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l-IISTORIA,


~REVOLUCION
'F IlANCE S.A.


POR


Dn L~ ACADEMIA FRANCESA.


TIUDlj(:m.\ y ANOTAD.\
POR


nON SEBASTIAN llllÑANO
l)1i: LA .i.CADJ:::Ur.<\. Dli L.\ HISTORIA.


TO:\10 PRIMERO.


SAN SEBASTIA~


Imprenta tic IGNACIO RUIOX R\HOJ.\.
f:Jract'f('" de 1" fu"Jieion Je I,AURE:\T el DE &IlRNY Jo 1' ... ; •.


18W.






AD\TERTENCIA DEL TRADUCTOU.


Cuando yo leía, siendo LodaYÍa jóvell , las pri-
meras historias que salieron de la revolucion fean-
cesa, nalla. escitaba tanto mi clll'iosidad ni .alimen-
taha mi terrOl', como la idea exagerada que for-
maba de sus pl'incipales actores, pinLándolos llÚ
imaginacion como otros tantos seres estraordina-
1'ios y disLintos de los <lemas hombres. 1\0 podia
fIgurarme que personas de carne y hueso, no
siendo unos sayones como los que lle,'an en
los pasos de semana santa, fuesen capaces de
comeLer ni los crímenes ni las hazalias que l'efe-
l'iall talf's h ¡storias , no poco bal'l1izadas por el es-
píritu de parLido. Anlia en deseos de ver los si-
tios y conocer los indiyiduos de quienes se con-
taban tales prodigios en bien ó en mal, sin acer-
tal' á persuadi eme que no consistia la diferencia en
la naturaleza de los hombres sino en el estado de
las pasiones, en los "icios ele la sociedad y en los
desaciertos de los gobiernos. Mas sin embargo,
aun despues de vencidas estas impresiones pueri-
les, lodavia me quedó la persuasion de que no se
torma tan iacil idea de los sucesos históricos cuan-
do son desconocidos los sujetos que tienen parlr




..


if


en dIos ~ como cuarHlo liC tiene una tintura tic sU
nacimiento 1 eclucacion, carrera, conducta púhli-
ca y privada y el fin y remate que tuvieron 1 si
no todos, á lo menos arplCllos de quienes se pu-
diere adquirir noticia.


Por eso desde lurg'o que salió á luz la obra de
l'Ih. Thiers 1 cuya tradllccion emprendo ~ no d(~jé de
admirar 1 entre las demas prendas con que brilla
este excelente hist.oriador, aquel P:oiIl1el'O COII qne
intenta dar á conocer los prillcipales per~onag'es,
los sitios de las hatallas, los movimientos de los
ejércitos, y todas las circunstancias que alumbl'an
el colorido local, en términos que sin perturhar
la atencion del lector ,le vú 11ev:\1I(10 COUlO por la
mano á que presencie los grandes hechos f1ue éJ
refiere, y no le deja en la menor perplejidad sobre
las causas que dehian producir tal ó cual resulta-
do ya próspero ya adverso.


]\"'0 pensaha yo entonces en emprender el ím-
proho y casi material trabajo de su traduccion,
mas como ya difre en el prospecto, me movió ú
ello el anuncio que han lwcllO los (liarlOS de la pró~
xima publicacion de sus llistorias del Consulado y
del Impel'lo, y mas que tOllo, el d('seo tle ocupar
mis ocios en la casa de campo don(}" vivo l'{'lirado.
Pero ya que me tomaba esta molestia, he lwocu-
ra(10 suavizarla fOTmando las biof!;raflas de casi to-
das las personas que nomhra M. Thiel's, eslendién-




111


dolas legun la importancia histórica (lue las cor-
responde. Para ello, no he podido ni aun querido
valerme esclusivamente de ninguna de esas colec-
ciones, casi todas despreciables que corren con el,
título de biografias de tal ó cual época, de tal ó
cual colorido político, sino que tomando noticias
de algunas de ellas, he sacado-los numerosos ar-
tículos que se hal1arán al fin de cada capítulo de
esta obm, de memorias contemporaneas ó recien-
tes, de manuscritos que han tenido la J)ondad
de confiarme sus poseedores y de muchos dicciona-
rios de hombres célebres que he .tenido la pacien-
cia de consultar. Con este auxilio he creido que los
lectores espai'lOles podrán sacar mayor fruto de la
lectura de esta preciosa historia, y servirles de
guia para aprovecharse del bien que dió de sí la
revolucion francesa, y evitar eu lo posible los ma-
les que siempre cuesta á la generacion i'ctual
cuando proporciona el bien estar-de las venideras.
Mis intenciones van siempre dirigidas al bien de
mi patria, asi cuando en estilo festivo principié á
denunciar los principales abusos de su gobierno,
como ahora en la ancianidad, cuando pinto á los
hombres que trabajaron por desarraigar los que
retardahan la regeneracíon de un país vecino,






APUNTES
PARA


ESCRIBIR IAA VIDA DE
A UTOR DE EST A H1STOnIA.


Seria dc cstt'aiíal' que pues vamos ú publicar las
hiografias de todos ó casi todos los personages que
se nombran en esta historia, dejásemos olvidada
la del ilustre autor de ella, en quien ademas dI'
esta calidad que por sí sola bastaría á merecerle tal
c1istincion, se reunen tambien ott'as circunstancias
políticas para que su nombre resuene gratamente
en Espaila, y se desee conocer á fondo y con ver~
dad toda su carret'a hasta el día de hoy, en que
se encuentra al frente del consejo de ministros. Nos
hemos valido para la l'edaccion de este artículo de
las noticias que publicó hace poco tiempo lUr. Boilay
en el suplemento al repertorio de los conoámielltos
usuales.


Luis Adolfo Thiel's nació en Marsella en 1797,
Y desde su mas tierna edad se separó de su familia
paterna, criándose con unos parientes próximos de
su madre, cuya honrada famlia se ocupaba hace
muchos ailos del comercio del Levante. A esta fami-
lia pertenecieron los dos hermanos José y AmIres
Chenier , de suerte que ya habia en ella dos per-
sonages célebres en la literatura. Con motivo de la
intcrl'upcion que sufrió el comel'cio durante la rC'-
Yoluc!oll , ({uedó muy reducido el caudal de a(!uc-




IJ


Ilus t:omeJ'ciantes, y así le vino muy lJÍen al l' ó, en
Thiers la heneticent:ia del gobierno imperja Ilue
le concedió lo que en Francia se llama una bol.~1l ,ó
10 que eslo mísmo,pagar el estado la edueacion~Ta­
tuita de alg'unos jóvenes pertenecientes á familias
poco afortunadas. En los primeros allos. que pasó
en el liceo de Marsella fué muy pOLO aplicado, co-
mo sucede generalmente á todos losnillOs quetie-
nen demasiada viyeza; hasta {{ue un dia le elltró
tan de pronto la gana de ¿studiar y lo tomó con
tanto cmpeiio . que en los dos últimos arIOS (jlte
pasó alli , rué el discípulo mas hrillante de las da-
ses. Sohre todo se aplicó con ardor al e3ttHlio de
las ciencias exactas, (Iue se miraban con mayor
atcncion entonces en los liceos, porque abrian
la carrera militar á la juventud del Imperio; l\bs
luego que este cayó, entró MI'. 'fhiers en una es-
cuela de df'recho , y le enviaron á Aix para estu-
diar la jurisprudem'Ía. En aquella ciudad como
en otras muchas hahia sus partidos entre los estu-
diantes, por nn efecto natural de las ajitaciones
políticas que habian trastornado y trastornaban
tocla"ía la Franóa ,y como l\h'. Thiers pasaha por
ser uno de los mas instruiditos y acldantádos , se
halló sin saber cómo siendo una especie de corifeo
(le partido enh'e los estudiantes liberales. Alli con-
traJo e:-;tl'edla amistad con Me. l\Iignet, (111e COll-
f(lrmaba mucho ('OH él en opiniones políticas, en afi-
eion á las letras, y en su predilcccion por los estu-
dios histi)ricos. Amistad <{ue ha continuado en todas
las situaciones de Sil "ida, sin ({ue la altere aque-
lla rivalidad tan comun entre escritores (Iue ('m-
premIen las mismas ohras. La única diferencia HO-
table (pU' ha~' entre e~tos do:- amigos consiste t'n
la diferencia de cal'Úcter ~ pue~ el UIlO limita::m eOl-




)1[


pacidad al retit,o de la vida atlministl'ali va, mien-
tras que el otro parece como nacido para las gTan-
(les lucltas parlamentarias,y asi tomó la carrera de
la tl'ilmna, entregándose á todas las tormentas dp
la vida pública, Estos dos estudiantes, sin descui-
dar la asistencia á las cátedras pat'a ganar las cel'-
tificaci~nes, se entregahan juntos con mucho mas
empellO al estudio de la historia, de la filosofía y
tle la economia política, Mucho antes de concluir
la carrera de estudiante, ya enconll'ó MI'. Thiers
una ocasion de hacer en Aix mismo un ensayo li-
terario, y fué que hahiendo propuesto aquella
academia un premio de elocuencia pat'a el que
mejor hiciese el elogio de Vauvenargues,el célehre
moralista, se presentó lUr. Thíers al concurso y
envió su composicion cerrada. Mas cuando ya la
academia iha á coronar su ohra, los mismos amigos
de lUr. Thiers lo ccharon ú perder publicando su
nomhre antes de ticmpo, de que resultó (Iue todos
los académicos realistas le negaron su voto, dicien-
do que cscl'ibia muy bien pero quc pensaha muy
mal, y determinaron que no se concediese el pre-
mio á ninguno y que se difiriese el concurso has-
ta el allO siguiente. Tuvo paciencia ~Ir. Thiers, pe-
ro juró vengarse y en efecto presentó el mismo
elogio al concurso. Enviaron de París otro elogio
de Vauvenargues, el cual naturalmente gustó mas
y se le concedió el premio, otorgando á 1\11'. Thiers
únicamente el accesit. Pero luego que se pronunciQ
este juicio, faltaba abrir el pliego para saber quien
era el vencedor y se :encontró que era el mismo M.
Thiers, que escarmentatlo con lo que le hahia pa-
sado el aIlO anterior habia jugado aquella pieza {t
la academia con el mayor secreto. Este chasco tal1-
bien pegado no dejó de mortificar á la acade-




IV


mia, pCI'O tampoco dejó de influir' mucho eil ,el
destino de MI'. Thiers: porque le abrió 105 ojos so-
bre la carrera que le convenia seguir, despues de
haber hecho algunos ensayos en la que pl'Opiamen-
te merece el nombre de abogacía, y asi se decidió
por la literatura y resolvió marchar á Paris. Uno
de los que mas contribuyeron á afirmarle en la
l'esolucioll de salir de la provincia fué Manuel;
aquel hombre de tanto talento como buen cora-
zon, que sabia distinguil' á los quetenian capaci-
dall y estaba siempre dispuesto á apoyarlos. Este
y el sejior duque de Larrochefoucauld Liancourt
fueron los dos primeros protectores "ue encontró
~Ir. Thiers en la capital. El segundo de estos quiso
tomarle por secretario suyo,pel'O Mr. Thiers no tuvo
por conveniente aceptarlo, sino (lue sigui& el con-
~ejo de Manuel de dedicarse á la carrera de los pe-
riódicos, para lo cual le presentó á 1\11'. Etienue,
que era propietario y principal redaclOl' del Comli-
fucional. Este no tardó en conocer todo el partido que
podia saGar de aquel talento, y se apresuró á nom-
brarle colaborador. A penas pl'incipió su redacciou,
cuando susarticulos so}we politiea llamaron la aten-
cion de lodo Paris pO!' el movimienlo y originalidad
de su estilo, de sut'l'te que desde el primer aiio de su
~stancia en la capital, ya adquirió una posicion tan
decente como debe pmmetersela todo escritor dis-
tinguido que se agreg'a á uno de los djarios de
primera nota. Se han esparcido mil simplezas so-
hre la escesiva pobreza en {Jue tuvo {Jue vivir 1\11'.
Thiers los primeros años de su permanencia en Pa-
ris, pero es absolutamente fhlso; porque, como ya
hemos dicho, adquirió muy pronto medios para
vi"ir independiente. Pero no se crea que por haber
cmpezadoá ganar mas de lo absolutamenlenecesa-




v


l'io,se dispensÍl ~k Thiel's de irad'Iuiriclldo lluevo..;
materiales, pOI'medio de estudios sél'ios, sin losclla-
les bien pronto se hubiera acahado el limllo de su
rcdaccion, y particularmente cuidó de profundizar
los estudios hitÓI'icos, que son pal'a el publicista '!
homhre de esLallo lo <JIlP es la anatomía pam un
médico. Dedicóse p<utieulal'lnente, siguiendo los
impulsos de su inclinacioll, ú registrar todos los
documentos originales de b llistorih contempol'á-
Ílea, pOI' ser uno de los mas gl'aildes (h'amas que
haya pI'esenciado la humanidad, y al paso que esto
le servía para encontrar armas de <lile hacer uso
en su pl'olesioll militante de diarista, iba haciendo
provisiones para formal' alg'un dia la historia de la
revoluciono A penas le ocurrió esta idea, cuamlo
conociú por lo mucho que ya había reunido cuan-
to le [¡lltaba P()l' adquirir. tJ na de las cosas que pri-
mero llamaron su atencion rué, que hahiéndose
tocado en la l'cvolucion fl'Uncesa todas las cuestio-
nes importantes de gohierno, era indispensable
estudiarlas todas, v no contentarse con la simple
l'clacion de los hedlOs. Las cuestiones sociales, la.-;
políticas~ las económicas, las administl'ativas~ la-;
militares, todo se hahia tratado mas ó menos bien,
('on mas ó menos acierlo en aquellas memol'ables
asambleas, y era necesario comprenderlas todas
lIien, sopena de cometer mil errores que ocasio-
liasen g'1'aIl confiLsioll pal'U la inteligencia de los Sll-
n~sos. Para ello procuró adqui1'ir relaciones con las
personas que hahian sobrevivido en las diferentes
('an'eras, á quienes sometió todas las dudas que le
ocurrian sohre cualquiera de ellas. Uno de los qne
IBas hondades tuvieron con él fué el Sr. hanm
Louis qnc era Hno de los mas hábiles I'conomistas
de la I~P()ca, y 1'011 l,l pasaba muchas maiiana·s llc-




vúndose debajo del hrazo un tomo de los presu-
pues lo,; , en el que se iha iniciando en todos los-
secretos de la hacienda, y file tanto lo que apro-
vechó en aquellas útiles lecciones f{Ue llegó á aela-
l'at' pcdeetamentc aquel C1\OS económico de la rc-
vO]UCiOll.


Apenas emprcllllíó aquella ohl'a hístórica, se en~
tl'eg'ó csclnsivamentc á ella, y cuamlo empezaron
ú salir los priltreros tomos es Íncreíble la popula-
l'idad que adquiriel'On en PO(luísimo tiempo. Por
({UC' cs mcnester confesar que la hi&toria de "M.
Thiers es una ('specie de l'cvelacion , donde se es-
plican los sucesos, los hombres y las situaciones
,'on una claridad tal, que parece estarlas UBO
presenciando. Por mas talento y facilidad que su-
pong'amos á M. Thiers, no puede menos de con ce·
hil'se la estl'aonlinaria sugecíon y l'eliro á que tuvo
(fue dedicarse; pero esto no le privaba de cOllcur-
l'ír ú la casa de campo de M. LafliUe , l1amada
Maisons, donde tenian su cuartopl'eparado él, 1\1a-
IlUel y Rerallg;el'. Alli fué donde por espacio de mu-
dlOS meses estaba trabajando en su historia, mien-
tras <[ue Rel'angeTcomponía sus bellas é Ínimitables.
canciones. POl' la nodle se conu1llicaban los tres
amigos el fi'uto de sus ocupaciones dm'ante el dia,
y los domíngos venia l\t Laffitte á alegraJ.'los y di-
vertirlos con otras varias gentes. AUl1flue M. Thiel's
('s un trabajador in[ttigable , no por eso deja de
conólíar el estudio con distracciones'mundanas to-


I


madas con la dehida moderaóon. La corte de la
reslauracion no dejaha de ser triste, pero tam-
poco impedia que hubiese en París bastantes ter-
tulias hrillantes , que unas pertenecían ú la gente
pUl'amente rica, como los ham!ueros, otras á la
g'enlc de adminislmeion ~; otras pOI' fin {l la di-




YU


p1om{lcia. Las prillcipales f'nlL'y lo.das eslas eran
las de lUl'. LaÜitll' y Casill1il' Pl'l'l'iel' 1 la tl(~ ~h'.
Hahul y la de MI'. de Talle\Taml, á todas las cua-
lt'5 ('on;;url'ia ;\1. Tlticl's, y' en todas cra aprccia-
(lo por su mucho talento. La mas escojida de es-
hlS tertulias em sin disputa la del último, donde
se reunia la al'istocl'úcia liheml , muchos diplo-
múticos y la juventud escogida á quien el duellO
de la casa mostraba siempre la mayor amahili-
dad.En ella hahia dos escuelas rivales, que eran
hl doctrinaria y la rev()lucionaria, compuestas por
una parte dc los señores ltemusat, Duvergierde
HaUl'annc, Duchatd, DUTflont y Piscatory, jóve-
ne:- tOllos que pertenecían ú la dase elevada por
las n·laciones de su fiunilia, y al mundo literario
1101' su talento. Muchos de ellos publicaban esni-
los apt'eciahles en el Globo y en la Revista {ranCf!-
Sil, Y l'econocian por g'cfes suyos al sellOr duque
d(~ Hl'Ilg'lie y á ~fl'. Guizot. Por la otl'il estahan MI'.
'.'lticrs y MI'. Mignet,que ya tenían l'eputacion de
lmcnns pul,lieistas é histol'iadol'cs; estaban rehabi-
litalHlo con sus ohras la revolucioll francesa y per-
tenecian al partido de la oposicion, representado
por ~It'. LaHitle y por Manuel. Entre estos jóvenes
divididos en dos campos, no puede decirse que ha-
lija envidia ,siuQ ulla noble rivalidad de talento y la
~liferellciade sus opinilluesconsistia en lo siguiente.
tos (loctl'inal'io:i desechaban toda idea de revolu-
('ioll, 1'l'C'ycmlo 'lile la tlinast.ialegítima acabaria por
I'c'colwilial's¡~ con el g'ohierno representati vo. La es-
!'llela lihcl'al llO creia posible esta reconciliacion ,
~' asi daba pOI' supuesto el ineyitable descnlace de
ulla rcvolucion, PCl'O estas disidcncias no imI)f'-
dian á los unos ni á Jos otl'OS ,hacer COI1HIIlCS f'S-
fuer.lOs para poncr cn prúdica con sinccridad el




HU


gobierno representativo. Por desgracia la mala YO-
l,..ntad de la restauracion, no lardó en disipar to·
do género de dudas acerca de la conspiracion pa-
tente de la dinastía leg(tima. El dia que se pu-
blicó el nombramiento del ministerio Polignac,
que fué e18 de agosto, se pusiel'on completamen-,
te de acuenlo las dos oposiciones. Pero creyeron
algunos de los mas decididos amigos de la liber-
tad , que la oposicion no tenia bastantes armas
con que combatir al poder que estaba desatiando la
opinion general de la Francia, y entonces propu-
so }h', Can'él á 1\11', Thiers la idea de fundar el
Nacional, y en efecto habiendo concluido este ya
su Historia de la 1'evo[¡'úon lrancesa , que s"ozaha de
una voga inmensa, conoció que habia lleg-ado el
momento de volverse á entregal' del todo á los de-
bates políticos, J así fumló el Nacional y fité su
primer redactor. Al tomar esta resolucion com-
prendió MI'. Thiers que era indispensable dar ya
por incorregible á la dinastia, y por consecuencia
que el mal de que la Francia se quejaba, no con-
sistia en los ministcl'io5, sino en ella ~ y asi era
menester atacarla directamente. Para hacer esta
guerra enarboló MI'. Thiers la handem de la mo-
narquía representativa, sin salir de la carta cons-
tilucional, obligando al trono á someterse á ella ó
ú romper tle una vez. Bien ha1ia previsto que en
efecto romperia, y aun pOI' eso la idea del Naciu-
nat tlesde su creacion fué el Orleallísmo, como se
dejaba inferir de muchos de sus primeros núme·
ros, sin embargo de. que por entonces jamas ha-
IJiú visto lUJ'. Thiers al duque de Ode;tlls. Apenas
apareció el Nlu;/oltal, hizo un efecto inmenso y mn-
ellO mas cuando se atrevió á cstahlecel' el princi-
pio de reusar el pl'csupHc:,;lo inrnctlialamelltc que




IX


Carlos X nomhró por milli~tt,o a Poligllac. Hahia
insinuado Benjamin Constant la idea de cel'cenar
todos los créditos destinados por la ley de hacien-
da á los diferentes servicios públicos, pero se opu-
so á ella 1\11'. Thiers diciendo, que reducir estos
servicios era lo mismo que castig"ar á la adminis-
tracion de las faltas del gobierno y ponerla á pan
yagua, con cuyo régimen se vive mal, pero al fin
se puede en todo rigor vivil'. El propuso un espe-
diente mas decisivo, cual rué el de votar sin re-
duccion todos los servicios, y reusar el presu-
puesto, porque despues de semejante voto no
ha'y mas que dos cosas posibles, ó mutlat' el mi-
nisterio ó romppr con la carta. Efectivamente
asi sucedjó, pues que Carlos X tomó el par-
tido de publicar las ordenanzas ó decretos de
julio.


Terrihle dia rué aquel para la imprenta, por lo
mismo ,!ue elJa em la primera atacada y la que
dehia dal' el ejemplo de someterse ó resistirse al
despoLismo. El dia 26 de julio se reuniel'On es-
ponlúueamellte los diaristas en las oficinas del
Xacional, y era la opinion general que cada uno
protestase segun le dictára su valor contra seme-
Jante meditla; pero se opuso M. Thiers diciendo:
{fue de nada servian en las cil'cunstancias unos ar-
tículos mas ó menos violentos, sino que era ne-
cesario un acto comun en que se espl'esara clara-
mente la resolucion de no obedecer, dando á los
ciudadanos el ejemplo de la resistencia. Accptóse
la proposicion, é inmediatamente redactaron la
protest a de Thiers, 1\1. de Remusat y l\I. Cauchois
Lemairc. Luego que se concluyó se trató de fir-
marla y poncr su firma en apuel caso equivalia
ú poner la cabeza; pero se {il'mó. Al dia siguiente




x


apareció la tal protesta en todos los diarios de fa
oposicion y produjo el mejor efecto en París. Mas
como el gobierno por su parte habia sacado la es-
pada de la baina ,no era ciertamente para retl'O-
eeder en presencia del primer aelo de resistencia,
y así dió inmediatamente in'den [¡ sus agentt's pa-
ra ir á poner los sellos en todas las imprentas don-
.le se hubiese estampado aquella provocacion á
la l'ehelion. Uno de los 11l'imeros en (Iuiencs se
ejecutó esta medida de polieí:t fué en el iYI/-
cional, donde M. Thicrs y sus amigos pl'otestaron
nuevamente cont!':! aquella ilegalidad, y toma-
\'on testimonio de q\le solo cedian ú la violen-
('ia. El ag"cnte (lile est~lha cncarg"ado de af/ue-
lIa penosa comision se cOlldujo con la mayol' sua-
vidad posible, }lresentimdose con mucha aten-
(,ion y contentándose, como para descargo de su
cOIH.:ieneia, con rotuper una de las piezas del me-
('(mismo de la impt'enta ; lin!:-\"jendo que quedaba
persuadido de que dejaba inútil la prensa. Pcro [l
los pocos momentos ya estalla esta l'cparad,a y ti-
ramIo por miles los ejemplares de la pl'otcsla quc
dehia esparcirse pOlo l)al'is y exaltar las cahezas de
su poblacion, ya sobradamente initacla. Las ofi-
cinas del Nacional sirvieron de cuartel general it la
insurreccion , y alli se reunieron gran numero de
electores it concertarse acerca de los merlios de de-
ft~llder, en nomlH'e de todo el cuerpo electot'al, las
leyes que acababan de violarse, Pero ya el pueblo
habia empezado á tomar parte en la resistencia y
estaba protestando á tiros pOt' las calles, y podia
decirse con igual verdad lo (Iue dijo 1\1. de Larl'o-
e hcfoucauld en 1787: 110 era un 'I1lo/in sino tina re-
volucion. Sabido es lo que pasó en aquellos tree;
días, y que seria inoportuno r('producil' en este




Xl


Jug'al'. Pel'O concluido el l:oml,ale era necesarÍo de-
cidit, lo <JllC dcJ,ia hacerse despucs de la vidol'ia 1
porque el pueblo habia p,'incipiado por echar
abajo y hacer pedazos las insignias de la monar-,
quia, y daba indicios de haber roto ent.eramen-
te á lo menos con la de Carlos X. Mas en las deli-
beraciones que tenían entre sí los hombres polí-
ticos, hahía muchas dudas en pasar desde una
dinastía á otra, y esta especie de consejo de esta-
do se celebraha en casa de Mr. I~aftitte. Allí el ge-
neral Sehastiani, Beranger, Mr. Thiers y }Ir. Mi-
gnet apoyaban y afi,'maban la resolucion de MI'.
taflitte, que estaha por el duque de Odeans, y
sin perder tiempo lUr. Thiers hizo l:il'cular por
medio de su periódico una proclama en favor
del duque. Siguieron este ejemplo otros varios pe-
l'iódicos ,pei.'o sin embargo estaha muy indecisa
la reullion de los di pntados, (Íne mi l'aba como te-
merario lomar aquel pa"tido. Jlicntras que estos
SeliOl'eS yacilahan sobre romper ó no del todo COIl
la dinastía lcjítima, se anunciaha en el ayunta-
miento otra idea mas att'evitla, cual era la de rom-
per del todo con la mOllal'<{uia y declaral' repú-
Lliea ú la Fmncia. En este conflicto de opiniones
C(llltl'a,-ias, como existían, por decirlo así, dos go-
Liemos á un mismo tiempo, uno en el ayunta-
miento y otro en casa de Laflitte, andaha 1\1. de
ScmonviHe presentándose )'a en uno ya en otl'O
para neg'ociar en nombre de Carlos X. En el ayun-
tamieuto le respondió Laf11yette : ya es muy tarde;
mas en casa de Laflitte, á pesar de la resolucioll
bien terminante de este úllimo, del general Se-
Lasliani y de algunas otras personas y ú pesa,'
tamhien de los gritos (Iue estallan dalhlo en el
patio dOllde adamaban al dWluC de Or! .. ans, ha-




xn


bía un gran númel'O de diputados dispuestos á tm·
tal' c~m ~~ pleni p~tenciari,o .de, Carlos~. ~el'O al fin
conslgulO 1\11'. TIllers decidir a estos ultlmos , ha-
ciéndoles reflexiones soln'e lo que podia temerse
de lo que estaba pasando en el ayuntamiento, de
suerte que la maYOl'ia se resolvi() á optar entre las
dos opiniones la mas modcrada. Solo 1\'1. Laffitte
y Sebastiani pusieron la dificultad de que no es-
tando en relacion con el duque de Orleans no po-
(lian estar seguros rle su adhesion, y entonces le


l)l'eguntaron á Mr. Thiel's si querria ir á Neuilly á levarle al príncipe las Pl'oposicioncs y recibir su
respuesta. lU. Thier,; acept() la comision y no pudo
ver al duque, pCl'O fué recibido pOl' la augusta
filmilia del príncipe, la cual le declaró que en ca-
so que el duque no pudiera il' á Paris, iria á lo
menos una parte de su f~lmilia, y esta fue la res-
puesta que trajo ~[r. T!tiers. En aquel intérvalo se
habian trasladado los diputados desde la casa de
Laffitte al palacio Bourbon donde está la cámara ,
y luego que ~h'. Thiers les comunicó la respuesta,
" iel'Ou que halJia llegado el momento de tomar un
partido, mas no tan de pronto que no durase la
discusíon desde el medio día hasta las seis de la
tarde. Tanto era lo que recelaban de cometer una
temeridad, deponiendo un rey y creando otro. Es
muy prohable que la reunion no hubiese tenido
la eneq~'ía necesaria para tomar aquella resolucion
estrema, si ~l. de Remusat no hubiese. discurrido
un medío término, cual fUl~ el tIe que se nombra-
se al duque de Orleans teniente general del reino.
Aeeptóse aquella tl'ansaccion, pero quedaba toda-
via una dificultad que vencer, y consistia en. la
.luda de cómo sel'ia recjbida en el ayuntamiento
urPldla rcsoluóon de los diputados, porque sien4




XIII


(lo esta tenencia general un caniillo pal'a el trono,
no se sabia como le sentaria al partido republicano.
Enviaron á 1\1. de Remusat en comision á lU. de La·
fayette para decidirle en [¡lvor del duque, y cierto
no se podia escoger un negociador mas capaz que
él para persuadil' al general, de quien era pariente
por su mus'er. te hizo varias reflexiones casi todas
pr:l'sonales, diciéndole que pues en caso de répú.
hlica no podia haber otra que la de la forma ame-
ricana, siendo él su presidente, considerase si la
edad en que se hallaba le prometia bastante fuer.
za y autoridad para ~'ob('rnar la Francia en cri-
sis en que ésta se hallaba. El general Lafayette no
f~m hombre para ponel' un instante en halanza
sus propios intereses ni su ambieion respecto de los
de su patria; y asi dió inmediatamente su adesion
:v se proclamó teniente general al duque de Orleans.
Este recibió la noticia de su nombmmiento por un;¡
(liputacion de la cámara y se fué aquella misma
tarde á París, y l\It'. Thiers tUYO por primera vez
la honra de ser admitido á su presencia. Allí prin-
ci piaron esas relaciones de ~ran confianza con que
el nuevo rey no ha cesado de honrar á Mr. Tlliers,
confianza que no han destl'Uido despues ni los di-
sentimientos políticos, ni una dimision ministe-
rial, ni las mas viva oposicion parlamentaria.


No era ya posihle que despnes del 9 de agosto
dejase lUl'o Thiers de entrar en los neg-ocios, puesto
({UC habia conquistado en cierto modo el derecho
á ellos. Quisieron por depronto colocarle en la se-
cretaría de negocios estrangeros, pero el duque de
Broglie y el haron Louis le hiciel'on dar plaza en
el consejo de estado, queriendo este último, cuan-
do le dieron el ministerio de hacienda, nomhrarle
secretario general de su departamento, porque de·




XIV


cia que en la crisis económica COIl que tenia pl'e-
cision de luchar, necesitaha un jóven activo é in-
teligente (Iue le ayudase; pero quedó conciliado
todo con su nombramiento al consejo de esta-
do, pues le agregaron á la seccion de hacienda.
Allí trahajó tres meses en la reorganizacion del ser-
vicio hajo la dil'eccion del haron Louis, que ya le
hahia ensellado la teoria y principió á ellSeltarle la
práctica. Fué mucha la aptitud que mostró MI'.
Thiers, á tal punto que cuando el baron Louis se
vió pl'ecisado á dejar el ministerio, le designó pa-
ra sucesor suyo, como el homlJI'e mas capaz. En-
tonces ocurrió una cosa que es muy poco sahida en
la vida política de lUr. Thiers, y es que como la di-
ficultad de las circunstancias ohligaba á disolver
el primer gabinete de la revolllcion, el ministerio
que se formú el dia despues de la victoria, cuando
la comun exaltacion hacia desaparecer todas las in-
compatibilidades, ha1,ia reunido una pOl'cion de
estas últimas, que no tardaron en reproducirse. Ya
principiaban á designarse los partidos y enarde-
cerse las pasiones, porque se acercaha el proceso
de los ministros de Cárlos X , Y para resistÍt' aque-
lla temible cl'isis, se creó el ministerio de 3 de no-
viembre no sin muchas dificultades. En los días
que precedieron á la formacion de aquel gahinete,
mandó llamar el rey á lUr. 'Thiers , y le propuso el
ministerio de hacienda, cosa que le causó la mayor
sorpresa porque todavia no era diputado, aunque
iba muy pronto á serlo. Preguntó á S. M. que
cual era el motivo de tan grande confianza, y el
rey le dijo que no habia otl'OS mas que los infor-
mes y consejos del ba1'on Louis. Ciertamente que-
dó muy envanecido .MI'. Thiel's de un voto seme-
jante, porque tenia amhicion y no le asustaba el




X\-


lrabajo de aquel \asto departamento, pero luvo
hastante seso pal'a reusal' una elcvacion tan repen-
tina. Diú pOl' motivos que e1'a grave la crisis eco-
nómica; que la bolsa estaha muy illfluieta y que
se necesitaba un nombre menos nuevo que el su-
yo pa1'a tmuquilizar á los capitalistas. En vano le
instaron Ml'. Laflite y Casimir-Perrier á que lo
aceptase, porque en aquella combinacion hubiera
tomado Laflitc el ministerio del interior con la
presidencia del consejo; pero MI'. Thiers no se de-
JÓ deslumlH'a1' y persistiil en su negativa, no que-
riendo ser miJlislro antes de tiempo, y aceptb el
empIco tle subsecretario, hajo el ministerio de La-
fiUe. Entonces fué cuando le nomhraron diputado
los electores de Aix, y durante a(luel primer perio-
do de su vida parlamentaria, se atuvo esclusiva-
mente á su especialidad económica y rentera. Se
distinguió muy particularmente en la defensa que
hizo del plan de amortizacion, contra el cual ha-
l,ia notahles prevenciones, y habló tan }Jien sobre
él, que al concluir se le acercó MI'. Royer-Collard
y le dijo: hoy empieza la fortuna de usted. Sin embar-
go, estaba entonces amenazado de un gmn disfa-
vor en la cúmara, porque aquella especie de osa-
dia con que se mostraba en la trihuna causaha re-
celos al partido conservador que veía en él un jóven
revolucionario, de gran talento sin duda, pero eon
un espíritu emprendedor y resuelto (lue Je inspi-
raha temores; pOl' el contrario el paltido del movi-
miento le echaha en cara su tibieza en favor de la
revolucion, y en efecto MI'. Thiers era uno de los
que mas temian el abuso de la revolucion de julio
y se inclinaha á 10 que se llamaba entonces sistema
de resistencia. De aqui procedian aquellas dudas
de asociarse al ministerio, cuando le ofrecieron el




XVI


de hacienda que remó, y cuando le nomhl'al'on
subsecretario; pero dejó á un lado todas sus ideas
políticas y se entt'egó enteramente á la administt'a-
cion de hacienda y á todas las medidas que te-
nian por objeto hacer frente á las muchas necesi-
dades del pais.


Dejamos aparte todo lo que ocurrió durante
aquel ninisterio, sus crisis económicas, sus com-
promisos durante el proceso de los ministros de
Cárlos X. y las dificultades que ofrecia la interven-
cion del Austria en los negocios de Italia etc. sobre
la cual se han hecho muchos juicios eventuales y
aun equivocados. La verdad es que se disolvit) el
ministerio Laflitte, y que Casimir-Penier formó el
del 13 de Mal'ZO en que el ba1'On Louis volvió á en-
tral' en la hacienda. Queria conservar á Mr. Thiel's
para subsecretario de estado, pero Casimir-Per-
riel' no le consideraha útil, asi por estal' demasiado
hien con lUr. Laftiue, como por estar demasiado
mal con la cámara, mas en sustancia Mr. Tiel's no
({uiso sobrevivir administrativamente á MI' Laffitte.
Sin emhargo de eso le declaró á este último, que
en la situacion en que se hallaba el gobierno de
julio, miraba como una obligacion no oponerse al
ministerio de 13 de Marzo. Sabido es que Casimir-
Perrier disolvió la cámara, pero es lo raro que se
opuso á que se reeligiera en Aix á MI'; Thiers, opo-
niéndole como concurrente ministerial á MI'. Pa-
taille, que no consiguió mas que veinte votos en
un colegio de 350 electores, y asi fué nombrado
MI'. Thiers apesar de un ministerio, de quien de:-
hia ser uno de los mas fil'mes y mas elocuentes
apoyos. Cometió ~k Casimil'-Perrier, en medio de
sus eminenLes 'cualidades el error de querel' es-
cluil' de la presidencia de la cámara á MI'. Lallile )'




XTll


esponíendo en aquella primera prueba la suel'';'
te del ministerio, y asi fué que no ganó la votacion
MI'. Girod-del Ain mas que por un solo voto, y hu-
biera caido tal vez el ministerio sin la invasion oel
rey de Holanda en la Bélgica. En medio de todo
MI'. Thiers, por conviccion de la crisis en que se
hallaba el pais, se pronunció altamente en fwo)'
de la handera de CasimÍr-Perrier, que era la de la
resistencia. Su primer discurso sohre ella fue un ver·
daderofenómenoparlamentario, por lo mismo que
era la primera muestra que daba de sus conocimien-
tos políticos, de suerte que la izquierda se quedó
muda de admiracÍon, y el centro se deshizo en aplau~
sos y aclamaciones de gozo. M. Casimir-Perrier y sus
amigos le recihieron con los hrazos abiertos y to-
das las desconfianzas de los conservadores, se con-
virtieron en simpatias. En seguida le nomhraron
miemhro de la comision de presupuestos, recibien-
do en ello un honor que hahitualmente está reser-
vado para los candidatos al ministerio. Siguióse á
ello la discusion de la respuesta al discurso del
trono, que fué tan tempestuosa por las interpela-
ciones de MI'. Mauguin, que era el enemigo mas
temible del gabinete, á quien contestó MI'. Thiers
en términos que su discurso será uno de los' mo-
delos de elocuencia parlamentaria; . •


Tambien dejamos aparte las continuas luchas
<fue tuvo que sostener en aquella sesÍon, en que
los in ovado res ,perpetuos enemigos de la prospe-
ridad práctica de toda nacÍon , se empeñaban en
llevar las reformas económicas á tal grado· que lle-
gaba á ser imposible todo servicio, porque seria
demasiado difusa la relacion de tales debates. Bas.
ta decir que de resultas de ellos quedó tan altera-
da la sálud de 1\11'. Thiers, que le rué preciso em-




xnu


prender un viage á ILalia. Ya habia algunos alío;;
antes visitado la Normandia ,y su aticion á las al'-:
tes le llamaba siempre hacia ]a deliciosa patria
de los grandes artistas. Tenia adema s la intencion
de escribir la historia de Florencia, y para ello
recorrió la Toscana y fue á ver á Génova y á Roma,
~uyas ciudades fueron en otro tiempo centro de
un vasto comercio , teatro de tantas guerras civi-
les, y foco de tantos ingenios en la política y en las
artes. Allí recobró completamente su salud, al
paso que recogió muchos materiales históricos;
pero durante su ausencia ocurrió la desgracia de
la muel'te de Casimir-Perrier, con ocasion de la
cual pasó lUr. de lUontalivet al ministerio del in-
terior, dejando vacante el de instruccion pública.
Se dividió el g-ahinete en dos pareceres sohre la
persona á quien se habia de conferir este minis-
terio, y lUr. de Rigny, el baron touis y el conde
de Al'gout querian que se nombrase ú 1\11'. Thiers,
mientras que el mariscal Soult, fiel á la antigua
amistad y que no conocia [l este último, propuso
al duque de Bassano, á quien se inclinó tambien
MI'. Barthe. Prevaleció Mr. Thiel's y llegó á fir-
marse su nombl'amiellto, pero ocurrió la duda
de que aquella, divergencia de opiniones en el ga-
hinete pudiese ocasionar alguna division perjudi-
cial entre los ministros, y por esta consideracion
se revocó el decreto y se eligió un término ,medio
entre los dos, nombrando á Girod del Ain. Era
claro que un ministerio semejante no podia con-
siderarse sino como provisional, y el rey mismo
lo pensaba asi, pues se estaba ocupando de nom-
brar uno mas compacto, y como MI'. Sebastiani
estaba enfermo y no podia atender al despacho de
los negocios, se llamó á Ml'. Thiers á Paris, pro-




X1X


poniéndole la plaza de subsecretal'io de negocios
estrangeros, que no quiso aceptar. Ocurrió mo-
mentaneamcllte componer un gabinete en que en-
trasen M. Dupin, 1\1. Bertin de Vaux y M. Thiers,
quedando el primero con la presidencia; pero se
deshizo aquella idea, quedándose 1\11', Thiers co-
mo estaha, esto es pasando el tiempo entre las tareas
históricas y las ocupaciones del consejo de estado,
lbase acercando la sesion de la cúmara, y cada
vez se conocia mas la necesidad de formar un mi-
nisterio fuerte, porque se suponia que había de
ser acalorada como en efecto lo filé; mas pat'a to-
das las comhinaciones era considerado 1\11'. Dupin
como la piedra angular, pues que siempre exigia
para sí la presidencia, y csta es precisamente la
que se empellahan en reusarle. Se pensaba en los
doctrinarios; pero siempre ocurria el recelo de
su impopularidad, y ante todas cosas exigian 1.0-
dos los candidatos á los diferelltes ministcrios el
retiro de Montalivet y de Scbastiani, á lo cual PO)'
fin se decidió el rev, y mandó al mariscal Soult
que hiciese proposi'cioiles á 1\11-. Dupin, sin espli-
carse acel'L~a de la presidencia, mas este no lo
fluiso admitir. Instruido ~h'. Thiel's de aquellas
negociaciones y de aquella negativa, creyó que
em tiempo de dirigirse á los dOCtl'inal'ios, contra
quienes habia entonces una prevencion injusta.
Se hicieron las primeras proposiciones al duque
de Bl'og'lie, que exigió la cooperacion de Ml'.
Guizot, á quien se díó la instruccion púbJica 1 y á
MI'. Thiers el ministerio del intel'iol', aunque bas-
tante reducido, ponlue MI'. de A q~out se reser~
VI) casi todas las atribuciones admillistrativas de
af¡ud departameuto, reuni~Jldolas á su milli~te­
rio de comercio y trahajos públicos. J~ra af{llclla




xx


la época de fas mayores díficultades, porque todos
los partidos hostiles al gobierno habian llegado
á su mayor grado de audacia, el Vendée estaba
alborotado, la Bélgica amenazada de ver el in-
cendio de Amberes por la artilleria de la ciuda-
dela, y la duquesa de Berry sublevando todo el
oeste de Francia. Sin embargo el ministerio no
se desanimó y conservando entre t()(los la mas.
estrecha union , se le dieron á Mr. Thiers las
mas amplias facultades pal~a cumplir la gran
obra del arresto de la duquesa. (Son ¡bastante
públicos muchos de los pormenores que ocurrie-
ron en el arresto de aquella princesa, aunque se
ignoran todavía otros nmchos que est.aban com-
prendidos en las instrucciones dadas por el nue-
vo ministro del interior, y que nosotros referi-
ríamos al público, si no temiésemos alargar de-
masiado este escrito. Baste decir que la sustancia
de ellas consistia en asegurarse de su persona,
sin que espel'imentase el menor dallo nÍ el mas
ligero ultrage, como en efecto asi se verificó. Su-
va esclusivamente fue la resolucíon de que no se
la sometiese á los tribunales, y todavia mas suya
la responsabilidad voluntaria que tomó sohre sí.
de un acto que jamas perdonan los partidos. Pa-
ra eoo solo habia tolera(lo que su ministerio del
Ínterior estuviese reducido á ser una especie de
ministerio de policia; mas entonces exi~ió que se
hiciese una nueva distl'ihucion de atl'ihuciones
entre el departamento del interior y e] de comer-
cio y trabajos públicos. Púsose al frente de este
último que era mas de su gust.o , y el conde de
Argout volvió al ministerio del interior. Aseb"ura-
da ya la persona de la :seii.ora duquesa, sin que
el gobierno supiese una palal.,ra de su cstado de




XXI


embarazo, aunque se tenian graves sospechas, qui-'
so salvarse su honor, y para eso se envió una comi-
sion de médicos para que informasen de su salud
encargándoles ~l mayor secreto. LQ mismo se hizo
con el general Bugeaud, previniéndole qU{~ en el
caso de que la Señora se franquease con él, se pu'"
siese á su disposicion para todo cuanto concerniese
á su seguridad y decoro, y habiéndolo hecho asi,
se publicó al mismo tiempo, de acuerdo de la Señora
duquesa su parto y su matrimonio, con lo que que-
daba á cubierto su honor.


Faltaba la otra mitad del programa ministe-
rial , que consistia cn proteger la Bélgica y en
particular la ciudad de Amheres ; cuestion que
podia traer consigo la guerra general. Hasta en-
tonces se habian amontonado protocolos sobre
protocolos y las cosas continuaban siempre en el
mismo pié. Se hahia contado con la cooperacion
de la Inglaterra ó por lo menos con su consenti-
miento; pero la respuesta del gabinete ingles no
acababa de IlegaL' nunca y el ministerio no podia
perder mas tiempo. -El duque de Broglie y M.
Thiel's tomaron la iniciativa de la resolucion de
que la Francia sola ejecutase el sitio de la ciu-
dadela, y cuando ya estahan tomadas todas las
disposiciones llegó al fin la adhesion del gabinete
de San James, con la única condicion de que al-
gunos ministros de los mas impoL'tantes del g'a-
binete se comprometiesen personalmente ú man-
dar retirar las tropas francesas del territorio bel-
ga, inmediatamente despues de conseguido el ob-
jeto de la espedicion , como efectivamente se
cumplió asi.


Estas dos victorias porporcionaron al ministe-
rio una inmensa mayoría en la cámal'<., con la




.xXll


cual pudo emprender y conseguir la votacÍon de
dos presupuestos, regularizando así la adminis-
tmcion que hasta entonces habia estado viviendo
de créditos· provisionales. Arreglado este punto
concibió 1\'1. Thiers la idea de una gran ley rela-
tiva á trabajos públicos; y pidió á la cámara cien
millones de ft'ancos para terminar los muchos
que estaban principiados des pues de muchos años
y que no habia trazas de concluir~ Los habia eu-
tre ellos sumamerrte importantes, como canales ,.
caminos, monumentos, alumbrados, y otra por-
cion de cosas que serian largas de referir; pero
la principal ventaja consistia en dar ocupacion á
un pueblo entero de obreros, cuya inaccion ha-
hia: llegado á ser muy peligrosa.


En aquella misma sesion presentó la ley mu-
nicipal y departamental, defendiendo el principio
de la centralizacion , que reducida á sus justos
limites, constituye ciertamente la unidad y la fuer-
za especial de la :Francia. Asi terminó el año 1833
y principió el de 34 con sintomas muy peligrosos
para la seguridad de la ·Francia, porque aunque
hubiesen sido vencidos los esfuel'zos que hasta
entonces habian hecho los desorganizadores en
las calles de París, se formaha en Lyon, una tem-
pestad eminentemente grave , con las asocia-
ciones de los obreros que paralizaban del todo
la industria en aquella rica ciudad. Contra ella
propuso MI'. Thiers y consiguió que pasase la ley
sobre asociaciones políticas sin objeto legal, y re-
quirió del ministerio de la guerra que se enviasen
fuerzas considerables á Lyon, dando órden á su
gefe para que en ningun caso fuese el primero á
atacar, sino que dejase á los insurgentes tomar la
iniciativa de aquella ofensa, hien seguro oe que




XXIII


10' hal'ian asi, El resultado no fué düdoso; como
tampoco lo fué el de sus cómpliccs dc Paris, que
€asi al mismo tiempo se empeñaron en destruir el
so))ierno atacándole en las calles públicas.


No bien se habian terminado aquellas gl'ande~
~lificultades; cuando se presentó otra de no menor
importancia con la presencia de D. Carlos en Es-
paña , habiendo atravesad.o la Francia apesar de
la policía fi'ancesa. Estaban al mismo- tiempo en el
may01' vigor las disputas 'sobre si habia. de con-
cederse ó no una anmistÍa á la multitud de presos,
que iban á ser juzgados por la cámara de Pares
muy contl'a la opinion de MI'. Thiers, pero que
al fin se había resuelto por la mayoría del ga-
binete y en tal caso no queria él que se inter-
rumpiese el curso de la justicia. El rey, decía, es
muy dueño de perdonar á los que ya estén juzga-
dos, pero no puede dispensar de la ejecucion de
las leyes. Sin embargo insistia el mariscal Gerard,
que habia sucedido momentáneamente al maris-
cal Soult en el ministerio de la guerra, en que se
habia de conceder la amnistía; pero no pudiendo
conseguirla tuvo al fin que retirarse, y de resultas
se formó aquel ministerio que duró solos tres dias.
Al callo de ellos llamó el rey á MI'. Thiers para re-
constituirle, y le pidió que fuesen llamados sus
antiguos cólegas Guizot, Humann y de Rigny,
hajo la presidencia del mariscal lUortier. Pel'O no
siendo este señor el mas apropósito para sostenel'
las discusiones en la cámara, huho de recaer esta
tarea casi esdusivamente en los ministros Thiers
y Guizot, y á las pocas sesiones cedió el mal'iscal
l\'Iortiel' la presidencia al sello!' duque de Broglie.
IJeg:!ban á ~Ir. Thiers [i'ecuentes avisos de cons-
11it'aciones contra la vida del rey y ya le habian




XXIV


denunciado cinco en muy pocos días, de suerte
que añadidos estos cuidados á las atenciones de
su vasto ministerio, cayó á principios de julio con
una grave enfermedad que hizo temer por su vida;
pero prevaleció la robustez de su temperamento y
se restableció. Llegaron entónces las fiestas de ju-
lio , y habiendo podido ya montar á caballo, fué
á acompañar al rey á la revista de la guardia na-
cional y se encontró al lado del señor mariscal
Mortier, en el momento en que aquel valiente cayó
bañado en su sangre mortalmente herido con otros
30 ciudadanos por la máquina infernal de Fies-
chi. Ya le hahian advertido alp;unos dias antes á
MI'. Thiers que desconfiase de las casa-s, y aunque
la opinion pública estaba muy opuesta á las vi-
sitas domiciliarias, se hahianhecho hastantes; pero
quiso la fatalidad que no fuese de este número
aquella en que estaba preparado el instrumento
de tantas desgracias. Este horrible suceso exasperó
los ánimos de todos, se volvió á llamar á los di pu-
tados para una sesion supletoria que duró cosa de
un mes, y en ella se hicieron las leyes escepciona-
les de setiembre, y otra sobre el procedimiento
judicial de la cámara de Pares. M. Tltiers defendió
una y otras y se concluyó el año tranquilamente.


En la próxima sesion se tocó el punto de la con-
version de rentasó de su reembolso, cuya idea agra-
daba á MI'. Humann que fijaba en ella la honra
de su administracion; pero MI'. Thiers, admitien-
do el principio de la ley, creía que era todavía
prematura, y sin embargo de eso el otro la indicó
en la esposicion de los motivos para la ley de pre-
supuestos. Esta diverg'encia inesperada fué la cau-
sa de que se deshiciese el gahinetc llamado de 11
de octubre.




xxv


Hacía ya largo tiempo que la porcíon de la cá-
mara que antes tenia el nombre de tercer part-ido y
ahora se llama centro izquierdo hacia grandes es-
fuerzos para formar un ministerio suyo propio; y
con este intento habia hecho la probatura del ga-
hinete de los tres dias. No queria MI'. Thíers en-
trar en ningun otro divorciándose con los doc-
trinarios, porque se a,cOl'daba de los peligros y lu-
chas que habian soportado juntos; pero sin em-
bargo fueron tales las instancias que le hiciel'onsus
amigos, que al fin se decidió á terminar la crisis
ministerial, aceptando el de negocios estrangeros
y la presidencia de) consejo. En aquella sesion pue-
de decirse que estuvo constantemente sohre la bre-
cha;, ya se tmtase de aduanas:, ya de hacienda, de
trabajos púhlieos, de politiea interior ó esterior;
de suerte que se concilió la admiracion de la an-
tigua mayoría, que á los principios hahia mani-
festado algunas inquietudes. No puede negársele
tampoco que á pesar de su origen pleheyo hahia
adquirido modales tan firmes como atentos, de
suerte que los embajadores no podian hacer sobre
él comparaciones humillantes. El fué quien ne-
goció el matrimonio del duque de Orleans, que
quedó convenido á su salida del ministerio. Mas
apesar de sus triunfos en la cámara y [uel'a de ella
ya sospechaba un próximo rompimiento con la po-
lítica de las córtes del Norte en la cuestion de Es-
paña. He aqui los términos en que formulaba esta
cuestion.: « Mientras que la España esté agitada
« y sean iguales las probahilidades de Jos dos par-
(( tidos, no se cree la Francia encargada de res-
« tahlecer en la Península el ónlen y la buena ad-
« ministracion ; pero si la reina de' España llega
« Ú correr algun peligro sél'Ío, le es Ímposihle al




xxn


(( gabinete ti'ances dejar perecer á la Espaiia cons-
a: titucional; ó á lo menos )'0 no lo consentiré. JI
Pero fuera de ese caso, no pedia la intcrvencion ,
pues que tenia la certeza de que un socorro in-
directo haria un inmenso servicio á la reina, y así
se atenia á su sistema de cooperacíon. Para ella
presentaba un escelcnte cuadro la legion e3-tran-
gera, y solo se trataba de aumentarla, en todo
lo cual habia obtenido el consentimiento de la
corona, Acudian abundantemente los vO'lunta-
riO's, y cuandO' ya lO's sO'ldados estaban prontos á
pasar los Pirineos, sohrevinieron IO's aconteci-
mientos de la Granja. En esto vi() el rey un motivO'
suficiente para desistir de la idea, mientras que
M.', Thiers sostenia que pO'drian ser una razon para
diferir el envío de estos socorrO's, mas no para reu-
sar tO'da asistencia, y que el gohierno fi'anccs nO'
dehia reusar defender á una nacion aliada, cO'n tal
(Iue en IO's desórdenes de la GralJja se respetase á
la reina y no se derramase sangre. No pudo M.'.
Thiers hacer que prevaleciese su dictámen en
aquella cuestion y se retiró con todos sus com-
pañerO's menO's uno. Dejó cO'n muchO' g'ustO' lO's ne-
gociO's políticos para vO'lver á sus estudios,y cn par-
ticular al de la histO'ria de Florencia para lO' cual
volvió de nuevo á Italia. VinO' á la cámara en 1837
y contríbuyó á echal' á hajO' la ley de disyuncion
que arrastró cO'nsigO' la caida del gabinete, y aun-
que el mariscal SO'ult le hizo instancias para qne
entrase en el nuevo, nO' quiso en manera alguna.


Durante los primeros tiempos del gabinete lla-
madO' del 15 de Abril se mantuvo en la ámara
cO'mo simple observador, y solO' la conducta de
aquel gahinete pudo ,hacerle entrar decidida-
mente en la opusicion. Para (Iue ésta adquiriese




XXVI1


la cOllsisLellcia necesal>ia, y fiH'm~u' una masa
compacta en defensa de la prerrogativa parla-
mentaria , que es lo que despues se ha llamado
coalicion, principió por vencer las repugnancias
que existían entre M. Guizot y Odillon-Barrot.
Apeló el ministerio al pais disolviendo la cámara,
y las eleccianes dieron una gran mayoria al cen-
tro izquierdo, de suerte que no era posible que
el ministerio se sostuviese largo tiempo. Asi di-
suelto el gahinete de M. Molé, era fácil de pre-
vepl' que el de su sucesor, aunque presidido por
el ilustre mariscal Soult no tenia la fuerza y uni-
dad uccesarias para resistir á una oposicion tan
podel'Osa , sobre todu teniendo la imprudencia
.de lanzar con frecuencia en las discusiones cues-
tiones dinásticas sin estar antes perfectamente segu-
ro del éxito; y la dOlacion del Sr. duque de Ne-
mom's era tal vez la menos meditada de todas. El
resultado es tan reciente, como que está pasan-
do en el momento que escrihimos estas líneas, y
MI'. Thiers se halla otra ,'ez presidiendo el con-
sejollc ministros de ICrancia. No pretendemos adi-
vinar cual será el giro especial de su política es-
terior, aunque segun sus precedentes debe ser
favorable á la causa de la libertad de España, con
tal que esta camine siempre unida con la del ór-
den, en cuyo caso dejará de ser absolutamente va-
na la alianza de la Francia. Tampoeo pretende-
mos hacer el elogio especial de MI'. Thiers. Un
homhre de tan brillantes cualidades puede tener
algullos defectos y aun incun'i.' en algunos errores,
y nosotros no nos hemos detenido en designar al-
gnnos que nos parecen tales en el curso de esta
lJistoria. Pero no se le puede negar sin injusticia
Ulla prenda, que á nuestro corlo entender es la




XXVIII


mas honrosa que puede tener un ciudadano y S6-
bre todo un ministro, cual es el amor á su patria,
que en el actuallenguage suele llamarse naciona-
lidad. Esta prenda, unida á su mucho talento;
justifica la estraordinaria elevacÍon á que ha subi·
do en poco tiempo el autor de la histol'ia de la re·
volucion francesa, y debe confundir la envidia de
sus enemigos.




HISTORIA-
DE LA


REVOLUCION FRANCESA.


PREFACIO DEL AUTOR.


Me propongo escrihir la historia de una revo-
lucion memorable, que ha conmovido profunda-
mente los ánimos de los hombres, y que todavia
tiene divididas sus opiniones. No dejo de conocer
las dificultades de tal empresa en un tiempo en
quc las pasiones, que ya se creían apagadas ó por
lo menos comprimidas por el despotismo militar,
vuelven á despertarse de nuevo; y cuando de re-
pente algunos hombres, agoviados de años y de
trabajos, sienten renacer dentro de sí mismos cier-
tos resentimientos que parecian olvidados, y nos
los comunican á nosotros que somos sus hijos y
herederos. Pero por mas que nuestra obligacion
sea defender su misma causa, no está á nuestro
eargo apoyar su conducta, y bien se puede :sepa-
l'ar la li])ertad, de las personas que la sirvieron
bien ó mal; al paso que disfrutamos la ventaja de




REVOLUCION :rII.ANCI:SA.


haber oido y observado á esos ancianos, que ocu-
pados todavía con sus recuerdos y agitados con
sus propias impresiones, nos revelan cual fué el
espíritu y carácter de los partidos y nos rnserlan
á comprenderlos. Acaso el momento mas á propó-
sito para escribir la historia es aquel en que van
á desaparecer los actores que figuraron en el1a,
por que se puede aprovechar su testimonio sin to-
mar parte en todas sus pasiones.


Sea como quiera, yo he procurado apartar de
mí todo sentimiento de odio, poniéndome en el
lugar de aquellos que, nacidos en una humilde
cuna y animados de una justa ambicion , inten-
taban adquirir lo que les habia injustamente reu-
sado el orgullo de las clases elevadas; ó bien en
el caso de aquel que habiendo sido educado en
los palacios, heredero de antiguos privilegios, no
puede renunciar sin amargura á una posesion que
creia ser una propiedad legítima. Puesto en una
situacionsemejante, no me es posihle irritarme ni
contra unos ni contra otros, sino que sin reusar
mi compasiou ú los que combatieron, me complaz-
co en admirar á las almas generosas.




HEI:\"ADO DE }XIS XYI. 3


ASAlllBLEA CONSTITUYENT.~.


CAPITULO PRIMERO.


Estaoo político y moral oe la Francia á fines del siglu 18.
-Advenimiento de Luis XVI. - Malll'epas , Turgot y
Necker son nombrados ministros. - Calonne. Asamblea
de los notables. - Eleccion de Brienne para Miúistro. -
Oposicion del parlamento, su destierro y su vuelta.-
Destierro del Duque de Orleans. -Arresto del consejero
Despremenil. -Vuélvese á llamar á Necker y reemplaza á
Brienne. - Nueva asamblea oe los notables.-Discusiolles
rclativas á los estados generales. - Formaeion dc los clubs.
- Causas de la revolueion. - Primeras elecciones de di-
putados á los estados generales. - Incendio de la casa de
Reveillon. - El Duque de Orlealls; su carácter.


Sahidas son las revoluciones de la monarquía
francesa, y nadie ignora que los Griegos y despues
los Romanos llevaron á las Galias medio salva-
~C~ sus armas y su civilizacion , que detms de
('stos estahlecieron en ellas los hárbaros su gerar.




4 REVOLUCION ntANCESA.
quia militar; que trasmitida esta gerarquía desde
las personas á las tierras, llegó en cierto modo ú
inmovilizarse y se formó el sistema feudal. Repar-
tióse la autoridad entre el gefe feudal, á quien lla-
maron Rey, y los gefes secundarios llamados va-
salIos, quienes eran una especie de reyes respecto
de sus propios súbditos. Mas en nuestros tiempos
en que la necesidad de acusarse hace que se escu-
driñen las faltas recíprocas, se nos ha dicho y re-
petido que á los principios fué disputada la auto-
ridad por los vasallos, cosa que sucede siempre á
los que están mas inmediatos á ella; que luego se
la repartieron entre sÍ, que es de donde nació la
anarquía feudal; y que últimamente volvió á per-
tenecer al trono, donde se convirtió en despotis-
mo bajo Luis XI, Richelieu y Luis XIV. Fué pro-
gresivamente emancipándose la poblacion francesa
por medio del trabajo, que es el primer origen de
la riqueza y de la libertad. Agricultora á los prin-
cipios y comerciante é industriosa despues, vino á
adquirir tal importancia que pasó á ser ella sola
toda la nacion , y aunque admitida como suplicante
en los Estados generales, donde se presentaba de
rodillas para que la tallasen con piedad y misericordia,
no tardó Luis XIV en anunciar que no queria su-
frir ni aun aquellas asambleas tan sumisas, y asi
se lo declaró al parlamento estando de botas y con
el látigo en la mano. Vióse desde entonces al frente




REINADO DE Lt:IS XVI. 5
del estado un Rey cuyo poder estaba mal definido
en teoría, pero que era absoluto en la práctica;
. unos grandes SeIlOl'eS que habian cambiado su dig-
nidad feudal por las mercedes· del monarca, y que
se disputaban entre sí por medio de la intriga aque-
llo que se les dejaba de la sustancia de los pueblos;
vióse por bajo de ellos una inmensa poblacion sin
otras relaciones con aquella aristocracia real que
una sumision consuetudinaria y el pago de los im-
puestos. IUediaban entre el pueblo y la corte los
parlamentos, revestidos de la autoridad de hacer
justicia y de llevar registro de las voluntades del
monarca. Pero es de esencia de la autoridad el ser
siempre disputada, cuando no en las asambleas le-
gítimas de la nacion, en los palacios mismos de
los príncipes. Nadie ignora que con reusar lo s
parlamentos registrar cualquier decreto, suspen-
dian los efectos de la real voluntad, cuya diver-
gencia terminaba ordinariamente por lo que se
llamaba un lit de iustice *, en el cual se hacia una


* Lit de justice : literalmente esta palabra significa el tro-
no mismo en que se sentaba el monarca cuando venia solem-
nemente á los parlamentos. En aquellos casos se rodeaba el
solio de cinco almohadones y se cubría con un dosel. El rey
se sentaba en uno de ellos, otro le servía de respalda.' , des-
cansaba los b.'azos sohre otros dos y ponía los pies en el quin-
to. Pero la acepcion general de esta voz es significar la sesion
misma, en que la presencia del monarca recuerda las anti-




6 REYOJ_UCION FRANCESA.
especie de transaccion cuando el Rey era débil, ó
se sometian los parlamentos cuando em tenaz y
poderoso. Nunca tuvo que transigir Luis XIV, por'
que durante su reinado ningun parlamento se atre-
vió siquiera á hacer la mas ligera obsel'vacion, sino
que se llevó tras de sí á la nacion entera, que re-
fundia en gloria suya todos los prodigios que
hacia ella misma, así en la guerra como en las ar-
t.es y las ciencias. Unánimes estuvieron los sú])di-
tos y el monarca en un mismo objeto mientras du-
ró la vida de este último; pero apenas hubo es-
pirado, cuando el regente ofreció á los parlamen-
tos la ocasion de vengarse de su dilatada nulidad.
Aquella voluntad del monarca que tan respetada
habia sido durante su vida, fué violada inmedia-
tamente despues de su muerte y anulado su tes-
tamento. En una palabra, volvió áponerse en pleito
la autoridad y principió una larga lucha entre los


guas asambleas generales de los campos de jl1arzo ó de Mayo
que principiaron en tiempo de Felipe el Largo, segun COlista
de una ordenanza de aquel rey de 17 de noviembre 1318.
En aquellas solemnes ocasiones que se verificaban rara vez,
todos los dignatarios del ·parlamento se presentaban eon togas
encarnadas, y los príncipes de la sangre y magnates del reino
se sentaban en unos bancos elevados, mientras que el mayor-
domo mayor, el sumiller y el prevoste de París se acomoda-
han en los escalones del trono á los pies del rey. El canciller,
los presidentes y consejeros ocupaban los bancos que habia
en medio de la sala. (N. del 1'.)




REINADO DE LUIS XVI. 7
})adamentos, el clero y la corte, en presencia de
una nacion exáusta con prolijas guerras y cansada
de subvenir á las prodig'alidades de sus dueIlOs,
mientras estos se entregaban á los deleites Ó' á la
manía de guerreal'. Hasta entonces parecia no te-
ner otra alicion ni otro ingenio que para el servi-
cio y los placeres del monarca, mas ah'ora ya prin-
cipió á servirs~ de uno y otro para su propia uti-
lidad y para examinar sus intereses. El entendi-
miento humano pasa con fhcilidad desde un ob-
jeto á otro; y as~ como antes las dclicias del in-
genio frances consistían en el teatro, en la elocuen-
cia fúnebre y religiosa, pasó en la época de que ha-
blamos al estudio de las ciencias políticas y mora-
les, y este cambio produjo todos loi demas. Figílrese
el lector á los usurpadores de t.odos los derechos na-
cionales disputándose durante un siglo entero una
autOl'Íd~d ya desacreditada; á los parlamentos per-
siguiendo al clero; al clero persiguiendo á los par-
lamentos; á cstos, contestando la autoridad de la
corte; á la corte, distraida y muy serena en me-
dio de la lucha, sin pensar mas que en devorar la
sustancia de los pueMos entre los mayores desór-
denes; á la nacion , enriquecida ya y despavilada,
mirando la lucha, aprovechándose de las confe-
siones de los unos contra los otros, privada de
toda aecion política, dog'matizando con osadia é
ignorancia porque no cOllocÍa mas cIue teorías, as-




8 REVOLUCION FRANCESA.
pirando sobre todo á -recobrar su rango en Europa,
y derramando en vano sus riquezas y su sangre
para reconquistar un puesto perdido por la dehi-
lidad de sus dueños, y se formará una idea cabal
de la Francia en el siglo diez y ocho.


Ya hábia llegado el escándalo á su colmo cuan-
do subió al trono, siendo todavia muy jóven • ,
Luis XVI, príncipe justo y moderado en sus gus-
tos, educado con descuido, pero inclinado na-
turalmente al bien; y al momento llamó cerca
de sí á un antiguo cortesano para confiarle la di-
l'eccion de su reino, repartiendo su confianza entre
Maurepas 1 y la Reina, que era una princesa jó-
ven, austriaca, viva y amable, y que tenía sohre
él el mayor ascendiente. No se querían mucho
Maurepas y la reina, y así el rey cediendo unas
veces al ministro y otras á su esposa, principió
muy temprano la larga carrera de sus incertidum-
hres. Como no se disimulaha á sí mismo el verda-
dero estado de su r~ino, creia sobre este punto lo
que decian los filósofos; pero al mismo tiempo le
alejaban de ellos los sentimientos cristianos en
que le hahian educado. Sin embargo la voz públi-
ca espresada de todas las maneras posibles , le de-
signaba á Turgot 2 , de la sociedad de los econo-
mistas, homhre sencillo, virtuoso, dotado _de un




UEINADO DE LUIS xn 9
carácter firme, de ingenio lento, pero tenaz y
profundo. Convencido Luis XVI de su prohidad
y satisfecho con sus proyectos de reformas , decia
muy á menudo: «los únicos amigos del puehlo
« somos Turgot y yo.» Mas no pudieron realizarse
las reformas de este ministro por la resistencia de
las primeras clases del estado, como interesadas
que estaban en conservar todos los ahusos que
aquel austero ministro queria destruir, y asi se vió
precisado el Rcy á exonerarle con mucho senti-
miento. Es digno de ohservar cómo la vida de este
monarca no fué mas que un prolongado martirio,
conociendo siempre el hien, deseándole con sin-
ceridad y sin tener jamas la fuerza necesaria para
ejecutarle. Colocado entre la corte, los parlamen-
tos y el púhlico, espuesto á las intrigas y sugestio-
nes de todo género, tuvo que variar á menudo de
ministros, hasta que cediendo por segunda vez á
la opinion púhlica y á la necesidad de las refor-
mas, tuvo que llamar á Necker 3 para la adminis-
tracion de hacienda. Era este un Genoves, que se
hahia enriquecido con operaciones de han ca , par-
tidario y discípulo de Colbert II , como Turgot lo
era de Sully ti ; administrador económico é íntegro,
pero vano y con pretensiones de ser el moderador
de todas las cosas así en filosofía como en religion
y en libertad, segun se lo habían persuadido los
elogios de sus amigos y del público, y sobre todo




IlEVOJ.UCIO:of FIU~CESA.


I isongeálHlosc de poder cO~lducir y detener las idea!!
en clpunto en que se detuviesen las suyas.


Restableció N ecker el órden en la hacienda pú.
blica y cncontró recursos para subvenir á los con-
siderahles gastos de la guerra de América; porque
aunque su talento no fuese comparable con el de
Turgot, era mucho mas flexible y tenia la con-
fianza de los capitalistas, con cuyo auxilio dispu-
so de sumas inesperadas é hizo renacer el crédito.
Pero no bastaban los artificios económicos para
termillar los apuros del tesoro y se puso á ensa-
yar el medio de las reformas, contra las cuales
no se mostraron mas dóciles con él las clases su-
periores qUe se habian mostrado con Turgot, y
apenas se enteraron los parlamentos de sus inten-
ciones cuando se reunicron contra él y le obliga-
ron á retirarse.


Todo el mundo estaba convencido de los abu-
sos y se hablaba de ellos en todas partes, cosa que
no ignoraba el rey y que le hacia sufi'ir cruel-
inente ,pero los cortesanos que disfrutaban de
ellos, hubieran deseado sin duda que cesasen las
escaseces del tesoro, con tal que á ellos no les cos-
tara el mas ligero sacrificio. Disertaban lindamen-
te en la corte y propalaban máximas muy filosó-
ficas , apiadándose durante la caza de las vejacio-
l)eS que sufria el pobre lahrador, y hasta se les
oia aplaudir la emancipacion de los Americanos






Jumuoo DE IXlS XH. H
y recibir con muchas honras á los ft'anceses JO-
venes ({ue vulvian del Nuevo Mundo. TamLie~ los
parlamentosinvocaLan el interes tlel puehlo y
alegahan para apoyar sus l'esistendas los sufri-
mientos del pohre, pero sin dejar por eso de opo-
nerse á la rcpat,ticion igual de los impuestos, ni
á la abolicion de los restos de la harbarie feudal.
Todos hahlahan del bien público, pero habia po-
cos (lut? le q~isícsen , y el pueblo que no distin-
guía tOllavia hien sus verdaderos amig'os, aplaudía
á todos los que resistían al poder, que era el ene-
migo mas aparente.


Con la separacion de Necker y de Turgot no se
hahia val'iallo el estado de las cosas, sino que conti-
nuaba la estrechez. del tesoro, y aunque con mu-
cho gusto se huhieran pasado largo tiempo sin la
interveucion dela nacion, era necesario vi "ir y su-
ministrar para las prodigalidades de la corte. Por
mas que por el pronto se ladeaba la dificultad con
la deslÍtucion de un ministro, con Un empréstito,
Ó con una contrihueion forzada, volvia muy lue-
go á renacer con mayor fuerza, como sucede. con
todo mal que se descuida. Perdían el tiempo, como
sucede siempre, en dudas cuando era necesario to-
mar una resolucion temida '. pero necesaria; y en-
tretanto una nueva intriga trajo al ministerio á lU.
(le Calonlle 6 , poco grato á la opinion pública por
hallel' eontl'ibuido ú la pel'secucioll de I-a-Chalo-


1. ?




12 IlOYOJ.n:IOX FIlÁNCESA.


tais 7 ('11 1783; pero Calonne tenia un talenlu lJJ'Í-
liante, era f(~cundo en recursos, contaba con su
ingenio, con la fortuna y con los homhre5, y se
entregaha al porvenir con la mas admirahle indi-
ferencia. Era de opinion que nadie dehe inquietarse
anticipadamente, ni sondar el mal hasta la víspera
misma de repararle, y no solo sedujo á la corte con
sus modales, sino que la cautivó con su facUidad
pa 1';1 conceder cuanto le pedian , propol'cionando,
así al Rey como á todos, algunos instantes de repo-
so , y logrando (Iue á los antiguos y fúnebres pre-
sagios sucediese un momento de felicidad y de cie-
ga confianza.


Pero se iba acm'cando aquel lóbrego porwnil'
con que se habia contado y era rweesario al Jiu to-
mar medidas decisivas, porque las cajas estaban
f'xaustas yno se podia recargar mas al puehlo. Solo
hahia un medio de hacer frente á todo, que ~~a el
de reducil' los gastos suprimiendo las men:edcs,
y aun este medio no bastaba sin estendel' el pago
de contribuciones sobre mayor númel'O de contri-
lmyentes, es decir, sohre la nohleza y el clero. Mas
estos mismos proyectos sucesivamenLe intenLados
por Turgot y por Necker y reproducidos por Ca-
lonne, no le parecian ejecutahles á este último sino
en el caso de ser consentidos por los mismos pri-
vilegiados. Para ello discurrió Calonne que lo me-
jor seria reunirlos en una asamhlea llamada de los




REl~ADO HE I.US xn. (1781). 13
Notables, á fin de someter á su examen los planes y
arrancar su consentimiento, ya con astucia ya por
eonviccion. Esta asamblea , que se abrió el22 de Fe-
hrero de 1787, estaba compuesta de grandes, elegi-
dos entre la nobleza, del clero y de la magistratura;
de una multitud de relatores del consejo de estado,
á quienes llaman ¡lIailres des requetes, y de algu-
nos magistrados de provincia. Con tal reunion , y
sohre todo con el auxilio de los grandes sellOres po-
pulares y filósofos á quienes Calonne hahia tenido
cuidallo de nombrar, contaha con un éxito seguro.


Pero se equivocó el nimiamente confiado mi-
nistro ,porque la opinion púhlica no le perdona-
ha que ocupase el puesto de Turgot y de Neckcr,
y veía con mucho placer que se pidiesen cuentas
á un ministro, por lo cual apoyó la resistencia de
los notables. No dejaron de ser animadas las dis-
cusiones entre ellos, y Calonne cometió la úllta de
echar la culpa á sus predecesores y en particular
á Necker del estado del tesoro, á lo cual respondió
este último; creyeron adelantar con desterrarle y
solo se consiguio la oposicion. Calonne resistió á
todocoll serenidad ypresencia de [mimo, é hizo que
te destituyese al guarda sellos lU. de l\Iiromellil 8
que conspiraha con los parlanientos. Pero su triun-
fo no duró mas que dos días, porque aunque le
apreciaba el rey y le hahia prometido mas de lo
/fue podia ('om pl'ometit-udosc Ú sostenerle, tUYO




III!:H)LUCION FR.\NCESA.


que f'cder á las representaciones de los llotahI{~", ,
quienes prometian acomodarse á los planes de Ca-
lonne , con tal que se confiase su ejecucion á un
ministro mas morigerado y mas digno de confian-
za. Entonces la reina, sug'crida por el ahate de Ver-
mont 11 ,propuso é hizo aceptar al rey un nuevo
ministro, que fué 1\1. Bricnne 10 arzobispo de 1'010-
sa y uno de los notables que mas hahian contri-
huido á la pérdida de ealonne, con la esperanza
de sucedcrle, como en cfccto le sucedió en el mes
de abril de 1787.


Este arzobispo de Tolosa , que reunía á un ca-
rácter muy déhil una tenacidad á toda prueba,
habia estado soñando en el ministcrio casi desde
la infancia, y no perdonaba medio hasta conseguir
el objetode sus deseos. El apoyo principal con que
contaba era el de las mugeres, á quicnes procura-
ba agradar "á fin de que en todas partes pondera-
sen su administracion del Languedoc ,y aunque no
consiguió al llegar al ministerio aquella populari-
dad con que fué recibido Neckcr, tuvo á lo menos
á los ojos del público el mérito de haller sucedido
á Calonne. Por el pronto no le nomhraron primer
ministro, pero no tardó en conseguirlo con el au-
xilio de Lamoignon 11, que era guarda sellos y
enemigo implacable de los p<l(lamentos, y así
principió su carrera con bastante reputaci~n. Ya
que los notables estahan comprometidos con sus




HEI:fADO DE LUS X'íl. (1787). 1;,}
promesas , se apre.suraron á consentir aquello
mismo que habian\eusado á los principios, y se
concedió con cierta afectacion el impuesto territo-
rial, el del papel sellado, la supresion de las ga-
helas y las asambleas provinciales ~ dando á en-
tender que no se habia resistido á estas providen-
cias, sino al autor de ellas, con lo cual quedó
triunfante la opinion púhlica. Cargó Calonne con
la malevolencia universal, pero por mas aplau-
didos que estuviesen los notables, sentian en el
alma un honor atlquil'ido á precio de tan costosos
sacrificios. Si lU. de Bl'ienne hubiera sabido apro-
vecharse de tan ventajosa situacion y hubiera
proseguido con actividad la ejecucíon de las me-
{lidas consentidas por los notables, presentándolas
.á un tiempo y sin dilacion alguna al parlamento,
cuando parecía forzada la adhesion de las prime-
ras clases, huhiera sido tal vez un negocio con-
cluido , por que el parlamento cercado por todos
lados hubiera consentido en todo, y aunque par-
~ial yiorzada la transaccion , habria retardado por
largo tiempo la lucha que no tardó en sobrevenir.


Pero precisamente se hizo todo lo contrario,
pues que se la aceleró á fuel'Zu de dilaciones im-
pruclentes , sin presentar los decretos sino uno des-
pues de otro, y el parlamento tuvo tiempo dc dis-
entir, de recobrar ánimo y de reponerse de aque-
lla especie de sorpl'esa que se habia hecho á los no-




J G llEYOJXCIOX FIL\XCES.\.
tahles. Registró por fin despues de hlPgas discusio-
nes el que em relativo á la segunda abolicion de
las gavelas y otro que permitía la libre esportacion
de granos; mas no podia disimular el odio (Iue
tenia contra la subveneion territorial, aunque te~
mia por otra parte reusarla por no hacer yer al pú~
blico que su oposicion era puramente interesada.
Sacóle de este aprieto la pl'esentaeion simultánea
que se le hizo del dccreto sohre el 'papel sellado
yel de la subvencion terriLorial , :v sobre todo el
principiarse la discusion s01re el Pl'imern , pol'fIue
pudo el parlamento reusar este sin esplicarse sohre
el segundo y tUYO aire de defender los intereses
púhlicos contmdiciendo el impuesto del sello. En
una sesion á que asistieron los pares, denunció los
abusos, escándalos y prodigalidades de la corte, y
pidió el estado de los gastos. Oído lo cual por un
consejero que quiso aprovecharse del equÍvoco,
dijo: <r no es el estado, sino los Estados generales los
(Iue nos hacen ralta por ahora. :& Todo el mundo
se quedó admirado de aquella peticion tan inespe-
rada, ~'asi fué que si hasta entonces se hahia esta~
do resistiendo por que se sufria, y se habia mira-
do con apego toda clase de oposieion á la corte,
fuese ó no HlYorahlc á la causa popular, era porque
no se sabia qué solicitar: como que acostumbrada
la ilacion á no tener el menor influjo en el gobi('r~
IlO ni hacer otra cosa que quejarse, no concehia




nE[~Al)O HE l.l'JS XH. (1787), 17
siquiera la idea de ohrar ni mucho n,lenos de ha-
cer UIla revoluciono Pero aquella sola palahra pre-
sentó el ohjeto (Iue se desea]n y cada cual empezó
ú repetirla pidiendo á ga:itos los Estados generales.


Uno de los (fue se mostraron mas violentos deda~
madores parlamentarios fué un consejero jóvcu
llamado D'Espl'emenil 12 , orador acalorado, dema-
gogo en los parlamen.tos, aristoeráta en los estados
generales y que fue declarado en estado de de-
mencia por un decreto de la asamhlea cOllStilu-
yente. Pero quien dirigia secretamente la oposi-
cion era el jóven Duport 13, mozo de gran talento,
de carácter firme y constante, y el único acaso que
en medio de af!Uel1as turbulencias se proponia un
porvenir y q ueria conducir su corporacion, la cor-
te y la nacion entera, hácia un objeto muy dis-
tinto de ulla al'istocracia parlamental.


Estalla diridido el parlamento en consejeros
vicjos y jóvenes, flueriendo los primeros hacer
.:ontrapeso á la autoridad real para dar importan-
cia á su cuerpo ~ mientras que los segundos, mas
fogosos y sinceros, pretendian introducir la liber-
tad en el estado, aunque sin trastornall el sistema
político en que habian nacido. Era grayc sin du-
da la confesion quc acababa de hacer el parh-
mcnto, pues cIue recollocia 110 tener facultad para
consentir los impueslos 1 sino que solo pertenecia
;'1 los estados gCllcl'ale:-; el derecho- de estahlecer-




18 IIEYOJXCION t'RAXt:Es"\.
los ; y así pidió al rey la eomunicacion de los cs-
t ados de entradas y de gastos.


No pudo menos de admirar aquella confesion
de inéompetencia ó mas bien de usurpacian, su-
puesto que llasta entonces babia estado el parla-
mento arrogándose el derecho de consentir l~
impuestos. Irritado el prelado ministro de aque-
lla oposicion ,citó inmediatamente el parlamento
il V crsaUcs é hizo tomar razon de los dos decretos en
presencia del rey el dia 6 de agosto ; mas luego
cIue el parlamento volvió á Paris , hizo sus pro-
testas corrcspondieIites y mandó .que se formase
una instruccion sumaria contea las prodigalidades
de Calonne. Apen~s se supo~aquella determinacion,
salió un acuerdo del gabinete :con fecha 15 del
mismo mes, en que se anulaba lo determinado y
desterrandO' el parlamento á Troyes.


Tal era la situacion de las cosas en la época de
flue hablamos; de modo que se manrtó á los dos
hermanos del rey, el conde de Provenza, llama
do Monsieur, y el conde de Artois, que fuesen el
uno al tribunal de cuentas y el otro al de suhsi-
dios á hacer que se registrasen los decretos. .EI
primero de estos dos príncipes se habia hecho muy
popular por las opiniones que habia manifestado
en la asamblea de los notables, y así le recibieron
con aclamaciones de una multitud inmensa, que
le fu~ acompañando hasta el Luxemburgo en me~




RElnDO DE LUIS XVI. (1787), 19
dio de universales aplausos, Al contrario el conde
de Artois, de quien se sabia que había sostenidó
á Calonne ,fué recibido con murmullos, insulta-
dos sus criados y fué necesario acudir á la fuerza
armada.


Tenian los parlamentos á su alrededor una
clientela numerosa compuesta de legistas, emplea-
dos del consejo, pasantes y escolares, gente toda
aCtiva, bulliciosa [y siempre pronta á removerse
en su favor. A estos aliados naturales de los par-
lamentos se agregaban los capitalistas que rece-
laban la bancan'ota ; las clases ilustradas que es-
taban bien con todo el que hacia oposicion", y


,. Es un hecho constante, pero que no deja de causar ad-
miracion, las clases elevadas cuyos intereses sufren propor-
cionalmente mas que las otras en las grandes mudanzas poli-
ticüs, suelen ser las primeras que se dejan impresionar de las
novedades útiles al puchlo : al paso que una gran parte de estc'
permanece insensihle al movimiento que ha de rnejorar su
comlicion,. Este fonómeno que observó MI', Thiers cn la re-
vo1ucion francesa, y que nosotros estamos palpando en la de
España, seria inesplicablc para los que no meditan bastante
sobre el influjo irrcsistible que tiene la civ~lizacion en la mo-
ralidad y justicia cntre los homIJI'es. En una palahra, noso-
tros creemos que esta docilidad de las clases privilegiadas de-
pende de dos causas inmediatas, una huena y otl'a mala: la
IlI'imel'a es la que ya hemos insinuado, á saber, que la buena
{~ducacion arl'ast.'a !aácia los principios de justicia, pOI' mas
'lIle P{'ljlldi(/llCIl ,i los pl'opios intel'cses; y la segunda, flllG




20 RE\'OL(;CIO~ FRANCESA.
últimamente la multitud que siempre se pone de
parte de los agitadores. Fueron graves aquellos
alborotos y la autoridad tuvo mucho trabajo en
reprimirlos.


El parlamento que se hallaba en Troyes se reu-
nia todos los dias. y llamaba las causas, pero ni los
abogados ni los procuradores querian presentarse
y la justicia estaba suspensa, como habia sucedido
ya tantas veces durante aquel siglo. Sin emhargo
los jueces se iban fastidiando del destierro y M. de
Brienne no tenia un cuarto, por mas que propala
ba en alta voz que no carecia de nada y tranquili-
zaha á la corte que solo se inquietaba sobre este
punto, mas la verdad era que carecia de todo, y
como era incapaz de ninguna resolucion enérgica,
andaba neS'ociando con algunos miemhros del par-
lamento. Las condiciones que él ponia eran lti1 em-
préstito de 440 millones repartidos en cuatro ariOS,
al caho de los cuales se convocarían los estados ge-
nerales , y á este precio renunciaha Brienne á los
(los impuestos que servían de motivo á tantas discor-
dias. Obtenido el asenso de alg'unos consejeros,
creyó estar seguro del de todo el cuerpo y se le-
yantó el destierro el dia 10 de Setiembre.


como estas clases están en mas inmediato contacto con la su-
prema, qne ós la que únicamente las o\wime ,se apresuran
á vengarse de ella, contl'aponieudo el intcrcs del público.


(N. dd T.)




REIHDO DE Ll'IS XYI. (1788). 21
Verificóse el 20 del mismo mes una: ses ion real,


á la <fue vino el Rey en persona á presentar el de-
creto en que se abria un empréstito sucesivo y la
convocacion de los estados generales para de alli á
cinco al lOS. Mas como no se habian esplicado bien
acerca de la naturaleza de arluella sesion , y se ig-
noraha si era un lit de justice (V. la nota sohre esta
palabra), estaban los semblantes tristes y se guar-
dalla el mayor silencio, cuando se levantó el du-
que de Orleans H, con las Glcciones alteradas y con
todas las sellales de una viva emocion ; y dirigien-
do la palabra al Rey le preguntó si aquella sesion
el'a una d\mara de justicia óuna deliberacion libre.
( Es una sesion real » le respondió el Rey, y luego
(Iue haLló el duque, tomaron la palahra Freteau u,
Sahatier 16 y Espremenil, declamando con su acos-
tumhrada violencia. Inmediatamente se mandó re-


• gistrar por fuerza los decretos, se desterró á .Fre-
teau y Sahatier ú las islas de Hyeres, y al duque
de Odeans á Villers-Cotterets ,quedando empla-
~ados los estados generales para de alli á cinco años.


Tales fueron los principales acontecimientos liel
aí'ío 1787, Y el siguiente comenzó con nueyas hos-
tilidades, pues el dia 4- de Enero espidió el parla-
mento un acuerdo contra los mandamientos arhi-
trarios de pl'isiol1 , llamados kttres de cachet' ,y 011'0


.. N05 parece que no 5e tiene en Esparta uua idea has-
tante clara dc lo (JllC eran c~tas ~'({/'Ias se!llldas ó malltlamicn-




22 REVOLUCIO~ FRlliCESA.
para que llamase á las personas que estaban des-
terradas. El Rey anuló este acuerdo, y el parla-
mento le confirmó de nuevo.


Durante aquel tiempo no podia resignarse el du-


tos de prísion que se confialnln á un simple particular. Se ha
hablado mucho y con sobrado motivo de :la tirania y mala le-
galidad de la inquisieion española, pero no se tienen las no-
ciones suficientes de la tiranía de la corte francesa, sobre to-
do desde fines del siglo XVII hasta la revoluciono Mas no se
crea que en ningun tiempo hayan alltol'iz;tdo las leyes de
FranCÍa ni las ordenanzas de sus reyes un abuso tan escanda-
loso de .Ia autoridad: nada de eso. Por el contral'io , los csta'
dos de OrIeans , que bajo cierto aspecto pueden considerarse
como una especie de asamblea constituyente, se declararon
abiertamente contra cste ahuso , y entonces rué cllando por la
primera vez apareció en la legislacion esta palabra de letlres
de cachet: POl'que aunque antiguamente fu ese conocido este
nombre, que era comnn á todas las cartas que llevaban el sello
particular del rey, las cuales se llamaban tambien ¡cUres
clases P,U<l distinguirlas de las cartas patentes que solo eran
firmadas por el guardasellos, no se habia hecho de ellas el
horrible abuso que hemos visto despues. El mas comun ,
por domle se principió, rué el de barrenar la autoridad pa-
ternal, violando su domicilio por medio de uIJa de estas
cartas que adquit'ia algun caballerete pobre pero COt~ favor
en la eorte, para sacar de la easa paterna alguna heredem
rica y suhstt'aerla de la autoridad del padre de familias, Pal'a
que se forme idea de la fac.ilidad con (jue debian conseguirse
semejantes órdenes, haste saber que el sello privado estaba
á la dispm,icion de un simple gent ¡I-hombre de c¡ímara,


Conu'a este abuso especial se declararon particularmente 1m,




REINADO DE LnS XYI. (1788). 23
que de Orleans á vivir en su destierro de Villers-
Cotterets, y por solo estar reñido con la corte, . se
había conciliado la opinion pública que al princi-
pio no le era favorable; mas como á un mismo tiem-


estados de Orleans y el artículo 3.° de la ordenanza que se
publicó á peticion suya, manda que no solo no se obedez-
can tales cartas, sino que se persiga como raptores á los que
las soliciten y á los que les ayuden á obtenerlas. En el mis-
mo sentido abunda casi toda la antigua legislacion fraucesaj
pero en los tiempos modernos y sobre todo en el de Luis XIV,
llegó el olvido de ella á tal grado, que apcnas se hace crei-
ble. Solo bajo el ministerio del cm'denal de Flcury , se calcu-
lan en 80 millas cartas de este género que se concedieron sin
que precedi€'se el menO!' juicio ni aun el ma~ ligero informe
sobre la culpahilidatl del desdichado contra quien se espedian
Al principio se ahusó, como hemos dicho, para favorecer.
matrimonio,; contra el gusto de los padres; despues pal'a
desterrar, prendel' y proscribir á los disidentES en materias
religiosas, y últimamente contra los literatos ó por solo sa-
tisfac!'r venganzas personales. No bastaban las penas injustas
que se prodigaban contra los protestantes en el edicto de re-
vocacion , ni l;¡s dragonadas, ni todas lasdemas violencias
autorizadas por aquel rey, á quien algunos llaman todavía
el grande, sillo que era nl'cesario añadir la atrocidad de las
lcttres dc cachet. Por ellas eran arrebatados los hijos del lado
de sus padres y encerrados en los conventos para convertir-
los: las esposas separadas de sus maridos y aun los criados
mismos debian temerlo todo de la violencia de sus amos, por
poco que recelasen de su indiscrecioIl. Se leen sobre esto co-
sas graciosísimas ,al par que ahominables, en las memOl'ias
de aquel tiempo. ApeIl:1S Iwhia cortesano que no tuviese en




2í llEVOLUCION FUANCESA.
po carecia de la dignidad de príncipe y de la Jil'
meza propia de un trihuno, no pudo soportar aque-
lla pena, por ligera que fuese, y consiguió su per-
don hajúndose á implorar la proteccion de la mis-
ma reina que era su enemiga personal.


su bolsillo un paquete de estas cartas con el nombre en blan-
co ,para que las pudiese emplear contra quien le vinicsc en
gana. Oh'as veces las vendian las favoritas de los ministros
y la marquesa de Laorgeac, que lo era del ministro La-Vri-
lliere, tenia tienda abicl'ta de ellas á 25 luises rada una.


Mas no solo se emplearon cstas cartas contl'a los indivi-
tluos aislados, sino contra corporaciones cnteras, como los
parlamentos ú otras que contrariaban los deseos de la cort()
ó de los ministl'Os. Ni f'stuvo limitado su uso á castigar culpa-
dos Ó inocentes; sino tambien á sustraer de la aceioll de las
leyes á los m<lyol'es criminalcs, Ilajo pretesto de que el castigo
podria illfamar alguna familia· illlstre , se hacia uesaparcccr
un asesino, un envenenauor Ó 1111 intJllle laul'on , y al cabo de
pocos (lias recobl'aha su liht'rtad para V01VCl' á continuar cn
sus depral)adadas costnmb:'cs, Con solo ulla caI,tita de estas,
cesaba la accion de todos los trihuualcs,


Todas ellas estaban concebidas cn los mismos terminos sin
otra variante que el nombre de la prisioll ó el lugar del dcs-
tielTo que se designaba: pOI' egcmplo, "SI', marques de Lau-
" lIay: os escribo esta carta p¿lra m¡ilIdaros que l'ecibais cn mi
« castillo de la Bastilla al nombrado" , , , y <¡ue le retengais
« en él hasta nueva órden mia, Entretanto, pido .í Dios que
«os conserve en su santa gracia, - Sigucn la feeha y la firma
"deS, M.u


A los IH'incipios del reinado de Luis XVI se cl'Cyó que ,c
ahnlil'Ía cst!' ahuso) ya pOI' las notorias virtudcs é ilustracioll dc




nEIH.DO DE Lt'IS XYI. (1788). 25
Bl'ienne estaha muy irritado con los ohstílculos


sin tener energía para superarlos; y déhil en Eu-
ropa contra la Prusia, á quien sacrificaha la Ho-
landa, y no menos débil en Francia contra los par-
lamentos y grandes del estado, solo estaha sosteni-
do por la reina, encontrándose .ademas interrum-
pido en sus tareas por causa de su poca salud. Ni
sabia reprimir las desobediencias, ni ejecutar las
reducciones decretadas por el rey, y por mas que
estuviese el tesoro en vísperas de hallarse vacío,
afectaba una increíble seguridad. Lo único dc que
se ocupaha en tan graves difieuhades , era en pro-
veerse de pingiies heneficios y en acumular nue-
vas dignidades en su familia.


:lquel príncipe, ya por l!:lher lIamauo ('('rca de sí á ministros
virt.uosos , como Tnr¡,;ot y l\IaJlu'shel'hes; pero por mas es-
fuerzos ([Ile estos y c1rey hieiel"Ol1 por (Ie;trui¡, hasta el 1150 ,
no les flli~ pos\hle mas que corrt'gir y modifica¡' el t1huso, Fue-
ron tales los ohstáclllos y los sofismas cou que se defendió!a
ncccsÍtlad de cubrir ciertos secrdos dc las familias, que al fin
5010 se consiguieron decretos limitativos de semejante desor-
den. Filó llccesaria toda una revolucion ptlra poner á cnbier-
to las víctimas del despotismo ministerial, y los estados ge-
llel'ales tOlllal'OIl por su cuellttl este asunto muy desde los
principios de su renuion,


No es esto d('ci¡' que to<1t1 al'bitl'al'iedad contra la lihertad
individual haya cesado desdc aquella ¿~poca ; pero asc¡:;uramos
que las qne hoy dia se cometen, ya no se llaman {ctlres de
t'at:/¡et. (N. dd 'r.)




26 R}~'·OJ.LCIO:,( I<'RANCESA.
Mellos débil era sin duda el guarda sellos La-


moig'non, pCl'O tambiengozaba,de menos influjo
que el arzobispo de rolosa, y entrambos concel'-::-
taron un plan para destruir la autoridad política
de los parlamentos, que era el objeto importante
del poder en aquellos momentos. Todo se prcparó
en el mayor silencio, y se enviaron cartas sella-
das á los 'comandantes de las provincias, rodeán-
dose ademas de guardias la imprenta en que se pre-
paraban los decretos. Querían que no se supiera
una palabra del proyecto hasta el momento mis-
mode su comunicacion á los parlamentos, y ya se
iba acercando la época estendiéndose la voz de que
se preparaha un gmn golpe político; pero el con-
sejero Espremcnillogró seducir á fuerza de dinero
á un cajista de la imprenta que le comunicó una de
las pruehas de los decretGs, é inmediatamente se
fité al consejo, hizo llamar á sus cólegas y les dí(í
parte del proyecto ministerial. Se reducía este :í
establecer seis audiencias territoriales en la jUl'is-
diccion del parlamento de Paris, que deberían res-
tt'ingir la muy estensa que di;;fl'utaba , trasladán-
dose la facultad de juzgar en última apelacion y
tomar razon de las leyes y decretos á un tribunal
supremo compuesto de pares del reino, prelados,
magistrados y gefcs militares cleg'idos todos por el
rey. Hasta el capitan df~ guardias tenia en a yoto
deliberatlYo, con cuyo plall se coartaha la aulol'i-




m';¡XAHO 111<: LlTlS xn. \ 1188) 27
dad judicialclel parlamento y se aniquilalJa todo su
poder político. Llena de espanto la corporacion,
no sabia que partido tomar, pues por una parte
no podia deliberal' sobre un negocio que no se la
hahia sometido, y por otra laimp0l'taha no dejarse
sorprender. En ;u{uellasdudas adoptó un medio tan
firme como ingenioso,cualfué el de recordar y con-
signar en un acuerdo lo <{ue ella llamaba leyes fun-
damentales de la monarquía, teniendo gran cuida-
do de numcmr elltl'e ellas su propia existencia y sus
derechos. Con esta medida general no seanticipaha
en manera alguna á los supuestos proyectos del
gobierno y asegural)a lo fIue tenia que asegurar.


En consecueJicia declaró el 5 de ~fityo el parla-
mento de París:


« Que la Francia era una monarquía gohernada
( por el rey con arreglo á las leyes, y que mlH:has
« de estas leyes <{ue eran fundamentales, a]Jl'azaban
« y corisagl'ahan: 1.0 el derecho de la casa reinante
f( al trono de varo n en varon por órden de primo-
« genitura ; 2.° el derecho de la nacion para COll-
« ceder lihremente los subsidios pOI' el órgoano de
« los estados generales regularmente convocados y
« compuestos; 3.° lascostumhres y concordias de las
« provincias; 4.0 la inamovilidad de los mag-istra-
« dos; 5.Q el derecho de los tribunales de constatar
« las voluntades del Rey, y de 110 <.:Onceder el pase
« y tomar ra7.01l de ellas sino en cnanto fuesen COll-


/.




28
« f;H'm~~ con las leyes constitutivas de la pl'Oyincia
( ,'~ (:011 las fUllClamelllá]l~s del est:ulo; (1.0 el de-
« l't'ellO de cada ciudadano á no ser juzgado en ma-
r< Ilcra alguna pOl' otros jueces que los naturales
« suyos, y est.os los que fuesen designados por la
« ley; y 7.° el dCl'echo , sin el cual son jnúl.jh~s to-
a dos los demas, de no ser arrestado en virtud de
« ónlen alguna fuese de quien fuese ,sino pam Cll-
« treg~arle inmediatamente á sus jlwces compcten-
« t.es. A esto se seguía una pl'o\(~sta contra todo a[a-
11: que que se dicse ú los })['incipios al'l'iha cSlwcsados.»


A esta eu{~rgica resolucion contestó el ministro
con el medio tan mal y tan inútilmente acostum-
brado, cual fní! el de mostrar sen~rida{l mnlt'a al-
gunos mit'mlwos del parlamento. En él se refugia-
ron Espremenil y Goislart ele MOIlsalbel't 17, sahien-
do que ambos estaban amenazallns , y en efecto se
pl'c;;cnt(¡ en él un oficial llamado Vincent d'Agoult
al frente de una compaflía,y como no conocia á los
magistrados que se le hahian designado:, les llamó
por sus nomhres. Todo el cuel'po g-uardó el mas
profundo silencio, hasta que al fin gTitaroIl los
consejeros que todos se llamaban Espremenil. Por úl-
timo se nombró el que lo era verdaderamente y
~iguió al oíicial que estaha encargado de prenderle,
con lo cual se le vantóun tumulto estraordinal'io y
el puch lo acompañó á los mag'istrados cuhri{>ndolos
tIe aplausos. Tres (lias llc3pues mandó el rey desde




nm:'i.\lHl IIE I.ns XYI. :: 17SS).
~u trono en el padanwnto tomar razon dC' los de-
net.os , :v los príncipe;; y pares I'ennidos ofrccie-
ron la il1lúg-{~1l de lo filie hahia de ~{,l' aquel tri-
Imnal suprcmo (111(' dl'bia succde¡' á los parla-
lnentos.
IllIn(~diatament(' la awliencia del Chatclet, lla-


mada así por estar situada en el castillejo anti-
guo en fl'ente del gl'U1Hlc que defendia en otros
tiempos ú Paris , (lict/, nn a(,llf'l'(lo contra los dc-
('J'cto.~, ." el padamento de Henlll's dcdartÍ inf;ll1ws
Ú lodos lo:, IplC hicieran parte del tribunal supremo.
En Gl'ellohle los mismos hahitantes defendiel'on
á sus map;istl',lllos contra dos regimientos, y hasta
las tropas mismas escita(!as á la dcsobeilielleia poi'
la 'Ilohleza militar, reusaron en hrc\:e marchar
mntl'a dIo:;. Cuando el comandante general (lel
Dellinatlo reunitÍ sus coroneles para saber si podia
('ontar ('on los soldados, guardaron todos el ma-
yor silencio, y como le tocaba hahlar al mas jÓYCll ,
rcspondió (pIe no hahia que contar con los suyos
pl'incipiando por su coronel. A tll1 resistencia opuso
el ministro las rcsoluciones del consejo snpremo
que anulaha las decisiones de las audicncias, y
dcsterr() á ocho de ellos.


Al yerse la corte inquietatla por las primeras
clases que la hacian la guelTa invocando el intc-
rcs del puchlo y provocando su intcrvencioll, I'C-
cuni/, por su parte al mismo l1wIlin y l'esohitÍ




30 IlErOIXCIOS }'J\ANUSA
llamar en su ausilio al estado llano, como hicie-
ron en otro- tiempo los reyes de l~rancia para tl~s­
tmir el feudalismo. Dióse mueha prisa á promo-
ver la convocacion de los estados generales, y
prescribió que se hieiescn investigaciones solll'e el
modo con que habian de reunirse, escitando á los
escritores y corporaciones sabias á que diesen su
parecer; y mientras que el elel'o l'eunido estaba
clamando por la necesidad de que se acelerase
su cOlH"ocacion, la eorte, aceptando el desafio, sus-
pendió al mismo tiempo el trilmnal supremo y
fijó la apel'tura de los estados g'enerales para el
1. o de mayo de 1789. Entonces, esto es , el 2\. de
agosto se verificó la retirada del ministerio del
arzohispo de Tolosa, que por haber ejecutado dé-
bilmente proyectos atrevidos, habia provocado
una resistencia que era necesario vencer ó no pro-
Yocar. Dejó al retimrse exausto el tesoro, suspen-
dido el pag'o de las rentas del ayuntamiento, to-
das las autoridades en lucha ah¡erta y todas las
11l'ovincias en armas. Mas por lo que hace á él
con sus 800 mil francos de renta en heneticios,
con el arzohispado de Sens y con el capelo de car-
denal, ya que no mirase por la riqueza pública,
á lo menos puede decirse que no descuidó la pro-
pia. El último consejo que <lió al rey fué que
yohiese á llamaJ' á Neckel' para el ministel'io da
hacienda, á fin de apoyarse en su popularidad




nrmUDO DE LUIS xn. (1788). 3t
contra unas resistencias que ha.hian pasado [t se'\"
inyenciLles.


En estos dos ailOS de 118'1 á 88 principiaron los
franceses {l pasar de las vanas tcorias á la prác-
tica, dándoles ocasion y escÍtándoles el deseo
aquella lucha de las primeras autoridades. Ver-
dad es que durante todo el siglo ha])ia estado el
parlamento atacando al clero y desenmascarando
sus propensiones ult.-amontanas : igualmente ha-
hia combatido á la corte, llamando la atencien so-
hre sus abusos de autoridafl y denunciando sus
desórdenes. Pel'O ahOl'a, viéndose amenazado de
represalias y receloso hasta lle su existencia, aca-
haLa de restituir á la nacion unas prerrogativas
que la cOl'le le quel'ia quitar ú él mismo para tras-
ladarlas á un tribunal cstraordinario. l\Ias no solo
habia revelado á la nacion cuáles el'an sus dere-
chos , sino que ejercitaba sus fuerzas escitanclo y
}wotegiendo la insurreecion. El alto clero por una
pal'te con sus. pastorales, y la nohleza por otra, fo-
mentando la desobediencia de las tropas, reunian
sus esfuerzos á los de la mag'Ístralura, y llamaban
al puel)Io á las armas pOl' defender sus privile-
gIOS.


Oprimida la corte por tan poderosos enemigos,
hahia resistido con dehilidad , y aunque conocia
la necesidad de ohrar, procuraha diferir el mo-
mento de haccrlo,contclltándose con suprimil' ostc




ú el otro abuso, mas })icn en heneficio del tesoro
q lIC en d (lel puehlo, y despues volvía [l perma-
]jecc!' en inaceion. Mas viéndose ya combatida pOl·
todas partes y que las primeras clases cOllvoeahan
f·J puehlo á la lid, la preselltaba ella misma COIl-
yoeando los estados generales. POl' espacio (le to-
llo cUlncl siglo habia estado oponiéndose al espí-
ritu filosóiico, y ahora de repenle apelaha {t ¡'J, cn-
Il'l'g;antlo [t su exúmen las constitul'iones del rei-
110. De este modo dieron las primel'as autoridadf's
el pstl'ailO especÜculo de pl'(~SCnLaL'se como llSlIl'-
padol'as injust,tS (Iue se disputahan un objeto, en
prcsellei~l del pl'opiet<u'io legítimo, y constituyén-
dole juez de la querella.


En tal estado se hanahan las cosas cn el mes
de ag'osto cumulo Ned .. el' vol viú al ministerio, se-
guido dc la púhlica confianza, y poco despncs del
cn~dito (IlH~ hacia desaparecer las principales di-
iicultatles. Hizo frente con alg'unos al'hiLl'ios Ú los
g'astos indispensables mientras llegaban los esta-
dos generales, <[ue eran el único remedio invoca- ,
do por todo el llllllldo. p,'incipiaban á agilarsc
las grandes cuestiolles rclati yas ú su ol'tpnizacion,
y lo primero que se preguntaha era el papel (ple
('11 ellos habia de represeutar el estado Hano, eslo
es, si hahía de asistir como igual ó como supli-
cante, sí Sll l'epl'f'scntacioll sería igual en númcro
:l l:t de la:; dos pl'imcra~ clases, :-;i se ,0larÍa !lO!"




IlEL'UUO J>E LUIS xn. \1788). 33
¡lIdi V idnos Ó por estamentos, y si los pleheyos no
tendrian mas que un solo voto contra los dos de
la noblez.a y (Id clero.


La primera cueslion que se agitó rué la del nú-
~mero de los diputados, y hien puede decirse que


no habia habido controversia filosófica en tod& el
sig'lo diez y ocho, á que se huhiese dado igual
importancia ni que mas acalorase los ánimos. ¡Un
(~scritor eonci~o , eJl(~rgico é incisivo tomó en aque-
lla euestion ellug'ur <fue hahían ocupado los gran-
des ingenios del siglo en las discusiones filosóLi-
caso Puhlicó el ahate Sieyes 18 un lihro que hizo
dar un gran paso al espíritu público preguntán-
dose en él: ¿ qué es el estado llano '? y respondió:
nada. - ¿ Quc~ es lo (IlIe dehe ser?, . ,. Todo,


A pesar dc las ól'llenc" de la corte, se rcunieron
los estados (Id Delfinado, y como cn ellos eran mas
dieslnls y populares las primeras clases que en
ninguna otra provincia, decidieron que la l'epre-
sentacion del estado llano fuese igual á la dc la
llohleza y el clero. Mas sospechamlo el parlamen-
to de Paris las consecuencias de sus imprudentes
proyocacioncs , conoció q He el estado llano no
nndl'iacol11o auxiliar sino como dueño, y asi cuando
tomó razon del edicto de conyocacion , no se des-
cuidó cn aüallil' como cbusula cspresa , qne sc ha-
hian de ohSCl'Val' las mismas fi)l'll1as de 161 'l. , en
las cllale:; f.;(' all\llaha ('Ill\,l'amcntc la rrpl'cscnla-




3 r. .. nE\"ou:cIO~ 1'lIANCESA.
cion del estado llano. Ya estaha bastante dcspo-
pulariz.~ulo el parlamento con los obstáculos que
hahía opuesto al decreto en que se concedían los
derechos civiles á los protestantes, pero con la tal
cláusula acahó de desacreditarse enteramente, y la
corte quedó completamente vengada. El fué quien
sufi'ió la primera pl'ueha de la instahilidad del
aura popular, y si mas adelante pudo dar mütÍvos
la nacion de que se la tuviese por ingrata en
ahandonar á todos sus corifeos Ullo- tras 01,1'0', Ú
lo menos tuvo razon en este caso, por; que efec-
tivamente el parlamento se pal'aha antes que
ella huhiese l'ecohl'ado ninguno de sus dere
chos.


No atreviéndose la corte á decidir por sí mis-
ma estas cuestiones tan importantes, ó mas hien
con la intencion de despopularizar en provecho
suyo á las dos primeras órdenes del estado, les pi-
dió su parecer con ánimo de no seguirle en el ca-
so muy probable de que fuese contrario al estado
llano. Para ello convocó en Vel'salles el dia 6 de
lloviemhre una nueva asamhlea de notahles, que
se cerró el 8 de diciembre inmediato, en la cual
se discutieron todas las cuestiones relativas á la ce-
lebracion de los estados generales. No dejó de ser
acalorada la discusion, porque por una parte se
hacian:valer las antiguas tradiciones, y por la otra
los derechos naturales y la razono ~Ias aun cuando




REIN.\DO HE TXIS xn. (1788). 35
se tomasen por regla las tradiciones antiguas, siem-
pre tenia la ventaja el estado llano, porque ú las fór-
mulas de 161~, que invocaban las primeras clases,
se oponían otras mas antiguas, en las cuales unas
veces se habia votado por cabezas, otras por pro-
vincias y no por clases, y muchas habia sido igual
el número de diputados del estado llano al de la
nohleza y el clero ¿ Cómo pues habia de decidirse
la cuestion con arreglo á los usos antiguos? ¡, No
habían estado sicmpre los podcres del cstado cn
una perpetua revolucion? L,l autorida{l real que
al principio fué soherana y des pues despojada y
vencida, levantándose de nuevo con el auxilio del
pueblo yatrayendo á sí todos los podct'es, presen-
taba la imágen de una lucha perpetua y de una
posesion siempre vacilante. Al clero se le decía,
flue en el caso de referirse á los antiguos ticmpos,
él no tenia dcrecho alguno ú scr considerado como
un órden del estado: á los noMes, flllC solo le te-
nian entre cllos para ser cleg:i(los los posccdorcs de
los feudos, y que por consecuencia el mayor nú-
mero tenia quc ser escluitlo de la diputacion; ú los
parlamentos, que ellos no eran mas quc unos mi-
nistros infieles de la corona; y por último ú todos,
que la constitucion fmncesa no era ni hahia sido
otra cosa que una prolongada revolucion , tlurante
la cual catla potellcia hal,ia dominado succsiva-
JllcJllc, (Iue todo hahia sido innovaciones, y qlle en




llEYOI.U:lO~ fl~A~CES"\.


tan vasto conflicto la única que debía decidir era
]a razono


El estado llano comllrcl1tlia 1101' sí solo la casi
totalidad de la nacioll, todas las clases útiles, in-
dustriosas é ilustradas : aun cuando no poseye-
se mas que una parte de las tierras, por lo me-
nos las culLi vaha todas, y si !tallia de escucharse
el grito de la razon, no era demasiado concederle
un llúmcrode diputad03 ig'ual al de las otras dos
clases.


La asamblea de los notalJIe3 se dec1aró contra lo
({ue se llamaba la duplicacion del tercer estado, y no
huho mas que una comision en que presidia el
hermano mayor del rey, que votase en [¡\vOl' de
ella. Entonces la corte, lomando, seg"Ull decia, en
cOllsideracion el dictúmell de la minoría, la opi-


. nion emitida por muchos príncipes de la sangre,
el voto de los tres órdenes del Dcltinado , ]a repre-
sentacioll de las asambleas provinciales, el ejemplo
de muchos paises constitucionales, el parecer de ra-
rios pnblic/$tas y el deseo e";pre3allo en una multitud
de peticione:;, mandaha la corle qne el número to-
tal de diputados fllese á lo menos lle mil; que cste
sc formaria en razon compuesta de la poJ)lacion y
de las contl'i bncioncs de nHla pat,tido , y que elnlt-
mero pal'ticulal' de los del estado HallO hubiese de
ser igual al de los do:; primeros Úl'llClll':-; reuui--
dos. (acuerdo del CUlIslj(J de :.:; dicie:lt~re 1;88)




llELUUO HE I.L"IS XVI. (17~8). 37
Esta dedaracion ciwitó un entusiasmu ullivcl'sal,


y como se la atriLuÍau ú Necker, aumentó inlinilu
su populal'idall, al paso ({tIC crecí o el odio de los
grandes contra él. Mas cn realidad la tal declal'a-
cion no decidia nalla en cuanto al voto por indi-
yiduos ó por clases, <lUlHlue le aprobaba implici-
tamente, por que en vano seria aumentar el nú-
mero de los votantes si no habian de contarse los
votos, y de este modo dejaba al cuidado llel esta-
do llanu obtener ú vi va fuerza lo que por enton-
ces se lc reusaha. Mas en esto mismo daba una illea
de la debilidad de la corte y del mismo N ccker, cosa
(Iue se concibe mui bien al considcrar que la cor-
te era un compuesto de voluntades (Iue imposibi-
litaha todo resultado, porque el rey era modera-
do, jU5to, estUllioso y muy desconfiado dc sus
propias luces; amaha mucho al pucblo y recibiil
t'On dulzura sus quejas, pero con todo cso le asal-
taban de cuando en cuando ciertos tenores páni-
cos y supcl'slicio . .;o:;, tcmiendo que al lado de la
libertad y de la tolerancia m,rrchascu la anarquia
y la impiedad. * Era por desgracia cierto (p.le el
espíritu filosófico, en su primer arralH{llc , hahia
cometido c.-;t\'ayios de (PW 110 podia lUellOS dc
asustarse un rey tímido y rcli3ioso ; y así el desgra-
ciado Luis XYI , posf'idn ú cada instanle de lldJili-


* POI' desgracia suya y ele la ci\·iliz;l('ilJlI del géllel'o Itu-
IIlauo i 110 le cII3añahall estos pl'l'Sent'lIllClllus, 1,' y, del r.1




38 REVOWCIOX FllA~CESA.
dad, terrores é incertidumbres, resuelto á pasar
por todos los sacrificios propios pero sin atreverse
á imponórselos á los dernas, víctima de su doci-
lidad con la corte y de su condescendencia con la
reina, espiaba todas las faltas que no habia co-
metido, pcro que habian de atrihuÍrsele necesa-
riamente porque las dejaba cometer. La reina, en-
tregada á sus divel'siones y ejerciemlo en derredor
de sí el imperio fIue dá la helleza, dese:tha <{ue su
esposo estuyiese traJHIuilo, el tesoro surtido y que
la corte y sus súbditos le adorasen, U nas. veces esta-
ba de acuerdo con el rey en ejecutar las reíiJrmas
cuando la necesidad parecía urgente, otras por el
contrario, cuando creia que la autOl'idad estaha ame-
nazada y sus amigos de la corte despojados de las
pensiones, contenia la benevolencia del rey, ale-
jaba los ministros populares, y destl'llia todos los me-
dios y todas las esperanzas del bieu. Sobre todo no
podia resistir al influjo de una'pal'te de la no])leza,
que vivia al rededor del trono aliment{mdosc de
gracias y de abusos, y aunque esta nohleza deseaba
ciertamente, como la reina misma, que el rey tu-
viese con que hacer mercedes, y por eso era enc-
miga de los parlamentos cuando reusahan los im-
puestos, volvia á ser aliada suya cuando defendian
sus privilegios, reusando con diversos prctcstos la
subycllcion tcrritorial. ]~n medio lIc..estos contra-
rios influjos, no atrcyiélldosc el rey ú mirar cara




nEI~,\DO DE JXIS XYI. (1788). 39
ú cara las dificultades, juzgar de los abusos, y re-
mediarlos por su propia autoridad, cedia alterna-
tinunellte á la corte y á la opinion pública sin con-
seguir satisGlcer á una ni otra.


Si cuando en el siglo diez y ocho andaban los fi-
lósofos llplamliendo durante el paseo á }'ederico
y á los Americanos, á Turgot y á Necker, y cuan-
do sin aspirar al gobierno del estado, se contenta-
han con ilustrar á los príncipes, anunciando reyo-
luciones lejanas que se yeian acercarse por mil se-
Ilales y por lo ahsurdo de las instituciones, hubie-
se el rey entonces estahlecido espontaneamente al-
guna igualdad en las cargas y dado algunas garan-
tias, todo se habria calmado por largo tiempo, y
Luis XVI hubiera sido adorado al igual de un
llIarro Aurelio. * Pcro cuando todas las autorida-
des se encontraron envilecitlas por ulla larg-a con-
tienda y se hicieron patentes todos los abusos en la
asamblea de los notables; cuando la nacion fué lla-
mada á tomar parte en la cuestion, y concibió la
esperanza y el deseo de ser algo, lo quiso decidi-
damente. Apenas se la ofrecieron los estados g-e-
nerales, solicitó que su convocacion fuese la mas


* Así como procurm'cmos poner nolas biográficas de 105
personages célebres de la rcvolucion , asi nos abstendremos
de hacerlo de los que pOI' serlo demasiado, merecen una
historia particular, como por ejemplo, l.uis XVI, Maria An-
tOneta ,Napolcon , Luis XVIII, el Dclfin etc, , etc_ (N, del T),




HEnIJ.rl:lO.'( FlUXCES.\.


jnm~tliata pn.;illle; conseguida ('"ta, l'cdam/, la
preponderancia en ello." y aunque se la rellSÚ es-
to úllimo, se la tliel'onlos medios de eoncIllÍstal'lo,
,1ohl:llIdo su representacioll. Por manera que solo
se eedia parcialmente y cuando no hahía renu'sos eOll
(fUe resisti!'; mas entonees ya la llacÍOI1 eOl1ocia sus
ilIerWS ~c deseaha todo lo que creia poder obtener.
Irritada su amhicioll eon continuas resistencias, no
podia menos de Ilegal' Ú sel' insaciahle muy pron-
to. Mas entonees mismo, si huhiese habido algull
tiTan ministro que comunieando al rey un poco de
su yigor, eonciliando el únimo de la reina :v suje-
tando ú los pt'Ívilegiados, se huhiese anticipado
á satisfacer de pronto las pretensiones nacionales
dando UIla eOllstitllcÍOIl li1>l'c; si huhiera COlHI"s-
cendido con afluella necesidad de ohrar que scn-
tia la nacion, llamándola inmediatamente, no á
reformar el estado, sino á disoüir sus intereses
anuales en un go),ierno ~~a constituido, tal vez. no
hubiera tenido lus·al' la lucha. Pero era inevitable
anticiparse á la dineultad en vez de ceder á ella,
y sohl'c todo sacrificar numerosas pretensiones. Se
necesitaha un homhre profundamente convencido
y con una voluntad igual á su conviccion, y un
homhre de tales cireunstancias, que no podia me-
1l0S de ser osado, poderoso y tal vez apasionado,
hubiera asustado á la corte, que no huhiera podi-
do sufrirle. Por tanto, para no ofender ni á la opi-




1lEl:u.nü DE I.LIS xn. (1188\. ,1.[
nion ni ú los rancios intereses, todo el partido
del justo medio, cligiú, como ya hemos.visto,
un minist.ro semi-lilósnfi) , semi-audaz y qne go-
zaha de una popularidad inmensa, por (Iue en
aquel tiempo las simples intenciones semi-popn-
]are.~ en un agente del podel' sobrepujahan á todas
las esperanzas y escitahan el entusiasmo de un lme-
hlo, á quien dentro de poco apenas satisfi\l'ía ]a
tlcmagogía (lc sus corifeos.
I~staball ya Jos (mimos en una fermenlacion uni-


versal, y ya por toda la I"rancia se iban formando
juntas Ú t'jemplo tIc la Inglaterra y con el mismo
nomhre de duhs , en (Ille no se ocupahan de otra
cosa que de los abusos (lue Cl'a necesario destruir,
las reformas que se hahían de hacer y la consti-
tucion (pJC se hahia de planlear. El exámen severo
que ellos mismos hacian de la situacion del pais
les il'ritaha solwe manera, y en efecto no pue-
de lleg:lI'se, ti ue así en lo polít.ico como en lo
ecolltlmico, era intolerahle. Todo era privilegio en
individuos, en clases, en ciudatles, en provin-
cias y hasta en los oficios: todo era traba para la
industria y el ing'cnio (Iel hombre. Las dignidades
civiles, cclcsiústicas y militares estahan esclusiva-
mente rcservadas p3.ra ciertas clases, y en ellas
para ciertos individuos: no se podia ahrazar Ulla
profesion sino con cic! tos títulos y condiciones pe-
cuniarias. Las ciudadcs t"nian sus privilegios para




nE,'oIXCIO~ FUAl'ICES.\.


la distl'ihw:i61l , percepcion y cantidad de los im-
puestos, asi como para la eleecion de magistrados.
Hasta las mismas mercedes convertidas en- propie-
dad de familia por medio de las supervivencias ó
futuras, no permitian al monarca ni siquiera el
derecho de dar la preferencia, ni le quedaha otra
libertad que la de hacer algunos regalos pecunia-
rios, y hubo ocasion de estar en litigio con el du-
que de Coigny para la abolicion de un cargo inú-
til. * Por manera que todo estaha inmovili7.ado en
algunas manos, y en todas partes el menor número
resistia al grande que se hallaba despojado de todo,
pesando, por consiguiente, las cargas sobre una
sola clase. Casi los dos tercios de tierras estahan en
manos de la nohleza y del clero, y la otra terCCl'a
parte, poseida por el pueblo, pagaha tributos all'cy,
un sin nÍlm.ero de derechos f~Ullales á la nohleza,
el diezmo al clero, y ademas tenia f{Ue soportal'
las devastaciones de la caza y de los cazadol'cs no-
bles. Los impuestC')s s0bre C0nsumos pesaLan sohre
el gran número, y por consiguiente sobr~ el pue-
hlo, siendo ademas muy vejatoria la cobranza, por-
("lue los SCllOres p()dian retardal' los pagos impu-
nemente, mientras que el plebeyo era maltratado,
encarcelad() y en la triste precision de pagar con
su persona á falta de productos. El era pues (púen




UEl;'{ADO DE J.UlS XVI. (1'788). .-\.3
alimcntaba ('011 su sudor y defendía con ~u sau-
fll'c á las altas clases de la sociedad sin tener con qué
subsistir él mismo. No tan desgraciada como el
pueblo era esta clase media, industriosa é ilustra-
da que enriquecia al reino con sus manufacturas
y le hOllraba con su talento, mas no por eso go-
zaba de ninguna de Jas ventajas á que tenia un
incontestable derecho. Hasta la justicia misma se
distrihuia en algunas provincias por los seilores,
en las jUl'istlieciones realengas por magistrados
{Iue ha])i,111 comprado sus cargos, siendo en lo ge-
neral lenta 1 muchas veces parcial, siempre rui-
nosa y sohre todo atroz por las persecuciones cri-
minales. Se violaba la liherLad individual con los
mandamientos arhitrarios de prision de que ya
hemos haI)lado (lettres de cachet), y la lihertad de
imprenta por medio dc los censores regios, y úl-
timamente el estado mal dcfendido por fuera, ven-
dido por las favoritas de Luis XV, y comprometi-
do por las debilidades de Luis XVI, hahia sido
deshonrado recientemente en Europa por el ver-
gonzoso sacrificio de la Holanda y de la Polonia.


