OCIOS DE E8PANOLES EMIGRADOS. • PERIODICO MENS'tJAL. TOMO 'l. ABRIL, MAYO,...
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OCIOS


DE E8PANOLES EMIGRADOS.




PERIODICO MENS'tJAL.


TOMO 'l.


ABRIL, MAYO, JUNIO Y JULIO,


1824.


. . • . • 'Vitanda est • • • •
desidia. ; .•..


.1lQLSAT.II. 3.


LONDRES:
S&· VENDE EN CASA DE LOS SS. DULAU y COMPANIA; y


TREUTTEL y WURT~, SOHO-SQUARE; BOOSEY
E HIJO,' OLDBROAD-STREET.







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I




INDICE
DE LOS ARTICULOS QUE CONTIENE ESTE TOMO 1.


NUMERO t-.
P"I!'.


Prólogo . 1
Literatura española • 1
Rapida ojeada sobre el estudio de la economia civil entre los -es-


pañoles hasta el reynado del S. D.'CarlosIV... . ,13
- Bibliografia. Nueva versión española de la sagrada biblia . 21


Nbticia de una biblia valenciana impresa en el siglo XV, de la cual
no queda mas que una sola hoja . . 36


Epoca de la invencion de las cartas hidrográficas planas. Primeros
descubridores de las costa de Guinea en Africa ., . . .' 40


Daño que han-hecho los feotas de España á los católicos de otros
, o' paises, '. • 41


Calumnias del directorio ec1esiastico de Londres. Conjetures
sobre la conducta del R. Obispo, vicario apos.tólico, con los
sacerdotes españoles emigrados .• '52


Los constitucionales. Apologia de ellos. • 58
Regreso á España de los prisioneros residentes en Francia 69 .
Documentos para la historia moderna de España 12
Epístola de Jamelio a Felicio . . " IU
Si ganaron los reyes con hacerse tributarios de la silla apostólica • 84
Trozo de una carta de Madrid' . '. • _ . 85~necdota española. Si~:~o~i'COl'onabán .cb9--1os
.. )illS Uos retes -~' , • • .• 86
Orígenes orientales de la lengua éspañola. Alfabeto primero • 81
Otro documento. Oficio del comandante francés de Burgos, y con-


- testacion de aquel ayuntamiento . 90
¿Se restablecerán las cortes antiguas de España? • 92'


, Refranes españoles. Noticia de varias obras escritas sobre esta JnII.
tena 94


NUMERO U-.
Literatura españbla. Epoca la. desde 1808. hasta 1814 . . 91
Rápida ojeada sobre el estudio de la economia entre los españoles,


, desde Carlos IV. hasta nuestros dias • . . iQ8
Proscripcion de los diputados de las Cortes españolas del año 1823. 118
Si gana algo España con la invasion de las tropas francesas • 131
Persecucion literaria 134
El escritor. Sátira. • 1á8
Libertad del rey Fernando VIl. mientras estubo en vigor .la consti-


tucion política de la monarquía española. • .1+3
Bibliografia. Noticia de un libro español muy raro • • 156
Origenes orientales de la lengua española. Alfabeto segundo • 161
Conducta de España con la corte de Roma respeto de la prohibí-


,', cion de libros ' .• • 163
Estado progesivo de.los.gasto~ públicos de la nacion española.~ : 169
I!rogreslondel defiCit, o desnivel entre los gastos y las contrlbu-, .
CiQJJes' • 111




IV.


11~
113


• 114
ib.


175
179
181


· 186
.191
· 192


Copia de carta de un clérigo preso en España á un literato extran-
gero


Fragmento de otra carta
Reflexiones sobre ella
Anecdota política . • . .
Extracto de dos cartas, relativas á sucesos de Asturias
Los talentos universales
Cartas hibérnicas: 1a. y 2a. ,
Ojeada estadística de la Península española
Desaliño en la elocuencia de los juristas españoles
Apuesta .


NUMERO III".
Literatura española desde 1814. hasta 1820. 193
Supuest,?s cnmenes atribuidos por Haller á los constitucionales de


Espana . .. 204
Estadistica. Rentas y gastos públicos de las provincias ultrama-


rinas españolas . 221
Apuntes para J..a historia antigua de España. . 222
Amnistia de Fernando VII. Reflexiones sobre ella . 228
Origenes orientales de Ialengua española. Alfabeto 3°, . ;241
Renuncios y gasconadas de Marca y Baluzio en cosas tocantes á la


historia de España .. . 249
Estado de la industria española en 1800. . 253
Quienes son reputados en la curia romana por sus enemigos ~ • 254
Noticias de España ',' . • . 257
Iturbide . 259
Documentos-para la historia moderna de España . 269
Oda á la libertad • .. . 274
Fruta del tiempo. Quintillas sobre la amnistía, . 278
¿ Fernando VII. está actualmente en libertad "1 .281
Advertencias . 288


NUMERO IP.


351
360


299
308
314


Literatura española desde 1820 a 1823. . • • 289
Contínaacion del discurso sobre erimenes y erzoses atribuidos á los
: constitucionales por M. Haller . • .
Si la soberanía de España reside en el consejo de Castilla
Amnistia de Fernando VII.: naevas reflexiones
Reflexiones sobreuna orden publicada en Madrid 'á 22 de Junio


de 1824. . . . . J. 316
Estadistica. 'Deuda de la nacion española .318
Origenes orientales de la lengua española. Alfabeto 4°. . 326
'Cartashibernicas : 3.4. 5. . . . . 328
¡ En donde reside la anarquía, en la Peninsula ú en las Américas? 336
,Duelo de España . 344
"Las mulas ' 347
,Documentos para la historia moderna de España
'Exposicion del secretario de estado Don Evaristo San Miguel, hecha


á las Cortes en Sevilla con fecha de 24 de Abril de 1823. . 348
Dictamen.de la comísiondiplomátíca sobre la memoria del ministro


de 'estado ••
Discurso del señor diputado Florez Calderon
Bibliografía. Analisis de una 'historia ineditade 'nueva Espafia


escrita en -ehiglo XVI. . '3&9




PRO L o G O.




EN el prospecto de este periodico anunciamos los mo-
tivos que nos mueven á su publicacion, es á saber, la
correspondencia á la buena acojida literaria que espe-
rimentamos en la nacion Britanica, y el deseo de aumentar
entre sus individuos el conocimiento de las cosas Españolas,
contribuyendo con lo que podemos á la glória de nuestra


. patria en un tiempo en que procuran eclipsarla tantos
enemigos estraños y domesticos. Mas no pudimos dar
alli razon circunstanciada de lo que pensábamos presentar
á los literatos, ni de la proporcion en que nos hallamos
para cumplir esta 'promesa. De todo lo cual es justo
dejar advertido al publico.


Intitulamos este periodico Ocios de Españoles, emi-
grados,. porque esa es la causa de que se publiqué''lo que
sin esta emigracion y sin habe~ cesado en las t~reas que
teníamos por nuestro destino en España, nunca se pensára
en escribir.


El ocio suele debilitar á muchos el vigor del espiritu,
.convirtiendose en triste ociosidciiJ. N osotros por la mise-
ricordia de Dios, viendonos en tierra estraña, aunque tan
amiga, y hallandonos sin ocupacion forzosa, hemos echado
mano de otra voluntaria, siguiendo en esto el impulso de
una como segunda naturaleza, que tal negó ya á ser la
costumbre de trabajar comunicando á nuestros seme-
jantes lo poco que sabemos.


TOM. L B




2
Seu me tranquilla senectus


Exspectat, seu mors atris circurnvolat alis :
Dives, inops, Romre, seu sors ita jusserit, exul :
Quisquis erÍt vitre, scribam, color."


Aumentase esta necesidad con la situacion en que nos
ha puesto la Providencia, en que ciertamente conviene
levare diris pectora sollicitudinibus. ¿ Y como mejor que
ocupando la imaginacion, sujetandola á entender en
estudios utiles, y que ademas distraen y acaso lisongean el
animo?


Por estas causas dimos el nombre Ocios á estas
ocupaciones; que no son obras largas, sino escritos sueltos
de objetos aislados y varios, que algunos (acaso con pro-
piedad) llaman trabajos fugitivos: los cuales ocupando
sin fatiga.al que escribe, instruyen sin fastidio al que lee.


N o hacemos novedad en esto: antes creemos seguir en
ello el gusto de nuestro siglo, decidido por las obras pe-
riódicas que en tanto número se escriben, en las cuale's
baxo diferentes titulas .se presentan al público fragmentos
pequeños y de cosas heterogéneas, buscadas con 'anhelo,
yleidas con gusto como auxiliares de la instruccion uni-
versal.


Siguiendo pues este plan, escribimos sobre materias
que confiamos no sean {desagradables al orbe literario ; e~
el cual son tan variados los paladares, que bien podemos
lisongearnos de topar con quien se saboree en lo que
nosotros. A las verdades, cuyo conocimiento está al
alcanze del hombre, pueden darseles condimentos di-
ferentes; con lo cual es hoy tan variado el banq uete de la
sabiduría, que podra apenas hallarse de quien se diga
con razon que perece por falta de alimento.


"' Ilor. Serm. lib. ii. Sal. 1.




3


Ni solas las ciencias y las artes son ya el blanco de la
in~estigacion de los que ahora viven; el espiritu humano,
ó cansado de este penoso ejercicio, ó desconfiado de
conseguir la gloria de Colon y de Cook, mudando de
rumbo vuelve los ojos á lo pasado, y en 10 que ya
dexó de ser halla un nuevo estimulo de su erudita curio-
sidad. N o condenamos esta ocupacion de los literatos:
solo decimos lo que pasa. No solo se desentierran mo-
numentos arruinados de arquitectura y escultura, con que
se perfeccione la de nuestrosdias, y se deletrean codices
carcomidos para rectificar el texto de las obras clásicas;
cosas sobre manera útiles y nunca bastantemente apre-
ciadas. Extiendense aun estas investigaciones á objetos de
mucho menor interés, como por examplo, si un poeta es-
cribió bien ó mal, en que año se imprimio un libro raro,
quien fue el inventor de tal ó tal artefacto ó máquina.
Pesquisas son estas, que no podemos dexar de aplaudir,
y á las cuales tenemos tambien afícion, con tal que se
contengan en la esfera de utilidad que de ellas puede re-
sultar á las artes y ciencias. ¿ Porque quien no se reirá de
los sectarios de aquel pedante ridiculizado por Marcial,
que investigaba los quintos abuelos del caballo Hirpino '?


He aqui porque en nuestros ocios dimos lugar á la in-
vestigacion de algunas cosas pasadas, y acaso con pre-
ferencia á las presentes; como que en ellas hay menos
riesgo de que se den por ofendidos afectos que. pudieran
incomodar. Esta es una de las grandes ventajas de la
historia antigua.


Gobernándonos por estos principios ofrecimos publicar
observaciones y anecdotas selectas de historia literaria,
economica y política de España. N o prometimos mas,
por no honrarnos con ofertas que acaso no pudiesemos
cumplir. Mas tal vez saldran cosas no incluidas en estos




articulas. Acaso habra alguno de aquellos momentos, en
quefacit indignatio oersum : la ociosidad de la tribulación
puede necesitar de otras especies de comidilla. N o nos
falta deseo de extendernos á tratar de ciencias naturales,
y de sus progresos, y de las muestras preciosas de ellas
que España puede presentar á la Europa. Sí quantum
cuperem, possem quoque. . Mas no es esta nuestra
carrera, y á los Españoles que hay aqui muy doctos en
estos ramos, aunque alcanzó la misma suerte, mas no el .
mismo ocio que á nosotros. Ademas que un periódico tan
universal excede las fuerzas de un atlante, y cada cual
debe medir las suyas.


N os ceñimos pues á_tratar de la historia de España y de
sus tres ramos principales, que son la literatura, la eco-
nomia y la politica. En cuanto á la literatura, se hablará
de su progreso y decadencia, asi en épocas generales,
como en cortos periodos; de los literatos poco conocidos
que en los tiempos antiguos y modernos contribuyeron á
su adelantamiento; de sus obras, asi las corrientes que
sean de gran merito y cuya noticia sea digna de los sabios,
como de las MSS. nunca conocidas, y de las impresas
cuya memoria se perdió ó por que salieron á luz en los
principios del arte typográfica y no hubo quien las reim-
primiese, ó porque aun siendo de tiempos posteriores,
tubo interés alguna pasion en sepultarlas en eterno olvido.
Acaso resultará de esto alguna noticia util á las ciencias
naturales"y a las matemáticas.


La Economia comprenderá la historia de esta vasta'
ciencia en España desde la antiguedad hasta nuestros días,
la estadística, las leyes suntuarias, los sistemas de contri-
buciones; papel-moneda, y deuda pública, las causas del
atraso en los ramos de hacienda, industria y comercio, 'Y
los medios de mejorarlos. Esto no por medio de in-




5


dagacioncs filosóficas, de que hay tanta copia en el dia,
sino históricamente y por medio de ohservaciones y anec-
dotas contraidas á la Peninsula, de las cuales resultará á
España una gloria que pocos han confesado ó conocido
hasta aora, y es la de haher enseñado á la Europa los
verdaderos principios de esta ciencia mucho antes que
compareciesen los que respeto de ella son venerados como
maestros.


La historia de la Politica es todavía mas vasta y mas
dificil de desempeñar, por ser tan varios los sistemas de
gobierno, y tan· tenazes los sabios de diversas opiniones
que los defienden. Esta dificultad desaparece ante
nuestros ojos, que estamos muy lexos de hablar de
tales teorias, y mucho mas de compararlas entre si, dando
á unas la preferencia sobre otras. Seria ademas ridícula
temeridad querer comparecer como doctores en el país de
los publicistas. Hablaremos pues de sucesos políticos
pasados y presentes; ¿ por que q uien es tan estóico, que
afecte indiferencia respeto del tiempo en que vive, y de las
cosas que le tocan tan de lleno? Mas solo para rectificarlos,
siendo en lo demas muy comedidos, y dexando correr
libremente nuestras plumas hácia el objeto general, que
es nuestro propósito, es á saber, la parte literaria.


De estas cosas yde esta manera tratará nuestro periódico.
Acaso parecerá á alguno que no es esta empresa de tanta
importancia que no pueda ser comodamente desempeñada.
Asi lo creeriamos también nosotros, si á nuestros deseos
acompañase la proporcion de poseer todos los materiales
para ello. Pero es de saber, y debemos decirlo aunque con
dolor, que luego que sonó en nuestros oidos la terrible
voz


Linquenda tellus, et domus, et placens uxor ;
Hor. Carm, lib. ii. Od. 14.




6


solo hubo lugar para una precipitada separacion de la cara
patria, que nos obligo á desamparar, no solo nuestros
libros, cuya falta puede ser reparada, sino nuestros pre-
ciosos MSS; fruto de toda nuestra vida y de largas inves-
tigaciones y repetidos viages, que nos proporcionaron
una immensa coleccion de documentos diplomáticos, de
poesias antiguas, cartas familiares, y opusculos ineditos de
varones célebres, fragmentos de toda especie de literatura,
Española desde el siglo VIII. • Ah j con cuanta
razón podemos decir, aunque en otro sentido, canlamus
oacui t No importa; la memoria suplirá lo que
pudiere; y en lo que faltáse, resplandezera la indulgencia
de los lectores.




o e lOS


DE ESPAÑOLES EMIGRADOS.


PERIODICO.


Numo. 1°. ABRIL, 1824.


LITERATURA ESPANOLA.
EL primer tributo que la literatura española debe


pagar al publico de Europa, es la manifestacion de la jus-
ticia que al fin le han hecho los sabios de todas las
naciones, colocándola en el grado de estimacion que se
merece. Hace medio siglo tubieron necesidad los es-
pañoles de vindicar su literatura antigua y moderna contra
las impugnaciones omas bien sátiras y burla que de ella
hacian algunos estrangeros, ora en los viages que empren-
dieron por España, ora en las historias de la literatura en
general. Conocidas son las apologías que con este motivo
publicaron Feyjóo, Lampillas, Cavanilles, y otros doctos
españoles dentro y fuera del reino, contra las invectivas
de Masson, Labat, Zaccaria,- Bettinelli, Tiraboschi y


* Ninguna nacion se ha visto quel cite sento ; ma ora non ecosi.
libre en poco 6 en mucho de la Chi ha ultimamente viaggiato nell'
acrimonia y ligereza con que el P. Inghilterra, assai si duole di ave1'ci
Zaccaria censuraba la literatura trovata una comune troscuratezza
agena. La de los Ingleses comparece della lingua latina, non che delta
tambien muy eclipsada en su Bibl. greca; intanto che non sapevacome
di stor, letter, "01. iv. p. 452. edic. farsi intendere da molti, é intendo
de Pesaro, 1767; donde hablando delle persone anche piu colte. Il
de la decadencia de las ciencias, des- Bradley, famoso astronomo, crede;
pues de haber hecho decir á Peri- rebbesit non sapeva che l' Inglese, ~c.
zonio en el extracto de un discurso, . • . Asi hablaba en 1767 de un
que el estudio de-las lenguas griega hombre tan sabio como el astro-
y latina era antes muy comun en nomo Bradley, que habia fallecido
Inglaterra aun entre los nobles, cinco años antes, y cuyos elogios
aíiade ; era questo »eroun tempo, a todavía resonaban en los papeles




8


otros tales, que ignorantes, de las produciones literarias de
aquella península, ó faciles en creer á los que hablaron
mal de ellas, dejaron estampadas cosas que cubren de
oprobio á sus autores, y no al objeto que quisieron
denigrar.


Aun estos apologistas, atendido el tiempo en que escri-
bian, no pudieron alegar la principal defensa de la litera-
tura española, que es la diferencia de las circunstancias
en que se hallaban otras naciones respeto de España.
Que cierto cuando todos los reynos de Europa eran
gobernados de una misma manera, España descolló en las
letras, llevando á la perfeccion algunos de sus ramos, en
que los dejó muy atras y como en mantillas. Mas pasado
el siglo XVI de que hablo, cambió tambien aquella
igualdad de circunstancias. La libertad politica, nodriza
del saber, fué estahlecida en algunos reinos, y en otros
huho principes decididos protectores de la literatura. En
tanto España, conservando su forma de gobierno, con-
tinuó agoviada con la durisima cadena de la Inquisicion,
sin hallar en los reyes que sucedieron á Felipe 11 el am-
paro y aliento que daba él á las letras y á las artes. Por
donde vino á suceder que los españoles, aunque no per-
dieron la fuerza natural de su genio, que es la única que
antes los aventajaba; mas destituidos de los auxilios que
disfrutaban los extrangeros, se vieron despues sobrepujados
por los que en iguales circunstancias acaso serian hoy to-
davía lo que fueron en nuestro siglo de oro. Por que ¿ á
quien sino á sus mejoras políticas deben la Inglaterra y la
Francia sus progresos en las ciencias y artes, y la multitud
de libros que las enseñan en sus respectivos idiomas, y esa
supremacía con que se han levantado en varios géneros de
literatura? ¿ O cuando pudieran los sabios de estas dos
naciones escribir los libros con que han ilustrado el orbe,
si hubieran continuado bajo la tiranía inquisitorial, ó .Ia
~accion de principes ignorantes ó débiles? España, á
quien cupo esa desgracia, podrá ser compadecida por el
mal gobierno, que estorbó en ella los rápidos progresos
que hicieron las letras en otros paises, mas no acusada de
ineptitud y falta de genio en sus hijos para imitarlos.
publicos de Europa, donde se re- su astronomo, y dirizio por muchos
feria su carrera académica en Ox- afio> el observatorio de Greemoich,
ford, y como obtuvo alli las cate- ¿ Y sera creible que este sabio, que
dras de fisica y de astronornia, ademas era eclesiástico y sace'l'-
mereciendo ser sucesor del celebre dote, no supiese lengua alguna mas
Dr. Keilt, y cómo el rey le nombró que la inglesa?




9


Que aun á pesar de los esfuerzos que hicieron de consuno
la mal entendida política y el falso zelo de la religion, han
dejado á la posteridad monumentos ilustres, tan dignos de
admiracion, como lo fuera la carrera libre y desembara-
zada en quien estuviese aherrojado con grillos.


Esto pudieran tambien alegar entonces aquellos apolo-
gi·tas de España. Mas si hoy vivieran, debiales bastar
para defender la literatura de su patria, lo que en favor de
ella han dicho y hecho algunos sabios extrangeros de
quarenta años á esta parte. Los cuales con su aprecio y
con sus escritos y con el peso de su autoridad, han hecho
de ella una completa apologia, sacando á sus paisanos del
engaño que compraban con su mismo dinero, cuando leian
aquellas criticas superficiales. .


Cierto es cosa para admirar cómo se ha trocado la
suerte en esta parte. N o solo ven ya los españoles á su
Miguel Cervantes apreciado y casi adorado de todo el
mundo literario á par de Homero y de Virgilio, (que eso
ya lo hacían los estrangeros, que en todo lo demás despre-
ciaban á España) ; mas observan cómo en varios puntos de
Europa, muchos literatos se afanan por introducir en sus
respectivas naciones algunas de nuestras obras antiguas y
modernas, analizándolas y dándoles el lugar que les cor-
responde en la biblioteca general européa, Es singular
el esmero y diligencia con que se buscan los libros raros
españoles, y las primeras ediciones aun de las obras mas
triviales. El idioma castellano que en los siglos XVI y
XVII fue tan comun en Italia y en Flandes y Holanda,
vuelve á recobrar su estimacion y á ser reputado por el
mas abundante y hermoso entre las lenguas vivas. Mul-
tiplicanse los viages de los extrangeros en España; y en
sus investigaciones, aunque tenga alguna parte la vanidad,
se lleva la principal una curiosidad loable, no dirigida como
antes por la rivalidad y maledicencia, sino por la sinceridad
y justicia, que al paso que observa los defectos de aquel
pueblo, comunes á todos los del mundo, publica tambien
sin envidia sus riquezas naturales y las de las artes y
ciencias.


Cuando los españoles se acuerden de sus glorias, no
dejarán de repetir con placer los nombres de los alemanes
Bertuch, Depping, Dietz, Grimm, Seckendorff, Beguelin,
Heiberg, Soden, Meifel, Krusenstern, Baron de Zach;
los de los franceses Laborde, Breton, Paganel, Durdent,
Amade, Jaubert de Passa, &c.; y los de los ingleses
Bowles, Holland, Jacob, Bentham, Hallen, Bowring; y


TOM. l. e




10
los de otros innumerables escritores de Europa, que á fines
del ultimo siglo y principios del presente han tomado pOI!'
obgeto de sus utiles tareas el idioma y la geografia de
España, y su literatura y literatos, y su legislacion y
caracter y costumbres. t y que español no se envanece al
considerar que estos afanes de los doctos extrangeros en
gran parte se dirigen á la poesía, que es cabalmente el
género de literatura, que pide gusto mas fino y delicado,
y mas genio y mayor cultura j ¿ Quien diria á Lope de
Vega, por ejemplo, que al cabo de dos siglos y en paises
apartados habia de encontrar un ilustrado panegirista,
que deleitandose en recoger las memorias de su vida, y
en analiza¡' sus innumerables composiciones dramaticas, le
dejase bien vengado del desprecio con que le trataron los
mismos que se aprovechaban de ellas ~. Y á Calderon de
la Barca, casi silvado por algunos como un ergotista del
Parnaso, ¿ quien le anunciára que habia ser aora repu-
tado en Europa, como el principe y modelo de la poesia
dramatica moderna ?t


Sin faltar ~ la justicia, nadie podrá poner en duda que
en este cambio de reputacion tan favorable á España y á
su literatura, han tenido gran parte los mismos españoles,
que en el medio siglo que acabamos de vivir, singular-
mente en sus 15 ultimos años, han mostrado que su clima
continua en ser tan favorable á Minerva, como lo es á
Ceres y á Pomona. Dentro y fuera de la península se
han empleado las prensas en publicar los trabajos de
muchos de sus literatos en todo género de ciencias y artes,
que no las dejaron de cultivar aun en medio de la opresion
domestica y de las privaciones consiguientes á los destier-
ros. Esto sin contar las inumerables obras MSS. que
cierto salieran á luz en otras circunstancias, si los autores
tuviesen la ligereza. genial de los. franceses. Mas" los
"españoles, decía uno de ellos en el siglo. XVI,:j: con


* Sorne account of the life and
writings of Lope Feli;r de Vega Car-
pw: por el Exmo, Sor. D. Enrique
Richard Lord Holland. Con placer
recordamos aqui el nombre de este
ilustre sabio ingles,. justo aprecia-
dor de la literatura yde los literatos
españoles. Entre los cuales acaso
se halla alguno, que con este motivo
y lleno de gratitud. hara, algun dia
á nombre de la madre patria obser-


vaciones no inutiles á la republica
de las letras.


t De poéseos dramatice genere
hispanico, prasertim de Petro Cal-
derone de la Barca, principe. dra-
maticorum; dissertaiio, qc. Por
T. L. Heiberg. ...


! J. n, Cardona, obispo de Tor-
tosa, en su tratado deregia S. Lau-
1'entii bibliQtltew.




11


" su superbisimo ingenio nunca se dan por contentosde lo
" que escriben, y mueren sin acabar de limar sus obras."


Conocidos son en la Europa los escritores, que aun
viven, ó murieron hace poco de ciencia biblica, Scio, Gon-
zalez Carvajal, Torres Amat: de disciplina eclesiastlca,
Cabrera, Villanueva, Ros, Bernabeu: de elocuencia sagra-
da, Bocanegra, Climent, Tavira, Bertran, Cadiz, VaUdigna,
Santander: de legislacíon, Mayans, Finestres, Campomanes,
marques de la Corona, Lardizabal, Salas, Marina: de
historia, Florez, Llaguno, Muñoz, Amat, Noguera, Mas-
deu, Llorente, Liaño: de ciencias naturales, Casal, Ma-
lina, Cavanilles, Lagasca, Mutis: de médicina, Piquer,
Luzariaga, Míquel, Aréjula, Orfila : de matematicas,
Tosca, Bails, Conde de Gazola, Espinosa, Ciscar, Chaix,
Memloza, Rosell, Durán, Vallejo, Bauza, Rodriguez: de
artilleria, Merla, Churruca, Datoli, Munarriz: de econo-
mia, Gándara y Salazar, Danvila, Muñoz, Campomanes,
.Jovellanos, Sisternes, N ormante, Gregorio, Sempere y
Guarinos: de marina, Tofiño, Galiana, Masarredo, Es-
caño: de numísmatica, Perez Bayer, Gússeme, Velazquez,
Salat : de poesia, Iriarte, Trigueros, Calzada, Salas, Gon-
zalez, Iglesias, Samaniego, Melendez, Cienfuegos, Arroyal,
Quintana, Moratin: de erudicion oriental, Rodríguez de
Castro, Banqueri, Lamota, Romanillos, Cañas, Conde,
Canga Arguelles, Puigblanc: de bellas artes, Ortiz y
Sanz, Cean Burmudez : de biogrofia, Los Rios, Ccrdá,
Navarrete: de viages, Ulloa, Juan, Pons, AH-bey, VilIa-
nueva: de varia y filosojica literatura, Aso, Feijóo, Marti,
Manuel, Mendez, Arévala, Ximeno, Andrés, Capmany,
Valbuena, Diosdado, Esta breve y modesta enumera-
cion" basta para persuadir á quien lo entiende, que los
mismos españoles han contribuido mucho al crédito de su
literatura en estos ultimas años, publicando en todos sus


* Nos hemos abstenido de amon- con Arévalo, Ximeno, Cavanilles,
tonar escritores sobre los ramos in- Campomancs, y casi todos los 'de.
dicados, eomo tamhien de repetir mas; rle los cuales se hallan pocos
en cada uno de ellos un mismo que hayan limitado su talento á un
escritor que extendio su talento y objeto solo de literatura. La abun-
pluma á varios obgetos. Perez dancia, ilustración y universalidad
Bayer.por exemplo, es también un que aqui no era del caso expresar,
clasico biografo y poligloto orien- se vera mas de lleno en la Biblioteca
tal: Ortizesjuntamente anticuario, Españula desde el liño 1808. hasta
historiador y biografo: Gonzaloz 18:23, que saldrá en breve á la luz
Carvajal pertenece tan de lleno al publica, y en varios artículos que
parnaso, corno al sanctuario de la i~~mos insertando en nuestro Pe<'~~'c....,
divina escritura. Lo mismo sucede riódieo. ~ , -:», •




12


ramos obras originales, amen de los innumerables traduc-
tores de libros extrangeros, que han trasladado á la Penin-
sula las luces y conocimientos agenos. Y también basta
para que la Europa entera diga un solemne mentis, á la
imaginacion de M. Depradt, cuando dixo; que los es-
pañales somos los africanos de esta parte del mundo.


Otra causa influyó mucho en el nuevo crédito tle la
literatura de España, que fué el trastorno de sus cosas
politicas, ocasionado por la ambician de Bonapartc. Que
asi como este puso en ella los ojos para engrandecerse, asi
los pusieron los literatos de fuera, unos con el deseo de
adular al usurpador, otros para oponerse á sus miras, y
los mas por la natural ansia de saber quien y cual era
esta nacion con tanto ahinco codiciada por el que ya
dominaba en la mayor parte de Europa, y que tan impá-
vida hizo frente y con tanta gloria destruyó al tirano, ante
quien temblaban los principes de mar y tierra. Esta
curiosidad produjo naturalmente una multitud de viages
en la peninsula, é inumerables investigaciones en todos los
ramos de su estadistica, administracion, literatura y aun
historia antigua. Los cuales escritos divulgados por toda
la Europa, á pesar de las equivocaciones de sus autores,
sacaron á España del olvido y obscuridad en que la ha-
bian sumido su timidez propria y el orgullo ageno: y
fueron la ocasion de que se viesen mas de cerca sus teso-
ros literarios, los cuales no se apreciaban en lo que era
razon, porque no eran conocidos. Este es uno de los
muchos bienes que nos acarreó aquella desatinada empresa.


Por estos medios, y porque esta es la suerte y alterna-
tiva de las naciones, vuelve España á comparecer como
solía, adornada con las preciosas galas de la literatura; en
la cual acaso logrará otra vez el medro que le prometen su
clima y el genio de sus hijos, sino tiene la desgracia de
que caiga sobre ella de nuevo el peso del despotismo, que
embruteció por muchos siglos á la florida Grecia.




13


Rapida ojeada sobre el estudio de la eeonomia civil
entre los españoles desde los tiempos antiguos hasta
nuestros dias.


SECCION t-,
Desde las epocas mas remotas, hasta el reynado del


seño« Don Carlos IV.


Si los españoles han merecido un lugar muy distinguido
en la república de la letras por lo que la ilustraron con
sus obras, la ciencia económica, parte de la politica,
que enseña los medios de enriquecerse á las naciones,
ofrece en sus anales un número considerable que la culo
tivaron con suceso, cuando en otras naciones se miraba
con indiferencia.


l. Mientras mantubo España el gobiernQ moderado,
unico que reconocen sus leyes fundamentales, florecieron
en ella á su sombra las armas y las letras. En las cortes se
examinaban los motivos de las guerras y de las paces; se
decretaban los tributos; se acordaba lo conveniente al bien
de la nacion; y tratados con franqueza los asuntos de su
interes general, se ocupaban en su examen los hombres
instruidos, aunque no les cupiese el honor de concurrir á
aquellas augustas asambleas con el respetable caracter
de procuradores.


Las actas de las antiguas cortes de Castilla, Aragon y
N avarra, y los acuerdos de algunos cuerpos municipales,
que á despecho del tiempo y del despotismo han llegado
á nuestras manos, conservan monumentos muy apreciables,
de la sabiduria de los antiguos españoles en la ciencia


.economica.s En ellas se sancionó la unidad de los pesos
y medidas i+ se decretó la construccion de canales:j: las


'" A esta felizcasualidad debemos
la poses ion de la elocuente alocucion
que Fernan Perez de la Oliva hizo al
ayuntamiento de Cordova, excitan-
dole it que emprendierala grandiosa
obra de la navegacion del Guadal-
quivir; yen ella, el tener desde el
siglo XVI consignada la maxima de
que el trabajo es el agente de la
riqueza. Esta alocucion con las
demás obras preciósas de Oliva,
las publicó el celebre historiador


Ambrosio de Morales en Córdova
el afio 1588.


t En los fueros que el inclito
rey Don J ayme I dio al reyno
de Valencia, se establece como ley
fundamental que en el haya un solo
peso y una moneda.


r Los canales de riego abiertos en
Valencia en los siglos mas remotos,
bastan para probar que los espa-
ñoles no solo han conocido, desde
la mas lejana autiguedad, la conva,




14


leyes de las aduanas recibieron un caracter de dulzura,
que siendo hijo de los buenos principios, dejaba á la
industria propia un campo lato para sus especulaciones,
sin alejar la extranjera con las duras prohibitibas, que
nacidas en la confusion de las ideas políticas, ponen un
muro de bronce á las comunicaciones del linaje humano.P
El acta de navegacion, que algunos miran como la obra
maestra de la pericia inglesa, conocida en Cataluña desde
el siglo XIII se hizo general en toda la peninsula cien
años antes que la gran Bretaña la hubiera adoptado
como base de sus operaciones comerciales. La teoria mas
exacta de la moneda sirvió de fundamento á las reta-
liaciones introducidas en ella, con el afan de adquirir
caudales para las empresas militares. Las artes ejercidas
libremente, no conocian las trabas que la legislacion mo-
derna impone á los que desean iniciarse en sus arcanos,
para obtener el premio debido al trabajo :t las exacciones,
que gravan directamente los productos integros de la agri-
cultura, fueron reclamadas como injustas y opresivas r] el
comercio caminaba libremente en sus especulaciones pro-
tejidas por el gobierno js las contribuciones ceñidas á lo


nieneia de estas obras, sino que
han dedicado los caudales y el tra-
bajo á su realizacion, Estaban tan
decididos á estas empresas, que se
llego al extremo de haber pedido
una cruzada al papa, con aplicacion
del producto de sus limosnas á la
abertura de un canal, poniendo
en contribucion util hasta las pre-
ocupaciones del pueblo.


'* El Privilegio de mercaderes,
obra del siglo XIII- encierra un
plan de aduanas lleno de dulzura,
el cual acredita las abiduria de los
antiguos españoles en esta parte
delicadisima de la hacienda.


t Desde el siglo VIno al XVIo
los moros, y los judios egercieron y
enseñaron libremente los oficios
mecánicos y las artes en las ciudades
de España, en las cuales a la merced
de la tolerancia, vivian unidos con
los cristianos, Mas en las ordenanzas
de los gremios hechas en nuestros
dias, se ejige, para ejercer las artes
mecanicas, la calidad precisa de
ser catolico, apostolíco, romano,
prohibiendo enseñarlas al que


fuere de otra profesion. Hasta tal
punto llegó la influencia del lla-
mado santo oficio I


t Energicas fueron y repetidas las
quejas dadas por las cortes de Cas-
tilla, contra los diezmos eclesiásticos
de España, y tan exactas como con-
vincentes las demostraciones que
hicieron de su exorbitancia, y del
gravamen que imponen á la 'clase
agricultora, tan desvalida, como
digna de proteccion. Sin duda que
los eclesiasticos de aquella epoca
no creian que los diezmos fuesen
de derecho divino, y sabrían que
no se pagan en las diocesis de Italia.


§ El consulado de Mallorca se
estableci6 en el siglo XIV" y el
de Burgos en el XVI" por los
reyes católicos, cuyo gabinete sin
incurrir en el vicio comun de los
tiempos posteriores de mirar con o-
jeriza exaltada los progresos de la
industria extrangera, supo contener
con acertadas retaliaciones los daños
que en otras naciones sufria el
comercio español con prescindí-
miento de los tratados.




15


puramente preciso para sostener los gastos publicas, se
situaban sobre los objetos que se reputaban menos dañosos
á la riqueza pública, ó que afectaban menos la subsis-
tencia del pueblo; y la directa, mirada actualmente con
sobresalto por los ignorantes y rutineros, se exigio en
España desde los siglos mas remotos.·


Los congresos nacionales, altamente penetrados de lo
que exigia el bien general de la nacion, y superiores á
todo humano respeto, arrancaron unas veces de raíz, y re-
clamaron otras la acumulacion de bienes raíces por los
cuerpos immortalcs;+ y dispensaron proteccion y apoyo al
trabajo, mirándolo como agente unico de la riqueza. Si
los economistas españoles tubieron la gloria indisputable
de haber conocido y proclamado esta maxima fecunda en
ventajosos resultados, dos siglos antes que la anunciase
Smitll, devoraron el disgusto de que el gobierno no la
hubiese apreciado como debiera, impidiendo el curso de
las ideas fomentadoras del ocio y de la pobreza.f


'" Si el literato aleman Huller confiscando los que poseyesen sin
hubiera tenido un ligero conoci- esta cualidad. Las corte, de Cas-
miento de la historia de la nacion tilla solicitaron varias veces que se
española, no aseguraria "que la cortára el abuso que se advertia en
obligacion de contribuir rara los esta parte; habiendo conseguido re-
gastos publicas con arreglo á la soluciones favorables hasta el ex-
riqueza de carla uno, era lo tremo de haberse mandado despojar
mismo que autorizar los impuestos á las manos muertas de 103 bienes
arbitrarios; admirable é irresistible que poseian, adquiridos con in-
beneficio de las tearias filosóficas, fraccion de los acuerdos solemnes
de sconocidas en las naciones." De la del cuerpo representativo de la
constituciun des cortes d' ERpagne. nacion. Esto solo Lasta para co-
A Paris, 1820. Porque en los nacer la ligereza imperdonable de
anales de la península hubiera en- • Hallercuandoasegura(Ihid.fo1.67.)
centrado el desengaño, aprendiendo que Fernando VII restituyó á las
á respetar á una nacion que fue iglesias las fincas de que se veian
delante de las demas en la practica privadas y que debían su origen á
de los rectos principios de la justi- donaciones piadosas; y que no son
cia. ¿Porque en que los contradice mas que una propiedad perma~
la ley que obliga á cada uno á re- nr-nte para sostener la religion y
tribuir á la sociedad por las ven- las ciencias, la educacion de la ju-
tajas que saca de ella, con un sa- ventud , socorrer á los pobres, á los
crificio proporcional ála riqueza que enfermos y desgraciados.
posee? Arbitrario es á los ojos de ! Al olvido de esta maxima sa-


, la razón, autorizar que el que ma- ludable se debió la noeiva multi-
yores utilidades saca del systema plicacion de los conventos y mayor-
civil en quc vive, contribuya menos azgos, con desprecio de las recla-
á su sostenimiento. maciones de. las cortes, y de los


t Una sabia leyde Valencia pro- hombres ilustrados. Decimos no-
hibia a los cuerpos immortales ad- eiva multiplicacion, porque los di-
quirir bienes raices sin real permiso, putados antiguos de la nacion




l~
Los hombres ilustrados, al observar que los que


llevaban el timon de los negocios publicos, se apartaban
de las sanas reglas de la economia, descubrieron sus sen-
timientos á las cortes, las cuales reducidas al abatimiento,
se contentaban con presentar al monarca el origen de los
males con la solicitud sumisa de los remedios. En esta
época nuestros españoles emplearon sus plumas en la di-
lucidacion de los puntos mas delicados de la ciencia eco-
nómica, manifestando unos, los daños que las vinculaciones
y el excesivo numero de eclesiásticos, y fundaciones pia-
dosas ocasionaban al estado: otros los perjuicios de las
tasas ; quien los que trahia la excesiva introducción de los
géneros extrangeros; quien los que producia la alteracion
en la ley de la moneda; otros demostraban los daños de
las alcabalas, de los cientos, y los millones; alguno ofrece
las primeras bases del papel moneda, adoptadas despues


espaiíola, dotados de nociones exac-
tas sobre el origen de los males
que la desolaban; y los letrados
consumados que han honrado la
toga por mas de dos siglos, demos-
traron los perjuicios que ocasionaron
á la poblacion y la industria las
adquisiciones de bienes inmuebles
hechas por las iglesias, y las vin-
culaciones. Solo un hombre ab-
solutamente estraüo á la historia
de España, puede aventurarse,
como lo hace el citado Haller,
á aconséjar á su monarca "que
derogue las leyes perniciosas
publicadas en el espacio de los
ultimas cincuenta años, socolor de
favorecer la agricultura, la po-
blacion, y algun otro idolo del siglo
para dividir la propriedad, ocasio-
nando disturbios entre los hom
bres, y haciendolos enemigos los
unos de los otros. Vendiendo los
bienes de las corporaciones, repar-
tiendo los valdios, y deshaciendo
los mayorazgos, se preparan las
revoluciones y se dispersan los
hombres, empobreciendolos á todos.
Entre los dueños de grandes pro-
priedades, se forman familias ricas,
las cuales arraigadas en la patria,
son como las nodrizas de las demas
clases, fecundando el comercio y la


industria." Parece increible que
en medio de las luces del siglo XIX
y á pesar de las lecciones de la
amarga experiencia, se atreva á
proferir tales blasfemias econó-
micas, un autor que se arroga el
titulo de restaurador de las ciencias
politiras. ¿Como podrá persuadir
á ningun hombre sensato este he-
raldo literario de la opresion de
España, que la agricultura florece
mas con la acumulacion de las
tierras en una mano, que con su dis-
tribucion entre muchos? Vizcaya,
Galicia, Asturias, Valencia y Ca-
taluña cotejadas con La Mancha y
las Andalucias, podrán desengañar
á aquel escritor aleman con el re-
sultado de su industria. ¿ Acaso
el hombre persuadido de que el
producto de sus fatigas no se ha de
repartir entre sus hijos, con aquella
absoluta igualdad que dicta el amor
paternal; pondrá tanto esmero en
aumentar su industria, y en pro-
mover los agentes de la riqueza,
como cuando sabe que al cerrar los
ojos á la luz ha de distribuir el pro-
ducto de su trabajo entre los vas-
tagos de su familia, sin mas pri-
vilegio que el que le dictáre su
voluntad '! El atraso en que se
encuentran en España las - fincas




17


en Francia en Inglate:ra, y en España: - no falto quien
con el nombre de erarios diese las primeras ideas de el
establecimiento de un banco: y finalmente las teorias mas
luminosas para introducir el orden y la sencillez en los
ingresos del erario y en su distribucion, consolidando el
crédito, se encuentran derramadas en las obras de aquel-
los literatos, y en alguna de las providencias acordadas
por los reyes para el buen gobierno de la peninsula.t


Los nombres de Fernaa Peres de la Oliva, del obispo
Manrrique, del Marques de los Veiez ¡ Jusepe de Salas,
Navarrete; Martinez de la Mata, Arriaza, Osorio y
Bedin, de Moneada, Gerimimo de Ceballos, y Mercado
pueden presentarse con lustre al lado de los de Melon,
Genotesi, Say, 17erri y Smitk.


La estadistica, ciencia intimamente enlazada con la
economica, ocupó la atencion de los españoles desde los
tiempos mas antiguos. La naturaleza de las contribuciones
extraordinarias de esta nacion, puso en manos de las
cortes, noticias estadisticas muy apreciables. Felipe n,
que en la junta general de comercio fundó un estableci-
miento exclusivamente dedicado al fomento de los ramos


amayorazgadas, cotejadas con las
que no sufren la opresion de las
vinculaciones, desmiente la opinion
de Haller. Bastárale saber que de
55,000,000 de aranzadas de tierra
cultivada que hay en la peninsula ;
17,599,900 pertenecen á dueños
que pueden disponer de ellas libre-
mente: y 37,400,100, á vinculos y
manos muertas. A vista del hor-
rible desnivel que ofrece este dato,
recomendar la amortizacion y el
.estanco de la propriedad á una
nacion desolada por ellas, es em-
peñarse en sostener sofismas que
no excitan la risa porque se trasluce
sobradamente el agente envenenado
que los produce.


'"El caudillo que defendió a Tarifa
en el siglo XIV, durante el asedio,
derramó en la circulacion unos bil-
letes firmados por el, obligandose
á reducirlos á dinero cuando me-
jorasen las circunstancias. La
buena fé apoyada en la honradez
del librador, los mantubo en giro,
y coronada la empresa con la vic-


TOM. l.


toria, el jefe recogió sus billetes
carnbiandolos á metalico. D. Juan
JudiceFiesco, á principios del siglo
XVII, pidió á las cortes que convir-
tieran las escrituras de juros en
unas letras al portador que hiciesen
veces de moneda en el comercio;
las cuales fueran del valor que se
creyera conveniente y adeudasen
el redito que se les señalase. Estos
datos demuestran que los españoles
conocieron desde muy antiguo la
teoria sobre que descansa el papel
moneda.


t La célebre cedula de los reyes
catolicos dirigida á los encargados
de la direccion de la hacienda para
que se dedicaran á igualar lag ren-
tas con los gastos, encierra, princi-
pios tan exactos y luminosos, que
confunden la presumida vanidad
de los modernos economistas, á
quienes la falta de noticias de la
antigüedad les hace creerse inven-
tores de lo que en los siglos pa-
sados se habia ya llevado á execu-
cion.


D




18


productivos de las riquezas, tubo la gloria de formar la
estadística de la peninsula.- A la misma pertenecen
los trabajos que de orden del rey realizó el sabio padre
EsquiveZ: y en la mayor parte de las historias particulares
de las principales ciudades de la peninsula, escritas en
el siglo XVII se encuentran muchas y apreciables noticias
estadisticas ;·prueba de la aficion que los españoles tenian
á esta ciencia.


A pesar de todo, las fatales operaciones de los minis-
tros de hacienda que sirvieron á los monarcas de la di-
nastia austríaca: las desastrosas maniobras de los arren-
dadores de las rentas, y de los asentistas ; los zelos y riva-
lidades del gabinete: el olvido de las leyes, y de los acuerdos
de las cortes: y los errores económicos, de tal modo ago-
taron los manantiales de la riqueza pública, que á princi-
pios del siglo XVIII se halló la marina española sin
buques, el ejército sin tropas ni fortificaciones, la agri-
cultura y la industria en la mayor decadencia, el comercio
extrangero favorecido con preferencia al propio, el erario
sin fondos, disminuida la poblacion, aumentado enorme-
mente el número de los ecclesiásticos y de los conventos,
encadenada la propiedad con los mayorazgos y las adqui-
siciones de las manos muertas, y comprometida la nacion
en una guerra funesta, promovida por los ambiciosos pro-
yectos de las potencias de Europa, combinadas en dividirse
la peninsula, haciendo desaparecer la España del mapa
politico de las naciones.


2. Asegurado en el trono español un príncipe de la
augusta casa de Borbon, se dedicó á restablecer la nacion
de los males en que la habian sumergido las guerras pro-
movidas por las pasiones, los aciagos tratados, hechos Con
otras naciones en el conflicto de las venganzas, ó en el
abatimiento que producían los reveses, la ignorancia de


;ji Felipe n. dirigió sus ordenes á nacion de Europa en donde se
todos los pueblos de España con formó la estad istica, En el año
inclusion de interrogatorios sobre de 180! siendo secretario del des-
los principales articulos de la es- pacho de hacienda D. Miguel
tadistica, Los pueblos contestaron, Cayetano Soler, se trató de publicar
y sus respuestas originales se con- esta obra apreciable, habiendo que-
servaban reunidas en el año de dado en cierne un proyecto tan in-
1807 en dos gruesos volumenes en teresante, por haberse alejado del
la biblioteca del Escurial. Este lado del ministro D. José Canga
monumento precioso para la his- Arguelles, que como oficial de -la.
toria económica hace ver que secretaria le promo\' ia con ardor.
España ha sido acaso la primera




19


los verdaderos intereses de la peninsula, y los errores po-
líticos, y fiscales. El arreglo de la tesoreria mayor, el
establecimiento de las contadurias generales, y la orga-
nizacion de las secretarias del despacho, introdujeron el
orden en ·la parte económica de la nacían; y la ordenanza
de intendentes de provincia, monumento de Juan Orri, y
de los laudables deseos del señor don Felipe V aunque
preparó los medios conducentes á asegurar los progresos
de la riqueza publica, no surtieron todo el efecto apete-
cido por su autor, por la oposicion del consejo de Castilla.


Hacia años que este cuerpo, degenerado de su primera
constitucion, se componia exclusivamente de letrados, es
decir, de hombres, criados en el foro, sapientisimos, si se
quiere, en las leyes romanas, en el derecho canonico, y en
el pragmático de la nacion, pero poco versados en la cien-
cia de la legislacion,. y en la económica; los quales ador-
nados con los despojos de las antiguas cortes, se habian
arrogado el derecho de dirigir al gobierno en la parte mas
delicada de la administracion publica, cerrando las puertas
al zelo de los hombres ilustrados, para contribuir al acier-
to con las producciones de sus luces, como lo hicieron
cuando conservaban su autoridad los congresos nacionales,
y gozaba de entera libertad la imprenta.t


Privados los reyes del auxilio de las cortes, partieron
los cuidados del gobierno económico, segun la naturaleza
de los negocios que promovian, con los secretarios de
estado, con e] consejo de hacienda, con el de las Indias,
con la junta general de comercio y moneda y con el con-
sejo de Castilla; el qual decidia y daba reglas sobre los
abastos de los pueblos, sobre la introduccioll y extraccion
de los granos, sobre los pósitos, erijidos por el patriotismo
para fomento de los labradores sobre los cierras y cul-
tivo delas tierras eriales, sobre el fomento de la ganadc-
ria y sobre la fabricacion de las aguas de olor. Facilmente
se conoce que la protecion de la industria, confiada á
manos curiales, no debia recibir el impulso que solo pueden


* Un consegero de Castilla, en
un interesante informe dado al
principe de la Paz, secretario en-
tonces de estado, no titubeó en
asegurar "que el consejo no era
capaz de formarlos codigos que con
urgencia reclamaba la buena admi-
nistracion dejusticia; por faltarle los
conocimientos lcgislativos,econúrni-


cos y politicos necesarios para dar
leyes en la epoca de luces que al-
canzamos.


t La libre facultad de manifestar
las opiniones politicas por medio
de la imprenta, perecio en Aragon
con la ruina de sus venerables
fueros :\ manos del inexorable Fe-
lipe no.




20


imprimirle la benéfica libertad, y la accion de un gobierno
ilustrado, dirijido por los rectos principios, y exento de la
infecunda rutina que acompaña á los cuerpos togados.
Apesar del defecto orgánico del sistema administrativo,
Felipe V hizo mejoras muy notables en los ramos pro-
ductivos: estableció manufacturas con el objeto de reanimar
el espiritu de empresa entre sus subdltos rs establecio enlas
provincias de Cataluña y Mallorca, Valencia y Aragon un
plan de contribuciones, calcado sobre las bases de la con-
tribucion directa, el cual libre de los inconvenientes que,
los tributos, que llamaremos austriacos, ocasionaban á Castil-
la y Lean, dio impulso á la formacion de la estadistica, ha-
ciendo gustar á los pueblos los beneficios de los conocí,
mientos exactos de la economia civil, conciliando el interés
del erario con el de las manos productoras de la riqueza.j


Por este tiempo, don Melchor de Macanáz acreditó su
pericia económica, en algunos opusculos que aunque no
han visto la luz publica, no dejan de ser en su linea tan re-
comendables, como los que la imprenta ha transmitido á ,lá
posteridad, para admiracion de los grandes conocimientos
de aquel insigne jurista, célebre literato, é integérrimo
magistrado. El Marques de santa cruz de Marcenado,
en su preciosa Rapsódia econOmica, hizo ver al mundo
que tan profundamente poseía esta ciencia, COmo la militar
de que nos ha dejado una muestra singular en su clase en las
Reflexiones Militares, que han servido de guia á los mas
celebres generales de su siglo. Ustariz ilustró á sus coe-
taneos con su obra de la teoria 11 práctica del comercio,
traducida en otras lenguas, y dignamente apreciada de los
propios y de los extraños: y el ministro don José Patiño
dejó en sus Memorias, rasgos nada vulgares de sus cono
cimientos en la ciencia de hacienda, tan enlazada con la


, .
econonnca,


El estudio de esta, y los efectos de sus máximas, pro-
gresaron en los reynados felices de don Fernando VI y
don Carlos III de eterna memoria, caminando la España
con rapido vuelo hácia su prosperidad á la sombra de la
paz que ambos monarcas mantubieron como base privili-


;ji Las fabricas de Guadalajara y
Brihuega.


t Los libros padrones en donde
se. anota el ava1uo de la riqueza
territorial é industrial de cada


pueblo por los cuales se reparten
las contribuciones llamadas equi-
valente, catastro, talla y única;.
son una verdadera estadística.




21


giada de su conducta política. Si las vergonzosas opera-
ciones de Iturralde y de Verdes Montenegro, destructoras
del crédito, y producidas por la ignorancia y el aturdimi-
ento; y si el influjo de la tirania forense y de los errores
morales, atacando los elementos de la fidelidad en el cum-
plimiento de los contratos, santificaron principios repro-
bados por la política y la economia, derramando una
mancha indeleble sobre el gobierno; el genio privilegiado
de Ensenada hizo triunfar los buenos principios, con la
anulación de los arriendos de las rentas que rescató los
pueblos de las extorsiones que les causaban los negociantes
alemanes, genoveses, y flamencos, los cuales presentándose
en la peninsula vacios de dinero, pero llenos de proyectos
quiméricos y desoladores, aunque aparentemante útiles al
erario, apoderados de las contribuciones ?J dando en ellas,
'!J en tos infelices españoles como en real de enemigo, sin
dejar airosos á sus protectores, ó se volvian á sus paises
cargados con los despojos de la riqueza peninsular; ó ar-
raigados en el teatro de sus aventuras usurarias, se en-
cumbraban hasta los grados primeros de la nobleza, com-
prando su elevacion con el sacrificio de los hombres
utnes.


El arreglo de la acuñacion de la moneda. bajo un plan
hasta allí no observado, acreditó la pericia de su promotor;
y el establecimiento de la unica contribucion en las pro-
vincias de Castilla y Leon, ápesar de la resistencia que
oponian los que gozaban las ventajas de la sociedad, sin
retribuirle con parte de sus haberes, al paso que hacia desa-
parecer' los daños del antiguo sistema de rentas, favo-
reciendo la desfallecida industria, dio lugar á la redacion
de un catastro ó avalúo de los capitales productivos de
aquellas provincias; operacion que ejecutada con todo


• esmero, y sin perdonar gastos, ocupa mas de cien volúme-
nes, que yacen en las oficinas del gobierno. Coetanea-
mente á este grandioso proyecto," aparecieron varias
memorias escritas por españoles ilustrados, sobre tan im-
portante asunto; en las euales se encuentran datos y racio-
cinios muy dignos de aprecio. Entre ellos merecen dis;.
tinguido lugar Loynáz y Zabála.


Campillo dejó en sus memorias un documento ilustre de
su pericia en la ciencia económica, con aplicacion á las
colonias, correspodiente á la noble franqueza de su genio,
al ardor de sus empresas, y á la energia de su carácter,
de cuyas cualidades se conservan repetidas pruebas en los
archivos de las secretarias de estado que estubieron á su




22


cargo.. Los apuntes sobre el bien y el mal de Gándara-
y Salazar, el proyecto economica de ~ard y las recreaciones
politicas de Arrequibar demuestran que los principios de
la economia, y de la arithmética politica eran conocidos
de los literatos españoles, por mas que. los de otras nacio-
nes llevaron la afectacion de su ignorancia sobre las luces
de estos hasta un extremo que lastimó su delicado pun-
donor.


3. Diestro el señor don Carlos III en el arte dificil de
reynar, pasó desde Nápoles á ocupar el trono español,
precedido de la fama bien merecida de sus virtudes. Las
musas, las bellas artes, la agricultura, la industria, el foro,
y las letras, se congratularon con un príncipe, que les
dispensaba proteccion y aprecio; y la ciencia económica
columbró desde luego que no seria la menos favorecida.


Entre los personages que el monarca asoció á las tareas
del gobierno, ocupo una de las fiscalías del consejo de
Castilla uno de aquellos varones privilejiados, que produce
de tiempo en tiempo la naturaleza. Campománes adornado
de luces nada comunes en su edad; á un singular talento,
y á una perpetua laboriosidad unia los mas profundos cono-
cimientos en la economia politica, N o contenta su alma
generosa con las servicios que hacia á la nacion, dirigien-
do la mano incierta del consejo, se dedicó á ilustrarla
por medio de sus escritos. Las respuestas sobre la ex-,
tincion de los gitanos, y sobre la fundacion de las pobla-
ciones de Sierra Morena, están llenas de doctrinas y
máximas exactas de politica, y la que escribió contra la
tasa de g1'anos, es una obra maestra en su clase, muy su-
perior á las que sobre el mismo asunto se publicaron en
otras naciones; y la industria y educacion popular con los
apendices que la acompañan, bastarian para eternizar su
nombre entre los sabios, si otras producciones de su in- '
cansable pluma no reclamáran igual lauro.


Por este tiempo se formó el primer censo de poblacion,
el qual se repitió á fines del reynado de Carlos III corri-
giendo los vicios cometidos en el primero nacidos de la
novedad r" se promovieron los progresos de las artes y del
comercio con premios, con órdenes dirigidas á romper las
trabas que les habia impuesto el espiritu de tutela, con
pensionistas dirigidos á los paises extrangeros, con el esta-
blecimiento de consulados, que prescindiendo de las for-


* Segun este documento, la poblaeion de la peninsula era 10,342,550
habitantes.




23


mulas forenses decidieran los pleytos mercantiles á la ver-
dad sabida, y buena fe guardada, con viajes interesantes
hechos en la península, con el fin de conocer el estado de
las manufacturas, con una decidida proteccion dispensada
á los sabios, que se dedicaban á derramar las luces sobre
las clases útiles, y con la dotacion de enseñanzas de las
ciencias fisicas, aplicadas á las artes. El' viaje del Sor.
Don Carlos Beramendi, las memorias del sabio e incan-
sable Larruga, el semanario erudito de Valladares, y
las catedras de Hergen, Proust, y Garcia Fernandez,
.fueron otras tantas pruebas de la proteccion que el gobierno
dispensaba á los conocimientos económicos, y del ardor
con que promovia la prosperidad de los manantiales de
la riqueza pública.


El empeño del ministerio en llevar á efecto la uniea
• contribucion, la creacion del papel moneda, y el ensayo


hecho en algunas provincias de unas juntas populares
administrativas de rentas dieron á conocer la decision del
ministerio á mejorar la hacienda, sugetándola á reglas
mas sabias que las que hasta alli la gobernaron: y abrieron
una carrera desconocida á las especulaciones mercantiles,
que no podia emprender el gobierno á no estar instruido
en las teorías de loeconemia pública.


La fundacion del Banco nacional de San Carlos, inmor-
talizando los nombres de Muzquiz y Cabarrús llevó á
efecto una empresa utilísima, propuesta y esforzada, aunque
sin fruto, por los antiguos economistas españoles; y la
forma de su administracion, absolutamente nueva en es-
tablecimientos de su especie, popularizando sus operaciones
y derramando sobre ellas la diafaneidad propia de la hon-
radez y buena fe, erigio en Madrid una tribuna hon-
rosa desde la qual hombres sabios y zelosos del bien
público difundieron sobre la peninsula un torrente de luces
económicas, empeñando á muchos en el estudio de una
ciencia que hasta entonces, no merecia este nombre, por-
que no se hallaba anotada en la fatidica nomenclatura de
las que en las universidades prometían á la juventud es-
tudiosa recompensas de honor y de fortuna. "Beneme-
ritos Cabarrús, Jovellanos, Condado, y Viegas," vosotros
enseñasteis a vuestros compatriotas la practica de los
principios económicos; y adornando las verdades, á las
veees áridas, de esta ciencia con las Rores de una elocuen-
cía varonil, os bicisteis acreedores al reconocimiento de la
posteridad, la cual halló en un cuerpo puramente comercial,
el ensayo del modo con que deberían ventilarse algun




24


dia los negocios públicos de la nacion en el que represen,.
tándola tubiese á su cargo la discusion de sus intereses."


Mientras el juicioso Muzquiz echaba las bases deleré-
dito público con la religiosidad en el cumplimiento de
los empeños monetarios contraidos en nombre del gobier-
no;. arreglaba los aranceles de las aduanas, facili-
tando las transacciones del comercio, y animaba la
reversion de las fincas usurpadas á la nacion á la merced
de las revueltas de los siglos medios:t el insigne Galvez
destruyendo los galeones abrio veinte y dos puertos en
la peninsula y ultramar, al tráfico mercantil: y facilitando
el cambio de las producciones proprias por las extrañas,
puso en circulacion util los capitales, rompiendo las cade-
nas fiscales que oprimían á la agricultura y al comercio ;
el gobierno llebaba á efecto la construccion de magníficos
caminos que franqueaban la comunicacion interrumpida
de las provincias, y la continuacion de los canales de
Aragon, y de Campos: protegia la abertura de los de
Manzanares y Guadarrama, y promovia los medios de
hacer navegable al fecundo Guadalquibir, y de construir
cornadas y seguros puertos: el gran Olabide transformaba
los herízados montes de Sierra Morena, abrigo horroroso
de fieras y desalmados malhechores, en poblaciones risue-
ñas, animadas por la agricultura; el consejo de Castilla
agitaba con calor el expediente de la ley agraria, celebre
por su objecto, por los informes de los intendentes que ~
prepararon; por la digna respuesta fiscaldel erudito Sis-
ternes por la exposiciones del procurador general de
los reynos, llenas de doctrinas económicas del mayor
interés, y por el informe extendido de orden de la 80~
ciedad matritense por su dignisimo socio Don Gaspar de
Jovellanos, quien si no hubiera contrahido otro merito para
con la nacion que el de esta produccion de su alta sabiduria
ella sola bastaba para grangearle el honroso titulo de be-.


" En el ministerio de don Mi-
guel de Muzquiz se hizo la primera
extincion de vales, y los acreedores
vieron por la primeravez cumplidas
las promesas que el gobierno les
hiciera sobre el reintegro de sus
capitales. Conducta noble y aro
reglada a los verdaderos principios
de la moral. La alza en el valor
del papel moneda fué su consecuen-
cia.


t El conde de Campomanes y el -
marques de la Corona, fiscales de
los consejosde Castilla y Hacienda,
hicieron un servicio muy impor-
tante al estado, promoviendo con
zelo é inteligencia los expedientes
de incorporacion de los bienes u-
surpados: y el número de fincas
que se reintegraron a la nación,
hicieron .ver los felices resultados
de sus tareas.




25


,wmeritodela~p(ltria que le decretó esta cuando reunida en
-eorees, pudomanifestal'1e los 'sentimientos de aprecio y
gratitud, que desolada .habia ahogado en su seno cuando
vio oprimido en las cadenas de la arbitrariedad al magistrado
incorruptible, al literato, y al economista que habia con-
sumido sus días en promover su felicidad.
. . Las seciedades de amigos del pais fundadas por la
sabiduría del señor Don Carlos III promovieron el bien
de la nacion, animaron la agricultura y la industria, di-
fundiendo en las provincias la aficion á los estudios útiles,
y haciendo' comunes en ellas las obras maestras de la
economía civil. Las memorias de las sociedades de
Madrid, de Segovia, de ~aragoza, y Valencia y de las
provincias vascongadas, enoblecen la historiaecónomica de
la península. .


En esta epoca Danvila escribe los elementos de eco-
nomia civil para la instruccion de la noble juventud, que se
dedicaba á los estudios en el seminario de Madrid.
l''ranco publica sus observaciones económicas sobre la
hacienda y el comercio. El ilustrísimo .Valdes obispo
de Barcelona ilustra á su nacion Con sus memorias. Irujo.
da á conocer á sus compatriotas la obra de Smitb, ilus":
trándola con 110taS : Artetaenseña.:·á,: los ara$'oneses las ven':'
tajas que debían sacar del comercio directo con las
Americas :. el erudito Sempere y Guarinos escribe su
apreciabiJisima historia del lujo, llena de documentos sin-
guIares, y de maximas del mayor interés, y la de los mayoraz-
gas.en .Ia cual .?-e~plegó sus profundos conocimientos' en
la ciencia economica : Sauca traduce al español con sus
observaciones la obra del Genooesi, y Rubio traduce la
del filosofo Filangieri: el ministerio trabaja en reunir
datos estadisticos, y eleva al conocimiento del rey los
primeros estados relativos á la averiguacion de los fondos,
productivos del reyno: adquiere noticias interesantísimas
de las posesiones ultramarinas por medio de los virreyes
y de los 'Prelados eclesi.a~ti.cos~. fun.da una oficina de~­
tinada á formar la balanza del comercio espcñol : .y el
conde de Cábarrús, llorando la muerte de su apreciable


• L~ informes que, los virreyes llenas de noticias estadísticas .de
remitian al gobierno sobre el estado aquellos. paises. El informe del-
en que quedaban las provincias de virrey conde de Revillagigedo es
América al tiempo de su separacion uno de los trabajos politicos y eco-
del mando de ellas, y las visitas de nómicos mas dignos de atencion de
los prelados e~lesia¡lticos,. estan cuantos llegaron al ministerio.


E




amigo el conde de Gausa, en el elogio que de tan ilustre
persónage leyó en la sociedad matritense, nos dejó una obra.
maestra de elocuencia, y de economía. política aplicada a
la hacienda. . .


El intimo convencimiento de la indisputable utilidad de
los conocimientos economicos dio lugar á la creacion de
cátedras para la enseñanza de la juventud, la cual comen-
zaba á mirar su falta, como un defecto imperdonable que
afeaba su educacion, En el número de las establecidas,
ocupó un lugar muy 'privilegiado la fundada por la so-
ciedad aragonesa en Zaragoza, bajo la direccion del Dr.
Don B. Lorenzo N ormante: ilustre por sus profundos


C'oDoC'/m/éntbs en .« m3t'ef/~ por fÓ.r renál/óso~' resu/-
tados que produjeron sus tarea'>, y por haber sido el
blanco que buscó la negra supersticion para destruir la
obra de la sabiduria que iba creciendo en la península.


La inquisicion que solo se sostiene con los despojos de
los hombres sabios, había tolerado silenciosa los escritos de
los economistas que florecieron en los siglos de su bárbara
dominacion¡ ó por que dirigidos en la mayor parte á las
cortes, hallaban en ellas un muro inaccesible á· sus
asaltos; ó .por que no creía que fuesen poderosos para
trastornar el goce tranquilo de las comodidades quedis-
frutaba el clero. Mas al ver el giro de las opiniones de los
hombres cultos de Europa que florecian á mediados del
siglo anterior, la tendencia de la ciencia económica, con-
traria á la perpetuidad de los abusos que desustancian la
riqueza pública, el afan con que la juventud se dedicaba
á su estudio, la rapidez con que cundia entre los hombres
de mayor edad, y el dominio que ejercia en los consejos
preparando en ellos providencias favorables al trabajo;
puso en armas los ardides y recursos de su poder ominoso,
ensayado ya en algunos hombres insignes, para destruir
una enseñanza, y desacreditar unas doctrinas para ella tan
abominables como consoladoras para las clases útiles de la
sociedad.


Las ruidosas 'conclusiones sostenidas en la cuidad de'
Zaragoza por N ormante, " sobre la legitimidad de las
usuras, y sóbre los daños que el celibato eclesiastico y la
temprana profesion monastica causaban á la poblacion,"
sirvieron al fanatismo de pretexto para el ataque. El
padre fray Diego de Cadiz religioso capuchino, tan re-
comendable por la pureza de sus costumbres y por su elo-
cuencia, como desprovisto de cónocimientos literarios, fue
el adalid de la empresa. Eecandalisado con la explicacion




27


que .le hicieron de aquellas proposiciones, y horrorizado
de que andubieran en manos de todos; con un zelo que
llamaremos misionero, sin examinar el fondo las cuestiones,
y sin contenerse por el respeto debido al monarca, de
cuya expresa orden se habian defendido, las denunció a la
inquisicion con todo el aparato de una inspiracion so-
brenatural. Este tribunal comenzó á proceder con arreglo
al sistema sombrio de sus sanguinarias ordenanzas, com-
prometiendo el honor de la sociedad económica y la opinion
del catedrático: resonaron los púlpitos con las diatribas mas
sangrientas, concitando al pueblo para que se alzára contra
los que se llamaban causadores del escandalo, los cuales
se libertaron de una funesta catastrofe, por que la mano
poderosa del gobierno los sostubo en medio de la borrasca,


Si la capital de Aragon ofreció en esta época, el aspecto
mas lastimoso: si el estudio de la economia se vio ex-
puesto á desaparecer de España: si sus aficionados cor-
rieron el peligro de verse encerrados en lobregos calabozos:
si el prestigio de santidad que rodeaba al atleta ar-
rastró tras si á muchos que habian empleado sus plumas
en sostenerle, y enmudecio á los que debieran presentarse
en la palestra: y sino contenta la maqninacion fanática con-
haber empeñado enIalueha a la sombria corporacion que
persiguió á los sabios, amenazó á los reyes, y cubrió de
luto á prelados muy distinguidos, vigorizó la persecucion
con el ruido de un milagro; no faltaron integros magis-


tredos, llenos de fortaleza, que defendiendo la causa de
jarazon y de las luces, aterraron á sus enemigos, disi-
,paron sus temerarias tentativas, y dieron nuevo impulso.
al estudio de la ciencia que perseguian.


BIBLIOGRAFIA.


Nueva version española de la sagrada BibliJa.


Cuando tratábamos de preparar un articulo de Biblio..
grafia española, digno del publico para quien escribimos,
vino afortunadamente á nuestras manos la nueva versión
de la Biblia, hecha por el sabio eclesiástico D. Felix Torres
Amat, é impresa en Madrid en los ultimes meses del año
proximo pasado 1823. Tan feliz casualidad nos determinó
á dar la preferencia a: esta obra no solo por la amistad con




28


,que ha..mas de 20 años nos honra su autor, sino por la digr-
nidad de la materia de que trata, y por el excelente lenguage
español con que hace resonar la divina palabra. ere-
.emos también que sea grata esta noticia al pueblo inglés,
donde se halla establecida la celebre sociedad- bíblica,
que. ha tomado á. su cargo reimprimir en volumenescé-
modos las traducciones que se han hecho de la sagrada


.Biblia en cuantas lenguas S6 conocen, y repartirlos gra-
tuitamente por todo ~el mundo; uso loable, digno, santo
de la riqueza, emplearla en dar á leer al pueblo en su
lengua lo que'en la vulgar de los judíos y griegos mandó el
Señor que se escribiese, pam que de todos fuese entendido
.el que de todosqueria ser conocido y adorado. Si alguno
piensa que la Biblia no debe traducirse para ser leida de
todos, hace á Ios que aora vivimos de peor condicion que
las simples mugercillas de Judea y de Grecia, que oyeron
hablar á Dios en la lengua qJ.le ellas hablaban; ó supone
,que Dios, mudando de proposíto, ha querido ocultar en
Ios últimos tiempos lo que al principo por tantos medios
quiso que fuese á todos publico y notorio. ..Mas esto no
es del presente lugar; pasemos á hablar de la traduccion
y de su autor. .


D. Felix Tones Amat es natural. de la villa de SeUenl
en el principado de Cataluña. Debió de 'hacer sus estudios
deteologia en la universidad de Cervera, que entonces era
la unica de aquella provincia. Mas cogic,? de ellos'un fruto
no comun, por haberlos acompañado con el de las lenguas
hebrea y griega; semilla fecunda de conocimientos pára la
edad madura, y cuyo estudio ha hecho siempre y hara gran
bien á los eclesiastices, y aun á la misma Iglesia. Cuan
perito fuese en este género de erudicion, lo manifestó en
varias odas hebreas y griegas que compuso el año 1802,
con ocasion de pasar por Tarragona el rey D. Carlos IV.
con toda su familia. Hallábase alli este eclesiastico, que
aun no tenia 30 años.: desempeñando el cargo de rector
de aquel seminario conciliar, acaso el primero que se
erigió 'en España en el siglo XVI por' D. Gaspar
Cervantes, cardenal y arzobispo de aquella iglesia. El
qUe esto escribe recibio de mano del autor ejemplarei
impresos de estas composiciones, y fue testigo del afán
con que procuraba difundir el conocimiento de estos idio-
mas entre sus paisanos, cuya imaginacion es muy á pro~
posito para toda suerte de Iiteratura, Esto meeRel
otoño de' 1804, cuando el viage literario á aquella. iglesia
metropolitana, leproporcioB6estrechar su amistad )l




29


.enl;~lá.r .UJla util correspondencia ccneste do~to..V8fQJJ',
CllY~ cattas ea,tán sembradas.de sentencias y versos.de Jl)S
gIliegQs, no buscados con. arte, éomo suelen otros; Jl'ol''''
ganar crédito, cosa de que no necessitabaestecon su amigo.,
tW1oocm:ridas repentinamente ypari1t .distraer elaQU;np de
otras atenciones menos agradables. .
, . P.-oco tiempo después fue hecho canónigo de lacQlegiata
de.SiIldefonso en el real sitio de la.Granje, donde, desde
el año 1803, era abad, con el titulo de ar~b~p'o. d,l'l Pal-
mira su tio D •. FelixAmat, promovido á aquelladígnidad
~.ade Ia.canongia magistral de.Tarragona. Este sa,bio.pre,.
lado era ya conocido en el orbe literario por la historia
eelesiastíca que habia publicado en muchas tomos COI). el
.titulo de La igle8ia de Jesu Ckr.isto..·la primera escrita
originalmente en idioma español; en la cual recql'f3ó
algunossucesos;eclesiastieos .de España, omítídosen todas
lasque escribieron los extrangerosy en las traducciones
ellpañoles,que es lo. úníco que haata entoncesteniamos,
P..'OJl' estas causas y por la fluidez y propriedad de l~ngu~e
mereció aquella obra general aceptacion y una muy hon..
rosa aprobacion del. papa Pío vn., O.tros; escritos. ha
publicado en ej¡tos últimos, años sobre. l~si 'iwite.s d.e las
pltestade.s;civily ede.siútioa,y 8.Q~~ el d..~r~o~'Q.e, ~CA~
OOJ<. de, ellas: CODlpete: .para or.deMl"·· 10$ p1Íuto~ ..de~. AÍ1!-:-
eiplina externa de la iglesia. De todo lo cual acaso habrá
ocasión de hablar otro dia, .


La dulzura de carácter de este. arzobispo; y mas que
todo su laborioso zelo por el progreso de los estudios eme-
iiásticos, se pegó á SllS7 sobrinos, CQD\9 era natural, CQn el
trato continuo y el ejemplo; entre 10$ cuales debo h.~e~
bonori:fka mencion del llamado D. Ignacio, al cual si~lldQ
bibliotecario del colegio episcopal de Barcelona COJJ.º<!i'eQ
el año 1805, cuando pubUcó un Déc.~nariQ c\\talan y,
latino en dos volúmenes en fol. y preparaba qJliJ. 1J.1/J.~
ltJea ck.es~or(J8 t:tI4o!ane8,q¡¡e no llegO. ác;Qn~Jyir~'
porque hecho dean de la ig1B8iJl de. Gerona,3J tifYlPP ~ 13
invasion' de los frQCeses,. y.dedicÁndoae ~1 iQC,9J.;l'O d~ 193
<fufenS0res de lapatri¡¡, murióvíctima de sn.,cariWuJ elll8.U.


En tanto 1). Felix adelantaba, 1~ Versi()D d~ lP.o, lljbl.i.ªJI~lt;t
Babia emprendido en 1807;en cuyo trabajoQ~ J~bici~
a&jar ni las inquiet~sq.tleoq~iona.ha.n la,stWlb.~


, lile·· aquel tiempo,. ni la comodidad de vida. qu~ pllqQ aJlb
~tall hecho sacrista de. la i8lesia de BafeelQnl. "Pc esia.
ciignidad solo se sinió para redQb1-3~.1¡l1"~.y:SaC&}i de. el
maY0lJ=B fr.tltos~ la reoolll8ll~iqI\. .que. d;w Js>iútu!oa


... ' r ...




30
honoríñeoe á quien trabaja en bien del publico. Labi-
.blioteca del seminario episcopal fue el objeto á que dedicó
sus útiles tareas, enríquecíendola con la adquisicion de
nuevos libros, y aumentándola con una pieza, donde se
depositasen los obras inéditas de los escritores cata-
lanes, . .


Cualquiera entenderá. que debe de ser grande el número
de estas obras, si considera que á la, invencion de láim-
prenta habia precedido largo trecho el siglo de 01'0 de la
literatura catalana, que fue el XIII y parte del XIV. En
esa epoca es increíble cuanto se cultivaron alli las letras,
y cuanto abundan en los archivos y bibliotecas de las
iglesias y monasterios las traducciones de Séneca, Boecio,
Tacito, y otras obras originales- de filosofía moral, poesia
é historia; de las cuales si Dios favorece nuestros deseos
acaso podremos algun dia dar noticia. al publico. El
gusto de este genero de literatura había pasado ya, segun
la condición de los hombres, cuando en el año 1477,. se
introdujo la imprenta en Cataluña: y asi. es facil de en-
tender: porque quedaron postergardas estas obras, que
ademas :tenían el defecto de estar escritas en el idioma
vulgar, cuyo aprecio comenzó á decaer, desde que en 141~
entro á ser rey de·Aragon el infante de CastillaD. Fer-
nando. Como' este príncipe llevó consigo gran multitud
de castellanos, y con ellos la aversion á una lengua, cuya
hermosura, fluidez y riqueza no conocían, dió ocasión á que
los mismos catalanes no pensasen ya mas en escribir en su
idioma nativo, viendose en cierto modo obligados á lisongear
la corte de su nuevo rey. De este cúmulo de eircun-
stancias resultó que la imprenta en sus principios no pro-
dujese en Cataluña casi ningun libro escrito en la lengua
del país, Lo mas que imprimieron alli los celebres artistas
del siglos XV Poza, Rossembach, &c.todo rué en latin
y castellano.
, El ver condenados al olvido estos tesoros, no podía
dejar de excitar el dolor de la triste suerte que cupo á las
doctas vigilias de aquellos hombres, que en gran parte
tienen el mérito de estar escritas con gran 'lujo y prolijidad,
prueba aunque extrinseca, del aprecio. con que entonces
eran buscadas y leidas. Por lo mismo debemos congra-
tulamoscon nuestro amigo, que depositando en aquella
~~,\)~\':,'c\, \':,'U'a"U'\\>'l> ¿\)~'\c~'l> Th'a"U'U'i>ciñ,\>'l> "p\>'i>~. "p\>"t Th~o.)Q


de ,varias alocuciones insertas .en los }J¡yJeles J>úblico~
Klgróque IÍJufusensue"empfo otros erudÍtos amantes áe
la gloria de su patria, y que se reuniesen en aquel' depósito'




31


mas de mil obras, que por este medio han venido á con-
seguir una vida publica y duradera.


Ocupado se hallaba en esto en el año 18~1, yen dar la
ultima mano á su Biblia española, cuando por la renuncia
del obispo de Barcelona Don Pablo Sichar, se halló sin
esperarlo ni temerlo nombrado sucesor en aquella silla.
La nueva dignidad era por él llamada constantemente su
martirio, y asi fue grande su gozo cuando supo que S. S.
no le expedía las bulas, por no haber aceptado la re.,.
nuncia de su antecesor. Acaso es esta la única vez en que
ha mirado con placer y ha bendecido en el secreto de .su
corazon las reservas de la corte de Roma, como que son
las unicas á quienes debe haber recobrado la perdida
tranquilidad. En consecuencia de esto reiteró sus re-
nuncias, las cuales logró que se le aceptasen á fines de
18~3. y esta es la causa porque en el tomo lo de la
Bibla se intitula electo obispo de Barcelona, y no en
el~.


Viniendo aora á hablar de esta obra, su titulo es; La
sagrada Biblia nuevamente traducida de la vulgata
latina al español: aclarado el sentido dealgunos lugares
conla luz que dan los textos originales hebreo?! griego;
e ilustrada con 'Varias nota. sacadas de IriS santos padres
'!i~xporitores sagrados; por D. Fe/ix Torres Amat, dig-
nidad. de sacrista de la santa iglesia de Barcelona, !I
electo obispo de la misma. De orden del rey nro señor
~ladrid 18:23, imprenta de Leon Amarita. ~ volúmenes
en 4to que comprenden el Nuevo Testamento, es á 'saber;'
ello los santos evangelios y los hechos de los Apostoles ;
y el ~o todo lo restante hasta el apocalipsi, De esta version
hizo al mismotiempo dos ediciones, la una añadiendo al pie
de cada plana el texto latino de la vulgata, y la otra sin
él; ambas una misma forma; letra y papel, y dispuesta.
latraGuccion á GOS columnas siJl mas diferencia que la
del mayor número de pliegos. En ambas sobresale mucho
la mezquindad que suele traer consigo la escasez de fondos.
De otra suerte no creo yo que el gusto delicado del tra-
ductor pudiera consentir en lo demasiado embutido de la
letra, y en otros defectos tipográficos que no debieran
aparecer en una version .tan excelente. ' ,


Tampoco debe extrañarse que la version de la Biblia
comienze por el N. T. j antes téngo por puesto en razori
que, asi se haga. Que púes toda la historia del pueblo
hebreo, y sus profecías y' su ley y sus sacrificios eran'
sombra- y figura. de la verdad que 'encierra elN. T. j justo




'32


'esqúeallector se le. presente"primel'o~elconocimientc.de
esta verdad, para que cuando, llegue a engolfarse en ·las
alegoriss ysimbolos antiguos, no tropieze en la inteligen-
cía de ellos, como á muchos ha acontecido ; mas desde
luego entienda e}, blanco y fin .de aquellos preceptos y
visiones, que parecen no tenerlo á primera vista. '


Acaso deseeria- alguno queestatraduecion se hubiese
hecho-de solos los 'wxtos originllles hebreo y gr'Íeg~
Porque-ennque ;la·nacion -española posee dos de esta
clase, ~s á/saber, la llamada de Ferrara y la de Cipriano
Yatera, y f'asiodoro de Reyna, mas la primera es en R ..
tremo servil, amen de la obscuridad.que trae consigo IIU
lenguage; parte anticuado y parte arbitrariamente forjado:
y la otra aunque- Carece de estos-defectos, hacenla ya poco
apreciable loanuevos descubrimientos que en los. siglos
XVII y XVIII han hecho los sabios de toda la Europa
acerca ~el idioma, historia y costumbres de los .hebreos,
Por donde parece haber ya necesidad de un nuevo trabajo
de esta elase.' Mas este.elaroesté que. no podia hacerlo
un ~&Qcerdote español, y' muchomenos en España, donde
fue-admitkío ·el·concilio Tridentino que declaró por au..
tentica la:version latina que')llamamos 'CUlgata, esto es,
por ,\'"erdadera '.1raduccion:de·las.'escmtilras aagradasj man-
dando que fuese tenida como 'regla de la re. ,Niera tam..
poco necesario para la enseñanza del pueblo descartarse
de esaversion. latina. Porque aquel concilio al hacer
~taile<.:lara~ionll(~.desl?ojóá 10stext08.originales ~elcré­
dito Y autorIdad :que ',sIempre .han tenido como dietados
por el ~ismo Dios. Yasi al que. se :propusiere traducir
el ,texto ,latinó de 'la !Vulgata, le :queda la· justa· libertad de
~Cudir)á::aqnrellas>fuentes,siempre que l~ nece~idadobligue
a,' b1llJtar la: luz¡de que carece la <verslOn'latma. ,,' Con lo
eaal-se consigue-Ia ineteaeeien-del pueblo.csin faltar á la
obedieneía debida a. las Ieyescedesiéaticas.


De 'aqw resulta la 'lltilidad;:de"acompañar esta versión
vulgarcon'8lgunasnotas, eonformedo.mandatambíen la
iglesia. ' ·Este preceptoeumr.lieron algunos. nimiamente,
llevando á·la 'sombra de él, Ó' ciigamos.empedrando su
trabajo con, muchas notas de eradícíon olliental,variantes
de códices, .y otras COsas'que el pueblo rudo: no,entiende,
y para lossabiosno:son necesariás, y á unos á otros
hacen mas céstosa la adquísicion: de estos'libros. Estoy
seguro queenesta parte' no habráquien pueda justamente
quejarse de la' nueva traduccion. ,Porque 'en ella de 'tal
mánera se atiende áltti necesidad de: los unos .que no se




33


ofenda la delicadeza y sabiduria de los otros. Este es-
pañol deseoso de que sus lectores no yerren en la inteli-
gencia de los lugares obscuros de la vulgata, no pudo
dispensarse de poner· al pie de las planas algunas breves y
rapidas notas que aclarasen su sentido. Aun esas las excusa
á veces con solo intercalar de letra cursiva una ú otra
palabra en el texto de la version, con la cual hace llana
la lectura del interprete latino. Esta discreta libertad
en nada deroga á la verdad del texto, que siempre apare-
cerá bien traducido, aunque sin ella no estubiera tan
claro.


Ademas de estas notas, que podemos llamar topieas;
habia necesidad de otras generales tocantes á la inteligencia
de ciertas claves, cuya noticia es muy transcendental, y
que necesariamente debia repetirse, siempre que enfa
divina escritura se habla v. g. de azimo, denario, dioorcio,
in:fierno, manos, muerte, obispo, siclos, tinieblas, ~c.
Mas como esta repeticion debia ser gravosa á los lectores,
si se hiciese en cada uno de sus respectivos lugares;
pensó en reunir todas estas materias por orden alfabe-
tíco, formando de todas ellas un diccionario, eleual al
fin del tomo 1 prometía publicar concluido el N. T.;
mas al ñn del tomo 2 anuncia que no se publicará hasta
despues de la version del Testamento antiguo.


Con estas reglas, de que dá razon en el prologo, y mas
que todo con la mejor condicion del tiempo en que tra-
bajó su version de la Biblia, pudo darnosla mas perfecta
y acabada que las anteriores. Porque es asi que nunca
se ha podido en España proceder en esto con la libertad
que en nuestros dias. La inquisicion no solo quemó en
aquel reyno todos los ejemplares de las Bihlias valencianas
y castellanas impresas en el siglo XV sino que á fines
del XVI llevó su zelo fanatico hasta el punto de perse-
guir al célebre M. Leon por la secreta version que hizo
del Cantar de cantares, y hasta poner en el indice expur-
gatorio algunas obras piadosas, porque eran como un
tejido de sentencias y palabras de la t?:-:ina escritura, las
cuales se hallaban escritas en lengua vulgar: y el empeño.
era que el vulgo no leyese en su lengua parte alguna de
los libros santos. Esta preocupacion duraba aun en-el
reynado de Carlos III y yo me acuerdo de haber
oido censuras muy agrias de un célebre predicador, que
tenia la costumbre de decir al pueblo los textos de la
Biblia en castellano y no en latino Pero ya entonces pudo
mas la rasen y el amor ti la gloria nacional, y con el peso


TOM. L F




34


de la autoridad del monarca se logró que tubiese el pueblo
español los libros santos escritos en su lengua, como los
tenian todos los de Europa en las suyas, y algunos de
ellos con' grandes recomendaciones del sucesor de s,
Pedro. Tampoco le faltaron estas al P. Felipe Scio de s,
Miguel, que fue el primero que tubo la gloria de hacer este
presente á su patria. Mas ni esta aprobacion, ni la pro-
teccion de su gobierno, le libertó de algunas sordas per-
secuciones de los fanáticos mal avenidos con que Ilegáse á
los ojos de todos la luz de la divina escritura. Por donde
fue necesario que se publicase la Historia dogmatica de
la leccion de la sagrada escritura en lengua vulgm', escrita
por D. J oaquin Lorenzo Villanueva, el cual sobre haber
reunido y puesto en claro las razones que justificaban y
hacian necesarias estas versiones, recogió en un apendice
testimonios de mas de 30 sabios españoles, que en el siglo
XVI y siguientes dejaron estampado en varios libros su
juicioso modo de pensar en esta parte, para que ilustrasen
y mejorasen su zelo los enemigos de estas versiones.


Ni bastó esto para que callasen los abogados de las ti-
nieblas. Uno de ellos enmascarado con el nombre de
Luceredi, tachando en un folleto tan santa empresa de
jansenismo, nombre con que suele honrarse en el dia la
ilustracion eclesiastica, dió ocasion á que el mismo
rillanueva, asociado con el P. Scio, escribiese las célebres
Cartas eclesiasticas, que facilitaron el triunfo de la pro-
pagacion de la divina palabra, é hicieron enmudecer la
ignorancia y la maledicencia.


Por estos medios pudo el R. P. Scio tener la gloria de
restituir á España el derecho de que la habian despojado
sus tribunales eclesiásticos, sacrificando para ello no solo
su tranquilidad, sino tambien su opinian, injustamente des-
dorada por algunos imprudentes. Verdad es que su tra-
bajo no salió tan perfecto como todos esperábamos; pero
importaba mucho saltar la barrera que parecia insuperable
y tomar posesion del derecho usurpado, dejando á los ve-
nideros la mayor perfeccion de esta grande obra, como por
fortuna lo vemos ahora cumplido.


El P. Scio, á pesar de su literatura y de la proteccion
que merecia al gobierno, tubo necesidad de acomodarse
al tiempo en que trabajó su version; en el cual ni era tan
general como aora el estudio de las lenguas orientales, ni
tan conocida la necesidad de acudir á aquellas fuentes llarR
declarar en 1a vulgata \0 que en muchos lugares no pudo ó
no supo decir aquel interprete. Era por consiguiente en-




35
tonces mucho mayor el riesgo del que en un ápice se apar-
tase del texto latino. Y este temor entiendo yo haber
sido la causa de que su traduccion española saliese tan
menoscabada no solo de la claridad y hermosura del len-
guage, sino hasta de la misma exactitud del sentido literal,
que en algunos lugares queda estropeado Ú obscurisimo,
Que sino fue este temor que digo, ¿ como se hará creíble
que un castellano viejo y muy docto en los idiomas latino
y español, tradujese tan puerilmente v. g. pon.ere animam,
poner la vida, en lugar de dar la vida: accipiam 'Vos ad
me ipsum, os tomaré á mi mismo, en lugar de os llevaré
conmigo: omnis anima potestatibus sublimioTibus subdita
sit, toda alma, en lugar de toda persona .'2


Mas aunque el P. Scio fuese excusable por el tiempo en
que escribía, lo cierto es que su obra distaba mucho de lo
que pedia la nacion ó digamos la misma verdad del sagrado
texto. Sin embargo se repitieron y adornaron con la-
minas varias y costosas ediciones: prueba del ansia que el
pueblo español tenia de oir hablar á Dios en su primitiva
lengua. -


La gloria de esta mejoras dará con nosotros la pos-
teridad al nuevo traductor. El cual á imitacion del sabio
Martini, pudo usar de una justa libertad en la traducciorr
de la vulgata, variando el giro y colocacion de las palabras,
substituyendo las proprias á las metafóricas que no caben en
nuestra lengua, y acudiendo á los originales griego y hebreo
para dar mayor luz á la interprctacion latina. Es excusado
que nos ocupemos en elogiar la nueva version, cuyo merito
no puede ser bien conocido sino en su lectura. Sin em-
hargo para dar alguna muestra de la preferencia que se
merece sobre la del P. Scio en la claridad de la versión,
y en la propriedad y fluidez dellenguage, acotarémos uno
{¡ dos lugares, los primeros que la suerte nos ha traido á.
las manos.


Id. xiii. 2. Y he aqui una rr.ugerque
Et ecce mulier, quaeha- teniaespiritudeenfermedad
bat spiritum infirrnitatis diez y ocho años habia -; y


Vulgata.
Lucae xii. 50.
Baptismo habeo bapti-
ri; et quomodo coarctor
que dum perficiatur?


Scio,
Con bautismo es me-


nesterque yo sea bautizado;
y como me angustio hasta
que se cumpla?


Torres.
Con un bautismo de


sangre tengo'de ser yo bau-
tizado. Oh! Ycómo traigo
en prensa el corazón, mien-
tras que no le veo cum-
plido!


He aqui que vino alli
una muger, que por espacio
de diez y ocho años padecía




Vulgata.
annis decem et acto: et
eral inclinata, nec omnino
poterat sursum respicere,


Act. apost. cap. i.
Prímum quidem sermo-


nem feci de omnibus, ó
Theophile, quae coepit
Jesus facere et docere, us
que in diem, quñ praeeipí-
ens apostolis per Spiritum
sanctum, quos elegit, as-
sumptus est: quibus et
praebuit se ipsum vivum
post passionem suam in
multis argumentis, per dies
quadraginta apparens eis,et
loqueas de regno Dei.


Apocal. xvi, 8.
Et quartus angelus ef-


fudit phíalam suam in solem
et datum est illi aestu affíi-
gere homines, et igni; et
aestuaveruntbomines aestu
magno, et blasphemaverunt
nomen Dei, habentis potes-
tatem super has plagas,
neque egeruntpoenitentiam
ut darent illi gloriam.


Scio,
estaba tan encorvada, que
no podiamirar hacia arriba.


He hablado, oTheophilo,
en mi primer discurso de
todas las cosas que Jesus
comenzó á hacer y enseñar,
hasta el dia eh que después
de haber instruido por el
Espíritu santo á los apos-
toles que habia escogido,
fué recibido arriba: á los
cuales se mostró tambien
vivo despues de su pasion,
con muchas pruebas, apro:e-
ciendoseles por quarenta
dias, y hablandoles del
reyno de Dios.


1 el cuarto angel derra-
mó s~ copa sobre el sol, y
le faé dado afligir á los
hombres con ardor y fuego;
y ardieron los hombres de
grande ardor; y blasphe-
maron el nombre de Dios,
que tiene poder sobre estas
plagas, y no se arrepin-
tieron para darle gloria.


Torres,
una enfermedad causarla de
un maligno espíritu, y an-
daba encorvada, sin poder
mirar poco ni mucho hacia
arriba.


He hablado en mi primer
libro, o Teofilo, de todo lo
mas notable que hizo y en
sefió Jesus desde su prin-
cipio, hasta el dia en que
fué recibido en el cielo
despues de haber instruido
por el Espiritu santo á los
apóstoles que él habia es-
cogido: á los cuáles se
había manifestado tambien
despues de su pasion, dan-
dolés muchas pruebas de
que vivia, apáreciendoseles
en el espacio de cuarenta
dias, y hablandoles de las
cosas tocantes al reyno de
Dios.


El cuarto angel derramó
su taza en el sol, y diosele
fuerza para afligir á los
hombres con ardor y con
fuego: y los hombres a-
brasandose con el calor ex-
cesivo, blasfemaron elnom-
bre de Dios, que tiene en su
mano estas plagas, en vez
de hacer penitencia para
darle gloria.


Noticia de una Biblia valenciana impresa en el siglo
XV de la cual no queda mas que una sola hoja.


En el articulo anterior se dijo por incidencia que el
tribunal de la inquisicion quemó todas las Biblias cas-
tellanasy lemosinas, que corrian en manos del pueblo.
Esto ultimo lo asegura expresamente el erudito bibliotecario
Lelong.- Nosotros podemos tambien dar una prneba de
ello respeto de la valenciana; traducida por el general de·
Ja cal'tuja D. Bonifacio Ferrer, hermano de S. Vicente
Ferrer, eimpresa en Valencia en 1478. De esta grande


* Bíblieth. Sacr. cap. iv. arto 3




obra habian ya desaparecido todos los ejemplares, y ni
siquiera había noticia ni memoria de ella en el año 1645,
cuando casualmente entre varios papeles rotos é inutiles
del archivo de la catedral de Valencia se encontraron las
4 ultimas hojas de uno de sus ejemplares; cuyo hallazgo
sorprendió á los monges de la cartuja de Portaceli cerca
de Valencia, casa nativa del traductor, adonde un clerigo
las llevó inmediamente. ¿ Será creíble que en el breve
periodo de solos 167 años, que son los que van desde el
de la impresion de dicha Biblia hasta estotro que digo, de
tal manera pereciesen los ejemplares de ella y su memoria,
aun entre los monges que tan interesados eran en conservar
una noticia tan honorifica á su célebre hermano y prelado,
y en una ciudad donde el traductor habia nacido y donde
se hizo aquella impresion; será, digo, creíble esto, sino
suponemos que hubo una mano poderosa, que con la ac-
tividad propria del fanatismo exaltado tratase de apartar
de los ojos del yueblo lo que para instruccion de él habia
trabajado aque varon sabio y piadoso? Mas de tres siglos
y medio han transcurrido ya desde qu~ adoptó la Europa
el arte benéfica de la imprenta: y sin embargo apenas hay
libro estampado en los principios de ella, del cual no se
conserven entre .108 literatos tres y cuatro y mas ejem-
plares, que se salvaron de la voracidad del tiempo y de la
ignorancia de los hombres. Otra causa, pues, hubo mas
poderosa y ejecutiva que estas, para borrar enteramente
de la memoria de los valencianos en solo un siglo y medio
el trabajo de su paisano, cuya gloria no miraban con in-
diferencia, antes se honraban con su nombre y con otros
escritos suyos, y con la parte que tubo en la famosa junta
de Caspe de 1412, donde como Uno de los nueve jueces
dió la corona vacante de Aragon al infante de Castilla
D. Fernando.


En estas 4 ultimas hojas que digo, estaban impresos los
tres ultimos capitulos del Apocalipsi; fragmento que se
copió y publicó en la citada obra De la leccion de la es-
c1'itlfr'!' en lengua"s vulgares para muestra. de la riqueza
del idioma valenciano; y del derecho que siempre tubo el
pueblo á leer en su idioma nativo la palabra diviría. Mas
continuando la desgraeia en perseguir esta hermosa tra-
duccion é impresíon, de esas 4 hojas que existían en dich'á
monasterio á fines del siglo pasado, no quedaba yá el1
1803, mas que la ultima; que afortunadamente es la:qtie
contiene el epígrafe final del impresor: testigo indudable
de la traducción y del t:raductor y de la impresion y de




S8


otras circunstancias dignas de saberse. Y aun este unico
fragmento de tan grande obra se ha conservado por la
buena diligencia de un monge, que viendo el mal recaudo
de lo demás, tubo la precaucion de pegarlo á una hoja
del libro de los anales de aquella casa. El epigrafe
dice asi:-


"Gracies infinides sien fetes al Omnipotent Deu e
senyor nostre Jesu Crist: e a la humil e sacratissima verge
Maria mare sua. Acaba la Biblia molt vera é católica:
treta de una Biblia del noble mossen Berenguer Vives de
Boíl cavaller: la cual fon trelladada de aquella propia que
fon arromansada en lo monestir de Portaceli de lengua la- .
tina en la nostra valenciana per lo molt reverend micer Bo-
nifaci Ferrer doctor en cascun dret é en facultad de sacra
theologia e don de .tota la cartoxa; germa del benaven-
turat sanct Vicent Ferrer del ordé de pricadors; en la cual
translació foren e altres singularshomens de sciencia. E
ara derrerament aquesta stada diligentment corregida
vista é regoneguda per lo reverend mestre Jaume Borrell
mestre en Sacra Theologia del orde de pricadors: e in-
quisidor en regne de Valencia. Es stada empremptada
en la ciutat de Valencia á despeses del magnifich en
Philip VizIant mercader de la vila de Isne de alta Ala-
manya per mestre Alfonzo Fernandez de Cordova del
regne de Castella et per mestre Lambert Palomar alamany
mestre en arts: comensada en lo mes de Febrer del any
mil quatrecents setanta set; e acabada en lo mes de JUars
del any mil CCCCLXXVIII."


De este testimonio se infiere 1~. Que el traductor de
esta Biblia es el V. D. Bonifacio Ferrer, al cual ayudaron
en su trabajo algunos hombres sabios: 2°. Que la tra-
duccion se hizo del idioma latino de la vulgata á la
lengua valenciana: 3°. Que se trabajó en el monasterio,
de la cartuja de Portace1i: 4~. Que es anterior al año
1417, en que murió aquel sabio varon: 5°. Que la im-
presion se hizo por un ejemplar MS. que poseia mosen
Berenguer Vives de Boil, caballero de Valencia, el cual
se había copiado del mismo original de D. Bonifacio:
6°. Que la versión fue examinada y corregida por el
M. FróJaime Borrell, dominico é inquisidor del reyno de
Valencia: 7°. Y por ultimoque fue impresa en aquella ciudad
por el español Alfonso Fernandez de Cordova y el aleman
Lamberto Palomar, durante el año 1477, y concluida en
el mes de Marzo de 1478. En confirmacion de esto
añadirémos que dicho M. Borrell habia sido nombrado




inquisidor del reyno de Valencia en 1460, por el .general
de su orden Marcial Auribelli segun las facultades que
la silla apostolica tenia concedidas á aquellos prelados:
que al cabo de 10 ó 12 años le privo su provincial de
aquel oficio, en el cual fue repuesto por un breve del
papa Sixto IV de 21 de Enero de 1479. Pudo pues
dicho iuquisidor corregir como tal esta biblia acia los años
1470, y permitir su impresiono La cual fue recogida y sin
duda quemada luego que á estos inquisidores parciales su-
cedió en 1484 el tribunal, que con su sistema y reglamentos
quitó á sus individuos la libertad de poder obrar cada uno
segun sus luces einstruccion particular.


El citado Lelong* dice que en la biblioteca del rey de
Francia habia una Biblia catalana en 3 vol. numo 9831-
9833, Y otra en la Colbertina cod, 3821, en 4. Es de notar
que este escritor, como todos los que escriben mas allá de
los Pirineos, suelen llamar catalanes á las personas y
libros valencianos, en razon de que el idioma es uno
mismo en ambas provincias. Asi es que los escritores
ultramontanos contemporaneos de S. Vicente Ferrer, todos
le llamaban catalan, siendo como era nacido y educado
en Valencia. Podrá ser pues que alguna de esas biblias
que cita Lelong, fuese la valenciana que decimos, de la
cual se sacase una copia MS. como la que poseia Be-
renguer Vives de Boil. N osotros nos acordamos de haber
visto en la biblioteca real de Paris un codo fol. n, 6833,
todo de papel de algodon, el cual contiene una traduccion
valenciana de la Biblia desde el Genesis (del cual falta.
una hoja) hasta el Salterio inclusive. Al fin se lee este
epigrafe: Finito libro sit Iaus gloria G7lristo. En-
thonius Satorra vochatur qui scripsit henedicatur Deo
gratias, Amen. Jhs, Mariafilius (finem) fecit iste líber
anno a nativitate Domini millesimo quadringentesimo sea-
timo uno (sic) in ocio diem Augustus. Si se hallase el
tomo 20 de esta biblia MS. podia saberse con certidumbre
si era la impresa y traducida por D. Bonifacio Ferrer , .lo,
qual se lograria cotejando los ultimos capitulas del Apo-
calipsi, que son los que se imprimieron de aquella traduc-
cion, Entretanto no hay mas que congeturas de qu~ puede
ser la misma, tomadas de que el apellido 8atorra,del 00;'
piante está arraigado ya de muy antiguo en el reyno de Va-
lencia: de que el año mil cuatrocientos sextimo uno, como
el dice, ha de ser ó 1417, ó 1461 epocas posteriores á la en


'* Biblioth. Sacro cap. iv,' arto 3.




40


que D. Bonifado trabajó su version: y finalmente de que
ellengu.age de dichoMS. es mucho mas suave que el que
usaban los catalanes á principios del siglo XV coma
tambien lo es aora, merced á la suavidad del clima y al
mayor roze de la provincia de Valeneia con las de Castilla,
y Andalucía. Mas esto no pasa de congeturas.


Epoca de la invencion de las cartas kidrograficas planas:
'!I primeros descubridores de la costa de Guinea en
Aj1-ica. .
Hablando el célebre jesuita Español Juan Andres del


origen de las cartas hidrograflcass dice lo siguiente;
~'DaIl' estremita oceidentale den' Europa, dal Porto-
gallo, da una piccola ed oscuraterra della provincia
degli AIgarvi, venero alla geografianuovi lumi. . • .
Viverá immortale ne' fasti della nautiea e deUa geografia
il nome dell' infante di Portogallo Don Enrico, mag-
nanimo ed illuminato. promotoredelIa navigazione, e
deU' arti e scienze che le appartengono. • • Enrico,
institutore d' una accademia náutica, • • • estato l'
autore e padre delle carte idrografiche, il maestro della
nautica geografia, e il primo che ne' moderni tempi pro-
ducese un vero avanzamento ano studio geografico. Acceso
Enricodall' entusiasmo den' onor patriotico, de' vantaggi
del comercio, e delle nuove scoperte, si fissó nel1415 in
Bagres, picciolo villaggio alIor degli Algarvi, nel capo di
S. Viocenzo, e institui un' academia di náutica, dove
chiamó .í piu famosi mathematici, e inautici piu periti.
Capo di .tutti era Giaoomo di Majorica, versatissimo nella
navigazione, e nell' arte di fare glistromenti e le carte
marine (Hist. des YDyag. tomo 1 cap. l.) . . . E
fruto di questi fu . • .' I' invenzione delle carte ídro-
gt'afiche.· Erano gia conosciute le carte geografiche, e
piugeneralmente le marine; ma queste rozze ancor ed
raessatte, e queDe stesse eziandio, che avevano piu es-
satesza, lavoratein guisa da poter poco giovare a' vantaggi
de1lanavigazione; "Carte idrografiche, fatt~ aIla foggia
dellegeograñche, erano poco convenienti al proposto fine.
Ca,l'ta, ove i meridiani fossero inclinatí gli uni á gli altri,
Ó. linee curve, como erano allora nelle comuni geograflche,


'" Istor. deU' Orig. e Prog. d'ogniletter. tomo iii.




41


non potevano segnare il rombo, ó la viadella nave, sé non
che in una linea curva: e la nauticá addimandava che' tale
vía venisse sposta in una diritta, Pensarono dunque que'
matematici di formare le carte, che diciam piane, ove si
spiega la superficie del globo terrestre, distendendo i .me-
ridiani in linee diritte eparalelle tra di loro, e formando un
rettangolo, la cui lunghezza é la linea dell' equatore e
de' paralelli, e la larghezza quella de' meridiani," El
autor refiere-á continuacion lo mucho que trabajaron los
españoles, para corregir los defectos que..tenia aquella
invencion." Ma la prima invenzione, (continua) le carte
piane, la vera forma, e 'la-conveniente construzione delle
carte idrografiche, sano fruto delle attente meditazioni e
dell' illuminato studio den' infante Don Enrico e de' suoi
matematiéi."


De estas palabras, que he~os querido copiar á la larga,
resulta que la opinion de los modernos acerca de esto es,
que la academia nautica fundada en Sagres, pueblo de
Portugal, en 1415, fué la inventora de las cartas hidro-
graficas llamadas planas, que hoy usan los marinos, en las
'cuales se pintan los meridianos formando angula recto con
el equador, y paralelos entre.si mismos, sin la oblicuidad
que tienen hacia los polos en 1118 cartas esfericas, Las in..
calculables ventajas que de este invento, mejorado y rec-
tificado despues,· resultaron y hoy día disfruta el arte
de navegar, haran que no sea desagradable la noticia de
un documento que desmiente esa opinion, y arroja de si
alguna luz sobre las navegaciones y descubrimientos de
los marinos del siglo XIV.


En el monasterio de cartujos de Valdecristo, imedíato
á la ciudad de Segorbe en España, eXIstia en el año 1804
un pergamino entero de cincopalmos de largo y cuatro de
ancho, en el cual estaba dibujada una de estas cartas hi-
drograficas planas, de que tratamos. La epoca de su


iI! Estas cartas tenian en si un cosmografo español Alonso de
error esencial, que consiste en que Sta. Cruz, maestro del emperador
todos los grados de los paralelos Carlos V.; el cual mas de 60 años
resultan iguales á. los del equador, antes que el inglés Wrigth, que es
en vez de ir decreciendo gradual- tenido por inventor de esta cor-
mente desde aquel punto á pro:' reccion, ya construyó una carta
porcion que las lineas meridianas corregida segun el método que
se acerean á concentrarse en los despues llevaron otros á su per-
polos. Este error el primero que feccion. Mas diriamos acerca de
se sabe que lo conociese y comen- esto; pero no es de este lugar.
zase á corregirlo, fué el célebre


TOM. l. G




42


construcción estaba bien marcada en la parte del pergamino
que corresponde al cuello del carnero, donde con letras
bien formados y doradas se leia: MECIA DE VILADESTES
ME FECIT IN ANO (sic) MCCCCXIIJ.


El autor de esta carta se llamaba Matias, que eso sig-
nifica ·Mecia, y aun hoy llaman asi todos los lemosines á
los de ese nombre, ó con la pequeña variacion de Maciá.
El appellido de Viladestes se conserva todavía en la isla
de Mallorca, donde ademas existen algunas escrituras de
los siglos XIV y XV en que hay memoria de él. Esta
circunstancia, y la del idioma lemosin de que usa en todas
las descripciones de las costas y reinos, y la particular me-
moria que hace de las navegaciones del mallorquin Jaime
Ferrer, de que luego se hablará, demuestran que esta
carta nautica plana se formó en Mallorca dos años antes
que se reuniese la academia de Sagres, y no habiendo en
ella rastro alguno que indique que esta fue la primera que
se formó de su género (circunstancia qne acaso no omi-
tiria el autor,) y suponiendo que á esta obra, que alli se da
por acabada y perfecta segun lo que se sabia entonces, de-
bieron preceder varios ensayos y tentativas, debemos
tambien inferir que esta ca.»tanautica plana fue una de
las que mucho antes que pensasen en ello los matematicos
del infante Don Enrique de Portugal, se iban formando
en Mallorca, Valencia y Cataluña para uso de los bajeles
que navegaban en los mares conocidos. En efecto el que
esto escribe vió otra carta igual en el monasterio de ge-
ronimos de San Miguel de los reyes junta á : Valencia;
la cual tenian sus ignorantes poseedores colgada de un
clavo en la pared, cuya punta y grueso vino cabalmente á
abrir un grande agugero en el mismo lugar donde estaba
notado el año en que fue formada. Mas examinada la
letra de sus descripciones, que también eran lemosinas,
pareció indudablemente de alguna mayor antígüedad que
la otra. De donde puede bien concluirse que antes del
año 1415 era ya comun el uso de las cartas hidrográficas
planas en la marina del rey de Aragon, cuyo comercio
y empresas militares la habian hecho tan superior á la de
todas las potencias de Europa desde los principios del
siglo XII.-


'" Es digno de notarse que la en el libro que escribió en 1286,
primera memoria que hay de cartas Fenix de las marvillas del orbe
de marear, sea la que dej6 el cé- donde dice que los mareantes d
lebre mallorquín Raimundo Lulio aquel tiempo .tenian instrumento




43


. Cómo vinieron á parar estos monumentos á .los monas-
terios que dije, no hay por donde poderlo averiguar. Los
monges de la cartuja de Segorbe creian que el suyo era
dádiva del rey Don Martin de Aragon, fundador de
aquella casa. Mas este principe murió en 1410, tres años
antes que se formase aquella carta. Lo cierto es que tan
preciosa reliquia de la antigüedad, estaba entonces bien
guardada en el archivo dentro de un cañon de madera
en estado de durar muchos siglos. Mas tambien 10 es
que cuando en 18~1 se verificó la supresion de aquel mo-
nasterio, y se mandaron llevar a Valencia sus libros, pin-
turas, archivos &c., preguntados los monges por esta
alhaja, respondieron que los franceses se la llevaron ()
destruyeron durante la invasion de Bonaparte, Lo mismo
dijeron los de san Miguel de los reyes acerca de la suya.
Sea de esto lo que fuere, en lo que no cabe duda es en
que antes de esa invasion, que para algunas cosas de esta
clase ha servido de pretexto, existian en ambas casas los
documentos que he dicho, cuya perdida debe ser muy
sensible para la literatura. • Porque si Americo Vespucio
compró por 130 ducados de oro una carta hecha por
Gabriel de Vallseca, tambien mallorquin, en 1439,
~ cuanto mas hubiera estimado estas .que-son de mayoran-
.tigüedad ?


Las escasas facultades del que examinó el primero de
estos documentos antiguos, que no conocian sus poseedores,
no le permitieron sacar un dibujo exacto de el, que cierto
era lo que debiera hacerse para ilustracionde la republica
de las letras. Esta falta nunca queda bien suplida. Lo
que podemos decir ahora es que la carta comprende todo
lo descubierto hasta entonces, es' á saber, las costas .de
Europa, y las de Africa hasta el l~o de latitud S. poco


.mas ó menos, muy entrado ya el golfo de Guinea: por el
E. gran parte del Asia hasta 50° de longitud del meridi-
ano de Greenwich, poco mas ó menos: y por el O. las
islas Canarias y las de cabo Verde. Las costas de


carta, compás, aguja, ~·c. Esto otras noticias que acreditan que
debió decir aquel escritor particu- la construccion de cartas marítimas
larmente por sus paisanos y por era muy comun en la marina del
los catalenes, á quienes con mas rey de Aragon, pueden verse en
especialidad conocia. En 1359, las QuestionesCriticas de Capmany,
las ordenanzas navales de la corona y en el discurso de Salazar sobrc
dc Aragon mandaban que cada los progresos de la hidrug1afia t'1I
galera debiese tener á su bordo España. . .
dos cartas de nave{'ar. Estas~'




44
España estan mucho mejor demarcadas que las otras.
En sus lugares respectivos se pintan algunas constelaciones
celestes, y en cada reino el escudo de sus armas. En los
de Africa y Asia añade las figuras de sus reyes con una
noticia sucinta de su poderío, costumbres &c. Por ejem-
plo pinta al preste Juan con una como mitra dorada, y
debajo de esta figura se lee" Peste J oanper la gracia de
Deu ferm en la fé de Jesu Christ, e per instigacio, e per
molts miragles aqui fets per monsenyer sanct Thomas
apostol; al dia de huyes honrada la sua sepultura. E
sapiats que el ha tant gran poder, que negu deci no li
poria tenir camp, sino que el embargen desert de sal-
vages que i es, é altres montanies que li son entorn de la
sua frontera, en que sian moltes e d'iverses bisties feres."
En la descripcion del reino de Albania, di.ce: "En aquest
desertha axi gran s cans e forts de cors et de cor, e axi
forts com a toros: e fan batala ab los leons, els maten.
E lo libre de Alexandri diu quen li fo trames 1 ca albanes,
e fa mes en batala ab Ileo e ab 1 porch sechlat (jabali)
et ab un alefant, e en menys de. tems ho • acy tot
vensut; e ay tan be se veu de nit com de diá.' Basta esto
para muestra de la parte material de este documento, ya
que no es posible aora -darla científica, que desearían los
sabios. Sin embargo, de lo dicho se concluye que la in-
vencion de las cartas hidrograficas planas, ni fue obra de
los portugueses, ni posterior al año 1415.


Mas curiosa einteresante es para la historia de las na-
v~gaciones antiguas la noticia que nos da este mismo
documento acerca de los primeros descubridores de la
costa del oro en el golfo de Guinea. El sabio baron
de Zach en el periódico que está. publicando en Genova in-
titulado Correspondance astronomique, &c.· celebra
mucho á los marinos del puerto de Dieppe en Francia;
los cuales dice que fueron los primeros que se engolfaron
en el oceano no conocido, y que su pavellon fue el primero
de todas las naciones que tremolo en las costas occidentales
y meridionales de Africa, pasando el tropico y descu-
briendo la costa de Guinea en el año 1365. Ninguna
nacion debe disputar á otra las glorias verdaderas que
resultan de las hazañas de los antiguos. Mas todas tienen
derecho para alegar lo que en la misma clase trabajaron
sus mayores. España puede en lo que decimos presentar


"Tom. IV. p. 56.




una prueba indubitable de que 19 años antes qUf los
marinos de Dieppe, se engolfaron los mallorquines en el
oeeano y tremolaron su pavellon en las costas de Guinea.
Dieelo este pergamino de que vamos hablando, en el cual
muy entrado ya el golfo de ese nombre y casi á los 11?
de latitud, que es su ultima demarcacion por el S. se
pinta un bareo de proa aeia la costa, que allí se llama del
oro, y en frente de un rio que también tenia ese nombre,
porque acasoarrastraeia algunas arenas de ese metal de lo
interior de la provincia, que creo haber sido por eso
llamada en algun tiempo de Bolduc, Debajo del barco se
ven escritas estas palabras lemosinas lo uxer
de Jac?Jm Forrer lJC1' anar al riu del or, al iorn de Sant
Lorens, qui es a Xdagost, y fa tany MCCCXLVI.. La
primera palabra esta borrada; pero sin duda es ixque ó
parti: de manera que la leyenda es : salio el vaxel de
Jaime Ferrer pat'a ir al rio del 01'0, dia de S. Lorenzo,
que es a 10 de Agosto y fue en el año 1346.


Hallaron pues ya los marinos de Dieppe saleado aquel
oceano antes que ellos emprendiesen su primera expedición
en 1365; en la cual si pasaron el trópico, no hay motivo
para creer que fuesen en ello los primeros j porque si19 años
antes ya hubo quien saliese determinadamente de Mallorca
con díreecion al río del oro, que solo distaba 10 Ó 12 grados
de dicho trópico, bien claro se deja entender, que
aquellas costas estaban descubiertas y sus mares conocidos
y navegados por otros mallorquines; que llevaron la no-
ticia á sus paisanos, y les estimularon á aquella empresa;
los cuales no seria extraño que en sus correrlas hubiesen
tambien pasado el trópico, aunque no hubiesen podido
demarcar las costas mas que hasta donde dije.


y si los de Dieppe pasaron el tropieo, y tremolaron su
pavellon aun en las en costas meridionales del Africa en 1365,
~. como es que en esta carta hidrografica construida 4S
años despues, no se demarcan esas costas que se suponen
ya descubiertas y conocidas ~ ~ Cómo es que tampoco se
hallan en la carta del mallorquin ValIseca, formada en
1439, esto es 74 años despues de esa expedición fransesa ~.
~ Será posible que se ignorase esto en Mallorca, que era
en aquella época el centro de la marina mercantil de toda
la Europa ~ Porque es de saber, que antes que se des-
cubriese el cabo de Buena esperanza, todas las naciones
hacian el comercio de Levante por el Mediterraneo, y la


.. V. Salazar discurso citado,




46
isla de Mallorca por su ventajosa iposicion vino á ser el
deposito y mercado general de las drogas y géneras que
se sacaban del Asia por Alejandría. Asi es que aquella
isla tenia ya á principios del siglo XIV consulados esta-
blecidos y reglamentados, y casas publicas de contratacion,
(que llamaban lotjas ó lonjas) de venecianos, genoveses,
pisanos, castellanos, franceses y de otras naciones, como
lo acreditan los documentos que quedan en sus archivos
de la bailía y de la ciudad, de Palma, y los mismos edi-
ficios que aun se conservan en todo ó en parte. Tan
grande debia de ser la concurrencia de buques y de
mercaderes y de mercaderías. En este estado no se hace
creible que se ignorase alli nada de lo que la hidrografia iba
poco á poco adelantando, que tanto podía interesar al
comercio general. Asi que sin defraudar en nada Ja gloria
de los marinos de Dieppe, pudo suceder muy bien que el
que escribió sus empresas nauticas, padeciese alguna equi-
vocacion en la época de ellas.


