HISTORIA DE LA REVOLIJCION pon DE l.A Af:f.DEMIA FRANCES.. TRADl;CID, y...
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HISTORIA
DE LA


REVOLIJCION
pon


DE l.A Af:f.DEMIA FRANCES.\.


TRADl;CID,\ y AXOTAD,\


l'OR


.I)ON SEBASTL\N lIIÑAj\O


TOMO TERCERO,


SAN SEBASTIAN


Imprenta de IGNACIO RAl\IO~ B,uw.L\.
r::J.r¡II'!('f¡-' dI' la "mdicion de I,'\URE~T el Dfi BERNV <.le P~ri,..


1840.







1-11 S 1-' () ItI 1\
m~ Ll


~~APITCLO .PBDJEHO.


U(,t\:lda <1e los I\I;\rs('lIe5('5 ,i. Paris; convite y t'sc(,l1:1~
sangrientas ('11 los ('alll1lOs Eliseos. -Mallifiesto del duqlle
de Bnll1s,vich. - Las seeciol1l's de Paris piden la deposi-
cion del n'y -El rey se resiste á huir. - La ~lsallJblca
desecha la proposiciun de acusar á LafaYl'ttc. - Prepa-
rativos de la illslIlTecciull ; Illf'din:-, de defellsa CIl el pala·
cio. - Insurreccioll del Jiez de ¡lg(),to; I(J~ bal'rios se
apoderan dc las Tullerías despncs de un sangriento COIll-
hate; d rey sc rctiTa ,l la asamblea; suspl'll~ioll de la
;lutoridad real; COI1\'ocacioll (1(' ulJa cOl1vcllrinn Ilacional.


De resultas de ({na fUllCiol1 q lW sr rlió ú los con-
federados, decidiú la comision insul'I'cccional que
se saldl'ia por la maiiana de) 2H de jolio en l.n~s
{:olumnas para jI' al palacio ~ lll<ll'('halldo ('OH ban-




t.lera encarnada en la cual l!abria ulla ill~(Tip,'ion
que dígese: los que di.~Jaren ('(JI/l/'a /a,.; toluumas dd
puehlo, serán úunediatamente casti!la¡[os dl~ muerte. J~l rc-
'sultado de este paseo habia de ser prender al rey
y encerrarle en Yincenncs, para lo cllal se hahia
contado con la guardia nacional de VCl'saIles para
que auxiliase el 111ovilniento ; pero ]a ha hian ,n'jsa-
do denlasiado tarde, y estaban tan poco (le acuerdo
con ella, que los oficiales vinieron aquella mis-
ma mallana al cOlTegimicnto de París para saber
lo que habian de hacer. Est u vo tambien tan IIlal
guardado el SCCI'eto, que la corte esta ha ya preye-
niela ele todo, la [;unilia real en pie y el palacio
lleno de gente. Yit>ntlo Pelioll que se habian t~o­
maclo nlal las 111pdidas, y telllicndo alguna trai-
cion , sohrc todo no habiendo IIt'g'ado todavía los
Marselleses, se dirigió á tOtll prisa al arrabal,
para d~~tenpl' un nlOV imiento j ([ue en ca50 de sa-
lir nlal tlebia arruinar y per(lf'l' al partido po-
pular.


Era horroroso el tumulto cn los barrios, donde
toda la noche se hal)ia estado tocando á re hato ,
:y para excitar al puehlo se hahía estendiclo la voz
de que hahia en el palacio lIna Illldtitnd de ar-
mas que era necesario ir á huscal'. Con mucho tra-
bajo consiguió Petion restablecer el órden, pues ya
el guarda sellos Champion de Cicé 1 que se hahia
lwcscntado alli, habia recihido alglln os sahlazos,




A.SA~IBLEA I.EGISt.\Tl Vil. (1792).
\ '


,..


t)


pero por último consintió el puehlo en retirarse
y quedó diferida la insurreccione


Sin embargo continuaban las querellas y las
contestaciones minuciosas por las cuales se pre- I
lúdia comunJnente á un rompimiento definitivo.
Habia mandado el rey cerrae el j ardin de las Tu-
llerÍas desde cl20 de junio, quedando úniculnen-
te abierto el terrado de los fuldenses que salia á
la asamblea, y los centinelas tenia n órden de no
dejar pasar á nadie desde aquel terrado al jardin.
Habiéndose visto alli á Despremenil hablando
acaloradmnente con un diputado, le insultal'on y
persiguieron por el jardin, eInpujándole hasta el


4-


palacio real donde recibió muchas heridas. Al ver
que se habian violado las consignas que itnpedian
penetrar en el jardin se trató de suplir á ellas por
un decreto, IDas no habiendo querido espedirle,
solo se propuso poner aUi un cal'tel con estas pa-
lahras: Está prohibido pasar por territorio estrangero.
Colocóse el letn~ro y hastó para impedir que el
puehlo pusiese alli los pies, aunque el rey habia
levantado las consignas. Esto era lo n1isn1o que ha-
herse roto ya todos los lniramientos , á tal punto,
(lue hahiendo llegado una carta de Nancy en que
se anunciaban nluchos rasgos cívicos que se habian
verificado en aquella ciudad, inmediamente envió
la asamblea una copia al rey.


Por fin l1puaron ('1 día 30 lo~ "fal'selleses en nú-
"




mero de quinientos, y t:ontahall cutee sus {ibs toda
lo mas exalta(lo que habiacn cllnedio dia, y cuan-
tos hOlnbres turhulentos arroja el COlllert:io en el
puerto de }:len'sella. Salió" HaL'haroux il recibirlos (l'
Charenton, y con cste lno~iYo se concertó un fi1!W-
vo proyecto con Santcrre, y fué que hajo pretesto
de ir' á recibir ú los Marselleses se quel'ia reunir
los arrabales, é ir en seguida. en huen ónlen al
Carrouscl y acampar aHi sin htnlulto llasta que'
la asamhlea hubiese sllspcndi(lo al rey, ó (fue él,
hubiese ahdiea(lo Yoluntal'ianlCute .. Este plan era
HUIy del gusto de los iilúntropos del partido, los.
cHales liuhieran tlescado tcrnlÍnar aquella revolu-
<:ion sin e1hsion de sangre; pCl'O se desbarató, por-
que Santcl'l"!c no-pudo reunir el arrabal de S. An-
tOtÚO, ni tt'aer lnas que un l)tlllado· de ]101nbres.-
al cl1cuenh'o' de los Marselleses. Sallterre les ofre-
ció inmediatmnellte una conlida que se sirvió' en
los c.unpes· l~iseos, núelltl'aS que en el 11lisn1o-·clia.
y casi en el nlis1110 instante'celehraban otra, cer-
ca del sitio donde e.stahLln los Marselleses, varios·
guardias nacionales del batallon da las monjas de-
Santo TonlUS y C}tros individuos, escrito-res Ó lnili-
tares. Cicl'tmnente aquella cOlnida no· habia podi-
{lo prepararse de intento-para. turbar la (le los Mar-
selleses, supue:.;to que la oferta hecha á estos úl·
tiInos hahía sido inopinada, COlno que en lugar de
un festin, lo quc' se habia lncditatlo era una in-






ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 7
$urreccion. Sin embargo era imposible que unos
vecinos tan opuestos en opiniones terminasen pa-
cíficamente su comida; y asi el populacho princi-
pió á insultar á los realistas que intentaron defen-
derse , y habiendo llamado aquel á los patriotas
para que viniesen á su socorro, acudieron con ar-
dor y se principió el combate. No fué este largo
en verdad porque los Marselleses cayendo sobre
sus contrarios los pusieron en huida, matando á .
una é hiriendo á muchos. En un instante se es-
tendió la conmocion por todo Paris, y los confe-
derados recorriendo las calles, arrancahan las
eucardas de cinta, pretendiendo qu~ debian ser
de lana.


Algunos de los fugitivos llegaron cubiertos de
sangre á TullerÍas, donde les recibieron con ca-
riiío, y fueron tratados con una atencion muy na-
tural, supuesto que veían en ellos unos amigos que
eran vÍctiluas de su celo. Los guardias nacionales
que estaban de servicio en palacio refirieron va-
rios pornlenores, y ailadieron probablemente al A
gunos otros, lo que dió ocasion á nuevos chismes y
nuevos ódios contra la familia real y las damas de
la corte, que, segun se decia, habian enjugado con
sus pailllelos el sudor y la sangre de los heridos:
deduciendo de todo que la escena habia sido pre-
parada, y sirvió de motivo para una nueva acusa-
cion contra las Tullerias.




8 nEYOLUCION FRANCESA.
Inmediatamente la guardia nacional de París


solicitó que se alejase á los Marselleses; pero la
insultaron en las tribunas, y su peticion no obtu-
vo ningun resultado.


En medio de tales circunstancias, se esparció
un escrito atri})uido al príncipe de Brunswick y
que no tardó en reconocerse por auténtico, del
cual hemos hablado ya cuando recordamos la mi-
sion de ~Iallet-du-Pan. El habia dado en nombre
del rey la idea y modelo de un manifiesto, pe-
ro esta idea se habia desnaturalizado mucho, por
lo cual se dictó otro inspirado por las pasiones de
Cohlentz , y autorizado con el nombre de Bruns-
·wick que se leyó al frente del ejército prusiano.
Esta pieza estaba concebida en los siguientes tér-


.


mInos:
«Habiéndome confiado ss. MM. el emperador y


« el rey de .Prusia el mando de los ejércitos combi-
«nados que han mandado reunir en las fronteras
«de Francia, he querido anunciar á los habitan-·
« tes de este reino los motivos que han determina-
([ do las medidas de los dos soberanos y las inten-
(l ciones que les guian.


« Despues de haber suprimido arbitrariamente
« los derechos y propiedades de los príncipes ale-
« manes en la Alsacia y en la Lorena, y trastorna-
«do enteramente todo lo. del interior, el buen
«órden y el gobierno legítimo; despues de haber




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). fJ
«egercido contra la persona sagrada del rey y
« contra su augusta familia, atentados y vÍolen-
« cias que)e continuan y renuevan de dia en dia,
« han llegado á colmar la medida de sus desórde-
« nes los usurpadores de la administracion, de-
({ clarando una guerra injusta á S. lU. el empera-
« dor, y atacando sus provincias situadas en los
«Paises Baj os. Algunas de las posesiones del im-
( perio Germánico han sido envueltas en la mis-
«ma opresion , y otras no han podido evitar igual
« desgracia sino cediendo á las amenazas impe-
« riosas del partido dominante y de sus emisarios.


« S. M. el rey de Prusia unido con S. M. l. por
« los vinculos de una alianza estrecha y defensiva,
« y siendo el mismo miembro prepanderante del
«cuerpo gerlnánico, no ha podido dispensar-
« se de lnarchal' al socorro de su aliado y de sus
« estados adherentes; siendo esta la doble razon
« porque~toma la defensa de este monarca y de la
« Alemania.


« Ademas de estos grandes intereses existe tam-
e< bien un objeto igualmente importante para los
c: dos soberanos, cual ~s el de poner un término á la
« anarquia interior de Francia, contener los ataques
« que se dan al trono y al altar, restablecer el po-
e: der legitimo, y restituir al rey la seguridad y li-
«bertar de que está privado, poniéndole en:"esta-
« do de egercer la autoridad legal que le es, debida--




10 REVOLUCION' FRANCESA,
« Convencidos de que la parte sana de la nacioJ1'


« Francesa, aborrece los escesos de una faccion
«que la tiene subyugada, y que> la gran mlyoria
«de los habitantes espera con ilnpaciencia socorros
«:para declararse ahiertamente contra los odiosos
« proyectos de sus opresores, S. M. el em perador
({ y S. M. el rey de Prusia les- llaman y convidan
« á volver sin dilacion á los senderos de la razon
«y de la justicia, del órden y de la paz, con cu-
( yo objeLo yo el infrascripto general en gefe de
« los dos ejércitos declaro:


( 1.0 que ohligados por circunstancias irresisti-
« bIes á hacer la presente guerra, no se proponen
« las dos cortes aliadas otro ohjeto que la felicidad
« de la Francia, sin pretender enriquecerse con
« las conquistas;


«2.0 que de ningun modo entiend.en querer
( nlezclars-e en el gobierno interior de Francia,
( sino únicamente libertar al rey , á la reina y á
( la familia real de su cautiverio, y proporcionar
«á S. lU. C. la seguridad necesaria para que sin
( peligro ni obstáculos pueda hacer las convo-
«caciones que juzg'ue conyenientes, y trabajar
( por asegurar la felicidad de sus súbditos con
«arreglo á :;us promesas y en cuanto de ella de-
( penda;


«3.0 que los ejércitos combinados protegerán
« las ciudades, villas y lugares y las personas y




ASA.1IBLIU. LEGITLATIY X (1792). 1 t
( hiencs de todos los que se sometan al rey y con-
« curran all'i'stahlectlniento instantaneo del órden
«y de la policia en toda Francia;


C{ 4.0 que los guardias nacionales son invitados-
« á vigilal' provisionahnente sohr~ las ciu(lades y
« calnpiñas , cuidando de la seg'uridad de las per-
«( son as y hienes (le todos los franceses hasta la lle-
« g'ada de las tropas de ss. l\I~1. l. Y R. , ó has-
e¡ la qne se detcrnline otra cosa, hajo la pena de
«, ser pcrsonaltnente responsables; asi COfilO
c( por el contrario aquellos guardias nacionales-
« que hayan conlhatido contea las tropas de las
(f dos cortes aliadas, y fueren cogidos con las ar-
({ 111as en la mano serán tratados como enelnigos y
«castigados conlO reheldes á su rey y perturba-
c( dores del reposo público ;.


« 5. 0 que los gener .... les, oliciales, sargentos y
«soldados de las tt'opas de linea francesas son
c( ig'uallnellte invitados á volver á su antigua fide-
(clidad y SOllleterse inmediatanlente al rey su legí-
« timo soherano;


« 6.0 que los miembros de los departanlentos"
c( dish'itos y municipalidades serán ig'ualmente
« responsahles con sus cabezas y hienes de todos-
«·los delitos, incendios, asesinatos, saqueos y da-
« ños que dejen cometer ó que no se hayan noto-
tr riamellte esforzado por irnpedir en su respecti-
(~ \'0 territorio; que están igualmente oblis'ados tÍ




12 I\EVOLUCION FRANCESA.
«continuar provisionalmente en sus funciones,
t' hasta que S. M. C. restituida á su plena libertad
c: haya provisto ulteriormente, ó determinado en-
t' tre tanto otra cosa;


e 7.0 que los habitantes de las ciudades, villas
( y lugares que se atrevan á defenderse contra las
« tropas de ss. MM. I. Y R. Y disparar contra ellas
«sea en rasa campaña ó por las ventanas, puertas
«ó ahugeros de sus habitaciones, serán castiga-
«dos con todo el rigor del derecho de la guerra y
« sus casas demolidas ó quemadas. Por el contra-
«rio todos los habitantes de las dichas ciudades,
«villas y lugares que se apresuren á someterse á su
« rey abriendo las puertas á las tropas de SS. MM. ,
« serán inmediatamente puestos bajo la salvaguar-
«dia de ss. MM. y sus personas, bienes y efectos
« estarán bajo la proteccion de las leyes, y se pro-
« veerá á la seguridad de todos y de cada uno de
« ellos.


( 8.0 La ciudad de Paris y todos sus habitantes
« sin distincion,- estarán obligados á someterse in-
«mediatamente y sin dilacion al rey, poniendo á
«este príncipe en libertad plena y entera, y ase-
c( gurarle á él Y á todas las personas reales la in-
ti:' violahilidad y respeto á que los derechos de la
ti:' naturaleza y de gentes obligan á los súbditos res-
« 'peto de sus soberanos. ss. MM. l. Y R., hacen
«personalmente responsables de todos los sucesos




ASA;\JBLEi lEGISL\.TIVA. (1792). 13
( Y con sus caLezas para ser juzgados militarmente
« y sin esperanza de perdon, á todos los nliernhros
« de la asamblea nacional, del departamento, de
« distrito, de la municipalidad, de la guardia na-
«cional de París, los jueces de paz ó cualquiera
«: otro á quien pertenezca; declarando ademas las
«susodichas magestades, bajo su palabra y fé de
« soberanos, que si el palacio de las TullerÍas fuese
<t insultado ó violentado, que si se egecutase en
« él la nlenor violencia, ó el menor ultrage á S. M.
«el rey, la reina y la familia real, sino se provee
«inmediatamente á su seguridad, á su conserva-
« cion y libertad, tOlnarán una venganza egemplar
« y para sielupre menl0rable, entregando la ciu-
« dad de Paris á una egecucion militar y á una sub-
« version total, asi como á los rebeldes que se ha-
«gan culpables de los atentados á los suplicios


. «: que hayan lnerecido. Por el contrario prometen
( SS. MM. l. Y R. á los habitantes de la ciudad
«de París, emplear todos sus buenos oficios cerca
( de S. M. C. para obtener el perdon de sus faltas
([ y errores, asi cOlno tOlnar las medidas mas vi-
«gorosas para poner en salvo sus personas y bie-
({ nes, si obetlecen pron la y exactamente á la inti-
« macion espresada.


({ Ultimamente no pudiendo SS. MM. reconocer
«por leyes de Francia, sino las que emanen del
«l'ey en el pleno goce de su libertad, pl'otestan de




14 REYOJ.UCION FRAXCES;\'
« antemano contra la autenticidad de todas las de-
« daraciones que puedan hacerse en noolhre de
({ S. M. C., Ínterin que su persona sagrada, la de
( la reina y la de toda la fatnilia real no estén
« reahnente en seguridatl, á cuyo efecto SS. ~lM.
'({ l. Y R. invitan y solicitan á S. M. C. que designe
({ la ciudad de su reino mas inmediata á las f1'on-
«( teras donde tenga pOl' conveniente retirarse con
'« la reina y su filmilia bajo una huena y segura cs-
«colta que se le enviará al efecto, á fin de que
« S. M. C. pueda ron toda seguridad lhtnlarcerca
« de sí á sus ministros y los consejeros que quiera
« designar, hacer las convocaciones que tenga por
«conyenientes, proveer al restablecimiento del
({ buen órden y arreg'lar la administracien de su


.


« relIlO.
« Ultilnamente declaro y lne ohligo talnbien en


« mi propio nombre y en nli calidad susodicha, á
« hacer observar en todas partes á las tropas que
« están bajo mi mando, una buena y exacta disci-
« plina, prolnetiendo tratar con suavidad y 1110-
C' deracion -á los sitbditos bien intencionados que
«se muestren pacificos y sumisos, y no emplear
« la fuerza sino contra aquellos que se hagan cul-
C[ pables de resistencia ó mala voluntad.


('( Por estas razones exorto y Jnando á todos los
«habitantes del reino, del nl0do 111as forolal y
« urgente que no se opongan á la marcha y ope-




ASAMBLEA LEGISLATI,'A. (1792). 1 él
« raciones de las tropa3 que nlando, sino que las
« concedan por todas partes una libre entrada, y
c( toda la buena voluntad, auxilio y asistencia que
« exijan las circunstancias.


( l¡'echo en el cuartel general de Coblentz el 25
« de julio 1792. J)


« I¡'irmado Carlos Guillenno Fernando
( Du(!ue de Brunswick-Lunebourg. »


Lo que pareció mas admirable en aquella decla-
racion es, que teniendo la fecha del 25 en Co-
blentz, corriese ya por Paris el día 28 y estuviese
impresa en todos los periódicos realistas:: no pu-
diendo negarse que produjo un efecto estraordi-
nario, que era el de las pasiones sobre las pasio-
nes. No hubo parte alguna donde no se hi-
ciese ánimo de resistir á un enenligo, cuyo len-
guage era tan altanero y tan terribles sus amena-
zas. Era Inuy natural en el estado de los ánimos
que se echase la culpa al rey y á la corte de aque-
lla nucva falta, y asi Luis XVI se dió prisa á ma-
nifcstar que no tenia parte alguna en el nlanifies-
to, por medio de un mensage, y podia hacerlo sin
duda de muy buena fé, porque aquella pieza se
diferenciaba mucho del modelo que él habia pro-
puesto; pero tambicn podía convencerse con aquel
ejemplo de cuanto se escederÍa su partido de su
voluntad si alg'un dia llegaba [t ser vencedor. l\las
ni su protesta ni el lenguage de que iba acompa-




16 REVOLUCION l<RANCESA..
ñada lograron atraerle la asamblea; yeso que ha-
hlando de aquel pueblo, cuya felicidad había de-
seado tanto, añadia: « ¡ qué de resentilnientos y
« pesares podrian ahorrarse con la Inas ligera señal
4' de su amistad!»


Estas tí~rnas palabras no excital'on ya aquel en-
tusiasmo que tenian el don de producir en otro
tiempo; solo se vió en ellas una perfidia de lengua-
ge y muchos diputados apoyaron'que se inlprimie-
ra para hacer público, segun decian, el contraste
que existía entre las palabras y la conducta del
rey. Ya desde aquel nlomento no cesó de crecer la
agitacion ni de agravarse las circunstancias. Tú-
vose noticia de un acuerdo del departamento de
las Bocas del Ródano, mandando retener las con-
tribuciones para pagar las tropas que habia envia-
do contra los Sahoyardos, y tachando de insuficien-
tes las medidas tomadas por la asamblea. Este era
un acto debido á las inspit'aciones de Barbaroux ,
y por mas que la asamblea se apresurase á anu-
lar el acuerdo, no pudo impedirse su egecucion.
Al mismo tiempo se estendió la voz de que llega-
han á cincuenta mil los Sardos que iban avanzan-
do, y fué preciso que el ministro de relaciones
esteriores viniese en persona á asegurar á la asan1-
blea que aquella reunion no pasabá de once á do-
ce Inil hOlnbl'es. A esta voz se siguió otra por 1:\
cual se pretendia que el corto nlUl1ero de confe-




ASAMBLEA LEGISJ,ATIVA. (1792). 17
derados que habia ido á Soissons, habia sido en-
venenado con vidrio mezclado en el pan, asegu-
rándose que habia ya ciento sesenta nluerios y
ochocientos enfermos. Hahiendo procurado infor-
marse de la certeza del hecho se supo, que ha-
biéndose almacenado las harinas en una iglesia,
cuyos vidrios estaban rotos, se hahian encontra-
do en efecto algunos pedazos en el pan; pero no
habia ni tales muertos, ni tales enfermos


Se hahia espedido un decreto el 2fi de julio
para que todas las secciones de Paris e,tuviesen
perInanentes, y desde luego que se reuniel'on, ha-
bian encargado á Petion que propusiese en su
nombre la deposicion de Luis X VI. En efecto el
dia 3 de agosto por la lnañana, anilnado con es-
te encarg'o el corregidor de París, se presentó en
la asatllhlea para hacer una peticion en 1l00nhre
de sus 43 secciones. En ella espuso la conducta de
Luis XVI desde el principio de la revolucion; re-
cordó, en el lenguagc propio de aquel tiempo, los
beneficios que la nacion habia hecho al rey y la
ingratitud del monarca. Pintó los peHgros que te-
nian atelnorizados á todos, la lle-gada de los es~
trangeros, la nulidad de los lnedios de defensa, la
rebelion de un general contra la a~~lInblea, la
oposicion (le una nlultitull de dil'ecto,:'ios de de-
partalnento , y las amenazas terl'ibles y ahsurdas
que SP. hacian en nomhre de] duque de Bruns-


HI. 2




18 REVOLUCfON FRANCESA.
wick; en ,'irlud de todo lo cual concluyó pidien-
do la deposicion del rey y solicitó que la asamblea
pusiese aquella importante cuestion á la órden
del dia.


Esta: gran proposicion, que hasta entonces so-
lo habia sido hecha por los eluhs, los confederados
ó los ayuntamientos, adquiria ya un carácter llluy
distinto siendo presentada en nombre de Paris y
por su corregidor. Su lectura ocasionó mas asom-
1>1'0 que favor en la sesion de aquella mailana;
mas en la de la tarde se ahrió la discusion y en
ella se desplegó el ardor de una parte de la asam-
blea {Iue hasta entonces se habia contenido. Unos
querian que se discutiese ilunediatarncnte, y otros
que se difiriese la cuestion, concluyendo por
remitirla al jueves 9 de agosto, y asi se con-
tinuó recibiendo y leyendo otras :peticiones que
cspresaban, aun con nlas energia que la del Cot'-
regidor, el mismo deseo y los misnl0S senti-
lnientos.


La seccion de Mauconseil, adelantándose ft ll1as
fiue las otras, no se limitó r. solicitar la dcposi-
cion, sino que la pronunció ella lnislna de su ple-
na autoridad, deelarando quc ya no l'CcoJÍo('ia á
I~uis XVI pOI' rey de los francescs, y que no tar-
daría en ir ella InisJua Ú preguntar al, cuerpo le-
gislativo si estaba por fin en·' ánjmo de salvar la
"Francia. AdenIas escitaha ú lodas las secciones del






;\s:nrBT.EA 1.EGISL\TJYA. (1792).. 19
iil12perio (pucs ya no qucl'ia clnplear la }'lulabl'2t
l'eino) á ¡m.itar su egclnplo.


1.a asanablea COlllO ya hcm:ms v,isto ,no seguia
~l rnovim·icnto insurreccional tan de prisa C0111@
las aut~ridatles inferiores, p61'que encargada de
yelar en la observancia de léls leyes, se veía pre-
cisada á respetarlas llillS; y asi se encontraba fre-
cuentemente preycnida P(W los cuerpos populares.,
y veia Csculi)ársela de las llílanos el poder. Anul(j
t)ues el a.cuerdo de la seoeion de l\h.ucollseil, y
Vergniaud y Cam.hon enlplcaron las espresiones
luas severas coutra aquel act~ , que calificaron de
usurpacion dc la sO)Jerallia del pueblo. Sin en1-
)~argo parece (lue no tanto condena)Jan en aquel
acto la violacion de los prlncipi6s conlO la incon-
'\'eniencia d.eI J~nglJ.a~e con respecto á la asanlhlea
nacional.


Ibase acercando cltórolino de todas las incel'-
'tldlunbres, y :l un misrllo tiempo se reunían en
la cOlnision insurreccional de los confederados v
en la de los amigos del rey que preparaban su fu-
ga. Aquella difirió b insurrcccioll hasta el dia en
que se discutiese la deposicion, es decir al nueve
de agosto por la tarde ó al diez por la n1aiiana.
tos amigos del rey por su parte deliberahan
acerca de su fuga en el jardin de ~Il'. l\Ion.tlnorin,
donde renovaban sus ofertas los SS. de Liancourt
y Lat~.lycue. Todo estaha di~PlH\SlO para. la parlJ-




to REVOUJClON FRANCESA.
da ~in faltar otra cosa que dincro, porq uc Ber-
trand de Molleville habia apurado inútilmente la
lista civil en pagar á los clubs realistas, los orado-
res de las tribunas y los de los grupos, como tan1-
bien á los fing'idos seductores que no seducian á
nadie y se guardaban para ellos los fondos de la
corte. Suplióse á la falta de dinero con préstmlloS
que algunos súbditos generosos sc apresuraron á
hacer al rey. Entre ellos ya hemos dicho las ofer-
tas de :Mr. Liancourt, el cual entregó todo el 01'0
que pudo procurarse, y otras personas dieron
tambien todo cuanto tenian. Otros amigos celosos
se preparaban á seguir el coche de la fanlilia real
y perecer si era nece~mrio á su lado. Todo estaba
dispuesto, y los consegeros reunidos en casa de
l\'Iontnl0rin resolvieron la marcha dcspues de una
conferencia que duró toda la tarde, y el rey que
los vió inmediatmnente despues, dió su consenti-
miento á aquella resolucion y nlandó que se en-
tendiesen con los SS. l\Ionciel y Sainte Croix 2. Cua-
lesquiera que fuesen las opiniones de los hon1bres
que se habian reunido para aquella enlpresa , era
un gran gozo para ellos el crecr un lllomento en
la próxima sal vacion del monarca. '


Pero al dia siguiente todo cambió de aspecto
habiendo declarado el rey que no saldria de nin-
gun modo, porque no ({ueria dar principio á la
guerra civil. Quedaron consternados todos aque-




ASAMBLEA. LEGISLATIVA. (1792). 2f
llos que con diferentes sentilnientos se interesa-
ban iguahnente en su favor, y nlas cuando supie-
ron que el verdadero lnotivo no era el que les
habia dado el rey, sino por una parte la llegada
de Brunswick, que se anunciaba C0l110 lnuy pró-
xima, la suspension de la insurrecion y sobre
todo la oposicion de la reina á fiarse de los cons-
titucionales. Ya esta señora habia espl'esado enér-
gicamente su repugnancia, diciendo que valia
nlas perecer que entregarse en manos de unas
gentes que les hahian hecho tanto lna1. *


Asi todos los esfuerzos de los constitucionales y
todos sus peligros fueron inútiles. Lafayette en
particular se hallaba gravenlente COll1prOll1etido,
pues se sabia que él habia decidido á Luckner
á marchar en caso necesario sobre la capital, y
este lIalnado cerca de la aSaInhlea, lo ha1.ia confe-
sado todo á la con1Ísion estraordinaria de los do-
ce. Era el anciano Lnckner bastante débil y movi-
ble , y cuando de las lnanos de un partido pasaba
á las de otro, se dejaha sonsacar todo cuanto habia
oido ó dicho la vispera , disculpándose luego de
estas confesiones con decir que no entendia la
leng'ua francesa, y lloraba y se quejaba de no es-
tar rodeado mas que de f.'lcciosos. Guadet tuvo la


Ye,ínsc las memorias de Madama Campan tomo ?.
pago 12).


..:


. ,i:


•• <_~ •. 1'''




nEYOL[Cru~ FHANCES,r.


hahilidad de hacerle coufesal' las propo::;l('lOne:.,
de Lafayette-, poi' resu1ta~ de lo cual fué citado á
la Larra Bureau de Puzy ,3 acusado de que hahia.:
se1""Vi'da de Inetlia(lol'r Era C'ste uno· de- los anli-·
gos y oficiales (le Lafilyette y lo, neg'ó todo con tal:
serenidad y tona que logró persuadir que le eran:
desconocidas las· negociaciones de su general; lnas·
en todo' caso, se' ü'ató de poncr en acusacion ú La-
f.'lyette, pero se' di'firi'ó por algun tieulipo. ACCl'cá-
basc el d.i'~t seiialadiJ. para discutir la (leposicion y
:ya estaLa d.etenninado y convenido el plan de la.
insurreccion~ COlno el cuartel de los Marselleses,
estaba;: muy distante- se trasradaron ;Í, la seccion
«le los franciscanos en donde estaha situado el cluJj
fle este m-ismo- nomhi'e, colocúndos e de este lno-
do en el centro" de París y llluy cerca del lugar-
de la escena.. ])os clllpleados municipales hahian
tenido el all'evinlÍento de hacer distl'rbuir cartu-
dlOS á los conjurados, y tOllo en fin quedaba dis-
puesto para el dia diez.


El ocho se deliberó sobre la SU Cl'te" de" Lafayette,
fl uien por una innlensa rnayoria quedó librc dc'
la acusacion. Irritados algunos diputados de tal
indulgencia ,. pidieron la votacÍol1 nomÍnal; y en
esta seg;unda lH'ueha cuatrocientos cuarenta y seis.
'vot.os tuvieron valor para pronunciarse- en favor
del general contra doscientos vcinte y cuatt'o. A 1-
horotado el puehlo con e~ta noticia se reunió ú la¡




AS.UIllLEA LEGISLATlYA. (1792L 23
puerta de la sala é insultó á los di pu tados que
salían, maltratando 111Uy particularmente él los
que eran conocidos por pertenecer al lado dere-
cho de la asamhlea, C01110 Vaublanc, Giral'din ,
DU111aS etc. Por todas partes se nlanifestó la in--
dignacion contra la repl'esentacion nacional, re-
pitiendo en alta voz que no era 'posible salvarse
con una asamblea que acababa de ahsolver al trai-
dor Lafayctle.


El dia siguiente 9 se notó una estraordinaria
agitacion entre los diputa(los, quejándose ó de pa-
labra ó por escrito los que habian sido insultados
la víspera, cuando de pronto dieron parte de que
iban á arrastrar á 1\11'. Beaucaron; al oir esto se
notó en las tribunas una algazara selvática y bru-
tal. Añadióse tambien que habian herido á ~Ir. de
Girardin, y los mismos que estaban perfectamen-
te enterados de la certeza del hecho, preguntaron
con ironia que cónlO y quien habia cometido aquel
atentado. - ¿ Quien duda, respondió el interesa-
do, que los cobardes no hieren á nadie sino por
detras '? - Por fin uno de los 111ienlhros reclamó la
órden del día y en el entretanto decidió la asam-
blea que el fiscal general de la corona Rrederer
fuese citado ú la Larra para encargarle hajo su res-
ponsabilidad personal de la seguridad é inviolabi-
lidad de los lnielnoros de la aS'lmhlea. Tratóse de
1 amat' igualmente al corregidor de Paris y exigir ..




nEVOUJCIO~ FnA~CESA.


le una dedaeacion terminante de si podia ó no res-
ponder de la tranquilidacl pública. A esta propo-
sicion replicó Guadet proponiendo que se inter-
pelase al mismo rey de si podia ó no responder
de la seguridad é inviolabilidad del territorio.


Sin embargo en nledio de todas estas proposi-
ciones contradictorias, bien se echaba de ver que
la asamblea temia el instante decisivo, y que los
mismos girondinos hubieran preferido conseg'uir
la deposicion del rey por medio de una delibera-
cion y no aventurarla á un ataque dudoso y san-
griento. Entonces llegó Uooderer y dió la noticia
de que una de las secciones habia decidido tocar
á rebato y marchar contra la asamblea y las Tu-
nerías en caso de que no se pronunciara la depo-
sicion. Detras de él entró Petion, y sin esplicarse
de un modo positivo confesó que habia proyectos
muy siniestros, enumerando las precauciones que
hahia tomado para prevenir el movinliento que
amenazaba, y prometió ponel'se de acuerdo con
el departaInento para adoptar sus medidas en caso
de parecerle mejores que las del ayuntamiento.


Petion igualmente que todos los girondinos pre-
feria que la deposicion fuese pronunciada por la
asanlblea, Ú que se realizase un ataque dudoso
contra el palacio. Y como estaba asegurada la
mayoría en favor de la tal deposicion, hubiera de-
seado contener los proyectos de la comision insur-


..




ASAMBLEA LEGISLATIVA (1792). 25
reccional. ... En consecuencia se presentó en la co-
mision de vigilancia de los jacobinos, é instó á
Chabot á que suspendiese la egecucion, diciéndo-
le que los git'ondinoshabian resuelto la deposi-
cion y convocacion inmediata de una conven-
cíon nacional, estando como estaban seguros de
la mayoría, y por tanto no debian esponerse á un
ataque cuyo resultado podia ser dudoso. Respon-
dióle Chabot que no habia nadaqueesperar de una
asamblea que habia tenido valor para absolver al
inicuo La{ayette, advirtiéndole que no se dejase en-
gañar de sus amigos, porque el pueblo habia to-
mado la. resolucion de salvarse á sí mismo y que
aquella misma tarde se tocaria á rebato en los
arrahales.


({ i Ha de ser V sted siempre tan mala cabeza, re-
«plicó Petion! yo conozco muy bien el influjo
~ que V sted tiene, pero yo tengo tambien el mio
~ y le emplearé contra V. - Pues á V. se le arres-
«: tará y se le impedirá obrar, le replicó el otro.»


1t Es decir que Petion y sus gironclinos solo recelaban en
esta medida la parte de riesgo personal que pudiera resultar
contra ellos: pOl' lo demas, el trastorno del trono y la gran
conmocion que debia sufrir el estado!, eso importaba poco en
su concepto. Suplicamos al lector que conserve en su memo-
ria el odioso papel que aquí representa Petion para dar lue-
go el debido valor á los elogios que despues hace de él MI"
Thie1'5. (N. del T.)




26 REYOIXOO~ FlL\~CES,\.
Estahan en cfecto llcmaúatlo a.caloraLlo~ 103 {HI¡-


IllOS pl\\'a que. pu\.\icl'an C01Upl.'Cnl\cl'se los tcnlO-
res de Petion, y nUlcho lnenos para que este pu-
diera cgerccl' su influjo. Heinaba en Paris una
agitacion general y ptlr todas partes se tocahan 105
talnhores cn los harrios, reuniéndose los batallo-
ncs de la guardia nacional en sus respectivos pues-
tos aunquc con muy difercntes disposiciones. Ibán-
se llcnando las secciones, no del mayor númel'o
de ciudadanos, sino de lo.~ mas acalorados y ya se
habia fOl'lnado la comision insurl'cccional en tres
difcrentes puntos. Fornier y algunos otros estallan
en el arrabal de San Marcelo, Santcrrc y Wester-
mann ocupaban el de San Antonio; y últimamen-
te Danton, Cmnilo DeslllOulins y Carra estaban en
los franciscanos con el batallon de Marsella. Des-
pues de habcl' colocado Barbaroux algunos bata-
1I0ncs en la asarnhlea yen el palacio habia prepa-
rado correos que estuviesen prontos á tomar el ca-
lnino del medio dia sin olvidarsc cn nlcdio de to-
do de proveersc de una cierta dosis de veneno,
tales eran las dudas que tenia del éxito, y se pu-
so á esperar el resultado de la insurreccion en los
franciscanos. Se ignora en donde se hallaba Ro-
hespierre ; pero Danton des pues de haber cscondi-
da á Marat en una bodega de la seccion, se apo-
deró de la tribuna de los franciscanos; todos ti-
tubeaban COlno sucede en general cuando se pre-




l\S,LtlULEA LEGlSL\Tl\-A. (1792') 27
para un gl'an(lc suceso, pero Danton, proporcio-
nando la audacia á la gravedad de él levantÓ'
su VO'L de trueno en la tribuna y enumerando los-
fIue éllhunaha crímenes de la corte', recordó la
antipatía que profesaha ú )a constitucion, sus pa-
labras Siehl)We' eng;li"losas, sus hipócritas prumesas,
tIue su conducta había desmentido, y por últirno
los evidentes pa.sus ({ue hahia dado para atraer {l
]os estrangeros: Ef Siendo inútil la constitucÍon,.
('( decia, es preciso que el puehlo recurra á su pro-
e/pia fuerza, ya que la asamhlea ha ahsuelto á
{( Lafayette; solo vosotros podeis salvaros. A pre-
« suraos pues si (luereÍs- evitarlo, pues esta noche
« muchos. satélites que se han ocultado en el pa-
« lacio deben hacer una salida, y cayendo sobre
« vosotros as- degolJarún antes de ponerse en l11ar-
t{ cha pa nt Coblcntz. A las arnlas, á las arlnas. »


En a([llCI insta.nte dispara.ron un tiro en el pa-
tio del COlnel'cio y se generalizó el grito de á las
armas, proclalnúndose la insurreccion ú cosa de las
once y nleflia .. FOrInúronse á la puerta de los fran-
.~iscanos los Marselleses y apoderándose de los ca-
ñones, fueron engruesándose con una numerosa
Dlultitud que se puso á su lado. Entonces Calnilo
Desmoulins y otros se precipitan para ir á tocar
la calnpana de rebato, pero ya no son recibidos
con el InisJ110 ardor por las diferentes secciones.
Hacen varios _esfuerzos para despertar su celo, é




28 REVOLUCION FRANCESA.
inmediatamente se reunen aquellas y 1l0l11hl'an co-
misionados que vayan al ayuntanliento á deponer
la antigua municipalidad y reasumir todos los po-
deres. Ultimanlente acuden al campanario y apo-
derándose de él á vi ya fuerza se ponen á tocar á
rebato. Aquel lúguhre ruido empezó á resonar en
la innlensa estension de la capital, y propagán-
dose de calle en calle y de edificio en edificio, lla-
ma á los diputados, magistrados y ciudadanos á
sus puestos; llega tambien al palacio y anuncia
que se acerca la noche fatal ¡ noche terrihle, no-
che de agitacion y de sangTe, que debia ser la úl-
tima que pasase aquel monarca en el palacio de
sus mayores !


Acababan los emisarios de la corte de decirle que
hahia llegado el momento de la catástrofe, refi-
riéndole las palabras del presidente de los fran-
ciscanos dirigidas á los SiUyOS en que les decia que
no se trataba ya, como en el 20 de junio, de un
simple paseo cívico; es decir, que si el 20 de ju-
nio habia sido la amenaza, el 10 de agosto debía
ser el golpe decisivo. En efecto ninguna duda te-
nian de ello, y ni el rey, ni la reina, ni los dos
niños, ni su hermana l\Iadallla Isabel se habían
acostado aquella noche, sino que despues de ce-
nar pasaron á la sala del consejo, donde estaban
los ministros y un gTan número de oficiales supe-
riores. En medio de aquella turbulencia, estaban




l\SA:nBLEA LEGISLATIVA. (1792). 29
deliberando sobre los medios de salvar á la fami-
lia real, porque eran muy débiles los medios de
resistencia COlno que casi se habian reducido á la
nulidad, ya por los decretos de la asamblea, ya por
las llletlidas equivocadas de la corte lnislna.


Disuelta la g'uardia constitucional por un de-
creto de 1a asamblea, no habia sido reemplazada
por el rey, prefiriendo continuar dándola sus
sueldos á fOrIllar otra nueva, lo cual privaba af
palacio del auxilio de 1800 hombres.


Se habian alejado de Paris por el acostumbrado
medio de los decretos, aquellos regimientos, cu-
yas disposiciones parecian favorables al rey duran-
te la últinla confederacion.


No habia podido hacerse lo lnismo con los Sui-
zos\ gracias á sus capitulaciones; pero les habian
privado de su artillería, y cuando estuvo decidi-
da la corte, aunque InOlnentáneamente, á huir á
Normandía, habia enviado alli uno de aquellos
fieles batallones, bajo pretesto de proteger la lle-
gada de los granos. Aquel batallo n no habia sido
llamado todavía, y solo algunos Suizos, que esta-
ban acuartelados en Coul'bevoie, eran los que ha-
bian vuelto á entral' pOl' autorizacion del corregi-
dor, y todos juntos apenas llegaban á 800, Ó po-
cos mas hombres.


Se acababa de organizar la gendarmeria, com-
puesta de antiguos soldados de guardias fran-




30 REYOtUelO.s 1, RANCES,\.
ceses, que hahian sido los autores del 14 de Julio.


Ultimalnentc la guardia nacional no tenia ni
los nlismos gefes, ni la misma organizacion, ni
el mismo celo que el dia 6 de octuhre de t 789.
Ya hemos visto que el estatlo lnayor hahia sido
constituido nuevamente y que una ll11tltitud de
~'iudadanos se hahían disgustado del servicio,
<¡uedando los restantes intinlidados por el furor
«el populacho. Se hallaba pues la guardia n~lcio­
nal, como todos los cuerpos del estado, com plles-
fa de una nueva g'eneracion revolucionaria, y es-
taha dividida, como la ¡'""rancia entera, en cons-
titucionales y republicanos. Todo el hatallon del
barl'io de las ~Ionjas de Sto. Tomas, y UIla parte
del de Petits-Pel'es (los mínimos) ~staban decidi-
dos pOl' el rey y los demas eran indiferentes ó
enemigos. Sohre todo los artilleros, que compo-
nían la fuerza principal, eran repuhlicanos deci-
didos; y COlno las fatigas propias de esta anna ha-
hían alejado de ellos á los vecinos aCOlnodados,
solo eran duellOS de los cañones los cerrageros y
Jos herreros, fIue todos ellos pal'tici paIJan de 105
mismos sentimientos del puehlo.


Así solo podia contar el rey con ochocientos ¡,
novecientos Suizos y poco mas de un batallon de
la guardia nacional.


Ya se acordará el lector quc dC3pues dc la re-
tirada de l,afaycltf', alternaha el lnando de la




AS.\lInLEA LEGISL\TlVA. (1792). 31
guardia nacional entre los gefes de legion, y aquel
dia le habia tocado al comandante 1\Iandat" que
era un antiguo núlitar, mal visto de la corte por
sus opiniones constitucionales, pero que inspira-
ba una entera conlian7.a , pOl' su finncza, sus lit ....
ces y el exacto cumplimiento de sus deberes. Ha-
llándose Mandat 'de general en gefe durante aque~
Ha noche fittal, habia tOlnado apresuradanlente
las únicas disposiciones posihles.


Ya el piso de la gran galeria que reune el Lou-
vre con las Tullerias se habia cortado en una es-
tension conveniente para ilnpedil' el paso á los
si tiadores, y así no pensó Mandat en proteger
a(luella ala del palacio llamando toda su atencÍon
el lado de los patios y del jardín. Eran nUly po-
cos los guardias nacionales que se habían reunido,
y como no se completaban los batallones, se ihan
individuahnente los mas celosos al palacio, en
donde Mandat lcs hahia regimentado y distribui-
do juntamente con los Suizos, en los patios, el
jardin y las habitacioncs. Habia colocado un ca-
¡lOn en el patio de 103 SUiZ03, !t'es en el de enme-
dio y tres en el de los príncipes.


Por desg-racia se hahian confiado aquellas pie-
zas á los artilleros de la guardia nacional, de ma-
nera que asi el enemigo se encontraba dentro de
la plaza; pero los Suizos tan valientes como leales
les obscTvaban dc cerca, y estaban prontos al pri~




32 REYOLUCION FRANCESA.
Dler nmvinliento á apoderarsc dc los caiíoncs y
echar á los mismos artillcl'os fuera de la cerca del
palacio.


Ademas hal)ia situado Mandat algunos puestos
.avanzados de gendarmería en la colúmnata del
Louvre y en el ayuntanlÍento; pero C01110 ya he-
mos dicho hace poco, aquella gendarmería esta-
ba compuesta de antiguos guardias franceses.


Fuera de estos defensores del palacio, hahia
acudido tamhien una multitud de antiguos ser-
vidores , que por su edad ó moderacion no ha-
bian podido emig-rar, y se presentaban en el n10-
mento del peligTo, unos para que les perdonasen
el no haber ido á Coblentz, y otros para morir ge-
nerosalnente aliado de su príncipe. Todos ellos se
hahian provisto de pronto de las armas que pu-
dieron /encontrarse en el palacio, y asi llevaban
sables viejos, pistolas atadas á la cintura con un
pañuelo, y algunos se habian apoderado hasta de
las paletas y tenazas de las chimeneas: de suerte
que ni aun en aquel triste nl0mento faltaron las
chanzonetas en la corte, que debiera haber es-
tado séria á lo n1enos por una vez. Aquella afluell-
cia de personas inútiles, lejos de poder servil' es-
torbaba á la guardia nacional, que se desconfiaba
de ellas y no hacia 111as que añadir nueva confu-
sion á la mucha que ya habia. ..


Todos los miembros del directorio habian acu-




ASAMBLEA. LEGISLATIVA. (1 '192). 33
dido á palacio entre los que se encontraba el vir-
tuoso duque de Larrochefoucauld; y el fiscal ge-
neral Rrederer, habiendo enviado á Haluar tam-
hien á Petion que llegó con dos oficiales muni-
cipales. Obligaron á este último á firnlar la órden
de rechazar la fuerza con la fuerza, y tuvo que
hacerlo por no aparecer cómplice de los insurgen-
tes. Se habian regocijado mucho de tenerle den-
tro de palacio como una prenda d e seguridad, que
era querida del pueblo; mas advertida la asam-
blea de este designio, le llamó á la barra por me-
dio de un decreto, y aunque al rey le aconseja-
ban qne le retuviese., no quiso hacerlo y así salió
de las TullerÍas sin Ilingun obstáculo.


Una vez obtenida la órden de rechazar la fuerza
con la fuerza, se abrieron diferentes dictánlenes
sobre ellnodo de ponerla en ejecucion , y no fal-
taron proyectos bien insensatos que ocurrian en:
momento tan peligroso. Hubo entre ellos uno bas-
tante atrevido y que probablemente hubiera sali-·
do bien, cual rué el de prevenir el ataque disi-
pando á los insurgentes que todavía no eran muy
numerosos, y que con los Marselleses formaban á
lo mas una masa de a1s"unos luiles de homhres.
En efecto, no estaba todavía reunido el harrio de
San ~Iarcelo; Santerre dudaha P.11 el de San An-
tonio ., y solo Danton y los Marselleses se hahian
~treYillo iÍ reunirse en ,los frallCÜCalW8, y aguar-


llI. 3




3í REVOLUCION FRANCESA.
daban con impaciencia en el puente de San Miguel
la llegada de los demas sitiadores.


Una salida vigorosa hubiera podido disiparlos,
y en aquel nlOll1Cnto de incertidunlbre, cualquier.
movimiento de terror hubiera infitliblemente im-
pedido la insurrecciono Otro plan mas seguro y
legal habia propuesto Mandat, que era el de es-
perar la nlarcha de los arrahales y atacarles en
dos puntos decisi \-OS lucgo que estuviesen en mo-
vinlÍento.. Por decontado queria que cuando los
unos deselnhocasen á la plaza del ayuntamiento
por el arco de San Juan, se les cargase repenti-
namente, haciéndose lo luismo en el Louvrc con-
tra los que viniesen por el puente nuevo y el
lnuelle de las TullerÍas. Para estc cfecto habia man-
dado it la gendarmería que estaba en la colunl-
]1ata, que. dejase destilar á los insurgentes y los
cargase por retaguardia, al mismo tielnpo que los
gendarmas que estahan en el Carrouscl, caerian
sobre ellos por los póstigos del Louvre y los ata-
carian de frente. Era casi seguro el éxito de seme-
jante plan, y ya los cOlnandantes de los diferen-
tes puestos, y particulannentc el del ayuntanlien-
to hahian re<.:ihido de lUandat las ól'denes nece-


.


sarlas.
Ya hemos visto que acahaba de f(H'marse una


nueva municipalidad en el ayuntamiento, siendo
Danton y )IalllLCl los úni<.:os luiembros de la an-




:.\SAmn.EA U·:G1SL\TI\"A. (17~2'i. ~!i
ligua que se habían C01l3cl'vado. Jlas cOJnohuho
-(lue n1ostraJ' la órdel1 de M¡uulat á aquella lnu-
JlicjpaliJad iusul'l'eccional, leint'Ímó esta inme-
,diatamente que compareciese en la casa de la ciu-
{lado IJeval'on la intilnaClon al palacio, donde se
ignoraba la cOlJlposicion del nuevo ayuntamiento,
y aunque Mandat dudaba de obedecerla, todos los
<{lue le redeahan y los n.tÍelnlJl'Os luisnlos del de-
partamento, ignorando lo que hahia pasado, y
>creyendo que todavía no era ticlllpotle quebran-
tar la ley can una dC:3olJediencia ahicrta, le ins-
taron á (')hedec~l'. Dccidióse Mandat , y enttoegan-
,do á su hijo quc estaba con a en palacio la órden
,de recltazar la fuerza '(~on la fuerza fil'nlada }lor Pe-
lion se fué á la lllunicipalidad. Eran entonces cer-
ca de las cuatro de la nlaiialla, y apenas hubo He-
gu{lo cuando se hall() sorprendido tIc encontrar
una autoridad nueva. Le rodean al instante y le
pl'eguntan acerca de la ónlen (Iue hahia dado yen
seguida le dicen que se retire; 11las al despedirle
hizo un gesto muy sig'nificativo el presidente, cu-
yo gesto era una seiial de llluerte. Efectivamente
apenas huho salido el desgTaciado conlandal1te
cuando se apoderan de él y le disparan un pis-
toletazo. Al instante le despojan de sus vestidos,
y no encontrando la órden que él habia entrega-
do á su hijo, arrejan su cadáver al rio, ú donde
tan.tos otros iban lUUy pronto á seguirle ..




UEVOI.UCION FRANCESA.


Este sangriento suceso paralizó todos los n1edíos
de defensa del palacio, destruyó toda unidad, é
in1pidió la ejecucion del plan concertado. Mas siu
clnbargo no estaba todo perdido todavía y la in-
surreccion no se hallaba enteran1cllte formada.
Despues de haher esperado con ilnpaciencia los
~Iarselleses al barrio de San Antonio, que no aca-
baba de llegar, se persuadieron á quc se habia
malogrado la jornada; pero poniendo 'Vestermann
la espada al pecho de Santerre le habia oblig'ado
á marchar. Entonces los arrahales iban sucesi va-
mente llegando, unos por la calle de San Hono-
rato, otros por el puente nuevo, el puentc real y
los póstigos del Louvre. lVIarchaban los Marselle-
ses al frente de las columnas con los confedera-
dos Bretones y habian apuntado su artillería con-
tra el palacio. Es de advertir que al gran núnlero
de insurgentes, que se iba engl'osando á cada ins-
tante, se habia reunido una multitud de curiosos,
de suerte que el enemigo parecia nlucho mas con-
siderable de lo que era realmente. Entretanto que
se dirigia al palacio, habia acudido Santeere al
ayuntamiento para hacerse nombrar cOlnandante
en gefe de la guardia nacional, y 'Vestermann se
habia quedado en el Calnpo de batalla para diri-
gir á los sitiadores. Reinaba pues por todas par-
tes una confusion estraordinaria, á punto de que
Petion, que segun el plan concertado, habia dehi-




AS,\MBLEA LEGITLATIYA (1792). 37
do ser guardado en su casa por una fuerza insur-
reccional , estaba esperando todavía la guardia que
habia de poner su responsabilidad á cubierto con
una coaccion aparente. El mismo envió á pedirla
al ayuntalnienLo, y últimall1ente pusieron algunos
centenares de hOll1hres á su puerta para fingir
que se hallaba en estado de arresto.


En aquel momento ya tocIo estaba cercado en
palacio pues que los 5itiacIores se hallaban en la
plaza, y á la luz del crepúsculo se les veía por en-
tre las viejas puertas de los patios, y por las ven-
tanas se descuhria su artillería apuntada con-
tra él, escuchándose sus gritos confusos y cánticos
alnenazadores. Habian pensado los de dentro vol-
ver al proyecto de prevenirlos, pero luego que se
supo la muerte de :lUanclat, los n1Ínistros y el de-
partamento fueron ele elictáme n de esperar el ata-
que para dejarse forzar dentro de los límites de
la ley.


Acabaha Rcederer de recorrer las filas de aque-
lla guarnicion, y de hacer á los Suizos y guardias
nacionales proclama legal, qlle les prohibia atacar,
pero que les autorizaba á rechazar la fuerza con la
fuerza. Instaron al rey á que él mismo pasase
revista á los servidores que se preparaban á de-
fenderle; pero aquel desgraciado príncipe hahia
pasado toda la noche en escuchar los diferentes
dictámenes que se cruzahan al rededor de él, Y


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38
en los pot.;os lllOmenlos (.le descanso habia orada'
al cielo por su real esposa, por sus hijos y por su:
hermana, qne eran el principal objeto" d,e sus te-
lllorcs. - Seilor, fe" d.:iJ(.lla re] na con energ'ía, este
es el nlomento de 1110stl'al'Os. -Se ascg'ul'a que co ....
giendo una pistola del cinto del viejo Aíl'i'Y 5, se
la presentó animosaluente al rey, y aunque los
ojos de ht princesa estaban hin~hados de bp'Ímas 'f
su fl'ente aparecia orgullosa y las narizes abiertas
(le cólera y furor. Elrcy no teluia nada por su per-
sona, antes al contrario nlostraha la maynr sere-
nidad, en aquel estremo peligro;, pero estaha su-
mamente inquieto' por su familia, y el dolor de-
verla tan espuesta hahia alterado sus filcciones; sin
embargo se presentó con fienleza. Tenia puesto un,
vestido morado y su espadin conforme le tenia el
día anterior sin habcl'se siquiera podidO' peinar,
de suerte que" sus' cahellos estaban desordenados.
Al aSOInarse al halcon observó sin turbarse una ar-
tillería formidaJ)le que estaba asestada contra su
ca5a, y su presencia excitó todavía algunos restos
de entusiasmo-, pues las, gorras de los gl'anaderos-
apal'ecieron inmediatamente elevadas SObl::e las
puntas de' los sables y hayonetas, y por última
vez resonó en las hóvedas del palacio paternal el
antiguo grito' de 'viva el1'ey. Aquella vista reaniluó'
el valor y acaloró los áninlos ahatidos, dando lu-
gar por un momento á la confianza. Entonces fué




ASA7\1BLEA LEGiSLA.TIVA. (1192). 39
cuando llegaron algunos nuevos batallones de la
guardia nacional que habian tardado IDas que los
otros en formarse, y venian á obedecer la órden
dada precedentemente por Mandat. Entraron al
instante en que resonaban en el patio los gritos de
viva el rey, y unos se reunieron á los que de este
Juodo saludaban la presencia del monarca, mien-
tl'as otros, que no eran del mismo dictámen, se
creycl'on en peligro, y acordándose de todas las fá-
bulas popu larcs que les hahian contado, se figu-
raron que los iban á cntregar á los caballeros del
pHfial. Por eso clllpezaron á gl'itar que el inicuo
Mandat lcs habia vendido y excitaron una especie
de tU111UltO. Los artilleros, imitando aquel ejem-
plo , tornaron las piezas contra la fachada del pa':
lacio y se armó una disputa con los batallones fie-
les. Se desarmó á los artilleros y entregándolos á
un destacamento, dirigieron á los jardines á los
que habian llegado nuevamente.


En aquel instante hajaba el rey la escalera, des-
pues de haberse dcjado ver en el balcon, para pa-
sar la revista cn los patios. Anuncióse su llegada,
y cada cual se puso en su lila, que el fué recor-
riendo con sosegado continente, echando á todos
unas miradas esprcsivas que penetrahan los cora-
zones. Dirigiéndose á los soldados, les dijo con
voz serena que estaha muy agradecido á su ce-
lo , fIue él estal'ia á su lado, y que supiesen que




40 IlEVOLUCION FRANCESA.
defendiéndole defendian á sus mugeres y á sus hi-
jos. Luego pasó por debajo del vestíbulo para di-
rigirse al jardin; pero eh el mismo instante se
oyó el grito de muera el veto pronunciado por uno
de los batallones que acababan de entrar. Dos ofi-
ciales que estahan á su lado, quisieron impedir-
le que continuase la revista en el jardin, y otl'OS le
instaban á que fuese á visitar el puesto del puen-
te giratorio, á lo que consintió con mucho ánimo.
Pero se vió precisado á pasar por el terrado de los
Fuldenses que estaba lleno de gente y durante
aquella travesia no le separaba de la multitud fu-
riosa mas que una cinta trit:olor. Sin embargo con-
tinuó adelantándose y recibió toda especie de in-
sultos y ultrages , viendo desfilar en su presencia
los batallones, recorrer el jardin, y salir á su vis-
ta para ir á reunirse con los sitiadores en la plaza
del Carrousel.


Esta desercion, la de los artilleros y los gritos-
de muera el veto, le habían quitado toda esperanza,
yeso que ignoraba en aquel momento que los gen-
darmas que estaban reunidos en la columnata del
Louvre y en otras partes se habian dispersado Ó.
reunido con el pueblo. Por su parte la guardia
nacional que ocupaba la habitaciones, y con quien
parecia que se, podia contar, estaba disgustada
de hallarse entre los nobles y manifestaba des-
confian.za de ellos. La reina les tranquilizó dicien-




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 41
do. « Gt'anaderos, lnostranclo á los nobles, esto~
« son conlpañeros vuestros que vienen á morir á
(' vuestro lado.» Apesar de aquel valor aparente,
se echaba de ver la desesperacion en su alma, y
en efecto aquella revista lo habia echado á perder
todo, y ella se quejaba al rey de que no hubiese
mostrado ninguna energia. Es indispensable repe-
tirlo, aquel desgraciado príncipe no temia nada
por sí mismo, y habia reusado ponerse el peto,
como el dia 20 de junio, diciendo que en un dia
de combate debia estar al descubierto como el úl-
timo de sus súbditos. No le faltaba ciertamente el
valor, antes bien mostró despues un ánimo bas-
tante noble y elevado; pero le faltaba la audacia
para la ofensiva y sobre todo el ser mas conse·
cuente, para no temer, por egemplo, la efusion
de sangre, cuando consentia en la venida de los
estrangeros á Francia. Es ciertísimo , COlIlO se ha
dicho muchas veces, que si hubiera montado á
caballo y cargado al frente de los suyos, se habria
disipado la insurrecciono


En aquel momento viendo los individuos del
departamento el general desórden de palacio, y
desesperando del éxito de la resistencia, se pre-
sentaron al rey y le aconsejaron que se retirara al
seno de la asamblea. Aquel consejo tantas veces
calumniado, como todos los que ~e dan á los reyes
cuando no salen bien, era el único conveniente




42
en aquella circunstancia; porque aquclb retira-
da evitaha toda efusion de sangl'e, y preservaha
á la f.:'lmilia real de una muerte casi cierta ~ si el
palacio era tomado por asalto. Ya en el estado en
(fue se encontl'aban las cosas, no era dudoso el
éxito, y aun cuando lo huhiese sido, bastaba: la
duda para que dehiera evitarse selnejante peligro.


La reina se opuso vivamentc á tal proyecto.-
Pero seiiora, la dijo Rredcrcl', V. M. espone la vi-
tIa de su esposo y la de sus hijos, piense V. 1\1. en la
responsabilidad con que va á cargarse.- Fue muy
yivo el altercado, y al fin el rey se decidió á reti-
l'arse á la aSa111blea ,diciendo con aire resignado
á su fa111ilia y á los que le rodeah3n : marchemos.
- Cahallero, le dijo la reina á Rrederer ¿ respon-
de V. de la vida del rey y de InÍs hijos ?-Señora,
replicó cl fiscal general, yo respondo de morir á
su lado, pero no prometo nada mas.


Entonces se [pusieron en marcha para ir á la
asamblea por el jardin, el terrado de los fulden-
ses y el patio del picadero. Todos los gentileshom-
bres y criados de palacio se precipitahan para se-
guir al rey ,y podian muy bien comprometerle
ilTitando al pueblo ,é indisponiendo á la asam-
blea con su presencia. Rrederer hacía yanos esfuer-
zos para contenerles y les repetía con todas sus
fuerzas que iban á hacee degollar á la familia real,
con lo cual consiguió en fin apartar á un gran nú ..




.~S-.BmLK'( tEGISLtTlV X.' (1192). 43
mero y echaron á andar. Fueron aeompaiiando á
la re.tl faulilia alg'unos Suizos, y una di putaeion
tle la asamhlea vino' á recibirla para conducirla á
su seno; mas era tanta y tan grande la afluencia
{le gente que el pasa se hacia impenetrahle. En-
tonces cogiendo un granadero de mucha talla al
Delfin y levantándole en sus hrazos atravesó la,
multitud llevándole' sobre su cabeza. Al ver aque-
llo la reina creyÓ' que la quitaban á su hijo' Y :dió-
un agudo grito: pcro la tranquilizaron, y el gra-
nadero entró y puso- al l'eal infante sobre la lllesa.
de la asanlblea.


Entonces entraron el rey y su familia sf'guidos
de dos de sus ministl'os·~-Vengo , dijo Luis XVI,
para evitar un gran cI-'imen, y pienso, Señores, que
en ninguna parte puedo estar con mas seguridad
que en medio de vosotros.


Estaba de presidente Vergniaud y respondió al
D1.0na.rca, quc podi~\ contar con la firmeza de la
asamblea, pues que todos sus mierrJhros habían
jurado morir defendiendo á las autoridades cons-
tituidas.


Sentóse el rey alIadO' del presidente; pero ha-
biendo hecho ChaLot la ohservacion de que su
presencia podía perjudicar á la libertad de las de-
liberaciones, le colocaron en la tribuna del perio-
dista que estaba encargado de copiar las sesiones ..
Echaron abajo la reja de hierro que tenia ,para que




44 REVOLUCION FRANCESA.
en el caso de qu~ la tribuna fuese invadida, pu-
diese sin obstáculo precipital'se él y su faInilia en
la asamblea. El príncipe ayudó con sus propias
manos á concluir aquel trahajo, y derribada la reja
pudieron llegar mas librelnente los ultrages y anle-
nazas á aquel último asilo del destronado 1110-
narca.


Entonces hizo Rreclerer la relacion d~ lo que
hahia pasado, pintando el furor de h lnultitud
y los peligros á que quedaha espuesto el palacio
cuyos patios estaban ya invadidos. Mandó la asam-
l)lea que veinte comisionados suyos fuesen á cal-
mar al pueblo; mas apenas habian salido cuando
se oye de repente una descarga de artilleria que
llenó de consternacion á todos.- Prevengo á V des.
señores, dijo el rey, que acallo de prohibir á los
Suizos que disparen.-Pero oyense de nuevo ca-
ñonazos y mosqueteria y llega á su colmo la in-
quietud. A poco rato anuncian que los comisio-
nados nombrados por la asanlblea han sido dis-
persados, y en el mislno instante principian á
dar grandes golpes á la puerta de la sala, asomán-
dose por una de sus entradas los ciudadanos ar-
mados. Entonces un individuo del ayuntamiento
entró diciendo somos {orzados y hahiéndose cubier-
to el presidente, se precipitaron de sus sillas
muchos diputados para apartar á los sitiadores. Al
fin se apacigua el tumulto, y al ruido no inter-




ASA1UBLE.\. LEGISL.\TIVA. (1792) !.:i
rUlnpido de la fusilería y del CallOl1, se ponen á
gritar los diputados.- Viva la nacion, la lihertad
y la igualdad.


Entretanto habia pl'inci piado ~ln cOlllbate morti-
fero en palacio ,y COlll0 ya habia salido el rey,
se telnió naturahnente que el puehlo se encar-
nizaría mas contra su lnorada ya vacia; nlas co nlO
el alboroto impedía ocuparse de ello., no se habia
dado ninguna órden para evacuarle. Unicalnente
se dispuso que se retirasen dentro del palacio to-
das las tropas que estaban en los patios, y anda-
ban derramadas confusanlente por las habitacio-
nes, con los criados, los gentiles hombres y los
oficiales; siendo innlensa la multitud que andaba
por él, sin poder apenas moverse á pesar de su
vasta capacidad.


El pueblo que acaso ignoraba la salida del rey
despues de hahel' aguardado largo tiempo delan-
te del pórtig'o principal, atacó por fin las puertas
haciéndolas pedazos con hachas y se precipitó en
el patio real. Entonces se fornló en colunlna y .
volvió contra el palacio las piezas de artillería que
imprudentemente se habian dejado en el patio
despues de la retirada de la tropa. Sin embargo
los sitiadores no atacaron todavia, sino que hi-
cieron demostraciones amistosas á los soldados
que estaban en las ventanas diciéndoles: entre-
gadnos el palacio y entonces todos serémos ami-




11-6 RE\"OUJt:lOX 'l RANCES:\..


gos. Los SUi60S 111anifestaron intenciones pacificas
y elupezaron á echar cartuchos por las ventanas,
y entonces algunos de los sitiadores Illas atrevi-
dos que los dernas ., se separan de las colulllnas y
se adelantan hasta el vcstibulo del palacio. Hahian
puesto al pie de la escalera principal un arma-
troste de luadera en forma de harricada., del ('as
ael cual estahan atrincherados confusamente al-
gunos Suizos y guardias naci"naLes. Los que des-
de fuera hahian penetrado hasta allí., querian
penetrar l11as adelante y tOlnar aquella barrera ,
y despues de una contestaclon bastante diflls<\,
pero que no llcgalt~l á combate ocuparon aCIuel
punto. Entonces los sitiadores suben por la esca-
lera diciendo que es necesario que se les entrcp;ue
el palacio., y aun se dice que unos hornbrcs CIne
estahan anuadoscon picas y se habian quedado en
el patio engancharon con unos g-arJios á los centi-
nelas Suizos que habian quedado fuera y los de-
gollaron. Ailaden tambien que habiéndose tiraC10
un tiro contra las -ventanas., con'cspondieron los
Suizos indignados haciendo fuego. Lo cierto es
{Iue inmediatamente resonó una descarga terrible
dentro del palacio, y que los que habian penatl'a-
do en él., huian gritando que les hahían vendi·-
do. Es muy dificil saber con exactitud en m?dio
de aquella confusion de que la{to part.ieron los
primeros tiros, pues aunque los sitiadores han








AS.\llDU~A U~G1SLAl·IY.\. (1792). 47
querido decir que ellos se habían adelantado
amistosamente, y que estando ya dentro les ha-
bian sorprendido y fusilado á tl'aicion, es lllUy
poco verosimil porque los Suizos no cstahan en-
tonces en situacion de provocar el cOlnhate. No
teniendo ya nlotivo alguno para batirse, hahien-
do salido S. 1\1. , solo podían pensar en escaparse,
y no era ciertamente el mejOl' modo de hacerlo
principiar por una traiciono Por otra parte aunque
la agresion pudiese alterar el carácter nloral de
los sucesos, siempre es evidente que la pl'ilTICra
y verdadera agt'esion , que fue el ataque del pa-
lacio, venia de los insurgentes: lo demas no cra
mas que un accidente inevitable y casual. Sea lo
que quiera de ello, los que se hahian introducido
en el vestihulo y escalera principal , oyeron der-
l"epente la descarga, y mientras que huian , reci-
bieron en la escalera una granizada de balas. En-
tonces los Suizos ,bajaron en buen órden , y lle-
gando á los últimos escalones, desenlhocaban pOl~
el vestíbulo al patio real, y allí se apoderaron de
una de las piezas que estahan en él y en medio
de un fuego terrihle la vuelven y la descargan
contra los Marselleses. Estos se replegaron enton-
ces y haciendo fuego ahandonan el patio. In-
mediatamente se difundió el terror pOi' el pueblo
que echó á huir por todas partes hasta sus arra-
bales, y si en afluel mOlllcnto los Suizos hubiesen




HEYOLUCION FltANCESA.


proseguido sus ventajas, y no huhieran abando-
nado su puesto los gendarmas que estaban en el
Louvre quedaba todo concluido y la victoria en
favor del 'palacio.


Pero precisalnente en aquel 1110nlento llegó la
órden del rey, cOll1unicada por 1\11'. de Hervilly 6
en que prohibia que se hiciera fuego, y este ofi-
cial llegó al vestíbulo cuando los Suizos acababan
de rechazar á los sitiadores. Los lnandadetel1er
y les dice de parte del rey que le sigan á la asam-
blea, y entonces le obedecen un gTan nÚll1erO de
Suizos, dirigiéndose hacia los fuldenses en 111edio
de las descargas mas mortíferas. Así se encontró
el palacio privado de la mayor parte de sus de-
fensores ; pero quedaban en las habitaciones otros
nluchos Suizos, á quienes no hahia llegado la ór-
aen , y que lllUy pronto se vieron espuestos á los
lnayores peligros sin ningun nledio de resistencia.


Durante este tielllpo se habian reunido los si-
tiadores , indig-nándose los Marselleses y Bretones
de haber cedido con tanta facilidad. Cobran pues
ánimo y vuelven á la carga llenos de furor, diri-
giendo sus esfuerzos con inteligencia el miSl110
Westermanl1, que despues mostró verdaderos co-
nocimientos luilitares. Percipítanse con ardOl' y
cae un gran número· de ellos, pero a] fin 1legan
debajo del vestíbulo, asaltan la escalera y se hacen
dueños del ,palacio. Detras de ellos se arroia el




ASAillBLEA I.EGISLATIVA. (1192). 49
populacho armado de picas y todo lo restante de
esta escena no fué mas que una verdade ra matan-
za. En vano imploraban el perdon los desgracia-
dos Suizos, arrojando sus armas, por que todos
fueron impiarnente degollados. Pegan fuego al pa-
lacio y. son perseguidos los criados que le ocupa-
han, de los cuales algunos huyeron y otros fue-
ron sacrificados. l\fas no faltaron entre aquellos fe-
roces vencedores algunas almas generosas que gri-
taron - « Gracia en favor da las mugeres; no deslwn-
« reis á la nacíon }) - y esto fué lo que salvó á las
dalnas de la reina que estaban de rodillas y los
sables levantados sobre sus cabezas. Hubo vÍcti-
Inas valerosas, y otras nluy astutas para salvarse
cuando ya ningun valor bastaba para la defensa.
Huho tarnhien entre los furiosos vencedores mo-
virnielltos de probidad, á tal punto que fuese por
vanidad poplllar, ó por el interes que nace de la
exaltacion, el oro que se encontró en palacio fué
llevado á la asamblea.


Esta habia permanecido en ansiedad aguardan-
do el éxito del combate, hasta que al fin á cosa
de las once se oyeron los gritos de victoria mil
veces repetidos. Ceden las puertas al esfuerzo de
una multitud embriagada de gozo y de furor, y
llénase la sala de los despojos que trae consigo y
de los Suizos que habia hecho prisioneros, á quie-
nes solo se concedió la vida para hacer hOlllcnage


111. 4




50 EYOLUmON FRANCESA.
Ú la aS~llnhlea de aquella clemencia popular. Du .....
rante est~ tielnpo el rey y su fanlilia , retirados en
]a estrecha tribuna de un periodista, asistian á la
ruina de su trono y al gozo de sus vencedOl'es.
Yergniaud habia dejado un instante la presiden-
eia para redactar el decreto de deposieion, y lue-
go que vohió ft entrar, espidió la asamblea aquel
célebre decreto por el cual,


Luis XVI queda provisionahnente suspendido
del poder real;


Se nlanda hacer un plan de educacion para el
príncipe real;


Se convoca una convencion nacional.
¿, Podrá decirse que fuese un proyecto aconla-


do de largo tiempo el de arruinar la 1110narquía,
cuando no se hacia n1as que sus pender al l'f'y y
se preparaba la etlucacioll del lWÍncipe '1 Por el
contrario, i con cuanta reserva se tocaba aquel an-
tiguo poder! i Con qué especie de recelo se acer-
eahan á aquel antiguo tronco, bajo el cual mu-
chas genet'aciones de Franceses habian sido ya fe-
lices ya desgt'aciadas, pero (pIe en fin habian vi-
"ido hajo su s0111bra!


Sin embargo la imaginacion púhlica es ll1Uy
rúpida, y necesita muy p"co lierrlpo para despo-
jarse de los últinlos restos de respeto á un ant i-
~no podf'l'; una vez suspendida la monarquía, i ha
bien pronto á ser deslruida del todo. lba ú pere-




1lSA1rnFE,\ I.EG'ISLATIVA. (1792). '51
'('el' l10 en la per"on~ de un Luis XI , de un Car-
los f:. , {, de un F·~ i" XIV, sino en la de Luis
XYI :' 'iT' i if ~ uno de los reyes mejores ~Iue ~e llaR
jflntadu en d trono.




I
I


I
I


I
I


I
I




NOTAS DEL TRADUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO PRIMERO.


PAGINA 4.


1 Gerónimo Maria Champíon de Cicé , natural de
Rennes , arzobispo de Burdeos y diputado del clero á los
estados generales, fué uno de los primeros de su órden
que pasaron á reunirse con el estado llano. El partido po-
pular , que le estaba muy agradecido de haber atraido
con su egemplo á muchos eclesiásticos, le elevó desde
t 789 á la plaza de guarda-sellos ó ministro de la justicia,
y desde entonces tuvo que ocupar muchas veces á la
asamblea con las turbulencias de las provincias, la resis-
tencia de los parlamentos y la falta de egecucion de las
leyes. Mas no tardó el mismo en ser acusado tambien de
que entraba su promulgacion y su marcha. El 21 de
octubre de 1790 procuró justificarse en un discurso muy
largo y minucioso; pero habiéndose declarado en el
noviembre inmediato que los ministros no merecian la
confianza de la nadon , hizo su renuncia y se marchó á
pais estl'angero ,de donde no volvió á Francia hasta el
aao de 1802 en que le nombraron arzobispo de Aix. y
despues se le dió la cruz de oficial de la legion de honor.
Desde entonces se dedicó á cicatrizar las llagas que la
revolucion habia hecho en su nueva diócesis y fundó cin-
co seminal'iós en cinco distintas ciudades de su compren-
sion; pero le cogió la muerte el 22 de agosto 1810.


PAGINA 20.


2 Este Sainte-Croix. era un diplomático frances, que
en t 791 fué enviado á Treverís por Luis XVI para per-




NOT.,\S


suadil' a4 Eleetol' tIlle no SP, mezclaso en los IIrgol'Íos ii.',
tel'iores de Fl'ancia, proponielldo ¡iHlemnizarle en dinel'o
ó en tiel'ras de sus posesiones de Alsacia, con tal que ce-
saran los armamentos de los emigrados. Obtuvo ucaqucl
príncipe algunas promesas Y~gas y los realistas que le l'G-
deaban le trataron como á enemigo.


PAGINA 22.


5, B,":~@Uide Puzy diputado á los estados gell(~l'al()s y
dcspnes prefecto del nódano y comandante de la legíoll
de honol', era oficial de illgeni(~I'os. En 17g91e tlíSpula-
ron su nombramiento pOI' haberse di't'idido eJ)' dos el
bailiage de Aumont que es el que te nombró; El lllúfen-
dió sus derechos y hahló pOI' primera vez en- la- tribuna
en el mes de setiembre, oponiéndose al reclutamientO'
forzado, sino que todo ciudadano estaba obligado ú to-
mal' las armas. Fné miembro de la comision militar y
presentó varios' infol'IllCs en sn nomhl'e. Pero en 17!H
cuando se cerró la legislatlH'a se rué al egél'cito con La-
fayette, donde le denunció Guadet pOl' haber, segUIr
decia, ido á proponer- al mariscal Luckner de purte dC'
aquel genel'al, que reuniese los dos egércitos y marcha-
sen juntos sobre P::\'r;s pm'a Yeug'al' los ultl'ages hechoS'
al rey el, 20 de junio. Decretó la asamblea qne se pre~
sentase en la barra para justificarse, á lo cual obedeció
y puso en la mesa un' escl'ito (le Luckncl' atestiguando la
üilsedad de la denuncia. I1abiéndosC' examinado la cor-
respondencia ue los uos gcrrerales rué uedarado lllll'cau
inoccnte. :Mas mrelante llRYÓ de Fi'aneia con Lar~lYctte
y palticipó de su cautiverio. Puestos en libertad por Itt
intervencion del general llonapnl'tc en ,·il·tud del tl'atad o'
de Cam po-FOI~mio , se rctil'ó PI'iOlero ú lIambul'go y no
volvió a. Francia hasta 1799. Entonces le nombraron
prefecto del Anie}' , y despues de Lyon hasta que en
1804 rué elegido senador y comandante de la legion de
honor. Dos años despucs pasó de prefecto ú Génova, lilas
oí. poco' d~ llegar le aCOlllctió una lieJJl'e maligna clllc aca-




.. -DEL T1Ul)[CTOLt. t),J


hú COIl él el ~ (le feJ)I'cl'O 180n. Dejó llullllseritas unas
mcmorias <in los hechos oe la l'cvo(uciolJ de (lile babia si-
do testigo.-


PAGINA 51.


1" 11:mlbt el'a un anti¡;110 eapilan (le gual'(\\as fl'an-
cesas, y apellas podemos ail~hlil' Ilada de él, sillo lo que
puede "{'I'se ('11 el cuerpo de la ohra. Lo úllico qne cn
(dla 110 se dice, es que ellalHln ~lI'1'ojal'On su C' llel'pO al
S(~ll:I, 110 pe¡'mitió llosignol, qne rué quien hizo la seüa
pal'a su IlIUI'lte, que se concediese á su hijo cl permiso
p~\l'a sqH1ll~lI' sus c(mizas. Tampoco sc dicc en la histo-
ria que su hija Alberlill:\ )!alHlat dc Tomassin, qnc cs-
taba domiciliada en St. Diziel', rué condenada Ú llHlcl'le
pOI' el trihllnal l'cyolucíollal'io en 12 de Mayo 17U4.


PAGIXA 58.


~) El conde de Affl'Y , eOl'Onel del regimicnto de guar-
dias suizas del l'ey de Francia, caballul'o de sus ónle-
nes , tenic~nle gl'llet'al de sus eg(~I'{~itos y gran CI'HZ de la
ól'deIJ de San Luis, clIllwZÚ á servil' mny jÓYCIl y se eu-
COlltl'Ó al pl'ineipio ue la l'cyolueion al fl'ente de uno de
los regimientos de su gnal'(lia. ~hs feliz que el C01'Ollel
de gnal'dias francesas, pudo conserval' plU'a la lealtad de
~ll CUCl'pO en medio de las tentativas q ne se hieiel'on pa-
ra cOlTomperle , y le hizo grandes senicios al I'CY en las
jornadas de ;) y 6 de octuhre. Pero agoviatlo por la edad
)' muy inrc'río!' al delicado puesto que entonces ocupaba'
tal'uó poco en .. ('n unciar á la til'lncza necesaria pal'a opo-
lIerse Ú las mi1'3s del partido enemigo de la COI'te. El fué
qllirll cuando salíó el l'ey para Val'ennes, se anticipó á
])umolll'jc'z en el hOIlOl' de orl'eeel' sns servicios ú la aS3m-
hlea llacÍoual contl'a el monarca. Desde entonces quedó
nulo para la cOlte por Illas que esttn-iese revestido del
mando importante de lo interior' de ella, y rué ademas
muy poco considerado de los del partido contl'urio que no
llidel'ou gl'an caso de él en ninguno de los acollteci-




56 NOTAS
mientos que trastornaron la monarquía. Sin embargo le
prendieron despues del 10 de agosto y le encerraron en
la Abadia, donde se encontraba en la época de las ma-
tanzas de setiembre. Pero se salvó sin saber como de
aquella terrible carniceria y despues olvidado ó despre-
ciado por Robespierre murió en su cama en t 795 de re-
sultas de la pena que le causó la muerte de su hijo á quien
habian matado en Tullel'ias el 10 de agosto de 92.


PAGINA 48.


6 El conde de Hervilly , coronel del regimienio de
Rohan y despues mariscal de campo, fué nombrado en
1791 comandante de la guardia constitucional de infan-
teria de Luis XVI. Permaneció al lado del rey á pesar de
haberse disuelto este cuerpo , y en 10 de agosto 1792
procuró defenderle, poniéndose al frente de dos compa-
ñias de nobles que reunió con precipitacion en el palacio;
pero viendo lá inutilidad de sus esfuerzos le sirvió de es-
colta hasta la asamblea legislativa. Este acto de adesion
le salvó la vida e~capando así á la matanza que hicieron
los sitiadores en los defensores de Palacio. Poco despues
se escapó á Inglaterra y formó en 1794 un regimiento
compuesto de Tolosanos fugitivos. Hizo este cuerpo en ju":"
nio de 1793 parte de la espedicion de Quiberou , y en la
segunda accion que hubo despues del desembarque fué
gravemente herido; conducido á Portsmouth , murió po-
co despues de resultas de estas heridas~




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 57


CAPITULO SEGUNDO.


Consecuencias y fin de la jornada del 10 de agosto. - Vuel-
ve á ser ]Jamado el ministerio girondino; y se nombra á
Danton ministro de la justicia. Estado de la familia real.
- Situacion de los partidos en la asamblea y fuera de ella
despues del 10 de agosto. - Organizacion é influjo del
ayuntamiento; facultades inmensas que se abroga; su opo-
sicion con la asamblea. Ereccion de un tribunal criminal
estraordinario. Estado de los ejércitos despues del 10 de
agosto. - Resistencia de Lafayette al nuevo gobierno. -
Se espide contra él un decreto de acusacion, ahandona su
ejército y la Francia; pónenle preso los Austriacos. - Si-
tuacion de Dumouriez. -Disposiciones de las potencias,
y situacion recíproca de los ejércitos coligados y de los
franceses. Toma de Lougwy por los Prusianos; agitacion
de Paris con esta noticia. - Medidas revolucionarias que
toma el ayuntamiento; arresto de los sospechosos. Matan-
zas en las :cárceles los dias 2, 3 , 4, 5 Y 6 de setiembre.
- Principales escenas y Ecircunstancias de aquellas san-
grientas jornadas.


Con estraordinario valor habian defendido los
Suizos las TullerÍas, por mas que fuese inútil su
resistencia, pues habia sido forzada la escalera




REYOLUOON FUi\NCES..t.


principal é invadido todo el palacio. Declarada
ya vencedor el pueblo, penetraba de todas partes.
en la morada de sus reyes, donde siempre habia
supuesto que existian tesoros estraordinarios, una
felicidad sin IÍlnites , un podel' formidable y mu-:-
chas siniestras intrigas. ¡ Qué de motivos á un
tiempo para vengarse de las riquezas, de la gl'an-
deza y del poder!


Ochenta gTanaderos Suizos que no tuvieron
tiempo de retirarse, defienden vigorosamente su
vida y son deg'ollados sin piedad. Precipítase la
nlultitud en las habitaciones y se encarniza en
aquellos alnigos inútiles que . hahian acudido á
defelldel' al rey y les persigue hajo el 1100nbre de
caballeros del1mfíal con todo el ódio popular. Sus
impotentes arITIas no siL'ven nlas que para initar
á los vencedOl'es y hacer mas verosillliIes los pro-
yectos que se inlputaban á la corte. Cuantas puer-
tas estaban cerradas fueron desquiciadas inlnedia-
tamente , y dos infelices porteros que quisiel'on im-
pedir la entrada de la sala del consejo son asesina-
dos en un instante. La multitucl de criados de la fa-
milia real huye tunulltuosmuente por las galerias,
se precipita por las ventanas, y ]JllSCa por aquel in-
menso palacio algun ohscuro escondite que pro-
teja su vida. Las damas de la reina se refugiaron
á una de las habitaciones, y alli esperaban tré-
Ululas el instante en que era atacado su asilo. La




XSAM'dLEA~ Ln(;ISLATIVA (1"792). 59
princesa (le Tarenlo mandó abrir las puertas pa-
ra no alunentar la irritacion con la }'esistentia, y
presel1tándose los sitiadores cogen á una de ellas,
y cuando ya su espada estaba levantada sobre' su
cabeza, se oye tfl1U1 voz que decia perdon parO! lag
mugeres; no desTwnreis á la nacion. Al 011' esta pala ..
bra se suspende el golpe y las damas de la reina
no sO\(I)' no sufren d·allo alguno, sino que' son
protegidas y conducidas fuera del palacio pOJl
aquellos misnl0s hombres que iban á sacrificarlas,
y que por un efecto' de' la D1Qvilidad popular, las
"an ahora escoltando y emplean en favol' suyo las
mas esquisitas atenciones. Despues que concluye--
ron de asesinar cm pezó el saqueo, rOlnpiendo
aquellos magníficos muebles y arrojando los peda-
zos por las ventanas. DCITámase'el populacho por las
llahitaciones secretas de la reina, y allí se entL'cga
á los Inas obscenos regocijos, penetra en los l11as
recónditos g'ahinetes, busca tod.os los depósitos de
papeles, hace pedazos todas las cerraduras y satis-
face el {\ohle placer de la curiosidad y de la des-
truccion. A los horrores del asesinato y del saqueo
suceden los del incendio y ya las llal11as que ha-
hian devorado los cobertizos de los patios esterio-
res principian á estenderse por el edificio yame-
nazan de una ruina completa aquella imponente
nlOrada de los soberanos. No se lilllita la desola-
. cion á afll-lCl recinto sino que tamhien se es tiende




60 REVOLUCION FRANCESA.
á lo léjos , estando las calles atestadas de despojos
y cadáveres. Todo el que huye ó tiene aparien-
cia de huir es tratado como enemigo y perseguido
á tiros, oyéndose un estrépito casi continuo de
escopetazos que á cada instante seiialan nuevas
matanzas ¡ Que de horrores se siguen generalmen-
te á una victoria, cualesquiera que sean los ven...;,
cidos ó los vencedores ó la causa porque se haya
combatido!