Ya principiahan á agitarse las masas popula-
res, y muchas veces, durante la lucha de los par-
lamen tos, había habido alhorotos, sobre todo cuan-
do se retiró el arzobispo de Tolosa, como que que-
maron su estatua y no solo fué insultada, mas
combatida la fuerza armada, sin atreverse la ma-


4




REYOIFCIOX P1U:SCES.\.


g'istralJu'u á pl'ocedersino con mucho ticnlo('onlt'a
101\ agitadores que defendian su causa. Conmo, i-
dos los ánimos y llenos de una ¡(lea confu!;a de
cierta revolucion próxima, estaban en uu,\ fer-
mentacion continua, viendo ya Jos padamentos
y las primeras clases ,diri jidas contra ellos las ar-
mas que hahian puesto en manos de) pueblo. En
Bretaña se había opuesto la nobleza á la dupli-
cacion del estado llano y reusado nombrar dipu-
tados, y por consiguiente los vecinos que con tanta
intrepidez la habian ayudado contra la c01te, se
tornaron entonces contra ella y hubo comhates
mortíferos. La corte que no se creia bastante ven-
gada de la nobleza hretona , no solo la habia reu-
sado su apoyo, segun dice Bouillé, sino (pte man-
dó poner presos algunos de sus miemhros ({tIe ha-
bian venido á Paris á solicitarle.


Hasta los mismos elementos parece que se ha-
bian desencadenado, pues una fuerte granizada
que sobrevino el 13 de julio habia asolado las co-
sechas y dificultaba estraordinariamente el, abasto
de Paris , sobre todo en medio de los disturhios
que se preparahan. Apenas bastaha. toda la acti-
vidad del comercio para reunir la cantidad de ví-
veres que necesitaba aquella gran capital, siendo
muy de temer que no tardase en aumentarse el
apuro, cuando las agitaciones políticas hubiesen
destruido la confianza é interrumpido las comu




UliI:UllO DE WIS XVI. (t 789',. 4,)
lllcaciones. Desde a({lIel illviel'l1o cruel (pIe se si-
guió inmediatamente :í 103 desastres de Luis XIV,
Y (Iue inmortaliZ() la cal'i(lad de Fenelon, no se
habia visto otro mas rigmoso que el de 1788 al
de 89 ,sin fIue bastase toda la heneficencia que
se esmCI'¡) en dulcifieal' con ternura las miserias
del pueblo. Se hahia visto aeudir de todos los
puntDs de Francia una multitud de vagamundos
sin oficio ni hcnel1cio, flHe se ponian en el cami-
no de Versalles á Paris ú hacer alarde ele su mi-
seria y deSllU(]('Z', sin que [litase ninguno de dIos
al menor rumor t[ue ocurria, para aprovechar-
se de las ocasiones que siempre son fiworahles
para (Iuien no tiene nada que perder y algo qúe
ganar ~ hasta el pan para salir del día.


Asi todo contrilmia á hacer inevitable una rc-
yolucion, preparada por un siglo entero en qUl~
solo se habia tratado de descuhrir almsos y de lle-
varlos hasta el último esccso, y los últimos dos
alios en es citar á la rehclion y á guerrear las ma-
sas populares) haciéndolas intervenir en la lucha
de los privilegiados. Últimamente, desastl'es na-:-
tUl'nles y un concul'SO fortuito de diferentes cir-
cunstancias ocasionaron la catástrofe que se hu-
biera podillo diferir algun tiempo, pero que tar-
de ó temprano tenia que ser infalible.


Bajo tales auspicios se verificaron las eleccioncs,
que fueron tumultuosas ell alg"unas proyillcjas, aca-




¡oradas en casi todas y muy tranljuilas ('11 París,
4IoJl(1(' l'eiuó el mejor aenenlo y IlllaIlimitlad. 11>all-
~(' tlistrilmyendo las listas 1 y procurahan unirse y
('lllenderse los mercaderes. 1o:-l aLo~a(los y los lí-


, .


1eratos 1 admirados de \crse ]'('lIllidos por la pri-
mera vez, elcvimdose poco ;t poco ála atmósfera
de la libertad. Tllvieron en París la delieutlcza de
confirmar las comisiones e1cctol'alps cIue hahia ele-
gido el Rey, y sin yariar ni lina sola persona, pjel'':'
cicron aclo de autoridad por el llCcho mismo de>
confirmarlas. Bastad mÍsmo saLio.r prlHlenle nai-
lly 19 ahantlolló su reliro de ChaiHot, y sin cono-
cer intrigas ni otro motivo que el cumplimiento
de su nohle mision, se> presclll() solo y :. pie á la
junta. Pal'ó::ic en el ca millo CJl el terrado de los FIlI-
denses * , y se le acercó un jÓYI'1l desconocido t'OH
d mayor respeto diciéudole : Vm. ~erá nOlllhl'a-
tlo. - No tens'o la menor noticia, le respondió
Bailly ,pero me parece (11lC semejante honra 'ni (lebe
reusarse ni solicitarse; y continuando su call1i-
no el mOlle sto académico, se prescntó en la sala
:v le llomlJran)Jl sucesivan1f'nte e¡rdor y dipu-
lado.


Por el contrario la deccion del conde de lUira-
lw(lU 20 rué tempestuosa, por que hahi[.ndole de-
sechado la nohleza , se acogió al estado llano, agi.


* Fuldenscs: IIn convento de religiosos de la orden de
San Bernardo. '.Y.dd T.)




mWüJ)o DE tUS X'fL (J 18n). +1
tú la Provcnza , SIL palria, }" no tardó en haccl':;(,
ver en V crsallcs.


No quiso la COi'I¡~ en lIlaIH'I':1 alguna inHuir eH
las elecciolll':;, ni la disf)'ustaha en verdad YCl' en
dla tanto IlÚlll(~¡'O de simplrs Cllras, pol'(!ue conta-
ha con la oposi('ioll d(~ estos á los grandes dignita-
rios edl'siasticos así como con su respeto al trono.
Fnera de eso, estaba mu y distante de preverlo todo,
y creia que ]os diputados pleheyos serian mas hicll
enemigos de la uohlcza que de ella misma. No
(litaron acusaciones conll'a el duque de Orlcan:i
de ([ue hahia hecho cuanto ha])ia podido porque
se dijiese á sus partidarios, y aun para ser Hom-
hraclo él mismo, y como ya estaba sin(licado (le
sel' UlIO tIc Jos atlv('¡'3:1rios (le la eorie, amigo de
los pal'lallH'lll0S, y de grado Ó pOi' fuerza cOl'iÍt~o
tlel partido popular, se le implllamn diferentes tra-
mas. OculTiú tamhicn ulla eSCCil:t deplorahle en el
,ll'l'al,al (le S. Anlonio, y como uo ha de haher su-
L'eso sin <pw haya alg"llllo Ú quien atribuirle, lc col-
g,ll'OIl cllllilagl'O al dtHlue )ulciénclole responsable
de él. s(~ espal'ciú la YOl. de que un fillwicallte (le
pal)el pinlado l!alIl<ttlo UeH~illoll, (IlIP por medio
de su hal)ilidad mantcnia llifercntcs establecimien-
tos, pcrfeccionaha llllcstra industria y daha dc co-
mcr á trcscienlos ohrcros, <lucl'ia re(lucir 103 sala-
rios ú la mitull, y el populacho anH'nazaba pegar
ülego ú la fúhánt. Se pudo dispersarle })()l' afIuel




48 fll:\OJXülON n\AxcriSA.
día, pero al siguiente por la mañana volvió ú la
carga, y en efedo el 27 de abril qucdó la casa in-
vadida, inccndiada y destruida; y it pcsar de las
amenazas que los inccncliarios hahian hecho el dia
anterior y de la cita que se llHhian tlado, la auto-
ridad acudió muy tarde al remedio, y entonces ohró
con un rigor escesivo, pues estIlvo esperando á que
el populacho se hiciese dUCllO de la casa para ata-
carle con furia, y rué preciso malar un gran nú-
mero de aquellos llOmbres tan tiToces como intré-
pidos, que despues acudian á todos los al1lOl'oto~
dúndoles el nom]H'e de verganles y de bandidos.


Todos los partidos que ya estahan formados se
acusaron recíprocamente de esta :crneltlad, pues
por de contado se dijo que la corte les hahia deja-
do de intento cometer el crimen para ejercer su
crueldad y ejercitar sus tropas á costa del puehIo.
Otros, sospechando por el dinero (Iue se encontró
en poder de los agresores y por ciertas palahras
que se les escaparon, que hahia en ello alguna
mano oculta, acusaron al duque de Orleans de que
tuhia querido hacer un ensayo de las fuerzas po-
pulares por medio de aquellas },undas revolucio-
nanas.


La verdad es que aquel príncipe habia nacido
('on escclentes disposiciones y heredado riquezas
inmensas; pero entregado á malas costumbres, ha-
Lia abusado de todos u<luellos dones de la nalura-




mWB.DO n I.l'IS HI. (1189). 49
leza y de la fortuna. Con UH cal'úder inconsecuen-
te y demasiado vario, unas veces le importaha
muy poco la opinion pública, y otras se mostraha
ansioso de POPlll<lI'idad, un dia atrevido y amhi-
cioso, y otro dócil y distl'aido. POI' haberse puesto
mal COIl la reina se había lwcho enemigo de la cor-
te, y como entonces empezaban á formarse los par-
tidos, tuvo la simpleza de permitir que tomase uno
de ellos su nombre, y aun se asegura que sus ri-
<luezas. DeslumJJrado pOl' UIl porvenir confuso, hi-
zo lo bastante para que le acusaran, y no lo nece-
sal'io para conseguir el éxito, y en el caso de que
sus padidarios tuviesen efectivamente algunos pro-
yectos sobre él, es preciso que los desesperase por
la inconstallcia de su arnhicíoll.






PERTENECIENTES AL CAPITULO PRlMERO.


-.----.....--~---


PAGI~A 8.


1 Juan 1<'edcl'fco Pbilipcaux., coude de Maurepag.
nació el año de i 701 de una familia muy distinguida en
la magístr'atura, pues era hijo, nieto y viznieto de con-
sejeros de estado, entl'e los CHales hubo un c:mciller.
Desde la edad de 14 años se le confirió el empleo de so
padre, aunque no le ejerció por sí mismo hasta la de 24.
Posteriormente ocupó diferentes empleos y comisiones ,
asi del patrimonio real como de la administracion de la
ciudad de PaI'Ís, y poco despues se le confirió el ministe-
rio de marina y de las eolonias. Era en su jmentml tenido
por homlJl'e ligero y decidor, pOl'que trataba los asuntos
mas sérios con ciel'la superfieialidad y gl'Ucia en manejal'
el ridiculo , que le hacian aparceer como poeo proflllldo
rn los conocimientos admiuistt'ati,'os. Esta propension á
la chanza, que casi nunca, se ejerce sin peligl'o , le oca-
sionó en efecto su desgracia en 1749 por un epígrama
que compuso contra madama de Pompadour. Mas' esta li-
gereza de imaginadon de que se le acusaba con alguna
razon , no le impidió ser un escelente amigo de Montes-
quieu y de Caylus , ni proteger abiertamente durante Sll
uIÍnÍsteJ'Ío á los célebres MI'. Lacondamine , l\laupertuis ~
(:lairuut y Bouguer.


Cuando Luis XVI, á su advenimiento al trono, le confiú
t'l timo n de los negocios , sus primeras resoluciones fue-
ron La llamar á Paris el antiguo parlamento, á pesar de
las observaciones del h"rmano del rey que fué despu('~
Luis XVIIl , y á pesar tambien de los muchos pal'tidarios
"l,lIC ya iba adquil'iendoel parlamento Maupcou. La 2." fuC'




52 l\"OTAS
la gucna cn fayor uc los iuucpenuicntcs ue la América del
1I00'le. Esta última resoludon ha sido juzgada tal vez con
escesh'a seYCI'idad, p()['((ue solo se fija la ,'ista en el in-
menso infiujo que ha ejercido en el mundo la I'mallcipa-
don de los norte-americanos. Pero pocos sp toman el tra-
bajo de traslad~II'se con ('1 p('nsallli(~lIto :í aq\ldla «(poca y
poncrse en el lug~U' de un ministro fl':II1('('s qll(~ ('ncuentra
la ocasion de yengar ú sn pais de los desairr,s de la guer~
I':l de sir,te años y del rcpa¡,timiclIto de la Polonia, POI' lo
demas el conde Maurcpas ,'alia ej('rtamenle mucho mas
que la reputacion de que goza, ':1 ppl'luitaseuos rJ'('f~r que
no era un 111el'O cortesano el que supo elegir para el ,l('spa-
eho de los negocios á los sabios Tllrgot y NeekeI' , 'yen-
dendo la repugnancia personal q\le el rey l('lIia contm
ellos por eausa de sus creencias religiosas, Una de cstas
dos criaturas suyas ocasionó su caida del ministerio , Ú
(Ine se siguió muy p¡'onto su muerte acaecida en 1781.


PAGINA 8.


2 Ana Roberto Jacobo Turgotera hijo delUiguelEste-
yan, corrcgidor de Paris , ó como se llamaba entonces,
Preboste de los mercaderes, y nació ellO de 1\Ia)"0 de 1727.
La ¡tipa tan concisa como favorable que de él nos U:l MI',
Thip\'s , cs sin dmla muy suficiente para r,l objeto de su
obra; pero los lec Lores españoles agradecerún tal Yí'Z qne
la justifiqucmos con algunos pOl'menores, Para ello pudie-
ramos aplicarle aquellas palabras de Tácito en que ha-
hlando de su suegro Agricola decía (( (acile bonttlncrederes >
magnwn libenter)) (TocIos le dún COIl gusto (·1 título de
hombre de bien , pcro le yienen á uno ganas de colocar-
le entre los grandes homlJl'es ), Su reputacion hubiera si-
do igual y aun acaso superior á la de Sully, si hubiese
conseguido el mismo apoJo de su sohemllo que este cn-
t'Olltl'Ó en el discernimiento y firmeza de Emique IV. Aun
cuando su celo uniYPl'salmente ¡'cconocido por el hien
público, no le llllhiese conducido al manejo de los I1rgo-
('im; ~ su ingeuio solo ~' su saber le habrian ele,atlo ti UIlO




DEL TRA-DUCTOR. 53
de los pl'illlcros puestos entre los filósofos, los literatos
y los eeollomistas de su tiempo,


])pstln su tiel'lla infancia, si hemos de (,l'('el' al ahata
Morrllet, anuneiaha ulla c\ceidida ayeI'sion á los clltre-
tenimiputos supcrfieiah's y plHwiles, escondiéndose de
todas las yisitas impol'tunas, Mas luego que entl'ó en la
juwntml el'a tal su candor y modestia, que parecia tan
pudoroso COIllO ulla señoríta , y al mismo tiempo tan ale-
gre y confiado eomo un niño inocente, Por estas solas
aparicncias le destium'on sus padres al estado eclesiástico,
y él se enu'('gó eon tal ardor al género de estudios que
debian facilitarle csta carrCI'a, que en diciembre de 174lJ,
110 telliendo mas que 22 años, fué elegido recto l' de la
SOI'hona, ]Uas ú pesal' de este suceso y de la fama que le
dieron sus dos discmsos en latin sobre las ventajas del cris-
tianisl1w en fallor de la humanidad: y sobre los progresos del
entendimiento lmmano , no tardó en conocer que no ha-
hia nacido pum el sacCI'lloeio, Por mas instancias y refle-
xiones que le hieiCl'01l sus amigos el abate Cieé que rué des-
pues a¡'zohi~po de Blll'deos , y Lomenie de Bl'ieune que
Jo era de Tolosa, poniendo á Sil ,-ista las inmensas Wll-
tajas y gmndes IlignidtHles qne le ofrecia aquella cal'l'('J'a,
nUllca Imdi('ron ohtenel> otm respuesta sino decirles « 10
"no sé COIllO son ustedes, ú pesaI' de lo mucho IJlle les
"qniero; pero en cuanto á mi, solo sé dceirles que me
«es del todo illlpo~ihle decidirme ú andar toda mi ,-ida
"eOIl máscal'tl, l)


Alal'g:lI'iamos mas de lo que comiene esta nota si hu-
hi(:Sl'JIlOS de I'('COI'I'('I' la serie de estuuios ú que se dcdi-
ní d<'sde la edad de 18 años hasta la de 33, Pero baste
d(~('ir que estudió la mOl'al , la metafísica, las JIlat<'múti-
cas , la astrollomía y la física. Alwendiú los idiomas
g¡'iego , latin , helleco, ingles, aleman é italiano, mos-
trando (~n todos ellos tanla faeilidad como pacielleia. Mas
lardp asistió ú un CUl'SO de químil'a <¡ue f'lls('ñaha el cé-
klH'(' BoueHe y CIllIH'('wlió d estudio dc la historia natu-
ral y gr'oJll{'ll'ia trascendental. Tradujo n¡'ios opúsculos
dd BTiego , dI'! hehl'eo y de los autores latinos, que es-




SOT.\S


túu inscrtos CII la coleccioll de sus obras. Publicó UlI tra-
tado de yeogralia política y un discurso sobre la historia uui-
¡'ersal, A la edad de 1!; ailos habia cscl'ito un trataoo so-
bre la existencia de lJios , y :'1 la de 22 una calta al conde
de Bufi'on, CII que le demuestra varios CI'I'{Il'CS sobre la
eeoría de la tierra, FlIé UIlO de los r'edactol'cs tIc la famosa
encidopédia y son suyos los artículos Existmcia> Etimo-
logía> y Expansibilidad.


Pel'O dejando ya su cal'l'cra litcraria, que apellas ha-
cemos mas que tocal', pascmos :'1 Sll cal'I'eI'a política.
Luego que TUl'got dió á conocer ú su paul'c lo:> lIlotivos
dc su repugnancia al estado edcsiástico, este le proporcio-
nó la cntrada cn d pal'lamcll to , primcl'O CO!110 sustituto
dd tiscal general y Jespues rn calidad de COIIS('jNo, Desde
entonces ya mauil'estó Jos l)I'illeipios polítieos <tU(: :;iguió y
pl'acticó constantemente toda su vida, ú saher , la necesi-
dad de un poder central, capaz de imponer la ley al espíritu
de cuerpo y á las diferentes {acciones; pero al mif\mo tiem-
po la reforma de los a{}Usos lwdta por la autoridad real,
única capaz de prevenil' un tl'aslümo geJH'I'al, cuando
ella misma se presta á saiisl;lCCI' los deseos de la OpillioIl
púLliea. Mas no se crea que esta fuese tina idea original
de MI', de Turgot, cuyo errol' le ha yalido tantas perse-
cuciones durante su ,'iJa y tantas injUI'ias despues de su
muerte: sino que f'l! esto nO hacia mas que seguir las
huellas de los ilustrados ministros dc Luis XV, 311'. de
Argrnson , auto!' dc las consideraciones sobre el gobierno
antiguo ymodemo de Francia, y las dpl superintendente
de la real hacienda 1111'. de Machaut. POl'que debieran sa-
Ler los que no estudian ni leen pel'O juzgan y condenan,
que estos dos ministros, y en particular el sf'gundo , ha-
bian concehido y principiado ú ejecutar cste plan que to-
do el mundo atrihuye á Turgot. Lo que este hizo, siendo
n'Jator del consejo de estado, fu(\ mostral' su predilec-
don por la autoridad real bien dirigida, y su antipatía
contra las cOl'poraciones políticas 3nti-populares, en lo
eual le acompañan cada dia con mayor razon los que si-
gucn atentamente el gil'O de los sueesos y la mal'eha de




DEL T1UIHTrOn.


la opinion en todos los pueblos cjyilizados de EUl'Opa,
Tlll'got estaha ligado pOI' amistad y por principios con


los famosos Qnesnay , el marques (le Miraheau, Vicente
de GOlll'llay , Duront de Nemours y otl'OS cOl'ifeos de la
llUeva escuda dr ecollomisl~ls, El primero se empeñaba
en que la agl'iculLlll'a era el lllli(~o OIigen de la riqlH'Za :
el segundo le designaba en la industl'ia y en el comercio;
pel'O 'fuegot. t,'ató de d('mostl'flr la relacion y dependencia
lUntua dr estas dos potencias p,'oductoras, Cnando GOII\'-
nay desde simple comerciante pasó ú ejercer la intenden-
cia del comereio , le acompañó Tnrgot eR sus diferentes
correrias por las proyincias , estudiando juntos sobre los
datos que sr presentahan pel'tcnrcicntc·s Ú la economía
púhlica ,cuyo conocimiento es el que W'rdadC'ranlrlltr
allll1lhra la marcha de la administracion, El mismo fué
nombrado en 17G 1 intendente (\(·1 Limosino , y allí ensayó
en pequeño las reformas que quel'ia aplicar c;l'grande {¡'la
Francia, si alf~lIn dia lIegaha ú ser ministro, La abolicion
dp las galwlas ó s('ryicio pel'sonal pal'a la reeomposieion
de los ealllillos ('palc's : la COJlstl'lIC'ciOI1 de otl'OS IllH'YOS que
lod:nia ~jl'Yl'Jl de mod('lo rll ,,11 w\nero: los soeol'l'os do-
miciliarios rl1 t ¡CJIIJ!0s de (~S~'aSf'Z : los prrl11ios á la agl'i-
cultura: la instl'lH'eiol1 (an lIe(~('sal'Ía rl1 las comadres ó
matronas: la ('J'(':¡cion (\(' los primeros talleres de bene-
fic('ncia qllP se h:¡\Jian ,isto cn Francia, y otras muchas
medidas, cOllYirlÍPl'oll aqllella pohre y desg¡'aciada pro-
,'incia en ulla (Jp las (,Olllal'(~aS mas OOI'('('ipntes del reino,
)' all'aje¡'on ú su autOl'las hetHEciones de todos los amigos
de la lllllnalli(lad, Esta voz fu(\ rs(~ueh:Hla por un p¡'incipe
animado, como <liee mlly J¡iel1 ;'\11', Thi¡'¡'s, de las JIIejores
inlrIlciúnes, :' ('[ in (cnd('1l te de Lilllof{es pasó Ú s(',' lIIinisl.l'o
de marina de Luis XVI. A ppnas hizo n:l' el1 el consejo SIIi'.
allas y profundas mi,'as dp ¡'efol'ma, cU:\\I(lo ('1 J1Ional'ea le
confió el ministerio de hacienda hajo la ('omlieion espl'esa
de qUfl no hahia de hahel' bancarrota ,ni nneros empres-
titos ni nueras contriúuciolles, Con s('J1lpjante pacto, da-
ro ('(; que 110 qllroaba otro medio qlln el de las econo-
mías (,JI los gastos inútiles y la símpliíicaeion en el siste-




5G NOTAS
ma de cobmnzas de los impuestos, á cuyo pago era llle-
nester' sujetar á muchas clases exentas hasta enton('es.
Pero he aquí el grande escollo, dOllde se l'stl'elló no so~
lo la buena intencion y la fortuna de estos dos exeekll tl'~
varones rey y ministro, sino tmnhiellla suelte de la FI'all-
cia que tUYO que comprar con tOl'l'entes de sangre lo mis-
mo que hubiera adquirido en medio de la paz y en las
dulzuras del reposo. Entonces se conoció la enOl'lIle fal-
ta que habia cometido ~Iaurepas en lm'antar el destierro
del antiguo parlamento, que inmediatamente se coligó
con los privilegiados contra toda medida que pudiese ser
útil al pueblo.


Los lectores podrán "el' en el testo de esta historia los
resultados de esta funesta eoalicion, pues nosotl'os d(·be~
mos p limitarnos á decir que Turgot Illurió de un ata-
que de gota, que era hereditaria en su familia, el dia
20 de marzo 1781 ú la edad de 54 años. Los que de-
seen adquirir mas noticias acerca de las ohras , carácter,
"il,tudes y trabajos de Turgot , poch'ún consultar COII f¡'u-
to la historia de su "ida escl'ita por Condorcet ; las me-
mOl'ias sobre su vida y obras por Duront de Kemolll's;
el 4. o tomo de la historia de F¡'ancia en el siglo XVIII pOI'
Lacretelle; el tomo U. o de la histol'ia de Fmncia por
Anquetil y las consideraciones sobre la re,olucion france-
sa de Madama StaCl.


PAGI~A 9.


:5 Jacobo Necker, minist¡,o de hacienda )" d('spurs
primer ministro de Luis XVI , nació en GillclJl'a ('1 50 c!p
setiembre de 1752 , de una familia pl'OlI)slante, antigua
y originaria del norte de Alemania. Hec:iLió ulla educa-
cion esmerada, y á fuerza de aplicacion y de estudio ,
llegó á familiarizarse con las mas difícill's cuestiones de
la filosofia y de la política. Siguiendo el consejo de sus
padres, se dedicó al comercio, y en el discUl'so de mas
de 20 años, adquirió un caudal considerable y honroso ;
pero al caho de cste tiempo principió á mczclars(~ cn aSl111-




DEI. TIlAn{7CTOn. 57
tos de una naturalrza mas elevada. La república de Gi-
llrhra le nomhró ministro residente en Pal'is , donde no
tanló rll d:lI'sr á conocC!' por el ElfJgio de Colberl que pu-
blicó y fué lwcmiado pOI' la academia francesa. Deflpll('s
dió á luz una ohra intitulada Ensayo sobre la legi.slarion y
comercio de granos, que sinió de presagio para presumir
que el antOl' de ella seria tarde ó temprano director fh~ la
hacienda pública. i'ladic ignora que por aquel tif'mpo se
hallaba esta ('Il el mayor desórden , tanto por las prodi-
galidadrs de la corte , como por la avaricia de 103 corte-
sanos y mala reparlicioll de los impuestos. En medio de
eso se hallaba p resuelta por el conde de MaUl'epas la
gucl'I'a de la indf'p('lldeneia alllf'ricalla , ~. se necesitaban
mucho dinero y gruudrs ,'ecUl'SOS, superiores ú la capaei-
dad de aquel lllillistl'O, por cuya razon le propuso al rey
en 177G para contador general de hacienda, en calidad
de adjunto de ~h. Tauhoreau. POI' de pronto no sele dió
á Neckcl' mas que '" título de director del tesoro rf'al,
pero al año signipJlln fué nomhrado director general de
hacienda. lkslle PI IIIo111l'nlo qlll' ascendió al poder, ma-
ni(csló sus desf'os dl~ l'e/clI'Iuar la multitud de abusos que
absorhiall la lIIf'jOl' P:\I'w tic las J'I'ntas del estado ~. para-
Iizahan el cl'l\dito. Pm'o esta cil'lIcia I'ra del [Odo desco-
nocida entonces ~' 110 se sabia mas que lomar prestado
cuando oCIII'l'ia alguna urgencia, en los mismos términos
que lo hace un pa"tÍeula,', es decir: alTuil1ándose por
lo eOIllun, y sin acertar {¡ salil' de sus apuros sino con
otro nue,'o préstamo. Se ignomba entonces lo que se sa-
be hoy, esto es, conciliar los intereses flrl prestamista
con los del estado. Este último paga exac~lInente los ré-
(litos al que le ü\{'ilitú el dinero, J el pl'estarnista 0I1C\I('I1-
tra diariamente en la bolsa la IH'oporcion de cobrar el
capital que pl'estó, de lo cual nacen la confianza y el
cl,¿dito. Pero todo esto se ha estado ignorando en Fran-
cia hasta el año de 1817.


Nccker entró francamente en la "ia de las reformas
que reclamaba el siglo, y , para obra!' con mas libertad,
renunció al sueldo qne le correspondia por su destino.




58 ~OTAS
Seria demasiado lal'gu , para una nota, la historia dI' las
operaciones económicas de este ministro dUl'uute sus do!'.
administraciones, y no podemos nlf'nos de l'ecoIlHm4lal'
al lector aplicado que quiera estudiar esta parte dn la
eeonomía pública, que consulte el manifiesw ú comple
rendú att roi pOI' el mismo Necker el año 1781 , que PS
el mismo que á nosotros nos guia en este artículo hiográ-
fico. Pet'O no podemos dispensarnos de indicar siquiera
las máximas, ó sean las bases sohre que fundó la m:U'cha
de su administracion. 1.a pl'Ímera y mas importante de
todas es la publicidad en todas las operaciones dc ha-
('ienda , por que ella sola impone á los ministros la pre-
cision de no escederse de sus facultades y obligaciones.
La segunda es la necesidad de tcuCl' Ú la mano todos los
elementos necesarios para sabel' Ú cada instante la situa-
cíon en que se encuentmn las rentas. Tel'cera , no rc-
cunir á empréstito de ninguna especie, mientms hubiese
posibilidad de salir adelante con las economias y con la
firmeza necesal'ia pal'a resistÍ!' á las importunaciones y
artel'ias de los cortesanos,


Necker se COnfOl'lllÚ de tal manera con el espíritu de'
estas tI'es máximas, que ú pesar del défieit considerahlr
que hahia dejado MI', de Clugny en 1776, Y á pesar dp
los inmensos gastos de la guerra y los gruesos ¡ntel'e-
ses de los empréstitos contl'aidos para ella, llegó Ú I'ea-
lizar un escellente de diez millones doscientas lUil lihras
de entradas ordinarias sobre los gastos tambien ordina-
rios. Conseguido ya este admirahle resultado fOl'lnó el
pro~'ecto de creal' la caja de descuentos, cOllYertida des-
pues, ú prillcipios de este siglo, en Banco de Francia,
con el cual se facilitan tanto las transacciones comerciales,
al paso que se Illod(~I'a el ¡nteres del dinero y se aumenla
su eirenlacion. Suprimió todas las pensiones que no pro-
(oedian de título oneroso ó de señalados servicios hecho~
al estado antiguos ó modernos. Reunió en la tesorería ge-
neral todas las pensiones que antes se pagaban por una
multitud de cajas ó rentas pa¡,ticulares. Redujo el uúnH'-
1'0 de los recibidores g('nerales qne era de 48 á solos 12,




])EI. THÁDlíCTOIL


~- :i estos los f>ujetú Ú ulla [h'\Ilta eomun para el ónlell de
eOlltabilida(l, hadélHlolos depender á toJos del ministe-
rio de hadenda que vigilaba sohre ellos, De este modo se
les puso en la imposibilidad de prestar dinero, como lo
hadan frecuentemente al rey, con los fondos mismos del
í'st:\do, y ue uistl'aer estos en operáciones suyas priyauas.
Esta disposieion fué tambien estensiva á los recibidores
del real patl'imonio y á los de montes y hosques del estado.
En una palah¡'a, suf¡'ieron una eIl.Ol'me rebaja los be ne·-
ficios ue los ulTendauores generales, sin estínguir por
eso la accioIl del intm'es individual, que e~ tan necesa-
rio conservar en la sociedad. Hizo con permiso y apro-
bacíon del escelentc rey Luis XVI considerables econo-
mias en los gastos de la casa real, que hasta entón-
ces era un modelo de cOl'rupt:Íon y de desórden , asi en
las mesas como en las proú,ioues para cUas. IIizo pre-
sentar y reconocer los títulos de las infinitas enagenacio-
nes de dominios de la corona, que hasta entónces se ha-
hian prodigado, ó usurpado mas bien ,hajo los mas ver-
gonzosos pretestos; pero pI'OCIlI'Ó, en medio de todo,
que se respetasen los derechos adquiridos. Disminuyó el
esceso u() los sueldos en los principales empleados, y au-
meut.ó el ue los snbaltemos que no estahan suficiente-
mente dotados,


Imitando el ejemplo de TllI'got, se pl'OpUSO abolir las
servidumhres rrales y personales, aunque en escala me-
nor que su predecesor, pues conoció que el medio segu-
ro de no conseguir nada es intentarlo todo á un tiempo
en semejantes crisis. P¡'ocedió pues con método en la
aholicion ue las gabelas, en la modificacion de la talla
ó capitacion y en la ¡'educcion dd precio de la sal.
Hoy se quejan mucho los fÍ'anceses de que este a¡'tículo
indispensable para el consumo diario les cuesta 46 millo-
nes de francos anuales, repartidos entre 55 millones de
habitantes; y no se acuerdan de que, antes de la revolu-
cion, estaban precisados los 24 millones de habitantes
que constituian el pueblo contribuyente, á pagar 54 millo-
llrs de lihras en limpio, Mas no era esto lo IWOI' , sino que


1.




60 1\OTAS
tambien habia ulla enorme desigualdad ('n rI repal'to cIt·'
flsta C31'g:l, pues estaban dividida5 las pl'Qyincias el1 ro-
marcas de grandes al(olíes > de pequeños al{olíes , de salina$ ,
de rediezmos y de exentos, cuya monstl'uosa division era un
manantial inagotable de contrabandistas. Necker propuso
establecer el precio de la sal uniforme pam todo el reino,
fijándole á cinco sueldos la libra.


El fué el fundador dcl monte de piedad, que aunque
bastante gravoso hoy mismo para los necesitados, fué
entonces utilísimo, porque puso un freno á los usureros
que desollaban á los pobres. Abolió con particular teson
el bárbaro derecho de manos muertas, por el cual toda
persona que moral~a un año y un dia en una casa depen-
diente de ciertos señores, pasaba á ser esclavo df') seiíor:
y este señor solian ser los frailes ó los canónigos que desde
el tiempo feudal gozaban este derecho. Tambien destruyó
otro no menos repugnante ni de mejor origen, que era el
derecho de comitiva (droit de suite) por el cual los señores de
feudos situados eTi diferentes provincias, reclamaban la
herencia de un hombre que habia nacido en su territorio,
por mas que se hubiese ausentado de él despues de mu-
chos años y hubiese fijado su domicilio en otro. Ultima-
mente, mejoró los hospitales, las cárceles y otra multi-
tud de establecimientos públicos que necesitaban gt'undes
reformas.


Cuando Necker publicó su manifiesto, cuya autentici-
dad era notoria á todo el mmido y mucho mas á sus có-'
lega5, adquirió una popularidad general, no solo en'
Francia, mas en toda Europa, Pero por lo mismo, no
dejó de causar celos á sus propios compañeros, que en'
cierto modo participaban con él del fayor popular que
era fruto de tales providencias. Este bajo resentimiento y
algunas otms quejas procedidas de intrigas de corte, hi-
cieron que principiáran á desairarle y disgustarle de
mil maneras.


Una de ellas rué con motivo de la lectura de este mis-
mo manifiesto que él quiso hacer en presencia del rey y
de lo~ ministros, pues aunque él tambien lo era, no te-




DEL TlUDUCTOR. 61
nia entt'aoa en el consejo pl'iyado. Negósele est!l. gmcia,
ofrcciéndole en camhio la entrada en la cámara, ó como
ii dijéramos la Llave de Gentil-hombre, que los cortesanos
mÍI'ab:m como un singnlaL' [aval' en un hombre que no
em noble. Entónces hizo renuncia de su destino, y lo
que es Illas, se le admitió, por no vencel' ridículas preo-
cupaciones. Esta falla fué una de las mayores que co-
metió la corte en aqhellos tiempos.


Luego que salió del ministeI'io, publicó Nccker una
obra intitulada administracion de hacienda en 1784, de
que se despacharon en pocos dias 80,000 ejmplares; y
en ella fué donde los fl'unceses se habituaron á pensar
en las ciencias económicas, á juzgar de los actos del go-
hierno, y sobre todo, á couocer los abusos y los desór-
dones. Siguiose á Necl~er el ministerio de Calonne , acerca
del cual dice el testo de esta obra todo lo que conviene
saber, y nosotros añadirémos tambien algunas noticias
curiosas. Pero no puede omitirse que este nuevo minis-
tro cometió, entre otras tOI'pezas, la de desmentir los
asertos de Neckcr , asegurando que, lejos de haber ex-
cedente algullo en las rentas, habia dejado en ellas un
deficit de 140 millones de libras. Neckel' se ofL'cció á pre-.
sentarse delante de los notables para justificar su conduc-
ta y sus guarismos, pero el rey no se lo permitió, y en-
tónces publicó un escl'ito que le valió el destierro á 40
leguas de la corte. AIgun tiempo des pues cayó Calonne ,
y aunque ell'ey se inclinaba á llamar otra vez á Necker ,
no se lo permitieron los cortesanos, y fué nombrado el
arzobispo de Tolosa. Se disolvió la asamblea de los no-
tables, y principiaron las luchas del parlamento en los
términos que dice 1\1r. Thiers, y se hizo la convocacion de
los estados generales, No bien se babia pronunciado esta
última palabra, cuando asustó á los mismos que la ha-
bian provocado. Inmediatamente se entOI'peció la circu-
lacion del numerario, se suspendió el pago de las con-
tribuciones , y el ministro no encontró otro medio que el
de pagar en ahonarés que ganaban ¡nteres hasta fin del
:tüo siguiente, Entónces la inquietud g(~llcl'al principió á




62 NOTAS
lI1anifi'sl~U'sf' y se temió un tumulto en la capital. Asus-
tado pI ministro, escribió á Neckcr proponiéndole que
yohif'ra á (mcargarse de la hacienda bajo su presidencia,
prro este le respondió que, si le hubiese llamado á los
principios, no hubiera tenido el menor inconveniente en
a~'udarle; pero que hahiendo llegado las cosas al estado
en que se hallaban, no queria compl'ollleter su reputa-
CÍon. En "ista de esta carta, conoció el ministro que no
habia otro recurso que ceder el puesto al üworito del
puehlo , y en efecto se le nombró.


Con su vuelta á los negocios renació, como por encan-
to, la confianza pública, y en un solo dia subió el papel
un 50 por ciento. IllnwIliatamrnte mandó poner en liber-
tad á la Iliplltaeion de Bretaña qUf' estaha pl'esa en la Bas-
tilla: llamó al parlamento q\le estaba desterrado, é hizo
llegar á Paris eon toda la diligencia posible los viveres
que, por lo riguroso del invierno de aquel año, eran difí-
riles de reunir, Todas estas medidas fueron tomadas COIl
t.al acierto que la irritaeion se calmó por sí misma, y aun
llegó 11 convertirse en aplausos y gl'atitud. Entonces ya fllé
menester pensar en la ol'ganizacion de los estados gene_o
rales, una vez que se les hahia con"ocado, y nos remiti-
mos al testo para la historia de este p¡'ime¡' episodio ele la
revolncion. Cuando Neckcr se prcsentó cn ellos el f) de
Mayo de 1789 excitó su presencia un entusiasmo geue-
ral; pero su discurso, que dUl'ó tres horas, no agl'adó Ú
la mayoria por haberse limitado á tratar solo de la hacien ~
fla, mientras que toda la atencion de la asamblea estaba
tornada hada la cnestion política del t'oto por clases ó pOI'
¡'l/dividuos. Se equivocó en pcnsal' que la crisis era econó-
mica, cuando realmente era política y social: error muy
perdonahle en un hombre que habia pasado toda su "ida
pensando en remediar la llaga visible del estado, sin re-
montar al verdadero ol'igen del cancel' que devoraba á la
sociedad, De aqui nació otl'O CI'I'OI' de NI~cker, que ha te-
nido muy tristes consecuencias, y fué haberse imagina-
do que con su popularidad podria detener el movimiento
de las pasiones en el punto en que estaba su propia inte-




DEL 'fllADFCTOH. 63
ligcneia. l\Ias no tarJó cn eOlloeCl' lo que totla\ü no eono,.
cen hoy muchos quc se tienen pOI' grandes púlílieo s, :1
saber, que las medias concesiones no conducen tÍ nada, y
que los partidos no se satisfacen jamas sÍJW con la eiclo/'üt.
Ncckel' abogaba pOI' la causa populal', al mi"rno ticmpo
que pretendia mantclWI' illlal'la la monarquia moderada,
y mientras que aconsejaba al rey quc pl'OlIlctiese la abo-
licion de los privilrgios y la admisioIl de todos los fran-
ceses sin distincion á todos los empleos civiles y milita-
res, le instaba para que reusase todo establecimiento con-
tra la monarquia tcmplada. En una palabra, pl'etendia
un imposible, no habiéudose prcpa¡'aJo de antemano ú
preceder el eUl'so de los sucesos,


Sabido es lo que pasó cn la asamblea nacional, que lo-
do puede ,'csUluil'se CII la célebrc respucsta de lUil'abcall
á MI'. de DI'cux-Ikezé, y los fatales consejos que ¡1I'eva--
lecieron Cilla cOl'te paea mostral' una fil'lllí'Za inoportuna
quc la costó tan cam. Afortunadamente ]\"eckel' 110 tomú
la mas ligel'a pal'te en ellos, ni aun quiso cOlltribuí!' COI!
~u pl'esencia eu el gabinete; pOI' que esto le ,-alió Sil
exollel':\cilln del ministerio y la órdell de destiel'l'o comu-
nicada por una esquela de¡'Rey el 11 de Julio cuulldü
estaba eDmien(\o con algullos amigos. Obedeció iumedia-
lamente saliellllo con su mugel' pal'a Ilruselas, sin que
lJi sus cOlllellSal(~s , ni su misma hija supiesen una palalJl'a
hasta el tIia si¡.;-uicllte. Este destiel'l'o fué el YCl"tIadel'o caño-
nazo de leva dc la ,'c"olucion , y el que puso la pistola en la
lUano á Camilo Desmoulins para i,' Ú U1'engar á los pa-
triotas en el palacio real, de que resultó la ovacioll del
busto de Necker que fué lIeyado en triunfo por las ca-
lles. Bastó esta demostl'acion p:ml que intimiJada la COi'-
te, se apl'esumse tí llamar otl':1 wz ú "l\"eckcl', al paso qlln
los pJ"Íllcipes Arlois, Condé , Conti ~- la familia de Poli-
gnac abandonaban á Pa!'is y á la Francía, dando este ]Il'i-
lIler ejemplo á la emigracion. Vol"ió "Xecke!' cn tl'illUI"O,
siendo recibido por el cuerpo oe eleetol'es que le espe!'aha
I'PllIlido en el ayuntamielllo y escollado pOI' lllas de
:200/000 ciudadanos (PIC ,le colmaban tIe aplausos: mas




64 1íOTAS
f'ste dia que señaló el colmo de su popula¡'iuau, fue lam-
hien el último de su influjo sobre las masas populares, El
empeño con que solicitó la amnistia general, en qne rué
comprendido el baron de Bezemal, á quien el pueblo mi-
raba como su enemigo, bastó para derribar en un n1O-
mento el idolo de los patriotas y par:\ hacerles olvida¡' to-
dos los servicios que habian recibido de él. Tal es el pue-
1)10 frauees: tales Son todos los pueblos del mundo cuan-
do estan agitados por las pasiones revolucionarias, sean
políticas ó religiosas, j Desdicll3.do de aquel que les sacrifi-
que su propia razon y los principios de la lilosofia,! '


Desde aquel momento Neekcl' no hizo otra cosa que
luchar contra la revolucion: su influjo en la asamlJlea fué
casi nulo (Iurante todo el tiempo dc su última administra-
ciou, y á pesar de sus esfue¡'zos, no pudo log¡'ar que ce-
sasen los apuros de la hacienda, que habian sido la ocasioll
pero no la causa de la !'e,'olucion. Cansado de discusio-
nes inútiles, y de presenlar proyectos que no eran com-
prendidos de la mayor parte y que se reusaban ó modi-
ficahan de un modo que les quitaba toda su eficacia, se
decidió en fin á retirarse y presentó su dimision el 4 de
setiembre de 1790, que rué admitida con gusto por todos
los partidos. Con mucho mayor mon tó en el coche para su
quinta de Coppet, cerca de Ginehra, donde acabó su "i-
da el año de 1804. Solo nos rest.a decir para despugaüo
de los sedientos de popularidad, que el mismo qllc t:'l año
anterior habia atravesado las calles de Paris entre palmas
v aclamaciones, fué acometido en su tránsito para Suiza
por una multitud desenfl'enada que quiso hacer pedazos
su coche, y rué necesario un decreto especial de la asam-
blea para que le dejasen l)asar.


PAGINA 9 .


.{. Aunque halmí pocas persoras entl'e nuestros lecto-
res que no tengan noticia del gran ministro de Luis XIV,
Colbert, considcl'amos oportuno ¡'('cordal' algunos 1)01'-
meilores Je la "ida tle este pcrsonagc.




DEL TRADUCTOR.


Juan Bautista Colbert, IllUl'qnes_ de Seigndai, nació en
Rheims el 5i de Agosto de 1679, de una familia origi-
naria de Escocia, y que se habia establecido desde el si-
glo XIII en la Champaña. Por mas antigüedad y blasones
de nobleza que la adulacion haya inventado sQhre el lus-
(.I·e de su familia, se sabe de un modo positiyo, que
su abuelo era un mercader de lanas de Rheims , y su pa-
dre no rué nombrado consejero de estado hasta despues
de la elcvacio-n de su hijo. Pero tenia Juan Bautista un
tio que era seel'etaI"Ío del rey, y comerciante bastante l'i-
co en Tl'Oyes , el cual le colocó de mancebo en casa de
los' l\1ascranni y Cenami , banqueI'Os del cardenal 1\1ara-
zino. Este ministro tUYO noticia del talento v habilidarl
de aquel jovcn , y le confió sus negocios pl'iv;dos , 110m-
bl'ándole cerca de su muerte uno de sus albaceas y tesla-
mental'ios, Bien puede contarse entre los pI'incipales ser-
vicios que este cardenal hizo á la Fmncia , el de haber
preparado la conHanza del rey en favor de Colbert. Asi
fué quc estando ya pam morir, le escribió á S. 1\1.
las siguientes palabras: "Todo os lo deho Señol', pel'O
« me parece que se lo restituyo en gran parte con solo
« presentar á V, M, un hombre como Colbert. )}


En efecto , después de la desgl'acia de Fouquet, á que
él no dejó de contribuir, se le conHó el ministerio de ha-
cienda, y no tardó en restablecer el órden, que su prede-
.cesor no habia dejado de trastornal', Entonces fué cuando
principió el gl'3n siglo de Luis XIV, en que se conce·-
dieron gratiHcacioncs y rentas á los sabios naturales y
estrangeros, haciéndolo respecto de estos últimos con
tal finura y gracia, que solia escribil'les; «Aunque el
«I'ey 110 es vuestro soberano, desea ser vuestro bienhc-
«chal', y asi recibid la adjunta lotl'a de cambio como Ulla
"señal de su aprecio y una prenda de su benevolencia,))
Conociendo el rey por sí mismo el mérito de Colber-t,
Icnombró superintendente de todos los edificios públi-
cos, en los. cuales procuró poncl' en contl'ibucion asi la~
ciellcias , como las bellas artes, Erigió 1'11 Sil misma casa
la cdel)l'e academia dI' las insCI'ipciones eN 1 G6ii , )- tl'es




]liOTAS


años despues lo fueron la de las dellda~, )' algo lIUI~ tttl'~­
de la de at'quitectura, No contf'Ilto con haber restableci-
do la hacienda,. y concedido estímulos á todos los hom-
bres de mél'ito, I1eyó sus miras hácia la justicia, la po-
licÍa, el comercio y la marina, nombrando un consejo
('special para tratar estas materias, y fOI'mar aquellos mag-
níficos rf'glamenlos y ord(~\1allzas que IUf'go han yenitlo á
ser el fundamento de to(lo el d(~I'edlO dvil. FOI'mó tl'es
compañías de comercio, una para las indias OI'Íentales,
otra para las Occidentales, y la tercera paea las costas de
Afl'ica, colmando á todas ellas de recomp<msas. EmpI'ell-
dió y ejecutó el f:nlloso canal de 1,anguedoc, con el ohje-
to de dar comunicacion entre los dos mm'es, é intl'odu-
eil' en el COl'azon de la Francia las mercadeI'Ías de todas las
partes del mundo. Mandó construil· en poco tiempo un
gran número de navios y galeras, edificando arsenales en
Marsella, Tolon, Brest y Rochefort, con todo el :uma-
mento necesario para el equipo de muchas flotas. Serian
largas de referir las ¡numerables fitbricas que se plan-
t,caron bajo sus auspicios, asi de telas de seda como es-
pejos, hojas de lata, acero, porcelana, valdeses y otros
artículos; de suerte que cada año de su ministeI'io puede
señalarse con uno Ó 111'<IC1l0S establecimientos ó manufac-
turas útiles. y no se crea que p~u'a esto aumentase 10'S
impuestos públicos, ~l contrarío, desde el Pl·imer ailO
que entró en el ministerio los I'('hajó en mas tle tI'cs mi-
llones de francos. Hubiera sido no poca fortuna para la
}cl'ancia si todo el gabinete de Luis XIV hubiem obser-
yado las mismas economías que Colbcrt; pero lejos de eso
atrihuyen su" biógrafos la cr!lel enfermedad y pronta
muerte que le sobreyino Ú los di~guSlOS y pesadumllI'cs
que le ocasionaba la prodigalidad dd millist¡'o de la guer-
ra I,ouvois, y, mas qne todo, su dureza con 10'S infelices
contribuyentes. Lo ('i('rlo es que aquel digno ministro
acabó de sel' el múrtir del lJÍen púhlico el dia 6 de sr-
li('mbre de 1683 , á los 6·1 ailos ~' seis dias dI' Sil edat\.




IlEL nUDl'CTOU. 67


P.\GINA 9.


i) Maximiliano de Bethume , Daron de Rosni , duque
ele Sully, mariscal de Francia y IlI'incipal ministl'O de
EJlI'ique IV, nació en Rosni en 1559, de una familia
ilustre y ya conocida desde el siglo X. :pesde muy jóyen
rué presentado á la reina de Navarra y al I'ey EllI'ique,
con quien desde entonces continuó recibiendo las lecdl)-
nes del preceptor de aquel príncipe Florpncio Chretien ,
y se encontl'ó á su lado cuando se '-Iwificó la bOl'renda
matanza del día S, Bartolomé. Es inútil decir que estan-
do agregado al servicio de aquel pl'Íncipe se halló en
muchos encucntros, conduciéndose con tal denuedo, que
hahiéndolo sabido su amo le dijo nRosni, no es aquí
"donde yo deseo que espongais vuestra vida. Aplaudo
«vuestl'o ,-alor, pero deseo que le empleis en mejores
«ocasiones.» Fueron estas tantas y tan l'epetielas , que 110
es cosa de prolongar con ellas esta nota, pudiendo los
cUl'iosos consultadas, J:l en la vida de Elll'ique IV, P
en las inumel'ables biogl'afías que conen de estos dos he'--
roes. ]\'OSOtl'OS debemos limitm'nos á indicar que no solo
fué un valiente y distinguido militar, mas tambien un
gran polítieo y administrador, Su embajada á Inglaterra,
inmediatamente despues do la muerte de Isabel, produjo
d gran l'e8\1lt:1do de decidir á su sucesO!' en favor de la
causa de EII\'ique IV. A su vuelta le nomhró el rey secre-
tario de estado en 11)94, miemhro del consejo de ha-
cienda en el de Hi96, superintendente de este ramo en
el de 1597, Y gl'an maestre ó director de artilleI'Ía en el
(In 1(j01. En cada UIlO de estos empleos se distinguió de
ulla mallOl'a 1I0table, si hien su principal repul:lcioll eslú
ligada con el Ól'deIl y economía que illtl'Odujo en la
hacienda durante su administl'acion. Baste dN~il' fIue
con solos 3;') III ¡Ilones de fr'ancos ú que entonces as-
('('lidian las 1'('Uras eh] la corona, pagó dOf;cientos millo-
lIes ti .. Ill'IHlaS ('n ('\ ('spa('io d(] diez allOs, y dcjú en 1'1'-
sena JO millolles en metúlico encel'rados eH la llaSlilla,




68 NOTAS
Nada dil'émos tle su constancía y casi perpetuidad en el
trabajo, porque es evidente que sin ellas no hubiera po-
dido desempeñar ni aun la míuima parte de sus encargos.
Tampoco podemos detenernos á referil' una IlIultitud de
rasgos, ya de benevolencia, ya de lealtad y cariño al rey
su allligo , ya tambien de dureza y sevel'idad con los que
pretendian agmvar el el'ario , abusando de la natural gene-
rosidad del rey. Pero no debemos omitil'lllla anécdota que,
pOI' ser poco comun y pintar vivamente el carácter de
aquel honrado ministro, merece citarse. I1ahiendo muCl'-
to Enrique IV , Y sucedídole en el trono su hijo Luis XIII,
se habia retirado Sully Ú Sil casa de Uosni, sin ocupm'se
de otra cosa que de escrihil' sus memorias, que (\1 intitu-
laba las economías reales. Todos saben la inmensa distan-
cia que había en el carúclel', virtudes y aun ,-ieios de
EllI'ique IV respecto ú su hijo, y -asi no tardaron los ne-
gocios en resentirse de la debilidad de su gobiel'no. Pan\
remediar en parte los males, y sobre todo las escaseces
que ya se resentian demasiado en su cOlote, mandó el rey
venit' al anciano Sully para qne le auxiliara con sus con-
sejos, Obedeció el viejo ministro, y encontró al sobem-
no rodeado de una porcion de petimctruelos y botarates
de su corte que le rodeahan y parecian tomar parte en
la conversacion. En vista de lo cual, indignado Sully le
dijo: "Señor, cuando el rey vuestro padre me hacia el
« honor de consultar conmigo,.iamas hablábamos de negO'
"cios sin haber hecho salir á la antecámara á todos los
"rufianes y bufones de la corte. l)


En 1654 habia sido nombrado mariscal de Francia en
cambio de la dil'eccion dc artillel'Ía que renunció, y siete
años despues falleció en su casa dc campo de Villehou, el
21 de Diciembl'e de Hi41, á los 82 años de su edad.


PAGINA 11.


6 Car'los Ale.iandm dp Calonllc, hijo del pl'imer pl'e-
sidente de J)oupis , naeió en esta ciudad el :lilo li54,
Su familia le destinaha ú la magistl'atura, y en efecto




DEL TRADUCTOR. 69
p"ÍnclplO sus estudios relativos á ella; mas apenas hahia
sacudido el poho de las escuelas, cuando recibió el nom-
bramiento, primero de fiscal del parlamento de Flan-
des, y en 1762 el de relator del consejo de estado, con
el especial encargo de los negocios rclath'os al clero y á la
magistratura. Estando desempeñando este destino, tUYO
algunas conferencias cOlll\lr. dela Chalotais (véase su no-
ta), fiscal general del parlamento de Bl'etaiía, mas no tar-
dó en cotnertil' su papel de eontiuente en el de falso ami-
go y en el de acusador. Cualquiera habría creido que se-
mejante infamia y la repl'obacion general que rué consi-
guiente á ella, le hubiesen cerrado para siempre la carrera
de los hOllores, en una época cn que ya la opinioll prin-
cipiaba:í sel' una- pot.encia, Pero tenia tantos y tan buenos
pI'otertores en la corte, que lejos de cubrirle de ignomi-
niaeste ser1alado servicio, le valió la intendencia de Metz,
ypoco tiempo despues lade Lille, que era una de las me-
jores de ¡"¡'ancia, No le faltaba talento ciertamente, pero
solo le empleaba en la intriga y en los placeres, como un
hom))J'e ansioso de deleites, de riquezas y de mando, ú
quicn le son illdirel'('Jltes todos los medios de conseguir-
los. No lc quítaha el sueño cl pon-enil', con tal quc en 10
pl'escute satisliciese sus gustos, sus caprichos y su deei-
dida afieion á la mcsa, al juego y á las mugeres, Tellia
ulla imaginacíon viva y se esplieaba con gracia y faeilid~Hl,
hicn que Sil atolomhamiento solo viese la superticie de los
objetos, Era aILo, bastantc bien formado, andaba con
descmku'uzo , y tenia un semblante y un mouo de miral'
espl'esivos , aunque se echaba de ver su desconfianza ge-
lIeral en la risa sardónica con quc recibia á los que sc le
presental):!n. En ulla palahl'a, reunia en Sil pm'sona la
,iyeza de un milital' júvcn , el atolondramiento de· un cs-
colal', la elegancia y {ll'esnncion de un petimetl'e, el
ol'gullo de UII diplomático y la pedantería de un magistl'a-
do. Asi es como le retrata un contemporáneo Sil yo , ell
quien no es de sospechar gl'an parcialidad, supuesto que
le elogia de no habel'se PIlI'iflllccido á costa del cI'ario,
:lllIHIIIP podia haberlo hecho, De ellalquicl' modo que sea,




70 NOTAS
el nomhre de esle persollage eslá enlazado con todas las
fallas que apl'esUl'aroll la ca ida del antiguo gobiel'llo. Va-
1ll0S pues á seguirle lo mas sumariamente que podamos.


Su nombramiento de superintendente general de ha-
cienda rué el fruto de una intriga manejada por el rico
banquel"O M. d'Harvelay, ó mas bien pOI' su muger, que
queria defl'ibar á M. d'Onnessoll, pal'a colocal' en la
corte al amiguito de casa. Cualquiera otro que 1\11'. de
Calonne se hubiera estremecido al ver el deplorahle es-
tado en que se hallaha la hacienda púhlíca; pCl"O él pOI'
el contraI'io se aseguró el apoyo de los cortesanos, pon-
derando la multitud de recUl'SOS que aun habia, y la no-
"edad de los planes que decia tCllc[' en su cahcla. Ni el
f:msto de la cortc, ni la repcticioll y magnificcncia dc las
fiestas que en ella Sl~ celebraban, mienu'as que el pueblo
perecia de miseria, nada bastó pal'a acobardar á nuestro
superintendente. Antes pOI' el contl'UI'io, entre una pí-
rueta y un chiste, anunció su entrada cn los negocios
con dos decretos, de los cualcs el uno eea ulla manifesl.a-
cion del déficit de las rentas, y el otl'O UII proyecto de
reembolso de la deuda pOI' medio de IIIlOS eJllp,'éstitos
sin combillacion, sin garanlía especial, y pOI' eonsiguiente
sin qne pudiel'an realizarse. Sin emhargo, se estableeiú
ulIa caja de aIllOl'tizaeion, pel'O sin fondos especiales para
atender á los reembolsos, como ha estado sueedieudo eH
España dUl'Uute años y aüos. Ventad es que en el preám-
Lulo de cada deercto po fallaba la cláusula de que haurÍa
el ma~'or órden y eeonomía en todo, prometiendo las mas
saludables reforIllas, pero al dia siguiente el emhrollo y
los desóI'denes ereeian en una progl'esioll asombrosa', Se
hicieron adquisiciones fJlW 110 s¡~rviall para nada, al paso
que se regalaJJan los dominios de la eOI'Olla hajo el nom-
bre de permutas, en las cuales tampoco se olYidaha á sí
mismo. Elltl'e las diferentes espeeulaciones de este género
Jlodebcmos oh'idar el monopolio de los gTunos, conoeÍ-
do en la historia de aquel tirmpo eon el nomlH'e de pacte
de (wnine, Mas 110 se crea que fuese Calonne el iuventOl'
lley~le horrible lrMico) sino 'lile veuia ~'a del tielllpo de




])EJ. TlUDl"CTOR. 71
Luis XV, en que hajo un protesto muy útil y henéfico se
sorprendió la I'eligion de aquel rey y se hiciel'oll cosas
que parecen hoy incrdhles,


EnLI'etanto el déficit crecía como la espuma, y aunque
no lo negaha el ministro, tenia la sel'cnidad de atdbuirIo
ú sus predecesores, (V, la Ilola rclativa á Neckcr) sin que
I~~ sacasen los colol'es al 1'0stl'O los muchos que le r<;pe-
tian la ef{lliyocacion de su aserIo, P(~ro cI'e)"ó I'esponder
sin réplica á su predecesor, haciéndole desterrar porque
intentaba defender su honor.


La única idea huena que tuvo entonces Calonne, y
que muy gl'atuitamcnte se ha all'ilmido á Clariel'e , fué
PI plan de refuIHlir las monedas de 01'0 y plata, cuyo
Y:1.\OI' iuLI'ínseco no pstaha en proporcion con las dema~
de EUI'Opa, y la dilcrrllcia pesaba sobre la FI'ancia, Si
los conocimientos químicos hubiesen estado entonces tan
adelantados· como ahma, se hubiera podido ahonar ulla
segunda operacíon que se ha hecho últimamente para es-
traer la porcionciLa de oro que hay en las de plata: ope-
I'aejon que se llrcrsita tambien con urgencia en España
p:ll'a consenar el rc¡uilibl'io y YCl'dadera corrcsponden-
cia de \loas monedas con olras.


En tocios los (h'mas asuntos que manejú durante su mi-
nist.erio no sr yi('I'on mas que contradicciones, farándulas
y supel'firialidad. Por ejemplo, siendo toclaYÍa intenden-
te, se hahia opuesto teI'l'iblemente á la creacion de las
administl':lciones provinciales, y luego que fué ministro,
lo primero que hizo fué proponerlas á la asamblea de los
notahles que se apresuraron á aprobarlas, VeI'dad es quc
él no habja propuesto esta medida sino para conciliarse
los ánimos y conseguil' pOI' este medio que se adoptasen
sus planes de hacicnda; pero los notables habian cono-
cido sus intenciones y los desaprobaron todos, Esta der-
rota le volcó del ministel'io , á pesar de los folletos y de
las intrigas con que pl'OCUI'Ó desacreditar á sus compa-
ñeFos, que eran de distinta opinion. Recibió órden del
n'v de I.l'asladarsc á la LoreHa en calidad de desterrado,
} (lche decirse en honor suyo, que ni esta seycridad,




72 NOTAS
ni el cjcmplo de tantos cortesanos, que no abrazaron la
causa de la revolucion sino por odio á la cO\'te , pudo se-
pararle del partido del rey y de los principes sus herma-
nos. Volvió á Paris el año i 790, Y no ~mló en ir á I'en-
nirse con ellos en Coblentz, donde le cncal'garon de la
administracion de sus fondos, en la cual se condujo COIl
mucha mayor economía que cuando manejaba los del era-
rio fl'Unces.


Desde esta época es ya inutil seguil'lc en sus repctidos
viajes á las cortcs estrangeras, formando siempre planes
y mas planes para formar la contrarevolucion , de los cua-
les unos fueron descubiertos y otros no fueron aprobados
ni mncho menos scguidos. El peor dc todos fué la fabri-
cacion que hizo cn Lóndres , con harto vergonzosa to-
lerancia del gobierno ingles, de una enorme masa de
asignados falsos, causando la ruina de una multitud de
familias de acreedores del estado, que ninguna culpa
tenian de aquellos sucesos. Por último, despucs de ha-
ber sido objeto de la desconfianza de su propio partido
que le tenia por moderado y aun casi por republicano,
se apl'Ovechó de la amnistía en favol' de los emigl'ados y
,'olYió á París, donde mul'Íó el19 de Octubre 1802.


PAGINA 12.


7 Luis Remito de Caradelle de la-ChalotaÍs , fiscal
general del parlamento de Bretaña, tenia ya 60 años
cuando principió á adquirir reputacion por sus manifies-
tos, ó llámense informes acerca de la constit'Ucíon de los
jesuitas. En ellos dice, hablando con el pal'lamento de
Rennes en Diciembl'e de 1761 yen Mayo de 1762, «no
«conozco pais alguno, sea monárquico, ó aristocrático ó
«repulicano, en que pueda hermanaI'Se con sus le)"es
« la constitucion de los jesuitas.» Estas scyerns palabras
le costaron tan caras como era de recclal' del furor de los
partidarios de aquella compañia, quienes aguardaron eOIl
disimulo la primera ocasion de la venganza. Bien sabidas
son poI' ,"arios pasages de esta misma 01>1'U las dificlllta-




DEI. TlIAnrCTOn. 73
des que opusieron los parlamentos, y en pal,ticular el de
Bretaña, á conceder el pase de los decretos sobre con-
tribuciones , en cuyos debates se distinguió mucho la-
Chalotais. Llegaron estos á tal punto, que produjeron la
}lI'ision de este ultimo, de un hijo suyo y de tres conse-
jeros mas que habian opinado por la resistencia. Sus
acusadores fUCI'on Calonne y el duque de Aiguillon , de
quienes se queja amargamente la-Chalotais en una me-
moda escrita en un calabozo del castillo de San ~laló que
termina por estas palabras «he escrito estas líneas con
"una pluma hecha deo un mondadientes, sil'Viéndome de
"tinta el hollin de la chimenea, mezclado con un poco
"de vinagm y aZIlCal' , y sin Lener otm papel que las en-
"yoHIII'as del dlOcol:lle." Cuando MI'. de Voltaire leia es-
ta IlIemol'ia dijo con indignacion que el mondadientes de
la-Clalotais gravaba para la inmortalidad.


La segunda memol'Ía ticne la fecha de tondres en
1788 , Y en ella está la historia de las turbulencias de Bre-
taña, con algollnas buenas l'ellexiones sobre las leyes cri-
minales; pem no quiso publicada durante su vida, sino
que la dió á IIIZ su llijo tl'es ailos despues de la mUCI'1e de
su padre qlw falleció en 1785. Este ilustre magistrado
es auto!' de un ensayo de educacion nacional, ó plan de es-
ludios para la juventud, del cual decia Voltail'e que de-
biu intitularse "iustruccion de un homhre de estado para
i1ustrat' á sus concindadanos. "


PAGINA 15.


8 Armando Tomas de Miromenil nació en 1723 en
el Orleancs , y estUYo al )1I'incipio agl'egado al consejo
general., y dr,spues en 1755 nombrado presidente del
parlamento de Rohan. Pué desterrado como los demas
magistrados por el canciller l\laupeou, pero este mismo
destierro fué ocasion de su fo!'tuna política, po!'que em-
pezó á frecuenta!' durante él la casa de campo de Pont-
CharLrain, en calidad de amigo del conde de Maurepas,
y cuando este llegó á ser primer ministro, le nombró




NOTAS


guarda-sellos y ministro de la justicia. Bajú bastante Sil
fuvor con la muerte del primer ministl'o, pero le sostu-
YO MI'. de Vergennes y la confianza de S. 1\1. hasta la
prinH.'ra asamhlea de los Notables. Salió entonces del mi-
llisterio tan pobre como habia entrado en él y sin soli-
cital' recompensa alguna. A poco tiempo se l'etiI'ó á su
casa de campo, donde murió el dia ü de Julio de 1796.
m principal beneficio que resultó de su ministm'io fué la
abolicion del tormcnto en lo que entonces se llamaba
citestion preparatoria.


PAGINA 14.


9 El abate de YemlOnt, lector de la reina de Francia,
estuyo al principio empIcado en la ;bihlioteea del colegio
Mazarino, y luego le enYÍ:u'on á VimIa en calidad dc pl'C-
Cf'ptOl' de Maria Antoneta de Austl'ia, que fué despues
J'€ina de Francia. Ilabiendo encargado el duque de Choi-
seuil al obispo de Orleans que escogiera para aquel desti-
no un eclesiástico instmido )' de buenas costumbres, con-
sultó al arzobispo de Tolosa llrienne, quien puso la yista
en el ahate de Venllond. Este enseñú ú la joven al'Chidu-
quesa á leer y escribil', los principios de religioll y de
lengua francesa, pI'ocnrando hacerse agradable y ganan-
do su confianza. Luego que esta señOI'a llegó á ser l'eilla
de Francia, ·Ie nombl'ó lertol' suyo, y le ron servó eel'ca
de su persona una entrada familiar, gozando t)l en 1'1 úlIi-
mo de su ama aquel crédito que dú una antigua costUlll-
breo El era quien escribia casi todas sus cartas y quien la
instruia de todo cuanto pudiera serIa útil, de suerte que
si hubiese tenido mas ambicíon, hubiera podido hace!'
mayol' papel; pero se contentó con disfmtar secretamen-
te su fayor sin escítar la envidia, reusando los halagos de
los cortesanos, y limitándo su trato á las sociedades
subalternas. Sin embargo, como dice muy bien Mr. Thiers,
él fué quien elevó al ministerio á su bienhechOl' MI'. Briell-
ne, proporcionándole el favor de la reina y el de las da-
mas de la corte. Pero lograron apartarle de su señora en
Junio de 1789, Y emigró dc>spnes dpl14 de Julio.




nEJ. l'R.i.Dt:Cron.


PAG[~A 'l4.


10 E. C. !le Lomenie de Brienne, cardenal al'zohis-
po de Sens, nació en Paris en 1727 , Y desde su juven-
tuJ se ligó con los enciclopedistas, lo cual no le impi-
dió ganar la confianza del obispo de Orleans que tenia la
holsa de los benelidos eclesiásticos, y que le nombró
obispo de ComIom y hwgo arzobispo de Tolosa. Se dis-
tinguió en este destino por su aplicacion á los m'gocios
de la prO\:incia y llegó á ser primer ministro de Luis XVI,
en cuya época se hizo nombrar á sí mismo al'zobispo de
Srns , y á su saliua del ministerio obtuvo el capelo de
c:lI'ueual , que es á lo que aluden las indirectas de 1\11'.
Thiers. La mania de las reformas é innovaciones, que
habia tomado de los economistas, le hizo inmediatamente
odioso á toda la Fl'ancia, y el odio general le obligó muy
pronto á dar su dimision , pues de todas partes llegaban
folletos y sátiras que no le dejaban en paz. Desde el
principio de la reYOludon se mostró partiuario suyo y
aun se alababa de haberla prepamdo : en los negocios
edesiústicos y de rcligion tUYO la misma incertidumlJl'e
que en los del estado, y despues de haber prestado ju-
ramento á la constitucion y reusado la mitra de Tolosa,
confnsó que no hacia caso alguno de ella y jUJ'ó obser-
,-aria de nuevo; procUI'ó dar sus escusas al papa y des-
pues le devolvió el capelo de cardenal. Su Santidad, des-
pues de haber admitido su renuncia á la púrpura roma-
na, le declaró depuesto de ella, y el arzobispo murió en
Sens en los últimos dias de febrero de 1794, cubierto de
IlCrpes y de otras varias enfermedades. Aunque carecia
de instruccion literaria y solo hubiese escrito algunas
l)astol'ales y un elogio fúnehre del Delfin , no por eso de-
jó de ser miemhro de la academia fl'ancesa.


PAGINA U.


11 C. F. de Lamoiglloll, presidellte del padamelllO
l. (j




7G NOT,\S
de París, sucedió á MI'. ue Miromenil en la plaza oc guar-
da-sellos, y todavía cuando se suscitaron cstas disputas
de que hahla el testo entre la corte y los parlamentos, par-
ticipú de los proyectos y desgracia del cardenal de Bl'ienne,
sin haber tomado parte, á lo que se cree, en sus de rectos
ni en sus miras ultel>iores. En 178fJ le encontraron muel'-
to cn su pat>flue con una escopeta al lado, y unos ci>eye-
ron que habia sido asesinado, y otros en mayor nÍlmel'O
que se habia matado á sí mismo ó bien de íntento ó por
casualiJad. Tenia eutónces muchas deudas y dejó á su fa-
milia casi arruinada; pero apesar de eso le querian mu-
cho sus parientes y tenia muchas ,'il'tudes privadas.


PAGI~A 17.


12 José Duval de Espremenil naeÍó en Poudicheri
en 1746. Fué primero fiscal de la audiencia de Chatelet,
desplles consejcl'o en el parlamento de Paris y diputado
por la nohleza de aquella capital en los estados gcnera-
[('s de 1789. Era hombre de talento y de prohidad noto-
ria, pero tenía una imaginacíon demasiado viva y un ca-
l':'Icl,(' l' sobradamente contiado , que le hicieron ser el.ju-
guete de varío s charlatanes empÍl'icos ó polítícos , ú punto
Ile ser un entusiasta Jel magnetizador Mésmer. No cal'e-
eia de erudícion ni de una elocuencia varonil, acompa-
ñadas de una voz sonOI>a y de una memoria })\'odigiosa ,
cuyas dotes le adqttil'ieron el respeto de sus compañeros
y aun de toda la Francia. La ocasion de csta celehridad
¡¡,é la siguientl". El hijo natural del célehre y desgraciado
g>(,I1t'I'al Lally-Tolendal , que fué decapitado en tiempo de
Luis XV , sf'guia en el trihunal d(~ Casacion un pleito di-
rigirlo ú rehabilitar la melllOl>ia de su padm , á qnien pre-
lendia haher injustamente condenado el parlamento de
Paris. Precisado este á dcrender su fallo, echó la mira so-
J)['e Espremcnil para que le defendiese, tanto mas cuanto
('ra sobrino de MI'. de Leyrit, intendente de Pondicheri,
;'1 quien Lally se hahia v~sto Pl>echwlo á acusar par'a jus-
Lificar la memoria de su padl'c, Mas á pesar de la brillau-




HEl. TlUH{;CTOn. 17
tri'. V elocuencia dI! "us alegJtos, y de la gl'Jcia v sen~ibi­
liJad. con que estau:lII escritos, {lO pndi~)l'on l)rcvalecCl'
contra los vehementes discUI'sos de su adversaI'Ío, sino
que se coltfinnó la sentencia.


El éx.ito de este l'flCIlI'SO aumentó sobre manera su rc-
putaeion , pero no tardó en prescntársele otra ocasion 'f
otro teatro para desplegar su talento. Acababa MI'. de
ll,'it)llnll de entmr en el ministerio, y tenia el proyecto de
variar la forma del gobierno. Resistíase el parlamento, y
algunos consejeros vendidos al duque de Odeans procu-
raban azmar á Espremenil, pat'a que abusando de su pro-
pia vehemencia saliese de los límites que se babia propues-
to y sirviese á los planes de la faccion. Se dijo tambien
entonces que logr'aron Ileyal'le á las reuniones de casa de
Duport, que m'a uno ¡le sus compañeros. Lo cierto es que
en la sesiou del pal'lameuto de 19 de noviembre de t 787,
rcbatió con tanta elocueucia los proyectos de contribuciol1 '
oelmillist¡,(} , 'j supo mover con tal arte el coraza n de Luis
XVI, que hubo momentos en que sc creyó qne iba ti
COJl\"OCtlI' los estados g(~llel'ales. AdvCI'tido poco despues
ti" que se ('stahall imprimiendo en Vel'salles los decretos
de qlW habla MI', Thiers , compró pOI' ¡)OO luises de oro
un t'jcmplar de prueba, y dió cuenta de él al parlamcnto.
Las consecueneias de este paso pueden verse en el texto.


Cuando vohió oc su destiel'ro en 1789, fué elegido di ...
putado de la nobleza, y defendió el principio monár'quico
contra los innovador'escon tanto fuego como cuando habia
atacado el despotismo de los ministl'oS. Era tal su entu-
siasmo por impedil' la reunion oe los dos cuerpos privile-
giados con el estado llano, que cuando hablaba de este
In comparaba á los comunes de Inglatet'l':l en tit~lIlpo de
Cados 1, Y en verdad que no le engañaron sus presen-
timientos. l'ero desde que sc verificó la dicha reunion no
quiso subil' á la triuuna sino muy ral'a yez, porque la
,'iolencia de Sil cal'ácter no le pel'luitia esplical'se en una
asamblca donde cstaba segUl'o de que hahia de sc!' illter'-
nImpioo, Sin embargo no dejó dc mauifestat'se sil'llIpl'e eH
oposicioll directa coa )Iirabeau, COIl ~cckel' y en geut:-




78 OT AS
fal contra todos los proyectos en que se trataba de envi-
lecer la autoridad real. Firmó todas las protestas que se
hicieron aquel año contra el acta constitucional. El 27
de julio de 1792, fué asaltado en el terrado de los Ful-
denses por un tropel de hombres armados que le lleyó
desde TuBerías al palacio real , donde le dieron una por-
cion de sablazos , en términos que hubieran acabado con
él, si una guardia no hubiese acudido á su socorro, sa-
eandole ya desnudo, cubierto de sangre y casi muerto de
las manos de sus asesinos.


Luego que se restableció de sus heridas, le aconsejaban
sus amigos que saliese de Francia, pero él lo reusó di-
ciendo que debia seguir todas las vicisitudes de una re-
,"olucion, de que él habia sido uno de los primeros mo-
tores. Finalmente en el mes de setiembre 1795 fué
arrestado por el diputado Louchet, y el tribunal revo-
lucionario le condenó á muerte como conspirador. Cuan-
do le llevaban al suplido iba insultándole, como acostum-
bra , el!populacho , y alr.anzando á ver al corregidor Pe-
tion le dijo « 1IiJ'ate en mi espejo, porque yo tambien he
(( sido el ídolo del pueblo. » I)rediccion que no tardó en
cumplil'se y de un modo harto mas terrible. Pocos minu-
tos antes, estando I.eehapelier preparado á ir al suplicio
con Espremenil , le dijo: « Por cierto que nos ponen rn
" una terrible duda en estos últimos momen tos. i. Qué du-
(( da? La de saber cuando vayamos juntos en la carreta,
« á quien de nosotros dos se dirigen los insultos del pue-
re blo. A ambos, respondió E'ilpremenil. » Murió á la
edad de 48 años.


PAGINA 17.


15. Adl'iano [Dupol't, consejero del pal'lamento de
París y diputado de su nobleza en lo; estados generales.
pronunció en ellos un discurso muy profundo sobre el
(~stado de las cortes de EUl'Opa y sobre el modo de int.f'O-
<lucir en ellas la I'cyoluLÍon. En 1788 se rpunian ('11 ni
('asa todos los enemigos de la \.'ol'te , y allí formahan sus




DEL 1 RÁ.Dl"CTOR 79
planes que luego se fucl'On poniendo cn ejecucion. En la
sesioll del 2S de julio 1789 pl'OpUSO que se llombrára
una comisioil para conocer de los delitos de alta traicioil,
que rué la que luq~o dió OI'igcu al tribunal de yigilancia.
El (; de agosto insi:'otió vivamente en la abolirion de los de-
I'cchos de la nohkza y supl'esion de las gabelas. No se le
ocullaba p en afjlH'lla época el proyecto de H.obespierre,
Camilo de Desmoulins y sus camaradas, de formar un go-
bierno l'epuIJlicano, puesto que cuando vinieron á decir
á la asamblea el dia 3,1 que una porcion de facciosos reu-
niJos en el palacio real amenazaban asesinar á una parte
de los diputados, dijo: ,,¿ qué tenemos que temer de 1 a
erÓ 20 mil personas erigidas en república, sin leyes, sin
«('onstitueion y <file ni siqlliel'a se entienden enlre sí ?"
El dia f) de octllbl'e se acaloró mucho contra los
gual'Jias de corps, ú quienes asesinaron pocas horas des-
pues. El 25 habló en favor de que se conceJiesell los
derechos <le ciudadanos á los pl'Otest:mtes, á los judíos,
:í los cómicos y aun á los ,'erdugos. Ultimamente él pro-
movió lodas aquellas cuestiones quo hoy vuelven á mil'ar-
se pOI' algunos COlIJO ahsolutamente uecesal'Ías: verbi
gracia la aholiciolJ oe la pena de muorte': la prohibicioH
de que los diputados admitan empleos del gobierno: la
abolicion del dtweeho de gracia en el llWltiU'ca: la pat'-
ticipacion Je la cúmal'a de diputados al derecho de hacel'
la guel'l'u y la paz etc, etc.


El Jia 10 Jo junio de 1701 fué nombrado presidente
del tribunal criminal de }1aris, y en calidad de tal tomó
las declaraciones á Luis XVI sobre su fuga á VarenIles.
Desde aquena época ya afectó mayor- moderac~on ell sus
principios polit icos, y aun se declaró uno dc tos pa I'Lida-
dos de la inviolahilidad de la persona del rey. De spues
de la tenible ,jornada del 10 de agosto 1792 huyó de
Paris, pero fué arrestado e n Melun en el mes de setielll-
hre y logl'ó escaparse. Por último se retiró ú Suiza y mu-
rió en Appellzell en agosto del alio -1798. Atll'iallo Du-
port, sin ser el lilas brillante, era quizas el mas pl'O-
fundo ol'a(lol' de la asamhlea: reunia la astuda ú la pl'ue-




NOTAS


tmciol1 , )' co.mf)inal¡:\ y díl'igia 1'011 :>..t'jcl'lo la m~U'rha de
sus asociados.
PAGI~A 21.


U Luis Felipe José, duque dcOl'lcans, primerprinripe
de la sangre , nació enS. t Clou(1 el 13 de ahril 1747.
Su primitivo titulo rué el de duque de ~iolltpellsier , y por
la muerte de su abuelo heredó el de dlH¡lle de Chartl'es en
1752. Todos cuantos le conocieron CH su juycntnd csltÍn
conformes en elogiar, no solo su linda figura, mas tam-
bien las pl'f'nclas de su alma, que con una regular educa-
don hubieran )Jecho de él un homhre muy apreciable.
Efeetiyammte, era un jówn de nmeha amahilidad euan-
do se rasó con Luisa :Maria A(lclait!a de llol'hon, hija
tlpl (Iuque (le Penthieue, )' digua hf'\'¡'del'a !le las "h'tu-
(les patl'rnas, Ce\<'lm)~e el mat\'imonio en la capilla real
ele Yel'sailles , y se ctwnta que para recibir la hendicion
nupcial no se habia colocauo al lado del altm que le 1'01'-
l'cspomlia: advirtióselo uno de los COIH'HlTI'ntes y el IlO-
,io saltó por encima dd \'('stido de la nO"ia para pOIwrsc
al otro Indo. Esta yiH'za de muchacho eseandaHzó á los
"jejos )" gl'aves cortesanos que no acertaban á transigi,'
con ninguno de los del'echos de lá etiqueta. Era suma-
mente diestro en todos los ejm'deios del cucrpo y ningH-
IIO montnbn á caballo ni conducía un bil'locho nwjol' que
{l por las calles de la cnpital. A imita<'Ío!l de Sil allligo el
pl'Íncipe de Gnles? hrillaha en las eal'rems de caballos,
cuyn moda introdujo en Francia, y su ejemplo no dcjó
::lJ1lbiell dc ser imitado por el señor conde de Artois y pOI'
Otros muchos señores de la corte, quienes dieron eH en-
tregarse ir los placeres, que IiO siempre eran dig'lIos de
~n rango. Este {'fa d defecto principal de la nobleza de
ar¡upl tipmpo, de no respetar en manera alguna las e08-
ttlll1bres, como se ,'cia frpCueulCI!lCUle CII el trono mis-
mo (le Luis XV. De aquí se seguian tantos folletos y li-
Ldos en que I1H'zd:mdo lo fingido ron lo cierto, se d('~­
.lcrcditaha al duque de Orlf'!lIlS, como S(' Ü('s:lrreditú (11'8-
[HlrS á la infeliz María An!0!\('la, 1'\0 ('S ('slo decir (1'1(' la




lJEL n;.\UlTrOIL 81
(:ullllucLa de al/ud ¡lI'Íneipc no lo lllPrcciesc, pel'o la Yer-
dalles que uellLI'o Ile su casa Pl'iI :Hlol'auo de todos, por-
Ipte IlO solo era indinado á la Lenelkcnda, sino que gus-
taha de que solicitaseu Sil proteceioll, si bien degeueraha
algunas YCCl~S eu exenso Je familiaridad.


En medio de SIlS inmensas I'iqUl'zas gastaha tauto, qne
al liu le fUl~ illdislwllsable contraer deudas, que, sea di-
ellO ('11 yenbd, no pa~aha como otros con los fondos del
estado; pero en cambio de eso, se metió en especula-
CiOllPS Yergonzozas que estm'ieron :í pique de hacerle
llel'llcl' toda la populal'idad de que era idólat¡'a. Lua dl~
ellas rué la apertura de toda esa multitud de tiendas que
alquiló en el paJado real, haeil'ndo pcnkl' mucho de su
ralo\" :lbs casas d(~ todos sus H~dllOS. EH Ing-Iatl'rra na-
die huhicl":I dicho Ull:\ palabra de semejanle especulacioll ,
pOrfIue estúlI acostumbrados ú que los nomhres mas ilus-
tres se asoeien ~l las cmpl'csas iIHlustl'ialt~s ; pel'o en Frall-
da choeaha csto mueho con las ideas recibidas acerca d{~
la digllid:ul dc los nohles. Mas no estaha lejos el tiempo
CIl que ddJia pl'iueipial' su latal carrera política, porque
desdeJ nI fwi UIIO dC) los pl'Íllcipes de la sallgl'(~ fjlH' Si'
opusieron :í la disolucion dc los parlamentos b¡~o el mi-
nisterio de .Meaupou , y COIllO ellos ruó desterrado por
110 hahe!' (IIlCI'ido toma!' asiento cn el nuevo qlle (T(:Ú
aquel ÜllllOSO c:1l1cillet,. Luego que Luis XVI resl.ahleciú
los antiguos cuupos judicialcs volvieron los pl'Íllcipes :'t
tomar su asiento v se creyó tel'llünada la lucha contl'a el
poder; pero 110 • tardó eil renovarsc con ocasion de la
~uerra de independeneia de los Estados Uuidos, en la
IpIe solieitó f'l duque ir:'l servil' como "oluntaI'io en la
('scu:ulra del almirante J)'Onilliers que el'Uzaha en la
.l\1audla. Hizo dos camparías de lllCl'aS cvoluciolll's en el
oceallo yeJl el mCIlitpl'I'úll('o en 1777, Y ya en el de 78
lloml)\"ado tl'uit'ule gl'llel"al de la real al'ma¡}a pasó n'yis-
ta á las tl'es escuadras rp[midas t'U el puert.o de H¡'pst ,
se le J.ió ellllauI\o de la di\'isioll azul qlte ÚI'!.ia il" Ú ha-
tir'sn con la lid allllirante ingles l\eppd. El '::1.7 de julio
se liJJró el combate ¡}e Oue!:isallt eu IIlle , segun d parle


.'




82 :SOT.~S
elel ministl'o de la guerra al almirante de Francia, se por-
tó con valor y serenidad. Luego que la flota yohiú :í
Brest, marchó el príncipe á Paris ,donde fué recibido
con entusiasmo, tanto que al entrar en la ópera le cubrió
el público de aplausos. El rey no creyó poder recom-
pensarle mas dignamente, que encargúndole de la di5-
tribucion de premios que habian de darse á los olicialc5
tle las tres escuadras. El duque se yolyió á bordo de su
division y tomó de nuevo el mando en un crucero ccrca
de las S¿rlingues; pero durante su ausencia no perdieron
el tiempo sus enemigos para indisponel"le con la corte ,
inspirando desconfianzas sobre sus pl'oyectos de ambi-
cion. Es de advCI'til' qu(' p muy 3.lltm·iOI'uH'nte existía
cierta cnemistad entre (\1 y la reina, á resultas de que
desde el primel' año del reillado de Luis XVI, cuando el
archiduque lUaxímiIiallo de Austria vino á ,'el' á su her-
llIana, esta no quel'icndo privaJ'se algunos momentos
de su compailía, ó pOI' otl'a razon cualquiera, le disua-
dió de il' Ú hacer visita á los pl'Íncipes, cosa que lleYa-
ron mu)':\ mal todos ellos y en particular el duque de
Chartl'es. Desde entonces ya se principió una especie de
hostilidad entre el pl'Íncipe y Ma1'Ía Antoneta : hostilidad
funesta que debia ocasionar para ambos las mas tristes
consecuencias. A este fdvolísimo pretesto se añadió
otro motivo qne le llegó mas al alma y fué que le I1Pga-
ron la supeI'Yivencia del empleo de almirante de ¡;'ran-
eia que desempeñaha entonces su suegro el duque de
Penthievre , dándole en su lugar el nombramiento de
coronel general de húsares. Desde entonces dejó de pre-
sentarse en Versalles , vi"iendo en la intimidad de al-
gunos amigos, cuyas costumbres eran rclajadísimas.


De resultas de un viage que hizo á Lómh'es ell que
trabó estrecha amistad con el príndpe de Gales, (Jorge IV)
y otros señores , vino prendado de la sencillez del traje
que usaban los ingleses y que contrastaba tan directa-
UH'nte con el lujo y oropel que se usaba en }et'ancia; y
así empezó á wstirse como la gente del puehlo, (,1I~'a
moda imitaron muy pronto lo~ dClllas grandes y hasta la




DEL TRAHUCTOR. 83
misma corte. Semejante innovacion no podia menos de
agl'Udal' al público porque e1'a un principio de igualdad.
La I'cina misma adoptó la manía de presentarse en lo que
se llamaba el neglígt, y sabe Dios qué de daños sufrió
inJustamente por él la reputacion de aquella señora y el
influjo que tUYo en su catástl'Ofe !


Para no repetir la relacion de los sucesos en que estu-
,'0 enlazado el nombre del duque de Ol'leans , de los cua-
les unos constan en el testo y otros pueden '-(,I'se en al-
gllllas de nuestl'as notas, nos vemos preeisados á seguil'
su carl'era política con alguna sequedad. Decimos pues que
pn la comocadon de la asamnlea de los nolahles , le tocó
por su clase y por orden de primogenitur'a la pI'psidellci~1
de la terCI')':1 wllIision de las siete en que se dividieron
dichos lIolahl¡·s. Algunos meses (lcspues, eslo es el '1!)
de no,-iemhre '1787, se vel'ilicó aquella famosa sesion
real, en que interrogado el rey por sus propios súbditos,
se ,-ió precisado á responder ante ellos como un acusado
il quien se va újuzgar. Fué ciertamente una impmdencia
!In Jos minisll'OS hacer que Luis XVI asistie'le en persona
ú la drliJ¡cl':u:ion, porque Imo que eseueh:lI' verdades de-
masiado enérgicas que dichas cara á cara siempre debili-
tan el prrstigio dd trono. Para poner término á la discu- _
sÍon eonclu~-ó Mr. de Bl'iellne pidiendo el pase á los de-
cI'elos, y entonces se levantó el duque de Orleans y dijo:
« Sf'ñol' me atrm'o á prf'guntar á V. 1\:1. sí la pl'esente
(f sesion es una sesioIl I'eal Ó Ulla cámara de justicia. » Es
una sesion real respondió el monarca. « Sin embargo,
« Señor, I'eplicó el príncipe,nada yeo aquÍ que no CUl'ac-
« tel'Íce ulla cúmara de justicia, mientras que ,-uestros fie-
« les súbditos tCllian motivos para esp(~ral' que V. M. no
« recUITiria Ú Ulla forlllula contraria ú las 11"-('8 del I'eino.
I! Le pi<lo pues que me pel'mila drposilal' en el seno tlt·j
« trihunalla deelaracion de que miro este pase de los de-
• cretos como Hf'gal. Pum df'scal'go de mi conciencia y de
" las PPfSOllUS que se !}uiel'e sllponér han deliberado ,. se-
({ ría iudisprnsable añadir' que lo han hecho por f'sprl'Sl}
({ maudato del rey. » El miuistl'o norcspondió una palahr:t.




,NOT.\$


ni el rq" halló tampoco nada que contestar á Ilna~ esprú-
sioncs qnc jamas sc habian oido semejantcs cn la boca de
un príncipe. En seguida saliJ acompañando al rey hasta
la puel'ta y cuaudo vohiú á CUL1'.U' en cl pa1'laIlW}jLo, Lo-
dos le eU])J'im'on Je aplausos. Al dia siguiente se halló
con ulla orden de destiel'l'o á Yillel's-CotLl~I'eLs , y po l'
mas solicitudes que sc hicieron por parle del pal'lallWllto
no quiso ('1 reyle,antal'le el dpsticl'l'o hasta (lile al /in
cedió á la mediacion de S, )1. la reina,


CUaIulo yohiú :ll1¡u'is era pl'('cisanll~llte en los momentos
en que Luis XVI se hahia "isto pl'ecisatlo á \ohel' tl lla-
mar ú :Xcckcr , á causa de 110 hahel'se podido realizar los
pIanES de Calolllle y tic las eseasecI's que sufria la pohla-
eioll, FUP¡'oll ~\lllllil'ahles, como dice muy j¡iell JII', TJ¡il~l's
los esfuerzos de llllluallidad que hicieron toda dasc Ile
personas cn favor dc los pohrcs; pel'O el dUqlW dc 01'-
leans se distinguió muy pUl'tieularmcnte, asi pOI' las gran-
des sumas qae repaltió , como pOI' cl modo delicado con
que lo hizo , hahicllllo esto mismo daüo motivo ú que se
atribuyese lilas Ú sn amhieion que á su C1'istiall:l g('IH'l'osi-
dad, Sin embargo de lo mudlO Ijuc se dijo cOlltl'a él en
aquellas ril'cunstancias , no dejó de ser elegido rClwcsen-
tante en los estallos generales porParis , por \'¡Ucrs-Cot-
tcrets y pOI' Crespi " en el Yalois, cu):o bailiage aceptó
de prefercncia. Dicho se estú que atendidos los principios
políticos que hahia adoptado vot:u'ia en ellos, porquc la
"el'iHcacion dc los poJcrcs se hiciesc en comun con el
]lI'azo popular, y no C0ll10 pl'etendian la nobleza y el clc-
ro. Asi fué que el 25 de julio vino Ú l'euuÍl'se con los di-
putados tkl est.ado llano al fl'mtc de 4B miemhros tic la
nohleza : accion que folmó los n'sPlILimi('uLos dc b cortc
y que dió margen á que se IlIulLiplieasl'u y a¡:;I'iasl'll las
hahlillas que Ja se espal'eian coutra él. En medio de cso
no dejó dc ser nombrado presidentc dc la asamblca nacio-
)1al, cuya dignidad reusó, y fué rccmplazado por el arzo-
hispo dc Vienc.


Sin embargo dc las illl1l1itas mcmol'Ías y folletos dc
aquel tiempo, en l'J.ue se asegura que el duquc tle Orleans




llE[ TnAnFCTOn:. 85
filé el ycnladcro promotor dc los primcros actos rC"oll1-
tionarios, romo la toma ue la Bastilla, cl paseo triunfal
de los bustos de NcckCl' y el suyo, y las jornadas dcl ;) y
G de oelulwc, nosotros 1IOS gual'dm'émos bien de conlh'-
lIIar ron II11es11'0 propio juicio ullas calumnias tan ahsUl'-
uas. La opiuiol1 de la postcridad es )'a demasiado sewl'a
('ontra estc principc sin que se le añadan cal'~os quc en
nuestl'o conecpto son poco menos quc imposihks enanclo
sc trata de un particular. 1\"inguno hay tan rico, cOlllq oice
madama Stad , quc pueda comprar un puehlo, ni pagal'
una \'e"o\\1ciol1 como la de 1789, Bastc que pese sohre
('stc imprmlülltísimo pel'sonagc la enorme lalta de su in-
gl'atitud Ú los (ayol'('s que hahia mcrecido de la corte y de
su nadmieuto ; y Lúslale la culpa dc haber l'tJuiyocado su
papel, húsLale sohre todo el fin desastroso qne tUYO,
pum que 110 recargueJllos su lIll'nlOl'ia con cl'Ílllelws que
distan Illu~ho de estar proLados. Pero 110 nos anticipe-
mos á los sucesos.


Ya dijimos en la nota sobre Larayette , como de rcsul-
tas de las dh:!Jas jomadas de octuLrc le insinuó cste en
llof\llJ\'e (le la tOrIl', que dtlbia ausentarse para ln~latel'l':t
con preteslo de una lIlision , y aun añadimos la )'espucsta
que I.'n lIlH'stl'O concepto deJJió habel'!e dado el príncipe.
Pero no solo \10 se la dió, sino que á pesal' de las instan-
fÍas de 1jimbcau, tUYO la docilidad, nlC'jol' dehiéramos
dedl' la dt'hilidad de accptat' la supuesta embajada, y se
)lUSO en marcha pam llonlogne donde debía emhal'cal'sc.
El )1m'blo de esta ciudaumarítima no queda dejarle salir,
pel'o él se susll'ajo á esta peligl'Osa o"acion y marchó á
llHHires , dOlIlJe lo primero que hizo fué publicar una
memoria ('11 que desmcntía todas las infames acusaciones
que se pl'opabhan eontm d. Estas acusaciones 110 eran ya
un silllple 1ll1ll'II1ldlo de sus cnemigos , ni unos meros chis-
mes p::isl'jeros que cOllYilliesc deslweciar, sino quc habian
adquirido la imp0l'tancia de una cansa criminal, que se
seguia en la audiencia lel'l'Íl.orial del Chatelet. Mas eomo
Jos supuestos reos Or1eans y Mil'abeall eran ambos miem-
hros de la asamblea, ú quienes no se podia enjuiciar sin




86 NOT.\S
(lile esta ueclal'ase antes qu(Jmbia lugar á la formadon de
causa, se nom]wó una comisioll pm'a que iufor'mase, de
cu~-as resultas se dedaró que no. Discúl'I'ase la impresion
que haria este fallo, asi entre sus enemigos como entre
sus partidarios. .


El duque permaneció en Lóndres cosa de ocho meses,
~' desde aUi envió pOI' escrito su adhesion al juramento
CÍvico que había pl'estado el rey en la asamblea el 4 de
enero 1790. ~las cuando vohió á Paris, á pesar de
los esfuerzos de Lafayette, se apresuró á r<'petir de pa-
labra el mismo juramento, y por la noche fué á ver al rey.
Este le recibió con su bondad acostumbrada y aun le dijo
tIue fuese á vel' la reina, que le estaba esperando, Esta
Señora iba á ponerse á la mesa y le recibió como si ya
hubiese pCl'dido la memol'ia de sus nntiguos resentímien-
tos; pero las damas le voh-inl'on la espalda y los cortesa-
nos se pusieron á mirarle con un desprecio provocador.
Uno de ellos dijo en alta voz que se tuviese cuidado eOIl
las ,-iandas, como recelamlo de que el príncipe cehase en
ellas algun veneno. No contentos con estos insultos, se
tomaron la libeltad los cl'ia(los menor'es de escupir sohre
él cuando bajaba por la esealera; infamia que exaltó Sil
indignacion hasta el último grado, tanto mas cuanto su-
puso que nadie se hubiel'a atrevido á cometerla ~in la au-
torizacion de la reina, Esto último era ciertamente injusto,
porque tanto ella como S. M. tuvicron un gravísimo pe-
sal' cuando llegó á su noticia estc indigno atrevimiento.


Llegó por fin el triste suceso del arresto del rey ell
Varcnnes, en cuyo lance se conuujo el duque con bastan-
te moderacion ,en tt~I'minos que cuando en el club de los
jacobinos, á donde coneurl'ia frecuentemente, se traló
de nomhral' una regencia, dijo que I'enunciaha desde en-
tonces y para siempI'e á los del'echos que h~conslitncion
le daba á ella, Igualmente se opuso á la estraira proposi-
cion de las comisiones de la asamblea, relativa á que se
privase á los hermanos del rey del título de ciudadanos
actit,os, Exaltado, aloir esto, su fanatismo rm'olucional'io,
dijo que reclamaba su cualidad de hombre y que en caso de




IlEL TR,\DlTl'Oll. 87
que la asamblea quisiese reducirle al estado de ilota, co-
mo parece que se pensaba hacer con los hermanos del


",rey bajo pretesto de querer honrarlos, estaba muy pron-
to á hacer una renuncia formal de todos los derechos que
le correspondían como miembro de la familia reinante y
quedarse con los de mero ciudadano frances, Esta salida
patríótica se aplaudió mucho en las galel'ías ; pel'O no se
hizo gran caso de ella, porque el diputatlo André salió
con la chulada de que el duque de Ol'leans no tenía de-
recho para renunciar á la corona ni por sí, ni por sus hijos,
ni por sus acreedores. .


El duque continuaba asistiendo :i la asamhlea nacional
hasla su disolucion que se verificó el 50 de setiembre
17!1!. En 1702 hizo I1n corto yiage á LOI'ient en vi¡,tud
de un decreto que mandaba que todos los oficiales de ma-
rina se presentasen en uno <le los cuatro departamentos
para averiguar el número de los que habian emigrado, He
vuelta á PUI'is le envió el ministro de la marina The,'enar el
nombramiento de almirante, pero ño fué empleado en esta
arma, ]Uas como ya hubiese principiado la guerra en las
honleras, solicitó servicio en el ejército del norte, donde
ya se hallaban sus dos hijos los duques de Chartees y de
J\fontpellsier, Luis XVI puso al mú!'gen que podia hace!' lo
que gustase, con cup seca respuesta se puso en marcha
para Valenciennesen compañía de su hijo tercet'O el COI1-
lIe de Beaujolais, que 110 tenia mas que t2 años, Asistíú
á los combates de l\[onin y de Courtrai y se proponia
continuar la campaña; pero el rey hizo saber al mariscal
Luekner que no era de su agrado que su primo conti-
nuase en el ejército, Volvióse pues á Paris donde asistió
al tercer aniversario de la federacion, y como ya se trata-
se abiertamente de la deposicion del rey , principiaron
las intrigas entre los Girondinos que no querían que la co-
rona pasase á las sienes del duque de Orleans y los par-
tidarios de este: mas no se sahe de un modo positivo la
parte que él tomase en estas sordas agitaciones, Lo que
sí se sabe es que á la espiracion de los poderes de la
asamblea legislativa y cuandQ se trataba de las elecciones




88 NOLiS
para la que habia de ser conveneion nacional se l)I'(,s~lItó
el duque como candidato á la diputacion de Pal'is. Per-o
era el caso que cuando quiso h.acC!' yer sus calidades de
elector y de digible se encontró con la dilicultad de que •
pOI' los decretos de la constituycnte en que se habian aho-
l¡tlo los feudos, no podia sednscrito IXljo el título de Ol'leans
ni mucho menos permitian las Cil'CuIlstancias que se nolU-
})l'ase Felipe de BOl'hon, príncipe fmuces, de manera que
entre unos decI'Ctos y otros se cncontraba sin saber co-
mo habia de llamarse. Entonces rué cuando habiendo
acudido á la municipalidad de -su domicilio para que sc
fijase el nomhre con que habia de designarse, no se sa-
be si por una simple ocurrencia de Mauuel ó por inspi-
radon propia, a(loptó el nombre de l:.'galité, COII el cllal
fué conocido y designado en l:l eOlm~llcion.


Sus yolOS en este congl'eso fueron constantemente
conformes á los de1 partido de la montaña, ó como si
dijésemos á los del estremo movimiento, que no quisié-
ramos que nadie confundiese COIl los del progreso, pOl'
(lile ciertamente distan Illas 1II10 de otro qU!) UiI polo de
otro polo. Allí cOlltl'ilmyó pOl' su part.e ú sostenel' la lucha
contm los Gil'olldinos , pal'liculal'IlHmte cuando estos obtu-
vieron el decreto de lG de diciembre 1792 por el cual
se imponia la pena de destiel'¡'o de los dominios de la 1'(:-
pública á todos los miembros de la f~\Inilia de BOl"I>oll que
todavia permanecian en Fl"ancia, decreto quc la ;\1011-
taña revocó dos dias despues. Em aquo¡ el tiempo
cn que los clubs pedian con mas fUl'or el jnicio y CClI-
denaeion díl Luis XVI, con cuyo motivo, sabiendo que
mudlOs le atl'ibuian el proyecto de sllce(lcl'le en el tl'O-
lIü, hizo que se publicase un (~sel'ito , eH el cual, repro-
duciendo lo que ya habia dicho en 17!H , sol)f'e que cn
la alternatiya estaba pl'OlllO á renunciar á los derechos de
lllicmbl'O de la familia real por eúnscrnll' los de simple
ciudadano, añadió que él -y sus hijos estaban dispuestos
tI finnal' con su sangre, que permanecían en los mismos
sentimientos.


Esta declaracion lejos de popularizarle, no sil"vió mas




nEL TlUHUCTOn. 89
que para crearle nuevos enemigos ent1'c los dos partidos.
Los Gil'ollllinos decian que no trataba mas que de desor-
Ganiz:u'lo todo para elevarsc sohre las ruinas de los po-
deres existentes, mientras <¡ne una gran p:\lte de los ja-
cobinos no le perdonaba ni el haber sido príncipe, ni
sus antiguas relaciones con los miemlwos de la asamhlea
constituyente que era entolll:es el objeto del odio tal n~z
mas general y lila" injusto.


Se ha querido decir que él f\l(S uno de los principalrs
instigadores de la muel'te tIel rey pero esta aCllsacioll
nos parece imm'osimil , pOI'qne en aquella (\poca lejos
de instigal' por la Ill\lül'le de nadie, estaha d ya recelan-
do y tC'lIIif'IHlo la suya propia y buscando un asilo en la
obscuridad, Pero la J'("'ollleion que I'~l halJia ~lIJl'igado en
Sil sellO le IWl'spgnia pOI' t()(las p:lI'les y le arrastl'alJa á
pesal' snyo Ú Sil i:l1al destino, La esrena del 10 de agosto
le hahia principiado ú acobardar y las del 2 de setiemhre
y siguientes eH que se ,·¡ó el flll'Ol' á donde pueden Ilegal'
bs yiolrncias populal'es le habian llenado ue espanto y
dn cOlll'lIsioll. Tenemos motivos para crecr que cuando
lIq~ó el H~l'gOIlWSU dia en que Luis XYI fué llamado á
la harra , illll'lItó rl dIHlue rceusarse y aun anunció á
muchos (le SIlS amigos (lile pensaha en no asistir á las se-
siones dd proceso, Pero ellos le dijeron que si se recusa-
ba en una ocas ion tan solemne, seria lo mismo que de-
dara!' su propia proscripeion, ~. dar un púhlico mentis
:'t la conducta que habia obsel'vauo durante toda la revo-
lucion, Esta consideracion del egoismo le empujó á dar
el eseándalo de que se le viese eOllslituirse eu juez de
su hienhechOl", )' PI ('jcmplo J el miedo le sepultaron en
el espantoso el'ílllen de yol:1I' la murl'te de su pal'icnte y
de su rey, liien huIJiel'a querido un sin uúmel'O de dipu-
tados J cutre ellos Y cl'guiaud , que en caso de yotar en
la causa se indinase á la pena mas suave de cuantas se
pl'opllsil'l'Oll, 1'(,1'0 a(luel desdichado, ohidando p to-
dos sus Il('\wrcs y hasta la propia fama póstuma, "oló por
la lllllCl'te en los términos siguientes que 'lucremos citar
pOI' (lIW ya perteneccn ú la historia, "Unicmuellte llew.-




90 l\on,s
" do oc mi deber y convencido como lo estoy de {Itle to-
/( dos los que hayan atentado ú atentaren en adelallt(~
" contra la soberania del pueblo merecen mOI'il', voto
" por la muerte. J)


En la tarde del 20 de diciembre un ex-gu:ll>dia de COl'pS
del rey llamado Paris ,quiso inLl'Oducil'se en el palacio
del duque para darle de puñaladas, pero no hahienoo
podido lograrlo, asesinó á Lepelletiel' Sto Furgeau. Tal
yez hubiera sido para él una buena dicha, porque desde
el dia mismo de aquel horrible voto se vió ahandonado de
todos sus llamados amigos de la montaña. El pl'cteslo de
este abandono fué el descubrimiento de ciel'ta correspon-
dencia de su hiJo el duque de CharLl'es (hoy Luis Felipe)
en que parece le aconsejaha que se rrtil'ase con todos los
suyos á los Estados unidos; 1)/'1'0 cl H'l'dadcl'O mOliYO el
desprecio y el hOl'ror con que los mismos cl'Íminales mi-
ran á los que se señalan en el camino de la atl'Ocidad. No
necesitaban ya de su nombre y esto era IlIas que su-
ficiente pal'a que le volviesen las espaldas. ¡Ejemplo
ifll'lible pero inútil á los que tienen la imprudencia
de ligarse cou los partidos pOI' solo el impulso de las
malas pasiones! En el poco tiempo que siguió des-
/le la consumacion de uno de los mayores atenta-
dos que han visto los siglos, Felipe Egalité sc vió aco-
sado si no de remordimientos pOI> lo menos de 1el'I'Ol'es
con1inuos que le anunciaban su pl'óxirno Hu; pCl'O IIl'ga-
ron estos á su término cuaudo se supo la desc¡'¡;ion de
DumoUl'iez, COII quien él estaba en una correspondencia
frecuente,y la huida forzada de Sil hijo el duque deChar-
t¡>es. En el mes de aul'Íl de 1793, habiendo la comisíon
de seguridad pública espedido dos mandamientos de pl'Í-
sion contra los duques de Chal'tl'es y de JUontpeusier,
no tardó en espedirse otro contra su padre y contra to-
dos los miembl'Os de su familia que no hahian salido de
Francia. Conducido al ayuntamiento, reclamó, pero en
yano , la illYiolabilidad de su persona como diputado,
mientras que la convencían no decl'etasc Sil acusacioll.
Desde allí le llevaron á la Abadia con su hijo el comle de




l>EL 'rIL\DtTrOH. 91
nt~(l\1.iolais, ! ¡Jos clias dc~spl1es í.:lJió uu decreto t1.: la
f:Otmll'lciOli pOI' el cual sn mandaba que los dos 1)l'Í!H~i­
pt!S fL1esen lt'asladados á los castillos de Marsella y tllll> s('
secnestl'asen sus bienes. Encerrado pl'irneI'O en el fuel'l{~
de Nuestra Señora, le condujeI'On despucs al (le S. Juan
en uondc se te tratD con estraOl'dinm'io l'igor, Pasado al-
gun tiempo fllIÍ juzg:-ulo en el tl'ibunal revolucionario de
las hocas del Ródano que le declaró inocente; mas á pl'-
sal' de e!'.ta favorahle sentencia y dfl que d informe lid
diputado Hull aseguraba que nada se habia encontl':1do
entre los papeles del duque que inspira~e la menor so~
pecha, la cODvencion DO quiso que se le pusil~se en li-
hertad, mas antes envió unos comisionados con órdpll
de trasladarle desde l\larsella ~ Pa¡'is. Creyó Egalilt': du-
nlllte todo el viage que loúnieo qlH~ se exigiria de t~l
serian del'tas dedal".\dones, pel'o no se figuró de ningulI
modo que se le pontlI'ia Illle,'amente ell juicio. Esta ilu-
sion dl1l'aha todavia en la última carta que desde LJon es-
el'ibió á sus hijos; pero hahiendo llegado ú Paris en la
noche d('1 t> al f; de noyicmbre , le condujeron imlledia-
t:llIwntc ú la consel'gel'Ía, donde se le anunció que al dia
signi('ntc debia comparecer ante el tribunal reyoluciona-
rio. El G pOI' la mañall:l.lellcv:1ron delante de sus jueces,
)' el acta de acusacion era la misma que se habia hecho
eontl'a los gil'Ondillos, sin que siquiera se hubiese toma--
do Fouqllier-Finville el tmbajo de formal' una especial
que pudiera acomodarse al duque de Ol'leans. Entre
otros cargos absurdos habia uno que ya se habia hecho
al diputado Carrá , esto es , haber querido coloc:)I' al du-
que de York en el trono de Francia, Al oil' esta eslI'aña
acusacion ex:c1amóel duque « en verdad que esto parece mas
«bien una chanza que otra cosa.)) Cuando le intimaron
que respondiese, solo dijo que los cargos se destruian
unos á otros porque era notorio que la acusacíon se di-
rigia contra aquellos mismos á quienes él habia combati-
do constantemente. Sin embargo el tl'ibunal entró iUllw-
diatamente á ddibcl'al' y le condcnó á muerte. Eutonce"
el ~uql1e 111'110 de indignaeioll les dijo ú 10<; juc('('s. "Si


1,




92 NOTAS
« f'stahais decididos á acabar conmigo, debierais a lo me-
« no~ buscar alguno!\ pl'etestos mas plausibles, porque
« nadie se persnadir'á jamas que me habeis creido culpa-
« tle de nada de lo quc os decís convencidos. Y tú sobre
"todo que me conoces tanto, dijo fijando la vista en An-
/{ tonelle que presidia el jmado. Por lo demas veo que
« mi suerte está decidida, y así solo os pido que no me
« hagais penar aquí mas tiempo, sino que me conduzcan
({ inmediatamente á la muerte.» Esta gracia le fué 0101'-
gada con la mayor indiferencia. Fuéronle escoltando seis
gendarmes, y segun asegumn testigos oculares, atravesó
con la mayor serenidad desde la ca!'cel hasta la plaza de
la revolucion donde el populacho se desató en injurias
contra él, sin que él manifestase hacer el menor caso.
Murió á la edad de 46 años.


PAGINA 21.


1;) 1\1. M. P. Freteau de S1. J ust, consejero en el P3l'-
lamento de Paris y diputado por la nobleza de Mclun á los
f'stados generales de 1789 , era cuñado de DlIpati y el
origrn principal de la reputacion de este último. Fué
partidario de la faecion de Ol'leans y uno de los que mas
contrihuyeron á exasperar á sus cólegas que se oponian
ú las innovaciones intentadas por el ministerio. En con-
secuencia de aquellos sucesos fué al'l'estado en el mes de
mayo, y no logró la libertad hasta despues de la desgra-
cia de Lamoignon y de Brienne. Cuando le nombraron
despues diputado en los estados generales, pasó con la
minoria de su órden á la cámara del estado llano ; pero
despreciado por ~lirabeau , que le ridiculizaba, llamán-
dole la comadre Freteau y desechado por el resto de la
faecion de Orleans, procuró hacer el papel de concilia-
dor entre los diferentes partidos, adulando á cada uno
de ellos en particular y consiguiendo el desprecio de
todos. En medio de aqucllas vacilaciones, se le "ió
ocupar dos w('cs la prcsidencia en 1789, Y en clmes de
octubre propuso (tue se le diese ú Luis XVI cllítulo de




HEf. "f/l.\IfL'CTOH.


f'f'Y d~ los fl':lIJ('('SPS y l\O Pi dí~ l'í'V de FI':mcia, apoyand!)
~l(:splles la peticion qite se hizo de que se prcscn t:ml d H-
UI'O encal'llado Ó (lI! las pensiones, En eneru Je 17UO
pidió la aholicioll de las órdenes religiosas y la yenta de
los hienes del dero con todas las demas pl'Oposiciones re-
volucionarias de aquel tiempo. Continuamente ('stalJa cl:l-
mando contm los ¡'iesgos que amenazaban ú la Francia
de p:u'te de las potencias estr'angeras, exagera\1(lo las
fllCI'zas del príncipe de Condé. Luego que se eonelu yó la
legislatura de la asamhlea le nomhraron juez del t¡'ihu-
nal del segundo barI'Ío de Pal'is; mas :í. pesar de sus
opiniones adelantadas, no estaba en la misma cuerda que
los jacobinos, y así Hobespierre acahó por hacerle morir
en el cadalso, á donde suhió el dia ,14 junio de 17!)4.


PAGI~A 21.


16 Sabatllier de Cahre , no Sahatier como dice d
testo, el'a eonsP,iel'O de Pa¡'is, y amigo Íntimo de Dcs-
l)f'emenil y de }<'l'eleau , y uno de los m:1S famosos anta-
gonistas de la corte, cuando oeul'l'icron las p,'imel':ts tUI'-
Imlellcias de 17S8, esciladas por las in!loyaciones que
entonces promoyió 1\11'. de BrieuIle. Pel'O camhió de prin-
cipios y de conducta cuando comprendió los pi'o)'ectos de
los faeciosos , procUI'ando repal'ar sus primeros el'I'OI'es
pOI' un gran colo en ¡¡\vOl' del partido realista. Fué al'l'es-
tado diferentes yeces por los diversos gobiernos revolu-
cionarios de Francia, y despues vivió y murió en la os-
curidad.


P.\.GINA 28.


17 No se sabe lllas de este Goislal't de l\IolltsaÍlert ,
sino que fue uno de los consejet'os que mas se opusiel'oll
á las innovaciones que proponia el ministerio y que pOI'
eso le tuviel'oÍl preso algun tiempo en Pierrc-en-Cise.




)IOTAS


PAGINA 55.


18 Manuel José Sieves , miembro del senado cOllse\'-
yadoI' y del instituto de Francia, nació en Frejus en 1748,
Y era "icario general del ohispado de Chartres , canóni-
go y cancelario de aquella iglesia cuando le nombraron
diputado del estado llano por Paris á los estados gene-
rales. Este estraño nombramiento fué dehido al famoso
folleto ¡,qué es el tercer estado? el cual le dió una in-
mensa popularidad. El dia 10 de junio 1789 instó mu-
cho á la cámara de su Ól'uen para que verificase sus po-
deres á fin de constituirse y precisar á los dos á venir á
reunírselo. El15 propuso que se constituyesen en asam-
blea de representantes, y el 10 de agosto se opuso á la
snpl'esion de los diezmos eclesiásticos, diciendo en el
calor de la discusion: "quereis ser libres y no saheis ser
".justos.» En las discusiones para formar la constitucion
pI'OpUSO una muy semojante á la que luego decretó la con-
vencion,es decir,compuesta de dos consejos, el uno deli-
JJerantc y el otro con derecJlO de sanciono TarnJJien pro-
puso unn declaracíon de los derechos d¡,¡l hombre, que
fué desechada por demasiado metafísica. El fué quien
dió la idea de dividir la }<'rancia en departamentos, dis-
tI'itos y municipalidades, operacion que no contribuyó
poco á consolidar la revoluciono A los principios se cre-
yó que. estaba unido á la faccion de Ol'leans y asi es que
en las declaraciones que tomó la audiencia sobre los su-
cesos del ti Y 6 de octubre, aseguró el conde de la Cha-
tre haberle oido responder á uno que le decín que habia
:llborotos en Paris: "ya lo sé, pero no comprendo lo que
«quieren y solo veo que se camina en sentido opuesto. »
Cuando á él le llamaron á deponer dijo que se habia afli-
gido cohlo todos de aquellas tristes escenas, pero que
ignoraba sus causas.