Acaso podrá sospechar alguno que este J aíme Eerrer,
mallorquin,que en 1346 emprendió una navegacion, que
por ser entonces tan arriesgada mereció notarse en la
carta que decimos, pudo muy bien ser el mismo Giacomo
dí Majorica, que dice el jesuita Andrés, que por su
pericia en la navegacion, y en el arte de construir instru-
mentos y cartas marítimas, mereciese ser el president de
la academia, que en 1415 formó en Sagres el infante de
Portugal D. Enrique. Mas yo no tengo esto por vero-
símil: porque desde el año 134<6 al de 1415, van 69 años;
y si á estos añadimos 20 que es la menor edad que debia
tener aquel navegante al rio del oro, resulta que en la
época de la academia debia tener ya la de 89 años cuando
menos; edad, en que no' es probable qne un hombre este
para tan delicados trabajos. Otro debia ser el mallor-
quin del mismo nombre, (que siempre ha sido muy comun
en aquella isla) á quien cupiese el honor de ser buscado
por aquel principe para presidir y dirigir aquella reunion
de matematicos portugueses y de otras naciones.




47


Daño que han hecho los feotas. de. España á los"
católicos de otros paises.


Entre los desastres en que há envuelto á la desventurada
España la guerra intestina que la devora, nada hay mas
abominable que haberse intentado convertir en causa de
religion el encono del fanatismo contra las leyes funda-
mentales del reino jt unico ejemplo de esta clase que
ofrece la historia de la peninsula. Apesar de la ignorancia
casi general, y de las oleadas de varias pasiones en que
despues de la invasion de los árabes se vieron envueltos
los estados de Leon y Castilla, de Aragon y Navarra; no
osó alzar en ellos la voz obispo ninguno, ni clerigo, ni
monge, ni frayle contra la templanza fundamental de su
gobierno monárquico, mucho menos erigir sobre la ruina
de ella el mando absoluto de sus príncipes, ó negar ó
disputar á las cortes ó asambleas nacionales establecidas
desde el principio en aquellos estados, la intervencion
en las leyes, en los tributos, en la decision de la guerra


'" Po~feotasson conocidosaoraen
España los facinerosos y los jóvenes
incautos arrancados y acaudillados
por furibundos clérigos y frayles y
otros ilusos para hacer la guerra
socolor de religion y f¡ la sombra
de groseras calumnias, á las leyes
f~mJamentales del reyno, y esta-
blecer corno exclusivamente auto-
rizado por la religiou el poder real
despótico Ói mando absoluto con-
denado por ellas. Estas gavillas
se dieron á si' mismas, con escan-
dalo de la piedad, el titulo deerer-
citos de la fe. Tales han sido las
capitaneadas por un monge de
la trapa, por el canónigo Merino,
pfJr Misas, por el Locho, Capapé
Jep del Estayn, Quesada, España,
Don Carlos O'Donnell, &c.


t En este periódico se demos-
trará con documentos hasta la úl-
tima evidencia que las restricciones
del poder real de España, resta-
blecidas por las cortes de Cadiz
á consecuencia de 10 que se les
mandó en la real orden de su
convocatoria, (prescindiendo de los


defectos que pudiese tener, y'que
ella misma supuso que acaso íi los
ocho años se le encontrarian) son
las mismas, y no todas, que se es-
tablecieron en la primitiva insti-
tucion de los reynos de Leon, Cas-
tilla, Aragon y Navarra, de que se
compone aora la monarquía espa-
ñola, y la constituyeron esencial-
mente moderada.


Prueba de ser esta verdad no-
toria es Que en decreto de 2 del
próximo "Marzo ha establecido el
rey las cortes de Navarra. Esta
es una confesion de que aquel reino
por su primitiva institucion no era
despótico. ¿ Mas acaso no tienen
igual derecho Aragon, Leen y Cas-
tilla, cuyas monarquias crearon
representacion nacional 6 cortes
desde su fundacion, esto es, fueron
no menos templadas que Navarra?
Si toda la monarquia tiene igual
derecho á ser templada, i como es
que el poder real respeto de Una
gran parte de ella reconoce esta
templanza, y para con las otras es
absoluto?




y de la paz, y dé otras hechos graves y arduos. 'No hubo
español tan bárbaro que intentase identificar con la eausa
de la iglesia estas materias delgobiern~ temporal, noto-
riamente seculares y políticas. Por el contrario, viéronse
en todos tiempos personages· de alta gerarquia, seglares y
eclesiásticos con las armas de la religion defender los de-
rechos y fueros nacionales, si alguna vez intentó hollarlos
la ilegal.arbitrariedad de los Íl.ulicos y de los ministros.


Reservado estaba para esta caliginosa época, que por
el desencadenado fanatismo sean encarcelados en España,
procesados, confinados, acosados, detestados como irre-
ligiosos los restauradores y defensores de las primitivas
leyes del reyno. Horrorizase la piedad al considerar que
el sagrado nombre de la religion ha sido el estandarte de
los sediciosos, la contraseña, el apellido, el timbre de las
gavillas llamadas exercitos de la fe, cuyos caudillos por
medio de malhechores .sacados de las cárceles, y de sen-
cillos jovenes arrancados del seno de sus familias, se pro-
pusieron destruir como contraria á la religion la primitiva
constitucion del reyno, llevando por delante, á la sombra
de crucifijos, de rosarios y escapularios, el error de que
solo puede subsistir la. fe de Jesu Cristo en los estados
despóticos. No puede recordarse sin espanto el sacrílego
abuso que para esto se ha hecho del confesonario y del
pulpito.· La piadosa posteridad contará esta persecucion
entre las horrorosas y crueles que ha padecido la iglesia.


,. Escándalo es inaudito el sa- de algunos inconsiderados sacer-
crilego obuso de la confesion sacra- dotes 1 Eu setiembre de 1823,
mental y de la predicacion que en predicando un frayle dominico
esta triste epoca ha hecho en Es- (cuyo nombre callo) en la catedral
paña para destruir sus primitivas de Oviedo 11 presencia del cabildo,
leyes fundamentales, el encarnizado dijo que para los neg1'Os (asi llamaba
fanatismo. De solo un convento á los defensores de las leyes fun-
de capuchinos fueron procesados damentales de España) estaban
trece frayles por haber negado la cerradas las puertas del cielo, y
absoluciou á varias mugeres que que Dios no tenia potestad para
preguntadas acerca de las opiniones salvarlos. Por el mismo tiempo
politicas suyas y de sus maridos, predicando en Murcia otro domi-
contestaron que eran constituciona- nico, invitó al pueblo á que fuese
les, y que ellas seguian á sus a matar liberales, y. á que le tra-
maridos. Pudieron citarse de esta jesen un vaso de su sangre para·
nueva impiedad ejemplos sin nu- bebersela, Acaba de anunciarse
mero. Este parece haber sido un, en los periodicos de esta capital
plan casi general, trazado por per- que predicando en Lérida un ca-
sonas muy altas. i Que diré de nónigo, habló con tal furor contra
las blasfemias que ha vomitado los amantes de la monarquia roo-
desde aquellos púlpitos el furor derada, que de su auditorio salió




49


Oiegos sois, o desdichados ministros, pero no tanto que
no os deje conocer la malicia, como decia el piadosisimo
español DonDiego de Saavedra (Empres.27.) la fuerza
que tiene la religion en los animas de los hombres. Por eso
introducís con ella vuestras artes, admitidas facilmente de
la simpleza del pueblo " el cual no penetrando sus fines,
cree que solamente se encamina» á tener grato á Dios,
¿ Mas acaso podrá justificarse la malicia á la faz de la
verdadera piedad? ¿ Que será de vosotros, cuando hasta
los mas rudos vayan conociendo que tomais en boca la re-
ligion para profanarla, para prostituida, para separar de
su política y de su moral á los que la profesan ? Vuestra
escandalosa degradacion ha comenzado ya á hacerles ver
lo que hasta aora creyeron imposible, que en los ministros
de paz y de verdad se esconde la irrelígioll á la sombra del
dolo y de la calumnia. ¿ Que firmeza tendra el pueblo á
lareiigion, dice el mismo Saavedra (Empres, 27.) si la ve
torcer á fines parliculares? y que es velo conque se cubren
torcidos designios, y se desmiente la verdad? En quitan-
doseos la máscara que va á suceder? O vendréis á ser la
befa de los seducidos, ó quedan expuestos los incautos á
abandonar hasta el sagrado nombre de la fe de que
habeis hecho tan torpe abuso. i Y - aun blasonais de sus-
tentáculos de la religión! ¿ Quien mas encarnizado
perseguidor de ella, que vosotros? Cuanto cabe haceis
porque. sea odiada y. mirada con horror, no solo por los
españoles burlados de vosotros, sino por los pueblos y
gobiernos tolerantes, filantrópicos, que disfrutando de la
benéfica libertad de una monarquia moderada, os oyen


una gran porcion del pueblo en todos los constitucionales, y que
busca de liberales para asesinarlos; hasta qu:e lo fuesen no llovería.
cuyo atentado pudo precaver la ¿ Que juicio formará la, posteridad
autoridad con fuertes medidas. del presente estad o de la iglesia de
De otro predicador de Madrid se España, cuaudo se le muestren,
ha anunciado tambien que desde el entre otros horrores, estos abortos
púlpito proclamó como dogma de de la saña, de la estupidez y de la
fé, que la muger preñada cuyo ma- degradacion de semejantes mi-
rido es constitucional, lleva en si su nistros? Por fortuna conserva la
infamia, y que no merece perdono iglesia española dignisimos frayles
y esto lo ha dicho nn presbitero y clérigos solidamente piadosos que
quc pocos dias antes era defensor en las cárceles y en los destierros
acérrimo y público del sistema cons- ó en su retiro detestan y lloran esta
titucional. Recientemente predicó espantosa persecucion de la igle-
un frayle en Barbera, pueblo de sia suscitada y atizada por el in-
Cataluña, que Dios le había re- audito y funesto extravío. de sus
velado que la sequia de aquel pais hermanos.
nacia de no haber sido asesinados


TOM. J. H




anunciar al mundo que es incompatible esta templansa
con la iglesia católica.


Piérdennos los fanatices españoles, decía un catolice
irlandés, que enarbolan el estandarte 'de la fe' como
anatema .de las monarquías moderadas, y divisa y con-
traseña del poderreaI despótico, Con desafesto, cap
desconfianza, con sumorecelo somos mirados desde que
en España una, nueva secta de frayles.y c1erigos, hollando
el respetable nombre y los fueros esenciales de su naeion,
en cabeza de su monarquia moderada, han declarado
guerra religiosa á los estados monérquicos que tienen
cortes, dietas ó parlamentos. Porque estos imprudentes
eclesiásticos dan motivo para que de todos los catolicos se
sospeche .que son tales como ellos, tan necios, tan es-
tupidos, tan bárbaros, tan sedientos de oro, en suma, un
aduar de salvages contra que deben armarse todas .las so-
ciedades y,olíticas, donde es protegida ó tolerada la re-
ligion católica, ¿ Y quéesperanza nos queda á los que la
profesamos, de que se no.\! de parte en el gobierno yen
la direccion de los negocios públicos? N o es esta culpa
de lasque amamos la templanza de nuestro gobierno
monárqui~o, mu~h()' ~wn.QS lo,. e$ de, la religion que le
autoriza y protege; sino de . los miserablesespai¡91e$.que
la desdoran. Y no es lo peor esto; sino qúe entre
nuestros ministros hay ya algunos que adoptan estas hor-
ribles calumnias con que han sido denigradas las cortes
de España, llamando usurpacion de la soberanía, per-
secucion de la l'eligioIl, y. atentado contra e( altar. y el
tron(J- el restablecimiento de las leyes fundamentales de
aquel reino. Por donde dan motivo para que juzguen los
sabios y sensatos ingleses, que estos paisanos nuestros
miran igualmente como enemiga del catolicismo la tem-
planza del gobierno británico. ¿No es esto levantar un
nuevo muro que nos imposibilite para la particípácion de
los oficios públicos, y aun inspire á nuestro rey y al par-
lamento, respecto de nosotros, la desconfianza que alejan
de los buenos católicos las leyes y el espiritu de la iglesia?


Mas por fortuna no es esa que vosotrás decis, la religión
católica. Nunca jamás se ha mezclado la iglesia+ en los


... Vease acerca de esto el ar-
ticulo siguiente.


t No son de la iglesia, sino con-
trarias á su doctrina y á su espíritu
las tristes máximas con harto calor
sostenidas por la curia romana


acerca de la potestad indirecta y
directa del papa sobre los reyes y los
reynos. La tenaz defensa de ellas,'
y mas el arrojo con que se han
practicado en varias épocas, ha
causado en algunos estados grandes




51


gobiernos políticos, mucho menos ha tratado de alterarlos
ó variarlos. Pacíficamente subsiste en las monarquias
despóticas, en 'las moderadas, en los gobiernos aristo-
cráticos y democráticos. Los buenos católicos no han
sabido jamás sino obedecer á las potestades. A las con-
stituidasno las calumnian, ni menos las trastornan. Vo-
sotros pues respondereis ante Dios y los hombres del
desdoro y descrédito que por vuestra falta de cordura,
por no decir otra cosa, sufren sin merecerlo, los ilustrados
y pacificos católicos en este y en otros paises. ,
, y entretanto ¿ que es de vosotros ó pueblos de España?
¿ Hasta cuando habeis de ser la befa y el escarnio de los
que enmascarados con la religion de que prácticamente
blasfeman, aspiran á sacar oro de vuestros grillos? De-
sengañáos de una vez: abrid los ojos. Esta es el alma de
ese gran zelo por la fe de Cristo, cleque hace alarde entre
vosotros la avara y cruel hipocresia. Cuantos engaños,
exclama el mismo Saavedra (Empres, 27.) kan bebido las
naciones con pretexto de retigion ! i Que serviles !I stm«
grientas costumbres '10 se htm introducido en daña
de la libertad, de las haciendas y de las vidas! I ..eed la
historia de la corrupcion humana, yvosótrpsmismqs de-
cidireis, si aora, C01I10 otras muchas eeee«, se levantan t(/$
ar11ÚU con pretexto de selo de la mayor gloria de Dios, y
caiuJan su mD!l0r deseroicio r si por la religion, y la
ofenden, si por la liúertad de los pueblos.!! la
oprimen: si por proteccion, y los timnizan: ó hombres!
ó pueblos de España! pendiente vuestro reposo y feli-
cidad de la ambician!l capricho de pocos! (Saav, Em-
pres.78.)


Mirad vos tambien, ó rey Fernando, no sea que poi
arrojaros confiadamente en los brazos de la enmascarada:
ambician, 0$ suceda lo que de los ídolos de Babilonia
anunció un profeta; no son mas de lo que los sacerdotes
quieren que sean i nihil aliad en/nt, nisi id'1uodljoltm~
csse sacerdotes. .


mudanzas, Los que pretenden que dan siquiera al descrédito que
~e respeten como propias de la ig- ?c~,ionan'" la religion~y .a! ,l;'er-,
lesia estas y otras nuevas preten- JUICIO que se hacen á. Si mismos y
sienes de aquella curia, y que no á los otros católicos.
loscontengan otros respetos, atien-




52'


Calumnias del Directorio eclesiástico ele Londres. Con-
geluras sobre la conducta ,del R. Obispo, vicario
apastolieo, con los sacerdotes españoles emigrados.
Zelo es original y de nueva invencion el que aparece


en el ordo divini officii para uso del clero de Londres en
este año 18~4. impreso con autoridad del R. Obispo vi-
cario apostolieo Guillermo Poynter. El autor de este
directorio eclesiástico ha tenido maña para hacer venir á
cuento en un articulo intitulado persecutions, el estado,
deplorable de España. ¿ Y con que obgeto ~ ¿Acaso
para lamentarse de la sacrílega persecucion que sufre allí
1;10ra de parte de muchos sacerdotes el ministerio de la
predicacion y el sacramento de lapenitencia.-? Acaso
para impugnar con el evangelio en la mano el error forjado
y propagado por ellos, de que es causa propria de la fé
de Cristo la destruccion á sangre y fuego de las monar-
quias donde hay parlamentos ó cortes? De espacio
estaba para tomar esto en consideracion el autor del
susodicho, articulo. A otro ,blanco, que al parecer le
importa mas, asesta sus tiros: esto es, á renovar las rancias
y miserables calumnias fraguadas por los verdaderos per-
seguidores de la religion en aquel reyno contra sus leyes
fundamentales: á hacer causa comuncon los enemigos
de las monarquias moderadas: á denigrar las medidas
legales, y piadosas que adoptaron las cortes y el rey
respeto de las rentas del clero y de la diminucion del ex-
cesivo y no necesario número de sus individuos; y otros
puntos que por estar en contacto con la prosperidad tem-
poral de los pueblos, han sido alli antes de ahora ventilados
y resueltos por la potestad civil sin reclamacion de nadie:
en suma, árenovar á los. ojos de la sabia .Inglaterra, ir-
landa y Escocia máximas que desdoran la religion, y
haden odiosa la causa de los católicos.


Dice este escritor: Persecutious. In' Spain and Por-
tugal the liberales, usurping the sovereignty, plunder and
destroy churches and conoents, exile, imprison, aOO murder
a bi4hop, priests, and reUgious, and tgrannize ooer the
doctrine and discipline o/ the churclt. . . . they are
subdut:d, and the throne and tite altar are rescued, by tñe


. wisdom and voJour o/tlts duke ofAngouleme.
Examinemos siquiera rápidamente las primeras palabras


de este parto de la osadia y de la inconsideracion. Los
liberales de España han usurpado la sob&ania. Este, es
tiro á la tetilla contra la. declaracion hecha por las cortes




53
de Cadiz de que la soberania reside en la nari011. M8.lI
supongamos que esa soñada usurpácion fuese cierta.
¿ Cómo ó por donde mereceria llamarse pcrsecucion de la
iglesia de Cristo? ¿ Se ha dado jamás la iglesia por
perseguida con el trastorno de los estados?¿ En
medio de los mayores vayvenes políticos, no ha sub-
sistido pacifica, sin mezclarse en negocios temporales ¿ ¿N o
le sentaria mal á este escritor haber aprendido lo que el
actual r, obispo de Zamora enseñó a las cortes deCadiz
en la sesion de 29 de Agosto de 1811. esto es, que las
cuestiones que se muevan ó puedan moverse sobre la
soberania, pertenecen al derecho publico universal,' y
tocan directamente al interés de todas la naciones y de
todos los gobiet'nos.


Mas doy que esta fuese causa de religion, en lo cual es
este ecritor secuaz de la inquisicion de España, que en
1814 y en los años siguientes procesó como contraria á
la fe catolica la soberania de la nacion,


¿ Cómo ha tardado tantos años este escritor en asestar
su zelo contra los españoles sostenedores de esa doctrina?
¿ No sabe que el m. r. cardenal obispo de Orense Que-
'Vedo y Quintano en 1808 dijo á Napoleón que la sobe-
ranía compete á la nacian española?- Que el. r, obispo
de Santander Menendez de Luarea publicó en una pro-
clama á los españoles que la soberania es de los pueblos ?t
Que en 1811. dixo en las cortes el r. Cañedo obispo de
Málaga, que es un axioma de derecho publico el que la
soberania reside en la nacion?:t Que el r. obispo de


'" El S. Quevedo y Quintana
siendo citado por Napoleon en
1808 á las cortes de Bayona, en
~ de Juho esc,ibió una carta al
secretario de gracia y justicia
Don SebastianPiñuela escusandose,
y fundaba su escusa en que la de-
cision del derecho al trono de Es-
paña correspondia á la nacion por
la soberania que le compete. Esta
carta se publicó á fines de Agosto
del mismo año en la gaceta de
Mádrid reeomendandola el gobi-
erno como modelo de la conducta
que debian observar todos .los es-
pañoles.


t El S. Menendez de Luarca
siendo presidente de la junta de
Santander en el año HI08 en uaa


proclama ~mpre~a que circuI6 por
toda España, dixo que la soberania
es de los pueblos. Este r, obispo
y el de Oreusc fue.ron tos "rime.ro"
maestros de esta doctrina en Es-
paña. Ambos quedaron salvos, y
sus imitadores y discípulos fueron
cargados de anatemas, pero IIO
todos, como se verá en las notas
siguientes.


¡ El S. Cañedo siendo diputado
de las cortes extraordinarias de
Cadiz y uno de los que. concur-
rieron al proyecto de la constitucion
del afio 1812 en la sesion de 13
de Setiembre de 1811 dixo: Se
ha sentado ya el principio de que la
soberania reside esencialmente en la
7Ulcion, y por lo mismo le pertenece




54


ZatpOl'a. ¡'Iguanzo añadio que esta soberanea es eomun á
todas las naciones Y" Que. el r, obispo de Barbastro
Lera pronunció un largo discurso para persuadir á las
cortes, que la soberania reside radicalmerde en la nacion ?t
Constandoestos hachos de documentos impresos que han
circulado por toda 1!1 Europa; resulta de esta notoriedad
gue el 'autor del,ordo divini ojflcii comprende á estos pre-
li.Ldos en elllúm,et:0.<le, los. españoles . perseguidores de la
iglesia. ¿Mas, si p.abr~ l1eg~o &entender este. escritor
qué' es soberan~a?, Si sabrá que la soberania, esto es, el
<:iúnulp de derechos esenciales de las sociedades .politicas,
en nada deroga á la autoridad ni al decoro de los reyes"
ni á que sean sus soberanos j ¿ Si sabrá que de estos
derechos hizo uso la representacion nacional de España
para decl~a,r legalmente nula la renuncia que hizo del
trono 'en aayona el señor Don Fernando VIl.Oc ilegitima
J~ 'usurpacion de "'ose Bonaparte?~ Lo sabe? Luego
e,rclusivamente el deredui de hacer 'reside en la nacíon. Como con·
sus leyesfurtámnentales. Principio stituyenté aseguró que le compete
incontestable, y recibido como tal la soberania por derecho natural.
entrelosaxiomas del derecho público. y añadió que las restricciones que
(Diario de ,las~usW~s y actas la nación española puso al poder
delas cortesde Cadl:l., ~. 8. P.. 29Q.) real vara constituir moderada su
Eme defensor de la soberallfa 'Ila- monarquia, las imr.,l.80 al m07l4rca
ciótlal fué premiado en 1814 con en virtud de la soberania que residia
el obispado de Malaga por el en ella al constituirse. Pero con-
mismo gobierno que mandó stituida ga la nacían, prosigue, y
prender y procesar á varios dipu- elegida laforma de gobierno, [reside
tados porque habían dicho )0 todauia en ella la soberanía? Digo
mismo. quereside, perode tliJ.'erente manera.


• El S. lnguanzo diputado en Y creyo que esta diferente manera
Iascortes extraordinarias de Cadiz quedaria explicada ron 'decir que
en la sesion de 29. de Agosto de la soberania reside radicalmente en
1811., dijo: La soberania, señor, la nacíon española, (El Diario
no es una autoridad que exclusíva- cito r, 8. p. 75. Y sig.) Este di-
mente exista en España : es general putado fué igualmente premiado
" todas las naciones y estados de que los, dos anteriores con otra
Europa!! del mundo. (El Diario mitra, que fué la de Barbastro.
citado T: 8. p. 7,9.) Este señor t Que este fuese el uso que
diputado á la venida de Fernando hicieron las cortes de Cadiz de la
vtr á España luego que se es- declaracion de la soberanía na-
tableció el mando absoluto, fué cional, y que en virtud de ella
promovido al obispado de Zamora. pudieron declarar, como declararon+El Señor Lera diputado de las legalmente, que era intruso en el
mismas cortes, en la sesión de 29 trono de España Josef Bonaparte,
de Agosto de-1811 -tratando sobre lo demostró el señor Don Gaspar
el articulo 3 despues de considerar de Jovellanos, individuo de la
á la nacían como c!mstituyente Y JUDta central, en su sabia memoria
como constituida, dijo: En ambos impresa enla Coruña el afio 181!.
aspectos es ccrdud que la so,bel'07Iill ,




55
calumnia. ¿ N o lo sabe? Luego delira. N os inclinamos
á. que este es delirio de ánimo poco cuerdo. Y es todo
el favor que puede hacerle nuestra cortesanía. Ah uno


disce omnes.
A las demás imposturas contestarémos quando este


escritor presente pruebas documentadas de los hechos que
supone. Entretanto tenemos derecho para qoe este res-
petable público suspenda el juicio, cuando menos, sobre
tan arrojadas y mal meditadas aserciones; y' á que tenga
por verdaderos y únicos 'perseguidores de la iglesia' en
España á los profanadores de la predicacion y de la con-
fesion, y á los que imputan á la religion odio y furor
contra la templanza de su monarquia.v


Si será esta la guia que dirige al r, obispo Poynter
para contestar que su conciencia no le permiteconcedet
licencias de decir misa á los respetables curas párrocos
y canónigos Yotros dignos sacerdotes españoles que hallan
asilo en este benéfico reyno, sin que antes presenten letras
testimoniales de sus obispos? Y para añadir la coleta de
que estas letras vengan por tercera mano, y no por las de
ll,?s presbitesos interesados, como se le ha hecho entender
á uno de ellos? ,¿No es esto vilipendiar y cubrir de
oprobio'á personages de honor, merecedores de aprecio en
su pais J acreedores donde quiera á la favorable acogida
y á la proteccion de la autoridad eclesiástica? Público es
en la Gran Bretaña que esta expatriacion ha sido fruto de
zelo por las leyes fundamentales restablecidas en aquel
reyno, Los eclesiásticos refugiados, personas conocidas
y veneradas en España, para viajar por ella no tenian ne-
cesidad de las testimoniales de sus obispos: muchos eran
ó fueron diputados á cortes; otros habian merecido Is
confianza pública y del mismo gobierno: comprometidos


"'No dexa de ser notable que de rectitud en sus miembos y de
este ardo divini otficii, escrito ex- simetría. No extrafiariamos que los
clusivamente para la direcciondel dignos eclesiastices á cuyo uso
respetable clero de Londres, re- diario se dirige este papel, sehayan
mate con cl aviso de una fabrica de dado por ofendidos de semejante,
corsés para ajustará las señoras de anuncio, que bajo ningun aspecto
un modo elegante que oeulte sus puede pertenecerles, y solo puede'
impe~tecóones: de aj'l1JJtadores elas- servir defornento a la rechifta yá'
ticos para las que adolecen de glYr- los sarcasmos que no. merecen,
dura, de extravíos del vientre, de Mas consuelense conC}ue tampoco
hernias umbilicale.~,de debilidad del merecían las calumnias de este
bajo vientre, de jorobru, cuyofruto escritor los prudentes y piadosos
es hacer que parezcan bien las éspañolesdefensores de la primitiva
señoras faltas de formas perfectas, templanzade su monarquía.




56
todos repentinamente, no tubieron tiempo para pedir tes-
timoniales á sus ordinarios; gracias que pudieron apr,ove-
char los momentos precisos para salvarse de la persecucion.
¿ Mas aun estas testimoniales que trajesen consigo, qué
les servirian aora, cuando este r. obispo, llevando hasta
el extremo su desconfianza, exige que vengan y se le pre-
senten por otro medio ~ Y quien sera el obispo de
España que se determine á dar testimoniales á estos re-
fugiados en momentos en que hay grandes pasiones in-
teresadas y ocupadas en hacer que los mire el rey como
sus enemigos ¿ ¿No fueran estas testimoniales reputadas
aora por aquel gobierno como prueba de que los obispos
protegen á los que el rey persigue? Esto aun prescin-
diendo de la ojeriza personal de algunos prelados de Es-
paña, apologistas y acérrimos fautores del mando absoluto,
de' quienes prudentemente pueden recelar estos eclesiásticos
un desayre, Luego el r, obispo Poynter exige de los
refugiados una condicion que debe constarle ser inasequible.
¿ y será extraño que crea alguno ser este un efugio, y no
como quiera sino equivalente á una rotunda negativa ~
Si dijese el r, obispo que no le consta que sean sacerdotes
dotados de las calidades que exigen los' cánones; recorda-
riamosle que otros prelados no menos zelosos y delicados
de' conciencia, en casos semejantes, aun respeto de personas
menos recomendables, se han asegurado de este hecho
por medios que cuando hay deseos de adoptarlos, son
harto obvios. Cuantos sacerdotes franceses se refugiaron
en España durante. su revolucion, desprovistos de .docu-
mentas que acreditasen sus órdenes y sus calidades per-
sonales! - Sin embargo, todos ellos, sin excepción fueron
abrigados y admitidos á la celebracion de los santos mis-
terios y muchos á la administracion de los sacramentos
por los sabios prelados que tenia en aquella epoca la iglesia
española. Porque sabian aquellos prelados que el atender
al bien espiritual de .todas sus ovejas, no menos de las
nuevas que de las antiguas, era obligacion estrechisima,
fundada en el derecho natural y divino; y las testimoniales
una medida humana, prudente si, y aun necesaria, si se
quiere, en el orden comun de la vida; pero no la única
que pueden ó deben adoptar los obispos para asegurarse,
en casos extraordinarios é imprevistos, de la identidad y.
legitimidad de las personas. Y en el concurso de un
precepto de derecho divino natural, y de una medida: hu-
mana; sin faltar al espíritu de ella, suplieron por otro
medio la disposicion de los hombres, antes que desobedecer




57
á Dios. A algunos de ellos conocimos que no cesaban de
bendecir la prudencia con que aquellos obispos, prescin-
diendo de las causas políticas de su emigracion, derramaron
sobre ellos su condescendencia, su beneficencia y todo eJ
torrente de la caridad pastoral., Sin duda no aspira el
r, Poynter á recibir de parte de los españoles emigrados
iguales muestras de gratitud. , '


Asi procede el zelo cuando se hermana con el ansia de
dar consuelo espiritual á los afligidos. - Esta es la ver-
dadera delicadeza de conciencia. Lo contrario parece
ademas dar ocasion aque sospeche la cavilosidad que este
zelo que agrava la tribulación de tan ilustres emigrados,
se dirige contra la causa de su emigracion. El que hiciese
esta congetura respeto del r, obispo Poynter, acaso la
presentariacomo verosimil con solo alegar que las citadas
calumnias del ordo divini ojJicii se han impreso con su
autoridad. 'Nosotros prescindimos de esto. Solo nos
llama la atencion que para estos eclesiasticos ha sido muy
distinta la acogida apostólica que una parte de ellos al
atravesar la Irlanda, ha merecido á' varios prelados res-
petables de aquel revno,


Ninguno de ellos "'que no ceden al r, Poynter en zelo
'de'lagloria de Dios Y·del decoro de la 'iglesia, para con-
cederles la 'licencia de que se 'trata, ha creido necesaria
la presentacion de testimoniales ni de otro ningun docu-
mento. j Que contraste!


'" De este consuelo espiritual buscar y escoger entre los presbi-
carecen tanto 6 mas que los sacer- teros refugiados los que fuesen mas
dotes, los emigrados seculares que á propósito para aligerarse de esta
por no saber otra lengua que la carga aneja á su alto ministerio 1
española, como es notorio, se ven En esta solicitud y zelo por el bien
privados sin culpa suya de la par- de las almas, de que hay insignes
ticipacion de los sacramentos, ¿No modelos en la iglesia deJesuCristo,
.eran acreedores estas recientes hubiera resplandecido maravillosa-
ovejas del señor Poynter á que les mente la delicada conciencia del
allanase su nuevo pastor todos 'los señor Poynter. Suplicamos á este
_medios necesarios para su curacion r. Prelado per víscera Domini
y alivio? j No seria oficio propio Nostri Jesu Christi que reflexione
de la conciencia delicada de un estas verdades á la luz de la fé, y
obispo, en un caso extraordinario saque de ellas el fruto de que es
como el presente, anticiparse á deudor a todos sus súbditos.


, .,J.


TOM. l.




58


LOS CONSTITUCIONAI.;ES.
Al reconocer las escenas _de horror que presenta la


peninsuls, todo hombre que no abrigue en su corazon la
pasion mezquina de la venganza, no podrá menos de pre-
guntarse en medio de la sorpresa: "por ventura los
liberales españoles son acreedores á la rpersecucion que
experimentan? -¿ Abrazaron acaso por sola su opinion, el
partido que los conduce á su ruina? ¿ Hubo algun impulso
poderoso capaz de empeñarlos en sostener la constitucion,
que es el delito que hoy se les imputa, y por el que mueren
unos en los cadalsos, gimen otros en 16bregos calabozos,
sufren no pocos los baldones mas puros, abandonan muchos
la patria queles di6 el ser, dejando sumidas á sus inocentes
familias en el luto, la orfandad y la miseria, y sufren todos
la pérdida de sus bienes r'


Si los liberales por puro capricho, ó por efecto de ideas
subversivas, hubieran proclamado y defendido la constitu-
cion politica, la actual persecucion podría hallar alguna
disculpa entre los amantes de la justicia; pero que se
emplee encarnizada é inhumanamente contra aquellos
mismos á quiries la voz yel ejemplo de las legithnas au-
toridades han empeñado en sostenerla, es lo mas atroz que
pueden ofrecer los anales de la depravacion humana. Los
mas ilustres personages nacionales y extrangeros, y los
encargados del gobierno obligaron de un modo irresistible
á los españoles á formar, recibar y mantener la ley funda-
mental sancionada en Cadiz el año de 1812, que en el de
1824, sirvede pretexto á los sanguinarios tratamientos que
sufren los que candidamente lo tributaron el homenage de
su obediente sumisión. Impresos corren los documentos
comprobatorios de este atentado, acaso único en su clase,
los quales l)astarian para cubrir de vergüenza á sus per-
petradores, si conservasen un debil sentimiento de probidad,
de honor y de decoro.


Nadie ignora que la junta central dE( España, recono-
cida como gobierno legitimo durante la ausencia y cauti-
vidad en Francia de Fernando VII, en la carta con-
vocatoria para las cortes de Cadiz que dirijio en 10de
Enero del año de 1810 á las provincias, les previno que
nombráran diputados autorizados con plenos poderes para
formar una constitucion digna de la nacion española ,:.


* Desde los primeros momentos central en preparar los materiales
-de su instalacion se ocupó la junta para la constitucion, habiendo pe-




59


obra que se consideraba tan necesaria, como que la junta
central desde su instalacion se había dedicado á reunir
datos muy preciosos para. realizarla: y el señor Don Pedro
Zeballos, embajador en Londres, al prestar su obediencia
á las cortes, les instó para que la llevaran á cabo, califican-
dota de muy c01Ivemente." . .


Realizados los votos nacionales y del mismo gobierno
supremo con la solemne publicacion de hi. constitueion,
las .aprobaciones mas espontaneas, desinteresadas y lison-
gerasle dieron una realzada celebridad, asegurando á sus
dignos autores del acierto con que habían desempeñado
tan dificil encargo, y haciendo concebir á todos los espa-
ñoles ideas aventajadisimas de 10 que se les ofrecía como
base de su conducta política.


La s, infanta Carlota Joaqllina princesa del Brasil, y
hoy reyna 'de Portugal, en carta á la regencia fecha en
~8 de Junio de 1812 manifestó su regocijo por la buena
y sabia constitucion, que el augusto congreso de las
cortes acabada de jurar y publicar con tanto aplauso. de
todos, y muy particularmente suyo, pues la juzgaba base
fimdamental de la felicidad é independencia de la nacion ,
y como una pr'l«1ba. que sus amados. compatriotas dan. tÍ
todQ el mundo del amor y fidelidad que profes'1'n tÍ 8U le-:
gitimo soberano:'. El emperador de las Rusias en 20,
de Julio del mismo año "reconoció por legitimas las cortes
generales y extraordinarias, reunidas á la sazon en Cadiz,
como tambien la constitucion que estas habían decretado y
sancionado jt el rey de Suecia hizo igual decIaracion en
19 de Marzo de 1813 j yel de Prusia en ~o de Enero de
1814, reconoció á Fernando VII 'como solo legitimo rey


dido informes á todos los tribunales,
universidades y juntas provinciales
de Ia.peninsula ; y estimulado á los
literatos pa~a que contribuyeran
con sus luces al buen logro de esta
empresa. Esto basta para conocer
la perfida malicia con que Mr.
Haller supone "que las sociedades
secretas, las1'euniones de sofistas, de
abogados y de escritores sin mérito,
ligadas conunafaceion que dominaba
las cortes, fueron los autores de la
constitucion . . que se hizo de-
cretar !I publicar en 18 de 1J.'Iarzo
de 1812 pues las cortes la formaron
sobre las memorias, representa-
ciones, é informes que se le habían


presentado por el legitimo gobierno
a nombre del rey.


.. Diario de las cortes generales
de Cadíz., tomo 15,folio 275. Este
testimonio deberá confundir la
procaz .osadia con que HaUer se-
atrevió á decir que la constitucion
de Cadízera contraria ála religion,
contraria al orden natural y divino
de las relaciones sociales; así en su
organisacion; como en sus disposi-
ciones principales. De la con-
stituciondes cortes d'Espagne, follo
10.


t Art. 2. del tratado hecho en
WeLLouki.




60


de España, asi como á la regencia del reyno, legitimanente
elegida por las cortes generales y extraordinarias, segun
la constitucion sancionada por estas, y jurada por la
nacíon."·


El reverendo obispo de Orense, despues cardenal de
la santa romana iglesia Don Pedro Quevedo, bien cono-
cido en el mundo por la firmeza de su carácter y por sus
virtudes apost6licas, " La nueva constitucion, dijo, es un
monumento áe la sabiduria, prudencia y zelo del bien
publico que ha dirigido á sus autores. La nacion española
agradecida á los trabajos de las cortes y conducida por
sus luces en su ciega obediencia y necessaria aceptacion,
podrá prometerse una libertad, independencia y felicidad
que serán completas y consumadas con el gobierno bajo
RUS leyes, sugetandose á ellos el monarca. . • Debemos
en reconocimiento á su zelo, trabajos y deseos de la ge-
neral felicidád, rogar á Dios por los diputados arqui-
tectos de la grande obra de la constitucion, que han edi-
ficado tambien para su gloria postuma."t


Las cortes tubieron la satísfaccion de presenciar el en-
tusiasmo y el regocijo conque el pueblo español recibió
y juró el libro de la constitución. Los personages mas
ilustres, las autoridades superiores, los exereitos y la
armada, los cuerpos literarios, los judiciales y los ecle-
siasticos se apresuraron á manifestarles su admiracion y sus
repetos, ofreciendo sacrificarse en defensa de la nueva
ley.:j: El consejo de Castilla, este cuerpo tan aristo-
cratico como monstruoso en su forma, y tenazmente ape-
gado á sus practicas, que al reconocer la obediencia á las
cortes protestó "que aborrecia el despotismo, que habia
sufrido por resistirle, que sabia responder si le pregun-
taban, y con mucho mas acierto obedecer si le mandaban;
al recibir la constitucion para jurar su observancia,
despues de confesar "que en ella se habían fijado los
destinos de la heróica nacion española, reintegrando al
ciudadano en sus justos y verdaderos derechos¡ concluia
diciendo que dicha corporacion que desde el Octubre de
1808 habia clamado por la convocacion de las cortes y


,. Art. 3° del tratado de Stock-
holmo, y arto 2° del de Basilea,


t Diario de las Cortes de Cadiz,
tom iv. pago 390.


í Seria tan prolijo como molesto
hacer un alarde de todas .las auto-
ridades y corporaciones, eclesias-


ticas, literarias, militares y civiles
que han felicitado al congreso
con motivo de la constitucion, las
cuales corren impresas en el dia-
rio de sus sesiones; nos limi-
taremos á citar algunas de las mas
notables.




61


que habia trabajado con tanto ahinco por la reunión del
soberano congreso, se presentaba á felicitarle por haber
dado á la nacion una constitucion justa y benefica que
hará la felicidad de los pueblos.s


La audiencia de Sevilla, que en la época actual condena
á muerte afrentosa á los diputados, despues de haber
asegurado que no le bastaban los deseos, siendo indis-
pensable, como lo tenia pedido á las cortes, que se le
comunicáran leyes nuevas, tocando al congreso sancio-
narlas, y á ella obedecerlas; lo hizo cuando se le dirijió la
constitución.t Y no solo esto, sino que en la felicitacion
que con este motivo dirigió á las cortes en 18 de Abril de
181~t dijo; que la constitucion habia consumadola grande
obra de la regeneracion de las Españas con la sancion de
sus leyes fundamentales: que con ella se habia substi-
tuido al gobierno de los hombres el imperio de las leyes;
y que en ella estaba consignada la felicidad publica, y la
inmarcesible gloria de la nacían.


Los regentes del reyno Don Joaquin Mosquera, Don
Juan Villavicencio, Don Ignacio Ribas y el conde de la
Bisbal, al jurar la obediencia á la constitucion, no titubea-
ron en llamarla " cimiento el mas sólido de la prosperidad
de la monarquía . • • obra que abre felizmente la época
mas memorable á la nacion española, ; .. émanacionde
la sabiduria que obligará á mudar las lagrimas de dolor en
las del gozo . . . es la egida impenetrable de su defensa,
y el depósito sagrado que encierran las leyes tutelares de
su libertad é independencia.s


Persuadido intimamente, decia Don Eusebio Bardaji
y Azara, encargado de negocios en Lisboa, de que
"una nacion no puede prosperar sin que sea gobernada
por los principios fundamentales que han sancionado las
cortes generales y extraordinarias en la constitucion po-
lítica de la monarquía' que he jurado, felicito del modo
mas expresivo eingenuo á las cortes por haber dado fin
á una obra tan grande y magestuosa que afianza sobre
bases indelebles la libertad ?I la independencia de la
sacios. " Don Pedro Labrador felicitando tÍ las cortes
por la constitucion, dijo, que en ella veia reunidas
las ide,!s. sa~as ~e nuestros antiguos, !I las mdorlls
que exzgzan imperiosamente las mudanzas que han in-


.. Diario de las Cortes, tomo iv,
pago143; Ytomo xii pago 343.


t Id. ib. pago 218.
t Diario de las Cortes, tomo xiii


pago 49,50.
§ Id. tomo 12. pago 321.




62
t


troducido en los gohiernos el trastorno del tiempo '!J los
progresos del entendimiento humano. El señor duque del
Infantado siendo presidente de la regencia deCadiz, en
una proclama de SO de Agosto de 1812, exhortó á los
Españoles á que atendiesen á la liberalidad. de ideas
adoptadas por principio y fundamento en la constitución,
á las quales llamó liberales y benefica«; asegurando que
las habian adoptado nuestms cortes con gran madurez, y
que ahrian á la nacion un nuevo campo de envidiabte pros-
peridad. Y despues de hacer análisis de sus principales
partes, añadío, que los españoles tenian aseguradas en
ella su religion, su gobierno monarquico hereditario y su
rey. El m. r, p. Casaus arzobispo de Goatemala, se
propuso probar ante las' cortes de Cadiz, que su con-
stitucion era la mas semejante á la monarquia moderada
que dió el Señor á su pueblo escogido. . De Pedro Agus"-
tin Giron, gefe del estado mayor general del 5° y 6°
ejercito, aseguro á las cortes, que estos hablan jurado la
constitucion política debida á la sabiduria del congreso, y
que sabrian defenderla con su espada y sus luces, pe-
netrados de que era la base de la fuerza, de la gloria y
de la felicidad del pueblo español.'.'·
. El reverendisimo padre Acevedo vicario general del


orden de S. Francisco, felicitando á las cortes por haber
sancionado la constitucion, "dice que en ella nada habia
que desear de cuanto formaba la felicidad de España.
"La religion," añadió, "el rey, el ciudadano quedan
asegurados en sus respectivos derechos, y cortado de raiz
el germen que producia tantos males. La España habla
asi, y estos son los sentimientos de su gratitud, desde el
dia memorable de la pub1i~cion de la constitucion."t El
cabildo de la santa iglesia catedral de Canarias, congra-
tuló al congreso "por la formaciori, decía, de este precioeo
codigo, en que se han puesto las bases de la publica y par-
ticular prosperidad de los españoles: y que será un per-
petuo monumento de la religion, sana fiiosofia y politica
de las cortes."t


Mas cuando los hombres de bien, conducidos por la
opinión de la legitimidad y bondad de la constitucion, ro-
bustecida con los espontaneos testimonios de los mas
respetables personages, la obedecian sumisos y la sos-
tenian como la base de su bien estar; la repentina apa


* Diario de las Cortes, tomo xiv.
pago 236 y 270.


t Id. tomo xv. pago 390.
t Id. tomo xv. pago 493.




ncion <le Fernando VII en las fronteras de España,
libre del cautiverio en que yacía, acompañado de espa-
ñoles que habian jurado al rey intruso, atrajo á su rededor
á muchos que ansiosos de mejorar su fortuna, se burlaron
de los juramentos, y olvidaron los encomios por ellos
dados á la ley fundamental; los cuales ocultando los
rasgos de su reciente conducta, sedujeron el ánimo del
rey, haciendole.anular la constitución, disolver las cortes,
encarcelar á los. diputados, por cuyos esfuerzos habia lo-
grado su libertad, y perseguir á los liberales como á sus
mas temibles enemigos.


Los representantes de la nacion sufrieron resignados
la desgraciada suerte á que los habían reducido la per-
versidad de sus émulos, la procacidad de los perjuros, y
un. olvido no esperado de sus servicios: los amigos de las


• públicas .Iibertades ahogaron en sus pechos sus senti-
mientos con la reclamacion de los derechos que les daban
la justicia, la razon, y la politica; y haciendo a la tran-
quilidadelsacrificiode un silencio heroico, esperaron que
cumpliese el monarca las lisongeras ofertas de unamode-
rada libertad que hiciera al tomar las riendas del go-
bierno.• Seis años cerrieron desde aquella época. entre
los honores.,y demasias.de una desconcertada arbitrariedad,
durante los .cuales fue atacada la ihistracion, tratado de
criminal el amor á la patria, escarnecidas las virtudes
cívicas, ensalzado el fanatismo y colocados entre los delitos
los atributos delhonor y.de la sabiduria.


-Cansado al fin y:avergonzado el pundonor nacional de
sufrir tan vergonzosa degradacion, manifestó de un modo
decisivo su desagrado, rcclamandoel imperio de las leyes,
y exigiendo el cumplimiento de las promesas del monarca,
condenadas al silencio por las calumniosas .sugestiones de
los·pellVersos.quecercando. el tremo, no dejaban oir la voz de
lQS oprimidos, ni.los .elamores de los amantes de la gloria
nacional, lisongeando al monarca con pinturas falsas de
felicidad y de contento. Alarmados los cortesanos y los
corifeos de la ruina de la patria, con el resultado de sus
maldades, de su bajeza y de sus errores, llenos de espanto
y de cobardía abandonan en el peligro al rey á quien
sedujeran, y cuy,a sagrada persona habían convertido en
instrumento de sus pasiones. Y no hallando este el apoyo
que esperaba de su adhesion, se resolvió en 6 de Marzo


* En real decreto de 4 Mayo de 1814.




64
.de 1820, á reunir las cortes antiguas, como el único
.agente capaz de sacarle de tan apurada situacion.


¿ Se dira acaso con "fundamento que Fernando VII
había obrado sin espontaneidad cuando apeló á la cele-
bracion de cortes? ¿Influyeron por ventura los liberales
en su real ánimo, para hacerle pronunciar el nombre de
cortes, hasta alli detestado, y para ponerse en brazos de
Jos. diputados .de las provincias, á quienes seis años de no


. interrumpidas calumnias le habian hecho mirar como parte
integrante de un cuerpo contrario á sus derechos manar-
quicos? Hallábase el rey en medio de personages, que
nadie tenia por liberales, y contaba con el auxilio de los
consejos y ministros que no profesaban los principios
libres.. Apesar de esto, no contento Fernando VII
con mandar reunir las cortes antiguas; por que ni los
.que hasta entonces se -Ilamaban sus amigos y adoradores, •
ni los soberanos que forman la santa alianza, le prestaron
auxilios para sostenerse, "convencido de ser la voluntad
general del pueblo, se decidió á jurar la constitucion
promulgada por las cortes generales y extraordinarias
en el año de 1812."+ Aun no contento con esta franca
declaracíon de su voluntad, con fecha de 10 del mismo
mes de Marzo dirijió á la nacion un manifesto enque se
advierten entre otras las siguientos espresiones: " He
oido vuestros votos", y cual tierno padre he condescendido
á lo que mis hijos reputan conducente á su felicidad.
He jurado la constitucion, por la que suspirabais, y sere
siempre su mas firme apoyo. Marchemos y yo elprimero,
por la senda constitucional.;


El infante Don Carlos, hermano del rey, en la proclama
que libremente hizo al exército español en 14 de-
Marzo, " Yo, dijo, que me gozo en la confianza que merecí
al rey quando me confirió el alto encargo de mandaros,


.fiel al solemne juramento á la constitucion, que' en sus
reales manos he hecho en este dia, sere tambien quien os
guie por la senda que nos trazan á la par el honor y el


.. Cuando S. M. se decidió á
convocar las cortes antiguas y á
jurar la constitucion, desempeñaba
el ministerio de estado el duque
de San Fernando: el de guerra
Don José Maria Alós; el de gracia
y justicia Don José Garcia de La-
torre: y el de hacienda Don An-
tonio Gonzalez Salmon. Todos, á


exccpcion del ultimo, hicieron en
las ultimas ocurrencias un papel
contrario al sistema libre que go-
bernaba á la peninsula.


t Gaceta de Madrid de 8 de
Marzo de 1820. n. 31.p. 239.


! Id. de 12 Marzo 11. 37.
p.263.




65


deber. Militares, que no haya mas que una vo~ . . .
y que en cualquiera peligro y en cualquiera circunstaneias,
nos reuna al rededor del trono el generoso grito de "iva el
rey, viva la nacion, t:iva la constitucion."·


Fundados todos los españoles en estas publicas y so-
lemnes declaraciones del monarca, y de su real familia, y
abroquelados con los consejos de prelados muy distinguidos
que les aseguraban "que la religion dictaba que por la
constitucion se guiára todo español, sin hacer estravio al-
guno, dictándolo así mismo la justicia y el honor del
nombre de fieles cumplidores del evangelio de Jesu Cristo,
viviendo seguros de qlle la constitucion no amenazaba á
nuestra santa retigion, ni á las buenas costumbres . .
mirando á todos los que procuráran inspirarles otras ideas
como á enemigos del bien público ;"t prestaron franca y
sinceramente el juramento á la ley sosteniéndola con
lealtad, porque no podian recelar de la sinceridad de las
palabras del monarca, ni prescindir de la obligacion que
tenian de cumplir sus preceptos COR exactitud. ¿Y que
duda cabe en esto, cuando el mismo rey dió á la nacion
pruebas repetidas de su voluntad, ratificando la libertad y
franqueza con~ue habia jurado la constitucion y mandado
observarla? En el billete escrito de mano de Fernando
VII y dirijido al consejo de estado en 8 de Julio de
1822, entre otras cosas dice S. M.: "Mi alma sin em-
bargo se tranquiliza con el sentimiento intimo de que
mis operaciones no se han separado un punto de la


.fidelidad de mis ,juramentos, lisongeandome de ser y haber
sido un verdadero constitucional sin dolo ni pet:ftdia.
Los ministros que han precedido y el mismo actual' son
los mejores garantes de esta ve·rdad.":t


A vista de estos datos irrecusables ¿ quien podrá repro-
bar legalmente la conducta de los españoles que, consi-
guientes á sus empeños, sostubieron la constitueion for-
mada por la autoridad establecida para ello, y apoyada y
recomendada por los que tenian derecho para mandar á
los que la recibieron' con el entusiasmo correspondiente á
la necesidad de contener los males que aquejaban al reyno?
¿ Con qué derecho se denigra con los apodos injuriosos


* Gaceta de Madrid de 25 de
Marzo de 1820. n, 41. p. 277.


t Carta pastoral del eminen-
tisimo cardenal arzobispo de To-


TOM, J.


ledo, y del r, obispo de Barce-
lona de 15 de Marzo de 1820.


t Este importante documento se
publica integro en estenumero,p.79.


IC




66


de jacobinos, revolucionarios, anarquistas, ir1'elit!iosos, á
los que llevados' de los irresistibles impulsos de la razon,
y apoyados en la opinion explicita de los principes mas
poderosos de Europa, y en el precepto de su proprio
monarca, guardaron, respetaron y defendieron la consti-
tucion como el único medio capaz <.le asegurar la libertad,
la independencia, la felicidad y el poder de la nacion r
¿ Cómo se califica de delinqüerites á los que siguieron
constantes la senda marcada por el rey, y correspondiendo
á sus órdenes las acataron, defendiendo sin dolo ni perfi-
dia la ley por el jurada y mandada observar?


Cuando los soberanos de Europa no hallaban en la
constitucion los vicios que hoy le atribuyen sus encarni-
zados enemigos :. cuando los hermanos del rey Fernando
la llamaban basefundamental de la felicidad de la nacion
y prueba del amor de los españoles á su soberano ¡ y
cuando el rey· mismo reconociendo ser conforme á la vo-
luntad general, y conducente para labrar el bien de la
patria, ofreció ser su mas firme apoyo, lisongeandose de
observarla sin dolo ni perfidia; se deberá tratar de cri-
minales á los españoles, porque se hayan distinguido en
seguir á su monarca, y en mantener con firmeza lo que
este les recomendaba como bueno, y les hacia obedecer
como justo?


A pesar de tan tristes reflexiones, vemos que por haber
sido leales observadores de la ley, por haber seguido el
ejemplo del monarca, por haber sido como S. M. constitu-
cionalessin dolo ni perfidia, se arrastra á los patibulos á
los diputados de la nacion, se confiscan los bienes, se priva
de los destinos que dignamente ocupaban, y se persigue
con furor á los que habiendo jurado la constitucion, man-
tubierorrfirmes sus promesas, sin que la defeccion de los
débileade los engañados y corrompidos, les hiciera olvidar
sus deberes. Por fieles á sus empeños, y rigidos obser-
vadores de la disciplina se despoja de sus puestos y gra-
duaciones á los bizarros militares, muchos de los cuales
los habian obtenido en remuneracion de servicios gloriosos
contraidos en la memorable guerra de la independencia: y
por haber guardado religiosamente la constitucion, se en-
trega á la miseria á los valientes milicianos voluntários, y


* -Pocos han aventajado en la curarémos hacer ver la inexactitud
enemistad á la constituciou, al li- de sus raciocinios, y la falta de
terato Haller, en el examen que cordura con que ha procedido en
hizo de este código: por eUo pro- su impugnacion.




67


á la muerte á los empleados civiles. Cual es el crimen de
estos españoles? Haber caminado sin dolo ni perfidia
por la senda constitucional en pos del monarca.


j Conducta á la verdad lamentable! La historia conserva
funestas memorias de hombres denodados, que no pu-
diendo mirar pasivos la esclavitud de su patria, osaron
proclamar Sil libertad presentándose como caudillos para
atacar al despotismo, los cuales sufrieron el ultimo suplicio,
porque desgraciados en sus intentos, fueron vencidos en la
lucha que habian emprendido contra la suprema autoridad
que tenia en sus manos el poder.* Pero los anales del
mundo no ofrecen ejemplo de haberse empleado la pública
autoridad en sacrificar como reos á aquellos á quienes ella
misma habia comprometido. N uestra edad presenta este
escándalo, capaz de desacreditar las luces del siglo, y de
envilecer el decoro del tropo.


Acaso se dirá que el rey Ita carecido de libertadt
cuando juró, recomendó, y mandó obedecer la constitu-
cion. Efugio vano, que no pudiendo disculpar á un
simple caballero, ofende grandemente la dignidad de un .
monarca. El rey ha carecido de libertad!
¿ Y por donde pudieron conocerlo los españoles, cuando
los documentos arriba citados demostraban lo contrario ?
¿ Y una disculpa, fundada en una supuesta falta de valor,
deberá hacer reos á los súbditos que atentos á las palabras
del rey las creyeron sin detenerse a examinar el movil
que las producia, por no ofender sus altos respetos? ¡, Y
adonde llegaria el desorden público, si los que han de
obedecer, hubieran de indagar las causas ocultas de los
mandatos de los gefes supremos, antes de someterse á su
imperio? Se erijiria un tribunal verdaderamente revolu-
cionario, ante el cual cada individuo emplazaria á la au-
toridad soberana, y en que el demandante mismo decre-
taria la obediencia Q inobedieneia, al campas de sus
pasiones é intereses, estableciendo con ello la mas espan-
tosa anarquía,


¿ y carecio el rey de libertad, cuando rodeado de los
ministros que tubiera en la época del absolutismo, se deci-
dió á convocar las cortes antiguas, y á jurar la constítu-
cion, pudiendo evitarlo con dejar correr la convocatoria,
sugetando la resolucion del caso á la deliberacinn del


'" Juan de Padilla, Juan de La-
nuza, D. Juan Diaz Porlier, y D.
Luis Lacy.


t Decreto dado en el Puerto de
Santa Maria li 1 de Octubre de
1823, arto 2.




68
congreso ? ¿ El rey no fué libre para jurar en el dia
9 de Marzo de 1820, la constitucion, reservándose el
tratar de su reforma en las proximas cortes? ¿ Quien le
impidió el ejercicio de su voluntad en esta parte? Luego
es claro que procedió libremente cuando juró y mandó
obedecer la constitucion, i. Y quien obligó al rey cuando
al abrir la legislatura de 1821, de su propia mano escribió
una posdata al discurso del solio, en que confirmó la idea
que se tenia de la sinceridad y llaneza con que había reci-
bido la constitucion? ¿Y quien movió á S. M. sino el
impulso noble de su corazon, para que en Julio de 1822,
asegurase ante el consejo de estado ser fiel á sus jura-
mentos y constitucional sin dolo ni perfidia?


Nadie pues dudó de la sinceridad del rey; y solo
cuando la villana combinacio" de los perjuros, de los
egoistas, y de los ilusos, creyendose apoyados en la fuerza
extrangera logró derrocar la constitucion, y restablecer el
mando absoluto, se convirtió en ley con efecto retroactivo la
escusa miserable de una oiolencia no conocida, para casti-
gar á su sombra á los que conducidos por el sendero cons-
titucional trazado por el rey, estaban tan seguros de la
legalida~ de su conducta, como de la imperturbable inoio-
lab#i.dad de las palabras reales. i.Y como se olvidan aora
las máximas recomendadas por el respetable obispo de
Orense, de que" al que jura lo que debe obedecer, lo que
le corresponde es cumplir lo que se le manda, obligado
por la observancia debida á las leyes . . . y que todo
tlplo,duplic,idad y falta de sinceridad en el juramento, es
forzóso esten muy lejos de un acto de los mas serios y reli-
giosos, y de tanta importancia á la sociedad ?"t


!\las ni se olvidaron estos principios, ni se dejb de
conocer la fuerza de las razones hasta aqui alegadas en
favor de la inocencia; sino que. . • .


La persecucion que sufren los españoles por haber sido .
constantes en sus juramentos, relaja el vinculo de la union
social, y acostumbra á los hombres á mirar con desprecio
el único instrumento que han hallado para dar estabilidad
á sus promesas, y los reyes para asegurar la santidad de
sus personas, y hacer invulnerables los derechos radicados
en sus familias para mandar á las naciones. Y consentir


'" Los secretarios del despacho
pertenecientes á la clase liberal,
no fueron nombrados hasta el 23
de Marzo,es decir 14. días desplles
que el rey habia jurado la COD,S-


titucion : luego es evidente que
no pudieron influir en el ánimo de
S. M. para que la jurase.


t Diario de cortes, tomo 14.
p. 391.




69
que se castigue como crimen el haber seguido la voz del
rey, sin detenerse á indagar lo que pasaba en su eorázon
al pronunciarla, ¿no autoriza la inobediencia, y acostumbra
á los pueblos á no fiar en los palabras y protestas de las
supremas autoridades?


.Monarcas. poderosos, de cuyas manos penden los des-
tinos de la parte mas ilustrada de la Europa, observad el
negro porvenir que ofrecen los atentados que se cometen
en España: y ya que no os muevan los servicios hechos á
vuestro favor y contra el tirano, por los que en el día
sufren la saña de los perseguidores; el deseo á lo menos
del bien general del mundo,conduzca vuestro influjo, para
poner coto á las demasias, haciendo que el orden y la jus-
ticia reemplazan á los vergonzosos extravios que mancillan
e lustre del nombre español.


Regreso á España de los prisioneros residentes en
Francia.


El decreto últimamente expedido por el gobierno
Francés para la devolucion de los prisioneros españoles
que debiera llenarlos de placer y de alegria, cubre sus
corazones de luto y de dolor. Una resolucion cuyo obgeto
debiera ser el hacer que se olvidasen los horrores de la
guerra, restituyendo á la sociedad domestica á los que la
habian abandonado por volar á la defensa de la patria;
á los ojos de la sana razón es monumento que pudiera
acaso interpretarse como una decision de acabar de una
vez con los amigos de las libertades públicas. Semejante
medida que hasta aqui se reputaba instrumento de los
puros placeres, compañeros de los campeones á quienes la
suerte mantenía inermes en el pais enemigo, en el año
I8!24 se convierte en martirio de ellos, yen amargo tor-
cedor de las esposas, de los padres, y de los amigos, que
esperaban estrechar en sus brazos al báculo de Sil de.
bílidad, y de la inocencia de sus hijuelos, al apoyo de su
vejéz, y á los ornamentos de la sociedad, entre los tiernos
impulsos del reconocimiento y del respeto debidos al honor
adquirido bajo las gloriosas insignias de la nacion. •.• .
Cambio espantoso . • hijo de una politica que parece
haberse empeñado en desmentir en el siglo XIX máXImas
hasta aqui tenidas por inconcusas.
. A los prisioneros españoles en Francia se les manda, ó




70


volver á la peninsula, ó permanecer en aquel pais acredi-
tando previamente cada uno ante el gobierno francés que
tiene medios proprios de subsistencia, ó pasar á otros
reynos extrangeros, ¿ Quien podrá dudar que todos ellos
preferirian trasladarse á sus hogares, si obstáculos po-
derosos, conocidos del gobierno francés, no lo estorbáran?
¿ Y cuales son estos? Las atrocidades cometidas im-
punemente en la peninsula, que ofrecen una muerte casi
segura á los prisioneros indefensos que deben entrar en
ella ¿Y quien no cree que da alas á los campeones
del desorden, la influencia de las armas francesas? Cuando
estas penetrando el Pyrineo, se derramaron por España,
protestó su augusto caudillo á la faz del mundo, que el
objeto de sus movimientos era aquietar los disturbios,
favorecidos, en su equivocada opinión, por la constitución
politica de la monarquía, ¿ Y lo ha logrado? ¿.Acaso
presenta ahora España la imagen de un pueblo tranquilo
que marcha por la senda del orden, de la justicia, y de la
moderada libertad-? i Ojalá que asi fuese! • . Mas
pam confusion de los invasores, los vínculos sociales se
ven allí enteramente disueltos, la saña de un partido feróz
loco á la sombra de la fuerza extrangera, sacrifica á cuantos
en su concepto profesan opiniones contrarias á las desor-
ganizadoras que forman la base de su conducta. Muchos
militares que despedidos del servicio se retiraban tranquilos
á sus domicilios, han sido bárbaramente "asesinados; ma-
gistrados que no tenian otro crimen que haber obedecido
á la autoridad legitima, perecieron á manos de sus ene-
migos. Y a un suelo Ileno de hombres desnatu-
ralizados, sedientos de Ia sangre de los que. fieles á sus
juramentos sostubieron el gobierno establecido; á un pais
cubierto de crímenes, .de atrocidades, y de venganzas,
cometidas. desenfrenadamente á vista de las tropas fran-
cesas, se hace pasar á los. prisioneros, á quienes el pueblo
iluso trata de impios, porque los llamados directores de sus
conciencias convierten en causa dereligion la guerra civil
contra las monarquías moderadas? •
. O los Franceses, espectadores de estos desastres de Es-


paña, pueden contenerlos, ó·se consideran incapaces de lo-
grarlo. Si pueden, supuesto que no lo hacen, dan lugar á que
se recele que con anuencia suya son expuestos á los furores
del fanatismo los prisioneros, privandolos de la proteccion
y del miramiento que siempre se les ha dispensado, y que
es propio de naciones cultas. Si no pueden, estamos au-
torizados para decir que experimentando aora aquella




71


desventurada nacion, males que no existian antes que la
ocupasen ellos; siéndoles imposible adoptar las medidas que
inspiran para su remedio la cordura y la humanidad, pre-
fieren abandonarla, y dejar que ella misma se despedaze.
En ambos cazos pudiera congeturar la prudencia que se
comete un atroz atentado con los prisioneros, obligandolos
á volver á un pais en donde las leyes carecen de vigor, y de
freno las pasiones, antes de restablecer en el como habian
proclamado, la calma y el reposo. t Y cuando se ha visto
que se hiciesen volver á su patria los prisioneros con la
mas que' probable seguridad de ser sacrificados al influjo
de las atrocidades que en elIase cometen, al abrigo de la
fuerza misma que los aprisionó?* Por donde no seria
extraño que dijese alguno de ellos transportado de dolor,
que menos inhumano hubiera sido no darles cuartel, de-
jandolos perecer en el campo de la gloria y del honor
militar, y que menos dura se presenta la conducta de los
berberiscos, los cuales conservan la vida á los rendidos,
por el aliciente de la ganancia que se prometen en el mer-
cado. . . . Pues al cabo, aunque experimenten las pe-
nalidades de la servidumbre, no las sufren en la nacion
que les ha dado el ser, y á vista de los que algun día ad-
miraron su valor, ni ven el castigo y el puñal en manos de
sus compatriotas. .


La alternativa que el gobierno francés presenta á los
prisioneros, prueba que conoce el riesgo á que se exponen
volviendo á España; de lo contrario, llenaria sus deberes
haciendo lo que otras veces se ha practicado, esto es, po-
niéndolos sencillamente en libertad. Y conociéndolo
t cómo es que se apresura á desprenderse de ellos, antes
que el sosiego de su pais les conceda la seguridad personal
que deben exijir del que los puso en esa situacion, bajo
capitulaciones formales de guerra? Se les permite per-
manecer en Francia: t mas cómo? Debiendo acreditar
antes que tienen bienes suficientes para su subsistencia, ó
trasladarse á otros reynos. Pero á militares que lo han
perdido todo pdr servir al gobierno que debia mandarlos,
y que no tienen otra industria que la noble profesion de
las armas, ¿ que recurso les queda en un país extrangero


* Acaba de anunciarse en uno citado decreto, se han escapado de
de los periódicos de esta capital sus conductores, y vuelto a Francia.
que un considerable número de Y añade el peri6dico. tales el terror
estos españoles prisioneros que se que ha infundido en sus ánimos la
restituían á España en virtud del conducta de los realistas.




72


para sostener su vida tan gloriosa como digna de eterna
conservacíon ?
. Luego el gabinete francés con su ultima providencia,
da ocasion á que crean sus"emulas que condena tranqui-
lamente á los tandesvalídos como nobles prisioneros es-
pañoles á perecer, bien á impulsos de la indigencia, ó á
manos del. hierro homicida de sus descarriados compa-
tricíos, . Triste y funesto acuerdo; • . . Acabó
al fin la incruenta. compaña de la peninsula, exponiendo al
descrédito las máximas eternas de 111. política, y al quebran-
tamiento los diques que contienen á los hombres en los
linderos de la moral, no enfrenando el torrente del pri...
vado furor; y por último exponiendo á atroces insultos.
y aun á la matanza á los dignos militares prisioneros, cuya
suerte fue siempre para los vencedores estimulo de mira-
mientos, de respeto y de consideracion. • • • ¿y se
llamará ilustrado el siglo en que tan á sangre fria se pro-
mueven, ó no se .atajan tales excesos? •• Naciones
europeas, que tanto derecho tenéis al honroso titulo de
civilizadas; sabios gabinetes, interesados en el honor y
decoro de la milicia, emplead en obsequio de tan ilustres
víctimas vuestra poderosa mediacion.


Documentos para la historia moderna de España.


Como los últimos sucesos de la peninsula son de tal na-
tursleea que llaman la atencion de todas las naciones
cultas, y han de excitar la curiosidad de nuestros des-
cendientes ;' ha .parecido oportuno insertar en el presente
periódico losmonumentos públicos de fe irrecusable. que
forman la historia actual de la desgraciada nacion española,
presentandolos de 'Un modo que el que los leyere pueda
formar un juicio recto de lo occurrido.


:DOCUMENTO 1.
"Decreto de Fernando VII de 30 de Setiembre de 1823.


Españoles.
Siendo el primer cuidado de un rey el procurar la


felicidad de sus súbditos, e incompatible esta con la in-
certidumbre sobre la suerte futura de la nacían y de sus
individuos, me apresuro a calmar los recelos é inquietud




73
que pudiera producir el temor de que se entronice el
despotismo ó de que domine el encono de un partido.


Unido con la nacion he corrido con ella hasta el ultimo
trance de la guerra; pero la imperiosa ley de la necesidad
obliga á ponerle un termino; en el apuro de estas circuns-
tancias solo mi poderosa voz puede ahuyentar del reino las
venganzas y las perseouciones rs solo un gobierno sabio
y justo puede reunir todas las voluntades, y solo mi pre-
sencia en el. campo enemigo puede disipar los horrores
que 'amenazan á esta Isla Gaditana, á sus leales y bene-
meritos habitantes, y á tantos insignes españoles refugia-
dos en ella. t


Decidido pues á hacer cesar los desastres de la guerra
he resuelto salir de aqui el dia de mañana ; pero antes de
verificarlo quiero publicar los sentimientos de mi corason,
haciendo la manifestacion siguiente.


1. Declaro de mi libre y espontanea voluntad, y prometo
bajo la fe y seguridad de mi real palabra, que si la ne-
cesidad exigiese la alteracion de las actuales instituciones
politicas de la monarquia, adoptaré un gobierno que haga
la felicidad completa de la nacion, afianzando la' seguridad
personal, la propiedad y la libertad civil de losespañoles.f'


2.·',De· . la misma manera prometo libre y esponta-
neamente, y he resuelto llevar y hacer llevar á efecto
un olvido general, completo y absoluto de todo lopa-
sado, sin excepcion alguna, para que de este, modo se
restablezcan entre todos los españoles la tranquilidad, la.
confianza y la union, tan necesarias para el bien comun, y
que tanto anhela mi paternal corazon.· •


3. En la misma forma prometo que cualesquiera que
sean las variaciones que se hagan, seran siempre recono-
cidas, como reconozco las deudas y obligaciones contraidas
por la nacion y por mi gobierno bajo el actual sistema.


4. Tambien prometo y aseguro que todos los generales,
gefes, oficiales, sargentos y cabos del ejercito y ar-
mada que hasta ahora se han mantenido en el actual
sistema de gobierno en cualquiera punto de la peninsula
conservarán sus grados, empleos, sueldos, y honores. Del
mismo modo conservarán los suyos los demas empleados
militares y los civiles yeclesiasticos que han seguido al
gobierno y á las cortes, ó que dependen del sistema
actual; y los qne por razon de las reformas que se hagan


'" V. Documento No. 2. t V. Documento No. 3.
t V. Documento No. 4.


TOM. J. L




74
no.pudierenconservar sus destinos, disfru,taráná lo menoa
la mitad del sueldo que.en la actualidad tuhieren.


. 5. Declaro. y,aseguro. igualmenteque.asi los milicianos
voluntarios de Madrid, de Serilla y.de etroepnntos que se
hallan en ..esta.. ISla, como· .cualesquiera otros.. españoles
refugiados en sUirecintoqlle DO tengan obligacion deperma-
necer por, .r:w,w de. su destino" podraD· desde luego re-
gresarJibrement;eá, sus. casas, ó"tr.asladaae al punto q1,le
les acomode en.el reino, .con entera. seg\lridad' de. no ser,
molestados en tiempo alguno por. su con<1ucta"politica .ni
opi~nes anteriores ;, y. los milicianos que lo, necesitaren.
obtendrán en el transito los mismos auxilios que .los indi-
v.iduos del ejercito permanente.
,Los. españoles.de-da clase expresada, y los,emangeros


que quieran salir del..reino, podran hacerlncon.dgael.Jí-
bertad, y obtendran los pasaPQttes:correspondientes para
el.país-que les acomode•
• Gadiz, 30;de Se1iimnbrede lB28.....,..Fernando.


DO€UlíIIEN!l'O 2;
.' Bllexmo. señOl',secretariode1 despacho.de estado con,
~a de, ,hoy, me,· día: lo.~iguieDte. Elrey,n. seño~
qUleEe,<pW duraBte,suvJag6;s, la"corie. ne.eeescuentee &,
cinco leguas en contorno de su. tr.ansíto.ningun, indiViduo
que durante el sistema constitucional haya sido diputado
á cortes en las dos ultimas legislaturas, ni tampoco los se-
cretarios de estado y del despacho, consejeros de estado
v.ocalesdel supremo tribunal-de justicia, comandantes ge-
nerales, ..gefes ..políticos, ofíeiales de las ... secr$rias. del-
despacho, gefes y oñcíalea de lo extinguida M~ N. V.
pr.Qhibierid~es~para. siempre. la entrada en la corte. y
sitios:.rea1es" alradio.deLqQÍnce leguas. Esta. soberana
determinacien. es.la voluntad de. S..M. no sea.comprensible
para aquellos individuos. que déspueade la entrada del
eJercito aliado, hayan obtenido por la junta provisional de
gobierno ó la regencia del..reino un nuevo nombramiento
(j ; reposicion en el que tenían por, S. M. antes. del 7 de
Marzo de 1820 ;.pero unos y otros.con la precisa condicion
de· encontrarse ya purificados. Lo comunico ·á,V. E.
&O;;,Ylc,traslado á V. Ro para que evitando el retraso
qUeIl8;oJ,iginaria de .• aguardar la.comunicacion .de esta. so-
ber.ana .det6rminaciOJl. por el ministerio de la guerra
procedadesdp lu.eao.á..su.debido, exacto. y prontocumpli-
miento. Pta. de Sta. Maria. 3 de Octubre de 18~3.


DOCUMENTO 3.·
El rey 11. s, me. diri8t"con' esta fecha el real




75
decreto siguiente. Restituido ála plenitud de mis reales
derechos no descansará mi real animo hasta que alcanzen
mis amados vasallos los efectos de tan faustos aconteci-
mientos: y á este fin he venido en resolver que se entre-
guen el dia de mañana todos los puestos militares de la
ISla. de Leon y plaza de Cadiz al ejercito que manda mi
augusto y amado primo duque de Angulema para' que los
ocupe en mi real' nombre; á cuyo fin dispondreisque se
pongan~ aeue~o!os gefes'militaresde dic~osl!untóscon
los delmlStnoeJerclto aliado: Y lo comamco a V. S. de
real orden para su inteligencia y puntualcumplimíento en
la parte que le toca. Dios guarde a V. E. muchos años.
Puerto de Sta. Maria 1 de Octubre de 1823. Víctor
Saez -Señor comandante general de lá plaza y linea de
Cadís,


DOCUMENTO 4.
Bien publicos y notorios fueron á todos mis vasallos


los escandalosos sucesos que precedieron, acompañaron y
siguieron al establecimiento de la democratica constitucion
de Cadiz en el mes de Marzo de 1820: la mas criminal
tlraicion, la mas vergonsosacobardia, el desacato más hdr-
rendoa mi real persona, y la.:vi()}encla ,"as inevitable,
fueron .loaeleIl'lentos empleados, paTa varia!' esencialmente
el gobierno paternal de mis reynos en un eodigo demo-
crático· origen fecundo de desastres y de desgracias. Mis
vasallos, acostumbrados á vivir bajo leyes sabias, moderadas
y adaptadas á sus usos y costumbres, y que por tantos
siglos habian hecho felices á sus antepasados, dieron bien
pronto pruebas publicas y universales del desprecio, desa-
fecto, y desaprobacion del nuevo regimen constitucional,
Todas las clases del estado se resistieron áIa pAr deuMs
instituciones en que preveían señalada su miseria y des-
ventura.
Gobemadó~ tiranicamente en virtud y á nombre de' la


constitueion y espiados traidoramente hasta en sus mlsmoo
aposentos, ni les era posible reclamar el orden ni la justicia,
ni podían tampoco conformarse con leyes establecidas' ptlf
la cobardia y la traición, sostenidas por la violencia, y prO"-
ductoras del desorden mas espantoso, de lá anaTquia miíg
desoladora y de la indigencia: ,universal.
. El voto general c1am6pt>i-- todas partes eontrela titliílica:
constitución, clamo por la cesacion de un codigo nulo en
su origen, ilegal en su formacion, injusto en su: eontenido ; ;,0~
clamó finalmente por el sostenimiento de la santa re1igion">--~
de su mayores, por la restil:Umn de sUs leyes fundamental~V'Gt'" ....·í


• V. Documento No. 5. '"\':;~',,,,' '¡~~k:
v \:Y '¡¡;", l' .


'\\ ~,,~: - _C'




76


y por 'la conservaeion' de mis legitimos derechos que heredé,
de-!Uis .antepasa~os, que con la prevenida solemnidad'
hablan jurado mIS vasallos. '


N o fue esteril el grito -general de la nacion: por todas
las provincias se -formaban cuerpos armados que lidiaron
contra los soldados de la constitucion . vencedores unas
veces y vencidos otras, siempre permanecieron constantes
en la, causa de la religion y de la monarquía : el entusias-
mo _en defensa de tan sagrados objetos nunca decayó en
los .reveses de la guerra;· y prefiriendo mis vasallos la
muerte á la,perdida de tan importantes bienes, hicieron
presente á la Europa con su fidelidad ysu constancia,
que si la España habia dado el ser y abrigado en su. seno
á algunos desnaturalizados, hijos de la rebelion universal,
la nacion entera era religiosa, monarquica y amante de su
legitimo soberano.


La Europa entera, conociendo profundamente mi cau-
tiverio y el de toda mi real familia, la misera situacion
de mis amados vasallos fieles y leales, y las maximas per-_
niciosas que- profusamente esparcian á toda costa los
agentes. españoles por todas partes, determinaron poner
fin á un estado de cosas, que' era el escandalo universal,
que caminaba á trastornar todos los tronos -y todas las
instituciones antiguas cambiandolas en la irreJigion y en
la inmoralidad.s


Encargada la Francia de tan santa, empresa, en pocos
meses ha triunfado de los esfuerzos de todos los rebeldes
del mundo, reunidos por desgracia de la España en el
suelo clasico de la fidelidad y lealtad. Mi augusto y
amado primo el duque de Angulema al frente de un ejer-
cito valiente, vencedor en todos mis dominios, me ha' sa-
cado de la esclavitud en que gemia, restituyendome á mis
amados vasallos fieles y constantes.
, Sentado ya otra vez en el trono de San Fernando por


la mano sabia y justa del Omnipotente, por las generosas
resoluciones de mis poderosos aliados, y por los denodados
esfuerzos de mi amado primo el duque de Angulema y
su valiente ejercito; deseando proveer de remedio á -Ias
mas urgentes necesidades de mis pueblos, y manifestar á
todo el mundo mi verdadera voluntad en elprimer mo-
mento que he recobrado mi libertad; he venido en de-
cretar lo siguiente :


1 Son nulos y de ningun valor todos los actos del go-


• V. Documente No. 6;




77


'" El general Riego era dipu- tarse y entrar 'en Madrid durante
tado i cortes y comotal no depen- su diputación sin noticiani licencia
día del gobierno, pudiendo ausen- del rey. Se ausentó con licencia





78
• ~e ausentado CODlOd¡pú*ado~con la cOmpetente Ji-
~iadejas cortes .se ha vistoregresar,'comomiJitar:, y aun
_Aieeencargarse-,deIaaGpeNtilllbes de la milicia nacional
extendiendo su ¡procedimiento ,á .las tropas .del ejercito
permanente, cuyas ocurrencias del díade ....yer :debe im-
fUlmal',el general<Morillo-.. .
....jobre 'J'lsOO.s ,extr.ordinariosincideatils';hesido avisMo,
por;a1gunos.mediosque resena .iprolll8M.enel-sigilo,de
que una faeeion reginida·atentacontralainviGlabilidad de
JPi~a persona y -de mi familia, reducienda ála' prae-
tiaa.rel odio .que abrigan sus corasones -aJiettligOll de -la
patina, y que han manife8~d?ent!ntas eeasiones. con sus
losultos; ,1leg~do,.u· atreVllD1ento:adeciararse.en la tarde
de,l,qia.ae~~. por ungmpode ilusos que atentaron a~
madas ,contra la:guatdiade mípersona•
. ·Considerando puea;'como no:puede menos, ·indentifiealia


la .fuerza de la 'nacioncon la .existencia de un monarca
CW1stitucional, .teniendo presente la exposieion de la :(lio.
putacion permanente de cortest e igualmente Iaeepre-
sentacion de los jefes ,oficiales que han seguido á los
batallones de~s, que 'hansaijdo de esta capital, en
continuacionde 'oPs rectos :ypateroal.es édes.ees, -bajo la
~idade la ley.fundamentaI;.aS cOÍlYOC(J 'Y "'eXiJongo estas
CÚ1cunstaneias,exeitandoos, áfJuedesde luego me maní...
festeis vuestro espíritu, haciendoos terrible carga de las
resultas que puedan ocurrir por vuestra impreYision ó len-
titud ; .debiendo eeperaTen;este momento que eomodepo-
sitarios de .1as~videnciasdelgobienloen 10 ,civil y mi..
litarjJne dabeis ~lde todo ,peligro sobre .misegB'ridad
igdiridWL1 y la•• famililll~,: en el supuestO de que
e&t¡¡ soItl1án8 petia-.fiIl'lrd .mi Ilesguamo eterno en los
fastos de la nacion, habiendo yo dado el ultimo paso, re-
cordando ,laS o"b1igaeiOdes <de esta paf8' :oonsu rey eon-
stitueional; ,enteDaidone~ae en el caso de obJiervar en lo
sueesíso 'queno se remedian ,los males presentes, y t¡l1e
allIl. aIilenazaelrespeto del mooacaespaño], tomaré las
j~8tas medidas que estan á mi alcanze segun todos-los datos


?e .la$eort~. kun puebiecíífo pañeros los diputados acortes.
lnunedi"áfó á ver ~ su esposa que . ~. ítié'g~ no se encargó del mando
se liMlaba -g'ravtimente miferm:r, y de--fa mfficia: rracícsal ni de las
cuando el conflicto de los días tropas del ejercito permanente.
primares deJ~o, se presentó an, t V. Documento No. 7.
Madrid á reuDirs~co» 1I~ <:pro-




79


para. salvar á la nacion de semejantes males, haciendo
que la misma se penetre de mis sentimientos, de la ,lide",
lidadde mi juramtmto,. de la defense que siempre hañaria
en mi, y del terrible castigo con que sabre corregir con
forme- álas.-ley~á 105 criminales pert1trb~~s del' orden
social: á, cuyó' erecto- esta mismá''mánifestaeibn y vuesfrll
r-espuet!ta· se cil'cal6rá 1 imediatameRteá·los Jetés- del reyno
y 'Se pllbliear-a'en'~ex.ftllordinaria~
~ »ocUMSNTO'&-


. Los'mitti~':r ~ca~g~~uS de Jfgoeios.~ láscorteS'
extftlngeras-ea:Madnd dmgrel'Oflal seel'etal'l'ct d~ estado'
la nota siguiente.


Después de- los lamentables ·S.~ÓIf que acaban de
ocurrir en lá capital, los abajo firmados; cOD\notidos por
la. mas.viva alarma al c~ngMterar la horrible' sítuaeion 'en
que actualmente se' hallaS. M. C. y-su familia yporlos
peligros que cOrren· sua.:aguatas· caócl$a$, se .dirigen' d~
nUev~a-S~E.elseñor- Mnrtinez de la- Rosa; parareite-
rál'Ie COIl' toda la solemaídad que exigen' tan inmensos:
Intereses las declaraciones- verbales que reenídos tubimos
el honor-de hacerle presente el-dia. de 'ayer. .
,La.';suem :de· Eapi.JiúJí11' d!i- t!>da'·Burop(J-pendé.·.·'. en"el'
iIftt· de:,lW:~fIi~iN;invwlq1Jiltdjl(lJd8 81 M!.'C:y:de- su'
'lléalfa'lfltHa;.· Est-é-Sl).gtailb deposito se encu~nii'a en
menes del gobierno del rey: y los infrascriptos .se eom-
placen en- tributarle el homenage' de asegurar que no
puede confiarse á ministros mas honrados' ymas dignos
de~onfianza. .
'. Los infrascriptos enteramente satisfeeh~ de# la, ex~liC'a.


cíonllena- de nobleza, de lealtad; y adesion a&.M~· que
verbalmente les hizo ayer S. E. el señof'Mítrtmez'de.--1a:
Rosa, harían traición á sus mas sagrados deberes si aora
en,n~mbre.· de sus respectivos eoberodo« '!I del moddma«
fO'rmalJ~' hi'cieBen:·la ·deolarooíon··mila fo-rmal rdativd 'á~
qu,e de la conducta que se observe conS. M~ C. dependen
inviolablemente las. relac.io'IJCS d(J,España contodo. Europa t,
'!I que el mas leve ultrage hecho á la magestad real se-
pultará á la peninsula en un abismo de calamidades.
Los infrascriptos aprovechan esta ocásion para renovar ti
S. E. el señor Martinez de la Rosa las veras de su
llJlrecio.-Madrid 7 de Julio de 1822. El arzobispo de
Tiro-Elconde Bulgarí-EI condeBrunetti-.Desamhuy
-El conde de la Liand-El conde Besuath-A Keldenier
-Biedernían-De Sehepeler-De la Garde,




DOCUMENTO 7.
RepresentaCion de la diputacion permanente de cortes


que cita S. M.
Señor. La diputacion permanente, cuya obligacion es


velar sobre la observancia de laconstitucion, y convocar
á cortes extraordinarias en, los ca$OS que en la misma se,
prescriben, ha sabido con el mas profundo sentimiento los
tristes sucesos de esta, capital desde él momento en' que
dieron fin á sus sesiones las. ultimas cortes ordinarias.
Agravanse los males y se aumentan sobre manera las sos-
pechas y recelos con la fatal ocurrencia de haber tenido
origen en las inmediaciones de palacioy de continuarse en
su recinto á la vista de V. M. rodeadoal parecer de tropa
insubordinada. Si en tales circunstancias no se adoptasen
las medidas prevenidas en la ley de 17 de -<\bril próximo
pasado, ó lo que seria. peor, si V. M. se ausentase de la
corte- no habria arbitrio. en concepto de la diputacion,
para hacer respetar las leyes y la justa consideracion de-
bidaá los autoridades constitl,lidas y aun al trono consti..
tucional. Por .lo, tanto la diputacion no duda que V. M.
desplegará en tan criticos momentos todo el lleno de la
autoridad que le esta confiada, tomando las medidas que
sean indispensables para· el restablecimiento del orden,
conservacion de las libertades publicas y alejar de todo
punto los males que nos amenazan. En otro caso, que
no es de esperar, la diputacion puntual observadora de las
leyes fundamentales se vera en la precision de adoptar las
providencias que en las mismas se hallan determinadas.
Diputacion permanente de cortes 2 de Julio de 1822.-
Siguen las firmas. •


'l! Alude á que el rey había re
suelto dejar a Madrid como apa-
rece de la resolucion siguiente:


" El rey ha resuelto trasladarse
el jueves 4. de este mes al sitio de


San Ildefonso pasando por el de
San Lorenzo en compañia de S.
M. la reyna y de los. ss, infantes.
De real orden . . Palacio 10 de
Julio de 1822."




81


EPISTOLA.
De J amelio á FeUdo.


Sabe, Felicio, que tu'caro amigo
(Aquel que en Tarragona la togada-
Por la primera vez selló tu rostro
Con beso dulce de amistad eterna)
Del fiero torbellino arrebatado,
Que de oprobio llenó la clara Iberia,
Halló en la braba mar el grato asilo
Que le negó la pátrilt deliciosa.
En leño frágil, entre crespas ondas,
Neptuno, compasivo mas que Marte,
Por su reyno me dió tránsitp libre:
Eolo á mis plegarias sus favonios
Solícito envió, que con su aliento
De la infausta region me separasen,
Do el fanatismo-entrara á sangre y fuego.-
i, A do me llevais, Dioses ?-" Inexperto,
(Oi que dentro el pecho respondían)
" A "Ver lo que la fama allá en tus lares
Mil veces te contaba, y lo que ahina
Te parecía ser la edatil de oro.
Al solar de Albion te guia el hado:'
i Albion 1- • .j Albion! . . Con esta nueva
Embelesado el ánimo y ansioso,
Los dias sucediéndose y las noches,
Al Támesis llegué; de sus riberas
Templó la prez y plácida verdura
De la enconada llaga el dolor vivo.
Pise la arena y la besé llorando,
Llorando de placer, porque sentia
Renovarse en mi pecho la firmeza
Que la adversa fortuna me robára,
O 1 salve, dije, venturoso alcazar,
Que aun al que en ti no -vió la luz primera,
y á tus umbrales llega encanecido,
Le inspiras naevo ser, y con tllmagia.
Le tornas á engendrar al orbe Iíbre.
Como el que nace al mundo;ne se acuerda
De lo que el caos es, ni de la -nada
Que deja en pes de si: de esta belleza
La clara lumbre de las mientes borra


.. Colonia Victrix 'TOgatllTarraco.
TOM. l.


(M:edalLd.Tarr.ag,)
M




82·


Lo que primero admiracion ponía. .
~ Que vale de aquelclima Ja templanza
Do nacimos ~ los rústicos egidos,
El sencillo triscar de las aldeas,
y la fruta cogida del granado
y del florido almendro, y los matizes
Que derramó en sus prados Amaltea ~
Al ver esta region y su concierto,
Cual suele el humo cuando el cierzo sopla,
Desaparece súbito y se olvida.


Mezquina es mi casilla, y sin alhajas,
Escasa mi comida; mas abunda
Del animo el manjar, que se embelesa,
No tanto de las plazas y edificios
En el decoro y esplendor que encanta,
y del oro que corre por do quiera,
Como del trono que la ley ocupa,
Dirigiéndolo todo sabiamente
Al fin porque natura á los mortales
Para su bien en sociedad reune.


No asoma aqui la mendiguéz viciosa:
El pobre al rico pide su sustento,
N o á las aldabas de su puerta asido,
Como á la piel la sanguijuela hambrienta,
Con triste Iloro el ánimo agovíando;
Sino por medio de las anchas calles
Regalando con música el oido
Del mismo bienhechor. Aqui no anida
De osado fanatismo la crueza,
Que persigue de muerte al que no cree
La ficcion é impostura en que se apoya,
O la verdad que el mismo desfigura.
¡ O santa tolerancia! i O joya hermosa
De la divina religion, que trajo
Jesus á los mortales! Arrancóla.
De su claro diadema la sedienta
Codicia, y diole albergue con su manto
La mal disimulada hipocresía :
Bestia feroz que todo lo tolera,
y todo lo perdona, aun si las tablas
De la primera ley ve destrozadas,
Con tal que la ignorancia ó fingimiento
La opulencia del clerocanonize.
i O si vieses, Felicio, cuan de veras
A Cristo adoran los que aquí le adoran,




83


Sin que agenas doctrinas los desvíen !
¡ Cuan pías, cuan medidas sus costumbres!
Cómo en ferviente caridad se abrasan,
Los primeros cristianos remedando! •


N o turban aqui el ánimo clamores
De la beoda plebe, conducida
Por clerical furor, que ó con su mano
O al juez forzando á que la vara tuerza,
Al inocente priva de la vida.
Ningun déspota aqui, ningun ministro
Tu puerta rompe, ni tu lecho asalta.
Acata tú ley; la ley te escuda.


Un mundo abreviado se presenta
En sola esta ciudad. El eurdpéo,
El indio, el griego, el turco, el garamanta,
El libio en ella y el tebano habitan;
La zona, el polo envía aqui sus hijos,
Que de Minerva y Témis los secretos
Penetrando, á su hogar con ellos tornan.
Como del Sol el resplandor los astros
Beben contino, con que el orbe animan;
Desde este centro vuelan ciencias, artes •
Al tenebroso globo. No que el cielo
Niegue á los otros de razon la lumbre,
De que dieron un tiempo clara muestra.
El hombre, el hombre, el despotismo fiero,
Emulo del saber, al pueblo incauto
Poco á poco embrutece, los albores
Obscureciendo de la edad pasada.
t No observas como aora cual mendigos
Vienen á dó la antorcha resplandece ~
Merced á la justicia que no quita"
Su libertad nativa á cada uno;
Libertad que á la ley tiene por madre,
y es de la ley impenetrable adarga.


"No te due\as, "Fencío, de m'i suerte;
De ti te duele, misero, que pisas
Suelo con mil horrores mancillado;
Suelo feliz en los antiguos dias,
Cuando manaban del saber las fuentes;
y envilecido aora, cual la Libia,
Por la torpe ignorancia, que se jacta
De no saber lo que á los hombres honra,
So doble yugo gime, y en la afrenta
Su gloria cifra, .á subita ruina
Con gigantescos pasos caminando.




84


j O necios! ¡O FeUcio! Presto, presto
l>el mar te fia y f¡ mis brazos vuela;
Do puedas del eterno la palabra
En su nativa fuerza á tus iguales
Comunicar sin riesgo ni zozobra.
Que mal seguro estás do las hogueras
Lentamente las plumas consumieron
En tus doctas vigilias empleadas;


Si ganaron los Reyes con hacerse tributarios de la Silla
• Apostoliea.


Cuanto influyese en la degradaeíon de los principes y
en la pérdida de la independencia y libertad de sus
reynos, el haberlos hecho algunos de ellos súbditos y
tributarios de la silla apostólica, lo aprendió muy á su
costa el reyno deAragon, hecho tributario del papa por
su indiscreto rey B. Pedro II. En vano desaprobaron
las cortes de aquel reyilO esta servidumbre á que sin su
acuerdo le babía sugetado aquel príncipe: en vano se
negaron á pagar tan vergonzosa contribución. Nada de
esto pudo precaver á aquel l'eyno de los desastres que le
pusieron en adelante al canto de su desolacion y ruina.
No fué esto que hizo Pedro n, dice el cronista
Blancas (coronao. de los reyes de Aragon, lib. 1".
cap. 1".) de hacer tributario su reY1/;(J á la iglesia, de
tan poco momento, que no fuese 't(tusa de grandísimas tur-
baciones quedesp,tte8 se vieron en 'tiempo del rey Don
Pedro 111 que dijeron ide 1(J$ franceses, nieto de este
rey. Porque de ai tomó 'ocasion el prilpapa'faproceder
contra él hasta prirttlllo del reyno, 'diciendo.q'Ue lo hacia
como contra vasallo y subdito de la iglesia, dando la
investidura de. él á un hermano del re.1J de Francia, que
acompañado del mismo rey entró muy poderoso á tomar
la posesion con tanta gente,que Se escribe que para traer
el bagage entraron ochenta mil aeemilas. Pero no les
fue tan facil icomo se persuadían. Porque este 'nuestro
rey les impidio la entrada, y losdesbaraló junto á
Girona. Yasi les fue forzado volverse á sus tierras rotos
y vencidos, y aun el rey de Franciavolvio muerto de
enfermedad que á su salida le acabó. Y por eso á este
hermano suya que como si hubiera conquistado el reyno,




85


ya se intitulaba t'ey de Aragon, lo llamaron en aquellos
tiempos 'y despues algunos escritores el rey del chapeo,
denotando el poco efecto y fruto que Itabía sacado de la
entrada quehabía hecho en este rC!Jn'o.


. Trozo de una' carta ·lJe Madrid fecha á 8 de
Abril de 1824•


. • . • No quisiera hablar de lo demás que V. pre-
gunta acerca del 'estado de nuestra edúcacion literaria;
porque es cosa 'que duele mucho á los que vemos 'cuanto
ha retrocedido en pecos meses. Por de contado no se
halla rastro de las cátedras de ideología que en nuestro
colegio de San Fulgenciode Murcia, en el Ateneo de
esta corte y en otros puntos estaban con tanto provecho
establecidas: ni estas gentes quieren oir el nombre del


.célebre Destutt-Trae!J, cuyas obras traducidas por Garcia,
Peñalver, Gutierrez, Caamaño y otros eran el apoyo de
una enseñanza metódica y filo8Ófi~a de las ciencias. A lo
menos nos dejárán para la filosofia los libros que mane-
jaban los jóvenes antes del año 1808. Pero tememos con
sobrado fundamento que se mande dar en todas las uni-
versidades y seminarios el miserable curso que hace cinco
año\', I>e im\?nmió con el titulo PhilosOl)hia n. Thom<'E
auribus hujus temporis accomodata: Y lo que menos tiene
es el acomodamientó á las oreja« de este tiempo; porque
en comparacion del miserable Goudin, es aun mucho
menos que éste al lado de Descartes ó Newton. El autor
es un fraile dominico de Mallorca, que á lo escolastico
añade los ribetes de su paisano Lullio. Apenas hay pá-
gina en toda la obra donde no se lea la palabra Janse-
nismo, Jansenistas: buenos bocadillos para los jovenes.
La importantisima cuestion de universalibus esta tratada
con toda dignidad; entre otros se halla el párrafo: pro-
batur ddfinitio universalis ex D. Vincentio Eerrerio,
Hallazgo original, que no tubieron por digno de sus in-
mundas Logicas los Prados, los Godoyes, los Lermas y
tantos otros campones del ergotismo. Sin embargo se
imprimió a costa del vicario general de los dominicos,
haciendo sudar para. ello la célebre imprenta de A'lonfort·:
el difunto arzobispo de Valencia mantenia al autor en su
palacio, y el obispo de Cuenca y algunos otros prelados la




86


mandaron enseñaren sus seminarios. Esta peste lileraria
habian exterminado las cortes, señalando instituciones
útiles, y obligando á que se estudiasen aun dentro de los
claustros, para que no fuesen defraudados los religiosos
de un buen plan de estudios. Mas aora redeunt Saturnia
regna. La teologia lugdunense está casi proscrita.
Los antiguos medicos y cirujanos que enseñaban esas
facultades en los colegios de Madrid, Santiago y Bar-
celona, .depuestos de sus cátedras, acaso como promove-
dores del materialismo. En suma, toda la enseñanza de
la nacion no tardará en estar bajo la única direccion de los
jesuitas, dignos sucesores de la sabia y activa direccio«
general de estudios. La abundancia de periodicos, que
á pesar de las nulidades de algunos, contribuia á ilustrar
el vulgo, ha desaparecido, y en su lugar nos queda la seca-
tura de la gaceta único plato condimentado al sabor de
ciertos paladares. Las imprentas llenas de telarañas, su'!
dueños hambreando. • • • Las musas punto en boca.
A las lindas composiciones en que se desahogaba antes el
patriotismo, han sucedido otras brutales, v, g.


Vivan las cadenas,
Viva la opresion :
Viva el rey Fernando,
Muera la nación,


En suma aqui no se piensa mas que, unos en oprimir,
y otros en huir de este azote. Pero en cuanto á· letras,
Dios guarde á V. muchos años,


ANECDOTA ESPAÑOLA.
Si los romanos pontijices coronaban con los pies á los


reyes.


Opinion e~ generalmente. recibida por escritores españo-
les de la mejor nota que llegó á tal punto la superioridad
te~p?ral en qu~ se creian los papas respeto de los demás
pnnclpes, que a los que se sugetaban á ser coronados por
ellos, les ponian la corona con los pies. Del rey Don
Pedro H, de Aragon que espontáneamente fue á Roma á
s~r coron~a~o por el papa Inocencio IIJ. dice el ero-
rusta Gerommo de Blancas (Coronaciones de loséeñore»
reyes de Aragon, lib. l-.cap. lo.).. El papa le coroná




87


luego, manda1ldole dar las.insignias reales que son manto,
colobio, ceptro, globo y corona. Y refiere Beuter y
algunos otros que esta corona era de pan. • Y que
se la puso. el papa con sus manos al rey, con ser cos-
tumbre habella de poner con los pies. El arzobispo de
Zaragoza Don Hernando de Aragon en .la vida que
eseribio de Don Pedro II dice que esto de ser la corona
de pan fue hecho adrede por este rey, que sabiendo ya
esta ceremonia ó costumbre de que los papas acostumbraban
poner las coronas á los reyes con los pies, la !Iizo hacer
de. pan· cenceño, para que siquiera por la reverencia de la
materia de que estaba formada la corona, que era de pan,
se la hubiese de poner con las manos, y que asi se hizo.
Lo mismo aseguran el jesuita Abarca en la vida de aquel
priucípe, y otros historiadores nuestros.


Orígenes orientales de la lengua española.
Que la lengua castellana sea en gran parte deudora de


su riqueza á la latina, lo demostró Fernan Perez de Oliva
en un precioso dialogo cuyas palabras son latinas y espa-
ñolas; y en varias cartas escritas en latin que al mismo
tiempo lo son en castellano : opusculos uno y otro publi-
cados en Salamanca el año 1588, con las demas obras de
este docto escritor por Ambrosio Morales. Pudieramos
añadir como pruebas de esta conformidad de ambas lenguas
varios ensayos poéticos de la monja de méjico Sor. Juana
<le la Cruz, y de otros poetas del siglo pasado. Esto ha
hecho creer á algunos literatos poco versados en las
lenguas orientales, ó que no han beneficiado e] inagotable
minero asi de la castellana, como de las demás que se
hablan en la península, que todas ellas ó casi todas se de-
riran de la latina, y que si algo tienen de la griega, les
vino por medio de los romanos: y lo mas que confiesan
es que los arabes injirieron en ellas algunas voces de las
lenguas hebrea y siro-fenicia. Nosotros que hemos inda-
gado los origenes de las voces y frases de las lenguas
castellana y lemosina, y aun de la vascongada; hallamos
en ellas un gran número de voces y frases derivadas inme-
diatamente de las lenguas hebrea, siro-fenicia y griega.
Voces y frases en gran parte conservadas por el vulgo,
algunas integras, otras desfiguradas, como sucede en las
lenguas vivas, mayormente respeto de las locuciones vul-
gares que solo se usan en el lenguage familiar, 6 andan en




88


boca de la plebe, y nunca llegan á tener lugar en el
Ienguage culto. Que esto haya sucedido en España res-
peto de las voces orientales, se demuestra por las latinas
desfiguradas y estropeadas en voces castellanas y lemosinas
que consta ser derivadas de ellas. ¿Quien creyéra, por
ejemplo, que ruyseñor(en Ing. nigktingale) viene de lus-
cinia, ó lusciniola? Verdolaga (en Ing. purslain) de
portulaca ? Huebra (en Ing. extent of ground 1!Jhich a
yoke. cifoxen can plougk eVe'I"Y day) de opera? merluza
(en Ing, cod, hake) de maris lucium? romero (en Ing.
rosemary) de ros maris . Y que de opus habent, habia
de derivarse huevos han que usa el autor del poema del
cid, diciendo v, 1887. Bien los mando servir de cuanto
huevos han.


Esto que es evidente en la lengua latina, cuyas voces
fueron alteradas en gran parte al adoptarlas los españoles,
ha sucedido tambien con muchas de las lenguas orientales;
cuyo trastorno autorizado ya con el uso, no puede ser
corregido. Porque el arbitro de las lenguas es el uso, á
cuya fuerza se rinde el juicio y la cordura de los sabios.
Igual suerte han corrido los nombres antiguos de muchos
pueblos, montes, ríos, barrancos, distritos y sitios publicos
cuya clara é inmediata derivacion de las lenguas de
oriente aunque á veces alteradas, denotan haberlas adop-
tado los españoles de los fenicios, y griegos, y no haber
intervenido los romanos en su formacion. Y como todos
estos nombres, que son sin número, pertenecen á la
lengua española, es claro que gran parte de su riqueza
mana de estas fuentes, y no de las romanas. Mient!as
podemos dar de esta verdad una completa demostraeion
qlle satisfaga el deseo de los literatos de Europa, presen-
tarémos muestras de ella en varios alfabetos que iremos
publicando en este periódico. Muy de nuestro aprecio
será cualquiera enmienda que se sirvan hacer de nuestras
inexactitudes los aficionados á esta curiosa indagaeion,
Cuya censura empero debe ir regulada por el consejo de
Varrcm: "Si quis de vocum originibus multa commodé
dixerit, potius boni consulendum, quám, si aliquid nequi-
verit, reprehendendum," Varro. Lib. 1. Cap. 6.


4lfaJJeto pri'l1Wl'o,
ALBERCA, 'S. f. estanque donde hebe el ganado: .en


ingI. pond w/¡,ere cattledrink.. Del arto arabe II al, y
)~; en hebr. ~ bar, fp~ put~'um;o de n~'J
bercah, piscina.




89
BEZl), s, m. labio grueso: en ingl. thick lp. Del


griego ¡3~~(¡J, bezo, 'clamo . dico ¡3~, be, ut oves. Lacuat
voz se pronuncia cerrando y abriendo los labios.


CAZAR, v, a; perseguir fieras en monteria ó en ojeo,
conejos; aves, &c.: en ingl. to chase, Del hebr, y siro-
feníc ~oru schasah; depreedatua esto


DEHESA, S. f. terreno destinado para pastar ganados:
en ingl. pastwre-ground; Del 'hebr.· NW' Uesá, herba
tenera; o de NtV' dasa, herbascere jO de i'ltu'T"tld$íík,
herbilís.


ENRIQUECER, V. n. adquirir muchos bienes ó tesoros:
en ingl. to grow rich; Del hebr. ru~, racasch, acqui-
sivit; o de IU'~' recusch, substantia, facultates.


FATAL, s, m. en el estilo familiar, travieso, malo: en
ingI. restiess, bad, Del griego qJa.T~~, fates, mendax,
loquax.


GERIGONZA, S. f. lenguage ridiculo é ininteligible: en
ingl. jargon, ridiculous and extraordinary wít. Del
griego XEf'YÓTES, incerté loquentes.


HUCHA, S. f. bolsa o sitio donde se deposita y guarda
dinero: en ingl. monef-bo», Del hebr, 1:nN autzar,
thesaurus, .


IZAB.,v. D. levantar en alto valgun peso: en ingl. lo
koist. Usase el impero iza para dar alilj;1lfo ó unir la
fuerza dé los que levantan algun peso. Del arabe ,.J
isck, agilis fuit. U"..


LADINO, adj. sagaz, astuto, agesajedor : en ingl. saga-
eious, Del griego ~..~,,~s, gracilis, agilis,


J'rlANA¡>A, 8. f. porcion de reses unidas baxo la dí-.
reccion de un pastor: en ingl. flock, Del hebr, n~o
manak, pars, portio: ó de ~~omaní, copiee,


N ENE, s, m. nombre aniñado, niño pequeño: en ingl.
a baby. Del griego, '"'vos, nennos, stolidus.


,OR'rERA, S. f. taza de madera donde se pone la co-
midaren ingl. wooden oowl. Del gJ:iego "O~~e, aorter;
lorum quo pera appenditur j ó d-e áeT~r, ortos, panis j ó de
ápTÍJIN ctrtuo, apparo,condio. .


PALEAR, V. a. mover, menear, con pala el .trigo, lit
ceba\\a, &c. en 'mgl. to manage. Del hebT.Ul"~ pulasch,
volvere.


QUEJARSE, v, n, lamentarse dolerse: en ingl. to com·
plsin oJ. Delgriego a¡¡<I'X~(¡J, doleo,


l;tABADAN, s. m. el principal pastor de un rebaño: en
ingl. the principal skepkerd of a. skeepwalk. Del chal.


y lIeór. ;Z" ra6, major; y úe O,.~ adam, horno.
TOM. J. N




90


SALMUERA, aderezo de agua con sal para conservar sin
corrupcion la carne, el pescado, &c.: en ingl. brinco
Del griego Ót,;"p.ueor, almuros, salsus.


TOMIZA, S. f. soga delgada de esparto: en ingl. bass-
rope. Del griego :¡",p.¡~"" thomiso, funiculis ligo.


UFANO, adj. ostentoso, arrogante: en ingl. proud, Del
griego q¡a,¡~¡,¡, phaino, splendeo, appareo.


ZAMARRA, s, f. vestido pastoril de pieles: en ingl.
dres« wom by shepherds; Del hebr, 'O~ teamar, lana.


OTRO DOCUMENTO IMPORTANTE.


Acabamos de recibir por conducto para nosotros de
toda fé, la siguiente copia de un oficio que el comandante
de las armas francesas en Burgos ha dirijido al ayunta-
miento de aquella ciudad.


Burgos, 20 Marzo, 1824.
Copia del oficio pasado por el comandante frances de


Burgos á aquel ayuntamiento.
" Señor y señores. Ayer á las ocho y media de la noche


un cabo del regimento No. 22, de linea estacionado en
esta ciudad, preguntando por su alojamiento cerca de la
catedral á un habitante, ha recibido de parte de este dos
puñaladas en el vientre que le han herido gravemente.


" Tengo el honor señor y señores, de informaros de
este hecho, rogándoos ordeneis las pesquisas que puedan
hacer conocer á su autor, y entregarle á la severidad de
las leyes.


" Manteniendo la política y la mas exacta disciplina' en
las tropas francesas, deberian en medio de los españoles
hallarse al abrigo del asesinato; pero el fanatismo de
enemigos siempre encuentra contradiccion en sus furores,
y .cuando.desgraciadamente poseen en sus manos puñales,
sacrifican cobardemente, á la proteccion de la obscuridad,
á los que cumplen con la noble mision de concurrir con
sus servicios á la libertad, á la felicidad, y á la tranquili-
dad de la España.


" Señor y señores. Muchos oficiales de los cuerpos de
la guarnicion se han visto atacados al volver por la noche
á sus alojamientos. El capitan de granaderos del 21, es
uno de ellos, y nada me ha anunciado que la justicia se
haya ocupado en lapersecucion de los culpables agresores.




91


" Las canciones mas incendiarias, pues que no respiran
mas que el odio y muerte á los franceses, son cantadas
aqui y casi á la vista de la autoridad magistral, ninguna
medida me hace esperar la reprension y castigo de este
desorden, que provoca el fuego de las antiguas pasiones,
cuyo triste resultado hará indudablemente nacer muchos
crímenes. Tengo el honor, &c. El comandante de la
plaza.


Este documento acredita el lastimero estado de la
peninsula, pues que la desorganizacion moral, la subver-
sion de los principios, y la relajacion de lo! vinculos sociales
hacen vivir ya en inquietud y alarma á los aliados de S. M. C.
que entraron en la peninsula con el pretexto de asegurar
su tranquilidad y el orden publico. A su vista pregun-
tarémos: y con quienes cuentan los franceses en España,
pues tan duros tratamientos reciben en un pueblo que
debian reputar eminentemente amigo ~ t Por ventura con
el rey Fernando, al cual aseguraron que venían á libertar
de la soñada prision en que yacia, restituyéndole al exer-
cicio de una autoridad contraria á las leyes fundamentales
de la nacion t El estado en que se encuentra este augusto
personage, rodeado de bayonetas extrangeras, aislado á
su familia en Aranjuez, privado de la franca comunica-
cion de sus amigos y. servidores, y sin vigor para hacer
cumplir sus ordenes y respetar las leyes, nos hace sospe-
char que se halla en una verdadera cautividad, que su
corazon no podra mirar con indiferencia.


Por otra parte, los liberales humillados, perseguidos y
dispersados por la combinacion de la fuerza francesa con la
de los ilusos, saqueados, aherrojados, sacrificados algunos
en los cadalsos á la sombra de las bayonetas enemigas, no
pueden mirar como amigos á los invasores. Pues quien
los ataca con tanto descaro? t Quien los insulta con
cancionessubersivas, y pone en extremo apuro á los jefes
del ejército? Los serviles sin duda, ó los realistas, esto
es, los únicos que han quedado dueños del campo para
cometer las mas crueles atrocidades. Luego los franceses
no tienen apoyo seguro en la infeliz España, pues todos
los elementos necesarios para sostenerse, les son enemigos.
t y cual será la consecuencia ~ La guerra. civil,
los destrozos, y la mas completa ruina del estado. t Y
quien es capaz de columbrar el rumbo que tomarán los
sucesos de España, ni cual podrá ser su terminacion ~


Los franceses con lisongeras promesas atrajeron á
muchos amantes del honor y libertad nacional, é hicieron




concebir esperanzas de una eterna .influenciaá los fanáticos
y serviles. Corrido el velo, aquellos los miran como á
enemigos, y estos desauciados en su ansia de quedar dueños
únicos del gobierno, renuevan antiguos rencores, haciendo
revivir la animosidad heredada. Ofrécese pues una negra
perspectiva de infecundos sacrificios á los que conducidos
por el nieto de san Luis habian olvidado la reciente prueba
de valor y entusiasmo español. . • . He aqui los resul-
tados de una politica fundada en consejos de hombres alu-
cinados! • • • De una resolucion tomada sin conocimiento
del caraeter de la que han llamado sin serlo, reoolucion
española i y de la indole de los que invitaron el ageno poder
á que destruyese los fueros y las libertades de un pueblo
generoso.


¿ Se re$tablecerán las cortes antiguas de España?
En los papeles publicos de esta capital se ha anunciado,


que se trataba de restablecer las antiguas cortes de
España. Como esta noticia debe lisongear las inocentes
esperanzas de los patriotas, y cautivar la. opinion de los
poco versados en la ciencia legislativa de la peninsula, con-
viene hacer sobre ella algunas li~eras observaciones.


Apenas se publicó en Cadiz la constitucion política de
la monarquia española, no atreviendose sus enemigos á
atacarla de frente, procuraron destruirla desacreditando á
las cortes que la habían formado, negandoles la legitimidad
que solo reconocian en las antiguas. Como todo lo que
lleva el sello de la ancianidad, es mejor recibido de los
españoles que lo que se les presenta con el caracter de
nuevo, los escritores vendidos al poder, aunados para
sepultar en el olvido aquel codigo, procuraron con empeño
recordar á la nacion espafíola la memoria de sus cortes
tmtiguas, poniendolas en contraste con las modernas, con
el fin de desacreditarlas, burlando asi su ignorancia, y su
buena fe para gozarse de su desventura.


¿Mas digannos estos zeladores de las antiguedades
españolas, que entienden por cortes antiguas cuando las
ofrecen á los españoles como el arco iris de esta tormenta,
y como el instrumento de su felicidad incapaz de causar
recelos á los principes, que en otros tiempos miraron como
sustentaculo de su trono á las cortes modernas? ¿ Y los
que oyen sin zozobra que se resiableceran las antiguas




93


cortes de España, creen que en aquel reino ha habido
sola una clase de cortes, ó presumen que las antiguas han
sido menos populares de lo que se supone haber sido las
ultimas? Conque satisfaccion responde Haller,- "qlle
las antiguas cortes de España eran los estados generales
compuestos de los tres brazos, á saber, del clero, de la
nobleza y de los diputados de las ciudades, que se reunian
con poca frecuencia." Contestaremos que apenas habraun
español medianamente instruido en la historia y en la legis-
lacion de su país que por esta descripcion reconozca á las
cortes antiguas. Poco honra á este gran politico el olvido
que padecio de nuestra historia antigua. N o tubo presentes
las cortes de 1476, en que los reyes catolicos para jurar
á la infanta Doña Isabel por heredera del reino, solo
llamaron á los procuradores de las cibdades e villas,
como dice Pulgar en su cronica (cap. le.) y consta ademas
de la real cedula con que fueron autorizadas aquellas
cortes. Tampoco se acordó de que los procuradores de
los pueblos fueron los unicos individuos de las cortes de
Toledo de 1480, en que fue jurado el principe DonJuan,
y de las de Toro de 1505 en que fue reconocida por reina
de Castilla la princesa Doña Juana, cuyas actas dicen
que esta convocatoria se hizo conforme á la antigua cos-
tumbre de aquellos reynos. Mucho menos pudo reteneren
la memoria las cortes de Valladolid de 1295, en que los
procuradores de los consejos, como dice el cronista de
Don Fernando IV cap. 1, non quisieron que el arzobispo
de Toledo, nin los obispos nin los maestres asistiesen
como vocales, y no asistieron.


Ni las de Valladolid de 1228, y 1399, ni las de Burgos
de 1301, ni las de Toro de 1505, á las cuales no fue con-
vocado el brazo eclesiastico. Tambien fuera mucho pedir
que recordase las de Medina del Campo de 1370 y las de
Burgos de 1978, donde no se hallaron el clero ni los
grandes; y las de Burgos de 1515, y las de Valladolid
de 1518, y las de la Coruña de 1520, y las de los dos
siglos siguientes, donde no concurrieron clerigos ni nobles.


Presentándole á aquel literato y á sus prosélitos estos
congresos legitimos de la monarquía española, les pre-
gunta.remos; ¿ son estas las cortes antiguas de España que
deseáis ver restablecidas? Es esta el ancora de la salud
para aquel desventurado reyno ? Si dicen que no, les con-
testaremos: luego cuando clamais por las cortes antiguas"


iI' De la Constit. de cortes de España.




94


sois ostentadores de vuestra ignorancia: si dicen que si :
luego creeis que solo pueden salvar al reyno cortes sin
nobles ni cIerigos. Respondedme: Que cortes seran
democraticas, las antiguas á que no concurrieron clerigos
ni nobles, ó las modernas de Cadiz y de Madrid compu-
estas en casi su totalidad de grandes, titulas, nobles,
obi.spos, eclesiasticos é individuos de las clases privi-
legIadas 1 Luego vosotros sois los que quereis cortes
democraticas: luego vosotros sois los democratas, y tan
necios que sin conocerlo haceis la causa de los defensores
de las cortes modernas.


REFRANES ESPANüLES.