Con motivo de la suspension de Luis XVI esta-
ba disuelto el poder ejecutivo y no quedaban en
Paris mas que dos autoridades, la del ayunta-
miento y la de la asamblea. Ya digimos al referir
las primeras escenas del mes de agosto, que los
diputados de las secciones reunidas en lacasa con-
sistorial, sé habian apoderado de la autoridad
municipal, espeliendo los antiguos magistrados,
y habian dirigido la insurreccion durante toda la
noche del 9 y la mañana del f o. Ellos eran los que
poseian la verdadera filerza de hecho y tenían to-
da la violencia de la victoria, representando aque-
lla das a revolucionaria, nueva y ardorosa que aca-
baba de luchar durante toda la sesÍon contra la
inercia de aquella ob'a clase de hombres mas ilus-
trados pero menos activos de que se componia la
asamhlea legislativa. La prinlera atencion de los
diputados de las secciones fué destituir á todas


las autoridades superiores, que como mas inme-




ASAllBl,E.\ T.EGIST,¡\TIVA. (t 792t 6 t
di atas al poder supremo le mirahan con mas afi-
cion. Habian suspendido al estado mayor de la
guardia nacional, y desorganizado la defensa de
las Tullerías sacando á Mandat del palacio, y con-
firiendo á Santerre el mando de la guardia nacio-
nal. Con no me.nor precipitacion habian suspen-
dido la administracion del departamento, que des-
de la alta region en que estaba colocada, contra-
rió siempre las pasiones populares en que ella no
tenia parte. Por lo que hace á la municipalidad,
habian suprimido el consejo general y apropiá-
dose su autoridad, sin conservar mas que al cor-
regidor Petion, al procurador síndico Manuel y
á los y diez seis administradores municipales. Todo
esto se habia hecho durante el ataque del palacio,
dirigiendo Danton aquella tempestuosa sesion, y
cuando la metralla de los Suizos hizo retroceder
á la multitud hácia los muelles y aun hasta la casa
de la ciudad, salió de ella diciendo: ({ nuestros her-
« manos piden socorro, vamos á dársele. }) En efecto su
presencia contribuyó á que el pueblo vol viera al
campo de batalla y á que se decidiese la victoria.
Luego que se terminó el combate, se trató de ir
á libertar á Petion de su guardia, y reinstalarle en
sus funciones de corregidor. Pero sin embargo,
fuese verdadero interes hácia su persona, ó temor
de admitir un gefe demasiado escrupuloso para los
primeros momentos de la insurreccion, se deci-


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°Pi.e4<D ..




62 REYOT.UCION FRA.NCmA.
(lió que quedase custodiado todavía uno ó tlos{lias
hajo pretesto de poner á cubierto su vida. Allnis-
nlO tiempG habian despoja(lo la sala del consejo
general de los bustos de Luis XVI, Bailly y La-
fuyette, obscureciend'Ü de este lnodo las primeras
ilustraciones de la revolucion para sustituir las
lluevas que se elevaban aquel dia.


l.os insurgentes del ayuntamiento querian PB-
nerse en relacion ..con la asamhlea , pues aunque
110 dejaban de ecl'lat'la en cara sus vacilaciones y
una especie de realismo, con todo miraban siempre
en ella la única autoridad soherana aetualnlen.le
existente y no estaban dispuestos á desconocerla.
En la misma mañ~na del 10 vino una diputacion
á la barra para anunciar la formacion del ..ayun-
tamiento insurreccional y dar cuenta de lo que
se habia egecutado. Danton que hacia parte de
la diputaeion tomó la palabra en nombre de to-
GOS y dijo: «el pueblo (1 ue nos envia hacia V050-
c: tros nos ha encargado deciros que os cree siem-
(' pre dignos de su confianza, pero que no reco~
« no ce otro juez 'de las medidas estraordinarias
( que la necesidad le ha precisado á tomar sino
( al mismo pueblo frances nuestro soberano y el
« vuestro reunido en asalnhleas primarias.»


Respondió la asamblea á 108 diputados por me-
dio de su presidente, diciendo que aprobaba to-
do lo quo se habia hecho y les recomendaba el




AS,UInl.EA LEG ISLA TI YA. (1792). 63
orden y la paz. Ademas les dió conocinlÍento de
los decl'etos espedidos en aquel dia encargándo-
les que los divulgasen; y despues redactó una
proclama, recordando el respeto debido á las per-
sonas y propiedades, y encargó á algunos de sus
nliembl'os que fuesen á llevársel<t al pueblo.


Lo prinlCl'O que se necesitaha en aquel mOlnento
era suplir la falta del poder real destruido, y así


. reunidos los nlinistl'os con el 110mhre de consejo
egecutivo , quedaron encargados proyisional~ente
del cuidado (le la adluinistraciol1 y de .la :egecu-
cion de las leyes. El ministro de la justicia, co-
mo depositario del sello del estado, debia estam-
parle en todos los decretos y prOlnulgarlos en
1101nbre del poder legislativo. Luego se necesitaha
elegir las personas que habian de c01l1poner el
nlinisterio ,y desde luego se pensó en reinstalar
á Holand, Claviere y Sel'van, que habian sido des-
tituidos por su adesion á la causa popular, por-
que era indispensahle que la nueva revolucion
fluisiese todo lo contrario de lo que ,habia {Iuel'i-
do el poder monárquico. Fueron reintegrados
unánimemente el primero para el interior, Ser-
yan para la guerra y Claviere para hacienda. To-
davia habia que nornbrar un ministro de justi-
cia, otro de negocios estrangeros y otro de mari-
na. Mas en estos la eleccion era libre y no habia
reparo .alguno en realizar los deseos formados en




64 REVOLUCION FRANCESA.
otro tielnpo en favor del mérito obscul'o Ó del pa-
triotislno ardiente y por tanto desagradable á la
corte. Se creyó necesario echar mano de Dan-
ton, que tanto influjo tenia con la multitud y
tanto le habia egercido durante las últimas 48
horas, y asi á pesar de que no era del gusto de
los Girondinos por ser una creatura del popula-
cho, fué nombrado ministro de la justicia por 222
votos de 284 votantes. Despues de haber dado
aquella satisfaccion al pueblo y concedido aquel
empleo á la simple energía, se pensó en colocar
un sabio al frente de la marina. Este fué el mate-
mático Monge t ,conocido y apreciado de Con-
dorcet y adoptado á proposicion suya. Ultima-
mente confiaron á Lebrun 2 los negocios estran-
geros , recompensando en su persona uno de aque-
110s hombres laboriosos, que desempeñaban antes
todo el trabajo con que se honraban los ministros.


Despues de haber organizado el poder egecu-
tivo declaró la asamblea que todos los decretos á
que habia opuesto su veto Luis XVI tuviesen fuer-
za de ley, con lo cual quedó mandada la forma-
cion de un campamento junto á Paris, que habia
servido de objeto y causa á tan acaloradas dis-
cusiones. Desde aq"uel mismo dia se autorizó á los
artilleros para principiar las esplanadas en las
alturas de Montmartre. Despues de concluida la
revolucion de Paris era necesario asegurar el mis-




ASAMBLEA LEGISLATIVA (1792). 65
1110 éxito en los departamentos, y sobre todo en
los ejércitos donde mandaban generales sospecho-
sos. Se dió órden á varios comisionados indivi-
duos de la asamblea para que inmediatamente
marchasen á las provincias y á los ejércitos, y los
ilustrasen acerca de los sucesos del 10 de agosto ,
autorizándolos para que en caso necesario pu-
diesen renovar todos los gefes civiles y militares.


Pocas horas habian bastado para todos aquellos
decretos, y mientras que ;la asamblea se ocupaba
en espedirlos , ve nian otras nlÍI atenciones á in-
terrumpirla. Habianse conducido á su recinto los
efectos preciosos tomados en las Tullerias y se
hallaban presentes en la barra, como en un lugar
de asilo, los Suizos, los criados de palacio, toda s
las personas á quie nes se habia arrestado huyen-
do, y por último cuantos habian podido salvarse
del furor popular. Una multitud de solicitantes
venian unos tras otros á dar cuenta de lo que ha-
hian hecho ó visto, Y á referir sus descubrin1Íen-
t03 acerca de las tramas que se suponian á la corte.
No cesaban de proferirse acusaciones é invectivas
de todo género contra la familia real, que lo es-
taba oyendo todo desde el estrecho recinto donde
la habian colocado, que era la tribuna del taquí-
grafo. Escuchaba Luis XVI con serenidad todos
los discursos y hablaba de cuando en cuando con
Vergniaud y otros diputados que estaban cerca de


111. 5




66 nEVOLUCION FRANCESA.
él. E:neerrado alli desplles de quince horas hahilt
pedido algunos alimentos que repartió con su mu-
gel' y sus hijos, y que provocaron indecentes oh-
servaciones sobre la aficion que se le imputaha á
la buena mesa. ¡ Bien sabido es lo poco que respe-
tan la desgracia los partidos ,'ictoriosos! El jó-
ven Delfin estaba echado en el pecho de su luadre
y dornlia profundaIllente allOgándose de calor, y
á su lado estaban la princesita y l\fadama Isabel
con los ojoi encendidos de llo raro En el fondo de
la trihuna se hallaban algunos s~ñores leales
que no habían abandonado la desgracia, y ser-
"jan de guardia en aquel recinto cincuenta hOD1-
hres que se habian tOluado de la tropa que escoltó
á la familia real desde el palacio á la asamhlea.
Desde alli estaba el monarca depuesto cOJltemplttn-
do los despojos de su palacio y asistiendo á la de-
1110licion de su antiguo poder, cuyos restos veía
distribuir entre las diversas autoridades populares.


Continuab.a el tumulto con estrnordinaria vio-
lencia y ya no le parecia bastante al puehlo ha-
ber suspendido el podeF real sino que queria se
destruyese, á cuyo efecto se sucedian las peticio-
nes y con la esperanza de una respuesta se ag'ita-
ba la n1l1ltitud fuera de la sala, inundando las
avenidas, sitiando las puertas y empujúndolas con
tanta yiolencia , que pOl' dos ó tres veces se creyó
que las iha ú e~har ahajo y que corria gl'ave riesgo




1tSAl\IBFE~ LEGISLATIVA. (1792). 67
la desgTaciada familia, cuyo depósito habia reci-
bido la a~alnblea. Habiendo enviado á Enrique La-
rÍviere 3 con otros comisionados 'para calmar al
pueblo, volvió á entrar innIediatamente y dijo con
energía: «Si Señores, lo sé , lo he visto y lo ase-
ti: guro que la masa del pueblo está decidida á pe-
( recer nIil veces antes que deshonrar -la lihertad
,(l con ning'una accion inhumana; y á buen seguro
(( que no hay aqui ninguna cabeza (y entiéndanlc
( quien me entienda) que no pueda contar con la
« lealtad francesa.» Estas palabras que inspiraban
tanta confianza fuel'on universahnente aplaudi-
das, y tomando á su vez la palahra Vergniaud?
l'espondió á los que vcnian á solicitar que se con-
virtiese en deposicion la suspension, lo siguiente~
« l\Ie alegro infinito de que se me proporcione la
« ocasion de esplicar las :intcnciones de la asam-
« blea en presencia de los ciudadanos. Ha decreta-
l{ do la suspension del poder ejecutivo, y nombra-
« do una convencion, la cual decidirá irrevocable-
« mente la gran cuestion del destronamiento. En
«esto no ha hecho mas que conformarse con sus
« poderes, que no la permiten hacerse á sí 111isma
« juez en la causa del trono, y asi se ha limitado
({ á proveer á la salud del estado poniendo al po-
«del' eiecutivo en imposibilidad de perjudicarle.
« De este nI0do ha satisfecho ú todas las necesida-
-« des sin salir del límite de sus atribuciones. » Es-




68 REVOLUCION FRANCESA.
tas palabras produgeron una impresion favorable,
y los mismos esponentes digeron que quedaban
satisfechos y se encargaban de ilustrar y apaci-
guar al pueblo.


Era necesario poner término á una sesion tan
larga, y asi se mandó que los efectos sacados del
palacio se depositaran en el ayuntamiento; que los
Suizos y demas personas arrestadas se custodiase n
en los Fuldenses, ó fuesen trasladados á varias ca·
sas de detencion, y últimamente que se guardase
á la familia real en el Luxemburgo hasta la reu-
nion de la convencion nacional; pero que mientras
se hacia n los preparativos necesarios para recibir.
la, continuase alojada en la casa misma de la asam·
blea. A eso de la una de la noche del sábado once
fué trasladada la familia real al alojamiento que
la destinaron, y consistia en cuatro celdas de los
antignos monges. Los señores que no se habian
separado del rey se acomodaron en la primera, el
rey en la segunda, y la reina, su hermana y sus
hijos en las otras dos. La muger del conserge sÍ)'-
vió á las princesas, y reemplazó á la numerosa co-:-
mitiva de damas que la víspera se disputahan to-
davía el honor de su servicio.


Hasta las tres de la nlañana no se suspendió la
discusion, y todavía reinaba bastante alboroto en
París, pero se hahian iluminado las inmediaciones
del palacio para evitar los desórdenes, y la mayor




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 69
parte de los ciudadanos estaban sobre las armas.


A esto se redujo aquella célebre jornada y sus
resultados inmediatos. El rey y su familia esta-
ban presos en los Fuldenses; los tres ministros des-
graciados habían vuelto á entrar en sus funciones;
Danton , que la víspera estaba escondido en un
club obscuro, se hallaba de ministro de la justi-
cia; Petion se hallaba confinado en su casa y con
guardias de vista, pero su nombre que se procla-
maba con entusiasmo llevaba el aditamento de Pa-
dre del pueblo. Marat salió del obscuro escondite
donde le habia tenido oculto Danton durante d
ataque, y ahora andaha por Paris , arInado con su
sable al frente de un batallon de Marselleses. UI-
timamente Robespierre, á quien no hemos visto
figurar durante aquellas terribles escenas, estaLa
arengando á los jacobinos y hablando con algunos
socios que se habian quedado con él sobre el uso
que habria de hacerse de la victoria, sobre la ne-
cesidad de reemplazar á la asamblea actual y po-
ner en acusacion á Lafayette.


Al dia siguiente fué necesario pensar otra vez
en sosegar al pueblo, que estaba sublevado y no
cesaba de asesinar á los que tenia por aristócratas
fugitivos. Volvió á abrirse la sesion del dia once á
las siete de la mañana, y á situar á la familia real
en la tribuna del taquígrafo, para que asistiese á
las decisiones que iban á tomarse y á las escenas




ltE~'OLUGlON Fl\ANCESAr


flue ibah á pasar en el cuerpo legislativo-. Lmrs
ya Petion y escoltado pOl' un numeroso pueblo,
vino á dar cuenta á la asamblea del estado de Pa-
rÍs, que habia recorL'ido, y donde habia procu-
rado restablecer la calma y el espíritu de paz ..
Varios ciudadanos se habian constituido en gliar-
dias de su persona para velar en. su seguridad, y
Pction perfectamente recibitlo de la asamblea, se
volvió á salir para continuar sus ex.ortaciones pa-
cíficas. Hallábanse en gran pelígro' los Suiws que
se habian dejad() la víspera en los· Fuld.enses ,por-
qpe la multitud. estaba empeñada en darles muer-
te ,llamándoles cómplices del palacio y asesinos
del pueblo. Se pudo conseguir apacigua.rla dicién-
do que iban, á ser juzgados por una comision mi-
litar que se formaria inmediatamente para casti-
gar á los que dieron en llamar despues los conspi-
radores del 10 de agosto. ({ Pido, decia el violento .
. «Chahot, <lue sean conducidos á la abadía para
e; ser juzgados .... e- ••• En la. tierra de la igualdad~
« la rey debe dominar todas las cahezas aun las
~ que ~sten sentadas sobre el trono. » Ya se habia
trasladado á· los oficiales á la abadía, y no tarda-
ron en serlo los soldados, pero costó el Inayol~
trabajo, y fué necesario prometerle al pueblo que
se les juzgaria prontarnente.


l"áciles de ver como la idea de vengarse de to-
dos los defensores del trono, y castigar en ellos lo~




AS.UIRLEA LEGISLATIVA. (179~). 71
peligTos fIue habian corrido, se iba apoderando de
todos los ánimos é iba bien pronto á ~casionar
crueles divisiones. El que siga atentamente lf!)s pro-
gresos de la insul'reccion, habrá podido notar lo~
gél'menes de disensiones que principiaban á sus~
citarse en el partido popular. Ya hemos visto á la
asamblea, compuesta de homhl'es instruidos y se-
renos, encontrarse en oposicion con los clubs y los
ayuntamientos, donde se reunian hombres de in-
ferior educacion y talento, pero que por su situa-
cion misma, por sus costumbres menos arregladas
y ·por su arnhicion ascendente, se inclinaban á pre-
cipitar los sucesos. Hemos visto tamhien que la
víspera deltO de agosto difil'ió Chahot del dictá-
men de Petion, quien de acuerdo con la nlayorÍa
de la asamblea, queria que se prefil'iese un de-
creto de deposicion á un ataque de viva fuerza.
Estaban pue3 aquellos mismos hombres que ha-
bian aconsejado la mayor energía posible orgullo-
sos desde el dia siguiente en presencia de la asam-
blea , de una victoria ganada casi á pesar suyo, y
recordándola con espresiones de muy dudoso res-
peto, que hahia absuelto á Lafayette, y que no
convenia que siguiese comprometiendo con su de-
bilidad la salud del pueblo. Ocupaban estos el
ayuntamiento, donde estaban mezclados con ve-
cinos ambiciosos, con agitadores subalterno·g y
clubistas; ocupaban tambien la sala de los iaco-.




72 EVOLUGION FRANCESA.
binos y de los franciscanos, y algunos de ellos
sentaban tambien en los bancos estremos del cuer-
po legislativo. El capuchino Chabot, que era el
mas ardiente de todos, pasaba desde la tribuna de
la asamblea, á la de los jacobinos, y desde ambas
amenazaba siempre con las picas y con la campa-
na de rebato.


Hahia pronunciado la asamblea la suspension ,
y aquellos hombres mas exigentes solicitaban que
se depusiese al rey; con nombrar la asamblea un
ayo para el Delfin, habia dado por supuesta la
continuacion del trono y ellos querian una repú-
blica; la mayoría de los diputados pensaba que
era justo defenderse activamente contra los es-
trangeros, perdonando á los vencidos, y ellos por
el contrario sostenian que no solo era indispensa-
ble resistir á los enemigos de fuera, sino tambie n
mostrar severidad contra los que atrincherados en
el palacio, habian intentado sacrificar al pueblo
y traer los Prusianos á París. Elevándose con ar-
dor hasta las ideas mas estremadas, sostenian tam-
bien que los cuerpos electorales no eran necesa-
rios para formar la nueva asamblea, sino que to-
dos los ciudadanos debian ser considerados apto s
para votar. Ya un jacobino se atrevió ~ proponer
que se concediésen los derechos políticos á las
mugeres, al mismo tiempo:que otros proclamaban
en alta voz que era necesario que el pueblo se pre-




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 73
sentase armado á intimar su voluntad al cuerpo
legislativo. Marat era quien escitaba aquel desór-
den en las ideas, provocando á la venganza, por-
que segun su horrible sistema creía conveniente
purgar á la Francia. No por igual sistema de epu-
racion ni por instinto sanguinario, sino por en-
vidia á la asamblea, levantaba' su voz Robespier-
re contra ella y la tachaba de debilidad y de rea-
lismo. Elogiado por los jacobinos y propuesto an-
tes del 10 de agosto como el único dictador ne-
cesario , era ya proclamado hoy como el defensor
mas elocuente y menos corruptible de los de-
rechos del pueblo. Danton sin pensar en que le
alabasen ni le escuchasen, y sin haber aspirado
jamas á la dictadura, era el que por su audacia
habia contribuido mas al suceso del 10 de agosto.
Aun en aquel mismo instante despreciando todo
apoyo, no pensaba mas que en apoderarse del
consejo egecutivo, de que era miembro, domi-
nando y arrastrando en pos de sí á sus cólegas.
Era tan incapaz de ódio como de envidia, y no
alimentaba ningun sentimiento perjudicial contra
aquellos diputados,. á quienes deslumbraba el
brillo de Rohespierre, sino que lo~ despreciaha
como á séres inactivos, prefiriendo aquellos otros
hombres enérgicos de las clases inferiores, con
quienes contaba mas para mantener y concluir
la revoluciono




REVOLUCION .. RANCESA.·


No se sospechaban siquiera fuera de Pal'is tales.
divergencias, y lo único que habia podido ver el
público de Francia era la resistencia de la asam:-
blea á unos deseos delnasiado c3lt'emados y laahso-
lucion de LaHlyette, pronunciada á pesar del.
ayuntamiento y de los jacobinos. Pero todo se
achacaba á la mayoria realista y fuldense', y sin
dejar de admirar á los girondinos, estimaban
ig'ualmente á Bl'issot y á Rohespierrer ~Ias sohre
todos ellos se adoraba á Petion como al corregidor
mas mal visto de la corte, sin informarse siquiera
de si este le parecia demasiado· moderado á Cha-
bot, si ofendía su orgullo á Rohespierre, si era
tratado por Danton como un hombre de bien inú-
til ó si era en el concepto de lUarat :un conspira-
dor sugeto á la epuracion. Estaba pues rodeado
Petion en aquel tiempo de los respetos de la lnul-
titud pero no se hallaba lejos, como su predece-
sor Bailly el14 de julio, de hacerse importuno y
odioso con solo desaprobar los desórdenes que
no podia impedir.


La principal coalicion de los nuevos revolu-
cionarios se habia formado en los jacobinos y en
el ayuntamiento: pO'rque es de advertir que todos
los proyecto's se prcs~i1taban y discutian en los.
ja-cóbiIidS ~ y los mismos hombres iban luego á
ege'cuta:r en la casa consistorial por nlcdio de sus.
fitéultádes municipales, lo que no habían podido




XSA1tn~EA LEGISLATIVA. (1.792). 7-5-
mas que proyectar en su club. El consejo general
del ayuntamiento componiit él solo· una especie
de asamblea tan- numerosa como' el cuerpo legis-
lativo, teniendo sus· tribunas ,.su mesa, sus aplau~
sos bien estrepitosos y una fuerza de hecho mu-
cho mas considerable. El presidente de este con-
sejo era el corregidor, pero el procurador síndico
~ra el ot'ador de oneio y el que estaba encargado
de hacer todas las propu€stas necesarias. Ya no se
presentaba siquiera Petion, limitándose á cuidar.
de los abastos, mientras que Manuel se dejaba
llevar por el torrente revolucionario y se oia su
voz alli todos los dias. En medio de todo, el hom ..
bre que dominaba a(!uella asamblea ~l'a Robes-
pierre, quien despues de haberse obscurecido en
los tres primeros dias que siguieron al1 O de agos-
to, se lwbia vuelto á presentar des pues que la in-
surreccion quedó consunlada, de suerte que en
vez de acu{lir á q:ue reconociesen sus. poderes,
parece que tomaba posesion ~ de su asiento. Léjos
de ofender aquel orgullo á la multitud, no hizo
mas que aumentar sus respetos, porque la re-
putacion que tenia de talento, de incOl'ruptibili-
dad y de constancia hacian de él un personage
que aquellos vecinos reunidos tenian vanidad de
poseer en su seno. Entretanto que se reunia la
convencion, de que no podia dudar que haria
parte, acababa de egercer alli una autoridad m as




76 REVOLUCION FRANCESA.
efectiva que el poder de la opinion que gozaba en
los jacobinos.


El primer cuidado del ayuntamiento fue apo-
derarse de la policía, porque en los tiempos de
guerra civil el mas importante y envidiado de
los privilegios es el de arrestar y perseguir á sus
enemigos. Los jueces de paz que se hallaban en-
cargados de egercerla en parte habian perdido la
opinion por sus pesquisas contra los agitadore s,
y así voluntariamente ó por fuerza se encontra-
ban en . oposicion con los patriotas. El principal
de quien se acordaron era de aquel que en el
proceso de Bertrand de Molleville contra el diaris-
ta Carra se habia atrevido á citar á dos diputados
á su tribunal; y esto bastó para que fuesen desti-
tuidos los jueces de paz, trasladando á las autori-
dades municipales todas las atribuciones que te-
nían relativas á la policia. Conformándose la asam-
blea con estas ideas del ayuntamiento de París,
decretó que la policia llamada-de seguridad general,
seria egercida por los departamentos, los distritos
y las municipalidades. Consistia esta policía en
inquirir todos los delitos que amenazasen la segu-
ridad interior y esterior del estado, en hacer el censo
ó lista de los ciudadanos sospechosos por su opi-
nion ó conducta, en arrestarlos provisionalmente,
en alejarlos de su domicilio y desarmarlos en caso
de considerarse necesario. Este Dlinisterio era de-




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 77
sempeñado personalmente por los consejos muni-
cipales, de modo que la poblacion entera era en
cierto modo llamada á observar, denunciar y per-
seguir 'al partido enemigo. Esto solo basta para
concebir cuan activa, vigorosa y arbitraria seria
una policía egercida democráticamente. El conse-
jo entero era quien recibia las denuncias, las cua-
les se exanlinaban despues por una comision de
vigilancia que mandaba egecutar el arresto. Lo s
guardias nacionales estaban en requisicion per-
manente, y las municipalidades de los pueblos'
de mas de 20 mil ahnas podian añadir reglalnen-
tos particulares á aquella ley de seguridad general.
Ciertamente no la ocurrió á la asamblea legislati-
va que de este modo preparaba las sangrientas
egecuciones que se verificaron mas tarde, pero
rodeada de enemigos interiores y esteriores lla-
maba á todos los ciudadanos á que vigilasen sobre
ellos, asi como los habia llamado á administrar y
combatir. *


Gran prisa se dió el ayuntamiento de Paris á
usar de aquellas nuevas facultades haciendo nu-


,.. En una palabra organizó la anarquía, como sucede
siempre que se llama al puehlo al egcrcicio de la soberania.
O, lo que es lo mismo, se le escita á que use de la fuerza sin
uingun género de responsabilidad. i Que de' contradicciones
en esto á que el orgullo de los hombres da el pomposo título
de principios! (N. del T,)




78 llEVOLUCION FRj\.NCES~\.
merosas prisiones. Bran una especie de vencedo-
res irritados tedavia de los peligros de la víspera
y de otros mas graves que les aluenazaban al dia
siguiente y que se apoderaban de sus enemigos,
abatidos hoy peFO que podian vol ver á vencer con
el auxilio de los estrangeros. Fué com puesta la co-
luision de vig'iLancia del ayuntamiento de París de
los hombres mas violentos, á los cuales pl'esidia
l\1arat, que durante la revolucion se habia encar-
nizado tanto contra las personas, y en efecto era
el hombre mas temible') revestido de seluejantes
fhnciones..
Adema~ de aquella conlÍsion principal, i l1stitu-


yó el ayuntamiento otra particular en cada sec-
cion , decidiendo que no se espidirian pasaportes
sino en virtud de deliberacion de las asanlbleas
de secciones; que los viageros irian aconlpaiíados
tanto á la municipalid.ad COlno á las puertas de
Paris , por dos testigos que asegurasen la identi-
dad de la persona que habia solicitado el pasa-
porte con la que usaba de él para marchar. De
este modo procuraba evitar por todos los lnetlios
posibles la evasion de los sospechosos con nom-
bres supuestos. Luego nlandó que se formase una
lista de los enemigo. de la revolucion, escitando
á los ciudadanos por nledio de una proclama á
{lenunciar á todos los culpables del 10 de agosto.
Mandó arrestar á los escritores que habian defen-




l.SA~IDLEA LEGISJ.ATIYA. (1792). 79
{lido la camm realista, y que sus inlprentas se
dIesen á los escritores patriotas, de modo que
Marat hizo que le restituyeran triunfalmente cua-
11'0 prensa~ que segun el decia, se le habian qui-
tado por ól'dcn del traidor LafayeUe... Fueron unos
comisionadDs á las cárceles á poner en lihertad á
los que estahan presos en ellas pOl' gritos Ó insul-
tos contra la corte, y no conteniéndose en sus lí-
mites, sino ingiriéndose á ejemplo de la asam-
hlea, en las atrihuciones de otros, envió el ayun-
tamiento diputados para que ilustrasen y resta-
blecieien la opinion en el ejército' de Lafayette
que daha alguna inquietud.


Ademas de lo dicho se encargó al ayuntalnien-
lo otra cOlnision no menos ilnportante , cual fué la
de custodiar á la f¡unilia real. Habia determinado
primeramente la asalnhlea que se la tt'asladase al
Luxelnhurgo, pero hahiendo ohservado algunos
que: aquel palacio era dificil de guardar, se prc-
'firió el del nlinistcl'io de justicia. Mas como el
ayuntamiento tenia ya la policía de la capital, y
se creia especialmente encargado de la custodia
del rey, propuso el Temple, y declaró que no po-
dia responder de aquel depósito, sino en la torre
de aquella antigua ahadia. Consintió en ello la
asamblea, y confió los aug'ustos presos al corregi-
dor y al cOlnandante general Santerre , bajo su res-
ponsabilidad personal; y estos condugeron allí al


!"¡I




80 REVOLUCION FRANCESA.
rey y á su familia en la tarde del 13 de agosto.
Doce comisarios del consejo general estaban en_o
cargados de velar sin interrupcion en el Temple,
que á fuerza de obras esteriores se habia conver-
tido en una especie de plaza de armas. Numero-
sos destacamentos de la guardia nacional entraban
allí de guarnicion, y no se podia penetrar en él
sino con un permiso de la municipalidad. Decretó
tambien la asamblea que se sacasen quinientos
mil francos del tesoro para subvenir á la manuten-
cion de la familia real hasta la próxima reunion de
la convencion.


Eran pues muy estensas como hemos visto las
facultades del ayuntamiento, el cual colocado en
el centro del estado donde se egercen las mas al-
tas funciones del poder, é inclinado por su propia
energia á ejecutar por si mismo todo lo que se fi-
guraba que hacian con demasiada suavidad las
primeras autoridades, caminaba á toda prisa á in-
vadirlas todas. Conociendo la asamblea la necesi-
dad de contenerle dentro de ciertos límites, de-
cretó la reeleccion de un nuevo consejo de depar-
tamento, en reemplazo del que habia sido disuel-
to el dia de la insurrecciono Mas como el ayunta-
tamiento se vió amenazado en aquella medida con
el yugo de una autoridad superior, que proba ....
blemente procuraria contener su ardor como lo
habia hecho el antiguo departamento, se irritó con




U.\MBLBA LEGISLATIVA. (1 79~). 91
aquel decreto y mandó á las secciones que sobre ..
seyesen en la ya principiada eleccion. Inmedia-
tamente despacharon al procurador síndico Ma ..
nuel desde la casa de la ciudad á los Fuldenses,'
para esponer las reclamaciones de la municipali-
dad y les dijo: « Los delegados de los ciudadanos
• de Paris tienen necesidad de facultades ilimita ..
« das, y si se pone una nueva autoddad entre ellos


. , .


« y vosotros, no serVlra para otra cosa SIno para
« introducir gérmenes de discordia. Por conse ...
«cuencia será preciso que el pueblo se arme otra
c: vez de su venganza para librarse de aquel poder
'« que coarta su soberanía. ])


Tal era ya el lenguage amenazador que osaban
emplear con la asamblea, de modo que esta, bien
porque considerase imposible ó imprudente re-
sistir, ó porque en efecto creyera peligroso en-
trabar en aquel momento la energía de la muni-
cipalidad, concedió lo que se la pedia y decidió
que el nuevo consejo no tendría antoridad algu-
na sobre el ayuntamiento., ni seria mas que una
simple comision de hacienda., encargada de reco-
ger las contribuciones públicas en el departamen-
to del Sena ....


... Si se llecesita:;etl auens prueba5 de que las eorpora-
dones nUmerosas son mas fáciles de eorromper '! subyugar
por el" miedo que Jos simples individuos, las diferentes asam·
bleas dt" Francia durante su revoluC'lon nos suministrari.o.


*. 6




8~ . ' nE\'OLUCION FRANCESA •
. Otra mas grande cuestion tenia preocupados los


áninlOS y debia hacer resaltar mas la diferencia de
dictámenes flu·e existia entre el ayuntamiento y la
asamblea. Se estaba clamando á gritos por el cas-
tigo de los que habian disparado contra el pueblo
y que parecian estar prontos á dar la cara apenas
se acercase el enemigo, á los cuales denonlinaban
con el apodo de los conspiradores del 10 de agosto, ó
los traidores. No parecia ya suficiente la comision
nlilitar que se habia instituido el dia 11 para juzgar
á los Suizos, porque sus poderes estaban limitados á
j.úzgar aquellos militares; y como el tribunal cri-
minal del Sena les parecia que estaba sujeto á fór-
mulas delnasiado lent~~s , y como por otra parte se
sospechaba de todas las autoridades anteriores al
dia de la insurrecí.:ion, solicitó el ayuntamiento
el dia 13 la creacion de un tribunal especial para
ju.zgar los crímenes de la jornada del 10, cuyo tribu-
nal' tendria la latitud necesaria para abocar á sí


repetidos ejemplos de ello. Apenas ofrece su historia un ras-
go de valor personal, mientras que hormiguean las muestras
de bajeza y abyeccion ante los diferentes ídolos populares.
¿ Que nos importan las intenciones que las prc&ta el historia-
dor, cuando todos SIlS actos nos Iwcscntan una serie de con-
descen~encias que casi hacen olvidar las humillaciones del se-
tutdo roman9 ante el despotismo de los emperadores? ¡ Infe-' .
liz del (lue ~oIo tuviese por apoyo l:t justicia en competenci a'
dd poder, cuando su suerte depclIllc dd voto p~JJlico de una
(¡orporacion política! . (N. del T) .


I




ASÁJIntEA LEGlSL\TlYA. (1792).8;l
{¡ todos los tenidos pOI' trctidores. La asalublca re-
nlÍtió esta peticion á su conlision estt'aordinarÍa
.f[ue desde el mes de julio estaha encargada de pt'O-
poner meditlas de salvacion.


Otra nueva dipwtacion espetó el aynnbulliento
el dia 14 al cuerpo legislativo, para solicitar el de-
creto relativo al trihunal estrao1'(linarie ,d~claraH­
(Jo que ell. el 'Caso de no estar {(H:(avÍa espcdido, te-
nia órden de esperarle ~ nlas lutl}ieul\o el (\, put\-
do Gaston h hecho algunas ohservaciones bastan-
te severas á la tliputacion , tuvo esta á hien reti-
rarse, y la asmnblea persistió en reusar la creacion
de un trihunal e5traordin.ario, lilnitándose á aJn-
pliar las facultades de los ordinarios para el conoci-
miento de los crirnenes del .¡ o de agosto.


Al oír esta noticia se levantó un runlor violento
por todo Paris , y la seccion de Quinze vingts se pre-
sent<i al consejo genel'al.del aytlntamiento, yanun-
ció que iba innlediatamente it tocarse á rehato en
el arrabal de San AHoonio, sino se espedia cuanto
~~\,~~ ~\ ~\)cYe'to peÜlaO. ~'o)vióel consejo general
entonces á enviar otra diputacion, á cuyo frente
estaba Robespierre, y tomando ~este la pmahra
en n~mbre de la municipalidad con el tono mas
insolente les dijo á tos diputados: «La tranqui-
«.lidad del pueblo depende del castig'o de los cul-
a pables, y sin em·hargo vosotros no habeis deter-
"minado nada contra ellos, porque vuestro decre-




84 1tE"OIXCION fRANCESA.
• to es insuficiente. De ningun lnodo se esplica en
«él la naturaleza y estension de los crímenes que
«hay que castigar, porque solo se habla de los del
ti: 10 de agosto, mientras que los delitos que han
• cometido los enemigos de la revolucion, se es-
• tienden mas allá de aquel día y mas allá de Pa-
«ris. Con una espresion semejante podría el trai-
« dor Lafayette sustraerse á la cuchilla de la ley,
« y asi en cuanto á la forma del tribunal, no pue-
«de el pueblo tolerar por mas tiempo la que vo-
( 80tros le habeis conservado, porque son intermi-
« nables las dilaciones que causa ese doble grado de
('( jurisdiccion, y porque ademas le son sospechosas
«todas las antiguas autoridades. Necesita otras
« nuevas, y es indispensable que el tribunal que
« solicita esté compuesto de diputados elegidos en
( las secciones, y que tenga la facultad de juzgar
«,soberanamente á los culpables y sin apelacion. »


Esta imperiosa peticion pareció mucho mas dura
por el tono con que la pl~onunció Robespierre, y
así contestó La asamblea al pueblo de Paris por me-
dio de una procÍama, en la cual desechó todo pro-
yecto de comision estraordinaria, como indigna
de la libertad y como solo pt'opia del despotismo.


Ningun efecto produgeron aquellas juiciosas ob-
servaciones sino aumentar mas la irritacion, pues
no se hablaba en todo París mas que del rebato,
y en consecuencia se presentó un comisionado del




ASA.l\IBLEA LEGISLATIVA. (1792). 85
ayuntamiento en la barra de la asamblea y la dijo;
«Como ciudadano y como magistrado del pueblo,
~ vengo á anunciaros que á la media noche elnpe-
«zará á sonal·la campana de rebato y á tocarse la
('( generala, pOl'que el pueblo está cansado ya de
«ver que nadie le venga. Temed que se haga jus-
«ticia á sí mismo, y asi pido que sin separaro~
«de aqui decreteis que se nombrará un ciudada-
« no de cada seccion para formar un tribunal cl'i-
4: rninal. »


Una intinlacion semejante sublevó á la asanl-
blea, y particularmente á los diputados Chou,....
dieu 5 y Thuriot 6, que reconvinieron agl'iaménte
al enviado del ayuntamiento; pero con todo eso
se enlprendió la discusion , y como la solicitud del
ayuntamiento estaba fuertemente apoyada en los
miembros acalorados de la asamblea, se convirtió
por fin en decreto. Hubo que reunir un cuerpo
electoral para nombral' los miembros de un tri-
bunal estraordinario, destinado á juzgar los crí-
menes cometidos el dia 10 de agosto, y otros relati-
vos á él adherentes ó dependientes. Este tribunal esta-
ba dividido en dos secciones y debia juzgar defi-
nitivamente y sin apelacion, sirviendo de ensayo
el famoso tribunal revolucionario y siendo la pri-
mera dispensa que se concedió de las formas ju-
diciales en favor de la venganza; fué conocido con
nombre de Tribunal del 17 de a.gosto.




Rl~YOLCClO~ fR~(M'ESX.


Totlavia se ig'noraba en Paris el efect.o que 11a~
ln'ian producido cn los eg'ércitos, asi la nueva re-
volucion conlO clITIotlo con que habian sido aco.
gidos los decl'etos del 10, Y cste era el punto Inas
in} portante, de quc depcndia la suerte de la re--
volucion actual. E9taha l'Cpartida la frontera en
tres cuerpos de egército 1 (fue era.n €l del norte,
centro y medio tIia. Luckner manda]ytl el prim'e-
l!O , Lafityette el segundo y lUontesquiou 7 el ter.;..
cero. De ves:ultas de los desgTaciados sucesos de
Mons y de Tournay ,habia procu.rado Luckner, á
instancias de Dumouriez ,.tomar la- ofcnsiva en los
Paises Bajos, pero se habia retirado' de ellos, y al
evacuar á Coul'tl'ay tncendiado sus arrahales, lo
cual venia á scr un gravc' fnotivo de acusacion con ..
ti'a el lninisterio la víspera de su exoneracion.
Despues acá habian perrllanecido los egél'Citos en-
la nlas cOl1lpleta· inaccion i viviendo en caI'llpa-
luentos retrincherados " y lilnitándose á alg'unas-
ligeras escaramuzas. LuegO' que Dumouriez salió.
del ministerio-, se fué eOlno teniente general al
cgército de Luekncr; donde fué mal re'Cihido }1tW-
qne dOlninaba cn él el partido; de Lafayette. So-
luetido Luckncl' pOI: entonces á aquel influjo, ha-
bia destinado á DUlllouriC'lá uno·de aquellos cam-
pall1entos ,que era el de l\Iaulde, y le dejó allí:
aon ,un corto número de tropas, ocupándose el};
los l'efrincheramientos y en las escaranUIZ:lS ...


"




ASA3InLEA LEGISLATIVA. (1792). 87
Queriendo Lafayette acercarse á Paris á causa


de los peligros del rey, deseaba tomal' el mando
del norte ,pero tanlpoco ({ueria dejar sus tropas,
de quienes era muy amado , y así convino con
Luckner en canlhiar de posicion


'
, conservando ca-


da cual sus divisiones y poniéndose ambos á dos
en marcha á un l11isl110 tienlpo ~ el uno para el
núrte y el otro para el centro. Esta mutacion de
los egércitos en presencia del enenligo hubiera
podido ser JllUy peligeosa si por felicidad no hu-
biera estado la gucLTa en una inacti vidad co~­
pleta j y así Luckncr llegó felizmente á l\Ietz y La-
fayette á Sedan. Mas estando Dumoul'iez encarga-
do de seguiL' con su pequeño cuerpo el ejército
de Luckner, á qne pertenccia, se detuvo de repente
en presencia del encllligo, que habia hecho alnena-
zaúle atacarle, y se "ió precisado á permanecer en
su C~U11pO, so pena de abrir la entrada de Flandes
al duque de Sajonia Tesellen S. Reunió cerca de sí
Ú los denlas generales que ocupaban cmnpanlen-
tos imnediatos y se entendió con DiHon 9, que
Ueo'aba con una porcion del ejército de Lafayette~,
y provocó un 'consejo de guerra cn Yalenciennes,
para jnstiíicar ;con, la necesidad su desolJedien-
cia á Luckncl'. Durante aquel tiempo habia este
último llegado á .Metz y Lafctyette á Se?an, de
fiDdü que sin 10.3 sucesos del 10 de agosto iha
acaso DUIDOUl'iez á s U fri l.' un arresto y un iui~.




SS .EVOLtTCIO~ FRANCESA.
cío militar, por haber reusado marchar adelante,


Tal era la sÍtuacion de los ejércitos cuando lle-
gó á ellos la noticia del trastorno del trono , ~y el
primer cuidado de la asamblea legislativa fué en-
viar allí, como ya hemos dicho, tres comisionados
para llevar sus decretos y hacer prestar el nuevo
juramento á las tropas. Luego que llegaron á Se-
dan los tres comisarios, fueron recibidos por la
municipalidad, á quien Lafayette habia dado ór-
den de arrestarlos. Preguntóles el corregidor acer-
ca de las escenas del 10 de agosto, exigió la rela-
cÍon de todos los sucesos, y declaró, con arreglo
. á las instrucciones secretas de Lafa yette ,que evi-
.dentemente no estaba ya libre la asamblea legis-
lativa cuando habia pronunciado la suspension del
rey; que sus comisionados no eran mas que los
enviados de una tropa faccÍosa, y que los iha á
encerrar en nombre de la constitucion. En efecto
se les puso presos, y Lafayette, para poner á cu-
bierto á los egecutores de aquella órden ,la tomó
bajo su propia responsabilidad. Inmediatamente
despues mandó renovar en su egército el juramen-
to de fidelidad á la ley y al rey, y ordenó que se


. repitiese en todos los cuerpos sugetos á su man-
do. Contaba para ello con 75 departamentos que
habian aderido á su carta del 16 de junio, y se
proponia intentar un movimiento contrario al del
10 de agosto. Dillon que estaba en Valenciennes




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 89
bajo las órdenes de Lafayette, y tenia un man-:-
do superior al de Dumouriez, obedeció á su gene-
ral en gefe, mandando prestar el juramento de
fidelidad á la ley y al rey, y ordenó á Dumou-
riez que hiciese lo mismo en su campamento de
Maulde. Mas este, que juzgaba con mas acierto de
lo futuro, y estaba irritado contra los fuldenses,
hajo cuyo imperio se encontraba, aprovechó aque-
lla ocasion de resistirlos y de conquistar el favor
del nuevo gobierno, reusando el juramento por sí
y en nombre de sus tropas.


El dia mismo en que se habia instalado tan tu-
multuosamente el nuevo tribunal, esto es el dia
17 , se supo por una carta que los comisionados


,enviados al egército de Lafayette habian sido ar-
restados por órden suya, y que se desconocia la
autoridad legislativa. Esta noticia. causó .mas irri-
tacion que inquietud y resonaron de nuevo y con
mayor fuerza que nunca los gritos contra Lafa-
. yette , pidiendo su acusacion y murmurando de la
asamblea por que no la había pronunciado antes.
Inmediatamente se espidió un decreto contra el
. departamento de las Ardenas, y se despacharon
nuevos comisionados con las mismas facultades
que los precedentes, y con órden de poner en
libertad á los tres presos. El dia 19 por la maña-
·na declaró la asamblea á Lafayette traidor á la pa-
tria, y lanzó contra él un decreto de acusacion.




90 REVOLUCION FRANCESA.
Eran muy gl'aves las circun$tancias y si no se


yencia a(Iuella l'esistencia, abol'taba sin remedio
la nueva revolucion, porque encontrándose divi-
dida la Francia entre los republicanos del inte-
rior y los constitucionales del ejército, se encon-
traba discorde en presencia del enemigo, igual-
lnente espuesta á la invasion que á una reaccion
tel'rible. Lafayette no podía menos de detestar en
la revolucion del 10 de agosto la aholicion de la
constitucion de 91 , en cumplimiento de todas las
profecías aristocráticas, y la justificacion de todos
los cargos que la corte hahia hecho á la libertad.
Solo podia ver en aquel tl'iunfo de la democracia
una sangrienta anarquía y una confusion interll1i-
nable. Para nosotros aquella confusion tuvo su tér-
mino, y á lo menos quedó defendido el suelo pa-
trio contra los estra ngel'os; pCl'O para Lafayette el
porvenir era espantoso y desconocido, la defensa
del país poco practicable en medio de las convul-
siones políticas, y no podia menos de desear ha-
cer rcsistencia á aquel cahos, armándose contra
los dos enelnigos esteriores é interiores. Pero era
tan delicada su situacion , que acaso ningun hom-
bre era capaz de sobrepncrse á ella. Su ejército le
amaba nlucho, pero los ejércitos no tienen voluntad
personal n.i pueden tener otra n1as que la que les
comunica la autoridad superior, y cuau.(lo es talla
una :rcvolucion con la violencia de la' de.89, ar-




ASAUtlLEA LEGISLATI,'Á. (t 792). tlf
rrrstrados ciegamente por ella, faltan á la antig'ua
autoridad porque el nuevo impulso eS mas /izer-
te. Pero ·no era este el caso en (Iue se ballaba.
Proscripto Lafayette por un decreto, no podia
eon su sola popularidad militar sublevar sus tro-
pas contra la autoridad del interior, ni combatir
el impulso revolucionario de París' con su influjo
personal. Situado entre dos enemigos y sin estar
seg'uro de cuales eran sus deberes, no podia lnas-
que dudar; mientras que-la asamblea pOI' el con-
trario, sin tener llloti VO' de duda, espedia decre-
tos sobre decretos, y como los apoyaha con co-
misionados enérgicos, dehia vencer la perplegidad
del goenel'al y deocidir al ejército. Efectivamente las
tropas- de Lafayette se desbandaron sucesivamente
y dieron muestras; de abandonarle; las autorida-
des civiles intinúdadas, cedieron á los nuevos co ..
Dlisionados, y el ejemplo de Dumouriez , que se
declaró por la revolucion del 10 de agosto, acabó
de arrastrarlo todo, quedándose solo el general
eon su estado nlayo!', compuesto de oficiales fuI ..
denses ó constitucionales. •


Tampoco pudieron obrar de otra manera en di-
ferentes épocas Bouillé, cuya energoía no era dudo-
sa, y Dumouriez, cuyos gl'andes talentos no pue-
den contestarse, y anlbos se vieron precisados á
110nerse en fug·a. No debia ser Lafayette mas afor-
tunado:·quc ellos, y asi escribiendo ilas diferen-




92 BEVOLUCION Ft\ANCESA.
tes autoridades civiles que le habian ayudado en
la resistencia, tomó sobre sí la responsabilidad
de las órdenes dadas contra los comisarios de la
asamblea, y salió de su campo el dia 20 de agosto
con algunos oficiales amigos suyos y compañeros
de armas y de opinion. Fueron acompañándole
Bureau de Puzy, Latour-Mauburg y Lameth, sin
llevar consigo mas que una paga y seguidos de al-
gunos criados. Lafayette lo dejó todo en órden en
su ejército, y tuvo cuidado de tomar las dispo§i-
ciones necesarias para resistir al enemigo en caso
de ataque. Despidió algunos soldados que le escol-
taban, para no despojar á la Francia ni siquiera
de uno .de sus defensores, y el 21 tonló con sus
amigos el camino de los Paises-Bajos. Habiendo
llegado á las avanzadas austriacas despues de una
marcha en que estaban rendidos sus caballos,
fueron arrestados aquellos primeros emigrados
de la libertad contra el derecho de gentes y tra-
tados como prisioneros de guerra. Estraordina-
rio fué el . gozo que causó el oir resonar el nom-
bre de Lafayette en el campo de los aliados, y
tenerle pOl' cautivo de la liga aristocrática. Eso
de mortificar á los primeros amigos de la re-
volucion, poder imputar á esta misma la perse-
eucion de sus primeros autores, y ver que se ve-
rificaban todos los excesos que se habian predi-
cho, era mas que suficiente para esparcir una




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 93
satisfaccion universal en la aristocracia europea.


Reclamó Lafayette para sí y sus amigos la
libertad que le era debida, pero en vano; por-
que se la ofrecian á precio de una retractacion, no
de todas sus opiniones, sino de una sola, que era
la relativa á la abolicion de la nobleza. No solo lo
reusó, sino que llegó á amenazar de que haría
desmentir por un escribano público si se empe-
ñaban en interpretar falsanlente sus palabras, y
asi aceptó la prision por premio de su constancia,
no cesando de mirar la libertad como el maspre-
cioso de \Ol\OS los bienes, á. pesar de que la creía
perdida en Europa y en Francia. Profesó tamllien
este principio delante de los opresores que le te-
nian en los calabozos y en presencia de sus anti-
guos amigos que se habian quedado en Francia.
« Amad, les escribia á estos últimos, amad siem-
C' pre la libertad, á pesar de sus tormentas y ser ..
«vid á vuestro pais. ]) Que se compare esta deser ...
cion con la de Bouillé, que salió de su pais para
volver á entrar en él con los soberanos enemigos;
ó con la de Dumouriez riñendo, no por conviccion
sino por cólera con la convencion á quien habia
servido, y se hará la debida justicia al hombre qúe
no abandona la Francia sino cuando véproscrita la
verdad en que él tenia fé y que no la maldice ni
reniesa de ella en los ejércitos enemigos, sino que
la profesa y sostiene- aun dentro- de los calabozos.




llEYOLUC10N FRANCESA ..


lUas no por eso se crea que motejamos á Du-
mouriez, cuyos servicios no tardat'on cn apat'ccer
con la ilnportancia que merecen ,mucho ll1as cuan-
do aquel hombre tan hábil 'como fl~xihle habia
adivinado perfectalnente el poder que nacia , y así
déspues de haberse hecho casi independiente por
~u resistencia á obedecer á Luckner que le man-
daba abandonar el campamento de l\Iaull1e , des-
pues de habel' l'eusado el juramento mandado por
Dillon, recibió la recompensa de su celo obtenicn-
do el mando en gefe de los egél'citos del norte
y centro. El hravoé impetuoso pel'O obcecado
Dillon fué por de pronto destituido por haber obe-
decido á Lafayette , pero reintegrado despuesen
su nlando á recomendacion de DUlnouriez, que
proponiéndose llegar á su objeto perjudicando á
los menos hombres que pudiera, se dió prisa á
apoyarle con su crédíto con los comisionados de
la asa m blea.Encontráhase pues Dumouriez de ge-
neral en gefe de toda la frontel~a que corre desde
Metz á Dunkerque, y Luckner estaba en Metz con
su egército antes denominado del Norte. Inspira ....
do á los principios por Lafayette, pal~ecia decidi-
do á resistir al 10 -de agosto, pero cediendo luego
á su egército y á los comisionados de la asamblea,
se conformó con los decretos, y despues de haber
deplorado todavia lo que pasaba, obedeció al nue-
vo impulso que le habian anunciado.




ASÁIIBLEA LEGISLATIVA. (1792). 9.3
Tanto las ocurrencias del 10 de agosto C01110 lo


adelantado de la estacion eran sobrados motivos
para que la coalicion se empeñase en emprender
la guerra con actividad, y no hahian variado en
Dlanera alguna las intenciones de las potencias con
respecto á la Francia. La Inglaterra y la Holanda,
la Dinamarca y la Suiza continuaban pronletien-
do una estricta neutralidad. Tambien se inclina-
ba á ella la Suecia, despues de la muerte de Gus-
tavo ,pero los principados Italianos estaban muy
l11al dispuestos hácia nosotros, aunque por fortu-
na eran muy impotentes. J..a España no se habia
declarado todavia y estaba combatida por contra-
l'ias intrigas; de suerte que no quedaban por ene-
Dligos declarados mas que la Rusia y las dos prin-
cipales cortes de Alemania, aUn(ple en 'verdad la
Rusia no habia hecho todavia 111as que n10strar
su descontento, limitándose [t despedir á nuestro
embajador. I..as únicas que amenazaban nuestras
fronteras con sus egércitos eran la Prusia y el A us;..
tria, y entre los estados Alemanes no habia mas
que los tres electores eclesiástic05, y los Landgra-
ves de las dos Hesses que hubiesen tomado una
parte activa en la coalicion: ¡los demas esperaban
que los forzasen á ello. En este estado de cosas se
veia amenazada la Francia por 138 mil hombres,
organizados y disciplinados, sin poder oponerles
á lo mas sino 128 mil que estaban diseminados en




96 REVOLUCION FRA1fCESÁ.
una inluensa frontera, sin formar en ningun pun-
to una masa suficiente, privados de sus oficiales"
sin confianza alguna ni en sí lnismos ni en sus ge-
fes, y habiendo sido hasta entonces hatidos en la
guerra de posiciones que habian sostenido. El pro-
yecto de la coalicion consistia en invadir osada-
mente la Francia penetrando por las Ardenas, y,
marchando sobre Paris por Chalons. Los dos so-
beranos de Prusia y Austria habian ido en perso-
na á Maguncia, y sesenta mil Prusianos herederos
de las tradicciones y gloria de Federico, lllar-
chaban en columna cerrada contra nuestro cen-
tro, dirigiéndose por Luxemburgo y Longwy.
Al mismo tiempo veinte mil Austriacos', manda-
dos por el general Clerfayt 10 , les sostenian por la
derecha, ocupando á Stenay, y f 6 mil Austriacos
bajo las órdenes del príncipe de Hohenlohe-Kirch""!
berg ll, con otros diez mil Hesseses, flanqueaban
su izquierda~ El duque de Saxonia-Teschen ocupaba,
los Paises Bajos y amenazaba las plazas fuertes. El
príncipe de Condé con seis mil emigrados fran-
ceses se habia dirigido hácia Philipsbourg, y otros
muchos cuetpos de emigrados estaban repartidos
en los diferentes ejércitos Austriacos y Prusianos.
Como las cortes estrangeras no querian dejar ad-
quirir á los emigrados demasiado influjo reunién-
dolos en un solo cuerpo, habían proyectado á los
principios refundirlos en los regimientos Austria ...




ASAMBLEA LEGISLATlyA. (1792). '97
"Cos, y aunque luego consintieron en dejarlos ,reu-
nirse en cuerpos separados, fuécon condicion de
repartirse entre los ejércitos de la coalicion. Aque-
llos r,egimientos estaban llenos de oficiales, que
se habian resignado á servir de soldados, y forma-
ban una brillante caballeria, mas propia en ver-
dad para desplegar gran valor en los dias de ba-
talla ,que para sostener una larga campaña.


Para resistir á una masa semejante de fuerzas
estaban dispuestos los ejércitos franceses del modo
mas detestable, ;por que tres generales, que eran
Beurnonville 12 , Moreton t3 y Duval 14, reunían 30
mil hombres en tres campos separados', Maulde ,
l\'Iaubeuge y Lille. Estos eran todos los reCUl~SOS
franceses en la frontera del Norte y de los Paises
Bajos. El ejército de Lafayette, desorganizado con
la ausencia ,de su general, y en la mayor incerti-
dumbre de opiniones, acampaba en Sedan con 23
mil hombres de fuerza, cuyo mando iba á tomar
Dumouriez. El de Luckner, compuesto de 20 mil
soldados ocupaba á Metz y venia á mandarlos otro
general llamado Kellermann 15. Descontenta la
asamblea con Luckner, no por eso habia querid,o
destituirle aunque dió su mando á KellerrrÍann,
sino que con el título de generalísimo le mandó
organizar el nuevo ejército de reserva, dándole la
mision honorífica de aconsejar á los generales. ~o
quedaba mas que Custine 1& que ocupaba á Lan-


111. 7




98 REYOLUCION FRANCESA.
dan con 15 lnil hombres, y últimamente Bil'on
que se hallaba en la AIsacia con 30 mil, y por con-
siguiente muy lejos del principal teatro de la guer-
ra para podet' influir en la suerte de la campaña.


Los dos únicos grupos que podian hacer fi'ente
al grande ejército de los aliados eran el uno de
23 mil hombres que habia dejado Lafayette y los
20 mil de Kellermann que estaban al rededor de
Metz. Si el grande ejército de invasion , proporcio-
nando sus movimientos al objeto hubiera marcha-
do rápidamente sobre Sedan, aprovechando el
estado en que se hallaba el ejército de Lafayette ,
entregado al desórden y sin haber tomado toda-
vi.a su lllando Dumouriez,ó lo que es lo misnlo ha-
llándose sin gefe que dirigiera sus movimientos,
habria sido fácil apoderarse de este ejército, y
abrir el paso de las Ardenas obligando de este
modo á los dernas generales á replegarse rápida-
mente para reunirse detras del Marne. Tal vez no
habrian tenido tiempo de llegar desde Lille y
Metz hasta Chalons y Reims"l con lo cual quedaha
Paris en descubierto y su nuevo gobierno sin otro
apoyo que el absurdo proyecto de su campamento
aliado de París, ó escaparse del otro lado del Loira.


Pero lllientras que la Francia se defendia con
el desórden propio de una revolucion, las poten-
cias estrangeras atacaban con aquella incertidum-
bre y divergencia de opiniones que son inerente,




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (t 792)" 99
á toda eoalicion. Enlbriagado el rey de PI'lIsia con
Ja idea.de una conquista [¿leil y engañado por los
.emigrados que le pintaban la invasion como un
simple pllSeo mi"titar, estaba por la opinion lnlas atre~
:vida; pero llG faltaba á su lado el prudente duque
de Bl'WlS,,,ic-k para impedir que su presuncion tu-
viese á]o menos el feliz resúltado de la audacia y
la rapidez. Este SellOr (iue veia la estacion muy
.adelantada y el pais muy diversamente dispues-
to de lo -que {{ecian los elnigrados , y juz:gaba
{le muy distinto modo la energía rcvolucional'icl
por la que hahia pasado el 10 de agosto, creía
{{ue valia mas a~egurar una sólida hasa de ope-
raciones sobre el Mosella, poniendo :-sitio á IUetz
y Thionville, dejando paJ:a la próxiula estacion
renovar las hostilidades con la ventaja de las COl1-
~\\.\.~\a~ ~\'~~~u.~n\.~~. ~(\u.~\\a \nena enh'e \a preci-
pitacion del soberano., la prudencia del genel'al,
y la lentitud de los Au~triacGs {Iue no le enviaban.
al príncipe·de Hohenlh(}he mas que 18 mil hOlU-
hres en lugar de 50, impidieron todo movitnien-
to decÍsi v 0.. Sin enlhargo de eso el ejército Pru-
siano continuó marchando llácia el centro, y se
encontró el 20 delante de Longwy que es una
de las plazas fuertes mas avanzadas de aquella
frontera.


DUlll0Ul'iüz que sieolpre habia creido que una
invasion en los Paises-Bajos no pot.lia 111CnOS de




i 00 B.EVOLUCIOS FRANCESA.
bacer estallar una revolucion, la cual por sí sola
seria .una diversioll hastante pat'a salvar la Fran-
cia de los ataques de la Alemania, lo habia prepa-
rado todo para marchar adelante el dia mismo en
que recibió su nombramiento de general en gefe
de los dos ejércitos. Ya iba á tomar la ofensiva
contra el príncipe de Sajonia Teschen, cuando
Westermann , aquel mismo que anduvo tan acti-
vo el dia diez de agosto, y se hallaba de co-
misario en el ejército de Lafayette, vino á contar ..
le lo que pasaba en el teatro de la grand e illva-
-sion. El 22 habia abierto sus puertas Longwy á los
Prusianos despues de algunas horas de bombardeo,
habiendo sido la causa de ello el desórden de la
guarnicion y la debilidad del comandante. Ergui-
dos con aquella conquista y con la captura de La-
fayette, estaban los Prusianos mas inclinados que
nunca al proyecto de una rápida ofensiva; y que-
daba perdido el ejército de Lafayette, si el nuevo
general no venia á tranquilizarle con su presencia
y dirigir útilmente sus movimientos.


Tuvo pues Dumouriez que abandonar su proyec-
to favorito, y el 25 ó el 26 se trasladó á Sedan,
donde su presencia no inspit'ó por el pronto á las
tropas sino ódio y vituperios, porque le miraban
como enemigo de Lafayette á quien ellas todavía
quel~ian. Fuera de eso le echaban la culpa de
-aquella guerra desgt·aciada, porque en efecto se




ASAMBLEA LEGISLATIV A. (1'192) 101
declal'ó bajo su ministerio. UltilllamenLe porque
era considerado mas bien COlllO hon1hre de plullla
que no de guerra. Aquellas hablillas circulaban
por todas partes .en el campamento, y no dejaron
alguna vez de llegar á oidos del general, que no
por eso perdió ánimo., antes bien principió por
tranquilizar á las tropas afectando un continente
firme y sereno., y no tardó en hacerlas conocer el
influjo de un mando mas vigoroso. Mas no por eso
dejaba de ser desesperada la situacion de 23 mi 1
hombres desorganizados., en presencia de 80 mil
perfectamente disciplinados. Los Prusianos despue s
de haber tomado á Longwy., habian l)loqueado' á
Tbionville y cargaban sobre Verdun, que era 111U-,
cho menos capaz de resistencia que Longwy.


Habiendo Dumouriez llamado á consejo á sus
generales, todos eran de opil1ion de que no con-
venia esperar .'á los Prusianos en Sedan, sino reti-
rarse rápidamente de tras del Marne y retrinche-
l'arse aUi lo n1.eior posible para esperar la reunion
de los demas ejércitos, y cubrir la capital, que
no estaba mas que á 40 leguas del enemigo. Pen-
saban todos que esponiéndose á ser batidos pOl~
queree resistir á la invasion., seria entonces
completa la derrota., y una vez desmoralizado
el ejército., no pararia desde Sedan hasta Paris.,
á donde marcharian directamente los Prusianos á
paso de carga. Tal era nuestra situacion mili-




102 REVOtUCIO~ FJUNCESÁ.
tal' Y la opinion que de ella tenían lo~ genel'ales~-


La que reinaba en Paris no- era tampoco mas:
lisongera, la- irritacion se aumentaba COll- el peli--
gro. Sin etnhargo como aquella inmensa capital:
no hahia visto' nunca al enemigo dentro de sus-
muras, y tenia una idea de su poder proporcio--
nada á su estcnsion: y poblacion, di.ficiImentc'
se figuraba que pudiesen Ilegal' hasta su seno, y
no tetnia tanto el peligro militar que- estaha lejos
de sus ojos, como ~r de una reaccion de parte de
las realistas momentáneamente abatidos. Mientras-
que en la fl'ontera no veían los generales mas que
á los Prusiános, tampoco se veÍa- en lo interior mas
que á los (l"l'istócratas conspiranclo so·rdamente para·
destruir la libertad •.


Se decian unos á otros (fUe' el rey estaba prisio;..
nero, pero que no por eso dejaha de existir su'
partido oonspirando como antes del 10 de' agosto
para entregar Paris á los enemigos. Todas las ca-
sas grandes de la capital se les figuraba que esta-
han llenas de gente armada y pronta á salir á la
fJrimera señal- á libertar á l.uis XVI, apoderarse
de la autoridad, y entregar la Francia sin defensa
al llieITo de los emigrad.os y de-los coligados; de
3uerte que todos estahan preocupados con aque-
llá iJllaginaria correspondencia entre el ,enenlig-o-
interior y cslerior. Esindispcltsable, se decian, acabar
f(JH lus t.raidores. v va se forn1aha la horrorosa idea: ¡ ",. -.J




ASAMBLEA LEGISl.An,· A. (1192). 103
de sacriLicar á los vencidos, idea que en el vulg'o
no' era mas que un movimiento de inlaginacion,
pero que en algunos hom:hres, ó mas f~lnáticos Ó
mas sanguinarios, podia convertirse' en proyecto
real y meditado.


Ya hemos visto que se había tratado de vengar
al pueLlo de los daños 11Ccibidos en la jornada del
10 , Y que se habia suscitado una violenta disputa
entre la asao1blea y el ayuntamiento con ocasion
del tribunal estraordinario. Aquel tribunal que ya
hahia derribado la cabeza de Dangremont 17 y de
Laporte, mayordomo de palacio, no caminaba tan
de prisa como queria aquel populacho furioso y
exaltado, que solo veia enemigos á su alrededer.
Necesitaba fOl'mas n1as rápidas para castigar á los
traidores, y sohre todo demandaba el juicio de los
que estahan presos en Orleans. La mayor parte de
estos eran ministros y altos empleadbs , á quienes
como ya dijimos, se acusaba de prevaricacion. De
este nú.mero era el mini~tro de negocios estran-
geros Delessart. No se hahlaba de otra cosa mas
que de la lentitud de los procedimientos, y se em-
peñahan en que se trasladase á Paris á los prisio-
neros para que les juzgase prontamente el tri hu-
nal del 17 de agosto. Consultada sobre ello l~ asam-
blea , ó por mejor decir intimada que cediese al
,'oto general espidiendo el decreto de traslacion,
habia hecho una vigorosa resistencia; porque de-


/.~'\ I ~ ('1 ... \
~ ..... ~,
ij ;::~ \ ~ :: " ~e_~~"~~'/




104 REVOLUCION FRANCESA.
da que la audiencia territorial nacional era un es
tableCimiento constitucional que á ella no la era.
lícito alterar, como que no tenia poderes constitu-
yentes, ni podia privar' á ningun acusado del de-
recho de' ser juzgado por sus propias leyes ante-'
riores. Esta cuestiorr había suscitad.o de nuevo' otl'a
nube de peticiones, al mismo tiempo que tenia la
asamblea que resistir á una minoria exagerada, al
ayuntamiento y á las sec.ciones desencadenadas. Se
contentó con abreviar algunas fórmulas del proce-
dimiento , pero mandando que los acusados con-
tinuasen en Orleans á disposicion d e la audiencia
y que no fuesen distraidos de la jurisdiccion que
la constitucion les habia señalado.


Habia pues dos opiniones diferentes, queriendo
la una que se respetase á los vencidos, sin por eso'
desplegar menos energia contra los estrangeros, y
la otra que se empezase por acabar con los ene-
migos ocultos antes de salir contra los que venian
armados y se acercaban á la 'capital. Este último
pensamiento no tanto era una opinion como un
instinto ciego y feroz, compuesto de nlÍedo y có-
lera, y que debia aumentarse con el peligro.


Estaban tanto mas irritados los parisienses cuan-
to mayor era el riesgo que corria su ciudad, foco
de todas las insurrecciones, y objeto principal de
la marcha de los ejércitos enemigos. Acusaban á
la asamblea, compuesta de diputados de las pro-




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 105
vincias, de que querian retirarse á ellas. Particu-
larmente los girondinos, que por la mayor parte
pertenecian á las del medio dia, y formaban aque-
lla mayoria moderada que tanto aborrecia elayun-
tamiento , eran acusados de que intentaban sacri-
ficar á Paris por odio á la capital. No eran del to-
do violentas estas suposiciones, por lo mismo que
los Parisienses debian estar bien persuadidos de
que ellos mismos las habian provocado; pel'O' aque-
llos diputados amaban demasiado á su patria y la
causa que en ella se defendia para pensar en aban-
donar á Paris. Verdad es que siempre habian crei-
do que una vez perdido el norte podrian reple-
garse al mediodia , y no es menos cierto que en
aquel momento m~smo .algunos de ellos miraban
como prudente trasladar la silla del gobierno del
otro lado del LoÍra; pero jamas hahia entrado. en
su corazon el deseo de sacrificar una ciudad odio-
sa , ni trasladar el gobierno á sitios donde ellos
fuesen los amos. Era demasiado elevada su alma,
y se sentian ademas con demasiada fuerza en la
próxima reunion de la convencion, para que pen-
sasen ya en alejarse de Paris.


Lo que principalmente se desaprobaba en ellos
era su indulgencia con los traidores y su indife-:-
rencia por los intereses de la capital. Ohligados á
luch al' contra los hombres mas violentos debian,
aun teniendo el número y la razon de su parte,




:106 ltEVOLUCiOX FllA~CESst.
ceder á la actividad y energía de sus adversarios.-
En el consejo ejecutivO' eran cincO' contl'a uno,..
pO'rque ademas de lQS tres ministros Servan, Cla-
viere y Róland que eran de su propio seno, te-
nian á l\rIonge y Lcbrun, á cuya eleccion habian
contribuidO'. PerO' Danton solo, que sin ser ene-
migo sUyO' persünal, no tenia ni su moderaciün
ni sus mismas opiniünes, este sülo dominaba
el cünsejü y les arrebataba tüdo el influjo. Mien-
tras que Claviere prücuraba reunil' algunüs recur-
sos eC~}llómicos, Servan se daba prisa á enviar al-
gunüs refuerzos á lüs generales, y Uoland despa-
chaba las nlas juiciüsas circulares para ilustrar á
las prüvincias, dirigir las autoridades lücales, é
irnpedir sus usurpaciünes del püder y tüda e~pe­
cie de violencias, Dantün no se ücupaba de otra
cosa que de colocar en la adrflinistracion criaturas
suyas. A tOllas partes enviaba sus fieles fl'ancisca-
nos que le prüporcionaban infinitüs apüyos, al
paso que él hacia de este n10<1ü partícipes á sus
amigüs de lüs provechos de la revolucion. Persua-
diendo ó asustando á sus cólegas, no encontraba
ütro obstáculo que la inflexilJle rigidez de Roland,
el cual repelia frecuentemente ó sus ideas ó los su-
getos que propOIiia ; y conlO Danton no que.L'ja rom-
per con Roland, á pesar de estas contradicciünes ,
se contentaba con ganar ellnayor númerO' de nOlTI-
brUlIlientos y decisiones posibleslf




,{S.umtEA LE"GlstAtlVA (1792). 1'01
COlno el verdadero dominio de Danton i'esi:dia erF'


Paris, no quería de ningun modo perderle, yes-'
taba bien decidido ~ impedir toda traslacion del..
otro lad()! del Loira. Dotado de una audacia es-
traordi n aria , y Jla,biendo proclamado la insurrec-,
cion la víspera del diez de agosto' cuando todo el
mundo estaba lleno de dudas, no era hombre para
retroceder sino mas hien para sepultarse en la ca-
pital. Hallándose duerlO del consejo, estrechamen ... ·
te uuido con 1\'Iarat, y con la cOlnision de vigilan-
cia del ayuntamiento " perfectamerlte escuchado
cn: todos los clubs, y ívltimamente viviendo en me-
dro de la multitu(\ como en su propio elemento,
era indisputablemente el hombre mas poderoso,
de Paris ; y aquella potencia, como fundada solo
en su carácter violento, que le ponia en contacto
con las pasiones: del puehlo, debia ser temible
para los vencidos. Impelido por su ardor- revolu-
eÍ'onario, se inclinaha á todas las ideas de vengan-
za que repugna han á los girondinos ,y era gefe de
aquel partid~ p:ll'isiense que decia: « Nosotros no.
« retrocederémos, sino que pel'ecerémos en la capi-
« tal y bajo sus ruinas; pero nuestros enemigos
«( perecerán antes que nosotros.» De este modo se
preparaban en los ánÍlnos aquellos horribles sen-
timientos qne luego produgeron escenas tan es-
pantosas.


Esparciósc con la mayor rapidez cldia 16 la no ..




íOS REVOLUCION F,RANCESA,
tICla de la toma de Longwy que causó en París
una agitacion general? y aunque durante todo


.• aquel dia se estuvo disputando sobre su verosi-
militud, por último no pudo quedar duda y se su·
po que la plaza habia abierto sus puertas despues
de algunas horas de bombardeo. Fué tal la fer-
mentacion ocasionada por esta noticia, que ]a
asamblea decretó la pena de muerte contra cual-
quiera que propusiese rendir una plaza sitiada.
Se mandó tambien, á peticion del ayuntamiento,
queParis y los <Jepartamentos inmediatos, apron-
tasen, en el término de pocos dias, 30 mil hom-
bres armados y equipados. No era dificil aquel.
alistanliento, segun el entusiasmo que reinaba, y
aun el número hacia desvanecer todo peligro, por-
que no se figuraban que cien mil Prusianos pudie-
sen vencer algunos millones de homhres decididos
á defenderse. Se trabajó con nueva actividad en el
campamento de París, y todas las mugeres se reu-
nieron en las iglesias para contribuir con los efec-
tos necesarios para él.


Danton se presentó en el ayuntamiento, y á pro-
puesta suya se recurrió á los medios mas estre-
mados: por ejemplo se resolvió hacer en las sec-
ciones el censo de todos los indigentes, señalarles
paga y darles armas; se nlandó ademas el desar-
mamento y prision de los sospechosos, reputando
~omo tales á todos los que habian firmado la peti-




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 109
clon contra el 20 de junio y contra el decreto del
campamento junto á Pa'ris. Para egecutar este de-
sarme y arresto, se imaginaron las visitas domici-
liarias, organizadas del modo mas espantoso. De-
bian cerrarse las barreras durante 48 horas que
principiarian en la noche del 29 de agosto, sin
que pudiera concederse permiso alguno de salir
por ningun motivo. Igualmente se colocaron bar-
cas en el río, que impidiesen toda evasion por
aquella parte, y los ayuntamientos inmediatos te-
nían encargo de arrestar' á cualquiera que se co-
giese en el campo ó por los caminos. Habian de
anunciarse las visitas á toque de tambor, á cuya
señal estaba obligado todo ciudadano 'á retirarse
á su casa, sopena de ser tratado como sospechoso
de conspiracion si se le cogia en otra alguna'; por
cuya razon todas las juntas de seccion y aun
el mismo tribunal debian hacer vacaciones estos
dos dias. Unos comisionados del ayuntamiento,
asistidos de la fuerza armada, tenian encargo de
hacer las visitas, apoderarse de las armas y , arres-
tar á los sospechosos, es decir á los, firmantes de
las ya dichas peticiones, á los clérigos no jura-
mentados, á los ciudadanos que faltasen á la ver-
dad en sus declaraciones, y á los que habian sido
objeto de alguna denuncia etc. etc. A las diez de
la noche habia de cesar la circulacion de todos los
carruages y quedar iluminada toda la ciudad"




110 REVOLUCIOr( FUANCESA.
Tales fueron las providencias_ tomadas para al'-


restar, segun decian , á todos los malos ciudadanos
.que se ocultaba" des pues del 10 de agosto. Principiaron
estas visitas la noche del 27 y entregado un par-
tido .á la denuncia del partido contrarin, se ,rió
espuesto á encontrarse todo él en las cárceles.
Cua,ntos hahian perten~ido á la antigua corte, 6
por su.s empleos, ó par Sll rango·ó por sus fl'ecuen-
tes idas á palacio; todos los ·que se habian pronun-


. ciado en su favor ~n los movimientos realistas, to-
(los los que tenían enemigos cobardes y ,capaces de
vengarse por una denuncia, fueron encerrados en
las cárceles en ~úmero de 12 á 15 mil individuos. La
comisron de vigilancia del ayuntamiento era quien
presidia á tales arrestos y los mandaba. egecutar á


. su vista. Los arrestados eran por de pronta condu- .
cidos desde su morada á la cOlnision de su seccion
y desde esta á la del ayuntamiento. Allí se les ha-
cia un breve interrogatorio acerca de sus senti-
mientos y de los actos que pl'obahan mas Ó menos
energia , sucediendo muy á menudo que un solo
miembro de .la comision era quien interrogaba,
mientras que los otros rendidos de sueño estahan
tendidos por las sillas ó sohre las mesas. A 105 in-
dividuos que quedaban at'restados ,se les custo-
diaba primero en la casa de la ciudad y luego se
les iba distribuyendo por las cárceles en que to-
da,via hubiese a]gun hueco. Allí se encontraban




ASs\¡\fBUU J.EGrSl.A TJVA. (1792). 111
,~nceiTadas todas las opiniones fJue se hahian ido
'Sucediendo unas á otras hasta el t O de agosto, to-
-das las clases que se habian trastornado, y muchos
siolples vecinos, á quienes ya se tenia pOl' tan aris-
tócl'atascomo á los duques y los príncipes.


El terror reinaba en Paris, tanto en los repu-
blicanos amenazados por los ejércitos enemigos,
como en los realistas amenazados por los repuhli-
canos. Para discurríl' acerca de los medios de resis-
tir al enemigo, se reunió la cOlnision de defensa ge-
neral el día 30 , Y llamó á su seno al consejo ege-
cutivo á fin de delibera!' sohre los recursos de sa-
lud pública. El"a numerosa esta reunion por ha-
JJerse juntado'con los miemhros de la comision una
11lUltitud de diputados qne querian asistir á la se-
sion , en la cual se propusieron diferentes dictá-
menes. El ministl'o Servan no tenia la lnenor con-
fianza en los ejércitos, ni creia que pudiese Du-
mouriez con los 23 mil hombres que le hahia de-
jado Lafayette, contener á los Prusianos. Tampoco
veía entl'e ellos y Paris ninguna posicion bastante
fuerte para resistirlos y detener su marcha, y en
este punto todos estahan perfectamente de acuer-
do, y asi despues de haber propuesto poner á to-
da la poblacíon de Paris en armas para combatir
con desesperacion, se hahló de retirarse en caso de
necesidad á Saumur, para poner espacios numero-
sos y nueV6S obstáculos entre el enenligo y las au-




112 REVOl.tJCION FRANCESA.
toridades depositarias de la soberanía nacional.
Vergniaud y Guadet se opusieron á la idea de
abandonar á Paris, y despues de ellos tomó la pa·
labra Danton y dijo: « Se os propone salir de Pa-
'er l~is ,aunque no ignorais que en la oprnion de los
el enemigos Paris representa la Francia, y que ce-
( derles este punto es lo mismo que abandonar la
([ revoluciono Retroceder es perdernos, y así es in ..
( dispensable mantenernos aqui por todos los me ..
'({ dios posibles y salvarnos á fueza de audacia. En ..
'1[ tre los medios que se han propuesto ninguno me
.({ ha parecido decisivo, y es preciso no disimular-
'{( nos la situadon en que nos ha colocado el 10 de
c: agosio. El nos ha dividido en republicanos y rea-
~ lisias, siendo los primeros poco numerosos y
,« los segundos mucho. En este estado de debilidad
« nosotros los republicanos estamos metidos entre
({ dos fuegos, el del enemigo que está fuera y el
{( de los 'realistas que están dentro. Estos tienen un
( Dil'ectorio Real que reside seC11 etalnente en Pari s
'« y se corresponde con él ejérCito Prusiano. Deci-
4: ros donde se reune y quien le compone no seria
C[ imposible á los ministros; pero para desconcer-
« tarle, é impedir su funesta correspondencia con
.. el estrangero , se necesita . .•... se necesita hacer
« miedo á los realistas ........ J)


Al oir estas palabras, acompaiíadas de un gesto
'estenninador, se vió pintado el espanto en todos




ASAMBLEA I4EGISLATIVA. (1792). 113
los senlblantes. «Es necesario os digo, continuó
{( Danton, hacer miedo á los realistas ...... Os im-
o: porta sobre todo manteneros en Paris, y no lo
«lograreis apurando vuestras fuerzas en inútiles
« comhates ..... Entonces una especie de estupor se
propagó por todo el consejo, sin que ni una sola
palabra se atreviese nadie á pronunciar, y todos
se retiraron sin adivinar precisamente y sin si-
quiera atreverse á penetrar lo que preparaha el
ministro.


Inmediatamente des pues se fué á la cOlnision de
vigilancia del ayuntamiento, que disponia sobe-
ranamente de las personas de todos los ciudada-
nos, y donde reinaha Marat. Los ciegos é ignoran-
tes cólegas de este últinlo eran PanÍs y Sergent ya
señalados en los dias 20 de junio y 10 de ag'osto,
y los nomhrado., Jourdeuil 18 , Duplaill 19, Lefort 2!)
y Lefant 21. AlIi en la noche del jueves 30 de agos-
to al viernes 31 , se lneditaron proyectos horribles
-contra los desgraciados detenidos en las cárceles
de Paris. ¡ Deplorable y terrible ejemplo de los fa-
natismos políticos! Danton á quien nt::nca se le co-
noció ódio contra sus enemigos personales, s~no
mas bien accesible muchas veces á la compasion,
prestó su audacia á los horribles ensueños de Ma-
rat, y ambos forlnaron un proyecto de que varios
siglos han dado ejemplo, pero que no pue de es-
plicarse al fin del 18. o ni por la ignorancia de los


111. 8




111. EVOLUGION FRANCESA.
tielnpos 111 por la ferocidad de las costuInhres.
Vióse tres años antes al nombrado Maillard figu-
rar al frcnte de las mugeres sublevadas en los fit-
1110S0S di as del 5 y 6 de octubre. Aquel Maillard,
que era un antiguo alguacil astuto y sanguinario,
ltahia reunido en derredor suyo una banda de
hombres groseros y propios para atreverse á to-
do ; tales en fin como se encueutean en las clases
el1 que la educacion no ha depurado las inclina-
cio.nes ilustrando la inteligencia. Era conocido por
gefe de aquella banda, y si hemos de dar crédito
á una revelacion reciente, se le previno que estu-
"iese pronto á obrar á la primera sellal , que se co-
locase de un modo útil y seguro, que preparase
garrotes ó cachiporras, (Iue tomase precauciones
para impedir los gritos de las víctimas, que com-
prase ,'inagre y escobas de pahua, cal viva y car-
ros en toldados etc.


Desde aquel instantc se propagó sordamente la
YOZ de una egecucion terrible. Los parientes de los
presos estahan en la nlayor angustia y la traIna ,
así con10 la del 10 de agosto, la del 20 de junio y
ol~'as se anunciaba con anticipacion con señales
siniestras. Por todas partes se repetia que era ne-
eesal'io por medio de un egemplo terrible espan-
tar á los conspiradores que desde el centeo de las
dlrccles se entendian con los esll'angeros. Se que-
jahan de la lentitud del tribunal encargado de cas-




ASAMB-1.E~\ L'EGlSLATIVA. (f792). tfa
ligar á los culpables del 10 de agosto, y se pedía
it gritos una pronta justicia. El dia 31 fué absuelto


/


por el tribunal del 17 de agosto el antiguo minis-
teo l\fontmorin, y esto bastó para que se digese que
la traicion habia penetrado á todas paetes , .Y que
estaba asegurada la impunidad de los culpables.
En aquel mism@ dia se dió por segur-o que un con-
denado habia hecho varias revelaciones, las cuales
se dijo consistian en que por la noche habian
de escaparse los pl'esos de los calahozos , armarse
y esparcirse por 1.a ciudad, conleter en el1a horri-
bles venganzas,? 1ilJertar despnes al rey y entregar
Paris á los Prusianos. Entre tanto los infelices pre-
sos, á quienes se acusaba, estaban temblando por
su vida 1, sus parientes estabaR consternados, y la
f.:1milia real no esperaba sino la muerte en la torre
del Temple.


Andaban entre los jacobinos, en lasseecione$ ,
~n el consejo del ayuntamiento y en la minoria de
la asamhlea una lllultitnd de hombres que creian
estos supuestos planes y se atrevian á mirar co-
mo legítimo el esterminio de los detenidos. Cier-
tamente la naturaleza no produce tantos mons-
truos en un solo dia, y solo el espíritu de partido
puede :estraviar á tantos hombres á un tiempo.
1 Triste leccion para los pueblos! Se dá crédito á
los peligros, se persuade de la necesidad de re-
.chazarlos , se repite esto mismo á todas horas y




ti6 REVOI,UCION FRANCESA.
mientras que ciertos hombres proclaman con li-
gereza que es necesario dar un golpe', otros le dan
con una ferocidad sanguinaria.