Por entonces escribió una obra intitulada Observacio-
nes sobre los bienes del clero en la cual procuraba defen-
derle toda\ia de la c~poliadon que le amenazaba. En 1790




DEL TlUDrcroR.


tJ'Uhajaba nllll'ho CII bs comisiones pCI'O rara vcz subia
Ú I1 tribuoa,y cutOIlCflS fué. cuando 3liruueau dijo en ple-
na asamhlea que el silencio de Sieyes era una calan~idad
pública, Sin emhargo al principio de aquel mismo aiJO
pl'escnló un proyecto p~H'a la represion de los delitos de-
imprenta, conservando al mismo tiempo la libertaú del
pensamiento. Estr, tl'ahajo es una de laf'. infinitas pl'Uehas
que hay de lo dificil que es hacer una uuena ley sobre esta
matcl'Ía en los cstados libl'cs, tuego votó por la institu-
don del jurado asi cn lo civil como en lo criminal, y á
poco tiempo 1(1 nomhraroll presidente á pesal' de su re-
sistenciaá a(lmitil'lo. En fdwero de 17tH fué elegido miem-
bro del depai'l:lIuenlo de Pal'is , y hahiellllo llegado ú eu-
tendel' que se trataha de nombl'Ul'le obispo de aquella ciu-
dad, annncló al cuerpo úe electores que estaba en inten-
don de renuncial'lo, Se opuso con mucho valor en la :lsam .
hlea al proyecto en fayor de la libort.ad ue cultos dici(~lIdo
que se le elluaiíaba al pueblo á pltnlo de hfwerle lomar por
defensores SIt!l0S á SIIS asesinos, y á SltS asesinos por defcn-
sores, En julio (ll! 17U 1 publicó una carta en la cual de-
seuyolvientlo sus pl'indpios políticos dice; « no 1'01' Ulla
f( simple afidoll á los antiguos hábitos ni pOI' ninglll1 sell-
{( timienlo supefi.ticioso de realismo pl'etieI'o la filonar-
" quia ; sino pOI'que estoy convencido de que hay ma-
" ~·Ol' libei'tad pum los ciudadanos en una monarquiaque
« en una rcpúLlica , )" porque el1 toda suposicion es UIIO
({ mas lil}l'e en el p¡'illlcro de estos dos gohiernos. l)


Nomhl'Udo en setiemhre por el departamento del Sar-
the diputado á la convencíon , evitó apl'ovechal'se del as-
cendiente de opínion qne tenia sobre muchos de sus có-
lqjas, para vivil' retirado en lo posible y sustraerse ú las
tormentas que preveía como indispensahles, En el pl'oce-
so dc Luís XVI no se le oyeron mas palahras en las cua-
tro ,'olaciones nominales que se hicieron, sino si> no, y
la muerte, A p¡'incipiostlel año 1793 presentó un proyec-
to para la organizacioll del ministerio de la guel'l'a , 1)('1'0
ha hiendo espcrimcnt<l(lo contl'aclic<'iollcs, sp el' ce ITÚ en
d III:IS pl'Oftlll(lo sileneio romo en un salltu:lI'io, -'las no




:\"OTAS


p(H' (>~o t!ej<Í de se!' nomhmdo adjullto (le las pl'imf\r-as ('O-
misiones de salutl púhlica , yel 10 de 1I00iemhl'o dt~ aquel
allo anunció que si no renunciaha del todo al sacerdocio
era porque habia ya mucho ticmp~ que lo habia hecho,
pero que \lO pOI' eso renuneiaha á sus aetualcs fuueiOll(,S.
Durante la lurha deI 9 te!'midor (27 de julio 179.1,), se
condujo con su circunsp('cciol1 ordinaria y obscnó el mis-
mo silencio hasta 17DtL EntolICí!S suhió mas freclwnte-
mente á la trihuna y espl'csó vUI'ias veces el hor!'or que le
causaban los CI'Í\lH'IWS de Rohespi{1ITC , cscitando á la
asamblea á que mandúra volyer ú lodos los que aquel ha-
hía destel'l'ado. Poco tiempo despues hizo parte de la co-
mision de salud pública y propuso una ley de alta polí-
LÍca contra las insU\'l'ecciones POlfulal'eS , proclamando
solemnemente la legalidad de la constiLUcion de 1795 en
(Iue él hahia trabajado tanto. Nomlmíronle presidente de
la conyencion, pero lo rehusó como otl'aS "eces, y en ton-
l~es le emiaron á Holanda con RewhcU para concluir un
tratado entre la Francia y aquella lluc-;a repúhliea, A su
\"udla dirigió toda la diplomacia Ú~ in época é in,fln-
)Ó pal'ticnbrmente en los tratados con la Pl'llsia y la Es-
paña. Mas en cambio se ocupó muy poco en el por
meno!' de las leyes constitucionales r sin que tUYiese em-
pello en otra que en la de la fOl'macion del cuel'po legis-
latiyo en dos consejos, pues aunque tamhien Pl'OjHISO el
jurado cOllstitucional, la COIlYcul'Íon le rHIlSÚ_ Hahicn-
do sido nomhrado en el mes de oetulll'e miemlJl'o lid Di-
rectorio, tambien reusó esta plaza y prefil'ió (iuedal's(~
,'11 el consejo de los quinientos. Durante los años de 179().
.~. !)7 estuvo continuamente emple:Hlo ell todas las comi-
siOlles relalÍ\as ú los ohjetos lilas iUI[lOl'lalllC's, })al'liculal'-
mente en la de los cinco, crearla pal'a exa!llinar la pl'oyi-
tienda que hahia de tomarse con los j lH'ces que hahian reusa-
do prestareljuramento oe Mio á [a!noaarquía.El '12 !le abril
i i(17 estuyo p:tra perecer ú manos de UI1 paisano suyo,
haslante fanático, llamado Poule, que le til'ó Ull pistole-
tazo en su p!'Opio cual'to, cuyo til'O pudo esqniyar Siny('~,
lllil'o 110 siu ['ecibi!' ulla herida CH la mallo y en el Imlzo,




DEL TRAnrCTOn. 97
GII~lIH10 SiC I'CnOY<l lu tercel'u partc del consejo (h'jú de
~Isistir ú muchas sesiones hasta la jOl'llaela del 1 g fl'ilctillul'
((, de setiemhrc) , en la cuul y en las sesiones q ne se si-
guieroll , YOló la pl'Osel'Ípcioll ele los diputados de Clichi
~- en particula!' la de lloissy ti'Anglas, Poco tiempo des-
pIH'S 1'11(\ elegido SPtTPt:lI'io y lupgo pl'csidente dd conse-
jo , y aunque salió del cuerpo h~3'islativo cuando tocó la
renoyacioll de su ter'do , ,'olvieron inmediatamente á ele-
girle, ¡)es/mes lité como eJJJh.1jtldol' Ú Bel'JiJl ~ dOJJ{1c rc-
shlió hasta el mes de mayo 1799, época en que rué
lIoml)l'adó de nue,'o director y entonces lo aceptó, El es-
tado crítico en que se hallaba entonces la Francia pOI' la
impericia del dil'ector'io hada descal' otn fOl'ma de go-
hil'l'lIo , y cOII"ml('ido Sieyes de la impos¡bilidad de tru-
{'('[' IIl~II'chal' la constituc ion dir'ectOl'ial , se encargó eH
nomill'e de los de su partido de tl'atar con el general Do-
llap:lfte , dándole pal'te de los riesgos que amenazaban ~l
la (~ansa pública, Cuando este Yolvió de Egipto, conccl'-
lamn cnt¡'!' los dus el plan del U~ bl'UlJlal'io del año 8
(!I de llu"iellllJl'e fíUD) sirviendo de illtermediarios Tai
llcJ'a1ll1 y lt:.t'del'el' (V, el testo), De I'esultas fue nombrad\!
Sicyes consul iuterino y despues sPllado¡' y lwesidente lid
sl'llado. ntimamente en recompensa de Sll~ scnítios 11'
ofrecieron \\)<, cón~mk<' la hacili>\lua ue C\'()!i.\l\! , uünue
murió ~'a oc mucha edad,


PAGl~A 46,


1!) Ju:m Silvano Daillv nació en Paris el 15 de se-
ticmhre 173G, Sil IXldl'e el'a conservador oc los cuad 1'0-;
del LOUYl'e y en los l'atos ociosos componia algunos sai-
Iwtcs para el lcat¡'o de los italianos, Toda su ambicioll St~
limitaLa entonces á que su hijo le sueclliese en aquel
modesto cmpleo y así limitó su cdllcacion Ú que tomasc
algunas lecciones de dibujo, Pero el muchacho descubrió
muy desde los lll'incipios una decidiu:l inclinaeioll it las
cieudas y empezó á toma!' lecciones dI' matem:nieas C01l
los profesores Monlcanillp ~' Clail'ant. Quiso hace!" algll~'




fJ8 ~OLtS
no!\- ensayos pa,'a el teatl'O pero 'renuució ú (~sta ,:al'l'm~l'
por cons<'jo del comediante l.anone , á quien ballia COII-
fiado para su examen dos tragedias . lfigeni.a en 1'auridfl'
y el Clotario. Con este desengañÜ' le bastó para renun-
dar aquella carrera 'Y dedicarse csclusivamente al estudio
de la astrollomla , bajo la direceion del sabio Lacaille.


Desde el ario 1764 principió á publicar algnnas ollras
sohre esta ciencia, que pasan tod:wía por c1úsieas. La
primera de citas fué un Ensayo sobre la teoria de 1 o~
lIatélites de Júpiter. La segunua fué la his(oria de la a.~tro­
nomía antigua, desde su origen lUl$la el esta&lecimiento de
Alejandria. Tecera la historia de la astrotwmía modc-ma y
la cuarta unas cartas sobre la Atlántida de Platon y sobre
la antigua historia del Asia. Estos escritos y oU'os en que
coneurrió á los premios of,'ecidos por las acaclémias, pal'-
tieularmente el elogio de Carlos V, le valim'onsC/' I'e-
ciLido miemhro de las tres academias de P..uis. En ellas
~e condujo con tal moderarion y esponia sus opiniolles,
con tal modestia, que lejos de suscital'se 'pncmigos , se
¡':Tangeó el honroso apodo de el bonltomme Bailly. Asi rué
q tiC sus obras nunca fueron impugnadas por nadie, pOI'
'lite ademas de ser muy contados los que tenían estos eo-
tlurimil'ntos especiales, (\1 tenia buen cuidado de sOllle-
¡"l'las al juicio de casi todos ellos suplicillldol(~s que \":1-
riasPn ó suprimiesen todo aqlH'lIo que les disgustase, Solo
b ue la Allalltiua encolltró un impugnador en 1111 diarista
obscuro y bastante nécio, con lo que lejos de perjudicar
Ú la ohl'a, la dió un num'o realce y favoreciú su despacho.


Ilasta la (;pOGl en que se hicieron las eleceiones para
los cslaflos gl'llel'ales, BailIy no hahia tomauo niuguna
pal't(~ ('11 los Il<'¡jorios púhlicos, y euando se preselltó cn
b 5,('('cioll de Sil distrito habló Illuy poco y salió ,le ella
~i\l sr!' casi eonoci(lo ele nadie. Pero aqudlo poeo que dijo,
~. la circunstancia de ser mil'JlIUro de las tres academias,
junto ron nqnrl aire de homad('z que ledislinguia, hicie-
1'011 "ti\' se le nOlllhrase senTtal'io. Esta rleeeÍon SOI'-
r:'~'lldiú :'1 los filie YI')·.ladcl':lnwnte le cOilol"ian , POI'([IW·
Ho te cn:iall ~í pl'flpú,.ito para ~(,lllf'jalltc cars,), Añúdas+i




DEI. TRADFCTOR. 99
:i esto que touo el aspecto esleriol' de 13ailIy prewllia
en coutra ¡;nya, aunque realmenle era la fiel esprcsíou
de su canicter. Todas sus lacciones y miembros eran dl/-
)'OS y rectos: el pelo lado y espeso que mas hien recar-
gaba que adol'llaha su cabeza: los ojos y la frente c~Il'!~­
óan de fm'go y espl'csíon , las mejillas t~ran pálidas y Stl
JHwa t\psgTaeiadísim3, de suerte que fommha un conjun-
lo bastante desagmdable" Mas en medio de todo prinei-
pió désde luego á mostl"m' la energia necesaria en :HIllc-
Has primel'3s reuniones de la asamhlea nacional como>
presidente dd estado llallo. « La nacion reunida no tie-
ff ne óruel1es que recibir de nadie» le respondió al gl'an
maestI"O de eCf('llIollias que mandaba de o.nlen del rey á
los dipulados que se disolyiesen" Sabido es quc en las
aS:III1/¡lpus I)J"ec('dclltes los lIIipmbl'os del orden popula¡'
no podian halJlul' ¡sino de I'odillas , y así es que los di-
putados del elero y de la nobleza DO acertaban á com-
l)J"endcl' que los plelwyos no se conformasen con aquella
hlllllillallt(~ etiqllNa. Pel'o creció su sorpresa cuando al
yoh('I' BaiH y del palado de Versailles , á donde húbia ido'
p,'esidiclltlo una diputacion de los suyos, le pl'eglllltal'O/l<
algunos tliplltaJos IxUuetegos , que cómo hallian sido re-
rillidos , y él respolldiú « pel'1ectamente, nosotl'Os está-
« hamos de pie y el rey uo estaba sentado" "


El W de ,julio de 1789 fué nombt'ado cúrl'cgidol' de
PaI"is ,euya plaza no quiso aceptal' sin tom.:1I' antes el co n-
sputimíento de la asamblea nacional á que pertenecia" En
d mismo dia fué u0U1hrado LalTayette general en la mili-
fÍa ch-ica y amhos estm-ieroll siempre muy acordes en las
medidas que tomaron para mantenel' (" OI'den ('11 la ca-
pital : pOI' eso todas las mil'adas estuyieron fijas en ellos
ni tiempo de la fhleraeion rn 1 iDO. Ninguno de los dos
temió comprometel' su ,-ida y su libertad en aquel mismo,
{"aml)o de mUlte, donde hahian sido ~-ictoreados un UI1 ()
untes. Pero como no nos es permitiao seguil' paso ú paso-
todos los aconteeimiplllOs (h~ la reyolucion que pel"t('lle--
1'('\1 Ú la lli:o.lorb, nos \PIllOS l)1'('("is~H\os á estl'ee\laruos
\'kntro tilO los \WdlOS mal', iul.Ím.\l\wu\c I.'nh\"L~\ÜOS COl\, d




100 NOT,\S
pel'sonage de que tratamos. De resultas tIe la fuga dt>lrey
de Tuillel'ias en la noche del 20 al 21 de ¡unio 1791
y su prision en Varénnes, todos los partidos se hahian
puesto en mo,-imiento y pedian en alta voz la deposicioIl
del rey. P'J.ra esto se reunió un inmenso gen tio en el
L"ilmpo oe m:wte á fin de firmar una peticion que habia
l\e uep%\ta\"se en e\ alta\" ue la patria. l.nego que lo su-
po Bailly , acudíó con un destacamento consírIpr'able dt~
tcopas , con :ínimo de pl'Oclarnflr la tey m~lrcial y dispel'-
sal' el tumulto. Fué numester' repeler la fllc!"za con la
fuer1.a'j tl'ahar una especie (le eomhate en que se llerra-
mó alguna sangr'e, en todo lo cual no hizo Bailly ot!"a
t'osa que obedecer un decreto que se habia expedido rr
dia anterior. Ciertanlúnte no hahia drrendido de él ni
prevenir ni evitar' su ejectlcion, como que solo habia
obrado en virtud de órden del consejo municipal, silt
haber podido siquie!"a mee l' las intimacioIlCs pl'escl'itas
pOI' la ley, sino entre una nube de pedt'adas. La misIl1~t
asamblea nacional :'t quien !lió cutmta de este latllelltalJlt~,
sncrso, apI'obó Sil conduela , peI'O con lodo eso, oesde
aqurl inslaule pCI'dió toela su popul:U'iu:HI, y al mOlllell-
to ofl'éció ~u dilllision al cuer'ro municipal. No quiso es-
te cuel'po aceptál'sela y le fué preciso continuar hasta el
mes de lIoyiembre de aquel año en que le sucedió Pethioll.


Ilctirado entonces en las cercanias de Melun , no sa-
lió de su soledad sino para venir á declamr como testigo
en el proceso de Mada Antoneta , del cual resultaba que
habia habido una correspondencia entre él y esta señora.
Bailly Mgó que fuese cierto, aunque se ha querido de-
cir que no contento con negar pI punto que le concernia,
hahia dicho tamhien que todos los flemas cargos eran un
tejido de falsedades. Lo cierto ('s que pocos dias despucs
rué denunciado el mismo y obligado á pl'esentarse ante el
tl'ilmnal reyolucionario. Conducido desde l\Ielun á Paris,
le eneerral'On por de pronto en las l\Iagdeloneta'l y desde
alli letl'asladaron ú la Conscrgel'ia, para compat'et:ereldia
10 de novipmhl'c 1 iD;), por rl cl'im(Hl de haber' m:uHladn
di~pal'al' cnntI'a el pueblo. Condenado á muel'le, le comlu-




DEJ~ TRADl:CTOR. 101
~Wl'on el día 21 del mismo mes, que COl'l'espOlldía entóu-
ces al 22 Oc Ll'Iunario, á la esplanada que separa el campo
de mal'te de la orilla del Sena. Pusieron en su misma car-
reta la bandera cncarnada que hahía servido para p"ocla-
mal' la ley marcial y la quemaron al pie del eadalso. En-
trc tanto el infeliz estaha calado de agua, pucs le haLia
lcnido llu,imdo encima desde la consel'geria basta ellu-
~al' del suplicio. « PUI'CCC quc tiemblas, le dijo uno de-
"aquellos illl~Imes que iban á insultar ú los sentenciados
« á muerte:» si tiemblo, respondió BailIy, pero es de frio))
y en seg.uida subió al cadalso con paso fil'lllC. El l8 fri-
mm'io del año a de la repÍlLlica decl'etó el conscjo de los
quinientos <tue la viuda dc Bailly scría asimil::tda á las ',iu-
das de los "qll'csentantes qne hahian "'UCI'tO pOI' la re-
IH'tblica y se la señaló UIla pension que solo disl'mtó tres
:llIos.


PAGINA 46.


20, l.a lIístol'ia de Mil'ahcan ('stú todavia por h:H'el', y
acaso l'S \1lta li.lI'lulI:I; porque ,i,iendo todayia :IlgnIlos
¡lIle fUCl'OIl testigos y tal ,'ez actores en los gl'anues (lI'a-
lilas quc pasaron CJI las asambleas legislatiyas , el que pa-
I'a :llgUlIOS sl'I'ia UII grande homb,'c, seria pal'a otros un
1I1('ro !'l'yolut:Íollario dígno dc la cxecracion de su siglo,
Solo tenemos aCl'I'Ca u{' estc gl'all orador algunas memo-
rias Ú l'eclll'l'dos, muy i neompletos, muy ,'aeios y muy
distintos unos de otros, Spgun unos JVlil'abeau 110 era lilas
que uu cenagal impuro de todos los vicios y una especie
de gigante de lodos los desórdenes: un infamc Lazzarone-
parÍ:tl1lental'io que sc hacia pagar por hl corte cn buenas
lllolH'das dI' 0/'0, Y pOI' el popnladlO en aplausos ~. ada-
llla('iOl)(~S, Sq-\ufI otros 3lil'aheall apal'cce C011l0 un piloto
atl'eyido (lllt' ('lIlpuüa el t¡llIon de ulla nave combatida pOI'
una hOlTol'osa t('lII}lestad, Ó como un hombre á quien rl
destino arroja para interponerse entl'e un trono quc cae
y el podcr anúrqnico que se subleva y amenaza destl'llido
todo,


L,t ,"cnia(l es qu!' este cs uno de aquellos hombres JlIuy




102 NOTAS
difíciles de compl'cnuet'sc y lilas aun de pinlal'se con ras-
gos generales, cuya historia está reservada á oll'o siglo rll
que hayan desaparecido las {Y.1siones contemporáneas. Con-
tentémonos pues con rcferir las pdncipales acdones ue
la vida de este hombl'C que se levantó como un áSlro pal'a
alumbrar á la rcvoludon que nada, y que con su muel'te
la dejó sepultada en las tinieblas de la obsclll'Ídad, que
son siemp!'e la causa de los desÓI'denes, de las rcvuellas
v de los cI'ímenes.
, 1I0norato GalH'iel Riquetti, conde de l\Iirabe::m nació
en Bignon el 9 de mar'zo t 7 49. y~, desde su infancia
('mpezaron :í manifestarse las señales de un tempel'amenta
fue!'tc y enérgico, acompañado de una inteligencia muy
precoz. Aprendió ellatin y un ligel'o conocimiento de los
clásicos al lado de un preceptor, y luego le pusiel'On sus
padl'os en un colegio militar donde estudió las matemáti-
cas plll':lS con el célebl'e Lagrange, De allí salió á la edad
de 17 años pam entl'ar' en clase de voluntario en un ro-
gimiento de caballería, y en los ratos que le dl'jaba ocio-
sos su nueva profesion, se dedicó al estudio con aquel ar-
dor insaciable que no poclia evitar en todos los ejel'cicios
del cuerpo ó del espíritu, l\Ias ya desde aquclla época
pl'incipiaron para él las luchas y los combates en que IH
veremos siplIlIH'e envuelto, ya contI'a los sucesos, )'a con-
tra los hombres, ya consigo mismo. },a de entónces fnl!
suscitada por su propio padl'e y llevada :í tal encarniza-
miento, que llega á poner en duda los sentimientos de
la natnI':lleza , ofl'eciendo á la vista pública el escándalo de
las mas infames acusaciones de uno contra otro. No hay
duda en que una gran parle dp los estravíos de l\fil'ahea~
dlll':1I11e su jUH~lItud deben atl'il)llil's(~ al despotismo poco
i1ustmdo de su padl'C; y como su injusta severidad diú
márgen á tantos sucesos, no parecerá inoportuno que le
démos á conocer sumariamente.


El marques de l\lirabeau, cuyo nombre ara VictOl' Ri-
quetti, habia nacido en Perthuis el dia 1> de octuhre de
t 711>, de una antigua familia de IQorencia que con motivo
de las turbulencias del siglo XIV se habia refugiallo en la




DEI, TRADt:CTOR. 103
PI'oYcnza. Dcvorado de amhicion y del deseo de hacel'
papel, se ,-ino á Pm'is y se afilió en la escuela de los eco-
nomistas que entónees estaba muy en yoga. Publicó dife-
rentes escritos, segun las doctrinas de Quesllay , que me-
recieron poca aceptacion asi pOI' su estilo trivial como pOI'
las exageraciones ridículas de que estaban llenos, en que
se disimulaba muy mal el chal'latanismo filosólko, ba,jo
las apariencias de una sencillez grosera y estudiada. Sin
embargo de eso la teoría de los impuestos atrajo sobre él
la atencion pública solo por haberle valido los honores
de la Bastilla. Cuando el rey de Suecia estuvo en Paris le
hizo la honra de visitado en su casa como á otros muchos
hombres de talento, lo cual aumentó sobremauCI'3 su or-
gullo. En medio de que alcetaba en sus libros las ideas
mas geuel'Osas, era en el fondo uno de los mas hajos COl'-
tesanos de los ministl'Os y un déspota insopOl'table para
todos los que estaban á sus órdenes. Tan egoista como
avaro y libel'tino, mantenia varias queridas y le reusaba
á su hijo, de quien estaba celoso, hasta las cosas mas ne-
cosal'ias. A Sil pol)1'c mnger, que le habia tl'aido 50,000
francos dc 1'f~lIta en dote, la tllVO enct'r1'ada doce afIos, y
en una palalll'a obtuvo:í. fuel'za de bajezas 51 mandatos
de pl'ision (letll'(~s!le cachet) contt'a su propia familia,
con quien no cesó nunca de estar en pleitos, Tal el'a el
famoso amigo de los hombres, que es COIIIO se firmaha en
todos sus escritos. POI' fin se mm'ió el dia 13 de julio
f 789 , ,-ispera de la toma de la Bastilla, que fué el primel'
acontecimiento de la reyolucion y abrió un nuc...-o órden
de cosas en que su hijo debia hacer un papel tan brillante.


El prime!' enemigo pues qlle ellcontl'ó l\lirabeau fué su
propio padre, el cual con ocasiOll de una aventura amo-
rosa que dió bastante que hablar, obtuvo el amigo de los
hombres contra él una ól'den pal'a eneenade en la· isla de
Rhé, Y aun estaba empeñado en enviarle á las colonias
holandesas, sino hubiera mediado el empeño de algunos
amigos. Cuando salió de esta pl'i!'ion le enviaron á Cór-
cega , donde sinió con distincion y obtuvo el despacll/;
de capítan de dra~ones. Entonces escribió á su padre pi-




104 llOIAS
diéndole IllW le COl1lpl'a~C un I'cgimiellto, pel'o este l(~
respondió CDIl sevCl'idad que ni Bayardo ni Dngnesdiu
habian principiado asi su carrera. Disgustado de rHa y
terminada la pacillcacion de CÓI'cega , vohió i\1irahc:m á
Francia, y pl'ocuró volver á entl'ar en la gl'acia de su pa-
dre , quien le envió al Limosillo pal'a que cuidase (h~ lIlC-
jOI'ar sus tierras y segllil' varios pleitos pendientes. Ya se
deja tliscuITir que semejantes oCllpaciones no serian muy
del gusto de JUirabeau, y asi trató de volverse muy pronto
á Paris, donde lomó tÍ descomponerse con su padre pOI'
disputas sobre cuestiones económicas. 1\larchóse á la PI'O-
yenza, donde luvo la fortuna de casarse el año '1772
con una señorita hermosa y rica llamada Madye de l\la-
rignan. l\Ias apenas se vió con pl'opOl'ciolll1S pam s:lf.is-
facer su inclinacion á gastar, fueron tales los escesos Ile
Iwodigalidad á que se entl'egó, que al cabo de dos años
le hizo su padre interdecir la administracion de sus bie-
nes y Cúullnal'le en su hacienda de órden del rey.


Viéndose privado de la libertad, tomó la pluma y es-
cribió con las tintas del resentimiento su ensayo sobre el
despotismo en que se echa de Yel' á Ylwltas de algullos tro-
zos enél'gicos y razolladDs, el dcsórfll'lI y la fuerza de
sus id€as. Pero un suceso inespcl'ado "ino á agravar su
posicion y hacel' mas pesadas sus cadenas. Con motivo de
haber insultado á su hermana un cahallero insolente,
quebrantó su destierro pal'a venir á castigade , cosa que
en lugar de agTadecer su p:lllre, pues ('edia en honor d(~
su familia, suscitó una nueva queja contra él y logrú ell-
cerrarle en el castillo de If, de donde le trasladaron al
fuerte de Joux en 1776. Mas como l\lirabeau tenia natu-
ralmente tanto talento para seduciI' y una conversacion
tan hechicera, no tardó en ganarse todo el afecto del go-
bernador, quien le dejó la ciudad de Pontarlier por car-
eel. Allí hizo conocimiento con una señora hermosa y jó-
,en llamada Solla de Ruffei, que estaba casada con un
"iejo sesenton, el marques de Alonnier , antiguo JII'esi-
dente del tribunal tIc cumitas de Dole. Apenas puede de-
drsc que tmo tiempo para seducirla y ya (ll!uella rcla-




DEL TIUDUCTOn. 10;;
don le ocasiona llUCVOS disgustos, porquc la familia tIc
Safia , su csposo ultrajado y su padrc, á quicn siempre
se encontraba pmnto para perseguir á su hüo, se reu-
nieroll pal'a solicitar la repar'acion (le aquclla nueva iu-
jlll'ia, No le (lucdaba ú !\lirabcau otro recUI'SO quc la fuga,
segun le aconsejó 1\11', dc J\Ialeshcrues al dejar el ministc-
rio, Se refugió en Suiza, á donúe "ino á buscarle su
amante y juntos pasaron á Holanda, Siguióse entretanto la
causa en l'ebeldía, y el pal'lamento de Besanzon le con-
dcnó á sel' decapitado cn estátua, como culpable de rap-
to, No dejó dc ser bastante tl'Íste la vida que pasal'on eH
Holanda, donde para mantencrsc lc fué preciso á l\'Iira-
beau poncl'sc Ú sueldo con los Iibrcros, ycndicndoles su
pluma. Entonces fué cuando supo quc su padre le acusaba
de habcl' profanado su lecho; calulllnia que le lIegóalal-
lIla, y que le hizo publiCa!' contra su acusador IllIOS fo-
lletos llenos de hiel en que respondia ú aquclla odiosa
imputacion con otras, tal vez igualmente falsas,


Entl'ctanto las necesidades crccian, y no alcanzando
sus escritos pal'a salisf:ICCI'!aS, cOlll'ihiÓ el proyccto de
clIIIJar'cal'se paJ'a Amél'ica , pcm le fa) tó tiempo porquc
p se habia solicitmln y obtenido su extl'adicion, y úsi
fué sacado de Amstel'dan COIl Sil cómplicc q\lo pl1l'gó Sil
culpa con ulIa lal'tp prision en ulla casa de recogillaS.
A ~Iirabeau le ellCCl'l'al'On en Vincellllcs , donde perma-
noció tres años y medio, trabajando sin cesar y escr'j-
hiendo sobre todo lo que le venia á la imaginacion. Unas
veces considerando las cal'tas selladas (teUres de cachet) y
las prisiones de estado en sus relacioncs con el derecho na-
lural : oll'as imitando á Boccacio, á TilJUlo y á Juan Se-
tond, escribiendo carla,~ á Sofía en que la pinta su pa-
sion con los colol'es mas fuertes y vehementcs: otras
abandonando su fantasia á todos los delirios que engen-
dra la soledad, componia la Erotica Biblion y Mi conver-
sion, obras licenciosas, en que no basta todo el talcnto
de un Mirabeau para hacer perdonar el cinismo.


U1timamente alcanzó su lihertad, pcro no se estin-
guió el odio en su cruel p:tdre, pues qne volYió á acu-




106 NOTAS
sade de llue,'O de habel' escrito libelos IIlJuriosos cOI.! .. a
su madl'c, cuya acusacion no tUYO resultado alguJlo.
Entonces el primer uso que hilO de su libertad fué Ü' á
constituirse preso en la carcel dc Pontarlier p:lI'a pUl'gal'
su contumacia, consiguiendo que se anulase la sentcn-
cia que le habia condenado á él Y á su amante. El tl'itlll-
fo fué completo en aquella causa; mas no sucedió lo mis-
mo en la que poco desplles instau('() rara mlver á reu-
nirse con su muger que acababa de bCl'edal' seis mil es-
cudos de renta.


Viéndose sin recursos, partió para Londres en 1784·
con una holandesa que habia sucedido ú Solia y alli pu-
blicó en frances y en ingles sus Consideraciol'ws sobre la
órden de Cincinato , cuya obra habia pl'Íncipkldo en Pa-
riso De vuelta á F,'ailcia , puso su pluma ú disposicion de
los hanqueros y asentistas , sosteniendo, mn ocasion de
la empresa de traer ugtUlS á Paris, una polémica muy ,·i-
,-a contra Beaumarchais , que le contestaba: siempre con
estraordinaria moderacion. Llegó ti captarse la "oluutad
del ministro Calonne, el cual no tUYO ,'cparo en ellviarll1
con una mision secreta á Berlin ; pero Federico Guillm'-
mo, que temia escuchar las obsCl'vaciones pcligrosas de
semejante enviado, le dió ól'den de salir de sus domi-
nios. A su vuelta se le antojó puhlicar una denuncia. del
agiotage al rey y á los notables, enyo papel le "alió ofl'a
nueya persecueion y la orden de S. 1\1. para se,' encerra-
do en el castillo de Saumur. Eseondiose l\liralw:lu , y
desde su escondite, lanzó otro folleto intitulado segunr';l
parte de la Denuncia que le dió mayor celehritlad que la
primera, asi poda energía de Sil estilo como por la abun-
dancia y buena eleccion de las razones.


Principiaba ya á lucir la estrella de su fortuna políti-
('.a, que adquil'ió un nuevo brillo con la puhlicacion que
hizo en 1788 de la importante ()bra sobre la monarquía
Prusiana, ti que siguió muy pronto la historia secreta del
gabinete de Berlín. En ella descubria muy ti las claras las
maniobl'as y recursos de los pdI1cipes esll'angeros, de lo
cual se quejf) el cuerpo diplomático y pidió satisfacrion




DEL TlUDUCTOR. 107
que le rué olOl'gada, mandando que el folleto fuese que-
mado por mano del verdugo. Pero este rué el último ac-
to de severidad que se ejerció contra Mirabeau , empe-
zando desde entonces una nueva existeucia mas digna de
él y abriéndose una vasta carrera política, á la cual se ha-
bia preparado con sus pl'ofundos estudios, su actividad
v sus muchas relaciones. La eonvocacion de los estados
generales le puso en el caso de dictar leyes y tomar el
ascendiente que le correspondía.


Grande" eran las prevenciones que habian engendra-
(\0 eontra él en aquella época sus ~scandalosos pleitos,
su conduct.'\ prodiga, sus prisiones y sus desavenencias
con la familia. Sus mismas cualidades eran temibles en
una (opoca tan fecunda en sucesos y tan espuesta á todo
género de crimenes. Esta fué la causa porque la nobleza
le repelió de su seno, y tal vez tambiBn la que le hizo
adoptar por el estado Hano, obteniendo el nombramien-
to por dos ciudades, que fueron Marsella y Aix. Optó
por esta última y antes de presentarse en Ye\'Salies, re-
COI'I'ió en tl'Íulllü la Pt'oYenza. jllas cuando se presentó
en el salon el dia de la apertura, se suscitó un rumor de
desaprobacion que no tardaron en acallar sus atrevidas
miradas y su posado modo de adelantarse hasta su asien-
to; porque desde que entl'ó en aquel recinto presentia
su fuerza y el influjo que habiadeadquirir en él. Desde las
primeras sesiones empezó á manifestar su energía en las
disputas que se suscitaron entre el estado llano y las otras
dos órdenes, proponiendo que los diputados tomasen el
nombre de representantes del pueblo. Cuando en la sesíon
real del 25 de ma.yo se dió órdcn á la asamhlea para que
se disohiese, y cuando solos los diputados de los pue-
blos se resistian y conservaban su puesto, él rué quien
tomó sobre sí la responsabilidad de la resistencia dicién-
doles: « Señores, pido que cubriéndoos de vuestra pro-
« pia dignidad y. de vuestro poder, os ciüais á la religion
« de vuestro juramento, el cual no os permite separaros
" sin haber hecbo antes la constitucion, " Dichas estas
palabras, insistió el marques de BI'czé , gl'an maestro de
~ 8




lOS NOTAS
ceremonias, porque se ejecutasc la órdcn del rey y ~'a
puedc·verse en el texto lo que le contestó.


No contento con eso, hizo proposicion para que la
asamblea declarase la imiolabilidad de los diputados, lo
cual se votó acto continuo, y en una palabl"a desde aquel
dia fué reconocido por tribuno del pueblo. Facil es de
concebir la impresion que harian estos rasgos de audacia
asi en la corte como en los oyentes, aunque en diferente
sentido. Tratóse de cercal' la asamblea con tropas, peI'o
larevolucion marchaba á pasos largos y p andaban de
boca en boca las palabras de derechos, regeneracion. liber-
tad y ya caía á los esfuerzos del pueblo la llastilla , aquel
antiguo monumento del poder absoluto. El rev se asustó
mucho y pidió esplicaciones á la asamblea qu~ quiso en-
viarle una diputacion. Entonces se lenntó Mirabeau y les
dijo á los comisionados. (( Decidle al rey y l'cpetidle que
" las hordas· estrallgeras de que estamos rodeados, han
" recibido ayer la visita de los príncipes y de las peince-
n sas, de los f:lYoritos y de las faYOl'Ítas de su coete, y
(f sus cadcias y sus exortaciones y sus regalos. Dccidle
(f que toda esta noche han estado esos satélites estrange-
n ros, nadando en 01'0 y en "ino, prediciendo en sus
" canciones impías la seryidumbl'c de la Fl'ancia .....
({ DecidJe que en su mismo palacio los COl'tesanos han mez-
" cIado sus bailes con esta música impía, y que esto mis-
" mo fué lo que precedió á la horrible escena de Sal)
" Bartolomé. »


Th'Ias el rey habia detel'minado presentarse él mismo ~
sin escolta en el seno de la asamblea, cuyo rasgo de
confianza iba á suscitar universales aplausos, « Despacio,
« dijo Mil'abeau, con gmvedad, agual'dad:í que el rey
te nos haya manifestado sus intenciones. Recíbase~e c~n
« un triste silencio en este doloroso momento: el sIlencIO
(( de los pueblos es la leccion de los reyes. «


Sel'ia demasiado prolijo ir siguiendo toda la mal'cha de
JUirabe:lU durante aquellas memorables circunstancias, y
mas riudiéndose consultar en la historia. Pero baste decir
que siempre estuyo en primera fila rechazando todos




DEL TR1nrCT01t. 109
los obst;"tculos qlie se oponian á la revolucioll , atemorizan-
uo á la corona y electl'izando á la asamblea con 5US dis-
cursos. En cuanto á sus prineipios políticos puede decirse
que no tenia ninguna idea flja , sino que ulcerada su al-
ma con las humillaciones que le habian hecho sul'l'ir dife-
rentes génel'os de despotismo, necesitaba wngarse de los
desdenes)' de bs injudas que le habian hecho padecer.
La pl'imera que se encontró á su paso fué la corona, y
la corona fué la pl'Ímera que espel'imcntó los efectos de
su orgullo irritado, Asi es que no per'dia ocasion de hu-
millarla y hacerla sufrir aquellas amaI'guras mortales que,
segun la espJ'(~sion de Dossuet, causaba á los reyes la
presencia del gran Coml6.


A pesar de todo esto no era la inlencion de l\Jiraheau
acabar con la monarquía, antes bien declaró en la asam-
blea, cuando se abl'ieron los debates sobre la constitu-
ci<ln, que preferiria vivir en Constantinopla, primcro que
en Paris, si en la formacion de un nue"\'o poder legislati-
vo no se admitía la sancion real. I~a frase siguiente, que
es toda suya, puede (~spli('a\' cuales eran sus disposicio-
lles y su conducta. " Yo he querido libertar á los france-
" ses de la superstidon de la monarquía, para sustituirla
{( un culto. )) Es muy probahle que luego que illirabeau
hubo satisfecho sus resentimientos , no tardó en conocer
que el tOITente popular se engrosaba demasiado, y que
Cl'a preciso darle salidas menos peligl'osas, aunque sin
indignar'le.


Lo cierto es que poco despues se estendió la voz de que
estaba vendido á la corte asi como ya antes se hahia di-
cho que era un 3gente del duque de Orleans. El no se
acobardó con este ataque de los enemigos de su talento
~' de su podel', sino que respondiendo ú Barnáve le dijo.
« Yo tamllien he sido . llevado en tri.unfo 'f no \1or e\>o de-
« \'<\n de ir \1ub\ic'<\ndo \101' \a.!> calle!> la gran traicion del
«conde de 1Jliraooau. Ninguna necesidad tenia yo de este
"eJemplo, para saber que no hay mas que un paso desde
« el Capitolio á la roca Tarpeya. 1) En otra oeasion en que se
proponia una ley contra los emigrados, habiendo sido in-




116 NOTAS
tel'rumpido diferentes ,'eces por los furibundos, se voh'i6
á ellos y les dijo. "Esa popularidad que yo he ambicio-
"nado y de que he disfrutado como otros no es mas que
"una debil caña; pero yo la plantaré en la tierra y la ha-
H ré florecer sobre el terreno de la justicia y de la razon ...
"juro que si se hace una ley contra la cmigracion, no la
"obedeceré.)) Con estos y semejantes rasgos de elocuencia
es como dominaba en la asamblea é imponia silencio á sus
enemigos. « Guarden silencio esas treinta voces les dijo un
dia mirando al banco en que se sentaban Barnave y los
hermanos Lameth, que no se atrevían á sacudir su yugo
dictatorial.


Pero la continuacion de estas luchas, unida álos esce-
sos de trabajo y de placeres, hahian minado la fuerza de
su temperamento. No tardaron en manifestarse síntomas
funestos que anunciaban su próximo fin y bien pronto em-
pezaron á inquietarse el pueblo, la asamblea y hasta la
misma corte, que enviaba diariamente á saber noticias de
su salud. El solo era quien conservaba tranquilidad en
medio del peligro en que se hallaba. "Sostén esta cabeza
"le dijo á un criado, porque es la mas fuerte de la }cran-
"cia. JI Su sosiego no se alter..> un instante, ni aun con
la visita de su adversario Barnave, antes bien manifestó
á su vista una dulce satisfaccion. Espiró el dia 2 de abril
de 1791. Hiciéronscle unos funerales poco menos que á
un monarca, y sus restos mortales fueron depositados en la
iglesia de Sta. Genoveva, erigida en Panteon con el le-
ma de ceA los grandes hombres la patria reconocida."


Un hom~re que lo era tanto no podia menos de tener
admiradores y enemigos. Estos últimos le lIan acusado de
que se habia vendido al partido de la corte. No nos toca á
nosotros decidir esta cuestion en el sentido odioso que
quiere dársela. Lo único que podemos asegurar, porque
asi lo dice Bouillé, es que recibia todas las semanas una
suma considerable porque no persiguiese á la corle, y el
Il1ismo Mirabeau estaba muy distante de negarlo, pues
decia claramente. ct Yo soy pagado, pero no estoy ven-
dido ...




BSTADOS GENERALES (1789). 1ft


CAPITULO 11.


Convocacion y apertura de los estados generales. - Discll-
sion sobre la verificacion de poderes y sobre la votacion
por estamentos ó por individuos. - El estado llano se de-
clara asamblea nacional. - Ciérrase el salon de 105 estados
y pasan los diputados á otro local. -- Juramento del juego
de pelota. - Sesion real de 23 de junio. - Continua la
asamblea sus deliberaciones, á pesar de las órdenes del
J·cy. - Reúnense definitivamente los tres estamentos.-
Primet'as operaciones de la asamblf:'a. - Agitaciones popu-
lares en Paris. - Guardias franceses libertados de la car-
cel por el puehlo. - Intrigas de la corte y aproximacion
de tropas á los alrededores de Paris. - Exoneracion de
Necker. - Jornadas del 12 , 13 Y 14 de julio. - Toma de
la Bastilla. -Viene el rey al seno de la asamblea y desde
<lUí marcha á Paris.- Vuelta de Necker.


Iba acercándose por fin el momento de la con-
vocacion de los Estados generales, y no pudiendo
dudar los dos primeros estamentos del riesgo que
les amenazaba, trataron de unirse con la corte y
agruparse al rededor de los príncipes de la fami·




112 ItEYOLUCION }'HANCESA.
lia real y de la reina. Procura1Jan alhagar y aun
adular á los hidalgos de las provincias, pero no
por eso dejahan de burlarse de :ellos apenas los
perdían de vista. El clero se esmeraba en captar
la benevolencia de los plebeyos que había en su
propio estamento, asi como la nobleza á los del
suyo, y los parlamentos que hahian creido ocu-
par el primer lugar en los Estados generales, em-
pezaban ya á recelar que quedase burlada su am-
hicion. Confiados los diputados del estado llano
en la superioridad de sus luces y en la enérgica es-
presion de sus poderes; sostenidos ademas por las
frecuentes deserciones de las otras clases, y esti-
mulados por las mismas duelas que manifestaban
algunos de la eficacia de sus esfuerzos, estaban fir-
memente resueltos á no ceder.


Solo el rey que no había tenido un momento de
descanso desfle que principió á reinar, se compla-
cia en esperar que los estados generales serian el
término de sus apuros, y como todo su celo de au-
toridad era mas hien por sus híjos que por sí mis-
mo, pues estaba persuadi(lo á que el'a de su ol}li.
gacion dej:u-lcs intacto aquel patrimonio, no le re-
pugnaba ceder á la nacíon una parte de ella y exo-
nerarse de este modo de las dificultades del go-
hierno. Por eso se le vcia ocuparse alegremente de
los preparativos de aquella gran reuníon , para la
cual se hahia preparado de priesa un salon, y dis-




ESTADOS GEl\'ERALES. (1189). 113
cutídose muy seriamente sobre el traje que habian
de usar los diputados, imponiendo al estado llano
una etiqueta humillante. Pero como no son los
hombres menos celosos de su dignidad que de sus
derechos, se habia tenido buen cuidado de preve-
nir en los poderes por condicion espresa, que no
sufrieran ninguna humillacion en la etiqueta. Es-
ta nueva falta de la corte proveni~, como' las de-
mas, de su deseo de mantener, á lo ménos el sig-
no, cuando no la sustancia de las cosas que ya ha-
bían desaparecido. Pero bastó para dar origen á
una profunda irritacion, sobre todo en un momen-
to en que, antes de combatir, se miraban cara á ca~
ra unos á otros en ademan de medir sus fuerzas.


El día 4. de mayo, víspera de la apertura, se ce~
lebró una pl'ocesíon solemne en qne el rey con los
tres estamentos y los primeros personages del esta~
do fueron á la iglesia de Nuestra Señora con estt;a-
ordinaria magnificencia. Iban los dos primeros es-
tamentos pomposamente vestidos: los príncipes,
duques y pares, gentiles hombres y prelados, es-
taban cubiertos de púrpura y con somhreros de
plumage. Seguíanse los diputados del estado llano
con sus capas negras muy sencillas, pero á pesar
de su modesta postura se echaba de ver la fuerza
que les daba su número y la conviccion de su por-
venir. Se notó que el Duque de Odeans se había
colocado en las últimas filas de la nobleza y afec-




REVOLLCION }'RANCESA.


taba quedarse alras para confundirse con los dipu-
tados del estado llano. Aquella pompa nacional,
militar y religiosa, y aquellos devotos cánticos acom-
paíhdos de instrumentos de guerra, juntamente
con la magnitud del suceso mismo, hicieron una
profunda impresion en los ánimos, supuesttt que
á pesar de la santidad del lugar y de la presen-
cia del rey, se dieron repetidos aplausos al sermon
que predicó el obispo de Nancy, en que rebosaban
los sentimientos generosos. No hay duda que las
grandes reuniones elevan el alma, enagenándo-
nos por decirlo asi para unirnos á nuestros seme-
jan tes , como se manifestó en aquella circunstan-
cia, mitigándose repentinamente el odio en mu-
chos corazones que por lo ménos aquel dia se
inundaron de humanidad y patriotismo:


Al siguiente que era el 5 de mayo 1789 se efec-
tuó la apertura de los Estados generales. Estaba
colocado el rey sobre un elevado trono con la rei-
na á su lado, la corte en las tribunas, los dos
primeros estamentos en los dos lados de la sala, y
el estado llano en el centro de ella en asientos in-
feriores. Huho bastante murmullo á la entrada
del conde de Miraheau, pero sus miradas y acti-
tud imponente infundieron respeto. A pesar de
la costumbre antigua, se cubrió el estado llano al


,. Véase la nota 1 al fin "el tomg.




ESTADOS GENERALES. (1789). , 115
mismo tiempo que los otros dos estamentos, y el
rey pronunció un discurso en que aconsejaba el
desinteres á los unos, la prudencia á los otros y
á todos les hablaba de su amor al pueblo. Tomó
luego la palabra el guarda sellos Barentin 1 , Y
despues el ministro de hacienda Necker leyó
una memoria sobre el estado del reino, en que ha-
bló largamente de todos los puntos peculiares á
su ramo, manifestando por último que habia un
déficit de 56 millones de fi'ancos, con cuya lar-
ga lectura cansó al auditorio, y no dejó de ofen-
der á muchos con su tono doctoral.


A los diputados de cada estamento se les pre-
vino que acudiesen al dia siguiente al sitio que se
les habia señalado, pues á mas del salon comun ,
que era bastante capaz para contener á los tres esta-
mentos reunidos, se habian construido otras dos
salas para la nobleza y el clero. En el salon comun
debia reunirse el estado llano, logrando con eso
la ventaja de mirar como su propio local el de
los estados generales. La primera operacion era
la de verificar los poderes, y con este motivo se
trató de decidir si se haria en comun ó por esta-
mentos. Pretendian los diputados del estado lla-
no que cada seccion de los estados generales tenia
interes en asegurarse de la legitimidad de los
otros dos, y asi pedian que, se hiciese la verifica-
('IOn en comun; pero como la nohleza y el clero




116 nEYOLUCIO!i FRANCES.\.
querian mantener la separacion por estamentos,
sosteni,Ul que debia constituirse cada uno por se-
parado. Esta cuestion no era rigorosamente la mis-
ma que la de la votacion por cabezas, pues que
podian verificarse los poderes en comun y efec-
tuarse despues las votaciones separadamente; pero
se fe asemejaba mucho, y desde el primer dia hi-
zo estallar una division, que hubiel'a sido fácil
preveer y prevenir resol viendo la cuestion de an-
te mano. Mas la corte jamas tenia fuerza para
negar ni para conceder lo que era j LIsto, y por
otra parle esperaba reinar con mas facilidad di-
vidiendo los ánimos.


Los diputados del estado llano se mantuvieron
reunidos en la sala comun, ahsteniéndose tIc to-
mar ninguna medida, y a:guardando, como de-
cian , á que se les reuniesen sus cólegas. La noble-
za y el clero, retirados en su sala respectiva, se
pusieron á deliberar sobre la verificacion , y el
clero votó que fuese separada por una mayoria
de 130 votos contra 114, Y la nobleza por 188
contra los mismos 114. Persistiendo en su inmovi-
lidad el estado llano, ohservó el dia siguiente la
misma conducta que la víspera, procurando evi-
tar todo acto que pudiera interpretarse como
propio de un cuerpo constituido en estamento se-
parado, por cuya razon en una diputacion que
enyió á las otras dos cámaras, tuvo cuidado de




ESTADOS GENERALES. (1189). 117
no darla ninguúa misio n espresa, sino la de de-
cir á la nohleza y al clero que se les aguardaha
en el salon general. La nobleza no se eneontraha
entonces reunida, pero el clero si , y este ofreció
nombrar comisionados para conciliar las contes-
taciones que acahahan de suscitarse. En efecto 1015
nomhró é hizo presente á la nohleza que conve-
nia hacer otro tanto, manifestando con esta con-
ducta en la presente lucha un carácter muy di-
ferente del de la nohleza, sin emhargo de que
hahia padecido mas que ninguna de las clases pri-
vilegiadas en los ataques del siglo 18, en que no
se trataba de nada menos que de poner en duda
hasta su propia existencia política; pero estaba
dividido en razon del gran nlunero de curas pár-
rocos que hahía eu su seno, y ademas no podia
sustraerse á la necesidad de manifestar modera-
cion y espíritu de paz lPor eso, como hemos visto,
ofreció una especie de mediacion.


La nobleza siguió otro rumbo y se negó á nom-
hrar comisionados, porque ménos pmdente que
el clero, y mas convencida de sus derechos, no se
contemplaha oMigada á guardar moderacion, sino
á manifestar valor, y así contestó negándose re-
dondamente y hasta con amenazas. Aquellos hom-
bres que luego han sido tan severos con las pa-
siones de los otros, se entres'aron enteramente á
las suyas, y como sucede en todas las reunio-




118 IlEVOLUCION FRANCESA.
nes numerosas, se dejaron dominar por los mas
acalorados de entre ellos, como Cazales 2 y Des-
premenil ,los cuales, por lo mismo que acababan
de ser elevados á la clase de nobles, proponían
las mociones mas fogosas, que llevaban prepara-
das de ante mano en sus reuniones particulares.
En vano procuraba la minoría, que estaba com-
puesta de hombres mas discretos ó mas pruden-
temente ambiciosos, dar buenos consejos á la cor-
poracion , por que esta no daba oidos á nada ni
hablaba de otra cosa que de combatir y aun de
morir, como ellos decian, por las leyes y por la
justicia. Entre tanto el estado llano, persistiendo
en su inmovilidad ,devoraba en silencio todos
aquellos ultrajes irritándose á sus solas, pero ob-
servando aquella firmeza y prudencia, propias de
todos los poderes que principian , cuya conducta
le valió los aplausos delas tribunas quehabian ser-
vido para la corte y no tardaron en ser invadidas
por el público.


Habiéndose pasado ya muchos dias, procuró el
clero tender algunos lazos al estado llano ,~incitán­
dole á ciertos actos que le calificasen de esta-
mento constituido; pero se negó constantemente
el estado llano, y limitándose á tomar las medi-
das indispensables de policía interior, se conten-
tó con elegir un decano y dos adjuntos para re-
coger los votos, reusó abrir las cartas que se le




ESTADOS GENERALES. (1789). 119
dirigían y declaró que formaba, no un estamen-
to, sino una junta de ciudadaMs reunidos por una
autoridad legítt'ma para aguardar á otros ciudadanos.


Despues de haberse negado la nobleza á nom-
brar comisionados conciliadores, consintió por fin
en elegirlos para que tratasen con los otros esta-
mentos ; pero la tal mision venia á ser inútil, por
que les encargaba, al mismo tiempo, declarar que
persistia en su decision del 6 de Mayo, por la cual
habia resuelto que la vet'ificacion se hiciese por
separado. El clero por lo contrario, conservando
la misma aptitud que habia tomado al principio,
suspendió la verificacion principiada ya en su pro-
pia cámara, y declarándose no constituido, aguar-
dó el resultado de las conferencias que se habian
abierto entre los comisionados conciliadores. Dió-
se priI1cipio á ellas sin que el clero se pronuncia-
se en pró ni en contra, mientras que los dipu-
tados del estado llano hacian valer sus razones
con calma y los de la nobleza con violencia. Seo..
parábanse los interlocutores agriados por la dis-
puta; y como el estado llano estaba resuelto á no
ceder en nada, no le pesaba sin duda de ver que
cada dia se hacia mas imposible toda transaccion.
La nobleza oia diariamente asegurar á sus comi-
sionados que habia obtenido la ventaja en las
discusiones, y se iba exaltando mas y mas:
pero por un rasgo momentaneo de prudencia, los




lEO RE\'OLt"ClOS FRANCESA.
dos primeros cstamentos declararon que re-
nuncialJun á süs privilegios pecuniarios. El estado
llano aceptó la ccsion, pero se inantuvo en sus tre-
ce exigiendo siempre la verificacion en comun. Du-
raban todavia l~s conferencias, cuando pOi' fin se
propuso por via de conciliacion, que se hiciese la
verificacion de los _ poderes por comisionados ele-
gidosde entre los tres estamentos. Los de lanohleza
dec~araron en su nombre que no consentian en
ello, y se retiraron sin señalar día para otra confe-
rencia. Asi se rompió la transaccion, y el mismo
dia la nobleza tomó un acuerdo por el cual decla-
raba de nuevo que para los presentes estados ge-
nerales, la verificacion se "habia de hacer separada-
mente, salvo el que los mismos estados adoptasen
para lo sucesivo otro modo de ejecutarla. Se comu-
nicó el acuerdo al estado llano el 27 de mayo, de
suerte que habiéndose hecho la apertura el dia 5,
habian pasado 22 días sin hacer nada. Ya era tiem-
po de torilar una determinacion, y asi Mirabeau,
que era quien daba impulso al partido popular,
llamó la atencion sobre la urgencia de tomar al-
guna decÍsion y principiar cuanto antes los traha-
jos cn favor del bien público que ya se haJ)ian re-
tardado demasiado. Propuso pues, que, supuesto
no se sabia la resolucion que hubiese adoptado
la nobleza, se intimase al clero á que se esplicara
inmediatamente y declarara de una vez si queria




ESTADOS GENERALES. (1789). 121
ó no reuniese al estado llano. Se adoptó al instante
la propuesta de l\Iirabeau, y el diputado Target 3
al frente de una diputacion numerosa, pasó al sa~
Ion del clero y hahió en estos' términos: ( En
nombre del Dios de paz y del ¡nteres nacional, los
sellOres diputados del estado llano suplican á los
sellOres diputados del clero que vengan á reunirse
c,on ellos en el salon de la asamblea, para discu-
tir los medios de establecer la concordia tan ne-
cesaria en este momento para la salvacion del es-
tado» ; el clero quedó suspenso al oir aquellas pa-
labras tan solemnes, y un gran número de sus in-
(lividuos contestó con aclamaciones y quiso in-
mediatamente corresponder al llamamiento; pero
se les impidió hacerlo, y se contestó á los diputa~
dos que se iba á deliberar. Volvió la diputacion,
y el estado llano, inexorable, resolvió aguardar,
sin separarse, la respuesta del clero, y como no
llegaba, se le mandó decir que el estado llano
aguardaba. Quejóse el clero de que se le apuraba
demasiado, y pidió que se le dejase el tiempo ne·
cesario, á lo que se le contestó con moderacion
que tomase todo el que quisiera, y que si fue-
se necesario se aguardaría todo el dia y toda la
noche.


Difícil era ya la situacíon, porque sabia muy
bien el clero que una vez dada su contestacion, el
estado llano pondria manos á la obra y tomaria




122 REVOLUCIO FRANCESA.
un partido decisivo. Mas queriendo contempori-
zar para concertarse con la corte, pidió término
basta el día siguiente, lo que le fue concedido no
sin mucha dificultad.


Efectivamente aquel dia el rey cuya mediacion
era tan deseada de los primeros estamentos, in-
tervino por fin en el momento en que las ene-
mistades recíprocas entre la corte y las dos prime-
ras clases empezaban á desaparecer, en presencia
de aquel poder popular que se elevaba con tanta
rapidez. Esplicándose pues el rey, escitó á los
tres estamentos á que vol viesen á conferenciar en
presencia de su guarda sellos. Cualquiera otra co-
sa que se haya dicho de los proyectos del estado
llano, sobre los cuales se ha juzgado con escesiva
severidad en vista de sucesos posteriores, es age-
na de la verdad, porque consta por cuantos testi-
monios son posibles, que sus deseos no pasaban
entonces de conseguir una monarquia templada.
Conociendo como con ocia las intenciones de Luis
XVI, le miraba con el mayor respeto y no que-
ria tampoco perjudicar á su propia causa con al-
gun desacierto, por lo cual contestó que por de-
ferencia al rey, se conformaba en que volviesen
á abrirse las conferencias, aunque en vista de las
declaraciones de la nobleza le parecian inútiles.
A esta respuesta acompailó un mensage al rey por
medio de su decano MI'. Bailly, hombre sencillo y




ESTADOS GENER.\LES. (1789). 123
virtuoso al par que sabio y modesto, que se veia


. trasladado repentinamente desde los estudios si-
lenciosos del gabinete á las discordias civiles, y
que elegido para presidir una grande :asamblea,
se había estremecido de la nueva carga que caia
sobre sus hombros contemplándose índigno de
llevarla. Pero entrando de un golpe en la carrera
de la libertad, halló en sí mismo la presencia de


. á~imo y firmeza necesarias, y en medio de tantos
conflictos supo hacer respetar la magestad de la
asamblea, y representarla con toda la' dignidad de
la virtud y de la razono


Con mucha dificultad logró Bailly llegar hasta
la cámara del rey, y como insistiese para ser in-
troducido, los cortesanos hicieron correr la voz de
que ni siquiera ,habia respetado la afliccion del
monarca que acababa de perder al Delfin. Fué ad-
mitido por fin á presencia suya, y supo sustraer-
se á la humillacion de la etiqueta con firmeza y
respeto, de la misma manera que el rey le reci-
bió con benignidad, aunque sin darse por enten-
dido de cuales eran sus intenciones.


Decidido eJ gobierno á hacer alg~nos sacrificios
para proporcionarse recursos, intentó valerse de
la oposicion de los estamentos unos con otros para
constituirse en árbitro ,arrancando á la nobleza
sus privilegios pecuniarios con el auxilio del es-
tado llano, y conteniendo la ambicion de este con


l.




124 HErOLUCION rnnu<:s.\.
el de la lloLleza. Pero esta 1 teniendo poca cuen-
ta con los apuros de la administracion, y pensan-
do únicamente en los sacrificios que se la iban á
imponer, procuraha disolver los Estados genera-
les, inutilizando su convocaciOI? Los diputados
del comun , á quienes la corte y los primeros es-
tamentos no querían reconocer bajo este título,
concediéndole solamente el de estado llano, iban
adquiriendo incesantemente nuevas fuerzas,' y
resueltos á arrostrar todos los peligros, no deja-
ban escapar la ocasion que tal vez no volveria á
presentarse.


Tuvieron lugar las conferencias propuestas por
el rey, y desde luego los comisionados de la no-
bleza suscitaron toda clase de dificultades, tanto
sohre el título de diputados del comun que ha-
bia adoptado el estado llano, como sobre el mo-
do de redactar y firmar las actas. Trabóse una
larga discusion y ya se habian agotado todos sus
argumentos contra las razones que se les oponían,
cuando á nombre del rey propuso Necker un
nuevo medio de conciliacion que consistia en


, que cada estamento examinase separadamente los
poderes, comunicándolos á los otros dos en caso
de que se presentasen dificultades de que se daria
conocimiento á cada cámara, y, si no hubiese
conformidad en la decision de los estamentos, el
rey decidiría definitivamente. De este modo la cor-




ESTADOS Gll"EHHES. (1789). 125
te sentenciaha el pi cito en proveeho suyo. Se sus-
pendieron las conferencias hasta que adhiriesen
los estamentos, como lo hizo el clero lisa y llana-
mente. En el primer momento, la nohleza tambien
fué del mismo parecer, pero incitada por sus ins-
tigadores acostumbrados, no quiso oir los ~conse­
jos tle sus mas prudentes individuos y modificó
el proyecto de conciliaeion. Este día puede ser
considerado como la fecha en que tu vieron princi-
pio todas las desgraeias.


Instruidos los del comun d.c aquella resolucion
aguardaban para espliearse á que les fuese comuni-
cada; pero el clero con su mónita acostumhrada
y queriendo comprometerlos á los ojos de la na-
cÍon , les envió una diputacion escitándoles á que
se ocupasen, en union con él, de aliviar las mi-
serias del puehlo, que iban creciendo de dia en
dia , y en proveer de comun acue~'do á la escasez
y carestia de las subsistencias.


Mas ellos temiendo verse espuestos á perder el
favor popular si se mostraban indiferentes á una
proposicion de esta clase, opusieron su propia as-
tucia á la del clero, contestándole, que estando
}1enetrados del mismo deber aguardahan á los
sellores eclesiásticos en el gran salon para ocupar-
se juntamente con ellos de un ohjeto tan impor-
tante. Entonces llegó la nohleza y comunieó so-
lemnemente su acuerdo á los dd estado llano,




126 REVOLUCION FRANCESA.
adoptando, segun decia, el plan de conciliacÍon ;
pero persistiendo en que la veriticacion se hiciese
separadamente, y sometiendo únicamente á los
estados reunidos, y á la jurisdiccion suprema del
rey las dificultades que pudieran suscitarse sobre
las diputaciones enteras de toda una provincia.


Con este acuerdo terminaron todos los apuros
de los diputados del comun. Obligados á ceder ó
declararse ellos solos en guerra abierta contra las
primeras clases y contra el trono, en caso de ha-
berse adoptado el plan de conciliacion, no tuvie-
ron necesidad de esplicarse por haberse hecho en
él tantas modificaciones. El momento era decisi-
vo, porque á la verdad no era lo mismo conceder
la verificacion separada de poderes que convenir
en que los votos se tomasen por estamentos; pero
una primera debilidad podia arrastrar consigo
otras muchas, y así era preciso ó reducirse á ha-
cer un papel casi nulo, cual era el de suminis-
trar fondos al poder, contentándose con remediar
algunos abusos cuando tenia en su mano regene-
rar el estado, ó tomar una resolucion fuerte y
apoderarse violentamente de una parte del poder
legislativo por medio de un acto revolucionario.
La asamblea no titubeó; y apenas concluidas las
conferencias y firmadas las actas, se levantó l\fi-
rabeau y dijo: (Todo proyecto de conciliacion
«que haya sido desechado por una de las partes




ESTADOS GENERALES. (1789). 127
(]lO puede ser examinado ya por la otra; ha tras-
«currido un mes entero y urge tomar un partido
({decisivo; un diputado de París tiene que hacer
(<una mocion importante y pido que se le oiga.»
Abierta de este modo la deliberacion '1>01' la auda-
cia de 1\1. Mirabeau, subió á la tribuna Sieyes , que
era un homhre de gran capacidad, sistemático, y
severo en su lógica .. Recordó y justificó en pocas pa-
labras la conducta del estado llano, diciendo que
habia aguardado con demasiada paciencia y pres-
tádose á todas las concíliaciones propuestas. Pero
habiendo sido inútil su larga condescendencia, no
puede sin faltar á su mision continuar en ella por
mas tiempo; en consecuencia se vé precisado á
hacer la última intirn'acion á los otros dos estamen-
tos, á fin de que se reunan á él para empezar la
verificacion de poderes. EL'a tan fundada esta pro-
posicion, que no pudo menos de adoptarse con
entusiasmo ,*:y aun se quiso intimar la reunion á
los dos estamentos para dentro de una hora .*; pe-
ro se prorrogó el término. Como el dia siguiente
jueves debia emplearse en solemnidades religio-
sas, se señaló el viernes para comunicar la última
resolucÍon á los estamentos ,cuya respuesta rué que
iban á deliherar; y por parte del ~'ey que ya les


• Véase la Ilota'}. al fin del (Otilo.
Scsion de lU <le Junio.




128 n.;:;VOLL"CION Fn:\~CESA.
comunit:aria sus intenciones. En seguida prmcI-
pió á lerse la lista de los diputados; el prImel'
día se reunieron tres curas párrocos, cuya entra-
da fué' celebrada con vivos aplausos; el seg'undo
vihieron se1!, el tercero y el t:uarto diez, entre Jos
que se hallaba el abate Gregóire. 11


.Mientras que se leja la lista de los diputados y
se reconocian los poderes, se trabó una discusion
grave sohre el título que hahia de tomar la asam-
blea. Propuso lUiraheau el de. 1'epresentantes del pue-
blo trances ; 1Ueunier 5 el de mayoría deliberante en au-
sencia de la minoria; el diputado Legrand 6 el de
asamblea nacional. Se adoptó este último, despues
de una discusion bastante la~ga que duró hasta la
noche del 16 de junio. Acaba]Ja de dar la una
del dia y se trataba de saber si la asamblea se
constituiria en aquella misma sesion ó se diferiria
hasta el dia siguiente, siendo de parece!' muchos
diputados que no se perdiese un momento en ad-
quirir un carácter legal que impusiese á la corte.
Otros en corto número, deseando entorpecer los
trabajos de la asamblea, se exasperahan y prorrum-
pian en gritos furihundos. Los dos partidos ({ue
estahan colocados á los dos lados de una larga
Jnesa, se amenazaban recíprocamente; y los unos
aconscja]xUl á Bailly, que ocupaba la cabecera,
que disolviese la asamblea, mientras que otros
(luel'iau que se pusiese á yotacion el pl'Oycdo de




ASAJIDLEA CONSTITUYENTE. (1789) 129
constituirse; pero se mantuvo impasiMe en medio
de los gritos y de las injurias, permaneciendo mas
de una hora inmóvil y silencioso. Entretanlo ha-
hia una tempestad horrorosa y el viento soplaha
con violencia hasta en el mismo s~on, lo cual
contrihuia á aumentar ellulllulto. Retiráronse por
fin los mas furibundos, y entonces Bailly, diri-
giéndose á la asamhlea que ya se habia sosegado
con la retirada de los alborotadores, la aconsejó
que se difiriese Jlasta el siguiente dia el aclo im-
portante que se habia propuesto. _FUI" adopta.do
su dictámen, y se retiró la asamblea cell'brallllo la
firmeza y prudencia de su presidente.


Al dia siguiente 17 de junio se puso en delibe-
racioll la proplle~ta, y se constituyeron los dipu-
tados del pueblo en asamblea nacional , siendo la
votacion de .1·91 votos en pl'Ó y de 90 en contra,
y encargándose otra vez á Sieyes que motivara
esta decision , lo cual hizo, con su acostumhrada
energia, en los términos siguientes.


« Deliberando la asamblea despues de haber ve-
«( riticado los poderes, reconoce que se compone
« de los representantes enviados directamente por
« los 96 centésimos á lo menos de la nacion. Una
« masa tan numerosa de electores no puede per-
ti: manecer ociosa por que se hayan ausentado los
« diputados de algunos partidos ó de algunas da-
«: ses de ciudadanos, no pudiendo los ausentes,




130 REVOJXCIO;'( FllAl'fCESA.
« supuesto que se les ha convocado, impedir á los
e: presentes el pleno ejercicio de sus derechos, so-
\{ bre todo cuando el ejercerlos es un deber im-
\{ perioso y urgente.


« Supucst~demas que solo tienen derecho para
({ votar aqui los representantes, cuyos poderes han
({ sido reconocidos en esta asamblea, se sigue la
({ consecuencia indispensahle de que solo á ella
({ pertenece interpretar y representar la voluntall
« general de la nacion. )}


({ No puede existir entre el trono y la asamblea
« ningun veto ni ningun poder negativo. J)


« Declara pues la asamblea que los diputados
« presentes pueden y dehen empezar inmediata-
« mente la ohra comun de la restauracion nacio-
}) nal, y que dehen continuarla sin interrupcion
« y sin obstáculo. )}


« La única denominacion que conviene á la asam-
« Mea en el estado actual de cosas es, la de asamblea
« nacional, tanto porque los individuos que la com-
« ponen son los únicos representantes legítimos y
« púhlicamente reconocidos, como que se hallan
({ autorizados por la casi totalidad de la nacÍon,
({ cuanto porque, siendo una é indivisihle la re-
« presentacion, ninguno de los diputados, de cual-
« quier estamento ó clase, tiene derecho de ejer-
« cer sus funciones separado de esta asamblea. Ja-
«mas perderá esta la esperanza de reunir en su




· ASA~IBLEA COXSTlTlJ\'ESTE (1789). 131
11' seno á todos 10.8 diputados ausentes en la actua-
« lidad; ni cesará de llamarlos para cumplir la
« ohligacion que se les ha ímpuesto de concurrir ú
({ la celehracion de los estados generales. En cual-
» quier momento que se presf'llten Iros diputados
o: ausentes en la sesion que vá á ahrirse , declara la
« asamblea desde luego que se apresurará á admi-
« tirios y á hacerlos participar, despues de reco-
« nocidos sus poderes, de las graves tareas que de-
« ben producir la regeneracion de la Francia.


Inmediatamente despues dc tomado este acuer-
do, y queriendo la asamblea ejercCi' un acto de au-
toridad y probar que no trataha de detener la mar-
cha de la administracion, legalizó el cohro de las
contrilmciones, aun que se hubiesen :impuesto sin
el consentimiento nacional; pero recelando una
disolucion; añadió que dejarían de percibirse eldia
mismo que tuviera que separarse. Para el caso tam-
bien de que el gobierno se apresurase á declarar la
hancarrota, único medio de salir de apuros sin el
concurso de la nacion , satisfizo igualmente á la
prudencia y al honor poniendo á los acreedores del
estado hajo la salvas'uardia de la lealLad frallcesa.
Anunció por fin que iha á oeuparse incesante-
mente de las causas de la escasez y de la miseria
pública.


Estas medidas quc manifestahan tant.a energia
('omo tino, produjeron una impresion profunda;




132 llEVOLUCION FUANCESA.
pero esta misma audacia y energia asustaban á la·
corte y á los dos primeros estamentos . .Mientras
tanto el clero deliberaba tumultuosamente si de-
bia reunirse á los del comun, y la muchedumbre
aguardaba fftera el resultado de su deliheracion ;
mas al fin vencieron ,los curas párrocos, habién-
dose votado la reunion por una mayoria de 149
contra 115. El pueblo aplaudió con entusiasmo á
los que habian votado la reuÍlion, persiguiendo
y ultrajando ú los disidentes.


Esta crisis debia producir necesariamente la re-
conciliacion de la corte y de la aristocracia, porque
era igual el peligro para los dos, y tan funesta la
última resolucion para el rey como para ellos, su-
puesto que el cstado llano estaLa rcsuelto á pa-
sarse sin el concurso de ambos. Inmediatamente
acudieron al rey echándose á sus pies, y suplicán-
dole que reprimiese la audacia del estado llano y
sostuviese los derechos invadidos. Los (Iue mas
insistieron fueron el duque de Luxembourg ,el car-
denal de Larrochefoucauld 7 y el arzohispo de Pa-
riso Propuso el parlamento á la corona la disolu-
cion de los estados generales ofreciendo consentir
todos los impuestos. El rey se vió rodeado. por los
príncipes y por la reina, sobrando estas demos-
traciones para vencer su debilidad, y por último
le llevaron al real sitio de I\larly para arrancar-
le una resolucion ,-igorosa.




ASA.UllLEA COl\STlTUYEYlE (178il). 133
El ministro Necker, que se inclina]JU á la cau-


sa popular, se contentaba con hacer representa-
ciones inútiles que le parecian justas al rey cuan-
do no escuchaba mas que su propia razon ; pero
la corte cuidaba de que esto sucediera raras ve-
ces. Yiemlo el ministro la indispensable necesidad
de hacer intervenir la autoridad real" formó un
plan que le pareció muy atrevido atendido su
propio valor; y consistia en (Iue el rey en una
sesioJl real prescriJJiese la reunion de los estamen-
tos, pero úlIicamellLe para todas las medidas de in-
teres general; que se reservase la sancion de Lo-
das las resolueimles aprohadas por los estados ge-
nerales; que se desechase desde luego todo prin-
cipio y toda insLiLueion contl'aria á la mOllanIuia
templada, como verbigracia, el de una asamblea
única, y por último que se prometiese anular to-
dos los pl'ivilegio~ y eonsagTar el principio de que
todos los fl'aneeses tienen del'eeho para aspirar á
todos los empleos ei viles y militares etc. Necker que
no hahia tenido la firmeza de anticiparse al tiem-
po en la lormaeion 'de su plan, tampoco tenia la


. . .


necesarIa para asegurar su eJeeuclOIl.
El consejo de ministros habia seguido al rey á


Marly, donde volvió á discutirse el plan de Necker
(fne habia sido aprobado en un principio. Mas cs-
lalldo en esto, recihe c1 rey una esquela, eu ya lec-
t tira h izo suspender el cOllsejo : luego se le yol-




13·í REVOLUCION FRANCES,\.
vió á convocar y poco despues se le dijo que con-
tinuaria al dia siguiente, no ohstante la urgen-
cia de las circunstancias. Vuélvese á celebrar en
efecto en el dia seilalado con ailadiduras de nue-
vos vocales , entre los cuales estaban los dos her-
manos del rey. l\'Iodil1cóse el proyecto de Necker,
á pesar de su resistencia, en medio de la cual ha-
cia algunas concesiones, pero sin adelantar na-
da: visto lo cual, se volvió á V crsalles, donde
un page le trajo sucesivamente tres esquelas con
nuevas modificaciones que desfigurahan entera-
mente su plan. Se seilaló el dia 22 de junio para
la sesion real; mas era tal la impaciencia, que
desde el dia 20 ya se mandó cerrar el salon de los
estados, con el pretesto de hacer los preparati-
vos que exigia la presencia del rey, los cuales hu-
hieran podido hacerse en pocas horas. Pero el
verdadero motivo era impedir al clero fiue se reu-
niese al estado llano', como lo hahía resuelto la
víspera. A mayor abundamiento salió una real
órden suspendiendo las sesiones hasta el dia 22;
pero Bailly creyélldose obligado á obedecer los
mandatos dc la asamblea, la cual en su sesion del
viernes 19 hahia señalado otra para el sáhado 20,
se presentó á las puertas del salon , donde encon-
tró un piquete de guardias francesas con órden de
impedir la entrada. El oficial de sen icío recihió
con respeto á Bailly y le permitió peuclral' á un




ASA:\InLE,\ CO:SSTlTUYENTE (1789). 135
patio para redactar una protesta', y aunque algu-
nos diputados jóvenes y ardientes quisieron en-
trar por fuerza, acudió Bailly á apaciguarlos y se
los llevó por no comprometer al honrado oficial
que con tanta modcracion ejecutaha las órdenes
de la autoridad. Mientras tanto se agrupahan tu-
multuosamente los diputados, per&istiendo en
reunirse, qucriendo algunos ir á celehrar la sc-:-
sion de bajo de las mismas ventanas .o.e palacio;
proponen otros el saJon del juego de pelota, hacia
donde se dirigieron todos, hahiélldosele franquea-
do el amo con mucho gusto.


La tal sala era hastante capaz, pero sus pare-
des estahan somhrÍas y desnudas, sin que tam-
poco hubiese bancos ni sillas. Llevaron de fuera-
un sitial para el presidente que no quiso admi-
tirle, sino permanecer en pie como los demas
miembros de la asemhlea; sirvió de mesa un ban-
co que se encontró por allí, y se pusieron~ dos di-
putados de guardia á las puertas; pero luego vine
á relevarles y ofrecer sus servicios, la guardia del
prevoste de palacio ... Acudió un gentio inmenso


• Pre(!Óst de l'liÓtel, este empleo rué creado por Felipe
el largo para juzgar todos los delitos que se cometiesen en la.
casa del rey. Era el prevoste, segnn Dutillet, uno de los prin-
cipales empleados de palacio y antiguamente se intitulaba rey
de los ribaldos (roi des .ribauds) hasta que Carlos VII}e hizo




RJ.:VOU;CION I'RANCJ.:S.<\.


y se empezó á deliherar sobre la ocurrencia del
dia, clamando unánimemente contra la suspcn-
sion de las sesiones y se propusieron varios medios
para precaver en adelante semejante medida. Cre-
ce 1a agitacion y ya pl'incipian ú discllrrirse par-
tidos estremos, entre los cuales propusieron al-
gunos diputados que ]a asamblea se trasladase á
Paris ~ cuyo dictámen fué muy bien recihido y dis-
putadocon acaloramiento, en términos que no
faltó quien se inclinase á que se pusieran todos
en camino á pie. Pero Bailly previó con espanto
las violencias á que podria estar espuesta la asam-
hlea durante .el viage ; y temiendo por otra parte
una escision en el cuerpo mismo , se opuso al
proyecto. Entonces fué cuando Mounier 8 pro-
puso á los diputados jurar que no se separarian
mIles de haher fundado una constitucion, y admi-
t!da que fué esta proposicion con entusiasmo, se
redactÓoinmediatamente b fórmula del juramento.


Bailly pidió por favor que le pel'lnitiescll ser
el primero que jurál'él y leyó la fórmula del ju-
ramento en estos términos. «¿Jurais solemnemen-
II te no separaros jamas, y reuniros en cualquier
II punto, donde lo exijan las circunstancias hasta


mudar el nombre sin alterar en nada sus funciones. Duró has-
ta el tiempo de la revolucion, en que la asamblea nacional
convirtió la guardia prcvolal en gendarIllcria uacional.


(N. del T.)




ASA!lIlLK\ CO~STTlTYENTE. \ 1789). 137
« que la constitucion del reino quede establecida
« y asegurada sohre bases sólidas? Pronunciada
esta fÓI'mula en alta é inteligible voz, resonó has-
ta fuera del recinto y todos se apresuraron á re-
petirla estendiendo los hrazos hacia Bailly, el cual
inmóvil y en pie recibió aquella promesa solem-
ne de asegurar por medio de huenas leyes el ejer-
cicio de los derechos nacionales. Al momento el
pueblo agolpado hizo resonar los aires con gritos
de viua la asamblea! viua el rey! Como para manifes-
tar que no por cillera Jl i por odio, sino por puro
deber, recobraba ]0 que de justicia se le debia.
Empiezan los diputados á firmar la declaracion
que acababan de hacer, y uno solo, llamado Mar-
tin d'Auch 9, afiadió á su nombre la palabra dt'-
sidenlc. Al instante se agruparon una porcion de
diputados á su alrededor, y entonces nailly se su-
bió sohre una mesa para que l.e oyeran mejor, y
dirigién : ose con moderacion al diputado, le hizo
presente que si hien tenia derecho para rehusar
su firma no asi el de formar oposicion. Persistió
el diputado en lo dicho, y la asamhlea , por res-
peto á la lihertad de pareceres, disimuló la pala-
bra y permitió que quedase consignada en el acta.


Con este nuevo rasgo de energia se arredró la
nobleza, y al dia siguiente se apresuró á llevar sus
lamentos á los pies del rey, escusándose en cierto
modo de las restricciones quc habia intercalado




138 REVOLUCJOX FRANCES.\.
en e] plan de conciliacioJl y pidiéndole su agislell-
cia. La minoría de los nobles pl'otestó contra este
paso, sosteniendo con razon que ya no era tiempo
de pedir la intervencion real, despues de haberla
desechado con tan poco juicio. Esta minoria á
quien por desgracia no se habia querido escuchar,
se componía de 1~7 individuos, cntre los cuales fi-
guraban militares y magistrados ilustres. Entre
ellos estaha el duque de I.iancourt 10, amigo verda-
dero de su rey y de la libertad; el duque de Larro-
chefoucauld, tan distinguido por su constante
providad como por sus grandes luces; Lal1i-Tolen-
dal H~célebre ya por los infortunios (le su padre y
por sus elocuentes alegatos en favor de ~u memo-
ria; Clermont Tonnerre 12, que era un orador de
mérito; los hermanos Lameth 13, coroneles muy
jóvenes y conocidos por sus talentos y bizarria;
Duport que se ha~)ia distinguido ya por su vasta
capacidad y la firmeza de su caracter; y en fin el
marqu~s de Lafayette Hl, defensor de la libertad
americana, y que unia á la vivacidad francesa toda
la constancia y modesta sencillez de 'Vashington.


Las intrigas entorpecian todas las operaciones
de la cort~ : la sesion real indicada para el lunes 22,
se difirió hasta el 23. Lo supo Bailly por una es-
quela que recibió muy tarde á la salida del conse-
jo pleno, en que se le daba noticia de la agitacion
que reinaha en las ideas. Estaba resuclto Necker




ASAMBLEA CONSTlTL'n:;STE. (1789). 13~)
á no asistir á la sesion por no autorizar con su pre-
sencia unos proyectos que desaprobaha, pues con
el ohjeto de impedir que se reuniesen los del esta-
<lo llano el lunes 21 se emplearon medios mez-
quinos, que son el recurso ordinario de toda au-
toridad d~bil, Y bajo pretesto de que se iba á ju-
gar un partido de pelota, mandaron los príncipes
ocupar el juego para aquel mismo dia. Pero la
asamlllea se entró en la iglesia de San Luis, don-
de se le reunió la mayoria del clero presidida por
el arzohispo de Vienne. Esta reunion se llÍzo con
mucha dignidad, y escitó la mas viva alegria por-
que era una señal evidente de que habia adopta-
do el clero el sistema de la veriticacion de pode-
res en comun.


Se habia sefialado el día siguiente 23 , para ce-
lebrar la sesion real ~ á que debian asistir los di-
putados del estado llano entrando por una puerta
distinta de la reservada á la nobleza y al clero,
procurando vengar en humillaciones la falta de
valor para someterlos. Llovía mucho y tuvieron
los diputados que aguardar bastante tiempo á pe-
sar de haber llamado varias veces el presidente,
para que le álJriesen la puerta, contestándosele
que no era todavía tiempo. Iban á retira-rse los di-
putados, pero llamó otra vez Bailly y entonces le
abrieron: mas i cual seria su sorpresa al encontrar-
se con que los dos prImeros estamentos estahan


l. 10




140 REVOLUCION FRANCESA.
sentados en sus propias sillas , cuya posesion ha-
bian querido asegurarse ocupándolas de antema-
no! Abrió el rey la sesion con un discurso en que
se cchaba de ver la debilidad por entre la energía
misma de las espresiones que eran poco adecua-
das á su carácter. Se ponian en su boca p~labr~s de
recriminacion y mandatos absolutos, como por
ejemplo, el :de la separacion por estamentos, anu-
lando las anteriores resoluciones del estado lla-
BO y ofreciendo sancionar la renuncia de los pri-
vilegios pecuniarios, cuando los poseedores tuvie-
5en á hien hacerla; mantenia los derechos feuda-
les, así los útiles como los meramente honoríficos ~
declarándolos propiedad inviolahle , y no consi-
deraha la reuníon de los tres hrazos como un ob-
jeto de interes general, sino como un mero resul-
tado de la moderacioíl de los primeros estamentos.
Por consiguiente exijia la ohediencia del estado lla-
110, Y se contentaha .con presumir la de la aristo-
cracia ,dejando al arbitrio de la nohleza y del clero
la facultad de decidir sohre lo que ~ les concer-
nía especialmente. Por último concluia por decir,
que si se le oponian nuevos ohstáculos ,haría por
sí solo el hien de su puehlo, mirándose como su
único representante. Asi estas palabras como el tono
en que fueron pronunciadas, produjeron una fu-
nesta irritacion en los ánimos, no contra el rey,
fIue bien veianno ser mas que un órgano débil de




ASAiUBLEA CO~:STl TUYENTE. (1789). 1.41
pasionesagenas, sino contra la aristocracia, que
era quien realmente se la habia dictado. Concluido
SiU discurso ,mandó el rey que la asamblea se se-
parase inmediatamente y se retiró seguido de la
nobleza y de una porcion del clero; pero se que-
daron la mayor parte de los diputados eclesiásti-
cos , y los del estado llano permanecieron inmóvi-
les guardando un profundo silencio. Entonces Mi-
rabeau, cuya costumbre era presentarse siempre
el primero en la lucha, se levantó y dijo: «Seño-
« res, confieso que todo cuanto acabais de oir po-
( dria producir la salvacion de la patria, si no
« fuesen siempre peligrosos los presentes del des-
« potismo. . .. ¿ Qué significa ese aparato de fuer-
« zas, esta violacion del templo nacional, para
« mandaros que seais felices ? ))


( ¿Dónde están los enemigos de la nacion? ¿ Está
el á nuestras puertas Catilina ? .. Pido que cubrién-
el do os con vuestra dignidad y con vuestro poder
« legislativo, no salgais de los límites de vuestros
el juramentos, que nO os permiten separaros an-
( tes de haber formado la constitucion.))


En aquel momento volvió á entrar en la sala el
marques de Brezé 16 , gran maestre de ceremo-
nias,y dirigiéndose á Bailly: ¿ habeis oido,le dijo,
las órdenes del rey? Si,respondió Bailly, pero voy
c( á tomar las de la asamblea. Si señor, interrum-
« pió Mirabeau, hemos oido las espresiones que se




142 IlEVOLUCION FRANCES.l.
( han sugerido al rey, pero vos no teneis aqui,
« ni "Voto, ni asiento, ni derecho de hablar. Sin
« embargo, para evitar toda dilacion, id Y decid


'(( á vuestro amo que estamos reunidos aqui por
(( la voluntad del pueblo, y que no saldrémos de
({ este lugar sino por la fuerza de las bayonetas. »
Retiróse MI'. de Brezé y Sieyes prorrumpió en las
siguientes palabras. » Somos hoy lo que éramos
(( ayer, deliberemos.» En seguida se puso laasam-
blea á deliberar sobre el mantenimiento de las
resoluciones anteriores, de las cuales dijo Barna-
ve u, (( la primera se reduce á declarar ({ué es lo
(( que somos. La segunda es relativa á las contri-
C( buciones que solo vosotros teneis derecho de con-
(( sentir; la tercera es el juramento de cumplir con
c( nuestro deber. Ninguna de estas medidas nece-
« sita de la sancion real, porque el rey no puede
C( impedir lo que no tiene facuItad de aprobar. »
En aquel momento entraron algunos criados para


_sacar los bancos, y varios soldados atravesaron el
salon y otros se situaron á fuera; los guardias de
corps se adelantaron hasta la puerta. Pero la asam-
blea continuó impávida recogiendo los votos, cuyo
resultado rué la unanimidad de mantener todas
las resoluciones anteriores. Mas como era de temer
que la asamblea pudiese ser amenazada por ha-
llarse en el centro de una ciudad que era toda del
rey, rodeada de criados de palacio y privada del




AS.,uIDLEA CONSTITUYENTE (1789). 143
auxilio del pueblo que despues se hizo tan temi-
ble, subió Mirabeau á la tribuna y propuso que se
decretára la inviolabilidad de todo diputado. En el
momento mismo la asamblea, sin oponer á la
fuerza mas que una voluntad magestnosa , declaró,
inviolahles á todos sus miembros, y traidm,'es, in-
fames y dignos de muerte á todos los que atenta-
sen contra sus personas.


Mientras tanto creyendo la nobleza haber sal-
yabo al estado con. aquella sesion real, felicitaba
al príncipe que habia sug'erido el plan, repartien-
do sus elogios entre él y la reina. Esta señora con
su hijo en los brazos y mostrándole á sus celoso~
cortesanos-, recibia sus juramentos y se entregaba
á una ciega y timesLa confianza. En aquel mismo
instante se oyen S'ritos confusos, y asomándose to-
dos á los balcones ven á .Necker aclamado por
el puehlo por no haher asistido á la sesion real.
De repente se trocó en susto la alegria; y el rey
y la reina llamaron á Neckev, á quien aquellas
augustas personas se vieron en la precision de su-
plicar que continuase en el ministerio. Consintió
en ello Necker; cubriendo en parte á la corte con
la popularidad que t le habia dado su determina-
cion de no asistir á la sesion real.


De este modo se verificó la primera revolucÍoll,
en la cual el estado llano supo recohl'ar el poder
leg'islativo, que perdieron sus adversarios por ha-




144 nEVOLUClON FRAXCE'SA.
])er querido conservarlo esclusivamente. Pocos dias
bastaron para que se consumase enteramente
aquella revolucion legislativa, á la cual se susci-·
taron todavia algunos obstáculos mezquinos, como
por ejemplo, el de obstruir las comunicaciones
interiores del edificio de los Estados generales;
pero quedaron sin efecto. El 24 vino la mayoria
del clero á pedir la verificacion de poderes en co-
mun para deliberar en seguida sobre las proposi-
ciones hechas por el rey, en la sesion de 23 de' ju-
nio. Mas la minoría continuaba deliberando en su
s~la particular. El arzobispo de Paris Juigné 17, pre-
lado virtuoso y bienhechor del pueblo, pero pri-
vilegista obstinado, se vió atropellado y en la pre-
cision de prometer que se reuniría, yen efecto vino
á la asamblea nacional, en compañía del arzo-
bíspo de Burdeos, que era un prelado popular ,
á quien verémos mas tarde ocupar una silla mi-
nisterial.


Reinaba la mayor agitacion en tre los nobles,
cuyas pasiones inflamaban sus agitadores acos-'
tumbrados. El mas ardiente de todos, D'Espreme-
nil propuso atacar al estado llano ante los trihu-
nales por conducto del fiscal del parlamento,mien-
tras que la minoria estaha por la reunion,y así fUi'.
desechada la propuesta en medio del tumulto. El
duque de Orlcans apoyó la proposicíon, por mas
'pIe la víspera huhiese prometido lo contrario' á los




AS,UTBLEA CONSTITUYENTE (J789). 145
Polignac. * Mas hahiendo resuelto 47 individuos de
la nobleza reunirse á la asamblea general, á pesar
de la decision de la mayoría, se preselltaron to-
dos á un tiempo y fueron recibidos en medio de
la alegria pública, sin embal'go de que en sus
tristes semblanli~s se manifestaba la repugnan-
cia: porque, comodecia Clermont-Tonnerre,obe-
decían á la voz de su conciencia, pero con el do-
,lor {le separarse de sus hermanos. ti: Venimos, de-


(\' cía este diputado ilustre, á concurrir á la rege-
« neracÍon pública; cada uno de nosotros os dará
« á conocer el :grado de actividad que nos per-
« initen nuestros poderes. »


Cada dia iban verificándose nuevas reuniones,
v crecía el número de los miembros de la asam-
~


Mea. De todas partes llegaban representaciones
de ciudades y provincias enteras, que manifesta-
ban la mas viva adhesion ; distinguiéndose parti-
cularmente el Delfinado, incitado por Mounier,
Paris, y hasta el palacio real, que se atrevió á di-
rigir á la asamhlea una diputacion,que fué admi-
tida en consideracíon á los peligros que la rodea-
han y por no cllagenarse la multitud, cuyos es-
ceiOS no se preveían todavia. Era menester al con-
tt'ario coutat' con su energía y apoyarse en ella,
aUllclue para muchos fuese dudosa y considerada


* Véase Fl'l'l'ieres.




146 llEVOLlTCIO~ }·RA~CESA.
pOl' otros como un suellO lisongero. Asi fué que
los aplausos de las tribunas públicas, importunos
tal vez, sostenian la asamhlea , que no se atrevió
á imponerlas silencio. Bien lo conocia Bailly y
({uiso remediarlo, pero sus reclamaciones no fue-
ron oidas, y su voz fué interrumpida por aplausos
estrepitosos ••


No deja de ser reparable que entre las felícitaciones le-
gítimas que se hicieron á la. asamblea, apenas instalada, se
(:nente la muy ilegItima del palacio real, que es como si di-
j{'ramo!> la de los corrillos de la puerta del sol de Madrid. Es-
ta mania de popularidad, de que adolecen tauto las corpora-
ciones como los individuos, las hace transijir muchas vecps ,
no 5010 con la ley, mas tambien con la propia esencia de su
institucion '. d'ando márgen á desaeatos que pront(} se COIl-
vierten en tirania. Con haber admitido la asamblea esta im-
pertinente f€licitacion del que entonces no era mas que popu-
lacho conducido por demagogos, ó pagado t.al vez por el di-
nero de la casa donde se tenian tales reuniones, se puso en
posesion á la multitud del voto deliberativo, que solo corres-
pondia á los representantes de la nacion. Este voto tardó muy
poco en pasará sel' precepto, y degeneró luego en sentencias'
y sentencias de sangre. El resto de esta historia- presental'á
demasiados ejemplos de esta verdad·, que debieran haber sel'-
"ido dc C5cal'miellto á otros pueblos que se encuentl'an en
igual caso; pero desgraciadamente en España no han produci-
do el saludable efecto que debieran. Las falsas teorias de lo
Ijue suele llamarse opillion pública sed'ucen á muchos hombres
I,ien intencionados y sirven de instrumento ;( nQ pOCHS ,per-
,'ersos. Casi nunca esos gritos de los agitadOl'es son la opinioll
general del pais; pero clIando se toleran, se aplauden y se




ASAlIllLE.\ CO~STlTL"YENTE (1789) U1
Continuahan las sesiones de la mayoría de' la


nobleza en medio del tumulto y de las mas vio-
lentas vociferaciones; pero llegaron á atemorizarse
los que la dirigian ,de suerte que los mismos que,
pocos dias antes se esfol'Zaban en persu::tdir la re-
sistencia , fueron los que aconsejaron la reunion.
Pero no eran fáciles de conducir las. pasiones ya
escitadas en estremú. Tuvo el rey que escribirles
una carta, y la corte y los grandes se vieron redu-
cidos á suplicarles que cediesen, diciell{lú á los
mas ohstinados que la reunion dural'ia muy poco
porque se acercahan las tropas, y era indispen~
sable hacer este sacrificio para salvar al rey. Se
arrancó por fin el consentimiento en medio del
desórdel1, y la mayoría de la nohleza, seguida por
la minoría del clero, vino el 2, de junio al seno
de la asamblea. Hablando en nombre de todos,
el duque de Luxemhourg, dijo; que venian por so-
lo daral rey una prueha de su respeto, y á lanaeion
tIe su patriotismo. «Ya está completa la familia Jj
contestó Bailly, y suponiendo que hahian venido
todos y que no se trataha de verificar los poderes,


reciuen gratamente pOI' las alltot'idades Ó por los cuerpos le-
gislativos, esos gritos acaban por formarla y de ahi se siguen
Jos en'ores y 105 crímenes, ¿ Cuando acaharán de desengai'íar-
se 105 homhres de que ulla vez constituido Ü'gítilllalllellte un
gobierno, d \1Ueblo no dehe lcnCl' mas accion que la de obe-
ti l't'l'l' á las leyes ~ (N. rlrl T.)




148 REVOLUCION FRANCESA.
sino de deliberar en común, ailadió, tI podrémos
«ocupamos inmediatamente y sin distraernos á
(( otro asunto en la rcgeneracion del reino y en
({ la felicidad pública. l)


Todavia se ensayaron algunos pretestos para sal-
var las apariencias y para que no se creyese que
se habia cedido á la necesidad. Venian los recien
llegados á la asamblea, juntos, para figurar una
corporacioll , y siempre des pues de abierta la se-
sion, afectaban quedarse en pie detras del presi-
dente, por no parecer que habían tomado asien-
to; pero BailIy consiguió á fuerza de modcracion
y firmez.a vencer todas las resistencias y al fin se
sentaron. Tamhien se le quiso disputar la presi-
dencia, no á viva fuerza, sino unas veces con su-
percherias y otras por medio de negociaciones se-
cretas. No obstante Bailly se mantuvo firme, no
ciertamente por amhicion, sino por deber, dando
el ejemplo de que un mero ciudadano, conocido
únicamente por sus virtudes y talento, presidiese
á todos los personages del reino y de la iglesia.


Evidentemente estaba concluida la revolucion
legislativa, pues aunque la primera discusion no
bubiese tenido mas objeto que el modo de verifi-
car los poderes y no el de cómo se habia de votar,
y aunque huhiesen declarado los unos que no se
reunian sino para hacer la verificacion en comun ,
y los otros que solo por cumplir con la voluntad




ASA1IBLEA Cü:'iSTJTHE~TE. (J789). 14~
del rey manifestada el 23 de junio, ciertamente
el'a~ ya inevitable la votacion por cabezas, y toda
reclamacion era inútíl é impolítica. Sin embargo,
protestó el cardenal de Larrochefoucauld en nom-
bre de la minoria, asegurando que su reunion no
habia tenido mas objeto que deliberar sobre los
asuntos generales., reservando siempre el derecho
de formar un estamento á parte. Replicó el arzo-
bispo de Vienne con bastante acaloramiento, que'
en ausencia de la mayoría la mi noria del clero no
bahia podido decir nada, y que no tenia derecho
para hablar en nomhre de la clase entera. Reha-
tió }Iiraheau con mucha fuerza aquella preten-
sion, diciendo que estrañaha se pt.'otestase en el
seno de la asamblca contm la asamblea misma,
y que era preciso reconocer su soberania ó reti-
l'arse.


Se suscitó entonces la cuestion de los poderes ó
mandatos imperativos, pues la mayor parte de
aquellos documentos espresaban la intencion de
los electores con respecto á las reformas,imponién-
(lola ú sus diputados de un modo obligatorio. An-
tes de pasar adelante convenia decidir hasta qué
punto era posible conformarse con ellos y resolvcF
previamentc esta cuestion , la cual se discutió muy
detenidamente. Querian algunos que se apelase [t
Jos comitentes, mientras que ot1'OS eran (le pare-
¡,:cr fIue la única mísioll fplC hahían podido dar


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150 REVOLUClDN ¡?RA::\'CESA.
aquellos era la de votar en su nombre, despues
de discutidos y esplanados 108 asuntos por los di-
putados de toda la nacion; mas no· creian que se
les hubiese podido dar una opinion ya formada.


En efecto, si las leyes se han de hacer solamen-
te en un consejo general, bien sea porque se' ha-
llan mayores luces en las clases distinguidas, ó·
porque no se puede formar un juicio cabal sin
que hayan convenido recíprocamente entre sí to-
das las que constituyen la nacion ,la consecuen-
cia natural es que los diputados han de ser lihres
de todo mandato ohligatorio. Apoyando la razon
con un poco de ironia, dijo Mirabeau que los que
se contemplasen ligados por mandatos imperativos
hubieran podido escusar su venida, y que con de-
positar sus poderes sobre los bancos habian cum-
plido con su misiono Previendo Sieyes con su
acostumbrada sagacidad que á pesar de la justí-
sima decision de la asamhlea, un gran número dC'
diputados opondrian sus· juramentos; y que atrin-
cherados con su conciencia se creerian inataca-
bies, propuso pasar á la Ói-den del dia, motiván-
dola en que á cada uno le tocaba apreciar el valor
del juramento prestado. « Considérese como au-'
{(sentes, dijo, á los que se creen ligados por sus
«(poderes, como se hace con respecto á los que se
((han negado á la veriticacion de ellos en la asam-
«bIea general.» Se adoptó este prudente parecer,




ASAMBLE.\. COYSrU'UYEUE (1789). \ i 51
porque si la asamblea se hubiese empellado en
obligar á los disidentes, les habria dado un pretes-
to plausible, mientras que dejándules en liber-
tad era seguro que vendrian y la victoria se asegu-
raba.


El objeto de la nueva convocacÍon era la rofor-
ma del estado, -es decir la formacion de una cúns-
titucion de que carecia la Francia, á pesar de
cuanto se ha dicho en contral'io. Si se quiere dar
este nombre á toda clase de relaciones entre el
gobierno y los gobernados, sin duda que la Fran-
cia poseia una constitucion, pues había un rey
que mandaba y :unos súbditos que obedecían:
verdad es que unos ministros mandaban prender
á su 'antojo á cualquiera: que los arrendadores
cobraban hasta el último maravedi del pueblo,
y que los parlamentos habían sentenciado á
muchos infelices al último suplicio. De :esta clase
de constituciones no carecen ni los pueblos mas
bárbaros. Verdad es tambien que se habian cele-
brado en Francia estados generales, pero sin atri-
buciones fijas, sin periodos conocidos y siempre
sin resultados. Habia existido una autoridad real
unas veces nula y otras al)soluta. Habia habido
tribunales ó cortes sobel'anas, cuyas atribuciones
habian sido varias veces judiciales y legislativas á
un mismo tiempo. Pero no existia ley ninguna que
afianzase la responsabilidad ,de los agentes del po-




152 REVOLUCION FRANCESA.
del', la libertad de la imprenta, la libertad 1Il-
dividual y por fin todas las garantias que en el
estado social suplen y reemplazan la ficcion de la
libertad natural. *


Todo el mundo conocia y confesaba la necesidad
de una ·constitucion y asi lo espresaLan todos los
poderes con mucha energia , esplicándose formal-
mente sobre los principios fundamentales de ella.
Prescribian unánimemente el gobierno monár-
quico hereditario de varon en varon , atribuyen-
do esclusivamente al rey el poder ejecutivo; pe-
dian así mismo la responsabilidad de todos los
agentes del poder; el concurso de la nacion y del
rey en la formacion de las leyes; la votacion de
los impuestos y la libertad individual. Pero no cs-
taban acordes acerca de la creacion de una ó de
dos cámaras legislativas, ni sobre la permanencia,
periodicidad y disolucion del cuerpo legislativo,
ni sobre la existencia política del clero y de los
parlamentos, ni sobre la estension de la libertad
de imprenta. Tantas cuestiones resueltas ó pro-
puestas por los mandatarios demostraban bastan-
te el movimiento del espíritu público en todo el
reino, y cuan general era el deseo de libertad en
toda la Francia. ** Pero fundar una constitucion


* Véase la nota 3 al fin del tomo.
,.* Nota 4 al fin del tomo.




ASA¡UBLEA CONSTITUYEHE (1789). 153
entera en medio de los escombros de una legisla-
"cion antigua, á pesar de todas las resistencias y
con la fel'mentacion desordenada de los ánimos,
era obra grande y dificil. Ademas de las disensio-
nes que debia ocasionar la diversidad de intereses,
era tambien temible la diverg"encia natural de opi~
nionel;. Escita tan fuertemente los ánimos la crea~
cion de una legislacion entera adecuada á. un gran
pueblo; le inspira proyectos tan vastos y esperan~
zas tan quiméricas, que no era estrai"Ío que se to~
masen medidas vagas ó exageradas y muchas ve-
ces hostiles. Para que hubiese cierto órden en los
trabajos se nombró una comision que calculase su
estension ydistribucion. Fueron elegidos al efec-
to los miemhros mas moderados de la asamblea,
entre ellos lUounier que estaba dotado de talen~
to y pl'udencia, aunque era algo ohstinado, si
bien el mas laborioso é influyente. El fué quien
preparó el órden de los trabajos.


No era la única dificultad que tuviese que ven-
cer la asamblea, la formacion de una constitu-
cion. Dificil era que entre un gobierno mal dis.".
puesto y un pueMo hambriento que exigia un
pronto alivio, no se mezclasen asuntos de admi-
nistracion. Poco confiada la asamblea en ]a auto-
ridad, y deseosa al mismo tiempo de socorrer al
pueblo, no podia evitar, por exenta que estuviese
de amhicion, de ir poco á poco usurpando una par-




RJl"OLCCIOS I'ILlNCESA.


te del poder ejecutivo. • Imitaba en estel el ejemplo
flue le hahia dado ya el clero, proponiend() insi-
diosamente :al estado llano que se ocupase inme-
diatamente de subsistencias. Apenas acabada (le
constituirse la asamblea, nomhró una comision de
suhsistencias sohre cuya materia pidió informes
al ministerio y propuso facilitar la circulacion de
víveres de una provincia á otra y aun trasportar-
los de ofióo, segun fuese menester, á los puntos
en que escaseaban de ellos, repartir limosnas y
proveer á estos gastos por medio de empréstitos.


El ministel'io la dió parte de las medidas efica-
ces q1!le habia tomado en union con el rey, que
como buen administra(lor las habia facilitado con
todo su poder. Propuso Lally-Tolendal algunos
decretos sobre la libre circulacion; pero hizo pre-
sente l\Iounier, que siendo necesaria la sancion
real para su ejecucion y quedando todavia este
punto por arreglar, se originarian gTaves dificul-
tades : asi se iban amontonando 10$ ohstáculos de
todas clases. Era preciso hacer leyes sin que e~tu­
viesen fijlldas todavia las formas legislativas; fis-


" Ni esta razon ni la que se sigue de la comparacioll cou
la conducta del clero disculpan las repetidas usurpaciones de
la :\samblea nacional y quc provocaron conatos de imitarla
sacudiendo el yugo de su intervellcioll. Dígase que entonces
no estaban bien trazados los Iímitcs de los respectivos pode-
rcs y esta será la verdadera escusa. (N. drl 1:)




ASAl\lBLEA CONSTiTUYENTE (1789). 155
~alizar la administracion sin atacal' la autoridad
ejecutiva y vencer tantas dificultades, á pesar de
la mala voluntad del gobierno, de la oposici.on
de los interesados, de la divergencia de los áni-
mos y de las exigencias de un pueblo que acaLaba
de despertarse repentinamente y que se agitaba
á poca distancia de la asamblea en medio de una
inmensa capital.


Corta es en efecto la distancia entre París y Ver-
salles, pues se puede ir dos yaun tres veces en un
dia desde un pueblo á otro, de suerte que la me-
nor agitacion que se manifestase en Paris, tenia eco
inmediatamente en la. corte y en la asamblea.
Ofrecía .Paris en aquel momento un espectáculo
extraordinario.Ueunidos los electores en 60'distl'Í-
tos, no habian querido separarse despues de con-
cluidas las elecciones y habian permanecido reu-
nidos, hien sea púa dar instrucciones á sus di-
putados, ó movidos solamente por aquel afan de
reunirse y agitarse que siempre existe en el co1'a-
zon de los hombres y que estalla con tanta mas
violencia , cuanto por mas tiempo ha estado com-
pl'imido. Les habia sucedido á los electores lo mis-
mo quc á la asamblea nacional. Se les cerró el lo-
cal de sus sesiones y ellos se trasladaron á otro,
hasta que al fin obtuvieron que se pusiese á su
disposicion la casa de la ciudad, en donde conti-
nuahan l'euniéndose y correspondiendo con sus


J. 1 1




156 REVOJ,UCION FRANCESA.
diputados. Todavia no existían periódicos que die-
:o;cn cuenta de las sesiones de la asamblea nacio-
na] , por cuyo motivo era preciso reunirse para
iaber lo que pasaba. En el jardin derpalacio real,
se congregaba el mayor concurso de gentes. Este
magnífico jardin, rodeado de las mas ricas tiendas
de Europa, hacia parte del palacio del duque de
Orleans, y á él concurrian los estrangeros , los h om-
bres de mala conducta, los ociosos y sobre todo los
mas acalorados agitadores. Alli se oian los discur-
sosmas atrevidos, ya en los cafés ya en el mismojar-
din. Se veian á menudo oradores subidos en una
mesa, rodeados:de un gentío inmenso, escitándole
con palabras violentas, que nadie se atrevia á casti-
gar , porque alli reinaba la multitud como sobera-
na. Entre los mas ardientes figuraban unos hombres
que pasaban por adictos al duque de Orleans , cu-
yas riquezas y prodigalidades eran sabidas de to-
dos, así como sus enormes empréstitos. Su pro-
ximidad al trono y su ambicion mal definida, y
peor disfrazada, eran otros tantos motivos que
le acusaban de complicidad. Sin designar ningun
nombre propio, puede á lo menos certificar la his-
toria que se derramó mucho oro sin duda, y que
si bien la parte sana de la nacion deseaba ardien-
temente la libertad, no f:tltahan agitadores, que
aprovc<:hándose de las circunstancias, conmovían
las masas popularc~ 7 exót[mdolas ú cometer csce-




.\S.\.\lBI.E.\. CO~STITUYE~TE (17S~h t:17
sos bajo pl'cfcsLo de mejorar su suerte y ¡'livial' sus
padecimientos. ]}las en to.1o caso no debe contal'S(~
t~ste influjo entre las causas de la revolucion, pOI'.
(lUC no se hace mover á una nacilln entera de 2:")
millones de almas con un poco de oro, ni COJl
maniobras secretas.


Pronto se presentó una ocasion de tUl'hulencias.
Las guardias francesas ~ tropa escogida que hacia
parte de la gual'dÍa real ~ residían en París, é iban
y venían alternativamente de París á Versalles cua-
tro compartías de aquel cuerpo, para el servicio
de palacio. Ademas del descontento que habia cun-
dido entre los soldados por la severidad exajel'ada
que se hahía introducido recientemente en la dis-
('ipJina, tenían motivos de queja de su nuevo co-
l'onel. Cuando el saqueo de la casa de Reveil1on,
se mostraron algo encarniz.ados mntra el pueblo;
pero mas tarde manifestaron sentimiento de su
mnducta en aquella circunstancia, y con la fre-
cuencia de sus relaciones con los habitantes de París
iban cediendo poco á poco á la seduccio'll. Por otra
parte no podian disimularse los soldados , cabos
y sargentos que no había ascenso pal'a ellos, y les
incomodaha ver á sus oficialitos jóvenes hacer poco
óningunsel'vicio, presentándose únicamente en los
días de pal'ada , y desdeñándose de seguir Nl'egí-
miento á los cual'tel~s, Allí como en otras paites ,
haJ)ia un estado llano que lIeyaba toda la caJ'fp siu




REVOLUCION FRANCESA.


compensaéion ninguna. Hubo pues en el cuerpo
algunos actos de indisciplina, y de resultas fueron
arrestados algunos soldados y conducidos á la car-
celll1ilitar de la alJadia. Inmediatamente se reu-
nió la gente en el palacio real gritando á, la abadia:
á donde se dirigió en efecto, y lOmpiendo las puer-
tas sacó á los presos y los llevó en triunfo al jar-
din el día 30 de junio. Mientras que estaban los
soldados custodiados en aquel sitio por el pueblo,
se escribió una carta á la asamblea pidiendo su li-
hertad. Pero viéndose esta comprometida entre el
pueblo por una parte y el gobierno por otra, sos-
pechando que este último iba á decidir en su pro-
pia causa, se veia en la precision de intervenir y
mezclarse en la policia pública. Para evitar uno y
otro tomó una resolucion tan acertada como pru-
dente, cual fué la de hacer saher á los parisienses
su deseo de mantener el buen órden , exhorLándo-
les á que no le alterasen, y al mismo tiempo envió
una diputacion al rey para implorar su clemen-
cia , como medio infalible de restablecer la con-
cordia y la paz. Agradecido el rey á la moderacion
de la asamblea, ofl'eció ser clemente despues de
restablecido el órden , é inmediatamente volvie-
ron las guardias á la cárcel, de donde salieron po-
co despues en virtud de un indulto real.


Todo iha bien hasta entónces, pero la reullion
de la nobleza á los otros dos estamentos no se ha-




ASA;\lDLEA CONSTlTUYEHE (,l78H). 15H
\)ia eSec\uaÓ.o s.in l'epugnanc1a ne s\\ parte y so\o
bajo la promesa de que duraría poco. Continua-
Lan diariamente sus juntas particulares, y protes-
taban contra las operaciones de la asamblea nacio-
nal. Pero iba disminuyéndose progresivamente el
número de sus miembros en términos que el 3 de
Julio era de 138, el 10 de H3 , Y el11 de 80. Sin
emhargo persistían los mas obstinados y el 11 re-
resolvieron presentar una protesta que no llegó á
redactarse eon motivo de los acontecimientos que
sobrevinieron. Por su parte la corte no hahia cedido
voluntariamente, ni renunciaha á los proyectos
que tenia formados. Disipado el miedo que la
acometió despues de la sesion real de 23 de junio,
11abia cOJlselltido en la reunion general, con la
esperanza de entorpecer la marcha de la asamhlea,
por medio de los noJ,les, hasta llegar á disolverla
á viva fuerza. Habia conservado á Necker única-
mente pam cubril' con su presencia las tramas
secretas que se urdian; pero la agitacion que este
notaba y la reserva que se guardaha con él, le
indicaban (Jue hahia m¡uJuinaciones de entidad.
El mismo rey no lo sabia todo, y no hay duda
que los proyeclos ihan mucho mas allá de lo que
él queria. Creia Necker que toda la accion de un
homhre de estado consistia en raciocinar, y solo
tenia fuerza para hacer representaciones inútiles"
De acuel'do con Mouni('l', Lalli Tolcndal y Cl('l'-




:160 REVOLFCION FHANCES,\.
mont-Tonncl'l'c, meditaban juntos sohre los medios
de adoptar en I,'rancia la con8tituci~1l inglesa. Du-
rante este tiempo la corte seguía en sus prepara-
tivos secretos, por cuyo motivo se mandó detener
á varios diputados nohles que intentaban retirat"-
se, hacíéndoles esperar un desenlace próximo.


Se acercahan las tropas bajo el mando del viejo
mal'iscal de Bl'oglic 18 , que habia sido nomhrado
comanthnte general, y del BaFon de Bezenval lD, (Iue
obtuvo el mando pat"ticular de las que estaban
situadas al rededor de Paris, compuestas de quin-
ce regimientos, los mas de tropa estf~mgera. Por
su jactancia y amenazas inoportunas, los cortesa-
nos desculn'ieron el peligro comprometielUlo asi el
t-xito de sus proyectos.


Instruidos los diputados populétres, no de to-
dos los pormenores del plan, que no era conoci-
do todavia y que ¡a,mas- supo enlet"ame·nte el re) ,
pero sí de que era de temer a1guna violencia, se
in'itaron como el"a regular y pensaron en los me-
dios de resistide. Se ignora y pt'obahlementc- se'
ignorará siempre (Iué medios secretos se emplea-
ron para la insllrreccion del f '1- de juli(Y, pero po-
co importa saherlos. Si es cierto como lo es que
la arislo~racia conspimha, nada Üene de estl."aiio que
erpuehlo conspirase tamhien. Los medios eran unos
mismos, y lo único (lile podría tlifercnciarlos sc-
l'Ía la jnsticia de la causa y esta no es taba ci;erl,l-




ASAiUBLE.\ CONSTlTUYE.'HE (1789). 161
mente de parte de los que querían revocar la~l'eu­
nion de los tres estamentos , disolver la represen-
tacíon nacional y pel'segu.ir á sus mas animosos
diputados.


Pensó lUirabeau que el medio mas seguro de
intimidar al gohierno era reducirle á diswtír pú-
blicamente las medidas que se le veía tomar, á
cuyo fin era preciso denunciarle abiertamente, y
si titubeaba en sus contestaciones ó las tergiversa-
ba , era bien manifiesta su culpa y la nacion que-
daba advertida y sublevada.


En consecuencia, propuso suspender los traha-
jos de la constitucion y pedir al, rey que mandase
alejar á las tropas, cuidando de manifestar en sus
palahras el mayor respeto al monarca, al mismo
tiempo que prodigaha los mas severos vituperios
al gohierno, asegurando que llegaban diariamen-
te nuevos batallones; que todos los pasos esta-
han cogidos; que los puentes y paseos públicos se
habian convertido en puestos militares; que mu-
chos hechos públicos y secretos, muchas órdenes y
contra-órdenes precipitadas se daban á la vista de
todo el mundo y anunciaban la guerra, y por úl-
timo, tomando al fin de su discurso un tono to-
davia mas acre, concluyó de este modo: c( Se ame-
(maza á la nacion con un número de soldados
«mayor que el que, tal vez, se pondría sobre las
«;u·mas PIl una invasion estrangcra , mil veces ma-




162 ltEVOLUCION FRANCESA.
«yor á lo menos que los que se ha procurado rCll-
(mil' para socorrcr á unos amigos mártit'es de su
«fidelidad, y sobre todo para conservar la precio-
«sa alianza de los holandeses, adquirida á costa
«(le tantos sacrificios y tan vergonzosamente per-
«dida.»


En medio de los aplausos unánimes que escitó
este discurso, se adoptó la representacion redacta-
da por Mirabeau, suprimiendo únicamente el pár-
rafo en que pedía que las tropas fuesen reem-
plazadas por milicias urlJanas. En esta célebre re-
presentacion que, segun se cree, no escribió Mi-
raheau, pero cuyas ideas son suyas y redactadas
por un amigo, preveía cuanto iba á suceder; es-
to es, la sublevacion del puehlo y la defeccion
de las tropas por el roce con los ciudadanos. Igual-
mente astuto que audaz, se atrevía á asegurar al
rey que sus promesas no serian vanas. « Nos ha-
«(beis llamado, le decia, para regenerar el reino,
«y quedarán cumplidos vuestros deseos á pesar
«de los engaños, de las dificultades y de los pe-
ligros.» cte.


Una diputacíon de 2!~ miembros tle la asam-
hlea puso la representacion en mallOS dd rey,
(l11ien no queriendo esplicarse demasiado daro ,
contestó que la reunion de tropas tenia por úni-
co objeto la tranquilidad pública y la Ilroteccion
d{'bida á la asamblea, pero que si esta huhiesc




.o\S.BmLEA CONSTITUYENTE (1789). 163
concebido alg·unos temores, la trasladaria á Sois-
sons ó á Noyon, y que él mismo iria á residír en
Compiegue.


No podia contentarse la asamblea con semejan-
te respuesta, y mucho menos con la oferta de
alejarse de la capital pal'a encontrarse entre dos
campamentos. Propuso el conde de Crillon 20 que
se fiase la asamblea en la palabra de un rey'
homhre de bien. (La palahra de un rey homhre
(de hien, dijo lUiraheau, no basta para garanti-
(zar la conducta de sus ministros. La ciega COll-
«fianza en nuestros reyes nos ha perdido. lIemos
«pedido que se retiren las tropas, mas no el huir
(delante de ellas, y asi es preciso insistir todavia
y s 1Il cesa)'.»)


No tuvo apoyo esta mocion porque era dema-
siada la frallfIueza que ostentaba l\Iiraheau para
que le perdonasen las maquinaciones secretas, si
es cierto que se emplearon estas últimas.


Había llegado ya el 11 de julio, en quocomo
otras muchas veces habia dicho Necker al rey, que
si HO le eran gTatos sus servicios estaha pronto ú
retirarse con sumision. Desde luego acepto esa pa-
labra, le respondió S. l\I., Y el 11 por la noche
l'ecibió Necker una esquela suya, en que le inti-
maha (Iue la cumpliese, instándole á que no di-
firiese su partida y añadiéndole que esperaba de
su lealtad que guardaria el mas profundo silencio




16-i- REVOLUCION FR.\~CESA.
sobre ella. Justificó Necker en esta circunstancia b
honrosa confianza del monarca, saliendo sin avi-
sar á nadie de su propia familia, ni á ninguno de
sus amigos, y á las pocas horas estaba ya muy lejos
de Versalles. Al dia siguiente 12, que era domin-
go, empezó á correr la voz de que Necker habia
sido depuesto, igualmente que su~ compailel'os
en el ministerio, l\Iontmorin 2\ La Luzerne 22 , Pui-
segur 23 y San-Priest 211 á quienes .reemplazaban
Breteuil 25 , La Vauguyon 26, Broglie, Foulon 21 y
Damccourt 28, casi todos sindicados por su oposi-
cion á la causa popular. En un momento se esten-
dió el alarma por todo Paris y se llenó de gente
el palacio real. Un jóven llamado Camille Des-
moulins 29, que se dió á conocer despues por su
exaltacion republicana, dotado de una alma sen-:-
sible aunque demasiaclo fogoso, se subió sobre una
mesa ense¡ülndo unas pistolas y gritando á las ar-
mas; arrancó una oja de un árbol y se la puso en
guisa de escarapela incitando á todos á que le
imitasen.