Una de las cosas que prueban la riqueza de la lengua
española, es la multitud de refranes de que abunda, intro-
ducidos en ella por las varias naciones antiguas que ocu-
pando aquel país, dejaron en el vestigios de sus idiomas.
Parte de los tesoros de esta clase que desositaron en la
lengua española la hebrea y la siro-fenicia, puede verse
en la sabia obra del jesuita Martin del Rio, intitulada
adagialia sacra. De los arabes quedan preciosos
monumentos en las bibliotecas públicas de Madrid y del
Escorial. La parte que tubieron en este aumento los
romanos, puede rastrearse de la multitud de refranes
latinos que publicó Erasmo, análogos á una gran parte de
los que actualmente tenemos en uso. Por desgracia
apenas se conocen de esta riqueza fuera de España, sino
las cortas reliquias que puso Cervants con harta oportu-
nidad en boca de Sancho. Por si alguno desease ver
parte de este gran deposito de nuestra riqueza literaria,
le remitimos á la coleccion de estos refranes que hizo por
mandado de Don Juan JI el célebre Don Iñigo Lopez de
Mendoza, impresa en 1541. En 1539 se publicó en Za-
ragoza otro libro cuyo titulo es: Libro de refranes, co-
pilado por el orden del A. B. C. en el cual se contienen
cuatro mil y quinientos refranes. Esta coleccion se atri-
buye á Pedro Valles. En 1551 se imprimió en Valencia
otro lib. 8° cuyo titulo es: Refranes y avisos por via de
consejos hechos por uno de Moselia, En 1568 en Sa-
lamanca otro volumen fol. cuyo titulo es: La filosofia
'vulgar de Juan de ¿~lalta'1'a primera parte que contiene mil




95
refranes glosados. Este lYIallara fue discipulodel celebre
profesor Pedro Fernandez, y amigo intimo de Francisco
Sanchez Brocense, el cual le llama suum pyladem en su
comentario al emblema 180 de Alciato. Junto con esta
obra se imprimieron en Lerida en 1621, los' refranes Ó
proeerbios en romance que coligio y glosó el comendador
Hernan Nuñez, profesor de retorica y griegó en la uni-
versidad de Salamanca: Y cuatro cartas de Blaseo de
Garay, hechas en refranes para enseñar el uso de ellos.
Cinco años antes en 1616, se habia impreso en Granada
un tomo 4° con este titulo: medicina española contenida
enproverbios 'Vulgares de nuestra lengua, muy provechosa
para todogenero de estados, parafilosofos y medicas para
teolagos y juristas, para el buen regimiento de la salud y
mas larga vida compuesta por el doctor Juan Sorapan de
Rieras.


Don Josef Dormer en su obra sobre los progresos de
la historia en el reyno de Aragon pago 467, publicó una
carta de Juan Paez de Castro á Gerónimo Zurita, en que da
noticia de los refranes recogidos y glosados por Hernan
N uñez, Este Hernan N uñez, comunmente es llamado
pinciano, porque era de Valladolid; y comendador
griego, porque tenia una encomienda de la orden de
Santiago, y era muyo docto en la lengua griega. Justo
Lipsio (Introd. ad Corno Tacit. opera.) le comparó en la
erudicion con Erasmo. Llamale germanm critica:exemplar.
Bonis, dice, in Hispania libri« et bene est usus : non
prmceps, non prmpes, acutus tamen, et sagacitate ac mo- ,
destia pari.


Es digno de notarse que habiendo dedicado al cardenal
Juan de Tavera, arzobispo de Toledo, su correctisima
y muy apreciada edicion de las obras de Séneca hecha en
Venecia 1536, no mereció que le diese gracias por ello,
ni siquiera contestacion, como se lo escribió el mismo á
Geronimo Zurita, cuya carta publicó Dormer en la citada
obra p. 582. Y añade haberle sucedido otro tanto en 1543,
con el cardenal Juan Quiñones, á quien dedicó sus oasti:
gationes in Pomponium Melam.) Pero las gracias que no
recibió de aquel cardenal, las suplió el elogio que de esta
obra hizo Isaac Vosio, (Prif. in Melam.) y el de Justo
Lipsio (Elector, lib. 11. cap. 8.) vel in Ferdinando Pin-
tiano hodie quam indignar! Qui reoera vil' eximius, vix
tamen é vulgi tenebris se exemit, et paueis doetis in oculto
laudatus jaeet etiam nunc, ignoraturque inter suos. At
si acuminis et judicii aliqua Iaus esi, huic eam recte tribuee




96
Si ficki et modestia!, magis. Non alium ego 'Didiqui
'I1linus adfectate hoc egerit, et qui criticam istam magis
puriter coluerit, sine ambitiooe, sine fuco. Plinius,
Seneca, Meta testes • • • Refiriendo este chasco
D. Gregorio Mayans (Speeimen Bibliothecae Hispano
MajansianOJ, p. 57.) prosigue diciendo: ídem nobi« con-
tigit cum cardinali Ftot"ida- etJosepho Patiño. En 1525,
publieé.en SeviDa una glosa sobre las obras poeticas de
Mena intituladas: Las trescientas !Ita coronacion, y otras
yal"Ías, cartas ~ coplas y canciones. Esta edicion se re-
pitió en Anvers el año 1552, 8° Dejaron insignes me-
morias sobre su vida Dormer, Andres Scoto y Nicolas
Antonio.





o e lOS


DE ESPANOLES .. EMIGRADOS.


PERIODICO.


Numo. e-, MAYO, 18~4.


LITERATURA ESPANOLA.


Desde el año 1808, al de 1823.


La sabiduria, amiga de la paz y del sosiego, siempre
huye del estrépito y de las inquietudes que traen consíge
las armas y las mudanzas políticas. Asi es faeil de en-
tender que desde el año 1808, en que comenzó la desati-
nada invasion de Bonaparte en España, y con ella la
serie de alteraciones que ha experimentado aquella pe-
nínsula, sino huyeron de ella las letras, como ciertamente
no huyeron, por lo menos siempre han andado tímidas y
azoradas, y como sin domicilio fijo y sin poderse presentar
á las naciones extrañas con la gala y esplenden que solian.
Esta suerte desgraciada de la literatura española, esta,
cruel alternativa de progresos y decadencia, n08 pfOpQ--
nemos presentar rapidamente y por partes á nuestros
lectores. Porque justo es que pase á la posteridad una
exacta noticia de lo que casi pudiera tener por increíble,
á. no hallarlo comprobado por tantos y tan calificados
testigos; y que recuerden los presentes lo que la misma
importaneia de los sucesos politicos, amontonados unos
sobre otros, pudo ser ocasion de que quedase olvidado.


Epoca la. desde 1808, hasta 1814~
En estos seis años que duró la guerra llamada de la


independencia, ni los gobiernos cesantes, ni 'os que se
iban sueesivamente estableciendo en España, pudieJ'Ol'l


TOM. l. o




98


tomar eficaces medidas para poner á salvo I los depósitos
de nuestra literatura. Ocupaba el enemigo toda la pe-
nínsula, cortando SllS comunicaciones interiores; y aunque
no siempre pudo impedir que favoreciese á los españoles
la victoria, impidió ciertamente que se conservasen intactos
del furor de la guerra los preciosos monumentos de las
ciencias y artes. Las ciudades fuertes y las que no lo
eran, fueron igualmente sitiadas con las reglas del arte;
porque en todas ellas ardia el amor patrio, y donde no
habia muros que oponer, hubo pechos que resistiesen al
poderio de los agresores; los cuales las ocuparon al fin
con la saña que suelen los vencedores irritados. No
pueden recordarse sin lágrimas las pérdidas que con este
motivo sufrió la literatura de España.


Valencia, por ejemplo, vió arder con el fuego de las
granadas enemigas sus dos bibliotecas públicas, las mas
completas de España despues de la real de Madrid. La
una, fruto de la larga vida, caudales y conocimientos del
sabio Perez Bayer, que al fin de sus dias ofreció esta
dádiva á la universidad, á quien debia su primera
educacíon. Alli perecieron las obras inéditas del bien-
hechor, entre ellas los viages por España é Italia,
.adornados con inscripciones, medallas y dibujos de
monumentos antiguos, y los indices razonados y críticos
que de orden del rey habia trabajado de todos los
codices MSS. existentes en la biblioteca Escurialense.·
La otra fundada por el arzobispo D. Andres Mayoral,
era tambien depósito de un exquisito y abundante museo
de historia natural, de monedas y antigüedades griegas y
romanas, entre las cuales descollaba un mosáico de Baco,
encontrado en las imediaciones de Sagunto.t A esta
lamentable pérdida se siguió el saqueo y total disipacion


'* Estos in dices, que componian
IV. vol. fol, escritos todos de mano
del infatigable autor y con la
limpieza y esmero que le era
natural, son los mismos á que se
refiere él muchas veces en las notas
qUE' puso á la Bibliot, Hisp. Vetus
de Nicolas Antonio. Prueba clara
de que pensaba imprimirlos, asi
comoreimprimi6 aquellabiblioteca.
Mas no lo biza, ni suplió esta falta
el Babia rector de aquella univer-
lridad Don Vicente Blasco; el cual
tIUn}loeo tubo la precaucion d"


sacar una copia para depositarla
en. otro lugar: omision que ha
sepultado ~n eterno olvido las
obras inéditas de muchos literatos.


t Todavia está por reponer esta
biblioteca arzobispal: cosa facil
de conseguir, mucho mas con el
copioso legado de 5 ó 6 mil vo-
lúmenes de todas ciencias, que
hizo con este objeto al tiempo de
morir el sabio y humilde presbitero
Don Rafael: Anglés, organista
mayor de aquella catedral: dádiva
mal agradecida, y pagada con el




99


de las cuatro preciosas bibliotecas de los conventos
mendicantes, que como fundados en el siglo XIII, poseian
gran copia de códices MSS. y libros raros. De manera
que vino á quedar sin libros aquella ciudad, que con
razon hubieran llamado aora sus antiguos pobladores los
fenicios '~D 1i"P cariath. sepher, la ciudad de los
libros.


Este desastre de Valencia se repitió por desgracia
mas ó menos en otros puntos. Zaragoza, que con su
defensa dejó á la posteridad un modelo tan ilustre de
patriotismo, quedó privada del precioso archivo que
poseia la casa de la antigua diputacion, y de las dos
bibliotecas públicas, la de la universidad y la de S.
Ildefonso, que con tanto esmero habia recogido el ministro
de Felipe V. marques de la Compuesta, amen de la del
seminario sacerdotal, dádiva preciosa del sabio ministro
de Carlos III Don M anuel de Roda. La ciudad de
Oviedo perdió la de la universidad, formada bajo la
direccion del célebre Campomanes: Gerona la del con-
vento de dominicos, depósito de muy raras ediciones:
Tarragona todos sus archivos, donde se conservaban
originales mas de 80 procesos de los concilios celebrados
alli desde 1517 hasta 1757, sin contar el menoscabo de
muchas antigüedades, que están como llovidas en sus
calles, cuyas paredes, segun decia uno de sus arzobispoa."
hablan en latino Y por acabar tan triste enumeracion,
los monasterios de Galicia, Castilla y Cataluña, muchos de
los cuales vieron nacer á Carla Magno, tubieron que tras-
ladar sus archivos y codices MSS. á parages mas fuertes y
seguros: operacion las mas veces precipitada, y en que es
facil de entender el extravio que sufren semejantes tesoros.


Al furor con que trataba la guerra los monumentos
muertos de las ciencias, era consiguiente que cesasen en
su estudio los que á ellas habian consagrado su talento.
Apenas hubo universidad, colegio ó establecimiento que
no cerrase sus puertas, ni alumno ni profesor en ellas
que no corriese á las armas.t Cortadas quedaron por


olvido y desprecio con que ha mas
de diez años permanece amonto-
nada en indecentes desvanes .


., D. Ant. Agustin: dial. de las
medallas.


t En esta clase es digna de
memoria la célebre Díreccio» hidro-
gráfica de Madrid, que publicó
las preciosas memorias de sus


doctos marinos en 1809, cuando
ya ardia por todas partes el furor
de la guerra: la cual le obligó á
interrumpir por entonces estas
tareas, que á pesar de la rivalidad
de las náciones, han hecho con-
fesar á todas las de Europa, que á
ninguna de ellas debe tanto la
hidrografia como á Esnaíia.




100


entonces todas las carreras de educacion, las empresas de
literatura y ediciones de obras de muchos literatos. En
suma hasta el año 1814, los amadores de las letras no
pensaron en otra cosa mas que en repeler al invasor.


A esto se consagraron unicamente las prensas y todos
los conocimientos ya adquiridos, singularmente en la
poesia, oratoria y politica. Nuevo orden de cosas, nuevo
giro de literatura, correspondiente al inesperado objeto
que se presentaba, y en la cual halló la patria una recom-
pensa de las calamidades que sufria. Porque al tirano
derribaba la opinion mas que las armas, y la constancia en
sufrir reveses mas que el vencer en las batallas.. Y esa
opinion y esá constancia tan proprias de los españoles.
debian ser fomentadas y dirigidas por los literatos.


La naturaleza que daba impulso á los brazos para la
pelea, como maestra de la buena poesía, movió tambien
las lenguas y las plumas de los que ya la cultivaban, y
crió otros de nuevo, que nunca sin esta ocasion hubieran
sido dignos del Parnaso. Por todos los angulos de la
peninsula resonaron cantares patrióticos, tan á proposito
para inflamar entonces á los que defendian el honor de la
madre comun, como acreedores á perpetuarse en .la
memoria de los venideros. Digna seria del orbe literario
una coleccionescogida de cuanto cantaron las musas
españolas con motivo del horroroso dos de 1}/ayo, de la
farsa del rey José, de la rabia impotente de Napoleon,
de la ridicula empresa contra Cadiz, de las heroicas
defensas de Zaragoza y Gerona,- de la jura de la
ennstitucion politica, de la caida de la inquisicion, y de
otros muchos objetos que facilmente inflamaban la ima-
ginacion de los alumnos de Apolo. Vivia aun entonces
el suave Melende», que con sus repetidas alarmas, al
paso que contribuia á la destruccion del mismo á quien
siguió despues, estimuló tambien á que cantasen los
acreditados Gallego, Quintana, Tapia, Martinez de la
Rosa, Beña, Sane/tez Barbero, Arriaza, y mil y mil mas,


.que en varios géneros y en todos los idiomas del Parnaso,


• Debe ser muy grato á los doras del orgullo francés. La
españoles el recuerdo de los dos primera de estas composiciones se
poemas latinos, que con el titulo imprimió, pero no la segunda,
de C~saraugusta obsessa et cap- enviada posteriormeute á Cadiz,
ta, y Gerunda obsessa et capta y entregada por mano del que esto
compuso el sabio inglés Hallen, escribe á los diputados por la pro-
para memoria eterna del heroísmo vincia de Cataluña en las Cortes
de aquellas dos ciudades, humilla- generales y extraordinarias.




101
aun en las canciones vulgares, mostraron que renacía en
.España el siglo de los Garcilasos y Leones.


Tampoco estubo ociosa la oratoria, como tan á pro-
pasito para disipar los sofismas, con que doraba su injus-
ticia el usurpador, y para aunar los animos y moverlos á
la defensa comun, Ocioso es recordar los inumerables
discursos académicos, y las infinitas proclamas que cir-
cularon por la peninsula; pequeños escritos que solo
sirvieron en aquellos momentos, pero que junto con el
fuego que abrasaba los corazones, descubrian la lógica y
la politica que ilustraba los entendimientos. Nunca ·pe-
recerá la memoria de los elocuentes escritos qne publicaron
Vil/ami!, Jove/lanos, Cevallos y la .1 unta suprema central
del reino, traducidos á porfia en varias.lenguas de Europa,
como tan á propósito para derrocar al que la oprimia,


Mucho mas que en estas ocasiones, resplandeció la
elocuencia española en las cortes generales y extraor-
dinarias de Cadiz, donde contra la esperanza: de naturales
y extrangeros, brillaron muchos oradores, que no prepa-
rados ante diem, como se usó posteriormente, sino con-
forme se presentaban los negocios, improvisaron discursos,
tan llenos del poderío del arte, como de erudicion; los
cuales estan consignados en los diarios de aquellas
célebres sesiones.


Pero donde mas campeó la literatura, que á pesar de
tales desastres y de los malos gobiernos anteriores, poseian
los españoles, fue en la formacion de la constitucion
politica de aquella monarquia: fruto y objeto principal de
la reunion y de las tareas de aquel congreso. En ella,
como en todas las instituciones humanas, cabian mudanzas
y enmiendas. Mas no por eso dejó de ser recibida con ad-
miracion por toda la Europa, y colmada de elogios á
porfia por sus principes, los cuales la mandaron traducir
á sus idiomas, para que en todos ellos se viese, que no
las armas, sino la sabiduría es la que derriba los ti-
ranos.


Crece esta gloria del pueblo español, en medio de época
tan desastrada, con el recuerdo de los esfuerzos que así
este cuerpo nacional, como las juntas provinciales, hicieron
para restablecer la enseñanza, ó donde no lograron penetrar
los enemigos, ó en el momento en que dejaban los puntos
ocupados. Singular ejempló de esto pueden ser los
colegios militares y de cirugía, y las escuelas primarias
fundadas de nuevo, ó fomentadas con el estímulo de los
premios para sus alumnos y profesores: las multi-




102


plícadas juntas que en Sevilla prepararon las resoluciones
que debian tomarse acerca de la disciplina eclesiástica, de
la legislacion y de la enseñanza pública: las leyes que
restituyeron á la imprenta su libertad justa y deseada, y
las que derribaron la inquisicion, estorbo eterno de la
sólida literatura rs la supresion de las universidades
pequeñas, y los sabios planes de estudios para las grandes:
los viages que fueron fomentados, y el premio de los
escritores honrados con destinos públicos, ó con el aprecio
y estimacion general de sus conciudadanos. El amor á
la brevedad obliga á pasar en silencio centenares de
escritos sobre estadística, economia, disciplina eclesiástica,
política, guerra, matemáticas, marina, &c. con que varios
españoles, ya que vieron interrumpidas sus tareas sobre
objetos menos perentorios, acudieron á la necesidad de
aquel tiempo; de los cuales acaso se dará en breve al
público de Europa una noticia circunstanciada. Mas no
es posible pasar en silencio al celebre Martinez Marina,
cuya Teoria de las Cortes, á pesar del odio con que la
persigue la malignidad de nuestros dias, será siempre
acatada por la posteridad como corona de la literatura
española en aquella época, y como un fruto por el cual
merece ser bendecido el invasor N apalean.


"Verdad es que al terminar esta época comparecieron
algunos lunares, que delustraron el esplendor de la gloria
á que tan rápidamente se habia elevado la literatura de
España, ó porque la naciente libertad de la imprenta se
hallaba todavia sin fuerzas para contener los desordenes
de las pasiones, ó porque algunos mal avenidos con la luz,
no quisieron abrir sus ojos, ni que otros los abriesen para
ver lo que exigiael bien de la patria. Mas eso mismo fue
ocasion de que brillase la imparcialidad, joya la mas
estimable de cuantas adornan á la sabiduría. Los
ilustrados españoles que supieron comenzar y llevar por


* En el prólogo del itinerario ceses que sean de la opinion de
de España escrito por Alej. La- Laborde, pueden hacer la prueba
borde en 1808, se propone de- de restablecer aquel tribunal en
mostrar su sabio autor que la in- su nacion, esperando para decidirse,
quisicion no ha contribuido al los resultados que puedan dar de
atraso de las luces en Europa. sí cuatro años: tiempo suficiente
Paradoja muy propria para hacer para despojar al Louvre del Zo-
alarde del ingenio en una de las diaco de Denderah, y de muchas
academias del siglo XVII; pero estatuas y pinturas, y para formar
desmentida· por la historia, cuyas el catálogo de libros prohibidos en
lecciones persuaden mas que todos 10 6 12 tomos foI.
los esfuerzos del arte. Los fran-




103


entonces a cabo su restauracíon política sin el derrama-
miento de sangre, que siempre acompañó á cuantas vieron
los siglos pasados, tambien como ambidextros supieron de
una parte refrenar, á los que afectaban saber mas de lo
que convenia, y de otra confundir victoriosamente á 108
que no amaban ni querian ver mas que las tinieblas. Los
cuales, si andando el tiempo lograron derramarlas por
toda la peninsula, debieronlo al poder del que tan despo-
ticamente cerró las· bocas y encadenó las plumas de los
sabios. Solo la opresion doméstica pudo eclipsar la gloria
que habia sabido adquirirse la literatura española en
medio de la tiranía de un extraño. Mas esto no es ya de
este dia,


En resolucion, la sabiduria que siempre trató á España
como á un pais privilegiado, no dejo de mirarle beníg-
namente durante los seis años del destrozo que Marte iba
sembrando por sus campos y pueblos: y ni acobardada
con la ruina de los edificios que nuestros mayores le
habian consagrado, ni destituida de alcázares donde se
rnantubiese segura, lejos de abandonar aquel suelo, refu-
giándose á los ánimos y al secreto de los que siempre la
amaron, encontró en ellos para su defensa el asilo y los
esfuerzos que cabian en época tan borrascosa, y entre el
estrepito general de las armas que atronaba su emisferio.


Rapida ojeada sobre el estudio de la Economia civil entre
los españoles.


SECCION 2.
Desde el reynado del Señor Don Carlos IV hasta el


año 1823.


l. Con rápido vuelo caminaba en España á su perfeccion
el estudio de la ciencia económica, cuando la muerte arre-
bató del trono al Señor Don Carlos III, principe cuyas
virtudes le grangearon el respeto de sus coetáneos, y le
harán mirar con el mayor aprecío por la mas remota pos-
teridad. N o bien subió al trono su hijo y sucesor el señor
Don Carlos IV, cuando se vió comprometido en la revo-
lucion de Francia, por el parentesco que le enlazaba' con
aquel monarca, y por la estrecha alianza que mediaba
entre los vastagos de su augusta familia, intimamente




10'4


unidos para mantener sus coronas. La combinacion de los
intereses reales produjo la fatal declaracion de guerra,
hecha con desprecio de la energica oposicion del conde de
Aranda, que recibió en el fuerte de la Alambra de Granada
el premio debido á sus dilatados servicios militares y poli-
tieos, á sus profundos conocimientos, y á la santa exalta-
cion de su selo llor el bien de la patria.


Una de las medidas que adoptó el gobierno español
para precaverse contra el espíritu revolucionario, fué cerrar
las cátedras del derecho natural y.de gentes j providencia
que aunque alarmó á los literatos, no se extendió á la en-
señanza de la economia civil j la cual, á la merced de las
luces que difundia la revolucion francesa, continuó brillando
libremente en las academias, en los consejos supremos y
aun en el ministerio.


En esta época, que la pública opinion apellido fatal,
Antillon y Duaso ofrecieron muestras muy señaladas de
sus conocimientos económicos, en las memorias leidas por
ellos en la cátedra de Zaragoza, y premiadas por aquella
sociedad. Asso daba noticia de muchas obras de antiguos
economistas españoles muy dignos de aprecio rs y dos
discursos interesantes del celebre Martinez de la Mata, .
escondidos á la solicita diligencia del conde de Campo-
manes, se imprimieron con notas para la general instruc-
eion, t Entonces se estableció la direccion del fomento
geneml del re,yno, la cual promovió muchos proyectos
importantes, relativos á su denominacion, habiendo ocu-
pado la ilustrada atencion de sus gefes la division territo-
rial de las provincias de la peninsula sobre bases seguras,
tomadas de la naturaleza, que corrigieran los defectos de
la que hasta alli gobernaba. Una junta de personages de
la confianza del ministerio se encargó de proponer los me-
dios conducentes á fomentar la poblacion de España y
aunque no llegó á dar su dictamen definitivo, por un in-
forme parcial que dirigió á manos del rey, se descubre
que preparaba y meditaba muchas reformas económicas y
políticas, de las que hicieron las cortes de Cadiz y de


* Este insigne literato, en un
opúsculo que imprimió en Zara-
goza con el titulo De libris quibus-
dam lIi,panorum rariorilms, dió
noticia de un gran numero de
economistas españoles del siglo
XVII. cuyas obras apenas eran ya
conocidas.


t Don Jose Can¡!;a Arguelles


halló estos dos discursos en la bi-
blioteca de San Ildefonso de Za-
ragoza, y los publicó con notas en
Madrid en el año de 1193. En
1804 el consejo de Castilla, á con-
sulta con el rey, mandó dirigir
ejemplares de ellos á todos los
pueblos de España.




105


Madrid; calificadas hoy de novedades peligrosa», promo-
vidas por un espiritu trastornador del altar y del trono.
Una contribucion impuesta sobre los bienes raices que
pasaron al estado eclesiástico, dificultaba los progresos de
la amortizacion: los préstamos negociados en España para
aumentar los ingresos del erario, pusieron en circulacion
muchos capitales, que la ignorante timidez ó la avaricia
mantenian encerrados en las arcas inescrutables de los
acaudalados; y el valor del ministerio llegó al extremo de
proponer al rey la admision de casas hebreas, como una
mediela fiscal muy util á la nacion." Reformáronse los
aranceles de las aduanas: expidieronse ordenes favorables
á la industria y al comercio: se agitó con eficacia la forma-
cion de un codigamercantii : se excitó con premios a los
hombres instruidos, para que se dedicasen á formar la
estadística de España: y las vinculaciones, tan dañosas á
esta como propias para arraigar el odio al trabajo, iban á
recibir el primer golpe precursor de su abolicion, cuando
un duro encierro arrebató de la silla del mando al promotor
de tan feliz empresa.f


Como el ministerio procuraba hacer frente á las obliga-
ciones extraordinarias del tesoro por medio de negocia-
ciones mercantiles, con preferencia a la imposicion de
nuevos tributos, y como en vano se intentarían emplear los
recursos del crédito, á no asegurar el cumplimiento de los
contratos; de aqui la necesidad de buscar fondos capaces
de responder al pago de las deudas contraidas, y que en


'" Don Pedro Varela, secretario
del despacho de hacienda en una.
exposición dirigida al señor don
Carlos IV le pidió como un recurso
económico, la entrada y estableci-
miento en España de casas hebreas
de comercio: á cuyo cargo corriese
sostener el credito de lo. vales.
El rey sugetó esta propuesta á la
deliberacion del consejo de estado,
ft que concurrieron el cardenal
inquisidor general y el 'cardenal
patriarca: y este cuerpo aprobó
aquel plan; mas no se llevó á efecto
por el fallecimiento del ilustrado
ministro quc se habia atrevido á
presentar un proyecto que desafiaba
al fanatismo. Confúndanse los de-
tractores de las operaciones de las
ultimas cortes, al ver que estas
revestidas de un poder mavm- que


TOM. 1.


el que residia en manos de un mi-
nistro, no osaron llevar á efecto
un pensamiento recomendado alta-
mente por la ilustracion, por la
conveniencia de la nación y por
la t0terancia benefica que di.stingue
Íl los gobi€rnos moderados de los
despotices.


t Hacia algunos años que se
seguia en el consejo de castilla un
expediente sobre desmembracíon
de los varios mayorazgos, que se
reunianen una sola persona. Esta
benéfica idea, la acaloró con el
ardor propio de su alta ilustracion
el señor don Gaspar de Jov(JJlano~
cuando desempañaba el ministerio
de gracia y justicia; mas su des-
gracia no merecida paralizó el curso
de tan util providencia.




106


adelante se contrajeren, y de reducir los gastos públicos
á la menor expresion, estableciendo contribuciones, que á
la igualdad en el repartimiento reunieran la facilidad y
exactitud de la recaudacion.


Don Manuel Sixto Espinosa, sujeto lleno de actividad,
de celo y de conocimientos económicos y mercantiles, en-
cargado del primer extremo, y puesto al frente de la caja
de amortizacion, sostubo el crédito del papel moneda
dentro y fuera de España, con las operaciones diestras de
su talento verdaderamente creador:* una junta de conse-
jeros y de sujetos versados en la ciencia económica, entre
los cuales se contaban el gran Cabarrús, y el sabio mar-
qués de Iranda, se encargó de examinar el importe de las
obligaciones del erario, y el valor de las rentas; y despues
de establecer las mas severas reformas en los gastos, con-
cluyó proponiendo una contribucion general derramada'
sobre la riqueza de todos los ciudadanos, y conjurando al
monarca con los rasgos mas fuertes de la elocuencia, para
que mirára el arreglo de la hacienda corno el apoyo del
trono:+ y Sempere y Guarinos, agitando la enagenacion
de los bienes raices pertenecientes á las obras pias y me-
morias de Granada, fué autor de la providencia que en el
año 1798 sacó de la amortizacion eclesiastica muchas fin-
cas, que yacian ligadas con este fatal vinculo.f


Pero los cortesanos, á quienes no podia agradar la
perspectiva lisongera, que ofrecia el giro de los asuntos


• Sol\! quien haya observado de
cerca á este hombre original en su
clase, podra apreciar debidamente
su gran maestria en el manejo de
los negocios publicos. Incansable
en el trabajo, fecundisimo en los
expedientes, emprendedor, activo,
filosofo é incorruptible, era el unico
capaz de reanimar el credito na-
cional. La desgracia, la envidia,
el fanatismo y el torbellino de los
sucesos politicos de la peniusula,
privaron á la patria de las utilidades
y ventajas, que debió sacar de un
talentotan privilegiado; ysu muerte
obscura en el retiro de una aldea
privó á la amistad de un modelo,
al amor conyugal de un buen
llSpOSO, y á la nacion de un digni-
simo ciudadano.


t Triste suerte la que hace
siglos persiaue !Í la nación espa-


íiola. Esta produccion de la sabi-
o duria, de la experiencia y del celo
patriotico, quedó sepultada en el
olvido de la cobachuela, tal vezpor-
que el plan de orden que contenía,
desagradaba á los hombres inmo-
rales, que viviendo y medrando
con los abusos, y rodeando al mo-
narca, le hicieron concebir sos-
pechas contra los autores de la idea,
labrando la ruina de la nacion.


t El proyecto de Sempere, arries-
gado en una nacion dominada por
la superstieion, se pasó á informe
de una junta de consejeros y de
inquisidores; y su respuesta acre-
dita que las luces hacian ya enmu-
decer los gritos de la ignorancia.
El conde de Ezpeleta presidió esta
junta, entre cuyos individuos se
contaba el señor don Antonio
Vargas y Laguna.




107


económicos, atosigaron con sus intrigas á los beneméritos
ministros, en quienes la patria tenia cifradas las espe-
ranzas de su bien estar, y lanzandolos de las sillas que dig-
namente ocupaban, los condenaron á la obscuridad de un
destierro.s


Sin embargo, la renta de los bienes raíces de las cofra-
dias, memorias, fundaciones piadosas y mayorazgos,
llevada á efecto en esta época, como medida de hacienda,
puso en circulacion una masa muy considerable de capi-
tales, animó la industria, enriqueció las arcas de la caja de
amortizacion, eliminando una quantiosa cantidad de los
estados de la deuda pública, é hizo célebre el nombre del
ministro que la promovió.j-


Como los vales reales, por su calidad de papel moneda,
entraban en las transacciones mercantiles, su depreciacion
influía mas directamente en el mal general, que la de los
demas documentos de la deuda publica. Por esto se
dedicó el ministerio con privilegiada atencion á mantener
su valor r] y lo logró por medio del grandioso estable-
cimiento de la consolidacion de vales, á cuya cabeza volvió
á parecer Espinosa; el cual puso en accion los immensos
recursos de la magia de sus talentos, con utilidad de los
acreedores, que debieron su bien estar á la practica de los
principios económicos y morales, consagrada por el go-
bierno en los actos de su administracion,


Coetaneamente se previno al consejo de Castilla, que
propusiera un plan de hacienda, con el que nivelados los
ingresos con los pagos del erario, recibiera el crédito na-
qional la solidéz que solo puede darle la igualdad del cargo
y de la data. El consejo, autor de la consulta al rey,
que habia preparado la consideracion, en la cual estaban


.. Don Francisco de Saavedra,
y don. Gaspur Melchor de Jove-
llanos.


t Don Miguel Cayetano Soler,
jurisconsulto de profesion, despro-
visto de conocimientos economices
y politicos, pero sagaz é iutrepido,
ascendio al ministerio de hacienda,
por una serie de casualidades que
suplieron á su merito. En el des-
pacho de los negocios adquirió las
luces y la destreza que le faltaban,
y sus providencias hicieron epoca
en la historie economica de España.


t En el año lle 1800 no tenia el


ministerio de hacienda noticia ex-
acta del importe total de la deuda
publica de la nacion española.
Entonces se reunieron varias no-
ticias, y se pasó h la junta suprema
de amortizacion el primer estado,
que aunque incompleto, abria el
camino para su perfeccion y esti-
mulaba la curiosidad de los ageutes
del gobierno para acabalarle. Pero
estos conatos fueron atajados en sus
primeros pasos, pues en el año de
1809 carecía el ministerio de un
resumen fijo de las deudas.




108


mezcladas las buenas con las malas teorías económicas,
estimulado por la importancia y necesidad del encargo, se
dedicó con laudable zelo á desempeñarlo, reuniendo no-
ticias y documentos (envueltos hasta alli en un misterioso
secreto) que debían conducirle á un término conforme á
los deseos de la nacion y á las maximas mas exactas de la
economia; pero detenido en medio de su carrera, porque
un decreto del rey le anunció no ser necesarias sus tareas,
hubo de condenar al olvido sus utiles proyectos.


Esta inesperada resolucion nació de haberse impuesto
un subsidio de 15 millones de duros, repartido sobre los
pudientes del reyno, para cubrir el defici: del año, á conse-
cuencia de una memoria, que dió el secretario del despacho
de hacienda, en la cual presentó un cuadro de las obli-
gaciones que pesaban sobre el tesoro público, y un re-
sumen de los productos de las rentas ordinarias y de los
recursos extraordinarios con que se contaba. Este tra-
bajo, que acaso ha sido el primer modelo de presupuestos
que se ha formado desde la cesacion de las antiguas cortes,"
llamó grandemente la atencion general, y fue precursor de
la formacion de estados exactos de los valores de las rentas,
del importe de los gastos de la nacion en dos quinquenios
respectivos á las épocas de paz y guerra; los cuales
sirvieron de cartera politica al ministerio, para sus combi-
naciones y calculos, hasta que la fatalidad los arrebató de
la secretaria. t


En medio de las tareas que causaban los apuros del
tesoro, y el examen de los diferentes proyectos, que los
versados en la ciencia económica presentaban al gobierno.j


'" En las cortes de España, in-
elusas las celebradas en la ultima
epoca de la dinastía austriaca, pre-
sentaban los reyes la situacion del
tesoro, expresando el importe de las
contribuciones, el de los desem-
bolsos, y pidiendoles que suplieran
el deficit con nuevas imposiciones;
en lo cual reconocian que por las
leyes fundamentales de España,
era exclusiva facultad del congreso
nacional el establecimiento de tri-
butos.


t Hasta el año de 1801, no hubo
en la secretaria del despacho de
hacienda, un cuerpo completo de
estadosde los productos de las rentas
y contribuciones, y de los gastos


publicas. Entonces se formaron;
y era tal el misterio con que se
miraban en el gabinete, que se
mandaron inutilizar los borradores,
conservandose la copia en limpio
en poder del rey. Cuando el em-
perador Napalean formó en Bayona
la junta de notables españoles para
arreglar la constitución de España,
el secretario del despacho de ha-
cienda le presentó estos estados,
los cuales no se han restituido á la
secretaria.


t Pasan de trescientos los que en
los primeros meses del año 1800 se
dirigieron al ministerio; pero los
mas de ellos adolecen de falta de
datos.




109


no se olvidó este de lo que podía fomentar los ramos pro-
ductores de la riqueza pública. Con este objeto, se dió á
luz el censo de la poblacion de España por provincias,
relativo al año de 1797, y se formó otro por pueblos, cuya
falta era muy sensible. Tambien se imprimieron la ba-
lanza de comercio de España, y el censo de frutos y ma-
nufacturas, imperfecto, como 10 llevaba la naturaleza
de los agentes encargados de su formacion, pero único
que tenia á su mano el ministerio,· y el cual dió lugar á
la realizacion de mayores empresas.


Entre ellas ocupó un lugar muy distinguido el Depar-
tamento del fomento general del reyno y de la balanza
de comercio. Los objetos de esta oficina fueron:


1. Reunir todos los datos mas exactos, antiguos y mo-
dernos, relativos al conocimiento de los capitales empleados
en la agricultura é industria, y al avaluo de sus productos.


2. Adquirir las nociones conducentes á formar un censo
exacto de la poblacion de lapeninsula.


3. Formar una biblioteca de autores de economia po-
litica, especialmente de los españoles antiguos y mo-
dernos.


4. Examinar todos los periódicos, que se publicaban
en las naciones extrangeras, sacando de ellos para ilus-
tracion del gobierno cuantas noticias pudieran interesar á
los progresos de la industria española.


5. Reunir todas las monedas corrientes en Europa, en-
sayar su ley y peso, y formar con el resultado estados de
sus valores comparativos con las de España. t


6. Reunir todos los pesos y medidas corrientes en Eu-
ropa, examinarlos con respeto á los de España, y formar
tablas del resultado para uso del comercio.:j:


'" Desde el año de 1789 traba-
jaba el ministerio de hacienda, en
la formacion de los estados de la
riqueza nacional; pero encomen-
dados á los intendentes, sin pre-
pararlos con interrogatorios sabia-
mente combinados, el resultado fue
el que ofrece el censo á que nos re-
ferimos.


t En el año de 1804, se hallaba
reunido el monetario, hecho el exa-
men analítico por el ensayador
mayor el sabio don Manuel Lamas,
y formadas las tablas comparativas.
El ministerio trató de publicarlas
con una interesante introduccion


sobre las monedas antiguas y moder-
nas de España, cuya redaecion se
cometió á don Bernabé Canga Ar-
guelles, Los sucesos de la penin-
sula impidieron la realización de
una obra tan apreciable, la cual se
perdio con otros muchos papeles in-
teresantes en los trastornos oca-
sionados por la guerra de la inde-
pendencia.


t El el año de 1804 se reuni-
eron los typos de todas las medidas
y pesos de Europa, y se formaron
las tablas comparativas con los de
España. Los sucesos arriba men-
cionados impidieron su publicacion,




IlO
7. Formar un deposito industrial, en donde se re-o


unieran muestras de todos los productos de la industria
española, desde la tosca tinaja de Alcorcon, hasta los
bellos vasos etruscos de la porcelana del Buen Retiro, y
desde la humilde jerga de Asturias, hasta el precioso
paño de Tarrasa, de Escaray, de Segovia y de Guada-


lajgaraD" fi d' 1 ~bl· dosIos oonocimi ~ .• 1 un Ir en e pu lcO to os os conocimientos e 10-
venciones utiles á los ramos productores de la riqueza, por
medio de un periodico economieo, cuyo prospecto pre-
sentado al ministerio hace el elogio de sus autores.


9. Presentar al fin de cada año al gobierno una me-
moria relativa al aspecto económico y político que ofreciera
la Europa.


Para que este establecimiento, único en Europa en la
época de su creacion, tubiera todo el explendor externo,
corresponcliente á la importancia de sus atribuciones, se
declaró jefe inmediato al secretario del despacho de ha-
cienda, y se exigió como cualidad precisa para obtener
las plazas de empleados en él, una anterior educacion li-
teraria, el conocimiento de los principales idiomas cultos,
y una instruccion acreditada en la economia política: siendo
la vez primera que Se reclamó, como circunstancia indis-
pensable para obtener los destinos de hacienda, la literatura.
Los individuos, que ocuparon las sillas de esta oficina
cientifica, correspondieron á la pública expectacion. Los'
nombres de Polo y Catalina, HOJ:ja y Tarrius, Escolar,
y Rodriguez, y Canga Argüelles (Don Bernabé) son muy
conocidos de los literatos y honran á la ciencia económica.


Fueron muchas y sabiamente combinadas las ordenes y
reglamentos" que expidió el gobierno, para que el de-
partamento realizase sus funciones con exactidud y pres-.
teza. Sus tareas superaron los deseos de sus promotores;
levantáronse en poco tiempo el deposito industrial, el
monetario y el marcario: se publico la estadistica de
Avila: se formó un nuevo censo de poblacion por provincias
y pueblos, t y se promovieron muchos expedientes útiles


"Los reglamentos aprobados
por s. M. para la biblioteca eco-
nómica, y deposito industrial,
redactados por su bibliotecario don
Bernabé Canga Arguelles, son obras
clasicas que descubren la alta im-
portancia de estos dos estableci-
mientos, haciendo llorar su pérdida


causada par los desastres de la
guerra,


t La falta de un censo de po-
blacion por pueblos, la toca diaria-
mente el gobierno; y la advirtio
ya de un modo tan sensible, corno
chocante, en la primera epidemia
de Cadiz, Desde entonces. se em-




111


á la agricultura y á las artes. Persuadido el gobierno de
que el medio de obtener una puntual y completa esta-
distica de la peninsula, seria hacer que sujetos instruidos
y activos, con presencia de los datos reunidos en la oficina
recorriesen los pueblos, cotejando con ellos su verdadera
situacion, lo llevo á efecto, haciendo un ensayo en la pro~
vincia de Avila, cuya estadistica acababa de formarse
sobre las noticias comunicadas por el intendente, y en la
de .Canarias, de la cual apenas se tenia conocimiento al-
guno. Don Bernardo Borja y Tarrius y Don Francisco
Escolar, oficiales del departamento se encargaron de tan
importante comision, la cual desempeñaron de un modo
digno y correspondiente á la ilustracion qne los distingue.-


Al mismo tiempo el erudito Asso publicaba su apreciable
historia economica de Aragon, en donde da á conocer
muchas obras de autores de esta nacion heroica: la aca-
demia de la historia se ocupaba en formar el diccionario
geografico de España, en el cual se encuentran apre-
ciables noticias estadisticas: las sociedades de amigos del
pais reunian muchas é interesantes en sus memorias .. y el
ilustrado einfatigable Sempere en su biblioteca economica,
rescataba del destierro del olvido la memoria de los an-
tiguos españoles, realzando su bien merecida gloria.


N o contento el ministerio con las citadas providencias,
dilató la esfera de sus desvelos en favor de la industria
nacional, realizando una operacion, que emprendida en
tiempo del inmortal Ensenada, habia perecido con su
autor. Comunicaronse ordenes á todos los emhajadores
y consules de España en los paises extrangeros, para que
dieran cuenta de cuanto observasen relativo á los progresos
de la industria, y al cumplimiento de los tratados de co-
mercio ajustados con España, formando con el resultado
una verdadera cartera diplomatico comercial, que sirviese
de guia al gobierno para sus negociaciones y para el
acierto de las medidas económicas que adoptase. Aunque
estos empleados desempeñaron sus encargos con prontitud
y acierto, y aunque no llegó á formalizarse la redaccion
de los datos segun el plan que se habia propuesto el pro-


prendío su forrnacion, y se obtuvo
por 'los eficaces auxilios de aquel
departamento; siendo muy sensible
que las circunstancias hayan estor-
bada su impresiono


>1' Permanecen ineditas estas dos
obras de la sabiduria, capaces ella!


solas de honrar li la nacion espa-
ñola, y de acreditarla entre las
demas de Europa, por la pericia de
sus autores en una parte de la cien-
cia economica, que se creyo estar
fuera de sus alcances.




ll~


movedor de la idea, por habersele ocupado en otras co-
misiones j- las enérgicas contestaciones dadas en aquella
época por el ministerio español á las demandas comerciales
de los demas gabinetes, las vigorosas reclamaciones hechas
por este ante los mismos en favor de la industria propia,
las ordenes dadas para su fomento, con presencia de las
que se comunicaban en otras naciones sobre el mismo
objeto, y los trabajos hechos en la secretaria del despacho
de hacienda, con ocasion del congreso de Amiens, hicieron
ver las ventajas del proyecto, el cual difundió luces no
comunes, y abrió un nuevo campo á las combinaciones de
la política.


2. En este estado se hallaban los conocimientos eco-
nómicos de la peninsula, cuando Napoleon introdujo en
ella la desolacion propria de una guerra, sostenida de su
parte para domeñar á un pueblo denodado, noble y generoso,
y de parte de este para repeler la injusticia de una agresion
no provocada, asegurando su libertad, su honor é inde-
pendencia. Llamados los pueblos á la lucha, y compro-
metidos en ella los intereses mas amados, se abandonaron
las ocupaciones pacificas. Labradores, artesanos, literatos
y comerciantes, jovenes y ancianos, volaron briosos á la
defensa comun, olvidados de sus conveniencias j y sin dar
oidos á la lisongera seduccion, ni detenerse sobre los
cálculos de la prudencia egoista, llenaron los votos de sus
corazones y los deberes sagrados que les imponian las -leyes,
cuyo cumplimiento reclamaba la patria oprimida.


Durante el largo periodo de seis años, que tanto duró
la guerra de la independencia, no contento el genio español
con la gloria de la resistencia, y el lauro imarcesible de la
victoria, se dedicó con ardor á asegurar su libertad con 'el
restablecimiento y mejora de las antiguas leyes fundamen-
tales, holladas ó condenadas al silencio por la arbitrarie-
dad, y á establecer las bases de la prosperidad nacional,


'*' Don Jose Canga Argüelles, habiendo quedado sin ejecucion
siendo oficial de la secretaria del este proyecto. En el año dc 1817,
despacho de hacienda, agitó este le resucit6 el celo del señor Garay,
proyecto: y cuando reunidas todas habiendo pedido nuevas noticias á
las noticias remitidas por los agen- los embajadores y consules. El
tes diplomaticos, se preparaba á extracto de ellas se imprimio y pu-
formar una verdadera cartera di- blicó cn el afio de 1820 por dispo-
plomatico-comercial, habiendo pre- sicion del secretario del despacho
sentado una pequeña muestra de de hacienda Don Jose Canga Ar-
sus primeras tareas, tubo que sus- guelles, que habia impulsado su
penderlas por habersele encargado formacion 17 años antes.
una comisión fuera de la corte,




con la reforma de los abusos y de los errores legales, que
agotaban las fuentes de la riqueza pública. Aunque la
junta central se ocupó en tan digno objeto, y expidió
decretos sabios que haran siempre su elogio,· el gobierno
del rey intruso se dedicó con empeño al fomento de los ma-
nantiales de la riqueza; y los decretos promulgados sobre
la hacienda, descubren la sabiduría y los profundos cono-
cimientos en la economia de Cabarrús, Almenara y Angúlo,
á quienes se confió el ministerio de un ramo tan importante,
El restablecimiento de las cortes en Cadiz llenó de espe-
ranzas alhagüeñas al pueblo: despertó los talentos, poni-
endo en útil contribucion las luces: y las verdades de la
moral y los principios mas sublimes de la política y de la
economia aparecieron en aquella augusta asamblea con un
esplendor no esperado, promoviendo las útiles reformas,
tantes veces intentadas y realizadas por nuestras antiguas
cortes, y llenando de admiracion al mundo.


Los diarios de las cortes de Cadiz, depósito precioso
de sus debates y deliberaciones, encierran memorias y
discursos muy sabios sobre los puntos mas delicados de la
economia, Si la supresion de las jurisdicciones señoriales,
la proteccion dispensada á las sociedades económicas, y
á la enseñanza de esta ciencia, el repartimiento de valdios,
y la supresion de los gremios fabriles, acreditan la inteli-
gencia del congreso nacional en la economia politica , se
calificó aun mas su destreza, cuando entró de lleno en el
examen de las cuestiones de la hacienda pública. Desde
principios del siglo XVIII. hasta el año 1811, el conocí-
miento del valor de las rentas de España y del importe de
sus gastos, cubierto con el velo de un secreto impenetrable
para los profanos, solo se revelaba á los sacerdotes del
poder ministerial. Las cortes rompiendo los sellos del
libro fatidico de la hacienda, reclamaron los datos precisos
para el desempeño de sus encargos, y horrorizadas con los
tristes desengaños que ofrecian, se dedicaron con glorioso
afán al arreglo de la parte mas delicada del gobierno, y
que mayor influencia ejerce sobre el bien ó el mal de la
nacion, recibiendo con aprecio las memorias que les diri-
jieron los hombres ilustrados.


El congreso nacional llevó la empresa á cabo con los
'Il Las bases de la contribucion de Castilla y Leon, son monumen-


extraordinaria de guerra descansan tos que acreditan el celo é mteli-
sobre principios exactos de econo- gencia de los individuos de la junta
mia, y el decreto anunciando la central.
reforma de las rentas provinciales


TOM. l. Q I




í14
sabios decretos que salieron de sus manos benéficas. En
ellos reconoció la deuda pública, y echó los cimientos del
crédito: redujo los gastos públicos, fijando los presu-
puestos: abolió los estancos y el sistema de rentas intro-
ducido en la época fatal de la influencia de los proyectistas
flamencos, desacreditado por la experiencia, y reclamado
energicamente por los pueblos, por los antiguos econo-
mistas españoles y por los consejos supremos: le reemplazó
con otro muy sencillo y de facil ejecucion, el cual,
buscando la riqueza para cargar sobre ella con igualdad el
peso de las obligaciones, destruyó las trabas que abruma-
han la industria, facilitando la reproduccion yel circulo de
los frutos y de las manufacturas, y dando eficaces impulsos
al trabajo. hasta entonces oprimido por los reglamentos
fiscales y por los errores económicas.


El raudal de luces que difundian las cortes sobre
España, la noble emulacion que la libertad legal mantenia
entre los patriotas, y la franqueza del gobierno, empeñaron
á los sabios en la discusion de los puntos económicos de la
hacienda pública. Los periódicos que se publicaban en
Cadiz, abundan en escritos apreciables sobre esta materia,
cuyos autores analizaban las cuestiones agitadas en las
cortes, ó presentaban los fundamentos irresistibles de sus
acuerdos para instruccion del pueblo, ignorante hasta
aquella época de sus verdaderos intereses. Entre los que
se dedicaron á tan útil tra bajo, merecen un lugar muy
distinguido los señores rlloarez Guerra y Luyando, cuyas
memorias descansan sobre los principios mas exactos de
la ciencia económica y del calculo. Al mismo tiempo se
empezaron· á imprimir dos obras, una de la ciencia de
hacienda con aplicacion á España, y otra de economia
publica, apoyando exclusivamente sus máximas sobre,
datos españoles; las cuales no acabaron de salir á la luz
pública, porque las condenaron á la obscuridad las ocur-
rencias lamentables del año 1814,.


" El gobierno correspondió á su gravedad y las reformas de que
los deseos del congreso. El secre- eran susceptibles. En las que igual-
tario del despacho de hacienda mente presentó á las cortes sobre
Don J ose Canga ArgüeIles, fue el las bases del credüo publico, sobre las
primero que hizo comunes los se- rentas provinciales, la del tabaco JI
cretos injustos de su ministerio. aduanas y sobre la cuenta JIrozon,
En la memoria sobre las rentas JI sentó los principios economices, y
gastos publicos descubrió la na tu- presentó todos los datos conducen-
raleza de todas las contribuciones tes para que el cuerpo legislativo
que pagaba el pueblo español, y la completase la grande obra fiada á
indole de los gastos, manifestando sus desvelos.




ll5


3. El año de 18H·, memorable por el triunfo de los
españoles, y por la libertad de las naciones europeas,
abrió una época de desolacion y de luto para la peninsula.
La ignorancia, la negra supersticion, el vil egoismo y la
traicion, combinadas contra las luces, el patriotismo y el
bien general, rodeando al monarca, pusieron en sus manos
el látigo de la persecucion, sustituyendole al cetro de paz
y de bienandanza, que la ilustracion y el valor habían
construido para gobierno de los pueblos. Por efecto de
este cambio sangriento se desconoció el mérito de los ver-
daderos amigos de la patria, se anularon los decretos" de
las cortes, se condenaron sus medidas benéficas, se escar-
neció su zelo por el pro comunal: varios diputados fueron
sumidos en calabozos: levantados los cadalsos para sacri-
ficar la exaltacion del amor patrio: restablecida la inquisi-
cion: condenado el estudio de la ciencia económica: y
proscrita la sabiduría como enemiga del despotismo, com-
pañero de la ignorancia y de la degradacion. En vano un
hombre justo elevado al ministerio de hacienda por la
fama de su ilustracion y probidad, intentó restablecer el
orden, proteger las lnces y apartar al monarca del preci-
picio, á donde le conducia la baja adulacion de los estúpidos
malvados qne le rodeaban j porque asaltado por las negras
intrigas de los. fanatices, y por las' arterías de los que ave-
nidos con el desconcierto, miraban friamente el honor de
la nacion, incurrió en la desgracia del monarca, pasando á
espiar en un destierro el crimen de haber osado defender
los derechos del pueblo, á la faz de los satélites de la arbi-
trariedad."


En un tiempo tan ominoso ocupó el solio de las luces la
negra obscuridad, la opresion el de la libertad, el fana-
tismo el de la piedad verdadera, la debilidad el del valor.
Escondieronse los sabios y los patriotas, por no ser victimas
de su zelo y de su bien adquirida opinion. Los errores
económicos desacreditados por la razon y la experiencia,
dirigieron la mano del aciago gabinete de Madrid; y en-
'U>.<!<;t,'i\'6.<!'6. l.~ ;''i\<!.",<¡,i;,'i:;'~:l ~'i\~'i:"''l>.<!.'''' ~\ ~""'W&'i:~:""" 'Io""('i::'~ "'\
pueblo los funestos efectos de las contribuciones mal com-
binadas.


Al fin la decisian de los hombres amantes del honor y
del bien de la nacion, restableciendo el imperio de tina
justa libertad, derramaron sobre la nacion el bálsamo con-
solador de mejor fortuna. Resusitada la ley fundamental,


,. El spñor don i\:Iartin de Garay.




116


gozáronse l-as ciencias y la industria con tan feliazaudanza ;
un espíritu regenerador derramado por toda la peninsula,
ofrecia conducirla .al grado de esplendor y de poderio, de
que la habían privado la fatalidad y el desconcierto
doméstico.


En este segundo periodo, la ciencia economice volvioá apa-
recer con nuevo brillo ála sombra de la proteccion,que le dis-
pensaba el sistema político, y sin el riesgo con que amena-
zaba á los sabios el tribunal sanguinario, que titulándose
santo, durante los seis ultimos años habia henchido sus
calabozos de literatos y de patriotas, cuyos conocimientos
y virtudes acusaban su plan desolador. Luna en sus Ele-
mentos ofreció un proyecto económico verdaderamente
ingenioso; Gregario empleó.su pluma en la hacienda con
maestria y delicadeza: Montaos anunció con fuerza y cla-
ridad .los principios del credito publico: en Cataluña se
cultivó con entusiasmo una ciencia tan útil para dirigir la
industria de sus habitantes: Sempere continuó ilustrando
al pueblo: una nueva traduccion de Say con apreciables
notas apareció en la peninsula: la sociedad madrileña
hizo una nueva y estimada edicion del informe sobre la ley
agraria; y el sabio Peñaloer tradujo al español las obras
de M ontesquieu.


Las cortes restablecidas, siguiendo el estímulo de sus
deseos, é impelidas por los esfuerzos de los patriotas,
expidieron memorables .decretos, creadores de la pros-
peridad general, á expensas de las comodidades de nn
corto numero de ciudadanos. La division politica de las
provincias, corrigiendo los defectos de la antigua, facilitó
el gobierno económico re la hacienda tubo mejoras im-


• Era tan defectuosaé imperfecta en las cortes de 1821. Lo dicho
la division politica de la península, descubre la inexactitud y malicia
como lo descubre la simple inspec- con que el citado Haller se explica.
cion de la extension superficial, y al hablar de las tareas del con-
la poblacion de cada provincia. greso en esta parte, cuando asegura:
Altamente persuadido Carlos IV "Que se hIZO una division mate-
de los males que ocasionaba al matica para borrar los nombres
buen gobierno de la nacion, de- históricos, la memoria de los anti-
cretó su reforma, encargandola guos propietarios, y los derechos y
á ladireccion general del 1'0 privilegios de los mismos habi-
mento, que la realizó de un modo tan tes : distribuyendo la España
sabio y conforme á los conocimien- en pacalifatos militares, 6 en dió-
tos científicos, y al consejo de ha- cesis masónicas y filosóficas, destí-
cienda, el cual lo empezó á practi- nadas á dispersar la sociedad en
car, habiendose publicado el arreglo átomos, y á vigilar los llamados
en tres provincias. La guerra de ciudadanos hasta en sus ultimas
la mdependencia cortó el curso de ramificaciones."
esta operacion. la tiUC se concluyó




117


portantes, fruto de la experiencia y de la ilustracion : el
reemplazo del ejército consiguió una organizacion sabia,
que conciliaba los intereses de la poblacion con los de la
defensa del estado: la ley de la amortizacion eclesiástica
y civil, tan deseada en los reynados anteriores, tan recla-
mada, tantas veces acordada y nunca llevada á efecto: la
suspension de la toma de hábitos en las ordenes religiosas,
y las demas medidas adoptadas ya por nuestras antiguas
cortes, para que el número de los individuos del estado
eclesiástico se nivelase con la poblacion : el alivio dado á
la agricultura con el medio diezmo: la supresion de los
derechos feudales: el coto puesto á la saca de dinero para
la corte romana: la extincion de los pósitos: el reparti-
miento de los terrenos realengos y valdios: el franco
asilo abierto en la peninsula á los extrangeros, y el arreglo
de los aranceles y de las leyes de las aduanas; favore-
cieron la labranza, dieron aliento al comercio y á la indus-
tria, y dispensaron al trabajo una proteccion igual á la -
esteril indiferencia, con que habia sido mirado por alzunos
siglos. '"


Pero cuando tan útiles providencias debian producir el
bien de la nacion, el genio del mal, oencendiendo las teas
de la discordia civil, derrocó las antiguas leyes fundamen-
tales de la nacion española, entronizando la arbitrariedad.
El dia 10 de Octubre de 1823, alegre para los perjuros,
se mirará hasta en la mas remota posteridad como dia de
luto y de oprobio; porque en el se abrió ancha puerta á
espantosos desastres y á encarnizadas persecuciones. . . .
Corramos un velo sobre este lastimoso periodo de la his-
toria moderna de la peninsula, esperando que el tiempo nos
de á conocer exactamente los daños económicos, que
ocasionan las providencias azarosas de un gabinete con-
ducido por españoles, que desconociendo los intereses de
su nacíon, destruyen los planes de su prosperidad, y
ciegan las fuentes de la riqueza pública. y entretanto
hagamos votos al cielo para que al aturdimiento y al frenesi
de las pasiones, que devastan aquel desgraciado pais,
suceda al fin la justa y moderada libertad, angel tutelar
del-bien estar, de las naciones, y sin la cual no pueden
prosperar las ¡frtes ni las ciencias.




Proscripcion de los diputados de las cortes españolas
del año 1823.


Entre los patriotas españoles que buscan actualmente
en la Inglaterra el asilo de sus sabias leyes, se cuentan
varios vocales de las últimas cortes, á quienes el furor de
un partido condena al ultimo suplicio, sepultando á Si*"
inocentes familias en la mendicidad y el oprobio. Al paso
que la. sana razón y la justicia se duelen de tan lamentable
suceso, los pueblos que viven felices á la sombra de
instituciones moderadas, deben mirar con sobresalto este
horroroso escándalo que ofrece la peninsula. El cadalso
á que por mandato de Felipe JI, subió el gran justicia.
de Aragon, abrió á aquel monarca un ancho camino para
despojar de sus libertades á este pueblo célebre por su
antigua constitucion.


La historia política de España, al paso que ofrece
ejemplos distinguidos de entereza en los que tubieron el
honor de representarla, apenas conserva algun monumento
que autorize la invasion de la inviolabilidad de aquellos,
cuyas personas son.por derecho tan invulnerables como
las leyes, i Cuantas veces resistieron en España, los
procuradores de cortes las demandas de los reyes, sin
que estos reprendieran ni menos castigaran su celo!
Cuando Vinatea tu bo aliento para decir al rey de Aragon
que moririan ignominiosamente sus favoritos siempre que
no se fuese á la mano en el quebrantamiento de las leyes,
cometido por sus sugestiones; ¿ reprendió acaso aquel
princípe el esfuerzo varonil de tan denodado repre-
sente del pueblo? Lejos de ello, estimulado por la
reyna. para que le escarmentára: en Aragon, contestó
friamente, los hombres son libres: como quien dice, que
no podia reputar por delito la ardiente defensa de las
leyes fundamentales. En nuestros dias, cuando en las
cortes de Mad rid de 1789 se hicieron proposiciones que
los aulicos reputaron por subversivas y fomentadoras de la
revolucion que asolaba la Francia, ¿ Carlos IV llamó
por ventura delincuentes á los que las pronunciaron y
sostubieron? ¿ Los reputó traydores ? ¿ Derramó el
deshonor y la pobreza sobre sus hijos? Se valio por
el contrario de los recursos que ofrece la politica á los
gabinetes que aprecian su opinion; y con ellos logró
alejar la tormenta, cerrar las cortes, y dejar contentos á
sus vocales, segun expresion de uno de los que entonces




119


llevaban el gobernalle de los negocios públicos.. Reser-
vada estaba para nuestros dias la triste escena, dos veces
repetida en el corto periodo de 10 años, de atropellar á
los procuradores del reyno por sus opiniones, sepultan-
dolos en calabozos, y conduciendolos al cadalso, como lo
fue el inmortal Riego, á despecho de la justicia, y de los
sentimientos puros del patriotismo y de las virtudes so-
ciales.


¿ Pero á quienes se pe'rl>'igue? ¿ Quien los persigue?
¿ Por que delitos se les persigue? El examen de estas
tres cuestiones descubrirá la inocencia de los oprimidos y
la nulidad de estos procedimientos, excitando el interés de
los hombres sensibles en favor de la victimas, las cuales
sino tienen en su patria la seguridad que debieran dispen-
sarles sus antiguas leyes, no solo experimentan en la noble
nacion britanica el amparo que los pueblos y los gobiernos
libres dispensan á la justicia, mas aun en los paises
berberiscos hallan la' salvedad negada ó entorpecida por
algunos gabinetes que se arrogan el titulo da ilustrados.


1. A quien se persigue .'l
La persecucion se dirige contra los diputados de la


nacion española, á quienes los pueblos habian elegido li-
bremente como representantes suyos, obligándose á obe-
decer sus acuerdos. Estos ciudadanos pacificos, sacados
del seno de sus familias, se presentaron en la palestra que
les ofrecian Josmismos pueblos, sin mas apoyo que su buen
deseo, la pureza de sus intenciones, y la salvedad anexa á
su encargo. El articulo 1:28 de la constitucion decia que
los diputados serian inviolables por sus opiniones, y que
en ningun tiempo ni caso ni por ninguna autoridad serian
reconvenidos por ellas. Cuando constituidos en el san-
tuario de las leyes, hicieron ante Dios y la patria el so-
lemne jurlftnento de cumplir con fidelidad sus deberes,
pospusieron sus intereses personales á los públicos, se
enagenaron de sus familias, y consagrados al servicio ge-
neral de la nacion, y abroquelados con la ley fundamental
del estado, se entregaron francamente al desempeño
de su alta comision, pronunciando sin reserva sus dictá-
menes, persuadidos que seria criminal una conducta opu-
esta: por que á tanto les obligaban la naturaleza de su
encargo y la inmunidad que les concedia la ley, y que en
todos los siglos miró España con religioso respeto. Si los


., El conde de Florida Blanca, en la exposicion que hizo al rey
desde la ciudadela de Pamplona.




120


que seducen á Fernando VII con pérfidas sugestiones,
recordaran los hechos de la nacion á que pertenecen;
hallarian que el extremado empeño en acatar la santidad
de sus diputados, hizo que estos exigieran, alguna vez, la
salida de las tropas del lugar de sus sesiones: y que hu-
biesen obtenido para su alojamiento, barrios separados,
cuya jurisdiccion ejercia el primer vocal que se presentaba
en el lugar de las cortes. Asi se condujeron los antiguos
españoles: asi trataron á los representantes del pueblo
aquellos mismos á quienes los actuales partidarios del
poder despótico afectan tomar por modelo.


Claro es pues que la persecucion actual se dirige contra
la buena fé y la franqueza j y que para sostenerla se es-
carnece la religiosidad de los juramentos, y los respetos
debidos al monarca j queriendo hacerle aparecer como un
príncipe inmoral y sanguinario, que se complace en sa-
crificar á los que el mismo ha comprometido, con el atroz
designio de devorarlos. ¿ Y qué será de una nacion en
donde se cometen á sangre fria tales crimenes ?, Acos-
tumbrada á burlarse de las cosas mas sagradas, facil es que
rompa los lazos que unen á los hombres en sociedad j que
se resista mañana á obedecer al que respeta hoy; y que
huyendo de comprometerse en el servicio público los
hombres honrados y prudentes, ocupen el lugar del honor
y del orden las mas viles y sórdidas pasiones. Tales serán
los estragos que probablemente causará en aquella oprimida
nacion la proscripcion de sus diputados, porque para de-
cretarla, fue preciso hollar los respetos debidos á la jus-
ticia.


2. Quien los persigue?
Aun resalta mas la fatal subversion de los principios en


que se apoyan los procedimientos contra est-os vocales de
cortes, si se compara con las calidades de los que los han
tramado. En la época misma en que las cortes, legiti-
mamente instaladas y reconocidas, ejercian las augustas
funciones que les señalaba la ley, con el vergonzoso
apoyo de un ejército enemigo, y atropellando las leyes
pátrias, se estableció en Madrid una regencia, que el
rey declaró ilegitima, y que una de las naciones mas po.
derosas de Europa se resistió á reconocer como gobierno.
Esta corporacion, cuyos individuos estaban ligados á
la constitucion con un solemne juramento, señaló su
traicion declarando la guerra y fomentando las per-
secuciones mas encarnizadas contra personages leales que
eumplian religiosamente los empeños que contrajeron con




121


la nación. Este club groseramente revolucionario, des-
provisto de luces, de virtudes y de derecho para mandar,
dirijio su encarnizamiento contra las. cortes; porque este
cuerpo, elegido por la nacion, en medio de riesgos y pri-
vaciones acusaba su alevosía, procurando salvar el honor
y la independencia de la patria. En un decreto dado en
el pasado Agosto, resultado de las máximas de su politica
peculiar, y de la mas refinada perfidia, condenó á muerte
á los diputados, erijiendose en tribunal competente de
sus acciones, fundandose para ello en calumnias que se
hicieron cundir con indecente astucia y arteria para aca-
lorar la rebelion de los pueblos, avezandolos á deponer las
autoridades á quienes prestaban respeto y obediencia.
Pero los individuos de la regencia, aunque sin legitimidad
!lara desempeñar el papel que en sus azarosas manos de-
positó la usurpacion, ¿ tenian acaso derecho para erijirse
en calificadores de la conducta de los diputados? ¿ El
decreto que pronunciaron sus labios manchados con el
perjurio, apareció con la inmaculada imparcialidad que
requeria su importancia? ¿ Los vocales de las cortes no
tienen otras armas para su defensa, que las que les presta
la nulidad de la instalacion de aquellos atentadores del
mando?


El duque del Infantado, el duque de lVIontemar, el
baron de Eroles, el obispo de Osma y el letrado Cal-
deron, que en el mes de Abril 1823 se dieron á conocer
JlI'tr individuos de la regencia de Madrid; son personages
de quienes la historia moderna de España conserva datos
que conviene recordar. El duque del Infantado que en
el año 1812 proclamó, aplaudió, juró, mandó obedecer y
sostubo y alabó la constitucion ; á poco tiempo se declaró
su enemigo en despique de haberle separado las cortes de
la regencia legitima de Cadiz de que filé individuo
mantubo su ojeriza contra ella en los seis años fatales que
siguieron al de 1814: yen los corridos desde 1820á1823,
sufrió los efectos de algunas providencias que acerca de su
persona se vió precisado á tomar el gobierno, por su
conducta poco circunspecta en aquellas circunstancias.s


* Este personagc quc cn el año activa en su destruccion y en la
de 1822, publicó en Galicia un muerte ele los diputados. Conducta
manifiesto, sincerandose de las acu- verdaderamemeagenadeunhombre
saciones que se le hacian, y pro- de honor; i cuanto mas de un
testando su aelhesional sistema cons- grande, que debe dar á sus con-
titucioual ; en el Mayo de 1823, ciudadanos exemplos de lealtad,
apareció como uno de sus mas en- consecuencia, y firmeza !
carnizados enemigos, tomando parte


TOM. l. R




122


El duque de Montemar, cuya conciencia delicada no se
retrajo de jurar la constitucion, derrocada esta logró la
presidencia del consejo de Indias; mas con su decidido
amor al poder absoluto dió lugar á que el gobierno con-
stitucional obtubiera del rey su separacion de la mayor-
domina mayor que desempeñaba en los ruidosos sucesos del
Julio de 1822. Erales, adalid de la rebelion en Cataluña,
fue condenado por el rey como traidor á la nacion; á la
cual ocasionó inmensos gastos y sacrificios que pesan sobre
su cabeza, marcada con el sello fatal de la deslealtad. El
obispo de Osma, por sus manejos y decidido empeño en
trastornar el orden público, sufria mortificaciones de parte
del gobierno. Calderon, de simple abogado, en el año de
1814 ascendió á fiscal de uno de los consejos supremos,
en premio de haber unido su firma á las de los 68 dipu-
tados, que acusando calumniosamente á sus compañeros,
promovieron su persecucion y cooperaron al restablecimien-
to del despotismo. Y aunque en 1820, cuando debió
coger el fruto de su alevosía, experimentó los efectos de la
amnistia concedida parlas cortes, huido á Francia, agÍtó en
ella los instrumentos de la invasion de su patria: y hecho
regente, fue declarado traidor por el gobierno á cuya
cabeza se hallaba el rey. _


He aqui demonstrado cómo el decreto exterminador
contra los diputados fué expedido por enemigos públicos
del gobierno constitucional, y heridos en su orgulloso
amor propio; los cuales subieron al trono que ellos
mismos se fabricaron, llenos de resentimientos personales, y
de vanderia contra los que muy de antemano eran el blanco
de su furor; circunstancias que anulan un fallo que, no
digo yo la justicia y la probidad, sino el honor y la nobleza
de sentimientos debieran haber alejado de su irrisible
trono.


3. ¿ Por que se persigue a los diputados?
Aunque la saña de los nuevos regentes no conocia coto


en sus venganzas, la proscripcion de los vocales de cortes
era un atentado tan ageno del sentido comun, que tubieron
que apelar en su apoyo á cierta vislumbre de legalidad
para alucinar á los incautos, arrastrar á los que no refle-
xionan, é inspirar osadia á los honrados españoles que aun
se resistían á abandonar la causa santa de la nacían.
Creyeron hallar este colorido en la memorable sesion de
cortes del 11 de Junio de 1823: en la cual faltando á la
verdad, supusieron haber sido depuesto el rey de su au-
toridad y mando, substituyendole una regencia. Sobre




123


este hecho notoriamente falso declararon traidores á los
diputados, mandando imponerles la pena de muerte sin
mas formalidad que la de identificar sus personas. Lle-
gado es el caso de examinar á la faz del orbe, si la conducta
de las cortes en aquellos momentos es acreedora á tan
violenta declaración, La simple relacion de lo acaecido
pondrá á los hombres imparciales en disposicion de decidir
sobre ello sin riesgo de equivocarse.


Los poderes, en cuya virtud desempeñaban los dipu-
tados sus funciones, y el juramento que aseguraba el cum-
plimiento de sus deberes, los obligaban: 1. á mirar por el
bien y prosperidad de la nacían: 2. á guardar y hacer
guardar la constitucion: 3. á acordar y resolver cuanto
entendieren conducente al bien general. . El rey por su
parte se habia obligado: 1. á guardar- y hacer guardar la
constitucion: Q. á mirar por el bien y provecho de la mo-
narquia: 3. á respetar la libertad politica de ella: 4. á no
impedir la celebracion de las cortes, ni suspenderlas, ni
disolverlas, ni en manera alguna embarazar sus sesiones.
No se diga que S. M. careció de libertad cuando al jurar
la constitucion se impuso estas obligaciones; porque él
mismo aseguró por dos veces á la nacion la espontaneidad
de sus empeños, y 10 hizo sin que esta le exijiese tan
solemne y repetida manifestacion. En la célebre posdata
escrita de letra del mismo rey einserta en el discurso de
apertura de las, cortes de 1821, en cuya extension no in-


oP tervinieron los ministros ni otro ninguno de los llamados
liberales, caminemos, dijo, y yo el primero, por la senda
constitucional. En el villete extendido tambien de su
real mano, sin conocimiento de los que hoy son calumnia-
dos con el nombre de sus opresores, y dirijido al consejo
de estado con ocasion de los acaecimientos escandalosos
que prepararon la gloriosa-victoria del 7 de Julio de 1822,
aseguró S. M. ser un constitucional sin dolo, ni perfidia,
citando por testigos á los secretarios del despacho.
Siguese de aqui que solo serian delincuentes los diputados
en el caso de haber quebrantado algun articulo de la cons-
titucion con lo acordado el dia 11 de Junio; porque solo
en este caso pudieron perder el derecho á la inviolabilidad
esencial que los caracteriza.


Cuando las cortes españolas examinaron las notas
extendidas en el congreso de Verona, y comunicadas al
gobierno á principios de enero de 1823, conocieron que
la intencion de la santa alianza, á pesar del velo con que
procuraban encubrirla, se dirigia á derribar la constitucion,
que la nacion española habia formado en una epoca




124


memorable, como único premio de los inmensos sacrificios
qae hicieron para asegurar su independencia y para pre-
servar á los príncipes y á los pueblos hostilizados por
Napoleon, del inminente riesgo de que se veian amena-
zados. Los cuales, habiendola reconocido antes como
legitima, recompensaban este tan señalado servicio con
dicterios que no parecia justo sufriesen los vencedores del
héroe del siglo: mucho menos cuando amenazaban á
España para el arreglo de sus negocios domésticos con
una intervencion armada, que el derecho público y la razon
misma y la ley natural declaraban atentatoria de la inde-
pendencia de las sociedades politicas.


El tiempo y las escenas de horror que las desencade-
nadas pasiones representan aora en la peninsula, acredi-
tan que las cortes no se engañaron en el juicio que habian
formado de aquel monumento diplomático, singular en su
linea. Apareciendo en él que se trataba nada menos que
de acabar con la constitucion, y de sufrir para ello una
nacíon independiente la intervencion de una fuerza extran-
gera, l podrian los diputados consentirlo, sin faltar á sus
deberes, y sin abandonar el sagrado depósito, cuya con-
servacion era el fin principal de su encargo ? N egáronse
las cortes abiertamente á acceder á las pretensiones de los
gabinetes aliados: t y qué resultó? Aplaudieron los
pueblos esta decision, congratuláronse con sus represen-
tantes, ofreciéndoles sus bienes y Sil sangre para sostenerla.
Mas adelante, viendo las cortes qlle se ponia en movimien-
to para invadir la península un considerable exército,
decretaron la traslacion del gobierno á un punto mas
seguro que Madrid, dejando al rey su eleccion .. Habiendo
señalado S. M. á Sevilla, le dieron las cortes una llueva
prueba de concordia y buena correspondencia, trasladán-
dose á aquella ciudad, aunque no desconocian los defectos
militares de que adolece.


La vergonzosa defeccion de un general bizarro, elevado
por la nacion á los primeros grados de la milicia y de la
nobleza, y que se gloriaba de hallarse comprometido en la
defensa de las leyes patrias, abrió las puertas de Madrid
á los enemigos; los cuales aprovechandose de este suceso,
corrieron la Mancha, penetraron los desfiladeros de Sierra
Morena desprovistos de defensa, porque la heregia de las
transacciones habia contagiado el corazon del que debia
prestarla, y á principios de Junio amenazaron á Sevilla.
Las cortes entretanto conteniendo con la calma y la mode-
racion el ardiente impulso de la fidelidad, alarmadas con




J25


la cercania' del enemigo, llamaron al gobierno para saber
de su boca el estado de los negocios públicos. Este con-
testó que haciendo el ejército invasor una marcha rápida,


. que nadie podria impedir, en el corto periodo de tres dias
sorprendería á Sevilla, desprovista de defensa. Añadió
que habiendo consultado sobre ello al consejo de estado,
fué de opinion que se abandonára aquella capital, trasla-
dandose el rey y el congreso á punto mas seguro; pero
disintiendo los vocales sobre cual debiera ser pues unos
se inclinaban á AIgeciras, á Cadiz otros, y alguno á
Gibraltar.


Invocamos, no el criterio de los fanáticos españoles,
ciegos por pasiones mezquinas, sino el de los hombres
sensatos de todo el mundo, sean cuales fueren sus opi-
niones politicas, para que se sirvan indicar qué partido
debía tomar el congreso en tales circunstancias. De per-
manecer pasivo, daba lugar aque exásperados los amantes
de las leyes fundamentales, incurriesen en desordenes
funestos que pusiesen el triunfo en manos del enemigo.
La ciencia militar y la política aconsejaban una pronta.
retirada á un lugar desde el cual pudiera continuarse la
defensa, con probabilidad de vencer. Algeciras no ofrecía
estas ventajas; en Gibraltar no podia entrar el gobierno
español sin abdicar antes el mando de la peninsula, La
Isla Gaditana era el !mico que las presentaba por su locali-
dad, por sus fortificaciones, y por la memoria de su he-
roica resistencia á las falanges de N apoleon, He aqui las
causas porque prefirieron este punto las cortes, acordando
pedir á S. M. se sirviese resolver la traslacion sin perdida
de momento, porque la urgencia del riesgo no daba ya
lugar á dilaciones.


Pasó á palacio en la forma (le estilo, una diputacion del
congreso, é introducida ante S. M. le descubrió el estado
critico en que se hallaba, yel riesgo que corrían su real per-
sona y el gobierno, de ser sorprendidos por el enemigo: y
con todo el respeto debido á la magestad del. trono, le
rogó que tuviese á bien acordar para el dia siguiente la salida
con direccion á la Isla Gaditana, único recinto seguro que
quedaba en las Andalucias. El rey con la lacónica respu-
esta de el amor á mis subditos y mi conciencia no me
permiten acceder á lo que se propone, y aunque como Fer-
nando lo Iuiria, como rey no puedo: y con la replica de
He dicho, dada al respetuoso esfuerzo que hizo el presi-
dente de la comision para convencerle, descubrió su inal-
terable resolucion de dejarse sorprender, y puso á las




126


cortes en la amarguisima situacion de presenciar la ruina
de las leyes fundamentales, la esclavitud de la patria, y la
desastrada muerte del monarca,- como consecuencias in-
evitables de un ataque militar apoyado en una aleve trama,
y de una conmocion popular, en la cual debian chocar
sanguinariamente los partidos y las pasiones.


Negarse el rey abiertamente á dejar á Sevilla en co-
yuntura tan extraordinaria, y á manifestar los fundamentos
de su resistencia, daba lugar á sospechar qué los enemigos
de la constitucion trataban de destruirla á la sombra de
la invasion. ¿ Y llenarian sus deberes los diputados de-
jando que se realizase este plan? ¿ Cumplirian con SIlS
juramentos, manteniéndose apáticos sin adoptar cuantas
medidas extraordinarias dictase la prudencia, yestubieran
á su alcanzeevitarlo ? ¿ Podrían persuadirse de buena fé,
que el rey quisiera dar tan señalada prueba de fatalidad,
entregándose á sangre fria á los que hacian la guerra á su
pais, á no padecer un trastorno momentáneo en su razon,
que le impedía tomar las providencias comunes para tales
casos? Ofrécenos la historia ejemplos de reyes prisioneros
por sus, enemigos; mas no de uno solo que hubiese con-
sentido en caer en manos de los que le hacian la guerra: de
todos consta que emplearon antes los recursos que el arte
militar proporciona para evitarlo. Solo Fernando VII.
desgraciada victima de la fatal influencia de sus íntimos
consejeros, despreciando el voto de los hombres sensatos,
se entregó voluntariamente á Napoleon en el año 1808:
"yen el de 18Z3," desatendiendo los votos de los repre-
sentantes de la nacion, se disponia á caer indefenso en
poder de los invasores de la peninsula, con disolucion del
gobierno y ruina de la ley que habia jurado, y de que el
mismo aseguró ser el primer observador sin dolo ni perfidia.


En tan dificil como inesperado conflicto, prescindiendo,
el congreso español de lo que anunciaba la voz pública,
devorando el sinsabor que debia causarle la respuesta del
monarca que puso á riesgo la armonia de los dos poderes,
echando un velo sobre la historia del palacio desde el año
de 18920, y acordándose de que segun la constitucion es
inviolable la persona del rey, se propuso cubrir su honor
y su decoro con el acuerdo de 11 de Junio. Por él de-


$ V.la sesion del parlamento de
12 del proximo Marzo, en que
uno de sus respetables miembros,
testigo presencial de este aconteci-
miento, califica el peligro en que


se habria visto la persona del rey
y toda la familia real, si las cor-
tes 110 hubieran acordado aquella
extraordinaria medida.




127


claró solemnemente, que siendo tal el rigor de las circuns-
tancias, que privaban á S. M. de ver el único camino que
le quedaba para salvar su dignidad, su decoro, y la liber-
tad é independencia de la patria; era llegado el caso del
articulo 187 de la constitucion. En su virtud, resolvieron
las cortes pasar á Cadiz en el inmediato día 12; yencar-
garon el cumplimiento de este acuerdo á una regencia
provisional elegida para solo este efecto, compuesta de
un diputado y dos consejeros de estado. Desempeñando
estos tan delicado encargo, se ocuparon en verificar la
traslacion, dando al rey en el tránsito las pruebas mas
señaladas de su acatamiento; y al llegar á la ciudad deS.
Fernando, primer baluarte de la Isla Gaditana, se reti-
raron por haber evacuado su comisiono El rey no se dió
por deservido, pues al separarse de su lado los regentes,
no hizo la menor reclamacion de la supuesta ofensa que hoy
sirve de pretexto á la persecucion; ni era dado hacerla,
porque aquellos personages solo entendieron en el transito
de S. M. y las cortes, desde un paraje indefenso á otro
fortificado y libre de un golpe de mano.


Estos hechos auténticos que no podian ignorar los
regentes de Madrid, pues constan' del acta de la sesion
impresa, publicada y' repartida de orden de las cortes,
demuestran que por el acuerdo del 11 de Junio se adoptó
una retirada, de la cual se han valido alguna vez los
potentados que componen la santa liga para reparar los
efectos de los reveses militares, dejando al rey en dispo-
sicion de hacer frente al enemigo, sin sufrir la dura humi-
llacion de una sorpresa calculada sobre la imprevision y la
apatia,


Si el honor, si el espiritu de consecuencia, si la pru-
dencia militar aconsejaban la separacion de Sevilla; la
resistencia á verificarlo, producia en los patriotas recelos
vehementes de una traicion, que sino cabía en el corazon
de un monarca que tantas veces habia protestado fidelidad
á sus empeños, era muy propia de sus consejeros privados,
que abusando de la confianza de S. M. comprometian su
reputacion y el bien estar de la patria. Porque debiendo
el rey guardar y hacer guardar la constitucion, y habi-
endo asegurado á sus pueblos que era constitucional sin
dolo ni perfidia, se le hizo aparecer como olvidadizo de tan
firmes promesas, con dejar que los enemigos se apoderaran
de su persona, y de la capital accidental del reyno, por
no tomar el partido de una retirada. ¿Y hacerse sordo á
las reflexiones y ruegos del congreso, no suponia en los




128


que le aconsejaban, una inteligencia con el enemigo, para
despedazar con el auxilio de sus armas la ley que hahia
jurado el rey solemnemente el dia 9 de Julio de 18~O, 'á
la faz de Dios y de la nacion? ¿ Y la invasion de la capi-
tal de la monarquia per el ejército francés, permaneciendo
dentro de ella el gobierno, no traia en pos de sí la ruina
de las leyes fundamentales? Los enemigos de la patria
que tanta influencia ejercian en el corazon del monarca,
impidiendo que se pusiera en salvo, ¿ no auxiliaban la diso-
lucion de las cortes, incurriendo en el caso de aleves ?
¿ Y qué bien hubiera resultado de esta sorpresa? Un
vencimiento ignominioso para los españoles, un triunfo
decisivo para los franceses, desastres intestinos, vengan-
zas, males sin número.* ¿y las cortes comprometidas por
su juramento á mirar por el bien de la patria, cumplirían
esta sagrada obligacion, dejando que se consumára impu-
nemente un proyecto de que debian seguirse tales desor-
denes?


Tan terribles argumentos hacían el dia 11 de Junio, los
que no fundaban los medios miserables de su privado in-
terés y de su fortuna sobre la esclavitud de la patria. El
zelo azorado con los 'riesgos de ella, y ardiendo en deseos
de vengar sus ultrajes, reclamaba providencias fuertes,
capaces de enfrenar á los malvados j y fijos los ojos en el
palacio, descubrió en él una trama horrible apoyada en la
resistencia del rey á salir de Sevilla, sorprendiendo en su
recinto á los conspiradores con las armas en las manos en
aptitud de ejecutar sus designios. Corrido entonces el
velo de la maquinacion, el disgusto de unos, la justa exal-
tacion (le otros, los temores de todos, y la opinion reunida
contra los seductores del monarca, pusieron á los dipu-
tados de cortes en el mayor conflicto. Si dejaban sueltas
las agenas pasiones, no podian responder de la vida de
Fernando y su real familia: si para obrar esperaban que
el cañon diera la señal de ataque, ¿en donde estarian en-
tonces su autoridad y su influencia? N o' quedaba pues
otro partido, sino sacar á todo trance al rcy de una ciudad,
en la cual como se vió muy luego, se habia estahlecido el
taller fatal de la rebelion, de los asesinatos y de los saqueos.


Realizando las cortes esta traslacion del modo corr
que la llevaron á efecto, dieron al mundo una prueba de


<1< La prudencia de este cálculo
aparece desgraciadamente en la
triste descripción del deplorable


estado actual de aquel reyno, que
leemos en los periódicos de la Gran
Bretaña.




129


.fidelidad que solo desconocen los traidores; avet'gonzados
q.¡.Wá al considerarse incapaces .de proceder con' tanta
hidalguia en iguales eircunstancias, Los diputados ate-
nidos al principio constitucional de que el reyes invio-
lable, y que rolo puede kacer el ¡ien y nunea el mal, debi-
endo este atrihuirlJe siempre á 8,US allegados, sepultando
en el fondo del cerason cuanto pudiera manehaT sus
augustos respetos, reeorrieeon el libroeuyos oustodios
eran, y enélhalíaeon el unieo medio de salvar la ley fun-
damental y la. vida y el honor del monat'carDeclarando
que á este no le era dado salir del aprieto en que se
hallaba, porque el influjo de causas morales le impedia
hacerlo, como amigos fieles le apartaron del abism~,
á donde trataban de precipitarle susfakt>s amigrJlJ: 000\0
amigos leales, y exponiendoseá perecer en la demaoo.,
le prestaron sus brazos: y en ellos y por ellos la eonsei-
tneíon y el rey llegaron á Cadis, sin haberse mancillado
con la sangre y los desordenes en el camino que media
entre ambos puntos.


No olvidemos que la oonstittlcim.,pwvmria, (f que él
reyno s~ gob~~:lria pOF ';lRa regencitl~ ~uan:& .el ~:f*
hallase Irspoaibílitado de e,eroet'<$U _toriGadpot cuil«jtti-
era causa fisica ó moral." Que Fei'RJUldo VII estaba etJ.
este caso, la serie 00 los beelitni lo manifesta; porio milmo
podían las cortes legalmente nombrar una regencia qtre
gobernára el reyno. t Mas qué hicieron? Limitaron su
accion á una regencia exclusivamente encárgada. de trasla-
dar al rey y á las cortes á Cadiz; plaza fueree de primer
orden, modelo de lealtad y patriotismo, y caye nnmhse
recordaba trilltlfos y glorias inrnaroesibles. ¿Por venll1!n'11
la regencia en la epoca fugitiva de su l!jel'cic'io di6 dtPas
órdenes que las relativas á la traslacion ? ¿ Se< ~btnptltl0
al monarca? ¿ Afectó aire de' magesfud? ¡ oro empléoS
., honores? ¿Batió moneda y ejeroitS· aetes' propios de lfl
dignidad real'? Nada de esto hizo. ¿No'se aptlest1ll'llNm
las cortes á felicitar á S, M ? ¿No recibÍt) él' hM1íebage
de sos .respetos como una prueba de lit p'Bre~{f: d~SU~
intenciones? ¿Yo S. M. ·DO asistiÓ'tle~p1lea á; lásoleb\~
claUBUl'3 de Jássesioneli del c()ngreso, dandot~ hastía aque-
llas mues,trt1s fisonómicas de aprecio y CóI'l\'Phi~ettcia, que
no pueden disimularse cuando el corazon está resentido
de agravios? ¿ En donde estuvo pues la: mé'ntida deposi-
cion del rey? ¿En donde la depresión lfé:$U autoridad!
¿En: donde la traicion tIe los diputad¡;>S .y regentes?
¿ Merecería el nombre de traidor UI\ español, que viendo


TOM.1. s




130


que el rey iba á sumergirse en un rio, le asiera del, brase,
evitando- su muerte? ¿ Se diría que el rey babia estado
depuesto y deprimida su autoridad, todo el tiempo que el
generoso súbdito le tuviera en sus brazos? ¿Y qué juicio
~e formaría si el monarca, libre ya del peligro, le castigára
con el ultimo suplicio como reo de alta traicion? '


Luego los diputados, lejos de haber cometido un crimen,
llenaron los, deberes que les imponia la lealtad: y sin
exceder las facultades que les daba la ley fundamental del
reyno, apuraron los términos de la delicadeza para con
el rey. Sin embargo, la regencia de Madrid, por un
impulso de saña y de venganza, los declaró traidores, tra-
tándolos con mayor rigor que el que experimentaron los
regicidas en Franela; y concitando el odio publico contra
sus personas. Algunos que fiados en su inocencia se retira-
banal seno de sus familias, fueron encarcelados y escar-
necidos j. el cadalso gimió con el peso del primer diputado
que cayó en las manos asesinas de sus perseguidores: y
Fernando VII con su silencio, se declara sin poder bas-
tante}parades'baz;a,tar las origias de horror que pasan ante
8U$ >6joS. -deamíntíendo .la oferta que -hízo .el dia SO de
Setiembre, de 'que oJJ,uyentwria del reyno las 'Venganzas
'!I '!a$,perS/J.C1tciOne4~ff·· . " , '
',Los vocales de las ultimas cortes españolas á vista.del


envenenado furor de los que circuyen el trono, y altamente
penetrados de que un encono ciego mueve sus manos
homicidas, huyen del patrio suelo, y haciendo votos por
la felicidad de la nación, buscan entre los hombres libres
asilo para sus personas. Si la justicia y la razon acompa-
ñáranáJos que hoy disponen de los destinos de la infeliz
Elq>aña, sasdiputados no hubieran abandonado la patria
que les dió el ser, y por la cual se sacrificarán gustosos,
siempre' que lo exigiese su bien y felicidad. Mas como
,por desgracia las pasiones corren en la peninsula con el
mayor desenfreno, les ha sido forzoso separarse de un
teatro tan ominoso, esperando que el tiempo y los desor-
denea, mismos abran en él las puertas á la justicia y á la
gratitud debida á sus bienhechores.
, La filantrópica acogida que hallan en la Gran Bretaña,


es una consecuencia de las virtudes que distinguen á los


;o Esta promesa se halla consig- miendas hechas libremente por el
nada en el decreto firmado por rey; quien en dicho dia manifestó
S. M. en esta fecha con tanta es desagrado al saber que algunos
pontaneidad, corno 'que en' el ori- dudaban de la sinceridad y firmeza
ginal se conservan adiciones y én- de sus palabras.




181


moradores de este afortunado país, y de la natural sim-
patia que enlaza á los hombres libres de todo el orbe.
En los diputados de la nacion española ve la sabidutia
britaníca un ejemplo de persecucion, tal vez no conocido
en el mundo civilizado, y que no empañára el lustre de
este siglo, si una funesta y equivocada politica no hubiera
empleado su influencia en. destruir en la peninsula la
obra de la ilustracion, de la justicia y de la fidelidad. '


Cuando la inflexible posteridad lea la historia del aten-
tado cometido con los diputados de la nación española,
derramando la hiel de la amarga censura sobre sus perpe-
tradores, cubrirá de flores el nombre de la Inglaterra:
y la memoria de su benéfica acogida hacia los ilustres
proscritos, dará á los que en lo sucesivo merecieren ser
representates de sus naciones, valor y entereza· para
arrostrar los riesgos que lleva consigo la constante lealtad
y el amor de la patria.


Si gana algo España con la inoasio» de las tropas fran-
cesas. .


. ,,*


Los españoles que por su privado .interes, ó por sa-
ciar mezquinas pasiones, han deseado, protegido y aun
promovido la invasión de España por las tropas fran-
cesas, han puesto al tablero la gloria, el docoro, la inde-
pendencia y la libertad de su patria. Dejo á un lado el
objeto de la invasion; triste recuerdo es que los espa-
ñoles mismos hayan arrojado sus leyes fundamentales bajo
los pies de extrangeros, para que las pisen. Con ser esto
de tanta monta, aun es poco, si se compara con otros desas-
tres que no osaré anunciar como ciertos, mas solo el no
ser inverosimiles bastaba para que los hubiese previsto y
procurado evitar la prudencia. ¿No sabemos historia?
¿ Es ahora el hombre distinto de lo que fue ? i Con qué
especiosos nombres., dice Saavedra (Empresa 92.) no dis-
ft'azaron su tirania los romanos, recibiendo las demas na-
ciones por ciudadanos, por compañeros y por amigos! . .
Como protectores y conseroadores de la libertad y privi-
legios, y como arbitres de la justicia del mundo, fueron
llamados 'de dioersas provincias para valerse contra sus
enemigos de sus fuerzas ,. y los que p01' si mismos no hubi-
eran podido penetrar tanto, se dilataron sobre la tierra con
la ignorancia agena. '




13'J
,¡CJ,J.lmclp I\Qs dominéran los árabes, si no hubieraasido


l!a,lWldQS.por el vil resentimiento t Ni el mismo que lo,
1l~m9 y lesabriólas puertas, trató en aquel momento sino
de saciar su \'enganza, no imaginando quizá que envolvía
á Su pátria en sel'vidlUllbfe de siglos. De la proteccion de
Fernando el cli,t~licQ y del rey de Francia fió Pisa sus
derechos y pre~nsiones contra la república de Florencia;
y amboli Pl'*ctOl'.eS. con pretexto de la quietud de Italia
la enUe~r()n á los florentiaes, A los franceses llamo
en 11" favor Luis Esforeia contra su sobrino 1 y ellos des-
pojímp-ole del estado de Milan, le llevaron preso. Agra.-
viaria. la ilustracion de mis lectores, si quisiera extender
este catálogo generaJ. de las miserias politicas. Baste
recordar lAs fundamentos de la sospecha con que debemos
m.ir~rmeeupacíon, aun de la mas pequeña parte de Es-
lliña PQf los franceses. ¿ Se han. sepultado acaso sus
antiguas y tenaces pretensiones sobre nuestro territorio t
¿ 'V cual es el apoyo de ellas? Sojuzgó CarIo Magno é
hizo tributarios suyos á los gobernadores moros de Zara-
gOza y Gerona. Ludovico Pío, conquistada Barcelona,
~p el distrito entre aquella ciudad y los Pirineos instituyó
varios condados. haciendolos feudatarios suyos. Este
feudo fue primero. amovible ad nutum, despues vitalicio,
y por último hereditario desde la mitad del siglo IX.
Estos cincuenta á sesenta años de señorio que tubieron
los reyes de Francia sobre una parte de aquel país, los
alegaron luego como titulo para apoderarse de toda él
hasta el Ebro. En este señorio feudal se apoyo. el rey
Hugo Capero para pedir al conde de Barcelona Borrell
por los aiíos 990 que, le prestase juramento de fidelidad:
propuesta que desechó el conde con escarnio.


Mas aun este imaginario titulo de la Francia sobre aquel
pais se desvanecio de todo punto desde el año 1258. en que
cedió San Luís á Don Jayme l. el derecho que pudiese
tener en sus estados. en los cuales hacia mas de tres siglos
que no conservaba sino el nombre de señor. sin tener
parte en sus leyes. ni en sus trihutos: cediendole Don
Jaime 1 por su parte el derecho que por el contrario
tenia él sobre rgran parte del territorio francés, en el cual
empero, á pesar de aquella cesion, todavia se reservó tres
ocuatr2. condados.


¿ MaS acalló por ventura á los franceses la solemnidad de
aquel tratado! De ninguna manera. Aprovechándose
de la debilidad de Don Pedro II de Aragan, que á prin-
cipios del siglo XIII habia hecho su re~no tributario de




18~


la cul'ia romana, y de la potestad que eútO'f'lOtS- cl'eian
tener los papas para destronar y poner reyes á su arbitrio,
por los años 1285 volvieron á la carga, invadiendo el
Aragon con un poderoso ejercito de ciento y veinte mil
combatientes, cuyo angel tutelar era un legado de la
santa sede, y cuyo estandarte era una bula. Mas el rey
y el reyno que conocían SUB derechos, y la injusticia del
invasor, y el ilegitimo é irrisible titulo de aquel atentado,
pelearon de poder á poder, y derrotaron aquellar"huestes,
obligando á. una vergonzosa fuga á los pocos que quedaron
vivos.


Cualquier hombre prudente creería que hubieseim-
puesto perpétuo silencio á los franceses el escarmiento
siquiera de aquella jornada. Mas no fue asi. De nuevo
pidieron esta posesion en el tratado de paz de 1659 entre
Luis XIV y Felipe IV, para lograr apoderarse del Ro-
sellen, tirando la linea divisoria de los Pirineos hasta el
cabo de Creus, y no hasta Leucata, linea recta desde oc-
cidente á oriente, como estubo siempre, y como la puso la
naturaleza entre ambos reynos.


¿ Qué diré del famoso opusculo que en el mismo siglo
XVII escribio un francés, pretendiendo probar que la
Francia te~ia derec~1) para apoderarse, no solo de la
Flandes, sino de casr t0308 los estados de Europa?¿ Y
qué de las pruebas de esta hambre canina, tomadas de
que habian poseido algunos, á otros los habían ayudado,
y otros les eran vecinos? ¿ Y qué del peso añadido á
estas pruebas con el origen de las flores de lis, y con su-
poner bajada del cielo la botella de Reims para la uncían
de sus reyes? La gran fantasmagoria de estas y otras
tales lindezas, disipó como el humo en su Mars Gal!icus,
en 1639, el obispo de Ipres, ohligando á aquel literato á
un afrentoso y perpétuo silencio.


Estos hechos abren paso á reflexiones muy obvias.
¿Acaso está fuera de la cuerda de los sucesos humanos, que
lo que en tantas ocasiones no pudo lograr aquel gabinete
como enemigo, lo intente ahora con capa de amigo? '¡ En
cuantos estados se ha introducido la ambicion socolor de
amistad, y de proteccion de derechos verdaderos ó supu~
estos, pal·a lograr con el ardid lo que no pudo con la fu-
erza? Los que creéis haber introducido en España un
ejército protector del mando absoluto, {, qué disculpa ten-
driais á la faz del orbe, si este ejercito se transfonnás,e
como por ensalmo en dominador de vuestras provincias"?
Tan pronto habeis olvidado la mascara de protector vues-




134


trocon que vino N apoleon á la península? ¿ Que con este
pretexto introdujo sus tropas hasta el corazon del reyno,
ocupó plazas, sedujo pueblos y distritos, que le procla-
maban su angel tutelar y vengador de los males que nos
acarreó el despotismo de un valido? ¿ Y que todo este
aparato de proteccion vino á parar en destronar al rey y
apoderarse del reyno t Vio España bajo las bayonetas
de este protector, descompuestos y confusos los órdenes
del estado: destemplada la armonia de su gobierno: des-
pojada y mendicante su antigua nobleza: encadenadas sus
provincias: hollados sus esenciales derechos: burlada
su independencia y libertad: sierva de amigos y enemigos:
tan turbada parte de ella con sus mismos males, que casi
llegó á desconocer su único remedio.


He aqui el éxito de las invasiones: agradan primero a
quien las procura, luego sacan lágrimas á todos. Doy
que á este invasor le haya movido la gloria, ó el buen
deseo de pacificar el pais á donde fue llamado; mas al que
llega á ocupar un estado, ¿ quien le cierra el pecho para
que no se apodere de él la ambicion? ¿Quien pone travas al
deseo de la recompensa? ¿ A quien admitira el por juez
para la tasa de este beneficio? ¿ N o está en el orden de
los afectos humanos, que las armas auxiliares tarde ó tem-
prano traten como ageno el pais donde entran? ¿ Y esto
no le expone á nuevos desastres, mayores acaso que el
que se propuso precaver ó curar con su auxilio? Me
guardaré bien de anunciar 10 que haran de España sus
huespedes: ¿pero al prudente recelo quien le pone bar-
reras? Nada hay nuevo debajo del sol: lo que fue ayer,
eso suele verse mañana.


Persecucion Literaria.


Que la inquisicion haya perseguido en España la sólida
literatura, y que á sus fátuos y obscuros planes hayan
debido las letras en aquel reyno la lamentable decadencia
que experimentaron en los últimos siglos, pudiera demos-
trarse con' inumerables ejemplos. Mas que á pesar de
esta antigua guerra funestisima, declarada por aquel
tribun~l desde su ereccion á la sabiduría y á los sabios,
hubiesen florecido en España, como florecieron en el siglo
XVI, las letras y el estudio de las lenguas orientales, es
cosa que apenas puede concebirse, Uno de los primeros




135


y mas señalados literatos y que mas contribuyeron á la
restauracion del buen gusto en España, fué á confesion de
todos, Antonio de Nebrija. El cual en la apologia que
se vió obligado á escribir de sus Quinquagenas, ó comen-
tarios sobre algunos lugares de la sagrada escritura, da
una muestra de la persecucion que de parte de los inqui-
sidores sufrieron estos escritos, diciendo: Binas commen-
tatumes in sacras litteras elaboraoimus : alteras, quas
pallantinus episcopus, qui postea fuit archiepiscopu«
Itispalensis (Didaeus Deza, dominicanus) dum kereticre
impietatis in Hispania quastorem maximum ageret, per
censura: illius impotentiom, aeeedentibus principum nos-
trorum [ussis, extorsit; non tam ut probarei, improbaretoe,
quam ut auctorem á scribendi siudio reoocaret, Alteras, quas
prioribus illis substituimus, suppressimusque ut alio tem-
pore magis oportuno ederentur, Nam bonus ille prcesut
in tata questione sua nihil magis laborabas, quam ut dua-
rum linguarum, ex quibue religio nostra pendet (hoc
est, lex scripta divinitus) neque ul/um vestigium relin-
queretur, per quod ad dignoseendam in rebus dubiis cer-
titudinem pervenire possemus. •


He aqui designado el odio de los inquisidores en
aquella epoca contra el estudio de las lenguas hebrea y
griega, en las cuales, á pesar de esta enemiga inquisi-
torial, florecieron en Salamanca, en Alcalá de Henares,
en Valencia y en otras escuelas públicas de aquel reyno
Fr. Luis de Leon, Zamora, Mariana, Vives, Pedro Simon
Abril, Zuñiga, Sanchez Brocense y otros escritores in-
signes.


Apologiam autem hanc seripsimus, prosigue Nebrija, quo
tempere apud questorem maximum impietatis accusabamur,
quod ignari sacrarum litterarum, ausi sumus solá gra-
maticas artis .fiduciá incognitum opus aiirectare, Ele-
gimus autem tEditicium judieem fratrem Franciseum Si-
monidem, Toletanum preesulem, atque totius Hlspania:
protomysten, apud quem respondimus objectis, qUtE á cri-
minatoribus nostris objiciebantur,


y despues de alegar que en sus Quinquagenas solo se
propuso mostrar lo que habia en la version de San Geré-
nimo concorde ó discorde con los códices hebreos .y
griegos, prosigue: In ea laborare, oelim ab istis edoeeri
quod Iuereseos genus sit, Nam 'llegue hcereticum quid con-
tinet, neque htEresim sapit . . . 'llegue hcereseos nulia
suspicio infert Interim vero nescio quid me
prahibeat iis de rebus snquirere, atque alios ad iliud




136


iPSfllll facíendum exhortari, et in hao una cogitatione $U-
premum spiritum '!ffundere. An non JUBC melius, quarn
'fiisputare ridiculam illmn quasstionem : ulrum quidditates
8-eotí transeuntes per latera puncti possint implere ventrem
chimerre? quum in eeratinia crocodrilinis et Chrysippi
aceroie versará? quam de stillicidiis et agua pluoia ar-
CClWU, et huju$1nodi nugis disserere ? Vos igitur
'ObsecrQ., aocnrrae, succurrite.ferte luppetitts rei liuemrio:
fR.benti",· ijlUqne patrocinium suscipite anteaquamfunditua
;''Rfére.aJ:. Faoete ingeniis, reoocate superas dato iUtt re-
¡¡~'Íonis 'llOstm {umina e:rtineta, {!l'ecam, hebroicamque
lwguam: propo1tite proemio in ea re laborOlNiibus: int'er-
pdiatvrcsvf!,'o ultra sauromatas extremosque hOmitmm
morin,()¡fJet garamantas ahigite. Esta apología se im-
primió en Granada despues de muerto Nebrija, el año
IM5.


Con igual denuedo escribió N.ebtijaal cardenal Xi-
menez de Cisneros en una ~al·taque le dirigió á este pro-


'" posito sin feche, de la cual habla l\fayans en su Specimen
Bi6lWtMCr:e Hispano-MnjansianfE, impreso en Hannover
el año 1753, p. 34. •


Par aquel tiempoestubo gimiendo cinco años en las
cárceles de Valladolid el sapientisimo y virtuoso Fr. Luis
de Leen, en Cluyas paredes dejo escrito:


Aqui la envidia y mentira
M{, tuhieron encerrado:
Dichoso el humilde estado
Del sabio que se retira
De aqueste mundo malvado.


De la misma epoca es la prision inquisitorial del grande
arzobispo de Toledo Don Fr. Bartolome Carranza de
Miranda, á quien el santo oficio le formó causa por un
catecismo que: imprimió lleno de piedad y sana doc-
trina, aprobado por un gran numero de doctos teologos,
cuyas aprobaciones hemos visto' en la biblioteca de MSS.
del Escurial, Sobre el merito de este prelado, cuya causa
se termino en la inquisicion de Roma, nos remitimos á los
elogios que luego que espiró, se pusieron en el epitafio de
MI sepulcro, que existe hoy dia en el presbiterio de la
iglesia.de la Minerva.
. A esta peeseeucion inquisitorial de los literatos espa-
ñoles aludia Luis Vives en una carta escrita á Erasmo en
1 de Mayo de 1534. Tempera ltabemus d!fficilia,
decía, in quibus nec loqfli, MC taeere pO$sum1tS absque




137


periodo. Capti sunt in Ilispania Vergara ct frater rjus
Tocar, ium alii quidam homines bene docti, Este Juan
de Vergara fué preso siendo inquisidor general el
cardenal Tavera, De este cardenal dice el sabio
Reman N uñez, conocido por el comendador griego, que
habiendole dedicado su correctisima edicion de las obras
de Séneca, no mereció siquiera que le contestase, mucho
menos quc le diese gracias por aquel obsequio. El que
con este desden fué tratado de aquel arzobispo de Toledo,
y mas adelante de su sucesor el cardenal Quiñones, ¿ qué
estraño seria que viese despreciado su gran progreso en
las ciencias, su laboriosidad y los frutos que dió de ella
á la rcpublica literaria? Ego, dice de si mismo (in fine
castigation. in Pompo Melam) in postremo terrarum orbe
prope dixerim relegatus spe omni aut emolumenti,
aut honoris, aut obscura! salte m grati animi sign~ficationis;
multis insuper so!licitudinibus el anxictatibus oexatus, qucc
mihi ab invidis, ingratis, perfidis, et sceleratissimis homi-
nibus con/lata! sunt,


Aun los literatos que se libertaban de la persecueion
personal, veian expuestos sus escritos á censuras tan in-
justas como infamatorias. El docto agustiniano Diego
Stúnica (Zuñiga) comentando aquel lugar de Job: Qui
commocet terram de loco suo, dijo que por ningun sistema
planetario se explicaban mejor estas palabras q;¡e por el de
Copérnico. Al momento mando banal' la inquisicion esta
grande hcregia. Venerábase en la catedral de Valencia
como de san Cristohal una muela de tal magnitud, que le
correspondía una cabeza humana de dos varas de diámetro.
-Dctermínase el piadosisimo literato Luis Vives, en su
comentarió á los libros de Cioitate Dei de San Agustin, á.
congeturar que probablemente era de algun disforme ce-
táceo de los que suelen encallar en aquella costa. Como
si fuera unaimpiedad ó blasfemia, fué tildado este pasage por
la inquisicion. De uno y otro libro he tenido yo ejemplares
con estos borrones, Y asi eran raros los sabios que es-
capaban de entre aquellas manos sin alguna herida, Lo
gl'acioso es que la tal muela apocrifa al cabo la arrancó de
aquel relicario el zelo ilustrado del J\I. R. arzobispo Don
Francisco Fabian y Fuero, que á su costa hizo una mag-
nifica edicion de las obras de Vives. Así vengó estepre-
lado la injuria hecha á aquel literato por la ciega igno-
rancia,


Este miedo á la inquisición fué causa de que Ambrosio
Morales en la cdicion qllC hizo de las obras de San Eu-


TOM. 1. T




138


logio, mártir de Cordova, demsit, como el mismo confiesa,
aliquas lineasjustis de causis. "Malisimo ejemplar, decia
Don Gregorio Mayans; porque las obras de los. santos
(por no hablar aora de otras) deben publicarse siempre
segun las escribieron: y si Morales temia desagradar en
algo á los inquisidores, facil le fuera haber añadido al-
guna nota." Mas ¿ y si juzgó Morales que no agradando
aquellas palabras á la inquisicion, hubiera corrido su nota
la misma suerte? Este terror pánico fué poco á poco
retrayendo de escribir á los grandes ingenios que desco-
llaron en aquella época. Por donde sin nota de temeridad,
antes bien sobre hechos y documentos auténticos, puede
asegurarse que la decadencia de las letras en España desde
el siglo XVII. se debió á la tenacidad de la inquisicion
en perseguir la sólida literatura.


EL ESCRITOR.
H:EC á le non multum abludit imago. (Hor. Saton. 4.)


Quiero ser escritor: doscientas obras
He de dejar impresas: poesia,
Astronomia, medicina, historia,
N áutica, leyes, controversia, lenguas
De todo he de tratar. Dirán mis nietos:
" Mi abuelo el escritor! o! supo mucho."
y los que en inquirir la edad consumen
Vidas de autores, titulos de libros,
(Literatura amena y muy barata)
Darán de mí razon, y de mi suerte,
y de mi patria y catadura y genio:
Cosas que si no fuera por mi pluma,
Conmigo en el sepulcro se olvidáran.
¿ y qué mayor placer? La parca fiera
Acabará mi vida, por supuesto;
Pero no mi memoria, que la fama
Al Tigris llevará y al otro polo,
La rueda de los siglos volteando.
¿ Qué importa que mi carne en honda huesa
Me roan los gusanos á man salva,
y que el motril y el rabadan me pisen?
Mis libros de bruñida piel cubiertos,




139


En forma igual y con dorados lomos,
En rica biblioteca colocados,
Diran al que pasee sus salones:
Obras del nuevo Pico ó del Tostado.
i Cuanto libro! . . Que asombro! ¿ Quien es este
Que tantos frutos dió de su talento?
El diceionario lo dirá " Fulano.
N acio donde Vernisa el sol que muere
Sepulta vivo aun, adelantando
El reyno de la noche: alli bebidas
Las bellusinas aguas, por la Iberia
Anduvo de Minerva los catarros
Aforrado de lana de borregos:
Alabado de doctos, de no pocos
Ignorantes roido: que á los sabios
Siguen los zoilos, cual la sombra al cuerpo.
Tenia linda voz: soberbia talla:
Ardiente genio: magro: taciturno;
Pero muy laborioso.". De esta suerte
Pregonarán las prendas que me honren;
Que las de marras para mí las guardo.


Ea, sus, á escribir: maldito sea
El tiempo que perdi, que ya pudiera
Haber compuesto al menos doce tomos.
Traeme aca ese libro. ¿ De qué trata?
¿ De poesia ? Bien. Saeame copias
De estas odas, sonetos y letrillas.
Aquel otro de allá. De él estas coplas
(Que asi las llaman, como si otra fruta
Dieran de sí los arboles del Pindo)
Estos seis epigramas, estas cartas,
Que llamarás Epistolas. Bastante.
Date prisa á copiar, que importa mucho.
En tanto voy á dar un buen paseo .
Con cuatro zamacucos que me aguardan,
Que viendome tan fresco tomar polvos,
¿ Por donde han de soñar que al mismo tiempo
En la comun utilidad me ocupo?
¡Haraganes! al ver mi nuevo libro,
Qué chasco os llevaréis! Vuelvome á casa,
Encuentro el libro hecho, y le intitulo
Silva? . . no: Colcccion i . . menos. Floresta,
Floresta, si, de hablistas castellanos.
i Qué titulo tan propio y campanudo!
-Hablistas ?-Si Señor-Si son poetas-




140


Pues qué, son mudos esos caballeros?
i, Y las nueve no charlan por los codos?
Plcyto por menos. Una tarde sola
Siglos me dio de ilustre nombradia,
-¿ Pero eres tu poeta ?-Nunca, nunca
Humedecio mis labios Helicona,
Ni á la volante cola de Pegaso
Una cerda siquiera arrancar pude.
¿ Qué importa? ¿ Cuantos el divino monte
Solo vieron pintado en miniatura,
y por Boscanes y Leones pasan?
Pues con ellos me entierren. Ya otra cosa
Mc bulle entre los dedos. Diccionarios
Andan escasos de las lenguas vivas,
Que no hay mas que dos mil de cada una.
Voy á ser yo tambien diccionarista.
El ultimo me place, aunque imperfecto.
Añádole de voces dos docenas,
Cosa que tengo hecha en un minuto:
Déjole el prologazo que tenia,
Que no lo hara mejor el Nebrisense,
y catate otra obra, que mi nombre
Volando lleva al templo de la gloria.


¿ En qué me ocupo ahora? Mil novelas
Andan por esos mundos derramadas,
y es un dolor que no las lean todos.
Pues voy á reunirlas. De esa espuerta
Ve sacando folletos. Ya hay un tomo.
Van dos .. tres .. cuatro .. sopla! ¡ como crece
Mi trabajo! A la imprenta. En la adcertencia
Preliminar ponderaré la falta
Quc hace esta coleccion, el sumo atraso
De la literatura, remediado
Por mis doctas vigilias. Y si urge
Hacer otra impresion, como 10 espero,
Al que la hiciere toca á manos llenas
Honrarme con elogios, que yo ahora
Dejaré por modestia en el tintero.


En sola una semana van tres obras
Voluminosas, útiles, correctas,
Dc buen papel y letra, aunque carillas:
Pero es justo limpiar con plato y oro
Del autor los científicos sudores.
-¿ y si no se vendieren ?-'l'onteria!
:, Si! ¡ no se venderán! Esta rabiando




141


El orbe entero por lectura amena,
Por libros del gran tono; (, y dejarian
Los mios de venderse? Si de artes,
Legislacion, politica . . . escribiese,
Lo entiendo, el boticario heredaria
Mis dos ó tres mil tomos, aunque en ellos
Monfort, Ibarra y Sancha trabajasen.
Esas obras insulsas, machaconas,
El alma en frian, y el humor apagan
De la vida social. Mas estas otras,
Como el aceite súbito reanima
La moribunda luz, asi levantan
LI tono, y dan vigor y hermoso brillo
A cualquier sociedad. Coge una niña
Mis obras en sus manos: lo estoy viendo.
jO! cuanto lucirá entre aquella nieve
El marroquí dorado de mi libro!
Abrele y lee con suave acento,
eomo si para ella fuese escrito,
La paloma de Fi!is Se enternecen
Con ella los presentes . . . O! qué gloria
N o será para mí, que con la lira
Supe amansar los tigres y leones,
y alzando los peñascos de su asiento,
Los hize en pos de mí venir baylando !
¡ O encanto! i O fuerza del celeste numen!
Mal año para Amfion y para Orféo.
-Pero si la hermosisima paloma
Es obra de otro autor.-Ya i (~ué noticia!
i De otro! Bien: que sea. Mas mi nombre
Al frente va del libro, no el del otro.
El vulgo que no mira esos primores,
Me tendrá por autor. (, No se atribuye
El Gil Bias un frunces, que por su hijo,
Como si de la Inclusa le sacára,
Le adoptó conociendo bien al padre?
¡, Cuantos libros se zurzen de otros libros,
Copiandose los unos á los otro',
y pasan entre bobos como nuevos?
¿ Cuantos guisados de estos el sol cubre '?
~, Y cuanta ropa vieja compra el oro
Incauto, de tan diestros cocineros
Con risa y con provecho? Yeso es facil.
Yo lo hiriera tambicn sin grall f:ttiga:
Pero mi plan es mas honrado y limpio.




142


Yo no altero el valor de los escritos:
Déjolos como están. Me los apropio:
Eso si. Mas un libro que anda impreso,
N o es ya del que lo escribe: se traslada
Su propriedad al comprador, que puede
Trocar su capa en sayo. Este es el uso
Desde que hay en el mundo literatos.
y pues que lo he de ser, como he resuelto,
No he de abrir yo veredas no trilladas,
y ásperas sendas, do se suda mucho,
y se tropieza, y cae y se lastima
El que á andarlas se atreve: y por remedio
Largas horas esta como rabioso
JHordiendose las uñas inocentes,
y rascando la sien que no ha pecado.
Anda, desanda, escribe, enmienda, borra,
Torna aescribir al margen, embadurna
Planas enteras, y á la postre queda
Peor de lo que estaba. N o en mis dias :
N o es eso para mí. Los nueve años,
Que recetó de lima en un escrito
El que llaman maestro de escritores,
El cachigordo adulador de Augusto,
Guárdenlos los austeros observantes
De la primera regla: inexorables,
Rijidos fariseos: de las letras
Los rigoristas, misticos, quijotes
Ridiculos, que el plan que alli aprendieron,
En sí y en todos sin dispensa siguen.
i Pobre literatura, si ellos solos
Fuesen los escrItores! j cuan escasos
Serian hoy los libros, siendo justo
Que abunden mas que abundan los zapatos,
y mas que las rosquillas y buñuelos,
Cuanto á los pies excede y á las tripas
La excelsa dignidad de la cabeza!
¿ Qué fuera de las dueñas y lacayos,
Si no hubiera escritores de su gusto?
Qué de tantos varones como viven
Del muy honrado oficio de hacer libros,
De imprimirlos, pintados y venderlos,
De ordenarlos en ricas bibliotecas,
De darlos á leer? Perecerían
Ociosos, vagamundos: de laceria
y peste y hambre S6 llenára el mundo.




