mas co-
mercial del mundo, ganosa de dar salida á las infi-
nitas manufacturas de algodon que ella posee, y
debiendo ser un mercado productivo para ellas el
suelo español, ha intentado celebrar con nuestro
gobierno un tratado, que aboliendo el estéril y per-
nicioso sistema prohibitivo que con objeto de pro-
teger principalmente la industria algodonera de Ca-
taluña rige, ha largo tiempo, en nuestr¡¡ nacion,




-355-
permitiera la importacion de algodones ingleses en
España, por medio de un derecho protector, pac-
tando á la vez la introduccion, en Inglaterra, de
los productos naturales que la agricultura arroja,
sobre todo en las provincias meridionales de la
Península. La abundancia de estos productos, se-
ñaladamente cereales y caldos, la falta de un mer-
cado en donde darles fácil y con-v:eniente despacbo,
y la grande escasez de artefactos de algodon que
se nota cn nuestro suelo, en donde solo exis-
tcn las insuficientes fábricas del principado, costo-
samente sostenidas por la prohibicion. orígen del
contrabando y medio ineficaz de que la industria
nacional prospere, como tiene acreditado la espe-
riencia, han becho ya reconocer por todl1s los espa-
ñoles ilustrados, sin cscluir los mismos catalanes
(entre quienes solo el mal calculado interes de al-
gunos puede afectar el desconocimiento de esta ver-
dad) , el principio de que toda vez que presida á él
una base de justa reparaoion que ponga á salvo los
grandes intereses que-por neoesidad han de resentirse
en Cataluña, es á todas luces conveniente y útil este
tratado de comercio con la Gran Bretaña.


Esta, que es en resúmen nuestra opinion sobre
ese asunto, éralo tambien de todos 6 la may~r parte
de los ministros progresistas que en aquellos años
dirigían los negocios del Estado. Servir los intere-
ses generales de la nacion, del tooo, sin perjudicar




-536-
los intereses peculiares de una de sus partes, de la
rica é industriosa Cataluña, no pfrdia menos de ser
un plan aceptable á los ojos y al juicio del REGE!\"-
TE del reino, de sus honrados consejeros, de todo
español amante de su patria. El interés bastardo, el
egoismo, eran los únicos que podian rechazar un
sistema tan benéfico y humanitario.


Pasemos por alto las inútiles gestiones hechas
por el gabinete de Londres en el reinado de Fer-
nando; porque este monarca, sometido' á la volun-
taddel frances en tales asuntos, no podia' prestar
o'idos á propuestas comerciales p.rocedentes de la
Gran Bretaña. Tampo'Co el gobierno de esta última
podiaabl'ir tratos con los' que se dicen liberales mo-
derados en EspJña , á menos que estos pretendieran
emanciparse, abandonando la tutela de la Francia:
y como hasta entonces habíanse bien hallados en
ella, y no pensaran en sustraerse á su degradante
influjo, de aquí la incompatibilidad del tratado an-
glo- hispano c(ln la existencia de los afrancesados en
el poder . .solo, pues, cuando le han egercido los
progresistas, e5 cuando el gobierno del Támesis ba
creido hacedera esa estil)ulacion comercial. Por
eso sin duda la Inglaterra, que, corno hemos indi-
cado en otro lugar, propende mas Lien á formar
alianzas' de intereses que de principios polílicos con
todos los demas pueLlos de la tierra, siendo esta la
causa de los diyersos y aun opuestos papeles que se




-537-
la ve figurar ó representar en las distintas y mas
apartadas region.es del globo; aquí liberal, allí ab-
solutista ,.en un punto avanzada, en otro reaccio-
naria, acá crislia,na, allá mahometana ó judia , ca-
tólica en unas partes; :protestante en otras, cismá-
lica en todas, sin fé, sin fijas creencias, profesan-
do un yerdadero ateismo, en la l'oligion y en la po-
lítica, ó mas bien, erigiendo como único objeto de
su adoracion, su verdadero ídolo, al interes ; como
viese que este en España la colocaba al lado del ban-
do liberal ó progl'esista, sin tener en cuenta, ni aun
apercibirse siquiera de la manifiesta inconsecuencia
en que aparecia oí. los ojos de la Europa, con mos-
trarse casi restauradora del anliguo régimen en la
otra nacion peninsular, no tituheó un ilistanlc en
declararse en la nuestra ardiente partidaria del pro-
greso, Dir:táhalo el inleres, dem,1Jldáhalo ademas la
obstinada contrariedad de la Francia, y no era cosa
de pararse en contradicciones ni escrúpulos, que
jamas detienen el indeélinable curso de la política
inglesa.


Mas sea lo que quiera de las causas ,que estas
son siempre en Inglaterra mas indiferentes y menos
atenuib\es que 105 resu\lauos, los eYec\o5 pO:5\ÜVQS
6 de interés material, único movil, ó casi esclusi-
va, que' determina á obrar siempre á aqllella na-
cion, la cual es á las demas naciones del globo, IG
que un comerciante en un pais cualquiera á 103 de-




-538-
- mas ciudadanos que f,O lo sean I ello es que esas


buenas disposiciones del gobierno ingles á favor de
un sistema liberal y de los hombres que le defien-
den y sostienen en España, afanosos por regenerar
este pais y hacerle marchar en la senda de las refor~
mas, son muy dignas de estimarse en muoho; y di-
rig'idas y manejadas por nuestros gobernantes con.
buena fé y patriotismo, pueden ellas ser de grande
utilidad y provecho á los españoles.


Ahora bien: presupuestos esos hechos, y adelan~
ta(Jas estas proemiales observaciones, surgen de
altllí cuestiones varias que forman la esencia 6 nú-
cleo de este importante asunto político-mercantil,
de alto interés en la bistoria do la regencia. El
tratado de comercio entro . Inglaterra y España, 6
mas bien, las gestiones que para haber de conclui~­
le se han enlabiado inútilmente en ocasiones diver-
sas, ora se consideren en su larga y variada histo-
ria, ora en su no menos variada y multiforme
reclaccion, en los términos' en que esa eSlipulacion
fué propuesta por el ingles y contrapuesta por mi-
nistros españoles, autorizados al efecto, durante el
periódo de la regencia, nunca pueden formar obje-
to de una dilucidadon acabalada y completa en esta
obra; puesto que es asunto que él solo, de suyo,
exigiría un volúmen extenso, para baber de tratarse
cual corresponde á la grande- importancia que en sí
encierra. Empero, toc,mdo nosotros lijeramenlc las




-5.39-
cuestiones que ahora no haremos mas que indicar, y
refiriendo despues los hechos y suministrando los
datos principales qu~ concurren 'á la solucion del
problema, en el juicio histórico que vamos forman-
do del ministerio Gonzalez, y mas adelante, del
ministerio Rodil, á quien lambien ocupó el tratado,
habremos cumplido 'con el empeño que es consi-
guiente á nuestro propósito y designio, en esta
cueslion gravísima que tanto y tan inj ustamente lle-
gó á afectar lá existencia política del gobierno y
aun de la regencia de ESPAR!ERO.


Sentada y supuesta ya la conveniencia, la nece-
sidad de concluir un tratado comercial entre Ingla-
terra y España sobre importacion de algodones en
nuestro suelo y exportacion de algunos de nues-
tros productos agrícolas á los mercados del archi-
piélago británico, ¿ traspasó el gobierno ingles los
límites de lo prudente y de lo justo, al verificar
sus propuestas, pretendiendo menoscabar los inte-
reses de España en este negocio? ¿ Condújose cuer-
da y dignamente el agente diplomático que por par-
te de aquel gobierno ejercia esta misionen Madrid?
¿Prestáronse los ministros y diplomáticos españoles
á ser los instrumentos de la ruina de su pais, por ser-
vir ciegamente los intereses de aquella nacion, nues-
tra aliada y amiga? ¿Hubo toda la calma, prudencia y
circunspeccion necesarias, del lado de núestros go-
bernantes, para oír y debatir las proposiciones in-




-MO-
glesas, y al mismo .tiempo, desp\egaf(}u aquellos
toda la actividad y energía que demandaban las
circunstancias, á fin de no perder tiempo, desapro-
vechando la escelente ocasion que se ofrecia enton-
ces de llevar á cima, con perseverancia y teson , y
con las condiciones que_ préviamenle hemos indica-
do, á favor de la industria nacional, la concIusion
de ese importanté ,tratado? ¿ Mediaron, adernas de
la naturaleza de las propuestas y de la manera de
recibirlas, otras concausas, fuera de los dos go-
biernos contratantes, que inutilizaran larnbicn los
trabajes diplomáticos? ¿Fué atinado y justo el por-
te de la oposicion en las cór[es, y IDas que en las
córtes, en la prensa, al haber de juzgar á los mi-
nistros de ESPARTERO bajo esle respecto? Hé aqní
las cuestiones que despues de ver lo que vamos á
decir acerca del tralado de comercio, dejamos so-
metidas al juicio libre, impat'cial y reclo de nues-
troslectores. -


Hallábase en la córte de Madrid, como repre-
sentante ó ministro plenipotenciario de S. M. ll. en
tiempos del ministerio Gonzalez Mr. Arturo As-
thon, quien, aprovechando la g¡·ande actividad y
movimiento de nuestro gobierno á fal'or de los tra-
tados internacionales y otras muchJs rerormas en el
interior del pais, creyendo llegada ya naturalmente
la época de aLrir tratos comerciales con la Ingla-
terra, de acuerdo con su gobierno, que no podia




-541-
menos de saludar gozoso y complacido el adveni-
miento al poder en España, de aquellos hombres
cuyas ideas propenden á la libertad de comercio,
concibió .desde luego el designio de enlahlar nego-
ciaciones acerca del tratado.


Era Gonzalez partidario ardienle de él, y éranlo
tambien sus cólegas, eseeplo el de Hacienda que
como catalan le rechazaba, si bien se declaró ene-
migo oculto ú privado de aqU'ella estipulacion,
mostrándose á la ,'ei partidario oficial de la misma
como individuo del gobierno (1). C~nducta doble,
é indigna de un ministro, que honra poco el nom-
bre y la memoria de este funcionario. De acuerdo
con él, sin embargo, y con su i~dispensable autori-
zacion, vino el ministro de Estado en el nombra-
miento de una comision compuesta de personas en-
tendidas, cuales fueron los dipatados don Pascual
Madoz y don Miguel Alejo Burriel, quienes pasa-
rún á C·ataluñ3, de órden del gobierno, á inspeccio-
nar las fábricas, examinar su estado, su número,
sus progresos, lo~ capitales emple ados eu ellas, y
por último, la eslension y calidad de las manufactu-


(1) En abril de 18i2 se aseguró con bastante generAlidad y
como cosa positiva que este don Pedro Surrá y Rull habia diri-
gido una carta á algulI amigo, de los que contaba cntre los fa-
bricantes dcll'rincipado, asegurando á cstos que él no se presta-
ria de modo alguno al tratadu, que descansaran en su palabra
empe'ñada. De aquí la cstraña morosidad y pereza con que se
conducia este ministro en la cOllclusion del espediente, segun
tcndremos ocasion de obsenar despues.




-542-
rllscalalanas que los ministros no podianmcnos de
mirar con el mayor respeto é interés. Todo con el
fin laudable de proporcionar el mejor acierto en la
importante medida que se trataba de tomar.


Aslhon entre tanto no dejaba de aguijar al mi-
nistro de Estado con la idea de resol ver precipita-
damente la cuestiono Tambien hacia frecuentes visi-
tas al REGENTE del reino con el mismo objeto; y
tratando de hacer practicable el terreno por todas
vias y direc~iones, contó igualmente con el auxilio,
mellos inteligente que eficaz, de D. Manuel Sanchez
Sil va, diputado andaluz, y como tal, enemigo ardienle
del sistema prohibit!vo, el cual no cesaba de dirigir
al gobierno interpelaciones conUnuas en el Congreso
sobre esta materia, hasla tocar en la impertinencia y
el hastío, y de D.l\1anuer:Marliani, senador por las is-
las Baleares, y que mas entendido que Sanchez, pu-
blicó en este mismo año, de acuerdo con el ministro
ingles, una Jlemoria estensa, razonada, rica en datos,
y si no completa, abundosa en claridad, en luz, so.
bre "la influencia del sistema pro.hibitivo en la agri-
cultura, industria, comercio y rentas públicas,» con
la idea todos de facilitar y abre~ lar la anhelada so-
lucion de téln difícil problema, para lo cual no per-
donaba Asthon medio alguno que condugera á acre-
ccntar el parlido de los que apoyasen el tratado.


Tales manejos lograron solo laslí mar la escesi va
susceptibilidad de Gonzalcz, alarmar su celo y Sil




-5.\3-
amor patrio, escitaren fin la suspicacia y el enojo
de este ministro, siendo ya de mal augurio para el
éxito de la negociacion los medios de que comenzó
á valerse desde luego el ingles, y hasta las personas
que tenia en su apoyo, no menos que el carácter,
la índole especial del primer ministro, y el arrai-
gado gérmen dc antipatía que por desgracia 'Vcnia á
existir tambien entre este y uno de los primeros
negociadores españoles que eslraoficialmente enlen-
dieron en el asnnto, favoreciendo las miras de la
Gran Bretaña (1).


Llegó á penetrarse el presidente del Consejo de
que las repetidas visitas de Astbon al REGENTE, las
frecuentes reuniones babidas en la embajada ingle-
sa, á donde concurrian algunos diputados, las inter-
pelaciones intempestivas del gaditano, las contínuas
gestiones de Marliani, y las exigencias apremiantes


(1) Reinaba, en efecto, profunda malquerencia entre don
Antonio GOIllalez y D. Manuel l\Iarliani, desde que habiendo
pretendido este ser repuesto en el consulado general de Paris,
contra la voluntad del gobierno franees, el ministro de Estado
español se negó á ello. Otn causa de esta mala voluntad atri-
buian tambien á Marliani: la circunstancia de no haber acce-
dido tampoco el ministro á entregarle una suma de dinero de
alguna consideradon que aquel le pidió llar servicios privados
que deria él haber hecho en Paris, durante la época del minis~
tcrio-regencia, servicios que no halló Gonzalez bien justifica-
dos para [lrestar su asentimiento á aquella exigencia. Véase co-
mo á veces los incidentes lilas estraiios é imprevistos vienen á
inflwr poderosamente en las cnestiones mas graves. Y cierto,
que esta falta de armonía y de inteligencia, entfe Gonzalez y
Marliani, no dejó de dañar bastante, en nuestro juicio, al éxito
de las negociaciones hispano-ingit'sas.




-544.-
del ministro ingles para entrar en negociaciones in-
mediatamente despues de estos pasos siinultáneos y
estraños de sus auxiliares, eran precedentes nada
propios para conducir al acierto de una medida que
abrazaba grandes intereses, pudiendo ser ella el le-
cho de vida 6 muerte de la naciente industria es-
pañola.


Mientras que las interpelaciones y las gestiones
indirectas de toda especie se redoblaban dentro y
fuera del Congreso á favor del tratado, los fabri-
cantes catalanes y la Francia, siempre hostiles al
gobierno del DUQUE, multiplicaban sus ataques en
opuesto sentido y hacian pulular la intriga y aun la
calumnia contra el gabinéte español, acusándole de
vendido 6 supeditado á la voluntad de la Inglaterra,
temerosos todos de que se realiúran las miras y
planes de esta -nacion en la Península ibérica. De
tal modo esa lucha sorda de imprudentes españoles
q!1e favorecian torpemente los intereses de la Gran
Bretaña,~ contra otros españoles ciegos que daban
calor y fomento á las intrigas y maqwnaciones de
la Francia, ofrecia un \'asto campo á estas dos na-
ciones TÍ vales para utilizar aquellos instrumentos en
daño de los intereses nacionales, en menoscabo y
descrédito de la administracion del REGENTE.


Evacuada la comision de Madoz y Burriel, re-
sultó que su informe 110 se bailaba en armonía con
otros que comprendia el voluminoso espediente rni-




-~5-
ministerial sobre el ,tratado .de algodones:;;l.o c;:ua!
era ~anto m~s' sen&ible, cu-anto que la c~lcubda "m~;­
rosidad delJI1inistro d~ Ifacienda habia becho trans,.
currir no menos que un año para recqgc;r los jufor,
mes de estos comisionados. Esacirc1\nstancia Iílsti-
mosa ¡,claro es que venia á di6~u\tar ll;l pronta solu-
cion del prohlema; pues que, 4 vista de tan notorias
y marcadas contrariedades., creyó .el gobierno nece-
sario ilustrar mas un ~sunto de. tanla gravedad y
cu.antía, á fin de no incurrir en errores lrascendeu7
tales á la industria y comercio del pais.


Al efecto, el presidente del Consejo, que sc \'cía
hostigado por tantos elemcntos encontrados, y agi-
tado por ASlhon, ~omQ abriga~e siempre el pr~p~::
sito de no precipitar ! arriesgar la cuestioQ ,por
falta de.! esclare::ilnienlo necesario, asustado. lal vez
de la magnitud del negocio, lleno de temores pOlo
las consecuencias á que estaba cspueslo. y lr;tba--
jada tambien sq 4nimo. por los gMndes recelos y
liuma desconfianza que la indiscreta maniobra·.de los
age~tes británicos babia escitado cn su ~spírjtu \'i-
ddos,oy ·tlu~pica~. ir fin ~ dal' largas á la cueslion
y pretendiendo .e.sclareceda, proppso a~ ,4e Hacienda
el nombramiento ·deuna nueva c~mision cowpu.:est¡\
de fabrican les entendidos, de ilu&,rado~ comercian-
tes, y de empleados v;e/:sados en los principios de lil
ciencia económica, para que eS¡\OS diesen un nuevo
in [ornHl j. senlúralllas bases sobre las cuales "udie"


TOll 1 V • ;)5 .




-5'46-=
raajustarse el tratado, sin comprometer la esca·
sa y abatida industl"i;t espaüo~a, La"j¡nporlancia
grande del negocio no puede menos' de recomendar
y aplaudir este pensamiento de Gonzalez, que no
tuvo efecto por la oposicion solapada que encontró
en el secretario de Hacienda, causa principal de que
110 llegára á nombrarse esta utilísima comisioo, tan
necesaria para dar cima ,al asunto,


Cuando hubo sabido Aslhon que por fin hahia
venido á manos de Gonzalez el espedienle de algo-
dones, lal cual resultaba adicionado ya con la di Ii-
gencia de los dos comisionados, insló con repelidon
al presidente del consejo para que diese princi,:",
pio á las negociaciones del lralado" puesto que le-
nia en su poder los antecedentes que conducian á
resolver la cueslion; pero el ministro, atendiendo d
hs causas arriba espucstas, creyendo insuficientes
los dalos que podian aducirse, y receloso tambien
de la política insidiosa de la Francia. contestaba
siempr~: ¿que aun no habia estudiado con delencion
el espedienle; que no babia calculado la utilidad en
toda su estension; que era preciso conocer prévia-
menle los datos é infol'mes circunstanciados en que
debiera fundarse un juicio seguro, sobre ulla cues-
tion de tanta monta y que abraza ha inlereseslan
inmensos; que era, en fin, neeesílrio pesar las ven-
tajas de la estraccion de nuestros frutos naturales y
de la inlroduccion de algodones manufacturados, fi-




--5.t7-
jando, si no deun modo exacto ypreciso,aproxi ...
madaménte al menos, los términos, límites y esteD-
sion del tratado.D


Como "iese el in~le!! la fuerte insistencia de
Gonzalez, cuya rcsolucion no podia vencer; desco"-
nociendo por olra parte el obstáculo que oponia á
b debida conclusion del espediente la estudiada mo-
rosidad del de Hacienda; y ageno lal vez de l.a mal~
querencia profunda que existia entre el pr('sidente
del Consejo y el senador i\'Iarliani; viendo que la
cuestion se estacionaba lastimosamenleen dalio de
los inlereses de entrambas naciones, y apreciando el
tiempo segun el valor que en si tiene, y que es har-
to' conocido en su pais. apeló al triste recurso de
aconsejar á Gonzalez la lectura de la ya citada Me-
moria del D. Manuel, para venir á un conocimiento
acabalado del negocio y poder en su consecuencia
resolverle. Hizo mas: rogó al ministro que fuese
:afarliani el encargado por él para los trabajos de la
!lcgociacion. En verdad que no podia tener esta ele·
menlos mas encontrados en su orígen. Gonzalez, que
miraba con desconfianza y prevencion el escrito de
Marliani , y que co~ideraba á este como un agente
ocullo y sospechoso de las gestiones británicas. á
punto de juzgar á su Memoria como un eco fiel do
Jos habiladores del Támesis. alarmóse IQaS y IQóli á
vbla da la peregrina, incongruente y desacertada
rretf1f1SiOIl de AsthoD • que 8010 sirvió para ahincar ..




-518-
~; eo''Sus .sospechas, J bacer mas ¡mpas,ruie, el kixilq
y,aun el comienzo de las negociacioñes~ Alegando
falla de tiempo neg6se á lo primero; y respecto á
lo segundo, manifest6 al ingles su firme decision de
no encomendar á Marliani trabajo alguno o'ficialso-
lIre esta materia.


, El ministro español insistió siempre'en este des";
vio de las negociaciones, hasta conocer á fondo 'ese
asunto' en todos sus ramos. Con frecuencia repetia
.1 eslrangero, que él. queria celebrar un iratado ~s­
pañol. en vez del ingles que se solicitaba con lanto
empeño. Y estas contestaciones era~ el orígen .de
nueyas inte.rpelaciones en el Congreso, ,d.e ataquos
ftldos en la prensa y de olras insinuaciones eleva-
das; que por respetables que ellas fue~n, no ha-
cianvariar las convicciones profundas de Gonzalez.
Este honrado ministro anhelaba con sinceridad la
intraduccion legal de los algodones ingleseli en cam-
bio de~uéstrosproduplos,nalurales; pero al propio
tiempo deseaba el acierto ,: mostraba el respeto de-
bHo á nuestras manufacturas, que ban ,naci.do y
cr.ecido á ,la sombra benéfica de leyes protectoras,
No podia ocultársele que elaclual sistpma prohibi-
tiv.o da márgcn á ese inmoral. y ruinosp eonlraban-
do, que ocu[la aquí no menos que á 50,000 españo-
les, número en el cual se calcula aproximadámcnte
á las personas que se bailan invertidas en ese .per-
nicioso tráfico, con gra\c diliio de la inuustria, que




-5.19-
era á quien le tocaba emplear aquellos brazos·, con
escándalo de la moral pública y ruina de muchas
familiaS que se ven cruelmente castigadas por el r¡'-
gOl' de las leyes. Tampoco desconocía, el de Estado,:
que no bajaba de 30 millones de reales la suma que
deberia de ingresar en el lesoro público, como pro-
cedenle de los derechos de importacion pagaderos
en nuestras aduanas, lo que podia aliviar á la na-
cion de otros impuestos mas onerosos y directos que
boy la afligen: y por último, tambien habria de te-
ner en cuen.ta, este ilustrado ministro, que en cam-
bio de la inlroduccion de algodones , se esportarian
los productos .de nuestra agricultllra, cesado el
desprecio.y ahatimientoenqueesta se balla, pues-
to que los vinos, aguardientes, aceites ,aceitunasy
pasas, naranjas y olros mochos frutos de que abun ..
da nuestro fértil suelo, serian recibidos en los gran-
des mercados de Inglaterra. cuyo ~ais carece de es""
tos indispensables artículos de consumo. Mas ade ..
13nte; en la época del·ministerio Rodll~ veremos que
la cuestion de cereales, tan impurtante para noso-
tros y tan delicada en el reino británico, tampoco
quedó olvidada en estas negociaciones. Todo esto,
decimos. dehíalo de tener á la vista el ptimer mi-
nistro del REGENTE; pero COIl esla convicci()n pro-
funda, crcJ6 él, no obstante. que deberia defener-
se en la celebradon de un tratado, que) útil cual lo
es sin duda conforme á los buenos principios de




-550-
~


economía pública, y bajo el aspecto político tambien
puesto que H estrechaba mas y mas los vínculos de
amistad enlre ambas naciones, y esto no podia me-
nos de redundar en beneficio de las instituclones
liberales do España, podia sin embargo acontecer;
que por la mala aplicacion de esos mismos princi-
pios ~ fuese él la ruina de la agricultura, de la in-
dustria y del comercio español. Por eso se detuvo
y se alarmó con la idea de que este grave asunto
nacional se tralaba con suspicacia y fé sospechosa,
y se pretendiaconverlirle en maleria de dcccpcio-
oes,en una fraudulenta chalanería.


Á&Í ,eLcclo indiscrelo de: Mr. Asthon, yet-des-
conocimiento que óllenia ó afectaba tenerac~rca
de las personas y de las cosas; las imprudencias y
malas art.es de algunos otros agentes británicos; la
conducta dolosa del ministro de Hacienda esp31101;
y la suspicacia y escesivos recelos que, por, tales
causas mostr6siempre el de Estado, hicieron' mas
daño al tratado de comercio que todas las intrigas
del gobierno frances y la natural resistencia que
oponian los fabricantes catalanes.


Mas no fueron sólos estos motivos los que deler.
minaron la prudencia y detenimiento del ministro es·
pañol, lan ccloso por los intereses de su patria: que
habia él ya traslucido de las csprcsiones ·sueltas que
con mal recatado disimulo bacia cSGapar.M"r. Astbon,
que el gobierno de este aspiraba á algo mas que á




-:>51-
]a introduccion de algodones en Espafía; y que, sus
pretensionesacti vas llevaban encubierto un Jazo
pernicioso á otras manufacturas espafiolas. Con
efecto, el ministro ingles dejó entrever en diferen-
tes, conversaciones h,abidas con el español, que el
tratado comerciál. ademas de los algodones, debe-
ría de abrazar otros artículos ingleses que c!lmpen-
sasen el cambio de nuestras variadas producciones.
De suerte, que á la sombra de la cuestion algodo-
nel'a, prctendíasc para 'España el mismo yugo de
servidumbre comercial que agovia á nuestros veci-
DOS los portugueses, con los tratados sobre Iilanu~
facturas de la Gran Bretaña.


,NoSQlros hemos tenido ocasion de ver yex8mí-:
Dar Una copia del proyecto que Astbon .procuró inú':'
tílmente pre'sentar al ministro, y no solo le juzgamolS
ina,dm,isibJe. sino que son tan los y lan inmensos los
daños que, una Yez concluido y ratificado, irroga-:-
ria esletratado á la industria y al comercio eS¡tañol,
que reputariam9s como altamente criminal, y suje-
10 á una ,responsabilidad tremenda, al ministro que
osara prestarle su asenti,mienlo., A su vista, que-
da plenamente justificada la prudencia y cautelosa
política del ministro de Estado, GODzalez, quien
sacrificó sus mas profundas convicciones á los inte-
reses de su patria, y al deber austerQ. de un con~e­
jero fiel de la corona.-Este ominoso tratado abra.
zab~ la importacion del hierro, para anuinar nues-




-552'..-
trás ferrerías; comprendía los 1ienl~s; para destruir
nuestros telares de Galicia; y por ú\\imó, tambicn
envolvia la introduccioD del bacalaoy olros muchos
articulos capciosamente mezclados con 103 a\god&-
nes. ¿Habia, por ventura, buena fé en este proyec-
to? No, sino: mucha hipocresía y faiacía; porque se
publicaba solo la cliestion algodonera, y se colo~
caba:íl lado de esta otra de diverSa índole y de dis-
tintos intereses.


, Pero.si bien resistió Gonzale23brir la negocia-
cion; si ni aun pudo examinar el espediente, que
no le fué r()mitido por Surrá sino pocos días ántes
de dejar este el ministerio; si geopusoá recibir ·el
proyecto de tratado -de manos del plcnipohmciario
ingles y de una manera oficial; si, finalmente, deso-
yó tambien el consejo de Mr. Asthon que preten-
dió darle á leer la Me7r!oria publicada por D. Ma-
nuelMarHil:ni, todavía la búena fé del min~ti'o de
ESIÍrdo fu~én cierto modo sorprendida; abusando
aquellas gentes de su sinceridad, tal vez d~ su
inesperiencia en asuntos de esta clase, lo cual le
acarreó un compromiso formal, un conflicto, diplo-
inático que dió pábulo por algunos di as ála discu-
sion en la tribuna y en la prensa de ambas nacioRes;


Habia accedido. por fin, Gonzalez, en fuerza
del porfiado intento del ministro británico, á que
le bicierariun estracto sucinto, un bosquejo de la.
Memort"a de Marliani. El astuto embajador I viendo




-553-
ya en esto un medio de dar algun viso de formalidad
á las anheladas negociaciones. pidió entonces al mi:"
nistro un o6cial de la secretariilde Estado llara'que
auxiliase á liarliani á formar el estracto. Gonzalez,
sin medir tal ~ei lodo el valor de esta pelicion. ac-
cedió sin inconveniente á satisfacerlos deseos del
demandanle. Marliani enlonces llamó atondal de la
secr.etaria don. Rafael J aval, ainigo· particular suyo;
el cual, con aulorizacion· espresa de su gefe, prestó ..
se á ayudar al senador á, hacer el e~tracto que le ha-
bia encargado el ministro ingles. Este era ya un
paso que en diplomacia, en donde hasta las mas in-
significantes,conversadones de los personages cau-
san.estado, son consideradas como de olicio y pro-
ducen atta; que aun sus. pasatiempos y diversiooes
tienen siempre una significaciol1' marcada, nn valor
especial, no podia menos de producir sus natura-
les consecu('ocias. Pero todav'ia el ministro ingles
recurrió á otro espediente que comprometiese ~as
l mas al· desprevenido Gonzalez en unas negociacio-
nes, á las cuales rebusaba él ser alraido o6cialmen..,.
le: y al efedo le .ofreció presenlarle el proyecto de
tralado en las ofitinas.de;su secreta~ía , álo cual el
minislro se escusó no queriendo admitirle, yrepi-
tiendo siempre á Aslhon que era inútil toda gestion,
mientras no estudiara y conociera i fondo los dlltos
y anlecedentes lan nccesuios para el acierto. En-
tonces el enviado ba-itánico; qlle no cejaba nunca




--S5.t-
en su propósito, vohió ásupliear á GODzalez á fin
de que admitiese el proyecto en su caS3: y que to-
da vez que como ministro no queria ocuparse de
ello, podia como particular conocer las bases de 13
propuesta al mismo tiempo que estudiaba el espe-
diente del gobierno.


Tambiell accedió Gonzalez á· esta olra imporlu-
nacion, que no era sino una celada en la cual se
pretendió envolverle. recibiendo en su easa-habi-
lacloo el, espedieote de la embajada" si bien bajo
la protesta de que ni era acto oficial, ni tendria
mas valor que el que os propio de una confianza
amistosa~ De talmodopas6una copia del :proyecto
á la ~asa del n. Antonio, no sin que elo6cioso
Marliani le hiciese acompañar UDa esquela confi-
dencial, en la que se decia cumplir este el en-
cargo privado y especial de Mr. Asthon.


Todas estas protestas y precauoiones de Gonza-
Icz-no bastaron para evitar que el primer ministro
~e Inglaterra, Sir Robert Peel, fundado en los pa-
sos que hemos referido, se espresase en la sesion
de 1 t de marzo, en la cámara de los Comunes, de
la manera que sigue:- «Hemos abierto una nego-
(ciacion COII España en la idea de hacer un tralado
«de comercio, é insistimos fuertemente con aquel
.pais sobre la necesidad de ensan~har nuestras re-
«laciones internacionales. No puedo por ahora decir
«mas sino que nuestras proposiciones ban sido fa-




-555-
Ivorablemente acogidas por el gobierno español.),
-Menos que esto todavía debió, en nuestro sentir,
haber dicho Sir .Roberto, á menos que una grande
y apremiante necesidad no le obligára á lanzar al
público, usando de esa propiedad ó exactitud elás-
tica que solo es peculiar de la diplomacia, cuyo
lenguage es el mas distante de la espresion y de la
precision algebráicas f un asunto i,ncoado ápenas, el
cual se hanaba aun en las' regiones del sigilo que
esa misma diplomacia recomienda, sigilo que acon-
sejaban aquí y recomendaban á la vez las maquina-
ciones que hallaba elingles en su contra, especial-
mente en la Cataluña y en la Francia.'


De todos modos"la antedicha decIaracionde
Sir Roberto produjo al pronto en España 'los eree...;
tos que eran consiguientes, y que, en verdad, no
favorecieron mucho al éxito del tratado. Sancbez
Silva, el incansable diputado gaditano, interpeló
al gobierno en los primeros dias de julio {cuando
ya Gonzalez no 'era ministro), pidiendo esplícacio-
nes sohre las palabras del ingles. El condade Al-
modovar, á la Mzon ministro ne Estado ,como no
huLiese encontrado espediente alguno que acredi-
hse la existencia de esta negociacion en su secr,c-
taría, contestó á Sanchez que no lenia conocimien-
to de tales proposiciones del gabinete de San Jámcs¡
quc en el corto tiempo que llevaba en su adminis-
lracion ninguna gcstionse habia l'ecih¡do.Gonzale~




--556-
entonces, que como diputado' ocupaba· UD asiento
en el Congreso, y coino gefe del ya finado ministe·
rio debia creerse aludido, l.evantóse y dijo que
no era cierlo que el gobierno ingles hubiese· becho.
proposicion alguna comercial al del REGENTE; L~
contradiccion absoluta enlre 10 que dice Gonzalez y
lo que Peel decia, no puede ser mas clara y mani-
fiesta.Sin embargo, la esposicion sencilla y verí-
dica de los hechos que habian precedido, tal cual la
hemos trazado en las páginas que precedon, los eS-
tilos diplomáticos y el honrado porte y sanas creen-
cias del D. Antonio, esplican. bien en qué sentido.
puede darse la ,razon á enlrarublT& ministros., esclu-
yendo de 'sus palabras todo géllcrode contrariedad.
QlIe tal y tan acomodaticio y artificioso muéstrase
siel')lpre el len~uage de la diplomacia.


Marliani, que no quiso perdonar al ministro es-
pañol la. conlradiccion, discurrió sobre eUa larga-
mente interpelando tambien al gobiQruo cucl Se-
nado el9 de julio, esforzándose en probar el ca-
rácter oficial de las negociaciones. con arreglo á los
usos diplomáticos. Pero á su vez tambien Gonzalez
interpeló al ministro Almodovar e112, en el Con-
greso, haciendo una esplicacion clara y concienzu-
da de los sucesos, volviendo á recabar del conde
la confesion de que no exisliareclamacion alguna
en su ministerio por sazon de gestiones anteriores,
y ley,eIldo, por remate de su discurso, la carla de




-557-
Marliani que iba adjunta al proyecto;dc' tl'atado,
cuando este pasó.á su ca~a, demostró a,l senadGl';
suadvcJ'sélrio "con el: propi·o testimonio ·~uyó, que
este asunto no había. pruado de confidencial á oUna
formal negociacion. Así el Congreso .Y el pais no
pudieron menos de hacer justicia'á la recta ¡'ilen""-
ciOD de ,este ministro , que follé considerado ·tomO
víCtima de su buena fé y do una torpe intriga di-
p\omática.


En resúmen, Gonzaloz, contra quien descargó.
imprudente j desacordada, la prensa de la oposi-
cion :sus da-rdos acerados, juzgándole injustamente
cO'mo autor de la ruina de nueslra industria, pecó
mas bien de omiso é,irresolutoeneste negocio ,por
las razones que van apuntadas;. y cuando él dejó el
ministerio, dejó tambien , en el mismo estado en
que los habia recibido. el proyecto de tratado en su
casa, el espediente del gobierno en la secretaría, de
Estado. Véáse, pues. (fuán errado anduvo -entonces
:eljuicio de muchas gentes sobre 'Ios pasos atribui-
dos ,á este ministro en sus relacionesinternaciú ..
;Dll-Ies con la Gran Brelaña.


Al mismo tiempo que et'gobierno de es la agi ...
-taba sin deS'canso esa clfestion comercial; reclamaba
la observancia de los tratados de 1817 y 1835, qlJe
obligaron al español á· ahandonar para siempre el
.tráfico odioso, inliumano y cruel de la esclqvitud.
·No hay borro n tan bochornoso y denigrante en· ID.




-558-
historia de .Ia . huma nidad, como esa. costumbre bál'-
bara que ha vilipendiado por largos años á muchos
pU'eblos de Ja tierra, inclusa b España. Serelira-
cionalcs {tal "cz mas que los mismos que abusando
de la fuerza y de la astucia que acrecen en el se-
DO de lo que se llama civilizacion, y llevados de
una codicia afrentosa, se rebajanhasta el estrema
de rebajarlos á ellos y confundir!oscon las bestias
ó con la materia inanimada y bruta), negros des-
dichados, cuyo delito consistia solamente en babel'
nacido en pais inculto, fuera del círculo pri"ilegia-
do de las grandes é ilustradas sociedades, cn donde
todo en realidad aparece grande y portentoso, for-
mando un contraste admirable. la estensa escala de
próximos límites, al ver tan de cerca que se tocan
á veces los sorprendentes eslremos de fortuna y de
infortunio, de goces y de privaciones, de debilidad
y de poder, de ciencia y de ignorancia, de virtud
y crímim ... que todo resalla con marcadísimos re-
lieves en el espacioso cuadro que ofrecen á nuestra
"ista los pueblos cultos ... ¡esos infelices negros, de-
cimos, vendíar,se en las costas de Africa, como una
mercancía despreciable, conduciéndose acervados,
desnudos y sucios á los mercados de Cuba y Puerto-
Rico. en donde eran olra vez comprados á los tra-
ficantes, para desLinarlos como instrumentos en el
trabajo penoso de las fábricas ó Ingenios de azucaro


En honor sea dicho, y en justicia debida á 00-




-5&9-
sotros mismos. jllsticia que on van!) pretenden ar-
rebatarnos los eS'1rÍlores apasionados y ligeros de
la vecina Francia, que con tanta inexactitud. con
tan notable desventaja nuestra, y con tanta ó tan
afectada ignorancia tambien. han juzgado siempre
'J juzgan la conducta de los españoles en el Nuevo
Mundo, que la sel'eridad empleada con los esclavos
en aquelias islas. no era tan cruel y atroz como la
que l'gercicron en todos tiempos las .:olonias ingle-
sas. francesas., portuguesas y holandesas. con los
que estos europeo .. sujetaban tambien á esclavitud;
porque nuestras cost umbres. las reclamaciones del
R. Obispo Las-Casas en favor de los indios que por
el llamado derecho de conquista sufrían aquelinme-
recido rigor. que era consiguiente á la miserable
condicion de esclavo. 'J las humanas disposiciones
de nuestras antiguas leyes, habian templado la ac-
eíon del gobierno, y este reprimido los escesos de
los propietarios, á fin de que aquellas infortunadas
criaturas nO fuesen martirizadas' con los castigos
inhumanos y atroces que se las imponian. y que
llenarán siempre una Jlágina de Jeshonor en la his-
toria. Así quo, en nuestras colonias era permitido
por costumbre que tonia fuerza de ley, que los es-
clavos eligiesen dueño á su voluntad, lo cual era ya
mejorar su suerte en gran manera. Al efeclo, se les
daba papel de venta por cuyo medio buscaban nue-
vo amo si el antiguo los tralaba con se vicia ó esce-




-560-
sivo rigor. Las leyes mismas Ilegar~n ya á autorizar
e~ta demanda, que era protegida'por un abogado
que nombraban las audiencias de Aiuéricá • Barnado
defensor de menores ,para que patroéinase á estos
desgraciados contra la tiranía y ferocidad de sus se-
ñores los.propietarios. '


Pero la .codicia de los capitanes generales. go-
bernadores . y ~tros ecnpleados .de aquellas islas,
combinábase con los armadores de barcos negreros,
,. ,con el inleres de los poseedoras de Ingenios, para
quebrantar los tralados éintroducir negros al pre-
cio de una onza de oro que lomaban aqu€J1os lrafi-
eantes innloralesí 'maspropios. para vilipendiar :y
rebajar; al :gobierno españQl, que para representarle
y ensabarle en aquellos dominios . ...-,Segun los in-
formes que hemos podido ·adquirir, D. Gerónimo
Valdés ha sido el primero de esos gobernadores
generales que no toleró t(,ln escanda loso abúso, , y
cumplió .las órdenes del.gohierno del DUQUE p.robi,..;.
biendo la inlroduccionde esclavos. El ministro
GonZlllez le ordenó repelidas veces la ohservancia
de .loslralados, encargándole que emplease lodo
su celo para, impedir el degradante comercio de ne.-
gros que dió lugar á frecuentes reclamaciones del
gobierno ingles, y á contcstaciOl~CS desagradables
.entre .esiey eln.ucslro. .


Al mismo tiempo que así ohraba el mini,s~ro . de
·Estado, reclamó la eS[Hllsioll del cónsul ing les Tul-




-5&1-
buro, que por su ardotoso celo, fanatismo yauda-
cia era un conspirador permanente en aquollás is-·
las que pervertia y seducia á la esclavitud. Para
evitar, pues, las ~ales que allí causaba ese funcio-
nario turbulenta, que representaba á los exaltados
abolicionistas de Inglaterra anles que á su gobier-
no; reclamó y obtuvo Gonzalez, despues de haber·
mediado largas y sérias contestacÍanes, su separa-
cioo,.librando· á la isla de Cuba de un enemigo te·
mi"ble y de un imprudeÍ1!e conspirador.
~a tranquilidad de esta hermosa isla y SQ con-


venienle adminislracion exijian tambien que fuese
destituido el intendente Pinillos, criollo vano, or-
gulloso y adherido á los intereses de los norte-
americanos, cuyo comercio ha protegido siempre
en grave daño del comercio español. Por un estralio
privilegio, obtenido en fuerza de la prepotencia y
del dinero que derramaba en la Corte aquel astuto
criollo, á q nien no falla ca racidad, habíase per¡le-
tuado en tan lucrativo destino en el que ha hecho
una fortuna inmensa, que ha procurado Pinillos
trasladar á los Estados Unidos del Norte-América.
Favorecido en el reinado de }'ernande VII, á quien
mandaba de las cajas de la Habana cuantiosas su-
mas que agradecía el moual'ca, considel'ado y mi-
mado duranLe la regencia de Cristina que le escri-
bia con alguna frecuencia recomendándole el pago
de su asignacion, llegó á engreirse este afortunado


TOM, IY. 36




--562 .....
criollo basta el punto dcflacer impoaible allí el
gobierno de la metrópC)li. Las leyes de Indias so-
lo permiten seis años de servici~ á los altos funcio-
narios de la administradon en a(tuelpais, los cuales
(ieben sujetarse á residencia judicial, cumplido es-
te periódQ; pero Pinillos, con su oro y sus intrigas,
consiguió siempre que las leyes se quebrantaran en
su pro, comprando con los dineros públicos un pri-
vilegio, indecoro y mengua del gobierno español.


Don Gerónimo Valdés 'reclamó á Gonzalez la
separacion del poderoso y envanecido criollo, exor-
nado con multitud de insignias de distincion, gran
cruz, título de Castilla y Grande de E~paña, astro
por lo tanto que ,hacia edipsar; no ya solo con su
luciente oro, si que tambien con estos otros relum-
brones, el poder y prestigio de la aUlorÍllad militar,
que es la suprema en aquellos dominios. El minis-
tro de Estado, que creyó fundada y conveniente la
deslitucion, propúsola al Consejo y se adoptó por
unanimidaJ, nombrándose en lugar suyo á un espa-
ño~ honrado y laborioso, que habia prestado muchos
y muy señalados servicios como intendente en los
egércitos constitucionales. Adoptada esta medida,
llevóse á efecto con tal sigilo, que la noticia vino
de la Habana iI divulgarse en la C6rte, cuando ya
el nuevo intendente, don Antonio Larrua, ocupaba
un destino que habia sido por espacio de mas de 20
años pingüe patrimonio <1('1 Conde-Duque Pinillos.




-563--
Asi se evitaron las intrigas de sus agentes en Ma-
drid, siendo inúlil el dinero del opulento criollo en
esla ocasion .. ; porque mal)daba el partido liberal
en España.


La reaecion de 1843, que trajo á' los moderados
al poder, ha vuelto á colocar imprudentemente ,do-
ranle el ministerio Narvaez, al orgulloso Pinillos en
'aquella intendencia, mas codiciada que la misma
SecrelarÍa del despacho de Hacienda: y ya el co-
mercio de Espaiía, sobre todo, los grandes y ricos
,negociadores de harinas peninsulares, se resienten
notablemente de la prefer~ncia que ha dádo á los
no'rte-americanos sobre los espaiíoles. De lal ma~
,nera al inlerés de un privado poderoso 'Se sacrifican
los inmensos intereses de una nacion. con mengua
de su gobierno y menoscabo de la ,riqueza pública!


La gobernadon interior del reino, conllada en
estos días por el REGENTE al mariscal de camIlO don
Facundo Infante, recibió lambien el impulso que
era de esperar de la gran capacidad y celo de este
-militar honrado, esludioso y enlendido', La bondad
y dulzura de su carácter, su prudencia, sU conoci-
da esperiencia en los negocios públicos, sus lalen-
tos, sus compromisos nunca desmenlidos por la
causa de la (ibertad, su instinto organizador y tam-
hien sus buenas dotes oratorias, hacíanle digno del
importante cargo que desempeñaba.-Teniendó á
la vista la alta dislincion á que se habian hecho




-564,-
aoreedores losvolimtarios nacionales que en 1823
:Iban donaron sus casas 'Y se unieron al egército ó se
trasladaron á las plazas .de armas, propuso una re-
compensa moral y política con el fin laudable de es-
citar los ~entitnientos de emulacion y palriotis~o
de los ciudadanos armados en defensa del sistema
constitucional .. Y cierto, es bien estraño que has-
ta enlon'ces no se hubiera pensado en la remu-
neradon juslísima de aquellos servicios importan-
tes; que los peligros que sepultaron á centenares
de estas ilustres víctimas, no se hubieran recordado
anteriormente.-La instruccion pública halló tam-
bien proteccion y aumento en los medios de propa-
garse, dura11te el mando de este militar ilustrado,
que cre610s institutos de Albacete, Murcia, Cáceres
y Córdoba, con una multitud de escuelas de ense-
ñanza primaria.


El ramo industrial (ué' igualmente fomentado,
en cuanto lo permitiala siluacÍon crílica y comba-
tida de aquel gobierno; y los intereses materiales no
dejaron de adquirir en esta época un grande desar-
rollo. La industria minera y la fabril no ballaroJl
obstáculos, siendo, por el contrario, protegidos por
el poder lodos l.os especuladores que emprendian
trabajos ~lc importancia ó empleaban en tales obje-
tos sus capitnles. El beneficio de las minas, la fa-
bricaríon del papel, las de lencerías, de sedas, de
pauos, de algodones Lilados, de loza y otras muchas,




-565-
fueron favorecidas por el gobierno. Las obras públi-
cas, los caminos, segun hemos hecho nolar antes de
ahora, recihieron taro bien grande impulso: cons-
tru)'éronse varios puentes y se emprendió la impor-
tanle cuanto difícil obra del de Almaraz , en la car-
retera do EsLremadura. Fomentóse el arbolado, y se
hicieron grandes plantaciones á escitacioll del mi-
uistro, que conocía ellamenlable 'eslado de nuestra
arboleda y la consiguiente escasez de maderas de
eonstruccioll. Por último, la proteccion de los de-
rechos del ciudadano fué recomendada con encare-
cimiento y eficacia á las autoridades, pudiendo ase-
gurarse, en justicia debida á aquellos hombres, que
durante e\ ministerio Gonzalez no se espidió una
órden de proscripCion ni destiert'o, ni jamás se vió
á un súbdito español reducido á prision sino en vir-
tud de delitos cometidos con anterioridad, por
mandato judicial, y con arreglo á las leyes.


Pero el grande elaboratorio del gobierno, la
fuente de las medidas legislali vas, las córles ea fin,
hallábanse de todo punto inutilizadas. Estraviado el
ánimo de \05 diputados por las causas que hemos
enumerado antes, ellardecitlas mas y mas cada vez
las pasiones de los cOlldendores,'y acrecida la ambi-
cion de los corifeos del parlamento, segun que veian
ellos retardarse el momento del triunfo, en 'lue pu-
dieran reemplazar á los ministros en los sitiales del'
poder I era: en vaDO que estos se esforzasen en pro-




-566-
sentar .proyectos .de ley de utilidad, y aun de nece·
sidad barto reconocida, á la deliberacion del Con-
greso: que los diputados curábanse solo de organi-
zarse para presentar la' gran bataila al minhterio,
blanco esc\usivo de sus iras y único objeto de sus
preferentes atenciones.


Desde que termin6 la borrascosa discusion del
mensage, pasaban los dias por esta legislatur ti
de 1842 con una lastimosa indiferencia hácia los
objetos de grande interes; con un aran incansable
por derribar al ministerio. Leyes de imporlancia
inmensa eran invocadas por la voz de la nece-
sidad: leyes que bullieran hecho sin duda alguna
la felicidad del pais, una vez discutidas y acorda·
das por aquellas c6rtes ; que hubieran asegurado el
órden, la paz interior del reino; que habrian dado
tambien estabilidad á las instituciones y al partido
politico cuyas doctrinas quedaban triunfantes en esa
nueva legislacioñ; que habrian sido, en fin, lIancio·
nadas sin contradiccion alguna por el gefe tempo-
ral del Estado, el esclarecido DUQUE DE LA VICTO-
BtA, en cuyo honor deberemos decir, que nunca
resistió su firma á las reformas de cualquiera espe-
cie que lefueron propues!as por las c.órlesó por sus
ministros; y sin emllargo, esta ocasion magnífica.
esta coyuntura preciosa, tan difícil de lograrse en la
vida de las monarquías, desaI,rovechábanla ciega é
imprudentemente, minislros meticulosos·y asusta-




-561-
dizos, que lemian siempre comprometer la existen·
cia del trono, la dignidad y la fuerza del po~er, si·
daban un paso mas en la temida senda del progreso
polítieo, y diputados ambiciosos y egoi~tas, que no
escrupulizaron perder ese tiempo hermoso, y que
difícilmente vol verá jamas, sacrillcar los mas caros
intereses de su pais, la obra importantísima de ·Ias
refermas legislati vas, á la satisfaccion de un deseo
que es imposible de justificar.


El ministerio Gonzalez \lev6 á las c6rtes varios
proyectos de ley, hasados todos en las doctrinas de
lento progreso que profesaban sus individuos, pero
ajustados y en consonancia perfecta con la ley fun-
damental. que era cuanto podb y debia exijírseles.
Proyectos que algunos de ellos. con especialidad los
de ayuntamientos y diputaciones provinciales, fueroll
censurados. c~mo era natural, por la imprenta de-
mocrática • pero aplaudidos por los órganos de la
comunion progresista, y que revisados y discutidos
por las o1rtes, cual debieron serlo, hubiéranse con-
vertido en la espresion genuina y fiel de las creen-
cias de aquel partido. Pero estas leyes de tanto in - .
teres, y las no menos importantes sobl:e estudios
públicos, inamovilidad y responsaLilidad de los ma-
gistrados y j ucces, sistema triLutario, venla de
bienes nacionales, arreglo· de aranceles , organi-
zacioo de la Bolsa, contabilidad legislativa y otras·
que fueron presentadas en proyecto por el gabioe-




-568-
te,. viéronse lastimosamente desatendidas por el
Congreso, en daño del pais y con harto placer de
los enemigos de las instituciones.


Otros dos proyectos de ley, ademas del citado,
fueron Ileva{}os al Congreso por el ministro de Gra~
cia y Justicia, D. José Alonso, reprimiendo los abu-
sos eclesiásticos. Uno de ellos, que trataba de arreglar
la jurisdiccion de la Iglesia, constaba· de 28 artículos,
cuyos dos primeros decian así: «Artículo prime-
«ro. No habrá en España para los juicios eclesiásticos
«otra jurisdiccion que la ordinaria de los Diocesanos,
«con las apelaciones á los superiores inmediatos, se-
agun los cánones de la Iglesia española.» ~«Artículo
«segundo. La nacion no consiente por 10 mismo los
«juicios eclesiásticos peregrinos, y en suconsecuen-
acia se tcrmi narán estos en las provincias metropo-
«litanas de España.»--EI otro, que determinaba 'as
relaciones sucesivas COI1 la Santa Sede, comprendía
catorce artículos. Los dos p.rimeros eran como si-
gue:....;... aArtículo primero. La nacion española no
«reconoce y en su consecuencia resiste las reservas


. «que se han atribuido á la silla apostólica con me n-
agua de la potestad de los obispos, bLljo cuyo título
ase ha tenido y tiene hostilmente desatendida la
«Iglesia de España en sus mas importantes necesi-
«dades.»- «Art·{culo segundo. Se prohibe toda cor-
«rcspondencia que se dirija á obtener de la curia
«romana gracia6, indultos, dispensas y concesiones




-569-
«eclesiáslicas de cualquiera clase· que sean; y tos
«contraventores serán irremisiblemente castigádos
«con las penas señaladas' en la ley 1.a tít. 13
.lib. 1.0 dI) la Novísima Recopilacion. »Ep el
preámbulo de este último proyecto negábase implí-


. citam~nte el pri~ado del Papa, cuya conducta, es-
cilado cual se hallaba el ánimo de S. S. por los'
consejos y a visos conlÍnuos de los eclesiásticos car-
lisias que habian emigrado á Roma,y por las medi-
das que con respecto al clero habia tomado el go-
bierno español, continuaba siendo cada ,'ez mas hos-
lil al ftEGI,NTE (1). I'ero ~I congreso exaltado, pro-
ducto del alzamiento de 1840, prestando atent.o oido
á los sentidísimos clamores que los piadosos siervos
de la Iglesia de Dios lanzaron contra el pensamiento
de Alonso, que rué calificado de cismático, en las co-
lumnas del Católico, el Castellano, el Correo Nacio-
nal y otros periódicos de su comunion, no :sabe-
mos si en respeto debido á la opinion públic!l que


(1) Como en el anterior, lambien en este año de 18t2,en los
postreros dias de febrero, dirigió el Santo Padre unas letras
ápostólicas á todos los reinos de la cristiandad, amonestándoles
que rogasen al Todolloderoso por la prosperidad de la religion
en Espaiia, reproduciendo su alocucion de 1.0 de marzo, y sin
despreciar la ocasion de repetir que ~nulaba, reprobaba y d'e-
daraba sin ningun valor ni efecto los actos del gobierno repre-


. sentativo espaiiol desde sus principios hasta el día. Contra es-
ta nuel'a encíclica que, como la anterior', venia á circular en
Espaiia di tiempo de cuaresma, cuando tiene lugar entre los fie-
les el cumplimiento de Iglesia, que es precisamente cuando las
conciencias tienen mayor fervor y actividad, espidiú A.lonso las
correspondientes órdenes circulares ;Í los diocesanos y á los re-
gentes de audiencias, á fin de que fuesen recogidos estos ilue-




-570-
aquellos órganos .pretendian significar, en amor á
las:preminencias de la curia apostólica, ó en odio
al ministerio de cuyas manos recibia esos proyec-
tos, manifestó á este la conveniencia de que los re-
tirase, 'como así se ejecutó, con grande alborozo de.
la oposicion reaccionaria, que ~reyó, ú afectó
creer, en la restablecida tranquilidad de las con-
ciencias que, en sentir suyo, se habian alarmado.


Todas esas leyes, y la trascendelltalísima sobl·e .
arresJo de la deuda tambien, quedaron en proyecto
á la terminacion del ministerio Gonzalez, para
que otro partido "iniera á darlas al pílis con muy
opuest.a tendencia y diversa forma. Alcanzarou san-
cion solámente la de indemnizaciones, la de inqui-
lina~os. la de viudas militares, la que establecia di-
putaciones provinciales en el pais exento, la que au-
torizaba al gobierno para la emision de billetes
sobre la renta de aduanas por valor de 160 millones,
y otras de menor interés que fueron publicadas ao-


vos proyectiles que se lanzaban' desde las torres del Vaticano
l'onlra el gobierno liberal espaüol, Talllbien se impidió la cir-
eulacion que profllsBmenle se empezaba á hacer entre los timo-
ratos y fanáticos de UII f"llelo inc,'n,liario y cscaudalaso, oren-
siv,o á las regalías de la corona de E'ipaüf) y á la alta d'¡;ni(!al
de esta nacioll, que fué impreso .'n T"losa dc Francia uajo d
nombre tIc Fr. Magin Frrrrr, y curo tílulo era. "La alocw:ion
de nuestl·o santlsimp padre Gregr;o X 1'1, de 1." de marzo
de 18U 'tindicada de las declamaciones hipócritas y calumnio-
sal del manifiesto publicado en nombre del gobierno espariulv
firmado por don José Alonso, comu ministro de Gracia y Juslt-
da, en 30 de jnl¡odel mismo aao.)) "':Era incesable la lucha de
lo~ apostólicos contra el gobierno del REGENtE. -




-571-
tes de dejar las riendas del gobierno aquel minisle~
rio.Tambieneste rué aulardel proyecto que declara-
ba moviliza'dos á 50,0()(} nacionales, de otro sobre
caminos, del que pedia un reemplazo de 25,000
hombres para el ejército, y por último, d~l que fi-
jaba la fuerza permlnente de este -para el año
de 1842 en 90,000 hombres. y en 40,000 la de los
batallones provinciales ó de reserva. -El _ mismo
ministro de la Guerra, don Eyaristo San Miguel,
espidió un decreto elLo de mayo concediendo las
licencias absolutas á los individuos del ejército y.
milicias provinciales procedentes del reemplazo ex-
traordinario de los 100,000 hombres de 2.1 de oc-
tubre de 1835.


Obra son tambien de este ilustrallo ministro


cuanto ilustre patricio, la creacion del Colegio ge-
neral m¡Jitar de todas armas, de tan alta importancia
en el ejército, y de la Escuela especial del Cuerpo de
Estado Mayor, instiLucion brillantísima, no menos
necesaria que las de artillería é ingenieros, con las
cuales rivaliza ya en la escelencÍa de sus resultados.
Estas nolables fundaciones decretáronse ol 22 de
febrero. El 4. de marzo decrelóse tambien un arre-
glo atinadís.imo y conveniente del cuerpo de Estado
Mayor del ejército, que se reput1ba ya harto necesa-
rio. La iostruccioo del arma do caballería rué objeto
igualmente del celo y de las ~certadísiOlas disposicio-
nes de este entendido gefe, que e~ su decreto del22




-572-
inculcó la necesidad de crear olra Escuela de en-
señanza leórica y práctica !"elaliva.· peculiarmente á
este instituto, sirviendo entre tanto como estableci-
miento central de instruccion para esta arma e\ de-
pósito qü.e existía en Alcalá de [{enares, en el cual"
eran incesables los ensay03. En suma, la conti-
nuacion del actuoso, inteligente y celosísimo general
San Miguel al frente del gobierno·, hubiera puesto
en pocos años al ejército español en el estad.o mas
acatable y brillanle de todos los ejércitos de Eu-
ropa,


Desgraciadamente este ministerio, compuesto en
lo general de personas tan c~losas, tan entendi~as y
honradas, lenia sin embargo un punto harto vul-
IJcrable en el ministro de Hacienda; y este punto es
preciso confesar que era capitalísimo, Había logra-
do don Pedro Surrá fascinar el entendimiento de
algunos progresistas mediante unas carlas. eslensas
sobre sistemas rentísticos que publicó en 0\ Eco del
Comercio, cuando mandaban los moderados, cuya
rll:nosa admillistracion censuraba con agrura y con
razon, el don Pedro, en aquellos escritos, que le
dieron notable celebridad, á punto de ser ellos tal
vez la causa principal do su promocion al ministe-
rio. Pero es lo ciel'lo, que cuando Surrá hubo ocu-
pado esle pueslo naJa bizo de cuanto prometiera. en
sus luminosos escritos. Bien al contrario, no pare-
ce sino que se propuso contradecir y aun afear en




-573-"
la práctica toda l~ belleza de sus plausibles teorías.
EI'rué enefeclo,'el pi'imerQ que rompiendo el mag-
nífico programa ofrecido por el presidente del Con-
sejo á las córtes, en el cual se comprometía el ga-
binete á no agoviar al pais bajo el rui"noso sistema
de las anticipaciones onerosas, ni celebrar pacto al-
guno de intereses sin pública licilacion, ,se engolfó
en contratos especiales, clandestinos y onerosísi-
mos, sin dar cuenla oportuna de ellos siquiera á
los demas miembros del gabinete, el cual recibia
una brec\¡a anchurosa con esta conducta imi>rud~n­
te y desacordada del de Hacienda. Sobre lodo, des-
de los sucesos de octubre, que no pudieron menos
de resentir la administracion. siendo e&te unQ de
los illfinitos males que ellos irrogaron al pais ,el
des6rden en las rentas del Estado era esc"andaloso.
No obstante, la distribucion era equitativa y justa,
conforme á los anteriores decretos sobre centrali-
zacion escrupulosamente observados por este mi-
nistro, lo que le valió gran crédito y repetidas ala-
banzas de parte de las clases pasivas, atendidas en
su época como en ninguna olra; p(}ro esta misma
equidad y justificacion que pretendia nivelar á to-
das las dependencias del Estado, venia á enajenar
al gobierno la voluntad de las tropas, que no tole-
raban con paciencia sus atrasos: y lIano es que las
consecuencias de esto hahian de sel' fatales para
aquel gobierno que se veía interpelado conlínua-




-574-
mente en las: córtes y en la prens~; portazoo de lal!
cilcásecesque sufriael ejército.~Otra prueba 10-
conl'estable de que el GENERAL' REGENTE no aspiró
nunca á la d.ictadura , y de que los pensamientos y
designios !lue se le atribuyeron por algunos, eran
torpes·calumnias de sus enconados adversarios.


Desatentado el ministro de verse agriamente re-
convenido en ·la tribuna y en la imprenta, porque
ha enajenado las mas pingües rentas de la nacion,
porqne no cumple con la ley de 14 de agosto so-
bre dolacion del culto y clero ni COII la de pre-
supuestos, porque habiéndole concedido las córtes
en la anterior legislatura 60 milloues de eslraor-
dinario, tiene sin embargo desatendido al ejército,
porque ha celebrado contratas ruinosas y clan-


. destinas I porque falta al cumplimiento fiel de otros
sagrados pactos, porque no procura nivelar Jos
gastos públicos con los ingresos, porque deman-
da para este año nuevas y mas crecidas contribu-
ciones estraordinarias, y por otros infinitos y varia-
dos capítulos que forman una prolongada serie de
culpas en su desconcertada administracion, recurre
á medios. estravagantes y estraordinarios, nunca vis-
tos en la historia de los gobiernos. Entabla polémi-
ca oficial, es decir, de 6rden y á nombre del REGENTE,
con un diario de la oposicion~--Preséntase en el Con-
greso, atúrdenle las interpelaciones, y con la ino-
cencia de un n¡lio, ú con la refinada malicia de un




-575~
tainlado) un hipócrita, llora en -el -banco ministe-
rial, presentando un espectáculo hochornoso. el
cOllsejerode la corona, ante la respetable asamblea
de la represcntacion nacional. Reconviénesele· en
esta pOI' una órden «pésimamonte escrita» segun la
espresion del diputado interpelanle; y -el D, Pedro
comete la estolidez de dar por loda respuesta ((que
él no la habi~ reaaclad.o, ni hecho otra cos~ que
firmarla,))


Pero e'n donde llegó á manifestarse la insigne
torpeza y repugnante desacuerdo de este desdicha-
do ministro, fué en la circunstancia enojosa y rui-
dosÍsima de haLcr él comprometido la fil'ma del Du-
QUE DE LA VICTORIA REGENTE -DEL REINO, haciéndo-
la estampar de propia mano cn un contrato especial
(y por cierto nada beneficioso al pais) celebrado con
el banqucro D. José Salamanca, cn. reprcsentacion
de la casa de Heredia. Cuando la comision que en-
tendia en el negocio de los 160 milloncs acordó pe-
dir al gobierno los contratos que con particulares
hubicra celebrado para tomar anticipaciones, el mi-
nistro de Hacicnda cometió la imprudcncia de re-
mitir á los diputados, entre otros documentos,
aquel malhadado contrato de Salamanca. Este hecho,
que era tanto mas de estl'añar, cuanto que segun la
confesíon que hizo posteriormcnte el.contratista, no
exigió él nunca semejante garantín, "ino á dar pá-
bulo á la oposicion, que apoderándose de él, susciló




-576~
reñidas controversias y dirijió fuerles ataques al mi-
ll¡sl~rio .


. ,'Bien se conocia que el único moralmente· res-
ponsable de esta indiscrecion era el secretario de
Hacienda; mas como la responsabilidad solidaria de
la ley en estos gobiernos comprende siempre á lodo
el gabinete, los ministros todos defendian á Surrá
en lás interpelaciones reiteradas que le dirigierón
varios individuos del Congreso, incluso Olózaga,
lamentándose de ver la firma del gefe temporal de 1
Estado, el ilustre REGENTE DEL RE1NO, par á par
con la de un contratista especulador, y aun pos-
puesta á la de este. Error de cancillería le llamó el
dOD Pedro en un principio; pero demostrado que la
letra y rúbrica DO eran de estampilla, sino autógra-
fas, dijo haber consistido en una equivocacíon mate-
,'ial que le indujo á poner á la firma del DUQUE un
papel por olro; basta que por último, aiejado 1aoo-
bien Surrá de esta trinchera, por cuanto la múlti-
plerepeticion con que aqllel documento estaba fir-
mado bácia inútil é invaledero esotro efugio, apeló
de nuevd al llanto, recurso oratorio muy favorito y
usual de este ministro (que era sin embargo cata-
lan). pal'a venir á d{lcir, por remate de aquellas aca-
loradas discusiones, que con efeclo la firma del RE-
GENTE habíase puesto allí por creerlo necesario el
mismo sccretario de Hacienda.


Este paso tristísimo y vCl'gonzoso colocaba Ja




-57'10:-
en una posicioD barto critica al gabinete. Sobre to-
do, don Pedro Surrá DO era posible que contiílU3se
por mucho tiempo formando parte de un ministe-
rio á quien, de buena ó mala fé, con designio ó
sin él, habia ocasionado un daño inmenso. El 22 de
mayo, asediado por la estrema necesidad de recur-
sos, dirigió varias esquelas á algunos capitalistas de
Ja córte, invitándoles á que le auxiliasen con cortas
cantidades; pero su. crédito estaba ya muerto. Sor-
dos á sus clamores, ninguno correspondió á la in-
vitacion. Atribulado enlonces el ministro y sumer-
gido en el ma)'or aburrimiento, decidíósc al fin á
abandonar los negocios presentando su dimision
el 25. El general Camba, ministro de Marina, juz-
gó, en su eoncÍencia política, que tambien le éomo-
prendia la suerte de Surrá, y le acompañó toman-
do igual resolucíon. Ambas renuncias fueron acep-
tadas por el REGENTE, nombrándose para Hacienda
á D. Antonio María del Valle, intendente de Puer-
to Rico j y para Marina al general D. Evaristo San
Miguel, los dos en calidad de interinos.


Aunque herido de muerte el ministerio con el
truncamien~o que en el personal acababa 'de sufrir,
por las causas que habian dado ocasion á este trun-
camiento, y, mas que todo, por los erec~os que él
producia en el Congreso, en lo cual hay algo de sin-
gular y eslraño que no dejaremos de notar des pues,
creyó no obsta.nteque le era dado. el continuar, fiado'


TOM. IV. 37




-=-578-
en la rectitud de 8U honrado proceder, tal vez en
lo abigarrado y disuelto de la oposicion, sin ecliar
de ver el aumento que esta iba· á esperimentar, ]0
posible que era ~I organizarse, y la prenda que ha.
bia soltado el ¡}residente del Consejo, con mas boe-
na fé y lealtad que prudencia, en su programa. Em-
pero no transcurrieron muchos dias sin que los mi-
nistros remanentes sufrieran las enojosas consecuen-
cias de su teOmeridad ó su error.-Veamos, pues, la
serie de sucesos parlamentarios que determinaron
por fin la caida estrepitosa del gabinete Gonzalez,
el mas sólido apoyo de la regencia de ESPARTERO.


Lánguida y vagarosa hemos visto que iba desli·
zándose esta legislatura de 1842, hasta tocar ya ca-
si en su término, si se la considera del lado de la
ocupacion útil y provechosa al pais. Intactos los
importantísimos proyectos de ley que presentaron
los ministros; como tambien otros varios que pro-
dujo la iniciativa de los diputados, solo discutieron
estos algunas leyes de secundaria utilidad, olvidan-
do la práctica berOlof>a de la anterior legislatura, y
malg11staodo el tiempo mas precioso que ha podido
disfrutar la revolucion política espatlola en impor-
lunas y apasionadas interpelaciones, de cuyo dcrrr-
cho, tan útil COIDO peligroso, segun el uso que se
haga de él, jamas llegó á ahusarse téll! torpc éiní-
cuamente como en estos tiempos. 1 Responsabilidad


. terrible, la quc pesll y pcsarásicmpre sobJ'c 1011




-579-
primeros causantes' de tanto mal I-Pasemos por al.
lo y apartemos asombrados la vista de la historia
triste, mísera y vergonzosa de esas interpelaciones,
en las cuales el legislador llegó á trocar mas de una
Tez su noble investidura por olro pa(lel mas inno~
ble; en las· que aquellos liberales espúreos que al
fin resultaron ser instrumentos vendidos á la des-
lealtad y á la traicion, eran los primeros y mas ar-
dientes adalides de la justa parlamentaria; en don-
de la ambicion, la codicia, la envidia, la venganza,
todas las mas raheces pasiones concurrían á empo-
zoñar y ennegrecer el cuadro repugnante que ofre-
cia á la wnsideracion del observador aquella opos}-
cion desorganizada y fanática, que solo sirvió para
organizar la disolucion completa del bando progre-
sista, y entregarle todo ente.·o, hasta algunos de
los mismos instrumentos, á discrecion de sus mas
encarnizados enemigos. Sí: omitiremos el hacer u~o
de las bien templadas armas que aun nos' restan pa-
ra probar con evidencia que las que usaron muchos
tte los interpl.'lantes, sobre todo, en aquellos casos en
que el escándalo fué mayor y las oportunas J justas
reticencias de los ministros ( porque como decia uno
de ellos, Infante, con sobrada oportunidad y razon"
Cambien en el ea llar hay patriotismo), dieron lugar á
siniestras inter(lretaciones en la pr'ensa, esas armas,
decimos, empleadas por algunos de los mas terri-


• bies adversarios de aquel pode;, no eran de buena




-580-
ley.· .• que eran vedadas. Y arrojando un velo de
pudor y recato sobre ciertas debilidades de mal' gé-
nero que se deben de callar, y que tal v~z eu di as
menos comprometidos y peligrosos para la causa
del partido liberal señale con su inflexible dedo el
tiempo, pasemos á ver cómo se constit\Jye la pri-
mera coalicion entre las div'ersas fracciones que en el
Congreso formaban la oposicion progresista; cómo
esta primera coalicion derriba al ministerio Gonza-
lez; como, en fin, creyéndose ella insuficiente para
derrocar la regencia, sirve de base á la segunda coa-
licion, en la cual ingresaron ya los moderados y aun
carlistas; y' po~ una serie de circunstancias que se
~ucedian rápidamente, en-lógica deduccion, de las
premisas que vamos asentando, conforme á la infer-
nal dialéctica de las pasiones humanas, que á seme-
janza de las líneas rectas en )a Geometría, princi-
pian á divergir en un punto imperceptible, y acre-
ciendo en progresion su distallcia, llegan á separar-
se al infinito, vendremos á los últimos lamentables
sucesos de 1843, triste secuela de los que vamos
narrando.


Largo tiempo hacia p que la ambicion y la des-
confianza luchando en pugna secreta, en el silencio
del disimulo, imposibilitaban (a union de las frac-
ciones progresisllÍs que en el Congreso combatian al
ministm·io, debiendo este sus cortos triunfos (pues
que el esceso de la mayoría que le apoyaba á veces




-581~-
consistia solo en cuatro ú seis votos) y de consiguien-
te, su permanencia en el poder. á aquella circuns-
tancia. Pero es fácil-conocer, y ya lo hemos indi-
cado nosotros, que el ~ia6n que. se verificase la
doalicio'fl, de I~s diversas fuerzas enemigas, el gabi-
nete que presidia Gonzalez 110 podia menos de mo-
rir. Este dia no estaba lejos; y el suceso del minis-
tro de Hacienda vino á precipitarle.


Ea la redaccion del Eco del Comercio, cuya ac-
tividad incansable en debelar al gabinete de mayo.
pudiera quizas tener su natural esplicacion en la
engañosa herencia que sus escritores de entonces lo-
graron al tiempo de consumarse la obra grande de
la coalicio'fl" la ruina de la regencia, celebraron va-
rias reuniones los diputados de la fraccion Lopez.
cuyo pensamiento sostenia aquel periódico, y los
que hemos llamado puritanos ó nuevos, con el fin de
darse alguna orgallizacion, formar su estadística
personal, y dirigir oportunas comunicaciones á los
ausentes para' que regresáran cuanto antes á la cór-
te. Hé aquí ya una especie de coalicion, habida solo
entre estas dos fracciones progresistas, á las cuales
teniendo, cual tenian, muchos puntos de contacto,
fuéles harto fácil entenderse. No lo era tanto á es-
tos reunidos haberse de amalgamar con los que
acal1dillaha Olózaga; porque el orgnllo de este, y la
envidia que recíprocamente se tenia n los primeros
gefes de esas fracciones, sin escluir tampoco los




-582-
temores 'que abrigaban los nuevos de que el ilustre
diputado' riojano ascendiese al poder. di6cuhaban
bastante estotro paso que babia de sellar la coali-
cion progresista .. Sin embargo, los inconvenientes
cedieron su lugar á la apa~ente conveniencia que
dictaron por fin el encono y la pasion, las distancias
se estrecbaron, y en otra junta muy concurrida
que hubo de celebrarse en la casa de D. Pedro Ma·
la, diputado barcelones. acordóse. mediante un do-
cumento que .suscribieron mas de 50 diputados,
unirse aquellas fracciones á la de Olózaga J Cortina,
con objeto de derribar al ministerio Gonzalez • esti-
pulándose al propio tiempo que esta coalicion no
duraria sino el necesario para dar en tierra con
aquellos ministros, conseguido lo cual cada uno era
dueño de seguir con el gabinete sucesor la conduc-
ta que creyese mas justa J oportuna. Ol6zaga no
asistió á esta junta, ni acostumbraba á asistir enton-
ces á ninguna; pero no faltaron en ella indi viduos de
su fracciono Pal'a llevar á efecto el pensamiento or ..
gánico en el cual se babia convenido, nombróse una
comisíon compuesta de D. Jacinto Felix Domenecb,
el general D. l"rancisco Serrano (1), D. José Es-


(1) Este habia renunciado en abril el mando de la 3.- diTi-
lion del ejército de Cataluña, y el gobierno creyó conveniente
admitirle al punto la renuncia, lo cual lastimó bastante su or-
gullo y le dió nna irascibilidad implacable. Desde entonces se
le cree unido secretamente á lus moderados.-Lopez habíase
dimitido de su destino de liseal del Tribunal Supremo de Justi-
cia, en la legislatura anterior.




"":'583-
prótlceda, D. Joaquin María Lopez, D. Manuel de
la Fuente Andrés, D. Pedro Mata, D. Mariano de
la Paz García, y D.. Joaquin Muñoz ,Bueno que hacia
las funciones de secretario.


Todavía, dado este primer paso, suscitáronse
infinitas dificultades. Cuando mas adelantado pare-
cia el negocio, hallábase reducido á la nulidad: que
tan esclusiva es la pasion y tan inconciliable el in-
terés, aun dentro de un mismo círculo ~olít¡co,
cual era el que comprendía á todos estos miem-
bros de la destrozada comunion pro~resista. Hay de
singular aquí, que uno de los mas opuestos á esta
liga rué D.'Joaquin María .Lopez, quizás por no que'"
rer contribuir al encumbramiento de Olózaga, quiell'
por medio de esa conduela simulada y suspicaz que
hemos notado, pretendia mostrarse gefe principal
de la oposicion, siendo él, sin iluda alguna, el que-
con" mayor derecho podia aspirar al ministerio,
atendida su capacidad política, pero desconociendo
Lopez siempre este derecho por un principio de ri-
validad y emulacion, y habida tambien en cuenta
la circunstancia de las escasas simpatías que el don
Salustiano lenia en" el Congreso; ora fuese, que el
diputado de Alicante pagase entonces uó tributo á
esa condidon valenciana de inconstancia y veleidad,
á esa indole pueril que le ha hecho siempre indisci-
plinado, indócil é imposible de reducir á subordi-
nacion (cscepto solo en una ocasion desgraciada y




-584"';'
nefa,sta, que ha debido acibarar para 'siempre los
diasde su existencia), en cuyo caso un principio de
oecesidád ó de fatalismo ciego priva de todo mé-
rito á esta resistencia de I.opez, tan escrupuloso al
unirse con los liberales de disttnta fraccion , tan fá-
cil, ó tan frágil, para asociarse despues con lo~ abso:':
lutistas; bien fuera tambien natural efecto del desden
que suele acompañar al mérito, cuando no va él
asociado de la sabiduría y de la prudencia; ó final-
mente, por todas estas causas juntas, 6 por cual-
quiera otra que no bayamos acertado á consigna l'
aquí, y que se tenga allá oculta en su pecho y en su
conciencia este coaligado involuntario, que llegó
por 6n á sergefe de la eoalicion, es lo cierto, que
cada vez que se le hablaba de ese asunto, presenta-
ba mil nuevos obstáculos; y la grande repugnancia
que le costaba tratar sériamente de esto, solo podia
vencerse por la perseverancia asídua de sus exigen-
tes .é incansables amigos. Pero siempre condescen-
día con disgusto: no parece sino que al proceder de
tal modo, presentia ya Lopez en su ánimo los mu-
chos sinsabores. que aquel triunfo babia de ocaslo-
llarle. .


Tambien es digno de notarse-aquí el proceder


que lodos (o~ diputados de aquellas c6rtes, ~on muy
pocas escepclOnes, observaban con don Luis Gon-
zalez Bravo. Todas las fracciones de la oposicion le
rechazaban. Conocianse ya sus malas artes. y no se




-585-
ignoraba la conducta' de su padre •. ni la participa-
cion que en ella tuvo siempre el hijo. Entre los di-
putados jóvenes, sobre todo, mirábasele con pro-
funda ojeriza y mqy marcada desconfianza, desde
que uno de ellos reveló á los demas con puntual
exactitud ciertas proposiciones que le habia hecho
Bravo, las cualos rebosaban ya malicia y escándalo,
y revelaban bien á las claras lo próxima que se ha-
llaba su venta y su defeccion; la ninguna confianza
que debieran inspirar sus mentidos principios. De
todo luvo entonces aviso Olózaga, en cuya fraecion
pretendia afiliarse Bravo; pero, Ó. la nobleza y leal-
lad de aquel no dieron lugar á la desconfianza en su
pecho, 6 el engreimiento y orgullo cegáronle de
tal suerte, que afectó no abrigar cuidado respecto
del intrigante novel, á quien ereyó dominar con
facilidad sin duda, siendo así que lo qut' hizo Olóza-
ga tal vez fué colocarle en posicion de que le do-
minase á él un dia, pero de la manera mas atenta-
loria y horrenda que es posible imaginar.-Como
del don Luis Bravo, tambien de otro proteo, don
Francisco Javier Quinto, vaticinaron dentro de la
coalicion muchos diputados; pero las personas que
entonces le favorecian cerraron imprudentes los
oidos á las admoniciones y consejos oportunos
que .les hicieron repetidas veces la prudencia y la
amistad.


La salida de Surrá dió alientos á la oposicion;




,


-586-
porque ella .engrosaba sus6las debilitando al g~­
bierno. Esta circunstancia d~cidióla por fin á dar el
ataque. Con todas las probabilidades de triunfo reu-
niéronse, pues, en la noche del, 27 de mayo las Jos
fracciones que al dia siguiente babian de derrotar
al ministerio. De advertir es que la oposicion toda: .
"ía en esa noche se·reunió en dos puntos diferentes,
probando en esto que la alianza convenida fundába-
se en muy débiles cimientos, mostraba indelebles
signos de instabilídad. Mas de sesenta diputados,
que componian las dos fracciones reunidas antes en
la casa de Mata, juntáronsc esta noche en la de don
Ignacio Vacas, diputado por Cáceres', que babitaba
en la ealle del Duque de la Victoria. ,Don Manuel
Cortina, con UIIOS veinte diputados de su fraccion,
concurrió á la casa de Sanchez Silva, sita en la Car-
rera de San GerÓnimo.


En la primera de estas reuniones suscit6se un
reñido debate sobre si debia de ser el siguiente
dia 28 cua~do se presentára el voto de censura, 6
deberi;l diferirse hasta contar con mas elementos de
triunfo. Opinaba por la suspension don Fermin Ca-
ball-ero, llegado hacia poco de la provincia de Cuen-
ca, á instancias repetidas de sus amigos, y comba-
tíanla los Collantes , Muñoz Bueno. Mata y casi to-
dos los diputados jóvenes. Triunfantes estos en la
votjlcion, fueron comisionados don Fermin Caballe-
ro y don Joaquin Muñoz, para que constituyéndose




,


-58'1-
inmediatamente en la casa de Sanchez, noticiasen el
acuerdo, y CIISO de convenir los de Cortina en lo
mismo, se estahleciese allí la manera de entablar y
dirigi'rla discosion al dia siguiente. Llevaban ade-
mas, los dos comisionados, el especial encargo de
que el voto de censura habia de firmarse por cua-
lro diputados de la reunion mas numerosa y _ solo
tres de la otra. Fácil y brevemente vinieron todos á
un perfecto acuerdo: y designando allí á don Jacin-
to Felix Domenech para que apoyase en primer lu-
gar la proposicion de censura, entrególa este á
Muñoz Bueno, quien á las once y media de la ma-
ñana del 28 la presentó ya firmada en la mesa nel
Congreso.


Los ministros, á quienes no era posible se ocul-
tase todo esto, aceptaron desde luego,el combate á


- que eran retados, con alguna esperanza de yicto-
toria.-EI yoto de censura iba espresado en estos
términos:


«Pedimos al congreso se sirva declarar, que en la
.ituacion en que se ha. constituido el actual ga.binete,
á pesar -de los buenos deseos de que debe suponerse
animado, carece del prestigio y fuerza moral necesa-
rios para hacer el bien del pais.»


Precedia á esta proposicion un preámbulp, que
la servia de basamento, en el cual se invocaba
(lrincipalmente la moralidad, las ecOnomías, y se
anatematizaba con fuerza y energia la práctica de los




-ó88~
6ontratos:clandestinos seguida por Surrá, en contra-
diccion dél programa que ofreció" el primer minis-
tro. ¡Cosa singular y muy digna de anotarse en este
gransucéso parlamentario! ¡El triunfo obtenido Ha-
yór de esa proposicion, no se hubiera logrado sin. eL
auxilio de varios diputados catalanes, á cuyo frente
figuraba don Pascual Madoz, que habian apoyado
al ministerio mientras formó parte de él don Pedro
Surrá, y le declararon cruda guerra desde el mo-
mento e"n que se separó del gabinete el autor de los
contratos clandestinos y demas abusos rentísticos y
anli-económicos, que formaron el principal capítulo
de. culpas en la memorable sesion del 2S !-Esta
circunstancia, y la de no haberse presentado argu-
ménto alguno nuevo por la oposicion. sino cargos
dirigidos ya al gobierno repetidas veces, los cuales
habian recibido contestacion, mas 6 menos cumplida
y plausible, y en los cuales habia logrado siempre el
gabinete un triunfo completo, hacen que esta se-
sion, e~le acalorado y prolongadísimo debate, esta
derrota, si bien rué de grande.trascendencia por sus
resultados, merezca ser considerada, en la esfera de
la realidad, como de muy escasa importancia, muy
débil significacion. Si hubo aquí victoria moral, es
una cuestion que, mas que la demostracion y el cál-
culo, resuelven siempre la opillion. el sentimiento
y la conciencia del que juzga. Por eso nosotros de-
jamos aquí libre el pensamiento de nuestros 1ecto-


,




-589-
res, en un punto en que ha de ser por preC1S1on
muy grande la diversidad de p!lreceres. Mas por lo
que 'atañe al triunfo material, que es mas visible,
solo diremos que él fué debido á una combinacion
de circunstancias, estrañas de todo punto á la justi-
cia y razon de una ú otra causa.-Sin la anomalía
singular, que hemos hecho ver, de los diputados ca-
talanes, y aun dado este caso, sin la circunstancia
de hallarse etlfermos y no haber podido concurrir á
la sesion el presidente del Congreso don Pedro Acu-
iia y el ministro de la Gobernacion, don Facundo
Infante, circunstancia que los diputados jóvenes tu_
vieron presente, con mas astucia que uobleza y ge-
nerosidad, para no diferir el ataque parlamentario.
es muy probable que el resultado de este habria
sido muy diverso. Porque el don Facundo era ora-
dor de gran valia en el gabinete y hombre de e5-
quisita sagacidad, tacto y prestigio entre los di pu-
lados. Véase, pues, como esa estraña y casual com-
binacion de circunstancias, adversaron al ministerio
Gonzalez produciendo su derrota.


Desde las doce del dia 28 hasta la una y media
de la siguiente mañana, es deór, trece horas y ml-
dia duró esta célebre sesion', singular en los fastos
parlamentarios de todas, las naciones: sesion nota-
ble por su duracion. por los escogidos oradores
que tomaron parte en e\la, por lo acalorado de sus
Iliscursos, y en medio de esto, por el sosiego, la




-590-
dignidad y decoro que se vió reinar en aquella nu-
m~rosa y respetable asamblea. compuesta casi el)
su· totalidad de progresistas. Jamas deseo alguno
báse mnnifestado de una manera tan vehemente y


. eficaz. Nunca la ambicion humana despleg.', sus in-
mensos recursos de un modo tan ostensible y so-
lemne. El presidente del Consejo sostuvo en varios
discursos la defensa del ministerio. anxiliado prin-
cipamente por el distinguido orador D. Francisco
Lujan. y tambien por el ministro de la Guerra,
por Mendizabal, Diez y Posada. Hicieron la oposi-
cion al gabinete, defendiendo la proposicion de cen"
sura, despues de haberla apoyado Domenech y lo-
mada en coosideracion por el Congreso, Lopez,
Cortina y Ol6zaga. Cuando este último vió á la opo-
sicion organizada y dispuesta á vencer, decidióse al
fin á atacar de frente al gabinete que presidia Gon-
zalez. De notar es tambien aquí que el D. Salustia-
no, al tiempo de constituirse aquel, como hicimos
ver entonces, "quiso valerse del ministerio para di-
solver estas mismas córtes; pero ahora, cambiando
los frenos, válese de las córles- que quiso conser-
var un afio antes D. Antonio Gonzalez oponiéndose
resueltamente á toda idea de disolucion, para der-
rocar con ellas á ese mismo ministerio (¡ue consü-
tuyó el D. Anlonio, por no dejar á Olózaga que l~s
sacrificára. Hé aquí olra grande cstrañeza, otra sin-
gularidad que no debe perderse de visla en la his-




-591'-
loria"lriste de las aberraciones humanas.


El silencio de la noche, la multitud de bujías que
en vistosas arañas de crislal realzaban la belleza del
magnífico salon de Oriente, la numerosa y lucida
concurrencia que poblaha lodas las tribunas y gale-
rías, alraida por la curiosidad y el inleres,la presen-
cia del cuerpo diplomático en el lugar que allí ti~ne
señalado, la voz grave, austera y solemne "ue de
aqueUQs apiñadísimos escalios salia sin cesar, du-
rante tan largo espacio de tiempo, ora combatien-
do, ora en "defensa de los, ministros censurados, y
la circunstancia de ser esta la vez primera que las
córles españolas ofrecian un espectáculo de tal na-
turaleza, daban á esta ses ion célehre un aspecloque
lenia mucho de sorprendente y de admirable. La H·
za es porfiada á lo sumo. Si los diputados pueden
alguna vez relevarse en el salan y salir en 11lterna-
tiva á tomar alientos en las salas de descanso, los
ministros, 1uC son en corto Ilúmpro, no hallan po-
sible el hacer lo mismo: les es preciso permanecer
.inmóviles en el banco negro. El presidente del Con~
sejo, .faligado de tanlo hablllr y de tanto escuchar
lambien, pide tregua, demanda al presidente acci-
cidental del Congreso; Vadillo, que suspenda la se-
sion hasta el siguiente dia. Pero es en vano: que la
oposicion no da tI·eguas, y hace punto de ocasion y
de sorpresa, lo que !iolo debiera ser de madura dis-
cusion y de pleno convencimiento. La s~sion se




'-:592-
proroga y vuelve á prorogarse. El astuto 'Meo·diza-
bal, recurre al medio ingenioso de las proposiciones
incidentales por ver de parar el golpe; pero los coa-
ligados vencen siempre en la votacion , y sin admi-
tir á debate esas proposiciones; esquivan pronto el
obstáculo. ¡ Lucha terrible de banda á banda! Lós
ánimos se enardecen ... pero no se enconan I No hay
allí insultos ni vergonzosas diatribas: -que es aquel
un Congreso de liberales, y deja ese triste privi;e-
gio á otros Congresos! ....


El grande interés de los que combatian al mi-
nisterio leíase sobre todo en el semblante de algu-
nos diputados, que habian dejado el lecho del dolor,
en donde se hanaban amalados gravemente, por no
faltar con su presencia y con su voto á este reñidí-
simo debate. Tales fueron don Narciso Ametller, á
quien se le tenia en la secretaría del Congreso ad-
ministrándole los medicamentos, sacándole al salon
al tiempo de verificar las votaciones, y el general
don Pedro Mendez Vigo, que causaba una sensacion
de asombro en los espectadores, al verle con mu-
letas, barba larga y rostro escuálido, casi cadavéri-
co, revelando ¡¡ní el esfuerzo febril y sobrenatural
que hacia n aquellos furiosos contendores. Un decre-
to, haciendo uso de la alta prerogativa, hubiera
evitado tan crítico y peligroso trance. Pero el res-
peto que el gobierno profesaba al parll1menlO y la
palabra empeíiada por el presidente del Co~sejo, en




-593-
prenda' y señal de ese respeto, alejaban toda idea
de disolucion. Y nulos todos los esfuerzos sobrehu-
manos que con la mayor constancia, prudencia y
lealLad hizo aquella noche don Antonio Gonzalez,
nulos cuantos hicieron tambien todos los que lo-
maron á su cargo la demanda del ministerio, sufrió
este al fin la derrota, aprobándose el voto de censu-
ra en votacion nominal, á la antedicha hora de la
madrugada del 29, por 85 volos contra 78, que
t'ué el número de los que en vano quisiel'On.salvar-
le.-En el mismo día presentó Gonzalez, y con él
todos los demas miembros del gabinete, su dimision
ál REGEi\TE DEL REINO de los cargos que respecti·
vamente desempeñaban.


¡'~)~3-f~c-___ ~'{_~'~~~ -=-~ . -- - -
~ -~ -==--=-~ .;~-=.~ ~. --~ :-
~-~~- '~;:~~;it.~~-i-fi~ ~~~?
---- ~-:...-~:=--~:-::7- --~~.~'


-


- --=-=-=-;-- -----


Fachada principal del palacio de Duena-Vista.
HM. w. ~






C4PITIlLO V.


Nombramiento del ministerio Rodil: política esterwr
y estado interior de lu nacion: rewia histórica de
las córtes hasta terminar la legislatura: sucesos
del Real Palacio, rumores acerca del matrimonio
de S. "'1. la Reina: mas sobre el tratado comercial
con la lnglaterra: coalicion de la p1'ensa: ábren-
se las córtes: insurreccion y bombardeo de Barce-
lona: espedicion del REGENTE: lige7''Js movimien-
tos en Sevilla, Valencia y otr0-t plintos: vuelve
ESPARTERO triunfante á la capital.


JEL á las prácticas constilucionales el
REGENTE DEL REI~o, lHlmitió sin de-
mora la renuncia que de sus cargos
bicieron los ministros censurados, á


pesar del grande sentimiento que no podia
menos de causarle el apartar de su lado á
unos consejeros, que tan buenos servicios
habian prestado á la nacion y á la regencia


en c\ espaciQ de un at\o, :J á quien"s p .. of"si\b,~ ade-
mas particular y síncera amistad, Pero el hijo del




-596-
pueblo, el noble DUQUE DE LA VICTORIA ,pagando
ese tributo de ,respeto á la asamblea de los di puta-
dos, y dando en ello una leccion salud·able á los mo-
narcas, no vaciló un instante en sacrificar las mas
caras afecciones de su alma al deber santo que la
Constitucion y las cót'tes le impusieran, D. Antonio
Gonzalez y sus cólegas, despues de recibir las mues-
tras mas significativas é inequí vocas del justo senti-
miento que su scparacion de los negocios públicos
ó del gobierno del Estado producia en el ánimo
acongojado del DUQUE-REGENTE, dejaron por fin
las riendas del poder, tranquilo el corazon por su
conducta, atribulado el animo de estos distinguidos
varones, á quienes no podia ocultarse el triste por-
venir que resenaba á la España la victoJ:ia fatal
del 28 de _mayo, gérmen funesto que babia de fruc-
tificar los abrojos y aU}arguras del año siguiente.


Egemplo raro y sublime de abnegacion y aun
de generosidad, este del DUQUE, el cual no suele
hallar muchos imitadores en los reyes constitu~io­
nales, quienes nuuca se muestran tan deferentes y
sumisos á la voluntad de los parlamentos, como en
esta ocasion y en todas \legó á mostrarse ESPARTE-
RO!-Tal vez si entonces hubiera desplegado el RE-
GENTE, el militar ageno á "las teorías y prácticas
parlamentarias, y de quien, con harla y señalada
injusticia, temíase la dictadura, y todo lo mas con-
trario y opuesto al rígido constitucionalismo de .que




-597-
a.l fin fué víctima se temia, lal vez si bubiera des-
plegado, decimos', mas-entereza y energía que es-
crupuloso amor á esas mismas prácticas, habria li-
bertado al país dé lastl'Ístes escenas que ilresenció
un año despues, y terminado él en paz el período
de su regencia. Perolos hábitos de estricta legali-
dad, esa inelinacion inculcada en su ánimo por el
mismo Gonzalez y otros amigos que le aconse-
jaban desde 1840, decidiéronle resueltamente á'
obrar en ese sentido, que él creyó ser el mejor pa:'
ra eh bien de los pueblos, en el penoso y difícil
trance en que llegó á colocarle la memorable sesion
del 28.-En el último con-scjo de ministros, cele-
brado en la mañana del 29, acordaron estos, no ya
solo presentar sus dimisiones, sí que lambien baeer
presente al DUQUE la conveniencia y aun necesidad
de que fueran admitidas, para que el representante
de la corona siguiera en esta ocasion la senda mar-
cada por la yotacion del Congreso. conforme á las
doctrinas que de boca de sus consejeros babia oido
siempre el magistrado supremo.- Unos y otros por
consiguiente, el DUQUE y sus ministros, condujé-
ronse en elOta ocasion con .la honradez y lealtad que
cump le hacerlo á los buenos patricios, con la me-
sura y delicadeza que cuádra bien á los cumplidos
caballeros. Obedecieron al irresistible i~pulso de un
sentimiento que obligaba 01 respeto de las buenas
prácticas adoptadas en los sistemas representa ti-




-598-
vos. Pero es indudable. á nuestro' modo de ver. 'J
atendidos los resultados que acarreó este suceso,
que si obra entonces mas el cálculo, un cálculo ati-
nado y prudente qu~ en política debe presidir siem-
pre. y aun á vec~s á despecho del mismo sentimien-
to (cuando este, irreflexivo y fuera de razon, condu-
ce al mal irrevocablemente, por mas que él aparezca
al alma con todos los atavíos seductores de la vir-
tud), si obra mas, repetimos, ese cálculo saludable
que suele en ocasiones labrar la felicidad de los Es.:.
tados, siquiera tenga él que acallar por un momento
]a engañosa voz de la conciencia, otra hubiera sido
la suerte de la España, otro el porvenir del DUQUE
DE LA VICTORIA.


En política nadie puede. nadie debe dudar que
ha de jugar mas el cálculo que el sentimiento, mas
el entendimiento que la concieucia, mas que el co-
razon la cabeza. Así al menos ha de suceder mien-
tras la mayor parte de los que se precian de hom-
bres de Estado y de gobierno. de consumados polí-
ticos, se muestren mas bien utilúarios que 61ósofos
de la ley moral, 6 sea de la escuela sentimental del
coraZQn y de la conciencia. Y es visto que el refina-
miento de las costumbres y los grandes adelanta-
mientos de los pueblos civilizados, en medio de esa
visible complicacion qu~ da á las sociedades cultas,
generaliun mas y mas cada vez y hacen aplicable
á lodos los casos de la política el principio 616sofo-




-599-
matemático de la utilidad proclamado por un céle-
bre inglés, y que en vano las teorías modernas pre-
tenden combatirle; porque él aparece triunfan!e en
la práctica, en las regiones de la diplomacia y de la
política, no ya solo en la calculadora Inglaterra. sí
que lambien en todos los d~mas paises, sin escluir
aquellos en que con mayor aran se reprochan como
inmorales y antihumanitarias las doctrinas de Ben-
lhao (generalmente, porque no han sido compren-
didas, sino muy mal interpretadas), propalándose
con entusiasmo los principios que llaman impropia-
mente eclécticos, ó bien, de la escuela espiritualista
racional y de la teológica, las cuales, con mas religion
que política, con menos filosofía que poesía, todo
lo buscan y todo lo encuentran en Dios y en el co-
razon y en la conciencia del hombre; dedu9iendo
de aquí las consecuencias mas seductoras, mas plau-
sibles y bellas para el órden moral y la ley eterna y
otras infinitas palabras vacias de sentido ,á los ojos
y á la consideracion del político, á quien vemos
siempre seguir en todas parLes la senda utilitaria en
el terreno práctico, dejando esas galanas teorías del
sentimiento y la conciencia para llenar las páginas
de los libros que, sobre todo, en Alemania y en
Francia publican de conLínuo los filósoros, sin que
por eso, franceses y alemanes, dejen de ser arras-


o trados por el mismo impulso utilitario que predo-
mina boyen la política de lo das las naciones. Est-e o




~600-
grande hecho social que caracteriza al·presenlcsi.;..
glo. no ha (Ie"perderse ,de ;vist<l ,cualq-ulera qu,e sea
el destino ulterior que la humanidad tenga reser-
vado, y que ya en lontananza parece vislumbrarse en
las leo rías lisonjeras de. difícil y, si posible, muy
lejana aplicacion. que van dando á luz los socialis-
tas •. comunistas y otros escritores filúsofos de las
distintas escuelas democráticas que se conocen en
Europa. Pero entre tanto (y nosotros juzgamos que
el plazo será h"rlo prolongado), no ha de perderse
de vista que el gran principio' de la utilidad j tan
condenado en teoría como admitido y abrazado. en
la práctica, será la gran ley que rija álo~ ,Estados
en este siglo que, por esa razon lal ver: y no sin' has·
tante propiedad llamaR positivo. Los resullados,
pero los resultados útiles ó buenos de las acciones
humanas, y lo mismo de los actos del poder, confor-
me á la dehida apreciacion matemática que arroje
de sí el cálculo, no la simple voz de la conciencia,
ó de nn sentimiento estúpido tal vez y falto de la
necesaria ilustracíon, es lo que ha de tenerse Soto
en cuenla para dirigír hoy las sociedades. Porque
esa es la condicion de su actualidad y de su existen-
cia, porqllC ahí se cifran sus tendencias é inclina-
ciones, porque abi se dirige 8U deseo, y se encami-
na el rumbo de sus esperanzas. Otros tiempos, otra,
civilizacion, traerán quizas olras coslumbres en lo
moral y en lo político, que serán J si se quiere, mas




-601-
humanitarias, mas nobles; pero que desdeluego'de-
herán de- suponer mas pureza en el coraxon de los
humanos, mas desprendimiento , mas desinterés y
abnegacion, mas buen,a fé. Serán los hombres que
pinta esa filosofía poética que tanto lialaga á la ima-
ginacion con las que hasta boy solo son verdader<lS
imágenes. Empero estos tiempos ¿llegarán por ven-
tura? Esas imágenes, esos seres fantásticos que mas
parecen ángeles que hombres, ¿llegarán á. ser reali-
dades?-Hé a()uÍ un difícil problema lanzado por
las nuevas ideas, por la i1ustracion, al seno de la
humanidad. La filosofía comprende la solncion de
este interesante problema, la poesía la presiente, la
religlou la ofrece; la política, trisle eseuela en don-
de el hombre no hace sino comerciar, en donde pre-
side la ley del interés,- en donde todo se calcula. la
virtud y el vicio ... basta los sentimientos .... en
donde csto~ suelen de ordinario naufragar y ahogar.
S8 en es; piélago de pasiones refrenadas solo por el
cálculo. rara vez por la conciencia, apenas -deja
entrev~r la posibilidad de que algun día so re-
suelva.


Qué bacer. pues. entre tan10 sino proseguir la
huella trazada por toda.s las naciones y por todos
los gobiernos, que son utilitarios desde muchos si-
gos antes que hubiese nacido Benthan? EI- de Es-
PARTERO, sin embargo. no lo fué; ó al menos" si
pretendió serlo, fué ya cuando la reclitud natural




-602-
del corazon de ese hOlnbre y de las personas que le
aconsejaron, habia sido víctima de la astucia y cál-
culo de sus mal intencionados enemigos. Ese fondo
de bondad y de honradez que sobresale en aquellos
hombres, esa falta de cálculo. tan necesario á las
huenas acciones para que la virtud no sea mentira,
esa imprevision, ó mas bien, ese rigorismo de con-
ciencia que los obligaba á permitir el triunfo del crí-
men, porque en sus erróneas creencias juzgaban
ellos que así le competia de derecho, como si pu-
diera haber ~erecho ni ley que autorizase en sana
conciencia aquel triunfo ¡nícuo, todo esto es muy
digno de anotarse y no ecbarse al olvido al tratar la
historia de la regencia. -Vista la conducta que ob-
servaron ESPARTERO y sus ministros á consecuencia
de la sesion del 28, réstanos ver aun cuál fué la de
los caudillos de la oposicion al tiempo de constituir
el nuevo ministerio.


En justo tributo á las reglas parlamentarias, en-
cargó el DUQUE su formacion á D. Salustiaoo de
Olt,zaga, llamándole al efecto á !'u palacio en la no·
che del 29. Para obrar así, el REGENTE tuvo en
cuenta, ademas de los conocidos talentos de este di-
puta do , que él era quien descollaba entre todos los
gefes de las distintas fracciones coaligadas que com-
ponian Jaoposicion que habia derribado al gabine-
te; que á su haLilídad y amaños (mas demostrados,
cuanto mayor empeño habia ostentado él siempre




-603-
en rehuir compromisos y esquifar coo" cálculo la
asistencia á las juntas, en donde no por eso dejaba
de ballarse representado) fué debida la coalicion de
esas mismas fraccion¿s, no obstante que alguna de
ellas era mas contraria á Olózaga que á Gonzalez;
finalmente, tambien movió á ESPARTERO para llamar~
le, y aun para mostrarle vivos deseos de que acep-
tára la presidencia del Consejo. la circunstancia de
creer el REGENTE, que quien, como Olózaga, de
hombre de Estado se preciaba, no podria menos de
abrigar algun pensamiento grande de gobierno,
propio para reunir y conciliar los ánimos, para dar
fuerza y robustez al partido progresista, barto
amenguado ya por las intrigas y ocultos manejos
que sin cesar empleaban sus enemigos á fin de divi-
dirle y destrozarle. Este sentimiento era tanto mas
fuerle, y ballábase él tan profundamente arraigado
en el ánimo del DUQUE, cuanlo que, viniendo Oló-
zaga de Paris, en donde acababa de ver á doña Ma-
ría Cristina rodeada de lo,; que en primera línea ha-
bian figurado en la rebelion de octubre, y que per-
sistian aun en sus criminales proyectos, segun de
público se decia en Francia y anunciabá la prensa
de esta nar.ion cada d.ia, nadie debería do estar me-
jor impuesto que él acerca de los siniestros planes
en que de continuo trabajaban los emigrados cris-
tinos, unidos ya á la sazon con algunos sectarios de
D. Cárlos, quienes todos obraban de consuno, á la




-604-
sombra del gobicrllÓ de Luis Felipe, para derroc.r
lBs instituciones liberales de España: y erace.nsi-
guientequc habiendo de suponer el DUQusal don
Salus,liano como on progresista, ósea, un liberal
de buena fé, amanle de aquellas in!\liluciones ,ha-
bia de considerade tambien 'como (JI mas á prop6-
sito para conjurar la conspiracion que públicamen-
te se organizaba del lado allá del Pirineo contra la
libertad de España; y aumcntábase este deseo de
ESPARTERO, á "ista del empeño con que Olózaga.
habia trabajado para separar del mando á Gonzalez;
«porque, decia el DUQUE á sus amigos, cuando él ha
dejado lp, capital de Francia en los-momento. en que
su p~esenciaes ·allí mas necesaria para desconcertar
las intrigas que en ella se (ragua n contra la libertad
é independencia de España, cuando desampara el
cargo de Embajador que desempefia cerca de la córte
de las Tul/erías, para venir á derribar al ministerio
que representaha ,sinreñunciar por ta~to el déstino,
preciso es que cuente con medios y recursos para de."
truir los proyectos de los traidores ,» .


En estos 6 en otros términos de igual sustancia
hablaba. el DUQUE á sus amigos; y nadie en verdad
podia desconocer la grande fue.rza de razon que ha·
bia en sus palabras. Mas fueron inútiles todos los
esfuerzos, lodas las manifestaciones empleadas con
el fin de que Olózaga accptál'a el cargo de formar el
nuevo gabinete: que él se negó constantemente ba·




-605-
jo frívolos pretestos, que no podian justificar en
manera alguna la conducta anómala y destructora
del gefe principal de la coalicion, que así se nega-
ba al desempeño de un deber en el cual él mismo.
de propia voluntad, se habia constituido t mostrán-
dose en ello nada parlamentario, nada consecuente
á las teorías que sobre gohiernos constitucionales
hahia emitido muchas veces en la tribuna t y de las
cual~s dábale entonces una lecci0ll. un ejemplo fiel
y s~ocero el soldado que ejercia la suprema magis-
tralura.-Pero si Olózaga se negó á aceptar el mi-
nisterio , 00 por eso renunció al designio de que
fuera este de su agrado t aspirando á mas t á sub-
yugar la voluntad del REGENTE DEL REINO. Al efecto.
bízole Ulla inrucacion acerca de la persona que,
en su concepto. pudiera el DL'QUE clejir para el en~
cargo que él desdeñaba; y no rebozaba tanto su
indicacion el don Salustiano t que no se entreviera
al punto su alusion como dirijida á don Manud Cor-
tina.


Escluido este de la formacion del primer minis-
terio de la REGENCIA. , porque el grande ascendiente
que llegó á alcanzar en el ánimo del DUQUE. duran-
te el gobicrno provisional tle 840, cayó á impulsos
de otro mayor, cual rué el que di.ó orígen á la cons-
titucioll de ac¡ uel gabinete. con gr'ande despecho de
Cortina. segun notamos entonces, y res~Íltjdo alta-
mente dc· ese desaire, como que su esfuerzo contl'Í-




-606-
buyó no poco al nombramiento del Regente único,
habia rolo todas sus relaciones con esle, sin que el
profunilo disimulo que forma uno de 1(>9 primeros
rasgos de su carácter, diera lugar á que el diputado
por Sevilla ocullase su oposicion al REGENTE desde
aquella época; oposicion que creciendo despues con
el tiempo, contribuyó mucho á la caida de aquel,
como el apoyo del mismo Cortina habia cooperado
á su elevacion. ,


Esa circunstancia, ese desvio, esa malquer.en-
cia ó enemistad profunda que á nadie se otllltaba,
y que mucho menos pudiera ocultarse á la alta pe-
lletracion del jóven Ol6zaga, estrechamente unido
á Cortina, hiCieron mirar á ESPARTERO la estraña
indicacion de aquel como una trama urdida para des-
acreditarle y pri varle del prestigio necesario; co-
mo un medio de ajar la dignidad y quebrantar el
orgullo y altivez del CONDE-DuQUE, para lo cual no
consta que este huhiera dado nunca motivo alguno
al don Salustiano. En consecuencia de esto t el RE-
GENTE desoy6 la indicacion, y como si un presenti-
miento fatídico guiase á su espíritu, tam'poco apeló
al auxilio de don Joaquin María Lopcz, mostrando
en esta ocasion mas tino y prudencia que otras ve-
ces (1). En tal estado, llamó el DUQUE á los pre-


(1) En verdad que si alguna vez debió ser llamado Lopez
para gobernar, hubiera sido mas conveniente cuando dotado
de mayor estabilidad y vigor el bando progresista, no babria
costado su descrédito tantas desgracias al partido y á la Dacion.




-607-
sidentes de los dos cuerpos colejisladores, que lo
eran á la sazon el conde de Almodol'ár y don Pedro
Acuña. Reunidos estos, despues de haber conferen-
ciado largamente y esplorado la~ disposiciones de
algunos diputados, de los de "mayor valia y mas tem-
plados de la oposicion. convenciéronse al fin de que
esta, 6 al menos, sus gefes se habian dado la señal
y nnídose decididamente para imponer la ley al gefe
del Estado. Entonr.es fué cuando ,ste, de acuerdo
con aquellos dos, resoh"ióse á dar otro paso que le
pareció el mas prudente y oportuno.