El sábado 1.0 de setiembre se habian concluido
las 48 horas fijadas para cerrar las barreras y pa-
ra la egecucion de las visitas domiciliarias, ha-
biéndose restablecido las comunicaciones : cuando
de repente se estiende aquel dia la noticia de la
toma de Verdun, que no estando lnas que ataca-
do se le supuso ya en manos del enemigo por otra
nueva traicio n como la que habia entregado á
Longwy. Inrnediatamente Danton hace que el
ayuntamiento decrete que al dia siguiente se toca ..
rá la generala, sonará la campana de rebato, se
tirará el cañonazo de alarma y todos los ciudada-
nos disponibles se presentaran armados en el
campo de Marte ,acamparán alli todo el dia y mar-
charán al siguiente hácia los muros de Verdun.
Por tan terribles disposiciones se conoció eviden-
temente que se trataba de otra cosa que de un le-
vantamiento en masa. Todos los parientes de los
presos hacen los mayores esfuerzos para obtener
la libertad de los detenidos, y se dice que el pro-
curador síndico :Manuel, á súplicas de una muger
generosa, puso en libertad á dos presos de la fa-
milia Latremouille. Otra muger Mma. FaUsset-
Lendry, se obstina en querer seguir á la cárcel á
su tio el abate de Rastignac , y la dice Sergent;




ASA~IBLEA LEGISLATIVA. (1792). 117
C[ VU1. comete una imprudencia, porque los presos no
« están seguros. 1>


Al dia siguiente 2 de setiembre era domingo y la
ociosidad aumentaba -el tumulto popular. En todas
partes habia gTUpOS nunle rosos, donde se decía
que el enenligo podia estar dentro de tres dias en
Paris. Informa el ayuntamiento á la asamhlea de
las medidas que habia tomado para la leva en
masa de los ciudadanos, y Vergn iaud, dominado
por un entusiasmo patri ótico, toma inmediata-
mente la palabra, felicita á los Parisienses por su
valor, les alaba de que han convert ido el celo que
tenian de hacer mociones en otro mas activo y mas
útil cual era el de los combates. « Parec e , añadió,
« que el plan del enemigo es m archar directamente
C[ contra la capital, dejando tras de sí las plazas
« fuertes, y ó yo me engaño mucho, ó e sie proyec-
« to será nuestra salvacion y su pé rdida. Nuestros
«ejércitos que son demasiado débiles para resis-
e: tirle, tienen bastante fuerza para inquietarle á sus
« espaldas, y mientras que él llega perseguido por
«nuestros batallones, encontrará frente de sí el
({ ejército de Paris formado en batalla bajo los mu-
o: ros de la capital, donde envuelto por todas par-
« tes, se hundirá en la tierra misma que ha veni-
« do á profanar. Pero en medio de estas lisonge-
c( ras esperanzas, hay un peligro que no debemos
« disilllularnos, y es el de los terrores pánicos, con




IlEVOLUCIUN Fl\A:NCESj'.


«los cuales cuentan nuestros enemigos y sienlbral1'
«el oro para producirlos. BÍen sabeis que hayal ...
«gunos hombres de masa tan grosera que pier-
« den el tino con la idea del menor peligro. Y «>
«quisiera· que pudiera distinguirse esa especie de
e: gentes' sin corazon y con figura humana, y reu-
e: nirlos á todos ellOs: en una misma ciudad, comO'
e: por ejemplo en Long1vy á quien daríamos el;
« nombre de la ciudad de los cO'bardes, y alli reu-
( niendo' para sí ~oios todo el oprobio,. no sembra-
« rian el pavor entre- su: c~nciudadanos, ni les ha-
f( rian mir.ar C9ml' gigant~s á los pigmeos, ni equi-
«vocarian el pclvo que levanta una cOlnpañía de'
« lanceros con br:talloD es armados!


( Hoyes el dia, Parisienses, en que se necesita
«mostrar una grande energia! -¿ Por qué no es-
• tán mas adelantados los trabajos del campa-
f: mento? ¿ Donde están las palas y azadones
« que . levantaron el altar de la confederacion y ni-
« velaron el campo de :Mru.1:e? Grande fué el ardor
«que manifestasteis para aprontar la fiesta, y no
« creo que os- nlo~treis lnas-lentos para los comba-
(( tes: ya que cantasteis y celebrasteis tanto la li-
e: bertad, es necesario que la defendais ahora. No-
« son reyes de bronze los que tenemos que derribar1
« sino sohcL'anos vivos y poderosos. Pido pues á la,


_ « asamblea nacional que dé el pl'Ítner ejemplo 'J
«enviando doce cOlnisionados suyos, no pal'~




ASA1IDLEA LEGISLATIVA (1792). 119
« exortar á otros á que trabajen sino para trahajar
« ellos lnismos , tomando en sus n1anos las palas
c( y azadones y lt·abajar á presencia de todos los
c( ciudadanos. »


Aquella proposicion fué adoptada con el mayor
entusiasmo, é inlnediatamente tomó la palabra
Danton para dar cuenta de las providencias tonla-
das y proponer otras nuevas. « U na parte del pue-
q: blo, dijo, va á lnarchar á las fronteras; otra se
« ocupará en abril' los retrincheralnientos, y la
« otra con sus picas defenderá lo interior de nues-
ce tras ciudalles. Pero esto no basta, sino que se ne-
« cesita enviar á todas pat·tes correos y comisiona-
« dos que inviten á toda Francia á imitar el ejem-
« plo de Paris. Es preciso espedir un decr~to por
({ el cual todo ciudadano esté oblig'ado bajo pena
« de muerte á servir en persona ó entregar sus
« arlllas; y aiiadió en seguida. El cal'lonazo que vais
« á oir no es el cailon de alarIna, sino el paso de
« carga contra los enenlÍgos de la patria. Para ven-
( cerlos y aterrados ¿ qué es lo que se necesita? au-
« dacia, audacia y siempre audacia.» Asi las pa-
labras COIDO el gesto del n1inistro agitaron profun-
danlente á los concurrentes, y adoptada su nl0cion,
salió de alli y se dirigió á la comisioll de vig"ilan-
cia. Estaban en sesion todas las autoridades v cucr~


.;


pos, la asamblea, el ayuntamiento, las seCCIOnes
y los jacohinos. Los ministros reunidos en el pa-




120 REVOLUClON FRANCESA.
lacio de la luarina esperaban á Danton para reu-
nirse en consejo, y la ciudad entera estaba en pie.
Un terror profundo reinaba en las cárceles, y en
el Temple preguntaba con ansiedad1a familia real
la causa de tantas agitaciones, porque el menor
alboroto la hacia temblar mas que á todos los pri-
sioneros. En las cárceles mismas parecian conster-
nados los carceleros, y el de la Abadía habia man-
dado desde por la mañana salir de alli á su mu-
gel' y sus hijos. Se les habia distribuido la comi-
da á los presos dos horas antes de lo acostumhra-
do y les habian quitado á todos los cuchillos de sus
servilletas. Admirados de esta circunstancia, pre-
guntaban con ahinco á sus guardas y estos evita-
ban responderles. Por fin principió á las dos la ge-
nerala, la campana de rebato, y resonó el caño-
nazo de alarma en el centro de la capital. Milla-
res de ciudadanos se dirigen al campo de Marte
y otros rodean el ayuntamiento, la asamblea y
ocupan las plazas públicas.


Esperaban en la casa de la ciudad 24. sacerdo-
te$, que arrestados por no haber querido prestar
el juramento, iban á ser trasladados desde la sala
de depósito á las prisiones de la Abadía, y fuese
con intencion ó por casualidad, habian escogido
aquel momento para trasladarlos. Los colocaron
en seis coches de alquiler, y escoltados por con-
federados bretones y marselleses los condugeron




ASAMBFEA LEGISLATIVA. (1792). 121
al paso hácia el arrabal de San German, siguien-
do por los muelles, el puente nuevo y la calle
Delfina. Al momento los rodearon los pillos di-
ciéndoles mil ultrages. Estos son, añadian los con-
federados, los conspiradores que querian degollar
á nuestras mugeres é hijos mientras que nosotros
estuviésemos en la fl'ontera. Con semejantes pala-
bras se aumenta el tumulto y se abren las porte-
zuelas de los coches, que los infelices sacerdotes
querian cerrar para ponerse al abrigo de los ma-
los tratamientos, pero se lo impidieron obligán-
doles á que sufriesen con paciencia las injurias y
los golpes. Llegan por fin al patio de la Abadía,
donde estaba ya reunida una inmensa multitud.
Aquel patio es el que conducia á los calabozos y
se comunicaba con la sala en que tenia sus juntas
la comision de la seccion de las Cuatro Naciones.
Llega el primer coche delante de la puerta de la co-
lnision, y se encuentra rodeado de una multitud
de hombres furiosos, entre quienes estaba Mai-
nardo Abrese la portezuela y baja el prilnero de
los presos para entrar en el tribunal, pero al mo-
mento le acribillan á heridas. Arrédrase el segun-
do dentt'o del coche, pero le arrancan de él por
fuerza y le sacrifican como al anterior. Los otros
dos lo fueron igualmente, y los asesinos abando ~
nan el primer carruage para acometer á los que
venian en los restantes, y uno tras otro fueron de-




122 REVOLUCION FRANaSA.
gollados, me nos uno que fué el ahate Sicard 22' ,-
que se salvó como por milagro.


En aquel instante llegó Billaud-Varennes 23,.
miemhro del consejo del ayuntamiento, y el único
entre los organizadores de aquella carnicería que la
haya aprohado constantementey presenciado tal es-
pectáculo con intrépida crueldad. Llegó revestido
con su faja, y pisando sangi'e y caláveres, habló
á la masa de los asesi nos diciéndoles: Pueblo , tu
sacrificas á titS enemigos y en ello haces tu deber. De-
tras de la suya se oyó la voz de Maillard que de-
cia: Nada tenemos ya que hacer aqui, vamos á los Car-
melitas. Siguióle la tropa de handidos, y todos i un-
tos s~ atropellan en la iglesia del Cármen't donde
estaban encerrados doscientos sacerdotes, que fue-
ron degollados mientras oraban al cielo y se abra-
zaban unos á otros al aspecto de la lnuerte. Pre-
guntan á gritos que donde estaba el arzobispo de
Arlés, y le huscan, le reconocen y le matan de un
sablazo en el craneo. Dcspues de haberse servido
de sus sahles, elnplean las armas de fuego y ha-
cen descargas generales en las salas, en el jardin,
en las paredes y en los árholes donde procurahan
sal varse algunas víctimas.


Mientras que se ternlinaba la matanza en los
Carmelitas, vuelve l\Iaillard á la Abadía con una
parte de los suyos, cubierto de sangl'e y sudor;
entra en el tribunal de la seccion de las Cuatro




ASAMnLEA LEGISLATIVA. (1:792:' 123
Naciones y pide vino para los valientes trabajadores que
están libertando á la nacion de sus enemigos. El tribu-
nal temblando les concede 24 azumures.


Sirvióse el vino en el patio, solwe unas mesas·
Fodeadas de cadáveres degollados en aquella siesta
y mientras que bebian les dice" de repente l\fai-
llard, señalando las prisiones, á la Abadia. Al oir
esta palabra, le siguen y empiezan á echar abajo-
la puerta. Asustados los prisioneros oyen los ru-
gidos que era la señal de su nluerte, El alcaide y
su muger se desórnayatr: ábrense las puertas, y log.
primeros presos que se presentan son arrastrados·
por los pies y arrojados llenos de sangre en el pa-
tio. Mientras qne se inrnala sin distincion á los·
primeros que encontraron, lUaillard y sus se-
cuaces piden los registros y las: llaves de todos
los calabozos. U no de ellos adelantándose hácia la
puerta del rastrillo, monta en un taburete y dice:
«( Amigos .mios, quereis aniquilar á los aristócra-
C{ tas que son los enemigos del pueblo é intenta-
«ban degollar á vuestl'as mugeres é hijos, mien-
«, tras que vosotros estuvieseis en la frontera. Te-
«neis mucha razorr sin duda alguna, pero todos.
« sois muy buenos ciudadanos, que amais la jus-
o: ticia y os seria muy sensible manchar vuestras
({ manos en sangre inocente. - Si, si, gritan los
({ ejecutores. - Pues hien decidrne , cuando sin oir
«nada os arrojais sobre unos hombres á quienes no




124 REVOLUt:lON F'ltANCESA.
( conoceis siquiera ¿ no os esponeis á confundir los
c: inocentes con los culpables?» Estas palabras fue-
ron interrumpidas por uno de los asistentes que
armado con un sahle es clamó : « ¿ Quiéres tu tam-
« bien adormecernos? ¿ Si los Prusianos y los A us-
« triacos estuvieran en Paris, se pararian á distin-
« guir los culpables ?Y o tengo muger é hijos y no


('( quiero dejarlos en peligro: si vosotros lo quereis,
c: dadles vuestras armas á estos bribones y nos ba-
«tirémos con ellos cuerpo á cuerpo y Paris que-
« dará purgado antes de marchar. }) - Tiene razon,
es preciso entrar, dicen otros empujando y ade-
lantándose; mas con todo les contuvieron y obli-
garon á consentir en una especie de juicio. Convi-
nieron en ello disponiendo que se tomára el re-
gistro de los presos, y que uno de ellos haria las
funciones de presidente, leeria los nombres y el
motivo de su arresto, y pronunciarian inmediata-
mente sobre la suerte del preso. - Maillard, que
Maillard sea el presidente, gritaron muchas voces
y al instante principió sus funciones. Sentóse aquel
terrible presidente junto á una mesa, y teniendo
abierto el registro se rodeó de unos cuantos elegi-
dos á la casualidad para que diesen su dictámen,
y dispone que se queden algunos en la prision
para que vayan trayendo los presos mientras que
los demas estaban en la puerta para consumar el
sacrificio. A fin de ahorrarse de presenciar escenas




ASAlInLEA I.Eí;lSL\TIVA. ~1792). 125
de llesesperacion , convinieron en que no se pro-
nunciarian mas que estas palabras: el señor que
'vaya á la Force, y entonces le sacarian fuera del
rastrillo y sin que el preso lo notase se hallaria
en medio de los sables que le esperaban.


Trageron prinlero á los Suizos que estaban en la
Abadía, y cuyos oficiales habian sido conducidos
á la consergería. - ¿Sois vosotros, les dijo Mai-
llard, los que asesinasteis al pueblo el dia 10 de
agosto? - Nosotros fuimos atacados, responden
aquellos infelices, y no hicimos mas que obedecer
á nuestros gefes.- Sin embargo, replicó Maillard,
no se trata Inas que de conduciros á la Force. -
Pero como aquellos desgraciados habian atisbado
los sables que les amenazahan del otro lado del
rastrillo, no podian engañarse, y asi en lugar de
salir se iban echando hácia atraso Uno de ellos, con
firme continente pregunta que por donde se ha-
bia de pasar, y apenas abrieron la puerta cuando
se precipita con la cabeza baja en medio de los
sables y de las picas y los otros se lanzan tras de
él y sufl'en la misma suerte.


Vuelven los ejecutores á la prision, amontonan
á las mugeres en una misma sala y traen otros
nuevos presos. Algunos de ellos acusados de ha-
ber fabricado asignados falsos fueron sacrificados
los primeros, y des pues se siguió el célebre Mont-
mOl'in, cuya absolucion habia ocasionado tanto tu ..




12:G REYOl.UCION FRANCES~.
multo y no le habia valido la libertad. Al presen-
tarle ante el sanguinario presidente, declaró que
habiéndosele ya sujetado á un tribunal regular no
podia reconocer otro. -En hOl'abuena, respon-
dió Maillard, y asi irá V. á la Force á esperar
un nuevo juicio. Engañado el cx-n1inistro, pidió
tple le trajeran un coche, y hahiénd"le dicho que
le esperaba uno en la puerta, pidió que le traje-
ran algunos efect0s, y apenas iba á salir cHando
recibió la muerte.


Luego trajeron á Thierry el ayuda de cámara
(lel rey. Tan bueno es el amo contO el criado, dijo Mai-
llard, y le asesinaron al momento. Dett'as de él vi-
nieron los jueces de paz Uuoh 2[, y Bosquillon 2;)
acusados de haher hecho parte de la comision
secreta de Tullerías , por cuya causa fueron dego-
llados. A si se fué entrando la noche, y cada preso
al oir los alaridos de los asesinos ci'eia llegada su
última hora.


¿ Qué hacian en aquel momento las autoridades
constituidas, tocIos los cuerpos reunidos y todos los
ciudadanos de Paris? En aquella inmensa capital
pueden muy bien reinar juntas la tranquilidad,
el tumulto, la seguridad y el terror segun lo dis-
tantes que están unos sitios de otros. La asamblea
no supo hasta muy tarde las desgracias de las cár-
celes, y llena de estupor habia enviado unos co-
misionados suyos para calmar al pueblo y salvat'




ASAMBI.EA. LEGISLl.TIVA. (1192). 127
~as víctimas. Tanlbien el ayuntamiento hahia nom-
hrado los suyos para lihertar á los presos por deu-
das y distinguir lo que él llamaba los inocentes de
los culpables. Ultimamente los jacobinos aunque se
hallaban en sesion y estaban muy instruidos de
lo que pasaba, se convinieron en guardar silen-
cio. Los lninistros que estaban espel'ando en la se-
cretal'Ía de marina á que llegase Danton para for-
mar el consejo, no sahian una palahra, porque este
último se hallaba en la comision de víg·ilancia. EL
comandante genel'al Santerre decia en el ayunta-
miento que habia dado sus órdenes pero que no
le obedecian, y que la mayor parte de su gente
estaba ocupada en guardar las barreras. Es ciel'tÍ-
simo que habia órdenes desconocidas y contradic-
torias, y todo indicaba que habia una autoridad
secreta y opuesta á la autoridad pública. En el pa-
tio de la Abadía habia un puesto de la guardia
nacional que tenia órden de dejar entrar y no de-
jar salir á nadie. En otras partes estaban esperan-
do órdenes los puestos y nadie se las daba. ¿ Sería
cierto que Santerl'e hubiese perdido el juicio, co-
mo ]e perdió el día 10 de agosto, ó estaría en el
seCl'eto? Mientras que los comisionados enviados
púhlicamente por el ayuntamiento, venian á acon-
sejar la tranquilidad y contener al pueblo, otros
miembros de la misma corporacion se presentaban
en la comision de las Cuatro Naciones, que tenia




\28 REVOLU'ClON FRANCESA.
su junta aliado de las matanzas, y decian: ¿ como
vd por aqui, va tan bien como en el Cármen? El ayunta ..
miento 1WS envia para ofrecer á Vstedessocorros en caso
,de que los necesiten.


De nada sirvieron los comisionados que envió
la asamblea ni los del ayuntanliento para :dete-
ner los asesinatos, sino de encontrarse cara á cara
·con una multitud inmensa que sitiaba las inme-
diaciones de la cárcel y asistia á aquel horrible es ..
pectáculo., gritando viva la nadon. l\lontado el vie ..
jo Dusaulx 26 sobre una silla procuró pronunciar
las palabras de clemencia sin lograr que le escu-
<:hasen; pero Bazire , mas astuto que él, hahia
fingido igual resentimiento que la multitud, mas
apenas pronunció algunas palabras de misericor-
dia cuando se negaron abiertamente á escucharle.
Lleno de lástima el procurador l\'Ianuel , habia cor ..
l~ido los mayores riesgos sin poder salvar ni una
sola víctima. Al saber aquellas noticias, el ayunta ....
miento un poco mas conmovido despachó otra di-
putacion para calmar los ánimos é ilustrar al pueblo so-
bre sus verdaderos intereses ; pero tan impotente co-
mo la primera no pudo mas que libertar algunas
rnugeres y algunos deudores.


Continuó lacarniceria durante aquella horri-
ble noche y los asesinos ihan alternando desde el
tribunal á los rastrillos, siendo unas veces jueces
y otras verdugos, behiendo al luismo tiempo y




ASAMBLEA I.EGISLATlVA. (1792). t29
dejando sus vasos en las mesas, todos teñidos de
sangre. En medio de aquel estrago no dejaron de
perdonar algunas víctimas espresando un gozo
inconcebible al volverlas la vida. Un jóven, á
quien habia reclamado una seccion, y declarado
puro en cuanto á aristocracia, fué absuelto en
medio de los gritos de viva la nacion, y llevado en
triunfo en los brazos sangrientos de los ejecutores.
El venerable Sombreuil, gobernador de los inváli-
dos, fué presentado á:su vez y condenado á sel' tras-
ladado á la Force; pero habiéndole percibido su hi-
ja desde la prision , se lanza por entre las picas y
los sables, estrecha á su padre en sus brazos, se
apega á él con tanta fuerza y suplica á los asesinos
{:on tantas lágrimas y tan tierno acento, que su
furor se queda suspenso y admirado. Entonces co-
mo para poner á una nueva prueba aquella sen-
sibilidad que les conmueve, la dicen que beba san-
gre de los aristócratas presentándola un vaso lleno
de ella. Obedece aquella hija generosa y salva á su
padre. Tambien la hija de Cazotte llegó á enlazar
á su padre en los brazos y suplicando como la ge-
nerosa Sombreuil, fué mas feliz que esta ultima ,
pues obtuvo la vida de su padre sin que la impu-
siesen una condicion tan horrible á su amor.
Aquellos hombres feroces derraman lágrimas y
vuelven á pedir nuevas victimas. Uno de ellos se
vuelve á la prision para conducir nuevos presos


111. ~ 9




130 ~VOLUGlON FRANCESA.
á la muerte, y quiere matar al carcelero cuando
supo. que aquellos desgraciados , á quienes él iha
á degollar habian estado sin agua durante veinte
y dos horas. Otro se interesó en favor de un pre-
so á quien llevaba al rastrillo por solo haberle oi-
do hablar el dialecto de su pais.-¿ Porque estas
aqui tu, le dijo á MI'. Journiac de Saint lUeard?
Si no eres traidor, el presidente que no es nada ton-
to , sabrá hacerte justicia; no tienlbles y responde
bien.- Presentan este preso á l\'Iaillard que se po-
ne á mirar el registro y le dice: ¿ Ah tu eres el
~Ir. Journiac que escribia en el diario de la Cur-
te y la Ciudad? No, responde el preso, sino que
es una calumnia porque yo en mi "ida he escrito
llada.-Cuidado con engallal'me, replicó l\Iaillard,
porque aqui toda nIentira es castigada de nIller-
te. ¿No te has ausentado hace poco de aqui para
irte con los emigrados?- Esa es otra calumnia
porque tengo un certificado que atestigua que
hace 23 meses no he salido de Paris. - ¿ De
quien es ese certificado: es auténtica esa firma?
- Por fortuna de Mr. Journiac hahia en el sangui-
nario auditorio un hombre que conocia personal-
lnente al firmante del certificado, el cual la veri-
ficó y reconoció por cierta.- Ya vé V, replicó lUr.
J ourniac , conlO nLe hahian calumniado. - Si es-
tuviera aqui el calumniador, dijo l\laillanl , yo
haría con él un ejcnlplar escarmienlo. Pero res-




ÁSA.lffiLEA LEGISLATIVA (1792). 131
póndcme , ¿ no habia motivo ninguno para encer-
rarte? -Si, replic6 Joul'liac, yo era conocido
por aristócrata. ~ ¡ Aristócrata! - Si aristócrata;
pero V. no está aqui para juzg-ar de las (')piniones.,
sino de la conducta, y la mía ha sido it>reptensi-
ljle, pues ni jamas he conspÍl>ado", y los soldados
del regimiento que yo -mandaha, me adoraban y
me encargaron que fuese á Nancy á apoderal>me de
l\Ialseigne. 27 - Adlnirados de tanta fi-t'lneza se nli-
raron los jueces unos ánt!'os y MaiHard hizo la se-
ñal de perdono Al momento empezaron los gritos
de ViU4 la wuion, y los abrazos al preso, eogién-
dole dos individuos flue cubriéndole c(')n sus
hrazos le hicieron pasal' sano y salvo pOl> la hi-
lera de picas que le amenazaba. Quiso Mr. Jour-
niac darles dinero, pero lo reusan y no piden mas
que el permiso de abrazarle. Otro preso salvado
del mismo modo fué conducido á su casa con la
misma solemnidad, quel'iendo los mismos egecu-
tores, cubiel'tos de sangre como estaban, ir á ser
testigos del gozo de su familia, é inmediatamente
despues se vuelven á continuar la carniceria. En
aquel estado convulsivo, todas las emociones se
suceden en el ·corazon del hombre, siendo á ve-
ces compasivo, á veces feroz, ya enterneciéndose
ya degollando. Cuanto mas bañado en sangre se
encuentra, le sobreviene un dulce movimiento
que le escita la compasion ó una noble firmeza




132 REVOI.UCION FR.ANCESA.
que le seduce, mostrándose celoso de parecer jus-
to, y vano de parecer hombre de bien ó desintere-
sado. Si en aquellos deplorables dias de setiem-
bre se vieron algunos de aquellos salvages endu-
recidos en el asesinato ó el robo, tambien se
vieron algunos' que venian á depositar sobre la
mesa del tribunal de la Abadía las alajas san-
grientas que habian encontrado en los cadáveres
de los presos.


Durante aquella horrible noche se habia divi-
dido la tropa de asesinos, para estender sus es-
tragos á otras prisiones de Paris. En el Castillejo
(Chatelet) en la Fuerza, en l~ Consergería, en los
Bernardinos, en San Fermin, en la Salpetriere y
en Bicetre se habian cometido iguales asesinatos
que en la Abadía y habian corrido arroyos de
sangre. Al dia siguiente que era el lunes 3 de se-
tiembre se vieron los horról"es cometidos en las
tinieblas y se aumentó el teli'or de Paris. Billaud-
Varennes volvió á presentarse en la Abadía donde
la víspera hahia estado animando á los llamados
trabaia~ores y les dirigió de nuevo la palabra di-
ciéndoles: c: Amigos mios, con haber degollado á
ce estos inÍcuos habeis sal vado la patria: la Fran-
c: cia os debe un eterno reconocimiento, y la mu-
«nicipalidad no sabe como recompensaros. Os
c: ofrece á cada uno 24 pesetas que os va.n á pagar
« inmediatamente.» Estas palabras fueron cubier-




ASAMBFEA LEGISLATIVA. (1792). 133
tas de aplausos, y aquellos á quienes se dirijian ,
siguieron entonces á Billauld-Varen es á la comi-
sion para recibir la paga prometida. - ¿ y dónde
quereis ,le dijo el presidente á Billaud, que en-
contremos fondos para pagar tanta gente? -En-
tonces Billauld , haciendo un nuevo elogio de los
asesinatos, respondió al presidente que el minis-
tro del interior debia tenerlos destinados para este
uso. Fueron á casa de Roland, que acababa de sa-
ber al amanecer los crímenes de aquella noche y
se negó con indignacion á la demanda. Vueltos á
la comision , piden los asesinos bajo pena de muer-
te el salario de sus horrendos trabajos, y cada
miembro tuvo que vaciar su bolsillo para satisfa-
cerlos. Ultimalnente el ayuntamiento acabó de pa-
gar la deuda, y todavía puede leerse en el libro
de registro de sus gastos la lnencion de muchas
sumas pagadas á los.ejecutores de setiembre. Alli
se vé ademas , con fecha 4 del nlismo , la suma de
1463 libras afectas al nlÍsmo objeto.


Se habia ya propagado por Paris la relacion de
tantos horrores y producido el [mayor terror, pe-
ro los jacobinos continuaban guardando silencio.
El ayuntamiento principiaba á compadecerse, pero
no dejaba de añadir que el pueblo habia sido jus-
to, que solo se habia ensangrentado con crimina-
les y que no habia cometido otra culpa en su ven-
ganza que la de haberse anticipado á la ley. El




134 n:EVOLUCIO~ FltANC11:SA.
consejo genera.l hahia enviado nuevo,~ conlisiona .... '
dos para ealnUtr la ef'ervescencia y recordar los bueno,,,
principios á los qua se haliian estraviwlo de ellos. Tales
eran las espresiones de que usahan las autorida-
des públicas. En todas partes se encontraban gen-
tes, que al paso que se compadecían de los sufrí ..
nlientos de lo~: infelices sacrificados ~ añadian :
~ pero si los huhieran dejado con vida, ellos n03
« habrian degollado dentro de' pocos dias.» Otros
decian: « si nosotros somos· vencidos y sacrificados
«por los Pl'usianos, á lo rnenos ellos habrán pe ..
« reciclO' antes que nosotros. » He aquí las espanto-
sas consecuencias del HHedo que se inspiran 109
partidos unos. á otros y el odiú que engen(Lra el
miedo.


En medio de tan horre)ldos desórdenes estaba
dolorosalnente conmovida la asanlhlea, dando de·'
cretos sohre decretos para pedir cuenta al ayun-
tamiento del estado de Paris ,sin que este respon-
diese otra cosa sino que hacia todos sus esfuerzos
para restablecel' el ól'den y las leyes. Sin elnbargo
aunque la asamblea estaba compuesta de aque-
llos girondinos que con tanto valor persiguieron
á los asesinos de setiembre, y murieron tan no-
blenle! "c por haberlos atacado,' no la ocurrió si-
t}uiel'a trasladarse en cuerpo á las cárceles. é in-
Icrponerse entre los asesinos y las "íctimas.Si aque-
lla idea generosa- no ,ino ú sacarlos de los hancº,s·




ASAllIBJ.EA LEGISLATIVA. (J 792). 135
Y llevarlos al teatro de las matanzas, preciso es
atribuirlo á la sorpresa, al convencimiento de su
impotencia, ó tal vez al frio interes que inspira el
peligro de un enemigo, ó en fin á aquella desas-
trosa opinion, de que 110 estaban exentos 11luchos
diputados, de que sus víctimas eran otros tantos
coujul'ados que les lluhieran dado la muerte, á no
Jtal)erla recibido antes.


Vil homhre desplegó en aquel dia un- carácter
generoso y se declaró con noble energia contra los
asesinos. Desde el segundo dia de los tres que du-
ró el reinado de los verdugos, esto es~, desde el
lunes por la lnañana , en el instante en que ter-
lninaban los crímenes de la noche ,:escribió al cor-
regidor Petion ,que todavia los ignoraba, escribió
á Santerre que no se movia para nada, y les hizo
á los dos las mas patéticas intimaciones. En el mo-
mento n1Ísmo dirigió á la asamblea una carta que
fué cubierta de aplausos. Aquel hombre de bien
tan indignamente calumniado por los partidos,
era Uoland, el cual clamaba en su carta contra to-
da especie de desórdenes, contra las usurpaciones
del ayuntamiento y contra los furores del popu-
lacho, diciendo que él sahria morir en el puesto
que le habia asignado la ley. Sin embargQí~ si se
quiere fonnar idea de la disposicion de los
áninl0s ,del furor que reinaba contra los llamados
tral:dotes y de los rodeos que era necesario .emplear




136 REVOLUCION FRANCESA:.
hablando de aquellas pasiones frenétieas, podrá
formarse juicio por el siguiente pasage. Y á fé que
no se puede dudar del valor de ¡un hombre, que
solo y públicamente hacia responsables á todas
las autoridades de aquellas muertes·; mas sin em-
hargo he aqui el modo con que estaba obligado á
esplicarse sobre este punto:


c( Ayer ocurrieron sucesos sobre los cuales con-
« viene tal vez echar un velo. Y o sé que el pue-
« blo terrible en su venganza, conserva en ella una
« especie de justicia, pues no elige por víctima to-
« do 110 que se presenta á su furor, sino que la di-
« rige contra aquellos de quienes cree que la cu-
cr chilla de la ley les ha perdonado por largo tiem-
C'( po ,y cuando el peligro de las circunstancias le
« persuade que deben ser inmolados sin dilacion.
c( Pero yo se cuan fácil es que algunos inicuos y
cr traidores abusen de aquella efervescencia y es
crnecesario contenerlos; sé que debemos á toda
« Francia la declaracion de que el poder egecu-
e[ tivo no ha podido preveer ni evitar estos escesos,
« y sé por ílltimo que es una obligacion de las
« autoridades constituidas poner término á ellos
e[ ó mirarse como enteramente nulas. No ignoro
« que esta declaracion me espone á la cólera de al-
e[ gunos agitadores: nada me importa que acaben
c: con mi vida, pues yo no quiero conservarla sin()
« para la libertad y la igualdad. Si estas llegan á




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 131
«vÍolarse y destruirse, sea por el reinado de los
«déspotas estrangeros, ó por el estravio de un
« pueblo alucinado, ya he vivido bastant.e; pero
« á lo menos habré cumplido con mi deber hasta
({ el último suspiro. Este es el único bien que am ..
« biciono y que ningun poder sobre la tierra sa-
«brá arrebatarme J)


La asamblea cubrió de aplausos aquella carta .,
y mandó, á propuesta de Lamourelte, que el
ayuntamiento diese cuenta del estado de Paris;
mas este respondio que estaba restablecida la
tranquilidad. Al ver Marat y su comision el valor
del ministro del interior, se irritlron estraordi-
nariamente, y se atrevieron á espedir contra él un
mandamiento de arresto: tal era su ciego furor
que no dudaban en atacar un ministro y un
hombre que en aquel momento gozaba todavia de
toda su popularidad. Con esta noticia se irritó mu-
cho Danton contra los miembros de la comision ,
á quienes llamaba rabiosos, y aunque diariamente
contrariado por el inflexible Roland, estaba lejos
de aborrecerle: mucho mas cuando él , en su ter
rible política, desaprobaba todo cuanto creia inú-
til, y miraba como una estravagancia prender en
medio de sus funciones al primer ministro del es-
tado. Se va pues al corregimiento, y llena de in-
solencias á Marat; mas sin embargo (consiguieron
apaciguarle, le reconciliaron con este últÍJno y le




138 REVOI.UCWN FIlANCESX.
entregaron ellllandanliento de prision, fIue él vÍ-
no al instante á tracl' á Petion contándole todo
lo que habia pasado. He aqui, le dijo al corregi-
dor, de que son capaces esos rabiosos, pero yo
sabré reducirlos á la raz.on. - Ha hecho V. muy
mal, le replicó fl'iamente Petion, porque seme-
jante acto no huhiera perdido mas que á sus au-
tores.


Por su parte Petion aunque mas frio que Ro-
land no hahía manifestado menos valor, porque
habia escrito á Santerre , el cual fuese por ilnpo-
tencia ó por cOlnplícitlad, re;;pondia que tenia
quehrantado el corazon con lo que pasaba, pero
fIue no podia hacerse obedecer. Despues se habia
ido en persona á los diferentes sitios en que se es-
taba matando, y en la Force habia al'rancado de
sus sangrien tas sillas á dos regidores que estaban
egerciendo, con sus fajas puestas, las funciones
lnismas que l\laillard descm peñaba en la Abadia.
~Ias apenas hubo salido de alli para otros puntos,
cuando volvieron á entrar los mismos lnunicipales
y continuaron sus egecuciones. Conociendo Petion
su impotencia en todas partes, se vol vió á casa de
Roland que se habia puesto malo de sentin1Íento.
Solo se habia podido custodiar el Temple, cuyos
forzados huéspedes escitaban el furor popular;
pero habia sido lnas feliz aquí que en otras partes
la fuerza arnlada, pues qne habia bastado una




liSAJ16LEÁ LEGlSLH'lL\.. (1792). 13t}
eÍnta (ricolol', estendida al rededor de- los lnuros·
para alejar al populacho y salvar á la familia reaL


Aquellos seres monstruosos que estahan derra-
nlando sangre desde el domi ngo, se hahian en-
carnizado de tal modo en aquella horrible ocu-
pacion, y contraído tal húbito, que ya no podían
interrumpirle. Hahian llegado á establecer una es-
pecie de regularidad en sus ejecuciones, pues las
suspendian para trastalar los cadáveres y ha·
cer sus conlidas. Hasta ciertas nlugeres se ocupa--
ban en nevar el alimiento á las cárceles para su~
11laridos , quienes, segun ellos decían" es'laban OGlt- .
pados en la Abadia.


En esta yen la Fuerza y nicctrc se prolongaron
las matanzas- mas que en otras partes. IIallúhasC'
en la I;'ucrza la desgTaciada princesa de Lanlha-
He 2R, que llahia sido célebre en la corte por su
hell€za y relaciones con la reina; y habiéndola
llevado moribunda al terrible rastrillo: - ¿ Quiell
es V. ?- La preguntal'on los verdugos de la faja.
Luisa de Sahoya, princesa de Lanlballe.- ¿ Que
ocupacion tenia V. en la corte? ¿Tenia V. noticia
de las tramas del palaL.J.o? -No tengo noticia de



ningun trama.-Ilaga V. juranlento de amar la
libertad y la igualdad; y tanlhien de aborrecer
al rey, ú la reina y al trono.- Haré-el primer
juramento, pero no el segundo porque no estú en


.


mI COl'ilZOll.




140 IlEYOLUCION FItANCESA.
-Jure V.- La decía con mucha instancia uno


de los asistentes ql1e queria salvarla *, pero la in-
feliz ni veia ni oia nada.- Que suelten á la. 5eñol'a..
- Dijo el gefe del rastrillo; pues allí como en la
Ahadia hahian convenido en cierta 'palabra para
indicar la señal de muerte. Llevan aquella des-
graciada muger, á quien segun cuentan algunos
no hahia la intencion de matar sino delihrarla
efectivamente y apenas la vieron los furiosos en la
puerta cuando la dan un sablazo en el cuello que
hizo saltar la sangre. Adelantóse ella sin embar-
go sostenida por dos hombres que : acaso intenta-
han salvarla, ** pero á pocos pasos de allí recibió
otro golpe mas térrible que la derribó en el suelo.
Entonces su hermoso cuel;po 'fué destrozado y los
asesinos despues de ultrajarle le mutilaron y re-
partieron los pedazos. Llevaron la cabeza, el co-
razon y algunas partes de su cadaver clavados en
una pica y los pasearon por la calle de Paris. Es
preciso, decian aquellos bárbaros en su atroz len-
guage, llevarlos á los pies del trono; y en efecto se
dirigieron al Temple y despiertan á fuerza de gri-
tos á los desgraciados prisionet'os, que pregunta-


,.. O mas probablemente envilecerla. (N. del T.)
,..,.. No comprendemos en verdad este continuo empeño de


Mr. Thiel's en atenuar con algun paréntesis las inauditas mal-
dades del populacho revolucionario. (N. del T.)






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ASAMBLEA LEGlSI.ATIVA. (1792). 141
han con espanto lo que era. Se oponen los comisa-
rios municipales á que vean la horrible comitiva
que pasaba por debajo de la: ventana y la cabeza
sangrienta que llevaban en una pic~, llegando un
guardia na~ional) decir á la reina. « Es la cabeza
« de Lamballe que no quieren que la veais J) Al oir estas
palabras cayó desmayada la reina y la llevaron en-
tre Madama Isabel, el rey y el ayuda de cámara
Clery·,,29 para que no oyese al volver en sí aque-
lla horrible algazara, que duró mucho tiempo
despues al rededor de los muros del Temple.


Todo el dia 3 hasta la mañana del 4 continuó
derramándose sangre, particularmente en Bicetre
donde fué mas terrible y duró mas que en otras


. partes. Habia alli algunos miles de presos - encer-
rados, como todo el mundo sabe, por toda espe-
cie de vicios. Cuando se vieron atacados intentaron
defenderse, y hubo que emplear la artillería para
reducielos. Llegó á talla desvergüenza de un indi-
viduo del consejo general del ayuntamiento, que
vino á solicitar fuerzas para reducir á los presos
que se defendian, pero no fué escuchado, y Pe-
tion se dirigió á Bicetre sin poder obtener nada. *


.,. Observarán nuestros lectores que el bueno, el noble y
el virtuoso Petion ,como de vez en cuan do le califica el au··
lor de esta historia, siempre fué:impotente para hacer el bien
y poderosísimo para ocasionar el mal. (N. del r.)




REVOI.UCION lillANCES;\.


Era ya una especie de necesidad dc sangl'c la que
animaba á la multitud; y el fu!'()r de combatir y
asesinar hal)ia sucedido en ella al Í<tnatismo po-
lítico, de suerte que mataba por solo el placer de
matar. Duró aUi la carnicería hasta el miércoles 5
de setiembre.


En fin ya. habian perecido casi todas las vícti-
mas designadas; las cárceles estahan vacías, y los
furiosos todavía pedian sangre y mas sangre; pero
los sombríos ordenadores de tantas muertes pare-
~e que principiaban á dar muestras de alguna C0I11-
pasion. Ya enlpezaban á suavizarse las espresio-
nes del ayuntanliento, pues decía que conmovido
profundamente de los rigores ejercidos contra los
presos, estaba dando nuevas órdenes para conte-
nerlos, y entonces no dejó de sel' obedecido. Sin
enlbargo apenas quedaban ya algunos desgTacia-
dos á quienes pudiese ser útil semejante compa-
sion; siendo muy varia la evaluacion del nún1ero
de las vÍctilnas en todas las relaciones de aquel
tiempo, pues las elevan unas á 6 mil y otras hasta
12 mil en las diferentes cárceles de Paris.


Pero sí fué grande el estupor que causaron aque-'
llas ejecuciones, no sorprendió menos la audacia
con que se confesaron y recon1cndaron á la imi-
tacion de los ciernas pueblos. La comision de vi-
gilancia se atre,¡ió á estendcr una circular á todos
los ayuntan1Íentos de Francia, que dehe conser-




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792) 1 ' .. 3
Yal' la historia, juntanlente con las siete firmas
que la suscribieron. He aqui copiado este docu-
mento monumental.


Paris 2 de selienlhrc de 1792.
« Hermanos y amigos: una horrorosa trama ur-


({ dida por la corte para degollar á todos los pa-
« triotas del imperio fL'ances, trama en que están
« comprometidos un gran número de miembros de
« la asamblea nacional, puso en la dura precision
«el nueve del mes pasado al ayuntanliento de Pa-
c( ris, de usar de todo el poder del pueblo para
«salvar á la nacion, y no perdonó nada para ha-
cc cerse digna de la aprobacion de la patria. Des-
e' pues de los testilllonios de benevolencia que la
« nlisma asalllLlea le habia dado, ¿, quén hubiera
« de creer que desde entonces se estaban elnplean.
« do nuevas intrigas en lo Illas oculto del silencio,
(( y que estallarian en el momento en {fue la asaIn-
« blea nacional, olvidando que acababa de decla-
« rar que el ayuntalniento de Paris habia sal vado
({ á la patria, se daba prisa á destituirle en pre-
« mio de su ardiente civismo? Con senlejante no-
« licia, los púhlicos clamores que se levantaron de
ti: todas partes, hicieron conocer á la asanlblea na-
ce cionalla necesidad urgente de unirse con el pue-
«hlo y devolver al ayuntamiento, con la revo-
«cacion del decreto de destitucion, la autoridad
« de que ella le había invesLido.




144 REVOLUCION FRt\.NCESA.
« Orgulloso de gozar de toda la plenitud de la


«confianza nacional., que se esforzará en merecer
e[ mas y mas., situado en el foco de todas las cons ..
({ piraciones., y determinado á perecer por la sa-
« lud pública, no se gloriará de haber hecho su
({ deber, sino cuando ha ya obtenido vuestra apro-
« bacion, que es el objeto de todos sus deseos, y
({ de que no estará seguro, sino despue~ que todos
(l los departamentos hayan sancionado sus pro vi-
(l dencias en favor de la salud pública. P'rofesando
« los principios de la mas perfecta igualdad, y sin
({ ambicionar otro privilegio que el de presentar-
({ se el primero en la brecha., se apresurará á po-


e[ nerse al nivel del ayuntamiento menos numeroso
(l del imperio, luego que no haya nada que temer.


c( Noticioso de que unas hordas bárbaras venian
« avanzando contra él, se apresura el ayuntamien-
«to de Paris á informar á sus hermanos de todos
(l los departamentos., que una parte de los feroces
« conspiradores., que estaban detenidos en las cár-
« celes ha recibido la muerte de mano del pueblo,
({ cuyo acto de justicia le ha parecido indispensa-
.( ble para contener por medio del terror á las le-
« giones de traidores encerrados en sus muros, en
c( el momento en que iba á marchar al enemigo;
({ y sin duda la nacion despues de la larga série de
« traiciones que la ha conducido al Lorde del abis-
« mo, se apresurará á adoptar este medio tan útil




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 145
q como necesario; y todos los franceses se dirán
.. á sí mismos como los Parisienses: nosotros mar-
«( chalnos al enemig'o, y no dejamos por detras
.({ unos hribones que degüellen á nuestras muge-
(l res y á'nuestros hijos. Siguen las firmas que son:
« Duplain, Panis, Sergent, Leufant, Marat , Lefort,
«( Jourdeuil, administradores de la comision de vigilan-
« cia constituida en el ayuntamiento, 1>


La lectura de este documento puede hacer for-
mar idea del grado de fanatismo que produjo en
los ánimos la inmediacion del peligro. Pero ya es
tiempo de tornar nuestras miradas hácia el teatro
de la guerra, donde no encontraremos mas que
recuerdos gloriosos.


tU, 10




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NOTAS DEl~ TRi\DUtJT011
PERTENECIENTES AL CAPITULO SEGUNDO,.


-~._-


'PAGINA 64·,


1 Gaspal' Monge célebre matem{ttieo, nació en Bcan-
ne , departamento de la costa de 01'0 el -10 .Ir mayo
1. 7¡)6, de una familia pobl'c. Su ,padre (\1'a nniuldiz qlW
andaba vendienu@ 'por las .ealles y,catuiuos públicos; pe-
1'0 á fuerza de iCconomia"y hnen~'\ C<l)nduct.a , 1~udo I'eunir
m.edios para dar una buena cdllcacion á su hijo ma-
yor, que es üe quk"R hal"lamos, y 'no drscuidal' tampo-
co la de 'sus dos hel'm:ulOS menol'C", Hizo sus lwirucl'o¿,;:cs-
tudios en un colegio de padres del oratorio ue su pateia .,
en el cllalposteriorl1lcnte descmpeñal'on cútedra de IlÚR-
tica v de hidl'Ografla sus tlichos hel'manos Luis v Juan.
Pel'o "los padl'es< de aquel establecimiento, que 'distin-
guieron en GaS1)~1l' disposiciones Illuy superiores, con-
cibieron el pl'oyecto de que fuese compañero suyo, y
para eso le envial'On :l L}on á pelofeecional'se ca los co-
nocimientos necesarios para aquella eal'I'eI'3; pero todo
fue inútil. La imaginaeion activa de Mongc le anunciaba.
á 10 lejos briUantes destinos, flue no se uveniall bien con
el ObSCUl'O recinto de un colegio, y eomo sus protectores
no quertan violental'le de ningun modo, le confiar'on, co-
mo prenda de su estimacion,la eátedl'a de física á la tier-
na edad de 16 -años. No por ella descuidaba l\Ionge el
estudio de las mutemátlr3S que le llamaban mas p:lI'ticu-
larmente la atencion , y la l)J'imer prueba que dio de ella
fue levantar' ei plano de Sil ciudad nata~ en una grande
escala, :que dibujó y a.lavó con admil'able pe.rfeccion. Dió
la casualidad de hallarnse entonces en ella un oficial su-
perior de ingenieros capaz dr aprreial' aqllel ll'ahajo, y




li8 NOTAS
~Hlmil'ado de él , (lrspnes (\0, ulla larga convel'SacÍoll con
eljóven geómetra, le pl'Oporcionó entl'ar en la escuela
real de Mcziercs. No nos es posible en esta nota dilatar-
1IOS Ú dar ulla idea de la composicion de esta escuela
esencialmente aristocrática, ni de los obstáculos y es-
fuerzos que tuvo que arrostrar y vencer el jóven Monge
para hacerse super-io!' á las dificultades que por entonces
presentaba su ObSCUl'O nacimiento. La biografia de Mon-
ge no puede hacerse dignamente, sino empleando para
ella un grueso volúmen; yeso aun en el caso que no-
SOtl'OS fuésemos capaces de desempeñada. Por tanto nos
limitarémos á señalar los principales sucesos de la vida
de este sabio. No tardó Monge en llegar á ser catedráti-
co titular de dicha escuela, y desde aquella época prin-
cipian los dias brillantes del gran geómetra, publicando
uno de los secretos mas importantes de la física, cual rué
el de descubrir los verdaderos elementos del agua. Era
tal el entusiasmo con que aquel jóven concebia los gran-
des fenómenos de la naturaleza, y la solucion de los pro-
blemas mas difíciles de las matemáticas, que sin ser po-
deroso á otra cosa hacia con el dedo en el aire la figura
que describían sus palabras, y sus discípulos le escucha-
ban con una admiracion que rayaba en prestigio. Solia
esplicarles sus lecciones al mismo tiempo que iba con
ellos á las ferrerias y fábricas donde podia demostrarles
sus teorias , y empapado en la esplicacion, segun cuenta
su discípulo Goujon , se metia por los arroyos sin -inter-
rumpir la plática y casi sin notar que se iba mojando. A
él se deben los conocimientos mas claros del arte de cons-
tmir , asi las obras mas atrevidas de fortificacion, como
las mas humildes de la arquitectura civil. Su fama no tar-
dó en llegar á Paris , que tenía derecho de absorver en su
inmensa centralizacion todo génel'o de inteligencias y así
no tardaron D'Alemberg y Condorcet en declararse pa-
tronos suyos, y suplicarle que fuese á la capital, sin por
eso abandonar la escuela de :Mezíeres. Asi fué que estu-
,'0 desempeñando alternativamente dos cátedras, espli-
cando seis meses en su eseneIa y seis en Paris. Luego




DEL TRADUCTOR.


que se dió á conocer en esta última ciudad, le ab¡'ió sus
puertas la academia de las ciencias en 1780; Y tres allos
despues se le nombró examinador de los aspirantes á la
marina.


Habia llegado apenas á la edad de 40 allOS e uando le
sorprendieron en sus estudios los primeros movimientos
de la revolucion , y aunque en ella no podia tomar pal'te
con los partidos un hombre tan superior, estaba ya su
fama tan asentada entl'e los sabios, que sin otra rcco--
mendacion que ella misma, rué nombrado como dice el
texto ministro de marina. Era entonces aqUf~1 ministel'io
una de las ocupaciones mas difíciles que podia tom31~ so-
bre sí el hombre de mas vasto ingenio, porque no solo
los puertos se hallaban bloqueados, sino que el enemigo
ocupaba parte del territorio, las facciones destl'ozaban ei
pais y el tesoro público estaba exausto. Pero la capacidad
de Monge suplió por todas aquellas desgracias, comuni-
cando su entusiasmo á la poblacíon que confiaba en él.
El mayor servicio que pudo hacer en aquel confuso de-
sórden fué impedil' que el resto de los buenos o1iciales
de marina que aun quedaban en Francia tomasen parti(h)
con los estrangeros; pero no estuvo en su mano estorbar
que los tiranos de la l'evolucion se mezclasen y C01'I'01ll-
piesen la administracion de su ministerio, y esta circuns-
tancia le decidió á renunciar á él. Mas no por eso le fal-
taron ocasiones de hacer eminentes servicios que pode-
mos llamar propios y peculiares suyos, cuales fueron el
que habiéndose levantado á un tiempo catorce egércitos
para resistir la invasion estrangera bajo la direcci on rle
Carnot , se encontraron con que faltaba pólvora y caño-
nes para todos ellos. l .. a marina reclamaba seis mil pie-
zas de artilleria , y no habia una onza de salitre en las
fúbricas. Entonces Monge parece que multiplica sus fuer-
zas y recursos inventando un nuevo método para el re-
finamiento del salitre y olt'o para la perfol':lcion, mucho
mas espeditivo que el antiguo y se enc3l'ga el mismo de
enseñar el al'te de hacer los cañones, Terminado él curso
se preparó de repente una fiesta nacional para probar en




ttxl
~l campo <le Mart4' , en l)1'cs('ncia de todas bs ~(·Ceíoft~~..,
rcunidas, el lllleYO método de MOllge , y el excelente re--
sullado que tuvo rué como un grito de guerra q~1C reso-
nó elt todas las fronteras que amenazaba el enemigo. En-
tonces la comisioll de sahul pública y la cOllycncion qui-
sicron que escriLicse UHa ohm en que eSf>li~ase los mé-
¡odos empIcados pal'a la ülbl'Ícacion de las piezas, y eR-
(~onsecuenc¡a dió ú luz á costa del gobieI.'uo , su Descrip-
flon del arte de {abríear CatiOnes, en fIue la exactitud de


'las demost-racioncs esl-á acompañada de un estilo lncidí-
simo. Esto pasaba en la época del lu'Uyel' WITOl' en que
no se necesitaba poco ánimo para no disinuwar la supc-
l~ioridad de sus conocimientos que it muchos costaron la
"ida. Pero el 9 de tel'luidol' puso al fin un tél'mi n o á aqucel
horrihle estado de cosas, y entonces cI'eó el gobiel'110 la
Escuela norma'- bajo la di.receion de :Monge , que pudo>
pOI' último enseiia.r lilJreu}(ímte la georneCria descriptiva, y
algunos meses despu.es CelLllpaS<J Soll- inmot'lallibl'o de kl
Stalica, que es el l).l'imcl'o en que se haya demostl'adÜ'
todo )0 que es demostI'able en esta parte de la mccúnic:l.


Algo llIas tarde auqllÍl'ió l\Iollge el mayol' título de Sl!
gloria tomando una parte acti\"a cn la fundadon de la Es-
fuela politécnica, que es el estahlccimiento mas útil de
Europa para la organizacioM de \.ouos los r~unes del ser-
\¡cio público. Un hom!,).1'p taH admirable no po<iia menos
de lIam:ll' la atencioll del vencedol' de :Marengo, quien lü
pidió para que pasase á Italia ~ ek'gil' las obl'as macstras
de las altes, fIue kl -.itLlH'ia ponia á la disp(;)gicion de la
república. Desempeñó Monge esta cmnision del modo mas
humano que p1ddo,dulci1i~alldo hasta cierto punto lo odio-
so de aquella \"iolcncia, y :.l3i lo manifestó el mismo llo-
Ilaparte en la cal'ta qne escrihió al dil'ectorio , enviando
(.'011 d Y eon Bel'thic¡' el tl'atado de Campo-Fol'lllio. En
seguida le ,,~ligjó p:u'a acompaüade ú Egipto, donde hizO'
tlaa Illultitud de obscn:lciones , cuyo pOI' menol' se ell-
nH'ni.I'a en las Décadas egipcias, y en la I'cdaccion del
gran yiagc de Chámpollion. El fue UBO dc los quc aCOll.-
5clal'oll la cspedirioll Ú Siria, dOllde patkeió lIlla crll.~t




DEL TRADUCTOR. 151
enfermedad delante de San Juan de Acre,. estando todo
el ejército en el mayor susto hasta que salió de peligro.
Cuando Bonaparte determinó volver á Europa para apo-
derarse del poder supremo, se trajo consigo á Monge y
Berthollet, para que diesen cuenta de las conquistas
hechas para las ciencias, como únicas que resultal'OD
de aquella cspedicion. Restituido á Pal'is, olvidó Monge
sus pasadas fatigas para entl'egarse con nuevo entusias-


. mo á sus discípulos y á su escuela querida, resistien-
do con noble firmeza los proyectos del nuevo empera-
dOl', de cambiar el régimen de ella convirtiéndola en
escuela militm'. Napoleon le escuchaba con benevo-
lencia y correspondió á sus observaciones nombrándole
senadol' y gran cruz de la legion de honor. Mas no con-
siguieron aquellos honores y grandezas alterar en lo mas
mínimo el cm'ácter del sabio Monge, sino que permane-
ció tan sencillo, tan bueno y tan amante de los estudio~
como siempl'e. Antesde partir Bonaparte para su espe-
dicion de Uusia, concedió á Monge el titulo de conde de
la Peluse y le regaló 200 mil francos cuya mayor parte
empleó en socorrer á los desgl'aciados gueneros que lo-
graron volver de aquella desastl'osa campaña. Durante la
restauracion continuó siendo objeto de la veneracion y
apl'ecio universal, hasta que cansada su naturaleza de una
existencia tan activa y tan bien empleada, rindió por fin


, el comun tributo á la humanidad el dia 28 de julio 1818.
Ademas de las obras ya referidas, publicó l\longe una


multitud de memorias, cuya lista ocuparia otro tanto co-
mo lo que va escrito en esta nota, pero que podrán con-
sultar los curiosos en las memorias de la academia de
TUl'in, en las de Pads , en el dial'io de la escuela politéc-
nica, en el diccionario de fisica, en la enciclopedia me-
tódica , en los anales de química, en la descripcion del
Egipto y en el diario de la escnela normal.


PAGINA 64.


2 Pedro Enrique Maria Lebrun-Tondu) fue educa-




152 :NOTAS
do en el colegio de Luis el grande por haberle nom~
brado para una beca el cabildo de Noyon y conocido á
los principios con el nombre de el abate Tondú, Pero-
renunció bien pronto al estado eclesiástico, yobtuvo una
plaza pensionada por el rey en el observatorio para jóve-
nes que manifestaban disposiciones; para las matemáticas.
Poco tiempo despues sentó plaza de soldado, pero Luis
XVI le concedió la libertad, y marchó á los Paises-Bajos
donde se metió á aprendiz de impresor y despues á pe-
riodista. En 1787 hizo· algun papel en la l'evolucion
de Lieja, y en 1790 redactaba un diario en Herve,
condado de Limburgo. Despues vino á Paris y trabajó en
el Diario general de Europa, en el cual observó el parti-
do revolucionario que se estampaban algunos buenos ar-
tículos diplomáticos, y como él era amigo de los Bl'is-
sotinos., logró que Dumouriez le colocase en la secre-
taría de negocios estrangeros. Alli trabaj0 mucho en efec-
to y esta fué la razon porque, como dice 1\ir. Thiers, fué
nombrado ministro el dia 10 de agosto de 92. Mma. Ro-
land, que le con ocia mucho dice de él en sus memorias
que era un buen escribiente de secretaría, pero que no'
tenia ni actividad, ni talento, ni carácter. El 23 de se-
tiembre de aquel año presentó en la convencion un es-
tado minucioso de su departamento y trazó el cuadro de
la Europa política. El 51 de diciembre leyó en la misoa
asamblea las reclamaciones de la corte de España en fa-
vor de Luis XVI, y el 20 de enero siguiente, firmó co-
mo miembro del consejo egecutivo la órden para el su-
plicio de aquel príncipe. El 7 de marzo comunicó á la
convencion las circunstancias que habian motivado la
salida del embajador Bourgoin de Madrid, y hacian
inevitable la guerra con aquella potencia. Entonces pro-
curó ponerse en relaciones con el Lord Grenville, á fin
de evilar si podia el rompimiento con la Inglaterra, 10
cual no impidió (IHe le acusase Hobespicrre , juntamente
con su cólega Clavicl'e, de que pertenecian á la faccion de
los hombres <le estado. Pues lo en acusacion el ¡) de se-
tiembre, consíguió escaparse cl dia 9; pcro habiéndole




DEL TllADUCTOR. 153·
descubierto y aI'l'estado de nuevo el 24, de diciembre, le
condenó á muerte tres dias despues el tribunal revolu-
cionario de Pal'is á la edad de 50 años.


PAGINA 67.


5 P. F. J. Henry Lariviere , allogado en Falaise , fué
nombrado en setiembre de 91 diputado ú la legislativa.
En ella se opuso á que se forzase al juramento cívico á los
clérigos, solicitando con la autoridad de J. J. Rousseau
que se tolerasen todas las sectas religiosas. El fué quien
el 15 de agosto de 92 comunicó á la asamblea los pape-
les del rey en que daba instrucciones á sus ministros, á
Alejandro Lameth y á Barnave para que hiciesen retro-


. ceder la revolucÍon hasta el punto donde habia principia-
do, de lo cual resultó el decreto de acusacion contra
aquellos dos ex-constituyentes. Al mismo tiempo se
opuso á la creacion de un cuerpo de 12 mil tiranicidas
propuesto por Juan de Bry , pero apoyó que se prestase
el juramento de odio á la monarquia. Elegido miembro
de la convencion, propuso en las discusiones sobre el
proceso del rey, que se estendiese la proscripcion á to-
dos los que hacian sombra á la libertad, designando con
esta frase al duque de Orleans, pero él no votó sino el
destierro de Luis XVI. Fué miembro de la comision dC'
los doce, instituida para contener los proyectos del ayun-
tamiento de Paris , pero ofreció su dimision acobardado
con la multitud de denuncias que lloyian sobre él. J\'Ias
no por eso dejó de ser un objeto de ódio para el partido de
la Montaña, que decretó su arresto el dia 2 de junio de
95, Y tuvo la fortuna de ocultarse á pesar de estar decla-
rado fuera de la ley, y no yohió á presentarse hasta des-
pues de la reyolucion de termidor. El año de 95 fué
admitido de nuevo en la conyencion , y aunque habló en
particular contra los antiguos miembros de la comision
de salud pública Roberto Lindet y Carnot, no permitió
que se egerciesen represalias contra ellos. Ultimamente
rué elegido para el consf'jo de los qninienlos y en -1797




154 NOTAS
apoyó vivamcnt~ los proyectos die! Pichegl'ú, dirigidos á
sustraer el cuerpo legíslati\'o de la tutela del directorio.
Esto le ocasionó ser comprendido en la deportac!on del
4.- de setiembre de aquel año, de la cual no le llamaron
los cónsules en 1799. Despues pasó á Inglaterra y fué
consejero del conde de Artois'


PAGINA 85.


4 Gaston, juez de paz en Fois, fué diputado á la le-
gislativa y despues á la convcncioll, y en una y Olra
asamblea manifestó opiniones muy moderadas. En 1791
pidió que solo Jos pl'íncipes de la sangre y los empleados
públicos que hubiesen emigrado, incurriesen en la pena
de confiscacion pero de ningun modo los demas. Sin
embargo uo se crea que por eso el'a menos revoluciona-
rio que los otros y así votó la muerte del rey, pero invo-
cando para ello la razon, la Justicia, la humanidad .. el
ciclo y la tierra. IIabiéndole preguntado un dia Pons de
Verdun que le digera si era hel'mano de un marques de
Gaston que mandaba en el Vendée , respondió negativa-
mente aunque sin disputa lo era. Vino de repl'esentante
al ejército de los Pirineos y prometió llevar muy pronto al
rey de Espafía á la barra de la cont'encion, y cuando los Es-
pañoles pusieron sitio á la plaza de Perpiñan , se encer-
ró en ella para defenderla. Fué muy opuesto en 1794 á
los termidorianos , y el 24 de diciembre de aquel año,
levantó su basto n contl'a Legendl'e, diciendo: «Juro por
(e el millon y doscientos mil defensores de la patda y por
ce cuatro millones de patriotas que están lígados por jura-
« mento en toda la república que no se hará la contra-
(e revolucion. » Otrodia sacó el sable en medio de la asam-
blea en un tumulto ocasionado por su cólega Armounvi-
He, y cuando se trató de cerrar el club de los jacobinos,
aprobó la medida , con tal que no se persiguiese á
las personas. En una palabra, era hombre de verdadero
entusiasmo, pero á quien nunca abandonaba la razon.




(ilri TILY}{]C1UR.


PAGINA 85·.


t - .... ,;)H'


s P. Choudicu , natural de Angcrs y fiscal deÍ tl'ilm-
tlal de lUaine y Lo h'a. , fue nombrado en 1791 diputado
(~ la asamblea legislativa, y miembro de la comision
milil:.u'. Este fue el que tomó la defensa de los soldados
He Chateauvieux, que estaban condenados á presidio por
la insurreccim) de Nal1cy. EI'a· tan adalador del pueblo
que tUYO valor para solicitar que nadie l~mia derecho ú
imponel' silencio á las tribunas, porque ellas eran el pue-
blo soberano. A fines de junio 1. 792 solicitó en nombre
de los ciudadanos de Angel's la: dcposicion de Luis XVI
y el dia 9 de agosto atacó á la asamblea legislaliva en
masa, decl:ll'amfo que era incapaz de salvar la patria. Al
e:lia siguiente fue uno de los mas acalorados en proponer
luedidas para la destruccion completa del trono. Pero na
pOI' eso dejó de oponer'se , como dice el testo, á la crea-
don de un tribunal escepeional que solicitaba el ayu'nta-
miento, asi como ú la órden pal'a trasladar los presos
desde Odeans á Yersalles, sin duda porque tenia ante-
ce<lentes de que iban il sel' asesinados como en. efecto lo
fuer'on. Elegido miembro de la convencion ., no solo voló
la muer'te del rey, sino que propuso se declarasen trai-
dores é infames ú Manuel y Kel'saint porque habian da-
do su dimision en aquella circunstancia. En. marzo del
mismo año le enviaron de }.·epresentante al Vendée ,don-
de rué uno de los partidarios de la guerra de esterminio
que asoló aquel pais. A su vuelta dió cuenta de la situa-
cion en que quedaba, y acusó á la Gil'onda de que ba-
bia fomentado los pl'imeros alborotos. Despues pasó á los
egércitos del Norte y de las Al'denas , donde mandó que
todos los oeportados de Francia, q.ue se 1labian domici-
liado en tel'l'itorio conquistado, saliesen de él en tév-
mino de 24 horas, bajo pena de ser tratados como emi-
gr'ados. Despues de la muerte de Robespiefl'e se em-
peñó en que se habian de imprimir todos los papeles que
~c habian Cllcolltrado en casa de aquel trihuIlo, á lO'




f56 NOTAS
cual se oponian muchos que recelaban ,-crse comprome-
tidos en ellos. Ultimamente- habiendo acusado á la con-
vencion misma de que prolongaba el tumulto y las nece-
sidades del pueblo para tener pretesto de decir que no
era libre, y escaparse de Paris , mandaron arrestarle y
se le encerró en el castillo de Ham, de donde salió en
virtud del decreto de amnistia cuando se concluyó la con-
vencion, y despues vivió retirado en Pal'is hasta la ca ida
de los directores Merlín, Reveillere y Treilhard. Enton-
ces volvió á presentarse y fué nombrado por el ministro
de la guerra Bernadotte, gefe de divison de su secreta-
ria. Pero habiendo sido designado como uno de los de-
magogos del club del Picadero, y en consecuencia pues-
to en lista para ser deportado, se refugió á Holanda y se
metió á librero.


PAGINA 83.


6 Jacobo Alejandro Thuriot-Larosiere abogado del
parlamento de Paris , y uno de los electores que se reu-
nieron el dia 14 de Julio 1789, fue comisionado cerca
de MI'. Delaunney para parlamentar con él sobre la en-
trega de la Bastilla, pero no habiendo podido obtener
respuesta, anunció su negativa y principió el ataque.
Luego le nombraron juez en el tribunal del distrito de
Sezanne y en i 791 diputado á la legislativa, En ella
se mostró terrible contra los emigrados y contra el minis-
tro Narbonne, :í quien declaró digno de muerte por ha-
ber enviado de su propia autoridad un reglamento militar
para el ejército. Este fue quien obtuvo que se vendie-
ran los bienes de los emigrados, y quien en la jornada
del 10 de agosto habló en la tribuna en favor de la muni-
cipalidad insurgente, proponiendo un decreto de acusa-
cion contra el ministro dc la guerra d'Abancourt y con-
tra el intendente de la casa real Lapol·te, y obteniendo
otro para que se hiciesen visitas domiciliarias y se desli-


. luyese :í los jueces de paz nombrándose otros nuevos.
Habiéndole elegido para la cOl1ycncÍoll, solicitó cl12 de




DEL TRDUCTOR. 157
diciembre de 95 que en el término de tres dias se con-
cluyese la causa de Luis XVI y se le condenase al cadal-
so. El dia 18 de aquel mes anunció en la tribuna de los
jacobinos, que si la convencion usaba de indulgencia
ron el tirano, el mismo iria á saltarle la tapa de los sesos.
Por consecuencia ya puede inferirse cual seria su voto
en aquel inicuo proceso. En febrero de 95 hizo declarar
traidor á DUlUouriez y que se pregonase su cabeza y se
declaró enemigo encarnizado de los girondinos. Propuso en
la convencion que se mandase hacer una cuaresma CÍvica, y
sin embargo no quiso admitir la plaza de miembro de la
comision de salud púlJlica. Esto lJastó para que Hebert le
denunciase por moderado y le hiciese escluir del club de
los jacobinos. Rechazó Thuriot esta acusacion haciendo
nuevas pt'oposiciones mucho mas revolucionarias que las
antíguas, pero se fué retirando de todos los clubs y no
volvió á presentarse hasta despues de la revolucion ter-
midoriana. En 179~ volvieron á mandarle arrestar por
halJet' hecho parte de una insul'reccion jacolJinica , pero
logró ocultarse, y despues rué comprendido en la amnis-
tia de 1796. En tiempo del directorio le hicieron fiscal
civil del tribunal de Heitl1s y en el del consulado lo fué
en el tribunal de Pal'is , cuyo destino sirvió tambien en
tiempo del imperio, ascendiendo últimamente á fiscal ge-
neral imperial en el tribunal de casacion.


PAGINA 8(3.


7 Ana Pedro l\1ontesquiou-Fezenzac mariscal de
campo y miemlJro de la academia francesa, nació en
1741 Y fué diputado por la nobleza de Paris á los esta-
dos generales. Desde las primeras sesiones se reunió á la
cámara del estado llano y siguió la corriente de las opinio-
nes del dia , sobre todo en materias de hacienda, dicen
unos que por no perder la suya, y otros que para au-
mentarla. Cuando se verificó la huida del rey, hizo gran-
des protestas de adhesion á la asamblea y renovó su ju-
ramento civico , lo cual le valió que le enviasen á los de-




f58 NOTA.S
partamellt6s del Mosela , el 1\1083 }' las Al'denas par'a pre-
par.arel espíritu público en 1avol' de aquel cuerpo. El 30
de julio de 91 pidió que en lugar de la cruz de S. l..uis
s€ snstituJese la del mérito militar, con cuyo motivo y el
de su conducta durante la fuga del rey, le quitó el con-
de de Pl'ovenza, hermano mayor de S, M. , el destino de
primer caballerizo suyo. Concluida la legislatUl'a se le empicó
en el mediodia en clase de mariscal de campo, y cuando
oeurrieron las horribles matanzas de Asignon en marzo
de 1792, escribia á Paris diciendo: que no hahia motivo
para estl'añado , porque todo se reducia :1 que un partido
esterminq,baalotro. NOlubraoo algun tiempo despues gene-
ral en gefe del ejército del mediodía, hizo el elogio d('l
Sans-coulotismo en una carta que dirigió al ministl'O CIa-
viere. El fue quien se presentó en la bana de la asamblea
el 24 de julio de 92, para anunciar los preparativos de
guerra del Austria y la Cerdeña, denunciar al minis-
tro de negocios estrangeros ChalHbonas, que habia des-
euidado informar de aquellos movimientos al cuerpo le-
gislativo y solicitar' facultades y recursos para l'esistiI' al
enemigo. Pero como no bastase esto para ~atistacer la
impaciencia de los revolucionarios que notab:m lentitud
en sus operaciones milital'es, le destituyeron en el mes
de octubre de aquel mismo año, y en el mes siguiente
le acusaron de varias dilapidaciones. Mas cuando se pl'e-
sental'Oll los comisarios que estaban encargados de arres-
tarle :1 las puertas de Ginebl'a, se habia escapado ya de
allí, llevándose la caja del ejército en cambio de los bie-
nes que dejaba en Francia. Despues envió sus cuentas á
la convencíon , con una carta en que la decía; yo no soy un
bribon, pero no quiero tampoco que ustedes me tengan por ton-
to. Pero lo que mas habia irritado contra él á la asamblea,
foe no haber tomado á Ginebra que es lo que mas se
deseaba entonces. Ultimamente en 1793 le d~jaron en
libertad de vOlver á su patt>ia, donde se presentó en 1797
haciéndose miembro del cÍl'culo constitucional, que el
partido del dit'ectorio queria entonces oponel' á la reu-
Ilion de Clichy. Lo cierto ('8 que estuyo en aquel ti('mpo




DEL TRADUCTOR. 159
designado para Dlinistro, pcr6 murió en Paris el 50 de
diciembre 1798. Sus opúsculos sobre hacienda están
escritos con mucha gracia y talento.


PAGlNA 87.


8 Alberto, Casimh'o, Ignacio, Pedro, Francisco Ja-
"¡er, duque de Sajonia Teschen, nació el 11 de julio
1738 ; se casó con Maria Cristina archiduquesa de Aus-
tria, y fue juntamente con ella, nombrado gobernador
general de los Paises Bajos austriacos. Vióse precisado en
t 789 á huir de Bruselas y retÍl'arse á Viena por causa de
la l'evolucion del Brabante. Mas habiéndose restablecido
la autoridad imperial en su gobierno, volvió á él , Y en
t 792 le vimos al frente de las tropas que sitiaban á Lille,
si bien tuvo precision de levantar el sitio. Los desórde-
nes y atrocidades que se cometiCl'on durante él en las
campiñas inmediatas, sirvieron de pretesto, aunque cier-
tamente falso,para que propusiese Gossuin en la conven-
cion que se pregonase la cabeza del duque, como viola-
dor del derecho de gentes y de guerra. Pocos dias des-
pues procuró seducir á los Belgas que estaban al servicio
de Francia ofreciéndoles el perdon que ellos reusaron
unánimes. Despues se tornó hacia .Dumouriez, haciéndo-
le proposiciones para que evacuase la Bélgica, y no
quiso aceptar aquel general, que estaba orgulloso con
sus victorias, y las remitió á la convencion el 20 de no-
viembre de 92. Este fue el que reusó pasaportes á Lafa-
yette cuando le arrestaron y condugeron á Luxemburgo,
diciendo que se le reservaba para el cadalso. Desde aque-
lla época se retiró el duque de Sajonia Teschen á la cor-
te imperial de Austria y no volvió á obtener mando por
hallarse en una edad avanzada, si bien se dedicó esclu-
sivamente á las artes en que era muy inteligente. l\lurió
en 1822 y dejó casi todo su caudal al archiduque Carlos.




160 NOTAS


PAGINA 87.


9 El conde Arturo de Dillon , oficial genet'al de Fran-
ela, fué diputado de la l\lartinica á los estados generales
y aunque abrazó el partido de la revolucion, votó mu-
chas veces en un sentido opuesto. Por egemplo, aunque
era diputado de una de las colonias, se opuso vigoro-
samente á las ideas exageradas que l'especlo de ellas pre-
valecieron en aquel cuerpo; negándose á que fuesen ad-
milidos en la barra los hombres de color. El 2 de mayo
de 91 invectivó de una manera muy agria á los amigos
de los negros, los cuales le denunciaron al dia siguiente
en nombre de su sociedad, pero esta denuncia no tuvo
consecuencias. En junio de 92 tomó el mando del ejér-
cito del norle , y ya puede verse en el testo cual fué su
conducta en lo relativo al juramento de las tropas. A pe-
sar de ella logró disculparse con los comisarios que ha-
bian venido á destituirle; mas no por eso la asamblea
dejó de renovar su decreto de que habia perdido la con-
fianza de la nacion, sin que esto sirviese de obstáculo
para que continuase sirviendo en los ejércitos del norte,
bien que bajo las ól'denes de Dumouriez , que antes era
subalterno suyo. Cuando se retiraron los Prusianos, es-
cribió una carta al Landgrave de Hesse-Cassel llena de
sentimientos patrióticos, pero que sirvió de pl'etesto para
que le acusasen de que tenia correspondencia c,on los ene-
migos del estado. Le defendió noblemente Dumouriez,
diciendo que la carta no le habia impedido perseguir con
el mayor vigor las tropas del príncipe á quien iba diri-
gida. En junio de 95 pidió permiso para pasar á las islas,
donde habia estado empleado en otro tiempo, pero no
pudo conseguido, mas antes le arrestaron en el mes de
julio y le encerraron en el Luxemburgo por órden de la
comision de salud pública. Tomó su defensa Camilo Des-
moulins alegando sus méritos y conocimientos militares,
pero no adelantó nada .. sino que le coudenó á muerte el




DEL TRADUCTOR. 161
tribull31l'cvolucioll3l'io el día!) de alJl'il f 704, , siendo de
edml de 4,;) años .


. ,


PAGINA "96.


10 El conde de Clerfayt, oficial valon , feld-mariscal
al "ervicio de Austria y caballero del Toison de oro,
~it'vió con mucha distincion en la guerra contra los tur-
cos, yen 1792 le emplearon contra la Francia. Concur-
rió á la toma de Longwy en agosto de aquel año: entró
en Stenay al principio de setiembre; mandó un cuerpo
en la Champagne y se retiró luego á los Paises Bajos,
perdiendo el G de noviembre la famosa batalla de Jem-
mapes, que le hizo tanto honor como al vencedor por
el modo con que disputó la victoria con tropas mucho
menos numerosas que las del enemigo. Obligado á eva-
cuar á "Mons ~ Bruselas y Lieja, se replegó hacia el Rhill
siempre combatiendo con bastante gloria. En 1795 tom~
el príncipe de Cobourg el mando en gefe del ejército
austriaco, pero se le atl'ibuyell á Clerfait las principales
ventajas que obtuvo. El fue quien decidió la victoria de
Nerwinde, donde mandaba el ala derecha que fue la úni-
ca victoriosa. A principios de 1794 conlinuó mandando
un CUCl'PO de ejército en la 'Yest-Flandes teniendo pOl'
enemigo á Pichegrú, que tuvo que dar siete combates
sucesivos para que el otro le cediese la victoria reple-
gándose hacia Tournay y Thielt. Obligado á repas31' el
Rhin por las repetidas derrotas del ejército austriaco,
tomó al año siguiente el mando del de lUaguncia, donde
dió nuevas pruebas de talento y ,-alor. De resultas le
nombl'aron lTeld-mariscal y se le dió el mando no solo de
todas las tropas del Hhin sino tambien de las del impe-
rio. Habiendo ido á Viena en enero de 96, le fueron á
visitar el emperador y el archiduque Carlos, reuniéndo-
se todo el pueblo pal'a verle y festejarle. :Mas á pesar de
estos agasajos, no quiso yoher al e,jél'cito por las infini-
tas trabas que le ponia el gabinrte impel'ial, y murió en
Viena en f 798 .


IlI. 11




162 NOTAS


P.\G!~A nG.
1 t El pl'incipe de Hohenlolw-Rir'chhcrg, gcnel'3l de


artillería al sen:icio Jel emperador de Austria,estuyo elU-
pIcado en t 789 en la Tl'ansilyania eonll'a los Turcos, y
{'Onsigllió sobre (')los muchas y('ntajas, habiendo derro-
tado completamente el día 8 de octubre un cuerpo de
diez mil hombres, que estaba á las órdenes de Cara-Mus-
tafú. Hallándose mandando ('n Bri~'gaw cuando se abrió
lacflUlpañ:1 de l7n2, s(~ dirijió eon Sil diyision á Cham-
pague, atrayesando el Palatinado y Dos Puentes, que-
dándose, despucs de la retirada de los ejéreitos comhi-
nados, en la posicion de Pdlingen delante de Tl'éH'I'is.
Vna de las pl'imeras acciones de impOl'taneia que huho
en aquella guerra, ~. que hoy mismo se mira eomo uno
de los sucesos mas l)l'illalltcs, fue la (kfensa que hizo
este príncipe de aqnel campamento contra Beurnonyille
fine le atacó con yigol' repelidas Yeers. En 1795 pasó á
los Paises Bajos, donde se distillguió lllllCho, singlllar-
mrnte en los eomJJates de jIollt-Auxiu, en el campameIlto
de Famars y en el del campo de C(\S31'. En 17V4 dejó d
mando del ala izqniel'da dcl ejél'eito de Cobourg, p~!l'a
tomar el del ejército imperial, bajo las ónlelws ill\lwdia-
tas del duque de Sajonia T('scl!en. Pel'O disgustado bien
pronto, segun dicen, de hallarse empleado con tales tl'O-
pas, se retiró poco tiempo despues, y aun se añade
qne en encro de 1796 reusó el mando del <'jél'Cito de
Italia. Sea de esto 10 que se qllif'l'a, es lo cierto qne mu-
rió en agosto del mismo año, en el momento mismo en
que iha á reemplazar á ~L 'Vartenslehen á las orillas del
Rhin. Todos los militares le miran con mucha razon,
eomonoo de los gf'nerales mas hábiles que fueron em-
pleados contra los Franceses durante 13s guenas de la re-
yolucion.


PAGL\A Dí.


12 Pedro Riel de Belll'nOIlYille, general de division,




1lE1~ TlU.nUCTOlt. 163
anttgu"O miuistro de la gurrra ~ miemb!'O dl'l St'WHlo rOl1-
-srl'v.H.lOt', embajador á la eOl'te de España ~. gTan olkh\l
de ,la le,giQu de bOllOl', uació ellO de lUa)O 'l75~ eH
Champigncul , y te dest..iuanlN sus l)adl'cs al estado eele-
siástico, yendo muy ,jóveu ú Pal'Ís ú segllir un em'so de
bellas letl'as. Pct'O su indiuadon il las armas eont,'al'iú
Josdesigllios tle sus padres y se dedieú con p:'efel'ellcia
á las matemáticas y á lagcogr'aHa, aiislandQ"r de sllpcr~
numerar'io en la co mpañia degendal'lwls de la 1'(~iJla. La
mucrte de su I1m'mano luayQI' disipó 1(,s obslúeulos que
se oponian a su yocaeion pOI' la calTCl'a militar; pCI'O ha-
hiendo sol}l'evenido un iloleendio que destn~yú los rsU-
hlecimielltos qU(~ su }ladl'e teuia en las eo\;'mias, tuYO
pr'ecision de cllIhar('~U'sc para ellas. Sirvió cnla India,
como soldado, pero LlO tard(len sel' Sal'gellto y luege
mayor de las milicias de la isla de llorhon aunque luego
le destituyó el comandante de ta isla. Y 6lvió á Francia y
se quejó aruar'gamente al .gobiel'll(), quien por indemni-
zacioll le dió la tTUl. de S. Luis. Entonces compl'ó HIt
(~mpleo de .oficial en 13 guardia suiza del hermano mayor
del rey y en 1792 fue empIcado comogenel'al bajo las
<Ól'denes de Dmuoul'Íez que le llamaha su Ajax. No pode-
mos menos de J'ded/' con este motivo lo que sucedía ell-
tonces en los primeros eBcuentl'os de las gucrras de la
rcyolucion, pDt'que se asemejaha n~ncho á lo que hemos
"iHo durante la gnena civil que ~nec algullos años está
a1l¡giendo a España, y es que en cada aeeioncit~l ó esca-
ramuza que se daba, dccia cada genel'al que hab:a der-
rotado completam.ente á su centeado, mientras que el
.otro no confesaba en sus partes lllas que un herido y dos
eontusos @ cosa equivalente.


En felwcro de 17f)5 fue nom.hrado ministl'o de la guer-
ra , yal mes siguiente dió su dimision, diciendo que era
mas propio para senil' á la patria con su espada que con su
pluma, sin ohidat'sc de dar por motivo que se habia ha-
llado en ciento setenta y dos combates. Le concedió 1:1
convencion permiso para salir de París, con tal que
rindiese aJlI~s sus ('ueIl tas, pCI'O yolvió dt'spues á nOlli-




164 NotAS
bral'le ministro y lo aceptó. Despnes le diel'on la éomi-
sion de ir á arrestar á Dumoudez en .St. Am:md, pero
en lugar de arrestal'lc , le pusieron preso á él mismo y le
condllgcron al cuartel general del príncipe de Cobourg
con los cuatro comisarios de la conv~ncion. Cuando vió
'quc el coche en que le llevab:m tomaba el camino de
Tournay, procuró deshacerse de la escolta que les guar-
daba, y uno de los húsares le hirió ligeramente. Recibió
el general Clerfayt aquellos prisioneros con fria urbani-
dad, y solo respondió á las quejas que le daban, que él
no podia reusar el presente que le hacían. Entregaron á
Beurnonville á la custodia del coronel Lebl'eal1 , y no ha-
biéndose quitado aquel el sombre 1'0 , tuvo la mortifica-
cion de que el otro se le mandase quitar diciendo que en
:aquel(a tierra no tenia lugar la igualdad. Habiéndolos lle-
vado á presentar al príncipe de Cobourg , les ofreció es-
te general algunos libros y Otl'OS ob,ietos de distraccion
que ellos aceptaron, pero añadiendo que tuviesen enten-
dido que sus personas quedaban en calidad de rehenes
por la reina y por su hijo encargúndoles que escribie-
sen á la convencion sobre el asunto. Ellos contestaron
que no tenian ningun dictámen que dar á la convencion ,
y en seguida les llevaron á Olmutz, donde estuvieron
presos hasta que en noviembre de 95 se les cangeó por
la hija de Luis XVI. En setiembre de 97 se le dió á
Beurnonville el mando del ejército de Holanda, y tUYO
mucho partido para ser nombrado director. Despues re-
nunció aquel mando por la inspeccion general de caba-
lleria , y estando en este destino se declaró por el ge-
neral Bonaparte cuando este derroco al directorio en los
dias 9 y 10 de noviembre 1799, lo cual le valió la emba-
jada de Berlin, donde estuvo hasta 1802 en que volvió
á Paris. Ultimamente fue nombrado embajador f'll
Madrid y murió desempeñando una plaza de senador ~
siendo gran oficial de la legion de honor.




DEL TRADUCTOR. tG5


PAGINA 97.


13 J. H. l\lol'eton-Chabrillant, coronel del regimien-
to infanteria de la Fere , habia si,do antes capitan de guar-
dias de corps de Monsieur y hecho dos campañas conll'a
Gibraltar. DlII'ante el ministerio de }\Ir. de Bl'ienne se le
{Iuitó su regimiento arbitrariamente y sin que precedie-
se juicio alguno, y asi apenas estalló la revolucion, elevó
sus quejas á la asamblea nacional, y obtuvo que se le
formase un consejo de guerra, que se separó sin decidir
nada. A pesal' de eso le emplearon muy pronto como ofI-
cial general. Ya habia sido diputado del ayuntamiAulo de
París, despues de la jornada del G de octubre, para fe--
licitar ú la asamblea nacional, y darla cuenta de la tran--
quilidad de la capital, despues de la llegada del rey. En
1792 y 95 obtuvo un mando bajo las órdenes de Dumou-
riez, y mostró en él poco talento. Marat le denunció ú la
convencion el dia 2 de abril, como criatura de l .. afavette,
y en aquel mismo mes murió de enfermedad en D~uay,


PAGINA 97.


14, Duval geueral frauces , sirvió en la guena de siete
anos y ,('U la de Amél'Íca, donde obtuvo el grado de ofi-
cial general y la CI'UZ de San Luis. Cuando' principió fa
revolucion vivia retirado en Moutreuil y se mostró par-
tidario suyo, organizando la sociedad patriótica de aque-
lla ciudad, y alistando un batallon de voluntarios de que
)e nombraron teniente coronel. Estuvo empleado en la
Bélgica, y Dumoul'iez le hizo mariscal de campo. Cuan-
do este último huyó del ejército era)'a general de divi-
sion, y habiéndose declarado en fa,'or de la convencion
mandó arrestar en Lille ú Miaczinski , que habia sido en-
,'iado por Dnmouriez para apoderarse de él. Tnyo ([ne
dejar el servicio en ,'irtl1d del dcc('eto (PI(' f'sclnia d(' I'~l
á los nobles, y se retiró á MontrclIil.