Al momento quedaron deshojados los árholes y
corrió la gente ft buscar en un musco inmediato
los bustos de .cera de Necker y del duque de 01'-
leans , amenazado, decian, con el destierro, y los
fué llevando en triunfo por las calles deParis. En
la de San Honorato , cerca de la plaza de Vendo-
me, se encontró la turha con un destacamento del




. ~ ,."


e ••


.. ,






AS.umLEA f.O~S1TnjTIlXrE (17Sn). 163
J'(~gímicnto de caballería real aleman que la em-
histió é hirió á varías personas, entre eHas- á un
soldado de las guardias fi'ancesas. EstO's últimO's
dispuestos ya á favor dd puebla y encO'nados cO'n-
tra el rea1-aleman, con quien hal.>ian tenidO' uIt
mal encuentro algunO's días antes, tenían sus
cuarteles cerca de la plaza de Luís XV é hicierO'n
fuego contra el real-aleman. El príncipe de Lam ..
l)esc 3. que mandaba aquel regimientO', se replegó
sO'bre el jardin de 'fullerías, cargandO' á la gente
pacítica que paseaba, mató á uil ancÍano en me-
tEO' de la cO'nfusiO'n y mam\ó evacuar el jardin.
Mientl'as tantO' iban concentrándO'Se en el campo
tIe marte las trO'pas, que rO'de-ctban á París.


EntoilccS ya no tuvO' límites el terrO'r y no tar-
{Ió en convertirse en enfurecimientO', derramándu-
se la turhit pO'r todas, partes y gritandO' á las armas.
LO's electO'res que se hallaban reunidos en aquella
hO'ra en la casa de la ciudad, se vieron rodeadO's
en un instante pO'r la muchedumbre, pidiendO' ar-
mas que ya nO' les podian reusar, pO'rque el pue-
blO' se estaba apoderando de eUas en el mO'men-
to mismO' en que se deliheraha sO'hre si se le de-
Lían entreg'ar. Tuda la autoridad residía en aquel
mO'mentO' en lO's electO'res', que viéndO'se privadO's
(le tO'do pO'der activo tO'marO'n las medidas que
exigian las cÍl'cunstancias, y decretaron ]a cO'nvo-
t:acion de los distritos, adonde se apresuraron á




W6 REH)LGCION FllA:'ICES.\.
concurrir todos los ciudadanos para ]mscar los mc'-
dios de preservarse á un liempo del furor popular
y de las tropas reales. Duranle la noche el puehlo
que nunca pierde de vista lo que le interesa, in-
vadió y derrihó las harreras , * dispersó á los em-
pleados y dejó libres todas las entradas. :En segui-
da corrió la gente á saquear las tiendas de los ar-
meros y volvieron á dejarse ver aquellos foragidos
que ya se hahian notado en el saqueo de la casa
de Reveillon, armados con lanz.as y palos, salien-
do como de debajo de tierra é infundiendo un es-
panto general. Se ve1'ificaron estos acontecimien-
tos el domingo 12 de julio y durante la noche si-
guiente. El lunes por la mañana, los electores que
continuahan reunidos en la casa de la ciudad, pen-
saron en dar una forma mas leg'al ú su autoridad y
llamaron en consecuencia al prevoste de los mer-
caderes, que era como si dijésemos el correjidor
do la ciudad. No quiso consentir afluel magistra-
do sino despues de haber sido requerido formal-
mente lo cual se hizo agregándole un cierto nú-
mero, de electores en clase de adjuntos. Asi se es-
tahleció una municipalidad revestida de todos los
poderes, que llamó inmediatamente al directo l'
de la policía, y redactó en pocas horas un plan de
armamento de la milicia urhana.


* L1ámanse asi las puertas donde se cohra en París el de-
recho de entrada de comcslihlc" (N, del 7',)




ASAmlI_EA CmSTlTLJYE~TE. (1189). 167
Debia componcrsc esta milicia de 48 hatallones


formados en los varios distritos, debiendo tener
por distintivo la escarapela encarnada y azul en
lugar de la v~rde. Se dió órden de prender, tles-
armar y castigar á toda persona que se cogiese
con armas y con escarapela si no justificaha estar
inscrito en la lista de la miliciá urLana del distri-
to. Tal fue el primer origen de las guardias nacio-
nales. Adoptaron este plan todos Jos distl'iLos dán- .
dose prisa á ponerlo en ejecucion, y durante la
misma noche el pueLlo hahia saqueado el hos-
picio de San Lázaro para huscar granos, así como
el guarda muebles de la corona, de donde habia
sacado armaduras antiguas de que se revistió. Se
veian tropeles de gente recorrer la ciudad con
morriones en la cabeza y lanzas en las manos. En
aquellos momentos el pueblo se mostraba enemi-
go del saqueo, y con su movilidad acostumbrada
afectaba desinteres, despreciando el oro por las ar-
mas y arrestando el mismo á los ladrones. A las
guardias francesas y ú la particular de la ciudad
que ofrecieron sus servicios, se les incorporó en
las milicias urbanas.


Entretanto el puehlo pedia á gritos que se le
diesen armas, y el prevoste Fleselles 31 que al prin-
cipio se las habia negado, afectaba ahora mucho
celo, ofreciendo doce mil fusiles pam aquel mis-
mo dia y muchos mas para los siguientes, en vir-




168 BEYOLUCIO~ FUANCESA.
tud de una contrata celebrada, segun prctelldia ,
con un armero desconocido, lo que parecia difi-
cil atendiendo al poco tiempo que había trascurri-
do. Pero al anochecel' llegal'on á la casa de la ciu-
(Iad los cajones de artilleria anunciados por Flc-
selles, y abiertos que fuemn se hallaron llenos de
trapos. Al ver esto, se .inflama la multitud contra
el prevoste, quien aseguró haller sido engai'Iado y
-para apaciguarla dijo que fuesen á la cartuja en
donde aseguró que se encontrarían armas. Atur-
didos los cartujos con la visita de aquella turha fu-
ribunda, la hicieron entrar en su retiro, á fin de
fIue se convenciesen todos de que no hal}ia allí
nada de cuanto hahia anunciado el prevoste.


Mucho mas irritado el puehlo COIl esta, que él
llamaba tl'aicion , vuelve á la ciudad y para dar-
le satisfaccion se mandan fabricar cincuenta mil
lanzas. En aquel mismo momento bajaban por el
Sena unas lanchas cargadas de pólvora con destino
á Versalles. Detuvieron los barcos, y un elector dis-
tribuyó la pólvora en medio de los mayores pe-
ligros.


A todo esto reinaba grandísima confusion en la
casa de la ciudad que servia al mismo tiempo de
residencia para las autoridades, de cuartel general
de la milicia y de centro de todas las operaciones.
Habia que proveer á la vez á la seguridad esterior
amenazada por la corle, y á la interior que esta-




AHlIBLEA CONSTJTCYENTE (1789). 169
La en igual peligro por los foragidos. Era preciso
calmar continuamente las sospechas del pucblo
que temía ser vendido, y salvar de su furol' á los
que excitahan su desconfianza. Se amontonahan los
coches y carretas embargadas, los convoyes inter-
ceptados y los viageros que aguardahan permiso
para seguir su camino. Con motivo de otra amena-
za ele los foragidos contl'a la casa de la ciudad,
el animoso elector Moreau de San-~Iery que esta-
l)a encargarlo de la vigilancia durante aquella no-
che, mandó trael' unos barriles de pólvora ame-
nazando pegarles fuego, con lo que se retiraron
aquellos pillos 3:1. Mientras tanto se preparaban
los ciudadanos retimdos en sus casas á toda c1ase
de ataques, desempedrando las calles, abriendo
trincheras y tomando las mcdidas nccesarias pum
resistir á un sitio.


Durante estas turbulencias de la capital reina-
ba la mayor consternacion en el seno de la asam-
blea, que se hahia reunido desde el 13 por la
mañana, no poco inquieta con los sucesos que se
pl'eparaban é ignorando todavia lo que habia su-
cedido en Paris. El primel'O que hahló fué cl di-
putado Mounier contra la cxoneracion de los mi-
nistros; sucedióle Lally Tolendal en la tribuna,
haciendo un magnífico elogio de Necker, y ambos
se reunieron pl\l'a proponer una represcntacion
al rey en la cual se le pedia la rcintegl'acion de




110 REVOLUCIO)( FRANCESA.
los ministros. Propuso ademas 1\11'. de Vi-
rieu, 33 diputado de la nobleza, confirmar con UIl
nuevo juramento los decretos del t'1 de junio;
peru se opuso "MI'. de Clermont-Tonnerre, por sel'
una medida inútil y recordando los ,compromisos
anteriores de la asamblea, esclamó: ( Habl','t COl1S-
tiLucion ó nosotros dejaremos de existir.» Seguia
t.odavia la discusion cuando llegaron noticias de
los alborotos de Paris durante la mañana del j 3,
Y de las desgracias que amenazahan á la capital,
entre franceses indisciplinados, que segun ]a cs-
presion del duque de Larrochefoucauld, no oh e-
tlecian á nadie, y estrangel'Os disciplinados que se
hallaban en manos del despotismo. Se resolvió in-
mediatamente enviar una diputacion al rey para
hacerle presente la situacion crítica de la capital,
y suplicarle que mandase alejar sus tropas y esta-
blecer milicias Ul'banas. Dió el rey una contesta-
cion fria é insignificante que no concordaba con sus
verdaderos sentimientos, repitiendo que Paris no
podia guardarse á sí mismo. E]evúndose entonces
la asamblea á la altura de las circunstancias, to-
mó una resolucion memorahle, en la cual insis-
tiendo sohre que se alejase á las tropas y sobre
el establecimiento de la milicia urbana, declaró
responsahles ú todos los ministros, ú todos los
agentes dei poder y á todos los que aconsejasen
al rey, cnr¡lqlliera qne (l/ese su rango, de las desg'l'a-




ASAl\IBLEA CONSTlTUYE~TE (1789). 171
cías que se preparaban. Consolidó la deuda públi-
ca prohibiendo que se pronunciase la palabra in-
fame de hancarrota, permitió en sus decretos an-
teriores, y mandó á su presidente que hiciese sa-
her á Necker y á sus cólegas el sentimiento que la
causaba su separaciOJÍ del ministerio. Despues de
estas medidas tan enérgicas como prudentes, y
para preservar á sus individuos de toda violen-
cia personal, se declat'ó la asamblea permanente, y
se nomhró vice-presidente á l\Ir. de Lafayette para
aliviar al respetable arzobispo de Vienne, cuya
salud no le permitía presidir de dia y de noche.


De este modo y en medio de la turbacion y de las
inquietudes se pasó la noche del 13 al 14. A cada
instante llegaban confusamente noticias funestas.
Se ignoraba la mayor parte de los proyectos de la
corte ,pero se sabia que muchos diputados esta-
ban amenazados, y que se trataba de emplear me-
dios violentos contra Paris y los individuos mas
notables de la asamblea. Suspendida por un mo-
mento ,se volvió á abrir la sesion á las cinco de
la mañana del 14 de julio,y con una tranquilidad
imponente siguió discutiendo la constitucion,
tratando con mucha minuciosidad de los medios
de acelerar la ejecucion y conducirla con pruden-
cia. Se nombró una comision para preparar las
cuestiones, compuesta del obispo de Autun , el ar-
zobispo de Burdeos, Lally, Clermont Tonnene,


l.


\",'




172 REVOLUCTO:'i FRANCESA.
Mounier,Chapelier S~, Sieyes y Bergasse 35, pasóse
la mañana recibiendo noticias á cual mas sinies-
tras, pues se decia que el rey pensaba en ausen-
tarse durante la noche dejando á la asamblea en-
tregada á varios regimientos estrangeros. En 'aquel
mismo instante se habia visto á la duquesa de
Polignac 36 á los príncipes y á la misma reina pa-
seándose en el jardin de los naranj'Os, agasajan-
do á los oficiales y soldados, á quienes hacian dis-
tribuir refrescos. Parece que sc preparaha un gran
plan para la noche del 14 al 15 ; que se intcntaha
atacar á Paris por siete puntos distintos, cercar el
palacio real, disolver la asamblea y hacer revo-
car por el parlamento la declaracion de 23 de ju-
nio. Se pensaba tamhien en remediar á las urgen-
cias por medio de la bancarrota y hacer frente á
todo con pagarés del tesoro. Lo positivo es que los
comandantes de las tropas tenían órden de mar-
char adelante el 14 y el 15; que se hahian fitbri-
cado ya los tales pagarés; que se habian llevado
muchas municiones á los cuarteles de los suizos.
y que el gobernador de la Bastilla se habia au-
sentado, dejando únicamente en ella algunos mue-
bles indispensables. Se, aumentaron mucho los
terrores de la asamblea despues del medio dia,
porque se acababa de ver al príncipe de' Lambesc
á caballo, corriendo á escape, se oían cañonazos,
y era tal la inquietud, que se ponian las gentes




'\S,\MBLEA CONSTITUYENTE (1789). 173
oido en tierra á fin de perciLir el menor ruido.
Propuso entonces Mirabeau enviar otra diputa-
cion al rey, la cual salió inmediatamente para ha-
cer nuevas instancias. En aquel momento entra-
ron dos diputados que venian á toda prisa de Pa-
ris, y dijeron que la gente se estaba degollando,
añadiendo uno de ellos que habia visto un cadá-
ver sin cabeza y vestido de negro. Principiaba á
ser de noche cuando entraron los electores en el
salon de la asamblea en que reinaha el mas pro-
fundo :silencio ,'pudiéndose contar sus pasos en
medio de la. obscuridad. Anunciaron que la Basti-
lla habia sido atacada á cañonaz'6s, que corría la
sangre y que amenazaban las mayores desgracias.
Al instante se envió á palacio una nueva diputa-
cÍon , la cual al salir se encontró con la primera
que tmia la contestacion del rey, en que decia (fue
hahia mandado alejar á las tropas acampadas en
el campo de marte , y que hahiendo sabido que se
habia formado una milicia urbana habia nombra-
,do oficiales para mandarla.


Al recihir la segunda diputacion, el rey, cuya
turhacion iba creciendo por momentos, dijo:
« SeilOres, se despedaza mi corazon con la l'ela-
{( cion que me haceis de las desgracias de Paris ,
« es imposible que las hayan causado las órdenes
(( dadas á las tropas.» Eran las dos de la noche y
no se habia conseguido todavia que se alejasen las




Jl.EYOLUCION FRANCES:L


-tropas. ta asamblea contestó á la ciudad de Pal'is
« f{Ue hahia enviado dos diputaciones al rey,y que
t se repetirian las instancias hasta lograr el buen
((~xito que podia esperarse de la rectítud de S. l\-f.
«' cll/ll1do se viera libre de impresiones agenas,
(( que com primian los movimientos de su corazon.»
Durante un corto espacio de tiempo en que se
suspendió la sesion,llegó la ll1lticia de los aconte-
cimientos del dia iJí..


En la noche del 13 el pueblo se hahia agolpado
hacia la UastilJa donde habia habido algunos tiros y
parece que los instigadores gritahan, vamos á la
Bastilla,lo que no era estraño,supuesto qu.e la idea
de destruccion de aqueJla fortaleza se hallaba con-
signada en algunos de los poderes de los diputa-
dos. El pueblo continuaba pidieudo armas, y ha-
biéndose esparcido la voz de que existia un gran
aepósito de ellas en el cuartel de los inválidos,
la multitud se dirigió inmediatamente á él, cuyo
comandante lUr. de Sombreuil ~reusó la entrada,
diciendo que tenia:quepedir órdenes á Versalles 37;
pero el pueblo sin quel'er oir nada, se precipitó
dentro del edificio, y se apoderó de los callones y
de una gran cantidad de fusiles. En aquel mismo
momento estaba ya sitiada la Bastilla por una inu-
merable multitud, con pretesto de que estando
apuntados sobre la ciudad los callones de la forta-
leza era preciso precaverse contra sus fuegos. Pi-




As.uwr.EA CONSTITUYE;\TE. (1789). t75'
flió un diputado de distrito ser introducido en la,
lortaleza, en lo que condescendió el comandante,
mas el resultado de la visita fué convencerse que
toda su guarnicion consistia en 32 suizos y 82 in-
válidos que dieron palabra de no hacer fuego, si
no se les atacaba. En el interin que se trataba es-
ta especie de capitulacion, el puehlo no viendo
volver á su diputado empezaba á irritarse; pel'W
habiéndose dejado ver afIuel, la tudJa se apaci-
guó y se retiró á las 1 t de la mañana. Mas apenas
hahia pasado media hora cuando llegó un nuevo
tropel de gente armada gl'itando «queremos en-
trar en la Bastilla» y á pesar de ,la intimacion que
les hizo la guarniciono de que se retiráran , se em-
peñan con abstinacioll en atacar la plaza. Suben
con intrepidez dos de ellos sobre el tejado del
cuerpo de guardia, desde donde rompen á hacha-
zos las cadenas del punte levadizo cuya caida fa-
cilitó la entrada hasta el segundo puente, en don~
de se vió detenido el pueblo por una descarga de
fusileria , á la que contestó retrocediendo algu-
nos pasos. Duró el combate pocos instantes, pero
habiendo oido el fuego Jos electores que estahan
reunidos en la casa de la ciudad, enviaron dos dipu-
taciones una tras otra para intimar al comandante
la órden de dejar entrar en la plaza á un desta-
camento de la milicia urhana, hajo preLesto de que
toda ltlerza militar denlt'o de Paris dehia estar á b.




17-6 REVOLliCION FUANCESA.
disposicion de la ciudad. Llegan sucesivamente es-
tas dos diputaciones en medio de aquel asedio po-
pular , sin poder hacerse escuchar de nadie; pero
sin embargo el ruido del tambor y la vista de una
bandera suspendieron el fuego por algun tiempo y
se acercaron los diputados á la guarnicion que los
aguardaba, mas no fué posihle espliearsc. Se oian
til'OS sin saber de donde venían, y persuadiéndose
el pueblo á que estaha vendido, intenta pegar
fuego á la fortaleza; pero la guarnicion les opone
tiros de metralla: acuden entonces las guardias
fl'ancesas con cañones y empiezan un ataque en
regla.


Mientras tanto vino á parar á manos de los elec-
tores reunidos en la casa de la ciudad, una esque-
la dirigida por el Baron de Besenval ú Delaunay, 38
comandante de la Bastilla ,en que le mandaba
l'esistir asegurándole que pronto seria socorrido.
En efecto se habia señalado la tarde de aquel dia-
para la ejecucion de los proyectos de la corte; pe-
ro viemlo Delaunay que no llegaha el socorro
ofrecido contra el encarnizamiento del pueblo,
cogió una meeha encendida y quiso hacer volar el
castillo, ú lo que se opuso la guarnicion obligán-
dole ú bajar los puentes y dar la seiial de rendi-
cion. Se acercan los sitiadores ofreciendo no ha-
('el' nin3'un daño; pero entra con ellos la turha
!fue ílwatlc jos patios. Logran escaparse los sui-




ASA1UULEA CONSTITUYENTE (1789). 177
zos , mas acometidos los inválidos por un pueblO'
furioso solo deben la vida á la proteccion de las
guardias francesas. En aquel momento se presen-
ta una jóven hermosa y despavorida; corre la voz
de que es hija de Dclaunay , y ya se trataba de
tIuemarla viva cuando se precipita un valiente sol-
dado , la .arranca de las manos de aquellos furi-
bundos , la pone en salvo y vuelve al combate.


Eran las cinco y media de la tarde y reinaha la
mas cruel ansiedad entre los electores, cuando se
oye Ull murmullo sordo y prolongado que poco á
poco se convierte en gritos de victoria, proferidos
por una turba inmensa que invade los salones, lle-
vando en triunfo á un guardia frances cuhierto de
heridas y coronado de laureles. En Ulla bayoneta
venían atadas las Ha ves de la Bastilla, y en una
mano ensangrentada que se levantaha en medio de
la turha se veía una hevilla de corbatín que ha-
bia pertenecido al gobernador Delaunay, el cual
habiasidodegollado,aunque defendido hasta el úl-
timo estremo por dos guardias francesas, Elíe 39 y
Hullin ~o Habian sucumhido otras víctimas,aunque
defendidas heroicamente contra la ferocidad po-
})ular. Empezaha á manifestarse una especie de
furor contra el prevoste Fleselles , á quien se acu-
saba de traicion por haber engallado al puehlo
(;011 ofel'tas de armas que HO pensaha en darle, y
llenaba los salones una multitud de homhres ani~




J78 UEl'OLlJCION FnA~CESA.
mados todavia por el furor de un largo combat.e"
y á quienes empujahan otros cien mil de afuera
que querian entrar á su turno. Procuraban los elec-
tores justificar á Fleselles á los ojos de la multitud;
pero ya empezaba á temblar el infeliz y esclama-
ba con el semblante pálido exveo que inspiro sos-
«pechas y voy á retirarme; no, gritaha el pue-
e blo por todas partes, venid al palacio real y allí
e se os formará la causa. JI


Dispónese á obedecer seguido por el gentio que
le rodeaba y apretaba, pero apenas llegó al mue-
lle Pelletier, cuando cayó muerto de un pistoletazo.
Se aseguró que se le habia cogido á Delaunay una
carta en la que le decia Fleselles «manteneos fir-
eme mientras' yo tengo entl'etenidos á los pari-
«sÍenses con escarapelas. JI


Estos son los infaustos acontecimientos que se
verificaron aquel dia, y no tardó el terror en suce-
der al entusiasmo de la vidoTia. Atmdidos de su
propia audacia y temiendo hallar el día siguien-
te una autoridad formidable, ya no se atrevían
los vencedores á nombrarse. A cada minuto Cor-
rian voces de que se adelantaban las tropas para sa-
quear á Paris, pero Moreau de San ]\fery , aquel
mismo que la víspera habia contenido á los ban-
didos con la amenaza de volar la casa de la ciudad,
se mantuvo firme y , en pocas horas, espidió mas
de tres mil órdenes. Lueg'o que ·se supo en el




}\S.\MBLEA CONSTITUYEXTE (1789). 179
a.yuntamiento que habia sido tomada la ,Bastilla,
los electores dieron pa-rte' á ¡la asamblea que reci-
bió la noticia á cosa de media noche •. Estaba sus-
pendida la sesiO'l1, y s·in embargo- corrió la noticia
con suma rapidez. Hasta aquel momento la corte 1
que no podia suponer tanta energia en el pueblo,
se reía de los esfuerzos de una multitud. ciega flue
intental>a apuderarse d.e una plaza que en utl'()
tiempO' habia sitiado en vanO' el gran Condé; pOI'
lo tanto estaban todos muy tranquilos y se burla-
ban de cuanto se. les decia. Sin embargo empeza-
ba el rey á inquietarse, y sus últimas contestacio-
nes daban sobradO's indicios de su pena. Estaba
ya acostadO' cuando el duque de Liancourt, tan co-
nocidO' por sus sentimientos generosos, amigO'
particular de l..uis XVI y que en su calidad de
gefe de la guardarropa tenia entrada franca en
palaciO' ,vin9 presuroso á verse con el munar-
ca ; mandó despertarle, no obstante la upusicion de
los ministrus, y le descubrió todo lO' f[Ue había
pasadO'. ce ¿ qué rebeliun es esta, esclamó el prínci-
pe? Señur , replicó el duque de Liancourt llamad la
revolucion.» DesengañadO' el rey cO'n lO' que el du-
(Iue le decia, consintió en ir la mañana siguien-
te á la asamblea, á lO' que accedió tambien la cur-
te, y se resO'lvió dar esta prueba de confianza. En
aquel intérvalo se habia vuelto á abrirla scsion de tt
asamblea, fine ignorando las nuevas disposiciones




180 REVOLUCJON FRANCESA.
inspiradas al rey, trataba de enviarle por última
vez una diputacion para persuadirlc y lograr todO'
cuanto le quedaba todavia por-conceder. Esta di-
putacion era la quinta que se dirigia al monarca
desde aquellos funestos acontecimientos. La com-
ponian 24 diputados é iba yá á salir cuando la
detuvo Mirabeau, pronunciando en un tono mas
vehemente que nunca, estas palabras: «: decid al
«rey, l;epetidle, que las hordas estrangeras que
«nos rodean recibieron ayer la visita de los prínci-
«pes y de las princesas,de los filVoritos y de las filVO-
«ritas; que les p~'odigaban caricias, exhortaciones
«y regalos. Deeidle que durante toda la noche,
'«esos satélites estrangeros cevados con oro y con
«vino, han celebrado en sus cánticos impios la es-
((clavitud de la Francia, invocando en sus votos
«feroces la destruccion de la asamblea nacional;
«decidle , que en su mismo palacio han bailado los
«cortesanos al eco de esa música sacrílega,y afiadid
«que tales fueron los preludios del dia de San
«Bartholomé. »


« Decidle que aquel Enrique ,cuya memoria ben-
«dice el universo, aquel á quien quiso tomar por
(<Inodelo entre sus abuelos, permitia entrar vÍve-
«res en Paris mientras que lo sitiaba en persona,
«al paso que por órden de sus feroces consejeros
«se mandan retroceder las harinas que dirige el
«comercio á Paris , tan fiel como necesitado.)




ASA1UBLEA CONSTITUYENTE (1789) 18t
Estaba ya en marcha la diputacion cuando se


anunció que venia el rey, propio mótu sin guardias
ni comitiva, y ya empezaban los aplausos. (cAguar-
«dad, dijo Miraheau con gravedad., que nos haya
o: dado á conocer el rey sus buenas dispffliciones,
«manifestemos en este momento de dolor un res-
«peto silencioso. El silencio de los pueblos es la
« leccion de los reyes.»


Entró en el acto Luis XVI acompañado de sus
dos hermanos y escitó el mas vivo entusiasmo con
un discurso tierno y sencillo. Procuró inspirar
confianza á la asamblea, á quien dió por la prime-
l'a vez el título denaciortal, quejándose con dulzu-
ra de las sospechas concebidas «habels recelado de
((mí, les dijo: pues bien, yo soy el que me tio de
vosotros.)) EscÍtaron estas palabras los mas vi vos
aplausos, de modo que se levantaron los diputa-
dos y rodeando al monarca, le acompaflaron á pie
hasta su palacio. Iba rodeándole una multitud in-
mensa llorando todos de gozo , y apenas podia el
rey abrirse paso en mediO' de tan numerosa comi-
tiva. En aquel momento la reina, puesta con toda
su corte en un balcon , contemplaba á lo léjos
aquella tierna escena, teniendo en brazos á su hi-
jo Y á su hija en pie á su lado, jug'ueteando ino-
centemente con los cabellos de su hermano. Con-
movida la reina parecía complacerse con aquella
demostracion de amor de parte . de los franceses.




182 REVOL(jCIO~ }'RANCESX.
Cielos! CUa}ltas veces se han reconciliado recÍpra-
camente y enternecido los corazones durante aque-
llas funestas discordias. Todo parecia olvidado por
un momerito-; pero al dia siguiente, el mismo dia
tal vez, volvia la cOi'te á su a.costumbrado orgullo,
el pueblo á sus sospechas y tornaha á seguir su
curso el odio implacahle de unos y otros.


Estaha hecha la paz con la asamhlea,. pero que-
daba por hacerse con Pat'is. Desde luego envió
aquel cuerpo una diputacion á la casa de la ciudad,
para dar parte de la feliz reconciliacioll con el
rey. Figurahan entre los enviados Bailly, Lafa-
yette y Lally-Tolendal, cuya presencia ocasionó la
mas viva alegTia. El discurso de Lally en particu-
lar produjo tal efecto, que se le llevó en triunfo
á la ventana de la casa de la ciudad para mostrar-
le al pueblo. Le pusieron en la cabeza una coro-
na de flores, siendo de notar que se le tributaban
aquellos homenages en frente de la misma plaza,
donde habia espil'ado su padre con una mordaza
en la boca. Con la muerte del desgraciado Flese-
Hes y con haber reusado el duque de !Aumont u
el mando de la milicia urbana, hahía que nom-
brar un prevoste y un comandante general. Se de-
signó á Bailly, y en medio de las mas vivas acla-
maciones fué nombrado fucesor de Fleselles, bajo
el título de corregidor (maire) de Paris. Con la
misma corona que habia servido á Lally corona-








AS.\lmLE.\ CO~STI1TYE.YrE (178,~). 183
l'on al nuevo magistrado, el cual quiso quitár-
sela,pel'o á pesar suyo se la tuvo puesta en la
~abeza el arzobispo de París, con lo que vertien-
do lágl'imas el virtuoso aneiant); se resigna [l sus
nuevas funciones. Por mas que BaiUy fuese un
digno representante de una asamblea numeresa
'en Pl'esencia de la magestaddel tr9no, no se ha-
llaba con la fuerza. necesari'a para resistir á las
-continuasharrascas de una municipalidad, don--
de la multitud luchaba tumultuosame'ntecontra
-sus propios magistrados. Pero haciendo al,mega-
cion :de si niismo, osó tomar sQbre sí la dificil em-
presade¡n'oporcionai' subsistenCias á un pueblo
qué le habia de 'pagal' maS tarde con tanta ¡Iigl'a-
titud. Solo faltaba nombrar un comandante de la
milicia, y como hubiese en el salan unhusto re-
galado por los americanos 'libres á la ciudad de
París, y hahiéndüle sei'mlaclo· con la mano, Moreau
de San-Mery, llamó la atencÍon de todos los con-
curl'entes. Este busto era el de Lafayette, á quien
por unanimidad de, votos se proclamó'comandan-
te. Inmediatamente despues se determinó cantar
un Te Deum, con cuyo ohjeto se dirigió la multi-
tud á la iglesia de Nuestra Señora. Iban de braze-
ro 'los nuevos magistrados ,el arzobispo de París
y los electores mezclados con los guardias fran-
ceses y soldados de la milicia, todos llenos de jú-
bilo dirigiéndose á la antigua catedral. En el ca-




184 REVOLUCION FRANCESA.
mino se echaron á los pies de Bailly una porciol1
,de niños espósitos dándole el nombre de pa-
dre, que ciertamente merecia por aaber trabajado
mucho en favor de los hospitales. Los abrazó Bai-
lly Uamándoles hijos, y de este modo llegó por
;fin la comitiva ála 19lesia donde .se celebró la ce-
remonia ,yen segtiida la gente se 'esparció por la
ceiudad, en la cual se habia convertido en júhilo
todo el terror de la víspera. En aquel mismo mo-
¡mentoacudia el pueblo ~urioso á visitar la for~a­
,leza tan temida en otros tiempos y cuya entrada
'estaba ya franca. Se recorl;ia la Bastilla con una
;ansiosa curiosidad, si bien mezclada todavia~ de
'un poco de terror. Procw'ahan descubrir los ins-
trumentos de los suplici6s y los profundos cala-
:bozos; pero particularmente una piedra . inmensa
<colocada en medio de una pieza ehscura yhúme-
.da en cuyo .centro estaba .clavada una fuerte ca-
.dena.


No menos alucinada laceorte en sus recelos que
Jo habia sido en sus confianzas, tenia tanto temor
.del pueblo que á cada instante se imaginaba ver
un ejército parisiense marchando sobre Versalles.
Salieron entonces de Francia el conde de Artois *
y la familia dePolignac, taH querida de la reina,
siendo estos señores los primeros emigrados.


... El mismo que fue luego Carlos X.




AS,HlDLEA CONSTITUYENTE (1789). 185
Aquel mismo dia vino Bailly á tranquilizar al rey
y suplicarle que viniese á París ,como lo hizo á
pesar de la resistencia de la reina y de la corte.


Dispuso el rey su partida con acompañamiento
de 200 diputados designados al-efecto. La despe-
dida de la reina fué profundamente dolorosa, y los
guardias de corps formaron la escolta hasta Se-
vres , * donde se detuvieron hasta lavuelta del rey
de Paris. Fué recibido á las puertas del la ciudad
por BaiIly al frente del cuerpo municipal, y le
presentó las mismas llaves que fueron ofrecidas á
Enrique IV. Este buen rey. le dijo Dailly, conquis-
tó á su pueblo, el pueblo es hoy el que vuelve á.
conquistar á su rey. Legisladora en Versalles, la
nacÍon estaba sobre las armas en Paris, y Luis XVI
se vió rodeado á su entrada en la capital de una
multitud silenciosa y formada illlstantaneamente.
Llegó á la casa de la ciudad pasando por debajo de
una hóveda de espadas cruzadas sohre su cabeza
cn señal de honor y lealtad. El discurso que
pronunciÓ entonces fué sencillo y tierno, de mo-
do que el pueblo que no podia ya contenerse,
prorrumpió en los aplausos acostumbrados al mo-
narca.


Estas aclamaciones aliviaron algun tanto su co-


* Pueblecito situado á dos leguas de Paris y otl'as dos de
Versallcs, donde está la famosa fábrica de porcelana de este
nombre. (N. del T.)




186 ll.EVOI.UCION FRA;'CESA.
ralion; pero sin embargo no pudo disimular el
movimiento de alegria que le causó á la vuelta b
vista de los -guardias de C6rps que le aguardaban
en las alturas que rodeaban á Sevres ; y cuando lle-
gó á Ver$alles la reina se le echó al cuello abra-
zánd.olo ,como si hubiera temido no volverle á ver.


Para satisfacer enteramente el deseo popular,
reintegr.ó Luis XVI á Necker, y despidi.ó á los
nuevos ministros. Eligió la asamblea por su pre-
sidente á l\Ir.:de Liancourt, amigo y excelente con-
sejero del rey, con lo cualcediemn por fin y to-
maron parte en las votaciones los diputados no-
bIes, 'que aunque asistian á las deliberaciones se
habian negado hasta entonces á tomar parte en
ellas. Allí se acabó la lucha de los estamentos y
desde aquel instante se pudo considerar como con-
sumada la revoluciono Dueña del poder legislati-
vo por medio de la asamblea, y de la fuerza pú-
blica por si misma, podia la nacÍon realizar en
adelante todo lo que fuese útil á sus intereses.
Por haber~e negado á la igualdad de contribucio-
nes habia sido necesario apelar á los estados ge-
nerales , y por hader reusado en ellos una justa
reparticion de la autoridad, se habia perdido to-
do el influjo. Ultimamente por habel' querido re-
cobrar este influjo,se habia sublevado Paris y pro-
porcionado á la nacion la oportunidad necesaria
para apoderarse de la fuerza pública.




: NOTAS DEL TRADUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO SEGUNDO.


---............. _-


PAGI~A. f Hi.


f Carlos Luis Francisco de llarentin fue Hombrado
guardasellos en reemplazo de 1\11'. de Lamoignon cn f 9
de setiemlJl'c 1788 á causa dc la buena I'cpntacion que
jlabia adquirido sicndo prcsidente de la cúmara de ar-
bitrios de Paris. Su nuevo empleo no dejaha de ofreccr
dificultadcs nacidas de los primeros trastornos de la re-
volucion. El fue quien hizo la apertura de la asambJea
de los notables y de los estados generales teniendo que
pronunciar un discurso en cada una de ellas, lo cnal ha-
cia bastante medianamente. Su empeño en sostcner las
que entonces cran prel'l'ogaliv3s de la corona le atrajo
la animadvel'sion de los diputados, y en particular de
JUirabeau, quien le echó en cara públicamente que daha
muy malos consejos al rcy. En consecuencia se apresu-
ró á dar su dimision y fue reemplazado por el arzobispo
de Tol05a. El 1.8 de Noviembre 1789 fue acusado an-
te el tribunal de vigilancia de Paris de haber entrado en
una conspiracion dirigida á formar una reunion de tro-
pas en las cel'canias de la capital para opl'imirla. Pero á
pesal' de los esfuCI'zOS de Garande-CouJon , le declararon
inocente en 1. 0 de mal'zo 1790. Poco tiempo despues
emigl'ó á Londres y no sabemos si vive aun aunque pl'O-
bahlrlUente habrá mnerto.


PAGI~A 118.


'2 f,'.:'.). (','.).1:3.\~'" \\'\0 .\1' un ,'0""'1'\(',\'" ,\,,\ \""'\c\\\'"""\~
de '1'olosa y senÍa en clase de eapitan del regimiento de


J.




188 NOTAS
caballería, cazadOl'cs de Flandes , 'cuando fue nomLl'3do
(lipnt:lflo pOI' la nobleza á los estados generales en l{jyie-
]'(' Verdun. En ellos Sfl mostró como uno de los mas al'-
dientes defensores de la monarquia y se distinguió entre
105; mejores oradores de aquella asamblea, sobl'e todo en
el arte de improyisar. Al pl'inripio de dichos estados
fué UBO de los comisionados para las conferencias conci-
liatorias de que habla ~h. Thiers, y fué tal su empeño
por impedir la reunion de los tres brazos, que hahiéndo-
le dicho sus adversal'ios que así lo mandaba Luis XVI ,
respondió: « si el monarca quiere perderse, es preciso
" á lo menos salvar la monarquía. » A fines de julio salió
oe la asamblea; pero hahiendo sido detenido en Caussa-
de , yohió á la capital y se presentó en ella con toda la
wlltaj:1 que le daba Sil talento. Muchas ,'eces sa le ,'ió
confundir á Hobespierre, cuyos principios democráticos
f'lIlpczaban ya á despuntar. Pocas cuestiones hubo en
qne él no tomase la palabra y siempre en el sentido con-
servador, El fué {luien pl'Omovió que se hiciesen averi-
guaciones ~obre los escesos cometidos cm los dias S " 6
;lc octubre 1 i89 , Y quien pidió que el censo para la ~li­
gihilidad en los cuel'pos legislatiyos fuese esclusivamente
E'n pl'Opiedades territoriales. En una palabra, todo su em-
f)('ño consistia en dal' mayor fuerza al poder ejeculh'o y
cercenar las exageradas lwetensiones de los cuerpos de-
liberantes : en lo cual el tiempo ha hecho ver que estaba
hiell inspirado. Cuando Menou acusaba á los ministros de
que habian hecho traicion á la causa del pueblo, le repli-
ní Caz~lles : (l y yo tamhinn les acuso, pero es de haher
C( hecho traicion ú la autoridad real.)) Se opuso ahierta-
nlf'nU' Ú que el 1'(')' fuese !'onsidel'ado COTllO un empleado
público: protestó fontra la deposieion del monarca y ne-
gó PI prineipio de la soberania del pueblo. En el mes de
agosto 1 iUO se batió (1 la pistola con Barnave y salió he-
rido. Cuando Luis X Yl cml)(,cl1<lió su fuga á Varenl1es, el
populacho puso preso :'l Cazales; pero la asamhlea le hi-
zo poner en libc-r'lad, El 21 de julio 17\)1 hizo I"f'nuncia
de sus poderes ~' se rué á Inglaterra ~ de donde ,oh it', á




IIE!. 1'lal>t:croll. 189
p;\ris pn fellrcI'o 1 i!)2. Obligado á emigl'al" I!P nuevo. se
fue :'t ('(~\lnil' COIl lo~ llríncipes en Alemania: hizo la calll-
paila de aqlld año sin'iendo en 1:1 \'allguardia del ejél'Cito;
pero hahiendo tenido rnudlos motivos de disgm;to con
los emigl':lllos, se I'cti¡'ó :í lnglatel'l'u,donde se tljó defini-
ti,ampute hasta qnc pu IS03 \'ohió á París 'Y fué muy
hien recibido del gobiel'llo y de todos cuantos conocian
su 1llI'!['iLo. UlLimalllente se retiró CCl'ca <le Tolosa, donde
fuó (·lp~ido candidato ~ara el cuerpo legislath'o en 180a
'Y lllUrió á la edad de SO años en ulla casita de campo
que teRia en las inmediaciones de Grenade.


PAGINA 121.


:i Luis Targct era un abogado del parlamenfo de Pa-
1'is, despues conse,iero en el tribunal de llouilloll y uno
de los 40 de la academia fl'ancesa. Antes de la re,olucion
-pai'laba por uuo de 'os mejores juriscousultos ; pel'O des-
de quCl redactó el alt'gato mi fa\'o[' del eal'lknal de Rollan
(m la ralllOSa causa dnl collar, ya pl'ineipió á decaer su
(~['c;dito , (I'w IHI'g'O :\['I'uinal'Oll dd todo sus escritos 80-
1)1'(' las disputas dd estado llano ('OH la nobleza y el de-
1'0 sobre el d()ble ,'oto, v mas aun sus diseUl'sos en la tri-
huna tiC' los estados gel~erales. Este es uno ue los inllni-
ros C'jcmplos que podrian c.itarse de la diferencia que hay
('litre un abogado que pleitea en la curia y un orador
que diserta en la tribuna de los legisladores. 1"ue uno de
los mirmlH'o!'. de la comision de constitueioIl y trabajó
con ahinro el1 la I'edaeeion de la acta constitucional, con
cuyo 1ll01.iyo se hizo grau burla de él en dife¡'elltes folle-
tos, pal'tículanllente en UIlO Íntitulado el parto de Target.
Desde elllOnCI~S se le "ió rara vez en la trihuna , y no se
oyó su YOZ sino p:1I'a leer los informes en nombre de la
eomisioll de constiweion, El 20 de junio 1789 fue uno
de los primeros que apoyal'On el juramento del juego de
)('101a • y votó pOI' que se anunciase al pueblo, « que la
"intel1cion de la tls:lmhlea CI'a pprsrguir á los conspira-
" don's , tall's C'OUlO Bc'zeu,al y otros,,, El 28 de agosto




196 )iOTAS
-01'1 mismo al-lO hizo dedarar el gobierllo IIIGllÚl'quicn . ,
1'1 1.· de Setiembre se pronunció en favol' de que SI' d(" .
dara!le la sancion del rey como indispensable en las 1,,-·
yes, Votó por la permanencia y unidad dd cuerpo legis-
lativo, é hizo decretar el 21 de octubr(~ nI establecimien-
to de la ley marcial para reprimiI' los tUIllultos, Obtuvo
los empleos de secretario y pl'esidente de la asamblra na-
cional, habiendo sido él quien leyó el acta final de su exis-
tencia.


El 8 de setiembre 1792 le wmos pl'esf'ntarse en la
harra de la asamblea legislatin\ en nOIllJ)('{~ dp la secciOll
dell\Iallo, pidiendo que lOE C'mp\eados y fllI]('ionarios pú-
blicos que marchasen al ejército cons(,nasen sus plazas
y vohiesen á ocuparlas á Sil "('greso. Cuando llegó la [.))0-
·ca fatal del proceso de Luis XYI se cubrió de ignominia,
no aceptando el peligroso honor de sel' uno de sus abo-
gados defensores, como lo habia solicitado aquel monar-
ca. Durante ell'égimen del terl'Ol', dest'mlwüó las fUllcio-
nes de secretario de la comisioll r('yolllcionaI'ia de su
seccion, y últimamente en 1800 Plll.ró en el trihunal de
r:lsacion en cuyo destino creemos que murió.


PAGINA 128.


4 Enrique Gregoire nació cel'ca de Liemille en 1 i;)O
y fue cura de Embermesnil y luego diputado por el clero
del bailiage de Nanei á los estados generales. ¡"ue en
pfecto uno de los primeros de su órden que se reunieron
al estado llano, y desde entonces se distinguió siempre pOI'
sus opiniones contrarias :'t la corte y :'t los ministros en to-
do lo que no perjudicaba á los intrrcses l1lateriah~s (\(, su
estado, y así cuando se trató de apod(,ral'se uc los lJie-
nes drl clel'o , dijo que de ningun mouo debian pasal' á
la nacion, sino cuando mas á los donatarios. El fue tal11-
bien el primer diputado de su ól'den que prestó el .jura-
mento constitucional , ron cuyo moti yo le nombraron
obispo de Blois. El '18 de Enero 17!H file ('lcgido presi-
dente de una asamblea intitulada los al11igo~ de los ne-




flEL TUAOUCTOR. 191
¡:¡t'OS y dCl(~lldilÍ al mulato OgtS solieitundo para él y para
tudos los homhres de eolor los del'echos ue ciudadanos
activos, Cuando se verilieó la fuga y alTesto de Ltlis XYI,
y cuando despucs se agitó la cuestion de la imiolabilidad,
Cr,,~goil'e fnt; uno de tos que se esplicaroll contl'a él con
mas ,iolfmcia proponiendo que fuese juzgado por una COI1-
wncion, Elr'gido últinmncnle en setiembre de '1 i92 di-
lmtado á la convencíon nacional, provocó el dia 20 r
obtuvo en la misma sesion la abolicion de la monarquía,
afil'nJanuo « que los reyes son en el órden mOI'al lo que.
" los mónstruos en el órden físico, y que su histOl'ia es el
" m¡:¡rtil'ulogio de las naciones. l> Elli) de noviembre pl'O-
¡¡¡IlICi,) otl'O discUl'so contr'a Luis XVI y pidió que fuese
¡mesto ilJllwdiatameute en juicio. ~I)mbrado en la misma
época presidente de la eonveneion, promovió la reuníon
de la Saboya ú la Francia y rué comisionado alli junta-
mente con Jagot , Uel'uultl y Simon para organizar el de-
partamento del Mont Blane. Esta auseneía le privú de
asistir y votal' en el proceso del rey; pero eseribió igual-
mente que sus eOIll[l::tiWt'OS de viage una carta diciendo
" que convencidos de las traiciones no intelTumpidas de
« ese rey per'juro, pedian que fuese eondenado por la
« eonyencion sin apda(:ion al pueblo. » En agosto de 1795
hizo mil instaneias ú Bal'l'ere para que se retraetase de!
(~Iogio que habia heeho de Luis XII , comprometiéndose
:í proba\' que aqnel pretendido padre del pueblo habia sido
u.na rerdadera plaga, y en seguida hizo suprimir todas las
aeademias. En medio de estas opiniones, desaprobó al-
tamente la condueta y í'jemplo que dió el obispo eons-
titueional de Pat'is Gobel, cuando vino ú la balTa de la
convrncion ú ahin!':!t' tle la I'eligion católica y de las fuu-
cionrs episeopales. Entollees flH~ euando le dijo Bourdon
de rOisa que si que\'ia cristianizar la revoluciono


Durante el año 17!H tl'ahajó mueho1 en~la eomision
(le instruceion públiea, y dió varios inform(~s sobre los
P('l',iuir,ios qU(' habia ocasionado el ttm'or :í las aete,s y las
('i.'rteias. El dia 1 fll' IlIarzo d(~ aquel mislHo año levó en
la tribulla l111a c:trl:1 orig'iual , pS(Tit:l, Sí'gun rl decia, pOI'-




Cal'los IX 1'(". dl~ F'l'ant'ia ellO Ile odulJl'c l:iHU :í ~n:
hemulIlO el (inque de Alcllzon, l'ccomclldándole ;1 Carlo~
de Louviel's, seücw de l\lontre\-d, á (lllLCIl. c0'llcedia ,'1
collar de .SU 'orden, en recompensa de babel' asesimltlo al
condestable de 1\lou)'. Propuso Gl'egoil'c fJII;C se insertasn
este doclUllento en el holetin y que se· ck·posit.ase en 1011
al'chiyos nacionales, á fin de que con SI'! publieidad se au-
mentase el horror de los pueblos contm los t·e!Je,~. El 1, o tl(~
:¡hril ofreció á la ctm,Yeneioll unas notas hislúri('us SnlH'll
los ál'l)()les de la lihcl'tad, J uespllcs Ilahló IIlIH:has "eces
en favoI' de 1:.\ libet,tad de Cttltos. Cuanllo f'staHó la illsnr-
rece ion cl~l J. o prairial (20 de 1n:1~'O de 17!};») , pl'OpllSO
medidas de rigor ('outl'a los subJ(m,dos dicielldo que m
tiempos de remlucion, pegar pronto y ~arwlir: recio era un.
excclent.e medio desah-atton. En setiembre tle aqud mislIlo
:lilO pasó al cfrnsejo de los Cjuinielllos, donde se opuso
mucho á que las cel'emOl)Ías religiosas sc t1'astil'iesell á las
décudas, con cuyo Illotim le echú en ell'a lkll'ailloll de
f{Ue se ocupaba mas en sus fuuciones tlp oúispo que ('1}
sus cargos comn kgi~ladOl', Dl's{HWS <id 1 g bnlmal'io (Üt-
l'ielllbn~ de 'i í!JO) ('¡Ill'ú 1'1} ('~ Huno ('lW1'!)() lq{isbtiyo ,
de Cjne S61 l~ nOllll)!'(í T)]'i'sidt'llle ¡'H fe}¡]'('I'o de 11';00. Ll·
límalIH'ntc el 2;) de dicipllIl)I'e 1 SO ¡, rtU; dpgjílo mimll-
bl'O del sen~Hlo eons(,l'vad01' á p!'opul'sta l'epPlida del di-
eho cuerpo ll'gislathfl'. J.e hizo d (~mp"l'adOl' cOIl1elHladol'
de la legion de hOllOI': ohtuvo plaza 1'11 el illstillIlo n:l('io-
Hal v la de socio de la de agricultura de PUt'is, A él Sí' le·
debe la crcacinn de la comisioll de loll!-\iln(l(~s (rmrcalt des
iOHgilwlcs) )' la <11'1 nmSl'nalol'io dI! :1I'lí'~ ~. o!ieios, pllE'S
que solo en ·;i¡'[nd de sus inrorHH's creó b CO:IYl'llCioll e~;­
tos (,s!:lbl(~ciill¡nl!()s,


Puhlieú Y:ll'ios escritos, di' los 1'1I:dcs son los IIlas co-
!locidos los si¡.¡ui('lItts : .L{o(Jio de la ¡/Oc.sia, tll'('llliado pOI'
la aeadcmb de Nalley (~!l ¡ ii;).,. Emí(/yo w/¡re la f'(~y('­
'ltcracion, {ísil'(( , mural !I polilica dI' {os indios, pl'l'llliado
pOI' b acadmllia de Jl!Nz ('11 '177l-1 ), .Uw/Oriall'1! lilru,. dI'
[os 'W¡¡"¡{Il'C¡; dI! fUrOr, mI7S:¡.» Carla al itU/uiú¡Ju)' fl('III'~
ral di' J~"'11(//1a, ('/1 '1/11' a/(,ca á la íll'1/l¡"icion !J hace t'('rf(ljll~




llEL TlUlllCTOll. 193
contrarüt es al e.~p¿)'itu del evangdiu.» Las ruinas de ¡>urt-
Royal en 1801 , Y la apología de Fr. Barlu{umé de las Ca-
$as. "hirió hace 27 ailos.


PAGINA J~8.


5 Lo único que sahemof\ de este diputado es 'lIH:
babia sido el(~gido Pl)l' el bailiage de Mantes , donde re--
sitlia como teniente de aquella jurisdiceioll presidia/o A
principios de 1 nH reclamó contra la illscrdoll que se
habia hecho de su nombre en la lisla del club 1II0nárqui-
('o, y sin embargo fue uno de los que firmaron la protesta
(le 12 de seticmbrc 17l) 1.


P.\GI:\'A 128.


6 Era Legl'~nd fiseal en Chaleauroux cuando le eli-
gieroll diputado del estado Hano á los estados genera-
lps , (>IJ dtll)(lp pl'OpUSO el 16 de junio que tomasen el ti-
lulo dI' asamblea nacion:ll. Luego pasó ú ser miembl'O de
ulla de las comisiones, el! que dió difel'entes illfol'lnes "
lH'opuso val'ias m(~didas fin rigol' contl'a los sacenlotes qLl~
n>usahan {ll'pstar cljul'allwllto eíyico.En setiembl'c de
17!J:; file 1I0mbrado pOI' el (lpp:utumcnto uellnure miem-
hm (11'1 cons(>jo de los :tueianos , donde tomó parte ell
lIludlOs dI'Cl'('tO~; sobl'e objetos de hacienda y de contl'i-
lHl('.iOlI(-~; ; Y pCl'mullceió en él hasta i 7tll) que fué 1l0111-
bl'ado comisario ¡\pl (lil'CetOl'io en su departalllento )' úl-
timamente destinado al CUeI'pO legislati\O, donde pel'lIIa-
lleció hasla U\03.


7 Fralwisro .losé de tal'foehefouc,aultl, obispo de
Reumaís y pal' d(~ Fra·nda, habia uaeido en Inglatel'ra tU
175;>. FII(; JipUl:lllo (11-1 clero en los estados generales
pOI' ,,\ hailiagp de Clerlllont, y firmó la protesta de 12 de
sl'ti(~lIlhl'e I iBI, Aeusado postel'iOl'lnenle por Chahot de
1¡lIt> rOIlt'lIl'IÜ :'1 las jlllllas secl'('I:1S rlrl partido al'isto(~l'ú-




JiOTU


ti(~O que trabajaba en pl'oeura .. al I'ey los medi~ de eva-
dirse fu!) eneeITado en la pl'ision dQ los cal'luelitas y ase-
sinado el 2 de setiembre t792.


PAGINA t36.


8 :Mounicr, secretario de los estados provinciales del
Dellinado y diputado del estado llano pn los estados ge-
nerales , fuc uno de los que mas contribuyeron y con la
mejor fé del mundo al desarrollo de la revolucion Ihm-
cesa; pero tambien fne el primero que se retiró dc rila,
luego que la vió tomar un giro que repugnaba ú su hon-
rado corazon. Yerdad es que le sucedió lo que ú Lodos
los que desean sinceramente el hien por medios honestos
en tiempos ele revoluciones, y fue que tanto los j:\(~ohi­
nos como los realistas exagerados han pl'Ocul'aelo desacl'e-
ditarle, como sucede en España con tar1tos hombres de
bieu. Cuando le nombraron para los estados generales,
gozaba en el Delfinado de una consideracíon debida ú su
nmducta popular, así como á las luces que habia mani-
festado en los estados prm'inciales : en términos que por
lo mismo que él los había dirígido á su arbitl'io sirvie"on
de ejemplo en los generale~ para adoptar la doble rep"e-
sentacion del estado llano y el voto por individuos. Allí
sostuvo tambien el dictámen de que los ayuntamientos no
debian ocuparse en ninguna deliberacion política como
cuerpos, sino únicamente como illdiyiduos cuando fue-
sen nombrados para ello. El fue uno de los principales
promoyedores de la famosa sesion del jUl'amento en el
juego de pelota, y en ella "otó que se emi:lt'a un men-
saje al l'f~y pat'a que se retil'úra la guardia que rodeaba á
la asamhlea. El t. o de julio se opuso eOIl mucha elocuen-
cia ú que este cuerpo se mezclúra en la disciplina mili-
tar ,cuyo punto era esclusiyo de las atribuciones del rey.
El 9 leyó 1111 largo infoI'll1e sobr'e el modo de proceder á
la formacioIl de la constitucion , siendo de dietúmen que
debía preceder á ella \lna declaracion de los derechos
del hombre. El t5 , al mismo tiempo que reconocía en




DEL TIUDl'CTOR, 193
el rey la f:lcultau de muda¡' de mÍnisll'os, pI'OpUSO que
se le suplicase mandara vohel' á los que hahia exonerado
imputando Jos desórdenes públicos á Jos enemigos de la
libel'tad que l'odeahan á S. i\l. Los acusó, COTllO se acos-
tumbra en todas pal'tes, de (¡ue habían formado ulla li-
ga pal'a mantener los ah usos en que estaban intert!sados,.
y pidió que la asamblea deelal'ase al rey que no tenia con-
fianza en el nuevo millistcl'io, En una palabra, todas sus
votaciones fuel'on entonces en el sentido popular que do-
minaba el espÍl'itu de aquel cuerpo; pel'o en medio de
todo, queria que se respetasen los derechos de la coro-
ua, y asi se opuso abiel'tamente á los que pretcmlian que
se exigiese impcriosamellte la vuelta de Nccker , dicien-
do que la asamhlea no teuia ot!'o (lmedlO en este punto
lilas que de aconsejar {\ Luis XVI. Fue pal'lidario acéni-
1Il0 del veto absoluto y de la necesidad de dos cúmal'as
(~n el euel'po legislativo. Esta opinion fué , como en Es-
paña la manzana de la discordia eutl'e los liberales, por-
que al instante se "ie!'On fOl'lnarse tI'es partidos diferen-
tes , ú saher : el de los que no querian mas que una c{\-
mara , el ue los que deseaban Jos, pefo iguales entre sÍ,
~' el de los qllC querian una ~1f1.'l. y otra haja,


Fue nombrado presidente de la asamhlea prccisamente
en el mes dn oeLubl'e 1 nm y asi pudo sabel' IllPjOI' que
oll'os lo que habia pasado en la noche del 5 al G pOI' Illas
qlw no ll~ fuese dado pI'evenil'!o. Pel'O fue talla Í\lIpresioll
que en d hieiet'on los desacatos, las ,'ioleneias y los Cl'Í-
menes de aquella noche, que pOI' Illas que l\lirabcau se
empeñase en compl'ometel'ie de mil maneras, se vohiú ú
su DpJ(jnado y ('mió su dimisioll el 21 (k 1l0ripIlIhl'n ,
publicando 111'1 1I1fLJliliesto sohre sn cOlldw:ta. H('til'ós('
JIIuy pl'01lto Ú Gilll'lll'a, uouuc escrihiú , bajo ('1 título (1('
Apelarían á la' apinion púúlica , una 1\I)(~va obra mas ('5-
plícita que la pl'ÍlIIera , cn la cual dió Sf'Il:lS individualt's
de In que hahia o('III'1'ido I'n la citada noche del i:i al (.¡ dl'
oclUUr(!, ),I't'ntando 1'1 illt'Ol'llH> dI' Chal)l'oud ('n faml' del
lluqUI' (In Ork:l\ls " (\p Sil'" CÚlllplil'('s. LIH'W' SP \,pliró ;\
A (.'111:111 ia d()nd~' f'st;Iblrl'Í/, ulla /';\~a d(' e(\\wacioll pn




196 NOLlS
\Veilllal', Llamado á Francia despucs d¡'l 18 bl'lllll:tl'io ,
fue llomlH'ado en 1802 prefecto del depaltamcll lo de lIe
el Yilaine , y despues en 1804 candidato pam el sellado
conscnadm' por el colegio electoral de aquel deparla-
mento, Ultimamellte fue nombrado consrjero de estado


, d 1. o de fehl.'em 1~03,en cuyo destino llluri:ú en Pal'is d
23 de ellCI'O 180G. Adcmas de los escl'itos ya menciona-
dos, publicó las obms siguientes: " InycstigaciOlws sohrt~
" las causas que han impedido á los fmnceses ser lilm~s
" y sobl'e los I'PCIII'SOS que aUlI les quedan para akanza¡'
.. la libertad,)j "Adolfo, Ó pl'iucipios elpllleutales ¡\p po-
" lítica y n~sultados de la esperiellcia, "


PAGIXA 1:5i,


!) :\lartin dc Auch em lieenciado en leyes y diputado-
tld estado llano pOI' el senpscalato de Castelnaudary,
pero con mas Pl'co.cupacioncs él solo que todos los (ll'i-
,ilegiauos juntos.


PAGISA 1:58,


10 Lart'oehefollcault d'Estíssac ,duque de Li:lllcOUI'l,
gpfe tic la gn:mlal'l'opa dd rey, caballel'o d(' sus ()f'dl'
Hes y dipnt:Hlo de la nohleza del Beamoisis á los l'sl.a(\os
~cue!'alcs , abrazó la causa de la revolucioll , (~hizo Io-
dos sus esfuerzas pOI' reuuíl' la nohleza con Pl estado 11a--
110, En julio oe 1 iSU fué nombrado lH'esidcllw de la asam-
!JIra, y ademas de lo que diee el t(''\lo cllandn dpl'pe¡'tú
al re~ , le supli(~ó que ,ohiese ú llamar ú l\eckeI" ~' man-
dase l'!'lirar las tropas, Jlas sin ('Illha¡'go fue IX\I'lidal'io
de la Illonanluia ('11 todas las ('u('stiolles que la tocaban
de cm'ca , diciendo que los diplltados no hauian wnido
lilas que pal'a ('ol'l'egi¡' ei¡~ltos alJllsos y 110 para destruir
la escueia (\('1 gohicl'llo., S(~ ocupó en varias eomisiolll'S
(I(~ lw,wlic('[lcia,y (;11'11(' quien iutro¡llljo 1"11 la hal'l':l d(·la
asamblea la lamosa embajada del género humano, cuyo.
ol'a(\o[' (,I'a Alla(,~lrÍ>is Clootz, El ftH' lalllbil'1I quiell hizo
asi"ti¡' ú h asamblea ('U ClIP1'1") Ú la~ l'\.l'(lllia~ de jlil'<I




D'EL TUAD'UCHm. 197
!)(':IIC, d¡di'll<io que al fitl de su carrera /j¡¡/jiil declarada
la guel'l'a Ú los lacciosos, Cuando la fuga del rey, se de-
C:IaI'Ú ahicl'tanwnte en su lavor, reclamando su inviolabi-
lidad, Despues tlel 10 de agosto 17!)2 fue destituitlo de
su !;rado de nlicial general ~. se refugió primel'€) Ú Ingla-
telTU y IlIego á lBs Estados Unidos, d(i)l1de "iajó mucho,
Ha dado ú luz sobre este úL-timo pais una gl'an obra en
f[lIe se ellcurlltmn ideas muy nueW1S y datos estadísticos
preciosos. Tambirn escribió sobre las prisiones de Fila-
delfia en 1801 , sobl'c el cstado de los pobl'es Ó hi5tol'Ía
..le las clases tmbajadt)l'as de la sociedad en Inglatel'ra, y
últimamente tlll cstrado de la obra de Sil' lUOl'tOIl Edell,


PAGI:\'A 138,


11 Trofimio Girard, conde dc~ Lallv-Tol(>ndal, nano
en Pal'is el 5 de marzo 1na ,sicndo hij¿ natUl'al del l'ph'-
b¡'c Lally , ú quicn deeapita¡'on en tiempo dc Luis XV pOI'
sus cTuPlda!l('s ('11 la India. Antes de la J'cvolueiol1 cm
eapir:1ll de ('()J'aC'(~ros y se diú ú (~(llIocer pOI' sus C'scl'itos
f'll ddi'lIsa ~I(, la m('lIIoria de su p:Hlrc. (Y, la nola sohre
Espl'C'llIclIil). l\omhrado diputado por la nobleza de Paris
:i los pstaoos geuel'a!es, !iC indinó desdc luego al paI'tielo
lllcmún¡uico y fup UIlO de 1m; p,'imel'Os que se reunieron
al estado llano, Pel'o se abstuvo de tomal' YOZ ddiIH'I':tLiY:I
haSla Lalllo (lile se ampliasen sus poderes porque su
I.ll:lllllato espl'cso er~l que IlO admitiese la "otacion por in-
(\iüduo!i , aunque su opinioll particular l~ indinaba; (\
lllirar esW IIII~todo eomo p) Il\cjol'. El tlia 11 de julio dl'S-
ptWS de hacI'l' un ligel'O elogio ¡le la dccIaracioll dc los
d('r(~dlOs ¡j('1 h()lIIt)J'(~ qlle h:llJia !lJ'('sentado Laibyt'llr. ,
]:Impuso que 110 S(~ la lomase ('n (,ollsidel'aeion , sino qtW
se eonl('lIlas('u con lllil'ada ('(HilO una simple esposieion ti ..
lüs pI'illC¡pios que hahiall de senil' dc base á la cOllsliw-
cion. El rué ¡!HO de los comisionados pal'a I'ol'luarla ~. si S('
huhiera S('Kuido sil'HlI)!'!' su pare('('I', hubiera salido mu-
dIO mc'nos c!('!li()(Tútica; jHll'(I'\(' ddH'1l l!'I)('[' plll('IHlidc¡>
LJs '11[(' !o i¡:'lll>l't'lI ~ ([l1!' la t~lI rOIlt'lilul'Íoll lle III I'l\(; b.




198 NOTAS
misma que de!'.pues bautizaron los diputados de Cádiz con
(~l II01IlLl't~ de constitucion espaftola de 1~H2; tan incom-
patihles una como otl'a COIl el estado en que se hallaban
estos dos reinos á su respectiva pllblicacion.


El día 17 de julio cuando el rey se presentú en el ayun-
tamiento de Paris donde le I'ecibiú nailly , dirigió Lall~' un
discut'so al pueblo que principiaba con rstas palabras.
« Aqui teneis al rey etc.)) lo cual dió motivo ú que se di-
jese que era el discnrso del Erce homo. En "al'ias ocasio-
nes hizo YPI' á la asamblea la nerrsiclad de ('['ear dos r:'I-
m:lI'as con veto reeíproco y el rey con veto ahsolnto, do(~­
t['ina que I'f~pl'odll.io PI 50 de :\gosto y rl11 d(~ srtiembm
:'t pesar de las anwnazas de los gmpos dd palacio real.
Mas desue lupgo qne viú qne la rpYOhH~i()n lomaha una
marcha qne repugnaba ú sus honrados }J['incipios, re-
Jlunció Ú la h'ihuna v se retiró ú Suiza cc['ca de su amigo
l\loullier , quien despues de halle[' t['abajado tambien ~n
fayo!' de la reyolucion la habia ahandonado anles que ~I
y apartádose mas ser'iameute de to(lo ('spÍI'i1.n de faeeion.
'Entonces pnhlitó nlla ohm illtilnl:H!n Q/(i1l11l,~ C(/pitolinu.~,
('u la cual relataha las opel'acio:lf's de la aS:lIl1hlea nacio-
Ilal, descubria los vicios (In la conslitll(~ioJl y dpelamaha
contra la f'sp,'opiacion que hahian ~;Ilfl'ido lo~ clos pl'inH>-
ros órdenps (lel estado. Volvió Ú Piltra!' ell l"l'allcia en
1792 y tl'ahajó duranle algun tiempo PI1 union (~on los
sf'ñores i\IontmOl'in , Bel'tmnd de Mol(willp y ,ralouN pOI'
soslene!' la corona que ~a estaba en el borde del precipi-
cio , y por suministl'ar al rey planes que acaso hubiera
r!f'hido seguÍI'. Estaba cO[lwncido Lally en aquella época
de la sineer'idad de las illlplleio!1es de Laffaypl.te en j;IYOl'
del rpstahleeimiento de la autoridad I'('al , Y· fJllPria val('r-
fiC del crédito de aqurl general en PI ('VI'ciIO y en una
gran pa!'te de la gu:tr'dia nacional, para hacc!' que Luis
XYI tomase una resolueion vigorosa que le libertal'a de la
t.utela de la asamblpa; pPI'O el r(~y sp !'PUSÓ á ello eons-
tallt.ement(', Tanto hi7.0 Lally qUf' acahó pm' S('l' :1ITestado
~' conducido ú la .\badia (loll(kcOllsag¡'I:' tOllo ('1 tiPIIl/l1l
;', pSCI'ihil' alrgatns ('!! fanl!' nI' sn~ ('nllll':lil('l'()~ !Ir infnr




IIEl. l'IL\HUCTOIl. 199
tUllio, singularmente de lUontmorill. ~Ias feliz que este
último, pudo sllsl/'at'I'se 'ú las matanzas de s(~1 iemb,'c y
se rcLir'<Í ú IlIglatClTa. Cuando se ahl'iú ni proceso contra
Luis XVI, escl'ihiú it la convencion orreci(~lldosn por de-
tensor de aquel pl'incipe,)" escribió é impI'Ílllió poco
despucs un alegalo en su favor'. En él se echa de ,"cr la
clara !'azon , la (')oeucllcia y sensihiliad del autor, pe-
ro se dcseubl'e lodavia mas la mania de brillar' que los
medios de sel'le útil. Tambien puulicó en 1796 una de-
fensa de los emigl'ados en que se tl'ata con bastante pro-
fnndidad la dificil cuestion de las emigraciones; pero
tambien se echa de ,'el' en este escrito el Cal'Úcler del hom-
J)I'C qtW á call1bio de lisonjeal' las opiniones dn todos
sieJllpre lOma por divisa el ilWZZO termine. Ademas de sus
informes como dipulado de la asamblea constituyente,
tenemos suyas, como literato, unas observaciones sobre
la carta ck Mirabeau contra MI'. de St. Priest: unas Me-
morias á sus contemporaneos : un estracto del tercer libro
de Tito Livio: Sil alegato en (alJOr de Luis XVI: Reclama-
ciOlIl'S (!scritas en lavor de La(ayetle : una tragedia política
intitulada El conde de SlralfiJrd y lútsoyus soúre la vida
ck este desgraciado ministro. Yolvió:i Francia poco des-
pues del 18 bl'Ul1Ial'io y se retiró:i limueos, de donde
marchó á Paris en 1803 para solo Lesal' los pies al Sto.
PacJ.'e.


PACI~A 158.


12 Simon, eonde de Clermont TOllnerre hijo del
duque de este título, que fué guillotinado en 26 de ju-
lio 179.:5 á la edad de 74 años, rué diputado por la
nobleza de Paris ú los estados generales de 1789 Y uno
de los llli(~mhros de su e1ase que mas pronto se reunie-
ron al estado llano. Constantemente se sentó en el lado
izquie['do y se dislillguiú f'ntr'e los que con lilas ahinco
pedian la espoliaeioll del e1ero. Presidió muchas yeces
la asamblea nacional v fué el fundador del club de los
amigos de la cOllslitu'cion monárquica. EllO de julio de




200 NOTAS
aquel año Cslm"o cnc~lI~gado dc p¡'csentar á Luis XVI el
mCllsage redactado pOI' Mimbean pidiendGque mandas(~
¡'etil'ar las tropas que se habian llamado á Pa¡'is, El dia
14 de julío fué nom!}I'ado miemLn'o de la eomisiol1 de
{~on:;titucion: adherió á los decl'etos de la famosa noche
del 4 de agosto y Y6tó la aholieiol1 de las capitanerias.
Elegido presidente de la asamblea, se csplicó con mucha
indignacion contra las amenazas que Iladan á yarios di-
putados los aJborotadores del palacio ¡'cal, y propuso
que se alejara de París la asamblea si las autoI'idades no
respondian de la seguridad de los rcp!'esentantes. Se dc-
da¡Oó en faso!' de las dos cámams y del veto absoluto,
Nombrado segunda "ez presidente de b asamblea, pidió
que se for1nase causa al parlamento de Hohan pOI' no ha-
her querido obedecer las leyes puhlicadas hasta entollces,
y solicitó poco despues el derecho de ciudadanía para los
protestantes, judios , cómicos y ,·erdugos. El 22 de fe-
brero 1790 propuso que se invisl.Íera al rey de todo
eiI poder ejecutiyo, pam que J'epl'imiel':l los alhol'otos
tlue cada dia ihan creciendo en las provincias. Apoyó
lurgo ('1 plan de Sieycs sobre la institucion del jurado (~
hizo el mas pomposo elogio de este diputado, dieipur!o :
« que hombres como aquel eran el pal!'illlollio de los si-
glos." En la cuestion del der('cho de paz)" guerra fué de
dictámen de que drbia pel'teilccer solo al )'ey bajo la res-
ponsabilidad de sus minist¡'os. En 179'1 pl'illcipiú á se)'
perseguido como monarquista, y aun se dil'Ígió ú su rasa
un tropel del populacho para saquearla. Cuando la fuga
dell'ey , trasmitió ú la asamblea su juramento de fidelidad
y sostuvo, despues de la sesiou, una lucha polémica
t-'Outra Sieyes sobre el sistema municipal. UtimamclItc el
10 de agosto 1792, filé asesinado C01ll0 traidol' y de-
sertor del partido popular,


Otl'O conde de Clel'mont TOllnel're , que creemos fuese
lWl'mallO de este,sil'yió mI I~~"on durante el sitio de 17H3
y fue guillotinad;) cllamlo ca~ú la ciudad ell pode!' de los
rrpublicanos , sirlJ(Io <ir !'fiad (h~13 allOS.




l)EJ. TH.\IJlTrOH. :WI


'1;) los tl'PS lH'l'Il1anos Lameth , lIam~ldos el 11110 '1'1'0-
dOl'o , el olro Cal'los y el otl'O AleJandro fueron educados
á costa de la l'eilla Maria Antoneta , pOI' considemcion á
su respetable madl'C que era hel'luana del mariscal de
Broglie. POI' tanto parecian IDas particularmente destina-
dos á ddí'll(lel' la monarquia ; pero 110 rué a!'.í pOI' dc!'.-
gracia, como lo wI'úmos en e!'.ta not.a, en que pOI' no
multiplicar las llamadas, eomprelldel'émos la hiogl'afía de
lodo!'. tl'('S.


T('o(\ol'o rlw destinado:í Amél'ica dlll'Unle la gnelTa de
la indí'f)('I](IPIJ('ia de los Estados Unidos, de donde yolvió
de teniente coronel y poco dcspues le dieron el regimien-
to del Real estrangCl'ü con una pensiono Su amist.ad· con
l~afa)'ette y con Bi,'ou le hizo apasionarse de la cansa de
la revollleion,y á fner de patriota obtuvo en 'i 790 la pr'e-
sidencia del departamento del Jurá y luego la diputacion
ú los estados genel'ales. A los pl'Íncipios figUl'ó en ellos
como UIlO de los mielllbros mas activos; pCI'O habiéndose
alistado entre los I'uldenses Ó model'3dos , no tardó en
perdee toda su popul:u'idad. Quedan de él algunos infol'-
mes sobee la oqpnizacion de la artillería y de las trop:l.s
de mal'iBa, como tambien un discurso contra Chabot, á
quien acusaba de haber provocado á la desobediencia de
los gener'ales en la denuncia que hizo de la comision aus-
tríaca. Vivió en la obscuridad durante las eODYulsioncs
reyolucionarias v no yolyió :í oirse hablar de él hasta el
17 de dieiembl'C> 1 7!)7 en ulla denuncia que hiciel'On de
él los patriotas cId Jl\I';'¡ , en qlle le pintaban como ú gefe
de una nueva Yendée, que decian hahcl' organizado en
aqnel dcpartamento.


Carlos Lameth despnes de habel' ser"idQ como el ante-
rior en América, donde dió pruebas de valor, fué tam-
hien nombrado teniente coronel '.f despnes coronel de co-
raceros. La reina le protegia mas particulal'luente que ;'t
sus hermanos y le proporcionó qne se casasc con la hija




202 NOTAS
de un COIllClTiante rieo de Rayona Ilam:ulo MI'. Pi(~ot.
Mas luego qlW le nombraroll d¡putadu ú los ($lados ge-
nerales, se dm:l:wú uuo de los enemigos mas ardientes
de la cOl'le , sin dejar por eso de SPl' un muy :wloso mo-
derado. Si como tenia deseos viYÍsilllOS de lncir hubiera
tenido el talento necesal'io paJ'a ello, no hay duda en que
habria producido grande efecto en la asalllblea ; pero qui-
so su desgl'acia que siempre ¡¡un (I('splf'gaba los labios
era pat'a excitar la risa geneml. liTas lo qlte acabó de ri-
diculizal'le dd todo fue una espedicion noctul'l1a que hi-
zo ,como mi(~lIlhro de la comisioll de vigilancia, al con-
vento de las Anllllciada.~, con PI objNO de prendel' allí á
.l\'Ir. de Barentill , cuya espedi(:ioll dió motivo al gracioso
pOPIlla de la conquista de las Anunciadas pOI' el marques
de Bonnay, En setiembre de 178D sn opuso tI (}IW se In
eoncediese alt'ey el tleto y comhatió el proyecto de que
para ser elegido diputado se necesitase la pmeba de que
pagaba una cierta suma de contl'ibueiones , pOl'que , de-
cia (\1, que esto era consagrar la aristocracia de las 1'i-
qnezas. En el mes de ahril 1790 pl'OpUSO que se Ip
privase al rey del deredlO de penlollar y se declaró COI1-
tt'a la 11l0ciun que proponia la religion catJliea como rc-
ligion del estado. Pel'o guan]Ú un profundo silencio cuan~
do se suscitó la discusion sobre el libro encarnado, don-
de constaban las sumas considel'ables que habia costado
su etlucacion y la de sus hermanos. Entonces abochor-
nado y confus~ , hizo Ue,'ar al tesoro público el dinero
que se habia empleado en su 1~lJ1lÍlia; pero se vengó pro-
poniendo que el derecho de paz y guerra fuese una prer-
rogativa esclusiva de la nacion. No contento con eso,
sostuvo contra lUirabeau que no debia tl'atarse á los in-
dividuos de la familia real sino como simples ciudada-
nos, esceptuaIHlo únicamente al ('ey y al delfin. Insistió
terriblemente en que todos los eclesiásticos prestasen el
juramento civil, so pena de privacion de sus benellcios ,
~. finalmente 110 hubo cuestioll alguna en que no se de-
clarase enemigo acélTimo de los ministros y de todo el
poder ejecutiyo. Cuando se terminó la sesion pasó al ejér-




DEL l'R,\DliCTOn.


eito ¡Ir Lafla)'eLtc y ¡Iespues de la jOI'll:llla lidIO de agos-
lo 17H2 se huyó al Havre , donde le pl'l~ndieron y des-
pues le pllsil'.l'OU en lilJel'tad. Quiso pl'esentarse en la
hana de la eOllvcndon para prcstar juramcIlt() Ú la /ihe,>-
tad y á la igualdad; pero no se lo pel'mit.ieroll, visto lo
eual se escondió y pudo escaparse á Basilea , donde se
encontró con 'vados oliciales del ejéreito que le hicieron
mil desprecios pOI' su conocida ingTatitlld. El último año
del siglo 18 volvió á Francia y el emperador le concedió
el sueldo de general de diyision.


Alejandro I~ameth , caballero de malta y gentilhombre
del conde de Artois,estuvo tambien en América como sus
hCI'manos, en clase de edecan del general Roehambeau
y dió muestras de \'alOl' é inteligencia. A su vuelta fu6
igualmente nombrado teniente coronel del regimiento de
la corona, porque los tales hermanitos no pel'dieron el
tiempo desde muy temprano para disfrutar los favores de
la corte y de la fortuna que entonces eran una misma
(~osa. Tamhipn fué diputado por la nobleza de Pel'onme
y taruhien se alistó en e¡'partido de la re\'olucion con mas
leson , aunque con menos apariencias que su hermano.
Asi es inutil scguide , como pudiel'amos, en todas sus
yotaciones, porCJue ya se supondrá que fueron siempre
en apoyo de todo lo que entonces adulaba al pueblo, asi
como antes habia adulado á la corte; porque téngase
entendido que no hay partido en el mundo. que no sea
compuesto de cortesanos. La diferencia no está en mas
sino en el nombre del ídolo ante quien se ha de quemal'
el incienso.


En 15 de ortubre 1789 fué nom])I'ado secretario, y se
le "ió perseguir acérl'imamcnte á los parlamentos y pOcdir
á la asamblea que los aniquilase, denunciando pública-
mente á los de Rohan y BUI'deos. El rué quien hizo qui-
lal' las estatuas simbólicas de las naciones encadenadas
á los pies de Luis XIV en la plaza de las Victorias. El 20
de no\'iembre siguiente alcanzó la presidencia, y en 1791
I\Pgó á ser mi emlll'o del dcpul'lamento de Paris. GozaiJa
ell aquella época dc un gran inllujo clltl'e los fuldcltses


1 !I




204 NOTAS
({eu.illants) ~- hasta llegó á ejel'cer en aql1el club lIBa es--
pel:ip (\p despotismo, que obligó á muehos socios á pa--
sarse á los jacobiuos. Se babia unido muy estrechamente
con el cortador Legendre y con otros demagogos subal-
ternos ; pCl'O no tal'dó en conocer, como conocieron
otros socios,que los tales demagogos sabian mas que ellos
y estaban decididos ú derribal' con la fuerza una potencia
que ellos habian debilitado con la pedldia, Eutonces se
le ,-¡ó repentinamente cambiar de lenguage y hacer es-
fuerzos por combatiI' la anal'quia ; pero habia gastado to-
do su influjo en destruir y así no le quedaban medios
para reparar. Sin cmbargo en el mes de abl'il 1791 se
reullió con Bal'l1aYe y Duport, y juntos ofrecieron sus
senicios al rey quien los aceptó, y rl primer efecto de
esta llegociacion fué dccidirle á escribir la famosa carta
de 25 de abril, en la cual declaraba á las potencias « que
Ir estaba perlactamente libre y que adhería de buena fe
Ir al sistema constitucional. » Con este motivo hizo Lameth
que se le diesen pomposas gracias por la asamblea; pero
fueron las últimas, porque la Imida del rey el 20 de ju-
nio hizo mas violenta que nunca la e~~ision clltl'e los cons-·
litl!~ionales y los jacobinos, El dia 23 de agosto pronun-
rió un discurso muy acalorado COlltrü los que promo-
\i:1\1 las insurrecciones, acusando á Robespiel'l'e y á los
jarobinos de que pIlos eran los autores de todos los do-
sórdenes. Pero estos discursos tan num'os en su boca no
siniel'On mas que p:wa disminuir su popularidad, que
aralló de destl'uil'se el 5 de setiembre por una salida im-
[H'oyisada que hizo eontl'a los deel'f:tos J'ol1ccrnientrs á
las colol1ias_ De~pucs de la sesioll fué ál ejército de La-
Elyl'tlc ú senir en clase de mariscal dl~ campo, y traba-
jar el1 los planes de que p dimos l1oti~ia en la nota so-
hre Lafayette, y qm: nunca quiso adoptar el rey,


El clia Hi (h: agosto 17D2 fue acusado por la asamhlea
!egislatiya , igualmente que Bamaye, á causa df' alg-Ilnas
e;lI'fas suyas 'lile se habian encontrado f'11 el palacio do
'fullerias y quc prohahan los COIlSf'jos quc hahian dar/o
~\ la corte, Iml1cdiatarncnlc salieron tl'e~ g¡'IHlarmas ua-




nE1. TlL\Ill:cron. ':lO;)
('iollales para ~1áí(~I'CS, pero ya Lamcth S(~ hahia t'S(~:t­
pado ('.on Lafayctte. (Yi:ase la nota sol)J'(~ este último,)
Puesto en liheltad en 1795 , pasó á Inglatc/'I'a á pl'Ín(~i­
pi os de ~)G , pero el g-obieru6 le dió órden de salir <ir,]
reino y se l'etil'ó á Hamburgo. En f 7!J7 pretendieron
ambos sel' bOl'l'ados de la lista de los emigrados y yol-
,'ieron á Fmncia en el mes de junio; pero la re\'olucion
de 18 fructidor (4 de setiembre del mismo año) les obli-
gó á volver á salir. Despues del 18 !)l'umario (9 de no-
\'iembre 1799) ,'olvieron ú entrar de nuevo, En abl'il de
1802 rae nombrado Alejandl'o prefecto de los bajos Al-
pes, de donde pasó despues con el mismo empleo al
Hhin, l\losef.a.


Ou'o hermano tuvieron que era el mayor de todos,
llamado Agustin , tic quien solo sabemos que fué elegido
en seüemlwe de 180:> miembro del cuerpo legislativo po/'
el departamento del Soma,


P A.GINA 138.


-1.1 Xos yemos precisados á decir de 1\11'. de Lafayette
lo mismo que ya dijimos hablando de l\1il'alJeau, á saber,
(¡ue no es tiempo toda\"ia de escribi/' su histol'ia , ni mu-
cho menos de fijar la opinion sobre el mérito ó demérito
de sus acciones, Sin embargo, en este siglo en que todo
se escribe pOI' el solo pl'lU'ito de escribir, se publicó en
Par'is el año f85t una historia, ó digamos Illas bien Ull
pan<'gírico del marques de Lafayette, tl'es años antes
de su muerte y en el momento crítico en que su nombre
habia pasado ú sel' por segunda vez uno. potencia, Estas
llamadas histo¡'ias no son mas que unos nemol'iales im-
presos en que se solicita la pl'oteccioll y benevolencia del
héroe, ó una especulacíon sórdida para engañar al piJ-
blico y tal vez desvanecer la cabeza mejor organizada.
Contentémonos pues con l'efi~l'i¡' los principales hechos
(le Sil "ida, absteniélldonos de comental'Íos que dehen
resrl'YUl'se Ú la posteridad.


Gillwl'to Moilié llI~ml'\cs de LafaYPltt' Hació ell Cha,-a-




206 NOTAS


gnac el 1." de setiembl'e 17S7 y desde muy tierna edad
perdió á todos sus parientes. Casóse á la edad de 16 años
con la señorita de Noailles, hi.ia del Duque de Ayen , cu-
p alianza hubiera podido facilitarle una brillante pers-
pecth'a en la corte de Luis XVI. Pero sus miras ó mas
bien sus presentimientos le llamaban á ser uno de los
principales actores de los dos grandes dramas que se pre-
paraban en el mundo: la emancipacion de los Estados
Unidos y la revolucion de Francia. Apenas estalló la in-
surreccion americana, cuando Lafayette se sintió con-
movido en favor de tan noble causa, á lo que no dejó
de contribuir en gran manera el conocimiento que hizo
en Yersalles con el sahio Fl'ancklin, que hahia venido
:. buscar proteccion en favor dc sus compatriotas. Mas
como nunca, se apresura nadie á socorrer á los débiles,
y se acababan de recibir fatales noticias del estado á que
se hallaban reducidos los insurgentes de resultas de ha-
ber sido batidos por un ejél'cito ingles de 50,000 hom-
In'es, se les reusó toda especie de crédito, y los comi-
sionados no pudieron siquiera armar un buque para con-
ducir sus plícgos. Entonces fué cuando Lafl.yette, ú pesar
de las ohservaciones de los mismos comisionados que in-
tentaban disuadirle, (ormó el proyecto de ir ú sen'ir
con 'Vashingt@n. Sordo á todas las reflexiones y sin de-
jarse arredrar por los obstáculos que oponian el gobier-
no ingles y el frances, equipó á su costa una fragata y
salió para Georges-Town, donde desembarcó en abril de
1777. Inmediatamente se presentó en Filadelfia, y pi-
dió el favor de que le admitieran á senil' como "olunta-
"jo y sin sueldo. El congreso le concedió el grado de
mayor general, con el cual se halló en la baUllla de
Bl'Undywine el 11 de setiembre de aquel mismo año, en
la que salió gravemente herido. Este rué, como dicen los
franceses, su bautismo de sangre, pues era la primera
vez que veia el fuego; pero aun sin que estuviese
cicatrizada su herida, batió con un simple destacamento
de milicianos un cuerpo de Ingleses~' lIesseses , muy
superior en número y en espel'iencia. Esta accion le va-




DEL TIL\DUCTOlt. 207
lió que se I'e di{~SeIl las gl'acias en nombre del congTcso
v el mando ue una divisiou. Algo mas t~ll'de obttn'o el
tí lulo oc general en gefe, que no quiso aceptar sino con
la cOlltlieiOIl de SllI"vil' siempre á las óI'uenes oe 'Vashing-
ton. Despues de hahel' defendido con un puñado de hom-
bres una vasta comal'ea , logró Lafayette salvar á dos mil
insurgente:> que se hallahan ennleltos pOI' el ejército in-
gles: se distinguió muellO en la batalla de Monmouth ga-
nada pOI' los americanos el 27 de junio 1778, Y mar-
t~hó al instante con su division á cubrir la retirada de
Sullipan" que se veia precisado á evacuar ú Hhode-Island.
bl importancia tic !'ste :>enicio le valió mleyas gracias
del COllgl'('SO y ulla (~spada de hOllOI', adOl'natla con figu-
ras alegóricas que le pl'csellló Francklin eH Paris, á
donde habia H\elto en J 77!) despues que el gobierno
fl'ances hubo reconocido la independencia de los america-
nos. No permaneció en su patda mas que el tiempo ne-
cesario pal'a pl'ocUl'al' SOC01'I'OS dc hombl'es y dinero ,
dúndosc pl'isa Ú ,"oh'cI'se Ú em))al'car apenas los consi-
guió. Reeihi(\I'(Hlle COII f'ntllsiasmo en Boston, donde
:WlllICiú la próxima Iletrada del gencl'al H.ochambeau y
echó á conel' al ejército. El año de J 780 mandó la van-
guardia del l'jército dc ~Washington, y tuyo la suerte
de escaparse de la tl'aicion del general Arnold. El año si-
guiente estuvo encargado de la defensa de Vir'ginia con
solos t>,OOO hombres que la mayor parte del tiempo es-
taban sin ,'cstuario , sin paga y casi sin víveres. Pero á
l1Csar de todo se las t\rvo firmcs durante cinco meses
contra tOllaS las fuel'7.as de Cornuallis que era el tel'I:Ol'
de la Amét'ica. Este gencl'al se habia ,'anagloriado de que
el niilo , así llamaban ú Lafayette, no se le escaparia; pe-
1'0 no solo se desmintió esta I)J'ecliccíon, sino que muy
Il~'OIHO s~ "ió él r~lisrno hloqueado pOI' mar y pOI' tierra'.
BIen hubIera podido Lafawtte alacar al enemi"o como


. e ,
se lo acons~jaba el almirante fl'ances, conde de Grasse;
1'('1'0 no qlllso aventurar uu gran del'I'amamiento de san-
gre, ni aun por una ,-jetoria cierta, V:lauar'dó la lICITada


• ... ~, .'0
del ('ll'l'('ito 1\1' 'Va~hioglon 'j de Rochamoeau p:\ra llar




208
d ataque. i\Iostl'ú en él , segun Sil ('ostuml)J'c, ulla mm
intrepidez, apoder(mJose á la bayo\1rta oe un reducto
p!"izado de eaüones, á donde flH~ el primero que suhió.
El resultado de esta "ict(ll'ia fué la e:1llilllladon de Cor-
nouaIlis. Éntonces se yolvió á Fl'ancia para acelerar el
f~nYió de IHWYOS socorros, y cuando ~'a iba :'t eUlbal'earse
en Cadiz en compañia del cO!lde de Estaing, que llevaba
9 mil homhrcs, lIrgó la noticia de que se hahia fi¡'mado·
la paz y suspendió su partida, Esta guena de Amél'iea
hahia adquirido mucha popularidad á Lat:l)"Nte hasta en
]a misma corte, donüe los paisanos de- Washington y de
F¡'ancklin se hahian hecho de moda. Hasta la reina disi-
mulaha poco su ('lIlnsiasmo en fayOl' del jówn gucrrero,
sin qlle haya podido S:l!wl'se qué es lo que influyó en la
tibieza qlle le mostró df'spuI'S ('sta pl'illc('sa, aun antes
de que principiasen los pl'inlPl'os síntomas (le la I'cYolu-
don. Lo eiel'lo es que Lal:lyette, enamorado de su amigo
\Vashingtoll y de su qlledda Amél'ica, emprendió otl'O
mwyo yiagp hacia el pais que habia contribuido á Iiher-
tar'. Fué recibido en él con transportes dl' 1'(~('ollo('imi(,rJ-
10 ,igualmente que su hijo, y ambos recibier'oll los de-
rechos de ciudadanos por una espeeie de adopcioll tan
!'.ingular como honrosa, siendo su nombre solo un título
~le recomemlacion.


Hecibió (ambien muchas pnwbas de estimaeioll d"l
:mciano "Federico H rey de P\'Ilsia, y del emperad()l' de
Alf'mania José 11, :\pl'obando hasta ci~lto punto sus p¡'in-
l'ipios po lít.icos, pero no su entusiasmo pOI' la. lIue":1
1 epúblil'a. Es hí-en sabido el dicho de este último « flue
Sil p:lpcl era ser realista, II Y lo mismo seguramente P('II-
saba el otro á ppS:lr de toda su Illosofía. V cl'dad es que
este mOlWJ'ca tenia, en medio de su despotismo, un de-
seo fijo del bien general y una yohmtad de hierro para
hacer justicia á todos, s:;¡ otorgal' derpchos :'t nadie. En
una palabra tenia una idea cahal y razonada del despotis-
mo ilustrado , único que eonvicJle emplear cuando los
pueblos se enCllrntl'an en ciprtas )" detel'minadas ('il"-'
l'llBst:móas , pues eon rI se adqni(,t'('1l lilas Y(,l'dal\('s y




llEL nL\IReTOR 209
mPllos (eorias qne luego oeSenHI('lvn y apli(~a el ti(~IIIPO,
Pero Ú Lafayette no podia acolllOlladc seIllejante uoell'illa,
porque estaba encalabrinado en los lll'ill(:ipios ahst!'actos
de la lihcl'tad , que tanta san~1'e hall hecho eOl'l'(~1' (~Il el
mundo, Asi es que no soltaba mas que en la elllaneipa-
don de los negros, sin considerar los peligl'Os c(lw , tal
vez, Jlodian seguirse de IIlla nllldanza tan rápida en Sil
eOllllieioll d(~ esclavos :í lihms, Allimado de igual simpa-
tía pOI' la causa de los pueblos, ahrazó con trasportes la
oc los patl'iotas holandeses y hllhim'ú qllfwido ir á ayll-
dal'les con su espada, eomo habia hecho con los úmeri-
eanos. Pero con motivo lle haber sido nOllllmHlo en 1737
mielllbro de la asamhlpá de los nOI,ahlt's. hubo de slJspen~­
del' sus ímpei liS , Y los empleó 1'011 m:\s utilidad ell pedil'
en ella la supl'csion dc los mandatos de prision aruit¡'a-
rio;; y dc las prisioll(~¡;; de estado, obteniendo pOI' de
pronto una resotudon f~\\'orable al estado ch'il de los P¡'o-
restantes y sip\1l10 el primero que habló de la necesidad
(\(' conslIlt.a¡' Ú la nadoll. Admil'ado el conde de Artois dp
f'slas palahl'as I(~ dijo « lo que Vro. pide en sustancia son
los estados gelwl'all's. " Algo lilas que eso, le respondió
d ol¡'o, porque lo que desf~o es UlUt asamblea nacional,
No tardó ('11 l'calizarse estt~ deseo y apenas rué nmil!wado '
ll\il~II¡J)l'O d(~ la constituyente, cuando propuso la pl'ime-
I'a deeh\l'acion de los del'cehos del hombrc, que él mil'a-
ha como ti pl'ogl'allla de la libel'tall universal. El file
qui('1I Iwesidia esta asamhlea en los famosos dias del 15 y
l4 dc julio 1 í8:> y quien nombrado el dia despues de la
gran ,'inoria del puehlo sobre la Bastilla comandante de
la gu:mlia nacional, hizo tantos senidos ú la t¡'anquili-
dad ]lIíhljea de París. Seria ínjusto rcus~ll'lú LafaYí'tte
el esLI'aol'dinal'io IlH~l'itO que r,ontrajo en aquellos dias
porque 110 era tan I:tcil como se piensa dirigir' y conte-
ner ú un pueblo donde fermentaban todas las pasiones y
ell que estaha amenazamlo ulla fiel'a trIll\)('st:lll.


Las imprudelll'ias de la corte y el fUllf'stO cOll\'ite de
IlIS guardias de r,OI'pS , oeasiollaroll las jOl'lladas del;; y
ti de' 0('111111'(', ('11 I;\s Cl\:\lt.'s la guardia lIal'Íonal , PI'CI'('--




210 lSOTAS
oida de un tropel de mugeres insllITeccio nallas )' eOntlll-
cidas por el famoso Maillanl, anastral'on á Lafayette has-
1a Vel'salles, Mucho tiempo se l~stuvo resistiendo; pero
al fin tUYo la Ilebilidad de cedm' , dando el malísimo
ejemplo de un gefe milital' que se deja dar la ley pOI'
sus propios soldados. Era tanto mas reprensible esta con-
ducta , cuanto mas se esforzaba ú disculparse de ella du-
rante el camino, con los dos comisarios del ayuntamiento
llue iban acompañándole. tut'¡;o que se 1;I'esentó con
ellos delante dd rey, sus pl'imel'as palabras fueron: " Se-
" ñor , yo no sé como me atrelO ú presenl~U' delante de
"V, 1\1.» "Qué quieres, le respondió Luis XVI, ya sé
IC que has heeho lo que has podido n •• , •


Tranquilizado con estas dulces palalmls qne aliliahan
algun tauto los l'emOl'dimientos de su condencia , cohl'ó
algun ánimo y le dijo al rey sonriéndose, IC SeñOl' , he
(( hecho prestal' á la guarnicioll de Pal'is el jUl'amenlo de
« ser fiel á la nacion , :, la ley y al rey: V, M. puede es-
IC tal' tranquilo porque serú respetado.» Así lo I~re('ria
él sin duda; 1)('1'0 con todo eso solicitó, sin pOllerlo oL-
tener, la guardia de tOllo el palacio J de todos los pues-
tos necesarios pam responder de la seguridad de la fa-


" milia real. Arengó á las tl'Opas en la plaza de :lI'mas, ha-
blúndolas en nombre de la patl'ia y del rey, y todas mos-
traron las mejores disposiciones, particlllaJ'menw las
guardias nacionales de Versalles y de Paris : de modo que
tanto él como Lally Tolendal que estaba presente, adc¡ui-
riel'oll la conviccion de que lIo.oc\llTil'ia ninguna novedad.
Quiso ir ú dar cucnta al rey de todas las disposieiOJH's
que habia tomado; pero le dijeron que estaha rm~ogido
despues de una jomada t:lll tUlllultuosa , y ('uloncps ren-
dido él mismo de cansancio, Sl' J'(,tiró lafllbi(~1l ú dormil'.
~Iueho se ha IlJurmuanlo dc este sueno y muv scvel'os han
sido los c:lI'gos. que le han hpcho sus ¿lIll(:mpol'aneos y
(lue tal vez le hal'á la historia; pel'O son lambien mllcha~
las escusas que merece un !tomhre que llevaba ya tl'l'S
dias 11(' continua agitacion, Xo 1I0S toca ú nosoll'os juz-
garle, ni teuemos todos los llaLos 1II't'('~arios Ilara ealili-




DEL TIU,DGCfOU. 211
cal' su conduela en aquella terrihle noehe ; pet'O poi, lo
mismo (Iue son de tanta gra,"edad las aeusaciones ,y su-
pondl'Í:m un grado de penersidad incompatihle con los
antecedentes y el c:ll'ácter de Lafa)"ette , nuestl'o deber,
como críticos, es inclinarnos al lado de su inocencia ,
que es bacia donde nos lleva nuestra cOIlviccion. Por
otra parte, no sabemos pOI' qué hU)"a de recael' toda la
odiosidad contl'a Lafayette , cuando se sabe que el hel'-
mano del mismo rey, toda la familia real, los ministros,
los generales , los mas celosos sirvientes de la real cá-
mara, el conde de Estaing , que era comandante de la
guardia nacional )' de la gml1'nicion de V cl'salles, el du-
que de Guise, que era olieial supedor de los guardias de
corps y pOI' tallla teuia ohligacÍon especial de ,'elar en la
seguridad del 1ll0na¡'Ca : todos estaban, no dormidos, sino
acostados en sus camas, y el último en Tl'ianoll , que es-
tá á bastante distancia.


Mas al fin supongamos que en aquella noche no hicie-
se Lafayt'tte todo lo que rigurosamente pudiera esperar-
se de él i. habrú quiell dude de que en la maltaua siguien-
te se eOlldujo de UII modo sublime '/ f",idelltemente el rey,
toda su familia y 80J)I'e todo los guardias le uebicron 1;\
,"ida. Ni aun la n'illa misma, quc cÍet'to IIG estaba dis-
puesta ú su Ih"ol' , ha llegado jamas este inmortal scnÍ-
cio; y la princesa Isabel le uió un abl'azo en público co-
mo Ú su libertadol'.


Hm'a n te la tl'aycl'ia d(~sde Vel'salles á P.al'is , hizo tam-
hien todos los csfuel'zos imaginahles l)ara 'que el I'ey no·
oyese ni ,'ie,e los ultl'ages que le dirigian á ea da lllOnH:'ll-
to : ultl'ngrs fjUf', s('a didlO de l)aso, atribuia la corte y
aUlI el mislllo Lal:'YI.'tln ú los I1lanf'jos (\ intrigas del du-
(Iue de 01'\(1:1118, Tall IWl'su:HliJo estaba de ello, que no
tUYO I'eparo ('n eneal'garse de illsillu:U'le que pasase á 111-
glatena , bajo pl'('testo de ulla misioll , que no era mas
que un lazo Jc la corle, Mas el dIlII"P huhiera podido
iJllpolI('1' silencio ú LafaydLe diciéndole: « ¿ Cómo, geue-
« I'al , Ym, se ha df'jado "iolelltar pOI' sus propias tl'llpal'
" l'olllrll lu '11[(' (,I'a de Sil oblig:lrjull, y sin pC'l'llli,:o de h\




212 1\"OTAS
« ley y sin las órdenes de sus gdes ha (~edido los límí-
« tes de Sil mando, ha ma¡'chado Vm, al frente dn la in-
ce SUl'['cccion :u'matla: ha puesto VIll, al rey en el mayo)'
({ pcligl'o: le ha traido por fuerza á Pal'is : aun allol'a mis -
« fiO , cualquiera qlH~ sea pI p¡'ctesto ú Pi nomhre que
" VIll. d(\ al papel quc estil haciendo, nadie titula (le qllP
" le! ticne pl'CSO cn su pl'Op~O palacio, y se ,i(~IW Vm.
'« con insinuaciollcs? Cuando Vm, haya respondido ú es-
« tos carr;(os, YO LaIllhicu respoIld(~ré á mis acusa(lo¡'(~s v
« aun á VIIl. ,;¡iSIllO que pa¡'ece participar de sus odiosa~
« sospechas, »


La yertla(l es qnl] el duque no hahia tenido parte pn las
joma( las del 5 Y G do oetulH'c, y que Lafayette , pOI' lilas
que hllbics(~ sido condrnado ú IIlIIe¡'le pOI' UIl consejo de
gucr¡'a, si hubim'a sitio wncido, no cr'a lilas que UIl hom-
hre déhil qlle hahia cedido á una pl'ueha Illas fuerte que
Sil carácter; y que en el fOlulo el'a un súhdito fiel que
,hahria dado la ,ida por Sil rey, como lo tlemost¡'ó el dia
seis. Ei) aquella época, como {'JI otras muehas, Lafayette
t~nin C'mpeño eH ('onserva¡' Ú todo precio á Luis XVI y á
su esposa, haciendo como quo ignoraba sus planes con-
tra la libertad, tanto mas, cllanto se crcia s~guro de po-
der nitarlos y desvanecerlos. Esto mismo filé callsa de
qlle sospecha;en de (\\ los amigos fogosos de la ['evolll-
don: de moJo que mientras la corte ansiaba por que
llegara el mOll1ento Je yengarse de él, los patriotas le
miraban ~'a COlllO traidor ú su patria, ¡ Cuantos de estos
fenómenos eslamos viendo todos los días en los paises
insulTeeeionados! Pluguiese á Dios que los españoles
aprelldiesen con este egemplo á no juzgal' con la scveri-
tbd que acostumbran ú los que, no por d~sapro]¡ar sus
quiméricos y prematllI'os planes de movimiento pOI'pe-
tno, df'jan de desear las reformas l'adicalcs que ex.igen
el siglo y el intercs hien entendido de la España!


En mrdio de todo y ú prsar (1('1 mlll'mullo (le bs pa-
siones , no dejahan de agl'adeeérselc los servicios que
hacia al ól'clen público al frente de su guardia llacional,
(ftle le miraba COII una ciega confianza, P(,I'O ('~ pneo lile·




DEI. TlUllUCTOH. 213
l}OS ({Ile c-viuClIlc para no,;otro,;, por los llifcl'cntes uatos
que Iwmos reunido de su conduela en aquel ticmpo, que
estaba eon\'cncido su illlimo del mayor peligro que ofl'e-
dan á la C'J.usa pública los revolucionarios que los cons-
l)iradOI'cs realistas, y asise inclinaba insensihlement(~ Ú
un sistema de ¡'eaccion que algunas ,·eces excit.aba justos
llIotiyos de descontento. Sin em)xlrgo, el dia 14 de julio
1790 oh tUYO uno de aquellos triunfos debidos á sus
felices inspiracioues, cual fué el de solicitar de la asam-
blea constituyente un decI'eto para que ninguna persona,
fuese de la clase que fuese, pudim'a obtener el mando
Je la guanli:l n:kionalm:ls que en 1111 solo departamento,
yeso en el instante crítico en que su posicion y la fuerza
misma de las cosas le Hamallan al mando g('lwral (In todas
las gnar(lias del I'('illo, La úllica i<lna que dominaba ellloll-
,'ns en él el'a la de ¡'cstahlecer el ól'(len y crear un goLim'-
1I0,(litnuole nl!l~·Ol' fne¡'za y acdon que la que antes tcnia.
Es de t\rherlir que 3lil'aheau , vendido ó pagado por la COI'-
le, coincidia elltollCeS('n la misma idea que Lafa}'ette que
110 se llahia Y<'ndido Ú nadie, y sucedió lo que muy fl'c-
cncllll'lIIentc sncede eJl las rcYOluciones, á saber, que
hombres que se ahOI'I'ecen IllltLnallWlILe, como les Sllec-
dia ú estos dos, t!'ahajan de consuno pam obtener el mis-
mo lin, El mismo 31iraheall (~on todo su talento no era
capaz de resohcr el l)l'oblemtl de la union dp la dinastia
COII los Jm'pdlos del puelllo, y el restablecimiento de la
antol'i(hul ¡'cal con la existencia de la libertad, Mllriú
aquel tribuno, y Lafayette continuó trabajando por rf'sol-
yel'le, l¡pro se d<'jú sorprendel' por la escapada de Va-o
reunes, Imposihle nos parece aun hoy mismo cúmo pudo
,.('sístil' al hUl'acan que se suhleyó contm él en el club de
los jacobinos, donde Danton le acusó de IIl1a manCl'a tan
cnérgiea; pno si tUYO la fortuna de salir de aquel peli-
~I'O, fué á ('osb ,le ,·ers<, precisarlo á LI'acr }11'(,so Ú su rey
{lOI' medio de la FI'aneia <lIte estalla (in armas, y es segu-
1'0 ({\le si l.uis X\' 1 huhiese recupcrado Sil antori(kH.L 110'
!.tullicra blJidú ea~tígo slllil'ÍClllc ú espial' esLe S('gIllHlc"
(JI Ir.l S(',




214 NOTAS
Desde entonces el cauth'erio del rey rué m::ts I'igul'Oso


que Hunc::t hasta que pl'estó juramento ú la constitucion ,
y desde entonces tamllien llegó á su colmo la enemistad
del partido real iSla contra L::tfayette. Mas no pOI' eso sp
dismiuuia la desconfianza de los patl'iot::ts, quifmes Illi-
rallan como una locura ó tal vez una tI'aieion, la ith'a
de entregar el depósito de esta misma cOlIstitucion cm
manos de un príncipe que habia protestado eontra
ella y que queria eyidentement.e destl'UiJ'la. j Que de IllIII'-
mullos y gritos suscitó cutre los jaeobillos el deel'Cto de
la asamblea constituyente en que se dedar::tba la inviola-
hilidad del rey, y por eonsignitmte se prohitlia tOlla inn~~­
tigacion judicial sobre su fuga á V~\l'tmnes! De aquí nació
la proposieion de iI' á fh'mal' en el Campo de :!lIarte <;o])I'e
el al tal' de la patria, una petieion dirigida á que suspen-
diese la asamblea toda resolncion solH'e la suerte del rey
hasta que se consnltase el yoto de los departamentos.


El domingo 17 de julio hubo una reunion considm'a-
ble en el campo de Mal'te, y pOI' una de aquellas fatali-
dades insepal'ables de los mo"imientos tUlllultuosos lid
pueblo, dos hombres que se habian escondido debajo dd
altar de la patl'ia pOI' solo satisfacer una indeeente cu-
riosidad, fue 1'0 n ahorcauos. Con la noticia (le este uoule
asesinato, envió el ayuntamiento unos eomisionados paJ'a
restablecer el Ól'den , acompañados de una fuerte (~se()lta
mandada por Lafayette, quien en efeeto disipó el tunlltl-
too Pero uu voluntario le apuntú casi á· quema ropa y
filé la fOl'tuna que no salió el tiro, con lo que se libró de
una muerte easi segUl'a. Arl'estaron al agresor, pel'O d
general léI perdonó)' mandó que le pusiesen en libel'lad,
con lo cu::tl creyó que p ('staha restahlecido c~'l ó,'dell y
se salió del campo de Malte. Mas apenas se habia aleja-
do algun trecho, cuando la multitud volvió á su empeño
de la petieion, y es inutil que repitamos las consecuen-
cias de aquel suceso por SCI' demasiado sabidas. Laf~l­
yette se "ió acometido á pcul'auas igualmente que su tl'O-
pa, y se yió p.ecisado ú p I'Oclmn al' la le~- marcial y dispa-
rar contl'a el populacho, ¡Tel'rible conflicto para UIl hom-




DEL TRADlJCTOIl. 215
bl'r qun habia declarado en la tribuna que la insurreccion
erad mas sagrado de los derechos y la obligacion mas in-
dispensable cuando el gobierno violaba los del pueblo! Mucho
debió SUfl'i[' su corazon al Yel' el contraste entre el en-
tusiasmo eon que habia sido saludado por mas de i;00
mil hombres el dia de la federacion, y la escena que le
ocasionaba ahora las maldiciones del pueblo. j Qué de-
sengaño para los que se fian de la popularidad! Desde
aquel funesto dia principiaron lbs piques entre el pueblo
y la guardia nacional, á quien llamaban por apodo la
guardia pretoriana, y no tardó en conocCl' Lafayette que
no podia pet'manecer mandándola pOI' mas tiempo. Asi,
inmndiatamente que el rey aceptó la constitucion,renun-
ció la comandancia y se retil'ó á su pais.


No gozó largo tiempo de su I'eposo , porque habiendo
los emig['ados hecho una punta por la f['ontera, lo cual
anunciaba la proximidad de tropas estrangeras, le dieron
un mando superior y los rechazó en diferentes puntos.
Durante aquel tiempo se preparaba en Paris otra insur-
rcedon quP no podia tal'(Ia,' mucho en estallar> nacida
de las desconfianzas contra la corte; mas Lafayetle la
tf'nia mucho mayol' de los girondinos y jacobinos á quie-
nes atribuia todos los males de la Francia. Asi se espli-
caba en una célebre carta escrita por él con fecha de 16
de junio desde su cUal,td general de ~laubeuge á la asam-
blea nacional, en cuya carta no solo habia pre"encioll si-
110 hasta una especie Je delirio contra los patriotas, ha-
blando como pudiera haberlo hecho un gene¡'al austria-
co de aquella época, }'ué tallto mayor la sorpresa que
causó esta carta, asi en la asamblea como en Paris,
cuanto a'Cababa de suceJer el moyimiento del 20 de ju-
nio, en que el pueblo invadió el palacio del rey y fué
dueño de su persona dUl'ante muchas horas. Luego que
Lafayette supo lo que habia pasado, quiso tentar su úl-
timo esfuerzo en faY01' de Luis XVI y de la constitucion ,
presentúndose el dia 28 en la barra de la asamblea legis-
lativa, á pedir el castigo de las violencias cometidas el
dia 20 en las Tullerias, la supresion de las sociedades




216 NOTAS
populares y las mcdidas necesarias para asrgurar la imio-
labilidad del rey y la constitucion. 1>01'0 no se hizo el
menor caso de su peticion, ni obtmo mayor efecto su
afan por captal"Se de nue'"o el amor de la guar-
dia nacional y hacerla que ceI'l'ase ella misma el club
de ·Ios jacobinos, COIl lo cual 110 le 'quedó la JIIenor du-
{la de 'que habia pasado su época y así se wlyió á la
frontera.


Este desaire de la suertc fué Illirado como un triunfo
por la corte, que nunca quiso acrptar sus senicios pOI'
mas sinceros que fuesen y por mas necesidad que de
ellos tuviese. Tamhien tl'iunfaron los jacobinos, que-
mando aquclla tarde mísma en el palacio I'ral una especie
do pelele que repl'esentaba al h(:roe tlr la fedel'aeioll.
j Pobre de él si hubicra pP,'manecido en París! Pel'O es
el caso que nada le desengañaba de su manía de salvar'
~II rey á pesar su~'o; para ello, contando eOIl el anciano
Luckncr á quien había logrado inspirar mucha confianza,
pretendia que el rey le enviase á llamar con el m:u'iscal
COJIIO para lwesental'se en la federacion. Al dia siguien-
te de esta ceremonia debía S. 1\1. salir de Pal'is bajo
pretesto de ir á Compirgne y dar una pl'ueba á la Eu-
ropa de que estaba libl'c. EH caso de que se opusie-
ra alguna resistencia, Lafayette respondía de poner
en saho á la familia real con cincllenta caballos, y
desde Compiegne irian escoltando al rey algunos ese na:
dronesqu~ estaba.n apostados, para llevarle al ejército. Allí
hubiera S. M. hecho patentes sns "erdadel'as intencio-
nes, moditlcando la constitucion, estableciendo dos cá-
maras y dictando instituciones fuertes,pero todas monár-
quicas. En el caso de no salír bíen este proyecto, Lala-
,"ette estaba resuelto á marchal' sobre París.
. No estaba el rey muy distante de aceptar (>ste plan,
porque con ocia los obstáculos y los riesgos que le ame-
nazaban; pero la reina no pudo resolverse jamas á COIl-
fiarle sus pel'sonas y mucho mcnos la suerte de la mo-
narquía. Fué tal yez una fatalidad, pero üttalidad inwn-
dble en vista de los sucesos posteriores. El mi51110 La-




nEL TlU[)(;cron. 217
l~lYctte ofrecia tal yez mucho mas de lo que podia cum-
plir, y arrostl'aha un pOI'Yünir que no podia menos de
serIe funesto; pOI'que ni la corte triunfante le hubiera
podido perdonar sus antecedentes, ni llIucho mPllOS con-
If~ntarse con una restaUI'acion ú meuias, al paso que tam-
poco los patl'iotas huhieran dejado de tenerle por traidor,
habiendo contl'ibuido á poner á Luis XVI al fl'ente de
un cjél'cito. Sus intenciones eran sin duda muy pUl'as;
pero su "ista no alcanzaba á desculll'Íl' todo el desmoro-
namiento en que )'a habia ca ido la corona, y sobre todo
no cahia en su cabeza la posibílidad de un '10 ue agosto.


Cuando llegó á su noticia este gran suceso estava él
Cll su campamento cerca de Sedan y contaba con su es-
tado mayol', con el ali~clo de sus soldados y con el jUl'a-
mento de su obediencia. Contaba tambien reunir en de-
fensa de la constitucion ue 91 el YOlo de 7;) depaltamen-
los, cuyos consejos generales hahian adhel'ido á su car-
ta del iD de junio en que pedia la supl'esion de los jaco-
binos, y liado en estos datos, se atrevió á levuutar la ban-
dera coutra la asamblea legislativa pOI' meuio de una.
proclama. 3[andó :UTestar á lr('S comisioí¡ados del ClH'I'-
po legislativo entl'e los cuales estaban Kel'saint y el fa-
moso Antonelle, antiguo corregidol' !le Adés. En segui-
da no perdonó esfuerzo algullo para sublevar al ejército
en [;WOI' de Luis xn y de la asamblea misma, á quien
pintaba COIllO esclavizada por los jacobinos y por el cor-
regidor Petioll: dando en esto otro malísimo ejemplo de
indisciplina, llamando á delibet'aI' á la fuel'za armada.
Los SDidados hicieron lo que siempre, que fué declarar
su Índignacion contra todo lo que estaha pasando y decir
al general que estaban prontos ú marchar ú donde qui-
sieran conducirlos pal'a ponel' al rey en libertad. Pel'O
otros uueyos comisionados qUfl llegaron de la asamblea
logral'Oll divididos entre sí y los artilleros principiaron á
manifestar disiueucia , Iwgando su adhesion á la prolest:t
('ontra los decretos de la asamblea. No quedó la menm',
duua de eshlS malas disposiciones en una I'e,;sta que pa-
t,Ó con el objeto de exigir el juramento imliYidual de los




218 NOTAS
soldados de fiJelidad á la nacion , ála ley y al I'ey. POI'
otra parte Dumouriez, á quien habia mandado al'restat'
en su campamento de Manlde, habia reusado 1l1'esLat'
el juramento antiguo, y Dillon , que á los pl'Íncipios
habia sido del partido de la resistencia, no había tarda-
do en val'iar de parecer, Ademas de estas defecciones,
el departamento del Aisne se habia opuesto fOl'lllalmente
y dado órden á todos los ciudadanos para anestar al ge-
neral en gefe del ejército del nOlte: todo lo cual, junto
con el decreto de acusacion pronunciado contra él pOI'
la asamblea yel nombramiento de su enemigo Dumouriez
para sucederle en el mando, le convenció de que 110
babia la menor esperanza de salil' con su empeño.


Quien oyese los gl'itos é impl'ccacioncs de los clubs de
Paris contra Lafayette y sus cómplices, no dudul'á de la
suerte que hubiel'a cabido al amigo de Washington si
hubiese caido vivo en sus manos; pero mas dichoso que
BailIy , uo espió eu un patíbulo la sangl'e derramada en
el campo de Marte. Besolviose á huir de su campo en la
noche del 19 al 20 de agosto, acompañado de HUl'Cau de
Pusy , de Latolll'-i)fauboul'g y de Alejaudro Lameth J ha-
hiendo tomado antes sus disposiciones para que el ejér-
cito no quedase espuesto á alguna sorpresa, Luego que
llegó á Bouillon , despidió su escolta de 25 caballos, y
procurando atravesal' incógnito los puestos enemigos ,
tenia intencion de refugiarse en territorio de la república
bávara, Poro fue arrestado en Bocherol't por el teniente
coronel conde de Hamoncourt, el cual dió inmediata-
meute pal'te al comandante de NamUl'. El 21 fueron tras-
ladados los prisioneros á esta última ciudad, y allí fue
donde Lafayette tUYO una entrevista con el archiduque
Cal'los,todavia novicio en la carrera de Iagloria,pero que
habia nacido con uua alma generosa, La conducta y
lenguage de Lafayette y de sus amígos fué cual corres-
pondia á su desgraciada situacion é impuso respeto á sus
enemigos, Cónducidos á Nivelle , tuvieron los pl'isionr.-
ros que sufrir un largo interrogatorio, en pl'esencia
de un mayor austriaeo , encargado de recibir ~. huccl'-




DEL TR.Un:Cron.


:¡e cargo de la caja del cjé/'cito que suponían haber-
se traido Lafayetle. « Lo único que puedo comprell-
« der, respondió este último, de tan eSlraña comisioIl , es
" que en mi caso no habria dejado el Sr. duque de Sajo-
«nia-Teschen de robar el tesoro del ejército. " Llevados
á Luxemburgo estos cuall'o individuos de la asamblea
constituyente, permanecieron alli t1'cs semanas, durantl'
las cuales no dejaron los emigl'ados de hacer alguna ten-
laliya para inm.olar á su venganza al autor de la proclama
.de los del'echos del hOl,ubre y del ciudadano. Desde allí
los llevaron presos á Weser, á MagdebUl'go , á Reisse y
últimamente á Olmoutz, que es donde les esperaba un
horrible calabozo.


No quel'tlIllOs recordar los indignos tratamientos que
les hizo sufríl' , y particularmente al general, la policia
austriaca: baste decir que se·le privó hasta de la dulce
compañia de sus tres amigos y de tener la menor COITes-
pondencia con }<'rancia. El único momento de consuelo
que tuvo en aquellos hOlTibles años fué la llegada de su
esposa á la prision en que yacia aquel mártir de la liber-
tad. Esta Señora 110 dejó de mover todos los l"esOltes que
la sujeria su cal'Íño y su "irtud pam obtener la libertad
de su marido; mas todo fue en yano , así como la in ter-
yencion de todos sus amigos y la del gobierno mismo de
los Estados Unidós de América. Fué necesario para que
la recobrase nada menos que las victo das de Italia y la
voluntad de Bonaparte , á quien se lo recordó Regnaud
de Sto lean d' Angeli para que la pusiese e..omo una con-
dicion p:lI'licular é imperativa en las negociaciones que
terminaron aquella guelTa de prodigios. Libre ya de sus
eadenas el prisioneI'O de Olnmlz, 110 quiso lomar partf'
alguna en la revolucion de 18 fmctidor, por lo cual
tuvo que quedal'sc en HambUl'go; pero se puso la escara-
p&la tricolor, igualmente que sus amigos y no entró en
}'r.~nci;i hasta la época del 18 de brumal'io. Por mas pro-
funda que fuese su gratitud á Bonaparte , no quiso jamas
mezclarse para nada en las cosas de su gobierno: reusó
una plaza en el sPllano ('onservadOl' y voló contra el COII-


J. 15




220 Ji01 AS
slllado yitalicio; accion bien estrañ:l. eH UII hOlllbre qll~
11ahia espuesLo su ,"ida y hasta su reputacion de amigo d~
la lihertaad, por sah"ar el pl'incipio monárquico. Pc,'o
combatian entonees en su eeI'ebl'O sus antiguas opiniones
)" sus propensiones repuhlicanas. Consiguiente á una de
estas doctl'inas fayoritas, le pidió un dia á BOllaparte que
concediese la libertad de imprenta, y PI cónsul le res-
pondió « si JO concediese á i)'lr, de Lafayetlc lo que eon
« tamas instaneias solicita, ni él ni yo estal'iamos aqui
« dentro de tres meses)) j Cuanta razon tenia aquel gran·
de hombre y euallto mejol' con ocia que Lafayette la na-
tur:llcza de las eosas v el corazon de los hombres! En
aquella ppoea hubiera ·sido imposihle todo gobiel'llo con
YCinle ó treinta diarios que le hubiel'an batido en brecha
cada mañana, y el cándido Lafayeue, ú pesar de sus pa-
decimientos de Olmutz, hubiera ,"isto muy p('(mto abrir-
se su proeeso político en el tribunal de la opinion públi-
ca, donde hubiera perdido su popularidad para siempre;
porque las revoluciones ofendidas no perdonan jamas. Mas
no por eso dejó de sel' muy honroso el retiro en que vivió
dUl'ante toda la época del imperio, lweliripIldo la obscu-
Tidad á las mas brillantes ventajas que le ofreció el domi-
nador' de la Europa.
I~or fin ,"ohicron los Borbones en 1814 y Lafayette se


presentó de nuc,'o en la escena poJítiea eon aquella im-
perturbable serenidad y constancia de pl'incipios qne ha-
hia adoptado desde jÓWll, Era esta tan conocida, que el
SI', conde de' Artois, igualmente fiel á la eontl'areyolu-
cion , solia decil': "no hay en toda Francia sino Larayette
" y ~"o, que no hayamos cambiado de pl'ineipio~, )) Pel'O
lo particular es qne siempre se mostI'ó menos hostil á
Carlos X que era el rey de 1:1 emigracioll, que á Luis
XVIII, autol' de la c:\I'la. La ('azan era por que en el
primero (!P estos pl'Íncipes no "eia Lafayette mas que un
hombre de ideas estruviadas, pero de buena fe y stn nin·
¡';"UlJa malicia eH el COl'azorJ, al paso que en el otro su-
ponia todo d conocimiento y seguuda intenC'Íon ele sus
accioJle~ y conclllc la.