143


Tantos son. Y por colmo de estos males,
A Dios, letras, á Dios, si prevalece
El plan de tan adustos jansenistas,
Que aun del sabio pretenden los sudores
Poner en prensa, y que no den mas fruto
Que el qlle á su seco paladar agrada.
N o Señor: libertad: de los talentos
Son varias la medidas. Yo del mio
Conozco bien la prez y á que se inclina.
Seguire componiendo en folio, en cuarto,
En octavo, en dozavo nuevos libros,
y libros á mi modo, no al ageno.
Ellos me llevarán sín yo mandarlo
A la posteridad, que agradecida
Mi nombre ensalzará, mal que le pese
Al que de vil envidia carcomido,
Refunfuñando, á su capote, diga:
Este es un rematado mentecato.


Libertad del Rey Femando VII. mientras estubo en vigor
la constitucion politica de la monarquia española.


Examinarémos en la calma de la razon y sobre docu-
mentos auténticos "sí el señor Don Fernando VII estubo
en libertad desde el día 7 de Marzo de 1820, en que se
restableció la constitucion de la monarquía española, hasta
ello. de Octubre de 1823, en que desapareció á impulsos
de la fuerza extrangera." Cuestion resuelta gratuitamente
por los gabinetes principales de Europa, sin mas datos
que los que les facilitó la acalorada malicía de los enemigos
de la libertad.


Cualquiera que habiendo sido expectador de los gloriosos
sucesos que agitaron la peninsula durante la noble guerra
de la independencia, recuerde el estado á que se hallaban
reducidos los príncipes, que hoy forman la confederacíon
europea, la conducta que observaron con España en los
seis años siguientes al vencimiento del heroe del siglo,
y su comportamiento durante el régimen constitucional;
uniendo la admiraeion al enojo, no podrá menos de mirar
á la edad presente como la epoca de las aberraciones mas
chocantes de las maximas inconcusas de la moral.
Mientras Fernando gimió prisionero en Francia, ¿ qué




144


pariente, amigo á aliado levantó la voz en su favor? Tré-
mulos todos y humillados vieron indiferentes su cautiverio,
sin reclamar su libertad, sin dispensarle aquellos auxilios,
que la compasion presta aun á los hombres que no nos
están unidos por los lazos de la sangre. Ningun monarca
(á excepcion del que dirige la generosa nacion británica)
aplicó su mano poderosa para romper los gt'illos que le
oprimian; y solo se han alarmado todos, cuando testigos
de la humanidad y moderacion de los liberales,'" vieron
segunda vez proclamada una constitucion que ellos habiao
aprobado y aplaudido: unico documento sobre el qué
descansó la legitimidad de Fernando, y único premio que
sus súbditos sacaron de los enormes sacrificios hechos para
restituirle una corona que tenia perdida.


La calumniosa voz de la prision del monarca español,
transmitida desde la penihsula por los labios impuros de
los que poco ó nada hicieron por rescatarle de la vergon-
zosa esclavitud francesa, resonando en las cortes extran-
gems, excitó su atencion, y corriendo veloz desde los yelos
del Norte hasta las erizadas montañas del Pirineo, sedujo
á los sencillos, sirvió de pretexto á los absolutistas para
atacar la naciente libertad peninsular; y soltando los di-
ques á las pasiones, abrió una campaña, que si aduló á los
seducidos, condena la honradez y el patriotismo á la deso-
lacion V al dolor.


y empezando por los primeros pasos dados por Fer-
nando en el camino liberal, ellos nos dcscuhren la libertad
que ha disfrutado. Las consecuencias inevitables
del despotismo de seis años; produciendo algunos movi-
mientos de parte de los leales, prepararon la opinion en
favor del sistema constitucional. Quiroga y Riego, ada-
lides de la libertad, al frente de un número de soldados,
corto para tamaña empresa, pero llenos de exaltado
amor á la patria, en el año de 1820 dan en las Cabezas y
en San Fernando el grito del honor: sacan á la constitucion
del olvido en que yacia : hacen concehir á los buenos
españoles esperanzas lisongeras, que hicieron olvidar los
pasados infortunios: y conjuran al monarca para que acce-
diendo á los deseos de la nacion, volviera á la ley funda-


'* Los ministros cxtranaeros re- duros encierros " dó los habian
sidentes en Madrid el alto 1820, eonfmado los serviles, olvidaron sus
admiraron la moderaeion de los injurias, sin tomar venganza de sus
liberales, cuando al salir J,: los opresores.




145


mental la fuerza de que la habian privado las sugestiones
de los que le rodeaban.·


A vista de un suceso á la verdad extraordinario, aunque
aprobado por las leyes de la nacion española,t consultando
PI rey la fuerza de las circunstancias, se resolvió á convocar
las cortes antiguas, para que acordáran ]0 conveniente al
bien genera] de la nacion, y á jurar la constitucion, aban-
donando el mando absoluto, proclamando el gobierno
moderado, y poniendo en libertad á los que gemían encar-
celados por haber descubierto opiniones contrarias á la
arbitrariedad.f Pero ¿ por ventura la fuerza tubo una
influencia exclusiva en estas deliberaciones? Siempre que
podamos acreditar con datos irrecusables, que el rey, pre-
via deliberacion, adoptó, entre otros que estubieron en su
mano, el partido constitucional, quedará demostrada la
libertad con que se comprometió en la nueva carrera
política, .


La historia nos conserva dos célebres documentos; á
saber, el real decreto de 7, y el manifiesto del rey á los
españoles, de 10 de Marzo de 18~O, expedidos cuando
se hallaba aun rodeado de los ministros y consejeros, elegi-
dos en la época del poder absoluto. En el primero asegura
S. M. " haberse decidido á jurar la constitucion promul-
gada el año de 1812, por ser conforme á la voluntad
general." Y en el segundo añade, "que á su regreso de
Francia todo cuanto veia y escuchaba • . . se reunía
para persuadirte que la nacion deseaba ver resucitada su
antigua forma de gobierno: esta persuasion
debió haberle decidido á conformarse con ]0 que parecia
ser el voto casi general de un pueblo magnánimo:
que mientras meditaba maduramente las variaciones del
regimen fundamental, . . . los españoles le habían
hecho entender su anhelo de que se restableciese la cons-


~ La representacion dirijida á
S. M. en 17 de Enero de 1820, por
el ejercito de la Isla de Leon, está
llena de energia, de firmeza y de
respeto. Los dignos militares,
;{)uyos nombres autorizan esta pro-
duccion del patriotismo, hacen sen-
tir al rey Fernando los extravios
de su conducta, llamandole al ca-
mino de la gloria y de la felicidad
de su patria.... Este documento
acredita que el monarca jamás po-
drá alegar la fuerza, como movil


TOM. l.


de su conducta, cuando juró la
constitucion.


t La ley 10. tit. 1°. Partida 2.
autoriza el levantamiento de 108 pue-
blos contra 108 gobiernos torticeros.


t Es preciso no olvidar que esta
amnistia fué preparada por los in-
formes favorables, que en tiempo
del gobierno absoluto habían dado
al rey todos los consejos (incluso el
de la inquisición), las audiencias,
los obispos, intendentes, y las de-
mas autoridades de la peuinsulu,


U




146


titucion de Cadiz: .. que oy6 sus votos, y cual
tierno padre condescendió á lo que sus hijos reputaban
conducente á su felicidad. . Confiad, (concluyó) en
vuestro rey que os habla con la efusum sincera que le
inspiran las circunstancias, y el sentimiento intimo de los
altos deberes, que le habia impuesto la Prooideneia.w


Tenemos por confesion espontánea oe Fernando: 10 que
se persuadió este, por la observacion que hizo de los
sentimientos del pueblo, de la necesidad que habia de
regenerar el gobierno: :zo que se dedicó á realizarlo con
toda maduréz: 30 que los españoles solicitaron el res-
tableciento de la constitucion de Cadiz: 4° que oyó sus
oolos y condescendio á sus deseos; y 50 que en fuerza de
lo expuesto, juró aquella ley con efusion sincera. ~ Y un
detenido examen hecho sobre los fundamentos de la opi-
nion general, no supone un analisis de las razones que
apoyan el pro y el contra de la cuestion ? Luego juró
Fernando con previa deliberacion, con intimo convenci-
miento de lo que hacia, con conocimiento exacto de lo que
juraba, y con decidida voluntad. ~ Y él pudo haberlo
evitado si hubiera querido? Si un corto número de cuer-
pos militares apoyaron el grito de la libertad, el rey tubo
á su disposicion el ejército que mandó Freyre al frente de
los alzados, despues que la columna del tan valiente como
honradisimo y malogrado Riego, fuera desecha en los encu-
entros que sostubo con las tropas reales: tubo en otros
puntos de España fuerzas suficientes para sofocar la ex-
plosion: tubo generales que le ayudáran , y tubo el pres-
tigio del trono, arma muy fuerte para contrarestar á los
que osan levantarse contra las demasias del gobierno.
¿ y se valió Fernando de tan poderosos recursos? ~ Será
creible que cuatro mil veteranos impusieran á un monarca
que diponia de mas de 60,000, y que se apoyaba además
sobre la firme adhesion de los que dirijen la opinion popu-
lar, los resortes religiosos? . . . ¿ y el rey no pudo
haber abdicado, como el rey de Cerdeña, en un lance
igual ? ~ Quien le sugirió la idea de convocar las antiguas
cortes, y de jurar la constitucion ? ¿ Quien le impidió
hacerlo, sin perjuicio de arreglarla de acuerdo con los
representantes del pueblo? El convencimiento
moral, hijo de la reflexión y de la critica, le condujo á
.adoptar aquel medio. Cuatro tubo á su disposicion en los


"" Gacetas de Madrid de 8, y 12, de Mano de 1820, números 31, 37,
paginas 239, 263.




141


dos meses que mediaron desde el pronunciamiento de la
Isla, hasta el día del juramento interino, á saber: ó resistir
con la fuerza que tenia en su mano: ó abandonar el mando:
ó jurar interinamente, reservandose el arreglo de la ley
fundamental de consuno con los diputados, poniendo en
contribucion las luces que le hubiera prestado el profundo
examen que el mismo asguró estaba haciendo sobre las
variaciones que convendria hacer en el gobierno: ó jurar
llanamente la constitucion de Cadiz, Eligió el ultimo, y
le eligió obrando como un padre tierno se comporta con sus
hijos y con efusio» sincera. Luego procedió con animo
deliberado á abrazar uno de cuatro partidos. Luego obró
con libertad, pues que tubo facultad para elegir.•


Si se arguye con q!le la misma posicion del rey, pre-
cisado á tomar un partido entre cuatro, prueba la fuerza
que padeció; contestarémos, que aun dandole este nombre,
seria una fuerza que voluntariamente se habia hecho Fer-
nando. (, N o sabia que los pueblos españoles pueden
alzarse legalmente contra el gobierno, cuando el rey se
convierte en torticero, y que cae en este caso (Ley 10. Tit.
1. Parto 2.) "cuando infunde terror en sus subditos, los
desune, les impide el uso de la palabra, protege las denun-
cias, empobrece el reyno, persigue á los poderosos y sabios,
prohibe sociedades y reuniones ?" ¿Acaso ignoraba el rey
los horribles sucesos que por espacio de seis años presenció
la peninsula? ¿ No le era notorio que un considerable
numero de patriotas gemia en los presidios yen las cárceles
de la inhumana inquisicion ? ¿En las supuestas causas de
estado, falladas por el monarca,+ no descubria el vicioso
origen de las denuncias y perjurios que las habian fra-
guado i'] ¿Y Fernando no hallaba el retrato de su


* Bastaría para probar la espon.
taneidad con que el rey juro, lo
ocurrido entonces con uno de los
liberales, que sacado de la prision,
ocup6 un destino de influencia.
Resistiendose á admitirle, y negan·
dose Fernando á complacerle, to-
mando este la constitucion en la ma-
no . . . la he jurado sinceramente
(dijo) la he de observar y hacer cum-
plir. Pasage, de cuya autenticidad
responde la opinion pública, que le
transmitió por España, dando lugar
á que lo perpetuara el buril, y que
destruye cuanto la maledicencia ha


inventado para acreditar la violencia
inevitáble que sufrió el monarca.


t Los diputados, presos el año
1814. de orden de Fernando, fue-
ron condenados á presidios y en-
cierros, por un decreto voluntario del
rey, extendido de su mano; unos sin
haberseles oido; otros sin haber
sufrid o cargos; y estando algunos
absueltos por los tribunales esta-
blecidos expresamente para.perder-
los. Y esto solo ¿no encierra en
si todos los elementos, que segun
la ley hacen toriicero á un monarca?


t Se cometió el inhumano aten-




14S
gobierno en las palabras de la ley? ¿ N o recibió multipli-
cadas representaciones de hombres, que aunque no sigui-
eron el partido liberal, tenian probidad y honradéz, los
cuales le conjuraron para que mudára de rumbo? ¿ No
dió decretos que anunciaban el regreso de la equidad y de
la justicia, y no los revocó al momento de su ejecucion?
Luego Fernando libremente se puso en el caso de la ley.


y una vez realizado el levantamiento, la historia no
ofrecia un solo resultado funesto? ¿ Y que sucedio t Que
los liberales, apoyados en la ley, recordaron al monarca
el cumplimiento de las ofertas hechas en el año de 1814,
de un gobierno moderado. ¿ N o prometió entonces que
habria cortes, que habria libertad de imprenta, y que la
inquisicion no ejerceria sus atrocidades? Lo cumplió?
Seis años pasaron entre esperanzas y entre horrores. ¿Y
quien forzó á Fernando a dar aquellas palabras? ¿ N o
10 hizo espontaneamente? Luego en el año de 18~O,
los españoles dieron una nueva muestra de su hidalguia,
contendandose con reclamar el cumplimiento de las pala-
bras reales de un modo efectivo, dejando á Fernando en
libertad de realizarlo, ó de adoptar otros medios, antes
que sufrir los efectos de la ley, que el mismo se habia im-
puesto como rey y como caballero.


y qué documento mas irrefragable de la libertad y sin-
ceridad, con que Fernando se habia prestado á jurar la
constitucion, que las públicas demonstraciones que el mismo
hizo de la satisfaccion que le ocupaba, y de lo distante
que estaba de creerse oprimido, ni de temer ningun aten-
tado de parte de los liberales? ¿Por ventura una persona,
que se ve presa en manos de sus enemigos, se entrega


tado de encerrar un espia en son de libre como el eu que esto se escribe,
preso en el calabozo en que gemian que no haya exageracion en lo re-
seis diputados, para que atalayara ferido .. Ojala fuera nsi I Pero el
sus conversaciones, y penetrara año de 1815, ¿no vió cl suceso mas
hasta sus pensamientos. Sobre la singular en la historia de la penin-
negra y nefanda lista de chismes y .sula, y el mas chocante en la de los
hasta de' sueños, extendida por reyes? Don Pablo Lopez, acusado
aquel malvado, se fraguó una causa por constitucioualista, ¿ nofu,- con-
de supuesta conspiracion, que co- dcnado á horca por una orden directa
menzó en la secretaria de estado de del re,,!? Lo fué sin duda, y hubiera
Indias, pasó á la de Justicia, de aqui perecido a impulso de un desgra-
á la inquisicion, y de esta al capi- ciado el rey quiere, si segun se dijo
tan general que la sustancié mili- entonces, los oficios del ministro
tarmente. Solo viendo estos monu- de la noble nacion inglesa, no hu-
mentos de atrocidad y depravación, bieran conseguido arrebatar la vie-
se podrá creer en unpais felizmente tima de los manos del verdugo.




149


espontaneamente á los bulliciosos festines de una desaho-
gada libertad, sostenidos por ellos? En los días primeros
del restablecimiento de la constitucion, la concurrencia del
rey á los convites cívicos, que dieron las tropas de la
guarnicion de Madrid en celebridad de tan fausto suceso,
realzando su alegria y esplendor, hizo ver al mundo la
libre sinceridad con que habia prestado su juramento.
i Dias llenos de placer y de alegria, aquellos en que los
españoles vieron á Sil monarca dejar el encantado recinto
del palacio, par.:¡ mezclarse entre Ias-fllas de los veteranos
y para recibir de sus labios no avezados á la lisonja, y de
la boca del pueblo que le rodeaba, los plácemes mas puros
y los vivas mas cordiales, que los que la traición pronun-
ciára cuando le aprisionó en sus grillos !.


Tal vez se dirá, que aunque el rey haya tenido libertad
cuando reconoció y juró la constitucion, careció de ella
cuando tubo que poner en ejercicio las augustas funciones
de su suprema autoridad, porque la,osadia de los liberales le
tubiera en un depresivo cautiverio. Antes de contestar á
este argumento con datos tomados de la historia ele los
tres ultimas años, deberémos convenir, 1". en que una vez
recibida y jurada la constitucion por el rey y ligado el á su
cumplimiento, no se podrá decir que careciera de libertad,
porque no pudiera exceder los limites que la ley ponia á
sus acciones ¡t lo contrario seria reconocer de hecho un


'* LIega á tal extremo el encar-
nizamiento de los serviles, que la
regencia intrusa de Madrid ha ca-
lificado de delito la concurrencia á
estos convites; de donde se deduce,
que el rey que concurrió á ellos, á
juicio de la regencia, es delin-
cuente é impurifícable.


t ¿Se podrá decir sin escandalo
que el rey de Inglaterra carezca de
libertad, porque como monarca
constitucional tenga circunscrito
el ejercicio de su autoridad por las
leyes fundamen tales! Estamos
altamente persuadidos que tanto
S. M. B. como el denodado pueblo
á quien dirige, mirarían con horror
al que iutentara sostener tan ridi-
cula opinion. ¿Y se dira cautivo
el presidente de los estados unidos
de América, por que la ley señale
los limites de su poder? ¡ Quien
será capaz de Ilamarle·oprimido,


porque no pueda exceder la raya
que la constitucion le señala i Si
hubiera de darse á la apinion con-
traria toda la fuerza que le atribuyen
sus sostenedores, diriamos qne ni
el Turco ni los beyes de Argel eran
libres, porque en medio del despo-
tismo reconocen ciertas barre ras
consagradas por la religion, que no
pueden vencer, y que solo son libres
los reyes, cuando pueden hacer
cuanto les viene á las mientes; que
están cautivos cuando no pueden
destruir la propriedad de sus súb-
ditos, privarles de la vida y del
honor, comprometerlos en guerras
por capricho, hacer paces .igno~~­
niosas, ofrecer y no cumplir, exijir
tributos sin medida, y gastar en
frivolos caprichos ó en criminales
deleites la sustancia del pueblo y el
fruto de su trabajo.




150


despotismo absolutamente incompatible con la índole del
gobierno moderado. ~o. Que los excesos de las eferves-
cencias del patriotismo, compañeras de los movimientos
que preceden y siguen al tránsito de la esclavitud á la
libertad, siempre que no se apoyen sobre acuerdos de la
autoridad legitima, no pueden servir de prueba del cauti-
verio de Fernando.


Los acaecimientos públicos de la peninsula prestan
datos de la libertad legal y personal que disfrutó Fernando
en la época constitucional. En efecto, la junta provi-
sional, establecida por el rey en 7 de Marzo de 1820,
autoridad supletoria de las cortes, para dirijir al gobierno
desde esta fecha hasta que jurara solemnemente en ellas,
ejerció sus funciones harto sublimes y delicadas, acatando
siempre la. persona y la dignidad del monarca, el cual pro-
cedió con tanta libertad, como que alguna vez se apartó
de sus propuestas, sin reclamacion alguna de los dignos
individuos de aquella corporacion, porque la ley daba al
rey facultad de ejecutarlo.


El congreso nacional, desde los primeros dias de su
reunion en Madrid, dió al rey las muestras mas señaladas
de respeto, de deferencia y atencion incompatibles con
la opresion y violencia que infundadamente se dice
haber ejercido los liberales- sobre su augusta persona.
i Qué señales mas inocentes dieron las cortes 'de su ex-
altada y cordial alegria, al ver al monarca sellar con el
juramento la promesa de ser fiel á la ley! j En qué emo-
ciones de reconocimiento prorumpió el pueblo dentro del
templo de las leyes y en las calles públicas, por donde
paseó triunfante al' regreso á palacio, y esto á pesar de la
conspiracion de los malvados, descubierta en aquellos dias !s
¿ Disminuyó el congreso la dotacion de la casa real?t
¿ N o revocó el decreto de las cortes de Cadiz, que por
circunstancias inevitables apartaba al infante Don Fran-
cisco, y á la infanta reyna de Etruria de la sucesion á la
corona?


Las cortes y el gobierno, ¿pusieron algun obstaculo al


'"No es posible describir el entusi-
asmo con qué fué recibido Fernando
por el pueblo, candorosamente ex-
altado y reconocido á su decision.
Vivas, aplausos, canciones, musicas
festivas, y coronas de flores derra-
madas sobre la carroza, se emplea-
ron en engalanar la carrera.


t Aunque las circunstancias del
erario inspiraban los sentimientos


mas rigidos de economia, las cortes
mantubieron al rey en el goce de
los 40,000,000 de reales anuales,
que él se habia señalado, cuando
en el año de 1 B14, tomó las riendas
del gobierno. Cantidad á la verdad
excesiva, atendida la pobreza del
pueblo, pues llegaba á la decima.
parte de los ingresos anteriores.




151


monarca, para que segun costumbre pudiera salh: de
Madrid á los sitios reales? ¿ N o lo hizo cuantas veces lo
tubo por conveniente, {t pesar de que su mansion en ellos
alentó á los enemigos cl~ las libertarles, comprometiendo
los altos respetos del rey en escenas escandalosas y sub-
versivas ?* Noticiosas las cortes (le que cierta expresion
contenida en una ley, que se pasó á la sancion del rey,
habia afectado la delicadeza de S. M. ¿ no se apresuraron
á corregirla, pasando á sus manos otro ejemplar extendido
sin lo que le habia causado una pequeña incomodidad ?t
y cuando la suprcsion de las ordenes monacales, habiendo
llegado á entender que aquel deseaba la conservaeion de
algun monasterio por su celebridad, ¿no le complacieron
eximiendo el número de 8, y dejandole la eleccion de los
que debían permanecer?:j:


Cuando la audaz osadia de los enemigos de la consti-
tucion, quitando la máscara á su disimulo, los presentó en
la palestra amenazando al sistema, comprometiendo el
nombre del monarca, y llenando de zozobraseá los patri-


..,Pocos dias despues del jura-
mento hecho á la constitucion, y
sin que lo estorbara la noticia que
el gobierno tubo de varias conspi-
raciones, el rey dejando á Madrid
pasó á Sacedon, en donde se man-
tubo todo el tiempo quc creyó ne-
cesario para su solaz. Restituido
á la corte, la dejo en Noviembre
trasladandose á San Lorenzo, en
donde los pérfidos consejeros com-
prometieron su autoridad, hacien-
dole quebrantar un articulo de la
constitucion, promoviendo con ello
una exaltacion en los patriotas, que
co;mprometiendo la tranquilidad de
la corte, hubo de producir funestas
consecuencias. A pesar de esto, en
el Abril de 1822, se trasladó el
rey al sitio de Aranjuez sin opo-
sicion alguna ; y la desgracia que le
acompaña, le hizo ser espectador
de horribles escenas, que en un
pueblo menos generoso y cuerdo
que el español, hubieran COIlJpro-
metido la seguridad de su persona.
En los primeros dias de .Julio del
mismo año, cuando la guardia sub-
levada había proclamado la guerra
al sistema, trató el monarca de


pasar á San Lorenzo y San Ilde-
fonso: viage que la diputacion
permanente procuró diferir, porque
las circunstancias le hacian mirar
como intempestivo, dando lugar á
cavilaciones y sospechas, que po
nian en riesgo al rey.


t Es muy notable este suceso
para que pueda, omitirse su relación.
En la ley expedida para la ex-
tincion de los jesuitas, había una
expresion relativa á su anterior res-
tablecimiento, que causó una pe-
queíía incomodidad al rey. Sin
embargo, este la sancionó y firmó,
y conducido á las cortes para su
publicacion, estas suspendiendolo,
hicieron sacar una nueva copia cor-
rigiendo aquella expresion, y la
presentaron al monarca para que se
dignára firmarla. S. M. sensible á
un rasgo tan extremado de defc-
rencia, lo hizo, manifestando al
congreso su gratitud.


! Si la politica y la economía
dictaban la supresión de los mona-
cales, el deseo en el congreso de
complacer al rq, sofocó sus senti-
mientos.




)52
.otas, en vez de acordar las cortes las providencias rui-
dosas que aconsejaban las circunstancias ¿ no tomaron
el amistoso medio de avistarse privadame~te con el mo-
narca, manifestandole sus sentimientos, y conjurandole
para que contubiera con mano fuerte los excesos pu-
blicos ?-


y el rey durante la epoca constitucional l. no usó libre-
mente de la facultad de nombrar y despedir los empleados
públicos? ¿No la ejerció mas de lleno en los secretarios
del despacho, habiendo mudado hasta 56 ministros en el
corto espacio de tres años y medio,+ y ejecutandolo en


'" La combinada conspiracion de
Chavarry, los escandalosos sucesos
del Escorial, las insurreciónes de
Avila, del Abuelo, y de Asturias,
descubrían la trama de los serviles
contra la constitucion. El congreso
nombró una. comisión compuesta
de su presidente y un corto nú-
mero de diputados, que habiendo
pasado á palacio, tubo con el rey
confidencial y privada conferencia,
en la cual le manifestó las justas
alarmas de las cortes, y le conjur6
para que tomara cuantas providen-
cias estu vi..ron á su alcance, á fin
«le contener el progreso de los
males que amenazaban sumergir á
da nacíon en un abismo de horrores.


t En 7 de Marzo de 1820 ocu-
:paban los ministerios de estado los
'Siguientes persollages; el de estado,
duque de San Fernando; gracia y


justicia, D. José Garcia Latorre:
hacienda, D. Antonio Salmon:
guerra, D. José Maria Alós. En
-el mismo mes nombro S. NI. á los
siguientes: estado, DiEvaristo Perez
de Castro: gobernacion de la penin-
-sula, D. Agustin Argüelles: Ul.
tramar, D. Antonio Porcel: ma-
...ioo, D. Juan Jabat: guerra, mar-
-ques de las Amarillas: hacienda,
D.Jose Canga Argüelles: gracia y


justicia, D. Manuel Garcia Her-
-reros. D. Jacobo Parga, nom-
brado para la gobernacion de la
peninsula, renunció reemplazándole
Argüelles. D. Cayetano Valdés


sucedio á Amarillas, y D. Ramon
Gil Cuadra á Porce!. En 1821,
fueron exonerados los primeros y
reemplazados, para estado, Bar-
daji y Azara: gracia y justicia, Cano
Manuel; gobernacion de la penin-
sula, Feliu : ultramar, Pelegrin:
guel'ra, Salvador, Daoiz y Moreno
Daoiz: hacienda, Barata, y Vallejo;
marina, Escudero. En 1822, fu-
eron reemplazados del modo si.
guiente: en estado, M artinez de la
Rosa: gracia y justicia, Gareli:
gobernacion de la peninsula, Mos-
coso: ultramar, Clemsncin : guerra,
Balanzat: marina, Homarate: ha-
cienda, Sierra Pambley. En Agosto
del mismo año 1822, les sucedieron:
en estado, San Miguel: gracia !I
justicia, Navarro: gobernacilm de la
peninsula, Gasco: ultramar, Va-
dillo: guerra, Lopez Baños; ma:
rina, Capaz: hacienda, Egea. En
Marzo de 1823, fueron nombrados :
estado, Florez Estrada: gracia y
justicia, Zorraquin, que renunci6
en el acto, y en su lugar se nombró
á Vallesa : gobernacíon de la penin-
sula, D. Antonio Diaz del Moral,
que renunció en el acto, y en su
lugar se nombró al señor Muñoz:
hacienda, Calbo de Hozas: marina,
Romay: guerra, Torrijas. Sin
haber tomado posesion fueron re-
emplazadas por los siguientes: es-
tado, Pando: gracia y justicia,
Calatrava: gobernacion de la penin-
sula, Manzanares; guerra, Zorra-




153


circunstancias quc debian poner en comocion los animos
de los amigos de la libertad? ¿ Y cuando las cortes se
desentendieron decorosamente de proponer al rey, como
este deseaba, ministros que reemplazáran á los exonerados
en el mes de Marzo de 1821, no le dieron una prueba in-
signe de que deseaban asegurar su libertad, para el ejercicio
de las funciones que le estaban designadas en la ley fun-
damental?


y Fernando VII. ¿ no tubo á su disposicion la fuerza
armada permanente del estado? ¿No la distribuyó del
modo que creyó mas oportuno? Su gobierno ¿no pro-
cedió con entera libertad y energia á reprimir los des-
ordenes públicos, cuando le pareció que amenazaban la
tranquilidad?* Y las cortes á peticion del monarca, ¿ no
decretaron leyes enfrenadoras de las ardientes pasiones,
sacrificando para ello una gran parte de su popularidad ?i-


¿Y el rey no dió el veto á las leyes, cuando le pareció
conveniente suspender su publicacion? La que arreglaba
las sociedades patri6ticas, la que suprimia los derechos
feudales.j y en Cadiz mismo la que daba á las capellanías
de sangre la consideracion de mayorazgos, ¿no fueron
detenidas por el libre ejercicio que el rey hizo de una de
las mas altas é importantes prerogativas de la autoridad
real?


y en el terrible conflicto en que se vi6 Madrid el dia
7 de Julio de 1822, cuando la guardia atac6 denodada á
la constítucion, en aquel trance sanguinario que puso en


quin, Salvador, y Golfin: marina,
Osorio . hacienda" Yaudiola.


De aqui aparece que en el es-
pacio de 42 meses tubo Fernando
\'II. 56 ministros. ¿Puede darse
mayor libertad para nombrar y des-
pedir ministros 1


'" La disolución del ejercito de
la Isla, el retiro de Riego á As-
turias, su exoneracion posterior del
mando de Aragon, los procedi-
mientos contra los exaltados de los
cafés de Lorermni y 'Malta, la se-
paracion del mando dado al general
Mina en Galicia, y del Empeci-
nado del gobierno de Zamora, las
causas fulminadas contra los patri-
otas comprendidos en las diseno
sienes de Sevilla y Murcia, 19s ar-
restos de Ceruti, Conti y otros li-
berales, los estrepitosos acaecimi-


TOM. r.


eutos del Setiembre de 1821 en
Madrid de resultas del paseo del
retrato de Riego, el silencio im ,
puesto á la sociedad patriótica de
la corte, el arresto del patriota
Costa en Barcelona, y otros infi,
nitos ejemplares de rigor, cometi-
dos sobre los liberales ardientes
¿no son otros tantos comprobantes
de la libertad en que estubo el rey,
cuyo gobierno procedia sin obstá-
culo á corregir con mano fuerte los
que el califJ.cabade excesos de pa-
triotismo 1


t Las leyes represivas, cuyo
debate ocasionó disgustos á los di.
putados que merecían el cariño del
pueblo por sus ideas liberales.


t Por dos veces consecutivas
impidió S. M, con el veto que le
publicara esta ley.


X




154


peligro á S. }}[. y su real familia, segun expresión de los
agentes diplomaticos extrangcros residentes en Madrid,""
¿ no recibió el rey los homenages mas ilustres de respeto
y atencion? ¿Los gefes de la rebelion no entraron en
capitulaciones con los liberales, abriendo la negociacion
un mensage del monarca, presentado por el marques de
Casa Sarria? Y los vencedores á la entrada de la pla-
zuela del palacio, ¿ no suspendieron su venganza, cedi-
endo á la voz del monarca, quc les manifestó el riesgó en
que podian poner su poder y su vida, si continuaban el
fuego sobre las tropas ya batidas? ¿Los liberales tubicron
nunca una ocasion mas segura para realizar sus planes
agresores sobre el monarca, si los hubieran abrigado en su
pecho? ¿ Se aprovecharon de ella? Si Fernando hu-
biera estado preso, como se supone, ¿ sus carceleros le
habrian tratado con tan alta consideracion, como la que le
manifestaron en los dias de la lucha sangrienta ? Los
liberales, contentos con vencer i sus enemigos, respetaron
la santidad de la persona del monarca, condenando al
olvido lo que la pública opinion les denunciaba; yata-
cando á los guardias, se defendieron de su agresion, sa-
cando al rey del teatro de horrores, de desacatos y de
crimenes, en que le habian comprometido los que lla-
mandose sus amigos, clavaban el puñal en su autoridad.
Fernando ha dado una prueba incontestable de la libertad
moral de que gozaba, en los dias mismos del combate,
confiriendo casi todos los empleos principales de la ha-
cienda.


Es verdad que cuando el ejercito frances invadiendo la
peninsula, amenazó la capital de la monarquia, las cortes
acordaron la traslacion del rey y su real familia á un punto
mas seguro. Y no negaremos que la intempestiva é impo-
lítica remocion del ministerio, flue contestó con tanto valor
como patriotismo á las notas de Verona, llenando de re-
celos justos á los patriotas, di6 lugar á un movimiento,
que pudo traer consecuencias desagradables. ¿ Pero estos
hechos demuestran acaso que el rey careciera de libertad (
¿ Se llamaron presos los monarcas, á quienes la combi-
nacion de los sucesos militares obligó alguna vez :t
alejarse del teatro de la guerra, para atender á la defensa
del pais? ¿Y la salida del rey de Madrid no se difirio
tres dias á peticion suya? ¿Y su traslacion á Cadiz no


.. Vense el documento numero 6. folio 79. ymmel'D l. de este Pe·
riodico




155


puso en guarda su persona? ¿ N o le libertó de una catás-
trofe, como creemos haberlo ya demostrado en otro lugar?
¿ Y una comocion popular basta para acreditar el cauti-
verio del monarca? ¿ Cuantas ha presenciado el pueblo
ingles, promovidas por diferentes causas, sin que le haya
ocurrido creer por ello preso á su monarca? Si los per-
fidos consejeros y la influencia extrangera no hubiera su-
gerido á Fernando la fatal idea de separar al ministerio
patriota en el momento critico en que las cortes abrian
sus sesiones, yen que aquel debia emplearse en la defensa
de la nacion: y si la perversidad no hubiera compro-
metido al monarca en un paso tan aventurado, sin que
este presentára sucesores (lignos, la tranquilidad no se
hubiera alterado; pero los exaltados, los moderados, los
amigos y los indiferentes al ministerio, vieron que el estado
quedaba sin gobernalle en la epoca mas dificil: vieron
que por esta fatal ocurrencia se paralizaba la defensa, y
temblaron: el temor produjo la irritacion, y esta ocasionó
un movimiento que cesó en el instante en que el rey
nombró proprietarios que ocupáran sus sillas. Luego el
abuso que el monarca hizo de la libertad de que gozaba,
para nombrar y despedir los altos funcionarios, y no su
opresion ó cautiverio, fue la causa verdadera de un acon-
tecimiento, que los enemigos de la justa libertad presentan
hoy como prueba de la prision del rey.


Cuando los datos y las razones alegadas no bastarán para
demostrar que I'ernando estubo en libertad, mientras
gobernó constitucionalmente á la nacion española, la con-
fesiondel monarca quitaria toda duda. En la memorable
posdata, puesta de su letra al discurso de abertura del
solio en el año de 1821, ¿ no manifestó la franca y libre
sinceridad con que habia abrazado la constitucion, y con
que mantenia el sistema liberal? Y en el billete dirijido
al consejo de Estado en 3 de Julio de 1822;· ¿no aseguro
" que su alma se tranquilizaba con el sentimiento de haber
sido un verdadero constitucional sin dolo ni perfidia?"
(, Y en esto no descubrió su libertad? Y aun cuando los
sucesos del Julio llegaron á hacerle sospechar de su segu-
ridad, l el rey no descubrio los autores de su inquietud?
(, N o ha designado á los reos? ¿ Y acaso dijo serlo los
libcrales t "Mi espiritu (son sus palabras) está lleno de
agitacion y amargura, considerando' la terrible crisis de
una anarquia militar, que pudiera causar todos los es-


., V. el numo 1. (le e,\c periodico, pago 77.




156


tragos de la división, del horror y de la sangre." La
anarquia militar, es decir, el desenfreno de los militares,
que hollaban las leyes y no acataban al monarca, ni cum-
plian sus ordenes; mas claro, la guardia sublevada, que
osó declarar la guerra al pueblo, era la causa de la per-
turbacion que sufria el ánimo del monarca. Luego aun
suponiendo que en aquellos terribles dias hubiese sufrido
este alguna violencia, la mano que la originó, fue á con-
fesion del rey la de los facciosos que se llamaban sus
amigos, y que cometieron en el palacio todo linage de
excesos, y no los liberales, que ceñidos á repeler la fuerza
con la fuerza, ni provocaron la guerra, ni se aprovecharon
como pudieron de la victoria. Finalmente, hasta en los
últimos momentos de la permanencia del rey en Cadiz,
disfrutó este de libertad. ¿ Por ventura Fernando VII.
salió de Cadiz el dia 1 de Octubre de 18l23, porque las
cortes se lo hubieran indicado ~ ¿ Estas regularon sus
pasos en la materia ~ ¿ El rey no dej6 aquella ciudad
cuando lo tubo por conveniente ~ ¿ Avisó de ello al con-
greso ~ S. M. asegura en su manifiesto á los españoles
del 30 de Setiembre, que decidido á hacer cesar' los de-
sastres de la guerra, había resuelto salir al día siguiente."
Vease aqui el suceso mas terrible para la libertad, prepa-
rado y realizado por la pura decision del monarca ; el
cual resolvió el abandono de Cadiz, y le realizó á la hora
que tubo á bien señalar A su vista pregun-
tarémos: ¿ estaba libre Fernando?


y tomando el retrato por el reverso, preguntarémos
tambien: ¿ Fernando VII. consolidó su libertad, desde
que dejada la ciudad de Cadiz, se entregó en manos de los
Franceses ~ ¿ Disfruta actualmente de libertad? . • .
Punto interesante, del cual nos proponemos hablar en
otro numero.


BIBLIOGRAFIA.


Los libros raros han merecido siempre con razón un
lugar muy distinguido en la consideracion de los literatos.
Que si las producciones extraordinarias de la naturaleza,
y las que esconde en sus profundos senos, excitan justa-
mente la curiosidad de los que se dedican á investigar sus
maravillas; no debe extrañarse que las obras raras y
poco conocidas del arte dispierten la de los hombres, en




157


quienes tambicu es justo reyne el deseo de saber cuanto
hicieron nuestros mayores. Esta es la causa porque se
han escrito y aun escriben tantos diccionarios y bibliotecas
de los libros raros, en cualquier manera que lo sean. Los
cuales solo por serlo, claro está que no pueden servir á la
comun utilidad, siendo leidos por todos; mas á todos
agrada y aun conviene la noticia de ellos, por si pueden
ser adquiridos algun dia, y porque aun siendo imposible
su adquisicion, el saber que han existido sirve para la
historia de los conocimientos humanos. El deseo de satis-
facer esta loable curiosidad de los litcratos, nos obliga á
dar razon de un libro español escrito en Inglaterra,
libro sumamente raro y no conocido por bibliógrafo al-
guno que sepamos, y del cual ninguna noticia tendriamos
nosotros, si la casualidad no nos hubiese deparado algunos
meses ha ver un ejemplar en poder de un amigo residente
en Génova, el cual le estima como es justo, por ser acaso
el único que quedará en el mundo.


Es un volumen en 8 de mas de 300 paginas, cuyo
titulo es C.UlIlASCON: palabra escrita con letras grandes en
el frontis sobre un escudo que llena casi toda la plana.
Vese tambien repetida en la orla de él, como apellido del
autor, cuyo nombre Thomas está en ambos lados del
tronco de una encina (que en Español se llama tambien car-
Tasca) cubierta con un galero episcopal, que es la empresa
que en alusion á su apellido quiso tomar el escritor, segun
la costumbre del siglo XVII. y de otros posteriores.s Que
este fuese el único motivo para tomar ese simbolo, y que
él no quisiese que su libro fuese reputado por tan vil como
el fruto de aquel arbol, lo manifestó en una cuarteta que
escribió al pie de dicho escudo, y dice asi :


No es comida para puercos
Mi fruto, ca perlas son;
y aunque parezco carrasca,
Soy mas, pues soy Carrascon.


A esta cuarteta, mediando un bigotillo, sigue en la misma


* El dominicano Fr. Bernardo en alusion á su apellido, que es rio
Riera, que á principios del siglo en castellano, y tambien á la ter-
XVIII, por haber seguido la causa quedad de su indomable genio,
de los austriacos, se ausentó de su enemigo de toda sugecion y mucho
patria Barcelona, refugiandose en mas de la volubilidad en opiniones
Rusia, escribió alli un libro que y doctrinas. A este modo pudieran
intitulo Echofidei, en cuya portada citarse otros muchos ejemplares de
puso un escudo donde pintó un no esta costumbre, que cada cual
con el lema NUII'lumlt reirorsum, podra calificar de lo que quisiere.




158


plana: de las Caries y Medrano, En Cinl1'lténigo. Al
pie de la portada: con licencia y privilegio á costa del
autor. Por Jllarifl Sanche» Nodriza, año 1633.


En la plana imediata: Dedicatoria á las dos hermanas
Maria y Jjlartlta, mis muy charos y amadas ltijas,. á las
cuales siempre da este último dictado. En esta epístola
da de sí y de sus .cosas los indicios siguientes: "Dios
(dice) me mandó salir como á Abraham de mi tierra, de
mi naturaleza, y de la casa de mi padre. Sacome de la
tierra del Egipto papistico, y de la casa de la servidumbre
monástica Dejé, cuando dejé á España cuatro
hermanos, los tres mayores que yo, menor el otro j tres
hermanas, la una mayor, las dos menores. lVIi madre era
ya muerta; mi padre vive. Sé empero, y quiero que
sepais, que eran ó son en calidad hidalgos, en linage
ilustres, y en hacienda ricos, aunque yo soy pobre."


Mas claras noticias da de si en el prólogo, donde dice
que el rey Jacabo de Inglaterra, le mandó traducir al
español la liturgia inglesa, y que en premio de este tra-
bajo le dió una calongia en la insigne catedral de Hereford.
"Compuse (añade) un gran volumen de monachatu en
latin: otro de contradictionibus doctrina: ecclesia: romance:
otro titulado Carrascon, tambien en latino A im-
primir estas obras y la presente (que es parte pequeña de
un volumen grande) vine á esta tierra, por muchas cosas
feliz, y por la libertad que en ella hay de poder decir
verdades, felicisima,"


El objeto de esta obra es impugnar la doctrina y prac-
ticas de la iglesia romana j mas el plan de ella y los
puntos á que limita sus observaciones, se verá en los epi-
grafes de los 10 capitulas de que consta, que son:


l. " De la leccion de la sagrada escriptura."
2. " De los libros canónicos de la sagrada escriptura."
S. "De la version V ulgata Latina."
4,. "En qué se prosigue el argumento del pasado, y se


muestra que la version Vulgata Latina es en muchas ma-
neras viciosa, erronea y depravada."


5. " En qué en prosecucion del thema de los dos ime-
diatamente antecedentes, se propone y prueba la cer-
tidumbre y conformidad de los ejemplares hebreos, y la
incertidumbre y desconformidad de los griegos y latinos."


6. " En el cual se concluye la materia y argumento de
los tres precedentes, y se muestra que solo el texto hebreo
puede y debe ser auténtica é infalible regla y norma de la
fé, cuanto á la escritura del viejo testamento."




159


7. " De la fé implícita,"
8. "De las imagenes."
9. " Del oficio divino en leng.ua Latina."
10. "Delmonachaclo ó fraylia.'
En el capitulo 8 todavia da de si algunas noticias bio-


gráficas, que conviene tener presentes. Porque hablando de
la imagen del santo Cristo de Burgos, que estaba en el con-
vento de S. Agustin de aquella ciudad, y en 18Ql fué tras-
ladado á la catedral, dice: "Yo fui conventual de aquel
monasterio algun tiempo;" y mas adelante: "estando yo
en el convento de San Agustin de Burgos estudiando
artes, vino el rey Phelipe III á tener novenas en aquel cru-
cifixo, y con él el principc que agora rey na. Aposentase
su mago con toda eu corte en aquel monasterio, &c."


Algunos otros extractos se tomaron de este libro, que
omitimos por no ser necesarios á la bibliografia, único
objeto de nuestro escrito. A la cual basta saber:


1. Que el autor de esta obra era español y frayle de la
orden de san Agustin, llamado Fr. Tomas Carrascon, y
que estudiaba artes en el convento de Burgos, esto es, era
muy joven, cuando el rey Felipe III fué á hacer novenas
á aquella casa, acompañado del principe su hijo, que des-
pues fué el rey Felipe IV.


:Z. Que se apartó de la comunion de la iglesia romana,
y se hizo protestante.


3. Que con este motivo y para poder publicar sus obras
se vino á Inglaterra, á quien llama tierra por muchas cosas
feliz, y por la libertad que en ella hay de poder decir ver-
dades, felicisima.


4. Que el rey Jacobo I de Inglaterra, que reynó desde
el año lGOS, hasta el de 16~5, le encargó la versión espa-
ñola de la liturgia inglesa, que acaso será de las primeras
que se hayan hecho en los idiomas vulgares. De una
italiana trabajada por Alejandro Amidei, florentino, en
1661, hay una excelente copia en el museo británico.
(Collect. Mi·/S. Harlei. codo 3495.)


5. Que en premio do su trabajo fué hecho canónigo de
la catedral de Her~ford.


6. Que acá debió contraer matrimonio, del cual tubiese
las dos hijas Maria y Marta, á las cuales por eso deja tan
clara y circunstanciada noticia de su ascendencia.


7. Que compuso este libro despues del año 16Q8, en que
subió al trono español Felipe IV del cual dice expresa-
mente que agora reyna.


8. Que lo imprimió en 1633, y no en Londres ni en otro




160


lugar aJguno de Inglaterra, á donde él dice que vino á
imprimir sus obras, sino en España, como clsramente 10
indica el papel, y la letra y todo cuanto puede caracterizar
una impresion española de aquellos tiempos. Contra esto,
que forma una demostracion en tipografia, no sé si deberá
prevalecer la congetura de lo inverosimil que es, que pu-
diese estamparse en España una obra tan contraria á la fé
y á la iglesia romana, y mucho menos en Cintruénigo,
villa de Navarra, donde no se hace creible que hubiese
entonces imprenta y dotada de caracteres hebreos, de que
usa alguna vez,


9, Que tenia otras obras concluidas y mas voluminosas
que la presente.


10. y por último, que el objeto del autor es impugnar
á la iglesia romana en cinco articulas, es á saber, la
autenticidad de la Biblia Vulgata, la fé implicita, la adora-
cion de las imagenes, el oficio divino en lengua latina, y el
establecimiento dé las ordenes monásticas.


A la bibliografía no toca formar juicio del merito intrin-
seco de esta obra. Lo que nosotros, prescindiendo de los
puntos controvertidos en ella, podemos y debemos decir á
los literatos, es que este libro es uno de 10s muy bien
escritos en lengua española, á cuya propiedad y fluidez
añade el autor cierta soltura, y si puede decirse, aquel
'hermoso desaliño, que tanto brilla en algunos que escribie-
ron á principios del siglo X VII Yque encanta á los buenos
conocedores de aquel idioma. Es singular la gracia con
que en medio de las discusiones mas serias intercala la nar-
racion de algunas anecdotas de su tiempo: cosa muy dificil
de ejecutar á contentamiento del que lee. Ademas de esto
se muestra muy versado en las lenguas orientales y en todo
genero de erudicion bíblica, no menos que en la teologia,
historia y disciplina eclesiástica. Creemos que la lectura
de este libro pudiera ser útil á los maestros de la religion
catolica, como lo es la de todas las obras que contradicen
sus dogmas y disciplina; mayormente estando todas sus
paginas atestadas de citas de escritores antiguos y mo-
dernos, las cuales servirian de guia á los que se dedicasen
á este genero de controversias.


Por lo mismo que se ha hecho este libro tan raro y
desconocido, suplicamos á los ingleses ilustrados, que si
alguna noticia pudiesen adquirir del autor, ó de las. otras
obras que él anuncia en el prólogo haber compuesto,
tengan la bondad de comunicarnoslas ó darlas al público
directamente, para que no carezca de ello la literatura. En




despreciable, de ninguna
Del arabe jaschia, infe-


161


este caso nos contentarémos como otras veces con la gloria
de haber servido vice cotis, Tal vez en la catedral de
Hereford deben existir memorias de la patria, escritos y
muerte de este español, que se honraba con haber sido
su canónigo.•


Orígenes orientales de la lengua española.


Alfabeto segundo.
¿ A DONDE BUENO? Y en Valencia: ¿ AON BON A? Ex-


presion que se usa en el estilo familiar para preguntar á
alguno que se encuentra, hácia donde camina. En ingl.
where art thou going to? or, tohere are yau gaing to ?
Derívase de tres palabras hebreas, que son iN an, qua?
,::1 bo, vadis: y N~ na, qu::eso.


BACORA, y ALBACORA, s. f. En Murcia y en Valencia la
breva, el primer fruto de la higuera: en ingl. early fig.
Del arabe bacorah, ó del hebreo i1,,:lJ, bieorah, primus
fructus et prrecox.


CACHIVACHE, s. m. Persona
consideracion en la sociedad.
rioris ordinis homines.


CHOQUEZUELA, s. f. El hueso anterior de la rodilla: en
ingl. knee. Del hebreo p,rv schok, crus.


DESTRIZAR, v. a. Romper ó partir una cosa en menudos
pedazos. Dicese tambien, hacer trizas: en ingl. to
mince. Del griego ~~;~, capillas,


ESTACA, s, f. Palo que se fija en el suelo ó en la pared
para señalar los caminos, para dividir las tierras, para atar
sogas, ó para levantar sobre él alguna obra ó edificio.
Estacada el conjunto de muchas estacas unidas: en ingl.


'" Despues de escrito este articulo sotros : Carmscon, el cual poseía
hemos visto en la British. institu- aquel literato. La noticia que da
fion el catálogo de libros, que po- de el, no pasa de su portada, omi-
seia en su copiosa y selecta bibli- tiendose también la de que hubiese
oteca el S. D. Juan de Santander, sido frayle. Pero añade redonda-
bibliotecario mayor de la real de mente que ningun bibliógrafo co-
Madrid, que publicó en francés nocia esta obra, ni hablaba de ella.
su sobrino Don Carlos de la Serna Lo cual nos acabó de confirmar
y Santander, año 1792, en Brnse- en el prop6sito de insertar en
las, 2 vol. 8~·o. En este mtMogo al nuestro periodico el articulo que
número 1051 se hace mencion de leni.11110S preparado,
este YlUTO, que intitula como \10-


TOM. l. y




162


stake-palisades. Del hebreo N~1"'1 thaca, ú del arabe
taca, ó ataca, suffulsit, fecit ut inniteretur.


FALAGAR, v, a. inducir, obligar, amansar á alguno con
expresiones de cariño: en ingl. to soften. Falagueño ó
falaguero: en ingl. loz'ely. Del hebreo tv~~'~ phil-
gasch, concubina.


GAZMONO, adj. El que afecta tristeza, modestia, ó
alguna prenda recomendable del ánimo para grangearse
la agena campasion ó estimacion: en ingl. hypocritical.
Dicese tambien gazmoñero: y este vicio gazmoñeria: en
ingl. lt,l/pocrisy: y el melindre ó afectacion del gazmoño,
gazmoñada: en ingl. prudery. Del arabe gazboon,
lamentabundus.


HOZAR, v. a. Meter el cerdo el hocico en la tierra
para comer las yerbas ó raices, ú otras cosas de que se
alimenta: en ingl. to grub. Del hebreo ,¡n, jazar,
porcus, sus.


IZAGA, s. f. Terreno tupido, donde hay abundancia
de cañas y juncos: en ingl. place abounding in rushes
and reeds, Del hebreo .v'~' itsuaa, stratum: de Jl'~iJ
hitziaa, stravit, substravit: ó de p'~' iatsuk, firmum,
solidum, validum,


JACARA, s. f. Cantar y bayle festivo y alegre usado por
la gente campesina: en ingl. a sort oJ romance, a kind oJ
rustic tune for singing o')' dancing. Jacarero, s, m. Cantor
de jácaras: en ingl. ballad-singer. Del griego xixap"',
gavisus sum ; de x",feOJ, gaudeo : y de X'x"'e'IJWS, gavisus,
El bayle especial que en Valencia llaman la cháquera, es
de 'Tldew, tripudio, salio. La otra acepcion de J ACARA
por conversacion inutil, especie despreciable, boberia para
pasar el tiempo: en ingl. idle talk, viene del hebreo y siro-
fenicio, 'pn jakar, ó del arabe jacar, contempsit, con-
temptibilem censuit. En este sentido se dice venirse con
jácaras del que cuenta especies inutiles ó que no merecen
credito , y jacarero, el hablador de cosas despreciables,
del arabe jakiron, vilis, contemptus.


LAMERON, s, m. El que gusta mucho de manjares
dulces: goloso; en ingl. gluttonous. Del griego Aa.'IJ-"',
laimos, gula.


LLABIEGO, s, m. En Asturias el arado; en ingl. a
plough. Del griego Ai,b's, /abis, ansa, manubrium: o de
'A"'IJ-~a'o, lambano, capio.


MEZQUINO, adj. Necesitado, tacaño, avaro: en ingl.
poor, avaricious, petty. Del hebreo pD7.:l, mischen, pe·
nuriosos, indigus, qui aliorum auxilio opus habet,




N AF A, s. f. Agua destilada de la flor del naranjo: en
ingl. orange-flouer water. Del hebreo ;,~~, nijah, stilla,
gutta.


ORRA, s, f. Vasija de barro en que se conserva almibar,
manteca, &c. en ing1. a gallipot. Del griego ~PX'1l, vas
fictile.


PRISA, s, f. Celeridad, rapidez en andar o hacer al-
guna cosa; en ingl. celerity. Del griego 'rJ7>3/7/7"', tolutim
incedo, gressus glomero.


QUILATE, s. m. Grado de afinamiento ó purificacion
del oro ó de la plata: en ingl. degree of purity of gold
01' silver, carat. Aquilatado, lo que es perfecto en alguna
linea. Del hebreo, j1~~, cllí/ah, perfeeit, complevit,


RAFAGA, s. f Embate, impetu, golpe impetuoso y
repentino de viento; en ingl. violent squall of wind. Del
hebreo D~", rafas, conturbavit, perturbavit,


SALA, s. f. Aposento ó departamento principal de una
casa: en ingl. hall. Del hebreo :V~'J tzalaa, celIa, cubi-
culum Iaterale.


TUNA, s, f. Especie de higo producido por un arbol del
~ismo nombre: en ingl. indian ,jig. Del arabe tain,
ficus,


V ELLEA, S. f. En Valencia y Cataluña, vegez: la ca-
lidad de las personas ó cosas consumidas o deterioradas
por el tiempo: en ingl. old age, decay, ímbecilíty of old
age. Del hebreo N9.:J beta, atteri, consumi vetustate.


YA! interj, Que se usa para contestar aprobando, ó
conviniendo en alguna cosa: y' equivale á si: en ingl.
yeso Del hebreo tl~' iah, convenire, congruum esse.


ZARANDAR o ZARANDEAR, v, a. Levantar al viento el
grano desde un amero o criva, para que suelte el tamo, la
tierra y otras partículas extrañas: en ingl. to winnmv
corn in a sieoe, move nilllbly. Del hebreo ;'1r, ssarah,
ventilavit, sparsit.


---------~


Gonducla de España con la corte de Roma respeto de la
proldbicion de libros.


Gran zelo ha mostrado España desde muy antiguo
contra el ansia con que la corte de Roma prohibe como
contrarios á la fe de la Iglesia ciertos libros ortodoxos,
solo por que no dan cuartel á sus nuevas pretensiones y
máximas. Prueba evidente de que aquel reyno conoce la




164


atroz injuria que hacen los curiales á la religion y á la
causa de los católicos, al colocar en su indice expurgatorio
alIado de libros impios, obras piadosisimas, solo por que
no lisonjean y promueven los intereses temporales, quc por
ningun titulo justo le competen. Atentado horrible, que
excita en unos el dolor, en otros por desgracia la befa y
el escarnio. ¿A quien no conmueve, por ejemplo, la prohi-
bicion que fulminó Pio II. de la obra que habia escrito el
mismo, in minoribus, con su nombre de Eneas Silvio, sobre
las actas del concilio de Basilea, siendo su secretario?
¿De la publicada por Sixto IV. del tratado de la autoridad
del romano pontifice por Belarmino, solo porque aquel
cardenal no se propasó á defender la autoridad directa del
papa sobre los reyes, contentándose con sostener la indi-
recta? La sabia memoria sobre los abusos que debian
reformarse en la Iglesia, ordenada en virtud de mandato
de Paulo III. por uno junta de cuatro cardenales y cinco
prelados, ¿quien dijéra que habia de ser luego prohibida
por Paulo IV. uno de los cardenales, que la habian traba-
jado y firmado? Digan de buena fe los curiales de Roma:
¿ qué impiedades, qué errores hallaron en estos escritos?
No señalarán uno. A no ser para ellos error é impiedad
el no proclamar como dogmas los sueños y delirios de la
ambician, que forman el armamento y fornituras de su
caballo de batalla, que es la rescrvacion de derechos age-
nos, y la dominacion temporal sobre los principes y sobre
las naciones. Mas si fuese error la impugnacion de tan
escandalosas novedades, ¿qué seria dcl Evangelio? ¿Qué
de los concilios? ¿Qué de los santos pontífices, que respe-
taron como los suyos propios, los derechos esenciales ó
canónicos de los ciernas obispos: que no reconocieron en
la silla apostolica respeto de reyes y rcynos, otra autori-
dad que la espiritual: que creyeron tan obligado al papa
como al último de los fieles, á observar á la letra el pre-
cepto del Salvador: gratis accepistis, gratis date?


¿ Fue acaso crimen en el celebre teólogo del concilio
Tridentino Claudio Espenceo, haber calificado de simo-
niaca la exaccion de las Anatas de Roma, para que por
ello prohibiese aquella curia su Comentario sobre la carta
de San Pablo á Tito? ¿ Cómo ó por donde merece la
execracion de nadie el juicio que hizo el docto jurisconsulto
Francisco Duareno, de que eran simoniacas las tasas de la
Cancelaria ? ¿Es esta la impiedad, por que prohibió
aquella corte su tratado De sacris ecclesias ministeriis?


De las obras del cardenal Enrique de Segusio, llamado




165


vulgarmente el Ostiense, y por antonomasia el monarca de
los canonistas, que floreció á fines del siglo XIII. y prin-
cipios del XIV. se quitó un pasage,· en que refiere cuanto
clamó en el concilio Vienense, porque fuesen dotados el
papa y los cardenales con la vigesima parte de las rentas
eclesiásticas de todo el orbe católico, para que cesase la
exaccion fruetuum prirni anni decimarum, et similibus,
qum nunc pulla/ant. Y lo que añade: sed deliberaverunt
prtelati in concilio (et forte bene,) quod tanta viget insa-
tiabilis cupiditas, quod si hoc fieret, et istud el illa per-
ciperent.t


En la Práctica Papiense de .Juan Pedro de Ferraris
fueron suprimidos mas de diez lugares, en que el autor
defendia la autoridad de los principes seculares, contra las
usurpaciones de la curia.f


De la historia de Guicciardini se quitó un largo discurso
sobre el origen de la jurisdiccion secular en la iglesia
romana.s


Esta inconsideracion de las prohibiciones romanas ha
dado motivo al desprecio con que son tratadas por la
ilustrada piedad en otros paises. ¿ Ignora Roma por ven-
tura que por los años 1617, cuando sospechaba el gabinete
español que fuese allá condenada la obra de Geronimo
Zevallos sobre la jurisdiccion real, Felipe III. principe
sobremanera religioso, encargó á su embajador en aquella
corte hiciese entender á S. S. que en el caso de llevarse
adelante aquella prohibicion, no se conseguiria 011"0 fin,
que no ejecutarse ni recibirse en España? Amenaza que
se cumplió: porque aquella obra, igualmente que otras de
célebres juristas españoles, insertas en el Indice romano,
fueron entonces y son ahora en España corrientes y muy
aplaudidas. Prueba clara de hallarse persuadido aquel
gobierno, de que miras puramente humanas, y pasiones no
menos agenas de la moral evangelica, que de la prosperi-
dad y seguridad de los tronos y de los pueblos, eran el
norte de ciertas prohibiciones curiales.


¿ Donde está el zelo de la religion, que debiera ser el


'" In Cap. Infer codera: de officio
judic. ordinarii.


tEste pasage suprimido en la
edicion de Venecia de 1581 en dos
tomos fol. le conservó el canonista
Juan Andres, que floreció poco
tiempo despues de aquel cardenal,
copiandolo en su comentario al cap.


[nter cueteru ; y puede verse en la
edieion de sus obras, Venecia 1612.


í Vease acerca de esto la adver-
tencia del autor de la deduccioti
cronologica y anolitica, en las notas
de la 2 parte.


§ Este discurso le conservaron
Goldasto y Coriugia.




166


alma de la formacion del expurgatorio, en la prohibicion
de las alegaciones fiscales de Don Juan Bautista Larrea j
¿ del tratado de Lege politica de Don Pedro Gonzales
Salcedo? ¿ del de las Tercias reales de Don Juan del
Castillo? ¿ de los tres libros ultimas del código de Don
Francisco de Amaya? ¿el del real patronato de las Indias
por Don Pedro Frasio t ¿ de los tratados de protectione
regia, y de retentione bullarum de Don Francisco Salgado?
¿ del de manu regia por Don Gabriel Pereyra de Castro?
del de Jure Indiarum por Don .Juan de Solorzano t ¿ de
la apologia de jU1'ibus principalibus por Don Juan Roa
de Avila? ¿ de la defensa de la autoridad real en las per-
sonas eclesiasticas del principado de Cataluña, por Don
Francisco Marti y Viladamor? ¿ del discurso historico y
jU1'idico sobre la instauraoion de la Santa Iglesia Cesar-
augustana por Don Luis de Egea y Talayero t ¿ del dis-
curso sobre la regalia del proceso informativo de los regu-
lares y doctrineros de Indias, por Don .Juan Luis Lopez ?


Asi es que los españoles, á pesar de constar1es que ha
condenado Roma estas obras, bajo la salvaguardia de la
potestad civil, las leen sin reparo ni escrupulo, ni mas
escándalo, que el que causa ser proscritos por la Santa
sede libros que por todas sus coyunturas respiran piedad:
libros donde lejos de haber ni rastro siquiera de irreligión,
se defiende la doctrina antigua de la iglesia, que condena
las nuevas máximas de la curia. Quando en 1605, se pro-
hibió. en Roma sub anathemate, la segunda parte de la
obra de Camilo de Curtis, dloersorium juris feudalis, diri-
gida á defender la jurisdiccion del rey de España en Na-
poles; el virrey conde de Benavente, cerrando la puerta á
la tal prohibicion en aquel rey no, escribió á Felipe III. que
Roma habia prohibido esta obra, solo por que se declaraban
en ella los remedías y derechos, que en ciertos casos tenia
alli la autoridad temporal; añadiendo que contra este
abuso de aquella corte era necesario adoptar fuertes y
energicas medidas, pues de lo contrario no habria quien
tubiese aliento para defender la autoridad real. Igual
resistencia opuso el duque de Alba en 1627, al decreto, en
que la congregacíon del Indice, siendo papa Urbano VIII.
prohibio el libro de Pedro Urries, ./Estivum otium : cuya
conducta aprobó el rey en carta de 1. de Agosto de aquel
año, contestándole que extrañaba hubiese prohibido Roma
este libro, cuyo objeto era defender un rito antiquisimo de
la vicaria del reyno. Condenó Roma .estas obras j mas ni
el rey de España ni el reyno las tubieron por prohibidas.




167"


Asi se" expone Roma infaustamente á la inobediencia y
al desprecio, y aun al ludibrio de los mismos pueblos, que
reconocen al papa como su cabeza en el orden espirituaL
Ella lo quiere asi : súfralo enhorabuena. Mas no olvide
que esta ignominia suya aventura la buena acogida, que
reciben en paises separados de su comunion los católicos
que detestan este abuso de su autoridad; y pone á riesgo
la fe de los sencillos, que no se hallan en estado de distin-
guir entre la esencia de la religion, y la profanacion que
hacen de este sagrado nombre sus altos ministros.


Este prudente temor de las maquinaciones de aquella
curia," ha dado ocasion á la antigua práctica de los prin-
cipes de Europa, y de los nuestros con especialidad, de
examinar las bulas y breves de Roma, prohibiendo su
curso sin el beneplácito regio. ¿Que suerte tubo en España
el famoso monitorio contra el duque de Parma ? Mas no
salgamos de la prohibicion de libros.


Largos años, apesar de las instancias de Roma, tubo
Carlos IV. detenida la bula Auctorem .fidei, en que se
prohibia el sinodo de Pistoya, sin permitir que se publi-
case en aquel reyno. Al cabo se admiti6: ¿ y porque?
Gracias á una orden seca debida á ciertos pasos secretos,
que á su tiempo se harán publicas. ¿Dirá Roma, que
Felipe IJ. fue impio? El rey santo le llaman sus monges
del Escurial. Pues ese rey santo en el Indice de libros
prohibidos, que mandó publicar en el año 1570, sobre no
haber permitido que se insertase el comentario sobre las
costumbres de París, de Carlos Molineo, condenado por
Roma, mandó publicar una censura de él, "contraria á la
de aquella curia, y le dio por corriente, diciendo: " In
hoc opere nihil est quod hreresim sapiat : quapropter ad-
mittitur." Y de sus tratados de donaiione el ino.iJi('ioso
testamento dijo tambien: "Nihil habent quod religioni
adversetur, aut pías aures offendere possit: quapropter
admittitur." Igual juicio publicó España de otras obras
de este escritor. Ofendiese de ello Clemente VIII. y de
que á pesar de la prohibicion romana, corriesen libre-
mente y se leyesen con aprecio las obras de Molineo en la
Peninsula y en los estados nuestros de Flandes, cuya uni-
versidad se extendio únicamente á expurgarlas. Yatri-
buyendo esto á deprecio de la Santa sede, en 21 de
Agosto de 1602 expidió una nueva bula, en que bajo muy
graves penas prohibió todas las obras de aquel escritor,
mm las expurgadas, zahiriendo á sus expurgadores con la




168
diatriba, de que non aliter, quam igne ea:purgari p088unt.
Desde cuya época exceptua la curia las obras de Molineo
en sus licencias de leer libros prohibidos. Mas esta bula
no fue admitida en los estados católicos: en todos se le-
yeron después, y se citan con recomendacion los escritos
expurgados de aquel jurisconsulto, qne murió en el seno
de la Iglesia. En manos de todos anda la magnifica y
correcta edicion, que hizo de estas obras en Paris el abo-
gado Pinson, ilustrada con notas suyas y de Gabriel de
Pineau.


Estos hechos prueban que la España ha conservado
siempre el brio religioso, con que en el siglo VII. supo
resistir al papa Benedicto 11. cuando prohibio dos pro-
posiciones ortodoxas del Prognosticon futuri seculi de
San Julian Toledano. Hizosele entender á S. S. de parte
de aquel reyno, que no admitia la condenacion romana de
esta doctrina; y cedió la curia, retractando su equivocada
censura y su sentencia.


Mas estos ejemplares que debe contar Roma en sus
crónicas, este riesgo á que expone la obediencia y la vene-
racion que le tributan los fieles, ¿ha servido acaso para
que desista de su tenacidad y varie de rumbo? Digalo
la reciente prohibicion de las cartas de Don Roque Leal,
del nuevo Larraga del año 1822, y de otros escritos
españoles, donde con las armas de la religion y de las
leyes patrias, se vindica la inocencia y la verdad y la religion
misma, contra el fanatismo, la ignorancia y la calumnia.
Escritos píos, luminosos, atestados depura doctrina, donde
ni un átomo aparece de que pueda asirse la mas astuta
cavilosidad, para arrancarlos de las manos del pueblo. . .•
Libros condenados sin decir por que, sin guardarse siquiera
la condicion prescrita por Benedicto XIV. de oir antes á
sus autores, y de admitir la sana explicacion de sus palabras,
cuando respeto de ellas hubiese duda. Distintos
parecen ser los romanos de ahora de los que pintó Festo
en los Hechos apostolicos (Act. Apost. xxv. 16): Non est
romanis consuetudo damnare aliquem hominem, prius-
quam is qui accusatur, prasentes habeat accusatores, 10-
eumque defendendi accipiat abluenda crimina.




16H


Estado progresivo de los gastos publicas de la Nacion
Española.


Resumen de Ios gastos.


Rrynados. Años. Cantidad.
------------1----1


Felipe nr.
Felipe IV.
Carlos n.
Felipe V.
Fernando VI.
Carlos III.
Carlos IV.


TOM. J. z


1600
1665
1687
1737
1755
1788
1799


r, m.
132.420.750 O
182.551.166 O
152.992.000 O
335.852.970 O
331.918.398 O
861.180.836 O


1.773.228.997 29




Suma


Reynado del Señor Don Fernando PII.


1


110 .000 .000 o
350.000.000 o


100.000.000 o


res [10.000.000 o
30.000.000 o


'30.000.000 o


1713.973.600 O /702.802.304 ~3


Año. 1823.


-lo




171


Progresion que Ita llevado en España el déficit del tesoro
público, ó sea el desnivel entre el importe de los gastos
públicos y las contribuciones.


Siglos. Reynados. Sumas.


14. {Don Alfonso XI. - 8.000.000 maraved.Enrique nI. - ~1.000.000 id.
~ Don .Juan n. - - 45.000.000 id.


15. Fernando V.
e Isabel - 11~.500.000 id.


16. ~ Carlos 1. - 62.125.552Felipe n.
-


75.259.650 id.


~Felipe In. ~17. Felipe IV. y 70.459.810 id.Carlos n.
~ Felipe V. - - 272.560.610 id.


18. Carlos 111. - 387.581.999 id.
Carlos IV.


-
800.000.000 id.


19. Fernando VII.
-


548.242.414 id.




172


Copia de carta de un clérigo preso en España LÍ un
literato cxt}"angero.


520 de Abril.
"No retrocedo de lo que dije á. V. en mi anterior, que


el mando absoluto no contento con barrenar las leyes funda-
mentales del estado, se propasa tambien á atropellar las
leyes de la Iglesia. Ya se acordará V. del atentado del con-
sejo de Castilla en 1816, de haber por si y ante si, sin
intervencion de la autoridad eclesiástica, declarado nula la
secularizacion de algunos frayles acordada por nuestros
obispos. Cuyo decreto atentatorio de la disciplina interna
de la Iglesia, á que pertenecen los votos monásticos, no
solo fue aprobado, sino mandado circular y observar en
su diocesi,con escándalo de la piedad, por el M. R.
arzobispo de Valencia Don Veremundo Arias. Vaya
otro hecho fresco. Acaba de morir este prelado, y el ca-
bildo sede vacante nombra por gobernador del arzobispado
á un canónigo, llamado Lasala, A los ocho dias fue allá
una real orden, no solo desaprobando la eleccion, ó no
conformándose con ella, para lo cual tiene autoridad el
supremo gobiemo; sino despojando al cabildo del derecho
que le dan los cánones para elegir gobernador de la dió-
cesi sede vacante, y adjudicando esta facultad al sufra-
ganeo mas antiguo, que es el R. Don Simon Lopez, obispo
de Orihuela.


Parecia regular que este prelado, á quien debe constar
que la Iglesia ha declarado este derecho á los cabildos,
reclamase la observancia de esta ley eclesiástica,
ó por lo menos recordase al gobierno que como
protector de los cánones solo le competia mantener
á los cuerpos y personas eclesiásticas, en los dere-
chos gerarquicos que les tiene declarados la Iglesia;
pero en ningun caso usurparselos ó adjudicarlos á otro.
Pudierale haber servido de guia el zelo del cabildo y dél
gobernador electo, que imediatamente representaron al rey,
pidiendo ser oidos en justicia. Porque esta justicia no
podia ser sino la observancia de los cánones, cuyo pro-
tector en España es el supremo gobierno. Mas el obispo
de Orihuela, lejos de apoyar esta súplica, ó unirse á ella
para pedir al gobierno que mejorase esta providencia in-
competente á su autoridad: se ha conformado con la Real
orden, y la ha obedecido como un cordero, procediendo
sin contar con el cabildo á nombrar otro gobernador de
aquella diócesi, que es un tal Despujol.




173


Ai tiene V. la potestad civil despótica, disponiendo por
si lo contrario de lo ordenado por los cánones en materias
que ni siquiera son mixtas, que exclusivamente competen
á la iglesia: y á los obispos dando cumplimiento á or-
denes de una autoridad incompetente, sin clamar, sin re-
presentar, sin abrir siquiera la boca para contener tales
atentados. ¿Y no es esto perseguir la iglesia en lo mas
sagrado de su disciplina? ¿disputarle la autoridad que le
dio el Salvador, y burlar sus cánones? ¿ayudar los
obispos á la persecucion de la autoridad eclesiastica ?
¿ Y será extraño que entre los obispos de España haya
ahora quien se preste á desterrar, encarcelar y confinar
curas panocos, canónigos y otros eclesiásticos dignísimos
sin otro crimen que haber obedecido las leyes fundamen-
tales del rey no,* y que cometan estas tropelías sin mas
procesos ni sumarias, que una orden reservada del alto
gobierno? Ya dije á V. las escandalosas escenas de esta
clase, representadas por los obispos de Oviedo y de Ba-
dajoz, En Valencia hay cuatro cárceles destinadas para
estos ilustres delincuentes; la del palacio arzobispal, la
casa llamada Almoyna, el seminario clerical, que fue casa
profesa de los Jesuitas, y el colegio de los Esculapios,
sin contar los inumerables que hay presos en otros puntos
de aquella diócesi. De los eclesiasticos arrestados en
otras partes pudiera formarse un largo catálogo: le haré
para enviarsele á V, en el correo próximo, si me llegan
las listas que tengo pedidas. Tiene V. pues dividido
en dos escuadrones el clero de España; nno de fanáticos
perseguidores, á cuya frente estan la mayor parte de los
obispos, y otro de piadosos y sabios perseguidos, que
desde la lobreguez de las cárceles claman como yo: Non
est alius, qlli pugnct pt"O nobis, nisi tu, Deu» noster,"


Fragmento de otra carta del 1 de lv/ayo,


" El nuncio de S. S. ha escrito una buena paulina al
cabildo de Valencia, tratando á los canónigos de cis-
maticos é indignos de las sillas que ocupan, por haber
cumplida-la orden del gobierno constitucional, dando por
vacante aquella sede cuando fue expatriado el M. R. Arias."


" Nosotros aiiadiriamos : y haber sido sido consiiiucionales ,il/ do Ni
po:lidi((, como lo protestaba el rey (k si mismo.




174


Heflexiones sobre este suceso'.
Si esto es ó no entrometerse la corte de Roma á juzgar


las disposiciones de los gobiernos en materias tocantes á
la policia exterior de las cosas eclesiasticas : y si no es cas-
tigar atrozmente á los subditos, que obedecen las dispo-
siciones enconómicas de la suprema potestad civil; averigüelo
Vargas. A mucho se compromete el que intente probar
que un gobierno puede tolerar que esté indefinidamente
sin pastor una diócesi, cuyo prelado ó es expatriado por
él en virtud de la autoridad que tiene para ello, ó se au-
senta él espontaneamente del reyno abandonando su rebaño.
España ofrece varios ejemplos de reyes, que acudieron
á proveer de pastores á diócesis, que se hallaban en este
caso: ejemplos no desaprobados ni reclamados por la curia
llomana, y menos castigados con censuras y calificaciones
odiosas en los súbditos, que se prestaron á obedecer lo dis-
puesto por la suprema potestad, para el buen regimen de
los pueblos? ¿ Si volverá España al predomino de las
pretensiones y maximas de la corte de Roma? ¿ Si sufrirá
aora el consejo de Castilla los atentados de ella contra la
autoridad temporal á que tan vigorosamente se opuso en
otras épocas? ¿ Qué importa que estos atentados lison-
geen aora los planes del gobierno? ¿N o es fácil que
fragüe luego otras contra el, si asi creyese convenirle ?
Para la corte de Roma cada ejemplar de estos es una
ejecutoria: un hecho no reclamado, para ella es derecho.
Poco saben la historia de los planes de aquella corte los
gobiernos, que se dejan echar por su mano estos grillos.


ANECDüTA.
En el constitucional francés'" del sábado 8 de este mes


se lec el siguiente articulo, que trasladamos, porfjue en-
cierra una deseripcion exacta del estado de la Peninsula.


" El marques de Louville, decia en otro tiempo al
duque y duquesa de Beauvilliers, hablando de la corte de
Felipe V: "En ella hay dos partidos, uno que quiere rey
sin franceses, y otro que ni quiere franceses ni rey; lo que
me confirma en mi primera opinion, de que es preciso
dejar obrar á los españoles, sin entrometerse en sus ne-
gocios, ó tomar parte en ellos sin dejarlos obrar." 1\11'.
Louville repitió tan á menudo este dictamen (t MOIl~.


-;1. Le cun~tillll'i(Jnal· ,Stunedi g .:\Jai; l8'¿~L p8:::. 1:!~;. ~lYtiCll1r'
J:;xP(/f.!J!(·




175


Beauvilliers y á MOJls. de Torcy, que al fin este no quiso
oir hablar del desgraciado gobierno español, que ni gober-
naba, ni tenia poder para otra cosa que para no dejarse
gobernar. Cuando el marques de Louville pasó á Paris
á pedir socorros contra los ingleses y alemanes, que
habían desembarcado en Lisboa con el archiduque, se le
contestó del modo siguiente: " ¿ Qué piden esos mise-
rablcs ] ¿ Tropas que los guarden de ellos mismos?
¿ No les basta haberles libertado de sus enemigos? ¿ Y
de qué enemigos? Al cabo de dos años tenemos
que hacer la centinela en sus casas; y porque? Porque
nos aborrecen, no escuchan nuestros consejos, no sacan
partido de nada, y todo lo despilfarran con una puerilidad
y locura tan inconcebible como imperdonable. Continuen
deshonrando nuestra amistad, calumniando y hartando
de humillaciones á nuestros embajadores, despreciando
nuestra intervencion, reclamando nuestros auxilios, fati-
gándonos con sus intrigas, mientras que en este año y
acaso en el siguiente tendrémos que derramar nuestra
sangre y nuestros tesoros en su servicio; pero cuenta con
no pedir mas, y cuenta con el tiempo que con el cansancio
ocasiona muchas mudanzas."


Tal fué en pocas palabras la substancia de la conversa-
cion, que hace un siglo tubo Mons. de Torcy con Louville
sobre los asuntos de España, y la que puede dar hoy lugar
á serias reflexiones.


Nos abstenemos de hacerlas, porque son muy obvias,
atendido el estado actual de la nacion española.


Ectracto de dos cartas de España, relativas á, sucesos de
la provincia de Asturias.*


" 28 de Febrero, 1824.-. Mi hermana, asi
como las mas de las mugeres, que en la época anterior
se las distinguia con' el nombre de pasteleras ó semibar-
tolas, las ve V. ahora exaltadas exaltadisimas, en términos


'" La enormidad misma de los sino la creyesemos conducente para
hechos atroces que en estas cartas que este respetable público forme
se refieren, DOS obligaria" abstener- juicio del miserable estado, á que
nos de su publicaeion, sino !lOS han reducido la Península sus ene-
asegurase de su certeza la veracidad migo,.
de las personas que lo, escriben, y




17ti


que 110 se les puede conteper. No puedo decir los in-
sultos que sufre la N. con motivo de ir á ver á su marido
preso ¿ Qué dire á V. del canónigo N.? (de
Oviedo). Sigue expelido del cabildo, de la cátedra y
del claustro de la universidad, del cual han sido tambien
arrojados hasta 16 doctores.e Ya sabe V. la llegada del
Obispo;t pero 'no sabra que el proceso de todos los que
caen en sus manos, se instruye sin citacion ni cosa que lo
valga. Infiera V. la suerte que les espera, del coloquio
que dicho Señor tubo con el Maestre-escuela'[ su antiguo
compañero (en Palencia). Habiendo ido á darle la bien-
venida, le dijo; "En prueba de nuestra amistad le
separo á V. del expediente general, y dejo á su elcccion
el convento en donde debe estar rcclúso.-¿ Y por qué
razon, Señor ?-Por haber sido Gobernador intruso.-En
ese caso debe V. E. castigar á todo el cabildo, que me
nombró.-V. debía haberse resistido hasta lo último.-
¿Y la pastoral de V. E.? §-No estamos ahora para con-
testaciones: elija V. convento, y dese por servido." En
efecto escogió el de Santo Domingo, donde está recluso.
Desde la entrada de dicho Señor los animos de esta gente,
que parecian haber calmado algo, se exaltaron de manera
que ya es por demás. No digo naja de los mueras con
que le acompañaban en su entrada. Ninguna
noche SI:' pasa sin cuchilladas y palos y sablazos. Se
cuentan ya mas de IS. asesinatos, que han quedado im-
punes. Solo viendolo puede creerse el estado de este
pueblo y provincia. ¿Comó no han de ser todos Realistas,
si los curas ponen á los que no lo son del bando de los
réprobos, y adenias les amenazan con que van á quedar
del estado? 11 El cura de L. como comandante de los
Realistas de su parroquia, babia excluido de ese cuerpo
á cuatro de sus feligreses, uno de ellos porque habia dicho
que los diezmos no eran puestos por Dios, sino por los


" Sabese que todos sou sugetos
muy doctos, y que ninguno de ellos
ha excedido jamas los limites de la
obediencia a las leyes y á las auto-
ridades. Por donde sin temeridad
puede decirse, que sola su ilustra-
cion es la qUé atiza el furor de sus
perseguidores .


t Don Gregario CerllP]o de In
Fuente, uno de los 69 Pcrsas ;
prt'miado l:"T1 esta mitra y novisi-


mamcntc con la gntn cruz de Carlos
IlI.
~ Dignidad de la catedral de


Oviedo, y eclosiastico de lilas de
70 años, y mt~ respetable por su
piedad y por la pureza de sus cos-
lumbres.


§ En qué mandó el obispo que
se explicase en el púlpito la Can-
stitncion.


11 Esto e,. excluidos de los fuero,
de nobleza.




]i7


hombres. Pues, señor: un Domingo, habiendo con-
currido todo el puehlo á la misa mayor, salta mi cura á la
hora del ofertorio, y dice: "¿ Esta por ai Ramon del
Rio ?-Si señor-Ven aca, Non ye verdad que tu dix-
siste que los diezmos no eran puestos por Dios, sino por
los hombres ~-Ye verdad; si señor, que lo dixse.-¿ Sabes
los mandamientos de nuestra santa madre Iglesia ?-Sé,
si señor. Vaya, dilos; (y al llegar al 5°. pagar diezmos
y primicias): alto ai, ai, ai ye. Ahora conocerás que no
son puestos por los hombres, sino por Dios. Y ahora
¿ arrepienteste de haberlo dicho, y pides á Dios perdón?
-Arrepiéntome, si señor." Y volviendose el cura al
sacristan, que es el que corre con el alistamiento de los
realistas, le dijo: H Pacho. Perez, apunta al señor
Realista." Igual coloquio hubo con los otros tres por las
expresiones que habian dicho, y quedaron en paz y gracia
de Dios inscriptos Realistas.


j28 de Abril.-Amigo mio: las cosas siguen tan mal
ó peor que dije en mi última. Todos los eclesiasticos
penitenciados se hallan incursos en censuras, y de con-
siguiente seran desposeidos de todo con su excomunion al
canto. El prior de Santo Domingo consultó á S. E. si
el Maestre-escuela debia comulgar el Jueves santo con su
comunidad; y S. E. contextó que de.ningun modo. Hubo
cabildo para tratar de lo mismo respeto de los señores
chantre y doctoralt (que siguen privados de voto y
demás, pero que aun no están destinados á conventos)
y hubo el mismo resultado. El chantre no asistió dicho
día por enfermo; mas el doctoral se llevó el bochorno de
quedarse solito en el coro, mientras los demás recibian la
comunion.t


l!' Francisco.
t Eclesiásticos doctos yvirtuosos,


el filtimo de los cuales fue tambien
gobernador del obispado.


t Por qué principios canónicos
deberán de gobernarse el obispo y
cabildo de Oviedo para negar la
comunión pascual á oelesiasticos
tan virtuosos, solo porque están
reputados como reos? ¿ Acaso la
piedad de la iglesia niega este con-
suelo á los que-ciertamente lo son
aun de atroces delitos, y estan de-
tenidos en las cárceles publicas 1
i, En España no se les lleva de pro-
pósito y con gran solemnidad la


TOM. I.


Eucaristia en uno de los dias pascu-
ales, para hacerles participantes
del cuerpo de C. que no pudieron
recibir el Jueves santo con los de-
mas fieles? La exclusiva del
maestre-escuela fué menos escan-
dalosa por la ninguna publicidad
del acto. Mas al chantre yal doc-
toral, que ni siquiera estaban re-
clusos, que asistían al coro con sus
hermanos, ¿ con qué autoridad se
les excluye de la participacion de
la Eucaristia ? Cabe pena tan atróz,
cuando el delito no está probado 1
¿ O se dirá probado el delito, cu-
ando el supuesto reo ni siquiera p,


A A




178


Aqui se presentó el guardian de San Francisco de T.
Y Con respeto á su penitenciado 'el cura de S. T. dij0 al
secretario del obispo, que si le habian enviado para su
correción y enmienda, desde el principio, lejos de tener
que corregir, edificaba la comunidad. Le reprendió por-
que le daban demasiada libertad, permitiendole salir ti
paseo. Contestó el guardian que solo dos veces se lo
permitió por el estado de su salud, y en su compañia.
" Nada, nada, le contestó, ni aun eso: no Señor; V. me
las ha de pagar." Hubo un prelado que al re-
cibir á uno de estos penitenciados, dijo: Yo no veo en el
obispo de Ooiedo, sino un pastor, que á latigazos está
descarriando sus ovejas. Dias pasados cuando
los realistas se querian oponer al reglamento que les dió
S. M. presidió S. E. una gran reunion de ellos, sobre
todo de oficiales, animandolos á no obedecer, y ofrecien-
deles premios y recompensas, y á los que siguiesen la
carrera de la Iglesia, los mejores curatos.s Hace varios
dias festivos se está leyendo una pastoral del obispo, en
que manda recoger una multitud de libros, entre los
cuales están los diarios de Cortes, las Cartas de Don
Roque Leal, &c. &c. pena de excomunion mayor y pre-
vencion á los confesores, que no echen la absolucion á los
que los retengan, lean y no den parte. Algo mas ade-
lantó el cura de previniendo á sus feligreses que
delatasen á todos aquellos que en la época anterior hu-
biesen blasfemado de Dios y de su madre Santisima.f


detenido con el mas leve arresto?
Mandarle quedar solo en el coro,
¿qué fué sino sugetarle á la infamia
popular, designarle eomo una vic-
tima digna de ser sacrificada por los
fanaticos? Y esta saña impia lleva
por delante la máscara de la reli-
gión! i O santa rcligion! ¡ como
sufres ser asi envilecida y blasfe-
mada por tales ministros 1 Y extr~­
fiaremos que los respetables eclesi-
asticos españoles emigrados en
Londres sean excluidos del ejercicio
del ministerio sacerdotal por este
R. Vico Apostolico? y porque '1
Porque no presentan letras testi-
moniales de sus óbispos, v. g. del
de Oviedo!!! ¿ Quien se tendria
por recomendado por un público
perseguidor de virtuosos 1


'" Digno oficio de un ohispo ex-
ortar á sus feligreses á que no
obedezcan los decretos del rey, y
ofrecerles por ello premios en la
carrera de la vocacion pastoral.
! Qué diria de esto San Pablo! A
bien que no debemos maravillar-
nos de tales anomalias, pues el
mismo rey desobedecido da gracias
á los inohedientes, y los llena de
elogios por que no cumplieron la
orden y reglamento sobredicho
(Gaceta de JI.![adrid de Jl,fayo de
este año.)


t Asi fascinan á la gente sencilla
los malos ministros de la religion,
tratando de blasfemos fi los qne ha.
cían guerra al Dies ,le ellos, 'lue
es su vientre.




179


Inserta el que escribe la relacion de muchas
atrocidades cometidas por algunos de la plebe, incitada
con estas doctrinas y ejemplo de sus pastores. La omiti-
mos por amor á la brevedad, copiando una solamente para
muestra de lo que ello cs. Estaban (dice) unos realistas
en la taberna, al tiempo que desgraciadamente pasaba un
pobre tambor del ejercito, que salia de misa. Ese, dicen,
negro fué sin duda. Le cogen, le saquean, nada le hallan:
le ponen en cueros, le atan las manos, le cuelgan de un
arbol, y cuatro que eran á barazos le ponen el cuerpo
hecho un terciopelo. Las mas gentes compadecidas se
echan sobre el, le descuelgan y llaman un confesor que le
absuelva, pues iba á morir. Llega el capellan: le ve, y
dice: yo no cor!fieso Ilereges negros " y le sacude dos ó
tres patadas, y se larga, á cuyo tiempo llegan de nuevo
los cuatro realistas con sus armas y le hacan una des-
carga, que afortunadamente no le tocó. Le recogió la
mas gente, y creo le curaron. '.\1


I,OS TALENTOS UNIVERSALES.


Entre los vicios de que suelen adolecer los literatos, nin-
guno hay mas digno de risa ó de compasion, que la vanidad
de los que desean parecer uniccrsales en los conocimientos
á que pueden llegar los hombres. Y digo parecer, por-
que el serlo, bien conocen ellos mismos que es imposible.
y como esto saben tambien los que les andan al rededor,
por eso vienen á hacerse ridículos los que se empeñan en
desmentir á los lógicos que negaron la existencia de un
universal á parte rey. ¿ Para un juicioso observador hay
cosa mas irrisible, que oir á uno de estos charlatanes
disertar de todo cuanto puede tratarse en una sociedad?
Ruede la conversación desde la altura de los cielos hasta
los profundos senos de la tierra: háblese de la teologia


'1> Católicos de todo ti orbe, co- gion! A un moribundo !-un mi-
noceis por estas seiias á vuestros nistro de la religion del mansisimo
hermanos? i Quien osar" ya decir y suavisimo Cristo .Iesus, le niega
que los clérigos que triunfan en el ultimo consuelo de la iglesia, y
España, son los defensores ver- le atropella además y le pisa!-
<laderos de la fé antigua, y qne los Qué horror !--He aqui la felicidad
que hall emigrado huyendo dé su que han llevado los franceses ú Es-
encono, son et1emigo~ de la rcli- pafia.




180


sagrada y profana, de la antigüedad de las naciones, de
sus costumbres, comercio, artes y navegacion: de las
ciencias matematicas, naturales, economia, politica, guerra
y bella literatura: síibanle al Parnaso, bájenle á las minas.


Donde quiera va delante hablando de orígenes,
progresos, decadencias, profesores . . . Oyele un
incauto, y le tiene por un oráculo. Pero le escucha desde
su rincón uno que esta callando, y dice: "este es un ma-
jadero de cuatro suelas, que sin mas caudal que su memo-
ria, y sin mas libros que un par de diccionarios, se aven-
tura á hablar saltando de cerro en cerro como una cabra,
exponiendose á caer y estrellarse, luego que haya quien le
meta la tienta. ¡ Como! Cuarenta años de edad, de la
cual apenas quedarán cuatro útiles, si se descuenta la niñez
ignorante, y la juventud distraida, y si se quita el tiempo
necesario para el sueño, la comida, el paseo, y el que se
llevan los negocios domésticos, las visitas, las dolencias y
las pasiones. ¿ Cómo ha de bastar eso poco para
adquirir los conocimientos de que hace alarde este vano y
jactancioso hablador]"


He aqui una de las causas del atraso de las ciencias. El
ansia de saber lleva al hombre á todos los objetos de la
sabiduria : prueba clara de la imaterialidad y digamos
inmensidad de su espíritu. Mas no puede alcanzar á todos
ellos con sus fuerzas: prueba de su debilidad. A todos
nos dió la naturaleza talento mayor ó menor j pero limitado
y con disposicion para un objeto solo. En la eleccíon de
él está el provecho propio y el bien comun, Yérrase en
esto facilmente, y se truecan los destinos por mala eleccion,
y porque los padres y tutores no dejan seguir el impulso
natural. ¿Cuantos teólogos nacieron solo para zapateros ~
Por eso huele á cardaban su teología. Y si á estos tales
les viniese en deseo ser astrónomos, ó políticos, íi otra cosa
de las que hoy hacen tan célebres á los hombres, para
poder ser contados entre ellos, t, no les viniera de molde la
fabula de la rana, que cuenta Horacio ~


" A su madre contaba un renacuajo
Que una bestia muy grande (era un ternero)
Aplastó con la pata á sus hermanos.
---¿Era muy grande?---(y comenzando á hincharse
Pugnó por igualar al ranicida)
---Muchó mayor---¿ Asi ?---(y aun mas se hinchaba)
¡Que! mas de doble.---¡. Asi ?---No hay que cansarse;
Que por mucho que estires,
y aun si llegases 11 romper el cuero,
Nunca serás igual á aquel ternero."




IHI


Cierto es que la naturaleza aborta acaso algun ingenio,
que llamamos justamente monstruoso, capaz de mucho
mas que lo que suele el comun de los hombres. Pero lo
regular y ordinario en ella es producir la medianía.
Mirense los montes, los rios, los arboles y la estatura
misma de los hombres. Para unos pocos agigantados,
corpulentos y enormes, ¿ cuantos millones hay que no pasan
de la medida ordinaria? Y estos son los que dan utilidad;
que los otros solo sirven para la admiracion. ¿ Porqué
pues aspirará el hombre á ser un monstruo en el saber?
¿ Se averguenza nadie de confesar que no tiene las fuerzas
de Diego Garcia de Paredes, ó la estatura del gigante
Polifemo? ¿Se averguenza un sastre, por excelente que
sea, de acudir á su vecino zapatero, para que le coja los
puntos de un zapato? ¿ Pues por quc estos universales
han de serlo tanto, que se corran de confesarse ignorantes
en lo que es ageno de su profesion ? ¿ Que perderá de su
reputacion un jurista v, g. ó un militar, si al tratarse de las
leyes fisicas de la atraccion, cierran la boca, que abrieron
para hablar como maestros de lo que saben? Mucho
pido. Esta ingenuidad no se aviene con los humos del
amor propio.


Literatos, y los que no lo sois, si estais condenados á
vivir con alguno de estos arrogantes, y á oir su charlata-
neria universal, y si teneis paciencia para sufrirlos, buen
provecho os haga. Yo por mi parte, haciéndome legisla-
dor, he creado para ellos un ostracismo literario. Y pues
la ley no alcanza á separar de la sociedad al que tan ridi-
culamente quiere descollar en ella, yo por mi autoridad le
destierro con el desprecio.


CARTAS HIBERNICAS.


CARTA 1.
Mi buen amigo,


Un tomo debia enviar á V. si hubiera de referirle paso
por paso, como me pide, cuanto me ha ocurrido en mi
transito por la Irlanda: la cortesanía, la hospitalidad el
obsequio de todas las clases del reyno, la franquez¡ de
algunos prelados y otros eclesiásticos en regalarme de
varias maneras, y en hacerme ofertas que el pundonor y
la1delicadeza no me permitió aceptar; la porfia dc Jos




182


literatos en mostrarme los tesoros de ciencias y artes y las
casas de educacion y otros establecimientos públicos, que
encierran Dublin y otros ciudades subalternas. Dia ven-
drá en que pueda satisfacer su loable deseo de V. yanun-
ciarle las personas que sin mas con~ideracionque su gene-
rosidad, ejercieron en mí su beneficencia, si concluyo la
descripcion de esta memorable jornada, que no puede olvi-
dar nunca mi gratitud.


En lo que si puedo servir á V. ahora, es en contestar
á su pregunta sobre la opinion que alli se tiene del estado
politico de España. No faltan varones ilustrados que
sabiendo cuales son las primitivas leyes fundamentales de
nuestra monarquia, y habiéndolas comparado con la cons-
titucion de Cadiz, hacen justicia á la causa de nuestra
cmigracion. Mas no dejé de encontrar uno ú otro falto
de esta instruccion, é imbuido de las imposturas divulga-
das desde allá contra los amantes de la templanza de nues-
tra monarquia; las cuales hasta por estos paises procura
hacer correr el espiritu no bueno de algunos miseros
Españoles. Uno de estos mal informados tubo aliento
para asaltarme en una mesa á que fue convidado conmigo,
cuyo dialogo voy á referir á V. exactamente con la posible
rapidez. .


Estabamos ya al fin de la comida tomando amigable-
mente el whisky,* cuando este buen varan (que se llamaba
Don Patricio) á secas y sin llover, como dice nuestro
vulgo, dirigiendose á mi: ¿ con que Ustedes, dijo, querian
quitarle la corona á Fernando VIl? Dejóme sorprendido
este que tenia todo el ayre de una descortés y ágria re-
convención. Tras la sorpresa me entró la duda de si con-
testaría. Noté que al dueño de la casa le salieron los
colores; en los demas circunstantes alto silencio. Por
(pe el mio no diese motivo á sospechas, me resolví al cabo
,í decir modestamente: Quisiera, Señor, que se explieáse
V. mas; acaso entonces pudiera satisfacerle. Tengo enten-
dido, prosiguio, por una carta de Madrid que las Cortes
trataban de destronar al rey, y que ese plan estaba es-
condido en la constitueion misma del año 12.-¡ La ha leido
V. ?-No.-Bien se conoce, prosegui; hállase V. en el caso
de muchos de sus enemigos.-¿ Y ha examinado V. 6 visto
las leves fundamentales de España que componen su pri-
mitiv~ constitucion? Mucho menos, contestó; aqui no es
común esa clase de libros. Dijele entonces: Y si yo


" Bebida que se usu en l rlanda al fin de los convites"




183


le demostrarse á V. que el rey de España por la primitiva
constitucion del reyno no tubo jamas en el trono la ab-
soluta seguridad que le dio la constitucion de Cadiz?
¿ Y si le hiciese ver que estaban previstos y designados
por la nacion los casos en que debia perder el rey la co-
rana: y que muchos de nuestros reyes por esa razon la
perdieron? ¿Y que este riesgo desapareció enteramente
y de un modo legal desde que fue jurada por el reyno la
dicha constitucion ? Nada de eso sabia, dijo: antes me
tenian escrito de allá lo contrario. ¿Y desearía V. en-
terarse de ello? O! dijeron los demas: no solo al Señor,
sino á todos nosotros nos interesa salir del engaño en que
nos tienen acerca de los sucesos ultimas de aquel revno,
Yo por mi parte, continuó el dueño de la casa, (Ilamado
Ricardo) ruego á V. que se tome la molestia de ilustrar
este punto. Yo, añadio otro convidado, (Don Jorge)
tengo bien leida la constitucion. Pues en ella, dije, habra
V. observado que se declara sagrada é inviolahle la
persona del rey. Cierto es, contestó. ¿ Y qué significa,
dije yo entonces, esa declaracion elevada á la funda-
mental del reyno? ¿No es claro que al rey se le con-
sideraba por este artículo como impecable, esto es, incapaz
de cometer crimen alguno, por el cual mereciese ser des-
tituido del trono? Claro es contestaron todos. Y si
para establecer las Cortes, añadi, esta inviolabilidad del
rey, fue necesario que barrenasen otra ley fundamental,
¿no seria esta prueba evidente de que hicieron lo contrario
de lo que creia el Señor, y de que es un impostor el que
se lo ha escrito? No hay duda, dijo el dueño: y por eso
quisiera yo enterarme bien de esas pruebas. Si V. de-
mostrase eso, anadio Don Patricio, tendria yo Con ello
una arma poderosa para desengañar á muchosamigos que
se hallan tan prevenidos como yo contra la causa de la
nacion española. Viendo yo la sinceridad de los concur-
rentes, y que el ataque brusco de Don Patricio uacia de
irreligiosas sugestiones de conciencias poco delicadas, me
determiné á hablar del modo que diré otro dia, Equi-
voquéme en este juicio, como lo echará V. de ver en la
relacion de nuestra conferencia.


CARTA 2.
Mi buen amigo. Suspensa estaba la mesa, como dije


en mi anterior, aguardando la demostracion que les habia
ofrecido de que hasta las Cortes de Cadiz no había sido
inviolable en España la persona del rey. Dije pues:




184
Los varios estados independientes que huho en España


despues de vencidos en ella los Romanos, al pa;;o que
desde su institucion prefirieron ser gobernados por reyes,
coartaron de suerte su autoridad, que nunca pudiese con-
vertirla en daño de sus súbditos. Tal fue en España el
carácter de la monarquia Goda, al tenor de la máxima que
aquellos primeros españoles habian aprendido de los Ger-
manos: A los reyes no debe darseles una ilimitada y W'-
hitraria potestad. "Para precaver estos riesgos, dice
el sabio jesuita Juan de Mariana." proveyeron pruden-
temente nuestros mayores que fuesen contenidos nuestros
reyes en los limites de la modestia V de la medianía, orde-
nándoles sabiamente muchas restricciones, para que no se
dejasen arrebatar de un excesivo poder en daño de la
causa pública." De donde se sigue, como observa el
mismo Mariana, que la nacíon española, "al confiar á sus
príncipes el gobierno del reyno, se reservó mayor auto-
ridad." Y asi es que el mismo rey Recesvinto al prin-
cipio del Fuero Juzgo dijo: "suget05 esten á la ley, asi el
poder de los reyes, como la masa general de los pueblos :"
" tam regia potestas, quam populorum universitas lcgum
reverentire sit subjecta."


Otro tanto hizieron los Navarros y Aragoneses; los
cuales, como dice el historiador Ger6nimo Zurita (Anales
de Aragon, lib. i. cap. 5.) "cuando estaban sin rey,
tubieron recurso al sumo pontifice y <i lbs Lombardos y
Francos para escoger de sus leyes lo que mejor les pare-
ciese." Y la respuesta del papa y de los Lombardos fue,
como dice Geronimo de Blancas (De rebus Aragonim)
que de tal suerte prefiriesen el gobierno monárquico, que
en las mismas leyes fundamentales, como lo habian hecho
los Godos, sin necesidad de apelar á fuerza extrangera,
tubiesen el antidoto contra el abuso que pudiese hacer el
rey de su potestad.


Si no nos dice V. mas que eso, saltó Don Patricio,
vuelvo á mi tema: por que las restricciones puestas al
poder real en la primitiva institucion de la monarquia
Española, no prueban que pudieran ser depuestos sus
reyes.


Muy vivo es V. Don Patricio, ocurri : cabalmente me
cortó V. el hilo cuando iba á añadir que el IV. concriio
Toledano, que segun observa nuestro célebre politico, Don
Diego de Saavedra.f fue igualmente que los domas, unas


:i< Mariana del Rey, lib. i. cap. 8. t Saavedra Corona Catica, p. l.
Ataulto,




18.5


Cortes generales, estableció como ley fundamental.s el
siguiente decreto: "Tam de preesenti, quam de futuris
regibus hane sententiam promulgamus, ut si quis ex eis
contra reverentiam legum superbá dominatione et fastu
regio in fiagitiis et faeinore sive cupiditate crudelisimam
potestatem in populos exercuerit, anathematis sententiá.••"


No pase V. adelante, volvió á replicar Don Patricio.
¿ Qué tiene que ver la excomunion con la deposicion del
trono, que es de lo que se trata? Si hubiera V. leido,
contesté, la historia de Europa desde el siglo X. viera
como bajo la autoridad de la curia Romaria la excomunion
de los reyes era preliminar de su destronamiento y de la
absolucion de sus súbditos. Mas tiene V. razón, que no
era ese el valor que dieron á la excomunion de los reyes
los Padres toledanos. Y asi es que prescindiendo de la ex-
comunion, depuso aquel concilio á Suintila. Yen Aragon
su primer rey Iñigo Arista convino con sus súbditos,
como con testimonio de algunos autores asegura Zurita,
(ibid.) en "que si contra derecho ó fuero los quisiese
apremiar, ó quebrantase sus leyes, y lo que estaba entre
ellos establecido cuando le eligieron por rey . . .
en tal caso pudiesen elegir otro rey." Lo que hubo en
esto de cierto, es lo que añade luego aquel historiador,
esto es, que los Aragoneses H se reservaron facultad de
poder elegir rey, siempre que para la conservacion de la
libertad les pareciese convenir, como se hacia en el tiempo
de los Godos." ¿ Ve V. claro, señor Don Patricio, como
no era inviolable la persona del rey, así por la primitiva
constitucion de Aragon y Navarra, como por la de los
Godos, que pasó luego á Asturias, Leon y Castilla?


Ya veo que es así, saltó Don Patricio; ¿pero cuando
se ha atrevido la nacion española á poner por obra esa
ley? Supongamos que asi fuese, contesté yo: siempre
seria cierto que por la primitiva institucion de aquella Mo-
narquia no eran inviolables sus reyes. Y pues confiesa V.
este hecho auténtico, por que no le puede negar, aqui
debiera acabarse nuestra contestacion. Mas todavia qui-
ero hacer ver á V. la equivocacíon que padece en suponer
que jamas usó aquella nacion del derecho que la daba
esa ley j lo cual no atribuyo á mal principio, sino á la
falta de instruccion que tiene V. en la historia de España.
En igual caso estamos nosotros, ocurrió Don Ricardo;


.. Concil. Tolei. IV. eap. 7.5. Esta ley fue inserta en el cooi¡¡;o Godo
intitulado Eorum Iudicmn, lib. VI. tit. ii. 1.


TOM. l. B B




181.321
1.677.172


533.763
25.685


186


y pues nos ha venido á las manos tan favorable ocasion,
esperamos que dé V. á esta materia la ilustracion posible.


Esta cortesania del dueño de la casa que acababa de
obsequiarme con gran cordialidad, me obligó á lo que
acaso no alcanzara la rusticidad del buen Don Patricio.
Todo lo irá V. sabiendo por el mismo conducto.


(Se continu«rán en los números siguientes.)


Ojeada estadistica de la Peninsula española.
La Peninsula española en una extension superficial


de 15.005;\ leguas cuadradas, y 483f leguas de costas
bañadas por los mares Océano y Mediterráneo, ofrece un
terreno de tal calidad, que segun expresion del padre
Juan de Mariana, "se puede comparar con el mejor del
mundo, por que cria todas las cosas, á las cuales da
estima la necesidad ó la ambicion, pompa y vanidad del
ingenio humano."


l.
Sin embargo su poblacion no excedia


en el año de 1797 de 10.541.~21 individuos
Derramados en 21.190 pueblos


1.949.577 casas
En el número total de los habitantes se contaban:


Casados 3.969.465
Eclesiasticos 168.248
Empleados civiles


y militares
Labradores
Artesanos
Comerciantes


De estos datos se deduce:
1.


Que el número de los agentes de la produccion de las
riquezas con respeto á la poblacion, está en razon de
Q á 10.


2.
Para cada labrador hay 6 que no 10 son, 197 para cada


artesano, y 653 para cada comerciante.




Q.5.267.566.913
fe.078.Q44.542


187


3.
Para cada uno de los que se dedican á clases producto-


ras, hay 5 que no les pertenecen.
4.


El trabajo está en la misma razon, respeto á los que
viven á costa de sus productos.


11.
Los resultados de la riqueza corresponden al estado en


que se encuentra el trabajo.
1.


Los capitales destinados al fomento de
la agricultura se regulan en 72.476.169.519rs.


Sus productos se estiman en 8.575.~20.591
2.


Los aplicados á las artes, indústria y
edificios urbanos en


Sus productos en
3.


Los que se destinan al comercio, pesca
y navegacion se regulan en


Sus ganancias se estiman en .


Total de los capitales destinados á la
produccion de la riqueza .


Idem de los productos anuales del
trabajo


IJI.


5.000.000.000
269.84.5.016


roe.71<3.736.432


10.920.310.149


Provincias.
28
29


7
11
6


13
1
1


Todas las provincias producen trigo, cevada y centeno
en mayor ó menor cantidad.


Se coje aceyte en
Lino y cáñamo en
Esparto en
Barrilla en
Rubia en
Zumaque en
Arroz en
Regaliz en
Azafran en
Vino • l 1FrutasSen casi tal as as provincias




188


Almendras y agrios en 6
Aguardientes en 26
La cria de caballos,
Yeguas y potros en 20
Mulas y mulos en 21
Bacas y bueyes en 22
Ganado lanar y
Cabrio en 29
Cerdos en. 38
Quesos se hacen en 13
Lana fina se corta en 1:!
Ordinaria en 29
Seda se coge en 15


IV.
La mano de obra aumenta i el valor de las materias


primeras que se emplean en las fábricas y manufacturas.
Ofrecen mayores productos fabriles Las Provincias


maritimas
meridionales.


Siguense


A estas


Ofrecen menores productos


Las mas ricas en productos fabriles


Las mas pobres.


V.
El comercio interior, regulado por lU8


cálculos del sabio Gentz, no excede
anualmente de . . .


El valor de los generas Ultramarinos,
que en años felices entraban en Es-
paña, ascendia á . .


Se vendian á las demas naciones
Circulaban en la Península


Las interiores
meridionales.


Las maritimas
septentriona-
les.


Las septentri-
onales mari-
timas e inte-
riores,


Cataluña y VR-
lencia.


Lean, Zamora
y Asturias.


2.500.000.000r8.


666.542.267
463.798.011
202.744.256




189


8 Caminos principales, que pasando por la capital cor-
ren hasta las fronteras por el espacio desde 41 á 190
leguas.


SO Id. subalternos unen las plazas principales de co-
mercio y mantienen el cambio de los productos del
trabajo.


La navegacion interior se reduce á la que se hace
desde Sevilla á San Lucar, por el Guadalquivir: y á la
que mantiene en ~8leguas el canal de Aragon, hallándose
muy atrasada la que deben facilitar los de Campos y
Manzanares.


La marina mercante constaba
en el año 1801 . de


con


y el número de marineros en
1818 llegaba á


. • 392 buques
• 150.014 toneladas


38.845


El comercio exterior, rebajando
el importe de los géneros lle-
vados á las posesiones ultra-
marinas, se regulaba en los
años de mayor prosperidad en 1.000.000.000 rs,


La masa circulante de metalico en 6.473.476.84Q
VI.


Los salarios de los labradores,
artesanos y menestrales se es-
timaen. 640.000.000


Los consumos anuales se regu-
lan en • 6.500.000.000




190


ESTADISTICA.


Nota del numero de aranzadas de tierra cultivada que hay en la
Peninsula española, con distinction de las que pertenecen á señores,
á manos muertas y á manos vivas.


Provincias. A manos A manos A señores.
vivas. muertas.


----------- -----


Alava 153,090 231,936
Aragon 1,748,710 945,788 1,831,174
Asturias y Leon 485,460 494,324 1,942,096
Avila 354,660 40,5.32 209,266
Burgos 1,109,410 184,522 1,137,009
Cataluña 1,068,390 1,020,688 1,671,774
Cordova 293,160 47,062 905,828
Cuenca 1,733,660 88,343 1,529,746
Estremadura 741,510 1,.506,306 2,149,898
Galicia 264,460 1,519,988 1,109,818
Granada 1,666,570 590,928
Guadalajara 27,510 59,996 7,270
Guipuzcoa 209,470 493,768
Jaen 251,820 206,649 312,043
Madrid 112,270 54,502 312,043
Mancha 17,060 853,276 1,914,132
Murcia 1,688,860 403,178 307,118
Navarra 677,310 13,018 121,486
Palencia 64,610 57,337 498,868
Salamanca 937,660 75,568 753,516
Segovia 249,260 54,077 633,628
Sevilla 762,010 139,392 1,936,568
Sierra Morena 414,410
Soria 437,310 68,818 816,250
Toledo 657,060 586,866 1,541,688
Toro 488,310 69,318 126,152
Valencia 349,410 330,088 1,76'),274
Valladolid 111,360 122,243 841,583
Vizcaya 406,120 lZamora 119,450 150,621 249,809


Resumen,
Total de aranzadas cultivadas


Pertenecen á manos vivas
A manos muertas
A señores


55,000,000
17,599,900
9,093,400


28,306,700


(Diario de las Cortes de Cadiz, torno 6. pag.469.;




191


Desaliño en la elocuencia de los juristas Españoles.
Cosa es digna de admiracion que en el siglo de oro de


España, cuando los teólogos, los profesores de ciencias
humanas y otros literatos se dedicaban con loable ansia al
estudio de la elocuencia: cuando ya habían abierto y
allanado esta áspera senda Alvar Gomez, Fr. Luis de
Leon, Fr. Luis de Granada, Pedro Ribadeneyra, Fernan
Nuñcz de Guzman, conocido por el Comendador griego,
Pedro Ciruelo, Diego de Astudillo, y Luis Vives, compa-,
rado por Erasmo con Quintiliano y Seneca, y con el mismo
Tulio; los mas celebres juristas, y los que aspiraban á los
primeros tribunales del reyno, mirasen este estudio con la
desidia y la aversion que pinta el célebre Alfonso Garcia
Matamoros :* Nescio guo malo fato adhucfit, ut Salman-
ticenses viri graves, et qui primum scholas ingressi, ad
honores statim, et reipublico: administrationem, cuneta suo
nutu gubernaturi, spirant, tantá eloquentia: neglectione
laborent, quuntum neo legum, qztas profitentur, majestas,
nec studium honi patroni, nec illa ipsa consilia regia, qui-
bus ceu Minoes et Rhadamanti adhibentur, guoquo pacto
ferre possunt, Qui si Platonem aliquando, out Ciceronem
in manus sumerent; dubitare equidem non possum, quin
essent percepturi animis ingens in eloquentia vertí momen-
tum optinue gubernandce reipublicai.


El erudito Don Gregario Mayans que copió este lugar
en su Specimen Bibtiothecai Hispano-Mcjansiasue, p. 55,
añade: opporiuna illi tempori doctrina, et nostro forté
opportunior.


Este yerro de nuestros célebres jurisconsultos de los
siglos XVI. Y XVII. dió ocasion al mal gusto con que
estan escritas muchas de sus obras, apreciables por otra
parte por la copia de erudicion que en ellas acreditan, y
á que sean raras las oraciones y declamaciones publicadas
por ellos, como las hay de jurisconsultos de otras naciones.


En obsequio del desengaño quc acerca de esto íba
adquiriendo la ilustre profesion de la jurisprudencia en
España, debemos confesar que en esta última epoca se han
distinguido por sus animados y elocuentes discursos J ove-
llanos, Vicgas, Argumosa, Arnáo, Cambronero y otros.


'" Alfonsi Garsi.e Matamori His- emditione sive de »iris Hispl1niQ~
palensis, et primarii rhstoris Com- doctis, Narratio Apologetíca, Com-
plutensis, DI' asscrend,í Hipanorum pluti 1553. 8. .




192


y debiera aun prometerse en este ramo mayores progresos,
del estimulo y del impulso que han dado á la elocuencia
en aquel reyno las sesiones de Cortes.


APUESTA.


¿Veis la próspera. ventura
De Inglaterra y su poder,
y el fomento que asegura
Al tráfico y al taller
y aun á la literatura?


Pues vayan dos contra ciento
A que si aplaudís mi intento,
En un año á los britanos
Transformo yo en africanos
Sin moverme de mi asiento!


Sino vamoslo arreglando :
Ocupen su gabinete,
Fanatismo regoldando,
Dos capillas y un bonete
De los que busca Fernando:


Suelte amen su taravilla
El consejo de Castilla,
y la Santa: por quien soy,
Que al año, de lo que es hoy
No le queda ni una astilla.


Nota á la pago 159.


Dijimos que la traduccion Espa-
ñola de la liturgia inglesa traducida
por Carraseon, acaso seria la pri-
mera que se hubiese hecho en
aquel idioma. Posteriormente en
el catálogo de libros de R. Priest-
ley: 143, High Holborn, para el
año 181. 3 hallamos entre los libros


españoles: Liturgia inglesa. Aug.
1583: que, sino hay yerro de im-
prenta, es traducción muy anterior
á la de Carrascon.


Otra version española posterior
hizo Francisco Alvarado, impresa
en Londres 1707, 8.




o e lOS


DE ESPANOLES EMIGRADOS.


PERIODICO.


Numo. 3°. JUNIO, 1824.


LITERATURA E8PANüLA.


DJ<~SDE EL ANO 1808 HASTA EL DE 1823.


Epoca 2 : desde 1814 hasta 1820.


El año 1814 fue mas perjudicial y funesto a la literatura
de España, que lo que lo habian sido los seis que le pre-
cedieron. Es verdad que en él cesó el estrépito de las
armas, y que arrojados los pérfidos invasores al otro lado
de los Pirineos, comenzó la nacion á respirar de los sustos
y opresion que por tanto tiempo la hablan afligido. Vol-
vieron los artesanos á sus talleres y los labradores á sus
campos, y volvió con ellos la paz de las familias, y la bien
fundada esperanza de una prosperidad sólida y duradera.
Por todas partes resonaban cantares de victoria, inundando
los corazones el placer de haber derribado de su trono al
que habia querido encadenar la invicta España. Mas en
medio de esta seguridad y alegria general, solo la litera-
tura andubo temerosa y triste, como presagiándose un gran
mal, que aun no sabia entonces graduar.