PAGlNA ~)7.


-15 Hay dos' ~ellel'ales fl~lHces('s de este nombre {Te'
KeIlCl'man, patll'e é hijü ~ lJOSOU'os hablamos d(~J prjme-
ro , ponftlú el segundo l)t~l'tenec.e' al tiempo del imperi o.
El KeHel>llk'1n PUdI'C pl'iucipi6 Ú sC1'vil" de simple husar en
la legioll dc Contl:ms, y se condujo de modo que na
tardó en g~rrar la ch:.lI'l'ctera y llego luego á sel' coronel det
regimiento in\J;luhdo coronel general de húsares, y últi-
mente oficial general ('1} 17!Jl, En esta époc3' le- emplea-
ron en la Alsacia donde hizo mndlOs esfu:erzos para con-
tencI'la indisáplin3 ,l.c las tl'opas, que él atl'il>uia ú falta
de chismo· de los ol.iciaJes. 1{(~dlJ.ió en Landan , donde
estaba maUllando, una cOl'On:.l cíviL"a poi' haber . estimu-
lado á los softlados ú que frecuentasen las soeiedades pa-
trióticas. Habiendo prestado el juramento de igualdad
dcspnes L1c1IO dc agosto le dicl'OH el mando del ejérci-
to del ilfosdla J en setiembre se- n~unió con DumoUl'iez y
OtllpÓ la posicion dc Valmy, quc defendió eDil mucho va-
lor ('[ tU. Despucs fn{~ empleauo bajo las ól'dcncs de
Custiue, quien le denunció: pOI' no haberse apodcrado de
Ti"én~l'Í8 y JIagUlH.:ia. De:,pues esturo en el <'jl.;l'CilO de los
Alpes y sitio de LyOH , contribnyendo mucho á la defcn-
sa dc fas fl'onter'a..'i lUel'idionalcs dc Francia; mas :í pesaF
de eso uo pudo evitar' que le acusasen de debilidad ~' tl'ai-
cion ni que le destituyesen del: m.ando-. Entonces le es-
dnyel'on de fa sociedad de los jacohiws , yen setiembl'c'
ele 95 le enCel'WI'OU ca la Ahadia, v conducido al tribu-
Ilal I'eyolucionarto , lc' declaró <los'uelto el 8 de nOyiClll-
hl'(~ de !.H,En :} 795 volvió á tOlU:W el mando del ejül'-
('iro de los Alpes! de llatía, que tIno que ceder á Bo-
llapal'te , pOI' hahcl' este ohtenido el titulo de general en
~('re. Volvió ú Paf'is en 1797 y se le encal'gó la organiza-
dOIl de la gelld3l'mCl'fa. Ultim~1mellte el emperador Na-
pot('Otl le elevó al grado de mal'iscal del impcI'io y le d¡ú
la sl'lwtorel'ia de Colmar. En 180~ mallLló ni pjél'l'ito d(~
n'sena eH r:spaüa y al siguieJlk recibió úrdeIl de il' ~l l~·




DEL TR.\DlJCTOR. lG'7


orma~ l\e l\h\n UOUí.\e permaneció hasta '\8\'5. l)lw~mtc
la l'csta\1l'acioll flll~ nomlJl'ado duque de Valmy y PalO de
}'¡'3uGia hasta que falleció el12 dc seticmbre 1820.


PAGINA 97.


1G A. P. conde de Cnstine , nació cn Jletz el 4 de
febl'el'01740 , v desde la edad de sietc años rué nombra-
do Irniclltc del"l'egimiento de San Cham:ms ,con el que
siguió al mariseal de Sajonia en la eampaña de los Pai~
ses RljOS. lhhicnJo s;do rcformado en 1749 volvió á se-
guir sus cstudios en Paris, y al salí.' del colegio entl'ó en
el I'c~illliento del rey, quc hizo parte de la gucI'ra de siL ...
te años, cn el JiscllI'so de la cual le nomb¡'arotl capitan.
Pl'otí'gido por el duque de Choiscuil obtuvo un regimien-
to de dragones que llevó S\I nombre y que estuv~. man-
dando hasta 1780. Eu aquella época habiendo destinado
la corte ~l regimiento de S:lilltOUgC á la Amél'ica, tl'aló
Custinc con su gefe y condujo aquel cuerpo al socorro de
los Americanos, y á su vuelta le nombral'On m~u'iscal de
campo. Nomb,'ado en ¡7SU diputado pOI' la lIob!eza á los
estados gencI'ales se declal'ó pOl' cl (HI'tiJo POPUlal', ,'0-
tando siempre por las medidas mas estl'emaclas~ Conclui-
da la legislatura le emplearon en los rjéT'citos , y en <>1
mes de mayo 1792 se apoderó de las gargantas de 1>0-
I'cntruy, de cuyas resultas le nOmlH'al'On general en gefe
del ejél'cito del Bajo Rhin , y casi al mismo tiempo le de-
nuncial'on los ,jacobinos, aunque esta aeusacion no tUH)
consccucncias por entonces. Se puso muy mal con el ge-
neral Kellennanl1, quejándose de quc le estorbaba to-
das sus operaciones ó por elwidia Ó por traiciono Mas es-
to no impidió que se apoderase Je 'Vorms, de :¡Uagull-
cía y despues de Francl'ol't sur Mein, donde levantó fuer-
tes contribuciones. Ensoberbecido con estas ventajas pu-
blicó una proclama en que trataba indignamente Ú los
príncipes alemanes, diciendo que el Landgrave de /Jesse-
Cassel era un cabo tde escuadra, un monstruo ~ tul, tigre ~ y
que ya habia llegado el día eH juicio para los l)rinc~Jes de




168 NOTAS
Alemania. Al leer estas insolencias el gobernador de 1Ia-
nau, que estaba para capitular, rompió todas las nego-
ciaciones, y habiendo venido á su socorro las tropas del
Landgraye, echaron á Custine de Francfort, obligánuo-
le á fortificarse en Maguncia. Habia llegado entonces á su
colmo la indisciplina de los ejércitos franceses y Custine
se hizo detestar de sus tropas por un rigor escesivo y fue-
ra de sazono Desde el principio de la campaña de 93 per-
dió todas las ventajas que habia adquirido en la anterior,
y se vió precisado á replegarse á la Alsacia, lo cual dió
lugar á que lloviesen las quejas contra él. Echaba la
culpa de todo á Beurnonville y á I{ellermann , amenazan-
do con dar su dimision, pero la convencion Iloquiso admi-
tirsela, y le suplicó en nombre de la patria que no aban-
donase el mando. Pero los jacobinos dieron en sospechar
que andaba en trato con el duque de Brunswick cuya
trama daban por cierta los diarios de Marat y La,'aux,
de lo cual se quejaba él amargamente á la convencion
afectando el mayor celo por la Montaña que acababa de
triunfar del partido de la Gironda. Mas esto no le preser-
vó de que le llamasen á Pal'Ís en julio de 95. Apenas lle-
gó quiso presentarse á la convencion para hacer home-
nage de su respeto y sumision á la república una é indi-
visible ,pero Bazil'e le denunció como gefe de un partiuo
que se agitaba en su favor, pretendiendo que en el pala-
cio real se habia gritado viva Custine. Esto bastó para
que le arrestasen en la Abadia y le trasladasen luego al
Luxemburgo, y habiéndole puesto en juicio, donde se
defendió con mucha presencia de ánimo escuchó su sen-
tencia de muerte, sin decir otra palabra mas sino que
su conciencia le tranquilizaba y que moria sereno é inocen-
te. Despues se puso de rodillas durante mas de dos ho-
ras, pidió un confesor y marchó al suplicio.


PAGINA 103.


'i 7 Luis David ColIenot d'Angl'emont, antiguo ofi-
cial de infantería, habia sido designado en 1792 como




DEL TRADUCTOR.


uno de los partidarios mas activos de los emigrados que
andaba alistando en París para el ejército de los prínci-
pes. Despues de la jornada del 10 de agosto, le entre-
garon al tribunal de este nombre , que le condenó á
muerte, y se egecutó el dia 26 en la plaza del CarouseL
juntamente con Laporte y Durozoy.


PAGINA 115.


1 S Didier Jourdeuil , jacobino y uno de los agentes
del partido revolucionario, durante las primeras revue.i-
tas de la capital. Fué despues miembro de la comision
de salud pública del departamento de Paris , y uno de
los directores de los asesinatos de setiembre. El ministro
de la guerra Bouchotte le nombró adjunto suyo, y en
1794 fué jurado del tribunal revolucionario. Despues de
la caida de la Montaña, le arrestaron como partidario de
Robespierre, y aunque en 1795 se le entregó al tribunal
de Eure y Loira le alcanzó la amnistia que dió el direc-
torio, igualmente que á su coacusado Bouchotte. Toda-
via en 1799 figuraba entre los jacobinos de Paris , y los
cónsules le condenaron á la deportacion en Cayena, cuya
pena se conmutó luego en tener la ciudad ~or cárcel.


PAGINA 115.


19 P. J. Duplain, á quien llamaban Duplain Lanete,
librero de Paris , y miembro de la municipalidad que se
formó el 10 de agosto de 92 para dirigir la insurrec-
cion de aquel día y las matanzas de setiembre, que anun-
ció en una circular á todos los departamentos. Sus rela-
ciones con Danton le hicieron odioso á Robespierre ,
quien le tuvo encerrado en la cárcel durante la época del
terror. Dcspucs le pusieron cn libertad los termidorianos,
pero no tardó en volver ú ser denunciado y preso po.'
terrorista, y desde entonces vivió en la oscuridad. Otro
hermano suyo redactor del Correo estraord'inario pereció
en un cadalso en 1795.




170 NOTAS


VAGINA 115.


20 Este Lefol,t cra un mercader dc Roan. que "ino de
diputado del estado llano á los genet'ales y hahiéndose
dcdal'aJo dcsdc los I)j'incipios por el partido revolucio-
nario lllas estl'cmo y ligádose COIl un tal Lenfallt que
le pI'cscntó á Marat, pr'ctirió quedarse en Pal'is y rué
uno dc los que l)l'epanlron y aun egeeutaron las matan-
zas de los pl'Ímer'os días de sctiembre, en los tél'mino~
que IIlSIIlUa el tcsto.


PAGINA 'IV,).


21 Lenfant cra vecino de Paris, y miembl'o de la
municipalidad que se formó ellO de agoslo 17!)2, p:lI'3
ol'ganizar la insul'l'cccion de aquel dia. No solo rué UU()
de los quc sc sC1131aron en las matanzas de setiembl'e •
sino que fj¡'mó dos Jias despul's la famosa pl'oclama , di-
rigida pOI' el ayuntamicnto de PaI"is á todos los dcl reiu()
para que imitasen su egemplo.


PAGINA 122.


22 El abate Si'~:ll'(l, bien conocido de todos por su
amor á la humanidad, nadó eH Fousscl'ct cCI'ca de To-
losa el 20 de seticmbl'c 1742 , )' rué sucesor del célel>l'e
abate L'Epée en el al'te de enscñar á esplic~\l'se á los sOl'do-
mudos, con no menos celo y habilidad que su pl'cuece-
SOl'. Le encenal'on cl 1. 0 de scticmbrc 17D2 cn la Aba-
dia, y no escapó de la nnWl'tc en los tél'lllinos quc refie-
re el autol' , sino pOI' la intcl'posicion qne hizo en aque-
lla fal'sa de tribunal, un I'elogel'o llamado .í~Ionnot , que
habiéndole conocido, espuso ú los jueccs el cstraol'(1ina-
rio mérito y patriotismo del qnc ihan ú dcgollar. Se dis-
tinguió mucho Sicanl pOI' la severiJad de sus pl'incipios
religiosos y por su oposicion al sistema l'cpablicano, con
cuyo motivo le cllyohicron ('[) la pl'Oscripdon dcl 18




171
{í'udidol' como autor oc los Anales calólicos , pero eütú
con la fuga la depOl'taciou, Habiendo HH'lto despues á su
enseñanza 1 continu.ó pel'fecciouando su sfstelll~\ , y pu-
blicó las obras siguientes: Catecismo para el uso de los
sordo-mudos; El manual de la infanciá ; Elementós de gra-
mática general, aplicados á la limgua francesa; Curso d.e-
iltstruccion para un sordo-rnudo de nacimiento. Estas olwü.s
le dieron. entrada en el instituto de 1?IH.mcia.


PAGINA 122.


23 BiHaud-Val'cnnes ahogatlo y alltiguo c1él'igo def
6rator'io , er'a natural de la Hochela de donde salió algll-
uos años antes de la ,'cvolucion. Este es unO' u~ aq.uellos
monstruos que solo de vez en cuando al'l'<:;an de sí la3-
lm'hulcncias populares , y cuyo c:.lI'úf;:tcr repugna dcs-
cl'ihir la pluma ue un hombre de bien. F .• n t 792 rué sus-
tituto del pI'ocurador del ayuntamiento de París, J cuen-
ta Pl'lulhomme en su lústoria de los crímenes de la 1'ero-
lucion quc cn una C'onl'el'cueia quc se tuvo para preparal"
las mantanzas de setiemb'l'e, habiendo dicho uno ue los
conculTentes que no se encontrarian con ülcilluad tantos
asesinos, respondió Billalld, yo me encargo de encontrar-
los. EH efecto ~'a pueden \Cl'Se en el texto las ",¡sitas y el
lenguage quc tuvo con ellos en la Ahadia. Concluidas que
fueron aquellas sangrientas escenas, le elnió el ayunta-
micnto de comisionado á Chalons, donde denunció ú lo-
da ]a municipalidad de que can'cia de rhimlO ,p!'I'O hl
asamhlea no hizo caso alguno de la dcmmcia. Elegido di-
putado dc la conw~ncioll ~ propuso la pena de muerte COH-
tra cualfluiera tlue intl'ouugcsc al cnemigo en tel'l'itorio
frances , J provocó muchas \"eces el juicio de Luis XVI 1
oponiéndose á que se le conccdiescn abogados. Viendo
tluc se dilataba la causa, pidió quc se hiciera pedazos el
lJllsto de Brut.o quc e~taba en la ~ala de las sesiones y
dijo: (( Ese ilustre romano no dudó en destruir á un tira-
/( no , y la convencion difiere la justicia del pueblo COll-
«tra un rey, l' Inútil es decir que votó su muerte.




172 NOTÁS
Scy\a nm_~ hwgo \\' \'dh'\eul\o \Ol\(.\S \ .. \'& uenundas tille


hizo y las desgracias que causó con ellas, baste decir que
Lodos los días de su asistencia á aquel cuerpo se distin-
guieron por una ó muchas, ya contra los de afuera y ya
contra sus mismos cólegas. El 5 de setiembre de 95 se
opuso é hizo anular el decreto que prohibia las visitas do-
miciliaria s de noche, y en aquel mismo dia con ocasion
del decreto de acusacion contra Claviere y Lebrun-dijo
que era indispensable que el tribunal revolucionario, sus-
pendiendo todo otro negocio se ocupase en juzgarlos y lle-
varlos al patíbulo antes de ocho días, igualmente que á
~faria Antoneta ; y luego qtte hubiesen ca ido sus cabezas,
decid á las potencias coa ligadas que un solo hilo tiene sus-
pendida la cuchilla sobre el hijo del tirano, y que si dan un
paso mas por vuestro territorio, este niño será la primera
victima del pueblo. Aquella misma tarde le nombró la
convencion presidente suyo y adjunto á la comision de
salud pública para velar sobre los ministros. Habiéndose
-visto precisado el día 25 á defender las operaciones de la
comision, echó la culpa de todos los males de que á él
le acusaban, á los enemigos de la república y declaró que
gl'acias á sus grandes medidas tenia esta sobre las armas
1.800 soldados, y cien mil hombres mas, prontos á de-
sembarcar en Inglaterra. El era quien ordinariamente
cortaba la palabra á los acusados cuando querian defen-
derse, y cuando Chabot hizo la mocion para que á lo me-
nos los diputados gozasen del derecho de no Sel' arresta-
dos sino despues de oidos, le dijo proféticamente á Bi-
llaud que él estaba destinado para ser á su vez víctíma de
la ret'olucion. En una palabra, bajo pl'etesto de oponerse
ú todo proyecto de tiranía, estuvo egerciéndola contra to-
dos los que le desagl'adaJxm por cualquier pretesto que
fue~e. Para todo habia contado con Hobespierre, Saint
Just y ucmas yerdugos que oprimieron la Francia duran-
te la époc~ del terror; pero cuando estos se desunieron
al w'r que el primero de ellos iba deshaciéndose de sus
cómplices, se dió prisa Billaud á denunciar á Robes-
piel'l'e y rué de los que mas contribuyeron á su pérdida.




DEI. TRADUCTOR. 1'73
Seis dias despues hizo renuncia de su plaza en la comi-
sion de salud pública, y habiéndole denunciado el 28 dp
agosto 1. 794 I~ecoin tre de Versalles, como uno de los
cómplices de aquel mismo á cuya ruina hahia contl'ihui-
do, obtuvo un decreto en que se declaraba que su con-
ducta habia sido conforme al deseo nacional. No pOI' eso
cesaron las dennndas contra él, particularmente de aqup.-
nos mismos que le hahian sel'Vido de instrumento para
sus atrocidades. lJItimamentc se logró que fucsp. escu-
chada alguna de ellas y le condenaron á la deportacioll
en la Guiana para lo cual le arrestaron el 1. 0 de abril
1.795. QuisD la convencion al dia siguiente que se le tras-
ladase al trihunal de la Charanta para ser juzgado de
nuevo, pero era )'a tarde por que se habian dado prisa
á emharcarle para Ca)'ena. Al llegar á esta isla le interna-
ron lo mas posible mirúndole como á una fiera y alH vivió
sin otra ocupacion que la de domesticar papagayos.


PAGINA 12G.


24 Este Unoh era natlll'al dp. la Alsacia y j nez de paz
en Pal'is. Formó una sumaria de los daROS cometidos el
20 do junio en el palacio de TnIlerias por el populacho,
lo cual fne causa de que le encenasen en la Abadía, sin
que dejase de contl'ilmir mucho tambien el haber sido
empleado por Bcrtrand de Mollcville, en la policia secre-
ta de la corte.


PAGINA 126.


25 Carlos Pedro Bosquillon, abogado del parlamen-
to de París, y elector por aquella ciudad en 1. 790 Y 92 ,
habiéndose opuesto en esta última época al nombramien-
to de lVlanue] para procurador síndico. En su calidad de
juez de paz habia instruido una sumaria contra los insti-


. gadores de la jornada de 20 de junio y daños hechos en
el palacio de Tullerías. El dia 50 de agosto, estando
Manuel haciendo una proclama al pueblo junto á la casa
donde vivia Bosquillon , dijo mirando hacia ella: « Ya lIe-




NOTAS


(( gó el uía dI' l:r:. Yenganzas, y Jos t1'uitlores fiO tat' dUI'{1I1
~(en pCl·ecel'.)) En efecto ~l dia siguiente le arrestaron
por ónlen de la comision de ,'igilancia y le condugCl'on
ú la Abadia dOllue le sacl'iHearoll dos dias despues.


PAGINA 128.


26 J. Duss~\\\x. n~ció en Chm't\'cs ue \m~\ fam\\\~ \\us-
11'(' ('B la magi~tl'atul'a )' principió sus cstudios en el ('0-
l('gio d(~ la Fleehe y los concluyó en el de Luis f'l ATantl(\,
donde ganó todos los pr'emios. A S11 salida le dieron ulla
comandancia de gendanncl'ia ~eoJl la cual hizo la cam-
paña de Hanovcr, hajo las ónlenes dd mariscal ele Rirhe-
lien , y adqnil'ió la estimacion del rey Estanislao. Cuando
"olvió á Pal'is publicó una traduccioll de Juvenal, y en
1776 le hicieron micmbl'o de la academia de inscl'ipeio-
nrs. En agosto de 17DO puhlicó un compendio histórico
oe la insurreccion del 1/., de junio~' toma de la Bastilla.
En 1 79"2 r\H~ diputado ú la legislativa, eH I'emplazo de
Roscar)' que habia hecho dimisioll, y aunque grnel'al-
men te inclinado ú las ideas de pl'Ogreso , no dejó de de-
saprobar en público y COIl mucho ,"igol' la desu'uceion
de las obras maestras de las :ll'tcs, y ('n genel'al todos
los escesos rm'olucionarios, pal,ticularmcnte cuando le
en'vló la asamblea á calmal' el furor del populacho du-
ranle las matanzas de setiemb,'e. Elf'gido micmhl'O de la
convcncion, apoyó el decreto pI'opuesto por el depal'ta-
mento del AltO Loira , en que se mandaba la fOl'lnacion
de una guardia departamental pal'a prot.egcr á ]a convcn-
cion contra el influjo de las secciones de París. En el pro-
ceso del rey votó por la reelusion )' destierro hasta la paz.
Por este voto le denunció en 51 de mayo Billaud-Varen-
nes aunque sin resultado por entonces, pero en octubl'C
de 95 le arrestaron COIl otros 73 diputados con los eual{'s
le pusieron tambien en líbel'tad al dia siguien te, En abril
de 9il pidió que se erigiera un altar espi:ttol'io de la san-
gre fcancesa injustamente dermmada. Despues fué miem-
bro del consf'jo de 103 ancianos, que pl'esidió en julio




DEL TRADUCTOR. J7á
,le f 70G, Y murió el 16 oe marzo de 1700 despues de
nna lal'ga y dolorosa enfermedad. Sus principales obl'as
son las traducciones de Salustio y Juvenal que es la 111(',;or
que hay en f.'ances de este poeta latino: Sobre la pasiofl
del juego ; Elogio del abate B/anchet; ¿~lcmol'ia sobre los
saliricos latinos; Viage á Batrgl' y los Altos Pirineos; Jlis
relaciones con J, J. Rou.'isean.


PAGI~A 131,


27 El cahallel'o de )falscigne--Gllyot ('/'3 un hidalgo
(1(·' FI'anco-Colltlaoo que principió ú senil' cn el regi-
miento de neaufl'cmont, dOlltlc llegó ú ser capitan He-
formado en 1763. pasó ú Sto, Domingo en (:alidad de
edecall de M(', de Be1zunce. Despues de la muerte de es-
te general vohió á )¿~l'ancia )' le nombraron capilan de
carabineros, ascendiendo de grado en gl'ado h~sta el de
mariscal de campo en 1788, con el que se .'etiró á Sil
pl'Ovincia. IbbiénJole eneal'gaJo en 1790 que fuese co-
mo inspeclOl' á tomal' las cuentas Je la guarnicion de
Nancy encontró muy alhorotadas las cabezas, pCI'O sin
embargo pl'Ocuró alTeglal' sus cuentas lo menos mal que
pudo y cuando quiso salir del cuartel le cruzó la bayone-
ta el cent.inela pam impedírselo, mas (~l sacando la espa-
da hil'ió al centinela y ú nn gl'an:Hlcro, Rodeado entoncf'S
de muchos soldados, se le rompió la espada, pero él sin
atUl'dit'se le arrancó la suya á uno de los que le .. odea-
han , se alwió paso por entre la soldadesca y salió del
cuartel. Parecian pOI' el pronto calmados los ánimos, mas
cuando se puso en camino p:H'a Luneyille le siguió un
destacamento de inf~Hltel'ia y otl'O de caballeda, contl'a
Jos cuales quiso Jefendcl'sc ron su cscolta de carabine-
ros, pero estos le faltal'on y eondugel'On, ú la cúrcel de
Nancy. De esta le sacó luego el genel'al Bouillé, y ape-
nas se "ió en libertad, emigl'ó y fue á buscar á los her-
manos de Luis XVI, Y habiendo hecho algunas campañas
con lo¡; realistas, tomó por fin f,el'Yicio en calidad de ofi-
cial general en Prusia, y lllUl'ió en Anspach en 1800.




f76 NOTAS


PAGINA 15H.


5!8 l}'lal'ia Teresa, Luisa de Saboya Cariñan, viuda
~le Luis Alejandro José, Estanislao de Borbon-Penthie-
"I'e , príncipe de Lamballe, nació el 8 de setiembre 1. 794
Y fué camarera mayor de la reina de Francia, Se profesa-
ban estas dos princesas una amistad tiernisima, y cuan-
do determin6, escaparse Luis XVI la envió ~laría Anto-
neta un billete muy secreto, en que se lo participaba, y
ella se embarcó en Dieppe para Inglaterra. Pero apenas
supo el malogramiento del viage, y que el rey habia acep-
tado la constitucion , se volvió á participar de los peligros
de la reina y la siguió al Temple despues del 1 O de agos-
to. IrTitado el a)"untamiento de Pal'is con aquel ejemplo
de fidelidad, la sacó de allí el dia 1. 9 Y la encerró en la
Fuerza, donde ya habran visto nuestros lectores las cil'-
cunstancias de su asesinato. Podriam0s añadir otras mu-
chas, tomadas de la l'elacion de ~Iercier pero no harian
mas que aumentar el dolor que causa el recuerdo de un
crimen, que parece mas horroroso, cuando se sabe que
jamas esta señora solicitó nada para si, ni habia dado el
menor motivo para escitar el odio del pueblo.


PAGINA 141.


"29 Clery era ayuda de cámara de Luis XVI y le eli-
giÓ: .. su amo para que le acompañase al Temple cuando le
encerraron allí y le sirvió con el mayor celo hasta el ins-
tante de su muerte. Entonces salió de Francia y fué reci-
bido del modo Illas tierno por los hermanos de su anti-
guo :señor. En 1798 publicó una relacion interes:mtisima
de todo cuanto ocurrió durante la ·cautividad de Luis
XVI y de su familia. Despues volvió á PJ.ris en 1805, Y
no le permitieron hacer segunda impresion "de su obra.
Pero dcspues se han hecho otras muchas y se ha tradu-
cido á casi todos los idiomas. Ultimamente falleció en
Viena citO de junio 1809.




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 177


CAPITULO TERCERO.


Campaña de la Argona. - Planes militares de DUITIouriez.-
Toma del campamento de Grand-Pré. - Victoria de- Val-
rny. - Retirada de los aliados; rumores acerca de las
causas de aquella retirada.


Ya hemos visto como Dumouriez habia celebra-
do un consejo de guerra en Sedan, y como la opi-
nionde Dillon habia sido la de l'etirarse á Cha-
lons para ponerse detras de 1 Marne y defender su
paso. Los motivos que este tenia para creer que
no era posible contener á los Prusianos no eran
otros que el desórden en que se hallaban los 23
mil hombres que se le habian entregado á Du-
mouriez, y la impotencia en que estaban de re-
sistir á 80 mil Prusianos perfectamente aguerri-
dos y organizados; por lo cual, lejos de tratar de
detenerlos, era preciso acelerar la retirada para
buscar posiciones mas fuertes y suplir con ellas la
debilidad y mal estado de nuestro ejército. Hicie-
ron en el consejo tal impresion aquellas razones,
que adhirió unánimemente al dictámen de Dillon,


III.




178 REYOLUCION FfiANCeSA.
y ('01110 [. DUlnOul'iez le pertenecia la dccision co-
1110 general en gefe respondió que lo meditaría.


El'a esto el 28 (le agosto })O1' la noche, y aH i
se t0111Ó una resolucion que salvó á la Francia.
Muchos hay que se disputan este honor, pero todo
\wucba (\ue solo ~e"l'tenece á DunlOU"l'lcL") 1 ~or (\e
contado la ejecuclon fué tan pl'opia suya que no
deja duda de que mereció toda la gloria. Sahido es
que la Francia está defendida al Este por el Rhin y
los Yosgos, al Norte por una série de plazas fuertes
debidas al genio de Vauhan, y por el l\Iosa, el
1\1ose11a y otros rios que conlhinados con las plazas
fuertes, componen una 111ultitud de obstáculos su-
ficientes para proteger aquella frontera. Hahia pe-
netrado en Francia el enemigo por el Norte, y
trazado su lnarcha entl'e Sedan y Metz, dejando
('1 ataque de las plazas fuertes de los Paises-Bajos
al duque de Sajonia-Teschen, y cubriendo con un
cuerpo de tropas á l\Ietz y la Lorena. Segun este
proyecto les hubiera sido preciso marchar rápi-
dalnente apl'oyechúndose de la desorganizacion de
los Franceses, llenarlos de terror á fuerza de gol-
pes decisivos, y apoderarse tamhien de los 23 11lil
hom1wes de Lafayette, antes que un nue"o g;ene-
ral "iniese á darlos unidad y confianza. Pero las
luchas entre la presuncion del rey de Prusia y la
prudencia de Brullswick, detenian toda l'csolucion
é impedian á los aliados mostrarse sériamcntc ni




~S,\lmL'iU I.EGISL\TlYA. (t 192). P19
a1l·evic1o.~ ni prudentes. La toma de V-entun escitó
algo mas la vanidad dc Federico Guillernlo y el
ardor de los cIJligl'ados, PC1'O HO aunlentó la ac-
ttyidad de Brunswick, quc de ninglln 1l10do apro,.
baba lainvasion con los mcdios que tenia y con
las disposiciones de.! pais invadido. Despues de la
toma dc aquclla plaza, ocurrida el 2de setien.l-
hre, se estcndió el ejél'cito coligado durante al-
g'unos dias; por las llanuras que bordean cll\fosa,
limitándose á ocupar á Stenay y sin dar un pas<l
mas ad.elante. Dumoul'iez estaba en Sedan y Stl
ejél'cito acampaba en las inmediaciones.


Desde Sedan á Passavant se estiende un bosque,
cuyo nombl'e debe ser para siempre famoso en
.nuestros anales, que es el de la Argona, el cual
cubre un espacio de trece á quince lcguas, y por
las desigualdadc3 del tel'l'cno y la mezcla de los
i\rboles y torrentes de agua, cs del todo ilnpe-
netrahle para un ejército esccpto en algunos
pasos principales. Por este Ul0nte tenia que pe-
netrar el enemigo para ir á Chttlons y tontar lue-
go el camino de París, y cs hien de admil'ar que
no huhiese pensado todavía en ocupar los prin-
cipales pasos, antieipándose á Dumouriez, que
por hallarse en su posicion de Sedan, distaba
(le él toda la anchul'a del nlonte. POl' la noche
despues de la sesion del consejo de gucITa , esta-
ba el general frances luirando el nlapa con un ofi-




180 REVOLUCION FRANCESA.
dal en cliyas luces tenia la nlayor contianza, que
era Thouvenot1 ; y señalándole con el dedo la Ar-
gona y los claros quc se encuentran en él le dijo:
«Estas son las TherIllÓpilas de la Francia, y si
« puedo entrar en ellas antes que los Prusianos,
{( todo está salvado. })


Esta palabra fué como un rayo de luz para el
genio de Thouvenot, y ambos se pusieron á pre-
parar los detalles de tan excelente plan, cuyas
ventajas eran numerosas, y tanto mas cuanto no
se retrocedia ni se buscaba como último recurso
el Marne, haciendo perder mucho tiempo al ene-
migo, y ohligándole á permanecer en la Cham-
pagne que estaba arruinada y Cll)'O suelo es de su-
yo poco fértil y no podia bastar para el mante-
nimiento de un ejército. De este modo tampoco
se le cedian, como hubiera sucedido retirándose
á Chftlons, los tres obispados que son un pais rico
y fértil; donde hubiera podido invernar comodí-
simamente, aun en el caso de no forzar el Marne.
Por otra parte si el' enemigo, despues de haber
perdido algun tiempo delante de la serranía, in-
tentaba flanquearla dirigiéndose hácia Sedan,
encontraba á su frente las plazas fuertes de los Pai-
ses-Bajos, y no era de suponer que las tomase to-
das. Si remontaba háeia el otro estrelllO del mon-
te, se encontraba con lUetz y con el ejército del
centro, ademas que se le perseguiria entonces por




ASAMBLEi\ LEGlSLATl'f' A. (1792). 181
detl'éls, y reuniéndose con Kellerlnann se podia
formar una masa de 50 filil hombres, apoyados
en l\'Ietz y en otras buenas plazas. En todo caso se
le hacia malograr su marcha é inutilizar aquella
campaña, porque ya estábanl0s en setiembre, y
era casi la época de hacer invernar las tropas. Est~
proyecto era excelente, pero se necesitaba ejecu-
tarle, y los Prusianos ocupaban la longitud de la
Argona , mientras que Dumoul'iez se hallaba en
uno de sus estremos, yera rnuy posihle que aflue-
1Ios hubiesen ocupado los pasos: de suel'tc que to-
do aquel gran proyecto y la sal vacion de la Fran-
cia dependían de una mera casualidad ó de uua
falta del enemigo


Cinco desfiladeros atravesahall aquel 1110nte, que
son el de la Encina pohlada, el de la Cruz de
l\Iadera, el del Gran-Pré, el de la Chalade y el
de las Isletas; pero los lIlas importantes eran el
último y el tercero, que por desgTacia eran los
lIlas distantes de Sedan y los mas inmediatos al
enemigo. Por esta ra7.on resolvió DLUIlouriez diri-
girse allí en persona con toda su gente, y dió Ól'-
den al general Duhouquet para que abandonase
el departamento del Norte y viniera á ocupar el
paso de la Encina poblada que era muy irnpol'-
tante, pero muy inmediato á Sedan, y cuya ocu_
pacion era menos urgente. Dos caminos se le pre-
sentaban á DUlllouriez para ir al Gran-Pré y ú las




Isletas:; ~r unO' dell'as y el otl'O delante dd InO'nL'ct
en fi'ente del clllCnligo. El pl'i-mBro era mas segurO'
pero luas largO' y uO' dejaba duda al enenlig'O' de
nuestros proyectO's, dúndO'le tieJnpo p~u'a preveni·l':"
lO's. El segundO' era lIlas COl'tO', pero desennlasca-
}'aba el O'bjetO' y esponia nuestra Inarl~ha á lO's ata-
ffues de un ejércitO' formidable, C0010 (iue' se ne-
cesitaba adelantarse pO'r toda la long'itud del hO's-
fIue y pasar por delante de Stenay donde se halla-
ba Clerf~tyt con sus Austriacos. Sin enlhargO' prefi-
¡.:ió Dumoul,iez. este ÚltiUlO y concibió el plan n')as
atrevido, pO'rquecaleuló que con la prudencia Pl'O"
pía. de lO's Austriacos uO' dejal'ia el general de re-
trincherarse teniendo lO'sFranceses á· la vista, en
~l excelente campO' de BrO'uenn, y que nlientJras
tanto él se le escurriria hácia. el Gmu-pJ!é V las


.;


lsletas~
En eft:,~tO' el dia 3fr se puso en ffi'OvÍlniento


Billon con 8000 homht'es para Stena y, mar-
t:handO' entre el MO'sa y el Arg·O'na encontrándo:....
se cO'n Clerfayt, (Ine ocupaba las dO's O'rillas del
l,i('), cO'n 25,000 Austl'Ía.eO's.. Atacó el general
Miaczinsky ~. con 1500- hO'mbres las avanzadas
tI'e ClerHlyt, mientras que colO'cadO' pO'r detras
DiHO'n, marcha cn apoyO' suyo con toda su divi-
siO'n. Eluprcndióse un' tirO'teo bastante vivO', y rc-
pasando inOlcdiatamente Clerf~l.yt cll\IO'sa, rué ¡,
sitiarsc en Broucnn como lo hahia prcY isto D lt-




ASÁlIllLE,\ LEGISLATlV,\. (1792). 183
utOlüiez. Durante esle tiempo continua Dillon su
111archa entre- el Mo~a y el Al'gona, siguiéndoled~
(~crca Dunl.ouriez con los 15,000 hornbres que C0J11-
ponian su cuerpo de ha talla , y amhos se .adelan-
tan húcia los puestos que les estaban designados.
El 2 de setiembre estaLa DuulOuriez en Beffú y
llO le q uedaha IlWS que una etapa para llegar á
Gl'and-Pl'é ~ mientras ({ue en el día nlÍSJ110 estaba
Dillon en riCl'l'cmont y se iJJa acercando á las Is-
letas con la l11ay01' intrepidez. Por [Ol'tuna de es·-
te último, el general Galbaud 3 á quien habian
enviado para reforzar la guarnicion de Verdun,
llegó demasiado tarde y se hahia repleg"ado so-
hre las Isletas que tCIlia ocupadas con anticipa-:-
cio·n. Llega á ellas Dillon el .i. con sus 8000 hom-
bres, y no solo se establece en eHas sino que tanI-
Lien hace guardar la ChahHle, que era otl'Ü paso
secundal'ioque le habían confiado. Al nlÍsmo tiem-
po llegó Dumouriez á Grand-Pré, y encontt'ando
.el puesto vacante, se apodera de a el 3, que-
(lando en aquellos dos dias ocupados los pasos
por nuestt'as tropas. y muy adelantada la salva-
cion de Francia.


Esta atrevida marcha, no lnenos nleritoria que
la idea de ocupar el Arg"ona, fué la que puso á
numouriez en estado de resistir la invasion; pe-
ro no hastaba ocuparla sino que se necesitaha
hacer inespugnahles aquellos pasos, y tomar para




184 REVOLUCION FRANCESA.. ..
ello una multitud de disposiciones, cuyo buen
éxito dependia en gran manera de la casualidad.


Dillon se atrincheró en las Isletas, donde hizo
cortar muchos árholes, levantó escelentes para pe-
tos, y disponiendo con mucho tino de la artille-
ría francesa que era mucha y escelente, colocó
baterias de modo que era inahordable el paso.
Al mismo tiempo con la ocupacion de la Chalade,
se hizo dueño de dos caminos que conducen á
Sainte-Menehould y desde esta á Chalons. ,Dumou-
riez se estableció en Grand-Pré, en un campa-
mento que la naturaleza y el arte habian hecho
formidable, pues desde las alturas que forma-
ban anfiteatro se estendia en declive el terreno en
que estaba el egércíto. Al pie de aquellas alturas
habia estensas praderias, por las cuales corre el
Aire, que formaba la cabeza de su campamento.
Construyéronse dos puentes sobre él con grandes
guardias, que tenian órden en caso de ataque de
quemarlos y retirarse. El enemigo despues de desa-
loja~ aquellas tropas avanzadas, tenia que efec-
. tuar el paso del Aire sin el ausilio de los puentes
y bajo el fuego de toda nuestra artillería. Aun
cuando hubiese pasado el rio, tenia que atrave-
sar un valle de praderas en que se cruzaban mil


. fuegos, y últimamente tomar atrincheranlientos
escarpados y casi inaccesibles. Dado caso que hu-
biese superado tantos obstáculos, podía Dumou-




ASAMBLEA LEGISLATIVA .. (1792). 185
riez retirarse por las alturas que ocupaba y J)é\j al'
por su flancos, á cuyo pie enconteaba el Aisne ,
que es otro rio que camina por detras de ellos,
atravesarle por dos puentes, que destruiria igual-
mente al acercarse el enemigo, y por consiguiente
interponer otro rio entre él y los Prusianos. Aque 1
campo podia mirarse como inespugnable, y el
general frances estaba bastante seguro para poder
ocuparse con tranqui,lidad de todo el teatro de
la guerra.


El dia siete ocupó el general Dubouquet con 6
'mil hombres el paso de la Encina poblada, y así
no quedaba lihre mas que el paso poco impor-
tante de la Cruz de madera, situado entre la En-
cina poblada y el Grand-Pré. Despues de haber
cortado Dumouriez el camino y echado abajo mu-'
chos árholes, apostó alli un coronel con dos ba-
tallones y dos escuadrones: por manera que si-
tuado en el centro del monte y en un campa-
mento inespugnable, defendia el paso princi pal
con 15 mil hombres, tenia á Su derecha y á solo
4 leguas de distancia á Dillon, que guardaba las
Isletas y la Chalade con 8 mil; á su izquierda á
Dubouqnet, que defendia la Encina poblada con
seis mil, y en el intérvalo desde esta á Grand~Pré,
un coronel que vigilaba con algunas compañ.ías
el camino de la Cruz de madera, considerado co-
mo de importancia muy secundaria.




186 REVOLllCI'ON l·'RANCESA,.
Una vez estahlecida su línea dc defensa, tenia


tiempo para esperar refucrzos, y en consecuencia
se apresuró á tOIna1' sus disposi~iones para ello.
Mandó á'Beurnonville que dejasc la fl'ontera de los
Paises-Bajos, donde nada intentaba contra él el
duquc de Sajonia-Teschen y que estuviese en
Rethel pal'a el 13 de Seticlnbre con 10 mil hOlll-
hres. Destinó la ciudad de Chalons para depósite
de víveres y Dluniciones., reclutas y tIernas refucl'·
zos que se le enviasen, reuniendo de cste' fuodo' {t
sus espaldas todos los medios de hacer 1111<1 buena
defensa. Al mislllo tierrlpo escrihió al pOllel' ejccu-
tivo que habia ocupado la Al'gona y decía: «Gl'and-
({ Pré y las Islctas son nuestras Thcl'nlópilas; pel'O
« yo seré nlas feli~ que Leónidas.» PCllia que
se destacascn algunos l'cgirnientos del ejército del
Rhin, que no esta ha <'lI11enazado, y sc reunie-
sen al del centro <luC ya se habia conL-iado á Kc-
llernlann. Evidentenlellte el proyecto de los Pru-
sianos era marchar sohre Paris, supuesto que cu-
J}['ian á ,:Montllledy y ThiollyiUe, sin detenerse en
ellos, y por tanto quería ))utlloul'iez quc se le die-
se ól'llen á Kellcrnlan 11 de estcnder su izquiel'da
por Ligny y Bar-Leduc, tomándolos de flanco y
por la espalda en su 111archa ofensiva. Segun estas
disposiciones, en caso que los Prusianos renuncian-
do á forzar el Argona suhiescn lnas arriba, les
preccdia DUm,Olll'icz en Hcvigny , donde encontl'a-




1


,. ~ )
> ,1






AS"LUllLEl\ LEGJSLAITl'A. (1-792\. t81
ha á I\cllcl'lnann que llegal·ia. desde l\IeLz con el
ejército del centro. Si bajahan hácia Sedan, tanl"
l}ien les seguiría Dumouriez y encontraria los 10
mil hOlllhres de Beurllol1ville '1 pudi~ndo- esperall
á Kellermann á las orillas del Aisne; y en ambos
casos su reunian producia una lllasa de 60 ma
homLl'es capaces (te presentarse en cam'paiía rasa ..


Nada 0m:ítió el pode!' ejecutivo para auxiliar [1
Dumouriez en sus excelentes disposiciones, y el
ministra de la guerra Sel'van, aunque lllUy enfer ..
mizo, velaba sin descanso sobre el surtido de los
ejercitos, el teaspode de efectos y municiones, y
la. reunioo (\e nuevas levas. niariamente salian de
I)¡tris de nlÍl y quinÍentos á dos nlÍl voluntarioso,
siendo tan general el entusiasmü por ir al ejército
f{Ue salian tUIllultuosamente .. De continuo- atrave-
sahan por las sociedades patrióticas, los consejos
de los ayuntamientos y la asamblea, compaiiías en-
teras formadas espontáneamente que se dirijian á
Chalons , conlO punto céntrico general de los vo-
luntarios. Solo les faltaban á aquellos jóvenes Ja
disciplina y el hábito de los campos de hatalla que
no habían visto nunca, pero uno y otro lo adquirí-
l:ian muy en breve bajo- un general tan inteligente.


Los girondinos eran enenelnig'os personales de
Dumouriez, en quien tenían poca confianza des-
pues que les habia echado del lninisterio, y aun
habian intentado sustituirle en el Jnando general




188 UEVOLUCION FRANCESA.
por un oficial llamado Grimoard 11; pero se habían
reconciliado eo·n.é\ l\espues que pareeia haberse en-
cargado de los destinos de la patria. Roland, que
era el mejor y el mas desinteresado de entre ellos,
le escribió una carta muy tierna asegurándole que
todo estaba olvidado, y todos sus amigos no de-
seaban otra· cosa que celebrar sus victol'ias.


Habíase pues Dumouriez apoderado vigorosa-
mente de aquella frontera, y constituídose como
centro de ¡vastos movimientos, que hasta entonces
habian sido lentos y aislados. Era felizmente due-
ño de los desfiladeros del Argona, y lle una posi-
cion que daba tiempo á los ejércitos para reunirse
y organizarse á sus espaldas; hacia llegar sucesi va-
mente todos los cuerpos para componer una masa
imponente; ponia á Kellermann en la necesidad de
venir á recibir sus órdenes·; mandaba con vigor,
obraba con celeridad, y sostenia el ánimo de los
soldados presentándose en medio de ellos, inspi-
rándoles mucha confianza y esforzándose por hacer-
les desear un próximo encuentro con el enemigo.


En esto habia llegado ya el 10 de setiembre,
en que los Prusianos recorrieron todos nuestros
puestos, escaramucearon en frente de todas nues-
tras trincheras y fueron rechazados de todas partes.
Hahia hecho abrir DUlTIoul'iez algunas cOlTIunica-
ciones secretas por lo interior del lllonte y con-
ducía á los puntos alnenazados fuerzas inespe-




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 189
radas que les hacian creer duplicadas las fuerzas
de nuestro ejército. El 11 hubo una tentativa ge-
neral contra Grand-Pré, pero el general Miran-
da 5 , que estaba situado en Montaut:ne y el ge-
neral Stengel 6 que lo estaba en Saint-Jouvin, re-
chazaron todos los ataques con pleno suceso. Hubo
muchos pun tos en que los soldados, tranquiliza-
dos por su posicion y por el continente de sus
gefes, saltaron por encima de los retrincheramien-
tos y salieron al encuentro con la bayoneta á los
que les asahal)an. Estos combates ocupaban al
ejército, que algunas veces escaseaba de víveres á
causa del desórden inevitahle de un servicio im-
provisado. I)ero la conformidad y alegría del ge-
neral, que no se trataba mejor que sus soldados,
escitaba á todo el mundo á la resignacion, y ape-
sal' de un principio de disenteria que se notó, se
hallaban hastante bien en el campamento de
Grand-Pré. Solo los oficiales superiores, que du-
daban de la posibilidad de una larga resistencia,
y el ministerio que tampoco creía mucho en ella,
hablaban de retirada detras del Marne é impor-
tunaban á Dumouriez con sus consejos. Mas él es-
cribia cartas enérgicas á los ministros é imponia
silencio á sus oficiales, diciéndoles que cuando ne-
cesitase de su dictámen convocaria un consejo de
guerra.


Es indispensahle que en cualquier hombre se




1'90 RBYOI.UCION FRA"'NCES1.


l'eunan los defectos con las calidades, y no podia
luenos la estrenlada viveza de genio de Dmnouriez
de conducirle alg'unas veces hasta la irreflex.ion.
En medio de su ardor para ctll1cebil', le habia su-
cedido ya Ulas de una vez no calentar bien los
ohstáculos lnateriales de sus proyectos, singular-
lllcnte cuando le mandó á Lafayette que se diri-
giera desde J\;Ietz ú Gi veto De la luisllla Dlanera allO-
ra cOlnetió una falta capital que hubiera arrastrado
tms de sí el lDalogro de la campaña, á ten~r él
lneuos fuerza de áninilo y serenidatl. Ya hcnl0s
dicho que entre la Encina poblada y Grand-Pl'é
Jlahia un paso secund:uio , considerado C6mo
de rpoca importancia y t\erenditlo por dos hata-
llones y dos ;escuadl'ones. Ahrumado de atencio-
nes y cuidados no habia ido Dumouriez á juzgar
pOt' sus propios ojos aquel paso, y como ademas
tenia 11lUy poca gente de que disponer, se habia
persuadido con demasiada facilidad á que hasta-
l)all para su custodia algunos centenares de hom-
bres. Para colmo de desgracia, le pet'suadió el co-
ronel que aUi mandaba que podia retirarse una
parte de las tropas que tenia y que cortando los
calDinos, hastarian algunos voluntarios para 11lan-
tener la defensa. Dumouriez sc dejó engañar por
aquel coronel, que era un antiguo lnilitar y parc-
ela digno de confianza.


Durante aquel tiempo hahia hecho cXanl1nJl'




ASA:\IIlLEA LEGISL\TlVA (17!)2). HU
BI'Ullswit.:k nuestros difcl'entes puestos y concebi-
do por un instante el proyecto de estenderse por
la orilla del monte hasta Sedan con el fin de flan-
(Pleade por aquel lado , y aun pal'ece que durante
aquel movilllicnto, unos cspÍas revelaron la ne-
gligencia del gencral fl'ances. Fué atacada la e l'llZ
de madera por los Austl'iacos y los enligrados 111an-
dados por el príncipe de Ligne 7, en ocasion en
que las cortaduras de árboles apenas estaban prin-
cipiadas, los caluinos no estaban cortados, y asi
rué ocupado el paso sin rcsistencia desde el trece
por la nlaimna .. Apenas supo Dunl0uriez aquella
funesta noticia cuando envió al general Chazot 8,
hOlnbre de gran valor con dos brigadas, seis es-
cuadrones y cuatro piezas de [\ ocho pal'a ocupar
de nuevo el paso y aI'rojal' de él á los Austriacos.
Mandó atacarlos ú la bayoncta con la 111ayor viva-
cidad antes quc tuvicran tieJnpo para fortificarse;
pero se pasó el dia 13 y aun el 14 sin que el ge-
neral Chazot pudiese ejecutar esta órden. Mas al
fin atacó con vigor e115, recÍlazó al enemigo y le
hizo perder el puesto y á su gefe el príncipe de
Ligne; pero atacado dos horas despues el misnlo
por fuerzas muy superiores y antcs de hahcr po-
dido atril~cherarse, fué rechaza(lo de nuevo y des-
poseido de la Cl'UZ de madera. Es el caso que se
hallabaChazot con la cOlllunicacion cortada para
Grand-Pré, y no pudiendo retirarse_sobre el ejér-




\92 R.EVOUJCION ·H\l\Nc.ESA.
cito princi pal que se encontraba. debilitado con esta
falta, se vió Iprecisado á retirarse á Vouciers. El
general Dubouquet, que Inandaba en la Encina
poblada, y habia sido 'muy feliz hasta entonces
en su resistencia, viéndose separado de Grand-
Pré creyó que no convenia esponerse á ser en-
vuelto por el enemigo, el cual habiendo roto la
línea en la Cruz de madera iba á desembocar por
ella en masa. Resolvió pues levantar el campo y
retirarse por Altigny y Somme-Puis , sobre Cha-
lons, quedando de este modo perdido el fruto
de 'tantas combinaciones, pues el único obstáculo
que hubiera podido oponerse á la invasion, que
era el Argona, estaba ya vencido y el camino de
Paris abierto.


Separado Dumouriez de Chazot y de Dubou-
quet, no le quedaban mas que quince mil hombres,
y si el enemigo desembocaba l'ápidamente por la
Cl'UZ de madera, doblaba la posicion de Grand-
Pré, y venia á ocupar los pasos del Aisne, que
como ya hemos dicho, servian de salida para la
retaguardia del campamento, el general fran-
ces qued.aba perdido. Teniendo los Prusianos cua-
renta mil hombres en batalla, y veinte y cinco
luil Austriacos á la espalda, no le quedaba al ge-
neral frances otro recurso con sus quince mil hom-
bres mas que rendir las armas ó hacerse matar
inútilmente hasta el último de sus soldados. Con




.lSAMBI.EA I.EGlST,ATlVA. (1792). 193
este hubiera quedado aniquilado el único ejército
con que contaba entonces la Francia, y los coliga-
dos podian emprender el camino para la capital.


En situacÍon tan desesperada, no solo no per-
dió ánimo el general, sino que conservó una san-
gre fria admirable, pensando antes de todo en
verificar aquel mismo día la retirada, porque lo
mas urgente era sustraerse de las horcas Caudi-
nas. Consideró que por su derecha estaba en con-
tacto con Dillon dueño aun de las Isletas y del
camino de Saint-Menehould ; que replegándose á
espaldas de este y apoyándole con su retaguardia,
hai'ian amhos frente al enemigo, el uno con las Is-
letas y el otro con Saint-Menehould, y presenta-
rían un doble fl'ente retrincherado. A ni podrian es-
perar la reunÍon de los dos generales Chazot y Du-


¡
bouquet, que estahan separados del cuerpo de ha-
talla, la de Beurnonville, que venia de Flandes
para hallarse el trece en Rethel, y en fin la de Ke-
llcl'mann, que hacia mas de dos dias estaha en
marcha y no podia tardar en llegar. Este plan era
sin duda el mejor y mas consecuente con el siste-
nla de numouriez, que consistia en no retroceder
hacia el interior en un país ahierto, sino conser-
var aquel terreno difícil, tenlporizando en él y po-
niéndose en sÍtuacÍon de reunirse con el ejército
del centro. Si pOl' el contl'ario se replegaha sobre
Chalons, era perseguido como fugitivo, y ejecuta


lTI. 13




104 REYOLUCION FRANCESA.
ha con deSlTIedro una retirada que hubiera podi-
do verificar mas útilmente desde el principio, y
f{UC por de pronto le ponia en imposibilidad de
flHe le alcanzase Rellermann. Era una grande
osadía, despues del accidelite de la Cruz de ma-
dera persistir en su sistema, y se necesitaba en
aquel momento tanto ingenio COlll0 vigor para no
ceder al consejo tan repetido de retirarse detras
delJUarne; pero qué de azares felices no eran ne-
cesarios todavÍa para salir bien en una retirada
tan difícil, tan ohservada., hecha con tan poca
gente, y en presencia de un enenligo tan po-
deroso!


En el BlOmento dió órden á Beurnonville que ya
se hahia dirijido sobre Hethel, á Chazol de quien
acababa de recibir noticias satisf~lctorias , y á Dn-
houquet, que se habia retirado sohre Attigny , que
se reuniesen todos en Saintc-Meneh ouId. Al1ni,,-
mo tiempo "olvió á encargal' á KeHermanJ1 que
continu.-:.se su marcha; porque era 111Uy posible
que sabiendo este la pérdida de los desfiladeros,
quisiera yoherse á Melz. Despues de lomadas to-,
das estas disposiciones, y despnes de hahcr reci-
hielo á un oflcial prusiano que queria parlamen-
tar con ['J, y haberle nloSlrado su campmuento
en el lnayOl' ól'dcn, mandó levantarle á media
noche, y nlarchar en silencio h;'lcia los dos pun-
tos que sel'\'ian de salida al campo de Grand-Pré.




ASAM1lUU LEG1SL\TIL\ (1792). J9,;
Por fortuna suya no halJia el cneuligo J)cnsado en
1)CneIra,' -pOi' la Cruz (le lllul\eru ni '(~\\ ullelantul's\":
ú las posiciones fi'ancesas : el eie10 estaha oscuro y
t'uhria con su somhra la retirada de los France-
ses. Anduviel'on toda la noche por canlinos de-
testaJJlcs, y el ejército, que fel iZl11ente no hahia
ten"ido tteml10 de inquietarse, se retiró sin saber
d 11106,,0 d(~ aquel cambio de posiciono Al dja si-
"guiente 1 G, á cosa de las 8 (le la lnai"'¡ana, toctas
las tropas hahian atravesado el Aíisne, y no solo
habia DUlllouriez salido del apuro en que se ha-
liaba, sino que estaba puesto en hatalla sohre las
"alturas de Auu'y, á cuah'o leg'uas cte Gran-Pl'é~
Como nadie le hahia sf'guido, s(' creyó en salvo y
avanzaha á DaInmartin-del-Hans , á fin de esco-
ger un campamento pal'a pasar el dia, cuando de
repente oye que corren los fugitivos gritando que
todo estaba perdido, y que cargando el enemigo
sobre nuestra retaguanlia, hahia puesto el ej<'~rci­
to en derrota. Hecha á COlTC1' Dumouricl. hácia su
l'etaguardia, y encuentra al peruano Miranda y al
anciano general Duval, conteniendo á los fugiti-
vos, y n~stahleciendo con mucha firmeza las fi-
las del ejército, á quien nnos húsares prusianos
habian sorprendido y desordenado un momento.
Eran entonces tan fáciles como frecuentes aque-
llos terrOl'es pánicos, nacidos de la inesperiencia
deJas tropas y del temor de una traicion que OCll-




t96 llEVOLUCION FRANCBSA.
paba los ánimos de todos; pero todo quedó repa-
rado muy pronto, gracias á los tres generales Mi-
randa, Duval y Stengel que estaban en la reta-
guardia. Se vivacó eÍl Dammartin con esperan-
za de apoyarse muy pronto en las Isletas y termi-
nar felizmente aquella peligrosa retirada.


Veinte horas habia que Dumouriez no se habia
apeado del caballo, y apenas echó pie á tierra á
las seis de la tarde cuando de repente oye otros
gritos de que nos cortan, con imprecaciones tert'i-
bIes contra los traidores de los generales y sohre
todo contra él, de quien decian que se había pa-
sado al enemigo. La artillería habia vuelto ú en-
ganchar y queria refugiarse en una altura, luien-
tras que todas las tropas estaban confundidas y
revueltas. Mandó encender grandes fogatas, y
dispuso que se quedasen en aquel sitio toda la
noche de suerte que se pasaron así diez horas en-
tre el lodo y la oscuridad. Mas de 1500 fugitivos
echaron á correr á campo traviesa y llegaron has-
ta París, donde esparcieron, asi como en toda
Francia, que el ejército tdel norte, última espe-
ranza de la patria, se habia perdido y entregado al


.


enemlgo.
Desde la mañana siguiente quedó todo repara-


do, y Dumouriez con su acostumbrada serenidad,
escribia á la asamblea diciéndola: cr Me he visto
'«: precisado á levantar el campo de Grand-Pré, y




ASAJ' BLE,\ I.EGISLATIY A. (1792). 191
(\ cuando ya se habia realizado la retirada, se es-
({ parció un terror pánico por el ejército, en tér-
.) minos que diez mil hombres han huido de 1500
ti: húsares prusianos. La pérdida no asciende mas
({ que á cincuenta homhrcs y algunos bagag"es. Todo
») está remediado y yo respondo de todo.») Bien se ne-
cesitaba esta seguridad para calmar los terrores
de Paris y del consejo egecuti vo, que iba de nue-
vo á mandar al general que pasase el Marne.


La ciudad de Sainte-lUenehoul á donde se di-
rigia Dunlouriez. , está situada á orillas del Aisne,
que es uno de los dos rios que rodean el campa-
111ento de Grand-Pré , y así tenia el ejército que
relnontar hacia su curso, y antes que llegara era
preciso que atravesase tres arroyos bastante pro-
filudos que se reunen luego y son el Turba, el
Biolllle y el Auve. Del otro lado de estos arroyos
estaba el calnpo que iban á ocupal'. Hay delante
de Sainte-Menehould una altura en semicírculo que
ocupa como "tres cuartos de legua, y" á su pie se
estiende una llanura en que el Auve forma mu-
chos pantanos antes de desembocar en el Aisne.
Esta llanura esta linlitada á la derecha por las al-
tUl'as d~ Hyron, en frente por las de la Luna, y


" á la izquierda por las de Gisaucourt. En el centro
del valle hay algunas elevaciones aunque inferio-
l'es á las de Sainte-Menehould , y una de ellas es
el. molino de Valrny, que está en frente de las co-




R'EYOLUClOX FR',\.XCESX.


linas de lar Luna. Atraviesa este \'alfe ,casi para:-
lelalnente al curso del Au ve el camino real de
Chalons á Sainte-lUenehould , y en esta última es
donde se colocó DUl1lOUricz donrÍnando el valle.
Mandó ocupXl"las posiciones 111as ilnportalltes del
alrededor, apoyando su espalda en la division
de Djllon , recomendúndole que se hiciese firnle
eontra el enenligo. De este rumIo ocupalnt el ca-
rnino real de París en tr~'S puntos, que eran las
Isletas, Sainte-MencllOuld y Chalons.


Sin embargo podian Inuy bien los PruBianos;,
penetrando por el Grand-Pl'é, dejavfc' en Sainte-
Menehou Id y eOl'rerse hasta Chalons : por tanto<
lnaI1l1~ nUlnoul'iez ú nuLouquet ,cuya llegada {t
Chalolls acabaLa de saher, que se sitt;tase con su
division en el campo de la Espina, y reulliese to-
~f..(}s los voluntarios reciell llegados it fin de cuhrir
ú Chalons de un golp'c de lnano. Poco despues
se le reunió Chazot y últilnamente Beurnonville
que habia llegado el 15 ú la vista de Sainte-Mene-
hould, y al ver un ejército en buen ónlen, creyó
que fuese el eneuligo, pOT(lMe no podia suponer
(fue DumourÍez, de quien se' decia estaba batido,
hubiera podido salir tan prm1to y tan bien de
tUluel apuro. Con aquella idea se' habia replegado
sobre Chalons, donde inforn1ado de la verdad ~
hahia dado la vuelta y tomado posicion el 1 g en
l\:laJTrecourt , á la derecha del campo~ Traia con,si ...




,


ASAJJULEA LEGiSLATIVA. (1792). 199
go aquellos diez lllil valientes, que Dumouriez
hahia estado eg;eecitando durante un lnes, en el
campamento de Maulde en una continua g~erra
de posiciones. Heforzatlo con Beurllonville y Cha-
zot ,podia contal' Dumnul'iez con 35 lníl hOll1-
hl'es, de 1110do que gracias á su firmeza y presen-
cia de ánitllO, se encontraba en una posicion lnlly
fuerte y CH estado de entretener la guerra por
lllucho tiempo. j, Pero que hubiera sucedido si el
ellemig'o con IBas acli \Tidad se hulJiese arrojado
sobre Chalolls, sin hacer caso del calnpo de Sain-
te-~lel1chould '? ]~sto era lo que el estaba siempre
tenIiendo ,y todas las precauciones del campo de
la Espina estahan lnuy lejos de poder evitar un
peligl'o semejante.


Dos l11ovimientos se estaban verificando nlUV
.'


lentamente al rededor de él, á saber el de Bruns-
wick, que vacilaba en su lnarcha, y el de l{e-
llcl'mann , que habiendo salido el!,. de lUetz no
había llegado todavía al punto convenido despues
de quince días dc call1ino. Mientras que la lenti-
tud de Cnlnswick favorecia á Dmnouriez, la de
Rcllel'mann le comprolllCLia estraordinariamentc.
El'a este ÚltiJllO prudente é irresoluto aunque
111UY valiente, y hahia estado adelantándose y


. retrocediendo, segun las marchas del ejército pru-
siano, por lnanera que el 17, sabiendo la pérdi-
da ·de los dCJtiLuleros lubia hecho un nlovilniento




200 REVOL~CION FRANCESA.
retrógrado. Sin embargo el dia 19 por la tarde dió
aviso á Durnouriez de que no estaha mas que á
dos leguas de Sainte-llenehould, y COlno este ha-
bia reservado para él las alturas de Guisaucourt,
que estahan á su izquierda dominando el camino
de Chalons y el arroyo del Auve, le envió á de-
cir que en el caso de una ha talla , podria de~ple­
garse por las alturas secundarias, y diri j irse á Val-
!llY del otro lado del Auve. No tuvo tiempo Du-
mouriez para ir á colocar él mis1110 á sus cólegas ,
porque Kellermann pasando el Auve el 19 por
la 'noche, se dirigió á Valmy en el centro del va-
lle y descuidó las alturas de Guisaucourt, que for-
maban la izquierda del campo de Sainte-Mene-
hould, y donlinaban las de la Luna por las cua-
les venian los Prusianos.


En efecto en aquel instante nIiSl110 ihan desenl-
bocando estos por el Grand-Pl'é Y. se hallaban á
la vista del ejército frances, descubriendo desde
las alturas de la Luna el terreno cuya cima ocu-
paha DUlnouriez. Renunciando á una marcha rá-
pida sobre Chalons, estaban lllUy contentos, segun
se dijo, de encontrar á los generales {i'anceses , á fin
de poder despachar con anlbos á un tiempo. Era
su objeto hacerse dueños del camino de Chalons,
marchar sobre Vitry, forzar á Dillon en las Isletas,
y rodeando por todas partes á Sainte-Menehould,
obligar á los dos ejércitos á rendir las arnlas.




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 201
El dia 20 por la mañana, Kellernlann, que en


lugar de ocupar las alturas de Gisaucourt, se ha-
bia dirigido al valle sobre el molino de Valmy ,-
se encontró donlinado en frente por las alturas
de la Luna que había ocupado el enemigo. Tenia
de un lado al Hyron, que estaba en poder de lo s


}?ranceses pero que podían muy bíen perderle, y
del otro á Gisaucourt que el no habia ocupado y
donrle iban á establecerse los Prusianos. En el
caso de una del'l'ota iba á caer á los -pantanos del
Auve que estahan dett'as del lllolino y podían
hacerle pedazos antes de reunirse con Dumouriez
en el centro de aquel anfiteatro. Por consiguiente
llamó á su cólega cerca de sí ; mas viendo el rey
de Prusia un gran movinliento en el ejército fran-
ces, y creyendo que el proyecto de los generales
era dirigirse sobre Chalons quiso al instante cer-
rarles el paso y dió órden para el ataque. La
vanguardia prusiana encontró en la calzada de Cha-
Ion s á la de Kellerlnann, que estaba con su cuer-
po de batalla en la altura de Varennes , y atacando
con vi veza á los Franceses los hicieron retroceder
por el pronto, aunque luego fueron sostenidos y
recobraron el campo con el auxilio de los carabi-
neros del general Valence. 9 Desde las alturas de
la Luna se comprometió el cañoneo con el molino
de Valrny, y nuestra artilleria respondió vivalnen-
te á la de los Pl'usianos.




202 REVOLUCIO~ FIL\.NCES,\.
Con todo eso era lnuy aventurada la posicíon de


l{ellerInann, porque .sus tropas estaban confusa-
mente alnontonadas en la altura del molino, y en
nluy rnala disposicion para cOlnbatir en él. Esta-
ban caiioneándolas desde las alturas de la Luna,
y tamhien maltrataba su izquierda un fuego que
los Prusianos habian pt'incipiado desde las de Gi-
saucourt; y aunque estaba ocupado por los Fran-
ceses cl.Hyron que flanqueaba su derecha, podia
muy bien CLed¡tyt apoderarse de él atacándole con
25 mil Austriacos, en cuyo caso fllgueado por to-
das partes, podian echar {l Kellerlnann desde Val-
nly ha~ta el Auve sin qne Dumouriez pudiese so-
correrle. Este envió inulediatalnenLe al general
Stengcl con una fucl'te division plH'a 11lalltener á
los Franceses sohl'e el Hyron y asegural' la dere-
cha de Valmy. Mandó á BeurnonvilIe que apoya:..
se á Stengel con j 6 batallones, y despachó á Cha-
zot con otros nueve y ocho escuadl'ones al cami-
no de Chalons, para ocupar á Gisaucourt y flan-
quear la izquierda de Rellerman. Pero Chazot en
lugar de dirigirse sobre Gisaucoul't, luego que lle-.
gó cerca de Valmy,pidiú órdenes á Kellermann, y
dió á los Prusianos tiempo para ocupar aquella
otra altura, y establecer en ella un fuego mortÍ-
fero contra nosotros. Sin embargo, apoyado á de-
recha é izquierda, podia Kcllerman sostenerse en
el Inolino de Valmy, si por desgracia no hubiera




"bAllnLEA (.EGlSL.\.TlY.{ (1792). 203
caido UIl ohus sobre ulla dc las cajas de pólvora-
'lUC la llizo l'CVCll'ar é illtl'odujoc1 dcsórden en la
illf¡lnteria. Este desórclcl1 se aumentó mas con el
cañoneo de la Luna, y ya pl'Íncipiaha la primera
linea á rep~egarse , cuandO' percíbiendo este nlO'-
vimiento Kellcrmann, cchó á C01TCl' cntre las tiJas,
las reunió y l'establcció el órden. Desde aquel ins-
tante creyó Hl'unswick que era indispensable to-
lnar la altura y arrollar las tropas francesas á la,
bayoneta.


Era entonces ellnediodia, cuando se disipó una
espcsa niehla que habia estado cuhriendo á los dos
ejércitos, y pl'inci piando á verse dislintanlente ,
oJJscrvaron :nuestl'os SOlllados la firmeza con que
avanzaban los Prusianos en tres colunlnas, C0l110
fjUe eran tropas veteranas y aguerridas. Esta era
la prill1Cra vez quc se encontraban en nlUl1CrO de
cien lnil hombrcs sobre el eUl1po de batalla é iban
á cruzar la bayoncta. Ni se' conocian á sí rniSlll0s.
ni al enellligo , y estahan lllÍrándose con inquic-
tud. Entra I\.cllerman en los atrincheralnientos,
disp(}ne sus tropas C'11 cohllllnas de un hataUon de
frente y los lllallda que cuando los Prusianos se
})allen á cierta distancia, no los esperen ~ino que
se precipiten á ellos ú la ba)'oneta. Dcspues levan-
tó la YOZ y gritó viva la nadon. Aquel era ellnolllell-
to de 1110stl'arse coharde ó "aliente, y como seme-
jan te grito el ect rizaba ú nuestros jú'cncs soldados.




204 REVOLUCION } l\.ANCESA.
elnpezaron desde lueg'o á marchar repitiendo vi-
va la nacion. Al ver esto Bl'unswick, que no in-
tentaba el ataque sino con repugnancia y gra n te-
mor del resultado, elnpieza á dudar. detiene sus
columnas, y acaba por mandar una retirada hácia
el campo.


Aquella prueba fué decisiva, pues desde enton-
ces principió á tenerse fe en el valor de aquellos
zapateros y sastres, que cOillponian e1 ejército fran-
ces segun los emigrados. Hahian visto hornbres
hien equipados, vestidos y valientes; oficiales de-
corados y llenos de esperiencia ; á un general co-
mo Duval , cuya hermosa talla y cabellos blancos
inspit'aban respeto; á un Kellerluan y en fin á un
Dumouriez , oponiendo tanta firllleZa y habilidad
en presencia de un enernigo tan superior. Desde
aquel instante quedó juzgada la revoluciol1 fran-
cesa, y aquel cahos hasta entonces ridículo, no
empezó á parecer sino oomo un tenible empuge
de la energia.


A las Ji. de la tarde ensayó otro ataque B,'unswick
y la firmeza de nuestras ti'opas volvió á descon-
certarle y replegó segunda vez sus columnas. Ca-
minando de sorpresa en sorpresa, y viendo falsi-
ficado cuanto le habian dicho, no avanzaba el ge-
neral prusiano sino con la mayor precaucion y
aunque despues algunos hayan censurado su con-
ducta por no haber atacado con mayor vigor y




ASA1IBLRA I.EGISL\TIVA. \1792'1. 205
derrotado á Kellermann, otros que eran prácticos
en el arte de la guerra la aprobaron en aquella
ocasiono Podia Kellermann resistir con facilidad
supuesto que se hallaban sus dos alas apoyadas
por todo el ejército frances, pero era muy distinta
la posicion de Brunswick el cual empeñado en un
desfiladero de aquel detestable pais se veia es-
puesto á perder todo su ejército si esperimentaha
una derrota. No podia tan1poco decirse que aque-
lla jornada habia sido enteramente inútil, pues
habia logl'ado apoderarse del camino de Chalons ,
esperando por este medio que los Franceses aban-
donasen sus posiciones supuesto que se hallaban
incomunicados con sus almacenes de víveres y
municiones. Pero el general prusiano no hacia re-
flexion en aquel momento de que los ~""ranceses
que eran dueflOs de Vi tri podian llegar á Cha-
lons sin tener otro trabajo que el de dar un ro-
deo algo mayor.


A esto se redujo la célebre jornada del dia 20
de setiembre 1792, en la que se dispararon mas
de 20 lnil cañonazos', siendo esta la causa porque
se llamó el CAÑONEO DE VALlUY. La pérdida fue
igual de ambos lados y se redujo á 1600, á 1800
hombres fuera de combate en amhos ejércitos,
pero produjo efectos contrarios en los dos campos:
en los Franceses seguridad, confianza y alegria, y
en el de los Prusianos reconvenciones y pesar;




206 REYOLUCI0N FRA.NCESA..
asegurando algunos que aquella misma noche el
l'ey de Prusia habló á los emigrados (le un modo
firme, haciéndoles los carg'os ll1as justos, alla-
(liendo ademas que desde entonccs principió á
perder el ex-nlinistro C~llonne el influjo que debia
it sus promesas exageradas y á los datos que había
(lado y acababa de desnlentir la esperiencia.


Aquella lllisma noche levantó el campo J{C])CI'-
lllanll, pasó el Auve con d mayor silencio y acam-
pó sus tropas en las --a,lturas de Gisaucourt, altm'as
<le que hubiera dehido posesionarse el dia alll('-
J'ior y no se habian aprovechado de ellas los euc-
Juigos. Estos permanecieron sohre las alturas tIc la
Luna; en el centl'o opuesto estaba DUnlOUl'icz, y á
la izquicl'ua de estc Kellel'rnann sobre las que
acabaha de recupel'ar. En tan singular posicion los
l~ranceses hacian frente á la Francia, COlllO si la
invadicl'an, micntras que los Pl'usianos tenian to-
<lo el aire de defenderla. Aqui es donde princi-
pia de pal'te de Dumouriez. una nueva série (le ac-
tos de energía y fil'meza, ya contra el enemigo,
ya contra sus propios oficiales y contra la auto-
ridad francesa. Con cerca de setenta mil hombres
<le tropas, en un huen canlpamento y sin faltarle
"Íveres sino nluy rara vez, nada le ilupedia espc-
riH' cuanto se quisiese, mientras que it los Prusia-
nos por el contrario les L'lltaban las subsistencias
y empezaban las enfcrrnrdadcs ú hacer psi l'agO:l




AS.\MBtEA T.EG1SL\.TIYA. (1792). 207
en su ejército y no les tenia cuenta contenlpol'izal'.
El'a ya imposible con lo riguroso de la estacion
pernlanecel~ por mas tiempo en un terreno arci-
lloso y húmedo, y aun cuando arrepintiéndose de
no haber tenido antes eneL'gÍa y celeridad para
invadir á París, quisiesen hacerlo, estaba Dumou-
riez en situacion de seguirlos y aun envol yertos
luego que se adelantasen.


Estas miras eran tan justas como prudentes;
pero no podian aproharlas unos oficiales que se
fitstidiaban con las privaciones del caInpamento,
ni Kellermann, que estaha poco satisfecho de su-
frir una autoridad superior, ni taInpoco en Paris,
donde se veían separados del ejército principal, y
donde no percibian nada entre ellos y los Pl'usia-
11 ('s , antes bien veían llegar n los lanzel'os á dis-
tancia de quince leguas, despues que se hallaha
abierto el monte del Argolla. Tanto la asamblea
como el consejo se quejaban de la obstinacion de
Dumouriez, y le escribian las cartas Inas impera-
tivas para que ahandonase aquella p05icion y
volviese á pasar el Marne. Necesitaban aquellas
imaginaciones asustadas el campamento de 1\lont-
lnartl'e, y un ejército entre Chalons y Paris para
tranquilizarse algun tanto. Si los lanceros os cercan,
escribia DUlnouriez, no teneis mas que matarlos por-
que eso no es de rni cuenta, y yo no he de alterar rm:
plan por cuatro correrias de húsares. Entre tanto ni c;e-




208 REVOLUCION FRANCESA.
saban las instancias ni las 6rdenes, ni nlucho lue ..
nos cesaban las observaciones de los oficiales. Solo
los soldados confiados en la alegría del general,
que tenia cuidado de recorrer sus filas, animarlos
y esplicarles la posicion crítica de los Prusianos,
eran los que soportaban con paciencia las lluvias
y privaciones. Una vez ya quiso marcharse Ke-
llermann, y fué necesario que Dumouriez, imitan-
do á Colon cuando pedia algunos dias de término
á la tripulacion que llevaba al nuevo mundo, pro-
metiese levantar el campo si en el espacio de cier-
tos dias determinados no se ponian en retirada
los Prusianos.


Efectivanlente el magnífico ejército de los coli-
gados se hallaba en un estado deplorable, COlno
que perecia de hambre, y sohre todo por el cruel
efecto de la disenteria, á todo lo cual habian con-
trihuido poderosamente las disposiciones de Du-
nlouriez. Va se consideraban inútiles los tiroteos
al frente del campamento, porque no producian
resultado alguno, y convinieron en suspenderlos
los dos ejércitos, pero Dumouriez estipuló ;qne es-
to solo seria respecto del frente. Inmediatamente
destacó toda su caballería, sobre todo la de la nue-
va leva á las comarcas inmediatas, á fin de inter-
ceptar los convoyes del enemigo, el cual habici1-
do venido por el desfiladero de Grand-Pré, y rc-
nlontado el Aisne para seguir Iluesh'a retirada,




ASAMBLEA LEGISLATIVA. (1792). 209
'se veia obligado á hacer que siguiesen los mismos
rodeos todos sus abastecimientos. Habiendo toma-
do el gusto nuestr~ caballeria á aquella guerra
lucrativa, la continuaban con grandes ventajas,
en términos que á los últimos dias de setiembre
habia llegado á ser intolerable el mal en el ejér-
cito prusiano, y se habian enviado oficiales al
campo f['ances para parlamentar. Por de pronto
no se trató mas que de cangear prisioneros, y ha-


. hiendo solicitado los Prusianos ig'ual beneficio para
los emigrados, no se les quiso conceder. Se obser-
vó la mayor urbanidad de una y otra parte, y ha-
biendo pasado la conversacÍon desde el cange de
prisioneros á los moti vos de la guerra, confesan-
do aquellos que era ilnpolítica, se aprovechó Du-
mouriez de aquella coyuntura para mostrar su
carácter tal cual era. Como ya no tenia que com-
hatir, escribia memorias para el rey de Prusia,
demostrándole cuan poco ventajoso le era unirse
á la casa de Austria contra la Francia. Al mismo
tienlpo le enviaba doce libras de café, únicas que
quedaban en los dos campos; pero sus memo-
rias, por lo mismo que no podian menos de ser
apreciadas, fueron muy mal recibidas, y era pre-
ciso que lo fuesen. Respondió Brunswick á ellas
en nombre del rey de Pru~a , con una declara-
cion tan arrogante como el primer manifiesto, y
quedó interl'umpida toda negociacion. Consulta-


IIJ.




210 REYOLUCION FRANCESA.
da ·la asanlhlea por Dumouriez, respondió como
el senado romano, que no se trataria con el ene-
migo sino cuando se hallase fuera de Francia.


Estas negociaciones no produjeron otro efecto
que nuevas calulnnias contra el general, sospe-
chando desde entonces que tenia relaciones se-
cretas con el enenligo , y proporcionarle adelnas
ciertos afectados desdenes de parte de un monar-
ca orgulloso y hunlillado pOi' los resultados de la
guerra. Pero al nlisnlO tielnpo que estalla dotwo
Dumouriez de tanto valor en todo género, y de un
talento tan universal, carecia de aquella circuns-
peccion y dignidad que ill1pOne respeto á los hOIn-
hres, ya que el ingenio no hace Inas fJue causal'
:Hhnil'acion. Sin pmbargo sucedió lo que hahia
previsto el general frances , pues desde el 1.0 de
octuhre, no pudiendo los Prusianos aguantar lnas
el hanlbre y las enfermedades, principiaron ú le-
vantar el campo, cosa que causó en toda Europa
un asomhro estraordinario, y dió ocasion á nlil
conjeturas y fábulas, no pudiendo comprendel'
como un ej(~rcito tan poderoso y tan pondel'ado,
huhiera podido retinlrse hunlildemcnte delante
de UIlOS simples reclutas y paisanos insurreccio-
nados á quienes se hahia pensado en haéer voher
con las orejas bajas y castigarlos por haher tOIna-
do las al'll1as. Como los PnlSianos hicieron su reti-
r:lda á poca. costa pues solo se les pCl'SlgUlO dc-




ASi\l\lBLEi\ LEGISLATlY1\. (17'92). 21 f
1111mcnte cuando repasaban los desfiladeros dd
Argona, se supuso .{luehabia llubido estipula-
~iones seCl'etas y aun un .contrato fOl'nlal con el
rey de Prusla. Pero los suces"s nlil1tares que va-
mos ahora á referir, esplicarán mejor que todas
las suposiciones la retirada de lCls coligados.


Era absolutamente imposible permanecer en
una posÍc'¡on tan desastrosa y habia -llegado el ser
igualmente intempestivo pellSar en invadir du-
rante una estacion tan adelantada y rigurosa. :El
único r~üUI'SO que qucdaha era retirarse al Lu-
xemburgo y la Lorena, estableciendo allí una gran
hasa de op€raciones para volver á pt~incipiar la
.(~ampaila el ailo siguiente. Es de creer por otra
parte que en aquel lnomento estaba ya Federicg
GuilIerolo pensando en tomar su porci())1 de la
Polonia, porque él era quien despues de haber
escita do á los Polacos contra la Rusia y el Austria
sc preparaha á repartit' con ellas sus despojos. Así
íué que lo adelantado de la estacion, lo pcstilen-
cial del sitio y el disgusto de yer malograda una
empresa, juntamente con el pesar de haherse alia-
(lo con el Austria contra la Francia, y en fin otros
Iluevos intereses que se suscitaban en el norte,
todo se rcunió para hacer al rey de Prusia deter-
luinar su retirada. Hizose esta con el mayor ór-
den, por que si bien el eneJ11igo consintió en ale-
jarse ,no pOI' eso llejaba dc sel' ig'ualmcnle podf'-




:2J2 It)tVOLUCION FRANCESA.
roso, y hubiera sido muy imprudente querer cer ..
rarle :enteramente el paso y forzarle á que se le
abriera por medio de una victoria: no era Du-
luouriez hombre para cometer semejante falta.
Era necesario pues contentarse con in quieta'rle ,
lo cual se hizo en efecto con muy poca actividad
por culpa suya y de Kellermann.


Disipado ya el peligro y terminada la campaña
cada cual volvió á pensar en sus antiguos proyec-
tos; DUlnouriez en su elnpresa de los Paises Bajos y
Kellermann en su gobierno de lUetz , de suerte que
la pel'se"cucion de los Prusianos no mereció á aque·
llos dos generales toda la atencion debida. El pri-
luero envió al g'eneral D'llarville 10 á la Encina po-
blada para castigar á los enligl'ados, y mandó al
general l\1iaczinski que los aguardase en Stenay al
salir del desfiladero para acabar de destruidos;
despachó á Chazot en aquella lnisma direccion
para ocupar el camino de Longwy ; situó á los ge-
nerales Beurnonville , Stengel y Valence con mas
de 25 Inil hombres en pos del grande ejército pa-
ra perseguirle con vigor, y mandó al nlÍsmo tiem-
po á Dillon ,que hasta entonces habia tenido la
felicidad de nlantenerse en las Isletas, que avan-
zase por Clermont y Varennes, á fin de cortar el
canlino de Verdum. Eran sin duda ll1Uy buenas
estas disposiciones, pero huhieran dehido ejecu-
tarse por el mismo general en persona l' il'igiéndo.




ASA~IBLEA LEGISLATIVA. (t792). 213'
se, segun la respetable y fundada :opinion de Mr.
Jomini directamente sobre el Rhin y seguir su
curso con todo su ejército. Con semejante ventaja
arrollándolo todo delante de sí , hubiera conquis-
tado ]a Bélgica en una sola marcha. Pero él pen-
saha en venir á Paris á preparar una invasion por
Lille , y los tres generales Stengel , Beurnonville y
Va]ence, no pudieron entenderse entre sí y per-
siguieron mal á los Prusianos. Como Valence de-
pendia de Kellermann, recibió de repente la ór-
den de venir á reunirse con su general en Chalons
á fin de volver á tomar el camino de Metz. No se
puede menos de convenir en que este movimien-
to estaba hien discurrido pues que volvia á traer á
Kellermann al interior, para tOlnar despues el ca-
mino de la fi~ontera de Lorena. El camino regular
era por delante de Vitry , ó Clermont y se comhi-
naba muy bien con la persecucion de los Prusia-
nos, tal cual la habia ordenado Dumouriez. Ape~
nas supo este la órdcn que se habia dado á Va-
lence, le lnandó que continuase su lnarcha, di-
ciéndole que mientt'as durase la reunion de
los ejércitos del norte y centro, á nadie sino á él
le pertenecía el mando. Tuvo sobre ello una es-
plicacion muy viva con Kellermann el cual revo-
có su primera determinacion , y consintió en em-
prender su marcha por Sainte-Menehould y Clel'-
mont; mas ápesar de eso la persecucion se hizo.




llEYotucros FllXNCES".
con nlucha molicie. El {mi<:o quc apl'elú cfln Sil
a<:ostumbrado valor á lo~, Pl'usianos fué Dillon "
fIue estuvo para ser hatitlo por hahet-'se' lanzadO'
con demasiad~t pre<:ipita<:ron sobre ellos.