DEL TlUDUCTOn. 221
Yo!viú ú !wesentarse en la escena dlmlllte los cien dias


como representante en la cámara; y mall aconsejado por
la I'igidez de sus pl'incipios, contl'ilmyó en gran manera


• ú la caida tinal del Emperadol' que habia sido vencido en
Waterloo, No alcanzaban sus luces á distinguir la época
de 1815 en que era preciso alltc todas cosas salvar el
tenitol'io fmIlcés de la de 1789, en que se trataba dc
conquistar la libcrtad, Pcro no es esta la sola ocas ion dc
su "ida en que dió pruebas chmls de que su cabeza no
:valia tanto como su corazon, Jamas La/ayette estuvo á la
altura de la situacion en que le colocaron' las circunstan-
cias, y asi es que todas las grandes empl'esas abortaron
en sus m31l0S. Acaso y sin acaso no huho en el mundo
otl'O suceso lilas importante ni que mas interesase á la
Fmncia que la abdicacion de Napoleon, y por lo mismo
este fué uno de los que con mas cmpeño contribuvó La-
fa)"ette á acelerar. Llegó á tal SI'ado la ceguedad,' sea de
su amor propio, sea de la ignOl'ancia en que estaha sobrc
)a opiuion que los demas tenian de él, que se hizo nom-
j)r~lr pOI' UIIO de los comisionados que fueron á lr'atar
eon los estmngeros para la suspension de las hostilida-
des, siendo asi que no hahia hombre menos á propósito
para salir ait'oso en una mision semejante, que el que
habia sido cómplice en la emancipacion de 23 millones
de habitantes, Asi fué que no consiguió nada, y á su
vuelta, que el enemigo dilirió cuanto le fué posible, se
encontl'Ó con la capitulacion de Paris y con la retirada
del ejército sobre el Loira. No nos cansarémos de repe-
tirlo : las ilusiones del amor propio, asi en materia de li-
jJertad como en todas, son uno de nuestl'OS mas implaca-
bles enemigos, pOI' que suelen hacernos mirar los vicios
y las flaqnez.as como "¡rtndes ó actos de valol'. Si los lla-
mados idólatras de los derechos del puehlo hubiesen de1'-
l'ibado á Napoleon 15 dias antes de la batalla d(~ Water-
loo, huhieran tal vez hecho una heroicidad; pcm deni-
hal'le inmediatamente despues de una batalla perdida no
filé mas que ulla cohardía, acompaüada d(~ una indecen-
cia, j Qué distinto papel hubiera hecho Lalllyeue en la




~22 NOTAS
lJistoria y en la opinion de sus conciudanos , si en lllgal'
oe ocuparse de la caida ue Napoleon, se hubiera presen-
tado á él '! le uijera . « General, yo vengo á ponerme á
" "uestras órdenes; vamos á echar á los enemigos que
« rodean á Paris , y luego tl'atarémos juntos dc los gran-
" des intereses del pueblo y de la libertad?» Pero asi co-
mo decimos esto, tampoeo debemos omitir en su elogio
la noble respuesta que dió al embajador ingles cuando so-
.lícitaba que la persona del emperador fuese entregada á
los aliados. « 1\le admiro, le replicó l~afay(lotte, de que
" para proponer semejante infamia os dil'ijais al prisione-
« ro de Olmultz. »


Todos los demas pasos que <lió, y conferencias que
tuvo con otros diputados para impedir que sucediese lo
que sucedió, fue!'On insignilicantcs, pOl'que la gran falta
estaba cometida. Despues que la familia de Borbon vol-
vió por segunda vez á Paris, se retiró á su quinta de La
Gl'3.nge, donde vivió en la obscuridad hasta las elecciones
de 1817 en que pudo el gobierno alf'jal'ie de la diputa-
cion , mas en las de 1818 triunfó el veterano de la liber-
tad de todos los obstáculos, y destle entonces estm'o
siempre al frente de la oposicion. La pasion uominante
de Lafayette fué sin duda alguna la popularidad, asi
como sus principales virtudes fueron el de~interes y la
serenidad en los peligros, á que vulgarmente se da el
nombre de valor. Por eso no hubo pal'U él un instante mas
feliz en todo el discuro de su vida que su último "iage á
los Estados-Unidos, en que la poblacion casi entera sa-
lió á saludarle á su paso: mas no pOI' eso mostró á su
vuelta ni el menor orgullo ni la mas ligera alteracion en
su método ordinal'io de "ida. El'a hombre que amaba el
órden público y que se esponia con gusto por rest.able-
cerle; pero tampoco le disgustaban del todo los movi-
.mientos populares, porque se le figm'aba que eran un
signo infalible de que el pueblo conservaba su energía.
En una palabra, no podia resolverse á que el pueblo diese
su dimision.


Pasemos ya á su última époea que fué la revolucion de




223
1850, sobre la cual, pOI' sel' demasiaJo reciente, nos
limitarémos á decir que representó en ella uno de los mas
importantes papeles, y que demostró ser el mismo com-
puesto de calidades y de defectos que habiamos visto en
la de 178B. Como hombre privado, pocos pueden encon-
tr arse mas dignos de aprecio que él , pues era suave en
su trato, compasivo con los dcsgr'aciados, tierno v ex-
cesivamente con liado con sus amigos y excelente c~n su
propia familia. Pero como hombre público, su conducta
estuvo llena de contl'aJ.icciones, y el principal recuerdo
que quedará de las impresiones de su alma es que Lafa-
yette fue durante toda su vida la propaganda personificada.
~Iurió rn PUl'is rI 20 de mayo 1834.


PAGINA 141.


-\5 Apenas S~ sabria la existencia del Marques de
Brezé sin la alleedota del juego de pelota, en que tan
malle despachó l\Iiraheau. Despues de aquel lance se re-
tiró á sus pos(~siolws y no se ha vuelto á oir hablar de él.


PAG Il\'A 142.


16 Antonio Pedro José Maria Bal'l1ave , miembr'o de
la asamblea constituyente, es uno de aquellos hombres
animosos y elocuentes, que al mismo tiempo que se apa-
sionan con esceso p[\('a poder moderUl' su propio partido,
tienen demasiada virtud para seguirle hasta el cabo. Gé-
nios desgraciados que la posteridad compadece y admira,
porque buscaron siempre el bien sin encontrarle, y por-
que si cometiel'On CI'I'OI'es tambien los espiaron cl'Uel-
mente. Nació Barnaye en Grcnoble en 1761 de una fa-
milia protestante. Su padre era un abogado rico y céle--
1>re, y su madre hija de un militar; pero tan instruida y
,'irtuosa, que no descansaba un instante en proporcio--
nar á sus dos hijos \lna educacion de las lllas esmet'adas.
El masjóven se de(liró á la carrel'a de las armas y murió
ft los 21 años, siendo oficial de ingenieros, El mayol',




NOTAS .


que e5 de quien hablamos, abl'azó el estudiQ de la .iUl'is-
prudencia, no como quien aspira á las ol'dimU'ias luchas
oe la curia, sino cama quien prevee que está destinado
ú br'illar en mas nobles combates. Apenas de edad de i 7
años tuya un desafio pOI' defender á su hermano, en el
que recibió una herida que puso en gran peligl'O su ,·ida.
Mas al fin se recibió de abogado en el parlamento de
Grenoble, y cierto no dió señales en sus pt'ÍllIeJ'os ejer-
cicios de que seria la que helllos visto despues. La pduJe-
ra produccion que dió á luz fue un escl'ito de cÍl'cuns-
tancias intitulado el espíriltt de los edictos, bajo el cual solo
se ,-eia UD elogio dil'ecto de la constitucion inglesa. Em
tal su pasion pOI' ella, que se estendia hasta todo lo que
era ingles, aUn en las casas Illas f!'Ívolas, de Illodo que
nadie hubicl'a podido sospechar en semejante auglomano
aquel hombre de estado tan profundo y aquel legislador
popular que debía arl'astl'ar á la Fl'ancia tan lejos de la
monarquía constitucional. POI' desgl'acia eran elltonces
tan poca conocidas en Francia estas teodas como lo son
hoy en España,y sucedió lo que era ineyitablc que suce-
diese, á sabel': que á una l'eyolucion de libCl'lau se si-
guió inIlleuiatamente una revolucion de igualdad, y esta
revolucion la hiciel'on la corte y los estados generales el
dia que se concedió el dobLe voto al estado llano )' las ve-
l'illcaciones de poderes en comun. Dígase lo que se quie-
ra, aquel dia resignaron sus fun.ciones todas las antiguas
instituciones de la monarquía, y los plebeyos subieron
al imperio, pues que se puso en sus manos la sucrte de
la nobleza, del c!pro y de la corona.


Veinte y ocho aiios t<~llia Bamaye cuando Grenoble le
llOmó can la diputacion y le úiú acceso á aquella tribuna
que debia inmediatamcnte dominar al tl'ono de los calOl'--
ce siglos. Desde entonces pudo mil'al' y lIliró en efecto
con ojos mas SegUI'OS que los de l\Iiraheau aquella ma-
gnítica can'CI'a que se abria á los hOlllbres deseosos del
Lien y capaces de comprcnderle. Tenia sobre aquel otl'O
tribuno la inlllclJsa YClltaJa de la ciega confianza propia
de la juycntud, la de Hila concicncia pura) el húbilo y




HEt TlUIH;CfOIl. 22."
el amo!' ud liien, la fé el! la yirtuu de los hombl'es por-
que él era ,irllloso, y pOI' úllill\o la certeza de poder sc'-
gUil' su ealTcra sin rcmonlimiclltos. Dcsde los pl'illlCl'OS
flias tomó lbl'llayc por dcs¡.;raeia un rango eminente (~n­
l/'e los homhl'cs que (~stahall destinados ú scntarse sohre
las minas de la mOIl:ln\uÍa, sif~ndo asi que su ánilllo el'a
solo refurmarla y fortificarla, dúndola por harrera y por
Laluarte d sistema l'epresrlltati\"O. Como DeHinés, como
pl'otestante y como ahogado, pertenecia de derecho al
IKII'tido de la reyolncioll, y COIIIO júycn no podia menos
(le dejarse aIT:lslr:lr lilas allú de la línpa de sus deseos.
Se distinguía narn:m~ por dCl'la fogosidad de cal'Úetcl' y
de opiniOlH's que parecian lilas I'espetables pOI' la grayc-
(bu pl'ecoz de sus 1Il0lbles y de su juicio, anolllalia muy
pdigl'Osa en las J'('yolnciolles pOI' euallto pl'OlIll'le ú las
f~lcciones ser guiadas pOI' la pl'llueneia, mientl'as que en
realidad uo lo son sino por el entusiasmo, la ilusioll, la
tcnaeidad y la cólera. Aquel perpetuo contl'aste de la "i--
,-aeidad de sus múximas con la calma de sus pala[)[';}s l(~
desiguó illlllediatampIlte COtllO uno de los cOl'ifcos de la
asamJJlca : y la corte, contl'a cnyas resistcueias CllI!H'!t¡)
todos sus pI'incipios, todas sus preocupaeioues y touos
sus resentimientos, no pudo menos de mirarle como UllO
de sus lilas encarnizados enemigos. :'Ilil'abcall decia de él
que era UI! arbolito destinaüo ú [-;('1' algnn dia el palo ma-
~OI' de HII JJa,io, Asi huhie1'a sido prohabhmwlIle si el
Úl'bol no huhiese jugauo tan familial'lllcntc _con el rayo
lllle le ahrasó cuanuo empezaba ú dal' fl'llto, En la sesioll
del juego de pelota, tille file la toma de posesinn del es-
tado llano, uo tUYO Mil'aLean auxilial' mas deeidido que
Hal'naye, al paso que este el'cía de bueua fe que camina-
ha hada la IlIOIlCll'tluía cOlIstitucional, eOlito lo Cl'eycl'on
por tanto tiempo los ~loltllie)', los Lally-Tolenual, los
Maloucl, los Lal1:1yelte , los Dailly y Otl'OS muchos, Pcro
de tras de estos estahan los treinta de la asat1lblca; y c]p-
tras de e~ta asallllJlea misma estaba la hi,!I-:, popnlal' ('.O!!
su in~nl')'('ecion armada. En los <1ebatt's, IJU(~ eOIl tanta
\('l'(lad refiere M. Tlti(')'s, slIs('ila(\os (1" J'('sultas de los




226 NOTAS
asc5inatos de Foulon, de Berlhier y de Delauilay, hubo
11uien dirigiéndose á la asamblea preguntase ¿ es ta,n pura
la sangre que ha corrido para que no,~ lastimemos tanto de
ella? Estas atroces palabras las pronunció un jóven, cuyas
facciones eran nobles y distinguidas y cuyos ojos azules
respiraban dulzura y generosidad, y este jóven era Barna-
ve, Necesitamos para olvidar el eco horrible de semejantes
palabras acordarnos de que toda su sangl'e corrió por el
cadalso, pues sin ello la fatal espl'esion seria una mancha
indeleble para sn memoria en la posteridad. En vano pl'O-
puso en la misma sesion que los asesinos fuesen enú'ega-
dos á la justicia, porque la malhadada palabra y los aplau-
sos frenéticos que alTaneó á las lf'Íbunas, destruia toda
la fuerza de sus tardias rellexionrs,


Inútil seria repetír lo que puede verse en el texto so-
bre sus opiniones estremadas en todas las cuestiones que
se agitaron sobre los del'echos del hombre, la espolia-
cion del clero, larehabilitacion de lós judios, protestantes
et('. bastando decir, que cuando Mil'abeau, satisfecho de
ruinas, pensaba que era necesario detenerse, Barnave
creia que no se habia hecho todavia lo bastante. Mientras
aquel, parte pOi' conviccion parte por tráfieo , se dete-
nia ya con la clase media victoriosa, este otro creia de-
bilitarse haciendo alto. Temiendo los designios de la cor-
te mas qu~ la embriaguez popular, no creia adquirir fuer-
za sino en nuevos prog¡'esos del espíl'itu I'evolucionario
representado en los clubs, Ultimamente el partido cons-
titucional se dividia todos los dias , pues que de un lado
se hallaban MiI'abeau , Lafayette y Bailly , quienes por
ambician, por intriga, por probidad si se quiere, que-
rían conSel'YUI' lo poco que ya quedaha de la monarquia,
mientras que del otro estaban Bal'llave , Dupo!'t , los La-
meth y algunos otros hombres de valor y de talento que
tenían una fe ciega en los derechos ilimitados de la re-
volllcion y en su virtud, Vnos y otros estaban ya muy le-
jos de los límite5 que hubieran debido prescribirles la
justicia y la prudencia, si su vanidad les hubiera penni-,
tido escucharlas. Ambos partidos buseaban apoyo en las;




m:L TRADUCTOR. 227
pasiones estcl'iol'es oponiendo afiliaciones á afiliaciones;
pem mienlms que el clnlJ á cuya cabeza estaba Lafayettc
en 1789 principialJa á despopulal'izarse como su gefe, el
de los jacobinos, fundado por Barnave y sus amigos ba-
jo el nombre de los amigos de la constitucion, se aumenta-
ha cada dia para sobreponerse muy pronto á sus funda-
dores. l\1irabeau que tanto en sus doctrinas como en sus
alianzas consel'Yó siempl'e una gmudiosa independencia,
pertenccia igualmente á los dos clubs; pero solo' en el
de los jacobinos es donde se vieron aquellas célebres lu-
chas entre él v Barnave. Este último salia encoutrUl' mas
apoyo en los ;plausos , que es lo que le daba fuerza pa-
ra combatir' con aquel gigantfl , y' aun en la asamhlea
misma reinaba igual divisioll , oCllp:lIldose en las mismas
disputas casi todo el año dfl 1790. La q'te mas palmotéo
mcreció á Barnave fue la famosa cuanto estI'avagante dis-
(~usion del derecho de paz y guerra, que él se empeñó
en atrihnir esc\usivamente al pueblo .soberano , mientras
que Mirabeau intentaba repartíl' este indivisible derecho
entre el rey y la asamblea. Entonces fué cuando este, vien-
do lIeyar á su adversario en triunfo, dijo aquellas memo-
rables palalwus de que « ya sabia muy bien la corta dis-
" tanda que hay entre el capitolio y la roca tarpeya. » Pero
B:lrnaye no se lmllaha en estado de apreciar l:l pmfundi-
dad de esta espresion, ni mucho menos la exactitud de
la profecía. Lejos de eso, continuó atropellando las de-
cisiones 50bl'e cuantas propuestas destructoras se acumu-
laron aquellos dias, y abusando hasta de la autoridad de
presidente para defénder la sociedad de los jacobinos
que tan justos recelos inspiraha ya á los constitucionales.
~las no se contentó con defendedos, sino ~lle anatema-
tizó al club monárquico tratando de facciosos á sus indi-
viduos. Hasta la insignificante fuga de las princesas, tías
del rey, le suministró ocasion pal'a lanzar sus ataques con-
tra la familia real. Por tales medios ascendió el segundo
orador de la tribuna revolucionaría á ser el pl'imero en
f'II1IYOl' popular y en el ódio de la COl'te. No dejaba de ad-
<luiriI'le IIUC\O brillo otra señalada ventaja qne tenia sobre




:!28 ~OTAS
l\lil'aheall, cual el'a la de batil'se COIl sus ady(~l'sal'ios (')1
vez de pleiteal' cOlltl'a ellos. Su Jesalio á la espada mil d
,'izcond() de Xoailles, y á la pistola eon Cazalt)s le lliel'OlI
la fama ue valiente, que siempre cautiva el I'espeto tle lns
homhres y la admi['acion de las lllugel'es: siendo de no-
tal' que desde aquel Jia illspi¡'ú á sus UOS lIobles enmni-
gos una amistau sólida y homosa pUl'a todos t['es. En el
campo del hOllar se wm los homlJl'es de cerca, y Bal'lla-
ve era del ulImeI'O de aquellos pocos que ganan en sel'
hien obsenados v reconoeidos.


Murió 1Ii"abe;;uel dia 2 ue alwilI7!)l , y con su mlwl'-
te quedó vacante la úniea plaza capaz de Lelltar la ambi-
cian de su competidor. Pero fuese que con ella hahia
desaparecido el estímulo de la rh'alidad, ó que )'eflexio-
Ilase sohre la situacio/) de la pat/'ía y sobre la suya pro-
pia, ó que consíderase en Hn los estl'aordillarios progl'e-
sos que habia hecho la hidra popular, lo cielto es que
desue entonces se mostró mas accesible á las instaneias
de Lafayette y se unió al partido constil.ueional. Apenas
se habia contraido csta alianz.a, cuando se estiellde la voz
dc que atcmol'izados con cl ,'olean que estaha abiel'to ba-
jo sus pies, el rey, la reina y toda su familia se habiau
escapado dc su augusta pl'ision de Tullerías. Inmediata-
mcnte Ba)'navc eakula los peligros que (:ol'l'ia la I'e\olu-
cion, y ltacn dce)'ctal"cn el acto (Iue todas las autorida-
des civiles y milital'es pl'Pstl'U juramento de o]wdíellcia Ú
la asamhlea naeÍonal. La ausencia tlel monal'ca 110 dejaba
,ado alguuo en aquella cOlIstitlleioll en <¡ue 110 era lilas
(Jlle un yano fantasma, como en la de Cúdiz : antes bien
4lesapal'(~eia de la múquilla política una l'IIeda p('I'f(~cta­
melllC illútil. Triulllü el pal'tido rcpnhlieano COII aquella
demostl'acíon , y el arresto de Val'enues no hizo mas qlw
sustitui,' á una corona inútil los f'1ll1¡arazos y peligros de
ulla corona prisionera y encmif\'a. Fuó elegido Bal'llaYe con
Petion y Latour l\Iauboul'g para i,' ú encargarse dc los ilus-
tres cautivos, y ya tellemos al júyen abogado de Gl'eno-
hle sentado en el mislllo coche quc 01 )'('y, PII prese/lt'Ía
de la reiua, dd Ddliu , (Jp ~1I hl'l'lI1all<l y (le la pl'illc('~a




DEI. TRAn{;CTOU. 229
Isabel que todos eran pl'isioneros suyos, Yiúsc cn pre-
sencia dc la \"irtud, de la belleza, de la gracia, de la ino-
cellcia y de todo cuanto haLla al COl'azou de los hombl'es
scnsibles. Cual fué la cspccie de re\"olncion que hizo
en el alma de Bal'Ilave la \"ista de la reina v dc 3lad:,mr;t
Isahel, no es facil quc nadie sinJ él mismo p'ueda I'e\"elm'-
lo y el no lo re\"clú ciertamente. Se ha dicho, se ha su-
puesto, sc ha qucl'i.do haccl' una espccic de dl'allla de
las impresioncs que recibió aquclla alma alucinada pero
,·irtuosa: ma5 nadic ticnc derecho para atribuida ú Otl'O
principio que al imperio de las gl'audes desgracias cn los
corazones gcncrosos. Micntras que cl gl'oscro Petion hace
alarde de humillal' Ú los augustos prisioncros, usUl'pando
las funciones del \"e¡'dugo , Bal'Ilave se indina en su pre-
sencia, los rodea de miramientos respetuosos, y los sor-
prende con las palabras y modales del mas fina COI'tesallO,
Su alma noble se .. m'ela contra los ultrages v sc enfurece
contra la violencia quc quiso hacerse á un s'accrdotc que
sc accrcaha ú la vcntanilla dcl coche del rey. "Tigres,
« les dien , ¡ habcis drjado ya de ser fl'allceses , y tlS ha-
1( beis COII\-(~ItiJo en IIna nadon (k asesinos?» El pue-
blo sc contiene á su yista ~- el sacerdotc escapa con la "i-
da. Fué ncccsario para cOlltencrle , que la misma princesa
lsabclle cogicse de los ü,ldollcs de la casaca. Yu en pre-
sencia de aquellas sagl'adas "íclimas loda sallyre le pare-
ce demasiado pura para ser abandonada á la Iltttllitud ; y
ya cn adelante no se ab¡'ir:'! su hoca llIas que pal'a pro-
Jluuciar palabras de justicia y de lenidad. Ahol'a si que
su elocuencia será Leila , grande pCl'suasha y potl~­
rosa,


Cuando la ¡'pal comitira Ikgú ú Pal'Ís, Barllare diú
t'uenta de Sil misioll ú la asalllh! .. :! 1'11 l<:l'IuilloS que se ('Il-
trl'l1ccieron llIuchos corazolles .. Justilieú eomplc,tamellte ú
Lafayettc C1l q lIicn sus elH'lIligos IH'incipiabau Ú s081)('-
chal' un nue,·o Cl'ollmdl , )" le jnstilicú COIl cOllyiccioil y
('011 conocimi('lIto de callsa, I)()I'fJue IJabiPIII!O suplicad!)
;·1 la reina que le 1lt'l'Il1ili('se han'da IIl1a pl'egllnta sobre
las so~pechas (¡tIC cOITiau de (1IH' LaE'yplle hubiese [elli·-




230 !'IOTAS
uo pal'te en la fuga, S; 1\1. le respondió. "Oh no, al COIl-
{( tr:u'io , cuado )'0 salia de TuiUerias COIl madama de Tour-
{( zel , "iendo pasar su coche, escoltado de sus guardias,
{( me eché de pronto á reir, y habiémlome ella preguntado
« que de qué me reía la dije: me rio de la cal'a que POIl-
{( drá mañana Larayette cuando sepa que estamos tan le-
«jos de aquí. Ya Vrn. ve qlw á pesal' de ser reina es una
« siempre muger por algull lado. » Con el ohjeto de salvar
á los augustos cautivos hizo llarnave que se nombrase una
comision, donde dehia sepultarse aquella fatal proclama
que el rey habia dejado escrita antes de mal'char, y cmll-
do se echó la especie de la drposieion, atacó como nn ra-
yo á la faccion republicana, lognmdo en medio de tanto
peligro no solo salval' la COI'OIIa, sillo tamhien la Ínviola-
vilidad del rey. Orgulloso de si mismo y de la causa que
derendia , solo responde á los murmullos del pueblo
echando una mirada de desprecio sobre las t!'ibunas. Na-
da le detiene }a ni le intimida desde que ha p!'incipiado
á marcha!' pOI' la senda de la razon.El 25 de julio com-
bale contra el espÍI'itu de denuncia, que empczaba á
desorgaüizar y deshonrar pI ejército: se opone al partido
demagógico exígiendo las courliciOlles mas clevadas para
ser eligible : emprende contra la tirania revolucionaria,
oponiéndose á los inhumanos decretos contra los sacer-
dotes refractarios: y por último señala un límite al tor-
rente de la revoluciono Pero la fatalidad lo hahia dispuesto
de otro modo.


Cuando se proclamó el pacto constitucional aceptado
por el rey el 14 de setiembl'e 1791 , toda la "Francia y
mas que todos llarnave , concibió esperanzas de que en
lo sucesivo la monarquia sf'guil'ia unida con la ¡'f'volucion.
Pero precisamente en aquel momento cometió la asam-
blea legislativa una de las mayores faltas que se han co-
metido jamas y que no tiene otl'a discnlpa que la inespe-
riencia. Los constituyerites se habian dl'c\arado ineligi-
bIes, entregando los negocios á una IlllPya tanda de honÍ-
lH'es de menos h[(~('s y de maJol'es exigencias. Domina-
ha en la asamblea PI partido I,ppllhli/'ano ha,io el nomln'/'




I)El. TUADUCTOll. 23J
de Gi/'ollllinos, ilustl'aJos postel'iol'l1lCnte pOI' el valol'
con que supieron morir y consiJerados hoy como mode-
rados por que querian la rcpública sin el terror. Bamave
intcntó reconciliar sinceramentc ú la corte con los ful-
dcnses ({euillantsj , auxiliado con el crédito de los her-
manos Lamctll : mas no habia estado jamas en ella y fue
necesario el "iagc dc Varennes para adquirirle la bene-
volencia del rcy y de María Antoneta. Sin embargo les
habia cautivado de tal modo su noble conducta, que no
solo fue admiliJo en los consejos íntimos de Tuillerias,
sino que dice madama Campan que cuando entró la pri-
mera vez en aquel palacio, dondc su voz habia ocasiona-
do taulos sustos, estuYieroll el rey y la reina una lima
enlcra esperúnJoln juulO á la puelt,a de la cúlll:lI'a , que
querian abl'irln ellos mismos, porque, decia el rey, si
le ,'iel'an vcuil' aq u í sCl'ia perdido cste polH'e muchacho,
Su plan y el de sus amigos consistia en salvar al rcy, se-
parándole del partido de la emigl'acion para rodearle del
partido constitucional, combatiendo con el auxilio de es-
te ú Jos cstrangcros , y con el de los hombl'es de bien á
los desórdenes y ú la anarquia, j Ilusion bellísima, pero
mera ilusion despues que la corona se habia quedado sin
bases y sin apo)o! En estas negociuciones se pasó el in-
vierno de 1791 y el verano Je 1792, habiendo llegado á
tanlo el ascendiente de namave , que la reina no escribia
una palabra sin sometel'la anles á su parecer. Cuando los


• realistas llegal'On ú enterarse de lo que pasaba pusieron
el grito en el cielo, por queveian á la rcvolucion con-
sagrada por la misma corona, y hubieran preferido que
se uniese á los jacobinos para que ú fuerza de desórde-
nes sc uesellgaüUI'a el pue!Jlo de la necesidad de volvel'
al antiguo órden de cosas. Lógica pédida y estúpida que
ha hecho pCl'der ella sola Illas ventajas al principio mo-
nárquico , que todos los sotlsmas de los e~critores del
siglo XVIll.


Entretanto las cosas habían llegado á términos, qU('
el'a inJispensable principiar la guerra, sin quc la corte
hubiese lomado aun ninguna resolucion decisiva. Barna-




232 NDTAS
,'e \"Cia con el mayor pr.sar que no pl'e\'alpdan sus COIl-
spjos y resohió ausentarse en abril de i7n2 , ma.<; antl's
quiso despedi¡'se y hahlar pOI' úlLima \"cz á la reina. " Se-
" ñora , la dijo, las desgracias de Y. 1\1. Y las que recelo
« para la Fmncia me habian decidido :i sacriftcarme en
« su s(,l'Yicio ; pero \"ca que mis consejos no correspon-
« den á las ideas de YV. MJH. Pronostico muv mal del
" plan que se las hace sl'guir, y temo que en c;:;o de "e-
H nir los socorros, lleguen demasiado tarde. Ninguna du-
« da me queda de que Yoy á pagar con la vida el intel'es
« que me inspiraron las desgl'acias de VV. MM. , Y pido
« en recompensa el honor de besar Yuest~a mano,» En
efecto S, M, se la alargó,y al estampa.' en ella sus lahios,
la bañó con sus lágl'imas á qne corl'rspondiel'on tambiell
las de la reina. Esta lúgulH'e despedida estinguió en él to-
da cspel'anza de salvar á los reyes y se retiró :i su ciudad
natal. Se ha dicho y escrito en diferentes biografias que
pI pueblo de Grenoble le habia ell'giuo pOI' corregidor en
rl'compensa de sus servicios )' que se habia casado con la
hija de UIl consf'jel'o muy rico, Una y ot1'3 especie son
falsas, ni la situacion del alma de flarnaye rstaha pal'a
pensal' rll s('Illf'jalltes alrgrias : al contt'al'io , decia muy
ú mrnudo en aquella época que el mutL'imonio no se ha-
hia hecho para él , sino que con ocia que estaba destina-
do al YCl'(lugo. Efecthamente apenas hubo llrgado al sc-
no de sus conciudadanos cuando supo qnc la asamblea
habia espedido el H> de agosto un decreto de acusacion
contl'a (~l y contra Alejandro Lametl!. Cinco días antes
habia recibido la montH'quia el golpe mOI'tal, pasando los
reyes desdp el tl'OIIO Ú 1111 calallozo. Lafayette hahía ter-
mtnarlo su carl'era huyendo: los fllldmls('$ estaban yen-
cidos y mudos, y pOI: último el al'Ill~H'io de híel'l'o habia
patentizado ú los girondinos todos los secretos de la cor-
respondencia de algunos col'ifeos de partido con la corte.


Arr'cstado Rarn:lYc en su casa de campo cerca de Gl'e .
nohle el dia in de agosto, estuvo quince meses encelTa-
do rn difcrentps prisiones: pl'imcl'O en l'1 fnel'lp 13al'-
l'eallX , Inrgo en San :\hrcdillo ) Ú donde lr u'asladal'on




IJEL TfUlJCC1"Oll. 233
('lI:lIlt!o SI' ar(,l'rah~ ('1 pj¡:rcitn s~rdo J últimamrnle (,JI
I'al'is, En todo ~qu('I ti('mpo se dcdicó al estudio de la
!'(,Hlluriol\ francesa haciendo apuntes sobre los principa-
les sucesos y sus causas, Indiferente á su propio desti-
110, pal'eee qne deseaba morir por no ser testigo de los
horrores y desgracias públicas, Durante su lar~a pl'ision
le hici(,l'On mil instancias pam que siguiese el ('jpmplo
fle Lafaycttr, pel'O él no quiso consentir en ello, diciendo
que si no hubiese tomado parle en los acontecimienlos lo
Ital'ia , pero que en su sitllaciün lo mil'aha como una ba~
jrza, Esta l'('solucion que no fué ignol'arla de la conven-
('ion, impil'ó ('11 ella un profundo intel'es , y, tanto que
rbnloll y ol.l'os yarios príndpcs d(' la dl'Il1UgOgi::t le el}-
yial'OIl ú dpdr pOI' '1'('odol'O Lanwth que eSCI'ibíese una
¡'aria pidi('lIdo Sil liJ¡PI'ta{1 y filie inlllt'lliatamellte queda-
da liln'e pOI' la casi unanimidad de \"olos ; P('I'O no solo
110 quiso hac('l'lo sino que le contestó: «amigo mio, pre~
« fi('I'o sufrir y morir, l'e(lides jnstieia seda I'ccono(,(,I'
« lJ1W la han hecho en otl'3S cosas y ellos han matado al
.< 1'(':", " En ('recto el misIllo le habia contemplado desde
la c¡¡red marchando haf'Ía el suplieio , y t!cspups de él ft
tan los de los gef¡>s lilas ilustres de la revolueion, tantos
oradores, gCI1('I'ales , sabios y pOI' último Ú ,los mismos
gil'Ondinos , saclifie:Hlos pOI' la montaña, enlretanto que
it I'sta misma la H('gaha su lurno, Finalmente llegó el dia
('n que la ca neta homicida condujo tamhien al cadahal-
so desíle la conser¡;el'ia á la augusta Maria Antoneta , V
('nlonces parece q\le se aeo1'llaron los monstruos de que
toda,-ia f'xistia Bal'Haye, Eln'ial'on ónlen de condueirlo :i
l'al'is, y ('11 la lrayesia pudo decir el último ú Dios :í 511
madl'e y h(,J'm311:1s que sali(,I'ol1 Ú yel'ie en el c~lmiIlo de
nijoll, U('gó ú la capital (,I1 I1mlio de las fiestas que Se
hacian al eulto de la razan , y en PI momento en quc se
estraian del panteon las cenilas de l\lirabeau para colo-
cal' en su sitio las de Marat. El único de sus amigos de
la "asamblea constituyente que le fué á yel' , 1\11', Baillot,
k ('ncontró púlido y abatido, y habit:ndole manif('stado
:m l'Slr':1I1eza , le contestó Bal'll:lH' « no ('~~ Ym, ({tl(, mi




NOTAS


« abatimiento nace ud telIlOl'. de la mum'te que voy ú su-
« fdr , sino Oc que intentan quitarme hasta la gloria ti.·
« sufrida con firmeza. Sabed que me tienen muerto dI'
« hamhre pam debilita['me. )) Asi era la verdad; pero fue-
['on tantas las diligencías que hizo Baillot , que los tira-
)Jos populares tuvieml1 que abandonar aquel infame ar-
tificio, y mandaron darle alimcntos, No sabemos si este
rasgo de cl'Ueldad tendrá muchos ejemplos en la historia
de las tiranias; pero sí que es en todo dig.no de los llama-
dos representantes del pueblo frances de aquella época.


Desde la Abadia donde le babian encerrado al princi-
pio , le trasladaron {¡. la consergeria , cuya cárcel estaba
ya consagÍ'ada por los últimos ['ecuerdos 'de MaI'Ía Anto-
neta, y lle\'ado pocos dias despues ante el tr'ibunal re--
yolucionario supo admimr á todos los COIlCUlTeutes con
su elocuencia, su yirtud y su valor aun en un sitio tan
fecundo en rasgos de firmeza de ánimo. Todo el mundo
guardaba el mas profundo silencio, y se creyó general-
mente que seria declarado inocente. Pero no, no mere-
cia esta injuria un hombre tal como Barnave en presen-
cia de semejantes jueces. }'ué condenado y no pl'Onun-
ció una palabra sino mirando á los jUf'..ces y ,al público
con aire de desprecio y de superioridad. Conducido al
cadalso en ~oñlpañia del ex-ministro de la justicia Dupor't-
Dutertre, el 18 de noviembre t 795 , log¡'aron el rarísi-
mo triunfo de no ser insultados por la multitud, Subió
las sr'adas con paso firme, y dando una patada sobre la
tabla del suplicio esclanló, « Este es el premio que se me
« dá por todo lo que he hecho en favor de la liber',tad, "
y entregó su cabeza al verdugo.


Se engañaba ciertamente Bal'llave en creer> que habia
hecho mucho por la libertad, mientr'as que sus esfuer-
zos solo halliansido dirigidos al triunfo de la revolucion,
que debia ahogar aquella j Qué de errores y qué de vir-
tudes en una edad de 52 años; pero sohre todo qué de
esperanzas, d€ servicios y de gloria cortados por el ha~ha
impia de unos malvados á quienes todavia tributan ad-
mimcion algunos malYados de este siglo! ! !




llEI. TltADl:CHlIl. 23fi


PAGI~A 144.


17 A. E. L. Leclel'c de Juigné , al'zobispo de Pal'is,
habia nacido en aquella capital el 2 de noviembre t 728,
Y fué consagrado obispo de Chalons sur Marne en 26 de
abril 1764. Sola su caridad notoria influyó en el nom-
bramiento que hizo en él Luis XVI para la primera silla
del reino, y en efecto en solo el invierno de t 788 á 99
repartió en limosnas sobre 400,000 francos á los pobres.
Acusado por los revolucionarios de que era el gefe de
la oposicion en la cámara del clero, se vió asaltado por
el populacho de Versalles el 23 de 'junio f 789, Y obliga-
do á refugiarse en la iglesia de San Luis, donde prome-
tió la I'eunion de que habla el texto. Desde entonces se
condujo con la mayor moderacion y asintió á que se sa-
case de las iglesias toda la plata que no fuera indispensa-
ble para el culto. Al fin de aquel año se retiró á Savoya,
y allí publicó una pastoral contra el juramento civil del
clel'o. En f 792 se retiró á Alemania y vivió largo tiempo
en las inmediaciones de Ausburgo, donde continuó ha-
ciendo mucho bien á los eclesiásticos emigrados ó depor-
tados. Despues de la reaccion del 18 brumario se hicie-
ron varias tentativas para reconciliarle con el gobierno
consular, y aun se asegura que firmó su adhesion al con-
cordato de 1802, pero reusó volver al ejercicio de sus
funciones.


PAGINA 160.


f 8 V. F. duque de Broglie, mariscal de Francia,
caballero de las órdenes, príncipe del sacro imperio ro-
mano etc. etc. mandó con mucho brillo los ejércitos du-
rante la guerra de siete años, y todas las historias que
hablan de ella le elogian uniformemente. Estaba man-
dando en la Lorena en f 789 cuando se le mandó venir
á ponerse al frente del ejército que el rey pensaba l'eu-
nir en las inmediaciones de Paris, para asegural' la tran-
quilidad durante los es~ados genel'ales. El 14 de julio,


1. IG




236 NOTAS
que fué euanao estalló la insulTcccion, Ic dijo á Luis X \'I
que no podia contarsc con las tropas y se m:u'chó dieíl'lI-
do que prefeda quc le matasen al fl'ente de un e.iército,
á esperar qne "iniesen á asesinarle :i su casa. Sin em-
hargo en las turlmlencias que hicieron necesaria la díso-
lucíon de aquel cuerpo, fué nombrado ministro dI' la
guerra; pero no eonserVJ este empleo sino poquísimos
días y se retiró á Luxemburgo despues (le correr mu-
chos riesgos en l\letz y en Verdllu. En 1790 rué acusarlo
y pel'Seguido en el tl'ibunal de la audiencia, como agcn-
tc de la conspiracion de la corte contra la asamblea na-
cional, pero salió absuelto. El 3 de mal'zo 17!H se pre-
scntó su hijo Victor Eroglie {¡ la asamblea á justificar la
conducta de su padre el dia 14 de julio, é hizo valcr Sil
resistcncia á scnir con los emigrados, con lo que obtu-
YO la gmcia de que se le continuase en su gra(lo de ma-
riscal de Francia. Enterado de los pasos que estaba dan-
do su hijo, le escribió desde Tréveris que los d~)sapro­
haba todos, manifestando en su carta un gran despl'ecio
de la asamblea. Mandó el ejército de los pl'íncipcs, her-
lllallOS de Luis XVI, en 1 iU2, y despues de la mucrte de
aquel rey rué micm]wo del consejo de l'ogPl1cia fllIC for-
mú el conde de PI'oycnza (despues Luis XVllI.) En
1 itl7 pasó al seryieio de Rusia eon el mismo gl'ado
que tenia en Francia, pero sin aetividad de seryicio, y
en 1804 el gobierno consular le instó pal'a que volyiese
á Francia, pero mudó en Suecia poco tiempo despues
de haber recibido esta imitacion.


PAGINA 160.


,1 f) El haron de Ecseuyal, teniente gent'I'al (le los
I'pales ejél'citos, gran Cruz de San Luis, é inspectol' ge-
lIeral de los suizos, grisollcs etc. habia hecho granr!rs
sel'vicios al purblo de Pal'is , facilitando el :\l'I'iho (le los
"íWI'('S C'Il liSU , y rué empleado m el C'jrITito, (I'W d
r('y hahia mandarlo reuuir en las iUlIlediaeiollC's. Escl'ibi(~
('11 ('fecto á :\lr. Üe Launay ¡)ohel'uatlor de la Bastilla, ius-




UEI. TlL\.DUCTOn.


túndo!p:'t que se ddenuicsc y prometiéndole socorros,
pOI' lo cual pCI'seguido por cl pueblo, salió dL' París con
pasapol'tt~, pet'o rué al'l'cst~ldo en Villeuaux. Necker se
empeüó con el ayuntamiento para que se le pusiese en li-
hertad, y aunque al principio no puJo conseguido, al
fin rué compl'enui,lo en la amnistía; pero los distritos no
quisiel'Oll c'cmfol'llIa¡'se eOIl ella y le hicieron juzgar' pOI'
la al1llicllcia territo¡'ial, que le dedat'ó inocente. Perma-
Jlc~ció en la capital y murió en ella el dia de la Ascel1sion
17 de juuío 1794. Filé uno ue los hombl'cs Ulas afor,tuna-
dos asi en la guerra como en la coI'te, porque ui fuc\ he--
lido jalll(\s á pesar de haberse portado COil ..-alol' , ni ¡)PI"
<lió nunca el fayor que habia disfrutado con los 1'(·YeoS.
EI'a amahle y decidol' hasta en SIIS últilllos momentos;
pues lllUI'i~ cantando, rodeado 11e sus amigos. Dejó ('s-
critas unas lllelllol'ias qut~ luC'go ,"c~lldió su hijo ú un libre'-
ro que las cliú á luz BU 1804. MIt una c~spedc de repel'-
tOl'io, en que se encuentmIl toda clase ele allecdoL'\s es-
candalosas y la mayor parte falsas. Si él hubiem ,h"itlo ,
es l)I'ohablc qne 110 las hahria publicado jamas.


PAGll\"A 1G3.


20 El concle Je Crillon, diputado pOI' la nobleza :'t
lüs estados gelle\'ales, abrazó desde los principios el par-
tido popular y fue uno de los pl'imeros de su clase que se
reunieron con el estado llallo. Hizo impI'imil' ulla o\)I'a
de Dumouriez en favol' del "oto pOI' cabezas, y él rué
quien le presentó al club de los jacohÍnos. Mas en me-
dio de estos 3ntecedeIltcs, no queria que la asamblea
usurpase los del'echos de la corona, como lo indica d
texto. Hallló freCllGlItcJ11Cnte sobre la organizaeion judi-
cial y alhninistrati"u, y se opuso en 17tH Ú {Iue se adll1i-
tiesen e1l el c~.iércilo regimicntos C'stl'angel'os. Solicitó los
hOllores tlel Pantheon pal'a el jówII Desilles que hahia .,i-
(10 asesinado en ~ancy, y tumbicn que se enviasen fupr-
zas y comi¡.;iollados ú A"iñoll para sostener los derechos
de h\ S,IU!\\ Sill,I, En abril (k 17D2 le aCllS]\,OIl tic que




238 NOTAS
l\1antenia conespondencia con lo!> emigl'ado!> cuando es-
taba sirviendo en el ejército de Lukncr, yasi lomó la de-
terminacion de pasar á España, de donde no volvió á
Paris hasta que cesar'on los alborotos rcvolucionarios.


PAGINA 1G4.


21 Armando Mare, conde de J\Tontmol'Í1I , mIDlstl'O
de estado, fué miembro de la asamblea de los notables
en 1787, Y tambien desempeñaba cl mismo destino á la
apertura de los estados generales dos años despues. Par-
ticipó de la suerte de Necker, hasta en la circunstancia
de que revolucionarios y realislas hayan todos hablado
mal de él. En abril de 1790 presmltó ,'arias observaciones
sobre el libro encarnarlo y sobl'e los cálculos que le acom-
pañaban: mas esto no impidió que le acusasen repelidas
veces, ni el que él respondiese con mas ó menos vigor se-
gun el influjo de que gozaban sus acusadores en la opi-
nion pública. En 179'1 circuló á todos los ministros cer-
ca de las potencias estl'angeras una carta, en que asegu-
raba á todos los soberanos que ell'ey gozaba de su plena
libertad y que adheria sínceramente ú la constitucion. Con
todo eso, á principios de junio rué bO/Tado de la lista de
los jacobinos y acusado y citado ú la balTa por haber
firmado el pasaporte con que Luis XVI huyó ú Varennes;
pero él se disculpó con decir que el tal pasaporte habia
sido sacado con nombre supuesto. Cuando llegaron las
respuestas de las cortes estl'angeras ú la citada carta, dió
cuenta de ellas á la asamblea, y en "crdad que este es
uno de los documentos mas CUl'iosos para la historia, por-
que pinta el aspecto bajo el cual cada soberano miraba
entonces la revolucion francesa. Habló entonces al cuer-
po legislativo con mucha dignidad y en seguida hizo su
dimision. Despues de su retiro continuó al lado del mo-
narca, formando con Bertrard de J\1oleville, J\1alouet y
alguuos otros una especie de consejo privado, donde se
discutian diferentes pl'oyectos dirigidos ú consolidar la
monarquía. Esta conducta le atrajo el ódio de los jaco-




DEL TIIADUCTOH. 239
binas que no tal'daron en acusarle como á sus compañe-
ros de que eran miembros de la camarilla austriaca. Mos-
tl'Ó mucha firmeza en esta ocasion y persiguió ante los
tI'ibunales al diarista Carra, que era quien habia esten-
di do aquella voz; pero ¿ qué podia él hacer contra tan po-
derosos enemigos? Inmediatamente despues de la jorna-
da del 10 de agosto 1792, se escOlidió en casa de una
lavandera del arrabal de San Antonio, donde rué descu-
bierto, arrestado y conducido á la barra de la asamblea
y sufrió un interrogatorio, á que contestó con mucha pre-
sencia de ánimo. Luego le condujeron á la prision de la
Abadia donde peredó de los primeros entre las víc-
timas del 2 de setiembre. Sus asesinos no contentos con
acribillm'le á golpes, tuvieron la barbárie de empalarle
vivo y le llevaron asi en triunfo á las puertasde la asamblea.
Los emigrados han hablado mal de él porque no tuvo la
bajeza de imitarlos, conlO si no se necesitara mas valor
para qu.edarse á defender al rey, que para irse huyendo
de los revolucionarios.


PAGINA 164.


22 El conde de la Lucerne era numstro de mari-
na en los primeros alborotos de la revolucion, y aun-
que salió y volvió á ser llamado al mismo tiempo que
Necker, no por eso dejó de ser perseguido por la asam-
blea nacional. Goui d'Árci, entre otros, le persiguió
con el mayor encarnizamiento, hasta que al fin en 1790,
habiendo declarado aquel cuerpo que el ministro habia
perdido la confianza de la nacion, hizo su renuncia, por
mas que Luis XVI le aseguraba de palabra y por escrito,
que le tenia en la mayor estimacion.


PAGINA 164.


25 El conde de Pnysegur era teniente general de
los reales ejércitos, gTan cruz de la ól'dcn de S. Luis J
ministro de la gur!'!':\, cuando el n'y r1isohió estr miuis-




240 NOL\S
tel'io en liSO. Mas no 1\e crea que por halwr participa-
do de la popularidad que su eomparwl'o Neekel' disfl'u-
taLa por entonces· en la asamblea, fuesen UmlS mismas SIISi
opiuiones, sino que al contrario el'3 uno de los hombres
menos á propósito para tiempos de tuI"lmlencias. Amaba
mucho á Luis XVI)' aun se puso ú la cal)('za de Hna com-
pañía de aqllcllos nobles q\l(~ d dia 10 (le agosto se rell-
Hieron en Tullerias para dpfclHlm' la pnniOua 111'1 I'CY, y
no al>undonó la 1"1 :\IJeia hasta llrspuQs de la IllU('I'W de
aquel príncipe.


PAGINA 1M.


24 F. E. GlIign:lrd, conde de Saint Priest,.era lo que
nosotros lla mamos mayordomo mayor, (lile en Fmncia
tiene el rango de ministl'o, ) antes h;\bia sido embajaclor
en Co nstantinepla. El partida reyalucionario cl'eJó en
algun tiempo poder contar con él', pal,tieipallclo de la
flopularioad oe Necker. Pero esta muestl'a de estimacion
no disminuyú en nada su amol' á Luis XVI, ni le impi-
dió ser den unciado pOI' l\Iiraheau el dú.l 10 de octubre,
por haber dicho el dia 5 á las mugrres suLleyadas que-
pedian pan en Versalles « de sobra lo teniais cuando man-
" daba el rey sO'lo , ídselo ahora á pedÍ!' :.í vuestros 1200
" soberanos. )} Aquel mismo dia escribió á la asamble3
discu lpándose; peI o l\iirabeall dijO' el dia 12 qac iniiisti-
ria en la acusacion , cosa que nO' cumplí:}.


Lo que ve¡'daderamente le originó el odio de la asam-
blea fueron los avisos que dió al presidente de las ma-
niobms de los parroquianos del palacio leal; y así la
comision de vigilancia quiso implicarle en la eausa de
13onac-Layantlin y aun llegó á Uenlll1eiarle romo n'o
de alta traiciono Por lo que j~,sti¡]j:Hlo COA ('s1.os ('ollli
TInos enredos, ofreció su dimision d dia ~;) 111' dj('j('1Il1n'p
1790 : pocO' tiempo dcspnes saliú tl(~ Fl'aneja y rlH~ Ui}()
tic los cuatro ministros que el pr('lc!ldicnte (Luis XVlII)
eligió en YerOlla en 1 imi , :wolllpallúnt!ule IksplH'S Ú
H!ankellllmrgo y ú jlitlall donde hizo reulllll'ia de Sil des-
\i1l0 en agosto ·1800.




DEL TlIADUCTOlt. 241
Su PUh¡'é JIlugcl' lIlaJallla ¡k .\gicl' Dcsb rosscs, natural


Ik LiIllO¡jl'S, yillO Ú paguI' Lodas sus culpas, p\l¡~S fué t:Oll-
llt'II:1¡la Ú 1I11U'Ilp el 13 de julio 17U4 pOI' aquel mismo
ll'iJJllC/:!l do rigil:uu;ia, pUl' lwlwl' lelliJu cVJ'J'/!.';JJU}ujcllci:1
con su llI:lJ'iJo cmigrado,


PAG1X\ 1Gi..


2;) Luis Antonio Letonnelicl', /Jaron de Breteuil,
eaballt'l'o de l\lalLa y ud Et'.píl'Ítu Santo, mariscal de
campo Üc los reales (~jél'citos, rué emp\c3l\O lhwünte mas
tie 50 aiíos ell la c:lI'rera diplolllútica, ya como minis-
Ll'o plenipoLenciar'io cerca del Elector de Colollia, ya
con el mismo earúctcr en la corte de Rusia. Despues
fue sllceesi"ameJl te llomhrado embajador en Suecia, en
Holanda, en Núpolcs, en Viena y últimamente en el
congreso de TesdlOn, Ya uesdc su embajada de Viena
lllosll'ó su celo en f:wor de la reina :María Antoneta , y
luego cuando fué ministro secrctado de estado, dió prlH;-
has de la Ul:lJOI' adhesion á la monarquía, Asi es que
desde 1789 va fué mirado como uno de los mavor('s
ellemigos de h l'evolucion, cosa que no dejó de admi-
l'al' á los que sabian que él haLia hecho sol tal' de la Bas-
tilla ú muchísimos que habian enccnado en ella sus
predecesores. Sin embargo despues de la toma de aquel
castillo 1'01' el pueblo,hubiel'U tenido la misma suerte que
Foulou y Ilerthicl', si no hubiese escapado Ú ulla de ca-
ballo. Los agentes de la re"o\ucion le seguian tan d(~
cerca, que en Bcauvais estuvo en pocos minutos el que
no le agal'rasen, En 1790 \e encargó Luis XVI varias
lJ(~gociaeiollcs sc'cretas cerca de las In'illcipalc~s pütenrias
del norte, y llahi/'1l11oscle l'etir3¡lo lu('go ~\I~ pot\el'l~s , Sl~
le acusó ¡lc hal)('I' couLinuado obrando l'H nombre del
}1l'íneipe , cuyas illl¡~IlCiolle~ \mbiall variallo pOI' la COIlS-
titucioll, La COIl,,¡:ncioll nacional lallzó coulr:l d !lit de-
Cl'No dI' acusacioll ; pm'o c~l se guardó biL'1l de yolH'1' Ü
Francia hasta 180~ l'!1 (JlI(; lo hizo COIl cumiellÜlllil'H-
lo del BO]Jicl'llo,




PAGI~A 164.


26 El duque de la Vauguyon era embajadol' de Fran-
tia en Madrid cuando principió la revolucion , y aunque
desde el mes de julio 1789 quiso retirarse á Inglaterra
con su hijo el príncipe de ¡Carencey, le arrestaron en el
Havre y entregada su causa al poder ejecutivo, este le
mandó volver á l\1adl'id en calidad de ministro plenipo-
tenciario. ~1as como no era de los aticionados al partido
populm> , se le remplazó en abril de 1790 por l\'h. Bour-
going, y fijó su residencia en Madrid, desde donde pu-
blicó su justificacion. Acusábanle principalmente de ha-
ber procurado persuadil> á la España la guerra contra la
FI>uncia. Mas adelante fué uno de los cuatro ministl'Os
de Luis XVIII en Verona y exonerado poco despues.
Pasa por ser autor de un plan de contrarevolucion por
medios lentos y suaves que luego se hubo de adoptar en
1797 , porque decia él y decia muy bien que los medios
militares V sobre todo los de guerra civil hacian odiosa
la soberaliia. En consecuencia de este sistema, se auto-
rizó á los realistas para que solicitasen empleos públi-
cos que no habian querido admitir hasta entonces.


PAGINA 164.


27 El septuagenario Foulonfue una de las pI'Ímeras
,'ictimas de la revolucion. Habia sido intendente del ejér-
dlo frances durante la guerra de 1756, donde adquirió
la reputacion de scr hombm muy duro en las requisi-
ciones; pel>o gozaba del concepto dc inteligente en el
ramo de hacienda y se uató muchas veces de darle este
ministerio. Pero l{abiendo respondido siempre que no
lo aceptaria sino con condicion dc hacer bancarrota al
dia siguiente, no se atl>eviel'On á nombrarle. Los capi-
talistas que le temian por causa de estos mismos prin-
cipios, decian mil pestes de él y le pintaban como un
homhl'c feroz é inll>atable, atribuyéndole los dichos mas




DEL l'RADUCTOR. 24-3
odiosos contra la rcvolucion. Cuando el rey pensó en
hacer ,'eDil' tropas al rededor de París, fué unos cuan-
tos dias ministro de hacienda, pero habiéndose vuelto á
llamar á Necker y dispel'sadas las tropas, trató de ha-
cerse el muerto para substt'aerse á la rabia de sus ene-
migos. l\las estos no tardaron en descubrirle en Viry,
que el'a una casa de campo de l\l. de Sartines, donde se
habia refugiado. Unos cuantos miscrables sedientos de
sangre y pagados por los capitalistas que no obtuvieron
por pI'emio de sus crímenes y de las sumas que habian
prodigado á la revolucion, sino la miseria, amotinaron
el pueblo contra él. Entregado al populacho de Paris,
que acababa de asesinar á su ycrno lU, Berthier, resolvió
su suplicio, á pesar de las pe¡'suasiones de ~i. de Bailly
y de las súplicas de Lafayette. En él apuraron los tor-
mentos mas refinados: le colgaron tl'es veces y dos de
ellas se rompió la cuerda, concluyendo por fin con cor-
tal'le la cabeza que ensartaron en una pica, metiéndole
un puñado de heno en la boca. El infeliz mostt'ó la ma-
yor calma hasta sus últimos momentos.


PAGINA 164.


28 L. J. Damecourt nació en Paris y fué primer oficial
de la secretaria de ayuntamiento y despues cuartel maes-
tre del ejército de Condé. Volvió á Francia en tiempo del
directorio; pero habiéndole arrestado y puesto en la
pl'Ísion de la Force, iba á ser entregado á una comision
militar cuando pudo escaparse en trage de muger, y
pasó á pais estrangero.


PAGINA 164,


29 B. Camilo Desmoulins nació en Guise, "iIIa de
la Picardia , el año 1762 , siendo su padre teniente ge-
neaal del bailiage de aquel pneblo. El cabildo de Leon
le eoncedio una beca en el colegio de Luis el Grande de
Paris ,donde se crió con RobespieITe y otros muchor..




;VOTAS


jóvcncs que flgnrm'on uespues en la rcyolncion, tcnia ulla
pl'eseneia poeo ayentajaua, el colOl' negl'uzco y UIl modo
tic mira!' lllUy ton'o. La primel'a ,"ez que se prcsentó en la
curia rué pal'a defender un pleito contm su padrc ,il quien
quel'ía hacer que le pagase una pensíoll mayor de la que
podia r y nunca le perdonó haberle dicho un dia quo
paml'Ía en un cadalso. A los principios de kt revolu-
cíon se est\'echó lllucho COIl su antiguo amigo HolJes-,
piel'l'c y ambos iban á visital' de noche al duque de 01'-
lc:ms , 'pOI' lo quc se cI'eyó gellcl'ahllentc que era 1111
agente suyo. Lo Ciel'lO cs quc eligió de prcfel'elleia el
palacio real p~H'a teatro de su apostolado eh-ico, donde
se le ,'eia continuamente rodeado dc ulla Dlllltitud de
oradores que 1)I'('pal'aron eon él la toma dc la Bastilla,
.El testo de esta historia. refierc las escellas <tilO prccedic-
ron á este gTan suceso; pcro despues tic él adoptó Ca-
milo pi título de proctlntdo'f general de la lanleme, cup
denominucion recol'llaba las atroces ejc\'llciollcs popula-
res 'lile se siguieron á aquella jOl'uada. Taml)jcll puLlicó
por a(lud mismo ti cm po las rel:oluciunes de Francia y del
Braeanle CII fOI'lIl:l de diario, donde sc pl'opagabau lus
líI:\S e\'\.\l\\)!', l)\'\\1\'\P\WS ~k\ }~\cü\)\\\\~\\\l). \\)\' e~l) \e lk-
fl'ndi('roll ('stos (:011 laulo calor cualldo en 17UV filé de·
IIl1ncia(\o pOI' la asamhlea constitu)'ellte. 1'\u\ UllO de los
fuudadoles d('\ dllh de los fl':lnciscallos (eol'ddicrs) dOlt--
de hizo cUJI()('imíl'lIlo '" tl'alló alllistad estrecha COII I)all-
tOllo Es illútil <lccit' l{'ne no hubo esccna tUl'bulcnla 6
all'oz 1'11 que no se yiese á Camilo IigUl'al' cntl'e los
pl'illcipales instigadores; pcro sus funcioncs, digúl1los1o
así legales, no pl'illcipiaron hasta inlllcdiatamente des-
pues <Id motín <Id 10 de ag'osl.o I7!)::! 1'11 <[!I{' /'lH': 1l0111-
hl':lllo secretario dd ministro de la jllsticia l>.mtoll. Jun-
los cOlH:el'tll'oll y organizaron el dl'gúcllo de los pr{'sos
de Paris en los primcros días del mes inmctliato de sc-
ticmJ)I'c, sohl'e lo cual l'dicre Prudholllc en Sil historia
dI' IllS (TíIlWIH~S una .comct'saeioll que tuYO el 2 de :lqul'l
mcs cou Hanton y DcslIlo 1I1ÍIl S , ¡¡ideudo este últilllo:
« supongo que ltu • se ('olll"umlil'ú Ú lus inocentes run (O~




HEI. rnAJ)[CrOR.


~ culpados y que se entl'C'gar:\. á las secciones tOllos los
" que fueren I'eclamados pOI' eUas, » El dia 4 de setiem-
}JI'C le oyó tambien decil' al mislI1o: « tocio ha pasado con
" el mayal' órden , y aun el pueblo ha puesto en libertad
~ un gran númel'O ue tu'istoeratas. » Estas frases y la frial~
Jau con que fueron pronunciadas no dejan duda dc la
parte que tmo en aquellas cl'ucles matanzas.


En el mismo mes rué nomhrado diputado de P:wis :í la
conveucioll nacional, donde principió por denigrar la nl(~·
maria de l\iimbeau , ú quieu pintaha como vcm\ido á la
corte.. pe¡'o en camhio del'endió al duque de Odeans , á
flllien una parte de los diputados queria condenae údes-
liel'l'o. Po:)' supuesto que voló la muerte de Luis XVI, Y
COIIIO de l'csulLas un ella cl'eciesp la gunrra ciyileIl elYen-
tlée , dijo en la sesioll del 8 de Illayo : « no nos eanse-
« mas, hay dos especies de hombees en ·la sociedad, los
" que tienen casaca y los sansculotes: lo que conviene es
« apoderarse de los holsillos de los unos y d~\I' armas á los
« otl'OS : cste PS el únicfl< I1J:(~tlio de sal\'al' la rcpública. "
Aunque estaba mlly unido C01l los de la montaña, habia
saJ)ido l'escJ'Y:\rse ulla espeeip de illtlependclleia , de que
lIió una prueha noLori:l publicando la defensa del general
DiUon. Sin embaq;o fué lo slIfieielltc para que perdiera
una parte de su popuIal'idad , aunque lo que I'ealmente
.~ausó su pérditla fué su amistad con Danton. Robespierl"c
caminaba ú pasos laqws haeia la til':lI1i:l por medio de
las contÍsiolH'S de ~olúct'llo, Ú las CHales hat:ia oposieiml
nantOH eOll d auxilio dt~ los W,rCR de los franciseanos.
Para lilas tlesacl'editarl()~ hizo IlIW Call1ih) los atacase (,~I
w diario tld rit:jo Ihwci~("((lw , ('11 ('IIW se dcdaró eOlllr:\
el tl'/'/'Ol' '! Itasl:t se k: ('Sca!'ú la palabra dC'lw'lIcia, que
fué lo IJlisllIO que pl'OIIIUIl'Íal' la SCllf.(']J('ia de su IllU\'I'tt'.
Mas aules dI: Ikg.u' Ú I'~lt: !'sln'lI\O !'HI¡ll'ZÚ Ro!lI'Spit'lTP
y la fae!'ioll de Ill'lH'l'l por d(,lIl1lll:ial' sus al'tirulos Ú la so-
('icdad de los jacohinos :- aun ú la llc los lUismos fralll'is-
~'anos para fluital'le todo intlujo pall'iútico. EH YDIlO ale-
gaba (,1 qtH' :lnl('s de puhlicarIos se los hahia SOllll'1 ido á
!i.o!ll'sl,ierrt', pues este) l'OH su aco~ílllllbl'ada hipocí'eú;a


" -.


.,"




!'iOTAS


dijo que el medio de cortar la disput.a era conservar al
autOI' como socio y quema¡' sus escl'itos. Q/tertUtl' no es
"6sporuler, replicó Camilo, con lo cual se rompió tolla es-
peranza de reeonciliacion entre Danton y Robespierre.
Contribuyó tambien mucho Saint Just, de quien se habia
burlado Camilo, diciendo en su diario que llevaba la ca-
beza tiesa como un biril, J Saint Just le respondió que ó
habia de poder poco ó él le haria llevar la suya de otra
manera. i Así jugaban estos bárbaros con la sangre de los
hombres y con la de sus propios amigos!


En la noche del 51 de mavo 1794 rué arrestadoCami-
lo con los que se llamaban s~s cómplices, y lucgo que se
víó encerrado, se entl'cgaba unas veccs ú la rabia de la
dcsesperacion y otras al mas t1'iste y sombrio silencio,
siendo sus lecturas favoritas las noches de Young, las obms
de Hervey etc. Al dia siguiente, habiéndole preguntado
el tribunal qué edad teuia , respondió: la misma que el
sansculotte Jesucristo. El 4- le llamal'On otra }'ez par:l juz-
garle y aunque se defendió con bastante calma, perdió
enteramente la paciencia cuando le mandaron retirarse
para que deliberamn los jueces, y prOITumpió en vitu-
perios y maldiciones contra ellos, Fné necesario empleal'
la fuerza para yolverle á la prision , donde estuvo espe-
rando con la mayor agitacion el resultado de su juicio,
que fué la condenacion á muerte, por haber ínjlwiado al
sistema revolucionario y querido restablecer la monarquia.
El dia i> le condujeron no sin tl'abajo al suplicio, por-
que hizo los mayores esfuerzos para no subir á la carre-
ta, de suerte que llevaba la camisa hecha girones y los
hombros desnudos. « Eh aqui, esclamó entonces al ver el
" cadalso, la recompensa que estaba reservada al apóstol
" de la libertad; los monstruos que me asesinan no me
{( sobrevivirán por largo tiempo. ))


Su esposa á quien adoraba solicitó morir con él, pero
Robespierre no quiso concedérselo hasta diez días des~
pues en que la envió al suplicio. ~Iostró durante el pro-
ceso una calma admirable y murió con mucha mas sere··
nidad que su marido, haciendo ú sus jueccs la nlisma




DEL TllAlll;CrOn. 247
prediccioll quP él. ({ Vosot\'OS esperimenlaI'eis , les dijo,
« todos los tormentos del remordimicnto que produce el
« crimen , hasta que una mUf'rtf~ infame os ananquc la
« existencia. )) Era hija natural del ahate Tel'l'ay y su lIIa-
trimonio le valió á Camilo seis mil fl'ancos de rcnta, ha-
biendo sido sus testigos RoLespiel're y Saint Just.


PAGINA 164.


50 Carlos de Lo\'ena, príncipe de Lambesc, caba-
llerizo mayor de }<'rancia y coronel propietal'Ío del re-
gimiento lleal Aleman , fué empleado en julio de 1789 en
la rcunion dc tl'Opas que la corte mandaba venir á las
inmediaciones d(~ Paris, Se dir'igió á los campos eliseos y
luego al jardin de TuillerÍas eDil su regimiento y disipó
á la multitud que se habia reunido alli; peJ'O no habiendo
sido apoyado pOI' otras tl'Opas, tuvo que retirarse cuando
se acercaron las guardias francesas que se habian unido
á los sublevados. Al instante la eomision de vigilancia le
denunció como á uno de los agentes de la conspi\'Ucion
real, y le acusó de que habia matado á un viejo y herido
á un jóven : todo lo cual se demostró luego en el tribunal
de la audiencia ser absolutamente falso. Retil'ose á Ale-
mania donde le siguió su regimiento á principios de 1792
y sirvió en el ejército de los príncipes en Champagne :
despues entró al servicio del emperador en 1795. En
aquella misma época le nomhraron general mayor, y en
1796 teniente Feld mariscal. Hizo constantemente la
guerra en el ejército austriaco contra la república y to-
das las campañas del Rhim hasta principios de este siglo.


PAGI~A 167,


51 Fleselles, eonsejero de estado y prevoste de Paris,
pertenecia á una familia de togados, y cuando era relator
del consejo de estado tuvo alguna parte en los alborotos
de Bretaña> donde siguió el partido del duque de Aigui-
llon contra Chalotais. Enviado luego de Intendente á Lyon,




248 XOTAS
se hizo querer mucho por su dulzura, pmbitlad y amelli-
llarllle u'ato. Mientras fue! l)('e,"osLe p puede yerse eu el
WxLo cual rué su conrlucta. Ameuaz:Hlo eu la casa ele la
ciudad, quiso reLirarse Ú la su~'a p:u'a jllsLilkarse; pero
le tiraron un pistoletazo~' habiendo cai(lo e1\ tiplTa le
atraYeSaI'On ú puüaladas, Ip rortal'Oll la caheza y la pa-
scal'OH por las calles con la de lklaullry.


PAGINA H39.


32 ~I. l ... )~. ~Ioreau-St. ~Tp,ry era ah()gado d(~l pal~­
lamento de Paris cuando rpcihió los podpl'es de la l\I:uti-
uica para diputado ú la asamhli'a nacional. Antes de en-
U'al' eu dla hahia desl'llllwñado (,Ol! mucha autoridad la
plaza de presi(lnllLO (Id ayulltalllinlllo y (k la eomisiOIl
permanente pu la toma de la Bastilla. El fUI) quien yieudo
muy apurados ú los electoI'cS solwe á quien nombI'al'ian
comalllbnte {;eneral , les moslI'¡' el busto dI' Lafa~'f'Lto y
decidió su nombramiento. El 14 dc octubI'C prcsentó uu
infol'me contra el baroll do Be~s.:m'al, ú quien hahia mall-
¡Ja(lo prf'llder (V(~as.: Sil al'tíelllo) (~u ni Illes tic julio, y 01
fUI; tamhien quien anmgt'J al rey cuando le trag.:ron dn
Yel'salles 01 dja 7 de octuIH'c. Lucgo que fué miernhl'O
de la asrunhka sc 1ll0stl'Ó mas model'ado que lo habia si-
do all tel'iol'l1lcn te , y hasta sc opuso muellas \"Cces á las
llIcdidas ,'iolentas qne pl'oponian los g\'alHlcs rcgcnel'a-
dores, C011l0 por .:gemplo la clllanópacioll de las Colo-
nias. Estas opinioBl's le yalicl'On, como f'l'a dc cspel'al',
pI disf:n-ol' del lado izquie\'llo y los sil "idos dn las tl'i])\\-
lIas, al mismo ticmpo que le estahan ahorealldo en esta-
tua en Sto. Domingo, por partidario de los 1I('3TOS. ])U-
raBte la asamblea legislativa fué mielllhl'O (Id tribunal de
justicia y destituido el 10 de agosto 1702. Jksplles del
18 bl'umal'io rué Homhrado pOI' los cónsules consejero
(lc estado y enr:m~ado de la adlllilli:.;tra('ion d.: los eSl:-t-
tat!os de l"al'llla, Plas('lIcia, Gn:lslala ('le. qu.: gohl'l'nú
hasta tROfl ('11 cuya (\pnca SI' h' (Ií'Sli!lI~ú por 1lI0tiH'S
CInc H' igIlO!':1l1.




HEL TRADUCTOn. 2\.9
~Jol'eau St. Mer} ha traducido val'ios yiages J puMi-


('ado las leyes) constituciones de ¡las colonias fl'ance-
sas (le Amél'ica y la descripcion topográfica de la parte
española de Sto. Domhlgo que se imprimió en 1 i96.


PAGINA liO.


,),) Fl'an('iseo Elll'iqne, conde de Vil'ieu, coronel ,del
regimiento del LimosillO y diputado de la noblrza del Dcl-
Hnado ú los cstadosgelJeI'ales, pel'luaucció fiel á su man-
dato que pl'escl'ibia el \'oto pOI' indiyiduos :í. todos los di-
putados de aquella pl'oviueia , ~'se reunió al estado llano
('Olt la minol'í:t de 'Sl1 'clase. Guas wces se inclina)¡a al
partido rpyoll1cion:\l'io y otras al l'C'alista, concluyendo
pOI' scr dcsllI'eciado de :Imbos, Cuando en la noche del 4-
lle agosto se entabló la discusion sobre la renunerade
todo pl'ivilq;io, llamó la atencion diciendo que él talll-
hic'll ([uena 1m'sentar un gorriondlo en el altar de la pa-
tria, y asi pl'OpUSO la destl'Ucci()u de los palolilaJ'es. El 7
de' didemlJl'el iSf) pronunció I/n disc\lI'so en ra\'ol' de
las dos cámaras y elel N'lo ahsollllO en d rcY. El 2i fle
ahril del ailo sig'l/irllte fu~; nomhrado pl'esidci,te y prpst()
rljlll'amento cívico, prl'oal oh'odia hizo Sil dimisioÍl. Fué
11110 de los que fil'lual'(m las pl'otrstas del 12 Y i.~ de se-
lirmlll'e 1 iHl , desp"es de lo cllal , halIúndosc <'11 L~'ol\
('liando se slIbl('varon los habitantes contra la cOllycncion,
lomó las armas con ellus, pero fué arrestado dGspues tleI
silio y fondemlllo Ú mucl'tc.


P.\.GINA 172.


;)\ y, le Cui l.l'd,apdicl' , 110 Chapeliel' como liiec
pI tex10 , naciú en Reunes ell 17::>4, Ó hizo Sl1S estu(\i()S
en aqlwlla ciudad con mucho aproveehamíento, hasta
recihirse de ahogado, con fama tle bllen orad()r, Desde
que pl'incipial'on los pl'imel'os altercados rn '1 'iR7 ~' H8,
tomó parte rH los qlle se Yerilil'al'oll ('11 Hí'IlIl!'S, y ruó
Ilombrado pOI' sus cOlllpaiH'ros pal'a lleY~u' la palabra etl




250 ]SOTAS
el parlamento, cuando este se resistia Ú oal' cumplimiento
ú los decretos é innovaciones de 1\'Ir. de Bl'ienne. Pero el!
1789 adoptó una conducta opuesta, declarándose con-
tl'a el parlamento, en premio de lo cual rué nombrado
por su clase miembro de la asamblea nacional, donde
se distinguió entre los enemigos de la magistl'atUl'a, de
la nobleza y de la prerrogativa real. Fuera de sus mu-
ehas luces, tenia gracia en el decil', y pasó cons-
tantemente por uno de los mejores oradores de la asam-
blea constituyente. Al dia siguiente de la toma de la Bas-
tilla fué nombrado miembro de la comision de constitu-
cion, y él fué uno de los que mas influyeron en la crea-
cion del tribunal de vigilancia. No falta quien le acuse
de haber sido uno de los que sugirier'on la att'oz idea de
incendiar las quintas de la Bretaña, tanto que lUimbeau
le dijo un dia en plena asamblea « si mi casa se quema 'á
" Vm. le haré responsable. )) El hizo redactal' el 28 de
febrero 1791 el famoso decreto contra los emigrados,
por el cual se declaraba que todos los que no hubiesen
vuelto á Francia en el tiempo prefijado por la ley, fue-
sen privados de los derechos de ciudadanos, declarados
rebeldes y traidores cte. Algnn tiempo despues se pasó
,al partido moderado ó de los }<'uldenses , con lo que los
jacobinos le tomaron entre ojos J le señalal'Oll como cóm-
plice de los Lameth, Barnaveetc, que pretendian vol-
verle al rey una parte de su autoridad. Entonces, esto es
en 1792, se retiró á Inglaterra; pero habiendo la asam-,
blea legistativa amenazado COll laconfiscacion de sus bie-
nes á los ausentes, se volvió á Pal'Ís, donde no tardó en
ser arrestado. Conducido ante el tribunal revoluciona-
rio el 22 de abl'il 1794 , fué condenado á muerte como
antiguo conspirador en fa'\'or de la corona. La crónica
de aquel tiempo le hizo pasar por ,pretendiente á la ma-
.no de la princesa Isabel, hermalla de Luis XVI.


PAGINA 172.


3ñ Beq,asse, abogado en Lyon, era ~'a bastante etl-,




IlE!. T1UIH'CTOII. 251
Ilocido antes de la revol\l(~i()n por un c()lebre pleito que
&JstUYO contl'a Heaul11al'chais v en f:\\'ol' de Kormanll, En
1789 fne nombrado diputado' del estado llano :i los esta-
do:; gencl'ales y en la sesíon del 10 de .julio habló en fa-
,'01' de la reunion de los tres órdenes, haciéndose notar
en la as:uublea pOI' su talento y moderacion, Como no
quería pCl'leneem' {¡ ningull partido se sentaba en el ceu-
lI'o de la ,.ala, e"itamlo mezelarse ni con el lado derecho
ni con el izquierdo, aunque pUI'ecía indinal'se mas al pri-
mel'O, Salió de la asamblea en el mes de octubre y para
moth'al' su sa\i(la escribió en el mes de febrero siguiente
que no queria sometel'se á una constituciou que todavía
no estaha hecha, Tambien escribió despues contra los
asignados y en agosto 1791 dió :i luz sus reflexiones
sobre la constitucion presentada por la comision: obra muy
Ú Pl'opósito para hacer grande impresion entre los des-
contentos, Es admil'able como habiendo ,'enido Bergasse
á la legislatlll'a con una reputacion ya hecha, COl'l'€spon-
diese tan poco ú la alta idea que se tenia de él, é hiciese
IIIl papel tan poco impm'tante, Verdad es que esto le sil'-
vió !,le mucho cualldo lIf'gal'Oll los f1ll'ol'f'S rcYOluciolla-
rios, porque aunque fue denunciado en 179;) pOI' Sil
Iwotllsta conU'a los asignados )' encarcelado en Tarhes ~'
conducido ú la consergeria de Pal'is, donde tenia prepa-
rada una magnífica defensa, se dió tiempo á que ocur-
riese la jmnada del 9 termidor (27 de' julio 1794) y pudo
saharse del. cadalso de que no le hubiera libertado toda
su elocuencia, Despues vivió retirado escribiendo una
obra sohre la moral religiosa de que hall ,hablado mucho
los diarios.


PAGINA 172,


56 Gahriela Yolanda Martina de Polastl'on, duquesa
de Polignac aya de los infantes de Francia, era una se-
ñora en qUÍe~ se reunían la heJleza, las gracias, la es-
presion en la fisonomia, el talento y la instnlceion. Ha-
biendo adquirido la amistad de la reina Maria Antoneta ,
SllpO apro"ccharse de ella para colmar de mercedes la


J. J.-I




NOTAS


!;ullilia de Sil marido, y por consecuencia no tardó en
S€[' el blanco de los til'Os de la envidia y de la calumnia.
Hoy se sabe ya de un modo indlldablc que madama df~
Po1ígnac trnia poquísima ambician, y pl'ühablemente no
hubiera hecho uso de su cl'údilo , sin las impOl'lunacio-
nes de su cuñada Diana de Polignac, que cl'a una mu-
gel' insaciable de intrigas y de gl'andezas. I.a otl'a pOI' el
contrario tenia un juicio muy sano y dió en muchas oca-
siones esce\entes consejos á la l'eína. Perseguida por el
odio ciego del pueblo ápl'incípios de la rcvolncion,
a'tl'avesó el reino rodeada de los mayores peligl'os y pasó
á Viena con su mal'ido,quien ·desde entonces fué el agen-
te de los pl'incipes hermanos de Luis XVI cel'ca de aque-
lla corte y luego de la de Rnsia. Allí murió e;!!l á ¡ines
(le 1793, de mlarl de ,Vi· años, llorada de todos cuantos
I:t habian conocido. Cuando ~IaI'Ía Ántoneta estaba con
ella solia dede "ahora no soy la reina sino que soy yo
misma. )) En efecto se c¡'ee que la noticia del desustrado
fm de ('sta princesa u('cleró el tét'mino de los dias de su
"ida. Su maI'Ído pasó hwgo ú Inglaterra," desde allí á
Ukrallia, (Ionde habitaba 1~lla haci~nda que le habia re-
¡pIado Catalina n.


PAGINA 174.


37 Fl'allcisco Carlos de Vil'Ot de Somhl'euíl , maris-
cal de campo)" gobernador de los imálidos, tenía 71 años
cuando el puehlo de París asaltó su cuarlel en busca de
armas J de piezas de artillería para tomar la Bastilla. Hizo
todo lo que pudo en sU edad y situacíon por imponer res-
peto al pueblo; pel'O torio rué inlltil , y no solo se allanó
el cualtel , sino que todaYÍa sinió este buce de pl'elesto
para que al respetable unciano le encerrasen en la abadía
dcsplles del 10 de agosto 1792, uoncIe hubiera sido in-
falihlemente asesinullo en las matanzas de setiembre sin
("\ tieruo al'rojo de SIl hija, la cual se pt'ecipitó en medio
de los asesinos, l'o~ió á su padre el1 brazos, ('011 las ¡{l-
3' imas en los ojos y los rabdlo5 sueltos, pidió al pueblo




UEI~ TRAOrCrOIl


d pel'tloll d(~ su padl'c y le ohtuvo, P(~I'O lo que pudo en-
[llj'IWCCI' it UII pueblo enfurecido, 110 bastó para ablandal'
:'t sus ti rallos , sino que l\1r. de Som)weuil fué llevado al tri-
hunal revolucionarío y condenado á muert!) el -j 7 de ju - _
nio 17!J4, como conspir'ador y cómplice en el asesinato
de Collot d' I1erbois, Fué conducido al cadahalso cou una
camisa encarnada, Habia nacido en Insisheim en la AI-
sacia.


PAGINA 1 76~


58 B. n. Delau/ley , /lO Delaunar, como dice el tex-
to; Sil verdadero apellido era Jourdan , y luego tomó el
títnlo de marques, aunque era hijo de un alguacil de
Saínt SallYCllrle-Yicomte, La viuda éhijos de este des-
graciado fueron puestos en libertad pocos dias antes de
las matanzas que se hicieron en las cárceles de París los
primel'os días de setiembre 1792 por intm'cesion del du-
que de Orleans, que es quien les salvó la ,-ida.


PAGINA 177,


39 Elic no cr'a U/l simple guar'dia, sino porta-estan-
darte del regimiento infanteria de la reina. Los realistas
han dicho de él que no el'a muy dilicil que entrase en una
plaza sin defensa; pero á lo menos no podrán negal'le
que se condujo con hCl'óica humanidad. Luego con el
tiempo llegó á ser general de diyision y estuvo empIcado
en la frontel'a de las Ardeuas , donde sufrió un fuerLe
J'Cyes delante de la plaza de Filipe-ville. En 1797 fue
algun tiempo comandante de L}on y poco despues se l'e-
tiró.
PAGI~A 177.


40 El guardia Hullin de quien habla el texto, es el
general de bl'igada de este nombl'C que de resultas de su
"alol' V hlll1lanidad en este dia fué nombrado el 4 de oc-
tnhl'e ·siguiente comandante en gcfe de la guar'dia nacio-
Ilal (PW fm l ú "rl'sallr& ;'1 traer al rey :'t Pal'Í') , Tmubieu




NOTAS


J.e distinguió mucho el célebre dia 10 de a6osto 17!J2.
Luego le prendieron en tiempo del terror y no salió <1(.
la cárcel hasta la reaccíon dI'! 9 termidO!'. Despues tomó


. servicio é hizo las campañas de Italia con Bonaparle en
calidad de ayudante general. El año 1800 estuvo em-
pleado en el ejército de resel'va que pasó ú Italia atrave-
sando el monte de San Bernardo, y tuvo algun tiempo el
mando de l\liIan. Poco despues rué cle,"aJo al grado de
general ue diyision y noml)l'ado comandante de la guar-
dia consular. El 22 floreal 1804 Pl'esidió la comision
militar que condenó ú muerte en Yil1cenHes al Duque de
EIJghien. Posteriormente mandó Pll Viena y rué gober-
nador de Pa¡·is.


PAGI~A 182.


41 Jacobo, duque de Aumont, reusó en efecto el man-
do en gefe de la guardia nacional, y en consecuencia se
eligió al marques de la Selle)' desplles ft Lafayette. Pero
110 por eso dejó de mandar la vanguardia del ('jén;ito pa-
risiense que, bajo la dil'eccion de este último, fué ú bus-
car al rey Ú Vel'salles. En 1791 fué á senil' en calidad
de maris~al de campo en la 11. a division que se forllló de
los departamentos de la Gil'Onda, las Landas)" los bajos
pirineos. Tambien mandó el batallon nacional de la guar-
dia del rey en la época del 20 de junio 1791 ,y quel'ien-
do el pueblo hacerle responsahle de la fuga del 1ll0narca,
le condujo arrestado á la casa de la ciuuall, despues de
habel'le maltratado mucho; pero por medio de su amigo
d'Aiguillon pudo hacer pasar una calta á la asamblea,
que contenia su juramento á la constitucion )" ~u pleito
homenage á la asamblea, con lo que le pusicl'OlI en li-
hertad. En el mes de julio siguiente pasó ú Lille con el
título de teniente general. Despues yoh'ió á París donde
murió en 1799.




AS,\MBLEA CONSTlTHVENl'E (17891- 2;');)


CAPITULO 111.


Ocupaciones de la municipalidad de Paris.- Nombramiento
de Lat;lyette para comandante de la guardia nacional.- Su
cariíctel'.- Papel que desempeñó en la revolucion.- Ase-
sinato de Foulon y de Berthiel'.- Vueh'e Necker.- Situa-
cion y division de los partidos y de sus gefes.-- Mirabeau ,
su carácter, sus proyectos y su genio.-Bandidos.- Albo-
rotos en las provincias.- Noche del 4 de agosto.- Abo-
Iiciou de los dereehos feudales y de todos los privilegios.
- Dedaracioll de los derechos del hombre.- Discusioll
sobre la constitllcion y sobre el ~eto.- Agitaciones en Pa-
I'is.- Reuniones tUlllultuosas en el palacio real.


Mientras tanto, todo era ag'itacion en el seno
de la capital, donde acababa de establecerse una
nueva autoridad, y el mismo movimiento que ha-
bia puesto en accion á los electores animaha á to-
das las clases para hace!" otro tanto. El ayunta-
miento no hahia hecho mas que imitar á la asa m-
hlea, los distl'itos al ayuntamiento y todas la..;
cOl'f)OraCiOlles ú los di~tl'Í1os. A pesar dI' las ónle-




256 nE\'oLUCIO~ FI\A~CES.l.
nes repetidas de la municipalidad se reunian los
sastres, los zapateros, los panaderos, los sirvien-
tes etc. en el Louvre , en la plaza de Luis XV, en
los campos Eliseos, y deliheraban en forma. En
medio de estos movimientos contrarios la munici-
palidad rezelosa de los distritos é inquieta por lo
(Iue pasaha en el palacio real, se hallaha rodeada
tIe obstáculos y apenas podia dar abasto á las
atenciones de su inmensa administracion. En ella
sola residia la autoridad civil, judicial y militar.
Allí se habia establecido tamhien el cuartel gene-
ral de la milieia Ul'bana, y en los primeros mo-
menfo$ los tribunales ordinarios, dudando de
cuales eran sus atribueiones,la remitian los acusa-
dos. Tambien reunía el poder legislativo, pues
(Iue tenia el encargo de dictar su propia constitu-
cion. Pal'a este efecto, habia pedido Bailly á cada
distrito dos :comisarios, á quienes bajo el nom-
hre de representantes de la ¡municipalidad, se
encargó el reglamento de la tal constitucion. Para
atender á tantos negocios, los electores se hahian
dividido en comisiones; la primera se intitulaba
comision de indagaciones y era la que cuidaha de
la policía; la segunda, llamada de suhsistencias,
se ocupaba en las provisiones que era la tarea mas
di.fícil y peligrosa de todas, en términos que tuvo
Bailly que ocuparse dia y noche de este asunto.
Era necesario hacer continuamente compras de




AS.\.lIBLEA CO,,"STJTU\'E~TE (1789). 251
trigo y mandado moler y llevarlo á Paris, atrave-
sando un país hamhriento. Se necesitaban nume-
rosas pal,tillas de tropa para escoltar la marcha de
Jos convois é impedir que el pueblo.Jos sa({uease
en el camino y hasta .en los mercados~


A pesar de las pérdidas que hacia el estado en
la venta del trigo para que los panaderos pudie-
sen bajar el precio del pan, la multitud no queda-
ha satisfecha; siempre pedia mayor rebaja y esto
mismo contrihuia á aumentar la escasez de París,
por el aliciente que ofrecía á los aldeanos de com-
prarlo allí mas barato. En la ciudad todos procu-
rahan surtirse ahundantemente, temiendo no po-
derlo hacer el dia siguiente, y lo que iha acumu~
lándose en manos de los unos, faltaba para. los
otros.


Lo único qne facilita las operaciones del co-
mercio y la justa distribucíon de los géneros es la
confianza; asi como cuando esta falta cesa la ac-
tividad comercial, y nunca llegan los objetos á
tiempo para cuhrir las necesidades, estas se irri-
lan á su vez, aumentan la confusion en propol'-
cion de la escasez é impiden la buena distribucÍon
de lo poco que queda. Era pues la mas penosa de
todas las tareas suministrar subsistencias á Paris.
Tanto llailly como los miembros de la ;comision
vivian 'en una continua inquietud, pues apenas
hastaha el trahajo de vcinte y cuatro horas pam


1,
, '.




258 IlEfOLt.:tlUX FHANCES,\.
las necesidades diarias, J era forzoso vol \'PI' á em-
pezar el dia siguiente en medio de las mismas zo-
zobras.


No eran menores los apuros de Lafayette como
comandante de la milicia urbana " á la cual incor-
poró las guardias fi'ancesas y un ciel'to número de
iuizos y de soldados (Iue desertaban de sus regi-
mientos , con la esperanza de mayor paga, y esto
lo hacian con autorizacion del mismo rey. Forma-
ron estas tropas reunidas las compañias llamadas
del centro, adoptando la milicia el nomlJl'e de
guardia nacional, uniformándose y añadiendo á
los dos colores encarnado y azul de la escarapela
parisiense el color hlanco, que era el colm' de1
rey. Esta fué la L'lmOSa cucarda tricolor, cuyo des-
tino predijo Lafilyette cuando anunció cIue daria
la vuelta al mundo.


Durante dos.años consecutivos se esforzó aquel
general, al fi'ente de aquellas tropas, pOl' mante-
ner la "tranquilidad púhlica y hacer ejecutal' las
leyes decretadas diarÍamente por la asamblea. Ha-
hiendo nacido Lafilyette de una antigua f~llnilia y
conservádose puro en medio de la cOiTupcion
de los grandes, dotado de un [mimo recto yaman-
te de la verdadera gloria, hahia mirado con des-


• Hahia sido nombrado para este destiuo el 15 de julio t'1I
la casa de la ciudad,




AS.\.UBI.EA CO:VSTlTVYE:VTE (1789). 2;',9
den las frivolidades de la corte y de la disciplina
1)edalltesca de nuestros ejéL'citos. No hallando en
su propio pais ninguna ocasion de ejercitar sus
nobles sentimientos, intentó la empresa mas ge-
nerosa del siS'lo, y partió pa¡>a la América, á pe-
sar de las noticias que acababan de Ilegal' de su
sumision. Combatió alIado de 'Vashington y ase-
guró la libertad del nuevo mundo con la alianza de
la Francia. Volvió con una reputacion europea y
la corte le recibió con estraordinario aprecio, al pa-
so que él afectaba presentarse entre los cortesanos
tan sencillo y tan libre como si fuese un america-
no. Cuando la filosofía, que solo habia sido para
los nobles ociosos un mero pasatiempo, exigió
verdaderos sacrificios, Lafayette fué casi el único
que persistió en sus opiniones. El solicitó la reu-
nion de los estados generales, contribuyó podero-
samente á la de los estamentos y fué nombrado en
recompensa comandante general de la guardia na-
cional. No tenia Lafayette ni las pasiones ni el vi-
gor que tan frecuentemente hacen que se abuse
del poder, sino que era mucho mas propio pOr la
igualdad de su CaL':lcter, por 'su despejo llatm'al y
sobre todo por el mas pum dcs;nl.f'l'es para de-
se~peilar el cargo que le asignaban las circuns-
cías, y era el de hacer ejecutar las leyes.


Adomdo de sus tropas sin haherlas conducido
jamas ú la "idol'ía , y siempre tan moderado como




260 REVOLUCION FRANCESA.
fcrtil en recursos en medio de los fUl'orc:> de la
multitud, mantenia el órden con incansable vigi-
lancia. Los partidos que siempre le hahian halla-
do incorruptible, murmuraban de su poco tal-ento
ya que no podian calumniar su carácter. Sin em-
hargo, no se equivocahan sus juicios acerca de los
sucesos ni de los hombres, ni daha tampoco mas
valor que el f{Ue se merecian:i la corte y á los
gefes de partido, sino que se contentaba con pro-
tegerlos aun á costa de esponer su propia vida,
pero sin concederles por eso su es~imacion. En una
palahra, luchaba muchas veces sin esperanza con-
tra las facciones; pero con la constancia de" un hom-
bre que jamas debe ahandonar la causa pública
por mas que pierda toda esperanza de salvarla.


A pesar de toda su vigilancia no sÍempl'C logl'ó
Lafayette contener el furor popular. Por activa que
sea la fuerza pifhlica, no es posible que acuda á
todas partes contra un pueblo enteramente suble-
vado y que en cada hombre cree ver un enemigo.
Corrian á cada instante y se acreditaban las voces
mas ridículas. Decían algunos que habian sido en-
venenados los soldados de las guardias fi'ancesas,
otros que se habian averiado á propósilo las hari-
nas ó que se impedia su llegada, y los que con
mas empellO estahan trabajando para traerlas á la
capital, tenian precision de comparecer ante un
pueblo ciego que 103 llenaha de improperios, ó les




ASAlHlLK-\ CO~STlTL n,:-in: (1789). 261
aplaudía segun las inspiraciones del momenlo.
Sin embargo es positivo que el furor del pueblo,
que generalmente ni sahe elegir ni huscar con
mucha constancia sus víctimas, parecia muchas
veces dirigido, ya por malvados que segun se ha
dicho estaban pagados para agravar los desórdenes
ensangrentándolos, ó ya solamente por hombres
dominados por un óclio irreconciliahle. Es evi-
dente que Foulon y Berthier 1 fueron perseguidos
y arrestados lejos de Paris con muy segunda in-
teneion. Nada hubo casual ni espontáneo con res-
pecto á estos dos infelices, sino el furor de la mul-
titud que los degolló. Era Foulon un antiguo in-
tendente, hombre duro y codicioso que habia co-
metido exacciones hOl'l'ihles y ha1>ia sido uno de
los ministros designados para suceder á Necker y
á sus cólegas. l{ué arrestado en Viry no obstante
el cuidado que habia tenido de hacerse pasar por
muerto. Se le condujo á Paris precedido de la fama
de haher dicho que se dehia mantener al pueblo
con paja y le pusieron un collar de hortigas, un
manojo de cardos en la mano y un costal de paja
por detms. En este estado llegó á la casa de la
ciudall. En el lUÍ'smo inslante estaban arrestando
en Compiegne á Bcrtltier de Sauyig;ny, su yerno,
en "irtud de órdenes supuestas de la municipali-
tlad de Paris 1 quien luego que lo supo, escribió
para fIHC le pusiesen en liherlad; pero no lll\O




262 REVOLUCIO~ FIU:\'CESA.
efecto. Fué conducido á Paris en el momento mis-
mo en que estaha Foulon en la casa de la t.:iudad,
espuesto al furor del populacho que queria des-
pedazarlo; pero hahiendo logrado Lafayette 'cal-
marle algun tanto, consintió en que Foulon fuese
juzgado, con tal que se espidiese inmediatamente
la sentencia para disfrutar sin demora el placer
de la ejecucion. Habian sido elegidos como jueces
algunos electores, pero hajo varios pretestos se ha-
hian escusatlo á tan terrible oncio. En su lugar se
designó por fin á Bailly y á La[;lyette, que se veían
reducidos al duro extremo de contemporizar con el
furor popular ó de sacrificar una víctima. Sin em-
hargo, no desesperaha todavia Lafityctte de sacar
algun partido á fuerza de firmeza y de astucia,
dirigiendo la palahra al pnehlo y calmando la
irritacion de la multitud; pet'o el desdichado Fou-
Ion que estada sentado en una silla á su lado tuvo
la imprudencia de aplaudir á sus últimas pala-
hras, y esto bastó para que uno de los testigos di-
gese, ¿ veis como están de acuerdo? Al oir esta voz
se conmueve la turha y se precipita sobre Foulon.
Hizo Lafityette esfuerzos inCl'eibles para salvarle
de manos de los asesinos, pero le vol vieron á ar-
rancar de las suyas y colgaron al infeliz anciano
de un farol. Le cortaron la cabeza y la pasearon
por ]as calles de Paris clavada en una lanza. En
aflucl momento llegaha Bel'thiel' en un cahriolé,




AS.L\lIILE.\ cOXSnn:Yll:\"TE (t 78!l). 263
custodiado por guardias y pcrseg'uido por un g'en-
tio inmenso. I'usiél'onle ante sus ojos uua caheza
ensangrentada sin que pudiese sospecJtal' que el'a
la dc su suegro, y ]e llevaron á la casa de la ciu-
dad, donde pronunció algunas palabras que no
desmentian su valor ni disimulaban su indigna-
cion ; pero cogido de nuevo por la multitud, de
quien habia logrado desprenderse por un momen-
to, se apoderó de una arma, con la que se defen-
dió con furor, mas pronto sucumhió como habia
sucumbillo el desgraciado Fonlon, ambos el 22 de
julio. Estos asesinatos fueron dirigidos por los ene-
migos particulares de Foulon, ó por Jos enemigos
públicos y tal vez por unos y por otros, porque
no se puede negar que aunque huhiese estallado
espontilH'amente el furol' del pueblo á su aspec-
to , lo que es la accion de prenderles hahia sido
combinada. Horrorizado tafayette de tal espectá-
culo, {luiso hacer renuncia de su destino; pero
Bailly y los miembros del ayuntamiento asusta-
dos de semejante proyecto, se opusieron con el
mayor empcí'io, y quedó convenido en que la ha-
ría, para dar una muestra de su descontento, pe-
ro que se dejaria vencer por las instancias que in-
faliblemente se le harian. En efecto, le rodearon
el puehlo y la milicia, ofl'eciénuole obedecer es-
trictamente sus órdenes, y con esta condicion vol-
"jó á tomar el mamlo y tUYO desde entonces la sa-




264 llEYOIXCIO:S FRAXCESA.
tish'1ccion de apaciguar muchas conmociones,
gracias á su energía y ú la confianza de su tropa.


Entre tanto hahia recibido Necker en Basilea
la8 órdenes del rey y las instancias de la asamblea
para que volviese, y es lo particular (Iue hallán-
dose fugitiva en aquellas inmediaciones la familia
Polígnae á quien hahía dejado triunfante "'en Ver-
salles, esta fué (Iuien le enteró de las desgracias
del trono y del nuevo favor que le agllardaha. Se
puso en camino inmediatamente y atravesó la
Francia, conducido en triunfo por el pueLlo, á
quien seg-un su costumhre recomendó la paz y el
buen órden. El rey le recihió un poco cortado;
pero la asamhlea por el contrario le hizo una aco-
gida muy lisonjera, y resolvió irse ú Paris, donde
se le preparaba un día de triunfo. Tenia Necker el
proyecto de solicitar de los electores el indulto y
libertad para el haron de Besenval, aunque era
enemigo suyo. En vano Bailly, no menos opuesto
que él á las medidas de rigor, pero mas justo apre-
ciador de las circunstancias, le hizo presente el
peligro de semejante proyecto, ohservando que
por mas que se lograse aquella gracia en un mo-
mento de entusiasmo, seria revocada el dia si-
guiente como ilegal, porque no está en las facul.
tades de un cuerpo administrativo sentenciar ni
indultar. No ohstante eso se obstinó l\"ecker en que-
rer hacer prueha de su infllljo ('11 ]a capital, y S~




AS,\lJllLE;\ CO:\'STITU\'E~TE (t 789t 26,')
pl'es~nló en el ayuntamiento el dia 30 de julio. Lo-
gró mucho mas de lo que esperaba., y al oir 105
aplausos de la multitud pudo considerarse en si-
tuacion de aspirar á todo. Conmovido y "Con los ojos
baiiados de lúgrimas, pidió una amnistia general
que le fué otorgada por adamacion, mostrándose
igualmente celosas las dos juntas de electores y de
representantes de la municipalidad, decretando
la primera la amnistia general, al paso que la se-
gunda mandaba poner en libertad il Besenval. Re-
tiróse Necker enagenado de gozo, lomando por su-
yos los aplausos que solo se daban á su desgracia.
Pero no estaba ll~jos el dia en que se disipasen las
ilusiones, y ya le preparaba l\Ji.'abeau un desen-
gafio cruel. Tanto en la asuulblea como en los dis-
tI'itos se levantó un grito general contra la sensi-
bilidad del ministro, que aunque podia disimular-
se, no por eso, decían, dejaha de ser inoportuna.
Pasa por averiguado que el distrito del oratorio,
que fué el primero que reclamó, estaha escitado
por l\Iiraheau; pero todos estuvieron unánimes en
que no tenia un cuerpo administrativo faculLades
para condenar ó absolver, y asi fué revocada la
pl'Ovi(lelleia iJeg;al del ayuntamiento y continuó
Besenval arrestado; que es precisamente lo que
había previsto el prudente Bailly, á quien no ha-
bia «uerido escuchar Necker.


En aquella época princi piahan á designarse los




266 UE\'OtUCION FRANCESA.
partidos con mayor exactitud, y conociel'OIl auncIuc
tarde los parlamentos, la nobleza, el clero y la
corte que necesitahan obrar de acuerdo y reunir
sus intereses, pues que se veian igualmente ame-
nazados. Ya no estahan en esta última el conde
de Artois ni la familia Polignac, echándose de vel'
en la aristocráóa consternada un ahatimiento que
se acercaha á la desesperacion. No habiendo lo-
grado impedil' lo que ella llamaha una calami-
dad ,deseaba ahora que el pueblo se escediese
Jo mas posihle para volver alllien porel esceso mis-
mo del mal. Suelen adoptar los partidos este sis-
tema iracundo y pérfido, cuando sus pérdidas son
tales que prefieren renunciar á lo poco que les
queda, movidos de la esperanza de recohral'lo
todo, EnLró pues desde luego la aristocracia en aquel
pesimismo político, y muchas veces se la vÍó vo-
tar con los diputados mas violentos del partido
popular.


Con las circunstancias aparecen los hombl'es
emincntcs,y de los mismos peligTos de la nohleza
nació un defensor de ella. El jóvcn diputado Ca-
zales, capitan de dragones de la reina, encontró
en sí mismo una fuerza de ánimo y una facilidad
de espresion inesperadas. Sencillo y natm'al en su
lenguage, decia con concision y pl'Opiedad todo lo
({ue convenia decir, y es lástima que se emplease Uil.
entendimiento tan despejado en defender una causa




AS.UIBU:A CONSTJ1'UYENl'E. (118~)). 261
que no había enconh'ado razon alguna que espo-
net· en su 'fayor hasta que fué pel'~eguida. Tenia
el clero por defensor particular al abate l\1aury,
que era un sofista esperimentado y sabia manejal'
los chistes con oportunidad y con gl'acia. Era so-
bre todo imperturbable y sabia resistir con ener-
gía á los gritos, y con audácia á las demostracio-
nes. 2 Tales eran los recursos y disposiciones de la
aristocracia.


En cuanto al ministerio, caminaba sin uníoll
y sin pla.n. Odiado de la corte que le toleraha
Ú mas no poder, solo Necker tenia, no dirémos un
sistema, pero álo menos un deseo, pues siempre
habia preferido la constitucion inglesa, como la me-
jor sin duda que pudiera adoptarse para servir de
transaccion entre el pueblo, la aristocrácia y el
trono; pero se habia ya hecho imposihle aquella
constitucion, propuesta por el ohispo de Langres
antes del estahlecimiento de una asamblea única,
y la hahian reusado los dos primeros estamentos.
~o quería la alta nohleza fIue hubiese dos cáma-
ras, porque esto huhiera equivalido á una tra11-
saccion; tampoco adoptaba este sistema la nohle-
za secundaria, l)orque en él no huhiera podido
hacer parte de la cámara alta, y se oponia en fin
el partido popular, pOl'que resentido todavía del
poder aristocrático, no le quería dejar ningun in-
flujo. Solo algunos diputados, ya por espíritu de


L ~R




268 REVOLUCION FRANCESA.
modcracioll ó por :que les fuese peculiar aquella
idea, deseaban las instituciones inglesas y for-
maban todo el pal,tido del ministerio; partido
débil, porque no contraponia mas que miras con-
ciliadoras ó pasiones ilTitadas, ademas de que no
oponía á sus adversarios mas que puros racioci-
nios sin ningnn medio de acciono Empezaba el
partido populal' á dividil'se porque empezaba á
wncer. Aprobaban Lally-Tolendal, l\Iouni~r, lUal-
ouet 3 y los demas partidarios de Nccker todo cuan-
to se hahia hecho hasta entónces, porque asi ha-
hian logrado que el gobierno adoptase sus ideas,
reducidas, como hemos dicho, al establecimiento
de la constitucion inglesa. Pero creian que era ya lo
has tan te, y una vez reconciliados con el poder, que-
rian detener el movimiento.


El partido popular-, al conLrario, no queria pa-
rarse todavia y se agitaba cop la mayor vehemen-
cia en el club Breton +., cuyos individuo.o., aunque
movidos por la mayOl' parte de una conviccion
sincera, principiaban ya á manifestarse entre ellos
algunas pretensiones personales, y el patriotismo
iha cediendo al interes individual. Existía un
üiunvirato interesante por la juventud de sus in-
dividuos, cuyo influjo crecia en 'proporcion de


• E~t(' cluh se lfll'lnó en los primeros dias (le junio, :v fué
llatllJdu dl'spul'~s()cicdad dI' los a'l/igos de fa cOII.I!itllclOIl.




_ts.\lIDIE.l CONS1"JTUYEnE. (/7fW). 21)9
su acti,-itlad y talento. Le Cm'maban nal'llaVe, ({tiC
era un ahogado j{,yen de Gl'enoblc dotado dc un
entendimiento despejado, á que reunía en el mas
alto grado la gl'acia de la espresion oratoria, y los
(los hermanos Lamelh. Hacia tamhien parle de su
asoeiacion Duport,que era un jóven consejero del
parlamento, á quien ya hemos visto figurar ante-
riormente. Se decia entonces que Dupo!'t era el
(Iue pensaha lo que se debia hacer, namave quien
lo deeia y que los Lameths lo cgecutahan. Lo que
puede asegurarse únicamente es, que estos tres
diputados eran amigos entre sÍ, sin ser todavía
enemigos pronunciados de nadie.


Siempre era lUiraheau el mas audaz de los gefes
populares y el que se anticipaha á todos y ahria
las deliberaciones mas osadas. Las absurdas insti-
tuciones dc la antigua monarquía habian indig-
nado á muchos hombres de ánimo l'eelo y de eo-
razon sincero, y por lo mismo no era posible que
(lejaran de encontrarse algunas almas al'dientes y
apasionadas, en quienes huhiesen hecho una im-
presion mas profunda. De esta clase era el alma
de lUiraheau, que teniendo que luchar desde sus
primeros arlOS contra toda clase de despotismos,
el paternal, el del gohicl'llo y el de los tribuna-
les, empleó toda su juventud en comhatir contra
dIos y odiarlos. Habia lHlcido de ulla t¿unilia 110-
bl(' (k la ])rOH'J17:a y 110 tanlú en hace¡'sc l'epara-




270 ItEVOLUCION FUA:\'CESA.
ble, tanto por el desórden de su cOllducta como
por sus querellas y su elocuencia arrehatada. Todo
lo había aprendido en sus viages á fuerza de ob-
servaciones y de una inmensa, lectura y de todo
se acordaba.


Naturalmente exagerado, ponderador y casi
sofista, cuando no le animaba la pasion , parecia
otro hombre cuando esta lleg-aba á dominarle: in-
flamaban su ánimo con increible rapidez la tri-
huna y la presencia de sus adversarios. Al empe-
zar se notaba ciel'ta confnsion en sus ideas, tenia
la voz halbuciente y estaha como trémulo; pero
bien pronto se iluminaha su espíritu, y entonces
hacia en un momento el trahajo de muchos años.
En la tribuna misma creaba las ideas y encontra-
ba siempre el modo mas feliz de esprcsarlas. Si
se le impugnaha de nuevo, volvia con mejores y
mas claras razones ,presentando la verdad con
imágenes elocuentes ó terribles. En las circuns-
tancias difíciles, en los momentos en que los áni-
mos se hallaban cansados de una larga discusion
ó intimidados por algun peligro, prorrumpia en
alguna esclamacion ó decia una palahra decisiva,
y entonces parecia su semblante tremehundo , así
por su fealdad como por el ingenio que hrillaha
en él. De este modo dominaha é instruia á la asam-
blea , obligándola á que dictase leyes ó tomase
resoluciones magnánimas.




ASAlfBLEA C:O~STITVl'ENTE (1789). 27·1
Convencido, no sin orgullo , de sus eminentes


cualidades, y haciendo alarde de sus vicios; alta~
nero ó flexihle segun las ocasiones, seducia á al-
gunos con sus alhagos , intimidaba á los otros con
sus sarcasmos y los llevaha á todos en pos de si pOi'
el mágico pOlh~r de persuasion que poseia. Entn~
toda clase de gen les tenia partidarios; en el puehlo,
en la asamhlcrI, en la misma corte, y ninguno en
fin se resistía ú su influjo cuando él se empeñaha
deycras.


Tratando familiarmente con los hombres y sien.
do justo con ellos, cuando hahia .motivos para
serlo, aplaudia el talento naciente de Barnavc
aunque no le g'ustaban sus amigos. Apreciaba la
inteligencia profunda de Sieyes y alhagaba su Ín-
dole selvática; miraba con recelo á Lafayette, cu~
ya pureza de vida le imponia respeto; detestaha
en Neckel' aquel rigorismo estremado, afluella in~
teligencia orgullosa y la pretension de dirigir una
revolucion que él miraha como propiedad suya.
Gustaha poco del duque de Orleans y de su am-
bicion indecisa y, como verémos lurgo, jamas
fueron comunes los intel'f'ses d~ lino v otro. Aisla-
do en sus propias ideas, atacaba al despotismo-,
fIue hahia j llrado destruÍt'; mas sin emhargo, al
paso fpIe condenaba las vanidades de la monar-
~(Ilia , le acomodaha torlavia menos d ostraci~m¡)
d<' las 1·('p(lhli .. a~: pf'l'() 110 contl"lllplflndosr loda,-




27:! RE\-OU;CIOX FIUXCES.l.


\' ia bastante vengado de los gt'autlcs y cid podee 1
eontinuaha en su ohra de dcstrlu~eion. POI' otra
parte acosado de la necesidad y descontento con lo
presente, se anticipaha_ hacia un porvenir desco-
nocido, dando motivos para 'fue se pudiese sospc~
dlal' todo,asi de su habilidad como de suambicion,
de sus vicios., del mal estado de su fortuna y so-
brc todo del cinismo de sus discursos.


Tales eran en Francia los difercntes matices de
los partidos cuando estallaron entre los diputados
populares las primeras discusiones con ocasion de
los escesos tIe la multitud, fiue l\Iouniel' y l,a11y-
l'olendal huhieran deseado se desaprohasen por
medio de una solemne proclama. Por el pronto
no se confiwmó la asamblea, ctmociendo la inutili-
dad de este medio y la necesidad de no indispo-
ner á la multitud que la haLia sostenido hasta en-
tonces; pero cediendo despnes á las instancias de
:'llgunos de sus miemh.'os , consil1Liíl en (ine se re-
dactase una proclama que fué enteramente inú-
lil, como se había previsttl , pues que no se so-
s.ieg;a á un pueblo suhlevado- con meras palahras.


Era uniy(~l'saJ la ag-itacion, cnanllo ele l'epente
se esparció una VOl que atel'rol'izaha , diciendo
que se acercahan <[(luellos handidos que se hahian
"isto apal'l'ccl' en todos los motines ~ y cuya ima-
~{'n hal,ia ejlwtlado impreli:t en los ¡'mimos. La
curte y el p;lrlido popular se cchahan l'ccÍl'l'ot:a-




ASAMBLEA CONSTITUYENTE (t 189). 213
mente en cara los escesos lle aqueUos malv.\(\os ,
cuando de repenLe empiezan á cruzarse eOITeos
por todas partes, atravesando la Frallcia, yanull-
ciando la llegada de los fi)ragitlos que cortahan
las mie~es autes que estuviesen madul'a&. El le-,
vantamiento fué general, y en pocos di as la Fran-
cia enLera se halló con las armas en la mano
aguardando á los perversos que nunca llegahan.
Esta estratagema <Ille por de pronto hahia gene-
ralizado la revolllcion del 14 de julio provocando
el armamento de la nacion , se atrihuyó entonces á
todos los parti(los; pero particularmente se impu-,
tó despues al popular, que es quien eogió el fru-
to del resultado.


Es de :ulmiral' que los dos partidos hayan (Iue-
rido descargar uno sohre otro la responsabilidad
de una astucia mas ingeniosa que culpable,col1vi-
niendo generalmente en achacál'sela á lUiraLeau,
ú ({uien huhiera lisongeado pasar por autor de
ella por mas que lo haya desmentido despues. No
dejaha de ser conforme con el caráctel' y espíri tu
de Sieyes, y por tanto han creido algunos que se
la habia sugerido al duque de Odeans. Otros la
atribuyeron á la corte, fundados en que sin anuen-
cia del gobierno no hubieran podido circular tan-
tos correos, y que como la corte no habia consi-
derado jamas la revolucion como general, sino
('omo un mcro motin de los parisienses, habia




(¡Herido armar las pl'ovinciaspal'a oponerlas á la
capital. Sea lo tIue fuere, lo cierto es (Iue la na-
eion fué quien se aprovechó de aquel medio que la
puso sobre las armas y en disposicion de velar por
su propia seguridad y la de sus derechos. Como el
pueblo de las ciudades habia sacudido sus trabas,
tamhien quería el pueblo de los campos hacer
otro tanto, y asi reusaba el pago de los derechos
feudales , perseg'uia á los sellOres que le habían
oprimido, incendial)a sus palacios, (Iuemaha los
títulos de propiedad, y se entregaba en alg unas
comarcas á la venganza mas atroz. Un accidente
lamentahle habia cont.l'ibuido particulal'melüe á
escitar aquella efervescencia universal. Daba un MI'.
de Mesmé, sellOr de Quineey , una tiesta en Jos jar-
dines de su casa de campo, donde se habia reu-
nido todo el pueblo de la campiña entt'eg'ándose
á la alegría, cuando habiéndO!~e incendiado de
repente un harril de pólvora, produjo una esplo-
sion sangrienta. Este accidente que luego se supo
haber sido efecto de una imprudencia y no de t.mi-
cion, fué mirado como un atentado de lUr. de Mes-
mé. Alinstantc corrió la voz y provocó en todas par-
tes la crueldad de aquellos paisanos, bastante agria-
dos ya por la misel'ia y los largos padecimientos.


Vinieron todos los ministros juntos á la asam-
blea, y presentaron el euadro lamentable del es-
tado de la Francia solicitando medios para resta·




ASAMBLEA CO"'STI1·t.;\'"E~TE (118H). 27.5
hlecer el órden. Ya desde el H de julio se habían
empezado á manifestar desastres y desórdenes de
toda clase, y habiendo principiado el mes de agosto
era indispensable restahlecer la autoridad del go-
bierno y de las leyes. Mas para intentarlo con buen
éxjto, era preciso empezar la regeneracion del es-
tado por la reforma del las instituciones que mas
molestaban al pueblo y le disponian á la suble-
vacion. Sometida una parte de la nacion á la otra,
sopol'tal)a un sin fin de cargas llamadas feudales,
entre las que las denominadas útiles, ohlig'aban á
los paisanos á pagar censos muy ruinosos, y las que
se llamaban puramente honoríficas, les sugetahan
:'t ciertas súmisiones y servicios humillantes. Estos
eran todavia restos de la harbarie fendal, cuya
abolicionera urgente y la reclamaha la humanidad ;
mas como estos pri vilegios eran mirados como una
propiedad y calificados de tal por el rey en su de-
claracion de 23 de junio, no hubieran podido abo-
lirse por una mera discusion', sino que era preciso
hacerlo por un movimiento espontáneo y como
si digéramos de inspíracion, á fin de escitar á
los poseedores á que renunciasen por sí mismos.
Estaha entonces la asamblea discutiendo la fitmo-
sa declaracion de los derechos de) homhre, ha-
biéndose agitado antes la cuestiol1 de si debía ha-
cerse semejante declaracioll , y se decidió el ¡ de
afrosto por la maiiana (Iue no solo se hiciese, sino




276 REVOLGCION FRAl'(CBSA.
que se insertase al frente (le la constitucion. En
la noche del mismo dia dió la comision su infor-
me sobre los alborotos y sobre los medios de po-
ner un término á ellos. Suhen entonces ú la tri-
huna el vizconde de Noailles 4 y el duque de Ai-
guillon, r; amhos miembros de la nobleza, y re-
presentan que no hasta emplear la fuerza paJ'a
apaciguar al pueblo, sino (lue es preci~o destl'llir
]a causa de sus males, con lo cual cesaria inme-
diatamente la agitacioll pl'Oducida por ellos. Es-
plicándose por fin con mas claridad, propusie-
ron la abolicion de tO(los los derechos onerosos,
que hajo el título de derechos feudales agoviahan
á la gente del campo. Di('ho esto, se presentó en
la triJmna 1\1. Lequeu de KerclIgal 6 , propietario
de Bretaiía, vestido de labrador, é hizo un cua-
tIro espantoso del l'(~gjmen feudal. De l'epellte,es-
citados los unos pOl' la generosidad, otros por el
orgullo, ostentan todo.'> un desinteres espontáneo
y corren {. la tribuna p.u·a ahdicar sus privile-
gios. Dado el primer ejemplo por la nohleza , fué
seguido inmediatamente por el clero no menos ce-
loso que ella. Se enagena por decirlo asi, la asam-
blea, y dejando á un lado una discusion que
ciertamente no era necesaria para demostrar la
justicia de semejantes sacrificios, todos los órtlc-
nes, todas las clases, todos los poseedOl'es de cua-
lesquiera prcl'rogali v as, se esmeran cn hacer sus




AS,HIBLEA CO~STIT(;HHE (178!)). 277
respectivas renuncias. Despucs de los diputados
de los primeros órdenes, vino tambien el estado
llano á hacer igualmente sus ofertas. Ya que no
podian sacrificar privilegios personales, ofl'ecen
los de las provincias y ciudades, quedando de este
modo establecida en todo el territorio la igualdad
de derechos entre sus individuos. Algunos re-
nunciaron á sus pensiones, y no teniendo oh·a co
sa que da1' un miemhro del parlamento, ofreció
su adhesion [1 la causa pública. Estaba ohstruida
la mesa con el número de diputados {Iue venian
ú entt'egar la nola de sus renuncias, contentándo-
se todos por el momento con especificar la clase
tIe sacrificios que lu\cian, y ({ejando para el dia
sigTlicnLe la redaccioll de los artículos. Era gene-
ral el enlusiasmo ; pero en medio de él ,no era
dificil de ver que alg'unos privilegiados poco sincc-
I'OS quel'ian llevar las cosas á lo peor, y en cfec-
to, habia que temer mucho del efccto tIc la no-
che y del extmonlillal'io impulso que se habia da-
do; cuando conociendo el pelig'l'O Lally Tolell dal ,
pasó una cSfludita al presidente en que le decía
(Iue siendo muy lelnihle el entusiasmo de la asam-
hlea, levalltase la scsion. En el mismo instante se
acerca á él un diputado, y apl'etúntlole la mano
t'on cmocion, le dice: (:tscguradnos de la sancion
rcal y (pletlamos amigos.» Yicndo :clltonces Lally
ToIeJldal la lH'l:csidad de h('¡-manat' al l'('V con




278 REVOLt'ClON l'lUl':CESA.
la revolucion ,propuso proclamarle restaurador de
la renolucion francesa, cuya proposicion se acogió con
entusiasmo. Se decretó un Te Deum y se separó por
fin la asamblea á las doce de la noche.