El teniente general marqués de Rodil, que se
baIlaba mandando el ejército del Norte desde los su-
cesos de octubre, electo diputado, pero que no ha-
biendo au"n jurado siquiera como tal era eslraño de
todo punto á los partidos que desgraciadamente ha-
bian germinado en.el Congreso, y que no podia con-
fundirse con los otros gefes militares á quienes los
cnemigos del DUQUE atribuian componcr en la corte
la camarilla (1), creyóse que era la persona mas á


(1) No solo á los militares que procedían de América,
aunque no se hubieran hallado en la desgraciada batalla fi-
nal que aseguró la independencia de nuestras colonias me-
ridionales del nueyo mundo, sino á todos los militares que
apoyaban á ESPARTERO, 'J no ya á los militares solamente,
sí que tambien á los paisano!, IÍ todos cuantos prestaban su
apoyo á la Regencia, se motejaba entonces por la prenso
con el apodo impropio de ayacuchos" Por lo que á ESPAR-
TERO atañe, hemos notado ya la grande improviedad con solo
hacer ver que el dia en que se dió aquella batalla, encon-
trábase él á muchas Irguas del Perú. Embarcábase eu UII
puerto de Europa.




-608."....
propósito para colocarla al rrente del nue~o gabine-
te; porque siendo uno de los maS comprometidos. en
los sucesos de setiembre, en cuya época tocóle des.,..
empeñar en Madrid un muy activo y muy signi-
ficante papel, diputado- de las constituyentes. de los
mas avanzados entre los militares progresistas, á
punto de ser considerado como republicano en
alguo tiempo, é intimamente relacionado coo alg.u-
nos gefes de la paciente' coalicion, no parecia po-
sible que inspirase recelo alguno á los disidentes.


Llegado á la corte Rodil, costó mucho todavia ill
REGENTE, auxiliado de los presidentes de ambos
cuerpos colejisladores, vencer la j.usla resis,tencia
que ofreció el marqués á encargarse de la formacion
del gabinete, empresa árdua y de éxito asaz com-
prometido en tan difíciles circunstancias. Pero acce-
diendo por fin á las instancias y ruegos. de uno y
otros, aceptó sin otra condicion que la de asociarse
comocólcga y ministro de, la Gobernadon al sena,-
dor LallJero, que siendo vice-presidente de este
cuerpo, majislrado puro, de buen crédito en el Se-
nado y en el partido progresista, por la loable con-
secuencia y constancia en sostener sus opiniones,
de carácter templado y conciliador, pareció al RE-
G~NTE Y á los que le aconsejaban hombre á propósi-
to para ayudar á Rodil en la obra delicada de consti·
tuir el gahinete.


Acompañado del conde de Almodovar, encami-




---609--
nóse este sin perder tieDlpo á la ca.sad~ ,Landero, á
quIen impusieron del objeto de s'u mision· yae la
necesidad de que acéptára, a voluótad, el ministerio
de la Gobernacitm Ó el de Gracia y J u~ticia. La'nde-


. ro ~ que babia rehusado tenazmente el ser ministro
cuando se ~ormó el gabinete Gonzalez, creyó que
debia . resistirse con mayor razon en las presentes
circunstancias ,por considerarse incompetente para
dominarlas, y porque las estrechas relaciones que
le unian con los ministros ·salientes pudieran servir
par~ irritar los ánimos, demasiado acalorados, mas
bien que á calmarlós. No obstante, como viese que
]a crisis se prolongaba, en daño de la opinion pública,
. con esoondalo de la 'prensa y del pais , y no sin me-
noscabo del partido progresista, y que Rodil no se
prestaba á desempmiar su encargo sin la éoopera-
cion de Landero, vióse este precisado, ilespuesde
mediar varias otras conferencias, á admitir la car-
tera de Gracia y Jus~icia, toda vez que el conde de
Almodovar se encargase de la de Estado, y que la
persona que se eligiese para Hacienda se compro-
metiera á cubrir, con el decoro y la exactitud po-
sibles, Jos gastos públicos, si.n recurr'ir al desacredi-
tado sistema de ruinosas anticipaciones,. tan funesto
á la nacion, y -qu·e costó la existenda al anterior
ministerio.


A vinose Almodovar en aceptar la cartera d~ Es-
tado, y dedicároDse los tres con el mayor celo y


TOM. IV. 39




-610-
persetef!aneia á completar el gabinete. Al cre.cto,
se dirigieron á varios diputados de la nueva ma'o-
ria, quienes diero,ll bien á conocer con sus respues-
tas evasivas que la coalicion se habia propuesto con-
traria.r, cuando no impedir, la constilucion -_ de
aquel, á menos que no se sometiera á la voluntad
capricb osa de algullo de sus· gefes, á condiciones
irregulares y degradantes, el REGENTE DEL REINO.
En tal estado, llegaron á comprender los nuevos
ministros que no les quedaba otro arbitrio para ha-
ber de superar aquella- penosa situacion, que acolI-
sejar al DUQUE la disolucion de las córtes, en cuyo
caso podía acabalar!le el ministerio con 'as personas
que se tuviesen por mas convenientes de dentro ú
fuera del Congreso; de lo contrario, aiíadian, solo
resta llamar de nuevo á los gefes de la oposicion
que triunfó el 28 de mayo. Mas como pareciese de-
masiado violento el primer medio; que las eleccio-
nes generales en aquella sazon 'pudiéran acarrear
funestos resultados, aumentando la div'isioll que ya
existia en el Lando -progt:esista. decidiéronse los
tres á resignar los cargos" que habian aceptado, pa-


. ra facilita.r así la formacion del gabinete con indi-
.viduos de la 'nueva mayoría. Empero, no querien-
do Ilquellos csponer la auloridall del REGE:NTE á un
nuevo desaire, acordaron reunir 1Í los pritíCipales
adalides de la oposicion templada del Congreso, la-
les como Olózaga, Cortina, Domencch, Cantero




-611-
Y AilIon ; con varios sena<lores y otros varones res-
petables y del máy8r prestigio en el partido liberal,
cual,es eran Argueiles, C.alatrava (D. José), Gomez
·Becerra, ~'errer, Quintana, Acuña, Ferraz' (D. Va-
lentin) y Seoane, en la confianza de que el egem-
plo y atinadas- reflexiones 'de ,los últimos lograrian
des<l~mar á los primeros, quiene~ se prestarian a
organizar 'un ministerio entre ellos, dando' la debi-
da partlcipacion á \a mayoría'dc\ Senado, ó bien,
concurriendo á completar el que ya estaba medio
arr~glado y ofreciéndole su a pOJo, con tal que él
gobernase c'onstitucionalmente y conforme á las ba-
ses que- allí se establecieran.


'Quince dias habian ya transcurrido en esta pe-
nosa crisis, en este conflicto terril1le en que la pri-
mera coaJicion parlamentaria, ó mas bien, la con-
ducla doble y misteriosa de sus gcfes coiocó al pais
y al REGE~TE y al gobierno y á las córtes mismas,
cuando tuvo lugar esta reunion en la casa de Rodil,
en la noche del 12 de jU,nio. AHí se hicieron pre-
senles \05 riesgos 'que amenazaban á las -institucio-
nes liberales, el 'peligro de que los enemigos de la
Constitucion, que s,e mostraban descaradamente or-
gullosos y amenazadores, así en el es(rangero como
en el interior del Rcin9 y basta en.Ja misma córte,
se prevalieran de las intestinas disensiones del par-
tido liberal para- ingerir mas y mas la discordia y
promo.ver o.dios y l'ivaliJarles entre los progresistas




-612,-
~on el fin de· destruir la Constitncionde 1837y el
trono que la misma habia levan'ado, consiguiendo
vencer por medios arteros é insidiosos á los que no
habian podido humillar nunca con el auxilio ,de las
armas. Amaestrados en la escuela de una larga 'y
desástrosa esperiencia .. abrasados ~on, el fuego san-
to 4e los libres, de los virtuosos patricios, co·~·do­
lidos de ver la funesta ceguedad 6 el fatill estravÍo
de los gefes coaligados, fijos sus ojos arrasados en
lágrimas en un porvenir llena de lobreguez y an-
gustia, los ArgüelIes, los Calatravas, los Becerras,
Quintanas y otros preclaros y eminentes varones
que concurrieron á esta reunion, poseidos de los
lIlejores deseos de acierto, y llevados de sinceridad
y buena fé, levantaron allí muy alto su acatable voz,
présaga de todos los infortunios que amagaban á
esta nacion desventurada, como. consecuencia horri-
ble del fraccionamiento obrado en la gran familia li·
beral, fraccionamiento que, como va dicho, era el
fruto amargo de la conducta insurreccional y trai-
dora del bando cristino, de los torpes desaciertos é
imprudencias del· ministerio Gonzalez, y mas que to-
do esto, de la desmesurada ambicion, la deslealtad,
111 envidia, la venganza, los rencores y ... otras mas
mÍs~ras y ruines. pa"Siones do los gefes cmiligados.
Invocáronse allí los sagrados nombres de patria y
libertad, y se emplearon todos los recursos que á
cada cual sujirió su celo y patriotismo, para hacer




-613-
, que cesáran la irritaciotl y eiencono existentes, y
se depusiera el ennjo que aun se afectaba contra
unos ministros que 'habian ya dejado de serlo, y coó-
tralosdiputados de la antigua mayoría que volunta-
riamente-renunciaban á formar -parte del ministerio
que se trataba -de co~stituir I á pesar de que la.
del 28 fué la primera volacion en que quedaron en
minoría por un gU/lrismo bien escaso, despues de
dos años que se hallaban reunidas aquellas córtes.


Pero todo fué en vano: que Olózaga persistió
en su eterna cantinela política de las prácticas par-
lamentarias, entendidas á 'S"U modo, sin echar-de ver
que él erá el primero en- faltará ellas, y secundado
por e.orlÍna y Cantero, partícipes del mismo error,
fijos todos en el plan de dar la ley al REGENTE obli-
gándole á aceptar la estraña designacion de 9Ióza,ga,
sin haber en cuenta para nada el espíriLu del Sena-
do, la robusta fraccion (mayoría antigua) que habia
sido ven~ida en el Congreso, y otras muchas circuns-
tancias y razones congruentes que obligaban á tran-
sigir; sin permitir hacerlo á los suyos, poniendo pa-
ra esto en juego los medios infinitos que poseen
siempre los gefes de parlament6, cOQ el designio de
encarrilar necesariamente al DUQUE por la senda
que desde el primer dia se le trazó, hízose cuestion
de amo-r propio y de orgullo, la que solo debiera
serlo de" conveniencia pública, y ¡.~ junta se disol-
"fió sin haber conseguido el resultado qlle se anhe-




-614-,
labaó Los tristes sucesos que sobrevinier,ou déSpUCS
hilO :demostrado que la coaliciqn verificada entonces
entre las diferentes Jracciohes progresistas, fué la
base y ~iqlientode lamas funesta que en elsiguien-
te a'ño'se org~nizóparaderrocar el gobietno'cons-
tilucional del REGENTE, acabando-con la libertad é
independencia españolas. Esto!; mismos sucesos' que
vamOll refiriendo no dejan lugar á dudar que algu-
nos de los gefes de aquella oposicion estaban ya se-
cretamente concertados con la reina Cristina, ó con
los sectarios de esta señora.


En'tal estado, los tres' nuevos ministros desig-
nados anles tuvietonla íd(!a de presentarse á las
córtes y someter á su deliberacionalgu!la dé las
cuestiones, mas importantes que se hallaban pen-
dientes y, que habian sido propuestas por el minis-
terio Gonllllez, con el desigllio de ver si les era
dado obtener SU apoyo~ reorganizándose en el Con-
greso la antigua mayoría que lan buenos sfrvicios
habia prestado al, pais 'en su primera legislatura.
Pero desechado este pensamiento (que tal vez hu-
biera producido buenos resultados) con el nue\'o
rumbo qae se dió á la confeccion del gabinete,
complet6se -este al fin de la manera que ahora dire-
mos: D. Ramon Calatrava rué asociado á los tres
para desempeñar elminislerio de Hacienda'; y ya
solo se peusó en buscar personas para Gob'ernacion
y Marina. Suscitóse entonces la cuestion de si los




-615-
dos restantes habian de tomarse de entre los mu-
chos diputados dignos de esta distincion que babia
en las filas de la antigua mayoría del Congreso, 6
~ien s~carse del Senado. Landero opinaba, por- el
primero, mientras sus cólegas se décidieron por el
segundo de estos'estrernos. Razon por la cual, C9-
roo por no estar ta~poco conforme con el pensa-
miento rentístico que oyó propone~ á Calatrava, ha-
bido en euenta, como no podia menos de,haber. lo
mucho que habia influido eL tortuoso sistema eco-
nómico en la caida del' anteri'or gabinete·. creyó el
de Gracia y Justicia que debia retirarse de la com-
binacion ministerial, como así lo ejecutó, reempla-
zandole en este cargo el; no men~s distinguido pa-
tricio cuanto virtuoso magistrado n,. Mjgu~1 Anto-
nio Zumalacárreg~i, senador del Reino. El general
D. Dionisio Capaz y D. Mariano Torres Solanot,
!ambien senadores, aceptaron la~ carteras de Marina
y Gobernacion, con lo cual quedó ya definitivamen-
te constituido el ministerio.


Durante la crisis- habíanse celebrado varias reu-
niones por los individuos de a1l;lbos cuerpos, con se-
paracion, y separados tambien los que componian
las dos grandes fraccioues del Congreso, los soste-
nedores y los que acababan de ~erribar ~l gabinete
Gonzalez, en la idea unos " de robustecer la aecion
y la autoridad del poder combatido' y rodeado de
asechanzas', con el firme propósito los otros, de de-




-616-
jarileso lo que ellos llamaban «los principios PTocla
«mados en la noche dél'28 y las.práclicas parlame~
«tarias.» Como unos 80 de los últimos reuniéronse
en la noche del 14 posterio, oí la 'j unta habida; en ~¡¡.
~a de Rod'a, J .con objeto de ac!)rdar, como 'se acor-,
d6, un voto, de gracias á los diputados Olózaga', Cor-
tina, Cantero y damas que, concurrieron a ella de-
fend!en10 las prerogati vas del parlamento, pero de
la manera voluntariosa que habia mostrado cóm-
prenderlas el primero de estos tres, segun hemos
referido antes. ' •


Todo esto bacia presagiar que el ministerio'Ro-
dil! compuesto de cinco senadores y un diputado
electo, en el cúa} por lo tanto quedaban priv¡¡dlls
00 representacion'la mayoría y la minoría del Con-
greso, no siendo él estrictamente parlamentario,
porque ni unos ni otros, coaligados y no-coa ligados,
se prestaron á que lo fuera, nadie quiso cedp.r un
ápice en la línea de sus exigencias, mostrándose SO,-
hre todo per~inaces é imprudentes los primeros ge-
fes de la oposicion ~ los oradores notables de la se-
sion del 28, este ministerio, decimos, compuesto
de personás 4e probi'dad y de b~nrosos anteceden-
tes, pero de poca fuerza y energía para dominar )a
siluacion, seria mal acogido en el Congreso. Sin
embargo, tanto este cuerpo como el Senado, red":
hiéronlebien eñ la sesion del 20 de j~nio, en que
el presidente Rodil pronunció un breve discurso,




-617-
por vía de programa, eapresandó'los puntos cardi-
n.lll~s de la política, b'asada en lá observancia fiel de,
la Constitucion de 37. El alto cuerpo, á menos' que
no elevase' su menle á una 'co[,sideracion general,
no'er~ posible que acogiese C,on d1sgusto á un ga-
binete salido de su seno. Por lo que á la asamblea
de los diputados atañe, ella se propuso observar con
los nuevos ministros una política espectante, á la
manera que lo' habia hecho cuando el nombramiento
de Gonzalez. Pero c;ualquiera echa de ver que era
muy precario para el gobjerno y nada seguro para
el pais.este sistema de los aplazamientos, cuando él
tiene ya conocidarnente marcado un rumbo, el cual
no pued~ faltar, vistos ~os precedentes que han me-
diado, c()mo acontece en esta ocasion.-Mas la suer-
te futura del gabinete Bodil anunciáhase tambíen
fuera de las córtes ; en la prensa.' Si el descontento
de alguna de las fracciones. del Congreso no podia,
por altas razones de Estado, dejarse vel" en el seDo
de aquel cuerpo desde el instante mismo en que rué
i~veslido el gabinete, mostr6se sí muy al claro en
las columnas del Eco del. Comercio , que hizo de la
oposicion á Bodil una secuela, Ull!! verdadera con-
tmuaeion de. la <tue habia hecho y aun estaba ha-:
ciendo al ministerio Gonzalez.


Tales elementos, mas que p~radar paz y ventu-
ra á los pueblos, habian de servir necesariamente
para estender la conOagracion. El estravío y la es-




-618-
cisioo mas profunda germinando ya en las córles y
ell la prensa progresista, exhal1sto' el tesoro y por
cubtir las mas grandes atenciones del Estado, desa-
tendido el' ejército, atizando el fuego de la discor-
dia y escitando á la itlsurreccÍon los enemigos .de1a
libertad dentro y fuera del reino, y (ln medio de es-
ta situacion. penosísima alzarse un gobierno débil,
cual una frágil caña combatida por recios vendaba-
les prueba en vano á 'levantarse en medio del de-
sierto, ó cual endeble nao lucha. en balde contra las
olas de un mar embrareci~o en tiempo borrascoso,
no era difícil atinar I1>s fatal.es resultados, las con-
secuencias desastroslts .que una tal situacion habia
de acarrear en pos de sí autes de que muchos dias
tran5currieran. Echemos, pues, una ojeada para 6':'
jar el estado de la política europea, en sus relacio-
nes con la española, y la fas que esta presenta en el
in(erjor' de la monarquía al tiempo de tomar el ga-
binete Rodil las riendas del gobierno. Que des pues
proseguiremos hasta terminar la historia de esta le-
gislatura.


En los primeros dias de este año 42 habíase
consumado en el vecino reino de Portugal una reac-
cion traidora, cuyas circunstancias son nota'blemente
singulares y escandalosas. El llamado ,ministro de
Justicia, Costa Cabral, trasladóse de~de la c6rte de
Lisboa' á la segunda poblacion de aquel reino, la
ciudad de Oporto, en donde,. acabildando pública-




-619-
mente á los e~emigos de· la Constitucion portugue-
sa, levantó el grito contrario á esta, restablecien-
do la Carta de 1826. L\I reina Maria de la Gloria dió
al pronto u.na proclama con el estraño ofrecimiento
de que perdonaria á todos los insu~rectos, si bien
añadiendo que resis.tiria, «con invariable resoluCion~
sus proyectos criminales. Pero bien pronto dejóse
ver al claro que la córle autorizaba en secreto estos
planes de insurreccion _liberticida, que secundados
por el ejército dieron á Lisboa á los pocos dias el
espectáculo de una reina que alargó su mano amiga
y protectora á los corifeos de la reaccion, ~erifican­
do estos su entrada triunfal en aquel pueblo, con
Cabral al frente, quien rué nombrado primer mi-
nistro eslableciOli<lo su nuevo sistema sobre las rui-;-
nas de la soberanía nacional lusitana. Esta contra-
revolucion cr".)'óse efectuada á impulsos del gobier-
no británico. árbitro de los destinos de ese desven-
turado pais-, en virtud de la política multiforme y
acomodaticia que hemos atribuido á los diplomáti-
cos de San James, y con el fin ostensible de facilitar
por medio de las. prerogativas que coofiere al trono
la Carta, la celebracioo de uo' tratado comercial
que se verificó á los pocos meses entre los gohier-
nos de Londres y Lisboa, con grande menoscabO: de
ambas naciones peninsulares. La nuestra empero,
no solo perdia del lado mercantil, por medio' de esa
eslipulacion. sino que á vista de los sucesos políti-




~620-
cos del-Portugal, era inminente lambien el' peligro
que corrian nuestras instituciones. La Carta' de 1826'
y la Constitucion de 1837, Q sea, la restauracion
de Oporto y la revolucion de setiembre no podían,
estar juntas. Así lo comprendieron los absoluli~tas
de España y Francia, á qultmés la interesada y cal-
culadora diplomácia inglesa proporcion6 con este
criminal suceso dias de grande regoc.ijo.


Mientras así obraba en Portugal, él gobierno in-
gles, tal vez en la esperanza de concluir, en el inte~
res suyo, las antedichas 'negociaciones comerciales
con España, ó bien, llevado d'e ese espíritu de rivali-
dad que media siempre eutre él y el de Francia', que
es unll de, las causas del afecto ~"celo con que mira
aquel todo lo que atañe á nuestro pais, el cual ha 're-
cibido indudablemente mas bienes del primllro que
del segundo de estos gobiernos, siendo infinitamente
mayores los males que en fodas ocasiones le ha pro-
porcionado el frances. no dejaba de mos~rarse en el
pa~la'mento británico acluoso y' ce\osísimó por 'el,
honor y el inleres del gobierno y de la nacion espa-
ñola •. As: al menos se desprendia de las palabras
amistosas y llenas de cordialidad que á favor de la
España y contra la conducta insidiosa del gabinete
de las Tullerías pronunciaban de continuo los mi-
nistros de la reina Victoria, contestando á las int~r­
pelacioncs que acerca del reconocimiento de la rei-
na Isabel por las potencias absolutista~ de Europa,




-621-
Y principalmente, sobre los bien ll~redilados rUmo-
res de la combill.acion.de trabajos que pública-
mente se estaba realizando en. Francia, contando
con la tolerancia del gobierno. frances, contra' la
regencia de~ DUQUE DE LA VICTORIA Y c()~tra las
instituciones liberales de nuestro pais, dirigian con-
tínuamente á aquellos ministros los represent.antes
de la nacion inglesa. entre los cuales se distinguia
siempre por su discrecion, 6U buena inteligencia. y
celo amistoso á favor nuestro, el ilustre lord Cla-
rendon (1), el cual se vió secundado en su noble y
honrosa tarea· por el vizconde Palmerston, lord Rus-
seU, Mr. Lindley, el coronel Fo'x y algunos otros pre-
claros miembros del parlamento de Londres. El ~i­
nístro Peel; hombre circuns.peéto y de buena razon,
á quien Le Journal des Debats colmaba de elogios ca-
da día ~ no vaciló en decir que «era de creer que se
tramlÍba en Francia una horrible con .. piracion con-
tra el Regente.» -Tanto -él como el conde Abcrdeen
protestaban siempre, que' si lo q,ue acaecia en Es-
paña era una guerra civil, guardarían una perfecta
neutralidad en debido respeto á la independencia
espaiJola; pere. que si aparecía una incursÍon hl{cha


. .con dinero, con armas, con recursos de un gobier-
no estraño, entonces deberia d.e ser .muy diversa la
conducta del ingles en .la Peninsula. Mas no por


, (1) A1r. Carlos Villiers, embajador que babia sido en la cór-
te de Madrid an'es que A1r. Asthon. '




-622-
esas protestas .habia mas disim~lo en los cqnspira-
dores de la vecina Francia.


Bien al contrario, cada día 'mostraba la prensa
de este pais las seiiales mas inequívo'cas, las mas. ir-
refragables pruebas de la conjuracion que allende
el Pirineo se tramaba contra las libertades .de Es-
paña. En los primeros me~es de este año habia pro-
-hibido el gobierno espaiio[ la introduccion en nues-
tro territorio' del periódico intitulado Faro de- l08
P.irineos. publicado en Bayona en los dos idiomas,
castellano y frances, por cuy'! razon qued6 esclni-
do conforme á la- ley vigente de aranceles, el cUi.1
era el órgano de la junta carIo-cristina que existia
en aquella ciudad, redactado entonces, en la parte
española, por el ex-comisario carlista G"alvel y por
los refugiados cristinos don JOililuin Aldam,lr y don
Pedro Egaña. Auxiliado eSlediario, que continu6
prestando los mismos servici~s á los conjUJ'ados, si
bien publicado ya del todo en frances, por· el De-
bals y la Presse, que eu París proseguian hostilizan-
do'con agrura al gohierno oc ESPARTERO, nadie po-
dia dudar acerca de los designios de los conspira-
dores: y la prensa libe~al francesa. que tan Laenos
oficios hace siem ¡¡re á la causa popular de todas las.
naciones, tambien advertia á cada paso Jos ripsgos
que amagaLan á las instituciones españolas.


Le N.ational, diario democrático de Paris, se
espresaha por este tiempo de la manera siguiente:




-623-
. ,


«Los partidos hostiles ála re.volucion e'spañola ~a-
libemos que. quieren lomar la máscara de la repú-
«blica. Han enviado dinero á .:Madrid,' Barcelona
(ly Ápdalucía para preparar la sublev.¡¡cion. Será
«republicana en Cataluña, carlista en las provin-
«cias vascongadas; y lodo será bueno con tal que en
«medio de la anarquía Se coja el poder.» Es impo-
sible predecir mejor de lo que en estas pocas palá-
bras lo hizo el 6rgano mas caracterizado del parti-
do republicano france~, en los. primeros meses
de 1842, es decir, antes de formarse la' C'oalicion
que derribó á GOllzalez, los Sucesos que al siguiente
año derrocaron la rege'ncia de ESPARTERO y la Cons-
lÍluciQn det Estado. I Funesta obcecacÍon la de los
hombres que despues de estas y otras mas termi-
nantes y saludables qdmoniciones, cayeron sin em-
hargo en el lazo que les tendió la perfidia de los ab~
solutistas 1- «Ahora (continúa el National) .se ha
ftvueho al anliguo proyecto de casar á Isabel 11 con
"el hijo de don Cárlos y devol ver la regencia con
«la tutela á Cristina, que tendría oira vez ocasion
"de .e~contrar en la d.esv~nturada España una IÍril-
~p!ia' compensacion del dinero que ha gastado des-
«ue que sali6 de ella.)) •


Le Precurseur de ¡;Ouest; alario liheral de An-
gers, muy al corriente de las tramas absolutistas,
decia tamuien: .El golpe que sufrió O'Donell no
~ha. apagado las ambiciones que su tcnlali v a hizo




-624.-
«conéebir. '1 Que la España vigile! Gracias á las- in-
«fid~ncias de todos los demas, su gobierno es el
«únicó que representa el poder y la libertad popu-
tllar. És 'ese el único pais que vive por una .revo-
«lucion: por eso es el blanco contra quien se diri-
«gen los odios que est'apalabra provoca en Europa.
«El abandono, por no decir 'la traicion, rodea sus
«fronteras, y la!; abre á toda clase de conspiracio-
«nes é invasiones.»


Los generales carlistas ,Burjó, conde de Ville-
'mur y otros publican manifiestos, folletos y escri-
tos de todo génem que prueban la alianza de los
cristinos con algunos, gefes de aquel parlido, á
quienes los puritanos autores de las manifestacio-
nes motejan con el apodo, muy feo entre ellos,
de marotistas, porqu~,. como e~tos, pretenden tran-
sigir con la 'revoluciono El P. Fr. Antonio Casares,
capuchino estremadalÍlente adicto á,don Cárlos, pu:.
hIica tambienunas carlas contra los cristino-maro-
tistas, de quienes, allá en su lenguage, decia el re-
ligioso que «son mas porfiados, testarudos y tercos
"que los cerdos y las galnnas~ y que ((en el ·núme·-
«ro 4 de la rue Coq-Heron recibían (en Pans) el
«abrazo 1 otras cosas :» aludiendo sin duda al dine-
ro. Las cartas del P. Casares llegaron á· adquirir
grande cele~ridad, porque á vuellas de su estilo'ru-
do y procaz hacia aquel grandes revelaciones acerca
de la conjura que iba tramándose, y que ll'cgó á efec-




-625-
tuarse cumpliendo en gran parle los vaticinios del
fraí/e. Pero habiendo llevado este muy al estrcmo
su indiscrecion y !iU fanático celo , consiguió que
D. Cárlos mismo le apellidase agente secreto de la
reina Cristina; acusadon que La Presse cuidó J.Iluy
pronto de desviar de' esta -señora; lanzando la es-
travagante opinion de que el capuchino era un
agente del gobierno de ESPARTERO. Hay mas de" sin-
gular en esta historia: que al P. Casares, sin duda
para que no contrariase á nombre del DUQUE las
maniobras insurrecciona les de Francia, púsole pre-
so la policía' de aquel gobierno, á oonsecuencia de
las cartas.


Otra .public6 por el mismo tiempo o¡- ,Times,
diario conservador de Londres, que segun él habia
~ido dirigida á D. Cárlos por doña María Cristina,
en la cual esta señora decia al pretendiente entre
otras cosas.- ((En nombre de la santa religion que
«nos ama, así como por el bienestar de'los españo-
oles ..... suscribo voluntariamente á las condiciones
-razonables que }uzgueis á prop6sito someterme,"
En una segunda carta publicada tambien por el Ti-
mes, de i~ual procedencia y con la misma direcciono
decia Cristina á S11 cuiiado, á quien trataba de
A. R. D. Cárlos, infante de España, etc.: .Suscribiré
«al matrimonio, cuyo proyecto me presentais, entre
ftmi augusta hija" la muy legítima reina de España.
~'J S. A. el príncipe de Asturias." Y despues aiia ..


ruMo W. ' W




-626-
dill: ,«No es mi ánimo privar á la Et>paña de una
«ConSlitUcion, aunque al mismo tiempo debo de-
,«cir, que la que actualmente rige ha meneslerde
«modillcaciones Ó mejoras.» Esta 'última carta Be-
vaba la recha de 11 de abril de 18.12. Las contesta-
ciones de D. Cárlos pertenecientes á esta curiosa
correspondencia no han podido ohteners(l, aun. la
nega'tiva dada por el ex-infante [, la autenticidad de
esos documentos que publicó el Times, por medio
de una' carta que dirigió su intendente Taml1riz al
diario Il'gitimista La France, no rué hastante para
descreerlos en Europa. Si bOl de atenderse al con-
testo de la postrera téplica de Cristina, las exigen-
cias flel 'ex-príncipe eran terribles: dignas. « de una
«repulsa completa,» segun la espresion de la viuda
de Fernando. Pero á bien que esl<1 sciiora, que ha~
bia faltado ya á su hermano político en las contra-
tacionesque mediaron entre los dos en 1837, se-
gun bemos asentado en otro lugar, no estalla aho-
ra mas dispuesta que entonces á camplir lo que pac-
tase COII D. Cárlos, si se le abria oC1lsion , como así
rué, de poder escusar los servicios del pretendiente.


Mientras á nadie es permitido dudar de la con-
jUl'a que' se urde en Francia, La Presse llama comedia
y novela á los relatos de los periódicos liberales de
Europa que denuncian tan illícuas tramas, añadiendo
que ESPARTERO es un esclaro de la Inglaterra, y
que esta tiene empeño en fingir conspiraciones pa-




.-S21-
rá llartlar la' atenelol,l del D(;QUEpOr el Plrincó,
mientras eUngleseh Portugal triilrida como rey, y
como mercadel'espécula en aquél reino y tambien
en la Espafia. El (ielopo, sin élrih¡irgo ,vino á pro-
b"r, con la elocuepte voz de tos sucesos, que el
diario frances nos engañab.a.


La complicacion de los negocios públicos en el
inlérior del reino'venia á aumentarse con elsinies-
tro iuflujo ~e las·sociedades secretas, que tan tra-
bajado lienen al pueblo espaiiol en todo lo que vá
de este siglo, y tan innecesarias son, y r~as que in-
necesarias, perjudiciales á la causa de la lihertan,
sobre todo, cuando las naciones gozan de los gran-
des cuanto inestimables derechos de la tribuna V , .
de la imprenta. En aquellos dias denunciilroDS"e re-
cíprocarnenle como oriundas de distintas frilcciones
de la comunion progresista, las sectas nIilsónicas
denominadas de los Caballeros Kodoks y de la Tem-
planza. Empero, la circunstancia dé no hablarse
despuesyanunca de estas clandestinas asociaciones,
y no i1ducitóse pruebas fehacientes de su existencia,
como tambien el empeño c0l,l que se (lretendia por
los absolutistas dividir mas y mascada dia al bando
liberal, convencen sin duda alguna de que estas
creaciones solo fueron fantásticas, puro invento de
los enemigos de la libertad, quienes eslabanen rea-
liiIad secretamente· asociados I con la dcnominacion
de jot'Cllanistas, ó alguna otra adoptada úllimamell-




~628-
te{p~e8tO: qu~ eslo de los nombre. e&, acci~nlal.
cu!,ndo por olra parle' los hecho\, son tan -conoci-
dos) t dirigiendo desde el seno oscuro ·de aquellos
recóndito~ lugaf'es la urdiembre funesla que enredó
en sus mallas á.todos los libres. .


Triste y lamentable c~goedad la de estos. quie-
nestodos los dias se increpaban múluamenle con
las clenominacione& ó moles que inventaba su co-
mnn enemigo •. c~ya mano ponia ~cultamente á la
,isla de unos. y de otros esos re glamenlo5 ó estatu-
tos de las ptetendidas sociedad es de los Kadoks y
Templarios, que publicaron los diarios progresistas!


Voces hubo ~ambien aquellos dias acerca de on
suceso que tenia grande importancia po lítica. cual
era la intentada procl..1macion" de la Constit ucipn
de 1812 en algunos pueblos de la Península. Los
coaligados atribuyeron este proyecto al goLierno;"y
este á su vez espidit, circulares por todas sus de-
pendencias, y tomó algunas medidas, principalmen-
te eu la ciudad de Burgos, que fué en donde se su-
ponia abrigado en primer lugar este pensamiento,
atribuyéndole, como era natural, al bando avanzado
de la coalicion.-Nada al fin resultó tampoco de es-
tos rumores que ocuparon muchos dias á la prensa:
y si es desconocido el orígen de aquella voz alarman-
te, si hoy no nos es dado señalar la fuente de aque-
llos rumores, porque un denso velo la cubre loda~
lía, algo puede no obstante discurri'rse acerCll de




-620-
sus causas, cuan'do tlln á In vista están los efectos de
aquel ¡",motivado escándato ~ de aqueUa grande
alarm~ que duró lnuchos m·eses. Estos efectos, lla-
no es·que á nadiefoeron 'mas 'provechosos tambien
que al'bando absolutista, :que tanto 'empeño mostró
en que todos á· b vez, gobernantes y gobernados,
min~steriales y de la oposicion. mollerados y progre-
sistilS. realistas y republicano~, condenaran hu~áu-"
tos aquella l'OZ de la supuesta proclamacion , 'cuan-
do si esta hubiera sido una verdad, nadie ganaba
tanto' como el partido liheral, amante lÍe las refor-
mas, á quien se abria una senda mas prolongada y
anchurosa con aquel código , tanto por la circuns-
\anoia, MaÉ recomendable, de establecer él una sola


. cámara; como por otros principios de mas lata li-
hertad que encierra, y mas que todo, porque pro-
10ngaba la minoría de la reina Isabel basta tos diez y
ocho años, tiempo precioso para que llquelpartido
huMera consumado su grande obra deregeócrar á
la España. Y hé aquí que ~mb;en eta uroy de la-
mentar el Ter 'á los progresistas lodos. ministerÍa-
les y coaligados, y. aun á los republicanos , defender
con abinco y teson la ley Ulónárquica del 37 contra
todo el que osase invocar la del 12, tan favol'll.ble á
los libres, eomoádvé'rsa ll'Obiera sido á los abso-
lutistas en ~qu6l1ás cirtutlSlancia$. ESlos, por coo-
si~uiel\le, f~r()9 t~ que recogieron el frulo de
aquel fuert'e clamoreo ql'le conUa ('1 temido alza-






-630-
-mi,enlp,doceañ~sta se le.vanló entonces por la pren-
!l.1 de lodos colores. En, todas las cuestiones que
surgen ahora, señaladamente desde que llegó ~ for-
marse la coaUcion periodística de que nos' ocupare-
mos despu~s, ver~mos que siempre libra mejor que
otro alguno el ba'ndomoderado ú anticonstitucio-
nal. Natural consecuencia de la escision obr¡lda en
las 6las de los progresistas, y de la alianza que algu-
nos de estos hicieron con los enemig05 de la liber-
tad. Cómo se condujera el REGENTE del Reino, tan
escrupuloso y tan leal en esta de la prolongacion de
la minoría, como en todas las cuestiones de interés,
ocasion vendl'á de que lo digamos con mayor opor-
lunidl!d y detenimiento:el) las páginas sucesi vas. '


En tal estado, de árdua y difícil complieacion,
se hallaban los partidos y el país, cuando el REGEN-
TE nombró ese ministerio que no presentaba, en
el grado que eran de desear,los dones de la ener-
gía t de la fuerza, del prestigio, y al mismo tiempo,
de la sabiduría, tino y s.lIgacidad, que tan necesa-
rios eran en aquellas terribles circunstancias. Pero
hay mas: ni, un mediano oradoroSiquiera con taha en
su seno!)l gabinete, para hab~rsclas-frc(\teá frente
con unaoposicion (que era mas que probable), la
cual tcnia por gefes á los prinwros adalides parla-
mcntarios que en ~sla époc:\ han conocido las cór-
tes espaíiolas. No habia á donde volver la vista, en
el partido Hberal ,por todas las var iadasfases que




-6:31-
él preseritaba, en el gobierno :/. fuera de él, en los
diversos mlltices del parlament~ y de la prensa, que
no ofreciese á la consideradon del prudente é im-
parcial 'observador, señales' inequívocaSJ-.de descon-
cierto y de ruina., Todo cuanto viene despues, des-
préndese naturalmente de estos hechos como conse-
cuencias Pomanadas de sus 'verdaderas premisas.-
Entre tanto: yo para mejor ~rganizar el plan de ata-
que. en losuias en que 'se constituyó el ministerio
Rodil, reanimados y ;.lentos05 los rfotrógradus, re-
fundieron pi Correo Nacional en un nuevo periódi-
co intitulado El Heraldo, como. para batir con mas
templadas armas al gobierno del DUQUE, á su regen:'
cia. al partido libe~al cntero y lambicn á la Consti-
tucion del Estado (1).


(1) Esta trasfoqnadon del antiguo Correo en el nuevo He-
raldo, hízose por un D. Luis José Sal'torius, dependiente que
habia sido de la'redaccion de aquel periódico cuando la dirigia
Borrego como propietario; pero encargado por cste de quedar
al cuidado del periodico cuaudo el D. Andr'es emigró, en octu-
bre de 41, halló Sart'Hius medio de recniplazari~ cn el diari",
con mudarle el nombre , lo cual se hizo con conocimiento é in-
tcrvmlcioll de d0110 María Cristina que tenia parte en la propie-
dad del periódico. Posteriormente se dijo que la reina viuda ha-
bia hecho dOllac.ion de sus acciunes á Sartorius. comu para
empeñal' mas su obligacioll hácia aquella aeñora, Así se espli-
can fácilmente los buenos servicios que hizo siempre el lle-
raldo:í la reina madre;. y pur el deservicio que sufl'ló B')frego
en 18U, esplícase tambien la conducla .que este háhil perio-
dista ha observado en los años siguientes.


En el dia del cumple~llOs de la ex-reina Crislina llevó, este
ailo de 42, el lleraldo su entusiasmo hasta llorar la libertad
perdida: circunstancia que atribuia este periódico á la expatria-
cion de aquella señora, cuya vuelta IÍ. Espalla ha ~ido la se-
¡ial de lo que entonces, con mas hipocr.esía que sinceridad '!
verdad, temia y lloraba. El Heraldo.




-ti32-
, 'El cansancio que es consiguiente á una granba-


talla; ta circunstanCia de no bailar de frenle·la opo- .
aicion, en el nuevo ministerio, otro enemigo que
vencer; lo axanzallo de la eslacion; la conducta que
respectivamente ~e trazaron el gobierno y lascorlcl;
aquella situacion de indirerencia y descontento,
horriblemente silenciosa; aquel quietismo fatal,
mil vece!! peor que la agitacioD mas violenta, como
que es él présago de la muerte, en Io.s Estados que
se hallan en revolucion; todo esto contribuyó á po-
ner térmioo á la legislatura el 16 de juHo, sin.
que se adelantára, sobre lo que hemos referido an-
tes, sino la votacion de algunas mas leyes de escaso
¡nteres que fueron sancjonadas. Eran estas, la que
cortaba el escandaloso abu~o que se estaba haciendo
de las Hojas t)olantes, cuyos autores ó publicadores,
eludiendo la antigua ley de imprenta, lo~raban con
solo omitir el título, ú eslamparle de 'un modo in-
directo, sostener en realidad un periódico, sin que
orreciese las garantías del depósito t editor y otras
formalida~es prescritas (1); la que fijaba para aquel


(1) Dió márgen este abuso á algunos pensamientos ingenio-
sos de que hic.jeron gala entonces princil'almellte las empresas
pobres, como las que sostenian principios democráticos. El
Huracan rué el primero que falto de editor, y no queriendo
su~pellder su publicacion, omitió por algnnos días su tí lulo,
reemplazandole con el articulo cOlIstitueional que eonsigna el
libre derecho de imprimir, y el otro de la ley que espresllba
como una circunstancia necesaria, para haber de ser coÍlside-
r(l.do como periódíL'O, la de que Une constantemente un tloom-
bre» ó «título.»-Despucs de aquellul'o El Peninlular, por




-633-
año la ruenadet ejército parmanenfe en'90,ooo
hombres, y e040,OOO 11. de 'la' reservlI; segun ba-
bill propuesto el ministerio' Gónzalez: la que' de'"
c1araba la validez ó a4nliSlÍonde los documentos


- ,


justificativos de' anli~ipaciónes y sumillistros hechói
í las tropas en pago de lacontribucion eslraordina-
ria de gucrra: la que decretaba el reemplilzo de
2.5,000 hombres :Ia de presupuestos para este
año ,en' la que, á decir verdad, ni el gobier-
no ni las córte!! hicieron las economías que se recla-
maban justamente, ni la distribucion que deman-
daban tambicnlas necesidades públicas, las circuns-
tancias y el espíritu civilizador de la época (1); Y
iguales causas. la singulnr ocurre\!.~ia de disfrazar su título de
Ja manera siguiente:


Todos los Español.e.f PuedllJ~ Imprimir ?I publicat Ii-
bremel'te SUs ideas'sin prévia cens,ura, con sujecion á Las
leyes . . ~nt. 2.· de ,la Constitucion.


En Cádíz salió despues otra Hoja que entabezaba con EL
SANTO D<EL DIA. el cual estampaba á continuacion.-En Va-
lencia empezaba otra dirigiendo un cClnsejo á EL FISCAL de
imprenta: y osí sucesivamenle fué eludiéndose en aquella época
la obligacion que se imflOnia en la ley á los diarios políticos,


-que fué el' abuso que trató de cortar esta nueva disposicion
sol>re Hoja. volante ••
(1) El presupuesto de gastos para 1842, 'in-


cluyendo aqui el pago de los intereses de la
deuda interior y esterior consolidada, ascen-
dia á • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •• 1,2'18.OlU,()99


El de ingresos á. • • • • • . . • • . • • • • •• 877.709,99lS


Déficit • • • • • • • • • • • • • • • • •• 400,3U,10'


A vista del mayor,! mas eJorbitante despilfarro que ha pre-
senciado la España y está presenciando en años posteriores,




-63'-
finalmente, . algunas olras Jeyes de menor inleres,
COD las cuales se puso término. esta malhada~a le~
gislatura de 1842, en la que.~ como hemos visto,
quedó profundamente arraigado en el bando pro-
gresista el gérmen de la discordia intestina. planla
mortífera qne habia de dar sus venenosos frutos en
-el aüo siguiente.


Con esclamaciones hipócritas lamenlábanse, al
concluir la legislatura, los diarios retrógrados, de
que <tl30,OOO bomLres que mantener y 160 millo-
«nes que pagar adelanlado fuera el resúmell de los
abienes (Iue babian dispensado al pais las ·córtel. e~
aeste.año.» Pero si bien no dejaban a.quellos perió-
dicos· de Lener razon , ño sentaba esta bien en boca
de los hombres que viniendo des pues al poder, han
sobrecargado á los pueblos con un aumenlo estraor-
dinario sobre aquellas sumas, en homLres y en di-
nero. Tal y tan inicuo ha sido el engaüo que la na-
cíon ha recibido de parLe de los que se llamaban
moderados, y que en la oposicion digeron siempre
en eslas y olras cuestiones del mayor interes, Lodo
lo contrario de cuant~ despues hal¡l practicado cuan-
do tomaron las riendas del gobierno. Por eso sus li-
bros y sus pcríótlicos, su doctrina. sus creencias y


no harialUos un cargo grave á los ministros y á los diputados
de aquella época, si 110 estuviésemos plenamente convenci-
dos de que este des8rr!~glo contrihu)"ó en gran manera á crear
la situacion de los nlayores abusos y del mas escandaloso pe-
culado.




-635-
su fé, hálIansc ya de lodo punto desautorizados, sin
que les sea dado jamás dominar en España sino con
el solo y vacilante auxilio de la fuerza; no con la
persuasion, ni pOl'medio del convencimicnto que
pretendan labrar lGS principios de sumenlida cien-
cia, tan falaz en lo económico como en lo POlílicfl.
sin que haya consecuencia Di verl]ad en nada de lo
que se asienta en los escritos ni de lo que profieren
las palabras de esos hombres t cuya conducta, al pa-
recer libetal y amiga de los pueblos, cuyos actos,
verdaderamente revolucionarios r-uando estaban en
la oposicion , fueran seguidos des pues en cl mando
de ot-ros actos y de otra conducta en cuya virtud se
arpebató. violentamente al pais su libertad, su inde-
pendencia, sus mas preciosos derechos consignados
en la ley política, al tiempo mismo que en la eco-
nómica. se hacían grandes alteraciones, no en bien
del Estado: como nntcs se prometiera, sino en muy
grave oaiio. aumcntando al esceso la cuota de las
contribuciones, para sostener un ejército mas lÍu-
m~roso que el que ellos censurllban por exorbitan-
cia, y. un numero de empleados acrecido tambien
por medio de sus dispendiosas reformas, sin qüe la
illSlruccioll pública, la marina, el comercio, -la in~
duslria, la agricultura 'y otros objetos de conocida
utilidad, abandonados . siempre por la criminal in-
curia de unos y otros, retrógrados y progresistas.
hayan recibido en estos aüos el impulso benéfico que




-636-
eo-vano esperan los pueblos de lo_que impropia-
mel1t-e se ha Hamado basta hoy (regeneraciona Ó
etevolu.:ion pQlítica e~pañola .•


Muy grave es en verdad el cargo que 1'6&ulla
contra los -distintos ministe'riosde la regencia '<le
ESPARTERO, Y contra los córtes tambien, á quiéoes,
sobre el mucho y muy precioso tiempo que perdie-
ron, podemos añadir la circunstancia que haberse
mostrado en algunas ocasiones menos avanzadas en
la línea revolucionari:. ó ·reformadora qt1e los mi-
Distros, por haber desaprovechado la época mas á
propósito para rc~enerar al pais· abriendo sus maos
hermosas fnentes de riqueza yvenlura; pero es
mucbomayor aun el que resulta contra el bando
reaccionario, por la falsía y deslealtad con que se
b3 conducido en aquel liempo y en los dias poste-
riores, impidiendo la obra dé los libera!es yofre-
ciéndola élá 105 pueblos, para borlardespues su cre-
dulidad con el mas ct'iminlll de los engaños. Esta
insigne muestra de mala fé arguye falta de bonra-
dez, de probidad' política t tan necesaria para la vi-
lla de los partidos. Por eso en ~slos últimos tiem-
pos háse juzgado ,a, con razon I corno muerto al
que se decia liberal moderado, considerándo~e solo
á la España .dividida en los d·os antiguos bandos,
liberal, absolutista. 1 Pluguiese al cieJo que en el
seno del prime,ro de esto!\ partidos t que no es otro
que el llamado del progreso, no cundiese ya jamas




-637-
alguna mala semilla de escision, d-e esa· que 50el8
fomen lar la mano impía. de 1 diestro, abso~ utisla1 Que
solo asi puede aunpromcterse paz y felicidad la na-·
cion,española •
. ' . Algunos decretos de interés espidieron los mi-
nistros en el intérvalo que medió desde esta basta
la siguiente legislatura. Sobresalen por su impGr-,
tancia.los que se dieron en la seéretaria de Hacien-
dacon-.fechas de 26 de julio y 7 de octubre, supri-
miendo, el primero, las comisiones de a.premio
~ontra los pueblos deudores á la bacienda pública,
y fomentando, el segundo, la pronta enagenacion
de los hienes nacionales. El 15 Y el 20 de julio
hahia decretado tambien Calatrava la forma·cion de
dos comisiones, la una, de crédito público, la otra
para que redactase una nueva ley de culto y clero,
que obviase los inconvenientes que en la egecucion
babia encontrado la última ley de 14 de agosto.-
El ministro de la Gohernacion de~retó con fechas
de 1.0 y 17 de octubre un arreglo parcial en la los.-
tr.uecion púh~ica, que solo comprendía la facultad
de jurisprudencia. -El \.0 de agosto. se d(¡cretó
una nuevaorgllnizacion y distribucioil del ejército.
El 19 de julio se dispuso la eonservacion de al-
gunas fortificaciones pasageras que habian sido cons-
tr.uidas durante la guer.ra, y cuya necesidad parecía
haber ya fenecido .. El. 13 de I!cliembre decretóse
liJ clasificacion dc~lodas las pla~a~ y demas puntos




---M8-
abastionados y g\larnecidos que babia ene' réino .


. :Una de las cuestiones de mayor trascendencia,
que si no llegó á debatirse vor e~ten50, ocupó sin
embargo á la prensa aquellos dias, fué la dellnalri·
monio de la reina Isabel: cnestion extemporánea lo~
davía, porque el hecho al cual se referí'a dejábase
apenas di visar en lontananza; pero que por lagra ~
vedad y altoinlerés de Estado que ella inspira; por
haberse ya vislumbrado ciertas pretensiones de
parte de algunos gobiernos europeos; por la gran-
de inl1uencia que' ese suceso ha de tener precisa-
mente en la suerte de España, afectando, en buen 6
en mal sentido, su libertad é independencia; por lo
que ella ya 'afectaba al gobieruo que presidia el
DUQUE DE LA YICTORIA; por algunos síntomas que
dejó traslucir ¿mn dentro mismo del palacio de la
Reina; finalmente I por la importancia grande, in-
mensa, que con razon se dá en España y en Euro-
pa á la régia mano de la segunda Isabel, como lo
prueba mas que nada la reforma constitucional que
ban consumado nuestras córtes ordinar.ias en 18.15,
Y lo mucho que preocupa, hace aiios, á todos los
hombres de Estado, dentro y fuera del reino; este
asunto del casamiento, nopodia menos de abordar-
se c.n la época de la Regepcia .


. Mirábllnse sobre todo con desconfianza en aquel
tiempo las pretensiones del frances, encaminadas á
perpeLutlf su antigua dominacion en el gobierno de




--639-
Madrid. Como la imprudencia de nucstros 'fcc;no§
todo lo habla y lo . publica , habia soltado algunas
prendas la prensa que es casi oficial erL París, las
cualc.s no debian de pasar desapercibidas á los ojos
del DUQUE y de sus conscj"eros. 'En 10s últimos me-
ses del año 41 decia el Diario de los Debates, qú-e
«si el gobiernl) frances habia pensado en un enlace
(Ide Isahel 1I con UII prínci[le de aquella nacion,
((nada tendria de estraño;» y añadia: «Sí, seria una
«traicion, si la Francia permitiese que una dinastia
«y una alianza estrangera se estahlecieran sobre el
(trono de España.» Las pretensiones de eslas gen-
les no podian ser mas singulares, oficiosas y en gran
manera atentatorias á nuesln independencia y al
decoró de nuestra reina, ni tampoco podian espre-
sarse de un modo mas lerminante y manifiesto.
Des[lUes recomienda aquel diario, órgano del go-
bierno y aun de la corle de Luis Feli[le, la obra de
Luis XIV, como la base de las relaciones que á su
juicio, y á su deseo, deben existir entre ambas na-
ciones, concluyendo por declarar, que el interés
manifiesto de aquel gobierno consiste en «la perpe-
atuidad de.la dinastía francesa, en confirmar con
«un nuevo enlace el antiguo vínculo de familia que
«une cllrono de España <11 de Francia.)) -Héaqui
reasumidas en pocas Iínc<ls la conduela y la opinioll
del franees con respecto á \a cue~\ion que nos 0<',\1-
pa. Podrá él no alcaMar en el todo su designio;




-6.10-
porque á la vez, IM,e1igencias terribles que dicta
de:<lontínuo al rey ciudadano la Santa Alianza, ante
<luyo poderiosnele aquel rendir en ocasiones pleito
homenage, y hasta un tributo de humilla'Cion, cor-
teu los vuelos á sus elevadas pretensiones. Pero lo-
da vez que estas puedan couciliarse con la demanda
de las fotencias absolutistas, estas con la FranCia,
si otro poder mas fuerte no se opone á contrastar
su influjo, serán al lin las que á su albeJrio dispon-
gan de la mano de la relna Isabel; para lo cual se
ha formado la nueva' Conslitucioo (que priva -á las
Lórtes deJ precioso derecho de nacionalida(l y de
soberanía que han consigna,.do siempre las anterio-
rell), y se dan olros pasos que conduzcan á aquel
resultado, y con él, á.otros mas tristes que han de
ser su infausta secuela, si ese acolltecimellto se rea-
lizaeo tal sentido, el mas nocivo á los intereses y á
la libertad de España.


Harto conocedora y escarmentada tambien esta
nadon de las miras y designios del gobierno fran-
ces en todos tiempos, hále considerado há ya mucho
y le considera siempre como una conspiracion per-
manente contra nuestros mas caros intereses en épo-
cas de paz, conspiracion que se halla ademas con-
firmada por tres invasione~ armadas en otras tantal
guerras que han empQbrecido nuestro suelo, sem-
hrádole de ruinas y teñldole con sangre. La Consli-
tucion de Bayona t las notas diplomáticai de 1823,




-641-
los conatos de 18U y 4.2 contra el gobierno del
REGENTE, la reaccion dél 43; Y las irispiraciones
que . .antes y dcspúes de esta época, han. recibido
'nuestros afrancesados gobernantes del lado de las
Tullerías, dicen bastante á favOt'de esta justísima
opinion nuestra relali va á la Francia, 6 mas bien, á '
su gobierno. [a ley sálica y el pact9 de familia han
sido siempre los dos polos sobre los c;Jales gira la
esfera política internacional de Francia y España.
Por eso aquella, qúe aspira á ejercer yh" ejercido
por tal medio una inlluencia dominadora sobre nues-
Iros gobiernos absol utos, nunca será aliada fiel de los
constitucionales ,españoles·, á menos que su política
no variase de rumbo, porque la ConstituCion de~lru­
ye los efectos de iIqnélla ley, y reduciendo tí sus jus-
tos límites la autoridad real, tambien declara nulo
aquel pacto, tan perjudicial á España. Con la refor-
ma constitucional de 1845 ha adelantado ya algo el
frances en 'el terreno perdido: y la España no ha
de olvidar, que si la cueslion de casamiento se re-
suehe en el sentido que á la·f'rancia interesa y que
ella indique, para lo cual abre astulamento la puer-
ta esta reforma, el antiguo y célebre pac:to de fami-
lia, legado funesto que ella debe al que sinembar-
go pasa por el mejor de sus reyes, al ilustrado'y
piadoso Cárlos 111, volverá á sellar nueslra 'depen-
dencia del 'gobierno frances, el cual no dejaria lam-
bien de afanarse' por restablecer los efeclos de la


,'031. IV. I 41




-M2-0-
- le~ sálica,: eQ daño del trono que á de~pccho ,de esa
le y francesa ocupa hoy doña habelll. ,


Si algunos sucesos parciales é incidentales ': que
anotaremos despues, dieron m5rgcn á que est,a cues-
tion del matrimonio se ventilas.e algun tanto errlll.
prensa española, por lo que algohierno de ESPAR-
tERO atañe; es del caso ,asentar aquí, que á pesar de
los designios que se le atrilmyeron de proteger
cierta candidatura, es indudable que él 'Se m031ró,
'en toda la época de la regencia, pasivo y ageno, co-
mo esqui vando compromisos y a I{~jando negociacio-


- nes que, con efecto, no estllban tan cercanas, aten-
di,da la edad de la reina; [fe ro , qu'e por mas que esta
se hal,lára distanÚ~ aun del estado llubil, no parece
prudente ni político flue aqueIfos ministros llegasen
toda idea y !lun rehuyeran el Ir'atar un asunto de
grande cuantía, y que se estaba ya ventilando con
ahinco en casi toda la prensa de Europa. Cuestion
es esta que importaba á la regencia misma del DlJ-
QUE mucho mas de lo que creyeron ó afectaron
creer' sus consejeros, quienes tal vez asustados de
su misma magnitud temieron abordarla. La política
de especLacion, elcálcHlo de la indiferencia y del
silencio, suplen ser á veces un medio diplomático.
~osotros empero creemos, que un rroceder' mas
abierto 'Y esplícito , una conducta menos indolente,
mas activa, no 'para la celebracion del lejano {(nla-
ce, sino' para ('xplorar la opinion é ir ya bencfician-




-64~-
do estas provechosas contrataciones; habría sido
mas conveniente al 'partido liheral (y labrado quizás
la union cnlre sus lilas) que esacircunspeccion es-
cesiva, esa política irresoluta, .dudosa ó negativa,
que en las principales cuestiones de Estado y de
economía pública ,.en lasque mas afectan Jos inte-
'reses de una nacion, hemos visto stJ¡;uir al gobierno
del REGE:STE.


Los camli(lalos- que iba presentando la Europa
,desde el principio, aspirantes á la mano de la reina
'Isahel, eran; por parle de la Santa alianza el hijo
primogénito de D. Cárlos: y como aquella rechaz~­
ra el enlace con un hijo de Luis Felipe, por la pre-
ferencia que daba all~amado p-ríncipe de Asturias,
! porque los. de Francia no representan al caho el
principio legitimista, segun csas naciones, sino el
hecho de la revolucion , el gobierno frauees, á quien
por otra parte no desconviene del todo, atendida su
política. el matri'monio carlista. que puede llenar.
sus deseos en la Península. no siéndole dado desen-
tcnderse de la I"nglalerra en este gra ve asunto, y


, ,


presentando la úllimacomocandidalo á un pl'ínci(l(}
aleman de la fecunda casa de Coburgo, mina riquí-
sima qt.{c benefician diestramente los. ingleses en es_
te siglo. v Íno al fin en conceder al de San James su
candidato para la reina de Espaiia, á condicion Je
que un príncipe frances habria de casarse con la in-
fanla su hermana, que dolada do mayor rohustez




-0440-
que la r-eina, prometía esperaJ).zas á la casa de Or-
leans, tan ganosa de aclimatarse en ,las monarquías
. de Europa y aun en las del nuevo mundo, y tan
contrariada por los antiguos reyes y por los pueblos
en este !iU designio ambicioso. El ingles, á quien
no podia ocultarse la mira. de Luis Felipe, hubo de
contestar afirmativamente, pero no sin que á su vez
impu!'iera él olra condicion ó exijencia ; que el ma-
trimonio Orleans no habria de verificarse hasta
tanto que la reina Isabel hubiera asegurado la su-
cesion directa. Salida oportuna y sagaz, de parte de
los ingleses, que dejú tal vez burladas las esperanzas
lisonjeras del frant.)es. dandomárgen a la grande
tregua que esta cuestion'esperimentó en Europa, y
á que" se aumentáran las probabilidades de éxito á
favor de D. Cárlos, á quien visitó por este tiempo
un ayudante de campo del mariscal Soult, ministro
de la Guerra ,dando vigor y cuerpo, este suceso ,á
Jos rumores de que'el gabinete frances, disgustado
con la Inglaterra, apelaba á obtener el mismo r~sul­
fado por otro camino, que no podria menos de fa-
cilitarle en España la m::I!querencia de estos pueblos
hácia la" familia desterrada en Bourges. Desde en-
tonces, el candidato de la Santa alianza y de la rei-
na Cristina (1) vino á contar ya con el al;oyo, mas


(1) Por' no haberse concluido en bien en 18~3 la avencncía,
tantilli veces enlabllda, entre CS!¡¡ seüor~ y D. Cárlos, euros




, t
-645";';


Ó menos dj¡'e~to y esplicito, delgnllinéte Jrances.
Mientras esto acontecia en:Europa:j el gobierno


del DUQuE, ya lo hemos dicho, rllOstrábase ageno á
todos esos proyecLos'y conLra-taciones ,Slft que tam-
poco pr"eslase mas alencion á otras opiaiones que so-
bre el ~ismo asunto ih:in generalizándose dentro
del.pais.-A unque un matrimonió 'régio no es en
ver.dad una cuestion democrática ,sin embargo, co-
mo ella pueda influir indireetamente en los planes y
miras repuhlicanas, aumentando el poderío de los
puehlos, y como los demócratas español~s, eslraños
á las combinaciones diplomátic'as, y mas atentos al
¡nteres de aquellos, hayan abrigado siempre el de-
signio de unir á las dos naciones p~nin"sulares tlh
un solo cuerpo político, para contrastar así el po'-
der invasor de las de mas potencias europeas, fue-
ron los primeros en emitir'su .opioion sobre' esta
grave cuesLion del ~asamiento , presentando la can-
didatura del primogénito de la reina portuguesa do-
ña Ma'ría de la Gloria,' la mas conveniente sin duda
alguná á los inlereses recíprocos de amhas nacto-
nes; pero que por lo mismo debe contar con la mas


.~nid()s reemplazó Cristina en España por los de los'liberales
eoaligados, que hicieron innecesal'ia la intervencion del ex-in-
fante, dirigióse ya la viuda, desechando al hijo de aquel, á un
príncipe napolitano llamado el conde de, Trbpani. Mas es de
creer que esta candidatura, opuesta al Cárlos Luis, sulo' sirva
para olJli~ar á este y á su padre á ceder en las cuanti'osas exi-
gencias que han manifestado siempre al abrir tratos de esta "s-
pecie con la madre de Isabelll. -El proyecto carlo-cristino no
está ohidado.




~ *.;f
'e ,"
.....:646-


fuerle opo!.icion.pol' parte de otros gobiernos', y no
menos que esto, con la preocupacion de una buena
parte de la riaeion portuguesa. La corta ed~d: de es-
te príncipe tambien se ha presentado como -argu-
mento. Mas este no debiera ser óbstáculo, tratándo-
se de la conveniencia y del ¡nteres de dos grandes
naciones, y cuando predsamente los monarcas es-
tán en el deber de hacer esos corlos y aun otros
mas grandes sacrificios en bien de los pueblos. La
dilacioll de algunos años, la demora en uu enlace de
esta especie, podria ocasionar los leves 'disgustos
que son propios de la' ansiedad, de la vacilacion y
de las eventualidades; pero estos sinsabores quedan
abUndantemente compensados, con los resultados
brillantes que se obtienen de las negociaciones de
este género. ~i la Espalia y el Portugal conocieran


. sus 'verdaderos intereses y se resolvieran á defen-
derlos, cierto que no perderian la hermosa ocasion
que se ofrece á estas naciones de ostcntarse gran-
des, fuertes, ricas, poderosas, por medio' de la
union, que no debió romperse jamas, y que las ha-
ria boy rcspetilbles en los altos consejos de la Eu-
ropa (1).


(i) Esta opinion del matrimonio de la reina de España con
el heredero de la corona de Portugal, despues de ser anunciada
y defendida por los diarios repubiicanos de M.adrid, fllélo t8111-
bien en Francia en donde ( en Marsella) ~allO un folleto á luz
probando 1'1s ventajas de este enlace, sostenido posteriorm~nte
(año de i8H) en et Espariol de la segunda época por D. Andres
Borrego.




..


-M7~
. Réslanos por fin hablar de olra candidatura, que


podemos llamar nacional, y qu~ si no ofrece lan
grandes ventajas para el pueblo español como la
portuguesá, tiene al menos á su favor la simpatía
de los instintos populares y la recomendacion que
da el conocimiento de las personas I sin que ella hie-
ra el amor- patrio, el espíritu de noble independen-
cia que anima y aHenta á esta nacion, COinO aconte-
ce con las candidaturas que quieren imponernos
otras naciones, ú otros gobiernos estrangeros. Fácil
es colegir que aludimos á los príncipes españoles.
hijos del infante D. Francisco de Paula, y primos


. de la Reina, de cuyo proyecto se ocupó bastante
la prensa periódica !ln los dia·s de la Regencia.


Esta familia '. de la cual no:; hemos ooupado ya
otra vel, se ha hecho muy buen lugar entre el par-
tido liberal de Españ~, con la conducla observada
por el infante desde 1808, Y despues tambien por
su esposa la infanta doña Luisa Carlota en 1833 y
años siguientes (1). Hasta 1811 habian residido es~
los personages en Francia; porque las dos herma-
nas, Cristina y Luisa, no habian podido verse bien
halladas juntas en su palacio de ~ladrid (segun di-
gimos al hacer la historia del 1838). á pesar ,de los


(1) Ya ,Ua apertura de las primeras c6rtes del Estatuio dí-
jose que obraban en inteligencia con la familia del infante el
duque de Zaragoza y drmas presos que al parecrr.se propo-
nian restablecer la Constitucion de 1812. .




.. ,~:
-648-


emipentes s~rviciosque la segunda dé estas seño-
ras 'prestó á la primera al morir Fernando, J aun á
la misma reina doii¡l Isabel 11, Sil hija, y porconsi-
guiente, á la causa de la Iihertad. Pero á conse-
cuencia del movimiento de setiembre, creyeron ya
negada la época de restituirse á España, á donde los
llamaba la circunstanciil de acercarse ya la edad nu-
bilde ,la reina, objeto constante de: sus esperanzas
y desvelos. De aquíla felicitacion del infanle al Du-
QUE DE LA ViCTORIA por su nombramiento de RE-
GENTE; Y de aquí tambien la ágria censura que me:"
reció este documento á 103 periódicos cr,istúws,
,que le consideraron como depresivo de la estirpe
régia, y una6frend'a hecha á la revoluciono Cosas
de los serviles.


A los pocos meses pretendió don Francisco del
gobierno de ESPARTERO su vuelta á España, que le
fué concedida, como era consiguiente; pero no sin
tener qu~ vencer anles ciertos obstáculos y dificul-
t-ades que oronja el gobierno: y OOlpO al tiempo de
emprender el regreso, recihiera la noticia de.a in-
sun'cccion de octubre, sin esperar el resultado de
bs primeras tenlali vas, despachó el don Francisco
un correo á Madrid ofreciendo para sostener la re-
gencia del DUQUE J la causa liberal todos sus bie-
nes, su espada J las de sus hijos, anuncianllo que
sin perder momento se ponia en camino para las
provincias vascongadas, como así (o bizo, en posta,




-649'-
asistido de don Hipólitó de Hoyos , Mayor de 'la 8e-
cr~~aria de Estadó, enviado por el gobierno para
felicitar á los infantes y acompañarlos,odril ex-dipu'"
tadoPereira, secretario particular de S. A., hombre
de resolucion y de intriga, y de su mayordomo el
conde de Pa rsc lit. Rasgo de patriotismo, ú si se quie-
re, de bien entendido cálculo, este de don Francisco.
nada comun en los príncipes, y mal apreciado por el
gobierno de. ESPARTERO, que ni siquiera le di6 la
publicidad que merecia (l).Yé~eya aquí que aquel
gobierno no correspondía con ¡gua I ligereza á las
pretensiones ardorosas de los infantes respecto al
proyecta.do enlace, en lo cual juzgámosle discul(la~
bie, lanlD porque la cuesLion. de tiempo no apre-
,miaba, cuanto porque los recelos que· inspiraba él
carácter dominante y orgulloso de la Carlota. y so-
bre loJo, el papel dudoso é incitante á sospecha que
jugaba allí el Pereira, daban lugar á ohrar col\.
mucha circunspeccion y Cautela. Las autoridades
francesas de la frontera impidieron, bajo pretestDs
especiOllOs. y tralando hasta con estolidez é in~olen­
cili á los infantes, la entrada de estos y de su comiti-
ya en España; pero decidido el príncipe .í hacerlo
á toda costa, aunque. fuese á pié, como 10 manifestó
áa\gulla Je aquellas, logró al tin penetrar por


(t) Mas consecuentes los sublevados, cuando supieron la
entrada del infante, dieron órdcn para llevarle preso á la ciu-
dadeta dc Pamplona.




-650-
Oltlfon, tomando la via de Zar:)goza, 'en donde espe-
r:6lluevas 6rdenes del gobierno, á consecuencia de
baber recibilio otras en el camino previniéndole,
que si no habia entrado ya en España ~o lo "erifi,..
case, por no complicar mas la sltuacion con su pre-
sencia. En la capital de Aragon creóse el infanle.
notables simpatías por su franqueza, popularidad
y espí,ritu liberal, señaladamente coo los escritores
del Eco dI! Aragon, y los diputados provinciales
Las-Cas3s, Ortega, ROJo, Boné y otros ,que des-
pues le facilitaron la entrada en el Congreso.-


Trasladado posteriormente á Burgos, á donde salió
al encuentro,de su esposa que vino por Santander,
tuvieron tambien aquí un recibimiento lisonjero por
parle de las autoridades y diputacion provincial, cap-
tándose ademas el aprecio de todos los liberales
avanzados: y habiendo toma'do alojamiento en la
casa del diputado D. Antonio eollantes, este y su
bermanodon Luis,juez de Barcelona, fueron desde
entonces sus mas íntimos confidentes y consejcroi.


Aquí tuvo orígen, en Zaragoza primero y s~gui­
do en Burgos, este nueV(i) partido llamado francís-
cano, ú sea, el que aspiraba al enlace d~ la reina
con UII hijo de D. Francisco, el cual entonces solo


. era una fraccion del bando progresista. Obtenida
desilucs licencia para que los dos hijos mayores de
aquc'¡ entrasen tambien en España. lo verificó el
primogénito por la Coruiia l' acompaiiada del sena-




...;...651-
dQ.f Onis; y un batallon de aquella !liIicia Nacional
le oo~bró al punto su comandante. E~'toda Galicia
y'ensu trd,nsito á Madrid fuese adquiriendo el,du-
que de Cádiz g¡'andes si'mpatÍas por su juventud, su
popularidad y su amor á la industria. En Málaga
resultó tumbien nombrado comandaRte de otro ba-
tallon de la Milicia; y la diputacion provincial de
Burgos propuso al padre y los -dos hijos en terna
para subinspector de aquel arma, de c"'yo com-
promiso salió el gobierno recurriendo á una medida
alejandrina; suprimiendo aquella subinspeccion.


Reunida ya por fin en i\fadl'id loda la famili a
del infante, en fuerza de las obstinadas gestiones
que hicieron los Collantes (á quienes les fué dene-
gado),'y por último, el conde de Parsent, quien pudo
al cabo conseguirlo, era tal la inconfidencia ó la
falta de acuerdo que reinaba enlre estos pel'sona-
ges y el gobierno de ESPARTERO, que antes habia
este exigido que no habitasen en el real palacio, y
despues añadióse á esta conuicion la de que solo visi-
tarian á la reina cada quince dias, cuyo periódo re-
dújose al poco tiempo á ocho. Así el DUQUE y su go-
hierno se empeñaban en una resiitencia pueril, tan
opuesta á la razon como á su interés, la cual daba
márgen á sospechas que no lenian fundamento al-
guno, puesto q 110 el gabinete de ESPARTERO y aun
este mismo nunca tuvieron candidato electo para la
reina, ni aun pensaron siqu iera sino en rehuir esta




-65g-.:..
coestíon por' .extemporánea. como .va' dicho, sin
qóc' .para esta singular repulsa. esa conducta désa-
brida, hubiera mas motivos que los ya espués-
tos (1). á menos que el pensamiento oculto de :cllm~'
biar la raza borbónica. por creer tal vez que lOlÍ'
mismos bljos de don Francisco pudieran prestarse
un dia á servir los intereses de la Francia, en daño
de su pais (olvidando los grandes desaires que esta
falIlilia ha recibido del lado allá del 'Pirineo, y sus
fuertes compromisos con la revolllcion española) t
no presidiera en el ánimo dd ,DUQUE Y de Sus con-


. sej<;ros al haber de trutar esta cueslion delicada ..
Entre tanto iba acreciendo notablemente á as-


peusas . del partido dél g9bierno el del infante don
Francisca, desarrollado ya vigorosamente en 1842
en Castilla, Aragon, Andalucía, Galicia, y sobre to-
do, en Cataluña. en don(le habia contribuido á for':"
marle el don Luis Collantes, (lor sus intimas cone-
xiones con los diputados barceloneses. El Duque de
Cádiz renunció á la consideración de capilan gene-
ral honorario que le concedió el di·funto rey al na-
cer, y pidió y obtuvo el pasar á servir el empleo de
capilau, en clase de supernumerario, en .el regi-
miento caballería d'e Húsares. El infante don Enri-


(1) Es de notar, que muerto Pereira, cuyo suceso acaeció á
poco de entrar los infantr,s el! España, la conducta del gobier-
no prosiguió siendo la misma, no obstante baber desaparecidt'
el prctesto que ·antes alegaba.




-653-
que, cuyos. aventajados talentos y sólfda jns~ruccion
en las ciencias e~actas ( 1 ) , badante á propósito pa·
ra una carrera facultativa, ingresó desde luego en la
llil\rina. En todas partes, en el c~erpo electoral, en
.la milicia, en. el ejército, en .las corporaciones po-
pula res , en la prensa y aun en' las córtes i daba ya
señales de robusta vida este partido de los Paquis-
¡as, que vino á formar el núcleo de la oposicion
dentro de la banda del pí·ogreso.-EI Eco de A,:a-
gon fué el primero, y _despues en Madrid el Eco de 1 .
Comercio, en Barcelona El Constitucional, y otros
muchos diarios en las demas provincias, biciéronse
los órganos ó intérprotes de esta opinion" que en
vano queria contrastar el gobi~rDo.


Sin apercibirs~ de ello tal vez, servia este,
obrando así, los deseos é intereses de la reina Cristi-
na, ~e quien publicó La Alode, diario legitimista de
Paris, una carla que suponia esl'C periódico haber
dirigido la viuda á su bija, la rein~ Isabel, al tiempo
de venir á Madrid la infanta Carlota, en cuyo escri-
to decia aludiendo á esta su hermana, entre otras
cosas, <lue era «un genio maléfico,» aiíadieÍldo: uN o
«bubo conspiracion en que no estuviese metida: no
"hubo intriga de que no tu viese los caho3, ni acto
«alguno de mi gobierno que no huhiese combati-


(1) Ambos hermanos recibieron su cducacion en los priml-
ros culegios de Francia, confundidos con la clase media de
3l¡uella nacion, como despuel lo bacen tambirn en su patria.




..


-651-
,do.)), Esto dedil Cristina á su hija para just~ficar el
destierro de la hermana, y concluia aconsejando á
la tierna é inocente Isabel: (i No te fies de esa mu-
«ger! Ella lleva consigo la desgracia y la ruina: sus
"palabras son mentirosas;' sus protestas de amistad
«son ,aSechanzas; su presencia es un peligro U ......
.. Ahí tienes, hija mía, lo que convendrá tengas
Cípresente cuando tu lia Carlota quiera apoderarse
"de tu Ílnimo y de tu corazon; cuando se insinúe
-en tu cc:mfianza para engaiíarla; CUiUlllo reclame
.de tí un afecto de que es indigna ..... "


En tal estado, los paquistas ó rrancisc(Jnos~que
se veian, sin saber esplicarse el por qué, entre, .muy
opuestos vientos, odiados por los carlistas y erisli-
DOS, Y desairados tambien por el gobierno de Es-
PARTERO, prab.lron á unir estrechamenle al infante
y al DUQUE, con el fin de asentar sobre la base SÓ,.
lida de sus verdaderos intereses la armonía entre
estos personages y entre .Ias dos grandes fraccio-
nes del pal·tido liberal que ambos t'epllesenlaban.
Pensamiento que se creyó al pronto realizable, co-
mo que parecian fáciles de conciliar todas las pre-
tensiones .. Entraron en M los Collantes, el conde de
Parsent, don Francisco Mendialdua (direclor del Eco
del Comercio), don J llan Bautista Alonso, don Joa-
quin María Lopez, don Joaquin:Mllñoz Bueno, don
Rafael Degollada y algunos otros diputados. Era la
base de avenencia, «que 01 gobierno del REGENTE




-&55-
había de apoyar el matrimonio de la reina con un
hijo del infanle, con cuya prenda ó garantía para el
partido Hberal en lo sucesivo, prometia la fraccion
IIvanzada dejar de bacer la oposicion al gobierno:"
Hecba' la primera indicacion al DUQUE por un con-
fidente !'agaz, amigo suyo y del infante·, moslróse
desde Juego aquel m'uy dispuesto á aceptar el pen-
samiento.


, Los autores y promovedores de él entoncesco~
misionaron á don Juan Bautista .<;\Ionso para que
pa3ase a ver al REGENTE y conferenciar con él sobre
el asunto, corno lo realii':ó, quedando amb(}s mútua~
mente' satisfechos de la' entrevista; pero traslucid'Ü
que fué este paso, como no podia menos de serlo.
suscitó en gran :nanera la curiosidad, y aun las ,DláS
injustas sospechas por parte de los individuos que
componian la fraccion Olózaga-Cortina • estraGos á
tales negociaciones. El mismo Alonso y don Anto-
nio Collantes, siguiendo el curso de (lilas, avistá-
rODse con el general y ex-ministro don Pedro Cha-
con, amigo síncero del DUQUE, consejero leal y
perspIcaz, cuyo dictámen, en esta y en otraS oca-
siones ,si - bien fu~ acogido con benevolencia por
ESJlARTERO, vióse lás mas veces postergado y pos-
puesto al de otros consl'jeros imprudentes, de menos
valia, pero' de mas inlllljo en el ánimo del DUQUE,
qqizás con notable daño del pais y aun de los into-
reses personales del gefc del Estado.


,




-556-
EBte.y el inrant~ D. Francisco scüalaron la épo-


ca de las antedichas negociaciones por medio de
mútuos obsequios, convites recíprocos yo'lras
muestras públicas de buena correspondencia, á sa-
tísfaccion de lodos los liberales progresistas de am-
bas fracciones, tanto como á despecho y enojo del
bando retrógrado, que en la union de aquellos veia
la muerte de sus esperanzas. De aquÍ el ridiculizar
cada dia en sus periódicos al infanle D. francisco,
suponiendo que este degradaba su régia cstirpe fa..,
miliarizándola con la deJ ilustrc DUQUE. Porque á
Jos ojos de estas gentes, que sin, embargo se ticnen
por discretas y entendidas, villen menos 'los titulos
personales quc los hereditarios, á los cuales la ver-
dadera civilizacion, la recta razon y la sana filoso-
fía niegan todo género de merecimiento. Pero un
tal desconocimiento de verdades tan tri viales, .mas
que de ignorancia, procede en ellos de eSe servic-:
lismo profundame~~e arraiga4q en su abyecto cora-
IOn, á punto de tener envilecida y abaldonada su.
alma.


Contribuyó tambien á que fracasase este plan, la .
série de imprudencias cometidas por varias de las
personas que cu él intervinieron, especialmente la
infanta doña Luisa Carlota. cuya ambicion desme-
surada y m ... 1 reprimida condújola á señalar,se de
Zlquel modo, desde el primer diaen que pisó el sue-
lo de la CÓl'lc, procur.ando siemI,re con ahincado




-657-
afan irse al lado de la reina Isabel, para lo cual ha~
cia mauosamenle coincidir la hora y el lugar del
paseo, llegando así á lastimar y aun herir la sus-
ceptibilidad, tal yez la envidia y el orgullo, qe la
condesa de Mina, .\ya de S. M.; Y pasando el eno-
jo de ésta seiiora fácilmente al ánimo del tulor, y
de este al REGENTE, cuya voluntad no se hallaba
aun t:1O decidida á favor de este proyecto matrimo-
nial como parecía anhelarlo y suponerlo el proce-
der anticipado é indiscreto de la Carlota, no tras-
currieron muchos di<ls sin qne se notira ya alguna
frialdad en bs relaciones amistosas del REGENn; y
delinfante.


_ Las ardorosas y vehementes gestiones de los pa-
quistas por un lado, y por otro los funJados temo-
res quoracerca de la seguridad de la rein.a habia
hecho concebir la tJbtativa retrógrada del 7 do oc-
tubre, llegaron por fin á redoblar la vigilancia y el
cuidado de 1 tulor, y de la servidumbre q ne á este
era fiel _en el real palacio. Muchos indi v idnos dt!
ambos sexos, de lo que aquí se \lam3 la grandeza,
habíanse separado del senicio de S. M. , presentan-
do, con especiosos pretestos, sus renuncias de los
empleos que respectivamente desempeiiaball, al
tiempo dé SOl' nomurado el iluslt·c Ar~ücllcs por las
córLrs para cl elcrado y honroso cargo de tulor;
porque estos Grandes tuvieron la pequeiicz y mi-
.seria (quc prueha no menos iU ahyccciOO que su
TO~. IY. 42




-658-
ignorancia) de creerse rebajados aliado del hombre
del pueblo, del varan eminente á quien con razon
juzgaron las córles españolas, por su ilustracioll,
su probidarl, su amor patrio y olras intinitas pren-
das que adornaban su alma, mas digno de recibir
aquella noble investidura que lodos los miembros
juntos de la antigua grandeza española (1). La falta
de personas, y aun la inconfidencia que reinaba en-
tre las pOC<.lS que rodeaban entonces á la reina Isa-
hel, tr3tábase de compensar por parte del tutor y
de la condesa de :Milla con el celo y guarda esquisi-
ta de las régias pupibs, á quienes se pretendia co-
locar á sal vo de las pretelhiones de los paquistas 'J
de las asechanzas de los cristinos.


Esta conducta suspicaz y vigilante habida en pa-
lacio, puso en desacuerdo al tutor y á la AJa de la
reina con la camarera Mayor, que era á la sazon
la marquesa de Bélgida , dando márgen á la renull-
cia que esta señora presentó dc su cargo, alegando
como motivo la circunstancia de baber sido desaira-
tia en sus f'lcu\tades y prel'ogativas con el nombra-
miento de tres camaristas, verificado sin que me-


(1) No alre,'iénuose Argiirlles á alterar la Ilrlh'nanza de la
TPal casa, propuso al gobierno, y estc hubo ue indicnrll! cstra-
oficialmente en las cürtcs, el \H'!I,amicnto de en'ar al~ullos
Gratules de Espaí13. de opinion liberal, pnra completar la ré-
gía scnirlumbre. Pero los lIlini,tros 110 hallar"l! apoy<¡ par,a
realizor esta iJea en los diputadus. i'ios('lros C!'('CtllOS '1ue estos
hicieron bien en opunrl'''C al acrecell~rni('llta de la Grandeza;
y qlle el tufo!' uíldu'.'o psccsiyamt'ule I¡imio y (,sf:rupl1los¡)~ con
UG a!tl'ra¡' el! su t'scndn In 1n~):)~truo~a onh'IHHlza uc palacio.




-659-
diase su propucsta, y otras. causas que csponia, na-
cidas de delicadeza, de prácticas estériles y propias
de la etiqueta palaciega, lal vez de rivalidades y
otras pasiones, de esas que prueban mas bien debi~
Iidad que falta de nobleza, y son peculiares de su
~xo'; puesto que la pasion, y no el conocimiento
claro de las cosas, podia dictar á la marqu,?sa, per-
sona de sentimientos liberales y de antecedentes
honrosísimós, aquellas palabras virulentas que es-
tampaba en su renuncia cuando dijo: "Hé ohserva-
ado en la guarda y servicio de S. 1\1. cierlo espíritu'
«inquisitorial de fiscaliz,lcion, de desconfianza y de
«recelo, por no decir de opresion, que sin exigir-
.10 su seguridad, ni la del Estado, ofenden su de-
~coro, menguan el prestigio del trono y. lastiman
((la lealtad proverbial oc los españoles." Y dcspues:
ICNi creo tampoco que el sisleml de aislamiento,
Icsc\usi v ismo y asechanza seguido, no sé con qué
«designio, al rededor de S. M., sea á propósito para
(·formar un alma nollJe y magnánima, un carácter
«benigno, conciliador é i\l(\l\'gelll~. Hay, en fin,
«para con S. M., en personas que debiet'an dar me-
"jor egemplo,}alt:ls de atcncion y miramiento, pOl"
(Ino decir otra cosa.»


Sobrecargado asaz por ID cxagcr:lcion y el des-
pecho hállase esle cuadro que del I"l'étl palacio ofre-
ce en su renuncia la marquesa de Ungida, i.Í quien
no dch,'D\oS SUPOllL'l' rslL:iia, ó ;¡\ menos, dcseono-




-660-
cedora de las poderosas causas que motivaban el
celo diligente de los guardadores de la reina, á los
cuales, á su vez, no pretendemos nosotros librar
del todo de la responsabilidad en que por su im-
prudencia y poco tacto, al haber de tratar este asun-
to, hubieron de incunir. Pero es indudable, que la
indiscrecion, dentro de palacio, por parle de la
banda opuesta al rigorismo observado en la vijililD-
cia de la reina, llevóse IDas al estremo, segun se
demostró tambien aquellos dias por medio de la
exoneracian que del cargo de maestro de instruc-
cion rudimentaria, ó primel'a enseñanza, de S. 3f .
sufrió don José Vicente Ventosa, á consecuencia de
haber mostrado á la régia educanda un retrato del.
capitan de Húsares, hijo primogénito del infante don
Francisco. La imprudencia vése, pues, lIue no po-
dia rayar mas allo.-A la de Ventosa, unió su cau-
sa la marquesa lle llél-gida, cuya renuncia fué ad-
mitida. La condesa viuda de Mina fué declarada
grande de España de primera clase por decreto
de 1.0 de octubre.


Removidos esos obstáculos en palacio, solo res-
taba ya para completar su obra, á los que por ino-
portunas, ó llevados de otros cálculos que jamas
pudieron vislumbrarse, pretendian acallar todas las
exijencias relativaa á la cuestion de casamiento,
separar del lado de la reina á la infanta Carlot3,
~llya C onuucta !lO parece sino que aspiraba [¡ jusli-




-,661-
ficar en algun modo. los fatales presentimientos de
su hermana Cristina (1). Entonces fué cuando ins-
tado el REGENTE DEL REINO para tomar una deter-
·minaciol1 que cortase esto que sus consejeros creian
un mal, óecidióse á romper del todo sus relaciones
con el infante. cuya familia vióse de nue,·o desaira-
da y perseguida, obligándosela á salir de Madrid.
como lo verificó, á fines de setiembre, marchando· á
establecerse en Zaragoza. Así vinieron á frustrarse
los deseos del general Chacon. el ministro Capaz, y
<lemas personas que concibieron la esperanza de
unir á todos los progresistas bajo esta base del ca-
s1\miento, avivándose nuevamente los odios entre
los que apoyaban al gobierno y los que le comba-
ti:m. Así, por causas lan füliles y lan nimias, quedó
ya desde enlonces la cueslion de matrimonio rele-
gada al silencio y al olvido. mas I,ien que al del
cálculo al olvido del abandono • .segun hemos llega-
do á comprender, resultando de aquí siempre un
cargo grave al gobierno de ESPARTERO. por haber
sepultado una cueslion de tanta I~agnitud y tras-
cenden"ia para la causa líber'al de Esp:lña.


A hierta la lejislatura de 1843, iba p apresla-
do y dispueslo un dia el célebre orador don Jo¡¡quin


(1) Pocos dias antes de llegar á E~paiia esto ~eiiora, en 184-\.
murió la dtliia Luisa Carlota. Esta muerte pareció providencial
á todos cuantos conocian )05 antHedenles que habian mediado
entre ambas hermanas, y tenian á la vista lo que se iba acercan-
do ya )a interesada y ruidosa cuestion del casamiento.




-662-
:María Lopcz para interpelar al gobierno acerca del
desvio y estraña persecucion de que era víctima el
infante don f'rancisco, sacando á pbza la cuestion
de casamiento. Pero al mismo tiempo en que iba á
anunCiar Lopez su interpelaeion, hízosc lectura del
parte en que el general Van-Halen daba cuenta de
la ins~rreccilln de Barcelona, con cuyo motivo-el
interpelante y sus amigos creyeron de su deber el
suspenderla, por no suscitar en aquel tran!:e nue-
vos conflictos y apuros al gobierno. De tal modo
esa eventualidad funesta vino á privar á las córtes
de un suceso, que e:1 tales' circunstancias habria él
sido tal vez de grande efecto, creando algunos com-
promisos que facilitaran la buena inteligencia de las
distintas fracciones del bálldo liberal, cuya alianza
debió formarse en este terreno del matrimonio de


. .'. la reina, cuestion que es de vida 6 muerte en Espa-
ña para todos los parlidos políticos.


Ahora bien: como la insurreccion de Barcelona I
de la cual vamos á hablar inmediatamente, tuvo,
entre sus mas voneados y especiosos pretextos, el
de la celebracion del ruidoso trataJo comercial de
"Igodones, diremos antes lo que hubo sobre el par-
ticular durante el ministerio Rodil cuya historia nos
ocupa.


En el mes de setiembre de es le auo 42 decidió-
se el gobierno del HEGENTE, en fuerza de las reite-
radas inslallCi¡¡s de Mr. A5thon, y por exigirlo así




-663-
tambien los apuros del lesoro. á hacer al gabinete
de S:m James ciertas proposiciones para celebrar
un tratado, mediante el cual fuesen admitidos en
España los géneros de algodon fabricados en Ingla-
terra, pagando un derecho módico; admitiéndose
en igual forma en las aduanas de esta- nacion nues-
tros vinos, aguardientes, aceites, lanas, sedas, fru-
tas secas y barrilla. En cambio de esta concesion
llOr parte de la España, proponiase que el gobierno
ingles garantizase un empréstito de 30 millones de
pesos fuertes, los cuales se habian de reembolsar á
los prestamistas ingleses con el aumento de los pro-
dnctos que en nuestras aduanas causase la nueva
importacioll.-Con muestras de aceptarlas recibió
lord Aberdeen estas proposiciones, contestando en
ese sentido. y auadiendo. que hahia sometido tan
importante negocio al ex ámen de sus cólegas y á
las especialidades del BOl'd de Comercio.-Un mes
habria transcurrido, cuando aquel gobierno comu-
nicó sus instrucciones á l\1r. Aslhon. quien entabló
desde luego pretensiones acerca del tratado. las
cuales, vistas por el gabinete espluol • juzgólas es-
te con razon inadmisibles. (1)


(t) Las pretensiones del ingles eran: 1.° Que el tratado de
algodones propm>sto por el gobierno espaiiol, se refundiese en
el tratado gencral ,le comercio sobre el cual se habia ya gestio.
nado: 2.° Que se eliminase de este tratado todo lo relativu al
empréstito que se solicitaba, porque el gobierno ingles 110 po-
dia otorgar la !\,uranlía oficiul que se demandaba: 3.° Que todos
los géneros, efectos y manufacturas inglesas, sin distincion,




-661-
En la discusion de estas y olras bases prelimi-


nares pasóse algun tiempo, sin que la Inglaterra
mostrase la misma ansiedad que antes; creyendo sin
duda que el gobierno del DUQUE, á quien conside-
raba nececesitado de fondos, á trueque de procu-
rarse un empréstito, que dejaba entrever en lonta-
nanza. sacriucaria á esta nccesid,Jd impcriosa su de-
coro, hollando sus principios constitucionales, su
sistema económico. y el porvenir de su industria,
navegacion J comercio.-Granrles eran en verdacl
entonccs los apuros del erario; pcro decidido el go-
bierno á no hacer un triltado deshonroso, perjudi-
cial á los intereses mas vitales del Estado, sostúvo-
se con honor, oponiéndose á todo trance á preten-
siones tan exageradas· como injustas. Y desengañado


gozarian de las ventajas que se concedían á los algodones, in-
troduciéndose por un tanto por 100 y ad-valorem.


El gobierno del REGENTE no accedió á estas proposiciones:
1.' Porque el tratado general, cuyo tenor se estaba examinan-
do por una comision especial, era obra que exigia mucho tiem-
po; y no podia mezclar~e ese negocio con el de algodones, sin
que este se postergase mas de lo que al parecer se deseaba: 2.'
Porque si bien esperaba el gobierno españul poder oblener de las
córtes la autorizaCÍon necesaria para admitir libremente en los
aduanas del reino todos los géneros ingleses de algodou, sin es-
cepeion alguna, mediante un derecho único, equitativo l' ad-va-
lorem, parecíale imposible que aquellas hiciesen est¡~llsiva es-
la gracia á la generalidad de los de mas efectos y manufacturas
inglesas. por ser contraria semejante concesion al espíritu y
letra de la ley fundamental, y pun á la prcrogativ8 y facultad
de las córtes de revisar y alt~rar anualmente las lari fas de
aduana: 3. o Porque una vez hecha esta cOllcesioll á la Inglater-
ra. reclamarían para sí su aplicRcion CIIBlltas nacione~ están
ligadas por vínculos de amistad y anteriores tratados con la
España.




-665-
el ingles de que no le era posible recabar cuanto se
proponia, pareció ya venirse á términos mas razo-
nables, conviniendo en que se hiciese cueslion sola-
mente de uu tratado sohre admis\on de sus a\godo-
nes. en camhio de iguales ventajas que se pedian
por el gobierno del REGESTE para la inlroduccion
de nuestros frutos en Inglaterra; con lal que se es-
tipulase no dejar de la mano el exámen y discusion
deltrata(lo general de Comercio, puesto á cargo de
una comision compuesta de los señores ,Calatrava
(don José). Ferrer, Gil de la Cuadra, Coming J
Sagasti.


Aquí habian llegado las negociaciones comercia-
les cuando se verific6 el levantamiento de Barcelona
en no\·iembre. Mas para no cortar otra vez el hilo
de esle importanle negocio, terminarémosle de sc-
guida.-En los primeros di as de diciembre notóse
grande vehemencia y ardor de parte tlel gabinete de
San James, que insló para que se nombrase á la
mayor brevedad, por el gobierno del DUQUE, minis-
tro ú ministros plenipotenciarios para la negocia-
cion de algodones: y accediendo á esta peticion,
nombró la regencia á los señores conde de Almodo-
var, ministro de :Eslado, y don Joaquin María Fer-
rer, senador del reino y cx~millislro, quienes em-
\'I~1.al'()\\ \\~s¡\c e\ dia siguic\\\e a\ de su \\om\)ramien-
to las negociaciones con l\Ir. Astholl, iUf.estido ya
de .las credenciales necesar ¡as para tratar con lo s




-G66-
plenipotenciarios de España. Con nuevo arlior insis·
tió ahora el ingles en sus antiguas pretensiones: y
haciéndole ver tambiea oe nucl'O los españoles los
lllútivos y razones que I oí juicio de nuestro gobier-
110, las hacían íUil(lmisiblcs, ofrecieron presentarle
muy luego un proyecto d:! tratado especial. en el
cual se eliminase todo lo relativo al empréstito y
cuanto tuviese conexion con el general de Comercio.


Presentóse con efecto á los pocos dias á Mr. ÁS-
thon' este proyecto de tratado, procediéndose á su
discusion, si bien rescnándose el embajador ingles
dar razon del co'nlcllido á su gobierno (1). Largo


(1) Es muy singular, y muy digno de anotarse aquí. que á
pesar de las razones que se es pusieron al inglés con anteriori-
dad subre lu imposible que era á nuestro gobierno incluir en
el tratado de algodones el gencr'al de comercio, terco y porfia-
do el estrangero, pretendió renovarle ahora con nueyos gravá-
menes para la nacion española; añadiendo, que ni el derecho úni-
.:0 que por dicho proyecto se imponia á Jos géucms ingleses, de-
jando á su arbitrio el quantnm. podia ser aplicable en Inglaterra
á los frutos españoles. y esp~cialmeute á lo~ "inos y aguardien-
tes, los cuales no podian admitirse ad-valorem por las leyrs
fiscales de aquel reino, sino por un derecho lijo, basado Sobre
el irracional y exurbitante que hoy ~e paga, y que se reduce no
menos que al 200 por 100 del val()r sobre los ,'iuos. y á mas
de QOO por 100 sobre los aguardientes. Derecho desmesurada,·
mente subido, al cual, si todavía se agr('ga el de Excije ó con-
sumo que pagan ademas lus ,'inus de Jerez. resulta la enorme
suma siguiente:


Derecho actual de introduccion de este vino
pur tarifa. . . . . . . . . • . . . . • . . •. 3200 rs. vn.


ldem por Excije ó consumo. . . . . . 4320
Total por pipa ..•.•••....•. " 715;l0 rs. vn.


Cantidad que pasa del 271.S por 100, considerado el valor de
cada pilla en 3000 1'5. vlI.-Pero hay mas: que valiendo la pipa




-667-
seria enumerar las dificullalles que este opuso para
haber ·de concluir el tralado bajo el principio de
una estricta y recípro::a igualdad entre ambas par-
les. l'aliéndose de toda clase Ot .''J1Ism:ls. y v i !líen-
do por último á conceder á los frulos espaüoles. 110
~ma ignaldad 1'elativa de derechos, sino la rehaja oc
la mitad de lo~ que pagan hoy por sus aranceles vi-
jrntes: esto es, que pagaría en lo sucesivo cada bota
de vino. v. g., 3760 reales.-en vez de 7520: lo
cual cquiralc en los linos, como los de Jerez y Má-
laga, á 125 por 100, Y en los vinos ordinarios. Ó
comunes, como los de Cataluña, Navarra J Castilla,


de vino catalan menos de 2~0 rs., el derecho que deberia pagar
segun el arallcel vigente en Inglaterra, seria equivalente á 31
'\la/ores capitales, lo cual va.le tanto como una táCita prohibí-
cíon. Por csta regla, la pipa de aguardicllte vendria á pa-
gar 15,000 rs. ,'no de derechos, es decir, 28 rs. por botella. Así
es como quieren 105 illglescs el comercio de importacion en su
pais. Pero los tiempos varian; y las circunstancias y las nec~­
sida des sociales cambian á \'eces el sIstema p"lítico ú mercan-
til mas arraigado en las naciones. -


Para que nurstros leetores formen una idea completa y
fucta del pensamiento de los plenipotenciarius espailOles al
formar este proyecto de tratado, presentaremos aqni las bases
en qúe él se fundaba, que son las de la mas estritta y racioual
rt'ciprocidad de ventajas y de mútuas concllBiones. Hé aquí las
bases:


1.' Admitíanse á libre comercio, por c;;te proyecto, todos
los géneros de algodon ingleses, sin ninguna csccpcion de cia-
ses, tanto hilados como tegidos, labrados, pintados, ó en
blanco.


2." La intrnduc"ion de ('sto s géneros solo era admitida en
los puertos hahilitados de la Península, San S~bastian, Bilbao"
Santander, Cnrulla, Vigo, San Luear de Barramcda, Cádi~,
Málaga, Almería, Cartagcna, Alieantc, Valencia, Tortosa,
Tarragona y Barcelona: en la~ islas Baleares, cn los de Palma
de Mallorca y Mahon; y en las Canarias, en los de Orolava y
Salita Cruz de Tenerife; con la única condicion de que rstas




-668-
á 16 capitales: al paso que los géneros ingleses de
/llgodon no pagarian sino un 20 por 100 ad-valorem
por (odo derecho en nuestros puertos. Demostraciolt
icncilla que pone al claro todo lo que tienen de in-
justas las exigencias del ingles en este asunto de los
algodones.


Las principales mi.';ls de nuestro gobierno, al
emprender elote tratado, eran: La, desterrar para
siempre, ó al menos, amenguar mucho el eontr·a-
bando: 2.", moralizar á los empleados de la Hacienda
pública, y á la mullillHi de gentes que twy \'Íven de
aquel inmundo lr~fico; 3. a , aumentar considcrable-


importaciones slllo podrían hacerse en buqu~s espaüoles ó
inglcses, que al menos lu,'iesen 100 toneladas de porte,
vinicndo los bultos en cajas ó fardos que pesasen 200 libras
castellanas, debiendo ser decomisados los bultos menores, co-
mo dispuestos parJ ser intruducidos de contrabando. .


3.' Lus buques procedentes de Inglaterra con géneros de
algodon debian traer un certificado de los cónsules espaiíoles
de los respectivos puertos, y manifestarle en nupstras aduanas,
con facturas juradas ad-·valorem para adeudar los derechos.


4.' Dejáhase al arbitri" del gobierno ingles el seil81ar el
quantum del derecho que deberian de pagar eu ES¡Jaila los gé-
lIeros de algodon importados, con tal que. se entendiera
deberse cobrar el mismo en Inglaterra á nuestr.os vinos, aguar-
dientes y dem3s fr,utos españoles que en la propia furma se
presentasen fOil factura ad-ralorem ·en las aduanas de aquel
n-iDO.


5.> Finalmente, varios artículos establecian las reglas de
estricta reciprocidad que deberian gozar en Inglaterra nuestros
buques y frutos, el modo de cortar para siempre el contraban-
do que se hace pur los ingleses desde la plaza de Gibraltar, es-
pecialmente de tabacos; y en Hn, otros pormenores relalivos á
la egecucion del mismo tratado, á la libre navcgaciun del DUe-
ro, para estraer por él nuestros linos de Castilla, y hasta la
introducdon de los cereales de España en Inglaterra, en caso
de que la ley prohibiti ya que elistia en aquel reino llegase 81-
gUII dia á ser modificada por el purlamclJto.




-669-
mente las renlasde nuestras aduanas, economizando
al'mismo tiempo los gastos de los resguardos ter-
restre y marítimo: 4.·, proscribir las aduanas inter-
nas, como perjudiciales á la industria, tráfico y co-
mercio interior de la nacion: 5. a, dar libre salida y
proporcionar un mercado vcnta joso á nuestros vi-
nos de todas clases, y á los demas frutos dcl reino:
'J por último, atender y compensar d'.lbidamenteá
las provincias de Cataluña las pérdidas que pudie-
ran ocasionárseles por la concurrencia de los algo-
dones ingleses, en perjuicio de sus fábricas actua-
les destinarlas ,í la produccion de esta clase de arte-
faCtos (1).


Manlúvose así esta negociacion hasta el marzo


(1) Este objeto importantísimo con respecto á Cataluña !e
habria logrado complctam!'utc si hLlhicsl~ tcuido efecto el tra-
tado segun se propuso hacerlo el gobierno: 1." Dcstiuando
una parte de las rentas que produgera la libre admision de
los algodones á indemnizar, en metálico, á los fabricantes de
las pérdidas que esperimentascn en sos establecimientos, ora
fu~se total" en su maquinaria etc., ora parcial, si pudi~ran apli-
carlas á la fabricacion de hilddos y tegidos de hilo, lana:;
etc.: y 2." Abriendo á sus vinos un mercado tan vasto como
el del reino lJnido de la Gran Bretaña y sus cstclIsas y ricas co-
lonias. pagando solo un derecho de 20 por 100 ad-valorB1lI.
Si est" huhiera tcnido efecto, apenas bahría quien hebiese hoy
ccrbeza en Inglaterra, pudieudo adquirir á pilCO mas precio el
"ino catalan. Por la misma ralOn hubieran logrado iguales ó
mayores ventajas sus aguardientes, destruyendo por su esc:e-
lencía y baratura la fahricarion artificial que se hace en In-
glaterra de este licor que t~nto consumo tiene en aquel rcino.
y si á todo esto se agrega el aumento de nal'cgacioll que dehe-
!'ia producir este tratado á la marina mercante de Cataluña, SI
deducirá que ninguna provincia de España se utilizaba mus
que ella de lo~ huenos efectos de una estipuladon, contra la
cual ha alzado eila el grito 5icmpre, con notoria injustieia,




-670-
de 4,3. en que la política mercantil inglesa tomó un
nuevo rumbo, eslraiío asaz, á no ser visto en Ingla-
terra, para nosotros y para lodos bien equivoco,
puesto que al mismo tiempo que trataba aquel ga-


acusando al REGENTE y á sus consejeros de humildes servido-
res del gobierno ingles.


Pero ya que hemos tocado este punto gravísimo de las in-
demnizaciones catalanas, de las injustas quejas de estas pro-
vincias y de sus 110 mellos injustos ataques y recrimillaciones
al gobierno del DVQUE, por este concepto de los algodones, se':'
rá bien que consignemos aquí un documento de alta y señala-
da importancia que no ha visto aun la luz pública, y que fija
los principios que dirigian al gahinete Rudil respecto á la eues-
lion algodonera. -Guando se vieron fracasar, como despues
diremos, estas negociaciones del tratado, el ministro de Ha-
cienda, D. Ramon Calatrava, que habia contraido en las córte;¡
el doble compromiso de presentar el proyecto de ley pidien do
la autorizaeion para contratar un empréstito de (i00 millones
de rs., y prometer ademas la presentado n de la ley algodonera
en aquella legislatura del 43, anheloso de dejar asentados COII
fijeza sus principios y los del gubiel'llo sobre esta cuestion im-
portante, para que no fuel'an siniestramente intef'pretados, for-
muló el siguiente proyecto de ley, que obra original en la se-
cretaría del Despacho, el cual honra al menos y favorece á la
sana intencion y buena "oluntad de su autor y de sus cólegas
e 11 el gabinete .


.\1\1'. 1.° Se autoriza a\ Gobierno para permitir la introdoo-
cion por las aduanas del reino de las manufacturas y
tegidos de algodon que ahora se hallan prohibidos.


ART. 2.° l\sta autorizacion se limita á los artefactoS de aque-
llas lIacioncs que á juicio riel Gubierno otorgucn ven-
tajas equivalentes á las producl'Íones agrícolas é in-
duo;triales u~ la Peninsula, islas y Colonias ~spañola5.


ART. 3.° El mínimulll de los derechos que los te¡¡:idos y de-
mas artefactos de algodon pagarán á su ctrtrada, será
oc 2:i PUl' HhJ suhl'c su valor verdadero, y el GolJicrno
tomará las uísposicioncs necesarias para su exacto
avalúo,


AUT. 4," A la aumi,iun de los géneros de algodon acompa·
ñarán las siguientes concesiones á la industria Jla-
donal:


La Se reducirá ú un derecho de IJalnnza el qllc,a-




-671-
binete con la España, hadalo tamLien con Portu~a 1
J con la Francia: y lison~eando á estos gobiernos
con la admisioll de sus vinos y aguardientes, reba-
jados de derechos, amenazaba indirectamente á Por-


hora llaga el algodl)n en rama procedente de las colo-
lIias españolas, y tamuien se moderará el impuestu
al que provenga oe otros paises •


. 2.< Se rebajará el derecbo que las manufacturas
españolas de algodon pagan á su entrada en nues-
Iras posesiones. de Ultramar, cuando vayan directa-
mente de la Península.


3." Los géneros españoles de algodon no adeuda-
rán derecho alguno en el tráfico interior del reino.


4.' Tambien quedarán e~cntos del pago de toda
eontriuuciun directa ¡lOr razon de esta iudustria y por
espacio de cinco años, á contar desde la publica-
t~on de esta ley, las fábricas de hilados, tegidos y
estampados de algudun actualmente existentes, así
romo las que se establezcan en el transcurso de dich08
cinco años.


3.a Igualmente se conc~deráll premios, por el
mismo espurio de cinco años, á los fabricantes qu.e
en sus establecimientos empleen constantemente mas
de 20 personas de amhos sexus, mayores de diez años,
en la escala siguiente:
Hasta 30 personas 20 peso~ ftcs. por cada una al aiW.
De 31 á líO 13 » por cada una de las


que escedon de 3Q.
De lJi á 71> 12 » por cada una de las


que pasen de 30.
De 76 en adelante 10 )) pJr cada una de las


que escedan de 70.
AOT. ~.o El Gobierno pnllrÚ apli¡'nr ha,ta \11 suma de 20 mi-


llones dI' reales á la l'ollslruct'ioll de ('aminos eu las
provincias dc Cataluña y cualquiera otra del litoral
dl'l Mediterrúnco que de ellos se halle mas necesitada.


AIIT. 6,0 El Gobicrnd adoptará l'IIDlllas precauciolles crea
necesaria" para evitar los fraudes á que puJiera dar
lugar esta legislaeiull di I'crcnciai.


¡Con cl1[¡nta sinrnuu. pues, se ha atrihuido á ar¡lIcl minis-
terio el di'signio de saerifical' los intrrl'srs nueionales y t!rs-
¡luir lü industria t'utnlullll!




-672-
tugal con la concurrencia de España, si no accedía
á sus exageradas pretensiones, á la España con la
Francia, á esta con la España y Portugal; resultan-
do de este juego de cálculo, que en la época antedi-
cha, las mismas condiciones que al principio ~abian
parecido á la Inglaterra razonables y admisible~,
previas algunas leves modificaciones, afectaba ya
que eran inadmisibles, porque segun el lenguage de
lord A berdeen stcbrertian el sistema de Hacienda de
aquella nacían-: sistema de Hacienda que pocos
años despucs hase visto ella precisada á subvertir en
el mismo sentido, y lo que es mas notahle, por el
órgano de los mismos ministros que lo eran
en 1843, viniendo a~í á justificar muchos de 1011
mas principales capítulos que com¡lrendia la pr~­
puesta española, la cual sin embargo osó calificar
entonces lord Aberdeen como dictada por la igno-
rancia ó por una refinada malicia!