No se engañó en sus temores. El vencido y humillado
Bonaparte, ardiendo en deseo de vengarse de la ignominia
con qué cubrió su nombre el heroismo de los españoles,
resolvió dejarles libre el rey Fernando por quien habían
peleado. Bien sabia él cuan funesto era para España este
presente. Porque conociendo el caracter del que tantos
años tubo preso en Valencey, calcul6 que su regreso á la
Peninsula equivalia, para vengarse de ella, á un ejercito


e e




194


nuevo de un millon de soldados aguerridos. Asi fué, El
suspirado monarca pisó el suelo español empapado en la
sangre de sus subditos, con la cual rompieron las cadenas
que le oprimian : vio todavía humear las paredes de los
pueblos, que ;;e dejaron quemar por amor de él: vio los
campos eriales y los talleres vacios y las fabricas arruinadas
por no faltarle á la fidelidad que le habian jurado: vio
millares de prisioneros, que sufrieron el destierro y la indi-
gencia porque él fuese rescatado. Sin embai-r», pasando
sin comoverse por entre tan claros testimonios de lealtad,
y cerrando los oidos al clamor de la patria desolada, solo
los abrió á las sugestiones de los que poco ó nada habian
hecho por él, ponienrlosc al frente de uno de los dos
partidos que amagaban despedazar la nacion, en vez de
reunirlos como padre, ó como un superior que por su alta
dignidad estaba escrito del temor y de las esperanzas de los
inferiores. Engañado fue, como él confesó despues;* mas
ninguno rezelaba que este engaño llegase al extremo de
hacerle comparecer como un ingrato, y que lejos de pagar
ni aun con palabras tan costosos sacrificios, resolviese
abolir la constitución politica y los benéficos decretos de
las Cortes, restableciendo el poder absoluto, que era pun-
tualmente el origen de las pasadas desgracias.


El decreto dado en Valencia á 4 de Mayo de ese mismo
año, hizo estremecer á la agricultura y al"comercio, como
anunciando BU futura decadencia; pero mucho mas hizo
temblar á la literatura, que desde luego vio un perseguidor
en la misma persona de quien esperaba su proteccion y
adelantamientos, Aquella fue la época de la restauracion
de las universidades, colegios y casas religiosas, de las
cuales era razon que la sabiduría se prometiese muchas
medras; mas tambien lo fue de los atrasos y de la perse-
cucion que experimenté, hasta verse casi obligada á refu-
giarse en paises extrangeros.


Seis años habia que la literatura espafiola se hallaba
dividida en dos clases, que ahora llamarémas ertrangera
y nacional. A la primera pcrtenecian muchos sabios en
gran numero, que condolidos de IOB males que ocasionaba
á la patria la ya degenerada dinastia de los Barbones, y
deseando ardientemente curarlos de raiz, creyeron ser
llegada la ocasion, substituyendole la nueva dinastia de
Bonaparte, que á cuantos paises dominaba habia llevado
consigo una general prosperidad. Otros por lo contrario,


* Manifiesto del rey á la nacion de 10 de Marzo de 1820.




195


aunque penetrados de los mismos deseos, pero llenos del
pundonor patriótico, que no sufria que un advenedizo les
impusiera la ley, alzaron el grito de la independencia y
pelearon como bravos por su rey cautivo; porque justa-
mente dcb sm esperar, que amaestrado él en la escuela de la
adversidad y rescatado al fin por los esfuerzos de sus leales
amigos no seguiria las despóticas pisadas del gobierno
anterior. Chocaron entre sí estos dos partidos: cada uno
de ellos form6 un código fundamental para el gobierno
futuro de España, y lo sostubo con todos los esfuerzos de
su ilustracion. La victoria se declaró por el segundo;
mas cuando pensaba recoger los laureles de su triunfo, se
halló envuelto en un mismo castigo con los que habian sido
sus rivales, Y si hubo alguna diferencia en el exito de
esta contienda politice-literaria, fue la de haber sido mas
execrados por el nuevo gobierno los que con tanta lealtad
habian trabajado por conservar al rey el trono ya perdido
y á la nacion la independencia.


España presentaba la escena de un rebaño incauto, en
el cual logra disimuladamente introducirse un lobo carni-
ec-o, que mientras devora algunas ovejas desgraciadas,
siembra entre las otras el espanto, que las obliga á despe-
ñarse en precipicios en medio del atolondramiento de la
fuga. Asi comenzó lí deshora una persecucion igualmente
desencadenada contra todos los que en varias maneras
habian manifestado saber algo mas que los perseguidores.
Mientras unos eran conducidos á los calabozos, otros huian
despavoridos á paises extraños. Para ser presos, expa-
triados y escarnecidos en los papeles públicos, no huho en
muchos otro delito mas que la ilustracion con que trataron
de instruir á sus paisanos, para que conociendo sus dere-
chos antiguos, jamas volviesen á ser victima de un perverso
ministro, de un rey tirano 6 de un extrangero ambicioso.
La constitución de Cadiz fue ignominiosamente quemada.
por mano de verdugo, junto con todos los decretos y dia-
rios de aquellas Cortes, que al paso que fueron las reden-
toras de Fernando, habían sido el asombro de la Europa
sabia. Muchos de sus autores y defensores, al cabo de
19 meses de carcel, sin que se esperase la sentencia judi-
cial, y algunos sin haberse incoado sus procesos, fueron
r;'¡ ,:trariamentc deportados á presidios y encierros muy
penosos, y sus nombres y familias proscritas é infamadas.


No era menor el odio contra los que no pudieron ser
habidos á las ..'anos. Cuantas arterias caben en la diplo-
matica, fueron puestas en movimiento para que los prin,..




,,',- H~6
cipes vecinos entregasen estos muertos civilmente, objeto
de la saña que solo deseaba el exterminio de los hombres
ilustrados. El mismo rey que ahora entregó su persona y
gobiejIlo á las bayonetas de los franceses, entonces no quiso
perdonar á los amigos de ellos. Clamaron desde su asilo, unos
exponiendo la rectitud de sus intenciones, otros implorando
la clemencia real para poder sustentarse con alguna parte de
sus bienes secuestrados. Ninguno de ellos fue oido, nin-
guno vio acabado su destierro, hasta que la nacion, menos
preocupada que el monarca, los llamó á su seno en el año
1820. En suma la literatura de los dos partidos, que unida
hubiera sido invencible, esa fue el blanco de la ira de un
tercero, que solo imitó á los constitucionales en el odio
contra los franceses, cuando ya habia cesado la causa de
él, pero no en la ilustracion que distinguia á aquellos ada-
lides de la libertad nacional; partido que á dos manos y
sin discrecion alguna perseguia encarnizadamente cuanto
bueno se habia hecho en Cadiz, y cuanto se habia querido
hacer en Bayona.


Contra unos y otros fue restablecido el tribunal de la
Inquisicion, que á manera de un pantano rompió todos los
diques de la forzosa moderacion, á que habia tenido que
atemperarse en el reynado de Carlos IV. Este cuerpo mons-
truoso, agente perpetuo de los principes que quisieron ser
tiranos sin parecerlo, con el pretexto de la religion llenó sus
calabozos de muchos literatos, cuyos nombres se designaban
con estudio en los papeles públicos, denigrandolos como
jansenistas, jacobinos y francmasones: y cuyos libros,
aunque puramente de politica y agenos del objeto por qué
se fundó el santo oficio, fueron solemnemente prohibidos
como hereticales, atemorizando asi á la plebe religiosa,
para que no leyese lo que pudiera serIe de provecho. Como
medida necesaria y consiguiente al ejercicio de tan útiles
funciones, se quitó á la imprenta su justa libertad, y volvi-
eran á ser encadenados los ingenios con la sugecion á las
censuras de frayles y clerigos ignorantes, que en todas las
producciones literarias, aun las mas' indiferentes y mas
dignas del aprecio de los católicos, columbraron cavilando
errores que no habia, y cansaron la paciencia de los escri-
tores, obligando á los demas con el escarmiento á aban-
donar sus útiles tareas.* Solo hubo libertad para imprimir


'" De est.a tirania fue vict.ima la Carvajal; versión que en la piedad,
excelente version parafrastica de en la critica y en la armenia de la
los salmos, que en 5 vol. 8 acaba versiñcacion, al paso que tanto
de publicar Don Tomas Gonzalez sobrepuja á la del célebre italiano




H~7
infames y venales periódicos, que por todos los medios que
sabe sugerir la envenenada malignidad se apresuraron á
denigrar la memoria de los perseguidos, mientras los per-
seguidores eran ensalzados con los mas altos elogips, y
premiados por el gobierno con las primeras dignidades del
estado y de la iglesia.


Esta guerra cruel y combinada produjo naturalmente el
efecto que debia, que fue no solo amortiguar el resplandor
de las ciencias, sino tambien hacerlas odiosas á los que
pensasen dedicarse al estudio de ellas, viendo cuan mal
recaudo sacaban los que algo sabian, y el amargo fruto
que les produjeron sus tareas literarias. Este escarmiento
disminuy6 notablemente la concurrencia de estudiantes en
las principales universidades del reyno. Que cuando las
de Valencia y Aleala contaban en los años pasados mas de
4000 alumnos, aora apenas tenian mil de todas facultades.
El célebre colegio de Vergara fue hallado por los viageros
en 1819, en un estado de desorden y dilapidacion lamen-
table, hechos pedazos los instrumentos de musica y de
matemáticas, por ser mirados como peligrosos los conoci-
mientos en estos ramos;* como en otros partes se creia lo


Matei, nos renueva la época de los
Garcilasos y Leones. Pues este
literato que gastó 30 años en limar
su obra y en ilustrarla con notas,
luego que la tubo concluida acia el
de 1817, la presentó al juzgado de
Imprentas, suplicando que se re-
mitiese á censores peritos en las
lenguas orientales. El juez equi-
vocadamente la envió á los frayles
dominicos del colegio de Santo
Tomas de Madrid, á quienes no se
hace agravio en suponerlos tan
agenos de lo que el autor deseaba,
como identificados con las sumulas
de Froylan. No es posible publicar
todos los artículos de la bárbara
censura que dieron aquellos hom-
bres. Mas para conocer lo que era,
basta saber que el último y mas
terrible cargo que hicieron á la
obra, era que siendo ella tan vasta
y dilatada, ni una sola vez men-
cionase al romano pontifice : de
donde inferian que el autor debia
estar tiznado con la heregia de los
jansenistas. Cuando este se vio
tan injustamente condenado por


solas cavilaciones, y sin que se le
hiciese un cargo tecante á erudi-
cion oriental y biblica, que era de
lo que se trataba, acudió al supremo
consejo de Castilla, representandole
el agravio que se hacia á la verdad.
Este tribunal envió de nuevo la
obra á la censura de cierta persona,
la cual despues que la llenó de los
debidos elogios, no reparó en cla-
mar contra la actual tiranía de la
ignorancia, que asi arredraba la
buena literatura de España, y so-
bre la necesidad de establecer una
mesa censoria docta y juiciosa, que
arrancase de las plumas de .los
fray les y clerigos fanáticos el juicio
de los escritos. Sábese que el con-
sejo dio el permiso para la imprs,
sinn de la obra, que se verificó en
Valencia en 1821; pero se sabe
tambien que ni accedió á la crea-
cion de dicha mesa censura, ni re-
prehendió al juez de imprentas, que
se servia de tales censores para cali,
ficar los libros.


'f. Bowring: Ubservations on the
state of Religion and Literature




198


mismo del inocente estudio de la fisica y del utilisimo de.
las lenguas orientales.


Desembarazado por estos medios el campo, y quitados
los estorbos y enemigos que podía temer la ignorancia, le
fue muy facil hacerse dueña de todo, de los púlpitos, de
las cátedras y de los tribunales. Y asi como la legislacion
volvi6 á su caos primitivo, asi volvieron á su goticiHmo y á
la epoca de las cruzadas la oratoria cristiana y la enseñanza
civil y religiosa. Las universidades pequeñas tan justa-
mente suprimidas, como polilla y contrabando de las cien-
cias, fueron como en triunfo restauradas, para contentar
la vanidad de HUS patronos y sostener los privilegios ven-
didos á peso de oro por la curia de llama. Comparecieron
luego nuevos planes de estudios, dictados dc prop6sito
para restaurar el escolasticimo de los ergotistas: se escri-
bieron nuevas instituciones elementales de filosofía, con el
único objeto de hacer odiosos á todos los filósofos modernos,
haciendolos pa::iar por jansenistas : ::ie restablecieron todas
las casas de frayles, que en la literatura no eran ya para
los de fuera lo que habían sido en lus siglos VIII. Y IX. ;
Ypor ultimo, fueron traidos á España los jesuitas, y trai-
dos con tal precipitacion por los agentes de la desp6tica
ignorancia, que impacientes no dieron lugar á las formali-
dades legales y de estilo."


Si esta última medida contribuye al crédito de aquellos


in Spain, made durini; a jOlll'l1t-Y
throug], the Peuinsula in lB19,-
Londres eod. an ,


", Pocos ignoraron en Espaiia la
trama de este negocio. El rey tenia
pedido informe al consejo de Cas-
tilla sobre el regreso de estos regu-
lares. Mas recelando los jesuiti-
zantes, que este cuerpo se negase
á dar su asenso, hicieron que el rey
atropellase por esta vez las formali-
dades sabiamente establecidas para
el acierto del gobierno, y que sin
esperar dicho dictamen expidiese
el decreto de restauracion : obli.
gandole á que sin rastro de pudor
y sin reparar cuanto denigraba la
memoria de su piadoso abuelo Don
Carlos IIl. y la de un pontifice tan
sabía como Clemente XIV, dijese
que los jesuitas no habían tenido
jamas otros enemigos sino los que lo
eran de la iglesia católica. Esta cari-


dad tan ilustrada me hace recordar
cierta carta latina, que el cardenal
Patriarca Don Francisco Cebriá
dirigió por el mismo tiempo al P.
Guerrero, vicario general de los
dominicos de España, donde tra-
taba de calvinistas it todos los que
se habian opuesto al estableci-
miento dc la fícsta del corazón de
Jesns; la cual aquel religioso im-
primió á sus expensas y circuló con
mucha profusion, sin hacer caso de
la ofensa que en ello hacia á N. Ale-
jandro, y á otros muchos sabios y
célebres religiosos de su orden,
que escribieron de propósito contra
aquella adoracion. Estos dos
hechos serán siempre una prueba
irrecusable de la malignidad de la
ignorancia que se habia apoderado
de España en la época que va.mos
recorriendo.




199


regulares, como fomentadores de la piedad que aparenta-
ban SU3 padriuos, cierto les recomienda poco como literatos
siendo buscados con tanto ahinco por los que no lo eran.
La verdad es que los jesuitas españoles, cada uno de ellos
en particular, han cultivado las ciencias y acrecentado en
gran manera la gloriá de su patria; mas esos mismos
reunidos bajo el sistema de su gohierno, siempre sirven
ciegamente á lo que su prefecto general les ordena, que
siempre es lo que acomoda al tiempo y á su engrandeci·
miento en las cortes de los príncipes. Por esta razon los que
en la de Fernando nunca solicitaron el regreso del filosofo
Ximeno, ó del crítico Masdeu, ó del imparcial Andres, ó
del erudito Arévalo, trabajaron con todo su poder para
que volviese entera la compañia; porque en ella y no en la
literatura de sus individuos tenian asegurado el triunfo de
los planes meditados. "Los jesuitas (decia el V. Palafox
al papa Inocencia X. en 1649) son el mejor apoyo de la
iglesia y de los gobiernos, siempre que la iglesia y los
gobiernos favorezcan sus miras; pero sino, son sus mas
crueles y formidables enemigos." ¿Qué no podia prome-
terse de esta compañia un rey, que al restablecerla no
dud6 decir que no tenia mas enemigos que los quc lo eran
de la fe y religion cristiana ] ¿ Qué no podia esperar de
tan scgaees agentes, cuando á esta reputacion aíiadia el
restablecimiento dc todas sus casas y haciendas, y la pro·
mesa de la dircccion de los estudios de España, y la cspe-
ranza de recobrar el ascendiente que siempre tubicron en
todos los gobiernos? El respetable cabildo de S. Isidro"el
real de Madrid, tan dedicado á la literatura, como al
ministerio sacerdotal: las dos casas de Valencia tan ilustres
en la piedad y educacion pública, en suma, todas las quc
tenian en España y que Carlos IlI. hahia adjudicado á la
comun utilidad,* arrojados de ellas sus sabios directores y
catedráticos, volvieron á sus dueños, muy desemejantes ya
de lo que eran al tiempo de su salida, viejos, ignorantes
del idioma español, y quc no estaban ya mas que para
vegetar y morir.


Con la rcunion de tantas y tan poderosas causas, que
supieron poner cn movimiento los enemigos de la literatura


* Solo el obispo de Barcelona var como privaron muchos de ellos
no quiso restituir á los jesuitas su á sns diócesis de estos planteles tan
colegio de Belen, convertido ya en necesarios, por adular al gobierno
seminario conciliar. Conducta quc y acomodar á los que nada podían
debieran haber imitado todos los ayudarles en el ministerio.
prelados de España, antes que pri.




20Q
nacional, no debe extrañarse la escasez de libros, que
vieron la luz páblica dentro de la Península en época tan
desgraciada. Que no solo huyó de aquel suelo la oratoria,
hija y compañera de la libertad, sino tambien la poesia,
que sabe acomodarse al tiempo y á los intereses personales,
cualesquiera que ellos sean. El silencio en que dejaron á
la nacion estas dos hermanas, era muy parecido .d. que
suele acompañar á las tenieblas, y capaz de poner espanto
á aquella misma laboriosa Minerva, á quien no habia podido
acobardar el furibundo Marte. La cual si en el mismo cora-
zon de la monarquia hizo algunos esfuerzos para recobrar
su explendor antiguo, pronto los vio sofocados por los
argos y centinelas, que tenia asalariados la ignorancia, que
á toda costa queria conservar su funesto dominio.


La enseñanza de las primeras letras, cosa nunca vista
en España, fue casi exclusivamente confiada á los regulares
de cualquier instituto que fuesen; los cuales á porfia se
encargaron de ella, tan poscidos del interés que les
resultaba, como desnudos de las condiciones que exije el
sublime oficio de educar buenos ciudadanos. Esta pro-
videncia, junto con la preocupacion popular, hizo inútiles
los esfuerzos de algunos para establecer en el pueblo y
ejército el método de las escuelas normales, que si en la
corte logró prosperar un momento, fue silvado en las pro·
vincias, merced ;í la ninguna proteccion que le dispensaron
las autoridades subalternas.s Por esta misma causa, aun
cuando el gobierno quiso fundar nuevas sociedades, ó
fomentar las que ya babia, para el adelantamiento del
comercio, de las artes y de la agricultura; quedaban sus
disposiciones inutiles, porque ni la ilustracion era aprecia-
da, ni atendida en los premios y honores que tan poco


"" Este método de enseñanza vase un Inglaterra el metodo de
habia sido adoptado por el colegio Bell y de Lancaster. A su regreso
de artilleria de Segovia desde su se estableció en Madrid una junta
fundacion para los primeros rudi- protectora bajo la presidencia del
mentos de las matemáticas. La duque del Infantado. Promoviose
naturaleza que fue la guia de aque- la enseñanza mutua en algunas ca-
llos maestros, estimuló al celebre pitales y cuerpos del ejercito. Mas
Lancaster á generalizar mas y orga- estos conatos ó no tubieron efecto
nizar este método, levantándose en muchos puntos, ó fueron eludi-
con la gloria de inventor, que no dos por la ignorancia, que armada
debe disputarsele. De este sistema con el apellido de la novedad, trató
se habian hecho ya varios enseyos de desacreditar lo que no entendía, y
en Madrid antes del año 1817. logró casi del todo cortar en su raíz
Mas entonces envi5 aquel gobierno esta planta, que en otros reynos ha
á M. Kerney oficial irlandes al ser- dado de sí frutos muy aventajados.
vicio de España, para que obser-




201


cuestan á los soberanos, y que tan prodigamcnte se vieron
dar á los que depreciaban, ya que no pcrscguiesen, esos
nobles conatos. Asi derribaba el mismo gobierno con la
una mano, 10 que con la otra aparentaba edificar para su
reputacion. Casi todas las academias de Madrid suspen-
dieron sus loables tareas, y ni aun pensaron en estimular
con premios como solian, á los que mejor desempeñasen
los programas de literatura. Aun el teatro, á donde nunca
han alcanzado las leyes tiránicas de los oprcsores, casi se
vio reducido á objetos indiferentes, y que si entretenían
divirtiendo la ociosidad, contribuian poco á conservar el
buen nombre que la dramática española se había gran-
geado ya entre los sabios de Europa. En suma, adonde
quiera que se volviesen los ojos, no se veian sino reliquias
débiles del entusiasmo literario, que habia dispertado la
guerra pasada, mas no entusiasmo nuevo y creador: no
proteccion y estimulo de parte de los que mandaban, ni
en el público libertad para apreciarlo impunemente y sin
riesgo.


La imprenta casi no se ocupaba sino en reproducir
obras antiguas; y si dio de si alguna original, ó fue re-
cogida en elmomento,* ó era de literatura insignificante,
6 escrita por el genio del mal para obscurecer la gloria de
España. La reimpresion de las obras preciosas del filosofo
Cadahalso, las del poeta Cienfuegos, las de los mate-
máticos Vallejo y Garcia, las del forense Febrero, las del
célebre geopánico Herrera; esas y otras pocas fueron á
las que tubo que acogerse el moribundo comercio de libros
para sostener su languida existencia. Otros se aplicaron á
formar colecciones de novelas, de sermones y de comedias,
y á reproducir los libros elementales de enseñanza, de de-
vocion y de puro entretenimiento.


En medio de esta pobreza de literatura domestica
triunfó la inmunda Apologia del altar y del trono, man-
dada imprimir por el déspota Lozano Torres, á pesar de
haberla reprobado unanimemente el respetable colegio de
abogados de Madrid, y antes que se conformase con ese
mismo dictamen el consejo de Castilla.j Triunfó la bár-


'" Esto aconteció al académico
de la historia Cean y Bennudez, que
publicó en 1814 unas Memorias
poro lavidadeD. Gospar ltlelehol' de
Jovellanos; cuya venta á peticion
del fiscal del consejo fue detenida,
sin duda por considerarla perjudi-


cial al sistema del gobierno absolu-
to, que acababa de derrocar las leyes
fundamentales de la monarquia.


t Este es un hecho notorio é in-
disputable. El P. Velez, premia-
do luego con el obispado de
Ceuta, y hoy promovido al arzo-


DD




202
bara Philosophia D. Thomoz auribus ln!ius temporis oc-
comodata, á pesar de que la tenian por tallos acostum-
brados al barbaro Goudín.s Triunfó la Coleccion de
memorias para la historia ecclesiastica del siRIo XVIII, á
pesar de sus anacronismos, y de la injusta parcialidad con
que hace servir toda la Europa á los intereses de la corte
de Roma. Estas tres obras, casi las unicas producciones
originales de esta época, triunfaron en ella como textos
de las ideas por que se gobernahan los viejos, y con qué
debian ser educados los jóvenes.


De esta escasez de libros nuevos no puede darse una mu-
estra mas clara que la prisa con qne corrieron ¡{ subscribirse
los españoles á la traduccion del Itinerario de Laborde, á
pesar de todas sus nulidades, y á la Historia de la guerra
de España, escrita por una comision de oficiales, alllHjlle
ya se sabia que por entonces 110 habia de pasar la obra del
tomo l. Por la misma causa, porque era gramle el ansia
y curiosidad de libros nuevos, compraron los literatos la
traduccion del Paraiso perdido -de Milton, hecha por Don
B. Hcrmida, aun1lue inferior :í la qne ya tenían publicada
por Escoiquiz: y la Aritmética uniuersul de Hcrranz, á
pesar de su estilo farraginoso, Hemos indicado estas
obras, porque son casi las únicas (Iue salieron de las
prensas españolas, encadenadas por la Inquisicion, qne al
mismo tiempo cerraba las fronteras, y se entraba con in-
audita tiranía en las librerias de comercio acreditado para
saquearlas, arrancando de ellas cuanto .encontraba digno
de su negra censura.]- Preguntabanse los sabios por la
bispado de Burgos, había presen-
tado al consejo de Castilla la pri-
mera parte de su obra, que era la
Apología del 'JItar, solicitando la
licencia para su impresiono El
consejo encargó su examen al co-
legio de abogados de Madrid, el
cual comisionó al efecto á 4 de sus
individuos. Dieron estos su dic.
tamen, reducido á que debian su-
primirse en la obra muchas paginas
en que directamente se atacaban
los derechos de la Corona. No
contentandosc el colegio con enviar
esta censura el consejo, la acom-
pañó con otra extendida por una
junta particular de aquel respetable
é ilustrado cuerpo, cuya resolucion
era que de ningun modo debía per-
mitirse la impresion de un libro,


que tan abiertamente daba por el
pie á las regalias del trono español.
Sabido esto por el autor, acudió
al ministro de Gracia y Justicia
Lozano Torres; el cual avocó á si
el expediente, privando al consejo
de su conocimieuto, y mandando
por sí y ante sí la impresion, no
solo de aquel tomo, sino tarnbien
del 2, que no habia presentado su
autor. El que haya leido esta
fanatica y necia obra, conocerá
cuan fundada era la censura del
dicho colegio.


" Vease cl numero 1 de este
Periodico, pago 85.


t El que esto escribe fnó testigo
del allanamiento y registro que
sufria por espacio de 15 d ias la
casa de Mallen y compañia de Va-




203


continuacion del Piage literario, de las obras económicas
y de hacienda de Canga, de las de Sempere y Guarinos,
;lel Semanario erudito Todo lo hallaban em-
bargado en odio de sus autores y mas de las materias
sobre qué escribían.


En suma, no hallando la patria dentro de casa con qué
hacer ostentacion de su literatura, volvia con envidia los
ojos á los reynos extraños, donde estaba muy de asiento
la deseada libertad, y alli miraba con placer guardados
para su gloria futura á los que le debían el ser y la edu-
cacion.Lloraba con Moratin la muerte de su Pindaro
Melcndcz Valdés; pero se consolaba con que le vivia aquel
Tercncio, que bnstaba por sí solo á mantener su reputación
en el teatro Europeo. Doliasc cou la ausencia del vir-
tuoso Llorcntc; pero seeomplacia al verle derrocar vic-
torioso el monstruo que por tantos siglos estubo haciendo
á la verdadera y solida piedad una guerra tan impía, Le
afligía el verse maltratada por algunos superficiales extran-
geros; pero enjugó sus lágrimas cuando se vió tan victo-
riosamente defendida por Mendibil y Silvela. Las quejas
que no podía fiar á sus labios contra el gobierno que tan
duramente la oprimía, las oyó resonar en todos los idiomas
de Europa, manifestadas por el juicioso politico Florez Es-
trada. En suma eran muy gratos para España los nombres
de Mendoza, Orfila, Beña, Marchena, Hurtado de Men-
daza, Virués, Torio de la Riva, Rcinoso, Lista, Muíioz,
Andujar, Garcia Suelto, Quinto, Perez del Camino,
Lopez Peíialver, Liaiio, Gil de Lara, Gallardo, Ber-
nabcu, Benito, Alonso de Viada, y otros muchos que en
varias maneras se b"llaban ausentes (le la patria, pero que
llevaron consigo la fecundidad del ingenio, la viveza de la
imaginacion, la diligencia en inquirir la verdad y la solidez
en defenderla. Los escritos de varios generas, que sa-
lieron de la pluma de estos sabios, dejaron bien vengada
la literatura española ele la mengua que sufria dentro de
la Pcninsula, sosteniendo su crcdito para con toda la Eu-
ropa en una epoca tan funesta; epoca destinada á su total
ruina, cuanto estubo de parte de los qne se apoderaron
del rey, si la providencia no hubiera abreviado estos dias


lencia, La Inquisicion destinó
para esto :{ re;ulares, quc ni .um
eran sus calificadores ,; los cuales,
apoderandosc de todo, fucrou se-
parando libros que ,I.,bian llevarse
;11 tribun»l. tI :)ara (luctlar en {'!


como prohibidos, 6 para ser exa-
minarlos. En estos ultimos inclu-
yeron aquellos sabios censores al-
gunas obras que no conocían, solo
porque: estaban impresas A N-
T'trrnPT;E.




204


de dolor, sacando, como suele, el bien de las mismas en-
trañas del mal. Que no debia ser eterna esta opaca noche;
ni podía tardar el remedio que estaba provocando el mismo
desencadenamiento de las pasiones. Las cuales, si lo-
graron sofocar los conatos de los que fuera de sazon qui-
sieron volver á España su perdida gloria, al fin tubieron
que ceder al imperio de la verdad, y huir al grito unánime
de libertad en qué prorumpió la ya cansada nacion en 1820.
Epoca gloriosa para la literatura, que describiremos otro
dia.


Supuestos crímenes y errores imputados por Haller á los
Constitucionales de España.*


Si la funesta historia de las invasiones del poder sobre
la moderada libertad necesitara documentos en que apo-
yarse, en los anales modernos los encontrarla muy notables.
Los fuertes han hallada siempre pretextos especiosos para
dar á sus empresas el colorido que les ha parecida con-
veniente. Desde la época de los emperadores romanos,
pasando por la de los desgraciados Templarios, hasta la del
hombre del siglo en que vivimos, los motivos estudiados y
las maquinaciones de la diplomada han precedido á los
acaecimientos ruidosos, capaces por su magnitud é in-
fluencia de sublevar la opinion pública.


Entre los sucesos políticos, que Ilamarán algun dia la
atencion de la posteridad, ocupa un lugar distinguido la
ruina de la constitucion política, que los españoles habian
restablecido en la época gloriosa de sus triunfos. Nu-
estros hijos, cuando lleguen á saber que hubo un tiempo,
en el cual sus padres rompieron los g-rillüs de la servilidad :
y cuando en el corto número de hojas de la historia actual,
que escapadas milagrosamente de la deshecha borrasca que
experimentan las luces, lean asombrados la tan sangrienta


$ La mayor parte de las irnpu- elto en las notas de Varona, nos
taciones á.que se refiere el presente obliga á contestar á sus principales
articulo, se han sacado de la obra argumentos. Sentimos que la ci-
escrita (segun se nos ha asegurado, tada obra no se hubiese conocido
á invitacion de una corte de las en España en Jos años anteriores,
que forman la santa Alianza) por porque hubiera sido impugnada con
MI'. Haller con el titulo De la mas doctrina y victoria, que lo sera
Constitlfcion des Cortes d' Espagllf, por nosotros, constituidos en un
Paris, 1820. La celebridad del pais cxtrangero, y privados de los
autor, el impulso que la ha produ- libros y apuntes que alli teníamos
ciclo, y el hallar su espíritu envu- '1 la mano,




205
como honrosa relacion de la lucha de seis años, sostenida
por defender la libertad, la independencia y el honor de
la nacion: recorran la serie de destrozos, de desastres y
vejaciones, causados en igual número de años por el des-
potismo: reconozcan el alzamiento de los leales contra los
perjuros, coronado con el restablecimiento de la libertad
y del imperio de las leyes: yal fin observen la destruccion
de esta obra insigne, asegurada con la ocupacion militar
de la Peninsula por las mismas armas que sufrieron el
vencimiento, cuando conducidas por el genio de la guerra
quisieron dominar la bravura española con el pretexto
lisongero de asegurar su libertad" . . . el dolor, la ver-
guenza y el despecho ocuparán el lugar de la admiracion,
y exasperados con el sufrimiento, maldecirán la memoria
de los que les dieron el ser, atribuyendo á su debilidad y
alevosía la culpa de sus infortunios.


Pero ni la traicion ni la flaqueza fueron la causa ex-
clusiva de aquel desastre. Agentes de una magnitud
colosal y de un poderio casi irresistible, se combinaron
para destruir el templo de la libertad, erijido en España
por la ilul:ltracion, la lealtad y el patriotismo. Asustados
los altos depositarios de la autoridad soberana de Europa
con el ejemplo que aquella les ofrecía, al romper las ca-
denas que la habían oprimido, recelosos aunque sin razon
de los designios que pudiera tener un pueblo noble, valiente
y decidido, y olvidados dcl alto precio con que había com-
prado el ejercicio de sus derechos; pusieron en movi-
miento todos los recursos, que tcnian á su alcance, para
hundirle en la esclavitud. Sus agentes, diestros en el
manejo de los resortes de la politica, los emplearon, sin
omitir el arma emponzoñada de la calumnia, para anular
la constitucion, deprimiendo al congreso nacional y desa-
creditando á los autores y sostenedores de aquel código.
Atribuyeronles graciosamente fines torcidos y crimenes eho-
cantes, concitando por este medio la públicaanimadvcrsion,
y preparando el camino para los ultimas sucesos, que llenan
de luto y desolacion á la heroica nacion española.


Como en estos tengan un inmediato interés los pueblos,
que por fortuna disfrutan las ventajas de la libertad, y


* Altamente penetrados los fran- tigar las demasias de los que se
ceses del amor que los españoles oponian al establecimiento de una
profesan " la libertad, no osaron nueva dinastía, destinada Ít intro-
declarar las hostilidades en el año ducir y á formar una nueva consti-
de 180S, hasta que pudieron pre- tucion, que debía asegurar la libcr-
textarlas con la necesidad de cas- tad civil y regenerar la nacion.




2üG
como de consentir que corran libremente las imputaciones
hechas á los-Constitucionalistas peninsulares, pudiera per-
judicarse á la causa santa que han sostenido, descarriando
á nuestros coetáneos y á la posteridad, hemos creido COIl-
venieute recorrer con imparcialidad los errores y crimenes
que se les atribuyen. El silencio daría á las negras im-
putaciones un valor de que carecen. . • . i Gocense en
hora aciaga con los destrozos del absolutismo, los que
tienen unida lí su influjo su miserable furtuna; que los que
una vez han dado oidos á la voz hermosa de la verdad, y se
han comprometido en la libertad de su patria, no son ca-
paces de faltar á sus empeños, por mas que se les intimida
con la negra perspectiva de los cadalsos y de los calabozos;
y empeñados en defender sus principios, no dejarán que
sus implacables enemigos engalanen el triunfo de su de-
soladora alevosia con los despojos del honor de los leales.


1. La constitucion es un talisman, con cuyo apo.yo los
Jacobinos hacian triunfar sus principios, dirijidos á
usurpar la soberanía.*


Si la constitucion hubiera sido un debil simulacro, crí-
jido con el objeto de encubrir los designios que se atri-
buyen á sus autores, sus enemigos no hubieran tenido
medios para atacarla. Los constitucionales, moderando sus
ardientes pasiones, por acatamiento á la ley, dejaron á sus
contrarios vivir tranquilos en el seno de SES familias, sin
ejercer sobre ellos el duro imperio ri (llle debiu sujetarlos
su atrevida osadia : y cuando la opinion pública y los do-
cumentos acusaron á alguno de traidor á la patria, entre-
gado á los tribunales, los dejaron en libertad respetando
su inviolabilidad :t porque los constitucionales no se toman
la justicia por su mano, ni se complacen en la ruina de los
que profesan principios opucstos.j


Solo ignorando los sucesos ocurridos en España en los
'!' De la Constitacir,n des Cortes


d' ESjlagne, par ~\lr. llaller. (I're-
face.) ,


t i Cuantas veces los fervorosos
patriotas han acusad» ü les liberales
por su excesiva dulzur.i ! ¡ Cuantas
la noble impaciencia rlo los amigos
de las libertades públicas se exas-
peró al ver la procacula.l ue los
serviles! Sin smharao, la calma
de los verdaderos constitucionales
hara su elogio a los ojos de la razon
porque descubre su respeto á las
leyes.


tiQue difcrente comportamiénto
el de los serviles! No contentos
con calumniar y despojar ue sus
en.plcos y grados á los ,¡ne pro-
fesan opiniones contrarias, con-
denan al patíbulo ,t los c¡ue gnar-
darun fielmente sus juramentos,
extendiendo esta pcna fe los parí-
entes (le llis que \lO pueden haber
á las manos: profanan el templo,
vilipendian la religion, y llega su
frenesí desorganizador á negar ali-
men tos á las mad res, y á no res-
petar las propiedades <lelas esposas




207


lB años anteriores á la guerra de la independencia, podrá
atribuirse ~í los constitucionales de España el depravado
objeto de usurpar la soberania. Los diputados de la
nacion, llamados en el año de 1810, para sacarla de la
situación, en que la habian puesto el abandono de sus
monarcas, la corrupción del favorito y el olvido do la moral;
al reconocer los inmensos sacrificios de sangre y de dinero,
que costaba el empcíio lic romper la" pesadas cadenas, que
la combiuacion de la politica del que mandaba en Francia,
auxiliada por la delJil ceguedad del gabinete de Madrid,
trataba de echar sobre los cuellos hidalgos de los espa-
ñoles, y altamente pcuctradns de qnc las calamidades
debian su origen al olvido de las leyes fundamentales
de la inouarquia ; trataron no de uSlll'jJflr la soberania;
sino de volver á aquellns la fuerza, de que la i,Xllorn,llcia,
una mal entendida lealtad, el sufrimiento y el terror las
hablan privado. La COJ1 stitucion política de la rnonarquia
española, publicada en Cadiz en el aíio de 1812, es una
obra formada sobre los antiguos y venerables fueros de la
nacion, acompaiimla para su cumplimiento de las pre-
venciones oportunas. El que suponga lo contrario, deberá
robustecer su opiuion con hechos irrecueablea, abando-
nando las vanas declamaciones y las calumnias, que no
convencen {¡, la razou, ni pueden lograr partido entre los
hombres de probidad y luces.


2. Las sociedades secretas, las reuniones de sofistas, de
ahogados .11 de escritores sin mérito, sin mandato del re!!
ni de la nacion, ligarlas á unn faccion, que dominaba las
Cortes, fueron los autores de la constitucion, que á fuerza
de intrigas se hizo decretar,


El pundonor español se resiente de que este cúmulo de
imposturas se haya transmitido por la pluma de un literato,
que se titula Autor de la restuuraciou de las ciencias po-
liticas, sirviendo quizá de apoyo á las deliberaciones del
congreso de Verona, desde el cual se lanzó el dardo en-
venenado sobre la desgraciada nacion española,


Las sociedades secretas apenas se conocían en la Penin-
sula en la epoca á que se refiere el cargo, y de consigui-
ente no pudieron influir en la obra que hoy se intenta des-
acreditar. La inesperada sorpresa de la persona del rey,


é hijos de las víctimas, burlanclose el orden que ha llevado á Espaíia
de lo que disponen las leyes, con el ejercito de los Borbones 1 ¿ Y
cuyo pretexto han encendido la la legitimidad se apoyó en la obser-
guerra que devasta la Peninsula. vancia de los vínculos sociales?
¿ Y es esta la tranquilidad, es este




208


la disolucion del gobierno, y el empeño del emperador de
los franceses de dar á los españoles una constitucion for-
3ada en el pais extrangero, irritando los sentimientos
nobles de la nación, la empeñaron en la lucha mas des-
igual, pero la mas noble y la mas denodada que vieron
los siglos, excitando los justos deseos de atajar el curso
de los desordenes de los gobernantes. Desde los pri-
meros momentos de la insurrección del año de lS08, las
voces de la fidelidad se mezclaron con las que producia
un deseo vehemente de reorganizar el pacto social,. di-
suelto por la traslacion de la real familia á un reyno ex-
traño, por la abdicacion que esta hizo de la corona,
pasandola á otra dinastia, y por la invasion de un enemigo
poderoso, empeñado en justificar con la violencia de las
armas su conducta temeraria. El gobierno que la nacion
formó en medio de su horfandad, reconociendo la justicia
de sus anhelos, se dedicó á formar la constitucion, va-
liendose para ello de los medios que podian sugerir la
ilustracion y la cordura.


No contento con los recursos, que podían facilitarle los
individuos que le componían, entre los cuales habia alguno
que puede competir en ilustracion con el autor á quien se
contcsta.j- puso en contribucion el zelo, los conocimientos
prácticos y especulativos de todas las universidades y colc-
gios principales, de los tribunales, de las autoridades civiles,
de las juntas provinciales y de todos los sabios y patriotas,
á quienes excitó del modo mas lisongero, para que le auxi-
liaran en tan ardua empresa. Una comision especial,
compuesta de sugetos prudentes é ilustrados, reunia los
informes y memorias que se remitian al gobierno, formaba
sobre ellas su opinion, y preparaba las bases que se pre-
sentaron á las Cortes generales y extraordinarias de Cadiz,
convocadas con el objeto de formar la constitucion : obra
tan absolutamente necesaria para salvar la patria, como
que la noble nacion ingle:;a, única que le dio la mano de
amiga en el conflicto, no se decidió á la gloriosa lucha


'" En todas las proclamas y cir-
culares dadas por las juntas pro-
vinciales, se encuentran las ardo-
rosas expresiones de la decision
por Fernando, unidas á los deseos
de una reforma en la constitucion,
que impidiese la repeticion de los
males que se estaban sufriendo.
Estos documentos, resultado de la


opinion general, bastarían para
legitimar la obra de las Cortes,
cuando otras razones v datos de fe
irrecusable no la apoyaran.


t El nombre del benemérito y
sabio .Jovellanos es por sí solo
basiante para confundir la orgullosa
osadia de Haller.




209
con aquel empeño con que sabe conducir todas las empre~
sas, hasta que reconoció el voto general de la nacion para
establecer un gobierno monárquico moderado, como cor-
respondiente á la ilustracion del siglo y á la dignidad de
un pueblo generoso y libre.


Las Cortes que entendieron en obra tan grandiosa, se
compusieron de representantes de los pueblos á razon de
uno por cada setenta mil almas, de diputados de las
antiguas ciudades de voto en cortes, y de un vocal de
cada junta provincial. Esta asamblea sublime, única
acaso en su clase, como compuesta de varones elegidos en.
las cuatro partes del mundo,* y autora de la constitucion,
ofreció entre los individuos que la compusieron personages
distinguidos en todas las carreras; 10 cual desmiente la
infundada imputacion de ser aquella obra de sofistas y
de escritores sin mérito. En el número de los vocales se
hallaron 4 que pertenecian á la primera nobleza, 3 obispos,
19 canónigos, 17 eclesiastices de todas clases, 8 generales,
12 militares de diferentes graduaciones, 9 diplomáticos r
de la carrera de estado, 11 consejeros y magistrados,
36 doctores y letrados, 3 comerciantes, y 32 propietarios,
fabricantes, &c. Los apellidos de Capmany, Dou, Borrull,
Andres, Torrero, Serra, y otros que se encuentran en
aquella ilustre nomenclatura, aparecen con honor entre los
literatos nacionales y extrangeros.t


Todos los vocales de las referidas Cortes se presentaron
con poderes amplios de los pueblos, de las ciudades y de
las juntas para formar la constitucion: de donde se infiere
que procedieron con mandato de la nacion: Tambien le
tubieron del rey; pues segun asegura D. Pedro Ceballos
en su manifiesto, el Señor Don Fernando VII, expidió
desde Bayona un decreto dirijido al gobernador del con-
sejo, 6 á cualquiera general de provincia, en el cual les


'" La historia no ofrece un con-
greso tan respetable como el de
Cadiz. Se eompuso de sugetos,
que merecieron la confianza de los
individuos de la monarquia espa-
íiola, derramados en Europa, Asia,
Africa y América. Esta sola
cualidad debería bastar para mirar
con respeto h constitucion espa-
ñola: monumento, para cuya foro
macion se pusieron en dulce tributo
las luces recogidas en las cuatro
partes del mundo. Pero la saña


envenenada de los enemigos de la
patria, solo rinde homenage á los
miserables instrumentos de la
opresion, como sean poderosos
para multiplicar sus goces y sus
mezquinas comodidades.


t Este resumen hace ver que el
método de las elecciones establecido
por la Junta Central y aprobado
por la constitucion, no excluía del
congreso, como calumniosamente
supone Haller, á los hombres mas
ilustres éinstruidos.


.EE




210


mandaba reunir las cortes, para que entendieran en la
defensa del reyno y en lo demás que ocurriera. Como
aquella, segun vimos, no podia realizarse con exito, á no
reconocer unas bases sólidas de un gobierno justo y con-
forme á la política y á la razon, es visto que aun en el caso
de suponerla precisa, tubieron las cortes la suficiente
autorizacion del monarca para hacer la constitucion, la
cual no adoleció de vicio alguno aun en. esta parte, á
nuestros ojos insignificante atendidas las circunstancias.


3. Temerosos los nouadores españoles de la grave respon-
sabilidad que pesaba sobre ellos, y acostumbrados al
ejercicio del poder soberano, tubieron la arrogancia de
declarar al regreso de Fernando VII de su cautividad, que
la nacion no le prestaria obediencia, hasta después de
haberjurado la constitucion.s


Si los enemigos de los liberales conserváran algun resto
de amor á la justicia, hubieran alejado de sus labios la
anterior imputacion, que ha servido de pretexto vergonzoso
á las eruelas persecuciones, que sufrieron los diputados en
el año de 1814. Pero los argumentos victoriosos con que
algunos de estos ilustres españoles la rebatieron en las
defensas de los ilegales y atentatorios procesos, que se les
fulminaron, hicieron tan evidente la. calumnia, que solo
una refinada malicia, ó una indisculpable ignorancia la
pudo reproducir en el dia, sin mas objeto que el de
desacreditar á varones dignos del aprecio público, reno-
vando llagas aun no cicatrizadas.


Amenazado Napoleon en el año de 1813 con la ruina
de su poder, quiso envolver á los españoles en una nueva
intriga, para sujetarlos despues á su imperio. Con este
objeto dio libertad á Fernando bajo ciertas condiciones,
comprendidas en el tratado de Valencey. Conociendo la
regencia y las cortes que las miras ocultas. de este paso,
aparentemente generoso, eran las de recoJer las tropas
francesas residentes en la Peninsula, hacer á los españoles
deponer las armas, y engruesado el ejercito con este
refuerzo, atacar á los príncipes aliados, dejar compro-
metidos á los ingleses, y contando con la victoria volver á
hundir la Europa en la dependencia y servilidad en que
yacia; se resistieron á reconocer aquel convenio decla-
rando que no se tendria al rey por libre de la infiuencia
enemiga, ni se le prestaria obediencia, hasta que apartado
de los' agentes y amigos de su opresión, y rodeado SI)-


;¡¡ Mr. Halier eu su citada obra, pago 6,




211


lamente de los españoles, qlle tantas y tan costosas pruebas
le dieron de fidelidad y cariño, con lihertad cumplida
jurara la constitucion en el Congreso. .


Este pasage que dió á los principes aliados, y en
especial á la noble nacion inglesa, la prueba mas ilustre de
union y de la invariable decision de no abandonar la
empresa, hasta poner fuera de combate al regulador de
la suerte de Europa,* llevaba ademas la justa idea de
asegurar á la nacion' de la identidad de la persona del
rey, dandosele á reconocer por el órgano imparcial de los
diputados de los pueblos, de cuyo gobierno debia encar-
garse S. M. y sino que nos digan los agrios censores de
la candorosa y noble conducta de las cortes, qué seguridad
JIa tenido la nacion de qué el que cn el dia 13 de Mayo
de 1814, entró en la capital de la monarquia, rodeado de
bayonetas, precedido de un decreto exterminador de los
que habian contribuido á sacarle del cautiverio, rodeado
de la algazara de un tumulto y desorden popular, y
anunciado por los sollozos del dolor de infinitas familias
desoladas por la inhumana persecucion que experimen-
taban sus jefes y cabezas, era aquel mismo Fernando, quc
en el Marzo de 1808 se habia presentado en Madrid
entre las sinceras aclamaciones del júbilo y la alegria,
entregado á la inexpugnable defensa de sus subditos que
le bendecian, poniendo en libertad á los oprimidos por la
corte antigua, elevando á los hombres sabios y virtuosos,
que escondían su saber y sus luzes en los destierros ó en
el rincon de sus casas, y estableciendo las bases de la
pública prosperidad sobre los principios de la politica,
que afectaba reprobar en la época gloriosa del triunfo del
patriotismo sobre la opresion de una conquista.


Solo un ignorante malicioso puede acusar de orgullosa
arrogancia el acuerdo de las cortes, relativo al juramento
del rey á la constitucion, Si en otras naciones no se
conoce este acto augusto, que renueva el pacto entre el
supremo director de la sociedad y los súbditos, desde la
mas remota antigüedad se ha mirado en España como una


" ¡ y cual hubiera sido la suerte tantos y tan costosos sacrificios,
del ejército británico cn España, como había hecho la heroica nacion
si las cortes y la regencia no hu- inglesa. ¿ Y un acuerdo que li-
hieran sostenido sus empeños, sin bertó á toda Europa de caer en la
dejarse seducir por las arterias de humiilaoion de que iba huyendo,
Napoleou ? Abandonado en medio asegurando su libertad, sirve hoy
de la arena, hubiera tenido que de acusucion contra los liberales ?
buscar en Torresvedras un apoyo ¡ Extraíia contradiccion !
acaso inuti!, penl icndo el fruto de




212


circunstancia absolutamente precisa para el ejercicio de la
autoridad monárquica. Todos los reyes han ofrecido con
juramento á los representantes de la nacion, guardar sus
libertades y observar sus leyes fundamentales. Los
españoles han sido tan celosos en esta parte, como que
los catalanes no permitieron que Carlos V. mandara como
rey, sin haber jurado sus fueros, habiendolo realizado á
las puertas del primer pueblo de aquel principado.


El Señor Don Carlos IV al exijir á las cortes de
Madrid de 1789, el juramento de reconocimiento del
Señor Don Fernando VII por principe de Asturias,
ofreció que este cuando llegára á la edad competente,
juraria la observancia de las leyes y fueros de la nacion.
Las circunstancias le impidieron realizarlo; y como fue
tan corto el número de dias, que mediaron desde su pro-
clama como rey á su cautiverio en Francia, resultó que no
ha ejecutado lo que las mismas leyes y las no interrumpidas
costumbres nacionales miraban como preciso para legitimar
sus operaciones, y para obligar á los subdi tos á su obe-
diencia. De aqui se infiere que las cortes, exijiendole el
juramento, no hicieron mas que recordarle la obligaciou
en (lue estaba constituido, y lo que todos sus predecesores
habían ejecutado. Las arterias é intrigas de los perjuros
y desleales fueron bastantemente poderosas para impedir
que Fernando prestase el juramento á las nuevas y á las
viejas leyes, entrando de hecho á ejercer el mando sobe-
rano, sin el lazo legal con que debia tomarlo; resultando
de aqui que los españoles, cediendo á la fuerza, obede-
cieron á un monarca, que por lo mismo se creyó con
derecho á mandar sin obligacion alguna hacia ellos;
porque la designacion explicita de sus deberes estaba
comprendida en un juramento, cuya prestacion se califica
hoy de dilito . • . i Los que han tomado la legitimi-
dad por pretexto para la invasion de la Peninsula, re-
flexionen sobre estos hechos indisputables, y decidan en
la calma de la razon sobre la justicia de sus procedimi-
entos!


4. Los obispos mas respetables fueron desterrados, y los
demás amenazados con la misma suerte. . .. El gefe de
la Iglesia fue excluido del territorio español en la per-
sona de su representante al trono.e


El afán de acriminar llega al vergonzoso extremo de
querer borrar de la historia de la nacion española las


'" Haller id, prefac, pa\(. 7.




213


memorias mas respetables de sus derechos. ¿Se disputó
jamas á los reyes como gefes del estado el derecho de
castigar á los eclesiásticos, y de admitir y despedir á los
nuncios, segun lo dictáran las circunstancias? Entre los
varios ejemplos, que nos conservan los anales, de esta
facultad inherente á la sociedad,el castigo cruento del
obispo Acuña, la severidad ejercida con el obispo
Carvajal en tiempo de Carlos IlI, los acaecimientos de
Valencia en el reynado de Carlos IV, los procedimientos
de Don Pedro I. de Castilla y de Felipe V. con los
legados del papa, bastarían para confundir la loca pre-
suncion de los fanáticos é impolíticos impugnadores de las
cortes de Cadiz,


Estas, cuando acordaron la expatriacion de algunos
obispos, y la despedida de mons. Gravina, nuncio de
S. S. procedieron en fuerza del supremo poder nacional,
que residía en sus manos, para contener á los que per -
turbaban la pública tranquilidad, conspirando contra la
legitima autoridad. ¿Y acaso el poder espiritual tiene
una independencia del civil, que le autorizo para atacar
impunemente las leyes de la sociedad? El mismo autor
aleman de la obra que impugnamos, hallará en su país
muchos monumentos, que le acreditarán el noble vigor
con que la autoridad soberana ha sabido contener las de-
masías de la eclesiástica, cuando ha intentado exceder los
limites de su poder.


¿y quien ha llamado á los nuncios gefes de la iglesia
en representacion del papa? ¿Son mas que unos re-
presentantes de este como principe? ¿Tienen otra
consideracion, que la que las leyes de la Península les
conceden ? ¿Las credenciales ó despachos con que vienen
revestidos, no se examinan en el consejo, y en el reciben
el pase, 6 sufren modificaciones y reformas al tenor de lo
que reclaman la política y la conveniencia del estado? ¿Y
quien podrá sostener que mons, Gravina fuese nuncio
de S. S, cuando se le hizo salir de la Peninsula ? Gravina
estaba autorizado como nuncio del santo padre cerca del
Señor Don Carlos IV. La abdicacion que este hizo de la
corona, dejó sin efecto sus poderes. Sin embargo el
gobierno nacional y las cortes continuaron prestandole los
auxilios pecuniariosv y las atenciones propiasde un enviado
del sumo pontifice, hasta que olvidado de lo que debia al


lO En medio de las angustias del erario, en el afio de 1812 se entre,
gaban á mons, Gl'avina 120,000 reales,




214


'estado, que tan genérosa y noblemente le trataba, y desen-
tendiendose de su posicion politica, se complicó en nego-
ciaciones y pasos contrarios al bien público, y sufri6 la
dulce providencia de ser conducido con todo decoro fuera
de la Península.


5. La Constitucion formada por las cortes de (''udiz
es contraria á la religion, sea por la doctrina sobre que
descansa, por su organizacion opuesta al orden natural
y divino de las relaciones sociales y por sus disposiciones
principales.,.


Es preciso no haber leido la constitucion, 6 carecer de
ideas exactas sobre los principios de la religion cristiana,
ó abundar en malignidad, para sostener, como lo hace
Haller, que aquel código se opone á las máximas que esta-
bleció Jesu Cristo para bieu de los hombres. Un ligero
examen sobre la ley sancionada en Cadiz, basta para descu-
brir la osadia de este y otros tales impugnadores, algunos
de los cuales Con la profanacion del dogma y con el olvido
de los principios morales, hacen á la religion un daño quizá
mayor, que el que hasta aqui ha sufrido de parte de sus per-
seguidores. Porque ¿ cómo suponer que se opone á la reli-
gion la constitucion de un estado, es decir, la ley que
establece las relaciones sociales entre los gobernantes y los
súbditos, fijando el orden de sus mutuos deberes y dere-
chos, á no suponer una contradicción entre la iglesia y las
sociedades politicas? ¿Y por ventura tienen un objeto
comun? La felicidad, á cuyo logro conducen á los hombres
las leyes políticas, es la misma á que los dirije la religion ?
¿Y no existió, no se propag6 la religion cristiana, en medio
de gobiernos diversamente constituidos? ¿N o se ha conser-
vado integra en las republicas, igualmente que en las menar-
quias? Si habrá leido Mr, Haller la sabia pastoral que acer-
ca de esto dirigió á su diócesi Pio VII, siendo obispo de
Imola! Imposible parece que sin padecer un trastorno mo-
mentaneo en la razon, haya hallado semejante enlaze entre
cosas tan inconexas, un escritor que ostenta tanto zelo por
la causa de la piedad, como instruccion en las ciencias po·-
liticas. ¿ Cómo ó por donde podra probar, como el dice,
" que hay entre ambas (la religion y la constitucion de
Cadiz) una absoluta incompatibilidad, y que no pueden
existir juntas?" Si por desgracia fuera cierto este enorme
absurdo, deberiamos concluir: 1. que España habia sido


'" Haller ib . fol, 10.




2[5
irreligiosa desde los concilios Toledanos, que establecieron
en ella por medio de las restricciones del poder real, la
templanza de su monarquia : 2. que la rc1igion cristiana no
puede subsistir en estados que no sean despóticos: 3. que
las monarquias, que actualmente son moderadas por medio
de parlamentos ó dietas ú otras cuerpos representativos,
no pueden ser monarquías cristianas: 4. que la religion de
J esu Cristo solo se aviene con la esclavitud y con la opre-
sion de los pueblos, y que solo renunciado á la piedad
puede ser una nacion legalmente libre. Estos y otros tales
horrores lanza de sí la ceguedad de los que por intereses
mezquinos se convierten en mofadores de la religion, de
qué quieren parecer apologistas.


¿ Pero cuales son las doctrinas sobre que se apoya la
constitucion de atdiz, cual su organizacion, y cuales sus
disposiciones principales, para que pueda decirse con
algun colorido siquiera, que se opone á la religion ?


1. Las principales decisiones de aquel código descubren
las doctrinas, ó los principios que han gobernado á las
cortes en su sanciono Estas l. reconocieron la soberania
de la nacion, sin la cual no les era dado declarar de un
modo auténtico por legitimo rey de España á Fernando
VII, y por intruso á Jase Bonaparte: ni menos sostener
legalmente contra Napalean la independencia y libertad del
reyno. 2. Declarada la nacion libre é independiente, aña-
dieron que no podía ser patrimonio de ninguna familia.
Con esto al paso que conservaron la dignidad de los espa-
ñoles, constituidos en sociedad, mantubieron la corona en
la dinastía de Barban; pues que admitida la base contra-
ria, debió ser Bonaparte el legitimo monarca de las Espa-
iias, rebeldes los que se le opusieran, y sin derecho para
mandarlas el que á favor suyo habla renunciado el cetro en
Bayona. 3. Conforme á nuestras antiguas leyes aseguraron
la libertad civil, la propiedad y los demas derechos legi-
timas de los españoles, precaviéndolos de los violentos
ataques que habian sufrido de parte del poder ilegal, desde
que el abuso de aquel ministerio comenzó á violar nuestra
constitucion primitiva. 4. Perpetuaron el ejercicio de la
rcligion católica apostolica romana, y el gobierno monár-
quico moderado hereditario. 5. Establecieron una abso-
luta independencia en los tres poderes, á saber, el legisla-
tivo confiado al rey y á la nacion en las personas de sus
apoderados: el ejecutivo entregado exclusivamente al rey:
y el judiciario depositado en los tribunales. La anterior
confusión de estos poderes había sacrificado á los espa-




216


fieles, haciéndolos victimas del desconcierto y de la arbi-
trariedad. 6. Reconocieron por rey al Señor Don Fer-
nando VII de Barban y á sus legitimos sucesores, decla-
rando la inviolabilidad del monarca de un modo no reco-
nocido hasta entonces: deslindaron sus prerogativas y
supremas facultades, señalando los limites de ellas conforme
.í. las antiguas leyes españolas, y bajo un plan tlue deja á
la magcstad toda la fuerza, consideracion y esplendor ne-
cesarios para ejercer el supremo poder, incapacitándole
para obrar el mal, y descargando la responsabilidad y las
penas consiguientes á ella sobre los ministros, organos
inmediatos de su autoridad. 7. Se organiz6 el gobierno
municipal de los pueblos de un modo correspondiente á la
índole del sistema político, estableciendo bases para asegurar
la prosperidad de las provincias. 8. Se condenó la arbitra-
riedad en los juicios criminales, dando á la inocencia todas
las salvedades contra la opresion, yal crimen el castigo, sin
ofensa de los derechos que el desgraciado conserva hasta
el suplicio. 9. Se precavi6 á la propiedad contra los
ataques de la autoridad, estableciendo los principios justos,
sobre los cuales debian descansar las contribuciones, der-
ramadas por los mismos contribuyentes en razon directa de
sus riquezas y en proporcion de los gastos públicos redu-
cidos á la menor expresion. 10. El crédito público, ósea
el. reconocimiento y pago de las deudas del estado, se
asegur6 de un modo invulnerable, alejando hasta los recelos
de que pudiera ser burlada la buena fe de los acreedores.
y finalmente 11, establecieron leyes sabias para promover
la instruccion pública.


II. A vista de este rápido epilogo de los puntos que
forman la organisacion de la ley fundamental de España,
¿ quien osará decir que hay contradiccion entre ellos y las
máximas de la religion cristiana? ¿En qué parte del
evangelio se dice que la soberania no reside ó esencial, ú
originaria ó radicalmente en las naciones? ¿ No sabe
Haller que ya en el año 1808 defendieron contra Napoleon
esta suherania de la nacían española el obispo de Santander
y el cardenal obispo de Orense? ¿Osará tildar de irreli-
giosos á estos respetables prelados? ¿ Donde 6 cuando ha
enseñado Jesu Cristo, que los hombres constituidos en
sociedad no tienen los derechos esenciales, que aleg6 á los
mensageros de Napoleon el consejo de Castilla? ¿Acaso
el supremo legislador del mundo ha decretado que sean
rebaños de siervos las sociedades políticas, ha desconocido
la igualdad legal, compatible con la dependencia de unos




217


miembros del estado respeto de otros, 6 ha hecho á los
monarcas árbitros de la vida y las fortunas de sus some-
tidos?


No vino Jesu Cristo al mundo á establecer sistemas de
economia y de politica, sino á asegurar las maximas de una
moral pura, conservadoras del orden social y de los dere-
chos del hombre. Osadia es pues agena de la piedad
escudarse con el zelo de la religion, para desacreditar en
España la templanza de su monarquia, Siendo divina la
religion, imposible es que sea obra suya la opresion de los
débiles y la ilegal arbitrariedad y el capricho de nadie.
Jesu Cristo, acatando la autoridad civil, y encargando á
sus discipulos de palabra y con el exemplo que se some-
tieran á sus ordenes, proclam6 la independencia entre esta
y la religion, que con desdoro de su santidad y sabiduria
confunden aora torpemente los que se apellidan sus de-
fensores.


Las pasiones humanas, prevalidas desgraciadamente del
humilde respeto que los hombres tributan á este dichoso
instrumento de su felicidad, le convirtieron en agente de la
desgracia pública. i Cuantos destrozos ocasionó un zelo
indiscreto y mal entendido de religion! ¡Cuantas lagrimas
hizo derramar, y cuantos trastornos ocasionó en los impe-
rios el olvidode los principios consoladores derramados en
el evanjelio! Los sucesores de San Pedro y sus ministros
subalternos, no contentos con disfrutar las riquezas, que
la veneración, la debilidad y la supersticion de los principes
y de los pueblos trasladaron a sus manos, dieron el paso
atrevido de atentar contra su autoridad. Aunque la ilus-
tracion y la politica condenaron este atentado, el desorden
habia echado tan profundas raices, que á despecho de la
razon los ilusos intentaron repetidas veces sobreponerse á
la autoridad civil, sugetandola ¡í su imperio, resistiendo sus
resoluciones cuando las creian contrarias á sus mezquinos
intereses, con el pretexto de la religion á la cual baldonan.


Esta táctica, si bien desacreditada, no anulada por des-
gracia, es la que emplean en el dia los sectarios del poder
arbitrario, para alejar á los pueblos del camino de su ver-
dadero bien estar, y hacerles aborrecer como incompatible
con el camino de la eterna felicidad la templanza de las
monarquías. La capa de la religion es el pretexto con qué
se alucina á los sencillos, se sorprende á los incautos, y.se
concita el furor de los facciosos, para hundir en un abismo
de males y.desventuras á las naciones. Invocando la reli-
gion y profanandola al mismo tiempo sacrilegamente se


F F




218


amotina contra la Constítucion política española á los que
vendidos en el mercado de Bayona, exigian con imperio el
reintegro en el ejercicio de sus derechos, y abochornados
al verse convertidos en juguete de sus opresores, reclama-
ron la renovacion de las leyes protectoras de su libertad.
Con el pretexto especioso de religion se subleva á los
españoles incautos contra las decisiones constitucionales,
que llevando á cima los deseos de la nacion, manifestados
en la larga serie de ocho siglos, refrenan las demasias de
los ministros eclesiásticos, preservan la riqueza pública
contra sus ataques, y dan á Dios lo que es de Dios, y al
Cesar lo que le pertenece: y ultimamente con el apellido
de la religion católica, se arma al pueblo inocente contra
la autoridad, á la que habiajurado obediencia, se rompen
los vinculas sociales, se protegen los asesinatos, se persigue
la sabiduría, se consienten los robos y se legalizan los
saqueos y las matanzas.


Las viles pasiones, confundiendo la religion con los vicios
de sus ministros, osaron publicar que á ella se oponia la
Constitucion de Cadiz, cuando acaso no hay una en el
mundo civilizado que la sostenga con mas tesan. ¡Falsarios
y calumniadores, enemigos encarnizados de la humanidad!
Solo vuestra procaz maledicencia y el abuso que haceis de
la credulidad popular, pueden daros aliento para anunciar
sin vergüenza y mantener con osadia una opinion, cuya
falsedad resulta en las páginas del código que reprobais
con tanto empeño. i La Constitucion de la monarquia
española se opone á la reiigion cristiana, cuando en su
mismo preambulo acredita lo contrario, sin que sus autores
tubieran necesidad de ejecutarlo! "En el nombre de
Dios todo poderoso, Padre, Hijo y Espiritu Santo, autor
y supremo legislador de la sociedad." • . . Asi comienza
aquel código preambulo que pudiera haberse
omitido, sin que su falta desvirtuara las disposiciones de
este; mas no se hizo, porque los diputados quisieron mos-
trar al mundo la profesion de fé religiosa, asegurando á
la nacion de sus intenciones en esta parte.


¿ Cómo se asegura ser absolutamente incompatible la
religion cristiana con la constitucion, despues que esta por
su articulo 12 declara á la católica romana única de la na-
cion española, prohibiendo el ejerciciode cualquiera otra?
• • • ¿ y la intolerancia de cultos era en la Peninsula tan
invulnerable antes, como despues de sancionada la Consti-
tucion? La historia nos enseña que los judíos, los moros
y los cristianos virian tranquilos bajo la proteccion de las




2)9
leyes, hasta que dos decretos reales, impoliticos y desas-
trosos, desterraron á los secretarios de otra profesion reli-
giosa. Mas, ¿acaso de estas anteriores decisiones, á pesar
del influjo que en Españaejercia la Inquisición, eran tan
firmes, que uo pudieran alterarse? Sabemos que el Señor
Don Carlos IV, previo dictamen del consejo de estado,
habia permitido el establecimiento de casas hebreas en la
Península. Preguntarémos ahora: ¿pudieran ejecutarlo
los reyes, una vez publicada la Constitucion de Cadiz? De
ningun modo. Luego la Constitucion, lejos de ser enemiga
de la religion cat6lica, la arraig6 de un modo estable, y la
llevó á un extremo de intolerancia, que no tubo jamás en
los pasados siglos. De si esto convenia ó no á España,
prescindo por ahora: recuérdolo solo para que se vea cuan.
inicuamente es calumniado de enemigo de la religion un
código, que la protegia hasta el mas alto grado de into-
lerancia. No contenta con esto lleg6 al extremo de
declarar la religion católica única verdadera; resolucion
redundante, que si bien es agena de una ley civil, por ser
materia exclusivamente teologica, se puso en la ley funda-
mental como escudo contra los tiros de la maledicencia.
Mas esta, auxiliada de la calumnia, todavia apeló al mise-
rable efugio de "que el referido articulo 12 se ha intro-
ducido en la Constitucion por contrabando, 6 para servir
de pasaporte á la supuesta parte filosófica; pues si hubiera
sido autentico, y hubiera de ser observado, se seguiria
necesariamente que aquella era falsa." Risum teneatis.


Se intenta aun sostener haberse introducido como por
burla el citado articulo, y ser imposible la union de la reli-
gion y la Constitucion, cuando por los artieulos 47, 56, 71,
y 86, se manda preceder una misa de Espiritu santo á las
elecciones de diputados de Cortes, terminando el acto con
un Te-Deum al ser supremo: cuando al rey y á los apode-
rados de los pueblos, al empezar á ejercer sus funciones,
se les manda exijir el juramento de conservar la religion
católica apostólica romana, sin admitir otra alguna en el
reyno (art. 117 y 173): cuando en el consejo de estado,
la primera corporacion en el orden civil, se señalaban
exclusivamente cuatro plazas para eclesiásticos, dos de los
cuales debian ser obispos (art. 232), y cuando se les reco-
nocia á los clerigos la inmunidad personal, eximiendoles de
la autoridad de los tribunales legos (art. 249).


Pues que á pesar de tan terminantes decisiones, que
descubren la extraordinaria proteccion que la ley funda-
mental dispensaba á la religión, se empeñan sus enemigos




220


en presentarla como contraria á ella; estaremos autorizados
para decirles, que no es el zelo de la casa del Señor el que
mueve sus labios, sino el proyecto insano de mantener la
superioridad, que en las edades barbaras se arrogó el clero
sobre la potestad civil. Si el amparo mas decisivo de las
leyes, si las mas altas consideraciones dispensadas á los
ministros de la religion, si la intolerancia mas decisiva, si
la inmunidad otorgada al clero, y si la concesion de las
mas altas dignidades civiles no bastan para avenir la reli-
gion con la Constitucion; ¿ qué quieren sus ministros? A
qué aspiran? ¿Qué desean? Desean modelar la sociedad
civil por sus ideas, acomodando sus decisiones á sus inte-
reses pecuniarios. Quieren sofocar los impulsos irresisti-
bles de una moderada libertad: libertad que odian por
creerla compañera de las luces, y á las luces por ser
opuestas á su opulencia y á sus comodidades temporales,
cimentadas sobre el sudor y la ignorancia de los pneblos.
Quieren permanecer tranquilos, absorbiendo lo mas saneado
de la riqueza pública, contribuyendo lo menos posible á
soportar las cargas del estado. Quieren conservar un
tribunal compuesto de eclesiasticos, para ir á caza de los
sabios y de los patriotas, deshonrar y empobrecer sus
familias, trabar las lenguas y derramar la estupidez sobre
los entendimientos, para que los españoles sencillos no
vean la luz ni conozcan sus torpes manejos, ni pongan coto
á los desafueros de su dominacion. Aspiran á mantener
dentro de la sociedad civil un estado, espiritual en el
nombre y muy terreno y temporal en los efectos. Quieren
desconocer la subordinacion á la suprema potestad secular,
prestando una ciega y humillante sumision á una corte
extrangera, que como decia nuestro piadoso obispo Alvaro
Pelagio, nos da plomo por oro, habiendo arrancado ft, San
Bernardo aquella enfática expresion : nisi pro auro His-
panice salus populi uiluisset. Aspiran al fin á que las
naciones, despojadas del derecho de intervenir en el arre-
glo de sus negocios é intereses, se sometan. como rebaños
al imperio de principes absolutos, para que arbitrariamente
dispongan de sus bienes y de sus personas; pues hallando
el clero en esta esclavitud de los pueblos la estabilidad de
sus planes, agenos de la moderacion recomendada por Jesu
Cristo, los convierten en causa de religion, importandoles
poco que blasfemen de ella sus enemigos, y que perezca el
linage humano á impulsos de la miseria y del abatimiento.
. . . Esto quieren, esto desean, á esto aspiran los que
á imitacion del literato Haller, motejan de irreligiosa




221


la Constitucion de Cadiz, Hombres sensibles,
los que á la sombra de la ley disfrutais las ventajas de un
régimen liberal y templado, reconoced las máximas de
estos nuevos politicos, y temblad! ! l !


(Se continuará en los números siguientes.J


ESTADI8TICA.


En una epoca como la presente, en la cual la atencion
de los politicos se ha fijado sobre la suerte de las provincias
ultramarinas, que hasta aqui compusieron parte del imperio
español, no parecerá extraño comunicar las noticias esta-
disticas relativas á aquellos paises, que conservaba el mi-
nisterio en sus libros.


Importe de las rentas y gastos publicas de las provincias
ultramarinas, que obedecían al gobierno español: sacado
de la memoria leida á las cortes extraordinarias de Cadiz
el dia 27 de Abril de 1811, por el secretario de estado y
del despacho universal de Indias.


1: sterI.
4.092.461


NUEVA ESPANA.
Producto de las rentas y contribuciones
Gastos de administracion


Duros.
20.462.307
6.000.000


Liquido • • • . . 14.462.307
2.892.461 Gastos publicos que se pagan con este liquido 13.962.307


100.000 Sobrante remisible á España
GOATEMALA.


1 200 000 5 Producto de las rentas . .
. . t Gastos de administracion y gastos publicas


Liquido sobrante
FILIPINAS.


364.886 Producto de las rentas •
Gastos de administracion y gastos publicos


Liquido sobrante
SANTA FE.


1.600.000 Producto de las rentas
Gastos de administracion y gastos publices


500.000


1.627.525
1.627.525


0.000.000


1.824.438
2.140.438


0.000.000


8.000.000
7.200.000




222


l: slerl.
1.000.000


CARACAS.


Producto de las rentas, &c. .
Gastos de administración y demas


Liquido sobrante
BUENOS AYRES.


1.800.000 Producto de las rentas .
Gastos publicas y de administración


5Q0.000 Liquido sobrante
PERU.


2.200.000 Producto de las rentas .
Gastos publicos y de administracion


600.000 Liquido sobrante
CHILE.


400.000 Producto de las rentas .
Gastos publicas y de administracion


Liquido sobrante
CUBA.


Producto de las rentas, &c. .
Gastos de administracion y publicas


Liquido sobrante


Duros.
5.000.000
3.000.000


2.000.000


9.000.000
6.500.000


2.500.000


11.000.000
8.000.000


3.000.000


2.000.000
2.000.000


0.000.000


3.217.897
3.651.503


0.000.000


RESUMEN GENERAL.
12.426.433 Productos de todas las rentas y contribucioues 62.132.167


8.027.893 Importe de todos los gastos que se satisfacen
con ellos 40.119.466


4.398.540 Liquido sobrante que resultaba . 22.012701


Apuntes para la historia antigua de España.
En la epoca de la invasión de los arabes en España no


conocen sus historiadores otro principe, que se opusiese al
progreso de aquella furiosa avenida, mas que Don Pelayo,
refugiado en los montes de Asturias. Este vastago de la
estirpe goda es el único conocido hasta ahora, como el
primer restaurador de la libertad de la Peninsula, y el
tronco de la familia que aun conserva el trono español.
Mas la diligencia de cierta Fersona ha1l6 un documento
indubitable, del cual consta que al mismo tiempo hubo en




223
otro punto de España un príncipe de la misma sangre, que'
con mas Ó menos felicidad acometió esa misma empresa.
La fragosidad de los Pirineos orientales no era menos á
propósito que los enriscados montes de Asturias, para
que de ellos se amparasen los cristianos que huían de los
moros, y aun les contubiesen en sus sangrientas correrlas,
siendo capitaneados por alguno de la familia real, que
acababa de perder su trono en la desgraciada batalla del
Guadalete. Esta congetura llega al grado de certidumbre
con la noticia que se halla en un códice en 4 vito MS. del
siglo VIII. que se conserva en la preciosa biblioteca del
monasterio de benedictinos de RipoU en Cataluña, señalado
con el número 62. Entre varios opusculos pequeños de
los S S. PP. cuya copia era ocupacion ordinaria de los
monges de aquel tiempo, poco antes de la mitad del códice
se halla escrita una tabla de las épocas principales, ó como
decian edades del mundo: cosa á que eran aficionados
aquellos escribientes, por dejar bien señalada la época en
que hacian tan improbo trabajo, y que suele. venir muy
bien á los anticuarios para averiguar la de los códices.
Pues en este el ultimo de los computos que digo, es el
siguiente: Ah inoarnatione autem Dni nri Jhu Xpi usque
in presentem primum QUINTILIANI principie annum, qui
cst era LXX quarta (falta la nota DCC. como se ve por la
serie de los computos anteriores) sunt ANNI nCCXXXVI.
El nombre de Quintiliano es notoriamente una derivacion
del gótico Quintilanus ó Chintilanlls; por donde parece
claro que este era alguno de los señores descendientes de
los reyes godos, el cual comenzó á reynar donde se escribía
esto, á poco mas de 20 años despues de la entrada de los
saracenos. Antes de pasar adelante, es justo dejar bien
asentado que no se equivocó en la fecha el escritor de
aquel libro, sino que realmente todo él es del siglo VIII.
Pruebalo en primer lugar el caracter gótico cursivo de que
usa, que no duró ya mas que lOOaños en Cataluña, intro-
duciendose la letra francesa en el reynado de Carlos el
Calvo, que comenzó en 840. Otraprueba y mas concluyente
es que algunas hojas mas adelante, escritas ya de otra
mano, aunque del mismo carácter, se halla un Ciclus Pas-
chalis ó tabla de la" pascuas, continuada por un ciento
de años desde el 773, hasta el 873; la cual se escribió lo
mas tarde en el primero de dichos años, porque esta clase
de trabajos no se emprendia para denotar los dias en que
cayeron las pascuas de los años ya pasados. Asi es que el
autor de este Ciclo habla siempre en futuro de los com-




224
prendidos en él. Por ejemplo: Antia DCCLXXVI bisestus
ERIT ••• et ERITdies sanctus Pasee XVIII. kls. Maias.


Demostrada pues la verdadera época de este códice, y
que el año 736 fue el primero del reynado de Quintiliano
ó Chintila, solo resta averiguar el punto donde tenia su
seíiorio. Para mí es indubitable que eran los Pirineos de
Cataluña, aunque el código no ofrece rastro alguno de
ello por no constar tampoco en él donde se escribió. Mas
que fuese en estos montes, lo prueba la uniformidad de su
letra con la de las escrituras que existen originales y á
centenares en la Seo de Urgel, desde el año 771. y ya se
sabe que los reynos y aun las provincias suelen diferenciarse
también en la manera de escribir, como suelen distinguirse
en los trages. Tal es la fuerza de la educacion, que
transmite á los hijos las virtudes, vicios y usos de sus
padres por donde no se hace creible que este libro se
escribiese fuera de Cataluña. Por otra parte, siendo como
fue obra de un monge, que eran los unicos que lo sabían
hacer, y existiendo ya tantos monasterios por estos montes
desde todo el siglo VII, es muy verosimil que en alguno
de ellos se escribiese el códice: el cual pasase dcspues al
de Ripoll, Porque de este solo se sabe que existia ya
en 880, gobernado por el abad Duguino, y comunmente
se cree que fue fundacion del conde de Barcelona Wifredo
el Velloso, que no empezó á serlo hasta el 874: sábese
tambien que con el tiempo se le fueron incorporando vatios
monasterios an tiguos, en quienes decaía la disciplina monas-
tica, y que con las rentas y alhajas de ellos llegó á tan alto
grado de opulencia, como de reputacion en la república
literaria. Uno de estos monasterios suprimidos se sabe
que era el antiquisimo de la Pobla de Liilet, del cual es de
sospechar que fuese este códice de que tratamos.


Siendo todo esto así, resulta que en los Pirineos de
Cataluña, reynaba en 736 un principe godo, sin duda
sucesor de algun otro que tubiese á su cargo la conser-
vacion de los cristianos que alli se habian refugiado, desde
que los moros invadieron la Peninsula. Cierto es doloroso
no saber quienes fuesen sus antecesores; pero la existencia
indubitable de este principe, es una prueba clara de que
los tubo. Porque á pesar de las entradas parciales de los
arabes hasta Narbona y Aviíion, ni ellos atacaron las
asperezas del Pirineo antes del año 734, ni aun entonces
pudieron impedir que se respirase en aquellas roturas el
ayrepuro de la libertad, bajo el gobierno de algunos
señores cristianos. Los que hoy vivimos, hemos visto una




225


copia de aquel original, y como aun ocupadas por un in-
vasor poderoso todas las provincias y arrasadas insignes
ciudades, en medio de tan cruel desolacion, entre los
mismos enemigos, puede conservarse la patria.


Isidoro Pacense nos dej6 en su Cronicon la noticia de
la primera victoria que los cristianos alcanzaron de los
moros acaudillados por Abdelmelie en la Era 722 (año
734). Viendo este capitan, que las guerras de sus antece-
sores en Francia no les habían producido el fruto duradero
que se promctian, por no haberse antes asegurado de los
Pirineos y sugetádolos á su poder, entr6 en ellos con
este objeto. Mas la estrechura y aspereza de aquellos
lugares, y el valor de los pocos que peleaban desde las
cumbres, y sobre todo la misericordia que Dios usó con
ellos, desconcertaron los proyectos del moro, que despues
de 'perder mucha gente, tubo que abandonar la empresa y
retirarse á las llanuras.s Esta misma victoria de los
cristianos, ú otra que se verificó dos años despues, refiere
de estotra manera la Historia de la dominacion de los
arabes en España, publicada hace poco por Don José
Antonio Conde: "Pasó (dice p. 1. cap. 26.) los montes
de Albortat (pirineos) el Amir Abdelmelic, y entro en
tierra de Afranc (francia) el año 118 (736), y peleó con
muy buena suerte; pero siendo muy adelantada la estacion
de las lluvias, volvió áEspaña, yen los pasos y asperezas
de aquellos montes padeció el ejercito muslim una derrota
impensada y sangrienta." La época de este suceso, que
fue el mismo año 736, que acota el códice de Ripoll, y la
probabilidad de que se verificase en los montes que
corresponden á los condados de Rosel1on, Cerdaña, Urgel
y demas de Cataluña, hace mucho mas verosimilla exis-
tencia en ellos del principe Chintila, á cuya eleccion y
orden de su reynado pudo dar lugar tan insigne victoria.


La cronica general de España atribuye la gloria de este
suceso á los franceses, y dice que se verificó en Ronces..
valles. Lo primero no lo sufre el texto del Pacense,
historiador contemporaneo, que bien claramente indica


'" " Monitus preedictus Abdil- gessit, Convictus de Dei poten tia,
melik a principali iussu, quare a quo christiani tandem perpauci,
nihil ei in terra Francorum pros- montium pinnacula retinentes,
perum eveniret, ad pugnm victo- precstolabant misericordiam, et
riam statim é Corduba exiliens, devia amplius hinc inde cum manu
curo omni manu publica subvertere valida appetens loca, multis suis
nititur Pirenaica inhabitantium bellatoribus perditis, sese recepis
iuga; et expeditionem per loca in plana repatiando per devia."
dirigens augusta, nihil prosperum (Isidori Pacen. Episc. Chronicon.)


GG




226-


que los vencedores fueron los pocos cristianos que se
habian retirado de España. Lo segundo tampoco es
creible; porque á ser asi, Abdelmelic que trataba de
asegurar sus espaldas, lo primero que hubiera hecho, es
tomar á Pamplona, ciudad que segun la crónica de
Alonso III. nunca vino á poder de los arabes, y los que la
suponen tomada por ellos, dicen que su conquistador fue
Aucupa, sucesor de Abdelmelic. Cuanto mas que los
moros aun muchos años después del de 733, no verificaron
sus entradas en Francia, sino por el Rosellon y siguiendo
la carretera que desde Cordova conducia á Zaragoza y
Barcelona. Con esto cuadra la expedicion de Abderramen
contra el rebelde Munniz 6 Munnúz 6 J1funuza, que con
los moros de su faccion se encerr6 in Cirritensi oppido,
que acaso podrá ser Ceret: 6 como otros creen, en el
llamado Julia Livia, que Conde juzga ser el Puigcerdá
de nuestros días, y yo la que aun hoy se llama LZivia, y
que un siglo despues de aquel suceso consta por escrituras
que era ciudad muy principal y la capital del condado de
la Cerdaña.


Me he dilatado en esto para hacer ver que la victoria
alcanzada por los cristianos en 736, puede ser propia del
reynado de Chintila en los Pirineos de Cataluña.


Es verosimil que lograsen despues los arabes lo que
hasta entonces no habian podido, que fue penetrar y
dominar, aunque por poco tiempo, en aquellas asperezas.
Digo por poco tiempo, porque consta de una parte que
destruyeron la ciudad é iglesia de Urgel; mas tambien
consta que esto fue mucho antes del año 788, en el cual
era ya obispo el famoso Feli», creido el patriarca de los
hereges adoptivos, y que ordenado su clero é iglesia nunca
mas volvió á padecer otra invasion de aquellos enemigos.
Esta libertad en que quedaron aquellos montes, parece
que debía influir en que se perpetuase la linea de los
sucesores de ChintiZa, asi como se perpetué la de los de
Pelayo en Asturias, y la de los de Iñigo Arista en Aragon.
Mas para que asi no fuese, y para que se acabase en
Cataluña la descendencia de aquel principe godo, pudieron
contribuir muchas causas.


Los asturianos precisados á vencer 6 morir, por tener el
mar á sus espaldas, no podian contar con el socorro de
reyes y señores extraños, cuya ambician no llegaba tampoco
á querer dominar en pais tan apartado. Por otra parte el
suelo de aquella provincia, como el que entonces poseian
los de Aragon, era por lo comun ingrato y poco á




227


proposito para dispertar la codicia agena. Pero los
cristianos de Cataluña dejaron de confiar en si mismos y
en sus propias fuerzas, con la proporcion que les ofrecia
el reyno vecino de los Francos: cuya ambician ya entonces
desmedida y estimulada con la fertilidad de este suelo,
pudo mirar COIl zelos el engrandecimiento de una sola
familia, que siempre era mas deficil de destruir, que las de
los muchos condes que crearon en su lugar.


En resolucion, la divina providencia dispuso por otro
camino la libertad de aquella parte oriental de España.
Los cristianos ayudados de los franceses ganaron en 801
á Barcelona. El territorio intermedio hasta los Pirineos
fue distribuido en condados, que á los 50 años poco mas
fueron ya independientes de los reyes de Francia. Sin


.embargo estos siempre aspiraron al dominio de toda
Cataluña, aun de lo que se gan6 con la sangre de solos los
catalanes desde aquella capital hasta el Ebro: conquista
que dur6 aun mas de tres siglos., Mas es, que sus
historiadores supieron embaucar al pueblo de aquella
provincia, haciendoles creer que Carla M. era su liber-
tador, y obligandoles por este titulo á que le venerasen
como santo con fiesta particular.* i Con cuanta mas razon
debia ser venerado en las iglesias de Valencia y Mallorca
el insigne Don Jayme 1 de Aragon, no desmereciendolo
él mas por sus costumbres, que aquel primer emperador


'" Carla M. nunca introdujo sus 1345. Aun hoy se conserva la
tropas en Cataluña contra los estatua en el altar, y aunque su-
moros. De lejos los amenazó, é primida la fiesta en el siglo XVI,
hizo tributario al debil gobernador continua el predicarse el sermon,
de Gerona. Los cristianos que en uno de los dias de cuaresma, á·
en aquella ciudad babia, animados la una de tarde, porque á esa
con la proximidad de los franceses, hora se predicaban alli antigua,
que 110 pasaron de los Pirineos, se mente todos los de ese santo
alzaron contra los moros y se res- tiempo. El que esto escribe, lo
cataron á si mismos. Esto fue en oyó en el año 1807. El predica-
el año 785. Sin embargo, muertos dar era un religioso observante
aquellos que sabían lo que pasó, llamado el P. Cúndaro; el cual
se hizo creer á sus nietos, que tomando por tema las palabras in
aquel rey los conquistó: y llegó el jide et lcnitatc ipsius sanctuni fecit
error hasta el punto de colocar su illum, hizo de su heroe un pane-
estatua en el 2°. cuerpo del altar girico ni mas ni menos que pudiera
de los 4. santos en aquella catedral, de un rey el mas virtuoso, el mas.
y de establecer en toda la diócesi una penitente, el mas justo y benéfico.
magnifica fiesta, con oficio propio No dirian esto los que él sacrificó
para todo el clero secular y regular, tan barbaramente, por medio del
que se insertó en los breviarios. tribunal ele la inquisicion de West-
El autor de todo esto fue el fanático falia,
obispo D. Arnaldo de Monrodó en




228


del occidente! Pero, ya se ve, aquel dio á los papas el
señorío de Roma, y Don Jayme no quiso pagar á aquella
corte el tributo que habia ofrecido su padre.


AMNI8TIA DE FERNANDO VII.


Se han disipado las esperanzas de una amnistia, tan
deseada de los que conocen la necesidad de poner un dique
á los desordenes que aniquilan la Peninsula, como ofrecida
y anunciada con entusiasmo por los franceses. El rey de


España Fernando VII, á quien Luis XVIII habia empe-
ñado "en dar una amnistia general, especificando las
excepciones, caso que debiera haberlas, para alejar toda
desconfianza en los amnistiados,"* ha expedido con fecha
del 1 de Mayo un decreto, que hará una epoca singular en
la historia politica de las naciones, yel cual lejos de resta-
blecer la tranqnilidad, aumenta sus inquietudes, llena de
agitacion á los que gozaban tranquilos los placeres de una
vida retirada, erije unas tablas horribles de proscripeion,
en donde se anotarán los nombres de muchos, que no tienen
otro delito que el de haber seguido el impulso del monarca,
caminando sin dolo ni perfidia por la senda constitucional,
y finalmente trastorna el significado consolador de la voz
Amnistia, convirtiendo el bálsamo de un absoluto oh-ido,
que esto significa, en un envenenado y perene recuerdo
de supuestos agravios y de exagerados delitos, encendiendo
la hogucra de las venganzas con el fuego inextinguible
del resentimiento vigorizado por la ley.


El decreto, segun literalmente se contiene en el suple-
mento á la gaceta de Madrid de 20 de Mayo, dice asi :


"Don Fernando VII. por la gracia de Dios, rey de
Castilla, &c. A los del mi consejo, &c. Sabed: que por
mi primer secretario de estado y del despacho, con fecha
4 de este mes, y de mi real orden se ha dirigido al
gobernador del mi consejo, para que este dispusiese su
publicacion, el real decreto que dice asi: Restituido con
el auxilio de la divina providencia y de mis fieles aliados,
y por los generosos esfuerzos de mis leales vasallos, á la
plenitud de los derechos de legitima soberanía que heredé
de mis gloriosos progenitores, se complace mi corazon en


'1f Journol du commerce, politique, el litteroire, 18 Nov. 1823, fol. 322.




229
dar publicas testimonios de aprecio á los que en medio
del desorden revolucionario se han conservado fieles al
honor, comprometiendo su existencia en defensa de mis
derechos y de las leyes patrias. Mi paternal clemencia
tampoco puede desentenderse de aquellos vasallos extra-
viados, cuyos errores, no habiendo tenido origen en la
perversidad de su corazon, han sido efecto de alucina-
miento, 6 dimanado de la seduccion y de la apariencia en-
gañosa de teorias funestas, que se pretendieron substituir
á instituciones, que tenían á su favor la experiencia de los
siglos. Pero la seguridad del estado, la vindicta pública,
el interes general de la Europa y su tranquilidad exijen
que se haga la debida distincion entre los ilusos 6 de-
hiles, que han sido instrumentos pasivos ó secundarios,
y aquellos principales delincuentes, que despreciando sus
mas sagradas obligaciones, se pusieron al frente de la
rebclion, para trastornar el gobierno y las leyes funda-
mentales del reyno, que estaban comprometidos á defen-
der; y no contentos con esta primera herida hecha á la
legitima autoridad, han violado, en la exaltacion de sus
pasiones sediciosas, aun aquellas mismas leyes y juramen-
tos, que pretendian sostener y afectaban respetar, y han
contribuido á las desgracias de su patria,volviendo á
encender la tea de la discordia en las mas importantes
posesiones de America, que mi paternal gobierno habia
conseguido pacificar. Queriendo pues, que al mismo
tiempo que estos criminales principales se sujeten á juicio
conforme á las leyes, se use de benignidad y de clemencia
respecto á los demas, é imitando en esto la conducta de
mis augustos abuelos Carlos 1 y Felipe V, de gloriosa
memoria, y el ejemplo de mi amado tio y hermano el rey
cristianísimo ; teniendo igualmente presente 10 anunciado
en mi real decreto de 22 de Octubre del año anterior, he
venido en resolver y decretar lo siguiente:


" Articulo I. Concedo indulto y perdon general, con
relevacion de las penas corporales ó pecuniarias, en que
hayan podido incurrir, á todas y cada una de las personas
que desde principios del año de 1820 hasta el dia 1 de
Octubre de 1823, en que fui reintegrado en la plenitud
de los derechos de mi legitima soberanía, hayan tenido
parte en los disturbios, excesos y desórdenes ocurridos en
estos reynos' con el objeto de sostener y conservar la
pretendida constitucion política de la Monarquia, con tal
que no sean de los que se mencionan en el artículo si-
guiente.




230
" Art. n. Quedan exceptuados de este indulto yperdon,


y por consiguiente deberán ser oidos, juzgados y senten-
ciados con arreglo á las leyes, los comprendidos en
alguna de las clases que á continuacion se expresan.


1. Los autores principales de las rebeliones militares de
las Cabezas, de la Isla de Lean, Coruña, Zaragoza, Oviedo
y Barcelona, donde se proclamó la constitucion de Cadiz
antes de haberse recibido el real decreto de 7 de Marzo
de 1820: como tambien los jefes civiles y militares, que
continuaron mandando á los sublevados, 6 tomaron el
mando de ellos, con el objeto de trastornar las leyes fun-
damentales del reyno.


2. Los autores principales de la conspiracion tramada
ea Madrid en principios de Marzo del mismo año de 1820,
á fin de obligar y compeler por la violencia á la expedi-
cion del referido real decreto de 7 del mismo, y consi-
guiente juramento de la llamada constitucion.


3. Los jefes militares, que tubieron parte en la rebelion
. acaecida en Ocaña, y señaladamente el teniente general
D. Enrique O'Donnell, conde de la Bisbal.


4. Los autores principales de que se me oblígase al
establecimiento de la llamada Junta provisional, de que
trata el decreto de 9 del mismo mes de Marzo 1820, y los
individuos que la compusieron.


5. Los que durante el regimen constitucional firmaron
6 autorizaron exposiciones dirigidas á solicitar mi des ti-
tucion, 6 la suspension de las augustas funciones que
ejercia, ó el nombramiento de alguna regencia que me
reemplazase en ellas, 6 el que mi real persona y las de los
serenisimos principes de mi real familia se sujetasen á cual-
quiera especie de juicio, bien fuese por las llamadas Cortes
6 por cualquiera otro tribunal, como igualmente los jueces
que hubiesen dictado providencias encaminadas al propio
efecto.


6. Los que en sociedades secretas hayan hecho propo-
siciones, dirigidas á los mismos objetos, de que se hace
expresion en el artículo precedente, durante el gobierno
constitucional, y los que con cualquiera otro objeto se
hayan reunido ó reunan en asociaciones secretas despues
de la abolicion del citado régimen.*


...Sabemos que debe publicarse en rigor saludable, y la mayor activi-
breve una ley contra las sociedades dad para exterminar enteramente
secretas, sobre cuya materia ha de nuestro suelo estas reuniones te-
querido S. M. oir el dictamen de nebrosas, que tantos males han cau-
su consejo real,á fin de emplear un sadoála monarquia. (Gac.de Mad.)




231


7. Los escritores 6 editores de libros, 6 papeles dirigidos
á combatir é impugnar los dogmas de nuestra santa reli-
gion cat6lica apost6lica romana.


8. Los autores principales de las asonadas que hubo en
Madrid en 16 de Noviembre de 1820, yen la noche del
19 de Febrero de 1823, en que fue violado el sagrado
recinto del real palacio, y se me priv6 de ejercer la pre-
rogativa de nombrar y separar libremente mis secretarios
del despacho.


9. Los jueces y fiscales de las causas seguidas y sen-
tenciadas contra el general Elio y el primer teniente de
guardias españolas Don Teodoro Goffieu, victimas de su
insigne lealtad y amor á su soberano y á su patria.


10. Los autores y ejecutores de los asesinatos del arce-
diano Don Matias Vinuesa y el R. obispo de Vich, y de
los cometidos en la ciudad de Granada, y en la Coruña
contra los individuos que se hallaban arrestados en el
castillo de San Anton, y de cualquiera otro de la misma
naturaleza. Los asesinatos son siempre excluidos de todos
los indultos generales y particulares, y deben serlo con
mayor razon los perpetradores de aquellos, que envolvian
ademas el siniestro objeto de promover y acelerar el movi-
miento revolucionario.


11. Los comandantes de partidas de guerilla, formadas
nuevamente, y despues de haber entrado el ejercito aliado
en la Peninsula, que solicitaron y obtubieron patentes para
hostilizar al ejercito realista y al de mis aliados.


12. Los diputados de las llamadas Cortes, que en su
sesion de 11 de Junio de 1823 votaron mi destitucion V el
establecimiento de una pretendida regencia, y se ratificaron
en su depravado intento, continuando con ella hasta Cadiz;
como tambien los individuos, que habiendo sido nombrados
regentes en dicha sesion, aceptaron y ejercieron aquel
cargo, yel general comandante de la tropa que me condujo
á la referida plaza. Exceptúanse de esta clase los que
despues de aquel escandaloso suceso, hayan contribuido
eficazmente á mi libertad y la de mi real familia, segun se
ofreció solemnemente por la regencia en su decreto de 23
de Junio del mismo año.


13. Los españoles europeos, que tubieron parte directa
é influyeron eficazmente para la formacion del convenio ó
tratado de Cardaba, que D. Juan ü'Donoju, de odiosa
memoria, celebr6 con D. Augustin de Iturbide, que á la
sazon se hallaba al frente de la insurreecion de Nueva
España.




232
14. Los que nabíendo tenido parte activa en el gobierno


constitucional, 6 en los trastornos y revolucion de la Penin-
sula, hayan pasado 6 pasen, despues de la abolicion de
dicho gobierno, á la Ameríca, con el objeto de apoyar y
sostener la insurreccion de aquellos dominios; )'- los de la
misma clase que permanezcan en ellos con cualquiera ob-
jeto, despues de requeridos por las autoridades legitimas,
para que abandonen el territorio. Exceptuanse de esta
clase los que siendo naturales ó domiciliados en America,
se hayan restituido á sus hogares, viviendo como habi-
tantes pacificas.


IS. Los de la misma clase precedente, que refugiados
en paises extrangeros, hayan tomado ó tomen parte en
tramas y conspiraciones fraguadas en ellos contra la segu-
ridad de mis dominios, contra los derechos de mi sobera-
nia, 6 contra mi real persona y familia.


" Art. In. Todos los que no se hallen comprendidos en
las precedentes excepciones, 6 en alguna de ellas, disfru-
tarán del beneficio del referido indulto, y por consiguiente
gozarán de libertad civil y seguridad individual; esperando
que este acto de mi clemencia y benignidad servirá de un
poderoso estímulo, para que volviendo en sí, y recono-
ciendo sus extravíos y alucinamiento, se hagan dignos con
su conducta sucesiva de ser restituidos á mi gracia.


" Art. IV. En su consecuencia los que se hallen presos
por excesos, que no sean de los que quedan exceptuados,
6 lo esten solamente por opiniones politicas, seran puestos
en libertad, y se desembargarán sus bienes, no obstante
que hayan ejercido autoridad judicial, política, militar, ad-
ministrativa6 municipal, ó hayan tenido empleos y destinos
bajo el llemado gobierno constitucional; quedando por
consiguiente revocados por el presente decreto los expe-
didos hasta aqui sobre la materia, en cuanto no se confor-
men con las disposiciones del presente.


" Art. V. Se observará sin embargo y celará por las
autoridades respectivas, la conducta de aquellos individuos,
que han dado evidentes pruebas de adhesion al regimen
constitucional: y si su conduta sucesiva fuere la de vasallos
fieles, no seran inquietados en manera alguna; pero si
con acciones, con escritos, con discursos tenidos en público
6 por cualquiera otro medio, tratasen en adelante de
alterar el orden, seran procesados y castigados con todo
rigor como reincidentes.


" Art. VI. Las' causas contra las personas no comprendi-
das en el presente decreto de indulto, se formarán y deter-




233


minarán con arreglo á derecho en los tribunales superiores
de los respectivos territorios, en que se hayan cometido los
atentados.


" Art. VII. El beneficio del presente indulto y perdon
no lleva consigo el reintegro de los empleos, obtenidos en
mi real servicio antes del 7 de Marzo de 1820. La con-
ducta poli tic a de los empleados se examinará por los me-
dios acordados ó que se acuerden sobre esta materia;
pero la decision que recaiga en los expedientes de purifi-
cacion, no podrá ser trascendental sino á los empleos y
goces respectivos á ellos.


" Art, VIII. Tampoco se excluye ni invalida el derecho
de tercero á la reparación y resarcimiento de perjuicios,
si se reclaman por parte legitima, ni el que compete á mi
real hacienda, para exigir cuentas á los que hayan mane-
jado caudales públicos, y para obligar á la restitucion de
lo malversado 6 substraido en la citada epoca.


" Art. IX. Los individuos pertenecientes á las clases
excluidas del beneficio del presente indulto, que se hallen
comprendidos, no podrán permanecer en los dominios
españoles, sino con la precisa condicion de someterse al
juicio y á las resultas de este, en la forma que queda pre-
venida para todos los que pertenezcan á las referidas clases
exceptuadas.


" Art. X. Las autoridades civiles y militares, encarga-
das de la ejecucion del presente decreto, serán responsa-
bles de todo lo que por exceso ó por defecto se oponga á
su puntual observancia.


" Art. XI. Los M. R R. arzobispos y los R R. obispos
en sus respectivas diócesis, despues de publicado el pre-
sente indulto, emplearán toda la influencia de su ministerio
para restablecer la union y buena armonia entre los espa-
ñoles, exhortandoles á sacrificar en los altares de la reli-
gion yen obsequio del soberano y de la patria los resenti-
mientos y agravios personales. Inspeccionarán igualmente
la conducta de los parrocos y demas eclesiasticos existen-
tes en sus territorios, para tomar las providencias que les
dicte su celo pastoral por el bien de la iglesia y del
estado. Tcndrase entendido en el consejo para su pun-
tual cumplimiento, y para que se publique y circule á
quien corresponda.-Esta señalado de la real mano.-En
Aranjuez 1 de Mayo de 1824.-Al gobernador del consejo.
-Con la misma real orden y al propio efecto se remitió
igualmente al gobernador del referido mi consejo la alocu-
cion del tener iguiente.


H H




23·1<


" ESPANOLES,
"Imitad el ejemplo de vuestro rey, que perdona los


extravios, las ingratitudes y los agravios, sin mas excep-
ciones que las que imperiosamente exijen el bien publico y
la seguridad del estado. Habeis vencido la revolucion y
la anarquía revolucionaria; pero aun os queda que acabar
de vencer la discordia no menos temible. Sacrificad vues-
tros resentimientos é injurias personales al bien incompa-
rable de la union y de la paz interior. No olvideis que la
desunion y la discordia civil han arruinado los mas pode-
rosos imperios de la tierra. Sin tranquilidad y perfecta
sumision á las leyes es imposible que el gobierno se cimente
sobre bases sólidas, é indestructibles, ni que renazcan las
agotadas fuentes de la prosperidad publica, y mucho menos
que se restablezca la coafianza, que es madre de la indus-
tria y de la riqueza, y el unico apoyo del credito, que mul-
tiplica los recursos de los estados. Sin ella vuestros capi-
tales y vuestros .brazos irian á fecundar y beneficiar la
tierra extrangera, dejando yermo el patrio suelo, que las
virtudes de nuestros ascendientes convirtieron en tierra
clásica del honor y de la lealtad. Haced que el total
restablecimiento del orden en la Península sea el preludio
de la reeonciliacion entrc vosotros y vuestros hermanos
disidentes de America. Descendientes de los grandes
hombres, que fundaron y acrecentaron nuestro glorioso
imperio, é hicieron resonar el nombre español por todos
los anjrulos de la tierra, no dejeis á los vuestros una patria
destro'zada y un nombre vilipendiado. Emplead vuestra
natural energia en rescatar á la España del abatimiento
en que la han constituido circunstancias desgraciadas. La
fortaleza y vigor del gobierno os preservará en adelante de
las agitaciones y trastornos revolucionarios, y la espada
de la justicia. caera infaliblemente sobre los que intenten
reproducir entre vosotros los pasados desordenes; pero
no deis acogida á las pasiones rencorosas, ni á los consejos
perfidos de los que acaso pueden tener un interes en
desuniros para perderos, y para que no podais extender
vuestros brazos y auxilio á vuestros hermanos de Ame-
rica, que son victima, como lo habeis sido vosotros, de la
anarquia revolucionaria y de la ambician de demagogos
inexpertos y mal intencionados. Si por decreto inescru-
table de la divina providencia estaban reservados á vuestro
rey tantos dias de amargura en los primeros años de su
reynado, cooperad con él, para que los restantes sean de
prosperidad y de ventura, y puedan emplearse en fomentar




235
las artes de la paz, y en restituir á la España su primitiv


gloria, á mi corona su brillantez y explendor, á la religion
su suave imperio, y á mis pueblos vejados y fatigados la
abundancia y el sosiego á que son acredores por su in-
signe lealtad y heróyca constancia. Aranjuez 1 de Mayo
de 1824.-Yo el rey.


" Publicados en el mi consejo pleno extraordinario, cele-
brado en 11 de este mes, con asistencia de mis fiscales, el
referido mi real decreto y alocucion que quedan insertos,
acordó su cumplimiento y expedir esta mi cédula. Por
la cual os mando á todos y cada uno de vos en vuestros
lugares, distritos y jurisdicciones, la veais, guardeis, cum-
plais y ejecutéis, y hagais guardar, cumplir y ejecutar en
todo y por todo, sí'gun y como en ella se contiene, sin con-
travcnirla, permitir ni dar lugar á que se contravenga en
manera alguna; antes bien, para que tenga su mas puntual
y debida observancia, dareis las ordenes y providencias
que convengan. Y encargo á los M, RR. arzobispos,
RR. obispos, superiores de todas las ordenes regulares
mendicantes, monacales y demas prelados y jueces eclesias-
ticos de estos mis reynos, que en la parte que les coro
responda la observen como en ella se previene: que asi es
mi voluntad; y que al traslado impreso de esta mi cédula,
firmado de Don Valentin de Pinilla, mi escribano de
cámara y de gobierno del mi consejo, se le de la misma fe
y credito que á su original. Dada en Aranjuez á 12 de
Mayo de 1824. Yo el rey."


¿ Es este el resultado de los esfuerzos del duque de
Angulcma, y como aseguraban los periodicos franceses, el
triunfo de su bondad sobre la revolucion española? ¿ Tan
débiles fueron sus empeños, 6 tan depreciada su mediacion,
que no ha podido realizar las promesas con qué desde las
margenes opuestas á la ciudad de Cadiz procuraba tran-
quilizar á los defensores de la independencia nacional,
asegurandoles que "en nombre del rey dc Francia empe-
ñaria al rey Fernando á proclamar una amnistía general sin
restriccion alguna ?"* ¿ Y con el decreto á qué nos refe-
rimos, se han cumplido las promesas de la regencia intrusa
dc Madrid, cuando al disolverse en 5 de Octubre aseguró
sabía "que Fernando el piadoso oluidaria con alegria sus
pasados padecimientos, si viera á todos sus hijos reconcili-
ados ?" ¿y aquel documento acaso acelera esta epoca?


" Constitutionel : 5 de Setiembre 1823.




236


¿ Forma de todos los españoles una sola familia, ligada
con los vinculos poderosos de la concordia y de la sincera
reconciliacion? ¿ Echa un velo sobre lo pasado, y ofrece
una perspectiva lisongera para lo venidero? Exa-
minemos su contenido, y su analisis resolvera tanfimpor-
tantes cuestiones.


1. La real cedula del 12 de Mayo encierra dos docu-
mentos á la verdad poco conformes en la base. La pro-
clama del rey contiene principios inconcusos de politica, y
una especie de calma y de comedimiento muy ageno del
espiritu que dict6 y preparó el decreto á que se refie-
re. Sabemos que el consejo de Castilla tubo parte activa
en el negocio; y como dicha corporacion tiene desde muy
antiguo vinculado en sí el odio á las almas libres y un de-
cidido amor á la arbitrariedad,* y como algunos de sus
individuos se han distinguido sobremanera en las perse-
cuciones del año de 1814, nada mas conforme á los planes
de exterminio que abrigan sus pechos y al sistema venal
de su conducta.r siempre pronta á complacer las pasiones


• El consejo de Castilla, pres-
cindiendo de las leyes, influyó di-
rectamente para que Carlos V.
fuera proclamado rey de España, á
pesar de que la constitucion lo re-
sistia, por no haber nacido en la
Península, y el mismo tubo una
parte muy principal en los castigos
de Padilla, Bravo, y demas ada-
lides de la libertad. Cuando las
guerras desgraciadas de sucesion,
el consejo de Castilla se presentó
como perseguidor de los que si-
guieron las banderas del archi-
duque, y á quienes el trance de
una batalla convirtió en delin-
cuentes, cuando la victoria los
hubiera elevado á la clase de fieles
y denodados súbditos. En el año
de 1814, del seno del consejo de
Castilla salieron muchos de los
ministros que compusieron la co-
mision de causas de estado, que
aherrojó á los diputados, les formó
causay los humilló de mil maneras.
y Don Ignacio Martinez de ViIlela,
hoy gobernador y entonces ministro
del consejo, autorizó la famosa
consulta hecha al rey en el mes de
Julio por los jueces de policia, en
la qué despues de asegurar que


nada se probaba legalmente contra
los diputados presos, proponia que
se tomára con ellos una medida
pronta gubernativa !J de alta polí-
tica: es decir, que se les quitara la
vida sin forma judicial.


t Cuando tachamos de venal la
conducta del consejo, no es nuestro
fmimo acusar á sus individuos.
No decimos que hagan injus-
ticias por dinero ; pero si que se
doblegan ,t los caprichos de la
corte, por la esperanza del favor y
de la recompensa, con que retri-
buye á sus servidores. Las corni-
siones que el ministerio distribuye
entre los consejeros, los hace de-
pendientes de su voluntad; y por
este medio dispone de la opinion y
hasta del honor de los que debieran
mirar la toga como la sagrada
vestidura de un sacerdocio político.
Si se nos piden pruebas, las tene-
mos en los vocales de la comision
referida de cansas de estado. Su
zelo por el exterminio de los libe-
rales fue recompensado con pro-
fusion, dando al conde del Pinar y
á Don Andrés Lasauca plazas en
el consejo de la Inquisicion, que
aumentaban en 2000. dUfOS sus




237


de la Corte, que influir en la sancion de un decreto, que
en su opinion debe aniquilar el germen sucesivo de los
amigos de las luces, de la independencia y del decoro de
la nacion. Y vease cómo el decreto tiene un origen
viciado con la vanderia y parcialidad que presidió en la
regencia y en los intimos consejeros, que han sugerido al
rey el decreto de lo. de Octubre de 1823; primer monu-
mento, con que sus verdaderos enemigos trataron de de-
primir el decoro de la dignidad real.


2. Con el fin de recomendar las disposiciones de la
cedula, que ocupa nuestra atencion, se citan los ejemplos
de Carlos I, Felipe V, y del rey cristianisimo de Francia.
Con ello muestran sus autores la poca seguridad de su
conducta, cuando se ven presisados á buscar apoyo en la
antigüedad y en el pais extrangero. Cuando la justicia y
la razon recomiendan las providencias, para ser bien reci-
bidas y mejor ejecutadas no necesitan mas sosten que su
contenido. Los hombres, al reconocer por su misma es-
tructura los fundamentos en que estriban, las acatan, y
cuando la conveniencia individual toma parte en ellas, se
hacen invulnerables á los tiros de la maledicencia, y aun
á los golpos duros del tiempo. "Se citan los ejemplos
antiguos y modernos, acaso sin tener presente la diversidad
de sus circunstancias. ¿Qué tiene de comun la guerra de
las comunidades en Castilla y de los agermanados de
Aragon? ¿ qué la guerra de sucesion, y qué la causa de los
regicidas franceses, con la de los diputados y autoridades
españolas constitucionales del año 1824? Ni Carlos 1
ni Felipe V ni Luis XVI comprometieron á sus súbditos
en el sosten de la constitucion, como el Señor Don Fer-
nando VII lo hizo el año 1820, con su acquiescencia y
con las muestras repetidas que dio de que la habia
adoptado con sinceridad, sin dolo, violencia ni perfidia.


3. En la alocucion del rey á los españoles se les dice,
" que después de haber vencido la revolucion, les queda
que acabar de vencer la discordia: se les encarga que
sacrifiquen sus resentimientos é injurias personales á la
union y á la paz, no olvidando que la desunion y la dis-
cordia civil arruinan los imperios mas poderosos de la
tierra, y se les conjura para que el total restablecimiento
sueldos: á un hijo de Don Antonio cana que gozaba consignacion pe.
Alcalá Galiano, uno de los benc, cuniaria; y al famoso fiscal Sendo-
ficios eclesiasticos mas ricos de la quis la fiscalia del consejo y ca-
Peninsula : á Don Joaquin Mos- mara de Castilla, puesto muy ape-
quera la fiscalía de la orden ameri- tecido de los togados.




238


del orden en la Peninsula sea el preludio de la recon-
ciliacion general de las Americas." i Santos y beneficos
deseos, dignos del corazon de un principe, que apetezca
el bien estar y la felicidad del pueblo á quien dirije!
i Votos verdaderamente dignos de una filosofica filantropía,
y que Fernando veria realizados, si en vez de un decreto,
como el que nos presenta la gaceta de 20 de Mayo, que
solo respira desolacion y crudeza, hubiera proclamado una
sencilla amnistia, que derramando la niebla del olvido
sobre lo ocurrido desde el año de 1814 hasta el dia, en-
frenára las demasias de los hombres crueles, encadenára la
accion ya demasiadamente temible del clero, reduciendolo
á ser mediador y conciliador de la paz, y atrajera cl co-
razon de los vencidos por medio de la suavidad y de la
dulzura! ¿Pero cómo prometerse el imperio de la con-
cordia, del olvido de injurias y el orden, como conse-
cucncia de un decreto, que multiplica las victimas, las
califica de criminales, escudriñando con afan todos los
pasages de la mal llamada reoolucion española, para au-
mentar cl número de los sacrificados? ¿ Los que espe-
raban que el trascurso de un año hubiese restablecido la
calma en los animas, dando lugar á la fria reflexión, y
haciendo triunfar las reglas de la politica que aconseja un
olvido: los que en el seno de sus familias gozaban las
dulzuras de la vida privada, tranquilos con el convenci-
miento de haber seguido la ley jurada y el ejemplo del
monarca: los que contando con la generosidad del vencedor,
no le creian capaz de cebarse hasta en los mas débiles so-
metidos: los que despues de haber hecho con honor la
guerra, se creian seguros á la sombra de las capitulaciones:
los que fiados en el abandono de la causa de la nacían, se
consideraban con derecho para no ser molestados, cuando
no fueran recompensados: y finalmente los quc arrastrados
de una candorosa buena fe, sostubieron con ardor la cons-
titucion, al verse expuestos á perecer ignominiosamente á
impulso del lluevo decreto, comprometido su honor y su
existencia, y perdidas sus familias, dejarán de ajitarse?
¿ La ajitacion producirá la calma apetecida? Y la zozobra
y la anxiedad derramada en toda la nación, porque á toda
ella abraza el exterminio, ¿ no hará nacer el sobresalto en
unos, el abatimiento en otros, los deseos de venganza en
no pocos, y no causará en todos la irritacion de las pa-
siones? ¿ Y un estado tal de confusion, responderá á las
esperanzas del monarca? Los fanáticos y los perjuros se
gozanin solos en la abundancia: para ellos solos habrá




239


España: y ellos solos apoderados del campo requeriran
con ansia las victimas para devorarlas, asegurando con su
muerte su barbara dominacion en la Peninsula. ¿ Y es
este el medio de vencer la discordia? ¿ Y por este medio
se logra la reconciliacion de las Americas? . . . Amaes-
trados sus habitantes en la escuela de sus hermanos, por
los sucesos actuales reconocerán los que les amenazan, y
la lejania y los principios por ellos adoptados les harán
inexorables en sostener sus empeños, prefiriendo morir
luchando, :1 perecer en un lóbrego calabozo ó en un
cadalso, entre los insultos y los desprecios de sus con-
trarios.


4. ¿Ni cómo se pueden esperar aquellos resultados del
decreto de 1 de Maya, cuando sus articulas forman el plan
metodico de una persecucion ilegal y desacertada?


El articulo 1°. declara indulto y perdon general á
cuantos se hubieren comprometido en las ocurrencias
políticas de la Península, desde principios del año 1820,
hasta el dia 1 de Octubre de 1823. El nombre de indulto
al paso que cierra la puerta á la amnistía, la cual
es un absoluto olvido de lo pasado, borrandolo de la
memoria pública en la parte relativa á servir de pretexto
á las persecuciones, mancha el honor y la delicadeza de
los agraciados; porque el indulto supone un delito. ¿Y
cual fue el de los que á principios del año 1820 procedie-
ron en su levantamiento con arreglo á lo que prevenia la
ley? ¿Qué delito han cometido los que obtubieron des-
tinos politicos y civiles, conformes á la Constitucion que
el rey juró y mandó cumplir? ¿En qué crimen incurrieron
los que la sostubieron y defendieron, si se quiere con
exaltación, persuadidos que debian hacerlo, al ver que el
rey se lisongeaba de ser el primero en caminar por la
senda constitutional, de que procedía en ello sin dolo ni
perfidia; .iactandose de ser .'IJ haber sido constitucional?
¿Y la voz pública, quizá apoyada en algun documento de
fé irrecusable, no aseguraba en los ultimas días de la
residencia del gobierno en Cadiz, que el rey mismo no
calificaba de crimen lo que hoy indulta Pe ¿Y perdonan-


.., Se aseguró en Cadiz en los y se aiiadia que esta expresion la
dias ultimas de Setiembre qne al habia puesto el rey de su puño.
leer S. M. borrador la minuta de La falta de publicacion de los do-
su alocución del 30, habia usado la cumentos, que conservaban en
voz olvido de todo lo pasado, para Gibraltar los ultimas secretarios
evitar que se creyese que hubiera del despacho, se hace cada dia mas
habido algun crimen que perdonar: sensible.




240


dose solo los que se llaman crimenes cometidos en los 3.
años del regimen constitucional: y estando abolidos
todos los decretos expedidos en esta época, entre los
cuales se halla el que mandaba poner en libertad á los
diputados y liberales perseguidos desde el año 1814; ¿no
quedan estos expuestos al tormento de una nueva persecu-
cion? ¿No les ofrece la idea, cuya gravedad solo conoce
el que alguna vez hubiere experimentado sus efectos, de
que se van á abrir de nuevo las puertas de los castillos
presidios y calabozos para sumir en ellos las antiguas vic-
timas? ¿Y esto solo no esparce el luto y el desconsuelo en
muchas familias, porque era un número muy considerable
el de los desventurados, que gemian en los encierros?