Se habian decretado en aquella memorable
noche:


La abolicion de la calidad de siervo;
La facultad de rescatar los del'cchos de seilol'io;
La . alJolicion de las jurisdiciones, conocidas


con este nomhre;
La supresion del derecho esclusivo de caza, de


palomares, de conejeras etc.
La facultad de rescatar el diezmo;
La igualdad de impuestos;
La opcion de todos los ciudadanos á toda dase


de empleos, asi civiles como militares;
La abolicion de la venalidad de oficios;
l,a destruccion de todos los pJ'ivilegios de ciu-


dad y de provincia;
La aholicion de los gTemios;
y la supresion de pensiones obtenidas sin jus-


to título.
Todas estas resoluciones habian sido tomadas


bajo una forma general; pero quedaba que redac-
tarlas en forma de decretos, y entonces fué cuando,
pasado ya el primel' mm-imiento de generosidad,
y habiendo meditado cada cual segun sus incli-
naciones, ({uerÍan lIIlOS amplial' las concesiones y




AS.I.lIBLE.\ W:\STITUYENTE (178H). 279
otros restrillgirlas. Se acaloró la discusion y, eon
una resisteneia tanEa y mal entendida, se disipó
todo el agradecimiento. Convenian todos en la
abolicion de los derechos feudales; pero era pre-
eiso distinguir, entre estos derechos, los que de-
bian quedar enteramente aholidos ó los que de-
hian ser rescatados. Cuando en tiempos antiguos
los conquistadores, que son el primer origen de
la nohleza, invadieron el territorio, impusieron
servieios á las personas y tributos á las tierras.
Habian ocupado una parte de estas últimas restitu-
yéndolas sucesivamente á los labradores median-
te ciertas enfiteusis.


Constituida únicamente la propiedad por una
larga posesion seguida de trasmisiones númerosas,
todas las eargas impuestas á las personas y á las
tierras habian adquirido aquel carácter. Se veia
pues reducida la asamblea constituyente á com-
batir la propiedad misma, y en tal situacion te-
nia que juzgal'la, no como mas ó menos bien ad-
quirida , sino como mas ó menos gravosa á la so-
ciedad. Suprimió los servicios personales, y como
muchos de ellos hahian sido pel'mutados por cen-
sos, fue preciso suprimir estos últimos. Entre los
tributos impuestos á las tierras, suprimió los que
eran evidentemente un resto de servidumbre, co-
mo el derecho impuesto sobre las trasmisio-
nes de dominio, y declaró redimibles todas las




280 llEVOLlJCJON FRANCESA.
enfiteusis que representaban el precio por el cual
hahia cedido antiguamente la nobleza una parte
del territorio á los labradores. Es pues muy injus-
to acusar á la asamblea constituyente de que ha-
hia violado las propiedades, supuesto que todo
se hahia convertido en propiedad, y es de estra-
ilar que hahiéndolas violado la nohleza durante
tanto tiempo, ya exigiendo trihulos y ya no pa-
gando impuestos, se mostrase de repente tan se-
vera sobre los principios, cuando se trataba de
sus prerrogativas. Tambien se quiso dar el nom-
bre de propiedades á las jurisdicciones de sellorio
porque se trasmitian por herencia desde tiempo
inmemorial; pero no se dejó seducir la asamblea
con semejante denominacion y las suprimiú, bien
(Iue tolerando subsistiesen interinamente hasta
(Iue se hubiese provisto {l su reeml-ilazo.


Tambien fue objeto de disputas acaloradas
el derecho esclusivo de caza. A pesar de la vana
ohjeccion de que pronto estaría armada toda ]a
pohlacion , si se concedia á todo el mundo el de-
recho de caza, se resolvió que cada uno le tuviese
en la estension de sus heredades. Se prohibieron
tamhien los palomares privilegiados, decidiendo
la asamhlea que todos pudieran tenerlos, con tal
que durante la época de la recoleccion de las mie-
ses pudiesen matarse las palomas, como cualquie-
ra otra clase de caza, si se las ycía cn territorio




ASAlIBI"EA COXSTITUYEXTE (1789). 281
ag'cno. Se supl'imicl'on todos los cotos reales, lla-
mados capitanías, pero se añadió (fue se provee-
ria á la diversion personal del rey por medios
compatibles con la libertad y la propiedad.


Hubo un artículo que escitó mas que ningun
otro debates violentÍsimos, por la relacion que te·
nia con cuestiones mas importantes de que no era
mas que el preludio, y por los intereses que ata-
caba ; este articulo era el de los diezmos. En la
noche del U de agosto, habia declarado la asam·
LIea que los diezmos eran redimibles, mas al re·
daetar los decretos quiso suprimidos sin facultad
de redencion , aunque con la condicion de que pro.
veeria el estado á la suhsistencia del del'o. El abate
Sieyes, á quien se vió con admiracion entre los de·
fensores del diezmo por lo mismo que no se le
podia mirar como parte desinteresada, confesó en
efecto, que el estado redimia verdaderamente el
diezmo; pero que hacia un robo á la masa de la
nacion ,haciéndola soportar una deuda que debia
pesar únicamente sobre los propietarios de tierras.
Acompañó á esta ohjecion, presentada con dema-
siada acri tud, aquella f.'ase tan amarga y tan re-
petida despues, ( quereis ser libres y no saheis
ser justos.» POl' mas que se figurase Sieyes que no
tenia réplica su objecion, la respuesta era muy
t;,('il. El culto es una deuda universal de todos los
ciudarlanos, pero ¿dehen soportarla los propieta-




282 RE,'OLUCIOX FUANCESA.
rios de tierras ó la universalidad de los contribu-
yentes? Al estado toca juzgado, y cierlamente no
roha á nadie cuando reparLe el impuesto del modo
que le parece mas conveniente. La contrihucion
del diezmo destruia la agricultura, porque agohia-
ba á los pequellOs propietarios, y por tanto tenia el
estado la obligacion de variarla; lo cual prohó Mi-
raheau del modo mas evidente. Bien sospechaha el
clero que el italario que se le sellalase no seria mas
que el necesario para vivir, y así para defender el
diezmo se empeñó en prohar que le pertenecía por
concesiones inmemoriales, valiéndose del eterno
argumento de la posesion antigua llamada pres-
cripcion, por el cual no hay tirania que no pueda
legitimarse. * Se le contestó que el diezmo no


Con permiso de M. Thiers esta reflexion nos parece
inexacta y de ningun modo concluyente. Por mas que sea
absollltamente cierto que todas las tiranias se legitimen por la
prcscripcion, no por eso se sigue que este título no deba ser
respetado á falta de otros, pues que pOI' él se terminan con-
tiendas que de otrO modo serian eternas. La dificultad está en
saber si hay casos en que la utilidad general cxige, como en
el presente, que se la sacrifiquen los derechos bien ó mal
adquiridos de ciertas personas ó clases. Nosotros creemos
que sí, y que el bien de la Francia, asi como el de España,
exigia la abolicion dc los diezmos, con tal que en ambos pai-
ses se cuidase dc subvenir á 105 gastos del culto y manlltcn-
cion de sus mini~tros. Por lo que hace á España, debe añadir-
se .otra considcracion no menos importante, y es que se tenga




ASAJiIlLE.\ C()~SnTU\'EYrE (J 789). 283
era mas qlH' un usuft'ueto intrasmisible, y no te-
nia los caracteres principales de la propiedad;
que era evidentemente un impuesto establecido
en su favor, impuesto que el estado se encargaba
(le l'eemplazal' por otro. No podia el orgullo del
clero soportar la idea de recibir un salario y se
(luejó amargamente de ello; pero l\IiTabeau que
tenia gracia particular para lanzar indirectas y
sarcasmos, contestó á los interruptores que no co-
nocia sino tres medios de existil' en la sociedad:
ladl'Oll, mendigo, ú asalariado. Conoció el clero
({ue le convenia aballclonar lo que no podia ya de-
fender, y así los curas párrocos en particular, cono-
ciendo que podian sacar mejor partido del espíri-
tu de justicia que reinaba en la asamblea, y que
se trataba únicamente de atacar la opulencia de
los prelados, fueron los primel'os á desistirse. De-
cretóse pues la abolicion íntegra de los diezmos,
bajo la condicion de que se cargaria el estado con
los gastos del culto y que mientras tanto conti-
nuaria la percepeion del diezmo. A la verdad esta


ctlenta eOIl el inmellso déficit flllC resultaria en las rentas del
estado el dia qlle se suprimiesen bruscamente los diezmos, sin
tener con que suplir las tres cuartas parles de su impone,
qne cobra el estado por diferentes concesiones de 105 papas y
que equivalen á muehos millones de reales. JTecho esto y suh-
s.1nado P(W lUetlio de otra contribucion ,no hay eosa lilas justa
Ili 1II.1S lIccC'saria quC' la SII11I'C'sion de los diezmos. (N. dc! T.)


!.




28í REVOLUCIOX FRA-"CESA.
última cláusula, consentida por respeto al clero 1
quedó inutilizada, porque el puehlo no quiso se-
guir png{mdole, como no lo queria tampoco antes
que saliese el decreto; del mismo modo que cuan-
do la asamMea suprimió el rég"imen feudal estaha
ya destmido de hecho.


El 13 de a3"osto fueron presentados todos los
artículos al monarca, quien admitió el titulo de
restaurador de la libertad francesa y asistió al Te
Deum, teniendo á su derecha al presidente y detras
ú todos los (lipulados.


Así quedó consumada la mas importante refor-
ma de la reyolucion, en la cual hahia mostrado
la asamhlea tanto vig"or como prudencia; mas por
desg-racia jamas sabe un pueblo tornar con mo-
deracion al ejercicio de sus derechos. Se comeLian
en toda la esteusion del reillo los mayores atenta-
dos, continuahan los incendios de los palacios ó
quintas de los seiiorcs y se inundaban los campos
de cazadores que se dahan prisa á ejercer derechos
tan nuevamcnlc ad<luiridos; se esparcieron por
los campos 1 reseryados llace poco para sus opre-
sores 1 y cometieron increibles devastaciones. 1\0
hay usul'paeion que tarde ó temprano se (lueLle
sin castigo, y deheria el (lHe usurpa tene1' presente
psta ycrdad ú lo menos p~ll'a sus hijos, que ca"i
siempn' pagan las culpas de :;llS p;u1['(·s. Se multi-
plicaron las llcs~Taciasj y llcsllc el 7 de agosto ha-




.... S.Ul/lLEA co:'<!snTl:YENTll (118m, 28:J
lriall vw'l!o Ú }>l'eSCnLal'se los millistros ú la asam-
I)II-a para leer un in{i)l'Jlle so]Jl'(~ ('1 estado del rei-
no, Ha hia tlenm:iado d guarda-sellos los desórde-
Iles ('scandalosos fine se cometían por todas pal'les,
y Necker patentizó el estado lamentahle de la 11a-
ciellda píd)lica, Oyí) la asamhlea esle dohle 111CI1-
sage con tristeza pero sin desaliento. Espidió el dia
t () un d.ecreto concerniente á la tranquilidad pú-
hlica , en que enc<ll'galJa Ú las municipalidades
que mantuviesen el ól'den y disipasen todas las
reuniolles sediciosas. Se les mandalJa poner ú la.
disposicion de los trihunales ú los meros pertur-
badores y prend.er á los que imfuietahan las po-
hlaciones, alegahan órdenes supuestas ó escitahan
á cometer violencias. Se les prescribía tambien en-
yiar las sumarias á la asamblea nacional para po
dCl' avcrig'uar la causa de las turLulencias. Se pn-
nian á la disposicion dc la municipalidad las mi-
licias naóonal~s y las tropas oc linea que dehian
prestar el juramento de fidelidad á la nacion , ~d
rey y á la ley, ele. Esta fórmula se llamó despue:l
el juramento cívico.


EL infol'me de Neckcl' sohre la hacienda púhli-
ca fue en cstremo alarmante. La reunion de la
asamblea nacional habia tenido por principal
motivo la necesidao de un suhsitlio, v apcnas
reunida esta, habia entrado cnlncha con el po-
drl', oCllpúndose {lllit'anH'lllc eH adq ni .. ; l' gat'au-




28(;
tias antes de asegurar la~ rentas del e~tado. Car-
gaba únicamente sobre Neckel' todo el cuidado de
la hacienda, y mientras que Bailly • teniendo que
a!ender á las suhsistencias de la capital, padecia
angustias crueles, atormentado Necker por nece-
sidades menos urgentes aunque mucho mas es-
tensas, absorto en cálculos penosos y rodeado de
atenciones incesantes, se esforzaba en remediar las
miserias públicas, y como no pensaba mas que en
cuestiones de hacienda, no llegaba á comprender
(fue la asamblea emplease únicamente el tiempo
en discutir cuestiones políticas. Preocupados Nec-
ker y la asamblea de su objeto particular, desaten-
dian todos Jos demas : pero con todo, si podian
justificarse las inquietudes de Necker con la esca-
sez actual, tambien merecía disculpa la confianza
de la asamhlea con la importancia misma de sus
proyectos. Ahrazando en la imaginacion no solo
á la Francia actual, sino á la ,enidera, no podia
creer la asamhlea que por hallarse apurado mo-
mentaneamente este fértil reino, habia de perpe-
tuarse en él la indigencia.


Cuando Necker entró en el ministerio en el mes
de agosto 1788 halló solamenle ,WO,OOO fi'an-
cos en la tesoreria, y no hizo poco en salir, á fuer-
za de trabajo, de lo mas urgente; pero despues
habian crecido las necesidades y disminuido los
recursos en razon de las circunstancias, habiendo




ASAJIllLE,\ CONSTITUYENTE (1789). 287
sido preciso comprar trigos, volver! os á vender á
menos precio, repartir conside l'alJles limosnas, y
emprender tl'abajos ptíblicos , para pl'üporcionar
salario á los jOl'nalel'os. Este último g"asto habia
ascendido hasta 12,000 fl'ancos diarios. Al paso
(lue se habian aumentado los gast os habian baja-
do los ingresos, con la reduccion en el precio de
la sal, el atraso en el cobro de contribuciones, y
muchas veces con la absoluta l'esi stencia á pagar-
las ; con el contrahan do á mano armada, con la
destl'lICcion de los portazgos, en domle l.<lhiall lle-
gado los escesos hasta romper los libros de cuen-
ta y matar á los empleados, y últimamente con
haberse reducido á la nulidad una porcion de
rentas públicas. En consecuencia solicitó Necket'
la aulol'izaci on para un cmp['(~sLito de 30 millones
de fi'ancos, y fue tan v j va la primera impl'esioll,
que se quiso votar por aclamacioll ; pero se calmó
pronto afIne! primer movimiento manifestándose
cierta repugnancia á los empréstitos, en razon de
(pIe los poderes de los llipulaelos prohibían con-
sentir los impuestos antes de que se concluyese la
cOllstiLucioll; como si ya no hubiesen escetlido los
tales poderes, para otras muchas cosas. Basta sp
hizo el cálculo de las cantidades percihidas desde
el allo allLeJ'íol', como si el ministro huhiesp ins-
pirado desconfiallza. Siu emharg<o la neccsidad
de proveer [\ las urgencias .ld estado decidió la




IIEYOL[;CIO~ FllA:\CES.t-.


adopcion del empr~stito; pero se varió el plan del
ministro reduciendo los intereses á cuatro y me-
dio por ciento, con la falsa esperanza de un patrio-
tismo, que existia en la, naci6n , pero (Iue no podia
hallarse entre los prestamistas de pl'ofesion , úni-
cos que suelen emprendel' esla clase de especula-
CIOnes.


Esta }wime1'3 filha fué una de las que acos-
t.umbran cometer las asambleas, cuando á las ideas
inmediatas del ministro que ejecuta, sustituyen
las generales de t 200 ca]H~zas (pIe 110 hacen mas
(Iue discutir. :Fue fácil ohservar tamhiell <¡ue em-
pezaba ya el espíritu de la nacion á no confor-
marse con la timidez del ministro.


Despues de haher atendido al indispensable
cuidado de la tranquilitlad pública y de la hacien-
da, seocupú la asamblea en la dedaracion de de-
rcdlOs, cuya primera idea habia dado La[tyelte ~
el eual la hahía tomado de los Americanos. Esta
discusion, interrumpida por la revolucion de 1.í
de julio, renovada cn 1.0 dc agosto, interrumpida
de nuevo pm'la aholicion del régimen ft~lltlal, vol-
vió ú ahrirse y quedó ddiniti"amcnte resuelta en
1:2 de ago:-\ta. Tenia ~l(luella idea algo de magcs-
tuoso, que es lo que sedujo á la asam!)!ea, pOl'-
'lile se hallahan dispuestos los únirnos {¡ lodo cuan-
to tenia aire (h~ grandiosidad; esta disposicion e.",
ta {pie produjo la !'(If'll:l 1('") el ,alo1', las ¡mcllas.




HUIllUlA COXSTITUYEXTF: (1789). 28~}
Y las malas resoluciones ({ue se adoptaron en lo
~ucesi vo; apl'obúse pues esta idea y quisicron po-
Herla en ep;ecucion inmediatamente. Si solo se lm-
Liese tratado de sentar algunos de los principios
particularmente dcscollocitlos por la autoridad i
CUyo yug-o acahaba (le sacudirse, como la votacion


.; .J e


de los impuestos i la libertad religiosa, la liber-
tad de imprenta, ó la responsahilidad ministel'ial,
no huhiera hahido COSLt mas fllcil, pues que ya se
habia hecho así anteriormente en América y en In-
glaterra , y la ¡"rancia hubiera podido espresar con
algunas máximas claras y posiliyas los mismos
principios (IHe quel'ia imponerla su gohierno. Pe-
ro l'ompiendo }¿i FJ'[lIlCú con todo lo pc1S,1do .v
fluerirntlo volver al estado de la naturaleza ¡debió
aspirar {t dar una declaracion completa de todos
los derechos del hombre y del ciudadano. Se ha-
bló al principio de la necesidad y del peligro de
semejante declaracion , discutiéndose mucho y
muy inútilmenLe sobre este punto, pues ni uno
ni otra existian en hacer una declaracion com-
puesta de fórmulas de que el pueblo no enten-
dia una palabra, y que únicamente podían tener
a]gun valor para cierto número de inteligencias
filosóficas, que no suelen tomar mucha parlf' ('11
las sediciones populares. Se decidió por fin (pH'
se haría y serviria ele encabezamiento al acta ('ons-
tit lIciona1. Pel'O ('I'a mCllc!>lcl' j'ctlactarJa y aqUI




290 IlEYOJ.FCIOX tlHANCJlSA.
entraha la dificultad. i, Que es derecho'! - Lo que
se debe ú los hombres. Por supuesto se les debe to-
no el bien que se les puede hacer, por eonsiguien"",
te toda medida sabía de un gobierno viene á ser
un derecho. Asi es que todos los proyectos pro-
puestos encerraban en sí la definicion de la ley,
el modo con que debe hacerse, el principio de la
soberania etc. A esto se objetaba que nada de eso
eran derechos sino máximas generales que con-
venia espresar. Perdiendo Ja paciencia Mirabeau ,
se levantó y les.dijo: (( déjense usLedes de la paJa-
((hra derechos y digan únicamente que en el in-
«teres de todos se ha declarado tal y tal cosa ...... })


Sin embargo se prefirió el título mas imponen.
te de declaracion de derechos, bajo el cual se con-
fundieron maximas, principios y definiciones. De
todo ello se formó la célebre cleclaracion que estú
al principio de la constitucion de 1791. Al cabo,
el único perjuicio que resultó fué perder nnas
cuantas sesiones en diacutir una vulgaridad filosó-
tica. ¿ Pero quién puede echar en cara á nadie el
tlue se preocupe de lo que desea, ni qUIen tiene
derecho para menospreciar los inevitables erro-
res de los primeros ensayos. '!


Ya era tiempo de empezar por fin los trahajos
de la constitucion. Era general el cansancio que
causahan los preliminares, y se <tjitahan ya las
cuestiones flllldamcntalcs fllcra de la asamblea




ASAMBLEA CONSTITUYENTE \ 1789L 291
Se ofrecía naturalmente como modelo para mu-
dlOS la constitucion inglesa, por haber sido una
transaccion ocurrida cn Inglaterra despues de dis-
cusiones semejantes entre el rey, la aristocracia y
el pueblo. Consistia esencialmente aquella consti-
tucion en el establecimiento de dos cámaras yen la
sancion real. Suelen los hombres en su primer
ímpetu atenerse á las ideas mas sencillas, y les pa-
recia ser la única forma de gobierno tencr un
pueblo que declara su voluntad y un rey que la
ejecuta. Les pareció un absurdo conceder á la
al'istocracia una parte igual á la de la nacion por
medio de una cámara alta, y conferir al rey el de-
recho de anular la voluntad nacional por medio
(le la sanciono La nacion manda y el rey ejecuta eran
los únicos elementos de gobierno que admitian
aquellos señores, y el caso es que creian de buena
fé mantener la monarquia, porque conservaban
un rey como ejecutor de las voluntades nacionales.
La monarquía verdadera, tal como existe aun en
los mismos estados tenidos por libres, es la auto-
I'idad de un hombre solo, á la que pone ciertos
límites el concurso nacional. La yohmtad del
príncipe lo hace casi todo en realidad y queda re-
ducida la de la nacion á impeelir el mal, sea en la
discnsion de las contribuciones, ó bien por una
terccl'a parte de (,OJlCUl'SO eH la formacion de la
ley. PCl'O , cuando puede la naciOll mandar lodO'




292 llE\"OLt:CIOX IIIU:(CESA.
lo que quierc sin que pueda el rey oponcr su /Jeto,
enlonces no es mas que un mero magistt'atlo, yel
gohierno una verdadera república con un solo-
nínsul en lugar de muchos. El gohierno de Polo-
nia, pOl' mas que luviese un rey á su ti'ente, jamas-
fué llamado monarquía sino repúhlica ; tamhien-
hahia un rey en Laeedemónia.


Exije pues la monarquía bien entendida gran-
tles concesioncs pOi' parte de la razon , pero raras
veces estan los homhres dispuestos [¡ hacerlas,
dcspues de una larga nulidad y en los primeros-
momentos de su entusiasmo. Asi es que la repú-
blica estaba en todas las cahezas sin (pIe se l¡t
nomhrase, y los mas eran republicanos sin sospe-
char que lo eran. Tampoco fuel'on claras y netas
las esplicaciones dadas en la discusion, dUl'ante h
cual, apesal' del ingenio y saher que adornaban
á la mayol'ia de la asamblea, la cuestion fué mal
tratada y peor cntendida. No supieron los partida-
rios de la constitucion inglesa, Neckel', Mounicl',
y Lally ver en qnt: delJia consistir la monarquía,
y aunque lo huhicran visto, no se hahrían atl'e-
vido it decir redondamente ú la asamlJlea 'lue la
voluntad nacional no llahia de ser omnipotente, y
'lue su accion había de consistir mas bien en im-
pedir e{l.1C en obrar. Sostuvieron con empello flue
era preciso (jite pudiese el rey ('OlllpllCl' las usur-
paciones de una asamblea; fIIl(' pal'a ejecular b




ASAJIIlLU COXSTlTrm:'\'TE (t789). 203
ky lJicn y de huen grado era neeesal'io que hu-
hiese tenido parte en Sil formacion y por fin que'
dehian existir l'elaciones, entre el poder ejecutivo'
:v cllegislativo. Malas eran estas razones ó cuando
¡,nenos débiles, pOI'queen efecto era ridículo (Iue
despues de haher reconocido la soherania nacional
se le quisiese oponer la voluntad única del rey. *


Con mas acierto defendian la necesidad ele las
dos cúmaras, pOrf{lle en efecto, aunque sea en
lIna repúJJliea, hay altas clases qne dehen oponer-
se al movimiento demasiado rúpido (le las clases
qne se elevan, y defender las instituciones anti-
g'uas contea las nuevas. Pero mas obstáculos encon-'
<-


traha todavia la institllcion de una cámara alta aun-'
<Iue fuese mas indispensable tal vez que la prero-
~'ativa real, supuesto que no hay ejemplar de re-
pública sin un senado. Pl'Ovenia esta resistencia de
<¡ue habia mas irritacion contra, la aristocracia que'
conLra el poder real; la cftmara alta era imposible
entonces porque nadie la epLeria. Se aponia la no-
hleza de segundo ónlen porfIue no podia entrar en
el1a; los pri vilegiados acél'rimos, porque deseahan
que las cosas llegasen á empeorarse lo mas posi-
J)le ,y el partido pOPlll:W por(Iue no queria dejar
{¡ la aristocracia un pues lo desde donde pudiese
dominar la volunLad nacional. Mounicr , LaUy 'Y


\: 0;tse la Iluta j al íill del tonlll.




29f .. REVOLUCION FRANCESA.
Necker, eran casi los únicos que deseaJJ(tu aque-
lla cámara, porque aun el mismo Sieyes, obceca-
do por los errores de un espíritu esclusivo, no
queria ni dos cámaras ni sancion real, sino que
concebia una sociedad enteramente compacta en
sus ideas, siendo el oficio de las masas, sin dis-
tincion de clases, querer; y el del rey, en calidad
de magistrado único, ejewtar. Asi es que hablaba
de buena fe, cuando decia que la monarquia ó la
república eran una misma cosa, pues que no veia
mas que una diferencia en el número de los ma-
gistrados encargados de la ejecucion. El carácter
particular de las ideas de Sieyes era el enlace de
unas con otras, es decir la consecuencia rigorosa de
sus propios principios. Se entendia con sigo mis-
mo, pero no con la naturaleza de las cosas ni con
los cerebros diferenLes del suyo. Los suhyugaba
por el imperio de sus máximas absolutas, pero ra-
ras veces lograba persuadirlos; por consiguiente
no pudiendo ni reducir sus sistemas, ni hacerlos
adoptar íntegramente, acababa pronto por ponerse
tle mal humor. Mirabeau, que cÍerLamente tenia
un talento claro, 'vivo y perspicaz, no por eso es-
taha mas adelantado en la ciencia política que la
misma asamblea, y asi repelía las dos cámal'as,
no por convencimiento, sino porque conocia su
imposibilidad actual y adcmas por ódio ú la aris-
tocracia; defendia la sallccioll rcal por ulla inclina-




AS.DmI.EA CONSTITUYENTE (1789). 295
cion mon(m!uica ~ y se habia comprometido á de-
fenderla desde la apertura de los estados genera-
les ~ diciendo que sin la sancion real , primero
querria vivir en Constantinopla que en Paris. No
podian Barnave~ Duport y Lameth (Iuerer una
misma cosa que lUirabeau ~ y asi no admitian ni
la cámara alta ni la saneion real; pero menos
obstinados que Sieyes, eonsentian en modificar su
opinion concediendo al rey y á la cámara alta un
mero veto suspensivo, es decir, el poder de oponerse
temporalmente á la voluntad nacional declarada
en la cámara baja.


Se ahriel'on las primeras discusiones en 28 y 29
de ag'osto ~ y quiso el partido de Barn~ve transigir
con lUounier, cuya obstinacion le hacia mirar co-
mo á gefc del pal,tido de la constitucion inglesa.
Se procuró ganar al mas inflexible de todos y en
este concepto se dirigieron á él. Hubo eonferencias~
pero cuando se vió que era imposible hacerle mu-
dar una opinion que había llegado á ser como una
costumhre de sus ideas, consintieron en admitir
aquellas formas inglesas que tanto le prendaron;
pel'O con condicion de que, supuesto que había
de oponerse á la cámara popular una cámara alta
unida con el rey, no se les concediese sino un
veto suspensivo~ y que ademas no pudiese el rey
disolvCl' la asamhlea. Contestó l\Iounier, como
homhre convencido, diciendo que la verdad no




296 llEYOLUCW-S 'FRA,"CES:\.
era suya, y (Iue no le era lícito sacrillcal' ulla parle
de ella para salvar la otra. Así perdió las dos
instituciones pOl' no quererlas modiJicar, y si fuera
cierto como no lo es, que por la supresion de la
cámara alta la constit ucioll de ~)1 arrllinó el trono,
tendria MOlluier ([Ile lamentarse mucho de su
conducta en aquella circunstancia. No era hombre
apasionado sino ohstinado , tan ahsoluto en su sis-
tema como Sieyes en el suyo, y preferia perderlo
todo, antes que ceder alguna parte. Lo cierto es
({ue se rompieron las negociaciones y que totlos
quedaron de mal humol'. I1ahian amenazado de,,-
de Paris á l\IomiÍer con la opinion púhlica , y si se
le ha de creer á él mismo , no faltó quien fuese de
intento á l~ capital para influir en su pCl;uicio:
Estas cuestiones tenian al público tan dividido co-
mo á los reprcsentantes, y sin entendcr una pala-
hra 'de cUas, se acaloraha en su discusion. Se ha-
hian re3umido todas en la corta' y espresÍva pala-
hra de veto, la cual admitida ó reusada significaba
que se quería ó no la tirania. El puehlo, sin com-
prender si quiera la palahra ,miraba el veto como
una contrihucion que era preciso abolir ó como
un enemigo á quien se debía ahorcar de un farol."


.. Véase la nota G al fin del tomo,


*' Hablando del veto dos habitantes del campo ce ¿ Sabes lo
que ('s c\l'cto ? dijod uuo -- No, -- Y bien, supon q1\e tienes








ASA.HUI.EA CO~STlll\'E~TE (17~!)"i. :2H1
En >(',/ palacio real mas que en ning;una otra


parte reinaba la mayor fermentacion , pues aUí se
l'e[mian homhres acalorados que no pudiendo so-
pOl'tar"ni sifluiera las formas adoptadas en los dis-
tri tos , se subian en una silla, tomaban la palahra
sin pedirla,y eran ó silvados ó llevados en triunfo
por un puehlo inmenso que se apresuraJ)a ú eje-
cutar lo que hahian propuesto. En esLe recinto se
distinguía Camilo Desmoul ins ya citado en esta
]¡i:;lol'ia, pOl' su energia, por la ol'iginalidad y el
cinismo de sus ideas y fjlle sin ser naturalmente
cruel aconsejaba <crueldades. Allí tambicll hi'iUa-
ha Saint-lIurugue 7 , antiguo marc{ues f(Ue habia
estado nlUdw tiempo preso en la Bastilla por
discnsiones domésticas, y estaba il'l'Ílatlo contra la
autOl'idad hasta salir fuera de sí. Alli se oia repe-
tit, Lodos los dias y pOI' Lodos, (1 ue era preciso ir á
Vel'saHes para pedir cuenta al reyy á la asamhle,l
de su lentitud en hacer el hien del puehlo.


A duras penas podía Lafityette contenerlos con
patrullas continuas. Se tachaha ya de aristocrá-
tica ú la 'guardia nacional C! no hahia patrullas
C! en el Cer{llnico , esdamaha Desmoulins; y ya
C! hahía resonado el nomhre de Cromwel á los oi-
« dos de Lafityette. JI Un dia que fue el domingo


1111 plato de sopas, y le dice cll'cy, dCl'l'¡(male,le ha::; L1e deITa-
lllar siJl remedio, "




298
t 3 de agosto, s(' hizo (,\l el palacio l'eal IIlIa mo-
cion en que al mismo tiempo (In(' acusaban Ú :\[Oll-
nicl' , representaban [1 l\lil'ahcau como rodeado d('
peligros y concluia con la proposieion de ir á Vel'-
salles para velar sohre la seguridad de este ulti-
mo. Sin emhargo, Mirabeau defendia la sancioll,
pCl'O sin abandonar su papel de tl'Ílmno populat'
que 10gTó conservar á los ojos de la multitud.
SainL Hurugue se dirigió al camino de Versalles
seguido de un tropel de exaltados, cuyo proyecto,
segun decian, era pedir á la asamblea que dese-
chase á los representantes infieles para nomhrar á
otros y suplicar al rey y al Delfín que viniesen ú
Paris á ponerse en seguridad en medio del puehlo.
Acudió inmediatamente Lafayette á detenerlos y
tes obligó á volver atms.


Al dia siguiente lunes 31 volvieron á reunirse y
(lirigieron una representacion á la municipalidad,
,pidiendo la convocacion de los distritos, para de-
saprobar el veto y los diputados que le sostenian ,
revocar los poderes de estos y nombrar otros en
su lugar. Dos veces lo repelió la municipalidad
con la mayor firmeza.


Mientras tanto reinaba la mayor agitacion en
la asamblea: los principales diputados habian re-
cihido cartas llenas de amenazas é improperios,
viniendo en una de ellas la firma de Saint-Huru-
gue. El lunes 31 al ahrirse la sesioll, denunció




ASA1UBLEA WNSTITUYENTE (1789). 299
Lally una diputacion quc acabaha de recibir del
palacio real, en que se le incitaba á separarse de
los malos ciudadanos que defendian el veto. alla-
diendo que un ejército de 20,000 hombres estaba
pronto á marchar. Leyó tambien Mounier cartas
f!Ue habia recibido por su lado, y propuso per-
seguir á los autores secretos de aquellas maqui-
naciones, incitando á la asamblea á que :ofrecie-
se un premio de 500,000 francos.á cualquiera
que los denunciase. La lucha fué tumultuosa, sos-
teniendo Duport que no era digno dc la asamblea
{)cuparse de semejantes pormenores. Leyó igual-
mente l\lirabeau cartas que le habian dirigido y
en que los enemigos de la causa popular no lc
tratahan mejor .que á l\Iounier. Pasó la asamblea
á la órden del dia y Saint-Hurug'ue fué arrestado
por .t1rden de la municipalidad, por haber firma-
.do una de las cartas denunciadas.


Estábanse discutiendo á un tiempo, las tres
cuestiones de la permanencia de la asamblea, de
las dos cámaras y la del veto. Por lo que hace á la
permanencia se votó casi unánimemente, porque
demasiado se habia padecido con la larga inter-
rupcion de las asamhleas nacionales para no es-
tablecerlas ahora permanentes. Se pasó en segui-
da á la gran cuestion de la unidad del CUC1'pO lc-
gislativo. Llenaba las tribunas un púhlico nume-
roso y alborotado; y se ihan retirando muchos di-


l. 20




300
putados. El presidente, que á la sazon era el ohífo-
po de Langres,procuró en vano detenerlos, porque
5alian en mayor número del que era menester.
Por todas partes se pedía á gritos la votacion, y se
reusó la palabra á LaUy que queria hablal' toda-
via sobre la cuestion , :murmurándose del presi-
dente porque le habia permitido suhir á la tri-
buna. Un diputado se acaloró tanto, que llegó á
preguntar al presidente si no estaba todaviacan-
sado de fllstidiar á la asamhlea. Estas palabras
ofendieron al presidente, que dejó la silla y quedú
suspendida la sesion~


El dia siguiente 10 de setiembre se leyó una l'e-
presentacion de la ciudad de Rennes que declaraha
PI 1)elo inadmisible y traidores á la patria á los que
le votasen. Se irritaron mucho de ello iUouniel' y
su partido y propnsieron fIue se reconviniese á la
municipalidad. Pero contestó ~lirabeau que no
tocaba á la asamblea dar lecciones á los munici-
pales, y que era preciso pasar á la órden del dia.
Se puso en fin á votacion la cuestion de las dos cá-
maras y fué decretada la unidad de la asamhlea en
medio de los mayores aplausos, por 499 votos con-
tra 89; huho 122 votos perdidos por efecto de] mie-
do que se habia inspirado á muchos diputados.


Llegó por fin la cuestion del veto sohre la cual se
hahia encontrado por fin un término medio que
era el del eelo suspensiyo, por el cual no se de te-




ASA:\1Il1.1U. CO~STI1TYEWE (t 789.1. 301
rria el efecto tIc la ley sino temporalmente, du-
I'ante lIlla {¡ varias legislaluras. Este se considera-
lXl como lIna apclacioIl al pueblo, supuesto que
apelando el rey á nuevas asambleas y cediendo en
easo (ple persistiesen, parecia realmente a pelar [1
la autoridad nacional. Se opusieron l\Iounier y los
suyos, y ron razon, segun el sistema de la monar-
(púa inglesa en que consulta el rey á la represen-
tacion nacional sin obe.decer jamas; pero no la
tenían en la situacion en que se habian colocado,
ni bastaha decir flue su intencion no era otra que
la de impedir un a resolucion precipitada. Mas es
d caso fIue el veto suspensivo producia el mis-
mo efecto que el absoluto, porque si persistía la
asamblea, la voluntad nacional (luedaha paten-
te, y si se admitia el principio de su soberanía,
entonces era dificil resistirla de un modo indefi-
nido.


Conoció en efecto el ministerio que el veto sus-
pensiyo produciría matet'íalmente el mismo re-
sulLado que el ahsoluto1 y Necker aconsejó al rey
que se diese el mérito de que hacia un sacrifi-
cio voluntario, dít'igiendo á la asamblea una me-
moria en que pidiese solamente el veto suspen-
sivo. Corrió esta voz, y de ante mano se supo el
fin y el espíritu del mensaje que se presentó el
1 t de SrLiembre, siendo ya sahido de todos su
mlltf'JJido. Parccia regular (Iue defendiendo lUou-




302 REVOLUt:IO:'l' FRA.'OCESA.
nier los intereses del ll'ono no hubiese deLido te
ner otras miras que el mismo trono; pero nunca
tardan los partidos en ser dominados por otros
intereses distintos de aquellos á quienes sirven;
asi fué que l\Iounier desechó la comunicaeion di-
ciendo : que aunque renunciase el rey una prer-
rogativa útil para la llacion, se le debia conser-
var en utilidad del público y contra su propio dic-
támell. De esta suerte se trocaron los papeles, sos-
teniendo los adversarios del rey la intervencion
real; pero tambien fueron inútiles sus esfuerzos
porque el voto de la minoria fué desechado con
aspereza. Volvieron ádar esplicaciones sobre la pa-
labra sancion, suscitándose la cuestion de saber si
seria necesaria para la constitllcion. Despues de
haberse especificado que el poder constituyente
era superior á los poderes eonsLituidos, quedó es-
tablecido que no dehia tener lugar la sancion real,
sino sobre los actos legislativos; pero de ninguna
manera sobre los actos constitutivos, y que para
estos últimos bastaria la promulgacion. 673 , se
declararon á :Ulvor del veto suspensivo, y 325 por
él ahsoluto; asi quedaron resueltos los artículos
fundamentales de la nueva constitucion. Dieron
inmediatamente su dimision de miembros de la
comision de constitucion , l\founier y Tally Tolen-
dal.


Se habian espedido hasta entonces un gran nú.




ASA~fDLEA CONSTITUYENTE (t 789). 303
mero de decretos, sin que ninguno hubiese sido
presentado á la aprobacion real, y por tanto se re-
solvió que se presentasen los artículos del 4 de
agosto. Consistía la cuestion en saber si se pediria
la sancion ó solo la promulgacion, considerándolos
como legislativos ó como constitutivos. lUaury y el
mismo Lally Tolendal cometieron el desacierto de
sostener que eran legislativos, y de requerir la san-
cion como si huhiesen contado con algun ohstáculo
de parte del poder real. Sostuvo Mirabeau con su
acostumbrado discernimiento qucpor el mero he-
cho de suprimir el régimen feudal, algunos de estos
decretos eran eminentemente constitutivos, y que
los otros eran una pura munificencia de la nobleza
y del c1ero, los cuales, no querian sin duda que
pudiese el rey revocar sus liberalidades. Ai'ladia
Chapclicr, quc no debia siquiera suponerse nece-
sario el consentimienro del rey, supuesto que los
habia aprobado ya con aceptar el título de res-
taurador de la libertad francesa, y con su asisten-
cia al Te Deum. En consecuencia se suplicó única-
mente al rey que promulgase los decretos *


De improviso propuso un diputado que se pro-
clamase la sucesion hereditaria de la corona y la
inviolabilidad de la persona del rey. Estos dos ar-
tículos fueron votados unánimamenLe y por acla-


~ Se le presentaron los artú:ulo:; d :lU de setiembre.




50~ nErOLlJC/O~ FILl~CEtjA.
macion, porque la asamblea queria con lOtta sín-
cCl'idall un rey, como primer magislmdo heredi-
tario. Fué propuesta tambienla inviolahilidad del
hcredcro presuntivo; pero hahiendo reparada el
duque dc l\[ortcnrar( 8 quc algunas 'veces los hi-
jos habianintentado quitar la corona á sus pal~res,
y que por este motivo cra prcciso conscryar los
medios de castigarlos, fue desechada la mot'lon.
Apropósito del artículo sohre la sucesion de varon
en varon y de rama· en rama, propuso el diputa-
do Arnoult 9 que se confirmasen las renuncias he-
chas pOl~ la rama Esparlola en el tratado de Utrécht.
Pero se opinó que no hahia lugar á deliherar pOI'
no enagenal'se un aliado fiel. Mirabeau sostuvo la
misma opinion y la asamblea pasó ú la órdcn dd
llia. Pero de repente el mismo l\lil'aheau , para ha-
cer sin duda una espcl'iencia que ha sido mal in-
tcrpretada, volvió á suscitar la cuestiou que él mis-
mo hahia contribuido ú cerrar.


En caso de cstinguirsc la rama reinante, se ha-
llaba la casa de Orleans en concurrencia con la
de Espaila. Hahía notad'o Miraheau un gran cm~
I)CllO en que se decreLara la órden del día, y aun-
fIue sus relaciones con el duque tIc Orleans no
pasahan de un trato ülmilíar , como el que te-
nía con tmlo el mundo, (Illeria sin emhargo cono-
cer el estado dc los pal'l idos y saber quienes eran
los amigos ó los enemigos del duque. Estah;t pcn-




AS\lIll.LEA WXSTlTUYEXTE (t 789). 303
diente la cucstion de la regencia y se decía que en
el caso de menor edad del rey, no podían sus
tíos sel' tutol'es de su sohrino por lo mismo que
eran herederos suyos, y pOi' consiguiente poco
interesados en su conservacion. Por otra parle
la regencia pertcnecia de derecho al pariente mas
inmedialo, y estos eran la reina y el duque de 01'-
leans, ó la fitmilia de Espaíh; y en esta alternativa
dijo. {{ El conocimiento que teng'o de la geografia
« de la eámara, y el lado de donde han salido los
« gritos á la orden del dla, me pruehan que no se
« trata nada menos aqui que de imponernos una
« dominaeion estrangera, y que la propuesta de no
<l' deliberar, aunque parezca espallola, es mas }Jiell
« austriaca; propongo pues" qne no pueda encar-
e' garse de la l'cg'encia sino un hOUlhre uacido en
« Francia. )j Al oir estas palahras huho una gritería
universal y volvió á cmprendersc la discusion con
una violencia estraordillal'ia, pidiendo nuevamen-
te los oponentes la ól'den del dia. En vano sc cansó
1\firaheau en repetir que el motivo no podia ser otro
({ue someter la Francia á una dominacion es~
trangera, porque no se dignaron contestarle, como
que en efecto preferian cualquier estrangero al du
que de'Odeans. En fin despues de una discusion que
duró dos di as ,se volvió á declarar que no habia
lugar á la dcliberacÍon. Pero habia logrado Mi-,
l'ahe<\u lo (fue qncria ,qne era conocer la divisioll




tlEVOLlJeIOX }'RANeESA.


y la fuerza de los partidos. Despues de semejante
ensayo no podian menos de acusarle ni de pasar
por agente del partido de Orleans. *


Agitada todavia con esta discusion , recibió la
asamblea la respuesta del rey á los artículos de .¡.
de agosto. Luis XVI aprobaha su espíritu, dando
á algunos su adesion condicional, con la esperan-
za de que serian modificados en la ejecucion~; re-
producia sobre los mas las objecciones hechas en


. la discusion y desatendidas por la asamblea. Subió
otra vez á la trihuna Mirabeau, y dijo: « No he-
«: mos examinado la superioridad del poder cons-
«: tituyente sobre el poder ejecutivo, sino que en
« cierto modo hemos echado un velo sobre estas
« cuestiones (en efecto la asamhlea habia esplica-
«do en su favor el modo con que debian ser en-
« tendidas, sin decretar nada sobre este punto ).
« Pero si se intenta poner en dUlIa nuestro poder
« constituyente, se nos pondrá en precision de de-
• clararle. Obres e francamente y sin mala fé, su-
« puesto (fUe todos convenimos en las dificultades
«de la ejecucion, pero tampoco la exigimos. Es
( verdad que reclamamos la abolicion de los ofi-
« cios , pero indicando para en adelante su reem-
«: bolso con la correspondiente hipoteca. Tambien
«es verdad que caracterizamos de ,destructor de


* Véase la Ilota 7 al fiu del tomo.




A.SAiUBLEA CONSTITUYENTE (1189). 307
«la agricultura el impuesto con que hoy se man-
a: tiene el clero, pero en tanto que se reemplaza
«con otro, mandamos que se sigan percibiendo
el los diezmos; suprimimos las jurisdicciones de se-
c( ñorio , pero dejándolas existir hasta que se esta-
el blezcan otros tribunales. Hacemos lo mismo con
e los demas artículos, en los cuales solo se contie-
el nen principios que es preciso convertir en irre-
c( vocables por medio de la promulgacion. Por otra
f( parte, aun cuando fuesen falsos estos principios,
« ya andan en boca de todo el mundo, y es impo-
«sible revocarlos. Repitamos con ingenuidad al
el rey lo que decia un loco á Felipe II, príncipe
« tan absoluto como sabemos: ¿ Qué harias tú si to-
« do el mundo digese que si , cuando tu dices
« que no?»


La asamblea mandó de nuevo á su presidente
ir á pedir la promulgacion al rey, el cual la otor-
gó. La asamblea por su parte al deliberar sobre
la duracion del veto suspensivo, lo estendió á dos
legislaturas, pero hizo muy mal en dar á enten-
der que esta concesion era en cierto modo una
recompensa concedida á Luis XVI por lo que el
mismo cedía de su opinion.


Mientras que en medio de los obstáculos susci-
tados, tanto por la mala voluntad de los privile-
giados como por los arrebatos populares, cami-
naba la asamblea al fin que se habia propuesto,




310 REVOLUCION FRANCESA.
(( para meditarle, no debe la asamblea <.'a1'-
«ga1' con la responsabilidad del evento con su
«aprobacion Ó desaprobacion de los medios
<l propuestos.» En vista de estas razones aconsejó
votarle inmediatamente y de confianza. Seducida
la asamblea, adhirió á la propuesta de lUirabeau, á
quien mandó retirarse para redactar el decreto.
Entre tanto iba calmándose el entusiasmo, pre-
tendiendo los enemigos del ministro que existian
recursos que no habia sabido buscar. Sus amigos
por el contrario atacaron á lUirabeau, quejándose
de que habia querido agoviarle bajo la responsa-
bilidad de los sucesos que podian ocurrir. Volvió
lUirabeau y leyó su decreto, y habiéndole oido lUr.
de Viricu le dijo: (( eso es hacer añicos el plan del
«ministro! » l\firabeau, que jamas sabia retroce-
der sin contestar, confesó francamente cuales ha-
bian sido sus miras. Convino en que se adivinaba
su pensamiento cuando se decia que queria hacer
pesar sobre lUr. Necker toda la responsabilidad de
los acontecimientos, añadiendo qua no tenia el
honor de ser amigo suyo; pero aunque lo fuese
del modo mas tierno, era ciudadano antes que
todo, y no titubearia en .comprometerle primero
que á la asamblea; que no creía que el reino peli-
grase aun cuando lUr. Necker se hubiese equivo-
cado, y que por lo contrario se comprometeria el
bien público, si la asamblea llegaba á perder su




ASAJIBLEA CONSTITUYENTE (1789). 311
crédito por falta de Lino en una operacíon decisi-
va. Propuso en seguida una proclama para escitar
el patriotismo nacional ~ y apoyar el proyecto de]
ministro.


Se aplaudieron sus palabras, pero continuó la
discusion luciéndose mil propuestas, y pasándo-
se el tiempo en vanas sutilezas; cansado de tantas
contradicciones, y convencido de la urgencia de
los -recursos, subió á la tribuna MiraLeau por la
última vez y fijando de nuevo la cuestion con ad-
mirable claridad, demostró la imposibilidad de
sustraerse á la necesidad del momento. Inflamán-
dose entonces su -genio, pintó los horrores de la
bancarrota presantándolos como un impuesto de-
sastroso, que en vez de pesar ligeramente sobre
t.odos, recaia únicamente sobre unos pocos á quie-
nes aniquilaba: la presentó como una sima abier-
ta en que se precipitaban víctimas vivas y que
no se vuelve á cerrar ni aun despues de haber-
las devorado, porque no dejan de subsistir las
deudas por solo haberse negado á pagarlas. Ater-
rorizando por fin á la asamblea « un dia de
« estos, dijo á propósito de una mocion ridícula,
«en el palacio real se han oido estas palabras: Te-
« neis á Catilina á las puertas de Roma y os entre-
« teneis en deliberar 1 Seguramente ni habia Cati-
« lina , ni habia peligro, ni habia Roma; pero ahí
ti: está la horrenda bancarrota amenazando de-




212 JlEVOLUCIO~ FRANCESA.


« yoraros á yosotros, á Vllcstro 1101101', á YllcstllOS
(caudales, y pasais el tiempo deliberando! ~ »


Al oir estas palahras se levantan los diputa-
dos dando gritos de entusiasmo, y aunque quiso
contestar un diputado, tuvo que retirarse inmóvil
y asombrado del efecto que habian producido.
Entonces declaró la asamblea que oido el informe
de la comision , votaba de confianza el plan del
ministro de hacienda. Tuvo Miraheau la satisfac-
-cion del triunfo de la elocuencia, pero solo podia
conseguirle el (Iue tuviese igualmcnte su razon y
sus pasIOnes.


* Sesion de 2.2 y 2.[, de setiembre.




NOTAS DEL TRADUCTOR
I)ERTE~ECIENTES AL CAPITULO TERCERO.


---


l\\.GINA 2l6.


1 Rm'lhier,intendente de Pal'is , consejel'o de estado
etr. rué sacl'ificado por el populacJlO.de la malHwa qne
.. dicl'e el testo. ·Pel'o se omite una circunstancia Lien hOl'-
I'ible fInp pinta la:fel'Ocidad de qlle estahan poseidos al-
gunos de los {iue sel',\'ian de instJ'llmento :í la reyolucion,
~. fué que uno dI' los monstruos que le acometiel'on me-
tió la mano en sas entrañas, le arrancó el corazon to-
davía palpitante, le clavó en una pica y le llevó á pl'e-
spntarle :'t ¡la comision de subsistencias. Dejó aquel des-
grariado Ilnavillda y ocho hijos,


PAGINA 267.


2 Juan Siffl'eiu Maury, diputado á los ~stados gene-
rales, c:mlenal p,'esbítero, con el titulo de la Sanlísilll:l
Trinidad en el monte Pindo , arzohispo de Nicea, ohis-
po de Montefiascone y Corneto, arzobispo administl'adol'
de PUI'is , miemlwo de la legion de honor, de la acade-
mia francesa y de la de los Arcades , gmn cruz de la ór-
den de la ReunÍon etc. Ilació en Valreas , diocesis de
Aviñon el 16 de junio 17,f·C,. Su padre era un pobre za-
patero, que deseando á su hijo una suerte mas próspe-
I'a que la suya, le puso á estudial' en un colegio, donde
no tardó en dar pruebas de mucha aplicacion y talento.
Terminados sus estudios profanos, pasó al seminario de
S. Carlos, y despues al de la Santa Guardia. Apenas ha ..
!Jia cumplido 20 años, cuando ,ino á Paris el1 calidall
¡I(. prof('sor parti('uh1l', P(,I'O ('11 rl ('odJ(' (1(' camino don-




~()TAS


de venia w,bú amistad con dos jóvenes tan pobres conHl
él, aunqu~ ricos de esperanzas, que iban á la capital :í
hllSC~\r fOI'luna : el uno em médico y el otl'O abogado. El
primero era nada menos que Portal y el segundo TI'eil-
Jlard.


Desde el año 1776 ya publicó l\Iauryel elogio (úne-
-bre del Delfin y el de Estanislao. "Cn año desplles conculTió
al premio del elogio de Carlos V y de las ventajas de la paz,
'que eran los dos asuntos propuestos por la academia.
Estos ensayos le decidieron á dedicarse á la elocuencia
del púlpito, pl'Oponiéndose seguir las huellas de Bossuet
y de Massillon, para lo cual se preparó componiendo el
ensayo sobre la elocuencia del pülpito, que es en nuestro
concepto la mejor de sus obras, En los años siguientes
publicó el elogio de Fenelon y los panegíricos de S. Luis y
de S. Agustin que le díeron una grande y bien merecida
I'eputacion. Hiciéronle predicador del rey, y se condujo
de tal modo que sin desagl'adat, á este, no pudieron tam-
poco los filósofos de la enciclopedia, que tan en moda
estaban entonces, descal'gar sobl'e él el peso del ridícu-
lo. Esta conducta le valió una abadía y \lna plaza en la
academia. En 178)) pl'onunció aquel admil'able disc\ll'sO
intitulado panegírico de S. Vicente de Paul, despues del
cual solicitó del rey que mandase elevar en su propio pa-
lacio una estatua al salvador de los niños espósitos, en
;cuyo pedestal habian de gravarse estas pocas palabras:
un buen rey á un buen ciudadano.


Pero ya se acercaba la tormenta, y l\Iaury- no se detu-
vo á aguardarla sino que la salió al encuentro, mezclándose
por ambicion en las primeras luchas de la corte con los
parlamentos. Estas disputas en que solo se trataba de
quien habia de usurpar mayor autoridad, dieron ocasion
al pueblo para sublevarse. Nombrado diputado por el
clero en su calidad de prior de Liom" no tardó en po-
nerse á la cabeza de su órdcn. "Acabo de alquilar, le
n dijo á Bailly, una habitacíon en Versalles, y V. tendrá
{( siempre un cubierto puesto á mi mesa: nos reunirémos
« para hace¡' el bien, " Mas estas hellas ilusiones empeza--




l)El. TRADUCTOn.


I'on á disipal'se con la toma de la Bastilla que es cuando
conoció los peligl'os que amenazahan al estado; y pam
subsLI'aerse á ellos determinó huil', pero le detuvieI'oll
en Perona. Vuelto :í la asamblea, continuó en ella hasl.a
el 50 de setiembre 1791 en que se disolvió la consti-
tuyente. Hasta la huida dc ,Luis XVI puede decit'se que
estuvo siempre en la brecha combatiendo todas las me-
didas revólllcionarias, especíahnente la de la espoliadon
del clero, en que por desgracia era persona interesada,
y en la de la emision del papel moneda, « Aquí teneis,
« decia frotando entre sus manos algunos billetes de Law,
({ esos desastrosos papeles , cubiertos cou la sangt'e y
{( las lágl'Íl1las del pueblo, y que debieran colgarse como
({ unos fanales para señalal' los escollos contl'a los cuales
« va á estl'elIm'se la nave del estado, lJ Pero estas esc\a-
maciones, de cuya cCl'teza estaba convencida la asamblea,
debieron cedel' á la imperiosa ley de la necesidad, Ven-
cido en esta cuestion , como en todas las luchas que sus-
citaba conU'a el partido dcmocI'ático , volvia sin embargo
á pl'esentarse lVIaury con la misma sercnidad y paciencia
quc el dia antCl'ior, En vano le insultaban díal'iamente
los periódicos revolucionarios y los ultl'ages de la mul-
titud : ell vano llegaron á golpearle mas de ulla vez, y en
vano tambien conió peligro de pel'ecer trágicamente pOI'
que á todo respondia cou algnua gI'acia Ó con una salida
ingeniosa, Es bien sabida la agudeza con que I'eplicó á
los que le amenazaban de colgarle de un farol. « Y bien
"les dijo, suponiendo que me colgais ¿ vereis mas claro
({ por eso?)) Otl'O dia una vieja desdentada le pCI'seguia
pOI' el palacio I'eal diciendo, ahi va el abate l\laul'y , el
abate i\iam'y que va :í decir misa. Entonces volviéndosp
ú ella y sacando un pal' de pistolas que llevaba en el bol-
sillo , la respondió: ({ Sí, tienes razon y aquí están las
« vinageras. »


Al fin despucs de haber sido mas útil á su gloria que
ú la causa que defendia , abandonó la Francia pal'a ('0-
('orrel' el Piamonte, los Paises Bajos y las Ol'illas del Rhin.
J'eeibienda en todas pUl'les Ilnwstl'uS de apl'ccio y adllli-


l.




316 NOT,lS
r:wion. Ilrse;,ha mucho \"el' á Roma, y como ya habia ad-
quirillo alli eierla celebridad ú causa ~el empeño con que
sr opuso ú la reunion del condado de A"iñon ú la Fran-
cia, se dirigió á la capital del mundo cristiano. El papa
Pio VI le consagró UI'zobispo de Nicéa el '1. 0 de marzo
1792, Y le emió en calidad de nuncio ú la dieta de Franc-
fort, reunida por Francisco 1I: mas no gozó en ella de
ningun influjo , ú cau~a de su lenguage, que era muy
poco cristiano y de sus maneras uiviales. Mas esto no
impidió que el papa le crease en 1704 cardenal y obispo
de l\Iontefiascone y Corneto. Este rico obispado y su 1.1'-
llisima situacion , hizo por algun tiempo las :delicias de
Maury; pero la revolllcion francesa, que ya le habia
prhado de su l)]'iorato de Lyon , vino tambien ú echarle
de Sil palacio ('piseopa!. Le rll(~ prrciso retirarse ú Tos-
cana v desde alli ú Venecia disf!'azado de canelero. Lue-
go se' fné á San Petel'shurgo y despues "ohió á Italia para
('1 cónclave de 1799. Luis XVIll , que estaha entonces
refugiado en l\Iittau , le nomhró su embajador cerca dd
Yaltieano , y si los soberanos que estaban rn el ejercido
de Sil poder necesitan pensal' muy despacio cn la clase
de sujetos que emian dr embajadores, mncha mayor cir-
runspeccion necesitan aquellos que andan e1'rantcs y
desgraciados. Así rué que el hermano de l,uis XVI 110
tardó f'JI leJ1flr que arrepentirse de haberse fiado del aba-
te MaUl'Y. Al principio es verdad que comhatió vi"amente
las usurpaciones de llonaparte, pero poco dcspues inclinó
la ceniz delante delllue"o ídolo que aparecía en el horizon-
!f'. El 22 de agosto '1804 escribió al emperador solicitando
el honOI'de l)l'esentársele en Génova y el permiso de "ol"el':i
f'ntl'ar en Francia, como 10 YCl'ificó en 1806. Declarado
cardenal frances y nombrado capellall maJol' de Gerónimo
nOIlaparte, á quien sin embargo no acompañó á Stutgard:
despreciado de Sil antiguo partido y poco estimado de
lodos, no pudo recupera!' jamas ni consideracion ni in-
i1l1jo. lluonapal'te se divertía algunas "cces recordándole
su antigna pasioIl pOI' la familia de Enriquc IV y Maury
le I'espolldió : en otro tiempo confieso que tuye fé ell los




1lEL TR.\Hn:rOn. 317
"nnr]¡01J(~s: Y. M. llH' ha qnitado la rsperanza, ll('jadnw
"ú lo mellos , S(~ií()[', la raridad. ¡¡ Yuelto ú admitil' PI!
la acadf'luia , pl'Ollllllció un (liseul'so tan largo y tan I'C-
(,~\I'gatlo de dogios al lluevo C(\sal', que fastidió ú todos;
pero tal wz no (lejú de cOlltr'ihllir á que se le 1l0mhl':lsP
administrador' dr, la diócesis de Paris el 14 de oetulm'
1810. Cuanto mas asceudia l\IaUt'v en autoridad, tanlo
Illas rerdia en la opíl'lion, pOl'qn"c era incapaz de gml!'-
dar el meltor' decor'o ni la mPIlOI' resel'va PII sus debili-
dades. Cuando OCUlTiel'Oll las lHu',as diseonlias elllt'e el
soberano pontífice y N:lpol()oll , le mandó el pap~l que
renunciase la admillislral'ioll dcl at'zühispado , pr,ro 1](1
hizo caso alguno de este pl'P('ppLo. EII 181.1 apenas cayó
Bonaparte,cuando el cahildo d(~ Paris e('hó al cal'C]enal di'
su silb,y la familia dp los BodJOlles 110 quiso pel'donal'le
su alltig-ua traiciono Entonces creyú elll:Olll.J'ar un asilo
pn lloma ; pel'o allí le pusieron en ulla ct\l'(:el , donde es-
lUyo seis meses. Despues de esta prísion y otros seis me-
ses de ejercicios, ú que se le condenó en los Lazal'illos ,
halJiendo rCllllnciado Ú su obispado de 3Ionteliascollc , ol!-
luyo su pcnloll dc la miscricordia del Papa, )' murió do"
años despues de una afeccion (~s¡;ol'hút¡('a nn la noche (Id
10 al H de mayo 1817.


P.\.GINA 2G8.


:5 JUalouet, intendente de marina en Tolon y diputa-
do por el cstado llano á los estados generales, fué duran-
te la sesion paltidario de la l1lonanluÍJ, pel'O sin tomal'
parte en las intrigas ni en las ülcciolles. Tenia la voz muy
débil y el pecho delicado, pOI' lo cnal no producia gTan~,
de efecto ('uando subia á la tribuna, si bien contribuyó
mucho á las primeras resoluciones de los de su clase. C¡lO
de los proyectos á que se opuso mucho fué al del arma-
mento de los guardias naciopales y á las excesivas raeul~
lades eOI1 que se revistió á los ayuntamientos. Ignalmelll('
manifestó Sil repugnancia á la importuna dee\ar':lt'ioll d(~
Jos dl'l'('rhos dp) homhre, dil'Í('lHlo ('O n Hllldw I':\ZOI! que




318 NOTAS
Ii.) que imporlaha era t¡'anquilizal' los {lIIimos ell "ez d.,
!ltlojul' los "inenlos de la sociedad con definiciones nwta-
l'isica", Ya se deja pl'esumi\' que Ull homhl'l) de tales pl'ill-
cipios no podria mellos de lIacel'se temible y odioso á los
jacobinos ~. ex.agerados, y quo al fin de curmtas Iq dehia
morj¡' ó emigrar, PI'efirió esto último é hizo muy hion 1:0-
mo lo hiciCl'on tambien otros muchos, por mas que, df's-
pues de pasado el peligro, hayan criticallo tantos escrito-
res esta forzosa resolucion de tantos hombres de mérito
y de principios algo mas libe¡'ales qne sus perseguidol'es.
Como si no hubiese habido demasiadas ,'íetimas, lX\I'a
que suspiremos todayía pOI' los que logmron sustraerse
con la fuga á la hidropesia del cadalso, l\Ialollet se fUI;
á Inglaterra y cuando supo el atentado fllle iba á come-
terse de juzgal' al rey, escrihió al (:onsejo ejecutivo ofre-
ciéndose á ",mil' á defender oficiosamente á Luis XVI,
peJ'O no se lo permitieron, Volvió á FmIlcia despues del
1~ hrumario, y aunque por de pl'onto se le :IITestó de
órden del ministl'o de policía, no tardó el gobierno en
mandarle poner en libertad y enviarle de comisUI'io ge-
neral de marina á Amberes, Es autor ele varias o]¡ras, en-
tl'e las cuales citarémos una Memoria sobre la esclatlitud de
los negros en 178iS, Cartas á sus comitentes en '1789. De-
fensa de Luis XVI en '1792, Exámen de la siguiente cues-
tion ¿ Cuál será pam las colonías de América el resultado
de 1ft revolucion francesa, de la guerra consígníente á ella 1/
de la paz que ha de terminarla? en '1 7UG, ~Tambien existe
una eoleccíon de sus opiniones en 5 tomos en 4.°, Y otra
eoleceion de memorias sobre la administracion de las co-
lonias, ~lI~'a dil'eccion desempeñó en tiempo de Luis XVI.


PAGINA 27G,


4 Luis, vizconde de Noailles , coronel de cazadores
de Ahacia y diputado por la nohleza de Nemours á los
estados generales, fué uno de los que con mas calor y
acti"idad ahrazaron los prineipios de la revolucion , y el
primero qne en la noche del 4 do agosto 1789 provocó




DEI, TllADUCTOR 319
la renuncÍa de todos los pl'ivilegios y la abolieioll de los
derechos feudales, El 5 de junio f 790 propuso en el
club de los jacobinos la prohibicíon de usa!' de ninguna
tela esuangera para ,'estirse y así se acordó. Se hatió á
la pistola con Barnave, pero despues de hahtw aguanta-
dó el fuego de esW , disparó él la suya al aire y los tes-
tigos les I'econciliaron. Presentó ú la asamblea diferentes
infi)J'nws sobre la ol'gallizacion del (~jército y de la gen-
darn1Cria nacional, l)J'oponielHlo c1Itl'e otras medidas úti-
lps , la perjutlicialísima de estimular ú los soldados ú que
concUI'riesen á los clubs, COIIIO medio, Sf~gllll d deeia, do
(Ine tomaRen gusto á la cOllslÍtucion. En ulla palalw:!,
participó como jóyen de todas las Í1l1siones de aquel tiem-
po y tic aquellas eSLI'aOl'dinarias eil'clIllslancias , pero al
fin conoció los escesos ú que conducen cuantlo pasan los
límites de la razon y de la prudeueia, y llegó ú conven-
cerse de que nadie juega impunemente con el reposo
de los pueblos. Huyó de Franeia durante el terrorismo,
pero luego yohió y tomó senicio en el ejército , llabien~
do pasado ú América rll calidad de general de brigada, y
[lié muerto d uiJO f 803 rll un comhate nayal contl'u los
ingleses al tiempo de la pyacuaeioll de la isla de Santo
Domingo en su t1'avesia para Cuba. Su muger fué conde-
nada ú muerte en 1794 por el trihunal revolueionario,
eomo cómplice de una conspiracion que se fingió ó se des-
t'llbrió en la pl'Ísion de Luxembul'go donde estaba presa:
tenia entonces 54 años.


PAGINA 277.


;j AI'mando Vignel'ot DlIplesis-Richeliell , duque de
Aiguillon, par de ]<'raneia, era coronel dcl regimienlo dr
caballería el Ueal de Polonia, y comandante de lo~ caba-
llos ligeros de la guardia real. En 1789 rué diputallo pOI'
la nobleza de Agen á los estados genE'ralrs y lino dr los
mas adictos á los principios dr la revoluciono Los realis
las espUl'cieroll la voz dI' que él habia sido lino de los qllc
disfrazarlos con tragr (Ir muger escit:\ball Ú los desól'drllPS




3;W
en la noehc del [) al 6 de octubre; pCI'O no se pnJo pro-
har nada en la causa que se siguió sobro esto en la an-
diencia , si lJien muchos testigos lo aseguraron de oidas.
Sus trahajos en la asamhka RH rc',lllgeron ú estar en las
rOlllisiOlIf'S de "\'fwificaeioll de PO(I"I'C8 y en la de liquida-
r:ion lId d(:ficit, que 8"gnn pi illf'orl!w qne él presentó
aseelldia Ú 50 millones y 800 mil lilJl'as. Tuvo grande
empello en que los empleos no se hahían de proveer por
el rey sino por el cuerpo lt'gis.latíyo, yen que tamhien se
reservase este el derecho de paz y guelTa. Ignalmen le
propuso el dia 15 de agosto i7!H que se prohibiese para
siempre que los reyes ni los herederos PI'OSlllltiyos de la
corona pudiesen mandar los t:iercitos. En 1792 reempla-
zo al general Cnstiut's ('JI el mando dr,l ej{Ol'cito qnr, OCll-
paba las gargantas de Porentl'lIi, doude pel'maueció hasta
despues LId '10 ,le agosto. Entonces l!:lbic'udosele esca-
pado en ulla carta que escrihía ú narnave la espresion de
que la asamhlea e['a u.swrfladora, hasto para que saliese
un decreto de acusacion coutra (:1 , cuyO!! efectos supo
evital' huyendo nada menos que ú Inglaterra. ~o dejó de
llamar la atcncion, que un hombre qlle tanto se habia
distinguido por sus opiniones contra el rey y conlm toda
su üunilia, se csplicase en aquellos términos contm la
corporacion que le apeó del trono. Pero se dijo pa¡'a cs-
pliear esta cOlltl'adieeion, que el motivo de su conducta
ltahia sido ciel'!.o resentimiento que tuyo con la reina, y
que deseando hacerse lugar en el parlido delllocl'útico no
pudo lograrlo por falta de talento. Lo ciel'to es que cuan-
do llegó la época de la re\ision de la constitucion, se yol-
,-ieron del lado de la corte muchos indhiduos de la nohh~­
za que la habian ahandonarlo, y que ú d'Aguillon no le
,'alieron para con el pueblo sus opiniones precedentes.
Durante todo lo demas de la reYOlllCion desapareció de la
escena política y murió en Hamburgo cl4 de mayo 1800,
on el momento 1m que acababan de bOlTal'lc de la lista de
los emigrados y se di~ponia para volver á Francia.




321


PAGI~A 276.


6 Leguen de Kel'cngal era un fabricante de lienzos y
pl'opit'tario en Laudi,'isian , diputado pOI' el senescalato
de Lcsne"e\l~\ los estados generales.


PAGIN.\ 297.


7 El marques de Saint Hurugue el'a un caballero de
BOl'goila , que de!-\de muy jówm malgastó su hel'encia, y
pOI' un lance de hOIlOl' le pusieron IJl'eso en el caslilIo dc~
Dijoll, de ónlen del tl'ibunal de mariscales de Francia.
Apellas salió tIc la lwisioll contl'ajo matrimonio con ulla
muger pública, á la cual dió tan mal trato qu'e se "ió en
la necesidad de solicitar un mandamiento de pl'ision para
su marido, y consiguió que le encerraran en Víllcennes y
uespllm; en Chal'euton. Yuelto :í ponel' en lihertad ell 1777
se fué á Inglaterra, de donde no volvió hasta que princi-
piat'on los pl'imcl'Os síntomas de la rcvolucion, con el
inteIlto bien ¡J('('idido de saciar lo que élllamaha sus ven-
ganzas. Sus cualidades Jisicas y mOl'ales no podian menos
de agradal' á los corifeos de los alborotos, porque tenia
todas las trazas de un mozo de cordel y una \'OZ estentó-
)'ea que dominaba en los grupos, Despues de la aventul'a
que refiere el texto, solicitó y obtuvo la comision de h'
it quemar las casas ricas del distrito de ~iacon, en lo que
pmpleó todo el mes de setiembre 1789, ,'olviéndose á
Paris para no I:,lta,' á las tenihles escenas del ti Y G de
octubre, Entre la canalla m'a conocido con el apodo dt~
el padre Adan, y 1l('S'ú á arlqui,'i,' gran fama en el arte de
colgar de los faroles de las calles ú los iutdices que in-
cunían en su ódio, A~i continuó los años siguientes, ca-
pitaneando todos los tumultos y cnhOl'rachándose en to-
das las tabel'l1as. Pero donde lo lució mas particularmen-
te fué en el palacio real 1'11. °de mayo 1791 ,cuando que-
mamn un monigote de pasta que representaba al papa,
~. luego él 20 de junio 1792 cuando él y Sauterre al




NOTÁS


f¡'ente del populacho, desfilaron delante de la asamblea
y penetl'aron en Tuillc.'ías para insultar al rey y á la reí-
Ila. Y finalmente solo puede decirse de él que no hubo
género de el'lleldad y oe ignominia en que no se distin-
guiese durante la fatal época del terror, predicando por
todas partes la muerte y el incendio, como señales evi-
dentes de patriotismo, Sin emhargo, este miserable vi-
via todaYÍa hace poco, pasando una vejez tan triste como
inf~mlC habia sido su juventud.


PAGINA 504.


8 El duque de MOI'lemar, par de Francía y diputado
po.' la nobleza de Sens á los estados generales, tomó
raras veces la palalJl'a mientras que ellos duraron. Luego
emig.'ó á Inglaterra y lm'antó un regimiento al sueldo
de aquella nacion , que luego se reunió al del duque de
Castl'ies y vino ú hacer la guerra en Portugal.


PAGINA 304.


9 Amoult era un abogado de Dijon que no se hizo
notm; en la asamblea sino po.' haber sido el primero que
propuso la supresiou de los diezmos y la exclusion da
la üuuilia real de España á la sucesion del trono de Fran-
cia. llay de él algunos intormes 50bre la exportacion de
granos, sobre la pesca y sobre los dominios de la coro-
na , y es autor de una eoleccion de decretos de la asam-
hlea ('onstitll~·ente.


PAGINA 308.


10 El marques de Gouy d'Al'c)', teuiente coronel de
caballeria al servicio de Francia y diputado por Sto. Do-
mingo ú los estados gene.'ales, abrazó el partido dc la .'c-
,'olul:Íon, y como tal disculpó los excesos cometidos por
pl puehlo el día de la toma de la Bastilla, Mas no por eso
se erea que él fuese sangllinal'Ío, antes bien pas{) por de-




DEL TIlADUCTOR.


masiado Mhil cuando rué ú reslablecer el ól'den en No-
)"on. El rué quien propuso la necesidad de que se iuler-
ceptasen y abl'Íesen las cartas en tiempo de l'cmlucioIl y
dió mucha prisa para que se rOI'mase una comision espre-
sa pam ello. Varias veces lwesentó proyectos de hacien-
ua y empréstitos forzosos, pero nunca tuvo el influjo ne-
cesaI'io para hacerlos adoptar. Al fin de la legislatlll'3 le
hicieron mariscal de campo; pero habiendo continuado y
aun estrechado sus relaciones con el duque de Ode311s ,
tuvo el mismo fin que todos los dem3s gefes de aquella
faccion, hahiendo sido condenado á muerte pOI' el tI'ihu-
nal I'evolucionario el 23 de julio 1794, pOI' compli-
cidad en una conspiracion descubierta en la prision de
los eal'luelilas, donde so l!allaba desde el mes de alH'il
anterior. Tenia entonces 41 años y aunque habia naci-
do en Paris estaba domiciliado en Arc)'.






AS.\l'IJlLK\ (():\"STlTC\'E~TE \ 17fHlL 8:l.)


CAPITULO IY.


Iutrigas de la Corte. - Banquete de 105 guardias de eorps y
tle los oficiales dd regimiento ele Flandes euVel·sallcs. -
Dias !I , 5 Y 6 de octubre, escenas tllmultuosas y sangrien-
tas, atarIue dd palacio de versalles por la lIIultitud. -Vie-
ne el rey tÍ fijarse en Paris. - E.stado de los partidos.-
Sale de Francia el duque de Orleatls. - ::\'egociaciones de
l\Iirabl'au con la corte. -- Traslacioll de la :Isamhlea á Pa-
riso - Ley sohre los ])ielles del clero. - Jur,lI11cllto el vico.
-Tratado entre :Uirahean y la eorte. -- BOt1illt'~. - Proce-
so de Favrás. - Planes contral·evoluciollal'ios. - Clnhs de
los jacobinos y de los fuldellses.


Al paso que la asamblea continuaba hatiendo
el edificio por todas sus partes se preparaban gran-
des acontecimientos. Con la reunion de estamen-
tos, habia recohr~~do la nacion la omnipotencia
constituyente y legislativa, y ú consecuencia del
suceso de 14 de julio se habia puesto en armas
para sostener á sus representantes (luedan,do el
rC'Y v la aristocracia aislallos \' desarmados, sin




326 ItEVOI.UCIO:V FRANCEH.
mas garantía que la propia cOllviccion de sus de-
rechos en presencia de una nacion pronta á inten-
tar y ejecutarlo todo. Sin embargo, la corte reti-
rada en una pequelia ciudad, poblada únicamen-
t.e de criados suyos, se hallaba, en cierto mo-
do, fuera del influjo popular y podia tal vez
intentar un golpe de mano contra la asam-
blea. Era natural que Paris, situado á corta dis-
tancia de Versalles, siendo capital del reino y es-
tando poblada de una inmensa multitud, desease
tener al rey en su seno, para sustraerle á todo
influjo aristocrático y recobrar las ventajas que
proporciona á una ciudad la presencia de la corte
y del gobierno. De suerte que des pues de haber,
por decirlo asi, aniquilado la autoridad del rey,
solo restaba asegurarse de su persona, lo cual era
una consecuencia del curso que habian tomado
las cosas, y asi no se oia otro grito 1)01' todas par-
tes que el de el t'ey á Paris! ya no pensaba la
aristocracia en defenderse contra nuevas pérdidas,
porque demasiado poco valia lo que la quedaba
para ocuparse en conservarlo, y no estaba menos
impaciente que el pal'tido popular por una mu-
danza violenta. Infalibles son las revoluciones,
cuando se reunen dos partidos para provocarlas:
amhos contrihuyen al estallido, pero solo el mas
fuerte se aprovecha del resultado. Al paso que los
patt·iotas tleseahall conducir el rey {t Paris, medí-




AS.\,;JIlLEA. CONSTIT(;YE~rE (1789). 327
taba la corte llevad e i Metz, que era una plaza
fuerte de primer órclen , desde donde podría mau-
dar cuanto quisiese, () por mejor decir cuanto se
hubiese querido en su nombre. )<'ormaban abier-
tamente los cortesanos planes y proyectos, procu-
raban reclutar gente ,y entregándose á vanas espe-
ranzas se denunciaban á si mismos con sus impru-
dentes amenazas. Mandaba la guardia nacional de
Versalles el general Destaing 1, que tanta celebri-
dad había adqurído recientemente al frente de
nueslras escuadras. Procuraba ser igualmente liel
á la nacion y á la corte, papel muy difícil que
casi siempre se interpreta mal y que solo pueden
desempeí"tar con honor los hombres que están do-
tados de un carácter firme. Supo todas las intri-
gas de los 'Cortesanos en que figuraban los mas
altos personages y se le habian dado las pruebas
mas auténticas de ello, lo cual le decidió á escri-
bir á la reina una carta muy célebre en que la ma-
nifestaba con respetuosa firmeza la poca utilidad
y mucho peligro de semejantes tramas. No la ocul-
tó nada y nombró á todos los personages; pero la
carta quedó sin efecto. * U na vez que había dado
la mano á semejantes empresas, no debia la reina
estrañar que se le hiciesen representaciones.


Se notó en Vers alles en aquella misma (~poca,


* Vease la nota 8 al fin del tomo.




REVOU;CIO~ FnA~CES,\.


la llegada de un gran número de hombres ú quie-
nes nadie habia visto nunca, algunos con unifor-
mes desconocidos. Se maIlfló permanecer allí á la
t'ompai1ía de guardias de corps, cuyo servicio se
habia concluido, y filel'On llamados algunos dra-
gones y cazadores del regimiento de los tres obis-
pados. Al mismo tiempo los guardias franceses (iue
hahian abandonado el servicio del rey, irritados
de que se hubiese cOlltiado á otros, quisiel'on ir á
VersaUes para vol verlo á tomar. Indudahlemente
no tenian la menor razon de quejarse, supuesto
<{ue habian abalHlonado ellos mismos aquel ser-
"icio , pero se cree que ohrahan por instigacion
agena. Tambien se aseguraha en aquel tiempo que
la eortf' habia intentatlo por este medio asustar al
rey y lograr su consentimiento para el viagoe de
lUetz. Hay un hecho que no deja de probar este in-
tcnto,pues que desde los motines del palacio real
hahia Lafayette colocado un puesto militar en Sé-
vres para defender el paso de Paris á Versalles ,
pero tuvo que retirarle á peticion de los diputa-
dos de la derecha. Logró Lafayette detener á los
guardias franceses y hacerles renunciar á su pro-
yecto, y escribió confidencialmente al ministro
Saillt-Priest para avisarle de 10 que hahia pasado
y disipar enteramente sus temores. Abusando
Saint-Priest de la carta, se la enseñó á Destaing ,
({uien se la comunicó á los oficiales de la guardia




AS.UIIlT.EA COXSTITn"EXTE \ 1789) 329
nacionallle Versalles y á la municipalillad, para
instruirlos de los peligros que habian amenazado
á la ciudad y de los que podian amenazarle to-
davia. Se proyectó llamar al regimiento de Flan-
des y aunque se opusieron muchos hatallones de
la guardia de Versalles, la municipalidad pidió
':l obtuvo que fuese Hamado dicho regimiento. No
era gran cosa la fuerza de un solo regimiento
contra la asamhlea, pero bastaha para llevarse al
rey y proteger su evasion. Comunicó Destaing á
la asamblea nacional las medidas que se habían
tomado, y obtuvo su aprobacion. ,Llegó el regi-
miento, y aunque con poco aparato militar, su
llegada no dejó de escitar murmullos. Se apodera-
ron de los oficiales los guardias de corps y los cor-
tesanos colmándolos de caricias, y como anLes de 1
14 de julio, hubo demostraciones de coalizacion
y concierto que hicieron concehir grandes espe-
ranzas.


Esta misma confianza de la corte aumentaba los
recelos de Paris, y no tardó en irritarse el pueLlo
al saber las fiestas y regocijos de Versalles, mien-
tms que de todo se carecia en París. El 2 de octu-
bre se propusieron los guardias de corps convi-
dar á un hanquete á los oficiales de la guarnicion,
eligiendo al efecto el salon del teatro, cuyos palcos
se llenaron de espectadores de la corte. Entre los
comidados figuraban los oficiales de la guardia




330 UEVOLUCJON ¡"lU.NCESA.
nacional, y reinó durante la comida mucha alegl'ía
que no tardó en paseu' á exaltacion con el mucho
vino que se bebió. Antes de concluirse el banquete
fileron introducidos los soldados de los regimien-
tos, y los convidados con la espada en la mano
brindaron á la salud de la familia real, reusando
ó cuando menos omitiendo brindar á la de la na-
cion; los clarines dieron el toque de carga, á cuyo
sonido trepando los concurrentes por los palcos,
se pusieron á cantar la cancion tan conocida O
Richard! Ó 11wn Roí l'univers l'abandonne! O Ricardo,
rei mio el mundo te abandona: jurando moril'
por el rey, como si se encontrára en el mayor pe-
ligro. En fin el delirio escedió todos los límites
de la decencia, se distribuyeron escarapelas blan-
cas ó negras, pero de un solo color. Los jóvenes
de ambos seyos parecían animarse con recuerdos
caballerescos, se dice tambien que en aquel mo-
mento fué hollada y pisoteada la escarapela na-
cional. Esto último se ha negado despues, pero
todo es creible y aun puede hasta cierto punto
escusarse con el esceso del vino. Por otra parte,
¿ á qué venian esas reuniones que no suelen pro-
ducir mas que demostraciones falsas y solo sirven
para escitar irritaciones positivas y terribles?


En aquel momento fueron á buscar á la reina
que consintió en presentarse á la comida, igual-
mente que el rey que acahaba de llegar de la ca-




~SAMnI.EA CO:'iSl'ITl'YE:'il'R (t 789). 331
u. TOllo el mundo se echó á sus pies y ~uando
.se retiraron, les fueron acompañando en triunfo
hasta su aposento. Grato es sin duda, á quien se
cree despojado y amenazado., encontrar algunos
amigos , pero suele ser tambien muy fatal equi-
vocarse acel'ca de sus propios derechos y sobre su
propia fuerza. Cundió muy pronto la noticia de
aquella tiesta, y sin duda la imaginacioll popular
afladia en las relaciones que oia su propia exa-
geracion á la que habia producido la comida. Las
llromesas 11echas al rey fueron consi(leradas como
amenazas á la naCÍon., y :mirada como insulto á
la miseria pública la pr0digalidad de aquella fun-
.cion. El resultado fué que los gritos, vamos ,á Ver-
.salles volvieron á empezar con nueva violent:ia. Así
iban amontonándose las pequeñas causas, para
aumentar el electo de las generales. Algunos jó-
venes que tuvieron la imprudencia de presentar-
.se con escarapelas negras fueron perseguidos; á
uno de ellos le arrastró el pueblo, y se vió obli-
-gada la municipalidad á prohihir las escarapelas
de un solo color.


El día siguiente de la funesta comida pasó otra
escena semejante en un almuerzo que dieron 105
guardias de corps en el 8alo11 del picadero. Hubo
nueva presentacion á la reina, que dijo: haher
<luedado muy íOatisféclw, de la fiesta del jueves. La
escuchahan con gusto, porque como era mt'IlOS l'~




332 REYOLUCIO:-i FRA:SCESA.
servada que el rey, se esperaha saber por ella cua-
les eran los sentimientos de la corte, y asi sus
palahras pasahan de hoca en boca. Crecia la ag'i-
tacion y poelian pronostiearse los mas siniestros
acontecimientos, pues el puehlo teni,l tantas ga-
]las de un alboroto como la mism~l corte. Aquel,
por apoderarse del rey, y esta para (Iue el susto
le obligase ú refugiarse ú Metz. No le disgustaba
1 ampoco al duque de Orleans que esperaha lograr
la regencia del reino, si el rey se alejaba. Hasta se
llegó ú decir que las esperanzas del príncipe iban
Hada menos <Iue ¿l a iwderal'se de la corona, lo cual
no es muy tTeibJ(~ atendida su pusilanimidad pa-
ra tan grande amhicion. I_as ventajas (iue podia
prometerse de aquella nueva insurren:ion son las
que le han hecho acusal' de haher tenido parte en
ella, pero no hay ulla palalJl'u de cierto. El no
Plldó ciertamente dar el impulso, porque este
Hacia de la misma fuerza de las cosas, y lo mas
que I)lulo hacer fut conll'ilmir ft a ,y aun tam-
poco puede admilir.S!' esta suposicion, porque ni
la escrupulosa :mmal'ia qne se instaló sobre ello,
1Ii el tiempo (Iue todo lo descubre han dejado
ningun rastro de fiue hubiese un plan concerta-
tlo. Es indudahle que en a({lldla circunstancia,
('01110 dUl'anle tOlla la reyolucion, el dUfl'lC de
OrlcallS IlO hizo mas que s('p:ui!' ('} moyimiento po-
Pillar ~ ('~pal'cicndo lal "el, algllll dinero, dando




AS.urnLK\ CO~STlTL'H~T.E (t 789). :333
I llgar Ú halJlillas y teniendo solamente algunas
esperanzas vagas. Conmovido el puehlo por las
discusiones sohre el veto, irritado con las escara-
pelas negras, incomodado por las patl'llllas cOlüi-
nuas y exasperado sobre todo por el hamhre, es-
taha dispuesto á subleyarse. Nada perdonahan Bai-
By y Neckel' para fJlle almndasell las suhsisten-
cias; pero sea por la dificultad de los tTasportes él
hien por ]05 saqueos que se haeian en los caminos,
y mas aun por la imposibilidad de suplir al mo-
vimiento espontaneo del comercio que habia cesa-
do del todo, faltahan las harinas. El 4- de octu-
hre fué mayor que nunca la agitacion , ponlue se
hahbha de la salida del rey para Metz, y de la
necesidad de íde á buscar ú Versalles; se mira-
11:1 con recelo á las eseal'apelas negms y por todas
partes se cbmal)a por pan. Se logl'ó contener al pue-
))10 con fuertes y numerosas patrullas, y se pasó
la noche con hastante tranquilidad. Al dia siguien-
te ;) volvieron ú reunirse los g;rupos desde por la
maliana, las l11ugeres cercaron las tiendas de los pa-
naderos y , como f~iltaha el pan, corrieron á la
casa de la ciudad para fIuejarse á los municipales
que todavia no se ha])ian reunido. Encontraron
únicamente un batallon de la guardia nacional
formado en la plaza, algunos homhres se incor-
poraron con aquellas mugeres, pero los echaron
di('jelldo (pIe los homhres no sahían hacpl' nada y




334 RE\'Ol.UCIO~ FHA!'iCESA.
en seguida se precipitaron sobt'e el batallon , :d
cual hicieron retroceder á pedradas. En este mo-
mento, habiendo logrado derribar ulla puerta, fué
invadida la casa de la cimlael ,en que entraron
de tropel con las mugeres muchos pillos armados
de lanzas y quisieron incendiarla. Se logró alejar-
los de allí; pero se apoderaroll de la puerta que
conducia á la campana gorda, y tocaron á rebato
á cuyo toque los arrabales se pusieron en movi-
miento. Un cÍudadano llamado Maillal'(l 2 de los
que mas se habian distinguido en la toma de la
Bastilla, acudió al oficial que mandaba el bata-
llon de la g'uardia nacional para buscal' un medio
de libertar la casa de la ciudad de aquellas muge-
res furiosas. No se atrevió el oficial á aprobar el
medio propuesto que era reunirlas ha jo pre-
testo de ir á Versalles, pero con la intencion de
no conducirlas allí. Con todo eso se decidió Mai-
llard y cogiendo un tambor, todas se fueron tras
de él. Iban armadas con palo~ de escobas, fusiles
y nabajas. A la cabeza de aquel ejército tan par-
ticular , siguió Maillard por el muelle abajo, atra-
vesó el Louvre, y se vió á pesar suyo en ]a preci-
sion de dirigir aquellas muge res por las TuHerias
hasta que llegó á los campos eliseos; allí logró
desarmarlas, persuadiéndolas que era mejor pre-
sentarse á la asamblea como suplicantes y no co-
mo furias armadas; consintieron en ello y se vió




ASAUDLEA COl'iSTlTUYE:'\'TE (1789). 335
obligado á conducirlas á Versalles, no siendo ya
posihle distraerlas de aquel intento que ya enton-
ces era general. Se veian hordas enteras de mugeres
arrastrando cañones, oll'as cercando á la guanlia
nacional, la cual tamhien cercaba á su gefe, y to-
dos se dirigian hacia Versalles, único ohjeto del
deseo universal.


Durante este tiempo la corte se mantenía tran-
quila, pero no así la asamblea que recibia tumul-
tuosamente un mensage del rey, á cuya acepta-
cion había presentado los artículos constituciona-
les y la declaracion de derechos que aguardaha
pura y sencilla con promesa de promulgarla. Por la
segunda vez, el rey sin esplicarse mas de lo preciso,
dirigía algunas observaciones á la asamhlea, di-
ciendo que daba su adltesion ú los artículos cons-
titucionales,aunque sin aproharlos. Daha por hue-
nas muehas de las máximas que se asentaban en la
declaracion de dereehos, pero que necesitaban es-
plicaciones, y por último decia que no podia ha-
cerse juicio del conjunto sino cuando estuviese
concluida la constitucíon. Podia sin duda soste-
nerse esta opínion que era la de muchos publicis-
tas , pero ¿ convenía ó no esprcsarla en aquel mo-
mento',) Apenas se acahaba de leer aquella contes-
tacion , cuando se oyeron quejas por :todas partes,
sosteniendo Ropespierre 3 que no tenia el rey de-
recho de criticar á la asamblea,~' añadiendo Duport




REYOJXClO:\" FIL\:\LE~L\.


que semejanLe contesLacion necesitaJ)a la firma de
uu ministro responsahle. Aprovechó Petion ¡u{lle-
lla ocasion para recordar el banfluete de los g;llar-
dias de corps, denunciando de paso las impreca-
ciones proferidas contra la asamblea. lIabló Gre-
g'oire de la escasez de víveres y pl'f~guntó con qué
ohjeto se hal)ia dirig'ido ulla carta á un molinero"
ofreciéndole 200 francos semanales si se abstenia
de moler. Esta carta no proLaha nada, pues que
podian hahet'la escrito todos los partidos y sin em-
Largo es citó un gran tumulto .


.MI'. de lUompey 1,. pidió que se obligase á Petion
á firmar su denuncia, entonces l\Iiraheau, ú pesa.r
de haber desaprobado en la misma tl'ilmua á Pe-
tion 5 y á Gregoire, se presentó para contestar á
lUr. de JIompey y dijo: « yo he sido el primero á
« desaprobar estas denuncias impolítica.s, pero su-
« puesto que se insiste en ellas, yo mismo voy á
« denunciar y firmaré despues que se haya decla-
« rado que el rey solo es inviolal)le en Francia. »
Al oir estas terriLles palaJJras todos callaron y si-
guió la discusion sobre la contestacion del rey.
Acahaban de dal' las once de la mañana cuando
llegó la noticia de los movimientos de Paris. Se
¡¡cercó lUirabeau al presidente Mounicr, quien
degitlo recientemente á pesar de los clamores
del palacio rcal y á fluicn amenazaha una ca ida
~lorio:;a, se preparaha á desplegar en afl'lcl triste




AS.UIllLE.\ CmSTlTGYIlXTE l t 789). :3:37
dia el mayor valor y tinl1eza. Se accl'C',í pues lli-
rabean, y ]e di jo: ([ Eslr.nnos amenazados por Pa-
« ri5, aparentall una illllisposicion repentina; id
« luego á palacio y aconsejad al rey que acepte
{( pura y sellcillamente. A lo (ple contestó l\Iounier,
( Si Paris est:1 cn marcha tanto mejor; que nos
« maten ú todos sin esceptuar uno, el estado gana-
(( rá mucho en (Cllo.» Bonito es el chiste, replicó
:)fimbeau, y volvió (1 sental'se. Continuó la discu-
sioll hasta las tres, yse decidió (Iue fuera el pre-
sidente ú pedir al rey la aceptacion pura y senci-
lla. En el momento en qne iba ú salir lUounicl'
para palacio, se anunció una diputacion (ple se
('f:~mpollia de .:\fa.illard y' de las mugcres que le ha-
])ian sq;"lli,lo. Pidió )Iaillard la cntrada y la pa-
LdJl'a, y concedido uno y otro se le introdujo. se-
guido de las IIlugercs que inundaron :cl saloll. AUí
hizo rclacion de lo que hahia pasado, atrihuyen-
do los desórdenes. á ra falta de pan y á la descs-
peracioll del pueblo; ha]Jló de la carta dil'igida al
molinero y tlija que habia sabi(lo por una per-
sona á quien h¡lhia enconLrado en el camino, (Iue
HIl cura pÚl'1'OCO (');taha encargado de denunciarlo.
Elite Cllra era Gl'e~oirc, quien, como acaba d<ver-
se , era el que hahia hecho ]a denullcia. Se oy,í
entonces una voz que selialó al al'zobispo de París
Juig-né como autor de la carta, pero rué repelida
con la m:l\Ill" indic'nacion la calnmnia diric.i(La
~ ~




338' RE\'OLUCION' FIIANCES,(.
mntra afIut'l \'irluoso prelado. Se impuso sílencío
it Maillard y á su diputacion, diciéndoles: ({ue se'
hahian tomado medida'.5 para ahastecer á Paris;.
(lue el rey nO' se habia olvidado de nada y que se
le iha á suplicar que tomase O'tras mas eficaces .,
por lo qne lo mejoL' era retirarse, en la inteligen-
cia de que lO's alborO'tos nO' harian cesar la escasez.


En seguida salió Mounier para ir á palacio, pe-o
1'0 se vió cercadO' pO'r las mugeres que querían
acompañarle y , á; pesar de su resistencia, tuvo
que admitir á seis de ellas, atravesandO' por las,
hO'rdas armadas de lanzas, hachas y palos, ferra--
dos que acababan de llegar de Parjs. Estaba 110--
viendo entonces. si Dios tenia qué, cuando un des-
tacamento de guardias de corps vÍno á escape so-
bre la turba que rodeaha al presidente y la dis-
persó, pero volvieron luego las. mugeres á rodeal'
¡'¡ MO'unier, quien llegó al palacio dO'nde estaban
fO'rmados en órden de batalla el regimiento de
Flandes, lO's dragO'nes, los suizos y la milicia
naciO'nal de Versalles. En lugar de seis. múge-
l'es tuvO' que presentar dO'ce al rey, quien las.
recihió cO'n tanta benignidad, lamentándose de
sus miserias en términO's que quedarO'n conmovi-
das. Una de ellas· que era jóven y hermO'sa, se
'Iuedó parada mirando al rey y apenas pudo prO' ...
nunciar la palabra pan; enternecido el rey la-
ahrazó y se retiraron las ml1geres sin saher qué




As.unH.EA CONSTITUYENTE (1789 i • 339
{lecÍr al verse tan henignamente acogidas. Encuen-
tran á las pucrtas de palacio á sus compañeras
(lue no quieren dar crédito á su relacion, dicien-
do que se habian dejado seducir é intentan hacer-
las pedazos, acuden para lihertarlas los guardias
tle corps, mandados por el conde de Guiche , y en
el momento se oyen por diversos lados varios ti-
ros que mataron á dos guardias é hirieron algu-
nas mugeres. A corta distancía de aquel punto un
hombre del puehlo que estaha á la caheza de va-
rias mugercs , penetra por entre las filas de los
batallones y llega hasta las rejas de palacio. Le
persigue 1\11'. de Savonnieres 6 , pero se le dispara
lln tiro que le rompe un brazo. Estas escaramuzas
produgeron la mayor irritacÍon en uno y otro pal'-
tido. Avisado el rey del peligro que le amenaza-
ha, mandó retirar los guardias de eorps á su
cuartel prohibiéndoles hacer fuego, pero mientras
se retiraban hubo algunos 'tiros entre ellos y la
guardia nacional de Versalles, sin que se haya
podido averiguar cuales fueron los primeros que
empezaron á disparar.


En medio de tal desórden estaha el rey en el
consejo y Mounier, aguardando con impaciencia
su respuesta, daba incesantemente aviso de que
sus funciones le llamahan á la asamhlea; que con
la noticia de la sancion sc calmarian todos los áni-
mos y que iba á retirarse si no se le contestaha ~




340 llEYOLrclO·:-¡ FIIAXCES,\·.
porq ue no queria ausentarse pOI' mas· ti('mpo.
Tratúbase en el consejo de si saldria ó no cll'ey tk
Versalles. DUTÓ la sesion desde las 6 de la Lanle
hasta las 10 de la noche,y se ascguraf{Ue dedarÍl
el rey que no (Iueria (lejar el pueslo vacante para
el dUfpW de Orleans. Se (pliso hacer salir á la rei-
na con sus hijos, pero la turba detuvo los coches
al momento que los atisvó, y por otra parte, la
reina estaba firmemente resuelta á no separarse
de su esposO'. En fin, [t eso de las 10 de la noche,
recibió Mounier la aceptacion pUl'a y scllciHa y se
volvió ú la asamblea. Se habian retirado ya los di-
putados y estaha el salon ocupado por las muge-
res. Les anunció la aceptacio'l del rey (Iue cele-
hraron mucho, pregnntúnd03e si se mejoraria Sil
suerte y soln'e tmlo si tcmlrian pan. Le" conlest(,.
JUounier lo mejor (Iue pudo, y ¡nantlú repal'tirles.
cuanto pan rué pasible hallar. En aquella noche
en que tan dificil es discernir á (púen se dehen.
atribuir las mayores f~tltas, no se puede justili-
cU' :t la mlluicipali.!lad del descu͡Lo de no haber
proveido á las JH~ce:ú(btlcs de a<lucUa turha ham~
hrienla, lanzaela fucra de París pOL' falta de pan
y que no ha]Jia roditlo encontrado en el camino.
En aquel momcnto se anunció la llegada de La-
fayelle, que hahia luchado durante ocho horas
contra la milicia nacional de Paris para impedir
el viaje de Versallcs. V 110 de lo~ granaderos cnca-




AS.UlllLEA COXSTI1'UYE.'iTE \ 1789). aH
r:tl1t1o~c con él, le dijo: «general, V. no nos en-
« gafía, pero le estún engallando; en vez de volveL'
( nuestras armas contra las mug;eres, vamos á
Il Versalles á buscar al rey y asegm'arnos de sus
«. disposiciones colocándole en medio de nosotros.J)-
Hesistia J"afilyette á las instancias de su ejército y
de la multitud, pero como no tenia sobre sus sol-
dados <l(luel ascendiente que dá la victoria, sino el
de la opinion , en ahandonándole esta ya no le
era da])le contenerlos; sin emharg'o, lo logró
hasta la noche, pero su voz no se estendia sino; á
corta distanóa, lo cual "no hastaha para calmaL'
el furor pOllUlar. Mas de una vez habia corrido
peligro de la vida y no ohstante resistia conocien-
do que pues la insurreccion, aumentada á cada
i nstallle ('OH Huevos tropeles, se tliTigi,t {¡ Vel'sa-
Hes, su ohligacioll era seguirla y ohservada has-
ta aUí. Atlemas de eso 1<1 munici palidad le .dió ór-
¡len para ello y obedeció. En el camino hizo parar
su ejél'cito y le tomó juramento (le fidelidad al
rey. Llegó hacia la media noche, avisando inme-
diatamente á lUounier de que el ejército habia
pl'OmeLido cumplir eon sus deberes y que nada se
!tal'ia en contra de la ley. Fué inmediatamente á
palacio, donde se presentó con el mayor respeto
y pcsar, dando parte al rey de las precaucione:.y
tomadas y asegurándole de S11 adesion y la del
f·jél'cito. S. ",1. parcció ll'alHl"ilizal'.~l' y se retiró á




342 REYOLUCION FRANCESA.
descansar. Se habia reusado á Lafayette la gual·dia
de palacio confiándole solamente los puestos es-
teriores , quedando ocupados los demas por el re-
gimiento de Flandes, cuya lealtad era dudosa,
por los suizos y por los guardias de corps. Estos,
á quienes se habia mandado retirarse desde el
principio, hahían sido llamados de nuevo, pero
no hahiendo podido reunil'se, se hallaban en cor-
to número. En medio de la confnsion que reinaha,
se hahia descuidado la defensa de algunos puntos
accesibles, habiendo quedado abierta una reja;
mandó Lafayette ocupar los puestos esteriores que
le hahian sido confiados, de los que ninguno rué
forzado ni atacado siquiera. A pesar del tumulto,
seguia la asamhlea en su sesion discutiendo sobre
las leyes penales en la mas imponente actitud.
De tiempo en tiempo interrumpió el puehlo la
discusion pidiendo pan, hasta que, cansado Mira-
heau esc1amó con voz fuerte, « que nadie tenia
« derecho de imponer leyes á la asamhlea y que se
«mandaría evacuar las tribunas. » El puehlo pro-
rumpió en aplausos al oir estas palahras , pero
con todo ya no convenia á la asamblea resistir
mas. Habiendo Lafayette avisado á Mounier que
todo le parecía que estaba sosegado y que podia
despedir á los diputados, se separó la asamblea
á cosa de las dos de la noche, emplazándose para
('1 dia siguiente 6 á las· 8 de la mañana. Se habia




ASAUDLEA CO-"STITUHNTE (t 789). :~43
esparcido el puehlo por la ciudad y parecía muy
sosegado, asi como dehía estarlo I~afilyette por la
adesion del ejército que en efecto no se desmintió.
Habia procurado fortificar el cuartel de los guar-
dias de corps, y establecido numerosas patrullas
estando toda vi a en pie á las 5 de la mañana. Mas
creyendo entonces que todo estaha apaciguado,
tomó una limDnada y se echó sobre una cama para
descansar de .la .t¡ltÍga que duraha ya mas de 24
lloras. *


En aquel instante empezaba el puehlo á des-
pertar y recorría ya los alrededores del palacio:
travóse una disputa con un guardia de corps que
disparó un tiro desde la ventana. Acuden al i~s­
tante los piIJos y pasando por la reja que hahía
quedado abierta, suben por una escalera que en-
cuentran desocupada, hasta que por fin los de-
tienen dos guardias de corps que se defendieron
heróicamente , cediendo el terreno palmo á pal-
mo y retirándose de puerta en puerta. Uno de es-
tos generosos defensores que se llamaha Misman-
dre, soltó el grito de « Salvad á la reina! » y tan
fuerte fué la voz que la reina despavorida huyó
al cuarto del rey. Mientras que iba huyendo se pre-
cipitan los infames hasta su mismo lecho que es-
taha vacio , é intentan penetrar mas adentro; pero


" Vease la Ilota !i al Clll del tomu.




3H HErOIXCION I·'HANCESA.
filCron felizmenle tletenidos po\' una gTun porcioll
de guardias de eorps (Iue se atrincheraron en
aquel punto. Entre tanto los guardias franceses
sitnados cerca de palacio y que obedecí111 :í La-
fayelte, sienten el tumu1Lo, corren y di~persaIl it
los fDragidos. Se presentan á la puerta (k tras de
la cual estahan atl'incherados los guardias de co'rps,
diciéndoles ;1 gritos: « Ahrid ,no se han olvidado
(( los guardias franceses de que en li'ontelloy sa1-
« yústeis á su regilJlicuto.» Ahl'ióse la pueda y se
echaron en bra¡r,os UIlOS de otros.


Reinaha por fiwra el mayor tumulto y LaElyette,
que Ú pellas hahia descansado algunos minutos,
sin haber dormido nada, oyó el ruido, monta en
pI primer cahallo que encuentra, y precipit(mdose
en medio de la tmht halló á varios guardias de
corps que iban á ser degollados. Mientras que los
I i herta de.las manos de aquellos facciosos, mandí)
á sus t I'opas <[ue cOl'l'iesen á palacio, y quedó casi
solo en medio de la multitud. Uno de ellos le
apunta con un fusil, pero Laf:tyette sin alterarse
manda al pueblo que le lleven á su presencia.
Obedécenlc al momento, y apoderándose del reo,
le estrellan los sesos contra las piedras á la vista
misma del general. En seguida y despues de ha-
her salvado á los g'uardias de corps, Lafayette corre
con ellos á palaóo donde encuentra ú sus ~\'alla­
cleros qne hahlan lIpt!'ado ya. Todos le ,'()(lpall ~' le




AS.\.unLE.\ COXSTlTUYE'iTE (17S!)). 3 ~.;)
prometell morir por el rey. En este instante los
guanlias de Cflrps libcrtados dc la muerte grita-
JJal1 viva Lafayetle! La corte entera salpda por él y
por su tropa, confesaba que le dehia la vida. Uni-
versales eran las mallif(~slaciolles de gratitud y ulla
de las tias .ld l'CY , madama Adclaida, le abrc los
brazos diciéndole. « General, usted nos ha salvado
«( la vida. «


En a(Iuel momento el pueblo pedía {¡ gritos CfIW
1~llis xn ,inicse il l)aris. Sc reunió el consejo, ú
(PW no (plÍso asistir J~af¡l)CUe á pesal' de qllc se
le convidaba con inst,llIcia, por 110 coartar la li-
hcrta~l de votos. Quedó dccidido por fin que sc
confol'lnaria la corte con los dcseos del pueblo, y
para quc sc espal'cie:;c mas pl'OnLo esta noticia se
puso ell esquditas (PW fucron tiradas por la Yen-
tana. Entonces se presenLó I.uis X Vi al halcon en
compai'lia elel general y flll~ acogido con ·vivas es-
trepitosos, pero no asi la reina, contra quien se le-
yantaron gritos amenazadores. Se dirige á ella La-
filyette y la dice: ¿ qné es lo fIue piensa hacer
V. 1\1. ? <l Acompaí"lar al rey» cO_ltestó la reina con
yalor; pues en ese caso sÍgame V. M.', replicó el ge-
neral, y la conduce atllrdilla al halcon. Se oían
amenazas proferidas por homhres del puehlo y
podia temerse un e;olpe funesto, las palabras no
podian oirsc desde ahajo, y era pl'eciso hacer al-
go (pie llamase la atencion. Inclinándose enton-




UEVOl.UC!O:,( FIL\:'fCES.\.


,(:es y co¡.;-iéudo la mano de la reina, el gClH~l'alla
hesó respetuosamente, y al ver esto aquel pueL1ll
de fl'anceses, se enagena y confirma la reconcilia-
.cion con los gritos de viva la Reina ,viva Lafayette.
Pero quedaba todavía que hacer la paz con los
guardias de corps, « ¿No hareis nada en favor de
{( mis guardias? J) dijo el rey á Lafayettc. Este coge
inmediatamente á uno de ellos, le conduce al ba1-
con, y le dá un abrazo ciiiéndole con su propia
filja, vuelve á aplaudil' el pueLlo , ratincando
aquella nueva rcconciliacion con nuevos aplausos.


Había pensado la asamhlea «ue no la permitía
su dignidad trasladarse cerca del monarca, por
mas que este se lo hubiese pedido, y se habia
(~ontenlado con enviarle una diputacion de 36
individuos; pero luego que supo que el rey iba á
Paris, decretó que em inseparable de su perso-
na y nombró cien diputados para acompallade.
Apenas recihió el rey el decreto, se puso en mar-
cha. Ya habian salido de Versalles las hordas mas
numerosas, siguiéndolas por órden de Lafilyette
un destacamento del ejército para impedir que vol-
viesen atras, y habia mandado que se desarmase
á los handidos que llevahan clavadas en sus lan-
zas las cabezas de dos guardias de corps. Se les
.arrancó aquel horrendo trofeo, y no es cierto que
haya precedido al coche del rey.


Volvió por fin Luis XVI en medio de un COIl-




.'SMI8I.E.\ CONSTITUYENTE (1789). :H7
curso considerable y ftl('~ recilJido en la casa de la
ciudad por Bailly, (( vuelvo con confianza, dijo el
( rey, en medio de mi pueblo de Pat·is » )' como
al repetir Baill y estas palahras á los que no podian
oirlas, se había olvidado de la voz confianza, «afladid
con confianza,» le dijo la reina ,-Mas felices sois,
replicó Bailly que si yo mismo la huhiera pronun-
ciado. .


Entró la real familia en el palacio de 'fullerias
que no habia sido habitado des pues de un siglo,
ni se habia tenido tiempo· para hacer los prepa-
rativos necesarios. Se encargó la guardia de él á
las milicias de Paris, de suerte que tuvo tambien
Lafayette que responder á la nacion de la real per-
sona que se disputaban todos los partidos. Que-
rian los nobles conducir al monarca á una plaza
fuerte para mandar despóticamente en su nom-
bre , y el partido popular, que todavía no pensa-
ha en pasarse sin rey, queria conservarle para
completarla constituciony quitar un gefe ála guer-
ra civil; asi es que la malevolencia de los privile-
giados llamaba á Lafayette el carcelero, aunque
ciertamente su vigilancia no probaba otra cosa si-
no el deseo sincero de la conservacion de un rey.


Desde entonces se designó la marcha de los
partidos de un modo menos dudoso, pues sepa-
rada de Luis XVI y no pudiendo ejecutar á su
lado ninguna empresa, la. aristocracia se esparció
~ 23




31-8 REVOLUCION FRANCESA.
por las provincias y hasta por paises estrangeros.
Entonces fué cuando empezaron á multiplicarse
las emigraciones. Con el conde de Artois que ha-
bia hallado asilo cerca de su suegro, huyeron á
Turin un sin número de nobles. Alli toda su po-
lítica se redujo á escitar los departamentos del me-
dio dia y suponer que el rey no era libre. La rei-
na que á mas de ser austriaca, era enemiga de la
nueva corte formada en Turin, tornó sus esperan-
zas hacia el Austria.


En medio de aquellas intt'igas el rey lo sabia
todo y no impedia nada, aguardando su salva-
cion por cualquiera parte que le viniese. De cuan-
do en cuando consentia en hacer las declaracio-
nes exigidas pOl~ la asamblea, y si se puede de-
cir que no era verdaderamente libre, tambien se
debe añadir que lo mismo le hubiera sucedido
en Turin ó en Coblentz y le sucedia en tiempo
de lUaurepas, por(!ue el destino de los débiles
en todos tiempos y en todas partes es vivir en
la dependencia. Triunfaba por fin el partido po-
pular, pero Se hallaha dividido entre el duque
de Orleans, Lafayette, lUiraLeau, Barnave y los
hermanos Lameth. La voz pública señalaha al du-
que de Orleans y á Mirabeau como autores de la
última insurrecciono Testigos no indignos de con-
fianza, certificaban haber visto al duque y á {¡Ii-
raheau sobre el lamentahle campo de hatalla del




ASAMBLEA CONSTITLYE~TE (1789). 3 '~9
6 de octubre; pero fueron desmentidos tlespues
estos hechos, aunque en el momento pasahan por
inconcusos. Decian los calumniadores que los
conjumdos habían querido obligar al rey á huir,
y algunos mas atrevidos añadian que el proyec-
to llegaba hasta matarle. Decian que el duque de
OrIeans hahia querido hacerse proclamar tenien-
te general del reino y ministro á l\Jirabeau , y
como ninguno de aquellos supuestos proyectos
hahia surtido efecto, hahiéndolos desbaratado
Lafayette con sola su presencia, pasaba este por
un verdadero salvador del rey y pOl' vencedOl' del
duque de Orleans y de Mirabeau. La corte que
todavia no habia tenido tiempo para ser ingrata,
confesaha que dehía su salvacion á Lafayette , cu-
yo poder en aquel momento parecia inmenso y
ofuscaba ya á los patriotas exaltados que le com-
paraban á Cromwell en sus murmuraciones. ~li­
raheau que no tenia nada que ver con el duque
de Orleans, como se verá luego, tenia celos de
Lafayette y le llamaba Cromwell Grandisson • No
dejaba de promover la aristocracia, aquellas des-
confianzas añadiendo á ellas sus propias calum-
nias ; pero Lafayette estalla decidido, á pesar de


.. Alude el ilustre orador ;í una novela del autor ingles
Richardson , cuyo héroe lIam;¡do Gralldissoll es un hombt,c
dotado de mil pcrfccrioncs, pero de \lna illgrnuiJad fl"C r,~ya
l'llsilllplrza, (N, del r.)




350 J\EVOLUCION FRANCESA.
todos estos obstáculos, á defender al rey y á la
constitucion. Con este fin resolvió primero alejar
al duque de Orleans, euya presencia daba lugar á
muchas habladurías y podía proporcionar, sino
los medios, cuand~ menos el pretesto de nuevas
turbulencias. Tuvo una entrevista con el príncipe,
á quien intimidó con su firmeza y le obligó á de-
jar el campo. Fingió el rey con su debilidad acos-
tumbrada, aunque estaha en el secreto, que no
podia impedir aquella medida, y cuando escribió
al duque de Orlcans, le dijo que cra preciso que
él ó lUr. de Laf.:1.yette se retirasen; que en el esta-
do en que se hallaban las opiniones, no podia ha-
ber duda en la elcccion, y que por consiguiente le
daha una comision para Inglaterra. Se ha sabido
despues que para libertarse de]a ambicion del du-
que de Orleans lUr. de Montmorin, ministl'o de
negocios estrangeros, hahia querido enviarle á los
Paises Bajos, que se hallaban insurrecionados á la
sazon contra el Austria, y que le habia hecho es-
perar el título de duque de Brabante .• Se irrita-
ron mucho los amigos del duque )uPgo que supie-
ron aquel rasgo de su dehí]idad. Mas amhiciosos
que él mismo, no querían f[Ue cediese, sino que
se acercaron á Miraheau instúTlflole á que denun-
ciase en la tribuna las violencias de Lafayette con-


* Veánse las memol'ias de DUll1oUl'iez.




ASAMBLEA CONSTITUYENTE. (J789). 351
tra el príncipe. Mirabeau que ya tenia celos del
general, como hemos dicho antes, hizo saber al el u-
que y á Lafayeue que iba á denunciarlos en la
tribuna si se verificaba el viage de Inglaterra. Ti-
tubeó el duque de Orleans, pero una nueva inti-
macion de Lafayette le decidió, y recibiendo 1\Ii-
rabean en la asamblea misma una esquela que le
anun.;:iaba la partida del príncipe, esclamó con
ceño: c( No merece este hombre el interes que se toman
por él. * EsLe dicho, con algunos o [TOS igualmente in-
considerados, le han hecho pasar muchas veces
por uno de los agentes del duque de Orleans,
sin embargo de que jamas lo fué: su falta de re-
cursos y tambien de reflexion en sus palabras, su
familiaridad con el duque de Orleans que en efec-
to era igual á la que tenia con todo el mundo, la
opiuion que manifestó cuando se discutió la cues-
tion de sucesion á la corona y los derechos de la
rama española, y últimamente su oposicion á la
salida del duque, bastaban pam escitar sospechas;
pero no por eso es menos cierto que l\Iirabeau no
pertenecia á ning'un partido. Su fin único era des-
truir la aristocrácia y el poder arbitrario.


No debian ignorar los autores de aquellas su-
posiciones que Mimbeall cstaba entonces reducido
a pedir prestadas las mas mínimas cantidades, lo




352 UEVOLUCIOlX FUrlNCESA.
que no huhiera necesitado si hubiese sido agente
de un príncipe, cuyas riqUf~zas eran inmensas y
de quien se decia que se dejaba arruinar por sus
partidarios. Presentia ya MiralJeau la disolucion
próxima del estado, y en una convcrsacion que
tuvo con un amigo Íntimo suyo y que duró una
noche entera en el parque de Versalles, adoptó
decididamcnte un plan entcramente nuevo, y con-
siderando su propia gloria, la salvacion del estado,
y en fin sus propios intereses (pues era muy ca-
paz l\firaheau de ahrigar todas estas pasiones jun-
tas) , se prometió á sí mismo mantenel'se firme é
impertérrito entre los desorganizadores y el trono,
y consolidar la monarquia pl'oporcionándose en
ella una huena colocacion. Verdad es que la corte
había procurado ganarle; pero se habian dado los
pasos con poca desLreLa y sin la d~licadeza necesa-
ria con un hombre, que ademas de ser bastante
orgulloso, queria conservar su popularidad á fal ta
de la estimacion que 110 hahia conseguido todavía.
Quiso lUalouet ,que em amigo de Necker y has-
tante intimado con lUirabeau,ponerlos en relacÍoll
uno con otro, y aunque varias veces se hahia ne-
g-ado Mirabeau * persuadido de 'Iue no podria es-


MM. Malollct y BcrtramJ dc Malleville han escrito 10
COlIll'al'io pero el hcclw que Juutlciamos está ccrtiflcado pOI'
teol igns 1IH1;'~ fidedignos,




AS.\~JBLEA CmSTlTUYE~TE (1789). ~53
tal' de acuerdo con aquel ministro, sin emhargo
cOÍlsintió en ello. Le introdujo en efecto Malouet;
pero el resultado de la con versacion no fue otro que
el de corroborarse mas y mas la incompatibilidad
de los dos caracteres , Lien que segun digeron to-
dos los que estuvieron presentes á ella,.Mirabeau
desplegó toda la superioridad que tenia sobre el
otro, así en su instruccion privada como en la
tribuna. Corrió la voz de que habia querido ha-
cerse comprar, y {JIU:' no habiéndole Necker in-
sinuado una palabra sobre el asunto, habia dicho
al salir, el ministro se acordará de mi. Asi fué como
interpretaron los partidos aquella entrevista, pero
es falsa la interpretacion. Lo único que propuso
lUalouet á lUÍl'aheau fué que se entendiese con el
ministro, pues se sabia muy bÍen que este queda-
ba satisfecho con solo la libertad de hacerlo. Por
otra parte eslaha entablada en aquel mismo tiem·
po una negociacion directa con la corte, en donde
había hecho las primeras insinuaciones un prínci-
pe estrangero que tenia relaciones con todos los
partidos. Hizo ohservar un amigo que servia de
inledoculor, que jamas sacrificaria lUiraheau nin-
guno de sus principios; pero que si se queria no
salir de los límties de la constitucion se hallaria en
él un firmÍsimo apoyo, y que en cuanto á las con-
diciones las dictaria su situacion : que en el inte-
},('5 mismo (k lo~ (P1f' (l'lf'l'ian valf'l'sc de él 'COI1VC-




354. flE'"OL¡;CJON' l'ItANCllsA.
nia que esta situacion fuese decorosa é indepen-
diente, en una palabra que era preciso pagar sus
deudas; finalmente que se le debia interesar en el
nuevo órden social, y sin conferirle actualmente
el ministerio, hacérselo esperar para en adelante:


No se terminaron del todo las negociaciones
hasta dos ó tres meses despues, es decir, á prin-
cipios de 1790. Poco instruidos de estos pormeno-
res y engañados con la perseverancia de l\'Iirabeau
en combatír al poder, fijan los historiadores para
mucho mas tarde la conclusion de aquel tratada,
que como hemos dicho lo fué á principios {le 1790;
ya lo dirémos en su lugar.


No podian Barnave y los hermanos Lameth com-
petir con l\'Iiraheau, sino á fuerza de mayor puri-
tanismo patriótico. Luego que tuvieron noticia de
las negociaciones que se entablaron, acreditaron la
voz, que ya principiaba á esparcirse, de que se
le iba á conferir el ministerio, procurando de este
modo imposibilitarle de aceptarlo, y no tardó en
presentárseles la ocasíon de poner estorbos á su ri-
val. No tenian los ministros derecho para hablar
en la asamhlea ; pero no queria lUiraheau en caso
de llegar al ministerio perder semejante filcultad,
pues en ella consistia todo su influjo, y ademas de-
seaba verse fi'ente á frente con Necker en la tl'i-


• V ~asc)a Ilota 11 al litl del tOlllfY.




ASA~(BLEA CONSTITUYENTE. (1789\. 355
huna para anonadarle. En consecuencia propuso
que se diese voz consultativa á los ministros. Alar-
mado el partido popular con aquella propuesta,
se opuso sin ningun motivo plausible y solo por
la consideracion vulgar de las seducciones minis-
teriales. No eran fundados en verdad aquellos te-
mores, porque no son las tribunas legislativas ni
tampoco las comunicaciones públicas con las cá-
maras, los medios mas fáciles de corrupcion para
los ministros. Fué desechada la proposicion de ~Ii­
rabeau y llevando todavía mas allá el rigOl'ismo,
propuso Lanjuinais 7 que se prohibiese á los di-
putados actuales admitir el ministerio. ViolentÍ-
sima fué la discusion, porque aunque se sabia muy
bien el motivo de tales proposiciones, nadie que-
ria descubrirlo, pero Mirabeau que no sabia disi-
mular nada, esclamó diciendo que no habia ra-
zon para que por un solo hombre se tomase una
medida funesta al estado; almdió que adheria al
decreto con la condicion de que quedase prohibi-
do ser ministro no á todos los diputados actuales,
sino únicamente á l\k de Mirabeau, diputado por
el partido de Aix. Mas á pesar de su fI'anqueza ~ Ó
mas bien audacia, quedó aprobado el decreto por
unanimidad.