Resulta -I)llC~ que' la venlat.lel'll< causa de haber-
hecho los PrusÍ<Ul0S una l'ctil'ada tan faca, fué el
tlesacuerd& de ies generares y sus dÍstl'acciones per-
sonales ,despues del peligl'o. Se Aa querido decil~
(Iue fué comprada su ret.irada, y que se pagó con
d producto de un gran raho de que vanlOS ahora.
á hahlar, cO'nvenidO' con DunlOUl'ícz, y que una.
tIe las estipulacíones del contrato- era la salida li-
l>re de las Prusianos; hasta se lleg'ó á decir que
Luis XVI )a había solicitado desde su prisÍon. Mas-
ya se deja cono'cer que la tall'etirada se esplica por'
medios naturales<-, sin que falten otras nluchas 1'a-'
zones , que demuestran lo absurdo de talcs su-
puestos. NO' es ereihle en rnanera alguna que un
,nl0narca, €U yo VIcio principal ne era eiertanlen-
re la aval'icÍa, se llaya dejado comprar, ni se
t'oncibe porque en el casO' dc un convenio, huhie-
ra dejadO' DUlllouriez de justificarse á los O'jos de
Jos militares, de no haher perseguido al enemigO',
(:onfesando un tratado que nada tenía de vergon-
zoso para él. UltinlaOlente el ayuda de cámara del
rcy, Clery, asegura que no existió semejante car-
ta , (lue se supO'ne dirigida por Luis XVI á Fcdc-
1'1(0 Guillermo, ni lllurho lUCIlOS (1 He se huhiese




AS.UIIU,EA LEGISLATIVA (1792). 2 t;:)
h'asJuitido por el procurador del ayuntalnienlo
:Manuel. Así todo esto no es Inas ([ue un vcnlade-
1'0 enlbuste, y la retirada de los lll'usianos no fué
Inas que un efecto natural de la guel'l'a. Hesnlta
t'lIuhien q llC Dumoul'icL , Ú pesal' de sus f~tltas y
distraccioncs en Grand-Pré , y ú pesal' de su ne-
gligencia al tiempo de la retirada, no dejú por
eso de ser el salvador de la Francia y de una l'C-
"olucion ,{(tI('. ha hecho acaso adelantar 111uchos
siglos ú la Europa. * El fué quien tornando ú su
cargo el mando de un ej(~L'cito desorganizado, irri-
tadó y lleno de desconfianzas, logró reunirle ,ani-
lnarle, dar á toda la frontera unidad y ,igor, sin
desesperar nunca en lnedio de desastrosas cil'-
('unstancias, y dando, des pues de la pérdida de
los desfiladeros un cgemplo de sercnidad inaudi-
to y de una constancia "u(llnirable ,ú pesar de su


* Hace muy hien el autor en modificar esta frase con e
.. dvcrbio ara.l'O, por que no faltar;{ quicn crea y asegure CJue
l('jos de haber ocasionado adelantos :el la Europa la rcvotll-
cioll frallcesa, solo ha s ido un obstáculo á todo género de
progresos, Son tantas las razones qne pucllcIl esponerse CII
pro y en contra, que nos pal'ecc lo mejor suspender el jui-
cio, mucho mas cuando para formarlc con toda rectitud era
necesario tomar en cuenta lo que seria la Europa sin los 20
años de gucrras y tl'astomos á (jlle dió origen la rcvolucioll :
sobre tOllo contando con las propensiones liberales de que
ya habia dado tantas pl'llcb,lS el maLogrado monarca Luis XVI.


(N, del T.)




216 REVOUJCIO:N FRANCESA.
ejército y del mismo gobierno; él fué, repetimos,
quien salvó, á nuestra patria del yug<t estrangero
y de la rabia contrarrevolucional'ia, presentándose
como ejemplo á los hombres de haber libertado
á sus conciudadanos á pesar de sí mismos. Una
conquista por vasta que sea no tendrá nunca. tanta
belleza y moralidad ...




NOTAS DEL TRADUC.TOR
PERTENECIENTES AL CAPITUL(} TERCERO ..


--..... _--


PAGINA 180.


f Hubo dos hermanos Thouvenot , y ambos ayudau-
les generales y gefes del estado mayor de Dumouriez dw-
rante la guerra de la Champagne y de la Bélgica. PerO'
habiéndose decidido uno y otro contra la convencion, pa-
saron con él al Austria donde fueron arrestados y con-
ducidos á las cárceles de Frenremberg , y desde allí á las
de Luxembu rgo , de donde les soltaron poco tiempo des-
pues. En el discurso de esta historia ó en la del Imperio-
tendrémos ocasion de volver á recordar los hechos de uno'
de estos dos hermanos que llegó á ser general de divi-
sion del ejército imperial.


PAGINA 182.


2 J. Miaczinski era polaco, natural de Varsovia y
mariscal de campo al servicio de Francia. Abrazó muy
desde los principios el partido- revolucionario, y en agos-
to de 92 le destinaron al ejército de Dumoul'iez , donde
sirvió con poco brillo. Al fin de la campaña tomó el man-
do de Sedan., y atacó el 4 de octubre el cuerpo de emi-
grados franceses cerca de Sey sin poder hacerles perder
una pulgada de terreno. Todavia fué mas desgraciado el
año siguiente, pues habiendo entrado con su columna en
Aquisgran, despues que todo el ejército frances se habi.a
retirado á Lieja , perdió cuatro mil hombres que fueron
muertos en las calles de la ciudad por el ejército aus-
lriaco, lo cual dió sospechas de que estaba de inteligen-




218 NOTAS
cia con el príncipe de. COboUl'g. Algo ll1a~ dicstl'o aJ.ldl1\'1J
con 108 comisados de la convcncion quc llevaban órden
de prendel' á DumoUl'iez , pues habiéndoles detcnido ma-·
ñ08amente en Ol'chies, donde mandaba, dió tiempo pal'a
que a,'isado Dllmouriez le mandase al'rcstal'los en LilIe 1
CLI)'a comision accptó. Mas euando tl'ató de egccutal' esta
órden, tUYO la impl'Udeneia de no lle"ar á LilIe mas que
una pequeña escolLa, y los representantes que estaban.
dentro mandaron cerrar las puertas Y ,lograron dcsarmal'
la escolto. y prender al general. Trasladado inmediatamen-
te á Pal'is le condenó á muel'te el tl'Íbuual reyolucionado
el '17 de mayo 17D3. Este fué UIlO de los primeros que
manif{~slaron en Fl'ancia una serenidad aumil'able para
subí,' al cadalso y hahlar al plH'hlo con Ulla ente,'(>z~\ he-
roica, cosa que despues se I'cpitió llludlas veces durante
la revolucion.


PAGINA iR5.


5 P. T. Galb:md <In FOlll' teniente coronel de arti-
lleria en la época de la revolneion , fué nombra(lo maris-
cal de campo en 1792 y sinió bajo las órdenes uc Du-
mOUl'iez en la lwimcl':l campaüa. Concluida esta le envia-
ron á Sto. Domingo con el título de gobel'llador, y como
(,I'a pl'Opietario en aquella isla esperaron mucho los habi-
tantes de su llegada y de las disposiciones que manifestó.
PCI'O su reserva y la especie de debilidad que mostró en
su conducla , inutilizaron aqlH'llas buenas intenciones.
Los repl'esentantes Polvel'el y S:mtonax. que acababan de
devastar la ciudao. de Puerto Príncipe y loda la parte dcl
Oeste, incendiaron tambien el Caho, é hicieron eOlTc,'la
sangl'c á la vista de Galhaud , el ellal acabó por retirarse
á Boston con la mayor parte de los huques que hahia en
cl puel'to , cargados de infelices colollos que habian podi-
do escapar del hierro y de las llamas.




11m. rn..tDUCTOn:. 2HJ


VAGINA '188.


-4 n. B. bl'illloanl coronel de m'tiUel'ia á la edad de
70 años nadú y "Í\'ió en Venlun y fué comlenado á
mucrte el 24 de ~ll)t'il 1794, por el tribunal l'Cvolucio-
nariO' de I)'aris como conspimdor. Es autor de un En-
sayo teórico y p;'áctico sobre- las batallas, y de la kistoria
~le las conquistas de Gustavo AdolfQ en Alernania. En /1782
había publi(~HLo Las carlas y memorias de rurena en dOj
tomos en lolio.


PAGINA 189.


:> D. Fl'ancisco Miranda nació en el Perú, segun Du-
momicz , y en ~légico srgnn otros, y estuvo empleado
1)0" el gohierno español en las tropas de Guatcmala, de
donde se escapó de resultas de haberse descubierto una
$~ollspil'acion dirigida. á l)I'oclamal' la inJependencia de sus
compatl iotas. Desde elllonces pasó una vida enante lle-
na de' aventuras, cOl'riendo ra mayol' parte de la EUl'Opa
~. residiendo unas H~C(~S en InglalCl'l'a y otl'as en Rusia
tlonde le cogió la I'evolneioll. ·Viendo en ella la prcspceti-
Ya de una ltll('y:t ('alTera, se rllé ú Pal'is, dondc no tal'dó
('n haem' fOltnna hajo la pl'oteccion de PetÍoll. Como te-
nia talento y cOllocim,icnlos pal'licuku'mente en el arma de
ingeniel'os, le emple3.l'on en la Champague en calidad de
oficial general hajo las órdenes de Dnllloul'Íez. En t 792
atacó ú lUaestl'ick pOI' ól'den del consejo egeculiyo , pero
se ,·ió precisado á levantar el Jlilio ucspues de 20 dias de
hombardco pOI' babel' sido so r pi'endido y derrotado el ge-
nCl'al Lanoúe en Aldenhoen, lo cual trastornó enteramen-
te los planes de~Dumouriez. Habiéndose este retirado des-
pues de Holanda pal'a Bélgica y mandando tambiell el ala
izquierda ~Iil'anda, se portó cobardemente en la batalla
de Nel'\vínde , abandonando Loda Sil al'tillel'Ía , mientras
qne la derecha hacia pl'odigios de valol'. Pero despnes de
('sta falta, Ó pOI' llH'jOl' decir á rausa de ella eSf.:l'ibió ulla




t20 NOTAS
la~~. carta á Petion , ~ehando la culpa á Dumouriez de la:
~da de la batalla, no por falta de conocimientos sino
por traiciono Entre tanto no dejaba de tener correspon-
dencia con el mismo á quien estaba denunciando, y esta
doble \\l'eC3.11C\On fué. 13. "ue le ~~l'di6 , '-'~l' <\\.\~ \~ '(\ne~­
taron en el momento de la desercion de DllmollI'Ícz. Lle-
vado al tribunal revolucionario en mayo de 95 , fué ab-
~\lelto ~ \\e'i''(\do en t\'\\l\\~O ~ co\'ol\';.\do l>0\, h~ ca\\e~ , l>e\'o
á fines del mism"o mes le arrestaron de n llevo y no logró
su libertad hasta despues de la caida de la ~Iontaña, Es
muy posible que teniendo DlUlloul'iez motivos de queja
con él , haya exagerado algo sus defectos; pero no puede
dudarse al ver su correspondencia con este general, con
Pache y con Petion que habia mucha doblez en su con-
ducta. En octubre de 95 procuró recobrar algun influjo
sirviendo á la convencion contra las secciones; pero le
salió mal este medio pues le arrestaron el 22 de octubre
de aqucl año y le condenaron á ser espelido de Francia.
En vano reclamó contra aquella sentencia, sino que le en-
tregaron á Jos gendarmas para que le llevasen hasta la
frontera, pero se les escapó en el camino. Volvió á soli-
citar del Directorio la revision de su causa, que duró mu-
cho tiempo, mas el 4 de setiembre de 97 volvieron á con-
denarle á la depoltacion y entonces se refugió á Inglater-
1'3, de donde no le llamaron los cónsules como á los de-
mas proscriptos. Sin embargo volvió otra vez á París en
1803 y habiéndose sospechado de él que intdgaba con-
tra el gobierno consular, le arrestaron y espulsaron de
nuevo. En 1811 sublevó á Caracas contra la metropoli ,
auxiliado por los Ingleses y Anglo-americanos, obtenien-
do á los principios algunas ventajas; pel'O el año siguiente
se le mostró contraria la fortuna y cayó en manos de sus
enemigos , viniendo á morir en una prision en Cadiz el
año 1. 816. Publicó su correspondencia con Dumouriez ~ y
el órden con que este último dispuso la batalla de Ner'tVinde
y la retiradn, que se siguió á ella: su opinion sobre el estado
d6 Francia.




DEL l'RADUCTOR. !2t


PAGINA 189.


6. El genel'al frances H. Stengel, nació súbdito del
Elector Palatino y servia en Francia antes de la revo:lu-
don. Habiendo llegado á ser coronel de húsares en
1792 le hizo nombrar Dumoul'iez mariscal de campo y
le empleó activamente en su vanguardia en la guerra
de Champagne y de los Paises Bajos. A principios de 95
solicitó no servir contra el príncipe que habia sido su
soberano, pero de resultas de una derrota que sufrió
en Aquisgran , le arl'estal'on y cOlldugeron ú la Abadia,
como traidor, despues de haber sufrido el 28 de marzo
un inteITogatol'io en la barra de la convencion. Estuvo
mucho tiempo en la cár'cel , pero restituido á la libertad
despues del reinado del te nO[' le emplearon en el egérci-
lo de Italia, )"fue muerto el t 7 de abril 1796 en la batalla
de Mondovi ,cargando al frente de su caballería.


PAGINA 191.


7 El príncipe Carlos de Ligue ;- estuvo empleado en
la guel'l'a con tm los Turcos y se distinguió de una mane-
ra tan notable en la toma de Ismael que el pl'Íncipe Po-
tenkin , que era muy avaro en alabanzas, escl"ibió á su
padrepal'a cumplimentade pOI' las pruebas de valor é
ínteligencia que habia dado su hijo durante el sitio. En la
revolucion oe los Paises Bajos abrazó á los principios el
partido patl-iota, y se unió á los rebeldes con un euerpo
de A.ustriacos. Pel'o despues volvió á la gracia de su so-
berano y pl'Ocuró hacer olvidar aquel error con servicios
señalados. Encontl'ándose en FI'ancia cuando se inventa-
ron los globos aerostúticos, fué uno de los primeros
que se atl'evieron á subir en ellos con Pilatre y DesI'oziers.
Despues 10 empleal'on en la gucrt'a contra Francia en
1792, Y le dieron el mando de un regimiento de caballe-
ria. Su hermano menor que era muy jóven no tomó pal'-
t~ en esta guerra, y dcspue!=i del tratado dr LUllcville eH




222 NOTAS
1804 vino á nl'usclas á tomar posesion de lns propie(1ad(~s
de su casa en los Paises Bajos , y encolll.t':lndose allí du-
rante el viage que hizo el cmpcl'adol' aquel año, man-
dó la guardia de honor que fOl'lual'On para aquel prínci-
pe los jóvenes de BI'uselas. Ultimamente vivia todavia:í
fines de 1814 cuando se reunió el congl'eso de Viena,
donde se rennieron tantos soberanos que todos le hicie-
ron mil atenciones. 1\Ias observanJo el principe que estos
pasaban el tiempo en fiestas y divel'sioncs, les dijo un
dia : el congreso baila pero no marcha; y luego q/te se sacie
de todo genero de espectác'ulos , yo le proporcionaré otro,
que será el entierro de un .Feld-mariscal. En efectO cum-
plió lnn hien su profeda que falleció el 15 de dieiem))('e
(ie aquel mismo año á la edad de 70 años. Dp.ió una mul-
titud de manuscl'itos sobl'e literatUl'a, al'te milita¡', polí-
tica y galantcria , en que se nota mucha chispa y poquísi-
ma correccion. Diéronsc á luz en 1817 en 6 tomos en 8.°
franees.
,PAGll~A HH.


R El general de Chazot el'a ant(~s (le la revolucion
tplIiente cOl'Onel comandant.e de un bataUoll 'de cazadol'es
de á pie, y salió de aquel CUCl'pO eH 17DO para tomar
el mando de uno ue los batallones de gtl~\I'dias nacionales,
No ~H'dal'on en hacerle gcncl'at, y esttn'o snresiYament~
empleado ú las órdenes de Lafa)'ette, á las de AI'tul'o Di-
lIon ~' á las de DUlllouriez. De rcsultas de lo que dice
el testo sobre el impoftantc paso de la CI'llZ oe Madcl':l,
le dennncial'on ~larat y Pons-de Verdull y se le mandó
pl'esental'se á la balTa de la cOllyrndon el 7 de alwil
1795. Se le puso pl'C:;;O algl1n tiempo dcspucs y luego le
sollRl'on.


PAGINA 201.


9 Ciro de Timbrllne, conde de YalPJH'(' j naclO pn
Agen en 1737 y el':) COI'olle) fh~ dl':)gOIlC'S Cllt 784-. Po-
co tiempo anlps de la reyoJucÍon SI>, casó con la hija de
Mma. de Genlis, y desde 1789 S(' Cllll'C'gÓ al p:1l'lido rc-




DEI. TRADUCTOR, 223
yoludonal'io, llegando ú ser ofidal grneml en 1791, En
el <le 92 le emplearon en el ejército de Lllcknel', donde
se apoderó de Coul'tl'ay y luego sirvió con Dumouriez,
Ya se ha visto en el testo como se portó al fl'ente de sus
g,'alladeros y carahineros en la escaramuza de Valenc)',
~' despues reemplazó á Dillon en el ejército de las Al'de-
nas, Ya veremos mas adelante como despues de la batalla
de Jernmapes tomó á Charlel'oi, Namur y su castillo.
Pero no fue igualmente feliz en el mando que tUYO rn
1795 en el ejél'cito opuesto al pl'Íncipe de Cobourg,
pOl'que fueron vatidas ('cpetidas veces sus ayanzadas en
Aldenhoven y Aquisgl'an. En Nel'\vinde le hh'ieron pe-
ligrosamente cuando !cargaba con mucho valor al fl'rn-
te de la caballerla del ala del'echa. Cuando desertó Du-
mouriez , se "ió p,'ecisado Valcnce , por ser muy amigo
SU)'o, á huir de su patda apenas supo que le habian
manrlarlo art'estar, y la com'encioIVie p~so fuera de la
ley. Hetil'óse á Ilolstein , donde permaneció oculto hasta
la revolucion del 18 bl'lunario. Entonces entró en Fran-
cia y le bOI'l':.1ro11 de la lista de los emigl'allos. En 1801
le eligieron candidato para el senado consenadol', dOIl-
de últimamen te ovtuvo plaza elLo de febrero 1800.
Luego heredó el inmellso caudal de .Mma. de lUontesson
)' mandó en 1807 una division del rjtSrcito que pasó á
España bajo las órdencs de l\hll'at. Despnes se halló ('11
la campaña de Unsia hasta 1815, en cuya época le envió
Napolcoll de comisionado estraonlinal'io á Besanzon. En
la restauracion fué nombrado par de }'I'ancia ,pcro ha-
biendo tomado p:H'te acth'a en los cien dias de la vuelta
del emperador, se le retiró del senieio , hasta que últi-
mamente murió el ti de febrero 1820 de una UOlol'osa
enfermedad. Es autol' de una ohra muv bien escrita so-
bre la hacienda de la república francesa y medios de estin-
guir los asignados.


PAGINA 212.


lO El conde de I1arville mariscal de campo del rey






NOTAS


de Francia y despues general republicano, m~\ndó á
.principios de 1792 un campo atrincherado junto á Va-
lencienlles , y luego estuvo empleado en los Paises Bajos
bajo las órdenes de Dumouriez , quien al tiempo de su
desercion se quejó al ministro de la guerra del arresto
de este general. Juzgado en el tribunal revolucionario,
fué puesto en libertad y luego pasó á servir alegército
del Sambra y ~Iosa, cuya caballeria mandó en 1795. En
98 fué nombl~ado inspector general de esta arma, y en
1800 mandó la resel'va del campo de Dijon. En 80l fué
llamado al senad{) conservador y tres años despues le dió
el emperador la senatoreria de Turin y el grado de gran
oficial de la legíon de honor, juntamente con el empleo
de caballerizo de la emperatriz Josefina, á quien acom-
pañó en sus diferentes viages á Aquisgran , á Italia y á
Munich. La esposa de este milital' se obligó de resultas
del 10 de agosto de 1792 á mantener y educar doce Ni-
ños para la patria.










CONVENCION NACIONAL. (t 792). 225


CONVENCION NACIONAL.
_e"'l!!!l


.CAPITULO CUARTO.


Nuevas matanzas de prisioneros en Versalles. -- Abuso del
poder y dilapidaciones del ayuntamiento. - Elecciones de
diputados el la convencion. - Composicion de la diputa-
clon de París. - Situacion y proyectos de los girondinos;
carácter de 105 gefes de este partillo ; del federalismo. -
Estado del partido Parisiense y del ayuntamiento. - Aper-
tura de la convencion nacional el 20 de setiembre 1792 ;
abolicion de]a monarquia; establecimiento de la ¡'epúbli-
ca. - Primera lucha de los Girondinos y Montañeses; de-
nuncia contra Rohespi<"rre y lUal'at - Declaracion de la
unidad e indivi~iLilidad de la rcplíhlica. - Distribucion y
fucrzas de los partidos cn ]a convencion. _. Mudanzas en
el poder egecutivo. - Danton deja su ministel'io. - ü·ca-
<,ion de diferentes comisiones administrativas y de la C'ons-
t.ltucion.


Mientras que los ejércitos franceses detenian la
marcha .de los coligados, continuaba reinando en
Paris la mayor confusion. Ya hemos visto las usur-
paciones del ayuntamiento, los furores tan pro-
longados de setiembre, la imp~tel'lcia de las auto-
ridades y la inaccion de la fuerzapúblíca d~ran ...


m. 15




!26- ltEVOI.nCION FRANCESA.
te aquellas desastrosas jornadas. TanlbieQ hemos'
visto la audacia con que la comision de vigilancia
habia confesado los asesinatos, y recomendado su
imitacion á todas las municipalidades de Fran-
cia. Sin embargo los comisionados que envió el
ayuntamiento habian sido repelidos de todas par-
tes, por que la Francia no partici11aba ni de los
furores ni del peligro que hahían escitado á la ca-
pital. Pero en las cercanias de Paris no todos los
asesinatos se habían lírrlitado á los ya referidos, si-
no que se habia formado en cada ciudad una tro-
pa de as~sinos , á quienes las matanzas de setiem-
hre habian familiarizado con la sangre y necesi-
taban derramar toda via Inas. Ya se habian pues-
en camino algunos centenares de honlbJ'es para
sacar de las cárceles de Orleans á los acusados de
alta traicion, cuyos infelices presos dehian ser por
un decreto reciente conducidos á Saunlllr. Mas
~in embargo se cambió su direccion en el ca-
lnino y fueron dirigidos hacia París, donde se su-
po el dia 9 de setiembre que tlebian 1leg-ar el t O
á Yersalles. Bien fuese que se hubieran darto nue-
"as órdenes á la banda de asesinos, ó (pie la no-
t icia de aquella llegada bastase á de~pertar en
ellos su sanguinario furor, inn1Cdiatanlente inva-
. dieron á Versallrs en la noche del n al 10, Y al
instante corrió la voz de (pIe ihan ú conleterse


..


nucyes horrores. El cOl'l'eg-idoL' de Yersalles tomó




'CONYENCION NACIONAL. (179!). 22'1
toda ct"se de precauciones para impedir 'nuevas
desgracias, y el presidente del tribunal criminal
~chó {t correr ,á París para .advertir al lninistro
Danton del peligrQ que- --ru:nenazaha :á los presos;
Inas no ohtuvo otra respue~ta á todas sus instan-
cias, sino que: aquellos hombres eran muy culpables.-
En buen hOl'a que lo sean, replicó el pl'esidente
Alquiel', t pe!'() solo la ley dehe hacel' justicia de
ellos.- PC¡'O no ve V., rcplicó Danton -con una
voz terl'ible, que le hubiera dado á V. otra res-
puesta si putliel'a darla. ¿ Que le ,importan á Y.
esos presos? Vuélvase á deselupeñar sus funeiones
y no se ocupc de las de los demas.


Al dia siguiente llegaron los prcsos á Yf'l'sallps,
y una nlultitud de hOlnhres desconocidos se pre-
ci pitó á los Cal'l'uag'cs , logra ndol'odearlos y scpa-
l'arlos de la escolta, y til'éHld() del cahallo al co-
mandante Foul'nier, apartaron al corr('~idol' que
{Iueria dejarse matar cn su puesto y asesinaron á
los malhadados prisiolle¡'05 en núm(~ro de 52. Allí
perecieron Delessard y d' AbanColut 2 que habian
sid.o acusados como ministros, y Brissac, como
gefe de la guardia constitucional que se licenció
en tiempo de la legislativa. Inmediatamente des-
pues de aquella egecucion se dirigieron los ase-
sinos á las cárceles de la ciudad, y renovaron las
escenas de los p l'imeros dias de setiembre , em-
pleando los lnismos medios, y remedando, COlllO




228 REVOLUCION FRANCESA
~n Paris, las formas judiciarias. Sucedió este últi ..
mo. acontecimiento con cinco di as de diferencia al
primero y acabó de producir un terror universal.
No. cesaba tampoco la comision de vigilancia de
paris de continuar su marcha con igual rigorismo,
y cuando las cárceles apenas acababan de desocu-
parse las iban llenando otra vez con nuevos man-
datos de arresto. Eran estos tan numerosos, que
al denunciar el ministro del interior Roland á la
asamblea aquellos nuevos actos de arbitrariedad,
pudo poner sobre la mesa de quinientos á seis-
cientos, firmados unos por sola una persona, otros
por dos ó tres á lo mas, la mayor parte sin espo-
ner causa, y muchos fundados únicamente en la
sospecha de incivismo.


Mientras que el ayuntamiento egercia su poder
en Paris, enviaba comisionados á los departa-
mentos para justificar su conducta, aconsejar su
ejemplo y recomendar á los electores los diputa-
dos de su eleccion y desacreditar á los que les
contrariaban en la asamblea legislativa. Al mismo
tiempo se proporcionaba inmensos capitales, apo-
derándose de las sumas que habia en casa del te-
sorero de la casa real Septeuil 3 , cogiendo la plata
de las iglesias y los ricos muebles de los emigra-
dos y últimamente girando contra el tesoro con-
siderables sumas, hajo pretesto de sostener la ca-
ja de socorros y concluir los trabajos del campa-




CONVENCION NACIONAL. (1792). 229
mento. Todos los efectos de los desgraciados que
fueron sacrificados en las cárceles· de Paris y en el
camino de Versalles, habian sido secuestrados y
depositados en los salones de la comision de vigi-
lancia, sin que jamas quisiese el ayuntamiento
dar cuenta de tales objetos ni de su ,importe,
antes bien reusando hasta contestar sobre esto
al ministro del interior, ni al directorio del de-
partamento el cual, conlO ya se ha dicho, había'
quedado convertido en una simple comision· de
contribuciones. Todavia hizo mas, que fue ven-
der por su propia autoridad los m"uebles de los
palacios en que se habian puesto los séllos de
enlbargo despues de la salida de sus propietarios.
En vano dictaba pl'ohibiciones la administracion
superior porque todos los subalternos, encarga-
dos de la egecucion de ellas, ó pertenecian á la
municipalidad ó no tenian fuerza para obrar, de
modo que las órdenes se quedaron sin egecucion.


Reorganizada la guardia nacional, bajo la de-
nominacion de secciones armadas y compuesta
de toda especíe de hombres sin garantia, estaba
mas revuelta que nunca, y asi tan pi'onto pro-
pendia al mal y tan pronto le dejaba cometer por
negligencia. Los puestos estaban completamente
abandonados, porque los que estaban de guardia
no se relevaban ni aun despues de 48 horas y se
retiraban alnu'ridos de fastidio y fatiga. Todos




230 IE'HfUJClON FRA~CE5A.
los ciudadanos padficos hahian abandonado aquel
~uerpo que estaba antes tan regular y era tan
lltit, porque Santerre que era quien le mandab~
era demasiado débil ó poco inteligente para reor-
ganizarle.


Estaba pues entregada la seguridad de Paris á
la casualidad, y así podían emprender cuant~
fluisiesen tanto' el ayuntamiento COOlO el popu-
lacho. Entre los despojos Ulas preciosos y por con-
siguiente filas envidiados de la corona, eran los-
que ellcenaba el guard<a-nluebles, que era un ri-
co depósito de- toc10s los efectos, que en otro tiem-
po ;servian panl el esplendor del trono. Desde el
10 de agosto habia ya. despertado aquel depósitO'
la aval'icia de la multítlul, y mas de un antece-
dente tenia bastante- ill(luÍeto al inspector de
aquel estahlel~imiellLo, por lo cual hahía repre-
sentado UlHt y ,uuchas veces, solicitando una
guardÍa suficiente; P{~I'O fuese por desórden ó por
la dificultad de culwjl' todos los puestos, ó en fin.
por descuido ,'olulltal'io- no se le concedieron las-
fuerzas que solieitaha. Fue robado el guarda-mue-
bles en la noche del 16 de setieulhre, y la mayor
parle de lo que conlenia, pasó- á manos descono-
eidas, que en vano intentó despues- descubrir 1;\
autoridad. Se atribuyó aquel nuevo suceso á los,
hOlnhres que hahian sccretalnente ordenado las
lnatanzas; aU)1fluc no Plleda decirse (lue en aquel




CO:,\\'E~CION NACIONAL. (1792). 231
cstahl('ciUlienl.o hubiese cosas que debieran esci-
tal' su fanalismo ó su política sanguinaria, y aun
suponiéndoles la sola gana de robar tenian en los
depósitos del ayuntamiento con que satisfacer am-
pliament.e la nlayor codi~ja. Es verdad que se ha
dicho que aq uel robo se egecutó para pagar la re-
tirada del rey de Prusia, lo cual no es mas que un
ahsul'do, asi como el que se hiciese para pagar
los gaslo~ del pal'tido, ~osa que aunque mas ve-
rosimil, no está de ningun Jnodo probado. Por lo
demas el robo del guarda-muehles debe influir
Inuy poco en el juicio que se forme del ayunta-
miento y de sus gefes, pues basta saher que ha-
hiendo sido depositario de valores inmensos jamas


,rindió cuenta alguna y que se rompieron los se-
llos que estahan pues,tos en los arInarios sin que
fuesen fOI'zadas las cerraduras, lo cual indica una
sustraccion y no un pillagc populal'; pero lo cierto
es que infinitos objetos preciosos desaparecieron
para SiClllpre. Una parte de ellos fue robada im-
punemente por los subalternos como Sergent, lla-
mado el Agata, á causa de una riquísima alaja
con que se le veia adornado; otra sirvió para los
gastos del gobierno estraordinario que habia ins-
tituido el a yuntalniento, de suerte que era una
guerra que se hacia á la antigua sociedad, y toda
guerra lleva consigo muertes y saqueos. *


'" Ya nosaJmirábamos de que 110 hubiese alguna modifi-




232 REVOLUCION FUANCESA.
Tal era la situacion de París en el momento en


. que. se hacian las elecciones para la convencion
nacional. De aquella nueva asamblea esperaban
los ciudadanos honrados la fuerza y energia ne-
cesarias para restablecer el órden ~ lisongeándose
con que los cuarenta dias de confusion y de crÍ-
melies que se habian pasado desde el 10 de agos-
to , no serian mas que u~ accidente de la insur-
recóon, deplorahle pero pasagero. Los mismos
diputados, que con tanta debilidad se sentaban
en la asamblea legislativa, diferian su energia has-
ta la reunion de aquella convencion, en quien
esperaban todos. los partidos.


La Francia entera estaba agitada con las elec-
elones, y los clubs egercian sobre ellas un gran-
·de influjo. Los jacobinos de Paris habian hecho
imprimir y repartir la lista de todos los votos
emitidos durante la legislatura, á fin de que sir-
viesen de norma á los electorCi, siendo particu-
larmente designados aquellos Ique habian votado
contra.la~ leyes que deseaba el partidO' popular,
y sobre todo los que habian absueltO' á Lafayette.
Sin emba-rgo en las provincias. á dOllde no habían
penetrado todavía las· discordias de la capital se


cacion con que escusar en cierto mono aquel pillage~ Los que
le cometieron no pensaban en guerra alguna á ¡la sociedad
antigua ni moderna, sino en robar á una y otra aprovechán-
dose de la iml'unidad. (N. del r.)




CONVENClON NACIONAL. (1792). 233
nombraba á los girondinos á pesar de ser tan odia-
dos de los agitadores de Paris, á causa de sus co-
nocidos talentos. Casi todos los miembros de la
actual asamblea eran reelegidos, y muchos de los
constituyentes, á quienes el decreto de no reelec-
cion habia escluido de la primera legislatura, fue-
ron llamados á hacer parte de aquella convencion.
En este número se distinguieron Buzot y Petion,
y entre los nuevos miembros figuraban natural-
mente los hombres que en sus departamentos res-
pectivos se habian distinguido por su energia y
exaltacion, ó los escritores que como Louvet, se
hahian dado·á conocer por su talento en la capi-
tal y en las provincias. *


En Paris se hizo dueña de las elecciones aque-
lla faccion violenta que habi:l dominado desde el
diez de agosto y puso al frente á todos los hom-
bres de su eleccion, siendo los primeros nombra-
dos Robespierre y Danton. Esta noticia fué reci-
bida con aplauso por los jacobinos y el consejo
del ayuntamiento. Despues de ellos salieron elec-
tos Camilo Desmoulins; famoso por sus escritos;
David fa ,por sus cuadros; Fabre-d'Eglantine 5 ,


* Es muy digno de observarse que la inmensa mayoria de
elecciones para la convcncion fue en sentido moderado, y
véase luego en que vino á parar aquella corporacion. i Qué
desengaño para 105 que calculan sobre el espú'itu de estas
l'culüones! (N. del T.)




234 ItBVOLUCION Fl\ANCESA.
por sus . obras dralnáticas y por su 'parlicipacion
en todos los alborotos revolucionarios: Legendl'e,
PanÍs, Sergen t , Billaud-Varennes, por su conduc-
ta en el ayuntanliento. Se añadió al procurador
síndico Manuel, á Robespierre el menor 6 , her-
lnallO del célebre ~laxiIniliano; áCollot-d'Herbois 7
y por último al duqne de Orleans, que habia ab-
dicado sus títulos y se llanlaba Felipe Egalité. UI-
tilnanlente dcspucs de todos estos Ilonlbres se vió
con asombro salir tambien eleg·jdo el anciano
Dussault, uno de los electOl'es de 1789, que tan to
se había opuesto á los furores de la multitud, que
tantas lágrimas habia del'ramado por sus ese esos ,
y que fué reele~. ¡do conlO última I1lCmoria de 89
y como un ser hueno é inofeu3ivo pat'a todos los
partitlos. Solo faltaha en aquella estl'aña l'eunion
el cínico y sanguinario Marat, cuyos ;escritos ha-
bian inspirado tal horror á su carácter que aun
para los que ,habian sido testig'os de las jornadas
de setiembre no podía menos de ser cstralla seme-
jante eleccion. Por eso el capuchino Chahot, que
J0111inaba en los jacobinos por su vel'llosidad, ya
que no habia podido obtener igual triunfo en la
asamblea leg'islativa, se '7ió precisado á hacer la
apologia de ~Iarat, y como allí es donde se hacian
las verdaderas elecciones, no tardó en ser confir-
mada la suya en la asamblea electoral. Agregóse á
su nombre, el no 11lenos feroz tle Frerou y algu-




CONYE~CION NACIONAL. (1792).- 235
nos indi v itiuos oscuros., cO'n: lo cual quedó com-
pleta aquella famO'sa :diputadon , compuesta de
comercÍantes, un cortador, un cómico, un grava-
llor, un pintor, un abogadO', tres ó cuatro diaris-
fas, y lID príncipe decaído de su rango, formando
entre todos ellos la misma confusÍon y diversidad
de existencias que se agitaban en la innlensa ca-
pital de Francia.,


Iban llegandO' sucesivamente á París IO's diputa-
dos de las prO'vincias , y á medida que se iba au-
nlentando su número, y alejándO'se el recuerdo
del terrO'r profundo de lO' pasadO' ,pl;ncipiahan á
tranquilizarse y á pronunciar su juicio contra 10's
desórdenes de la capital. Habíase disminuido: el te-
mor del enemigo con el continente de DUlTIO'uricz
en el Argona, y el O'diO' á los aristócratas se iba
cambiando en lástima despues del horrendo sa-
crificio que de ellos se había hecho en Paris y en
Versalles. Ya escÍtaban una reprobadon general
aquellO's crÍlnenes que antes tuvieron tantos apro-
badores, ó por lo menos tantos censores tínlidos,
a umentándose el odio por haberse añadido el :1'0-
Lo á las matanzas. Indignados de todo ello los gi-
rondinos :y hu~illados con la opresial1 personal
(Iue habian sufridO' durante un nles entero,se mos-
trahan mas firmes y enérgicos, no pudiendo me-
nos de reunir la opinion pública en su favor unos
bonlbl'es llenos de talento y valor que iuyocaban




236 REVOLUCION FRANCESA.
la justicia y la humanidad á la vista de la Fran-
cia, y así empezaron á amenazar en alta voz á sus
adversarios.


Mas sin embargo aunque los jacobinos se hubie-
sen pronunciado contra los escesos de Paris no to-
dos esperimentaban ni escitaban aquellos resen-
timientos personales que envenenan los odios de
partido. Por egemplo Brissot había inspirado un
odio profundo á Rohespierre por su empeño en
rivalizar en :elocuencia con él en 105 jacobinos.
Producia mucho efecto Brissot por ~us luces y ta-
lento, pero no gozaba de bastante consideracion
personal ni tenia la destreza necesaria para ser
gefe de partido, de modo que su principal impQr-
tancia nacia del odio de Robespierre. Cuando la
víspera de la insurreccion escribieron los girondí-
nos una carta á Boze que era pintor del rey, al
momento se esparció la voz de que se preparaba
un tratado, y que Brissot iba á marchar á Lon-
dres cargado de oro. No habia una palabra de cier-
to , pero Marat para quien los rumores mas insi-
gnificantes y mejor desmentidos, bastaban para
fundar sus acusaciones, no habia dejado de lanzar
un mandamiento de arresto 'contra Bríssot en el ,
tiempo en que se acordó la prision general de los
soñados conspiradores del 10 de agosto. Este man-
damiento habia escitado mucho rumor y no llegó
á cgccutarse , mas no por eso dejaban los jacohi-




CONVENCION NACIONAL. (1792). 237
nos de propalar que Brissot estaba vendido á
Brunswick, repitiéndolo á menudo y aun creyén-
dolo Robespierre, tan ciego le tenia su falsa inte-
ligencia, y tan inclinado estaba á creer culpables
á los que aborrecia. Igual odio le habia inspirado
Louvet por haberse unido á Brissot en los jacobi-
nos y en el diario de el Centinela. Por mas talento
y audacia que tuviese Louvet, no solia :atacar di-
rectamente á los hombres, pero sus personalida-
des virulentas, reproducidas diariamente en un
periódico, le habian hecho el enemigo mas peli-
groso y detestable al partido de Robespierre.


El ministro Roland habia llegado á desagradar
á todo el partido jacobino y municipal por su ani-
mosa carta del 3 de setiembre y por su resisten-
cia á las usurpaciones del ayuntamiento; pero co-
mo no habia rivalizado con ningun individuo,
solo inspiraba una cólera de opinion. El único á
quien habia ofendido personalmente era Danton
por su oposicion en el gobierno, mas este no era
peligroso, porque no habia hombre cuyo resenti-
miento fuese menos temible que el suyo. Pero lo
que principalmente se detestaba en Roland era su
muger asi por el orgullo y severidad de costum-
bres , que nadie la disputaba, como por su valor
y talento, y porque reunia al rededor de si á los
girondinos que eran tan ilustrados y brillantes , á
quienes animaba con sus miradas, recompensaba




238 ltEVOLUmON FnANCESA-.
(~on su esti.nacion, y conservaha en su tertulia
juntamente con la sencillez republicana, una ur-
banidad fina que no podian tolerar aquellos hom-
JJres oscuros y groseros. Ya se esforzaban en ridi-
culizal' hajalnente it Roland , diciendo que su mu--
gel' gobernaba por él, dirigia á sus amigos y hasta
los recompensaba con sus favores: de suerte que
~Iarat, en su lenguage grosero la lIamab,l la Circé
del partido.


Por mas que Guadet, Vergniaud y Gellsonné
hubiesen brillado lnucho en la legislativa; opo-
niéndose al partido jacobino, no habian ¡incurri-
do todavía en tanto odio como incurrieron des-
pues. Hasta habia llegado á agradar Guadct á los
repuhlicanos enérgicos por sus vivos ataques con-
tra Lafayette y contra la corte. Era n1uy vivo y
pronto á lanzarse en las cuestiones, pero no tar-
daba en pasar desde el mayor entusiasmo hasta
la mas tranquila serenidad y como se dominaba
á si mismo en la trihulla, solo brillaha en ella pOI'
la oportunidad de sus salidas. Por eso era indís-


... pensable que, COlno todos los hombres, gustase
de un egercicio en que brillaba, que abusase de
él y tuviese gusto en batir con la palabra á un
partido que no tardaría en responderle con la
muerte.


No era tan hien lnil'ado Vergniaud de los hOll1-
hres violentos, porque j:nnas mostró tanto ardor






CON\"ENCION NACIONAL (t 792). 239
como Guallet. cont.ra la corte, pel'o tan1poCo se ha-
hia atraillo igual encono de ellos, porque con su
abandono y negligencia, heria menos á las perso-
nas que su amigo Guadct. Agitahan poco las pa-
siones á este tribuno') y no le quitaban el sueño
las convulsiones de los partidos pOl' lo cual esta-
ha menos espuesto á su odio; mas esto no le hacia
ser indiferente. Tenia un COl'azon noble') 11lucha
y muy lucida inteligencia y de cuando en cuando
se tlespertabaen él un fuego que le elevaba á la
lnas sublime energia. No tenia aquella viveza en
las réplicas que tanto distinguia á Guadet.; pero
S~ animaha en la tt'ibuna y con tanta elocuencia
eomo gl'acia y suavidad en el decir') espresaha
sus pensamientos con un a facilidad y ahundancill
de espl'esion que ning·un hombre ha igualado ja-
mas. La elocucion de lUil'abeau el'a, COlno su ca-
rácter, desigual y fuerte; la de Vergniaud ') sin
dejar de ser siem pl'e noble y elegante, llegaba á
ser con las circunstancias grande y enérgíca. Mas
no siempre lograhan las exortaciones de la espo ....
sa de Roland despertat' aquel atleta, que unas ve-
ces disgustado de los hombres, y otras opuesto á
las imprudencias de sus amigos, estaba muy poco
convencido de la utilidad de las palabras contra
la fuerza.


Gensonné era un homhre de seso y probidad, pe-
ro dotado de poca facilidad en la espresioll, y úni-




240 l\EVOLUCION FRA.NCESA.
camente capaz de estender buenos informes, por
lo cual habia figurado todavia muy poco en la tri-
buna. Sin embargo como tenia pasiones fuertes y
un carácter obstinado, no podia menos de adqui-
rir mucho influjo con sus amigos, ni de incurr ir
en el odio de sus enemigos, que siempre se irrita
mas contra el carácter que contra el talento.


Condorcet, marques en otro tiempo y siempl'e
filósofo, con un entendimiento clarísimo, impar-
cial y que juzg'aba muy bien las faltas de su partido,
era poco á propósito para las terribles agitaciones
de la democrácia , por lo cual rara vez se presenta-
ba en primera fila, y por eso no tenia todavia nin-
gun enemigo directo, reservándose para todos los
géneros de trabajo que exigian meditaciones pro-
fundas. Buzot tenia mucho juicio, elevacion de
alma y valor, juntos con una hermosa presencia
y una elocucion tan firme como sencilla, que im-
ponia respeto á las pasiones por la nobleza de
su persona, que le daba. un gran ascendiente
moral.


Acababa de llegar Barbal'oux del mediodia, ele-
gido por sus conciudadanos, juntamente con uno
de sus amigos llamado Rebecqui 8 diputado como
él á la convencion nacional. Era este un llOmbre
de poca instruccion, pero atrevido, emprendedor
y entregado enteramente á Barbal'oux. Ya se
acordará el lector de que este último idolatraba




CO~VEl'iCION NACIONAL. (t 792). 24 t
á Rolan y Petion, miraba á Marat como un lo-
co atroz y á Robespierre camo un ambicioso, so-
bre todo desde que Panis se le habia propuest~
como un dictador indispensahle .. Indignado con-
tra los crímenes cometidos durante su ausencia
se los imputaba á los hombres á quienes detesta-
ba ya , y desde su llegada se pronunció con tal
energía, que hizo imposible toda reconciliacion.
Inferior á sus amigos en el talento, pero dotado
de inteligencia y facilidad, y siendo hermoso y
aun hasta cierto punto heróico, se desató en anle-
nazas contra ellos y recogió en pocos dias tanto
odio como los mismos que durante la legislativa
no habian cesado de contradecir las opiniones y
los ho mbres.


El personage á quien todo el partido lniraba
como gefe, y gozaba de una consideracion
universal era Petion , el cual siendo corregidor,
habia adquirido una popularidad inmensa por su
lucha con la corte. Verdad era que el dia nueve
de agosto habia preferido una deliberacion á un
.combate ; que des pues se habia pronunciado con-
tra lo ocurrido en setiembre, y separádose del
ayuntamiento, como Bailly en 1790; pero esta
oposícion tranquila y silenciosa, ya que no le ene-
_mistó enteramente con la faccion, le hahía hecho
muy temible para ella. Lleno de luces y reser-
va , sin querer hablar sino pocas veces ni menos


JU. '16




242 REVOLUCION FRANCESA.
rivalizar en talento con nadie, egercia sobre tOllos
y aun sohre el nlisnlo Uobespierl'e, aquel ascen-
diente que dá la razon imparcial y justa, como
generalmente respetada. Aunque pasaha pOI' gi-
rondino , todos los partidos deseaban su voto, to-
dos le temían, yen la nueva asamhlea, tenia en su
favor, no solamente el lado derecho sino toda la
masa del centro y muchos tambien del lado iz-
quierdo.


Tal era la situacion de los girondinos en pre-
sencia de la faccion parisiense: te'nianen su favor
la opinion general que reprohaba los escesog; se
llahian apod.erado de üna gran parte de diputa-
dos que llegahan diariamente ú Paris, tenían en su
f~tvor á todos los ministl'os, esccpto á Danton, que
muchas veces dominaba en el consejo, pero sin
emplear su poder contra ellos, y últimamente jwe-
sentaban á su fl~ente el corregidor de Paris (IlIe
era 61 hombre mas respetado de la época. Pero
en Paris no estaban en su casa sino en la de sus
enemigos, y tenian que temer la violencia de las
clases inferiores que se agitahan por 10 bajo y so-
bl'e todo la violencia del pOl'vc'nir, (Iue iba bien
pronto á crecer con las pasiones revolucionarias.


Lo primero que se les echó cn cara fue que in-
tentahan sacrificar á Paris, asi como antes les ha-
bian imputado querer refugiarse: en los departa-
lucntos del otro lado del Loira ; y como los cargJs




'CONVENCION ~1,Cl0NAL (1792). 2·l.:l
.contra Paris se habian aumen.tado tanto con el 2
y 3 de setiembre, se les supuso. tanta nlayor in-
tencion de abandonarle, pretendiendo que habian
quel'ido reunir la convencion en otra parte. Poco
.á poco estas sospechas fueron tonlando una 101'-
111a mas regular, pues se redueian á decil' que in-
tentaban romper la unidad nacional y cOlnponcr
.de los 83 departalucntos 83 estados iguales entre
si, y unidos por un simple vin-culo federativo.
Añadian tanlhicn que por este medio se ,pro po-
~lian destruir la supreJuacia de Paris y asegurar-
se un dominio pers<lnal en sus departamentos res-
pectivos. Entonces fue cuando se discurrió la ca-
lumnia del federalismo. Es verdad que cuando la
Francia estaba amenazada de la i nvasion de los
Pl'usianos, hahian pensado en un faso estt'clno
atrincherarse en los departamentos 11lel'idionales,
asi como lo es tmnhien que al ver los cscesos y
tirania de Paris hahian tornado sus miras á los
departamentos; pero de esto á un proyecto de
régimen federativo habia una distancia inmensa.
Por otra parte no consistiendG la diferencia entre


. un gobierno federativo y uno .central., sino en la
mayor ó menor energía de las instituciones loca-
les, era ciertamente un crimen nluy ligero, en
caso de haher tal cl'inlen. Ni jamas sOllaron los
girondinos en que pudiese haber culpa alguna en
semejante idea, y asi es que no se defelHlian tle




REVOLUCION FRANCESA.


tal cosa, mas antes muchos de ellos, indignados
de la absurda tenacidad con que se continuaba
aquel sistema, preguntaban si en sustancia la -nue-
va America , la Holanda y la Suiza eran felices y
libres bajo un gobierno federativo, y si seria un
gt'ande error, Ó un gran desacato preparar á la
Francia una suerte semejante. Buzot era el que
con mas frecuencia defendia aquella doctrina,
ayudándole Brissot, que era gran entusiasta de
los Americanos, lnirando la :cuestion mas hien
como una opinion filosófica que como un proyec-
to aplicable á la Francia. Estas conversaciones se
fueron divulgando y dieron mayor peso á la ca-
lumnia del federalismo, á punto que en los jacobi-
nos se agitó con mucha gravedad este asunto, y
suscitó mil furores contra los girondinos, preten-
diendo que querian destruir lel poder revolucio-
nario quitándole su unidad, que era en lo qne
consistia su fuerza, y esto solo 'para crear reyes
en las provincias.


Los girondinos por su parte respondian con
cargos harto mas ciertos, pero que por desgracia
eran tambien exagerados y perdian de fuerza to-
do lo que se separahan de la verdad. Decian que
el ayuntamiento se hahia hecho soberano y apo-
derádose con usurpaciones de la soberania nacio-
nal, ahrogándose él solo una autoridad que per-
tenecía á toda la Francia. Le echahan eu cara que




CO~VENCION NACLO~AL. (1792). 245
intentaba dominar á la convencion del mismo mo-
do que lo habia hecho á la -asamblea legislativa;
que no estaban seguros en ella los nlandatarios
nacionales, y que se encontraban en nledio de los
asesinos de setiemhre. Le acusahan de que hahia
deshonrado la revolucion durante los 1.,0 días que
se siguieron al t O de agosto y de haber llenado
la diputacÍon de París tle hombres que se hahian
s eñalado en aquellas horribles Saturnales. Hasta
aqui todo era cierto; pero afladian cargos igual-
nlente vagos que el que le ~hacian á ellos del fe-
deralismo. Por egemplo, acusahan altamente á
l\larat, á Danton, y á llobespierre, de que aspira-
han al poder supremo; al primero porque todos
los dias escribia que se necesitaba un dictador
que purgase la sociedad de los ,mienlbros inlpu-
ros que la corrOlnpian; á RoLespierre , porque ha-
bia dogmatizado en el ayuntalniento , y hablado
con insolencia á la asalublea , y porque la víspera
del 10 de agosto se le habia propuesto Panis á Bar-
haroux como dictador; y en fin á Danton porque
ejercia en ellninisterio, en el pueblo y en todas
partes donde se mostraba el influjo propio de un
hombre poderoso. Llamábanle~ los triunvÍros ape-
sal' de que no habia la nlenor union entre ellos,
porque Mal'at no era mas que un insensato siste-
lnático , llohespierre un envidioso sin la grandeza
de alma necesaria para la ambicion, y Danton un




Ilombre activo, apasionatlo al ohjeto de" la l'evofu ....
cion , y ({ue en todo ponia la Juano, nl~S bien
por ardor que por anlhicion pel'sonal. Mas- entre ta--
les homhres no hahía totlavia ni un usurpador ni
unos conjllt'ados acordes entre si, y era una im-
prudeul:ia dar á sus enemigos mas fuertes que'
ellos mism08 "fa ventaja de ser acusados injusta
mente. Sin elllbargo los girondinos consideraban:.
nlas á Danton, porque no Juediaha nada personal
entre él y eUos f. y tambien despreciaban denlasia-
do .á Marat para atacarle directarrlente~ A quien
destrozaban cruelmenLe el'a á Robespicrre porque
la yoga de lo que el Hanlaba su virtud y su elo-·
cuencia les in'itaba IDas; y escitaha aquel resenti-
luiento que espel'imenta la verdadera superiori-
tia"l contra la mediania orgullosa y ponderada.


No por eso dejaron dc' procurar concertarse an-
tes de la apertura de la convencíon nacional, y
hubo diferentesreulliones en las cuales se pro-
puso esplicarse fl~ancamefllte y terminar aquellas-
funestas disputas. Danton se prestaba á ello de
buena fe, 1> porque no se intej'esaba su vanidad,
y deseaba ante todas cosas el triunfo de la revo-
IUl:ion. Petion no salió. nunca de la razon, aunque
con su natural frialdad; pero Rohespierre estuvo


* Veasc l( Duran-lHaillaunc , á DUlllouricz , á l\icilhall '1
f~lo:) los cOlltempOl'aIlI'O'i.




CONYENCION NACIONAL (17~j2). 211
aCI'Ílnonio30, como todo el que se siente l1Cl'ido,
y los giL'ontlinos se Ulostral'on severos y altivos,
como hOlnhres inocentes é indignados que creen
tener segura en sus nlanos la venganza. Dijo Bar-
Laroux que no era posihle ninguna alianza entre
el crimen y la vl:rttUl, y pOl' últinlo se separaron mas
distantes de ninguna reconciliad on que antes que
se hubieran visto. Todos los jacobinos se alistaron
al retletlol' de Rohespiel'rc, y los gil'ondinos con
·la lnasa prudcnte y nloderada al re<ledor de Pe-
tion. El dictálnen de este y el de los hOlnhres sen-
satos el'a ahstenerse de toda. acusacion, supuesto
que era ~lnposible señahw los autores de los ase-
sÍnatos de setiembre y del roho del guarda-mue-
Lles; no bablar mas de los tl'iunviros porque no
estaba probada su alnbicion, ni era bastante no-
toria para que pudiera castigarse; despreciar
aquellos veinte bribones que habian introducido
en la asamblea las elecciones de P·aris ; última-:-
mente apreSl~rarse á cumplir el ohjeto de la con-
vencion, que era formar una constitucion y deci-
dir la suerte dc Luis XVI. Tal era el dictálnen tle-ws
hombres serenos y frios; pero otros, que no lo
el'an tanto, hicieron planes que no pudiendo ege-
cutarse inlnediatamente tenian el riesgo de ad-
vertir é irritar á sus adversarios. Propusieron anu-
lar la municipalidad, y aun en caso necesario
trasladar la· convencion fuera de Paris, co.l)8:tituir~




REVOLUClON FRANCESA.


la en tribunal de justicia para juzgar sin apela-
cion á los conspiradores, y rodearla en fin de una
gua"rdia particular conlpuesta de los 83 departa-
mentos. Senlejantes proyectos no tuvieron conse-
cuencia alguna , ni sirvieron mas que para irritar
las pasiones, quedando los girondinos muy des--
cansados con la conciencia púhlica, que segun
ellos iba á suhlevarse con los acentos de su elo-
cuencia y con la relacion de los crímenes que iban
á denunciar. Y asi se citaron para la tribuna de


"la convencion, donde iban á confundir á sus
adversarios. Ultimamente el 20 de setiembre se
reunieron los diputados de la convencion en las
Tullerias para constituir la nueva asamblea, y
hallándose en número suficiente, se constituye-
ron provisionalmente, verificaron sus poderes, y
procedieron en seguida á la composicion de la me ..
sao Fue proclamado presidente Petion casi por
unanimidad, y Brissot, Condorcet, Rabaud-Saint-
Etienne 9 Lasource, 10 Vergniaud y Camus fueron
elegidos secretarios, lo cual prueba cuan grande
era entonces el influjo del partido girondino en la
asamblea.


El dia 21 pasó una diputacion á la legislativa,
que habia estado en permanencia desde el 10 de
agosto, á informarla de que estaba formada la
convencion nacional, y terminada su legislatura;
de suerte que las dos asambleas no tuvieron mas




CONVENCION NACIONAL. (1792). 249
que mezclarse una con otra, y la convencion pasó
á ocupar la sala de la legislativa.


Desde aquel mismo dia Manuel, el procurador
síndico del ayuntamiento, que fue suspendida
despues del 20 de junio igualmente que Petion '1
por cuya causa habia adquirido gran popularidad,
y hecho parte con los furiosos del ayuntamiento;
pero que despues se habia separado de ellos al ver
los horrores de la Abadia, y acercádose á los gi-
rondinos, Manuel, decimos, hizo aquel dia mismo
una proposicion que escitó gran rumor entre los
enemigos de la gironda: c: Ciudadanos represen-
( tantes , dijo, es preciso que todo respire aquí
« un carácter de dignidad y grandeza que impon-
e' ga al universo. Pido que el Presidente de la Fran-
«( cia se aloje en el palacio nacional de las Tulle-
e: rías, que sea precedido de la fuerza pública y de'
« los signos de la ley, y que los ciudadanos se pon-
« gan en pie cuando el esté presente.» Al oir estas-
palabras se levantan con vehemencia el jacobino
Chavot y el secretario del ayuntamiento Ta-
lIien 11 diciendo que aquel ceremonial era una
imitacion de la monarquía, y añadió Chabot que
los representantes del pueblo debian asemejarse á
los ciudadanos dc cuyas filas salian, en una pala-
bra á los Sans Coulottes que forman la mayoría de
la nacÍon. Tallien dijo que podria encontrarse el
presidente de la convencion en algun quinto piso,




250 REYOLUCION FRANCESA.
que es donde se alojan el ingenio y la virLud. Por'
tanto fué desechada la proposicion de Manuel, y
pretendieron los enenligos de la Gironda que su
intentohahia sido dar á su gefe Petion los hono-
res soberanos.


A esta proposicion sucedieron oh'as muchas 1
queriendo de todas partes comprobar por nledio
de declaraciones auténticas, los sentimientos que
anin1ahan á la asamhlea y á la }1'rancia.- Se pidió
(pIe la nueva constitu<.:ion tuviese por Ibasa la
igualdad absoluta y que se decretase en ella la so-
herania del pueblo: que se jurase odio á la mo-
narquía, á la dictadul'a, al triunvirato y á
toda autoridad iudi vidual, imponiendo la pe-
na de rnuerte contra cualquiera que propusie-
se una cosa semejante. ¡Puso Danton fin á to-
das aquellas lnociones, :haciendo decretar que
la nueva. constitucion no seria válida, sino des-
pues de haber sido sancionada por el pueblo. Se
añadió que las leyes existentes continuarian pro-
vÍsionalrnente en vigor, asi como las autoridades
que no hubiesen s¡do reemplazadas por otras, y
<fue se cobrarian los impuestos, conlO antigua-
mente, entre tanto que se adoptasen nuevos sis-
temas de contribucion. Dcspues de aquellas pro
posiciones y decretos, emprendieron ~fanuel,
Collot d'Herbois y Gregoire la cllestion de la mo-
narquia, proponiendo fIue se dc<.:rctase al instan-




CbNYENCrON NACIo-~AL. (f792).. 2'51
fe su ahollH:ion, porque decían que habiéndose'
declal'ado el pucLl9 soberano', 11(Y lo seria real-
Juente sino cuando se viese libre de una autoridad
¡,¡ val, . que era. la de los reyes. Entonc~s se levan-
taron iustantaneamente la: asamblea y las tri.hunas-
pal'a espresar una reprobacion.unáninle de la mo-
narquía, pero Bazire dijo que seria de desear una
discusion solemne sobre tan ilnportante cuesÜon ..
« ¿ Que necesidad tenemos de discutÍr, replicó-
( Gregoire, cuando todo el mundo está de aCUCl'-
« do sobre ello'? Las cortes son, e,l taller de los
«crímenes y el foco de la corrupcion; la- hist'ÜTia
«de los reyes es el martÍrolos·ío de las naÓones •.
( Pues si todos estamos igualmente penetrados de'
«estas verdades ¿q,ue necesidad hay de' discutir.»)'


En efecto se cerró la discusion, sucediendo un
profundo silencio, y en virtud de la unánime-
tleclaracion de la asamblea prochunó el presi(~en­
te Camhon 12 que la monarquía quedaba abolid~t
en Fl'ancia. Fue recibido este decreto con uni-
versales aplausos, y se mand.ó que se publicára
inmediatamente, y se enviase á los ejércitos y á
todas las mnnicipalidades.


Cuando se hizo aquella publicacion, todavía
estaban amenazando los Prusianos el territoriO',
y ya hemos visto que Dumouriez se habia dirigi-
do á Saintc-Menehould, ignorándose por consi-
g'uiente en Pal'is el CaflOl1CO ,del 21 que tan feliz




REVOLUCION FRANCESA.


fue .para nuestras armas. Al dia siguiente 22 pro-
puso Billaud-Varennes que se pusiese la fecha,
no ya del año cuarto de la libertad, :sino del año
1. o de la república, cuya proposicion fue adopta-
da; de suerte que el año 1789, dejó de conside-
rarse como el del principio de la libertad, abrién-
dose aquel dia mismo, 22 de setiembre 1792 la
nueva era republicana.


Por la noche se supo el callOneo de Valmy que
causó un gozo estraordinario, y á peticion de los
ciudadanos de Orleans, que se quejaban de sus
lnagistrados , se decretó que todos los nlÍembros.
de los cuerpos administrativos y tribunales serian
reelegidos, y se considerarian como nulas las con-
dicíones de eligibilidad fijadas por la constitucion
de 91. Ya no era necesario elegir los jueces entre
los legistas, ni los administradores en una cierta
clase de propietarios. Ya la asamblea legislativa
habia abolido la condicion del marco de plata, y
concedido á todos los ciudadanos mayores de edad
la capacidad electoral, y la convencion permitien-
do á todos los Franceses que pudiesen aspirar á
los diversos empleos del estado, destruyó los últi-
mos escalones de las gerarquias. Asi se principió
á plantear el sistema de igualdad general.


El dia 23 fueron admitidos todos los ministros
y presentaron sus informes á la convencion. El
diputado Cambon habló sobre el estado de la ha-




CO'TEXCION ;\"ACJONAL. (1792). 253
cienda, y dijo que las asambleas anteriores habian
lnandado crear dos mil setecientos millones de
asignados, de los cuales dos mil quinientos mi-
llones se habian gastado, quedando todavia dos-
cientos lnillones, en cuyo niuuero ciento setenta
y seis mil no se habian fabricado todavia yel res-
to que eran veiute y cuatro se encontraba en
arcas. Que los impuestos se habian reservado por
los departamenLos con el ohjeto de comprar los
granos que mandó acopiar la asamhlea legislati-
va, y que por consiguiente era preciso echar ma-
no de recursos nuevos y estraordinarios. Que au-
mentándose la nlasa de los bienes nacionales por
la continua emigracion, no debia tenerse ningun
recelo en en1itir un papel que representaba su
valor; por esto no titubeó la asanlhlea en man-
dar que se creasen nuevos asignados.


En seguida fue escuchado Roland que habló del
estado de la Francia y de la capital. Espuso con
severidad, y con rrJayor atrevimiento todavia que
el dia 3 de setiembre, lós desórdenes de Paris,
las causas de ellos y los medios de prevenirlos.
pidió con instancia la formacion de un gobierno
fuerte y vigoroso, basa y única garantia en que
se funda el órden de los estados libres. Fue este
discurso oido con gusto, y cubierto de aplausos
y á pesar de que alli se encontraban algunos que
-podian tenerse por acusal\os en é\ ') no hubo nin-




nE\'OLUCION FRANCES.!.


gana esplosion de descontento, l)ues solo se tra-
taba de los desórdenes de Paris.


Pero apenas esta rapida ojeada sobre el estado
(le la Francia se había presentado á la convencion
cuando se recibió la noticia de que aquel desór-
11en se habia propagado en algunos departamen-
~s. Al instante que Roland supo esta noticia es-
cribió una carta á la convencion dándola pal'le
de este suceso y pidiéndola que procurase conte-
ner sus resultados. La lectura de esta cai'ta pro-
{lujo una viva seilsacion en los diputados Kersaint
y Buzot los cuales se lanzaron á la tribuna y ha-
blaron contra las violencias qüe se principiaban á
cometer en todas partes: «Los asesinatos, dige-
« 'ron, de la capital son inlitados en los departa-
({ Jnentos. No se d'eben atribuir estos desórdenes
« á la anarquía, pero si á una nueva especie de
({ til~anos que se enseñorean de la Francia, libre
el a'penas (le sus cadenas. Solo de Paris emanan esás
el 'ful'léstas lnsplraciones del crÍmen, viéndose en
« todáS las par,euesde las casas muchas proclamas
{( incitando todas ellas á las matanzas, á los incen-
« dios y al saqueo, asi como tambien numeÍ'osas
« listas (te proséri pcion en que todos los dias se leen
« los nombres de nuevas victinlas ¿Cómo ha dc prc-
('( sét'Yat'se al pueblo de la horrorosa miseria cuando
({ tan10s ciudadanos se ycn precisados á ocultat' su
« existencia? ¿, Cónlo ha de esperar la FrancÍ:l una




CONYE~CJON NA-CIONAL (1792). 25;)
~ consLiLucjon , si la convencion que és quien de-
(\' bía decretada, está deliberando bajo el influjo
« de los puñales? Es necesario por el honor mis-
( mo de la revolucion contener tantos escesos, y
(t distinguir entre el valor cívico que desafió al
( depotismo el dia t O de agosto, y la crueldad
« que solo servía el 2 y 3 de setieulbre á una ti-
« rania silenciosa y oculta. \l)


En consecuencia solicitaron los oradores que se
estableciese una comision encargada,


1. o De dar cuenta del estado de la república
y del de Paris en pal~ticular ;


2. o De presentar un proyecto de ley contra
los -provocadores de los atentados y asesinatos;


3. o De proponer los medios de dar á la con-
"encion nacional una filt'rza pública que 'esté á su
disposicion, elegida en los 83 departamentos.


Al oir esta proposicion todos los miemhros del
lado izquierdo en que 'estaban los mas acalol'ádos
de la nueva asambka ,cm'pezaron á dar 'gl'itos tu-
lllultuosos, diciendo, que se exageraban los males
de la Francia: que aquellos lamentos hipócritas
que acabahan de oirse, salian del centro de los
cala\}o7..os '") donde \ustamente hahian sido sepul-
tados los sospechosos que despues de tres allOS es-
taban clamando por la guerra civil en su patria.
Los males de que se ([uejan eran inevita\)\es,
l)o}'(lue el pueblo está en esta{lo de l'evolueion ,




256 REVOLUCION FRANCESA
y debió tOInar lnedidas enérgicas para salvarse.
Hoy han pasado ya los momentos críticos, y las
declaraciones que acaba de hacer la convencion
bastarán para apaciguar los alborotos. Fue-
ra de eso, ¿ á que viene una jurisdiccion estraor-
dinaria cuando existen las antiguas leyes, y has-
tan contra las provocaciones á los atentados? ¿ Se-
rá tal yez que se piensa en alguna nueva ley mal'-
cial?


Por, una de aquellas contradicciones harto co-
munes en los partidos, aquellos mismos que ha-
bian solicitado la jurisdiccion estraordinaria del
17 de agosto, y los que muy pronto iban á pe-
dir el tribunal revolucionario, se sublevaban
hora contL'a una ley, que segun ellos decían era
una ley de sangre. - ¡ U na ley de sangre respo-
dió Kersaint, cuando lo que yo pretendo es evi-
tar su efusion!- Sin embargo, se es clamó de nue-
vo porque se difiriera para otro dia. - ¡ Diferir pa-
ra otro dia, dijo Vergniaud., la represion de las
matanzas es un equivalente á mandarlas, y cuan-
do los enemigos de la Francia están armados den-
tl'o de nuestro territorio se quiere que los ciuda-
danos franceses, en vez de combatir, se degüe-
llen unos á otros como los soldados de Cadmo !


Al fin se adoptó enteramente la proposicion de
Kersaint y Buzot, decretando que se prepararian
leyes para el castigo de los provocadores al ase-




CONVENCION NACIONAL. (1792). 257
sinato y para la organizacion de una guardia de-
parta'mental.


Esta ses ion del 24 de setiembre habia causado
una grande emocion en los ánimos, iy eso que no
se había pronunciado nombre algano, habiendo
sido generales todas las acusaciones. Al dia si-
guiente volvieron á reunirse con los mismos re-
sentimientos de la víspera, murmurando unos de
los decretos espedidos, y sintiendo otros no haberse
esplicado lo hastante contra la faccion desorganiza-
dora. Mientras que se atacan y defienden los decre-
tos un antiguo alguacil y oficial municipal llamado
Medin de Thionville que hahia sido diputado á
la legislatura y señaládose en ella entre los pa-
triotas nlas decididos, Merlin, famoso tanto por su
entusiasmo como por su valor, pidió la palabra y
dijo; {( la órden del dia es averiguar si existe, co-
({ mo me lo ha asegurado ayer Lasource, en la
« convencÍon nacional una faccion (Iue quiere esta-
({ blecer un triunvirato ó una dictadura; es preci-
e- so pues, ó que cesen las desconfianzas, ó que
«Lasource indique los culpables, y juro en pre-
( sencia de la asamblea darles de puñaladas aqui
« mÍsmo. :/) Viéndose pues Lasource obligado á res-
ponder, refirió la conversacion que .hahia tenido
con Merlin, y se' limitó á decir, sin ;nomhrar á
ninguno, que habia algunos ambiciosos que que-
rian elevarse sobre las ruinas de la destruida IllO-


llJ.




25S REVOLUCION FRANCESA.
« narquía. - c: Esto~ son los que han provocado á
«las matanzas y los saqueos, estos los que han
« espedido los decretos de· al'l'esto'Contra los miem-
~ bros de la asamblea legislativa, estos los que
(t han incitado á los asesinos contra· algunos intré-
( pidos lniembros de la Convp.ncjon, y ellos los
« que sacudiendo despues toda responsabilidad, la
« dejan toda entera pesar so])l'c el pueblo á quien
« escitaron. Pero llegará el Liernpo en (Iue des-
«correrán del todo el velo, que ahora les cuhre
« en parte, aunque les cueste la vida. »


Esto no era nomhrar los triunviros, pero Osselin
suhiendo á la tribuna designó á la {li putacion de
Paris., (~e que era mienlbro, diciendo que se ti'a-
ta de inspirar antipatia y desconfianza contra es-
ta corporacion, pero que sus nlÍeJnhl'OS no son
ni tan perversos, ni tan necios que se atrcvan á
concebir la idea de aspirar á la dictadura, ni al
triunvirato; por el contrario que hacia juramento
de que eran inocentes de tal acusacion, y que pedia
se anatematizase y condenase á muerte al prime-
1'6 á quien se sorprendiese meditando proyectos
senlejantes.-Siganme todos, ailadió, á la tribuna y
hagan una dedaracion igual.-Si, esdauló Rehec-
qui,cl alentado anligo de Barharoux ; si, el parti-
do acusado de proyectos de tirania existe, y yo le
nonlhl'al'é.- Este bando es el de Rohespierre;
Marsella f{uo ha penetrado sus proyectos nos en-




'CONoVENCION "NACIONAL (1792). ,259
-vía á la cOl1vencion con el objeto de combatirlos..


Un apbstrofe tan atrevid6 causó gran rumor en
·ja asamblea y todos tijat'on 4a vista -en J1obe~pier­
J'e ; -pero Danton se apresuró á tomar la palabra
para calmar a'queIlasdisputas y ponet' (le lado la
.acusac10n, .como quien no ignoraba qtie en parte
iha dirigida ctlntra ~l mismo. Será un clia feliz,
(lijo, para la república afp.lel -en -que todas la~
(lesconfianzas desapal'ezcan pOI' medio de 'lUla 'cs-
plicacion franca y fi'aternal. Se está hablando -de
dictadores J de ttriunvires, pero esta acusaciones
.o.emasiad., vaga Jes lnenes-ter que se firme.- Yo
la fil'maré, gl'itó de nuevo Rebecqui acercándose
á la mesa.-En h-6ra buena, respondió Danton-,
si hay cl'll pables es ft1Uy'j«Stt'} que perezcan, aun-
que sean lnis mas íntimos mnig·os. Por lo que -ha-
ce á mi, es aemasiad>() pública nú vida asi en las
sociedades patrióticas, como en el diez de agosto,
y en el consejo 'ejlCcutivo, dOl1(te keservido á la
~ausa de la libertad sin ning'Una lnira personal
y con laencrgta propia de,,,,i tempeJ~l1lento. Nada pues
me importan las acusaciones con respecta á mi
ll1ismo , pe.ro quisiera evitárselas á todo el mundo.
Hay efectivamente, y yo convengo en ello en la
.diputacÍon de París un hombre á quien podl'ia-
mos llalnar el Royon de los republicanos, y este
es Marat. FrecuentCJncll1e lne han acusado de que
yo era el instigadol' de sus folletos, pero invocQ el




260 REVOLUCION FRANCESA.
testimonio del presidente, y le pido que declare
si en el ayuntamiento y en las cOlnisiones no me
ha visto oponerme muy amenudo á Marat. Por lo
demas ese escritor de quien tanto mal se dice ha
pasado una parte de su vida en los subterraneos
y en los calabozos, y no es estraño que se haya


,


agriado su carátter, por lo cual merecen alguna
disculpa sus es ces os. Pero déjense á un lado esas
discusiones individuales, y procurad que sirvan
para la causa pública, imponiendo la pena de
muerte contra cualquiera que proponga la dictá-
dura ó el triunvirato.- Esta lnocion fué cubier-
ta de aplausos.- Pero no solo es eso , continuó
Danton ; sino que hay otro temor que anda nluy
esparcido por el público y es menester disiparle.
Se dice que una parte de los diputados piensa en
introducir el réginlen federativo y dividir la Fran-
cia en una multitud de secciónes, cuando tant o
nos i~porta formar Un conjunto respetable. De-
clárese pues por otro decreto la unidad de la
Francia y de sugobierho , y una vez sentadas es-
tas hases , acábense de una vez esas desconfianzas,
estemos unidos y call1Ínemos á nuestro objet?


Buzot respondió á Danton que la dictadu~a se
usurpa y no se pide, y que por consiguiente era
ilusorio hacer leyes contra semejante peticion;
que en cuanto al sistelna federativo, ninguno ha-
bia soñado en semejante cosa; que la propos~_




CONVENCION NACIONAL. (1792). 261
cion de una guardia departamental era un nledio
de unidad, supuesto que todos los departamentos
contrihuirian en igual proposicion á la defensa de
la repre3entacion nacional, pero que entre tanto
podria ser muy bueno hacer una ley sobre este
asunto, con tal que se reflexionase maduranlente,
y asi convenia remitir las proposiciones de Dan- .
ton á la comision de los seis, qne se habia decre-
tado la víspera.


Como Robespierre habia sido acusado personal- .
mente , pidió la palabra á su vez, y anunció que
no trataba de defenderse á si mismo, sino á la
causa pública atacada en su persona. « Ciudad'a-
« no, dijo dirijiéndose á Robecqui, que no .has
« temido acusarme, yo te doy las gracias y reco-
« nozco en tu valor la ciudad célebre que te ha,;,
({ elegido representante suyo. La patria, tu y yo
({ ganarémos todos en esta acusacion. Se designa
« un partido que medita una nUéva·tirania y me
( sellalan á mi por gefe suyo. La acusacion es in- .
« determinada, pero gracias á lo que he hecho en
«favor de la libertad, me será fácil responder á
«ella. Yo soy quien en la constituyente comba-
( tió durante. tres años á todas las facciones, cual-
« quiera que fuese el nombre con que se cubrie-
([ ran ; yo soy quien combatió contra la corte des-
({ deñando sus regalos; yo soy ...... -No es esa la
« cuestion , gritaron muchos diputados.-Es pre-




REVOl.UCION PRXN"t'::ES.t\


« ciso que se justifique, aiiadió TaiUcn.--St1pUC'S_f
«to que se me acusa, continuó Robespicl're, de'
((, que llago) traicion á la patria, ¿ no me será lícitO',
« oponer mi vida entera á tal acusacion? J) Volvió
entonces á enunlerar sus duplicad6s servi~ios'con­
tra la aristrocracia y conflJil les falsos patl'i~tas'{lue
tomaban la. m~scara de la, lihertas ; y al (¡~ejr es-
tas palabras señalaba el lado derecho de laconven-'
cion. El mismO' ~scllin cansado de afluella. enu--
meracion, interrumpió á Uobespierre y le rogó
(tue diese una: esplicacion franc3I..--No se trata de-
10 que has hecho, dijo Lecointre-Pnyt'avau 13 sino-
de lo que te dicen que estas haciendo' hoy.-Ro-
hespierre se a{rindH~ró entonces en la libertad de
Jas- opiniolles, en· ~l derecho sagrado de la dC'~
rensa, y en la cal!lS~ púhlica tan comprometida
como· él mismO' en aq.lllcHa acus-aciOt1.-~Le incrita ....
ron á que abreviase, pero continuó con la misma
difusion ,recordando los fhmosos decretos que ha-
bia logrado espedir c8ntFa la rooleccion de los·
constituyentes., y contra el nombramiento de los
di putados p'ara; em pIe os ,del gobierno, y preguntó
$i aquellas eran pruebas de ambiciono Uecrimi-,
nand-ü luego á sus contrarios '1 renovó la acusacion
de federalisma·,< y concluyó pidiendO' la adopcion
de los dec.retos propuestos' poI' Danton, y tm exa'"
Dlen sério de la acusacion intentada contra él. 1m;.
paciente Barbaroux, se bnzó' á la Larra y desde ella.




Co:,n'E~ClON NACION,\L. (1792). 2'6'3-
dijo en vóz alta: «Bal'lJaroux el de l\'Iarsella, se
(( presenta para firmar la denuncia hecha por Re-
hecqui contra Robespierre. » Entonces contó una
historia muy insignificante y repetida, y era que
antes del 10 de agosto le habia conducido Panis
á casa de Robespierre, y que al salir de aquella
entrevista se le hahia propuesto el dicho Panis
como el único llonlbre que revestido de la dic-
tadura era capaz de salvar la causa pública; y
que á esto solo le habia respondido Barbaroux
que jamas los Marselleses bajarian la cabeza, ni
delante de un rey, ni de un dictador.


Ya henl0S referido estos hechos, y podido juz-
gar de sí estas vagas é insignificantes conversacio-
nes de los amigos de Robespierre podian servir
de basa para una acusacion. Barbaroux fue recor-
riendo una á una las imputaciones hechas á los
girondinos, y pidió que se proscribíese el federa-
lismo por un decreto, y que todos los miembros
de la convencion nacional jurasen dejarse blo-
quear en la capital, y morir primero en ella que
abandonarla. Despues de muchos aplausos con-
tinuó diciendo Barbaroux, que en cuanto á los
proyectos de dictadura no era posible dudarlos,
conlO que las usurpaciones del ayuntamiento, los
mandamientos de prision lanzados contra los
miembros de la representacion nacional, y los
comisionados enviados á los departamentos, pro-




264 REVOLUCION FRANCESA
'·ocaban un proyecto de usurpacion; pero que al
ciu"dad" de Marsella velaha por la segul'idad de
sus diputados, y que siempre pronta it anticipar-
se á los decretos con tal que fiIesen buenos, en-
viaba el batallo n de los confederados, á pesar del
veto real, y que ahora mismo marchaban ocho-
cientos ciudadano-s' suyos, á quienes sus padres
habian dado dos pistolas, un sable, un fusil y
un asignado de 500 francos, añadiendo adelnas
doscientos hombres de caballeria bien equipados,
y que esta fuerza serviria para principiar la gua:r-
dia departamental que se habia propuesto para
seguridad de la convencion. « En cuanto á Robes-
([ pi erre , añadió Barbaroux, siento muy nlucho
« haberle acusado, porque yo le queria y estima-
({ ba en otro tiempo. Si; le queriamos y estimába-
( mos todos y sin embaego le hemos acusado; pero
«que reconozca sus errores, yentJl1ces nos desisti-
« remos. Que deje de lamentarse tanto, porque si
« él ha salvado la libertad con sus escritos, noso-
( tros la hemos defendido con nuestras personas.
« Ciudadanos, cuando llegue el momento del pe-
({ ligl'O , entonces verénlos si los folletistas sabrán
({ lllorir á nuestro lado.}) Una lllultitud de aplau-
sos acompañaron á Barbaroux hasto su asiento,
mas al oir Marat la voz de folletistas reclamó la
palabra, y aunque Cambon la pidió despues de
él, se le dió á este la preferencia. Denunció en-




CONVENCION NACIONAL. (1792). 265
tonces !Ios folletos en que se proponía como indis-
pensable la dictadura y que estaban firmados por
Marat. Al oir esto todos se separaron de él, sin que·
diese otra señal de: incomodidad que una sonrisa
al ver el desprecio que se le hacia. SucedieroIl á
Cambon otros acusadores de Marat y del ayunta-·
miento, y 'aunque aquel hizo largos esfuerzos para
obtener la palabra, la pidió Panis y tambien se le
concedió antes que al otro para responder á las
alegaciones de Barbaroux. Negó este torpemente
hechos muy ciertos pero que no probaban nada
y que hubiera valido mas confesar manifestando
el poco valor que tenian. Entonces le interrum-
pió Brissot, pidiéndole cuenta del mandamiento
de arresto lanzado contra su persona, y Panis se
disculpó con las circunstancias, que segun dijo
se 01 vidaban mu~ fácilmente, con el terror y des-
órden que reinaba entonces en los ánimos,> con
la multitud de denuncias que se hacian contra
los conspiradores del 10 de agosto, con los ru-
mores esparcidos contra Brissot y con la necesi-
dad de aclararlos.


Despues de aquellas largas esplicaciones tan
pronto interrumpidas como renovadas obtuvo:por
fin la palabra Marat porque no_era posible reusár-
sela, y era la primera vez que se presentaba en la
tribuna .. Su aspecto produjo tal movimiento de
indignacion , que todos principiaron á gritar aba ...




266 nEVOLUCI0N FftANCHSX.
lo, abaja. Vestido con mucho desaseo y con una gOl~"
reta en la cabeza, que se quitó luego que estuvo
en la tribuna, echando sobre el auditorio una 80n-
rita convulsiva y despreciadora dijo: c: Sé que
{f tengo un gran número de enemigos personales
el en esta asamblea ...... -Todos, todos, empezaron
G á gritar la mayor parte de los diputados.--TengO'
« en esta asamblea, continuó Marat c<m la misma,
« frescura, un gran número de enemigos persona-o
«les, á quienes no puedo menos de recordar el
« pudor. Que se dejen de esos damores furibun-
( dos contra un hombre que ha servido á la li-
e: bertad y á ellos mismos mas de lo que piensan •.


« Se hahla de triunvirato y de dictadura,y se atri-
({ huye este proyecto á la diputacion de Paris ¡ pues
« hien yo debo á la justicia la declaracion de que
« lnis cólegas y particularmente Robespierre y
( Danton se han opuesto á él constantemente, y
« he tenido que combatir con ellos siempre sobre.
« este punto. Y o soy el primero y el único en Fran-
« cia, entre todos los escritores públicos, que ha
( pensado en esta nlcdida, COlno el único medio
~ \.\~ ~\\~~-\'\'~\~Y ~ \~~ \~~\~\W~~ "'j ~~\'\~}l~~a\\.\we,~. ~ ~
«soy el único á quien se debe .castigar, pero an-
« tes de castigar es preciso oir. (Aplausos aunque
« poco numerosos). En medio de eternas maqui-
({ naciones de un rey pédido, de una corte aho-
({ minable y de unos falsos patriotas, que en las




CONYTh.~CION· J'(:ACIO~AL. (.792). ~7
(t. tlos asam.hleas vcnd-ian la- libertad pública; ¿pol..-
«di.'eis· echarme en cara haber discurrido:' el único-
« medio de salvaeion y hab@r pedido venganza con--
(~ tra cabezas criminales? No f porque el puehlo re-
«.negaria de vosotros. El es el que ha,conocido'que
« 1-10 le quedaba, Dlas metlloque éste, y ha>Cién-
ti: close dictador á sí mismo se ha libertado de los.
«. tl'aidol'es.
tt, Yo, m.e he estremecido mas que ni'ngun otro con
(t la id~a. de esos movÍJ..nientos ten'ibles, y solo pa--
e, ra evitar que fuesen eternamente vanos·, he de-
f( seado que una mano única" justa y firme los hu-
f( hiese dirijido. Si en la' toma de la Bastilla se hu-'
({ hiera comprendido la necesidad de aquella me--
c( dida, quinientas cabezas inicuas hubieran caido
({ á mi voz y desde aquella época hubiera mos te-
« nido la paz. Pero por no haher desplegado af{Ue-
({ Ha energía ta.u. prudente como necesaria han si-
C< do degollados cien mil patriotas- y otros cien mil
«- están amenazado~de serlo. Por lo ciernas· la prue-
({ ba de que yo no' qucl'Ía hacel~ de esta especie de
« diaador, de tribuno, de triunviro ó·llaolase Ctl-
«. Dl0 se quiera un tirano. semejante á los que se
« fOl'ja la necedad, sino una víctima consagrada á
« la patria, y cuya suerte no habria envidiado nin-
« gun ambicioso, es qtie yo queria al mismo tiem-
( po que su autoridad no durase sino pocos días,.
({ que se lin1Ítase á la facultad de condenar á, los




268 REVOLUCION FRANCESA.
« traidores, y aun que se le colgase una caden~ á los
« pies, á fin de que siempre estuviese á los alcan-
« ces del puebto. Mis ideas por crueles que os pa-
« rezcan no se dirigian mas que á la felicidad pú':'"
« blica, y si vosotros mismos no estais á la altura ne-
« cesaria para comprenderme; tanto peor para vo-
« sotros.»


El profundo silencio que habia reinado hasta
entonces fue interrumpido por algunas risotadas
que no desconcertaron al orador, el cual era mu-
cho mas espantoso que ridículo, y asi continuó:
« Tal era mi opinion escrita, firmada y pública-·
« mente defendida. Si era falsa debia contradecir-·
« se é ilustrarme pero no denunciarseme al despo-
« tismo.


({ Se dice que soy ambicioso; pero miradme y
({ juzgad de mi. Con solo que huhiera querido po- .
« ner á precio mi silencio, estaria envuelto en oro y
« soy pobre. Perseguido sin cesar he andado er-
o: rante de subterraneo en subterraneo y he pre-
«dicado la verdad al pie del cadalso.


« En cuanto á vo~otros, abrid los ojos y lejos
« de gastar el tiempo en discusiones escandalo-
« sas, perfeccionad la declaracion de los derechos
« del hombre, estableced la constitucion y poned
«las basas de un gobierno justo y lihre, que es
({ el verdadero objeto de vuestI'as tareas.»


Se habia oido aquel discurso con atencion uni- .




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lIr'
\.'
;


- CONVENCION NACIONAL. (1792). .269
versal, estando asombrada la asamblea, así del
hombre tan estraIlO que la hablaba, como de un
sistema tan atroz y tan calculado que á todos obli-
gó á guardar silencio. Animados con él 'algunos
de sus partidarios, habian empezado á aplaudir,
pero no fueron imitados y Marat se volvió á su
asiento sin recibir aplausos ni señales de cólera.