5. Quedan sugetos á la persecucion judicial los autores
principales de los levantamientos de las Cabezas, Isla de
Lean, Coruña, Zaragoza, Oviedo, Barcelona, Ocaña, los
de las asonadas del 16 de Noviembre de 1820, y 19 de
Febrero de 1823: los que obligaron al rey á establecer la
Junta Provisional: los individuos que la compusieron, y
señaladamente el teniente general conde de la Bisbal. La
vaga expresion de autores principales da margen á que se
reputen tales los que no lo hayan sido, deja al arbitrario y
elastico juicio de los contrarios la designacion de los que
deban sufrir las penas, y dilata la esfera de la anxiedad y
del desasosiego de los que hoy se creeran expuestos á
sufrir los efectos del encono de un enemigo, de la ligereza
de un alcalde, ó del encarnizamiento de la corte. Esto
descubre la inexactitud, la precipitacion y malicia que en-
cierra el decreto. ¿Y en qué reglas de justicia cabe con-
denar á las autoridades civiles y militares, que continuaron
en el ejercicio de sus mandos, despues del levantamiento
anterior al juramento del rey? ¿Habian de abandonar el
pueblo á sí mismo? ¿Habian de dejar las tropas sin el
freno de su autoridad? . . . Este pasage, á la verdad
inexplicable, nos recuerda la conducta de los que en el
año 1808 reputaron delincuentes á los que no se humilla-
ban ante el usurpador: llamaron revolucionarios á los que
se alzaron: tacharon de rebeldes á las juntas provinciales,
y proscribieron á los magistrados y jefes civiles y militares,
que siguieron el impulso del pueblo, cumpliendo los deberes
que les imponian las leyes, y unidos á las nuevas autori-
dades hicieron la guerra al tirano. No quisiéramos que la
semejanza del procedimiento diera lugar á creer, que manos
manchadas con el deshonor, que acompañó á los que no
siguieron las banderas de la patria en su heroica resolucion,




241
hayan influido en el decreto que examinames, l'engallldo
en wscomprendidos la injuria que suponen hecha á su
ilustracion, sabiduría y prevision, poco favorable á los
derechos de la legitimidad; así como los franceses vengan
hoy en la Península la deshonra del vencimiento que han
sufrido en ella, cuando mandados por el guerrero del siglo,
se ereyeron omnipotentes.


¿ y los individuos de la Junta Provisional en qué han
pecado? Arrancados de la quietud de sus casas en medio
de la efervescencia de las pasiones, encargados de suplir la
falta de lasaatoridades constitucionales, sus fatigas y su
zelo evitaron los desordenes que debian haber ocurrido,
dieron al rey todas las muestras de respeto, le aconsejaron
en los negocios arduos que sugetaba á su examen: media-
dores entre la exaItacion del patriotismo y el monarca,
señalaron su conducta con la dulzura, la prudencia, el
amor al orden y á las leyes: recibieron del monarca señales
tan espontaneas como ilustres de su aprecio. ¿Y estos
hombres honrados y patriotas son hoy reputados delincu-
entes, solo porque la combinacion de las circunstancias los
hizo, sin ellos pretenderlo, vocales de una junta que debían
c~eer legitima, como autorizada por el rey, en quien no
podían ni debían suponer doblez," sin faltará los princi-
pios de honor y de subordinacion que los distingue?


Quisieramos decir otro tanto del malogrado conde de la
Bisbal ; pero su aciago comportamiento aleja de su persona
la compasion. Elevado por la nacíon á los primeros grados
civiles y militares, y encargado por ella de su defensa, en los
momentos en que bien empleada su bizarria y su destreza
militar, la hubiera hecho triunfar de sus enemigos, la aban-
dona, cede á las sugestiones de los que soloqueriansu
esclavitud, seducido y trémulo entre los embates de su ho-
nor y de su valor,t deja el camino de la gloria, se traslada
á Francia, y sumido en la obscuridad, aUi le busca el de-


" Al disolverse la junta provi-
sional el rey dio las gracias mas
expresivas á sus vocales, admitien.
dolesá besar su real mano, y con-
decorandolos libro y cspoutanea-
mente á saber, al M. R. arzobispo
de Toledo con el Toison de oro:
al obispo de .Mechoacan, á Don
Mateo Valdemoros, conde de Ta-
boada y Don Ignacio Pezueln, con
honores del consejo de estado : á
Don Francisco Ballesteros eon la


gran cruz de Carlos II!.: ft Don
Bernardo Borja 'I'arrius con los
honores de Intendente de ejercito;
y á Don Francisco Crespo de Te-
jada con los de Intendente de pro-
vincia. ¿ Y á estos mismos se les
trata huy de traydores, y se les RU-
jeta á las penas de tales? ¡Extraña
conducta, opuesta al decoro del
trono!


t Alude á la protesta hecha en
17 de Mayo de 1HZ:).


1 1




242


creto exterminador de 1 de Mayo, para ofrecerle al mundo
como un traydor al rey, despues que los patriotas han
borrado su nombre del catálogo honroso de los amantes'
de la patria que le dio el ser. i Este es el premio que dan
101:1 poderosos á los que sirven á sus planes á costa de su
opinion!


6. Se excluyen del indulto todos los que firmaron repre-
sentaciones, dirijidas á deprimir la autoridad real ó nom-
brar regencia, y que hicieron iguales gestiones en las socie-
dades secretas. La parte primera alude á aquellas expo-
siciones, que el celo ardiente de los patriotas dirijió al
gobierno, cuando el plan de los serviles se descubrió sin
rebozo. Y si el indulto no cubre la memoria de estos
lances, producidos por las circunstancias, hijos de la situ-
acion é inevitables en iguale8 conflictos, ¿para qué anun-
ciarlos ? ¿Los autores del articulo no ven que en esta
excepcion envuelven á la mayor parte de la nacion, abriendo
una pesquisa violenta? ¿ Y sin esta se puede averiguar lo
ocurrido en las sociedades secretas, cuyo nombre solo
manifiesta la imposibilidad de lograrlo, sin valerse de
medios inmorales, atentatorios de la seguridad individual,
y opuestos á las leyes mismas de la nacion española?


7. y en un pais dominado por el imperio sacerdotal: en
una nacion, que habiendo sido sacrificada en sus intereses,
empobrecida y humillada por el clero, sufre por su influjo
la esclavitud extranjera, y por él se ve convertida en un
teatro de honores, cohonestados con el pretexto de una
religion que predica union, tolerancia y amor; declarar
reos á los que hayan escrito libros dirijidos á combatir los
dogmas de aquella, ¿no es dar una carta blanca para las
mas sangrientas persecuciones? Los pulpitos, los dis-
cursos y la conducta de los elcrigos, que hoy descarrian al
pueblo, ¿no hacen mirar como contrario al dogma lo que no
le pertenece? . . . Dogma llaman á la vergonzosa
dependencia de la corte romana en los puntos en que jamás
la ha reconocido España; dogma llaman la exaccion del
diezmo yprimicia; por dogma tienen la facultad ilimitada
de adquirir bienes raices, y la independencia de la juris-
diccion civil, y la facultad de constituir un estado poderoso,
.dependiente de la voluntad de un príncipe extrangero,
dentro del estado civil, cuya autoridad desconocen. FUIl-
dados en tales máximas, cuya debilidad no alcanza el vulgo,
y escoltados con la seduecion y la calumnia, i á cuantos
hombres ilustrados y amantes de la nacían no incluiran en
el exterminio! . . . Este articulo solo basta para acabar




243


con las luces, para reducir á la nacion española á los siglos
fatales de la ignorancia, para desterrar de su suelo la ilus-
tracion y la prosperidad, y para hacer que abandonen sus
hogares los hombres mas dignos de la proteccion de un
gobierno.


S. Si las causas de Elio y Gofieu se siguieron con arre-
glo á las ordenanzas militares y á las leyes existentes, es
decir, al sistema recibido entonces por la nacion, ¿con qué
justicia se persigue á los que las formaron y sentenciaron?
y si los llamados asesinatos de la Coruña, Granada y el
del obispo de Vich fueron consecuencia de operaciones
militares, ¿ con qué derecho se persiguen en juicio? Si
esto valiera, acabada una guerra se debieran abrir procesos
para liquidar el motivo de los desastres por ella causados.
Expediente que jamas ha ocurrido.hasta el año de lS24,
en el cual el encono de los españoles ilusos parece se ha
empeñado en introducir un derecho público nuevo, fundido
en la turquesa de sus pasiones. Si esta jurisprudencia
tubiera toda la fuerza y valor que quiere darsele, ¿qué
seria de las naciones de Europa, en donde ardió primero
la llama republicana, y dominó despues Napoleon ?


9. ¿Y á los comandantes de guerrillas, formadas despues
de la entrada del ejercito aliado, ¿ les incumbia otra cosa
que saber que había guerra entre el gobierno francés y el
español? . . . ¿No procedieron en fuerza de las facul-
tades, que para ello les dio quien podia y debia darlas,
y quien ellos creyeron tener derecho para dirigirles? ¿ Y
no corrio por la nacion la solemne declaracion de guerra·
hecha por Fernando VII.? . . . ¿ y á los comandantes
de guerrilla se les podrá exijir la obligacion de entrar en el
corazón de este, para arreglar por él sus movimientos? ...
Vieron la patria invadida, vieron que bajo la firma del
monarca se aseguraba la injusticia de este paso, que en su
nombre se declaraba la guerra á los in vasares, y que se abrian
las hostilidades de un modo solemne; y atenidos al regla-
mento de su arma se comprometieron en la defensa.
¿ Quien sino el genio de la venganza, protegido por la
fuerza, podra tachar de delincuentes á estos españoles ?
No olvidemos ]08 daños que las guerrillas hicieron á los
franceses en la guerra de la independencia, ni las veces
que humillaron su orgullo militar, y no echemos en olvido
el odio y el miedo {Jueestos las profesaban; y quizá cono-
ceremos con ello la mano que habrá sugerido el decreto
de su exterminio, sin reparar en la violacion de las reglas
de la j[lsticia.




244


io, En el numero 2, pago 118 del presente periédico,
hemos manifestado la vanderia é ilc/ffllidad de los procedi-
mientos criaainales de los diputados, que en Sevilla votaron
1.... regencia provisional, y con referencia á él satisfacemos á
cuanto pudiera decirse sobre el coutenido de la 12 ex-
cepeion.


11. No eoatenta la saña con el número, de vietimas que
intenta. inmolae .por el articulo 1, extiende su influencia á
todos los que DO habiendo ejercido oficio alguno publico,
recibieron, observaron y alabaron la eonstitucion ; pues que
aáade qu-e todos loo. que hubieren dado pruebas evidentes
de adhesion á, esta ley, han de quedar sugetos á la vigi-
lancia de las autoridades, siendo procesados y castigados,
cuando con aceiones; escritos, discursos ó por cualquiera
obro medio tratasen: en adelante de trastornar el orden.
¿ Con esta preveneion quien dormirá seguro en su lecho?
¿ Quien será capaz de mantener la tranquilidad que tanto
se afecta desear? La intriga y la maldad combi-
nadas destruirán áman salva á cuantos entrare en el calculo
de 108 0presores sepultar en la ruina de sus fortunas. Un
dicho, una mirada, un gesto, una reticencia indiferente en
sí,. se ealifieará de delito, porque la parcialidad la presen-
tará como causa de un trastorno. El p·roceso promovido
el año 1815 contra varios diputados pre~os en el convento
de San Martln porIa astucia de sus enemigos, los cuales
se valieron de un espia que encerrado con ellos en son de
delincuente, atalayaba sus acciones, anotaba sus dichos y
hasta sus sueños ribeteados con las circunstancias <fue su
maldad le sugeria; nos hace ver el riesgo que corren en la
Peninsula, los hombres honrados, á quienes siempre distin-
guen la sinceridad y la franqueza.


12. ¿Y qué diremos del articulo relativo á los militares
comprendidos en las. capitulaciones hechas con el ejercito
de S.M.e, á quienes se les prohibe permanecer en España,
á.no someterse á un juicio, siempre que se hallaren compren-
didos.en las excepciones? Diremos que se acabó el honor
militar: diremos que no existe el que las naciones recono-
cen con el nombre de derecho de la gHerra: y diremos que
se aprecia poco la palabra de un principe francés, compro-
metida en todas las capitulaciones, á pesar de unas ofertas,
que en las naciones cultas y hasta en las no civilizadas se
cumplen con religiosidad. i Los españoles que han caído
prisioneros en manos de los franceses, quedan expuestos
al furor de un partido sediento de su sangre; y ven los
pactos mas solemnes rotos por la fuerza domestica, prote-




245


gidia. por les que les hicieran la. guerra,! Fatal resultado,
apenas conciliable con la ilustracion del siglo en que "ivi-
mas, si la historia no nos enseñara que en las guerras, en
que toma parte el fanatismo religioso, se desconocen Ios
cotos que la humanidad, la razon y la decencia ponen á
sus furores.


A vista de lo expuesto, ¿ quienes son los indultados ?
Quienes los que puedan creerse libres de la persecución,
que hace tiempo ejerce sus destrozos en la desgraciada
Peninsula r ¿A los enemigos de la libertad no les bastan las
escenas de encarnizamiento y desolacion que mantiene su
ferocidad? ¿Son aun cortos los desastres, que su fatalidad
ha causado? ¿ La sed de la sangre no se ha saciado con
las muchas víctimas que su venganza ha devorado? . • •
No nos engañemos; el decreto de 1 de Mayo producirá
consecuencias contrarias á los deseos de los amantes de la
humanidad, y su ejeeucion acabará de comprometer el
decorro del gobierno frances, mas interesado que el de
España en que la tranquilidad se restablezca en la Penin-
sula. ¿Porque cómo dudar que el apoyo de sus armas sea
el origen del orgulloso comportamiento de los que quieren
los desordeaes ? Evacuen los franceses el territorio espa-
ñol, dejen á sus moradores en libertad, y bien pronto los
absolutistas reprimirán su audacia, ó procurarán capitular
con los que hoy persiguen. ¿ Y quien puede persuadirse
que si el gabinete de las Tullerias quisiera de buena fe
realizar los planes que afectó abrazar cuando la invasion,
no lo lográra? El servicio que se supone haber hecho á
Fernando, los respetos familiares y la especie de tutela en
que tiene á este desgraciado monarca, ¿no le dan un indis-
putable ascendiente sobre su corazon, para hacer triunfaz,
si quiere, las máximas de la verdadera politica y las leyes
de la justicia?


¿EL monarca francés no asegur6 á la faz del mundo, que
su ejercito entraba en España con el noble fin de hacer
cesar los males y de asegurar el sosiego? . . . ¿El
estado del reyno era tan fatal antes, como el q,ue presenta
despues de la invasion? En la epoca injustamente llamada
de anarquia, ¿ se han cometido tantas y tan fieras atroci-
dades, como despues que las lises aparecieron en el suelo,
do las aguilas hallaron algun dia su vencimiento? .
Durante el regimen constitucional, ¿se ha visto á los pre-
lados de -la iglesia, á los ministros del santuario predicar
con descaro las matanzas, designar las victimas, y corrom-
per la moral del pueblo, habituandole á los excesos? . . .




246
Mientras los espafioles se dirigieron por la ley fundamental
que habian formado, ¿8e presentó la discordia yel encono
con la descarada seguridad, que despues que las tropas
extrangeras tienen á la nacion cautiva, sueltos para el mal
á los ilusos y á los perjuros, en depresion al gobierno, yen
disputable libertad al rey? El peso de la responsabilidad
moral de los excesos, que se cometen en la Península,
todas las lamentables consecuencias del extravio de la razon
y del efecto fatal que va á producir el aciago decreto del
indulto, ¿no cae sobre el gobierno de Francia, que pudi-
endo y debiendo, no detiene el curso de los furores, y no
preserva á la augusta dignidad del monarca del descrédito
en que la constituye una produccion, hija del furor de un
partido, y que solo pudo concebirse en las tenebrosas y
sanguinarias orgías de la atrocidad evanecida con el triunfo
y sostenida por la fuerza extrangera ?


y habiendo el duque de Angulema aprobado en todas
las capitulaciones militares, celebradas durante su veloz é
incruenta campaña, el articulo que aseguraba á todos con-
tra las persecuciones que se promoviesen por resentimientos
nacidos del choque de las opiniones políticas, ¿ cómo no
reclama su cumplimiento? Habiendo sentado en el decreto
de Andujar la base indestructible de su politica sobre la
amnistía y el olvido, ¿cómo 8U honor y la nobleza de sus
altos sentimientos no se resienten, al ver que el gobierno
por él restablecido en el ejercicio del poder ilimitado, desa-
crcdita su misma obra? El pundonor que se contrae
en la noble profesion de las armas, y la delicadeza propia
de la elevada educacion de un príncipe, ¿no se lastiman al
observar los destrozos ejercidos sobre los que tal vez depu-
sieron las armas y se reconciliaron con la paz, fiados en
que las ofertas de un principe tan ilustre no serian nulas,
ni servirian de juguete á los que influyen hoy en el gabinete
de Madrid? Y S. A. R. ha olvidado la protesta de Ba-
llesteros contra el decreto de 1 de Octubre, y todos los que
pudieran publicarse con tendencia al despotismo? ¿ Aquel
general no le recordó sus ofertas, y no aseguró que tenian
una garantia augusta y sagrada? ¿Pues cómo deja correr
este documento á la par del decreto de indulto, sin exijir su
reforma, y sin esforzarse para que una amnistía venga á
cicatrizar las llagas y á recobrar la España de los males sin
cuento quc experimenta? . . . Los franceses al anunciar
el decreto, aseguraron que con él Angulema habia concluido
gloriosamente su empresa: que el olvido y la reconciliacion
eran el unico premio que había sacado de sus fatigas mili-




247


tares y de sus triunfos. Y el cotejo de estas expresiones
del entusiasmo francés con el contenido del decreto, ¿ no
basta para eclipsar las glorias del heroe? . . . Sin embargo
el decreto se publica y se llevará á efecto, y á su influjo
rechinaran los potros y los cadalsos: se hcnchiran de
desgraciados los calabozos, las mazmorras y los conventos,6
mas bien, se convertirá España en una carcel ; las confis-
caciones sumirán en la pobreza á las familias con ruina de
la propiedad: el deshonor y la infamia romperán los lazos
de la union entre los subditos y el gobierno, y una copiosa
emigracion acabará de aumentar el escándalo.


Orígenes orientales de la lengua Española.
¿1{fabeto tercero.


AZUZENA, s. f. Lirio blanco: en ingl. while lily. Del
hébreo lW'W, schuschen, lilium.


BRAMAR, v, n. Rugir el toro, el lean, &c. en ingl. to
roar, groan.


BRAMIDO, s. m. La accion de bramar. Del griego {3pÉp.w
fremo: y de {3~óp.o" frernitus. '


CALADO, s, m. Abertura ó hendedura con labores hecha
en metal, madera, telas, &c. en ingl. open uiorl: in metal,
wood, or linen, Del hebreo 'v?j? kalaa, seu/psit, incidir.


DESATARSE, v, n. Proceder sin tino, precipitadamente:
en ingl. to derange one's mind: throui into a violent pas-
sion. Del hebreo =-ttotV sataf, prreceps fuit.


EMPAPAR, v. a. Remojar, introducir un liquido por los
poros de algun cuerpo: en ingl. to soak, lo imbihe. Del
griego ep.r:ri7fTW, immergo, intingo.


FELONIA, s, f. Procedimiento doloso, engaño, traicion :
en ingl. treaeltery. Del griego q;;¡~o" impostor, insidiator,
improbus.


GALA, s, f. Ornamento, adorno precioso y espléndido:
en ingl. ornament, sluno, Del hebreo n?.:I guiah, polivit,
tersit, manifestavit, claré patuit, splendidé apparuit: 6 del
arabeJalai, ornavit monilibus.


HUSMO, s. m. Olor de carne manida: y metaforicamente,
Rastro, vestigio, señal 6 muestra por donde se procura
indagar alguna cosa 1 en ingl. smell o/ meat whiclt is sorne-
sohat tainted. Del griego ~C7p.;¡, odor.





248
ICACO, s, m. Especie de ciruela pequeña: en ingl. kind(JI smuil plum. Del hebreo i~~ kicar, frustum.
JARANA, s, f. Diversion de muchos con. algazára: en


ingl. charm, diuersion, mirth, merry meeting. Del griego
xapa, gaudiulll; 6 de xa¡~w) gaudeo.


LIAR, v, a. Atar, envolver: en ingl, to tie. Delgriego
l?,v,." implico, involvo.


MACANCHE, adj. Debil, endeble, convaleciente, de poca
salud: en ingl. feehle, uieak, Del hebreo ppO makak,
tabescere, contabescere: 6 de pO rnak, tabes.


NAYA, s, f. En Valencia, qualquier palco 6 aposento
alto en los tablados 6 circos para fiestas publicas: en ingl.
scqffold raised for spectators lo see an.1J remarkable traus-
action; boaies in a playhouse. Del griego .a¡,." habito.


OTEAR, v, a. Observar, mirar desde lo alto: en ingl.
lo observe. Del griego Ó'II'T~~, speculator, explorator.


EN PELOTA. Expresion vulgar que se aplica al que está
desnudo: en ingl. naked, Del griego ~'A¿T"S, nudus: de
.¡"'A¿,.",nudo.


QUARTEAR, v, a. Pandear, hender, abrir alguna pared,
muro, &c. 'en ingl, lo bend, Del hebreo I'1'~ carath,
cecidit, abscidit.
RECA~lAR, v, a. Bordar de relieve: en ingl. to em-


broider with raised uiork, Del hebreo epi rakam, acu
pingere.


SAFA, s. f. En Valencia, palancana: en ingl. basin,
Del hebreo 1~D safaf, crater.


Toso, Voz usada para azuzar á los perros. Del griego
$,.,;)(,.(1'''', ímpetu belluino feror, latro : 6 de SV!l(Ta, ruens,
furens.


VlNAGRE, s. m, Apodo que se da vulgarmente al que
es áspero y duro en el trato: en ingl. rough, rugged.
Del griego 'G1a.á'Y~'os, ferox j de 'TTá.", omnino; y de a"lpIOS,
ferus.


YESCA, s. f, Conjunto de filamentos maceados; piel,
corteza machacada para que prendan en ella las chispas
del pedernal: en ingl. tinder, fuel. Del griego V"ltct,
fomes ignis.


ZAFARSB, v. r. Escapar, evadirse = en ingl. escape,
avoid. Del hebreo i~::r tsafar, evolavit.




249


RENUNCIOS Y GASCONADAS.


De los escritores franceses MW'ca y Baluzio en cosas
tocantes á la historia de España.


La obra intitulada Marca Hispnnica está reputada
entre los franceses por texto de sus relaciones históricas
con España. Yo sigo la contraria: y digo y probaré que
debe ser mirada como otras, que si dan una en el clavo,
dan ciento en la herradura. SU¡; autores Marca y Baluzio*
la escribieron con parcialidad, con ignorancia de nuestras
cosas, y con la ridícula mania de desacreditar los historia-
dores y la historia dc España. Ma¡; de cien lugares pu-
(liera presentar en este momento, qne demuestran, ademas
de lo poco que sabian de cosas españolas, la malignidad
con qué dejaron correr su pluma contra ellas mintiendo y
calumniando. Vayan por ahora unas muestras.


Col. 115. Dice Marca que el Hemeroscopium y lJianium
de Strabon eran dos ciudades diferentes, y que esto lo
escribe aquel geografo: y Col. 122. apoyado en la auto-
ridad del mismo pone á Zaragoza en la Edetania.-¿ Mas
es estG lG ~'c"\e dice Stril.\)OTI. 1 \ "Pobre geogratla en tales
manos \ i C6mo rchia aquel escritor si volviera al mundo,
viendo que no le entendieron estos sabios franceses!


Col. 161. Publica una inscripcion de Badalóna, que
Marca vio con sus ojos, y copió por su mano. Dice asi
cn la tal obra:


SOLl. D. SAPORVM
A. P. ABASO. ANVS


Armando en seguida un caramillo sobre los géneros
dc sabores que distinguió Plinio, introduce la veneracion
del sol como dios de ellos (especie inaudita en la mitología).
Pues señor, lo que la piedra dice, no es lo que leyo
Marca, sino:


SOL!. D. SACRVM
¿ Donde estan aqui los sabores? ¿ Donde el sol dios de


ellos? El caso es que Finestres y Masdeu publicaron esta
inscripcion con los mismos errores, fiandose de Marca.
Porque ya se ve, ¿ cómo habian de creer que tan grande
hombre incurriese en un renuncio tan garrafal, mayor,
mente en cosa que asegura haber visto por sus mismos
ojos?


'1< Marca compuso los 3. primeros libros de esta obra. El libro 4. y
el jactancioso prólogo son de Baluzio.


K K




250


Col. 190. Hace gran befa de los historiadores españoles
que dijeron que en la villa de San Juan de las Abadesas
hubo antiguamente un monasterio de monjas.-El digno
de befa es Marca, que ignoró un hecho tan cierto, confir-
mado con centenares de escrituras originales, que existen
en el archivo general de Barcelona. De ellas consta la
fundacion de aquella casa en el año 887, y ademas las
elecciones de las abadesas, y sus compras y ventas, &c.
hasta el año 1017, en que fue suprimida. Y no tiene en
ello escusa, puesto que tan de asiento estubo en aquella
capital, como intendente en las guerras de Felipe IV con
Luis XIII. i De atras les viene á los franceses la super-
ficialidad y ligereza !


Col. 235. i Gran batalla! i 400 mil moros al mando de
Abderramen, derrotados por el duque Eudon junto á
Tours hácia la mitad del siglo VIII! i 3.50 mil quedaron
tendidos, con la única pérdida de 1500 cristianos!
-¡ Bravo! me alegro en cuanto español. Vista la seriedad
con que esto se refiere, ¿ qué francés pondrá tacha en
nuestras victorias de Covadonga y de las .Navas de
Tolosa? En tercio y quinto les gana la de la Marca
hispanica.


Col. 337. En una disertacion escrita muy de propósito
sobre el monasterio de Monserrate, refiere á la larga y
con gran formalidad la fabulosa y ridicula historia de
Fr. Juan Garin.-¡ Qlie tragaderas! ¿ Y este es el que
al monge Fr. Francisco Crespo, que pensaba escribir
sobre el origen de aquella casa, adrnunuit, como dice
Baluzio.s ne in' ea historia scribenda, falsis, uti hispani
solent, testirnoniis utatur? Estos tienen el tejado de vidrio,
y tiran piedras al del vecino.


Col. 340. Dice que aquella abadía fue erigida por
Martino V.-j Gran cronologista! Este papa no lo fue
hasta el año 1417: la abadia fue erijida por Benedicto
XIII (Luna) en 1410; su primer abad fue Fr. Marcos
de Villalba.


Col. 448. Refiere la donacion hecha por Guillermo
obispo de Vique en 1052 á Ermengol canónigo de aquella
iglesia y á su muger é hijos; de donde infiere que
entonces los canónigos de Cataluña eran casados.-Ver-
güenza da enseñar á tales maestros. No habia llegado á
noticia de Baluzio, que en el siglo XI se llamaban canóni-
gos, ó los que observaban el canon ó regla, que cada


...


'* En \a vida de 1'. (le Marca.




251
iglesia se prescribi6, 6 los que estaban escritos en su canon
Ó n6mina, en qué se contaban todos cuantos percibian
porcion canonical; y que esta porcion solian darla las
iglesias á los que les hacian donaciones, 6 por gratitud 6
por convenio. Estos asi agraciados se llamaban canónigos,
y las mugeres tambien canónigas. De esta clase eran
canónigos de la catedral de Barcelona los pescadores de
la misma ciudad en el siglo XII, y tambien lo son de
varias iglesias los reyes católicos, el marques de Astorga,
y otros señores, á quienes se da tambien, estando pre-
sentes, la porcion canonical. En suma este es el a. b. c.
de la historia de las canónicas antiguas. Y que ese Er-
mengol fuese de estos canonigos legos y casados, hay
ademas en Vique muchas escrituras que 10 prueban.
¿ Qué dirémos? ¿ No es esto un portento de sabiduria?
¿ Pues y lo que sigue?


Col. 475. El papa Urbano II. en una .bula del año
1099, dijo se in excelsa apostolorum prineipum Petri et
Pauli specula positum esse. Admirado de esto Baluzio,
añade: tarnquam si agnosceret se successorern S. Pauli,
aeque ac S. Petri esse.-Pocas bulas había visto este
caballero. ¿ Por ventura hay alguna de ellas, en que los
papas no junten el nombre de San Pablo con el de San
Pedro, cuando hablan de su jurisdiccion y autoridad: ó
donde el sello de plomo no represente las efigies de los dos
apóstoles con aquellas letrazas tan feas SPASPJ<~, esto es, S. Pu,
S. Pe? ¿ San Lean y otros PP. no suponen que la iglesia
de Roma fue fundada por esos dos apostoles? Los anatemas
de excomunion no se fulminan á nombre y con la autoridad
de ambos? Vaya, vaya. La Marca Hisp, es
obra maestra.


Basta de renuncios,* vamos á ver un par de gascona-
das.


Col. 234. dice: 1<oret enim fortasis ahsque illis (los
reyes de Francia) ut etiam num eae gentes (los españoles)
gemerent subjug» barbarice, ut recte nuper ohservavit vir
doctissimus Petrus Casanova, Tolosas.-¡ Poder de Dios!
¿ Con que aun hoy estarian los españoles en poder de
moros, sino fuera por los reyes de Francia? ¿ Pues qué,
mondaron níspolas Don Pelayo y sus sucesores hasta
Fernando V. ? ¿Mientras duraron sus guerras contra los
árabes, vino á ayudarles una sola vez el rey de Francia?


'" Seria obra interminable acotar todas las equivocaciones de este
libro, los anacronismos, el hacer de dos obispos ó condes una sola per-
sono, 6 de una dos, y otras tales lindezas.




252


Por el contrario, ¿á cuantos de ellos no declaró guerra la
dinastia de los Capetos, temerosa del engrandecimiento de
los españoles por las victorias que alcanzaban de aquellos
bárbaros? Y si lo dice por las tierras de Cataluña, qui-
tado lo poco poquísimo que hicieron CarIo M. y Ludovico
Pio á principios del siglo IX, yo desafio á todos los fran-
ceses á que citen una sola época, en que sus reyes ayu-
dasen á los valientes condes de esa provincia. Por el
contrario, les citaré yo varias, en que ó por sí ó por medio
de los moros les hicieron crueles guerras, y muchas en
que viéndolos afligidos por aquellos bárbaros, no los ayu-
daron. Esto frisa ya en un punto de historia muy curioso,
que tiene contacto con el fingido señorio de los reyes de
Francia sobre Cataluña, en qué tan fatua se muestra la
Mar.ca Hispcnica. No me despido de tratar de ello en
un rato de buen humor. Aora solo diré que hasta los
niños saben en España, que sin los reyes de Francia sacu-
dimos aquel yugo los españoles: solos peleamos, y solos
vencimos. Esto dice la historia, que vale mas que 300
Pedros Casanouas. i Miren qué testigo! y cuan antiguo!
[nuper observavit). i A qué aldabas se asieron estos
criticos !


Coto 249. Habla de la derrota que sufrió el ejercito de
Carlo M. en Honcesvalles ; y, ya se ve, como le dolia tanto,
dice: Fabulosarum historiarum origo debetur in occidente
ingeniis hispanicis, gui eus comprmere olim umalmut ad
usum histrionum in theatris Ipsc Hodericus Tole-
tanus istarum fabularum pater, (le putronus.-No se me
enfade V, señor de Marca. Lo de Roncesvalles no tiene
ya remedio; y si á arzobispos va, V. tambien lo es, y en el
achaque de fábulas, tampoco le va en zaga. Mm; dejada
esta reyerta de mas p. sois vos, mas ladron es él,
eso de que los españoles sean los únicos inventores de
historias fabulosas en el occidente . mire V. que me
hace f,>T<lCia. Pregunto: ¿á qué parte del globo pertenecen
los franceses ?-Si se consideran, responderá alguno, en
los siglos medios, parecen pueblos del Asia ó del Afriea.-
No pregunto eso: ¿no han estado y están en el occidente?
¿ Y no han inventado ellos alguna fabula ?-No señor:
ninguna. Solos los españoles tienen esa gloria.-Ah! ca
verdad: no lo habia reparado. Españoles eran los que
trajeron á Santa Maria Magdalena á Marsella, y á su her-
mano Lázaro hicieron obispo de aquella ciudad ry los que
dijeron que San Dionisia, obispo de Paris, era el mismi-
simo areopagita. Españoles eran los que por mane de :ín-




253
geles trajeron las flores de lis á los reyes de Francia, y
aquella estupenda botella de Rems, que les infundia la
gracia de curar lamparones, de qué ..odavia hizo alarde
Francisco l. en Tarragona, cuando pasaba prisionero á
MaJrid. Españoles fueron Ios que del perro Ganelon
hicieron un santo uiartir en Auvergne: y los <llle inventa-
ron la bula del papa Esteban, dando al arzobispo de Nar-
bona jurisdiccion de metropolitano sobre la iglesia de Tar-
ragona, Ellos los que adoptaron y esparcieron por todo
el mundo las falsas decretales: los que dijeron que Carlo
M. vino á Compostela á visitar el cuerpo de Santiago, un
siglo antes que fuese desubierto, ni se supiese que estaba
alli: los que inventaron las hermosisimas fiestas eclesiás-
ticas de los locos, de los burros Vamos: no hay-
duda. En el occidente nadie inventó fabulas, sino los es-
pañoles. Aun esas mismas patrañas, que solo se hallan
escritas en los libros de los franceses, nadie las forjó sino
los españoles. ¡Mire V. que malditos t Cómo ir á in-
ventar aquella copla:


Mala la hubisteis, franceses,
En esa de Roncesvalles .• !


Era muy grande el pergin que tenian de inventar fábu-
las . . . ya se ve: leo era preciso, porque algo habian de
recitar los cómicos en sus teatros . . . ¡Ola l Teatros l
¿ tan antiguo es el teatro en España, cuando aun no lo
conocían los aquitanos, ni los francos, ni los gascones, ni?
. . . Pues mire V, ya quedo consolado. Vayase esta
gloria por aquel borran.


Déjolo aqui; que aunque parezco tener buen humor, no
tengo en verdad sino esplin y • . . Otro dia seguiré
escarbando este rajar, en lo que toca á la descabellada
pretension del señorio de los reyes de Francia sobre Ca-
taluña.


ESTADISTICA.


Estado de la industria española en el año de 1800.
Importe anual de los geueros extrangeros r, v.


que entraban en la Península 710.228.000
Item de los que los extrangeros sacaban de


ella 291.169.000


Diferencia contra España 419.059.000




254
Importe de los frutos y caudales que pasaban


á España, procedentes de las Americas .
Importe de los generas y efectos que de


España pasaron á las Americas
Restada esta partida de la anterior quedaban


á favor de España
Luego satisfecho con esta ganancia el al-


cance de los extrangeros contra la Pe-
ninsula


Quedaba esta en un descubierto de


806.400.000


443.498.000


362.902.000


419.059.000
------


56.157.000


Quienes son reputados en la curia romana por sus
enemigos.


Asi como á España le consta por hechos propios el
encono de la curia romana contra los libros, en que á


• pesar de sus nuevas pretensiones y máximas, se vindican
los derechos del episcopado y las regalias de la suprema
potestad temporal ;1,(' asi tambien sabe por documentos que
tiene en su poder, que á Roma le merecen igual desafecto,
asi los autores de estos libros, como todos los que hacen
frente á sus usurpaciones y reservas.


Guarda España cn sus archivos las cartas originales del
célebre ministro de Roma en tiempo del concilio de Trento,
Don Francisco de Vargas, perseguido hasta lo sumo por
aquella corte, como espero demostrarlo algun dia; el cual
en carta de 23 de Octubre de 1562 decia á Felipe 11:
"Aquellos son acá fieles á la sede apostolica, que no
hacen mas de lo que los Legados les dicen, sin tener
cuenta poca ni mucha con la libertad y autoridad del
concilio, sino es en apariencia." Al celebre obispo de
Lerida Don Antonio Agustin, promovido despues al ar-
.\\;:"~,,-,,,,~~~~ ~~ ~~,","~'1,,~~~, ~~~"-\&'-~ ~().\..\.. kc:..1.l..~ d.~ l8 d.e.
Mayo del mismo año, "que en Roma se deseaba que el
concilio de Trento se hiciese mas cortesano, y que
quien dijere algo de algun aviso de Roma, quedase
señalado por enemigo." Existe allá también otra carta
de los obispos de Segobia, Gerona y Guadix al mismo
Felipe 11, fecha en Trento á ]6 de Noviembre de 1563
en que le dicen: "Antes nos llamaban los Legados .. :


'" V. en el numo. 2°. de este periodieo el artic. Conducta de España
l"On la corte de Roma respeto de la prohibicion. de libros.




255


perturbadores y otros nombres que ellos saben poner á los
que les entienden sus tretas, y les descubren sus inven-
ciones."


En la real biblioteca de Madrid se conserva la vida de
Don Martin Perez de Ayala, obispo de Guadix, y luego
arzobispo de Valencia, escrita por el mismo; en la cual,
hablando de los padres de Trento, que protestaron la sus-
pension del concilio, en el cap. 11, dice: "De esta cosa
no se incurrio poco odio en la gente romana: quaerebani
quae sua sunt . . . et manet alta mente reposium Judi-
cium Paridis." Tambien escribió á España el obispo de
Salamanca Gonzalez de Mendoza en sus memorias el
escandaloso compromiso en que se vió alli el dignisimo
obispo de Guadix Vosmediano. Aseguraba este prelado y
sostenia con zelo apostolico, que" los obispos todo lo que
tenian, lo tenian de Jure divino; y que aunque no fuesen
confirmados por el sumo pontífice, no por eso dejaban de
ser obispos." Oida esta terrible verdad por el cardenal
Simoneta, habiéndola calificado de doctrina escandalosa,
tubo la osadía de llamar cismático al piadoso prelado.
Tras estas negras imputaciones se alborotáron, (dice el
obispo de Segobia) otros curialistas, no menos precipitados
é injustos. "A los cuales, (prosigue) dijo nuestro arzo-
bispo (de Granada Don Pedro) Guerrero, que ellos eran
los cismáticos; pues tan temerariamente, sin entender lo
que el obispo de Guadix decia, se alborotaban, y atrevian
á decir palabras tan descomedidas contra un prelado tan
católico." A este y otros lanzes de la historia secreta de
aquel concilio aludia el embajador Gaztelú, en carta
dirigidia á Felipe II desde Trento á 5 de Abril de 1563,
donde dijo: ,. Desfaoorecidos y maltratados han sido
essos prelados españoles, asi de los legados, como de estos
obispos Italianos con su favor; porque hacen y dicen lo
que son obligados."


Esta antigua animosidad de la curia, que consta á
España por documentos suyos haber experimentado sus
obispos en Trento, sin mas causa que haber sostenido el
origen divino y los derechos esenciales é imprescriptibles
del episcopado, se sabe tambien que ha seguido y sigue res-
peto de los obispos y canonistas y teologos sabios, que
despreciando la falsas decretales del enmascarado Isidoro
(que hasta los curiales mismos se averguenzan ya de
dar por autenticas) y los atentados de c~ertos papas contra
la legitimidad de los monarcas y los Juramentos de los




256
súbditos, estudian en sus fuentes el derecho canónico y
las regalias de los principes y de las naciones; y al tenor
de estos principios escriben y hablan un lenguage franco,
digno de la verdad y de la piedad que profesa la iglesia.
No necesitaba España el ejemplo del obispo electo de
Troyes Renato Benedicto, á quien negó las bulas el papa
Clemente VIII, por haber opinado que el emperador
Enrique pudo validamente darse por libre de la excomu-
nion fulminada por San Gregario VII. Ni menos el del
obispo electo de Potenza Serao, á cuya confirmaeion se
negó Pio VI, sin mas causa canónica que el justo y mere-
cido elogio que habia dado al piadoso Messengui en su
obra de los esclarecidos catequistas. Por demas eran para
España otros semejantes ejemplos de bulas negadas ó sus-
pendidas por la curia á obispos piadosisimos, pero sabios,
y por lo mismo enemigos de sus nuevas doctrinas y
máximas.


Harto persuadido estaba ya de esto en el siglo XVII el
gobierno Español, cuando receloso de que al religioso y
docto canonista Don Francisco Salgado, merecedor de la
dignidad episcopal, como dice en su lVueva Biblioteca
Nicolas Antonio, jamas le hubiera enviada Roma las bulas
desde que escribió de las materias eclesiásticas al estilo
español, no del todo á gusto de la curia, premió su merito
Felipe IV con la abadía de Alcalá la real, que era de su
privativa provision. ¿ Mas qué digo de las pretensiones y
opiniones eclesiásticas de la curia? Publico es en España,
que para retardar la expedicion de las bulas á Ull obispo,
ha bastado la consideracion de un parecer dado contra ella
por el electo en negocios de interes temporal. Y citan los
españoles en prueba de esto 10 que le sucedió á Melchor
Cano. Rabia dado dictamen á Carlos Veste gran teólogo
sobre el derecho que tenia de declarar la guerra al papa
Paulo IV. Desagradó tanto este parecer á su santidad,
que á duras penas, como se decia, (son palabras de Nicolas
Antonio) se le pudieron sacar las bulas del obispado de
Canarias, aun despues de concluidas las diferencias entre
ambas cortes.


Aun es mas escandaloso para Espaíia el valor que alguna
vez ha dado Roma, para diferir las bulas de un obispado,
al recelo de que no cediese en acrecentamiento temporal
de la persona ó familia del papa la confirmacion del electo,
Hasta de esta tan ridicula superchería ofrece un ejemplo
nuestra historia en la promocion de Don Fr. Francisco




251


Ximenez de Cisneros al arzobispado de Toledo. Presen-
tada esta eleccion de los reyes catolicos á Alejandro VI,
" el papa (dice Geronimo Zurita en la vida del rey Don
Fernando) por su parte, que no habia gana que esta pro-
vision hubiese efecto, porque con ella no esperaba ningun
acrecentamiento para los suyos,lo diferia, poniendo estorbo
que no se propusiese en consistorio, diciendo que por ser
negocio grande queria pensar en ello. Mas el rey y la
reyna, que con mucha deliberacion se habian resueIto
sobre la provjsion de aquella iglesia, como cosa que tanto
importaba, tenian desto sentimiento que no se proveyese
como lo habian pedido. Y asi quedó proveido
Fr. Francisco Ximenez."


Consta pues en España por hechos y documentos pro-
pios la sana de los curiales contra los escritos y los escri-
tores y las demas personas que hacen frente á sus exorbi-
tantes pretensiones ; y la serenidad con que en ella se desco-
noce el bien espiritual de los fieles, por salvar intereses
temporales y aun domesticas de los papas. Lo cual
escribimos, no por afecto ninguno siniestro, de que estamos
muy distantes, sino penetrados de dolor, y porque se vea
que la curia no es la iglesia de Jesu Cristo, y que la en-
mienda suya en esta conducta, tan tenaz como extraviada,
es cl único camino que le queda, para que por culpa suya
no pierda la causa de los católicos y de la misma religion
en otros paises.


Fragmento de una carta de Asturias de 26 de Mayo.


" Este obispo hace tiempo está en Contrueces, casa de
campo de la dignidad episcopal á media legua de Gijon;
y habiéndole ido á cumplimentar todas las personas visibles
de aquel puerto, se observó que solo pag6 la visita á los
absolutistas. Esta al cabo es descortesía, que no perjudica
á nadie sino al quc la usa. Lo que voy á añadir, pica en
historia."


" El arcediano de Tineo que se mantiene en su reclusion
de Val de-Dios, sabiendo que su anciano padre estaba
enfermo de muerte, y deseando con ansia verle y arreglar
con su consejo varios asuntos, pidio licencia al prelado
para visitarle, y volver á su clausura luego que falleciese.
Mas el prelado se la negó, habiendo pasado el padre á


LL




mejor vida sin este consuelo: golpe que sintio 'Sufamilia
acaso mas que su muerte que se podia preveer en su avan-
zada edad."'*'


Otras noticias de España.


Escriben recientemente de Lisboa, refiriéndose á noticias
de la plaza de Badajoz, haberse descubierto una trama
urdida por el gobernador militar de la misma, dos canoni-
gos de aquella catedral, uno de la de Coria y otros parti-
culares, para asesinar los liberales presos en aquel punto.
El motivo de tan horroroso proyecto fue frustrar los efectos
del decreto de la amnistiaque acababa de recibirse, Ha-
biendose descubierto oportunamente esta trama, el general
frances que manda aquella guarnicion, en union con el
capitan general español, desterró al gobernador y canonigos
y prendio al secretario del primero y á un ex-provincial
franciscano, que parece fue también uno de los princi-
pales autores.


Ig-ualmente se sabe por cartas fidedignas que la audiencia
de Cáceres en la misma provincia, ademas de suspender el
cumplimiento del decreto de amnistia, ha puesto incomuni-
cados todos los presos por opiniones politicas en aquel
punto.


En la Coruña, segun cartas tambien fidedignas del 26
del pasado, han sido arrestados los principales artistas y
algunos comerciantes, habiéndose fugado el marques de
Valladares. A la salida del correo aun continuaban las
prisiones.


,. Este arcediano llamado Don era uno de los comerciantes mas
Isidro Suarez del Villar, que respetables de aquella ciudad, an-
habia sido en la catedral de ciano de 83 años. A este digno
Palencia canonigo de oficio, com- eclesiástico, confinado en un con.
pañero del mismo obispo, es uno vento, no por un juicio, sino ex
de los mas dignos prebendados de informata cunscientia del R. obispo
la catedral de Oviedo: fue decano Don Gregorio Ceruelo, no se le
de la diputacion y dos veces rector permite consolar á su padre mori-
de la universidad: antes de esta bundo, ni tratar con él á la hora de
época fue varias veces consultado la muerte negocios que acaso eran
para obispo, merecio la estimacion para el difunto de grande interés.
general de toda clase de personas, i Qué escandalo! Combinese este
y ahora es respetado de los virtuosos procedimiento episcopal, ageno aun
por sus costumbres irreprensibles, de los paganos, con las muestras que
por su ilustracion nada comun y presentamos en el numero 2. pag.
por sus prendas oratorias. Su padre 176, y sigo




259


En el diario de Paris de U de Junio se dice que en un
pueblo de Cataluña, habiendo muerto un miliciano volun-
tario muy adicto á la moderacion de la monarquía, predicó
un frayle que estaba condenado, y que en prueba de ello
vendrían los diablos aquella noche á llevarse su cuerpo.
El padre del difunto y otros deudos, previendo la trama
que tendria fraguada el frayle, se armaron y se pusieron
en vela. Llegaron en efecto los diablos á alta noche: les
dispararon algunos tiros, uno de ellos acerto á un diabl? y
quedó muerto en el sitio, otros heridos huyeron; y perdida
la batalla por los diablos, quedó convicto el frayle de falso
profeta.


ITURBIDE.


El viage de Iturbide á los paises que compusieron su
fugitivo imperio, llena de anxiedad á los amantes de las
libertades, que espectadores de las tristes escenas que pre-
sencia Europa, hacen votos al cielo para que aleje de los
habitantes de Ultramar el azote que les amenaza, si sedu~
cidos ó fatigados con la lucha en qué se encuentran com-
prometidos, deponen las armas, fiados en el deleznable
apoyo de una capitulación, de un tratado ó de una am-
nistia que el poder armado quebranta, revoca 6 inter-
preta á su antojo, cuando las circunstancias 6 la fuerza le
favorecen.*


Pero cual sea el objcto de la marcha de aquel general,
cual el impulso poderoso que haya podido obligarle á cam-
biar el retiro de Liorna, por el éxito aventurado de una
resolucion, que debe poner en movimiento á sus contrarios
y á los que se hubiesen creido humillados 6 vencidos,
cuando la abdicacion del trono imperial disipó como el
humo sus planes de engrandecimiento; son las preguntas
que se hacen los que compadecen la suerte de la huma-
nidad.


Sin deprimir el mérito y las prendas personales de Itur-
bide, cuyo apellido nos recuerda un nombre grato á la
libertad peninsular,t no parece verosimil que se haya com-


'* El resultado del convenio de
Ballesteros, de las capitulaciones
de Alicante y Cartagena y del de-
creto del 30 de Setiembre, acreditan
esta desgraciada verdad ..


t El joven Iturbide que murio
en Madrid defendiendo denodado
las libertades, cuando la. guardia
sublevada atacó la constitucion en
el memorable f de Julio de 1822,




prometido en tina empresa al parecer tan gigantesca como
la que puede envolver su resolucion, sin mas apoyo que el
de su ascendiente sobre los mejicanos, ni mas estimulo que
los sentimientos de amor á sus compatriotas. El reciente
ejemplo de Bonaparte debiera haberle detenido. ¿Cuenta
acaso Iturbide con recursos tan grandes, como de los que
dispuso este hombre singular? ¿Tiene á mano tantos y tan
célebres generales como le debian su elevacion, y tantos
talentos y tantos y tan nuevos intereses como habia prote-
gido y ensalzado durante su mando? ¿Y el genio militar
dió á Iturbide tantas coronas, como en los campos de la
gloria dispensó á su favorecido?


y si á pesar de unas probabilidades tan favorables y de
unos elementos al parecer indestructibles, Napoleon que
al presentarse en las costas de Francia arrastró tras sí á
los guerrcros, entusiasmó á los pueblos, ateró á los prin-
cipes aliados, y como el sol deshace las nieblas, apartó de
un modo prodigioso cuanto podio detener su marcha y
estorbar la consumacion de sus planes, recibio amargos
desengaños de quien menos debiera esperarlos, sufrío
traiciones, y al fin tubo que romper aquella famosa espada
que habia vencido al mundo; ¿con qué medios cuenta
Iturbide, cuando la historia de su abdicacion basta para
abatir su amor propio? ¿Tiene en su favor los ejércitos,
las luces y el cariño del pueblo? ¿Los anales de la revolu-
cion ultramarina ofrecen de su parte triunfos capaces de
cautivar la decision y el aprecio de los valientes? ¿Creó
acaso otros nuevos intereses, que los que acompañan á las
cruces y á las llaves con que engalanó á sus sirvientes, y
recompensó á los que algun dia se habian burlado de estas
insignias aristocraticas ?


¿ Iturbide ha echado en olvido que la nacion mejicana
por el organo del congreso " declaró incompatible su exis-
tencia política con la seguridad y felicidad de aquel país,
añadiendo que atormentado con los remordimientos que le
inspiraba el ataque de las libertades nacionales," implo-
raba la generosidad de la nacion para que le perdonára sus
grandes yerros ?'" ¿No recuerda que su intimo amigo el
general Santa Ana aíiadia "que las provincias, las villas,
las aldeas y sus habitantes pedian á gritos su libertad, acu-
sándole de haber violado sus juramentos: quebrantado el
tratado de Iguala y Cordava : violado las leyes y cuanto
hay de sagrado en la sociedad: llenado de males el reyno :


" Constitulioncl: !\ J uin 1823.




261


paralizado el comercio y la agricultura: abandonado el
beneficio de las minas: perseguido injustamente á los
diputados, desterrando á unos y encarcelando á otros:
que reclamaban la intcrceptacion de la conducta de plata
de Jalapa, que les convencia de que su gobierno no respe-
taria jamas el derecho sagrado de propiedad: y que
aquella parte de America no tenía rentas ni recursos pe-
cuniarios suficientes para sostener un trono ?"*


i Y á pesar de tan sensibles desengaños, deja Iturbide la
Italia y se dirije á la Amcrica, lisonjeándose de reunir los
ánimos, hacer cesar los disturbios, restablecer la tran-
quilidad y asegurar la independencia! Esto nos indica que
cuenta con 'un apoyo mas poderoso, que el que su alma
pueda ofrecerle en la exageracion de sus talentos.


Aunque la politica moderna comprometida en contrariar
los esfuerzos del espiritu republicano, se esforzára por
impedir su consolidacion en el pais de Motezuma; sin em-
bargo nos persuadimos que para lograrlo se valdria de
medios mas disimulados y seguros, que el que, al través
del velo quc le oculta, descubre la mano que le dirije. La
conducta observada por el ejército de Barban, desde que
en el mes de Abril de 1823 penetró las erizadas montañas
del Pirineo, los escandalosos sucesos de Portugal, y la
tendencia de los gabinetes principales, que tratan de dis-
poner dc los destinos del mundo, descubren cierta analogia
entre lo pasado y lo presente, entre los acaecimientos de
Europa y los que se preparan en las Américas.


El clero mejicano, receloso sin duda de la reforma á
que deben sugetarle las luces del siglo, animado con el
triunfo conseguido por el de la Peninsula, y con la
ocupación militar de esta, que hace revivir proyectos y es-
peranzas que debieron estar olvidadas, contando con la
influencia que su caracter sagrado le da sobre el pueblo, y
apoyado en sus relaciones politicas con la corte de Roma,
(de la cual puede recelarse que recibirá secretas instruc-
cioncs, y armas tambien secretas, pero terribles), es en
nuestra opinion uno de los instrumentos que habran
promovido el viage de Iturbide. ¿ Por ventura las liber-
tades Peninsulares no perecieron á manos del cuerpo
eclesiástico? ¿No empleó este sus riquezas en sostener
la rebelion contra el gobierno; y prevalido del fatal
dominio que ejerce sobre los corazones, con el impio abuso
de la predicaeion y de la confesion, y con el oro que recibe


'" Id. de 16 de Mayo.




262
del puebliJ,nofacilit6 al ejércitoextrangcro la invasion de
la Península, haciendo desaparecer la primitiva templan-
za. de la monarquia, la cual detesta porque reduce su au-
toridad á los limites á qué la ciñ6 el salvador? Y el
cuerpo superior, por decirlo asi, del clero español, intima-
mente enlazado con la corte de Roma, que no ha renun-
ciado ni jamas abandonará sus proyectos de dominacion
temporal, ni los intereses pecuniarios que saca de la patria
de los Vargas, Macanaces y Campomanes; ¿no ha favorecido
sus miras, suponiendo escándalos, é inventando sacrilegios
que solo existieron en su delirante imaginacion, los cuales
sirvieron de pretexto al congreso de Veronapara romper
las hostilidades sobre la Peninsula ? Y estos ministros
del altar, llevando adelante sus planes sanguinarios, no
han' hecho creer al pueblo la verdadera existencia de los
horribles atentados que supusieron cometidos contra la
religion, con el decreto que su procacidad arrancó al rey,
y el cual respirando expiacion cristiana, es el apellido mas
enérgico para las matanzas, de que tal vez conserva memo-
ria la historia de las revoluciones?*


• Decreto de S. M. dado en Lebrija
el 6, y publicado en el supremo
consQo ellO de Octollre de l8Za.


Al contemplar las misericordias
del Altisimo por los riesgos de que
se ha dignado librarme, restituyen-
dome al seno de mis fieles vasallos,
se confunde mi espiritu con el
horroroso recuerdo de los sacrilegos
crimenes !! desacatos que la impiedad
oso cometer contra el" supremo 1Ia-
cedor del Universo: los ministros
de Cristo han sido perseguidos y
sacrificados: el venerable sucesor
de S. Pedro ha sido ultrajado : los
templos del sellar profanados y
destruidos: el santo Evangelio
despreciado; en fin el inestimable
legado que J esu Cristo nos dejó en
la noche de su cena para asegurar-
nos su amor y la felicidad eterna,
la« hostias santas han sido pisadas.
:Mi alma se estremece, y no podrá
volver á su tranquilidad, hasta que
en union COIl mis hijos, con mis
amados vasallos, ofrezcamos á Dios
holocaustos de piedad y de com-


puncion, para que se digne purificar
con su divina gracia el suelo es-
pañol de tan impuras manchas, y
hasta que le acreditemos nuestro
dolor con una conducta verdadera-
mente cristiana; unico medio de
conseguir el acierto en el rápido
viage de esta vida mortal. Para
que estos dos importantísimos ob-
jetos tengan exacto cumplimiento,
he resuelto que en tolos los pueblos
de los vastos dominios, que la
divina Providencia ha confiado á
mi direccion y gobierno, se celebre
una solemne funcion de desagravios
al Santísimo Sacramento con asis-
tencia de los tribunales, ayunta-
mientos y demás cuerpos del es-
tado, implorando la clemencia del
Todo poderoso en favor de toda la
nacion y particularmente de los
que se han extraviada del camino
de la verdad, y dándole gracias
por su inalterable misericordia:
que los reverendísimos arzohis-
pos y obispos, vicarios capitu-
lares sede vacante, priores de las
ordenes y demás que ejerzan juris-




263


Por desgracia de la religion y del estado, la parte mas
poderosa del clero español acaba de hacer una profesion
solemne de su amor á la arbitrariedad: y la .iglesia
española que ha producido en todos tiempos tantos y tan
insignes varones, que á la piedad y á los principios de la
moral evangélica han sabido unir las ideas liberales y el
odio al desconcertado absolutismo, y <lue cuenta entre sus
individuos no pocos dignos del aprecio público, por sus
virtudes, por su ilustracion y patriotismo;. presencia. el
atentado de un gran número de sus ministros que han
atizado la guerra civil, expendido sumas considerables
para acalorarla, empleado las calumnias, irritado -Ias
pasiones, y baldonado los preceptos de su divino maestro,
por el placer de encadenar á sus conciudadanos, y de
sofocar las justas libertades, sostenedoras de la ley y del
orden y protectoras de la pública prosperidad. ¿ Qué
brazo mas á proposito para llevar al cabo en todos .los
paises donde prevalezca el fanatismo, los proyectos de la
confederacion, empeñada en el retroceso de las luces y en
el restablecimiento de la depresion feudal? ¿Y siendo
iguales las causas de la propension del clero á las inno-
vaciones civiles en Mejico, que las que irritaron su cólera
en la Peninsula: siendo iguales los intereses y uniforme
su conducta, ¿cómo no podra congeturarse que produzcan
los mismos efectos en ambos mundos? El prestigio de la
dignidad imperial, unido á la religiosidad que aparentó
Iturbide en la época de su mando, servirían al clero
mejicano para trastornar el sistema politico, asegurando
sus mezquinos intereses; asi como el esplendor de un
principe de los Borbones, la falsa voz del cautiverio del
rey, y las imposturas de sacrilegios, de profanaciones y de
atentados irreligiosos, imputados á los liberales de la
Peninsula, facilitaron al ejército invasor su ocupacion, con
mengua del honor, de la dignidad y de la libertad espa-
ñola.


Por otra parte la liga europea, animada con los sucesos
de la Peninsula, extiende sus miras á las regiones de
Ultramar, con el fin de ahuyentar de ellas la libertad: para
diccion eclesiástica, dispongan mi- agentes de la facción impia, puedan
siones que impugnen las doctrinas con su ejemplo ó doctrina sorpren-
erroneas, perniciosas y hereticas, der y corromper á los incautos ó
inculcando las maximas de la débiles á favor de las funciones de
moral evangélica; que pongan en su estado. Tendráse entendido en
reclusion en los monasterios de la el consejo, y dispondrá lo necesario
mas rígida observancia á aquellos á su cumplimiento. Está rubricado
eclesiásticos que habiendo sido de la Real mano.




264
lograrlo emplea los ardides de la diplomacia, economizando
sus fuerzas otro tanto, cuanto convenga adelantar sus planes
sin proclamar un rompimiento. Hace dias que la voz
pública nos anuncia las intenciones de los principales
gabinetes que dirijen al viejo mundo sobre la suerte de
las Américas: la decision de Fernando á no desistir de la
guerra contando para mantenerla con el apoyo de los que
le han restablecido en el mando absoluto, y que estos
proyectos encuentran oposicion en algunos gobiernos.
En tal estado, mientras los trabajos ó las voces irresistibles
de la zapa diplomatica siguen su curso, y mientras Fer-
nando forina planes de campaña, y en la impotencia
monetaria de su erario se esfuerza por reconquistar lo
perdido, manteniendo con el rumor de los aprestos el fuego
de la discordia ultramarina; ¿porqué no creeremos que la
liga santa por sí, ó segun se dice, por la mediacion de un
personage español bien conocido en la historia por sus
inconsecuencias poli tic as, haya puesto los ojos en Iturbule
para atizar el cisma, y preparar la sugecion de aquellas
regiones al yugo del despotismo? Deberémos creerle á
propósito para el ohjeto, siendo cierto lo que su favorecido
Santa Ana aseguraba, de" que su gobierno absoluto se
dirijiá á inundar de males lCL patria, á la cual queria en-
cadenar de nuevo:" y cuando el atentado cometido con
los diputados, le presenta como atropellador del respe-
tuoso acatamiento que se merece la representacion nacio-
nal.


Combinados por este medio el poder sacerdotal y el
político de la legitimidad, hallan en Iturbide una mano
á propósito para conducir sus planes hasta cierto punto.
El clero mejicano recuerda la humilde sumision que le
prestó mientras ciñó la diadema imperial; y los principes
aliados, reputándole desafecto á las ideas liberales, le con-
sideran á propósito para auxiliar sus miras. El clero an-
sioso de conservar su influjo y sus riquezas, le ofrecerá
sus armas. Fondos monetarios, voces esparecidas con as-
tucia en el vulgo para desacreditar al gobierno, sugestiones
en el confesonario, abuso de sacramentos, profanacion del
púlpito, promesas de felicidad eterna, y todos los ardides
y medios que sabe emplear la abusiva política del sacer-
docio, y que tan seguros como aciagos resultados produ-
jeron en España, seran los auxiliares interiores que se
pondrán á disposicion dc Iturbide. Los altos potentados
por su parte irritarán su zelo con lisongeras promesas de
fortuna individual, con ofrecimientos de apoyo para el es-




tsbleolmiento de una libertad moderada, ei ti" COJlaZQ'n la
aprecia, y con la cooperacion de sus fuerzas y de. su
influjo, si su alma abriga sentimientos opuestos; empe-
ñándole en la lucha, aunque su verdadera intencion sea la
de abandonarle á la suerte, cuando el triunfo llegue á co-
ron al' sus esfuerzos, El premio quc han recibido en España
los generales, que fiando en las sugestiones augustas
abandonaron la patria en el conflicto, facilitando á sus
enemigos la consumacion de sus proyectos, es una lección
que no debería olvidar Iturbide,


Uno de los articules del decreto de Indulto, sancionado
por Fernando VII con fecha de l~. de Mayo próximo,
robustece nuestra congetura. Son excluidos del perdon
los curopeos que han intervenido en el tratado de Iguala,
ajustado por el general O'Donoju. ¿ A qué fin hablar de
un pasage exclusivo de la revolucion americana, en un
rescripto consagrado á los sucesos de la Peninsula? Para
adormecer á los defensores de las libertades. Y hablar
de solos los europeos que tubicron parte en aquella trans-
accion, haciéndose olvidadizos de los americanos, ¿ no U1a~
nifiesta la intencion de persuadirles que se respeta su
inmunidad? t Y si esta idea llegára á generalizarse, no
debilitaría la fuerza, enflaqueciendo el espíritu público?
El decreto dado en Andujar por el duque de Angulema,
y fundado sobre iguales principios, i cuantos daños ocasionó
á la libertad peninsular!


¿ Y no podrá creerse que Iturbide se haya empeñado en
el Iance, fiado en que su resoludon no será mal mirada de
los que decididos á sostener la independencia americana,
no aprueban el establecimiento de gobiernos puramente
democráticos ?¿ Acaso se persuadirá Iturbide <lue ase
gurando la independencia, y estableciendo un sistema po-
litico moderado, <lue huyendo del absoluto, se aleje de la
forma republicana, hace la dicha de 'Su patria, y asegura la
buena correspondencia dealgun poderoso para su futuro
establecimiento?


y sea el que fuere el motivo del viage precipitado de
Iturbide, ¿ cuales serán sus efectos? Los amigos de las
libertades, aterrados con los acaecimientos de España,
tiemblan al considerar el ataque que se medita contra las
regiones ultramarinas; y recelosos de que las mismas
causas produzcan iguales resultados, solo se sostienen con-
fiados en que lo ocurrido en la Peninsula, les servirá de
antidoto. Sin embargo, se nos permitirá resolver la
cuestion por un dilema. O Iturbide cae en manos del


MM




266
gobierno mejicano, cuya prevision, segun se dice, ha to-
mado todas las medidas para su arresto, ó pone libre y
desembarazadamente los pies en la arena. En el primer
caso su expedicion servirá para derramar sobre su nombre
y sobre sus protectores la hiel de la satira y de la hu-
millacion.


En el segundo, si favoreciendo la fortuna sus intenciones,
le presenta en el territorio de su antiguo mando con toda
la seguridad que exije el objeto de su tentativa; el clero,
los interesados en los inveterados abusos, los que creen
el suelo americano destinado para enriquezerlos exclu-
sivamente, los sostenedores del monopolio fiscal, fabril y
comercial, unidos á los agentes de la alianza europea, á los
adictos á la corte de Madrid ya los secretarios de las me-
didas medias, saliendo al campo promoverán las insur-
recciones, pondrán en ridiculo al gobierno reconocido,
sembrarán voces alarmantes para deprimirle, multiplicarán
las intrigas, presentarán proyectos de constituciones libres
-capaces de enlazar los intereses mas opuestos, predicarán
la paz y la sumisión, ofrecerán olvido á los exaltados, y se
esforzarán por destruir el sistema actual rodeados al que
presentándose como un genio conciliador, hará nacer en
sus amigos proyectos nuevos de engrandecimiento y de
fortuna, y planes de venganza y de desolacion en los que
se gozan con el desorden, viven á costa de los sacrificios
del pueblo, y para quienes la justa libertad es un desen-
freno, y las leyes tlue aseguran la armonia politica de la
sociedad, grillos y cadenas insoportables. El mismo
Iturbide conoce la exactitud del anuncio, pues al tiempo
de abdicar la corona, dijo ~ ~c que se había resuelto á de-
jarla, desde que conoció que su conservación servirla de
pretexto para la guerra civil;" añadiendo, C< que su pre-
sencia en aquel pais seria siempre un pretexto de disen-
siones y proyectos en qué jamas pensaría, y que se le
atribuirían."


En este caso verdaderamente fatal, el imperio mejicano
se convertirá en un teatro ominoso de sangre, de crimenes
y destrozos. El fanatismo, la orgullosa aristocracia y la
avaricia mercantil, harán los últimos esfuerzos. Las pa-
siones y los desordenes recorrerán los pueblos; la perse-
eucion yla saña religiosa,decuyas hazañas es nn lamentable
modelo la infeliz Península, haran gemir en los patíbulos
y en las mazmorras á los que hubieren manifestado opi-
niones favorables á la independencia. En una parte se
sacrificarén los hombres por sostener á su emperador im-




267


potente para restablecer la tranquilidad que elmismo habrá
alterado: en otras se disputará encarnizadamente por el
triunfo de los sistemas politicos que la presuncion 6 la
sabiduria osaren formar, apoyando el derecho al prose-
litismo sobre los resultados de la experiencia: en no ptlcas
se hundirá la generacion presente con sus riquezas en el
abismo de la nada, por sostener los derechos de la me-
tropoli y el mando de un rey lejano, que habiendo tenido
á su disposicion los medios de hacer felices á sus súbditos
ultramarinos, arrastrado dos veces por la fatalidad los
abandonó, perpetuando entre ellos la guerra y la destruc-
cion: y finalmente no faltará (porque en la America hay
hombres decididos, pundonorosos y amantes de la libertad)
quien se esfuerze por afianzar á costa de su vida el orden
nuevamente recibido. ¿ Y un estado tal de confusion y
de trastorno no podra excitar la aparente compasion de
los mismos que le fomentan desde Europa, tomando como
en depósito la parte mejor de la presa, con el pretexto de
preservarla de los males que la aflijan? Despedazado
entonces el territorio mejicano, pasará á manos de señores
nuevos, con quienes los lazos de la sangre no ligaron á sus
moradores, y estos desconsolados maldeciran su suerte,
recomendarán sin .fruto á los que hubiere engañado su
inocente y candorosa credulidad.


y si después de las convulsiones inevitables se terminase
la lucha con la sugecion de Mejico al mando absoluto del
rey Fernando, ¿cual seria el resultado? Iturbide no lo-
grarla el premio de sus servicios; y si lo dudare, en las
personas de la Bisbal y Ballesteros hallará la imagen de su
fortuna.é ¡ Dichoso debiera llamarse, si lográra gozar en
un retiro los placeres de la vida doméstica, y feliz si el
examen y fallo de sus pasadas hazañas no le sugetaba al
juicio de comisiones crimiaalesjsiempreprontas para con-


• Bisbal, el primero en la car- independencia. La conducta de
rera ominosa de la defeccion, pre- estos hombres, ingratos á la patria
paró ú Angulema el triunfo dis- que los babia elevado á los puestos
putable que le acabó de RSegurar mas distinguidos de la milicia y
la indecorosa capitulación de Ba} del estado, trajo en pos de sí la
llesteros. Ambos hicieron al abso- ruina de la Constitucion y la exal-
lutismo el mayor homenage que tacion :del poder ilimitado. ¡Sin
pudieran prestarle; porque inuti- .embargo, el decreto de 10. de
lizaron los esfuerzos de la nacion, Mayo próximo designa á Bisbal y
corrompieron la moral de los Ballesteros entre las victimas que
ejercites, disiparon la fuerza des- deben sacrificarse como traidores.
tinada á sostener la libertad y la al mismo á quien sirvieron!




tWnm; mmcaclispue$tas pam absolver, y ceIosKsdegrnn-
g.earse con su conducta el favor de la corte. . • • Vol-
verianentonees á presentarse 101;1 virreyes y las antiguas
audencias, revestidas con un poder mas fuerte é ilimitado
que el que ejercían antes del año lSOS'~ la agricultura y la
industria sufririan los grillos que las oprimieran: abierto á
Iaavaricia y á la arbitrariedad de los goblt1"llant~s el campo
de sus medras, se estrnjarian las tristes reliquias de la
riqueza para encumbrar á ll.Ombres inmorales: nuevos
héroes q.ue dejarian muy atrás á los antiguos, se presenta-
nao .en el campo de la depredaciou r las naos que debieran
conducir los productos del suelo al mercado extrangero,
se emplearían en trasegar á Europa á los que se hubieran
declarado por la independencia: protegida la ignorancia
Como unico apoyo de la ciega obediencia, se desterrarian
las luces: y la gnerra civil y la emigraciou que siempre la.
acompaña, consumiendo inutilmente ó sacando del círculo
los capitales que nviñcan la industria, derramarían la
pobreza ~ y ahuyentando el esprritu benéfico de empresa,
se abandonaría la explotacion de las minas, se paralízaria
el tráfico: las producciones preciosas de aquel suelo privi-
legiado, que en todas partes encuentran un mercado ape-
tecido,dcjarian de fecundar el pais : ymuerte, desolación,
venganza, destrozos; miseria y esclavitud, serian las con-
secuencias de la nueva empresa, -


Mas si Jos mejicanos, comprometidos en el proyecto de
asegurar su independencia, aleccionados con lo ocurrido
á sus hermanos' de Europa, desengañados como deben
estarlo, de ljue no hay partido ni capitnlacion con los
amigos de la arbitrariedad, )' sobradamente ilustrados para
COnOeel'BUS verdaderos intereses, poniendo en accion las
her6icaspasiones, consiguen reprimir á sus enemigos, ¿sus
esfuerzos no podrán servir de -estimulo á otros para imi-
tarlos t ¿Y entonces qué les quedará á los promovedores
de la lucha? Un esteril convencimiento de la nulidad de
su poder ~ los instrumentos de su venganza se deslizarán
de sus manos azarosas, y el resultado apoyará la exactitud
de lamáxima reconocida por el capitan de nuestro siglo>
de que el pueblo que quiere ser libre, al cabo lo consigue:
y cuando-en el abatimiento de su miseria, echasen una
triste ojeada sobre su conducta, atormentados con el fruto
de su imprevision, llorarían la pérdida inevitable de las
ventajas que debieran haber adquirido, como recompensa
de un comportamiento mas prudente, mas circunspecto y




269
mas acomodado á los circunstancias, De- todos modos,
hay fundamentos para congeturar, que la nueva expedicioo
de Iiurbide produzca resultados contrarios á los que
habian calculado sus protectores.


Documentos para la historia moderna de España.


Orden comunicada á Don Bamon Sanchez Salvador,
gobernador de la plaza de Pamplona, por Don Fran-
cisco Ballesteros, general que fue del segundo ejercito
nacional, en 13 de Agosto de 1825.
La causa que defendemos aunque justa en su origen,


y sostenida por el honor, ha dejado de serlo desde el mo-
mento en que la grandisima mayoría de la nacion se ha
pronunciado contra ella; y mucho mas desde las ocurren-
cias habidas con S. .M. Y real familia para jJU salida de
Sevilla, y trasladarlos á Cadiz, pues que han puesto al rey
en una especie de cautiverio, que ninguna libertad le deja
para obrar en el circulo mismo de las facultades q1le le
estabau señaladas por la constitucion. Así pues ha venido
á ser realmente ilusoria la legitimidad del gobierno que
reside en aquella plaza; y yo me consideraría culpable, si
continuase por mas tiempo prestandole obediencia, y con-
tribuyendo de este modo á prolongar y aun á agravar los
enormes males, que en el dia sufre la patria. Movido de
estas razones y apoyado en el consentimiento manifestado
del modo mas solemne y autentico del ejercito entero, que
esta bajo mi mando, determiné entrar en negociaciones, por
invitacion que se me hizo, con el general conde Molitor,
que manda en jefe el 2 cuerpo frances; y en su consecu-
encia hemos ajustado el conveuio, de que incluyo á V. S. la
copia adjunta, cuya primera condicion es el reconocimento
de la autoridad de la regencia establecida en Madrid
durante la dolorosa ausencia de S. M.; y la segunda, que
esta detenninacion sea extensiva á las plazaseituadas en
los distritos que están bajo mis ordenes. Para dar el de-
bido cumplimiento á estos. articulas, ordeno á V. S. que
reconozca y obedezca á la expresada regencia, y la haga
reconocer y obedecer por las tropas, las autoridades y ha-
bitantes de esa plaza; atendiendo á que asi lo exije la con-
veniencia publica, el bien del estado, y el interes que todo
buen español está obligado á tomar por que la augusta




270


persona de S. M. sea respetada, tratada, y considerada con
el acatamiento y decoro que le son debidos; sirviendo á
V. S. de gobierno que todos los individuos de esa plaza se
hallan comprendidos en todos los articulas del convenio
celebrado con el expresado ejercito de mi mando.


Del recibo de esta y su cumplimiento me dará V. S.
imediatamente aviso. Dios guarde á V. S. muchos años.
Cuartel general de Orche 13 de Agosto de 1823. Francisco
Ballesteros. Señor gobernador de la plaza de Pamplona.


Contestacion de gobernador de Pamplona.
Exmo. Señor-La ajunta copia de lo que manifesté en


11 del actual al Exmo. Señor conde de Lauriston, maris-
cal de Francia y comandante del bloqueo de esta plaza,
debía ser la uniea respuesta, que correspondía dar al papel
de V. E. de 13 del actual, en que me incluye el convenio
que ha ajustado con el general del 2 cuerpo del ejercito
frances, autorizado unicamente con poderes del duque de
Angulema. Pero puesto que V. E. trata de justificar su
conducta politica, tambien yo como ciudadano y jefe de
la guarnicion justificaré la mía, fundada en los principios
establecidos en aquella contestacíon, y en los que V. E.
como ciudadano se sirve emitir.


A la voluntad general, que V. E. mira como legitima y
necesaria para darse gobierno una nacion, ó alterar el que
haya anteriormente adoptado ó jurado libre y espontánea-
mente, segun V. E. reconoce en el expresado escrito, solo
le incumbe graduar para su propio uso. Prescribir medi-
ante un juicio privado á los que estaban bajo sus ordenes
como militares, la obediencia á diferente autoridad, es abro-
garse voluntariamente facultades, que no estan ni pueden
estar jamas en el circulo de las atribuciones de un general
en jefe. Mandarles un general de ejercito obedecer á un
simulacro de gobierno, creado y sostenido por fuerza pu-
blica extraña y en guerra solemne con la nación, segun el
decreto de S. M. promulgado en forma antes de su ida á
Cadiz, es substituir la voluntad del subdito en el estado, á
la autoridad instituida para el bien de todos: es .usurpar
al rey el derecho eminente, que tiene por la ley funda-
mental, de declarar la guerra y la paz, sin poder intervenir
en su ejercicio ningun particular, y las Cortes solo en los
casos prescritos por la constitucion para sancionar aquella.
V. E. sin duda, como miembro de un cuerpo social, tiene
una voluntad como 106 demas asoeiados ; pero el titulo de




271


general nunca dio ni dará á un general en jefe derecho
para obligar á las tropas, autoridades y habitantes de la
plaza, que estaba bajo sus ordenes, á prestar sumision y
homenage á un gobierno contrario al jurado, y creado en
Madrid por el mismo general de las tropas enemigas.


V. E., la guarnicion, ni yo, no podemos ni debemos
ahora tampoco graduar cual es el voto general de la na-
cion: existe en su seno una fuerza armada, declarada ene-
miga antes de ir el rey á Cadiz. La voluntad general
sufre opresion; por consiguiente no puede conocerse de
una manera legal. A la sombra de aquella una causa justa
en su origen y sostenida con honor, segun V. E., hay de-
cretos de proscripcion, prisiones arbitrarias, confiscaciones,
y necesidad de purificaciones: se ofrece conservacion de
em pleos adquiridos á costa de probidad, muchos años de
servicios, virtudes y sangre: y aun perdon de opiniones
legitimas 6 del ejercicio de la autoridad delegada justa-
mente por el rey. i Es buen momento para apreciar el voto
de la mayoría nacional!


Fuera de eso, juzgando por la serie de la conducta de
V. E. debo creer mas bien que una coaccion le ha obligado
á variarla esencialmente; puesto que por mucho tiempo
despues de la trasladan del rey á Cadiz ha conservado el
mando del ejercito y ha operado en contra del enemigo
contratante, obedeciendo antes las ordenes del gobierno.


Los sucesos de la guerra, aunque prosperas para un
enemigo, no alterarán tampoco nunca la naturaleza de lo
justo, ni jamas le darán derecho segun el comun de Europa
para calificar a los que los sostienen con honor de rebeldes
ó traidores, ni tampoco al general que manda el ejercito
amigo. Pertenece este juicio exclusivamente al que ejerce
la autoridad en la sociedad; como graduar al tenor de las
leyes y actos de su poder la conducta leal ó desleal de los
asociados, pero no á otra potencia declarada enemiga 6
neutral. Ni al general, á quien confió el mando de un ejer-
cito un gobierno legitimo, segun su mismo voto, la guerra
no le da semejante derecho, aunque el opresor por conve-
niencia propia se revista con el nombre de auxiliador 6
pacificador. Tambien Napoleon, cuando llegó á las orillas
del Guadalete, llamaba insurgentes á los defensores,
aunque aparentemente muchos pueblos y aun provincias
de España reconocieron de hecho pero no de derecho, á
Jose I como soberano, y aun toda la Europa, menos Ingla-
terra y Portugal. Los leales siempre fueron leales, y lo
serian aunque vencidos.




272
Qt'ie salgan fueralos ejercítos' enemigos, y entonces la.'


nacíon sin sufrir genero alguno de coaccion fisica ó moral,
exprimira su voto; y entonces los ciudadanos, obrando
libremente, se adherirán á lo que sea conforme á la expre-
sion !,reneral, ó usarán si quieren de su derecho impres-


criptible de ser miembros de otra ssociecion,
Si V. E. se hubiese ceñido á estipulaciones puramente


militares, podria exijir la obediencia prescrita por la cons-
titucion y las leyes y solo en los limites que ellas establecen;
pero ordenando como ordena, aun al pueblo y sus autori-
dades, actos reservados exclusivamente al poder supremo,
y estrictamente hablando de pura convencion, opuesta á
la jurada y á lo prevenido en la ley organica del ejercito,
el Señor Don Fernando VII, rey constitucional de las
Españas, (á quien V. E. ha reconocido de hecho y de
derecho hasta la celebración del convenio, epoca posterior
á su ida á Cadiz, como á autoridad legitima,) no le recono-
cerá ya seguramente como general del 2. ejercito nacional;
y por consiguiente la guarnicion ni yo no podemos ni de-
bemos tampoco reconocerle como tal, mientras aquel segun
las formulas legales no prescriba sea consultada la opinion
por estimarse asi conveniente al bien general. Dios
guarde á V. E. muchos años. Pamplona 26 de Agosto de
1823.-Ramon Sanchez Salvador.-Exmo. Señor Don
Francisco Ballesteros.


Contestacion que se cita al General Lauriston.


Exmo. señor: muy señor mio: los principios contenidos
en mi primera contestacion sobre entregar esta plaza y
ciudadela para el Señor Don Fernando VII, rey de Es-
paña, son los principios conformes á lo que prescribe el
honor militar y orden social. Segun las leyes españolas y
aun las de todos los pueblos, que no fian su suerte á la
fragil voluntad del hombre, un gobernador de una plaza
depende hasta cierto punto del general de su ejercito, y
mientras obedece al gobierno que le delego su poder y
autoridad; pero reconociendo aquel otro, ora libremente
ora por haber sido hecho prisionero, ya entra y se confunde
en la clase comun de hombre.


Cumple un gobernador de una plaza de España con sus
deberes ó el juramento que hace de conservarla por si
fiel y lealmente, aunque un general de ejercito se someta
á un gobierno diferente del que le confió el mando. •
Declarar por esto unicamente rebelde á aquel funcionario




273


como á su guarmClOn, sobre ser opuesto á las leyes del
pais, es trastornar los principios establecidos entre las
naciones cultas. Proclamar y establecer de hecho seme-
jante maxima, equivale á dejar los gobiernos y los subditos
dependientes de un general de ejercito, que no tiene
facultades para estipular sino en los limites de su poder, ó
sometiendo en defecto á la aprobacion de su gobierno los
contratos que hiciere con el de otra potencia beligerante ó
invasora. Tal es el derecho de los pueblos de Europa en
sus transacciones politicas ó militares: debemos mutua-
mente respetarlos. Ejemplares podría citar, sin recurrir
á los archivos de la historia antigua 6 á los preceptos de los
mejores publicistas; pero V. E. no los ignora, ni tampoco
que ellos son la salvaguardia de las naciones y de los tronos.


Ellos, como mi honor, la Europa entera, la posteridad
y aun V. E. con su ejercito, nos calificarian cumpliendo
con los deberes de hombres y ciudadanos en distinta linea
de la demarcada en el papel de V. E. de ayer, á qué tengo
el honor de contestar hoy, haciendo abstraccion de prin-
cipios politicos ó de otros que incumbe solo discutir al
gobierno de S. M. el Señor Don Fernando VII. rey cons-
titucional de las Espafias, Dios guarde á V. E. muchos
años, Pamplona 11 de Agosto de 1823. B. L. M. de
V. E. su mas atento servidor. El comandante general de
la provincia y gobernador de esta plaza.-Ramon Sanchez
Salvador.-Exmo. señor comandante de las tropas franceses
Oficio de remisiva.


Exmo. señor. Tengo la satisfacción de remitir á V. E. el
adjunto pliego para el Exmo. Señor Don Francisco Ba-
llesteros en contestacion al que recibi por conducto de
V. E. quedando las relaciones de esta plaza y el ejercito
del mando de V. E. delante de ella en el pie indicado en
mi anterior papel de 11 del corriente. Dios guarde á
V. E. muchos años. Pamplona 26 de Agosto de 1823.
B. L. M. de V. E. su mas atento servidor. Hamon
Sanchez Salvador.-Exmo. Señor conde de Lauriston,
general del 1. cuerpo del ejercito frances.


Tan honrosas como son para el brigadier Salvador las
anteriores contestaciones, en las cuales resaltan la ilustracion
y patriotismo de que había dado repetidas pruebas en las
Cortes de Madrid de los años 1820 y 1821; la orden
del general Ballesteros empaña el lustre de su honor
militar. i Con cuanto dolor vemos sumirse en el oprobio
el nombre de un personage, cuyas acciones y noble de-
cision le hablan captado el aprecio de sus conciudadanos!


NN




274


A LA LIBERTAD.
ODA.


( Será que el suelo Ibéro,
O dulce libertad, al alvedrio
De tu enemigo fiero
Dejes ya para siempre? ¿Nunca, nunca
A d6 reinabas con la ley un dia,
Los ojos volverás? ¿ El trono alzado
A ingrata tirania
Perenal ha de ser? ¿ Su desafuero
Te espanta y amilana? No abandones
El Ínclito solar. Alli naciste:
AlU del rey, del pueblo el sacro fuero,
Con asombro de ínvidas naciones,
Acertaste á enlazar con firme nudo.
Del Betis y del Ebro en las riberas
y del Tormes y Tajo los pastores
En tu loor canciones
Al son de sus rabeles entonaron.
No el déspota romano,
No las falanges fieras
Del godo, ni del IÍrabe inhumano
La enerbolada flecha,
Del volean los ardores,
Que inflamára tu aliento, sofocaron.
Siempre alli adoradores
Tubiste, y quien alzara
Tu pendon, y á los reyes,
Con tus eternas leyes
Guarnido, cara á cara
Impávido tus fueros declarara,
Que tú les infundías
Aliento, como sabes, y vencias.


¿ C6mo ahora aviltados
Los tus hijos amados
A la coyunda entregas? ¿ C6mo el cuello
Dejas que doblen, y que el noble pecho
Ahogue tus loores:
y á bárbara cadena
La virtud oprimida
Dé sus trémulas manos ?
¿ Y sufres que á despecho
Del sacrosanto lazo,




275
Se ensañe contra tí desde su almena,
Quien fingio fomentarte en su regazo?
¿Y entronice el cohecho
La hip6crita falsia,
Minando tu cimiento
El que antes ser tu protector fingía ?
¿ No ves que estimulados
Con el pérfido acento,
A la venganza vuelan exhalados
El padre contra el hijo, y el hermano
Contra el hermano, y el leal amigo
Se torna en enemigo,
y los ricos y plácidos hogares
En yermos 6 aduares:
y el rabadan contra la grey se ensaña,
y en lobo se convierte,
y aterra la cabaña
Llevando los corderos á la muerte?
Ay! la misera tierra .
Nadando en sangre está, y ardiendo en guerra!


i Oh! cuanto es diferente
Tu condicion, o diosa! Manos puras
Sostienen tu derecho soberano:
Con suaves medidas,
Amigas de justicia, el bien procuras
Desde el señor al rústico aldeano.
Contra el delito truenas:
Con las leyes convidas
Al orden: al malvado
A tu pesar con el castigo enfrenas;
y si de muerte es dino,
Doliente y sollozando le condenas.
No asi la tirania, que en subiendo
A su trono fatal, con centellantes
Ojos, con espumosa
y balbuciente lengua, con la ira
y la sed de venganza,
Al debil inocente se abalanza,
y cual hidra iracunda
Súbito ahoga al que por tí suspira,
O le amarra á su áspera coyunda.


Mas tú ni aun ensalzada
Mudaste condicion: con el vencido
Nunca fuiste cruel: desconocido
Te es el dolo: tu espada




276


Fue siempre la razon, la ley tu escudo =
Lealtad tu valía.
Tu amor que en castos pechos
Naturaleza cria,
Ardiendo, lanzó á fuera
El voto que infundiera
Al hombre su hacedor = y dispertando
El clamor al dormido,
Al yugo ya avezado,
Siguio de libertad el apellido,
Que retumbando en el Pirene helado,
y alegrando la barga y la pradera,
Dio nueva vida al mar y su ribera.
y el eco penetrando
Al regio alcazar, el sombrio bando
Se estremece, se azora;
Huye, cual suele el humo 6 la neblina
Del Euro al blando soplo,
O al rayar el aurora
Se encuevan en las asperas montañas
Las fieras alimañas,
Que solo en noche obscura
Se atreven á salir de la espesura.


¡Cuan placida es tu lumbre! i De tu boca
Cuan suave el aliento, cuan sencillo!
Tú enseñas al mortal, que no naciera
Desigual á su hermano, y que no fuera
Su adalid ó caudillo,
Si él no le eligiera :
Que el social seiiorio
No pende del querer del exaltado
Al mando, mas de leyes
Que pactaron los súbditos y reyes.
Tú recalando el pecho,
Al bien, no al malle inclinas.
Tú las plumas malinas
Enfrenas; y al que abusa
De este tesoro.en daño de su hermano,
Tienes por enemigo y por tirano.
Ijar tí la fertil Ceres
Rinde colmados frutos:
El oro en sus talleres
Por tí los artesanos
Recogen como esquilmo de sus manos,
Acúdete ostentoso




277


Neptuno con tributos
y si fuese la guerra
Lanzada de la tierra,
Te debiera Mavorte su reposo.


i Oh! torna á Iberia: inflama
Su faz amortecida
Con tu sagrada llama.
i Oh! nunca de hoy mas muera
La que ardiendo dio vida.
y si te es enojosa
Morada la ciudad, dó el error posa,
D6 la carcel te espera
y grillos y cadalsos, á los riscos
Vuela, donde se encierran
Como mansas ovejas en apriscos
Los que por tu derecho
Ponen al hierro el invencible pecho.


Mis clamores escucha,
O amable Libertad: no te destierres,
Divina Temis, de mi patria amada,
Torne á ser moderada
La invicta monarquia,
Que sacudio por tí la vil melena
Del árabe con válida ufania :
Tornen á ser lo que eran
El Bético y el Astur y el Navarro,
Cuando á la sombra de la ley se unieran.
No dejes que tu imperio
Del orbe y su confin lanzado sea,
Cual tu rivál desea.
Ya del Etna y los Alpes te arrojaron,
Y de dó el Tajo muere:
Tu hclcnistico alcazar bambanéa :
Al Inca asesta el dardo, á Motezuma,
Al mundo entero: en suma,
Por astuta celada
Perecerás, si vives descuidada.


Solo te resta Albion: sobre él desciende
Tu suave rocio
Al abrigo de Marte y de Neptuno.
Mas ay! no fies en su fuerza brava:
Há el oro corruptor gran poderío,
Y Roma libre vino á ser esclava.
No es tu mansion segura,
Mientras en solo un punto de la tierra




278
Ostentes la faz pura.
La envidia y el furor que te rodean
Socavarán tu trono
Con enconada guerra.
y triunfaran el dolo y la impostura
Que tu decoro y esplendor aféan.
Segura estarás solo,
Cuando todos los pueblos hermanados
Por la ley, en ti sean
Un labio, un corazon de polo á polo.


FRUTA DEL TIEMPO.


Batuecos 1 de Junio.


Hasta ahora se crey6
Que amnistia era un olvido
De yerros, en que incurrió
Cualquiera, 6 que le imput6
El dolo de un fementido.


Mas la amnistía de Mayo
No es olvido, sino rayo,
Anatema, proscripcion,
Que en esta infeliz region
Lanza terror y desmayo.


Porque da ser á delitos
Que eran virtudes ayer,
Viéndose por él proscritos
Los que antes fueron benditos
Del rey por su proceder:


y sin dolo ni falsia,
Como él de si lo deeia,
Tras las personas reales
Fueron constitucionales,
i Tal tiempo, tal amnistia !


¿ Amnistia? fresco estás:
El indulto 6 el perdon
Tomáras, que á Barrabas
Di6 Pilato á peticion
De los que incitó Cayfás.




279


y que aun asi se cumpliese
El decreto, porque cese
La guerra descomunal,
Que hace el furor clerical
Al pueblo por su interese.


¿Quereis columbrar el fruto
Del dichoso medio pliego?
Pues yo os lo diré: oxte puto,
Que llueven palos de ciego
Descargados á lo bruto.


No estais viendo en un sartal
La junta provisional,
Viejos, mozos, cojos, mancos,
Huir saltando barrancos,
Por no dar en el zarzal?


y zamparse en las grietas,
Si no alcanzaren la posta,
Dejándose las maletas,
Las sociedades secretas,
Que son mas que la langosta?


y los que de mogollón
En Asturias y Aragón
Se metieron á quijotes,
y el que enseñó los bigotes
En la Isla de Lean?


Item, los de la Coruña,
Emulas de las Cabezas,
Los guapos de Cataluña,
Que llevan de sus proezas
Por galardon esta cuña?


(y á donde irán á parar,
Si no se arrojan al mar,
Los gefes y militares,
Que esgrimieron sus pulgares
Contra el trono y el altar?


t Qué es de vos, las algaradas
De Ocaña, y de tí O'Donel:
y de vos, las asonadas
Que llama el blando papel
Conspiraciones tramadas?


Vos, los que como en barbecho
Firmasteis, salvo cohecho,
Que hubiese ley para reyes,
Id á Afrlca á que los beyes
Os den un pastel de afrecho.




280
y vos, juezes y fiscales,


Que metisteis en un brete
A los que en tiempos fatales
Hicieron de matasiete,
Suponiéndose leales:


Los cómplices del tratado
Por Odonojú ajustado,
E Iturbide, y otros mil,
Que á España en un cuchitril
y á América han transformado.


Veis como no es pataráta
Lo que os anunció este lego?
Dice el rey: otra te pego.
Si? luego salto de mata:
Tómo las de Villadiego.


Si al apagar mi candil,
Me acomete un ministril
A las tantas de la noche,
y me zampa á troche y moche
Allá en un chiribitil:


y quieras ó no, me lleva
A donde no me dé el sol,
y con proceso sin prueba
Me condena un negro estol
A ser guindado cual breva:


¡Naranjas! dijo un profeta:
Pica, Fabio, de soleta
A la husma de otra grey,
Dó se lame suelto el buey,
Sin miedo á la guindaleta.


y quedense en las Españas
Pastando por sus praderas
Las dañinas alimañas,
Tantos buitres, tantas fieras
Como infestan sus cabañas.


y en tanto que una docena
Sale á tomar la berbena,
y el clero con panza holgada
Se baña en agua rosada,
Bese el pueblo la cadena.




281


¿ Fernando Pll, está actualmente en libertad?
Para resolver cuestion tan importante, correspondiendo


á la oferta hecha en el número 2 fol. 156 de este periodico,
tornarémos por base la establecida por el gabinete de Aus-
tria en la nota dirijida desde Verona al de Madrid en N0-
viembre de 1823. "El rey de España, decia, será libre,
cuando pueda poner fin á las calamidades de su pueblo,
restablecer el orden y la paz en su reyno, rodearse de hom-
bres dignos de su confianza por sus principios y sus luces;
y cuando se substituya á un regimen reconocido impractica-
ble, un sistema en el cual los derechos del monarca se vean
felizmente combinados con los verdaderos intereses y los
votos legitimos de todas las clases de la nacion." Siendo
estas las condiciones precisas para reconocer en libertad á
Fernando, segun las máximas que dirijieron á lqs individuos
de la alianza santa, cuando atacaron las imunidades penin-
sulares; sin mas que cotejarlas con los resultados de la in-
vasion francesa y con la historia actual, deduciremos si está
6 no actualmente libre Fernando VII. Y pues dejamos ya
demostrado en el numero anterior, que goz6 de libertad
completa durante el regimen constitucional, podra la impar-
cialidad y el buenjuicio fallar tambien ahora prudentemente
sobre el estado politico de su persona en esta epoca, en
qué los que blasonan de serle amigos, sacándole de una
ciudad eminentemente fiel y patriota, le rodearon con sus
bayonetas para ponerle en guarda contra aquellas mismos
súbditos que tanta sangre derramaron, y tantas privaciones
sufrieron por rescatarle de la cautividad verdadera, cuan-
do los que hoy se muestran zelosos de su bien, le tenian
abandonado al furor de sus enemigos.


l. ¿ Y desde que Fernando VII, dejado el pueblo de
Cadiz, se traslad6 al Puerto de Santa Maria, hasta el mo-
mento en que esto escribimos, se hapuesto fin á las calami-
dades del pueblo español? Se ha restablecido la paz y el
urden en aquel reyno ? No bien el desgraciado
monarca se present6 en el ejercito enemigo con la carta de
paz y de union, que la sabiduría, la conveniencia publica,
las reglas de la moral y el propio convencimiento le habian
dictado," en el momento en que se dio fin á la lucha;
cuando sus pérfidos consejeros que le aguardaban ansiosos
de precipitarle, le disuaden de sus solemnes protestas,
hácenle olvidar su real palabra, y con mengua del decoro


'* El decreto de 30 de Setiembre de l8n.
00




282
debido á la magestad, revocar lo mandado con el pretexto
frivolo de la falta de libertad con que procediera, sin re-
cordar que él mismo habia confesado tres dias antes al
duque de Angulema del modo mas autentico, que la tenia
muy completa."


Desde aquel aziago momento, se sucedieron las tropelias
y los insultos, los encarcelamientos y las proscripciones:
decretos autorizados con la firma del rey legitimaron las
venganzas y acaloraron los excesos: los tribunales buscaron
con ansia á los disputados fieles á sus juramentos, y á los
patriotas consiguientes á los votos que hicieran: y Riego
como diputado y patriota ennobleció con su muerte elpa-
tibulo, donde la alevosia y la adulacion le hicieron perecer.
Aqui un obispo alarma á los pueblos, seduce á los incautos
y corrompe á los indiferentes, encrudeciendo con sus esti-
mulos y su ejemplo el rigor de la persecucion : allá sacer-
dotes olvidados de la moral evangélica predican el asesi-
nato, cierran los oidos á la reconciliacion, y hacen servir
los misterios santos á sus maquinaciones sanguinarias. A
la vez se persiguen y se atropellan serviles y liberales: se
insulta á los que, predicando transaccion y acomodamiento,
habian favorecido el plan de los absolutistas: se escarnece
á los que sirvieron al enemigo con sus viles defecciones, y
se encarcela y vilipendia á los que siguieron las banderas
del Trapense y de Merino, de Capapé y de Besieres :
rómpese impunemente el sagrado de las capitulaciones
militares: ciérranse las puertas de las ciencias á los que
no alegan por merito el abandono de la patria: vulnérase
la propriedad : se mira en poco la industria, y se desconocen
Ias virtudes sociales.


Personages distinguidos en la irreligiosa historia del
perjurio, tan pronto mandan y presiden las orgias de
horror como son envueltos en ellas: hoy dirije la matanza,
el que ayer estubo á pique de perecer, y mañana sacrifica
á su enemigo, el que pocos momentos antes se veía abatido
por su influencia. Los que ocupaban los destinos publieos,
se ven depuestos, sin mas crimen que no merecer la con-
fianza de los que, apoderados del mando, disponen á su
antojo de la vida y honor de los demas. Eclesiásticos muy
respetables se miran despojados de sus beneficios: mili-


.. El duque de Angulema, en el España le avisaba que estaba en
parte telegrafico que despachó á libertad; i Y el día 1 de Octubre
Paris desde el Puerto de Santa afirma S. M. que hasta entonces no
Maria con fecha de 28 del mismo la habia tenido! !
Setiembre, dijo: Que el rey de




283


tares encanecidos en el servicio de la patria y que han
derramado su sangre en su defensa, gimen en la in di .
gencia: y las heces del pueblo, apoderadas de la fuerza,
y orgullosas con el titulo de milicia, mantienen el desorden.
La seguridad individual desaparece, y derramada la deso-
lacio n en la Peninsula, apenas hay familia que no llore la
pérdida de su fortuna con la ausencia de su cabeza y el
extravio de sus hijos. En el espacio de 9 meses, el
encono de las venganzas ha convertido la España en un
teatro de desórdenes, que se aumentan con los t6picos
mismos que aplica el gobierno para contenerlos. En tal
situacion ¿ quien dirá que hay paz y orden en aquel reyno ?
¿ Y Fernando con su autoridad y su poder ha logrado
restablecerla? ¿ Lo ha deseado? ¿Lo ha intentado?
Lo primero se deduce de su misma conveniencia, que está
unida á la pública tranquilidad: de lo segundo dan testi-
monio algunas providencias publicadas en su real nombre,
pero que en la fiuctuacion vergonzosa de su autoridad
quedaron sin ejecucion, por haber hecho frente á sus
preceptos la faccion que domina el estado. Luego que-
riendo é intentando Fernando reponer la paz y el orden
en el pais que dirije, no lo ha logrado, porque una fuerza
para él irresistible, se lo embarga. Luego carece de
libertad.


2. y á Fernando VII le han rodeado ahora hombres de
luces .1/ de principios? Hombres solo conocidos por la
exagerada ferocidad de sus ideas, los cuales circundaron
el trono desde que el cañon, señalando la salida del rey de
la ciudad d6 se abriga el patriotismo, anunci6 su arribo á
la presencia del personage, que al reconocer el Vidasoa
hizo a los españoles lisongeras promesas de felicidad, que
no se han cumplido. Hombres vengativos, sin ciencia y
sin principios, rodearon á Fernando, emplearon la calumnia
y la.falacia para cautivar su corazón, mezclaron la piedad
con sus proyectos, proclamaron las máximas mas absurdas
de política, de moral y de economia : y empeñados en
hacer retroceder la España á los tiempos de la barbarie,
persiguen las luces, restablecen lo que la experiencia ha
desacreditado, destruyen los establecimientos públicos que
hacían honor á la patria, y se esfuerzan por condenar al
desprecio y al olvido lo que la sabiduria de Fernando VI,
Carlos IlI, y Carlos IV habiá protegido, con el fin de
sacar á la nacion del atraso en que la habia constituido
la combinacion de los sucesos politicos y militares de dos
siglos. Estos son los personages, que atentos á sus mez-




2~4


quinos intereses, circuyen al monarca de las Españas: y
para que nada falte lí su depresion, los mismos que él
acerca á los cuidados del gobierno, no estan seguros en
los puestos que han obtenido por su deliberada eleccion.
Saez, instrumento activo de la insurreccion anti-social de
España, que despues de haber dirigido la conciencia del
rey, empleó por espacio de dos años el talento de la
intriga, las relaciones espirituales de su profesión, los
recursos pecuniarios de sus rentas y el influjo de sus
amigos, en llevar á cabo el trastorno del sistema consti-
tucional: Saez, y otros sujetos no menos célebres en los
anales de la rebelion, elevados á los ministerial', en qué
hicieron servicios tan interesantes á su temerario empeño,
como funestos á la humanidad, cuando debian respirar
tranquilos en las sillas que ocupaban, son arrojados de
ellas, y substituidos por otros que logran la confianza del
monarca, acaso sin tantos titulos para merecerla: y la
logran, porque considerandose este incapaz de sostenerlos,
tiene que doblegarse al ímpetu dc la faccion que los der-
riba. El gobernador nombrado por Fernando para hu-
millar á Cadiz y sujetar su noble entereza, personage sin
duda digno de la confianza de su augusto amo, no bien
pone los pies en el pais de su mando, cuando se ve lan-
zado por el impulso violento de otra mano, que osó con-
tradecir las ordenes del rey, con mengua de la sumision
debida á las leyes, aunque con alegria de las nobles vic-
timas, que por este medio escaparon milagrosamente de
las garras de su opresor. ¿ Y el rey mantuvo su provi-
dencia? ¿Mantuvo al que merecia su aprecio, en el empleo
importante que fió á su cuidado? Cedió á la fuerza.
¿ y se podra llamar libre, el que se ve precisado á hacer
tantos y tales sacrificios de su voluntad y de sus derechos
al hado que le persigue?


3. Y desde 1 de Octubre de 1823, hasta el presente ¿se
ha substituido á la constitucion un sistema, capaz de com-
binar los derechos del monarca con los intereses y votos
de todas las clases de la nacian? La serie de los
decretos que han visto la luz pública, espontáneos los
unos, y sugeridos los otros por los que deshonran el
nombre ilustre de consejeros, ofrece una lucha encarnizada
entre el rey y los subditos, una cruel intolerancia de
parte del clero, un sediento afan de venganzas, que
caminando sin freno, llena de anxiedad y de luto á todas
las clases. No bastando las carceles para encerrar á los
desgraciados, se habilitan conventos y edificios publicas




285


para henchirlos de hombres inocentes, comprometidos
por el monarca: los destierros comprenden igualmente al
constitucional y al servil, al exaltado y al que deseaba la
reforma de la ley jurada: el asesinato con la misma crudeza
corta la vida al sabio que al ignorante, al patriota que al
traydor: la grandeza se ve desterrada, la milicia disuelta,
la toga abatida: las confiscaciones y los embargos arreba-
tan la subsistencia á infinitas familias: el pais extrangero
recibe en sus puertos inumerables españoles que huyen
del desorden: y finalmente perturbados los autores de los
desastres, en medio de sus desmanes, se hacen la guerra
entre sí, y acaban por preguntarse los unos á los otros:
¿ quien tiene el mando? Y un desengaño, tan incapaz de
protejerlos, como impotente para asegurar su existencia,
los llena de zozobra, difunde entre ellos la desconfianza, y
acaba de confundir los intereses y los votos, y de alejar la
mejora de la suerte de la Peninsula. Enmudecida la razon
y atemorizada la justicia, solo se escucha el ahullido aterra-
dor de las pasiones: y en vez del voto legitimo de todas
las clases, la parcialidad de un partido, locamente temerario,
suple al dictamen general, dicta las leyes, arregla á su
placer la conducta de los tribunales, y con los patibulos
y los grillos sostiene una anarquia, que si no se ataja,
despues de mancillar el honor de la época presente; difun-
dirá el escandalo y acaso el exterminio en el mundo civili-
zado. ¿ Y los aliados santos podran reconocer en esta
confusion de principios los derechos del monarca español,
los verdaderos intereses y los votos de todas las clases?
Estas no pudiendo capitular con un desorden que amenaza
su ruina, y que ya hace asomar el hambre y la laceria,
miran el actual sistema como el plan de su desgracia. ¿Y
la subversion y el trastorno, la inquietud y la miseria se
han contado algun vez en la categoria de los derechos de
los reyes?


4. ¿Y podra llamarse libre un monarca, cuando carece de
fuerza propia que sostenga la independencia de su nacion :
cuando la custodia de su persona se confia á hombres, que
no le estan unidos por el vinculo sagrado del juramento:
cuando las providencias que acuerda para el bien general,
quedan desobedecidas: cuando se interpreta 6 se detiene
el cumplimiento de sus ordenes: cuando á su vista se
conspira contra su persona: cuando corporaciones, cuyos
individuos reciben de su mano su consideracion, su sub-
sistencia y poder, le hablan en tono altamente desahogado,




286
y cuando aparece su nombre autorizando inmorales ban-
carrotas?


5. Fernando VII, victima de la fatalidad que le acom-
paña, sufre que el consejo de Castilla, ardiendo en deseos
de sangre, le reconvenga y amenace de un modo incompa-
tible con la sumision de qué siempre hizo alarde, dejando
en la consulta que ha precedido á los ultimas sucesos de
Aranjuez, un monumento oprobrioso, que si en los secretos
libros de sus archivos se anotará acaso como un dechado
de entereza, la politica le llamará siempre un insulto hecho
á la dignidad monarquica por los que hasta aqui han aspi-
rado al titulo exclusivo de sus sostenedores: Fernando
VII autoriza resoluciones sugeridas y apoyadas por la
faccion, por las cuales se desconoce el pago dc las obliga-
ciones monetarias contraidas en el extrangero, arruinando
con este paso el credito nacional, y haciendo desaparecer el
distinguido timbre de .Ia fidelidad en el cumplimiento de
su palabra, que siempre ha acompañado al nombre español.


6. Deshechos los bizarros batallones, que tantas glorias
dieron á la patria, asegurando la libertad é independencia
europea, consiente Fernando que un ejercito extrangero
reemplaze al que en Baylen, en Albuera, en Arapiles y
en Vitoria coronó de laureles las nobles enseñas de la
nacion : las plazas fuertes, dó se estrelló el orgullo de los
invencibles, presa hoy de los que poco hace adornaron el
triunfo de la Península, se ven despojadas de los instru-
mentos de su defensa; y una guardia, tambien extrangera,
hace los honores, y custodia al rey con precauciones que
ponen en duda su libertad.


7. Fernando VII tolera que sus decretos, dirigidos á
enfrenar las demasias del populacho armado, sean desobe-
decidas; y lo ocurrido con el último arreglo de milicia
realista, ofrece una prueba de su abatida situacion.
Llegado el reglamento á las provincias, se resiste su cum-
plimiento: y una soldadesca desvergonzada desobedece al
que da nombre á su cuerpo, al que legitima sus opera-
ciones, y con su aprobaciou aparta de ella el nombre de
asesinos: que tales son los que sin titulo y sin orden usan
las armas destinadas para mantener la tranquilidad pública.
Los realistas, apoyados en algunas partes por el alto clero,
burlan el precepto, con el pretexto de que con ello complacen
al monarca, que se declara bien servido por un acto tan
insigne de rebelion. Cualquiera que examine este pasage
de la anarquía peninsular, no podra menos de convenir en




287


que si Fernando expidió y publicó el decreto de la milicia,
y al mismo tiempo insinuó secretamente á sus individuos
ser su voluntad que no se cumpliera, descubrió con ello la
coaccion en que se encuentra: y si este decreto ha sido
sincero, y se ha detenido por la sublevada accion de sus
súbditos, tolerándolo y aplaudiéndolo confesó que cedia
á la violencia, y que carecia de autoridad y poder para
hacerse obedecer; y en ambos casos el mismo rey declara
su esclavitud.


8. ¿Y qué juicio formarémos del indulto publicado el
dia 1 de Mayo próximo, y del modo con que se lleva á
ejecucion? En unos pueblos sirve de capa á nuevas per-
secucíones, en otros se convierte en una amnistia, y en no
pocos se entorpece con frivolos pretextos y dudas ridículas.
En unas partes resuenan los templos con los cánticos de
alegria de los que gemiall presos por su opiniones: en
otras se oye el estruendo de las aldabas de los calabozos
para asegurar á los detenidos. Tribunales superiores re-
sisten denodados el cumplimiento: prelados eclesiásticos
autorizan el desorden; y los nuevos encargos del monarca
para que se dé llana ejecucion á su fatal perdon, son tra-
tados con el desden con que el amo escucha los consejos
de un siervo, cuya existencia y cuya voz penden de su
mano,


Finalmente el rey Fernando sabe y no puede contener,
porque son superiores á su poder, que existen á su vista
asociaciones secretas, compuestas de altos personages que
gobiernan á su modo el estado, contrarrestan sus delibera-
ciones, disponen de la obediencia del pueblo, desechan su
autoridad, se atreven á provocar la fuerza extrangera, y
quizá, oyen con placer, sino fomentan, la idea de arrojar
del solio al que ellos mismos adularon y apoyaron, para
que desbaratara el indestructible trono que la fidelidad, el
honor y la sabiduria habian asegurado á costa de sacrificios
tan honrosos como mal reconocidos.


A los que han dudado pues si Fernando VII disfruta de
libertad en el dia, la combinacion de las bases esenciales
de esta libertad establecidas por los santos aliados, con los
sucesos contrarios de la Península, les convencerán de que
no la goza. La tubo mientras se halló al frente de un
gobierno apoyado en la ley; pero desde que sorprendido
por el interesado fanatismo, y deslumbrado con los encan-
tos del mando absoluto, se lanzó en sus brazos, le acompa-
ñan la humillacion mas degradante, la debilidad, la miseria,




2H8
y la mas vergonzosa esclavitud; viendose convertido en un
monarca debil, pendiente del capricho de una faccion atre-
vida, el que debería aparecer con el mas alto decoro y
esplendor entre los que dirijen á la Europa.


ADVERTENCIAS.
1. En €'I próximo numero 4°. insertarémos la exposicion hecha á las


Cortes de España en 24 de Abril de 1823, por el secretario de estado
D Evaristo San Miguel, y los discursos pronunciados en su consecu-
encia en las sesiones de los dias 24 y 25 de Mayo, por ser monumentos
preciosos que dan á conocer de un modo oficial é indudable la injusticia
con que el gabinete de las Tullerias resolvió y llevó á cabo la ínvasion
de la Peninsula; descubriendo al mismo tiempo la noble decisión y
firmeza del ministerio, no menos que la prevision, sabiduría y patriotismo
del congreso nacional, y de los dignos diputados que en él sostubieron
los derechos de su patria; sirviendo de desengaño á los que solo aprecian
los sucesos por los resultados, sin tomar en cuenta las circunstancias, y
de ilustracion á los que acaso ignoren Jo ocurrido en España. Los nom-
bres de Argúellc« y Galiana, vocales distinguidos de las Cortes, que
mantubieron en ellas de un modo heroico la causa de 11. razón, de la
independencia y del honor nacional, son demasiado célebres en los anales
de la monarquia moderada, para que presumamos necesitar del débil
apoyo de nuestra alabanza estas prod ucciones de su zelo y de su ilustra-
cion que anunciamos.


2. En el número 2° de este Periodico pago 153, al contar los secre-
tarios del despacho, que nombró Fernando VII durante el tiempo en
que mandó constitucionalmente, se olvidaron los siguientes: gracia y


justicia Cano Manuel :-gobcrnacian . Mariategui y Bodega :-guerra
Rodríguez :-marina Contador :-hacienda Ballesteros, Imaz y Martiuez.
De aqui resulta que en el periodo de 42 meses nombré S. M. no 56
ministros, segun dijimos, sino 64.


3. En la ojeada sobre la literatura española desde el año 1814 al de
1820, inadvertidamsnts comprendimos (pag. 203) en el número de los
literatos españoles al célebre marino Mendoza, de quien despues hemos
sabido que acabó sus dias en 1813: y omitimos á los ilustrados Blanco,
Pulgblanc, y acaso algunos otros, en quienes, como en los demas, debia
cifrar España la conservacion nI' su honor literario.


4. Asi mismo en la nota de la pago 200, debe advertise, que 11-1.
Kearney no era oficial irlandés, sino español oriundo de Irlanda.




OCIOS


DE ESPANOLES EMIGRADOS.


PERIODICO.


LITERATURA ESPAÑOLA.


Epoca 3'.: desde 18¡Z0 hasta 1823.


Dejamos el suelo español á fines del año 1819, cubierto
de espesas tinieblas de ignorancia, y campeando á la som-
bra de ellas el fanatismo, complacido en continuar la pros-
cripcion de los sabios comenzada seis años antes. Serviale
pam todo de instrumento el preocupado monarca, que
entonces mas que nunca se empeñó en llevar con mano
armada al occidente esas mismas tinieblas, para sepultar
en ellas á aquel nuevo mundo, nunca mas digno de este
dictado, que cuando trataba de renovar y hacer valer los
derechos, que le dió el autor de la naturaleza, y de qué
tan injustamente se hallaba despojado. Mas los encarga-
dos de conducir á aquellas fértiles regiones tan funesto
presente, avergonzandose de verse convertidos en instru-


'mentas de la destruccion y embrutecimiento de sus seme-
jantes, prefirieron morir, antes que mancharse con tan
horrendo crimen. Porque virtud es el obedecer; pero no
el destruir obedeciendo las obras del criador. Por este
medio no pensado, los mismos enemigos de la libertad
constitucional vinieron á ser causa de que resonase otra
vez su eco en el emisferio español, y de que sus moradores
se acojiesen apresuradamente á sus banderas, como deseo-
sos de resarcir los males con qué habian sido oprimidos en
los seis años, que espiraron dia 7 de Marzo de 1820. De
esta impaciencia dieron un manifiesto testimonio Galicia,


p p




~90


Asturias, Aragon y Cataluña, que siguiendo el impulso
de la Isla de Leon, se anticiparon á la declaracion del
monarca, proclamando y jurando de nuevo la Constitucion
politica, antes que él lo resolviese en ese dia, obligado por
el voto unánime de toda la nacion, que no podia ya por
mas tiempo sufrir las cadenas del despotismo, y el embru-
tecimiento de su compañera la ignorancia.


Cosa es digna de observarse, que al primer grito de
libertad acompañase ya un odio declarado al tribunal de la
Inquisicion,y que un impulso natural y no preparado
moviese á un tiempo mismo las manos y las lenguas de
todos los habitantes de la Peninsula, que sin esperar
órdenes del nuevo gobierno, derribaron en todas partes
aquel monstruo. Prueba clara, como suministrada por la
naturaleza, de la injusticia de sus procedimientos, que
logro hacerse notoria é inegable, aun á los que no amaban
con entusiasmo las libertades políticas. El ansia con que
fueron saqueados sus archivos, y sus casas y bienes donde
quiera comprados á porfia, será siempre un testimonio
público de que el pueblo español deseaba arrancar de su
suelo esta planta mortífera, que asi emponzoñaba las letras
y desdoraba la religion; y arrancarla de manera que nunca
mas retoñase en aquel suelo, donde habia hecho tantos y
tan dolorosos estragos.* Entonces se vieron honradas las
obras de literatura, con cuyos titulos la Inquisicion, usur-
padora de la autoridad episcopal, habia engrosado en los
seis años anteriores su indice fatal de proscripcion: sirvi-
endo en ello, no á la religion, contra la cual nada contenian
aquellos escritos, sino al poder absoluto intruso en la mo-
narquia Española, al cual combatian con las leyes patrias.
La Constitucion quemada por mano de verdugo, se vio
ennoblecida con el solemne juramento del monarca y de
todas las clases del estado: los decretos de aquel congreso,
de quien antes no se hacia mencion sino con el insultante
apodo de las llamadas Cortes, fueron sancionados uno á
uno por el rey: los diarios de sus sesiones buscados y com-
prados á gran precio: y todas las obras de literatura, poli-
tica y economia, que el furor de los perseguidores, ó igno-
rantes ó malvados, habia hecho desaparecer del comercio,


.. Aun despues de restablecido por enemigo irreconciliable de lag
en España el poder absoluto, no se luces, y de que el dispensarle al-
ha atrevido este á levantar aquel guna proteccion, los deshonraria
malhadado edificio. Prueba evi- en el concepto de los literatos de
dente de que los mismos aborrece- toda la Europa.
dores de la Constitucion, le tienen




291


volvieron á salir al publico, desenterradas de los sótanos y
escondrijos, á que las quisieron condenar sus dueños ilus-
trados, antes que entregarlas para que fuesen pasto de las
llamas. Ninguna época presenta la historia de España, en
que sus habitantes hayan hecho menos caso que en esta,
de los injustos decretos de aquel tribunal, y del abuso de
las censuras eclesiásticas, con que se esfuerza á ser obede-
cido en lo que no le es licito mandar.


Casi con este mismo impulso simultaneo separó el espi-
ritu publico de las escuelas á los viejos é inutiles maestros,
que en el largo periodo de seis años no habian sabido
acreditar siquiera con algunos ensayos ligeros, lo que la
fama contaba de su habilidad para educar jovenes. Mas
rápidos progresos hicieron los profesores arrojados por
ellos de las cátedras; y asi era razon que sucediese. Lo
que el pueblo hizo casi en todas las provincias por su
mano, fue facil al gobierno rectificar mas adelante con
reglamentos sabios, dados á las universidades principales,
con la nueva supresion de las pequeñas, con la designación
de libros elementales de buena literatura, con la creacion
de una direccion general de estudios, y de la academia
central de todas las ciencias en la corte. Grandes y sólidos
cimientos, sobre los cuales pudo levantarse un hermoso
edificio de sabiduria, si el genio del mal hubiera dejado
que el tiempo acabase la obra, cuya perfeccion á él solo
estubo siempre reservada.