Estos hechos esplican las divisiones (iue se sus-
citaron entre los emigrados, la reina, el rey y los
corifcos populal'es , fple eran Laf:'\yelte, .Miraheau,




356 REYOLI:CION FRANCESA.
Barnave y Lameth. Ya no Cl'a posible que ocur-
riesen en mucho tiempo acontecimÍentos tan de-
cisivos como los del 14 de julio, ó 5 de octubre,
pues era necesario para cso que se suscitaran nue-
vos motivos de irritacion así en la corte como en
el pnehlo ,que provocasen un rompimiento es-
trepitoso.


La asamblea se hahia trasladado á Paris ., des-
pues de haber recibido de los municipales las ma-
yores seguridades de tranquilidad y la }1l'Omesa
de una entera libertad en las votaciones. Indigna-
dos de los sucesos de los di as 5 y (} de octubre,
Mounier y Lally Tolendal hahian hecho dimision
de su plaza de diputados, diciendo: que no que-
rian ser ni espectadores ni cómplices de los Cl~í­
menes de los facciosos. Sin emhargo debieron ar-
repentirse de aquella desercion de la causa pú-
hlica, sobre todo cuando vieron á l\laury y á Ca-
zales que tamhien se habian separado de la asam-
blea, volver luego á ella para sostener con valor y
á todo trance la causa que habian ahrazado. Quiso
l\lounier reunir los estados provinciales del delfi-
nado á donde se habia retirado, pero bastó un
decreto de la asamblea p3ra que se disolviesen
sin resistencia; de sucrte que ya hahian perdido


Celebró su pl'imcl'il scsiOlJ Cil d palacio dc] arzobispo el
19 de octubre.




ASA~IBLEA CONSTITUYENTE (1789). 357
todo su crédito á los ojos del pueblo aquel mismo
lUounier y aquel mismo Lally que hahian sido sus
héroes en la época de la reunion de los estamen-
tos y la del juramento del juego de pelota. Los
primeros que tuvieron que ceder al poder popu-
lar fueron los parlamentos, despues les sucedió lo
mismo á Mounier , Lally y Neeker, y á otros in-
finitos les iba á suceder lo propio.


Con motivo de la escasez, que era la causa algo
exagerada aunque verdadera de las agitaciones, se
cometió un nuevo crÍmen que filé el siguiente. Un
panadero llamado Franc;ois fué degollado el 20 de
octubre por algunos foragidos, á quienes ]og;l'Ó
p.'ender Lafayette, entregando los asesinos al tri-
bunal del Chatelct,que ejercia una jurisdiccion ex-
traordinaria sobre todos los delitos relativos á la
revolucion, yante el cual se seguia la causa de Be-
senval y de todos los acusados de haber tomado
parte en la conspiracion aristocrática llescubierta
el 14 de julio. Procedia el tribunal conforme á las
nuevas formas de procedimientos,y entretanto que
se establecia el jurado, que no lo estaba todavía,
hahía decretado la asamblea la publicidad de los
procesos, la defensa contradictoria y todas las me-
didas prescl'vadoras de la inocencia.


l"ucron sentenciados los asesinos de Fran<;ois y
se restahleció la tranquilidad. Con motivo de es-
le atentado propusieron Laf<lyeltc y BaiIly la ley




358 REVOLUCION FRANCESA.
marcial, que fué impug'nada enérgicamente por
Robespierre, quien desde luego se mostraba acér-
rimo partidario del pueLlo y de los pobres; mas
sin embargo pasó la ley por mayoría de votos el
21 de octubre, en virtud dv la cual respondian
las municipalidades de la tranquilidad pública, y
en easo de turbulencias podian exigir el auxilio
de las tropas ó de las milicias, pudiendo despues
de tres intimaciones emplear la fuerza contra las
reuniones sediciosas. Fueron establecidas en la
municipalidad de Paris y en la asamhlea nacional
comisiones llamadas de pesquisas, con el encarg'o
de vigilar sobre los numerosos enemigos, cuyas
intrigas se cruzaban en todos sentidos, y en ver-
dad que no estaban de sobra todos estos medios
para desconcertar los proyectos de tantos adver-
sarios conjurados contra la nueva revoluciono


Entretanto seguian con actividad los trabajos
constitucionales. Quedaba abolida la feudalidad;
pero habia que tomar la última medida para des-
truir las grandes corporaciones que habian sido
unos verdaderos enemigos constituidos dentro del
estado contra el estado mismo. Poseia el clero pro-
piedades inmensas que habia recibido de los prín-
cipes á título de donaciones feudales, ó de los fie-
les á título de legados. Aunque las propiedades
de los individuos dehiesen ser respetadas por ser
el fruto y el fin de sus trabajos, no sw:edia lo mis-




ASAlIllUU f:ONSTlT[yE~TE \ 1789). 359
mo con las (itle se habian concedido á varias cor-
poraciones para un ohjeto determinado, cual era
el servicio de la rcligion, ó cuando menos con es-
te pretesto ; y siendo la religion un servicio pú-
blico, tenia la ley facultades para arreglar de un
modo diferente los medios de cumplirle. En esta
discusion desplegó el ah ate lUaury su impertur-
bable locuacidad, alarmando á los propietarios,
amenazúndolos de (Iue ihan á ser despojados de
sus hienes, y pretendiendo que se sacrificahan las
provincias á los agiotistas de la capital. El sofis-
ma de que se valió merece ser referido por su sin-
gularidad; decia él: ( se dispone de los hienes del
« clero para pagar la deuda; los acreedores de esta
({ deuda son los grandes capitalistas de París;
« los hienes que se les sacrifican, se llallan en las
«( provincias. » De donde concluia el intrépido ar-
gumentador que se inmolaha la provincia á la ca-
pital, cuando al contrario ganahan las provincias,
con una nueva division de aquel, las inmensas po-
sesion.es reservadas hasta entonces para el lujo de
algunos eclesiásticos ociosos. Inútiles fueron los es-
fuerzos del abate lUaury. El obispo de Autun, autor
de la propuesta*, y el dip utado Thouret 8 destru-


• Este ohispo de Autun no es otl'O (lue el célehre Tallci-
1'and , d(quien darémos algunos detalles en mas oportuno lu-
gal" , aUllque el autor dice y dirá todo lo necesario para dar
á conocer el pelo sonage político. (N. del TJ




360 llE,'OJ~UCION l'llANCESA.
yero n aquellos vanos sofismas. Iba á votarse la de-
claracion de que los bienes del clero pertenecian
al estado; pero insistian todavía los oponentes so-
bre la cuestion de propiedad, y se les contestaha
que aunque fuese propietario el clero, era licito
usar de sus bienes, supuesto que se hahia hccho
asi varias veccs en casos urgentes, lo cual no ne-
gaban aquellos, y aprovechándose lUirabeau de su
confesion propuso, variar la palahra pertenecen y
sustituirla esta otra; están á disposicion del estado,


. con lo que se cerró la discusion por una gran ma-
yoría (ley de 2 de noviembre) . Así abatió la asam-
hlea elterrihle poder del clero, el lujo de los mag-
nates de aquella corporacion, y se pl'Oporcionó los
inmensos recursos que hicieron suhsistir la revo-
lucion por tanto tiempo. No por eso se miró con li-
gereza la subsistencia de los curas párrocos, pues
se decretó que su renta no podria bajar de 1200
francos, señalándoles ademas una casa de habita-
cion con su huerta. Declaró ademas que no reco-
nocerian en adelante como ohligatorios los votos
religiosos y dejó en lihertad á todos los enclaus-
trados, sin prohihirles por eso que continuáran
ohservando la vida· monástica los que quisiesen.
Como quedaban suprimidos sus hienes, les seña-
l aron pensiones, y cuando el jansenista Camús 9,
queriendo retroceder á la simplicidad evangélica,
propuso. reducir todas las pensiones á una suma




ASA1IDLEA co,,"snTL"YENTE (1789). 361
m uy baja, la asamblea,siguiendo el parecer de 1\Ii-
rabeau, las redujo proporcionalmente á su valor
actual, segun el antiguo estado de los pensi09is-
taso No se podia tener mayor miramiento á los
usos y costumbres, que es en lo que verdadera-
mente consiste el Icspeto á la propiedad. Asi es
que cuando reclamal'on sus bienes los protestan-
tes espatriados en virtud de la revocacion del edicto
de Nantes, solo les devolvió la asamblea los que
no habían sido vendidos.


Prudente y llena de consideracion con respec-
to á las personas, no tenia el mismo miramiento
con las cosas ni se paraba en harras cuando se
tl'ataha de las materias constitucionales. Se habian
fijado ya la prerrogativas de los grandes poderes
del estado, y se trataha de la division del territo-
rio del reino que síempre lo habia estado por pro-
vincias , sucesivamente incorporadas á la antigua
Francia y que diferian entre si por sus leyes, pri-
vilegios y costumbres, lo cual formaba el conjun-
to mas heterogéneo. Concebió Sieyes la idea de
confundirlas en una nueva di vision que borrase
las demarcaciones antiguas y diese á todas las par-
tes del reino unas mismas leyes y un mismo espí-
ritu; lo cual se consiguió con la divísion por de-
partamentos, estos en distritos y los distritos en
municipalidades, introduciendo el principio de la
represcntacion en todas esas categorias. Fueron




tlEVOT.UCION .'RA:-'{;ESA.


confiadas á un consejo deliherativo y :.'1 otro eje-
cutivo la administraeion departamental, la del
distrito y la de las municipalidades. Estas auto-
ridades dependian unas de otras y tenian en la
estension del territorio las mismas alt'ilJUciones.
El departamento repartia los impuestos entre los
distritos, estos entre las municipalidades y estas
entre los individuos.


Dedaró en seguida la asamhlea que la cualidad
de ciudadano consistía en el goce de los derechos
políticos, exigiendo para ello la edad de 25 altOs y
una contribucion de un marco de plata en dine-
1'0. * Se consideraba romo ciudadano activo á todo
individuo que reunia aquellas condiciones, y como
ciudadano pasivo al que carecia de ellas.


Fueron tachadas de ridiculas estas denomina-
ciones, sin embargo que eran bastante sencillas,
siguiendo la costumbre de valerse de los nombres
para despreciar las cosas, pero no dejaban de ser
muy apropiadas y de espresar bien su objeto. El
ciudadano activo coneurria á las elecciones para
la formacion de las administraciones y de la
asamblea, habiendo dos grados de eleccion para
los diputados.


Ninguna condicion se exigia al electo, pues que,


* El marco de plata corresponde á ocho onzas ó sean LÍo
francos.




ASAMBLEA CONSTI1'{;VENTE (1789). 363
como ya se habia dicho en la asamblea, la existen:!
da en la sociedad califica al elector, pero el electo
no necesita mas que la confianza de sus electores;


Aunque interrumpidos por mil discusiones de
circunstancias, iban sin embargo adelantando los
trabajos con grande ardor, apesar de que los cn-
torpecia cllado derecho por su obstinacion, siem-
pre que se le proporcionaba la ocasion de disputar
la mas mínima parte de influjo á la nacion. Los
diputados populares al contrario, aunque dividi-
dos en varios partidos, se confundian ó separaban
sin reñíl', siguiendo cada uno su opinion perso-
nal, sienclo fácil de ver que en ellos la conviccion
dominaba sohre todas las alianzas. Se les vió
á Thouret, á MiraLeau, á Duport , á Sieyes, á Ca-
min y á Chapellier reunirse ó separarse succesi-
vamente ,segun su opinion particular, en cada
una de las discusiones. En cuanto á los indivi-
duos de la nohleza y del clero, solo figuraban en
las disputas de partido, como por ejemplo para
apoyar á los parlamentos cuando deliheraban con-
tm la asamblea, ó á los diputados ó escritores que
la vituperahan. Sostenian á los comandantes mi-
litares contra el pueLlo , y á los traficantes en es-
clavos contm los negros. Opinaban contra la ad-
mision de los judios y de los protestantes al goce
de los derechos comunes, y en fin cuando se le-
vantó Génova, contra la Fl'allcia, á causa de la


J. z{¡




3t>4 REVOT.UCION FRANCESA.
emancipacion (le la Córcega y de la reunion de es-
ta isla al reino, tomaron partido en favor de Gé-
nova contra la Francia. En una palabra, desen-
tendiéndose con indiferencia de todas las discu-
siones útiles, distraidos ó hablando entre sí, no
tomaban parte en las votaciones sino cuando se
trataba de poner reslricciones á la libertad ó á al-
gunos derechos:


Como ya hemos dicho antes no era posible ,H ....
mar una gran conspiracion al lado del rey, su-
puesto que habia huido la aristocracia y se halla-
ba rodeada la corte por la asamblea, el pueblo y
la milicia nacional. Pod"ian únicamente los des-
contentos intentar movimientos parciales, fomen-
tando las malas disposiciones de los oficiales adic-
tos al antiguo órden de cosas, al paso ({ue los sol-
dados se inclinaban naturalmente al nuevo <J IW
les ofrecía toda clase de ventajas. Hubo fluimcl>as
violentas entre el ejército y el populacho; muchas
veces los soldados cntl'egal'on sus gefps á la mul-
titucl que los arrastraba pOl' las calles, mas con
todo huho ocasiones en que desaparecía felizmen-
te la desconfianza red proca y se restahlecia el ór-
den, sobl'e todo cuando sabian las autoridades de
]os pueblos conducirse con un poco de maria y no


,.. Sobl'e Li mallc!';) dc cOIll(llcirsc (os diputado, de la dcrc-
rita, \'éase un t'straclo de (as .\IclllOri;¡, dc f'cl'ricl'c,;, 1I0la 12
al fin del tOIl1O.




ASA~IBJ.EA CO:'iSTITUYEXTE (17~9). :\6;)
reusaban el jumn1f'nto de fidelidad ú la lllH'Ya
conslitucion. Inundú el del'o de protestas ú toda
la lketaií.a contra la cnaf!"enacion de sus J ,iencs ~
procurando igualmente escitar un resto de [¡ma-
tismo religio3o en las provincias donde reinaha
todavia la antigua supersticion. Los parlamentos
se prestaron tamhien á estas maniobras, haciendo
el último ensayo de su autoridad. Hahia la asam-
blea prorrogado sus vacaciones portlue propo-
niéndose disolverlos, no queria tener que discu-
til' coneHos , mas entretanto atlministraban la jus-
ticia las cámaras de vacaciones ~, que en Ruhan,
Nantes y Renries tomaron resoluciones en que de-
ploraban la ruina de la antigua monarquia, la vio-
lacion de sus leyes, y sin nombrar á la asamblea
la designaban claramente como origen de todos
los males. Fueron llamadas á la barra de la asam-
blea y repl'endidas, pero con moderacion. La de
Rennes como mas culpable, fué declarada incapaz
de desempeiiar sus funciones, como tambien la
de lUetz, por hahel' insinuado que el rey no
estaba lihre. A esto se reducia , como ya hemos
dicho, la política de los descontentos. No pudien-
do valerse del rey procurahan repl'esentarle como


* En Francia durante las vacaciones de los tribullales su-
periores, qlleda siemlwe ulla sala que se llama cúmam de 1'a-
raclolIN para qlle 110 sufra retardo el (kspacllO (le los negocio.,.


(.Y. d!" T.
o




REYOLUClON FRANCRS,\.


sumergido en un estado de opresion, y querian
anular con este motivo todas las leyes á qne da-
ba su consentimieuto ft lo menos en apariencia.
El mismo Luis XVI parecia complacerse en aque-
lla política, pues no habia querido llamar á sus
guardias de corps reformados en los di as 5 y 6 de
octubre, y permitia que le guardase la milicia na-
cional en medio de la cual sabia que no corria pe-
ligTo. Su plan era aparentar que vivia en un esta-
do de cautiverio; pero la municipalidad de Paris
deslmrató aquella pequeña intrig'a suplicándole que
volviese á llamar á sus guardias, á lo que se negó
hajo pretestos vanos y por intermedio de la reina. *


Empezaba el año 1790 con una agitacion que
reinaba por todas partes y que hacia contraste
con la tranquilidad que habia habido en los tres
últimos meses del alto anterior. Suele el reposo
suceder á las grandes agitaciones en medio de
pequeñas crisis que preceden á las grandes y se
echaba la culpa de aquellas turhulencias al clero,
á la nohleza, á la corte y á la misma Inglaterra que
tuvo que justificarse de ello por boca de su em-
bajador. Hasta las mismas compañías asalariadas
de la guardia nacional tomaron parte en la inquie-
tud general, y algunos lle sus soldados reunidos en
los campos Elíseos pidieron un aumento de paga.


* Véase la nota J 3 al fin del tomo.




ASAMDJ.EA CONSTITUYENTE (1790), 367
Pero acudió Lafayette ,que siempre se hallaba en
todas partes, los dispersó, los castigó y resta-
bleció el órden en su tropa esencialmente fiel ,á pe-
sar de aquellas ligeras interrupciones de disciplina.


Se hablaha particularmente de una conspiracion
contra la asamhlea y la municipalidad, cuyo Su-
puesto corifeo era el marques de Favrás iO, á quien
se prendió eon mucho estrépito y se le entregó á
la audiencia territorial. Al instante corrió la voz de
que se habia intentado asesinar á nailly y á La-
fayette; que se habian reunido en Versalles hasta
en número de 1200 hombres de caballería pata lle-
varse al rey; que un ejército compuesto de suizos
y piamonteses estaba pronto á recibirle y marchar
despues sobre Pat'is. Se añadia que Favrás era el
agente secreto de personages muy elevados, re-
cayendo las sospechas sobre el hermano mayor del
rey. En efecto Favrás habia servido en su guardia
y negociado un empréstito por su cuenta. Atemo-
rizado el príncipe por la agitacion de los ánimos,
se presentó en la casa de la ciudad protestando
contra semejantes insinuaciones, esplicó sus rela-
ciones con Favrás, hizo recuerdo de sus propias
simpatías populares , manifestadas en la asam-
blea de los notables y pidió que se le juzgase,
no por hablillas vulg-ares, sino conforme á su pa-
lriotismo notorio y nunca desmentido. * Fué escu-


• Y(~asc la lIola J 'J ;¡( fin del tomo




368 UErOLliCION ¡"UANC¡';SA.


charlo con aplausos universales y cuando se retiró
le fué acompaflando la multitud hasta su palacio.


Se siguió la causa de Favr[ls, quien en el dis-
curso de sus largos viages por toda Europa se ha-
hia casado con una princesa estrangera y se afana-
ha en inventar proyectos para restablecer su fortu-
na. Parece que en las jornadas de 1!~ (le julio, en
las de 5 y 6 de octubre y en los primeros meses de
1790hahia formado varios planes, entre los que
le acusaban los testigos particularmente del úlLi-
mo que consistia en [tciIilar la salida del rey, ase-
sinarido antes á Bailly y á la Fayette. Pero ningu-
na prueba se presentaha de que se huhiesen reu-
nido 1200 caballos, ni (Iue se hubiesen puesto en
movimiento el ejél'cito suizo y pi amontes. I~atales
eran las circunstancias para Favrús, porque acaha-
ha la audienci<~ tic poner en libertad ú Besenval y
á otros complicados en la conspiracion (le 1!~ de
julio, lo cual hahía causado mucho descontento en
la opinion. Sin embat'go LafayeLLe tranquilizó Ít
los jueces exortándoles á que hicieran justicia rerla,
prometiéndoles que se ej.ecutal'ia su sentcncia , fue-
se la que fuese.


Con estas causas volvieron ú renacer las sospe-
"has contra la corte, á quien se tachaha dc incor-
regible pues (Iue :se atrevía todavía á conspirar en
la misma capital, y asi aconsejaron al rey (Ine diese
un paso solcmnl' para satisfacCl' la opinion púhlica.




ASHIIlLEA CO~SnTUYENTE (í 19Ó). 369
El .\. de lehl'cl'o 1790 quedó admi rada la asall1~


Mea al velO que se haeían algunos preparativos en
el salo n de sesiones. Se habian cubierto las gra-
das de la mesa con un tapiz bordado de flores de
lis: se habian bajado los asientos de 105 secretarios;
el pl'esidente estaha cn pie al lado de su asiento
ordinario, cuando de repente gritaron los portc-
I'OS «El rey :1 y Luis XVI cntró inmediatamente.
A su vista se levantó la asamhlea y le recibió con
vivos aplausos. Ocupan las tribunas un sin númcro
'{le espectadorcs presurosos que invaden todos los
sitios (lel salon , aguardando con la mayor impa-
ciencia las palabras reales. Luis XVI habló en pie
:1 la asamhlea flue estaha sentada, princi pió recor-
dando los alborotos ({ue se habian manifestado en
yal'ios puntos de l,'rancia, y los esfuerzos que él
hahia hecho para calmados y asegural' las suhsis-
tencias del pueblo. Recapiluló los trahajos de los
rcpresentantes , declarando que él hahia intellta-
(lo las mismas reformas con el establecimiento de .
ias asambleas provinciales), y últimamente probó
(pIe él mismo habia manifestado antes: los deseos
q He acahaban tIc realizarse; afladiendo que le pa-
rccía OportUllO unirse mas estrechamente á los
representantes de la nacion, en el momento en
(Iue se le presentaron los decretos destinados á
tlar al reino, una completa y nueva o"ganizacion.
Dijo 'lile 1~lcilital'ia COIl todo su poder el huen




370 JlEVOLUI:JON FII.ANeES,\.
éxilo de tan vasta empresa y que todo proyecto
(;onll'ario seria culpable á sus ojos y perseguido
por todos los medios.


Al oir estas palabras todos los concurrentes
prorrumpieron en nuevos aplausos. Prosiguió el
rey recordando sus propios sacrificios, escitando
á cuantos hahian sufrido perjuicios á que imitasen
su propia resignacion , aceptando como indemni-
zacion de sus pét'didas los bienes que la nueva
constitucion prometía á la Francia. Pero cuando
despucs de haber ofi'ecido defender la constitu-
cion ,ai'ladió que haria todavia mas,y que de acuer-
do con la reina preparaba de ante mano el espí-
ritu y el COl"azon de su bijo al nuevo órden de co-
sas y le acostumbraria á cifrar su felicidad en la
tIe los franceses, resonaron por todas partes. acla-
maciones de amor. Todos estienden los hr'azos ha-
,:ia el monarca huscandQ con ojos ansiosos á la
madre y al hijo, y todos solicitan verlos con un
entusiasmo universal. Concluyó por fin el rey su
discurso recomendando la concordia y la paz á
aquel buen pueMo de quien basta que se le asegure que
es querido, para consolarle de todas sus penas.* Al oir es-
tas últimas espresiones, todos los asistentes pror-
rumpieron en testimonios de agradecimiento. Con-
testó hrevemente el presidente:, espresando el dc-


• y ('ase la nota 15 al ¡in del tomo.




ASA1IBLEA CONSTITUYENTE (1790). 37t
sórden de los sentimientos que reinaban en todos
los corazones. Salió el rey acompañado hasta las
Tuillet'ías por la multitud, y en seguida decl'etó
la asamblea que se diesen las gracias al rey y á la
reina. Se presentó entonces una nueva idea y fue
que supuesto que !'uis XVI acababa de compro-


. meterse á mantenel' la constitucion, parecia regu-
lar que los diputados hiciesen otro tanto. En con-
secuencia se propuso el juramento cívico y cada
diputado juró, ser fiel á la nacion, á la ley y al rey,
y mantener con todo su poder la constitucion decretada
lJor ht asamblea nacional y aceptada por el rey. Piden
los suplentes y los diputados del comercio que se
les admita á prestar el mismo juramento: les imi-
tan las tribunas públicas y reservadas y por todas
partes no se oyen mas que estas palabras: lo juro.


La misma ceremonia se repitió en la casa de la
ciudad, y de ayuntamiento en ayuntamiento I se
hizo lo mismo en toda la Francia. Se mandaron
celebrar regocijos públicos y pareció general y
sincera la efusion de todos los corazones. Conve-
nia sin duda adoptar una nueva conducta y no
inutilizar aquella reconciliacion, como lo habian
sido todas las anteriores: pero aquella misma no-
che, mientras que P¡u·is resplandecia con las ilu-
minaciones que celebraban tan felíz acontecimien-
to, la corte volvia ya á las andadas y los dipu-
tados populares pudieron advertir f{Ue se les re-




372 Rm'OLt:CfO:'i f'llA~CEH.
cihia en palacio de un modo diferente que {l 105
diputados nohles. En vano Lafayette, cuyos COIl:-
sejos llenos dc juicio y sensatez eran enteramcn-
te desoidos, repi,~ió á los corlesanos que ya no
podia el rey tituheal', sino esll'ccharse sincel'a-
mcntc con el partido popular y esforzarse en
ganar su confianza: que pura ello no hastaba pro.
clamar sus intenciones en la asamblea, sino que
dehían patentizan;e hasta sus menorcs acciones:
que dehia mostrarse ort~ndillo tle la menor palabnl
equívoca que se proferie:;c cn su pl'c,;cncia, y rccha-
zar la mas ligera duda (Iue se manifestase acerca de
su verdatleru voluntad; (1 ue no tlebia manifestar ni
emharazo ni descontento ni tampoco dejar ninguna
esperanza secreta ú los aristócratas, y pOI' último
que debian los ministros mantencl'SC unidos, sin
permitirse llillglllla 1'i, alid,ul con la asaml,lea,
ni ohligarla á recurrir á cada instanle ú la opinion
pública. En vano repetia Lafilyelte estos pnlllentes
consejos con instancias respetuosas. El rey rcciJ lía
sus cartas (lue le pal'(~('iall cscl'ilas por tUl llOl11-
!wc de hien, pcro la reina las apartaba de sí con
disgusto, y hasta los respetos lId general la il'l'i-
talxm. Con mucho mas agra¡lo re('ihia ;l 1\lil'a-
IJeau, que era mas inilnycllLe, pero ciertamente
menos irreprensiLle (Iue Laf<lyetle.


Contiuuaban las C0I111111icacioncs de la COl'te
t:01l )lirabeau (III~ tambicn cUlrctcllia ,relaciollc.s




ASAlIllU¡A coXS'rn'(;YE,,'TE (1190l. 373
con el hCl'll1allo mayor del rcy, cuyas opiniones
]e hacian mas accesihle al partido popular, y le
repetia continuamente lo mismo que no cesaba
de decir á la reina y á lUr. de l\lontmorin, á sahel',
que el único modo de salvarse fa monarquía era
la libertad. Convino POl' fin l\lirabeau con la cor-
te por medio de una tercera persona, y sentó sus
principios en una especie de profesion de fé, de
cuyos límites prometió no apal'tarse, asi como
sostener á la corte, mientt'as que esta permane-
ciese dentro de la misma línea. Se le señalaba en
recompensa un sueldo de hastante considcracion ;
sii1 duda que la recta moral no aprueba semejan-
tes tratos, ni permite qne se cumplan las obli-
gaciones sino por el deber de cumplirlas; ¿ Pero
se dirá por eso, que se vendió ~Iiraheau '? Un
hombre débil se hubiera vendillo sin duda, sa-
criticando sus principios, pero el omnipotente
l\liraheau , lejos de sacrificar los suyos, los hacia
admitir por la autoridad y recibia en cambio
ciertos auxilios, sin ]05 cuales no podia pasarse en
razon de sus. gmndes necesidades y de sus pasi 0-
nes desordenadas. * Al reyes de los que ,'endcn ú


l.01l permiso de 1\11'. Thicrs, n05utros creemos f¡lIe no
sulo la severa moral, mas la simple decencia en un hombre
hien nacido delJie¡',lII haber dictadu á J\Iir;¡]¡e;¡u scntilllientos
lila:; dciicados. Fuel':! de c:oto 1 jauJas pueden sel'\ ir dc dionll--




374 REVOLUCION FRANCESA.
pt'ecio muy subido conocimientos ordinarios y
conciencias acomodaticias, Mirabeau, impertérrito
en sus principios, combatia alternativamente con-
tra su partido y contra la corte con la misma in-
dependencia que si no debiese al primero su po-
pularidad y á la segunda sus medios de existen-
cia. Fue tal su conducta, que no pudiendo los
historiadores creer que fuese aliado de la corte á
quien atacaba, dicen que su convenio no se ve-
rificó hasta el año 1791, siendo asi que lo fué
desde los primeros meses de 1790. Miraheau vi-
sitó á la reina y la agradó mucho el talento y la
gracia con que se esplicó , asi como él tuvo moti-
vos para quedar satisfecho de la amabilidad con
que le recibió aquella princesa. Aquel hombre
estraordinario era tan sensible á los placeres de
la vanidad como á todos los de las demas pasiones.
Era preciso servirse 'de él con toda su fuerza y
y con todas sus debilidades, y emplear uno y otro
en beneficio de la causa comun. Ademas de La-
fayettc y Mirabeau contaba tamhien la corte con
Bouillé 11 á quien ya es tiempo que demos á co-
nocer.


Dotado de valor, probidad y talento tenia Boui-


pa para admitir un cohecho tan caracterizado como el que ,1'
¡'efiere , las necesidades crcadas por los vicios; sohre todo en
Ull hOlllltre de talltos recursos intelectuales como el pCrSOllil¡;e
de quien se trata. (N. cid T,)




ASAl\lllLEA t:ONSTITUYE~TE (t 790). 37':;
lIé todas' las tendencias aristocráticas, aunque
con mucho menos obcecacion y mayor destreza en
los neg'ocios. Retirado á lUelz donde mandaba una
vasta estension de fronteras y una gran parte
del ejército, procuraba mantener la desconfianza
entre sus tropas y las guardias nacionales con el
fin de conservar aquellas adictas á la corte. Puesto
allí por decirlo asi, en espectati va inspiraba rece-
los al partido popular y parecia ser el campeon
de la monarquía, asi como Lafayette lo era de la
cOllstitucion. Mas sin embargo, le desagradaba la
aristocracia; y la debilidad del rey le quitaha el
gusto para continuar en el servicio militar, que
1mbiera abandonado á no mediar las vivas instan-
cias de Luis XVI para que permaneciese en él.
EI'a Bouillé un homhre de honor, y ya que habia
prestado juramento, no pensó mas' que en servir
al rey y á la constitucion. Hubiera debido la cor-
te reunir á Lafayette con Miraheau y Bouillé, y
con ellos huhiera podido mantener su crédito en
las guardias nacionales, en la asamblea y en el
ejército que eran las tres potencias del dia. Ver-
dad es que habia algunos motivos de divergen-
cia entl'e ellos, porque Lafayette con muy buena
voluntad estaba dispuesto á unirse con todos los
({ue querían servir al rey y á la constitucion. Pero
Mirabeau tenia celos de la autoridad de Lafayette,
ofuscándole su celebrada pureza que le parecía




376 RE\'Or.CcIO~ FIlAXCESA.
ser una t:U'ita acusacion contra sus cosluml>l'cs.
Odiaha Bouillé en Lafayette aquella conviccioll
tan exaltada y tal vez miraba en él un enemigo
irrepensihle; por eso preferia á l\liraheau, á quien
creia mas manejahle y menos decidido en su f(~
política. Hubiera dehido la cOl'te unir á estos tres
homhres ,procurando desvanecer los motivos par-
ticulares que los tenian separados, pero no ha-
hia mas vínculo de union entre e 110s que la mo-
narrluia libre, y era pl'eeiso resignarse francamen-
te y ponel' todos los medios neccs,u'ios para csta-
Mecerla. Mas, lejos de eso, la corte caminaba con
tal inconsecuencia que sin repeler á Lafayette, le
Íl'ataha con frialdad; pagaha á lUiraheau que de
cuando en cuando la daba una soharbada; atizaba
el mal humOl' de BouiU<S contra la revolucion,
cifraha todas sus esperal17,as en el Austria y deja-
ha ohrar á los emigrados de Turin. Asi es como
procede siempre la dehilidad, teniendo mas em-
perio en alimentarse de esperanzas que en asegu-
rar el éxito, y con semejante conducta no hace
mas que precipitar su p(~rdida , inspirando sospe-
chas que suelen irritar á los partidos, tanto como
la misma realidad, porque mas vale combatirlos
que amenazarlos.


En vano Lafayette, que queria suplir las faltas
de la corte, escribia á su pariente Uouillé, ins-
tándole á que se uniese con él para senil' jUlltos




ASA.unr.E.\ COXSTlTCrE~TE (1790) 377
al trono, pero por los únicos medios posibles que
eran los de la franqueza y la libertad. ~Ial inspira-
do por la corte, Bouillé contestaba con frialdad y
de un modo evasivo, en términos que sin em-
prender nada contra la constitucion, se mantenia
en una actitud imponente, por el seCl'eto que guar-
daha sobre sus intenciones y por la fuerza de su
ejército.


Quedó pOl' consiguienLe vana é inútil aquella
rccol1ciliacion del 11· de fclJl'ero que llUhiera po-
dido prodncir tantos resultados. Se acabó el pro-
ceso de Favrás y fuese por temor ó por cOl1viccion,
le sentenciaron á la hOl'ca los jueces del chale let.
l\Ianifestó I<'avrás en sus últimos momentos una fir-
meza rlig'na mas hien de un mál'tir que de un in-
trigante. Prolestó de su inocencia y pidió que se le
permitiese hacer una declaracion antes de morir.
Se hahia erigido el cadalso en la plaza de Grére
y llevaron á Favrás á la casa de la ciudad donde
permaneció hasta la noche. Ansiaha el puehlo por
vel' :1ho1'car á un mal'ques, y ag'uardaba con im-
paciencia aquel ejemplar de igualdad hasta en los
suplicios. Declaró Favrás que habia tenido rela-
ciones con un grande del estado, que le hahia eu-
c,u'gado disponer los únimos á favor del rey, y
como cmn necesarios algunos gastos, había reci-
]Jido de a(Inel seiiol' la cantidad de 100 luises de
oro, asegurando que este era su único delito; pero no




378 REVOLUCION }<'RANCESA.
nombró á nadie. Sin embargo no dejó de lll'cg'ull-
tal' si podria salvar la vida descubriendo los nom-
bres. Pero no habiéndole satisfecho la respuesLa
que se le dió. «En tal caso, dijo: moriré con mi
« secreto.. y marchó al suplicio oon la mayor
constancia. Como era ya de noche se habian puesto
faroles en la plaza y hasta en la horca misma. El
pueblo satisfecho de ver reinar la ¡gualdac} en el
mismo cadalso, manifestó una viva alegría, pro-
firiendo chistes atroces y remedando de varias ma-
neras el suplicio del infeliz. Fué entregado á su
familia el cuerpo de Favrás, y los nuevos aconte-
cimientos hicieron olvidar su muerte, tanto á los
que le habian sacrificado como á los que se ha-
bian valido de él.


Lleno de desesperacion, el clero continuaba es-
citando pequelias agitaciones por todas partes, y
contaba mucho la nobleza con el influjo de aquel
cuerpo sobre el pueblo. Mientras que se habia li-
mitado la asamblea á declarar por un decreto que
los bienes eclesiásticos estaban á la disposicion de
la nacion, esperó aquel que no le ejecutaria, y
con el fin de imposibilitado, propl'onia mil me-
dios de acudir á las urgencias del erario. Propuso
el abate Maury un impuesto sobre el lujo, á lo
que le contestó el abate de Salsade, proponiendo
á su vez que ninqun eclesiástico pudiese tener
mas de tres mil francos de renta, con lo cual no




.4.SU18l.EA CO~STITU\'EHE (17901. 379
volvió á desplegar sus lahios el opulento aLate.
En olra circunstancia en que se discutia sO])l'c la
deuda del estado, habia aconsejado Cazales que se
examinase, no la legitimidad de los títulos de cada
crédito, sino el crédito mismo, su origen y pro-
cedencia, lo cual equivalía á renovar la bancar-
rota por el medío tan odioso como usado de las
cámaras ardientes . • Naturalmente enemigo de los
acreedores del estado á quienes se creía sacrifica-
do, sostuvo el clero la proposicion, á pesar del
rigorismo de sus principios rcspecto á la propie-
dad. Se exasperó violentamente Maury, faltando
al respeto debido á la asamhlea, y echando en cara
á una porcion de sus individuos, que no tenian
sino el valor de la vergüenza. Dióse por ofendida la
asamblea, y quiso cscluirle de su seno; pero Mi-
rabeau que podia considerarse como personal-
mente atacado, representó á sus cólegas que cada
diputado pertenecia á sus comitentes y que no te-
nia derecho la asamblea pal'a escluir á ninguno.
Era muy propia esta moderacion de la verdadera
superioridad y asi produjo un buen efecto, que-
dando mas castigado Maury con aquella censura
que no con ]a esdusion. De nada valieron al det·o


* L1amábasc asi un tribunal I special para jU1.gar ;í lo,
concllsionarios , ,í los ¡'('os de estado, á los hel'<'gc5, ;í los CII-
vI'lIenadores ("1 (', (y, (/r'1 T.,'


J.




380 REYOLljCJO~ }'RANCEU.
todos los medios que ilwentó para poner en su }'1'O-
pio lugar á los acreedores dd eSlado, y la asamh!ea
decretó la enagenacion de ,too millones de francos
de bienes eclesiásticos y del estado. Perdiendo en-
tonces toda e:;pel'anza, el del'o dió en esparcir es,..
critos por el pueblo é hizo correr la voz tIc ({ue el
pl'oyccto de los revolucionarios era tlestmil" la re-
lig'ion católica, contando con que en las p1'o\'in-
cias del medio dia proilucirían mucho efecto es-
tas voces para logral' sus de:;ignios. Ya hemos "isto
anlcl'iormente que se haLian dirigido los prime-
ros emigrados háeia Turin, desde donde entrete-
nian "sus principalc" relaciones con la Provcnza .v
el Languedoc. Aquel Calonllc tan célehre en la
asamblea de los Ilntahh~s, (,1'a milli,~tl'o (lr~ la corte
fll~¡ljYa (pie conslaha de (los p'lI'¡ido". La alta 110-
l,leza queria cOllscrv·ar su imperio, y temía la in-
tenclleion de la nohlc¡;a de provincia y del e;;tatlo
llano. Por €~ste IlHltivo (¡ueria Ílliicarn~ntc \'alel'se
~l~ los ('~tran~cl'o, p,u'a l'l~stahlec('r d trono, y
por 01 t'a p;H'tf~ !I~ parecía }'idícuio valerse de la re-
Ji¡úon, como propollian Ins emisarios ele las pro-
,,¡ncias, aconblltlosc sin du(b de (PW hahía estado
(,l'ldmmdodnrantc un siglo los chistes (le VolLaire.
m otro partido 'lile se compollia (le la nobleza de
sl~gundo {mIen ~- de illllividl\oS del estado llano
f'spatl'iacloo;, quería comhatir la pasíon de h libt'J'-
tad nm otra llla~ filCI"tr (11 w ('~ la d('l f:lI1atí'l11o, y




.tS.HIIlLE.\ CO:\,SlTfUYE,'(rE (L7f)(»). 38t
H'IH:e!' con sus propias fuerzas sin entregarsc ú lo.~
p,,;II'angCl'os, Alcg'aban los primeros el pel igl'O (le
las vcnganzas personalcs cn las guerras civiles para
escllsat'la interycllcion cstmngera; confesaban los
segundos 'lile no se podia evitar que se vertiese
sallgl'e en las g'ucrras civiles, pero que, apesar de
es!) , jamas dcbía mancharse la resistencia con una
traiciono Estos últimos mas animosos y patriotas
pero tamhien mas feroces, no podian tener crédi-
to en ulla corte donde reinaha Calonne. Sin em-
hargo, como se neeesitaha de tOllos, continuaron
las comunicaciones entre Turin y las provincias
del medio dja, hahiéndose resuelto atacar á la
revolucion con la guerra estrangera y con la civil
ú un mismo tiempo, á cuyo fin se procuró desper-
tar el antig'uo fimatismo de aquel pais. * No per-
donó el clero medio alguno pam asegmar el éxito
de aquel plan. Sahido es que en aquellas provincias
los protestantes escitaban la envidia de los católi-
cos 1 y el clero que sahia aquelias disposiciones se
aprovechó de ellas, sobre todo en Iá. solemnilia(Í
de la pascua. En Montpellier, Nimes y Montau-
han, se emplearon todos los medios imaginables
para yolver á encender el antiguo fanatismo.


Ilahiéndose quejado Carlos Lameth en la tribu-
na de qU!~ se hal)ia aJmsa(lo del tiempn pascual




tll\\OU:CIO\ FRÁ~CESA.


para s~d 1(('iI' al puehlo~' escitarle contra las lHIeY:JS
le~'('s, se irritó el clero, y quiso salirse dc la asam-
blea, siendo el primero ú hacel' esta amenaza el
ohispo de Clermol, tIc modo que ya se pusi.eron
en pie un gran número tIc eclesiasticos; pero se
llamó al orden ú Carlos Lamelh y se apaciguó el
tumulto. Entretanto se iha ejecutando la enajena-
cion de los hiene ... (lel dero, apesar de la irrita-
"ion de este, que no pcrdia ocasion de manifestar
sus I'eseutimieutos.


El diputado D. Gerle 12 que era un cartujo de
buena fé en sus sentimientos patrioticos y reli-
giosos, pidió un dia la palabra y propuso decla-
rar á la religion católica, la única rcligion del es-
tado. Se levantaron inmediatamente muchos di-
putados disponiéndose á votar por aclamacion,
diciendo que esta era la ocasion en que la asam-
blea podia justificarse de la acusacion que se le
hacia de querer atacar la religion católica. Sin
emhargo ¿ que significaba semejante proposicion '?
ó tenia por objeto este decreto dar á la religion ca-
tólica un privilegio que ninguna dehe tener, ó
bien significaha un hecho que no necesitaba de-
clararse, y era que la mayoria francesa er~ cató-
lica. No podia pues acogerse semejante proposicion
y asi fue que apesar de los esfuerzos de la noble-
za y del clero, se dejó la discusion para el dia si-
guiente. Acudió una bu'ha inmensa y hahiendo te-




ASAMBl.H r:O:'lSTllTrE\TE d 790). 383
nido aviso Laf~lyelle de fiue los malévolos se dispo-
nian á escitar turbulencias, reforzó la guardia. Abre-
se ladiscusion y un eclesiástico amenazó á la asam-
blea con su maldicion; Maury prorrumpió en sus
acostumbrados gritos, ft los que contesló :\fenou 1:1
con mucha calma, desaciendo todos sus argumentos
y probando que era injusto acusar á la asamblea de
que intentaba destruir la religion católica, en elins-
tante mismo en que iha á clasificar los gastos de su
culto entre las cargas públicas. Convencido D. Ger-
le retiró su mOclon , e:~cusálldose de haber escita-
do tan gran tumulto. Presentó MI'. de Larroche-
foucault una redaccion nueva en lugar de la de
Menou , cuando de improviso se levantó un dipu-
tado del lado derecho quejándose de que no ha-
bía lihertad, y preguntando á Lafayette porqué ha-
bía duplicado la guardia. ~o era en verdad sos-
pechoso el motivo, supuesto que no podian exis-
tir temores en el lado izquierdo, ni eran sus
amígos aquellos á quienes procuraba proteger es-
te último. Con esta interpelacion se aumenta el
tumulto aunque sin deternerse la discusion, y en
medio de los debates se citó á Luis XIV. c( No es-
« traño, esclamóentonces Mirabeau, que se re-
«cuerde el reinado e~ que se renovó el edicto
«( de Nantes pero advel,tid que desde esta tr'i-
c( buna en Ciue eslo~' hahlando, yeo la yentana l:a-
1{ tal, desde donde' un rf'y , a-:;(-~sillo de sus súbdi-




ttE\UUCIO:'i FH.\:'iCE:H.


« los, mczctUltlo lo:; intcrcses de la tierra con los
«de la rcligion, dió la sellal de la eal úslrofe de
« San llartholomé. JI UIl apóstl'(){t~ tan terrible no
puso fin á la discusion sino (pIe se prolongó tod~­
via, y fué adoptada pUl' fin la pl'oposicion del du-
que de Lart'ochefoucauld, por la cual dcclaraba
la asamblea que sus sentimientos eran hien cono-
cidos; pero que respetando la libertad de las COI1-
c:iencias, ni podia ni dehia deliberar sobre la
proposicion que se le habia sometido.


Apenas habían pasado algunos días cuand~ se
empleó otro mcdio para amenazar :, la asambl~a
y disolverla. Estaha concluida la nneva Ol'galliza-
ciOI\ del rcino, y como SP iba ú convocar al Ime-
hlo para elegir sus magish'ados , tuvicron algunos
descontenLos la oculTencia de haccr nombrar al
mismo ti(~mpo nucYos diputados cn remplazo de
los. que c.Qmpouian la asamblea actual. S~ ha])ia
propuesto ya , discutido y 1,'echazado este misn:w
medio, que volvió á proponerse en a¡bril de 1790.
Los poderes de alg'ullos tliputados no eran ll)as.
(Iue por un aIIO y en efecto iba á cumplirse, ha-
hiendo principiado en mayo det 78.9. Aunrlue se
hubiesen anulado los podercs generales, y auU(~ue
se huhiese COIllj?I'OmClido la asamblea á nQ seR~­
l'al'Se antes de concluÍ!' la constitncion , a(!ucl\os
homhres á quienes importaha muy po~o un dl(cre~
to , ni un juramellto mas Ó menos) nl,ando se fra-




.\SAJlllLEA COXSTITlYEnE (1790) 38,)
taha de conseg'uir su ohjeto, pl'opusicl'Oll la elec-
<.:ion tle otl'OS diputados, á quiencs se debia ce-
der el pucsto. Encargado l\Iaul'y de sostener la di;,;-
cusiol1 desempCIH) su papel con su acostumhrada
osadía., pe!'o eOIl alg'nna mas destreza de la que
solia mostml" (~Il otras discHsioncií. No titubeó cn
aprlar ú la sohcrania del pudllo, diciendo qnc
HO SI' debia pOI' mas tiempo sustituirse ú la n:t-
<:ion, prolollgando unos poderes que eran tempo-
rales. 1>j'l'gnntú qué tÍlulüs hahia para rcyestil'se !le
las atribuciones soheranas y soslllYO quc era qui-
m~riea la disfincioll eutl"c el poder legislativo y
el constituyentc ; (llIe no pOllii existir ulla COll-
\encion soberana, sino CIl ausencia de todo go-
l,i(~f"l1o, y ql'ff~ si se dche consillcrar á ta asan'rhIca
(;(»JW una COIlVCI'Tcion, no le (Iucelaba otra cosa
por h:n:er, SillU dc¡w)¡}('l' al rey y dcdaml" el tro-
no vacante. 1"UCl'Oll interrnmpidas eshlS úhimas
pa:hlwas por UIl f!,Tito general de indig-n;tcion y
en!ollcc,.; s(~ Jevallló )Iil'aheau con tligllitlad, Y d,i-
jo: {( Se pl'egllnta d('stl~ eual'ldo los diputados del
«p\ll!eDl~ han Yf~rú(lo Ú' sél' una convencion nacio-
« Ila~, y yo COl\t(~sto (fUe' desdc el dia en que ha-
« lI~l1'I{lO' l'(jd~aJa de ,.;oldados la entra·da: de su p:t-
([ la~io fueron á reunirse cn el primcl! lugar don-
« ele pUd4el'On ¡"\'fa jurar rH'~lieCCl' antes que veri-l. del" y ahal'll{'lioll<lr los dcrerh'Os de la nacion.
« Xlll'"ll'o,; I')n-d~'rt, ,cna!'esf(llicr:r (rn(' fucsen CIl-




:IS(j flEVOLuelON FflANCESA.
~ tonees, mudaron de naturaleza en aquel mismo
« dia. Sean los que fuesen los que hemos ejercido,
({ nuestros esfuerzos y nuestros trabajos los han
« legitimado y han sido santificados por la adesion
ee de to<la la nacion. Todos os acordais de las pala-
« bras de aquel gran hombre de la antiguedad,
« el cual desentendiéndose de las formas legales
«para salvar la patria é intimado por un trÍ-
«buno faccioso para que declarase si habia ob-
» servado las leyes, contestó, juro que he sal-
« vado á la patria. Señores, esdamó entonces lUí-
e: rabeau , dirigíendose á los diputados del es-
«tado llano, juro que habeis salvado la Fran-
na. ])


Refiere Ferrieres que al oir aquel magnífico
juramento, la asamblea entera arrebatada por
una inspiracion repentina cerró la discusion,
decretando que las reuniones electorales no se
ocuparan de las elecciones de nuevos diputa-
dos.


De esta manera quedó inutilizado aquel nuevo
artificio y pudo la asamblea continuar sus traba-
jos; pero tambien continuaban las turbulencias en
toda la Francia. El comandante Devoisins tI& fue
asesinado por el pueblo é invadidos por la guar-
dia nacional los fuertes de lUarsella. Hubo movi-
mientos en sentido contrario en Nimes y Montan-
ban. Los emisarios de Turin habian cscÍtado á los




ASAMBLEA CONSTITL'YENTE (1790). 387
católicos, circulando peticiones cn que se anun-
ciaba el peligro de la monarquia y se solicitaba
(Iue la religion católica fuese declarada religion
del estado. En vano se contestó con un manifiesto
del rey á que no faltaron réplicas, y por último
vinieron á las manos los protestantes con los cató-
licos; y estos últimos que aguardahan socorros de
Turin , que no les llegaron aun que se les habian
ofrecido, fueron enfin rechazados. Se habian pues-
to en movimiento varias guardias nacionales, para
auxiliar á los patriotas contm los rebeldes. Asi se
trabó la lucha y el vizconde de Mirabeau 15, adver-
sario declarado de su ilustre hermano, anunciando
él mismo la guerra civil desde lo alto de la tri-
buna, pareció en sus movimientos, gestos y pa-
labras, que la lanzaba tambien contra la asam-
blea.


De suerte que al paso que la parte mas modera-
da de los diputados procuraba templar el ardor
revolucionario, una oposicion indiscreta escitaba
una fiehre que hubiera podido calmarse con so-
lo el reposo, y daba pretestos á mayores violen-
cias por parte de los oradores populares. Esto
mismo autorizaba en cierto modo las exageracio-
nes de los clubs. El de los jacobinos, que tenia por
orijen el club Breton , establecido primero en Ver-
salles y despues en París, sobresalia entre todos
los demas por el número, el talento y las violen-




388 llEYOLl'ClO:'i FRA:'\CESA.
cias de sus intli \' iduos •• Sus sesiones eran tan con
curridas como las de la misma asamhlea, porque
solía anticipa:rsc á todas las cuestiones que esta de-
hia discutir y formulaba las decisiones, lo cual era
ya una provocacion para IOii mismos legisladores.
A.llí se l'cunian los páncipales diputados popuh ...
res yalli tarnbicn encontrahan las mas ohstinados
fuerzas y estímulos para insisti.' en sus pretensio-
nes. Para comba. ti .. aqueltcrriblc influjo se hahja
concertado Lafaycuc con nailly y con los hombres
mas ilustl'atlos, (i uicnes fOl'Illal'OlI otro club llama-
do de 89 y mas tarde de los fnldenses •• Pero era
harto inl¡)otentc ;uplcl medro, no pudiendo Ulla
l'cunion (le 100 llOmlH'1\>:i rnodemtlos é illSll'nidos
llamar la concurrnnci" de 1a turha como lo hacia
el club (l(~ los jacolliuos, donde 1(~rllwntaha loda la
vehemencia de lo . ., partidos populal'Ps. ]~I único
rCI~e(lio hubiera sido cerral: todos los clubs, pero
110 tenia la corte hastante fl'an(lucza é inspiraba
den1<asiatla desconfianza pal'a que el partido popu-
lar pensase en emplear semejante recurso. Domi ...
uahan los Lamcths el duh d{~ 1m jacohiuo.; y asis ...
tia- igualm:>nl.e 'liraIH~an al LIno y al otro, siendü


Este club llamado de: los {l/11l:I,I'OS d.: la ('{Jllstitu,io/l se
traslatló ,r Paris en octllbre 1 í8S), Y filó conocido desde cuton-
ees bajo el nomhre de club dr: jac() {;¡¡¡oS pOI' (lile 5C rellni,! en
\In salo11 del CO;IH'lIto de j,lcohino.;, calle de Sal! I{I)1Ioratw


• Se ahri.j el n dc ~,f¡\\().




AS.UIllLIU CO"SflTCYE~TE (17~)OL :38H
eyil[enlc para lodo~ que su vel'lladcl'o puesto era
d (le medial' cutre todos los partidos. No tardó en
presentarse una ocasion en que su actilwl se pu-
so mas en claro y en (Iue ganó á favor de la mo-
narquía u\la memora]Jle ventaja como verémos
mas adelanle.






NOTAS DEL TRADUCTOR
PERTENECIENTES AL CAPITULO CUARTO.


PAGINA 527,


1 El conde de Estaing, caballel'o ele las órdenes,
almirante y teniente genel'al de los reales ejércitos era
natural de R:wel en la Aubernia. Descendia de una fami-
lia muy antigua de aquel\;ol provincia, y por haber uno
de sus antepasados salvado la vida al rey }<'elipe Augusto
en la batalla de nouvines, se les habia concedido el dere-
cho de llevar en su librea las armas de la Francia. El
conde actual habia principiado su cal'l'el'a en la India ba-
jo las órdenes de Lally-Tolenual, y allí fué hecho prisio-
nel'o por los ingleses que le dieron libertad, bajo palabra
de honor de no senÍl' hasta que llegase el tumo de su
cange; pero habiendo tenido la imprudencia de voh'er á
servir antes de est~~ término, le cogieron otra vez y le
encerraron en un calabozo de Porsmouth. Este proceder,
que nada tenia de injusto, le excitó una implacable có-
lera contra los ingleses, de quienes pl'ocuró vengarse en
la gnerra de América, donde estuvo empleado como vice-
almirante, Era hombre muy inmoral, pero tenia el valor
pl'opio de un soldado, aunque no el talento necesario
para un general. Verdad es que adquirió una cierta re-
putacion en el combate n:l\'al y toma de la isla de la Gra-
nada, pero rcputacion que fue muy contestada por los ofi-
ciales generales de marina que ))0 le querían bien. Du-
rante su diputacion :í la asamblea de los notables, fue poco
reconocido :í los favores de la corte y se echó en brazos
de la I'e"olucion, por lo que:obtuvo el mando de la guar-
dia nacional de Versalles en 1789. Se hahia hecho pa-
triota por eálculo, pero sin dejar de ser cortesano por




3~)2 NOTAS
!'o:-;IUlllbl't1 y pOI' :llubicion, La e~lI'ta de que hahla ;\[1'.
Thiers fut\ e~el'ila el tt ele setiemhre, \'temiéndose ya el
18 que los gu:u'dias fl'lllleesps 110 hi(~iesen' alguna il'I'Up'i~ion
en YCI'salles, obtuvo de la eomisio!l milital' municipal
'1up yillieI'a el l'('gimiclllo (le FIaIHles; pCl'O el dia ;-; de
ol'lnbl'e no se !)l'l'scnló siquiera al frente tle sn guardia
nacional, ni hizo el menor esl'uel'zo pam impedil' los <Ic-
sónlcnes ni la trasladon del rey ú Paris, D('sde (~ntOJl-­
ces quedó reducirlo ú una wl'go;lzosa nulillad, lanlo PO)'
:;j como por su (,mpleo. En 1 í!H lnq;o <tlW supo ([IU' el
r'CY estaba pl'C'SO, se apl'esul'ú á C'scl'Íbil' Ú la asamblea
nm eaeta llena de p!'OlesLls de celo y obediellda, En pi
proceso de la I'eina dijo qUf' no sahia nada conlra aquella
señora, aüadiendo pero qlle él personalmente tenia mllcho.~
molinos de queja, micntl'as que la dehia todos sus ascelt-
sos. l:"n homl)l'e de semejante conduela hace que uno se
alcgl'e de la suerte quc le cupo y fue la de casi todos los
de su calaña, porque le condenó á muerte el tl'Ílmnall'c-
"olueional'ío en 1794 y murió de edad de G;-; aüos,


PJ..GIXA :33.1,


2 SebasLÍan Estaníslao lUaillal'l1 cl'aportrro de la nll-
diellcia tf\l'ritol'Íal de Paris llamada el charl'ld,,- tlehhi !'ohl'
el mas jóyen de todos porque no tenia mas q;lC SW años
cuando ya figlll'ó en la I'C\"olllcion, Era UIIO de los yolulI-
tal'IOS de la llastilla y se eneonll'aha en el ayulItamil'lltó
cuando se agolparon en él ulla multitud de l11ugel'cs el
dia ;) de octubre l7R9. « A las í de la maiíalla, (lírl'
« tll Iúismo en su tledaraeion, habia ido ~·o Ú lleyar al
" ayuntamipnto una redamacion de los voluntafÍos ; pero
" nO estaba reunido el consejo y me encontré con uila
" infinIdad de mugeres que intentaban tlel'l'ihal' las pucr-
"tas. Acababa de estallar en aquel momento otra insul'-
(( I'eccion en el hanio de S. An tonio, ~. me m:llllló MI',
u Comí'oH que fuese :í tomar del depósito 300 cal'lnrhos.
u para rl ('UCl'PO de YOhllltal'íos. )lal'ché inmrdiatampnt"
"y Ú' I'!'tí ntelta 110 elH'Ontl'(; ma<. C{IH' al a~IHhnt<' ~'rlw],:ll




DEL nL\rHT(~Ton.


" Ik la milicia rhica, porr¡lH' las JIlIlg'f'!'f'S se hahian inll'o-
"dllcido 1'11 las salas del aYIlIllalllirulo y otras andahall
« desparramadas rTl gl'l1pos' pOI' la phI7~u('la do Gn\ye,
« Todo estaba !'l\ el mas espantoso clcsórden y en yano
"procure' disuadirlas (lo jI' Ú Yersalles á pl'esrntal'se I'n
« la asamblea nacional; IWl'o "iendo que tOllo el'a inútil,
« tOl\H\ el partido para h.lcel'!as evacuar las casas cotlsis-
" tOl'iaIPs dI' COgl'l' UlI tamhol',tol'ar la gellol'ala,y poncl'-
« 1IH' Ú su callf'za hasta salil' de las bal'l'eras.» POI' e"tp
('sülo v:t relil'iendo todas las cil'cunstandas del "iag!' ~.
pcrm:lllcnria de las mugeres en \' cl'salles, asi eomo de
sn YlI('\ta ú Pal'Ís, dc SlIelte quc sus dehu'aciones .:omo
testigo en la ramosa causa q uc se installl'ó eOIl este moti-
YO, oCllparon IIlllclIas audiencias ~. ('stún insel'las literal-
mente en la co!r-ccion publicada pOI' Baudoin, imp,'esol'
d(' la asamblea nadonal. Este documento es sin dnda PI
mas completo relato de las jomadas i) y 6 de ot'lllbre ,
asi en Pal'is como en Vel'salles. Maillul'Clllegó con la pri-
mera columna y se pl'esentó en la hana de la asamhlea
COl! una diplltacioll de Vi nll1~r.¡'('s ft cuyo fl'ente estalla
la famosa Yal'pnnes, pOl'lel'a de la casa de Aligf'e en la
!:alle de Sainl HOlloré. El I'n(\ qnien :\l'(:ngó il la asamblp:\
en nombr-c de todas, pidiendo ú gl'itos pan y libertarl.
}le\'o al instante que se espidiel'on algunos decretos para
el mrjOl' SUl'tirlo de Paris, Maillar'd se "ohió ú la cal)ital
y por consiguiente 110 puclo tomal' parte alguna en los su-
erSflS de la noche del 5 al G.


No dirémos lo mismo en los tl'emebundos aconteci-
mientos del 2 de setiembre 1792 que puetlt'n leerse en
,,1 t{'sto. Y"ia :\Jaillard en el dicho hafTio de S. Antonio,
donde rgr.¡·eia un gl'allde influjo, )' cuando la comisifJll
de vigilancia del a~'llntamiento, Ú propuesta de Manuel,
estableció una especie de tl'ibunal para juzgar ú los IWc-
sos, expidió el siguiente decI'eto: "En nomhl'e del pue-
« hlo os e~ol'tamos, camaradas, ú que j Ilzgueis á todos
« los presos de la Ataclia sin distincioll, exceptuando al
« abate Lenfant, ú quien pondrcis cnlugal' segul'O,-Fir-
« mado Pa¡'is y Sel'g(,llt,adl1lilli~tl'ado~cs dfll aYllntamicu-




l'fOTAS


(( to el 2 oe seticllJhl'(~.» Inmediatamente que se' supo es-
Le decrcto se fOl'nlÓ una eomision popular que hacia las
veccs de jurado y l\Iaill:mI fué elegido para pl'esidenlP.
El 17 de diciembl'c 1795 le Ul'restat'on juntamente COII
Vincent y Ronsill ,pel'o tUYO la fOl'Luna de salil' libre,
mientras que los Otl'OS dos fueron guillotinados. Se ase-
gura que despups fue agente de la comision de seguridad
general.


PAGINA 55:>.


:; Aunque parece inútil cuanto se diga acerca de Ro-
bespierre, porque su nombre solo equivale á toda ulla
descripeion, sin embargo no podcmos mcnos de dar al-
gllllas noticias de la ,-ida dc cste tirano.


l\Iaximiliano Isidro Hobespicrre nació cn Arl'as en 1759,
Su padre, que era un ahogado del tribunal supeI'ior de
Artois , de resultas de haberse arruinado por sus disipa-
ciones , salió de Francia mucho tiempo antes de la revo-
luciou y abrió UIla escuela de fl'ances en Colonia, Luego
pasó á lnglaten'a , despues á Alemania y no se vohió á
sabel' mas de él. Su madl'e Maria Josefa Caneau era hija
de un fabricante d~ cerveza de AlTas y 1l1llriÓ muy jóven,
dejando á su hij() mayor de edad de 9 años y á otl'() her-
manito SU)'O que tUYO la misma suel'te que él. Costeó su
pI'imera educacion el SI', obispo de Arras, aquel mismo
MI'. de COllzié que luego dió tantas pruebas de lo mucho
que detestaba los principios de la revolucion, y 110 PCI'-
donó diligencia hasla conseguirle una beca gl'aluita en el
colegio de Luís el Grande. Dícese que desde su lllas tier-
na edad era sombrío y mal inclinado aunque muy tímido,
cuyo cUl'ácter sabía disimular delante de sus maestros que
lo atl'ilmian ú pasion pOI' el estudio. Corría con darle
las asistencias en nombre del obispo de Arras un ca-
nónigo de Paris llamado MI'. Aimé, á cuya mesa comia
fl'ecuentemente, y á quien el persiguió luego con una
especie de encal'llizamiento. No dejó de contribuir mu-
cho al desarrollo de Sil alkion al republicanismo, el e11-
lusiasnHj~ de Hao dí' sus calredátic()s pOI' todos los hértws




llEL TIlAOrCl'OIL


de Roma, ('11 té!'lllinos que llamaha ú su disdpulo el"ro-
mano, y no cesaha de aplaudirle por su independencia ~
amor ú la igualdad. Erro!' muy comun y muy sustancial
en el método de enseñanza seguido en }<'I'aneia, en Es-
paña yen otras monarquias m:H~ Ó menos templadas, en
las cuales los primeros lihros que se ponen en manos de
la jm'entud son los elogios y excelencias del gobierno re-
publicano, de la libertad del pueblo y de su constante ac-"
cion en los negocios públicos, y luego se les castiga pOI'
Ia menol' muestra que dan de habel' aprendido lo que se
les mandó estudia!', De todas maneras lo cie/'to es que
Robespiel'l'e era mucho mas aplicado que sus compañe-
ros y mucho mas de lo que se acostumbra :l su edad,
en términos de llegar á concebirse de él C'spel'anzas que,
cierto, estU\'ieron muy léjos dI' realizarse. El áño -1 in)
cuando Luis XVI hizo su entrada púlJlica en Paris, fue
elegido por sus compañel'os y condiseípnlos para ir á
presentarle en su 1I0mhl'e el homenage de su reconoti-
miento. LUl'go que se recibió de abogado en el consejo
de Artois, compuso UIIOS mmlloriales contra los mngis-
t!'ados de Saint Olllél', conll'a los de AI'I'as y contra los
estados de Sil provincia, y aunque era poco estimado de
los de su cuerpo ú causa de su humor il'l'itahle, no dejó
de obtenel' una plaza en la academia de Arms. Desde las
pririlCras tUI'hulenrias de 1788 ~'a empezó ú fermentar
su cahe7.a, y no hubo ,juntita ni conciliábulo revoluciona-
rio en que éJ no estu,"iese "de los primeros, hasta (fue el
estado llano de Artois le nombró por uno de sus dipu-
tados :í. los estados genel'ales. En los principios de aque-
lla asamlJ1ea no lUvo el menor influjo, y durante aquella
pI'jmel'a legislatura fue mirado como un hombre melan-
cólico, capaz de todo pero falto de medios. Sin embargo,
á pesar de qtll' por su elocuencia no podia rivalizar' eOIl
los oradores que entonces hrillahan en la tl'ilJuna, no
dejó de ir adquiriendo algun infll~o con el populacho, y
Neekel' mismo le estuvo adulando en la sesion del 20 de
junio. Durante algun tiempo hizo la corte á Mirabeau
que le despreciaba altamente , ~. de tal manera le acom~


26




l\OTAS


paltaba y st'guia por las calles y plazas públicas que di('-
roa P\1 llamarle el m01'lQ de MiraT)(!att, No porque gustase
('n m:lIlera alguna de aquel )¡{)mbrc célf'bre, sino porque
Ip mil'aha como al ídolo del pUf'hlo, y asi procul'ó irse
sPp:lI':ll1do de él apeuas notó los pl'imet'os síntomas de qu('
:;c despopula¡'izaba, La primCI'a yez que llamó la :ltencion
de la asamblea rué el 20 dc julio 1 iS0 en que se opuso
al proyecto de la Ipy mal'cíal , procurando kgitijllar (ksdt'1
f'lltonccs el d('['ceho dp insurreccion, El 24 de agosto en
mI discurso contra el despotismo y la til'auia, IWOPIlSO la
lihprlad de impt'cnta como única garantía dc la pública
l ihertad, El dia 28 del mismo mes, cuando la asamblea
declaró la Francia mOllárquica, andmo haciendo es-
('aranlllza~ al I'ededor de la idea de repúbli('a sin al¡'eH'I'-
se á pl'Onllnciar esta palabt'a, pero la asamhlea qlle adi-
,inó ¡,us illt(,llciones, le impuso silencio. En los dias 4 y
:¡ de ~i('tiellll)l'e de aquel año, dCllUnl'ió al sq~Ill\{lo co-
mallcianle d(~ la guardia nacional Lasallc 7 ~. se esplicó con
llIucha yil'lllcncia contl'a el t'ey y sus ministros por ciee-
(as l'('flexiO\H'~ que se hahia permitido h:H:e!' wbr(' los de-
r['etos fn'C'S('lltados ú su:. sanciono ~o"(,ollsta qne tuyiese
pal'!!: alguna el1 los albórotos d('1 ¡) " 6 de octuh,'e , con-
tentándose CO\) al'engae Ú las mnge;es que acompaüal1,m
á ~lailhll'd á la asamblea. Desde entonces ~'a no pel'llió
ocasiotl de deelUl'al'Sfl Pl'otf'('I(}l' de todas las ideas desor-
¡:.;anizar!OI':\s, por f'jemplo la lIIúx.ima de que « UI1 hom-
« hrn que 110 tenga un solo nuu'a\'Cdí de propiedad, tiene
n pI, mismo df'l'rdw para ser f'!cc!or y f'legihle quP los
« l)/'opietat'ios, " En seguida emprendió contra los esla-
dos de Cambrcsis, conlra MI'. Albert.o de Hiorns, COII!t'a
d pal'lalllento de Hp!1Iws, \" sol)l'(' todo COII tra rl (\e.['(·dlO
de paz y guerra fJ tiC sr fp;rt'ia ronferir al l'I'Y, diciendo
que f'stp 1\0 et'a mas que" una esppcie de mancebo (rom-
O( mis) &ubclelq.(ado para ('j('cntar' las órdenes (ln la na·
('¡Oll, " De este modo iha u(lqui1'icuf!0 granc1(' in !lujo ('1\
Ills dulJs. al pa:;o qUf' le d('spreciahan ell f'I sl'no de la
:rS:Hllbl~'a ,


Seria d(,JIla:siado tll(Jlc~lo s('f)lIil'ip ('n (odas sus \Ola




nI;L TiLlo ¡¡¡:c ron. 397
('ioll!'!; , tanto Illas ('llanto no sr~ yiú jamas ('11 duna sCl'il'
de iJeas eonsce\Jcnlcs la Ilna Ú la otra, siuo qur por '"
cOlltl'ario se notaha eiel'to d('s{mlr~1I y coutnHliceion, hicH
fuese natural ó afectada. ¿ Quien dil'Ía, pOi' ejemplo.
quc nobespicfl'c fu() cl que con lilas cm peño solicitó {lUC SI'
aumental'a la asignaeioll dr los ee!csiústicos andanos eH
propOl'cion de SUfl Iwr:esid~Hlcs ! l, Que úl f'IH: quien I'e-
damó la neeesidarl dc modificar la ll~gislacion en lllaWl'ia
cl'iminal, Y pOI' último I}ur. el 30 rje mayo se pl'ollnndase
abiel'lamellte contl':I la pella ¡Ip Illlwl'Ie '! Aqlle! misUlo
que pocos meses Ilespues habia dc del'['alll~H' á tOlTenles
la sallg'l'e (le SIlS conciudadanos, se cmpcüó en demos-
tl'al' que semejantC' pena no hahia podido se¡' imentada
sino por til'anos, Pel'O torla esta IllOdrraeion de aquellos
dias se convirtió al siguiente C'n nll desusado f'IIi'ol',al oi.'
la lectura que hizo tillO de los secretarios de una cal'la
del abate Ilaynal en que censuraba la mayor parte de los
trabajos de la asamblea, Oh entonces ya no encontró TIo-
bespiel'l'e pena ni ignominia bastante para eubl'il' con ellas
al anciano apóstol de la libel'lad! POI' qun ha de lcnC'rse
entelHlido que no ha existido jama~ en el IlllllHlo pl'Íllcip(~
tan fatuo ni tirano tan 01'S'uIl080 , como esos demagogos
y esas r:ol'poraGÍoncs que se dicen sm' Inlemigas de toda
til'ania y de todo prh-ilcgio. Dudar de la sabidlll'ia de un
consejo, de una asamblea, de unas CÓI'LCS, ó de IIlla
c:nmu'a de diputados es el mayol' delito ú que puede lie-
gal' la pel'yersidad humana en el concepto del mas 1110-
desto de sus individuos,


Pero en ll1euio de todas sus arl'Ogancias ue COl'POI'flcion
era nobespirne sumamente tímido de su pel'sona , plWS
que habiéndosc suscitado de l'eS\llta~ del "iage dc Yal'CH-
nes la cuestion de la im'iolabilidarl drl lI\()n~u'ca , Ú que ¡:¡
se babia opuesto inútilmente el dia ,11, de julio, solicitó eH
la misma ses ion que "ú lo !llenos no se provocase h
" desgl'acia de las pel'sollas que habiau opinado pOI' la
" negativa. " Al dia siguiente al sali!' de los jacohillos I¡'
dijo al puphlo que le l'orlpab:1 {( allligo~ Ulios,lodo pSlú
" pPl'dido , ,,1 ¡'''y (JUNJa Ú saho, ). Esprpsioll lJu.> iudka .




:\'OTAS


ha hit>1I sus jlmyrt'tos , sus tt.'1lI01'f'S. Sin l'mlxlI'go el di:!
,1 (i eH lugal' de i/'sr Ú la asamblea se rué ú los jacobinos,
/'11 el momento en qm' hahian salido de aHí casi todos los
diputados y pl'incipiú ulla arenga en que 110 solo denun-
ciaba ú sus cúlpgas, sino afirmó que habian querido
asesinarle. Apopdo por Mal':;! y Dant.on logl'ó cxaltar' de
tal snertp la imagin~lcion de los oyl~lltes , que al siguiente
dja '17 se reunieron (le nneyo en el campo de 3brtc y
levantaron UB altal' C01l est.a ínscl'ipcioIl {( Al que ha me-
"ecido bien de la patria y u(~b:\jo el nombre de Robespier-
rc. Mas él no se alrmió ú COIH~IIITil':'t esta especie de
apotheúsis y Lafayette disipó el tUlllulto al fl'ellte de la
fuerza armada. Lo I"el,t;!n[(~ dl~ ;!IIuella legistatura lo em-
pIcó RODcspierre en dl'cbmal' constalltemente contra
el rey y contea la con~tituf:iol1 que le conservaba ciertos
derechos de que el habia querido despojarle. Sus compa-
ñeros no se tomaban la pena de contrauecirle, conten-
tándose con ,'otal' en contea )' tencrle pOI' un exagerado;
pero el puehlo de las tribunas le escuchaua como á UD
or'úculo, y el dia que se cel'¡'ó la asamblea "ino ú su en-
cuentro al salir de la sala, le pll~O ulla coroua de enci-
na en la cabeza, le colocó en una carroza, desengan-
chó los caballos y le llevó hasta su casa gritando, « he
"aqui el amigo del puehlo , el gran defensor de la liber-
« tad." Tambien Petion tUYO parte en este triuofo , lo
cual no impidió que pocos días despues le acusase de
que afectaba trner religion , á lo cual le contcstó el otro:
« tu sabes muy bien todo lo que yo hago ¿ qué te impor-
« ta saber como pienso?"


Ilabiendo solicitado /lila licencia temporal, dió UDa
vuelta por su pu('blo y fué recihido ('n él con extl'aol'di-
nario entusiasmo por tocios los que er:H1 del pal Licio po-
pular, y habiéndole ~a]ido al cncurntro, leo pr'csentar'on
coronas civicas y por la noche se iluminó la ciudad. Solo
los que pasaban por enemigos de la constilucion reusa-
rOD asistil' á la fiesta, lo cual sirvió lnego de pl'(~testo
para pCl'segnil'les. Hahia sido nombrado en junio 1791
fiscal del tribunal cl'iminal de Pal'is, y como ya se habian




DEL TRADCCTOR. 399
conduido su~ fUllciones legislativas, prestó jUl'alllclIto au-
te el ayuntamiento en ,1 i.í de felwero '1 i92, pero renunció
esta plaza en el mes pl'óximo de alH'il para dedicarse en-
teramente á la direccion del club de los jaeohinos. 1'10
dejó de ocasionarle algull disfayor esta rmlUneia, pero
sin emhargo, el fué quien l'ecibiú á BUlllOUl'iez en el
club, y quien abraz:lJulole le dijo: ,< Si DUlllouriez con-
« tinlla como ha PI'illcipiado, encontl'al"ú un hermano en
« cada UlIO de nosoll'OS • pero tengo por muy diHcil ha--
« llar en un ministro un blwn ciudadano,1J Dumoul'iez
no le contestó sino al'fojúndose en sus brazos y recibiú
de sus manos el gorl'o colol'ado,


En toda aquella época se le ,-ió acudir lilUy á menudo
á la barra de la asamblea h'gisbtiva para felicitada ó inti
mi darla en nombre de su partido; pero como el'a natu-
ralmente tímido ó hipócrita, no hizo mas que un papel se-
cundario en las tel'l'ibles .jornadas del 20 dc junio y 10 de
agosto 1 i92, si bien de l'esultas de esta última rué 1l01ll-
hrado miemhl'o de la municipalidad quc reinó desde enton-
ces cn la capital. Fué luego presidentc del tr'ilmual encar-
gado dc juzgar á las víctimas de aquel dia, y últimamante
miembro el!'! consejo dc justieia que tl'abajaba con el mi-
nistro Oanton. Sin cmbargo ¡'enunció la pl'(~sidencia del
tribunal especial de lO de agosto, por que srgun el mismo
aseguró, habia denunciado mucho tiempo autes y acusa-
do tambicn ú los compradol'cs !(tW estt~ trihunal estaba
cncar'gado de juzgat'. El dia 12 de agosto solicitó de los
jacobinos que se juzgase á Custine y se le condenase á
lllllCl'le dentro de las 24 horas.


En cuanto ú las matanzas de setiembre, parece que se
contentó, como tenia dc costumbre, con recoger el fl'uto
de cllas sin tomar persona!mcJlte parte, Ayudó sonla-
mente :i llenar bien las cúrceles , ú exasperar al pucblo
y luego le dejó ohl'a[' hajo la dil'ecrioll de Danton y <tI'
otros. Habia ya mucho tiempo r¡ue estaha liGado con Jla-
l'at y eOIl Dalllon • apl'Oveeh:'lIldos(' de la fogosidad del
pl'imel'O, cuya I'i\alidad no le ill~pil'aha l'('cclo~ " ~ sir--
,-iéndosc (\('1 (';11':'1('(('1' Y m;:¡nel'as I'!'YOlll<:iollal'ias .I(JI :-.t'-




.00 XOTAS
gundo mir'l:tl'as (l\H~ tuHl otl'OS I'uellligos q tH' combatíl·.
Con semejantes auxiliares Jlq;ó ú ejerce/' uu grande illflu-
jo en los j~H'ohinos y pOI' medio de ellos en toda la ca-
pila! , que Ú gil vez inlluia el! la aS~l!llblea y en las p'1'O,-ill~
das. Pel'o c'ste luismo podel' le atrajo pOI' eJe \ll'onto JlIU-
dlOS ('nemigns , los (~llalcs, cuando fn(; nOllllwado dipu-
tado:¡ la eOIlYPllcion,lc (\(~llun('iaI'On ell la J." scsion que
se YCl'ilieó el 2,) dB setíemlwe de que aspiralr.l á la dieta-
dura. EntoIlces suhió fl'iamcnte ú la ll'ihuua, y deslmes
de una lal'ga rclarion de todos sus senieios rh'sde 1 78fJ ,
sc defendió acnsamlo ú sus denllneiadores <lile el'an los
¡.\il'ondiuos, y la as:t1uhka pasó it la ól'llen del dia, Yol-
,¡el'on estos ú la f~arga pI 20 de octnlwe pOI' boca de Ro-
lallll , de Rebecql!i , y sohre todo de Louypt, qlle pro-
llunció t'ontl'a él Hll discul'so Illlly doclIente ,:\ que ma-
dama Rohmtl dió el título- de La Robespicrrarla. Pl'oeUl'lÍ
justificarse, ayudado de su hC'rm:lno ~ de DanLoII , los
nJales fueron escuchados con poco r~n-or; pe!'o pi o de
lloYicmlH'c fué el día de sn eomplNo tl'iunro, Toda la se-
~ion la empleó en l'peha~al' la denuncia de LOllvCL y (1)-
tuyo una srüabda ,il'lOiil COllt!,:\ los ¡;-il'Ondillos , yendo
('n seguilla á ccldwal'la 011 la sociedad de los jacohinos ,
donde :Merlín de ThiOllYille le dijo ca!'a Ú eal'a que era IIna
águila y que Barbaroux era un reptil: en el mismo tOllO"
h~ felicitaron J[anuel \" ColloL


Desde aquel 1ll01lll'¡¡tO 110 cesó dc apl'eSllI':ll' f:¡ muerte
(!c Luis XY[ OOH un {'lll':ll'nizamieuto \" r:Ollst.~Ull'ia sin
igml. El 30 de no,-iembrc pl'OpUSO que '" se abriese sin
" dilacíon el juicio conlra el úllimo tinillO de la Fl':lllei~\,
" y se le arliease la pella debida ú sus alentados. "El 2 de
diciem!.m; sostuvo en un largo discl1l'sO "que no se tra-
H taba de juzga¡' ú Luis, sino de ejereel' U!l aclo de pro-
" ,idenda nuciollal,dcchtl'undo :í. f'ste príncipe traidor ú la
" ll:lC:OIl francesa J ú la humanidad , cOlldenúllllole ú da l'
" t'il BT:1l1 ejelIlplo al mundo en el sitio mismo ('11 qne los
"Illúl'lires de la lihertad hahiall pCl'eciLlo el tiia 10 de
"agosto_ " 'fambif'll pl'Opnso que ~(' enlrl'íPs(' ú los tri·
lnllnk~ la~ 1'{'r~(-'!E'5 de la reina y IlI:ah!ll;¡ babel _ curro.




IIIH. TlL-\UrCTOIL 401
sPI'\"anuo ~Il('el'l':ld() en el Temple al J)ellin hasta la paz,
El ;) de diciembl'l' s(' le 1'(~YSó la palabn\ sohre pi mismo
asunto ; P(~I'O ~ el :llia .1, la tomó ú pesar de todos los que
se opnsieron y propuso ,~que ie mndenase inmediatamente
tÍ lIlUcrte á Lui,~ en 1'irtwl de l/na insurreccion, 1'ltimamen-
le hasta el lIia dd suplicio de este pl'Íllcipe no ce-
só de subj¡' ú'.la)l'iblln:{para pl'OH ullcilll', segull la espre-
iSioll dt' 11110 df' sus rú!l'gas, l'orif:J'aci{)nrs de canibales y
arremetidas atroces, Inútil es uecíl' que el dia d(~ la 5('11-
telll'ia VOlú pOI' la llI\lrl'tc,


El 27 d(~ m:lI'w11 iH3 pt'l'sigui(tle 1111eYO los I'l'f'tos de
la famili:J. di! BOl'hoIl, " confundiendo su causa cou la Jl~
los ~il'Ol1(liIlOS, ('ouli'a 'C[nif'lH's esta ha ell lucha hacia II1U-
dIO tieIllpo, pidió d 10 de abl'il que la reina, el duque
d!> Ol'1ealls, Sillel')", Yel'gnbud, Guadet, Gl'nSOlllle y
llrissot fUCRC'n n'mitidos ante el tl'ilmnal I'l'voluciomu'io,
En meJio de cste combate, que c!'.tl\yo variag ycces pal':!
sel'le I'nuC';;lo, continuó gozanuo de un potlel' u!Jsolllto en
la capilal, I)['oponiendo de tit'mpo ('11 tiempo dec.I'élOs
m:ls pl'opios)lc Ull I;lt.'doso que de uu hombre de eSl~ldo;
pl'I'O al Jin I:;s jOI'll:HlaS del 31 lle mayo ~. ~ dt' junio, q(((~
furl'oll obl'a de Jos dantonistas, 11' hil'Íf'l'oll ducüo de la
eOIlH'Ill'ion y fUlld,\I'on aqlld illllwl'io tiúinieo flue-Ilo tuvo
lII:IS tét'mino <¡tI\' el de su ,-ida, Los enemigos lll:lS pdi-
gl'osos quc trllia ('n1,'e los gil'O"üillOS fuel'on puestos fne-
I'a de la ley y los dpmas :l!'l'estados , ('ti l<~I'I11i!loS que todo
se humilló ('tl Sil pl'C'~e,,('ia y en la dl'1 gobi(')'no l'cpubli-
C:lIlO , que se cOllliú ú una combion llamada de salud pú-
lJlira d(~ qUf' d ('1':\ d.Jin'clOl', y Ú lhwe eomisioncs que su-
plian pOI' otros t:¡nli)'~ ministerios, La lBulLiLllfl de denun-
cias y suplie!os qlW l':mH't(,l'izaroll aque!h prora (l(~ tI'ITOI',
comil'tiel'OlI ~ú:P;l:is y ~1I!lJ ú toda la Fl'alll'i:\ ('n un:\ especie
{Ip ~il(,I1!'¡¡N) d('~:i(,l'to ,dl~ su,,]'lp qllP nadie se atl'c"b :i
haLlal' eOIl nadin sin U'IIlOI' d(~ ('!H'olltl'arSe eon su de-
lato)', IksJ(~ ('lllO!l('I'S oCllp:Hln Hoh(~s[li(,l'l'e ('n las cOllli-
!'iolll's COIl sus eúmpli¡'('s, SI' fll'('spntab:l rnc:l~ ,"c('('s el!
la ('()!\Y")H'ion, y ('~as ~nl() pal'a I'('f'ihil' aplallsos, (;1 es-
posa ~' hl'!'m:~:l:i d!' Lllis X\'I p('I'I'ci('l'()-f1 ('ti ('1 cadakJ




,"OTAS


~. lodos ¡O~ ut'parlamelllos sirvim'oll ue leall'O sUlIljl'ieulo
de las venganzas suyas ó ue sus l)l'oeónsules. Pero silJ
elllbargo no todos los que parecian sus amigos y eran cóm-
plices suyos pudieron conformarse largo tiempo en obe-
decer á un homhre, que no tenia otro talento que el de
aprovecharse de sus sucesos y de sus faltas. La multitud
de perfidias que habia ejercido con otros, les dieron á co-
nocer que llegaria pronto el día en que imocando la jus-
licia, la humanidad y la moderacion, sacrificaria tambien
il los jacobiuos ~ como hahia sac['ificado á sus antagonis-
tas. La faccÍon de la municipalidad él de los hebel'tistas ,
que habia contribuido lllas que ninguna otra á desemba-
razar:le de los girondinos, fué la primera á sepamral'se
de las comisiones y pOI' consecuencia de Robespierre. Or-
gulloso con las victul'ias que habia hecho conses·uir hasta
entonces {¡ la lUoutaña, creyó que podia reinar sola y
dictar leyes ;'¡ la conveneion; pero la suerte ó la habili-
dad de llohespierre supo oponerla á un tiempo los jaco-
binos y franciscanos, CUYOS esfuerzos reunidos acabaron
con ella en marzo 17D4. I\fas poco despues de esta vic-
toria le quedaha que '"(,ilcer otro ellcmi¡;o mas terrible
(l11e todos los anteriores. Aquel Danton, Cllp energía le
habiaservido de apoyo ell tantas y tantas ocasiones, y por
cuyo influjo se habia deseeho de las demas facciones, ca-
pitaneaba todavia la de los franciscanos (cofdellers) y no
era posible que existiesen .juntas estas dos potencias. Ha-
bia tenido gran cuidado llobespiel'l'e de colocar á todas


. sus cl'iaturas en el gobicl'llo, y de separal' poco á poco á
las que lo eran de su riyal ú fin de quitarle too os los me-
díos de aceion· Pam despopulal'izarle mas le emió á que


. se enriqueeiera en la llélgiea y no se pasó lIna semana
~in ha(;erle acusar, prender y entregar al cadalso, eOIl
Desmoulills, Lacl'Oix, Faue etc. despaehanuo por el
mismo en lo restante del mes de abr·il ú tooos los que
que(lahan del partido de los fl'aneiscanos y de la muni-
cipalidad, á quienf>s designaba eon el apodo de atheos.


Se habia dignado ell agosto 17ni) pJ'csio ir la eOIl-
,pllcio!1;Í qnipn PI llalll:lha SIl máquina de dcaetos, pero




IlE/. TUAUrCrOIt. 403
no se s{,l'\ia de ella SillO de los jacobinos y de las comisio-
nes para la ejecltciall de sus pt'o)'ectos. Desde entonces
sus cspl'esiones favol'Ítas no eran otras que es necesario,
es preciso, yo lo manckJ, J aun llE'gó el caso de mandal'
echar de la sociedad ú dos miem])l'os de ella pot' habel'se
tomado la libertad de oponerse ú su dictámeu. 1 .. 0 singu-
hu' es que en medio de tantos horrores y de tan illSOpOI'-
lable tiJ'auia, huho momentos pn que la Fl'ancia entera
aplaudió sincel'amellte las cmeldaJes de RobespielTe con-
tm las dcmas facciones, esperautlo ser menos ,desgl'acia-
da bajo el despotismo de una sola. Hasta los realistas le
pel'donaron en cierto modo la sangre que habia derra-
mado de los suyos, en eamuio de haber hecho sufrir la
mistlla suerte ú los principales reyolucional'ios.


En mayo de 1794 file cuando hizo anuncial' por su se-
cretario BalTére el Ilueyo plan de religion que hahia me-
ditado J que le atr'ajo en erecto algunas simpatias; pero
que dehió senil' de prueba aun á los menos reflexivos,
de que el til'ano se ereia segUl'o del gobierno, supues-
to que pensaba en I'eedificar, Jaque hasta entonces solo
hahia pensado en destruir. :JIuy de sospechar es que Ro-
j)espierre hulJiel'3 consenado el mando por largo tiempo
en nwdio de su tirania , si contento con haber abatido
las primeras cabezas de la convencion , hubiese á lo me-
nos tranquilizado las de los miembros que aun quedaban
y que ciertamente no dehian inspirarle I'ecelos. Pero tí-
mido, cobarde y desconfiado, creyó que necesitaba para
asegur3\'se buscar un apoyo en el partido moderado, sa-
crilicando á esta opillÍon los principales agentes del go-
bierno revolucionario. COII este objeto anunció que esta-
ha dispuesto ú castigar los excesos J dilapidacionps de
muchos de sus cólegas que habian ejercido mandos ó
desempeñado misiones, y la yista del peligro les dió á
estos el ,'alol' necesario para substraerse ú sus furores.
El dia 10 de junio Ruamps y sobre todo Bom'don de
rOisa se atrevieron á manifestar alguna desconfianza de
la cornision de salud públiea, lo cual ocasionó el 11 una
dis('usioll acaJOI'a.la 1'11 Ja cual hahló RobespielTe con lIlll-




:'\'OL\S


d10 uespotisllIO, apoyúu(lole Ba1'l'érc y Billautl Yar(,nt]('~
(quc un mes ue~pucs uebían s('r su:> aeusadurcs) , l'os
euales impusieron si!euc:o ú Talliell que habi3 tomado
l::t defensa dc Boul'don, Todos estos conocieron que es-
taban perdidos sin ,'cmedio, y asi redohi'a1'01I sus esfuer-
zos é intrigas p:1I'a de [Ti h:II' Ú nohe~piel'['e, No- lo· tgllo-
raba eslc último ni hul¡¡(~I'a suclIlIlllido ú ('Nas, si ohi-
dando el sistl'ma (le ,'it~()[' que tamhipll le babia pl'Ohado
hasta entonces y 801'(10 ú los consejos de St. Just que
tanto se le ,'ceomelHlaba , 110 IlIfbiBSC' coutempol'izado con
sus cnellligos, que r!W lo qlw le perdió, De~pues de ha-
hCI' pasado muchos dias (OH PI I'eliro,ocllpúmlose en pl'O-
yl'ctal' mif'll tl'as qlln hubiera debitlo esta!' en :1eeinn , yol-
lió Ú pt'ps('lItal's(' pi 2G do .iulio PII fa COIlYf'lIcÍOII y su-
bió ú la trihuna p:íl'a pOlHkt':ll' Sil Yil'tlld, Procuró ga-
narse el partido del centl'O Ineiendo al:ll'dc de que sirm-
IH'c le hahia defcHllido, y declamó contra nl'ios miC'!lI-
}JI'OS de las comisiones que sc ihan s('pal'ando de él. Ma~
lamhicn ('ntonces se atl'c\'ió BUI\l'(IOll Ú tomar la pal'ahm
('ontra d, I1l'Oponiendo que altU's de ímlwimil'se rl dis-
(,llt'SO lle Rohespiül'l'c, lnsasc Ú las l'omisiofl('S p:lra que
le cxamillaml1, poJ'(lll(' [lodia Illll~' hien IJ:lhl'l' en él algu-
nos CI'/'OI'f'S, Al Oil' esta pabll!'a de I'I'I'OI'I'S en un disl'ill'-
so dc lt(JI){'~pieITe , PllIpCZ:lI'On Ú colll'al' ánimo much()~
dip"tado!'; qlw ant('s la hll\¡i{'I'an mil'ado ('Omo lIna },h\!';-
fL'lllia, Y:Hli¡~I', Camho!l, Dillalltl , Pannt:;, Rf'nLaIJOl!f',
r.hal'li(·l', Ama!', Thul'iot y 1~I'f'af(1 , todos tomal'On la pa-
lah¡'a s!lt~E'siYal1lente eonll'a f'I d(:spota, :lllnq\lf' sin atl'c-
Vf'I'se Ú esplicarsc muy claro pOI' el f'spanto qHe todayia.
inspi!'aba, Solo lhn'érc que aun est:lha indeciso, p ,'onun-
('ió alglln:ls frascs insigni!icalltes que 110 podian eompro-
IlIeLr!d(~ (:011 ninguno de los [lal'lidos, Sin rlllhal'go Ro-
hespiel'l'e conociú el peligl'O que le amenazaba y al ,el' qlw
varios lI¡Ípmbros lid gohiel'llo se sf'parahall de d, reu-
nió Ú SllS amigos Íntimos en aquella nodw, y aunque
St. Just le instaba para que no perdiese un monwlIlo
sin ataearlos, 61 lo difirió po!' 21, horas y l'ste I'Nardo
ol'a~iotló ~ll m:Jel'lc, ,\l dia ~:3Ilil'J1tr.· (pli~o St. Just ha-




DEL TR.\OrCTOIL


{¡lal' ('/J la I:OIIH'/H:ioIl , pe/'O los gritos k impiJic/'On S(~/'
('Sl:ndlat!o: Tallien prineipió de lluevo el eombatc ~. Bi-
lIatld de Van'lIBeS acabó de rompe/' el wlo lIalllando [i--
rano ú 1l0bcspicl'I'e. Este quiso subi¡' á fa tribulIa, pero
fuel'oB tantos los gritos de muera, que tUYO que baja!'sn
al iJlst~\Ilte. En medio de aqllf'lla súhita t.ol'menta no de·-
jó de mostra¡' mayol' únimo del que (~ra (le esp(~I'al' de él,
pIH'S no ccsó de :lnwnaZ:l¡' á la convcncion en general y
ú 'falliell en pal'ticnlar,hasta que :11 fiu pm'sto á ,"otos el
(leere!o de su arresto, fue aprobado pOI' la mayoria,
no solo contra (\1 sino tambien contm Sil I!l'rlllanO, con-
tl'a St. Just, Couthou y Lebas. Entünces yohiéndosc
Houespiel'l'e haeia los Ye'ncedol'f's les dijo « los lWl'gantes
triun!:IIl; )) ppro pOl' la lIodw fué atacada la cOlllision de
seguridad gPlleral y Robespiel'rn y sus eú:uplic{'s fuel'oll
conducidos desde el LllxclIllJUrgo Ú b casa de la ciudaJ,
donde el comandante de la guardia nacional Ilclll'iot,
el eOlTegidol' Flelll'iot y el procuradO!' sindico Papn COIl
algullos de sus amigos, .ÍUI'amn ddenderlos y se declara-
ron ('11 inSlIl'I'Cecioll contra la eOI1Yl'lwion. Tuyo entonces
l{obí'~pil'IT(, la ("pel'anza de sahar'sp, ~. así cstTibió, jun-
tamente eDil SI. JlIst, UIl Ililletc Ú COlllhon (liti(':ndole que
denLI'O de dus horas iha ú malThal' e()llt!~l la cOIIYCllciou,
y que hallándose proscriptos todos los patriotas, se habia
slIblevado el puehlo y era illdispellsahle que ,"iuiese al
ay 1II11:IIU¡('Jllo (Jonde le esperaban. }1as el1 tl'N~íIl lo que ellos
pe('(liall el tielllpo cn disCIIlTit', lo", pa('i~it'llS('S estahan
:JccchanJo hacia qué lado pl'opelldia la yietoria y cuales
sl'rian sus nuevos señores para l'euuit'se illm('di:ltamcllll~
{¡ I'II0s, La cou\'encioll tomó la debllt!'l':!, !ll't'l:ll':llldo :i
HulJespierl'e ~. sus pal'tidal'ios fuera de la lpy Y 1I0011hl':w-
(lo ú llarras y ú otros o/lce cOlllisioll~l(!O~; para di¡'igi¡' la
fllel'w arlllada. Entonces aquella pon:ioll (k I./'Opas que
se hahia unido ú HCIlI'iot 11' abondonó, v ú las 3 de la ma-
llana d :l~·nlllamiento, Hohespiel're ~; tmlos sus amigos
('stab:m ('11 poJel' de la cOIHeneiull, Los detalle:) de ~It
Illlle!'!!' puedell H'I'5e ('11 el t('X.tv,




406 NOTAS


PAGiNA 536.


-4· El marques de i\1ollspei , teniente de guardias de
mrps y diputado de la nobleza de Bttaujolois á los esta-
dos generales, se empefló en defender á sus compañeros
de los excesos del banquete de que les acusaban. Pero ha-
biendo prometido l\Iiraheau suministrar' todas las prue-
bas con tal que antes se declarase la inviolabilidad del
rey, no tLrvo que replicar y retir'ó la mocion. Cuando se
concluyó la legislatur:l, emigró de Francia )' mandó en
i 795 un I'pgimiento de caballería noble ('n el ejél'cito de
Condé.


PAGI~A 536.


[) Pelion ó Pethion de VillaneU\c, cOr\'egidor de Pa-
ris, nació en Chal'tres el allo de 17S5, siendo hijo de un
procmadol' de aquella ciudad y se I'ecibió de abogado en
1778. Cuando le nombraron diputado del estado llano á
los estados generales, era un pCl'sollage tan obscuro como
la maTor parte de los hom)¡t'cs penel'sos que de los cua-
tro estremos de la Fl'ancia vinieron ú carr sobre Pal'Ís y
adquirieron una tan funesta celebridad. La naturaleza no
le habia destinado á otm cosa quc á vegetal' toda su vida
en una enria de [ll'ovincia, por que no tenia ninguna
calidad para brillar en un teatro como el de la capital.
Asi fué que á los principios no hizo mas que un papel
muy secundario y muy pl'Oporcionado á su talento. Quie-
ren algunos decir que era uuen mozo; pero si por tal se
entie\l(le el tener unas facciones I'eguhu'es pero inanima-
das, una fisonomia ffÍa y sin espresion, y unos ojos tan
inmóviles como si fueran de cristal, entonces no se
puede negar que el'a un tipo de uelleza En cuanto á sus
talentos oratorios solo puede decirse que era empalago-
sisimo, pedante y tan vacio de ideas, que en cuanto su-
hia á la tribuna, hastaba para qlW todos ceharan á cor-
rer de la sala. Yirndo pUf'S fl'lt' IIn j¡. llamaba Dios




IHU, TlU/)(:CTOH.


para oradol', ,iú si podia tI lo mellas llamar la alencion
tomo faccioso y asi se dió prisa en afilhu'sc en el club
brf'ton que acahaba dI' instabl'sc. Allí no dejó de hacel'-
se lugar mil los que ya soñahan en formar ulla rrpúbli-
ca, de modo (lile 110 se habían pasado seis meses de la
aperlma de los estados generales, sin que ya le hubie-
sen IXlUtizado con el nombre de el virtlwso. Para justi-
ficar este titulo no pel'dia Petion oeasion alguna sin de-
clamar contra la COI'te , contra el clero, y contnl la no-
bleza , que era el medio seguro de aJquirir prosélitos ,
que en Paris como en todas partcs miran con envidia á
todas las supel'iOl'idades sociales. El fué qnien en 'i 790
solicitó una ley contra los sospechosos, y quirn en la
misma srsion se opuso ú qne Luis XVI continuara inLit.n-
lándose rey por la gracia de f)i()s. Como Mil'ah(~:m 110 po-
dia menos de h:H~(~l'Ie som)wa, Jesde los principios se
dec!a['ú su antagonista y su peqlctno denunciador; pe-
ro la reina sobre todo e['a el ohjeto de su mayor aver-
sion, llegando hasta á designarla en la noche del i) dp-
octubre al pUllal de los asesinos. Conforme la asamblea
iba adelantando en la carrera de las rcyoluciones , iba
Petion aumcntando en influJo, á punto de que cuando
llegó la época del viage de Varennes le eligió la asamblea
pOI' uno de los tres comisionados que debian traer á Pa-
ris al de~g['aciado monarca. Su conducta en aquel viage
fué tan dllra y tan grosera, que no dejó duda alguna de
que aquella a\m~) era im~apa'L de n\ngnn \>ent\míento de
humanidad. En pl'Ueba de ello bastc decir que en el co-
che del rey ycnian ocho personas " contando los tres
comisarios, y por consiguiente el Delfin tenia que venir
ya sobre las rodillas del lino ya sohre las del otro. Una
"ez que estalla scmtado sobre'las de Pction, cmpezó el
lIiño á haeer algunos movimicntos propios de su tiel'na
edad, y Petion echándole en los muslos de su madre
dijo: « qué muchacho tan influieto y tan mal criado! "
Despues de tales llluestI'as de urbanidad "epublieana,
nadie estrañarú que en la st'sion del 13 de julio solicita-
se Petion que se le formase causa al rey; pero habién-




~08 ~OTAS
dos~ "(,\1sa,10:í ~WS:II' (1~ lo~ f'SfUCI'Wfl dl~ Gl'rgoil'f', d"
Hohespil',l'I'r, ¡k Yadicl' )' de otl'OS ll'l's ,imagiu\l la ramo-
sa prtieioll dd campo de )[al'w en q¡ie tanto tl'abajJ su
camarada y paisallo Bl'issot.


Concluida la tan larga como ftlllf'sta Ir~'is1atura dI' la
('ollstituyC'ntp, luyo Pelioll el honol' de srl' 1I(1\'a(\o en
triunfo 1)01' cl poplll:who en compaüia de Ho!Jespilw,'e, y
habiendo sido nDmlmHlo 1'1 1 j d(~ noyiemhl'p rOl'l'egido/'
dI' Pal'is, fnri aqllrlla nocÍie misma á tlal' las gmcias :i
los Jacobinos, El dia l." d(' .'lllo l'('usó il' Ú rumplinHm-
tal' Ú la I'rina, segun la costllmbl'(' inmemorial, dicien-
do que la ciud:\lI II~ Paris no la dehia nada á aquPlIa
muge¡', ~. qne si insistian rll ello sr I1r.gal'ia Ú pl'esidil'
la diplllacioll. Lui'f~o sn le ,iú OI'gauiz:tr, d~ concie/'Io
1'011 Collot ])'lkl'hois rl apothcosis dn los soldados del
c;¡ó'lillo ,i('jo , qlln se h:lhiall amol.in:H)o contl':I sus oti-
l'iaIes y s:\(l'lrado la caja del \'q.\imiento. Tamhien flJ(~
11110 de los p!'illcipalrs prolllO\'odo\'cs y dil'el'l.OI' único
<le b asonada lid ~W (le junio, eOlwel'tada antps pn Au-
tcnil en casa de Ca(¡:lIlis , entl'e d, J)anloll, SI. HIII'u-
gur ,Dujoul'llY ,COIlr!OI'cet y ('\ amo de la easa. Los de-
lalles de este dia pueden w!'se 1'11 el texto, :lIl11qUC hay
Illuchísimos omitidos pOI' el historiadOl'. Tres horas d('s-
pues dc este atcntado se suhió Petion sohre una silla, )'
dirigiéndose al puehlo le dijo: « Acabas de Illostrarte
« digno dc ti llIismo ) has saLido consery:u' toda tu dig'-
« nidad en lll(~dio de las mayol'es inqui(~tlld(~s. Ningnn
« cxccso ha Illalldwdo tus suhlimcs l1IoYi\1li(~ntos: ahora
« debes esperar, y cron que tu 'oz hal)!'ú sido pOl'lIn oi-
« da. Puehlo, se acerca la noche y debes retirarte. » La
multitud se I'(,tiró en ef('elO, y Petion so fuéú da\' enenta
ú la asamhlra diL:il'lltlo : « qne una mulLilntl de eilHlada-
" nos se habían dirigido il la habitarion del \'cy lo ellal
" hahía oeasíonado algunas illquietudr~, poro que él 110
(( habia tenido ninguna, p0I'<Jl1r sahia muy bipll de tl'e¡;
n años á esta pa¡'ln cuan I'espetada era su pPI'sona)' que
" los' magistrados lid puehlo yelahan para qlle sr le luYi(~­
" se el rE'spNO l}UP k rra d('hitlo. l> En!OIWI'S tnyo Yabzé




DEL HUIlt:CrOn. 40!}
la poca H'l'giicllza !Ir, proponel' qlw S(\ hi(:inse mcu('ioll
lIollt'osa del zelo y eondlH'ta de Pption , pel'o se opuso
necqllcy y se pasó á la Ól'den (Id dia.


El dia 6 de julio de arJnd mismo año salió un de-
creto drl departament.o de Paris , (\11 que se suspendia ú
Petion de sus fllll<:ion('s ¡\p cOl'l'egidm', cuyo dccI'rto [lié
connl'mado pOI' d rry el dia '12, pe ¡'O la asamblr:l le
anllitÍ PI 13, Entonces quedo Pction de ,-erdad(11'O rey de
Pal'is y publicó una especie dr manifiesto intitulado rcgla,~
¡[¡. mi conducta para con el lJHl!iJlo ,en el cual se Irs dice
daralllPnw á los agitadores que cualesquiera (TimCIWs
qne cOl1leties('n, no s(\ les considerará sino como ((lu-
cillado$ , y que en todo caso cuenten con Sil apoyo, Esta
IlI'ol1lesa no ca~ó, {'omo suele "e{'il'se ,('n saco roto,
porque desde aquel dia apellas se pasaba UIlO sin que hu-
hiese algnn aristócrata arrastrado por las cal1ps d(~ Pa¡'is.
Cuando llegaron ú la capital aqu('llas honlas de pillos del
JlH'dioclia tan hOl'rih\¡'JUente !'onoeidos <lespups hajo p\
nombre de Marselleses, el primel' homenage de respeto
(PW pl'estal'oll fll(~ :li \'il'tIlOSO PeLion, quien les l'ecibic'J
('Il d ayuutami(,lllO y c!('spu('s do :\I'(mgarlos lrs eln-iú {¡
qne se aCU:ll'tC'laS('1l ('11 d ('oHwnlo de S. Fr:Hlcisro ,
donde les cspel':luan ])anton , Camilo Desmonlins, Fawe,
}YEglanlinc )" el porta nacional Chenier , quienes les fes-
t('jaron , lf's flpIaudil'('on )' les comunicaron las últimas
instruccioncs, Al aC(~I'earse la fiesta del aniyers:u'io de la
I'ederarion, toda aquella gentualla gl'itaba por las calles
Pl!lion iJ la muerte, poniúldosc esta diyisa en los sombre-
ros y obligando á todos los U'anSt'tllltes Ú que hiciesen lo
mismo. Desdichado del que hubiese opuesto la menor
rrsistpncia! Ellos mismos decían que habían sido llama-
rlos para lIlalar al ['ey. Aquel oia ,-ino Petiol1 en tliunfo
al Campo de lUarlc, donde p habia llegado el rey pOI'
tletras de la escuda militar, y 110 puede neg:u'sc que es--
tUYO su yida en sus manos. Poco tiempo despucs hizo :\l'-
mal' d(~ picas ú la lia dt'l purblo y le mandó inc0'llor:u'
('/1 las tilas dI' la gllardia nacional. El dia 8 de agosto
1 ,!):::! ,illo Ú ~olicitar ~l la balTa la deposicion del monar~




\.10
ea ,en nombre de las 4~ se(~ciones de Pal'is, El ~) pOI' la
noche se pt'C'sentó Ú la asamblea, diciendo qlH' Ú llJed ia
noche se ha de toral' Ú rebato y que él cal'e(~ia d(] medios
para detener la insurreccion, A las once se fué al cuarto
del rey y estm'o encerrado con él hasta media noche,
despues ;le asrgur'arle que todo estal,a apaciguado, pero
:, poeos minutos empezal'on á sonaI' las campanas por
todos lados. Sabido es lo que pasó el dia 10 de agosto y
tambien lo de los primeros dias de setiembre, cuyas ma-
tanzas fueron anunciadas pOI' él ú la asamblea el 51 de
agosto, 'ferminemos cuanto antes podamos la historia de
este monstruo,


Nombl'ado diputado de la convencion por el depm'ta-
mento del Em'a y Loil'a, rue reelegido cOITegidor de Pa-
ris el18 de octubre, pero lo reusó temiéndose la llegada
de los Pl'usianos, cos.a que entonces se tuvo por mlly pro-
bable, Cuando negó el caso de la sentencia contl'a Luis
XVI, votó Petion la muel'te pCI'O con apelacion al pueblo:
flaqueza que no le perdonaron sus cómplices, y que les
mereció el título de dcfecciou, Entonces se vió precisado
á echarse ell bmzos de los gil'nndinos y de hacer causa
comun COIl (~lIos y esperimenla!' la misma suerte, Hahién-
dose huido al departamento de la Gironda eon Grange-
Ileuve ,Cnssy , Biroteau , Gua.det y Buzot fueron decla-
rados todos ellos fuera de la ley á propuesta de Robes-
piel'l'e, Los cuatro pl'ime1'os fllel'on guillotinados I'n Bur-
deos por ór'den de Tallien, y los otl'OS dos hahiéndose
ocultado siu saberse tionde, se encontraron SII& eadávc-
res comidos de lobos en un campo (~el'ca de S, Emilioll:
suerte digna de tales mahados,


PA.GI~A 559,


6 El mal'qlles de Savollieres era un antiguo teniente
-coronel de dragones y teniente de guardias de corps de
Francia, que se hallall3 de s('ryicio aquel dia, y le rompie-
ron Iln brazo de .un. til'O quc disparó un solrlado de la




]jEL TRADl.:CTOR.


gn:l\'(lia nacional de Vcrsallcs. Pl'Ohihiú ú los SIl~'O~ (Pl('
coutestasen ~. murió de resultas 111' la llPrida.


PAGINA 5i>5.


7 .1. D. Lanjuinais , abogado y pl'Ofesor de derecho
canónico en Heniles, fué lIo111bl'ado diputado del estado
llano ú los estados generales y uno de I~s fundadores del
dub I)\'etoll , que luego pasó á ser la sociedad famosa de
los jacobinos. Desde el 27 de junio 1789 se Jedaró COll-
tI'a la fÓl'l1lUla usada por el I'ey de ordeno y es mi voluntad
en todos los decretos y declaraciones que emanahan dI'
su dignidad. Pel'O al mismo tielllpo sos tUYO con lllueho
calol' en la sesion del 10 de agosto del mismo año, qU(~
los diezmos eran de derecho divino y que lo mas que po-
dia hacerse era reseatal'los. 1\las no por eso dejó de ser
uno de los mas ardientes pl'Omotores de todas las refor-
mas y aun de todas las estravagancias de aquel tiempo.
Una de ellas fué la de solicitar los derechos de ciudada-
no activo para los negros y gente de colOl': otm la de cs-
trañal' que, pOI' que se hubiescn abülido los títulos, se
permitiese ú los pl'íncipes de la familia l'cal usar los suyos,
y sobl'e todo que se tolerase el escándalo de que el rey
y el delfin nsasen de la gran banda del Espíritu Santo.
Cuando se concluyó la legislatura fué nombrado mic1l1-
bt'o deltt'ibunal sup¡'emo de justicia, y poco despues di-
putado á la convencion por el departamento de lile y Vi-
bine. Mas ya parece que se habian templado mucho sus
opiniones, pues que le vimos combatir con mucho vigo!'
las máximas y conducta de los terroristas, á punto d(~
proponer una ley contra los pr'Ovocadores al asesinato.
Así fué que inmediatamente le acusó Tallien de que era
fuldensista (feuillantiste) y los periódicos jacobinos le pll-
siel'On como un trapo por haher pr'Opuesto que una guat'-
dia departamental asegurase la independencia de la COll-
"encion. El n de noviembre 1792 se unió COIl LouoeL \'
con Barbaroux los cuales habian denunciado los l)I'imero~"
ú Hobcspienc:, y por consecucncia incurrió cn el ódio dt,


2,";




412 NOTAS
aquel tir'ano que ya empezaba ú tener mucho inflnjo. El
13 de dicíem!)!'e habló en t~wor de Luis XVI y propuso
que se le dí'jasen todos los medios de defensa como á
los demas acusados. Al dia siguiente apoyó la mocion he-
cha pOI' Bnzot, J'dativa á que se obligase á la familia de
Orleans á salir de 1;l'Ullcia 24 horas dcspues del juicio
del rey, añadiendo que habi(l ya tres mios que abrígaba
esta moríon en .m peclw. El if) yohió Ile nueyo á la carga
contra el duque de Orleuns, á pesar tle los murlllullos
de las tribunas y de los epigramas que le dirigian Billallll,
Tallien y cornpaüia. El 26 de diciembre tuvo la nol¡le
osadía de vitupel'Ur el acta de aeusacion contm el monar-
ea, y sin querer haj:lI' de la tribuna á p/'sar de los gri-
lOS, desenvolvió la atrocidad de un proceso en qne los
mas declarados enemigos de Luis XVI ilJ:m á senir de
testigos, oe acusadoJ'es, de jmatlos y de jueces: en que
le achacaban sin pudor los cl'ímcnes que habian co-
lIlí'tido ellos mismos, y singulal'mente la sangre derra-
mada el dia f O de agosto en el ataque de Tullí'I'inf:.. En
fiu llegó ú dal' e1IÍ1ulo de conspiradores á sus propios cóle-
;:!;as sí 110 rrrocnhan el acta dc acnsacÍon. En la rotacÍon no-
;ninal del i5 de ('.l1ero i 7U3 dijo que Luis XVI era culpable,
pCl'O que no cansen tia en nWOIlO('í'I'Se por juez suyo, y
al dia siguiente votó pOI' la reclusion y el destierro dí's-
pues <1e la paz, protestando en lodo caso contra la idea
de qlw S(~ diese fucrza de ley al resultado del proceso,
cualfluíera que fuesí', á no sel' que se reunieran las dos
terco-ras paJ'ws de Yotos. Esta proposicion, comhalida
pOI' Ganan Coulon, rué desechada. El 8 de fd)fel'o apo-
~ú con mucho calol' el decl'cto que mantlalJl\ pel'seguir
1'11 justicia ú los autol'es de las matanzas de selif'mIJl'e,
(IUf' los jacobinos tenian gl'ande !'mpeño en revocar. A
principios de marzo se opuso lamhien á la creaeion de un
t ['ihunal ['('volucionario, pl'oponi('ndo que á lo menos sus
all'ibuí'iOlws no se eslnl1lliesen mas que al casco de Paris,
El 30 del mismo mes denunció á Chahot, como uno de:
lot' Re[es de la conspil'[\eiou que {'slaba mdída contra
tilla poreioll de diplltados, y el 2 de junio desplegó loda




DEL TIUDUCTOn. 113
su encl'gia , en medio de los gritos é in,jmias de lkouet 'f
oLl'os energúmenos que lllchahan pOI' arrancade dr, la
tI'ibuna, Hahicndo cntonc-es Bal'l'cl'e propuesto que se
suspendiesen ú sí mismos ue sus funciones touos los di-
put¡ulos que Ilahian llegado á hacel'se sospechosos por
su propia segllritlad~ dijo Lanjuinais: ,,-Creo haber mos-
e[ trado hasta este dia alguna energia y ,"alor , y asi no
c< espereis d-e mí \'ti renuncia ni suspension. Sabed que Ulla
"víctima á quien se COlH]uce al altar no es insultada pOI'
~ el mismo sacerdote -qne la sacritlea. Se habla del sacI'i-
«fieio de mis poderes y ~sle uoes Illas que un abuso de
"palahras , pOI'que los sacl'iftcios deben ser libres y YO-
c< s0tros no lo sois, " Habiéndole al'l'estado en su casa a1
fin de aquella misma sesiolJ, logró evadil'se el dia 25 á
pesar de la vigilancia de la gendat'uHwia y así evitó la
muerte que suft'ieron nmellos de sus cólegas. La com"ell-
cion le declal'ó fuera de la ley; pero habiéndose sustraí-
do Ú tod~s las pesquisas, solicitó en noviembre 1794 set'
reinstalado en el cuerpo h'gislatiyo, y aunque se le ne-
gó por entonces, le yolviel'on á lIamal' el 8 de mar-
zo 179¡;.


Llegarlo d nHlS ele junio la nom!)I'31'On pl'Bsidente de
la asamblea y continuó dando muestras d-e mucho amOt'
á la repúhlica'j á la justicia. Habló muchas veces en fa-
vOl'-de los sacerdotes deportados, de los parientes de los
emigrados y de la libertad de cultos, sin dejar nunca de
mostl':U'se enemigo de los jacobinos y seccionarios, aun-
que oponiéndose constantemente á que se tomase contl'a
ellos ninguna rosolucion tiránica. Nombrado miembro
del confiejo de los ancianos, combatió con el mismo va-
lor todas las leyes que se asemejaban al sistema revolu-
ciollal'io , singularmente las que excluian del cuerpo le-
gislativo á los parientes de los emigmdos y á los tlrmantes
de algunas actas reputadas por incívicas etc. El 26 de
octubre 1795 fue electo secretario de su consejo y salió
de él en mayo 1797. Despues del 18 brumario fue nolU-
}}I'ado miembro del cuerpo legislativo y últimamente se-
lIador, habiéndose distinguido siempre por su illllexibi-




414 NOTAS
lidad en defender los vcrdaderos pl'incipios de la mOl'al
~. (le la j uslicía.


PAGINA 5a9.


8 Jacobo Guillel'l110 ThoUl'ct, abogado de Rechau v
diputado del estado llano á los estados gcnerales, naciÓ
en Pont l'Eveque en el mes de agosto 1746, hizo sus
cstudios en la universidad de Caen y fué el ornato de la
curia de Rohan hasta 1787. Nombrado entonces procu-
rador síndico en la asamblea pI'ovincial, fué tal el acierto
con que escI'iDió el informc sobre todas las operaciones
de aquella junta, que a dquirió la rcputacion de ser un
excelente publicista. Pero lo quc realmentc lc valió su
nombl'al1liento á los estados gencrales fué un escrito que
publicó en febrero 1789, intitulado: Avíso de los honra-
dos Normandos á sus hermanos, que lo son todos los buenos
franceses. La pl'imcra vez que habló en ellos fué acel'ca
de la denol1linacion que habian de adoptar para lo su-
cesivo, y á pocas sesiones ya· fué nombI'ado presidcnte ;
pero no faltando algunos mie11l1Jl'os de la asamblea quc
murnlUraban de esta eleccion, hizo su renuncia pOI' el
bien de la paz. Como individuo de la corilision de consti-
tucion, trabajó mucho en ella, sobre todo en la p~u'te ju-
dicial y administrativa. Sus principios el'an monál'quicos,
pero el miedo le hizo acercarse á los jacobinos, que co-
mo á tantos otros debian ocasionar su ruina. Desde en-
tonces empezó á "otar en favor de las cuestiones que en
aquella época eran de moda, como la Sup¡'csion dc las
órdenes religiosas, la 110 reeleccion de los miembros de
la asamblea aetual para la siguiente, la oposieioll abierta
contl'a las dos cámaras, y por último, cuando ocurrió
la fuga de Luis XVI, la dcclul'acion dc tl'aidoms eontra
todos los qUf~ hubiesen cooperado á ella. Nombrado pre-
sidente del tribunal de casacion , vino al fn!ute de su cuer-
po á felicitar primero á la asamblea legislativa en agosto
.1792 , Y despues á la convencían en 17!);) pOI' los be-
.1\os resultados de lo que se llamaba sus trabajos. Pero
de nada le sinieron estas adulaciones, porque teuia el




lIEL THADUCTOR.


delito de haber ~ido uno de los corifeos del partido cons-
titucional, y los terroristas no quisieron creer que hu-
hiese cambiado de principios. POI' tanto le condenó á
muerte el tribunal revolucionario el dia 25 de-abril 1794,
como cómplice de una conspil'acion descuhierta en la pl'Í-
sion del Luxemburgo donde estaha el\cerrado : murió á
la edad de 58 años. En ella escribió un compendio de
las rcvoluciones del antigno gobierno frances, ó mas
hien el análisis de las obras de Dubos y de Mably sobre
la historia de Francia.