A vista de un tal resultado, el gabinete de Ma-
driu comprendió desde luego que ya los ingleses no
querian llevar á efecto esta estipul<tcion, y que solo
trataban de dnr punto al negocio, bajo frívolos pre-
testos, ó por razones que son desconocidas; pero
entre las cuales puede figurar sin duda algu-
na de las siguientes: 1.' porque estaban cn aquella
épocn en negoeiacioncs secretas con In Frnncia, cu-
yas negociaciones pudieran tal 't'ez referirse á sus r,-
laciones con E~paiia: 2.· porque esper<lban sacar




-673,.-
mas partido dI} otros tratados análogos con aquella·
nacioll ó con la portugueiia: 3.a porque, como anun-
ció entonces lord Aberdeeu, con amarga ironía,lle-
garla, mas adelante Una época en que la España se
viese precisada á admitir las proposiciones de la In-
glaterra: i Cuenta para el porvenir, con esta fatídi-
ca prediccion del diplomático de San James! (1)_


(1) Sea de !)sto lo que quiera, admira en verdad ver á la
Inglaterra desperdiciar una ocasion lan deseada durante mu-
chos años, cual era la que se le presentaba entonces por parte
del gobierno espaiiol, para abrir en la Península un vasto
mercado á sus manufacturas de algcdon, cuyo valor ánuo
puede regularse en 40 millones de duros, si se tiene presente
que en el dia introduce de contrahando por las vias de Glhral-
lar y Portugal comC! unos .16 millones de valor, á pesar de las
dificultades y riesgos que pe suyo liene ese t~áfico; y que
segun lo~ estados de-las aduanas de.Francia, pasa hoy de otros
8 millones de daros lo que esta nacion introduce del mismo
modo en géneros de igual clase fabricados en Francia y Suiza.


Aunque esta doble íntroduccion de algodones no suponga
actualmenle lilas consumo que el de'2i millones de pesos fuer-
tes, reducido su precio á un valor mínimo con respecto al que
hoy tienen, por medio de la libre admision con un derecho
módico: no será exagerado el aumento de consumo hasta
40 millones, si atlcrnas se tiene presente cuánto contribuiria
al mismo fin la grande salida de nti.~5tros frutos para aquel
reino, facilitando las negor.i&ciones con un cambio recíproco
entre los productores y consumidores respecti vos de ambas
naciones. . .


A pesar de que todas estas razones tan óbvias y tan pode-
rosas no era posible se ocultasen á la penetracíon de un gahi-
nete tan ilustrado en materias mercantiles como lo es induda-
blemente el ¡lIglés, creyó el lIupstm que debía, ya que la nego-
ciacíon fraea~;]sr, no dejar sin réplica la~ aventuradas proposi-
ciones ó caiilieuciones que presentaba aquel. en su I'0strcrñ
COJllunicariulI, para venir á un rompimiento ó suspcnsion d~l
t.ratado; y en su consecuencia, bizo ver en abril de 18i3 al go-
bienIO tic ln¡daterra.:


1.° Qup fundándose el proyecto de tratad() que presentaba
el gobierllo espauol para la adOlision de algodones en nues-
tros puertos sohre una base de estricla recilJl·ocidad, no podia


TOlt. IV. 43




-674-
'Fin;¡lmente. no levantaremos mano de este im-


portantísimo y ruidoso a8"oto, sin,hacer ver, que
esa solucion negativa, pero honrosa, que él tu vo,
es el testimonio mas brillaote y magnífico que pue-


quejarse con razon la higlaterra, halüéndose Mjado á su arbi-
trio el seilalar el tanto por ciento de derecho que debian pagar
aquellos á Sil introduceion en Espaiia, siempre que fuese igual
al que pagasen en Inglaterra los frutos espaltoles que el tra-
tado mencionaba. (¿Qué Cu5a lilas justa y eq ui tath a"? )


2." Que siendo el deseo del ~obíerno inglés que sus géne-
faS entrasen en EspailH ad 1Jalorem, sill mas fllrmalidad de
ol'alúo para calcular eltanlo por ciento de derecho, y habiendo
accedido il ello el gobierno español, era justo y razonable lam-
bien que se admilicse este mislllo principio para la introduc-
cion de los [¡'u tos españoles en Inglllterra.


3." Que en esta parte no nistia ni por asomo, como os('-
veraba lord Ab~rdren , la subversion: del sistema de hacienda,
ni de los aranceles ingleses vigentes; puesto que en ellos es
conocida la inlroduccion ad valurem de varios articulas de co-
mercio, como así se le notó citundo artículos espresos.


4." Que la calilicacion que bahia hecho de i¡¡:noranria
Ó mala f~ en los negociadores espaiiules, adernas de inusitada
y descortes, era en gran manHa aventurada, cuanuo estos,
con pleno conocimiento de causa, fundahan sus prelcnsÍtHl('S
en la mas pura y exacta reciprocidad de condiciones, dedu-
ciendo de aquí la evidente consecucr~cia, de que desviándu,te
de este principio ~l gabinete inglés, que admitia. para sí. romo
justo y necesario lo mismo que negaba al espario! en el fra-
tado ,. ,'alía tanto como asen lar que no podia aspirane á tra-
tnr con,la Illglaterra bajo ningun princip(o justo de reci-
procidad, tÍ de igual á igual, sino como cntre un superior
que dicta y un inferior que obedece.


No fué posible al inglés resistirse ya á esta última demos-
tracioll; y ('onfesando qlle las proposiciones de la España esta-
han con efecto fundadas sobre la base de una justa y 'exacta
reciprocidad, declaró, ~ue á pesar de lodo, no podía acceder
á ellas'; y agregaba orgulloso y descomedido otras cspresiones,
hart!· humillantes y vejatorias para consignadas aquí, sobre el
poncnir angustioso (le la nacion eSl'añola,-Difícílmenle po-
drá preselltarse á esta y á sus gobicrJlos un8 leceían mas pro-
,'echosa que lltiHzar á favor de su p"ilerio ulterior, de su bue-
lIa auministradon ,ccontímiea y política, hase de su pujanza
¡rara 3"rgllrDr Sll inMp:ndcll.ria, que la que en rstas ruidosas




-57.5-
de prese~larse dcl espíritu de nacionalidad, de ver-
dadero patriotismo I de amor á la independencia y
al bonor castellano, que distinguió siempre al go-
bierno del DUQUE, á quien se calumnió tanlas veces


negociaciones comerciales le ofrece la conducta altanera y do~
losa de un gobierno, que sin embargo de esto, no es el peal'
de Duestros aliados,! amigos: el gabinete de San James.Asunto
es este que no deben perjlér 'de "iSla nunca nuestros gober-
nantes, de todos los partidos, si no quieren se~lIltar para
siempre, en dura y estéril roca, el precioso gérmen de pros-
peridad y grandeza que encierra España todal'ia, y alzar sub re
la tumba de su dicha el edilicio de su ruina y oe su perpétua
desolacion.


Tal es el fin que tU\'O esta memorable negociadon de los al-
godones, que nadie pudo ima~inar se rompiera, una vez lleg.1-
da á los térmillOS que elltonccs tocó. Mas es indudable que de- ,
bieron intervenir otras circunstancias politicas, estraiias á
ella, que en aquella sa.zon la inutilizaron completamente. Cuá"
les fueran estas circunslandas, liD es bol' fácil adivinarlo. Sin
embargo, mlll'hu podrá esclareccrse este punto si notamos
aquí 111: conducta que ha seguido eOIl 1I0sotros la Inglaterra des-
de el advenimiento de IsabellI al trono de sus mayorcs.-Na-
die puede dudar del ceto amistoso y cordial con que el gobierno
ingles ayudó á la E;paíl8 durante la guerra chil que suscitó en
ella el pretclIdil'1I1e CArlos. Hemos visto, en el discurso de esta
historia, al gabillete de lord PalmerstoD constante en suminis-
trarnos toda dase de auxilios, en armas, munifiones y fuerzas
navales, permitiendo ademHs formarse en Londres una legion
fuerte de 12,000 hombres, y mandando despll!'s un regimiento
de infantería de la Marina Real 01 puerto de Pasages, el clTal,
en union con las tropas constitucionales de España, lomó par-
te en varias occiones de guerra muy señaladas, 'Y se QislinglJió
a las órdenes del bizarro lord Joh-llar, por su valor, instruc-
don y dist'iplina, durante ,ese fatal pl'ríudo; sufricndo bajas
"onsidcrahJes, dejando ell fin el mas honroso recuerdo de su
leal comportamiento y 5U conducta hcróica.


La retirada de aquel ministerio Whig, y la entrada (lrl To-
!'y, que presidia Sir Robe!'! Peel, hitieron temer l\ algunos por
(larte de la IlIglaterra un cambio de política con respccto á Es-
"aua. Pero viósc con admiracion y agrado, que el nue\'o gabi-
nete seguia con nosotros la misma política que el anterior
(porque los ministros de Inglaterra, en sus relncion.cs CCJlJ los
<lemas Estados, ni son torys ni son whigs, sino que s 1[\ $010




· -676-
por este concepto de sus relaciones con la Grao
Bretaña: y ese porte honrado. civil y patriótico de
aquel gobierno. y sobre toao. de las' personas en-
tendidas y rectas q~e mas inmediatamente inlervi-


inglel8S) ,..sin que se hubiese uotado difercllcia alguna hasta' Ii-
nes de este año 42, en que, á consecuencia de la insurreccion
de Barcelona. notóse ya con sentimiento qne el gabillete britá-
nico (á pesar de las disposiciones amistosas de su representan-
te en Madrid, Mr. Asthon, y de todos los empleados de Sil le-
gacion, á quienes nos hacemos un deber de trihutar con agra-
decimiento esta justicia), mostróse mas dispuesto á dar la ra-
zon al de las Tullerías en las contestaciones desagradables que
entre este y nuestro gobierno suscitó la conduc,a imprudente
del cónsul frances en la capital del Principado, que al gabine-
te de ~fadrid á quien hasta entonces habia apoyado y dádole
pruebas de bup.na correspondencia. En este sentido, al menos,
se esplicaron el Times y otros periódicos ministeriales de Lon-
dres que res.pectivamente cambiaron de lengoage.


Vése, pues, con claridad que la Inglaterra, si bien nos asis-
ti~ en la guerra civil, nos abandonó á nuestra suerte en esta
época, cuando precisamente nuestros enemigos esteriores I/ses-
taban sus tremendos daldos, de dinero '( de intrigas, contra la
independencia y las libcruldes ,le España; á la manera que lo
hizo en 1SU, al volver el rey Fernando de Francia, y lo,repi--
tió des'pues en 1823, cuando 101l franceses nos invadieron in-
justamente atropellando los mas s.agrados y acatables derechos
de las sociedades humana~'. En la primera de estas dllS épocas,
ya que salvamos á costa de nuestra sangre (¡ la Inglater_ra de
la inminente ~,atástrofe con que.la amagaba el poder colosal de
Napoleon, nos \'olvió la espalda y mostróse complaciente al ab-
solutismo de Fernando, creyendo sin duua sacar alglln m,ejor
partido (pero que no le obtuvo hasta la muerte del m"onarea).
En 1823 dejó que la Francia, apoyaua por los realistas españo-
les, restableciese en la Península el ,poder absoluto y monacal,
á trueque de conseauir en su provecho la emancipacion de las
colonias españolas, como lo aseguró, COIl la lilas deplorable
franqueza, ell pleno parlamento el famoso ministrl:l CallÍng.


Ignórase aun, porque no se ha visto, cuales sean las venta-
jas que ha sacado, ú se propone sacar el ingles de su actual
desvio de la amistad cspalíola, lo cual no es fácil descifrar por
ahora, hasta que el tiempo venga á aclararn05 su misteriosa é
inco¡n[Jrensible conducta, hija siempre del l,álr,ulo mas intem-·
s¡;do, y de un egoismo manifiesto. Una refiexion, sin embargo,




-677-
meron en la negociadon, dirigida principalmente
en esta éIloca por el actuQso, cuanto ilustrado y ce-
losísimo patricio don JoáquinFerrer, fué al cabo
tan reconocido par todos los partidos políticos, aun
los mas adyersarius á ESPARTERO, que bastarános
decir aquí, que en los últimos tIías de agosto
de 1843, es decir, cuando constituido ya el Gobier-


debemos,hacer aqui: que 110 rs imposible, SiDO que acaso es
mas que probable, que sus cálculos.de hoy le salgan tan falli-
dos como le salieron los de la emuncipacion de nuestras colo-
nias. Que es algo m~s difícil, aun á los mas eminentes estadis-
tas, acertar en la pobre y abatida España, que en todas las
demas nacíones del mundo.-Las de Europa, en vista de tama-
ñas exigencias mercantiles, y esa notable falta de reciprocidad
en los tratos, por pa,rte de la Inglaterra, bánse dado todas con
aran á fabricar cuanto esta última fabrica, {Jara salir de su de-
lIendencia en esa {Jarte. Fnltándola consumidores en Europa
los hateuido qu'e ir á buscar al Asia, pais tambien industrioso:
y al cual solo le faltan' máquinas, que no tardará en adquirir y
plantear con la facilidad con que esto puede hacerse. A noso-
tros, que podriamo" consumirla mllcllOs géneros. particular-
mente de algúdon, dándola en cambio nuestras lanas, sedas '!
frutos, !lOS ha cel'rado la puerta á túda especie de contratacion;
porque esto y no mas si¡:nilica la conducta que hemos dejado
vc,r 3llteriormrnte. Quedan aun en todo su "igor y lozanía un
!/igante americano 'i UII coloso (rances, destinados á vengar
con el tiempo (pues que hoy lo impide al último la falta de
energía 'i aun de dignidaIl que caracteriza á !iU gobierno) los
ultragcs que ha he.:ho y está harielldo la Inglaterra á casi toda~
las naciones del globo, dando una lceeion barto severa á los or-
gullosos diplomáticos ó mercaderes políticos de la Gran Breta-
ña. haciéndoles ver que 110 }iC1Upre se hall de menospreciar
impunemente las ocasioncs favorables para asegurar por muo.
chos aiios el bicnéstar de una nacion por medios tan justifica-
dos CulllO generosos, todo COII un fin damllable ..... : alimentar
la )'ana esperanza de obtene.r wnlajas mercantiles, que no po-
dran mcnos de ser momentáneas, basadas sobre cálculos bur-
sátiles, tan mczquinus como' puco decorosos, ó por separarse
de aquellos prillcipios de sana política'! de convcniencia que
son los únicos que conduccn á las' naciones á un estado de
próspera y sólida grullde.z'I.




-678-
no ,Pro,visional en Madrid, babia sido derrocada la
regencia, El Corresponsal, perió¡lico de ideas mode-
radas, y por consiguiente, nada afecto al gobierno
que habia pasado, hablando de este negocio, espre-
sábase de la manera singular que ahora sigue: «El
«señor Ferrar (decia ) .•.• fué antes español que in-
«gles: inutilizó las ase,chanzas de una nacion podero-
«sa, que lo que quiere y espía es solo un asidero
«para c.ebarse en el porvenir de un gran pueblo; ma-
«niresló que quien no desea el tratado de comercio
«es la Inglaterra, que no deja en sus transacciones
«con las naciones con quien tr'ata, sino la miseria,
«la ruina y la desesperacion j y en -fin, hizo abortar
«unas negociaciones que ban tcnido al pais en con-
~líriua alarma durante tres años, amenaz:índonos con
ouna revolucion social cada dia.»-Estas y otras
parecidas frases asienta El Corresponsal, las cuales
forman la ovacion mas completa que pudiera lison-
jear el ánimo y aun el orgullo de don Joaquin Fer-
rer, y de los pro'gresistas todos qU'e desde el año 40 .
al 43 dirigieron los destinos del Estado y tuvieron
partici pacion, mas ó menos directa, en este grave
negocio del tratado comercial hispan.o-ingles, cuya
trascendencia puede medirse por lo que dejamos
dicho, y por las últimas palabras del diario que aca-
bamos de citar arriba.


Pero ocupémonos ya de los importantísimos su-
cesos políticos q lle cerraron el año de 18i2 , abricn-




-679-'
do al par, 6 mas hien, ahondando la horrible sima
en que habia de serprecipit,lda la regencia consti-
tucional del DUQUE DE LA, ViCTORIA. Es el pr'imero
de estos sucesos, para baber de tratarlos en órden'
metóllico ú cronológico la coalícion de la prensa. De
tuU' a',la y muy señ,alada importancia en la historia
de aqueltos dias este acontecimiento, merace ser
considerado con toda el lleno del interés que él ins·
pira; con loaa la imparcialidad que de suyo exigen
los escritos históricos, mucho mas, en los hechos de
este género, en los cuales, la grande heterogenei-
dad de opiniones, unificada y compacta, no parece
sino 'que sanciona el acierto, sin que apenas ose na-
die.contrastar el juicio de tantos y tan distintos pen-
samientos aunados.' Pero ninguna consid~racion,
por g ra ve y acatable 'que ella sea, nillgun interés,
por elevado que aparezca, ningul! lemor, que no le
bemos conocido nunca para decir la verdad, segun
el dictámen puro de nueslra conciencia, nada, ni
aun las afecciones mas puras de la amistad ... i qué
decimos amistad! ...• ni aun nuestros mismos com-
promisos personales, el sacrificio grande é ina pre·
ciable de nuestro amo\' propio, nada bastará repe-


,


timos, á enmudecer nue~tra voz para asentar aquÍ
]a vcr<lad, lal cual nuestro cor.non la siente y nues-
tra mente la wncibe. La verdad es el alma de la his-
toria: sin ·aquella, no puede senir esta de leccion
saludable á los pueblos y á los gobiernos:




.,


"-680-
Pas~Lanse en mortal ¡naccion los dias de la re-


gencia, sin que el gobierno popular de ESPARTERO
diera señales de vida, de esa vida de agitacinD que
~nhela y emprende las grandes reformas soci;¡les ,y
que ha de formar siempre el carácter distintivo del
poder público en las naciones que esten en revolu-
cion, si ese poder no quiere pronto verse arrollado
y _abatido. Cerradas las córles, solo la prensa soste-
nia la liza en el campo de Agramante: Pero si' en
aquellas la coalícion era peligrosa, hahia de serlo
mucho mas en la segunda, en la cual se hallaban re-
presentadas, con ma_s ó menos justo título, todas las
opiniones políticas. Y el paso indicado y temido,
dcspues de la coalicion parlamentaria, era esta o~ra
de la prensa periódica. El gobierno por Sil parte na-
-da bacia para conjur11r la tormenta: los infinitos
medios, de loda especie, que estan á su alcance en
tales casos (lara evitar los males que le amagan, to-
dos yacian en el olvido á que naturalmente los con-
(ienaba un ministerio, cuya incapacid'ad para habet'
de dominar tan terribles y azarosas circunstancias
era reconocida.-Enlre tanto, los enemigos del RE-
GENTE se aprestan á la liza, y tomando por pretesto
(porque no habia molivo alguno para asegurarlo).
que el noble DUQUE aspiraba á prolongar la mino-
ría de la reina, dicen y apellidan escándalo, y qué-
janse de la inconstitucionalidad hasta los mismos
absolutistas y aun los republicanos, siendo ya des-




-681-
de el1lonces el pensamiento de los primeros. no ya
')a observancia estri cta del artículo constitucional
que lija en los 14 años' el término de la minoría,
sino,poner por obra. como así se egecul6 Jespues.
contribuyendo á ello deplorablemente todos los
coa ligados , desde los realistas hasLa los demócratas,
una inconstitucionalidad igual á la que injustamente
se atribuyó al REGENTE DEL REINO; pues llano es
que tanto se infringe la Constilucion del EsLado pro-
longando, como acortando el p',azo que á la menor
edad de los reyes señala aquella, si esto se obra sin
poderes legítimos y especiales. .


Engañosas esperanzas para el porvenir, que
ofuscan siempre, alimenl'adas por la ambicron. el
entendimiento de los vencidos; esa idea desolada y
trisle que inspir,¡ba la presencia de U~ gobie'rno
que era ulla pesada bruma sobre un pueblo que an-
sia la luz y la vida de la revolucion; el proverbio
fatídico, que suele preocupar de ordinario nuestra
imaginacion débil, y nos arrastra, á pesar nuestro,
á creer, que el peal" de los males es el mal de actua-
lidad, es el presente; eo IIn, el tedio á lo que exis-
tia y la ciega cOllfi,mza en lo que vendria despues ....
todo contribuyó á que fuese awgida con avidez por
la prensa entera, menos por los diarios ministel7ia-
les, la no'-prorogacion, siendo así que quien gana-
ba en este pensamienlo era s(.)lo el partido realista.
Desde la caida del minislerio Gonzalez, tJrimer




-682-
triunCo que consiguió este partido, aunque alca~za­
do por los progresistas de I'a primera coalicion.
existia ya de hecho una inteligencia grande, un per-
fecto acuerdo eulre Jos periódicos de todas las Qpi-
niones resp'ecto á esa cuestion y otras de igual
trascendencia. La prensa. pues, hallábase ya en
realidad coaligada, aun cuando no lo confesase. So-
lo faltaba una ocasion que hiciera mas ostensible y
como que sancionase este hecho. Y esa ocasion
ofrecióla tamhien olro de los muchos rumores in-
fundados que los enemigos de la libertad y del RE-
GENTE procuraban eS¡:Jarcir aquellos dias.


En hojas volantes y en periódicos, en Madrid y
en las provincias., en aquella época vióse el mas es..,
caudaloso desenfreuo por parte de la imprenta polí-
tica j que <?l villando su mision, noble y preclara,
habiase convertido en un arma empecible y aleve,
un dardo envenenado que i~a á herir de muerte el
corazon de nuestra patria. Distinguiause cnl're los'
que abusabán tan deplorablemente de este derecho
precioso, los hombres monárquicos. 'los moderadas,
los que declamaron tantas veces .conlra los eslravios
de la prensa, cuando estos cstra\'Íos no eran suyos.
ó no podian utilizarlos en su pró. Y .fruto amargo
fueron de eslos escesos, otros no inenos censurables
que se comelian por p.arte de algunos nacionales 6
grupos de gente ineult" del pueblo, que invadian
con tiereza las imprentas; corno aconleció con la del




-683-
Globo, pet'i6dico moderado de Cádiz.En esta ciudad
llevóse la posion estuante. de la prensa hasta el cri-
minal estremo de provocar un duelo. en el cual fué
muerto á pistola por un redactor de este periódico.
llamado Llorente, el desgraciado y pundonoroso
Riesch, gefe político que era á la salOn de aquella
provincia. En Barcelona, por el mismo tiempo, da-
ban á luz los retrógrados otro diario, intitulado El
Papagayo, cuyas caricáturas eran el lenguage mas
violento, insultante y soez que puede hablarse á las
pasiones (1).


Jamas la :man¡uÍa :reinó tanto en los impresos.
Nonca se hallaron todas las opiniones, pero ni tam-
poco todas las pasiones, tan bien representa-das en
la prensa como en esa épuca. Solo en este lamenta-
ble abuso, en la licencia abusiva que descollaba en
la imprenta y en el parlamento, conocíase entonces
que la Espalia e3laba en revolucion. Bástenos decir,
que dos periódicos religiosos que se publicaban en
]a corte, El Cat6lico y La Cruz, pusiéronse lambien
en guerra abierta de opiniones, á punto de haber
espresado el último al despedirse, que, es;;s disiden-
cias. le impedian unirse al primero, prefiriendo al


(1) En mayo de aquel año habia representado El Papagayo
en una de sus caricaturas ó viiietas alREGENTIl UEL BEINO dán-
dole garrote: '! para que no se dudase que craJíl, á pesar d,e cs-
I.ar bien marcado, llevaba un rótulo Ú epígrafe que decia: (Cl\li
linage es espartano.»




-684.-
Heralda,lIpara continuar escribiendo y bañar sus co·
«lumnas.con el sudor de su frente.» Así se'estraiiará
m~mos que los dos diarios republicanos que hubo
tambien en Madrid, El Huracan y El Peninsular, se
pusieran en pugna desde la scgunda aparicion del
primero: y toda sorpresa deberá de cesar, si atlvel'-
limos igualmente aquí que los periódicos sostene-
dores del gobierno, El Espectador, ElPatriola y La
Iberia, tambien mostraron desacuerdo en varias cues-'
tiones políticas del mayor inter{)s. ¡ Tristes COllSC-
cuenciasde la humana debilidad! -La inconsidel'a-
cion y la imprudencia por parte de todos puede de-
cirse que rayaba á igual altura. La hoja 1'epublicana
de Val~ncia orrecia un dia sus servicios y su coope-
racion á los ministeriales, caso de peligr'lr las ins-
tituciones. para haccr gucHa al cncmigo comun, y
la indiscreta Tribuna, periódico ministerial de
aquella ciudad, contestó rechazantlo los auxilios re-
publicanos, como de mala' procedencia. ,Las leyes
protectoras de la imprenta, que á pesar de todo res-
petaba, cual debía, el gobierno, dábanla entonces
un aumento extraordinario. Y á este PI'opósito debe-
mos decir aquÍ, y fijar sobre ello la atenciun de
lmeslros leclores, que ( usando nosotros del mismo
lenguage que usaba el Eco del Comercio cl 2:3 de se-
tiembre) «la Providencia segun unos, i 1.1 casuali·
«dad segun ofros>l inspiraron la opuesta idea de que
saliescn ~ luz, desde elLo de octubre, El Tl'ono en




-685-
Madrid, y El Republicano en Barcelona (1),


'A una guerra tan apasionada y virulenta, cual
era la que en todos sentidos y en distintas vías se
bacia al gobierno por una multitud de periódicos
que venian á formar un. sistema comp\icadísimo de
fuerzas, un aparato cuyo manubrio era dpsconoci-
do y cslrafio á muchas de sus p~rtes, las. cuales ha ...
lIábanse movidas por un secreto impulso y en una


• direccion dada y convenida por los agentes ocultos
de aquella infernal trama, solo oponía el gobierno.
]a fuerza de la ley: y algunas denuncias que hacian
los fiscales , de cuyo medio no puede decirse sin
injusticia que se abusó antes del dia en que la pren-
sa se declaró coa\igada, algunas circulares para la
buena inteligencia de las leyes, y para evitar catás-
trofes cruentas como la del infortunado Riescb,
fueron todas las medidas que adoptó el gobierno
para córtat' tauto esc~ndalo, Pero los autores de él
creen, en su propia conciencia acusadora, 6 afectan
creer, en su malicia y su delirio, que los ministros
van á acordar la represion ó 1a estincion completa
de la imprenta por medio de un golpe de Estado:
y los primeros profanadores de ese derecho inapre-
ciable, son tambien los primel'os en acriminar al
gobierno por el supuesto golpe de Estado contra la
prensa, como fueron ellos igualmente los primeros


(1) La antigua hoja republicana convert¡"da en periÓdic\)
con arregl\) á la nueva ley.




-686--
en dar e.l golpe que ,atribuyeron' mCDdosamente al
gobierno del DUQUE, de reprimir la imprenta por
medio de simples decretos.-Hé' aquí olro punto
que, como el de la mayoría de la reina, caracteri)a -
él por sí todo Jo que tiene de bastardo y feo el mal-
caso que llegaron á consumar los liberales-modera-
dos 6 mas bien, los exaltados-absolutistas en 1843.


El19 de octubre publicó El Heraldo un artícu-
lo, que resuJló ser calumnioso, habiendo aquí de'
notable que este artículo sin embargo, sirvió de
base y fund"menlo á la coalicion de la prensa. De-
cia el órgano de los vencidos en setiembre y en oc-
tubre, ,que el ministro de la Guerra habia dirigido
una comunicadon olicial-al capitan general del pri-
mer distrito, suponien~{) que circularía tamLien á
todas las demas autoridades militares del reino, co-
metiendo á estas no menos que el castigo de los de-
litos de imprenta, con otra série de patrailas por el
eSlilo, lo cual fué lodo de~menlido, de una manera
solemne y oficial por el gobierno del REGENTE, '!
ta~bien por las autoridades aludidas. Esta calumnia
sin embargo, dió ocasion al primer artículo que
anunciando )'a de cierta manel'a la coalicion, 6 I.t
necesidad de oponerse á la rep,"esion con que parecía
querel"Se amagm" á la prensa. publicó El Eco el 21
de octubre. En el mismo dia desmintió el gobierno,
por medio de sus órganos, la terrihle y falsa acusa-
don lanzada en mal hora por El Heraldo; pero sin




-687-
q4e esto bastase ~que El Eco del ComercIO, qne h¡t-
bia sido el primero siempre en dar la ,voz de i aler-
ta! contra las sini'.lstras maquinaciones' de los oclu-
hrislas, cuyos trabajos de conjura, tanto en Espa-
ña co~o en Francia, el'an conocidos de lodo el
mun1lo:. El Eco, que el 29 de setiembre babia di-
cho: «Una y muchas veces hemos asegurado que no
'pertenecemos á la. llamada coalicion,» (aludiendo á
la parlamentaria); El Eco, que ~\ siguienle dia 30
estampaba en sus columnas, hablando de las distin-
tLlS fracci.ones en que estaba por desgracia partida
la comunion liberal, estas notable3 y al parecer fa-
tídicas palabras: «Todos sucumben, perecen lodos,
do~osson víctimas de una misma causa; la DESU-
4INION h> Este mismo Eco, decimos, ora fuese por
hallarse de acuerdo ta I vez sus redaclores con
los principales directores de la prensa para realizar
la coa.licion, ó bien porque en ellos influyera el
consejo de sus amigos políticos, los gefes de algu-
nas fracciones del Congreso,. 6 finalmente, porque el
s¿lo estímulo de su conciencia y de su opinion los
impulsase á hacerlo, sillv,tndo empero en todo,s los
CilSOS, porq:Je cumple á llueslrosenlir y al juicio
flue nos merecen las personas que en esa época re-
dactaban ya este pNiódico obrar de tal modo,
salvando, repetimos, la buena ¡nlencion y f{'cto
proceder de ~os b~lIrarlos escri.lores del antiguo ór-
gano progresista, publícasc él el dia 2;) de octubre




-688-
~u célebre arlÍcul" en el cual proponia á los demas
periÓdi'cos y' aun los invitaba á unirse lodos ~n per-
fecta coalicitm, con el protesto de defender auna-
damente las inmunidades periodísticas, que como
vá demostrado, no corri~n el menor riesgo. El Eco


, citaba, en este su memorable artículo, las ordenan- I
zas de julio, sin que para ello en realidad hubiera
fundamento I y queriendo honestar su proceder, so-
lo decia: «Cada dia que pasa se robustece mas y
«mas la especie de que se ,piensa, 110 solo proponer,
«sino ensa.yar la ropresion del pensamiento.» Des-
pues propone "á los que se hallan (dice) á la cabe-
«za de las redacciones periodísticas, sin .exclusion
«de colore's, ni banderías, una reunion amiga y fra-
«ternal, con el lin de convenir la manera Ae sosle-
ccll{:r cada cual sus opiniones; pero de un modo que
"frustre el golpe que nos amaga, y cuyas tristes
«consecuencias habria que llorar aunque tardia-
«(mente,))


A esto se hallaba reducida la sencilla CUílnlo pe-
ligrosa é inmotivada propuesta del Eco. Dddo este
paso ... j era tan fúcil resbalar en la senda de la de-
sunian que él lamentaba un mes al)tes! ... -Todos
105 diarios, desde El Peninsular hasta El ,Trono ....
El Catúlico, El H,raldo, El rastellano, La Posdata,
todo~ correspondieron fielmente á la invitacion. Di-
riase que no esperaban olra cosa: y reunidos el 30
de oclubre en la redaccion del mismo Eco, l{)s re-




-689-
presentantes de doce periódicos (1). que eran to-
dos los que se daban á luz en Madrid, menos los mi~
nisteriales, acordaron publicar;' y publicaron un
extenso manifiesto, que llamaban «DEGLARACION DE
LA IMPlI.E~TA INDEPENDIENTE,» ene-l cual formula-'-
han I,IS vagas acusaciones que hemos diclio se diri-
gían al gobierno; siendo lo mas notable de este
estraiio documento las,cuatro bases que fijaba, rela-
tivas las tres'primeras . al ol'jeto ostensible de la
coalicion y tambien.á la defensa de la seguridad y
de la libertad individual, consignadas en la con~ti­
lucion del Estado, y la 4." que decia de esta manera:
«Declar.amos :que esta asociaciondefenuerá y sus-
«tentará, en la propia. forma, la no prorogación de
.Ia menor ed~d de la 'reina.))-Todo e3to ihá firma ....
do por los representantes de los· doce periódicos;
sustentáculos de doctrinas, muchos de ellos, las mas
opuestás á los principios que con tanta indiscrecion
se invoc,lban !


La co,llicion del Congreso habiaunido entre sí,
dentro de la comunlon progresista, á las distintas
fracciones que allversaban al ministerio Gonzalez .
. Mas esta de la prensa, vése ya 'que hadado un en-
sanche mucho mas grande á su' pensamiento. El
partido realista va, ganando mas que otro alguno en


(1) El Eco del Comercio-El ireraido-El Peninsular-El
Castellano - U, l'o.~data - El Trono~ El Católico - El Corres-
ponsal- r; uillrl Wn- Fl Español Independiente - L(J Rel'ista
.le ]Uadrid- La Revista dI! España y de! Extra1Ígero.


1'<m. IY. 4,í




-690-
este ensanche. Su grande exigencia quédate ya con-
signada con ashicia en esto que se llama declaraciQn
de la imprenta independi~ntl!. El mal acrece; y el
gobierno entretanto nada bace para cortarle; nada
que no sea para darle mayor incremento. i Deplora~
ble ceguedad, la del partido progresista, en el man-
do y en la oposicion!


Hemos calificado de peligrosa é inmotivada á la
coalicion de la prensa. El primer estremo sobrada-
mente quedará demostrado en lo sucesivQ. Résta-
nos, pues, solo dejar aquí bien asentado el segundo.
Fuera de que él se halla tambien ya suficientemente
probado en las paginas que anteceden r resalta aun
mas \0 innecesa,rio é inoportullo de ese paso alar-
mante de los periodistas, la consideracion de que so-
lo faltaban muy pocos di as {Ulra abrirse las córtes,
á donde, en todo caso. podian recurrir aquellos á
esponer sus quejas contra los desafueros del poder
egecutivo.-Nosotros, con. todo el detenimiento
que requieren los estudios hist6ricos, hemos pro-
bado, pero en vano. á inquirir y bailar una causa
real, positiva, que pudiera en fin justificar en algun
modo ese desacordado proceder de los escritores
políticos: y solo hemos encontrado en él, visto por
el lado mas inocente, una imitacion, una parodia,
un trasunto, pero trasunto infiel y adultcrado, de
un succso análogo que habia (cnido efecto poco au-
tesen la capital de Francia. Una de tantas importa-




-691-
ciones como el mezquino .espíritu imitador está
haciendo cada dia del vecino reino en el nuestro. En
103" postreros del año.u, diez y seis periódicos de di-
ferentes y opuestJs opiniones, coligáronse tambien
en Paris, para defender las inmunidade~ de la prensa,
publicando su Dlanifiesto, ú Declaracion (qúe tal fue
el nombre que le dieron). Pero este hedlO, que sin
duda debió servir de norte á, nuestros copistas, fue
desnaturalizado por ellos, en su esencia, al trasladar-
le; puesto que los periodistas franceses no llegaron á
desviarse nunca del fin principal de la asociacion,
mientras que los nu~stros la hicieron degenerar
desde el primer dia en que se 'coaligaron, impli-
cando' y empeciendo. con aquella cuestion proco-
munal, otras cuestiones agenas y que envolvian in-
tereses de diversa índole, en su relacion con los
distintos partidos representados por la imprenta.
Cuestiones de alta y suma trascend~ncia política,
cuestiones de principios, cuestiones, no ya solo de
actualidad, sino de porvenir, cuestiones en fin cu-
ya solucion redundaba en la conveniencia y el inte-
res de uno solo de aquellos partidos, el partido mo-
nárquico ú realista, con grande mengua de los li-
berales que indiscretamente sancionaron aquel he-
cho. Tanta imprudencia, tan insigne torpeza, no la
llegaron á cometel' por cierto los periodis~as éoali-
gados de Paris.


1\1:15 todavía existe una direrencia notable entre




-692-
ambas coaliciones, la francesa y la española-, que
debemos aducir aquí como prueba de lo' «inmotiva-
da» que fué la segunda. Cuando tos periodistas de
Paris dieron á luz su Declaracion, no solo se lamen-
taban de las «circulares violentas é inmorales» poi,
cuyo medio aquel gobierno babia escilado ú «(dado
«]a vm; á los liscales ,» segun ellos se espresaban,


con mayor razon que los de Madrid; sino que el
lhbunal de los Pares habia fulminado una sentencia
terrible contra Mr. Dupoty, director del Journal du
Peuple, «como culpable de (~tna provocacíon segui-
da de efecto ,» á consecuencia de un artículo que
publicÓ este periódico el dia anles del atentado co-
metido el 15 de setiembrecoutra uno d~ los bijos
de Luis Felipe, á pesar de no baberse descubierto
relacion alguna entre estos dos sucesos; circunstan-
cia que hizo considerar generalmente el fallo del
tribunal, como una de las mas escandalosas arbi-
trariedades contra la libertad de emitir el pensa-
miento: ocho peri6dicos babian sido recogidos por
el gobierno en un solo dia, «como medida de ór-
den», sin que en ellos apareciera la mas I~ve pre-
suncion de delito: varios escritores y editores ha-
hia'n sido l)resos, como medida preventiva; algunos
de ellos conducidos por los caminos reales con la
cadena al cuello, y presentados despues á los jue-
ces, para ·oir su sentencia, eran declarados no cul-
pables: y por último, el ministro de negocios es-




-693-
trangeros ,.Mr. Guizot. habia pronunciado en las
cámaras aquellas notables palabras: «Queremos no
castigar, no mejorar. sino suprimir, si no aniquilar'
la prensa mala.» Y la eBtraña vaguedad de este aserto
podia dar rienda. y dábala en efecto, á las mas atro-
ces y terribles persecuciones. Todo esto que aquí
en bosquejo decimos. fué necesario para que los
periodistas de Paris adoptasen ,una resolucion, mu-
cho menos significativa y alarmante que la que
adopta ron los periodistas españoles. Ahora bien:
¿ podr~án equipararse nunca, con razon y justicia,
los motivos de unos y de otros, para que estos ar-
masen aquí tanta alharaca y tanto escándalo? ..


El U de noviembre- abriéronse las córles con-
vocadas para 'este día por decreto del 30 de seLiem- ,
breo En despique sin duda de lo acaecido en la le-
gislatura anterior, la cual fué abierta con un dis-
curso del REGENTE, largo y minucioso hasta la
saciedad, ó bien porque en este pais siempre hemos
de andar por los extremos, omitióse esta vez la
fórmula del discurso de apertura la cual se v~rillcó
pór medio de un simple decreto. Muy de temer era
en verdad, atendido el estado de irritacion en que se
bailaban las pasiones políticas, un conflicto' parla-
mentario semejante al del 28 de maJo: conflicto que
tal vez habría tenido lugar durante la discusion del
mensaje (1.). I'cro si era grande la exaltacion de áni-


(1) El 2'i de octubre apareció en los periódicos un estenso




-694,-
mo en las córtes, mayores eran todavía los obstácu-
Jos que fuera de ellas suscitáhan á 1a marcha del
gobierllQ, circunstancias muy variadas y de opuesta
índole, como que nacian ellas á la vez de los erro-
res de la administracion, de la astucia y perfidia'de
lus enemigos de la lihertad, de la dohlez y amhicion
de algunos falsos amigos, .de la torpeza, eu fin, de la
imprudencia, y del mal cálculo, no menos que el
estraviado entusiasmo de muchos bonrados patri-
cios, Sobre todo (J no cesaremos nunca de repe-
tirio), la insuficiencia de los remedios que á los
grandes males del Estado, males que provienen de
nuestra viciada organizacion social, babia aplicado
hasta entonces la enteca y- menguada revolucion es""
pañola, y la ninguna esperanza ql1e para caminar
alguna vez por la anbelada senda de las reforn~as
vitales ofrecía el gobierllo estéril de la regencia,
era la causa principal de ese descontento que de
día en dia fué acrecie'ndo en los pueblos, basta dar
en tierra y arrojar des pues á los mares esa repula-
don desmesurada: 'ese renombre enaltecido, esa fa-
ma deificada, ese prestigio, ese esplendor y esa glo-


progranfa parlamentario que suscribian don Andres Aleon y
don Joaquin Garrido, como presidente y serretario de los dipu-
tados coaligados, cuyo documento era ya présago de la fuerte
oposicioll que esperaba al gobierno en aqnella asamblea: si
bien es del caso asentar aquí que las bases de ese programa
fueron consideradas á 1a ~ez como débiles y enfermizas por el
partido mas avanzado de la coalicioll, Tal estaba la España de
aquellos dias!




-695-
ria del esc1areeido general ESPARTERO. ¡ Pluguiera
al cielo que como ella es terrible, fuera tambien sa-
ludable esta leccion á todos cuantos se dicen libe-
ralesen España: á· todos, amigos y adversarios de
la regencia del CONDE-DuQUE !Quetodos ellos son
culpables de haber desaprovechado un tiempo pre-
cioso; y todos contribuyeron igualmente, en nues-
tra imparcial opioion, á la desLruccion de aquel po-
der. el mas liberal sin'duda de cuantos en sus cortas'
y variadas fases ha conocido nuestra revolucion, pero
destinado á ser todavía, en la ávid" esperanza de los
españoles, mas reparador, mas beneficioso á las cla-
ses desacomodadasé infelices de la sociedad. Hubiera
él llenado esla necesaria condicion de su existencia,
y cierto que entonces habrianse estrellado como en
dura roca, en la solidez y aplomo de tan magestuo-
so edificio político. todas las maquinaciones y arte-
rías de sus desleales adversarios. Entonces sí que
no habria tenido adversarios leales, cOmo en reali-
dad los tuvo, t á menos que no se pr.et~nda arrojar
un negro borron de ignominia, qutflll!) osará elfhar
nadie nunca, sobre una gran parle de la España) la
regencia popular del DUQUE DE LA VICTORIA.


Es el descontento público una mina fácir de be-
neficiar por los conspiradores ~ y los enemigos de \a
libertad de España, á pesar de su vencimiento en
oc\ubl'e , \\0 cejaban en \ae~presa de derTocar la
regencia y las instituciones políticas. La bandera




-696-
levalitadllpor ellos el año· anterior estaba mancha-
da. sin crédito alguno; y aborrecida de los pueblos.
El nombre de Cristina no podia escitaraqul simpa-
tías de ninguna especie en los hombres que babian
de. hacer la rcvolucioo.La alianza de los reaccio-
narios con los carlistas no producia sino resultados
muy parciales en Francia, 'eo. donde el puritanismo
de los últimos recqazaba de ordinario las sugestio.<.
Des. de los traidores ql1e sedecian liberales. El obis-
po de Pamplona; carlista puro , con quien quisie-
ron contar, alendi.da su influencia en este partido,
lós conjurados Urbizlondo y O'Donnell, contestóles
que sus principios no eran otros que, «(legilimidad.
(fgobiernonacional sin importaciones del estrange~
«ro, iglesia libreé independiente como Jesucristo
((la hizo, sin resortes de estatutistas' ni constitucio-
(fOales, y obediencia pasiva en cuanto la conciencia
«lo permita al que solo de hecLo mande.» Profesion
de fé que no. era conveniente á I()s crislinos por en-
tonces, ni la m"s aprop6sito para adquirir proséli-
tos en la España revolucionaria. En las grandes
reuniones que lenian los carlistas en el faubQurg
Sto Germain (barrio de París habilado por la anti-
gua no~lcza de aquel reino) fueron mal recibidas
las propuestas de los carlo-cristinos, á punto de le-
vantarseallí la voz de ¡traicion! contra ellos, y vel'-
se vilipendiado el nombre de la viuda de Fernando.
El gobierno francés solo podia auxiliar á esta con




-697-
intrigas y lo que allí llaman simpatías; tal vez qui:..
zas con ~inero. Otra cosa. seria contraria al prin:...
cipio de no·intervencion sancionado en Europa.
Luis Felipe podia mandar á España un Pageot, un
Lesseps. y otros muchos emisarios, públicos y pri-
Tados, que á diferentes puntos de la Península vi-
nieron á minar nuestr~ existencia: podia entre tan-
to lisongear el orgullo ,-ano y pueril de l\'Iartinez
de \a Rosa. haciendo que en algun círculo estrecbo
de la il ustrada ci~dad del Sena fuesen reconocidos
sus talentos y su mentida ciencia para los fines ul-
teriores (1). Todo esto podia ha.cerlo, y no lo des-
cuidaba. Pero necesiJábase otra ~osa: era indispen-
sable el elemento de la fuerza para obrar en Espa-
ña la contra-revolucion. La muchedumbre popular,
la- milicia ciudadana y los ej{~rcitos constitucionales,
que tantos sacrificios bauian hecho por la indepen-


(1) r.omo estas gentes no gozan el privilegio de carecer de
los mismos vicios que nuestra imparcialidad ha encontrado en
las pasiones de,los que componen en Espaüael partido liberal,
pasiones que forman el patrimonio y el comun achaque de la
humanidad entera, hal\ahanse ellas tambie&':~livididas agria-
mente en Paris, siendo tres las banderías 'mas notables que
ohedecian en la capital de Francia oí un poder supremo para
ellos y director. Los gefes de estas tres pandillas eran Torcno.
Cea Bermudrz y Martinez de la Rosa, quien por ser considerado
¡¡in duda como de menos valia, hombre á propósito para servir
de instrumrnto. logró al fin obtener la prefereucia en las Tulle-
rias y en la rue dp, Conrcelles.~EI ExámineT, periódico de Lon-
dres, calificó atinaaamcntc á Martinn de la Rosa, cuando
en 18~3 le lIámaba «pobre maniático y pedante poHtico envia':'
((do á Espaüa por Luis Felipe para establecer el despotismo en
((esta nacion.n-Ta: vez el mismo dOIl Francisco, con su saber
profundo, ignoraba el uso que se iba á hacer de él!




-698-
dencia y las m~ertades públiéas, no era. posible se
moviesen sino á la invocacion de es~os '.sag .. ados
nombres. La necesidad, pues, la astucia y la perfi-
dia, dictan ya un nuevo rumbo á los conspiradql'es,
quienes no escrupulizan apellidar tambien indepen-
dencia y li~ertad, y aun calarse ~l gorro frigIo en
esa mascarada política, abomi~abley siniestra, que
vamos á describir, desde la época en que estamos
basla poner término á nuestra tarea y á la regencia
del CONDE-DuQUE.


Es muy notable la sinrazon con que los enemi-
gos mas encarnizadGs de este, que eran los enemi-
gos de la libertad, .atacaban su poder con las ante-
dichas y otras muchas patrañas, que inventadas y
desmentidas cada día en los periódicos, y vueltas
siempre á voci~erar y á desmentir, formaban un
contÍnuo clamoreo con el cual proseguía maceando
sin cesar la prensa reaccionaria, y d()spIJes toda la
que se apellidaba independiente. Hablábase, por
ejemplo, todos los dias del proyecto, ·verdadera-
mente revolucionario, y como tal, agello de la re-
gencia, de prolongar la minoría de la reina Isabel
hasta los 18 años; y se escandalizaban los retró-
grados 6 afrancesados, cuando precisamente acaba·
ha la Francia de sentar un preceden le que pudo
muy bien invocar ESPARTERO, cual era el de no
querer las cámaras de Paris, cuya auloridad tanto
se acala por nuestros moderados, conferir á un




-699-
príncipe varon el· derecho de rejir el Estado á
los 14 años; derecho irracional y monstruoso que
la Constitucion española concede á una niña en la
misma tldad j Y sin embargo el gobierno del RE-
GENTE, calumniado sin cesar por este respecto, ha-
lIábase él muy -distante de dar ese paso á favor de
la revolucion I : y aun el mismo DUQUE no perdía
ocasion de ostentar· su sentir como prueba de lo
contrario (t) 1-Tamhien los retrógrados y casi to-
dos sus enemigos atribuian al gefe temporal del
Estado responsabilidad por los actos de su gobier-
no" sin echar 'de ver el ejemplo que acababa d~
darles igualmente la Francia, en la misma ley de re-
gencia, que.fue votada á consecuencia de la muer-
te del duque de Orleans, cuya ley declaraba ,la io-
violabilid:ld del regente frances en el ejercicio de
sus funciones. Y este precedente que hacia resaltar
á lo sumo la inc-onsecuencia dé nuestros afrancesa-
dos, era tambien muy digno de iñvocarse por el go-
bierno de ESPARTERo.-Hablábase de dictadura; y
aun los mismos diarios progresistas debatian la po-
sibilidad de que la ejerciera aquel; mientras su go-
bierno, por las causas que hemos indicado antes,


(1) "Si como puedo adelantar las horas de ese reloj (decía
ESPARTERO señalando á uno que estaba sobre una mesa en su
palacio, y.dirigiéndoseá un ,personaje con quie~ bablaba aca-:-
loradilmente de este asunto a fines de 18~2) pudiera hacer cor-
«rer los días, pronto llegaríamos á aquel en que la Constítu-
«cíon declara á In reina mayor de edad.!) Y nunca se le oyó so-
bre esto otro lenguage.




-701-
te. Todo farsa, todo mentira, todo contradice ion
en los repelidos asertos oe la prensa coaligada, se-
ñaladamente la reaccionaria, que era la que menos
derecho tenia á formular tales querellas! '


Los errores ~el gobierno por un lado, y por
olro, las maquinaciones de estas gentes. habian lle-
gado á exacerbar los ánim~s hasta tal punto,' que
cualquier incidente báslaba, con especialidad en
pueblos turhulentos como Barcelona, para que la
insurreccion eslallase.Y esto era tanto mas natural,
cuanto que aquella ciudad era sin duda alguna abo-
ra el teatro escogido por los reaccionarios para're~
present~r con distint~s a~ctores el drama que en oc-
tubre del 41 salióles mal en otro teatro, tambien
muy distinto. Los moderados, como siempre, 'pero
abora mas qne nunca, quieren vencer sin pelear. Al
cfecto, habian procurado establecer su sistema de
ataque en la prensa barcelonesa, la' cual, I)or di,s-
tinlas vías, y parte de ella con la mejor fe y sana
inter.cion, conspiraba al mismo fin; á donde iban
encaminados los designios de los traidores (1). A


(1) El ¡nteres que los retrógrados podrian tener en que exis-
tiera en Barcelona prensa republicana, míoese hien por este he-
cho, sin que sea visto que en ét pretendamos nosutros hacer
incillpacion alguna ií los incspertos jóvenes que con la mayor
Icalt.ao sostenian tan bellas y humanitarias creencias en las co-
lumnas de aquellos diarios. Cuando á consecuencia de la lé!
sobre hoja., volantes t:esú la hoja republicana oe aquella ciu-
dad, apresurároilsc á ver á sus redactores algunas personasae
cuenta pertenecientes á la comunion retrógrada harcelonesa,
ofreciénoolcs dinero para hacer la imposicion del depós'ito y
proseguir publicando su hoja, ya en fl)rma de pcrióoico. Los




-700-
teniá.«eli estremada penuria» á los ejércitos, segun
la espresion del conde de Peracamps en Sil circular
del12 de setiembre á los gefes militares deLsegun-
do distrito, documento oprobioso para aquel go-
hiei'no" en el (,ual se autorizaba á la fuerza pública
para ((exigir irremisiblemente» de los ayuntamien-
tos lo necesario para el socorro del soldado. á fin
de que este, 'lo mismo que el oficial, no pereciera
de miseria y de hambre. I Que tales y tan terribles
eran las escaseces que esperimentaban entonces las
tropas, regentando el Estado un hombre salido de
sus filas, á quien calumniosamente "se atribuyeron
proyce.ctos de dictadura militar, y á q~ien, sin em-
bargo, un principio de justificacion y de. equidad
llevado al estremo. escrúpulos constitucionales y
de estricta legalidad, precipitaron en el abismo de
la desgracia! Abismo que abrió á sus piés la incapa-
cidad, la torpeza de unos consejeros, que sin au-
nar las distintas fracci?nes liberales en el parlamen-
to , diéronse trazas á descontentar á los pueblos y á
malquistar á los ejércitos, y que- vinieron á ahon-
daí' despues la deslealtad'y la imprudencia de sus ad-
Tersarios. Por último, lamentábase tambien la preo..,
sa de los trabajos ocultos del gobierno por medio
de la policía secreta; y á juzgar por la impunidad
con que en aquella época obraban los conspiradores.
tambien pnede decirse" que no era mas fundado este
cargo que los que llevamos anotados anteriormen-




-700-
tenia·tlen estremada penurial>á los ejércitos, segun
la espresion del conde de Peracamps en su circular
dal12 de setiembre á los gefes militares del ,segun-
do distrito, documento oprobioso para aquel go-
hierno" en el cual se autorizaba á la fuerza piÍblica
para «exigir irremisiblemente» de los ayuntamien-
tos' lo necesario para el socorro del soldado, á fin
de que este, 'lo mismo que el oficial, no pereciera
de .miseria y de hambre. I Que tales y tan terrihles
eran las escaseces que esperimentaban entonces las
tropas, regentando el Estado un hombre salido de
sus 61as, tÍ quien calumniosamente 'se atribuyeron
proy~ctos de dictadura militar, yá q~ien, sin em-
bargo, un principio de justificacion y de. equidad
llevado al· estremo 1 escrúpulos constitucionales y
de estricta legalidad, preci pitaron en el abismo de
la desgracia! Abismo que abrió á sus piés la incapa-
cidad, la torpeza de unos consejeros, que sin au-
Dar las distintas fracci?ues liberales en el parlamen~
lo, diéroDse trazas á descontentar á Jos pueblos y á
malquistar á los ejércitos, y quE,'l vinieron á ahon-
dar despues la deslealtad'y la imprudencia de sus ad-
Tersarios. Por último, lamentábase tambien la pren..,.
sa de los trabajos ocultos del gobierno por medio
de la policia secreta; y á juzgar por la impunidad
con que en aquella época obraban los conspiradores,
tambien puede dec.irse que no era mas fundado este
cargo que los que llevamos anotados anteriormen-




-702-
tan ,deplorable abuso, á ese desencadenado furor
de la prensa de Barcelona, correspondia el jurado
con su sempiterna absolucion á todo género de es-
crilos, desde el absolutista furjbundo basla el ra-
bioso demócrala. Suceso que solo podia I'lsplicarse
por el aborrecimiento que inspiraba el goLierno á
aquellas 'gen les , por fal~a de resolucion 6 de valor
en los,jueces para enagenarse la voluntad terriLl.e
d,el que delinquia, ó finalmente, por que no eran
aqtlellos tan justificados que se alrevieran á conde-
nar á todos, pues que lodos faltaban igualmente', lo
mismo El Constitucional que El Papagayo, y este
que El Republicano, hallando mas hacedero y fácil
absolverlos.


El cstravío de la razon y el desenfreno de las
pasiones populares, iban asíoganando el lerreno per-
dido por la ley y por la autoridad.-Quince dias
conseculi vos de aquel oclubre babia insertado El Re-
publicano un plan de revolucion que le fué remitido
de Francia por Terradas, emigrado á la saíon en
aquel pais" á consecuencia de las persecuciones in-


jóvenes redactores rechazaron con hidalguía es~e generoso
ofrecimiento. Mas es para nosotros dudoso todavía, si cuando
salió á luz, al poco tiempo, El Republicano, lo verificaria con
los auxilios que'indirectamente, y sin que lIegára á conoci-
miento de los escritores, proporcionaran los mismos' persona-
jes siniestros y misteriosos que recibieron la anterior repulso.
Suoeso es este que 110 debe perderse de vista en los arcanos de
eslO'S tiempos, y servir de lecciuIJ para caso,s de igual Jlatura-'
leza.




-703-
discretas que contra él habian fulminado los agen-
tes del gobierno; y este plan q,ue á la vez era trans-
crito por olros mucbos periódicos, fué lambien to-
lerado ú absuel to por los jueces (1). A los preteslOi


(1) , Hé aqui el famoso PLAN OH RRVOU!CION que ~nvió desde
Francia Abdon Terradas á El Republicano, y que este periódi- .
fO estampó en sus colulT!nas por espacio de quince dias l~ons'e­
cutivos:


l'(Cuando el pueblo quiero conquistar sus derechos, debe emo;"
vpllñar en masa las armas al grito de i viva la República!


ENTONCES SERÁ OCASION DI! CANTAR EN CATALUÑA.
Ja la campana sona,


lo canó ja retrona .. ...•
Anem, anem, republicana, anem!
¡Al arma, amichs, anem!
A la victoria anem!


I.
Ja es arrihat lo dia


que l'poble tall volia:' '
rugi!}, tirans, lo poble vol ser rey.
Ja la campana sona .•••


lI.
La bandera adorada


que jau all í cmpol vada ,
correm, germsns, al aire enarbolem!
Ja la campan~ ....


IlI.
Mireula que es galana


la ensenya ciutadana
Que libertat nos promet si la alsem.
Ja la campana ••••


IV.
Lo garrot, la escopeta,


la rals y la forqueta
¡ oh catalans1 ab yalor empuñem !
Ja la campana ..•••


«Debe dar muerte á todos los que hagan armas contra ét."
"Debe aniquilar ó inutilízar todo lo que conserve algulI po-


der agcno de Sil voluntad, ó sea, todo lo que depcllde del actual
sistema, como son las córles, el trono, los ministerios, 105
tribunales, en una palabra, todos los funcio",arios públicos.»


v.
La Corl y la noblesa,


L'orgllll de la riquesp,




-704-
antedichos, añadiase con traidora tnaña en Barce-
lona el rumor sobre los males que se suponia ame-
nazaban de cerca á la indmtria catalana con.:la ce-


.lebracion del tratado comercial: en aquellos días


caigan ,d~ un cop fins al nostre nivell.
Ja la campana .....


«Debe atacar no mas que á los hombres del poder, y evitar
los actos de venganza personal: es indigno de la magestad del
pueblo atac~r á los indefensos de los partIdos vencidos.»


«Debe apuderarse detodas las plazas fuertes, y amalgamar
la fuerza pupular con la del ejército tlel al pueblo.»


(lA los caudillos que le dirijan solo debe obedecerlos mien-
tras dure la insurrecciono y fusilarlos si quieren dejar en ejer-
cicio alguna aut~ridad del régimcn actuaL»


«Inmediatamente dcspucs del triunfo en cada pqeblo se
nombran á pluralidad de votos tres simples administradores.
uno de ellos presidente, que absorvan toda la autoridad: en
las grandes poblaciones estos publican un estado de los demas
funcionarios locales indispensables; y á los d!)s días conyocan
al pueblo para su nombramiento: si trataren de egcrccr por sí
este acto de soberanía, se \e.s fusila, y. se eligen otrus.»


«A los ocho dias debe reuuirsc nuevamentc el pueblo para la
eleccion de los tcpresentalltcs en el eongreso constituyente, y
á estos se les libran poderes en q'Je.se diga: "Discutiréis y foro
mularéis una Constituciou Republicana bajo las siguientes ba-
ses: la naciun única soberana: todos los ciudadanos iguales eu
derechos: todas las leyes sugctas á la sanciou del pueblo sin
discusion y revocables todo.s los funciona.rios elegidos por el
pueblo, résponsables y amovibles: la república debe asegurar
un tratamiento á todos sus funcionarios, educarion y trabajo Ó
lo necesario para vivir á todos los ciudadanos. Dentro de tres
meses debe estar terminado el proyecto de constilucion y pre-
sentado á la s3ucion deL pueblo.»


VI.
La milicia y lo clero


no tingan mes que UII fuero:
lo poble sois de una y alLre ~ 11;1 rf)' .
. la la campana ....


, YII.
Los públichs fUIlcionaris


no tingan amos ,'aris;
depengan tots del popular ~ongrés.
Ja la campana .....




-705-
cerróse por 'órden del gobierno la fábrica de cigar-
ros, cuyo acóntecimien~o señalaba un mal para esta
dase trabajadora::y por último, tambien ~e habla-
ba de las quintas, á las cuales profesa un odio tan
noble como justó el pueblo catalan, odio que debie-
ra 'transmitirse á todos los pueblos de la tierra; y
se suponia con maligna falsedad, por los retrógra-
dos, quienes tenian emisarios secretos que procu-
raban esparcir estas noticias, falsas las mas'" entre


vm.
, tos ganduls que s'mantenen


del poble y luego l'~'enen
morin cremats, sino ,pau no lindr(~m.
Ja la campana ....


IX.
y los que tras ells vingan


ho será que entes (ingan
que son criats, no senyors'de la grey.
Ja la campana .....


X.
Un sól pa g'o directe


y un' sol ram que 1', colecte:
tothom de allí será pagat com deu.
Ja la campana .... ,


XI.
Que paguia qui té renda


ó be alguna prebenda:
lo qui no té tampoch dell pagar res.
Ja la campana .....


XII.
, Lo delme, la gabella;


lo dret de la portella,
no, jornalrrs, ma'y mes no pagarém.
Ja la campana .....


"El pueblo permanece con las armas en la mano, pronto á
.servirse de ellas si sus manrlalarios no respetan aquellos prin-
cipios.-De este muuo d pueblo por sí mismo puede hacer la
revulucion, sin dejarla en manos de corifeos ambicio'sos que le
,·,talen como los dr setiembre y s()lo a~rguren su domina-
tion'''-Á. T.
l'O~i. 1 \ . 45




-706-
la mu"cuedumb.rc ,que la llegada de Ztirbano á "la
capital del Principado, cuyo SUCéS(f tuvo lugar
cl12 de noviembre, no tenia olro ol.Jjeto qUé el de
fusilar á todo d que resistiera" el aeto de la ql1:inta.
y celel.Jrar esta precipitadamente para conceder
dcspues la inlroduccion de los algodones.


D. Uartil1. Znrbal1.o.


Hallábase el general Zurbano de comandante
general en la provincia de Gerona. á donJe habia
sido destinado por el gobierno con el triple objeto
de exterminar al cabecilla carlista Felip, que tenia
eonslernada aquella comal'ca, destruir el contra-
bando, que tantos males ocasiomlha en el pais, y




-'707-
perseguir tambien con ardor al partido republica-
no. Acababa dtl ser nombrado inspector de resguar·
dos, con facultades estraordinarias para oLrar en
el Principado; y en calid;¡d de tal, pasaba entonces á
revisarlas aduanas de Tarragona. causa única que'
le babia llevado á lá ciudad I de B,arcino. Pero su
nombre sentaba mal, cuando menos, á los republi-
canos, á los carlistas, y á los traficantes det'contra-
bando ~ por C\ rigor escesi vo que babiadesplegádo,
principalmente contr" estos y los seg undos; "J no se
hallaba bien quisto t:lmpoco Zurb"no en el concep-
to de otras muchas personas éstrañas á esas tres
clases, porqQc en realidad, para haber él de con-
sumar en la prOVincia de Gerona laohra de la pa- '
cificacioll y de Ja represionde los abusos, obra
que no pudo menos de merec~r1~ los elogios y plá-
cemes de todas las personas sensatas 'del paig, de ,la
Milicia, de la diputacion y de otras infinitas corpo-
raciones, vióse precisado, ora fuese porque la gra-
vedad del mal exijiera remedios estremos, b bien
porque en su carácter, brus~o y descomedido, no
cupie~en otros medios, \'ióse precisado, decimos, á
usar' de algunos altamente ilegales y violentos, si
bien aquellos bandos escandalosos y atentatorios
quedaron solo en el papel, sin que el abuso prácti-
co ú material de su egecucion lIegára nunca á
manchar el bnen nombre de su autor, á quien los
resultados de su procC'der enaf}llClIos (Iias ausucl-




-70S-'-
ven completamente y arinaplaudenel rigorismo
contra los ladrones y asesinos de la ~'ontaiia' y
contra los lra~cantes, tan agriamente censurado por
la prensa.-No diremos lo mismo de la persecucion, .
de las amenazas y los destierros impuestos pOT
Zurbanoá los que profc'saban opinion repubiicana,
solo por este hecho (aunque, á decrr verdad", fué
.me~os sañuda de lo que se suponía entonces esta
persecucion); porqué en los medios de gobierno que
la ilustracion prescribe nunca puede figurar el de
un soldado, mucho menos un soldado como Zurba-
no, destinado á vigilar y aun castigar las opiniones.
,que son libres pOÍ' naturaleza, y tienen garantida
su libertad en los sistemas representativos. Este
abuso brutal de la fuerza contra 'el sagrado de la
opinion, es siempre censurable y altamente deshon-
roSO á los gobiernos que le emplean, sobre todo, si
como el d~ ESPARTERO, se dicen gobiernos popu-
lares.-Por tales cau~as, ello es que el nombre de
Zurbano aterraba á la"mu'che"dumbre: y esa desfá-.
vorable impresion era muy apropósito para utili-
zarse por los enemigos del reposo público.


Así 10 comprendieron estos; y no transcurrie-
ron muchas horas, desde la llegada de Zurbano,
sin que un ligero incidenle , de esos que son harto
frecuentes .en todos los pueblos, sin que lleguen
ellos á tomar nunca el carácter imponente de que
solo parece snsceptible la indomable Barcelona, vi-




-709-
niera á abrirles ocasioq para desplegar sus furias
delmodo mas inaudito yatróz: como. si el mayor
ultrage hubiera. ido á enconar los ánimos de los
harceloneses. Emperu, como no faltaron tampoco
ultrages, bien que no para tanto, por parte de las
autoridades; com,o algunas faltas de dí versa J, aun
opuesta índole, cometidas .por los representalltes
del gobierno en la populosa y libre ciudad capital
del Principado, tan difícil de gobernar, y tart des-
graciada tambien en todas las épocas y administra-
ciones de los diferentes partidos políticos, que no
han mostrado jamas el rpayor tino en la eleccion de
autoridades para Barcelona, contribuyeron tam-
bien.á pro'vocar los sucesos que v'amos á referir;
finalmente, como en ese drama sangriento de la in-
surreccion y el bombardeo, estuviesen los papéles.
á nuestro modo de ver. malamente desempeiíados
por todos sus actores, del gobierno y de la op05i-
cion (aunque .la deslealtad y traidora alevosía de
una parte de esta última. la parte incitadora y se-
cretamente conjurada, ha deresalt~r siempre 'in re-
lieve, como es natural que sobresalga al lado de
una ligera imperfección, de una simple falta. la
feallad del delito y la enormidad del crímen). ha-
remos en seguida el relal'.) fiel de estos ruidosos
sucesos ..


Era el domingo 13 de noviembre'; y como en
lales días suelen salir muchas gentes trabajadoras




-7tO-
de la ciudad de Barcelona á solazarse ,comiendo y
bebiendo, en la campiiia de l~s hermosós arrabales
de Gracia, tornaban estas gentes á la poblacion for-
mando grupos, mas ó menos numerosos, y pene-
trando al anochecer por la puerta del Angel. Cos-
tumbre . es (:otl'O ellos tambien· el llevarse á casa
algun vino, restos de ,la comida, y alivio para el
gasto del siguiente dia, como que extramuros, no
pagando derechos, cuéstales naturalmente mas ba-
rato. El regislro de los guardas en las puertas y la
consiguiente repugnancia á dejarse rep:islrar , uni-
do todo al carácter barcelonés y a1 apiñamiento' de
gentes en aquella hora, ha producido siempre lan-
ces desagradahles, cuya repelicion habria dado
márgen al remedio en otro pais que no fuera Espa-
ña. Y la casualidad, segun unos, 6 el anterior
acuerdo, segun olros, lo que no está bastante jus-
tificado, bizo que en este dia las escenas de costum-
bre fuerán mas empeiiadas y violentas.' Arrollados
los guardas por la muchmlumbre, viéron~e precisa.-
dos á .reclamar el auxilio de la trópa que daba la
guardia en artuel punto; y aunque los soldados, re-
cibieron algunas pedradas de los amotinados, rué
bastan~e su cordura y'la del olicial que los manda-
ba, para despejar el paso y ahuyentar los grl)pos,
sin que apelasen al auxilio estremo de las armas.
Aqui debió términar este sucesc·; pero bien pronto
las pasi ones políticas que lodo lo invaden, CII un




-711-
puculo eu yo estado normal es el de revolueion, se
~'poderó de él para dará España y á Barcelon~ dias
amargos ~e lul.o y desangre!


HaHáuanse á la salOn reunidos, con permiso. de
la autoridad, en la Cofradia de Zapateros, los repu-
blicanos, con el fin. de tralar de las elecciones mu-
nicipales señaladas pa~a ell.o de diclemhre: y co-
mo tuviesen noticia de lo acaecido en la pucrta del
Angel, aquellos jóvenes calenturientos, ó los mas


. fogosos y audaces de entre ellos, salen al punto del
local, y derramándose por la poblaciún, esparcen la
voz de alarma entre la multitud proletaria, holgada
en este dia, llevando 'su temerario empeño y su osa-
día, los Gemócratas, ganosos de aprovechar los mo-
mentos de férvida disposicion en los ánimos, hasta
el estremo de "apoderarse de algunos oficiales de
ejército. al salir estos de sus casas, y conducirlos
en arresto al cuartel del terr.er balallon de naciona-
les. que, como vá dicho, componíase en lo gene-
ral de republic<lnos. Las voces de estos y de los
grupos que procedian de la puerta del Angel, pu-
sieron bien pronto-en movimiento á muchos mili-
cianos que acudian en des6rden y' armados á sus
respectivos cuarteles. La plaza ~e la Constilucion ó
de San J:lime.vióse con presteza y como por en.can-
to poLlada por la .muchedumbre. Apenas se distin- .
guia un uniforme;· pero sin que ninguno de los
concurrentes dejase de llevar consigo armas 'de dis-




-712-
tinta especie. Diríase que una, combinacion previa
y ocnlLa era solo capaz de producir aquel ensalmo.
Mas en una poblacion como Barcelona, en, donde la
espresion violenta del descontento públic,ol produc4
10 de las di versas causaS 'que hemos enumerado an-
tes, y que conviene no perder de vista que datan
ellas ya de muy alras, desde aquel ruin engendro de
revolucion verificado' en setiembre de 1840, es tau
repentina 'siempre como ardorosa; en donde el tac-
to del gobierno y el tino de las autoridades no ha-
bian sido bastan le poderosos para contrastar, 6 ate-
nuar al menos, los grandes elementos de desórden
q~e allí habia, seilaladamente' en la ,Milicia, ma~a
informe y 'descorregida, compuesta, mas bien que
de batallones disciplinados, de ,varios pelotones 00 4
tantes al impuls~ de una mano diestra, aunque ella
fuese aleve, bastaba que los numerosos instigadores
di~ran principio á su oficio, desde el. primer ins-
tante en que se les ofreció ocasion, para que, sin
acuerdo alguno antecedente, la insurreccion cundie 4
ra, por todos los ángulos de aquella ciudad populo 4
sa y form idable.


La accion de \iJ autoridad, al ver esta con es-
cándalo que se reunia fuerza armada sin su permi-
so y que haala la seguridad individual de personas
indefensas era atacada por los ~uble"ados sin que
mediase provocaclon, no se hizo esperar mucho
tiempo. El general Zallala, gobernador de la plaza,




,-7~3-
dió aviso al Gefe Político y al capitan genel'-al Van-
Baltn ~ que se hallaba con su familia en el teatro.
Este envi6 al punto á su ayudante D. Rafael Sara-
via, primero á la puerta del Angel, y desp-ue5,
vi~ndo que el motin habia desaparecido de su cuna,
á'la, ¡nmcdiacion de la autoridad civil, ofreciendo á
esta el inmediato apoyo que juzgase necesario por
parte de las fuerzas de la guarniciono D. Juan Gu-
tierrez, que era el Gefe Político, habíase anticipa-
do á tomar del cuartel de Estudios unos 70 infan-
te,s y algunos caballos, y enderezóse á la plaza de
San Jaime, en donde, vencida la resistencia que le
opusieron los sublevados, pudo, al fin penetrar, y
des pues en.el ayuntamiento. Reunido este de allí á
poco, manifestarol,l sus indi viduos igual desconoci-
miento y sorpresa por los sueesos q nc en corlos
instantes tcnian ya embargado el ánimo de tantas
gentes, sin que para ello existiera una causa cono-
cida y poderosa: y acordado que se conVOCase la
Milicia que IHayor confianza inspiraba á lasautori-
dades para sostener á estas formando reten en la
plaza, como muchos naeionales y algunos de ayun-
tamiento mauifestasen empeño en que se retirara, la
tropa de la escolta á sus cuarteles, partió de allí el
Gefe, .con ella, dejando en sesioll estraordinaria -
á lacorporacion municipal.


Llegado apcnils Gutierrez á Sil casa, recibió avi-
so de que, bien lejos de aquietarse los ánimos por




-71.4-
la retirad .. de 1",11 tropas, iban las c,osas.! e~peorán­
dose en la plaza: y reforzado por una mitlld de la
escolta Je Van-Halen que le llevó el ayuda~le ,Sara
:via, mientras podian llegar mas caballos deJa Bar-
celoneta, que era en donde se acuartclaba esta ar-
ma, vuel \'e con toda esa fuerza á la plaza; pero es
,'ano intento penetrar en ella; que los sublevados
lo.resisten, á punto de poner en grave riesgo la vi-
(la del jóven Saravia, á quien amenazaban las cara-
binas ó fusiles de ¿;q llcllas gentes oesalma~as, por
el mas li,gero y automático movimicnto que cgecu-
taba su caballo. Obligado el geCc á retroceder por
no atreverse á penetrar solo, si~' escolla, que' era
la exigencia' de los insurrectos, pasó á la casa de
Van-Halen. En union cón csta autoridad, que se
hallaba allí rodeada de varios generales y su estado
mayor, adoptó Gutierrez, varias disposiciones del
momento: y habiendo recibido á poco tiempo UDa
cQmision de óticiales de la Milicia, ,que á nombre
del ayuntamiento_vino á dade satisfacdon por el
mal pórtequc con él habia tcnido el oficial del pucs-


'to avanzado de la plaza, no permitiéndole pasar,
circunstancia que fue cobonestada ó interpretada
como error de consigna, como (Iiiadiese el ayunta-
miento. por sus comisionados primero, y despues
en un oficio; la-súplica de que se presentase el Ge-
fe cuanto .antes en su seno, pillió este. ademas cua-
tro compañías y cincuenta cabaHos; y cO,n todo es-




--715-
te aparato, dirigiósa á la Plaza sio hallar obstá-
colo. pasando á presidir al ayuntamiento.


Aquí fué en donde supo·Gutierrez por los con-
cejales, que los autores ó directores de los escesos
cometidos aquella noche- 'con l.os oficiales reducid()s


'á prisi'on en eléuartelde San Felipe (leltercer ba-
tallon), eran los redactores del Republicano, Cue-
110. Montalvo, y otros de 'sus amig.os que habian


'concurrido á la C.ofradía de Zapateros. Dejand.o,
pues. ,,1 ayuntamiento en sosion, parte el Gofe P.o-
lítico. asistido de las tropas, y cncamin{uld.ose á
San :Felipe, redujo á obediencia á los poc.os insur-
rectos que allí babia, pues que los mas de ellos,
aprovechando la larga estancia que hizo Gutierrez
en la casa de la ci'udad, babíanse ya fugado; y mar-
chando desde allí á la casa-redacei.on del Republica-
no, encontró en ,ella, á eso de las 3 do la maclruga-
da, un crecicl.o número de jóvenes y algunas armas,
que a,quellos alegaron pertenecer á los redactores
y de,pendientes que eran nacionall;ls, si bien habia
once fusiles mas que indiv.idu.os en la habitaci.on. El
Gefe, balland.o confirmad.o el juicio de l.os conceja-
les, que fuer.on l.os que le designar.on la casa de
Cuello (al mismo tiemp.o, redaccion) , ordenó (lue
aquel, C.om.o tambien sus compañer.os l\:lontalvo,
Aguilcr.1,· Casals, Emilio, Baslra, Bruguera, Tor- .
~enls y algunos .otros pasascn en calidad de dctcni-
d.osá la carcel para ser entl'cgados á l.os lribunales.




-116"-
Por eL camino iban estos jóvenes entonando 'su fa-
vorita caneion de La Campana (1).


'Con la prision de los presuntos reostod()' pare-
cía quedar tranquilo. A las seis de la mallana det 14
retiráron3e las tropas á sds cuarteles y las autori-
dades á sus casas. Pero no serian aun las diezd~r
mismo dia, cuando la plaza de la Constitucion fué
invadida por grupos numerosos que á gritos pedian
la excarcelaeion de los presos. Unos cuantos, de
estas gentes tumultuarias , ~e hicieron seguir denn
regidor, y con aire de comision , fueron á pedir al
Gefe Político la liberlad de los encarcelados. Gu.:.
tierrez, malcontento del t.ono imperioso y descome-
dido con que los peticionarios iban á hacer violen ...
cia á su autoridad, dióles en rostro con su desacato
deteniéndolos tambien á ellos en la Gefatura.-En-
trelanto, apremiaban mas en la plaza las exigencias
de -la muchedumbre, que de grado ú por fuerza
queria la excarcelacion. Crecen los grupos, y el.\.l-
calde 1.0 pide al Gefe 'una compañía y cincuenta ca-
ballos de ejército, porque no puede entenderse,
dice, con la Milicia. El capitan geueral', que hasta


(1) Este himno, que es el mismo que vá inserto con el Plan
de Revo!ucipn, habíale compuesto. mucho antes el caudillo po-
pular Ahdon Terradas. Oeho ctias esturo este jóvcn, cnyo fana-
tismo republicano hemos teni{lo ya ocasion de admiral' ¡rntes,
ellcrrraao en su casa eOIl unos ciegos. arreglando la música, en
su parte vocal é instrumental: y 81'rclldido desflues por los
jornaleros, cantábanle estos en el trai:)ajo, y sor.re todo, en los
di as festivos, cllando iban á solazarse en las cercanías de la
ciudad. '




-717-
ahora no podia sino prestar auxilio á la autoridad
civil, segun, las leyes, envia con efecto esta fuerza;
pero alentnr ella en la Plaza, la voz de ¡afuera!
¡ afuera la tropa 1 \.anzad,a con estl1épito por los sedi ...
ciosos, obligó al mismo alcalde que la hahia pedido
á ordenar que se retirase, como 'asilo egecutó, per-
diendo de tal inodo el ejército su fuerza moral al
paso que se alentaban los amotinado's. Encerrado el
ayuntamiento en su Consistorio, mansion de espan-
to y de violencia, en donde solo se hacia oir la voz
áspera y ruda de los insurrectos, obraba solo lo que
estos exigian; y éntre una y dos de la tarde dispu-
so, á despecho del Gefe Político, y á despecho, su-
yo tambien ,el toque de generala para la Milicia. A
las 3 hallában'se ya reunidas como dos terceras partes
de los batallones en sus cuarteles, teniendo á Id ca-
beza sus gefes. A las 4, salieron tambien las tropas
de sus alojamientos, desplegando el general Van-
Halen su' aparato militar de infantería, cahallería y
artillería en la Rambla, dejando la competente do-
lacion en los fuertes, en las ruinas de la Ciu~adela
y sobre el cuartel de Estudios, destinando ademas
algunas fuerzas de todas armas á colocarseenlrc
aquella fortaleza y el Palacio, pronta á acudir á
dondc se creyera oportuno.


En tal situacion, convocó el Gefe Político á los
alcaldes y á los comandantes de la Milicia, En esta
reuníon, h,lbida en la casa de aquella autoridad, roa,




-718...:..
nif~staron los primeros la inuti,lidad de SU~ csfuer":
zos parai~pedir la formacion de los grupos, y la'
coustrucciou de harricadasque habia ya empezado
en las tercanías de la plaza, como tambien la con-
"ocacion de la Milicia. Por su parte, los gefes de
esta, despues de manifestar el espíritu insurreccio-
nal que mostraba toda la fuerza ciudadana, y las
voces que acerca de las (¡uintas y de los algodones
y de la fábrica de cigarros y de Zurhano y de nue_
vos impuestos para reconstruir la ciudadela y ot,ras
infinitas que mañosamente se habia procurado es-
parcir entre las fi las, con el fin de popularizar u 11
movimiento. cuya causa impulsiva no podia- menos
de ser reaccionaria, vistos los antecedentes que van
espuestos y los consiguientes que iran apa rcciendo
des pues , concluyeron por pedir lo mismo que 10.9
amotinados; la inmediata excarcelacion de los pre-
sos. Contestó Gutierrez que estos se hallaban á dis·
posicion de los trihunales; y haciéndoles lectura del
bando que iba á publicar, aüaclió que fuesen á sus'
batallones á decirles que la autoridad disponia que
se disolviesen al punto, retirándose los indivi.lu~s
á sus casas: que si no ouedecian, se veria en la sen-
sible precision de declarar á la ciudad en estado de
sitio. Solícitos y presurosos marr,haron los coman-
d¡lOtC3, dando ralOn al gefe y reconociendo su dere-
cho, sin que bastase empero todo su aran y sus co-
natos, para recabar nada de la }jilieía, que fuerte y




-719-
obstinada insistia aun en exigir la' libertad de los
presos. y sin .prestarse Gutierrez á cometer ,este
acto que creyó de debilidad. accedió sillembargo ;i .
un medio conciliatorio que le propusieron los co-
mandantes, cual era el de trasladar á aquellos á un
cuerpo de guardia ne nacionales, debiendo de que-
dar allí sugetos al tribunal; pero con' la condicion.
que añadió el Gefe, de que antes se habian de reti-
rar los milicianos á sus casas;' pues que de lo con-
trario, aparecería ese acto" como una imposicion que
¡¡menguaba el prestigio de su autoridad.


Vinieron en 'CIlo los comandantes, yendo sin de-
mora á dar cuenta de esta resolucion J sus subordi-
nados:')' no transcurri6 mucho sin que la autoridad
recibiera noticias pOÍ' aquellos mismos gefes, de que
¡mnque lentamcnte y no sin vencer una grande re-
pugnancia, íJ.¡ase por fin disolvicndo la fuerza.
Mas habiéndose fijado el bando en las. esqllinas, en
el que el Gefe Políti;:o prohibia, con arreglo á ley,
la reunion de la Milicia, á no ser convocada por la
autoridad, y todo grupo que escediese de 10 perso-:
nas, los nacionales dis~crsos al retirarse le. arran-
c,luan, y aun fueron· quemados en la [liaza varios
cgemplares que llevaron los comandantes. Los gru-
pos se aumentan; el tumulto acrece; mas de '400
republicanos capitaneados por un don 'Jua!i :Manuel
Carsy, teniente que hahia sido espulsado del ejér-
cito, y que se decia aquella noche director del Re-




~720-
pubíicano (1) ,quedan en la plaza de San Jaime para
servir de núcleo y punto de apoyo ú de pa.r~ida ,;.á.
la espantosa insurreccion que habia de estallar con
mas violencia el siguiente dia 15.


Corrian. presurosas las horas tristes de aque\.la
noche fatal, y se acercaba uno de l\ls dias mas fu-
nestos y desgraciados para la hermosa Barcelona,
sin que las autoridades adoptasen las medidas pre--
venlivas que los inteligentes creian del casó adop-
tar, cuales eran, entre .otras. apoderarse las tropas
de las casas de Ayuntamiento y Diputacion Provin-
cial, que dominan la plaza, como tambien de las
torres de la catedral, San Justo y San Felipe Neri.
Algunos tiros disparados al aire por los de la plaza,
el coritínuo afan deconslrnir parapetos y barrica-
das, y uno que .otro tamLor que, escoltado por na-
cionales ó gentes de carabina, hacia oir el toque de
generala por las calles mas excéntricas de la ciu-


(1) Habia publicado este Carsy una hoja republicana 'en
l'amplona; y venido despnes á ~ladrid, logró algunas cartas d8
recomendacion de republicanos de la corte y desp"es de nno de
Teruel para los barc'rloneses. Con estas cartas presentóse á los
redactores del Republ'icano, quienes, accediendo á sus ruegos y
al verle necesitado, le admitieron «como redactofl> no «como di-
reclor» segun él falsamentc se decia. Mas es del caso ad vertír
aqu¡, que tres di as antes del movimiento hahia sido expulsado
Carsy de la retlaccion, por haberle cncontrado sus compañeros
(descerrajando el cajon de su mesa), alguna correspondencia
de Madrid por la q.ue aqnellJs adquirieron conocimiento del do-
ble papel qne vellia'~ representar á sn lado aquel advenedizo.
Veremos. no obstante, que la cirCllllstani'ia de habcr escrito y
apellidarse despnes 'impropiamente director del REPUBLICANO,
Y8lió,e á Carsy un papel distinguido y nada envidiable en est.a
íll~llrreccion.




-'121-
dad, eran signos présagos de las horribles escenas
que no se harian esperar ya mucho tiempo. -Van:..
Halen, Zabala, Zurbano, otros generales, otros mu-
chos gefes, la tropa, la artillería, todo permanecia
tranquilo en la Rambla. El gefe político era quien
mandaba; pero como este viese ya, llegado el dia, la
inutilidad, la nulidad completa d'e sus esfuerzos pa-
ra reprimir el desórden, hechas las intimaciones
prévias de ordenanza-, fué por fin declarada la ciu-
dad en estado de sitio.-E1 coronel de E. M. don
Leoncio de Rubin, que fué enviado como parla-
mentaI'to á las siete y media de la mañana del 15 de
órdcn del general, para entregar un oficio del alcaI-
de 1.0 al gefe de los sublevados, invitándolos á que
entrasen en obediencia, fué detenido por ellos,
quienes dieron al punto á conocer su voluntad obs-
tinada y hostil, á las voces de «queremos los presos,
todos los presos existentes en el dia por las actualelf
circunstancias!» que lanzaba la muchedumbre des-
de la plaza, desde los terrados y balcones. Varios
otros oficiales fueron enviados reiterando la intima-
cion y reclamando la vuelta de Rubin; pero todo
fué en vano.


El general entonces, cuya sola responsabilidad
empieza en este dia, decidióse por fin á atacar la
plaza por vias distintas. El brigadier Ruil, con una
:columna compuesta de un batallo n de Zamora. una
compañía de zapadores con sus útites , una mitad de


TOM'. IV. 46




-'722-
cnballcría y dos piezas de montaiía, fué destinado. á
addanlarse por las Platerias hasta la plaza d-el AR-
gel, para tlesdc aquí -emprender su envestida á la
de San Jaime. con órden de romper el fuego cuan-
do oJera uos cañosazos , seiial de que el cOfIde ata-
taba con su gente por la calle de Fernan(lo. Al co>-
ronel tIc Guadalajara prevínole este que dcstacn-
se 50 hombres á ocupar las torres de la caledral.
Mas ya era larde; pues tanto este edilicio. como la
casa del ohispo, guarnecida de antiguos y fuertes
torreones, y otros muchos baluartes por el estilo
que hahia inmediatos, hallábanse cOTonados por la
genle insurrecta, cuyo número habia acrecid~ n()la-
blemenle al yenir el dia. No bien habia entrado en
la {';lile de 1,,5 Platerías la columna de lluiz. cuando
Jos sublevados rompieron contra ella un fuego viví-
simo deSlIo la antigua carcel, fuego que vióse hien
pronto generalizado en todos los balcones, venlanas
y azoteas. Van -HaJen que le oy6, uispar6; alguno.!
eañonazos dcsue la Rambla eon\ra 10.3 rebcl~lcs que
ocupaban varios terrados de la calle de Ferllilllll().
Mas como él creyera que no tenia que luchar con
mas fUNza que la que se proponía atacar en la ptl-
za de San Jaime y sus inmedi,lcioncs, fué gr.ande su
sorpresa al ver que, desde el momento en qua
verificó el primer disparo, 11 na lIu\ia inmensa de
I,iedras descendi6 con violencia sobre los SUJOi
procedi)oledc las casas que lt'nia á la espalda. El ca-




-723-
ronel brigadier de Saboya, don J. ViIlalong<i, des-
tinado con una columna de .iOO hombres y dos [lieza~
de montaña á apoderarse de una manzana que dá
frente á la calle de Fernando y á la plaza de San Jai-
me, rué l,lluhien recibido á balazos y á pedradM,
arrojándole ademas desde los halconcs toda clase de
proyf'ctilcs, muehles, sillas, ci.ninros, cuantos ob-
jetos hallaban á mallo los sublevados. Van-Halen,
que corrió pre3urosc> en su auxilio, recibió dos ha-
bzos tan de cerca, que el uno' le pasó la levita y el
otro hirió gra\'ementc su c!1haIl0. Desde que empe-
zó el flJ('go, bs C<lmpélnaS de la entcdra! no ccsabéln
de tocnr á rebato. Igunl suerte que á los da Sélhoya
cupo á la rab,~Hería que dió una carga en la calle
del Conde del Asalto, ,'iéudose precisnda á retir<lr-
se por la multitud de (ll'oyectiles que eran arroja-
dos sobre los gínetes ~' caballos. i Horribles escenas
de sangre y de múerte, las que presentaron en [10-
C;¡S horas y llun instlln!cs todas estas calles y sus
in\l1ediat~s! Solo en una hora tuvo 50 bajas la fller-
za de Zamor,¡ que atacó pOI' las PIa!criils.'


EntrelilOlo, las ,'ores de alarma y los falsos mo-
tivos que la producían proruráhanse esparcir con
siniestro imrul~o entre los sublcr.:¡¡)os, [. I[niencs
se hizo creer que Zl1rbano bahía ('nlrntlo á saco en
l¡\s Platerias, (lre!~ndiendo harcr lo mismo dcspucs
en todas las CJllcs tic la cilHhd. Es indecible el i1'-
ritante efecto que una tal nOlichl, CU\'a r,alscdau




-7~"-
:tpareció en seguida, hizo al pronloenl,re los barce-
loneses, tan aman les de su propiedad, como suelen
serlo todos aquellos á quienes cuesla sudor y tra-
hajo el adquirirla. Hadase ademas á Zurbano el ins·
trumento odioso de la mas insoportable tiranía que
sc suponia amagar á Barcelona: y lodas estas voces,
J las que bClnos ya indicado antes, no podian mc-
nos de escilar el encono de los insurrectos. El es-
truendo de las descargas y el pavoroso estampido
del cañon, mas vivo en cada instante, anunciaban á
la ciudad consternada que aquella ligera chispa
del 13, merced á la perfidia de una mano aleve y
traidora, que debiera ser cortada por el fuerte bra-
zo de aquellos inocentes atletas, armados al impul-
so de ella en propio daño, habíase ya convertido en
un incendio espantoso. Las calles veianse alfombra-
das de cadáveres: los hospitales lIenábanse de heri-
dos: la sangre corria á torrentes: algunos prisio'-
neros eran conducidos por las tropas á los fuertes.
Mas como la desventaja se bailaba del lado de eslas
en ese género de liza, lIe\'aron ellas siempre la
lleor parte.


De una y olra hiciéronse (no hay dudarlo) pro-
digios de valor. Cada casa era un castillo. El toque
de somaten que sin cesar repetian ya todas las cam-
panas de la ciudad, alra jo en pocas horas un creci-
do número de nacionales y paisanage armado de 105
pueblos cercanos, CIue forzando las poternas y ese a-




-725-
bndo el muro. penetraban por todas pal'tes en la
poblacion para hostiliz~r á las tropas. La situacion
de estas era harto crítica. Todas las puertas se le
cerraban cuando pretendian apoderarse de los que
les vomitaban fuego en las azoteas. Las barricadas
se multiplican: la agitadon y la alarma cunden ya
por todos los ángulos de la ciudad. Las tropas ven-
se ostigadas y ametralladas en todas partes: hasta
'as mugercs y niños descargan rudos golpes c·ontra
ellas en ventanas y balcones. Es toda una insurrec-
cion popular. Jnútil y aun desastrosa hubiera sido
la mas mínima tentativa ulterior del ejército: él le-
nia que ceder por precision, ó sucumbir en las ca-
nes. No habia otro medio.


Antes sin embargo de que esto acontezca, pa-
rece vislumbrarse un rayo de esperanza en la plaza
de San Jaime. El brigadier Villalonga pudo enten-
derse por señas c-On algunos nacionales de los allí
llamados setembristas. que le mostraron deseos de
conferenciar y de que cesara el derramamiento dp,
tanta sangre entre hermanos. Pero habiéndose atra-
,.esado la influencia de los republicanos, que eran
los que imperaban en la plaza. en la conferencia con
este gefe, apenas pudo ella producir buenos resul-
tados (1).


(1) Es curioso el diálogo que medió entre el brigadier Vi-
lIalonga y el republicano Garriga, nledor entonces de Carst,
J el que le dió á conocer acreditándole allí la nocbe anterior,




-726-
,No obstante, queriendo Van-Halen poner ya


término á tantos desastres; conocedor del verdade-
ro estado de la ciudad y de su impotencia p8r~ do-
minarla; amonestado y aun rogado por muchos ,'e-
cinos y nacion"les sin armas que pasaron á la Ram-
bla. pidiendo que cesara 'ya la mortandad. en lo
cual ciertamente nadie estaba mas inLeresadu que


cuando este se biza distinguir por ser el solo que ostentaba
uniforme de oficial.


Salió Garriga al encuentro del brigadier á ver lo que pro-
ponia. Díjole este-"que lc prcsentara al gcfc que allí munda-
ba.»-«Aquí no hay gefe alguno (contestó el demócrata): todos
«los combaticnles son igualcs.»-"Pues alguno habrá que diri-
"jn á ustedes; con ese quiero cntenderme,» aiiadió Villalongil.
-«Tampoco hay aquí quien dirija (reJllicó aquel): ,cada cu1I1
«signe 105 impulsos de su valor y patriotismn: nadie ha llamado
"á nadie: y los 'lue aqui peleamos nos hrmos preséntado espoJi-
«táneamente para ohtener la libertad de nuestros hcrmanos,
«presos ilcgalmcntp,ó morir en la dcmanua."-"l'ucs bien, con
"usted me enlenderé (prosiguió el militar) , ya que no hay otro
«con quien hact'llo. ¿Qué es lo que quicren ustcdes?Jl-«Lo
«que acaba usted de oir:" contestó Garriga.-"Pues no es sen-
«sible (dijo el brigadier) qué por tan poca cosa nos estemos
«matando liberales eOIl liberales? ¿ No fuera mejlfr retirarse
«cada cual á su casa y cuarteles y resolver este asunto pacífi-
«camentc"?-,,Lo que á' usted le parece poca cosa (dijo enton-
ces 6arriga ) CS, para nosotro!> muy importante.; La seguridad
,dndividual es eosa muy sagrada; y el gobierno que no la respeta
"dehe ser derrihado. Por lo demas, una vez desarmados, ya no
«se nos hace caso: seria la primera vez que las autoridades han
«discutido eDil jornaleros sobre poner en libertad á hombres
.. del pueblo.Nosotro" no tenemos otro medio de hacernos oir
«sino el fusil y la pólvora.»


Mientras tenia lugar este diálogo entre el brigadier y el ar-
tista, ihan bajando á la plaza, de las azoteas y halcoues inme·
diatos varios de los sublevados que liaban en la suspension de'
hoslilida,lcs, ganosos tambien de saber lo que se estaba tr~tan­
do en la barrkada con el que creian parlamentario. Mas como
Garriga lo notase, gritóles al punto «1IJur:hachos,1Io abundo-
neis ¡os puestos: vá á romperse de nuevo el fuego; no OS dejeis
,ngañur."-Prosigllió YiHalonga ofreciéndole, en nombre del




-727-
el ejército ( 1 ); por mas que él cre yera que no por
retirarse las tropas cejarian en su belicoso empeño
los sublevados; cediendo al irresistible impulso de
imperiosa necesidad, pues que era cruel é infruc-
tuoso adema s el sacrificio de tanta" víctimas, orde-
nó al fin que se replegaran los suyos aquella tarde.


A b ca ida del sol, el ejército acosado ocupaba
solo á Monjuich, el castillo de la Ciudadela,. Atara-
unas y el cuartel llamado de Estudios. Los insur-
rectos fueron sucesivamente ocupando los puntos
'1ue abandonaban las tropas, hasta posesioHarse de
todo el casco de la ciudad. La rebelíoR enseñorea
ya sus pendones ensangrentados por todo el ámbito
de esta poblacion tan infortunada c()mo hermosa. El
continuo clamoreo de las campanas y el ince5able
vocear de los amotinados, junto con las repetidas
descargas que en son de alarde ya hacian estos por
do quier, anunciaban aquel momento de triunfo in·
¡urrecciona!' iN adie pensaba enlonces en que habia


general, toda clase de seguridades para los sublevados, si se
retiraban en paz á sus casas: contestó Garriga qne no se retira-
rian hasta ver á los presos en medio de ellos y en libertad. Aña-
dió el primero que indudablemente accederia ÍI esto el conde;
pero que hasta tanto, se retirasen: díjole, por último el se-
gundo, que se retirasen antes las tropas y depusieran su acti-
tud hostil; que en seguida les entregáran los presos, y enton-
ces ya desistirian.-En tales términos vino á formularse la
euestion al terminar aquí la conferencia.


(1) La baja que este habia sufrido consistia en 207 hombres
y 18 caballos. á saber: 2 geres muertos, 4 heridos; 9 oficiales
~uertos, 21 heridos; 3l de la clase de tropa muertus y HO he-
Tldos.




-728-
un Monjuich!-Van-Halen si .pensó en ello, é bíZ(J


. que inmediatamente pasara desde Atarazanas un re-
fuerzo de 100 hombres de Saboya y algunos artille-
ros á la guarnicion de aquel formidable castillo.


Al anochecer de este día 15 apareció impresa
una proclama suscrita solo por el ex-teniente Car-
sy • corifeo de los sublevados de la plaza. Este jó-
ven valenciano mostrábase en ella celoshimo del
buen nombre catalan;. y dirigiéndose á la milicia,
aconsejábala que nombrase represe"ntantes por bata-
Jlones y. escuadrones para constituir una JunJa de
Gobierno. A las pocas horas. y sin que mediase
reunion de batallones, ni comisiones de barrio. na-
da que diese una idea de legitimidad popular á la
eleccíon, resultó compuesta la junta de los i ndivi-
duos siguientes: don Juan Manuel Carsy, presiden-
te-don Fernando Abella , confitero-don Antonio
Brunet. chocolatero-don Jaime Vidad y. Gual, fa-
bricante-don Benito Garriga. laLonero-don Ra-
mon Cartró, fabricante de f6sforos-don Bernardo
Xin:s.ola, carpintero-don José Prats, hacendado
(el cual desapareció sin que llegara á tomar pose-
sion, aunque suplantaban su firma', y don Jaime
Giralt, dependiente de comercio, vocal secretario.


Si algo fahára para probar lo desautorizado de
esta sublevaeion, y los resortes ocullos que sinies-
tramente la impulsaban, esa aparicion sorprendente
de la proclama de Carsy, y la circunstancia subsi-




-729-
guienle de ver coma por ensalmo á este hombre os-
curo, estraño al pais, sin género alguno de mere-
cimientos ó servicios que pudieran darle importan-o
cia en una poblacion de 160,000 almas, rica en
todo, en bombres tambien de talentos, de valer é
ilustracion, verle, decimos, presidir y autorizar
con su insignificante nombre esa insurreccion, ya
vencedora, vendrian á sacarnos de toda duda. Este
Carsy, malquisto entre los republicanos terradistall
desde lo que acaeció en la redaccion, y siendo estos
últimos los de la reunion de la Cofradía de Zapalél-
ros, es decir. los que empezaron el movimiento,
era por lo tanto el bombre menos apropósito para
representar á este partido con verdad y con leal-
tad. Mas él logró sin embargo, en la tarde del'15,
bulliendo é intrigando en las casas del Consistorio.
mientras los demas se bailaban en las barricadas sos-
teniendo el fuego contra las tropas, captarse la vo-
luntad de algunos republicanos incautos, ó disiden-
tes, ó gallosos lal vez de mandará cualquier precio
(cualidad que nada tiene ciertamente de demócra-
ta) ; y apoyado ostensiblemente en estos y en los
progresistas disidentes tambien, ó que adversaban al
gobierno, cuales eran mucbos gefes de la milicia,
concejales, diputados de prov incia y particulares;
dr.biendo contar ademas con el auxilio eficaz de los
partidos carlista y retrógrado, cuyo agente visible,
el cónsul frances, favoreció descaradamente las mi-




-730,...,..
ru de IC!ls insurrectos, y púsose en íntimo contacto
c:on Carsy, lIcgó cstc :í constituir un poder bastar-
do, que estaba muy lejos de ser la verdadera espre-
s10n popular de Barcelona: ni aun siquiera la volun-
tad de un partido. Que era él sostenido por el equi-
librío de todos, desde el carlista hasta el demócrata,
en c,;a balanza infcrnal que á su arbitrio empuñaba
0110 de e\los con mano traidora. La. májica y bermo-
s,~ ,'oz de uníon. lanzada por unos con buena· fé !
lealtad, por otros con deslealtad y falsía, primero en
la prcnsa, y luego cn las calles y barricadas de IJar-
celona, al son de las campanas y los cañones, fué la
misma que se invocó despues para apoyar á la junta
de Carsy ~ contra las pretensiones de los caudillos
republicanos, que al salir de su prision la tarde
del 16 , probaron en vano á renovarla. con el fin
de organizar un poder revolucionario. fiel repre-
sentante del bando victorioso. ita misma voz que
meses despues fué invocada para derribar 111 regen-
cia! -El 16 publicó la jauta Sil primera a!ocucion


• dándose á conocer y convocando á tos gefe5 de
111 Milicia Nacional y á los dependientes de la mu-
nicipalidad para que fuesen á oir sus órdenes.


En los cuarteles y fuertes tampoco hallaron se-
guri(l.ul las tropas; pues allí mismo eran acometi-
das por los sublevados que asediaban aquellos pun-
los; y sin temor al fuego horroroso de fusilería y
de caño n que les hacian principalmente desde la




-731"-
Ciudadela, donde se hallaba Van-Halen, el paisana-
ge armado y los nacionales en grupos sin ordenanza
embestian contra los mismos muros que guarecian
al soldado. Allí el denuedo de los harceloneses ra-
yaba en frenesí. Unos cincuenta paisanos lucharon
cuerpo ji cuerpo con cien cazadores de Zamora,
guarecidos por los árboles del jarJin del General
inmediato á la Ciudadela y por los fuegos de esta,
"iéndose no obstante los ú\limos precisados á aban-
donar su estancia y esconderse en aquella fortaleza.


A su vez tambien Van-Halen, despues de ha-
ber dirigido inutilmente á la Junta una comu-
nicacíon pidiendo avenencia, en términos concilia--
torios, amistosos y hasta humildes. vióse precisado
á abandonar la Ciudadela en la noche del 16" no
sin haber antes probado. en vano tambien. á conte-
ner los ímpetus belicosos de los insurrectos, cuan-
do estos alacaban los -fuerles. haciendo c:ler des-
de Monjuieh sobre el centro de la ciudad unas
veinte bombas y otras tantas balas rasas, 'lue soló
sirvieron para enardecer mas á los sublevados.
y aquella noche, vista la inutilidad de todo e3-
fuerzo, teniendo presenle que _ si Barcelona tenia
fuertes y castillos, hallábanse todos ellos desabaste-
cidos de las vituallas necesarias. siquiera para dos
dias, prueba torpe de desconcierto y mal gobierno; no
perdiendo tampoco de vista la necesidad de abastar
á MOlljuich; y opinando Mn razon, que para domi-




-732-
nar 13 .. rehelioo harcelonesa nada seria tan eficaz
como impedir su propllgacion en el Principado, de-
cidióse al fin á salir, como lo egecutó, al frente de
todas las huestes que Uegó á reunir en la Ciudade~
la, que eran 2,100 infantes, 200 caballos, una sec":
cion de artillería de montaña, una baleria rodada, y
uná mitad de zapadores.-Escoltando ma!! de 500
personas, entre señoras. ancianos y niños, y un
gran convoy que fué necesario improvisar para po-
ner en salvo los equipages y preseas de valor perte--
necientes á los oficiales que habitaban con sus fami-
Jias en la fortaleza, salió de ella esta fuerza guiada
por ·Pe'racamps, á las 2 de la mañana, haciendo al
mismo tiempo algunos disparos de cañon contra la·
plaza, para disimular ú ocultar la partida.


A las pocas boras vióse precisada la gente que
babia del regimiento de Guadalajara en el cuartel
de Estudios con su coronel brigadier ~Ioreno de la8
Peñas, á capitular con los sublevados que la tenian
¡íliada y osligada. La situacion apuradísima en que
se vió esta fuerza, sin hallar salida, y falta del nece-
sario alimento para el dia, hacen de todo punto
disculpable la capitlllacion; si bien la circunstancia
de haber sido des pues Moreno elegido miembro de
la junta consultiva y aceptado este cargo, hale pro-
porcionado muchos y muy graves por parte de
aquél gobieroo.-Mucho mas que la de Estudios,
fué notable, por lo inmotivada y escandalosa, Id ca-




-733-
pitulllcion de Atarazanas. Si bien se hanaba despro-
visto de víveres tambien este fuerte, las circunstan-
cias locales de él, su independencia, su inmediacion
al baluerle que guarda la puerta de Santa Madrona
á tiro de fusil del camino que vá á Monjuich , y su
fácil comunicacion con este castillo, todo contribu-
yo á colocar sus tropas en ulla situacion, bien dife,.
rente por cierto de la que tenian las que se acuar-
telaban en los Estudios. Pero mas política que mi-
.Iilar la capitulacion de Atarazanas. débese solo
buscar en las gestiones oficiosas que para haber de
conseguirla entabló con afan en la mañana del 17 el
cónsul de Francia Afr. Lesseps, á quien ya cono-
cemos por sus ideas 1 su conduela siempre reaccio-
naria, convertido ahora sin embargo en agente di-
plomático de un pronunciamiento, ó sea, de una in-
surreccion que se decia republicana! Haciéndose
acompañar de algunos vocales de la Junta Direcli -
va, pasó .con efecto Lesseps al fuerte de Atarazanas
en donde inandaba con legítima autorizacion el
brigadier Castro; pero cediendo este indebidamen-
te el mando, no sabemos si por sugestiones de
otros ó de propia ,·oluntad, al general don Pedro
Pastors, de ideas retrógradas, y que hallándose de
cuartel en la ciudad, habia creido oportuno trasla-
darse á aquella fortaleza 'sin que para ello tecibiera
órden ni autorizacion de nadie; con la intervencion
~dc esta ilegítima y falsa autoridad y la de los geno-




-734-
ralos Lasanca; Atero y Veretcrra , tos dos últimos,
comandantes gcnerales de arlillería y de ingenieros,
y el olro, aparecido allí lo mismo que Pastars, fué~
Jes harle fáeil á los afrancesados y al frances, á los
absolutistas y á los re[lubli.-;anos quc demandaban ó
imponían la ca[litulaci)ll, hacerla firmar á estos mi-
litares, quicnes olvidaron ciCl'tamcntc que lo eran
cuando sc decidieroll á eslam[lar su nombre al fren-
te de un documento .... tan singular en su gene-
ro (1).


Delúvose Van-Halen algun tiempo en Sarriá,
pasando oespurs ú situarse en San Foliu de L1ohre-
gat, para dal· desde allí sus disposiciones hostiles
contra Barcelona, y en union con el Gefe Político,
que le acompañó siempre, proveer á la consena-


(1) né aquí el primer arlÍt:u!o dc esta célf'hrc capitularion,
en donde hay que ntltar que ('stc falso juieio que en él se for-
ma acerca de la situarion políli~a «de la pro\'incia ," es cuando
aun' no habian mediado 48 horas desde que se hahia roto el
fuego en Bareelona. Los nacionales de los pueblos 9ue habían
entrado apeoas llegarían á 1200, Pero lo mas eslrallO es que, á
pesar de la enorme diferencia de po'icion y de circunstancias
entre Atarazanas y Estudios, sun del todo iguales las condicio-
nes y auu las palabras con qun cstan redactados lino y utro
dllcumento. Este hecho JH'ucba bien nuestros justos recl'los
acerca del origen de tl,d:'s hs pa,os que se ,¡¡('ron en Barceluna
á favor de la insul'I'cccion.-EI di,~ho primer 8¡'ticulo decia asf:'
-«,\!('[]dida la Sitllulillil p(Jliti('u en que se elleucntru la pro-
«vincia dc Barcelona. v atendidos lambicn llls srntimiento~
«que animan á todos 1'.>5' indi\ iJuos que eumpulIen la gU8mi-
.don dc este fuerte, y son de d.efcnder la liLrrtad y fomento
de los pueblos., y jamas su dcstrucdun, convienen en rccono-
«eer el poder del pu~hlo y c:ltrcgnr las armas <lile sirmpre ~m­
"¡lUñarull en 'defensa de sus drrechos.J>


La de ESI\ldi"s decía :-«Atendida la situacion política en
«que S~ cncu<;ntra h provincia de Barcdona r la panicular de




-735-
don del 6rden en la provincia. Su primer cuidado
fue llamar en su auxilio las divisi(l~es 2.a y 3.a que
estaban diseminadas en el distrito de su mando. Las
autoridades fugitivas, .en, sus partes al gohíernl:l, no
escmpulizaban apellidar chusma y pillería á los que
las babiiln puesto en fuga, diciendo que el mo:vi-
miento barcelonés solo era obra de una canalla soez,
de unos cualrocienl/)'s ó quinientos pillos. Desahogo
que pudiera tal vez sentar, nunca bien, pero menos
mal en otras pel'SOllaS que no fueran las autorida-
des que de un modo tan contradictorio, como ver-
gonzoso y poco digno; se cs-prcsahllll.


En los primeros momentos proseguia aun Bar-
celona ébrja por el entusiasmo que naturalmenle da
eltriúnfo. Con 10,000 fusiles ql1e tenia Sil Milicia,
mas de 2000 que tomaron iI las tropas capituladas,
Junos 3000 que hahía en el parque, componían ya
un total que mOlllaba de 15,000 fusiles en manos de


"los cuerpos del r,i'~rtito que componen la guarnicion de esta
ccapital, los esprúados ¡.(('fes, o(]eiales y trora, consienten en
«reconocer el poder del pueblo, y entregar á la Junta Directiva
"las armas que tantas "eces se han empicado en defensa de la
.Iibertad ,»


Es tanla, como obsrnar:í el lector, la igualdad de esto~
documentos, cuanta es la desigualdad de rirclIllslaneias que
mediaban entre uno y otro, el foerte de Atarazanas y el fuar-
tel de E,fl,,:i'lS,


¡QUB liberales y cllán celosos y amanles de los pnchlos, de
su poder y de sus de.reehos, se hacen en Espalía los legitimis-
tas, es decir, los absolutistas de Francial ; Cuánta generosi-
dad ...... querér el absolutismo para su país> y la democra6a
lilas lala p,¡ra el m~~,tro! -El rgemplo ¡lue U05 ofrece ~Ir. Le.-
$eps uo debe pHd~l'se de ,'ísta.