Los regulares fueron obligados á abandonar sus góticos
estudios, y á educar sus jovenes por los libros que el
gobierno les señaló, en la filosofia y teologia correspon-
dientes á la ilustrada religion, cuyo ministerio les estaba
en parte confiado. Y si continuaron todavia á cargo de
ellos algunas escuelas de primeras letras, la vigilancia de
las autoridades, y mas que todo el interes que ellos tenían
en acomodarse al tiempo, les obligaron á inculcar á sus
alumnos los principios liberales de la Constitucion; de
suerte que no pocas veces se vieron preferidos en los pre-
mios, con qué las sociedades patrióticas acostumbraban
estimular la juventud. Por otra parte, promovida la secu-
larizacion de los frailes por medio de la autoridad legitima,
salieron de la obscuridad de los claustros muchos religiosos,
que con gran fruto fueron destinados al ministerio parro-
quial. Los ejercicios de oposicion para este cargo tomaron
el caracter de publicidad é ilustracion que no tenían. "*


.. Es notorio que los ejercicios de eclesiásticos; se reducían antigüa-
oposicion para cátedras y destinos mente á formulas escolásticas, en




292
Este impulso con qué el gobierno quiso regenerar la


educacion de los españoles, siguieron espontaneamente y
aun lo previnieron algunos ilustrados patriotas de Madrid,
fundando allí el celebre Ateneo, apenas pudieron respirar
de la opresion anterior: que bien persuadidos de que ella
era hija de la ignorancia, trataron de fomentar la ilustra-
cían en todos los ramos posibles, y hallaron para todos
ellos profesores, que regentasen las catedras, sin otra
recompensa de su diario é improbo trabajo, que el honor
de ser miembros de tan sabio instituto. Las lenguas griega,
inglesa, francesa y alemana, el derecho natural y el publico
constitucional, las matematicas, la economia politica, la
historia, la taquigrafia, la fisiologia aplicada á la moral, la
física, la ideologia . . . se enseñaban allí gratuitamente y
a horas proporcionadas á las ocupaciones de los concur-
rentes, que en gran numero frecuentaban aquellas escuelas.
Las cuales, aun estando, como estaban en sus principios,
dieron de sí copiosos frutos: presagio de los que la patria
debiera esperar de su adelantamiento y perfecciono Y
como el deseo de saber iba haciendose general en toda
España, tambien en las provincias se establecieron como
á porfia cátedras de enseñanza constitucional, ora en los
colegios y universidades, ora en las mismas casas de los
que preferían á su privada comodidad la ilustracion de sus
semejantes. Apenas hubo ciudad y aun villa de algun
nombre, que por medio de subscripcion no erigiese socie-
dades patrioticas, donde á los labradores y artesanos se
qué el ingenio, la sutileza y tal vez ademas se' pasaba nota de los
la fuerza del pulmon solían alcanzar libros que el, ejercitante habia
la victoria, que solo merecía la ped!ido para desempeñar su diserta-
ilustracion, y solida doctrina. Este cion; con lo cual se formaba juicio
método, que sin rebozo llama- del grado de su erudicion y gusto.
remos barbara, injusto, y poco a La publicidad que se dio á estos
propósito para conocer la idoneidad actos por medio de los diarios
de los aspirantes á los destinos lite- (amen del examen secreto de la
rarios, se desterró por la primera ciencia moral) sirvió tambien para
vez del concurso á los curatos de la justificar la acertada eleccion, que
diócesi de Valencia en 1821. No al fin se hizo de los que debian ser-
se sortearon alli los puntos por un vir un cargo tan sublime; de los
libro, en qué· estubiesen mezcladas cuales hubieran sido acaso dese-
las materias importantes con las charlas los mas dignos, si el juicio
inutiles ; sino por una coleccion de su aptitud se hubiese de haber
selecta de 300 cuestiones, sobre formado por las sutilezas y cañas
las cuales se mandaba disertar en largas y delgadas del ergotismo.
idioma español, y se obligaba ft ¡ Ojala se proveyesen siempre por
responder f\ los reparos que objeta- esta (¡ semejante manera unos des-
han, no los contrincantes, sino los tinos, de los cuales pende la suerte
mismos censores. A los cuales de muchos miles de hombres!




293
declaraban por las noches las verdades' que encerraba el
codigo fundamental, levantando su espíritu á que esperase
del tiempo los frutos que la buena semilla prometía, y que
necesitaba de algunos años para negar á sazono


Mas ninguno de estos medios, aunque poderosos, difun-
dieron tan rapidamente la ilustracion en el pueblo, como
la libertad que desde los primeros momentos recobró la
imprenta. Este organo de la pública opinion y enseñanza,
rotas las cadenas que le oprimian, asi como desde luego
manifestó el ultrage hecho á la literatura por los tiranos
del estado, asi comenzó á promoverla de nuevo, ó reim-
primiendo los escritos, que tanto la ennoblecieron durante
la guerra del invasor, ó continuando la edicion de muchas
obras interrumpidas, ó publicando traducciones de los
mejores libros extrangeros, ú obras originales, y periodicos
sin número: C0n lo cual volvieron á recobrar su espíritu
las artes y las ciencias. Restituidos los emigrados al seno
de sus familias, trajeron consigo las obras que habian
escrito durante su destierro. 'Francia, Italia, Inglaterra,
los presidios de Africa, las islas Baleares, los monasterios
sombríos y desiertos, restituyeron á la sociedad sus muertos,
que á pesar de su precaria y dolorosa vida, no cesaron de
escribir lo que pudiera ser util á la patria, que los arrojaba
de su seno.


Entonces vieron los españoles la continuacion de la
biblioteca economica de Sempere, la del viage literario á
las -iglesias de España, y otras interrumpidas por odio á
sus autores y á las materias sobre qué versaban. Entonces
se tradujeron al idioma español para la comun utilidad las
obras economicas, politicas y filosoficas de Bentham, Say,
Smith, Pradt, Segur, Destutt-Tracy, Watel, Filangieri,
y otras muchas, leidas ya antes por los sabios' españoles en
sus respectivos idiomas. Entonces salió al publico la pre-
ciosa oersioti de los salmos de David de Gonzalez Carvajal,
tan util á la piedad de los españoles, como honrosa á su
Parnaso: y la deseada é integra coleccion de nuestros
antiguos cánones, mas de 20 años antes comenzada, tantas
veces interrumpida, y procurada mancillar por la arbitrarie-
dad de algunos ministros del despotismo.- Entonces


;i' El ministro de gracia y justicia mismo con los cánones de la iglesia
Don Jase Caballero, que habia antigua de España, mandando á la
logrado cortar de la No~,isima rcco- Biblioteca real, que entendía en
pilccior: todas las leyes, que de publicar la colección de ellos, que
cualquier manera favorecían la li- suprimiese todos los que pudiesen
l"'l't,ul del pueblo, i!llcnlt. hacer lo perjudicar á las que él llamaba re-




294


abundaron en todas partes escritos originales de varios
géneros; y se vió demostrado por la experiencia, que el
español sin trabas, descubre la fecundidad de su ingenio y
lo profundo de su erudicion. Los que equivocadamente
tenian por bárbaros á los habitantes de la Península, pudie-
ron por segunda vez desengañarse de que no estaban atra-
sados en la literatura, asi como en el año 12 se desenga-
ñaron respeto del supuesto atraso en la politica. Son inu-
merables las obras, que como amontonadas salieron á luz
publica, sobre legislacion, politica, economia, medicina,
bibliografia, biografía, filosofia y teologia moral, derecho
canónico, matematicas, poesia, marina, guerra, historia
ec1esiastica y civil, disciplina, anticuaria, quimica, agricul-
tura.... En suma, apenas hay ramo de cultura, neeesa-
ria á la sociedad, que no se viese tratado por algun escri-
tor, siendo casi inconcebible como pudo bastar el breve
periodo de tres años, que duró la deseada libertad, para
publicar tantas obras, algunas de las cuales eran de
muchos volumenes. Si estas copiosas producciones, com-
pradas con ansia por el pueblo, no bastan para que los
extrangeros tengan de España el concepto que se merece;
tampoco bastarán los libros ingleses, alemanes y fran-
ceses, para inferir de ellos la ilustracion de sus respec-
tivas naciones. Depongan los literatos la envidia y rivalidad
de qué suelen adolecer, y serán mas justos y atinados en
sus juicios.


¿No vieron ellos con sus ojos el impulso que recibió el
gusto de la poesia dramática, y cómo en los teatros aquel
pueblo creido barbara supo discernir y celebrar con
aplauso las verdaderas bellezas del Lanaza, tragedia del
joven Saavedra, y las de otras muchas composiciones?
ti Y no le vieron volar como á porfia á las academias ó es-
cuelas, donde quiera que las hallaba abiertas, para
aprender alguna de las ciencias ó artes, y para disputarse
los premios, con qué las sociedades y las personas parti-
culares convidaban á los aventajados? ¿ Y no observaron
el ansia, con qué hasta los mas rudos procuraban instruirse
en los inumerables periodicos, que á manera de lluvia suave


galias del trono, que era el mando dilación que experimentó la edición
absoluto. Mas por fortuna no fue de los cánones, que al fin alcanzó
obedecida esta orden, fecha á 13 esta epoca feliz para su nacimiento:
de Mayo de 1807, como fue obe- circunstancia, sin la cual corria gran
decida la de la Recopdocion, A lo riesgo de que se publicase diminuta
cual contribuyó mucho la forzosa y desfigurada.




295
y repetida fecundizaban la Península" con doctrinas po~
liticas, con analisis de obras literarias, juicio de los teatros,
y noticia de los males dañosos á la sociedad y de los bienes
que debia procurarse? ¿ Y en medio de este germen de
vida no vieron enmudecido el partido servil, y aquellos
mismos que en Cadiz y á presencia de las Cortes y del
gobierno se atrevieron á contradecir sus resoluciones, callar
ahora sin osar escribir un papel siquiera á su favor, pu-
diendolo hacer con la misma libertad que antes? ¿ Y no
pudieron colegir de aqui el asombroso progreso, que habian
hecho las ideas liberales durante los 6 años de opresion,
multiplicándose en ella sus defensores, á la manera que el
trigo se arraiga durante el invierno en los campos cubiertos
de nieve? Ah! si: todo esto vieron y y porque
vieron en tan pocos dias regenerarse á sí misma la nacion,
que creian embrutecida, y elevarse como de un vuelo á
donde otras mas ligeras tardaron en llegar muchos años,


por eso envidiosos echaron mano de la discordia,
arma funesta y la unica que podia derribar un edificio,
cuyos principios anunciaban tanta grandeza y hermosura
para lo venidero. N o emplearon la guerra de afrancesados
contra nacionales, que habia cesado ya con el tiempo y
mas con la ilustracion de ambos partidos: no la de serviles
contra liberales, porque las armas de la ignorancia había
tiempo que se hallaban embotadas. Nuevo genero de dis-
cordia fue la que atizaron entre los mismos constitucio-
nales j la cual una vez introducida, contando con la firmeza
del caracter español, tubieron por asegurado su triunfo.


Cosa es lamentable, lo que en este propósito lograron
los enemigos de la felicidad española. Todos los escri-
tores defendian la Constitucion: y me atreveré á decir,
que acaso todos en su interior deseaban sinceramente)a
permanencia de esta ley fundamental, que á pesar de los
defectos, que ella misma queria que el tiempo y la expe-
riencia corrigiesen, era la única base sobre qué descan-
saba el remedio de los males que afligieron á la patria.
Sin embargo, no todos echaron mano de los unicos medios
que habia para sostenerla. Porque algunos, deseosos de
hacerla amable á los que por sus intereses la aborrecian,
adoptaron un sistema de moderación, que facilmente llegó
á ser desmedida: con lo cual se creó ó fomentó la indo-
lencia de los tribunales, y por consiguiente la impunidad


.. Solo en Madrid llegaron á en los puntos restantes 'de la Pe-
publicarse mas de 30 periódicos, ninsula.
pasando de 60 los que circulaban




296


de los delitos cometidos contra la ley. Otros al contrario,
mal dispuestos á capitular con los que no amasen ardien-
temente la Constitucion, tomaban, como decimos, el cielo
con las manos, y con lenguage] fuerte y exaltado atacaban
á estos moderados como á desertores, sin contenerles la
autoridad ó inviolabilidad de las personas, ni el descredito
que resultaba al gobierno, á las Cortes y aun á la misma
causa que defendían, acriminando, ridiculizando y lleván-
dolo todo a sangre y fuego; siendo ciertamente lo mas
doloroso, que muchas veces servia para ello de pretexto
una equivocacion inventada por los autores de esta dis-
cordia parricida, por cuyo oro se suponian comprados con
razou ó sin ella.· Este genero nuevo de guerra cruel y
no esperada hizo que desamparasen las banderas constitu-
cionales muchos que las seguian con placer, y que por
vengarse de sus rivales se declarasen abiertamente contra
ellas; renovandose la dolorosa escena del año 1808, que
dividió en dos bandos á los hijos de una misma madre, y
empleándose á principios de 1823 casi exclusivamente en el
funesto desahogo de estos partidos aquellas mismas prensas
que tan unanimemente se ocuparon en el beneficio comun
durante los tres años anteriores. Asi se vió, y no por la
primera vez en el mundo, que las pasiones enconadas pre-
fieren su satisfaceion al bien general de la sociedad, y que
nada les importa perecer en las llamas de la casa paterna,
con tal que en ellas perezcan tambien sus adversarios.


A esta fatalidad, que bastaba por sí sola á allanar el
paso á los enemigos de España, se agregó la defeecion casi
simultanea de los cuatro generales, en cuyas manos con
justa confianza había depositado la patria la defensa de
sus libertades. Porque abandonando ellos ó corrompiendo


;¡¡ Entre los periódicos culpados calumniosamente acusado de este
de haber contribuido " la ruina de crimen. Porque á ser asi, cierto
la Constitución, ninguno lo fue hubiera sido de los primeros prote-
tanto, como el intitulado el zurriago, jidos y colocados por los invasores,
que empleó su graciosisima y pi- Yno se hubiera retirado con los pa-
cante sátira contra todos los que triotas á la coluna de Mercon-
gobernaron durante sl sistema cons- chini, ni se hubiera aventurado {;
titucional, Publicamente de pala- perecer peleando como bravo contra
bra y por escrito se dijo de sus los' franceses en las inmediaciones
editores Morales y lY[ljia, que es- de Almazarron, ni hecho prisionero
tababan pagados por la Santa ali- por ellos, se hubiera fugado de la
onza, para fomentar la discordia carcel publica de Murcia con gran
doméstica, que allanase la empresa riesgo de su vida, retirandose á
de los extraños. J'I'1as el amor de Cartagena, cuando todavia se res-
la verdad nos obliga á decir, que piraba alli el ayre de la libertad,
el primero de estos escritores fué




~9i


los ejércitos, empobreciendo con exacciones los pueblos, y
vendiendo las plazas fuertes, engañando á todos con es-
peranzas de mejoras que no se han cumplido, abrieron la
puerta y dejaron correr impunemente á un, pequeño nú-
mero de franceses, que apoderándose de todo sin resis-
tencia, derribaron sin trabajo el edificio de la libertad, y
con ella el de la sabiduría su inseparable compañera.
j Triste condicion de la Peninsula española, destinada á
ser victima de la envidia y poder de los extrangeros, y á
serlo por la mano de sus mismos hijos, los únicos que
dieron la victoria á los cartagineses, á los romanos, á los
godos y á los arabes! Por estos medios los principes eu-
ropeos, á quienes en 181:.l faltaban expresiones para
aplaudir y ensalzar la Constitucion politica sancionada
en Cadiz, lograron derribarla en aquella misma ciudad en
el año de IS:.lS, temiendo sin porqué, que la ilustrar ion
que ella difundia en el pueblo español, viniese al fin á
socavar sus tronos absolutos. Estas nubes prepararon las
tinieblas del negro y aciago dia 1 de Octubre, que volvió
á sepultar la nacion en una obscura noche, á cuya sombra
desencadenada con mayor furor que antes la ignorancia,
auyentó la literatura y los literatos de su suelo, aherrojó
la imprenta, entronizó la enseñanza de los frayles, cerró
las escuelas á los patriotas, y dio ocas ion á que la historia
apellide á Fernando VII, miserable instrumento de la des-
gracia de su pueblo, con el dictado de tirano de la literatura.


Preludio eran de esta desgracia las traslaciones arre-
batadas del gobierno y las Cortes desde Madrid ií Sevilla
y de Sevilla á Cadiz; las cuales fueron para las letras y los
literatos 10 que es un terremoto violento para la superficie
del globo, y para cuantas preciosidades ostentan en ella la
naturaleza y el arte. Sensible fue álos estudiosos tener que
abandonar sus amadasbibliotecas; pero mucho mas el haber-
se de separar de sus trabajos MSS, fruto de largas tareas y
vigilias, dejándolos á merced de amigos ó acaso de ene-
migos. Aun de los que á gran costa conducian consigo
sus dioses, muchos los perdieron en el fiero saqueo, con
qué el pueblo de Sevilla se ensangrentó dia 13 de Junio de
lS:.lS, contra todos los efectos de las Cortes y del gobierno
constitucional, y de los que fieles á sus juramentos le
seguian. Allí perecieron todos los trabajos filologicos y
bibliográficos de Gallardo," que solo esperaban la calma


" Diccionario de la lengua y nuevas notas á la historia de don
española, biblioteca de escritores, Quijole,


QQ




Secunda


. Rectius occupat


298


política para enriquecer nuestra literatura: allí se per-
dieron para siempre muchos documentos originales del
gobierno, sin los cuales la historia no aparecerá con la
verdad y esplendor que le corresponde: alli . . . .
Apartemos la vista de tan dolorosos objetos, y de los males
que á manera de un torrente inundaron la patria. Huye-
ron de ella miles de hombres sabios, no como de la suya
los Focenses, que juraron nunca mas volver á la tierra
ingrata que los arrojaba de su seno. en castigo de la luz
que sobre ella derramaron. N o : forzados de la necesidad
dijeron:


Ire pedes quocumque ferent, quocumque pcr undas
Notus vocabit, aut protervus Africus.


Ratem occupare quid moramur alite ?


Nos manet occeanus circumvagus: arra, beata
Petamus arva, divites et ínsulas.


Mas los que esto decian, se propusieron en ello por
norma de su fuga aquella sentencia de oro:


. .


Nomen beati, qui
Duramque callet pauperiem pati,
Peiusque letho f1agitium timet :
Non ille pro caris amicis,
Aut patria timidus perire.


Huyeron por no mancharse con el horrendo crimen del
perjurio : huyeron por no ver los desastres que iban á
desplomarse sobre la patria, merecedora de mejor suerte,
y por no aumentarlos con el inutil sacrificio de su vida, y
porque quedasen á la madre algunos hijos que la acom-
pañasen en su llanto, mientras los espurios y los extrangeros
se jactaban de ser los autores de su esclavitud é ignominia.
Quisieron como Eneas sobrevivir á la ruina de su amada
Troya, con la esperanza de restituirle mayores y mas
abundantes bienes, que los que entonces perdia. Varias
naciones abrigaron a los literatos fugitivos; entre las
cuales la filantropica Inglaterra. . ah !


Jupiter illapiee secrevit littora genji,
Ut ínquinavit eere tempus aureum :


JEre, dehinc ferro duravit seecula : quorum
Piis secunda • datur fuga.




299


Supuestos crimenes y errores imputados por Haller á los
constitucionales de España.-


" Que los liberales tenazmente apegados á la letra de la
Constitucion, resistieron hacer en sus artículos las
cortas modificaciones que exijia la política europea,
habiendo preferido sumergir á su nacion en los horrores
de una guerra, cuya terminacion no debía serles du-
dosa."t


Llegamos al punto, que ha ocasionado los mas
lastimosos daños a la causa santa de la libertad Peninsular.
La capciosa arteria de los diplomatícos, conociendo la
fuerza de la seduccion, la empleó diestramente, cuando
los potentados europeos decretaron la ruina de la Cons-
titucion politica de la monarquia, ¿ Y pudiera hallarse
medio mas directo, que el de manifestar un zelo hipócrita
en favor de lo mismo que aborrecian, suponerlos intere-
sados en que los españoles tubieran un gobierno moderado,
aparentar deseos de que se hicieran en el código funda-
mental algunas modificaciones, culpar á los representantes
de la nacion porque no se prestaban á ejecutarlo, acrimi-
nar en seguida su conducta, y difundir la desorganizadora
voz de que su temeridad sacrificaba al pueblo, concitando
el odio contra sus personas y alejando del congreso la
confianza? ;.


¿ Pero los diputados de la· nacion española pudieron y
debieron prestarse á hacer modificaciones en la ley fun-
damental? ¿ Y realizandolas, la nacion hubiera conser-
vado su libertad é independencia? . La solucion
de estas cuestiones pondrá en el punto debido' de claridad
la conducta de las Cortes, disipando las dudas, que la
cavilosidad ó la ignorancia hayan podido derramar sobre
ella.


Las lecciones de la revolucion francesa, unidas al
conocimiento del caracter español, obligaron á las Cortes
de Cadiz á impedir que se hicieran innovaciones prema-
turas en la Constitucion, señalando un plazo propor-
cionado, para que instruidos los pueblos por la experiencia,
pudieran conocer los defectos, calcular las mejoras, y
conducir la reforma con la cordura propia de su impor-


.. Continuacion del discurso que
comenz6 en el numo 3. de este
periodico, pago 204.


t Halter: De la constitution des
Cortes d'Espagne. pago 55.




300


tanoia, de su trascendencia y de la madura sensatez es-
pañola. Los dignos individuos de las Cortes de Cadiz, no
tubieron el vano empeño (como ligeramente supone
Haller,·) "de dar á la nacion una constitucion eterna, ni
dejaron de conocer, (como arbitrariamente supone aquel
autor), que-esta especie de obras son perecederas, y caen
al primer soplo de sus enemigos y aun al de sus amigos."
Aquellos modestos y prudentes legisladores trataron solo
de asegurar la libertad de su patria con leyes conserva-
doras del orden; y recelosos de los embates de las
pasiones en tiempos de inquietud, de las pretensiones de
la ambician -y (.\e los elcctOl\ que Tl\úiieTa l1Tod.uclT el es-
piritu de novedad inquieta, atajaron sus progresos, seña-
lando un plazo para las modificaciones. Una conducta
contraria hubiera dejado expuesta la nacion á las con-
secuencias fatales de las mudanzas en materia tan dificil
como delicada.


Con tan justo objeto se extendió el articulo 375 de la
Constitucion, en el que se establece "que hasta pasados
8 años despues de hallarse puesta en practica la consti-
tucion en todas sus partes, no se podrá proponer alte-
racion, adicion ni reforma en ninguno de sus articulas."
En el caso de hacerse alguna adicion pasado el plazo
prescrito, se señalan por los articulos 376 y 384 los
tramites con qué debe ejecutarse; y ningun imparcial
podrá ver en ellos otra cosa, Que la sensatez con qué las
Cortes constituyentes desearon que se procediera para


'*El afan ridiculo de este aciago es-
critor en impugnar la Constitucion,
llega hasta el vergonzoso extremo
de decir" que hasta la época de
la nueva filosofía se ignoraba en el
mundo lo que era prestar un jura-
mento de obediencia á un libro
mudo, cual se mandaba prestar á
la Constitucion, y no á la autoridad
viva de la que dimana." Si es
novedad para Mr, Haller el exijir
juramento de obediencia á la ley
fundamental, no le llamarán tal
los españoles .que conozcan _la
historia de su nacion, que parece
desconocer aquel escritor. ¿ Por
ventura los reyes de Aragon no
juraban la observancia de los
fueros? ¿ Los señores de Vizcaya
no lo hacían hasta tres veces


sobre la hostia consagrada? ¿Carlos
V, no se sugeto á esta formalid ad
antes que se le considerara como
rey en Cataluña? Y los reyes de
Castilla ¿ nojuruban la observancia
de la Constitucion, cuando con
juramento ofrecían observar sus
leyes -1 ¿ Pues á qué se viene un
autor extrangero en medio de las
luces del siglo XIX. á concitar
escándalos, á la sombra de una
verdadera ó afectada ignorancia de
las venerables costumbres espa-
ñolas 1 i. Creyó acaso que no
habria valor para contestarle, Ó se
persuadió que los españoles tole-
rarian pasivos baldones y denuestos
tanto mas injuriosos, cuanto des-
cansan sobre la calumnia)




alterar la ley fundamental. ¿ Y quien dejará de aplaudir
sus intenciones, sino los que solo ven orimenes donde
abundan las virtudes, y presunción, vanidad y torcidos
fines, donde solo resplandecen la sabiduria y el afan
benéfico de evitar á la patria convulsiones y amarguras?


De la letra del articulo se deduce, que deben pasar 8
años despues de estar puesta en práctica la constitucion
en todas sus partes, para alterar alguno de sus articulos ;
por manera que no basta que hayan pasado los 8 años
desde el dia de la publicacion solemne del c6digo; sino
que deben empezar á contarse desde el momento en qué
se halláre puesta en práctica en todas sus partes. A esto
se agrega 1°. la clausula de los poderes que autorizan á
los diputados para acordar cuanto entendieren conducente
al bien general, dentro de los limites que la Constitucion
prescribe, sin poder derogar, alterar ó variar en manera
alguna ninguno de sus articulas bajo ningun pretexto:* y
Qo. el juramento que los diputados hacian al empezar sus
funciones, de guardar y hacer gUU1'dar religiosamente la
Constitucion. t


¿ Y cómo se guarda 1'eligiosamente la Constitucion?
Ejecutando escrupulosamente lo que previenen sus arti-
culas, sin interpretaciones, buenas solo para substituir el
privado capricho á los preceptos de la ley. Y atenidos
los diputados al rigoroso sentido de la Constitucion, ¿podian
prestarse á hacer en ella alteraciones? ¿ Estaba puesta en
práctica en todas sus partes? ¿ Se habia señalado la
renta proporcionada procedente de bienes propios, que
segun el articulo 92 debian tener los ciudadanos para ser
elegidos diputados á Cortes? ¿ Se hablan señalado los
terrenos que parecieren deberse destinar para el recreo de
las personas reales (arto. 214)? ¿ Se habian formado los
códigos de procedimientos, civil y de comercio, para
llevar á efecto los articulos 244, 286 Y 258? ¿ Las
cárceles estaban dispuestas conforme al espíritu del ar-
ticulo 297 ? ¿ Y se habian establecido los jurados ó sean
los jueces de hecho, conforme á lo dispuesto en el articulo
307 ?-Por lo expuesto aparece, que no estando puesta en
práctica la Constitucion en todas sus partes, faltaba el
primer extremo que ella requeria, como paso absoluta-
mente previo para tratar de su modificacion y reforma.


¿ y habian pasado los ocho años? Tampoco; porque
debían contarse desde que la ley se hallase puesta en


'" Art, 100. de la Constitucion. t Art. 117. Id.




:¡o':!


práctica en todas sus partes. ¿ Y atendidas las circuns-
tancias, podían los diputados darlos por pasados? . .
Para realizarlo seria preciso interpretar la Constitucion,
prescindiendo de su religioso cumplimiento, Por lo ex-
puesto aparece que los diputados de las Cortes en el año
18~3, no pudieron oir proposiciones relativas á mudar ó
alterar la ley fundamental, porque de hacerlo faltarían á su
obligacion, anularían sus poderes, quedarian sin facultad
para mandar y sin derecho para ser obedecidos.


y llevando por norma de su conducta la máxima incon-
cusa, de que la salud de la patria es la suprema ley, ¿no
debieron haberse dado á partido? ¿N o valia mas salvar
la libertad del naufragio que le amenazaba, que exponerse
á perderla por un apego farisaico á la letra de la ley? . . •
Asi como convendrémos en qué cuando el rey se resolvió
á abandonar el mando absoluto, pudo haberse reservado
el derecho de arreglar la Constitucion de acuerdo con la
nacion, poniendo fin á los desordenes y haciendo desapa-
recer hasta las mas débiles divergencias de la opinion; no
titubearémos en asegurar, que si los diputados hubieran
conocido que adoptando las medidas transaccionales, la
nacían habria asegurado su libertad é independencia, debe-
rian haberse prestado á realizarla, sacrificando sus senti-
mientos, y si se quiere, echando sobre sí toda la responsa-
bilidad. "Hemos salvado la patria, dirían, prescindiendo
de la ley; nuestra vida responde de la infraccion, y la
sacrificarémos gustosos con el placer de haber afirmado el
bien de la nacion," ¿Pero los diputados podian esperar
con algunaprobabilidad, que España conservaria su liber-
tad é independencia, allanándose á hacer alteraciones en
la ley fundamental? Las circunstancias no ofrecian tan
lisongera perspectiva, y el tiempo acreditó que no se habian
engañado en sus calculas.


Es preciso recordar que los principes, que componen la
confederacion ilustrada con el epiteto de Santa, no hicieron
á las Cortes de España proposicion alguna directa ni indio
recta, relativa á alterar la Constitucion. Contentos con
desacreditar el sistema liberal, las notas extendidas en
Verona contienen un cúmulo de acusaciones mezcladas de
amenazas, conformes al lenguage del poder y al concepto
que hicieron formar á los soberanos los siniestros informes
de sus agentes, y las plumas de escritores tan superficiales
como Haller, que no podian ser bien recibidas del congreso
español; el cual fiado en la pureza de sus intenciones,
miraba como invulnerable la máxima política, de que nin-




808


guna naeion tiene derecho para entrometerse en el arreglo
de los negocios domésticos de otra. Y aun cuando no
hubiera aparecido aquel monumento, que sobradamente
descubria las intenciones de sus autores, ¿las Cortes podian
fiar en unos gabinetes, que tan cruda guerra acababan de
hacer á Nápoles yal Piamonte, cuyos habitantes habian
admitido la Constitución española: cuando les constaba
la resistencia que el emperador de las Rusias habia pres-
tado para recibir en el año de 1820 al encargado de nego-
cios de el rey constitucional de las Españas: cuando les
eran notorios los desacatos de los periodicos publicados en
las cortes principales de Europa, y cuando las conspira-
ciones sostenidas dentro del territorio francés, y el cordon
militar, situado en las fronteras de la Peninsula con el
pretexto de precaver la salud publica contra la epidemia,
ponian en claro las ideas agresoras de los potentados ~


En la funesta crisis en qué se hallaba la nacion española á
principios del año 1823, llena de recelos contra la Francia,
empeñada en refrenar la altivez de los que mantenian la
guerra á la Constitucion, y agitada con los cismas políticos,
que por desgracia dividian la opinion de los amigos de la
libertad; el hecho de allanarse las Cortes á entrar en trans-
acciones, animaria la intestina discordia, sacrificando la
nacían á los designios extrangeros. . . . ¿ Admitida la
idea de alterar la ley fundamental en medio del conflicto
de las pasiones, se convendrian facilmente los españoles
sobre el modo de realizarlo? Los unos se empeñarian en
mantener los antiguos abusos, los otros en sostener el sis-
tema nuevo en toda su integridad: quien recomendaría el
gobierno moderado, quien el democratico: quien abogaria
por las cámaras, quien las impugnaría: y envueltos en un
torbellino, la superstícion, el egoismo, la aristocracia, la
filosofia y los errores se harian una guerra sangrienta ante
las legiones extrangeras: las cuales aparentando indife-
rencia; fomentarian con maña la contienda, para que los
incautos españoles se despedazáran por sus propias manos,
hasta que llegado el dia de su mutuo vencimiento ó de su
cansancio, decidieran de su suerte, hundiendoles en la
sima espantosa de la esclavitud y la miseria. . . . A vista
de un tal resultado, ¿ no era mas digno de una nacion noble
y generosa, rechazar las sugestiones, sufrir el embate de .
la fuerza y sepultarse entre las ruinas de la patria, defen-
diendo con las armas su justicia, su honor y su decoro?


i Ojala que todos hubieran conocido el veneno mortal,
que encerraba la idea de Ja~ transacciones.' Varones in-




304


signes, sabios, respetables y patriotas distinguidos, ca-
yendo en los lazos de la astucia enemiga, reputaron teme-
raria la conducta de las Cortes, y olvidados de lo ocurrido
en 1808, arrastraron tras sí á muchos, preparando con
ello la ruina de la Constitucion. Si las voces seductoras,
esparcidas mañosamente por los invasores, no hubieran
cautivado la opinion de los que debieron contrarrestar su
fuerza, la nacion no lloraría la defeccion fatal dc Bishal,
de Bállesteros, de Morillo y otros: la cual dió al traves
con la libertad, borrando de las tablas gloriosas del honor
militar las acciones ilustres, con qué aquellos personages
habian captado en otro tiempo la admiracion de sus con-
temporaneos. . . . Es preciso decirlo con la imparcialidad,
de qué hacemos profcsicn. . . . Ni Bisbal, ni Morillo, ni
Ballesteros cedieron á la superioridad de la fuerza extran-
gera, ni doblaron su cerviz al yugo desolador del despotismo.
Uno y otro embaynaron sus aceros, ennoblecidos en la
guerra de la independencia, fiados en que la España ase-
guraria un gobierno moderado conservador de la libertad;
porque el Príncipe augusto que corrió incruentamente el
enorme espacio que media entre el Sena y el rio Arillo,
les hiciera concebir tan lisongeras esperanzas.s
Por manera que solo con la idea lisongera de un gobierno
constitucional, y con la esperanza de mantener la libertad,
pudo Angulema evitar el choque de unas tropas avezadas
á humillar las orgullosas aguilas francesas, y salir ayroso
de un empeño, que hubiera tenido un exito fatal, si en vez
de las arterias de una politica maquiavelica, hubiera em-
pleado los unicos instrumentos, que los valientes reputan
capaces de decidir las contiendas militares con bizarria y
denuedo.


Si la inocencia de los unos, la imprevision de los otros y
la politica extrangera, corrompiendo la opinion, prepara-
ron el triunfo de los enemigos, estos, sin gozar el fruto de
la victoria, á vista de unos laureles manchados con la per-
fidia y con los crimenes, que á su sombra deshonran la
Peninsula, ni disfrutan el precio de sus fatigas, ni consi-
guen establecer en ella la quietud sepulcral compañera
de la esclavitud. Los españoles conociendo el engaño,
maldicen su sencillez: los serviles, defraudados en sus
esperanzas, miran con ceño á los que poco hace miraban


,. En la. carta ltue el duque de por base de la cesacionde la guerra
Angulema dirigió al rey desde el el establecimiento de un gobierno
Puerto (le Santa Maria, estableci~ constitucional.




:305


como á sus redentores: los patriotas deploran la desventura
y el cautiverio de su patria: los que habiendo conocido
con anticipacion las artes enémigas, sufrieron duras recon-
venciones por su firme comportamiento, lanzados del pais
que les dio el ser, hacen votos al cielo para que volviendo
por la causa de la justicia, restituya el orden, la tranquili-
dad y el honor á la patria desolada; y los victoriosos inva-
sores, inquietos y desconfiados, reclaman nuevas fuerzas
en su apoyo.


Las Cortes altamente persuadidas de las intenciones de '
los que, aparentando hacer feliz á la nación, aspiraban á
su ruina, se resistieron á entrar en transacciones, aun
cuando los reveses experimentados podian disculpar el re-
troceso de Sil opinión. ¿Ni cómo podian abandonar el
camino de la entereza, cuando la mal enmascarada con-
ducta de los invasores iba descubriendo sus designios, al
compás que pasaba el tiempo veloz sobre sus acciones?
y á la verdad, si el bien de la nacion española obligaba á
los príncipes á entrometerse en sus negocios domesticos,
¿por qué no empleaban los medios de la persuasión, unicos
que preparan el convencimiento? ¿Por que prefirieron la
coaccion, irritando el pundonor delicado de los que, con-
tentos con asegurar su bien estar, no aspiraban á hacer
proselitos en otras naciones? . . . y si los deseos de los
aliados se limitaban á hacer algunas pequeñas variaciones
en la Constitucion, reducidas, segun anunciaba la voz pu-
blica, á mudar la forma del consejo de estado, convirtien-
dole en un senado: á exigir que los diputados hubiesen
de tener una renta proporcionada, procedente de bienes
propios: y á refrenar los abusos de la libertad de imprenta;
¿ por que no desistieron de sus ideas hostiles, al ver san-
cionada en Cadiz la ley represiva de los excesos que se
cometian con la prensa libre, y admitida la proposicion
para que se fijára la renta correspondiente á los diputados,
que debían elegirse para la próxima legislatura? Si las
Cortes usando de sus facultades, previnieron los deseos
supuestos de los principes: y si estos hallaban en los refe-
ridos acuerdos una prueba contraria á la temeridad atri-
buida á los diputados; ¿pOi' que no dieron de mano á las
sospechas, retirando la fuerza, y dejando á los españoles
en la justa libertad, que debian tener, para tratar de sus
asuntos familiares? No lo hicieron, porque el fin de sus
proyectos no era el que afectaban, sino el que observa el
mundo, de ensalzar el absolutismo, y de poner á la merced
de la Francia una nacion generosa, realizando en el siglo


RR




806
XIX el proyecto, que concebido por Luis XIV, no se
habla llevado tan al cabo como en nuestros aciagos días.


¿y el comportamiento del duque de Angulema no ofrecia
las verdaderas intenciones de su corte? 1,0s que alec-
cionados en la escuela de los desengaños políticos, conocian
la historia diplomatica de las naciones, no podian fiar en
las lisongeras promesas de felicidad, que hacia un gabinete,
cuyos intereses estaban en directa oposicion con ellas....
¿ Cuando se ha visto que un gobierno extraño se haya de-
cidido á labrar la prosperidad de otra nacion, por el puro
placer de hacerla feliz? . . . Esta especie de caridad,
sobre ser desconocida en la politica, no se aviene con la
natural inclinacion de los gabinetes. j Cuantas pretensiones
filantropicas han desechado, por no combinarse con sus
intereses! ¿ Y podía creerse que la Francia sacrificára su
quietud, el honor de su gobierno, la sangre de sus hijos, y
la riqueza producida por el trabajo, solo porque la nacion
española tu biera una ley fundamental compuesta de 300,
en vez de 384 articulas? Sobre las cuantiosas sumas de los
emprestitos españoles, negociados en Francia, que debia
mirar perdidas, ¿ sacrificaria garboso su gobierno mas de
800.000.000 de rs. de su erario al esteril objeto de intro-
ducir una representación nacional, enteramente igual á la
suya? . . . Claramente aparecia el objeto de los que in-
vocaron á San Luis, para que protegiera sus desoladores
designios, y los que en el arrebato de su exaltacion halla-
ron en el cielo un Dios peculiar, que tomára á su cargo la
cima feliz de tan fatal empresa.


¿ y el duque de Angulema, que en Andujar amparó con
la egida de un decreto las opiniones políticas, y poniendo
un freno á las demasias de los serviles, desaprobó las per-
secuciones que dimanáran de sentimientos morales, contra.
rios al absolutismo: ¿por que, pudiendo evitarlo, dejó que
el malogrado Riego pereciera victima de su honradez, á
manos de los asesinos de la nacion ? * ¿Por qué el duque
de Angulema, que llegado ál frente de Cadiz ofreció en su
primera intimacion, que puesto el rey en libertad reuniria
las Cortes antiguas, para dar al pueblo español una ley
fundamental, que asegurára Sil libertad, y que daria una
amnistia absoluta; pocos dias despues exigió la libertad
de Fernando, olvidado del establecimiento del gobierno
moderado, y en seguida vino á prometer que recomen-


,. Cuando el duque de Angulema el cual fue imolado pocos dias
llegó á Madrid, estaba á punto de despues de haber salido aquel per-
ejecutarse el sacrificio de Riego; sonage para Paris, .




301


daria al rey la amnistia, dejandole en libertad de dar
ó no la deseada constitucion ? ¿ Cómo olvidando Angu-
lema la fuerza de sus palabras é insinuaciones, dejó
instalarse el absolutismo? ¿Cómo habiendo reconocido el
duque á Fernando VII en completa libertad el dia 28 de
Setiembre, anunciandolo á su corte, sufrió indiferente que
en 1 de Octubre le desmintiera el rey, declarando que
hasta entonces no habia gozado de libertad, para á su
salvo dejar que las pasiones se desenfrenáran, cebandose
en la sangre de los liberales, para decretar arrestos y
muertes patibularias y saqueos encubiertos con nombres y
fórmulas legales, y para entronizar el poder mas absoluto,
que vieron jamas los peninsulares?


y cuando el gobierno constitucional reclamó la media-
cion inglesa, como unica garantia capaz de poner un ter-
mino decoroso y estable á la lucha; ¿ por que el duque de
Angulema se resistio á admitirla? Y siendo el principal
objeto de su mision militar en España (segun el mismo
habia asegurado al penetrar el Pirineo) el restablecer la
tranquilidad y el orden, que se suponían perdidos en la
Peninsula; ¿por qué en el momento, en que Fernando VII
saliendo de Cadiz, tomó las riendas del absoluto poder,
dejó la España? ¿ Por qué no empleó los recursos pode-
rosos de su influencia con el monarca y con los adalides de
la contrarevolucion, para restablecer el sosiego yla tem-
planza? .¿ Los respetos y la fuerza de las armas que esta-
ban á su disposicion, no eran capaces de contener los
desmanes, que devastan aquel desgraciado pais ? ¿ Los
franceses, siempre que han querido, no han puesto coto á
los crimenes, á los excesos y á las violencias en los puntos
que ocupan? ¿ Pues por qué no ejecutaron lo mismo en toda
España? . . . Lo diremos de una vez. .. . Porque el
plan de la Francia se reducia á adormecer á los españoles
con el aliciente de las transacciones, introducir entre ellos
la division, neutralizar su resistencia, despedazar en se-
guida la Constitllcion, afirmar el despotismo, sacrificar á
los amantes de las libertades, desolar la Peninsula, privarla
de toda fuerza, y tomar en el año 1824 una triste repre-
salia de la humillacion que sufriera en el de 1814.


Estos son los tristes y no dudosos resultados, que pre-
vieron las Cortes: por ello resistieron las transacciones, y
su vigor en sostener los principios de la justicia, hace
sufrir á sus individuos la mas dura persecucion, resignados
en qué si la edad presente desconociera la nobleza de su


. conducta, la posteridad verá en ella un dechado de inte-




808


gridad y de decoro, y un ejemplo ilustre del modo con
que se deben cumplir los empeños que una vez se contraen
con las naciones.


Si la Soberanía de España reside en el consejo de Castilla.
Cosa es rara é inexplicable, cómo los inclitos zeladores


del trono, que clamaron contra las Cortes de Cadiz de
1812, suponiendo que eran causantes contra la soberanía
del rey los diputados que votaron la soberania de la nacion,
ya que no asestasen sus tiros á los obispos de Orense y de
Santander, que en 1808 habian enseñado en España esta
grande heregia, arremetiesen siquiera contra unos cuantos
legos, que seis años antes habían asegurado que la so-
berania de España compete no ya á la nacion, sino á una
mínima parte de la nacion, cual es el consejo de Castilla.
Vivos eran en 1814 los consejeros Puig, Lasauca, Cam-
pomanes, Mon y Velarde, Riega, Cortabarria, Vilches,
Fita, Mendinueta, Don Sebastian de Torres, Puente,
Yebra; en suma, todos ó casi todos los ministros, que en
Octubre de 1804 componian aquel tribunal. Los cuales
tubieron aliento para decir al rey Carlos IV, que el consejo
de Castilla es un cuerpo soberano, y que en él reside la
soberania nada menos que por primitiva institucion. Aí
es un grano de anis la diferencia que hay entre decir que
reside la soberania en una sociedad de muchos millones
de almas, y decir que reside en dos docenas de esas mismas
almas, iguales á las demas, y que no tienen representacion
ninguna de parte de los reynos, Público fue en Madrid
en aquella epoca este gracioso cuento; y habiendose pu-
blicado despues en una obra impresa en el año 18f.!O, no
chistó nadie contra su veracidad, con ser asi que vivian
muchos de aquellos ridículos aspirantes á la soberania,


El hecho fue, que habiendo el Señor Don Carlos IV.
reprendido agriamente al Consejo por una sentencia que
había dado en 3 de Octubre de 1804, ofendido de ello este
tribunal, contestó á S. M. entre otras cosas las siguientes,
que hacen á nuestro propósito: "Meditada que fue la real
orden con un prolijo y atento examen en la posada del
E. S. conde de Montarco, su gobernador, acordó el con-
sejo pleno debia contestarle á V. M. en terminas análogos,
manteniendo siempre el consejo la dignidad y soberania
que no ignora V. lVI. tiene por primitiva institucion;"




309


y porque no se entendiese, que esta soberania, de qué
se creía revestido el consejo, era una soberania nominal y
honoraria, sino real y verdadera, acompañada de facultades
soberanas, verbi gracia, la principal de ellas, que es el
poder legislativo, prosigue: " Dice V. M. en su real orden,
halla agravado en gran manera su paternal corazon con los
continuos males que amenazan sus amados reynos: males,
Señor, que llegarán hasta el augusto trono de V. M. . . .
¿ Desde cuando, Señor, se halla la nacion en estado tan
deplorable? Desde que V. M. ha coartado las facultades
soberanas que deben residir en su consejo. Desde que
el consejo se halla desposeido de aquel poder legislativo,
que por primitiva legislacion tiene. Desde aquella epoca
ha ido cayendo mas y mas nuestra sabia monarquía."


Para dar aun mas fuerza los tales señores al convenci-
miento en que estaban de su soberanía, interesaron en
esta exposicion su conciencia, arma que se ha sabido jugar
en ciertos casos con gran fruto. "No puede menos el
consejo (continuan) de hablar á V. M. con esta claridad,
sopena de gravar enormemente las conciencias de los an-
cianos ministros que lo componen. Si V. M. no interpone
toda su autoridad y poder para atajar estos males, si no
deja obrar á su consejo como tribunal soberano que es de
la nacion; bien pronto tendremos los españoles el des-
consuelo de vernos á nosotros, á nuestras mugeres y nu-
estros hijos, hechos esclavos de nuestros vecinos y comar-
canos."


He aqui cómo el consejo hacia depender la felicidad de
la nacion española de qué reconociese el rey la soberanía
de aquel tribunal, sus facultades soberanas y su poder
legislativo. Magnifico es sobre todo el ultimo rasgo de la
dichosa consulta: El consejo, Señor, es un soberano por
eonstitucion nacional.


El consejo pleno, compuesto de ministros ancianos, es-
trechados de su conciencia, por no exponer á los españoles
á ser esclavos de sus vecinos, osó en aquella epoca, no solo
anogarse el poder legislativo, que no le compitió jamas en
España, sino añadir la ingeniosa falsedad de que le tenia
por la primitiva lcgislacion del reyno. ¿ Si sabrían aquellos
magistrados los largos siglos que pasaron desde la primitiva
legislacion de España hasta la creacion del consejo de
Castilla? ¿ Si habrian olvidado que, segun la primitioa
Iegislacio« de España, como lo demostraron á las cortes
de Cadiz su fiscal Gutierrez de la Huerta, y los ministros
Ríe y Borrull, y el obispo Lera, este poder pertenece
exclusivamente al rey con acuerdo y otorgamiento de la




nacion ? Ahora bien: si á los vocales perseguidos en 1814
se les formó causa porque habian aprobado el articulo 15
de la Constitucion, que restableció la union de las Cortes
con el rey para la formacion de las leyes; ¿ con cuanta
mayor razon debieron ser procesados estos consejeros, que
aseguraron estar en el consejo el poder legislativo, no
dando en él al rey la menor parte?


Al cabo los diputados en la soberania de la nacum san-
cionaron mi principio, que el actual obispo de Malaga, el
R. Cañedo, calificó de incontestable axioma de derecho
publico, el cual fue premiado con una mitra. Mas los con-
sejeros en la soberania del consejo aseguraron como prin-
cipio incontestable un dogma irrisible, destituido de todo
apoyo, no solo en la primitica institucion del reyno ridi-
culamente citada, sino en ninguna de las demás leyes, ni
en peticiones de Cortes, ni en documento ninguno de nu-
estra historia antigua ni moderna. En el celebro, pues,
de los que acordaron aquella consulta, se forjaron esas
facultades soberanas del consejo, Y el titulo de tribunal
soberano, y de soberano por constitucion nacional.


Supongamos que hubiese razon para procesar á los di-
putados que sancionaron el axioma del R. Cañedo. Antes
que ellos y con mayor razón debieron serlo los consejeros,
que predicando para el saco, aseguraron un error politico
tan contrario á los derechos de la nacion, como á los del
monarca.


¿:Mas qué extraño es, que este consejo hubiese renovado
en tiempo de Carlos IV las pretensiones de la soberania,
que quiso ya calzarse en el reynado de Felipe V? Bien
que entonces no avanzó á llamarse soberano POt' consti-
tucion nacional; contentóse con decir que la tal autoridad
soberana se la dieron los reyes. Es especie original, digna
de recordarse.


Público fue en España el extrañamiento, que sin orden
de Felipe V impuso el consejo de Castilla en 1708 al
prior y á un lego de los Agustinos, y á un presbitero de
Granada. Sabido esto por el rey, le exigió razon de
haber ejercido aquel acto de soberania. A esta real
orden contestó el consejo en consulta de 6 de Junio de
aquel año. Qué tal fuese esta consulta, aparece de la
explicacionjuridica de ella, comenzada de orden de S. M.
por Don Luis de Salazar, y concluida por Don Melchor
de Macanaz,* Rebatiendose en ella los fundamentos en


"' Se imprimió este documento en el tomo IX, del srmonario erudito,
P<t3', 7 y signiente"




qué apoyaba el consejo su soberanía, se dice entre otras
cosas: " De lo mismo que la consulta alega, se saca que
no le dieron (los reyes al consejo) alguna (autoridad)
soberana. Pues si los reyes mismos juzgaban las causas
mayores, y resolvian los negocios graves con acuerdo del
consejo, ya se ve que los actos soberanos los ejercía el rey
pOl' sí, y que en los consejeros no habia mas facultad que
aconsejar segun las leyes y su prudencia."


y mas adelante: "causas judiciales y actos soberanos son
cosas diversas: y el rey no pregunta, por qué concesion ó
desde qué tiempo oye el consejo pleytos, sino cuando y en
qué reynado se dió al consejo la autoridad de extrañar los
eclesiasticos sin noticia del principe. . . . Querer que por-
que los reyes pasados ejecutaron este acto de soberania con
acuerdo del consejo, le debe ejecutar aora el consejo sin
acuerdo del rey, suena á querer igualarse con el soberano."
Que niñerias debio ensartar el consejo en aquella con-
sulta, cuando la explicacion juridica dice contestandole:
" N o poder el rey mantener sus resoluciones en negocios
graves, cuando el consejo se opuso á ellas, ... es pensar
en ser superior al soberano, es intentar la dominacion del
dominador."


¿y cómo habia de olvidar el consejo sus pretendidos
fueros de único legislador? Asi es que se adelantó en la
consulta hasta decir: Toca al consejo la formacion de las
leyes y pragmáticas. l Y qué se le contestó á esto á nom-
bre del rey? Oiganlo y avergüencense los calumniadores de
las Cortes de Cadiz : "La forrnacian de las leyes y prag-
máticas (contesta Felipe V) no toca al conscjo, ni hay
por donde usar esta voz, pues casi todas las leyes del reyno
se hicieron en Cortes á instancias de los reynos, antes que
naciese el consejo. ..' . Sino fuese asi, habriamos de con-
fesar que el consejo tiene facultad absoluta é independiente
para hacer leyes; lo cual es incierto; le esta prohibido
por las leyes ya copiadas, y no ha habido consejo de rey
en el mundo, que tenga tal autoridad."


Vuelvo aora á mi tema. Si esta necia usurpacion de la
soberania del rey, no menos injuriosa al monarca que á
la monarquia, no fue delito para los nuevos apologistas
del trono español; ¿ cómo ó por donde pudieron calificar
de crimen la declaracion lega] del axioma y principio incon-
testable del R. Cañedo, que abraza bajo el nombre de so-
berania los derechos, los fueros y las libertades, que por
su primitiva templanza competen á la nacion española?
Porque no declararon las Cortes que les competia la sobe-
rania del rey, sino el derecho esencial, al cual, como




812


observó el sabio Jovellanos, se da también propiamente el
nombre de soberania, y que convendria se llamase" supre-
maria, por ser superior á todo otro poder constitucional."
Lejos de creer las Cortes que esta soberania era contraria
á la del rey, en la declaracion de ella fundaron la decIara-
cion de que Fernando VII era el unico y legitimo rey de
España. Por la soberanía del consejo dejaba el rey de ser
rey, pues á su vista se arrogaba el consejo la potestad real.
Por la declaracion de las Cortes se aseguraba el derecho
del rey contra las pretensiones del intruso y aun del consejo.
¿ Será virtud en los ancianos consejeros arrogarse por
conciencia actos de la soberania, que por las leyes fun-
damentales competen exclusivamente al rey: y sera crimen
en las Cortes declarar á la nacion la soberania, que ya le
habian enseñado ser propia suya dos respetables obispos
en 1808; la cual lejos de perjudicar al rey, fue
siempre en España, y lo era con especialidad en aquella
época, el único cimiento de su trono Z Si es enemiga del
trono la soberania de la nacion , ¿ cuanto mas lo será la
soberania del consejo? ¿ De un consejo, que no fue
fundador de la monarquia : que ni siquiera nació con ella:
que fue creado muchos siglos despues, aun cuando lo hu-
biese sido por San Fernando, como los consejeros mismos
lo dicen equivocadamente en aquella consulta: de un con-
sejo en fin, dotado de facultades subalternas, limitadas,
derivadas del mismo poder del rey Z y si es tal esa
soberania del consejo, que el despojo de ella como él
asegura, bastaba para hacer esclavos á todos los españoles;
¿ cómo se atreven los consejeros á disputarla á toda la
masa de la nacion, de qué eran individuos, cuando por la
declaracion de ella precavió al reyno de la esclavitud pre-
parada por Bonaparte Z


¿ En qué quedamos? ¿ Es soberano el consejo de
Castilla? ¿ Los consejeros qué han de responder? Que si.
¿ Pues cuanto mas lo será el reyno entero? ¿ Es soberano
por voluntad de los reyes Z Pues cuanto mas lo será al
nacion, que elije á los reyes, ó autoriza la sucesion en el
trono Z ¿ Es soberano por constitucion de la monarquía Z
Pues cuanto mas lo será la nacion, que instituyó la monar-
quia Z N o reside la soberania en la nacion, dicen los
perseguidores de las Cortes. Luego mucho menos reside
en el consejo. El consejo no obstante se tiene por sobe-
rano. Luego si fueron atentadores contra el trono los
diputados que declararon la soberania nacional, mucho
mas lo fueron los individuos de aquel cuerpo, que se
arrogaron la soberania : y no solo atentsdores. sino pri1t~




cipoles causantes de este robo, pues muchos años antes de
las Cortes de Cadiz declararon, aseguraron y sostuvieron
que era suya la soberanía. ¿ Ha detestado este error el
consejo de Castilla? ¿ Le ha retractado? Publico es el
error, publica su impunidad .,. . Mas entretanto que
los consejeros soberanos se estaban riendo de la estupidez
del gobierno, que se dejó echar encima esta carga de
pretensiones y fueros ridiculos, gemian en las cárceles los
diputados, que en la soberania nacional apoyaron legal-
mente los derechos del trono.


¿ Mas no cantaron los consejeros la palinodia? ¿No
llegó dia en que confesasen lo mismo por qué fueron luego
perseguidas y calumniadas las Cortes ?-¡ O si llegó!-
¿ y cuando ?-En el año de IS0S. En aquella epoca se
vió estrechado el consejo á esconder su soberania, por-
que á haber hecho alarde de ella, se viera precisado á
reconocer por rey á José Bonaparte, y á jurar la consti-:
tucion de Bayona. ¿ Qué hizo pues? Apelar á la sobe-
rania de la nacion, ¿ Y es eso cierto ?-No hay mas
que abrir el manifiesto, que publicó entonces el consejo
para vindicar su conducta. Por él consta que con los
emisarios de N apalean, que le pusieron en prensa pal'a
que reconociese al intruso, se escusó alegandoles el
derecho esencial, originario, privativo é inprescriptible de
la Nacion, que los R R. obispos de Orense y de San-
tander y el Señor Jovellanos llamaron soberanía: y que
uno de los consejeros añadió ser monstruosidad creer que
nuestros reyes pueden disponer de la soberania ¡ que fue
decir en buen romance, que no eran los reyes propietarios
de ella, como acababa de demostrarlo en un opúsculo el
docto jurisconsulto Villamil.-¿ Luego esta propiedad era
de otro ?-Suponelo el consejo. -Mas. ¿ quien será el
propietario de esta soberanía?-Yo, hubiera respondido
el consejo á Carlos IV. ó á Felipe V. Mas con Napoleon
fue preciso variar de lenguage. Porque si hubiera res-
pondido que el consejo era el soberano, una de dos, ó de-
biera sucumbir al reconocimiento del invasor, lo cual no
era decoroso: o hacerle frente cara á cara, yeso no le
debia convenir. ¿ Pues qué remedio? Colgarle el mila-
gro á la nacion. Ella es la unica, dijo, que por su derecho
esencial y originario, esto es, por la soberaniaque le
compete, puede dar legitimidad al nuevo monarca. De-
recho originario es el primero en la escala de los derechos
politicos: ese es de la nacion, y no del consejo, fundado
muchos siglos despues de la monarquia. Pues alla se l~


s s




314


haya Bonaparte con la nacion soberana,y deje en paz á los
consejeros, que no les tiene cuenta aora llamarse superiores
á la nacion ni iguales siquiera.


i Cuanto dieran los consejeros, porque no se les hubiera
descubierto este flanco! Mas descubriese por un juicio
de Dios. ¿ Quien sabe si sospechará algun caviloso que la
enemiga de ciertos personages contra la soberania nacional,
no nace de zelo por la soberania del rey, atacada ya
bruscamente por los consejeros, (pues no pueden ignorar,
y lo han dicho de mil maneras, que la de la nacion es
apoyo de la del rey); sino de ver que declarada la sobe-
rania nacional, quedaba ridiculizada para siempre y
hecha polvo la soñada soberanía del consejo?


Vaya una duda. ¿ Qué sucediera, si los diputados
presos, en vez de votar la soberania de la nacion, hubieran
persuadido que se sancionase la del consejo de Castilla?
O ! entonces! . . . que elogios! . . . que premios!-
Réplica al canto: ¿ cómo podian ser alabados y premi-
ados por persuadir un error escandaloso y una blasfemia
política ?-En eso estaba el merito. Como ese error
blasfemo le baylaba el agua al consejo: como su defensa
le daba color de legalidad: como en virtud de la tal
sancion hubiera quedado aquel tribunal superior al rey y
al reyno; no necesitaban mas para ser llamados leales,
justos, religiosos y si se quiere canonizables, los promove-
dores de aquel delirio.


Pero señor: si estos diputados sancionando la soberania
del consejo, se hubieran hecho detestables y aun irrisibles
á la posteridad! ¿ Quien lo duda?; pero eso es no enten-
derlo. N o se vive en la edad futura, sino en la presente:
los honores y las rentas se disfrutan antes que venga la
fama postuma, He aqui los cálculos de la ambician y de
la avaricia, cuando al desprecio de la ley y de la religion
juntan el del decoro y del pudor humano. Como quiera,
es verosimil que la sancion de la soberania del consejo los
hubiera puesto á cubierto de la persecucion, como lo
estubieron los consejeros que á costa del trono quisieron
arrogarsela. N o seria este el primer ejemplo de apoya-
dores y fautores de un error, protegidos por los que le in-
ventaron.




315


..lmllistia de Fernando Vil.


Cartas fidedignas aseguran, que en varios puntos de
:España acaban de ser arrestados de orden del rey los
prisioneros, que bajo el sagrado de las capitulaciones
habian vuelto de Francia al seno de sus familias. ¿ Y
estos ejemplos pueden servir de preludio á la reconciliacion
de los españoles europeos y ultramarinos? Mientras en
la Peninsula continuen unas persecuciones tan inhumanas,
¿ puede lisongearse Fernando de ver cumplidos los deseos
manifestados en la proclama unida al decreto de 1°. de
Mayo? Haced, dice, que el total restablecimiento del
orden sea el preludio de la reconciliacion entre vosotros y
vuestros hermanos disidentes de America. La conducta
que se observa en España con los prisioneros, ¿ no ofrece
á los que en las Americas sostienen la independencia, la
imagen de lo que deben prometerse, si sucumben en la
lucha? l Y una perspectiva tan funesta no dilata la
guerra, alejando la epoca de la union que tanto se afecta
desear, y tan poco se hace por lograrla?


¿ Y quien podrá esperar que se restablesea totalmente
el orden en España, mientras no se ponga un freno á las
demasias de los que insultan las leyes, y hacen befa de las
maximas incontestables de la moral? El espiritu que los
anima, influyendo desgraciadamente en el corazon del
monarca, le arranca providencias, que estan en abierta
contradiccion con los deseos que repetidas veces ha des-
cubierto, llenan de agitacion á los súbditos, mantienen el
sobresalto y perpetuan la inquietud pública.


¿ y qué será de la distinguida milicia española, si pre-
valece la nueva jurisprudencia militar, que desconoce la
fuerza de las capitulaciones, no acata la santidad de los
prisioneros, y trata de criminal el esmero en el cumplimi-
ento de los deberes, que la rigida profesion de las armas
impone á los que con ellas defienden la patria contra los
ataques de sus enemigos? La guerra volverá á recobrar
todo el furor con qué se hacia en los siglos barbaras: la
humanidad volvera á sufrir los destrozos que la evitaban
los pactos convencionales, hechos sobre el modo de con-
ducir las lides, mas que por un acuerdo solemne y escrito,
por un efecto de la civilizacion: el ejercito perderá el
pundonoroso honor que le ha distinguido: y las vanderas
españolas, que con tanta gloria se han tremolado en todo
el mundo, defendidas por los valientes, á quienes la libertad




316


de ideas y la decision obligaban á derramar su sangre,
para mantener el lustre de su patria, pasarán á manos de
soldados llenos de bajeza, privados de los estimulas que
producen las acciones memorables, dignos compañeros de
los Trapenses, Merinos y Capapés, é incapaces de enca-
denar la victoria, como lo consiguieron los que mandados
por los Toledos y los Arandas, los Leyvas y los Corteses,
llevaban por divisa la decision y la firmeza de carácter,
que hoy sevi1ipendia y se escarnece.


Copia de la orden publicada en la gaceta de ~Madl'id de
22 de Junio de 1824.


Articulo de oficio.
" Con fecha 13 del corriente mes, el Exmo SI'. Secre-


tario de estado y del despacho de Grada y Justicia ha
eomunicade al consejo real, por medio del EXlDO Sr.
gobernador de él, la real orden siguiente:


" Exmo Sr.-Distraidoel rey N. S. continuamente
de los serios y graves negocios, que llaman su soberana
atención, con las quejas y recursos que le dirigen los que
se consideran comprendidos en el real Indulto de 10. de
Mayo, y con las consultas de los tribunales encargados
por la ley para aplicarla, los cuales por temor de compro.
meterse, ó con el deseo de acertar, incurren en abusos que
contrarian aquella: deseoso de uniformar en todo el modo
de proceder, y conformaadose con lo expuesto por V. E.
en papel de ayer, se ha servido mandar, que guardandose
literalmente en todas SUB partes dicho real Indulto, los que
se crean comprendidos en él, acudan á las justicias y tri-
bunales respectivos, pidiendo se les declare tales, y se les
libre su correspondiente certificacion, en virtud de la cual
entran en el goze de la gracia que S. M. les ha conce-
dido, y que ni por las justicias ni por la policia se les im-
pida el libre uso de ella, ni se les nieguen los pasaportes
que necesiten, no siendo para Madrid ni .sitios reales, sin
un expreso permiso, siempre que no lo desmerezcan por
otros conceptos. Por este medio considera S. M. consoli-
dados todos los extremos que deben concurrir en casos
iguales. á saber: solicitud del que se considere en el caso
del perdon, reconocimiento de su falta y de la gracia que
se le concede, orden, uniformidad en el cumplimiento, y
un bien general para el gobierno y los interesados, sin




incurrir en abusos que están en sentido opuesto COIl lo
que prescriben las leyes para estos casos. Y de real orden
lo comunico á V. E. para su noticia, la del consejo, y que
la circule á las justicias y tribunales del reyno, para el
cumplimiento de todos &c."


Este documento, al paso que califica de exactas las
sospechas que produjo en los hombres imparciales la lec-
tura del decreto de 10. de Mayo, á qué se refiere, mancha
la conducta de los tribunales. El mismo rey supone que
estos por miedo de comprometerse, incurren en abusos que
contrarian las disposiciones de la ley del Indulto. . . .
¿ Qué juicio formaremos de un pais, en donde los magis-
trados vilipendian el sacerdocio que los distingue, pospo-
niendo la justicia á su conservacion ? ¿ De" un pais, en
donde el supremo legislador se ve continuamente distraido
con las quejas -y agravios de Jos que, debiendo serla.vorecidos
por la ley, no lo consiguen, porque la conducta de los
magistrados encargados de su ejecucion, contrarresta sus
efectos: y en donde el jefe del estado, a quien incumbe
asegurar el orden, vé un escandalo tan horroroso, y en
vez de hacerle desaparecer, se contenta con dictar una
resolucion, que lejos de correjir los abusos, aumenta los
desordenes?


Los aumenta en efecto: lo. porque no basta que un
español se encuentre comprendido en la gracia del indulto,
para que pueda tranquilizarse: es preciso que acuda á las
justicias en solicitud de la declaracion. Acuerdo que
va á envolver en actuaciones judiciales á toda España,
con incomodidad de los agraciados y provecho de
los curiales y de los agentes de la policia: y QO. porque
el fallo se deja al juicio exclusivo de las justicias y
tribunales. Como aquellas se componen casi en su totalidad
de sugetos desafectos á los que deben ser indultados, y los
tribunales, segun asegura el rey, han descubierto miedo,
que les hace incurrir en abusos j es visto que los que debían
esperar se pusiera fin de una vez á las persecuciones, deben
temer verse envueltos en otras nuevas. Y como los tribu-
nales no pueden temer, sino á los que sostienen la feroz
anarquia, que devasta la Peninsula, se infiere que mientras
un brazo fuerte, amante de la humanidad y celoso del
honor del siglo en qué vivimos, no arranque de una vez el
mobil de los excesos, estos correran sin freno. ¿ Y la
Francia que con su intervencion armada aceleró la ex-
plosion de las venganzas, y favorecio el desenrollo funesto
de las pasiones, ¿ no debería enfrenar los desmanes y re"




tablecer la tranquilidad pOl' su propia conveuicnciat . . .
¡, Le será dado conseguirlo? Lograria sin duda este
triunfo, mas glorioso que el del Trocadero, si se apro-
vechára de las circunstancias y del ascendiente que debe
darle la fuerza de qué dispone; mas si deja correr pasiva
el desorden, ¿ quien será capaz de vaticinar los resultados?


ESTADISTICA.


Deuda de la nacion española.


Hasta el año de 1799 no pensó el gobierno español en
conocer el verdadero importe de la deuda publica. Con-
tento con salir momentaneamente de los apuros, no medía
la calidad y magnitud de los recursos por la del credito,
Se hablaba de los articulas que constituían la deuda, se
ofrecia generosamente su pago, y se dispensaban favores á
una parte de los créditos, con abandono de los demas;
pero sin traerlos todos a su centro para consolidar su
valor.


En la citada época el ministerio de hacienda, al paso
que dedicó sus tareas á afianzar el valor de los vales
reales, columbró la necesidad de abrazar en sus planes toda
la deuda, dedicandose á conocer su verdadero importe,
como paso previo para dirigir con acierto sus ideas; pero
el proyecto quedó en cierne, como otros muchos que han
perecido con sus autores, ó han sufrido la suerte de servir
-de documentos para la triste necrologia de las empresas
utiles, que apenas vieron la luz publica en la Peninsula,
cuando han desaparecido á impulsos de la ignorancia y de
la fatalidad.


Sin embargo, el genio creador del conde de Cabarrus
en el corto periodo de su ministerio, bajo el fugitivo rey-
nado de J ose ¡O. se dedicó á realizar esta importante obra,
y sus trabajos muy adelantados merecen toda la atencion
y respeto debidos a la ilustracion y á la consumada expe-
riencia de su autor.... Coetaneamente las Cortes de
Cadiz, mirando la consolidacion del credito como la base
principal de las operaciones de la hacienda, y como un
manantial de utilidades para la nacion, acordaron las pro-
videncias mas eficazes para lograrla, mirando como funda-
mento de ella" el conocimiento exacto de la deuda publica.




319


309.849.400. 32
8


803.941.285. 28


1.260.521.563. 20


Eran tan escasos los datos que tenia entonces el gobi-
erno ti su disposición, para coadyuvar las sabias inten-
ciones del congreso nacional, que solo pudo ofrecerle un
cuadro incompleto de los empeños que pesaban sobre la
nacion, por haberle formado con documentos, escapados
milagrosamente del naufragio de las oficinas, y con cal-
culas aproximados, hechos por personas versadas en la
materia, pero que no tenian mas apoyo que su pericia,
De él aparecia:


rs, ms.
7.504.116.9.40. 31Que el total de la deuda ascendia á


A saber
Contraida en el rey-


nado del Señor
Don Felipe V.


En el de el Señor
Don Carlos lIl.


En el del Señor Don
Carlos IV. 5.439.653.338.


Rebajando los vales amortizados
Resultaba la deuda liquida igual á 7.194.266.839. 33


Los acontecimientos del año 1814 y siguientes entorpe-
cieron el giro de la operacion, que se volvió á emprender
de nuevo el año de 1820 por la mano vivificadora de las
Cortes; las cuales, al paso que continuaron dando provi-
dencias regeueradoras del crédito, empeñaron el celo del
gobierno y de la comision especial de su seno, para que
deslindara el verdadero importe de la deuda; como que sin
su conocimiento no era posible que la patria disfrutára, de
un modo estable y eficaz, las ventajas que debian produ-
cirle los desvelos del congreso sobre tan interesante ne-
gocio.
~ El gobierno, al reconocer los estados de la deuda hasta
alli formados, echó de ver que eran inexactos é incom-
pletos, ya por que no aparecia en ellos la deuda contraida
en la guerra contra N apalean, y ya porque se habian
olvidado algunos articulas de la antigua. Con este cono-
cimiento formó su plan, y valiendose de documentos y de
congeturas, llevó hasta la suma de 18.000.000.0001's. la
de la deuda publica de España .. bien que descubriendo
la inseguridad de la operacion, hasta que se hiciera una
radical y segura liquidacion general, que pusiera en claro
el verdadero importe de qué debiera responder la nacion,




89.631.418


210.000.000


43.200.000
140.000.000


.'?20


Las Cortes auxiliaron tan justos deseos, y á esfuerzos
del zelo de su comision especial y de los jefes del crédito
publico, se logró en 1 de Marzo de 18~3 tener una noticia
verdadera del importe de la deuda: noticia que desenga-
ñando á los que la creian superior á la posibilidad del
pago, abria el camino unico que debia seguirse para ro-
bustecer el credito.


La deuda publica de la nacion española se divide en
extrangera y nacional.


Deuda contraida por el gobierno español en el pais
extrangero.


De un estado, señalado con el numero 1°. inserto en el
dictamen de la comision 1a. de hacienda á las Cortes de
Madrid en 17 (le Mayo de 18Q2 sobre el tratado del em-
prestito de 22 de Noviembre de 1821, resulta que esta parte
de la deuda se compone de las partidas siguientes:-


1.-31.135 acciones de los prestamos de
Holanda á 5.600 rs. cada una . . 1H.356.0oo


2.-19.mS.093 florines de interereses
atrasados de estas acciones .


3.-15.000 acciones del prestamo de
Laffite de 1820. á 1400 rs,


4.-144.000 cedulas de premio del mismo
á 300 rs. .


.IJ.-Emprestito de IS21.


Total de la deuda extrangera,


'. 2ó.5T4.8i4 31,


·657.187.418




72.397.500


47.838.242 28j
56.000.000
90.000.000


2.408.418.377 28
• 2.108.293.763 18
. 2.303.068.221 22


Ca-


~21


11. Deuda contraida por el gobierno español enla
Peninsula.


De la memoria que la comision del credito publico pre-
sentó á las Cortes en 1°. de Marzo de 1823, y de los
estados que la acompañan, aparece:


l. Que la deuda interior se divide en
deuda que causa interes y deuda
que no te causa.


2. Que la deuda con interes asciende
á 7.081.016.105 rs, 28jms. y se
compone de las partidas siguien-
tes, á saber.


l. La reconocida, purificada, regis-
trada en los libros y ya conso-
lidada. •


2. La pendiente de liquidacion,
3. Remanente á la ya calculada.
4. Servicios extraordinarios de


diz de 1797 y 1805.
5. Vales duplicados. '.'
6. J unta de reemplazos de Cadiz.
7. 34.475 acciones del prestamo


nacional de 1821 á 2.100 rs,
cada una.


Total de la deuda con interes ·7.081.016.105 28l


• i'T0.810 161 O,.


'1''1'




100.000.000 O


1.817.271.681 24!
654.762.719 22


4.933.757.626 21!
81.494.111 33!


322


111. Que la deuda sin interes asciende á 7.587.~86.l39 33f
á saber.


1. La reconocida purificada y ya
consolidada . .
~. La pendiente de liquidacion
3. Remanente á la calculada
4. Servicios de Cadiz . •
5. Suministros hechos al ejercito


en la guerra de la indepen-
dencia • • •


Total de la deuda sin interes


Resumen.
Deuda con interes
Deuda sin interes


Total


-7.587.286.139 33!


• +7.081.016.605 28t
· +7.587.286.139 33!
§14.668.302.745 28


Restando de esta suma
1. El importe de la deuda con in-


terés ya amortizada . . 2.741.251.656 25l
2. El de la deuda sin interés ya


extinguida 3.832.630.199 10


Total amortizado 116.573.881.856 n·


Queda la deuda efectiva de la nacion española reducida, á
saber, la.


Deuda con interés á
Deuda sin interés á
Total de la deuda efectiva


• 4.339.764.4<49 3
· 3.754.655.940 23l
"8.094-.420.889 26f


.. .f75.810.061 Os.
~ .f146.680.222 15.


t .f10.810.161 15.
1I.f65.1:38.818 Os.


1.f15.810.061 o.~.
,'" 80.944.288 Os.




323


Hipotecas aplicadas á la etctincion de la deuda publica.
Valor de las fincas entregadas al credito


publico, apreciadas á metalico 1.897.778.434 14
Valor de las fincas aplicadas al objeto,


pero no entregadas aun . 2.732,714.f283 O


Total valor de las hipotecas apreciado
en metalico . ... 4.6:30.492.717 O


La venta de fincas se hacia exclusivamente á creditos con-
tra el estado¡ y se verificaron hasta fines de Julio de
1822, con el aumento de 86 por 100, sobre la tasacion
á dinero: y con el 160 por 100, desde dicha epoca
hasta 1 de Marzo de 1823. Segun estos datos, el valor
verdadero de las


rs.
Hipotecas, reducido á creditos es.


igual á . . . 12.039.272.064 O
Superior al importe de la deuda pub-


lica interior en • • 3.944.851.175 7t
y á la total deuda nacional y extran-


gera en 3.687.663.754 8




324


importe de los credaos contra el estado, propios de cuer-
pos inmortales, que con arreglo á los decretos de Cortes
caducaron, debiendo haberse extinguido, desde 1 de
Enero de 1820 hasta 1 de Enero de 1823, disminuyendo
en igual suma la de la deuda publica, sin la entrega
equivalente de fincas.


rs,
Por juros 400.000.000 O
Por alcabalas . . . 44.901.457 O
Por bienes enagenados á las obras pias 771.035.232 O
Por oficios enagenados 25.000.000 O
Por creditos de Felipe V. 40.000.000 O
Por prestamos nacionales y extrangeros 57.686.830 O
Del banco nacional y cinco gremios 26.201.359 O
Por deuda fluctuante de tesoreria y


otros ramos . 2.938.842.690 O


Total 4.303.891.170 O
De los documentos existentes en las


oficinas resultaba haberse realizado
la caducidad de 2.938.842.690 O


y quedar por caducar aun 1.365.048.480 O
Rebajando esta suma del total de la


deuda publica interior, quedará esta
reducida en ultimo termino á 6.729.372.409 27f


Y la hipoteca afecta á su pago la exce-
derá, en . . . 5.309.899.654 6t


Importe de las fincas afectas al pago de
la deuda publica, vendidas desde el
~~ol:;21820 qasta 31 de Diciembre 433.858.855 28*




825


Provincias en donde Ita sido mas considerable la venta de
fincas, y razon en qué lo Itan sido.


Plasencia 66.000.000
Madrid 44.000.000
Cadiz 40.000.000
Badajoz 33.000.000
Sevilla 26.000.000
Toledo 23.000.000
Burgos 21.000.000
Barcelona 20.000.000
Oviedo . 18.000.000
Ciudad Real 16.000.000
Cardaba 16.000.000
Granada 16.000.000
Mallorca 14'.000.000
Zaragoza 12.000.000
Salamanca 10.000.000


Provincias en donde Ita sido corta la enagenacion de las
fincas.


Valladolid
Guadalajara
Zamora
Valencia
Avila
Murcia
Lean
Jaen
Soria
Palencia
Santander
Victoria


8.000.000
7.000.000
6.000.000
2.000.000
2.000.000
2.000.000
5.000.000
3.000.000
3.000.000
2.000.000
1.000.000
1.000.000


Los datos hasta aqui alegados nos descubren la exactitud
de la opinion del conde Alejandro Laborde, cuando en su
Aperfu de la situation financiere d' Espagne (pag. 17.)
asegura con la firmeza nacida del convencimiento, que
" la España puede pasar en un momento de la mas pro-
funda miseria á la mas alta prosperidad: pagar en menos
de cinco años integramente su inmensa deuda: adquirir el
primer credito en la hacienda de Europa: hacer superar
sus rentas á sus gastos; y no sentir la perdida de sus colo-
nias, debiendo á sí sola su riqueza y su prosperidad."




326


Origenes orientales de la lengua Española.


Alfabeto cuarto.
AZEYTUNA, s. f. El fruto del olivo: en ingl. olive.


AZEYTUNO, s. m. Olivo, arbol: en ing. olioe-tree. Del
árabe ,'j'n~r xeithuna, olea, oliva, arbor et fructus; y
del hebreo n~r zeith olea, oliva, olivetum: aunque á este
origen es mas conforme la voz AZEYTE, s, m. el zumo o
suco de la azeytuna: en ingl. oil.


BALADRONADA, s, f. Expresion jactanciosa, nacida de
arrogancia y orgullo: en ingl. boast. Del griego a¡"a~po~ía,
jactantia.


CABAS, s. m. En Valencia y Cataluña, espuerta, seron
de palma o esparto: en ingl. pannier, Del sirocald, Y:Jp
cabats, collegit, congregavit.


DENOSTAR, v, a. Afrentar á alguno, avergonzarle, in-
sultarle: en ingl. to reoile. DENUESTO, s. m. afrenta,
insulto; en ingl. aifront. Del griego o'oTá~ClI, convitior,
carpo; o de O'''7Cl1, vitupero.


ENTECADO, DA, adj. Debil, flaco, macilento: en ingl.
stiJf. Del griego T'1l"3w,, tabes, tabefactio.


FULANO, NA. s. m. y. f. Nombre que se da á la persona
cuyo nombre se omite: en ingl. sucb a one. FULANITO,
TA, dimin, Del hebreo ~j'~~ feloni, y ~n~j~E:l felonitha,
fem. Nomen innominati; cujus proprium nomen reticetur,


GIBA y.en Valencia CHEPA, s. f joroba: en ing. hump.
Del hebreo :J~ gab, tergum, dorsum: o de i1:JJ gobah,
altus, elatus: o del griego ~bO<, curvus, inflexus, tuber
in dorso camelli.


HIPO, S. m. Interrupcion y dificultad en la respiracion:
ansia, deseo vehemente: en ingl. hiccouglt, wish, desire,
anger, fury. Del griego íwow, premo; y de í'l10S, pressura.


JAMUGA, s, f. Especie de silla o asiento que se coloca y
ata con seguridad en la bestia de carga, para que vaya en
ella alguna persona. Dicese tanibien JAMUGAS. En ingl.
a kind of side-saddle for women. Del sirofenic. ~r.ln
jamal, recepit, conclusit, continuit: o del significado que
dan los arabes a la misma voz, portavit, gestavit.


LLEU, s, m. En Valencia los livianos. LIVIANOS, en
ingl. whitel..livered. Del sirocald. :J:J~ libeb, cor: o del
plur, l':J:ll libben.




327
MIGROS, adj. En Valencia se aplica á la persona que se


detiene ó hace alto en cosas pequeñas. Del griego /,-'Xp~f,
parvus, parvi prretii.


NOGADA, s. f. En Valencia, salsa delicada y sabrosa.
Del griego '':''Yaha, edulia suavia et delicata.


OYES, Voz de que se usa para llamar a alguno. Del
hebreo ~':"I hoi, heus (interj. vocandi.)


Pro, s, m. Clamor, deseo vehemente: en ingl. outcry,
sound of passing-bells, anxiety. Del griego a.'1tÍJw, o ~'1tÍJw,
clamo.


QUINQUI, En Valencia juego de muchachos; en que
uno de ellos, vendados los ojos, debe adivinar y nombrar
al que le da un golpe. Del griego x'xlw, o X'X'IJ/,-i, invenio,
comprehendo: o del hebreo r'1J:l kinah, cognominavit,
cognomine apellavit: o del sirofenic, ~~:ln~ ethcani, no-
nominatus, cognominatus, appellatus fuit.


RAMALAZO, s. m. en Valencia RAM. N ube de truenos,
tronada: en ingl. thunderstorm. Del sirocald. Op, raam,
tonuit, intonuit: vel a r'10jli raamah, tonitru.


SACSARCE DE RISA. fras. En Valencia, soltar la carca-
jada. Del hebreo pn:!t tzajac, risit: o de \lipn:!t tza-
jacthi, risi,


TALLO, s. m. Renuevo o pimpollo del arbolo planta: en
ingl. shoot, sprout, TALLECER, v, n, brotar el arbol los
renuevos: en ingl. to shoot, Del griego OaAh~f, omnis
frons viren s ; o de OrlAAW, pullulo, floreo, vireo.


VARaN, En la expresion A OJO DE BUEN VARaN: a
juicio de persona inteligente y desapasionada: del hebreo
i:l bar, mundus, purus: o de 1~:l baar, expressis verbis
declaravit, clarum reddidit.


YERMO, lilA, adj. Se aplica al terrenoinculto: en ingl.
toaste, deserto Del griego ~p'IJ/,-ów, vasto, derelinquo: o de
~PP.Of. destitutus.


ZARCO, CA. adj. Aplicase al agua o á algun otro licor
azulado o turbio: en ing. of a light blue colour. Del
arabo p1t sarc, ceeruleus, subcreruleus, lividus,




328


CARTAS HIBERNICAS.


CARTA 3.
Mi buen amigo. Antes de proseguir mi discurso todavia


quiso atajarme Don Patricio haciendose atras del conven-
cimiento que acababa de confesar de que por la primitiva
constitucion de España no eran inviolables sus reyes.
Muy tentádo estube de saltar por las bardas y decirle dos
frescas. Mas anticipóse á contener su osadia la cordura
de Don Ricardo, invitandome nuevamente á proseguir.
Para que vea el Señor, dije, cuan persuadida estaba
España de esta verdad, le citaré el testimonio de uno de
nuestros mas piadosos politicos: testimonio tanto mas
notable, quanto se refiere á la primitiva constitucion de
España, y fue impreso con aprobacion del gobierno cuando
nuestra monarquia de la casa de Austria de hecho habia
degenerado en despotica. Este es un frayle de San
Agustin llamado Fr. Juan Marques que dice.* "La re-
-publica, de quien trae su origen la potestad real, no la
trasladó al principe tan absolutamente, que no la reservase
en sí para poderle quitar el principado, si las cosas lle-
gasen á tanto estrecho." Y alegando las causas que tubo
para disponerlo asi la nacion española, prosigue." Lo
contrario fuera no haber ocurrido al peligro mayor, y
quedar hecha esclava de quien escogió por ministro."


y porque se viese que en esto no habia hecho aquella
nacion una novedad contraria á los principios de derecho
publico, concluye: "que se debe atajar este cancer, es
consentimiento comun, ley natural escrita en los animos de
todos, y voz que les esta siempre sonando en las orejas."


Mas esto es ya volver atras, y aunque el Señor Don
Patricio me obligó á ello, todavia tengo por falta de logica
salir del estado que tenia ya nuestra controversia. El
Señor niega que en España hubiese llegado el caso de
poner por obra el fuero que se reservó la nacion de deponer
sus reyes. Y esto lo niega despues de haberme oido que
lo fue Suintila por el IV concilio Toledano. Bastaba este
solo hecho. Mas consta de nuestras historias que lo
fueron igualmente Fruela 1, Ramiro III de Leon, Doña
Urraca, hija de Alonso VI, Don Alonso el sabio, autor
de las partidas, y ultimamente Enrique IV,t en cuya ero-


.. Marquez Gobernador cristiano, lib. 1. cap. 8.
t Alonso de Palencia ü'(/I/iea de Enrique 1V. año 1466. cap. 66.




niea contesta su historiador Alonso de Palencia á los espa-
ñoles ignorantes de la historia de su pais que calificaron
de atentado su destronamiento. ":No era nuevo, dice,
en los reynos de Castilla y de Lean los nobles y pueblos
dellos elegir rey é deponerlo: lo cual por canonicas abto-
ridades se podia bien probar, y por muy menores causas
de las que contra el rey Enrique probar se pueden."


y alegando pruebas de esto prosigue: " Que el rey
Don Alonso X de este nombre que por su gran- virtud é
bondad fue elegido por emperador, por solamente ser
habido por prodigo, fue privado de la corona. Y muy mas
reciente ejemplo tenemos del rey Don Pedro que por su
dura y mala gobernacion perdió el reyno y la vida con el,
cobrola Don Enrique (II) su hermano, no le perteneciendo
de derecho, pOl' su virtud, y por favor de los nobles é
pueblos del reyno,"


Por no atajarle á V. la palabra, dijo Don Patricio, no he
replicado antes que el destronamiento de Enrique IV.
unico de que yo tenia noticia, fue ilegitimo, por que se
hizo sin autoridad ni anuencia del Papa. Y he ai porque
creía que aquel hecho no púdo alegarse jamas como prueba.
Admirome, contesté yo, de que reproduzca V. esa supu-
esta autoridad de la corte de Roma para intervenir en las
cosas temporales de reyes y reynos, en una epoca en que
nadie se atréve ya, siquiera por verguenza, á mostrar que
pertenece á los siglos de la ignorancia. Mas ya que ha
tocado V. esa tecla, no será justo dejar suelto este cabo.
Por que es visto que respeto de este punto está V. tan en
ayunas como respeto de lo demas que toca á la historia
antigua de España, y que esa falta de instruccion sirve de
apoyo y fomento á la osadia y aun á la calumnia. Perdone
V. este Ienguage : refierome á otros, en V. supongo buen
espiritu, y á este origen atribuyo sus replicas. Solo siento
queestos SS. lleguen á molestarse con cuentos que al pa":
recer deben de serIes importunos. N ada de eso, ocurrio
Don Ricardo. Tomemos café, y luego tendra V. la bon-
dad de proseguir: todos estos amigos tienen tanto placer
como yo en oir especies que para este pais son exoticas.


Pues descansé yo, justo será que descanse V. tambien,
y otro dia continuare mi curioso romance.


CARTA 4.
Mi buen amigo: Pasado el breve intervalo del café, ob-


servando yo en el silencio de los circunstantes su deseo de
saber ]0 ocurrido entre España y la curia sobre el destro-


uv




~330


namiento de Enrique IV, no tardé un momento en tomar
la palabra. .


Cuando los prelados, dije, los grandes y caballeros de
Castilla por los años 1465, trataron de colocar en el trono
al infante Don Alonso en vez de su hermano Enrique IV,
no faltaron letrados y teólogos, que opinaban, como dice
el cronista Alonso de Palencia (año 1465), que el rey antes
de ser depuesto, debia ser acusado ante el santo padre de
heregia é de otros graves crimenes é delitos que se ]Jodian
ligeramente contra él probar, Eso decia yo, saltó Don
Patricio. V. mismo confiesa que los letrados y teólogos
españoles reconocían autoridad en el papa para intervenir
en aquel negocio.


Como esto fue tan al principio de mi razonamiento,
temiendo Don Ricardo, como me dijo despues, que amos-
tazado yo de la descortesia de Don Patricio, no pasáse
adelante, le rogó cortesmente que se sirviese no interrum-
pirme, guardando para despues qualquiera especie con-
traria que le ocurriese. Sosegóme un tanto esta urbanidad,
qué cierto no las tenia ya todas conmigo.


Por las palabras mismas de este cronista, prosegui, se
desengañará V. señor Don Patricio, de lo que valió para la
parte sabia de la" nacion españolae1 desproposito de aquel-
los letrados y teólogos. Pero esta opinion, continua Pa-
lencia, fue reprobada pm" los que conoscian las costumbres
de los romanos pontifices, cerca de los cuales valia mucho
el gran poder y las dádivas de quien quiera que darlas
pudiese. Y habiendo prevalecido esta doctrina de los
españoles sabios y prudentes, sin contradiccion de nadie
fue proclamado rey el infante Don Alonso por los prelados,
ricos hombres y caballeros de estos reynos, y Enrique IV
depuesto del señorio e administracion dellos, y degradado
de la dignidad real é insignias de ella (son palabras del
mismo rey Don Alonso su hermano en su real provision
de 8 de Junio de 1465) con aquella solemnidad que la
Tazan natural é costumbre antigua destos reynos quieren,
é por todos le fue quitada la obediencia . . . é yo . . •
fuirecebido e jurado por rey.
, Mas informadas las ciudades de Castilla de que el papa
todavia estaba empeñado en favorecer la causa de Enrique
contra lo resuelto por el reyno; le escribieron cartas mos-
trándole las razones de derecho y de utilidad general, que
le habian obligado á su e.ecoion. Entre tanto Don Anton
de Alcalá, obispo de Ampuria, frayle de la orden de san
Francisco, VQ1'On muy notable é de gran ciencia, dice el




331


mismo historiador, y Pro Juan Lopez, famoso maestro en
teologia de la orden de los predicadores, é otros famosos
doctores, legistas e canonistas, por muy diversas autori-
dades, asi del testamento viejo e nuevo, como teologicas,
canonicas e jurídicas, corroboraron. ó aprobaron la deposi-
cion ¡teclta del rey Don Enrique.


Esta general persuasion de los pueblos hubiera traido
al reyno la deseada tranquilidad, si la curia romana lIO se
hubiera declarado abiertamente, sin titulo ninguno ni
derecho, como es notorio, contra el acuerdo de la nacion
española. Viéronse salir de Roma para Castilla emisarios
con titulo de legados, los cuales ya alhagando, ya amena-
zando, ya fulminando censuras, dieron de si lo que debian
dar, nuevo pabulo á la llama de la guerra civil. De uno
de estos internuncios, que fue Micer Leonardo el boloñés,
dice Palencia (al año 1466, cap. 80,) que mas por buscar
nuevos provechos para el santo padre, que p01' otra causa
parescio oenir á estos reynos. Del legado obispo Antonio
de Veneris (al año 1467, cap. 88,) que habiendo llegado al
monasterio de la Mejorada junto á Olmedo, comenzó Su
habla á los grandes, mostrando de tener poder de hacer
todo lo que en estos reynos quisiere, por la autoridad del
sumo pontiftce á él dada. Con tanta osadia pretendió el tal
legado difundir en España las tinieblas que en aquella
época ocupaban á toda la Europa acerca del soñado y
antireligioso dominio temporal de los papas sobre las na-
ciones y sus príncipes.


¿ Mas qué hiziercn 103 grandes de Castilla? Sucum-
bieron acaso al poder, de que se suponía revestido aquel
mensagero? De las palabras del obispo, prosigue Palen-
cia, hobo tan gran enojo el maestre de Santiago marques
de Fiüena, que respondió con grande ira diciendo, que los
que al santo padre hablan dicho él tener poder en los
reynos de Castilla e de Lean pam diftnir las casas tempo-
rales, le habian engañado. Que él é los grandes destos
reynos podian bien deponer rey pot' justas causas, é
poner tal cual entendieren ser cumplidero al publico destos
Te,ljnos.


N atable es lo que á vista de este suceso escribe aquel
cronista: Grande ocasion dieron los padres santos de
nuestros tiempos á las discordias é daños de los principes
catolicos : los cuales como supiesen los escándalos e dis-
cusiones que entre ellos pasaban, no con. aquel fervor e
ardiente deseo del bien unixersal ponian los remedios que
Ios rwtiguos padres santos solian buscar, e con gran dili:




~cia p<YRer ¡más lJU!fcando sus pr().pios provechos cón
desordenada .codicia, de los "e.1Jes Cristianos buscabos;
nueoas exacciones.


De este zelo de España contra las exorbitantes preten-
siones de aquella curia queda otro testimonio en la. célebre
carta que á la santidad de Paulo IV. escribió desde
Napoles el gran duque de Alba á 21 de Agosto de 1.556,
donde le 'dij'o: Ni menos tiene facultades V. S. para
dar niqtlitar coronas, ni otros estados ,y señorios, de la
manera, cuando.lJ como se le antoje.


Ai tiene V. señor Don Patricio, el modo de pemar de la
piadosa España acerca de las exorbitantes pretensiones de
la corte de Roma. Por donde conocerá V. que no fue mal
traído al proposito de nuestra conversacion el ejemplo de
Enrique IV.


o Calló Don Patricio: sonriéronse los demas. El caso es,
dijo Don Jorge, que hemos ido á parar mil leguas del
camino que Ilebava el señor. Facil es volver á él, dije, qué
bien me acuerdo del jsitio donde nos apartamos de la
vered-a.


'I'odavia escribiré el fin de esta pelotera: y lo suspen-
deré hasta que por su contestación de V. congeture si re
divierten mis cartas.


CARTA 5.
Viendo yo convencidos aquellos amigos de las ridiculas


armas, con que me acometia mi antagonista; tomando de
nuevo el hilo que habia cortado él tan descortesmente :
De esta antiquisima autoridad, dije, de la nacion española
acerca de deponer S\lS reyes en los casos que prevenía la
le}' fundamental, aparece un claro vestigio en la fórmula
del juramento de fidelidad que prestaban á los suyos los
a'l·agonesé~. Fórmula tomada del padre de la iglesia espa-
ñolasan Isidoro hispalense rs " rey serás, si obrases
bien: y sino, no lo serás:" "ex eris, si recte Jacias: si
nonJtlcias~ non f'.r~s.. . r • • •


RegicidIO, reglCldlO, grJto Don Patricio : doctrina con-
denada por la Iglesia en un concilio general.


N o admiro, dije, que quien con tan poco decoro acaba
de denigrar á los liberales modernos, que al cabo no son
reconocidos por santos ni doctores de la iglesia, lleve su
avilantez al extremo de zaherir á uno de los padres mas
sabios de los primeros 'siglos y uno de los primitivos funda-


* Isidor. Hispal. Étimolog . lib, ir. rop.3,




~333


dores de nuestra monarquia moderada. ¿Si sabrá V. eh
que consiste el regicidio? Aguardé un rato, y callaba Don
Patricio. Mirabanse los demas.-Tenga V. la bondad de
contestarme.-Ni por esas.-¿ y cómo es posible, conti-
nué, que ignorando V. como parece por su silencio, cual
es esa doctrina, se atreva a imputarsela á nadie? Cono-
ciendo Don Ricardo que podia encresparse esta borrasca
por la poca cordura de Don Patricio, tomó la mano recor-
dándole seriamente la prevencion de no atajarme, y menos
con insultos.


Ni san Isidoro, dije yo entonces, ni otro ningun español
de los que florecieron mientras cstubo en su vigor la ob-
servancia de nuestras leyes fundamentales, sostubo jamas
ese error, condenado despues entre los de Wiclef por el
concilio Constanciense. Creyóse siempre en España que
la ley que autorizaba á la nacion para deponer sus reyes
en ciertos casos, á nadie daba libertad para cometer el
atentado que indica el señor. Pero esto no es de nuestro
proposito, aunque no me pesa de que se haya presentado
esta ocasion para darle el tapaboca que merecía. Lo
que si quiero que entienda el señor es que, aun en orden
á la monarquia hereditaria, habia adquirido la dinastía
reynante por la Constitucion de Cadiz un derecho inami-
sible, que no tubo desde la primitiva institucion del
reyno: y no solo desde entonces, sino aun despues que
dejó de ser electiva la corona. Mucho celebraré, dijo otro
de los concurrentes letrado (Don Hugo) ver demostrada
esa especie, que para mi es exótica. Pues en España no
lo es, dije. Por herencia pasaba ya en el reyno de Cas-
tilla desde el siglo XII, segun la moderna ley de los
'::ayorazgos. Mas esta ley, ó sea costumbre aprobada por
la nacion, no tenia en aquel reyno la firmeza que se le dio
después en la COllstitucion de 181Q. Prueba de ello es
que "por la muerte del rey Don Enrique l. de Castilla,
como dice el P. Mariana.s sucedió en esta corona, no
Doña Blanca, su hermana mayor, que casára en Francia,
sino Doña Berenguela. . . . El hijo menor del rey Don
Alonso el sabio la ganó á los hijos de su hermano mayor
el infante Don Fernando, porque con sus buenas partes
daba muestras de principe valeroso. El rey Don Enrique
11. quitó el reyno á su hermano, y privó á las hijas de la.
herencia de su padre.•.. Dos hijos del rey Don Juan
de Aragon perdieron la corona de su padre, que se dio á


'ji Mariall;' Hi«. dé Esp. lib. XIX. Cil.p. 15.




334
Don Martin hermano del difunto . . . ausente y ocupado
en allanar á Sicilia."


Mas lo que demuestra sobre todo la incertidumbre an-
tigua de la herencia de aquel trono, es lo ocurrido en la
muerte de Enrique llI. Habiendo quedado en edad de
solos QQ meses su hijo Don Juan JI. resolvieron los
grandes del rey no dar la corona á su tia el infante Don
Fernando. Convinieron todos en esto j y llevando su voz
el condestable Rui Lopez Davalos, á presencia de ellos
manifestó al infante su determinacion en un largo razona-
miento, que copia el P. Mariana.t Dijole entre otras
cosas: "Nos, Señor, os convidamos con la corona de
nuestros padres y abuelos: resolucion cnmplidera para el
reyno, honrosa para vos, saludable para todos ... De-
samparar al reyno que de su voluntad se os ofrece, . . . .
mirad no parezca flojedad y cobardía."


y por que se viese como pensaba entonces la grandeza
española acerca de la corona hereditaria de Castilla, con-
tinuó diciendo: "La naturaleza de la potestad real y su
origen enseñan bastantemente que el cetro se puede
quitar a uno, y dar á otro, conforme á las necesidades que
ocurren. En el principio de las monarquias (habla de las
de Castilla, Lean, Aragon, y N avarra) no pasaba la ma-
gestad real por herencia de padres á hijos. Por voluntad
de todos y de entre todos se escogía el que debía suceder
al que maria. El demasiado poder de los reyes hizo que
heredasen las coronas los hijos, á veces de pequeña edad,
de malas v dañadas costumbres."


He aquí como á juicio de la grandeza española en
aquella epoca, no era acatada como ley fundamental la
sucesion hereditaria de la corona de España, sino consi-
derada solo como práctica introducida por los mismos
reyes sin mas titulo que su poder. Y que este poder, en
opinion de los grandes, no alcanzase á destruir el antiguo
derecho de la monarquia, lo dió claro á entender en las
siguientes palabras. "Siempre se tubo por justo mudáse
lo comunidad y el pueblo, conforme á la necesidad que
ocurriese, lo que ella misma estableció por el bien comun
de todos."


Demos por un momento que se hubiesen hallado las
Cortes de Cadiz en el caso supuesto por los grandes de
Castilla, de muda¡" acerca de la sucesion lo que tenía es-
tablecido el reyno. ¿ Que uso hicieron de este derecho?


t Mariana. ,bid.




335


¿ Revocaron acaso la costumbre, ú sea ley, de la sucesion
hereditaria? ¿ Dejaron al rey, como lo estaba antes, ex-
puesto á que saliese de sus sucesores la corona? Todo lo
contrario: no contentas con radicar en la familia de Fer-
nando VII. el trono que le acababa de usurpar Bonaparte,
elevando esta resolucion á ley fundamental, apartáron de
SllS herederos para siempre el riesgo de ver pasar el cetro
<Í otras manos. Y esto es tan evidente para los que han
comparado la Constitucion de Cadiz con las primitivas
leyes del reyno, que el duque del Infantado, siendo regente
(en una proclama dirigida á los Americanos á 30 de Agos-
to de 1812.) analizando sus principales articulos, dijo, que
á ella debian aora nuestros reyes tener asegurado el gobi-
erno monarquico hereditario.


Detubeme un poco. Saltando estaba de gozo Don
Ricardo. ¿ Qué contesta V. á esto sellar Don Patricio?
dijo. ¿ Está V. ya desengañado de que se funda en im-
posturas de fanáticos la odiosidad que de allá de España
le inspiran á V. contra aquellas Cortes? Escribenle á V,
sin alegarle prueba ninguna, que en ellas se trataba nada
menos que de destronar al rey: y de establecer, añadio
Don Patricio, un gobierno republicano. Pues, aora ve V.
demostrado que lejos de ser así, dieron al trono aquellas
Cortes un esplendor y una estabilidad que no túbo jamas
desde su institucion primitiva. Bien lo veo, dijo Don
Patricio, y no puedo menos de confesar que me han estado
dando gato por liebre.


Lo que no sabrá el señor, prosegui yo, es el origen de
esa cantinela de republicanismo y jacobinismo. Y sino,
que designe el gran descubridor de esa mina. Asi de eso,
como de lo domas, contestó Don Patricio, no se sino lo
que me escribe mi clerigo. j Ola! ¿ con que es clérigo su
corresponsal de V.? Pues el tal clerigo, prosegui, tendrá
buen cuidado de callar la escuela donde aprendió ese
lenguage, y que asi de él como de su saña contra aquellas
Cortes ha tenido por modelo al gran N apalean. Soltaron
todos la risa. ¿ Quien lo creyera? dijo Don Hugo.
¿ Es eso cierto? pregunto Don Ricardo. Cierto y evi-
dente, contesté: consta de la carta que á principios del
año 1813. escribió Napoleon á Fernando VII. publicada
en la Idea sencilla de Don .Tuan Escoiquiz, y de la arenga
que le hizo el general Savary, al entregársela en Valencey.
Uno y otro tubieron aliento para asegurar á S. M. que el
designio dé las Cortes de Cadiz (en la Constitucion de
18]2) era establecer en España una república, añadiendo




8S(i
el ribete ridículo de que para ello les prestaba su auxiíio
la Inglaterra. ¿ Estaba loco ese hombre? saltó Don
Ricardo. Loco ó cuerdo, dije, lo cierto es que en aquel
irrisible jacobinismo envolvieron estos dos heroes al gobi-
erno ingles con las Cortes de Cadiz.


Para mí es nuevo eso, ocurrio Don Rugo; mas no lo
extraño. No sé si se acordarán VV. de la circular que
en 1810, dirigió aquel enconado rival de la gran Bretaña
á los aliados de este gabinete por medio de su ministro el
duque de Cadore, en la cual exortándolos á destruir nu-
estra Constitucion política, la llamaba republicana, suponi-
éndola manantial de todos los vayvenesy disturbios que
agitaban la Europa. Tiene V. razon, contestó Don
Jorge, y no ha muchos días que se ha renovado la me-
moria de aquella atroz calumnia en uno de muestras peri-
odicos. Ai tiene V. Señor Don Patricio, dije yo entonces,
el catedrático de su clérigo de V ~ discipulos son de Na-
poleon, asi el, como los demas calumniadores de aquellas
Cortes, que no censurando modestamente los defectos de
eUas, comunes á todos los cuerpos, (lo cual hasta cierto
punto seria loable) se propasan á imputarles planes de-
mocráticos que ni á uno solo de sus individuos le pasó
siquiera por el pensamiento. Pero j O como han callado
y callan estos atletas la fuente donde ha bebido su furor
los dicterios que vomitan contra aquella respetable asam-
blea! Calumniadores y discipulos de N apalean! !! Lindo
par de arracadas.


No crea V. que paró en esto la funciono Todavia me
puso Don Patricio en un nuevo resvaladero de que hablaré
otro dia: largo he sido hoy: divida V. esta carta en dos,
y le pesará menos.


¿ ~n donde reside la anarquia, en la Peninsula ó en las
Americas?


Mientras la temeridad de un partido desolador se burla
de las leyes, vulnera los respetos debidos á la virtud, y
convierte la península en un teatro funesto de amarguras;
en los paises ultramarinos arde el fuego de la discordia,
fomentada por el genio que intenta sepultar á la genc-
racion actual en la ignorancia y embrutecimiento de los
siglos bárbaros. Los españoles americanos y los euro-
peos, que debieran estar unidos por los dulces lazos de la'
sangre, de la religion y las costumbres, se ocupan en su




337


mútua destruccion; los unos pOl' el empeño irresistible
de sacudir la dependencia de la Antigua metrópoli, y
los otros por obligarlos á recibir un freno, para ellos in-
tolerable. Y en medio de los embates y de las desgracias,
mantenidas por espacio de 14 años á despecho de la razón
y de la conveniencia pública, los que rodean ál monarca
Español, impotentes para asegurar el orden y el sosiego
en el pais que dominan, empeñados en sojuzgar las
regiones que yacen tras el océano, quieren cautivar la
opinion con exageradas pinturas, cuando la viva imagen
que ofrece el territorio de su mando basta para humillar
su orgullo.


En la proclama con que el Señor Don Fernando VII :
acompañó el decreto de 1 de Mayo, "Los hermanos de
America, dice, son eictimo: . . . de la anarquia revolu-
cionaria y de la ambicien de demagogos inexpertos y mal
intencionados." Asi se explica un monarca desgraciado,
que por mantener el mando absoluto, adormecido por los
encantos de sus pérfidos aduladores, se ve en la degra-
dante necesidad de tolerar los escándalos que pasan á su
vista, de autorizar con su nombre las providencias que der-
raman la dcsolacion en las familias, y de sufrir la opresión
de los que, titulandose amigos y defensores, se apoderaron
de la autoridad suprema, para asegurar sus mezquinos
intereses sobro el vilipendio de la nacion.


Examinemos los efectos que ha producido la conducta
de los que hoy gobiernan las vastas regiones ultramarinas,
en medio de" los obstáculos que los rodean; y los resul-
tados de la direccion de los que mandan en la Peninsula :
y su comparacion nos dará á conocer el punto verdadero
donde se anida actualmente la anarquia, la inexperiencia
y la ambicien:


Aunque este examen seria mas interesante si pudiera
hacerse sobre datos tomados en los anales de todos los
paises de America, que han proclamado y sostenido la
independencia , nos limitaremos á la república Mejicana,
única de la cual hemos adquirido noticias mas copiosas y
de fe irrecusable, sin perjuicio de continuar el análisis
sobre las domas, á medida que lleguen á nuestras manos
documentos capaces de asegurar nuestra opinión.


y contrayéndonos por ahora á la parte mas delicada del
gobierno, aquella, cuyo buen ó mal estado, descubre el
orden ó el desorden que domina en las naciones, y la
pericia ó impericia, la ambician, ó la liberalidad de ideas


x x




33S


de sus directores: ¿ cual es la situacion actual de la ha-
cienda pública de la Peninsula y cual la de la republica
federativa de Mejico?


1.
N o bien los enemigos de la Constitucion, combinados


con la fuerza estrangera, se apoderaron de la nacion espa-
ñola, y teniendo en poco el honor, echaron un yugo de
hierro sobre los cuellos hidalgos de sus conciudadanos;
cuando no satisfechos con aherrojar á su patria con las
cadenas de la esclavitud, con calumniar á los leales, y es-
carnecer las promesas sagradas y la candorosa buena fe
de la honradez, entronizaron el despotismo sometiendo á
su influencia lo que por calculo debiera haberse eximido
de ella.


La hacienda (ramo acaso el mas importante de la ad-
ministracion publica, que solo prospera en el seno de la
paz y bajo la ejida de las leyes conservadoras de la pro-
piedad,) fue uno de los blancos a que asestaron sus tiros
los consejeros de Fernando, sin que el presentimiento de
los daños, que debian ocasionar á la consumacion de sus
proyectos, fuese poderoso para contenerlos. Ciegos con
la saña, y desvanecidos con el favor del monarca, solo ven
á sus enemigos; y ansiosos de desacreditarlos, califican
de triunfos los males que causa su mano aciaga, y anotan
en el catalogo de sus hazaños la ruina de la que debia
robustecer su poder.


La historia economica de la España europea y ame-
ricana en este año, presenta resultados tan felices para la
re publica mejicana, como vergonzosos para los que dis-
ponen de los destinos de la Peninsula, Empeñados estos
en desacreditar las reglas incontestahles de la ciencia eco-
nomica, en apagar las luces del siglo y en despreciar las
lecciones de la experiencia; recomiendan como verdades
los errores y ni acatan la opinion, ni ceden al impulso de
los resultados. La terquedad es su divisa, la ignorancia
su movil, y el abuso de la autoridad el sosten de sus desa-
ciertos.


Al paso que estos tan inexpertos, como atrevidos direc-
tores de la hacienda de España, acusan á sus enemigos de
haberla destruido con las variaciones hechas en ella, repu-
tando peligroso todo cambio en los impuestos y desastrosa
la versatilidad en la materia " sin reparar en que sus im-
putaciones, dirigidas á los liberales, abrazan al rey Fer-
nando, que tubo lino conducta igual á la que reprueban




339


en la epoca en que ejerció su autoridad sin restricciones r"
por una inconsecuencia propia de su caracter, no se detu-
bieron en trastornar el plan que hallaron establecido, em-
peñandose en reanimar lo que las circunstancias y las
quejas de los pueblos hicieron mirar con odio, yen sub-
stituir las maximas desacreditadas de la economía á las
que tienen en su favor la justicia; obteniendo por resul-
tado de sus tareas la pobreza del erario, el descontento
de los sometidos y la perdida del credito nacional.


El decreto publicado en el Puerto de Santa Maria el
dia 1 de Octubre del año anterior, dió al través con el
sistema economico constitucional, formado por las Cortes
y puesto cn practica en el periodo de 3 años; volviendo á
resucitar las morunas alcabalas, los cientos y los millones
hijos de la politica alemana, que tantos daños causaron á
las Castillas, que tantas reclamaciones suscitaron de parte
de los pueblos, y cuya extincion solicitaron los antiguos
economistas, apoyaron los consejos de la nacion y realizó
al fin el rey Fernando, años antes que los liberales se hu-
bieran acercado al trono. Mas no bastando este triumfo
para coronar la victoria del vando destructor de la Penin-
sula, se desconocieron las deudas contraidas en el estran-
gero, proclamando una bancarrota escandalosa, y se
despoja á la deuda nacional de las fincas destinadas para
su cancelacion, levantando sobre algunas la fortuna de un
estra.ngero advenedizo, t enriqueciendo con otras á las
manos muertas, quitando á los 'acreedores las ultimas es-
peranzas del reembolso, despues que, en el largo periodo
de 16, años, se les privó del pago de los reditos ofrecidos,
y obligandoles á entrar en una nueva liquidacion que, en
el modo con qué se anuncia, descubre una supercheria
propia de la mala fé y del engaño.


Los hacendistas modernos de la Peninsula, inciertos en
sus principios, al paso que reprueban la contribucion
directa, por haberla establecido las Cortes, afectando


'* En una carta autografa del rey
Fernando al emperador de las Ru-
sias, fecha á 25 de Marzo de 1817,
ce Las dificultades embarazosas de
la hacienda (dice) que desde luego
parecían insuperables, van á desa-
parecer, meduuue una nueva forma
que se dará á las contribuciones;"
como se realizó por el decreto de
30 de Mayo del mismo año. Pru-


eba de que S. M. creia necesarias
las reformas y las innovaciones en la
hacienda.


t Se sabe que S M. ha hecho
donaeion al general Bourdesoult de
el estado de Oropesa, aplicado al
pago de la deuda publica. Y las
leyes antiguas que prohiben á los
reyes estas desmembraciones ¿han
desaparecido de los codigos ~




desconocer su antigüedad en España, la introducen con el
nombre de frutos civiles y de utensilios: contribuciones
que reconocen bases menos justas que las qL:e se habian
adoptado para la exaccion de la que se deroga. Vuelven
los monopolios fiscales, bajo el pie opresivo de su antigua
y desacreditada constitucion ; y la sabiduria rentera in-
venta un nuevo estanco en el bacalao, para cuya buena cima
se emplearán tal vez los arbitrios que el clero tiene á su
disposicion.v El diezmo devastador se extiende á la in-
dustria: se graba con exacciones el cadavcrico comercio
nacional: y para completar la confusion, se abandona la
maxima bien conocida de que el orden de la hacienda
estriba sobre la unidad de las cajas destinadas para recibir
el importe de las rentas publicas. Los ec1esiasticos, unicos
que hasta aqui han sacado ventajas del desconcierto penin-
sular, y que han descubierto á las claras el movil verdadero
de sus esfuerzos en derribar la Constitucion, reintegrados
en los bienes raices que, con desprecio de las demandas
de la nacion y de las leyes, han adquirido, y apoderados
del diezmo integro, logran que se les rebaje en mas de t
la contribucion que se les habia impuesto en razon de sus
haberes.t


Por manera que oprimido el pueblo con las contribu-
ciones, que la opinion publica hiciera abolir: gravados los
agricultores con el peso enorme de un tributo, que impide


;¡¡ Se asegura que se trata de
obtener una bula pontificia para
obligar ú los españoles á comer de
vigilia dos dias á la semana, á fin
de aumentar el consumo del baca-
lao y el importe de la renta. No
hace muchos años se obtubo otra
para hacer lo contrario, á fin de
disminuir el consumo de un articulo
de produccion extrangera; y no
hace tampoco muchos que se obtubo
otro rescripto pontificio, declarando
pecaminoso el contrabando del ta-
baca. Asi se hacen servir á las
mirás de la politica las armas de
la religion, sin conocer que este
abuso las gasta, y provoca \<1 ind i-
ferencia y el ridiculo.


t No es nuev9 el ernpeiio del
clero español en del'~"nrrlar la carg,1
de los tributos sobre las clases utiles
del pueblo, aliviando la que el
,'st:J.do ha recl.im.ulo, aunque timi-


damente, de sus inmensas riquezas.
En 1561 obtubieron los reyes del
papa Pío IV la facultad de exigir
al clero, con el modesto y degra-
dante titulo de subsidio, la suma
anual de 420.000 ducados. Aun-
que, computado el valor de cada
ducado por el de la moneda actual,
debía haber pagado el estado ecle-
siastico 15.000.0CJO de reales, solo
lo hizo de 5.961.617. En el año
de 1817, se obtuho por el S. Don
Fcmando VII una bula del papa
Pio VII para imponer al clero el
subsidio de :Jo.ooo.OOO, que las
Cortes rebajaron á 20.000.000:
cantidad que aun le pareció into-
Ierahle, pues acaba de obtener
otro buleto, para satisfacer solos
18000.000. Asi elude el estado
eclesiastico el cumplimiento de sus
deberes p;\fa con el :';'obiernü_




341


los progresos de su arte: obstruidos los manantiales de la
prosperidad con la guerra civil que devora la Peninsula:
disipados ó extraviados muchos caudales y desterrados
empobrecidos ó encarcelados los hombres utiles, que de-
bieran hacerles producir nuevas riquezas j el erario espa-
ñol carece de los fondos que solo puede facilitarle la abun-
dancia, compañera de la libertad, del orden y de la sana
política. Los que libran su subsistencia sobre el tesoro,
perecen de miseria: y cuando el gobierno busca en el ex-
trangero recursos pecuniarios para cubrir sus obligaciones,
un desprecio vilipendioso desbarata sus proyectos, y de-
prime el decoro de un monarca, que si siguiera el camino
trazado por la sabiduria y el patriotismo, competiría con
los mas poderosos que se dividen la Europa.
~.


Si apartando la vista de la humillante prespeetiva que
ofrece la España europea, la fijamos en la ultramarina,
encontraremos un contraste tan aflictivo para aquella, como
lisongero para esta. Substituido en Mejico el gobierno
republicano federativo al imperial, un carácter franco,
noble, justo y atinado, distingue la conducta de los per-
sonages que tienen el gobernalle de su hacienda en medio
de las dificultades y de la escasez de recursos que los cir-
euyen. En la memoria leida al congreso por el señor
Arrillaga, secretario de estado y del despacho de hacienda,
se echan de ver sus esfuerzos para correjir los abusos:
para centralizar los fondos en un solo punto: para asegu-
rar su legitimo ingreso y salida, por medio de un rigorosa
fiscalizacion, que evite dilapidaciones: y un escrupuloso
detenimiento para subrogar nuevos proyectos de contribu-
ciones á los que tienen en su favor el apoyo del tiempo y
de los habitas. Aunque no estamos de acuerdo con algu-
nos de los principios economicos que dirigen á aquel alto
funcionario; sin embargo no podemos menos de alabar la
santa timidez con que procede, en orden á variar el plan
tributario: y esto nos convence de que la calma y no el
furioso uracan de pasiones mezquinas, de envidias pueriles,
y de la rabia envenenada de un partido, preside en las
deliberaciones del poder ejecutivo de Mejico; el qual,
amaestrado en la escuela de las revoluciones, prefiere ser
tenido por circumspecto, á que se le atribuyan los daños,
que ocasionan las medidas arrebatadas de hacienda.