PAGINA 560.


f) A. G. Camus , cOIlsegero electoral de TI'everis y
de la casa de Salm-Salm, de la academia de las inscrip-
ciones, diputado á los eslados genel'ales y á la conven-
cion nacional etc, etc. el'a abogado del clero de Pm'Ís
cuando principió la revolucion. Mas apenas sentado en
la asamblea, todas sus votaciones fueron con el partido
popular y en el sentido dd juramento del .juego de pe-
lota. Se opuso constantrmente á los empréstitos pro-
puestos por Necker antes (Iue el rey sancionase los aJ'tí-
culos decI'etados de la constilncion y la declaracion de
del'echos del hombre, aunque en estc último punto pro-
puso que se hiciese tamhien una lista de sus deheres, en
]0 cual no entró nunca la mavoria de la asamblea. Tam-
bíen fue él quien propuso la ~upresion de todos los esta-
blecimientos de la órden de Malta, que se pagaban por
el tesoro público, y en general de todas las pensiones
inscritas en el libro encarnado, cuya lista mandó impri-
mir para excitar alodio contra las prodigalidades de la
corte. Se declaró enemigo no solo de los ministros, mas
tamhien de todos los empleados superiores afectando una
severidad de principios económicos, que llevada al ex-
ceso impide toda administracion, En consecuencia de es-
tas ideas, se declaró tambien protector de todos los [:1(>
dosos, de cualquier naturaleza que fuesen, COII tal que
ob,.ámn como euemi(¡l'os de la eorle, de la nohleza y d('l




XOTAS


dero. POI' tanto soliótó y ohLu\o I'('compensas l1ac:iolla~
les en favor de los que so habian distillguido en Nuney,
ClI lVIetz, en Pamiel's yen la Bastilla. Cuando se escapa-
ron Ias)ias del rey, propuso que este fuese responsahlfll
de la conduela de su familia y qnc en todo caso se cer-
cenasen las ren tas de su rt~al pau'illlonio. Pcro aun fue
mayor su exasperacion cuando se supo la fuga del mis-
mo monarca, pues se empeñó en que hahian de yeni!' á
la barra los minisll'os , el corregidor y el comandante de
la guardia nacional, estl'añantlo que este se pres~ntase
con unifol'me en la asamblea. En el mes siguiente (3 de
julio HilO) piJió la supresion de todas las órdenes mili-
tares y de lOdas las corporaciones que exigian distincion
de nacimiento, esplicúlIdose de un modo mu)" acre con-
tI'a la nohlcz~ y en pal'lieular contra los pI'Íl1cipes de la
familia ('cinan te.


Una conducta semejante no podía menos tl-e valerle el
honor de Se!' nomlH'ado micmlJro de la com'tmeioll na-
cioual , en donde desde el primer dia fué nomhl'aLlo se-
cl'eLal'io y pidió un decreto de acusacion contra todos los
ministros que hubiesen dilapidado las rentas del estada, y
el sCGuestr'o de lo!! hiclles de todos los emigrados y de
las casas religiosas. En diciemhl'o de 1795 propuso que
se declarase á Luis X\'l culpable y enemigo uc la nacíon,
1:011 cUJo motivo le encargaron que pasase á Bélgica para
,el'ificar las quejas de DUlIlOUl'iez conu'a el 'míllistro dt.l
la guerra y los comisarios de la tesore¡'ia. Desde allí eu-
yió pOI' escrito su yoto de mucrte coutra el rey, y á su
,uella le nombraron lllielllhl'o de la comisiou de salud
pública. En su calidad de tal fué clI\iado COI! BClI!'l\oll-
"¡He al ejército de Dumouriez COII facultades de suspen-
der y arl'est~\l' á los generales, ú quienes trató con nota-
J)l!' aspereza; pero DlllllOUI'iez le previllo elltregúndole :'1
lus austriacos, juntamente con sus cólegas. Allí estmie-
rOIl presos en Maestríeht, Coblentz, Spielbprg, KUllis-
gl'alz y ultimumellte en OlmuLz, donde fueron canson-
d{JS COIl la hija de Luis XVI. En 179;) fue miembro del
4:onst'jo de los flll1lli(:nLos) d\,,,pnrs presidente y al lill,




DEL Tll.'\'J)UCTOll.


minisll'o Jl~ policia, cuyo destino reusó admitir'. Ya eu-
10llces con la edad y los desengaños habia cOlTcgido una
parte de sus opiniolles estr'ellludas, decIarúadose enemi-
go de la libertad absolnta de imprenta y de las socieda-
des secl'elas, que es en lo que paran siempre los mas
frenéticos deli~llsol'es tic la lícencia popnlar, despucs
que han iUllmlndo de males ú su patria. Cuando el di-
reclOfio dClllllleiÓ la cOllspil'acion de Dl'ouet y Babeuf,
fue Call1lls UlIO de los miembros encargados de exami-
nar las piezas del proceso, y en Sil \"ista propuso el 10 de
mayo 179G la r'esolucion de que se echase dePuris á
todos los ex-miembros de la cOlnencion Ilncional que
estaban sin cmp~eo, á todos los militar'es y empleados
destituíllos y ú todos los estraugeros, cOIlminúndolos COIl
la deportaeion si se les vohia á encontrar alli sin autori-
zacion. Ultimamcllte despues del 18 !)I'umario cuando se
abrieron los l'CgiStl'OS soum la cDnstitucion consular, fue
uno de los pocos que firma 1'0 11 pOI' la negativa, lo cual
uo impidió que Bonaparte le continuase eu su empleo de
:lrchi\ista lll:nor del reino. Murió en Paris el 2 de uo-
,'iplllbl'e 1804 de una aplop(~gia. Ha publicarlo diversas
aDl'as s()IJI'(~ 1IJ:llerias cclsiásticas ~' dif(,l'f~ntes memorias.


PAGlN"A 567.


JO Tcodoro de Mar)' , marques de FaYI'ás, era na-
tul'al tle Blois y habia s(~l'Yido en el cuerpo de mosquete-
teros desde 17;¡~, pasaudo desplles ú los dragones de
Bclzullce y últimamcute á la guardia de Suizos del her-
llIano mayo .. ' <1d \'ry en dase de coronel. En 1 í8G se fu<;
á Viena eon el oh.i('\t~ de h.acer' legitimar ú su mnger' que
era hi,ia única dPl pl'Íneipe ¡le AuhaltSdl:lucnhoUl'g, y
en 1787 mamlú ulla legion en Holanda cuando estalló la
l!ebdion contra el Estathoudel', Su condenacion ú muerte,
á pesal' de lo que dice el texlo , es uno de los hechos so-
hre ellyajusticia hay los maY0l'es motivos de dudar, y pro-
hahilísimarnmr1.e fu(~ ulla (le las víctimas del alucluamieuto
poPUlal' y ell' la pu~ilallilll¡daLl dc sus jueces. Su IllUg('I',




Id8 NOTAS
ú quien habian puesto presa durante el pl'oceso del mar-
(Iues , fué puesta en libertad, y el vizconde de Mirabeau
conlirió á Sil hijo un grado de oficialen su regimiento.


PAGINA 514.
-11 El marques de Bouillé era natuml de la Aubel'llia


y pariente de Lafayette. Despues de haber servido en
dragones le hicieron coronel del regimiento infanteria de
Vexin. Luego que llegó á mariscal de campo le nombró
cl rey comandante de las islas de sotavento. En 1778 se
apod~ró de la Dominica, San Eustaquio y poco despues
de San Cristobal de Nevis y del Monferrato. A su vuelta
le hicim'on teniente general y fué á mandar los tl'es obis-
pados, donde sujetó á la guarnicíon de Metz que se habia
subIendo, Lo mismo hizo despues en '1790 con la de
N:mcy que habia becho lo propio contra sus gefes. Ele-
gido por el I>ey para facilitar su evasion de Paris en junio
1791 , marchó al frente de un cuerpo de tropas para cu-
bril' el paso de la familia real, pel'o esta empl'esa se ma-
logró por avisos falsos ó por órdenes mal ejecutadas. No
tuvo él mismo pocas dilicultades para escapar de Francia,
é inmediatamente que llegó á Luxemburgo escribió una
carla muy intempestiya , llena de amenazas á la asamblea
diciéndola: ({ que si se tocaba á un solo cabello de Luis
"XYI marcharía sobre Paris y no dejaria en él piedl'a so-
hre piedl'a. )} La asamblea decretó el 15 de julio que se
le formase causa en contumacia. Desde Viena á donde se
refugió primeramente, pasó á la corte de Sueeia donde le
f'mplearon y donde ofl'cció en nombre de la corte auxi-
lios elicaces á los príncipes franceses. Supo ganar la es-
timacíon particular de Gustavo 111, Y en la corresponden-
cia que tuvo con este soherano sobl'e los sucesos de la
revolucion fI'alH~esa se encuentran datos muy preciosos.
Despues de la muerte de aquel principe pasó á Inglaterra
donde publicó sus escelentes memol'ias sobre la revolu-
don, tan frecuentemente citadas por :Mr. Thiers. El es-
tilo es sencillo v tiene todos los caracteres de la wrdad.
-'{mió en Loncl~'cs cnI80;).




IlEI. TRADUCTOR. 419


PAGll~A 582.


12 El padl'e Gerle, ú quien, como á todos los monges,
dan los franceses el título de Don, aplicallo al apellido,
cm un religioso cm'tujo, que fué diputado suplente por
el clero de Hiom á los estados generales -_ E\'a este buen
l'('ligioso una mezcla de filosofismo y de supersticion,
pOl'que al mismo tiempo que prestó el juramento cívico
del juego de pelota y propuso que se permitiese salir de
los conventos á todos los frailes que estuviesen fastidiados
de clausura, aunque no fueran secnlarizados; estaba es-
trechamente ligado en amistad con la famosa profetisa Ca-
talina Theos, que hizo un papel tan ridículo en tiempo
tlel tel'l'Or. No contento con esto, llegó su manía hasta
querel' ocupar seriamente á la asamblea lIe las predic-
ciones de otra visional'ia llamada Susana Labrouse,
:'t quien encerraron despues en Roma. El dia 'V, de
.junio 1794 le hicieron comparecer ante el tribunal re-
volucionario por una soñada conspiracion de la tal Cata-
lina Theos que pretenllia ser madre de Dios; pero Gerle
imploró la proteccion de Robespierre, á quien escl'Íbió
\lIuchas caltas esplicándole sus visiones, y por 11n consi-
guió la libertad despues del 9 thermidor, y ha estado
empleado algunos años en la secl'etaría del ministerio del
interior' .


PAGINA 585.


15 El bal'on de Menou fue uno de los diputados de
la nobleza que pasaron mas pronto á reunirse con los
del estallo llano. En 1789 quiso justi11ear al duque de
Ol'leans, de quien nadie queria tomm' la defensa. En
'1790 le nombral'on miembro de la comision de pensio-
nes, y se inclinó constantemente á los principios libera-
les. Concluida la sesion estuvo empleado en Pal'Ís como
mal'iseal de campo y mandó las tI'opas reales el 10 dc
agosto 1792. En 1795 le empleal'on cOIllI'a el Vandéc y
IIrgal'oll Ú 1I0mJ)1'arlr gPllrral PI! gcfe; pr/'o habiéndole




420 NOTAS
batido Larochejacquclein le destiwyó la convencion del
mando y le citó ú su barra, donde salió absuelto,


En 1 i95 defendió :i la conveneion cOlltl'a los jacobi-
nos y mI' recompensa se le regaló una al'madlll'a COIll-
pleta. lUas en cambio se puso de parle de las' seccio-
nes en la segunda insurrecion del mes de octubre de
aquel' ailo, por lo cllal tuYO qlrc sUú'i¡' otro consejo de
guena que It~ vohió ir ab~ohet'.


En 1798 le \leyÓ' Bonaparte á Egipto y allí se hizo-
malromcl:mo hajo el 110lllbt'e de A.bdalla y S(~ casó con
una jmell del pais bastante rica, hija del dueüo de los
baños de Alejandria. Despues qne sal~ó de allí Bonapal'-
le y asesinaron á KlcIwl' , tomó el mando del ejército.
fl'anees y resistit'l [os ataques de los illgleses , pero tUYO
que ceder al núnwl'o y capituló con ellos, Vino á Fran-
cia ti justificarse delante del primel' consul , que le re-
cibió con dulzura y le nOlllbl'ú miembl'o del t['ilmual, y.
hwgo le diú el gobierno del Piamontc.


PAGIXA 58G.


1.1, El' ,-izeonde de Voisius, mariscal d~ campo y co-
mandante de al,tillel'ia eH Valcnec, turo la desg-l'acia de
dnsagradar á los jacobinos de aquella ciudau, que temían
su carácter y sus principios, y asi desde el principio de
la l'nOlllcloJl trataron d(~ 1(~Yantal'le mil eahulIuias, sc-
gun su costnl1lbl'n. Ha,jo pt'etesto de que habia castigado
injustamente á Ull artillero y quc habia puesto la ciUlla-
deIa en estado de defensa para tiral' sobre la eílld;,\(l , ar-
maron una asonada en el mes de mayo de -1 iDO, y el
ayuuLamicnto le pasó un recado para (Iue fuese ;'¡ la igle-
sia de S, Juan, t!o[Hlc estaba reunido el pneblo,pal'aj ns-
lilleal'sc, Lo hizo asi en efecto; pCI'O cuaudo se (lispollia
ú salir, se eehal'Oll sobrc d aunquc estaba escoltado pOI'
indi"iduos del ayuntamiento,y le att'avesat'on á balazos y
cuehilladas arrastrando luego su cadáver por las calles.
Estas son geilcralmcllle las hazañas dcl pucblo soherallo
PIl I'cyohl('ioll.




DEL TJtADl"CTOR.


15 Bonifacio Riquctti , vizconde de :\lirabeau , nadó
en Riñon el 50 de Iloyiembt'e '1704 v l~ nombraron di-
pUlado por la nobleza ú los estados gelleralpso Fue celo-
so parlÍ<lul'io de la llloIlunluÍa ~' de las ideas monúrquicas
l ente¡Oamrnte opuesto ú las ideas de su hermano o L1a-
llIúhaIlle 1lfirabeatt tonel á causa de la gordura de su ,'ien-
tre y de sus muslos, pero em tan exag-er:J:{lo sIr realis-
mo , que el tlia ('Il que Luis XVI pl'rstó jUt'allWll to ú la cons-
lilucion , se salió de la sala. é hizo pedazos su espada,
diciendo, que pues el rey de Ft'auria se empeiJaba c n
uo scrlo o no llecrsitalm ya lener espada un noble para
defcntledeo Emigró, leyantó una ll'gion de realistas que
se unió mas talode con el I'j(\I"CilO de Comté ~. IllUI'ió á li-
11l'& d~ liU2 ..






NOTAS
y


PIEZAS JUSTIFICATIVAS
DEL TO~lO PRIMERO.


NOTA 1, PAGINA 114.


Si algunos bajos detractores no se hubiesen empeñado en
achicar mas de lo justo las escenas de la revolucion francesa,
no citaria yo el siguiente pasage de las memorias de Ferrieres,
yen particular el que voy á estractar para que se vea el electo
que. produjeron aUIJ en los menos plebeyos las solemnidades
nacIOnales de aquella gran época.


« No puedo resistirme al gusto quc tengo de refel'ir aqui la
impresion que hízo en mí esta augusta y tierna ceremonia,
y asi voy iÍ copiar la relacion que escrihí entonces cuando
c~si la estaba presenciando. Aunque este trozo no es histó-
nco , podrá tal vez escitar en los lectores un vivo interés.
. « Vestida la nobleza de negro con chupas, mangas y cuello
de tela de 01'0, cápa de seda, corbatín con encajes y som-
brero de plumas á la moda de Enrique IV; el clero de so-
tana, manteo y bonete, los obispos con sus hábitos mora-
dos y roquete, y el estado llano vestido de negro, con capa
de seda y corbata de batista. ,El rey se colocó en un estl'a-
do ricamente adornado, rodeado de su hermano mayor, del
señor conde de Artois, príncipes, ministros y gefes de pa-
lacio que tenian asientos un poco inferiores; la reina estaba
enfrente del "ey, con su euñada la condesa de Provenza , con
la condesa de Artois, las princesas y demas de la corte,




· ..


A.24 NOTAS
magnilicamente alayiadas y cubiertas dc diamantcs CJIlC /'''1'-
maban su cOI'te, L1S eallcs estaban colgadas de tapices (11'<1-
pitllS oe' la corona, y los regimieJltos de guaJias francesas y
suizas formaban la cal'l'~ra desde Santa María hasta San Lllis,
mientms qlle un gentío inmenso estaba viélHloles pasar COIt
un silencio respetlloso; los balcones aJomados de colga-
duras, las ,ventanas llenas de 'gt'nte y sobrc todo de mnge-
res muy Iillclas, adornadas con Sllma e1eganl'ia : i que varie-
{lad de tocados , de plumas y ele vestidos! i Qué amable
ternul'aestaba pintada en todos los semblantes y brillaba en
los ojos de todos! Palmoteo continuo y espresiollcs que de-
notahan el mayor interes ,y que continuabau aun ucs[ntes
de habernos perdido de vista, , ..• Todo tdlo formaba uu
cuadro hechizel'o, (JlJC Cl! vano intentaria d.!scribir. Hahia
de trecho en trecho onjJlCstas de música (Jlle llenaban el
aire ('011 sonidos melodiosos; marcha.s milital'(,s, I'uido de
tambores, sones de los clarines v la nohle salll1odia. de los
c1t;l'igos, todo ello t~ontribllia sin "discordancia ni confusioll
á solemuizar la pl'ocesion triun(;lllle del Eterno.


ce Al instante se apoderG de mí un (~xtasi5 dulcísimo, y se
me pasaron por la itlJaginacion pcnsamientos sublimes per'o
melancólicos. Pareeiámc ver á mi [lntria ;Ipoyada en la rcli-
gion y qne me decia: he aquí el imtante deeisiyo, qne va
á darme nueva vida ó auodadanlle para sicmpI'c ..... i Amor
de la patJ'i.l , tlÍ eras (lnien hablabas i[ mi COl'aZOll! j.'y qn(~,
será posible (¡tIC unos intl'iga'ules,. unos amhiciosos insensatos
intcnten pOI' vias tortnosas desunir' á mi llatda; funtlarán sus
sistemas destructores en progresos insidiosos y te diráll: tu
tienes dos intereses distintos, y toda tu gloria y poder tan
cnvidiatlos de tus vecinos, se disiparán como el humo im-
pelido por el viento del mediodia! ...... No, yo juro en
presencia tuya qne primero se me ha (~e pegar la lengua al
paladal', que olvitLtr tus grandezas y solemnidades. »


" j Qnó brillo derrama ha a(lucl aparato religioso sohre una
pompa plll"amellte humana! Sin ti ,ó vencI'ahle I'eligioll, 110
huhiera sido otra cosa mas que una vana ostentaeion <Id 01'-
gllllo; 1)1>1'0 tu purificas y santificas y engrandeces hasta la
misma gl'andeza; hasta los reyes y poderosos del. siglo pres-
tan homenage y tl"ibutan respetos, simulados pOI' lo menos,
al Rey de los reyes ... , .. Si, á Dios solo pertenecen el ho-
nor, el imperio. y la gloria ... , .. Esas santas ceremonias,
esos cánticos, esos sacel'dotes revcstidos con los ornatos
<11'1 sacrificio, (',,>os perfull1es, ese dosel y ~sc sol l'c~plant!e-




y l'TEZ;.\S Jl.:STIFICATIY AS. 425
eiente de 01'0 y pellrcrias,." Me acordaba de Ilqucllas pa-
IJbras del profeta, , , . hijas de J el'llsalen, vuestl'o rey se
acerca, pOlled las túnicas lJupciales y SJlid á recibirle, Mis
ojos se ,Il"l'asaban de lap'imas de gozo, Mi Dios, mi patda, y
mi, conciudadanos se habian idcntiftcado cOl;Jmigo, , ... "


"Lucgo que llegaron it San Luis los tres órden('s dell.'stado,
tomaron asiento en tahuretes que se habian colocado en la
nave, El rey y la I'eil'l<l se pusieron debajo de un aosé! de
terciopelo IllOrado sembl'ado de fl01'es de lis de oro; y los
ptincipes, princesas, gefes y tla.m:ls de palacio oCUpall.111 el
cerco destiuado á sus majestades. Colocóse el Santisimo Sa-
cramento en el alta¡' al son de una música muy espresiva, que
era el Oh sallllaris hostia; dntico sencillo, pero tiel'llo,
melodioso y excnto del bullicio instrumental que sofoca su
espl'esion. Esta armonía compuesta d{~ sol:ls voces qne se ele-
Y;lhan al cielo, mc confirmó en la idea de que lo mas sen-
cillo es siempre lo mas helIo, lo lilas grande y lo mas subli-
me .... j Que locos tson los hombres en su vana sabiduria
de ten el' por pueril el culto que se ofrece al eterno! j cómo
es posible que miren COIl indiferencia esa cadena moral <¡ue
une el hombre á su Dios y que parece que le mira y le toca!
El discurso de Mr, de La Fal'e , obispo de Nancy, tuvo por
tcsto, que la religion hace la Juerza de los impel'ios y la feli-
cidad de los pucblos, Esta verd;[(1 de (j!IC !JO dudaba nillgun
sahio DO cra ]lOl' {,jerto la cucstjon Illas importante q!le hahia
(JlIe tralar en aquclla augusta asamblea, mudJO mas cuando
el ,sitio y bs circunstancias abl'ian un campo lllucho mas V.1S'
to; perojel obispo d(~ Nancy no se atrevioá cntrar en él.


« A.I dia siguiente sc rcuniel'On los dipuLados en la sala que
It,s estaba preparad/I, y la asamblea no fue menos magestuosa
ni el espectáculo menos magnifico quc la vispera,


(¡Wc/J1'or;as drl marque,\' de F'CI'r;f.'/'cs, Tomo 1,'
prígiJ¡n 18)' .l'igllirntcs.)


NOTA 2 PAGINA u7'


Creo tle mi ohligacion I'e[crir a(luí los moti.vos en que fun-
daba la asamhlea de los comunes la dctermindcioll (lile pCll5a-
La tomar, Como es de mncha importancia este. primer acto
que fue quien dió principio á la revolucion, es esencial justi-
fical' Sll necesidad, y !'reo t¡ue el mejor modo de hacerlo es




426 NOTAS
eopiar los cOlIsiderandos que precedieron al acuerdo: uno y
otros fueron I'edactados pOI' el abate Sieyes,
~ Deliberando la asamblea de los comunes acerca de las


proposiciones de conciliacion que la han hecho los seiiores co-
misarios regios, no ha podido menos de tomal' al 'mismo
tiempo en consideracion el acuerdo que han tomado inmedia-
mente los señores de la nohleza al hacerles igual propuesta. "


" Sé que estos ultimos, ,í pesar del asentimiento que anun-
ciaron al principio, no tardaron en hact\r una modlficacion
que casi le revoca enteramente, y que por tanto semejante
acuerdo es una verdadera repulsa. "


" Por esta consideracion , y supuesto ¡¡ue los señores de la
nobleza ni siquiera se han desistido de sus primeras delibel'a-
ciones, contrarias á todo proyecto de union , se hallan los di-
putados del comun en el caso de tener por inútil oeupiu'sC Illas
de un medio que no puede llamarse conciliatorio, una vez
que ha sido desechado por una de las pal'tes que se ,'an ¡i
'Conciliar, IJ


« Estando asi las cosas y viéndose los comunes en la Illis-
~a situacion qOle al prir;cipio, cree la asamblea que ya no
puede esperar mano sobre mano á las clases privilegiada5 ,
sin hacel'se culpable con la nacion que tiene sin duda dere-
cho de ex igir mejor empleo de su tiempo, IJ


« Cree que €s un deber urgente de los representantes de
la nacion, cualquiera que sea la clase de ciudadanos á qlle
pertenezcan, constituirse inmediatamente en asamblea activa
y desempeilar el objeto de su misiono l)


« Encal'ga la asamblea á los señores comisarios que han
seguido las diferente~ conferencias llamadas conciliatorias, que
escrihan la rclacion de los largos é inútiles esfuel'zos de los
diputados del estado llano para atJ'aer á las clases privile-
giadas hácia los verdaderos principios, y se encarga de es-
poner los motivos que la obligan ¡. pasar del estado espec-
tativo al activo, y por último determina, que asi la relacion
como estos considerandos se impriman al frente de la pl'e-
sen te deliheracion. l)


« Pero ~upuesto que no es posible formarse en asamblea ac-
tiva sin averiguar antes de todo quienes tienen derecho
para componerla, es decir, quines tienen ó no la calidad
necesaria para votar como representantes de la nacion, cree
el estado llano tIlle debe hacer la última tentativa con lo~
señores del clero y nobleza, apesar de (ple estos han reusado
.hasta ahora dal'seá reconocer. "




y 1'lEZAS JUSTIFICATI\-AS 427
« Mas como la asamhlea tiene interés en hacer que consll'


la negativa de estas dos clases de diputados, en caso que
persistan en no querer ser reconocidos como tales, mil'a como
indispensable hacerles la última invitacion por medio de su~
diputados que tienen encargo de leerscla y ue dejal'les copia. "


" Señores, estamos encargados por los diputados de los
comunes de Francia de preveniros que ya 110 pueden diferir
por mas tiempo el cumplimiento de la ohligaeion impuesta á
los representantes de la nacion. Ya es tiempo seglwamente
de que los que se anunciau con esta calidad se den á ]·eco·
nocer por medio de una verificacion comun de sus poderes,
y que principien á ocuparse del interés nacional, que es el
único, y 110 los particulares intereses, que presenta un oh -
jeto digno de nuestros comunes esfuerzos. En consecuencia
y por la necesidad en que están los representantes de la lE.l-
cioH de ponerse en actividad, os suplican tIc lluevo, Seño-
res, y tanto en particnlar como colectivamente os intim,m
por última vez que vengais á la sala de los estados para asis-
tÍl' , concurrir y someteros como ellos á la verificacioll co-
mun de 105 poderes. !Igualmente estamos encargados de ad-
vertiros que dentro de una hora se leerá la lista general
de 105 distt'itos quc cstán convocados, y que inmediatameute
se procederá á la verificacion , y al que 110 comparezca se 1('
dad por nnlo."


NOTA 3 PA.GINA 15:1.


Yo no acostumbro :i apoyar con citas ni con notas sino lo
(!ue puede ser puesto en duda, y una de las cuestiones mas
importantes de la revolucion es la de saber si antes de. ella
teniamos ó no alguna constitucion , porque si careciamo, tle
una ley fundamental, esto basta para justific,u' nuestro deseo
de dárnosla. Me parece que en este punto no puede citarse
autoridad alguna mas respetable ni menos sospechosa que la
del señor Lally-Tolendal,y este escdente ciudadano pronun-
ció el dia 15 de junio de 1789 en la cámara de la nobleza !lIl
discurso, cuya mayor parte vamos á copiar:


« Señores, se han estado echando en cara y hasta con cier-
ta severidad á 105 miemhros de esta asamblea ciertas dudas
que manifestaron, aunque con pesadumbre y-reserva, sobre
lo que se llama nuestra constitucion; y aunque este ohjeto


l. 28




428 NOTAS
110 t\lVit~Sl' cünexioll mu~ directa eon (,1 ¡¡ue estalllos tratan-
do, pennÍtaseme, supuesto (fue ha servido de pretcsto para
la aells<!cioll, que lu sea tamhien para la defensa, y asi voy
,j dirigit, algunas palabras ¡í I,)s sl'ñores que 11[111 dado motivo
¡j ella."


(, No t xist!' ciertamente ley alguna por la cual se declare
(jlle los estados ¡;enerales hacen parte integrante de la sohe-
ranía, como que siempre que habeis solicitado esta ley in-
mediatamente salia un decreto uel consejo qlle os prohihia
deliberm', ó bien una sentencia del pal'lamento anulaba vues-
tras deliberaciones, "


" Tampoco hay ley que fije la necesidad de la I'eunion pe-
rióaica oe los estados generales, porque apesar de haberla
solicitado tantas vece:>, hace 175 años que no se hahian reu-
nido. »


fI No teneis ley alguna (jlle asegnre vuestra libertad illdi-
vidual de los atatjues dcl podet' arbitrario, plles que voso-
tros la solicitais y sin embargo hemos visto Cjue bajo el do-
minio (le llll rey cuya justicia y probidad conoce toda la El!-
ropa, !l;\Il hecho sus miuistros arrancar pOI' Jilerza á nuestros
magistr,)dos del santuario de las leyes por saldites arIllados.
:B~jo el reinado precedente todos los magistrados del reino
fueron arrestados en el tribullal mismo ó en SIIS hogares, y
dispersados por el deslielT0 los l!1I0S ;í la cima de las mon-
tañas, los otros al fango de Jos pantallas, y todos ;í pa-
rages mas horribles que 1,\5 mismas dreeks. Si retl'oeede-
mos algo mas, encontrareis una profusion de cien mil man-
damientos de prision díctados por miserables disputas teo-
lógicas, y si nos alejamos mas, vereis tantas comisiones san-
guinarias como arhitrari,ls prisiones, sin í,oder hallar otro des-
canso que en el reinado de Enrique cl bueno. "


" N o te neis ley que establezca la libertad de imprenta, por-
que por mas que la pidais vuestro pensamiento ha estado cn-
callenado, ahogados vuestros deseos y oprImido el grito dp
vuestro corazon, ya pOI' .Icspotismo de 105 particulares, ya
por el de bs corporaciones que es mas IPrrihle. "


« ~ o teneis, ó por mejor dceir, ya no teneis ley alguna
que exija vuestro consentimiento para las contrihuciones,
porquc aunque muy reclamada, habeis estado do,; siglos
cargados con tres ó cnatrocientos millones de impuestos sin
haher consentido en ninguno. " .


"No [eneis ley que declare I'espollsables á todos los I~I­
nistros elel pode¡' ejecutivo, por(!lIe por mas c¡ut' la hu~qllels,






y 1'lEZAS JCSTll'fCATlY,\s. 4-29
110 encontrareis que los autores dc esas comisiones sangui-
na¡'ias, los distl'ilmtol'es de órdenes arbitrarias, los dilapida-
dores del tesoro público, los (Iue violaron el santuario de la
justicia, los que sorprendieron las virtudes de un rey, los
que adularon las pasiones de otro, y los que han causado los
desastres de la nacion, hayan dado cuenta alguna ni su-
frido la menor pella. "


" Ultimamenle no teneis ninguna ley general, positiva, es-
crita, un diploma nacional y real al mismo tiempo, una gran
carta sobre que rcpose un órdcll fijo (~ illval'iable, en que
cada cual sepa 1.1 porcion de libertad ó de propiedad que debe
sacrificar para conservar las restantes, que asegure todos
sus derechos y defina todos los pocIeres. POI' el contrario, el
régimen de vuestro gobierno ha variado en c:oda reinado y
tal vez en cael:1 ministerio, depeudiendo sicml,rc de la edad
ó del earácter de un hombre. En las minoridades ó en rei-
nados de príncipes débiles se ha visto la autori(lad rcal~, qu.e
tan necesaria es para la dicha y para la dignidad de la nacion,
vilipendiada indecentemente, ó por los gl'andes que con una
,mano bamboneaban el trono y con otl'a oprimian al puehlo,
ó por corporaciones <fue unas veces invadian temerariamente
lo que otras habiau defendido con valor. Bajo príncipes 01'-
gullosos á quÍelles se lisonjeaba, ó de los virtuosos á quie-
nes se procuraha engañar , esa misma autOl'idad salia de to-
dos Jos lúnitc5; sin que hayan estado mejor definidos ni mas
demal'cados los podercs secundarios ó como llaman inler'
medios. Unas veces sentaban como principio los parlamentos
.que no podian mezclarse en negocios de estado, otras sos-
tenian que á ellos les tocaha tratarlos como representantes que
eran de la nacion, Por un lado hel1los visto proclamas que
annnciaban la volnntad del rey, por otl'o acuerdos €n<}ue los
dependientes del r.ey prohibian en su nombre que fuesen
obedecidas sus reales órdenes. Tampoco los tribunales estaban
mas acordes cntl'e sí , supuesto que se disputan su orígen, sus
funciones y se anatematizan mútuamente con sus sentencias. "


"Podria cste;ndermc hasta el infinito en estos pormenores,
pero me veo precisado á limitarme; y si Lodos estos hechos
son constantes, si no tencis ninguna de las leyes cIue pedís
sobre los puntos que llevo citados, y sí en caso de tenerla
(cuidado con 10 que digo), si en caso de tenerla careceis de
aquella que es necesaria para hacer que i'3 ejecute, la que
garantiza su cumplimiento, la que mantiene su estabilidad 7
llccidme Cll1(' ('5 lo que eutendeis por la palabra constitucion,




NOTAS


(.) convenid á lo ménos en que no es un gr-an delito dudar si
la tenemos (í no. COlltinuamente se ('stá diciendo que es me-
nester reuuirse á la cOlIstitucion; yo (Iuisil'l'a mucho mejor
I)\le eeh;¡semos abajo ese fantasma para s\lstituide una reali-
dad; y por lo que ha¡~e ¡( esa espresion de innovacioncs y
t'se apodo de i'lllO ¡'adorcs con que no cesan de zaherimos,
convengamos en que las primeras innova.,ioncs estiln en nues-
tnls manos y los primeros innovadores son nuestros poderes;
respetemos y hendigamos esa feliz inuovacioll que dehe po-
ner á todo el mundo en su lugar, restablecer nuestros dere-
chos inviolahles, hacer á todas las autoridades benéficas V á
todos los súhditos felices." .


" Por esta constitucion , sefiores , es por la que yo clamo,
y esa es el verdadero objeto de nuestros mandatos y debe 5el'
el fin de nuestras tareas. Esa cOllstitucioll es la que repugna
el mensaje que se nos está proponiendo, mensaje que com-
prometería al rey tanto como á la nacion; y mensage en Hn
que me parece tan peligroso, que no solo me opondré á él
hasta el último momento, sino {Iue si fuera posible que se
adoptara, me "eria en la dolorosa precision de protestar so-
lemnemente contra él. "


NOTA ~ PAGINA ch.


Me parece conveniente copiar el resúmen de los pode¡'es
presentados por M. de Clermont TOllnerre á la asamblea nacio-
nal, porque puede servir de una especie de estadística del
estado en (Iue se hallaban las bpiniolles f'n Francia durante
aquella época. POI' mas qU(~ la de Paris tllvi('se no poco influjo
en la redaccioll de este resúmeu , 110 pOI' eso deja de ser cierto
(Iue se consultó mucho la de las provincias, y este es precisa-
mente el puuto de vista hajo que yo considero su imp0l't,mcia.
h!{orme de la comúioll de CO/lStltltclOl/ que contiene el rf'SlÍ-


men dc los p"r!acs en lo relativo á este objeto, lddo en la
asamblea nacional por d Sr. conde de Clermoflt TOfl/UNTC ,
(?Illa SCSiOfl dd27 dejulio 1789.


" Señores, habeis sido llamados ,i rcgCllcra¡' el impet·jo
frauces, para lo cual deheis contar con vuestra propia sa-
hiduria y la de vuestros comitentes.




y PIEZAS Jt:S1'lHt:.\T1V,\S.


« Con este objeto nos ha parecido conveniente r('tlllir v
presentaros las luces que están esparcidas en la mayor pal'le
dc Ilucstras instrucciollcs , á las cltalc,; sc seguid luego la idea
particular Je vuestra conviccion , y las que ha podido Ó pue-
da recogcr de los difcrcntcs plancs, memorias y observacione:i
{fue la han dirigido ó dirijan varios l-¡articulares y llliell1bl'O~
dc esta augusta asamblea.


« Vamos á daros cuenta de la primera parte de este t¡'abajo ,
y se reducc, señores, á IIue nuestros comitentes estan todo;;
dc acu,~rdo sohre un punto, que es la I'cgeneracion del estado.
Pcro hay unos que la esperan de \;¡ sola reE'mlla de los abusos
V del restahlecimiento dc una constitacioll que cxistc hace
~atorce siglos, y que todavia lcs pal'cce posiblc que pueda
revivir, con tal quc se ¡'cparclJ los ultragcs que ha hccho en
ella el tiempo y las inumcrahles iU:illtTcccioucs del inll'rcs per··
sonal contra el del público.


" Ot¡-Q5 hay que miran como tan viciado el régimen social
existente, que pidcn una eOllstitucioll llueva, y para ello os
autorizan con los poderes necesarios con tal; que mantcllgais
gobiemo y formas monárquicas, que estan en los corazo-
nes de todos los franccses y descan y os maudan conservar y
respetat' ; pero en lo dernas estai, autOJ'izados para funda¡'
una constitucion que fije sobrc principios segul'os la distiu-
ciol1 regular de todos los podel'es y la pl'osperidad del impe-
rio frailees. I~os que asi pi('llsan acreditan, scñores, quc el
primel' capítulo de la constitucioll contuviese la declarácion
de los dcrechos delltombre', de aquellos derechos imprescrip-
tibies, para cuyo mantenimiento se estahleció la sociedad.


" Esta propuesta de la declaracioll de derechos, pOJ' tanto
tiempo df"scollocida , es, digámoslo asi , el único punto de di-
vergencia quc existe entre los poderes quc reclaman una COJb-
titucion nueva y los que solo se contentan con el restableci-
miento de la que miran como actual.


Asi UtlOS como otl'OS COnvienen uniformemente en los
principios del gobierno monárquico, en la continuacion de su
autoridad, en la organizacion del eucrpo legislativo, en la
nccesidad del consentimiento nacional para las contribucio-
nes, cn la organizacion dc los cuerpos administrativos \' (~ll
cuanto á los derechos de los ciudadanos. '


" Vamos ahora á recorrcr estos difcrentes objetos y pre~Cll­
t.ar á nuestra vista como dccididos a(¡llcllos rcsultados (¡lle SOIl
uuiformes, y como cuestionables, agucllos Cll 'Ille dili(,l'clI Ó se
"onlradiecn los mandatos quc hemos estra~tado ha,ta ahora.




" 1.° SOIl ulliYel'5aJllwntc rcconocidos y cOIJ:iagrados cn el
lIIayor lIúmcl'O dc instruccioncs sin que se pongan en duda en
ninguna de c1las, Jos principios de gobicrno monárquico, iu-
violabilidad de la lJersona del rey y sucesion á fa corona de
yaron en varon.


" 2.° Igualmente es reconocido el rey como depositario
del poder ejecutivo en toda su plenitud. .


3.' Se pide generalmente la rcsponsahilidad de todos los
agentes de la autoridad.


,,/,.0 Algunos mandatos reconocen en el rey el poder le-
gislativo limitado por Jasleyes fundamentalcs y constitnciona~
es del reino; otros son de dictámcn que puede el rey, en
el intérvalo de una asamblea de los estados gcnerales á otra,
dictar solo las leyes de policia y administracioll, que tengan
el c~lrácter de provisionales, y pam ellas solo se necesitará
la toma de razan libre en los tribunales supremos; uno de
Jos distritos cxige que esta toma de razon no ha de verifi-
carsc sin el consentimiento de las dos tercel'as partes de las
comisiones intermedias de las asambleas de distrito. El mayor
número reconoce la nccesidad de la sancioll real para la pro-
mulgacion de las leyes.


" En cuanto al poder legislativo, la pIul'al'idad de los man-
datos reconoce que reside en la representacion nacional, bien
que con la eláusula de la sancion Feal; y parece estar muy
gravado en la mcmoria de nuestros comitentes aquella anti-
gua máxima de las capitulares: Lea; jit COllSCIlSU populi ct
COI/st tutiollc rcgi~·.


"Por lo que hace á la ol'ganizacion de la representacioll
nacional, las únicas cuestiones que teneis que resolver se re~
fieren á la convocacion y duracion, modo de constituirse y
órden cnlas deliberacioncs de dicha represcntacion. »


" En cuanto á la convocacion de ella, declaran unos que lus
estados generales no pueden disolverse sino por si mismos;
otros son de parecer que el reyes quien tiene derecho de
convocarlos y disolverlos, aunque con la única condicion de
convocar otros inmediatamcnte. })


" Sobrc su duracion ,pl'Oponen unos cIuC sean periódicos
los estados gcnerales que dependan de la voluntad ó intereses
de los depo~itarios de la autoridad; otros, aunque en menor
número, piden que sean permanentes, de modo que la sepa-
racion de los miembros no lleve consigo la disolucion de los
estados.


" De este ~ístema de periodicidad se ha originado otra ellc . ,·




y PIEZA~S Jl;STlFICATl\'.\S. 433
tion: ¿ habriÍ Ó 110 una Gomision permaenntc durantG el intér-
valo de las legislaturas? La mayol' parte ele nuestros comiten-
tes mira como peligrosa la existencia ele semejante comision.ll


« Sobre su cOlllposicioll cst¡ín unos por la sepal'acion de
los tres ónlenes dcl estado; pero supucsto que ya 11I11chos
señores rept'csentantes han recibido amplificaciones dc sus
poderes, no pueele ofrecet' grandes dificultades esta cllestion.«


" Alfillnos distritos proponen la reunion de los dos prime-
1'03 órdenes en una misma c:ímal'a; otros que se suprima
el del clero y se rcpartan sus individuos entre los otros dos;
utrus que sea doble la representacion de la nobleza de la del
del'o y (lile el númel'O de amhas sea igual :í 1<1 del estado llano»


« U no de los distritos, al pedir la rellnion de los dos prime-
ros ordenes, ha propuesto el establecimiento de un tercero
hajo el titulo de órdcn de las campiñas. Tambien hay quien
ex.ige (Iue ningun individuo que ejerza cal'go , empleo ó digni-
dad en la corte pueda ser miembl'O de los estados generales.
Ultimamente, el mayor número desea la inviolabilidad de las
personas de los diputados, sin que ninguno se oponga á ella.
Acerca llel modo de deliberar, est¡í ya resuelta la cuestioll de
si ha de ser por individuos ó por clases; solo que algunos di-
stritos quisieran que toda resolucion fuese tomada por las dos
terceras partes de votos. "


« En lo que hay ulJa vcrdadpra uníformidatl es en cuanto á
1,1 necesidad del consentimiE'lIto nacional para los inlpues-
tos, debiendo vosotros \"otar. la dllracioll de ellos, con tal
que no esceda del tiempo desde una reunion de los estados
á otra; y esta clásnla imperativa Ics ha parecido á todos el
mas seguro garante de la perpetuidad de vuestras aSlllnbleas
nacionales. "


" Como un empréstito !lO es mas que un impuesto indirecta,
les pal'eee que debe sllj':'tarse á los mismos principios. "


« Algunos distritos hacen una distincion entre impuestos
temporales y los que no tienen por objeto la liqulbcion de
la dcnda nacional, flueriendo que estos últimos permanezcan
hasta su t::Jtd cstincioll. "


"En cuanto á los cllf'rpos administrativos ó estados pro-
vinciales todos convienen en que se estahlezcan, v la ma-
yor parte confian su organizaciün á vuestra sabiduría. "


" llltimameute, toda la nacion francesa reclallJa los dere-
chos de los ciudadanos, su libertad y su sq;lIra propiedad,
(luericndo que cada IlllO de SlIS IlIicmbros sea illyiolahle ('ti
,>us propiedadc., particulares, a"i r01ll0 lodos ('"ij"u la iu\io-




NOTAS


labilidad de la propiedad pública; ia libertad individual cn
los terminas que acaba de fijarla para siempre la voluntad
nacional; pide la libertad de imprenta ó la libre comullica-
cíon del pensamiento; manifiesta su indignacion contra los
mandamientos arbitrarios de prision (lew'cs de cachet) que
disponian caprichosamente de las personas, y contra la vio-
lacion del secreto del correo, qne es una de las mas absur-
das e infames invenciones del despotislllo,»


" En medio de este concurso de reclamaciones hemos ob-
servado, señores, algunas modificaciones particulares relati-
vas á esos mandamientos de prision y á la libertad de la im-
prenta, las cuales sabreis apreciar en vuestra sabidurÍ:t y tran-
quilizareis sin duda ese sentimiento del honor franees, que
arrebatado por su horror á la ignominia, ha desconocido mu-
chas veces la justi.~ia , y que se apresurará á obedecer á la
ley que se dicte contra los fuertes can la misma 5ull1ision que
cuando solo se promulgaba para 105 débiles, Vosotros disi-
pareis las inquietudes religiosas, reprimiendo los frecuentes
llltrages que han sufrido bajo el régimen prohibitivo, y el
clero se acordad de que la licencia fué por largo tíempa
compañera de la esclavitud y reconoced que el primero y
mas natural efecto de la libertad cs el restablecimiento del
árden, de la decencia y del respeto á todos los objetos de la
veneracion publica. »


"A esto se reduce, señores, el informe que vuestra comi-
5iol1 ha creido deber daros de lo que dicen vuestros man-
datos relativos á constitucion, En ellos encontrareis sin duda
todas las piedras fundamentales del edificio que estais encar-
gados de construir hasta su ~Itura; pero tal ve:t echareis de
menos aquel órden y conjunto de combinaciones políticas,
sin las cuales siempre ofrecerá muchos defectos el régimen
social. Allí estan indicados los poderes, pel'O no distingui-
dos con la necesaria exactitud; no está bien demarcada la
organizacion de la representacion nacional; no se han asen-
tado los principios de eligibilidad ; pero vosotros suplireis
cstas titltas. La nacion desea ser lihre, y á vosotros os en-
carga su emancipacion; el gcnio de la .FralleÍa ha precipi-
tado, digámoslo asi, la ma¡'cha del espíritu público, acumu-
lando para vosotros en pocas horas aquella esperiencia que
á penas podria esperarse del trascu,'so de muchos siglos.
Podeis , señOl'es, dar una constitllcioll á la Ft'ancia; el rey
y el puehlo os lo piden, y lino y otro lo merecen. l) •




r PIEZAS JUSTIFICATlVAS.


Resultado de es/meto de los poderes


PRINCIPIOS CONVENIDOS.


"A.rt. l." El gobierno (I',mees es monárquico.
2. La pel'sona del reyes inviolable y sagl'ada.
3. Su corona es hereditária de varan en varon.
4. El reyes el depositario del poder ejecutivo.
5· Los agentes de la autoridad son responsables.


435


6. Se necesita la sancion real para la promulgacion de>
las leyes


7. La nacion hace la ley con la saIII:.ion real.
8. Se necesita el conse'ntimiento nacional para los em-


préstitos y contribuciones.
9' Na pnede concederse impuesto alguno sino por el


tiempo de una legislatura á otra.
10. La propiedad será sagrada.
11. La libertad individual será sagrada. "


Cllestiones en que TlO se pronunciaron
uTliformemente los poderes.


AI't. 1.0 ¿ Ha de ser limitado el poder legislativo del rey
por las leyes constitucionales?


2. ¿ Puede el rey solo hacer leyes provisionales de policía
y administracíon en los intérvalos de las legislaturas?


3. ¿ Estarán 5ujeta~ estas leyes á libre toma de razon de
los tribunales supremos?


4. ¿ No podrán disolverse los estados generales mas que
por sí mismos?


5. ¿ Puede el rey convocar, pronogal' y disolver 105 es-
tados generales?


6. En caso de disolueion ¿ no está ohligado el rcy á ha-
:er nueva ronvocacion inmediatamente?


7. ¿ Serán permanentes ó periódicos Jos e~tados gene-
'aJes?


8. Si son periódicos ¿ habrá comision permanente!
9. ¿ Se rCllni.·án en una sola cámara los dos primeros


.rdenes?
10. ¿ Se !Ol'lllal'iÍu las dos CiÍmal'as sin distinciotl de clases?
1 I. ¿ Se repartir,tu los miembros del del'{) cutrc las otms


,los claól's ~




-í36 NOTAS
12. La I'elwesentacion elel clero, nobleza y estado llano


¿ estará en la propOI'cion de uno, Jos y tres?
13. ¿ Sc establecerá otra tercCI'a clase bajo la denomina-


cion de ól'den de las campiñas?
14. Las pel"sonas que ocupan cargos, empleos Ó digni-


dades de la corte ¿ podrán ser diputados á los estados ge-
nerales? .


15. ¿ Serán necesarias las dos terceras partes de votos
para formal' resolncion ?


16. ¿Se continuarán cobrando los imput'stos destinados
á la liqlliJacion de la deuda nacional hasta su total t'stincion?


17. ¿ Serán aholitla:; Ó modificadas las órdcnes arbitrarias
de prióion.


18. ¿ Ser,í índelinida ó modificada la lihertad de imprenta?


NOTA 5 PAGINA 29L


Se hallará al principio del segundo tomo CII que comÍen1.a
la historia de la asamhlea legislativa, UII juicio que me pare- ,
ce justo, sohre los defecto, d~o la constitucioll de!) I , Y me li-
mitarlo en este lugar á decir una palabra snhre el proyecto de
e;;tablecer en Francia eH aquella ('poca (01 gohie\'no ingles. Esta
forma de gohierno es una transaccion entre los U"es interese~
clue dividen los estados modernos, el poder real, la aristo-
cracia y la democracia. "No es posible semejante transaccion
sino despues que se han agotado las fuerzas, es decir, des-
pues del combate ó lo que es mas positivo despues de la l' e-
volucion. No se vel'ificó en efecto eu Inglatcrt"a , sino despues
de una larga lucha sostenida por la democracia y por la U511r-
pacion. Querel" lran,igir antes del combate es querer hacer
la paz antes cllle haya hahido guena, Es una verdad t1"Íste pe-
ro inconcusa, que los homhres no transigen sino cuando se
han agotado sus fnerzas, POI' consiguicnte no era posible eS-
tablecel" en Francia la cOllstitut:ion inglesa sino des]lues de
la I"evolucion. BUCIIO era sin duda predicarla, pero se toma-
ron mal b5 medidas, y aunque se hnhiescn tomado con mas
acierto, es rcgular qU(" 110 se huhiera logrado el intento, Aña-
diré para (Ine sea menor cl >icntimi(,nto, que aun cuando se
huhiese copiado eu lluestro corligo la constitucioll inglcsa cn
toda ou integl'idad ,l'~la tl'ansaeeioll ]JO hubicl'" calmado las




DEL tRADUCTOH 431
pasiones y los partidos se halll'ian enzarzado íguallllelltc. dilll-
dose la batalla no ohstantc aquel tratado preliminar. Vuel-
vo pues ,1 repetir quc era inevitable la guert':!, es decir, la re-
volucion. No concede Dios la justicia á los hombres sino á
costa de combates,


NOTA 6 PAGINA 296.


Estoy muy léj05 de desaprobar la obstinacion del diputa-
do Mouuier , por que no hay cosa mas respetable que la coo-
viccion, pero este es Un hecho muy cllrioso de averiguar,
Véase a¡lllí un estraeto de Sil informe á SIlS comitentes, en que
dice:


"Muchos diputados se propusieron obtener de mí el sacri-
fi('io de la sal/ciOIl real, ó por lo menos, ya que ellos cedian
en algo de sus opinion,es ,me instaban á que yo les concedie-
se en cambio alguna compensacion , y me llevaron (i casa de
un celoso pat,tidario de la libertad, el cual deseaha una coali-
cion entre ellos y yo , á fin de que la Iihertad tuviese menos
obstáculos, y que pt'ometió estar presente á nuestras confe-
rencias sin tomar parte en la deósion. Acepté la propue~ta
con el ohjeto de ilustrarme ó¡ de convencerlos, y en efecto
se declamó fuertememe contra los soñados inconvenientes de
que tuviese el rey el derec o ilimitado para impedir una
nueva ley, y se me aseguró que en caso de reconocersp. tal
derecho por la asamblea, tendriamos una guerra civil. Estas
conferencias se reuovaJ'oo dos veces sin resultado alguno y
se volvieron á verificar en casa de un americano, muy co-
nocido por sus luces y por sus virtude~, que reunia la es-
periencia á la teoría de las instituciones propias para mante-
net' la libertad. Este aprobó decididamente mis principios, y
luego que se desenjéañaron de que eran inútiles todos sus es-
fuerzos para sepat'arme de mi opinion , concluyeron por de-
clararme que no daban gran importancia á la cuestion, sin
embargo de que pocos dias antes me la presentaban como
una causa nada menos que de guerra civil; ofrecieron votar
en lavol' de la sancion ilimitada y aun en el de dos c.l-
maras, con tal que yo no apoyase en favor del I'CY el dere-
cho de disolv('I' la asamblea de r('prescntantes; que no ha-
bia yo de reclamar sino 1111 Feto slIspcnsiyo ell la primera
c¡tllJara, ni l11e opondria it (11lC Se hiciese IIlIa ley fUllda-




1.38 NOTAS
menta l que estableciHa com'cllcioncs nacionalcs en épocas
lijas cuando las requiriese la asamblea de representantes, ó
la de las provincias para retocar la cOllstitucion y hacer' en
ella las alteraciones que se creyeren convenientes, Entendian
por cOI/('cnciones nacionales unas asambleas en que se re-
fundiesen todos los derechos de la nacion; que reasumiesen
todos los podercs, y quc por consecuencia anonadasen con
su presencia la autoridad del monarca y la legislatura ordi-
naria; que tlispusiesen arbitrariamente de toda autoridad,
echando abajo, si querian, la eonstitueion y restablecien-
do el despotismo ó la anarquía. Ultimamente pretendian en
cierto modo dejar al arbitrio de una sola asamblea con el
nombre de eonvcncion nacional, la (lictadura suprema, es-
poniendo el reino á un retorno periódico de facciones y de
tumulto, l)


"Yo no les oculté la sorp,'esa que mc causaba ve,' que
se tratase de comprometerme :i disponer de los intereses del
reino como si n050tros fuesemos dueños de ellos, y les ma-
nifesté que no dejando mas que el 'vcto suspensivo:i la pri-
mera c,ímara, si estaba compuesta de ,dembros eligibles,
seria dificil podeda formar ue personas dignas de la confianza
})ública, y entonces todos los ciudadanos preferirian setO
nombrados representantes, y que siendo la cámara juez de
los crímenes uc estauo, dehia estar rcvestida dc gr;lll dig-
nidad, y por consccucncia no debia su autoridau ser me-
nor que la de la otra cámara, Ultima mente añadí qne cuan-
do yo tenia por verdadero un principio, estaba obligado á
defenderle y no pouia disponer de él, supuesto (Iue la ver-
dad pertenece ;¡ todos los ciudauanos, "


NOTA 7 PAGINA 306.


No son bien conocidas todavia las particulal'Ídades de la
conducta de Mirabeau respecto :i todos 105 partiuos, pero
lo serán mny p\'Onto, He logrado de los mislllos que tieuen
ánimo de publicarlas algunos infonnes positivos, y he tenido
en mis llIallOS varios documentos importantes y cntre ellos un
escrito en forma de proJcsion de fe donde constaba su tra-
tado secreto con la eorle. No mc es lll'l'Illitido dar al ptiblico
lIillgullo de estos dOCUUlelltos ni citar los nombres de sus dc-




\' PIEZAS JUSTIl'JCA TlVAS.


{lositarios, Illas lo que puedo ciertamente afirmar es que ¡¡
nadie le quedar:'l la menor' duda luego que se publiquen, Lo
que he podido decir con sinceridad es (jire Mil'abellu no tu V!)
nunca parte ('n las conspiraciones secretas del duque de 01'-
leans, Salió Mirabcau de la Provenza con un solo proyecto,
que fuó el dc combatir al poder arbitrario que tanto le habia
hecho sufrir y que su razon igualmente que sus principios le
hacian mirar como d~testable, Luego que llegó á Paris trató
mucho cou un banquero, muy ronocido entonces, hombre
de gran mérito en cuya casa se hahlaba mucho de política,
de hacienda y de economia pública; allí adquirió lUuchos
conocimientos de estas materias y formó relaciones 'con
los que componian la llamada colonia ginebrina desterrada
que contaba entrc sus individuos á Clarion, el que despues
fué ministro de hacienda. Sin embargo no formó Mirabeau
ninguna amistad intima, sino que tenia mucha familiaridad
en sus modales, lo que provenía oel propio conocimicnto ele
sus fuerzas, que el no sabia ni quel'ia disimular. Por un efcc-
to de esta misma familiaridad se franqueaba con todos en
términos de parecer amigo íntimo de todas las personas
á quienes se acercaba; asi es que muchas veces pasó pOI' te-
ner relaciones de amistad y hasta por ser cómplice de ciel'-
tos hombres, cuyos intereses eran enteramente diversos de
los suyos. He dicho y repito, (IUC Mirabeau no era hombre
de p.1rtido. La aristocracia no podia contar con él y el parti-
do de Neckcr y de l\'IoulIier lIO acertaron á comprenderle. El
único con quien pudo creerscle unido fuó con el DWlue de
Orleans , porque en efecto Mirabeau le trataba familiarmcnte,
y por que suponiéndoles á amb05 una g¡'an ambicion , pal'e-
cia natural que el uno como príncipe y el otro como tribuno
hubiesen formado alianza. Otros motivos hacian verosímiles
estas suposiciones, á saber, los apuros dc :Mirabeau y la in-
mensa fortuna del duque de Orleans, mas sin embargo lVli-
rabeau continuó siendo pobre llasta que empezaron sus re-
laciones con la cortc. Entonces se contentalJa con observar á
todos los partidos, procuraha hacerlos esplicarse y conoció
demas iaelo su propia importancia para comprometerse á la
ligera. Una sola vez tuvo un principio de relaciones con uno
ele los supuestos agentes del Durlue de Orleans, que le convidó
á comer y el aceptó d convite, mas por curiosidad que por
ningun otro motivo. Pero antes de ir á la cita díó parte á su
confidente íntimo, el cual se mostró muy satisfecho de aque-
lla entrevista porque esperaba de ella grandes revelaciones.




440 NOTAS
Se verifkó la comi.da v all1lol1lento vino 'Mil'ahc,111 á con tal'
lo que habia pasado (';1 ella, que se redueia á insinuaciones
vagas sohre el duque de Orleans, sobre el aprecio que hacia
de los talentos de Mil'aheau y sobre la actitud que se le su-
ponia para gobernar un estado. Fué pues del todo insignifi~
cante aquella entrevista, y lo mas que se podia inferir de e\la
es que habia disposiciones para hacerle ministro. Asi es que
con su acostumbrada joco.tiidad dijo á su amigo !< ya no me puc-
de faltar un ministerio, supuesto que el duque de Orleans y
el rey quieren igualmente nombrarmc. (( Pero todo esto no
pasaba de chanza y el mismo Miraheau jamas <lió crédito ¡í
los proyectos del duque,


NOTA 8 PAGINA 3'2í.


La carta del conde D'Estaillg á la Reina es un monumento
cUl'ioso que dehe siempre consultarse cuando se hahle de
lasjoruadas de 5 y 6 de octuhre. Este valiente marino tan leal
como independiente ( <:nalidades que parecen contradictorí.ts
pero que se hallan á menudo reunidas en los mal'inos) ha-
bia conservad" la costumbre de no oculta¡' nada á sus prínci-
pes á quienes amaba. No puede ofrecer duda su testimonio
cuando está consignado en una carla confidencial en que es-
pone á la reina las iutrigas que ha descubierto y que le ha nin-
quietado mucho. Por ella se verá si en efecto la corte tenia
proyectos en aquella época:


" 1\'li deber y fidelidad exigen que ponga álos pies de la Rei-
na, la relacion (le mi viage á París. Se me alaha de que
duermo con trauquilidad la víspera de un asalto ó de ulla
hatalla naval, pero me atrevo á asegurar quc tampoco me
intimidan los llegocÍos. Criado al lado del Delfin fIue me
honraba con su estímacion , acostumbrado á decir la ver-
(lad en Versalles desde mi niñez, y siendo soldado y marino
que conoce las leyes de la etiqueta no puedo me nos de res-
petarla , p('ro sin fIue ella influya para alterar mi franqueza
y sinceridad.


"A pesa l' de eso tpn¡;o que confesar á Y. M. que no he po-
dido eerral'\os ojos en toela la noche:, por haher oido ent~E'
las gent('s de alto ('ore!e y 'lile se llaman d(,1 buen touo \ y




y PIEZAS JTSTIFICATIYAS. 441
qué sucedel'ia , j listos cielos! si el pueblo llegase á sa1el'l0) que
se andan rccogiendo fil'mas del clero y de la nobleza. Asegu-
ran algunos que es con anuencia del rey, otros creen que lo
ignora. Se dice que hay un plan formado para que se retire el
rey voluntariamente ó por fuerza hacia J.\Iletz por la Champa-
gne ó por VerdulI. Se habla de MI'. de Bouillé y uno de los que
le 1I0mbl'aban es Mr. de Lafayette que me lo ha dicho al oido
comicndo juntos en casa de ]}'[r. Jauge. lHe he estremecido
de que lo oyese algullo de los aiados yasí le dije que una
sola palahra de Sll boca podria ser una señal de muel·te. Pero
1\'11'. de Lalayette que es tan frío como formal me contestó
que en Metz como en otras partes los patriotas eran los mas
fuertes y que mas valia que mm'iese uno solo para salvar a
todos. ))


« El b.1ron de Bl'eteuil que ya tal'da demasiado en alejarse,
es quien dirige el proyecto; se acopia dinero y se ofrece su-
ministrar millon y medio mensual y dcsgl'aciadamclIte se cita
al conde de Mercy como que obra de acuerdo. Tales son las
voces que corren aunque todavia como cn confianza y al oi-
do; pero que si llegan á esparcirse por el pueblo sus efectos
serán incalculab!es , y por de pronto los hombres de razon es-
táu llenos de susto por las cOllsecuencias que puede produ-
cir la mera duda de que haya algo de cierto. He ido á vel' al
embaj<tdor de España el! cuya ca,a , no deho disimulal'selo á
V. NI., so han aumentado mis temores. ]}'[r. FC/'nan NuiÍez
ha hablado conmigo de esos falsos rumores y de lo e5puesto
que era !'>uponer un plan imposible, que tendria por resulta-
dos la mas desastrosa y humillante guerra eivil ; que causaria
la division ó la total pérdida de la monarquia entregada al
furor intel'Íor y á la ambician e~trangera, y que acarrearia
desgracias irreparables á las personas mas queridas de los fran-
ceses. Despul's de habel' hablado de la corte fugitiva perse-
guida y engañada por los que no han querído sostenerla cuan"
do podian y que quieren ahora precipitarla con ellos .....
Afligida con una hancarrota general indispensable eutonces ,
por mas espantosa que ..... yo /la pude \llenos de intel'l'nmpir-
le diciendo que á lo menos no era de temer otro mal que el
que puede producir una lillsa noticia cuando llega á esparcir-
se, porque yo la creia sin fundamento ninguno. El señor
cmbaj"doJ' de Espaila !lO hizo mas que bajal' 105 Oj05 al oir
esta última frase, y habiendo yo insistído me confesó por fin
que ulla persona de alta consideracion y muy fidedigna le
había dicho (Iue se la habia propuesto firmar una asoGiacioll.




NOTAS


Pel'O 110 (lláso 1l0mLI'al'me la persona, y fuese por inadver-
tencia ó de intcnto felizmente no me exigió la palal)!'a de ho-
Ilor en cuyo caso me veria obligado á gual'ddrla, ni tampoco
le prometí ocultal" á todo el mundo un hccho que me inspira
el mayor terror que jamas he esperimentauo. No temo cierta-
mente por mi y solo suplico á V. M. que se digne calcular en
SIl sabidurialtodo cuanto podria resultar de un paso falso, sa-
biendo lo mucho que ya cuesta el primero. He visto el tierno
eorazon de V. M. denamar lágrimas pOI' la 5UCl"te de las víc-
timas saerilicauas ; mas en el dia habria que lamcntar torrcn-
tes de sangre que se dcnamaria inútilmente. Uua sola inueci-
sion puede ser irremediable y solo acercándose al torrente
sin oponerle gran resistencia, se puede lograr en parte diri-
girle. :Nada hay pel"dido todavia y puede S. M.lareina volvcr
á conquistar el reino para su esposo. La uaturaleza le ha pro-
digado los medios que son los únicos practicables; puede imi-
tar á su augusta madre; sino, nada me atrevo á decir .... Su-
plico á V. l\'f. que me conceda una audiencia para un .dia de
esta semana."


NOTA 9 PAGINA 343.


Nunca se dctcndd dcmasiado la historia en justifica." hasta
los mismos individuos, sobre todo en ulIa rf'volucion en quc
hay tantos que haya u representado \95 primeros papeles. Se
ha calumniado tanto á Mr. de Lafayette á pesar de ser tan
puro y tan consecuente su carácter, que bien merece le con-
sagremos una Ilota siquiera. Su conducta en los dias 5 y 6
de octubre fué un continuo sacrificio, y sin embargo se ha
pintado como si fuese un atentado, yeso por hombres que
le debian la vida. Por dI' pronto se le hace un C~H"go hasta
de la violencia {lue le hizo la guardia nacional para obli-
garle á que fuese con ella á Versallcs, reconvencion bien
injusta por cierto, porque si bien puede un general domi-
nar la firmeza de sus soldados cuando por largo tiempo los
ha conducido á la victoria, no asi á unos ciudadanos re-
ciente y voluntariamente alistados sohre quienes no hay mas
prestigio que el de las opiniones, y que son irresistibles
cuando estas llegan á ofuscar su ímaginacion. Un dia en-
tero estuvo luchando con ellos Lafayctte y cierto que no
podía exigirse mas; pero dejando esto aparte, no habia cosa




y I'JEZJ,S Jt:SnFICATrL\S.


mas títil que aquella marcha, porque sin la guardia nacio-
n,,1 hubicra sido lOlll,u\o por asalto el palacio y no sc podi,l
Iu'cveer cual hallI-ia sido la sucrte de la familia I'cal CII nj('-
dio de afllle\ descllfrcuo popular, Ya hemos dicho que sin
los granaderos nacionales l'iubiel',t11 sido forzados los guartli.1s
de corps, y asi era indispensahle la presencia de Laf,tyette
y sus tropas en Yersa lIes.


Pero despllcs de zaheril'le por hal1CI' ido, le zahicren
mucho mas por Rabel'sc cntrCf;"do al sueño, hahiendo sido
el tal sueño un motivo perenne y cruelísimo de continuos
cargos. Sin embargo Lafayette se estuv-o en pié hasta las cinen
de la mañana, habiendo empleado toda la noche en recol'-
rer patrullas y restahlecer el ónlen y la tranquilidad, y la
prueba de que sus prl'caucionl's fuero!! "ien tomadas, es que
ninguno de los puestos que cotaban á su cal'go fué lIi com-
batido ni amenazado. Todo pareeia sosegado á aquella hora,
y lo que él hizo lo hubieran hecho todos en su IlIga¡', que
fué tenderse en una callla para recupera!' .. Igunas fuerzas, (le.
que tenia urgente Itecesidad, porque habia 24 horas que I"S-
taba luchando con et populacho. Sin clllbargo, su descanso
no pa;ó de media hora y IIO solo acudió á los primeros
gritos, sino b;15t:l.1lte á tiempo para salvar los guardias de
corps, que iban á ser degollados, Pues ahora bien ¿ {Iu<es
lo que se le puede echar en cara? ¿ el no haber estado alli
en el minuto mismo? Pero lo que sucedió podia haber w-
dido dc cualquiera otra manera. porque con cualquiera ór-
den (lue tuviese que dar ó un puesto que reconocer bastaba
para alejarle por media hora del punto en que se' verificó
el primer ataque, sin que su ausencia en el instante mis-
mo de la accion deJase de ser un accidente inevitable, ¿ Pero
és cierto que llegó bastante á tiempó para salvar á casi to-
das las víetimas, el palacio y las augustas personas que es-
tabao dentro de él? ¿ Dejó de esponerse á ningun peligro
para conseguido? Pues esto es lo que nadie pUl'de Ilegal' y
lo que le valió entonces acciones de gracias de todo el mundo.
Todos cstuviel'ou uniformes en ello y Madama de Staet, que
no es lIad,1 sospechosa respecto de MI'. de Lafayette, dice
(Iue oyó á los guardias de corps gl'itar ¡'¡"a Lafayette, Mou-
niel' ,que tampoco es recusable, alaba su celo, y Lally-To-
lenda\ solo siente que no se le hubiese dado entonces ulla
especie tic dictadura (véase su informe á sus comitentes) ; es-
tos dos diplltados se esplican con sobrada sevel'idad contra
los dias 5 y G de octubre para (¡Ile Sil testimonio no me-


l.




4H NOTAS
l'l'zca la mayol' confianza. Por lo de mas ninguno SI" I,a atre-
vido á poner en duda su ¡ealLau en aquellos primeros IIJO-
mento~, aunrJlle despues el espíritu de pal·tído, por 110
conceuer virtud alguna á ningun constitucional, haya nI"
gado 105 servicios que prestó Lafiiyette ; y entonces princi-
cipió aquella daatada calumnia que ha llegado hasta nues,.-
tros di;ls.


NOTA 10 PAGINA. 351.


Ya he dicho cuales hahian sido las relaeümes casi del tocl6
Jllllas entre Mírabeau y el duque de Odenos. He aqui el sen.
tido de aquella fra.,e que tanto llamó la atencion. Este C. " _ "
no merece el trabajo que se toma mM pqr él. La especie de
violencia (Jue imponia Lafayette al duque de Orlean~ , indis-
puso al pn¡·ticlo popular é il'l'itó sobremanera á los amigos del
príncipe desterrado, y ¡;e propusieron valerse de Miraheall
contra Lnfayette , sarando partido de los celos que inspiraba
el general al orador. Vino una uoche á. \:isitar á _I\-lirabean uu
amigo del doque lIamauo .L.a.mr.urr , pura iustal'le á que tomase
la palabra al dia siguiente. Miraheau que muchas veces se de-
jaha arr.15tral' por la lisonja, iha á ceder, cuando sus amigos.
IlI~S cuidaoosos que él mismo de su propia reputacioo,le a(:ol~-
5cjaron que no lo hiciese y en efecto se decidió á guardar si-
lcneio. El dia siguiente al abrirse la scsiou se supo la salida
del (JuCjue de Orleans, y ~1il'abeau á quien incomodaba la COII-
descendencia del duque para con Lafayl'tte y se acorddba dc-
los esfucrzos inútiles de los umigos de •• quel, eselamó: rste-
G. C . .... tlO mercce la úUlule/ud 'lue U/1O se toma por el.


NOTA 11 PAGI:'\A 35!¡.


Tenia Mil'abeall , como tocios 105 hombres superiores, cier-
tas pequeiieces aliado de mucha grandeza de alma, y en par-
ticular una imaginacion viva, que era necesario ;¡limenta.
con esperanzas. Era imprhihle dal'le un ministerio ~in des-
truir su influjo, y por consecuencia sin perderle á él mis-
mo y cuanto bien podia dar <le si. Pel'o al mismo tiempo
necesitaba este ceho su itlwginat'ion ~ )" por eso 105 que me-




l' PUlZAS JUSTIFIC.-\TlV.\S.


{liaban entr'c d y la corte aconsejaban que por lo menos
se k mantuviese en la esperanza de un milli"terio, Sin em-
}largo Illlnca se hizo Illencion particula¡' de intereses pe¡'-
sonales dc M iral)('au ell las dife¡'clltes comunicaciollcs que
mediarol] , sin hablarse jamas (le dinero ni mercedes, llegando
¡t ser muy dicilfí darle ;¡ entendel' lo mismo qne se le que-
ria decil'; para lo cnal se le indicó al rey \l1l medio muy fino,
y fué que como l\1irabeau tenia una l'epl1taciOll tan perdi-
da, que nadie hubiera querido ser compañero suyo, se di-
rijió S. lH. á 1\1.'. (le Lianeourt, ¡í ({tlien estimaba muy par-
ticularmente, y le prl'f(uIl[() sí, solo pOI' sl'l'vírle, aceptaria
llll ministerio en cOlllpañí,l de 1\Iil'abeau. El otl'O le respon-
dió, ('amo verdadero amigo del rey, que estaba decidido
á ejecutar todo cuanto redundase eu su servicio. Esta res-
puesta, que no tardó en llegar á oidos de !VIiraleau , le causó
la mayal' satisülccion y ya no le f{lIedó rlnda de que en cuau-
to variaran b~ circullstancias seria ministro.


No dejar,í de inspirar ¡nIeres saber cual era la opinion
de Fel'ríel'es ¡í cerca del modo con c¡lIe los diputados de
su propio partido se condueian en la asamblea.


« No hahia en la asamhlea nacional, dice. mas que tres-
cientos miembros poco mas ó menos, que fuesen hombres
de hien, exentos del espíritu de partido, estraños á los
clubs, amigos del bien por el bien mismo y sin miras inte-
resadas de clase ó de corporacion, prontos á aprobar el dic-
támen mas justo y conveniente, cualquier.! que fuese el que
le proponia ó apoyab:t. Esos hombl'es dignos de las honro-
sas fuuciones á (Iue fueroll llamados, son los que hicieron
las pocas leyes utiles que salieron de la asamblea constitu-
yen te , y ellos los que impidieron todo el mal que alli no
se hizo. Con adoptar lo que era bueno y apartarse siempre
de lo malo formaron frecuentemente mayoría para ciertas
deliberaciones, que 5in ellus hubieran sido desechadas por
espíritu de farcion; asi como desecharon mociones que,
sin ellos, hubieran sido adoptadas por espíritu de intereso "


"No puedo menos de notar sobre esto la conducta impolt-
tiea de los nobles y de los ohispos; porque como todo su
COllato era disolver la asamblea y hacer odiosas sus ope-




NOTAS


raciones, lejos de oponerse á los malos d('('!"ctos, mosfra-
])aTl tal indifer/"ncia en este punto que apenas se puede COI/-
rehil', Salíanse de la sala cuando el prcsid¡>nte fijaba la cues-
tion , escitando á que les siguiesen los dipntados de su par-
tido , ó hien cllalldo pel'lnanecian en ella, les deeian IJlle no
deliberasen, De esta manera los c\llbistas, convertidos en ma-
yoría por abandono de los otros, deC'I'etahan cuanto se les
antojaha. Est;ll><lll ,'ealmcnte perstladidos los obispos y los
nobles á que uu podia subsistil' d \Jl\(.'vo órdrll de cosas,
y asi aceleraban con ulla cSI)('cie de impaciencia la ruina de
la monarqllia y ta su)'a propia con b esperanza de antici-
par la disolucion. A tan insensata conducta añadian una ill-
eliferencÍa insultante, ya pam la asamhlea misma, ya para
el pneblo que asistia á las M'sio'lll:-s. No escuchaban á lIa-
die, hahlaban en alta \'OZ, daban risotadas y confirmaban
al pueblo en la opinion poco f¡n'orable qne habia forma-
do ele ellos, de suerte Ijue en vez de esforzarse por con-
(Juistar su nm!i¡lIlza y estimaciolJ , parece que se esmeraban
en adquirir su ódio y su despl'ceio, Todas estas sandeces
provenian de qLH~ los obispos y los nobles no podían persua-
dirse á f¡Ue fa revoluci!m estaha hecha mucho tiempo antes
en la opinion y ell el corazon de 105 franceses, sino que
imaginaban eontenC't' pOI' aquellos medios un tOl'rentc que
se engrosaba cada dia, Lo que hacia n era engrosar sus '¡guas
:' oC<lsionar mayores estragos, obstinándose en el antiguo
¡'égimen (Jue era el punto de vista de !.IlS operacionl's ,de
todas sus oposirione~ sin acab,lI' de conocel' que nadie le
queria. Con tan torpe obstinacion obligaban á lo~ I'evolu-
cion.,rios á estencler SU sistplIla mucho mas al(¡¡ del ubjcto
(¡lIe se habian propuesto. Entonces clamaban los ohispos y
Jloh!es que era IIna illjnstic.ia, una tirallla, y hablaban de
la antigücdad y legitimidad de sus (krl'chos ;i unos hom!ln'5
(lllC hahian dcs(¡uieiado la hasa (le todos los (Icrl'cho:;. (Fer-
rieres, tOIllO:2, pagil/a 122,1


~OTA 13 PAGElA 306,


La nldta (le los gnanliao de ('())'l" dió lut;ar ,t 1I11a <lm'c-
dota r¡LÍc mercce se\' referida. QlIl'j¡íh"s(~ la rcina á MI'. de La-
fdyette de que el rey no era libre, y daba pOI' lJl'ctesta qne




,. 1']EZAS .JUSTIFiCATIVAS. 441
el s,~r\"il'Ío dc paLIc!o se hacia por la guardia lI"cion;.1 y no
por los gual'llías de c<lrps, La preguutó al ílJ51anlt-' .M.'. de
l.a/;¡yette si vcria con ~lIsto <¡ue volvit'sen estos últimos y
allllfllle por el Ilmlllo titubeaha la reina en contestal', 110 se
atrevió á reusar la oferta (lile le hacia el general de pl"OllJove¡'
:su vuelta. Inmediatamente pasó e~te á la lIlunicipalidad y á
fuerza de constancia cOIl~iguió que pidiese de oficio all'cy,
que volviese á lIal1l,u' ,í los gnal'día~ de eo.'ps ofreciendo ha-
ce¡'les \)articipar del sel'vicio (le palacio. El rey y la reina <¡ue-
daron lastanle satisfechos, pero no faltó <¡lIien les hiciese re-
parar qlle la consecuencia inmediata era que estaban libres,
y esto bastó (.l.ara (lile 110 admiliesen la oferta, No era t¿lCil
molivar este desden, pero la I'cina ,¡ r¡uiell se salia n confia¡' las
comisiones difícíles, quedó euc:II'gada de decir á I.afayette
(/ue 110 se adnlÍlia la pl'oposiC'ion , por no esponer á los guar-
dias de corps ,[ sel' degollados, Sin elllhaq;o Lafayette aeaLa-
La de encontrar ,[ lIUO de ellos paseáuJose COlI S(I uniforme
en el palacio real, y asi se lo refirió á la reina, la cual se
quedó cortada, pero persistió en mauifestar la resolucion (lue
~e 1<1 babia encargado espresal".


NOT A. 14 PAGINA, 3G;_


m discurso del hermano mayol' del rey en el ayunta-
mit'nlo contiene uu pasagc demasiado importantc para omi-
tido.


« POI' lo quc hace ,[ mi; opiniones pel'sonales, hablaré de
dh¡s eOIl COllli,ltlza á mis cOllciudadanos, Desde el dia en que
en la segunda asamblea de los notables me declaré sohre la
cuestioll qlle tenia divididos los ánimos, no he cesado ui
1I1l iustante de ('1','('1' (pie estaLa iUlllcdiata ulIa gran revolu-
don; que el rl'y ['01" sus illtenciolles, virludes y mugo 5(1-
prenlO, debí:1 ~,(T el !;ck de ella pOI' lo misl\lo que no (Jo-
día sel' veut;ljosa ,í la Ilacioll sill serie igualmente almonar-
C,I; NI Hu «¡lIf' la autoridad real debia sel' el baluarte de la
lilH !'tad uacioual v 1;1 lihel'tad lIacioual la hasa de la autori-
dad rcal. (lile se ;:ile ulla de luis a('cioues ó algullo de mis
discllrsos 'lile ha~'a dC::iIlJCIII.ido eslos principios, ó mostra-
do CIl cu,;I'luiel'a Cil'l"UIl~lallcí¿1 que yo uo miro la fclicidad del
rev y la del pucblo COIlJO intilllalllcntc enlazadas y COIllO úlJico
ohjclll d .. mis idpas y pellsamientos: hasla tallto Cjue e~[I,
~t' \crili'lIlt', t('lIgo derccho de ser ereido sohre mís pala-




NOTÁS
hras . .Tamn's he camhia(lo de sentimienlos lIi de priIrcipio~
y no cambiaré jamas. "


NOTA. 15 PAGINA. 370.


Es demasi:rdo not .. blc el discurso pl'onun.ciado por el I'C'"
en aquella circullstancia para que dejemos de citarle COIl al-
sunas observa"ioncs. Este excelente y dl's:~raeiadÍsilllo prín-
cipe estaba agitado de conlinuas vacilaciones, y hahia
ratos en rlue veia mejor que otl'O •• Iguno cuales eran sus pro-
pios deberes y las sinrazorws de la corte. El tono que I'ciu.a
en el discurso prollunóado el 4 de febrero indica claramente
filie las palabras eran suyas y <Iue estaba hien peuetl'ado-
dc su presente situaeion.


"Señores, la gravedad de las circunstancias en (Iue se en-
cuentra la Fr'ancia es la flue me decide á venir entre vo~
50tros, porque al ver como se van pl'Ogl'esivamente disol-
'Yieudo los vínculos del ól'(!en y de la subonliunciou, sns-
pendicln la :retividad de la justicia, el descontento (Iue oca-
sionan las privaciones particulares, 1;15 reyertas y nun los.
ódios recíprocos que siempl'e se originan de Ins largas cli-
s el1SiOlll' s , la critica situacimr de la haci('nt1a ¡¡líhliea , y úl-
timameutc la general agiulcion de los ánimos, todo parece
t[lle se r('11ne para manterler la inquiC'fud de los verdaderos
amigos tl(' la prosperidad y fl-lieidad del reíno.


"Grande es sín duda el objeto que teneis á vuestro caq;o·;
pero es necesario conseguirle COII lo-s menns alborotos y con-
vubiones que se pueaa, Confieso que mi inlenf'Íon al reuní-
ros era conduciros ,1 él de una manera mas suave y sosega-
da, porque si bien deseaba concenlrar' vuestras luces y vo-
IUIltadcs pal'a labrnr la prosperid:ul públira, tampoco se me
obsel1l'ecia qllc mi felicidad y mi glol'i:l estab:rn íntimamente
enlazadas COIl el éxito de nuestros trabajos.


"Yo he pl'OeUl\ldo pn'scrvados , <Í fuerza de vigif,m cia, (Id
influjo fUllesto que pod!:m ejercer sobre ellos ];15 destiraeia-
tlas eÍrcuIlstancias ell qne 05 haliáhais , y por cso no he omi-
tido ninguna prev('llcioll emlt!'a los horrores de la cscasrz
'fuC amennznha á la Fl'aneia durante el último afio, haciPIHi()
provisiones inmensas. He procurado, I1 lo Illenos hasta cldi:l,
reparar el desónlcll qne debian ocasionar ell lluestro erf'(li-
to, ya el antiguo estado de la f¡,(ciellda ,:ra la notahl .. e:;ca-
:in: dd numerario y y:1 la disllIiulICioll l'ro"l'l'sil'a dc las r<'n-




l' PIEZAS JUSTlFIC.HIYAS.


taso He cuidado ,le hace!' f!'ente en todns parles y particular-
Ulf'nte en la capital d.o las peli¡;I'osa. cOlIsecuencias de la falta
de trabajo, y ¡i pesar ,le lo llIucho que se ha dismiuuido mi
autoridad, he prncul·at!o mallteller el reiuo , si U() eu a'lueHa
(Iuietud que seria de desear, it lo mellos con la suficiente
tl'allquilidad para I'ecihil' los beneJicios de una libertad juieío-
~a y hien o!'denada. Ultilllamente , ¡i pesar de lIuestra situa .
cion iutel·io!' generalmente conocida, y de las tempestades po-
~íticas que a¡;itan a otras naciones, he eonse¡'\'ado la paz es-
lCl'i"r y IIlilllten-ido con todas las P')t'~lIcias de Enropa las
,'e1aciolles ,le hll'~na intdigencia y amistad 'Iue pueuell ase-
gurar ulla (la ... durable.


"Despucs de haberos presel'Vado de este modo de los prin-
cipales o1>st;\culos que hubieran po(lid,) illtcl'rumpil' yuestras
tareas y atenciolles, lile 1)'1rl'ce que ha llegado el momento cn
que imp()I'ta a \ hit'!1 dd estallo <fue yo me asocie de un mOl\"
llIas espre~o i, la egecucion de todo lo l[lIe habeis íueditado
en vcntaja tic la FI·aneia. Ninguna ocasion me pal'eee Illas
oportuna que nquclla en que IJI'eselltcis it mi :lcepLaeioll los
(I,'cret"s destillatlos it dar al reino lIln llueva Ol'¡.(tl lli ... ;,cioll ,
(¡t"~ lantn dehe influir en la felicidad de mis súbSitos y pros-
peridad de ('sh~ illlperio. .
"~O iguorais , Sl'iíoJ'es, que hace mas tle die"- años, ycuall-


(1" todavia !lO se J¡,¡/Jia esplicado la nacion acerca de [as :Jsam-
bl(~as provillcialcs, yn dí priuciflio ., este gl'tleW de adlllillis-
tO'aeillll , 1~I'l'lil'iéllll"le atrlne estaba consagrado por !Iua laq,a
('ostumhre. I,nego 'lile la esperieucia me dió 1, cOllocer que 110
me hahia engat,a(lo en el j,Jicio (Iue f'lI'Iné de la utilidad de
estos establecimienlos, pro'cNré (Ille gozasen de igual belle-
ficio todas las p¡'oviueias de mi t'eino; y para a~c¡;ul'ar it estas
IllH'VaS atlmillistraeioltcs la confiam:a general, quis!! que los
miemb¡'os que habian tic ¡,olllponedas fuesen libremente
c1t'g-idos jlor tOllo" I"s ciudadanos. Veruad es fIlle V050 tras
halwis ulí'jnrado estas idcas de muehas maneras, siendo la
mas esencial de lodas esa suhdivisioll igual y bien motivada
del t{'l'ritol'io, 'JlU' al mismo tiempo que debilita las antigu as
tliCerl'lIcias de 11I"()\,inl'ia ;1 pl'Ovincia por medio de un sistema
general y completo Ile C(luililJl'io , reuue todas las porciones
del I'einn en UII mismo espíritu y en un igual intcres. Esta
magnífica y saludable idea os pertenece esclusivamente, y
hien se neceSItaba toda esa reunion de voluntades y todo el
.¡,cendiente (lile disfl'utan lo~ represcntantes de la' naciolJ ,
{'ara l'Lllpl'l'lIdcl' COII cOllliauza 1111 cambio tan importante, y




4¡)O NOTAS
para vencel' en nonlhre de la lIaciou tautas 1'('"i:;tenci1l's de l;r
costumhrc y dc los intereses pal,ticulares, "


Es csactísiruo y pcrt'ectameote espresado cuanto dice a(¡ui
el rey, porque en efecto él de su pf'0I)10 movimiento habia
intentado todas aquellas mejoras y dado- IHI ejemplo bastante
ra!'o entre los pdncipes , cual es el de prevcnir las necesida-
des de sus súbditos, Esos elogios que trihuta á la llueva divi-
sioll tenitorialllevan el sello de la b\wna ,.é , tantn mas cuan-
to era utilísima al mismo gobieroo,nestruyerl'do las resistencias.
que nlll.Chas veces le hahian opnrsto las loca'lidades, Es pues
cvificnte que d rey hablaba con toda Sillccl'idad, y continua:


" Yo facilitaré y apoyaré pOI' tndos los mpdi05 <¡lIe depen-
del1 de mi autoridad el bUf'n éxito dc esa v.lsta oq;anizaeion,
de quc depende la sal-nd dc la Francia j porquc no debo OCll~­
taros que me ocupo d€mlilsiado (lc la situacion intcl'iol' del
rcino y tengo demasiado abicrtos los ojos s0l11'c los peligrm;
de mas dc un género cIuC uos rodean, pal'a l1'0 C01lü(,"eI' que en
la ;(ctual disposicioll de 105 ¡Í1\fmos y eonsidel';oclo el estado de
ItlS ,negocros públicos, t'S indispensable estahlecer un nuevo


, ()rdcn ele cosas con sosiego y tranquilidad, sOlwna de quc d
reino se vea espuesto á todas las calamidades de la allarquia,


• Ql>f.e reflexionen bien cn ello los buenos ciudadanos ¡¡.si
. como yo he procurado hacerlo, fijando Irllicamente Sil atl'n-
. cion CII el bien del csrado,y verán quc ¡í pesar de ser dili..'rell-
tcs sus opiniones dehc reunirlos hoy .i tudos UII intel'es cmi-
])ente y COlllllll, El tiempo reformará los detectos que se {'I.-
cucntl'en en la colccciof!l de leyes em'madas de esta asamblea"
(Esta crítica il/directa y delicada prrwúa qlle el /'ey 110 se pro-
¡)(Jllía adular, sino decir la verdad, mmque COII la mudc/'Cl'-
cioflllesesaria) j pero· Cll<~les(¡lIiera empresa 'fue se dirija ¡í
trastornar los principius (le la COIl~titllcion y á debilitar su
feliz inflt~o, solo scrvírá J>aJ'a introducil' en nOjotr05 la te~t
de la discordia con todas sus· conSeClll'llcias inevitables j y aUll
sUJloniendo 1ue 5el~ejante tentativa c(Jntr~ ,mi p~lcblo y ~(Jn­
U'a mí llegara ¡í l'eahZal'se, solo se cOllsegllll'la pl'lvarllos a to-
dos, sin compensacion alguna, de los llluch06 ,bienes quc el
11I1('\"0 óruen de cosas nos prescnt<! en perspcctlva, »
"Elltl'cgul~/I1onos pues de buena fe á las esperanzas l/uc po-


demos concehir y 110 pensemos mas (¡\IC en realizarlas con
una illtellcioll 111l¡tnimc, 1Í /in de (IlIe se Sl'I>a en tl){las pmtes
(JIIC el \Bollat:ca y los n'lll'e~elltalJtes de !;a nacion están unido,;
('11 el lIliol\lO Illtel'CS y con Iguales deseos, \lm'(llle al ,'el' csta
(\l'illioll y !irllle cl'l'l't1t:ia,;c eSl'iU'¡O;,1 ell to~.Ia~ ¡as 1'1'uviaci,I.; d




y PIEZAS J-USTIl'lCATl VAS.


('~píl'itll ¡le pa;/; y de huella volulJtad, de suerte que los Iluenos
ciudadallos, aquellos que por su celo e ¡lust/'aciol.1 pueden ser-
vil' eselleiahneute al estado, tomen parte el) los dilcl:entes ra-
1ll0S de la adlllinistrllcion general, cuyo cmlaee tanta contri-
buye 111 ól'den y prosperidad del reino.


" No déuemos disimulamos que hay mucho que hace)' an--
tes de conseguirlo, y <luC se necesita una vohllltad consta nte
y un esft)c)'ZO simultáneo y COIllUIl si hcmos de arribar á nLl
(-xito ve)'dadero, Continuad vosotros vuestras tareas sin otl'a
pasion que la del bien; fijad vuestra atencion en la sUj'!rte del
Jlueblo y en la libertad pública 1 pero no pcrdais de vista que
se deben slIavizm' y tranquilizar todas las desconfianzas, p()..
niendo término lo tuas pranto que se pueda á las diferentes
inquietudes que van alejando de la Francia un mílllero tau
t'(}IIsideraule de ciudadanos, lo cual hace tan lIlal contraste
con las Icyes de seguridad y libertad qUé acahaAs de (ll'omul-
gar: la prosperid:1(1 no puede volver sin el contento genel'''L.
POI' todas partes se nos presentan esperanzas; .. presurémon{).s
¡í vel' talllhien en todas partes la felicidad,


"Dia lIe¡;al'á; asi lo espero, en (llIe todos los franceses. ~
reconocerán indístintamente la ventaja de haher suprimido
todas las diferencias de órden y de estado, cuando se trat .. de
trabajar en comllll para el uien ptÍhlico y para esa pl'Ospel>i-


-,Iad de la patria, que interesa igualmente.í todos los eillda-
(Iallos; y cada lino de dIos echar;¡ de ver sin pesadumbre que
para ser llamado á cualquiel> b"llel'o de servicio 110 necesita
mas que dal'se á conocer por su talento y por sus virlUdes.


"Pero 110 dehe olvidarse en medio tic eso que todo a¡luello
'lile recuerda ¡í ulla nacíon la antigüedad y contilluacion de sel'-
vicios de Ulla raza ilnstre es una distincion que no 5e puede hor-
rar connada,y por lo mismo <¡ne va nnida con los deueres de la
g)'atitud, todos lu!> que aspiren ¡í servil' eneal.mente á su pa-
h'ia, de cualquier clase <¡ue Seall, lo mismo que las <JlI'~ya tuvie-
I'On la ,lieha de conseguido, están intel'l~s¡lll()s CIJ 'llIe se res-
pete esa transmision di' títulos Ó ¡-l'CUCI'IIOS, que son la llJas
preciosa herencia que pueden dejar á SIIS hijos.


" Tampoco podrá honarse d respeto á los ministms de I,a
religioll, y clIando la consideracion (lile se les tien~ esté prin-
('ipalmente unida con las santas verdades que est;Í1J bajo ];1
salvagllardia del órdclI y de la ll1oral, entollces todos los eiLl-
dadanos tendrán ellllisllJo intcres.~n cOllserv.!l'la v defl'lIdeda,


" ,Yo ha)' rll/da UI (11lI.' lo.\' 'lile hall ,r/'(lI/dowlrI" ,':11" pri,'i/"gio,.
j"'I'IIII¡'I/¿U~', r 'JIu' } 11 f(t! j;!/'I/ta/ÚII CUI/lu ('(1 ulru tlOII/'O IUI




XOT.\.S


ónlen político en d estarlo, se ven Ij(~}' .<ugetos tÍ cierto;' ,\'(f'ert-
(ido,\' cuya importancia conozcO' lIIur úitm ; pero esto)' per,\'IUI-
dido á fjlle telldrán bastante ge/lerosidad para darse por in-
demnizado,v con la,\' /Jlíblica,v Vell!aja,f qlle ,!fre·ce.la esperanza
del eswúleci/llienlo de asambleas nacionales,»


Rien se ve como continna el rey csp(}niclIrlo- á touos los
partirlos bs ventajas ue las nllcvas leyes, y al mismo tiempo
la IIcccsid.ul de COIISCl'val' al;;o de las antigua5, Las palabrirs
<pie dírioc ,( los p,'ivilegi,ulos pl'llchan su verdadera opinion
acel'ea de la necesidad y justicia dc Ins sacl'ificios Illle se les
habían impuesto, y >U l'esistelleia set'i! desapl'ohada eternamcn-
te por las mismas esrresiom~s contcuidas cn el discurso, Ell
"aul) se diril quc el rey tIC) era lihl'c, pon/"e el cuidado mis-
mo con que p:-ocura balancear las cOllccsiollcs, lus consejos
y hasta I.IS repren<;iolles, l'i'llCha que hablaha con sinceri-
dad, No se esp!icaha del l1Iismo modo clIallllo Ill .. s adp.lalltc
sacó a plaza el estado de oprcsion en qlle se ¡¡Duraba estar,
COlIJO lo probad slIficientenl!'ute la car'ta que I'scribió ;i loo¡
emhajadol'cs y copiarPlIJos de:iptws, La mi'Hlla ('xagel'aciolt
popula,' qlle en ella reina denuncia L\ intetlcion que tenia .le
no parecer libt'e, en vez de qtle en est(' ott'o Icn,;uage no cabe
dnda de ([11<' parte riel corazoll ; plll'l/He ('5 tan tierllo y tan
d.'lirado todo lo flllC se signc ,(IUC PI1l'('('.' imposible no ('sl;lr
convl'ncido de ello cuando se con,i.:ntc ('11 (,:;(Tio'irlo y pro-
nunciarlo,


"Tambien yo pOlt,'ia alegar algunas prrdirl;¡s si hllhiera de
pararme el1 ¡oilleu!os personales ,tI lado de los gl'andes interc '
'Scs del estado; pe¡'o IlW hasta pitra cOll1penSaeioll plena y en-
tcra el aumento de felicidad ell la naciun, y esto lo di:;o dd
(011110 de mi rorazou


n A,i (lites defcnderé y m.1ntcn(ll'i~ la lihel'tad constitucio-
nal ,cuyn,; Ill'iucipios est:íll cotlsaorados por el (leseo general
de acuerdo con el mio, Alm haré /JII/cho II/([S ,de ([c/lerdo COll
la rellla, 'lile ticlle los /11 iSIll 0,1' sl'"timielltO.l' 'lile yo , .Y será
p/'(:parar desde mlq temprallo d ríllímo )" d corazoll de mi lu:lo
(,'II f({()or dr:l IIIU'.'O ÓI'f!r.'1l ti" CO,I'({.I' 'lIle hall traid/) l([s rlrC/U1s-
tallcia,l' ; X le acostllml)¡'{jl'é d!'srl,' SIlS primeros a¡¡os á ('~I/,(lr Slt
fí'/ieidad ,;'o!o ell la dicha de !o,I'.!rrlllccst:,I'; I1 l'eCOIlOCe¡' siem-
pre, y ¿\ pesal' del Icngu<lgc de los adulaclorf's, I¡Uf: una pl'll-
(Icnte COllstitlleiotl le pl'esf'l'vaI'<Í ele los riesgos de la iue:ipc-
ricncia, y que una justa lillE:'rtad añ.tt\!' nuevo p,'ceio it ""¡
srntimit'utos de amol' y fid"lidad, dc que la naciun ticlIU
dadas tautas IIl'uC'bas <i sus r('y"> de~I'Ill'O de tautt)S ,iollJs,,,




y ¡'lEZ.lS IUSTlFICATlVAS. 4-53
"Xo puedo ¡)ulbl' dc (ItlC luego que hayais concluido vues-


tra obra os ocupareis con 5ahiduI'Ía y candor en afirmar el:
podel' I'jecutnvo-, sin cup condicion no puede existir nin-
gun órdcn durable en lo interior, ni ca.nsidel'acion alguna
cn lo csterior, Pal'éceme que no- debe quedaros la mellOI' des-
conlianza razunatJle, y poI' tanto deheis comB ciudadcnos y
como fieles I'ep.'csentantcs de la naciol!, asegUl'ar al bien del
estado y it la libf:'rt.1d pública aquf:'Jla est;lbilidad que solo
puede derivarse de una autoridad activa y protectora, Ten-
dreis seguramente presente en la imaginacion que sin una
:i.UtOl,id"d de esta clase todas la~ ruedas (le vuestro sistema
constitucional lIuedal'illl á un tiempo sin enlat'e ni cOlTes-
pondencia entre sí; y al ocuparos dc esa ]ibertatl que t;lII-
to amamos unos y otros, 110 perdereis de vista (Jue el desór-
den en la atllllinistl'acion produce la confusioll de bs pu-
dt!res, degeuera frecuentclllentt! en viulclIcias y pal'a en Sl'I'
la mas cl'ud y peligrosa tiranía, »


"Asi , UO 'j][JI' mi, sCllol'es, (Iue na. hago caso de nad;t
personal comparado con las leyes é illstituciones que de)wu
ill'regl,II' los de,tinos del impel'io, sino por la felicidad mis-
ma dc nm'stra patria, por su prosperidad y podel', os insto
a C]ne depongais todas las impresiones del momento que puc-
clan separaros de cunsideral' en glubo lo que cxijc u n reino
{'allIO el de Fl'al~cia , tanto pal' Sil estcnsioll como por su ill~
melisa !J0blal'ion y pOI' sus inevitaJlles re];¡ciollcs estranger'15,"


"Taulpoco dejareis de prtl'al' Yllestra atenciun subre I.IS
t'x.ijellcias del carácter y costllmhl'ps de IlIJa nachll dema-
siado ci,lebre en J,:uropa pOI' 511 ingenio y espíritll , para qll.~
pueda pal'('(!er indiferente Illn¡HH1CI' Ó ,tlteral' en el/a los sen-
¡imi('lItos de slIavidad, confiallza y bondad (Iue la han a(l-
(Pliri¡Jo tanta reputacioll,"


"nállIa tambien ejempln de ese espÍl'itll (le justlCI<\ que es
la snlvagllardia de la propietlad , oe ese dcreeho respetado en
todas las nacioues, y (JlIe nu ('S obra de I:t casllalidad, ni se
deriva de privilegios de la opinion, sino (lile e,;tit intimn-
I]H'nte ligado COII las mas cseuciales relaciones del ¡¡rden
plíbli('() y eon las primeras condiciones de la armonía ,ocia!' "


" ¿ Por (11l('~ ha de sel' lal nllestra desgracia, que npenas
fll'incip;aIJa á restablecerse la calilla, en las Pl'ovincias 1J:l-
yan ele haber Yll<'lto á suscit;lI'sc nuevos motivos de inqllie-
tud? ¿ Por qué entregarse d nuevos e,cesos ? L IIÍOS vosotrus
;í mí para contenerlos é illlpidamos con todo IIlH'stra esful'l'zo
'lile UII,IS riokncias l'l'iluiualcs Yengau it ob"clIrcccl' lus di",




454 NOTAS
lle felicidad ;1 <fuc se p¡'epara la uaciou, Vosotros qlle pOI' tan-
tos medios podcis ínfkil' en la ('onlianza priblicil ilustrad á
eSf! ¡me{¡[o cstra¡oiatlo sobre sus vndaderos ll/terco'es, t¿ ese
pueblo cí quien ro amo tanto r de quiell me dicen que so)"
amarlo cumulo illtentrlll cOliJo/arme de mis pe/ws, j Ah si él
supiese cuan desgl'aeiad() Sfly el dia que llega ¡\ mi lIotici,l
('uaI11uie¡- ateutad!} cmilr,l los hienes ó cuallluiel' violencia.
clJutl'a las personas, tal ve ... me evitaría esta d!}lol'osa amar-
gura. h


« No me es posiole hablams de I(}S gr.lu.dcs illtercscs dct
e<¡tado, sin I'ogaros que os oeupeis de una mauera ur¡¡entc
y definitiva de cuanto convenga I~aril restablecer el únlen C11
la hacienda y para tralH]llÍlil.<Il' :1 la inlllllerahle multitud de
personas C¡!le tle un moJo ú otro cst,lu Cllla¡¡:aJa5 con la for-
tuna pública, »


"Yaes tielllpo de calmar todas las inlfllÍetudcs y de restituil'
¡\ este reillo la fuerZa de CI'l:,tlito ú que ti(~ne derecho de pre-
tender, Vosotros no lo podeis hacel" todo de tina vez, y pOI'
lo mismo os aconseja que resCll'vcís para otro tiempo tina pat>'
te de los beneficios cuyo cuadro os [)l'esenta la reunion mis-
ma de "lIest¡'ilS luces; pero cuando hayais añadido a lo que ya
habeis hecho un plan prudente y raeional par" la distribucioll
de justicia: cllando hayais aseglll'ado las bases de UIl perfecto
e(jllilibrio ent¡'e las rentas v gastos del estado; últilllameute
clIalldo hayais conclllido la' I~bra de la constit.ucion , grttndes
serilll los derechos que habl'Co~is adqtliridu al rccollor:imiellto
público, y luego en la eOlltinuaeion sucesiva de asambleas na-
(,ionales que asegura h constitllcion, no habr,\ mas que il'
añMlielldo de año ell allO lIuevos medios de prosperidad,
i Pleglle ~l Dios que este dia, en (jlle vuestro monarea "ie-
ne il llnir~e il. vosotros del 1IJ0do lilas fraueo y mas Íntimo'
dé principio:it una época memorable en la historia de este
imperio! Asi espero que sllced,,¡'il si mis al'dientes deseos y
mi, tiernas exortacioncs sirven de señal de paz y de union
entre vosotros, QIU: los fjlle lot/{lI'ia se apartan del e.\píritll de
COllcoFt¡¿a ta/l Ilecesario ell la (le!llalitl{u{ ,mc hagan el sllI:rifi-
rio de . todos los recllerdos 'lile les afligcll, J" )"0 les pag'lré
COIl mi recollocimiento)" {{(celo, lJ
,,~o profesemos todos dl'~tlc este tlia, no profesemos, co-


mo yo os doy el ejemplo, mas (lile una sol;¡ o]linioll, un
solo inten's, una sola \'olulItad , Ijlle es el apego á la lIut'v,t
cOllstitucioll y el al'<liell te JI'SI'O de la pa/., de la dicha y
ti ... la Pl'osp('l'idad d~' b Fraucia lJ




y l'IEZ.\5 JeSTIFICATlYAS.


NOTA 16 PAGINA 181.


No puedo presentar mejol' prucba que citar'las 'memorias
del mísmo M. Fromcnt para dal' una idea cabal de la cmi-
gracion y de las opiniones <Iue le dividian. En un tomo iuti-
tulado Compendio de varios e.\·erito.~ relatipos á la re('olactoll,
MI'. Frolllent dice lo que copio, página tI y siguientes.


(, Pasé secretamente á Turiu (en enero de I j9o) á verme con
)05 príncipes franceses pal'a solic.itm' su a¡JI'ohacion y apoyo.
En un consejo <¡ue se celelJl'ó inmediatamente des(lues de mi
llegada, les manifesté que si 'l/taian aruml' los pnl'tidario.~ del
altar y del trono y //(/CCI' marchar de eOIlSllIIO los illtereses de lrt
I'digi()Jl con los de la llIoflarqllia ,fácil selia salr'ar UIlO y otro.
Aunque Illuy firme en la fé de mis padres, no quería (llle se
hiciese la guerra á los here¡;es , sino á los enemigos declarados
del catolicismo y de la monarquia : á los que deeian en alta voz
flue ya estaban cansados de oir hablar de Jesucl'isto y de 105
Borbones, á los que pretendian ahorcar al último rey con las
t"ipas dcllí1timo sllcerdotej por el contral'io los que á pesar de
no sel' católicos sc han mantcnido fides á la monarquia , siem-
pre han hallado en mí, el ciudadano mas cariñtlso ,así como
los ('atólicos rebeldes el t:fll'miljo lilas illllJlacnble.


« Tendia únicamente mi plan á formar uu pa/,tido y darle,
en cuanto me fu!.'se posible, cstension y consistencia. Siendo
la fuerza el venladel'o argumento de los revolucionarios, me
hacia cargo que la verdadcl'a contestaeion era la fuerza j así
entonces COII/O ahora, estaba convcneido de aqucllll gran ver-
dad que 110 Pllrrlc combatirse Urla jllc/'!r.· pasio/l sino por ot/'a
todaClia mas ¡/lf'rtc ,)" 'lile el crlo T"f'ligin.w era el ,tilico 'Iue po-
dia sofocar el delirio /,(!pllblicauo. Los milagros que obró des-
pnes el celo de la religion en el Valide y en España, prudllln
\Iue 105 filosolistas y los rcvolueionarios dI.' todos los partidos
jamas habrian logrlldo estahlecer su sistema anti-religioso y
anti-social, durante algunos años, sobl'e la mayor pllrte de
la Europa, si los ministros de Luis XVI hubiesen concebido
1111 proyecto p:lreeido al mio, ó si los consejeros de los prín-
cipes emigrados le hubiesen adoptado con sinceridad y sos-
tenido con teson.


" Pero desgraciadamente la mayor parte de los pel'sonages
«ue dirigian á Luis XVI y dIos principcs de su casa raciocina-
ban y obraban hajo principios lllosólieos, aunque los filósofos
y sus discípulos fuesen la5ausit y los agentes de lar!.'yolncion.




456 NOTAS
Mirabcau como ridículo y casi tomaban [¡ deshonra pronun-
cia¡' la palab¡'a religioli y se desdcflaban de empIcar los medios
poderosos (Iue ofreec y que los mayol'cs políticos han sahidu
aprovecha¡' fc¡:zUlente en todas épocas, .i.\'licntl'as que b :asam-
hlea nacional procuraba engaital' al pueblo y all'at:rselo su-
p¡'imielldo los derechos feudales, el diezmo, las alcabalas
etc etl!. pretendian los ministros y cQnsejcI'os inspirarle su-
mision y obediencia con solo hacale ver la illcohereucia de
las nuevas leyes, con presentarle el cuadro de las desgracias
dcll'cy y con unos escritos superiores á su inteligencia; con
tales medios pensahan despcrtar en el corazon de los fran-
ceses un amor puro,! desínlcr'csado al soberano, se figura-
hall que los clamores de los (iescontclItos dctendrian á los
facciosos en sus empresas y pel'lnitirian al rey lograr siu
tropiezo el ji/{ que .re FI'OPollla.I'l'obablell1elllc mis consejos
JlO tuvieron mas ímpo¡'taueia (Iue la de mi pelJueñcz, y
)ll'cvalecieron los de los wandes de la cortc apoyados ·por
sus títulos y sus riqu!'zas, »


Prosigue 1\1(', Ft oment en olt'o lugar de su olH'a (p:íg. 33,)
caracterizando los partidos que dividian la corte fugiti,'a y
dice asi:


« Estos títulos honrosos y las atenciones quc se me dispen-
saban naturalmente en Turin , me huhicran !Jecho olvidar' lo
pasado y concebir las cspenlllzas mas lisonge,'as para lo fu-
tUI'O, si buhirse notarlo gran capacidad en los consejeros
de los pl'illci])(·s y un perfecto acucrdo cntre los homb¡'es
mas intluycnH's en nuestros negocios, pero vei~ con dolor
dipidida en dos partido.\' la emigraclon. El uno 1l1l"l'la que S~
llicicse la contrarcvnlucion CO/1 ellÍnico auxilio de laspoten-
cías e.\'trallgeras y el Otl'O solamente pOI' medio de los realistas
del interior.


(( El ¡¡¡'imero prelen(lia que cediendo algunas p¡'ovincias á
las potencias, suministrarían á los prllll'il'es franceses ejér-
citos bastante Illlmel'OSOS para sometcI' á los facciosos y (lue
l~on el tiempo se \'olve¡'ian facilmente á conquistar las ec-
~íoncs que fuese preciso hacer,! que no estando compro-
metida la corte, con ningllTw de lo.\' clIerpos del e"'lado , po-
dría dicta!' leyes á todos los franceses. Temian los cortesa-
JlOS que la nobleza de las provincias y los realistas del es-
tado llano tuviesen el honor de re,taurar la monm'Cjuia que
iha falleciendo, No se les ocultaba que en tal caso no serian
ellos los Ijue dispensasen las graeias y mercedes, terminán-
dose su reinado luego que la nobleza de las provincias hu-




y l'JEZAS Jl:STlFICAl'I\-AS. 457
bi,'sc rrslablccido á costa de s3ng,'e la 3ntOl'idad real, y me-
rccido con esle servicio los favo¡'es y la confianza dd so-
berano, El temor de estc lluevo (¡['(len dc cosas les ¡ueilaba
á ,'cunirse , no ya ¡Jara impedir 'lue los príncipes emplea-
s(~n de modo alguno á los realistas del in/e,'io,', sino lla"a
dirigir principallllente su atencion sobre los gabinetes de la
Europa y fundar sus pl'ineipalcs esp"l'anzas ell los auxilios
estl'angel'os, En consecuencia del mismo tcmor, pouian ~e­
('rctamente en práctica los mcdios lilas eficaccs para ani-
(1 U ihll' los l'eClIl'SOS interiores y desbar'ata¡' los planes llIis-
mos 'Iue sc habian propuesto, enlt'e los cuales babia algu-
nos (Iue hubicl'an podido reslablcee¡' el órdell, dirigidos
,'on prudencia y sostenidos con tesou, He sido tesligo de to-
do ('sto y lo comprobaré al¡¡un dia con hechos y testimo-
nios autenticos, pero no es tiempo totlavÍa. En una ~on­
fl'l'cllcia que se tuvo entonces sobre el pal,tido (¡ue se po·
dria saca¡' de las dislHlsiciolles favorahles de los hahitantes
de Lyoll y del Fnlllco condado, ('spuse con frall'luc1.11 los
llledios (lile debian emplearse á !lll mi,lI/11J tiempo, pal'lI
¡¡segur'ul' el triunfo de los realistas del Gevaull¡¡n. de bs
Cevellas, del Vivar¡¡is , del con<!¡¡(lo Vencsino, del Lan-
gucdoc y ue la Provenz.a, En el calor ue la discusion me uijo
el mar1lltes de Autichalllp, mariscal de campo ,r gral/ par-
tir/ario de la,\' potelle/as. « i. Pero llJs oprimitlos y los pal'ien-
« tes de las víciimas 110 procurarán ven~a['se? . ,. , - y
" qué importa? le I'l'spolldí I cou tal que IO!;I'CIllOS Huestro
CI fin! - Lo ven Vstedt's esc!allló, como le he hecho confe-
(1 sal' fjlIe SI" ejc,'ccrán vellgauzas pal'/ienIarcs, )) Algo IIl;:S
(lue sOl'prcnuitlo por esta obsel'Vat'ion ,le uije al marques
,le la ROllzic¡'e, mi vecino; (f Yo no creia '¡ue una guel'l'a civil
habia de pareccrse á Ulla lIlision de capuchinos, .. De este mo-
flo i/lspiraban los cortesanos á los pr'Íncipcs el temor uc "a-
ecrse ouiosos á sus mas crlJcles enemigos, y los incilaban á
110 emplear lllas que medias medi las, suficient es sin duda
para l))'ovoca¡' el celo de los l'ealislas del interior, PC¡'O in-
suficientes para pl'f.'scrvarlf:s dcl furor de los faeciosos des-
pues de habcl'ies copromctido, Dcspues lle sabido que du-
rante el tiempo que el ejército de los lll'íneipt's estuvo cn
la Clrampañe ,habiendo cogido MI', de Laporte, ayudante
tlelmarques d' Autiehamp,pl'isione¡'o á un republicano, creyó
s('gnn el sistcma de Sil gene¡'al , que le haria cambiar de
opinion con un CXOl'lo patélieo, volviéndole sus armas y
dándole la libcrtad; pcro apcnas hubo andado algunos 11a-




:.,


~oTA.S Y PIEZ.\S JUSTIFIC,\TlV.\S.


sos el rl'publicano cuando disparó y mató á su lib('rlallor.
El marques d'Autichamp ,olvidándose entonces de la mode-
racion que habia manifestado en Turin ,pl'gó fm'go á va-
r~os luga¡'cs para vengar la muerte de su imp¡'utlcntc mi-
1>lOncro. J)


Sostenia cl segundo partido (lue habiendo varias veces las
polt,ncias tomado las armas para humillar á los Borbones , y
solne Lodu para impedir que Luis XIV asegurase la cOI'ona
de Espaiia á su nieto, lejos de reclamar sn auxilio, era I)I'C-
ciso al contrario reanima¡' el celo del clero, la lealtad de la
lIobleza , el amol' del pueblo al rey y dal'se prisa :í t.rtinguí-
/lila r,(yel'la de.ll/mllla de la rpie tal vez intentarian los estranl'
gel'os aprúvechar'sc,


« Las ¡'evoluciones no deben sus pl'imeros sucrsos mas que
:í esa funesta di\'ision entl'e los gefcs de la emigracion , y á
la impel'icia ó á la pedidia de los ministros de Luis XVI. Di-
go mas y mantengo, que no fué la asamblea nacioual
quien hizo la rcvolucion , sino los que rodt'aban al I'ey y
á'los príncipes; lalllpoco tcngo reparo en ¡Iecir quc los mi-
nistl'Os han cnt['('gado á Luis XVI á los enemigos de la mo-
narquía , dd mismo modo ([ue <l[gnnos intrigantes ban en·
tregado á los príncipes y Luis XVIlI á los enemigos de la
Francia; sostengo, que la mayor' partc dc los eOl'tesanos (lile
J'odeaban á los reyes Luis X n, Luis XVIII Y á los prín-
cipes de la casa real, eran y 5011 c1Ulr/atal/es ,I'err/adero.f ell-
llIU:O,I' políticos, y que todos los males que la Fl'ancia ha
padecido y los que amenazan todavl.a al mundo entero,
deben imputat'se á su ini'rcia, y á su cobardía ó á su trai-
cion, Si mi apellido fuese ilustre y hubiera tcnitIo parte en
el consejo de los Horbones, no sobrevivil'in á la idea de
(lue una hOl'da de handi,los, tan viles como cobardes, de
los euales ni UIlO solo ha manifestado en ningun génel'O ni
ingenio ni talento supel'ior, haya logrado dcrr-íhar el trono,
establecer su dominio en los estados mas poderosos de la
:Europa y hacer temblar el uuiverso ; cuando me persigue
esta idea me sepulto en la oscuridad de mi existencia 'lile
me pone al abrigo del vituperio, así como me pnso en la
imposibilidad de detener los pl'ogl'esos de la l'evolucion,


FlN DEL TOMO PHIMEnO.
~~'"




TABLA
DE 1.OS


(~AP1Tl1LOS QUE CO~TIENE ESTE Tmro.
---.... ------


CAPITULO PRIME no.
Estado pnlitico ." moral de la Francia a fines del siglo lS. - Advenimiento de


Luís XVI. - f\.] aurrpas , Turgot y N(~l-kcr son nombrados Inillístrns. - Ca-
Jonoe. - AsamhJea de los notdblrs. - Elceei"n da Brienne para Ministro.-
Oposleion del parlamento, su destierro y su vuelta. - Destierro dd Juque de
Orlcans. - Arreslo del consejero Desprf'mcnil. - ,'uéll'cse a llamar 3. Neckcr
y recmpltlza a n,icuoc. - Nueva asamhlca {le los notables. -- Disensiones -re-
Jativas a los estados generalen. -I"ormacion eje los ('Jubs. --.. Causas de la re-
voluciono - PrirncL'us <'lecciones de diputados a los estauns generales. - Jn-
"elldio de la c"sa de Rcveillon. - El duque de O~lean.; su ('arorter .• pago 3.


CAPlTl'LO 11.
Comjo('acron y apertura de los estados generales. - Discl1sion sobre la verifica-


cion de poderes y sobre la votacion por estamentos o por indiviúuos. - El es-
taJo Ibno se declara asamblea Dacional. - Ciérrase el salon de los estados v
pasaD Jos Jiputados a otro Joeal. - - Juramento del juego de pelota. - Se.io~
real de 2.3 de junio. - Cuntinua la asamblea sus deliberaciones, .1. pesar de
las ordenes del rey. - Rcúncnse definitivamente los tres t"starnentos. - Pri-
meras operaciones de la asamblea. - Agitaciones populares en Paris. - Guar ..
dias franceses libertados de la c.reel por el pueblo. --Intrigas de la corte y
81"'0ximacion de tro pas A los alrededores de Paris. - Exoneracioll de Necker.
Jornadas del r2 • r3 y f4. de julio. -Toma de la Bastilla. -Viene el rey 01
8eno de l. asamblea y desde am marcha it Pa,i •. -Vuelt. de Necker ... 111.


CAPITULO In.
Oe1lp.ciones de la muoicipatidad de Paris. - Nombramieuto de Lafayettc para


comandante de la guardia naciona.\. - Su·caracter. - Papel que desempeño en
la revolucion. -Asesinato Je Fouloo v de BerthiCl'.-Vuelve Neeker. - Situa-
cion y divisioD de los partidos y de sus gefes. - Mirabeau , su caractcr , sus
proyertos y su genio. - Bandidos. - Alborotos en las provincias. - Noche
tlel 4 de agosto. - Aholicion de los der<'ehos feudales y de todos los privilegios.
- Declaradon de lo. derechos del hombre. - Diseusion sobre lacolIslituciolt
y sobre el peto.-Agitaeiones en Paris.-Reuniones tumultuosas en el palacio
real. . . . . . • . . . . . . . • • . . • . • • • . • . . . . . . . .. 21>:;.


CAPITULO IV.
Intrigas de Ja corte. - Banqucte de los guardias de corp' y dc Jos oficiales d,-\


regimiento de FJandes eu Versalles. - Dias 4,5 y 6 de octubre, esceoas tu-
multuos.s y .aD~rienla. , ataque del palacio de Versalleo por la multitud. -
Viene el rey a fijarse en París. -- Estado de los partidos. -- Sale de Franci. el
duque de Orleans. -- Negociaciones de Mirabe.u con la corte. -- Traslacion de
la .samblea a Paris. -- Ley sobre los bienes del clero. -- Juramento elvico. --
Tratado eotre Mirabeau y la corte. -- Bouillo. -- Proceso de Fa~rás. -- Planes
cootrarrevoJuciooar·ios. -- Clubs de lo. jacobino. y de los ruldenses. •. ni.






IN"DICE DE LAS NOTAS BlOGRAFICAS
CONTENIDAS EN ESTE TOMO.


Aiguillon. pago 31 9. Hullin 253.
Arnolllt 327 .. JlIigné, 235.
Auch. 196. KCI·engal. 321.
Aumont 25!1' La-Chatolais 72•
Bailly. 97· Laffayctte 205.
Barcntio. 187. Lally Tolendal . J97·
Barnavc :2.23. Lambesc. 247·
Bergasse 250. Lameth pago 20r.
Berthiet· 313. Lamoignon 75.
Besenvól! 236. Lanjuinais 411.
BouiUé t118. Larrochefoucauld . 1 g3.
Breteuil 241. Le Chapelier 249'
Brezé. 223. Legrand . 193.
Brienne 75. Liancourt 196.
Éroglie !l35. Luccrne 23g.
Cabre. 93. l\'Iaillard . 3g2.
Calonne 68. l\'Ialouet 31 7'
Camus 415. Ma urepas 51.
CazaJes Ilh Maurv. 313.
Clermont Tonnerre 199 Mcno'u 41 g.
Colbert 65 Meunier . Ig3.
CrilIon 237' Mirabeau. 101.
Damecourt . 243. Mirabeau el menor 420.
DeJauney 253. l\'Iiromenil 73.
Desmoulins . 243. l\'Ionspei • 406.
Devoisins. 420. l\'Iontmorin 238.
Duport 78. Montsabert . 93 .
Elie 253. Mortemar 3:2.2..
Espremenil 76. Mounier. Ig4·
Estaing 3gl. ~ecker 56.
Favras 417. Noailles 318.
Fleselles . 247· Orleans 80.
Foulon 242. Petion. 406.
Gerle. 41 g. Polignac. 251.
Gouy d'Arcy . 322. Puysegur . 23g.
Gregoil'e. Ig0. Robespierre. 394.




Saint lIUl'llgUC
Saint JllSt
Saillt Mel'y .
SaiIlt Priest
Savoniercs
Sieves.
SmiJhrcuil


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