-736-
aquel pueblo belicoso. Varios cañones fueron saCa-
dos de la muralla de tierra y colocados en las boca-
calles y plazas. Tres batallones de milicianos salen
el 18 á la falda de Monjuich para impedir que las
tropas de Van-Halen pasasen á abastecer el fuerte;
pero adelantándose contra ellos los cazadores del
ejército y haciendo algunos disparos de granada el
castillo, conocieron los espedicionarios que no era
lo mismo batirse en campo raso que disparar desde
un balcon 6 azotea; y huyendo en el mayor des6r-
den, disputábanse la entrada en la ciudad por la
puerta de San Antonio·,


Despunlaban apenas los arreboles de la maüana
del 18, Y ya el c6nsul de Francia, el solícito y 06-
cioso Lesseps, asistido ahora del ingles, de un vo-
cal de la Junta y otro de la Diputacion provincial
(que en esta anomalía de cosas proseguía aun fun-
cionando b:ljo el dominio del supremo poder revo-
lucionario), encamin6se al castillo de Monjuich
cuitlando bien de llevar consigo copia de la capitu-
lacion celebrada en Atarazanas y Estudios, por ver
si se conseguia una tercera edicion de elta , en esta
que era la mas importante de todas las fortalezas,
Mas como viese el frances, que fue quien lIev6 la
palabra, lo imposible Ilue era recabar del goberna-
dor Echalecu una tal prenda, conlenlóse ya solo
con exigir que no se hostilizase á la poblacion. ba-
jo la garantía de que esta procederia de igual suer.-




-737-
te. El veterano, austero y pundonoroso gobernador.
mas avezado á los preceptos de la ordenanza que á
las argucias,diplomáticas, contestó secamente que
dependiendo él del general, solo se atendria á obe-.
tlccer sus órdenes. Malcontentos y' nada satisfechos
descendieron los negociadores la formidahle roca
del Monjuich tornándose á la plaza. Pero no habian
transcurrido muchas horas, cuando el mismo carrua-
ge y la misma comision salian de la ciudad derezán-
dose al cuartel general de Van-Halen, en donde los
cónsules abogaron tambien por la humanidad. El
conde, que tenia ya conocimiento de cuanto habia
pasado en Atarazanas y en Monjuich, negóse deci-
didamente á soltar prenda alguna que le hiciera re-
nunciar á ninguno de los medios que su ventajosa
posicion colocaba en sus manos, y que él jU1:gasc
conveniente para someter á los insurrectos. Frus-
trado así el designio de Lesseps, que era quien ma-
nejaba allí entonces al cónsul de Inglaterra y á to-
dos los dema5 por su astucia y su intriga como des-
pues v~remos, lrasladáronse los emisarios á la
capital á dar cuenta á la junta de la inutilidad do
sus postrer:ls y mas interesantes gestiones.


El 17 empezó el poder revolucionario á dar se-
ñales de vida, de esa vida anómala y llena de abel'-
raciones que él hacia, lanzando al públi,;o unas bases
Ó principios de gobierno. vulgares, incoloros, va-
gos é:i!conexos, que probaban bien cuánto fal-


TOi\\. IV. 4.7




-738-
seaba-á sus pies el terreno en que estaba colocada
la j.unta. Pero el 19, ost!gada pOI' los vellceJores,
señaladamente los republicanos, que anhelaban co-
nocer la bandera insurreccio03l,. hÍzose ya yolar este
en un progra1'f¡a 'lue decia: « Unían entre todos los
liberales.-A.bajo ESPARTERO y su gobierno.':"-Cártes
constituyentes. -En caso de regencia, mas de uno.
- En ca.YO de enlace de la reina Isabel ll, con espa-
1tOI.-Ju.~licia y proteccion á la industria nacional.)}


Si es fácil que los partidos mas opuestos se
avengan en los medios de atacar á un gobierno que
ellos creen tidllico, porque con efecto, to(los tienen
igual derecho y aun deber de empuñar las armas
para derrocar la tiranía. s.ucc~o que es hoy harto
frecuente y se designa con el nombre de coalicíon
en los estados modernos, no lo cs tanto, sin emlJilr-
go, que esos mismos p,1rlidos vengan il un perfecto
acuerdo en la ohra que ba de sustituir al poder
derrocado; porque ninguno de ellos tiene el clere-


. cho de imponer su voluntad á los demas. siendo so-
lo la voz del ¡nteres y de la amhicion del mas pode-
roso la que se hace oir. en llIedio de la confusion y
del tumulto de los vencedores. En este caso, C0ll10
por desgracia acontece siempre en las cuestiones
sociales, la solucion es delcl'mi!lada por la fuerza.
De modo que á un gobierno dc fuerza, contra el
cu,ll se invocan la legitimitlad de Jos buenos princi-
pios, los fueros de la moral púhlica y de la sana ra-




-739-
lOn, otro poder lambien de ruel'za es sin embal'go
el que viene á reemplazarle. Hé aquí el círculo fa-
tal y desconsolador en que vemos desgraciada mento
girar á las sociedades humanas. Hé ahí el escollo fu-
nesto en que suelen incurrir las 'coaliciones ,ó los
partidos débiles, que al alistarse en ellas, no bicie-
rón la justa y debida apreci,1cion de sus fuerzas. Es-
tos partidos, viéndose precisadus á hacer esa vida
1I0tante al impulso de una y otra lir:lllía, pue-
den equivocarse en la ele'ceion; pero es lilas paten-
te aun y manifiesto, menos disculpable tarnhien, el
error de un gobierno, que pudiendo utilizarlos en
bien del Estado y en provecho propio, se enagena
la voluntad de esos partidos, sin echar de ver las
llccesariasy terribles consecuencias que ha de acar-
rearle ese imprudente desvío. Esto, que fll~ lo que
al cabo produjo la cilida de ESPARTE!W, ha de te-
nerlo presente el lector p,1fa lo sucesi vo.


La diversidad de fines por parle de los que ha-
bian convenido en iguales medios, hizo que el pro-
grama de Carsy, obra mas bien dd partido ilVanza-
do que del reaccionario, como que fué escrito para
satisfacer la exigencia imperiosa de los demócl'atas,
disgustase á los demas, quienes l\;lsde aquel instante
empezaron á contrariarle en secreto.


Mientras llegan las tropas que ha mandado ve-
nir, C\ conde de Peracamps dirige algunas proclamas
al pueblo y al ejército para mantener el órden y el




-'740-
respeto al gobierno. En la noche del 18 entró en el
castillo de Monjuich en medio de estrepitosos vivas
á la Constitucion, á la Reina y al Regente, saliendo
á poco de allí, no sin baber dejado aumentada la
guarnicion hasta Mmponer un total de 600 hom-
bres, con racioues de etapa para 12 dias y de pan
para 8. Pudiera combatir desde allí inmediatameri-
te á Id plaza; pero ha consultado sobre ello"al go-
Lierno, y espera ademas que los sucesos pongan tér-
mino á h insurreccÍon sin apelar á aquél extremo
violento. Al efecto, establece sus comUliicacioncs ...
secretas, su espionage dentro de Barcelona para
desconcertar á los vencedores, llegando sus confi-
dentes hasta ofrecerle la entrega de Atarazanas du-
rante la p.oche.


Entretanto, en la ciudad hierve la confusion; y
el entusiasmo de los sublcrados se alimenta con mil
IJatraiías y falsedades que hacen circula l' , suponien-
do á cada hora un uuero pronunciamiento en la~
demas provincias del reino. El espíritu de las gen-
tes decae al {in, riendo todo esto desmentido, no-
tando los aprestos de Van-Halen, y él desconcierto
que habia en la poblacion: y en pocos dias vése es-
ta reducida á una mitad, emigrando en alas del te-
mor numerosas familias. Aquella produccion mesti-
za de absolutismo y de república no podia inspirar
confianza á nadie: ni aun dentro de la misma B.ar.~
¡:elona. Ellos, los vencedores pugnan enlre sí de la




-741-
manera mas encarnizada y violenta. Los ,'epublica-
nos amenazan con el puñal la garganta de los indi-
viduos de la Junta, y les fulminan horrible senten-
cia de muerte, si ceden á las inOuenci .. s de los ab-
solutistas. Estos, al ver en el programa un triunfo
de los primeros (porque allí se invoca la soberanía
popular, y no era presumible que unas corles cons-
tituyentes menguasen entonces la esfera de las ins-
tituciones) , dánse trazas á poner al lado de la de
gobierno otra Junta Consultiva, compuesta de 25
individuos, moderadoJ, 6 sea, absolutistas los mas,
y algunos de ellos disidentes del progreso, para
con(ras(ar la acCion de los demócratas, quienes, á
su vez lograron organizar 3 batallones de patuleya,
que denominaron Tiradores de la patria, cuya ofi-
cialidad (od,\ era republicana. Tambien lograron es-
tos que la Junta suprema eligiese una comision mu-
nicipal ó ayuntamiento, cuyos miembros todos
eran ardientes partidarios de la república. Mucho
desagradó á los otros partidos este nOIll bramienlo
arrancado por el voto de los jornaleros insurrectos;
porque á los moderados faltúh"les aqul el Carsy de
la Junta: y con respecto á los setembristas disiden-
tes, no era fácil que ellos se conformaran al verse
privados de representadon. Mas estos se vengaron
del agravio con usura, haciendo que los alcaldes de
barrio, gente de su opinion, representasen á la J un-
ta contra la nueva municipalidad que decian S(lr




-742-
mal recibida en el pueblo. Ni el ayuntamiento ni la
consultiva bicieron nada. Esta situacion. tan an-
gustiosa. los rumores de un próximo bombardeo y
de la pronta llegada del REGENTE, que era comen-
lada de mil modos, daban un cstraordinario y cuo-
tidiano aumenlo á la emigracion.


Las calles de Barcelona, lan concurridas y ani-
madas de ordinario, prc~entaban un aapecto d~ sole-
dad sombría en los úlLimos de aquel noviemhre. No
habia allí ya mugeres. ni ancianos, ni nilios. Solo
habia guerreros de ulla presencia al parecer avic~
sa y siniestra, porque su semblante aterrador pare-
cia empeñarse en ocultar la inocencia y la virtud,
que sin embargo es forzoso reconocer en el cora-
zon de muchos de ellos. Apenas el silencio pavoro-
so de aquellos tristísimos lugaré3 veíase interrum-
pido pOI' la bronca voz de tal cual grupo de la ter-
rible patulcya, cuyos iudi viduos. demigados por
aquellas calles, llevando al brazo empuñado su fusil
ó carahina. la barba bincada al pecho y los ojos
queriendo saltar de sus órbitas, ihan cantando la
monolon:\ y hórrida Campana.


Original. en el género, de lo estravagante y lo
rídiculo, rué la conducta que en sus comunicacio-
nes con Van-Halen tuvo la junta. El 18 oficióle
mandándole que si n perder momento saliese con to-
das las fuerzas de los confines dol principado, dan-
do antes las disposiciones oportuwas para la en lrega




· -74.3-
de Monjuich t prometiendo que serian respetadas
las vidas y propiedades de cuantos se hallasen en este
fuerte. A las pocas horas del mismo dia volviól~ á
oficiar diciendo que tendria la mayor satisfacciOIl
en conferenciar con él para tratar de negocios de
Estado, suponiendo que Van- Halen tenia deseos
de esta conferencia. Y el siguiente'dia i9 llevó su
lianr}ez la junta hasta el extremo de pedir al gene-
ralosu dictámen sobre los programas que habia dado.
El 24. permitió que saliesen de la ciudad pasando al
euartel general los 2500 soldados que capitularon
en los fuertes, que aunque sin armas, no por eso
dejaban de ser un refuerzo para Van-Halen. Otra
junta verdaderamente r~volucionaria habria inter-
polado esta gente entre los nacionales, sacando d~
ella gran partido á favor de su pensamiento.


Cuando se recibieron en Madrid los primeros
partes de Van-H<Jlen, el REGE:'iTE DEL REINO mani-
festó vivos deseos de partir para Barcelona á sofo-
car la insurrecciono Vinieron en ello los ministros:
y el capitan gener:¡\ de Castilla la Nueva don Anto-
nio Seoane, hombre cuya opinion prevalió siempre
mueLo en los consejos de la regencia, y que se ha-
lló presente en el palacio de Buena- Vista al tratar
de esto, mostróse ganoso tambien de ir á Catalu-
iia. En el tono de decisiva franqueza con que el
(lon Antonio solia hacer estas propuestas> apenas
se atrevieron á conlrariarle ESPARTERO y sus mi-




-7U-
nistros j si bien alegando estos la necesidad de que
Seoane continuara mandando en Madrid, difirieron
su partida á Cataluña para mas adelante. Pero es
de presumir, atendido este hecho y I,! grande com-
placencia que ostentó aquél general en el senado
por la salida del DUQUE, que en este paso impolíti-
co y tan costoso al REGENTE influyó mucho Seoa-
neo Asistido del ministro de la Guerra marqués de
Rodil, y del inspector de infantería y milicias pro-
vinciales don Francisco Linage, dos generales que
le rodeaban tambien en Vitoria un año antes, cuan-
do se decretaron allí los estados de sitio que derro-
caron al gabinete GOllzalez, salió el CONDE-DUQUE
de Madrid para Barcelona el 21 de noviembre, de~­
pidiéndose de la milicia nacional, que formó en el
prado, por medio de una alocucion verbal llena de
entusiasmo y de energia, y recibiendo de parte de
la esclarecida fuerza ciudadana muestras de respeto
y de la mas pura adhesion.


El congreso, que habia nombrado para la mesa
á los primeros adalides de.las fracciones coa ligadas,
augurando ya al gobierno los conflictos parlamen-
tarios que á falta del promovido en Barcelona hu-
bieran venido á contrariar su marcha y su existen-
cia al poco tiempo, acordó sin embargo un voto de
confianza «al REGENTE ,» ofreciéndole «su coope,...
{(raóon para sostener la Constitucion y las leyes en
.toda su pureza (decia) en las difíciles circuDstan-




-745-
«cias en que el pais podrá ballarse por resullas de
"los graves sucesos de Barcelona.))


Apoyada esta proposicion por el general Serra-
no en la ses ion del 20, Y adicionada despues por el
diputado harcelonés don Pedro Mata con las pala-
bras siguientes- "para sostener dentro del cú·culo
«legal la Constitucion y las leyes)) -redundancia que
llegó á herir la susceptibilidad del DUQUE, pero que
sin embargo, no fué bastante correcti va aun, como
Teremos, aprobóla el congreso, despues de un
interesante de ha te , pasando en seguida una ca mi -
sion á trasladar el mensage á S. A., quien no dejó
de mostrar, si bien ligera y cortesmente, su enojo
por la, redundante sí, pero atinada, discreta, y tam-
bien inútil advertencia. ESl'ARTERO en esta oca-
sion, como en todas las que se le ofrecian por el es-
tilo, procuró inculca,· la ide~ del deseo que le do-
minaba por tt'rmin;¡r cuanto antes el periódo de su
regencia, conforme á lo pres.crito en la ley funda-
mental.-)lostróse siempre en daño suyo, y sin pro-
vecho de la nacion, mas defensor del trono que
gefe de un partido revolucionario, segun le consi-
deraban los monárquicos, quienes debieran estar
'mas reconocidos al CONDE-DuQUE, que todos los
partidarios de la revolucioll española.


El senado tambien dirigió olro mcnsage al RE-
GENTE ofreciéndole su apoyo. Prestóle el suyo al
mensage en aquel cuerpo el general Seoane I en un




-746-
bl'go, virulento 'j estrayagante discurso, I!n el cual,
este orador dementado, haciendo gala de !;US hue-
llas doles de gobiemo, de su inteligencia y bizar-
rÍil, y dando al par evidentes muestras de maligna
zafiedad, soltó la tarabilla, eu la acatable tribuna
senatoria, para decir á los barceloneses que el es
«un descendiente de .lon Quijote» - «que 110 en-
~lendia de segundas consideraciones» - "que con la
(<ley en una mano y la espada en la otra, arremetia
«con los ojos cerrados); - «que el baron de Meer
«era un nifio de tela, que tenia que venir á apreo-
.der;i su escuela; pues si este (el baron) se con-
«tentaba con deportar, él (Seoane) fusilaba y tira-
(,ba á. melralla ~ Hablaba luego, el senador, de los
muchos (Itunos» que él conocia en la Milicia de
Barcelona, que consideraba como un plantel de
"ucsúrden, de anarqu·ía y de ('ouos,» llegando de
tal suerte á prevalecer en el ánimo del UEGENTE y
de su gobierno esta elo.cuencia persuasiva, estas ga-
lanas (eorias del general senador, que despues de
haber alcanzado el triunfo, con arreglo á ellas, en
Barcelona, veremos como flIé destinado Seoane á
reemplazar á Van·Halen en el mando del Principa-
do, para lo cual, ademas del discurso citado y olros
mUc!l{)s dc igual género, tenia él ya el precedenle
de babel' dicho y pu blicado en 1840, que ((la Cata-
"luiia, y especialmente Barcelona, exigia la conli-
"nuacion del sistema estableddo por el Laron de




-747-
~)Ieer» - «que Cataluña no po di.:! gobernarse silla
~con el palo» - «que sus uabítantes tienen el alma
«mctalizada») - «quc el egoismo de los catalancs es
«su raccion principal.») -Con lales tílulos, júzguese
cual scria el prestigio de esta autoridad en el Prin-
cipado; cual el lino del gobierno al vcriHcar esta
eleccion; cuales, en fin, los rcsultados que pudiera
promctersc el REGENTE de los elementos que cons-
tituian su poder.


Las sesiones de c6rtes suspendiéronse por de-
creto del 21, no sin dar muestrils de agitadon y
zozobra muchos diputados, nada satisfechos por la
salida del REGENTE y por el rumbo que iban toman-
do las cosas.


Dejemos por ahora otra vez á Madrid, mientras
ESPAllTfllW carnina, á marchas regulares, por la
via de Zaragoza, en donde fue hien redhido; y tor-
nemos la vista y la :.lencion, corto tiempo distrai-
das, á la capit;¡J del Principado y á sus cercanías en
donde eslá el ejército bloqueador. El 21compo-
níase esle ya de 6,500 infantes y 560 caballos.
Fuertes y numerosas divisiones alluJen de lodas
Ilartes 'á CJtaluña por órden del gobierno. La voz
de Carsy es harlo débil para que encuentre ceo en
la nacion. La insurt"eccion de Barcelona, cil'cuns-
crita al l'strecho (¡mbilo de sus muros. dominada y
amenazada de muerte por un gigante de dura roca
que por cien bocas yomitarit, á ulla seual inslanlá-




-748-
nca, miles de rayos destructores, sucumbirá sin
remedio. Apenas es permitido ya dudar este hecho.
Lo que no está aun bien averiguado, es si con la
sublevadon tambien sucumbe el prestigio y pode-
río de ESPAUTERO.


En Reus, en Vich, en Gerona, en Figueras, apa-
rocen conatos mas ó menos ostensibles de insurrec-
cion; pero la~ autoridades los reprimen fácilmente.
:EI caudillo Terradas entra de Francia en el Am-
purdan, al frente de algunos nacionales de la fron-
tera, lanzando desde las monlañas de Requesens él
grito democrático en una enérgica proclama. Pero
la vigilancia y persecucion de las autoridades y el
c¡ uietismo de los pueblos, malcontentos con la Ín-
dole de la iusurreccion barcelonesa, ohliganle tam-
bien á desistir y volverse al vecino reino. (1).


El 26 pasó una revista solemne á las huestes re-
yolucionarias de Ba rcelona el presidente Cars'y,
acompañ:tdo del brigadier D. Miguel Durando, que
fuc reconocido en este dia como mariscal de Cam-
po y comandante general. Este Durando, de nacion
belga, era el que habia mandado á los granaderos


(t) Justo es y oportuno decir aquí, que cuando los amigo~
de Terradas salipron de la prision, prescntáronse á Carsy de-
mandándole, chtre olros fosas, que espidiese un estraurdinario
á Perpiñan, donde sr hallaba Terradas, y le enviase á este re-
cursos pecuniarios para levantar el Ampurdan. Carsy conlesly
que así lo haria; pero nada hizo, por las razones que ya ocur-
rirán al lector. Terradss que supo tarde los sucesos de Barce-
lena, verificó su entrada en Espaiia el 211 de noviembre sin ma¡
recursos que unos 200 dluos que obturo presladoli.




-749-
de Oporto en la legion auxiliar que hubo en el
ejército de Cataluña en la última guerra. Acredita-
ba su opinion en el bando moderado; pero mas en-
tendido y bizarro que los generales de Atarazanas,
creyósele sin duda tambien el mas á propósito para
el mando. Así un valenciano y un estrangero. apa-
recian como los primeros deppsitarios de ~a con-
fianza pública, en una insurreccion que se decia
dirigida á defender los inlereses catalanes. Detras
de ellos estaba el cónsul Lesseps: olro amigo celoso
de la Cataluña. i Este rico y abundoso pais no abri-
gaba en su seno un hijo siquiera que pudiera equi-
pararse á esos advenedizos notables!


Como en el cónsul frances tenia la revolucion
UD celoso agente diplomático, ya desde el 20 habi a
procurado este, en union con el ingles (~It-. J. Sto-
ry Pcnleace), cuya volunt:uj era manejada fácilmen-
te por Mr. Lessps. esplorar la de Van-Halen acerca
del bombardeo, con ocasion ó pretexto de velar
por la seguridad de los indi v idnos de ambas nacio-
nes que residian en Barcelona. El conde contestó
siempre, en la larga correspondencia que medió ell-
tre ellos, y despues enlre él y lodos los 19 cónsules
{lile de otros tantos Estados habia en la ciudad, res-
petando los sagrados fueros del derecho de gentes,
}Jero haciendo tambicll respelar los de su autoridad,
como delegado del gobierno español, desconocidos
hasla cierlo punto por aquellos funcionarios ex-




-750-
trangeros. Toda esa estratagema consular de' de-
mandas, reclamaciones: y protestas, era dirigida há-
hilmente por Mr. Lesseps, cuya solicitud -actuosa á
favor de los sublevados traiále siempre, dia y no-
che, á caballo, desde la ciu(lau al puerto y del
puerto á la ciudau, saliendo al cam[,o y rrcorrien-
do calles para ir conquistando voluntades, siendo el
foco de su misteriosa ac"Cion, cstraiia en verdad á
sus atribuciones consulares, la (,asa del Consistorio,
punto en que residía la junta. Este frances sin em-
bargo, en la comunicacion !fue dil'igió á Van-Halen
el 21 de noviembre decia: «Ignoro cual es la inten-
!<cion del uno ni del otro partido. Yo protesto de la
«manera mas solemne, que mi moclo de obrar, mo-
«viuo de un sentillliento de humanilbd y sin dislin-
(cion de opinion, pone completamente á cubierto
«mi neutralidad, y V. E. debe eslar convencido me-
"jor que nadie.» Dificilmcnte podrá llevarse mas'
allá la impudencia y la hipocresía.-Menos preca-
vido y mas torpe el inglés, habiéndose quejado
Van-Halen el 26 de que se permitiera á los suble-
,'ados evadirse en los buques de pabelloll cxtran-
gero, conlcslóle, f!que en ningun buque con paLe-
"Ilon ingles se hauia cmuarc¡]tlo ni seria recibido
«ningun espaiiol; que mantendria neutralidad rigo-
«rosa, y que si admitiese bajo la proteccion del pa-
«uelloo uritánico algull suulevado, se consideraria
«culpable de un aclo 'de hostilidad contra el go-




-751-
.,bierno de S, 'L C,») Rasgo imprm:lellle de inhu-
mana crueldad que desdice de la civiliz~cion del
presente siglo; como quiera que en los sentimien-
tos naturales del hombre hay algo siempre de sa-
grado y perenne, que nunca debe sor invadido por
los interesados cálwlos de la diplomacia, jamás
adulterado por el cé[jro abrasador de la política 1


Cualesquiera que fuesen las dudas que los cón-
~ules manifestaban ó afectahan tener acerca de la
suerte que ¿¡guardaba á la ciudad, es lo cierto, que
desde el 20 de noviembre hahia soltado Van-Ha-
len una prenda terrible para la poblacion, para el
gobierno y para él mismo, Contestando á un oficio
que le fue dirig'illo por la diputacion provincial,
cuerpo estraño á la revolucion , al cual Lemos visto
110 obst;mle COII vida y funciones políticas de índo-
le anómal;¡. en el seno de la revolucioll mism~, pa-
ra hacer los buenos oucios de mediador entre ella
y el conde, decia este: "por mas que repugne á mi
"corazon, si se lile obliga á ello, estoy decidido á
«hacer quemar á los enemigos de la reina Isahelll,
(Ide la Constilucion y de la regencia que la represen-
(dacion nacional eligiú, entre las llamas de la ciu-
(dad,» A tanta y tan horrenda luz na~lie padia ya
cerrar los ojos:' (lile no son del gusto de Van-Hail~n
tropos ni figuras retóricas (l).-Era ,-pues. inmi-


(t) El 17 babia oficiado Van-Halen al gobernador de ~.on­
juieb desde San l<cliu de L1obregat, suponiendo que al4ll nO




-752-
nente con evidencia el bombardeo: á evitarle, ba-
bian de dirigirse todos los esfuerzos.


Muchos hizo la diputacion, y de~pues una co-
mision de esta que hacia pasar las comunicaciones
de Van Halen á la Junta y las de esla á aquel, por
ver de conseguir su filantrópico ohjeto. -En los
primeros dias las pretensiones de los sublevadoli
eran exorbitantes: mínimas por el contrario las exi·
gencias de Van-Halen. El 16 decia este á la Junta
desde la Ciudadela: «lodo se arreglará, desde el mo.
~mento en que nos entendamos.» La diputacion fa-
cilitó esa inteligencia, y nada pudo conseguirse.-
El 20 impuso la condicion de que volvieran al cuar ...
lel gcnerallas lropas prisioneras (1). Tambien he-
mos visto que esto se cumplió, sin que lIad"a se ade-
lantase. Cl'ecian las exigencias del Conde al paso
que decrecían las pretensiones de la junta; pero de
tal suerte, que era imposible se encontraseIl. Queria
aquella que para abrir tratos de transaccion, deso-


habia capitulaJo ni capitularia el fuerte de Atarazanas, que si
este punto era hostilizado por los rebeldes « arroja,e sobre la
"ciudad cuantos pro~ectiles hubiese hasta arras(lr la pobla-
cion!)}


(i) (<Si las personas que influyan en Barcelona, (decia Van-
Halen en su comunicacion) quieren hacer un importante servi-
cio, deben empezar por poner en plena libertad de unirse á este
ejército ti todos los gefes, oficiales y tropa que existen en la ac-
lualidad como prisioneros, restituj'éndoles sus armas y cuanlo
les pertenezca para que se incorporen en este ejército. Esta será
b mejor garantía MI deseo de restablecer la paz; y despues UIl
abrazo fraternal pondrá fin á tantas calamidades, y nos hará taa
fuertes como necesitamos ser para contrarrestar á enemigos
lal1 asttltos, que hau querido hacer q¡,:e hermanos se asesinen,,.




-753-
en pasen antes las tropas· el l\Ionj uich y se' alejasen
de l~ cireunvalacion.de la plaza.


Los negociadores- y dire'1tores de la insurreccion°
creen de necesidad el sac·rificio de la j unta para ve-
nir á un acomod,únicnto : -y á despecho del apoyo
que, al nolar la reaocion. quisieron prestarla los re-
publicanos, no obstanl() la marcha incierta y sos-
pechosa que habia seguido, con especialidad su pre-.
sidente,' y .de haber publicado el 25 ,una alocucion,
con tendencias conciliadoras, en que hablaba de la
consolidacion rIel lrono de Isabel n, fué por fi n di-
suelta el 27 por los alcaldes de barrio y varios co-
misionados de la Milicia, decretando que fuese
reemplazada por la Consultiva. Pero como of.'ecie-
se dir.,cultades, si es que era posible, la reunion de
esta, quedó mandando entre tanto una comision in-
terina de los comandantes de la :Milicia y de alcaldes
de barrio, presidida por el mismo Carsy. Ci rcuns-
tancia , esta última" que hacia traslucir aun la con-
tinuacion de las 'inlluencias que babia.n dominado
hasta aquel momento, Inútil fué este medio, tanto
-::omo el nombramiento de la Consultiva: que era el
poder entollees 1I11í v"erdaueramente espinoso y na-
da apetecible, razon por la cual los elegidos se ocul-
taban: ~ing~no parecia.


En tan angustiosa situacion, y viendo que
Yan-Halen apremiaba, qu~ amagaba romper el fue-
go, cuyo acto fué ordenttdo y suspendido varias ve-


TOl!. IV, 48




-'754-
~es dúranlc esta difícil obra dc la reaccioll, que-
riéndola llevar á cabo, nombróse cn la ~oche del 99
al ~() otra junta. comp'uest~ del baron de Maldá.
presidente. don Salvador Arolas. don Josú Puig.


, don Juan de Zafonl. don José Soler y )1atas, don
Antonio Giberga-, don Laureano Figuerola. don
José Torrás y Rierá, don José Armenter J don .Jo-
sé Llacayo. Progresistas unos, moderados otros,


, gente toda ella de lastre y de razon, facil de ple-
garse á UQ non roso convenio. Para veni~ á él, de-
sarmó esta junta a la temible patuleya, como así lo
exijia ya Van-Halen, y nun á louos los que ha,bian
tomado las armas desde el 14. de noviembre; é bizo
que Carsy desapareciera de la ciudad embarcándose
para Francia. l·'altos de su principél\ apoyo (la pa-
tuleya) los republicanos, biciéronlo tambien c'n nÚ·
mero de unos 600 dc los mas yisibles y comprome-
tido,s; y con estos pasos creyós? ya por, todos que.
satisfecho el co.n~c, podría darse por terminado el
IIsunto, y devuelta la paz á Barcelona. Vana ilusion!
Que el general dice en este mísmo día" que ea
muestra de intenciones pacílicas debía perlllitírse-
le- previamente la ocupacion 'de Atar<lzanas. ,,¡¡,,-
tI iendo que le asegurasen l:Js pMsonas de. los auto-
res principales dél movimiento. Aun suponiendo en
hjunta el deseo de egecutarlo. érále esto' imposi-
ble, atendido el estado dé irritacíon en que hullian
los ánimos, á yista de lo qne Y¿¡n-Halen demandaba:




-755-
Y como, á pesar de la emigraci0!l' aun quedaban
con armas (lIuchos republicanos, la posi~ion de
aquella era 'harto crítica y embarazosa. En tal esta-
do, y ,,¡-endo que las 'noticias qno . ;e habian propa-
lado en Garcelona acerca de los itl~pedimentos que
la fingida revolllcion de Ma(~rid y otras provincias
babian opuesto á la marcha del REGESTE, eran ·de
t040 puntu falsas; que, por el contrario, en la tar-
de anterior una sªlva de Monjuich habia anunciado
la llega(la de ESPAR~EIlO al cuartel gefleral de Es-
pingas, s,díó una comision de la junta, compuesta
de los señol:es Zafont, Soler, Figuerola J GiLerga,
para conferenciar con Van-Halen, y aun si les era
permiti~o, con el REGENT~. Ya el brigadier don Juan
A. ;\,Iarlinez, gefc de E. 1\1. , con quien primero
hablaron aquellos, díjoles que en su conceplo , no
sel'ian bien acogidas las propoaieioni!S Je (Iue las
tropas (\ue gU:lrnecieran destle entonces á. Bill'celo-
na no fuesen las mismas de antes, y que no entra- .
sen en ta ciudad el gefe político ni el general Zur-
bano: en lo cual .M.nrtillez y Yan-Hil[cn lenian ra- ,
ZOIl, pues que sin esto no se habria v'crilkMlo una
verdadera rcconciliacion y dádose el allhelado
abrillo entre hermanos,. ()nh'e los mismos que equi-
vocada y apasionadamente habianse mirado como
enemigos algun tiempo, si bien las autoridades, gas-
taclas ya y sin prestigio por la fuerza irresistihle de
los sucesos, podian y aun deLian ser relevadas de




-756-
allí á; poco. Pero al hablar los comisionados con el
conde, no tanto se admiraron de esa anunciada ne-
gativa, cuanto de otra .nueva y mas vitat" y compro-
metida exijencia que á su vez él presentaba. La di-
solucion y desarme completo de toda la Milicia. En
vano 10s comisionados alegan la imposibilidad de
que la junta llevára á efecto tal providencia y el
encono que ella iba á producir en la poblaciQn,
añadiendo tambien que ya estaba egecutado el ban-
do relativo al desarme parcial exigido antes por
Van-Halen: que él se muestra inexorahle, como
quien liene que cumplir una voluntad superior.
Vuelta la comis,ion á Barcelona, sin que la fuera
concedido ver al DUQUE, dió cuenta á la jlll)ta, iJ. los
gefes {le la :Milicia y alcaldes <le banio del triste
resultado de su espedicion ; siendo el voto unánime
de todos ellos, que la misma comision, acom'paiiada
del ilustrísimo obispo, que se prestó gustoso á dar
este paso, fuese otra vez al cuartel del general pa-
ra emplear la me<liacion del prelado con esta. auto-o
ridad y a~n ron el REGE:'iTE. '


Habiase este trasladado con el ministro de la
Guerra, el conde de Pel'acamps y su anLig \lO secrc.-
tario de campaña el dja 1.~ de diciembre á Sarriá;
y rodeado allí y aconsejado de lejos tambien de
hombres que al parecer se proponian eclipsar su
estrella, justificando el dicho de que mientras haya
constituciones qile eslable;:;can en uno de sus artículos




-15'1-
que [rel rey m'ande las (nerzas de fiwr y tierrwJ , lit
máxima "el, rey r'eina y no gobierna)) será' siempre
ilusoria, esperabá c'n silencio el, fatal descnlac:e de
aquel drama sangriento.-Otra vez se presenta [a
comision á Van-Halen, con el reverendo obispo"
en la tarde del 1.0 ; y'otra vez son todos desoidos y
desairados, alegando el conde que él se ceilia á las
instrucciones del ministerio de la Gqerra (10 que
e~plica en algun modo las con.tradieciones que apa-
recel) entre el Varl-lIalen de ahora y el de diéis an-
teriores): prcsénlase al marqués de Rodil , y nada
consigue: pide audiencia para lwblar al REGENTE, y
aquellos dos generales contestan que es inútil ges-
tion, que S. A. no redbe á nadie: solicita el vene-
rable obispo presentarse solo como prelado pacífi-
co "que vá á interceder, á suplicar por su rebaño:
el general Van-Halen vá y hace presente al DUQUE
la demanda; pero este, que se ha propuesto encer-
rar y reducir toda la alta dignidad y desmesurada
grandeza del poder que representa en aquel estre-
cho recinto .... al cual le hace aun mas estrecho el
aislamiento estraiío en que ESPARTERO ha qutrido'
constituirse, niégase tambieo en esta ocasio'o á re-
ciLir al prelado. El carácter y la edúcacioo militar,
la índo·le de los gobiernos representativos'- las dis-
cusiones sobre regencia única ó múltiple, la muer-
le de Diego Leon, que tampoco pudieron evitar
tantas súplicas, lodo esto ocup~ha en aquellos mo-




-758-
mentos azarosos la mente de los hombrespeimdo-
res. Todos se preguntaban ((t á qué ha venido el RE-
GENTil tÍ Sarriá?» y nadie sabia r'0sponderse: Los
hechos empero contestarán muy en breve.


Vuelta, con ~l mayor desconsuelo, la comision
á Barcelona, dió cuenta de la esterilidad de sus es-
fuerzos, publicando en la máiiana _del 2 las terribles
condiciones reducidas á lo dicho ant eriormenle:
Desarme de toda la lUi licia; que se depositaran en
Atarazanas las armas ladas entregadas de los pttrques
á aquellos cuerpos desde octnbre de 1810 y las to-
madas á las tropas; que {uese ocupado aquel {uerte
en segítida por los de Van-Halen; y (¡nalmente, que
los promovedores y direclores principales de la 81.4-
blevacion serian castigados con arreglo á las leyes.
Con adern:m corn' ulso y frenético mostraron todos
los barceloneses, seiialadamente los liberales que
a~[liraban á una capitlllacion honrosa, su estrema
repugnancia á admilir tan duras condiciones. Cuan-
dó dérrocada la junta directiva, que habia dt~ho
«abajo Espartero,» {tara venir á un acomodamien-
to; incorporados al ejército 2500 homb¡"es capitula-
dos; desarmadas las patttleyas; disminuida en fin,
amengúada notablemenle la fuerza de los subleva-
d9S y acrecida por es los mismos la del conde, to-
do á consecuencia de indicaciones espresas que
este hizo, con el fin, decia, de lograr una lermina-
cion pacífica, venia él ahora dando por toda rcs-




-7.~9-
puesta la de (<nada os .concedernos, sumision comple-
la. rendirse á discr~cion» , que esto, y no mas, sig-
n¡¡kan aquellas bases,. y alarmar así á los moradores
de la ciudad con esa frase vaga .~ impolítica del cas-
tigo con que se amenazaba á «los promovedores y
adireclores principales), de la insurrección, siendo
notorio que las calJezas visibles del movimiento y
todos los mas comprometidos en ·él, como hemos
dicho, habian emi'grado ya á consecuencia de la
reaccion obrad1\ en vano por conseguir el ohjeto
de la concor(lia. ralOn teniaulos de la plaza en ar-
güir de falla de consecuencia y de nobleza al pro-
ce.der del gobierno en esla, ocasiono


::Uienlras en la ciudad, rotos los vínculos entre
el poder y la obediencia, fallaba el primer elemen-
to de sociabilidad y habíase erigido sobre sus rui-
nas el individualismo, sin que fuera dado emitir
votos ni entablar debate alguno, ni reunir á los ge-
fes de la Milicia; sin' haber, en fin, allí mas que
un pueblo entregado á sí mismo, en completo de-
sórden, ti 'cuyo pueblo en masa se intimaba un
precepto, dándo por supuesta una resistencia que
no se habia tocado aun, y para (a cual no habia or-
ganizarion, ni gefes , siendo mas bien los que esta-
ban al frente dela poblacion en aquellos momentos
amigos del gobierno que de los sublevados, eOIl
quienes no habian tenido participacion alguna en
los anleriores sucesos; mientras todo esto pasa en




-760-
la ciudad j y ella presenta las mejores disposiciotlc-:f
para\'cnir á un acuer,do- amistoso l pacífico, si se
hubiera queridooir á los que. ~ la salOn la repre-
sentaban, j median?o razonables condicioncs, co-
mo era dé su.deber admitirlas, se bubiera propues-
to Van-Halen realizar la entra'da en la poblacion,
de acuerdo COIl la junta conciliadora, [¡ien lejos de
que. esto sucediera, presénLase UIl parlamentario
tlel general con el ultimatwn para Barcelona, en
el cual se prevenia á la junta que hjciese entender
á la Milicia que cuantos no hubiesen depositado las
armas en Atarazanas al amanecer del siguiente
dia.3 y quisieran seguir rebeldes al gohien;lO, serian
declarados traidores y sufririan la pena de tales;
que serian fusrlados los dos primeros gefes de cada
batallon, ó los que los supliesen, la tercera parte
de los oficiales. la quinta de los sargentos, y la dé-
cima de cabos y soldados. La misma pena de muer-
te se imponia á los que se constituyesen en autori-
(lades de los que resistieran; señalando el último
'plazo hasta las 8 de la maiíana para romper las hos-
tilidades, y llevar así á efecto lo prevenido.


Con rapidez eléctrica difundióse por la ciudad
esta fatal nueva: la irritacion sube de punto: no es
posible la reuni()~ de los gefes de la Milicia y·alcal-
des de barrio para notificarles las reiteradas intima-
ciones: la terrible campana, despues de 15 días de
silenóo, vuelve á tocar á rebato: mézclase su soni-




-761-
do con el esl~épito de las cajas de guerra que locan
generala: renace el desórden, la confusion, la
anarquía: los individuos de la junta conciliadora
temen por su existencia; participan, el, es~ado de la
poblacion al capitan general, y se retiran :I~ alar-
ma cunde en breves instantes: los vencedor:es del15
de noviembre no quieren sufrir, la deshonra de ser
desarmados: la idea de tanta bumillacion, tanta
mengua, encona los ánimos de los esforzados y li-
bres barceloneses. Reunidos los batallones, todas
las compañías declaran que no se prestan á tan ir-
ritantes condiciones. Cada cual elige dos comisio-
liados que fueron á participilrlo así á la junta; mas
como esta habia ya cesado en sus funciones, pro-
cedieron ellos en seguida á nombrar otra que re-
sultó compuesta toda de republicanos, á saber:
Crispin Gabi ria, presidente; Francisco Aftes, sas-
L"c; Pablo Borrás, piloto; Pedro Martin Sardá;
Jaime Sadó, Jabricante; Scbaslian Bilclla, taber-
llero de Gracia; José Bujó, propietario; Juan 'Font;
y Segismundo Fargas, abogado, que hizo de secre·
tario. EsLa junta representaba el voto 'de la Milicia
reunida y la pasion dominadora' de aquel momento:
en ella figuraban todas las clases populares.


Nuevas barricadas, nuevos aprestos. de guerra,
distribucion de armas á todos los que habian sido
desarmados el 30, Y un decreto obligando á tomar-
las á todos los varones comprendidos en la edad




-762-
desde 16 á 50, años, iniuguraron. el .n!levo poñer
que se di6 la revoluciono La voz de los prudentes
no es oida: es peligroso, es .criminal el hablar de
sumision: la indignacion, el despecho ahoga y cie-
ga con espantoso frenesí á aquellos énlusiastas.-
Corren veloces las horas, y se acerca el instante
funesto en que la ciudad insurrecta será sin reme-
dio bombeada. Los barcos de pesca y los esquifes
Henos de gente, aun á riesgo de zozobrar, alejában-
se presurosos del alcance de la artillería. Pero bien
pronto da órdcn la j unta á los guardadores' de /as
puertas, para que; cerradas esta's, -no' se permita
salir á nadie. Los llantos y los gritos de las muge-
res, ancianos cy niños que se agol palian inutilmente
á buscar salida, formaban un cuadro desgarrador
junto á las murallas. ¡Noche hOl'l'iblc, la del 2 de
diciembre en Barcelor¡a !-Segunda vez vuelve á
salir el venerable obispo de la ciudad., por ver si le
es dado aun detener el golpe: preséntase. en el alo-
jamiento del REGENTE, pide audiencia ... fuéle nega-
da. Como el reo en capilla, así pasaba Barcelona,
en angustiosa agitacion , las horas tristes de aquella
noche tremenda. No podian sus defensores apres-
tarse á rechazar al terrible enemigo que ahora los
amcmu:aba; porque ¿cómo medir el corto hrazo
del pigmeo con ·el robusto y colosal de un atleta
incomensurable? Y esta idea era en verdad la que
mas exasperaba su alma.




-763-
Llega por fin e~ sol del 3 de diciembre á alumbrar


. con luz fatídica la gran catástrofe que los enemigGs
de la libertad babian provocado, y que falsos óimpru-
dentes amigos de ESPARTERO no habian queri(lo c!-
cusar á Barcelona. Súbese al punto <[ue Van-Halen
habia oficiado á loscónsulés que dentro de breves
horas romperia el fuego contra la plaza. La horríson~
Gampana vuelve á tronar: todos abandonán las ca-,
sas, no sea que se desplomen sobre sus cabezas, y
cruzan tumultuariamente las calles y plazas de la
ciudad, fijos en el odioso castillo los ojos de los que
alcanzabnn;Í distinguirle. Cada momento parece ser
él destinado nI sacrificio: cada individuo liene igual
próbabilidad de ser sacrificado.-Las boras que
precedieron nI primer estampido, son mas fácile3
de comprender por el lector, que de describirse con
puntual exactilud.-Llegó por fin el instante fatal:
son las oilce y media, y un horrible estruendo SI.'
hace sentir en el castillo: es que la primera bomba
hiende los aires, -cae y rebienla con estrépito, der-
ribando va los edificios en la infortunada cuanto


oJ -


hermosa ciudad. Por toda ella levántase en aquel
momen!? .una confusa griteríá, un trémendo a.Jari-
do, en unos de ,desesperacion y rabja, en otros de
espanto y horror ... Pero algunos instantes despues
siguiósc un profundo y pavoroso silencio ... Diríase
que Barcelona babia dejado de existir. Un movi-
miento inslinli vo y confuso nótase breyemenle en




-764-
la poblacion: son las mugeres ; los niños, los anda·
nos, que marchan despavoridos á buscar refugio en
los templos, en los sótanos, en donde se creen al
3brigo del inexorable. proyectil.-El fuego conli-
núasin interrupcion : las baterías del castillo se ha-
llan hien servidas: los horribles mensageros de de-
'rastacion é incendio se multiplican: cuatro úcinco
bombas á un tiempo, algunas granadas y balas ra-
ns cruzan á veces los aires y juntas descienden
mbre la ciudad. ¡ Terrible anatema es esa preten~
dida justicia del canon y del mortero, que á todos
comprende; á todos, al amigo y al enemigo, al ino-
cenle y al criminal, á la muge-r y al hombre; al
anciano y al niño, á los enfermos y desvalidos que


. yacen postrados en los' hospitales, á los espósilos,
á los infelices dementes, á los de la Casa de Cari-
dad, á 'Ios que tienen su pobre mansion en otros
mucbos asilos piadosos ..... pues que á todos e\los
iguala esa medida abominable y fúnesta I .


Los llantos, y los desmayos, y el estampido de
las bomhas, y el silbido Je las balas, y el estallar
de las gtanadas, y el clamor de las campanas, y el
retemblar' del suelo y los edificios, y el crujir de
las ,paredes y los techos que se desplomaban con es-
pantoso sacudimiento .... me.zclado todo con los la-
mentos de los heridos, los ayes de los moribundos,
el estrl,lcrido qne resuena por do quier, el incendio
que invade diferentes puntos de la poblacíon , y el




-765-
humo y el polvo que levantan el fuego y el derri-
bo .... for~aban á las pocas horas de la hermosa
ciudad deAmíl~ar un sQmbroso conjunto de.ruina
! desolacion I El lúgubre signo, de la ,muerte déjase
ver al traves de aquella nube densa sobre algunas
torres y azoteas, donde los frenéticos habian enar-
bolado bandera negra, Son las dos de la tarde,ho-
ra en que el fuego ha producido ya bastantes estra-
gos, y la j unta pasa un oficio al general demalldando
la suspension de hostilidades, mientras se consul-
ta a[ pueblo y á la !"Ii[icia para el nombramiento de
olra junta propietaria , que pueda mas bien enten-
derse con S, E. .Mas él"contebta de palabra al con-
duclor, que «solo cesará el fuego cuandQ [a ciudad
«(se someta, y le entreguen presos á todos [os que
"habían tomado l:ts armas durante e[ mando de los.
<ánsurrectos.»


A las;) prosigue el bombardeo wn mayor vive-
za. Son ya muchos los edilicios que arden, entre
ellos la casa de Ayuntamiento, residencia de la jun-
la, la cual se trasladó á la Audiencia, edificio que
está frente de aquel. Es de notal' que aquí, en .Ia
plaza de San Jaime, centro de la poblacion y punto
el mas culminante de clía, en donde sabian los
bombeadores que residia la junta, era en donde se
hacia sentil' con maJor repeticion el descenso d~
los proyectiles. Apenas transcurria un minuto sin
que "Iglino cayera cn el l(¡lIlo Ú en los mas cercanos




-766-
edificios: y sin embargo, aquellos jóvenes impávi-
dos no abandonaron el puesto un solo. instante: y
veíase principalmente á' Ga.biria ~n. el b(l\con de la
Audiencia, ostentando una serenidad admirable', en


. .. .


el momento mismo de estallar las bombas al pió
del edificio, arengando y alentando á los defenso-
res, haciéndoles ver que no dehian. temer sus
efectos, mas funestos á los edificios que á las per-
lionas.


Llega al fin la noche á cubrir con dohle velo las
desdichas de la infortunada ciUlla.d. Siniestra llama-
rada viene á aumentar el hOI'roroso é infernal as-


. pecto del castillo. Rayos que envia Júpiter desde'
su terrible mansiQn, parecen las hombas rasgando
los aires con su espoleta enrojc(:iJa. El eco espan-
toso del mortero y del cañon retumba ~n las mOIl-
tañas .... y resuena (tlmbien en el lejano horizonte
de los mares: .... i Cuadro desgarrador y pavoroso,
el que en estas lioras presenta B<lrcelona! Poseidas
del-mayor asombro y tristura, muchas gentes. van.
y vuelven -á importunil.r en las puertas de la ciudad,


- y ruegan y snplican que les permitan la salida; pero
la inexorable patuleya, cumplielltlo tielmcnte las ór-
denes de la junta, no deja salir á nadie!. .. Los mi-
nistros de la religion cruzan sin cesar las calles pa-
ra asislir con los postreros auxilios que ofrecen en
nombre de un Dios de paz, á las de3graciadas vic-
timas de inícua y fratricida guerra! ...




-7&7-
Ved ahí, ~ombres que os apeliidais ~e Estado y


de Gobierno, ilustres di plomáticos. consumados
políticos,ved lo obra nefasta de vuestros encareci-
dos sistemas! iV ed qU,e ellos solo convienen, cuan·
do mas, á vuestra clase; y que á las oh:as, á las cla:..
ses mas numerosas del pueblo. con gobiernos ab-
solutos ó con cartas otorga(bs, con Estatutos 6
Conslituciones, vuestra falsa ~Iustracion solo em-
plea para gobernarlas .... el cañon y el mo~Lero!
Bombeándolos ..... sí I hé aquí como todos voso-
tros goberna~s á los pueblos. Ved que en el men-
tido equilibrio de vuestros poderes constituciona-
les, afectais olvidar el descq~ilibrio injusto, in-
menso, ell que dejais á la so~iedad cntera 1.. .. Al


. Dios terrible de vucstras iras y venganzas no vaci-
lais en ofrecer como holocausto y ql1cmarpor in-
cienso una óudad Ilurcciente. rica y populosa! Y
al resplandor del fuego de vuestros cañones, firmais
tranquilos la sentencia de muerte contra vuestros
hermanos, porque ellos lienen, el delito de ser mas
llobres, mas desgraciados que vosotros .... ' que si
ellos os igualaran. ó estuvieran menos distantes de
vuestras comodidades y de los goces que-en la vi,ia
disfrutais. tambicn serian hombres de 6rÍlen, y no
apelarian á la insurreccion para mejorar las condi-
ciones de una existencia abrumadora y pr~caria.
que vuestro injusto monopolio les ha hecho inso-
portable y odiosa!.".




-768-
Entre diez y once de la noche, D. Francisco


Puigmartí y otros siete propietarios de la ciudad,
quienes todos ó los mas habian sufrido los funestos
estragos del bombardeo, salen de la plaza, obte ....
Di en do el pase y anuencia de la junta, y encamÍ-
nanse á ,Sarriá suplicando que se suspendiese el
fuego. El general acced'ió á ello, ordenando que
cesase, como cesó, á la media noche, con la condi·
cion de que si en la manana no se sometia Barcelo-
na, volvería á ser bombeada de nuevo en la tllrde
'con mayor acti vidad. Ocasion es de docir ilqUÍ que
el general ZUl'hano, que estaba en Gracia desde el
dia 1.0 en .que vino con 'dos batallones á desarmar
el de Milicia de este arrabal, que era considerado
como el 9.° batallon de la de Barcelona, facilitó
gustoso á los comisionados su paso á Sarl'iá dáñdo-
les 'escolta. Decíase adem,¡s en aqu el pueblecito,
que oy~ndo Zurbano y contemplando el bombardeo,
pmentáhase con frecuencia de tan cruel catástrofe,
añadiendo que le afectaba ella mucho mas de lo que
le habían afectado los muchos riesgos y numerosos
lances sangrienlos en que se habia visto durante la
guerra del Norte.


Luce por Jin la aurora del 4; Y un raJo de es-
peranza, al par que los del sol, parece brillar p
en el semblante oe los barceloneses. Las banderas
negras han de~apal'ccido; y cn las lorres y olr05
puntos clevados ondea ya, como símbolo de paz,




-769-
banJera Llanca. La Junta de Gahiria tarnhien desa.
parece,. Muchos padres de familia dirijidos por
los púrrocos en las iglesi~s, nombran una nueva
,Junta, que preside el mi~mo Puigmartí, cuya mi-
sion era la entrega de la plaza al conde de Pera-
camps. Algunas partidas de tropa y varios ciuda-
danos que habian obrado una reaecion en la Bar-
eeloneta, aCUllen, gobernados por un gefe de estado
mayor que desembarcó aquella maliana en este
punto, y ocupan los fuerles de Atarazanas y la
Ciudadela, clltrcgiÍndoselc ¡Í poco rato el· de don
Cárlos y el llamado fucrlc Pio, asegurando en se-
guida las puertas de la poblacion y todos los ualuar-
I.l-'s.-Una comisioll pasa á notificarlo á V ¡m-Halen
y á brindarle COIl la sumisioll de la ciudad. Eran
las a de la larde, cuando las tropas de este ocupa-
ron todos aquellos fuerlcs y los b¡¡luill·tes y las
puertas de San Antonio y del Angel, "erificando
así el conde al poco tiempo su entrada con las divi-
siones, las cuales dieron muestras de una subordina-
cion y disciplina admirables. Un silencio sepulcl'al,
inlcrI'Umpido solamente por los trabajos de los que
se dedicnroll á opagal" el i[¡cendio, sucedió en las pri-
merilS horas y élun dias á la eOllfusion y estrépito
de que haLia sido teatro la poblaeion.


En la caida 00 la tarde las bandas militares, sc-
guidils de numerosa escolta, anunciaban la publi-
eacion de un bando, en cuy" '¡Ttud se declaraha a


'l'O}1. 1 Y. 1-:.1




-770-
la ciudad en estado de sitio y se ¡lecrelaba la diso-
lucion y desarme de tt.Jrla la Milicia, prev\niendo
que en el l{~rmino de 24 horas se entregase en Ata-
razanas tooo el armamento, y conmillantlo al que
no lo ejecutase con la pena de ser pasado por las
armas. En la maiíana del 5 quedó instalada una co-
mision militar pal'a juzgar á los culpables. Doscien-
tos lreint~ y.ocho individuos de la patulea cayeron
en poder de las tropas, entre ellos el comandante
de una partilla suelta 11 a 1Il¿l/! o ~;ligue! Soler ( alias
Careana). El 7 fuó ps(¡' ~l1s¡hd() por sentencia de la
comi~ion militar; (·1 12 sufrieron tambicn la pena
de muerte otros 13 individuos comprellllidos en la
intimacion del 2: en dias postcl'iorc's fueron arca-
buceados otros ,"'l. Todas estas <les~l'aeias hubo que
lamentar dcspues de las acaceidn en las refriegas
del 1;') y 16 de 1I0\ielllbre, )' t1l11'allte el hornbar-
deo, CU)'OS e~lragos, si bien no fueron funestos
con demasía á LIS person<ls, pues que apenas lle-
garon á 20, entre muerlos J heridos, los que
los sufrieroll, por lo que al<1fic á los edificios, rué
grande la asolacinn y fuina Illle ellos espcrimen-
tJron. Destruidas muc!l.'ls, incclllli;¡(las tO:I.IS, 462
casas resultaron con mClIOsc,1bo oeasiollilllo (lor los
proyectiles. El número de es los Ianz3dos sobre la
ciudad fUCl de 10i1, á salwr; 780 bomlJJS, 9G gra-
n,1d3s y 138 balas raSJS (1). Por de ~_l~(}nl() S~VJI~_?


(1) No es l:Ícl'lo 'lile las illl'llll'F iu;:I¡',;¡'." cOlIll'ihllFl'an con




.-771-
en 12 millQnes de rs. el daño causado en los edifi-
CIOS.


A pesar de esto, si fuera dado justificar la ne-
cesidad de haeer uso de la fuerza para ~ometer á
Barcelona, ciertamente que ningun medio de los
que el arte militar emplea podia escogerse·, para
oh tener ese resultado, mas benigno, Jlleno.s coslo-
so, sobre todo en sangre, q lÍe este de las bombas,
euyo principal efeclo es mas bien moral que físico,
obrando por medio del estruendo y del lerror en
el ánimo de los insurreclos. El haber establecido
haterías de breeha para eger.utar un asalto, el es-
calar las murallas de la ciudad durante la noche, es
inJudahle que habria producido mas violencias y
ocasionado infinitos y mas lamentah!es desastres.
fié aquÍ en lo que se fundan Il)s d~rensnres del
hombardeo, dando por sent"da la ímpresr.indible
necesidad de II pelar á la fuerza. Pero sobre ser esle
un error, á nuestro modo de ver, y segun dejamos
probado, nadie negará <lue ese efecto moral at~rra­
dor es mayor precisamente en 'Iquellas personas.
(Iue mas agcnas son de toda culpa. mas eslraiias á
la resislemia y al tealro de los sucesos. En estéis
gentes paeílicas que forman siempr_e la inmensa
mayoría de las poblaciones, obró sí un efecto mo-


municiones de ninguna especie á abastar á Münjuich, como
ir.fulltladamcnte aseguró la prcnsa cualigada y nf~l'Ió lTet'r
tambirn entonces la prrnS3 francr;;a.




-772-
ral, terrible el bombardeo; efecto que no solo se
circunscribía á los muros de Barcelona, sino que
pasando mucho mas allá, alarmó en breves boras á
¡OS pueblos del Principado, á punlo de haber sido
su continuacion muy peligrosa al gobierno, que
habria tenido que luchar contra numerosos y aguer-
ridos somatenes de toda Calaluña, á los cuales no
alcanza han las hombas , si en la tarde del 4 hubie-
ra resonado el mortero de nuevo. Y no solo se li-
miló á la Catal uña el terror, el odio á las bombas,
sí que tambien cundió él á toda Espaiia ; resullando
de aquí, que á ese efecto moral que los bombea-
dores qui,;ieron" producir y produgeron realmen-
te en Barcelona, correspondió olI'O mal efecto,
moral tambien, en todo el pais, que amenguó no-
tablemenle el crédito y el prestigio del REGENTE
del lleillo, en mal hora trasladado á Sarriá por el
conseju indiscreto de sus amigos y con el indebido
acuerdo de sus ministros responsables, para repre-
sen~ár un papel pGCO digno, ante los muros de una
ciudad desolada.


Con un plan mas "noble, mas elevado, mas gran-
dioso, habría sido de admirable efeclo esta segunda
cspedicíon del HEGE:\"n;_ Hubiera él alargado su
mano, abierto sus brazos, dirigid.) su voz á 103 li-
bres barceloneses, (IUC muchos de ellos, los mas,
peleabJn de buena fé á nombre dc la libcrtad y de-
seosos de dar un paso mas en la vi;¡ de nuestra rC-




-773-
genel'acion, y desde allí, desde el pueblo mas libe-
ral y m~,s revolucional'io de España, podia él haber
encaminado la revolucion por una senda provecho-
sa ú los pueblos y útil tambien para sÍ. Allí mismo
debió radicar entonces el pensamiento tle reforma
constüncional. en sentido mas popnlar y democrá-
tieo, y como medio de abrir mejor la marcha re-
generadora, la prolongacion de 13 regencia. Pero
cerrar los ojos y no distinguir que en aquel gran-
de grupo de enemigos e~t¡¡ban representados todos
los partidos, desde el absolutista hasta el republi-
cano. y querer someterlos, dominarlos á todos por
medio de las bombas, y ba~cr ,;)5to ú nombre de un
gobierno que tampoco podia contar con el auxilio y
aprohaeion de las córtes, es sin duda alguna el ma-
Jor de los delirios, Los result¡¡dos de lal Pl'oceder
110 eran tlifíciles ele preverse. Esto. prescindiendo
de lo que tiene de inconstitucional el bombardeo, el
estado de silio y 01ra3 medidas adoptadas en Barce-
lona, cuya responsabilidad incumbe á los ministros.


Aflemas de los castigos antedichos, decretó el
gobierno en los primeros rlias de diciembre la su-
presion de la casa de moneda que habia en Barce-
lona, con lo cual se irrogaba un perjuicio grande á
lona Esp:¡¡ia;y signiendo la enumeracion de los de-
sahogos que se permitió entonces el poder, dire-
r,nos que tambien se decretó la reedificacíon de la
CiudiHlclil, (Ilerada ;Í efecto eOIl premura) y el pa-




-"':'77.1-
go inmediato de 'Iosalrasos de contribucíon~s y cu-
pos de quintas. Y como si ~o bastase esto, unido' á
los 12 millones, valor de los daüos que ocasionó 'el
bombardeo; decretóse igualmente la erogacion de
otros 12 millones contra los propietarios y comer-
ciantes de la ciudad. Por último, depuestos el
conde de Peracilmps y D. J. Gutierrez de sus res-
pectivos cargos, dióse á los barceloneses por pri-
mera autoridad político-militar al general Seoane.


En el consejo de millist.ros celebrado en Madrid
antes de' partir el DUQUE, acordóse sujetar á Van-
Halen á un consejo de Guert'a; pero no se hizo asÍ.
Tambien se acordó la erogacion de los 12 millones,
y el bombilrdeo; si bien se convino en recurrir á
este medio en un caso de necesidad eslrema. El
poder constitucional quedó pues burlado por la
prepotencia militar en esta ocasion, como hemos
visto que aconteció tamoien en las insurrecciones y
cspedicion de 1841.


No terminaremos este capítulo sin encarecer
aquí y loar, corno es debido, el desprendimiento,
la abnegacion, el desinterés grande que mostraron
todas las juntas que hubo en Barcelona, en este
período de la suhlevacion. Cuanto se ha dicho por
escritores apasiollJdos, órganos destemplados dé!
furor de los partirlos, acerca de la mal version de
caudales, del peculado escandaloso (lue se ha pre-
tendido atribuir, señaladamente á los repuhlicanos




-775-
de la última junta, es falso, es altamente calumnio-
so; sieildo por el contrario una verllall averiguada
y reconocida, que mientras casi todos los indivi-
duos de la junta Gabiria emigraron pobres, en la
ma)'or miseria. lo mismo que enlrdron en su peli-
groso y efímero poder, teniendo que esconderse
algunos de ellos en los pueblos de las inmediaciones
de Barcelona por careeer de recursos para viajar al
eslrangero, aquellos des!lichados concluyeron las
horils terribles dc su administracion sentados algu-
nos de ellos sobre el arca misnia del tesoro, que
guarda han con el mayor escrúpulo y religiosidad,
¿lUn á riesgo de sus yidas, hasta' que sonando ya las
cajas de las tropas que penelraban en la ciudad, hi-
cieron formal entrega á un diputado provincial que
con una partida de nacionales vino á hacerse cargo
del arca refer ida, la cual contenía mas, de 120,000
lInros, casi todo en oro. Jamás se inyertia un real
siquiera, durante los dia3 de aquel borrascoso de-
sórden, sin que para ello ml!diara una {¡rden por
escrilo de la junta con el páguese del presidente, y
el correspondiente recibo de la persona á cuyo fa-
vor se libraba. Tal conduela honra sobremanera á
sus aulores, y form~ un conlraste trislísimo COJl el
proceder de olras jUlllus y de olras administracio-
nes, en las cuales no figuraban, como en Barcelo-
na, las c\ascs mas pobres y menos corrompillas de
la sociedad.




-716-
Tamhien se ha querido mancillar al pueblo bar-


celonés, suponiéndole entregado al roho y al'pillagc
en lás casas, con especialidad tiendas y almacenes,
que quedaban sin puertas por efecto de los estra-
gos del bombardeo. Y esta calumnia es tanto mas
de eslraiiar, ~uanto es notorio en Barcelona que no
solamente los géneros, sino hasta los ciljones del
dinero halláronsc intactos en 'Ias casas en que el in-
cendio no habia consumido la parte combustible,
Este rasgo es igualmente bonrosísimo (. las clases
proletarias y men~slerosas de aquella ciudad, las
cuales dan con su noble egemplo una ¡,;t\udable lec-
cion.á sus cobardes é inícuos calumniadores.


En la situacíon que hemos visto quedaba Barce-
lona. es decir, en estado de sitio y bajo la domina-


-cion de Seoane, á q lIien tan fU in concepto deoian
los barceloneses, como dejamos apuntado en las
páginils precedentes, cuando llegado el 22 de _ di-
ciemhre creyó el huesped silencioso é in visible de
Sarriá. el ilustre REGE"'TE DEL REINO, qne debia de-
jar aquella fatídica estancia para trasladarse otra vez
al Palilcio de Buena-Vista.


Despues de 2-1 dias que pcrrnilneció illlí, sit:ndo
mudo espectador y escepcional testigo de la rcbe-
lion, del Lombardeo, de la humillarion y el castí-
go de Barcelona, sin poder aquietar su conciencia
ni aun su ira con la ¡dea de haber lograclo castigar
IÍ los verdaderos promovedores é insligado,'cs de




-77i-
aquellos sucesos, y sí solo derramado la sangre de
infelices instrumentos, par'tió al fin el REGENTE de
Sarriá, sin querer entrar en Barcelona, sin dirigir
su voz á esta infortunada ciudad, s:u dirigirla tam-
poco á la Cal;dllña, sin hablar á Espafia en una oca-
sion tan craica y solemne, él, que prodigaba tallto
en olras ocasiones Sil voz y sus proclamas, mos-
tranao en este silencio lo poco satisfcdlO que debia
quedar su ánimo de la obra egecutada á su presen-
cia por el gobierno y las autoridades (Jue funciona-
ban en su nombre. El general afortunado que fué
recibido en bilo y en palmas el afio de 1840 en la
capital dell'rillcipado, podia ahora decir, y tal vez
decia, d(mtro de sí mismo, sin temor de errar:
«.4. Dios, para siempre, Barcelona: de hoy mas,
cuento con una cillilatl menos, que es la primera de
Espaiia, en la Espaiw de mis dominios.» - Y cierto
que á la primera sefial de rebelion j no habria de
esperar ella á ~el' la última que se sublevase abiel'-
-lamente contra el gobierno de E 'PARTERO.


Llegó este á Valencia (1) , en donde sus :lInigos
le hicieron un recibimiento solemne aunque forza-


(1) Con indicios de querer secundar Iv ue Barcelona, habia
ocurrido en esta ciudad un ligero mo,'imicnlo á tines de no-
viembre, que fúcilmenle pudieron rrprimil' las atfíoridadcs.
lilas ruiduso y de mayores ClÍnsecuellcias, si bien ligero tam-
hien. el 'lue acaeció el S de diciembre en ScYilla, por cuanLo
110 tuvu en su orígcn verdadero carácter político. y de consi-
guiente, ninguna re1ólcion con los sucesos del Prillcipado, 1105
haremos cargo de {~I, e,JlI lilas oportunidad, en el capítulo 'lue
sigue.




-778-
do, pues 'que lodo él fué ordenado por la autóri-
dad, sin que el pucblo lomase' parte en clÍo, á pe:"
sar de habcrse elcgido con cálculo el dia primero
de Pascua para ve~ificar la enlrada del"ltEGENTE en
la ciudad del Ci,rl; y pasando de aquí á Madrid, a
donde lambien llegó en dia de solemnidad religiosa,
sin duda con el rili~mo tle~ignio que en V ... lencia,
entró ESPARTERO en la córle de las Espaiias el1.0
de enero de 1813, qucricndo en vano que se cele-
brase el triunfo funer"al que habia alcanzado su go-
bierno en Earcelon;l, lriuufo que .á nadie perjudi-
caba tanto como al mismo REGENTE; que nadie de-
bia sentir con lanla amargura como sus verdaderos
y leales amigos.-¡Qué diferencia, tan patente y
tan visible, qué contraste lan significativo presen-
taban á la fria considcracion dd observador imp:lr-
<:ial, la entrada del REGENTE DEL REINO en Madrid
el 1.0 de cnero de 1843. Y la (lue habia hecho el
DUQUE DE LA VlCrOltlA en la misma capiLal el 29
de setiembre de 1810! ... Nadie podia dudar ya quo
la estrella de ESPAltTEUO, al impulso de la desleal-
tad y nlevosÍa de los unos y de la desalentada tor-
peza de los otros, iba rJpidamenlc dC6ccndiendo á
su ocaso!. ..




Disolucion deCúrtes: estado de la opinion pública y
de los partidos con relacion al gobierno: elecciones:
ábrcse la lejislatura: nombramiento del ministerio
Lopcz: nemplázale otro que preside Gómcz Bl'cer-
ra: 'Cuélvese á disolver las Córtes: alzamiento de
lo.~ pueblos !J las tropas contra el gobierno de Es-
PARTERO: bombardeo de Reus: telcera y última es-
pedicíon del HEGIlNTE: las tropas sublevadas se
acercan á .:lIadrid: actitwl imponente de la cap ita!
para su defensa': jornada de Ardoz: entran al {in
los insurjentes en la carie mandados por los gene-
rales Aspiroz y Narraez: sitio y bombardeo de Se-
villa: emÓlÍl'case elllEGE~TE par(1 Inglaterra: COll-
e1usion.


~VI


LANCO de todas \as iras coaligadas,
presenLáhase ú la pública especlacion
el mjnisterio Rodil, en los primeros
dias oc 1843, enn toJos los caractc-.. ~:.
~f~ res de reato que hallaba )'a en él el Gongrc-~~~;" so al inaugurar sus sesiones, en las cuales
:~7rj>, vimos prevalecer el voto de oposicion, mus
~~ toda la odio,idad que hahian traido en pos
ue sí los sucesos de Barcelona y su funesto uescnla-




-780-
-ce. Cómo el poder vencedor habia correspondido-á
aquella admonicion célebre que la asamblea de los
diputados consignó en su mensage, de obrar (den-
tro del círculo de la ley» en la capital del prineipa-
do, dícenlo bastante el bombardeo, y el estado de
sitio que se siguió á la paeificacion, y esa detenta-
cion ominosa de los doce millones, y tantos otros
actos que -fueron natural consecuencia del estado,
cscepcional bajo la dominaeion Scoane. Era tam-
bien consiguiente cómo juzgarian las córtes este
proceder, cuando j los poderosos argumentos de
hecho y de ralOn, añadian entonces por desgracia
la enérgica y virulenta voz de las pasiones. Así lo
conocieron en Sarriá los militares que formaban el
llamado cuartel del REGEHE: y)'a en los últimos
dias, con especialidad desde la lle'gada de Seoanc,
formulúse allí mismo el pensamieuto de disolucion,
sacrificando á la cOllservacion del gabinete Rodil la
existencia de aquellas c6rtes.


'Conocidos los antecedentes, vése pues que esa
solucion estaba comprendida en la lógica de los
acontecimientos. A las insinuaciones que sobre es-
te punto vinieron á Madrid procedentes de aquel
en que residia, al parpcer muda y ociosa, la po-
testad militar, procuraron los miuistros d;Jr tiempo,
sin atre"erse á decretarlo, hasta la reunion cn la
eórle de lodo el gabinete COrl el gefe del Estado.
Scgunda vez vino prorue~lo el pensamiento de di-




-i8l-
solucion inmediata" y segunda vez fue aplazado por
los ministros, quienes. al ver el ~stado de la opi-
nion. la actitud imponente de la prensa, la irrila-
cion y la alarma que habian cundido' á consecuen-
cia de los sucesos de Barcelona', no podrian meLlas
de temblar ante la idea de disolver unas c6rtes que
habían adquirido el (¡~recho de juzgarlos, en el be-
cho miSITlO de otorgarles dias antes un voto de COll-
fianza, y disolverlas precisameute á poco de haber-
se rennido, cuando lódavía no estaban votados los
impuestos.


En Vinaroz, habicndo venido á este pueblo des-
de Valencia el capitan general Chacon á recibir al
REGENTE, fué en donde este vaciló algun tanto, con-
ferenciando con aquel gefe, su amigo, cntre la idea
¡lOtes adoptada de disolver las córles y la exonera-
cion de los ministros. por la cual, Illas bién que
por la primera, se decidió el general consultado
por ESPARTEIIO. Mas habi'éndole este jIl\'ilado á for-
mar parle del nuevo gabinete, díjole aquel que no
len~ria inconveniente en admitirlo, con la indispen-
sable condicion de que no h~lH'iall de disol verse 1 as
córles. Llegado empero el COZiDE-DuQUE á Madrid,
~Iunque'se volvió á suscitar la cueslion de reempla-
zar ÍI los ministros, esploran\lo al efecto la volun-
tad de algunas personas, que no se mostraron muy
dispuestas á recoger la herencia del gabinete Hodil,
pre~alcciú al fin lJ ¡¡lea de que este suLsistiera y




-782--
clccrctara la disolucion, como así se verific6, con fe~
eha 3.de encro.-:Aquí terminaron su mision las cé-
lebres córtes ele 1841, prod lIcto .de la revolucion
dcl 40 y autoras de la ,regencia de ESPARTERO. Así
el gobier'no de este di6 Cllcnta á la representacion
nacional del especial y delicado encargo qUtl de ella
habia recibido.'--Varias leyes que pre3entaron I~s
ministros sobre crédito y otros objetos rehLÍsticos,
las obligadas sobre culLo y clero y arl'eglo de la
Bols<l, y otras propuestas de continúo para su re-
forma ó recornposicion, por esa falta de unielad fi-
losófica y de pcnsamicnto social, verdaderamente
reformador, de que adolecen de ordinario, en el
atraso de lIuesLra España, los homhres públicos; la
que fijaba la autoridad y funciones de los gefcs po-
líticos, la de diputacioncs provinciales, 1.1 de orde-
nanzas militares, sobre deli tos de infidelidad en 109
empleados, loelas quedaron en proyecto.


Ni esta legislacion de los progresistas brillaba
POI" la luz de la sabiduría, por los vigorosos deste-
llos Je ciencia, por la ilustracion y la verdad que
han caracterizado el} todos tiempos las produccio-
nes que en la tribuna y en la prells~ ostentan ( con
mellos valliJad y jactancia que los retrógrados) mu-
chos varones preclaros'dl! la cornullioll liLeral espa-
ñola (1), ni tampoco el espíritu de liherlad, las


(1) Cumo muestra de c,ta primera parte <le nuestra aser-
CiOIl, copiarwlOs U1lui un púruf'o nüt~lJle del sistema 'lu~ 50-




-783-
tendencias dominantes quemanifestahan sin rebo-
zo los hombres de la situacion por medio de sus
órganos lilas acreditarlos, er:lIl apr,opósilo p¡u'a aca-
llar la concie~cia exigente de los verdaderos pro-
gresistas, de los reformadores legales (no ya 105
revolucÍl;m~rios), de aquellos hombres. en fin, que
odian el reposo de las revo.luciones. persuadidos
como están de que el pararse estas. Mltes de llegar
á su término. es seual ine(l~ívoca de muerte. Estos
homhres. decimos. celosos en extremo por las re-
formas y por asegurar, y aun' extender si les era
posible. las CO[\(luistas hechas iI nombre de la liber-
tad. 110 era de crecI' que se mostrasen satisfechos
del Icnguagc de la prensa ministerial ( l). que venia


hre tributos propu,o el ministro de Hacienda Calatrava, drjan-
11 .. ~ la considcracion dclleelor las ob~erYaciones lJue le ocur-
ran al verle. Dice así:


"Los contribuycntes UCl](!orcs n,uc por la clasr é irlllole de
,ela rir¡ueza pon¡lIc se les imponc, usell de medios fraudulentos
"para ellluir los dectfls del aprellli I Ú rgccucioll, á !in dI' 511S-
(ftraerse del pago de la cuota de cout ribuci(ln 'lue les huhicse
(f('oITcspondido, ql)(~dafllll, iutrrin IlO las satisfagan, imposibi-
¡itrulos de egercel' el arte, oficio tÍ pro(esion, porque se les ha-
la incluido en chl!nillarumicnto.)),
• (1) En coml'robacioll d,) este segundo aserto, y para dar
lIua i,lea del espíritu ,rrsll'ittivo de aqll~lla é[loca, espiritu que
valió al gobil'rno Ile la Rl'gcu.'ia rI enagl'narse la 1'"luntad de
todo el hando exaltado, en ¡(raVe daiio de la causa libHal y del
ll)islllfl gobierno. yen 1,,'ovI'cho grande de los retrógrados que
supieron uiestratllelltc IItili,ar para sí 105 elementos p'volntio-
niJrios que prosnibicr(}[l sil'lllprc,colllo vitandos, las personas
que acon~r.iarf)u al Co~nE-DuQuF.. transcribiremos aquí al¡:lI-
llÚS párrafo, ¡le la Gaceta y del HS¡JCntadur, órrauo el de mas
(:redilo l' valía entre los r¡ue sostenían aquella si[uadón.


Hablando tIc rste asulltfl de lus leyes. y priacipaln1l'nte la
dr imprenta, en lus primeros dios de didctubl'c ud 12, J¡"




-784-
a juslificar torpemente los temores á que por otro
lado daba ocasion y l~gar la con(lucta del go-
bierno."


En todas parfes habíase levantado un clamor
general, un "grito de inuignacion contrario al bom-
bardeo: y las circur.stan~ias que habian mediado,


llor mas que lodos debieran acatar en el REGEXTE
DEL REINO á la persona irresponsable que la consti-
lucion ,-igente colocaba ú la cabeza del Estado, co-
mo gefe supremo, no podian mellOS de hacrr que se
resintiese el alto prestigio del magistrado temporal,
:mle el "igoroso embale de enconadas pasiones: y
aquí como se espresaba aquel diario: ""I050tros 'tenemOS la
~con,-iccion de qlle este 'f todo ministerio inteligentc, honradu
")' leal, correrá la misma suerte que los ministerios anteriores,
«mientras no varie la I.'jislar,ion defectuusa que actualmcnte
«rige. y especialment.e de las leyes orgánicas y libertatl tic 1I11-
"pretlta, con las cuales es incompatitJle esa fortaleza del go-
"bicrno, si se ha de gubernar ton rilas.))


«Esos motines (deda tambien El Espectador del 8 de di-
«ciembre aludiendo al movimicnto de llarcc!ona), esos moti-
((n es que pueden triunfar de la fuerza de una débil muger diri-
«gida por consejeros torpes ó pérfidos, seran siempre rcpri-
'"nidos por la energía del hombre que ha consagrado Sil larga
(tcarn'ra pública á la felicidad y ventura de Sil patria.»


Dunde se vé, clara y csplícita, la condcnacioll del alzamien-
to de setiernbrc,


La Gaceta del gobierno lievaba su tema y su torpeza, en es-
to de los temores a la rCl'ulueioll , que tan costosuS fueron á la
regcncia de ESPARTEP.O, mas allú toda,'ía: y como sí no t.uviera
tlnc temer iI otro partido que al republirallo, como si estc .010
IHIYers8r3 al UEGEl'íTI< y á la situacifJll, cl 2;; de no\'iembre, es
decir, cuando ya se tenian en Madrid noticias _tletulladas y mi-
IlllcÍOSllS tic ia sublnacion barcelonesa, deda COII nimia can-
didez, departiendo con el órgano principal del retroceso, CIlJO
auxilio ilHocaua pRra combatir á lus d.'ml>crilta,;: «!ligallOS el
«Heraldo: en una subversion de lo tllle huy ('liste, ¿prevale-
(ccrian sus h;nnbres J ni su" pril!cipio~? ¿ Nf) Jo::- JI~'jariJ.n (nas




-785-
ya los tiros que el dementado furor de lo~ unos y
la c<\lculada alevosía de los otros as~staban al poder
que decían bombeador, pretendiase que alcanzáran
á donde nunca debieron dirigirse, á donde tampoco
debió darse la mas ligera ocasion que pudiera en
r.ierto l11ol10 justificarlo: á la elevada region que
ocupaba, ú debia ocupar, el perínclito DUQUE DE
LA YICTOP,H, REGEN1'E DEL REINO,


La imprudencia de los diarios ministeriales no
fu{~ de lo que menos conlribuyú á rebajar- el presti-
gio y empaliar la dignidad dc1"fioble DUQUE. La Ibe-
ria, pcriúllieo Lor[lemell[(~ rcdilcL3do, y puesto á
devocion del marqué,; de ROllil, dijo que el REGEX-
TE «mandó arrojar IlOmbas á Barcelona, cuando juz-
"y mas del poder que codician '!»


y concluye, la « .. ceta, diciéndole: «En 135 H'·olucioncs, y
"aun IIIUS aL~tractamclltc, CH 1,1s cuestiones todas, es fuerza
Habrdzar un Htremo ú otro, Ea la crisis presente !ll) cabe mas
"que eooperar al triunfo de la rebelion, Ó apoyar al sobierno pa-
"ra sofocarla: decidirse entre la república y la monarquía; por-
«que la república, aunque encubiel'ta, es el fin de 1"" rebeldes
({UarCebl~leses.)) -No ,·cia aun la Gaceta ninguna otra cosa encu-
bierta, fuera de la república, en la sublevacian barcl'lonesa!


Yése, pue.~, que las doctrinas y el lenguage que USarOl\
siempre (';,te'i llamados progresistas en el podel', sus ideas da
Icgi,lncion or¡;ünica, todo contribuye á colocarlus en el terre-
110 del justo med·io, Ú de la moderacion, campo de rcstriccio-
!les papularé" y de escesivo respeto al trono, que mas bien
que á los reuecionarios, pertenece á los hombres templados del
progrpso, quienes se habr;an asociarlo an!es tÍ los retrógrados
jJ(Jj'a cumh"Cir la rI'l'olucion, s·i tÍ es/asno les hubiera conveni-
.ía mos bi:!?, a,sociarse á los 1'el'olt,eiollarios que estaban en la
"posicion, para obrar así con 1/Hlyor (acilicidar! la ruina de
lodos ellos,- Esta cO[lsidcracion ha de tenerse mur á la vista
para aprceiar en su justo valor la l:onLlurta de los liberales
l'oaligaJos;en sus relaciones l'.')n la que observaron los defen-
"'JlCS del lIlWn''fE.


nnr. IV. 50




-786-
(egó imposible toda conciliacion y torIo arreglo:»
añadiendo que «ó la espada de S. A. era debida la
«rendicíon de Barcelona.» Lellguage indiscreto
asaz, que si bien puede él tener alegóricas inter-
pretaciones, forzando el sentido, no podia menos
de perjudicar en la opinion al encumbrado perso-
nage, a quien se pretendía defender con tanta in-
habilidad como falta de destreza. Así que. los pe-
riódicos de la oposicion se apoderaron de esas ma I
pensadas frases, para inaugurar la época azarosa y
terrible en que comenzó á dudarse por algunos,
si ESPARTERO aspiraria a gobernar militarmente el
Estado (1).


El bombardeo de Barcelona fué anatematizado
fuertemente por la prensa ministerial f,'ancesa , la
cual era en verdad la que rncnGS derecho tenia á
condenar ese suceso; corno quiera que en (as tur-
bulencias que durante los últimos diez aiíos habian
acaecido en aquella nacion, en Paris, en Lyon, en
Clermollt-Ferrand, en Tolosa, en ladas partes,
siempre ha allrado su gobierno de un maaa anála-


(t) Entre las impruJencias notables que los lliarios del go-
bierno cometieron en estos días, ha de enumerarse aquella en
que EIl'atriota escilaba á las venganzas y pcdia sangre, des-
pues del rendimiento de Bareclonu. Este desacato hecho á la
humanidad y al buen sentido por un pcriódico en el cual figu-
raba como director un estrangcl'o pidiendo la efusion de sangre
española, prodnjo naturalmente grande irritadon y encono en
los diarios coaligados, quienes, todos ó la mayor parte de ellos,
suprimieron con el Patriota desde aquel dia el canje que es
costumbre hacer entr~ los periódicos.




-787-
go; sin quererse prestar nunca á ammstIar, antes
de someter j ni mellOS admitir género alg.uno de
transaccion á los insurgentes. Pero el gobierno
francés, cuyas miras le inducian á mostrarse reyo-
lucionario en la capital de Cataluña, no tu~'o es-
crúpulo en hacer público alarde d~l enojo que le
produjo el desenlace, no por lo que él lcaia (le in-
humano, sino por lo que favorecía al REGE~TE. con-
tra quien iban encaminados todos sus ti ros. De
aquí el haber premiado lo~ servicios que hemos vis-
lO prestó á la il'lsurreccion el cónsul L~ssep, con la
decoracion de la Legion de honor, que le decretó el
gobierno de Luis Felipe, en odio al del REGENTE
que no podia aplaudir de modo alguno la conducta
de aquel funcionario en Barcelona.


Censurado por unos, deplorado por todos, el
bombardeo en general no obtuvo la nprobacion de
los diarios de Europa. Fué él tamLien un moti\'o
para que, desviándose mas y mas cada vcz, casi
todos los diarios esp3iíoles de la causa del go-
hierno, anudasen cada dia con mas fuerte la-
zo los vínculos de la coalicion periódistica. la cual
proseguia manejada con astucia por los escritores
retrógrados, si bien ostensiblemente presidida por
El Eco del Comercio, su fundador. Notablemente
apasionada y virulenta era la disposicion de la pren-
sa coaligada en aquellos dias. Y esa filatería cansa-
dísima, ese incesable clamoreo, esa vana declama-




-788-
cion con la cual, sin prestar alimento al alma, ofus-
ca la imaginacion y aturde los sentidos la plaga
calamitosa de poetas y abogados que ha invadido la
jmprenla y la tribuna española, con grave daño de
una y otra, causándole por consiguiente inmenso al
pais, cuyo progreso real, cuyas reformas positivas
en vano han de esperarsé nunca de gentes tan poco
apegadas á la verdad matemática ó filosófica, á las
realidades, de eu Ja opinion nuestra salen garantes
los hcchos que en la esfera de la gobernacion públi-
ca hemos visto en todos los aiios que van de revo-
lucion, esas circunstancias, decimos, contri buian
poderosamento entonces á distinguir el mal bajo de
un prisma que le representaba siempre en formas
gigantescas"


El Heraldo, El Sol, La Posdata, todos los dia-
rios reh"ógrados lamentaron y acriminaron tambien,
al pat"eccr con santa indignacion y noble energía'
los rigores del bombardeo. Pero la voz de estos era
el eco mentido de un corazon engaiíoso, dispuesto
á ocasionar ó aplaudir mayores calamidades y desa-
fueros que los que ahora afectaban sentir tan al es-
tremo, sin duda porque no eran ellos ó sus patro-
nos. los autores de aquellos males.-A nombre de
los republicano3 de ·Madrid, aunque lal vez naciese
ella de los mismos absolutistas que aplaudían y aun
dirigían d movimiento republicano de Barcelo'na,
h nllóse impre~a una proclama anónima en los úhi-




-789-
mos días de noviembre proclamando la República
.Federal, cuyo documento fue transcrito por los pe-
riódicos de todos colores. Algunos patriotas de bue-
.na fe cayeron en el lazo; y el 30 del mismo mes pu-
blicó otra alocucion ó programa revolucionario el
que habia sido director del Huracan D. Patricio
Olavarria. «Legítima y santa» apellidó á la insur-
reccion barcelonesa El Peninmlar que sufrió en
aquellos dias repetidísimas denun-;ias (1). y el len-


(1) Notables fueron tambien las defensas que ante el Jllra-
do se hicieron de los artículos denunciados á este y otros pe-
riódicos. D. AntolJio Collantes y D. Eusebio Asquerino, defen-
sores de El Peninsular, distinguiéronse empero entre todos
por la energia y fortaleza de sus discursos. Al primero se le
formaron dos causas, á consecuencia de este acto. una por el
gobierno político, cu)'as declaraciones le fueron nd\'crsas, otra
pur un Juez, en donde se contradecian las deposiciones del
proceso gubernati\o. En vista de una 101 contrariedad. queda-
ron estas di ligendas paralizadas. Pero el ministro de Gracia y
Justicia tuvo la prquciícz de separar á Collalltes del cargo de
Relator de la Audiencia de Eurgo!>, por esla causa, sin que la
inviolabilidad del defensor, que era tambien diputado, bastase
á parar el golpe inju<to del poder, que así, parodiando con an-
telacion la conducta de otros gobernantes, conculcaba I.,s su-
~rados fueros que debe respetar y venerar un buen gobierno en
el solemne acto de las defensas judiciales.


Otra, mas célebre y ruidosa aun que la anterior, tuvo lugar
á pocas dias pronunciada por el ya cilado Asql1erino. Este jó-
ven escritor, de ánllllO candoroso y arrebatado vmple, de una
imaginacion lozana, fecunda y ardorosa, sostenia eon fé viva y
cordia I eutusiasmo las doctrinas de la democracia, de la ma-
nera que hemos dicho eran sostenidas en El Peninsular, cu
union con otrIJs j6venes entusiastas como él por la libertad de
su patria, y malcontentos de los errores de la situacion, diri¡;i-
dos todos por el diputado Garcia Uzal, tí quien hemos conside-
rado ya en la oposidon repuhlicana del Cengreso. D~fcndia As··
querino ante el Jurado un artículo del periudico relativo 01
bombardeo: y en el calor de la impro,'isacion hnbo, de di-
rigir las calific~cí()nes de «bárbat'o tirano é incendiario re--
«ro,;» al general que habia arrojado las hombas sobre Barcelo-




-790-
guage de todos los periódicos, aun los que se de-
cian moderados y los absolutistas, llevaban el se 110
y el carácter verdaderamente rev'olucionario. Por
otra parte, el jurallo con sus continuas absolucio-.
nes hacia cada vez mas crítica la posicion del go-
bierno, al paso que alentaba mas y mas á la prensa
coaligada, que no sin propiedad podia llamarse ya
«conj u'rada .»


La posicion dd gobierno, en fuerza de la guer-
ra terrible, multiforme y complicada que se le ha-
cia, y en fuerza (ambien de los grandes desaciertos
que él come tia á cada paso, era pues harLo crítica y
difícil. Lejos de conjurar con mano diestra la hor-
rible tormenta que amagaba descargar sobre su ca-
beza dejando al par mal parada la existencia políti-
ca del nUQIJE-REGENTE, el gabinete Rodil dáhase
tan malas trazas, que se iba enagenando á cada mo-
mento mas voluntades en el bando puritano, en-
grosanrlo así las filas de la temible coalicion, y re-
duciendo á un círculo estrechísimo el número de


na.)) Mas como el liscal, Rios y Al'che , pidiese que fuesen es-
critas las palabras, por juzgarlas ofensivas, 110 al cU¡litan ge-
neral de Cataluüa, sino al REGE:<ITE nEL REINO, fueron con
efecto escritas aquellas y formada la corres¡Jondiente causa
criminal al defensur, contra el cual, el liseal dementado ú fre-
nético, hubo de ¡Jcdi l' desplles la pena de muerte en garróte
vil; peticion es(~andalosamente célebre é inaudita, que valió á
Rios ágrias censuras. y el menospre,cio y el hornH de sus
comprofesores y de toda la prensa, con mas, haherle declarado
el colegio de Abogados de esta córte, pUl' ulla mayoría inmen-
sa, «indigno de pertenecer á su seno.»-POCOS cgemplos de tan
funesta ab.~rrac¡')ll ofrecen los anale¡¡ de la magistratura.




-791-
sus apoyadores. Entre los cargos que l~s partidos
de la liga le dirigian en la prensa y que le hubiera
tambien dirigido la represcntacion nacional, á no
ser disuelta, figuraba el mal porte que ese impru-
dente ministerio habia tenido con la milicia ciuda-
dana, cuyo desarme, cuya disolucion fué decretada
en varios puntos, fuera de Barcelona. En Llerena,
ciudad de la baja Exlremadura, teatro e!ltonces de
graves y sensibles escándalos, habidos entre el gefe
político Cardero yel diputado á córtes l\Iuñoz Bue-
no, ambos arrebatarlos y turbulentos. ambos pro-
pensos al exceso, al abuso de predominio y de aulo-
ridaJ., empleábase á la sazou una columna del ejér-
cito, al mando del coronel don Ramon Corres (1)
para gobernar con su auxilio á los exaltados, y con
el mismo disolver y desarmar á una compañía de
nacionales.


Sevilla, la tercera poblacion del reino, fué
igualmente testigo de otro acto que produjo aun
mayor escándalo, y no muy buenas consecuencias
al gobierno de ESI'AB;TERO, segun se vió despues.
Hallábase presidiando esta plaza el regimiento in-
fantería de A ragoíl, cuyo coronel, D. Ramon Soi-
gues, llevado de una oticiosidad estraña y peligro-
sa, dió á luz un artículo comunicado á los periódi-
cos de la ciudad el 30 de noviembre, aludiendo á


(1) El mismo que persiguió dos años despues al desventura-
do Zurbano r se apoderó de él para conducirle al patíbulo.




-792-
los sucesos de Barcelona, que naturalmente "traian


, agitados lo~ ánimos de la poblacion, y alardMndo
en él la buena disposicion de sus subordinados á
hacer fuego á los enemigos del gobierno. cualquiera
que fuese su número y su clase. Susceptibles con
demasía los,gefes de la Milicia 'Nacional, creyeron
ver en cier~s reticencias del Boigues yaun en al-
guna alusioll indirecta, herida Iareputacion J
mancillado el buen nombre de la clase benemérita
que representaban y dirigian: razon por la cual me-
diaron sérias conteitaciones, que pu !Jlicaron los
mismos diarios, entre los predichos gefes y el co-
ronel de Aragon, quien se vió ágriamente reconve-
nido, con especialidad por el comandante don José
Marquez Garcia. -Así las cosas, y arrojado ya ese
germen fatal de dirision entre las tropas y la Mili-
cia, por el indiscreto arrojo del coronel, acaeció en
la tarde del 8 de diciembre, que pasando por la pla-
za de San l'rancisco la 3.a compañía de cazadores
nacionales, fuese provocada con groseros denues-
tos y bien marcadas pruebas, de zatiedad por los sol-
dados de la guardia del Principal que se halla inme-
diata. Sumisos los cazadores al rigor de la discipli-
na, evitaron con discrecion el lance funesto al cual
se vieron inciLados. Mas llegado que hubieron al
cuartel, rebosando de ira y de indigna,cion, resis-
ten el disolverse y soltar las armas, hasla tanto que
el C¡¡pitan General castigase, cual debía, el desaca-




-793-
to perpetrado por sus súbditos, dando una satisfac-
cion que aquietase el ánimo ofendido. A las pocas
horas ya habian acudido muchos nacionales de los
batallones 1.0 y 3.° que se acuartelaban allí, sabe-
dores del suceso dé la larde, y prontos á vengar el
ultrJIge de sus compañeros. La proverbial exagera-
cion, la vivacidad y sin igual ligereza del carácter
andaluz. realzaban el inleres de estas escenas, en
las cuales todos querían dejar bien puesto su ho-
nor á toda costa; y no menos se contentaban ya los
agraviados, que con la inmediata salida del regi-
miento. Suceso. en verdad, que dehia de verilicar-
se, mas no á peticion de los milicianos nacionales.


Es en vano que los gefes de estos, sorprendi-
dos del vuelo que habia tomado el referido aconte-
cimiento, dirigiesen conciliadoras admoniciones á
sus subordinados: que es impotente la voz de aque-
llos para hacerseoit· entre la confusa gritería de ir-
ritadas pasiones. Una comision de su seno parte á
ver al General (que lo era entonces D. José Carra-
lalá); pero nada consigue para calmar la eferves-
cencia. En las altas horas de h noche cunde la
Iloticia de que aquella autoridad se disponia á desar-
mar los batallones 1.0 y 3.° de la }1ilíc~a ciudada~
na: y estos forman columna cerrada en las avenida5
del cuartel, colocan -una pieta de artillería, levan-
tan parapetos, construyen barricadas, y adoptan
otras muchas medidas de precaucion para evit:ll'




-794.-
una sorpresa. El Ayuntamiento,. que S6 habia reu-
nido en sesion estraordinaria, citó á los comandan-
tes de los cuerpos para obrar de acuerdo con ellos la
terminacion de aquel conflicto. Los comandantes don
Tomas Llaguno y D. José María Ramos pasaron con
efecto á la ~Iunicipalidad, quedando entretanto en-
cargado de la fuerza D. José Marquez.-Serian
I"s 4 de la mañana del 9 cuando se publicó un ban-
do en el cual se calificaba de rebeldes á los milicia-
nos si permanecian mas tiempo reunidos. Yenton-
ces estos, atentos á la voz de sus gefes, J no pro-
poniéndose otro objeto que el indicado de la repa-
racion, acordaron disolverse y retirarse á sus casas,
como así lo egecutaron.


Mal informado sin duda el gobierno del carác-
ter y verdadera índole de este acontecimiento,
preocupado su ánimo con los de Barcelona, y con-
fundiendo las iJeas y los hechos, espidió al instante
una real órden en cuya virtud fueron desarmados
estos dos batallones, decretando al mismo tiempo la
prision de los comandantes Marquez y Ramos y del
capitan de la ir· de cazadores D. Nicolas Bene-
dicto.


Tales fueron los sucesos de Sevilla en diciem-
hre de 18.1.2, los cuales valieron al gobierno la
odiosidad que es consiguiente á la medida adoptada
con la Milicia Nacional; medida que no podia me-
nos de acarrearle tamhien la impopularidad que




lO


-795-
por idéntico proceder se babia labrado en años an-
teriores el partido reaccionado, cuya conducta en
mas"de un concepto hemos visto copiar á algunos
gobiernos progresistas (1).


Fundados nnos , infundados otros, eran infinitos
los cargos que al ministerio Rodil dirigia la prensa;
perotambicn es justo repetir aquí, que los mas ca-
pitaes entre ellos, cuales eran el del tratado de al-
godones, el de prolongacion de la minoría de la
reina, el de dictadura, el de un golpe de Estado
que se decia amagar á los periódicos, todos estos
cargos y otros por el estilo carecian hasta del mas
ligero fundamento. Bien al contrario, la prensa
coalígada proseguía abusando de la estrema y sin
igual libertad que enLonces disfrutó, y abusando
con ella tambien de )a credulidad de sus lectores,
suponiendo á cada instante nuevos conflictos é in-
ventando paradojas ridículas, en dalio del gobierno


(1) Por lo que al decreto de las prisiones atañe, yen corro-
Loracion del mal tino que en estas cosas mostró siempre
aquel gobierno, solo diremos que mientras él fulminaba nna
persecucion terrible al apreciable jóvcn D. José Marquc% Gar...,
cía, que emigró al estrangero. dispensó una muy señalada
proteccion en Madrid al D. José Ramos, cuyas opiniones fueron
siempre Lien equh"oras y sospechosas, como lo ha comprobado
despues la circunstancia de haberse este adherido con ruertes
compromisos á la situacion política que creó la rerorma cons-
titucional de 1845, mientras el primero ha permanecido fiel y
con3tantc en sus principios de verdadero y racional progreso.
Así obran siempre los gobiernos, cuando son impulsados por
un temor indiscreto á las oposiciones que loan marcadas CGn el
sello liberal, I]u~ ellos creen exagerado. Se arrojan en bra-
zos de los hipócritas que realmente son sus mas encarnizados
oucmigos.




-796-
Y del pais, en menoscaho igualmente de la misma
institucion que tan mal supo defenderse; que llegó á
suicidarse con su npnsionado proceder y con sus
desafueros (1).


Ois tinguínnse por el ahuso indigno que se hacia
entonces de la mas nohle de todas las libertades, la
libertad de emitir el pensamiento, los diarios que
por antifrnsis se apellida ban moderados, y que con
:m inmoderado y aun energúmeno proceder pare-
cian justificar el designio pérfido de desacreditar el
precioso derecho de la imprenln, pnra despues en el
mnndo decrelarla fuertes restricciones y á ,'eces
proscribirla. El Sol, UIlO de estos diarios que se
decian templados y conservadores ,. tuvo la impu-


(t) El 2 de enero, á consecuencia de los falsus rumores que
circularon despues del bomhardeo sobre la eupstion comer-
cial, publicó la prellsa coa ligada otra J)erlaracion que dccia
así: ((La imprenta independicnte protesta de la manera mas 50-
.Iemne y enérgica contra la celebracion de cualquier tratado
«de comercio con la Inglaterra, que no se haga con arreglo á
«la Constitucion y que no sen ratilicado por las córtes con ple-
<ma libertad de deliberar y resolver.» -El lector conoc·e )'a lo
innecesario é infundado dr. esta declaracion, la cnal sin em,.


. hargo conducia bi~n al objeto de mantener la alarma y 10$
recelos en el Principado.


El Heraldo en los últimos dias dal 42 publicó tambien, de
su cuenta, una noticia tan falsa como alarmante; pues que era
no mcnos que un gran golpe de Estado, atribuido calumniosa-
mente al gohierno de E'PARTlmo, declarando en su fuerza y
vigor el testamento de Fernando VII y restituyendo las cosas
políticas al ser en que se hallaban el 4 de octubre de 1833; de
donde deberia de resultar la duracion de la minoría hasta
los 18 años, consrrvundo sin embargo, en debido respeto á la
"oluntad nacional, la regencia del CONDE-DuQul!. i Tal era la
guerra que á e~te se hacia, y no habia leyes (Iue castigasen tan-
ta calumnia, tantos y tun criminales del'propósitos!




-797-
dencia grosera de calificar de «bacanales» y motejar
con otros epitetos semejantes, al acto solemne de
recibir el día de Reyes el DUQUE-REGJ>NTE á la ofi-
cialidad de la milicia nacional matritense, en cuyo
acto dió lugar la tierna efusion de sentimientos á
escenas sublimes de buena correspondencia, de fra-
ternidad y adhesion entre el gefe del Estado y los
representantes de la voluntad y de la fuerza ciuda-
dana, los cuales dirigieron,· en uso de. su derecho,
co¿ generosidad y nobleza, pero tambien con digni-
dad y saludable encrgÍa, una sentida y fuerte recon-
vencion á los destemplados é inmoderados pcriodis-
tas, que se decian sin embargo allhados en el ban-
do de la modcracion, sin que esta circunstancia
obstase á la necesidad que hubo entonces de darles
una leccion de cortesia y de buena crianza.


A J¡. altura á que habían llegado ya las cosas,
;;doptándose como medios de gobierno los estados
de sitio, el desacreditado si~lema de las anticipacio-
nes y de los contratos onerosos, la cobranza de los
impuestos no votados por las cúrles (1) , y en medio
de esto, el sostenimiento de ~n ejército numeroso
cuyas atenciones mas perentorias hallábanse de or-


(1) En una real óden que dirigiÓ el ministro Calatrava
en 31 de cnero de ttH3.al intenuent.e de Lugo, previniéndole la
cobranza de las eOlllrjbu<.:Íoncs correspondientes al mismo aiío,
decíalf, que (:011 haher presentado á la, córtes los presupues-
tos que, com,o helllos vi~to, no hubo lugar de discutir, llenó la
vbligacion impuesta por ht ley fundamental del Estado.-Suh-
Infugio que la neccsl(lad sin duda hubo de diclar al ministro.




-'798-
dinario por cubrir, la disolucion y desarme de
cuerpos enteros de la mil icia nacional, sucesos to-
dos contra los cuales se habia lev¡:¡ntado un "grito de
reprobacion en setiembre de 1840, el sistema se-
guido por el gobierno del REGENTE era, bajo mas
de un aspecto, fiel trasunto del que habian observa-
do los retrógrados durante la r.cgcncia de Ma~ía
Cristina, que por tales causas concluyó en aquél
año. Y una tal situaciorr, un cuadro semejante, ilu-
minado ademas por el fulgor siniestro del bomhar-
deo, recargado en sus tintas por el pincel múltiple
de los diarios coaligados, y sin apoyo alguno vigo-
roso en el pedestal de la gobernacion, porque los
hombres del poder no contaban tampoco con la 1'0-
hustez y los hrics necesarios para sohrellevar una
situacion de fuerza, llano es que esta era p á todas
luces insostenible. tos tres meses que mediaban
hasta la reunion de las nuevas córtes, periúdo tur-
bulento de liza y de porfia para los partidos que
combaten en el campo electoral, no eran mas que
una tregua para la gr~n batalla que venia ya de an-
tes preparada.


Trabada así con grande teson la lucha entre el
gobierno y las partidos, sin que del palacio de
Bnena-Vista, previendo los resulLados necesarios
de tan desigual pelea, saliese un pensamiento, un
proyecto que desbaratase la conj nra, colocándose el
poder de parte de los que aspiraban á marchar ade-




-799-
lanle por una senda revolucionaria, que subvertiese
los fundamentos deleznables de lo e-xislente, para
fundar sobre terreno mas firme el edificio del por-
venir, cabedero de ventura para España, de gloria
inmorlal para el DUQUE y para todos los regenera-
uores; sin que se apercibiera el gobierno de los pa-
sos, cada vez mas temibles y hostiles, que iba dan-
00 la coalicion; sin que los liberales coa ligados
lampoco, aquellos que de buena fé combatian los
errores del poder, notasen en su delirante y afanosa
tarea, cual era el fin necesario, imprescindible, de
dar alas y fomentar las pretensiones simuladas del
hando 'reaccionario, que tantos elementos de poder
contaba en su seno una vez derrocado ESPARTERO,
y tan á las claras habia mostrado siempre sus cona-
tos de retroceso y su ambicion de dominar hasta
egercer la preuotencia y la tiranía sobre la ruina
de la ConstitucÍon y dé todas las leyes, eran muy de
prever los resultados de tanta obcecacion.


El bando progresista combatia á la fraccíonJo-
minante presentilOdola en trozos su gironada bande-
ra: 108 moderallos, cuando menos, podian entonces
,llegar igual derecho á egercer con tan justo título
su dominacion: los republicanos, en fin, cuya mi-
sion es siempre hostil en los estados monárquicos,
como que con solo emitir sus doctrinas populares,
opuestas al trono y á todo género de pri vilegio aris-
locrútico, son ya enemigos naturales de todos los.




-800-
dlltnas partidos, deLelando siempre al que manda,
primer obstáculo que creen dIos se opone á sus
designios, mucho mas, si, como acontecía. entonces,
las persecuciones que esperimenfanm los demócra-
tas en Bal'celona, Gerona. Figueras, Vinaroz, Ca-
diz, Seyilla, Cáceres y otros puntos, babian de pro-


'.. ducir natural encono en sus ánimos, hacian tambien
guerra á muerte al gobierno de ESPARTERO. En ya-
no los periódicos que defendian á este alegaban
conlra las exageradas pretensiones de los demócra-
tas, (Iue el atr<lSO gl'ande en que se halla España,
falta de illstrnccion y de la pureza de costumbres
tan necesaria á las repúblicas, hace imposibte por
<lLora su establecimiento en nuestro suelo: que los
republicanos, sin tener en cuenta el mayor de los
inconvenielltes para el logro de sus dl'seos, que es
el estado de dependencia recíproca en que se hallan
las n<lciones de la moderna Europa, por efecto de
la diplomacia sagaz, activa y diligente de sus reyell,
contestan que ni el mejoramiento de las costum-
bres ni los progresos de la civilizacion han de espe-
rarse de estos gobiercos transitorios, que tanlo tra-
hajan en corromper J en fascinar con aparente bri-
llo á los ab;l~idos y engaiíados 11llc!J!os, De aquí el
iuterés que muestran siempl'e los gobiernos monár-
quicos en escatimar la inslrllccion y en desmorali-
Lar y corromper á aquellos, para empechJrles así
d huen uso ,.le su soheranía, pretestando dcspues




-801-
los reyes la incapacillad de sus 'súbditos para háber
de egercérla, cuando ellos misril0s, 6 sus gohier-
nos, son los' autores, los verdaderos cau'santes de
esa estudiada incapaeidad. creando por tal medio un
círculo vicioso horrible dentl'o del cual vemos gi-
rar hoy, víctima de anlargo engaiío, á la humani-
dad entera.


Todos los partidos dirigían, pues, cargos tre-
mendos é iücontestahles al gobierno del UEGENTE:
y él entretanto hadase la ílusion de poder combarir
y aun contrastar á todos ellos. El moderado, ese
partido que ha mostrado siempre tanla destreza en
la oposicioll, como ignorancia en el poder; que
liene sin embargo la habilidad suficiente para ser
revolucionario en el primer caso y tirano en el se-
gundo; antes de imponer' el se!lo de la deslealtad y
de la traicion al juramento que había prestilllo á
las instituciones, teuia él ya sobre sí el gran cl'Í-
lIlen de ser el corrll plor de la gener[lcioll presente.
El esl6litlo é imprudente desvío con que los pro-
gresistas que han ejercido el pndcr mir[lron siempre
ir la juventud, á punto de no considerar algunos de
ellos como verdaderos liberales, sino á los que ron-
lasen con dislinciorí rn~cI~as auroras y aun primaH-
ras en el pasado siglo, y' hubieran presenciildo. en
edad provecta, las inolvidables esccn:lS de' 1812,
para dar razon circunstanciada de lodas ellas, sugi-
rió á los retrógrados el plan opuesto, dedicándose


TOM. IV. 51




-802-
afanosos, no J8 á lisollgellr la vanidad, sino á fo-
mentar el orgullo, á adular y alhagar las pasiones,
á seducir; en fin, á corromperá los jóvenes á quie-
nes veían descollar con ta I cual dísposicion ó talen-
to, viniendo á ser sus Ateneos, sus Liceos y Casi-
nos, verdaderas sentinas en las cuales se encierran
como género de vil mercancía, la inmoderada am-
bicion, la rahez é innoble codicia. Todos los senti-
mientos humanÍlarios, hidalgos, generosos, viéronse
sofocados y marchitos por el negro vapOl· que cir-
cuia el corazan inmundo de es'a juventud dorada,
los pretendidos caballeros de nuestra moderna Si-
bá~ys.