Vergniaud, que era el mas puro y prudente de
los girondinos, creyó deber tomar la palahra pa-
ra despertar la indignacion de la asamblea, y de-
plorando la desgracia de tener que responder á
un hombre cargado con los decretos!!L ...... Al oir
esta palabra gritaron Chabot y Tallien preguntan-
do si esos decretos eran los lanzados pOl' el Ch?t-
telet sobre haber descubierto las miras de Lafa-
yette. Pero Vergniaud insistió deplorando tene.
que responder á un hombre que no se había pur-
gado de los decretos que pesaban sobre él, á un
hombre manchado con calumnias, con hiel, y con
sa.nfbre. Renué~a.nse los munnuUos., pel'O él con-
tinuó con firmeza, y despues de haber distingui-
do en la diputacion de Paris á David, Dusaulx y
algunos otros miembros, tomó en sus manos la
famosa circular del ayuntamiento que ya deja-
mos citada y la leyó toda entera. Mas como ya
la habian leido todos, no produjo tanto efecto co-
lno otro papel que leyó despues el diputado Boi-
leau. Ut Era un papel inlpreso por Marat aquel




27U 'KEYOI.:UCION FR.\NCnSA.
lUismo cIia en el cual decia: « Una sola reflexioll
(! es la que me .confurule, y es (Íue todos mis es-
« fuerzos por salvar al puehlo no paran en otra
({ cosa mas que en una nueva insurrecciono Al
CI ver el temple de la mayor parte de los diputa-
« d(}s á la convencion nacional, dcsesperi' de la
« salvacÍon pública. Si en las ocho pl'Ímeras sesio-
~ Bes no están sentadas las bases de )a constitu-
« cion , no espel'eis nada de esta asanlblea. Cin-
c¡ cuenta años {le anar{luia os ·esperan y no sal-
« dl'eis de ella sino por nledio de un dietadol'que
« sea ve.nladero patriota y hOJnhre de estado ..... .
« ¡ Oh pueblo parlanchin , si supieras obrar ! ..... .


La lectura de aquel párrafo rué Diucltas veces
interl'Ulnpida con gritos de illdignacion, y ape-
nas se con{!luyó cuando una Inultitud de Iniem-
hros se desencadenal'on contra Marat, amenazán-
dole unos con la Ahadia y la guillotina, y otros
dirigiéndole vituperios. El no l'cspondió l11as que
con sonrisa á tod{}s los ataques que le dirigieron,
pero hahiendo solicitado Boileau un decreto de
acusacion contra él , qui~o la mayor parte que se
votara inmediatanlente. Insistia Marat en ser oi-
do, y aUll{lue no querian escucharle sino en la
Larra, al lin se le perlnitió suhir á la tl,ibuna.
Print:ipió por recordar segun su constumbre la
'necesidad del pudor en sus enemigos y en cuanto á los
decretos que no se habian avergonzado de echal'-




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COl'(VENCION NACIONAL. (1792). 27 f
ie encara ~ dilo que se ~loriaba de ellos porque
-eran el precio de su valor. Fuera de que con solo
llaberle nombrado el pueblo para la asamblea na-
cional, le habia purgado de los decretos y deci-
dido entre sus acusadores y él. En cuantQ al es-
t:rito que acababa de leerse, dijo que no le negaria
porque jalnas la mentira se hahia asomado á sus
lahios, y el temor era estrangero á su coraZOll.
« pedirme una retraccion, .aiiadió, es exigir que
«yo no vea lo que veo, que no sienta lo que
« siento, y no hay poder alguno en cuanto alum-
« bra el sol que sea capaz de este trastorno de ideas:
G' yo puedo responder de la pureza de mi corazon,
« Inas no alterar mis pensamientos, porque ellos
« son tales como lne sugiere la naturaleza de las
« cosas. })


Luego dijo á la asanlhlea que aquel escrito que
se habia inlpreso en forma de pasquin hacia diez
dias, habia sido reimpreso contra su gusto por su
librero; pero que acababa de hacer en el primer
Ilúmct·o del Diario de la República, una nueva
esposicion de sus lwinci pios, con que segura-
lllente quedaria ,;atisfecha la asamblea si queria
escucharle.


En efecto consintió en que se leyera el articulo
y apaciguada con las espresiones moderadas de
Marat en el irozo intitulado su nueva marcha, le
traLó COJil menos rigor, y aun obtuvo algunas




272 REVOLUCION FllANCESA.
:seilales de satisfaccion. Pero subió otra vez á la
tribuna con su ordinaria osadia, y pretendió dar
una leccion á sus cólegas acerca del peligro de
dejarse acalorar y prevenir. Si su diario no hubie-
se salido aquel dia mismo para disculparle de se-
guro le envian ciegamente á la carcel. «Pero, di-
«jo enseñando una pistola que llevaba siempre
({ en el bolsillo y que se· aplicó á la frente, no
« me faltaba medio para permanecer libre, y me
<r hubiera hecho saltar la tapa de los sesos en esta
« misma tribuna si hubieseis decretado mi acusa-
« cion. ¡ He aqui el fruto de mis trabajos, peligros
« y sufrimientos! Con todo eso permaneceré entre-
(( vosotros para hacer frente á vuesiros furores. )
Al oir esta última palabra vol vieron á indignarse
sus cólegas y empezaron á gritar con el mayor tu-
mu.Ito que era un loco y un perverso.


Habia durado muchas horas la discusion y no
se habia adelantado nada sobre el pretendido pro-
yecto de la dictadura en favor del triunvirato, pe-
ro sí mucho sobre el carácter de los partidos y su
respectiva fuerza. Se habia visto que Danton esta-
ba muy accesible y de buena voluntad hacia sus
cólegas, con tal que no le inquietasen sobre su
conducta. Robespierre estaba lleno de hiel y de
orgullo: Marat cubierto de cinismo y audacia, de-
sechado hasta de iU propio partido, pero procu-
rando acostumbrar los ánimos á sus atroces siste-




CONVENCION NACIONAL. (1792). 273
lnas: y á todos tres en fin adelantando en la re-
volucion con diferentes facultades y diferentes vi-
cios , sin estár acordes unos con otros, desechán-
dose recíprocamente y sin tener otra cosa comun
que la aficion al influjo, que tan natural es en
todos los hombres, pero que todavia no pasa-
ha de ser un proyecto de tirania. Estuvieron de
acuerdo con los girondinos en proscribir á setiem-
bre y sus horrores; tributal'on la estimacion de-
bida al talento y probidad de estos últimos, pero
advirtieron que eran exageradas é imprddentes
sus acusaciones, y no pudieron menos de adver-
tirse en su misma indignacion algunos sentimien-
tos personales. Desde aquel instante se dividió
la asamblea en lado derecho y lado izquierdo,
como en los primeros dias de la constituyente.
En el primero se colocaron todos los girondinos,
y aquellos que sin estar tan personalmente enla-
zados con su suerte, participaban de su generosa
indignacion. En el centro se acomodaron conside-
rable número de diputados hombres de bien y
pacífic-os, que no siendo inclinados ni por carác-
ter ni por su talento á tomar parte en la lucha
de los partidos de otra manera que con su voto,
procuraban confundirse en la multitud, en la
obscuridad y en la segul'idad. Les tranquilizaba
su considerable núnlero en la asamblea, el res-
peto con que todavía se miraba esta corpol'acioR"


111. 18




27l nEYOLUCION FRANCESA.
y la prisa nlislna (fue el partido jacohino y mu-
nicil)al mostraban por justificarse á sus ojos. Se
lisongcaban de que la autoridad de la asan1blea
hastaria con el tiCJllPO para domeiíar á los agita-
dores y no les pesaba de diferit, la energía, para
poder decir á los girondinos qne sus acusaciones
eran aventuradas. Todavia por entonces no da-
han 111Uestra sino de que eran honlbt'es de razon
é inlparcialidad, aunque un poco envidiosos de
la elocuencia demasiado frecuente y brillante del
lado derecho; pero no tat'darán mucho en con-
vertirse en déhiles y cohardes en presencia de la
tiranía. A este centro le llamaron la Llanura,
y en contraposicion se llamó JJfontmla el lado iz-
quierdo donde se an10ntonaron los jacobil~os unos
sobre otros. En las gradas de aquella montarla se
-veían los di putados de Paris y de los departamen-
tos qne debian su nOlnbramiento á la correspon-
dencia de los clubs, ó habian sido ganados des-
p~es de sn llegada, con la idea de que no se
dehia dar cuartel alguno á los enemigos tIc la re-
yolucion. Contúbansr tarnhien rntre ellos algunos
honlhres de talento, pero rsados, severos y po-
sití, os j á quienes desagradahan las teorías y filan-
tropía de los girondinos, romo ,-anas abstracciones.
Sin elnbargo los ~Ionlañcse~ eran todayia poco nu-
rnerosos f~n (l(Iudla (~poca.[nida la llanura con
. el lado dercdlo, com {lonia una mayoría inlnensa,




:CON{"ENCI0~ NACIONAL (t 792). ~7~
que bahia dado la presidencia á Petion y apro-
baha los .ataques de los girondinos contra el mes
·de setienwre.., salvas las personalidades que les
'paí'ecian deluasiado precoces y poco fundadas.


Habiáse -d'ejado sin decision lo n,latÍ vo á las
-acusacion~s recíprocas de los dos pat'lidos, pero
se mantuvo el decreto de la v1~pel'a en que q ne-
ñaban acordados tres 6hjetos: L° pedir allllirris-
terio del interior un infornlC csaclo r fiel del es-
tado deParis; 2.° l'Cflactal'un proyecto de ley
contra los provocadores á nluertes y .saqueos: 3~ o
·discurrir los medios para reunir al rededor de la
~onvencion una guardia departamental. En cuanto
.al informe sohl'e el 'estado de Paris era. bien sabida
la energía y sentido en 'que la haria Roland:
tampoco se ignoraba COlno redactaria sus proyec-
tos la comision encargada de hacerlos contra las
provocaciones escritas y en filTor de la -composi-
cion de una guardia, porque t'Odos sus mienlbros
.eran girondinos y estaban entre ellos Buzot~ La-
-source y Kersaint.


Pero precisamente eran estos dos últitnos pro-
yectos los que mas indignahan.á los Montañeses,
los cuales preguntaron si se trataba de renovar la
ley marcial y las desgracias del .caJnpo de Marte,
y si pretendia la convencioH rodearse de satélites
y de guardias de corps eonlO el último rey. D~
este tuodo renoya han los l\f ontailC",es, .en sentir d,e




276 REVOLUCION FRANCESA.
los girondinos todas las razones que habia dado
la corte contra el campamento de Paris.


Muchos nliembros del lado izquierdo, y aun de
los ma~ acalorados estaban muy prevenidos, en
calidad de individuos de la convencion, contra
las usurpaciones del ayuntamiento, y fuera de
los diputados de Paris, ninguno le defendia cuan-
do le atacaban, que era todos los dias. Así fue
que los decretos se iban sucediendo con rapidez,
y como el ayuntamiento tardaha en renovarse,
apesar del decreto que prescribia la reeleccion de
todos los cuerpos administrativos, se le· mandó
al consejo egecutivo que velase sobre su renova-
cion y diese cuenta dentro de tres dias. Se nom-
bró una comision de seis miembros para que to-
mase declaraciones firmadas de todos los que ha.:..
Lian depositado efectos en la casa de la ciudad,
y verificar la existencia de tales efectos ó el em-
pleo que se habia hecho de ellos. El directorio
del departamento, á quien la municipalidad in-
surreccional habia reducido al título y funciones
ele simple comision administrativa, fue reintegra-
do en todas sus atribuciones y tOlnó de nuevo el
título de directorio. Igualmente se mandó que
volviesen á ser secretas, en virtud de la ley ac-
tual, las elecciones comunales para· el nombra-
nliento de corregidor, de individuos del ayunta-
Dliento y del consejo general, que los jacohinos




CO~VENCION NACIONAL. (1792). 277
habian deterl11inado recientemente que fuesen en
voz alta para intimidar á los débiles. Como las
elecciones hechas hasta aqui por aquel método
ilegal fueron anuladas, se sometieron las seccio-
nes á volver á principiarlas en la forma prescri-
ta. Por último se decretó que todos los presos que
estaban encerrados sin mandamiento de arresto,
fuesen inmediatamente puestos en libertad. Este
fue un gran golpe que se dió á la comisiorÍ de vi-
gilancia, que se habia encarnizado particular-
mente contra las personas. .


Todos estos decretos fueron espe.didos en los prl-
lueros dias de octubre, y el ayuntamiento viva-
Inente perseguido, se veia obligado á humillarse
bajo el ascendiente de la convencion; pero siil
embarg'o la comision de vigilancia no habia que-
rido dejarse batir sin resistencia .. Sus miembros
se presentaron ú la asamblea diciendo que ve-
nian á confundir á sus enemigos con los papeles
encontrados en casa del lllayordomo de palacio
Laporte, que conlO ya se acordará el lector, habia
sido condenado por el tribunal del 17 de agosto.
Entre ellos, decian que habian descubierto una
carta, en que se hablaba de lo que habian costa-
do ciertos decretos espedidos por las precedentes.
asamhleas, y que por tanto venian á desenlu~s~
carar á los diputados vendidos á la corte, y proba,'
la falsedad de su patriotismo.--Nomhradlos ~ gritó




;,J"'-Q
_iCJ'


la asanlblea COIl indig"nacion.-No pottcmos h.!a--
t;erlo todavia., respondieron los, miembros de la
~Olnision., é inlnediatanlCnte se nombró una de 2~
di putados ti ue no habian hecho pal~te ni de la cons-
tituyente ni de la legislativa, á quienes Se'Cl1€argó
fIue para disipar la calumnia reconociesen todos
<uIuellos papeles y presentasen su infornle. l\larat,
quefué el inventOl' de aquel recurso., publicó en
su diario., que haLia pag'ado a Jos llolandistas" acu~
sadores del ayuntamiento., en su propia moneda, y
anunció el soñado descul.u'ilniento de una trai-
(;ion .le los gil'ondinos. Sin embargo despues de'
cxanlinados los papeles., no se encontró compro-
luetido llrngun diputado., y se declaró calum-
niadora, la eomision de vig'i lancia. Eran dema-
siado volunriuÜ'sos los papeles para que los 24-
tliputados continuasen su ex[unen en la casa de' la
(;iudad yasi fueron trasladados á una de las comi-
siones de la asamhlea., con lo cual, viéndose pri-
vado l\'larat de tan ricos n1aterÍales para sus acusa-
ciones cotidianaSt., se iJ"l·itÓ mucho y pretendió en
su dial'io que se habia querido' dest~uil' la })rueha
de toJa'S~ Jas traiciones.


Despues de haher reprimido de' este modo los-
cscesos del ayuntaIniento', se ocupó la asanlblea
en arreglar el poder cjecutiyo, y decidió que en·
adelante no pudieran elegirse ministros entre los-
individuos de su seno, y asi precisado Danlon ti;




CONVENClON NACIONAl .• (1792). 279
optal' entre las funciones de luinislro de jus-
ticia ó mielnhro de la convenci&ll, p'refirió,
como l\liraheau, las que le asegul'aban el uso
de la trihuna, y dejó el lninisterio sin dar cuen-
ta de los gastos secretos, diciendo que ya se las
habia dado al consejo. . Esto no era verdad,
pero no se quiso insistir en ello y se pasó ade-
lante. Habiendo reusado el lninisterio Fran<;ois
de Neufchateau 15 ocupó la plaza Garat 16 escritor
muy acreditado, buen ideólogo, y que se hizo fa-
Inoso por la escelcnte redaccion del Diario de París.
Cansado ya Sel'van de una administracion tan la-
bOl,iosa y tan supcI'ior ') sino á, sus facultades á lo
luenos á sus f'uel'zas, prefirió el mando del ejérci-
to de ohservacion que se estaba formando en las
faldas de los Pit'ineos, y se encargó Pl'ovisional-
lnente Ú Lebrun el lninisterio de la guerra, con
el que ya tenia de negocios estrangeros, Ultinla-
fnente tambien ofeeció su dimisioll Roland, por-
que estaha cansado de una anarquia tan opuesta
"í su probidad y á su amor inflexible del órden.
Propusieron los girondinos á la asamblea que se le
hiciesen instancias para que continuara en el mi-
nisterio, pero se opusieron á ello los de la Montaña
y particularmente Danton, que le habia contraria-
do mucho, diciendo que aquel paso era poco digno
de la asamblea. Quejóse de que eea débil y que le
gobernaba su muge!'; pero se- respondió á este




280 REVOLUCIO~ FRANCESA.
cargo de debilidad con la carta del tres de se-
tiembre , y aun hubiera podido añadirse la opo-
sicion que el mismo Danton hahia encontrado en
el consejo. ~Ias con todo se pasó al órden del día,
y á fuerza de instancias de los girondinos y otros
hombres de bien, permaneció Roland en el mi-
nisterio. « Permanezco en él, escribió noblemen-
« te á la asamblea , porque la calumnia me persi-
« gue, porque me esperan peligros, y porque pa .....
« rece que la convencion lo desea. Es denlasiado
« glorioso para mi', añadia al fin de la carta, : que
( solo pueda echárseme en cara mi uni0I?- con el
« valor y la virtud. » .


Despues se separó la asalnblea en diferentes
comisiones, y creó una compuesta de 30 miem-
bros para la vigilancia , otra de 24 para la guel:ra;
otra de 15 para la contabilidad; otra de 48 para
la legislacion criminal y civil, y otra de 42 para
los asignados, monedas y hacienda. Hubo otra
mas importante que las demas, por estar encar-
gada del principal objeto con que se habia reuni-
do la convencion , que era el de preparar un pro-
yecto de constitucion. Esta fué compuesta de 9
mielnbros diversamente célebres, y casi todos es-
cogidos segun las miras del lado "derecho, en la
cual tuvo sus representantes la filosofía en la per-
sona de Sieyes, de Condorcet, y del americano
Tomas Paine, elegido recientemente ciudadano


f




CONVENCION NACIONAL. (1792). 281
fi'ances y miembro de la convencion nacional; la
Gironda fué particularmente representada por
Gensonné, Vergniaud, Peti6n y Brissot; el centro


\


por Barrere 17 y la Montaña por Danton. No de-
jará de admirar ver á este tribuno tan activo y
de tan poca meditacion ,hacer parte de una co-
mision tan filosófica, y parece que hubiera sido
lnenos malo elegir para ella á Robespierre , si no
por su talento á lo menos por su cal'ácter. Es cier-
to que Robespierre ambicionaba mas aquel ho-
nor y que le humilló bastante no haberle obteni-
do ,per~ prefirieron á Danton, ya porque su
ingenio natural le hacia apto para todo, y ya por·
que no tenian sus cólegascon él ningun resenti-
miento profundo. Este modo de componer la co-
mision fué causa de que se dilatase por tanto
tiempo el trabajo de la constitucion.


Despues de haber provisto de este modo al res-
tablecimiento del órden en la capital , á la orga-
nizacion del poder ejecutivo, á la distribucion de
las comisiones y á los preparativos de la constitu-
cion , quedaba otro objeto que arreglar, y uno de
los mas graves de que tenia que ocuparse la asam-
blea, que era decidir de la suerte de Luis XVI y
de su familia. Se habia guardado el mayor silen-
cio sobre esto, mientras que en todas partes no
se hablaba de otra cosa, como en los jacobinos,
en el ayuntamiento y en todos los sitios púhlicos




282 REVOLUCION FUANCESA.
y privados ,escepto en la convencion. Habían si-
do ·cogidos con las armas en la mano algunos eíni-
grados y los iban conduciendo á Paris para apli-
carles las leyes criminales, con cuyo motivo se le-
vantó una voz, y fué la primera, preguntando
si en lugar de ocuparse de aquellos culpahles


. .


suhalternos, no seria ITIaS acertado pensar en
otros mas elevados que estaban encerrados en el
Temple. Al oir esta palabra reinó un profundo
silencio en la asamblea, y Barbaroux le rOlTIpió
diciendo que antes de saber si la convencíon ha-
bia de juzgar á Luis XVI, convenia decidir si esta
era cuerpo judicial, porque habia otros cul-
pables á quienes juzgar fuera de los del Temple.
Al suscitar esta cuestíon aludía Barbaroux al pro-
yecto de instituir la convencion en tribunal es-
traonlinario, para juzgar por si mi::ilna á los agi-
tadores, los triunviros etc. , y despues de algunos de-
hates se rClnitió la proposicion á la comision de
legislacion, para examinar las cuestiones á que
daba origen.




PERTENECIENTES AL CAPITULO CUAR.TO' ..
ag_ .


PAGINA 227".


t Alqui"cl' cra nn abogado y corregidor de la Rochc~
la, cuando cn -l7S!> lc cfígicl'Oll pat'a los estados genera-
les, donde fué miembro de las comisiones de' marina y
fas Colonias. En cIJas cs[cndró una mnllitud dc informcs
sobre las difcrentes turhulencías que ocurrieron en ellas
y en la metrópoli. En 22 de junio dc 91 le nombraron
comisionado á los departamentos del NOl'te y Paso de Ca-
laís para mantencl' el órdcn y tranquilidad que se babia n
tllrbado hajo pl'ctcslo de la evasion del rey. En setiem-
}))'c de 92 le elígieroll tliputadD á la convencion donde
-voló la nnwl'le de Luis X VI, pcro pidiendo que se difi-
riese su egeeucion hasta la paz. En 1795 fue tambien co-
nlisiollado á ll,'cst , dc suerte que nunca se vel'ificó que
asisticse y permaneciesc sentado en el mismo banco du-
.rante toda ulla scsion. A las dos se sentaba en el celltm
y se sonrcia con V crgniaud; á las tres sc subia á la :Moota-
ña y daba la mano á Dantan, llablaba con St .. Just y no
aplaudia nunca sino en pie. Mientras es-tuvo comisionado
en los depal'tamentos del Oeste para la requisieion de~,
caballos parece que no echó en olvido sus propios ne-
gocios sin perjuicio de los de mas. En los años de 94 y
!J5 estuvo tambien en diferentes comisiones en que s~
condujo con mucha moderaeion. Despues flle IniembrG
eJcl conscjo de los ancianos, y en tiempo del directorio
le hicicron cónsul en Tanger y despues ministro residen-
te del elcctor dc Baviera. Ultimamcnte cl cónsul Bona-
partc le nomlJró emb[!jador en Madrid en reemplazo de
Guillemardet, y dejo aquel puesto ú L uciano el año t 801,
Jlasando él ú la embajad •• de N:'tpoles.




284 NOTAS


PAGINA 227.


2 Franqueville de AbancoUl't, sobl'íno de Mr. de
Calonne y minístro de la guerra despues de la jOl'llada
del 20 de junio, dejó de serlo de resultas del 10 de
agosto de 92. El 27 de julio dió cuenta del buen esta-
do de la frontera del norte, y el 2 de agosto anunció los
nombramientos de los generales Custine, Charton, Servan
y Beauharnais para mandar el 'campamento de Soissons,
y dió parte á la asamblea de la fel'mentacion que habian
ocasionado los pedazos de "idl'io que se habian encon-
trado en el pan de algunos soldados, segun se refiere
en el testo. A peticion de Thuriot le mandaron a!Testar
ellO de agosto, llevándole á la Force, y desde 3lli fne
trasladado á Orleans. '


PAGINA 228.


5 Tourteau de Septeuil, primer ayuda de cámara de
Luis XVI, fue el único de su clase que pudo escapar á
los arrestos del mes de agosto de 92. Su muger que es-
taba encerrada en la Fuerza, sobrevhió á las matanzas
de setiembre, 'pero los comisarios del ayuntamien to la
robaron 1187 mil francos, todos sus diamantes, y otros
700 mil francos de la lista civil de que su marido era
depositario. Este último que se hallaba retirado en Ingla-
tena, escribió en diciembre del mismo año al presiden-
te de la convencion y á los ayuntamientos de todas las
grandes ciudades de Francia, para negar que Luis XVI
le hubiese encargado jamas, como se ha dicho, acaparar
numerario y comerciar en azucar' y granos. Volvió á
entrar en Francía bajo el gobierno consular en 1799 ,
pero en 1804 recibió órden de salil' (lf~ París, y se retiró
ti los departamentos meridionales.


PAGINA 255.


4 J. L. Da\'id, pinto!' de historia) Hadó en Pal'is en




DEL TRADUCTOR. 285
1748, de un mercader de hierro que perdió la vida en
un desafio. Hizo sus primeros estudios en el colegio de
las cuatro Naciones, y cuando los concluyó, le instaron
su madl'e y su tio MI'. Buron á que se dedicase á la ar-
quitectura, pero David, como todos los hombres dotados
de particular ingenio, sintió una inclinacion irresistible á
la pintura, Lajo la direccion de Boucher. Este le colocó
á los pocos días en casa de Vien, cuyas lecciones tom~
durante algunos años. Le costó mucho trabajo y dificul-
tades obtener el gran premio, que no pudo alcanzar has-
ta la quinta tentativa, siendo ya de edad de 27 años.
Durante todos aquellos concursos, le encargaron algu-
nos cuadros para una casa que se destinaba á la seño-
rita Guimard, y habiendo notado esta un dia que David
estaba tl'i!;te, y preguntádole la causa, la dijo que no te-
nia dínero para correr los riesgos de otro nuevo concur-
so , y ella se apresuró á darle lo que necesitaba. El año
mismo que obtuvo el primer premio de pintura, que fue
el de 1775, le nombraron á Vien director de la escuela
de Roma y se llevó consigo á su discipulo. Hasta enton-
. ces no habia estudiado David mas que 108 cuadros de la
€scuela francesa, pero cuando llegó á Parma y vió las
pinturas del Corregio, y mucho mas en Roma donde tan-
to abundan los de todos los grandes maestros, su alma se
llenó de admiracion, y se aumentó su entnsiasmo en
proporcion de la nulidad é ignorancia en que se encon-
traba. Todo el primer año de su permanencia en Roma,
·le ocupó pOi' órden de su maestro en dibujar el antiguo
y solo con permiso de aquel principió á hacer algunas


. copias , como la de la Cena de Valentin y la Peste de
S. Roque. A su vuelta á Paris en 1780, egecutó suce-
sivamente el Belisario, y la Andromaca llorando la muer-
. te de Hector, que le valiet'on ser miembro de la academia
real de pintura. Entonces se casó con la hija del arqui-
tecto Pecoul, quien viendo el empeño de David por vol-
ver á la capital de las artes, le dió lo necesario para el
,'iage que emprendió con su muger. El primer cuadro
que pintó allí fue el Jltramento de los Horacios, que lt-..




286 NOTAS
habia encargado el l'CY, y cuya composicion nevaha ~~
hecha desde París. Agradó tanto en Roma aquel cU:Hho,
que le dijo el viejo Battoni. Tu ed io soli ,slam pittori,
I quiso quedarse con el cuadl'o, pel'o David resistió :í sus
instancias v se volvió con él á Paris. Prescindiendo del
mél'ito de aquella pintura, es e,'idente que influ)'ó lllU-
dIO en el estilo de l.os trages y muebles, dando una
nueva dil'eccion :í la moda. Despues de este egecutó la
ftluerte de Sócratts y los Amores de Páris y Elena, que
Je habian encomendado lU.'. de Tl'udaine y el conde de
Al,tois; y últimamente en (789 egecutó el Bruto volt,ien-
(lo á su casa desjJues de haber condenado á sus hijos. Ya St~
~Jeja conoce.' por los asuntos de los pdncipales cuadl'Os
de Dayid, de que naltll'aleza el'an sus inspiraciones, y
asi no se estl~añar:í la parte tan activa que tomó en el
gran mo,'imÍento social que se vedficó en aquella época.
El primer asnnto que tomó de 10s sucesos contemporá-
neos, fue el Juramento del juego de pelota, en que empleó
sumaellerg'ía y gl'andeza de ideas. La asamblea constitll-
~'ente mandó que se colocara en la pieza de sus sesiones,
pero no le concluyó porque otros sucesos ,'iuieron á dis-
uaerle de sus estudios y tareas. En 1792 fue nombl'ado
diputado por Paris á la convencion , que pl'esidió dlll'an-
te 14, días y votó la muerte de Slt bienhechol' como hi-
~ieron tantos otros. Uno de ellos llamado Lepelletier de
Saint-Fargeau fue asesinado por un antiguo guardia lla-
mado Pál'is, y este acontecimiento le hizo á D::wid yol-
ver :í tomar sus pinceles pintando :í Lepelletier tendido y
muerto en su cama, con un sable ensangrentado que col-
gaba de un cabello y atravesaba un papel que decia: vo-
to por la muerte del tirano: encima hay una inscripcion
firmada poI' su compañel'O David. Cuando asesinaron á
:Marat, vino á la convencion una diputacion del ayunta-
miento, presidida por Guirault, y despnes de habel' d{'-
plol'ado la pérdida del Amigo del pueblo, como si fuese el
ciudadano mas vi.,tuoso de Fl'aneia , hizo instancias ú Da-
"id para que á egemplo de lo que habia hecho con Lepe-
llelÍl', inmol'talizase tamhien la illJagf'n de Mm'at. David




I>EL TRADUCTOU. 287
lo prolllctió con voz atligida y al caho dc algnn ticmpo
"Íno á prcscllt~\l' á la cOllvencion aquel nuevo l'ctl'ato,
que juntamente con el anteriOl' fueron espuestos en medio
del patio del Louvre en ulla especie de altar' que se con s -
tru)'ó para el efecto. La última obra su)'a de aquclla épo-
ca es un dibujo de Banas en el momento en que herido
de muerte, cae poniéndose la escal'apeta tdtolol' sobl'e
pi corazon. Dícese que cuando Robespierl'c bajó de la
tríbuna, acusado por los tCl'midol'ianos se arrojó David á
sus bmzos, le dió un beso y le dijo: ee si tu bebes la ci-
(e cuta yo la bchel'é contigo. j) Pero no la bebió sino que
habiéndole anestado dos veces en aquella rcaccion, fue
puesto en libertad de re~ulta3 de la amnistia del año
de 96. Desde aquella época no ,'oh'ió á ocupal'se David
mas que de su :H'te y en 1799 concluyó el cuadl'o de las
Sabinas ~ CUYO diseño habia hecho durante su último al'-
resto en el tmwmburgo. Este es sin disputa alguna el
nlPjor de sus cuadros. Bonaparte quiso llevarle á Italia
para que pintase los combates que ú él le inmortilizaron ;
pf'I'O Da,'id lo rcuso, y no quiso tampoco hacel' su retl'ato
hasta despues de la batalla de Marengo, del cual hizo
dcspucs una multitud de repeticion~s, y entre ellas una
para C'I rey de Espai1a C~H'los IV. l .. ucgo que BOllapal'te
se roronó emprradol', nombró á D~wid su primer pill-
tOJ' de cúmal'a, l con este título cgecutó las grandes o})I'as
<1e ]a coronacion y la disl.l'ibncion de las úguilas , en 1814
('onclu~'ó y presentó el Leon'idas en las Thermopilas, que
admiró mas que los antel'iores; pero fué el último que dió
:'t luz en su tÍen-a nat.al, pues en 1815 se vió precisado á
desterrarse á Bruselas, en fucl'za de la reaccion que hu-
bo entonces contra los regicidas. En aquel destierro ege-
rut.ó otras muchas obl'as, y entre ellas el Amor abando-
nando á Siqnis ,. Telemaco y Eucaris,. Ajarle y Venus,. La
cólera de Aquiles, ctc. Mul'Íó en Bruselas el 29 de di-
ciembre 1825, donde éstá s<,pultado; pero su corazon
fué tl'aido por su familia al cenlf'nterio del Este de Paris,
donde le han ]nalltado HU monumento.




288 l'(OTAS


PAGINA 253.


5 P. F. N. Fabre d'Eglantine nació en Cal'casona el
28 de diciembre f 735 Y salió muy pronto de la casa pa~
terna, metiéndose sucesivamente á pinto)' , á músico, á
gravador , á poeta y á cómico. RepresenM) en los teall'OS
de Versalles, Bruselas y Lyon , donde dió muy poco gus-
to ú los espectadores; pero rué mas feliz en la carrera de
las letras, dejando ,de ser actor en las tablas para escl'i-
bir algunas piezas. Siendo tooavia muy jóven ganó en los
juegos floreales el premio de la Zarza rosa, que esto
quiere decir Eglantine , cuya palabra adoptó para añadir-
la á su apellido, Publicó algunas piezas satíricas, que
aunque no de gran mérito, anunciaban mucha disposi-
don para pintar caracteres. Su Filinto de Molíere justifi-
có plenamente esta opinion, porque sin duda es una de
las mejores piezas del siglo pasado. Tambien produjeron
bastante efecto lá Intriga epístolar, y el Convaleciente' de
calidad, aunque su mérito no es otro que el que le daban
las circunstancias de la revolucion. Otra obra suya se
publicó despues de su muerte, intitulada los preceptores
que es muy inferior á las demas. Pero ahora vamos á
considerarle en su carrm'a política, que pl'Opiamente ha-
blando principió con la insurreccion del dia 10 de agosto
de 92, que el habia provocado en parte con sus escritos.
Aquel dia le eligieron miembl'o de la municipalidad que
,se instaló á si propia, y pocos dias despues se hizo nom-
brar oficial de la secretaria de la justicia por Danton (vca-
se este nombre). Relacionado con este último, con Ca-
milo, Lacroix y otros corifeos de los fl'anciscanos, tuvo
parte en todas las maniobras de aquella faccion, y sin-
gularmente en los asesinatos del mes de setiembre; pe-
ro tuvo cuidado de sacar de la cárcel la víspera á su co-
cinera que estaba presa por ladl'ona. En el mismo año le
,eligieron miembl'O de la convencion donde votó la muer-
te de Luis XVI. El 26 de marzo de 93 le hicieron miem-
hro de la comision de salud pública , ~. despues de la cai-




1)EL TRADUCTOR. 289
<da de la Gil'onua estuvo por mucho tiempo aderido al
-partido, del ayuntamiento. El fué quien hizo adoptar el
calendario republicano aunque no le compuso el mismo.
A fines de 95 se unió con-Chabot y Bazire para atacar el
sistema de terror á cuya frente estaba Robespierre,
principiando por oponerse á que se llevara 'el gorro co-
10rado. Esto bastó para que Hebert, que entonces era
intimo de Robespier.re, le acusase en los jacobinos,
quienes pidieron á gritus su suplicio, el cual, á pesar de
eso, no se verificó hasta lacaida de Danton con quien
fue condenado. Por eso decia este último en -su defensa


. que le habian asociado á unos ladrones, como que en
i~fecto la principal acusacion contra Fabre rer,aia sobl'e
haber traficado con sus opiniones, y falsificado el de-
,creto sobre la compañia de la India. Se egerutó su su-
,pUcio el dia 5 de abril 1794.


PAGINA 254.


6 Agustin José Itobespierl'c, hennano del célebre
tribuno, que le llamaba lacónicamente un bruto, habia
sido cducado r,omo él en el colegio de Luis el Grande,
,donde le concedió una beca la Abadia de Saint-Vast. Al
principio dcia revolucion obtuvo el empleo de procura-
dor del ayuntamiento de Arras, y alli se condujo con
mucho despotismo, abusando del gl'an influjo de su hel'-
,mallO, que le valió tambien su eleccion en París para la
convencion nacional. Nunca le sirvió de nada para aSUll-
,tos importantes, ,pero si para andarlealabando por t~das
partes y denunciar á cuantos sabia que noel'an anll~os
suyos. Le enviaron sucesivamente de representante al cjér-
cito que mandaba Cartean contra los Marselleses ,d~s.­
pues á Niza y á Tolon , coo t'reron y Barras , encargan-
dose de cjecutar las medidas revolucionarias que manda-
ban las comisiones. De vuelta á Paris riñó con su herma-
no "aunque despues se reconcilió con él, tanto. que
cuando su caida , pidió participal' de su sue1'te, aSl co-
mo decia él que habia par jcipado de sus ,'il'tudes, lo


JI!. 19




290 NOTAS
cual le concedieron con la mayor facilidad. Cuando lleg&
la fuerza armada al ayuntamiento para arrestarlos, se t.-
ró por una ventana á la plaza de Gréve , para tel'm inar su
vida, segun dicen algunos, ó con la esperanza de sal-
"aria como dicen otros; pero no habiendo hecho mas que
romperse una pierna, le llevaron al dia siguiente al ca-
dalso con sus cómplices á la edad de 50 años.


PAGINA 254.


7 J. M. Collot d'Hel'bois, principió por ser conlletl
y lo que es peor cómico muy malo, pues en cuantas par-
tes salió al teatro como en Ginebra, en el Haya y en Lyon
en todas partes le si1\'aron completamente, de cuyas re-
sultas cobró á esta última ciudad un odio il'l'econciliable.
Vínose á Paris donde se echó en el partido popular)' lle-
gó á ser el orador f~lYol'ito d~ los grupos pOI' su hella
presencia, sonora YOz y muchísima audacia. A fines de
1791 publicó el Almanach del padre Gel'ard, que galló
p,1 premio propuesto por la sociedad de los jacobinos,
para la obra que hiciese conocer mejor al pueblo las ven-
tajas de la nueva constitucion. Es inlÍtil decir que no huho
movimiento chico ni gl'ande, ni desórden algullo, ni pe-
ticion descabellada en que él no fuese uno de los pl'imc-
ros. Era tan osado, que segun refiere Prudhomme , fue
un dia á su casa y pdncipió á quejarse amargamenle de
la conducta de Luis XVI diciendo: ce No se canse V. ,
(( Luís XVI no es ¡Xttriota ni se acuerda de serlo , por-
t( que silo fuese, l. habría dejado de nombrarme minis-
») tro de la justicia hace muchos dias!)) Fué UIlO de los
miembros de la municipalidad que se instaló á si propia
el día 10 de agosto de 92, Y estuvo en concurrencia
con Danton para el ministerio de la justicia, teniendo
que contentarse con ser individuo de aquel con~ejo. En-
tonces se le OYÓ decit,: « No tardará el arrahal de S. Ger-
« man en qliedal' evacuarlo, ~' podr~mos escogcl' cada uno
« de Ilosolr{ls el palacio que nos acomode. ») Esta fra~e
indica que ~·a preyeía las matanzas de seliembre eH que




DEL TUADITCTOR. 2!H
llolUll muc~ha ,parte. Elegido por Paris jXlra .ti! convencion
~aeional ~ pidió desde la prÍlIlerasesion la abolicion de
la monarquía y la pena de muerte contra, IOi emigrados.
En el proceso ud rey v'Útó allauG de Robespierre la muer-
te ue aquel monarca. No tardó eH adquirir el renombl'e
de tigre y metnlllador, ti.tulos que' no, parecen fáciles de
adquirir entre los hombres con quienes él vivía, y que
-wlo pruelJan que este f.lle el mi,embro mas acttw de la
comision de salud pública. ej mas vehemCftte, de 'los jaco-
binos y el Ilt:\S sanguinario de los terrOl'istas. En efec-
Jo uespllcs de habcrse cncarnizado contra la mOl1arquia
y sus defensores, rué el que lllas se hizo notar entre los
que prepararon la jornada del 51 de mayo de' 93 contnt
Jos gi rOlllli n os , hasta que a-cabó con todos ellos. De sns
resultas le eligicl'on presidente de la cm4vendoll, y á
poco tiempo le enviaron en comision á los departamen-
tos del Aisne Ji Oisa donde cometió mllehas. ct'ueldades~
De vuelta á Paris le nOmlJl'31'On adjunto ú la c-omision
de salud pública, donde se estaba tl'atandQ de(~ondenal'
á la dcportaciol1 á val'Íos indiviuuos; pero él, oponién-
dose á Barrel'e, dijo que de ningun modo se habia de
imponel' esta pena, ni deportar á nadie, sino destruir' :i
todos los conspil'auol'es , porque la mee;ha estaba encen-
dida y no habia DIOdo de apagarla sino can S:lngl'e. Asi
fué que habiéndole nombrado representante Ó cOluisiona-
do de la convencion á la ciudad de Lyon, dijo al des-
pedirse que no tardaria en quedar purificado el medio-
dia ; y en efecto de aquella C6lUisioll tuvo origen la hOI'-
l'ible celebridad de este malvado. Apenas llegó á aquella
ciudad dispuso una fiesta ridícula pal'a vengal' las cenizas
de Chalier, como mártir de la libertad, y escribió á los
jacobinos pidiéndoles que le enviasen alg'ullos Sans COtt-
lottes enérgicos pUI'a componer un tribunal contra los
Lyoneses. No quisiéramos anticipar \a re\adon que se leerá
en el texto de las inumerables \'ictimas que mandó ma-
tal' á metralla, las demoliciones que mandó hacer y el
refinamiento de crueldades con que al'l'uinó aquella des-
dichada ciudad. AlIi mandó matal' á los hijos PIl preseu-




292 NOTAS
cia de sus padres, á estos en pl'esencia, de sus hijos, y
aun atar al palo mismo en que estabal1 los maridos y
hermanos ú las esposas y hermanas de estos,linfelices.
Cuando volvió á Paris se presentó á laconvencion una
quej!. de muchos Lyoneses contra su atroz conducta, y
él solo :espondió: « ¿ Quien de vosotros no hubiera queri~
(,( do tener en sus manos el rayo para aniquilar aquellos
« traidores? ¿ Quien no hubiera querido poder empujar
(1 la guadaña de la muerte en términos que hubiese podi-
« do segarlos á todos de una vez. l) Tenia razon, porque
apenas habia alguno de aquellos tigres que no hubiera
deseado hacer otro tanto, y así la asamblea aprobó sus
medidas y mandó la impresion de su discurso. El 21 de
enero de' 1. 794 le encargó la sociedad de jacobinos que
redactára el acta de acusacion contra todos los reyes, y
dejándo de asistir á la convencion sino muy rara vez,
ocupó frecuentemente la tribuna <le aquel club para
hacer elogios ó denuncias de una- multitud de sus
cómplices ó de sus adversarios, pero la relacion de todo
esto alargaria demasiado esta nota y nos aqueja el deseo
de ,'er, desaparecer semejante monstl'UO de la escena de
la historia. Despues de la muerte de Robespierre hubo
Tarias conspiraciones jacobinicas que pretendían resuci-
tar los tiempos del terror, y aunque acusado en todas
ellas~ Collot-d'Herbois, solo fué condenado á la de'por-
tacíon- en la del primero de abril 1. 793 Y le embarcaron
inmediatamente para Cayena. Apenas llegó allí cuando se
esfoi-zó por sublevar á los negl'os contt'a los blancos, de
cuyas resultas le encerraron en el fuel'te de Sinamary,
donde uu dia esta'ndo 'con calentura se echó á pechos una
botella de aguardiente que le puso en el último estl'emo :
cuando le llevaron al hospital de Cayena el dia 8 de enero
de 96 , espiró en medio de los mayol'es tormentos mal-
diciendo de sus crímenes.


PAGINA 240.


8 F. Trofimo Rebeequi , ciudadano de Marsella y




DEL TRADUCTOR. 293
miembro del departamento de las Bocas del Ródallo es-
tuvo durante la legislativa de comisario civil en Aviñon
para restablecer allí el órden. Sostuvo' con empeñó el
partido revolucionario, y cuaIido le mandaron venir á la
barra el 8 de mayo de 92', respondió éon firmeza que
podia escudriñal'se toda' su vida sin recelo de que .adie
tuviera qne decir nada de él , honrándosecon lá opinioll
de 1\1irabeau ; pero habiéndole remitido al tribunal de
Orleans fué absuelto por el influjó de aquellos que habian
estado por la reunion del Condado. Cuando vino á la
Convencion acusó desde el cuarto dio. á Robespiel'fe de
que aspiJ'aha á la dictadUl'a y despucs votó la muerte (k
l.uis XVI. Pero no era facil qne se le perdonára aquella
acusacion y así de resultas de las famosas jornadas del
3i de mayo y i. o Y 2 de junio de 95 fué puesto fuera de
la ley y se escapó á Marsella, donde se arrojo al mar, en el
momento en que estaban guillotinando á yarros de sus
(~ompañeros allí, en Burdeos y en otl'3S partes. )


PAGINA 248.


,9 J. P. Rabaud Sto Elienne , abogado, lit~l'alO y mi-
nistro de la l'eligion rcformada, fué diputado á los esta-
dos generales pOI' Nimcs su patria. Amaba con tanta pa-
sion la nueva filosona como aborrecia el culto católico,
de quién pretendia haber recibido insnltos; de suerte que
se juntaron en él el espíritu de secta y el entusiasmo re-
,'oluciónario.Por eso se notó que iba siendo mas mode-
rado cuando ya no habia que combatir mas que á la mo-
uarquía; y aun añaden algunos que nunca fue su inten-
cion fundar una república, sino variar de dinastia. Sin
embargo, si hemos de atenernos á sus escritos, veremos
en ellos que era necesario renovar y cambiar las ideas,
las leyes, los 'Usos, los· hombres, las cosas y las palabras;
últimamente destruirlo todo para poder crearlo todo. Habló
mucho )". muy á menudo en la asamblea constituyente y
siempre en el sentido del movimiento. En la cOlH'encion
por e' contrario estuyo comunmente en favor de la mode-




I'aelmí, oponiéndose á qUQ filia misma acusase., ,jnZ'gn~
á Luis XVI porque ni et_ cl ól'den legal ni en virtud d~
la constitucÍ<m tenia derecho pal'a, eHo·. En el p.'oceso dw
aquel monarca votó por la reclusion y el destiel'ro á la
paz. EMe vot<r "! aquel lengllage no podiau menos de con-
ducirle·ál cadalso, como se verificó el 5 de setiembr6
1795, á la edad de 50 años. Son suyas las cartas sobre la
historia primitiva de la Grecia ; y las consideraciones sobre
ros interese~ del estada llana y un cmnpendio' histórico de la re-
~olucion francesa que continnó despues I .. acretelle el menor.
1'alUbien fue redactor del periódico Aldeano y del JJJonitO-F.


PAGINA 248 ..
lO, M, D:. A. Lassource, ministr,o protestante y d"ipu--


tado por Tarl) á.. la legis-Iativa rué acaloradísimo en sus
opinione~ políticas y defensor acéninm de los autores de'
los crimenes de Aviñon- y (re los desórdenes del 20 de'
Junio t 792; así como perseguidor dedal'ado de Lafayetle.
En la convencion se declal'ó contl'a el despotismo que es--
taba ejel'dendo el ayuntamiento de Paris , aunque se em-
peñaba en Iwobm' que touos los horrores ue los meses de'
agosto y setiembre de-biau utl'ibHil'se á Jos cortesanos,
que er'al) los que habían i-nmolada las pl'irueras víctimas'
para disinndar su pl'oyecto d:c salvar á sus amos. Estuvo
de representante ~ll el ejército del Var y desde allí escri--
1>ió á la COlIyencioo ql1e votaba p6r la llllterte dcl rey
igualmente que Sll~ dos compañeros Goupilleau y CoBot
d'Herbois, En el mes de 1lI~\l'ZO le nOmbl'al'On miembI'o~
de la corni~on de salud pública y persigltió en ella al
duque de- Ol'leans y todo Sil partido. Pel'& mas adelante-
se declaró euemigo de Rooosp-ierre, acusándole de sel'"
autor de la peticion de las secciones de Pal'Ís , que soli-
citahan la proscripcíon de 22 diputados gil'ondinos ,y de
resultas de- ello te comprendieron á él en la proscripcion
general de este partido que se vcrificó de resultas de las-
jornadas de 51 de mayo 1, o y 2 de ,junio de 94 y le con-o
d~nal'on á muel'te por conspil'adol' d 30 de odubrc de'
3qud ailO ..




DEL ntADlJCTOR. 295


PAGINA 249.


11 Juan Lamuel'to 'fallien el'a hijo del portero de un
gran señor, que habiéndole tomado cal'iño" cuidó de que
se le educase con mas esmero de lo que pro me tia la condi-
cion de su padl'e. Despues fue sucesivamente apoderado
del mal'ques de Bercy, escdlJiente de un procurador, em-
pleado int'eriol' en la secl'etal'ia de comercio, copi~ta del
diputado Brostal'et dUl'ante la asamblea constituyente y
últimamente l'egente de la imprenta del Monitor. Aunque
todavia muy jóvell en 1791 , quiso uabajar por su cuenla
y se puso ú }'edactar un pel'Íódico con el título de El
Amigo de los Ciudadanos, que obtuvo gran yoga. Pel'O el
tiempo que le dejahan lihre sus ocupaciones le empleaba
en pl'onuncial' discursos'cívicos, que no tardaron en ad-
«uil'irle la confianza de la multitud, Asi fue que despues
de haber ido val'ias veces á la barra de la asamblea al
frente de val'ias diputaciones, le nombraron por último
el 'tIia 'lO de agosto de 92, secl'etal'io de la munici palidad
revoluciomu'ia, que es donde principia su importancia po-
lítica. Como en el texto de esta historia se hat'á fl'Ccueutc
Ulencion de este pel'sonage y de sus cl'Ímenes, tanto co-
mo de sus senicios en la reaccion termiJol'Íana, habré-
mos de limitar'uos á ciertas par'ticularidades personales su-
'Yas. No puede dutlarse que él, de aeuerdo con Huguenill
y l\lehee, fue quien dió la señal para las matanzas de las
cÚI'celes, que luego quiso disimular á la vista de la con-
vencioll, .'ealzando en el parte que dió de ellas algun otl'O
hecho individual que indicaba compasion ó deseo de la
justicia en el populacho, como fue la ridícnla ral'sa de nom-
brar un tl'ibunal que remedara las formas judiciales. Des-
de la muel'te <lel rey, que por supuesto votó, inmedia-
tamente le em"ku'on tIe representante ó pro-cónsul á Bur-
deos donde delT3mó la sangl'e <le una multitud de ciuda-
danlls y de muchos de sus propios cólegas. Parecia im-
I)osible que en un eOfazon tan fiero se abrigase el amol'
y sin embargo fue violentísimo el qúc le illSpil'Ó Mad!ma.




NOTAS


de Fontena y, hija del conde de Cabal'rus, que pasó por'
aquella ciudad para ir á reunil'se con su marido en Es-
paña, por CU)'O motivo la pusieron presa. Temiendo ella
ser víctima, como tantos otros, lisongcó la pasion de Ta-
llien, y aquel hombre qne hasta entonces no habia res-
pirado mas que sangre, se entregó enteramente al lujo y
losplaceres y cesó no solo de perseguir por sí mismo,
sino que mitigó tambien la cl'ueldad de sus compañeros.
Esta variacion de conducta no podia menos de desagra-
dar en Paris, de donde enviaron una especie de vigilante-
llamado Peyrin d'Herval para que diese cuenta de lo que
pasaba á la comisioll de salud pública. Al vel' esto Ta-
lIien se marchó á París con madama de Fontenav, v des-


,; ,¡


de luego se persuadió á que no podria jamas defendel'se
de la tirania de Robespie.rre, sino atacándola en su raiz,
esto es en la persona misma del tirano. Todos los deta-
lles de esta especie de conspiracion podrán leerse en esta
historia, asi como la parte que en ella tuvo la que des-
pues fue su muger. Esta señora fue presa poco tiempo'
despues de su llegada á Paris, y no le dió su mano pú-
blic:nuente hasta despues del 9 teI'midor. Entl'etanto su
marido des pues de haber vencido á Hobespierre, estuvo
siempre vacilando entre el partido á cuyo frente se habia
puesto y el de los tCITol'jstas, de quc habia hecho parte,
porque no teniendo otro ídolo que el poder y las rique-
zas, conocia muy bien que solo podia continual' en su
goce· mien tras fuese temible á las difel'entes facciones.
Pero no tardó en ser despreciado de unos y Otl'O$ y hasta
de su propia muger que solo le habiahalagado por salvar
su vida. Fue miembro del consejo de los quinientos, don-
00 mostró mas que nunca cuan opuesta era á su carácter
)a moderacioll y no hay uno de sus discursos en qne no
se eche de ver lo arrepentido que se hallaba de haber
destruido el partido del terror. El allo de 98 se embarcó
para Egipto entre los sábios que fueron destinados á
aquella espcdicion; pero lejos de adquirir la justa consi-
deracion que merecieron tantos otros, fue altamente des-
preciado por los generales que en otro tiempo se 1mbie




DEL TRADUCTOR. 291
l'an humillado en su presencia. Cuando quedó mandando
allí Menou le mandó volver á Francia, bien que escri-
biendo antes una acusacion contra él, cuyo efecto hu-
biera sido {>rendel'le en el momento de su Ue~ada, \\e\."O
tuvo la fortuna de que le hicieran prisionero en el cami-
DO los ingleses, que le llevaron á Londres, donde le ob-
sequió mucho el partido de la oposicion. Despues que
le pusieron en libertad se volvió á Francia, donde nadie
le hizo caso, y su muger reusó recibirle, díciendo que
quedaban completamente rotas todas las relaciones que
habian tenido entre sí, y ella se casó en 180a con M. de
Caranian príncipe de Chimai. El luvo tIue aceptar en
1806 el empleo de cónsul en Alicante donde perdió un
ojo de resultas de la fievre amarilla y en seguida se vol-
,'ió á F.'ancia donde le conservaron el sueldo como agen-
te secreto de la policía hasta que murió el f 6 de noviem-
bre 1820.


PAGINA 251.


12 J. Cambon era un comerciante que profesaba ]a
religion reformada y abrazó la rcvolucion con mucho ar-
dor, siendo miembro del ayuntamiento de Montpelliel',
donde le nombl'al'on para la asamblea legislativa, En ella
se ocupó bastante de hacienda y se declaró tan enemigo
de los clérigos y de los emigrados, que el 21 de noviem-
bre de 91 protestó contra los decretos espedidos contra
ellos por parec'el'le demasiado benéficos. El fué quien de-
cídió la suspension de los alimentos que se daban : Ú los
hermanos de Luis XVI. Pero al mismo tiempo no dejó de
tomar medidas eficaces para salvar la vida del rey cuando
ellO de agosto llevaron aquel príncipe á la sala de la
asamblea: si bien no dejó por eso de dar cuenta de los
documentos encontrados en Tullerias ,como una prueba
de la traicion del monarca y de sus relaciones con los
emigl'ados. Pocos días despucs pl'OpUSO la venta de todos
Jos diamantes y alajas de la corona y logró en .la misma
sesion el decreto para que los clél'igos no juramentados
fuesen conducidos á la Guiena, .Fué el último pl'esidcnte


~/'Í~."\\ r ~. '!I ->, .. ....., ) \ '.~
'. ~ . '
\, J~.... _:--;., I




298 N01AS
de la legislativa y pasando inmediatamente á la conven~
cion , denunció en ella los escl'Ítos de Marat y los actos
arbitrarios del ayuntamiento de Paris. De él pl'ocedió el
decreto que imponia pena de muerte á todos los que
custodiasen en su casa bienes de los emigrados, hacien-
do que todos fuesen entregados á disposicion de la na-
cion. Votó la muerte del rey y su egecucion inmediata.
En abril del mismo año le nombr3l'on miembro de la co~
mision de salud púhlica, y en ella propuso el 18 de mayo
que se obligase á los diputados á patentizar el estado de
su candal cuando entl'asen en funciones. En el mes de
agosto mandó que se cenasen las barreras de Paris, que
se al'l'estase de nuevo á todos los sospechosos, y que se
demoliesen los fuertes y castillos del intel'ior. Despues de
la muerte de Robespien'e estuvo Cambon por algull tiem-
po al frente de la hacienda pública, pero la caida de aquel
eoloso conmovió ,'iolentamente su propio podcr. En vano
intentó continual' con sus medidas violentas porque Ta-
llien le dechU'ó una guel'l'a de estcrmillio y consiguió un
decreto de arresto contl'a él. Pudo sustI'aerse y se ocultó.
en el m'r'abal de San Antonio por lo que no lardaron en
declm'al'le fuera de la ley; pel'o gr'acias á su escondite,
pudo sobl'e"ivir hasta que la amnistia del 26 de octubre
de 95 le restituyó la libel'tad. Desde entonces vivió tl'an;-
(Jllilo en Montpellier y aun vohió á ser illdh'iduo de ayun-
tamiento, hasta que mut'ió en uua casa de campo que te-
nia en las inmediaciones. Pasa Cambon por gran econo-
mista en razon de habel' introducido en ~'rancia el siste-
ma del gran libro de la deuda pública, que despues de
muchos años existia en Inglaterra; pel'o biell reflexiona-
das todas sus pl'ovidencias administl'ativas, solo prueban
la general ignorancia que habia entonces en Francia so-
bre la ciencia del cl'édito y el despotismo ilimitado con
que la tiranizaba su comision de salud pública.


PAGINA 2G2.


13 ~I. Lecointe-Puyrayuux., abogado en Saillt-l\Ic-




DEL TRA.D(jCTOR,
xan( , l aumiuistr'adol' del depal't:unenlo dc· los dos Se-
nes , fué diputado en la legrsl·ativa y uiÓ llluestr'as de sel"
un l'eVOlucwllal'io ardiente. Fué uno de tos que en di-
ciembre de 91 apoyaron la petícion de los ciudadanos ~e
P~lI'is contra los ministros, y todas las detll3s que tanto
conll'ibuyeron al destornillamiento de ]a monarquia, Des-
flues de esta den uncía de ~larat , le enviaron al departa-
mento ue Eure y Loir'a donde corr'ió muchos riesgos con
Birotean. Era del partido de la Gíronda , pél'O sin em-
bar'go votó la muerte del rey en la convencion. Despues
ue este suceso le ell"ial'On á las Jos Scvres de comision3-
~lo y se encontró el 24 de ma~'o de 93 en Foutenay cuan-
do el egér'cito republicano rué derrotado por los realistas.
A ·su vuelta á Pal'is estuvo muy á menudo en oposicion
{~OIl los MonLañese~ , y fué denunciado pO.' 1\farat. Sil)
~mbargo de esO' y de que tambien quiso perderle rel fa-
moso jacobino Amar, pudo escaparse del régimen del
tenor y llegó á ser del consejo de los quinicntos donde
denunció ú los magistrados que no habian quel'ido pres-
tar el juramento de odio á ta monarquia. En 1797 pre-
sidió dichO' consejo, y se frpnso á que se suspendiera la
sentencia: de muerte que se habia dado contra 1\'11'. d'Am-
bcrt pOI' haber vuelto ú cntl'ar siendo emigl'ado. Despues
del 18 bl'lllnal'io rué miemhro del tribunado y últimamen-
t~ comisario de policía de Marsella en tiempo del hupe-
1'10.


PAGINA 2G9.


14 Jacoúo Boilean eea juez de paz en Avalon cuando
le nombr~ll'on diputado y lo prinlCl'o que hizo rué cedel'
el sueldo de su destino, l"Csel'vando solo 500 francos
pal'a pagar el abono á los diarios putriótico-s , propios pa-
ra ilustl'ar al pueblo de las campiñas inmediatas á Ava-
Ion. Votó la muerte de Luis XVI, Y despues le enviaron
de representante al ejército del nor'te , y á su vuelta de-
nunció al ayuntamiento de Paris y pal,tic"lllal'mente á Ma-
}'at calificándole de monstnw. Pocos dias dcspues pidió
que sr purificase la tf'ibuna donde h\lbii\ subido l\Ial'at y




300 NOTAS
reclamó la guardia departamental para asegurar la HbeF-
tad de la convencion. EI'a de la comision de los doce;
que sinió de pretesto á la insurreccion del 51 de mayo
de 95, de cuyas resultas le dcclararon fuera de la ley y
fué guillotínado el 51 de octuhre del mismo año á la edad
de 41 años.


PAGINA 279.


15 N. Franc;ois de Neufchatcau nació en Vrecourt;.
en la Lorena , año 1730 del maestl'o de escuela de aque-
lla aldea. Viendo este las bueuas disposiciones de su hijo,
le buscó algunos protectores por recomendacion del con~
de :M:orvillier , que era señor del pueblo, y en efecto 10-
gl'Ó que :M:r. d'Alsace gran cruz dc la órden de Malta, le
pagase su pension en el colegio de Neufchateau y luego
le hizo entrar en la curia de Nancy. Entonces escribió el
jóven una historia del derecho C01nun de la Lorena , que 16'
adquirió alguna reputacion: pero su aficion dominante
era lalpoesia, y á la edad de 25 años ya había publlcad()!
una coleccion de YCI'SOS suyos. Voltairc, que solía escri~
J)ir cartas muy lisonjeras á los poetas que anunciaban ta-
lento, llamaba á Franc;ois su sucesor, lo que contribu-
yó no poco á que él se dedicase mucho mas á la literatu ...
fa que á la jurisprudencia. El gran prior de :Malta le lle-
vó consigo á Lyon y á l\hrsella, donde le recibieron
miembro dc estas dos academias, y socio de las de Dijon
y Nancy. Desde allí se fué á P:lI'is y se recibió de aboga-
do en el parlamento, pero :no tardaron en hOf1'arle de
la lista por haberse casado con la sobl'ina del célebre ac-
tor Preville. Entonces compró el empleo de teniente ge-
neral del.senescalato de Mirecour't , donde con motivo de
haber hecho unos versos muy ingeniosos para el regi-·
miento de la reina con ocasion del nacimiento del Del-'
fin, le valieron algunos protectores y fue nombrado en·
1785 fiscal de la audiencia del Cabo en Sto. Domingo.
Despues de haber ocupado algun tiempo aquel empleo,
le vendió y puso su importe á renta vitalicia con la que
se fijó en París y solicitó la p.'otecdon de la casa de Or-




DEL TRADUCTOR. 301
leans. Se pudo relacionar con Madama 'Genlis, que era'
entonces aya de los hijos del duqne y cultivó las letras
con buen éxito, á pesal' de haberle sucedido á su vuelta
de la isla el mayor fracaso que puede suceder á un au-
tor , cual fue haber hecho naufr:lgio y perdel' todos sus
manuscritos, entl'e ellos una traduccion en verso del Or-
lando ful'Íoso. En 1786 abrazó el partido de la revolu-
cion y le al'restaron en Tolon por haber provocado una
reunion ilegal. Puesto en breve en libertad por órden de
Bouille, fue noml.H'ado en 1790 juez de paz del distrito
de Vichery y últimamente miembro de la legislativa, que
presidió en varias ocasiones. En octubre de 1792 le nom-
bró la convencion ministro de la justicia pero lo reusó
por falta de salud. En agosto de 95 hizo representar en
el teatro nacional la pieza de la Pamela ó la recompensa
de la virtud en la cual notó la comision de salud pública
ciel'tos p~lsages que le fue preciso cambial' y á pesar de
eso todavia no se encontraron en ella principios bastante
cívicos y le pusieron preso el 4 de setiembre, sin que
pudiera recobrar su libertad hasta la revolucion de theI'-
mido!'. Despues le nombraron juez en el tribunal de ca-
sacion , y á fines de 9tl le envió: el Directorio de comi-
sionado al departamento de los Vosgos, donde se condu-
jo con mucha firmeza. En 1797 fue nombrado ministro
del interior en lugar de Benezech, y últimamente rem-
plazó á Cal'not en el Directorio ejecutivo de resultas de
]a jornada del 18 fructidol' (4 de setiembre 1797). En-
tonces le nombraron tambien miembro del instituto. A su
salida del directorio volvió á ocupar su plaza de ministro
del intel'ior. El es quien fundó las esposiciones públicas
de los productos de la industl'ia francesa, qué tan felices
resultados estan produciendo. Durante este ministerio pú-
blicó una multitud de circulares, y no se hicieron menos de-
nunias contra él, diciéndose en el consejo de los ancianos
que como poeta habia elogiado á 'Maral .. Chalier y Ro-
bespierre, mientras que como ministro escitaba los pu-
ñales de los realistas contra los:rcpublicanos. Despues del
18 brumario pasó al senado conservador, de que fué se-




302 ~OT,U
rl'etarío y presidente, y últimamente el e mpet'aaol' le
dió la seIÍatoreria de Dijon y el título de gran oUcial de la.
legion de hOllor. Entl'e sus muchas obras debe citarse el
poelna de los Vosgos; La Pamela; un discurso.sobre elmodo
de leer versos; y la Ilistoría de la ocupacion de la Baviera
por los Austriacos. l .. alande cn su dicciomll'io y Carnot e1l
sus memorias le tratan de atheo.


PA.GINA 2i9.


f6 Domingo J()S(~ Gal'at , literato, micmbl'o del ins-
tilulo y profesor Oc historia eu el Liceo de Pal'is , nació
f'll Ustariz y fué diput~Hlo del estado llano del Labol1l' á
los estados gcn(~ral('s. Subió r~H'as ,'cces ú la ll'ibuna de
la constituyente, PCl'O manifestó sus opiniones en la aná-
lisis de las sesiones que puhlicaba en el Diario de Paris.
Nombrado ministl'O de la justicia en las circullstancias
que dice el texto cstl1\'O encal'gado de anunciar su con-
denadon á Luis XVI, Y llcl'tl'alld de l\lolleviUe le acusa
en su historia de haber sustraido algunos documentos en
(1escal'go del rey. Es lo ciel'to que de resultas de aquella
tl'agedia le dieron el ministerio del interiol' en que pro-
tegió á Pache y á Hebert que habi:.m sido acusados por
la comision de los doce enteramente opuesta á los ,jacobi-
nos, diciendo de ella el ministl'o que veia ,'isiones. l\las
estas visiones prodllgerou la insul'l'eccion del 5i dc mayo
que tanta sangl'e inocente bizo del'ramal' en los cadalsos.
No. satisfechos del todo Collot d'Hel'bois y Danton con los
servicios que hahia hecho Garat con su partido en la con-
vencíon, le hicieron dejar el ministerio, y entonces anun-
ció que pal'a continuar siendo útil á la república iba á re-
dactar un pel'iódico r('publicano; mas habiéndole arl'es-
t.ado en el mes de octul)('e de 94 le pusiel'on en libertad
pocos dias despues y se le nombró miembro de la comi-
sioo de instruccion públiea y pl'Ofesor de la escuela nor-
mal. Al año siguiente provocó Dumont dc Calvados que
se examinase la conducta de Garat en la jorJlada del 51
de mayo , ~' aunque algunos ql1isicl'Oll ddcudel'le, tU\O




DBL TRADUCTOR. 303
que puhlicar sus menlorias sobre la revolllcion que C{)ll ....
tienen un relato de su conducta pública, y entonces nom-
braron para su plaza en la comision de instruccion á Guin-
gnené. Tambien le denunció en la tribuna de la conven-
don Enrique Lal'iviere, relativamente :í las jornadas de
setiembre; pero él se disculpó lo menos mal que pudo
eon lo crítico de las circunstancias. Habiéndole nombra-
do elector del Sena y Oisa en abril de 97 , le insultaron
en la asamblea eleetol'al de sus cólegas como terrorista,
y entonces escribió una larga carta contra Laharpe en la
Llave del gabinete, pl'Ohando que la espresion de ciuda-
dano era pl'eferible á la de lUonsieUl' , que volvia á gene-
ralizarse. En setiembre de 97 estuvo en la lista de los can-
didatos para entrar en el Dil'ectorio en lugar de Bal'the-
lemy y Carnot y al año siguiente le diel'on la embajada de
Nápoles, donde fué mal recibido y estuvo muy poco tiem-
po. A su vuelta entró en el consejo dc los ancianos, don-
de pronunció un discurso proponiendo el aniversal'Ío del
suplicio de Luis XVI y otl'OS mnchos sobre las cuestiones
mas importantes de la época. En seguida [se declaró pOI'
Bonaparte en el 18 bl'nm:uio, lo qne le valió una plaza ('11
el senado conserY::ulor v la el'uz de comandante de la le-
gion de honor. En setiembre de 1800 pronunció en la
plaza de las Victorias el elogio de los gencrales RleLer y
Desaíx, y mas adelante Otl'08 mas elocuentes sobre las
victorias del empel'ador Napoleol1. A.unque todos los par-
tidos han puesto muy en duda su mérito literario y sobre
todo su probidad, no puede negársele la habilidad espe-
cial para hacer panrgÍl'icos, y así es que fuera de los )'3
citados publicó en 1778 el de Michel de I'Hopital , en 79
el de Suger; en 81 el del duque de l\Iontanser ~' en 84
el de :Fontencllc , cuyos tres últimos obtuvieron el pre-
mío en la academia francesa. A los últimos años de su
"ida se retiró á su hermosa casa de campo ~ituada entre
Ustariz y Bayona , donde falleció rodeado de su familia
y dejando preciosos manuscritos, que segun se nos ase-
gura, no tardarún en ver la luz pública.




304 NOTAS


PAGiNA 281.


-1 7 Bel'trand Bal'rere de Vieuzac, nació en Tarbes de.
una familia estimable, hizo buenos estudios y fue aboga-'
do en:el parlamento de Tolosa, donde se distinguió por
una alocucion fácil aunque algo recargada de antitesis.
Le admitió -en su seno la academia de~los juegos l;'lol'ea-'
les, y en ella publicó un elogio de LUIs XII. Despnes se
volvió á Tarbes, y le hicieron consegel'O del Senescalat<J
de Bigorre1, que fue quien le nombró en t 789 para los
Estados Generales. El fue quien COI'tó la palabra al rey
cuando este señQr hizo algunas observaciones sobre el
proyecto de constitucion, diciendo que no tenia faculta-
des para emitir su apinion sino para aceptar. Todos sus
dictámenes fueron en el sentido del movimíento y procu-
raba apoyarles en un diario que publicó con el título del
Amanecer que tUYO muy poca yoga. Su reputacion como
orador en la asamblea constituyente no pasó.de su propio
diario, cuyo!', principios timidos en los primel'os meses, .
fueron agriándose á medida que tomaba cuerpo la revo-
lucion. Sin embargo él fué á quien encargaron el elogio
de Mirabeau. Durante la legislativa entró en el tribunal
de casacion y despues del 10 de agosto le confirió Dan-
ton una plaza de asesor del ministerio de la justicia. Fue
elegido por los Altos Pif'ineos miembro de la convencion
y desde los primeros di:\S le enviaron de comisionado al
mediodía. Aunque se mostró opuesto al ayuntamiento de
Paris y á sus usurpaciones, sin embargo se opuso á Ma-
nuel cuando este dijo en los jacobinos que toda la ciudad
era culpable de los crímenes de setiembre y BalTere los
disculpó. El fue tambien quien hallándose de presidente
de la convencion hizo el interrogatOl'io á Luis XVI el dia
1 t de enero en la barra, y habiendo resultado el mismo
implicado en los documentos que se encontraron en el ar-
mario de hierro, quiso dejar la presidencia, diciendo que
se" habia falsificado todo cuanto concernia á él. Tomó una
parte muy activa en aquel proceso y votó la muerte del




DEL TRA.DUCTOR. 305
\H'ineipc ~ oponiéndose á que se suspendiera la egecucion·
En seguida redactó la proclama de la convencion al pue-
hlo, felicitándole por la muerte deJ tiraoo. Al mismo tiem-
po votó porque se persiguiera á los asesinos del 2 de se-
üembre, á quienes \mhia defendio6 antes y s6\icitó la. es-
l)\llsion de los Borbones de Francia. Hasta esta época su
~ondllcta política era una mezcla de jacobinismo y de ór-
den; pero luego que la Montaña triunfó completamente
de los girondinos, principió á haeer UH gran papel en la
(~onvencion. Desde el dia siguiente del triunfo, que fue
-el 1. o de junio, hizo adoptar una proclama en favor de lo
que habia pasad/) la víspera, y el.2 escitó á sus cólegas,
i,Iue habian sido denunciados por el ayuntamiento de Pa-
ris, á que diesen su dimision. Ya habia sido antes miem-
}JrD dela coulision de salud pública, y cuando en esta
(~poca se renovaron SlIS i.dividuos, él fue uno de los que
continuaron siéndolo, y no tardó en ser el mas impor-
tante de tooos. Apenas hay providencia revolucionaria to-
mada durante cl reinado dcl terror, que no fRese eselu...,..
sivamentc suya, como por egemplo la acusacion y muerte
de Custine, el manifiesto contra la Inglaterra y la es-
pulsion de Ji'rancia d~ tooos los individuos de aquella na-
don, el incendio dc los pueblos ocupados por los del Ven-
dée, la confiscacion de los bienes de los condenados, la
cspulsion de los BOI'bones, el juicio de la reina y la des-
truecion de los sepulcros de los reyes de Francia en S.
Dionisio. Estrechado íntimamente con Robespierre se de-
fendian uno á otro y le ayudó eficazmente á deshacerse
de su rival Dan ton. Siempre se mostró inex.orable con los
prisioneros de guerra, proponiendo que fuesen pasados
por \as armas, esponiendo como máxima suya., que el que
lrawrige hoy será degollado mañana y que solaZos muertos
.dejan de ser tem'ilJles. Sel'ia nunca acahar' si hubieramos
de citar todos los hechos notables de este I'cyolucionario,
muchos de los cuales podrán leerse en el texto de esta his-
~oria. La verdad es que tuvo \adestl'P7_'\ de evitar la suer-
te de Robcspiel'l'e y aunque luego le condenaron á la ~~­
I)Ol'taeion , tuvo tambien la suel'te de quedarse en la 1~b.


20 lIT.




306 NOTAS
de Oleron desde la cual le tl'asladaron á Saintes rll e~l1i­
dad de preso pero se escapó oe la cárcel. En i 797 le
eligió su departamento miembro del cuerpü legislativo,
de donde le espulsaron formalmente sus colegas á pesar
de los esfuerzos de algunos amigos. Cuando Bonaparte se
apoderó del gobierno, se dió gran prisa Banere á felici-
tarle, como babia hecho con todos los pal,tidos lI'iunfan-
tes, y le pidió humildemente que pusiese un término á su
proscrípcion, lo cual le fue concedido. El afio de 1800
publicó con autorizacion del emperador un diario intitu-
lado Memorial Anti-Británico, que nadie quiso leer y tu-
YO muy pronto que cambiar de título. Este hombre que
en tantas circunstancias parece que debía haber esperi-
mentado la suerte tan comun á muchC'3 de sus compañe-
ros, ,'íve todavía en Tarbes, pobre y en una edad muy
.flvanzada. Ha publicado algunas obras entre las cuales
citamos las siguientes . . ~{ontes quieu segun sus escritos; Del
pensamiento del gobierno y de la libertad de los 1nares. Talll-
bien publicó en t 80v una traduccion de Las Veladas, del
Taso, y de las Noches del } oung.




Silllaciolllllilit.ar .. t ftllt·~ de oetlll.H'~ de 1-7~p.---I~u\llhardl'(1
de I.iUe pOI' los Austriacos; toma de 'YOl'ms ~ de l\l<Igllll-
cia pOl' Cusliue. -l<'alta de nuc~tros geuerak"S. - O¡wra-
-ciont:s equi\'ocadas de Custine. -Egé¡'cito de los Alpes.-
Conquista de la Sa\'oya y Niza. -Viage de DUI.llOUril'7. á
})aTis ; su situacion política 1't'5p~tO' á los parti()os. - In-
fllljo y orgallizacioll del c1uh de Jos jacobinos. - Estado
<le la soéic<la<.l f1'allccsa: tertulias de Pal'is. - EulJ'(;',-ü,la
dI! l\1arat J Dl11J1otll'iez. - Anecdota. - Scglmda IllChtt
de los Gil'ondinos con los Montañeses; Louvet dctlun-
-('ia á RolwspiclTc; l"Cspuest:t de este ; la asamhlea uo dti
curso <Í la acusacion, -- Primeras proposiciones sobre el
))roceso de I.uis XYI.


.Mucho habia canlbiado ya en aquel 11lOluento
la situacion militar de }'rancia, pues desde me ....
diados de octubl'e no 'Solo habia sido rechaza-
do el eneluigo de la Champagne y de Flandes sino
que estaba invadido por tres puntos el tel'ritol'io
estrangero, que eran pOI' el Palatinado, la SaYoya
y el condado de Niza.




308 REVOLUGlON FRANCESA.
Ya henlos visto á los Prusianos retirarse del cam-


po de la Luna') volver á tomar la ruta de la Ar-
gona, dejando sembrados de lnuertos y enfermos


. los desfiladeros') y no escapando de una ruina to-
tal sino por la negligencia de nuestros generales
que cada uno perseguia un objeto diferente. Tam-
poco tuvo mejor suerte que ellos el duque de Sa-
jonia Teschen en su ataque contra los Paises Ba-
jos') pues lnientras que los Prusianos marchaban
por la Argona ') no queriendo este principe ser te-
nido en nlenos') se propuso tentar alguna brillan-
te empresa. Sin embargo por desguarnecida que
estuviese nuestra frontera del norte') no estaba él
mas lucido que nosotros, pues apenas pudo reu-
nir quince mil hombres y un material muy me-
diano. Fingiendo entonces algunos falsos ataques
P9r toéla la línea de las plazas fuertes') provocó
la derrota de uno de nuestros 'pequeños campa-
mentos ') y de repente se dirigió sobre Lille para
probar un sítio que los mas grandes generales no
habian podido egecutar con ejércitos poderosos y
un material considel~able. Solo la posibilidarl del
suceso justifica en las guerra la empresas crueles,
y el duque no pudo mas que acercarse á un pun-
to de la plaza y establecer en él baterias ¡de obu-
ses que la bombardearon durante seis dias conse-
cutivos é incendiaron lIlas de doscientas casas. Dí-
cese que la archiduquesa Cristina quiso asistir en




CONVENCION NACIONAL (1792). 309
persona á aquel horrible espectáculo * , y si esto
es cierto solo pudo ser testigo del heroismo de los
sitiados y de la inutilidad de las barbaries aus-
triacas. No consintieron jamas en rendirse los de
Lille sino que resistieron con noble obstinacion,
hasta que el dia 8 de octubre, mientras que los
Prusianos :abandonaban la Argona , se vió preci-
sado el duque Alberto á retirarse tambien de Li-
lle. Los generales 1,::thourdonnaie 1 qúe llegaba de
Soissons, y Beurnonville que volvia" de la Cham-
pagne , le forzaron á alejarse de nuestras fronte-
l'as, y aquella resistencia de los de Lille, puhli-o:
cada por toda Francia, no hizo mas que aumen-
tar el entusiasmo general.


Casi en la misma época intentaba Custine em-
presas atrevidas en el Palatinado, pero que pro-
metian un resultado mas brillante que sólido.
Agregado al ejército de Bil'on, que acampaba ~á las
orillas del Rhin , estaba situado con 17 mil hom-
bres á poca distancia de Espira, y el grande ~gér­
cito de invasion tenia mal protegidas sus espal-
das cuando se adelantaba hácia el interior de
Francia, no quedando cubiertas Espira" W orms y
Maguncia sino por débiles destacalnentos. Paró la


.. Díjose en esto ulla gl'andisima necedad y una infame
calumnia porque se sabe que en aqnel tiempo no salió de
Bruselas aquella princesa. (N. de! 1'.)




~.'


3fO
aten~ioll' en ello Custin~ y mal"chú soLre EspÍra
entrando' en ella sin l'csistencia. el dia 30 de' se-
tiembre~ Animado con este suceso penetró el 5 de
octubre en Wonns- sin ninguna dificultad y ohli-
gó á rendir las a['ll1aS á una gual'nicion cOlnpuesta;
de dos nla setecientos hombres. Ocupó despues á
Franckenthal é inmediatamente pensó en la im-
portante plaza-de Maguncia, (Iue era el punto Inas
importante de-retil'ada para los Prusianos, (luienes
habian cometido la rnlp rtulen era. de no- dejar en
ella Rlas que una muy nlcdiana guarniciono Era
imposible que Custine CQI1 solos 17 nri! hombres
y sin artillería, pudiese intental' un sitio; pero
quiso probal' UD golpe de mano " fundándose en
el influjo oe las ideas fl'an(~esas flue agitaban á to-
da la Alenlania y parLicularmente las ciudades en
({U e habia universidad CUIno en Maguncia, donde
~ustin€ se proporcionó algunas inteligencias. Acer-
(?óse á sus muros, y se retiró inmedialamente
~on la t¡tlsa noticia deqne se acercaba un cuerpo
austriace, y volvió ú presentarse de nuevo ha-
t:iendo grandes nu.)vilnientos, que dahan al ene-
n1igo una idea equivocada de las fuel'zas de su ejér-
cito. Esto, bastó para que- deliberasen dentro de la
plaza, y habiéndose apoyado fuerternentc el pro-


. yecto de ca pitulacion por los partidarios de los
Franc,:cscs , abrieron las puertas á Cnstinc el dia 21
de oetulH'c. Rilldió las annas la g'llanllt'lOH J me-




r.O~\·E~CIO~N.\ClONAL (1792). 31 t
nos oc\\oe\entos A.u5tl:1L\COS qne Plldiel'on escapar-
se hacia el gTande ejército, y ya se deja discurrir
la sensacion que haria la noticia de' unos sucesos
tan hrillantcs. Vel·dad es que habian costado muy
poco, y no eran tan luel'itol'ios , si se cOlnparaban
{:on la constancia de los de Lille y con la magná-
nima sel'elÚ(latl desplegada en Sainte-}Ienehould ;
pel'o deslumbraba y con razon haber pasado en
tan corto tipmpo desde la simple resistencia á la
conquista. Hasta allí todo iba perfectamente del
lado de Cusline , sohre todo si éste, apreciando su
situacion, huhiera sahido terminar la campaña
pOl' un 1110vimicnto que era posible y decisivo.


En aquel instante se hallaban por una feliz ca-
sualidad los tres ejél'citos de DUlnouriez, Keller-
lllann y Cnstilw , situados de lnanera, que podían
destl'llir á 1m; Pl'usianos y conquistar en una sola
n1al'cha toda la línea del Rhin hasta el mar. Si
])L1Inoul'iez, menos preocupado con otra idea, hu-
hiera conservallo á Rellermann bajo sus órdenes
y pel'seguido Ú los Prusianos con sus 80 mil h01n-
bl'es, si al n11S1110 tielupo Custine bajando el Rhin
desde Maguncia á Coblentz les hubiese atacado
por la c3pa 1 <.1 a , eran ani<Iuilados infaliblemente.
Siguiendo 111q~o el curso del Rhin hasta Holanda,
quedaha cortado Pi duque Alberto y en precision.
de entregar las armas ó abrirse paso quedando
sometidos todos los Paises Bajos. Tambien caían




312 - IlEYOLUCI01Ii FRA.NCESA.
necesariamente Tréveris y Luxemhurgo, que se ha-
llaban cOJnprendidos en la línea que acabamos de
descrihir , de modo que todo hubiera sido Francia
hasta el Rhin, y quedaba concluida la calnpafm -en
un mes. A Dumouriez le sobraba talentO', pera sus-
ideas habian tomado otra direccÍon y estaba im-
paciente por vol ver á Bélgica y marchat' directa-
mente al socorro de Lílle atacando de fi'ente al
duque Alberto. Dejó pues solo á Kellermann pa-
l'a perseguir á los Pi'Usianos , y este hubiera podi-
do todavia marchar sobre Coblentz, pasando entre
Luxemburgo y Tréveris.: mientras que Custine ba-
jaha de Maguncia, pero Kellermann era poco em-
prendedor y comO' no tenía mucha confianza en
-sus tropas- que parecian algo cansadas, se acanto-
nó en los alrededoo'es de Metz. Por su parte Cus-
tine, queriendo hacerse independiente y emprender
escursiones brillantes, no tenía ninguna gana de
reunirse con Kellermann ni de encerrarse en los.
límites del Rhin, y asi no pensó nunca en venir
á Coblentz, quedando de este modo abandonadO'
un plan tan bien comprendido y desenvuelto
por el mejor de nuestros historiadores militares,
~Ionsieur Jomini.


Aunque tenia mucho talento Custine, era alti-
vo, violento é inconsecuente, propendiendo so-
bre todo á la independencia de Biron y de cual-
quiera otro general, por lo cual se empeñaha en




CONVENCI~~ N'AClONAl. (1792). 31' 3·
llacer 'conquistas al rededor de él. Si tomaba á
Manheim, se esponia á v ¡olar la neutralidad del
elector palatino, cosa que le estaba prohihida por
el~consejo egecutivo, y asi determinó abandonar
el Rhin y adehtntarse en Alemania. ParecÍóle una
presa digna de envidia la toma de Francfort del
l\lein , á pesar de ser esta una ciudad .libre, comer-
ciante, sielnpre neutral en las diferentes guerras y
bien dispuesta en favor de los Franceses, por lo
que no rnel'ecia de ningun modo aquella fatal pre-
ferencia. Fuera de eso aunque no presentaba di--
ficultad para ocuparla, pues no esta.ba defendida,
era muy difícil mantenerse en ella y por consi-
guiente -inútil su ocupacion. Solo podia tener un
.ohjeto aquella correría que era el de sacar contri-
buciones, y por cierto que era muy injusto impo-
nérselas á un pueblo constantemente neutral que'
no tenia mas que deseos, y deseos> henévolos á la
Francia, cuyos principios aprobaba y les apete-
cia un éxito feliz. Sin embargo Custine cometió
la falta de entrar alli el 27 de octubre é impuso
contribuciones disgustando á los habitantes, á
quienes convirtió en enemigos de Francia; espo-
niéndose ademas con haherse adelantado hácia el
lUein, á que los Prusianos le cortasen la retirada
del Rhin por poco que hubiesen remontado has-
ta Bingen, ó el mismo elector palatino, si rom-
l)iendo la neutralidad hubiera salido de Manheinl ..




314 REVOI.UCIO~ FIUNCESli.
La noticia de estas COl'l'crÍas por territOl'Ío ene--


migo continuó cansando Slllna alegría en Francia,
que esta ha admirada de verse conqui~tadora po-
cos días despues de haber estado temblando de ser
ella misma conquistada. Asustados los Prusianos,
echaron un puente volante sobre el nhin para su-
hit, por su orilla derecha y echar á los Franceses,
pero afortunadamente gastaron doce dias en pasar
el rio, pues de lo contrario huhiera podido pasarlo
l11Uy lnal Custine. Habia quedado reducido el
eg'él'cito con el desaliento y las enfermedades á
solos cincuenta nlil hOlnbres despnes de la sepa-
racion de los Austriacos. Estos en níllnero de 18
mil, al nlando de Clerfayt, habian segllillo el mo-
vimiento general de nuestras tropas hácia Flan-
des y lnarchahan al socorro del duque Alberto.
El cuel'po de los elnigl'ados se hahia licenciado,
fluedando aquella brillante milicia unida una par-
te a~ cuerpo de Condé y otra precisada á tomal'
servicio estrang'ero.


Mientras (Iue C3to pas:lba en la frontera del nor-
te y del Hhin estúbamos adclltil'icndo otras ven-
tajas cn la de los Alpes, doudc lUontesquiou co-
locado ai ti'ente del ('g'ército del lnediodia inva-
dia la Savoya , y hacia ocupar el condado de Niza
pOI' uno de sus tenientes. Este gcnet'al que ya ha-
hia nlallifestado en la constituyente las luces pro-
pias de un h01nJJl'C de estado y no luyo ticm-




CO~\'ENCION NACIOXAI;. (t792). 31;;
pu para ha<.:cr igual llluestl'a de las que se le su-
ponian pal'a lo militar, habia sido citado á h,
harra de la legislativa á dar cuema de su con-
ducta, pOTqne le habian acusado de escesiva len-
titud; pero pudo convencer á sus acusadores de
que esta habia dependido de-la· falta de medios y
no de su celo y asi le habiaH permitido volver ir
los Al pes. Mas la venlad es~ que pertenecia á la
J)l'llnera generacron revolucianaria, que era in-
cOJnpatible con la nueva, y a.si le ha hían manda~
do segunda vez venir á la barra con intencion de
destituirle, cuando se supo su entrad3 en Saboya1
(Iue suspendió la pl'ovidencia, dejándole conti-
uuar su conquista ..