De tal suerte, y en odio á los abultados errores
que cometia el poder, presidido á la sazon por un
hombre del pueblo, creyendo ú afectando creCl·
que los llamados útteligentes obrarían con mayor SCl-
hiduría y acierto, como si no hubieran ellos ya da-
do grandes pruebas de su incapacidad, hízose mo-
da en la democrática España el ser aristócrata y
servil, alarde~ndo los. jóvenes, para mengua suya
y de sus valedores y maestros, esas ideas antiso-
ciales, erróneas y egoistas que forman todo el cuer-
po de la ciencia y de la civilizacion retrógrada, im-
portada en nuestro suelo po.r los afrancesados y
pór los franceses que bastllrdearon la I'evolucion de
julio. Por el talento unos, otros por el dinero, sin
Jejar de tocar en algunos el resorte del ralor, raro




-803-
era el dia en que la seduccion y ese espíritu de ca-
tequismo ,politico no hiciesen nuevas conquistas y
adquisiciones á la comunion reaccionaria, la cual
logró al /in estar bicn representada en la prenSil, en
las sociedades, en las cátedras, en los tribunales, en
la milicia, cn el ejército, cnlodas partcs (1). Lásli-


(1) En prueba de este nuestro aserto, ~' para que sean conoci-
dos los trabajos de los moderados con el fin de derrocar la regen-
cia de ESl'AIlTIlBO, citaremos aquí un hecho que creemos no ha
visto la luz pública hasta ahora. Cuando se hallaba 01 Pcrpiiían
el caudiH()orrpublicano Ahdon Terradas,en 1l0YiCIllbrc de 1842,
lhspuesto á penetrar con los suyos en Espaiía, sú{,olo un rico
fahricante de Barcelona, que estaba allí emigrado, y le mandó
llamar. Pasó, con efecto, Terradas á casa del fabricante, cono-
ddo allí corno agente celoso de la reina Cristina; y en presen-
cia del brigadie.' oetubrista 1\lata y Alos, dijo aquel al jÓ\"e1l
republicano, que sabia que al,lia siguiente iba este á penetrar
en Espai¡a,para lo cual, el retrógraLlo, le brindó .con nlg'unus
fondos con tal que quisiera seguir sus consejos. Necesitado,
cual se hallaha, el Abdon de los recursus necesarios para llevar
á cabo su empresa, no quiso sin emhnrgo auptar tan generoso
ofrecimiento, sin oir antes las condiciones que le impunia el
cristino, quien le añadió !Ine se pusiera de acuerdo COII Prim,
que de un momento á otro deberia llegar ú BarcelollJ , y levan-
tase, como este iba á hacerlo, la bandera de maY0l'ia de In Rei-
na.-«Tras de esto podrá venir lo que usted quiere)) concluyó
diciendo á Terradas el agente cristino. Nll podia aquel persua-
dirse de (\ue el coronell'rim, que habia sustentad" siempre en
Barcelona ideas cuasi-demócratas, intentase levantar una
bandera, en la cual el caudillo popular decia ver escritos en-
tonces los nombres de Cristina, Turcno, i\larlinez de la Rosa y
demas cOl'ifeos retrógrauos, 'Con todas sus cxiocneias y sus
Tirios; dando en esto el jóven republicano un e,,('mplo insigne
de prcvisioll á los Olózagas, Cortinas, Lnpez l' "t.'os habidos por
grandes hombres, y á quienes su grande ambicion ha hecho
muy pequeños y vnelto degos en dias posteriores. Pero no:
que entonces mismo, (en noviembre del 42) ya citó el cristino
á Terradas los nombres de estos personages, 'el de Serrano y
algunos otros, ~omo sostftnedores del proyecto de mayoda;
enseñándole al efecto y dándole á leer (tudo esto, se entiende,
á presencia de Mata y Alos) una carta escrita y firmada por
l'rim desde Madrid, en la clIal, con curta difcrene.i~, decia cs-




-80-Í-
ma grande que los brios de la juventud se emplea~
ran de una mánera tan indigna t ~Los que tenian
baslante valor p'!ra- no claudicar, aquellos jóvenes
·cuya virtud no era posible naufragase en el borras-
coso piélago de inmundas y mezquinas pasiones, in-
c1ináronse al olro estremo; y con buena fe, por
mas que los resullados no correspondieran á sus
nobles designios, defendian la república. Así el po-


te entre otras cosas: «~Iaiiana salgo para Barcelon~, á nr si
«logro poncrme al fr·ente del movimiemto. La bandera que se
«levantará <:s la de mayor·la de la reilla, que 1,)5 amigos ma~
«influyentes de esta reconocen ser la ma, adecuada para la I'C-
<Ieon¡:ilíacion apetecida entre todos los amantes de la libertad.»
-:- {(Pues ya qlle Prim ticne tanta amistad con usted (rrpuso
((Terradas indignado), tcnido aquí por agente de Cristina, y
«que á tal pnnto llega la confianza que media entre los dos,
«escribule usted en mi nombre que procure reuuir· fuerzas
«pronto y que seau supcriorps á las que yo levante, por cuan-
«lo si cae (lit mis manos, despues de haber proclamado la ma-
(f)'oría de la reina, le tratáré como ('.ucmigfJ de la soúeranía
{(delpueblo y le mandaré fusilar: que si á pesar dc mis fona··
(<tos, su in!luencia puede mas que la mia, alltes ¡tiC uniré á
<ilas tropas de ESPARTlmo para pelear contra él, ó me volveré
«lÍ,Francia si con estas corre peligro mi existencia.» -lncor-
i'uptible Terradas y aferrado á sus opiniones, dió en rostro al
cristillo con el mal co·ncepto que le debió al lLamarle pura ha-
herle de proponer una ddcrcion á sus principius, y despidié-
roMe los dos sin venIr á ningun género de acomodamiento.


Como las rela·cioues de amistad particnla.' suelen á vece~
hacer peligrosas incursiones en la política, habia sllCl~dido en
efec.to, que el eoroncl l'rim, estrechamente un,,]') á D. N. C.
á D. R. P. V. y algunos otros mouerados (en cl C;E' ¡",) quiene s
procuraron aguijarlc y excitar su bizarría y su am!,icion, á fin
de utilizar \an hucnos elementos á favor del plan de retroceso,
proyectó salir de Madrid para Barcelona. Pero el capilun gene-
ral SeoallP, iU1l'iJiú ú cntorpeció almenas este paso, ncgándole
pi pasaporte porque llegó ú recelar lo que veruaucramcnte
pxistiu.


Mus ntlcldllte volycre!l1os Ú anudar la curiosa historia dc los
~a(alallcs emigrados en l'rancia.




-805-
der iba quedando aislado, reducido ,í un círculo es-,
trechísimo, compuesto solo' de los empicados del
gobierno I y algunos pocos hombres previsores que
divisaban' ya en lontananza las consecuencias- de
destruir aquella situacion.


Tal era la (Iue respectivamente ocupaban los
partidos políticos y 'el gobierno alverillcarse las
elecciones de diputados y senadores en 1813. Fue-
ron estas de lo mas borrascoso y an6millo que ofre-
cen los faslos electórales de Espaiía. Numerosos
programas salen á poblar Jos aires abundando eu
promesas, que no tardó eri desmentir el tiempo.
r.·acciones diversas <lel hanJo progresista, los de-
mócratas, los moderados Ó consen adores, todos
lanzaron su programa (1). El Cat6lico lambien


(t) Tal era el desacuerdo que reinaba entre las distintas
fracciones de la oposic'iun, que los progresistas publ icaron dos
programas electorales, el 11110 firmado por los ex-diputados
Corliná, Aleon, Cantero, l\1adoz, DomclIcrh, raz Garcia, Fuen-
te Andrcs, GOllzalcz Brno, Nocedal, Villaregut, Vidal y Bonet;
y el aIro que iba suscrito por Lopez, Campuzano, Gutierrez So-
lana, Pita Pizarra (este cra cristina incrusta~o, no sin objeto,
Cilla fraccion de los llamados puritanos), AloIISO, (D. J. D.),
Collantes (don Vicente) y Mata.


La comision del partido d!'lllouático componianla Garda
Dral, Aygllals de lzco y Seijas Prado.


La llamada romision central de los moderados. Casa-Yrujo,
lsturiz, nivabcrrera, Pidal, Alvarez Pestliiia, Olh'an, Garcia
Carrasco (don Juan )', Rios Rosas y Sartorius.-Levantaron es·
tos como bandera en Sil programa, "Constitucion de t83'1, (ran-
ca y religiosamente guardarla,» (Guardároula, sí, mas fué en
la tumba.) El'a notable ademas este curioso documento por el
silencio significativo que en él se observaba acerca de regencia,
El designio de derribar la de ESPAIlTEIlO no era Jlues l'a un mis-
terio, tratándose del partido retrógrado, cusa que en yerdad na-
da tiene de estraño: lo que sí admira en extremo, es que los




-806-
aconseja á los absolutistas que coadyuven deposí-
tando sus votos en las urnas al triu'ufo de la coali-
don. Acuérdase la formacion de candidaturas- mis-


liberales progre"istas, cuya oposicion razonada, cuando á ellll
llllbiera lugar, no dehi í nunca dirigirse á otro blanco que al de
los ministros responsables, continuáran todavía aso.ciados á
unos humores, cuya tendencia, bien visible, no era otra que
destruir la obra de 18'10 (y lo que es mas, la de 1837 'lue tam-
bien han destruido) , y cun ella proscribi l' á todos sus autore~,


Entre 11)5 innumerables programas que vieron la luz públíca
en las prudncios, híLOse notar entonces por su tendencia sana
á poner coto á ese trálico vergonzoso, baldan de los gohiernos
l'epresentativos, que de ordinario suele hacerse de la diputaríon
ii ~órtes, y porque dejaba él tambien consignados algunos otr03
principios de adlll inistra€ion y buen gobierno, el que espidíó
la Diputacion provincial de la S. H. cifldad de Zaraguza, cuyos
interesantes artículos no podelllos menos de tijal· aquí:


«1.0 Que ningun empleado púhlico podrá en adelante ser di-
putado.»


«2.° Que ningun diputado, durante el tiempo de su diputa-
cion, y dos años despucs, potlrá ser empleado público.))


«3.° Que ningun sllcldo que el Estado pague podrá pasar en
Madrid de ~O,OOO reales y de 20,000 en las provincias.))


4.° «Que se a,loptará un sistema municipal administrativo
por el que los ayuntamientos administraránlus intere~es pecu-
liares de los pueblos, las diputaciones los de las prol'incias y
el gohierno supp~ior solo los generales del Estado.))


!S.o «Que siguiendo estos principius, y sosteniendo á todo
trance el sencillo sistema tributario que se observa en estas
provincias, ú otro semejante que en sencillez le aventaje, los
ayuntamientos y J'lputaciones tendrán la obligacion de apron-
tar, mediante el beneticio de un tanto módico, las contribu-
ciones tanto de dinero como de sangre, desapareciendo a;,Í de
un golpe casi en su totalidad los empleados de las intenden-
cias, contadurías, adlllnistraciones, tesorerias, y gefaturas po-
líticas.))


Ideas muy benéticas, todas estas, puestas al alcance de
cualquier .lahriego en provincia; pero que en la corrompidísi-
!Da córle de las Espaiias caeran ~ienilH·e en olvido, ora sean
progresistas ó bien se llamen moderados los que estcn en el
poder, quedando ilusorio el buen deseo de los pueblos, hasta
tanto que ellos pOLo sí 110 traten de llevar á egetucion esas y
otras refurmas, ú que hayan de plantearlas en Madrid persollas
cuyo interes no esté cifrado en la consenacion de los abusoii
que 10s pucblos ron sobrada ruzon d~ploran.




-807-
las, y la contienda electoral presenla en esta oca-
sion una va~tÍsima conjura, un sistema de anarquía
organizada, e.1I el cual vénse unidos carlistas, cris-
tinos, progresistas, republicanos, gentes de muy
opuestos fines para crear .. convenidas todas sin em-
hargo en el solo fin de des:ruir lo existente. He
aquí que la liga monstruosa formada por la prensa,
pasa ya de esta al c¡lmpo electoral, escudada por la
ley, para desde este penúltimo grado trasl"darse al
postrero que veremo,s ser el campo de Ja fuerza.-
Todas las gradaciones posibles fue recorriendo la
coalicion, desde mayo del 42 hasta el mismo mes deL
siguiente año, sin que en tan llfolongado período
de tiempo viniera un rayo de luz y de sana inteli-
gencia á romper el velo de obcecacion que hacia
inaccesibles á Jos ministros, inaccesibles tambien á
los liberales coaligados, á toda idca de conciliacion
y buen acuerdo! Deplorablés efectos del amor pro-
pio, del orgullo, de la ambicion, la codicia y otras
pasiones humanas, que embargan la razon y ofus-
can los sentidos, labrando á veces nuestro propio
daño 'y la ruina del pais !, ..•


El gobierno por su parle, renunció esta vez á
la gloria adquirida por el ministerio-regencia al ve-
rificarse la eleccion de las cÍ/rles ahora disueltas.
Apenas hubo provincia en donde no se hiciera sen-
tir, mas .de lo que es justo y conveniente, la accion
interventora de los ministros en las funciones elec-




~808-
torales; Suceso en c¡~rlo modo nalural, como que
nacia éllógicamenle de la diferencia de entrambas
situaciones; del es lado de escision profunda al cual
habia venido; por los pasos y los medios que be-
mos indicado, el bando progresista; de la Illalque-
l'encia en Hn que dejaban los mini"lros en el seno
ele las c6rtes que acababan de disolver.


Con fecha fi de febrero di6se á la luz pública un
maniHesto que encabezaba así: EL REGENTE DEL
REINO á los espalioles ,» é iba suscrilo, no solo por
este, sí que tambien por todos sus ministros. La
época en que era lanzado este documento, y la en-
canosa irascibilidad en. que se bailaban ya todos los
partidos, dieron márgen á comentarle de mil modos;
no faltando (enlre los retrógrados) quien opinase,
que este medio era igual á los empleados anterior-
mente en Mas de las Malas, en Barcelona, y por
último, en Madrid dos auos antes. La cuestion
electoral, sin embargo, quedaba en él inlacta:. y re ~
ducido á bacer un fiel relato de los sucesos acaeci-
dos durante la regencia. y una esculpacion de este
y del anterior ministerio. apenas babia razon para
alacar al manifiesto por otro respecto q ne por la
inoportunidad de firmar el REGENTE DEL REINO un
documento. en el cual aparecia como ·compartiendo
]a responsabilidad de los actos del gobierno con sus
ministros, echando así estos consejeros sobre el gcfe
del Estado un peso del cual se bailaba exento por la




-809-
ley. Otra debiera ser en nuestro juicio la redaccion,
otro ellen~u¡¡je de ese documento, para haberle de
autorizar con sil {irma <.JI REGENTE DEL REINO (1).


Antes de abrir la legislatura, diremos al paso
que el gobierno habia decretado con fecha 29 de
diciembre el establecimiento de la Escuela especial
de A.dministracion, cuya utilidad es altamente reco-
nocida. - El 11 de febrero decretó igualmente la
formacion de un Consejo de gobierno, «cuyas fun-
«ciones (segun se espresaba en el decreto)' eran
«las de, auxiliar á este con sus luces en los asuntos
«sobre que tuviere por conveniente consultarle.»EI
fin llano es que no era otro que el de robustecer
la accion del poder, debilitada por la fuerza pro-
fundamente erosiva de los pasados acontecimien-
tos. Este Consl'jo, sin l'mbargo, cuyo presidente
era el duque de Bailen, y entre cuyos vocales se
hallaban Garely, Calatrava, Landero, Olózaga, He-


(1) A pesar de esta nuestra opinion ar.~rca del manifiesto,
estamos muy lejos de calificarle, (:01110 El Eco del Comercio, de
un ({documento degradante, y que compromete sn alta dignidad
«como regente y su reputacioll como caballero.))-El Heraldo,_
tralando del mismo asunlo, y lamentándose de que en este es-
crito designase EL RRGE:>ITR DRL RE/:>IO,con el nombre de nues-
tros enemigos á los vencidos en setiembre, estampa el flOtab1e
párrafo siguiente: (,Esos mismos hombres (los moderados) que
"dieron al general Espartero la regencia única, se dispouen
IlUhora á acudir á las elecciones juntamente con sus amigos po-
"líticos: han hablado al pais mesurada y circunspectamente; le
"han anunciado que no (t8piran tÍ gobernar ni á tener mayor'ía:
"}UN JURADO QUE NO QUiEREN REACCIONES= .... » ¿ Puede d8r~e
mayor hipocresía, mayor impudencia? ¿ Puede estar mas pa-
tente el perjurio ... '1




-810-
ros y olros· personages de todas las oplOlOnes, no
llegó á plantearse, ni á pnblicarse tampoco otro
decreto q ne el qne 'SOlo annnciaba su ereccion. To-
dos empero, incluso el que determinaba el perso-
nal, hállanse eslendidos en la Secretaría.


Entre tanto , juzgiÍba~e generalmente que el po-
der público radicada en su existencia real en el
recóndito seno de ulla camarilla (1): y hé aquí que
~le cargo te rr ¡ble lanzado lambien cont!'a la ex-
regente en 1840, ven ia á aumentar el número de
los que acn m ulaba la prensa cada dia, y á dar un
grado mas de paridad á ent!'ambas situaciones, las
cuales, en ser.tir de la oposicion, se asemejaron


(i) Decíase que esta la comvonian varios generales amigo!
del UEGENTE, euyos nombres hemos visto ya figurar siempre
junto á él. De alguno de ellos, el mas marcado con el sello del
favor. hablaremos mas adelante. Entre ellos talllbien se compu-
taba al general don Facundo Infante, e~-ministro de la Gober-
nacíon, y al e~-pl'esidelltc del mismo ministerio, don Antonio
Gonzalez. Siempre se notó grande deferencia por parte del Du-
QUE hácia estos dos entendidos y honrados consejeros de la Re-
gencia, como ha podido obscrvarse en los tres aiius que duró el
mando de los progresistas. Pero, sobre no tener nada de estra-
ño que ESPARTERO 0l'ese de buen grado y con interés i!1 dictA-
men de estos virtuosos patricios, á cuyas rclevantes prendas ha
de añadirse la circunstancia de mediar entre ellos grandes mo··
tivos de particular amistad, adquirida en remotos climas, y de
una manera muy propia pl/I'a pcr¡:etuarla, es bien sabido que
las relaciones que sobrevi\·ieron al gabinete Gonzalez, habidas
entre el REGENTE y sus dos amigos y ex-consejeros, no empe-
cieron nunca á las prerogatiras y á la libertad constitucional
con que obró ~I gabinete Rodil, á quien equivocadamente snpo-
nia la prensa como sojuzgado por aquellos. Bien al contrario,
Gonzalez (1 Infante procuraron esca,ear notablemclltente sus vi-
sitas particulares al palado ducal dcspues de dejar el ministe-
rio, á Hn de quitar todo prcteslo á la lIlurmuracion y á la ca-
lumnia.




-811-
d~spues por las yiolencias egercidas en el campo
elecloral, y sobre lodo, por el abuso de prero-
galiva que al di'solver las nuevas Córtcs convo-
cadas, veremos presenció el pais el 26 de ma-
yo (1).


:EI 16 de marzo decretóse la creacion de la Es-
cuela especial de ingenieros de montes y plantíos. .


EllO de enero, descoso el gobierno de poner
coto, en lo posible, al escandaloso abuso que se
hacia de la imprenta, espidió una circular previ-
niendo á los gefcs políticos solicitud y vigilancia
para' observar y hacer que fueran obsenadas las
leyes ,;igenles sobre esta maleria, á (in de que n"
fuesen ilusorios IGS derechos protectores de la i~o­
cencia, de la justicia, de la verdad y aUli del de-
coro, que aquellas consignan, los _ cuales se veian
de ordinario invadidos y .. tacados impunemenle por


(1) Si en este último cargo no podemos menos de estar con-
formes, porque con 'efecto no comprendemos el designio del go-
bierno del REGENTE al espedir sus dos deGretos de disolucioll
wntra unas etÍrlcs prugresistas, insisticndo siempre en su em-
peño temerari1J y peligroso de cncarrilar la opinion del pais por
la estrecha sCllda que los imprudentes consejeros del DUQUE"'Se-
ñalaron con torpe dedo en el ,'oslo campo del .progreso, hacien-
do en él grandes é it:justas esclusiones, á cuyo plan desatentado
y ciego, fué dehida en gran parle la ruina de la Regencia, no
preslnmüs igual asentimiento al cargo primero. relativo al fal-
seamiento de la I'oluntad nacional en Ins últimas elcccionc!;
pues que si bien hemQs notado ya que no fGeron ellas tan libres
como las anteriores, por causas qU{' estan bien á la "ista, nun-
ca es comparahle el ahuso oficial de esa eleccion con el que
produjo la mayoría justamente llamada facticia en 1SiO. Los
resultados vienen ahora tnmbiclI en ab'llJO de esta opinion
nuestra. ~




-812-
la prensa peri6dica, en aquel rudo frenesí que agi-


. taLa entonces las pasiones de los partidos. En esta
drcular, empero, mostr6 el gobiérno un r~speto
profundo á la ley fundamental, -á la predosa ga-
rantía que consigna la libertad de imprenta.


Menos celosos por el honor de esta algunos pe-
riodistas, proseguian inventando sin cesar f{¡bulas
ofensivas al REGENTE DEL REINO Y á su gobierno,
ora diciendo, como dijo El Sol el 20 de febrero.
que «el DUQUE DE LA VICTOIlIA habia impuesto no
(,ba mucbo en los fondo5 de París unos 50,000
ofrancos de renta al auo, lo cual supone un capital
«de cinco millones de reales, poco mas 6 menos:»
noticia publicada con el dañado fin de mancillar el
alto crédi(o y envidiable fama de honradez prover-
bial que todo el mundo reconoce en don RUDOilIE-
RO ESPARTERO, cuyo desprendimiento, cuya ab-
llegacion, cup e3cesiva generosidad forman de 'ese
ilustre personllge un tipo espaiíol que debieran
imitar bajo este concepto sus detractores; ora su-
poniendo, como gratuitamente supusieron enton-
(;es todos los diarios de la liga, que el gefe político
de Valencia, el desventurado Camacho, habia' ve-
nido ocultamente á Madrid, por 6rden del gobier-
no. haciéndose acompaliar de algunos sicarios. de
aquellos que se hacían figurar en su policía secre-
ta, quienes armados de puñales, eran lús deslina-'
dos en sentir, ó mas bien, al decir de los pe'tíodis-




-813-
(as, para concluir con estos y con las personas mas
notables de lacoalicion (1) .
. En aquella anarquía de ideas, en aquel sistema,


en aquel don de errar que parecia presidir enton-
ces en los sectarios como en los ildversarios del po-
der, ocurrió á El Patriota proponer la instalacion
de una junta 6 comision «con el objeto de pl'Omo-
\er la denuncia _y castigo de todos los escritos injli-
riosos y calumniosos.)) i Pensamiento inmoral, como
que tcnoia él á organizar la dclacion de los impre-
S:lS, con menoscabo de las leyes que tenían p mar-
cauos los naturales Irámites Ó P:"occdimicnlos! El


(1)- Uno y otro aserto fueron desmentidos en form:l, y ne-
gados tambien por ellcslimonio incontestable de los hechos.-
Súbre el primero, es de notar el si¡.(uiente párrafo que se lee el!
Ull artículo r¡ue sobre este 3511n10 dirigió á los periódicos el co-
ronel Gurrea, scrrctario particular de S. A.- Dice así: «Espar-
(Itero (llaIJolllero) en el año tie 1828 tenia en 105 fondos de Pa-
~ris una renta de 22,1í00 fran('(js anuales: y el mismo Espartero
«(Baldomero), siendo Duque de la Victoria y Uegente del Uei-
«no, ticne hoy solamente 10,000 francos anuales. De ar¡ui sr
"deuuce, que-siendo brigadier tion Raldomero Espartero era mas
«rico que cuando ha s¡d~ Duque de la Victoria y Regente del Rei-
"no; y que elevado á estas altas dignidades, en lugar ue aumell-
({tar su capital en el estrangero, le ha disminuido en mas de
«una mitad, porr¡ue ba ncccsitu!lo de ~I en la nueva posicion
«que- ha ocupado. Debiendo dedarar al mismo ticmpo que el
"Duque de la Victoria uo tiene otras cantidades ni dC[ltro Di
"fuera del reino, á cx!:epeion de 2000 duros impuestos en el ca-
«mino tie las Cabrillas, 2000 en el de Pamplona, y 4000 en el
de Logroño.))


lIS ciertamente muy notable el contraste que forma el hon-
radisimo COl'mll- DlJQn~,. ciClado Íl una tan dcsmcsnrada altu-
ra. COIl otros mm'has pcrsonages, padron de ignominia en nuo,s-
tra historia contemporánea, enriquecidos á espcnsas del tesoro
público, con solo haber ejercido tal cual cargo de la admillis-
tracion.




-814.-
Espectador asentó lambien por aquel tiempo la fra:·
se imprudente y pe\igrosísima de que era (forzoso
rasgar la Constilucion para salvarla:» y á la voz de
que ( hay situaciones que todos deben ayudar á des-
truir,» lanzada por El Eco el 2 de marzo, apréstase
cada dia con mayor ardimiento á la liza aquella)n-
mensa cruza1a política, en la prensa, en el campo
electoral y del'pues en la tribuna, hasta venir á
luchar por fin en el terreno de la fuerza.-En vano
El Espectador, como si vol viera en sí de aquel febril
letargo en <Ille se hallaba adormecida la razon de
los contendores, ósea tIue notase por el resultado
probable de la eleccÍon que las fuerzas venian casi
equilibradas, pretende dar y da con efecto un pa~o
de gigante que le honra sobremanera: ah1rga la
mano en seiial de amistad á todos los hombres de
seti0mbre, y la hermosa voz de RECO~CILL\CIO~ vése
al fin estampada en las columnas del diario mas a-
creditado como ~efensor de la Regencia. Que el
Eco del Comercio, el imprudente autor de la liga
periodística, la pdmera que \legó á uHir con un
fin destructor á todos los malices, desde el repu-
blicano hasta el absolutista, dice con' un frenesí
ciego y deplorable, contestando á la sana invita-
cion de los minisleriales: «Se engai'ían ¡vive Diosl
« si creen que no ha de rcsonar la awsacion fatal
"en el santuario de las le)'cs; pucs por mas que
« pretendlln adorm('cer tÍ los delegados del pueblo




-8[5-
tI eOIl los pérfidos arrullos de conciliacíon y v.ida
« nueva y con las maquiavélicas frases de respeto á
"los- hechos consumados, no "es posibln reconciliar-
«Se con el cTÍmen. ni dejar de examinar la v ida pa-
"sada de los falsos y mentidos progresistas, ni mu-
«cho menos respetar lo que destruye las institucio-
(fneS liberales y. la moral púhlica.» El lenguage de
las pasiones no podia "ser mas candente. No hay
tregua .... no se da cuartel.. .. la guerraes á muerte
entre los progresistas! El enemigo eo"mun entre tan-
to sonríe, y espera gozoso recojer el fruto de tan
funestas disensiones.


Meses antes que las Córtes de España, al pro-
mediar de enero, abriéronse las cámaras francesas:
y és de notal' en el discurso del rey, el desaeñoso
párrafo que consagra á la política española.-«De-
-ploro las turbulcncias que últimamente han agita-
«do á España (dice Luis Felipe). En mis relaciones
~con la monarquía española, no be tenido otro ob-
.. jeto que proteger "nuestros legítimos inter{)ses,
«guardar á la reina Isabel II una amistad fiel, y
~manifestar en favor de los dCI'echos de la humani-
~dad ese respeto protector que honra el nombre de
.Ia Francia.» -Los intereses de esta y el trono de
España, como medio esclusivo de aSl>gurarlos y
protegerlos en la Pcníllsul'l. A esto reducia en 18-B
sus relaciones intcruacionalés con la España consti-
tucional, el monarca que en 1830 fué investido con




-816-
la régia púrpura, presentando pa.ra ello como el me-
jor de sus títulos el ser una personificacion de la
democracia francesa. Ah;! indiferencia por nuestraj
instituciones: profundo y significativo silencio ~cer­
ca del REGENTE. Que al rey ciudadano, al rey de-
m6crata. solo importa que haya en España un tro-
no. y no como quiera. sino un trono á su gusto;
que se h .. Jle, en ciorto modo. á merced suya; que
disponga de .él , Y por su medio, tenga á la Espai\a
mas .en rlisposiéion de coadyubar al fo'mento de los
inlereses franceses. Que la independencia ¡--la libel'-
tad, los inlereses espaüoles , si no los defienden los
hijos de la Iberia ¿cómo se ha tic constituir en de-
fensor suyo ~l monarca del Sena) i Mengua es esta
qur. aoaldona á la España. que no es posible que
esta grau nacion sufr¡, por mucho tíempo!-Y para
que no 'sea visto que nosotros encarecemos el peli-
gro que corre nuestra independencia. de ser aher-
rojada por l:rs pretensiones exorbitantos del goLier-
IlO frances, aitadiremos aquí álo mucho que deja-
mos ya sentado sobre esto en otros lugares de
nuest·ra obra, lo qué dijo el minislro de Neg'ocios
Estrangcros, Mr. Guizot, en el del);] te del mensa-
ge. úlos pocos días de proferit' el rC'y esas pala-
1>ra5.- (La Francia tendria que obrar (dice el mi-
<lDistro) en el C,1S0 de que la reina Isahel tratára de
.casarse con alguno que no Uniera la sangre dj
«LlIis X [V.» n8tc aserto se baila en perfecta con-




-817-
sonancia con la frase de Luis Felipe: y uno J olra
simbolizan bien y formulan la política francesa en
sus interesadas relaciones con la España.


El 16.de marzo', como observasen ya los minis-
tros que, cuando menos, su mayoría en el Congr~­
so que ib" á reunirse era problemática, atendido el
resultado que arrujaban los datos electorales, pre-
sentáronse al REGENTE dimitiendo el poder, si bien
ofreciéndose á continuar interinamente ocupando
aquel puesto, hasta que dieran cuenla á las córtes
de todos sus actos. Amigos particulares del CONDE-
DUQUE aconsejaron á S. A. que admitiera desde lue-
go la dimision, nombrando ~ una persona cuya hon-
radez,y prestigio no pudieran excitar ódios ni riva-
lidades (para lo cU:il aun hubo de designarse al
respetable magistrado don Claudio Anton de Luzu-


I


riaga), y que esta sola persona, investida con el
carácter de mini~tro de Justicia y presidente del
Consejo, des pues de hat;ilitar para el desempeño de
los cargos anejos á las demas Secretarias á los s~b­
secretarios, fuera la que se presentase á abrir las
córles con el REGENTE, á fin de que, dejando vacio
todo el banco ministerial" y viendo solamente en él
á un individuo cOIlll°". quieu no podian suscitarse
prevenciones de ningull género, la oposicion que-·
dara desarmada por sí misma, sin pensar en o\n.
cosa, la gran mayoría progresista que no podría
menos de venir al Congreso, que en organizarse


TOll!. IV. 52




-818-
apaciblemente y llegar con brevedad á consLituir un
poder que consumase la obra reparadora á que C3-
tabau destinadas aquellas córles. Pero este pensa-
miento, recibido con aprobacion y aun coo ,!plauso
por el REGENTE, hubo al fin, de desecbarse, por
variar este de parecer, ó bien, porque prevaleciera
el consejo de sus ministros ó el de otras personas que
sin serlo influian tambien en el ánimo de aquel, como
es indispensable y hasta necesario que en esta clase
de gobiernos influya siempre la amistad en el con-
sejo privativo del gefe del Estado, cuando él tiene
que obrar por sí; pues que es muy natural que para
poner frente á frente su juicio y su voluntad con la
voluntad y el juicio de s~s ministros dimitentes, bus-
que auxilio el monarca, ó el que haga sus veces, en
el seno de sus amigos, sin que sean bastante fuertes
para contrastar estos necesarios impulsos de la na-
turaleza las teorías que en vano condenan este suce-
sO visible y perenne de toda's las monarquías, califi-
cándole con el noínbre de «camarilla» (1).


(1) Por eso no hallamos nosotros practicahles las doctrinas
de cunstitucionalismo puro, ú mas bien, fanático, que ostentó
don S, de ülázaga cuando acaha.ba de ser presidente del Cunsejo
de la reina Isabel n. Quiere Olózaga que los reyt!s constitucio-
nales sean unos seres automáticos, que vivan aislados, que ni
oigan, ni vean, ni hablen de política sino con sus ministros; y
aunque eSlO tal vez seria un bien, si fuese 1JO,tible. yacreditaria
estos sistema~, cuyo mecanismo, en nuestro sentir, estriba so-
bre bases falsas, (siendo esta una de ellas), dáse siempre con
el grande inconveniente de que tales principios solo estan en
los libros, en las constituciones monárquicas que lIunca pue-
den borrar otros caractere~ indelebles que en el corazon del




-819-
Abriéronse por fin las córtes eL 3. de abril, se-


gun estaba decretado. La sesion régia se . celebr6 con
toda pompa y solemnidad. EL REGENTE DEL REI;NO
pronunció un-discurso breve y bien tr"azad!} cuyo fi-
nal decia así: - «Tengo la satisfaccion de anunciaros
«que en el momento actual la paz, la ley y el 6rden
«reinan en todo el ámbito de la monarquÍa.»- «Mo-
«mento bien feliz en que las c6rtes y el go~ierno
.. hallan la ocasion gloriosa (que su patriotismo nO
«desaprovechará) de cumplir eon lo que la nacion
«desea, y con lo que debemos á la au"gusta y j6ven
.princesa que tenemos delante, sentada en el trono
.de sus mayores. Leyes que aseguren el Estado so-
.hre su hase, leyes que abran las fuenlesá la pros-
«peridad pública, esto es, señores senadores y di..:.
eputados, lo que el pais anhela, esto es lo digno y
-lo conveniente á la patria, á la reina doña Isa-
.bel n. Que cuando S. M. en el plazo afortunado
'que se acerca tome las riendas del gobierno de sus
.pueblos, no encuentre'estorbo alguno para el bien
«que les prepara su generoso ánimo; y que en las


hombre I~a gravado la naturaleza. Por eso tambien la responsa-
bilidad ministerial, tan decantada, y la inviolabilidad del mo-
narea, son en realidad orígen fecundo de grandes y muy perni-
ciosas ilusiones que acabaran por desacreditar del todo tales
sistemas. Por eso, en fin, nosotros creemos que no debe haber
persona alguna irresponsable en el Estado. -P~ro eu-enta ,que
esta opinloll lInestra gira en el campo de la ciencia; qUé; no
empece ella á la irresponsabilidad que, Con arreglo á nUe¡ilra
organizarion política actual, á las prácticas y á la ley vigente,
concedemos al gefe de la nacion, ora sea regente ó monarca.




-820-
"b{)ndicíones y aplausos con que se vea aclamada.
'«recoja el fruto mas precioso de nuestros desvelos
«y sacrificiós.»


Desgraciadamente esta legislatura estaba desti-
nada á dar frutos mas amargos. Grandes males au-
guraba la division profunda que aparecia reprodu-
cíila en las diversas fracciones del Congreso, y sobre
todo, en la ambician y en los rencores de sus ge-
fes. La inhabilidad de algunos contribuyó tambien
poderosamente á que se desaprovecharan los bue-
nos elementos que sin duda alguna encerraba a~ue­
lIa asamblea en su seno. La antigua mayoría minis-
terial venia reelecta en gran parte: y con algun
tacto y destreza que se hubieran desplegado por los
hombres que contrariaban los designios (le la coali-
cion, valiéndose de los iúfinitos recursos que po-
seian para constituir una mayoría en el Congreso,
todavía suministraba este medios mas que suficien-
tes para reorganizar eí partido liberal y poder mar-
char adelante, con solo hacer algunas concesiones á
la revoluciono


Con el fin laudable de acallar las pasiones y
aquietar los ánimos, dispuesto, cual se haWaba, el
ministerio á dejar el poder, convocó en estos dias
á un consejo de ministros que tuvo efecto en la se-
crq,taria de Marina, á seis diputildos, cuales fueron


fe, .
difil J. M. Lopez, don J. n. A lonso y don J. Cerio-
la, pertenccientes á la fraccion capitaneada por el




-821-
primero, y don C. A. de Luzuriaga, donF. Cabello
J don N. Goyeneche, que militaban 6 habian mili-
tado en la ministerial antigua. El ~inistro Calatra-
va, que manifestó el designio conciliador que se
babia propuesto el gabinete al convoca .. ·.esta .reu-
nion amistosa. rué oido con aplauso y hasta con en-
tusiasmo I,or todos los concurrentes, quieneS; no
pudieron menos de hacerse un deber en tributar
muestras de síncero homenage y acatamiento á las
rectas intenciones del ministerio. Lopez, que habló
en este sentido, manifest6se ·empero. un lan(o hostil
á don S. de Olózaga, porque entre estos dosperso-
nages ha habido siempre una entrañable rivalidad
que algunos traducen por envidia. Y term.inada la
reunion, sin que se constituyera acta formal, d~spi­
dir.ronse todos stn embargo dándose pruebas osten-
si bies de buena correspondencia.


No habrian transcurrido muchas horas , sin .que
ya girase entre los círculos políticos de la capital
la grata nueva de que unidas las dos fracciones.mas
numerosas del Congreso, la ministel·jal antigua y
la de Lopez, iban á dar por resultado la organiza-
cion de un poder en el cual entrarian miembros de
una y olra: y algunos avanzaban á di!cir, qúe los
señores Calatrava y Almodovar. como los mas ca-
paces del ministerio Rodil, quedarían formando
parte del nuevo gabinete. Como quiera que ello
fuese, ora recomponiendo, ú bien renovándole en




-822-
su' totolidad, la idea de una nueva era de paz bajo
la base de un ion entre esas dos grandes fracciones,
hízose' general y era bien recibida aquellos dias;
Pero la delicadeza debió resentiI·se y la suspicacia
alarmarse en los dos diputados Olózaga y Cortina,
gefes de otra fraccion, que abrigahan, con jus.
to título, grandes pretensiones, y que desairados
y desatendidos, atacado ademas 'el primero en
aquel consejo, al cual solo podia decirse que asi~­
tía en representacion (basta cierto punto) de las
ideas del D. Salustiano; su íntimo amigo Luzuria-
ga;y viendo, el andaluz y el riojano, que la union
de los otros contrariaba sin remedio sus miras ul-
teriores ,comenzaron desde luego á jugar acluosos
la intriga entre los miembros de la fraccion Lopez,
ante quienes acusaban á este de hallarse en tratos
con los que llamaban entonces ayacuchos (1 l. lié
aquí de que manera acontece siempre, en todas las
nacionesdef.mundo, qlle ciertas pasiones mezqui-
nas, comunpatrimonió de los hombres mas gran-
des y eminentes, son las que hacen fracasar y este-
rilizar á veces los pellsamientos mas benéficos y fe-
cundoS.


(1) Tambien se cree que Cortind, en esta y otras ocasiones
análogas, seiillladamente al formarse el ministerio de !) de
mayo, como veremos despues, valióse de su amigo, el diputa-
doüelvcz 'Cañero, cuya amis'.ad á Sil vez cultivaba á la sazan
Con esrnero el D. Joaquin María Lopez, para inclinar el ánimo
'versátil de estejóven valenciano, en la direccion que plugo, ha-
cerlo ill astuto andaluz, de lo cual veremos egemplos notables
en lo sucesivo.




-823-
Ademas de las. tres fracciones citadas, habia


tambien en el Congreso una docena escasa de mo-
derados, único guarismo al cual pudieron llegar es-
tO$, á pesar de los esfuerzos de su Comi~io"n central
pre .. idida por el marques de Casa-Irujo, de haberse
formado en algunas provincias candidaturas mistas.
y en otras baber contado los retrógrados cón la
cooper~cion :y auxilio del gobierno, ú al menos, de
sus amigos: Tal era el estado de la opinion contra
el retroc(\so, y tan cierto es que los partidarios de
este nunca pueden lograr en las córtes españolas
una mayoría legal. si la ley de elecciones es tal
que consulta directamente la voluntad de los pue-
blos (1). Generalmente los mo.derados de aquellas
.córtes se adherian á la fraccion Olózaga-Cortina,
progresista templada ó conservadora.


La ministerial, que era la mas numerosa, re-
forzada por algunos diputados nuevos que se la
agregaron naturalmente, logró triunfar en las pri-
meras votaciones de las juntas previas á la consti-
lucion reglamentaria· del Congreso, cuales fueron


(1) Egemplo de esto ofreció tambien la eleccion verificada
desplles de la insurreccion del 43. -Los ministeriales protegie-
ron en Burgos el nombramiento del marqués de Barrio Lucio,
de 0l'iniolles conocidamenle moderadas, con el fin de contra-
riar la eleccion de D. A. Collantes, la cual se pretendió evitar
á toda costa por ereersele pdrtidario ardiente del infante 'don
Franl'Ísco. - Una candidatura moderada, á cuyo frente figura-
ba elnombrr de Martinez de la Rosa, recibió un gran desaire
en Barcelona, en donde triunfaron los exaltados de la oposicion
por .un número considerable de votos, á pesar de las pretensio-
nes y esfuerzos de Jos reaccionarios.




-824-
las de, las comisiones de 7 y de 5 indi,viduos reviso-
ras de las actas, cuyo gran paso fue, acaso inespe-
radamente, favorable á la antigua mayoría que ba-
bia apoyado al ministerio Gonzalez. Este triunfo


. sorprendió en realidad á todos, y produjo á la vel;
un doble y pernicioso efecto. Engreir el ánimo. de
los ex-ministros que v~ian en estas votaciones el
fallo del pais aprobatorio de su con.ducla y contra-
rio á la resoludon del 28 de mayo, segun ellos
mismos cuidaron bien de alardeal· con calor en sus
conversaciones con los diputados, y al mismo tiem-
po, y como correlativo á este hecho, excitar un sen-
timiento de irascibilidad y encono enel corazon de
los vencidos ahora, y vencedores aqueUa noche,
con especialidad Olózaga, quien públicamente jura~
ba tambien desde este mo'mento hacer guerra sin
tregua á los ministeriales.


Estas primeras votaciones del Congreso obliga-
ron al Eco del Comercio á decir,lamentándose, que
<da situacion habia retrocedido al 28. de mayo del
«año anterior.)) Ellas sirvieron tambien para hacer
mas radical el des vio entre las fracciones minist~­
rial y Lopel. cuyo acuerdo, tan provechoso y aUR
necesario, babíase intentado en vano; pues que los
candidatos que babian quedado en minoría para el
nombramiento de las comisiones pertenecian á la
última: y tanto Cortina como Olóla~a trataron en-
tonces de no desaprovechar la ocasion que venia á




-825-
ofrecerles la derrota, para dejar aislados á lo~ mi-
nisteriales (1).


No paladearon estos largo üempo la victoria.
P~es en la sesion del 8 de abril, c0!l motivo del de-
hate á que dieron lugar las actas de la provincia de
Badajoz, hhose lectura de una carta confidencial,
escrita por el gefe político Cardero al ex -ministro
de la Gol.lernacion D. Facundo Infante, en cuyo do-
cumento ,llegado á manos de los coaligados por un
abuso criminal hecho á la confianza pública, por
la villana defeccion de un empleado en correos,
manif~stábase á las claras la ilegal cuanto escan-
dalosa inGuencia que el agente del gobierno habia
egercido en las funciones del cuerpo electoral es-
tremeño. Lejos de aprobarse esta conducta de la
primera autoridad civil de Badajoz, por mas que
ella sea, por desgracia, harto. frecuente en todas


(1) .El interes grande d,e aquellos dos caudillos del parla-
mento cifrábase eu que los antiguos ministeriales y los que ca-
pitaneaba Lopez no celebráran alianza, segun hell)osvi,sto;
porque en este caso, Olózaga y Cortina quedaban en disp:::si-
cion de verilicarla ellos COIl los del ministerio, si les con venia,
(como asi lo hicieron ó intentaron hacerlo), ó hien, unirse á
los de Lopel, si les era mas fácil capitanear aquí, poniendo en
juego el in11ujo dominador que Cortina egercia sobre el tribuno
de Alicante, por las antedichas relaciolies de UIlO y otro con
Galvez Caíiero. Vése, pues, como acontecia á veces, que,' á
despecho del mismo Lopell, y ú pesar de la malquerencia que
él profesaba á Olózaga; este astuto diputado dominllba á aquel,
sin él saberlo. Y esta posicion espeCLante á uno y á Qtro estre-
mo, con ansia decidida de dominar en ambos, segun mejor
cumpliese á su designio, era en nrdad la que mas, cuadraba
á la política vacilante y calculadora que ha distinguido siempre
al D. Salustiano de 0lózag8. .' .




-826-
las épocas y en todas las provincias y aun naciones
en que rige esta forma de gobierno, que por es-
carnio tal vez llaman representativo, merece, cual
mereció del Co,ngreso. ágria y solemne censura.
Pero aparte ue esta circunstancia, en lo cual con-
venimos con lo deliberado por aquel cuerpo, dué-
lenos mucho que en él, en el templo augusto de las
leyes y de la representacion nacional, se hiciera
uso de un arma. que aun en buena sociedad nunca
seria reputada por de buena ley, cual es la de in-
vadir el terreno mas s¡;grado de la propiedad parti-
cular, violando allí con mano aleve el secreto que,
no la autoridad, sino el ciudadano. el hombre, ha
confiado bajo la salvaguardia y fidelidad que en los
correos públicos de todas las naciones demandan
las leyes. Conocedores los diputados de que el es-
grimir aquella arma en el seno del Congreso nada
favorecia al decoro, mas celosos del personal que
del que atañe ála asamblea, (en lo cual se conduge-
ron'con un egoismo criminal y anti-patriótico). y
anhelando dar el golpe de gracia á los ministeriales.
ó mas bien, á los diputados presuntos de la provin-
cia de Badajoz, cuya esclusion importaha demasia-
do á aquellos, pues que eran entr,:, otros don José
María Calatraha, D. Antonio ·Go~zalez y D. Fran-
cisco Lujan. gefes los mas reconocidos y autoriza-
dos, oradores los mas notables y diestros que con-
taban los sostenedores del ministerio, ú saa, de




-827-
la regencia, decidiéronse al fin por la leetura de la
carta durante la discusion; pero' sin que nadie en
particular se atreviera á echar sobre sí una respon-
sabilidad moral de tanta cuantía, que le irrogaba
no menos que la triste compasion ó el ridículo, por
parte de todos cuantos no tuvieran un apasionado
interés en esa no enviable victoria. Pasó por las
manos de todos ellos la carla de Cardero, sin que
despues de leida privadamente osára nadie hacer
otro uso que soltarla; trasladándola á manos del di-
putado inmediato. Hasta Gonza~ez Bravo que la tu-
TO y leyó tambien para si,. mostrando alguna vez in-
tencion mal'cada de leerla en alta voz, rehusó ha-
cerio, por cálculo ú por vergüenZa! Solo el diputa-
do andaluz Sanchez Silva " que acostumbraba á so-
lazar á los legisladores, con los chistes propios de
un buen humor y los despropósitos de un cerebro
sandio, tuvo bastante valor para hacer pública lec-
tura del documento confidencial ante la asamblea de
diputados,' que si 'no estaba aun. constituida en
Congreso, conforme á reglamento, no por esto se
debia ella menos miramientos en cosas que tan-
to lastiman la honra y el buen nombre de estos
cuerpos.


En medio de la risa y el estrépito y la algazara
leyósc, pues, la carta de Cardero, en aquella junta
que presidia un octogenario, el virtuoso patricio
don P. Giraldo, cuya circunstancia tenia mas iu-




-828-
disciplinadas las pasiones de los contendores.EI
resultado de esta sesion escandalosa fué de,un do-
ble y pernicioso efecto á los ministeriales: inftuyen-
do ese hecho en el ánimo inexperto de muchos di-
putados nuevos que se separaron desde entonces de
ellos. ora fuese por la sorpresa que acarreara á su
conQiencia la lectura de un documento. igual á
otros muchos de su género. pero que sin embargo
era una novedad para ellos, ora tambien fuese que
algunos, los menos concienzudos, quisieran fijar la
vista en la nueva aurora de poder que se il>a vis-
lumbrando, para apoyarle aun antes de nacer, qui-
zá en provecho propio; y quedando. excluidos de la
representacion nacional los espr.esados gefes del
Congreso, ú de la banda ministerial, Gonzalez, Lu-
jan y Calatrava. En vano los dos primeros pronun-
ciaron sentidos , razonados y enérgicos discursos en
favor de las actas; en vano piden que sepruel>e la
autenticidad de la carla y se aduzcan olros docu-
mentos yanteccdellles para esclal'ecer la cuestion
y pronunciar el fallo, aplazándole hasta tanl9 que
los remita el gobierno (1). Que los contrarios Il{)
hicieron en vano aquel esfuerzo inmoral: y apro-
vechando las primeras impresiones que él causara,


(1) . Así lo acordó el Senado, siendo de notar,que despues de
tener á la vista todos los documentos pedidos por los senadores
mas escrupulosos, fueron aprobadas en aquel cuerpo las actas
de Badajoz casi por unanimidad. En el Senad" estaban repre-
sentados todos los colores políticos. Solo dos individUOI que
habian hablado en contra las desecharon.




-829-
deciden la votado n de las actas, y son estas desa-
probadas por una mayoría grande. No era pequeño
este triunfo ni pareo en consecuencias. La anligu a
mayorla, la que hab~a vencido al nombrar las comi-
siones de actas electorales, conviértese ahora en mi_
no ría , quedando ademas reducida á la nulidad que
es propia del acef~lismo, con la salida de sus gefes.


Entonces Olózaga y" Cortina, cuya fraccion° era
demasiado escasa para llenar sus deseos, creyeron
naturalmente llegado el caso, una vez obstruidas ó
evitadas maiíosamente las relaáones de union ent re
los ministeriales y Lopez (1), de unirse á los prime-
ros y acaudillarlos, para lo cual medi.ó bien la anti-
gua amistad que se profesaban el don Salustiano y
don Pedro Beroqui. diputado por ~fadrid, varon
íntegro, de opiniones aV31lzadas, de autoridad y
prestigio entre los sostenedores de la regencia.


(1) Ya en la legislatura anterior habi"anse fru;,trado tambien
otras tentalivns de sana y justa avenencia que entablaron los
ministeriales por medio de una comision compuesta de don Ig-
nacio Puigmoltó, don Pascual Cuenca y don Luis Sagasti,
quienes se avistaron al efecto con dun Joaquin Maria Lopez.
Pero cediendo este á las mismas influencias de ahora, entre las
cuales debe de entrar por mucho su amistad profunda con don
Fermin Caballero, no menos que la volubilidad pU\)ril de su
carácter, no solo se inutilizaron aquellas saludaules gestiones,
encaminadas al bien y al interés de la causa de la libertad, sillü
que el dun Joaquin Lopez, abusando torpe Ó inicuamente de la
confianza que habian d~positado en él los tres compañeros del
Congreso, hizo en este imprudentes revelaciones, llegando hasta
acriminar ese paso de fraternidad y de union; conducta inno-
ble y altamente deshonrosa, que le valió en seguida fuertes
aunque delicadas y urbanas reconvenciones del hombre de mas
grande au\oridad en el parlamento, el ilustre Argüclles.




-830-
Resultado de estos tratos habidos entre Olóza-


ga, Beroqui y algunos otros miembros de ambas
bandas, fué el acordar que para la constituc1on di-
finitiva del Congreso fuese votado presidente don
Manuel Cortina, á condicion de que los ministeria-
les, cuya fraccion era todavía respectivamente la
mas numerosa de todas, habrian de tener dos vice-
pres·identes y dos secretarios: y convenido aSÍ, de-
beria de resullar en la mesa del Congreso la piedra
angular sobre la cual creian algunos ya de buena fé
le,·antado el edificio de la concordia y union entre
las fracciones mas templadas de aquel cuerpo, coa-
ligadas así para votar la mesa. Verific6se esto en la
sesion del 30 de abril. Por 93 volos fué con efecto
elegido presidente Corlina, cuya suma de individuos
componÍanla las dos fraccione¡ antedichas. Solos
13 mi.nisteriales votaron á Argüellcs. La fracciou
Lopez, en número de 43, vot6 á esle para pre-
sidente (1). Pero procediéndose á la votacion de la
primera vice-presidencia, que conforme á lo esti-
pulado correspondia á los ministeriales, notan es-
tos, con estraiieza y escándalo, que se les ha falta-
do. LoS' cuatro vice-presidentes, y los cuatro secre-
tarios tambien, todos pertenecen á las fracciones de


(i) Algunos quisieron votar para la presidencia al infante
don Frandsco, electo diputado por Zaragoza, pero habiéndole
rechazado los de la fraccíon Olózaga-Cortiu3, por conducto de
Gonzalez Bravo, en una reunion habida eon este fin, deslstió.e
de ello.




-831-
Cortina y de Lapez, instantánea y aecretamcllte
coaligadas, con total olvido y menosprecio de los
ministeriales, cuya irritacioIl fué tan grande como
justa. Solo dos' hechos aparecian rebelando al-
gun tanto las causas de aquella inmoral transfo:r-
macron. Habíase visto á Cortir.a conferenciando en
secreto con Lopez en las salas de decanso: y vióse
despues' ostensiblemente, que con voces asaz des-
compasadas Olózaga reconvenia al mismo Cortina,
su amigo, de la manera -mas violenta, prodigándole
dicterios 'bochornosos é impropios de aquel lugar,
abogando en fin por la burlada causa de los defen-
SOl'es del ministerio, á cuyos bancos se trasladó en
aquel instante. Cortina oyó tan terribles cargos en
el mayor abatimierito; pero sin que obstase 'esto á
ocupar seguidamente la silla de la presidencia, esca-
lada con tan malas artes, continullndo desde el si-
guiente dia las mismas relaciones políticas que has-
ta entonces habian mediado entre él y don Salus-
tia no (1).


Constituido el Congreso. y queriendo el,RE-
GENTE constituir á la vez un ministerio parlamenta-
rio (segun la locucion introducida en España en


(1) En una junta que celebraron los ministeriales, la noche
siguiente al nombramiento de la me~a, en casa de D. S. Alonso
Cordero, presentóse Olúzaga, acompañado de Sanchez Silva,
dando las mayores muestras del profundo enojo que decía ha-
berle causado la conducta de ciertos homhres de la oposicion
en aquel dia, haciendo los mayores ofrecimientos, prestandq
en Hn reiteradas satisfacciones á los allí reunidos,




-832-
esta época), llamó aquella misma noche á los pre-
sidentes de ambos cuerpos colegisladores, D. Al..:.
varo Gomez Becerra y D. Manuel Cortina, con el
fin de consultarlos para la farmacian del nuevo ga-
binete: y comeliendo al último el encargo de for-
marle, terminó en breve tiempo esla entrevista.
Producto el D. Manuel de aquella mayoría artificial
que hemos visto en el Congreso, no se atrevió des-
de luego á aceptar otro encargo que el de espl'orar
los medios con que debería cofitar para inaugurar-
se gefe de una nueva administraciotl; reservándose
el contestar á la noche siguiente si podria ó no en-
cargarse de la mision que S. A. queria confiarle.
Pasado este tiempo, contestó que no le era posible
«por no haber mayoría parlamentaria conocida en
«el Congl'eso (1).)) Tan poco fiaba en la voluntad
de este cuerpo su presidente, despues de un suce-
so tan anómalo y estrauo cual fue el que le ascen-
dió á aquel lugar , que á pesar de haberse ya nom-
brado la importantísima comision que habia de re-
dactar el mensage ó conleslacion al discurso del
REGENTE. de la cual era Corlina miembro (2) • to-
davía abrigaba. ó al menos afectaba abrigar gran-


(1) "Pero que cuaodo la hubiese (aiiadió, segun la Gaceta
del 4 de mayo), si él formaba parte de dicha Illayoría, y el
«ltI!GHNTI! del reino le llamaba, admitiria el encargO) de la for-
",madon del gabinete.»


(2) Los demas eran Moreno T"opez, Alonso (D. J. Báutista),
6alvez Cañero, Alvarez (D. Cirilo), Quinto y Gonzalez Uravo.
- Todos de la opusieion al mi[]i~terio llodil.




-'833-
des tecelos. Y en verdad que será difícil hallar' UII
presidente de un cuerpcr numeroso que á los corios
instantes de nombrado tuviera enagenadas mas vo-
luntades 'de las mismas' que le habian constituido
tal, que el D. Manuel Cortina, contrariado en la
volacíon por la fraccion numerosa de Lopez, y mal-
quisto á poco de haberse verificado aquel aclo por
la otra fraccion mas numerosa de 103 ministeriales á
la cual debi6 la presidencia.


Mas sea de es (o lo que qúiera, y prescindiendo
nosotros de que no son iguales circullstanci¿ls las
que ban de exigirse en el presidente de un cuerpo
y en r.I bombre de gobierno, porque nuestros can'-
didalos todos abrigan una estrema generalidad de
pretensiones (1), Y lo mismo admiten ellos el diri-
gir una discusion fIlie aceptar en seguida el minis-
terio de Marina para dirigir lá armada, ó el de Ha-
cienda para administrar las rentas públicas y cubrir:
las atenciones del Estado, bástcnos decir que el don
Manuel Cortina, á quien en olro lugar hemos he-
cho la justicia dc considerar ventajosanlcllte en la
esfera de la Gobernacion, dimitiósc esta vez del
encargo, no sin causar grande cstrañezól en 5US ami-
gos políticos, sin duda ¡lOr la escasa diligencia .que


(1) E" pOI' egempl<l, bien estl'año, y 110 deja de probar es-
to grande atl'aso enlr!: nosotros, que al D. Joaquín Lopez se le
haya l'epl~l~do igualmente útil para per"rar en la oposici!J[),
para pre~ldlr la asumblt'3 y para g'Jbcrnar el Estado. ¡A CUÚ¡¡-
tus errores y á cuántos malrs conduce este juicio equivocado
~crrca de las personas y de las co,as!
TO~J. IY. 51




-834"-
';1 mostró para haher de constituir un mÍllisterio.


El REGF~TE entonces, siguiendo la (loctdoa de
los parlamentarios,' pudo haber llamado al pre-
sidente del Senado, Gomez Recerra, que á su vez
tenia carácter igual que el del Congn\so. Pero re-
presentando este las opiniones reinantes en la
ma)'oría del alto cuerpo y en la minoría de los di-
putados. no quiso todavía ensayar este medio cons-
titucional, tal vez porque e5as opiniones se conside-
rallan como el sistema del ministerio caido. el cual
tenia conlra sí lerrible oposieion en el Congreso.
Tambicn pudo, y ,:on arreglo 11 la antedicha doctri~
na que parece se proponia adoptar ahora, na tanto
p~r un eleber constitucional. cuanlo por un empeño
de deferencia; debió llamar el HEGENTE despues de
Cortina á Lopez, como gefe que efa de la fraccion
mas numerosa, eseepto 'la TlIinist~rial. Mas ora
fuese por lemol', al partido mas avanzado ú revolu,-
cionario, al cual pan~cia eslar enlonces afiliado Lo-
pel y aun considerado en él como caudillo (1), Ú


(1) Cuando D, J. ;\r. Lopez fue recollocido como grfe de es-
ta fraecion avnnzada drl Congreso, en la cunl üguralJan hasta
alguuos repubii~RllOS, hubo de sollar prendas mu)' importan-
tes, que drjau mal parada su reputacion, del lado de la conse-
c,uencia y la lidelirlad, comparada su c,,"duna de ent"nccs con
la que obsenó drS[lUCS en el mando. En IIIIa rClIllion habida
en la casa de las Diligencias PrninslIlarrs, rn la (~nal abogaron
varios diputados. cntre otros Baulista Alonso y Uzal, á fal'or
de un pensamiento) Ú [HO)'ecto oe trabajar todos de consuno
con el fin de deTrocar la Con"titucion de 37 y reemplazarla por
otra mas democ.riltica que f,Jnnál'an lns córles c(,llstitul'entcs
convocadas al cfeclo, no ~olo ,'¡tlO tn ello I.IJ!H'Z, ~¡ que tam-




..... 835.....!
hien, porque se ahrigaseñ recelos sohre d uso que.
el D. Joaquin haria del poder, sirviendo quids Có~
mo ciego instrunH'nlo en muy opuesto seRtido (1),
ú finalmente', queriendo el CO:\DE-DuQUE utilizar
antes Jos ponderados talentos del D. Salusliano


bien pronunció IIU discurso altamenl e dC~llocrálico (po.rque á
Lopcz es tin fácil cnsalzar la preexcelencla popular como las
preeminencias del trono, segun demostró uno y otro cstremo
en el mislIlú año de 4:l), declamando furiosamcnte contra la
Constituciun de 37, Y dicicndo, por alusion ú ella, «que estaba
«cansado 1'3 de bacer pasar al pueblo esta moneda falsa.,'.Fue-
ron sus ternlillalllcs pa!<,bras.-El alio 43, sin clllbargo, no
hubo .Illn/a Cenlrul, ni Córlrs Constituyentes: y salle toua;;;:'
paña quien e, S¡ln los que m;1)'ol' af"" mo .. trarilll pilla haerr pa.
sar al pueblo esa que Lopel úecía 1lWlll'f.'a /015".


(1) Ocasillll es esta de Jscntar a'luí, pü:·u juz¡.:ar debida-
mente bs sucesos que vienen dl'sp110~, UIl heeho que es muv
significativo )' de sUllla illlpol'la-nda para ('alilic3r al prolago:'
llisla de la rebclion de 18'13. -Algunos meses ~ntcs dc consti-
tuirse el ministerio Lol'cz (de () de mayo), re"ilJiri el gcfe po-
lílico de Madrid. D. Alfollso EseaJanlc, rarla Jc una persona
',uraclcrizada y fideJi!(n3 que rrsidia ¡\ la saZf:n Gil l.a capital de
l~~rall('ia, srgun In cual ~ hahíase flC(Jf(~Ddo (}j;í. ('litre los prin-
cipales corifcos ellJigraúos del hando rrtrógl .. do que concurrian
al palacio de COl/reeltes, adoplar otro rumbo diHrso del de oe-
t L1 bre, po ra cOllse¡:uir en Espaíw el mismo lin tjue entonces
se intentó con tan mal ~xilo.


LQS nuc\'os medios, cnlr·c otro$, consbtian en pnHllover la
tlivision mas profunda en el partido prosrcsistn, proeurando
ganar á algunos de sus geres, con pre,cntarles el nc¡¡:ocio bajo
.:ierto nspecto ¡.:encro3o y liberal. Como pnrlc prirocipol de este
plan llla'lllia\éJico y alcH, (,!lttaba en I"s rl('si~llios do los con-
jurados del Seno JI. Joaquin l\lería Lepcz. Este era el instru •
menlo de que, se!(un la noticia de Pari" pensaban valerse los
Illodnauos para dc,truir la re¡lencia de 1':'·I'AHTEI\O. Al efecto,
decíase en la carta que salian'ya dos cU1lÍsionados de Paris Jlu~
ro avistarse y entablar negociaciones por medios indirectos
ron Lorrz; y que lambicn se libraban grandes sumas de dinero,
para lantear por olros Inuos tndos los J'N;orlt'S posibl,·s.


La fé que mercda el 5l1g('to que daba la noticia, la armo-
IlÍa en C)ue t~staba esta con las comullir8ciones que de Paris
lambien habia recibido el gobierno, y el afecto sílJcero que
l,roft'~ah3 E~('[danr(' ú [ (¡pez .. con o!r\)" ('()u.;idrraeicll(,s, ur in ...




-836-
Olózaga y su decidido amor y respeto á la "Consli,..
lucion de 37, á pesar oel insignificante número de
diputadoi que capitaneaba en el Congreso ,como
por otra pllrte, fuese reconocida en ét mi.a graódc
habilidad párlamentaria, segun hcmós teuido antes


terés p'úbúco, dcddiéronlc al fin á darle aviso, participjndole
,"uanto ocurria, en una entrevista que tuvieron. Manifestóse
I~opez altamente reconocido á este paso noble 'f amistoso del
n; Alfonso, mostrándole por ello el agradecimiento mas es-
prcsivo 'f estremo; y convinieron allí mismo los dos en el mo-
do sen·cillo de prevenir el mal, dándose mútuos avisos de cuan-
lo ocurriera en lo sucesivo.-No transcurrieron muchos dias,
sin que el D. Joaquin buscase, todo azorado, á Escalanle .para
noticiarle que, en cfecto, se le .habian presentado ya los dos
cc,misionados que cn la carta de Paris se.anuneiaban, 11IIscándo-
le como atiogado, si bien no lardaron en declararle en parte su
intento, queriéndole fascinar (decia Lopez) con las palabras de
union de todos los buenos españoles y otr8S por el estilo, que
su nombre iba á ser bendecido y ensalzado en Espaüa y en Eu-
ropa, que habian de erigirsele eslátnas y otras cosas que pro-
baban bien. cuánto conocian la desmedida é indiscreta 8mbi·-
cion de púpularidatl que domina á este célehre tribuno. Mas se-
gun él mismo con fesó, no llegó á dominarle ahora; pues que
teniendo muy presente la oportuna advertencia de EscalBllte,
dijo que, habia rechazado las sujcstiones de los comisiOnados y
aun a ellos mismos eOIl la mayor indignacion. Hizo mas; em-
peñóse en que hahia de publicar tan nogra scduccion en el COll-
greso aqu~lla misma mañana. üpúsose Es~alante á este paso
que calificó de imprudente; pero 110 pudo evitar que el D. Joa-
quin soltára algullas indicaciones rehozadas en el discurso que
pronunció aquel dia; y aun lo hubiera publicado todo, sin las
reiteradas instancias del mismo Escalallte y de algunos otros·
diputados amigos Ijne le suplicuhan el silencio. De todo ~stfJ
dióse por el gefe pulítico cuenta circunstanciada al ministro de
la Gobernaciou.


Despues de esto, no sahemos á quien admirar mas, si á Lo.
pez fiándose de lus moderado" ó á los progresistas que tal sa-
llian (que no eran poeos) liánduse de los muderados y de LO]lcz.
De todos modos este suceso, unido á otros que narraremos des-
¡iUeS, despfl.ia bien en nuestro juicio, y 1iOne en buen lugar la
~onducta del REGENTE 01 admitir Ir¡ renuncia del ministerio
r"pc:.




-83i-
ocasion de hacer vel', lIamó!(l despllcs que j, Corti-
na, haciéndole igual encargo de formú un nue\-o
gabinete.


Acept(¡ Olózaga el cometido, tliciendo que se
dedicaria ¡¡ cito, procediendo inmediatamente it
formarle si le era posiLle. Pel'o no bien habrian
transcurrido veinticuatro horils. ruando vot'víó á
presentarse al nEG.;~TI';. manifestándole que «á pc-
«sar de los ésfllcrzos que habia empleado, no le ha-
.bia sido posihlc lI~var á efecto la eombinaeion quo
"habia concebid(l (t).,.


El corto tillmpo que se tomaron los dos y las. al
parecer, ningunas ú muy esc.asas gesliones que lIi--
eic"ron para organizar ministerio. unido lodo á la
solicitud que mostraron despues para que se llevá-
ra á cabo lit combinacion de topel, siendo muy de
estraiíar el apoyo que Olóz<lga y Cortina prestaron


(1) Entre los motivos que pudiera alegar Olózaga para rebu-
gar entonces el ministerio, (al vez no dejaria dc tener cn cuen-
ta la cruda guerra que desde el momento en que fue llamado le
declaró el Eco del Comercio, órgano independiente, pero adic-
to en estremo a la fraccion Lopez, el cual decia el \) de mayo:
"¿ Quién nos desci frará el papel parlamentario que puede ha-
«cer el seiíor Olózaga cn el arreglo del gabinete? ¿Será
«como diputado? Crecmos que no-, pues en tal caso debe-
«ria lIamars~ á todo~.» Y concluye aludiendo al mismo D. Sa-
lustiano: "i Ojo ¡¡,-izar, compatriotas! j Rccordad la mancha
,016 ciertos prohombres! ¡Volved lus ojos al pronunciamiento '!
"examinad a los fjue faltando el dia de la pelea, se presentaron
«con pusmosa desvergüenza al repartirse el bOlin !!I ... n


Yen verdad fjuc esta alusion no era la mas á propósito para
recomendar á un gabinete que presidiese Olózaga, con las con-
oiciones, exigidas en(onces , de lIeyul' adelan(e el 'pensamien-
tO de setiembre por la vía de las reformas.




-8;38 -
desde luego á éste, 'quien es de creet' -que n,o se
habría mostrado tan' generoso con ellos, si es q u'e
demandaron el de su fr~ccioll paru gobernar (lo
qúe ita ¿s presumible y aun parece resuelto en seil-
lido negativo por el mismo Lopez, en la obrita que
ha publicado para su vinr1ic~cion), ha dado lug~r ¡í
la opinion, bastante generalizada, (te que ni Olózaga
ni Cortina qtlisie~on ontonces ascender al poder:
que solo creyeron les conv,ellia (lue pasase este' á
manos de otros hombres, quienes auxiliados por
ellos atravesasen aquel periódo turbulenlo y bor-
rascoso que aun faltaha á la l'egencia. preparándo-
les las vias de arribo á un puerto de salvacion. á
una época que la nebre monárquica de ciertos h~m­
bres hacia representar entonces como bonanc.ible, ¡j
una siluacion mas dura, despejada, segura yesta-
ble, cual vislumbraban entonces algunos ser ¡](Iuella
en que llegase á la nHj"or elbd la reina dalia Isa-
bel 11, Para esla epoca halláhanse aplazados muchos
cálculos, muchos designios y ambiciones. Para en-
tonces sí que parecía á algunos fúcil constituir un
ministerio de lar~~a duraciol1, qne pudiera tal vez
perpctu~\l'5e. Los dias de insegnri,bl, de hullicil) y
de trastora:), los :li,\3 en r¡ue c;"a difícil cnfn'll[lr ú
la revolucion, que e!l cl senlir de a~pldlns hombres
sagaces y calc!l!(/(Iore~l, eran lo" {I,h~ resLdun ¡j la
minoría. á la rcgea{~i'l. hauiaa Je 1L!!lCl' una pefso-
llillcaciúll, eOUlO la lie!len lodos los pcrió¡los hislú-




-S3~)-
ricos; una reputacion era preciso gastar, una vícti-
ma habia de sacrificarse, un instrumento era abso-
lutamente necesario; y ese instrumento, y esa
víctima, y esa reputacion , y esa persona, pareció
sin duda hallarse á propósito en el desgraciado tri-
buno don Joaquín Lopez, ¡Desgracia, sí, y muy
grande, la de este jóven, á quien todos creyeron el
mas adecuado. el elemento mas digilO de emplearse
para hacerle representar el triste papel qn~ los re-
trógrados y los conservadares (1) de consuno pi'O-
curaron solícito~ encomendal'le !-Lopez era el
destinado á hacel' el s~cri(icio de su propia repllta-
cion, dé su nombre basta entonces iumaculado y
bendecido, para levantar sohre las' ruinas de sí mis-
mo ,el engrandec.imiento de Olózaga (segun este) ó
el u.e los retrógrados (segun ellos traian ya mucho
antes premeditado;, - Veamos, pues, de que millle-
r,l acontecen los sucesos que determinan ese drama
infernal, cuyo protagonista vá indicado y empeza-
rá su cgecucion fatal ahora mismo; ese drama fu-
nesto cuyo primer desenlace fué la destruccion de
la regellC~ia de ESPARTERO, Y cuyas consecuencias,
ÚO lejlnas, fueron fambien la ruiaa de las institu-
ciones y el encumbramiento de los c'ristino-absolu-


I


listas,


(1) Damos este nombre á los de Olózaga y Cortina; porque
ellos solo aspiraban, pOI' cnloncc., á cOlIsenar puras.é illtaciaJ
aquellas instituciones,




-840-
Cumpliéronse al fin los designios de losenemi-


gos de la libertad y de los liherales ambici osos. EL
REGENTE, df:spues de haber resignado Olózaga. su
encargo, llamó á palacio i don Joaquin l\IJrí .. Lo-
pez, quien, despues de mediar la negativa de cos-
tumbre, acepló por fin la misio n con que fué invi~
tado por S. A. para formar un nuevo gabinete (1).
Los periódicos de louos los matices confesaron que
c~ esta ocasion la conducta del gefe del Estado ha-
bia sido escrupul'Osamen.le parlamentaria. Los coa-
ligados sobre todo celebraron infinito que el REGEN-
TE apelar.a al hombre que, corno lJemos visto ,. for-


(1) A propósito de esta notable entrevista, habida por pri-
mera v~z cntre el COl\DE-DuQUE y el célcbre tribuno, dijo este
despues en el Congreso: «[)c su boca (del URGENTE) no· oí sirio
,da prc\'cncion de que procurase consnltar CII todo lo posible
«las reglas parlamentarias. Y aquí debo pag~rlc un tributo de
«justicia, que )'0 me complazco siemprc en tributar al mérito y
«á la verdad. En las varias confercucia5 que con este motivo
«hemos tenido, le he visto siempre ardiendu en deseos por la
«felicidad del país, dispucsto á procurarla á costa de los mayo-
«res afanes, animado de las ideas m_as patrióticas,! elevadas; y
«todll esto con el acento dcl candor, que no engaña nunca, con
«esos síntomas inequívocos que revelan al hombre, que relra-
«tan su pensamiento, y de que solo pueden usar el patriotismo
"y el entusiasmo en sus generosas espansiones_))


En la obrita del mismo Lopez ((Fsposicion razonada etc.)))
que hemos citado antes, dice así, I!ludiendo al IIEGIlNTIl y al
acto de la misma entrevista: "Apenas le conocía .. Esperaba yo
«encontrar al hombre de la opulencia, d.cl brillo y del boato,
«que ostcntan'do su _elevacion. biciese pensar á los dcm8s en
«su respectiva nulidad y pequeñez. Pero me sorprendí agrada-
"blemente al encontrar al soldado en la franqueza, y al hijo
"del pueblo en el ardiente desco por la felicidad comun. Nucs-
«tra conferencia no fué larga: mas en ella, su candor destru-
"yó todas mis prevenciones, conocicndo que solo fallaba á
«aquella voluntad firme un hombre que la secundase., y á aquel




-8H-
maha el desideratum de sus ocultas in\encione!,
ESPARTERO, envucltCi en la rCll de las prácticas par:"
lamentarias dccantadas pOI' Olózaga, abria él mi~-
roo. con su propia m¿úlO, el abismo profundo en
quc habia de precipitarse: y'esla consideracion col-
maba de júbilo á 'Ia túrba reaccionaria, que aplau-
día por medio de sus órganos la ereecien de un mi-
nisterio Lopez, es decir, de un ministerio quc 'tC-
nia á presidir el hombre que hasta. enloflces había n
odiado mas los "relrógrados • por .atribnirle ,no sin
fundamento, miras revolucionarias en menoscabo /7:-"
del trono, (#'..;:.(.1> Ul1!,


El Eco del Comercio considerl) ya elllamamien- .$ ~~
«coraza n sin hiel, un guia 'lile le preservára de la intriga cor-
«tesalia, que tan fácilmente podiaabusar de la eredulldad cie-
"ga adquirida en los campamentos. Dile mi contestacion nega-
«liva, como me lo habia propuesto, pero percibia yo que cada
«[lalabra de su hoca debilitaua mi resistencia, y no pude re-
"husar su invitadon de volver al dia siguiente, dcspues de ha-
uber meditadQ con mas calma y detenimiento. Luego "collod
«que en ~stos casos, oir es esp(Jperse á capítular.)) - "Volví á
«Ú \"er al Regente, (dice mas adelanl" Lopez en su folle-
«lo ), y le encontré en una ile aquellas cspansiones de patrio-
«tislno que el arte no alcanza á fingi r, y que la Ilaturaléza Iia
«hecho contagiosas. Mostrábase poseído del mas ardiente deseo
«(le hacer la l"elióúad de los españole", y buscaba un corazon
«sinceru y animadu de lo" mismos sentimientos, que le ayuda-
«ra en la empresa. Yo creía tener ese corazon: ¿Podia por ven-
«lura rehusárselu? Coúicioso del tiempo, media en su impa-
«ciencia el grande espacio que tenia qne recorrer, y los pocos
«meses que para ello le quedaban. Parecia impulsado por un rc-
«sorte que redoblaba sus fuerzas y su ardimieuto. Cuando al
«presentarme yo en las Córtes por la primera vez con el carác-
«ter de miuistro hice tan cumplido elogio del gefe que entonces
,<lo era del Estado, lIO llevaba á ,.us pies el incienso de la li-
nsonja, que jamas he sabido emplear, sino que daba rienda ú
"Iai emociones de que estaba penetrada mi alma.»


, ~",




-8402-
lo de Lopez de bien distinto modo que habia consi-
derado el dci Olózaga, Y" decia . de aquél: «su n"Qm-
«bre. célebre en Europa y en lodo el·munllo dvili-
«zado. se considera el paladion de las libertades
«públicas; y el que ree'lamó con tan huen éxito la
«labIa de derechos en una sesion célebre, no podrá
«negarse á di-rigir el limon del Estado, para afian-
«zarlos á la nacion que cuenta como una gloria el
«tenerle po'r hijo.» Y concluía diciendo: ((El ilustre
«español que de serió ha dado tant;¡s pruebas, no
«podrál'ehusar por un punto· de delicadeza, tal vez
I¡SU paz, su porvenir y Ulla aurora de felicidades.IlA
Lopez, cuya prin¿ipal ambician, como hombre pú-
blico, se, cifra en el aura popular, siquiera sea. ella
!.lel momento, cuya razon se ofu3ca.y se pierde en
el estrépito de los aplausos, no podian hacérsele
argumentos mas convincentes q ne estos del Eco, re-
forzados ad~mas por los inlCI'cs¡lilos ruegos de sus
amigos y por ese calculado asentimiento que con
asomhro quizá notaba él en los diarios de lodos los
matices políticos. Es verdall que él habia soltado
imprudelllclllel~te ulla prenda de consideracion en
clCongreso, Habia protestado repelidas veces que
no aceptaría nUltCa el ministerio; pero 110 flledifí-
cil persuadirle de 1.<1 níng'UlIiI ohligacioll que llevaba
consigo esta protesta indiscreta, mucho lilas, cuan-
do mediaba como ahora el bien del pais, euyo au-
tor principal hiciéronle crcer, lambien con facili-'




-84:3-
dad, que iba. él á ser sin remedio, Ser el español
vitoreado y ensalzado por todos los espaiíoles Jera
lo que mas pudiera lisongear'el orgullo de Lopez.
i El desgraciado hallúLase tal vez bien distante de
imaginar siqniera los 'males que estaba él destinado
¡¡ producir"ú su p.atria !


Hecho cargo de formar el gaLinete, el prin;el'
pase que di6 Lopez fue imitar á Olózaga y á Corli~
na para que entrasen en él, cediéndoles la presiden-
cia, El D. Salustiano segnn asegura aquel (1) mos-
tróse dispuesto á entrar en el ministerio, siempre
l]Ue lo verillcase igualmente Cortina; pero la nega-
tiva irrevoca hle y resuelta por parte dé este, dió á
conocer la identidad de sus designios. Quedó,pues,
)'a el D, Joaqui~, dallo este paso qne le honra, en-
tregado á sí misn)o, á los reCUl'SOS qne pudiera
ofrecerle el círculo de sus m;ls inmediatos amigos,
sin renunciar empero, antes bien, prestando alen-
to oido á las admoniciones de Cortina y los suy.os
como despues vcrcmos.-Entollces fue cuando aso-
ció á sí á D. Mateo Miguel Ailion para el descmpe-
ño dc la cnrlera ¡le Haciclllla, á D. Frilncisco Ser-
rano, para la tic Guerra, D. l·'crmin Cahallero, pa-
ra Gouernacioll, D. Joaquin Frias, para Marina, y
D. ~1. A;.!:uilal' (nuestro embajador en Lisboa, que
no acepló) para Estado, qucdando Lopez con la de


(t) En el folleto citado.




-844-
Gracia y Justicia y la presidencia. ,Esl!ls cllndidalos
eran unos de la fraccion que capitanellba el D. Joa-
quin,otros de la de O~ózaga y Cortina. Circunstan-
cia que ,corrobol':l ITlllS y mas el juicio que hemos
formado acerca de las mil'lls ulteriores de estos (L).


Hubo en la formacion del rninisterio -Lopez co-
sas singulllres, su~esos que nada fllvorecen á la con-
secuenci~ políticll del jóven tribuno. Propuesto pa-
nI el ministerio de EsllluO D. Mauricio Cárlos de
Onís, y viniendo en ello Lopez y 10'Jos los miem-
bros de su fraccion , como lo repugnase la de COI'-
lina, por conduclo de Serrano, alegando la intimi-
dad del caúdidlll0 con la familia del infante D. Frau-
cÍsco, y escrúpulos acerca de prejuzgar ó no la
cuestion de matrimonio, hubo al fin de ,desistir el
nuevo presidente del 'Consejo , s~n consultlll' con sus
amigos, y desentendiéndose de sus anteriores com-
promisos con la causa del 'infante y sus adictos.
Tarnbien desechó Lopez la candidatura de D. Joa-
quin F. Campuzano para el mismo minislerio, por
igual moli vo y pot'que no seria del agrado del gobier-
no frances. Esta úllima circunstancill, que llamó
singularmente la atcncion del gefe del Estado, pro-


(1) En realid~d, no puede decir~e quecnel ministerio Lo-
pez hubiera, furra de él, otro miembro de su l'raccion que don
l'ermill Caballero, rechazado al prilll'ipiu por el REGElSTE', sin
duda en fuerza de C5a antipatía rccelosa que su carácter re5er-
vado y su conducta, que algunos creen doble y equívoca, han
illspirado á muchos Iiherales, que miraron siempre y miran
con (JfCI"UICiOIl (lal vez injusta) á aquel individuo.




-845-
baba que no eran solo las exigencias de Cortina y
Olózaga. las que tenia. que contentar el D. Jo,lquin.
llar lo que hace á los últimos, no solo proveyeron
ellas de ministros á Lopez, y des pues de varios
otros inJi viduos destinados por· el nuevo ministerio
;i ocupar los ·primeros puestos del Estado, si que
tambien le suministraron algunas de las ideas capi-
tales del programa, y las reglas de conducta que
habia ·de observar Lopez al organizar su gabinete
en el palacio de Buena-Vista. Sobre este punto hay
un hecho bastante estraño del cual no queremos
pribar á nueslros lectores. Entre los candidatos que
el presunto gefe del ministerio presentó al REGEN-
TE \ hubo dos (AiIlon y Caballero) que ni eran di-
rutados ni senadores; y como precisamente en
aquella sazon habia tales y tan nímios escrúpulos en
la estricta observancia de las llamadas prácticas par-
lamentarias, el REGE:\"TE hizo esa observ acion á Lo-
pez, enseñándole al propio tiempo un papel que le
habia dejado Cortina, segun el cual, 110 debian en-
trar á formar parte del ministerio personas que no
perteneciesen á alguno de los cuerpos legisladores.
- «Pues precisamente el mismo señor COI·tina (re:-
.puso Lopez sorprendido) es qui~n me ha designado
«estos dos cólegns para que los incluya en el gaLi-
(mete.» -El ministro Calatrara babia hecho tam-
bién al REGENTE igual prevencion que Carlina; pe-
ro prenlceicnuo al fin en el .1IliIÚO del DUQVE otras




-840- '
consideraciones, cslcndiéronsc los deérclos, el 9 dc
mayo. á favor dc los seis in4ividuos mendonadosi
no sin que antes llamase otra vez el REGENTe á
Olózaga y á Cortlnt\ para encargarles la presifieAcia
del nuevo ministerio, á ruegos de J.opez. ,Mas nada
pudo recabarsc de ellos, sino oírles re'pelir con per-
severancia su invariablc negntin\ (1).


(1) Segun ha publicado don J. 1\[, Lopez en su uEsposicion
ra,:onado>l, el programa que pres,elltó este lIliuisterio al HE-
GE~TE comprendia dos partes. La una relativa al mismo gcfe
del Estado, aseguranuo la inurpcnucnda ucl poder ministerial,
compendiada en cll'rincipio quc establece que ,'el rey reina y
nu gobierfla.»La otra, quc hncia rrlaciou al acucrdo y unidad de
pensamientu habida cutrc los ministros, hallába;,c reducida á
las siguientes


"Bases cotl1lenidas y suscritas pOI: los inrlivichtos de! gabi-
netetle ('(le mayo de ,UH3, y 1)rcsentadas al l/egente del reino
al tiempo de jurar SI/S puestos.)


"El gahinete que araba tic mercrcr la cDnflanza,de S. A. se
propone como'páuta de condurta las dos bases siguientes:»


,,1.a Observar religiosamente IrJs principios y prácticas
cOllstitul'Íolla les, para que en todos los casos la ley sea superior
11 lodas las voluntades.»


3." Desarrollar el gérmcn de bienestar qlle el pacto consti-
tucional en.cicrra, para que tengan .efecto las mejoras positivas
que Jn"ialllos cspaüolcs.»


,,]fedios de conseguir lo primero.»
"Constituir \Ina atlministracioll patCt'lliil sin exclu,ivismo


ni predilecciones d(~ ninguna clase.»
«Mandar por la justicia J' trabajar por la reconciliarion de


todos los ciudadanos que CUII su saber y \'jrtudes puedan COII-
ti"ibuir á la felicidad y lustre de, Sil p"tria.))


"Propoller á las eórlcs la amnistía mas lata respecto á los
delitos politicos postet-iorcs á la tcrllliuacioll tic la guerra eivil
sin di,tinrion ue [larliuos.)) ;


"Ucsprlar la preror:ati\'a electoral en los casos 'lue ocurran,
no IIlczcliÍndose jumas el gobierno por medio de sus agelltes en
cohibir el libre egcrtieio ue este derecho, y limitánduse á 'la·
1:('1' que la ley sea rr"petada por tudos.))


-Condcnar 1')5 (',tadll~ de "itin y t"da nH'dida escrpcional




-847-
Aqui terminó Sil existencia política el gabipcle


Hodil, cuy a hi~loria fiel IH~mos trazado. El ministro
Calatrava, acluoso siempre y diligente por mejorar
la administracionen el ramo que le fue encomen-
dado, presentó á' las córtes en los primeros días de
esta legislatura varios pro)'Cetos de ley de. grande
utilidad, cuales son; el de n{orma de contrib'ucio-
nes, que á pesar de los lunares que hemos marcado
en él, lenia cosas muy buenas; sobre lodo, era in-


con las consccucncins lJue prodl~cen, disponiendo lo nccesario
para que jamas se ábuse ¡'Ií este puntó.))


"Respetar la libertad dc imprenta que sanciona la Constitu-
don, y hacer (IUt~ las leyes 'lue la as¡~guran l' arreglan tengan
exacto cumplillliento.»


"I'rolllo\,cr el fOlllento r Luclla .organizacion de la milicia
liaciollal.))


"J1edios !le conseguir lo segundo,»
(,Moralizar la adlllin istradon en todos los ramos, proctlran-


UD recal¡.'a el premio y el casligo (Ort severa illlpareialidarl.»
. "Trabajar eort dicadil por la rtivelacion de los ingresos y


gilst,), por mpdin dt' rrfOf!tl1S justas y conHniciltcs.»
"Procurar que se fomcnte lIucstrn ('rédito con la religiosi-


dad en el cumplimientu tic los eonlratos.))
«}<'acilitar la pronta venia de los bir"ll's nacionales, á fin de


que crezca el número de 1,,;; propiCiados y de los intereSados
en las reformas.)) •


"Pagar. con exacta proporcioll á las existencias á todas las
clases de acreedorrs.)}


((l'resl'nlar á las eódcs los proyeclos de leyes orgánicas que
desarrollen y a!iau(cn las instituciones y promuevan la· felici-
dad pÍlb[.ka.))


«AcLÍvar la conclusion de los cúdigos.»
«En cna.nlo á l() e.r;terior.))


«Consolidar y aUtnPlltnl" las reladoncs atni~tosas con otras
nadones, eOlisultando sil'll1j1fc el interés y la dig-nidad que á la
lIuesl ra corresponde. _ . .Joaq uili i\Ia ria Lopez.-Francisro Serra-
lIo.-~lale,) ~':ignl'l Aillo¡).--.lr,aquin de Frias.-Frrmin Caba-
llero "




-8.i~-
comparablemente mejor,· mas beneficioso á los pue-
Mos que los sistemas tributarios cala,milosos y alta-
mente perjudiciales al Estado que 'ha conocido la
España en años y gobiernos postel"Íores ; sobre es-
tablecimiento de Bancos pl'ovinciales; rectificacion
de las tarifas de los derlJchos que se exigen en las
puertas de .Uadrid; arreglo de los Juzgados y Triúu-
nales de Hacienda; admision de documentos de stlmi-
~istros; organizacíon del T"¡bunal mayor de Cuentas
y algun olro de grande ¡nleres que ya el lector
conoce. Todos estos pensamientos y otros muchos
de utilidad comun ~ quedaron ahogados en el bor-
rascoso piélago de embravecidas pasiones que vino
á inundar en estos dias la mansión augusta de uues·
tros legisladores.


En la sesion del 11 de mayo presentóse Lopcz
con los demas ministros en ambos cuerpos, pronun-


. ciando en cada uno de ellos un discurso extenso y
florido que hacia las vece" de programa. Mas es de
ad vertil' q,:e este programa no era un traslado fiel
de aquel otro que fué suscrito por los cinco miem-
bros del gabinete y hemos insertado antes. Bien al
contrario, los discursos pronunciados por Lopez
en el Sen1ldo y en el Congreso forman en realidad
dos programas muy diferentes, esencialmente di-
versos entre sí por mas de un capítulo. En medio
de ese candor que generalmente suele atribuirse al
don Joaquin, tUYO él sin cmbnrgo a:lOra bastante




-.849-
doblez (si es que no obró inspirado por VQZ agéna)
para haberse de muy distinto modo con los dipula-
do~ y ;conlos individuosdcl alto cuerpo. A cada
cual habl6 Lopez en su idioma, y procurando esci-;-
t<ir simp<JlÍas por váriaúo rumbo. En el Congreso.
asentó el principio de que el rey reina y no gobier-
na, glosándole en un senlido anti-monárquico, que
des~ice mucho de las poéticas declamaciones á. fa-
vor del trono , y Japrecxcelencia de sus altas pre-
rogativas, y la aureola gloriQsa que dice Lopez le
circunda, y la excelsitud propia de la divinidad que
se sienta en él, y otras irlcas por el estilo, produc-
to de aquella liebre, de aquel delirio monárquico
que aquejaba á Lopez meses despucs, cuando abo-
gó enlusiasmado en el Congreso, (y anles, en lapla-
za (le Pal;icio) pOI' ladcc\axacion de la maypría de
la reina. En el Senado, empcl'o, nada dijo de aque-
lla máxima equívoca y de falsa aplicacion .sin duda
porque s<lhia él bien liue en este cuerpo no seria
bien reciuida. Tampoco habló nada.aquí de los es-
tados de sitio, cualldo en el Congreso habíase decla-
rado abiertamente contra eUos. Es decir, que para
lograr el ascntimiento y aun los aplausos de todos,
dispuso un doble trab,¡jo: y cierto que esta filllade
armonia, arguye falta de sinceridad, muy reprensi-
ble cuando se trala de documentus de. í'sta clase.
Por lo que respccta al propósito de activar la con-
c1usion de los códigos, eran asaz desautorizadas las


TOM. IY. 51,




-850-
palabtas de'toper, que siendo individuo de esta co.
niision, una sola vez asistió á ella en los siete me-
se.s que estuvo funcionando ( desde julio d~ 41 bas-
la febrero de 42) á pesar de los ruegos.é instancias
de sus compañeros. .


Pero el punto mas culminante y característico
de este célebre cuanto insignificante programa es el
de la amnist:a. Era. esta la puerta que de grado ú
por fuerza babia de dar entrada en Espafia á los
emigrados reaccionarios. De modo que si, como
es de comun creencia y hay sohrados motivos para
juzgarlo exacto, el programa de Lopez fuéle im-
puesto á él por las personas á quienes senia de
ciego instrumento, siendo una variada mezcla de
las exigencias de los coaligados, es indudable que
este c:.pítu lo de que tratamos fué indicado, ú ;e-
dactado tal vez, p::lr los cristinos, para que el cán-
dido tribuno le mandase á la memoria y le recilára
en las córtes. Tal al menos puede deducirse si ban
de haberse en cuenta los resultados de la amnis-
tia ( 1 ).


(1) Estos resultados á nadie podian alcanzar sino tí los
rE'accionarios, en número muy escaso, pues que de la emigra-
cion de estos, habia muchos que la harian n¡lulItaria, como
por ejemplo, J'IIartincz de la Ilusa y otros va~ios que re"idiall en
Francia, sin que nadie los hubipra obligado á salir de su palria,
ni menos ks fuese imperlitla su "uella ú ('\13; siuo que apasio-
nados y rencorusos. henchidos ademas de or¡;ullo y no escasos
en recursos, estos pretendidos emigrados, prefedan estar dis-
frutando los goces que proporciona la culta rapital de Francia
á verse sometidos pacítica y sinceramente á unas institucio-
nes que detesta han , y prcslarse ron docilidad á obedecer las




-85L-
Adornado con las vistosas galas de la poesía J


con las brillante~ preseas de su mágnífica oratoria,
presentó Lopez este pensamiento impolítico en sus
discursos pronunciados el 11 de mayo ante las -cór~
tes, logrando el ser aplaudid6 y vitoreado por las
innumerables gentes que le oijln; porque el corazon
hidalgo y generoso de los españoles, entrégase to-
do él en estos C:HOS á las grandes efusiones de libe-
ralidad. y amor, sin que sea ~ado apenas dudar de'
la feliz resulta de una idea que se pr~sellt,í con co-
Jorido tan henéfico y humanitario. Por otra parte,
el orador, que como todos 6 la maJor parte de los
poetas, tiene la facilidad de ostentar sentimientos
postizos, á la manera que afectan ellos de ordina-
órdenes del homhre que era ohgelo de su ani'nadversion, de
su entraiiablc envidia y malquerencia. Nunra dehió creerse en
la buena f~ de estos hombres, que solo aspirahan it voll'er á
ES¡Jaiía, con mando,! poderío, para prolCcrsp, por los medios
que ellos acostumbran, de los recursos que:algun d ia pudieran
hacerles ne'cesarios las eventualidades de ulla nueva emi-
gracion.


Pero habia otros pocos qU'C la hahian emprentlido por moti-
vos muy justos: y hé aquí que para estos solos fué espléndido


. '! g~neroso el programa. Es mny digno de notarse que el pro-
yectó de ley de amnistía. 'presentado en los días del ministerio
I,oprz, fijaba el periodo desde el4 dejlllio de 18'10, dia cn que
terminó la guerra civil, con la oCllpacioll de Berga, .olvidando,
ú afectando olvidar su" autores, que, en 30 de noviembre del
mismo ailO 40 habíase decretado otra amnistía i~almenle am-
plia. Mas es el caso, que en la amnistia de 18'10 e.xisten dos
escepcillTles que no estan comprendidas con tanta claridad en
l:t de 1843. La primera cscluyó de la gracia á todos los qne
huhieran delinquido por esrcsos y contravenciones de los fun-
cionarios púhlicos en el cgercicio de sus cargos. La moral, la
justicia y la conveniencia recomiendan altamente esta utilísima
cscepcion, necesaria siempre para que el Estado pueda contar
con la purc¡'3 y fidelidad de sus servidores. El proyecto ¡JI)




-852~
r~o e» sus cánticos hallarse poseidos de una pasion
que tal vez no conocen. siendo por lo comun c,uantl)
ellos dicen mentira. natural resultaclo de que, la
imaginacion en el poeta usurpa al corazon sus atri-


> hu tos '.Y á la razon sns fueros y dominios, 'á punlo
de- creer algunos, llevados de lamentable ligereza.
encontrar ciencia y virtud, en donde solo existe una
pura ficcion. un fantasma vistoso que acaso encu-
bre una realidad horreuua, era tambicn el mas
á.propósito para dar ¡'ealc!,) y cuerpo y vida y esen·
eia á este pensamiento.


Nosotros sin embargo 110 hemos vacilado en ca-o
Iificarle de. «impolítico», no solo habiendo en cuen·
ta su orígen mis:erioso y sus tendencias; sino, por
amnistía de 18~3 110 hace mcncion siquiera uc este importarte
eapítulo: ¿ Habria en ello algun designio, atenúida la calidad
de algunos ellligrados? ¿Seriall,.ó no, los amigos de estos los
verdaderos autores úel gCllero~o pellsamiento de' amnistía
de 18~3?- La otra csccpcion, 110 mCIlOS clara y terminantc,
consiste ~n que cn1840 qucdaron cscluidos los delitos políti-
cos que hubiesen tenido por obgeto favorecer la cansa del prc.
tendiente. En 18~3 no ,hubo tanta franqueza. Si se hubiera di-
cho lo mismo, los carlislas afiliados en la coalicion se habrían
justamente resentido. Fné, pues, necesario gnardar silencio;
mas para eYÍtar el escándalo, vínose á parar al mismo término
por un medio indirecto. Este consislia en lijar la época en cl4
de julio de 1810.-SoI0 rt'staban por consiguiente los pocos
emigrados de 18'11 l' 42, siendo de adverl ir que por disposicion
del capitan gellcral Seoane habia ya yuelto á Barcelona en fe-
bren) ue 43 la mayor pal'te de la emigracion repnblica de no-
v.iembrc.-Vesr, pues, el corto número, y tambien la calidad
de los emigratlos á quienes alcanzaha esa decantada ley de am-
nistí,a que se procuró presentar bajo de un aspecto altamente
laudable y bumanitario. «como un acto (decia Lopez en el
Senado) que imprimirá soure la época un blason y un timbre,
"'lue pasará como un precioso le~ado á las generaciones veni-
(llleras .. 1)




-853-
la inoportunidad dc esta idea pcligrosísillla, que
bien ó mal recibida en las altas regiones del poder.
siempre habria ella de ocasionar mortal .herida al
REGENTE D~L REINO. Y este era el fin que induda-
blemente se propusieron los autores de la: amnistia,
la cual solo tiene lug.ar en los estados «pasadas las
«revoluciones (como dijo Lopez) y los suceSos po-
alíticos que las acompañan.» Esta ocasiones for-
zoso decir que no era llegada ¡mn , cuando, segun
confesion esplícita del mismo elocuente tribuno y
falso razonador, alravesáLase entonces una situacion
difícil, complicada y borrascosa. Cierto que estas
¡ituaciones no son de las que él !la pintado antes
como oportunamente necesarias para haber de de-
cretar una amnistía. Y'hé aquí que esta hállase con-
denada en el iliscurso mismo en que se proponia,
por el mismo hombre que la sirvió de vehículo', y
de . instrumen~o á sus autores. Nosotros tamLien
juzgamos conJenahle el pensa.miento de amnistiá
de 181,3, á despecho de las vanas declamaciones de
los que falsamente invocan el sentimiento d'e huma-
nidad, y le condenamos precisamente por anti-hu-
manilario;· pues que 10 es, sin duda alguna, lodo
aquello que redundando solo en beneficio de un
corto número de asoCiados (los mas' de ellos, gran-
des criminales), irroga un perjuicio inmenso á Id
sociedad entera, conturbada cn guerra intestina
pol' las pasiones violentas de unos hombres posei-


..




-854-
dos de rencor y ávidos de venganzas'; Los hecholl
ban conlit'mado por desgra~ia este juicio, y corro-
borado el de Lopez cuando dijo, que «pásadas las
«revoluciones y los sucesos políticos que las acorri':"
«paüano es cuando las amnistias deben decretarse~
y entonces estas no deben ser tan parcas y mezqui-
na!! como la de Lopez; sino gener,1Ics, absolutas,
no en la comprension de los delitos de tOllo género,
iino de los individuos perlenecientes á todos los
partidos políticos, que por delitos de esta clase su-
fran los rigores de la emigracion: entonces si que,
formulado este pensamiento verdaderamente huma-
nitario y nacional, debe él llevar en pos de sí los
vítores y aplausos de todos los hombres honrados.
Pero la amnistia de Lopez, red miserable que ten-
dieron los retrógrados por la mano de aquel , para
envolver en ella á todos los que no pertenecieran
esclusivamente á su comunion política, incluso el
mismo don Joaquin, solo era un arma de partido
que hicieron esgril~ir los traidores 'al cándido tri-
buno, que en sus ilusiones llegó á creer tal vez que
esa gracia era demandada por la justicia, q ne era
ella grande y de consecuencias inmensas, que á lo ..
dos interesaba, que era una neeesidad nacional. El
leelor sin embargo sabe ya que ella fué todo lo
contrario.


Solo dos cosas hallamos dignas de elogio en el
ministerio de los diez dias. El nombramienlo que




-855-
hizo de una comision para que redactase un pro-
)'ecto de ley que sugetara COIl una responsabilidad
efectiva á I.os ministros, y la real órden circulada


. á los gefes políticos protegiendo el libre egercicio
del derecho electoral. Verdad es que tan corto pe-
riodo apenas podia dar lugar á que se desarrollára
el pensamiento; pero so hre ser este mezquino asaz
y de muy menguadas proporciones, segun ba debi-
do notarse en el programa, será bien que apunte-
mos aquí ,para juzgar con exactitud y justicia al
ministerio Lopez, en sus relaciones con los puntos
mas capitales de la administracíon, con las leyes
orgánicas que alguno (Iuizás se figuró esculpidas en
el cerebro privilegiado y en el corazon todo popu-
lar de los nuevos ministros, que estos adoptaron en
el Senado como sUJo el proyecto de ley sobre or-
ganizacion munici {lal que habia presentado en
aquel cuerpo el ministro Infante, del cual proyec-
to habia dicho Lopez en el Congreso que hacl:a san-
to al que sancionó la reina Cristina duranle la do-
minadon relrótrada, y contra el cual se alzaron los
pueblos en 1840. Notable falta de consecuencia, la
da estos hombres, que prueba al menos lo perso-
nal de sus ataques, cuando militan en la oposicion,
dirigidos mas bien al que m!lnda que á ,lo que este
orden .. y egecula (1).


(1) Es de advertir que este proyecto de ley, que así podia
él servir al ministerio GOllzalez como al ministerio Lopcz, ha-




-856-
A pesar tie lo insignificante que- era el progt'a-


roa de Lopez , era tal y tan grande el·· anheloquo
tenian los pueblos de que hubiera tranquilidad y
union, y·de tal manera resonaron en los oidos é bi:
.:icron vibrar el corazon de casi todos los españoles
las palabras proferidas por el orador insu"tancial J
filatero en su bello poema de irrealizahle fusion,
que pocas veces presenta la historia de las naciones
un egemplo mas deplorable de ilusion y de sorpre-
sa, para, con tan ruin motivo, armar una alharaca
tan tremenda. Por lo quc al Congreso alaiie, rué
singularmente notable la índiferencia y frialdad con
que el ministerio Lopez rué recibido por los indivi-
duosde su fraccion, en medio del descomedido ell-
tusiasmo que mostrat'on los conservadores y los
retró¡~rados, Circunstancia que está bastantemente
esplicada con loquc llevamos e~p(]esto,


El nomLramicnto del gaLinete Lopez deLió- de
influir sin dUlb en el tono templado y conciliador
que apareció en el pr.oyeclo de conlcstacion al dis-
curso del REGENTE que la cumision del Congreso


bíale redactado don Fermin Caballero, por lo que nn es 'eslra-
ño que ahora Cllm', ministro le prohijasr. Pero esta y otras no-
t8bl~s inconsecuencias en que incurrió Lopez siguiendo el
consejo de su amigo, hállúnse espticadas en su obrita cuando
dice :-·«Ha sido un grave mal, que aun loS hombres de opinio-
(enes mas dcddidas, tu~g(l que. se han visto en el poder, hayan
«temido á las ideas liberales, recelando que pudiesrn degcne-
«rar en disulventes, Tambien yo he participado de esta preo-
«cupacíon funesta etc.» Así es lo cierto, sobre todo en la fatalí-
sima época det gobierno provisional,




-857-
presentó ellO de mayo, en CI1Jo docl1mento hallá-
hanse mitigados los ímpetus de oposicion al J3 fina-
do ministerio. Por el contrario, en el Senado había-
se apresl1rado aquel á obtener I1n voto de aproba-
don, cual le alcanzó en el mensagc (1).


(1) Fué notable en esle uocumcnto ucl allo cuerpo la frase
vaga y peligro~a, si biel! por desgracia tenia ella mucha exacti-
tud, de que la prcnsa, pUl' su cstensiun y sus miras, llegaba á.
ser )'a una ~'erdadera conspiracion contra el Estado. Pero á
propósi~u de este asulltt\, oyt'rollse cosas singulares y escanda-
losas en la respetable asamblea de los sl~nadores, que lastiman
profundameute el hOllor y cmpailall ellllslrl' de estos cuerpos,
solo pUl' permitirse un desahugo irracional é indecoroso algnn
imprudellte; cuyo dl';;aruerdo debiera siempre reprimir, para
honra suya y ue la ilustr'e corporacion, el presidente de ella.
UII persun3';c de grotesl'a celebridad, rncrnurahle por sus estra-
vagancias y locuras, elgl'nrral :ieoanc, en fin, á quiell ya el
lector conoce, despues de haber ostigado con fuertes apremios
militares á los barcclUllcSI'S para hutc.r e!crlÍ\ a la erogacion
de los 12 millones, ~ncontrallJo una resistel)cia tcrrihle y
nunca vista err los habitdlltes de la ciudad que llegaron hasta
bOrTar los númerus de sus casas, negando toda clase de noti-
cia á los comisionados de la autoridad, aun lus niños á quie-
nes estos pregurrtaban en las ralles; dcsp\¡l's de amenazar á los
cuncejalcs con que los encerrada en JltorrJuieh, y lo;, sugetaria.
al fallo de una cumisioll militar; de,;pues de haber conducido
v enccrradu en la t·.iutladcla á todos los alcaldes de barrio por
igual motivo; dcspucs de suprimir de un golpe (el 30 de cnero)
la publicacioll de todos los periódicos políticos, mandando ii
los mozos de escuadra que rompiesen los moldes en las im-
prentas; dl'spues, en fin, de contitar el odio entre el egércilo
y el pllchl" hHcrlonés, á punto de suscitarse de contínuo
choques lalllclltaiJll's clltre uno y otro, en lo cual Seoane ha-
cia un dcscrl"iciu grande al gobierno del REGENTll, cnagenán-
dole cada \"eZ mas la voluntad de la podel'u;,a ciudad de Amíl-
ca!", joya bríllante de la corona de Castilla, vino á representar
al pais en el Senado, no sin dar antes evidente prueba de su
dementodo prueeuc.r y de su pasmosa incollsecuencia, dirigien-
do una comunicacion al gobierno en Ii! eual trataba con su
acostumbrada y brutal rude~~ á los habitantes de Bareelona,
campeando allí, se.gun la atinada espl'esi9n de un es"critor con-
temporáneo, "la irrilsciun d.e un gefe militar nias que el aplo-
.11110 y maduro exámen propios de una autoridad revestida de




-858~
Los antecedentes quebabian mediado, el, carác-


ter inseguro y ,'oluLle del primer ministro, los la-
dos que lenia este, que eran harlo conocidos del
púhlíco, y por último, otros lados que debían do
allegársele en secreto, quizas sin saberlo el mismo


«lodos los poderes, .. l'ara v~nir des pues á desmentirse á sí mis-
¡no en el bando que publico á los pocos dias (el 1\1 de febrero)
para que se levantara el ~tadu de sitiu.


Mas llegado que hubo Se08UC á las cortes, '! tocándole, co-
mo siempre, el turno de lucir su oratoria en la conlestacion
al discurso de la curona, allruvechó la oportunidad de lanzar
desde la tribuna atroces inculpaciones cuntra lus barceluneses,
prediciendo la ruina de Barcelona, si Dios ó el ministeriIJ
(duraba todavía el de Rodil) ~o lo impedian, noliciando quo
aquella ciudad padeciR una enfermedad, que el don Anlonio
(blasonando de médico político) llamó plétora, y añadió que
consistiendo esta en la abundancia de sanll"re, recetaba desde
allí á Barcelona fuertes sangrías y abundante número de san-
guijuelas para haber de curársela, segun su sistema, con
otras mil cllsas po~ el estilo que probaban bien el estado-de su
cabeza, y cuál seria tambien el del gobierno que á tal hom-
bre habia confiado un puesto tan importanle.


Pero en donde mas resalta la zaJicdad y estólida demencia
de Seoane, como hemos indicado al prindpio, es en el juicio
de la prensa. Habia .protestado esta enérgicamente contra el


-desafuero perpetrado eu Barcelona por el Capilan Gf'neral, en
daño de la institucion y en menosprecio de la ley fundamental
del Estado. A la protesta de la prensa coaligada, t:ontestó el
que se decia descendiente de don Quijote que la habia leido
«con el mas alto y soberano de,preciu:l¡ y la irritacion sube de
punto en loscoaligados, cuando el torpbimo é imprudente dia-
rio ministerial intitulado La/baria, que allá se iba en habiJi.
dád con El Patriota, dijo, que los medios cun I]lIe contaba ·el
general Seoallc para llevar á cebo su sist(~ma de tropelías, que
tanto descr~dit(l al'arrcó al gohierno del DUQUE, eran los quin--
ce-mi! hombres que este había puesto á SI/S órdenes. llespccha-
do el G('neral de Cataluíla contra la prens~ , la cual Ijor su
part(~ habíase despicado con usura en ,·arios artículos que re-
hosaban grande cnoju y enconosa pasion, de los iusultos
prodigados en la carta de Scoane, procuró no dcsapro\'echar la
ocasion que le ofrecia el discurso del trono,al llegar al párra-
fo sobre imprenta, para decir que «el oficio de editor responsa-
.. ble cs mas vil que, el de \'crdugo,» que los periodistas «usan




-859-
Lopez, pero cuya existencia Jilisleriosa reveláhala
bien la conducta imprude~t'J de la prensa retr6gra-
da, la cual se declaró mas afecta sin duda que olra
alguna á aquel ministerio en los corlos dias de su
administracion, todo esto contribuyó en gran ma-
nera á poner en guardia al REGENTE y á todos los
amigos sÍnceros de la situacion y de las institucio-
nes, quie~é~. observaban cautelosos una prudente
cspectativa sobre la conducta de aquel gabinete.
J..as prevenciones subieron de punto en el gefe del
Estado, al ver que, mientras se llamaba, en virtnd
de la amnistía, á todos aquellos que se babian de-
clarado sus mayores enemigos, proponíasele por el


«por tintero una jícara,»con 10 cual pretendió él sin duda, en su
rudeza, amenguar las razones de 105 periódicos; dando el se-
nador "arias otras de este jaez, que bien pucden escusarnos
coment.arios, puesto qur haccn ellas mucho mayor daño al que
las proli~re, y al cuerpo en cuyo seno se lanzan tale·s y tan ri-
¡íbles despropósitos, que á la prensa periódica y á los escrito-
res á (¡uienes iban dirigidos.


Mas nobl~, m3S aliaado y político que Seoane, el senador
Codorniu, médico de cámara de S. A. el REGENTE, Y persona
contra quien se habia ensañado y cehado dc una manera in-
digna la moderada sátira de l:a"l'osdala y de otros periódicos
festivos .d~l bando reaccionario, pronunció un discurso en el
mismo debate, abo~ando sinceramcnte p"r la libre emision del
pensamieuto, y demostranuo que no debe dc cmpeúr jamas al
recto uso de ese derecho prccioso, el abuso mas ó menos crimi-
nal que se baga de él, como se hace de lodos los Jcrechos indi-
~iduales. 'J para cuya rcpresjon e~istcu las leyes orgánicas.
Tanta hidalgnía, lanla g!'Í1crosidad y abnegadon por parte del
don Mauuel, valiéronle justos oncomios por la d. e la prensa¡
iei'ialálldose en ello la misma PO$r1ata, y cesando desde aque
dia la agrura COn que inlllolivadamentc se le habia tratado,
mientras cada VC~ era lllas contundcnte y áspera la censura
satírica y aun el fÍllículo de que era cOlltíllUO ob¡¡eto el gene-
ral S~oane, .




-860-
ministerio en cada dia la separacion de sus mas'fie-
les amigos y leales defensores de las inSllludones
'lue á la sazon ege'rcian cargos públicos de ia'mayor
importancia, Aunque repugnándolo I suscribió al


• fin ESPARTERO á la exoneracion de los geres políti-
cos de Badajoz y Valencia, don Cayetano Cardero
y don Miguel Camacho, como habia suscrito ya á
b de algunas otr~s autoridades civiles y militares,
Las actas de Badajoz y las imprudencias y' abusos
que tanto el gcfe de esta provineia como el de Va-
lencia habian cometido en sus cargos, razon por la
cual sufrieron rudos ataques de la p~ensa ~ hacian
en cierto modo justificable á los ojos de la opinion
pública ambas destiluciones , si bien la de Cardero,
con especialidad, parecia ser ella una exigencia de
los retrógrados, que tan implacable ojeriza mostra-
ron siempre al don Cayelano desde el suceso de
Correos, tan fatal á aquellos dominadores, "


Por el mismo lado de la venganza reaccionaria,
á la cual parecia servir de ciego instrumento el ga-
binete de Lopez, miróse lambien la separacioll del
general Lillage del cargo'de inspeclol' de infantería
y de milicias, propuest.a por aquel, juntamente con
las del inspector de caballería Ferraz,. los generales
Tcna, Zurbnno y varios otros que egercian mando
público, A la consideracion general arriba espuesta,
Iluadíase respecto de Linage la particular amistad
que le profesaba el CO:'lDs-DuQUE, de quien habia




-861-
sido aquel 'en casi toda la guerra secretario de C8Ul-
paiia;Pero como, no solo durante esta, si que tam-
bien en la época de la regencia, • hase . creido por
muchos que Lioage era el móvil princit'al de, las
deliberaciones de ESPARTERO; como por olra parte,
esta supuesta y decisiva influencia sea ya de una.
trascendencia suma y peligrosa, tratándose de un
gobierno conslitucional ; finalmente , corno algunos,
maní(ic&.tos y artículos, firmados y probaLleq:lCnte
no redactados por el don Francisco, le bayan valido
en la opinion un concepto equivocado y erróneo, al
juicio nuestro, concepto 'que tIa presentado siempre,
cun exageradasJormas la prensa retrógrada, sin du-
da por el daño que los artículos suscritos por Lina-
ge irrogaron á este' partido; com'jene esclarecer
hien los hechos y dar á conocer bajo su verdadero
punto de vista á este desconocido y misterioso
agente de nuestra revolucion, á quien se hizo re-
presentac un papel ruidoso, indebido y forzado eu
los postreros dias de la regencia.


ES,el general Linage hombre de una razon cla-
ra , si bien solo educada en asuntos de guerra, de
escasa instruccion, pero acluoso y laboriosísimo,
con fácil despacho en la práctica de los negocios
que mane.ia, recto hasta la severidad: para obrar erl
justicia, 110 conoce parientes, ni amigos. ni influen·
cia de ningull género. Es lamLiell taciturno por
temperamento; jamas dá su opinion sino se la piden,




-862-
yt}(dn~iste en defenderla, luego que se le ha con"
vencido de que no "tiene razon, para lo cual no
muestra pertinacia. En los consejos del cuartel ge-
neral, tuvo en el ánimo del DUQUE toda la inl1l\on'''-
cia que naturalmente ha de suponerse en un secre-


)ario tan á propósito como lo es Linagc, .'de lo cual
babia dado pruebas al lado de algunos otros gene-
rales cuyo afecto supo tambien conquistarse. Mu
llegado que' hubo á Madrid en 18.10, ageno cOmO
era de lodo punto, pOI' educacÍon y por instintos.
á las cuestiones é intrigas políticas, viriú siempre
casi en un completo aislamiento y des vio, del pala:..
cio ducal, á donde solo iba cuando era llamado;
siendo de notar, que precisamente en la época en
que mayor in!1uencia se le atritmia en los negocios
públicos, pas<Íbanse dos y tres meses sin que Lina-
je viera al REGE:-ITE (1). Asíduo y perseverante, (ra-
bajaba sin cesar en los multiplicados asuntos de las
inspecciones, y nallamas. Ocasiones hay empero,
durante ese periodo político, en las cuales apenas
es dado á la opinion desentenderse de cierta res-
ponsabilid¡\(} moral que esos mismos hábitos é in~­
tintos militares. y aun la carcllciíl de otro tacto que
110 sea el rullo de las armas. acarrean sin poderlo
eritar sobre el general Linage. Elleclor compren-


(1) Contribuia tambicn á esto la circunstancia de no hallar-
se él en buena correspondencia C.ln la scu[)ra DU:;!UllS,\ DE LA
Y¡CTOIlI.L




-863":-
¡Jeya que aludimos á las diferentes campaiias 6 es-
pediciones militares que emprendió el RIWENTE,
asociado siempre de aquel, y que tan fatales fueron
á·,la .. gloria de su mando. Este era el único motivo
que por una probabilidad moral podia. encontrarla
opinion para acusar al antiguo secretario del Du-
QUE; pero eran otros sin duda, los que, en la pásion
estuante de sus venganzas y rencores, apuraban los
retrógrados para declarar, por conducto de Lopez.
esa guerra pertinaz y abierta á aquel' general; de
quien será jústo decir aquí. que en medio de los
profundos celos y envidias de que era ohjeto (1), y
del grande valimiento que se le atribuia para con
el gefe. temporal del Estado, salió de Espaiia
en 1843, sin mas que ser mariscal de cam·po (en un
pais en que tanto abundan, los tenientes generales
muy inferiores en mérito y servicios á Linage): y
cuando escribimos estas líneas, cónslanos que se
encuentra en la ca pi.tal de Francia: en donde vi ve


(t) Hallábase un dia Linage en la Inspeccion, con su secre-
tario, al tiempo de recibir la correspondencia: tomó un pliego
particular para abrirle, y tan pronto como hubo roto el sobre,
sintióse afectado de un fuerte mareo, teniendo que retirarse
inmediatamente y estar todo aquel dio recogido é indispuesto.
111 pliego que con tenia aquel sohre era solo un almanaque ca-
talan antiguo y 1I,'teriorado, cuyas hojas todas estaban imprrg-
n?das de !l1I polvillo c.t'nicicnto que Linage, en los primeros
dias, pensó hacer analizar; mas parece que no llegó á verificar-
lo. En su carácter sikllCio50, taciturno, dió al oh·ido este su-
ceso, que solo le· proporciono orasion para recordar y rprerlr al
sccrdario la escena trágica del célebre pliego drl general don
Nazario Eguia , que tlHO efecto cuando el mismo Linage era
S('(TClurio sllIo.




-:864-
en un{\hónrosísima pobreza, rodeado de su fal\li-
lia. Este trihulo ae honol' ha de rendirse al gc'neral
Linage, á pesar de los eslravíos á que lal vez le ha-
yan inducido sus instintos belicosos consultad~siri~


d,ebidamenle .por la, política. Y esa gloria, tanlo
mas :sólida cuanlo que ella está basada en la virtud.
alcanza á otros muchos \'arones esclarecidos. del , ' ~
bando progresisla, induso el mismo DUQUE, quie-
nes forman un conlra~le singular con el fauslo
y ostentacion que denlro y fuera de España alar-
dean olros hombres, de olro bando p'olítico ,que
le\'aritados del pol\'o , bánse encumbrado ,á la,
opulencia por los medios que comprende ,biell el
lector. ' .


. Con 'toda Id fuerza que prestan la confianza y la
amistad, de un lado; )' de otl"O, los fundados re'celos
que debia de inspirar' el ministerio Lopel, sostuvo
el REGENTE, primero con el ministro de la Guerra,
y dm;pues ; en e' consejo pleno celebl'a(lo en la no-
che del1G, la no separacion de los inspectores y
de mas gefes militares, fundándose en razones que
~lcgaba como ju!'las y valederas.-«Obsérvenlos
«ustedes algunos dias (decia el DUQUE á sus minis-
tros) y si creen que no llenan completamente sus
"deberes, ninguna dificultad tendré eñ que sean se-
"pílrados: nü hi\gan ustedes cosas delanla trascen-
"dcuria con prccipiLacion.» - {(El general Linage
( dijo Lopcz) no tiene [¿lS opiniones del ministerio.»




-865-
- «Si estas son (repuso el REGENTE) Constitucion
«de 1837, trono de Isabel 11, Y la regencia actual
«basta lamayoria constitucional de S. 1\1. la reina,
«nadie excede al general Linage en decision para
«SQstener esos ohjetos J) ,y así' sucesivamente fué-


. ronse allí examinando las calidades personales de
los inspectores y demas gefes cuya exoneradon se
demandaba con lanlo anhelo y porfía (1).


De mas importancia que la separacion de estos
funcionarios era otra medida que asegura Lopez
(en su Esposicion razonada) fué propuesta al REGEN-
TE en aquella junta. «Anunciamos, dice, la conve-'
aniencia de disminuir el egércilo y aumentar la
«reserva y milicias.» Pero hay fundados motivos
para dudar de la fé y erMito que, merece esta ase-
veracion, si se tiene presente t que en la sesion


(1) Personas qne deben de estar bien informadas nos ase-
guran que uno de los geres militares cuya exoneracion pedia el
ministerio Lopez era el general D. Juan Villalonga que manda~
ba una division en Calaluiia. El REGENTE le defendió asegu-
rando que cumplía fielmente su deber en aquel cargo. Villa-
longa, fue enviado .de cuartel á Alicante por el ministro tmi-'
versal, cn julio. Desde allí dirigió un manific,;to á la n3cioll el
8 de agosto contestando al gobierno provisional y al IIeraldo,
porque habian dicho que n~ habia generales progresibt.as para
colocarlos en el rjérc.itú ú en d mando de distritos, provincias,
ó castillos, que allí estaba él, general progresista, de quien o.~
I~ habian acurdado para darle dcstill'o. Cillocóscle, en efecto, dll
allí á poco; y Sil ronducta observada en Burgos con el desven-
turado Zurbano, y posteriormente en Galicia cun los liberales
insurrectos, ponr. en evidencia á.estc fiel servidor de todos los
gobiernes. Sus antiguos valedores pueden sin duda estarte n¡-
tonocidos.-Casos como este y el del coronel Corres sun infini-
los en la historia detaregencia.


TOM. lY. 55




-866-
del 19 de mayo, contestando el ministro de la
Guerra Senano á una interpelacion del diputado
Porlillo, ministerial de Lopez, como lo habia sido
de Rodil, sobre las vO,ces que cundian entonces
acerca de reducir el ·personal del cgércilo, dijo que
(~lodo era falso, absolutamente falso.» -((El gobier-
«(fi0 (añadió Serrano) no tan solo no quiere redu-
"cir el egército, SIOO que, aquí está en la iarler.1
(mn p~oyeclo de ley pidiendo 23,000 hombres del
(sorleo de estc' ailo para cubrir la unja dc 15,000
«hombres que ban de licenciarse correspondientes


• Qá la quinta d-e1 ailo 1836, Y aliadir 8000 hombres
«mas á la reserva, número que, le falta, para el
«completo. Es decir, que el ministro actual de la
«Guerra y sus c61~gas, lejos de dt"sminuir el ejército,
IIse han propuesto aumentar con 8000 hombres la re-
«serva.» -Contradiccion monslruosn, esta que se
advierle desde luego entre las palabras del ministro
universal y las del presidente del Gobierno provisio-
nal y del ministerio de los diez días, que prueba


-1>ien cuánla sea la fé y la confianza que deba pres-
tarse á las aserciones de estas gentes.


Tal era el estado de las cosas, cuando se dió por
terminado el consejo._ despues de loe;,r vnrios olros
puntos, como el de la amnistía, el de relevo de la
guarnicion de l\!alh'id y algunos mas, sin que el
REGENTE y los ministros vinieran á un perfecto
aClIerdD; si bien en nada de esto mostró oposiciou




-867-
decidida y absoluta el CONDE-DuQUE. Sus conseje-
ros entonces, ballándola en otro concepto, amena-
zaro.n con su dimision: y ESi'AltTERO les dijo que
al siguiente día le llevasen los decretos de destilu-
cion, para entretanto resolver si habia de firmar-
los 6 bien admitir la renuncia del ministerio.
El 17 celebró este otra reuníon, sin el DCQUE, en
la cual se acordó minorar l:ls ex.igencias, limitando
ya las de3lituciones á dos funcionarios solamente
Así lo public6 El Heraldo en la maiiana <10118, dan-
do cuenta circunstanc jada oc lo ocurrido en el
. .


Consejo que prcsidíó el REGEi'lTE. Asombrado ley6
este en el periódico enemigo de la Regencia y de
aquella siluacion las secretns confianzas del minis-
tcrio lopez, que hizo su órgano oficinl clandestino
al que lo era de la reina madre y dd los conjurados
de octubre. Y cuantIo en el mismo dia 18 presenlú-
sele el ministro de la GobernJcion, Cahallero, ¡¡l
despacho orJinario, llevando los dcel'clos yanun-
cialldo al REGE:S-TE por primera vez la limitacion
de sus exigellc:i,lS, oj'ó del gefe del Estado la senti-
da queja de haberlo saLido ya él anles por medio
del Heraldo, que puso ante los conturbados ojos
del ministro.
• J.a cleccion ya no podia ser dudosa. A los ojos
del RElJEé'HE· aquellos hombres no eran consejeros,
que eran solo insll'unH'nlos; no eran mandantes, si.
110 m~ndalarjos , riegos egecutorrs de los plancs Ji -




-868-
berticidas fracasados en anteriores ensayos dQ fuer-
za, y emprendidos ahora por la mañera intriga y
las mentidas protestas de cordialidad y fusion° y
union, conocidas ya mucho antes por el mismo Lo-
pez. Esto3 antecedentes funestos para el buen nom-
brc del primer ministro,' y'los sucesos que estaban
pasanrlo á la vista dc todos, sucesos que eran pré-
sagos de otros mas desgraciados aun, con los cuales
amagaban ú la dcsventurada España los hombrcs
que tan ahincadamentc aplaudian cn El Heraldo, en
La Posdata y dcmas periódicos retrógr.ldos. la ma~­
{;ha emprendida por el ministro trilJUno, decidieron
por fin la voluntad de ESPARTERO, Y este 110 vaciló
en admitir. como así se verificó, el19 de mayo la
dimision dc aqucl gabinete (1).


(1) Cuando en la maÍlana del t9 fué buscado el ministro de
Marina, Frias, que uescmpciiaba interinamente la cartera de
Estado, para autorizar los dl'cretos de variacion de gabinete,
"iósele salir temprano de la embHjada frane.esa, cuya l:ircuns-
tancia indujo naturalmente á sospecba. De Serrano, deciase
publieamentc en Madrid 311uel\os dias, que se regocijaba
tambien sin reboZo con la idea y el deseo, qne se pro¡iunia
cumplir, de nombrar al general Honcali para un cargo impor-
tante, de pasearse por el Prado del brazo COII O-Donell y COII-
eha y ofrecer la Dircccioll de 'ingenicros á Zarco del Valle. To-
do esto efecth"umcllte llegó á cumplirse con forme á los deseos
del ministro de la Guerra, realista antiguo, rel'olucionario en
segundo término, (usionista despues, y ultimamcnte conser-
t!l.ú/or, siguiendo siempre las variadas fases de ulla política in-
teresada y egoista. Estos proteos hacco mayor daiio que los
hombres consecuentes del peor de lus partidos. -


A "ista, pues, de la actitud estraüa de la prensa retrógra-
da, y de las imprudencias de los ministros, tcmióse con sobra-
da ruzon en Madrid, cn donde soló podian penetrarse un tanto
lo~ arcanos de tau dolosa política, que alluellos fuesen arras-




-8G9-
ESPARTERO entonces, frustrados los varios en-


sayos que habia hecho ya en el Congreso, apeló al
recurso mas parlamentario que le quedaba, llaman-
do al presidente del Senado, don Alvaro Gomez Be-
cerra, individuo que habia sido del ministerio-re-
gencia y de otros gabinetes, antiguo presidente de
las Córtes en las épocas en que rigió la Constitu-
cion del 12, magistrado puro, lleno de honradez y
de buenos servicios al país, hombre en fin acep-
table á los ojos. de todos los partidos· que de
buena fé quisieran la libertad y la independen-
cia de su patria. Becerra, cuyas opiniones le co-
locaban entre la mayoría del Senado, rué pues


. quien -recibió el encargo de constituir brevemente
un ministerio.


Mientras t\sto se verificaba, dirigió el don Al-
varo ulla cOi1luni~acion á los presidentes de los dos
cuerpos colrgisladores rogándoles que suspendiesen


trarlo'S, quizús á pesar s~yo, por la abominablc senda de las
rracciones. Así se esplica lo bien que reeibió·la Corte la dimi-
sion dd ministerio Lopez, cn medio oc la sorpresa de qne fue-
ron víctimas otras muchas poulaciollrs del rrino. Así tamuien
se comprende facilmente la resistencia obstinada que opuso la
capital ha"ta el último momcllto en que fué envuelta por la
doble red de la alevosía y de la fuerza, como d(~spllcS veremos.
La diputacion pro,·incial y el UIulltamiento de Madrid, corpo-
raciones populares, como que rcprescntaban el voto de la
provincia y de la capital, dirigieron esposiciones al R F.GKNTE
ofreciéndol,' Sil ap"Yo, luego de haber caido el ministerio Lo-
pez.-Por último, no será por demas decirllquí, que persQlIas
de alta cuenta en el partido moderado han dicho, dcspncs de
llasar los sucesos d~ 18~3, que dias antes de ser nombrado
aquel ministerio, contaban Ia ellos, los retrógrados, con la
l'oluntad dc todos ó la mayor parte de sus miembros.




-870..,-
las sesiones (1). El presidente del Oongreso, Godi-
na, la recibió cuando Ja estalla abie'rta la de esté


, dia,'19, y ocup~do toda vía el banco negro por dos
de los minislros dimitentes: y como porolra
parte, cualesquiera que fuesen las nolicias ex-
traoficiales, que pudieran eonslarle á aquellas ho-
ras, y la fé que le mereciese la earta del respetable
presidente del Senado, habiase cometido la inadver-
tencia de no comunicar de oficio al Congreso el
nombramiento del lluevo ministro y la renuncia del
ministerio LOlfez, Cortina, alegando esc~úpulos de
formalidad que cohoneslahan sus miras de partido,
pecó del lado <?pueslo al de Gomez; y eontesla.ndo á
este con una esquela confidencial, no solo dejó de
suspender la sesion, sino que retuvo para sí la co-
municacion del nuevo presidente del Consejo, sin
dar cuenta de ella á la asamblea de los diputados.


Prosiguieron estos su apasionado debate I que
'se inauguró aquel dia cou la ya' indicada y conY~lli­
da interpelacion del coronel Portillo (2): y pasado


(1) lIé aqui la que rué pas8(la al presidente del Congreso:
"ExClIlo Sr. -Nombrado por S. A, el Hegclltc del Reiuo mi-


nistro de Gracia y Justicia y presidentc del cunsejo, ruego
á V. E. tenga á bicn dispoller que se alce la scsion de hoy y
que ilO la haya en los dius siguientes que sean necesarios para
la organizac.ion del lluevo ministerio.»


"Dios guarde iÍ V. E. muchus ailOs.-l\ladrid 1!) de muyo
de 18~3-.\.lvaro Go¡ncz. =E:;;.ClllO. Sr. presidente dcl Congreso
de los Diputados.»


(2) Durante esta discusioll leyó dOIl P. l\ladoz ulla carta que
decía haber recibido el u.ltimo correo escrita por Ull amigo su-
lO, la cual cOlltcoia este párrafo: - ({El gobernador de .......




-871-
eslo "-s unto , presentóse una proposicion, firmada
por Olózaga y- otros machos diputados, la cual de,..
cía 1lSí :-«Pedimos al Congreso se sirva dirigir
«á S. A. el Regente del Heino un mensaje, en el que
«respetuosamente. se le manifieste la cOI'dial satis-
«faccion con que el Congreso ha recibido el proyrc-
«to d.e ley de amnistia. y la esperanza segura que
«con este motivo cree debe manifestar á S. A, de
«verle rigicnqo los destinos de la España basta ellO
«de octubre de 18i4, segun el bien del pais lo exi-
«ge, y conforme en un lodo con las condiciones
«esenciales de un goLierno parlamenlal'io.» -El
objeto de este mensaje, saLido ya J cual lo era de
todos, que el REGENTE habia becho uso de una de
las principales prerogativas que le concedia la ley
política del Estado, no podia ser otro que empecer
elliLre egerciciq de eSa misma prel'Ogativa, pro-
mover la popularidad del ministerio caido, hacer
que .apareciese en completo desacuerdo el REGENTE
DEL REINO con la representacion nacional., crear en


«se prcsentt'l a N .... con una carta de V .... , autoridad superior
«militar, en que se decia en suslaneia lo siguiente: Cortina, y
«lus suyos, ap0!Jados en los morlcrlLdos, repu[¡l-icanos y carlis-
«tas é intTneucias e.'Xtrangeras, tratan de ecltar abajo el mi-
«nisterio (el de Rodil), despues al. Duque y Inego la. Constitn-
«don; que tal vez esto produzca la necesidad de apelar á las
«armas, y 'lite al efecto esté alerta y prevenido.»


y aiíadió Madoz tIJd .. irritado: «De suerte, seiíores, que yo,
«que tt!ngo el honor de ser de los snyos, me hallo afiliado entre
"los carlistas qúe me ahorcarian, y entre los republicanos, que
«no me tienen muy buena voluntad.»-De 105 moderados na-
du dijo.




-872-
finon' otompromiso grande, un conflicto, que no po.
d,ja menos de acarrear al pais funestas' eonsecuen-
cias. Los tiros que se dirigian al gefe del' Estado,
cuyas intenciones , cuyas miras hállanse siniestra-
mente interpretadas en ese proyecto de mensaje;
no podian ser mas patent,es. El discurso grandilo-
cuente, pero violento al extremo, que pronunció
Olózaga en su apoyo, djó á conocer p mas en cla':'
ro las miras hostiles de la coalicion ~ontra el RE-
GENTE DEL REINO. Invocó allí el don Salusliano él
respeto debido á las prácticas parlamentarias ,ar-
guyendo falta de él 61 gefe del Estado I si bien esto
prdendia hacerlo con rebozo y mal disimulo; habló
de asesinos, y de asechanzas contra la vida de los
diputados; y al decir: ce¡ Que vengan, que aquí
«los esperamos!)) el general don Pedro Mcndez Vi-
go y algunos otros diputado"S alzáronse sobre sus
asientos esclamando: i «Sí, sí, que vengan! Aquí los
(ccsperamos !)) -Mas todo esto giraba sobre sup,osi-:-
ciones agenas de fundamento: que nole habia para
pensar en tales asesinos.


Menos reservado y mas franco que Olózaga el
diputado Prim, usó de la palabra en contra del
mensage, por creerle insul1ciente, opinando él
que debiera decirse al REGENTE ce que el Congreso
"habia mirado con desagratlo la admisioll de la di-
«misioIl de los ministros.)) -El diputado granadino
Roda, que tambien se opuso al mensage en la dis-




-8.73-
cusion, si bien le votó despues, habló con mas tino
y discrecion que el jóven coronel. En el misirto
sentido que Olózaga usaron tambien· de la palabra
Garcia Villalta y Gonzalez Bravo, quien calificó dé
magnífico el discurso pronunciado por su amigo
don Salustiano. -Diéronse trazas los oradores áha-
cer cuestion de cuerpo, cuestion de parlamento, de
interés comun, de amor propio ofendido y hollad·o,
de ultrage , en fin, hecho á las prerogalivas, á las
reglas, 6 sea, á las prácticas parlamentarias', eterna
cantinela de Olózllga, aprendida por Lopez y d~mas
coa ligados , e3a cuestion del mensage: y en medio
de la sorpresa que hemos visto causar en lo general
de las gentes, sin excluir de esta fragilidad á los di-
putados, cuando se oyó de hoca del lrihuno el pro-
grama de las bellas frases de fusion y union, que se-
mejante á la rosa. pl'esentaba un hermoso colorido,
ocultando punzantes es[)inas bajo el brillo de sus
pétalos; no siendo dado á todos descascarar el falso
barniz de popularida!l que ataviaba al ministerio
Lopez; desconociéndose por muchos las malas ar-
tes que habían mediado para dar un rumbo sinies-
tro á la situilcion; falta. cIJal se hallaba, la oposi-
éion qu~ natIJralmente habia de tener aquel minis-
terio en el Congreso de org:Jllizacion y llIJn de
gefes; entregada á la muerte civil del individualis-
mo ((IJe acobarda siempre, que !race estremecer en
medio de los grandes confli,~tos; siendo, en fin, de




...,..874,--
lodo punto imposible contrastar en aqupl momento
las iras impetuosas de la coalicion, tanto maS"Cll<!p-
to que hasta entonces apa recian en primera Haea.
nombres célehres y csclar,ecidos, insignes varone~
del partido del progreso, que aun no habian man-
chado su,reputacion con traiciones ni falsias, no rué
difícil á los autores del mellsage obtener una vota-
cion que representaba aun mas que la unanimidad;
puesto que el único que le negó el sufragio, el dipu-
tado Prim, hemos dicho que lo hizo por parecerle
débil y escaso. Aquí el Congreso progresista se sui-
cidó: pereció víctima del impulso irresistible que
traia en pos de sí la agitaciou de los sucesos. Per-
cudianse allí violentamente la¡; pasiones, y la voz de
estas resonaba muy alto, para que dejara entreoir
los consejos de la ,'azon en medio de aquella justa
parlamentaria, provocada por la criminal alevosía
de algunos. y por la ambicion y el error de todos,
coa ligados y no coaligados. Justa terriLle y vista
pocas veces, en la cual veíase de un lado al gefe su-
preu)() de la nacion, y de otro á todo un cuerpo de
sus representantes.


Aprobada la proposicion, y considerada la mis-
ma como mensage, á pr,)pUestl del diputado Quin-.
to, nombróse una comisiol1, que ·presidió Olózaga,
para que pas.1se inmediatamente al palacio ducal á
ponerla en manos de S. A. el REGENTE. La premu-
ra con que todo esto se hizo pri vó hasta de los pri-




-875-
mores de la formalidad' á este acto tan signilicath·o
y trascendental: y á vista del coutenido del mensa-
ge, y del estado candente en qne se hallaban las pa-
siones, llano es que nÍ: unos ni otros. el REGENTE
y los diputados, habrian de quedar mútuamente sa-
tisfechos. A la esplicaéion y consiguiente lectura
que hizo Olózaga del mensage,. contestó el DUQUE,
no sin mostrarse poseido de grande enojo y desabrí,.
miento: «He h~cho U30 de las facultades que me
«concede la Constitucion; y Con arreglo á ellas re-
ftsolveré Jo que sea mas justo, y mas conveniente·
«para el bien de la patria y consolidacion del tl"Ono
«de la reina:» y la Diputacion volvió al Congreso á'
dar cuenla de su comelido.


Todavía no tel'lninó aquí la .borrascosa sesion
del 19: que el diputado Uzal presentó en seguida una
proposiciolJ, la cual decia así: "Habiendo sido ad-
«mitida por S. A. el Regente del Reino la dimision
('que de sus respectivos cargos han hecho los seño-
('res don J. M. Lopez , don F. Caballero, don J. de
«Frias, don M. Aillon y don F. Serrano. pido al
«Congreso se sin'a declarar que dichos sefiores han
«obtenido hasla el último momento de su permanell-
«cía en el poder, la conllanza del Congreso de los
«diputados.)) Apoyóla su autor en un discurso enér-
gico d:~ violenta oposicion al sup¡'cmo pOller; y sin
roas discusioo, porquo era imposible que la hubie-
se J votáronla inmediatamenle 114 diputados con-




-876-
tra 3, siendo estos los señores Sarlhou, Fisac, y
Seoane (don Juan Antonio). Nuevo ataque, nueva
agresion contra el poder de la corona egercido por
el DUQUE-REGENTE. El desacuerdo entre este y la
asamblea de los r\iputados no podia evidenciarse
mas; era osi ensible y manifiesto.


En el estado al cual habian ya llegado las cosas,
era difícil, mas que difícil, imposible todo género
de avenencia. En otra situacion, el REGE~TE del
Reino y el nuevo presidente del Consejo, en union
con los gefes ú hombres de mayor crédito y ,'alia en
el Congreso, podian haber tratado los asuntos pú-
blicos como en familia, y organiz<lrse un gabinete·
bajo la presidencia del venerable anciano Gorriez
Becerra, que reuniendo en su personal las distintas
fracciones progresistas en que se hallaban di vididas
las Córles, pudiera mandar con el apoyo de estas.
Pero las demostraciones hostiles é imprudentes del
Congreso cerraron todas las vias de conciliacion.
Solo el ministerio Lopcz, segun la fiebre espantosa
de aquellos dias 3ugeria á los diputados, era capaz
de hacer el bien y de salvar la patria. Unos y otros
quisieron jugar el todo por el todo : y cuando llega
este caso, puede decirse sin aventurar que ya es-
tá decretada la muerte de los partidos por ellos
mismos.


El ministerio que se halló constituido 11 las po-
cas horas com[loníase del ya mencionado presidente




-877-
Y ministro de Gracia y Justicia, Gomez Bec!!rraj
del general don Isidoro de Hoyos, senador,. para
Guerra; de los diputados don Pedro ·Gomez de la
Serna y don Olegario dt~ los Cuetos, para Goberna-
cion y .Marina; y .le don Juan A. Mendizabal, al-
calde constitucional del\ladrid, para Hacienda,
quedando interinamente Cuelos con el despacho de
la cartera de Estado.-A vista de estos elementos
tan discordes, puesto que los nuevós ministros ha-
bian militado en las antiguas filas ministeriales y
defendido ~ los ant~riOl'es gabinetes del REGENTE
en las legislaturas que· preceden, el guante estaba
ya arrojado por una y otra banda. La disolucion de
las cór!es era ya un paso inevitable. La única espe-
ranza que re~taba al particlo progresista, despues
de este paso, era reorganizarse y a venirse en el
campo electoral, mediante la prol eccion sincera y
liberal de un ministerio honrado, cual lo era el de
Gomez, que se manifestase, cual se manifestó, an-
te el pais como amigo de las rerOI'maS, de los bie-
nes positivos que mejoran la condicion de los pue-
blos, á fin de que, rectificada ea estos la opinion, y
corregido el estravío funesto que sufrieron los áni-
mos en aquel periodo, para lo cual daria tiempo el
que deberia mediar hasta verificarse las elecciones,
tornase á su nivel y á su aplomo la pasion embrave-
cid·a. Mas ya veremos que este noble propósito de
los ministros quedó completamente frustrado: que




-878-
era grande y abrumadora y terrible aquella jarcia
de opiniones y de pasiones y de intereses y envidias
-y rencores que constituian lo que se llamaba la
coalicion; y siendo infinitos mas los elementos de
conflagracion y <le guérra de que esta podia dispo ~
ne.f, que los de óruen y buen gobiel'llo que estaban
á disposicion de la autoridad pública, la insurrec-
cion triunfará sin remedio. Y cuenta que estos ele-
mentos de destruccion, que obraron al fin "la del
partido progresista, fueron puestos en juego por
este mismo partido, y colocados á merced del ban-
do fetrógrado, L, popnlarirJad, para haber de la-
Lrarse el alzamiento de 18.i3, prestáronla los pro-
gresistas y republicanos coalígados; la fuerza dié-
ronla los imprudentes amigos de ESPARTERO, sus
mismos gobiernos, que cometieron la torpeza de
mantener en pié de guerra tÍ un egército numero-
so, mal atendido y descontento, mandado adema s
en su mayor parte por gefes desafectos, quienes f¡Í-
cilmcnte se dejaron seducir por los emisarios del
bando cristino, Con tales· elementos, véase si era
po~ible otra soluci()n que la que desgracia(bmcntc
tuvieron a(!ucllos sucesos (l),


Entrando p en el fiel I'ellllo de ellos, para dar


(i) La rondcsccn~lencia cseesi valllente bondadosa, pero
desacordada é impolítica, del ministerio Uodil, volvió á las filas
del egército á muchos centenares dc olidales y gefes que ha-
bian sido separados por el gabinete Gonzalcl, ú cousecuencia
de los sucesos de octubre, Casi todo el egército que estaba en




-879-
cump1icla cima á nuestro prop6sito J á nuestra
obra, diremos que el primer mini~tro, Gomez,
acompañado del general Hoyos, nombrado ministro
de la G~erra, presentóse en la sesion del 20 en el
Congreso, I!evando el decreto de suspension en su
cartera. Este paso era previsto y conocido de los
diputados. El enojo, con mezcla de ira y despe-
cho, veÍase pintado en los semblantes de todos
ellos. La con~urrencia á las tribunas y en las cerca-
nías del palacio de Oriente era en este dia inmensa.
Los dos ministros entran en el salan vestidos de
grande uniforme, circunstancia que revelaba ya .i
todos el gran paso oficial que iba á darse de diso'l-
ver el parlamento .. El instante de entrar ellos fué
la seiial de la p'rimera esplosion que se hizo sentir
de una manera estrepitosa y violenta con las voces
de i afuera; i afuera !-clltre las cuales dislinguióse
la del diputado Quinto, pidiendo que se e'spuIsára
del salon á una p.ersona que no dehía entrar en él.
el norte se componia de estas gentes desafectas al DUQUE y á
las instituciones. Los de la Guardia Rral valíéroose de infini-
tos empeños é influjo para ingresar casi todos ellos en los cuer-
P')S de infanteria, sin 'lile Linage, el hombre aborrecido de los
retrú;;radus, lo repugnase. El r('"imiento de Asturias, que rué
el primero que se pronunció 1'11 Granada, contaba en s.us filas
una gran mayoría de estos desafeetos. ¿Qué babia, pues, de
suceder'/ Véase como los unos y los otros, progresistas "ence-
dores y vencidos en !os meses de mayo, junio y julio de 18t3,
nada tirnen que echarse en cara por h~bcr entregado á los crio-
tino-ahsolutistas, con b popularidad y la fuerza, lo necesario
pdra alzarse estos ron la victuria, luego que la situacion ,inie-
fa á lijarse, como siempre acontece, por medio dd último de
esos dos elementos.




-880-
Era .~l general Hoyos, que no pert~neciendo al
Congreso, y c.reyendo sin duda qu'\) se habria b~cho
lectura del deGreto que le nombraba .ministro, pe-
petraba indebidamente en aquel recinto q uese vió
precisado á evacuar con premura, ha~ta que al muy
poco tiempo fueronleillos los decrclos del nuevo
ministerio. Despucs de este acto, pidió la palabra el
prestdente ud Consejo para leer él el de suspension
de las sesiones; pero ganoso como cS'laba el del
Congreso, y lo mismo casi todos los diputados, de
dar algulJ desahogo ú Id pasion y al re~clllimiellto,
tomóse por pretesto el incidente del dia anlerior,
h~hido entre Becerra y Cortina, con moti vo de la
cQmunicacion del primero para h<lber de suspender
las sesiones) dando el último, con tal ocasion, sus
esplicaciones al Congreso y pidiéndole un rolo ·de
aprobacion por su conduela.


Entonces rué cuando Olózaga hizo uso de la pa-
labr¡¡, alegando que á él, como amigo de. Cortina,
era á quien tocaha hacer esta propuesta ú' la asam-
blea; siendo en realidad el visihle objeto de su dis-
curso enérgico, apasionado y violenlo, levantar un
treme~do grito de abrma y de guerra que resonara
desde aquella mansion augusta por todos los ángu-
los del pais, y lleyasc el gérmen fecundo de la in-
surreccion á las mas apartadas regiones de la mo-
narquía. En esta ocasioil rué cuando ", voz robus-
ta y elocuente del célebre orador hizo retumbar las




-881-
alias bóyedas y los grandes artesonados del magoí~
tlco sal~n de Orienle, con las palabras atronadoras
de i DIOS SALVE AL PAIS! ¡ DIOS SALV'E Á LA REINAl
lomadas de El Corresponsal, en cuyo periódico so
veian inscritas en la larde anterior, y el cual á su
,'el habia tambien parodiado en ellas el himno na-
cional inglt's (1 ¡God save the Qllllen~» ó la esclama-
cion mas moderna, copia lambicn de la inglesa, quo
lanzó el edilor del Monitor (rances cuando al reci-
h-ir de manos de un consejero de Cárlos X las mc-
morahlcs ordenanzas de julio, dijo en alta voz:
_; Dieu sauve le Roí! ¡ Dicu sauve la France!lt-
Que es desgl·acia del pais lJueslro el copiarlo y e'
parodiarlo lodo, para lodo Qchar.lo á perder!


Este discurso, que. fue prel udiado con la noticia
que dió Olózllga de haber. hecho renuncia, aquel
dia, de todo cuanlo disfrulaha por el gobierno. valió-
le grandes y descomedidos aplausos (l).Aun hubo de
aplaudírsele tambien con entusiasmo el dicho céle-
bre que se le escapó a él. Julor principal dc la ley
fundamental de 1837, cuando dijo, que «dcnLr8.de
«\a Conslitllcion se puede perder un pais,y entre-
~garlc al csLrangero.» -Despues de O!ózaga habla-


(1) En estos dias ocupahail las galerías y tribunas, en gran
número, los ('.rislin(l-abslJlutistas, que apellidándose modera-
dos, cr~n sin embargo· los que mayor gritería y algazara for-
maban en el Cougreso, si~nd() ellos tamuien, y v.arios ex-rea-
listas. de funesta rccordacion entre I(ls madrileños. los auto-
res de' los desórdenes y escesos que tanto ~scándalo p'rodngerlln
el 20 de ma yo en las cercanías del Senado r del Congreso.


1'Inr. IV. . :JG




....;.882-
. "on algunos olros diputados. distinguitmdose por lil
,'ebemencia y ápasionada energía de sus discursos
ColI,mles (D. A nlonio) y Porlillo; El pr~nl('ro dijo
<{ue tal vez fuese nquella la última ocasion en que
se oJera n los acentos en favor de la libert<ld. Va-
rios diputados contestaron que 710; pero las palabras
de eollanles llevaban sin embargo un fondo de ver-
dad relatira, que sn mimw autor cstaha quizás
Lien I .. jos d-c concchir.-A esle tiempo la confllsion
era horrorosa, la asamblea era un caos, las tribu-
nas del público amenazaball desplomarse sobre los
cSI~años de los diputados: estos se levantan de pie y
babia n á gritos el lenguage oral y descOffi(lasada-
mente r\ de accion, 5 fin de impolle(' 6rden al bor-
rascoso tumulto de las galerías: la anar'luía Y .. 1
mlls espantoso desórden habíatlsc apoderado de lit
representacíon nacion~1. Por '(in los esfuerzos de to-
dos acallan la confusa gritería: las tribunas deponen
su actitud hostil, su. ademan tumultuario. Hácesc
oil' la campana del presidente del Congreso; y res-
tablecido apenas el silencio, y mal reprimido el ('11-
eOlio dtdos bulliciosos t el lid Consejo, Gornez Be-
cerra, ocupa la tribuna. y con YOZ clara, pausada y
serena; oslenlanuo 1]0 valor que fUt~ la adrniracioll
de cuantos teni:lIl los ojos fijos en ,,1 virtuoso octo-
genario, que eran lodos los pr"senlcs, \'alor y en-


: Icreza de Juimo que pocos jÓ'r'enes hahrian sabido
o"lentar cn unll oC[lsiOli tan Cl'ÍtÍt:,1 ~' solrmoe, co-




-883-
filO ,pelig.rosu ''1 comprometida, leyó el decreto de
S, A, el Rl!:GENTE,- en c-uya virtud se suspendian las
srsiones hasta el 27 del actual. En consecuencia, el
presidente del Congl'eso levantó el! el momento la
oe e~lc dia.


La confusion y los gritos reaparecen de uue\'o'~
de la maner~ mas desalentada y furiosa. Tal era la
agitacion, lan terrible imperio e.~ercian entoncell
(liS pasiones en aquel recinto, que lus ministros en_
traron y sa1ieron del Congrl'so, sin que ninguno de
los muchos amigos suyos que ocupaban aquellos es-
caños se atreviera á <lcercarselcs ni hahlarles, Solo el
presidente Cortina, cerrada ya la sesion, dirigióse
:17.0radoá Gomez Becerra para decirle, que no po-
dian salir (los ministros )'en aquel instante, mani-
festándole los temores y gra ves riesgos que corria
su existencia, No er<l del todo infundada eslasalu-
dable admonicion del presidente de los diputados;
pues que al tiempo de salir, de allí ¡j poco, los dos
consejeros del palacio de Oriet:lle. )a en ('1 vestí-
hulo \'iéronse ¡'odeados y aun amag;¡dos por algunas
gen les conocidamente desafectas al régimen consti-
tucional, viles instrumentos de tol1,ls las tiranías,
ora se ('jerzan ellas en nombre del rey, y por Sil
gobierno, ú bien, ti nombre del pueblo. y por los
(Iue dirigen la oposicion. Libres dl1 este riesgo los
ministros, por la actitud imponente que presonta-
ron la guar.1in ~. el piq\lrle del c.ongrr!'o. qUl' t'ran




-88.\-
de Milicia Nacional, J que lal vez libraron :í aque-
llos de una muerte trágica y violenta, y á la bisto-
ria española de un bon'on sangriento y odio30cn e!i-
la página, trasladáronse en el coche al Palacio del
Senado, con el (in de dar lectura al mismo decreto
de suspension, como así se hizo; pero no !>in qUQ
en el camino fuese acometido el carruage por aque-
lla turba desenfrenada, entre la cual figuraban, Con
aparente decencia, algunos jóvenes inteligentes y
entusiastas por las ideas dc' órden y de moderacion,
(Iuienes, aunados en este dia y avenidos con eso
que ellos llaman gente perdida, la escoria y la bel
de la sociedad, emprendieron á pedradas con el co-
che de los ministros, rompiendo los cristales y al-
canzando algunas piedras á los caballos, durante la
lravesía que media del uno al otro palacio de lai
córtes, hasta encontrarse rechazados los energú-
menos por el piquete y la guardia de los senadores.
Estas demostraciones violentas, este escánd"lo inau-
dilo. redújose solamente á un número escaso de
. gentes de esa laya, prevenidas y dispuestas de an-
temano por los conjurados; sin que de un crímcll
tan bochornoso se hiciera partícipe la poblacion.
que por medio de sus autoridades populares y de la
Milicia Nacional dió muestras de su justo enojo,
protestando contra tan punibles desafueros. La in-
medjata presenlaciol1 del gcfe polílico, Escalante.
primero ante el palacio do Oriefllc y despucs en el




-885-
de doña .llaría de Aragon, sus enérgicas re~on ,e~~
eiones á ra muchedumbre, dewigada por aquellas
plazas y calles, y que agitada toda ella por el con-
tíllLJO bullir de unos pocos, fanáticos y pagados, pe-
ro mirando con mas indiferencia que estos y solo
por curiosidad aquellas escenas bochornosas, pres-
tóse á oir sumisa la voz de la autoridad pública, dió
fin al escándalo de este dia, habiendo cumplido Sil
mision en el Senado los nuevos ministros sin. que
apareciera el menor síntoma de alterado n en los
animos (1).


La suspenslon de las sesiones de Córles no era
8ino un paso prévio para decretar despues la.piso-:-:-
lucion, á cuyo falalresullado habia de venirse y a
por una necesidad lógica, que el lector deducirá


(O Dc tal manera fue estraiio el pueblo de Madrid á estas
frenéticas demostraciones de IrIs gentes que cil'cuion al COII-
greso y que habian ocupado autes las tribunas, y tal era lit
conlianza 'lue este mismo pueblo, t8U hidalgo y apacible, ins··
piraba á su~ autoridades, que habiendo manifestadó los srna-
dores al gefe político algunos recelos sobre si seria ó no posible
que pasase rn aquel momento una comision Ó ,mensaje, con 1.0-
da ceremonia, al ralacio ducal, con objeto de poner en manos
de S. A.la contestacion oe aquel cuerpo al discurso de apertura,
contestó Escalante que él re~rondia de la tl'anquilidad pública,
ofreciéndose oí acompañar la comision, como así lo cgecu'tó,
¡in que en el camino ocurriera el mas ligero disgusto.


Pinta tambien muy al vivo el carácter del ministro de Ha-
cientla, M"IHlizabal, la circunstancia de. haber este salido ,del
Srnad" Buh's que la cOll1isicn del mcnsage, y pocos instantes
desl'ues de haber sido apedreados sus compolleros, pusando
lambien él al palacio de Buena-Vista, en ralrcleTa abierta, so-
lo. y atra\"e~ando la PUerta oel Sol y callrs principales de Ma-
drid, P'll' donde iba saludando eorlesmculc y con su acolOtum-
brado bu~n bumor á los grupos, quienes le correspondían COll
la misma urhanidad y franqueza. .'




-886-
oe lo que' va espuesto. Al ministerio Gomcz. una
vez aceplado el mando, no reslaba ya olro camino,
cerradas como estaban ya por lodos lastias ;dc
conciliacion y exacerbado al eslremo el fu ror de
los partidos. La tregua, los hechos benéficos ema-
nados del nuevo poder. era lo único que podria tal
"Vez amansar la ira de las pasiones. rectificando la
opinion en el campo de las elecciones generales.
Pero' la agitar ion y la zozobra eran estrcmadas.
Ccrr'adas las 'córles sin votarse los impuestos. siu
discutirse siqlliera el mellsage, sin que los orado-
J·es de la oposicion se hubieran desahogado con sus
ataques al bombardeo', á los estados de sitio ~ al
sistema ruinoso de anticipos y ccnlralas seguido por
el gabinete Rodil, y tantos otros errores que traian
mal parado al poder de la regencia. natural y aun
forzoso era que este fuego reconcentrado, excitado
ahora y avivado por la salve que entonó Olózaga en
el Congreso, y alimentado por infi.nitos combusti-
bles que habi" reunido, en diversos conceptos y
for~as, la masa heterogénea de ad versarÍos que
constituia la coalicion, nalural es, decimos, que el
debate escusado en el Congrew se trasladára á olra
terreno lilas vasto y mas peligro~o; al terreno de la
fuerza.


Desde el 21 de mayo, leíase al frente dI! Jos día·
ríos coaligados los arliculos 7:3.° y 74. 0 de la Cons·
tilucion sobre cobranza de contribuciones y aCC¡I-




-887-
lilcio~1 Oc €audales,ápréslamo, sin tlue mcJic aulo-
rizacioll de las Córles, á los cuales agreg\lroll dcs-
pues el 2.° que tI'ala de la libertad de imprenta.
EI;26 fué decretada por el gobierno /;1 ya p'·JVistll
disolucion. acomp.1ii~ndola de otros varios decre-
tos importantísimos, lalcs como el. que pr;:;velli,l
que. no se apremiara á los pL1BLlo~ al pago de las
contribuciones n.o vptad,as CIl Córles; el de indu ha
á los req~,por delitos políticos que se hallnsen cum-
pliendo sus condenas cn los presidios, cárceles ó
forlafez1ls, ó hicn esluvi(~sen '¡;ollfinados b dcslerr,l-
dos.ú en camino para sufrir alguna de estas penas,
y, el que. decI.uaba suprimidos los d,erechos de,


n. ,Jaan AI~Rrcz 'Y Hendlzahal.




-888-
puertas; que se exigían en 28 capitales de prC:nío-
da y puertos habilitados del reino, conotroi
varios arbitrios. Estos decretos, altamente bencli ..
ciosos al pais, producto d('1 genio audaz y verdade-
ramente reformador de Mendizabal, el hombre, á
quien, como hemos dicho en otra parle, debe mas
la revolucion española, fueron considerados p~r la
prensa reaccionaria como una medida Ir:13tornado-
Ta, mas propia de una Junta gubernativa quede un
gobierno legalmente constituido. }fas es lo cierto,
que á no ser ya tarde, y espedidos ellos en olra
ocasion mas propicia, eran mas que' suficientes pa-
ra popularizar. robustecer y dar un inmensopres-
ligio al ministerio que los suscribiera.


Empero, mas fuertes todavía que esta voz del
interés biciéronse oir los desaforados gritos que por
todas parles lanzaban, en su delirio fatal, todas las
(]eU1l1s pasiones. No habia cuestion, en el campo de
los bechos como e~ el de los principios, que 110
iufriera enlonces un' eslravío fune3to.-Mientras
en Madrid acontecia lo que llevamos dicho. en las
provincills deshacíanse en elogio¡¡ á faror del ya fi-
natlo ministerio Lopez y de su célobre y engaiíoso
programa, hasta los mismos periódicos {llIe con ma-
)or tesoll habian defendido al gabinete Rodil; hasta,
La Tribuna de Valencia. Las circunstancias, pues,
eran terribles, azarosas, pclig,'osísimas para la ad-
ulinistra~io;í-:quc ree'mplazára á aqucll~, Entre tan-




-889-
to, lo!; diarios ministeriales de la corte defendian
con su acostumbrada torpeza la nueva situacion
a yudando mas bien á compl'omcterla (1). L '1 prensa
coaligada por su parte continuaba atizando abora
con mayor furia y encono el fuego de la rcbe-
lion (2). Antes dc nombrarse el ministerio Lopez
habian asegurado estos periódicos que tI de Bodil
te·nia dispuesta la entrada de una ráccion carlista en
Espaíia, por Calaluíia, procedente de Francia. Y
desmentida esta falsedad insigne, como lo eran infi-
nitas olras cada día, ¿lIludaron en la época tlel mi-
nislerioGomez el hilo interrumpido de sus vaga3
acus<lciones y c<llumnias, ora suponiendo, como 10
hizo El HC1;alrlo, la declaracÍon de tres puertos
Cráneos decretada por el gobierno, á 'saber ,Calliz,
Alicante y la Cormia, que habrían de ser olras tan·


(1) En los últimos dia~ de mayo .leda lino de ellos,EI Es-
pectador, que era sin duda el mas discreto: «~os 8srgul"an de
"lo bien rccihilla que ha sido la manera úe rcsolvp,r la Ct,estion
"que presentaba la alternativa entre 1(1 dimi3ion del mini3te-
«rio Lopez y del ycnerall.inaye.» Mayor imprudencia no podia
darse en aq uclia orasi.,n. FU!'r8 de q 1I~, nu era ~ste· el modo
directo y e.xarto <le presentar la ClH'stioll de la saliúa de Lopez,
(,omo h('mos hecho Vl'r 3ntl'riorllll'ntr. '


(2) Desde r\.clia en que fueron disueltas 133 Córtes, no· solo
aparecil'ron al frente de los diarios coaligaúl1s los 3nteúirhos
artículos de lá Con<lilucion, sino que en' ¡rlut! de un 8l"uerdo
qne celebraron los periodistas, encabezaban los artículus edi-
toriales de esta manera.


(,UNIO:-I DI! TODOS LOS IlSPAÑOLliS.-GUERR.\ ,\ntKnTA Y SIN
·rnEGUA A LoS ANGI.O-AYAC\;CUIJS (dcnolllinadún impropia! fal-
t;ísima, como eslá dClllostrado)-¡DlOs SAL\'E AL VAIS Y.\ r.A
IlEINA ¡n - Los republicanos lJOuia", én lugar de esta .al"t, cs·
ta olra: ,,¡ SALVESll EL peRilLO SOIlIIlAl'iO!.




-890-
las factorías ahiertas á los algodones inglclies; Ofl\
fingiendo <fue el gobierno tambien intentaba sustraer
á la reina del palacio y ocultarla ó robarla como
pretendieron uacerlo, con mas verdad, los .retró-
grados el7 de octubre de 41; (1) ora en fin in-
ventando que el gobierno trataba de poner en <:ir-
eulacion (}(). millones del papel destinado á la que-
ma. Absurdo maligno y altamente calumnioso, comO
los que preceden, y que hasta carecia de verosimi.,.
litud.. ¡


En vano á los importantísimos decretos de qUQ
~á hecho mérito i111adió el gohierno otro devolvien-
do los 3.699,697 I'S •. recaudados en Barcelona por
cuenta del reparto de los 12 millones. consideran:
tIo aquella cantidad como una -anticipacion reintre·
grable y admisihle en pago de las contribuciones.:
en vallo espidió tambien ulla circular procurando
acallar 103 temores que se afectaba abrigar entonces
acerca de la suerte que esperaba á la libertad de
imprenta. Que esta, mas furiosa y desenfrenada en
<lquellos dias de des.confianza hipócrita que lo ha es-
,,,do ja 1lJ:1 S , desde que es conocida en Espaiia tan
noble illstilucion , obslinábase mas y mas cada día
en atribuir al REGENTE proFctos de dictadura mi-


(1) Era de vcr, á Ilr"llósito dc esto, como El Eco del Ca··
merdo y aun 105 periódic()s republicauos, lamclltáhanse de la
¡;rallde calamidad que creían. ó decian cllo5 ver, en ese tran-
ce fatal tic que amaneciese un dia, ! se hallaran ellos, los dc:'
tIlórralas, I'rivatlos de su reina!




-,-89l-
litar y de usur(lacion, acusando á su gobierno tic
una ciega y baja sumision al de San James, desarro-
llándose, en fin, la calumnia por la prensa periódica
de la coalicion con {oda su deformidad horrenda.


En lal estado_. eslráviada cual se hallaba. sin
rumbo y sin brújula. en un mar embravecido la
opinion de las gentes; agri;¡das al estremo la~ pa-
sjones; fascinado el ánimo de muchos con las bellas
'j fú\il.es promesa:> del ministerio Lopez; deseo uoci-
das de los mas sus malignas tendencias. ó las malas
arles de los que disponinn de la vQlunlad de aquel
¡j su antojo; sin fuerza moral y sin prestigio el nue-
vo gabinete; borrada la espernnza en el campo
e1edoral, con la dohle y sucesiva disolucion de
córtes progresistas; y en medio de esto, aguijado!'!
los espírilus trastornadores por In ira rencorosa de
]os conjurados, de los enemigos eternos de la li-
bertad y tic Iaregellcia de ESPARTEl\O, era imposi-
ble que tanlos c!effil'lIlos de contbgracion dejaran
de producir su terrible efeclo.-Ant~s de disolver-
f·~ J¿,s córles. solo con el decreto prévio de suspen-
sioll lanzado por el minislrrio sucesor de aquel que
(an halagüeñas ilusiones SU¡Hlen mal hora crear en
el pais. ya se levantó el grito insurreccional contra
el nuevo ministerio y ¡j favor del caillo en la ciudad
de Malaga (1). que el 23 de mayo tornó. la iniriali-


(1) El movimiento malagueño. que como todos los que le
silPlieron en ~\Ildaluda durallte d ¡Irimel' pcrióuo d(' la insuf-




-892-.
va de aquella Tasla, complicadísima J runes'tatebe-
lion que puso término á la regencia del CONDE-Du-
QUE, Y despues á las instituciones que este ilustro
guerrero )' 6el magistrado constitucional habia sa-
bido sostener con su leallad y con su espada.


Verdad es que tanlo aquella ciudad andaluza co-
mo las de Granada, Almería y olras muchas pobla-
ciones de aquellas tierras que á lus pocos dias se-
cundaron el movimiento, atacaban solo ahninistcrio,


reccion, aparece con los caracteres de la ~spolltáneidad, ha de
juzgarse, sin cllIhargo, no perdiendo de "ista la cirrnnstancia
de que Malaga era acti"umente influirla por el e~-rniuistro
Serrano, cuyas indicaciones entonces eran rHccrptos que, mas
que de real órdcn, obedecían sus paisanos. El Despertador Ma".
laf/lte,ia, periódico prDgresista qiJe salia á luz en la ciudad,
lanzó el 22 una ,proclama incendial'la, escitando á la rebelion;
Era esta tanto mas fdcil, cuanto que la dehilidad de.lInas auto-
ridades y la def~ccion de otras abrianla el camino. la tropa
permaneció tranquila mientras la Milicia Nacional, á ficticio n
(le algunos de sus oliciales, rcuniasr al toque de generala en 1 ..
maiíana del 2:3. En prpsencia del gcfc pJlítico Frunquet y del
eornandullte gencral Cabrera Icyúse ante la Milicia rcunidaulI
papel que cen,;uraba fuertemente al ministerio Gomez, acor-
dántlosc que se elevaría una esposicion al RRGENTI! pidiendo
la vuelta dc Lopez al poder, COll lo cual las aut,)ridadcs creye-
r()n Ó afectaron creer terrnllludo el negocio. Mas como la debi-
Iidad, al mel)os. aliente siempre á los pcrturbadllrc~. no bien
habian aquellas retirádosc, cuando se procedió á la formacioh
de una junta, que lomó elnomhrc de Comision populul' de Go-
bierno.


E'Ha junta mónslruo estaba c()mpuesta tle mas de cienin-
dividuos, l'residíala GoOl¡'Z Sancho: I formaban parte de ella
el com811dalllc gl'ncl'al Cabrera. ('1 intelldcllte Iilizaicin. y 1.0-
pez (don Narciso), herma'!o del l'x-presillellt(· del COllsejo,
flue era secrdal'Ío uel G .. bil~rno Político. El gefe Frnlfquet y
105 jueces de primcra instancia se ahuxentaron despues de
t:onsul11ad" cl aIZ3I11iento.-Gnarnel'Ían á Mál·aga el pco\'incial
>:le Jacn y parte de los de M:ílaga y Granada. Los últimos mar-
("hlÍronse á lI;ta ciudarl, eou el mayor sigilo, en lo noche iurllc-
diata.




-893-
respetando, cual debian. la inviolabilidad del ,gef~
del Estado. y aclamando la regencia de ESPARTERO
basta la, mayoda constitucional de la reina Isabe.}.
Pero déjase bien conocer que una vez rolas las hos-
tilidades, el resullado final de aquel alzamiento no
podia ser olro que la ruina del REGENTE y las demas
consecuencias que este suceso habria de traer en pos
de sí. Como espantada de sí misma ,la insnrrecci~n
malagueña, débil cual la hemos visto en su origen J
en su miserable programa, que no era .otro que el do
Lopez y el ascenso de este al poder, débiles tambieu
los miemhros que componian la Junta 6 Comision gu-
bernat.iva, luego que se luvo nolicia de la llegada del
capilan general Alvárez á Alcalá, d~shízose como el
humo y se desprommciaron los insurrectos, escon-
diiÍndose los de la J unta en las casas de los cónsules
esl,'angcros.-'f¿lII insignificante y meticuloso fuo
en su orígen el alzamiento de143. -Mas habi~ndose
sabido en Málaga á poco tiempo la rebelion de Gra-
nada, que tuvo efecto en la noche del 26 y mañana
del 27 (1), reanímanse de nuevO' los malagueños.


(1) Cumo Málaga, tamuien Granada tenia en aquellos dias
iguales motivos de e{'ene,cencia; tamuien 5e alzó contra el
ministerio del RF.GE~TIl, salvnndo á eSle en sus programas; en
lodas sus primeras mediuas ue revolueion. Pero cumo haya si-
do despues tan liberal é independiente la l~onducla de lns prin-
cipales gefes de la insllI'reccion granadina, como por otrll
parte, el rumbo de esl~, desde sus primeros pasos, haya mar-
cado en sus actos el sello de la energía y del valor, que carac-
teriza á aquellos. será conveniente lijar aquí en bosquejo los
bechos mas culminantes de este alzamíento, sin descender á
porlllenores (Iue no haccn á nuestro prop6sito, l~omo no des-




--894-
salen de su escondite los de la Junta, y organítasc
al punto una columna, compuesta de los provincia~
les de J aen y Málaga, cuyo mando se conliere al


cenderemos, ni es oportuno tampoco hacerlo, al haber de tra-
tar tópi~amcllte los illHnitus puntos cnque giró aquclla vasta
insurr~"rioll.


El 21) súpose en Granada la que se habia ohrado en Málaga.
Las mi~rnBs ci rcunstancias que facilitaron el mo~imiento en
esta ciudad, le apresnrnr¡ln en aquella. Esa sensible falta de
aecion en el poder, la grande nulidad, y aun la traicion á ve-
ces, que caractcrizaba ti la mayor parte de las autoridades ci-
,"Hes y militares, á casi todos los funcionarios que tuvo la Jes-
gracia de elegir el gobierno de ESPARTIIRO. Granada empero
ofrecia ti la sazon UI1 e:'taclo el mas á propósito para revelarse.
KI eapitan general y el gefe político estaban ausentes. El se-
gundo Cabu, Sanla Cruz, hombre déhil y de insegura fidelidad,
'lile destituido pOI' el ministerio Gonzalez á consecuencia de la
conduela equívoca que observó, en Bilbao en 18B, hahia vuel-
lo á egercer mando eÍI tiempo de Rodil, por el favor que le
,lispensaba su antigua amistad con la famil ia "de la Duquesa de
la Victoria, y el intendente y gef" político interino, Conder,
ligado estrerh"menle á la coalirion por sus opiniones modera-
das. eran los humbres que malldaban en aqnclla capital.


Así que, á las arcngas alarmantes con las cuales procuró
escitar las pH~iones de la muchedumbre el marques de Tabuér,
niga en la tarde del 2i.í, con ocasion de trasladarse la urna fu-
lIeraliJ de la heroin8, de la ¡mortal Pineda, ,'íctima ilustre
dei "despotismo ªtroz d¡': último Fernando, desde las casas del
Consistorio á la Catedral, para "celehrar al siguiente dia la fies-
ta cívica del aniversario, en triste recuerdo de la mas odiosa
de las ejecuciones p~lí"tÍl'as; al adcm3n impunente y tumlll-
tUHio que fUl'l"on presentnndo ya las turbas, cxaltadas por la
oportuna y atinada elocuencia del marques tribuno, incansa-
hle en su ardiente peroracion, alusiva á las circunstancias,
durante toda la carrera; á la actitud terrible y amenazadora
l]UC presentaban varios gffes y ofidalcs de la Milicia, diputa-
dos de provincia y cOllcejales, entre quienes se distinguian.
corno de mayor valimiento y prestigio, D. Ramon Grooke. el
marqu~s de Tat.nlÍl"niga, D. Fr~ncisco ZUl"bano y D. José Pa-
reja Martos, que unidos á otros varios cel~braron reuniones
con el oHcnsilJJe oUJeto de respondl'r al llamamiento de I.,s
l\Ialagueiio~; al estado. en fin, de convulsa agitacion que mos-
traban los ánimos de las gentes en aquella terrihle lIo('he, en
que los coaligados ¡J¡'jaron aplaza10 para rl dia siguiente el




-8H5'-':'
marques de Torrcmegia, coronel de este cuerpo.
La columna se dirije á Loja, punto designado por
las Juntas de ambas ciudades para lareunion de las


acto de consumar la rendion ,compeliendo en esl!' sentido al
~vuntamicnto, las autoridades correspondiffon, como no po-
dia menos de suceder, con la qui!'tud y el silencio. Los conju-
rados ,Iuerme;¡ tranquilos en sus casas: y así llegó el dia 26.
Cel~bróse en paz la tiesta dvica con su acostumbrada pompa


! solemnidad, si bieu la efcrv!'scencia en los ánimos acrecióse
notablemente, porque el "presbítero Cruz, liberal, elocuente y
entendido, habiase esmerado en acomodar á las circunstancias
~u brillante plática reli¡¡;ioso. I"a Milicia Nacional babia forma-
do: y Santa Cruz, !)u~ habia concurrido la noche anterior al
aYUlltamiento y acordado con él elevar lIoa !'sposicion al RE-
GENTE contra el nuevo ministerio, usó en ('ste dia la estcril y
tardia prcraucion de ellcerrar á las tropas pn sus euartelt's.
ltas esto 110 imlJidió que l"s o¡¡dales de Asturias Posada. Sa-
lamanca y algunos otros se unieran con los geres de la Milicia,
"1 terminar la fundon de iglesia, dando todos el grito de ¡vi-
va la libertad! ¡abajo p,l ministerio! El toqne de generala re-
"uella en el momento por loda la pohlacion: la Milicia que, es-
repto las compañías de prcfereTlcia. habíase ya retirado, vuelve
illstontáncamente á reunirsp: f'l regimiento de Astnrias sale del
"uartel y tom:l parte en la insurrecciun: rl rapitan general in-
terillQ es recibido en órdcn de parada, á la cual concurren ~'Il
I!ltlas las d~mas t¡'opas: ,'itorease allí á la lilH"rtad, á la reina,
.~ la rt'~enda del DeQuE, (¡ la Con,t.itucion de 37, Y al progra-
ma de Lupez", cclébrase U!la ",amblea numero~a. que preside
rl mismo Santa Cruz para d"lihí'rar sobre la situacion; -y esta
asamhl~a nombra al Hn la Comisionde Gobierno, compuesta
de aquella autoridad militar. comoprl'sidente; D. Ramon
Crooke, por la Milicia l"al"Íollal: D. J. l'neja Martos, IlOr la
.liputacion provillt'ial; D. J.,sé Arraez, p~r el Ayuntamiento;
D. J,,~é María Lopez de Sa~rrd:), por los empIcados; D. Jaime
Salamanca, por la guarnil"ion; y D. "Jllan Floran, marques de
Talmérniga, por 1'1 pueblo. La singularidad y estrañeza de I)U8
este se hallase aqllí n'presentado por IIn aristócrata, cesaran
ante la rOllsidcrurion dI' '1ue el jó\'ell Floran, ventajosamente
rOllocitlo en la époea (~onstit ucional dr! 20 al 23. rrune á los
inmaculados ant.cl"rdl'ntrs de "su vida pública, la fidelidad y la
cpllsrrucncia que le constitn~'rn, aunque marques, e,1I la esfera
poplllar de los librt·s Y. honrados patricios.


En la mañana dp-127 rrcihiprnn los electos comunicadon
onrial MI AI('alde t.o tn~nsrribitlndoles plll!:uerdo d\· la Il~am-




-896-
tropas de aquellas provincias. PerQ .. ~ .. ¡ desgracia
do pronunciamiento! el marques. que habja coQ'1u~
nicado al gobierno la rcaeciotl obrada en Málaga


blea. Constituida apenas la Junta en su primera sesion, reci-
bese un utlcio de Málaga noticiando la primera rcaccion obra-
da en esta ciudad á favor del gubierno. Santa Crnz retrocedr;
Crookc q'liere apelar olra vez al voto del pueblo; Tabuérniga
insiste en llevar adelante lo acordado. Prel"alcee al lin el voto
del segundo; pero un grupo de ¡(ente que penetró en' tumulto
por m~dio de esta segunda asamhlca inutilizó sus esfuerzos;
J rI poder de la Comision pop"l,ar fué reconocido é iuvfJcado.
Solo el h\mradisimo y kal secretario del gobierno político, tu-
vo allibastante valor pal'a \t'vDnlar su vuz didendo: "Sciio-
ures, cualesquiera que sean mis i.leas y IfJS votos que ahora
~abrigue mi ¡;orazon, yo desapruebo fuanto aqui ~e hace, y
~prQteslo en nomIne de la ley, ya que carezco de fuerzas parll
.. hacerla respela!'.»


Removidos al ¡Ironto Ú contrariados los obstáculos que opo-;
nia la indecisioll .de algunas tropas y jldrte .de la Milicia, la Co-
mision lanzó sus prodamas de costumbre,ajustadas á las hases,
ó sea, á los v.ítol'es enunciados allteriol'llwnte,didgieudo en se-
guida una reverente esposicion·al gefe del Estado, pidiendo el
pronlo remedio á los ,males públicos, con la separacion del
gahinele ¡;omez Becerra. Temores y desconfianzas sobre el por-
,'cnir hicieror. vacilar mas de ulla vez al gr'/leral Salita Crul,
ora dimitiéndose dd mando, ora csnsándose á asistir á la
Junta,,50 pretcsto de enfermedad. Si no los talcntos yel ,'a-
101', el. nombre al. menos de esta autoridad importaba mucho á
los rcvolucilJnarios, quienes le bacian tIrmar todos los docu-
mentos. ~ias como la escusa de enrermedad le retuviera en ca-
~a, privando á la Junta de este aparente scnicio, 'el marques
de Tabuérniga, secretario de \'lIa, ofrece traérselo consigo.
Parte con erecto velozmente al pa\a/io de la Chancillería; y
fué tanto el arrojo, tanta la destreza y habilidad que mostró
en este paso el marques, !]ue it pesar de ven,e cuntrariado ell
un princillio porfiadamellte por el ¡;cnc!a\ y por los muchos
o[jcia\cs y ¡¡;efes del estado mayor que le acompaiíaban, y que
tuvieron allí ocasion propicia, si la huhirrau '4uetido aprpve-
cha!'.. de cortar sus mejores ,·uclos á la rebelioo gl'8uadina,
Tabuérniga pasó con Santa Cruz al local de la Juuta; y una
bora despues de haher salido de él, firmaba ya CUII. el general
las ci rcn \a res re\'o\ uciona rias.


Establécese un periúdi('o intituladu El Grito de Gl'atludu.
cllya dil'ecdon se encomendó al marques: orgallíza:ic una co-




-897-
dias antes contra el movimiento, recomendando
sus buenos oficios en tan feliz desenlace, recibe en
premio su despacho de brigadier. á cuya circuns-
tancia se atribuye la de haberse opuesto al alza-
miento de Antequera: el provincial de Jaen vuélve-
le la espalda y vá á unirse con A Ivarez: los de Má-
laga marchan la vuelta de esta ciudad con su coro-
nel-brigadier: y un hatallon mo\'ilizado de Milicia
que quiso avanzar hácia Granada, retrocede tam-
bien asustado de ver á otra columna pronunciada
que babia salido de esta ciudad, y que los mala-
gueños creyeron ser fuerza enemiga.


Este suceso, y otro semejante acaecido á la co-
lumna que salió igualmente de Málaga para Rou-
da (1) compuesta de dos compañías de naCionales y


lumna espedic.ionaria que sale á recorrer la provincia: invítase
á las Juntas de Málaga y AlmPl'ía á (lue elnicn represcntante~
á Grunada para constituir Rl¡ui UIJ gobierno cpntral: abástase
de víveres y de municionrs á las fuerzas sublevadas: entré-
¡¡anse dos piezas de campaña á los artilleros naeionales: decre-
tase, en !in la movilizacion de toda la Milicia NaclOcal de la
provincia. Santa Cruz dice otra vez ljue ha enfermado; mas
cuando se le cree ya restablecid~ y se Ic busca para que vuel-
va á presidir, échase de \"er qU(l ha dcsaparecido.-En Jaen
prr,entóse disfrazado.


(1) Habíase constituido allí D. Juan Ramon de Lacalle,
nombrado gcfe pulítictJ por el goLierllo, para oponerse á la in-
surrecoiún l11olagueiia; y 110 solo reduló muchas gentes de la
Serranía cun ese \in, sino que cOlltiriendo con el comandante
de la columna destinada á sublc\'ar á Honda, logró flue este se
le pasase COIl la tropa del provincial de Malaga, de la cual era
gefe, tornándose los nacionales solos, y haciendo su entrada
en la ciudad el mismo dia en que entró parte de la columna
'Ille fué á Granada. Tanto dc~cal~hro no podia menos de desa-
nimar á los sublevados.


TU1{. 1... 57




-898-
dos del provincial de aquella ciudacl, desalentaron
estraordinariOamente á la Junta j y unido todo á la
noticia oficial de la entrada del baron de Carondelet
en Gaucin , amenazando caer COIl fuerzas respeta-
bles sobre Málaga, obligó á esta á despronunciarse
'segunda vez, reuniendo Torremejía la tropa y to-
mando una actitud- hostil contra sus compaiíeros
los pronunciados. Cabrera se embarcó de noche en
un buquQ de guerra francés: Elizaicin y los dcmas
jndi viduos de la Junta le siguieron, y el marques
de Torl'emejía vióse solo mandando, en nombre
del gobierno del REGENTE, en la primera ciudad
sublevada. Mas cálculo, mas energía. mas decision
en el poder que residia en Madrid y en sus delega-
dos de provincia, y era imposible que un movi-
miento inilugurarlo -hajo tan miserables é infelices
auspicios pudiera imperar en todo el rcino.


El gobierno de ESPARTEIIO, lejos de ceder al
tonente de la opinion, cual debia, en el sentir
nuestro. no ya satisfaciendo las exigencias de los
reaccionarios y de los ilusos que cifraban el porve-
nir de la patria en la solucion mezquina y personal
de restahlecer el.ministerio Lopez; sino poniéndo-
se al frente de la revolucion. marcando con el Ín-


.


dice la senda de las grandes reformas sociales: ne-
cesidad estrema, como toda medida revolucionaria,
pel"oimprescindible á todo gobierno [lopular si anhe-
la COI\Serr,HSC, de lo cuall10s <lió ~'¿¡ UBa muestra




-·899-
en menor escala el ministerio Bccerra-Mclldiza-
hal con los decretos de este último, a prest6se im-
prudente á esgrimir las armas contra los subleva-
dos, remitiendo su suerte y la del país al éxito de
nna liza. en la cual habria de defender al REGENTE
contra 10.5 pueblos alzados un ejército lleno de de-
safectos, y en el qne germinaba el malcontento y
el disgusto que la miseria lleva siempre ~n pos de
sí. El resultado no podia ser dudoso.-El conde de
Peracamps rué nombrado general en gefe del ejér-
cito destinado á operar en Andalucia: el general
Infante le acompaiió con el nombramiento de capi-
tan general de Granada.


Empero, tornemos ya la "ista á otras provin-
cias. l~n Reus hahíase levantado. el 29 de mayo,
otra handera insurreccional, distinta en verdad
de la andaluza, como que aqucllil estampó el do-
ble lema de ¡abajo Espartero! ¡mayoría de la rei-
na! cUJo grito fué lanzado por el ex-diputado y
bizarro coronel D. Juan Pl'irn y por su :lmigo el
jóven comandante D. Lorenzo 3!ilans del Bosch (1).


(1) Prim solo pudo seducir á los nnrionales de Urus y de
otros pueblos ('c!'callos. El regimiento e,:ballería de E~p3ña,
(IlIC estaua allí de p;u3rnidon, SI' cllcrrrú 1'11 el cuartel, de don-
(lr ,alió {¡ los poros dias. l'etiriiTIdose il Tal'l'agona sill Sel' hos-
tiliza,],). Aulc rsta ciudad capilal y plaza fuerte, presidiada
por los de E~pniia l' p<II' dos batallones de San Fernand", pre-
sentóse el atrevido caudillo Prim á p0CO de haberse ,uble\ado,
pidiendo con impcrio la cntrada. Rechazado el parlamentario
por el cumandante g('neral Osori,), y notilnuosc un grande tu-
multo en la ltambla, declaró el grfr político Kéiscl' á la plaza




-900-
Tanto el lema inscrito en esa bandera, coino los,an-
tecedentes q\le habian mediado, prueban bien que
estos dos jóvenes inespertos trabajaban por cuenla
del partido reaccionario: al mellOS, nadie podia du-
dar que obraban en su pró. Desde que se proclamó
la mayoría de la 1'úna, primero en Reus '. despues
en Valencia y en oLrospunlos, el ministerio Lope::,
invocado en los programas, era Ilna palabra vana,
un pretesto para derrocar al REGENTE, Y reempla-
zar despues á uno y otro \:ln el interes del bando
retrógrado. La caida de ESPARTERO antes de cum-
pir el plazo que le señalaba la ley política del Esla-
do, era una exigencia ardorosa de aquel partido y
de sus valedores en d estrangero; porque, en rea-
lidad, si el CONDEl-DT.:QUE hubiera terminado feliz-
en estauo de sitio. corno realmente se hallaba. El alcalde pri-
mero y el comandante' de la Milicia confesaron ante las auto-
ridades políti,~a y militar que no podian responder de la tran-
quilidad pública ni de la obediencia de la fuerza ciudadana, y
entonces se decretó y llevó á efecto el desarme de esta.


A peticion deOsorio ordenó el eapitan general del distrito
que el general Zurbano pasase á Tarragona con fuerzas sufi-
cientes para sofocar la rcbelion: y al llegar la vanguardia dc
estos, el comandante general y el gefe político marchan sobre
Reus, é intentan antes de emplear mediOS violentos persuadir
á Primo Al efccto Ilamáronle, y juntos celebraron una confe-
rencia, bajo de un árbol, cerca de Reus, y frente al ~ampa­
mento; pero todo rué en \'ano: que el ()s~do coronel ratificóse
en su intcnto, no vacilando en decir que deseaba la llegada de
Zurbano para asrgurar con la impopularidad de este el triunfo
de su causa.-AI signiente dia de esta conferencia, volvió ~
presentarse l'rim junto á los muros de Tarragona, intimandlJ
la rcndicion y el reconocimiento de la Junta de Rcus, con to-
das las fuerzas iu,urgrntcs: y aunque no le faltaban grandes
6impalías dentro de la ciudad, dos cauouazos Ijue esta le dis-
paró en !u noche bastáron!e para {'mprcnder la retirada.




-901-
mente su período constitucional. por mas que él
fuese ageno á toda mira de usurpacíon y de ulterior
engrandecimiento, er.l tanto y tan grande el pres-
tigio, tan alla la consideracion que habria mereci-
do en el país y en el esterior el hombre del pueblo.
que atra vesalll!o con gloria por en medio de esta
sociedad revuelta y conmovida los dias de su man-
do. hahia arribado á puerto de seguridad con aire
honancible , que su autoridad y su preponderancia
política ,en el próx.imo reinado de [sabel, eran un
hecho previsto y asaz reconocido. A evitarle, á
destruirle en su orígen, encaminábanse los pasos
de los ahsolulistas. A contrariar á estos, á conser-
var como inestimable joya la encumbrada reputacion
del COl\'DE:DrQuE, del hijo del pueLlo, del grande
atleta de nuestras libertades, debió siempre derezar
sus miras el p~ll'lit!o liberal, cu)'o apoyo era tan
necesario á ESl'ARTERO , como necesario era tam-
Lien el apoyo de este á aquel partido. Eran relacio-
nes de una necesidad recíproca. Amhos compren-
dieron mal su illteres: el partido liberal y el Du-
QUE DE LA VICTORIA. Ambos erraron: á ambos ha
sido bien costoso su funesto error .-Desde el dia
en que se alzó la bandera de Reus, cuantos liberales
se unieron á ella debieron renunciar en él momen-
to al egregio nombre de patriotas, aman les del
pais, de Sil independencia y libertad. I Y sin cm-
bargo El Eco del Comercio y demas diarios coa liga-




-902-
dos que apellida han traidor al que intentase pro-
longar la minoría de la reina,,' mostdronse muy
distantes de hacer igual declaracion contra los que
proclama han a hora la opuesta illconstilucionalidad
de acortada! (1).


El mal e¡;idémico de los pronunciamientos cun-
de, como por Andalucia, tamhien por todas las pro-
"incias del principado. Desde el 1.0 de junio publi-
cábase enllarcelona un periódico republicano intitu-
lado El Porvenir, con una viiiela insurreccional al
frente, y el cual, al decir de su prospecto, proponíase
comhatir «á los tiranos, si tenaces estos, en su bár-
(,baro sisle~a 'de 1'0110, mal ycrsacion y sal vaje dic-
«ladura, no satisfacen la púbEca ansiedad.» -La
presencia del general Zurballo en la cap,ital del


(1) Entre los emigrados republicanos ~ue habia en Fran-
cia , procedentes dc Barcelona y de otros puntos del principa-
do, habiasc trabajado mucho por los allligos de Prim, por
Carsy y por varios agentes moucratl'Js, con eL fin de nombrar
al primero presidente .le la Junta directiva insurreccional que
se estableció enl'erpiiían, y gefe de Las arma,;. Pero ni lo uno
ni lo otro pudieron ¿"nsc¡;uir por la fuerte opoóicion qne halla-
ron en los terrar/istas, quienes, componiendo una inmensa
mayoría ,casi la tutaliJad ~e aquella emigracion, nomhraron
una jtlnta toda republicana, á saber: Terradas, [lI'esiuente,
Crispill Gahiria, Francisco Riera. Narcbo llurgell y Miguel
Uznriaga. Esta Junta, cuyo programa se red'ucia á que se con-
,'ocase córtes constituyentes votadas pUl' tu dos lu. espalioles,
pero precedidas de un goúierno reuolltcionario ¡¡lte preparase
la opinion en sentido democrático, conocedura, pur su presi-
dente, de las miras de Prilll, negósc despues á conferirle el
mando de las armas.


El gobierno frances, ~ue si toleraba en su territorio estas
numerosas asambleas republicanas, solo era con ellin dI' uti-
lizarlas contra el REGElSTll, pero á farol' úe los planes cristi-
no-absolutistas, como "iese la preponderancia de Terradas y




-903-
principado, el (lía 4" para pasar á Reus, agrió los
ánimos de los barceloneses, con los recuerdos del
último noviembre: y aquel gefe, rodeado y amaga-
do por grandes grupos del pueblo y desobedecido
por la tropa que resistió el cargarlos, vióse preci-
sado á abandonar en fuga la ciudad, á las voces de
¡muera Zurbano! ¡ t,ivaPrim! y otras análogas, cor-
riendo muy graves riesgos su existencia. El gobier-
no habia reemplazado á Seoane, que mandaba ahora
en Aragon, COIl el capitan general Cortinez, cuya
eleccÍon no mejoró la situacÍon del principado: an·
tes bien, esta autoridad, como la del gefe político
L1aseras, haciendo defeccion al REGENTE, solo sir-
vieron para que utilizára su deslealtad el bando re-
trógrado, á cuyo servicio, mas bien que al del go-


la postergacion de Prim, diósc trazas á envolver á aquel en
una causa de ~upucsta conspiracion comullisla,enccl'r<\ndole en
la cárcel de Tulosa. He este modo pudierou fad litarse despues
los designius de Prim y d" los retrógrados, verilkando tamuien
Carsy s·u entr~d8 con unos 100 emigrados, en Figll~rag, auxi-
liado con los diueros que le facilitó el mismo agente de Cristina
que habia querido ganar á Terradas meses antes, mientras es-
te, en el momento de saberse en Tolosa ljue l'rim habia le-
vantado su bandera de mayoría de la reina eu Ueus, ,.ióse
pri~ad" por la autlJridnd de la lectura de prriódiccrs, y vuelto á
pOller en iucomullicacion , de cuyo estado habia salido dias an-
tes. Solo por tales· medios pudo acallarse el gritu de los demó-
.cralas).en BarcellJna y en· todo el ptincipado, bastardeando su
movimiento las inllucneias malignas del frances , los reaecio-
fUlrios españoles, y sobre todo, la defeccion del ministro uni-
versal Serrano y de su mentor y amigo Gonzalez Bravo, no me-
nos que la seduccion impía deque fuevíclima é instrumento
citJgo el atolondrado jóven D. Juan P~im. La falsa popularidad
de estos homures fue de consCCUCnC¡3 funesta en aquel alzu-
miento.




-904-
bierno que imprudentemente se valió de ellas I pu-
siéronse desde el primer dia de su ad venimienlo al
mando. Protegidos por ellas I los coaligados resol-
vieron al fin pronunciarse el dia 6, consliluyendb
una Junta, compuesta de moderados y progresistas,
si bien el espíritu altamente liberal de aquella po-
blacion hizo que los últimos preponderasen en nú-
mero. Esta J unla , de acuerdo con las autorida4es,
sus valedoras, y para evitar á la ciudad la accion
terrible del morLero de l\Ionjuich, y de la Ciuda-
dela, en donde babia gcfes leales al gobierno, tras-
ladóse á SabailelI y desde allí espidió el dia 8 una.
proclama, proponiendo ya Junta Central á las de ..
mas Comisiones populares del reino.


Llegado á Tarragona el general Zurdano , dió un
bando de indullo, con fecba del 19. A esta conduc-
ta humana yaLinadísima del gefe militar, tanto mas
conciliadora, cuanto que el indulto no reconocía
cscepciones ni limitacion alguna, correspondió Prim
con un proceder indigno, impropio tambien de un
valiente. Tal al menos resulta del suceso acaecido
con un ilaliano aventurero que cayó en poder de
las tropas de Zurbano, y que habiendo él mismo
confesado que venia dispuesto á envenenar á este
general, de acuerdo con el jóven coronel que acau-
dillaba á los sublevados, probado que fue el delito,
sufrió la pena de ser pasado por las armas.


A las 5 de la mañana del 11 salió por fin Zur-




-905-
bano de Tarraguna para Reus: y al llegar sus guer-
rillas á las inmediaciones de este pueblo. ballaron-
se sorprendidas y fusiladas por gente enemiga que
al efecto se bahia emboscado, Esta circunstancia,
tan singular como imprevista. fué la que exacer-
bando el ánimo arrebatado del general, deter-
minóle á romper el fuego de artillería, que empe-
zó ~ las 9 de la mañana y no ces6 hasta las 3 de la
tarde, bora en que los sublevados enarbolal'on en
las torres de la villa bandera blanca.-Zurbano co-
melió la escesi va é imprudente generosidad de no
querer enlrar en la poblacion hasta la mañana si-
guiente, mandando decir á Prim que "podia salir
.á ostentar su ...alor á la montaña, en donde le en-
«(contraria,» Pero el j6ven cDronel utiliz6 este avi-
so fugándose aquella noche con unos 20 hombres
de los mas comprometidos, despues de haber acar-
reado un conflicto, un compromiso grave al pueblo
que le di6 el ser, y que si le abrig6 dentro de sus
muros esta vez, solo fue mediante la palabra que él
di6, Y no cumplió, de que pOI' Ilingun concepto Ile-
gari,1 á arriesgar las vidas y los 'intereses de sus
compatricios.


A estt: tiempo.' el general Corlinez. identificado
con la rebelion, previene á l,as autoridades de Tar-
ragona, por medio del comandante del vapor Isa-
bel Il, que arribú alli el U, que alcen el estado de
sitio, devuelvan las armas á la Milicia y hagan sa-




-906-
lir inmediatamente á los batallones de San Fernan-
do que aun no habian llegado á corromperse. Las
autoridades tarraconenses creen que el cumplimien.
to de estas órdenes entregará sus personas indefen-
SaS á la ven~ .. nza de sus enemigos. Temen por sus
vidas, abandonan el puesto y se refugian en el va-
por, siendo al punto reemplazada\! por una Junta
le gobierno. Así lo que la causa de este ganaba en
Reus, veníalo á perder con usura en la ciudad ca-
pilal de la misma provincia.


Una tentativa criminal dé insurreccionllevada á
cabo en la noche del 9 de junio en Zaragoza, por los
ex-diputados D, Francisco Javier Quinlo y D, Jai-
me Ortega, quienes, en union ron puco mas de un
centenar de conjurados. parte de la Milicia y parle
del ejército, lograron sorprender ;11 gefe político y
al ayuntamiento, y apoderándose de la artillería de
la Milicia Nacional, constituyéronse en el palacio
arzobispal, colocando las piezas en las avenidas de
la plaza de la Seo, y obligando allí á las 'autorida-
des, en calidad de Junta gubernativa, por medio del
1errol' , á firmar nn programa de revolucion y una
esposicion al REGENTE en el mismo sentido, sufrió
á.las pocas horas. tan luego como el pueblo y la
gran ~ayoría de la Milicia se apercibieron de la su-
perchería y del engaiío, la consiguiente reaccion,
en virtud de un fuerte sacudimiento verificado por
la Milicia y por el pueblo, á pesar de la incalificable,




-907-
de la punihle apalía que moslró el general Seoanc;
siendo el resulLado de aquella Lenlati va, despues de
la publicacion de la ley marcial, el penetrar varias
columnas de ataque en la plaza contra los '!óubleva-
dos, y huir estos por los campos y en las lanchas,
que precipitaron rio abajo, cayendo muchos en po-
der de los vencedores. para, con arreglo á la pr~ci­
tada ley. sufrir la pena de presidio algunos y
otros la de ser pasados por las armas (1).


No aconteció lo mismo en Valencia. cuyo alza-
miento contra el gobierno del REGE~TE se verificó
el dia.10, preponderando en esta ciudad los princi-
pios y las personas del bando reaccionario, segun
apareció en la Juuta, compuesla de estas gentes y


(1) La conducta de las autoridades de Zaragoza en aquella
ocasion 110 es mellos cCfI,;urablc que la de otras muchas auto-
ridades del reino. Solo el valor y la lealtad de la S. U. ciudád
zaragozana pudieron t'ntolIccs salvarla. El atolündrado jÓI'en
Ortega, comi"ionado dcsue Madrid antes que Quinto para ill-
surrecciopar su pais, lallzó imprudente una proclama impresa,
que lIO era sino una tea illcendiaria, en los postreros dias de
mayo. La autoritlad política, á pe"ar de ver que se conspiraba
en público, no hizo liSO de los Illedio,; Ijue la ley ponia en sus
manos para evitarlo. Soll) el ayilntumil'lIto promovió la denun-
cia del escrito y le contestó con otra proclama. El Jurado CIll-
pero, intimidado por los unos y fUlto de protcceion en los sos-
tenedores de la ley, no se atrevió á condenar el escrito de Or-
tega.


E! gen~ral Spoanc, sabedor desde el principio de cuanto
pasaba en la noche del \1, no se mO;'ió de su casa. El pueblo
creyó, p\lr la mailana, que las medidas tomadas en la,. puertas
por los sublevados procedian de la autoridad: hasta que luel-
las las ¡;entes del error, fuése reuniendo la Milicia de una
m3nHa espontánea. Una comision de oficiales pa~ó al ayunta-
miento: y al lIotar en los semulantes de los I'olll:rjales seña-
les inequívocas de coaction, volvió diciendo á la autoridad




-908-
de algunos falsos re~ublicanos, y presiaida por don
Joaquin Armero; en las disposiciones qne emanaron
de esla junta absolutista, tales '~omo la de poner la
administl'acion de 105 bienes nacionales no vendidos
en manos del clero, y algunas mas por el estilo que
caracterizaron el movimiento valenciano, inaugura-
do con el villano asesinato de la primer~ autoridad
polílica, el desvenlurado D. Miguel Antonio Cama-
cho, y olros sucesos notables que lomaremos des-
pues en cuenla (1).


militar y iÍ sus gefes que las demas autoridades, cuya fh'ma
aparecia en los impresos revolucionarios, obrahan 'hajo la
aterradora anenaza del pulíal. Entonces fue cuando se decidió
y ejecutó el ataque.


Concluido todo, fue cuando se personó Seoane en la plaza
con su estado mayur, diciendo que ya era hora de que termi-
nase aquel escándalo. Prceiso es, si n embargo, confesar que
se afectó en su sensibilidad profulldamente; pues que en se-
guida sufrió un fuerle vahido de ca heza, un desmayo, prplu-
di ando sin duda el que rlias ¡J('spues le 3taro tambien, al infe-
liz, en los campos de Ard(JZ junto á Narvacz.


(1) En Valencia, punto elegid,) por los retrógrados como
foco ú base de sus intri¡.;as y maquinaciones, una vez frustrado
el plan de que lo fuese llarcelona, por los 'escrúpulos que ofre-
cia el l\Ionjuich, habíase formado iníella alianza entre los ab-
solutistas lilas furiosos y lus exaltad'Íoimos republicanos, tales
romo lloix, lllasco, Gascon, Usera. Aceucdo y algunos otros.
f;n la tarde deltO, al llegar las noticias de Cataluila, rCllnié-
ronse Ul10S doscientos amotinad'ls en la plaza de la Cunstitu-
ciun dé donde partió la úrden del toque de generala. Las auto-
ridades reunidas al momento hicieron publicar la ley mar-
cial; y mediando una alocuciou del eapitan general Zabala á
las tropas, en la cual conuenaba agriamente este ¡tefe aquel
movimiento que calificó de criminal, establceióse la línea de
hlllqueo en las calles, y á las Jloeas horas los iusur¡:entes fue-
rOIl desapareciendo. Pero lIe¡:ada la lIoche , y habiéndose pasa-
do á aquellos alguna fuerza de cauallería mandada por el ClO-
manúante de Leon, Armero, CJmo ~por otra parte las autorida-
des militares Illani restasell grande irrcsolucioll, á punto de alcn-




-909-
Varios otros puntos inmediatos, ·entre ellos Ali-


C:1nte y Cartagcna, siguieron el. movimiento de Va-.
lenciá. En el úlLilllo fue promovida y capitanea-da


lar á los rebeldes con su indiferencia, con su calcul.ada apatia,
no perdieron aquellos el tiempo; antes bien se apresuraron á
Ilornurar la Junta aquella noche, protegidos por el segundo
cauo, que era el general Olloqui, y tolerados por el espitan
general Zabala. Cuando los revoltosos noticiaron á este el nom-
bramiento que habian heebo de una autoridad revoluciOnaria.
Zabala mandó tocar un redoble de «atenciof!>l y en alta voz dio'
rigió otra vez la palabra á las tropas eu contrario sentido al de
antes, asegurul)do ahora que «la revolucion no era obra de la
«(pillería; que toda la poblacion estaba comprometida; que él
«(era espailOl anles qne todo;; que desde luego aceptaba todo
«género de responsabilidades ,» con otras frases análogas á las
que se usan eu estos casos en que se pretende honestar la de-
feccian. ContestÜfonle las tropas con el silencio mas profundo:
la voz de ((en su lugar, descanso» dada por los comandantes de
Jos batallones, fue la única que llegó á interrumpirle.-Mu-
chos gcfes creyeron que el general dejaria la revolucion entre-
gada á si misma. evacuando la ciudad con las tropas hasta re-
cibir órdenes del gobiernn: como quiera que Valencia, como
plaza, es insignificante; pCI'O nn sucede a,í.-EI gobernador
tléjase arreuatar en hlJmbros de los sublevados que le vitorean,
apellidándose él mismo el ciudadano ¡le Valencia. A Olloqui
yéselc desde los primeros momentos hacer c.ausa suya la de los
insurgentcs.-EI oru· traido de Francia derrAmase copiosamcn-
te por los geres moderados: él sirve tambien para pa~ar á los
asesinos.-A las 4 de la maiíana del 11, hora en que todavía
no imperaba de asicnto la rebelion, lIeg,} el gefe político Ca-
macho á la plaza de Santa Catalina, en donde se hallaba Olloqui
con algunas tropas. D. Pedro Sabatcr , jóven de opiniones ab-
soluli;.tas, afiliado en la banda retrógrada, iba capitaneando
un grupo dr revoltosos. Eu nomure de la ley intimó Camacho
á Sabater y á los suyos que se retirascn: y cn nombre del pue-
blo conlcstóle el D. Pedro que él cra quien uebid desaparecer de
aquel Ingar, en donde su arrl)jó (qne dejencró en imprudencia,
ennn pais tan propenso al asesinato como lo es aqQel) podia ser-
Ie funesto. En vano Sauater intentó traerle á razon, ofreciéndole
l'rotcccion en tan terrible trance: que é(. temerario y osado,
despreeia á Sabater , siendo el resultado de este diálogo el ar-
rojarse sobre Camacho. por la espalda, un hombre armado de
fusil, quicn le atravcsó el cuerpo con la bayoneta. Este atcnta-
110, comrlido á presencia dd segundo eauo Olloqui, bizo pro-




-910-
la rebe1.ion por el brigadier D, nla~ Rcqucna y' el
.coronel graduado D, Antonio Ros de OIano, ambos
de·allí á poco mariscales de Campo, El 1.1, pronUn-
ciáronse en abierta insurreccion en la ciudad de
Murcia algunos paisanos y nacionales, que refor-
zados por los carabineros del reino, pOI' el resguar-
do de la sal, y vari .. s parLidas de habilitados de
cuerpos, compondrian unos 500 hombres', Pero
bloqueados en la plaza de Sln Bartolomé por la Mi-
licia y encerrados despucs en el convento de la Tri-
nidad, publicóse la ley marcial, sin que prestasen
oído á las intimaciones. Entonces sufrieron un ata-
que vigoroso y bien dirigido por los nacionales,


Tumpir á Camucha, al tiempo de incorporarsp" en fuertes im-
precadones contra los gefes militares: y encaminándose, en
su agonía. hácia Hna iglesía próxima, huyendo del furor de
los asesinos, se encerró rn un confrsionario, ell donde acaha-
ron aquellos con su existencia', y atlindule al cuello nna soga.
arrastrarun su €ad<iver por las ealles. -Dos agentes del gobierno
político, llamados alli alcaldes de lp,va, sufrieron igual suerte
á las pocas horas. Estos crímenes horrendos, mengua del siglo
nuestro, baldon del pueblo valenciano, y sobre todo, de los
malvados é hipórritas, que hlasonando amor á la legalidad, al
óruen, il la motlrracion, inauguraron su advenimícnto al poder
por medio del dolo, de la traidan • de la ¡¡!el'osía y dd asesi-
uato, tenian su organizacion partícular ell Valenda, en don-
de existia regimentada una multitud de muchachos de 14 á 1fi
años, ¡(uiada por dos moderados de odiosa memoria, empIca-
dos allí des?ucs en la !lnhcía. Estas desdiehadas criaturas,
drbiles instrumentos, y como aprendices drl crimen. usaban
por arllla una soga (la cordeta) eOIl un lazo á su eslrcmo, pa-
ra martirizar y srrastrar {¡ los infelicps liberales 'lue teniau la
desgracia de caer en mallos de aquella turba de jóvenes sica-
rios, CU\'O fatal enlretcllimi~nt() consistia en llevar en triunfo
por las calles y plazas los cadáveres.


De tal manera quedó asegurado el alzamiento valenciano el
dia 11 de junio.




-911-
guiados por el valienle y leal marques de Camachos,
su comandante, hasta obligarlos á rendirse. á pesar
de los infinitos medios de defensa que poseian, á
condicion de que se les permitiera salir de la .ciudad.
como así fue (1). Pero la llegada del comandante
general D. Tadeo de Solikouski, verificada á los
pocos dias, procedente de Madrid, en donde esta-
ba con licencia, facilitó los planes de insurrflccio n
que obligaron al marques y á sus amigos á abando-
nar la ciudad, no 'sin reconvenir antes enérgicamen-
te la conduela desleal del D. Tadeo , pasando con
unos 200 nacionales á Albacete y de aquí á unirse
con la division Enlla, para entrar en Madrid en los
úhimos dias de su defensa, en donde los bravos
murcianos fueron agregados al batallon ligero de
"Milicia Nacionnl que ocupaba el Retiro.


La rehelion vése, pues, que marcha impávida
cundiendo desde el uno al otro eslremo de la mo-


(1) El paso de ataque fue precipitado por el marques, en
razon de haberse recibido' la noticia de que iban á llegar dos
columnas insurrrctas, procedcntes de Alicante y Curtagena, á
prestar auxilio á los rebeldes de Murcia. Estas dos clJlumnas
apro~imar()n5e con efecto en la alborada del!7, si bien solo fué
para representar un papel harto desairado al frente de aqu~l1ll
ciudad. La de Alicante, mandada por gefes ineptos, D. Manuel
Carreras y D. Isidoro Navarrete. retrocedió asustada de oir el
fuego que rompieron sus compaücros los de Cartagena, quienes
mas pundonorosos que los alicantinos, sostu\'icron un fuerte
tiroteo, señaladamente con las fucrzas que guiaba el marques
en el barrio d~ san Benito, estrarnuros dc la ciudad, sicndo el
resultado de esta porfiada liza, en que los naciollhlcb de Mur-
cia dieron grandes pruehas de decision y de valor, el verse re-
,'hazada y fugitiva la columna agresora, con mas de 30 hom-
bres de pérdida clIlre muertos ~. heridos.




-91~-
narquía, sin que el gobierno de ESPARTERO t á pe-
sar de que muchos pt'onunciamientos son esparte-
rislas, que en Andalucia en un principio y en Ga-
licia des pues y en olr<ls parles, se proclama la Re-
gencia del CONDE-DuQUE, su gobierno, decimos, no
adopta otro espediente que el de combatir la insur-
reccion con la fuerza: j con la fuerza pública, con el
ejército, que era el primer enemigo (al menos los
geCes) que conlaba ESPARTERO! Así .este y el go-
bierno á cuya cabeza se hallaba, llevados de Sll
amor á la ley fundamental del Estado, de nimios
escrúpulos de leg<llidad, encerráronse en el estrecho
círculo de esla, que es insuficiente, inútil, estéril,
mezquina, altamente perjudicial en tiempos de re-
v·uelt<ls nacionales; mucho mas, cuando un gobier-
no meticuloso y legal hállase precisado á sostener
tan desigual lucha contra todas las ilegalidades con-
juradas y reunidas en el terreno de los hechos. En-
tonces, en tales circunstancias, en tal ocasion, cual
lo era sin duda esta de que hablamos con respecto
á la causa nacional representada en la del REGENTE,
es altamente recomendable y sal vadora la ilegalidad;
no la ilegalidad brutal del despotismo, sino la ile-
galidad sal>ia y gloriosa de las revoluciones: aquella
que antepone siempre el inleres de los pueblos á
la estéril conservacion de unas instituciones. de
Unas leyes, que no han sido bastante eficaces para
haC'erlos felices.




...... 913-·
Empero ,. el respeto pr:otundo con que. miró.


siempre ESPARTERO al trono y á la pobre Constilu..,
ciQn del 37, respeto que contribuyeron sin duda á
aumentar los Hlrones respeta'Mes, honradí~imos,
pero inútiles, y 'aun dañosos en épocas de revuel-
tas. cuales eran los que aconsejaban 'al REGENTE
en la política, hahíanle cerrado. completamente, en
este sentido .el camino de la gloria: y como por
'Otra parle, él so.1o babia aprendido el de la debela-
cion, el de la guerra; corno sus .hábitos é instintos
le. invitasen á, ello. sirv iendo para aguijarle tam-
bien 'Ios recuerdos de los dos años anteriores y el
consejo de .Ios militares, sus allegados, cuyas inte-
ligencias habíanse disciplinado tambien, como la
Suya, en los combates ,'sin que alcanzára su mente
otro medio de dar solución á esas difíciles cues-
tiones sociales que presentan nuestros pronuncia-
mientos, que el de sofocarlos con el, plomo y con
el fuego, decidióse por fin á emprender su tercera
y última .campaña en este junio.


Autes de esto, el 11 del mismo, babia sido nom-
brlldo geReral en gere de las tropas destinadas á o~e­
rar en ,l'Os distrit'Os de Valencia, Arag'On r Cataluña,
D. Antonio Seoane; encomendando así á la habili-
dad,' al valor y al patriotism'O de este amigo del
CONDE-DUQUE Y sostenedor de su regencia. el éxi-
to de los grandes sucesos á que podia dar márgen


"la si~uaci'On en ese vasto é importante territorio
TOM, IV. 58




-914-
puesto ,á sU guarda, y con él la suerte del REGENTE
y'de la causa nacional.


Entre tanto Madrid, la ilustre villa coronada,
habíase presentado desde un principio, y como
siempre, dispuesta á sostener las instituciones li-
berales y la regencia de ESPARTERO con decision y
con lealtad (1). La prensa periódica continuaba
prestando alientos á la revolucion de la manera mas
descarada y violenta, insertando sus proclamás y
comentándolas en un sentido insurreccional yalar-
mante. El gobierno, sin embargo, mostrando un
respeto ciego á la legalidad, con mas honradez que
tino y gloria, no solo sufria impasible los rudos
ataques de la imprenta, sí que lambien toleraba en
paz el contínuo bullir y removerse de los gefes y
agentes principales de la coalicion, que desapare-
cian de Madrid para reaparecer al frente de la in-
surreccion en las provincias (2).


(1) En vano los realistas,ó serviles aristócratas, intentaron
gritar y aun gritaron en el Prado al pa~ar S. M. y tambieo en
el teatro del Circo ¡ Viva la reina sola! i Viva la reina neta J
y otras voces por el estilo. Que el pueblo de Madrid contestó
cc4 el desprecio del silencio, ú de la rechina, á tan necia co-
mo bochornosa invectiva contra el REGENTE, Y el gefe polí-
tico, en una alocucion que publicó el 7 de junio, alusiva á
estos hechos, dijo oportunamente que los buenos españoles
((no la quieren 30/a (á la reina l, si no con los demas poderes
{(legítimos que la ley fundamental del Estado consagra.))


(2) En los dias próximos al 20 de mayo. aun antes del de-
creto de disolucion, varios diputados y algunos otros emisa-
rios coligados salieron de la córte para las provincias con el
fin de promover la insurrcccion escilada por el Congreso y por
la prensa. Luego que llegal'oll á Madrid las primeroi Il.Oticias




-915-
El 13 dirigió el REGENTE á la nación un 'ma-


nifiesto estenso • minucioso y lan ineficaz comó
inoportuno; pues que m~s bien era umi defens.t
de su~ Ilctos y los de su gobierno. con la esplica-
cion de las (órlnulas 6 prácticas pada'mentarias y
las eternas protestas de fidelidad al trono y á la ley
fundamental. "En la Constitucion me apoyo (deda)
«y con su escúdo impenetrable estoy cubierttr.IIEs;'
~udóbarlo débil, en' vérdad, cuando la cueSlion se
ventilaba ya en el terr~no de los hechos , y era d


del movimiento verificado en las Andalucías, reulliéronse en la
casa llamada de Filipinas ~os ex~diputad(}s Ue la 0l'0sicion cor~
el ostensible objeto de tratar de elecciones: y no faltando al-,
guno que opínál'O mas bren por la rebel~n, Gonzalez Bravo y
otros de sus dignos amigos protestaron' contra tales medios,
á punto de defender allí el D. Luis la inviolabilidad del REGEN-
TE, mostrando un respeto farbáico á la legalidad, yuna COD-
fianza 3uma en el gefc del Estado. Despues de tanta hipocresía
concluyÓ Bravo pidiendo la formacilJn dcuna comision central
para dirigir las elecciones. Pero deshecha la reunion sín.acuerdo
alguno formal, comenzaron desde entonces los trab~jos de
conjura, individuales unos, otros en infernal combinacion,
siendo esta la época en que los mas arrojados lanzáronse desde
luego al combate. Prim, Milans, Ametller y Bas"ls fueron á
Catalllña; Ortpga , Royo, Las Casas, Benedicto, Boné, y des-
pnes de estos Quinto, al, Aragon; los Oteros, Suances, Pral.
Arias de la Tor~e, Arias liria, Fernandez Poyal y Alonso, á
Galicia; Portillo á Cuen,cn; Arrieta á las provincias Vasconga-
das; Collantes (D. Antonio) y Arquiaga, á Burgos; Garnica y
Dzal, á Santander; y a~í sucesÍ\'amente algunos oiros á los
demas puntos del re¡no. -Olózaga solo ayudó con carlas; Cor-
tina se negó ti ~om8r parte, al menos, ostensiblemente, manifes-
tando á cuantos le habla han de revuelta que el REGRNTE era un
mal necesario; Madoz decidióse á tomar una resolucion activa
despues del alzamiento de Valencia y del bajo Aragon. Partió
de Madrid para Bayona de incógnito;,y recogiendo aquí algllno~
fondos, emprendió la via oriental de Tolosa penetrando en U-
rida, en donde se puso al frente del movimiento.