Segun el plan que habia concebido DUlnouriez
cuando era ministro de negocios estrangeros y di ..
Figia á nn tiell1po la diplonlácia: y la guerra, de-
hia la Franela llcvar sus armas hasta sus fronte-
ras naturales., que eran el Rhin y la alta cadena
de los Alpes. Para eso era necesario conquistar la
Bélgica, la Savoya y Niza , obteniendo la ventaja
de que al miSITlO tiempo que entraha en los prin-
dpios naturales de su política, no tenia precision
de despojar mas que á los dos únicos eneuJ:Ígos
({ue la hacian la guerra, que eran las casas de
Austl'ja y de Turin. De este plan trastornado ya
dcsde abril en la Bélgica, dif(~rido hasta ahora en
la Savo}a, es de quien (Illeria {'gecutar su parle




316 B.EVOLUCION FRANCESA.
1\lontesquiou; y así destinó una division al gene-
ral Anselme 2 , para pasal~ el Val' y dirigirse á Ni-
za cuando él le diese la señal de hacerlo; mar-
chando el mismo con la mayor parte de su : ejér-
cito desde Grenoble á Chambery , amenazando las
tropas Sardas por Saint-Genies y adelantándose
desde el fuerte Barrans sobre Montmelian, con-
siguió dividirlas y hacerlas retroceder á ]0& valles.
Mientras que sus tenientes las perseguian , él mar-
chó sobre Chambery el 28 de setiembre, é hizo
su enti~ada triunfal con gran satisfaccion de sus ha-
bitantes que amaban la libertad como verdaderos
hijos de las montañas, y á la Francia como quien
habla la misma lengua, tiene las mismas costum-
bres, y pertenece al mismo valle. Inmediatamen-
te formó una asamblea de Savoyardos para que
deliberasen sobre una cuestion que no podia ser
dudosa, y era su reunion con la FrancÍa.


En el mismo instante, reforzado Anselme con
seis mil Marselleses que habia pedido como auxi-
liares, se habia acercado al Val', que es un t~rren­
te desigual, como todos los que bajan de las al-
tas montañas, unas veces caudaloso y otras en se-
co, sin que fuese posible establecer en él un puen-
te fijo. Pasó Anselme el Val' con mucha osadia , y
ocupó á Niza , que acaLaba de abandonar el con-
de de Saint-André, y donde le habían instado los
magistrados para que entrase ú fin de <.:ontener los




f,O~YENCION NACIONAL. (1792). 317
deslwdenes del populacho que estaba entregándo-
se al saqueo. Las tropas Sardas se retiraron hácia
los altos valles donde las persiguió Anselme, pero
se detuvo delante de una posicion temible llama-
da de Saorgio de donde no pudo nunca echar á
los Piamonteses. Du rante aquel tiempo la escua-
dra del almirante Truguet3 ,combinando sus nl0-
vimientos con los del general Anselme, habia con-
seguido la rendicion de Villafranca y se habia di-
rigido delante del principado de Oneille, donde
tomaban ordinariamente asilo muchos corsarios,
por cuya razon no era inútil apoderarse de aquel
puerto. Pero mientras que una lancha francesa
se adelantaba para parlamentar, les hicieron una
descarga general que les mató muchos hombres
con violacion del derecho de gentes. Entonces el
almirante acostando sus navíos delante del puerto
les hizo un fuego tel'rible, desembarcó algunas tro-
pas que saquearon la ciudad é hicieron una gran
carniceria en los frailes, que eran los instigadores
de aquella falta de fe. Tal es el rigor de las leyes
militares y la desgraciada ciudad de Oneille la su-
frió sin ninguna misericordia. Despues de aquella
espedicion volvió la escuadra francesa delante de
Niza, donde se hallaba peligrosamente compro-
metido Anselme por estar separado del resto de
su egército á causa de las crecidas del Var. Sin enl-
bargo iba entreteniendo el tiempo, defendiéndose




318 1tEYOI.uelO~ FR,\NCES'\.
hien tlel})uesto de Saorgio y contclnplando á 10i
habitantes mas de lo que lo habia hecho anterior-
loente.


En estas y otl'US l\'Iontesquiou él vanzaba desde
Challlhery á Ginebra ,é iba á encontrarse en pre-
sencia de la Suiza, muy diversanlente dispuesta
respecto de los Franceses, y que pretendia ver en
la iuvasion de la Savoya un peligTo pm'a sn neu-
tralidad. Sin embal'go estahan muy divididos los
pareceres de los cantones en eete punto, porque
todas las rep{tblicas aristocráticas condenahan
nuestra revolucion y en particular Bel'na y su ahO-..
gado Stinger la detestaban profündaluente, en la
l11islua razon que la aprohaba el pais de Vaud que
estaha tan oprimido. Escitada ya la aristocrácia
Helvética por aquel abogado y pOI' el embajador
ingles solicitaba la guerra contra nosotros, ha-
ciendo valer la matanza de los gual'dias Suizos el
diez de agosto, el desarme de uno de sus regi-
mientos en Aix y en fin la ocupacion de las gar-
gantas del Porentruy, que dependian del obispado
de Basilea, y que Biron habia luundado ocupar
para cerrar el Jurá. Con todo eso prevaleció el
partido moderado y se resol yió guardar una neu-
tralidad armada; Olas como el canton de Berna
era el mas irritado y desconfiaba mas, envió un
cuerpo de egército á Nion, y bajo pl'etesto de una
súplica de los magistrados de Ginebra ,,Puso guar-




r.o~'·:K~elO71 NA.CIO~U" (t 792). 3 f!)
1HC:1011 ~n aquella ciudad. Segnn los antiguos tra-
tados, no debia Ginebra, en caso de guerra en-
tre Francia y Savoya, atlnlitir guarnicion de una
ni otra potencia. N uesh'{) enviado se retiró inme-
diatamente y el consejo egecutivo instado por Cla-
viere, que habia sido en otro tiempo desterrado
de Ginehra y deseaba introducir alli la revolucion,
manlló Ú lUolltesqniou que hiciese eg'ecutar los
tratados.· Se le ol'dcnó al n1Ísmo tiempo que pu-
siera guarnicion en la plaza, es decir, que ilnitase
la falta que se echaba en cara á los de Berna. Bien
conocia ~'Iontesquiou <¡ue por entonces no tenia
1nedios para tOlllill' á Ginebra y que adeUlas 1'001-
piendo la neutralidad y poniéndose en guerra con
la Suiza, era lo nlismo que abrir el Este de la Fran-
cia y descubrir cl flanco derecho de nuestra de-
fensiva, por lo cual l'csolvió intilnidar por un
lado á Ginehra, 1nicntl'as que por otro procu-
raba hacer entrar en razon al consejo egecu-
tivo. Pidió pues cspresamente la salida de las
tropas de Berna, y procuró persuadir al mi-
nisterio frances que no se podia exigir 111as.
Era su proyecto en un caso estremo bombardear
á Ginebra y dirigirse con una marcha atrevida al
canton de Va ud para revolucionarle; pero consin-
tió Ginebra en la salida de las tropas con condi-
cion que se retiraria Montesquiou diez leguas de
allí, lo que egecutó iIlIl1ediatamente. Mas aquella




320 IlEVOLUCI0N IllANCESA.
(~oncesion desagradó en Paris, y Moutesquiou, si-
tuado en Carouge, donde le rodeahan los dester-
rados Ginebrinos que querian volver á entrar en
su patria, se encontraba entre el riesgo de mal-
<{uistar á la Fl'ancia con la Suiza, y el temor de
desobedecer al consejo egecutivo que desconocia
las reflexiones mas prudentes así militares como
políticas: lo cierto es que estábamos á fines de
octubre y todavia no parecia próxima á terminar-
se aquella negociacion que se prolongaba lIlas por
la distancia de las comunicaciones.


Este era el estado de nuestros ejércitos en el
mes de octubre 1792 ,desde DunkerfJue hasta Ba-
silea, y desde esta hasta Niza. Se habia libertado
la frontera de la Champagne de una gran inva-
sion , y las tropas se dirigian desde aquella pro-
vincia hácia Flandes para socorrer á Lille é inva-
·(.lir la Bélgica. Kellermann tomaba sus cuarteles
de invierno en la Lorena, y Custine , emancipado
tle Biron , dueño de Maguncia y corriendo impru-
,{l-entemente por el Palatinado y ha'Sta el Mein, re-
gocijaba á la Francia con sus conquistas, atemo-
rizaba la Alemania, y se esponia imprudentenlen-
te á ser cortado por los Prusianos que aunque con
tropas enfermas y batidas ,pero numerosas, su-
hían la orilla derecha del Rhin y eran muy capa-
ces de envolver al pequeño ejército fl'ances. Biroll
(~ontinuaba acampado en,el Rhin, y Montesquiou,




CONVBNCIONNACIONAL (t79!). 321
'tlueño de la Savoya por la retirada de los Piamon-
teses del otro lado de los Alpes y libre de 'nueV'Os·
ataques por las nieves, iba á decidir la cuestion
de la neutraÍidad Suiza ó á fuerza de armas ó por
negociaciones. Ultimamente Anselme, dueño de
Niza y sostenido por una escuadra, podia resistir
en su posicion á pesar de las crecidas del Val' y á
pesar tambien de los Piamonteses , que estaban
.agrupados por cima de él en el fuerte de Saorgio.


Mientras que la guerra iba á tl'asladarse desde
la Champagne á la Bélgica, hahia solicitado Du-
lnouriez. el permiso de ir á Paris por dos ó tres
dias, á fin de concertarse con los nlÍnistros sobre
la invasion de los Paises Bajos y el plan general
de todas las operaciones militares. Sus enemigos
hicieron correr la voz de que venia á solicitar
aplausos, y ahan donaba el cuidado del mando
por una fl'ívola satisfaccion de su vanidad. Estas
lnurmuraciones eran exageradas, porque en nada
perjudicaba aquella ausencia al mando de Du-
mouriez , como que la simple marcha de las tro-·
pas podia muy hien verificarse sin él. Antes por
el contrario podia ser muy útil su presencia en
el consejo para la determinacion de un plan ge-
neral, y era tambien muy perdonable alguna im-
paciencia de gloria, que es tan general en los hom-
lwes, y tan digna de eSCU'ia cuando no perjudica
á sus 01)1 igaciones.


UI.




I\lttoU:CIOS FRANCESA.


. Llegó el día 1 t de octubre á Paria, y no dtljah:\
de ser cIl1barazosa su si tuacioll porque no podia
estar bien ·con ninguno {le los dos partidos; como
'pIe le repugnaha la violencia de losj~~coLino~" y
habia roto con los g'irondinos cuando les espulsó
del luini:;terio algunos meses antes. Apesar de eso
fue muy bien recibido no solo en la Champagne
sino lIlas aun en l l al'is, particularmente por los
lninistros y por el ntislllo Ho)and, que siempre
dejaha á un lado sus resentimientos personales
cuando se trataha de la causa pública. Al dia si-
guiente se presentó en la' conyencÍon , y apenas le
anunciaron cuando dieron principio los aplau-
sos por todas partes IIlezclados con adamaciones~
Pronunei6 un discurso sencillo y enérgico, en
que tl'azó hrevemente toda la canlpaña de Argo-
na y en que colmó de elogios á las tropas dc Ke-
llennann y á las suyas. Luego presentó su estado
mayor una bandera cogida á los emigrados, y la
ofreció á la asamblea, como un l11onumento de la
v.anidad de sus proyectos, despues de lo cual to-
dos los diputados principiaron {t' rodearle y se le-
vantó la sesion para dar libre curso á las felicita-
ciones. Los que Dlas se distinguieron en testi-
münios de aprecio fiteron los numerosos diputa-
dos dt la llanura, ó corno cnton<.:cs les llamaban
los únpardale:; , que no l~uiendo (l'lC ecl1i1rle en Ccl-
ra ni l'onlpillliel1t,)~, ni frialdad l'eyoluciollíll'ia ,




f:()~VE:'f.IO:,{ ~.\'Clo,.u_(1792}. 3:23
se ""espl'csaban 'con Inayor sinceridad. No se 'qtleda-
I!()ll atras 16s girondiuos, pel'~ no lue cOlnpleta su.
reconciliacion fuese por culpa denUm()ln'.ie~, fi
por la suya., y bien se dejal.a percibll' en ellos un
resto de fl'ialdad. Los Montañeses, <plt". alB~lna vez
le echal'on en cara su adheSoÍon á Luis XVI v veian
f4ue sus modales, n.¡é."¡to y e)cva-eion Ir' aCCl'-
cabaná '~S g'¡ 1'6ndi nos ,llevaron nI uyánla.l lo"S tcs-
linlonios de apl'eeio de pal'l~ de e:jt,os ~. aun. supu-
sieron qne eran Inas signit¡cati Y(;)S df' In que j(l
-c·ran l'calmentr ..


Despues de -la f'onvencion (!uedtthan pOl' wsitar
los jacohino:;, cuya potencia era entonces tan for-
luidahle., que no podía el general yiehH'ios(') .lis-
penSUt'sc de rendirla homenage. AIl.j .CJ'a dondc la
opinion pl'ctlom.inantc fC:H'lnah:a. tod'Os sus pl'o~'ec­
tos y didaha t-od;.lS sus s~ntcllcias. ·Si se ln\tab;t
({e una ley imp<utante, de alguna cucsÜon de al-
ta política., ó .de una gran 111edida revolucionaria
siempre se daban prisa los jacohinos á abril' la dis-
cusion y lna.nifestar su (lictánlt~n, despu.~s de lo
enal, se esparcían P(}l' el ayuntamiento, por las
secciones, y escrihían á totlos Jos clllhsafiliados,
de suerte que la opinion que eUosllabian emiti-
do, ó el yot(l que hahían f(H'lUulado, vfilvia en
f.ornla de peticioll de todos Jos l,untos de Francia
y se cxig'ia con las arnlas en la lnano en todos
\.O~ ha\'\'}\-):;:, l\~ ll~w'~. Cn'.\l\l\o el) \ü~ con:;,eios n~u-




324' . IlEVOI.UCION FRANCESA.
nicipales, eú las secciones y en todas las asam....;!
hleas revestidas de cualquiera autoridad, se du.-;
lIaba sobre alguna cuestion por un resto de res-.
peto á la legalidad, los jacobinos, que se creian'
tan libres como el pensamiento, la cortaban ati'e-
vidamente y proponian largo tiempo antes cual-~
quiera insurrecciono Un mes entero habian estado
deliherando sobre la del 10 de agosto, y adema s
de aquella iniciativa en todas las cuestiones, se
abrogaban tambien una inquisicion inexorable:
sobre tddos los pormenores del gobierno. Si al-
gun ininistro, algun gefe de mesa de las secreta-
rias, ó algun asentista eran acusados, inmediata-
mente iban comisionados de los jacobinos, que
mandaban abrir las oficinas y pedian cuentas rigu-
rosas, que se les daban sin mal gesto, sin desden y
sin impaciencia. Todo ciudadano que creia tener
que quejarse de cualquier acto, no tenia mas que-
presentarse en la sociedad, y encontraba inme-
diatamente defensores oficiosos que obligaban á.
hacerle justicia. Un dia eran unos soldados que
se quejaban de sus oficiales, ó unos obreros de
sus fabricantes; otro se veia una actriz que daba
quejas contra el director de su teatro, y aun hubo
caso en que un jacobino vino á pedir reparacion
del adulterio cometido por uno de sus cólegas con
su muger.


Todo el mundo se apresuraba á matricularse en




CONVENCION NACIONAL. (1792). 325
los registros de la sociedad, para dar prueba de
celo patriótico, y casi todos'los diputados nueva-
mente llegados áParis habian ido á presentarse en
ella contándose en una sola semana 113 , de suel~­
te que aun aquellos mismos que no tenian inten-
cion de seguir las sesiones, no por eso dejaban de
solicitar su admision. Las sociedades afiliadas es-
cribian desde las provincias para informarse de si
los diputados de sus departamentos se habian he-
cho recibir y eran asistentes. Los ricos de la ca-
pital.procuraban hacerse perdonar su opulencia
yendo á los jacobinos á encasquetarse el gorro co-
lorado, y los carruages se amontonaban á la puer-
ta de aquella morada de la igualdad. Mientras que
la sala estaba llena de gran núnlero de sus miem-
hros y las tribunas atestadas :de populacho, una
multitud inmensa Inezclada con los carruages es-
peraba á la puel'ta y pedía á gritos que la deja-
sen entrar. Algunas veces se irritaba aquella mul-
titud cuando la lluvia que es tan frecuente en Pa-
ris aumentaba el fastidio del aguardar, y enton-
ces no faltaba algun miembro que pidiera la ad-
mision del buen pueblo que estaba sufriendo á la
puerta. Marat era el que con mas frecuencia so-
licitaba esta clase de admisiones, y apenas se con-
cedían y algunas veces antes, se inundaba la sala
con una inmensa luultitud de hOlubres y lnuge-
res que se incorporaban con los individuos de la




~oded-([d. La9 reUIDoncs el'alT al anochet:el', y to~'
tIa la cólera escitatla y contenida en la convencÍon
Tenia á desahogarse allí, ele suerte que la ohscu~
ridad de la noche, la Inulti tuc,f de los concurren-
tes y todo cOlltl'ihnÍa á ('alentar las cabezas, alar-
gándose' la scsion cn tél'nl-lnOS que degeneraha en
l:lUTIUltO' espantoso, cabl'undo; ánirno alH los agi,-
tadorcs para pl'O'rnovr~r al dia siguiente las mag
osadas tentativas ... Sin e1JJhal'g'o', por nlas a{[elall-
fiada (IlIe ya. estuviese' aqt-lclla. sociedad. en la de-
}-úagogi~l ,11ft era todavi~l entonces !<!)- que llegó
ú ser mas eulelallfC'. Aun se tMerahan á la puer-
t:r los {'Odlf'S de aquellos qne venían ú ahjurar la
desigual{hlll lh~ condiciones, y enanlrO algunos
rnienlhro'S hal,ran intentado hahlar con d somlJl'e"
l'O puesto le obligahan ú descubril'sf'..- Aca baba
l>l'issnt de ser esdul'llo lltda sociedad por' »na de'''''
~ision solcJune, pero PC'lion continualm presi-
diendo en ella en lllCtlio' de h~s aplau.sos , aunque
los oradores f¿l,V()1'itos (~rall Chahot, f.ollot-d'Her-
hOls y I<'aln'e d'Eglantiw'. El lnismoMarat pal'ecii.f
eom,o cstl',ulg"el.·o allí, y decja de ét Chabot, en
lenglw~'e IH'opi{)' de aquel sitio, (iue Marat era un
puerco e.¡¡pill cí quitm nu se podia' coger por nit~[Jlmaparte~
t~ué l'cci'bido DUlTIOlll'iez por Danton que esta-


ba presidiendo la sesion y resonaron numCl'OSO~
aplausos, en ténninos qnc al vede parecían, ha-
hcde pcrdonado su amistad con los ~il'ontlilH}'S ...




C.O~'·E'NCION NACIONAL (t792). 321
Pl'onundó algunas palabras apropiadas á la sittta-
cion ; y prom'ctió antes del fin áel mes marchar al
¿'rente de sesenta mil hombres para atacar á los reyes y
salvar á los pueblos d8 la tíranta.


Le contestó Danton en un sentida análogo, y
le dijo que al reunir á lO's Franceses en el campo
de Sainte .... l\lcnehO'uld babia m"crecido bien de la
patl'ia , pero que ya se le' abl'ia una nueva carre-
ra, y era preciso que ecbase abajo las coronas en
presenda del gorro cO'lO'rado con que le habia
hO'nrado la sociedad , en cuyo caso figlll~aria su
nO'mbre entre los mas ilustres de Francia. Lue-
go le arengó CO'Uot d'HerbO'is y le hizO' un discur-
SO' que piuta el lenguage de la épO'ca y las dispo-
sidO'nes que habia cO'n respecto al general.


(t No es un rey el que te ha nO'mbradO', O'h Du-
« mouriez , sinO' tus cO'nciudadanos. Acuél~date de
( que un genel~al de la repúblicél nO' debe serviL~
{( nunca Illas que ú ella. Ya has oidO' hablar de
« TeJnistocles cuando acahaba de salvar la Grecia
« en Salamina ; perO' calunlniado por sus enemi-
« gO's , se vió O'hligado á buscar un asilO' cntt~e IO's
« tiranO's, y habiéndole propuesto que ;irviese COll-
( tt'a su patria, no tlió mas respuesta que sacar S1I
« espad:.\ y atravesarse el corazon. DumO'uriez, á
ce tí no te faltan enenligos, tu serás calumniadO',
~ acuét'date de Temistocles. PueblO's esdavo~ te
«esperan para (iue los socorras y tu nO' tanlarás.,




328 REVOLUCION FIU,NCESA.
f( en libertarlos! ¡ Que mision tan gloriosa ,! •• p'ero
,« es preciso que reprimas algunos escesos de ge-
« nerosidad > con tus enemigos. Tu has deBpedidn
« al rey de Prusía un poco á la lrancesa •... Pero es-
«peramos que el Austria pagará por los dos.


e( Irás á Bruselas, Dumouriez, y no tengo nada
« que decirte .... Pero si encuentras 'allí una mu-
(l ger execrable, que bajo los muros de Lille vino
«á saciar su ferocidad con el espectáculo de las
« balas rojas ... l\las esta muger nO' te esperará ...•


({ En Bruselas va á renacer la libertad con sola
c: tu presencia .... Ciudadanos, muchachas, mu-
e: geres y niños se agolparán á tu rededor; ¡ de
« cuanta felicidad vas á gozar, Dumouriez ! .... Mi
({ muger es de Bruselas, ella te abrazará tambien. »


Salió luego Danton con Dumouriez, á quien nO'
dejaba á sol ni sombra, haciendo él en cierto mo-
do los honores de la repúhlica; y como ¡Danton
habia mostrado en Paris un continente igualmen-
te firme que Dumouriez en SaÍnte-Menehould,
les miraban al uno ,'y al otro como á dos salvado-
res de la revolucion ,y les aplaudian juntos en
todos los téatros donde concurrian. Parece que un
cierto instinto aproximaba aquellos dos hombres
á pesar de la diferencia de sus procederes, siendo
los dos lO's mas cO'rrO'mpidO's así del antiguo cO'mo
del nuevO' régimen, que se asemejaban en genio
y aficion á los placeres, pero con una corrupcion




CONVENCI9N NACIONAL. (1792). 329
diferente. Danton tenia la que es propia del pue-
blo , y Dumouriez la que se acostumbra en las
cortes; si bien este último, mas dichoso que su
cólega, habia servido generosamente y con las ar-
,mas en la mano, mientras que el otro habia te-
nido la desgracia de manchar su gran carácter con
las atrocidades de setiembre.


Ya no existían aquellos brillantes salones en
que los hombres célebres gozaban en otro tiempo
de la gloria y donde se habia estado durante el
último siglo escuchando y aplaudiendo á Voltaire,
Diderot á d*Alambert y á Rousseau. No quedaba
mas que la tertulia reducida y escogida de Madama
.RolandlJ donde se reunian todos los girondinos, co-
mo el lindo Barbaroux, el despavilado Louvet, el
grave Buzot, el brillante Guadet, el elocuente
Vergniaud , entre los cuales reinaba todavia un
lenguage correcto, conversaciones interesantes y
costumbres finas y :urbanas. Allí se reunian los
ministros dos veces por semana y se tenia una co-
mida compuesta de un solo servicio. A esto esta-
ba reducida la nueva sociedad republicana , que
·reunia á las gracias de la antigua Francia la serie-
dad de la nueva ,y que iba bien pronto á desapa-
-recer en presencia de la gToseria demagógica. Du-
mouriez asistió á uno de aquellos festines tan sen-
cilIos, y aunque al principio estuvo un poco cor-
tado al ver aquellos antiguos amigos, á quienes él




330 llf;VOLU({(O~ FRASCgSA.
habia echadO' del luinisteriü, y en presencIa· de
aquella Inugel', que á él le parecía dem:)siado se-
vera', mientras que ella le tenia pür sühradü li-
cenciüsü, SüstUYÜ su papel co·u su acostumhra-
dO' talentO' ,y quedó singlllarlnel1te' pl'endadü de
la sincera cürdialidad de Roland. Despues· de es-
ta tertulia de 10'5 gil'ündinos, la única que hahia
sübrevividü á la dispersíon de la antigua aristü-
craciéi era la de las artistas; porque c~i tüdO's ellO's
hahían abrazadO' cO'n ardO'r UIla revoluciüll que
les vengaba de los desdenes- nohiliariO's y Sü-
lO' prümetía recümpensas para el ingeniO'. Tam-
hien estO's convidal'ün tÍ Dumüllricz ,y le dieron
una [uncían, dünde estaban reunidas tüdas las ha-
bilidades <Ioe encerraha la capital; perO' en medio
de la fiesta ocurrió una escena n1uy estrailil que
vinO' á interrumpirla y causó tantO' disgustO' Co'-
lnO' sOI'presa.


Mantt que siempre estaba prO'nto á anticipar las
desconfianzas reyolut:ional'ias, nO' estaha satisfechO'
del general ,y cO'mO' era un denunciadO'r encal'ni-
zadü de tO'dos lüs hO'lnbres <IlW g'üzahan populari-
dad, él el'a quien habia pl'ovoeadO' con sus asque-
rosas invectivas la~ dcsgTéleias en qne incurrierün
los cO'rifeos populares. JliL'aheall , nailly , Lafit-
yettc , Petiün y 105 GirOllllinos hahian sidO' cu-
biertüs por él de ultL'ages, cuan(lo tüdavia g'oza-
han de todo el Hnol' del puehlo ; prl'o sohl'c todo




f:O~·,'E"S'CIO~ X.\C{O~,\L (t792). 33' f
des((c el fO de agostO'· se habia entregadO" á tod.as
los desórdenes de su imagíllacion , y aunque' eno-
joso' á todO'S 10's hombres rrrzünahles y hünrados '1
y estt'año poI' lO' lllenO'S á los mas fUl'ibundüs re ..
Yüluciünarios , se hallaba estimuladO" por 'un prin-
cipio de triunfO'. PO'r tantO' nO' dejaba de miral'-
~e a SI' mismo como una especie de magistrada
esencial en el nuevO' ól'den de cO'sos. Pasaba UWl1
parte de su vida en averiguar chisnres y espal'-
cidos en SIl perÍ'ódico '1 y recarrer las o-ficinas pat'a,
enderezar los entuertO's fIne los adlninistradorcs-
cansahan al puehlo. Corno él nO' ocultaba narla de
su vida al pilblico, deeia un cIia en unO' de los
números de su diaria ~ La república francesa, del
miél'cüles 9 de enerO' 1793-, quc ya no pO'dia mas
con sus ocnpacÍO'l1cSt, pues de las 2í hO'ras dd
{lia, sülo' dC::itinaba das para el sneiíO' y una pan"
la nlesa y los cuidadO's dOln(~slicos; (Iue adelnas
tte las hO'ras cO'l1sagl'(Hlas á sus dehel'es COlnü di-
putado, elnpleaha regulannente seis en recügel' y
hacer valer las (Iuejas de una n"lultitud de dc?gTa-
ciados y oprilnidO's;"que la& restantes las cünsagTa ...
ba á leer una lnultitud de cartas y responder á ellas,
en escribir sus obsel'vacl0nes sobre IO's acünteci-
mientos, en recibir denuncias, y asegural'sc de la
yel'acidad de lüs denunciadüres, y últimamente
en redactar su periódicO' y vig'ilnL' sobre la imprc-
sion de una grande obra. necia (p.te de tres ~flos




332 I\BVOLlJCION FRANCESA.
á esta parte no hahía tomado un cuarto de hora
de recreo, y es cosa de temblar al figurarse lo
que puede producir en una revolucion un hom-
bre de inteligencia tan desordenada y dotado de
tal actividad.
. Pretendia Marat que Dumouriez no era mas que
un aristócrata de malas costumbres de ·quien era
necesario desconfiar, y á mayor abundamiento su-
po que habia castigado con la mayor severidad
á dos batallones que habian degollado á unos de-
sertores emigrados. Inmediatamente se fue á los
jacobinos y denunció en la tribuna al general, so-
licitando dos comisionados que fuesen á hacer un
interrogatorio sobre su conducta. Al instante le
nombraron. \lor ad\un.to á Mon.taut 4 ~ \\~n.taho\l~ tí
con quienes se puso en marcha incontinente há-
cia los diferentes teatros, donde supo que Dumou-
riez estaba en una funcion que le daban los· artis-
tas en casa de la señorita CandeilIe que era una
muger célebre entonces. No tuvo el menor reparo
Marat en embocarse allí de sopeton á pesar de su
indecente trage , aumentando su ¡rritacion los
~oches, los destacamentos de la guardia nacional
que estaban á la puerta, la presencia del coman-
dante Santerre con una multitud de diputados
y por último los preparativos del festin. Entró
con osadia y preguntó por Dumouriez, ocultán-
dose muchos de los conCUfl'entes al oir el nom-


- .




CONVENCION NACIONAL (t792). 333
bre de aquel infame acusad.or, pero él co"n la Ina-
yor impavidez se fue derecho al general y 'le pidió
cuenta del trato que habia dado á aquellos dos"
batallones. El general se le quedó' mirándo y le'
dijo con cierta curiosidad despreciadora: ¿Ah es
V. ese á quien llaman Marat? - Consideróle de
pies á cabeia y -le volvió la espalda sin dirigirle
una palabra. Mas como los otros dos jacobinos
que venian con él tenian trazas de ser mas atentos
y mejor educados, les dió algunas esplicaciones y
les despidió satisfechos. Pero no lo quedaba Ma-
rat, y asi empezó á dar grandes gritos en la an-
tesala, diciendo mil pestes contra Santerre, que
segun él decia, estaba haciendo el oficio de
lacayo' con el general; tampoco se las ahorró con
los guardias nacionales que contribuian al brillo
de la funcion y se retiró amenazando con su có-
lera á todos los aristócratas que componian la reu-
nion. Inmediatamente echó á correr y copiar en
su diario aquella escena ridícula, que pintaba tan
bien la situacion de Dumouriez, los furores de
Marat y las costumbres de aquella época.


Cuatro dias habia' pas'ado, Dumouriez en Paris
y en todo aquel tiempo no habia podido enten-
derse con los girondinos, por mas que tenia entre
ellos un Íntimo amigo en la persona de Gensonné.
Se habia limitado á aconsejar á este último que 'se
reconciliase con Danlon, como que era el mas po-




llEVOUJC10~ Fl\ANC.ES.\.


deroso' de aquel tiempo., y podía lleg~l' á sel'
el mas útil á los hOlllhl'es de lJien, á pesar de sus
vicios. Tanlpoco habia quedado muy corriente con,
los jacobinos., á quienes no agradaba y les era
s6spechoso por causa de la alnistad que le supo-
nian COll los girondinos; y así le habia servido de
muy poco atluel "iage con respecto á los dos par-'
tidos., aunque le haLia sido Inuy útil con respec-
to á la parte lllilitar4


Hahia concebido, segun su antigua costunlbre,
un plan gcncl'al., {lue adoptú el consejo egecutivo.,
con arreglo al cual debia ~fontesquiou nlantener-
se en la fitlda de los Afiles consel'vaudo el límite
de a(plclla gran cordillera. eOlldllyelH.lo la con-
quista de Niza y esmerándose en que continuara
la neu tralidád Suiza. Era necesario reforzar á Bi-
ron., á fin de defender el Rhin desde BasiLca has ..
ta Landau, y destinar un cuerpo de 12 nliI hom-
hres á las ór{{el1cs del general lUeunier 6 para
que se dirigiese á espaltla de Cllstine á fin de
cubrir sus eouluuicaciones. Kellernlann tenia ór-
den de dejal' sus cuarteles y pasar rál)idalnente
eÍltre el Luxemburgo y Trévcl'is pal'a il' á Coblelltz,
y eg'ccutar asi lo <Ille se le hahia aconsejado yque
tanto él 'como Custine huhieran dehido hace.., dcs-
pues de mucho tiempo. UlLimamente tomando el
mismo la ofensiva con 80 JItil homhres, deoia re-
dondear el territorio franees con la proyectada ad-




'CO~'·.;XClOX S.\ClmUI .• (t 792). 335
quisicion ele la Bélgica. De este inodo conservan-
tlo la defensiva en todas las fl'Onteras que estaban
protes'idas por la nattualeza del tel'reno solo se
atacaba con osadía en la flue estaba abierta, que
e.'a la de los Paises Bajos, en la cual, COfilO decia
Dumouriez no era posible defenderse sino ganando ba-
talla~


Consig'uió pOl' la Illediacion de SantelTe , ({ue
se abandonase COlUO absurda la idea del caUl-
pamento junto á Paris ,y {lue cuantas reuniones
se habian hec110 asi de hombres eOOlO de artille-
l'ia, municiones y efectos de, campaOlento, se
enviasen á Flande3 pal'a sel'vil' en su ejército don-
de se carecia de todo. Que se agres"aseo zapatos,
capotes y seis inillones de francos en numerario
para pagar el pré á los soldados, lni~ntras en-
traban ó no en los Paises Bajos, pues una vez lle-
gado alli, esperaba bastarse á si 111islno. l\larchó
el t 6 de octubre, un poco desengañado de eso que
llaman agradecimiento' público, y menos aCOl'de
con los partidos que lo estaba antes, sin otra in-
demnÍzacion de su viage que algunos acuerdos
militares hechos con el consejo eg(>cuti,'o.


Durante todo este intérvalo hahia continuado
la convencion obrando contra el ayuntan1Íento ,
acelerando su renovacion J vigilando todos sus ac-
tos. Petion habia sido nombrado corregidor pt>r
una mayoria de 13,899 votos, lllientt'as que llo-




336 REVOLUCION f RANeESA.
bespierre no habia sacado Inas que !3, BiUaud-
Varennes 14, Panis 80 y Danton t L Mas no se-
piense en comparar la popularidad de Robespier-
re y de Petion por esta diferencia en el número de-
votos, porque dependia de la costumbre de ver en
el uno un corregidor y en el otro un diputado,
sin pensar en otra cosa respecto á ninguno de los
dos; pero siempre aquella inmensa mayoria prue-
ba la popularidad de que toda vi a gozaba el cori-·
feo principal del partido girondino. Es de adver-
tir que Bailly obtuvo dos votos que fueron un sin-
gular recuerdo de aquel virtuoso magistrado. de
1789. Reusó Petion el corregimiento, porque es-
taba cansado de las convulsiones del ayuntamien-
to, y preferia las funciones de diputado en la
convencion nacional.


Las tres principales providencias que se pro-
yectaron en la famosa sesion del 24 de setiembre
eran una ley contl'a las provocaciones á los asesi-
natos, un decreto sobre la formación de la guardia
departamental , y últimamente un informe esac-
to del estado de Paris. Las dos primeras, que es-
taban confiadas á la comision de los nueve, esci-
taro n un grito continuo en los jacobinos, en el
ayuntamiento y eh las secciones; mas no por eso
dejó de continuar sus tareas la comision, al mis-
mo tiempo que iban llegando de varios departa-
mentos , y entre otros del de Marsella y Calvados




CONVENCION' NACIONAL (1792). 331
algunos batallones anticipándose, como antes
del 10 de agosto, al decreto sobre la guardia de-
partamental. Roland, que estaba encargado de la
tercera providencia , ~esdecir, del informe sobre
el estado de la capital, lo hizo con firmeza y rigu-
rosa verdad. Describió y disculpó la confusion ine-
vitable de la primera insurreccion, pero trazó
con energia y reprobó altamente los ~rímenes que
~l 2 de setiembre habia añadido á la revolucion
del t O de agosto; patentizó todos los sucesos del
ayuntamiento, sus abusos de poder, sus pri-
sÍones arbitrarias, sus inmensas dilapidaciones, y
concluyó con estas palabras.


c: Un departamento prudente pero poco pode-
( roso; un ayuntamiento activo y déspota; un
<l pueblo escelente, pero cuya parte sana está in-
{{ timidada ó comprimida, mientras que la otra
({ está seducida por aduladores é inflamada por la
« calumnia; confusion de autoridades, abuso y des-
e: precio de las que están constituidas; fuerza pú-
« blica débil ó nula, por estar mal mandada: he
{( aqui el estado de Paris. *


Este informe fué cubierto de aplausos por la
mayoria ordinaria, no obstante que durante la
lectura hubo algunos murmullos en la Montaña.
Mas entretanto escitó una gl'an agitacion una car-
ta escrita por un particular á un lnagistrado, y


• Sesion deJ :&9 de octuhre.
Uf.


...




3:3R REYOLtlClON FnANCESÁ~
co'municada por este al eonsejo ejecutivo,' en la
cual se descubria el proyecto de un nuevo dos de
setienlhre.contra una parte de la eonveneion. Una
frase (le aquella carta relativa á los conspiradore~
decia: ellos no quieren oir hablar mas que de Robespíer.:..
re. Al oir esta palabra todos vohiel'on la vista ha:..
cía él, manifestando unos su indignacion,r y otros
rscitándole á quc tomara la palabra. En cfecto 'la
t0111Ó para oponcrse á la impl'csion del infOl'me
de Roland, que calilicó de lihelo infamatorio y
sostuvo que no se le debia dar puhlicidad antes
(Iue fuesen oidos los que eran acusados en él y
particularnlcnte {~l misnlo. Estcndiéndose enton-
('es sobre lo que le era pel'sonal, principió á jus-
tificarse, pero no podia lograr que Jeescuchasen
á causa del ruido que hahia en la sala. - Habla,
le decía Danton, habla que aqui están los buenas
ciudadanos que te escuchan. l..uego que Robes-
pierre consiguió dominar el bullicio, principió
otra vcz su apologia y desafió á sus adversarios
á que le acusasen cara á cara y presentasen algu:..
na prueba positiva. Al oír esto se levanta Louvet
y dice --- Yo , yo soy quien te acuso, y al acabar
esta palabra estaLa ya tocando con el pie en la
tribuna, y detras de él Barbaroux y Uebecqui
pa¡'a sostener la acusacion. Al ,'el' esto se conmo-
,ió Rohespierre y se le Jlludó d color, pidiendo
(pIe fuese oido su acusador y (IllC se le escuchase


.. '




'Co~n~NCIO~ XACIO!UI .• (t 19~). 339
despues. Sucedióle Danlon en la trihuna, S~ que-
jó del sistclna de calumnia organizado contra el
ayuntamiento y la diputacioll de Paris, y t'cpitió
acerca de :Marat, que el'a la principal causa de
todas las acusaciones, lo ntiSUlO que ya hahia
declarado., es decir que á prsar de que no era
santo de su devocion, habia ll(~cho espel'jencia de
su temperamento volcánico ~ úI,soúable, y que Cl'a ahsur-
(la toda idea de coalicloll triuuvÍl'aI. COllcluyú pi.
diendo que se seiialase dia para discutil' aquel in-
forme y la asalnhlea tlecret{) su impl'esion, aun-
que difiriendo su distribucion á los departamen-
tos hasta que se huhiese oido Ú l.ouvet y á Ro-
bespierre.


Tenia Louvet osadia y valor; su patriotismo era
sincero, pero contribuia á su odio contra Rohes-
pierre el resentimiento personal rlf· una lucha ~
que se principió en los jacohinos , se continuó en
el Centinda, se renovó en la asarnhlea electoral V


-,


pasó á ser mas violenta luego que se encontró fa-
cha á facha con su envidioso riyal en la conven-
cion. A la estrernada petulancia de su carácter
reunia Louvet una imaginacion rOlnanesca y cré-
dula que le estraviaba y haci~ suponer concierto3
y conspiraciones donde no habia mas que el efec-
to natul'al y espontáneo de la pasion. Creía sus
-propias SUposIcIOnes, y se eJupeñaba en que sus
amigos tuviesen 1a misma fe que él ; pero encon-




'340 . B.EVOLUClON FRANCESA
traha una oposicion terrible en la fria serenidad
de Petion y de Roland y en la indolente impar-
cialidad de Vergniaud. Buzot, Barbaroux y Guadet,
sin ser igualm. ente crédulos', ni suponer tan com .. ,
plicados planes, creían en la malicia de. sus ad-. J
versarios y ausiliaban los ataques de Louvet por
indignacion y valor. Salles que era diputado d~.
la Meur~he, enemigo tenaz de lo~ anarquistas en',
la constItuyente y en la convenClOn, estaba do- ~
tado de una imaginacion somLria y violenta y era
el único accesible á todas las sugestiones de Lou-
vet, creyendo como el que se tramaban vastas cons-
piraciones en el ayuntamiento y se estendian hasta
los paises estrangeros. Como amigos apasionados
de la libertad, no podian consentir Louvet y Sa-
lles en que se la imputáran tantos males, y pre- .
ferian creer que los Montañeses, y en particular
l\'Iarat estaban pagados por la emigracion y la In-
glaterra para estraviar la revolucion hácia el crÍ-
men con deshonor y confusion general. No esta-
.han tan seguros con respecto á Robespierre, pero
por de contado veían en él un tirano devorado
de orgullo y ambicion, que caminaba por todos
los medios al supremo ·poder.


Resuelto Louvet á combatir osadamente contra
Robespierre y no dejarle descanso a]guno, tenia
.pronto su discurso, y le llevaba consigo el dia en
que Roland debia presentar su informe; y asi es-




CONVENCION NACIONAL (1792). 34f
taba preparado á sostener la acusacion cuando se·
le concedió la palabra, que tomó al instante, e
inmediatamente despues de Roland.


Ya estaban bastante inclinados los girondinos
á- juzgar mnl de los sucesos, y suponer pro ......
yectos criminales donde no habia mas que pá-
siones exageradas; perO' para el crédulo Lou vet
era ¡nucho mas evidente la conspiracion y mas
fuertemente cOInbinada. Veía en la exagel'acion
creciente de los jacobinos, y en el ascendiente que
entre ellos habia obtenido Robespierre durante el
año de 92 una trama urdida por aquel ambicioso
tribuno. Le pintó rodeado de satélites, á cuya vio-
lencia entregaba sus contradictores, haciéndose á
sí mismo objeto de un culto idólatra, y propa-
lando por todas partes antes del 10 de agosto que
él era el único que podia salvar la libertad y la
Francia, ocultándose aquel terrible dia y vol vien-
do á presentarse dos di as des pues del peligro,
yéndose derecho al ayuntanliento, á pesar de la
promesa que habia hecIe de no aceptar plaza al-
guna, y sentándose de su plena autoridad en la
oficina del consejo general; apoderándose alli de
unos cuantos vecinos alucinados á quienes enl-
peñaba en los mayores escesos, yendo á insultar
por él á la asamblea legislati va y exigiendo de ella
tlecretos con la anlenaza de] re.bato; ordenando,
~in dcst:ubrir nunca el cuerpo, las malanzas y 1'0-




:l42
bos de seticmhr~, para apoyal' la autoridad mu-
nicipal con el teI'l'Or ~ cnviando luego emisarios
por toda Francia, qUf' ihan aconsejando los mis-
mos crímenes, é instando ú las provincias á f{tIC
l'e~onociesen la superioridad J autoridad de Pa-
riso Rohespierre, aiiadió Louvet, queria destruir
la l'cpresentacion nacional p:u'a sustituirla el ayur~
tamiento de que disponía, :~ darnos el go.hiel·no
de Roma, en (pIe bajo d Hombre de Municipios,
estuviesen las pnw i neias sometidas á la tit'ania
de la metrópoli. DueilO así de Paris y por conse-
t-:uencia de Francia, se encontl'aba siendo sucesor
.le la destruida corona; pero sahiendo que se acer-
t:aha el lllOlnento de la reullion de una nueva
asamblea, hahia pasado dcS{le el consejo general
ú la asalublea electoral, y dil'ijido sus elecciones
por me'dio del {C1TOl', á {in de ser <lueilo de la,
nmven<:ion con el ausilio de' la diputaóon de Pa-
rlS.


El era ({uíen ll:abi<l tle~ig'll'ado [L los electores·
~l(Ple1 hOlnbre de sallge cuyos pasquines in-
t:endial'ios llenaban de sOl'{H'csa y espanto á Lb
l;'rancia. Ese libelista, con CllJO nomhre decia LOLl-
\"{~t q He no quería 111andl:1r sus lahios, n& era l11as
'1 He el testa ferrea de los asesinatos, asalariad(}'
para predicar el crÍnlen y cal umnial' Ú los ciuda-
.lanos JllaS puros, si hien dolado del "alor cillC'"
f~haha al ~autd{)so nolw~pi('rre.E[) rllanto á Han-




CONYENCION NACIONAL. (1792). 3! .. :3
ton le esceptuaba Louvet de la acusacion, admi-
rándose de que se huhiera lanzado á la tribuna
para rechazal' un ataque que no iba dirigido con-
tra él. Sin embargo no le daba por esento de los
crÍmencs de setiembre, porque en aquellos funes-
tos días, cuando todas las autoridades, la asam-
blt;a , los rninistros y el corregidol' hablaban en
vat~o para contencl'las matanzas, solo el ministro
de la justicia estaha silencioso; y porque última-
Inente él el'a el único esceptuado en los Eunosos
cal'teles, ele las calumnias esparcidas contra los cÍu-
datlanos mas honrados. « Dios te conceda, gritó
<l Louvet, Dios te conceda ¡oh Danton! lavarte á
c( los ojos de la posteridad de esa deshonrosa es-
« cepcion » U na nuLe de aplausos cuhrió aqnellas
gcnerosas cuanto imprudentes palabras.


Por nlas que huhiese sido constantemente
aplaudida esta acusacion, no dejaron de oírse bas-
tantes murmullos que sielnpre se habian apagado
con una sola palabl'a ,. frecuentelnente repetida
dm'ante la sesion. Haced que se guarde silencio,
decía Louvet al presidente ,porque 'ea!) á tocaren el
mal y entonces elupezarún los gritos. -Tocadle,
tocadle cuanto antes, decia Danton, y cada vez
(Iue volvian los murmullos gritaban algunos:
guarden silencio los que se sientan heridos.


Ultimamente resumió Louvet su acusacion en
estos términos: « Robcspierl'e, yo te acuso de que




344 REVOLUClO~ FlU.NCBS ....
c: has calumniado á los ciudadanos mas puros, y
«' lo has hecho en un dia en que calumniar
( era proscribir; te acuso de haberte presentado
« tu mismo como un objeto de idolatria, y haber
« hecho esparcir la voz de que eras el único hom-
« bre capaz de salvar la Francia; te acuso de ha-
l( ber envilecido, insultado y perseguido la re-
« presentacion nacional, de haber tiranizado la
·cc asamblea electoral de Paris, y aspirado al poder-
c( suprenlo por medio de la violencia y el terror "1
« y por tanto solicito que se nombre una comi-
e( sion que examine tu conducta.» Propuso Louvet
una ley que condenase al destierro á todo el que
se valiese de su propio nombre para introducir la
division entre los ciudadanos, y quiso que se aña-


, diese á las medidas que estaba encargada de pro-
yectar la com·ision de los nueve otra muy necesa-
ria, y consistía en poner la fuerza armada á la
disposicion del ministro del interior. c( Ultima-
c( mente, dijo, pido ahora mismo que se espida
« un decreto de acusacion contra ~Iarat ..... ¡ Dios
c( mio, Dios mio ya le he nombrado. »


Aturdido Robespierre con los aplausos prodi-
gados ú su adversario, quiso tomar la palabra,
pero con el ruido y murmullos que escita su
presencia, vacila y se alteran sus facciones y su
voz, mas al fin pudo pronunciar algunas pala-
bras pidiendo término para preparar su de-




CONVENCION NACIONAL. (1792). 34f,
iensa. Fuele concedido' sin dificultad hasta el 5-
de noviemhre, y en verdad que' no fué poca for--
tuna. pa,ra él porque aquel dia estaba la asam-blea,
llena de la mayor indignacion.


Por la noche hubo grandísimo' rumor en los ja-
cobinos, donde se censuraban todas las ,sesiones
de la convencion, y acudió una multitud de
miembros asustados á referir la conducta horrible
de Louvet , pidiendo que se le borrase de la listar
El habia tenidO' la osadia de calumniar á la so-
ciedad, de culpar á Danton, á Santerre, á Ro-
hespierre y á Marat, pidiendo un decreto de acu-
sacion contra 1m; dos últimos, proponiendo leyes
sanguinarias, atentatorias á la libertad de la im-
prenta, y solicitando que se renovase el ostracismo,
de Atenas. Añadió Legendre que aquel era un gol-
pe preparado , supuesto que Louvet llevaba ya es-
crito su discurso, y evidentemente el informe de
Roland no habia tenido otro objeto que el de fa-
cilitar ocasion para aquella diatriba.


Se quejó Fabre d'Eglantine de' que todos los
dias se iba aumentando el escándalo, y no se ce-
saba de calumniar á Paris y á los patriotas enla-
zando congeturas y suposiciones de poca impor-
tancia ,hasta hacer que resulte una vasta conspi-
racion, sin que se nos diga, ni donde está ni cua-
les son los agentes y los instrumentos. Si hubiese
siquiera un hombre que lo hubiera v isto todo y




REYOLUCrUN FRANCES,,".


podido calificarlo todo en uno y otro partida",
nadie podl'ia dudar de que aquel hombre aman-
te de la verdad, podria dárosla á conocer .. Ahora
hien ,ese hombre . es Petion, y será preciso que
obligueis á su virtud, á que diga todo lo que ha-
ya visto, y se- esplique acerca de los crímenes im-
putados á los patriotas. Por mas condescendiente
'1ue se le suponga con sus alnigos, me atrevo á
asegurar que no le han corrOlupido las intrigas ...
Petion es siempre puro y sincero y ya que se pro-
ponia hablar hoy, obliga(Ue á que se esplique ..


Se opuso Merlin á que se constituyese juez á Pe ...
tion entre llobespierre y Louvet, porque era ,'iolar
la igualdad hacer ú un ciudadano juez suprelno
de los dernas. Fuera de que por ma~ respetable
(fue sea Petion ¿qué sucederia si llegase á preva-
ricar? ¿ no es homlwe? ¿, no es aruig'o de Brissot y
de Roland ? ¿ no recibe en su casa ú l.asource , á
Vergni.aud , á Barharoux y á todos los intrigantes
(Iue comprometen la libertad 'l


Huho de abandonarse la mocion de Fabre, y
entonces Robespierre el Inellor, tomando un tono
lamentable, COIlIO hacían en Roma los parientes
de los acusados, espresó su dolor, y se quejó de
no haher sido calunluiado como su hermano. ({ Es-
(etc es el mOlnento, dijo, de los mayores peligros
« porque no todo el pueblo está en nuestro favor,
«conlO que s010s los ciudadanos de Paris están su-




C:O~\-E~CION NACIONAL (1792). 34.7
« ticientemente ilusll'adO's, mientras que lO's de--
f( nlas apcnas sabclllO' que pasa .... Seria pues muy
« pO'sible que la inO'cencia sucumbiese el lunes,
« pO'l'que la cO'nvenciO'n tada entera ha escuchado-
« las lal'gas illlpO'sturas de LO'uvet. ~iudadanos , he
« tcnidO' un gt'an sO'bresaltO', pO'rque meparecia
« que lO's asesinO's iban á dar de puñaladas á lni
( hernlanO'. He O'idO' ft algunO's decir que pereceria
«:1 sus nlanO's, y O'tl'O' lIle dijO' que deseaba s'el' su
( ycrdugO'.») Al fO'il' estas palabras se levantal;O'n
IlluchO's sO'ciO's y tligerO'n que tambien ellO's habian
sidO' am~nazadO's pO'r BarharO'ux', pO'r Rebecqui y
pOI' lnudlOs ciudadanO's dc las h'ibunas; que lO's
tille les :ullcnazaban hahian dichO' que era preci-
sO' dcshaccl'se dc Mal'al y Robespierre. Entonces
rodcaron al hermanO' loeno!', prometiéndO'le vigilal'
~ohl'C el O'trO', y decidiel'on <pIe tO'dO':; lO's que tuvie-
sen amigos ó paricntcs en los depal'talnentO's les-c.;-
cl'ihiesen para ilustl'al'la O'piniO'n. Al bajarde la tri-
huna RO'bespierre el nlenO'r, nO' dejó de afiadil' una
calumnia, y fué decir que le habia aseguradO' Ana-
('al'sis CIO'O'tz ,.quc tO'dos IO's dias tenia <Iue rO'mpcr
lanzas en casa de RO'land eO'utra el fede¡'alismO'.


Llegó pOI' fin el tUl'nO' del fO'gO'sO' ChabO't, á
quien habia heridO' particularmente lO' que dijo
Lou vet en su discursO' , de que se atribuia el diez
de .agO'sLO' á él Y á su arnigO', y el 2 de setiemb re
á d()scicnlos asesinos. «Yo, dijo Chabot, JO me





,


REVOLUClON FRANCESA.


« acuerdo de que el 9 de agosto' por la tarde me-
~ dirigí á esos sellOres del lado derecho par3i
« proponerles .la insurreccion, y me respondieron
e con una risita falsa; por consiguiente no se con·
~ que derecho se atribuyan el 10 de agosto. Por
«lo que hace al 2 de setiembre, su autor no es
« otro que ese mismo pueblo que habia hecho á
c: pesar de ellos la insurreccion del 10, Y quiso
«vengarse despues de la victoria. Dice Louvet
( que no habia allí doscientos asesinos, y yo pue-
4: do asegurar que pasé con los comisarios de ~a
« legislativa debajo de una bóveda de diez mil sa-
« bIes por lo menos, y entre ellos conocí á mas de
el ciento cincuenta confederados. En las revolucio-
( nes no hay crÍnlenes , y á ese mismo .Marat tan
t: acusado no le persiguen mas que por hechos re-
e; lativos á la revoluciono Hoy acusan á Marat, á
c: Danton y á Robespierre, y lnañana llegará el
c; turno de Santerre, Chabot, Merlin etc. »)


Escitado por aquellas atrevidas palabras, se
atrevió un confederado que se hallaba presente
en la sesion á decir lo que hasta entonces no se
habia atrevido nadie á confesar: esto es, que él
con gran número de camaradas suyos habia esta-
do trabajando en las prisiones, bien persuadido
de que solo habia degollado conspiradores y fa-
bricantes de asignados falsos, salvando ú Paris de
la carniceria y del incendio. Aiiadió que daba




CONVENCION NACIONAL (1792). "3l9
'gracias á la sociedad por la benevolencia que ha-
bia manifestado á todos los suyos, y que al dia
siguiente salian para el ejército, sin llevar otro
sentimiento mas que el de dejar á los patriotas
en medio de tantos peligros.


Esta horrenda declaracion terminó la junta, á
la cual no habia asistido Rohespierre ,ni asistió
'en toda aquella semana, preparando su respuesta,
y dejando á sus partidarios el cuidado de prepa-
rar la opinion. Entre tanto el ayuntamiento de
Paris persistia en su conducta y sistema, dicién-
dose públicamente que habia sa~ado 'hasta diez
'millones de francos de la caja de Septeuil, te-
sorero de la casa real, yen aquel mismo instante
-estaba esparciendo una peticion á las 48 muni-
cipalidades contra el proyecto de conceder una
guardia á la convencion. Inmediatamente propu-
so Barbaroux cuatro decretos formidables y per-
fectamente concebidos.


Por el primero se privaba á la capital del de-
recho de tener en su seno á la representacion na-
cional, en caso de no saber protegerla contra los
insultos y violencias.


Por el ,s,egundo se encomendaba á los confede-
rados y gendarmas nacionales la guardia de la
representacion nacional y de los establecimientos
públicos, juntamente con las secciones armadas
de París; por el tercero debia la convencion cons-




REVOT.UCl():,( FR.\NCES.\.


tituit'se en tribunal de justicia para juzgat· á lo¡
conspiradores.


Ultinlanlente por el cuarto disolvia la conven-
cion la municipalidad de Pal'is.


,Estos cuatro decl'etos eran pedeetamente aco-
ínodados á las circunstancias, .Y convenían para
los pcligl'oS del momento; pel'O era necesario pa-
ra es pedirlos tenel' todo el poder que solo podia
resultar de los decI'etos luislnos. Cuando se quie-
ren crear lued.ios "igOl'osoS, es necesario tener
energía, y cuand.o un partido moderado se empe-
ña en contener á un partido violento, no hace mas
que caulÍnar en un circulo vicioso de que no le
es posible salir. * No hay duda en que la mayoria,
C0l110 favorahle á los girondinos, hubiel'a podido
espedil' estos decretos, pero propendia á favOl' de
ellos por moderacion, y esta misma moderacion
la aconsejaha esperar, contemporizal', aguardar
con confianza el porvenir y dilatar toda me-
dida demasiado enérgica. Hasta desechó un de-
creto harto menos vigol'oSO que los ya enunciados,
yeso que era el primero de los que estaba en ....
cargada de redactar la comision de los nueve. POl' él


,.. Esta m,ixim~t es quizas la mas il'recusable qllt! contiene
la obra qlle estamos traduciendo, y que nosotros mismos he-
mos procurado inclllr'ar en otros escritos. Vi'ase el exámt"ll
I~e las revoluciones cspañ,las de 1820:i 2'~ Y la d,~ 18313.




-t:ON\'ENClOX NACIO'X.\T" (t 792). 3.')1
proponia Buzoten nomhre de ella, que toda
provocacion directa á muertes ó incendios fuese
castigada de muerte, y la indirecta con diez ailOS
de prision. Juzgó la asamblea que era demasia-
da severidad contra la provocacion directa, y que
la indirecta estaba definida con mucha vaguedad,
y era muy difícil de designar. En vano delllostró
Buzot que se necesitaban medidas revolucionarias,
y por consecuencia arbitrarias, contra aquellos
enemigos á quienes era indispensable cOlllbatir,
porque no le escucharon siquiera, ni podia ser-
lo dirigiéndose á una mayoria que condenaba las
medidas revolucionarias en el partido violento,
y por consecuencia era muy poco á propósito pa·
ra emplearlas contra él. Ditirióse "pues la ley, y
aquella comision de los nueve, que se habia ins-
tituido para proponer medios de Illantener el ór-
den quedó por decido asi inutilizada.


Sin embargo la asamblea no dejaba de lllostral'
alguna mas energía cuando se trataba de reprimil'
los estravÍos del ayuntamiento, como que enton-
ces parece que defendía su autoridad con una es-
pecie de celosa coro petencia. Habiendo sido ci-
tado á la barra el consejo general del ayunta-
miento, á causa de la peticion contra el proyecto
de guardia departarnental , vino á justificarse, di-
ciendo que ya no era el miSlllO del 10 de agosto
donde se habian encontrado entre sus miembros




352 llEVOLUCION FRANCESA.
algunos prevaricadores, :á quienes se hahia denun-
ciado con mucha razon, pero que ya no estaban
en su seno. No confundais, ailadió, á los inocen-
tes con los culpables; restituidnos la confianza que
tanto necesitamos, asi como nosotros queremos
restituir la calma necesaria á la convencion para
que nos dote de buenas leyes. En cuanto al envio
de esa peticion, son las mism 1S secciones quienes
la han reclamado, y nosotros no somos mas que
unos mandatarios suyos; pero las instarémoi á
que desistan de ella.


Esta sumision desarmó hasta á los mismos gi-
rondinos, y á propuesta de Gensonné, se conce-
dieron los honores de la sesion al consejo general.
En efecto aquella docilidad de los administrado-
res' podía muy bien satisfacer el orgullo ,de la.
asamblea, pero no probaha nada en cuanto á las
verdaderas disposiciones de Paris, sino que al con-
trario se aumentaba el tumulto, á medida que se
iba acercando el dia 5 de noviembre, que era el
señalado para oir á Robespierre. Hubo la víspera
algunos rumores en diversos sentidos y recorrie-
ron las calles de Paris diferentes bandadas gritan-
do las unas; á la guillotina Robespierre, Danton
y Marat: y otras mueran Roland , Lasource y Gua-
det. Se quejaron mucho en los jacobinos, men-
cionando solo los gritos dados contra los tres pri-
meros, culpando á los dragones y á los coafede-




,.. CONVENClON NACIONAL (1792). 353
rados-, que todavía entonces eran adictos á la
convencÍon. Volvió de nuevo á subir á la tribuna
'Robeipierre el lllenor, lamentándose de los peli-
gros que corria la inocencia, y se opuso á un pro-
yecto de conciliacion que habia propuesto uno de
los miembros de la sociedad, diciendo que el par-
tido opuesto era decididamente contrarevolucio-
nario, y que no se debia guardar con él ni 'paz ni.
trégua ; que sin duda pereceria la inocencia en la
lucha, pero que era preciso que ella se sacrifi-
case, y dejase sucumbir á Maximiliano Rohes-
I>ierre porque la pérdida de un solo hombt'e no
arrastraria consigo' la de la libertad. Todos' los ja ..
,(~obinos aplaudieron aquellos generosos sentimien-
tos, asegurándole que no sucederia nada ni pere-
cería su hermano.


Muy diferentes quejas se profirieron en la
asamblea, donde se denunciaron los gritos dados
contra Roland, Lasource. Guadet etc. Quejóse el
primero de ellos de la inutilidad de sus requiri-
nlientos al departamento y á la municipalidad pa-
ra obtener la fuerza armada, y aunque se discutió
mucho y se cruzaron las reconvenciones, se pasó el
dia sin tomar ninguna resolucion. El siguiente,
que era el5 de llovielnhre, se presentó p(}t' fin Ro-
bespierre en la trihuna.


Era general el concurso, y se esperaba con impa ..
ciencia el resultado de aquella solemne discusion.


111. 2'}




REYOLUClON FIUNCES.\ •.


El discurso de· Robe5picl'l'c cra voluminoso y pre-
parado con eSlllero, siendo sus rcspuestas á las
acusaciones dc Louvet, las miSlllUS que se hacen
siempre en semejantes casos. « ~Ie acusais, dijo,
ti: de que aspiro á la tirania; pero para conseguirlo
Cl eran necesarios algunos medios, y dónde estan
( InÍs tesoros y nlis ejércitos? Vosotros pretendeis
ti: {Iue yo he levantado el·edificio de nli poder en
« los jacohinos; ¿ pero qué prueba esto sino que
( yo era mejor escuchado, porque tal vez me di-
«:rigía mejor que vosotros á la ~)uena razon de
~ aquella sociedad, nlientras fIue vosotros no
( tratais de vengar mas desgracias que las de vues-
« tro anl01' propio? Pretendeis que esa célebre so-
« ciedad está degenerada; pero solicitad un de-
« creto de acusacion contra ella y yo tomaré á nli
el: cargo su justificacion; entonces verémos si son
«-IDas felices ó mas persuasivos que Leopoldo y La-
« fayette. Decís que no me presenté en el ayunta-
( miento sino dos dias despues del 10 de agosto
«y que entonces me instalé yo mismo en la ofici-
« na. Pero por dé contado nadie lne habia avisa-
« do nlas pronto, y cuando nle presenté alli no
«fue para instalarme como decis, sino para que
« se reconociesen lllis poderes. Añadis que he in-
c: sultado á la asamblea lrgislativa y que la ame-
«nacé con el rebato: este hecho f'8 falso v hahién-
«dome alguno de los que cstan cerca de mi aeu"




CON\'ENCION NACIONAl. (1792). 355
{{ -satlo de (Iucqueria tocar á rebato, respondí al
f( illtCl'locUtOl' qae l()s campaneros eran aquellos
( que agriaban los ánilnns á fuerza de injusticia, y
q entonces uno de mis cólegas , luellOS reservado,
«añadió quese tGcal'ia. Este es el ÍJ.nico hecho sobre
« el cual ha fundado mi acusador seulcjante fábula.
« Verdad es que en la asamblea electoral tomé la
([ palabra,pel'o se habia convenido en que debía to-
( mal'la,y en efccto presenté algunas ohservaciones,
« como lo hicieron otros lUlH.:hos usando del ulislllO
( derecl\o. Y.o no acusé )) i l'ecOlnendé .. il nadie , y
({ l\farat no ha sido nunca ni nli aluigo ni mi reco-
({ Inendado; pero si hubiese de juzgar de él por
« los que le atacan, bien 1:tl'ont6 quedal'ia absuelto;
({ mas ú mi 110 1l1e toca pl'onu11cial' lui juicio en
«semejante proceso. Soln diré que es una perso-
« na entel'alllcnte estt'aüa para nlÍ , y ulla sola ver.
« que liuo Ú In1 casa, le hi('(', algunas ohservacio-
« nes sobre sus est.:ritos , sobre sus exageraciones y
« sobre la pena que causaha ú los patriotas YfT
c( que comprOlnetia nuestl'a causa p~H' la ,'iolencia
{( de sus opiniones; pero ¡·l Inc tuvo por un
ti: político de cortos alcances y as} ].0 puhlicó al dia
« siguiente. Es pues una ca]ullllúa suponerme ins-
«tigador y alia{lo dp tal hombre. » Pasando rtesde
estas acusaciones personales ú las 'generales que
se dil'igian contra el ayunléuuiento, repitió Ro-
hespi('l'l'(~, como todos susdd"'llS01'("'¡' (PIC el 2 dt~




336 REVOLUCION FRANCES~.
seLieluLre habia sido una consecuencia del 10 de
agosto, y que era imposihle seilalar el punto pre-
ciso en que se deben parar las olas de una insur-
l'cccioll popular; ({ue sin duda habian sido ile-
gales las ejecuciones, pero que tambien era inI'"
posible sacudir el despotisluo sin medidas ilegales;
clue igual cargo podrá hacerse á toda la revolu-
cion, como que todo en ella habia sido ilegal des~
tle la torna de la Bastilla hasta la caida del trono.
IJintó luego los peligros de Paris, la indignacion
de sus ciudadanos, sus concurrencias al rededor
de las cárceles, su irresistible furor al pensar que
iban á dejar á sus espaldas unos conspiradores
que degollarían á sus familias. ({ Se asegura que
«ha perecido un inocente, gritó con énfasis el ora ..
« dor, uno:solo ; y es ciertamente lamentable. Ciu-
« dadanos, llorad esa cruel equivocacion: noso-
« Lros mismos la hemos llorado hace mucho tieln-
( po: era un buen ciudadano, uno de nuestros:ami.....,
« gos. Llorad tambien la~ víctimas que debieron
«reservarse para la venganza de las leyes, y que
« han caido bajo la cuchilla de la venganza popu-
« lar. Pero es necesario que vuestro dolor tenga
« térlnino como todas las cosas humanas. Reserve-
« mos algunas lágrimas para otras calamidades
« mayores: llorad los cien luil patriotas inmola-
t: dos por la tirania: llorad á nuestros ciudadanos
« que espiran bajo sus abrasados techos, y á los




CONENCION N~C1Ni'(VL. (t 792). 357
«hijos de elJas sacrificados en la cuna ó en los
« brazos de 'sus madres; llorad pues por la huma-
« nidad abatida bajo' el yugo de los tiranos .... pero
«consolaos con la idea de que imponiendo silen-
( cío á todas las pasiones viles, intentais asegurar la
q; felicidad de vuestro pais y preparar la de' todo el
« inundo. La sensibilidad que gime cási esclusi-
« vamente por los enemigos de la libertad, me es
«lnuy sospechosa. Cesad de agitar á mi vista la
« toga sangl'ienta del tirano, sino' quereis que me
« persuada á que pretendeis volver sus hierros á
f(- ROlna.


Con esta mezcla de lógica artificiosa y declanla-
cion revolucionaria, llegó Rohe-;pierre á cautivar
al auditorio y ohtener aplausos unánimes. Todo
lo que le era personal era j~sto, y fué una impru-
dencia de parte de los girondin:os señalar un 'pro-
yecto de usurpacion donde no habia todavia mas
que ambicio n de influjo, que se habiahecho
odiosa . por su carácter envidioso; tambien era
inlprudencia querer encontrar en: los actos del
ayuntamiento la prueha de una conspiracion,
cuando no exist.ian mas que los efectos naturales
del esceso de las pasiones populares. Con esto no
hacian otra cosa los girondirios sino dar ocasion á
la asamblea para que les negase la razon contra
SUs adversarios. Lisongeada ella misma con ver al
supuesto gefe de los conspiradores reducido á jus-




358
tífica.rse y satisfecha- con ver esplicados tOth.lS 10:'4
crímenes por una insul~l~eccion en a.delanteilnpo-
sible y soñando' en un pOl'venil' IDas dichoso, creyó-
la cÓl1venóo-n que era mas dig'nn y prudente re-
aÜCil' á, la nada todas aquellas personalidades. En
eonsecuencia se propuso ti ól'den del dia ; pero al
oirlo Louvet, se lanzó á la tribuna y solicitó repli-
car. Otl'05 llluchos oradores se pl'csentaron tam-
bien queriendo. halJlar en' pro, en t~()ntra é soJJre
la órden d:el día-, y desesperando Barhul'oux de
que le escucharan, se rué corriendo á la halTa pa-
ra ser oido á lo menos como peticionario. Pro-
puso L1ujtúnais que se entablase la di-scusion
sobre las importantes cuestiones contenidas- en el
informe de Rolalltl, y últimamente consigu~ó la
palabra Barrel'e y dijo: « Ciudadanos, si ext:;tiera.
« en la l'epública Ufl hOlllbre dotado del genio de
« Cesar ó de la audacia, de un C'l'OJllwel , un 11Om-
« bre que con el talento d'c Silü J<'euniese sus-peli-
« grosos recursos; si existiera aqui algun legisla-
• dor de gran ingenio, de una 3111bicion vasta y
« carácter profundo, por ejelllplo un general con
« la frente ceñida de laurele~ y vol viendo en nlC-
(,dio de vosott'os para imponeros leyes ó insultaL'
« á los derechos del pueblo ,yo propondria, contra
«- él un decreto de a~usacion. Peto que hagais es-
«(- te honor á hOlll-hres de aycl' de maiiana, á unos·
f( nliserahles eJnprcsal'ios dc alborotos: <'tI,vas CQ-'




CO~VENCION' NAC10~At. (t 792). :3,.')9
C( ronas civú.:as e~tan lnezcladas con cipt'es , esto es
( lu (pIe no puedo concebir.»


Este singular mediador propuso lnolivile así la
órden del- dia: considerando que la convencion nacio-
nal no debe ocuparse mas q u,e de los intereses de· la reptj-
blica ...... - c: Yo no quiel'o selncjante onlen del dia,
«gritó Rohespierrc , si ha de contcnel' un preám-
« bulo que lne sea injurioso. » La aSi:unblea adopt(,
la órden del dia pura y simpJ~.


Ii'uéronsc COLTiclldo á los jacobinos á celebrar
aquella victoria, y Robespiene fué recibido en
triunfo lloviendo los aplausos inlnediatamente que
se presentó. Solicitó un socio que le dejaran la pa-
labra pal'a hacer la relacion de lo que hahia pasa-
do aquel dia, y fiteo aseguro que no se lo pcrlniti-
ria su modestia ni querria hablar'; peeo Rohespier-
re gozando en silencio de aquel entusiasmo, dej(,
que otro hiciese una rclacion laudatoria. Enton-
ces le denOIninaron Aristides, y se encomió su elo-
cuencia sencilla y vigorosa con una afectacion que
prueba cuan cOllocicJa era su aficion á las lisonjas
literarias. Quedó rehabilitada la convencioo, vol-
viéndola el aprecio de la sociedad, y se pl'elendió
que principiaba el triunfo de la verdad y no de-
bia desesperal'se de la salvacion de la república.


Instaron á Ban'ere á que se esplicase sohl'e
aquellas palal)l'as de einpresarios de alborotos, y él
dió una ide~ de lo que era, declarando qu.e no ha~




bia querido designar con ellas á los grandes pa-
triotas acusados con Robespierre, sino á sus ad-


.


versarlOS.
Asi terminó aquella célebre acusacion: que no


fue mas que una verdadera imprudencia, y que
carateriza ella sola toda la conducta de los girondi-
nos. Es vel'dad que les animaba una generosa indig-
nacion y la espresaban con talento; pero la mez_
claban con resentimientos personales, con muchas,
conjeturas falsas y con suposiciones quiméricas par a
sUlninistrar á los que querian engañarse un mo-
tivo para no creerlos, á los que temian los rasgos
de energía una razon para difel'irlos, y por últi-
mo á los que afectaban imparcialidad un pretesto
para no aprohar sus consecuencias, y estas tres
clases eran las que componian la Llanura. Sin enl-
hargo unode estosmiembros,el prudente Petion no
tomaba parte en sus exageraciones, sino que dió
·á la imprenta el discurso que tenia preparado,
en el cual estaban todas las cosas en su lugar.
Tambien estaba exento de iguales preocupaciones
Vergniaud, que por razon ó indolencia se creia
superior á tales miserias y asi guardó un profun-
(lo silencio. Por de pronto la acusacion de los gi-
rondinos no tuvo otro resultado que el de hacer
'definitivalnente inlposihle toda reconciliacion , y
haber malgastado en un combate inútil, el mas
poderoso ó acaso el único de sus recursos, que era




CONVENClON NACIONAL (1792). 36 (
el de la palabra y la indign"acion , aumentando el
odio de sus enemigos sin adquirir ningun apoyo
nuevo.


¡ Desgraciados los vencidos cuando los vencedo-
res se dividen! 'porque estos abandonan sus pro-
pias querellas y se sobrepujan á sí mismos en celo


. para hundir á sus abatidos adversarios. En el Tem-
ple se hallaban unos presos. sobre quienes iba á
descargar toda la nube~de las pasiones revoluciona-
}'jas. La lnonarquía, la aristocracia y en fin todo
lo pasado contra que luchaba con furor la revo-
lucion ,se hallaba personificado en el infeliz Luis-
XVI, Y ya podía ver cualquiera en el modo con
que trataban á aquel príncipe si se aborrecia ó no
la contrarrevolucion. La legislativa como tan inme-
diata á la constitucion que declaraba inviolable
al rey no se hahia atrevido á decidir de su suerte;
limitándose á suspenderle y encerrarle en el Tem-
pIe, sin atreverse siquiera á abolir la monarquía,
.sino que habia dejado á la convencion el cuidado
de juzgar lo material y personal de la antigua
monarquia. Una vez .abolido el trono, decretada
la república, y encomendado el trabajo de la
constitucion á los homhres mas hábiles de la


'asamblea, :restaba 'ocuparse de la suerte de Luis
,XVI. Ya se habia pasado mes y medio sin haber
podido ocuparse de los presos del Temple por ha-
hel' estado l:crcada de infinitas atenciones, COlno




362
la dieeccion de 103 abastos, la vigilancia tl(~ las
ejército5, el cuidado de las sub3Ístencias, que' e5-
cascaban entonces como en todos los tiempos de
alborotos, la policía y tndos los pormenores de 1
gobierno, que desplles de la caida del trono se
habia traslnitido con no poca desconfianza á un
consejo egecutivo, y finalmente las violentas dis-
putas de los partidos. Mas una vez (jne se hahia
t1'atado de ello..;, ya hemos dicho que se relnitió
el asunto á la comision de legislacion , y en el en-
tretanto no se hablaba de otra cosa en todas pa'l'-
tes. Diarialnente se pedia en los jacobinos el j ui-
cio de Luis XVI y se acusaba á los gil'ondinos de
<fue intentaban dilatarle con sus disputas, á pesa:r
de que cada cual tOlnaba tanta parte é interes en
ellas COlno ellos nlislnos. El día 1.0 de noviemhre,
p,n el intérvalo entre la acusacion y la apologia
de Rohespierrc, hahiélHlose quejado una seccion
de los nuevos pasquines que provocaban á la
muerte y á la sedicion, se reclamó como se hacia
sienlpre el juicio de Marat. Pretendían los gil'on-
dinos que él y algunos de sus cólegas eran la cau-
sa de todo el desórden y á cada hecho nuevo que
se citaba proponian que se les persiguiese. Sus
enelnig"os por el contrario decian que la causa tic
los alborotos estaba en el Temple; que no se fu n-
,daria la nueva república, ni reinal'ian la paz y
seguridad sino cuando se huhiese sacl'i{icado al




CONYE:'iCIO~ NACIONAL (1-792). 363
antiguo rey, con cuyo terrible golpe se les quita-
l'ia toda esperanza it los conspiradores. J llan de
nry, a(Iuel diputado' (Iue hahia querido en la le-
gislati\'3 (pIe no se sig-uiese otra regla de conducta
sino la ley de ~(tlud públ¡ca, tOlllÓ' con igual motivo
la palalJl'a y propuso juzgar á un tienlpo á Marat
y á Luis XVi; pOl'que dijo: « Mal~at merece el tÍ-
~. Lulo de d(~t'l)fadur de los homhres, y seria digno
({ de ser l'(~V. El es la causa de las turbulencias,
« y Luis XVI el prdeslo de ellas; jHzgut~mosles á
{( ambos y asegnreulos el reposo púhlico con este
.. doble cjcm·plo.» 1~1l consecuencia ordenó la con-
venciou <Ille en el aelo nlislllO se leyese el infol'-
fue sobre las denuncias contra lUarat, y que den-
fl~o de odw dia& lo nlas tarde, die~e su dictámen
la comision de legislacion acerca de las formas
que dehian ohs{~l'varse eH el juicio de I,uis XVI.
Si pasados los ncho dias no hubiese presentado la
comision su trahajo, cual(luier nliclnhro tendría
derecho- para suhir á la tribuna y discut.ir aquella
gran cuestiono Otras nuevas disputas y cuidados
impidieron el inforIue de JUarat, que ni siquiera
se pl'esentó hasta d.espues de lllucho tielllpo, y la
€onlÍsion de legislacion preparó el sUyO' contra la
augusta y desgraciada familia que estaha encerra-
da en el Temple.


Tenia en aquel instante la Europa los ojos fijos.
en la francia y llli raba con aSOInbro aquellos súb-




REVOLlJCION FRANCESA.


ditos que al principio se tenian por tan débíles,
haber venido á parar en victoriosos y conquista-


. dores, y tener el. atrevimiento de desafiar á todos
los tronos. Se observaba con iliquietud lo que ihan
á hacer y todavia se esperaba que tendría bien
pronto término su audacia. Entretanto se prepa-
raban acontecimientos militares que ihan á du-
plicar su embriaguez y aumentar la sorpresa y
espanto en el mundo.




NOTAS DEI~ TRADUCTOR
PERTENECiENTES AL CAPITULO QUINTO .


........ -


PAGINA 509.


1 La}Jourdonnaieera un mariscal de campo de Fran-
cia, muy ambicioso y de muy corto talento, que abrazó
el partido de la revolucion y la sirvió de subalterno. Le
emplearon en Flandes con Dumouricz en 1792 y se por-
tó con mucha molicie é inconsecuencia. Estuvo encarga-
do del sitio de la ciudadela de Amberes y luego le envia-
ron contra 'los Bretones que se habian sublevado y entre
los cuales se hallaba un pariente suyo. En mayo de 95
le acusó Leonardo Bourdon de que habiéndose le entre-
gado cinco mil hombres bien armados, no habia sabido
sacar otro partido de ellos que l'etirarse vergonzosamen-
te y en consecuencia le destituyeron.


PAGINA ¡)<In.


2 Antes de la revolucion era el gene mI Anselme co....,
ronel de los granaderos reales y le hicier'on marisc al de
campo en 1791, empleandole en el ejército del Val' en 92.
Estaba destinado para reemplazar al general Montesquion
en el mando del e,iército ,pero se revocó al dia siguiente
~quel decreto por haber entrado este último en la Savo-
ya. En esta toma de Villafranca de que habla el texto ca-'
yó en sus manos una fragata, una corbeta, los almace-
nes de la marina y mas de cien piezas de artilleria "de las
baterias de la costa. Los habitantes de Niza solicitaron
de la asamblea el grado de mariscal de Francia para An-
selme , pero no se hizo caso de tal solicitud, antes pOI'
el contrario esperimentó rcvescs y pél'didas de cuanto




366 NOTAS
habia ganado, en términos que los cOlUis~wios tIe la con-
,'eueion cscl'ibieron cchúndolc ]a culpa de todo: tanto
que le snspendicl'on de sus funciones y diel'on el mando
de su dh'ision á Bil'on. A principios de H3 dió al públi-
(O una memoria justificath'a de su conducta, mas á pe-
sar de eso le mandaron arreslal' en la Abadia y solo pudo
(~ons('guir que le dejaran pl'eso en su casa á causa de
Ulla hel'ida quc tcnia, y habiéndole absuelto el tl'ilmual
)ie obsem'eeió v no ,"olvió á hablal'se lle él durante la rc-
,"olucíon. .


PAGINA 317.


;:) Lo¡'ellzo Tl'ug'uct. era hijo dc un capitan del puerto
de Tolon ~' pl'incípió su eal'l'cra dc guardia ma¡'ina y lle-
gandoá mandar hH'go el buque ¡que He,'ó ú Constantinopla
á MonsieUl' de Chioscuil-Goufller , hahiéndole encargado
este embajador á su nldta (JIle J'ello,"asp eltl'atado con tos
Be~'s de Egipto. Ya queda ¡'ül'crida en pi texto su pspedi-
cíon ú Niza y ú Oncille , mas en diciembre de aquel año
mandó una diüúon dc la flota que el almirante Latouche
eondujo delantc de Nápoles, A pl'ineipios de ü3 salió al
mal' con ulla cscuadra de 26 huques, COIl la que S(' :11'0-'
uel'ú de la isla de San Pedro, homhal'dró ú Caglial'i é ill-
tenLó UH ucst'lllbal'co, pr1'O le l'CChaZ:ll't)1l ~' IWl'uiú dos de
ellos por la tempestad ((\lrd:mdo lllalt¡'aI:)11a toda Sil llota,
Afluella cspedicion .lió margen :\ muthas :H~usa"iOlH'S
cOlltl'aél, que por fort.una no tm'¡cl'oH consecuencia, y.
habielldo podido sob¡'('\'i\'il' all'cino del tenol', le Hom-'
bl':ll'on minist 1'0 de mal'Ín:l el aito de f)~) ('Il tirmpo del
directorio. Asi sus principios como su administl'3Cion
fueron mn~' combat idos en el consejo de los quinientos,
donde se le acusó df' que babia engaitado. á la nadon so-
])l'e la situaríon dc Santo Domingo y las Colonias, pOI'
10 cual y por cierta~ mah'crsaciolws ,asi COIIIO por la pl'O-
teccion que concedia :'l los jacobino~ , le olJliga1'on á de-
jar el ministf'l'io ~' le di0l'on la f'mbajada de l\ladl'Íd donde
fue bien acogido, PPI'O por ciertas intl'igas amol'osas ftH~
indispensable prdi¡' qne It' retiral'an y así lo hizo d di-




mn. TRAnrC'fOIl. 367
l'()ctOl'¡o,~unqne t~l no quiso obedeccr y 1(1 pusicron en la
lista de los emigrados. En medio de eso dió avisos opor-
tunos de que los Ingleses habian olfateado el ,'erdadero
objeto de la espedicion dc Egipto , y ,'ohió á Francia
despues del 18 brumado. Desde entonccs le empleó el
emperador aunque sin darle el mando de ninguna escua-
dra hasta que por fin en 1809 le confió el gobierno de
las provincias marítimas de Holanda que acababa de reu-
nÍl'se!Í la Francia, donde se condujo nohlemente. Cuan-
do OCUl'l'ió la restaUl'acion se presentó á Luis XVIII que
le dió la gran Cl'UZ dc la legion dc honor )" cn 1815 el
mando supcrior de Brest. Mas adelante fuc Pal' de Fran-
cia. Bltimamcnte Luis Fclipe le elc"ó á la dignidad de
Ahnil'ante en 1851 y falleció el 26 de diciembre 1859
de edad de 87 ailos.


PAGINA 552.


4 Luis Montal1t-iUaribou , antiguo carabincro , atl-
ministrador del distl'Íto de Condon y tClliente coronel de
la guardia nacional, fué diputado á la legislativa por el
departamento de Gel's , y se declal'ó en noviembre de 91
uno de los defensores de los asesinos de Aviñon. HaIlá-
base de pl'csidcnte dc los jacobinos en los primeros dias
de agosto de 92 y cOlltrihu)'ó mucho á organizal' aquel
moyimien to: tanto tille en la sesion deldia 9 puso á de-
libel'acion sí seria importante entregar á la execracion pú-
blica á todos los miembros de la asamblea legislativa que
hubiesen votado en (m:or de La(ayette. En la época de las
matanzas de setiembre, hallándose preso en la Abadía el
diputado Jouneau, y sacándole de ella los mismos asesi-
nos, pidió que le ,'ohiesen á eneel'l'al' pal'a esponerle á
Jo~ peligros de aql1ellos dias. Como miemhro de la COll-
,"cneion ,'otó la muerte de Luis X VI, Y al momento Je nom-
braron individuo de la comision de "seguridad general.
En mayo de H3 filé de rcpt'esentante al egércíto dell\Iosela
donde eslu\'o mlly poco tiempo, ~" yohió para constituil'se
~lcusador de Jos gil'OlIdilloS y testigo adcmas de su causa.




368 , NOTA'S
Propuso é Ílízo decretar en los jacobinos que se pusiesen
los retratos de Marat y de BI,llto en I:1s pl'imeras sillas de
)a sala de la convencion)' tambien logró que esta decre-
tase la apoteósis de Mal'at. Fué autor del decl'eto que'
manda la conflscacion de bienes de los que se maten á sí
mismos. Se dice, aunque él lo ha negado, que denun-\
ció á su madre y á su hermana, que estuvo casada con
Bertl'and de l\lo11eville, y que tuvo la barbarie de ir á
presenciar el suplicio de los girondinos. Pel'o lo que ni
él ni nadie puede negar es que el 21 de enero de 94,
hajo pretestode celebrar el aniversario de )a muerte del
rey, llevó á la convencion á que pasase por debajo de la
guillotina en el momento en que estaban egecutando á
varios, de modo que la sangre de las víctimas manchó á
muchos diputados. Sin embargo este miserable, cubier-
to de tantos crímenes, gozó del beneficio de la amnistia
de 179G.


PAGINA 552.