-910"""':,
papel \JO cu~rpQ Jrágil pap qr~ ,deja~an d~ Mpe-
tr~rle las; balas y las .,g\1d,as puntas de las bayone~.
taso «Fuera de' esl;I. Const~~ucion (añadía) no hay.
«mas que un ,abismo para mi; no hay ma,s que rui ..
«na para est,agrande monarquía:» y hé aquí, en
nues\fo sentir, el grande errQr en que sus amígQs
políli~os envQlvi~,ron la !luwte, del general ESPAR-
TERO, y que conlribu'y~ en gr<jn 'Panera á labra,r
Su l'uina . ..;....,El 15 s,c cclebfó Una revista solemne
que pasó el REGENTE en pers'ona á todos ,los cuer-
pos de la_Milicia Nacional y de la guarnicion, CIlJO
aclo fuéle profundamente satisfactorio, en razon á
las iDs:g'n~S ypát~nte8 muestras de adhesion, de en-
tusiaslnoy lealtad .que recibió de todos,' con espe-
cialidad de la 'brillante y liberal. y heróica Milicia
madrileña (1) .


. (1) 'Espartero llaMó áquel dia en el Prado dp, esta suerte:
(,N á,c.iO n ¡¡:I es .Y sol~:ados: Hoy 03 dirij'o m,i'voz, no CO'mo. el


só,ldad'o chidad~no qlie ayudado de vuestro valor y palri()ll~-
1110, enarboló lá' b'andera de la patria, de la reina, de lo Con~­
tilucion;'y supo llevarla de ~'ictoria en victoria hasta destruir
los enemigos que la comhatian. Hoyos habla BALDOMERO 1:\8-
PARTERO, el hijo del pueblo nombrado Regente MI Reino por
la voluntad nacional. Yo juré entonces guardar el sagrado de-
pósito de la ,ida de nuestra rcina y la Constitucion de la mo~
nar'luia; Y yo 110 be faltado ni faltaré, nunca á mis juramen~
tos. Los que lo contrarío dicen, los que lo contrario vociferan ...
me calumuian!,,'


"Nacionales y solda'dos: la voluntad nacional es mi volun-
tad: yo me ~ométeré siempre á ella: yo eutreg<aré el sagrado
depósito de la reina y,de la Coilstitucion con la misma solem-
nidad que lo h~ recibido. Pero pretender que lo cntregue á los
furores de los motincs, del, despotismo y de la anarquíá ..•. eso
no: primero la anarquia j' el despotismo pasarán sobre el cadá-
Hr de este soldado que 110 tiene mas aSi,iraciou, ni, d'esea !Jias




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-9L7,-
Grande importancia prestaban los ministros y


una ·confianza escesiva les mereda este recurso d~
las aAoeuciones y los mallifiestos. El .19 :esp~dió
otro el REGENTE dirigido Á LA NACION; y el 20
otro al ejército y á la 1Ililicia nacional del Rei-
no. A las estériles protestas de legalidad, á las
promesas peregrinas de continuar rigiendo.el país
como b.lsla enlonces, con Iqs reile~ados respetos
que se dehia á la Constilucion de 37, al trono de
Isabel 11 y á todos los demas objetos qUe formab¡¡1t
el credo político que hicieron aprender al DUQUE
para su perdicion, ) que habian traido al pais á. una
situacion, áun estado nada envidiable por cierto,
aüadiílse abora en estos documentos la circunstan-
cia de inculcar la idea d~ que el REGENTE iba á re-
signar su auloridad anle las c6rtes convocadas, y
aun dejando entrever que este suceso tendria efec-
to luego de reunirse. Así lo hicieron creer tambien
algunos genefillesen sus alocuciones: y una COR-
fesion tal no podia menos de amenguar el prestigio
y empeorar la causa del gefe del Estado.-Acuér-
dase por fin la salida de este á su postrera y mas
infausta campaña, y se verifica el 27 despidiéndose
antes de la Milicia Nacional de Madrid por medio


gloria que la gloria de su patria.-Nacionales y soldados: la
patria cuenta con nosotros: nosotro$ corresponderemos á su con-
lianza.»-{fViva la reina. Viva la ConstituciOIl. Viva la inde-
pendencia nacional.» - La Milicia entera añadió repetidos viv(1.6
al DUQUE DE loA VICTORIA, REGENTIl DEL REINO.




"":918-
de otra sentida alocucion Ó pro~lama.",,;,,"\.con1va¡¡a­
han alCONDI!!~DcQUE en su espedicion los ministros
de la Gohernacion de la Península y de la Guerra,
el inspector Linage y Un Estado l\Iayor hriHante:
Seguíanle algunas tropas de todas armas. El rumbo
que emprendió esta comiti va fué el de Valencia. en
donde como en Reus !Jahíase' proclamado la mayo-
fia de la Reina. Pero Ill'gado- á Albacete el REGEN-
TE en la mañana del 25. delúvosc allí en mort3~
¡oaecÍoo largo tiempo.-Halüasc pronunciado esta
capital el 13 al saberlo de V álencia; y sí bien no
habia imitado á los ¡nsurrec los de esta· ciudad, ni
en loscr-ímenes. ni eh h¡s exigencias reaccionarias,
puesto que'los de' Albaceternvocaban' la -Regencia
de ESPARTEll'Ó hasta ellO de octubre de 44. un de-
creto impolítico del 27 declaraba disuelta y desar-
mada su Milicia, cerrando aquí ya el REGENTE Ó su
gobierno ,en este primer paso, todo camillo á la
conciliaclon entre fos liberales'pronunciados y- no
pronunciados; Las hostilidades decreta1as desde el
principio contra los malagueiios y granadinos que
invocaron ·tambien el nombre de ESPARTERO. 105
fusilamientos de los zaragozanos que tampoco ha-
hian dicho ¡ abajo el Reg'ente! y esta ofensa á la Mi-
licia Nacional de Alb,1cete que estaba en igual caso,
y que se veia. como aquellos. confundida con los
rebeldes de Reus y de Valen;cia, que fueron los que
primeramente apellidaron reaccion, dieron á cono-'-




-...:919---
ccr bien h f,¡lta de un' pensamiento dé a:vcnencia
ejecutado ton sagacidad .y política, con lino y des-
treza, por parte.de los hombres que rodeaban é
iban precipitancto paso á paso al no~le.DuQlJE DE LA
VICTORIA,


La Milicia ~acional de Madrid dil'igió á la del
Reino el 20 un manifiesto estenso y bien trazado
alusivo á la situacion, y alentándola para la derensa
de nuestras)ibertades que con razoú veia ella amc-
nazadas.-Men'dizabal da.otro 1;olpe a\inado d(' re-
forma, que habria sido de, grande ef~clo en circuns-
tancias menos borrascosas. Sn,prime; por decreto
del 20, los impuestos provinciales denominados de
alcabalas, cientos 'J millones. El 2.1, decrétase un
grado general concedido á todos los militares 'que
se conserven. fieles al gobierno: pero la inencacia
de estas medidas tardías púsola muy luego en cla-
ro el liem[lO. .


La insu-rreccion entre t¡lOto,.iba lomando vuelos
por do quiero La ciudacl de S~vilJa ,verificó tambicn
su alzamiento el 18 de junio. Los tuismos medio!!
por parle de los insurgentes, y si no traicion, por-
que la reconocida probidad ~el capilallgeneral
Carralalá y del gefe político Gonz~llez L1allosno da
lugar á esle desaventajado juicio .,la. mismanuli-
dad, la apatía ,1" dcbilidaJ es¡;án~¡llo!;ia.yrunible
de estas autoridades. dé Illdoleparecida .á otras
mucbas quo hallamos representando al gobierno del




-920_
REGENTE, produjeron cola hermosa ciudad del Be-
tis resullados análogos al· de olras ciudades que
hemos recorrido antes (1).


(:1.) El desarme de los dos batallones de Milicia, á conse-
cuencia de Ins sucesos del8 de diciembre, habia producido
aHí natural descontento; y si bien otra real órden les devol-
vió las armas, esta medida solo podia servir para dar alientos
al enojo, sobre todo, al ver que el Ayuntamiento no verificó en
aquella fuerza la espurgacion que le fué prevenida. El decre-
to que suprimió los derechos de puertas produjo allí UII gran
número de cesantes disgustados, que unidos á otros muchos
que existían ya de antiguo, y capitaneados por el ex-intenden-
te Barbaza y por un antiguo oficial de realistas, D. Bias Perez,
primo de. D. Joaquin María LOI1h, tambicn administrador ce-
sante, fueron los primeros en salir gritando por las calles
(con el patriótico fin de volver á figurar en las nóminas acti..,.
vas) luego de saberse allí los sucesoS de Málaga y Granada.
Pero una carga de caballería dispue~la oportunamente por el
digno gobernador de la plaza, el brigadier Fontecillas, disper-
só con presteza á lps amotinados, si bien bubo que .Iamentar
algnna desgracia •


. Entonces estos, conociendo los peligros que consigo lleva
el empleo de la fuerza personal, rel'urren á otro medio me-o
nos comprometido, á la astucia. }<'ácil les fué arrancar á la
imprevision del capitan general, apesar de la profunda calma
que disfrutaba Sefilla el dia 18, la concesion indiscreta de que
recorrieran las calles varias patrullas de Mil icia Nacionol, en
union con otras de la t~opa de línea, para cahllar la zozobra
qoe rein·aba en los ánimos; siendo en realidad el lin·que se
proponian I.os peticionarios, bien opuesto á las miras que
manifestaban como escusa. Pues habiendo obtenido tam-
bien del General la concesion de comunicar el santo y ,eña
á los milicianos, no bieu se habia esto verificado, cuando
~parece en aquella noche iluminada la Giralda como por en-
callto, y un clamor general de campanas anuncia simultánea-
mente desde aquella y las demas torres de la ciudad, que la
capital de las Andíl.lucías está ya pronunciadll.-Los oficiales y
gefes de artillería acuden al cuartel; pero SOIl recibidos á ba-
lazos por la tropa ·insurrecta, gobernada y dirigida por un sar-
gento,que en premio, y paraegemplo de disciplina, fué ascen-
dido á oficial. El General se entrega á una incalificable apatía.
El r~jimiento de AragQn (el que chocó en diciembre último
con la Milicia) solo, abandonado á sí mismo, pide á gritos ata-
car la rebelion; espera en vano órdenes superiores, y creyen-




-921-
ln suceso notable vino á complicar ma!\ la SI-


tuacion y á dar una direceion todavía mas sesga al
movimiento. En los postreros dias de junio.apare-
cieron en las playas de Valencia los generales don
Ramon Narvaez y don Manuel Conclla, el brigadier
don Juan Pczuela y otros varios gefes militares re-
trógrados, procedentes de la emigracion, quienes
desembarcando el 27 en el Gra.o , firmaron y diri-
gieron desde allí á la Junta de la capital ulla reve-
rente esposicion, recordando en ella las palabras
«olvido y amnistia» , COInO las mejores que habian


.do que es víclima de un cngaÍIO ú traicion, concl uyo por ad-
berirse al mlJvimiento : el de caballería títulado la Constitu-
cion no quiere imitarll', hallándose en igual caso; é impulsado
por su coronel, el brigadier Porto, abandona la ciudad, y, sin
que fallase un solo hombre, ¡ireséntase al general Alvarez an-
te los muros d~ Granada. Carr'alalá, acompañado solamente
{\el segundo raho, el gobcrnador, el coroncl de Aragon y 105
oficiales de artillería, deja tambien á Sevilla r.etirándose á Ca-
diz para proseguir en la inaccioll. El gefe político Llanos, en
su carácter irresolutu y apa~ible, hállase sorprendido y anona-
<dado. Llévanlt, por fuerza ó de grado, al Ayuntamiento, en don-
ile autoriza con su presencia y aquiescencia las primeras me-
didas organizadoras de la insurreccion, á punto de granjearse
Jos pláceme's y VítOTeS de la muchedumbre amotinada tn la
plaza y entusiasmada por las arengas del canónigo Cepero, pro-
cediéndose aqutlla misma noche á la ereacion de la junta, de
la cual el último rué miembro, como representante de las ideas
de retroceso y de la preponderancia clerical que imprimió á
los actus de aquella autoridad revolucionaria, 'en posteriores
dias de prolcba, el sello dll la energía v de 1<) audacia.-Cuando
I.Ianos se vió libre, trasladóse á Cadiz, en donde fue mal re-
cibido., empero sin que él tuviera mas crímen que el que le era
.comun con el Capitan General, y no es otro que la incapacidad
para el mando, la debilidad, de la cual, no á 1!llo!i', sino al
gobierno que de .taJes agentes se valia .deberá hacerse un justo
cargo;-Cnsi todos estos funcionarios eran hechui'a-de"1 minis-
terio UodiJ.




~922-
encontrado en el programa del minis\erioLópez,
al cU'al apdlidaban franco y generoso, Ilúe er\!.el
faró que los h"bra ~ondllcidü á aquel puerto; ase-
gurando que « nada en octubre tenian que' temer de
ellos la libertad, las leye,~, nuestra 7'rina ;,, cnlo- .
nando tambien la salve d..: Olózaga; terminando con
decir: "OS ofrecemos ntte.slros serviciós, libres de en~
~idia,. agenos de ambicion, obedientes, sumisos, si
fllÚ'e necesario, entre los grupos del pueblo, entre las
filas del soldado,»-«Pot gratitud, wandomenos
(añadian), aqni estát/, nuestras esprldas y nuestras ri-
das,)) Y era el primero que esto firmaha don Ra-
mon Narvaez. - La esposicion f ué cl)ntesla~a en
breves horas de este modo: « La J';lnta ha a:lmiti-
tldo, con el mayor entusiasmo ,tan generosos ofre-
«cimientos, y vuela en e~te instante á abrazar á los
«valientes á la [llaya.) Tan amañado estaba todo esto,
que con la misma fecha del 27 que .traia la esposi-
cion,leíase un decreto de aquella autoridad revolu-
cionaria; ó reaccion;lria ;' 'compues'la, c(}mo va di-
cho, de republicanos y absolutistas, en el cual de-
ciase al general Narvaez: nE~ta junta ha tenido á
« bien nombrar á V. E. genera\.cn gcfll de las tro-
( pas de este dislritü:»-;-Con lágrimas de amor y
gratitud, dice Narvaez en su. cOIilestacion del 28,
que leyó este decreto, aceptando el cargo sin va-
cilacion; mas lÍo sin consign¿ir anles reiteradas pro'
testas de sumision y leLlllad.




."...923-
..f. este tiempo, el ex-ministro de la Guer;ra don


Eran,cisco Serrano, asistido .le su amigo y menlj)r,
el far,aute Gonzalez Bravo, .prese,ntóse tambien el'!
Barcelona, procedente de Madrid (1), ganoso de 1
poder, y con l:t prctension extraña y. presuntuosa
de reasumir en su pe·rs0na el gobiermJ, que litull¡ de
la nacion. La'junta de aquella €iudad., compuesta
casi loda de progresistas, cometió la grav'e falla de
~cc~derá SU.3 prel~nsiones dándole la i~vestidura
ridícula de ministro universal: error ,que en aque-
lla sazon podia ser hasta cier.to punto disculpable.
atendidos los antecedentes que para con el partido
liberal recomendaban á Serrano y á Bravo, de quie-
nes parecía. imposible enio~ces imaginar falsía ni


(1) No se decidió Serrano, á despecho de lás instancias J
ruegos de sus amiglls, á pasar á·Málaga, donde tenia mas in,·
fluj,) y pudo ser mas necesario en losprimeros sucesos de la
insurre~cion. l'ero yendo esta e\l bonanza, resolvió-se por 1111
á dar este paso que creyó, ú le hicierun creel', mas oport.uno,
en compañia de·(7on1.alez Bravo, á pesar dejas protestas de
lealtad y de respeto al REGENTE <lue este hahi a hecho en la
leunionde Filiplnas.-Corrian rumores por Madrid, en los
primeros dias dela insurreccion malagueña, de que el gene-
ral Serrallo babia marchado á las Andalncias. El ministro de
la Guerra, don Agustin Nogueras, sucesur de Hoyos que babia
pasado con mando al norte, como hubiese tenido por ayudan-
te á Serrano en la última campaña, lIamóle á su ca~a para
cerciorarse de la verdad.ó falsedad de aquella noticia. COII tal
motivo medió un diálogo Curioso entre ambos generales. «D~­
«cías~ Ó dícese ·lIor ahí qut' Ijsted habia marchadQ á. Andalu-
«cia» díjole el ministro.-«De ningl'" modo (c,onlestó Snra-
no): yo no desierto nunea: baréá ust~des IÍI guerra: pero
nobl!', justa, legal, cara á cara; revolucionariamente, nunca.»
Al siguiente día el general Serrano habia rlesaparecido. "Iec-
ciouáronle sin duda los caballeros cQnsp~'radores.de octubre.




--9'24-
IratClOD. El ministro universal ofreció' ií la 'jrinta
barcelonesa la reunion de la central,. confotme ál-
programa de aque\la,' en nombre del gobierno de la
nacion que él representaha por el voto de la misma
junta. Círculo vicioso dentro del cual vino á encer-
rarse y á confundirse la revol~cioll del 43 , como
que él tenia· un centro oculto que le hacia girar en
cierto sentido, del cual eran .desconocedores los in-
dividuos de la j unta" de Barcelona. viniendo así el
pretendido gobierno de la nacían á ser gobernado por
olras gentes, que no eran por cierto aquellos indi-
viduos. La importancia dé Barcelona, la pujanza
grande que es peculiar á todo movimientoinsur-
recciollal obrado en Calaiuña , y la grande autori-
dad y prestigio de los miembros de aquella junta,
no podian menos de dar una fuerza moral inmensa
al don Francisco Serrano, con tal reconocimiento,
sobre la fuerza propia que él contaba ya como in-
dividuo del gabinete de los diez dias.-E\ 28 de ju-
nio publicó un manifiesto esplicando los motivos
de su conducta y defendiendo la pureza de sus in-
tenciones y las del ministerio Lopez, añadiendo que
la suerte de la España consistia en la espulsion del
REGENTE «cuyas ambiciosas miras, dec~a, todos co-
nocen ya 1I Si este re¡lista vergonzante no tuvo el
suficiente valor para imitar á Prim, proclamando
en Barcelona la mayoria de la reina, antes bien,
fuéle necesario emprender aquí otro rumho, alzan-




....... 925-
do la mentida enseña de Junta Central para ba-
laguy seducir así mas facilmenle á la junta bar-
celonesa, y hacerla caer en la jnícua red que los
reaccionarios y losa póstatas trajan bien urdida y
preparada, hállase sin embargo tan calcado en el
servilismo monárquico el manifiesto dd ministro
universal, que no vacila en asegurar con escrúpu-
los, que ESPARTERO «no es hijo de reyes,» sino un
«soldado dé fortuna» y añade: «los que tuvitnos
«ánimo bastante para esgrimir las armas contra un
.príncipe de la famili{l real, con mas razon podre-
lImos empuñarlas contra un hombre que no es prín-
«cipe, ni tiene titulos. ánueslra gratitud, ni merece
"ya \a confianza del pais.»


D. Franelseo Serrano.




-926:-
C~nsigoienleá esto, el 30·esp.idió Sellfano\ mi


decreto destituyendo de la Regencia del Reino. al
DUQUE DE L.A VICTORIA, al oleg.ido por la.nacioore ..
presentada' en Córtes, relevando á todos los españo-
les de la obligacion de obedecerle. Con igual fecha
confirmó el nombramiento qU(l á favor del. general
Nanaez babia becho el 27 la junta de·Valencia (1),


Par á par vése, pues, que van caminando des-
de el principio la reyolucion y la reaccion: y estos
sucesos y la conducla observada por otras mucbas
juntas, anuncian ya uua funesta realidad en la si-
nonímia de aquellas voces. Los cadistas de la coa~
licion, J IOSIDoderados. y los villan!>s apóstatas que
ha comprado el oro de los cO~lspiradores trauspi-
renáicos (2), trabajan de consuno en la obra de


(1) Dando como causal este nombramiento de la junta va-
lenciana y los que hicieron igualmente otras muchas juntas á
favor de ¡¡;efes mili lares retrógrados, hé aquí como se esplica
don J. M. Lopez, en su citado opúscu·lo: «No era dificil calcu-
«lar que el partido moderado iba á adquirir demasiado inOu-
ujo y poder; y para contrabalancearlo, sin duda movido de un
asentimiento tan patriótico como espontáneo, marcbó á Cata-
aluña el general don F. Serrano etc.n-Mucho debe de cegar á
Lopez el e~píritu de compañerismo y de amistad, pa ra estam-
par esa frase en una publicacion que hace dos años despues de
aquel suceso, y cuando son ya harto conocidos los designios
de ese via¡l;c á Cataluña que contenía el gérmen del célebre
ministerio Gonzalez Bravo, vist.o ya por don Joaquin Lop.ez
ooando él imprimió ese escrito.


(2) Aunque la cuestion de fondos secretos es muy difícil
de depurarse y ser tratada por los contemporáneos, es sin em-
hargo sabido que por cierta embajada al principio, y por un/!
elevada persona despues del alzamiento de Reus, se facilitaron
algunos; mas es de creer, á juzgar por lo que ya se ha hecho
comun, y por alg,~nas fortunas <lue de~dc entonces han apare-




-927~
perdicion para España. En muchas paNes, como
aconlcceen Valladolid y en la Coruña, la reaccion
levanta iracunda la caheza y deja caer completa-
mente la máscara, espuls:Jndo de las juntaa :í los in-
viduos que profesan ideas liberales y no se prestan
á las maquinaciones de los traidores. En Soria ven-
cen tambien los absolulisJas. En Burgos, cuyo alza-
miento se verificó el 21 de junio, yen pos de él, el
de los numerosos regimienlos de toda~ armas <Iue,


, desde los sucesos de octubre cubrian las pl"Ovincias
Vascongadas, pretenden los retrógrados dar el man-


cido sin motivo o~tensiblc y lícito, que mas servirian en mu-
chos casos para elevar á unos cuantos, que [Jara favor('c('r con
su natural emp!eo el movimieuto. - Es loable el proceder de
una gran casa de r,oIllHci" de Burdeos, que habiendo recibido
en aqiJellos dias una, letras que importaban l'rucsa~ sUlIlas
~n destino á España, eomo el pi'Íncipal, que era espaiiul, eo-
lIociese que el objeto de este dinero, enviadu de París, era el
de fomentar la rebeliún y la guerra en su patl'ia, negóse a
aceptarlas de su cuenta y riesgo con la ma)'o!" indign8cioll.
La junta que hahia en Bayon3, compuesta de pro¡;-resistas !
moderados, l' presidida por el conde las Navas, suministraba
dinero á los que scguiulI determinadas inspiraciones é inllllcn-
cías. Notilbase p'lr consiguiente la abundancia de recursos
donde imperaballlo~ rctr()grllt!os (\ triunfaball sus principios:
mientras cnlas prol'illdas en que dominaban los lih(>rales .le
buena fé 'lile se habian pronunriado, ILibase solo al ardimiento
~ al entusia"iUO de estos el resultado que cn las otras se ubte-
lIia por la venalidad )'10 traieio ...


La illllurncio ulkinl ud gobierno. frances, Ó tic sus agentes,
~n Ifjs sucesos del 43, ruó un h¡>dlo, no solo sentido por todos.
si 'lue tambicn nveri,nladu. El rónsnl t'r:lnces Ilc Cnrlagenn
escribió al embajador de ~u nDcioll residente cn Madrid utla
carta (juc IIt>gó á mallos de los ministros del RllGENTI!, en la
cual le avi,aba de cumo los 1i000 fu"ilrs que restaban en a'luel
puerto, do los 'IO,OOOquc se babi<lll depositado alJí,procedentes
del dpsarrne d(' la '1. N. de Barcelona. los conducia va báda
esta, ciudad un bll'I'IC deJa marina re¡Jl francesa. "


'1'0)1. ¡Y. 59




-=928-
do de las' arma,s al general O-Dol1ell, procedente
do' la emigracion, y Ilue presenWba corno lílulH,
segun se esparció por la ciudad, la abundancia de
dinero de que venia pro vi~lo; pero la decision y
energía de los Collantes y Arq uiaga , gcfes de aque-
lla insurreccion, rechazaron lales pretonsiones á ra-
yor del can(lidato de París, poniellLlo en su conse-
cuencia la division espedicionaria de Burgos á 1.\5
órdenes del general Bayona, que habiendo acepta-
do la coalicion de buena fú, mar.túvose en ella sin
espíritu de partido, con honradez y constancia. En
Barcelona inléntase lambien una reaccion para es-
cluit' á los progresistas Benavent, Degolladél, Lla-
ca~'o y olros que forman la mayoría de la junla; pe-
ro la {il'meza de esta y el buen espíritu del pueblo
barcelonés destruyen el plan de los conjurados que
aun llegaron á promover un motin retrógrado.


En medio de esto, la ciudad de Vigo pronúncia-
se el 26 de junio, con su brillante Milicia y el bizar-
ro provindal de Orense , proclamando Córtescons-
tituyentes y la Regencia de ESPARTERO hasta su ler-
minacion legal, é ¡m poniendo y amenazando á 105
reacciona.r,ios de la Coruña y de otros puntos de
Galicia. El caudillo Prirn quiere percibir la red que
se le tiend.e ; y en Barcelona, en llonde dirigia lils
fuerzas sublendlls por órden de la junta, y á COII-
secuencia de las indicaciones hechas por El Cons-
tÚucional, lanza una proclama en la cual dice que




-929-
no admitirá los servicios de los gcncl'"les compro~
metidos en octub[e. La coalicion h1llasc pues rola,
dividida en el cilmpo mismo de la insurreccion: y es
anchuroso el que una lal complicacion de circuns-
tancias y de intereses ofrece al REG-E:s"TE y á las
personas que le aconsejahan, ¡tara asentar en me-
dio de él y alzar en alto una bandera nue\'a, que
uniese en derredor suyo á todo el partido liberal.
eslraviado y disuelto, como símbolo de conciliacion
y fiel emblema del futuro engrandecimiento dc' la
España. Pero aquella inesplicahlc irrcsolucion en
que llegó á constituirse el geCe del Estado en Alba-
cete, aquella mortal indl~cision, tan poco conforme
á sus hechos gloriosos como general de los ejércitos.
auguraban triste desenlace á tan ten iblé cl'Ísis, y
un término fatal á la Regcncia, Sin avanzar sobre
Valencia, ni retroceder á Madrid, ni emprender al-
guna otra yia, ni rodearse de un cjército fuerte ha-
ciendo venir al que mandaba Seoane para situarse
en Requena, ú otro punto semejante. desde el cual
amagase á la vez y acudiese á hacer frellte á los in-
surrectos de Valencia y de Cataluiia, sin empren-
der, en fin, plan alguno acti vo y sal vador, con la
resolucion y la velocidad que demandaba lo apura-
do de las circunstancias, el REGENTE -del Reino y
sus dos ministros permanecieron no mellos que tre-
ce dias en Albacete con una division aguerrida y
brillante, constituidos sin embargo en la triste




...... 930~
Inacclon que tan funesta debia de ser á su causa.
Madrid cons[~rvase fiel á ella; la hermosa y libre
Cadiz y la invencible Zaragoza resisten toda tenta-
tiva de alzamiento; en otros varios puntos de im-
portancia ondea todavia su bandera; Seoane y
Zurbano mandan fuerzas respetables (l) ; la division
comienza á introducirse abiertamente entre los su-


(t) El 17 de junio entró 5el'ane en Lérida ron la division
lIr8:;onesa, en donde encontró á la de Zurbano, fuerte de catorce
batallones, cinco escuadrones, dos baterías rodadas y dos de á
lomo. Como el UEGEiSTE en Albacetc, tamuicn 5eoane se man-
tuvo quieto en aquella plaza, punto de apoyo y llave maestra
para ourar Sobre .\ra¡,;oll y Cataluiia, sin atreverse á inquietar
á los barceloneses, a[lc~¡]l' de que el honradísimo coronel don
Bernardo Echalecu, gobcrnadordelllonluich, verdadero mode-
lo de disciplina y lcaltad, rechazando las sugestiones, rue-
¡¡OS y ancllazas de los prununciados, con,crvaba el mando del
castillo (que no entregó, ha,ta que constituido el gobicnw
llfovisiunal en Madrid, embarcauo el RF.GE:-iTIl 'f sometida to-
da Espaila, hízosc ya un dcuer de hacerlo), y aprsar de que
ele,cia propollcrse Illal'char inmcdiatamclllc sobre Barcelona
para ycnccr y sofocar la rcbclion.-EI 1.° de julio escribia
Scoanc desde Léritla al ministro de Marilla, que el gobierno
,; contaba allí con 24 batallones, ClJn bastante eal¡allcría y ar-
"tiHería que pueden pesar (decía) en la balanza de las contill-
"genei!J.s futuras.» Pero si bien aseguraha que hahia huen es-
pírítu en las tropas, aiíadia que esto na * a (I/.e.rza de (uerzas
"y de astucia.» No mostró mucha el don Antouio cuando al
llegar á 'aquella pinza, la cual se habia pronunciado dias antes
acaudillando el alzamiento el general Toledo y el coronel Pri-
mo de Rihera , hduiéudosc deshecho este primer pronuncia-
miento de L(~rida con solo la aproximacion del general Zurua-
no, no solo \'ol\'iú á Toledo Sil gracia, si es que de eUa le ha-
bia prhado, si que tilrnhicn le confirió Seo8nc el mando de
la caballería, para que fuese el primero en la dd")cci'!n de
Al'lloz. á pasarse á ~arvacz' con todas las fuerzas de esta ar-
lI1a.-Prilno de B.ihera dl'jú ú Lérida y vino á in,:urreccjollar la
dudad de Guadalajara.-En la misma carla de Seuanc 11 Cur-
tos decia eOll mucha razon 3'lllPl : «La conducta en gcn'crnl
« de autoridades es miserable : da asco y m.1uifiesta los pro-
(i ~Trso5 'lile ha hecho la d~,m~ralizarion entre no~otro~,})




-931-
bleva~os: ciert9 que sO,ouiuchos los pel,igros, pe~Q
no son pocos los elementos poderosos que cuenla
aun el REGENTE para soslenerse. ¿Qué hace enllle
tanlo? Permanece inmóvil en Albacele: y este quie-
tismo, que tanlo -abate. á los suyos como alienla á
los contrarios, es signo pri\S3go de ruina y de
muerte: y esa conduela es tanlo mas eslraña,
cuan lo que en las alocuciones de despedida (Iue
habia dado en la cór!e prometió obrar de pluy di-
versa manera.


Eu Albacele, como fuera de allí, todos se pre-
guntan la causa, y nadie sabe dar una solucion plau-
sible á lan singular como sorprendente suceso.
Quién le atribuye á la enfermedad que padecia Li-
Ilage, postrado en cama de resultas de haber sido
maltratado y herido por un caballo al tiempo dc;l
s¡lIit de Madrid: quién asegura con mititerio que se
han enlabiado lralos secretos con personas de Va-
lellcia que fllcilitarán por sorpresa la entrada d<J
las lropas, ó bien obrarán una reaccion en las que
habia allí pronunciadas con disgusto: quién dice,
aun con mayor recato, que consisle en la poca COII-
fianza que inspiran las fuerzas que \leva el REGENTE;
quien da solo como causa de la inaccion la escasez
de es las , que sin embargo er,lll muy superiores á
las pronunciadas de afluella ciudad. Enlre tanlo el
CONDE-DUQUE parece como rendido en letal poslra-
cion, ecb,llldo de menos aquel olro ,'alor indispen:-


.. -




"', ~' ,


-.. ~932.21-


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.' ,~'.
' .
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,',


i3ulc en los grandes co~tlietos p~li~i~os. ~n ;asar-
.Iientes crL,is re"olucion:u'ial!, :valór éivico, pr~it)


t
de las almas entusiastas y arrebala._las. por la i~lSpi-


t'


rae ion de los prillcipios, por la fé ciega. e~tossis­
temas y teorías" que en su jnicio harán I:J fclkidad
de los pueblos por la ,'ia de las revoluciones, y que
difiere mucho del valor personal t¡ue brilb culos
combates, Laposlracion de ESPARTElIO (') en aque-
llo .. dias de prucha dictábale solo, por toda contes: '
lacioo que él daba á las personas que sobre I,¡ inac-
eion le dirigianalguna pregunta, la frase mas le-
gal y constitucional y honrada que atillada y salva':"
dora, de que «él solo era el REGENTE del Reino;
« que 00 era el geo~ral ESPARTERO: que por lo
(( mismo nada haria sino lo que acordasen sus mi-
« nistros.») Y era el de Nogueras y Laserna el úni·
co c_jnsl'jo con~litucion<.d que se oía y egec.utaha
en el llamado' cllartel del RIWENTE. l)ucs que con


(1) Prueba bien esta misma postracion, no mpnos que el
aturdimiento (jue reinaba en los espedicionarios de Albacete.
1 .. circunstancia de haht'rse' presentado el marqués de eama-
ehos al DUQUll ofreciéndole recuperar y yol ver á la obediencia
las tres provincias de Valencia, Alicante r Murcill, con tal que
se pusiera á sus órdenes UII batallon d(~1 ejér"ito y 60 caballos
que el mismo marqués sostendria, si era preciso, á sus espen-
sas. e,m la facilidad con que eran acogidos por el REGI!NTI! y
5U,S amigos todos los proyectos que halagascn su buen deseo,
en medio ,de aquella all~lIslia, aceptó ESP,\RTIlRO la Itropuesta
de eamaclws, olvidada sin embargo de"pups y ahandonada con
la misma facilidad 'lue se le dj;'pcnsó la aprobacion. Mas
de 12.60il n~ciollalcs de aquellas pl'O~incias aguarda han con
impaciencia elite paso Ú otru análogo (Iue sirmpre furra pre-
fnibll' á la inacciolJ que todos lamrntaban.




.,
"


~.


solo cl~~cuerJ¿' deO;slOS ,'1?edido pero no esperado
el diclámen.de los mínlslposque residían en Ma-
drid • que resuhó.lteS¡luc,> contrario á esta fatal re -
ilorucion, babiéndo!!e recibido en Albaccle comu-
nicaciones del ,conde de Peracamps, figurando co-
mo obra fácil y segura la pacificacioll de las And~­
lucías si le auxiliaban con mas fuerzas, cansados ya.
como no podrían menos de estarlo ~ de formar allí
sucesivafllcnte infinitas y variadas combinaciones
que el tiempo y los sucesos iban frustrando á la
vez, decídcnse, por fin, el REGENTE Y sus dos mi-
nistros, il dejar á Albacete el 7 de julio, empren-
diendo su postrera y funesta espedicion á las pro-
vincias del mediodia, cuando todos creian que su
rumbo no podría menos de ser hácia Valencia (1).


(i) No solo material, sino moralmente hallábase tambicn
el ministerio dÍl'idido aqut'llos di as ~n puntos de la ma)'or y
mas vital impol'tancia. Y un desconcierto tal, en crí~is tan
árdua, lan terrible, falta de armonía y de unidad, á la cual
es consig}liente la debiiidad en el poder, y de ordin8l'Ío lam-
bien, el error en las determinacionp.s que emanan dc este, pre-
cisamente en laocasioll en que lOas nc~esarios e,ran el acierto
y la energía. la autoridad y la fuerza para eonjurar la tempes-
tad, no erau en verdad señales que augurasen al REGENTK la
victoria.


Con"cbido en AlbaceLe el proyecto de marchar á las Anda-
lucías, proyecto que indicó y propuso ya Mcndizahal dias an-
les, cuando parecia mas ',porluno qne ahora ese movimiento,
comullicáronle los ministros que acompañaban al Rl!GIINTE
á sus cólcgas de Madrill. Consultaron ('sto s tnn árdu8 cuesliOIl
con algunas personas notables de la córte, afectas al DIlQUE, ~
á las instituciones; siendo el resultado de es la consulta el
contestar lus tres con el dictámen ne¡::ativo resllecto á la es-
pedicion, alegando fuertes,y muy valedrras razones en su con-
tra, ,~OIllO I~ d~ que el I(obierno tiesap~receria de Madl"id , el
desaliento que produciría unalal resolucion en'los amigos dt'1




-934-
~Ias aclivoy diligente el general Narvaez. ad-


vlrtiendo sin duda que en semejantescrísis' la Yic~
torill pertenece al mas osado, al que obra con ma-


REGENTIl, y la suma probabilidad de que la~spedicion se con-
siderase cumo ulla verdadera fuga con la mira de salvarse y
nada mas, acabando' 8si cun el prestigio del CONDIl-DuQUE;
pcrdiéndose todo, y perdiéndose sin gloria y sin dignidad, La
ül'inioll de I"s tres minislros y de sus amigos de Madrid, como
o(llJcsta á la espedicioll del SU\' y á la p~rmanencia in8ctin
en Albaccte, cirrába,e en que se encaminára el HEGENTE há-
cia la parte de Uliel y Requcna, y cOllcentrando allí' todas las
fuerzas pusiblc~, Il1ClltlS las de Yau-Halen, hacer fr~nte 1I In!
iusurrcclos de Valencia y de Calaluila. Los ministros dirigie-
rOIl á Alhacete csta Op,¡rIUUa é interesantísima contestacion
con fecha dd 8; prro Ia sabemos que el 7 salió el DUQUE con
5U comiti\'a de aquella capital para Andalucía. ¿A qué cunsul-
tar si nu habia de esperarse la .. ~spnest8? Los tres consejeros
llegaron á temer ya tanto de los desaciertos que se cometían
en el cuartel ,del URGIl::;TE, que púníalos esto quizás en mas
cuidado que los mismos prollunciamient<ls.


Una vez emprendida ya la marcha, eran infinitas las difi-
cultades que se oponian á variar de plan. Asi lo hicieron ver
en su~ réplicas desde el camino los ministros de Guerra y Go-
bernarion, ponderando 5it'mprc las ventajas de su correría,
asegurando que Madrid seria socorrido, en caso de neeesidad,
por Seoane, y dando tamhicn por motivo de su prosecucion el
recelo de que al revolver las tropas se descrtaran cuerpos ente-
ros de los qUI' acompaña han al DUQUE. Los aconsejadores le-
gales de este plan, que ellos calilll'aban de vasto y fecundo en
resultados, digp.ron no obstante á sus cól~g8s de l\1adrid, que
si apesar de todo juzgahan necesaria la pr~sencia de S. A. en
la capital, porque petigrase el sagrado depósito de la Reina, lo
JIIanifcsláran ~5i almom{'nlo para adoptar la l'onsigtiicnte dé-
termin8cion. Entonces rué cuando lo> tres ministros dirigieron
por sé parado ~us dil'lámcnes á los CSIll"dicionarios. Solo Mcn-
dizabal convino en la continuadoll de la marcha, si bien la
Iimitaha al caso de que fuera real y positivo el peligro de que
las t ropas se desbandasen al rrtrol, .. der; pues de lo contrario,
opinaba porque esto último se verilicase pam socorrer á 1\13-
drid. En JIIucho peligro creia CuctflS esta villa por la aproxi-
macioll de fuerzas insurrectas pruredl'ntes de Castilla' al man-
do del generaf Azpiroz : y así como Nogueras y Laserlla encare-
cían el mal efeclo que la vuelta habria de hacer en aquellas
tropas, a.1 tambien el de !\Jarina estclidiase ell justas conside-
raciones sobre la desagradable impresion que 110 podia menos




-935-
Jor energía y rarlidez, habi:l ya salido de Videncia,
dejando á esta ciudad casi desguarnecida; y foi bien
no se atrevió á (br la cal'a y h/lcer frenle á ESPAR-
TERO, quizás por la inrerioridad numérica de sus
fuerzas, encamínllse á Teruel que se hallaLa sitiado


"de producir p) alej3mirnto del DUQUE y sus tropas en )a Mili-
ria y el pueblo madrileiw, Como Curtos, tambicn el presidente
del Consejo, Gomez Becrrra, opinú por el regreso del I1EGI!NT.I,
sin condidones de ningun Ilénero , dudando de la ayuda que á
Madrid prestase el general Seoane, CUII dis~urso reposado, en
medio de los peligros guc amagaban ya á la capital en aquel
dia, que erael12 de julio, haria contrastar el rrspctubll' 811-
ciano toda la importancia inmensa que 1'11 si IInolJa el succs"o
de perder la capital de la MOll8rtjuía )' la p('rs(¡na oe la IIt'iIlD,
ni lado de lo que pudiera valer la pacifil"ucion de las Alldalu-
l'Ías, caso de no scr ella asequilJle á ValJ-lIalelJ: y no querien-
do Gomez asociar á sí tan terrible rrsponsubilidod, cual era la
que su convencimiento le serlalaba en esa espedicion del RE-
GENTE, hizo en este dia relJuncia de la presidencia del Conse-
jo y del ministerio de Gracia y Justicia,


Prosiguieron sin emlJargo los espedicionarios su marcha,
fundados en la diversidad de pareceres, ó mas hi('n, en la eon-
dicional de ]H('ndizabal, insistiendu ellus en que era lIJuy de
trmer el contagio de la sediriou rn las tropas, alegando que
)as del nVQu.: 1I0,le hahian esperimentado por 1'1 desconoci."
miento en ()lIe estahan de los malos ejemplos que cundian pur
todas partes, l' añadiendo ahora el mal er(~cto que la retirada
118bria de producir necesariamente, no ya solo en aquellas tro-
pas, sino en las (Iue mandaba Van-Halen que esperaban entu-
siasmadas la presencia dpl CONDE- DUQUE,


i Tal y tan triste era el eslado 1'11 que se encontraba el go-
bierno, dividido, como \telllos dicho, material y moralmclJte
en circllnstan!'Íns en que eran dE' todo punto indislJCnsablrs.la
union, In ronfurmidnd y la fuerza! ¡Tan des8\"entajada opinion,
del lado dI' la lidelidad, merecia el I'gército á I,)s ministros!
i Y sin emhargo, no SI' vió entonces un decreto disulviéndole,
licenciando lilas tropas, instrumento el mas temihle y contra-
Tio á la Regencia y á la libertad, para que se entendieran
despurs mntuamente Ins Milic-ias Nacionales de los diferenles
pueblos, pronunciados y no pronunciados, las I:uales 110 se ha·
hrian batido seguramente, y eDtre las cnales hubiera sido fáci!
)a avenencia y el acucrdo en el terreno liberal, dentro del cual
debió caber siempre el DUQUE DE L.\ VICTOlll .. ,




.
. ' ......


-936-
poda division Enna, ,logrando, primero aquí, y
dcspues en Calalayud y Daroea , engrosar las suyas
con otras inuehas fuerzas de <'jército que se le agre·
gafon, y con las cuales pudo ya presentarse ¡j los.
pocos días ante la capital dd reino sin temor de
que se lo estorbára al REGE1'HE (l).-Antes empe-
ro de que hablemos de los importantes sucesos de
.Madrid, y mientras aquel con su division \'crifica
la marcha á las Andalucias, fijemos el estado en
que á la sazon se encuentran estas provincias.


el) Algunos batalloues de la Princesa y de Isabel 11 con
IIrtillería de batir que hahian sal.ldo de Zar~goza para reforzar
la divisioll Enna, que era la que' sitidha á T('rurl, se pasaron á
Nar,'aez, como lo verilicó tamhicn parte de las ruerzas que
componian la division. Esta gente. y mas de ¡¡OO cahallos que
llegaron á Ater.d y Calatilyu<l, prncedcntcs del depósito de Al-
calá, y se unieron tambicn iI Narvaez. constituian el nervio
principal de la brigada ó dil'ision que este general trajo á Ar-
doz ':f á ~fadrid.-Cualldo Narvaez llegó á Temcl, ya Euna ha-
bia levantado el sitio y venia (~n reliralla. El 4 dc julio publicó
el don Ramon en, aquella capilal del bajo Aragoll ulla procla-
ma, en la cual decia que se p.roponia "trazar el plan político
{(que Sil corazllll,dc aCllcrllo con Sil ,'.ahcla, se habia formado.»
<lAI tlesembainar mi espada de IlUC\'O (añadia I mi állimo no ('5
«derender á UII partido, es dcfcnd~r1os ¡\ tndos d.el desprecio
«COIl que han sido pisoteados pUl' el gobierno que "á á caer.» y
concluía diciendo Nanacz, C.OIl n .. 1ablc dcs~nfa,lo: "El que
<I"oh'iclldo la vista otras intentase rcacciúncs de cuallluier CIJ-
"Iur que fuesen .... seria indigno del nomhre cspailOl, mcr~ce­
«ria que lodos unidos ca)'éscrnos !-ohre él, para anonadarle.
«J~ste es el volo mio y de mis compaiíeros, espaiíoles: este el
((voto qu~ cumpliré á to<lo trance. El que nos suponga otras ¡n-
((tenciones, quien nos sciíale C91l10 "rnidos á resuritar otra han-
((dera, ese es un cn~mig,) dd alzamiento nacional, un mulva-
"do! .• ,)) -Supla el lector la calificacion que mcrecl', quien con-
firma con los hechos esas malignas intenciones, que se creen
SU(IUeiltas, ohr3nllo en sentido opuestu á lo que paladinamente
cspresan estas palabras!


,lO
#1




"


-937-
El-que se decia gobifrno de la nacíon al princi-


pio, que' trocó despucs tan dC3C(\bl'lliHlo y pompo5o
título por el m3S modesto de gobierno provúional.
pero que flasta abora no era mas que el general
Serrano, cx-ministro de la Guerra, nombró, con 1 ..
misma fecha qlIC á N¡¡rvaez, al general D. Manuel
Concha gefc superior de IIIS tropas insurrectas que
operaban en eltcrritorio del Sur.-Rehecho y des-
hecho y vuelto á hacer el pronunciamicnto de Há-
bga (l), la cuartn ó quinta Gomision popular de go-
bierno quc conoció esla ciudad, en la eual lograron
ya. tal cual participacion los moderados, dispuestos
sicmpre á ejercer el poder cuando ha desaparecido'
el peligro, admitió á Concha, si hien en calidad dc
segundo gefe dcl ejército de Andalucía , hahiendo


(l) m rn~rllué5 di! T"rrern 'jia fu~ otJligaJo á embarcarse
para Gibraltar, vista la actitud im;'ltllcllte que en sus variadas
fases llegó á tomar alguaa .. ~!. la in,urreccionmalagueiia, á
cuyo fren',c aparecieron varios jóV(!nes entusiastas, hallidus allí
por demócratas, tales com'j don Malllícl Osuna,-d"n Sahador
La-Chica y otro. que formaron parte de la junta ó Comisiun de
!lobierno, la cual ~e disting'lió pur su c;;tnlllrdirraria actividad~
Una I~ulurnna dc c~rca de 3000 hombres, al mando del coronel
don Bernardo Ft'lnandcz, l'ué d('stirruda iÍ auxiliar á lus gra-
nadinos, que se hallallan sitiados ¡,ur el genéral Alvarcl: olra
partió para Córdoba, guiada p(jl' La -Chica, en r~clamacion que
habia hrl,ho esta ciudad por medio de don l'rancisco Diaz 1I1u-
rales, individuo de su junta, comisionado al dctto: otrd, en fin,
saliú para Ronda, á las ónlcncs del coronel don 11 afael !\ledos.
la (:ual sublevó toda la Sel'rania, l' ell ullion desl'ucs con la de
Córdoha, pusaron amuas al c¡¡mpo de Giuraltar, ollli!wndo a
Caronnelet á ~lI1barrarsc para este punto, desliues de sulllcvár-
sele loda la Irupa.-La jUllla exaltada sufrió varias mudilica-
dones. hasta eonsl'guir los rNrógradll~ el "010 necesario (Iara
la odlllision del gt'lIual COlldHl.




-938~
sido nombrado su primero el general Lorenzo,. que
::;edecia enfermo, y no llegó á lomar el mando.


l\layores y mas motivadas zozobras, aunque no
tantas debilidades corno Málaga, esperimenló Gra-
uda en su alzamiento, combatido por fuerzas rel-
Jlclables de ejército, que cercaron la ci udad estre-
chando la línea de asedio, intluido desvenlajolia-
menle por las malas nuevaS que se recibian de con-
tínuo relaliv;¡s á los trastornos de reaccion que á
cada paso se obraban en l\l;ilaga, amenguado en sus
fuerzas con la desercion de algun:ls compaliías y
muchos oficiales, que olvidando su compromiso ha-
Manse pasado al campo de los siÜadores, conlrariado
en fin pOl" muchos que intenlaron un razonable, hon-
roso, oportuno y útil acomodamienlo con las tropas
sitiadoras, el cual no tuvo efecto por el desatinado,
impolítico y aun brusco proceder de los generales
del REGENTE, no menos que por la l'uda y terca obs-
tinacion de algunos liberales pronunciados, quienes
contribuyeron incautos á la realizacion de los pro-
Jectos aleves de los reaccionarios. Granada se sos-
tuvo, decidida y valiente, por espacio de muchos
djas, rodeada de los mayorc:s peligros: hasta que
habiendo decampado los sitiadores, sin 1¡¡lcer fuego,
y presentándose Concha, á quien no quiso recibir
111 principio la junta granadina, como los retrógra-
dos se vieran reforzados por tan famoso adalid, y
lihres ya por otra parte de los riesgos que hasta en-




~939--
lonces babia corrido el alzamiento, levantaD la ca-
beza gesticulando la pasion mezquina, el rencor, la
envidia, la ambicion, y pretenden dominar, ahora
que pasan dias de bonanza, ellos que mientras duró
la borrasca hiciéronse invisibles, para reap~recer
ufanos cuando la espada de Concha vino á guare-
cerlos (1) .
. (1) Llegado á Granad~, procedente de Madrid, el distingui.-


do patricio y digno diputado á córtes don Doming" Velo, único
de la o¡lOsicion 11U\" 8!l\lctla provincia, y comandante del escua-
dron oc Milicia de la capital, nombróle la junta subinspector
de la de tudas armas y voenl consultor de su seno. El bl'i~adier
lbars, con los regimientos de Ciudad-Real y Almansa, fué el
primer/) que se accr~ó á Gt'anada para intimar la rendidon.
Yelo fué corn;';iollall.l por la jllllta para pasar á IZllalloz, cinc.,
leguas <le la duda.l, donde se encontraha aquel gefe, de quien
rué bien recibido, cOllilriendo los dos amigablemente sobre ba ..
ses de próxima avpnencia que el don Domingo trasladó á la
junta. Mas habiendo esta diferido su resolllrion para el siguien-
te dia, que lo era de t'orl'l'o gen.'ral, se a~rrear()n entre tanto
las tropas a. hacer un reconocimiento. Grande ala(ma produce
este suceso en la poblacion: el toque de generala se confunde
con el de rebato que hare oir la famosa campana de la vela,
y en pos de ella, todas las demas ca lIlpUn3S que coronan las
soberbias torres qlle ostenta la reina escelsa del Gcnil ! del
Darro. Abr~nse zanjas, se construyen barricadas y se alzan pa-
rapetos, repártense todas las armas que hay t'n la ciudad, '!
esta presenta en pocas horas el aire de un verdadero ~ampa­
mento. La junta recomiene, con agrura y osadia, al btigadier
lbars "porque ha violado el territtlrio ue su jurisdiccion.» Todo
311uncia que no es obra fút'il el emprender a viva fuerza la to-
ma de Granada.


Sin embargo. la junta nombró \lila comision compuesta de
individuos del Ayuntamiento y de la Diputarion 1'1'0\ incial pa-
ra que pasase á A\bnlot~, una leguo de la ciudad, á donde ba-
bia avanzado el bl'igatlier, con rl fin de que abriese tratos COn
este. lbars, que parecía animado de fraterrwles y humanitario~
deseos, contestó con disgusto á la comi>¡un que ya habiall ter-
minado sus funciones, puesto que el "apitan gcilcral ..... h·ur"z
se hollaba en el inmediato pueblo de Pulion8s. A. l~1 pa,o·roll sill
,Icalora IIJS del¡'g:ldos de In junta, quipn¡~~sicndo ;í lavcz miem-
l;ros de las rOTporllCÍ<1nCS populares legítimas. no dellín8n do




-910-
El general Carratalá dispuso en Cádil la for-


macioll de una junta consultiva que rué compuesla
de las autoridades militares, polílica y adminislrali-
ofrecer escrúpulo alguno en su recoor·cimiento. Pero el general
.\\vart'z, impulítico, imprudente y altanero, hubo de recibirlos
con desprecio, puesto de bata, s¡>ntado, sin dispensar esta
gracia de urbanidad á los comisionados granadinos, aiiadicndu
en tin á tanta groseria la estúpida brabata (cuIa ridieulez no
tardó en demostrar el tiempo) de Mcirles satisfrchu, y como
rebosando esttílida ufania: «No admitG condiciones: Granada
"se enll'egará dentro de seis boras, Ó paso á todos á cuchillo.»


Débiles los díputados, en vez de reconvenir apelan al tono
de la súplica. El general se engrie mas, y todos resultan perju-
dicados. El ¡refe político, que se hallaba presente, intercede, y
el plazo fatal se prolonga IÍ 12 horas.


Comunicada en la noche tan triste nue\'a á la junta, ordena
esta el toque de generala al amanecer del dia siguiente en ,'ez
del de di'ana. El vecindario despierta sohresaltado, la milicia
toda ,"uelve á emruÍlar las armas, la campana de la 'Vela Loca
otra vez á arrebato, la alarma cunde por toda la poblacion, Gra-
nada presenta de nueyo el aspecto amenazante de los di as an-
teriores, y el entusiasmo de sus hijos acrece al ver que tremo-
la el glorioso pendan de la conquista. en las encumhradas tor-
res de la Alhambra. El marques de Tabuérniga tuvo tau
singular ocurreucia. 1.0s granadinos cllardecíanse, crc,lcndo sin
duda que los moros v"lvian á reconquistarlos. l'ero aun rayó
mas alto el ronalismo en aquella ciudad culta, que ofreció el
('spectáculo de inVl'stir con el mando en gefe de las fuerzlIs su-
blendas á una Sontbima Virgen, cuyo vicegerente era el te-
nienle corond de Astur;as don Benito Rubiu de Celis.


A tan imponente y'formidable aparato, el general Alvarez,
olvidando sus,brabatDs, viúse prt'cisado á corresponder con el
quietismo y el silencio, cuya actitud guardó ante los muros de
Granada por espacio de quince dias. A I cabo de este tiempo rué
rele\'ado por Van-Hall'lI que prusiguió en el mismu estado al-
gUllos dias mas, esperando en vuno la artilh~ría de bati\'; has-
la que habiéndose nntado alguna desercion en sus trupas. fuéle
forzoso leyantar el cerco, y encaminarse en I'eti rada hácia Jacn
y Córdoba para venir á establecer el sitio de Sevilla.-Los gra-
nadinos entonces, 8\r.ntad~s con este suceso, y con la llegada
de las columnas auxiliares, pror"dcntes de MlIlaga y.\lmeria,
IIrgauizaron otra bastante considerable al mando del mismo
l/crnandez 'Iue guiaba á los malaglleiios, destinándola en ob-
:;enacioll dI' las tropas de Van-Halen.


A este tieml10 p\'esentóse en Grallada don RamOD Vazqurz,




-941-
Ya, dos indi~iduos de la "Diputadon Provincial. dos
del Ayuntamiento y dos del Comercio. Esta junta
facilitó en breve tiempo, beneficiando los tabacos


comandante de Zamora, comisionado por la junta de Barcelona
y por el general Serrano, prnil:icndo el recollorimieltto de es-
te como ministro univ~rsal, j"clnombramipnto de representan-
tes para la Central, que segun arurrdo de lo;, h8rcelonrsc~, ha-
hrin de residir por entonces en ValenfÍa. Vazquez manifcstó en
Grunada que el general SCl"I"ano le habia dicho de palabro que
no se admitiera t'n esta ciudad á Concba, á la manera qlle se
habia negado oí admitir tanto á este como ;í Nanaez la Catalu-
ña. Sucedia esto en los IJrimeros días de julio. Horas habrian
pasado, despucs de la llegada de Vazquez, cuando se 5UpO en
Granada que Con(~ha estaba en Málaga y venia á tom~r el man-
do de las armas á aquella ciudad. 1.05 geres militares Rubin de
Celis, Portillo (llegadu de Cuenca hacia poco) y Cortés se opu-
sieron desde luego al redhimirnlo del caudillo emigrado. La
junta nombra una comisi(ln, (~ompucsla del marques de Tabuér-
niga y don Francisco E,pinosa (este último gefe allí del parti-
do moderado) para que pasen á avistarse con el general, liando
á su prudcllcíll el éxito de una resolucion 8nntumda ! contra-
ria al voto de los granadinos. Los comisil'natlos hablan, con
efeclu, á Concha en -Loja, y este se vuell'e á Málagd.


Menos prUdt'nles que él, los moderados sediciosos de Gra-
nada trataron de formar \1n tumulto para derrihar la juuta,
npfJ)"ados por varioS uliciales de Asturias y por su coronel Ru-
bín de Cc\is, que cambió en pócas horas la opinion, no menos
que por don José Pa ... ·ja MarlOs, hasta entOnt~es furibundo pro-
¡(resista y desde este dia puesto á merced'del bando retrógra-
do, para lograt por talt's mcdios lo que se habia frustrado en
Luja. La energía de la junta y de algunos gefes de la Milicia
conjuran'n por.-de pronto la tempestad: el I'cgimientn de Astu-
rias abandonú á Granada y se puso á las órdenes de Concha: el
coronel I'ortillo aren¡.:a al pueblu y á la Milicia nacional, ct'n-
suranJo ruertcmente la conducta de Rubin y de su regimiento,
! dice anle un COIH'IlrSO numerosísimo: "Cómo es posible que
se admita al general Concha á tomar el mando de las armas,
cuando tiene escrita en la (rente la señal del regicidio, habien-
do introducido, no ha mucho, dentro del Alcazar real las ba-
las homicidas?1) - Pero totlo al fin puJo arrt'glarse. Al siguien-
te dia rccibcse por el correo el nomhramiento que haria Serra-
no de general en gcfe de las tropas de Andalucía á favor de don
lItaoUt'1 Collt'ha y de gobernador de Málaga á dou José Filiber-
to Purtlllo, con lo que este ya cambió de parecer. Concha pó·




~9.i2-
que existian almacenados y en Lahia, procedentes'de
la Habana y Filip:IHI,s, 40,000 duros que sirvieron
para' la pronta habilitacian dclnavioSoberano. Pe-
ro el pronunciamiento de la fragata Córles, que
mandaba don José Primo de RilCr;l, .Y de la mayor
parte de los buques guarda-costas de e~ta empresa
particular, á la que la imprevisian del gobierno ba-'
bia facilitado infinitos medios legales de conspirar y
hacerle la guerra, dió á la insurreccion una mari-
na que bloqueó á la isla gaditana.


El conde de Peracamps, dejando á su espald ••
grandes ciudades sublevadas, que debian de creer
ya asegurado su triU!lfo, y numerosos pueblos in-
surrectos, entró en CÓl'dova con loda su divisioll,


nese ~I frente dcl regimiento de .\sturias y entra en Granad~:
nombra astutamcntc ;j Portillo su gefe de E. M., cu)'l) ('argo
nI) vacila esle en aceplar de manos drl que poco antes apellida-
ba regicida: desde entonces la reaccion tiene a;;eg\lI'ado en
Granada su triunfo: por enfermedad de Cro()k~ ocupa la presi-
dCllcia de la junta el v¡';e-prcsidcllte 'l'arpja MartllS. cuya apos-
tasia pr0porciuua todas las vcnt¡¡jas imagin;;bles á los reaccio-
narios: sol(} ellos imperan ya en Grallada: clmarl1ués de T8-
huérnign l.amhicn se retira de la junta, presenlando el 7 d~
julio Sil ren\lncia p"r e,(·rito. cn la cual se leian estas notables
palabras: ,<I1abiélhlose rcwllllcidu. dnrante mi allsrncÍa, el go·
"biernn reasumid .. en el ¡,(pncml Serrano, CU)'OS primeros actos
.. hall sido conferir el mando de las armas á grnerales que solo
.. con sus nombres seílalan la sll!)rrmaci~ d,' IIn partido, é indi-
...nan la balanza polílica haria un ón]cn de ideas que la nacion
"ha reprohado; y siendo sCil1('jalllc reconocimiento OpllCSIO al
«acuerdo de la SI'sion riel dia ~ por la norhe. !~01l10 t'ontrarioal
.programa de IlUe.S\ ro alzamiento. mis prilll'Ípios de rllsion y.
"Je estricta Icg-alidatl no me ¡H'lmitell Y<'f sin zomhra 111) pa,o
"qlJe, rn mi concirllcia,juzgo el ]lrimQro do una rw~('ion liber:'
«ti~ida.n




-943-
aumentada ahora con las tropas que Alvarez lenia
junto á Granada, obra todo ello de unos 4,000 in-
fantes, 1,000 caballos y cuatro piezas rodadas; y
dejando guarnecida con parte de esta gente aquella
ciudad, la cual habia becho tambien su pronuncia-
miento artificial y como forzado por las circunstan-
cias, pues que de siete compañías de que" constaba
su milicia, solo dos se sublevaron, dérezóse desde
aquí á Sevilla, llegando á Alcalá de Guadaira el 8
de i ulio. Lejos de proseguir adelante y abrirse pa-
so á Sevilla, hizo alto Van-Halen en este punto,
distante dos leguas de la capital, en donde permane-
ció pasivo no menos que diez días, tiempo que uti-
lizaron los insurrectos de la plaza en disponer los
preparativos de defensa; pues que todas las baterías
de la ciudad se montaron despues de su arribo á
aquel pueblo. Desde a1\í pidió á las autoridades de
Cádiz un tren de batir, fuerle de catorce piezas, entre
ellas cuatro morteros, para emprender el bombar-
deo: recurso favorito de Van-Halen, y última me-
dida que faltaba para coronar la obra de los desa-
fueros militares, en unas circunstancias y en un pais
en que la política enmudece ante la voz imperiosa
de la guerra, ante el marcial estruendo de las ar-
mas.-No falt6. sin embargo, del todo la política
al conde, quien el dia 11 de julio dirigi6 una co-
municacion á los defensores de Sevilla, proponien-
do unas bases razonables de avenencia para verifi-


TOril. IV. 60




'-:"944.-
car su entrada (¡); pero como en ellas solo 'se en-
tendiera el gefc de la fuerza con losliherales de
adentro, el general Figueras. de opiniones 'mode-
rada~. que mandaba en la plaza, no permili6 que
esla y otras semejantes comunicaciones pasasen á
manos de la junta ni del Ayuntamiento.


La insurreccion de las fuerzas navales, que t;¡n
úlil servicio d-ebieron prcst,1r al conde, bloquean-
do el Gu;¡dalquivir, y la noticia que recibi6 en Al-
calá de lo acaeciJo con las tropas del baron de Ca-
rondelet, dificultaron bastante su posicion, que ca-
da dia se hacia mas crítica. acreciendo á la vez la
confianza y la audacia de los s ublevados, quienes al


(1) Decia Van-Halen en estas bases, "que recibiria en sus
brazos á todos los liberales que ha biendo conocido el lazo en
que se encontraban envuelto" se uniesen para abrirle pacífica-
mente las puertas de la ciudad, putlicndo dar libertad, para
que se dirigieran por la derecha del rio, á todos los retrógra-
dos que se creyeran compromctitlos, ó á cualquiera otro que
no quisiera permanecer en la ciudad, fuese cualquiera la cau-
sa, con la seguridad dc que no serian perseguidos. á menos
que noformasrn parte de~fuerza armarla hostil al /(obierno; J
aun así. solo pasadas 2i horas de su salida de Sevilla:» -«que
ningun castigo impondría á individuo alguno que habitára en
la ciudad, siempre <Iue prestase obedien.;in al gobierno, cual-
quiera que hubiese si(lo su coa,llIcta política anterior :'l - «que
seria desarmada la lliliciaNacional que 1\() se prestára á esta
reaceíon, para reorganizarla acto I'.ontínuo :,l -«que la diputa-
cion provincial y el ayuntamiento. depuradas amhas corpora-
ciones de todo individn() que no profesárn ideas liberales, en
union con los geres dc la 1\lilicia, compondrian IIna Junta au-
xiliar del gobierno:,)-((finalmente, que todas las clases del
ejercito, empleados y particulares que cooperasen á esta ave-
nencia, recibirian el premio corrc~pondicnte á su servicio.,,-
Claro es que tales hases nI) habrian de. ser del agrado de los
absolutista~, 'llle craa los 'lue imperahan denlrtl de aquellos
muros.




-945-
saber la retirada del REGE.HE á las Andalucíall
abandonando su marcha sobre Valencia, con razon
la interpretaron como una derrota moral, que ha-
bia de fijar el triunfo aliado de lól rebclion. Yaun-
que esta sufre algunos contratiempos, como el que
esperimentó el 12 de julio en La Cumbre, punto
distante dos leguas de Trujillo, en que el Capitan
General de Extremadura, don Mariano Ricafort,
derrotó la columna sublevada que babia salido de
Badajoz, fuerle de 600 infanles y 100 caballos, al
mando del coronel Basalo, haciéndole 400 prisio-
neros, enlre ellos el gefe, que recibió una herida,
y 25 oficiales, dejando ademas en el campo un cre-
cido nÍlmero de cadáveres; aunque sublevado en la
noche del 9 al 10 de julio un batallon de artillería
de Marina, compuesto de unas 500 plazas, que es-
taba en la ciudad de San Fernando, y cuyo intento
era apoderarse de los puntos principales de la po-
blacion, de la Carraca, y por consiguiente, de Jos
huques de guerra que allí habia , para marchar so-
bre Cádiz, y destruir quizás COn este solo golpe la
causa del REGENTE, vióse frustrado este plan por la
decision y arrojo de uno de los batallones de la Mili-
cia Nacional gaditana, que alterna han en el servicio
importante de guarnecer á la Carracd y San Fer-
nando desde que empezó el movimiento, y por la
milicia de esta última ciudad, que en union con la
de Cádiz, ohlig6 á las pocas horas á los marinos




-946-
á rendirse á discrecion, era no obstante undelírio
el pensar, que el gobiet'no del REGENTE, sin plan,
sin guia. sin pensamiento alguno fijo y grandioso,
entregado solamente al acaso, al azar de los suce-
sos, podia salvarse (1),


La junta de Cádiz aprontó en breves dias el tren
de batir pedido por Van-Halen; pero cuando in-
tentó darle la 'competente dotacion de artilleros,
haltóse con que casi todos los oficiales de este cuer-
po se negaron á hacer armas contra su~ hermanos
de Sevilla, y solicitando su separacion del servicio,
refugiaronse á bordo de un buque de guerra fran-
ces, que los recibió al momento á despecho de las
reclamaciones que hicieron las autoridades gadita-
nas.-El 18 de julio llegó por fin al cuartel gene-
ral del conde la artillería, escasa en servicio, po-


(1) Apesar de esto, el ministro de la Gobernacion Laserna
escribia el 19 de julio, desde la Carlota, al subsecretario Es-
calante una carta llena de satisfaccion y de confianza, que fue
intrrceptada por la junta de Toledo y publicada á los pocos
dias en Madrid por Ellferaldo, la cual decia así: ({La noble
({conducta de l\ladrid, la aproximacion á él de Seoalle, ZurbB-
«no y Enna, la pacificacion pronta de Andalucía, la dcstruc-
«cion que han espcrimentatto los revoltosos de Estremadura,
«el restalJlecimil'nto de la ley en los puntos insurreecionados
«de Ciudad-Real, la dirision que empieza entre los junteros,
"y otras muchas cosas, me bacen abrir bol' mas que \lunca el
('pecho á la esperanza, Dios que vela por la suerte de los pue-
,,!llos. no puede Iwrmitir que en España se consume la. obra
«de iniquidad comenzada. El Duque está bueno, y creo que en
«bren's dias podrá ser llamado 1'1 pacifieador de las Andalu-
"das etc.)) - En nrdarl que 110 opinaban tan plausiblemente
¡'os ministros que r~sidian en lIfadritL I~I de Gobernaeion drs-
conocía sin duua los el~!Ilentús que d~jaba á su espalda.




-94,7-
niéndole ya este suceso en actitud de obrar contra
la plaza.· Anles empero de abrir las hostilidades
contra Sevilla, y mientras llega j unto á los mUI'os
de la ciudad sitiada el REGENTE del Reino, que vá
,haciendo sus marchas lenlas por las Andalucias, y
recibiendo una ovacion conlÍnua en todos los pue-
hlos, que le indemniza en cierto modo de los sin-
sabores y amarguras que le ocasionan la errada po-
lítica de sus c.onsejeros y amigos y la traicion aleve
de sus contrarios, lornemos la vista al nordeste y al
centro de la Península, en donde, antes que en Se-
villa, ha de darse solucion fatal á la crÍsis terrible
que amaga precipitarle.


En los primeros dias de julio habia desapareci-
do en Madrid la prensa de la oposicion, á conse-
cuencia de una medida mezquinamente revolucio-
naria que adoptó el gobierno, prohihiendo en cor-
reos la circulacion de los periódicos que no fuesen
ministeriales, s6 pretesto de que los dichos correos
son suyos (del gobierno), y no era bien emplearloS
como medio de propia destruccion; y alegando
otra razon no menos peregrina: que el artículo
constitucional que garantiza este derecho, solo ha-
bla de imprimir y publicar, mas no de que se pro-
paguen y circulen tales publicaciones por las depen-
dencias del gobierno. En virtud de esta disposicion,
llevada á efecto desde el1.° de julio, firmaron una
protesta el dia 3 los once periódicos coligados que




-948-
babia en la córle, sin que desde enlonces 'viesen la
luz púhlica sino unos boletines de noticias que se
procur¡lba incluir denlro de algunas 'cartas, repar-
tiéndose solo á los suscrilores de la capital (1): '


(1) La órden en cuya "irtud cesó la prensa decia así:>,-
Allministracion del correo general,=En cumplimiento de 6r-
",den de S. A. el regente del reino, no se admitirán desde hoy
~al franqueo, ni tendrán curso por esta administracion del
"correo general. ot'05 períódicos de politlca que los de la Ga-
«ceta, el Espectador, el Patriota y el Centinela: y en caso de
«caer sueltos por el buzon no se dará curso mas que á los re-
"feridos. Madrid 1." de julio de 1843.=José Rodriguez Es-
"pina.»


El gobierno imit6 en esto la conducta desatentada que ha-
bian ohservado ant!'s algunus juntas de Galicia y la de Burgns,
interceptando el cnrso de los periódiros favorecidos en la ór-
den que vú transcrita, la cual fue precedida de ulla excitadon
que hizo uno de los diarios ministerialrs, en los postreros dias
de junio, preguntando con intcncion marcada, «si deberian fa-
ccilitarse á los conspiradores 10$ correos del gobierno, dreia,
"para que trasmitan á todos' los pneblos de la monarquía el gér-
({men de re belio n y trastorno que contienen la infinidad de pe-
«riódicos que con infini 10 coste se trasportan.» - Entre tanto El
Espectador no escrupulizaba el estampar en sus columnas la
imprudente é indecorosa frase que decia "la inmunda Carta-
gena ... )) solo porque en esta ciudad se babia vcrifleado el pro-
nunciamiento. Es decir, que el desenfreno y abuso de la pren-
sa era comun, ~n aquellos di as de deshecha borrasca, á unos!
otros periodistas, coligados y no-coligados. A tan lamenta-
ble deStarío por parte de la prensa, CU)'O lenguHge. sin dis-
tineion alguna, en aquella época, era solo el de la pasion mas
desencftuen3ua y violenta, correspondia lambien la pasion bru-
lal de las turbas que en uno ú otro sentido tomaban la deman-
rla por su cucnta. La casa de n. Modesto Lafllcnte, escritor del
Fray Gertlndio, fué acomctida por un grupo de gente soez y ar-
mada, que el! deshonor ue la esclarecida Milicia ciudadana dí-
jose entonces que pertenecía á sn~ filas, si bien en aquel bo-
dlOrnoso acto no vestia su uniforme, para ir á imponer con la
fuerza al escritor independiente, prohibiéndole bajo pena de
muerte que escrihiera en cierlo sentido. El editor del Eco fue
apaleado en las calles por gentes de aquella estofa. Pof último,
los que leian el mismo diario en el {latio de CorrCfJS fU!'ron in-
sultado~ y amenazados á presencia de la Milicia que daba allí
la gU¡lnlia, y la autoridad prohibió la Iretura de rse puiódict.




-949-
Por el mismo tiempo. el dia 2, veri6c6se en


esLa una reunion compuest:! de la diputacion pro-
"incial, el ayulll¡lmícnto y los eomandanLcs y gefes
de la Milicia Nacional, en IlÚ.11CrO de ,')3 personas;
que presidió el gefe político O. Luis Sagasli, cn la
cual, despues de muchas horas de deliberacion so-
bre el cstado de las cosas públicas, acordóse por
unanimidad sostener la regencia del DUQUE DE U.
VICTORIA basta el10 de octubre de 1844. nom-
brándo~e en seguida una Junta auxiliar de gobier-
no para robustecer su aceion en la crisis que ame- _
nazaba ya á Madrid, que resultó .compuesta de don &'O.nf'9
Pedro Beroqui, presidente; D. José Seco Valdor; ¡ ~
D. Mariano Garrido; D. José Lancha; D. Antonio \1,


. , , /


Tomé Ondarrela; D. SimonSantos Lerin y D. José
}'ernando de Escauriazil.


La insurreccioll pretendió ,tamb¡en organizarse


en aqucllu~ar, á la maol'ra qne años despues hicieron la mis-
ma y alin mas genernl prohihicion las autoridades retrógradas.


Lo mas singular de todo esto rs, que mi~ntra' el gobierno
llamaba suyos á los correos del Bstado, hallábase tun \'elidido
por sus agentes en este fal,110; como pUl' casi lodos los demos.
Sirva de ejemplo, enlre otros iuliuilos, el admillislrad<Jr que
conservaba en 1'arancolI. el cll~l serría de llave y wndll'cto pa-
ra elltenderse l~s jnntas de Y¡¡I,'ucia , Murcia y Albacele con
el general Narrarz. Este mi,mo funcionario entregó en una
ocasion un paquete á un conductor, advirtiéndole que "aldria
á recojerle al ('amillo un cOlltidenle del I:ilutlillo rebelde. El
conductor no se prel'tó á la del'eccioll, y el paquete llego á lB
administracion de Madrid, en dunde debió rfeogrrlc el g0-
birrno que tuvo aviso de todo. l\ias cuando este le rcc!amó,·ya
habia desaparecido de la admillisI1'8Cioll principal. lu que
prueha que tamhen en csta tenian los sublcl'ndos c:'lIll.i-
venéia.


.. ~;-.


',' Ov~~
.... _. '">;", .. :.-"




-950-
de una manera que no era ciertamente el ministerio
universal, que rué el que hizo degenerar aquel mo-
vimiento, dándole un impulso diferente del que
habia emprendido en "Málaga (la patria de Serrano)
y seguido despues en la mayor parte de los pu~blos
insurrectos. El acuerdo de los ministros proclama-
dos rué reunirse en Burgos y constituir allí el go-
bierno provisional. Lopez, que estaba en :Madrid, y
Frias, que se hallaba en Aranjuez, habian de enca-
minarse directamenle á aquella anligua capital de
Castilla. AiIlon y Caballero marcharon antes á Va-
lladolid, como Serrano á CalalUlia; pero en la in-
teligencia todos de concurrir al punto de reunion
cuando las circunstancias lo demandaran y se juz-
gase oportuno. Pero pabiendo fallaco Lopel (1),
porque otros alicicnCes y otros afectos que le do-
minan mas que la política, y (¡ue unidos á la falta
de valor redúcenlc á la nulidad en ocasiones de
prueba, como aconteció entonces, que permaneció
oculLo en un rincon de la Corte, echándole de me-


(1) Estando todavía el RI!GENTE en AJbacete; pasó Lopez
dísfrazado desde Villena á Madrid, procurando evitar la en-
trada en aquella capital, como tambien en la Roda y otros pue-
blo~ del tránsito adictos al gobierno. pernoctando en Tarazana,
llegó á noticia del alcalde este suceso, y aun se quiso reducirle
allí á prision; pero mediando en ello el gefe polítieo de Atican-
té, p. Andres Visedu, que le acompañaba, dejósele pasar libre
á la córte, en donde se puso á buen recaudo, mas por guardar
el miedo, que por evitar la persecucion de un gobierno que á
pesar de que veía á todas estas gentes marcbar de una á otra
parte, en contínua zozobra, no tomó contra ellas medida algu-
na que las circunstancias hubieran justificado plenamente.




-931-
nos sus compañeros para llevar á caLo el plan con-
venido, bizo que este se frustrára de lodo punto,
resultando de aquí la p.repondcrancia funesta del
ministro universal, y la permanencia forzada de
Aillon y C,lballero en Valladolid, esperando en van o
lIoliciasdel presidente, á cuyo nombre se dirigie-
ron ~Igunas cartas á Burgos, y no alreyiéudose á
abandonar aquella olra ciudad, sin un moli vo plau-
sible' puesto que allí habian sido' reciLidos con
muestras de cordialidad, viniendo á ser Valladoli.J,
por tales circunstancias, un tercer punto de apoJo,
con Valencia y Barcelona, para los planes de retro-
ceso (1).


(1) La junta de Valladolid, que babia in I'orauo la reg~ncia
de Espartero en el principio; pero en la cual domiuuua el es-
pírilu reaccionario desde que fueron espulsados de ella los
progresistas, con el fin de centralizar y vigorizar mas el poder
y dar impulso á la espedicion que intentó sobre l\Iadrid al
Jllando del general Azpiroz, convocó para aquella ciudad á los
comisionados de las juntas de Castilla, lo~rando que asistieran
los de Salamanca, Avila, Sego,;o, Zamora y Palencia. Este su-
('eso, que vino á frustrar el pensamiento centralista habido,
antes que en Valladolid, en Burgos, con la idea de reunir la
Junta suprema y el gobierno pro~isional en esta ot.ra ciudad
castellana, en donde las ideas liberales contaban eOIl mas ele-
mentos de triunfo que en Valladolid, vino á ejercer despucs
una inRuencia altamente perniciosa en el descnlace de la crisis
revolucionaria, De aqui el negarse á concurrír á Valladolid
los representantes de Burgos, Santander, Logroño, Soria y
otras varias provincias, que conocieron lo mucho que habria
de inRuir en las resoluciones de la Central el espíritu predomi-
nante en el lugar de la residencia: de a't,¡rcl haber sido la de-
(~antada asamblea de Valladolid, mas bien'q¡¡~ una Junta Cc<ntral
de aquellas provincias, ulla verdadera comision de suminütro$
y nada mas; de aquí la abundancia de recursos con que pudo ...
conlar la di'lision que se puso allí á los órqellt's de Azpirol pa-




-952-
m 11 de julio llegó á Guadal'rama el general As-


pil·oz. procedente de Valladolid, con una divisiolt
compuesta de los regimientos provinciales de Leon,
Avila, Palencia y Tarragona, seis piezas rodadas
con su tren y unos 500 caballos. Súpose en Madrid
el mismo dia; y el Capitan General, don Evaristo
San Miguel, declaró por órden del gobierno la pro-
"incia en estado de guerra. TorIos los oficiales rIel
cuerpo de E. ~1. piden en este dia sus licencias ab-
!ioiutas; imítanlos casi todos los de artiHería y de
ingenieros, y hasta los alumnos del Colegio general
de todas armas pónense en disidencia (:011 el gobier-
no. Todos quieren asceIHler. El regimiento caballe-
ría de Lusitania, ó gran parte de él que se hallaha en
la corte, sale de ella por órden del gobierno á quien
no inspira completa confianza; pero en ,'ez de dirigir-
se al cuartel del REGENTE, que es á donde vá deslina-


ra marchar sobre Madrid, en tiempo oportuno; siendo así que
la burgalesa, que mandaba Bilyolla, y vcnia en buen sel!tido,
careció de los medios necesarios, no pudiendo llegar á la có\'-
te sino dcspues del SIlCC"O dc Ardoz: de aquí el haber disuelto
el general Serrano el) el momento ell qUl' entró en Madrid esta
division de Ilurgos que no estaba cOnl.lmillUda por los absolu-
tistas, como casi todas las otras (pu .. ~ ql¡C dI)'; dc sus hatullo-
Jle~ se pl'onunci3ron despucs en Alicante y Carta¡.¡en&:, distri-
huyendo su fuerza en el norte, ell Estl'cllladura ,1' en Andalu-
cía: de aquí, en !iu, ('lllilh:'rsc opuesto d('spucS la llamada Jtln-
ta Central, de Valf,*u;.i;ü,pl c,tableci:nicnlll de la gran Jll!,ta
Central de! reino, qMitqaüiHl" por mur has ¡Hovi!lcias, lIotándose
la anomalía de no h¡ • .trar,;;c 3t:"rd~ esta rt'sol udon cun ~I dictámen
de algunas delaS:'j~nt~sc"mitellte,; de Castill". las rualc~,en­
liaron otru de!~¡;a~o.á }Iadrid pitliL'lIzh, Junta Central, cuan-
do ya ('"t"h" CÜIIS·\iYlii<l~· el [jO/JifTI'" prcl'i.';¡)ill1l de L.opez.




-953-
do, t¡nárcbase á aumentar el número de los insurrec-
tos. La capital de la monarquía, la reina de las Espa-
ñas, quedan solo confiad"s al valor y lealtad de la
brillante milicia madrilcfía.-En la mañana del 12
sábese que Aspi roz ha llegado á Las Rozas, y que
sus ayanzadas se distinguen ya desde la Puerta de
Hierro. El toque de generala que empieza á las 8
pone á esta numel'osa pobladon en grande alarma:
los cuerpos de milicia se reunen velozmente: un ba-
tallón -p:lsa á ocupar la montaña del Príncipe Pio,
otro las Vistillas, otro el campo del Moro, otro el
Retiro. En las plazas se coloc:.m fuertes retenes:
todos los puntos defendibles de la capital son ocu-
pados por los nacionales: transp6rtanse cañones:
empréndese la construccion de aspilleras. barrica-
das y fosos en las tapias y principales avenidas de
la poblacion: decrétase la movilizacjon de la mili-
cia, y un alistamiento general de todos los habitan-
tes que puedan llevar las armas hasta la edad de 60
años: numerosas patrullas cruzan sin cesar las ca-
lles: en pocas horas presenta i\Iad rid uíl aspecto
verdaderamente formidable: un silencio im[lOnente
reina en todo el ámbito anchuroso de Ia'villa coro-
nada; silencio que solo se halia interrumpido por
Jos trabajos de la fOl"liticacion, la marcha misterio-
sa' de las patrullas y piquetes y el continuo ludi-
miento de las armas. Grande es la acli vidad que os-
tenIa la junla auxiliar del gohierno en este dia y




-954.-
en los que le suceden: ha preguDJado á los millis-
tros si se podrá contar con los medios neces';rios
para defelldel'se; y Mendizabal, e.1 hombre de los
arbitrios y de los recursos maravillosamente impro-
visados, asegura que no escasearkn aquellos me-
dios. Con efecto, el dinero abunda, á pesar del
trastorno general que. reina en lanacion ha muchos
dias: todas las necesidades que trae en pos de sí
una sit?acion tan penosa que vino a hacerse harto
prolongada, hállanse perfectamente cubiertas: á los
jornaleros que empuñan las armas abónanse 5 rea-
les diarios si son de ill fantería. y 10 si son de á ca-
ballo. Madrid, el pueblo heróico del 2 de mayo y
ael 7 de julio, presenta una actitud imponente; un
aspecto acatable y belicoso: es grande la decision,
el entusiasmo, el corage que reina en su valiente
milicia ciudadana: árdua empresa es 3r,oderarse á
,'iva fuerza de la capital de la monarquía; que sus
bravos nacionales hállanse apreslados á hacer una
magnífica y valerosa propulsa, á ex.halar su postrer
aliento anles que rendirse. Solamente el dolo y la
perfidia, no el valor, podrán apoderarse de la gran
metrópoli de las Españas ...


En tal situacion p'asó el db 12 Y lambien el 13.
sin que hubiera mas novedad que la de fijarse
el cuartel general de AZlliroz en el Pardo, la tarde
del primero: circunstancia que produjo la órden
de que se retirase á sus casas la milad de la fuerza




-055-
defensora, prosiguiendo sin embargo con la mayor
actividad los aprestos de guerra. Pero al amane-
cer del 14, veinte y tantos cañonazos disparados por
las baterías de las Víslilllas y de la montaña del
príncipe Pío anuncian á Madrid la aproximacion de
los insurgentes, que con efeclo ocupan la real casa
de Campo. San Isidro y otros puntos cercanos á la
c.~pilal. llegando sus avanzadas al puente de Sego-
via, en donde se nistan y aun departen con los na-
cionales. El eco del cañon en aquellas horas espar-
ce otra vez la alarma en el pueblo, que se creJó
acometido; y elloque de generala vuelve á reunir
á la milicia toda en los puestos que babia ocupado
dos dias antes. A las 10 de la mañana óyense des-
cargas hácia la puerta de Alcalá que aumentan la
confusion de los madrileños. Son los nacionales del
Retiro que rechazan á los pronunciados, quienes se
apresuran á establecer por todas parles su línea de
circunvalacion. Corren nolicias de la llegada de
Narvaez con fuerzas que se dan exageradas: y al mis-
mo tiempo circulan otras falsas y contradictorias
acerca de la venida del RFGENTE. Y de los genera-
les Seoaoe, Zurbano é lriarte en auxilio de la ca-
pilal.


Entretanto esla hállase solo defendida por los
nacionales que prestan lodo género de fatiga. Dentro
de los muros de Madrid apenas hay un soldado.-
Los grnrralcs San Miguel y Azpiroz están en con-




-956-
léstaciones. El último ha dirigido dos olicios alCa-
pitan General del primer distrito desde Guadar-
rama y el Pardo, con fechas del 10 y del 13, in,-
timándolp. corlesmente la rendicion de la capital y
diciéndole: « ¿ Garantías q~iere V. E.? Señálelas.
« nada se le negará en nombre de l honor castella-
«no ... » -A estéis comunicaciones contest6 San Mi-


guel con la energía y dignidad que demandaban su
posicion y cl cumplimiento honroso de sus deberes
sagrados; pero no sin echar en C3ra al gefe de los
in5urgente~, que ia junta de V .. lladolid. de la cual
dependía, babia proclamado al principio al I{EGE!'i-
TE del Reino, al mismo que Azpiroz proscribia se-
gun el tenor de sus comunicaciones. Las d~ San
Miguel iban aprobadas y aun refrendadas por to-
dos los indi viduos de la Diputacion provincial J
del Ayuntamiento, y por los comandantes de la
Milicia.-En este mismo día llegan las avanzadas
de Narvaez á Fuencarral, y p6nense en inteligen-
cia los dos caudillos rebeldes. El 15 preséntase
Mendizaual y arenga á los batallones de la Milicia,
leyéndoles una comunicacion del general Seoane,
fecha del 11 en Zaragoza, asegurando «que no po-
ndria estar Narvaez doce horas al frente de Ma-
"drid, sin ser atacado por su espalda y destruido.)
Pero lo atrasado de la fecha y la circunstancia do
llevar Ja Narraez veinte y cuatro boras al frente
de la capital, cuando se leia á los nacionales esa




-957"7"
comunicadon, no. podia dejar á estos muy satisfe-
chos (1).


Desde Algora habia dirigido Nanael el 13 una
proclama íl los nacionales de Madrid, recordando
sus servicios, como soldado de la liherlad, escilan-
do á sus compaiieros del 7 de julio á que abracen
su handera, asegurando que solo viene á consoli-
dar mas y mas la Conslilucion del Estado, dicién-
doles, en lin: «Jamás el que hoyos habla, y re-
«pasad la historia de su \'ida, ni faltó á su .palabra,


(1) Es de adnrlir que á la vez que dirigia Seoane esto
comunicacion oficial, incluia otra confidencial en la cual "e-
nia á destruir las halagüeilas esperanzas que pudiera producir
aquella. El y Zurbano habian abandonado á Lérida y retirá-
dose á Zaragoza 5l'guidos á dos jornadas por Serrano y Prim J
dejando en Cataluña la misma desfavorahle impresion que la
retirada del REGIl:-iTE habia producido en Valencia. En los
dos dias que permaneció la divisiun Se03ne en la capital de
Aragon, pidieron sus li.:encias absolutas ciento y tantos oficia-
les de la cabBllerílt, de Estremadura, y casi todos los de Estado
1tfayor. Los gp.fes de ¡'ste cuer¡lo Campuzano y Blases redhieron
8US pasaportes, marchando en seguida á engrosar las filas de
Narvaez , en donde scilaladamente aquel., el brigadier Campu-
zano, que habia sido hast.a entonces primer gefe de Estado 1\Ia-
yo:r de Seoane, prestó grandes servicios á los insurrectos, me-
diante la correspondencia secreta, que, seg'lIl nos aseguran per-
sonas que deben de estar bien informadas, sostuvo despuclJ
hasta el dia de Ardoz con el general del REGENTE. L"s zarago-
zanos llegaron á dudar mucho de la conducta de Sconne. á quien
se calificó allí aquellos dias corno el Ballesteros de la épo-
en.-En la madrugada del H salió ele Zara¡;oza el pequeiio
egército de est~, que constaria de 10,500 inf~ntes y 900 caba-
llos, con 26 piezas de artillería, encaminándose á }¡Itldrid. 1'0-
di! esta tropa: venia animada del mejor espíritu. de escelentes
disposiciones. Si rn algullos gefes y ollciales habia cálculos de
dcfcccion, en los indi,'idU()3 de ella no se dió un solo c!;:emp/ar
de desercion dllrante unas marchas tan prolongadas. y esta
circunstancia es muy not3ble para haber de juzgar el deseo-
lace. .




--958-
«ni (tej"ó nunca de cumplir sus promesas.» -Cuando'
precisamente la historia biográfica de este general
díce nos á cada paso tono lo contrario. Enconado
por la contrariedad, y no habiendo recibido Nar-
uez contestacion á un oficio que envió al Ayun-
tamiento con la misma fe.:ha del 13 • dirigió el 15
otro á esta autoridad desde Fuencarral aexigiendo
ninlperiosamente (decia) el terminar esta lucha con
ola ocupacion de esa ca pital que, si de' grado no
«obtengo en el término de cuatro horas, ganaré por
"la fuerza de las armas.» En el mismo dia dirigió
Narvaez otra comunicacion al Capitan General Si'n
Miguel, en la cual aquel dementado caudillo, usan·
do igual lenguaje que en esa q"ue envió al ayun-
tamiento, decia que no bastaria á contenerle para
ocupar la villa por fuerza, la sangre que hubiera
de de~ramarse; « pues en una lucha que yo no he
«provocado (añadia) cuanta mas corra de la vil Y-
«traidora. será mas provechosa y saludable á la
«prosperidad comun de nuestra patria.» -No era
po~iblc llevar el insulto á una mas escandalosa exa-
geracion.-A este tiempo sus tropas vinieron á
ocupar varios puntos inmedialos á las puertas de
Alcalá y Recoletos. La fábrica de tapices, la pla-
za de Toros, los paradores cercanos á esta háUan-
se ocupados por los rebeldes: Narvaez ha dispucs-
so cortar las aguas de que se surte la poblacion ; y
lIó!ase en efeeto que algunas fuenlcs ya no corren,




-959-
lo que aumenta la confusion y la alarma: acópian-
se víveres en el Real Palacio: la. plaza de este vé-
se poblada de cañones: los que estaban dispuestos
en la Yelerinaria hacen algunos disparos contra una
casa de campo que ocupan los de Narvaez; pero
una descarga de estos mata á un teniente, hiriendo
á otro oficial y á dos artilleros nacionales.


A las violentas comunicaciones de Narvaez
conte5tan las autoridades y los gefes de 'la :\lilida,
que observarán estricta neutralidad en el campo
de los hechos; pero que insislen en defenderse
hasta que v('an constituido un gohicl'Ilo que la vo-
luntad n¡¡ciona\ legitime. Al mismo tiempo dirigen
los defensores una proclama, escrita con oportu-
nirhd y discrecion, á las tropas invasoras, en las
cuales habria ella producido grande efecto, á 110
haberlo evitado con medidas de rigor y de escar-
miento el general Narvaez , fusil¡¡ndo algunos sol-
dados en las cercanías de la Fuente Castellana (1).
----------------------------------- -(7) He aquí el itnpol'tantc dorumcnlo que como medí da 3e-


neral y sal\'uuora tlebió hal.cr rspc!!ido mutilo unles el 3u)¡i,'r-
no :=«SOLl)ADOS DI!L ¡-:JtllelTo: 1.:\ 'lué H'uis enflenle dc los
"\Iluros .le ('sta capital ~ ¿ Cual es lue'slro intcuto'? ¿ Pensais
"inHdir á sangre y fuq;o 1111 \'ecindario pal'Ílico, c,uc uo os
"hostiliza, que ,'in ba.io el imperio del (¡¡,Mil y la ley ~ ¿Cum-
"pie á los Im,'uos soldlltloS de la putria ha\fr arlllas coul ra el
"dudadano que le sll;.[('nI8 C(;11 los ~utlor~s de Sil rostro? ¿Qué
«lila I os ha hreho el pueblo de Madrid "! ¿ Qué 'lll!'ja teneis ¡J('¡
«Gohiel'llll del homhre que tanlas veces os ha llevado á la ,'ic-
«torio, que os prodigó lautos t'a\'OTcs, que 1:011 tanla solicitud.
«cun tanto cuidado llanto esmero se oCllpuba de \'lH'slro pOI'-
«Hnir"! ¿Sabcis 'lile ('uando OS VO"'Í>'lfis tontra n!Cslro ¡;rfe
"y ,ue,lro bicnhn'hor {'stahan decretadas \'u[~stras ¡icc!lrias


TOll, l\". til




-960-
Los preparati vos para rechazar el ataque cOlltinúan
sin cesar: cada pl.azaes un reducto: en las calles
que abocan á las puertas de la poblacion hay dis-
puestas pequeñas batel'Ías : nada se sa uc deL RE-
GENTE del Reino : tampoco se vislumbra esperanza
alguna de próximo auxilio: y así, en ansiedad y ell
zozob~a y en vela pasan varios dias y noches, d~­
jándose oir en estas lal cual descarga de 103 nacio-
nales del R<.lliro, como si quisieran dar este alerta
y mantener constante la vigilancia y la alarma en-
tre los defensores. El 2L entran en Madrid la's tro-
pas de Enna y de Iriarle con la escasa column3 del
marqués de Ca machos , obra todo ello de 1200 in-
fantes y 250 caballos.-L1ega por fin el 22, dia des-
tinado á presenciar un desenlace entre las tropas
pronunciadas y las que defendian al REGENTE, pe-
ro desenlace rn3S político que militar, mas cómico
que trágico. Los insurgentes han abandonado los
puntos cercanos á Madrid; y dícese que. van al en-
cuentro del general Scoane. que lIeg6 el 19 á Gua-
dalajara (1). El gobierno recihe aquella mañana
"absolutas '1 Pues las tendreis siempre que vcngais á nue5trfl
«seno.»


«Renunciad á las rscenas de sangre á que os arrastran los
"'l'Je os toman ¡IO~. instrumentos ue su ambicion, sin ningulI
.. bien para vosotros: como vosotros, (lueremos la Conslilu-
«cion: como vosutros, la Rrin8 eonsliluciollal. Los demas
"punlos C~I litigio no son cuestioll de tiros: las Córtes losuc-
~cidir.ín : las Clírtes, cuya dccbi'l!l debemJS .respetar los es-
ocpaiiules.-h'vuristo San Mi.qucl.-Col1lo presidente de la JUII-
cta auxiliar de ~tadrid, Pedro Heroqtli.»


(t) E,n esta du.iac\ diri.gi<i. ~coalle unn prul'!ama á sus tr¡l-




-96t-
aviso de este gefe, diciéndole que va á atacar en
el mismo dia al enemigo: y dispone inmediatamen-
te la salida de la pequeña clivision Enna, reforzada
con nn escuadron de la Milicia ~acional de Madrid
y el batallon ligero de la misma, con objeto de que
distraiga la retaguardia de Narvacz, mientras Seoa-
ne le ataca de frente. Pero i<ls fuerzas de Aspiroz
salen al encuentro de esta espedicion y logran cor-
tarla, quedando en su poder alguna fuerza de
egército, y sal vándose solo la restante con los mi-
licianos qne se retiraron i, la Córte.-Este desca-
labro no era sino un preludio de lo que habia de
suceder á las pocas horas.


De$pues de tres d¿as de descanso en Guadala-
jara, en cuyo tiempo el general Seoane manifestába-
sc á los demas gefes SllS subalternos que le pregun-
[,Iban acerca de sus designios, muy satisfecho de la
victoria, asegurándoles que no habia cuidado, que
liada le importaban á él los Narvaez y los Aspiroz,
sale al fin de a(lueHa ciudad el 22 encaminilIldosc


pas en la cual nada decia del REGENTE; sino que terminaha con
el significativo 'i misterioso parl'aro que sigue: « Soldados: no
«(toca á nosotros, sino á las Córtes, resulver·la situacion prr-
.sente, que cOlloccis muy bien, y <I\le de ningun modo habeis
«comprollletido. Aguardando tan legítima resolucioll, es nues-
«tro mas sagrado t1eber agruparnus en derredor del trolll> de
,muestra augusta reina Duña Isabel 1I que nos llama y ~spe·
«ra. Allí lu escudaremos rOll nuestros pechos, y tambicn á la
«Conslitucion de 1837 que t.odos hemus ~llrado.»-EI nismo
lenguaje precisamente usaban entonces 1')5 caudillos de las.
lropus insurrectllS.


:.




-962-
á la C6rte. Aspiroz, que habia tomado posicion en
el puente de Viveros para batir á los espediciona-
ríos de Madrid, cedió 110 caballos á Narvaez, quien
con 4.00 mas que él tenia, 4500 infantes Y dos pie-
zas de batir. pasó á acampar y hacnr frente en las
cercanías de Ardoz á su enemigo. Tran(luilo y so-
segado al parecer venia este por la carretera, ha-
ciendo su marcha, como en circunstancias ordina-
rias, en columna de camino, por mitades de com-
paiiÍas, es decir, en órdcn delgado; como si no le
esperase peligro alguno. En tal disposicion, enviú
Seoane un parlamentario á Narvaez díciéndoleque
«tenia las órdenes. la voluntad y la fuerz3 para pasar
á Madrido, é imitándole i. que evitase la efusion qe
sangre. Contestóle Narvaez que (féltambien tenia las
órdenes, la voluntad y la fuerza)) para no consentir-
lo; que poJia venir cuando <luisiera. Con efecto, no
transcurrieron muchas horas, cuando la pre3entacion
de las tropas de Scoane en la carretera diú márgen
iI ese escandaloso simulacro que irnpropimnente se
ha querido llamar batalla, y 1'11 el cual, no habién-
dose peleado. mal puellcn resullar vellcedores ni
vencidos. Hubo, sÍ, tracistas; hubo engañados;,
traidores tambien hubo; pero triunfadores de bue-
l1'a le)",en virtud de una posiliva y real \'ictoria ... eso
no lo hubo en Ardoz. Todo allí fué obra de cortos
instantes. Diriase sin dificultad que todo estaba de
anl('mano prrparlldo y dispuesto. Aun prescindien-




-963-
do de olras causas quc hcnlOs indicado ya, y quc
no podian menos de facilitar el desenlace, el gene-
ral Seoane, quc es un general de Corte y de parla-
luentQS, mas hien que de campalia, "isOIio en ti
mando en gcfe, siendo (Iuizás esta la vez primera
que desempeñaba t¿11 cargo, y adernas, muy amigo
de su dictámen, desestimando siempre y desoyendo
el consejo de oLros, como aconteció entonces, reunia
las cualidades mas á prop6sito para ser, cuando mc-
IlOS, arrollado y envuelto. A. un enemigo que le
esperaba fresco, intacto y ordenado, dispone se le
dé una carga de caballería. m general Toledo, que
marÍdaba esta arma, sale con toda ella á encontrar-
se con la caballería enemiga que guiaba el general
don Ricardo Sbclly; pero no es sino para unirse á
este en el campo de Narvaez. La arlillería de Seoa-
lle, cUJos oficiales habian dicho púLlicamenle en
Zaragoza que no harian fuego á sus hermanos, diri-
ge los tiros por elevacion á la torre de la iglesia de
A rdoz; y como por otra parle, no eslu viese ella
protegida por la infantería, fuélc harto fácil á la de
Narvaez apoderarse instantáneamente de lodas las
piezas. La brigada de varigual'dia rompe el fuego;
pero no tarda en recibir I:J. órden de suspenderle y
de entregarse. A la primera b.'igada se la engaña,
haciendo correr la ,'oz de que las tropas de Narvaez
se han pasado lodas á las de Seoane. A.un resta olra
brigada que manda un gefc dccidido y valicnte; la




-96!-
brigada auxiliar do Aragon , á las órdenes del bri-
gadier-coronel de Eslremadura don Vicente San-
chez; pero providencialmente parece que le ha to-
cado en este dia formar la retaguardia. Cuando su
gere se ba ap~rcibido del suceso, ya está consuma-
do, ya está becho el daño. A 103 vivas que dá al
ministerio Lopez h di vision Narvaez, corresponden
con 'Vivas al REGENTE 105 bravos de Sancbez. Pero
llamado este pOlo órdcn del general Seoane, vése
precisado á obedeccr notando hien pronto el engaiio
de que ha sido víctima, al hallarse en la tienda-alo-
jamiento de N~r\'aez. Tuvo con este el briga4ier
fuertes y muy sentidas razones, á .las cuales se le
contestó con quc seria fusilado; y conducido desde
allí á Guadala jara, 48 dias de incomunicacion fuó
el primer castigo con que le hicieron espiar su leaL
tad los que osaron apellidarle \·encido.


Esto, y no mas, fué lo de Ardoz I si se añade
que el general de la caballería que quiso y pudo,
aunque no debió, llamarse vencedora, Shelly, reci-
bió una berida en un muslo. de un pistoletazo que
le dirigió un sargento irritado; y la circunstancia
dramática de vcrse allí al farsante Gonzalez Bravo,
y á los representantes de la Junta de Valencia, Sa-
bater, Blasco y Ormaechea, que se honraban con el
dictado de ayudantes del general Narvacz, abrazan-
do impávidos las bocas de los cañones, cuya adqui-
sicioo habia sido lan poco costosa, gritando eotu-




-965-
siasmádos, segun afirma Nanaez en su parte: GI¡ El
.pais y_la reina se sahan para siempre 1» - Zurba-
no, á beneficio de su pelliza y su sombrero de pa-
ja, pudo escapar con dos ayudantes y refugiarse en
Madrid. malcontento de Seoano. como lo estaba ya
anteriormente. El general en gefe de las tropas en-
gañadas fué becho prisionero; y conducido á Tor-
rejon. púsose á dictar un parte al gobicrno en es-
la forma: "EX.CELENTÍSUIO SEÑOR: El ejército que
estaba á mis órdenes se halla á estas horas á las del
general Narvaez: he sido ent'uelto y prisionero al
principio de la pequelia accion ocurrida. Reitero á
V. E. la súplica que desde Zaragoza hice á S. A. el
Regente del reino, de que tenga por admitidos mis
de.~pacl!Os y diplomas con que fueron recompensados
urvicios anteriores .. . » -Ellcnicnle coronel ayudan-
te de campo D. Cárlos Earutell, que cscribia esta
comunicacion dc Seoane, la termina así:- «Alllcgar
oaquí el general Ic acometió un accidente, y vuclto
.de él, me ordena concluir este olicio asegurando
olÍ V. E. que lo único salvado es el honor que ha
«quedado ileso.)) -Parodia cuya impropiedad y ri-
diculez salta aquí á la \' ista, porque precisamcnte
el honor es lo único '1uc puede llamarse perdido Cll
esta jornada, cn la cual todo lo demas quedó tan
ileso y tan salvo como estaha antes de escaramuzar
los ejércitos. En jiU delirio furioso, el general Seoa-
Dl' pis6 la r<lja. rompió la espada, y. segull la es-




-966~
lHesioll de Uo pilrte dado aquel dia por lesligo$
presenciales, «pedía la muerte á grito herido (1).»
Narvllcz fue ascendido á tcnicnte general el mis-
mo dia 22 , por el ministro universal que se hallaba
gobernando en Valdeabero (:2).


Los naturales efectos de tao f,llal oueva sién-
leose inmediatamente en Madrid. Reunidas Jas au-
toridades, acuérdase que vaya una comisioll á cnta-
},Iar las bases de una honrosa capitu lacíon con el
gencral Aspiroz. Parte con efedo en posta la cQ-
mision el mismo dia 22, volviendo ,11 poco tiempo á
manifestar á sus comitentes las huenas disposicio-
nes que presenta aquel gefe para "euir áun razo-
nab~e acomodamiento con los defensores. Era su
consecuencia redáclanse las bases; y lornando á S1I·


• Jír la comision en la maiiana del 28, eotró por último
en Madrid á la una, llespues de obtenida la firma de
aceptacion del genera I D. J<ll'ier Aspiroz. Con tales
coodiciones (3) permiti6 p Madrid la entrada á las


(1) Pero solo obtuyo el pasaporte para Francia, ,"iniendo
antcs por Madrid.


(2) La repulsa que sufrieron Serrano y Prim rn Zaragoz1I,
obligó á esta divisioll á retrasarse en sus marchas, tl'lliendo
(Iue rud(~ar por Caspe: '! como las divisiones de Seoane cran
slIpcrinres á todas las olras, pudo Illny bien este batir antes á
lo~ unos, y alenlados los SU)"OS con la "i('loria, caer des[lues
con ma)"or seguridad sobre los olros enemigos.


(3) lIé aquí las «Bases que la t"illa de Madrid Ilresenta al
señor general D. l'rancisro Javier Aspiro::., para su entrªda y
la de sus tropas en la misma.»


"La La estricta y pUlltual obsen"ancia de la Constitucion
(Hle 183í.)




-967-
lropas insurrectas. A las d03 son relevadas la& guar·
dias por los remanenll'S de la division Enna que
habían enll'a~o en la l<lrde anlel'ior, Todos los euel'-
pos de Milicia :'acional forman en el mayor órden,
relirándose los inJividlio~ á sus casas con el SCIll-
Liante tostado por los rigores de la cSlacion, y pin-
laJos en él los funcbdos recelos, la deM'onfianza y
el despccho.-A ¡as 5 de la tarde entra por la pu.er-
ta de Alcalá, en el mayors-ilcncio, la division de
A~iroz, y dirigiéndose por el Prado, Carrera de
San GerÓlIimo y calle l\-1ayor, vá á desfilar por de-
lante de Plllacio, en donde se dieron algunos vivas
á la libertad, á la reina, y al milli31erio Lo[}ez. Se-
guic1amenle apal'cce uila proclama cn·las esqutnas
!iuscrita por el mismo Aspil'Oz, invocando los nom-


"2.' . Formacion de una Junta provincial por la Milieia ~a­
"eional, que cesará en sus funciones cuaudo lo determine el
«(gobierno.))


«3." La Milicia Nadonal de Madrid y su pro,'incia subsisti-
((rá bajo el pie '1ue tiene actualmcnte: cualquiera variacioll que
"en ella sc juzguc oportuna por cl gobiernu qúc se establezca
«será con arreglo á la ley.»


«i," Rc,peto sagrado é inviolable á la seguridad real y per-
«sonal, sin tli,tindon de opiniones, de matices político~, ni de
"r1ascs.-Gonzalo de Cárdenas.-11'lariano G(jrrido.-Simon
"Santos Lerin.-Barajas 23 de julio de 18~3. - Acepto estas ba-
((ses.-Jávier de Aspiro::;,»


Acompañaba ú este uocumento una comunicadoll suscrita
por el eapitan general, gcfe político, individuos de la diputa-
cíon provincial'y del ayuntamiento, Gobernador militar y co-
mandantes de la Milieia,-La Junta, qne apenas llegó á fun-
cionar, ni ann á constituirse, compusiéron la el general Aspirol,
como presidente: pI arzobispo de Toledo; D. Joaquin Fagoa-
ga; D. Gonzalo de Cárdena s; y D. tcon Gurcia Yillareal. Los
dos últimos, comandantes de la Milicia.




-;968-
bres de patria, reina, y libertad. Los ministros
del REGENTE han desaparecido (1). A las 11 de la
noche verifica su enlrada el general Narvacz con el
grueso del ejército.-Desde este momento no es
Aspiroz, que es Narvaez el homhre de la situacion,
á quien el ministro.universal, que se baila constitui-
do velozmente en la secretaria de la Guerra, nom-
bra capitan general de Castilla la Nueva. A las po-
cas boras un desprecio inmoral y aleve por parle
de estos hombres, dió al 01 v ido la capitulacion 'l.ue
con los legítimos representantes de Madrid hahia
celebrado el general Aspiroz; y la brillante, de-
cidida y valiente Milicia madrileña es desarmada y
disuelta. Para este acto, estacionáron3e repartidos
por las calles y plazas de la capital numerosos ba-
tallones de ejército. Con la misma fecha del 23 es-
pide Serrano otros varios decretos, algunos de ellos
rehabilitando á lodos los demas ministros, que es-
taban tan facultados como él, y que reunidos en Ma-


(1) Durante el período del cerro, los diplomáticos estran-
geros que habia en la córte celebraroll tres juntas en dos dia.,
acordando,despues de largos y ardientes debates,dirigiral go-
bierno un papel, diciélldolt) en rcsúmen, que si la reina de
España peligraba, podia contarse con su mediacion y apoyo
para salvarla. A tan peregrina ocurreucia, contestaron inme-
diatamente los ministros dando al cuerpo uiplomáticl) las gra-
cias por el cumplimiento, '! haciéndole enlender que entre ~s­
pañoles hallábase S. ~f. segura siempre y resguardada.=La au-
toridad de los ministros del RIlGIlNTI¡ en los postreros momen-
tos de la capilulacion de Madrid, llano es (Iue habia de ser
completamente nula. Su poder fué arrollado por la fuerza irre-
sistible de los acontecimientos, y los ministros se retiraron. Ni
era posible que hicieran olra cosa.




-969-
drid con D, Joaquin Maria Lopet, que se atrevió
á salir ya de su escondite-, forman desde luego el
gobie1'no provisional de la nacion, \'erdadero arlequin
de los pronunciados; pero corno la situacion es com-
pletamente de fuerza. esta lo domina todo y su-
pedita la voluntad de los ministros á quienes fuera
preciso supeditarla.


El 27 , sabedor el gobierno provisional de que el
REGENTÉ se hallaba al frente de Sevilla y que sus
tropas estaban bombeando 4 esta ciudad, dirigió,
por conducto de Serrano, una comunicacion .. Al
Excmo. Sr. Duque de la Victoria y de Alorella ,» ]a
cual terminaba de esta suerte: «El gobierno de la
tRacion previene -á V. E. que si despues del recibo
«de esta comunicacion siguiesen las hoslilidades
«contra la ciudad de Sevilla Ú otl'O pueblo de la
«monarquía, queda V. E. y cuantos á ello coope-
«ren declarado desde luego traidor á la patria, pri-
«vado de todos sus honores y consideraciones, y
«entregado á la execracion pública de los españoles
«y de la humanidad entera.» -Veamos entre tanto
que es lo que pasa allá en las Andalucías,


Cuando hubo recibido V:Ill-Halen el tren de ba-
tir, envió á un ayudante de campo, en calidad de
parlamenbrio, y con pliegos ademas para el ayun-
tamiento de Sevilla. Pero el gefe superior militar
de esta ciudad, recogiendo los papeles, despidi6 al
ayudante sin dar participacion del suceso al ayun-




-97()-
tamiento. Entre tanto la palahra «homhardeo» cor-
re de boca en hoca cntre los sevil\~nos. Un rico de-
partamento de artillería y una magnífica fundicion
proporcional'on á estos. con la actividad desplega-
da durante la larga eslancia del conde en Alcalá.
abundantes medios de defensa. Apréstanse, en efec-
lo. decididos á ella, para lo cual han monlado gran
número de haterías en lodo el recinto de la plaza,
protegidas al eslerior por los fuertes edificios de
San Telmo, la Fundicion. el Cuartel de la Carne,
San Agustin, La Trinidad, Capuchinos. y Hospital
General; y reforzadas con otras haterías interiores,
cortaduras, barricadas, trincheras y casas aspille-o
radas en lodas las calles por donde se podia entrar
en la poblacion.-A las negociaciones intentadas
oficialmente y entabladas de otra manera, en el
principio, como despues á los medios {Je terror y
á las noticias que del interior del reino se recibie-
ran en Andalucía, fiaba el conde el éxito de sus
operaciones sobre Sevilla, mas bien que al triunfo
obtenido en empeiiada liza: y como los defensores
notasen debilidad en sus primeros pasos, cobran
alientos, á punto de recibir á tiros en la tarde
del 18 una fuerza de Carabineros, al mando del
brigadier D. Francisco Moriones , á las primeras
tropas esploradoras que se aqercaron á Sevilla (1 l.


(1) Dióse en esta ciudad nna importancia grande, exagera-
da, á este hecho de armas, que grangcó allí 110 \llenos que el




-971-
Engreidos los de la plaza con el suceso de ex-


tramuros, que todos sin vacilar apellidaron triun-
fo, por mas que solo un riesgo moral (apenas físi-
co) corrieran en él los llamados vencedores, como
viesen de cerca ya á los soldados de Van-Halen,
rompen el fuego de caijon y obus sin que fuera con-
testado en much3s horas. El conde de Peracamps
juzgó imposible el asalto sin arriesgar en él todo el
tren y las tropas que en caso necesario y.extremo
habian de servirle para defender la isla gaditana.
Pero antes de imitar y secundar en Sevilla el egem-
{llo Íncoauo tan infaustamente en Barcelona, el
conde de Peracamps dirigió la tercera intimacion al
nyuntamiento, la cual llegó, corno las otras, solo á
manos de Figueras, quien hnbo de contestarle que
la última re'iol ucion de todos los habitantes de Se-
villa era la de sepultarse en sus ruina3 antes que ac:..


concepto de "inyencibles» á los soldados de Moriones. Justo
es, sin embargo, consignar aquí, (lue las refriegas habidas en
la tardc del 18 y madrugada del HI junto á Turreblauca y La
Cruz del Campo, cntre UIIOS cien caballos y dos compaiíías de
infantería por parle tic los tll'f~nsorl's, contra fucrzas décuplas
y alguua artillería rodaua de lus de Yan-Hal,m, fuerun sucesú~
en que apcn8s pudo haher victoría, no mediando formal cum-
bale; pues quc las trupas del conde pusiéronsc solo a la de-
fensiva, sin acometel', se¡:un es costumbre hacerse en IIIllcho~
caSQS de guerra como la de que se trata, en la cuaí tcníansc en
cuenta otrus rcsultatlos.y otros cálculos. Apesar de estu, cua¡;-
do en la maiian8 del 11) pretendieron los dd'cnsorts soslcllersc
"11 la línea dc la Cruz del Campo. cn dondc 'ran-Halen debia
M establecer sus haterías, fuéil, á este harto fdeil desalojarl. s
.le sus posiriolle~ y tumarlas él, mÍl'ntras lo. de \\uriUlleS¡II'U-
curarvu CUCCrrllrSe en SC\'llla,


..




-972-
ceder á sus deseos. Entonces Van-Halen ordena ,1,4
construccion de baterí~s; pero los de la plaza rom-
pen un vivo' fue30 de cañon sobre los trabajos.
Cuarta vez dirígese el conde á la ciudad, haciéndo-
lo ahora en derechura al general Figueras, eO,n el
fin de no empezar el fuego de mortero hasta apu-
rar todos los demas recursos que podian evitarle.
Pero 105 de la plaza, usando de un proceder alta-
mente reprobado por ley de guerra. mientras te-
nian en sus muros al ayudante padamentario de
Van-Halen, y se hallaba en el cuartel gene¡"al de
este otro parlamentario que salió de la ciudad con
una comunicacion del general Primo de Rivera.
continuaron mas vivo que nunca el fuego de artille-
ría contra los sitiadores. Circunstancia que unida
á la contestacion de Figueras, semrjante á las que
habian precedido, fué lo que determinó al cOllde á
romper el luego de mortero contra la plaza, la cual
JiIlti6 ya crugir las bóvedas y artesonados de sus
iloberbios edificios, bajo el peso abrumador y enor-
me de las bombas incendi<ldas.


lIé aquí ya á la tercet"a p(lblacion del reino, la
ilustre capital de las Andalucías, la ciudad reina del
Bétis, la hermosa, la encanladora Sevilla, morada
eterna de placeres y delicias, asilo de infinitas be-
llezas naturales, de monumentos inmortales y do
glorias artísticas, cambiado su aspecto, transforma-
!la cn un cam pamento c¡,lcnso, "íGliOla en fin, dlt




-913-
los horrores que producen las pasiones en su mayor
grado de exacerbaciony enCOllO, la ambician, la
codicia, la intriga, la alevosía de los'unos, los ren-
cores, las venganzas y la iracundia de los aIras,
que todos, los de :Hlentro y los de afuera, los moto-
res y direclores de la insurreccion, como los crue-
les é imprudentes acometedores de ella, contribuyen
á su vez á encender la hoguera impía de ese fuego
devorador, que al soplo .funesto de la política en-
cienden los guerreros de ambas bandas para abra-
sar á las ciudades ... ! El entusiasmo de Sevilla es
grande. ImÍ"lanuo á Granada, tambien.aquí el canó-
nigo Cepero hizo ondear el estandarte de San Fer-
nando (1), pro!luciendo este suceso un efecto má-
gico en los sevillanos, tan fáciles de impl'csionarse,
tan afectos á sus glorias y á sus creencias. La acti-
vidad y buena direccion del j6ven ex-diputado á
c6rtes don JQaquil1 Muíioz Bueno, á quien nombró
la junta gefe político de la provincia, condugeron
~ucbo á sostener la defensa (2).


(1) Algunos creeu que esta supuesla bondera de San Fer-
nando que enarboló el canónigo Cepero,no era sino uu·viejo es-
tandarte de la inquisicion.


(2) Muñoz orgdnizó la policía, recaudó lodo el dinero nece-
nrio, pua lo cual hasta amenazaba con fusilar á los comer-
ciantes que resistiarl el pago, dividió la ciudad en ruatro dis-
lritus civiles, armó 800 pdisanos, nombrándoles gefes, yentre-
gándoselus organizados al General: él cuidaba de la vigilancia
interior, de alJagar los incendios, de proporcionar subsisteu-
cias etc. Por lo l)uchace al gefe militar Figueras, quedará pro-
bada su nulidad si se dice que habiendo calculado la pólvora
que habia al maccnada CQmlJ suficic¡}le para 15 dias de fu.egQ, oí.




-974-
Yan-Halen suspendió el fuego al anochecer


del 19 , confiado en que la realidad del bombardeo
obligaría á ceJer á los defensores, y aprovechando
lambíen el honroso pretesto que le ocasionaron las
comunicaciones de reclamacion dirigidas por lo"
cónsules. Pero al amanecer del 20 rompiéronle
aquellos, anles que él, desde sus balerías, perdiendo
así el conde loda esperanza tic acomodamiento.
El 21 fué horroroso y nutrido el bombardeo: y la
junta, perdida ya casi del todo la ilusion de verse
socorrida por Concha, segun las promesas que esle
le babia hecho, pensó aquel dia en enLr'egar la pla-
za, y aun hubo tentalivas de fuga llor parte de al-
gunos de sus miembrus. Mas cerleria y discrecion
C.ll los alaqu-cs de V an-Hillen, y no habrian pasado
muchas horas sin que esle ocupara á Sevilla (3).
las seis de la mañana del 21, cuando solo iban dos dias de si-
tio, decia ya junto á los tallones de 11 bateria l.lam3ua llel Osa-
do, que difldlmcnte alcanzaria la poll'ora que re,;laba eu los
almaccues para dus dias mas.


(:3) Es harlo cornuu entre militares cntcndiuos la opinion de
que Yau-Halcu, uua rel aduptados los medios de arcion, I~O
deuiú eslar lilas tle 48 horas al frente ue aquella plaza que se
reputa indefendibh'. El sitio de Sevilla, que uo solo es ocsme·
recedor de este !lombre, pero que ni llegó á ser erreo siquiera,
fué emprendidu sin drcumbalar 1;1 ciudad, al menos, ucupan-
do, segul! lo permitieran las fuerzas, lus pUlltos mas á pro!-,ósi-
to para ir lijaudo los apr"chc~; sil! ocupar siquiera el barriu de
Triana, que llubiNa pudidu hacerlo Van-Hall'n casi sin resis·
lencia, mandando fuerzas cOrlas por el hado !le la Algaba á po-
sesionarse de la orilla derecha del Guadalquivir, pOI' duude la
ciudad recibe casi todos sus víveres; ,in tomar la medida de
eorlar la cOlllunicacion por la ria, r~tablecien(lo al efecto una
batería en Sau Juan de Aznalfararb('; y dirigielluo al mismu
liempo los rall,jnazos al punto menos \'lIll1crublc de la ciudad,




-975-
En lal estado, pres¿nlase ante los moros de la


ciudad sitiatla el REGEXTE del Reino el. 23 de julio,
con cuyo arriLo circuyen ya el área de la poblacion
no menos que 10,000 infantes y 2,000 caballos. La
presencia de ESPARTERO en el egército sitiador. que
le aclamó y vitoreó entusiasmado. fué el anuncio de
la suspension de bostilidades contra Sevilla, diri-
giendo á sus defensores una proclama en la cual pro·
metia tolal olvido de lo pasado si le abrian las
puertas, advirtiendo á la vez. que si bien habia 01'-


es decir, á la puerta de Carmona, donde el muro tiene \In es-
pesor de mas de quinl'e 'aras; donde, en caso de haber entrado,
hubiera tenido que atl'a\'l'sar las calles mas estrechas de la
pohlaclOno Dáhase ademas pi ataque con cañones de á ocho,
los de maJ"or calibre, colocados á tanta distancia, que apellas
las halas tellion fuerza bastante para hCl"ir el muroo-Hubií'-
ranse dirigido /ouilOnazos á la endeble tapia de la huerta del A 1-
cazar, y con dos Ó tres balas snlamente cae por tierrao Vl'llCido
('ste obstáculo, la muralla por aquella parte no tielle forlili-
(Oarioll algulIs; IIsda mas fácil que esralarla cua\l]uil'ra nl)dlll
y cOllstituirse al punto en el Comulauoo Pur la parte del blan-
quillo era tambirll fúcil peurlrar cn la ciudado Por bajo de las
Delicias pudiera i!(ualm('nte haberse construido ulla balCl'ia por
loS sitiadores, enlilanuo el rio, CilIO caure es hastallte cslrrrho
por aquel punto: y de este modo habria sido illll'o50ible qUt' un
"¡¡por merC8nW hubics~ traido púhnra de AI¡:('cims á S.o,illa;
se habria illtcrc('ptado la cumunitoaciNI Cu" los buques protlnll-
dados en las aguas de Cádiz, y se hubiera I'storbado, (Oon d
urantonallli('nto tle la I"aballeria por la parte de Triaua, que un
convoy dirigido .drstle HII<,I\'a á Sevilla pellPtra~e 1'11 la plaza y
la surtiese de cllrel13s, de póh'ura y otros efectos. Pero el (Oar_
"0 mas ¡lIove y capital flue dirigen los eríti(Oos al grneral Yan-
lIalen PU esta ocasion, cifrase cn uo habersc dl'dicatlo, mas hieu
que IÍ sitiar á Sevilla, Ú pl'rst'guir y batir al gl'ul'lal Condla,
que I'ra la espl'rolJza dt' las Audalucias p,ootllll1ciadas, para 10-
!trar dcspue~ mas fácilmente la sumisiull de aqt:~lIa y de las
viras ciudfldes del mediodiao


lOl!. 1" ° 6:!




-976-
denado suspender el fuego, cada cañonazo que en
ló sucesivo disparase la plaza, seria contestado con
tres b(lmbas por los sitiadores; pero que solo en
caso'de agresion lanzarian estos nuevos proyectiles.
La lenidad, como desgraciadamente suele acontecer
en estos casos, fué intel'pretalla por miedo: y al ver
los de la plaza que ya el fuego habia cesado, con-
viértese su desaliento en arrogancia (1). En la ma-
ñana del 24 rómpc5e otra vez el fuego desde las
murallas. : Triste suerte la de ESPAuTERo, verse
forzado á cerrar la carrera de su vida política con
un bombardeo tan estéril, como cruel aparecia an-
te la luz fascinadora de la imaginacion, cuando pre-
cisamente la cuestion política hallibase ya por un
juego de armas resuelta 1 Pero era estA unaconsc-
cuencia necesUl'ia de los desaciertos anteriores, del
rumbo fatal que babia tomado el poder desde los
primeros acontecilllicntos.-Otra vez el fuego de
mortero arroj:;. bombas sobre la ciudad: y esta pre-
senta en cada defensor un modelo de entusiasmo y
de heroismo, que se ostenlaria mas grandioso á no


(1) Al aparer'cr la alocucion del-REGENTIl, que fué acompa··
ñada de ulla comunicadoll at !\l"ulltamicllto, reunióse la junla
convoca/ldo al general Vigueras y al gefe político: y si bien hu-
bo allí individulls que opinaran por la rendiciun, la mayoría,
con inclu.ioll de aquellas dos autoridades, resolvió lo con-
lrario. Esta dist"usioll t)wdujo aquella noche un fuerte alterca-
do entre el presidente de la junla, don l\líguid Dornillguez, y el
lleneral ~'igucra', '11I~ Llllú (loe" para que tcrmínára en desafill.




-971-
sel:' impulsado por un princ,ipio delirante y fanáli-
co. Pero, á pesilr de lodo, los sevillanos ofrecen un
espectáculo sorprendente y sublime, de esos que
presenta la bumaniJa,l lucbando con la desgracia
en el campo del error, para despues, ufana, Ila-
marsevencedora .... cuando en realidad solo es en-
gañada y vencida! .. .


Todos lo~ pueblos de la provincia contribuyen
iolícilos y guslosos á proveer al gobierno de cuanto
necesita para el sosten de las tropas: la insurreccioll
solo ha conmovido la superficie. Entre los generales
(lel REGE~TE no existe la ml'jor armonía: y los mi-
nislros se impacientan de la ineficacia de los movi-
mientos y operaciones del ('jército sitiador. La impa-
dencia llega á apoder.1rse de los ánimos en la clase
de sargentos, qU'e no podia ver con serenidad la ridi-
culez de tanto aparato desplegado inútilmente contra
una ciudad que carecia de los principales elementos
de resistencia: piden en dos ocasiones diferentes
que se les permita el asalto; pero el REGENTE no
accede á la súplica, y dice que no es pondrá nunca
á Sevilla á los horrores de una toma á viva fuerza.
A la bayoneta apodéranse las tropas del convento
de San Benito. punto importante que les facilitó
el posesionarse de varias casas contiguas á la. mu-
rall". Prosigue el bombardeo. Triste, desolado y
~umergido en el maJor abatimiento, aguarda cn-
lre lanto el vencedor de Lurhana las noticias de la




-918-
Córle, porque ellas habi:m de dirigir sus ulteriores
pasos (1).


Pero al despuntar los arreboles en la mañana
del 27, un repique general de campanas anuncia
en la ciudatl alguna nueva importaBte y lisongera
para sus defensores. Comunicaciones de la Junta
de Jaen, llegadas al cuartel del REGgNTg. Y el arri·
bo simultáneo que hizo ;í él lamLien el Director
general de Correos, Don Juan Baeza. procedente
de Madrid, sacaron de toda duda ;í ESPARTERO Y á


(1) En el campamento de Sevilla rl'tibió el REGE:"iTE al
comisiollado de la Junta de' Vigo non Francisco Labrador, quien
despues de haber asistido en MadI id á dos consejos de minis-
tros, de acuerdo con estos pasó á ver al DUQUE, IÍ quien entrcgó
la comunicacion de I,)s sublevados gallegos, cunlia'iendo ade-
mas verbalmcnte sobre lns medios de dar solucioll á la crisis
revolucionaria, por medio de una bandNa de un'ion que debiera
aclamarse unánime por torlo el partido liberal. Ei REGENTI!
convino en todo manifestando lus mejores deseos, y aun opi-
nando por la reuni"n de la Cent,.al; si bien añadia siempre que
no consentiria en desentenderse un installte de la Constitllcion
de 37, gsta anomalía, y el estado de incertidumbre y de atur-
dimiento en que se hallaba el cuartel general, dieron natural-
mente al olvido esas ldeas, acojidas con facilidad por el co-
\'8Z01l, pero sin llpe hubiera j'a cabeza para descllrol~r y di-
rigir un pCII33nliento salvadur, Todo Ha ya perdido, -En me-
dio de esto, 110 rué tan feliz utro comisionullo que pasó allí á
propone}' al H EGHNTR , en nombre del partidG carlista ó dc sus
gefes principales. un medio de conservar el po(I{~r por clIton-
ces. el cual eonsi"t.ia escncialmelltc en que se comprometiera
ESl'AI\TEI\O á sostener el ('asamicnlo de la reina con el hijo de
DOII Carhs, en cuyo caso le prestaria el partido de e~le su
apoyo desde aquel momento. E'I REGENTI!, que cOlloció sin dllda
la horrible trama en que pretendian clI\'olverle sus enemigos,
desoyó y rechazú la propuesta del comisionado carlista, con
indi¡;-nacion y energía, y añadió con aire de resolucion en me-
.Jio de que se veia rodeado de los mayores conflictos: .Sell
"cual fuese el porvenir q'uc lile esl'crc •••• nunca Espartero po-
.tJrá unirse al partido carliita, ..




-9"(9-
!iU! ministros, esparciendo la desolacion en los áni-
mos de lodos es los y de los generales á quienes S"
participó inmediatamente la fatal noticia, procuran-
do ocultarla á las tropas en todo aquel «ia para evio:
lar la desmoralizacion qúé era consiguiente. En el
mismo instante decidióse el levantamiento del cer-
co. A las once de la noche emprendió el egérCito
)a retirada bácia Alcalá con el mayor órden _y si-
lencio: y era tal y tan grande el respeto que mos-
traban las tropas al que tantas veces las habia con-
ducido á la victoria, que ni un solo murmullo se le- [il'toJ
vantó contra la incomprensible medida de retir¡¡rse _ -3 ~
en fuga, delante de una ciudad que el mas rudo co- -~
nocia bien que era incapaz de'oponer una verda-,~ ,
dera resistencia á tantos elementos de combate co- ~.~~ 0":
mo iban allí reunidos. :Era esta una marcha fúne- ~=~~
bre, imponente. Doce mil hombres que van per-
pIejos, vacilando en la ansiedad. en medio del
pavoroso silencio de la noche, sin que le inter-
rumpiera otra cosa que el ruido de la artillería y
del gran convoy de mas de ciento cincuenta carros
y carretas de bueyes que salió del campamento,
presentaban en verdad un cuadro triste y sombrío.
A los pocos momentos de emprender la marcha,
un estupor general se apodera do aquellos valien-
tes que nunca habian temido en los combates. Los
rigores caniculares. tan propios de las orillas del
Betís, anunciados en la maiiana por los primeros




-980-
rayos de un sol abrasador, vinieron al siguiente. di!
á aumentar las causas de desquiciamiento eh las
tropas: y este calor hacíase tanto mas insoportable.
cuanto que la marcha se verificaba en medio de
grandes torbellinos de 'polvo, en un terreno árido,
arenisco, desprovisto de "gua, y en el que la poca
que surlja algullo que olro pozo oc salitre, lejos
de apagar h sed, acrecia los horrores de ulla mar-
cha que parecia bacerse al lravés de los desiertos
del Africa. Y sin embargo, ni las tropas que en-
cerraha Sevilla, ni las que m;¡ndaba el general Con-
cha, que se habia interpuesto en el arrecife de esta
ciudad áCadiz, se aIre vieron á inquietar esta hí-
gubre marcha.--El cgércilo llegó por fin á Utre-
ra al promediar el dia 28 (l).


El veneno de la sedicion cunde al fin en todas


(1) .\!gullo dil los ayutlantcs del DU~UE indicó el peligro
inbercnl<J á cneerr~r un cjérdlo, ya ua tanlo desmoralizado
por el levantamicllto del sitio y por los rigores de la estacion,
I.'n un pueblo grande como Utrera, en donde los e~migos del
UEGHNTE podriall beneficiar para sí en las tropas tan malas
disposiciones. Para evitarlo, el ayudante aconsejó que se acamo
pase a'luella nuche. Pero este consejo, cuya adopdon hubiera
lal yez mudado el aspecto de las cosas, permitiendo al ejér-
cilo posesionarse dc Cadiz ,que era lo que deseaba ESPARTERO
para obrar desde allí en seguida la reaccioll, ó mas bien, la
revolucion que huuicra contrastado y dado en tierra veluz-
mente con la verdadera rcacdoll que en sentido cristino-ab-
solntista empc7.ú muy luego á dominar desue Madrid en toda
la monarquía, en cuya em¡HCSa grandiosa. la cual hubiera
rehabilitado á ESPARTlCRO en el concepto de lodo el partido li-
bera!, habría él pudid" contareon la coopcracion y apoyo de
este gran partido. se desatendió al (in. en daiio y menuSl'a-
bo de los que le deso!eron, y de la nacion lal HZ.




-981-
las clases: los cálculos sobre el porvenir indivi-
dual agitan la mente de los gefes y ollciales: el
noble DUQUE era ya en la consideracion de muchos
de estos un astro que va á sepultarse en el oca~o.
¡Leccion lerriule, la que espc¡'aba toda\'ía al cau-
dillo mas querido y ensalzado de lodos los genera-
les españoles! -Dada la 6rden de marchar en la. al-
borada ~iguiente, casi todas las lropas contestan con
la negativa. Aquí principi6 la desercion, y con
ella la.disolucion completa del úlLirno egército quo
habia conservado fidelidad al REGENTE, porque era
el que le .1compañaba. ESPARTERO conoce lo cdli-
co de su sitnacion; y poniélldos.e al fre~te de su es-:-
colta de caballería, emprendió al punto su retirada
por el camino de las marism<ls : una comp .. ñía del
Llritiante regimiento infantería de Luchan.1 y otra
de! provincial de Segovia, siguieron al trote al pa-
cificador de España; y sin que faltase un solo hom-
bre tuvieron la gloria de dar un egemplo sublime
de fidelidad y lealtad, llegando al Puerto de Santa
Maria al mismo tiempo que 103 cauallos. despues
de aIra vesar al trotr. un espacio de quince leguas.
Pasando entre Lebrija y las tropas de Concha, en-
lrú el REGENTE con los suyos á las dos de la ma-
drugada del 30 en el Puerto, siguiéndole lambien
de allí á poco el conde de Peracamps y los genera-
les Infante, Osorio, Linage, Alvarcz (Don Pascual),
Santa Cruz y 05set, algunos otros gefes y oficiales




-982-
110 Estado Mayor, nyudantes de Campo y emplea-
dos do Hacienda militar, única gente que quedll' á
Van-Halen á las dos horas de salir de Utrera. Las
últimas nuevas traidas por este obligan á acelerar
la marcha: «A nadie se Jiga la bora (esc\ama Li-
nage), que estamos rodeados de traidores.ll-¡Tan
triste y amarg\l era la siLuacion del DUQUE-REGEN-
TE!-A las tres y media do la mañana, el vapor Be-
lis acogió en su estrecho recinto al héroe de Lu-
cbana y de Vergara ,al hombre afortunado que de
la humilde clase del pueblo hemos visto le\'antarsc
basta la Regencia del reino, para ,'crIc despues ar-
rollado y ab'ltido en pocos dias, trasladado á su pe-
sar desde el palacio de Buena-Vista á un buque de
pasagc y fugitivo ... desde lá Regencia á la pros-
cripcion!. ... -La proscripcion, el ostracismo fiero:
hé aquí el pago que recibe en este dia el ilustre pa-
cificador del reino, el ardiente defensor de las li-
bertades nacionales y del trono de Castilla ... pre-
cisamente por obrar con esceso en el interés de es-
te (t ) Y conforme á 1" política que usan los mo-


(1) Es notable el contraste que ofrece el profundo respe-
to tille ESI'ARTERo, á (¡uien injustamente se acusó de anti-
mOllarquico, mostró siempre al trono, con la conducta obser-
vada despucs po..- alguu ministro español del partidO' modera-
do ú retrógrado, tan d~ddido por la monarquía, en ("Ul"O época
húse visto á la lleina de España d~5t"cnder haSla el cslrrlllO de
cOllcurr"ir á los saraos ó bailes que se dahan en la casa del
ministro, cou escándalo de la Córtc y aun de todo el reino.
Un tal suceso hahria sufridu amargas censuras si el autor ó
promotor de él hubiera sido ESPAIHIlRO , apesar de la gran di-
ferencia de posícion entre la del RhGEXTB y la del minititro.




-983-
narcas~ que es el dogal de 105 caudillos y de J08
magistrados populares, los :cuales viclten á verse
envueltos y preci pitados, como ESPARTERO, en la
misma red.y por la misma impulsion de los que, en
odio á los pueblos, les aconsejan y encarecen vio-
lentas medidas de gobierno. Que si el CONDE-Du-
QUE se hubiera mostrado menos monárquico, me-
nos apeg!.ldo á la Constitucion de 31, y por el con-
trario, maS popular, mas amigo del verdadero pro-
greso s.9cial y de la revolllcion, sin duda que él
habri a prolongado su mando, contando, como no
podria menos de contar, con el partido liberal avan-
lado sin cuyo auxilio nunca bubieran alc.lDl:u)a el
podér los retrógrados, y con el apoyo decidido de
lodos los pueLlos. - A bordo del Detis estendió y
firmó el REGENTE una protesta que firmaron á la
vez sus dos ministros y los generales y gefes qoo
]e acompañaban, por cuya razon el Gobierno pro\li-
,ional, por decreto del 16 de agosto, cometió la in-
justicia grave de declararlos á todos privados .de
cuantos títulos, gracias. empleos, bonores y con'::
decoraciones habian recibido por sus eminentes ser-
vicios á la patria (1).


(t) Hé aquí la protesta: « En el dia 30 de julio de iSl3. J
hora de las diez de II¡ mallana, hallándose Su Alteza Serenísima
Don Baldomcro Espartero, conde de Lucbana, duque de la Vic-
toria '! de Morella, Regente del reino en el vapor espaiíol
Beti" en la hahía de Cadiz ,y á slI1lresencia el mariscal de
campo don Agustin Nogueras, ministro de la Guerra; dOIl Pe-
dro Gomez de li! Serna, ministro de la GoberoacioJl de la Pe-




-~8.i-
Todo, hasta los elementos parecía hahcnecon-


jurado contra el ilustre REGENTE en aquc\los ins-
tantes postreros. La mar embravecida por el hura-


nínsula; t.1 teniente general don Antonio Van-lIalen, conde
de Pt.racamps; los mariscales de campo don Francisco Lína-
ge, don Facundo Infante y don Francisco Osorío; el briga-
dier don Juan Lacarte ; don Salvador Valdés, oficial del.mi-
nisterio de la Guerra; don Cipriano Segundo Montesino, ofi-
cial del de la Gobernacíon de la Península, y los coroneles
don Ignacio Gurrea. don l'edro Falcou y don Ventura llar-
caistegui, dijo: que en el estado de insurreccion en que se
ha.llaban varias llvblacioncs .le la monarquía, y la dcfecdon
del egército y armada, le obligaban á salir, sin permiso dela~
Córtcs, del territorio españul antes de llegar el plazo en quu
con arreglo á la Constitucion dd,ia cesar en pI cargo de Ue-
gente del reino: que considerando 110 podia resignal' el depó-
sito de la autoridad Real que le fué con liado sino en la forma
que la Constitucion permite, y de ningon modo entregarlo á
los que anticonstitucio.nalmente se erigiéron en Gobierno. pro-
testaba de la manera mas solemne contra cuanto se hubicn
becho ó se hiciere opuesto á la Constilucion de la monar~
quía.»


«Seguidamente previno Su Alteza que' se cstcndiese acta de
esta protesla por el ministro dr la Gobernacíon de la Penín-
sula, encargado del de~pacho de Gracia y Justicia, y en tal
concepto notario mayor de los reinos, y tlue por el mismo se
certificasen y autorizasen las cupias que oportunamente deben
pasar á las Córtes, sin perjuicio de darle desde luego pu-
blicidad. Y para que conste firma Su A.lteza esta acta original
con los testigos presentes, antes mencionados, en papel co-
mUR PIH no haberlo del sello corrcspondiente.-EI duque de
la ·Victoria.-.\gustin Nogueras. -l'edro Gomcz de la Serna.-
El conde de Peracamps.-Frallcisco Linagc.-Facundo InCao-
te.-Francisco Osorio.-Juan Lacarte. -Salvador Valdés.-
Cipriano Segundo Montesino.-Iguacio Gurrea.-redro Fal-
con-Ventura Barcaistcgui.-Culllo notario mayor de los reinos,
Pedro Gomez de la Serna.»


En et mismo buque diri~ió ESPARTERO el siguiente mani-
fiesto de despedida.


A LA. NACION.


([Acepté el cargo de Rejente del rerno para afianzar laCons-
titucion y el trollo de la reina despucs que la Provideflcia, co.
ronando los nobles esfuerzos de los pucblos, los habia salva-
do del despotismo. Como primer magistrado juré la ley fun-




-985-
r~n y borrascosos vientos delevanle, impidió que
el provincial de Segovia y la infanteria que le ba-
bia acompañado hasta el Puerto, pudieran atravesar
la hahía para ir tÍ asegurar con su presencia y leal-
tad la isla gaditana (1 l. Pero no tardaron en c,ono-
<Iamcntal : jamás la quebrante ni aun para salvarla: sus ene-
migos han ddlitl() el '.riuaCa á este ciego respeto, pero yo nunca
soy perjuro. Feliz en otras ocasiones, vi restablecido el impe-
rio de las leyes, y aun cS¡leré que en el dia señalado por la
Con.stitucion entregaría á la reina IIl1a monarquía tranquila
dentro y repctada Cuera. La Nadan me tlalll pruebas del apre-
cio que le mcrecinn mis desvelos, y una ovadon cOnlil'luada,
aun en las poblaciones mismas en que la insurreccion habia
levaritado la cabeza, me hacia conocer su volt.ntad, apesar del
('starlo de agitacion de algunas capitales, á cuyos muros solo
c~;taba limitada la anarquia. Una insurreccioll militar, que has-
ta carece de pretcsto, ha coneluido la oora que muy pocos co-
menzaron: y abandonarlo de los mismos que tantas veces con-
duje á la victoria, me veo (JII la necesidad de marchar ú tierra
estraiía, hacienrlo los mas fcnientes votos por la felicidad de
mi querida patria. A sn justicia recomiendo á los· que leales
no han abandonado la cansa legítima ni aun en los momento~
mas críticos; el Estado tendrá siempre en ellos servidores
decididos. ))


(lA bordo del vapor Betis á 30 de julio de 18~3 .• )
EL DUQUE DE J.A VICTORIA.


(1) Al amanecer del 30, impulsados los individuo~ de la es-
colla y la infantería que habia en el Puerto y en Jerez por sen-
timientos de fidelidad y honor, pusiéronse en marcha, por
tierra, en pelotones desordenados, hácia Cadiz. La caballeríll
de Concha, que hasta entonces habia mostrado una prudencia
~stremadd, como ,·iera ya que la disposicion de las tropas del
RIlGI!NTE le permitia obrar de otra suerte, deponiendo tanta
prudencia, se atrevió ¡Í adelantarse y á lancear a los grupos de
dos y tres soldados, oficiales y aun generales que pudieron al-
(··anzar entre el Puerto de Santa María y Puerto Real, resultando
de r.slos ocIos bochornosos para los agresores y que nada puede
justificar, algunas desgracias lamentahles y heridos gravemente
loS generales Santa Cruz, Ossct, Alvarez (D. Pascual) y otros
gefcs.


Concha entró ya de dia á escape en el Puerto preguntando
á todos con desaforados gritos «¿ Dónde está Espartero?,,: y co-
mo prueba de las intenciones que llevaban los mas allegados á




-986-
cerse tambien en esta los efectos que eran nalura-
les.ya en aquellas circunstancias: y la ilustre cu-
na de la libertad, la fuerte Cádiz, que babia menos-
preciado hasta entonces las intimaciones del gene-
ral Primo Rivera. quien tuvo la donosa oéurrencia
de anlenazarla con un imposible bombardeo desde la
fragata Córtes, cedió al lin á la defeccion de las
tropas que guardaban á los marinos prisioneros á
consecuencia de la insurreccion del 9 en la Isla t y
aquellas y estos mandan en la ciudad y se pronun-
cian, sin bailar la menor resislencÍl en las autori-
dades.


En vista de este suceso, apresuróse la traslacion
del REGENTE, que Begó en el vapor ála babía de Cá-
diz. á un. buque ingles. Hallábase surto en aquella
desde el dia 18 el navío de esta nacioo titulado
l/alabar, de setenla y dos caliones, cuyo capitan.
que lo el'a el almirante G, R. Sartorius, ofreció. al
CONDE-DUQUE uo asilo á su bordo, mandando al mis-
mo)iempo una lancha tripulada y armada al costado
del Betis, con su correspondiente bandera para
proteje ... la persona del REGENTE, quien vista la
imposibilidad de sostenerse en aquella plaza, no


aquel general, bastará decir. que una compañía compuesta de
oficiales, que llamaban sagrada, al divisar sobre,el camino real
el coche de via¡:e del REGENTE, lanzóse con todo el frenesí dI!
la venganza sobre él, acribillándole á lanzazos y sablalOs, has-
taque se persuadieron de que no iba dentro sino un ofiCial de la
liecrelaria particular de S. A. á quien dieron grande iusto,




-987-
bien babia arribado á su presencia, cuando lom6 el.
partido de aeojerse á un pabellon estrangero.-La
entrada del DUQUE-REGENTE á bordo del J/alabar
fue solemne: profunda tristeza pintábase allí en to-
dos los semblantes: ESPARTERO sin embargo mués-
trase superior á la desgracia: 21 cañonazos saluda-
ron al esclarecido personage que para las potencias
europ~as aun era REGE~TE DE ESPAÑA; mientras
que un buque frances que allí habia hízole única-
.mente los honores de capitan general, disparando
solo trece. A bordo de aquel navío inmenso y sun-
tuoso, montada 10(13 la marinería sobre las vergas,
prescntando su tropa las armas, aquella eseel!a pa-
recia significar y aun significaba al vivo el pr0 4
fundo respeto al vencedor en cien eomLatcs ..... (\1
vencido por la traiciono La oficialidad del "Uala-
bar disputáLase con una delicadeza que mal'ca bicn
los primores de la cultura y de la ci vilizacion mas
esquisita, el bonor de ofrecer cuanlo poseian á lo!!
generales, oficialcs y demas que acompañaban al
REGE:'\TE , al cual cedió su cinnara el dignísimo al 4
miraule inglcs. Hasta las rudas y lostadas faccioncs
d~ los simples marineros moslrahan un sentimien-
to profundo y concentrado: y mas de uu" lágrima
regó las megillas de estos nobles eslrangeros, que
así mostrélb¡m télnto respeto á la desgracia.-En
los dos dias que permaneció el REGENTE en la ba-
IlÍa de Citdiz , antes de dar á la vela el navio para




-988-
Lisboa, vino á ofrecerle sus respetos casi todo el
vecindario de la ciudad y demas pueblos inmedia-
tos (1).


De referir es aquí la circunstancia, muy nota-
ble, de que ESPARTERO, antes de que dl'jára de ver
y aun de pisar la tierra espafiola, lamentándose de
la naturaleza y lendencia de los sucesos que lo pre-
cipitaban, anunció on las conferencias familiares
que tenia con tollo el qne queria hablarle, pero se.
ñaladamente con algunos allegados y amigos, que
no pasarian cuatro meses sin que los aut01'es de la
coalician que figuraban en ella como gcres del parti-
do progresista, se. viesen perseguidos y encarcelados
por los retrógrados, Presagio singular, al cual los
sucesos posteriol'es habidos con Olózaga, Corlina,
Madoz, el mismo Lopez, los redactores del Eco
del Comercio y otros muchos, precisamente los pri-
meros gefes progresisl<.s de la coalicion, cncarce!a-
dos muchos, perseguidos lodos por los reacciona-
rios, dentro del mismo plazo quo fijó ESPARTEllO,
le dan un alto graJo de ¡uleres y de importancia (2) .


. (1) Pero ps sensible ronsi¡;n~r aquí un herho, que por si so-
lo prueha la indi I'erencia y apatía con qué las autoridades do
la Ucgcncia, por lo general, miraban la causa que Be les bubia
tGrpemClIlc encomendado. r\inguna de las de la pro\"incia ór
Cádiz se acercó al Jl1alal)(!r, El único que en aquellas tristes
circunstancias tuvo bastante ,'alor para ser consecuente, fue
el intenucnte de Sevilla D, B. Ah'jo Guminde.


(2) ¿ Y cómo no vaticinar funes{lJs resultados, r cuando
adem3S de los yehcmentes y claros i!ldidos, y lilas qlle indkio~',
de cSl,antosa reaecion presenciadas en Valen~ia, el! Valladulid,




-989-
Levó eL ancla el l/alabar el 3 de agosto y se


alejó de las costas de España el CmwE-DuQUE para
trasladarse á Ing laterra, como la reina Cristina
babia parlido tambien desde el Grao de Valencia
en el Uercttrio tres años anles para refugbrse en
Francia. Un profundo sentimiento en el corazon.
Jlanlo amargo en los ojos, y la mente agitada
por mil ideas contrapucsla~ y crueles dest'ngaños,
acompañaban en su desgracia al noble DUQUE DE LA
VICTORIA, REGENTE DE ESP.\ÑA, á ese iluslt'c pros-
cripto que vino Lambien á aumentar el número do
los emigrados de ,dla clase en esle siglo borrasco-
so ,que parece formar la époc~ azarosa de la gran-
de transicion de los gohiernos monárquicos á los
gobiernos populares: transicion que produce esa
lucha conlínua entre pueblos y reyes, acreciendo
cada dia el número de estos que dispersos, errantes,
,Jeslronados, ofrecen por do quiera trisle egemplo
á la humana grandeza. Solo ESPARTERO, el hijo del


en la Coruña, en la misma Andalucía, y por último, en las
primcras disposiciones que el ministerio LOlwz, el cualuop6-
dia ser sino transitorio, anunciaba desde Madrid, allí mismo
en la ciudad de Cadiz, ofrecíase á la sazon r1 triste eg~mplo de
entrar el general Concha, desarmar la Milicia y disolver rI
ayuntamiento, reemplazando á esta corporacion con otra nom-
brada por él?


Concha se'apropió los caballos drl R~~GEl'iTE, los de sus ge-
nerales y ayudantes, y los de los o!kialcs de la cscolta. -Segun
~e esprcsa el conde de Pcracamps en su parte del 30 de julio
dado en el Betis, tanto csl6s calJ3llos como varios equipages
fueron cogidos por los de Concha sin pelear, porque mal podda.
"acerlo, ¡jice, quien no tenia fuerzas que oponer.




-990-
pueblo, difiere en mucho y forma él por sí una cs-
ccpcion singular y honrosa entre los egrégios emi-
grados: que no una revolucion. sino una convi-
nada y nriada sério de circunstancias contrapues-
tas que dieron por resultanto final la reaccion mas
horrible, en el momento mismo y aun antes de que
él dejase el suelo pátrio , rué lo que vino á preci-
pitarle: no los esfuerzos de los pueblos, sino las
maquinaciones de los monarcas y de sus instrumen-
tos aborrecibles y odiosos, lo que le arrojó de la
Regencia. Pero cuenta, que si 105 pueblos, por lo
general, no se sublevaron contra él; si la mayor
parte de los pronunciamientos le invocaron RE-
GENTE hasta la mayor edad do la Rein:\; si las pri-
meras y mas notables poblaciones de la monarquía,
las mas liberales, las mas ilustradas, las mas bi-
zarras, la capital del reino, cuyo superior cono-
cimiento y sabio instinto pesan tanto l'n la balanza
política del Estado, la cuIla y hermosa Cálliz, cu-
na egrégi¡t de la liherlad española, la ciudad in-
morlal, la siempre heróica Zaragoza, baluarte inex-
pugnable do nuestra illdependollcia, y otros mu-
chos pueblos de grande valía resistieron hasta lo
último con lorlas sus fuerzas las tent<lli vas de insur-
reeeÍon, sosteniendo la causa del REGESTE, cayó al
fin esta y fué derrocado ESPAltTERO á impulsos de
la prepotencia militar, que él mismo ó su gobier-
no habia creado, para que sirv ¡ese ahora de villa-




-991-
no in~trumento á sus enemigos, sin que por. olra
Ilarte los pueblos hicieran grande esfuet:zo por sal-
varle, porque ellos tampoco habian recibido gran-
des bienes, ni en lo político, ni en lo económico, ni
en lo administrativo, en niugun ramo de la gober-
nacion pública, durante los años que (lur6 su Re-
gencia : cayó tambien, no ya solo por los bienes
que su administracion dejó de dispensar, sino por
los males que llegó á ocasionar á estos mismos pue-
blos, vt'jados y oprimidos por el gobierno y por mu-
chas autoridades ignorantes y cobardes, pero malig-
nas y crueles, que tuvo aquella desgracia de elegir,
para que le enagenasen la voluntad de muchas pro-
vincias enteras, de lo cual nos ofrece lamentable
egemplo, entre oiras, la Cataluña, y sobre todo,
la esclarecida, opulenta y libre Barcelona, que
con tan justo motivo de grande resentimiento alzó-
se este año en rebelion contra los desafueros del
poder y de sus imprudentes mandatarios .. Es me-
nester confesar que ya las naciones caminan veloz-
mente por la senda de las verdaderas reformas so-
ciales, reformas que mejoren realmente las cQndi-
ciones de su existencia, combinando los intereses
procomunales con el principioindividualj y que
todo el que atente á contrariar ·ese rumbo, á cer-
rar esa senda, ó á detener el paso en medio de
ella, será, arrollado al fin y confundido : que los
pueblos no se contentan ya con parcas y mezquinas
T(1~1. IV. 6;l




-992-
conc~8iones; y l'Jue cuando ellas no satisfacen plena-
mente su necesidad y su deseo, apelan al propio
esfuerzo por ver de aumentarlas. Cierto que no
siempre el resultado corresponde á su designio;
pero entonces la culpa está de parle del gobierno
derrocado, porque no cumplió él con su mision, y
de la del gobierno que le reemplaza, porque burla
traidoramenle las esperanzas y deseos de los mis-
mos pueblos: no de parle de estos, que tratando de
mejorar su situacion. enlréganse siempre incautos
y confiados á los que les prometen gloria y ventu-
ra, para despues clavar aleves el puñal homicida
en el pecho leal y generoso que se abrió inoéente 4
tanta iniquidad r perfidia.Así, al menos, sucede y
sucederá por mucho tiempo, mientras ]a i1ustra-
cion, y con ella el espíritu de mancomunidad, no al-
cance al mayor número, organizando su colosal es-
fuerzo: mientras no la ley justa y razonable de las
mayor'ías, sino el hecho brutal é injusto de la fuer-
::a organizada y egercida por los menos, sea lo que
impere al fin en 105 Estados. Por eso oí estos menos,
á este pequeño número que egerce la dominacion
en el cuerpo social con el nombre de gobierno. es
á quien hacemos, á quien debe hacerse responsable
de los males que sufren los pueblos. Por eso no
condenamos, ni estrañamos tampoco la conducta de
estos al sublevarse contra el gobierno del REGENTE
en 1843, culpando solo á este, es decir, á todos los




_~993-:-
m~nisteríos de la Regencia y á los que soslituyeron
á aquellos •. del gran crímen de haber ahogado nues-
tra revolucion, perpetuando el reinado ,de la mons-
truosa. desigualdad, del monopolio y la injusticia,
por medio del abuso criminal é impío de la fuer%a
pública organizada, que es laque, en postrer aná-
lisis, viene á impel'ar, en vez de la ley, y de la. vo-
luntad del mayor número, durante todas las domi-
naciones que hemos conocido, Hubiera el gobierno
de ESPARTERO tenido á la vista estos principios; hu-
biera él sido un gobierno de opinion, contando co~
mo su primer elemento con la voluntad general, y
no oponiendo jamás á esta ]a fuerza; hubiera él cor-
tado de raíz los infinitos medios de abuso que, aun
para derrocarle á él mismo, como así sucedió, con-
taba en su seno esta misma fuerza;, hubiera roto el
desequilibrio grande y peligroso en que ella estaba
con relacion á la voluntad nacional, disminuyendo su
número, para no imponer, antes bien" dar un mo-
ti vo de confianza á los pueblos, y contrastando su
accion en el seno de estos por medio de una nume-
rosa, escogida y brillante Milicia ciudadana; y cierto
que si obra así, si logra, como es fácil, el apoyo de
esta institucion y los aplausos populares, todas las
maquinaciones é intrigas de sus enemigos los abso-
lutistas habríanse estrellado como en dura roca con-
tra tantos y tan. poderosos elementos de triunfo.
Entonces sí que hubiera podido realmente prolon-




-994-
gar su Regencia' ESPARTERO, á peticion do los mis-
mos pueblos (t). Pero la indiferencia de estos en
los di as de insurreccion, y la circunstancia notable
de haberse abado contra aquella situacion muchos
balallones de Milicia Nacionál, que apetedan, no
la reaccion sino la revolucion que muchos incau-
tos veian personificada en el ministerio Lorez, die-
ron á conocer bien que el gobierno del REGENTE
no habia seguido esa senda que hemos dicho; no
llenó las condiciones de su existencia como gobier-
no poput1!r, delcnal tenian los pneblos derecho á
esperar mucho mas de lo que recibieron; no supo,
en 6n • contentar los deseos, satisfacer las neeesi,-
dades y 'exigencias de estos mismos pueblos.~lIé
aquí. en nuestro juicio, y uo dudamos que nos
acompañarán en él todos los españoles sensatos é
imparciales, la causa principal de la caida de Es-
PARTERO. Sin esta causa, de nada habrian servido
la traicion y la intriga de los éristino-absoluti!'tas,
ni la torpe ambicion de algunos liberales coligados.


( i ). Solo en algon cuerpo del egército , mucho antes de la
insurreccion del 43, hobo indicios de quererse prolongar la
Uegencia del DUQUE: y sabedores de esto los progresistas
DI'anzados, como viesen que no se contaba con ellos, que eran
los que debian y no hubieran rehusado apoyar esta medida
revollleionaria, juzgaron {jU!' existia algun pensamiento polí-
tico que se pretendia realizar por medio de una insurreccion
cutre las tropas; y apellidando dictadura, levantan al instante
t'l grito .~ontra aquella idea, incurriendo despues en el estre-
lllo opueHo y mas peligroso de apoyar muchos de ellos la ma-
yoría de la Reina antes del tiemp0 que la Constitucion lijaba.




-995-
UD dia antes qu.~ el Malabnr arribase al puerto


de Lis'boa ~ llegó allí un vapor pro,cedente de Cadíz,
en el cual iban ~on Francisco Labrador, don N.Ser-
rano, ayudante del HUQUE, y. don Manuel }~arliani
que pasaba á L,óndres COn una comision tardí.a ya,
inoportuna, y por lo tanto inútil, departe del go-
bierno español y cerca del de San James, relaV~ a
á los sucesos políticos de España, termína,dQs á la
sazono Avistáronse los tres con nuestro ministro
representante en aquelLacórle don M;anuel María
Aguilar, anle el cual se susoitó la especie de la pró-
xima llegada del REGENTE á la b¡¡hía. Aguilar pro-
testó que él era allí su delegado legítimo, y que co-
mo tal cUlll'pliria es,\fÍclamenle las 6.rdenés qu,e .t~­
viera á bien comullicarle. A la caída de la tarde
del 7 de agosto distinguíase, en efecto, en la em-
bocadura del puerto el navío; y á las once de la
n~che d'irigiéronsc á él los tres españoles" asisti-
dos del secretario de aquella lega~i,on inglesa, el
caballero Southern. Enterado por ellos el DUQUE
de la entrevista habida con nuestro embajador, di-
rigióse inmediatamente á este ,una comunicacion á
fiode que gestionase COD el gobierno portugués el
desembarque del ilustre proscripto. Pero Aguilar,
que habia recibido entre tanto otras comunicaciones
del Gobierno provisional de Madrid, del cual se de-:-
cia ya representante autorizado, desentendióse de
todo, y ni aun contestó siquiera á la, que desde el




-996-
Malabar le rué enviada. La conducta del embajador
español, qúe no le escusó sin embargo el enojo de
verse depuesto de su destino al poco tiempo, COD-
trastaba singularmente con la de las autoridades
portuguesas, las cuales mandaron hacer las salvas
correspondientes á la alta categoria del gefe de un
ESlado,como lo verificaron igualmente todas las
embarcaciones que de diferentes paises babia en el
puerto (1 ).


El 12, despues de transbordar el CONDE-DuQUE
con su séquito desde el1Jfalabar á un vapor de la


( 1) Solo el acompañamiento del DUQUE saltó en tie~ra. Sus
ayudantes y demas personas que intervinieron en este· suceso
del embajador, esperimentaron un amargo disgusto que hizo
royar muy alto la cól~ra en algunos de ellos. Hubo grandes
riesgos de un lance personal, que se procuró evitar mediante
)a cODsi'deracion juiciosa de DO ofrecer mayor escándalo en
tierra estrangera. Aguilar no mandó siquiera un simple reca-
do de atencion al hombre que le hahia destinado á figurar en
uno de los puestos mas distinguidos.


Para rebatir la impostura, la calumnia iDlcull que el GG-
bierno Provisiofla~ se atrevió á estampar olil,sU memorable de-
creto de pr03cripcioll de 16 de agosto de 43, acusando 8,1 Rl!-
GENTE de (csustraccion de las arcas públicas~·, calumnia que
no habiamos qucr.ido recordar siquiera, porque deshonra ella
mas á sus autores que á la persona ó personas á quienes va di-
rigida, será bien que asentemos aqul un hecho que por mas
que parezca insignificante, dice sin embargo mucho á los que
son capaces de tales '1 tan malignos inventos. Privado el ,mi ..
Distro de la Guerra, Nogueras, de todos sus Uniformes, co-
gidos con el equipage por las tropas de Concha, como hemos
dicho, y no pareciendo bien á don Francisco Labrador que se
presentara en pais estraño un general español con el humilde
trage que llevaba, o frecióle el suyo, que aceptó Nogueras,
vistiéndole en el mismo buque, para poder asi presentarse con
alguna decencia en el estrangcro. Todos aquellos homhres
'Iue habian figurado en los primeros destinos de )a nacion, iboll
pobres) ....... Todos ....... hasta el REGENTE Dl!L UI!INO!




-997-
marina real inglesa llamado el Prometheus, partió
en este huque para Lóndres, tocando en Bayona en
la mañana del 16, sin que saltase aquí en tierra,
sino algunos de la comitiva que lo hicieron por bre-
ves boras; pues que á las cinco de la tarde levantó
anclas el vapor con direccion á Postmouth y desde
este punto á la capital de Inglaterra, á donde arri-
bó el 22, despues de vol ver á las costas de Francia
y de emharcarse en el Havre la señora DU1luesa de
la Victoria.-La grande ciudad del Támesis acogió
en su seno y recibió en uno de sus "lóbregos pero
suntuosos edificios al hombre que pocos di as an-
tes era el gefe de una nacion que cuenta muchos
millones de súbditos, reducido ahora á la clase de
un particular, un emigrado, un proscripto. El go-
bierno inglés, sin embargo. y todas las personas
de alta distincion que encierra la capital del reino
unido, muéstranle grande afecto y deferencia. Son
mucbos los amigos "que se apresuran á consolarle y
distraerle de sus pensamientos tristes, sombríos,
ofreciéndole toda clase de medios para ali viar su
enojosa posiciono Víctima de la política el soldado
de fortuna, recuerda los dias de gloria que ba da-
do á su patria, y la manera con que se ve recom-
pensado, por las causas que llevamos espuestas.
Entre tanto él, que conoce sus yerr()s como los de
sus amigos y adversarios, que ha apréndido mucho
en la escucla fatal de la desgracia, desea con anhelo




-998-
que su. patria se vea feliz y venturosa. y á v-cces,
como enajenado. pregúntase á sí mismo ... «¿y por
«qué no be de abrigar yo la esperanza de cuntri-
«buir algun dia con mi esfuerzo' á esa grande obra
«de regeneracion, de dicha y de ventura para Es-
«paña ? ....... ))


Pacífico y silencioso en su retiro. ageno de to-
do punto á la política. p<!rmaneoió ESPARTERO en
su asilo de Lóndres, esperando que llegase ellO de
octubre de 18U. dia de término constitucional á
iU regencia, y en el cual juzgó oportuno dar un
manifiesto al pais. continuando despues de este su-
ceso en el mismo estad:> quehasla entonces (1).


(1) Hé aquí este importante documento:
EL DUQUE DE LA VICTORIA Á LOS ESPAÑOLES.


«El día diez de octubre de-mil ochocientos cuarenta y cua-
tro es el señalado por la ley fl)ndamental de la Monarquía,
para que S. !1. la Reinli doña -Isabel II entre constitueional-
me,ate á gobernar el reino: en él, cumpliendo con una deuda
de lealtad, de honor y de conciencia, deberia poner en sus au-
gustas manos la autoridad real que las córles en uso de su
prerogativa constitucional depositaron en las mias. Desde que
el voto nacional me señaló entre mis ~onciudadanos para hon-
rarme ensalzándome á la regencia, deseaba que llegase este
dia, el mas satisfactorio de mi vida pública, en que de la
cumbre del poder supremo debia descender á la tranquilidad
del bogar doméstico, consagrando mis últimaspalahras á la
gloriosa bandera de la COllstitucion, que el pueblo habia enar-
bolado para reconquistar su libertad, y que dos veces en este
siglo, á costa de torrentes de sangre, habia salvado la dinastía
de sus reyes. La Providencia se ha negado á mis "otos y á_mj~
esperanzas, y en yez de hablaros en medio de la ceremonia de
1In acto augusto y solemne, os dirijo mi voz desde el dcsticr·
ro.»


(cEl mundo entero sahe que jamás ha habido mas libre, mas




-999-
Tornando ahora la visla, para coocluiri bacia


el Gobierno provisional que vimos ya inslalado en
la córle de las ES[lafias, hallaremos en él personi-
ficada la debilidad de aquella falsa revoluciun, lan


franca y mas general discusion que la que precedió á mi nom-
bramiento de Regente. Acepté, españoles, este cargo, no como
una corona mural concedida por victorias, sino como un tro·~
feo que el pueblo habia puesto. en la bandera de la libertad.
Fiel observador de las lexes ,jamás las quebranté, nada omití
para hacer la felicidad del pueblo; cuantas lexes me presenla-
1'00 las córtes, fueron sancionadas sin dilacíon; el ejercicio de
la acdon de la justicia rué independiente del gobierno, que
jamás usurpó las funciones de los dCDlas poderes públicos; y
todos los manantialt's de riqueza y prosperidad recibieron el
impulso y proteccion que las circunstancias permitieron. Si al-
guna vez, para conservar el imperio de las ICJes, tUH que Dile-
lar á medidas fuertes, la justicia, no el gobierno, decidió dI!
la suerte de lo!' de~graciados. NI! d¡:scenderé á los pórmrnore's
de mi conducta como R.egente: la historia me hará justicia, )'0
me someto á su inflexible fallo: ella dirá con una imparciali-
dad, difícil en mis contemporáneos, si tuve otra aspiracion
mas que el bien de mi patria, ni otro pensamiento que el de
entregar en este dia á la Reina doña Isabel U una nacion,
próspera dentro y respetada. fuera: ella di.rol si en mcdjo de las
agitadas luchas de los partidos srguLotra divisa mas qué. la de
salvar la libertad, el trono y la ley, del .encontrado "aiven d.e
las pasiones: ella podrá decir las causas que detu"ieronLa fea-
lizacion de mucbas útilés reforma-s .. Cuandó se prepararonnue.-
vos disturbios, nad.a omití en el círwlo de las lel:fs púa. c\Í-
tarlos; no "olveré la lista atras; no trazaré cl cuádro triste de
funestos acont~cimientos que lodos lamentamos, y qu'¿ deján-
dome sin medios para rcsistir, me obligarolÍ á tomar iLsiló en
un pais hospitalario, protestándo untes en nombre de la santi-
tidad de las leye~ J de la justicia de su causa.l), .


«Protesté, españoles,. no por miras de una amhici/Jn 'qul'
jamás he abrigado, sino .porque. asi cuniplia á la dignidad de la
nacion y á la de la Corona. Representante ronstítuciooa) del
trono, no podia ver. en silencio drstruir c.l principio monárqui-
co: depositario de la autoridad r~al, debia defcllderJade los {i-
ros que. se la dirigian: personificando él poder ejecutil-o , e~la­
bu en el deber de levantar la .voz, .níando ycia hacer I\cda~os
todas las leyes. Mi protesta teflia por objeto cvilar el funeslo
precedcnte de convenir en nombre del trono en su dcstrurriol1:




-1000-
poderosa meses anUlS en el parlamento y en Iaim-
ptenta para derrocar la regencia de ESPARTERO,
luchando ell vano con la prepotencia militar que
ejercen losrea¿cionarios por medio del capilan go-


no era un grito de guerra, no bablaba á las pasiones ni á los
partidos; era la csposicion sencilla de un hecho, una defensa
de los principios y una apelacion á la posteridad. Alejado de
vosotros, no ha habido un gemido rn el reino que no haya teni-
do eco en mi corazon, no ha habido una víctima que no baya
cnéontrado compasion en mi alma.»


«Cuando llegue el dia feliz en que pueda regresar á mi que-
rida patria, hijo del pueblo, volveré á confundirme en las filas
del pueblo, sin odios y sin reminiscencias: satisfecho de la
parte que me ha cabido para darle la libertad, me limitaré en
mi condicion privada á gozar de sus beneficios; mas en el caso
de peligrar las instituciones que la nacion se ha dado, la 118-
tria, á cuya voz jamás he ensordecido, me encontrará !'iemllre
dispuesto á sacrificarme ell sus aras. Y si en los insondables
decretos dela Providencia está escrito que debo morir en el os-
tracismo, resignado con mi suerte haré basta el último suspi-
ro fervientes votos por la independencia, por la libertad y por
la gloria de mi patria. Lóndrcs 10 de octubre de 18H. -EL Du-
QUE DE LA VICTORIA.))


Nada ocurre, que de notar sea, con posterioridad á este
sllceso, y con relacion al Ex-RI!.GE:>iTE, á no ser el lance eno-
joso, ocurrido en los primeros dias de febrero del siguiente
año 45, con motivo de haber dispuesto el marqués de Cosa·lru-
jo y duque de Sotomayor, embajador de España en Lóndres, que
la señora Duquesa de la Victoria fuese privada de un asiento
que ocupaba á la sazon, con justo título, en la tribuna de un
templo católico de LÓlldres. La duquesa, á quien se habia nl-
quilado en la iglesia dos asientos, para sí y (Jara la señorita Sil
sobrina, segun es costumbre en el pais, viéndose ajada descor-
tesmcnte por el embajador, que asistia á la fiesta, so pre-
testo del derecho de antigua pertenencia que alegó aquel asis-
tirle en la crítica ocasion ·actual, luego de terminados los di-
vinos oficios. dirijióse al marqués, a quien, á presencia de
la embajadora de Francia y de otras mochas señoras estran-
geras del cuerpo diplomático, dijo estas palabras:


"Señor marqués de Casa-trujo: no podio yo figurarme que
"la duque~a de la Victoria en un pais estrangero f~esc tratada
«con tan poca consideracion y réspeto por el embaJndor espa-
.. üol. Al entrar en esta capilla (donde año y medio vengo




-1001-
neral de Madrid ~ D. Ramon Narvaez. qUlon pre-
valido de la aparente amistad"que profesaba al ge-
neral Serrano, invadía las sesiones 6 consejos de los
ministros, para á la sombra de esta calculada amis-
tad imponer la ley al gobierno (1).


"pagando), se me ba dicho por una criada, como á una eual-
"quiera, que no podia entrar porque el embajador 'español ha-
([bia dispuesto no se permitiese la entrada, porque era tribuna
([privada suya, ,y estraño no se me baya mandado un reudo de
«atencion sin considerar que soy una señora. El mundo entero
([sabrá. esté suceso, '! la opinjon pública imparcial juzg9rá la
([conducta del embajador español, pues la duquesa de la Vic-
([toria no ha faltado á nadie jamás, ni permitirá 'que se la
«falte.»


Y aturdido el embajador, sin recursos oratorios para una
honrosa disculpa, guardó el mayor silencio.


Sabedor ESPARTERO de este hecbo, toma la pluma 1 escribe
al duque la siguiente carta:


"La duquesa de la Victoria ha sido groseramente tratada en
«virtud de órden del duque de Sotomayor, al entrar boyen la
"capilla española. La conducta del duque de Sotomllyor en esta
«ocasion ha sido la de un mal caballero.-Esta e-s la opinioll
((que tiene del duque de Sotomayor, EL DUQUE DE 1 A. VICTO-
«RIA.»


Las esculpaciones del marqués, dirigidas á la señora Du-
quesa en una larga carta, 'Y al DUQUE en otra mas breve que
no era sino un anónimo (pues que se olvidó ú no se atrevió .á
firmarla, temiendo á su gobierno), solo sirvieron ,para hacer
mas evidente la sinrazo!) y la mengua del diplomático, que ni
supo .ser galante ni valiente.


(1) Comunicaciones recibidas .:Ic Murcia, Cartagena, I"orel\
y otros puntos por El Eco del Comercio, muy á raiz de los su-
ce,sos, dictábanle la, el2 de agosto, las siguientes palabras:
«Llamarnos la atencion del gobierno provisional, cuya mision
"política y conciliadora se desvirtuaría si dejase pasar, el pro-
anunciamiento mas allá de sus limites pdraque viniem Ií" oon-
evertirse en reaccionario,l) - La junta de Valencia, en una lar-
ga c:omunicar.ion que dirigió al gobierno el 30 de julio, atri-
buid la causa de todos nuestros males á klS herétiras prcQcu-
1'aci01l61 del viejo liberalismo, aconsejando la pronta celebra-
cion de un concordato con el Pap~, que era lo que ya se
necesitaba, en sentir de aqucllas gentes, para acabar de salvar




-t002-
El triunfo de la rebelion quedó afianzado COD.III


ausencia de ESPARTERO y con la entrada de la div.j.
sion que mandaba el brigadier D. Narciso Ametller
en Zaragoza, cuya ciudad le abrió las puertas
el 26 de julio, cuando ya sabia lo de Ardoz y la
inslalacion del nuevo Gobierno (1). Empero, mas
al pais y á fa reina. La Union, periódico senil q,ue ~e publi-
caba en la misma ciu.dad desde su pronuncian.loiento, avanzó á
decir en aquellos dias, que «la Inquisicion influ.vó poderosa-
mente en el desarroUo intelectual, y llegó á ser el 'tlJo.lo del pue-
blo)) con otras heregias y desp.ropósitos por el estilo.-El Re-
parador, otro di.ario absolutista de la córte, dijo ya en aquel
tiempo que los bienes aplicados á la nacion en virtud de .\OS
disposiciones de las Córtes, «son robados, y que pertenecen á
«quien pertenecian, al clero, y á nadie mas que al clero.))-
La reaccion vése, Pu,cs, que aSI}iraba á da~ desde luego pasos
de giganlc .. ,A,si q~e, el E.oo de! Comere.io, elautoT.de \0 ooali-
cion periodística, á los pocos dias, de instalarse el Gobierno
provisional, el ~7 de agosto, p.riQcipiabll. UIlO de sus art,ículos
editoriales de esta manera: .


«Triste por demas es el cuadro que presenta la nacion es-
(cpaúola II resultas de los últimos acontecimientos .... ))


(1) - Antes de recibir á Ametller, los hravos nacionales zara-
galanos habian batido, el 21 de julio, al coronel D. Jaime Or-
tega que osó acercarse á la ciudad con una columna compu~sta
tic ochocientos á mil hombres, obl'igánilole á huir vergonzosa-
mente, no sin dejar antes bien escarmentado su intento teme-
rario, en 'Ia derrota que esperiinentó, pcrdlend8 sobre cien
hombres entre mucrtos y heridos, si bien la refriega costó 'IÍ
los nacionales tambicn cinco de los primeros y diez y llueve de
los segundos.


Ametllcr llevaba 3,000 hombres, parte de ejénito y parte
<le somatenes catalanes. Antes que la fnerza, 'hizo su entrada
el 5010, ú acompañado de dos ayudantes, entrrgándose confia-
do, este valiente y honrado gefe, á la lealtad y huena fé pro-
verbial de los 1.aragozanos, con quie[les celebró desde luego
tratos de caballerosa amistad y buena correspondencia. -El
programa que se publicó allí, dcspues de entrar la, division.
,~omprcndia las sigui!'nles bases: Constitucion de 1~37 que se
C'lmservará ILES,l á toda cosla.-Reina constitucional d/J¡¡a
lsahellI.-Olrido de todo lo llasado, y reconciliadon sincera
de los esp-lltO/CS,»)




-1003-
bien que el poder de este • era la dominadon re-
trógrada lo que quedaba asegurado; pues si bien en
el manifiesto que dió al pais el Gobierno provisional
el 30 de julio, decia que «los prindpios políticos
«de los actuales ministros quedaron esplícilamente
«consignados cuando formaban el gabinete de 9 de
«mayo ,» nada significó nunca el programa del mi-
nisterio de los diez días al lado de la ·voluntad fér-
rea y prepotente del despotismo militar de Narvaez,
que era el· baluarte en donde se encastilló desde
luego la política insidiosa y cobarde de la falange
reaccionaria. El 8 de agosto verificóse unaclo so-
lemne en el Real palacio, que algunos calificaroll
como una semi-declaracion de la mayoridad de la
reina, aventurándose otros á apellidade unrégio
entremés, 6 una (arsa. Este acto estuvo reducido á
manifestar los ministros ante S. M. , y en presen-
cia del cuerpo diplomático español y estrangero,
. corporaciones 'y autoridades de Madrid, Grandes
de España, tribunales, cte. , su designio de propo-
ner á las nuevas c6rles general-es del reino, convo-
cadas para e4 15 de octubre, la declaracion de la
mayoría de la Reina, á pesar de lo que previene la
Constitucion de 1837, 'con la cual ley del Estado,
decian en !lU esposicion los ministros, llenos de
confianza y candidez, que había terminado lá ctws..:.
líon política (1). Un paso de esta naturaleza, dado


(1) El gcneral Narval'z dirigió aquel día U!la alocucioH IÍ las




-1004-
solamente,en el interés de los retrógrados, ,cuya
ahincada premura manifiesta él desde luego, no po-
dia menos de ser una exigencia de este partido, del
cual era dócil J ciego instrumento el Gobierno pro-
visional.


En vano el partido liberal puro, el de aquellos
hombres honrados que habian abrazado de buena
fé la coalicion, pero que incapaces de asociarse y
de prestar su aprobacion á los errores de sus ami-
gos políticos los progresistas que habian .egercido
el mando, éranlo sin embargo mucho mas de unir
su nombre, y de autorizar, con su aquiescencia si-
quiera, los desvaríos lamentables, los grandes y
punibles desafueros, los crímenes de lesa magestad
nacional, que desde el principio de su instalacion
iba cometiendo en todas partes y en todos sentidos
el gobierno presidido por Lopez, pero manejado
astutamente por los retrógrados, apréstase á levan-
lar en muchos pueblos, como lo hizo ya desde Jos
primerus djas de insurreccjon, la bandera revolu-
cionaria y salvadora de Junta Central, con el fin
grandioso que se propuso .él, el partido puritano,
al sublevarse, que no fué otro sino el de que este
alzamiento fuera el complemento yerdadero Jel que


tropas en la cual decia tarubien: «Yo os daré el egemplo de la
((sumision y del respeto. Yo seré el primero en acatar la ley,
«la Constitucion de 1837, ese gobierno que la nacion se ha da-
«do; yo, que le debo mi vuelta al seno de la patria, inmensa
"deuda de amor y de reconocimientu."




-1005-
se verific6 en setiembre de 1840, y que hemos vis-
to abogado y sofocado en su cuna por los liber~les
falsos y por los meticulosos, no menos que por los
traidores que con la máscara del patriolismo pre-
tendian ya dar el golpe de gracia al pais en 1840,
como le dieron tres años despues. En vano, deci-
mos, los centralistas, que eran los liberales del ban-
do avanzado. los verdaderos re\'olucionarios, ape-
lan primero al medio mas natural de la discusion,
y al recurso de p~ticionarios, elevando súplicas á
sus amigos los Lopcz, AiIlon, Caballero y demas,
para que no se dejen envolver por los retrógrados,
á quienes se vé descarada y osadamente trabaj¡¡r en
su ruina, y en el encumbramiento de su partido y
de sus hombres, y les aconsejan que apelen al re-
curso estremo pero necesario de una Junta Central,
elegida en sufragio universal para que represente
el voto general de los ciudadanos. Que los minis-
tros, obcecados, engreidos, orgullosos, ó cobardes
y sojuzgados por lolo cristino-absolutistas, niéganse
á toda demanda ó exigencia. relativamente á la con-
vocacion de la Central, haciendo el de Gobernacion
sumas y restas de las provincias que querian y de las
que se oponian á este pensamiento, si bien procu-
raba siempre poner de su parte á las que permane-
ciendo hasta entonces indiferentes, ni le habian com-
batido ni ensalzado; y anticipando el gobierno su
opinion, para que el peso de e\la obrara en la halan-




-1006-
Z3 política, ni aun- quiso, cual debió, eonsultar\as á
todas, lo que habria sido sin duda justo y conve-
niente para fijar un dictámen acertado en punto
de {anta trascendencia ( 1). En vano apelan los cen-


(t) Aunque obediente y sumiso el Gobierno provisional á
las exigencias que ,espada en mano, le pr('sentaban cada dia
los retrógrados, tuvieron esto~sin embargo bastante babilidad
para culocar á los miembros del gabinete en la posicion mas
dcsa\"cntajada y ridícula con respecto al gran partido liberal,
haciendo que las personas mas allegadas y amigas de los mi-
nístros., y aun Cotos mismos dijeran privadamente á los cen-
tralistas: {( ¿ qué quieren ustedes, una junta ¡'evolucionaria?
Pues. bien, descuiden ustedes qt¿e la tendrán. EL GOBIIlRNO
OBIIARA RllVOLUCIONARlAAlllNTE ••• y ES 1.0 MISMO.» Y por obrar
revoluciotw'riamellle entendian, el Gobierno y los suyos, la
.Ieclaracion de la mayor edad de la Reina, el desarme decuer-
pos enteros de la Milicia, la disolucion de las diputaciones
provin~iales y. Ayuplamientos • rCffiplazan¡lo á estas c(}rpora-
clones con Olras nombradas de real· orden, y demas medidas
por el estilo que iban preparando, ú mas bien, cOlIsumando
ya la !'eaecíon1


En: la casa llamada de Filipinas, propiedad y habitacion
del cunsecuente patriota don Lorenzo Calvo l\Jateo, celebró
este grandes y numerosas reuniones de cenll'alistas con el tln
dedar Pábulo y vigor á este pensamiento. El Eco del Comer-
cio, cuyos redactores concurriall á ella, animados de su
cOllstante deseo de hacer el bien del pais por med io de ulla re-
volucion que no sea artificial, como aquella, sino natural,
era el órgano de la grande asamblea centralista, la cnal elevó
al Gobierno una esposicion con fecha 30 de julio que publicó
al mismo tiC1llp~ aquel diario, suscrita por mas de doscientas
tirmas, eon aquella demanda. Pero tambicn fué desatendida.
Con el mismo éxito trabajaron en Madrid en igual seniido
"arios comisionados centralistas de las provincias, entre 105
cuales estaban los de Barcelona, Burgos, Cadiz, Cruta y
otros pUllt05, quienes, por acuerdo de la junta provisional
barcelonesa, habíansc reunido pocus días antes en Calatayud,
con ánimo (\e pasar á Zaragoza y aprovechar aqui los elemen-
tos propidos á la libertad que aquel gran IJUeblo enci erra, lo-
grando reanndar los vínculos de union que nunca debieron
romperse I'lltre las distintas fracciones de la comunion pro
grcsista; pero la jornada de Ardoz l' la instalacion del Gobi~r·
110 en Madrid ('ondujnoll en mal hora á la ('nrte á a qncllo5




-1009-
lralislas al recurso de las armas ,fruslraua ya J
I~el'dida loda esperanza en el campo razonable de
la discusion , y al ver que los proyecLos reacciona-
rios van á consumarse, trasladan ya sus prctcnsio-,
Hes al campo de la fuerza. Que esta pertenece al
I,artido retrógrado en el cual estan ,¡filiados casi lo-
tios sus' gefes (1); y di\'ididos y enconados enlre


comislon~dos que prollto viergn frustrados SU~ proyectos,-
Oe los otros cClIlralislas retrúgrau"s de Valladolid, ya hemos
dicho qlle \'inier"n á gesliollar ell opuestu sentido, contra-
riando la reOnioll de la Central, pal'" cuyo efecto diI'ijieron
a tudas las juntas provinciales un maniliesto que filé conles-
rado con tilw y maestria (lUI' la jUllta ue llúrgos, la primera
,¡ue Indicó al pais aquclla nccesiuad apremiante y rCl"ulu-
donaria. '


Las cuatro provincias gallegas nombraron igualmente S'tI
,Junta Central de distrito, ú del 3l1ti¡¡:uu reino, 1" cual sccons-
tituyó en Lu;:o; pcro unas cartas dirijidas al pais por el suu-
s(~cl'etari() de Gu!Jernacioll dOIl Juan n,lUtista A101l50, en sen-
tido allti-cclltraliSl.a, l' alegando las mismas razones ú ese u-
SilS perpgrirli)s qU? hem.s anut¡lOO arriba, delenninal'oll ti
desistir á algulIus cenl ralistas gallegos, y amenazados los otros
pOI' fuerz~s de ejército que les acercarUII, cOllvertido ademos
al Gobiern" don Hipulitn tic Oteru, uno de los Illas fugosos
L'cn1.ralislas • á quicn se lIombró ¡;efc (Iolítit;o de la Coruiin,
y mediando en ell~ igu~II\1'~lIle las illnuetlcias tlcl uficialtle
t~[)berllilcion , Corradi, que uabia ejercido Hijos antes el mis-
Illu cargo ('11 a'¡tJella eiu,hd, no sol .. se estinguieron en Gali-
da todos los rllegos de los centralistas, sino 'lile pro[l,)I'.'io-
liaron talllhic,n, esos ficle,; Qf;CIIlC3 del Guhiernu, la victoria
"U las pl'(Ílim3;; Illeecioues al bando motlcl'lIuo. liSIa clIn-
dueta. de partc de AlolISU , era tanto mas estraila, ~uantu que
él mismo, por ml'dio de otras cOll1ullieaciolul'; Ú cartas cou!i-
dcneialcs allteriorcs , nabia contribuid" pUdero.s3nwIIle á alar-
mar, ¡j 511S paisanos, I,rc¡.cntálldulcs al vivo, '~t>n colores verda-
deros, los fundados tcmorL's, los riesgos sin cuento que cor-
na la librrtau en aquella situacion,


( 1) El general eOHeha fué IJ()¡nbrado inspector de infan-
tCrÍa. ('U'-" destino habia e¡erduo ha,;ta enlt>lIces illtcrinufl!~"­
le. pur rcill1tlcia de ;\Ic,;oll ; ~l brigadier uon Yiecule "M'in : ~'
iI e,le t.enor f'lerolJ numhl'Qtb, para la iflspercioll ue '1ilil'ia"


TOil. IV \il




-1010-
sí todavía por desgracia tos progrcsista"s. no pue-
den presentar una robusta f,¡lange. una masa com~
pacta. homogénea y sólida para contrastar los de-
signios del comun enemigo. Y vencidos y sofoca-
dos los nuevos alzamientos centralistas. como en
Galicia-, en- eataluiia. en donde despues de sufrir-
Barcelona otro bombardeo en ti('mpo del gobierno.
que presidia Lopez ... tan contrario á los bombar-
deos en la época del REGENTE! ., .• celebró en Fi-
gueras el valiente y decidido AtmeHer una capitula-
cion tan honrosa para él Y los suyos. como para la
noble causa que defendian , con su antiguo amigo,
que ahora se le presentó contrario, el no meno!.
bizarro jóven brigadier don. J lIan Prim, nombrado,
conde de Reus , y que seducido inícuamenle y en-
gaüado por los retrógrados, yémosle durante todos


el general Figueras ; para la de caballería, Butron ; para la
direccion del cuerpo de ingenieros. Zarco del Valle; para
la de Artillería, Aspiroz; y pal's el Estado J\<la~or, Coninez.
Lo mismo acontecia con las capitanías generales de distrito
y demas altos puestos militares: todos fueron ol'upados por
los conifeos retrógracos, so pretesto de que no habia genera-
les progresistlls, tÍ que estos eran amigos de ESPAnTHRO.-
11. las personas que se lamcntaLan de csla peligrosa y damna-
blc preferencia, solia contestar Lopcz, como contestó tam-
bien dcspues en las cortes, con SlI estúpida y risible teo-
da da las comprr¡S{/r.ioIW.~, la clIal consistia , segun él, en
qur si bicn habia c.olocado el Gobierno á los retrúgados en el
ejército, no era menos cierto quc entre los <Jefes políticos,
majistrados. )' .ill'~ccs esccdía al de aquellos el número de los
progrcsi'las •. Los reaccionario, entretanto se reian, 'seguros
de cont,ar en sn dia los majislrados é intendentes que qui-
sieran, con tal"l~ ¡:I)nserl'nl' 1'11,-" ahora. el predominio de las
¡¡rma,s •.




-1011-
estos sucesos senirles de iMlruOl'C'nlo ciego en sus
maquiavélicos planes (1 ) ; en Zaragoza, en donde
se cometió por 10& centralistas la indiscrecion de
gritar ¡viva el REGENTE! contra lo acordado en
}1adrid por las personas convenidas de ambas ban-
das del progreso, circunstancia que alejó natural-
mente del nuevo plan de insurreccion á muchos li-
berales pronunciados. sobre lodo, á los cuerpos
de ejército, que dia~ anles habian alzado banderas
contra el DUI)UE, de quien todo lo temian, celebró-
se olra capitulacion honrosísima por parte de los .~~


~3!~':~;:::::~~::::;:;:~:~::,:!~:::e;: :~n:~'~i~ ~n¡ .. ~
. ~ o


miento (2); en Granada, en dond~ el consecuente ''¡. Ott\t;~


(1) Arnetll-cr eslaba de ac.uerdo con el infante don Fran-·
cisco, en cuyo bcneticio tambien habia de redundar aquel rno-
vimiento;pues que.uno de los proyectos de los exaltados que se
~q'onunciaron, era el de casar en seguida <i la Reina con un
príncipe liberal español, ci rcunstancias q ne hallaron en alguno
de los hijos del Infunle. l'eru los moderados procuraron en-
tretener y cngailar á cstc; y como por otra parte, el Gobier-
no pravisional, cuyos individuos, casi lodos, tenian palabra
ernpeñada con los llamados lmquistas, á cuya fraccioll per-
tenecian, faltó tamblen á estotro empeño, abandonando el
grave é interesante asunto del casamiento de S, M. pafa que
Narvaez le arreglára <i su modo, el infante desistió, enviando,
á don Manuel Mateu con una comision al cuartel general de
Arnetller, poco antes de que este capitulára; y unido á este
suceso el destierro del conde de Parsenl, que habia negocia-
do activame;lte en alJuel sentido, y otros hechos semejantes,.
vióse ya lJuc el tio!le la Rci na habia variado de rumbo, en,
daño suyo y de sus hijos, en dañ() tarnbicn de los intereses del
pais, tales cuales los comprendia el partido liberal,


(2) Apenas ~e hallará ejemplar. en los fastos tic las rcyg,..


' '''':7




-10t2-
Y honrado paldcio don Domingo Velo, que en union
con el enlusiasta y entendido joven marqués de Ta-
Luérniga, h;.bia sido nombrado para representar
aquella provincia en la Central, a¡lareció al frenle
del movimiento intentado por la Milicia y sofocado
al punto por la tropa, no sin que corriera gral'e
riesgo el don Domingo ( 1 ); y finalmente, en otros
muchos puntos del reino, en donde el partido libe-
ral, fraccionado y disuelto, hizo esfuerzos colosa-
les para salvar al¡lais, conservar y aun ampliar sus
fueros y 'derechos , esfuerzos que en otro estado
de armonía y de union entre Lodos sus indi~iduos
habrian indudablemente conseguido el ohjeto, el
pensamiento centralista fracasó esta vez, como olras
muchas, ante la prc¡lOtencia militar, que hallilndo-'
se de parte del gobierno, servia bien los inleresl's
del billH!O retrógrado, y ante el prestigio fascina-
dor que gozaba entonces el minisleriq Lopez, ósea,
·el Gobierno provisional, con el cual creyeron que


luciones y guerras, de otra capitllladoll seml'jante á la que
los centralistas ceh,braroll con C .. ncha {'n Zara¡;oza, En su vlr-
tuu, queuaban las ~ljsas (:UIIlU si naLla hubiera ,;lIc¡,dido, man-
teniéndose la :\lilicia rOlllo estaba allte .. de alzal'se la ciuúau.
)' respetando las personas, hasta de los individuos de la jlln':'
la, sin molestarlas bajo ninguII concepto.


(1) La auloriJau militar rcdúj"le á prision , y le formó una
sumaria, de cuyos efectos hubo de librarle solo 111 circulIs-
tancia de sel' l'a \'elo dipul.adu á córtes electo por aquella
provincia. y habel' ncg,"Jo dl)spues el Congreso al Capitan
g~ueral la licencia que cste pidió para proceder ~ontra él. por
110 encolltrar sin duúa el cucrp1l col{'gislauur motivos lejiti-
111"5 sl,lliciearcs para elio,




-1013-
deoianconlentarse mucbo<; liberales de las provin-
cias, á quienes no era <lado penetrar mas al fOlld"
la índole y tendencia viciada de los sucesos de la
corte (1).


En ,'ano el Eco de la Revolucion , periódico que
redactaban algunos jóvenes ardientes y entusiastas
por la libertad y el engrandecimiento de su patria.
une su voz robusta y elocuente á la del Eco del
Comercio, abogando por la Central, siendo aquel
diario, como producto de la ju ventull rica en bríos,
en hidalguía y generosidad, agena á los vicios
que son inherentes á las envejecidas pasiones, el
primero que presenta la palabra ttnion entre los
liberales progresistas: que la voz de la prensa es
ahogada, el periódico perseguido, y su director,
el distinguido joven don Eusebio Asquerino, tipo
exacto y recuerdo fiel de los virtuosos tribunos, de
aquellos célebres caullillos populares que en sus me-
jores di as y mas bellas pájinas nos ofrece la grande
revolucion francesa, es complicado en un proceso


(1) Tambien recurrian los ministros, en los primeros días
de su \legada á Madrid, para contestar y asustar á los cen-
tralistas, á la especie de que siendo moderadas casi todas las
juntas de provincia, el resultado para la Central deberia dc.
ser favorable á nquel partido; y que este mal se evilaha con
un ministerio ·progresista. Pero aun dado por derto el hecho
(IUC los dcl gobierno asentaban. r~slábales toda da • si hubie-
ran querido Junta Central. evitar el pretendido escollo or-
denAndo la manera de clcjirla en la convocatoria: que el vo-
to libre del pais, no seria en Hrdad propicio á su~ bien co-
nocidos opresores.




-1014-
que se amaña sobre correspondencia supuesta con
Jos enemigos del gobierno, siendo lodo ello un me-
dio eucaz de acallar la imponente voz del escritor
aplaudido (1 ).


(i) ASquCri1l6, cuya actividad es incansable siempre que
-se trata de mejorar la condicion de 105 pueblos, obrando en
dIos una verdadera revolucion, que no defraude sus lejitimas y
justasesperanzas, habia pasado á Córdoba, á Sevilla, a Huelva
y otros puntos tic Andalucía durante los sucesso de junio y julio.
En todas partes trabajó asiduo y solicito por la anhelada concor-
dia entre los buenos: pensamiento que I~on él abrigaban otros
muchos jÓ\"Clles de la Corte y tambien de las Andalucías. En
Córdoha con el comandante de la Milicia, don José Cisnrros.
que no se hahia prollunciado; en Sevilla con algunosindividuos
de la junta, entre ellus, el ,irtuoso l' decidido patricio don To-
más Llaguno; en Huelva con don Fernando de la Cueva yalgnnos
ot~6S pronunciados y no pronunciados, tuvo ya Asquerino
arreglados buenos tratos de avenencia y union, que si antes
del sitio de Sevilla no pudieron tf'ner efecto, como así lo anhe-
laban con él L1agllno, y Cisneros, porque la llegada deVan-
Halen fué un, obstáculo á sus designios, despues llegaron
.a surtir plausibles resultados en el acto de las elecciones, !'ien-
do Sevilla, em gracia de estos trabajos de los liberales de bue-
nll fé, la única provincia de ESPall3 que se formó ca,ldidatura
compuesta toda de progresistas de las dos fracciones que ha-
bian luchado :basta entonces: Sevilla, que acnbaba de ser
bombardeada'-En la candidatura ,iberal que fué la que triun-
fó en esta prOlt'Íncia, halJábase el nombre de Asquerino ; pero
las actas sufrieron en el Congreso un ataque que dió por re-
sultado eliminarle, en lo cual intervino don Manuel Cortina;
y por este medio, que tan poco favorece á los que le emplea-
ron, logró el gobi{'rno y logró Cortina tambicn, que la vnz
,enérgica y \'aliell:tc de este joven no se oyera por entonces en
el Congreso.- El 3l de julio, cuando ya se habia le,'antado
el sitio de Sevilla, dirijió Asquerino con otros varios progre-
sistas que hasta cntonr,es habian representado diversos mati-
ces cn la ciuda-rl de Huelva, ulla alocucion á los defensores de
Sel'illa , en la cual se leen estas líneas, notables si se atiende
á la fpeha. «LIl esp!,endente aureola que brilla en I'ue.tra fren-
«le, desde el temploile la inmortalidad despide sus fayos bien-
«hechores para guia,r ,á las naciones por el camino de su reje-
«ilCracion, y aterrar á lo~ tiranos q ... e pretendan hacer retro-
«gradar las grandes ideas que emhiodas en la tribuna, sallcio-




-1015-
OlrQ asilo pudieron tener aun las ideas liberales


en el Real palacio. si hubiera continuado en su ele-
vado cargo de Tutor el esclarecido Argüelles; pero
este varon respetable. sin duda conociend.o su in-
compatibilidad ulterior con la sitaacion y con el go-
bierno que ella babia creado, a pesar de los ruegos
que le hicieron casi todos los ministros para que
permaneciera en su puesto, en donde podia baber
prestado grandes servicios á la causa del pais y de la
Reina tambien, se obstinó en renunciar y d~jar del
todo. sin demora y sin réplica, la lulela que le ha-
hian conferido las Córtcs. Este suceso, que debió
de agradar mucho á los retrógrados, puso ya el Real
palacio á merced suya. El duque de Bailen fué nom-
brado Tutor interino, quien trasrasando sus facul-
tades, se apresuró á nombrar camarera mayor á la
marquesa de Santa Cruz (1): en vez de destituirle, re·


«nadas con las aclamaciones de los pueblos, y adornadas con
"los laureles de la Yictoria, han lavado las manchas de lo pa-
«saJo en el torrente de las glorias presentes, sin que todas
«las fuerzas humanas puedan borrar en lo venidero los prin-
«cipios eternos de nuestra revolncion.»


(1) Cuando renullciú la ~ra. marquesa de Bélgida, en tiem-
po del REGENTE, Y fue depuesto el maestro de S, M. don
V. Ventosa, hasta los diarios r~trógrados defendieron con calor
su causa j peru como ambos son liberales, nadie se acuerda
de ellos el dia de la reposicion. Si el tutor hubiera accedido
¡¡ quedar en Palacio, PUl'sto que nadie hasta entonces se ha-
bia pronunciado contra él, Y puesto que el gubierno le apo-
yaba, los muderados hubieran naturalmente provocado la cues-
tíon palaciega tan importante para ellos, pudiéndose y allll
debiéudose hah/'r roto la coalieiun con este motivo, y mandan-
do los progresistas, lo cual habria sido mas provechuso á estos
que romperla como lo hizo dcspucs Madoz en el Congreso,cuan




-1016-
convié~lcle por ello el Gobicrno; mas esto solo sine
para escitar [a cólera de [os retrógrados. á quie-
nes una intriga palaciega, fraguada con tales ele-
mentos contra el primer ministro Olózaga , sucesor
Je Lopez, 1Ibrió las pue;'las dL,1 podcr esclusivo por
medio del inc1llificablc malcaso perpetrado por Gon-
zalez Bravo, viniendo á recibir el gefe parlamen-
tario de la coalicion el escarr,niento, la expiacion
mas terrible de que ofrecen ejellll)lo las histo-
rias ..... (1)
do ,'a los moderados contahan con todos los elementos de triun-
fo. 'Mas lamentable y pcrlliciosil 'lile la de Argüclles, fué la
ohstinadon de la Milicia Nacional de Madrid á la reorganiza-
cion acordada por el gobierno. Numcrosns ejemplos de desar-
me decretados por ~l de ESI'AIlTEIW, del.lian de haber quebran-
tado IIn tauto la susceptihilidad l el clluj{) de los milicianos
madrileüos, y cmpu;iar estos las arlllas á todo trance, cuando
se las ofr<'ciall; porque siempre es digna la patria de hacer eu
sus aras el sacl'ilicio del amor propio ofendido.


(1) Otro pl'(»)C(',to salvador, perdidos t,)d", los dCHl3S, ocur-
rió ¡j los hlJ('n"s pat"icios : reurg'luizar el (loIJiern() provisio-
nal, salicudo Serrauo, que queria pasar ú la lnspeccion de
caballcrb;; nombrando para Guerra á uu mi"istro progresista;
quedando LO(lcz de presidente, sin cartera, dandu la de Gracia
y Justicia á Gamica, Collantcs (don Luis) Ú otro progresista
de energía y firmeza; pero la índole y origen tic aquelminis-
terio, no menos que las maniobras de los retrógados, dili-
cultaro!l el éxito de este pensamiento.


Cada dia cercaban nuel'os peligrus á la situacion frágil y
arenis.'.a que ocupaLa el Gobierno lJTovisional. El ti de se-
tiembre publicó este un IIl11ni(jesto en cl cual decia, «lIay en
«31~unos miras .Je retrogradar? El gobierno les saldrá 81 paso,
"porque estas tendencias 11<' son de un siglo I~sencialmente de
«(desarrollo intelectnal l' makrial, y porque el pais IHI ha
<tadr¡uirido \us mejoras á costa de tanlos males para 53erili-
"carlas ú la antojadiza I'oluntad de algunos ilusos)). Y esto no
d~jaha de producir su efeclo en el ánim() iracllndo y I'cllgati-
vo de los seniles. Peru lo que mas agriú ¡\ estos fué la cán-
dida rcvelar.ion que el presidente del Gobierno p/'orisiollal




-1017-
Basta. pues demos aquí ya fin á la nuestra.


Una palabra no mas á nuestros lectores. El domi-
nio de la razon. que nunca es patrimonio esclusivo
de nadie, pertenece á lodos y á ninguno. Tal es
la índole. lal el carúcler de la verdad absoluta, que
no hay quien deje de •• Iegar derechos, títulos mas
6 menos valederos, que acrediten en algun modo


lanzó en el Congreso, cuando dijo que con,idcraba como una
calamidad pública el que los moderados se apodcrasen del
mando; que miraba como una ne~esidad, si es que habia do
hacerse la felicidad de E,paiia , ell]llC loS progresistas conti-
Tluasen en él, y otras cosas por el estilo que debieron de sen lar
mal á los reaccionarios, (l'Ji~nes pusieron fin en este dia á sus
vítores y alabanzas prodigadas hasta entonces al tribuno ino-
eente, no pensando l'a mas que en dCl'I'ibarle para ocuparsló
de~pues en los medios de hacer lo mismo con los progresistas
sus sucesores. Y hanlo herho de tal suerte. v de tal manera
hdll justificado ellos wn su pr()ceder el apodo de "calamidad
pública» que Lopez les prodigó en las Córtes, y muéstranse
de ellos tan quejosos los progresistas coligadns que mayor
senicio Ic~ hicieron, que Loprz. el mismo Lopcz tan aplaudido
1'01' los retrógrados poco a lites, perseguido, dcsllues y bus-
cado para encerrarle en pri,iollcs, hé a ¡uí como se cspresa
á este propósito en la obra quc hemos ya ci tado: "Todos lamen-
(ctam(Js, dice, el cambio general qucse ha ourado cn,n.u.estra
((situacioll política. l' que el partido antes dominado haya con-
«seguido sobreponerse para ameuguar la lihertad, cerccn8r
«las instituciones, \'Cjar y oprimir á los gellero,os ad"er~arios
«que les tendieron una mallo amiga y hiellhe(·hora. De deplo-
((rar es cste desenlace amarguisimo, y falla la calma y no cn-
"be rcsignacion, al considerar CÓIIlIl ciertos hombres hall pa-
"rodiado la fábula de la culebra y, el labrador, oprimiendo
"1 envenenundo el pecho compasivo que Ics dió acogida yabri'-
"go. Nosotros vivificamos la serpiente para ser devorados por
«ella.)) Y dt!spucs ailadc: «Escalar el poder por medio de la in-
«gratitud y la falsía. y convertirle des¡;ues en instrumento
"de venga liza polítil'a: estos han sido SIIS pasos, y estus son
"los títulos que prescntan á nueslra confianza y reconocimicn-
"to.» Si no abon8 al entendimiento, honran mucho al ceraZOD
de I.opcz esas líneas, y otros muchas que se leen en su es-
crito.




-1018-
su pertenencia. Como en los elernos princi(lios de
la filosofía, asi tambien acontece en las verdades
grandes y complicadas de la política ......•.


Si el que lée tiene presente lo que dejamos es-
puesto en esta obra, nuestro juicio imparcial, se-
vero, acerca de los partidos. nuestra manera inflexi-
ble de tratar las cosas y á los hombres, deducirá
sin duda alguna muchas consecuencias sanas, con
solo hacer la debida aplicacion de estos principios.
Por nuestra parte, solo nos resta decir, con la leal-
tad de que hemos dado evidentes é incontestables
pruebas, que hemos procurado satisfacer nuestra
conciencia en la satisfaccion de la conciencia pú-
blica, en el testimonio elocuente, aunque mudo, de
la conciencia individual de los actores de este gran
drama, para quienes nos ha servido de norma in-
variable aquel dicho célebre de Tácito que hande
tener presente los historiadores:


dlihi Galúa, Otho, Vitellius,
nec beneficio nec injuria cógniti»


y con arreglo á este principio, que es exacto pa-
ra nosotros, hemos trazado estas páginas y tel'mi-
nado esta obra. Abora... que el lector juzgue.-
Entre tanto nosotros, escritores liberales, despues
de tratar con justicia igual á todos los partidos, no
DOS podemos dispensar, y aun creemos que nos se-
rá lícito consagrar aquí un recuerdo especial á aquel




-1019-
en cuyas filas decimos que tenemos el honor de estar
adscritos, sin que esta circunstancia haya empeehado
en nada á nuestro deber de historiadores rígidos,
aun con nuestros amigos políticos, como ha po-
dido el lector notarlo. Este recuerdo, en el cual no
sabemos cómo fijar bastante bien la mente de nnes-
tros amigos, que son todos los amantes sincero~
de la libertad y de la gloria de la patria, consiste
en decirles, que si la DESU~ION, la escision fatal pro-
dujo allá en su día la ruina del partido en que mili-
tan los libres, una sola cosa puede revivirle y salva/"-
le ...•. la UNION.




NOTAS RECTJFICATIV AS.


TOMO PRIMERO.


(PÁGINA 102.) Dícese aquí que los Sres. don Antonio Gonza-
lez,don Antonio Seoane y don Faculld() Infante hahian tomado
partido con Bolivar. Con respecto á los dos primeros es de
todo punto inexacto. Gonzalez solo estuvo en el Perú en ca-
lidad de emigrado español, cuando ya aquella repúhli.'a se
hallaba constituida, y habia dejado de pertenecer á España.
Ejenió su honrosa profesion de abogado, porque lo permitia
la leglslacion del pais, pero sin servir jamas cargo alguno pú-
blico, ni desempeñar destino del E~tado.-Seoane estuvo allí
tambicn corno un simple particular emigrado; mas sin ins-
cribirse en los ejércitos de la república, sin prestar género al-
guno de servidos á aquel gobicrno.-En honor de Infante de-
be hacerse aquí ulla adaracioll de importancia. Cuando en los
postreros dias de 1!!2-t Ó primeros del 25 llegó all'erú, despues
de un viaje de cuatro meses por tierra, atravesando la in-
mensa distancia de mas de millegllas que media desde Rio Ja-
neiro, donde se encontraba, hasta las costas occidentales de la
América del Sur, diéronle la triste nueva de la derrota de Aya-
cucho, que habia tenido lugar el 11 de diciembre, yendo él to-
davia de camino. Este suceso habíale privado en el pais.preci-
samente de los amigos que él buscaba, y que le llevaban ¡í
aquellas lejanas tierras, por ver de aliviar las penalidades de
la emigracion. Pero viéndose precisado á permanecer allí al-
gun tiempo, fuéle fácil adquirir ventajosas relaciones, basta
conquistar la voluntad del ilustrado general Sucre, presidente
de la república del Alto Perú, quien le nombró su ministro
de lo Interior á mediados de 1826. Cuando los periódicos eu-
ropeos anun~i8ron una espedicion de tropas espallOlas á aque-
llas tierras, Infante dijo ti Sucre y los dos convinieron en que
si la tal espedidon se lleva La á cabo, él abandonaría el pais
inmediatamente. Mas como no llegó á realizarse, prosiguió
ejerciendo su cargo por espacio de dos años que duró la presi-
dencia de Sucre, en cuyo tiempo no se persiguió allí á nillgun
español, cualesquiera que huhiesen sido sus anteriores com-
promisos. A pesar de haber vivido y figurado en ~I pais mas
rico del mundo, Infante salió pobre de él, y pobre vino á
Francia, despues de la re\'olucion de julio, y por último á
España, en abril de 1834.


(pÁG. 2111.) El general don José Santos de la Hera ba publ ¡-
cado en los periódicos una manifestacion en la cual calilica d~




apótrifa In earla dirijida á él por el general ESPARTERO, f~cha
en Quincoccs á 28 de junio de -1830, relati va al primer sitio
de Bilbao, la cual \'a inserta en esta página. Pero su autor, el
general ESPAUl'Il1l0, no ha nr¡.rado aun la autenticidad de di-
cha carta, puhlicada en julio del mismo año 33. Tambien
~ontradice el ~r. La "!'ra, y la t~alifica tan desventajosamente
como la anterior, otra carta de ESPAIITEIIO fecha en Logroiío
á ts de Agosto de UI:l8, que trata de la guerra de Améri<:a, y
va inserta al folio 108 de este tomo. Por la misma 1'3ZOn que
la anterior. y tcniendo en cucnta tamhien qu" el 3eneral con-
testa á esa carta, como uno de los docu:nentos insertos en la
coleccion que han intitulado l'tÍjin(ls contemporáneas, siendo
así que el compilador de estas páginas debe haberla tomado
de Jluestra obra, que es en donde primeramente se ha publica-
do dos allo~ antes de contestarla el genera I La llera, nos
creemos dispensados de dedr otra cosa que lo que dejamos
di¡ho acerca de la carta de Quincoces.


TOMO TERCERO.


(PAG. 2!J8.) La muerte de la desgraciada anciana, madre de
Cabrera, que en esta página decimos haberse ejecutado de
órden del hrigadier don Agustin Nogueras y con autorizacion
del general Mina, no flllí sino de la manel'a que ~igue: Cabre-
ra , tan cruel en los pl'imeros dias de ejercer el mando en la
I'accion, c·omo despues de haber muerto á su madre, había··
se señalado, sobre todo, en los dias que preccdieron á este
suceso, Una cumpaiiía del rrjimicnto de Ciudad Real y todo·s
los nacionales que guafilt'ciulI el fuerte de Mura de Bubiclos.
capitularon cun aquel caudillo bajo la palabra que les dió de
eonservar sus vidas; pI'ro Ú la hora de haber salido del puc-
blo, los despojó desus uniformes y lus saerilicó á lanza y ha-
yoneta, sin que nin¡.t;uno se librn3c de semejante atrllcitlad.
A los alcaldes de TOI'\'{'cilla y Valdeol¡.;orfa los mandó fusilar
en la l·'resnetln ,Pol"lue sospechó caprichosamente que habian
dado parte á r\o!¡'ueras de sns lIlo~·il!lielltos. A rarios r~¡.ridures
é indi"iduos de los ayuntamientos de aqucllos pueblos It)~
mandtí 8pal~8r cl'llellllt'ntc, por igualt·s sospechas á lus uno~.
por frh'olos pretestos á 1"5 olros; dando estos atentados lugar
a que muchos inuividllos de Justicia ahandonasen sus pueulo;;
y se refugiasen en la plaza de Alcaiiiz pal'a libertarse de una
ferocidad tan eaprichosa. Tambiell mandú fusilar CaLrera ,.,or
aquel I iempo, es dedr, cuando tndnl'Ía 110 hahia sucedido nada
á su madre, al alcalde de Las Panas. sin lllas lIlotivo (¡Ut·
(';;a eruel y brutal cOlllplacrncia. Los pueblos y las tropas pe-
dian á gritos ,'pnf'anza y f<'prcsalias al ferH'ral Nogueras: y
entonces rué cuando e~tc ¡lpfe. apelando 11 ese recurso cSlre-
tilO i; illllloral de I~s guerras Cilile" ¡i lai illjustas rcpres~lia!i,




creyóse precisado á oficiar al capitan general Mina, rogándole
que diese las órdenes correspondientes al gobernador de Tot-
tosa, á fin de que prendiese á la madre y hermanas de Cabre-
ra, haciendo uso de ese medio bárbaro, pero autorizado por·
la necesidad en las guerras, en donde se le da el nombre de
«Jerecho de represalias), con alguna de aquellas desgraciadas
criaturas, en caso de que as! lo exigiera tanta sangre inocente
derramada por el justamente apellidado tigre tl?rtosino. Esta
circunstanda, unida á la causa de conspiracion que se formó
en Tortosa , y en la cual resultó complicada la desventurada
madre de Cabrera, determinó ya á Mina á dar sus terribles
ordenes al gobernador, que era el brigadier Blanco, quien
llevó á cabo la ejecucion fatal en pocos dias.


(PAG.377.) En la batalla de la Cenia no peleó don Enrique
O-donell en el campo de los carlistas, como se supone aquí;
sino en el de los constitucionales, cuyo ejército mandaba su
hermano don Leopoldo. Esta equivocarion nace sin embarg¡¡
de que el don Enrique hahia pertenecido en efecto á las fac-
cioncs, pero rué comprendido en el convenio de Vergara.


TOMO CUARTO.


(PAG. 110.) En la nota de esta página, se supone que don
.Tosé Landero, al tiempo de constituir el gabinete Gonzaléz,
fué presentado al REGENTE. - No fué presentado, si bieu rué
instado y rogado por los amigos, á nombre de S. A.


(P AG. 33".) m SI'. Escorial no fué de los ¡¡efes de la Mi-
licia que dierou el paso de que aquí se habla. No concurrió á.
los ministerios aqucl dia.




.'


"


INDICH DEL TOllO CUARTO,


REGENCIA UNIPERSONAL DEL DUQUE DE LA VICTOilU"


CAPÍTULO PRIMEIlO. Estadg de la OpIO IOn: unitarios '!
trinitarios: artículo comunicado á la prensa por
el general Linage: las Córtcs nombran á ESPAR-
TERO Regente del rcino: presta este el juramen-
to solemne ante la represcntacion nacional. ., 5


CAP. 11. Nombramiento y primeros actos del ministerio
Gonzale:: las Córtes eligen tutor de la Reina y de
la Infanta su hermana á D. Agustín Argüelles:
protesta de la Reina Cristina: decretos del go-
bierno, y acuerdos de las Córtes hasta terminar
la legislatura. • • • • • • • • • • 91


CAP. 111. Rebelion de los maderados: insurrecciones
militares de Pamplona, Estella, Vitoria, Bilbao
y otros puntos del norte: los gellcrales D. Manuel
de la Concha y D. Diego Leon invaden á mano
armada y á tiros el palacio de la Ueina, el 7 dc
octubre, capitaneando algunas fuerzas seducidas
y amotinadas: el conde de Belascoain , el general
Dorso, el ex-ministro Montes de Oca y otros va-
rios insurrectos son pasados por las armas: parte
el CONDE-DuQl:E al Norte y restituye la paz: su-
cesosde Barce/ona: actos del gobierno hasta ter-
minar el año y ahrirse la legislatura de 18~2. . 2JII,


CAG. IV. Abrese la legislatura. situacion de los partidos
y del gobierno al principiar el año 18~2: irres-
ponsabilidad legal del REG}:l\TE: cuestion diplo-
ulática promo' Lda por Mr. Salwtldy: tratadlJs.




r.


..


~,
intoernacionales: infundados. tei'Ílores por la abo-
licion del sistema comercial probivitivo: olras
disposiciones del gobierno y de las córtes: prime-
ra coalirion: sucesos parlamentarios que determi-
naron la caida del ministerio Gonzalez. • . • 46:5


C:.P, Y. Nombramiento del ministerio Rarli!: poHtica
esteriur y estado interior de la nacion: rrSl'il8
bistórica d-e las córlcs hasta terminar la legisla-
tura: sucesos del Real polad'l, rumores aCCI't'.Il
delmalrimonio de S.l\1. la Reina: mas sobre 1'1
trataúo comercial con la Inglaterra: coalirían de
la prensa: ábrcnse las córles: insurreccíon y hom-
bardeo de llHeclona: c;;pediciun del ItEGIlNTIl:
ligerus movimientos en Sevilla, Vall'ncia 'f otros
puntu,; vuélve ESp,lRTllno triunfante á la ca-
pital. • • • • • • •• .• 5<):>


C.4.P. VI. Uisulucion de Cúrtes: estado de la opiniún
pública y lIe los Ilartidt>s con relacion al gobierno:
cl(~ccionc~: óbrese la lejislatllra: nombramien'.o
del ministerio Lnpez: rermplázalc otro que presi-
de G'omez ReCerl'lL: vuélvesc á disolver lascórtes:
alzamiento de lo~ pl1ebl::s y las tropas contra el
gobierno'de ESPAlITlmo: bombardeo deReus: tCl-
cera y última cspedicinn del UIlGE:'iTE: las tro-
pas sublevadas se acercan á Madrid: actitud im-
ponente de la capital Ilara Sil úefensa: jornada
de Ardoz: cntran al {in les insurjclll.t·s en la corte
lIlondados flor los generales Aspiroz y Narvacz:
sitio y bombardeo de Sevilla: embál'case el RF.-
¡¡ESTE I'ara Inglaterra: CO:SCLtJSIO:'i. 77'''


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