B Pedro Bentabolle , abogado é hijo de un asentista
,de víveres durante la guerra de siete años, se díó á co-
nocer al principio de la revolucion por el ardor con que
abrazó sus principios, y rué bien pronto nombrado fis-
~al .del depal'tamento del Bajo Rhin, que fué quien le
uombró'diputado á la convencion. Votó en ella la muer-
te de Luis XVI y fué uno de los mas 'ardientes antago-
nistas de la Gironda. Despues de la batalla de Nerwinde
perdida por Dumouriez, pidió que se formase una ('0-
mision para juzgar á los generales. Cuando empezaron
los progresos de los del Vendée , propuso que se forma-
se un egército de 40 mil hombres para marchar contra
ellos, y que se disparase el cañon de alarma y se tocase
ú rebato en los departamentos inmediatos á Paris con sus-
pension de todo negocio civil y criminal. A fines de agos-
to de 95 le enviaron de representante al egército del nor-
te y destituyó al general Hedouville porque habia nacido
noble. Cuando en enero de 94 se presentó á la barra de
la convencion la_ muger de Chaliet', hizo que se la conce-




DEL TRADUCTOR. 369
utese una pension igual á la de la ,'iuda de J. J. Rousseau.
U n mes desplles apoyó la re"oeaeion de los decretos que
s~ habian espedido para perseguir' los crímenes de setiem-
bl'e ; pCI'O apenas sospechó la revolucion tel'widol'Íana,
.cu:mdo se declaró contra Rohespicrre, é hizo adoptar
tma medida favorable á {-os que e"taban presos por SOSllP-
chosos. El !) de .octubre de 94 le nombraron miembro
.de la comisíon de seguridad general y d~sdc aquelia 'épo-
-<'a anduvo vacilante entre los reactores que triunfahan
por las circunstancias, y los jacobinos hácia quienes le
.~lI'rastraba su inclinacion. En 1<> sucesivo den unció el dia-
rio del Amigo del pueblo qlW publicaba Lehoís, continua-
~10l' de l\'larat , y el Orador del pueblo pOI' Freron ; )WI'O
oponiéndose con empeño á flue se admitiese en la eon-
vencioo á los diputados que habian sido puestos fuel'a dc
.la ley asi como á que se suspendiese toda radiacioH de
la lista de los emigl'ados , porque decia que estos no tar-
darian en ocupal' todos los empleos públicos. En 179ti
fué miembro del- consejo de los 500 , Y en él se' o puso
agriamente á la propuesta de cerl'ar los clubs y socieda-
.des populares. En enero de 97 tuvo un desafio con su
compañero Goupilleau de Fontenay á quien dió una es-
locada. En el mes de agosto de aquel año recordó la
promesa que se habia hecho de dal' mil miUones de fl'an-
cos á los defensores de la patria, para lo cual el'a nece-
sario al'rancar.á todos los dilapidadOl'es del tesoro pú-
hlico cuanto hubiesen robado. Murió en Paris el 22 de
:lhril 179R.


PAGlNA 354.


() l\'leusnier general FI'ances miembro de la academia
y antiguo oficial de ingenieros, fué empleado en t 792
en el egército de Custille, y fué quien arregló la capitu-
Jacion en cuya vit,tud se entregó l\faguncia á IQS France-
ses el 2'1 de octubre de 92. Durante aquel nlismo ¡n-
"ierBO defendió valerosamente contl'a los Prusianos el
fucl'tecillo de Konigstein , y hahiéndose rendido por falta


lIJ. 2. 4




370 NOTAS
de ,-ÍYel't's , le cangearon inmediatamente y se volvio a
Maguncia. Pero e17 de junio de aquel año le llevó UD
muslo una hala de caño/n en el fuerte de Cassel y murió
el 13 del mismo mes.




',-:ONYENCION 'NACIONAl .• (11'92). :371


.cAPrI1JLO SESTO.


'('lOntinnacion de las operaciones m~lítal'(>s de Dumolli'íez.-
lHoclificaciollcs en el ministt·l'io.- P~ehc ministro ae la
guen.1.- Victoria de J(>mm;¡pes.- Situacion moral y poli-
tica de la Bélgica; cOlleJuela política de DUlllolll'iez. - To-
'JnR de'Gante, 1\10 os , Bl'uselas , NallJU/' 'y Amberes, con-
quista de la BélSicél hasta el l\iosa.- Mudanzas en la admi-
nistracion militar; desavenencias entl'c Dnmouriez, la con-
vencion y losministr05.- Que sitn:l('ion era J.. lIuestl':t en
los Alpes y en losPil'incos.


'Hahia salitlo Dumoluiez para B<'Ugica rlfines
tIe octubre, yel 2':) se hallaba en Valenciennes.
Arregló un plang'cneral seg'llll la i tlea <lue le do-
Ininaha y CAllsistia en atacal' al f'uemig'O de fren-
te , aprovechándose die la superioridad nunlél'ica
que tenia respect'O de é1. Dienh uhiera podido Du-
lnouriez, siguiendo el curso dell\losa con la rnayor
parte de sus fuerzas, inlpedir la I~Hnion de Cler-
fayt que llegaha dPo la Champagne, tO.fllar la es-
palda al dUfll1C Alherto, y e-g'e,cut:u ]0 <jite huhie-
ra debido hacer antes, (l('jando dPoacudir sohre
el Rhin y seguir el curso de este 1'10 hasta Clévcs:
pero era ya (li~Linto su plan y pr('feria {\ Un.'l naar-




372 REYOLUCION Fl: .\NCESA.
ella reallnenle sabia, alguna aecioll de brillo que
redoblase el valor de los soldados ya n1as al1inlO-
sos con el cai'lonco de Valmy, y destruir ]a opi-
llion general que de cincuenta aiios á esta parte se
había formado en Europa, de que los Franceses
por nlas escelentes (Iue fuesen para un golpe de
n1ano eran incapaces de ganar una batalla cam-
pal. La superioridad de sus fuerzas le permitia ha-
t.:er aquella tentativa, y no dejava de ser lwofun-
da la idea, igualnlente que las maniobras que des-
pues se le ha echado en cara no haber emplea-!
do. Sin elllhargo no omitió flanquear al enemigo
y separarle de Clerfayt; para lo cual situó al ge-
neral Valence en las orillas del Mosa, con órden
de que marchase desde Givet á Nanlur y á Lieja
eou el ejército de las Ardenas que constaba de 18
lnil hombres. D'Harville con otros 12 mil, tenia
órden de hacer lnovilnientos entre el grande ejér-
cito y Valence para flanquear al enemigo de mas
cerca, y estas eran las principales disposiciones
de DUlllouriez hacia su derecha. Por su izquierda,
-tlehia Labourdonnaie saliendo de Lille , recorrer
la costa de l~landes y apoderarse de todas las ciu-
dades máritimas; y luego que llegase á Amberes ,
se le habia mandado continuar por la frontera ho-
landesa hasta llegar al Mosa en Rurelnulllla. De es-
te modo se encontraba]a Bélgica encerrada en un
círculo, cuyo centro ocupaba Dumouriez con una




f.ONVENcION ~ACIONAL (1792. 373
masa d.e .i0 mil hOlnbres, y podia aniquilar [t sus
enemigos en cualquier punto en que pretendie-
ran hacer frente á los Franceses.


Impaciente de entt~ar en camparia y abrir la vas-
ta cal~rera donde le llamaba su ardiente imagina-
cion, hacia Dumouriez las mayores instancias pa-
ra que le llegasen las provisiones que le habian
prometido en Paris, y debian hallarse ya en Va-
lenciennes el 25. Habia dejado Servan el nlinistc-
rio de la guerra prefil'ienclo al cahos de la ad.mi.-
nistracion las funciones menos agitadas de un
mando en el egército, y se hallaba restableciendo
su salud y fortificando su cabeza en el campamen-
to de los Pirineos. Habia propuesto Roland l)ara
que le sucediese al general Pache . 1 , que era un
hombre sencillo, ilustrado y laboriQso que en
otro tiempo habia salido de Francia para irse á
vivir á Suiza, y hahía vuelto en la época de la re,
volucion , devolviendo el oficio pOI' el cual le ha-
bía concedido una pension el lnariscal de Ca s-
tl'ies 2 y se habia distinguido en las secretarias
del interior por un talento y aplicacion raras.
Solía llevarse en el bolsillo un pedazo de· pan y
no salia del ministerio ni aun para comer, traba-
jandodias enteros, cosa que habia agradado mn.,..
cho á Roland, igualmente que sus costumbres y
celo. Servan habia pedido tenerle á sus órdenes
{lurante su dificil administracion .de ag-osto y se-


'- .




nEVOLtCIO~ Fn.\.~CE'S.i.


setieInhrc, y Rolandsc le había cedido no sin
mucha repugnancia y solo pUl?' cong,itleracion á h.
ilnportalH.:ia de los trabajos de la guerra. Hizo Pa-
~he en aq,nel, nuevo empleo los luismos- servicios
que en el anterior, y cuando llegó á vacar el mi-
llisterio de la guerra, innlediatamente le- propu-
sieron para él conlO uno ae aquellos seres obscu-
~os pero- preciosos, á quienes la justicia y el inte--
res públi co. dehian asegurar un rúpido El Yor. C<r-
iUO Pache era- suave y lllOdesto, agradaba á todo el
11lundo y no podia Inenos de ser bien .. recihido, so-
bre- todo por los gieondinos (Inc' natnrahnentc'
cm-ltaban con la nlOtlera-t:ion política de un hOlubrc'
tan sosegado y juicioso, y que adelnas les debía
su fortuna. Los jaco'hinos con quienes tenia nlucha
dcferencia, exaltaban su modestia contraponién-
llola ú la que ellos lhunah:ul el orgullo y dureza
de llolalllL Ihlln01.11'ie~ por su parte'se alegró mu-
ellO de tenel' un lllinistl'o que parcela mas mane--
jable (fue los gil'ondinos- y lntt-S dispuedo á seguil'
sus ideas, pOl'que'en efecto no dejaba de tener al-
gunas· (1 nejas de Rolan,d. Este le Itabia escrito una
earta eUl1mnLl'c del consejo' , en la cual le decia
(lue hacia lnal en fluerel' ohlig'ar al lllinisterio á
(p.te adoptase sus- planes, y le mostraha tanta ma-
yor desc()ufianza cuanto le suponia mayor talento.
l\Ias eOlllO Rolaud era un llOlnhrc honrado y leal"
hubiera defendido en púhlico lo contraria de lQ;




CONYENClON NAClONAL (1792). 37;}
(fue Jecia. en su cOl'respondencia privada; pel'o Du-
Dlour-iez desconociendo la recta intencion de Ro-
land habia dado sus quejas á Pache, el cual al reci-
birlas le contestó con lisonjas y desconfianzas de sus
compañeros. Tal era el nuevo luinistro de la guerra,
situado entre los jacobinos ¡los girondinos y Du-
mouriez ,escuchando las quejas de los unos contra
los otros, y ganando la anlistad de todos con sus-
palabras y deferencia, de suerte que á cada cual le
ofrecia que tendrian en él un auxiliar y un an1Íg'o.


Dumouriez atrihuyó los retardos que sufi'ian las
provisiones del ejél'cito á la l'enovacion de las 06-
{:inus, y no- hahian llegado 111aS que la 111ita(1 de
las municiones y- furnituras prOlnetidas , cuando
se puso en lllal'cha sin esperar las restantes, es ....
cribiendo á Pache que necesitaba indispensable-
lnente 30 mil pares de zapatos, 25 nlÍI lnantas,
efectos de canlpamento para 40 mil hombres, y
sobre todo dos millones de francos en nUlnerario
para pagar el pre de los soldados, como que ell-
trahan en un país donde no tenían curso los asig-
nados, sí no que era preciso pagar en dinero cuan-
to comprasen. Todo se le prOluetió , y escitando
Dumouriez el ardor de las tropas y animándolas
con la perspectiva de una próxima y segura con-
(Iuista las llevó adelante,aunque desprovistas de lo
necesario para una campaña de .invierno en un
clima tan rigtwoso.




376 UEVOLUCION FRANCE'SA.
La marcha de Valence se hahía retardado por


una escararnuza en las inmediaciones de Longwy
y por la falta de efectos militares que no negaron
hasta noviembre, lo (:uaI ocasionó que pudiese
Clerfayt pasar sin obstáculo desde el Luxemburgo'
á la Bélgica, y reunirse al duque Alberto con 12'
mil hO'mbres. EntO'occs renunciandO' Dumouriez
á servirse de Valence mandó acercar la division
del general d'Harville, y nevandO' sus trO'pas en-
tre QuarO'ube'c y Quíevraint, se dió prisa á bus-
car el ejército ene'migu. El duque AlbertO' cO'-
m'O' buen austriacO' habia fO'rmadO' un cordO'n
desde TO'urna y hasta 1\'1O'ns, y aunque tenia 30
mil hO'mbres, no reunia mas que 20 mil en esta
última plaza. EstrechándO'le de cerca Dum,ourÍez ,
llegó el tres de nO'viembre delante del mO'lino de
BO'ussu y mandó á su vanguardia que estaba bajo
las órdenes del valiente Beu rnOlH'ille, que echase
'al enemigo de las alturas. A lO's principiO's salió
bien el ataque, perO' rechazada despues se vió pre-
cisada nuestra vanguardia á retirarse, y cO'nocien-
dO' DumO'urÍez cuan impO'rtante era no retrO'Cedel~
en aquellO's momentO's , vO'l vÍó á empujar adelante
á BeurnO'nviUe, hizO' tomar por asaltO' tO'das las po-
siciones enemigas, y el cincO' pO'r la tarde se halló en
presencia de los AustriacO's, que estaban atrinchera-
dO's en las alturas que rO'dean á la ciudad de 1\'1O'ns.


Hay en estas alturas circulares tres aldeas, que




CONVENCION NAClONAL (1792). 377
son Jemmapes, Cuesmes, y Berthaimont; donde los,
Austt'iacos, que esperaban ser atacados' en ellas,
habian formado la imprudente resolucion de man·'
tenerse firmes, y hecho lo posible para hacerlas
inespugnables. Ocupaba Clerfait á Jernmapes y
Cuesmes, y un poco mas adelante'acampaba Beau--
lieu por cima de Berthaimon. Estaban protegidas
aquellas posiciones por pendientes rápidas, bos-
ques, cortaduras de árboles. 14 reduttos ,una al'''
tilleria formidable, colocada en escalones y 20 mil
hombres de defensa, de suerte que parecia casi im-
posihle su acceso. Los tiradores Tiroleses ocupa-
han los bosques que se estendian por cima de las
alturas y la caballeria estaba colocada en el intér-
valo de las colinas y sohre todo en el valle: que
separaba á Jemmapes de Cuesmes, pronta á de-
sembocar y caer sobre nuestras columnas apenas es-


• tuviesen desordenadas por el fuego de las baterias.
En frente de este campo tan bien retrinchera-


do acampó Dumouriez, y fornló su ejército en se--
mi círculo paralelamente á las posiciones del· ene-
migo. El general d'Harville , que acahaha de reu-
nirse con el cuerpo de batalla en la tarde del 5 ,
fué destinado á maniohrar sobre el ala derecha
de nuestra linea, y desde el 6 por la mañana de-
bia esforzarse á flanquear las posiciones de Beau-
lien adelantándose cuanto pudiese, y ocupar lue-
go las alturas que estan detras de ~fons, única rc-




378 REY.OLUClON FftANCESi.
tirada de los Austriacos. Beurnonville, que' for-
Illaba la derecha de nuestro ataque tenia órden
de marchar sobre la aldea de Cuesmes, mientras
<¡ue el duque (le Chartres, * que servia en nues-
tro ejército con el grado de general y mandaba
aquel dia en el centro, debía acometer de frente
á Jenlmapes y penetrar al mislno tiempo por la
cañada que separaba esta, última aldea de la de
Cuesnles. Ultilnamente el general I,'errand 3 , á
quien se habia dada el 111ando de la izquierdar,
tenia encargo de atravesar una, al(lehuela llama-
da Quaregnon y dirigirse sobre el flanco de Jem-
mapes. Tados estos ataques dehian egecutarse en
colulnna por batallones y la caballeria estaLa pron-
ta pa~a sostenedas por dett'as y pOI' los costados.;
allnisma tiempo que nuestra artilleria estaba dis-
puesta de modo que pudiese batir cada reducto
de flanco, y apagar sus fueg'os si era posible. Ade-
mas de eso habia una reserva de infanteria y ca-
halleria que aguardada el éxito del suceso detra,s
del arroyo de 'Yalnc.


Durante la noche del cinco al seis propuso el
general Beaulieu á sus generales salir de los ah'in-
cheramientos y caer inopinadarnente sobre ·los
Franceses para desconcertarlos con un ataque
brusco y nocturno; pero no fue seguido aquel
enérgico dictánlen y el 6 á las 8 de la ln~ ñana es-


.. Hoy Luis Felipe 1 1'ey elt: lo:; Franceses,




CON\'f!:~ClO:( NA:ClONAL ("792). 37g
[aban los Franceses en batalla, llenos de ard<lr y
esperanza, aUfi'que espuestos á un fuego· mortífe-
ro ,yen presencia de unos atrincheramientos caSI,
inabordables. Sesenta )nil hombres cuhrian. el:
campe de batalla y cien bocas de fuego resona~
ban al frente de los dos ejércitos.,


P1'incipió el cai'lOneo desde por la mañana-, dan-
do órden DluDOuriez á los' genelmles Ferrand y
Beurnonville para que principiasen el ataque uno.
POl' la izquierda y otro por la dere'cha, nlientras
que él en. persona aguardariaen el ~entro- el mo-
mento de olu'ar y que d'Harville adelantándose á
las posiciones de Beaulieu les cortaba la retira-
da. Ferrand atacó déhilnlente, y Beurnonville no
llegó á apagar el fuego de los Austriacos, de suer-
te que eran las once y todavia el enemigo no.
{!staha desordenado pOl' los la(los en término que
s.e le pudiese atacar de frente. Entonces Dumou-
riez envió. su fiel Thouvenot á la ala izquierda pa-
ra decidir el suceso, y este mandando cesar un
callOneo Ínútil atravesó á Quaregnon , flanqueó á.
Jemlnapes y lllal'chando. derecho á la bayonela
subió- á la altura por ella do y arremetió el flanco
de los Austriacos. Apenas supo Dumouriez este
movimiento, cuando resolVió principiar el ataque
de frente empujando el centro contra Jernmapes.
Mandó adclanlal' su infanteria en columnas y co-
lQCÓ á los húsares y dragones de modo que eu ....




380 REVOLUCION FRANCESA.
briesen la cañada entre Jemmapes y Cuesmes,
de donde iba á lanzarse la caballería enemiga.
,Ilerrámanse nuestras tropas y atraviesan sin vaci-
lar el espacio intermedio, á pesar de que una bri-
gada, al ver desembocar la caballería Austriaca,' re-
trocedió algo y descubrió el flanco de nuestras co-
lumnas. En aquel instante un simple criado de
Dumouriez llamado Juan Bautista Renard, ce-
diendo á una inspiracion de valor é inteligencia,
echa á correr hacia el general de aquella briga-
da , le moteja su debilidad, le señala el peligro
y le hace venir á la cañada. Todo' el centro se ha-
hia resentido de aquel movimiento, y nuestros
hatallones principiaban á remolinarse bajo el fue-
go de las,baterias; pero el duque de Chartres se
arroja en medio de las filas, las reune, forma al
rededor de sí un batallo n , á quien dió el nom-
hre de Batallan de Jen~mapes y le lleva vigorosa-
mente al enemigo. Restablecido asi el combate y
amenazado Clerfayt por los flancos y el fl'ente, to-
davia resistia con heróica firmeza.


Testigo Dumouriez de tooos aquellos movi-'
mientos, aunque incierto del éxito, echa á correr
á la derecha donde toda via no se decidia el com-
h~te á pesar de los esfuerzos de Beurnonville. Era
su intencion terminar bruscamente el ataque, ó
bien replegar su ala derecha y servirse de ella
para proteger la retirada del centro, en caso




CONYENCION NACIONAL (1792). 381
(le ser necesario algun movimiento retrógt'ado.


Vanos habian sido hasta entonces los esfuerzos
{le Beurnonville contea la aldea de CueSlnes y ya
iba á replegarse cuando Dampierre , [¡ que lnan-
daba uno de los puntos del ataque, tomó consig'o
algunas compañias y se lanzó atrevidamente en
Inedio de un reducto. En el instante mismo que
Dampierre egecutaba esta valerosa tentativa, llega
Dumouriez y encuentra el resto de los batallones
sin gefe ,espuestos á un fuego terrjble, y vacilan-
do en pl'esencia de los húsares imperiales que se
preparaban á cargarlos. Et'an aquellos batallones
los lnÍsnlOS que en el campamento de Mahulde se
habían aficionado tanto á Dumouriez, y :así los
tranquilizó y dispuso á que se nlantuviesen firmes
contra la caballeria enemiga. Una descarga á tiro
de pistola hizo detener á esta última, y lanza-
dos los húsares de Bel'chini con mucha oportuni-
dad sobre ella acabaron de ponerla en fuga. En-
tonces Dunl0uriez ,poniéndose al frente de sus
batallones, y entonando con ellos el himno de la
lUarsellesa, los lleva tras sí á los atrinchera-
mientos, los arrolla todos y se apodera de la al-
dea de Cuesnles.


Terminada esta hazaña, estando Dumouriez
inquieto por la suerte del centro, vuelve á mar-
char á galope seguido de algunos escuadrones;
pero le sale al CIH'lwntro el duque (le Montpensiel'




382 RE,rOLUCION FRs\.NCES1.
(herIllanO seg'undo del actuall'cy de los franceses)
para anunciarle la victoria del centro, dehida
principalnlente á su hermano el duque de Char-
tres. Invadida de este llIodo por el flanco la aldea
de Jemmapes , y tomada la de Cueslnes, no po-
dia Clerfayt oponer ninguna resistencia y tenia
que retirarse; y as-i fué cediendo el terreno des-
pues de una honrosa' defensa, y abandonó á Du-
rllouriez una vicioria caramente disputada. Eran
las dos de la tarde y nuestras tropas 'pedian un
mOlnento de reposo? que les -concedió Dmuouriez,
haciendo alto sobre las alturas nlismas o.e aquellas
dos aldeas. Contaba con D'I1arville para la lwr-
secucion del enemigo, pues le habia encargado
que diese la vu€lta por BerthailllOllt, y fuese á
cortar la retirada de los Austriacos; per6 bien
fuese que la órden no se hubiese dado con bas-
tante claridad ,ó que no se hubiese cOlnprendido
bien, D'HarviUe 5€ habia detenido delante de
Derthaimont, cuyas alturas habia estatlocaií.onean-
do inútilmente. Lo cierto es (Iue Clerfayt se retiró
bajo la proteccion de Beaulieu, que no habia espe-
rimentado dañ{) alguno, y anlb6s tomaron el cami-
no de Bruselas, que no hahia cerrado d'Harvillr,


Costó la batalla á los AustL'iacos nlil y quinien-
tos prisioneros? cuatro mil y quinientos entre
llluertos y beridos y poco nlas Ó menos á los Fran-
ceses; pel'o Dumouriez disimuló la pérdida de




r.ONVENCION NACIONAL (1792). 383
los suyos, y no confesó mas que algunos cente-
nares de hombres. Se le ha echado en cara no
haber envuelto al enemigo marchando sobre su
derecha pal'a tomarle por la espalda, en lugar de
obstinarse en el ataque de la jzquierda y centro.
Esta hahia sido su idea supuesto que le dió la ór-
den ya indicada á d'Harville, pero no insistió
mucho en ella por un efecto de su viveza, que
muchas veces degeneraba en irreflexion, y por
el deseo de una accion hrillante, que es lo que
le hizo preferir en J emmapes ,. como en toda la
campaña, los ataques de frente. Pero no puede
negársele su presencia de ánimo y mayor ardor
en medio de la accion, llevando nuestras tropas á
la pelea y comunicándolas un ardor heróico. }"'ue
prodigioso el brillo de aquella gran accion, y la
victoria de Jelnnlapes reg'ocijó por un instante á
la Francia, y causó en EU1'opa una nueva sor-
presa. ~o se hablaba mas que de aquella va-
liente artillel'Ía que con tanta· serenidad y auda-
cia habia apagado el fuego de Jos reductos y del
valor con que los habian escalado nuestras tro-
pas, exagerándose el peligro y la victoria y corri-
giendose la opinion de Europa sobre la capaci-
dad de los Franceses de ganar hatallas campales.


Todos los republicanos sinceros de Paris tuvie-
}'on un gran gozo con a(fllCHa noticia y prepara-
ron festejos f'11 honor suyo. Fue presentado á la




't
• •


REVOLUCION FRANCESA.


convencioa el j óven Bautista Renard, criado de
Dum6uriez y gratificado por ella con una corona
cívica y la charretera de oficial. Igualmente aplau-
{:lieron los girondinos la victoria del general, tan-
to por patriotismo como por justicia, celebr án-:-
dola tambien los jacobinos, aunque con algunas
sospechas, por la necesidad que tenian de admi-
rar los triunfos de la revolucione El único que se
atrevió á desaprohar el entusiasmo de los Fran-
-ceses fue Marat., diciendo que Dumouriez no po~
dia menos de haber mentido en cuanto al número
de los muertos, porque no se atacaba una mon-
taña tan á poca costa; que no habia cogido ni
bagajes, ni artillería, que los Austriacos se habian
lnarchado tranquilanlente y que era una retirada
Inas bien que una derrota, cuando se le debía ha-
her tratado al enemig'o muy de otra lnanera ; y
lnezclando de este modo la sagacidad de las ob-
servaciones con el furor atroz de la calumnia, aña-:-
dia que aquel ataque de frente no habia tenido
otL'o objeto que el de sacrificar los bravos hata-
llones de Paris y que tanto sus cólegas en la COll-
vencion, eonlO los jacobinos y todos los France-
s.es eran unos lucntecaLos en ponerse á admirar
aquella empresa de tan huena fe ; pero que él, solo
declararía buen genel·al á Dumouriez cuando estu-
viese sOluetida toda la Bélgica, sin que se escapa-
ra ningun Austriaco., ni le lCJl(h·ia por buen pa-




CONVBNCION NACIONAL (1792). 385
b'iota hasta que estuviese profundamente revolu-
cionada la Bélgica y enteramente libre.-V osotros
los Franceses, decia, estais muy dispuestos áad-
mirarlo todo sin reflexion, yde la misma manera·
os esponeis á lo contrario. Un dia proscribis á Mon-
tesquiou y porque al siguiente os dicen que há
conquistado la Savoya os poneis á aplaudirle. Le
proscribis de nuevo y haceis que todo el mundo
se ria de vosotros con esas idas 'y venidas. ({ Yo
« desconfío y acuso siempre, porque son incom-
« parablemente menores los inconvenientes de esta
« disposicion de ánimo que los de la disposicion COll-
e: traria, porque no comprometen~ la seguridad pú-
Cl blica. Pueden sin duda esponerme á que me equi-
« voque respecto de algunos individuos, pero co-
(( mo veo la corrupcion del siglo y la multitud de
q; enemigos que por principios, por educacionó
« por interes tiene nuestra libertad, bien se pue-
({ de apostar mil contra uno á que no me equi-
« voco considerándolos á todos como unos intri-
« gantes y unos bribones siempre dispuestos á ma-
«quinar. Estoy pues mil veces menos espuesto á
« que me engañen los funcionarios públicos,
{( y mientras que la funesta confianza que en
«ellos se tiene, les dá facilidad para tramar
« contra ]a patria con seguridad y osadia, mi
« eterna desconfianza tiene despierta la aten-
(( cion pública y no les permite dar un paso sin


IIJ. ~5




386 IlEVOLUCION FRA.NCESA.
« tenl0L' tIe ser desenmascarados y castigados. • »
, Con aquella batalla quedaba abierta la Bélgica
para los Franceses; pero no dejahan de presen-
tarse gTandes : dificultades para Dumouriez, que
consistian en ver por una parte egercer su influ-
jo la revolucion francesa sobre el territorio con-
quistado y sobre otras revoluciones inmediatas
para acelerarlas ó asimilárselas , y por otra yer á
la demagogia penetrar en nuestro ejército parti-
cularmente en las administraciones, desorganizán-
dolas hajo preLesto de depurarlas.


Habia muchos partidos en la Bélgica; el pri-
mero el de la dominacion austriaca, que no existia
mas que en los ejércitos imperiales echados de :allí
por Dumouriez ; el segundo compuesto de toda la
nacion , de los nobles, de los clérigos, de los ma-
gistrados y hasta del mismo puehlo.que repugnaha
unánimemente el yugo estrangel'o y queria la in-


• dependencia dé la nacion belga; pero este se subdi-
vidia en otros dos, pues los clérig'os y los pri vilegia-
dos querian conservar los antiguos estados,las anti-
guas instituciones, las delnarcaciones de clases y
provincias, y últimamente todo, menos la donlina-
cion austriaca, contando en su favor una parte de
la poblacion ,que todayia era mny supersticiosa


* -Diario de la República francesa, por Marat, el amigo
del pueblo mim. 43, lunes 12 de noviemhre 1 i92.




'f.OXYE~ClO~ ~ÁCIO~AJ •• (1792). :lST
v ,lcrida al derQ; úlfiInalneütc los dcm .. rgog·QsÓ
jacobinos belgas aspiraban á una revolucion COlll-
pleta y á la soberauia del pueblo. Estos pedian la
ilivelacion francesa y la igualdad absoluta, de
Sllerte que cada uno adoptaba de la revolucion lo
que le convenia, procurando los privilegiados con-
servar su antigua s'ituacion y les plebeyos la de-
magogia y el domInio de la lnultitud. Entre estos
.. Iiferentcs partidos ya ,se deja conocer que Dumou ...
l'iez preferiria por 'inclinac'ion guardar un térmi-
no medio; porque si hien coulhatia con el Aus-
tria PQl' medio de su~ soldados, y desaprobaba las
pretensiones esclusivas de los privilegiados, tan1-
poco quería trasladar á Bruselas los jacobinos de
Paris y crear allí otros Chahot y otros Marat. Por
tanto des~aba conservar la antigua ul'ganizacion
ael pais, reformando únicamente en él lo que fue
se delnasiado feudal. I..a parte ilustra.da de la po-
hlacion entraba en estas 11liras, pero era muy di-
ficil uniformarla á causa dc la poca union de las
ciudades y provincias, fuera de que constituyén-
dola en asamblea, se la csponia ,á ser vencida por
el partido violento. En caso de lograr su inten-
cion , pensaba Dumouriez unir la Bélgica al im-
perio frances, bien por nlcdio de una alianza ó
por el de una verdadera incorporacion redondean~
do asi nuestro territorio. l\Ias lo que principal-
Juentc deseaba era impedil' las dilapidacioncj¡ ::r




388 REYOLUCIOl'( FRANCESA.
asegurar los innlensos recursos del pais para la
guerra, no indisponiendo á ninguna clase para no
esponer su ejército á que fuese víctima de alguna
insurrecciono Pensaba principalmente en conside-
rar al clero, que todavia tenia gran influjo en el
espíritu del pueblo; y últimamente queria cosas,
que la :esperiencia de la revolucion demuestra
ser imposibles y á que todo hombre político y ad-
ministrador debe resignarse á renunciar de ante-
mano. Ya verémos lnas adelante desarrollarse sus
planes y proyectos.


A I entrar en la Bélgica prometió en una pro-
clama respetar las propiedades, personas é
independencia nacional, mandando que todo se
mantuviese en el antiguo pie, que permaneciesen
las autoridades en el egercicio de sus funciones,
que se continuasen cobrando los impuestos y que
inmediatamente se reunieran las asambleas pri-
marias para formar una con vencion nacional que
decidiria la suerte de la Bélgica.


Otras dificultades harto mas graves se le ofre-
cieron, y tales consideraciones de política , de
bien público y de humanidad que le hubieran he-
cho desear en la Bélgica una revoiucion prudente y
moderada, pero tenia que mantener su ejército y
este era el negocio mas importante para él.Era ge-
neral, y ante todas cosas necesi taha ser victorioso',
para lo cual se necesitaban disciplina y recurso~.




CONVENCION NACIONAL (1792). 389
Apenas entró en Mons el 7 de noviembre por la
mañana, en medio de la alegria de los valientes
Brabanzones, que le presentaron una corona igual-
mente que al bravo Dampierre , cuando ya se en-
contró en los, mayores apuros. Sus cOlnisarios de
guerra estaban en Valenciennes, y no le llegaba
nada de cuanto se le habia prometido. Necesitaba
vestuarios para sus soldados que estaban medio
desnudos. víveres y caballos para la artilleria ,
carros muy ligeros para facilitar el movimiento de
la invasion sobre todo en un pais donde los tras-
portes eran sumamente difíciles, y últimamente
numerario para pagar á las tropas, porque en
Bélgica no eran admitidos con gusto los asigna-
dos, tanto mas cuanto los emigrados habian es-
parcido una multitud de ellos falsos, logrando
desacreditarlos; fuera de que ningun pueblo gu,,-
ta de tomar parte en los apuros de otro aceptan-
do un papel que representa sus deudas.


Tenia Dumouriez un carácter tan impetuoso
que tocaba en imprudencia y por tanto no es crei-
ble que hubiese perInanecido desde el 7 hasta el
t t en Mons ,y hubiera dejado retirarse tranquila-
me~te al duque de Sajonia Teschen , sino le hu-
biesen detenido á pesar suyo los porlnenores- de la
administracion ,absorviéndole el tiempo y la aten-
cion que hubiera debido emplear esclusivamentf'
en los asuntos militares. Formó un plan mny hien




t>ombinado, que era luacer por sí nlislllo con fas;
Belgas contratas de forrag'es, víveres y provisio-
Bes, en lo cual tenia llltQ multitud de ventajas,.
porque los objetos de consUluo estahan en el pais
mismo y HO tenia que tenlel' los retardos. Estas
~Olupras interesahan á InucllOs Belgas en la pre-
sencia de los ejércitos Franceses y corno habia de'
pagarse' á los vendedores- en asigmulos, ellos mis-
1n08 estaban obligados á fiu:ilitar la circulacion,
t~vitanda de eslp. modo fUlcerla forzosa, cosa muy
importante, porque llesde luego que á un indivi:'"
duo se le da por fuel'za cualquier rnaneda ,se con-
sidera roLado por la autorida<.l que' la inlpone y
'este es el Il'redio' de JIlOl'tificar mas generalmente
á un pueblo. Adelnas hahía pensado Dumouricl.
en tornar empréstitos del clero bajo la garantia de
la Francia, con los cuales tendría fondos y nunle-
ral'io y aUlltlue el clero sufi'iese momentaneanlen-
te, tendl'ia á lo lnenos la seguridad de su existen--
<áa y de sus Lienes , supuesto flue se' cOlltl'ataha
con él. Ultimam-ente, como la Francia tenia que
pedir ú los Belgas indetunizi.lciones para los gastos
de ana. guerra lihertadora, se hubreran incorpo-
rado aquellas en el pago de los elupréstitos, y con
poco que se añadiese quedaba pagada la gnerra y
Dumouriez cumplia la prOluesa de "ivir á costa
de la Bélgica sin vejarla Uf desorganizarIa. Pero
~stos eran planes del ingenio ~ y en tiempos de r{'-·




CONVEXCION NACIONAL. (1792). 391
"\'oluciones parece que este deberia tOInar un par·
tido decidido , ó bien previendo los desórdenes y
violencias que van á seguil'se retirarse inmedia-
tamente ,ó reisgllal'Se á ellas y consentir en ser
violento para continuar siendo útil al frente de los
ejércitos ó del estado.· Ningun hombre prescinde---
tanto de las cosas del nlUIHlo para seguir el pri7'
lller partido; y 5010 hay uno que fué grande y~supo
permanecer puro si3-uiendo el segundo. Este es
aquel que colocado en la cOJnision de salud pú-
hlica, sin tonuU' parte en sus actos políticos, se li-
lllitó á las atenciones de la guelTa y organizó la vic-:-
toria; cosa ll1Uy permitida, ll1Uy pUI'a y siempre
llluy patriótica, cualquiera que sea el réginlen en


.


cIue se VI va.
Para todas estas ccntratas y operaciones econó-


lnicas se había servido Dumouriez de un tal Ma-
Jus 5 , en·misario de guelTa á quien estimaba 111U-
ellO por su destreza y actividad, sin pararse de-
masiado en averiguar si era moderado ó no en
sus ganancias. Tamhien habia elllplcado á un tal
Espagnac 6 que era un antiguo abate 111Uy liber-
tino y uno de aquellos entes tan listos conlO cor,-
ronlpidos del antiguo réginlen, que desempeiia-
han todos los oíicio3 con lllucha gracia y habili-
dad', dejando en todos ellos una reputacion equí-
Yoca. Dllmouriez le envió al ministerio para espli·
cal' sus planes, y para que se ratificasen los COlll-




O~)9
.... -


RR"OLVCION FRANCE'SA. •


promisos que habia tomado. Ya se habia murmu-
rado bastante de él con la especie de dictadura ad-
ministrativa que se abrogaba, y con la moderacion
revolucionaria que habia mostrado con los Belgas,
sin que necesitara comprometerse todavia nlas
por su asociacion con hombres ya sospechosos, y
que cuando no lo fueran iban á serlo muy pronto.
En efecto ya cOl'ria cierto rumor general co-ntra
las administraciones antiguas, que, segun se de-
da, estaban llenas de bribones y aristócratas.


Despues de haberse ocupado de la manuten-
cÍon de los soldados, trató Dumouriez de acelert.r
la marcha de Labourdonnaie, el cual despues de
haberse obstinado en quedarse atras y no haber
entrado en Tournay sino muy tarde, provocaba en
aquella: ciudad escenas dignas de los jacobinos y
levantaba gruesas contribuciones. Mandóle Du-
mouriez que marchase rápidamente sobre Gante
y el Ecalda para dirigirse á Amberes y acabar la
circunvalacion del pais hasta el Mosa. Tambien
Valence habia llegado por fin á ponerse en linea
despues de muchos retardos involuntarios, y tuvo
órden de hallarse el 13 ó el14 en Nivelles ; porque
creia Dumouriez que el duque de Sajonia Teschen
se retiraria detras del canal de Vil vorden y queria
que Valence flanqueando el bosque de Soignies se
adelantase detras del canal é hiciese frente al du-
que en el paso del Dy le.




CONYENCION NACIONAL (t792). 393
El 11 salió de·lUons y alcanzÓ' aunque muy len-


tamente al ejército enemigO', que tambien se re ti-
l'aba con estraordinaria lentitud; y como estaba
tan mal servido por los transportes, no pudo lle-
gar á tiempo conveniente para suplir los retardos
que habia tenido precision de sufrirr El 13 ade--
lantándose en persona con una simple vanguardia
se encontró en medio del enemigo en Anderlecht
y estuvo para ser envuelto, pero con su astucia y
firmeza acostumbradas desplegó su reducida tro-
pa y usó con mucho aparato de algunas piezas
de artilleria, de modo que persuadió á los Aus-
triacos que estaba alli con todo su ejército. Asi
logró contenerlos- y tuvO' tiempo de ser socorrido
por sus soldados, los cuales sabiendo su crítica
situacion, echaron á correr á toda pri~ a para li-
bertarle.


El 14 entró en Bruselas, y allí principiaron de
nuevo los apuros administrativos, no teniendo ni
dinero ni ninguno de los recursos necesarios para
la manutencion de sus· tropas. Allí supo que el mi-
nisteriohabia reusado apl'obar sus últimas contra-
tas, esceptuando una sola, y que todas las antiguas
administraciones habian sido disueltas y reempla-
zadas por:una comision llamada de'compras. Esta era
la única que en lo sucesivo tenia derecho de com_
prar para la manutencion de los ejércitos, sin que
se permitiese á los g'encrales mezclarse para na-




391.
da en estos puntos; y este fué el principio de una
revolucion que se prepat'aha en las adnlillistracio-
nes, é iba á entregarlas por algun tiempo á una
desorganizacion completa.


Las administraciones que exigen una larga prác-
tica y aplicacion especial, son por lo comun aque-
llas en que tarda IDas en penetrar una revolucion
porque escitan llleno,S alubiciones, y porque la
necesidad de conservar sugetos capaces, les pone
ú cubierto del furor de las innovaciones. Por eso
no se habia hecho casi llinguna altel'acion en los-
estados mayores ni en los cuerpos facultativos del
ejército, ni en las secretarias de los diferentes mi-
nistet'ios, ni en las antiguas provisiones de víve-
res, sobre todo en la marina, que es de todos los
ralDOS de la administt'acion lnilitar el que exig-c
Illas especiales :conocimientos. Asi no dejaban de
gritar contra los aristócratas que estaban emplea-
dos en aquellos cuerpos, Inaldiciendo del consejo
egecutivo por que no los renovaba. La que causa-
ba mas irritacion era la adminÍstracion de víveres
y todos los dias se hacían cargos justos á los pro-
veedores, que por disposicion del estado y sobre
todo á la sombra de aquel mOlDento de desórdell
exigian precios exorbitantes en todas las contratas,
daban los peores géneros á las tropas y rohaban
al estado con el mayor descaro. De todas partes
era nnifonne el grito contra aquellas es acciones y




COl'i'VENCION NACIONAL (1792). 395,
tenian cO'ntra si un adversariO' inexol'able en el
di putado CambO'n de lUO'ntpellier, que CO'l1lO' afi-
cionado á luaterÍas de hacienda y ecO'llo-1nra pú-
blica, habia adquirido- un gran ascendiente en es-
te génerO' de discusiones y gO'zaha de tO'da la con-
fianza de la asamblea. Aunq,ue demócrata bien de-
cididO' ,no habia dejadO' de clamar contra las esac-
áO'nes Idel ayuntamiento, y no dejaba de sO'r-
prender verle perseguir como rentista desórdenes
fIue acaso- hubiera escusado :cO'mO' jacobino. Con
mas energía se desencadenaba contra los provee-
tIores persiguiéndoles con tod~\ la fug"a de su cu-
racter. Cada día denunciaba nuevas fraudes- y re'-
damaba su represion, estando todo el mundo de
acuenlO' con él en este punto, pOl'que los hO'n1-
hres de hien quel'Ían castigar á los bribones, los
j:acobinos persegüir aristócratas, y los intrigantes
propO'rcionar empleos vacantes.


EstO' fue lo que decidió á formar una comi-
siO'n compuesta de algunos individuos' encarga ....
dos de hacer todas las compras por cuenta de
la república, creyendo que aquella comision
única y responsahle ahorraría al estado las frau-
des de aquella multitud de proveedores aislados,
y que compl'ando ella sola para todas las admi-
nistraciones, no haria suhir los precios la con-
currencia, conlO sucedía cuando cada rninisterio
¡, cada ejército contrataban individualmente pa-




396 ItEVOLUGION FRANCESA.
ra SUS necesidades respectivas. Se creó aquella ad·
ministracion con dictámen de todos los minis-
tros, declarándose Cambon muy partidario de
ella, porque esta forma nueva y sencilla halaga-
ba su inclinacion á mandar, y asi se le intimó á
Dumouriez que no verificase contrata alguna en .
adelante, sino que anulára las que acababa de
firmar. Al mismo tiempo se suprimieron las ca-
jas de los regimientos, y se llevó con tal rigor la
egecucion ,que hubo sus dificultades para pagar á
la tesoreria nacional un préstamo hecho por un co-
merciante belga al ejército con recibode Dumouriez.


Esta revolucion en la administracion de los vÍ-
veres, cuyo motivo era laudable, coincidia des-
graciadamente con circunstancias que iban á ha-
cerlaproducir efectos desastrosos. Habia tenido
Servan que proveer durante su ministerio á las
primeras necesidades de las tropas aceleradamen-
te reunidas en la Champagne, y no habia hecho
poco en salir de los primeros apuros del momen-
to; pero despues de la campaña de la Argona se
hahian consumido todas las provisiones hechas á
duras penas, y los voluntarios que habian salido
de sus casas con un solo vestuario estaban ya
casi desnudos, de suerte que era necesal,io un equi-
po completo para cada uno de los ejércitos y
renovar todo el material en medi o de un invier-
no y á pesar de la rapidez de la invasion de la




CONVENCION NACIONAL (1792). 397
Bélgica. Por tanto recaia sobre Pache una carga


inmensa y á pesar de su mucho talento y aplica-
cion , tenia un carácter tan débil ,que le inclina-
ba á complacer á todo el mundo y en particular
á los jacobinos, de suerte que no se atrevia á
mandar á nadie, ni comunicar el nervio necesa-
rio á su administracion. Si se reunen pues la de-
bilidad de un ministerio nuevo, el desórden ge-
neral en el estado, la inmensidad de las necesi-
dades, las dificultades de la estacion, la urgencia
de la brevedad y sobre todo una revolucion en
el sistema administrativo, fácilmente se concebi-
rá la confusion de aquel primer momento, la des-
nudez de los ejércitos, sus amargas quejas y la
violencia de los cargos entre generales y lllinistros.


Apenas supo Durnouriez aquellas mudanzas ad-
ministrativas se incomodó altísimamente , porque
mientras se organizaba el nuevo sistema veia es-
puesto su ejército á perecer de miseria sino se
mantenian y egecutaban sus contratas. Tomó pues
sobre sí mantenerlas y dió órden á sus agentes
Malus, d'Espagnac , y un tal Petit-Jean 7 que con-
tinuasen sus operaciones bajo su responsabilidad.
Al mismo tiempo escribió al ministro con tal to-
no que no podia menos de hacerle mas sospecho-
so todavia á los demagogos que eran desconfia-
dos, suspicaces y ya estaban muy descontentos
de su frialdad :revolucionaria y de su dictadura




398 Il'EVOLUCION FRANCESA.
<tdministratiya. Declaró que exigía para contInuar
sus servicios, que se le dejase la f:lcultad de pro-
veer el mislllo á las necesidades de su ejército;
sostuvo que era un absurdo la tal comision de
{:ompras porque tendría que sacar con mucho tra-
bajo y de lejos lo que con tanta facilidad se en-
contraba en los mismos sitios; que los trasportes
ocasionarian gastos y retardos iUIl1enSOS, durante
los cuales se llloririan de halnhre los ejércitos y
los aniquilaria el frio y la miseria, y que los Bel-
gas perderían todo interes en la presencia de los
Fi'anceses y no facilitarian la circulacion de los
asignados ;qu~ el pillage de los proveedores con-
tinuaría COIllO antes, porque la facilidad de ro-
bar al estado en las provisiones habia hecho siem-
pre y haría ladrones, sin que tampoco hubiera
{Iuien impidiese á los mismos llliemhros de la co-
nlision hacerse asentistas y conlpradores, por mas
que la ley lo prohibiese; y que por tanto ese no
era mas que un sueño vano de economia , que
aun cuando no fuese quimérico ocasionaria por el
pronto una desastrosa interrupcion en el servi-
cio. Lo que mas contribuia á irritar á Dumouriez
contra la comision de las compras, era ver entre
sus miembros criaturas del ministro Claviere , in-
firiendo que aquella innovacion era efecto de la
desconfianza de los girondinos contra él. Sin enl-
Largo era una eleccion hecha de buena fe y apro-




COXYE"f.W" XAf.TOXAL (1792). 3-99
h:c\da por todos los lados de la cámara sin ning'u-
na intencion de partido.


Si Pache se hubiera conducido como ministro
patriota y firme, hubiera dehido procurar satis-
{¿lcer al general y conservarle para la república.
Para esto hubiera sido preciso exalninar sus de-
111andas y reflexiones, ver y satisfacer lo que en
ellas fuese justo y desechar lo restante, dirigién-
dolo todo con autoridad y yigor, de modo que
impidiese las reconvenciones, las disputas y la
confllsion. Lejos de eso Pache á quien ya acusa-
ban los girondinos de debilidad, y que en efecto
estaba prevenido contra ellos, dió lugar á que se
agriasen entre sí el general, los girondinos y la
convencion. Leia en el consejo las cartas irreflexi-
vas de Dumouriez en que se quejaba ahiertamen ..
te de las desconfianzas que de él tenian los mi-
nistros girondinos; y en la convencion daha par-
te de las delnandas imperiosas amenazando con su
dimision en caso de reusársele. No diciendo mal
de nada, pero al mismo tiempo sin dar ningu-
nas esplicaciones y afectando en sus infornles una
escrupulosa fidelidad, dejó que cada cosa produgera
sus perniciosos efectos ,quedando los girondinos, la
cOl1vencion y los jacobinos irritados cada uno á su
manera de la altivez del general. Cambon se puso
furioso contra Malus, D'Espagnac y Petit-Jean
citando los precios de las contratas, que eran es-




.wo ItEVOLUCI0N FRANCESA.
cesivos, pintando el lujo escandaloso de Espagllac,
las antiguas malversaciones de Petit-Jean y lllan-
dándolos a~~restar á todos tres por órden de la
asamblea. Pretendió que DUlllouriez estaba ro-
deado de intrigantes que era indispensable apar-
tar de su lado; sostuvo que la comision de ,com-
prasera una institucion escelenLe ; que tomar los
objetos de consumo en el teatro mismo de la guer-
ra era privar de trabajo á los obreros franceses
yesponerlos á los inconvenientes de la ociosidad:
que en -cuanto á los asignados no se necesitaba
usar de artificio alguno para hacer que circula-
sen ; que -el general habia hecho muy mal en no
dar órden para -que se admitiesen por fuerza, y
trasladar á Bélgica la revolucion toda entera con
su régimen, sus sistemas y sus monedas; y que los
Belgas á quienes se proporcionaba la libertad;, de-
bian aceptarla con sus ventajas y sus inconvenien-
tes. No se le consideró á Dumouriez en la tribuna
de la convencion sino como un hombre ~engaña­
do por sus agentes; pero en los jacobinos y en el
periódico de Marat se -dijo redondamente que es-
taba de acuerdo con ellos y recibia una parte -de
los beneficios , de lo cual no habia otra prueba
que el egemplo bastante frecuente en los gene-


"rales.
Se vió pues precisado Dumouriez á entregar sus


tres comisarios, y aun le hicieron la afrenta de




tONVBNCIOJ.lf NACIONAL (1792). 401 .
mandarlos arrestar á pesar del salvo conducto
que les habia dado. Pache le escribió con su acos-
tumbrada dulzura que se examinarian sus peti-
ciones, se proveeria á sus necesidades, y que pa-
ra eso haria la comision de compras adquisicio-
nes considerables, anunciándole al mismo·tiempo
numerosos envios que no llegaban jamas. Viendo
Dumouriez que no recibia nada, continuaba que-
jándose, de modo que leyendo por una parte las
cartas del ministro, cualquiera hubiera creido que
todo estaba nadando en la abundancia, y leyen-
do por otra las del general, se veía una absoluta
desnudez. Dumouriez tuvo que recurrir á mil
espedientes, y préstamo.; de los cabildos de las
iglesias, y su único recur so fue una de las con-
tratas de Malus que le habia n permitido mantener
vista la urgencia, de modo que en sustancia hu-
bo de detenerse todavía en Bruselas desde el 14
hasta el 19.


En aquel intérvalo separaclo Stengel con la van-
guardia ,habia tomado á Malinas, y era una
conquista importante, á causa de las municiones,
pólvora y armas de toda especie que habia en ella,.
y formaban el arsenal de Bélgica. Labourdonnaie
hahia . entrado el 18 en Amberes, donde organi-
zaba cluhs, indisponia á los Belgas dando espe-
ranzas á los agitadores populares, pero sin pensar
en atacar con vigor el castillo. No pudiendo Du-


111. 26




402 REVOLUCION FRANCESA.
mouriez acomodarse con un teniente, que tanto
se ocupaba de los clubs, y tan poco de la guerra l ,
le reemplazó por Miranda que era un personage
muy valiente, y habia venido á Francia en la épo-
ca de la revolucion , y obtenido un gr~do supe-
rior por la amistad de Petion. Privado Labour-
donnaie de su ejército, y vuelto al departamento
del Norte, se puso á escitar el celo de los jacobi-
nos contra Cesar Dumouriez, que era el nombre


.' que ya empezaban á dar al general.
Las primeras intenciones del enemigo habian


sido situarse detras del canal de Vilvorden y po-
nerse en relacion con Amberes, cometiendo en
ello la misma falta que Dumouriez cuando pro-
curaba acercarse al Escalda, en lugar de correr
hacia el Mosa, como hubieran debido hacerlo
ambos, el uno para retirarse, y el otro para inl-
pedir la retirada. Por fin Clerfayt, que habia to-
mado el mando, conoció la necesidad de repasar
prontamente el Mosa , y abandonar Amberes á su
suerte; y entonces Dumouriez nlandó venir á Va-
lence desde Nivelles á Namour para poner el si-
tio , y cometió la grave falta de no enviarle, como
debiera, al Mosa para:cortar la retirada á los Aus-
triacos. La derrota del ejército que defendía la
plaza hubiera probable.mente ocasionado su ren-
dicion; pero se carer:ia entonces del ejemplo de
1as grandes maniohras estratéjicas, y ademas no




CO~VENCION ~ACIONAL (1792). ! .. 03
tuvo en e~te caso Dumouriez, como en otros nlU-
chos,la reflexion necesaria. Salió de Bruselas el 19;
el 20 atravesó á Lonvain; el 22 alcanzó al enemi-
go en Tirlenl0nt, y le mató de 300 á 400 hombres.
Otra vez detenido allí por una escasez absoluta.,
110 pudo volver á ponerse en marcha hasta el 26,
Y llegó el 27 delante de Lieia, donde talnbien tuvo
una fl.crte escaramuza en Varoux contra la reta-
guardia enemiga. El general Starai 8 que la Dlan-
daba, se defendió sloriosamente y recihió' una he~'
rida mortal. Ultimamente el 28 por la mañana en-
tró Dumouriez en Lieja con aclamaciones del pue-
blo, que tenia disposiciones muy revolucionarias .
. Miranda habia tomado la ciudadela de Amheres
el 29 y podia conduir la circunvalacion de la Bél-
gica, marchando á Ruremunda. Valence ocupó á
Namur el 2 de diciembre y Clerfayt se dirigió ha-
cia el Roer, mientras que Beaulieu marchaba á
Luxemburgo.


Ya desde aquel momento estaba"ocupada la Bél-
gica hasta el l\'Iosa, pero quedaba por conquistar
el pais hasta el Rhin ,y todavia le restahan á Du-
mouriez grandes obstáculos que vencer. Fuese la
dificultad de los trasportes, ó .negligencia de las
oficinas, nada llegaba al ejército, y por mas que
hubiese grandes provisiones en Valenciennes ·,de
todo sc carccia en el Mosa, porque Pache, para
satisfacer á los jacobinos, les había dado entrad.t




404 l\EVOLUCION FRANCESA.
ensus oficinas, y reinaha en ellas una gran desor
ganizacion. Estaba des<~uidado el trabajo ,ó no se
hacia con la atencion debida. saliendo á cada paso
órdenes contradictorias, de suerte que habia lle-
gado á ser imposible todo servicio , y cuando el
ministro estaba creido en que habian marchado
los trasportes, no habia salido uno siquiera para
el ejército. No contribuyó poco á aumentar el de-
sórden la institucion de la comision de compras,
y el nuevo comisario' Ronsin 9 que habia reempla-
zado á Malus y á d'Espagnac ,por haberlos de-
nunciado, era acaso el mayor obstáculo. Habiendo
sido muy mal recibido en el ejército y asombrado
el mismo de la carga que habia aceptado, conti-
nuó por órden de Dumouriez las compras en el
mismo pais , á pesar de las últimas determinacio-
nes. Por este medio no le faltó al ejército pan y
carne; pero en cuanto á vestuarios, medios de tras-
porte , numerario y forrages faltaban absoluta-
lnente y los caballos se morian de hambre. Otra
calamidad afligia notablemente al ejército, qu e
era la de3ercion , y los mismos voluntarios que en
el primer entusiasmo se habian apresurado á ir
á Champagne, estaban ya muy frios luego que
pasó el momento del peligro. Ademas estaban dis-
gustados con las privaciones de todo género que
esperimentaban y asi desertaban á grupos. El cuer-
po solo de Dumouiriez habia perdido por lo me-




CONVENCION NACIONAL (1792). 405
nos 10.000 hombres y cada dia iba perdiendo mas.
Tampoco se verificaban las levas Belgas, porque era
casi imposible organizar un pais donde las dife-.
rentes clases de la poblacion y las provincias no
estaban en manera alguna dispuestas á entender-
se. Lieja abundaba en el sentido de la rrvolucion.
pero el Brabante y la Flandes miraban con des-
confianza los jacobinos que acudian á los clubs es-
tablecidos en Gante , Amberes ,Bruselas etc. El
pueblo Belga no estaba tampoco muy de acuerdo
con nuestros soldados, que pagaban en asignados,
sin querer en ninguna parte recibirlos, mientras
que por otra parte reusaba Dumouriez darles un
curso forzado. Por manera que aunque victorioso
el ejército, y dueño del campo, se hallaba en una
sÍtuacion fatal por la escasez, la desercion y el es-
píri tu incierto y casi contrario de los habitantes.
Asaltada la convencion con los partes contradic-
torios del general, que se quejaba con altivez, y
del ministro, que certificaba con modestia y segu-
ridad , que se habian hecho los mas abundantes
envios , nombró cuatro comisarios de su seno·, pa-
ra que fuesen á convencerse por sus ·ojos del ver-
dadero estado de las cosas; y fueron Danton, Ca-
mus, Lacroix y Cossuin.


Mientras que Dumouriez habia empleado el mes
de noviembre en ocupar la Bélgica hasta el Mosa,
Custine corriendo siempre por las inmediaciones




406 UYOLUCIO~ FRANCES.t
de Francfort y del ~Iein, se veía amenazado por
los Prusianos, que volvían á subir el Lahn. Hu-
biera querido que todos 1.os recursos de la guer-
ra se hubiesen empleado donde él estaba para cu-
brir sus espaldas y asegurar sus locas- incursio-
nes en Alemania. Por eso no cesaba de quejarse
de Dumouriez porque no llegaba á Colonia, y. de
Kellermann parque no iba sobre Coblentz. Ya he-
mos visto las di~cult¡¡l(:es qtiC !lnpedian á Dumou-
riez andar mas de prisa; y para que KeUerrnann
pudiese hacer algun moviIniento, era necesarlo que
renun~iarÁ(loCustine á las incursioncs, que tanto
celebraba la tribuna c!e los jacobinos y los perió-
dicos , se con~uv:ese en !üs línlites del Rhin, .Y que
fortificando á lJaguncta quisiera bajar él rniSlllO


. á Coblentz. I)ero lo que deseaha es que los dernas
11lanidlrasen f su es:)aIda. Dar~ t.3ner el hon<Jir de


1 , .1.


tomar la ofensiva en fJeman2~. Irnpol'tunado el
consejo ejecutivo con sus solicitudes y queias, de-
puso á Kellci'mann y le t'eemplar.ó con Beurnon ......
ville, dando á este último ra tard{a mision de to-
mar á Tréveris en una estccicn mu.y adelantada, y
en un país pobre y difíci! de ocupaT. Solo se ha-
bia prcsentado una h:leaa ccaslon para ejecutar
aquella empresa, que e:-a ~ los principios mar-
chando cntl'e Luxelnhurgo y TréveI':s, llegando á
Coblentz luielltl'aS que Custinc se dirigia al Rhin
en cuyo caso se habria derrotado á Jos Prusianos 1




CONVENCION NACIONAL (1792). 407
que estaban abatidos con sus pérdidas en Chanl-
pagne, y se hubiera dado la mano á Dumouriez
que debia estar en Colonia, y cuando no estuviese,
se le habria ayudado á lo menos á estarlo. De es-
te modo, ya que fuese imposible tomar de viva
fuerza á Luxemburgo y Tréveris, se les hubiera
ocupado por hambre y falta de socorros. Pero co-
mo Custine se habia empellado en sus correrías por
la Vesaravia y el ejército del ~Iosella habia estado
acantonado y no era ya tiempo á fines de noviem-
bre para marchar contra aquellas plazas y soste-
ner á Custine contra los Prusianos ya reanimados y
que subian por el Rhin. No dejó Beurnonvillede
hacer valer estas razones, pero se estaba en ánimo
de conquistar y se queria castigar al elector de
Tréveris por su conducta con la Francia, y así se
dió órden á Beurnonville para intentar un ataque,
el cual ejecutó con igual ardor que si hubiera si-
do de sU aprobacion. Pero despues de algunos
combates brillantes y obstinados , tuvo precision
de retirarse á la Lorena, y de :resultas viéndose
comprOlnetido Custine á las orillas del l\Iein, no
por eso queria confesar, en medio de su retirada,
la insustancialidad de su conquista, sino que per-
sistia en mantenerse sin ninguna esperanza fun-
dada de buen éxito. Habia puesto en Francfort
una guarnicion de dos mil y cuatrocientos hom-
bres, y por insuficiente que fae~e esta fuerza en




40S IlBVOLUCION FRANCESA. •.
una plaza abierta y con una poblacion exasperada
con injustas contribuciones, le dió órden al co-
mandante para que se mantuviese allí, mientras
que él, apostado en Ober-Usel y Hombourg, un
poco mas abajo de Francfort, afectaba un orgullo
y 'constancia ridículas. Tal era la sitnacion del
ejército en aquel punto á fines de noviembre y
principios de diciembre.


Nada se habia adelantado todavia en las orillas,
del Rhin; mas en los Alpes andaba la cosa toda-
via peor, por que aquel general Montesquiou, á
quien dejamos negociando en la Suiza y procu-
rando traer á la razon á Ginebra y al ministerio
Frances, se había visto precisado á emigrar. Le
armaron una denuncia por haber comprometido
segun decian, la dignidad de la Francia, permi-
tiendo que se insertára en el proyecto de conve-
nio un artículo por el cual debian alejarse nues-
tras tropas, y particularmente por haberle ejecu-
tado. Lanzóse contra él un decreto y se refugió á
Ginevra; pero lo que él habia hecho estaba ga-
rantido por su propia moderacion, y al mismo
tiempo que le acusaban se transi jia con Ginevra
segun las bases que el mismo habia establecido.
Ibanse retirando las tropas de Berna y las fran-
cesas se acantonaban en los limites convenidos,
quedando asegurada para la Francia la preciosa
neutralidad Suiza y garantido para muchos años




tONVENCION NACIONAL. (1792). 409
uno de sus flancos, sin que se reconociese jamas
aquel importante servicio, gracias á las inspiracio-
nes de Claviere y á la ridícula susceptibilidad que
nos habian inspirado nuestras recientes victorias.


En el condado de Niza se habia vuelto á reco-
brar gloriosamente el puesto de Sospello, que nos
habian arrebatado momentaneam'ente los Pía-
monteses, y volvieron á perder con un reves con·
siderable. Esta ventaja era debida al general Bru-
net le. , de suerte que nuestras flotas, que domina-
ban en el mediterraneo , iban á Génova y Nápo-
les, donde reinaban familias de' lacasa de Borbon,
y últimamente á todos los estados de Italia, ha-
ciendo reconocer la nueva república francesa.
'Despues de un corto cañoneo delante de Nápoles
se habia concedido el reconocimiento de la repú-
blica, y nuestras escuadras volvian orguUo,as de
haber arrancado aquella confesion. En los Piri-
neos no se habia movido nadie y Servan se veia
apuradisimo por falta de medios para reorganizar
el ejército de observacion. A pesar de los enor-
mes gastos de ciento ochenta y hasta doscientos
millones por mes, todos los ejél'citos, el de los
Pil'ineos, el de los Alpes y el del Mosella estaban
eI,l la misma escasez por la desorganizacion del
servicio y confusion que reinaba en el ministerio
de la guerra. Mas esta miseria en nada disminuía
nuestra embriaguez y orgullo de la victoria, por ..




410 REVOLUCION FRANCESA.
que estaban los ánimos exaltados con lo de Jem-
nlapes, con la toma de }<'ranfort, con la ocupa-
don de la Savoya y Niza , y con el súbito cambio
de opinion de la Europa en nuestro favor, de
suerte que ya se les figuraba oir que se dislocaban
todas las monarquias, y que los pueblos iban á
,.destruir los tronos y formarse en repúblicas. «Ah
« si fuera cierto, decia un miembro de los jacobi-
« nos hablando de la reunion de la Savoya á la
c( Francia, si fuel'a cierto que hubiese llegado ya
ce el momento de despertarse los pueblos! Si fuera
e: cierto que el trastorno de todos Jos tronos habia
« de ser una consecuencia inmediata de las ven-


, « tajas de nuestros ejércitos y del volcan revolu-
« cionario; si lo fuera que las virtudes republica-
« nas vengasen por fin al mundo de todos los crí-
c( menes coronados; que cada region ya libre for-
e: mase entonces un gobierno conforule á la mayor
«ó menor estension que le huhiese fijado la natu-
«raleza, y que un cierto número de diputados es-
C( traordinario~ de todas aquellas convenciones na-
(e cionales forInase en el centro del gloho una con-
e: vencion universal, que velase continuamente en
« el mantenimiento de los derechos del homhre,
« en la libertad general, y en la paz del género


h a
' *


« um no ....... »


,. Discurso de lUilhaud ,diputado del Cantal, pronuncia-
do en los jacobinos en noviembre do 17U2.




CONYENCION NACIONAL (1792). 41 i
En aquel momento, sabiendo la convencÍon las


vejaciones cometidas por el duque de Dos Puen-
tes 1t contra algunos súbditos de su dependencia,
cspidió, en un rasgo de entusiasmo, el decreto
siguiente:


({ La convencion nacional declara que concede-
«rá auxilios y fraternidad á todos los pueblos que
«quieran recobrar su libertRd, y encarga al poder
({ ejecutivo que dé órdenes á los generales de los
« ejércitos franceses, para socorrer á los ciudada-
({ nos que hayan sido ó fueren vejados por causa
( de la libertad.


« La convencion nacional manda á los genera-
« les de los ejércitos franceses que hagan impri-
({ mil' y fijar el presente decreto en todos los sitios
e( á donde conduzcan las armas de la república.


« Paris 19 de noviembre 1792.»






NOTAS DEL TRADUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO SESTO ..


-c;_
PAGINA 373.


1 Juan Nicolas Pache ministro de la guerra 'y despues
corregidor de Paris era hijo de un suizo, portero del
mariscal de Castries, que le proporcionó una educacioR
bastante esmerada. Por lo que ya llevamos traducido en
el texto podrá formar idea el lector del carácter que con
tanta esactitud describe Monsieur Thiers, y -en el tomo
siguiente le verá juzgado con no menor perspicacia que
habilidad. Esto nos dispensa de seguirle paso á paso en
su carrera, como solemos hacer con otros personages.
Asi pues nos limitarémos á decir que motivó su vuelta á
Francia á principios de la reyolucion, la necesidad de
cuidar de la edueacion de sus hijos, y que desde luego se
propuso seguir aquella conducta hipócrita que le elevó á
los ma!) altos destinos. Llamábanle elpapa Pache el-honra-
do; pero apenas empuñó la bolsa del ministerio cuando se
rodeó de los mas fogosos revolucionarios, como Vincent,
Hassenfratz, Sijas, Bouchotte etc. que todo lo inunda-
ron de denuncias. No hubo ya pies ni cabeza en el mi-
nisterio porque el tal.Pache llenó de gentuza las ofici-
nas y en lugar de ocuparse de los trabajos útíles y nece-
sarios, empleaban el tiempo en la tribuna de los jacobi-
nos y en otros sitios igualmente nocivos á la libertad que
al órden. Touo el mundo se quejaba de él y particular-
mente Dumouriez, en términos que ya fue indispensable
nombrar una comísion para que informára de su con-
ducta. Esta dijo por boca de Barrere , que el ministro á
pesar de sus buenas intenciones, ca recia del principal
nervio de la autoridad pública que era la confianza. Lue-
go que supieron esto los jacohinos enviaron una diputa-




414 NOTAS
cion á la convencíon, pidiendo se dedar3se que el minis-
tro Pache conservaba la estimacion'pública, cosa que dis-
gustó mucho á los girondinos. El resultado fue que le
quital'on el ministerio, y el pueblo le nombl'ó corregidor
de Paris por doce mil votos de quince mil tIue eran los
\'otantes. Desde aquella época ya estuvo Pache al frente
de todos los desórdenes y violencias que se cometieron
durante el tiempo del terror. Tomando el nombre de las
secciones se constituyó denunciador de los girondinos y
de muchos generales, protestando siempre que cui-
daba mucho de la seguridad de la convencion, mientl'as
que cada dia estaba amenazada pOI' las secciones, hasta
que por fin tl'iunfó del todo la Montaña con la ruina y
muel'te de los girondino~. Él rué quien tomó el encargo
de ananear el hijo de Luis XVI de los brazos de su m~:....
dre, por lo cual declararon las secciones que habia mere-
cido bien de la municipalidad. Despues se dividió, segun
costumbre, el partido vencedor en dos ó tres fracciones y
como la de Robespiene era la verdadera dominante, no
quiso toleral' la concurrencia de Pache, aunque sin sa-
crificarle enteramente. Por eso le mandó arrestar y le
quitó el corregimiento, dándosele á 11'leuriot. Ultimamen-
te sufrió varios juicios por haberse complicado en varias
de las infinitas conspiraciones que entonces estaban de
moda; pero acabó pOI' vivil' en la mas completa obscul'Í-
dad sin que nadie haya hablado de él al tiempo de su
muerte.


PAGINA 575.


2 El duque de Castries , hijo del mariscal de este
nombre, rué nombrado en t 789 diputado por Paris á los
estados generales, donde fué un celoso defensor de la
monarquía. De resultas de una disputa de opinion con Cal'-
los Lameth , se balieron y esle último recihió una esto-
cada en el brazo. Al dia siguiente conmovido el popula-
cho saqueó la casa de Catl'ies', visto lo cual escribió al
presidente de la asamblea diciéndole consid~l'aha neee-
sado ausentarse y que le enviara una licencia. EH i nH




DEL TRA.))UCTOR. ~·15
lcvantó un cuerpo de emigrados al ser\'icio de Inglaterra
que marchó á Portugal en 1793. Cinco años despues murió
el duque en Wolfenbuttel, en los estados de Brunswick.


PAGINA 578.


5 P. E. Fel'rand oficial· del regimiento de Bassigny,
y general de brigada despues de la revolucion, era ·natu- .
ral de Castres. En esta campaña que describe Monsieur
Thiers, perdió su reputacion á pesar de haber salido he-
rido y haberle matado el caballo que montaba, y le
reemplazó el coronel Thouvenot. Atgun tiempo despues
le dieron el mando de· Mons, y en 1795 defendió á Va-
lenciennes dUl'ante 87 di as , pero tuvo al fin que rendir
la plaza, con cuyo motivo le encerraron en la Aba~ia por
órden de la comision de salud pública. Pudá al cabo de
algun tiempo recobrar su libertad y aun obtuvo el man-
do del campamento de ~laubeuge, pero le volvieron á
prender porque se decia que aconsejaba á sus soldados
que faltasen á la fidelidad ála nacion, y estuvo preso
hasta el9 termidor. Despues de esta época, le empleó en
la Bélgica el dil'ectol'io y Napoleon le- hizo prefecto
del1\fosa inferiol', dándole la gl'an cruz de la legion de
honor, hasta que hahiéndose retirado á la Planchette
CeI'ca de Pal'is, murió en 1803 de edad de 70 aüos.


PAGINA 381.


4 Dampierre oficial de guardias fl'ancesas, y despues
coronel del 5. o de dragones y últimamente gencral de la
repúbliea, reclamó en 1791 contra la insercion de su
nombre en el club moná.rquico que habia creado el con-
de de Clermon-Tonerre. Despues de las brillantes accio-
nes que aquí Tefiere ~Ionsieul' Thiers en la batalla de Jem-
mapes , le dieron un mando en 1795 en Aquisgran, de
donde le echaron los Austriacos por no haber tomado
las medidas convenientes. Cuando se desertó Dumouriez,
dirigió una proclama al ejército del norte y de las Arde-




4.16 NOTAS
nas, persuadíéndoles á que permaneciesen fieles á la
convencion de cuyas resultas le dieron el mando en gefe.
El 1. o de mayo atacó á los aliados en Quieyraint y fué
batido. El dia 8 defendió el campamento de Famars
con mucho valor, pero una bala de cañon le llevó un
muslo cuando atacaba el bosque de Ruismes y Saint
Amand y murió dos dias despues. De sus resultas mandó
la convencion que se le hiciesen los honores del Pantheon
y se colocase su busto en la sala de las sesiones ,pel'o
no tardó en hacer desaparecer esta especie de apotheósis
una denuncia de Couthon;


PAGINA 59t.


1) A. C. Malus comisario ordenaoor del ejérciti> de
Dumouriez fue llevado preso á Paris de resultas de es-
tas contratas y citado á la barra para dar cuenta de su
conducta, y habiéndose disculpado con la ley de la ne-
cesidad de mantener el ejército, le permitieron salir de la
Abadía y -estar arrestado en su casa, per'o no tardaron
en prenderle de nuevo y le guillotinaron en el mes de
diciembre 1793.


PAGINA 59!.


6 1.\'I. R. Sahuguet de Espagnac era, segun se dice,
nieto de uno que habia sido maestro de postas en Bri ..
ves la Gallarda y que lrabiendo su padre tomado servicio
llegó á ser individuo del estado mayor del ejército del
mariscal de Sajonia, durante las campañas de Flandes y
ascendió á oficial general. Vuelto su padre á Paris obtuvo
la gran cr'uz de San Luis y el gobierno de los inválidos
en que se enriqueció. Pero sea esto cierto ó no , el abate
Espagnac nació en Brives y desde Diño le destinaron al
estado eclesiástico y obtuvo una canongia de la metropo-
litana de Paris. Al principio se distinguió en la literatu-
ra, pero no tardó en prevalecer en él la aficion al dinero.
Se relacionó con Monsieur de Calonlle, y en calidad de
agente suyo , tuvo parte en muchas operaciones lucl'ati-




DEL TllA¡'UCTOR. l·t7
,~as , que obligaron al gobiemo á_ desterrarle de la corte
por su mala conducta ,y no volvió hasta 1789. Entonces
se hizo miembro del club de los jacobinos aunque no asis-
tió mucho á él , Y fué proveedor del egército de los Al-
pes; pero le denunció Cambo n y le ,arrestaron. Pudo es-
capar con bien de aquella primera acusacion, y luego
tomó la empresa de los acarreos para el egército de Du-
mouriez y fundó el primer club de Bruselas, de donde
salió con la comisiolt de que habla el texto. Mas habien-
do llegado á Paris le entregaron al tribunal revoluciona-
rio , que despues de haberle tenido preso muchos meses
lo condenó á qmerte el dia a de abril 1794.


PA.GINA :)97.


1 Francisco Petit lean , tesare ro de ej~rcito en Toul,
llegó á ser comisario ordeuadGr en el momento de la
revolucion, y empleado sucesivamente en los ejércitos
con Dumouriez , Dampierre , Custine y Houchard en ca-
lidad de pagador general. Despues de haber salido bien
de una multitud de denuncias, sucumbió en setiembre
de 95 y le encerraron en la Abadia. Hízole un proceso
el tribunal revolucionario y le condenó á muerte el dia
7 de mayo t 794.


PA.GINA 405.


8 Starai, general austriaco y caballero de la órdell
de Maria Teresa, era un oficial de mucho valor, aunque
desgraciado en la guerra porque le hirieron muchas ve-
ces en las del Brabante y Alemania. En i 794 se portó
tambien muy bien en el combate de Gourtray y tambien
le dejaron por muerto, aunque sobrevivió de su cruel
herida. En 96 sirvió bajo las órdenes del archiduque
Carlos, y se distinguió en los combates de Forcheim,
Bamberga y Henrspach , continuando despues en las de-
mas campañas contra la república y el imperio bajo las
órdenes de Kray hasta que al fin pereció en 1808.


111.




NOTAS


PAGINA 404·.


!) Cal'los Felipe Ronsin, poeta dramático bastante
obscuro, pero dotado de pasiones muy vivas, se dedicó
al pl'incipio á la literatura y publicó el Luis XlI,. la liga
de los fanáticos y los tiranos,. Arcanfilo ó la revolucion de
Cyrene,. tragedias que ya están ohidadas, y se repr'esen-
taron en 1791 y 92, Durante los dos pl'Ímeros años de
la revolucion se limitó á asistir á las sesiones de los jaco-
binos y franciscanos; pero luego se ligó con D~mton ,
Marat )" Ot1'OS corifeos del partido popular. Despues del
10 de agosto de 92 lc nombraron comisario onlenador
del ejército de los Paises Bajos y luego adjunto del minis-
tro de la guerra y últimamente general del ejército revo-
lucionario. Bajo este título pasó á Meaux, donde en cier-
to modo presidió á las matanzas que sc hicieron en las
cárceles de aquella ciudad y luego en la de Lyon. Lo
mismo, poco mas ó menos, hizo en el Vendée y en to-
das partes donde le dieron mando ó comisiono Dícese que
se habia propuesto por modelo á CromweIl; per'o mien-
tras que preparaba sus proyectos ambiciosos con el auxi-
lio del club de los Hebertistas, de quien era socio, la
comisionde salud pública le mandó arrestar en diciembre
de 95. A los 40 dias dn prision se le declar'ó libre y en-
tonces no pensó mas que en tomar venganza de sus per-
seguidores; mas Robespierre y Danton tenian la vista so-
bre él y sobre las maniobras del ayuntamiento, de modo
que se le prendió de nuevo y entregado al tribunal re-
volucionario, le condenó á muerte el 24 de marzo de
94, por conspirador, y aspirante á la tirania, á la edad
de 42 años.


PAGINA 409.


10 G. J. ~B. Brunet, general republicano, nació en
Valinsol en el Delfinado y mandaba la vanguardia del ge-
neral Anselme en Savoya en 1792. Al año siguiente le
tlieron el mando del ejército de Italia, y le tomó bajo su




DEL TRADUCTOR. 419
proteccíon Collot d'Herbois, haciendo que se le nombra-
se pal'a el Vendée. :Mas habiendo sido rechazado en el
campamento de las Horcas el dia 12 de junio, no volvió
á sel' feliz en ninguna empresa. La convencion le quitó
el mando del ejél'cito y se le dió á Cartaux, despues de
lo cual le mandó al'l'estal' Barras y le encel'ral'On en la
Abadia pOI' sospechas de inteligencia con los ingleses. A
ese se agrcgaron otros cargos de complicidad en la ren-
dicion de Tolon, que ocasionaron su condenacion á muer-
ta por el tribunal revolucionario el dia 16 de novíembre
1793. Marchó al suplicio con la mayor serenidad.


PAGINA 411.


11 C. A. duque de Dos Puentes y príncipe palatino,
era coronel propiet31'io de un regimiento de infanteria al
servicio de Francia, que fue puesto sobre el pie frances
en 1791. En 1792 declaró que estaba resuelto á guardar
la mas estricta neutralidad y así lo probó en la famosa
declaracion de las cortcs de Viena y Berlin, reusando
recibir á los emigrados en sus estados. Esta conducta le
"alió algunas considel'aciones de parte de la república
francesa, mandando que fuese respetado su territorio, y
dándole Ulla buena indemnizacion por los daños hechos
en sus bosques. Habiendo hecho el general Landremont
una incursion en su territorio el año de 95, á pesar de
la neutralidad, reclamó sobre ello á Paris por medio de
su encargado de negocios, y por el pronto le dieron al-
guna satisfaccion , pero esto no impidió que al poco tiem-
po volvieran á atravesar por él contra su voluntad y aun
pusieran preso á su encal'gado de negocios. Entonces
,'iendo incendiado su palacio y desvastadas sus posesiones,
se retiró á Manheim donde murió el mes deagoslo 1793.


fIN DEL TOMO TERCERO.






TABLA
DE LOS


CAPITULOS QUE CONTIENE ESTE TOMO.


CAPI'FULO PRIMERO.
Llegada de los M<trselleses á Paris; convite y escenas sal)-


gl'ientas en los ('ampos Eliseos. - Manifiesto del duque
de Brunswick. - Las secciones de Paris piden la deposi-
cion del rey. - El rey se resiste á hui.'. -La :asamblea
desecha la proposicion de acusar a Lafayette.- Prepara-
tivos de la illsurreccion ; medios de defensa en el pala-
cio. - Insun'eccion del diez de agosto; los barrios se
~'poderan de las Tullerias despues de un sangriento comba-
te; cll'ey se retira á la asamblea; suspension de la autoridad
real; convocacion de una convencion nacional. . pag, 3.


CAPITULO 11.
Consecuencias y fin de la jornada del 10 de agosto. - Vuel-


ve á ser llamado el ministerio gírondino; y se nombra á
Danton ministro de la justicia. - Est<tdo de la familia real.
- Situacion de los partidos en la asamblea y fuera de ella
desplles del J o de agosto. - 'Organizacion é influjo dd
ayuntamiento; facultades inmensas que se abl'Oga; Sil opo-
sic ion con la asamhlea. El'eccion de un tribunal criminal
estraordinat'Ío. Estado de los ejél'citos despues del 10 de
agosto. - Resistencia de Lafayette al nuevo gobierno.-
Se espide contra él un decreto de acusacion, abandona su
ejército y la Francia; póuenle preso los Austr'iacos. - Si-
tuacion de Dl1mouriez, -Disposiciones de las potencias,
y situacion recíproca de los ejércitos coligados y de los
ft'anceses. Toma de Longwy por los Prusianos ; agitacion
oe París con esta noticia. - Medioas revolucionarias que
toma el ayuntamiento; UITesto de los sospechosos. Matau-
zas en las cárceles los dias 2, 3 , 4 , 5 Y 6 de setiembre.
- Principales escenas y circunstancias de aquellas san·
grientas jomadas. 57'


CAPITULO IIJ.
Cunpaña de la Al'gona,- Planes militares de DumoUl'iez. -


Toma del Cl\1lI11umento de Gl'and-l)ré •. -. Vi<;tol'ia de Y .. 1-:




my. - Retil'ada de los aliados: rumores acerca de las cau-
sas de aquella retirada. 17 7.


CAPITULO IV.
Nuevas matanzas de prisioneros en Versalles.- Abuso dél


poder y dilapidaciones del ayuntamiento. - Elecciones de
diputados á la convencion. - Composicion de la diputa-
cion de Paris. - Situacion y proyectos de los girondinos ;
carácter de los gefes de este part.ido; del federali::.mo.-
Estado dd partido Parisiense y del ayuntamiento. - Aper-
tura de la convencion nacional el 20 de setiembre 1792.;
abolicion de la monarquia ; establecimiento de la repúbli-
ca. - ]-'rimera lucha de los Girondinos y Montañeses; de-
nuncia contra Rohespierre y Marat. -Declaracíon de la
unidad é indivi:.ibilidad de la república. - Distrihucion y
fuerzas de los partidos en la convencion. - Mudanzas en
el poder egecutivo. - Danton deja su ministerio - Cl'ca-
cíon de diferentes comisiones administrativas y de la coo5-
titucion. 2. 2.~.


CAPITULO Y.


Situacion militar á fines de octubre de 1792.. - Bombardeo
de Lille por los Austriacos; toma de 'Vorms y de Magun-
cia por Custine. - Falta de nuestros generales. - Opera-
ciones equivosadas de Custine. - Egél'cito de los Alpes.-
Conquista de la Savoya y Niza. -Viage de Dumouriez á
Paris ; su situacion política respecto á los partidos. - In-
flujo y organizacion del club de los jacobinos. - Estado
de la sociedad francesa = tertulias de Paris. - Entrevista
de Marat y Dumouriez. - Anecdota. - Segunda lucha
de los Girondinos con los Montañeses; Louvet denun-
cia á Robespierre; respuest!l de este; la asamhlea no dá
curso á la acusacion. - Primeras proposiciones sobre el
proceso de Luis XVI. 307.


CAPITULO VI.
Continuacion de las operaciones militares de Dumouriez.-


Modificaciones en el ministel'io.- Paehe ministro de la
guerra.- Victol'ia de Jemmapes.- Situacion moral y polí-
tica de la Bélgica; conducta política de Dumou I'iez. - To-
ma de Gante, Mons, Bruselas, Namur y Amheres, con-
quista de la Bélgica hasta el 1\1osa.- Mudallzas en la admi-
nistracio.n militar; desavenencias entre Dumouriez, la con-
vencion y los ministl'os.- Que situacioll ('ra la nuestra en
los Alpes y en los Pirineos 371.




INDICE DE LAS NOTAS BIOGRAFICAS
CONTENIDAS EN ESTE TOMO.


. pago Abancourt
Affry. .
Alquier .
Anselme .
Augremont
Barrere
Bentaholle
Beurnonville
.Billaud-Varennes
Boileau
Bosquillon .
Brunet


284·


Buob .
Bureau de Puzy.
Cambon . . .
Castrics .
Chazot. .
Choudieu.
Cicé
Clerfayt •
Clery. . . .
ColIot-d'Herbois
Custine
Dampierre
David.
DiIloll.
Dos Puentes
Dllplain .
DlIssaulx .
Duval. .
Eglantine.
Espagnac.
Fenand .
Galbauld.
Garat.
Gastol1.
Grimoard.
Guvot.
Ha;ville .
Heryilly


55.
2.83.
365.
168.
304.
368.
162.
17 I.
299·
173.
418.
173.


54.
297·
414·
222.
155.


53;
161.
176.
290 .
167.
415.
284·
160.
41 9,
169'
174·
165.
288.
416.
415.
218.


• 302.
154·
21 9.
175.
223.


56.


Hohenlohe
Jourdeuil.
KeJlermann
Labourdonnaie .
Lariviere.
Lassource
Lebrun-Tondll .
Lefort.
Lenfant •
Ligne .
Malus.
Mandat .
Maria Teresa.
Maribou .
Meusnier.
Miaczinski
Miranda .
Monge
Montesquiou
Moreton .
Nellfchateau.
Paehe.
Petit Jean
PlIyr:1vaux
Rabaud .
Rehecqui. .
Robespierre ( J osé).
Ronsin
Sainte-Croix .
Septeuil.
Sicard.
Starai .
Stengel
TaIlien
Teschen .
Thouvenot
Thuriot-Larosiere .
Truguet .
Valence


162.
169'
166.
365.
153.
294·
151.
17°·
17°·
221.
416.


55.
176.
36 7.
369'
21 7.
21 9.
147·
15 7.
165.
300.
413.
41 7.
298.
2.93.
292 •
289.
41 8.


53.
2.84·
17°·
41 7.
22.1.
2.95.
159.
217·
156.
366.
222.