En los 6. meses que concluyeron en el Noviembre proxi-
mo, el caudal entrado en la tesoreria mejicana ascendió á




342
la cantidad de 5.Z51.866p. 3. 6: el de los recursos extra-
ordinarios á 1.16Z.948p. y el de las obligaciones á
Z.697.631p. 6. 7. Cubiertas estas, resulta un sobrante de
2.558.Z35p. Si los ingresos antiguos eran superiores á
los actuales, cúlpese á los efectos inevitables de los tras-
tornos politicos, sufridos en aquella parte del globo. Mas
si, en medio de la borrasca y de la vacilacion consiguiente
á la mudanza de un gobierno, los actuales directores de la
republica han sabido mejorar la recaudacion de algunas
rentas:* han visto disminuirse el gravamen de otras: han
hecho frente al pago de las obligaciones corrientes y atra-
sadas : y han hallado medios extraordinarios en el credito ;
¿ Qué no deberán esperar los mejicanos, cuando consolida-
do su gobierno puedan las nuevas instituciones producir
las ventajas consiguientes á los principios liberales de que
dimanan?


El credito público, agente poderoso de la hacienda,
llamó toda la atencion de los actuales directores, como
imperiosamente reclama la de los que miran la conveniencia
publica, el honor, la consecuencia y el decoro, como bases de
las operaciones de un gobierno justo. Las consecuencias
acreditan el acierto de sus providencias; pues la republica
encuentra, dentro y fuera de su territorio, los fondos que
se niegan al monarca español, ápesar de la amistad que le
profesan los príncipes mas poderosos de Europa.t En la
inversion de los fondos públicos se procede de un modo
economico, que recomienda entre los hombres de bien la
probidad de los gobernadores y asegura la confianza,
madre del crédito. En efecto, en la aplicacion de las
sumas, destinadas al pago de los gastos, se ha seguido la


"' Segun un estado que acompaña á la memoria del señor secretario de
estado," la renta de correos produjo en el año de 1822 28.791 1 5


de 1823 27.739 5 10
Gastos de administración 1822 33.188 O .5


1823 00.000 O O
Liquido ingreso en arca 1822 00.000


1823 13.261 3 5
t Además de tener muy adelantada la ncgocíacion de un prestamo en


la capital del imperio britanico, en los 6 meses corridos desde Mayo [1
J'íoviembre de Hl23, las cajas de Mejico recibieron con el titulo de,


Prestamos. 376.326ps.
Suplementos 215.604
Depositas 454.13G
Prestamos 88.009


1'0(<11 134.075ps




34:3


razon directa de la importancia y necesidad de los objetos.
Asi, mientras la fuerza militar consumió 1.161.371p.; en
las ramos de justicia y hacienda solo se emplearon
216.893p.: én la manutencion de los presidios 119.850p. :
y 23.056 en las dietas de los diputados al congreso. Los
que en la Peninsula apellidan anarquicos, ambiciosos, in-
expertos y malintencionados á los americanos, cotejen los
gastos actuales con los antiguos, y deducirán en consecuencia
la mejora que ha logrado el pais con las nuevas leyes.
Los ingresos del año de 1813 llegaron á 6.851.000p. los
gastos á 9.000.000. yel deficit á 2.149.639. 8. 6. Es decir
que en aquella epoca, en qué la Constitucion política san-
cionada en Cadiz habia empezado á introducir el concierto
cn los negocios públicos, se gastalm mas de un duplo que
en la actualidad; superando el descubierto de entonces al
sobrante que ofrece ahora el balance del cargo con la
data.


N o solo se adoptó la economía y la nivelacion de los
gastos, como fundamento del crcdito, sino que se han sa-
tisfecho sumas considerables por atrasos de pagos, librados
contra el tesoro: se ha reintegrado la mayor parte de los
fondos de la conducta de plata, de que se apoderó Itur-
bide : se han amortizado casi todos los vales, ó papel
moneda, que este habia creado, durante el tiempo de su
imperio: y se ha liquidado y reconocido la deuda mejicana
hasta la suma de 40.000.000 duros, incluyendo en ella la
anterior á la epoca de la declaracion de la independencia.
Con esto acreditó elgobierno mejicano la severidad e in-
flexible firmeza de sus principios, ligó los intereses de los
acreedores con los del estado, dió valor á unos capitales
que de otro modo qucdarian muertos para la circulacion,
consoló á sus tenedores, hizo invulnerable su propiedad j
y la voz de que en el nuevo mundo se satisface lo que se
debe, sin atender á la causa de que dimana el crcdito, ni entrar
en eliminaciones arbitrarias, arraiga de tal modo la opinion
de su probidad en los payses civilizados; que si algun dia,
para llevar á cabo los proyectos de mejora y de fomento,
que reclama aquel pais privilegiado, necesitare el gobierno
mejicano prontos y considerables fondos monetarios; la
opinion justa de sus riquezas, unida á la de la fidelidad en
el pago de sus deudas, los hará correr presurosos desde
los cofres mas escondidos de Europa hasta sus manos.


Lo expuesto descubre, de una parte la prudencia, la
justicia, el cumplimiento dc los empeños y el imperio de la
razon: y de otra el atolondramiento de la ignorancia, el




3!J4


furor de una faccion, el olvido de los deberes que impone
el honor, el descontento, los desastres, la pobreza y el
abatimiento. A su vista ¿ será dificil de resolver en que
parte del viejo ó nuevo mundo se hallan actualmente la
anarquia, la ambician y la inexperiencia?


DUELO DE E8PANA.
i Quién me dará de lagrimas un rio


Con qué pueda llorar la infausta suerte
Que á la pátria guardaba el hado impio !


Sacriflcala á infame y triste muerte,
Fingiendo darle vida! Ay! el robusto,
El empinado cedro, el que de fuerte


Alanle lJ<icia, al sírguerillo susto,
y escarnio es al milano carnicero,
Que puso en el su cámara con gusto.


Ni sombra da al gam.do y ganadero
Su pomposo ramaje, que la altura
Cubrió del peñascal y del otero:


Que trizas hecho ya sobre la dura
Tierra, ha quedado el tronco denegrido,
N egándole las fuentes su frescura.


Detiene al caminante el alarido
De altanero aduar, y las risadas
Con qué celebra el triunfo conseguido.


" ¿ Dó está, dice, el poder? Dó las pasadas
" Glorias, que escurecian las naciones?
" ¿ Qué es de tantas victorias ponderadas,


" Que á tus pies humillaron los pendones
" De pueblos apartados y cercanos?
" ¿ Donde el dominio está de las regiones,


" Que á tu poder besaron ambas manos?
" Qué son de tu esplendor sino mancilla,
" y titulas soñados... nombres vanos,


" Que ya á Lean afrentan y á Castilla?
" Ufana te ensalzaste: donde quiera
" Diste un tiempo la ley: dó quier que brilla


" El sol en su flamígera carrera,
" Allá voló tu invicto poderio:
" Muro no halló tu espada ni barrera.


" Sola ahora, perdido el señorio
" De Italia, Holanda y de la Libia ardiente,




345
" Del claro Inca y Motezuma el brio


" Tu yugo alanza que sufrio inocente :
" y el bárbaro te pisa con pie vano,
" Encadenando á su placer tu gente."


j Crueles! ah! callad. El soberano,
El que la tierra viste de hermosura,
y colgada la tiene de su mano:


El padre de la lluvia, el que á natura
Manda como señor, el que la rueda
De los siglos voltéa con mesura:


El es quien de la Hesperia la faz leda
Anubló, cual rindiera del Asirio
La pujanza, y la Pérsica y la Meda.


¿ De la opulenta Memfis el delirio
Quien le abatio ? ¿ Y al Griego quien le humilla,
y á Roma ciega que creyó colirio


El oro, en vez de la virtud sencilla?
No hay bajo el sol mudanza que no venga
Del que sentado en la celeste silla,


Dispone el emisfero cual convenga
A su sabiduria : ora a grandeza
Alzándole, que límite no tenga:


Ora haciendo que gima en la vileza,
Bien cual rebaño que los montes pace;
Mas sin saberse cómo, pieza á pieza,


Del modo y en el tiempo que le place,
Une, ordena ruinas esparcidas,
y otra nacion mas opulenta nace.


{, Quién es su consejero? {, Conocidas
A quien sus leyes son? Inescrutable,
Como eterno, Dios es en sus medidas.


Al suelo Ibéro en la virtud instable
Vio, y que ingrato le fue cuando quisiera
Tornarle su esplendor con el ámable


Don de la libertad, que en la ribera
Plantára un dia del Fison, propicio,
Arrancado después con mano artéra.


Airado entonces, al celeste quicio
Torna su faz, del Hespero no dino
La aparta: de pasiones al bullicio


Le entrega y al sopor y al torbellino:
y un adalid le envia en sus furores,
Que á perdicion le lleve, del destino


Ejecutor.. i O misero! loores
Entonaba á la ley, lazos sembrando


•yy




346


1>6 cayesen sus fieles defensores.
Súbito á su querer un negro bando


Zizaña esparce en los incautos hijos
De la madre infeliz, que sollozando,


Sus próximos desastres, sus prolijos
Afanes encarece. Nadie atiende
Al sentido dolor: los ojos fijos


En la venganza cada cual entiende.
En tanto de Pirene, do acechaba,
La cruda astucia sin disfraz desciende,


De soborno guarnida en vez de aljaba.
Finge, promete, amaga, lisongea,
Redes tiende al valor: la hueste brava


Creyo á Marte seguir dejando á Astrea :
La que á invictos rindiera, hoy vergonzosa
Cede á flacos su prez, y sin pelea.


Presa fue de la garza codiciosa
La cándida paloma; en los colmillos
Del lobo dio la grey; por la raposa


Fue talada la vid y sus cercillos.
Ay j madre •. cuan profunda y lastimera
Tu herida es ! ¿ Tus acerados grillos


Quién los podra romper? O i quien me diera
De nuevo coronar con la victoria
Tu sien que hundio del Sena la bandera!


Al oro y á la purpura la escoria
Sucede, y silvo de enemigo fiero
A los himnos y cánticos de gloria.


Volando el tiempo alígero, severo
Huella por entre inmundos muradales
A la que inciensos ofreció primero.


Hijos espurios mofan de tus males,
Que lamentar debieran su cadena;
y uniéndose á tus ínvidos rivales,


Al doblar su cerviz á la melena,
Cantan juntos á coros, que cautiva
Debes de ser de tu delito en pena:


¡Ingratos! de la madre compasiva
Desconoceis los abundantes dones!
Al benéfico pecho, á la sed viva


De vuestro bien, con duros corazones
Correspondeis, y befa y carcajada!
D.ispertad del letargo: á esos baldones


. Mas agudos que el filo de la espada,
Ha de tomar Jehová. su rostro ayrado.




347


La madre por el hijo denostada.
Anuncia muerte al hijo infatuado,


Que á la ley contradijo de natura,
Ofendiendo á la que es de Dios traslado.


Temed: dia vendra en que la amargura
Se temple de la Iberia, satisfecha
Del justo vengador la mano dura.


La válida cadena trozos hecha,
Levantará su frente, secudiendo
El polvo dó yacia: y su derecha,


Como instrumento divinal, blandiendo
El acero, otra vez será lo que era,
y el dolor de sus lindes ira huyendo.


y entonces, ah! y entonces ¿quién espera
De su enojo el torrente? Quién esconde
De su filo á la lengua vocinglera?


y tú, vara de Asür, tú que hácia donde
Te lleva el viento, vas, y á malo y bueno .
Los nombres mudas porque el llanto abonde ~


Tú que enmelando el vaso del veneno,
Atosigas del Tajo la cabaña,
Tiembla: una nube con horrendo trueno


A lo lejos amaga con su saña
Del Ródano y del Sena las orillas,
Que arranque de su quicio la montaña.


y ostentando el Señor sus maravillas,
Tu altiva faz derrocará, y á un fuego
Que no pueda apagar del mar el riego,
Arrojará la vara y sus astillas.


LAS MULAS.


A Gil se le rebentó
Una mula de las tres;
y BIas que las otras vió,
Preguntó, ¿ cual de estas es
La mula que se murió?


Antes me daba á escoger
Un par Gil a mi placer:
Yo al mirarlas una á una:
Mas rico, dije, he de ser
Si me quedo sin .ningune.




348


Para cultivar mis hoces
O el pago que tengo en Hita,
Mas quiero toros feróces,
Que una mula falsa y guita
Que me largue un par de coces.


De un novillo de J aráma
Me guarezco, porque bráma :
La mula el golpe asegura,
y al que le mulle la cama,
Le envia á la sepultúra.


Documentos para la historia moderna de España.-


Exposicion del secretario de estado Don Evaristo San
Miguel, hecha á las Cortes en Sevilla con fecha de 524 de
Abril de 18523 sobre si el gobierno frances hizo por si
ó por medio de otra potencia alguna proposicion al de
España. despues de la suspension de las relaciones diplo-
máticas: con las discursos de los S S. diputados, Flores
Calderón, Galiana, Falcó y Arguelles, pronunciados en
las sesiones de los días 524 y 525 de Mayo del mismo año.


" El deseo de satisfacer á la pregunta de un señor dipu-
tado en la sesion de ayer 523 sobre si la Francia, por si ó
por medio de alguna otra potencia, habia hecho proposi-
ciones á la España. despues de la suspension de sus rela-
ciones diplomáticas, y el considerar que la declaración de
esta materia evitará errores que pueden ser tal vez de tras-
cendencia, me hacen estenderme en el particular, de un
modo que no deje duda, y entrar en pormenores que al
extender la memoria no me han parecido interesantes.


He dicho que el gobierno de S. M. comunicó al gabinete
ingles copia oficial de las notas recibidas de las cuatro po-
tencias continentales y de sus contestaciones, esponiendo
los justisimos motivos que habia tenido para obrar de esta
manera en tan delicadas circunstancias; y almismo tiempo
que protestaba contra todo derecho de intervenir en sus


.. En este articulo comenzamos vertencia 1. pago 288, numero 3
/i cumplir la oferta hecha en la ad- del presente periodicó.




349
asuntos interiores, esperaba que la Gran Bretaña interpon-
dria sus buenos oficios para evitar una ruptura, que podría
producir fatales resultados. El gobierno ingles, deseoso
por su parte de conservar la paz continental, dió pasos en
efecto para que la guerra no estallase; y como el gobierno
frances alegaba, como pretextos para hacerla, los vicios de
que nuestra constitucion adolecia, manifestó deseos la
Inglaterra de que ofreciésemos alguna cosa que pudiera
servir de basc á sus negociaciones. Mas ¿qué podia ofre-
cer el gobierno españolen estas circunstancias? i Modifi-
caciones en la constitucion! Proponerlas á las Cortes seria
degradarse, despues de haber visto en las memorables
sesiones del 9 y 11 de Enero una aprobacion tan unánime
y solemne de su conducta con las cuatro potencias conti-
nentales de la santa alianza. Asi el gobierno de S. M. se
atuvo á sus primeras declaraciones, y no quiso, ni debia
caer en la mas absurda de las inconsecuencias.


Mientras la Gran Bretaña daba en favor de la paz estos
pasos, que como hemos visto fueron infructuosos, el go-
bierno español vió dos ó tres comunicaciones hechas á Sir
William A'Court, una por el ministro de relaciones exte-
riores MI'. Canning, y las otras dos por el embajador
ingles en Francia. En la primera le decia aquel ministro
ingles, que seria imposible que sus pasos para impedir la
guerra tubiesen felices resultados, mientras nosotros no
hiciesemos concesiones por nuestra parte que sirviesen de
bases á la mediacion; las otras dos eran copias de despa-
chos que el embajador ingles en Francia mandaba á MI'.
Canning, en que referia conversaciones qué habia tenido
con el vizconde de Chateaubriand acerca del asunto
referido.


El infrascrito secretario de estado no tiene presente con
exactitud el contenido de estas tres comunicaciones, que le
fueron leidas por Sir William A'Court de orden de su
gabinete, sin ir acompañadas de ninguna nota, y de las
que solo existe una en extracto en su secretaria. Solo si
dirá que las pretensiones que en ella se manifestaban eran:
1. que se declarase que la constitucion era dada por el rey,
del cual debia dimanar como de su fuente verdadera: 2.
que el consejo de estado debia ser de nombramiento real,
y tener parte en la potestad legislativa: 3. que se declarase
que habia llegado el tiempo de hacer reformas en la Cons-
titucion: 4. que los diputados á Cortes tubiesen en ade-
lante las propiedades que la constitueion indica, y algunas
otras mas que no me acuerdo. En las comunicaciones de




350


Mr. Canning á Sir William A'Court no se hacia meneion
de la primera de estas cuatro modificaciones.


Estas comunicaciones hechas verbalmente y manifes-
tadas de una manera tan indirecta y vaga, no cambiaban
en nada la cuestion para el gobierno de S. M.; primero,
porque las alteraciones en la constitucion, que en ella se
envolvían, eran en todo contrarias á lo que se habia ya
manifestado del modo mas público á los gabinetes de la
santa alianza: segundo, porque lo eran asi mismo á lo de-
clarado tan solemnemente por las Cortes en las sesiones de
9 y 11 de Enero: tercero, porque estas proposiciones no
se le habian hecho de una manera propia de negocios de
tanta trascendencia: cuarto, porque este mismo modo vago
de enunciarse del visconde de Chateaubriand llevaba todos
los caracteres de la mala fe del gabinete de las TuIlerias;
de que la España tiene tantas pruebas.


El gobierno de S. M. creyó por estas poderosisimas
razones, y otras que no necesitan indicarse, que debia de-
sentenderse de las insinuaciones referidas; y suponiéndo
que estos documentos conservarian siempre el caracter
confidencial de que se hallaban revestidos, no se extendio
sobre el particular en la memoria que se formó sobre el
estado de nuestras relaciones diplomaticas. Mas ya que la
malignidad ha querido suponer que la Francia habia hecho
nuevas proposiciones; que estas proposiciones habian sido
desechadas, y que la tenacidad inoportuna del gobierno
español daba motivo en parte á la invasion del ejercito
frances, diré, para conocimiento de las Cortes, que las
nuevas proposiciones eran lo mismo que las antiguas, de-
sechadas antes, pues se reducian á mudanzas de Constitu-
cion: que el gobierno no quiso degradarse con tan grande
inconsecuencia: que el mismo gobierno creyó ·que cuales-
quiera reforma que hiciese el congreso en el código fun-
damental, pareceria arrancada por la amenaza y por la
fuerza: y por ultimo que las indicaciones vagas y enuncia-
das indirectamente por un gobierno, que ha dado tantas
pruebas de su mala fe, que ha insultado á la nacían espa-
ñola, y que la invade, llevando por vanguardia de su
ejercito los facciosos enemigos de su patria, no merecieron
ser oidas,


Mientras este gobierno se expresaba de un modo tan
ambiguo con el embajador de Inglaterra, anunciaba en
público que iba á libertar la España de sus opresores revo-
lucionarios iY hallandonos en plena paz, á mediados de
Febrero, fue apresada y conducida á la Martinica por un




351


buque de guerra frances la fragata española mercante la
Veloz Mariana, que traia á la Peninsula tres millones de
pesos fuertes, pertenecientes al comercio. A vista de esta
y otros mil contradicciones, igualmente absurdas. las
Cortes quedarán del todo convencidas de que la conducta
del gobierno no podia ser otra en tan delicadas circun-
stancias: que fue consecuente, porque el deber y el honor
se lo dictaban: que su conducta en publico y en secreto
fue la misma: y que si fuera posible que concibiese alguna
duda de su acierto, se hubiera tranquilizado su conciencia
con el entusiasmo patriotico y sublime, manifestado por
las Cortes en las sesiones de 9 y 11 de Enero, y por las
inumerables felicitaciones que con este motivo se hicieron
al Congreso y al gobierno por tantas corporaciones respe-
tables de la monarquia.-Sevilla 24 de Abril de 1823.-
Evaristo San Miguel.


Dictamen de la comision diplomatica sobre la memoria del
ministro de estado.-


1.
La comision encargada de examinar la memoria acerca


de la situacion en que se hallan nuestras relaciones diplo-
maticas, leida á las Cortes en su sesion del 24 del mes
último por el secretario del despacho de estado, pasa á
dar su dictamen sobre las importantes materias que dicho
documento abraza.


2.
La comision apenas se detendra mas que en la gran


cuestion de las negociaciones de Verona y Paris, y de la
invasion de España por el ejercito frances, que de ellas
trae su origen. Casi todas nuestras relaciones tienen
mayor ó menor enlaze con estos sucesos: á ellos deben
referirse casi todas: y la causa de. la nacion española, cali-
ficada con razon por sus.enemigos de europea, es, á la
par que justa, de sencilla y fácil explicacion.


3.
Cuando se abrieron las Cortes extraordinarias, el se-


cretario del despacho de estado les manifestó cual era


'* Señores diputados que compo- dra, Nunez (Don Toribio) Ruiz de
nian esta comision-Arguelles, Gil la Vega, Muro, Galiano.
de la Cuadra, Alava, Isturiz, Saave-




352
nuestra ~ituacionrespeto á la Francia. Esta potencia .se
nos presentaba ya entoncés casi como enemiga. Un ejer-
cito acantonado en nuestras fronteras con el frivolo pre~
texto de impedir la propagacion de la fiebre epidémica,
que habia ya un año que no existia, amenazaba un guerra,
y servía como de apoyo á las facciones de Cataluña, N a-
varra, y provincias Vascongadas.


4<.
Una junta de traidores, que osaba titularse regencia


de España, situada, bien que en nuestro territorio, á las
puertas de Francia, recibia del gobierno de aquel pais
todo linage de socorros. El lenguage de los periódicos
ministeriales franceses, hablando de las cosas de España,
era tan hostil á nuestro gobierno y leyes, como pudiera
serlo el del mas encarnizado enemigo. En las cámaras
de Francia los ministros se explicaban, sobre los sucesos
de los primeros dias de Julio último, desfigurandolos de
tal manera, que pintaban como rebelion la justa defensa
del sistema establecido, hecha por las tropas leales, y como
lealtad la sublevacion de una soldadesca perjura y desen-
frenada. Por fin, al paso que el gabinete de las Tullerias
conservaba su ministro en Madrid y reconocia al de S. M.
en Paris, toleraba que en esta última capital se abriese un
emprestito á favor de la llamada regencia de España.


5.
Esta conducta del gobierno frances, equivalia á la


guerra. Pero el gobierno de S. M., fortalccido con el
conocimiento de la rectitud de su proceder, al tiempo
mismo que reclamaba contra tan inicuo manejo, conser-
vaba la paz, y solo atendia a los medios de una justa
defensa.


6.
Por entonces debia abrirse en Verona uno de esos


congresos no conocidos hasta tiempos muy recientes en
los anales de la diplomacia europea: congresos, en que
unas cuantas potencias, que se arrogan el titulo de grandes,
deciden acerca de la suerte de otras sus iguales en gerar-
quia, si no en fuerza: congresos, en que no estan repre-
sentados aquellos mismos cuyos intereses se ventilan:
congresos, que no contentandose con examinar las rela-
ciones de estado á estado, se entrometen a dictar leyes
sobre el gobierno y systema interior de cada cual:
congresos en fin que destinados á impedir las reformas,
hijas de las luces del siglo, sirven solo de iexacerbarlaa




y torcerlas de su regular y pacifico curso, y que habrán
de traer largos dias de sangre y luto á la desventurada
Europa.


7.
A nadie, que hubiera estudiado la historia de los úl-


timos años, podia ocultarse que este congreso se habría
de ocupar en los negocios de España. N uestraConstitu-
cion, aunque dada á la nacion por sus legitimas repre-
sentantes: aunque aceptada y jurada por ella: aunque
reconocida por las potencias extrangeras: aunque derri-
bada en lH14, por la violencia y sin la menor recla-
macion; era mirada con ceño por Rusia, Austria, Prusia,
y Francia. El alzamiento heróico del ejército, que pro-
porcionando á la nacion un medio de expresar su voluntad,
produjo el restablecimiento del sistema que nos rige, era
tachado de una sedicion anárquica, en que soldados re-
beldes dictaron la ley al monarca indefenso y al pueblo
sorprendido. Estas ideas, propagadas sin rebozo por
varias Cortes, aplicadas en Laibach a Napoles yel Pia-
monte, debian con harta mas injusticia aplicarse á España
por el congreso de Verona.


8.
Casi al abrirse las sesiones de este, el cordon sanitario


frances, declarado por S. M. Cristianisima en la ocasion
mas solemne, destinado solo contra el contagio, en tal
grado que solo la mas refinada malevolencia pudiera atri-
buirle otro objeto, mudó de nombre, ó, por mejor decir;
tomó, el que le convenia de ejército ele observacion. Al
mismo tiempo continuaban los insultos, y seguia la pro-
teccion alos facciosos de parte del gobierno frances; bien
que protestando siempre su deseo de conservar la paz.


9.
El gobierno de S. M. miraba con ojos atentos é inqui-


etos las transaccíones de Verona, en cuanto le era dado
penetrarlas. Ya de antemano habia recurrido al gobierno
británico, cuyo interes indudable es impedir en España
el establecimiento de la dominacion francesa, y cuyas leyes
y sistema se ven insultados y atacados, una vez admitida
la doctrina por la cual se trata de intervenir en los nego-
cios domesticos de la Peninsula, y habia tratado de in-
quirir cual era la opinión de aquel gabinete sobre las
cuestiones que podrían ventilarse en Verona, y cual seria
su conducta en caso de que alguna. potencia hiciese guerra
,¡ España, para obligarla á variar Sil Conntitucion. No


Z 7:




354


aparece que el gobierno de S. M. B. diese una respuesta
categorica sobre estos puntos.


10.
Ya empezadas las misteriosas conferencias de Verana,


el ejercito español consiguió señaladas ventajas sobre los
facciosos de Cataluña y Navarra, obligando á la llamada
regencia á huir á Francia, en donde encontró asilo y pro-
teccion.


11.
En tanto rumores vagos, si bien repetidos, anunciaban


que los soberanos y ministros reunidos, pensaban en de-
clararse contra España, de un modo mas ó menos ter-
minante. Daba crédito á estas noticias la rápida baja de
los fondos españoles en Paris y Londres.


lf2.
Disuelto el congreso á fines de Noviembre ultimo,


se descorrio el velo que cubria sus arcanos. Aparecieron
las famosas notas comunicadas á las Cortes en 9 del pasado
Enero. Este augusto congreso, aprobando las respuestas
dadas por S. M., y comprometiendose á sostenerlas, por
su mensaje de 11 del mismo citado mes, y por la memo-
rable diseusion en que por unanimidad fué votado; de-
claró su opinion sobre aquel suceso importante. N o era
dable que tubiese otra. Las facultarles de las Cortes están
circunscriptas por la Constitucion, y no eran árbitras ellas,
ni aun de deliberar, sobre lo hecho por el gobierno en
aquella ocasion, con arreglo á sus obligaciones impres
cindibles. Ni aun cuando hubiese en el cuerpo legislativo
facultad de variar ó modificar nuestras leyes fundamen-
tales, debia proceder á usarla á voluntad de uno o varios
gobiernos extrangeros, sin que vendiese vilmente el honor
y la independencia de la patria. Ni tampoco trataban los
soberanos reunidos en Verona de proponer cosas seme-
jantes. Insultos vagos, opiniones mal enunciadas sobre
nuestra Constitucion, y sobre el modo cómo se restableció
y se iba llevando á ejecucion, no eran proposiciones que
mereciesen respuesta, á no ser la que les fue dada. La
comision cree inutil insistir en este punto sobradamente
esclarecido; tanto mas cuanto que la nacion, por felicita-
ciones y por toda clase de actos, ha manifestado cuan
conformes estaban sus afectos en aquella época con los
de sus representantes.


13.
El gobierno de S. M. creyó conveniente, al tiempo en




355


que fueron recibidas dichas comunicaciones, poner en
noticia de S. M. B. las contestaciones dadas; insinuando
cuan grato le seria que emplease sus buenos oficios para
evitar un rompimiento que amenazaba proximo entre
Francia y España.


14.
N o fue infructuosa esta insinuacion, La comision por


maria del secretario del despacho de estado, y los
documentos á ella anejos (que, para conocimiento de los
señores diputados, quedarán sobre la mesa), ve que el
ministerio ingles ha dado para impedir la guerra
algunos pasos, sin que hayan tenido las resultas que se
apetecían: cosa nada extraña atendido el modo en que se
dieron y el en que fueron correspondidos por el gobierno
de las Tullerias.


15.
La comision, que cree irregular cualquiera opinion fun-


dada en documentos que no le estubieron comunicados de
oficio, no citará los ultimamente publicados por el go-
bierno britanico, relativos á estas negociaciones. Pero
ellos, juntos con los comprobantes de la memoria, bastarán
para formar su creencia y determinar la del congreso.


16.
No parece que el gabinete ingles haya sido requerido


por nuestra parte, ni admitido por la Francia, á una me-
diacion formal entre ambas potencias. Los buenos oficios
que haya querido emplear, careciendo de la solidez ne-
cesaria, jamas podrian haber producido efectos impor-
tantes, y nada ha resultado que los indique.


Sean cuales fueren los pasos dados por los agentes
diplomáticos ingleses, no se han originado de ellos docu-
mentos escritos, de aquellos que merecen fe y aseguran la
confianza.


17.
Alguna promesa vaga, contradicha luego, y continua-


mente desmentida por los hechos de parte del gobierno
frances: alguna comunicacion verbal tambien, y no menos
vaga, hecha al secretario del despacho de estado de S. M.;
no son fundamentos propios de una negociacion, si en
tales materias fuese admisible.


18.
La comision, que no ignora las artes con que los


enemigos de la causa de España tratan de alucinar a los
incautos, persuadiendoles de que el congreso y el gobierno,
por una inflexibilidad inoportuna, han sugetado á la




nacion á los males de la guerra , llama á este punto la
atención de las Cortes y de los hombres ilustrados y can-
dorosos.


19.
Inutil es recordar, por demasiado notoria, la falta de


poderes con que se hallaban asi las Cortes como el minis-
terio, para entender en modificar la Constitucion, á la
cual deben su autoridad. N o sirve decir que esta sea
una cuestion de principios, porque en casos tales seme-
jantes cuestiones son fecundas en resultados. Si fuese
posible que el congreso ó que el gobierno de 8. M., olvi-
dados de su deber, tratasen de destruir la base sobre la cual
estriba la legitimidad de sus facultades, ¿quien les asegu-
raba la obediencia de la nacían? ¿ quien, que en vez de
acabarse los partidos, no naciesen otros nuevos? Horro-
riza la idea, que desde luego ocurre, de que una deter-
minacion de tal naturaleza podia causar muchas guerras
civiles, en que fuesen tantas las banderas cuantas las
discordes opiniones de los hombres sinceros y los varios
proyectos de los ambiciosos. ¿Y como podría señalarse
cual era la linea en que habría de hacerse punto, para sa-
tisfacer los deseos del mayor número, asi de los españoles,
como de los gobiernos extrangeros?


QO.
Todas estas consideraciones demuestran que, no menos


la conveniencia que su obligacion, prohibian á los poderes
legislativo y ejecutivo entrar en negociaciones sobre mu
danzas en nuestro pacto social. Pero tampoco pudo
haber lugar á dichas negociaciones. Si el gobierno de
S. M. Cristianisima las hubiese querido, hubieralas pro-
puesto directamente de un modo claro y terminante, con
toda la solemnidad que tan importante asunto exijia. Pero
conversaciones del ministro de estado frances con el em-
bajador ingles en París, que en nada comprometen á sus
gobiernos: conferencias de igual naturaleza entre el mi-
nistro británico en Madrid y el secretario del despacho de
estado de S. M.; ninguna base presentaban, y ninguna
seguridad ofrecían. Debian tenerse por lo que eran: ar-
tificios para prolongar las comunicaciones, y excitar entre
tanto la desunion de los animes en España. La cornision
se atreve á afirmar que cualquiera señal de debilidad por
parte del gobierno español, solo hubiera servido de au-
mentar la fuerza moral, y confirmar en sus proyectos
á los ministros de S. M. Cristianísima. La conducta de
estos ha sido atentamente considerada por la comision,




351
la cual de los hechos expuestos ha sacado consecuencias
que juzga innegables.


21.
El Gabinete de las Tullerias en sus relaciones con


España ha observado una conducta ambigua en la apa-
riencia j pero en la realidad sostenida y consecuente.
Dominado por un partido fanático, que deseára ver des-
truida en su patria la imperfecta carta que le da una
sombra de libertad; se ve obligado á imponer á España
el gobierno absoluto. A este objeto encamina sus pasos,
y mal podrian dirigirse á otro los auxiliares de qne se
vale: frailes, clérigos, ex-inquisidores, palaciegos, ladrones
y asesinos y el seducido pueblo de las clases mas infimas
de la sociedad.


e,,)
Nni.


Para lograr su intento le ha disimulado á veces, pero
nunca ha perdonado medio de adelantar en su empresa.
Protegio primero á nuestras facciones, que solo apellida-
ban despotismo civil y religioso: abogó despues por el
principio de que solo á la voluntad del rey, podíamos
deber instituciones liberales, si S. M. tubiese á bien
otorgárnoslas j y vista la clase de personas de que pen-
saba rodear á S. M. para tenerle en verdadero cautiverio,
bien se conoce qué especie de instituciones nos preparaba.


23.
N o convenia al ministerio francés que tubiésemos otras.


Su plan era y es, por medio de cuestiones de principios,
asentar su dominacion en nuestro suelo, y mantener al
pueblo español en el estado de su tributario. Para el
gobierno frances debe España continuar siendo una mina,
que solo á él toque beneficiar, lo que tanto mejor conse-
guirá cuanto mas absurdo sea él sistema establecido en la
Peninsula. Nuestro empobrecimiento contribuye á su
riqueza: nuestra ignorancia a su mayor fuerza: nuestra
servidumbre doméstica á la en que el pretende sumergirnos
v conservarnos. N o ha disimulado el ministerio frances
;]ue abrigaba tales ideas. El deseo de hacer la guerra
popular en Francia ha movido al ministro Chateaubriand
adescubrir a las cámaras este secreto de su politica.


24.
La guerra pues ha sido constantemente el objeto á que


se encaminaba el gobierno de S. M. Cristianisima. Ni
era de creer que para no hacerla se comprometiese, ni
-hiciese los gasto,' que han de haberle causado sus cuanti-
osos preparativos, Y asi es que mientras en las mencio-




~8.
Tal ha sido en breve resúmen la conducta del gobierno


frances con el de la nacion española. Los anales de los
siglos no ofrecen un ejemplo de iniquidad que con el pre-
sente pucda compararse. El proceder del gobicrno de
S. l\'I. aparece á la comision, cual debió ser, dictado por
su deber y el interes de la nacion, á cuya frente se hallaba.
Ni debia negociar, ni pudo, aunque debiera y quisiera.
La ignominia y el quebranto de sus principales obli-
gaciones, era lo único que se le ofrecia en la alterna-


nadas conversaciones informales con los agentes britanicos,
Ó en. amb~guas instrucciones á su ministro en Madrid, y~
medio articulaba deseos de ver modificada la Constitucion
española, ya vagameute, pero con acrimonia, impugnaba
sus fundamentos, estaba preparando en el discurso del rey
á las cámaras, hecho en 28 de Febrero último, la verdadera
declaracion de su política.


25.
Este documento público, precioso en cuanto aclara la


cuestion pendiente, no deja lugar á dudas. En él se ve
resuelta la invasion, y declarado su objeto de restituir al
rey de España á la plenitud del poder absoluto, para que
despues otorgue, si le conviniere ó agradare, algunas
concesiones á su pueblo.


26.
El discurso de que tratamos debia romper toda nego-


ciacion. Qué vale que despues haya sido casi desmentido
á fuerza de interpretado en secreto? ~ Qué valen insig-
nificantes protestas, hechas las mas de palabra, contra
una declaracion autentica, dada en la ocasion mas solemne
entre cuantas se presentan á un monarca de egercer auto-
ridad?


27.
Bien pueden acharse estos ardides del gabinete de las


Tullerias á sus esperanzas de adormecernos, para impedir
que la sagrada persona del rey constitucional de las Es-
pañas fuese puesta á cubierto del peligro de ser sorprendida.
Porque no bien S. M. emprendió su viagc á esta ciudad,
cuando el gobierno del rey Cristianisimo, no teniendo para
que disimular, coronó sus atentados con el mayor de todos,
invadiendo el territorio español, sin previa declaracion de
guerra, y trayendo entre sus filas una comparsa de trai-
dores, á quienes, tal vez en virtud de los poderes que les
diere el mismo, osará dar el titulo de gobierno de Es-
paña.




359
tiva de la. guerra; y cierto, la eleccion no podía ser du-
dosa.


29.
La guerra pues ha sidode clarada por S. M. á la Francia


del modo que corresponde á un gobierno, fundado en las
bases de la razon y de la justicia. El patriotismo de la
nacion, tantas veces acreditado, nos fia que saldra triun-
fante de la ardua lucha que se ve precisada á sustentar en
defensa de su honor, de su independencia, de la libertad,
y con ella de la dicha de todos los españoles.


30.
De resultas de esta guerra quedan interrumpidas nu-


estras relaciones diplomaticas con el Austria, Prusia -y
Rusia. La comision no cree, sin embargo, que esta in-
terrupcion pase á ser un estado de hostilidades; ni tam-
poco juzga que pueda durar largo tiempo; siendo natural
que calmada la irritación facticia, por ahora existente,
conozcan dichos gobiernos que ningun motivo de desavenen-
cia tienen con España, y que sus intereses les aconsejan
seguir con ella en una amistad, de la cual pueden nacerles
ventajas notables.


31.
La comision observa por las comunicaciones del gobi-


erno de S. M. B. que este piensa observar, durante la
guerra, una rigida neutralidad entre los beligerantes.
Hasta que punto sea asequible su deseo en lucha de un
carácter tal, como el de la que ha empezado, no es dado
á la comisíon calcularlo. Es de esperar que el gobierno
británico no olvide que los intereses de España estan en-
lazados con los suyos. La doctrina proclamada por los
gabinetes de Austria, Prusia, Rusia, y Francia, segun
la espresion del ministro ingles Canning, ataca por su
raíz la Constitucion britanica ; y esta doctrina puede
algun dia aplicarse á Inglaterra, ó por el temor de que su
ejemplo contamine de la libertad a los pueblos del con-
tinente, ó por el resentimiento de que ahora se haya ne-
gado á tomar parte en los proyectos de sus aliados, ópor
los celos y envidia de su poderío; demasiado vivos en al-
gunas potencias continentales. Si la Inglaterra y su go-
bierno se convencieren de esta verdad, harán esfuerzos
reales en auxilio de la causa de España, y el gabinete
britanico no será de nuevo juguete de la mala fe del de
las Tullerias.


32.
No puede omitir la comision una reilexion que aqui le




seo


ocurre. Imposible es que el gobierno y la nacion inglesa
no hagan un cotejo entre la perfidia de los ministros fran-
ceses, y la franqueza y generosidad con que el gobierno y
las Cortes de España, en la última negociacion sobre las
reclamaciones de varios súbditos britanicos acerca de
presas hechas por cruceros españoles en los mares de
America, se han prestado á satisfacer sus deseos y atender
á sus justas solicitudes, dando pronta resolucion á cues-
tiones, que tal vez en otra ocasion hubieran sido tratadas
con mas reserva y detenimiento. Cotejo que al cabo
habrá de resultarnos fávorable especialmente si se atiende
á que del buen exito de nuestra causa pende la duracion
y extension de las citadas estipulaciones.


* • • • • •


La comision, despues de haber considerado la situacion
de España, atendidas sus relaciones con las demas po-
tencias, ve que si no es lisongera, tampoco es indecorosa.
Obligada á una guerra en propia defensa, sin haberla
provocado, ni rehuido con ignominia, cuenta con los
esfuerzos de sus hijos, y con la fuerza moral que debe
darle el empeño que por su causa toman las almas nobles
y generosas de todos los paises del mundo.


En tanto, para que el convencimiento de la justicia que
asiste al gobierno y á la representacion nacional, sirva
de estimulo al patriotismo español; la comision no duda
proponer á las Cortes que se sirvan declarar:


" Que el gobierno de S. M. procedió de un modo digno
de la N acion, á cuya frente se hallaba, en el discurso de
las ultimas negociaciones j y que la guerra, que España
se ve precisada á sostener, le era imposible de evitar, á
no infringir sus juramentos y obligaciones y renunciar á
su honor, a su independencia, al pacto social jurado, y a
todo sistema fundado en ideas liberales y justas, tendiendo
el cuello al yugo del poder absoluto, impuesto por la
violencia de un gobierno extrangero. Sevilla 13 de Mayo
de 18:23."-Siguen las rubricas.-




361


Cortes onlinarias.c-Presidenciu del señor Don Joaquin
Ferrer.


Discurso pronunciado por el señor Flores Calderon sobre
el dictamen de la comisum diplomática en la sesion de
;23 de :Mayo de 1823.
En medio de la emocion que en mi ha causado la subli-


midad de las ideas y la energia de la espresion que
caracterizan el discurso del señor preopinante,* me parece
imposible dar á mis pensamientos el curso que debieran
llevar conforme al objeto que me he propuesto: obligado
sin embargo á usar de la palabra, creo que el dictamen de
la comision hoy presentado á la deliberacion de las córtes,
debia tener el concepto de un verdadero manifiesto diri-
gido á la nacion y al mundo entero en la terrible crisis en
que nos hallamos. Crisis cuyo éxcito favorable ó adverso
abisma al género humano en la esclavitud, ó le restituye
los derechos que la naturaleza le diera y que tan inutil-
mente siglos muchos hace que reclama.


Era preciso en consecuencia hablar en él al entendimi-
ento y al corazon. Convencer persuadiendo debió ser el
objeto de los señores que le han extendido, y dejando á
un lado no solo las frases equivocas de la diplomacia, sino
hasta los aires de reserva que ella se prescribe, presen-
tarnos llenos de razon y sobrados de reflexiones con la
noble y santa energia que caracteriza á la virtud ofendida,
y con aquella franqueza y justo desenfado que tambien
sienta en pechos castellanos, cuando ven hollado su pun-
donor, vilipendiada su nobleza y atacadas sus preciosas
libertades.


Las eyaculaciones (permitaseme esta espresion) enér-
gicas del honor y la virtud, compañeras inseparables del
decoro, son hijas siempre del convencimiento de la justicia
y razon que las motiva. Sin esta, se reducen á evapora-
ciones vanas y palabras de simple boato que ni convencen
ni imponen el respeto que les es debido.


Partiendo de estos principios, si bien es certo que el
dictamen, objeto ahora de nuestra, deliberaciones, pre-
senta verdades, tambien es constante que desnudas de
pruebas y anunciadas con una especie de frialdad diplo-


'" Alude al discurso que acababa diligencias que hemos hecho para
de pronunciar el señor Arguelles, lograrlo; y se publicará luego que
el que no hemos podido adquirir llegue á nuestras mallos.
hasta ahora á pesar de las vivas


3 A




362


mática, ni conmueven ni persuaden. Los señores de ltt
cornision conocerán muy bien que al impugnarle bajo este
concepto, solo quiero presentarles ocasion de explanar
sus ideas con la erudicion y elocuencia que les es tan
propia, á fin de que reunida la discusion con el dictamen,
presente un todo completo, cual yo me lo prometia, y en
verdad y de todo 11~i corazon ]0 deseara.


Tenemos á la Europa entera en expectacion, y {l la
Europa entera debemos interesar en nuestra causa. Fijos
en nosotros los ojos, los desgraciados de ambos mundos
ven su dicha en nuestra victoria, y su desgracia en nuestra
opresion, Entre mil temores, sus esperanzas fueron por
dos aííos con las nuestras sosteniéndose: las zozobras
crecieron á la reunion del congreso de Verona; y de .este
arsenal, fraguado segun el plan de la moderna diplomacia,
salió la mecha incendiaria, con la que intentan reducir
á pavesas nuestra dicha que tanto en otro tiempo les in-
teresaba.


Tal es por ]0 mismo el punto de donde parte la comi-
sion; pero al convertirse con semejante motivo ácia esa
nueva clase de reuniones, que la moderna aristocracia de
los gabinetes ha inventado para perpetuar su poder, y
hacer arbitraria y esclusiva la dispcnsacion de los empleos,
y la explotacion del tesoro público, si bien es cierto que
hace una reseña de su ilegalidad, y aun indica alguno de
sus efectos, ni extiende los principios justos en que aquella
se funda, ni patentiza cual correspondiera los siniestros
fines que en medio de las arterias de su política se pl'O-
IJonen para sojuzgar á la Europa, y detener la emanci-
pacion á que la llaman las luces, intentando hacerla
retrogadar á la ignorancia, á la barbarie y á la servidum-
bre en que yaciera por tantos siglos.


Las doce lineas que la comision emplea no bastaban
para desenvolver estas verdades, y tal vez reducidas, como
están, á simples proposiciones, habrá quien dude de su
certeza, y aun atribuya á la imprudencia y furia de los
reformadores la exacerbación y curso violento de las
reformas; cuyos resultados funestos, dicen, son los que
se tratan de impedir, abandonando los soberanos con sus
gabinetes las apacibles mansiones en que moran y aun el
cuidado de sus pueblos, y sujetándose á las incomodidades
de largas y penosas marchas, con el filantrópico y ca-
ritativo fin de ahorrar á la desventurada Europa los
muchos dias de luto y sangre, que de otro modo aquellas
irremisiblemente produjeran.




383


N ada hay en el dictamen que responda á este vano
subterfugio, con que quieren ocultar sus miras verdadera-
mente atroces, ni la imputacion odiosa y sacrilega en que
se funda. ¿ Porque pues no prevenir á los ignorantes
contra esta hipócrita conducta, desengañar á los ilusos, y
aterrar y confundir á los perversos que tan maliciosamente
le difunden y propagan?


La paz, dicen, es la que nos proponemos. A este
objeto precioso es al que se dirige la santidad de
nuestros pactos. Con fuerza bastante para hacer á los
pueblos felices, á la fuerza queremos restituirles la tran-
quilidad que tanto necesitan. Tal es siempre su lenguage,
al cual el dictamen de la comision nada opone, dejando
asi expuesta la sencillez, la virtud y la humanidad á ser
victimas de un simple y miserable sofisma. La paz, don
seguraménte apreciable, es sin duda el primero de todos los
bienes; pero ¿ es posible disfrutar paz donde la segUl'idad
y libertad no existen? El reposo sin la libertad no puede ser
mas que la inmovilidad que produce la violencia, en el es-
pasmo del terror ó del espanto, es en fin la muerte social
y el silencio pavoroso de los sepulcros.


Mas ¿ hay algun estado acaso que se haya levantado
contra otro estado? ¿ existe algun pueblo en el dia que
haya traspasado ni piense traspasar sus fronteras para
atacar aotro pueblo? Sin embargo los congresos envian
egércitos, invaden reinos que ni aun se hallan en estado de
defenderse, llevan la guerra donde no existe, y todo con el
santo fin de conservar la paz. ¿ Porqué pues no se hará
ver tan chocante contradiccion, y al presentarla descubrir
las verdaderas intenciones de esta liga, tan ilegitima como
sacrilega: intenciones que son la base de tantos y tan
estravagantes fenómenos politices, como en el dia se advi-
erten, para desengaño delmundo entero y justificacion de
nuestra causa? ¿porqué no se demonstrará á la faz de la
Europa culta, que habiendo erigido en dogmas máximas
antisociales tratan de hacerse prosélitos, y destruir la in-
credulidad que debe levantarse contra su símbolo politico
con la persuasion y la voz elocuente de la espada y del
cañon, que es toda la filosofia y la única razon del des-
potismo'?


A nadie que hubiera estudiado la historia de los últimos
años (continúa la comision) podía ocultarse que este con-
greso (el de Verana) se habria de ocupar en los negocios
de España. Al hacer las observaciones que me ofrece esta
parte del dictamen, no puedo menos de presentar antes á




364


los señores de la comision las palabras con que el ministro
Canning habla á la cámara de los comunes de Inglaterra.
Debo decir que cuando lo,~' soberanos aliados (son expre-
siones del ministro ingles) manifestaron su intencion de
reunirse en Verona, no llebaban en su mente la idea de una
euestion (la de la intervencion) que despues llegó á ser tun
complicada y dificil. Las asuntos de España no parecie-
ron ser el objeto de su reunion. El ministro Canning no
se contenta con decirlo, sino que da pruebas de su aser-
cion, y solo esto manifiesta la necesidad que la comision
tenia de no estampar sus opiniones tan desnudas de los
comprobantes ó razones que las funden.


Pero yo consulto la historia de estos ultimas años, y si
la comision no se empeña en restringir demasiado esta
época, hallo razones para uno y otro, y sobre todo encu-
entro que no ha podido prescindir de recorrerla con alguna
detencion, aunque no con proligidad, para presentar mas á
las claras las inconsecuencias del triunvirato que en este
congreso y para este negocio ha figurado, y de cuyas pros-
cripciones el gabinete frances parece haberse con;tituido
el miserable satélite y egecutor.


Porque en efecto ¿cuales fueron las promesas de estos
mismos soberanos á sus pueblos, en medio de la terrible
lucha en que por tantos años se empeñaron, ya miserables
adoradores del ídolo á quien tímidos y prosternados incen-
saban, ya alentados alguna vez con el sentimiento y vergu-
enza de su propia ignominia? Conociendo que la vara de
la disciplina no alcanza nunca al valor que da el entusiasmo
de la libertad: que los egércitos no pueden con las na-
ciones, y que contra pasiones armadas no bastan jamas
fuerzas fisicas, llamaron á los pueblos para interesarles en
su causa, prometiéndoles la restitucion de sus derechos.


Ya en 1805 el Austria anunciaba que la libertad de la
Europa se habia refugiado bajo sus banderas. En 1812 y
1313, segun el Observador austriaco de aquella época, los
reyes se presentan á los pueblos como hermanos y reclaman
su alianza. Todo pueblo independiente, decia la proclama
de Kalisch, es el aliado natural de las potencias armadas.
Que todo aleman, principe, noble ó simple combatiente
entre las filas del pueblo, contribuia á la libertad comun,
A Nápoles se le dice por el archiduque Juan que se le
restituirá al lustre y esplendor de sus antiguos tiempos.
Al mismo se le invita á imitar el ejemplo de los españoles,
que ya entonces teniamos la constitucion que ahora defen-
demos, y la Sicilia fue mucho tiempo gobernada por insti-




365
tuciones liberales. En las declaraciones y manifiestos, en
los papeles ministeriales, la libertad se anunciaba á los
pueblos como recompensa de sus sacrificios.


En el congreso mismo de Viena todos espresaban el voto
unánime de corresponder á las esperanzas de sus contem-
por:meos. Los plenipotenciarios poseidos de una rivalidad
verdaderamente patriótica, todos á la envidia prometian
constituciones representativas y garantías para los derechos
de los pueblos. La Prusia se distinguia muy particular-
mente sobre este punto. En fin se da y se extiende la
palabra mas formal: palabra de reyes, y por lo mismo
sagrada é inviolable, á que jamas parece que debió faltarse,
y que todo el escolasticismo diplomático nunca pudiera con
sus cavilosas interpretaciones restringir. El pacto místico
de 26 de Setiembre de 1815 confirma las esperanzas de los
hombres de bien y de los pueblos, tanto mas cuanto que
le ven calificar de santo y apoyarse en la religion, que es
siempre el áncora en que mas confia el desgraciado. A
Dios y á los poderosos de la tierra parece que se tenia por
garantes de que no serian ilusorias tantas promesas, ni
Yanas tan fundadas esperanzas. Todavia en la nota pasada
el QO de Noviembre del mismo año al ministerio frances y
firmada por Meternich, Castlereagh, Hamderberg y Capo
d'Istria se advierte el vivo interes que se toman por la con-
solidacion del órden constitucional en Francia, por la con-
servacion de la autoridad constitucional de S. M. C. y
encargan que no se conserve nada de los tiempos pasados,
sino el bien que la providencia ha hecho resaltar del seno
mismo de las calamidades públicas.


Pero l á qué fijarnos en esta época? En 1818 yen la
decIaracion de 1 de Noviembre, decidida la evacuacion de
las tropas estrangeras que ocupaban la Francia, los augus-
tos soberanos, se dice, han reconocido con satisfaccion que
el órden de cosas dichosamente establecido en Francia por
la restauracion de la monarquía legitima y constitucional,
y el suceso que ha coronado hasta aqui los desvelos pater-
nales de S. M. C. justifican plenamente la esperanza de la
consolidacion progresiva de este órden de cosas, tan esen-
cial para el reposo y prosperidad de la Francia, y tan
estrechamente unido á los grandes intereses de la Europa.


Todo, señores, parecia conspirar desde 1815 hasta muy
cerca de los dias de nuestra restauracion, para que los
pueblos esperasen con impaciencia, pero con confianza, la
restitucion prometida de sus derechos y las garantías que
ellos exigen. Los Estados, que en Alemania han estable-




366
eido el orden constitucional sobre las ruinas de la antigua
arbitrariedad, presagiaban la misma suerte para los demas :
y si alli se conservaba este régimen saludable, en paises
tan cercanos y aun embutidos, por decirlo asi, en los esta-
dos de los grandes principes, eoasociados en la mística
federacion ¿ cómo podria temerse que dirigiesen sus miras
á tierras lejanas pal"a impedir la propagaeion en ellas de
los principios, que cerca de sí permitian y habian procla-
mado y prometido á los pueblos, no solo en las angustias
del peligro, sino tambien en medio del entusiasmo y alegria
de la victoria? ¿ N o habia, pues, datos para inferir que
la historia de los últimos años no nos conducía á creer que
el congl"eso de Verona hubiera de mezclarse en los nego-
cios de España ? ¿ No han reconocido, por otra parte,
nuestro pacto fundamental despucs del año 20? ¿ N o han
admitido nuestros ministros ? ¿ N o hemos tenido los sayos
cerea de nosotros? ¿ De donde pues, podiamos deducir,
sin atribuirles la mas estraña de las contradiciones, que
habían de presentar como problemáticos y entrar en la
discusión de actos y negocios autorizados ya con su augusta
y santa aprobacion y reconocimiento?


Yo sé bien, señores, que la declaracion del año de 1818
de que antes hice mérito, fue el último acento espontaneo
que se permitió la caridad de los gabinetes, órganos de la
santa alianza, en obsequio de los derechos de los pueblos;
que el liberalismo de su lenguage, no está ya en adelante
de acuerdo con los hechos. Pero este es el punto á que
yo queria traerlos. He hecho la mitad de la carrera. A
los señores de la comision toca correr la otra mitad. Los
congresos de Carlsbad, el de Viena del año 20, el de
Troppeau y de Laybach les darán motivo á nuevas y
curiosas observaciones, y con ellas las pruebas de su aser-
cion, qne era lo que yo buscaba, al paso tambien que las
contradiciones en que se envuelve la santa alianza en medio
de su mística conducta.


Por lo demas es bien claro, con cuanta mas injusticia
(segun concluye el párrafo del dictamen que es objeto de
estas observaciones) podian aplicarse á la Espafía las ideas
que se hicieron valer para N ápoles y el Pi amonte. Pero
¿ por que no estenderse tambien sobre las particulares ra-
zones que á la España asisten para esperar otra conducta
por parte de los soberanos y gabinetes en Verona reunidos?
La justicia reclamaba su apoyo en lugar de su oposicion, y
la gratitud exigia hasta 1.1 correspondencia mas cordial y
amistosa. ¿ Por (lue no recordarles cuando y como forma-




367


mus nuestra constitucion, y lo que por b misma gobernados
hicimos entonces para ellos? La Prusia reducida á la
nada en 1806. Berlin ocupado por los franceses, cuya
ocupacion permitió la Rusia, su tardia auxiliar, que conti-
nuase por la parte que se le dió por decirlo asi en el botin,
t vió libre su capital hasta que la España, obligando á los
franceses á poner 200 mil hombres mas acá de los Pirineos,
produjo la evacuacion de aquel pais, y Federico Guillermo
pudo resistuirse á su palacio?


N apalean que se traslada á España por el' mal éxito de
las primeras operaciones de sus generales proporciona á la
Austria una ocasion nueva de volver á parecer en la lid j
pero N apalean regresa, todos los obstáculos se le allanan, la
victoria le prodiga sus laureles, y sin embargo se detiene
en medio de sus triunfos. El mismo se muestra impaciente
por firmar la paz. i, Quien, pues, de pronto le inspira
tanta model'acion, y libra á la Austria de un conquistador
altamente ofendido é irritado? ¿Quien? La nacían espa-
ñola, que le llama toda su atencion y ocupa sus mejores
fuerzas.


Si N apalean desde Moscow vuelve fugitivo á Paris,
aparece despues á los tres meses, y con soldados imberbes
y bisoños persigue hasta la Silesia los egércitos rusos y
prusianos. Alli le detiene un armisticio; pero alli hubiera
dictado la paz, si sus batallones aguerridos que le hubieran
conquistado nuevamente la dominacion que habia perdido
en Alemania y en Polonia, no estuvieran ocupados en
otra parte, y ¿ quien los detiene y ocupa? ¿ Quien? La
España, que infatigable siempre y constante, si sus tropas
son batidas por la mañana, repiten por la tarde el combate,
y vuelven siempre á provocar á la lid á su enemigo. La
España es la que salva entonces á la Rusia, como salvó
antes á la Prusia y Austria. Si la Inglaterra misma al cabo
de 20 años de una lucha tan tenaz como bien dirigida
queda dueña del campo de batalla, ¿ debe su triunfo á sus
tesoros á su politica ni á la coalicion del norte, tantas veces
fraguada y deshecha? No .... la debe á la constancia
de un solo aliado. La España. Antes que esta magnánima
nacion entrase en la contienda, los tesoros de la Inglaterra
fueron los mismos, su politica no se desmintió jamás, y los
otros aliados estuvieron mil veces reunidos, y obraron en
combinacion. Sin embargo, nada adelantó. La Europa
toda debe á la España su independencia.


La comision al hacer mérito en varias partes de su dic-
tamen de los pasos dados para impedir el rompimiento




368


después de la comunicacion de las notas, incurre á mi pa-
recer en el defecto que ya se ha notado de no presentar las
pruebas de sus asertos. Hayan sido ó no oficiales las rela-
ciones con este motivo establecidas, ¿por que no se pre-
sentan en el órden mismo en que se han sucedido y en los
términos literales en que se han estampado, aplicándoles
los principios justos y las observaciones que merecieran? .
¿ Porque no se hará ver claramente, pero describiendo los
hechos mismos, que por nuestra parte ha existido la mas
buena fé, entretanto que por parte de la Francia nada se
ha dicho de terminante ni positivo? ¿Porque no se pintan
con sus verdaderos colores estas promesas vagas, insigni-
ficantes, que seria bueno expresarlas como ellas son, y que
despues se desmienten por los hechos? ¿ N o es este el medio
mas seguro de destruir la imputacion odiosa de que por
una inflexibilidad inoportuna sugetamos á la nacion á los
males de una guerra '?


Yo sé bien y estoy convencido que no son modificaciones
en nuestra constitucion las que intentan y quieren: si esta
fuera su intencion, ¿ porque no nos preparan haciendo
antes este regalo á N ápoles y el Piamonte? ¿no tienen
esos reinos á su disposicion? ¿ como pues en lugar de pro-
porcionarles este bien, se contentan con ocuparlos militar-
mente, tener á sus reyes en una intervencion vergonzosa,
estender listas de proscripcion, formar comisiones militares,
levantar cadahalsos y sacrificar en ellos mil y mil victimas
no solo inocentes, sino por muchos titulos respetables? j Ha
señores! Desengaiiémonos: no son modificaciones al sistema
constitucional, y conformes á él las que buscan. No es
esto en verdad lo que intentan. Es apoderarse del imperio
universal, es establecer el absolutismo en todas partes, y
es en fin, como lo vemos, hacer primero esclavos alos reyes
para hacer despues impunemente esclavos á los reyes y á
los pueblos.


Pero en medio de este convencimiento no puedo menos de
insistir en que los señores de la comision presenten con
toda claridad, y siguiendo paso á paso el curso de esta
negociacion, los hechos oficiales ó no oficiales que han
existido. Este es el mejor medio de convencer y obviar
la escision misma que la oscuridad de este asunto puede
producir, y que tambien saben fomentar nuestros enemigos.
Así es como completarán su trabajo, y yo habré llenado el
objeto que me propuse en mi impugnacion.


Se continuarán estos documentos en los numeras sigui-
entes.




369


BIBLIOGRAFIA.


Ánalísis de una historia inédita de Nueva España escrita
por un español en el siglo XrI.


La estimacion que se merecen. entre los literatos las
obras inéditas que yacen sepultadas en los archivos, debe
crecer en proporcion de su antigüedad, de la importancia
de la materia, y de la destreza con que la desempeñan.
Por todos estos titulas es digna de la atencion de los
sabios la noticia circunstanciada y analitica de una obra
MS. que ha llegado á nuestras manos, intitulada:
Historia nniversal de las cosas de Nueva España, en
doce libros, y en lengua española. Compuesta y copilada
por ellJL R. P. Fr. Bernardino de Saltagun, de la orden
de losfrayles menores de la obseroancia",


De esta obra escrita en Mejico hácia la mitad del
siglo XVI. se enviaron á España dos traslados, uno de
los cuales (ignorandose el paradero del otro) se depositó
en el convento de San Francisco de la villa de Sahagun.
y aun de este no se sabía, hasta que la diligencia del
sabio cosmógrafo del rey, Don Juan Bautista Muñoz, le
sacó de aquel retiro, deseoso de consultarle para escribir
la historia del nuevo mundo. Muerto este literato valen-
ciano apenas publicó el tomo I", de su obra, pasaron todos
sus manuscritos por mano de la secretaria de estado y del
despacho de Indias á la real academia de la historia de
Madrid, en cuya biblioteca creemos existe aquel MS.
Lo estaba cuando de él se sacó la. copia que tenemos á la
vista, de cuya exactitud podemos responder, por cons-
tarnos que la cotejó escrupulosamente su mismo dueño,
persona muy conocida en la república de las letras.


Sentada la autenticidad de esta copia, es de saber que


.. Nicolas Antonio habla de este ninguno en tres lenguas. Atri-
escritor; mas de su obra con inex- buyele también eomo obra. sepa-
actitud, porque no la vió ; aunque rada la conquista de JUejico, que es
dice haberla enviado á Espaiia un parte del presente ::vIS. y forma el
virrey de Mejico. Fiado en el libro XII. de los cosa-~ de nueva
testimonio de Lucas Wadingo dice Espana. Por eso acaso al· hablar
que escribió Dictionarium eopiosi- de la historia de las cosas antig!Ul$
simum trilingur, mextcanum, hispa- de los indios, que es la obra de que
,licum el latinum, Equivocación damos noticia, diee que consta
nacida de haber ordenado el autor .le XI. libros, y no hace mérito
su historia á tres colunas, como él del XII.
lo dice; mas no hizo diccionario


3 B




;370


contiene la version española de la obra que primero se
escribio en lengua mejicana. " Van (dice el autor en el
prólogo) estos doce libros de tal manera trazados, que
cada plana lleva tres colunas: la primera de lengua
española, la segunda de lengua mejicana, la tercera la
declaracion de los vocablos mejicanos, señalados con sus
cifras en ambas partes. .


De lo que el autor dice en varios lugares, se colige que
el libro en la lengua mejicana se concluyó en el año 1545,
y no pudo ponerle en limpio hasta 15¡-;9, ni traducirle al
idioma español hasta 1575. La causa de estas dilaciones
harto declarada la dejó el mismo, á pesar de su modestia.
En el prólogo general solo indica el gmn disfavor que
hubo de parte de los que debieran favorecer la obra. En
el del libro 52°. dice que en medio del aprecio que hizo
de ella el capitulo que sus frayles celebraron en 1569, "á
algunos de los definidores les parecio que era contra la
pobreza gastar dineros en escribirse aquellas escrituras;
y ansi mandaron al autor que despidiese á los escribanos,
y que él solo escribiese de su mano lo que quisiese en
ellas. El cual como era mayor de setenta años, y por
temblor de la mano JI0 puede escribir nada, ni se pudo
alcanzar dispensacion de este mandamiento, estubiéronse
las escrituras sin hacer nada en ellas, mas de cinco años ..
En este medio tiempo el provincial tomó todos los
libros á dicho autor, y se esparcieron por toda la pro-
vincia ... Despues de algunos años el P. Fr. Miguel
Navarro vino por comisario de estas partes, y con
censuras tomó á recoger dichos libros á peticion del
autor . . . En este tiempo ninguna cosa se hizo en ellos
ni hubo quien favoreciese para acabarse de traducir en
romance, hasta que el P. comisario general Fr. Rodrigo
de Segura vino . . . y los vio y se contentó mucho deIlos
y mandó al autor que los tradujese en romance, y proveyo
de todo lo necesario para que se escribiesen de nuevo." ..
Alli mismo indica que esta resolucion se debio al vivo
deseo que manifestó de ver esta obra Don Juan de
Ovando, presidente del consejo de Indias en España.
Agradecido á lo que por el hizo dicho P. Segura, le
dedicó la obra, llenándole de elogios porque la redimio,
.Yac~ndola debajo de tierra y aun de debajo de la
cenusa.


En alusion á lo mismo, y para declarar el bien que con
su trabajo se propuso hacer, dice: e: Cuando esta obra se
comenzó, comenzase á decir de los que lo supieron que se




371


hacía un Calepino ,. y aun hasta agora no cesan muchos
de me preguntar en que términos anda el Calepino.
Ciertamente fuera harto provechoso hacer una obra tan
útil para los que quieren deprender esta lengua mejicana,
como Ambrosio Calepino la hizo para ... la lengua
latina. Pero... Calepino sacó los vocablos y las signi-
ficaciones dellos ... de las poetas y oradores y de los
otros autores de la lengua latina . . . El cual fundamento
me ha faltado á mi, por no haber letras ni escripturas
entre este gente: y así me fue imposible hacer Calepino.
Pero echo los fundamentos, para que quien quisiere, con
facilidad lo pueda hacer; porque por mi industria se han
escrito doce libros de lenguage propio y natural desta
lengua mejicana, allende de ser muy gustosa y provechosa
escriptura, hallarse han tamhien en ella todas maneras de
hablar, y todos los vocablos que esta lengua usa."


El objeto del autor fue facilitar á los ministros del
evangelio el desempeño de su oficio, instruyendolos en
las costumbres, lengua, artes, literatura, re1igion, genio,
virtudes y vicios de sus naturales. "Ni conviene (dice)
se descuiden los ministros de esta conversion con decir,
que entre esta gente no hay mas pecados que de borra-
chera, hurto y carnalidad; porque otros muchos pecados
hay entre ellos ... La idolatría y ritos idolátricos y
supersticiones y agüeros y abusiones y ceremonias idolá-
tricas, no son aun perdidas del todo . . . Pues porque
los ministros del evangelio que sucederan, ... no tengan
ocasion de quejarse de los primeros, por haber dejado á
obscuras las cosas de estos naturales ... yo Fr. Bernar-
dino de Sahagun . . . escribi doce libros de las cosas
divinas, ó por mejor decir idolátricas, y humanas y natu-
rales de esta nueva España ... Aprovechará mucho
toda esta obra para conocer el quilate de esta gente
mejicana; el cual aun no se ha conocido, porque vino
sobre ellos aquella maldicion que Jeremias de parte de
Dios fulminó contra Judea y Jerusalem, diciendo en el
cap. 5.: Yo Izaré que venga contra vosotros una gente
muy robusta y esforsaula, gente muy antigua y diestra en
el pelear, gente CM,lfo lenguage no entenderás, ni jamas
oiste su manera de-hablar, toda gente fuerte y animosa,
codiciosisima de malar: esta gente os destruirá á voso-
tros y á vuestras rJlugeres y !tijos y todo cuanto poseeis,
,o/ destruirá todos vuestros pueblos y edificios. Esto á
la letra ha acontecido {l estos indios· Con los españoles.
Fueron tan atropellados y destruidos ellos y todas sus




cosas, que ninguna apariencia les quedó de lo que eran
antes. Ansi eran tenidos por bárbaros y por gente de
bajisimo quiláte; como segun verdad, en las cosas de
policia echaban el pie delante á muchas otras naciones,
que tenian gran presuncion de politicos, sacando fuera
algunas tiranias, que su manera de regir contenia. En
esto poco que con gran trabajo se ha rebuscado, parece
mucho la ventaja que hiciera, si todo se pudiera haber....
De lo que fueron los tiempos pasados, vemos por expe-
riencia agora que son hábiles para todas las artes mecá-
nicas, y las ejercitan: son tambien hábiles para deprender
todas las artes liberales, y la santa teologia, como por ex-
periencia se ha visto en aquellos que han sido enseñados
en estas ciencias. Porque de lo que son en las cosas de
guerra, experiencia se tiene de ellos, ansi en la conquista
de esta tierra, como en otras particulares conquistas que se
han hecho despues acá: cuan fuertes son en sufrir tra-
bajos, hambre y sed, frio y sueño, cuan ligeros y dispu-
estos para acometer cualesquiera trances peligrosos." Esto
es del prólogo: en el cual anticipa la noticia de la antigua
poblacion de esta tierra, que comenzó en la famosa ciudad
de Tulla, 500 años antes de la era cristiana, que tubo la
misma suerte que Troya, y de la cual quedan vestigios y
alhajas antiquisimas.


¿Mas de donde sacó el autor tantas y tan curiosas noti-
cias de la antigüedad, si confiesa que no tenia aquella
gente libros ni escrituras de sus cosas? Para prevenir
esta duda refiere él mismo largamente en el prólogo al
libro Z. la manera que tubo en recoger noticias, y asegu-
rarse de su verdad, que fue la siguiente. . . . Comenzó
su obra en lengua mejicana en el pueblo de Tepepulco,
de la provincia de Tescuco, escogiendo con el consejo del
gobernador doce indios de los mas ancianos y de gran re-
putacion de probidad; á los cuales juntos casi diariamente
por espacio de dos años les hacia las preguntas que impor-
taban; y las respuestas que ellos daban de palabra, las
presentaban luego escritas por pinturas, cuya interpreta-
cion ponian al pie de ellas en lengua latina y española
cuatro colegiales trilingnes, de los educados por españoles
en esos idiomas, de quienes se tenia entera confianza.
Tengo (dice) aun ahora estos originales. En Santiago de
Tlatelulco repitio igual diligencia, confiriendo 10 escrito
con los ancianos honrados de este pueblo y con el rector y
otros colegiales latinos de aquel colegio. Mas adelante fue
mandado ir al convento de San Francisco de Mejico, donde
acabó de certificarse de sus apunte" con la diligencia y




censura de los naturales, nombrando el autor á todos los
sugetos que entendieron en ello. Esto pasó hasta el año
1545. Copiada la obra en lengua mejicana, se envió á la
censura de muchos inteligentes, por los cuales fue apro-
bada y aplaudida.


Estas noticias combinadas facilmente pudo compararlas
el autor con lo que veian sus ojos, y lo mucho que quedaba
de los antiguos edificios y costumbres, estando aun reciente
la conquista. La cual no empezó hasta el año 1519, ni se
dio por concluida hasta 15~1. Asi que los ancianos que
en diferentes pueblos informaron al historiador antes del
año 1545, aunque solo tubiesen 60 de edad, serian mucho
mayores de 30 años cuando se verificó la ruina de su im-
perio: tiempo suficiente para estar instruidos en sus ritos
y costumbres y demas cosas sobre que eran preguntados.
y como estas declaraciones se recibieron á muchos separa-
damente y en distintos puntos y años, y el autor podia
ayudarse por si mismo con el conocimiento de aquella tierra
y lengua desde antes del año 1530; resulta el grado de
certidumbre y de fe que este escrito se merece, que en su
linea no puede ser mayor.


Pasemos ya al contenido de la obra.
El libro 1 trata de los dioses que adoraban los naturales


de esta tierra. Consta de ~2 capitulas, siendo otros tantos
los dioses. El principal Vitziiputzli (á quien al autor
llama constantemente VitzilopucMli, ó Vitzilobuchili)
segun la teogonía de aquellos paises, es comparado á
nuestro Hércules, ]0 mismo que Tescatiipoca á.1 upiter,
Quetzalcoatl á Eolo, Opuclttti á Neptuno, Xuitltecutli á
Vulcano, Yiacatecutli á Mercurio: y las diosas Chicomc-
coatl á Ceres, C1Ullchiuhtlyare á Juno, Tlazulteutl á Venus
&c. Respeto de todos ellos describe la creencia de sus
adoradores, sus imagenes, sus adornos, y su culto.


El libro 52 tiene 38 capitulas, y trata del calendario,
fiestas y ceremonias, sacrificios y solemnidades que hacian
á honra de Sl/S dioses. Las solemnidades eran fijas ó
movibles. Las fijas se celebraban por décadas en el pri-
mero, décimo y vigésimo dia de cada mes: el mes constaba
de ~O dias, repartidos en cuatro como semanas de cinco
dias cada una, al fin de las cuales tenian sus mercados
públicos. Los meses eran 18, en los cuales distribuían el
año que comenzaba el dia 2 de nuestro Febrero, compo-
niendo en todo 360 dias; a los cuales al fin de cada año
añadian 5 dias que llamaban sobrantes ó valdios, y eran
tenidos por de mal agüero, como no consagrados á ninguno
de los dieses. Esta consonancia (le su año 'Con el lfulíU!lO,




por el cual nos gobernamos nosotros, llegaba hasta el
punto de reconocer tambien los bisiestos cada 4 años, en
los cuales añadian un día á los 5 valdios. ¿Qué diremos?
¿Podra negarse que hubo comunicacion entre aquel mundo
nuevo y el antiguo después de los tiempos de Julio Cesar?
O digase que los habitadores de aquel pais fueron tan
peritos en la astronomia, que por sí solos hallaron y adop-
taron en parte el sistema de Sosigenes. Hay ademas en
este libro copiosas noticias de ayunos, solitarios, sacerdo-
tes, danzas, y otros ritos y ceremonias, que llaman la aten-
cion de un filósofo para compararlas con las costumbres
del Asia y aun de la Europa: siendo notable que algunas
de ellas son de las prohibidas ii los judios en la ley de
Moyses, Sigue un apéndice, en que se da razón circuns-
tanciada de todos los edificios que hahia dentro del gran
templo de Mejico, de las ofrendas religiosas, del número
y clases de ministros para el culto y sus oficios, distribncion
de horas en el templo, fórmula de juramento, y otras cere-
monias religiosas.


El libro 111, tiene 14 capitulas: trata del principio que
tubieron sus dioses segun sus tradiciones fabulosas. El
apéndice habla de la creencia sobre las almas de los difun-
tos, cuya inmortalidad reconocian: exequias, crianza de
los hijos, costumbre de sus monges, y eleccion de sumos
sacerdotes.


El libro IV. consta de 40, capitulas, y trata de la as-
trologia judiciaria ó arte de adicinar, Ijue usaban para
saber cuales dias eran bien afortunados . • . y que con-
diciones tendrian los que nadan en los dias atribuidos á
los caracteres ó signos que aqui se ponen: y parece cosa
de nigromancia y no de astrologia, Habla de varios usos
en los partos de las mugeres, bautismo de los niños, con-
vites hechos con estos motivos &c. &c. En el apéndice
demuestra que la serie ó tabla de estos signos no era el
calendario de los mejicanos, como babia creido un religioso
que eecribio un tratado en loor de esta arte adivinatoria.
Da nueva razon de su calendario, y de dos sidos que de
inmemorial tenian; uno de ÓZ años, al fin del cual en una
muy 'solemne fiesta renovaban las estatuas y adornos de
los idolos, el juramento de servirles por otros 52 años, y
el fuego en todo aquel reyno. A este periodo llamaban 10
que en nuestra lengua suena gavilla de años " y como
creian que el dia último de una de ellas se habia de acabar
el mundo y el movimiento de los cielos, en la noche de ese
día subian á los montes, .v como pasada la media noche




3i5
viesen continuar el movimiento de la via lactea, encendían
nuevo fuego, y hacian gran fiesta, creyendo tener ya se-
guros otr;s 5Q años de mundo. "La ultima solemnidad
(dice) que hicieron deste fuego nuevo, fue el año de 1507:
hicieronle con toda solemnidad, porque no habian venido
los españoles á esta tierra. El año 1559, se acabó la otra
gavilla de años, que ellos llaman Toximmolpilia. En esta
no hicieron solemnidad pública, porque ya los españoles y
religiosos estaban en esta tierra." El segundo ciclo era
duplicado, y constaba de 104 años, á cuyo periodo llama-
ban siglo.


El libro V. tiene 13 capitulas, y trata de los agueros y
pronósticos que tomaban de algunas aves, animales y saban-
dijas para adivinar las cosas futuras ¡ donde hay hartas
curiosidades tocantes á la historia natural. En el apén-
dice se habla de las abusiones, esto es, supersticiones de
los antiguos, algunas de las cuales duraban en tiempo del
autor. La analogia de estas cosas con las del vulgo de
Europa, ofrece gran campo para consideraciones filo-
sóficas.


El libro VI, tiene M2 capitulas y trata de la retérica y
filosofia moral y teologia de la gente mejicana i donde
hay cosas muy curiosas tocantes á los primores de su
lengua, y cosas muy delicadas tocante á las virtudes mo-
rales. Las hay en verdad, yes uno de los libros mas apre-
ciables de esta obra. N o habiendose hallado escrituras
de la antigüedad, no podia el autor desempeñar su obgeto
sino copiando las arengas y oraciones que estaban en uso
entre aquella gente, y que como fórmulas sabidas de todos
pudieron dictárselas los viejos. Y esto hizo poniendo á
la larga las oraciones que los sátrapas hacian á los
dioses con motivo de las guerras, pestilencias, sequias y
otras calamidades públicas, en la muerte de los reyes,
eleccion del sucesor, y cuando un mal rey con su des-
gobierno ponia en peligro la república: y las arengas que
se pronunciaban con motivo de la confesion ' auricular
(que hacian á los satrapas una vez al año) de los casa-
mientos, partos, bautismos de niños (cuyas ceremonias se
describen extensamente), exhortaciones de los padres á
los hijos al tiempo de tomar estado &c. &c. piezas todas
elocuentes, llenas de ruaximas morales y de imagenes de
la divinidad tan sencillas como animadas, muy parecidas á
nuestro juicio á las de los antiguos orientales. Vease una
muestra en el extracto de la oracion que hacian al mayor
de sus dioses, despues de muerto el señor para que [¡S




37fj
diese otro. "Señor nuestro, ya vuestra magestad sabe
como es muerto N. : ya lo habeis puesto debajo de vuestros
pies; ya es ido por el camino que todos hemos de ir y á
la casa donde todos hemos de morar, casa de perpetuas
tinieblas, donde no hay ventana ni luz alguna . . . Dis-
teisle en este mundo á gustar algun tanto de vuestra sua-
vidad y dulzura, como pasandoselo por delante de la cara,
como cosa que pasa presto ... Ay dolor! que ya se fue
donde estan nuestros padres y nuestras madres. El dios
del infierno, aquel que descendio cabeza abajo al fuego,
el que desea llevarnos alla á todos con muy importuno
deseo como quien muere de hambre y de sed: el cual está
en grandes tormentos de dia y de noche dando voces y
demandando que vayan alla muchos. Ya está allá con él
este N. con los otros señores y reyes, que gozaron del
señorio y dignidad real y del trono y sitial del imperio:
los cuales ordenaron las cosas de vuestro reyno que sois el
universal señor y emperador, por cuyo alvedrio y motivo
se rige todo el universo, que no teneis necesidad de con-
sejo de ningun otro ... Ya se nos acabó nuestra candela
y nuestra lumbre: la hacha que nos alumbraba, del todo
la perdimos: dejó perpetua horfandad y desamparo á
todos sus súbditos. ¿ Tendra por ventura cuidado de
aqui adelante del regimiento de este pueblo, aunque se
destruya y asuele con todos los que en él viven? . . •
i O pobrecitos macehuales, que andan buscando su padre
y su madre, como el niño pequeñuelo busca llorando á los
suyos que estan, absentes, y recibe grande angustia cuando
no los halla! j O pobrecitos de los mercaderes, que
andan por los montes y por los páramos! Y tambien de
los tristes labradores; qne andan buscando hierbezuelas
para comer, y raices y leña para quemar ó para vender de
que viven! j O pobrecitos soldados y hombres de guerra,
que andan buscando la muerte, y tienen ya aborrecida la
vida, y en ninguna otra cosa piensan sino en el campo y en
la raya donde se da la batalla! ¿ A quien apellidarán?
Cuando tomaren algun captivo, ¿ á quien 10 presentarán ~
... Pobrecitos de los pleyteantes ¿ quien los juzgará y
limpiará de sus contiendas y porfias? Bien ansi como el
niño cuando se ensucia, que si su madre no le limpia,
estase con suciedad . . . ¿podranse ellos remediar á si
mismos por ventura? ¿ Y los que merecen muerte sen-
tenciarsc han ellos mismos? ¿ Quien pondra el trono de
la judicatura? ¿ Quien tendra el estrado de juez, pues
no hay ninguno? ... ¿ Quien alegrara y regocijará al




371
pueblo á manera de quien tañe á ovejas que andan remon-
tadas para que se asienten?" Pues cuando pedían que
quitase al señor que no hacia bien su oficio, decian:
" Señor nuestro, humanisimo, que haceis sombra á todos
los q ue á ti se allegan, como arbol de muy gran altura y
anchura: sois invisible é impalpable, bien ami como la
noche y el ayre, y penetrais con vuestra vista las piedras
y arboles, viendo lo que dentro está escondido, y veis y
entendeis lo que está dentro de nuestros corazones. N u-
estras animas en vuestra presencia son como un poco de
humo y de niebla, que se levanta de la tierra. N o se os
puede esconder, señor, las obras y manera de vivir de N. :
veis las causas de su altivéz y ambician: que tiene un
corazon cruel y duro, y usa de la dignidad que le habeis
dado, asi como el borracho usa del vino y como el loco de
los beleños."


Previendo el autor que estas oraciones y arengas podian
ser tenidas por ficciones suyas, dice en el prólogo de este
libro. "Algunos émulos que han afirmado que todo lo
escrito en estos libros . . . son ficciones y mentiras,
hablan como apasionados y mentirosos; porque lo que en
este libro está escrito, no cabe en entendimiento humano
el fingirlo, ni hombre viviente pudiera fingir el lenguage
que en él está." Como si dijera que el contenido de este
libro acredita la verdad de los otros. Porque los españoles
del Siglo XVI. aun con ser aquel su siglo de oro, no
alcanzaban á la sencillez y viva elocuencia de estas ora-
ciones: sabe á tiempos mas remotos y á otra manera de
explicar los afectos j dejando aparte el objeto de estas
alocuciones, que parece imposible se inventasen fuera de
la situacion en que ellos mismos ponian á los oradores.
Al fin se explican algunos adagios, acertijos y locuciones
metafóricas, con el objeto de manifestar la excelencia de
aquel idioma.


El libro VII tiene 152 capitulos y trata del sol y de la
luna y estrellas, y del año del Jubileó. Describese su
creencia sobre los vientos, nubes, rayos, granizo y cometas,
(que tambien tomaban por presagio, de cosas funestas.)
Ponese de nuevo la declaracion del ciclo de 52 años, y de
las ceremonias con que celebraban el jubileo del nuevo
ciclo.


Ellíbro VIII es de los reyes y señores, y de la manera
que tenian en sus elecciones y en el gobierno de sus reyes.
Consta de 21 capitulas. Esta monarquia era electiva.
Electores eran los senadores, los viejos del pueblo, los


3 <..:




'.


378


capitanes y soldados viejos, y lo,ssátrapas: la eleccion no
se hacia por escrutinio sino confiriendo entre sí: "recaia
en uno de los mas nobles de la linea de los antepasados,
que fuese valiente, ejercitado en la guerl'a, osado y ani-
moso, que no bebiese vino, prudente y sabio, que supiese
bien hablar, entendido, recatado y amoroso." Sus juicios
civiles y criminales eran brevisimos: muy exacta la ad-
ministracion de la hacienda publica, y muy aventajada la
policia en los mercados, alhondigas, &c. en que hay cosas
que no desdicen del país mas culto de Europa. Tratase
ademas de todos los señores que hubo en Mejico, Tescuco
y otras provincias hasta por los años 1560. A Motezuma
se le llama constantemente Motecueuma, Sigue la des-
cripcion de los atavíos que usaban los señores, de sus
juegos y recreaciones, armaduras, banquetes, palacios, &c.


El libro IX. tiene 21 capítulos y es .de los mercaderes,
oficiales de 01'0 y piedras preciosas :IJ plumas ricas,
Hablase del modo de vivir de estas clases, de sus fiestas,
convites &c.


El libro X. es de-los vicios y virtudes de esta gente
indiana, y de los miembros de todo el cuerpo interiores
y exteriores, y de las enfermedades y medicinas con-
trarias, y de las naciones que Izan t'enido á esta tierra.
Son 29 capitulos: describense las buenas y malas con-
diciones morales y fisicas de todas las clases, particular-
mente de los mercaderes, y artistas, en que hay noticias
curiosas de sus manufacturas'. Con esta ocasion compa-
rando las habilidades de los antepasados con las de los
que entonces vivian, despues de mostrar su aptitud para
toda especie de artes liberales y mecanicas, añade que en
cuanto al regimiento de la republica eran para mas en los
tiempos pasados que al presente; merced al rigor con que
se educaban los niños en los templos, y á la continua ocu-
pacion y trabajos en que los ejercitaban. "Era (dice)
esta manera de regir muy conforme á la filosofia natural y
moral ; porque la templanza y abastanza de esta tierra y
constelaciones que en ella reinan, ayudan mucho á la na-
turaleza humana para ser viciosa y ociosa y muy dada á
los vicios sensuales. Y la filosofía moral enseñó por expe-
riencia á estos naturales, que para vivir moralmente y
virtuosamente era necesario el rigor y austeridad y ocu-
paciones continuas en cosas provechosas á la republica.
Como esto cesó por la venida de los españoles, y porque
ellos derrotaron y echaron por tierra todas las costumbres
y maneras de regir, que tenian estos naturales, y quisieron.




4 }!U$ J





379,


¡,


reducirlos á la manera' de vivir de España, ansi en las
cosas divinas como en las humanas, teniendo entendido
que eran idolatras y barbaras j perdiose todo el regimiento
que tenian v, " Es gran verguenza nuestra, que los'
indios naturales cuerdos y sabios antiguos supieron dar
remedio á los daños que esta tierra imprime en los que en'
ella viven ... y nosotros nos vamos el agua abajo de
nuestras malas inclinaciones . • . Buen tino tubieron los
habitantes de esta tierra antiguos, en que criaban' sus
hijos é hijas con la potencia de la republica, y no los de-
jaban criar á sus padres . . . Esta gente no tenian letras
ni caracteres algunos, ni sabian leer ni escribir: comuni-
cabanse por imagenes y pinturas, y todas las antiguallas
suyas y, libros que tenian dellas estaban pintados con
figuras é imagenes de tal manera, que sabian y tenian
memoria de las cosas que sus antepasados habian hecho y
dejado en sus anales por mas de mil años atras antes' que
viniesen los españoles á esta tierra. Destos libros y es-
crituras los mas de ellos se quemaron al tiempo que se
destruyeron las otras idolatrias ; pero no dejaron de
quedar muchos abscondidas, que las hemos visto y agora
se guardan, por donde hemos entendido sus antiguallas.
En los ultimas capitulas de este libro habla de los Tul-
tecas, Chichimecas, Otomies y otros pobladores de esta
tierra, y de los muchos monumentos que quedan de ellos
y de su pericia, costumbres é invenciones; y del caracter
trages, y producciones de otras provincias de este reyno,


El libro XI. es de los animales, aves, peces, arboles,
yerbas, flores, metales, piedras, colores, fuentes, tierras,
montes, volcanes, caminos, mantenimientos, ~c. Son 13,
capitulas muy largos. Por ventura es este el libro que
mas dcbe aprovechar á los naturalistas: asi como es el
mas dificil de estractar. De paso habla de las pestilencias
que hubo en 15:20, 1545, Y 1576, al tiempo que se traba-
jaba esta traduccion: cuyas calamidades junto con los
malos tratamientos de los españoles, dice que contribu-
yeron á que se disminuyese la poblacion, que antes era
crecidisima,


El libro XII, es de como los españoles conquistaron la
nueva España. Son 411 capitulas. Dice en el prologo que
aunque habia muchas historias encritas en romance segun
la relacion de los que la conquistaron, el la quiso escribir
segun la de los indios conquistados, que vivian al tiempo
de aquel suceso, y sabian mejor lo que hubo departe de
ellos; con el objeto ademas de dejar notados los nombres




..


..


380


y frases de los naturales en lo tocante á las cosas de la
guerra.


Asi de lo dicho como de otros pasages de esta obra
. consta que el autor era natural de la villa de Sahagun,
tierra de Campos en Castilla la vieja : que fue de los pri-
meros religiosos de San Francisco que pasaron á nueva
España despues de concluida su conquista en 15~4, y uno


. de los fundadores del colegio que tenia aquella orden en
MeJico: y que aun vivia alli en 1576. Es decir que em-
pleo mas de 45, años en el conocimiento de la lengua, an-
tiguedades y costumbres de aquellos naturales, no solo
con motivo de desempeñar el ministerio apostolico de la
conversion de los idolatras, sino con el especial objeto de
escr.ibir esta obra. De la excelencia. de su lengu¡ge basta
decir que es del siglo XVI. de cuyo. tiempo apenas se
halla libro mal escríto. Sobre la propiedad de la lengua,
tiene su estilo cierta ingenuidad y sencillez, claro indicio
de la veracidad del autor y de la certeza de la cosas que
refiere.




OCIOS


Jle Qtupañolcss Qtmtgrabos~
EN LONDRES.


PERIODICO TRIMESTRE.


AÑO DE


1827.


. . Vitanda est • .
desidia • • • • • •


FlOR. SAT. 11. 3


LONDRES.
SE VENDE EN CASA DE LOS ss, DULAD y COMPAÑli\; TREUTTEL


, y WURTZ, SOHO-SQUARE; Y BOOSEY E HIJO, OLD
BRDAD.S'fREET.


hnj.lreDta española de M. CALERO, 17, Frcderic k Place, G08weIJ Ruad.






DE LOS ARTICULOS QUE CONTIENE ESTE TOMO.


NUMERO l.
Los EDITORES........................ . ••.•...........••••..........•..


APARATO HISTÓRICO
Dictámen de la comision de las cortes de 1823 sobre el reconozimiento


de la independencia de las Américas................................ 3
CIENCIAS POLiTICAS y MORALES.


Observaciones sobre el discurso pronunciado por Mr, Canning en la cá-
mara de los Comunes, el dia 12 de diciembre de 1826 .... :......... 7


Si la mayoria de los españules quiere gobierno despótico............. 31
Arreglo de las prisiones......................... • ' .••....••• '," • . • . . 39
Reflexiones acerca del mal que en el dia aftije á la Inglaterra....... 51


, LITERATURA Y BELLAS LETRAS. ,
Epítome de la historia de América................................... 84
Espagne poétique por D. Juan Maury: j uizio de esta obra............ 97
Antigua marina y comercio de España: analisis de la Coleccion de na-


ies y descubrimientos hechos por los españoles, publicada por el Sr. Na-
varrete :............................ 111


MISCELANEA.
Conaturalizacion de la cochinilla en el medio dia de España............ 122
Beneficencia para con Jos emigrados españoles........................ 124
Cartas de un emigrado: primera, sobre el gobierno municipal de Lóndres. 125
Estracto dé una carta de Madrid del 3 de Enero de este año........ 130
Noticias cíentíñcas y literarias........................................ 134
Reseña política........................................................ 136
Anuncios... • . . • . • . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . .. .••......................•.... 143


NUMERO 11.
,,"PARATO HISTÓRICO.


Correspondencia diplomática del gabinete británico en 1822 y 1823 sobre los
asuntos de España. . . . . .. . •. .. .. .. • ••. .. . . . ••• 144


CIENCIAS POLITICAS y MORALES.
Arreglo de prisiones......... .• . . . . . • . . . • . . . . . . • • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Carácter del actual gobierno de España.. , ..... .. . ... .. •• . ..•.. ••••••.••. 176
Jesuitas: verdaderos enemigos del altar y del trono. • • .. • • . .. . . . •• . . • • .. . 190
Estado -doctrinal del clero de Francia.................................... 193


ARTES Y CIENCIAS FisICAS y NATURALES.
Medios de fomentar la agricultura..... .• • .. . . .• .... •.. .. •..• • ... •. . 195
Inventos nuevos " . .. • . • . • . . . . . . . • .. 199
Navegacion y viajes á los polos.......................................... 204
Cria de los gusanos de seda en España. . . . . . . .. . . . .. . . . . •..... .. . • ... . ... 208
Si de los indios pueden esperarse progresos en las artes. .•. • . . • . . . . • . . • . • • . . 218


LITERATURA Y DEI.LAS LETRAS. '"
Viajes y descubrimientos de los españoles.... 214
Noticias secretas de D. Jorje Juan y de D. Antonio de UJIoa sobre América. 233
Poesía, canto del Tiber _.. . . . . . . .. . . 246
Situacion económica y política de Méj íco á principios de 1827•.... , . . . . . • •• 251


'I1SCELANEA.
El Mejicanoocupado, folleto ímpreso en Méjico '.... 259
Carla de un emigrado ,.,obre la fuerza mílítar de Lóndres ...•....• '" . •...•. 200
Necrologia: conde de Taboada... 261
Emigrados españoles en Portugal .......•...........•.••••...• " . . . . . • . . . 263
Beuefizencia de los ingleses llRra con los españoles refujiados... ... . .... ... 264
N oticias eientsficas y literarias........................................... 265
Rej istro bibliográfico '..... •.• 272
Reseña política , , 281




IJI


INDICE.
NUMERO 111.


APARATO HISTÓRICO.
RepresentaciGn del obispo de Oviedo al Sr. D. Fernando VII.............. 289
Riego al Ayuntamiento de Algeciras el 81 de enero de l820..•••••.••••••.. ,'293
Decreto, dado en Andújar por el duque de Angulema..... •.•.• •••• ...•.•.• 294
Proposicion hecha en Cortes sobre la renta de los diputados................ 295
Voto particular de algunos diputados sobre la misma •••....•••..•.•••• , • • . 296
Proclama del general Quiroga en enero de 1820 •..••.•••••.••••••.••••••• r' 299


CIENCIAS POLITICAs y MORALES.
Sobre el establezimiento de una cámara alta en España.. ••.•. . . .••. ••.• ••. SOl
Resultados de las enseñanzas primarias sobre la prosperidad públka...... . . 316
Combinacion teocrática en Europa contra las libertades públicas... • • •• •• • . . 818
Bulas de extincion y de restablezimiento de J esuitas cotejadas..... ••••••••• 846
Quebrantamiento del plácito rejío en Francia y sus resultas....... ..••••••. • 345
La educacion -conslderada como alivio del pobre y del laborioso. . . . •.•• •. •. 348
Ensayo de nI!'catecismo moral para el pneblo....... • . . . • . . • . .. • • • ••• • • . . • 351


ARTES Y CIENCU.S FíSICAS y N"'TURALES.
Medios de promover la agricultura '. • . . • .• • • .. . • . • • • . • • • . • •• • . . 3M
Cria de los gusanos de seda en España.. , , . • • . . . • • . . • . .. • . .. . . . . • •••• • • • .• 864


LITEATURA y BELLAS LETRAS.
Poetica de D. Francisco Martinez de la Rosa.... .. . 870
Espagne poéti'lue por D. Juan Maria Manry '" , 876


MISCELANEA.
Inventos nnevos -..... . . 382
Cartas tercera y cuarta de un Emigrado.................................. 386
Bazaar en Londres para el socorro de emigrados. . ••• .• • • • • • •.••• . • •• • • • • • 892
Si los españoles tienen talento para la música.. .. . •. •. • . • •• . .. • .. .• . • • 896
Avel'llÍon de los hispano.americanos á la metrópoli........... 897
Necro1ogla: D. Franeiso Gaseo-D. 8imon de Rojas Clemente.......... 299-401
DocuIIIentoll sobre la intervencion del rei de Nápoles en el congreso de Laiback. 414


NUMERO IV.
APARATO HISTÓRICO.


Actas del parlamento de Nápoles relativas á la intervencion de S. M. el rei
de las Dos Sicilias en el congreso de La, back .


CIENCIAS POLITICASY 1lI0R_~LES.
Documentos relntlvós á la lei del senado de Venecia de 1768 sobre no con-


sentir en la república regulares que no esten sujetos á los obispos ..•..•••
Observaciones sobre la influencia que las máximas del clero católica ejerzen


en la prosperidad de la península española .. ; , .
Visilas domiciliarias de los pobres , .. " ..•. , ...•••..••...••.••
Viaje á Madrid en el mes de agosto de 1826 por Adolpho Bianchl .
Observaciones dirijidas á las potencias de Europa, y en especial á la nazion


británica, de resultas de los sucesos escandalosos de la Península .
LIT_ATURA y BELLAS LETRAS.


Diccionario de Hacienda por D. José Canga Argüelles,juicio de esta obra...
Elementos de la Ciencia de Hacienda por D. José Canga Argüelles, juicio


de éste. obra , .
Ocios de emigrados españoles juizio que los sabios estranjeros han formado
de de este periódico•.•••••••.••...• , ••.••••••..••....•...••..•••...•.


• IlJISCELAIlrEA.
E'p.ai'loles emigrados y Sir.R. Wilson...... . • .


"Establecimiento del juicio por jurados en Ceylan ,-•••••...•..
"'rta V de Uo emigrado. Periódicos ingleses••••...........••...•........
éarta VI id. Constitucion inglesa., .••.... , •... _...•.••••..•.•...•..... '
Bxposicion pública de la industria española en Madrid... ..• • .••..••.••.•
Cndices de rabinos españoles que se conservan en la biblioteca del Escorial•. ,
Reseña politica ' ~ .


43~


446


450
468
472


477


520


520


524


529
529
586
539
545
546
560




OCIOS
Q!;t)panolru


SEGUNDA EPOCA.
• _._._._•. , _ •• _.' -o, ._0 ..•.. _.::-...:::.::::::::.....-=:=':.:::::.• _


ENERO, 1827.


LOS EDITO¡tES.


Precisados desde luego por un incidente imprevisto "'sus-
pender la publicación de nuestros Ocios en medio de; las
pruebas mas lisonjeras de aprecio que. almi~o·tiem,.pó se
nos repetían por la bondad de nuestros lectl1res,. i'por"el
juicio de algunos de los mas acreditados periódicos de Inglaterra
y Francia, tenemos todavía la satisfaccion de poder corresponder
á estos favores, continuando por alguntíempo laimpresi<yttdel
nuestro, si bien dándole otra forma cómoda y ventejosa, cuanto
ser pueda, para el público.


Será pues el presente cuaderno el primerode la nueva serie de
los Ocios, y á este seguirán de tres en tres meses 'otro'8 tres hasta
fines de 18~, impresos en el mismo tamaño y carácter, y de tal
modo redactados' que, cerrándose en el cuarto todas las materias
principales en que se ejerzite nuestra pluma; formen' loscuatro
un volúmen completo de 576 pp. entero 6indepéiIlientede otros
que podamos dar á luz, si nuestra situación nos anima ó habilita
á continuar publicando algunos otros mas. .


Deseosos de mejorar en lo posibleel plan de la redacción, y
prestándonos en esto con agradecida docilidad á las observado.
!les que nos han hecho algunos maestros en la materia, corno
'8dn, entre otros, los redactores de la Revue Encyclopédique, Ú
continuarémos guardando el órden de materias ó principales
secciones, que de algun tiempo á esta parte habiamos adoptado,


A




2


comprendiendo en ellas los artículos mas interesantesesre nos sea
dado escojer, para formar el aparato de la historia moderna de
España; para tratar las cuestiones de aplicacion mas inmediata
á la política de la Península y de América, consultando siempre
el bien de nuestros compatriotas y hermanos, y nunca el desao-
go de ningun partido ni personalidad; para dar noticia de los
frutos mas útiles con que las luzes del siglo vayan enriqueziendo
las artes y ciencias; para presentar las humanidades y la historia
política y literaria de España bajo los diferentes aspectos en que
pneda considerarlas la crítica á favor del progreso en tan intere-
santes ramos; y para dar, finalmente, noticias sucintas y metó-
dicamente dispuestas de los sucesos políticos mas notables, de
los descubrimientos, curiosidades y nuevas producciones dela '
prensa, qne parezcan mas dignas de mencionarse segun el plan
que nos proponemos.


No podemos ménos de advertir con este motivo que, adop-
tando el discreto consejo de nuestros benévolos censores arriba
citados, usarémos de severidad rigorosa, así en orden á insertar
poesías inéditas, como respecto al modo de tratar las cuestiones
sobre materias eclesiásticas. paraque de ellas resulte la primera
utilidad, no tanto á la controversia meramente teológica ó disci-
plinaria, cuanto á los derechos de las naciones considerados en
contacto con la relijion, y en la lid con las máximas y preten-
siones que á su sombra intentan menoscabarlos.


El precio de la nueva suscricion es 18sb. por un año, que
se pagarán por cuartas partes al entregarse cada cuader-
no, á rason • 4sh. 6d. Los números sueltos se venden á ñsh,
cada uno.




3
APARA.TOHISTORICO.


Dictámetf de la comision de 1m cortes erpañotal de 18~3 sobre el
reconocimiento de la independencia de las Américas.


La comision ha examinado la memoria 'del secretario del despa-
cho de Ultramar, y su contenido ha debidoxlarla el triste conven-
zimiento de la posieion aislada en que el gobierno se encuentra de
hecho respecto á aquel dilatado hemisferio, ya por el atraso de no-
ticias que contiene, y ya tambien por la contrariedad que á ellas
presentan muchos acontencimientos posteriores que muestran bien el
espíritu de aquellos pueblos, Su conclusion indica que el secreta-
rio del despacho, penetrado de esta misma idéa, se preparaba á pre-
sentar á la deliberacion de las cortes datos fijos y definitivos, que
imprimiesen á aquellas provincias un estado de paz y de utilidad
mutua para ambos continentes, y la comision que se lisonjeaba de
ser así ayudada para conseguir tan grande objeto, ve con dolor frus-
tradas sus esperanzas por causas que no ha estado, ni está en su
alcanze el evitar.


En tales circunstancias la comision no puede ménos de manifestar
al congreso que el sistema de espectativa y de fortuna que hasta
ahora se ha observado, necesariamente nos conducirá á la pérdida
hasta de la esperanza de cualquiera clase de ventajas en nuestras re.
laciones con aquellos paises, y que los comisionados ad referendum
sin autorizacion alguna, probablemente, no harán mas que perder el
tiempo, sufrir desprecios, y volver diciendo simplemente lo que to-
dos sabemos: que l.es americanos quieren ser independientes, y cuan-
do mas, (aunque la comision lo duda) agregarán que han oido al.
gunas proposiciones tan enteramente contrarias á los intereses de la
península, que desde luego serán inadmisibles, pues siendo ellos los
promotores, es casi cierto que no las harán de otro modo. Ten.
drémos pues la negociacion paralizada y perdido el tiempo. Entre-
tanto que nosotros dormimos, las naciones estranjeras están mui en
vela,! y el co~reso debe recordar que en todas las comunicaciones
del ministro frances con el embajador ingles en Paris sobre los
asuntos de España, siempre jugó el negocio de América de un mo-
do principal, que parece no se les olvidaba un momento, y que aca-
so infiuye poderosamente en nuestra situación actual. No olviden




4
las cortes, que en la nota del gabinete .de las Tullerías que prece.
dió á la iavaslon, se ofrecia expresamente el auxilio de la Francia
con sus ejérzitospara la reconquista de América, y tampoco debe
olvidarse que, como manifestó un SI'. diputado en la célebre discusion
de 11 de febrero, son mui antiguas las pretensiones de la Francia,
que se renovaron hace poco para coronar a un príncipe dé su casa
en Buenos Aires. Verdad es que esta pretension es ya ridícula,
pero marca la tendencia de aquel gabinete, y mucho mas cuando la
tal 1I0ta, y las insinuaciones sobre América acompañaban á las de
sus aliados, y todos pedían, nada ménos que nuestra esclavitudyco-
IDO si dijeran : sed vosotros ;y los americanos esclavos,que es lo que
conviene á los déspotas. La opinion pública va descorriendo ya este
velo demasiado, y ya vemos en papeles de Lóndres, que la santa
alianza habia señalado á la Rusia su departamento en el oriente, mién-
tras que Luis se ocupa en sojuzgar la España y la América meridional.


No perdamos de vista el sistema de neutralidad que observa In-
glaterra en nuestra lucha, que es decir, en la lucha de la liber-
tad contra los tiranos : lucha en que toma parte abiertamente la opi-
nion pública del pueblo ingles: lucha en que se interesan todas las
almas libres y generosas: lucha en fin, que en otras circunstancias
hubiera sido, evitada por un gobierno esencialmente libre, y el mas
poderoso de la tierra. Existe pues un grande interes de por me-
dio, y es máxima de los gabinetes medir la justicia por la utilidad,
y esta no por el verdadero bien de los pueblos, sino por el mayor
influjo y engrandezimiento de los gobiernos.


Es innegable, que por muchos años debe renunciar la España á toda
tentativa hostil contra las provincias insurreccionadas de América, pues
concluida nuestra actual lucha, cuya duracion no sabemos, será pre-
ciso, si se quiere afianzar la libertad, no dividir nuestra fuerza, que
nunca será mucha, por el estado de decadencia en que se halla y
debe quedar la nacion, Es preciso desengañarnos; prescindiendo de
la absoluta inutilidad de una agresión, que solo darla ventajas efí-
meras, despues de enormes gastos que no seria posible sostener pOI'
mucho tiempo, debemos confesar que no podemos practicarla, y que
los americanos tienen bien poco que temer, si nos consideran como
opresores, y mucho que esperar si nos miran como amigos y aliados, .¡,
mejor dicho, como hermanos suyos. La América insurreccionada ya
no se pazifica; será preciso subyugarla, y para esto se necesitaría un




5


grande ejérzito que no se separase ni un momento' de allí, pues en
el mismo' instante las pasiones masencendidas por la misma opresiou
producirian BU efecto, i el resultado puedeinferirse. IJa' esperien-
cía ya lo ha acreditado, pues repetidas vezes' ha sucedido que los
pueblos que ya se creian pazíñcos no' han tardado mas tiempo en
insurreccionarse, que lo que tardaban en perder de vista las tropas
que los dominaron.


Los. hombres irreflexivos que acaso han creido que los estranjeros
servirian para reconquistar la América, y que' tal vez se han dejado
alnzinar con estas promesas ¿creen que podrian realizarlas, y que en
todo caso lo harian para utilidad de la España, y no para apode-
rarse de lo que hubieran conseguido, ó para dejará España los costos
y el nombre de poderosa siendo de 'ellos toda la utilidad?


Por mas encarnizada que sea la guerra y el odio entre aque-
llos habitantes y los peninsulares , es preciso no equivocarse, no du-
rará mas tiempo' que el que tardemos en transijir con ellos. En
el dia mismo tenemos una prueba en la indignacion que sabemos ha
causado en aquellos paises las notas con que nos insultaron los ga.
blnetes estranjeros. Los americanos conocen que su interes está uni-
do al de la España constitucional, y nunca tendrá partido entre ellos
el sistema despótico, cuya tendencia seria á reducirlos al miserable
estado de colonias, bien que sus esfuerzos .fuesen impotentes. La
propension casi innata de los americanos á la independencia no pro-
cede únicamente de resentimientos, sino del natural deseo que tie-
nen los hombres cuando se reunen en grandes masas, de gobernarse
por sí solos, cuando acertada ó equivocadamente se consideran ca-
pazes de ello ; y mucho mas, cuando una enorme distancia de sus
actuales gobernantes, los priva de muchas ventajas, y los provoca á la
separaclon, Rotos sin embargo los vínculos de los gobiernos, jamas
lo estarán los de unos pueblos enlazados estrechamente por la natu-
raleza, la religion, el idioma y las costumbres.


Estas reflexiones conducen á la comision á inferir, que si no entra-
mos directamente á tratar este asunto, no solo perderá la España
cuanto pudiera conseguir, sino que la sobrevendrán gravísimos males,
pues el término ha de ser, ó consolidar la América su independen.
cia, y desatender toda proposicion de España, ó caer en manos de
alguna ó algunas de las potencias estranjeras, ya sea por verdadera
ocupacion, ó ya por una tutela que equivalga á lo mismo; ,yen este




6
caso, aumentada la fuerza en las demas potencias, y disminuida en
España vendrá, á ser esta insignificante en la balanza política, y ro-
busteciendo el poder de los déspotas, perecerá la libertad aquí y en
América, ó mejor dicho, en el mundo entero.


Desengañémonos, sea cual fuere la transaccion que se haga con
los americanos, solo perderá la España lo que ya no puede conser-
var, que es el gobierno y administracion de algunos de aquellos pai-
ses, pero no las demas ventajas del enlaze de dos pueblos, no co-
mo quiera amigos, sino identificados; y si dejamos, como hasta aquí,
que el tiempo decida, es hacer la causa de los estranjeros, quitar
á nuestro comercio hasta la esperanza de alguna ventaja, privarnos
de toda cooperacion con todos los paises de América, que si ahora son
impotentes, no lo serán en bre~e tiempo, pues la naturaleza en su
juventud se repone mui pronto de las pérdidas que le causan
las enfermedades, y un pais que vale mucho siempre puede algo.


No por esto se crea que es -el ánimo de, la comisíon que se pro-
ceda ó. declarar la independencia de América, ni á establecer desde
este momento sus bases: quiere sí que se empiezen los tratados
de un modo positivo y eficaz, ya sea para pazificar aquellos paises
volviendo al seno de la madre patria por convenios mutuos, ya sea
parague, en caso de no haber otros recursos, se haga la emancipa-
clon del modo mas ventajoso para ambas partes, y no rompamos de
una vez los vínculos que la misma naturaleza nos inspira conservar.
La comision opina que el decoro nacional y la prontitud en este
negocio, exijen que los tratados se hagan, ó bien en la península, ó bien
en un punto de una potencia europea y amiga que elija nuestro gobierno,
y que á esto debe preceder un armisticio con aquellos paisesque'actualmen-
te se hallen en guerra, siempre que quieran enviar sus comisio-
nados, continuando la guerra en los que se nieguen á entrar en
este convenio. Son mui obvias las razones que ha tenido la comi-
sion para este dictámen, pues no hai duda qne la menor dificultad
que se ofrezca á nuestros comisionados en América (aunque ahora
se les facultase para lo que no lo están), las visicitudes de la guer.
ra y otros infinitos acontecimientos dilatarian sobremanera una negocia.
cíon, que haciéndose en la península, ó bien en un punto de Euro-
pa perteneciente á una potencia amiga, se facilitaria enteramente por
la rapidez de las comunicaciones, que están igualmente fáciles pa-
ra los paises de América que para nosotros. Las cortes con su




alta penetraoion inferirán otras razones de política para adoptar este
partido, que acaso es el que nos queda: razones que la comision
no cree desenvolver mas estensamente, pero que son de gran mo-
mento para el que las medita.


ED virtud de lo espuesto, la comisión, aunque llena de la mayor
desconfiauza del acierto en materia tan grave, pasa á exponer Sil
dictámen á las cortes en los artículos siguientes. Primero, se in-
vitará á los gobiernos de hecho de las provincias disidentes á en-
viar comisio~ados con plenos poderes á un PUDto neutral de Eu-
ropa, que designará el gobierno de S. M., siempre que DO prefiriesen
venir á la península, estableciéndose desde luego un armisticio con
los que se avengan á enviar dichos comisionados. Segundo, el go-
bierno de S. M. nombrará por su parte uno ó mas plenipotenciarios,
que en el PUDto designado, estipulen' toda clase de tratados sobre
las bases que se considere~ mas á propósito, sin escluir las de in
dependeucia, en caso necesario. Tercero, estos tratados no tendrán
efecto ni valor alguno hasta que obtengan la aprobacion de las
cortes. Las cortes determinarán lo mas acertado.-Cadiz 31 de
julio, de 1823--Firmado.-Sanchez.-Isturiz.-Florez Calderon.-.
Vizmanos.-Santos Suarez.-Melendez.-Varela,


....


A vista de este documento, de cuya antenticidad respondemos,
los que en las Américas se dempeñan en descarriar la opinion sobre
los liberales peninsulares, se convencerán de que estos no resistie-
ron el reconocimiento de la independencia ultramarina, con el em-
peño que el autor del Diario de Vera Cruz y otros de su laya su-
ponen. Si la imparcialidad y el juicio abandonan á los periodis-
tas, su noble ocupacion, léjos de ser útil, producirá daños irrepara-
bles á la sociedad.


CIENCIAS POLITICAS y MORALES.


Observaciones sobre el discurso pronunciado por el B.G. Canning
en la cámara de los Comunes, el dia 12 de diciembre de 1826.


El carácter del presente periódico DOS obliga á hacer algunas ob-
servaclones sobre el elocuente discurso pronunciado por S. E. el Sr.




8
secretario de estado y del despachode los negocios estranjeros, en la se.
síon del parlamento ingles el dia 12 de diciembre próximo pasado, al
discutirse en él la contestación al mensaje del rei, de resultas de
los escandalosos acaecimientos de Portugal.-Ciudadanos d'l la nacion
española, y arrojados de ella por el impulso fementido de una fac-
cion temeraria que mancilla su honor, destruye su poder, y sacrifica
á los furores de una grosera cabala teocrática, la probidad, el saber
y las riquezas; desde el asilo generoso en que nos hallamos, nos
creemos Obligados á sostener la fama y los derechos de la patria que
nos dió el ser, rectificando los estravíos que padezca la opinion so-
bre los sucesos pasados en ella, sobre el verdadero carácter nacional,
y sobre las probabilidades de utilidad que aun ofrece España á los
pueblos que caminan á la prosperidad, á la sombra de leyes protec-
toras de su libertad y bienestar.


El amor de la patria disculpará el atrevimiento de añadir nues-
tras reflexiones al discurso del altamente distinguido y H, G. Can-
ning, y este ilustre personaje oirá la débil voz de unos emigrados,
que si toman parte en un debate que de lleno les pertenece, lo ha-
cen con la timidez que les inspiran los respetos debidos á la sabidu-
ría, honradez y patriotismo de tan célebre político. Confiamos en.
que el infortunio que injustamente nos rodea, no disminuirá el peso
de nuestras razones, ni las hará aparecer ante un ministro filósofd con
otro aspecto que el inocente que en sí llevan, de desaogos decoro-
sos de unos corazones tan dilacerados por los reveses que sufre su
naclon, como ansiosos de su mejora.


l.
El H G. Canning demuestra convincentemente que la nacion in.


glesa debe sostener.al Portugal en la lucha á que le provoca la des-
acertada conducta de una potencia vecina, porque está obligada á ello
por los tratados. ¿ Pero la invasion que aquel reino acaba de sufrir
de parte de unos rebeldes portugueses, organizados en España, tiene
por objeto agregar el todo ó parte del territorio portugues á la co-
ron~ castellana, como reyes mas poderosos que Fernando VII en
circunstancias mas favorables que las presentes, lo han intentado r
~ Se trata de dilatar la esfera de las conquistas hechas en el año de
1801? Es constante que los invasores reducen los tiros de su osadía
á derribar la constitucion dada á los portugueses por el rei D. Pe-
dro, y á restablecer el absolutismo. El aprieto en que se encuen-




9
tra la infanta regenta de Portugal, y el cual la obligó á reclamar el
apoyo de la Gran Bretaña, nace de los progresos que en el país
sometido á su mando, hacen unos facciosos patrocinados en su ino-
bediencia por el gobierno oculto de la Península, del mismo modo
que Besieres,. Eroles, Capapé y Mosen Anton lo hicieron en Espa-
iía, fomentados por el club oscuro que dispone de los destinos de la,
Francia, para acabar con la constitucion que el rei Fernando había
reconocido y jurado, y hecho jurar y reconocer á sus súbditos.


II.
La completa semejanza de los dos sucesos nos trae á la memoria,


que cuando los jefes de la faccion predicaban en España el perjurio,
organizaban la insubordinacion á las autoridades lejítimas, y holla-
ban las virtudes sociales con igual encarnizamiento que lo ejecutan
Silveira y sus secuazes en Portugal, apenas hubo quien apoyara los
derechos de España, quien protejiera su causa, quien escuchara sus
razones, y se pusiera de parte de la justicia. Las potencias que dispo-
nen en el dia del equilibrio europeo; ó miraron pasivas los atentados, ó
directa ó indirectamente los protejieron, persuadidas que con ello proM
movian sus intereses) y aseguraban el esplendor y el poder de los
tronos. Sola la Gran Bretaña, no contenta con aconsejar á todas la
conducta pazífica que debian observar, y con disentir en Verona de
los acuerdos del congreso que abrian la puerta á las hostilidades, me-
dió con el gabinete frances encargado de la empresa de atacar la Es-
paña, procurando apartarle del empeño desgraciado que tomaba á su
cargo de intervenir con la fuerza en el arreglo de los nego-
cios interiores de una nacion independiente. Pero sus gestiones,
en las cuales el señor secretario de estado y del despacho de
negocios estranjeros el H. Canning, descubrió su destreza y la
liberalidad que le distingue, haciendo la defensa de la conducta de
los españoles constitucionales, no produjeron efecto, siguiendo la Fran-
cia animosa su marcha, porque conoció que el gabinete británico, no
contento con ofrecer su mediacion, se encerraba en el círcúlo de una
neutralidad estricta. De suerte que, miéntras la Gran Bretaña respetó
escrupulosa los principios mas sanos de la moral, la Francia, burlán-
dose de ellos con descaro en medio de las luzes del siglo XIX,
atacó denodada las bases de los gobiernos moderados, dió brios al des-
potismo, alentó á los fanáticos, y sirvió de capa á los excesos mas
criminales. Oh! Y si el ~abinete de las TuBerías hubiera conocido


R




10
eutónces que el británico estaba dispuesto á. dispensar á España un
apoyo, si no igual, en algo parecido al que hoi concede al Portugal!
Con esto solo se hubiera evitado la invasion de la península, el mundo'
no seria triste espectador de los escándalos que en ella pasan, .la
Francia no se vería en el compromiso en que se encuentra des pues
de haber consumido inmensos tesoros, y la Gran Bretaña habria sa-
cado ya mayores utilidades políticas y pecuniarias que las que hasta
aquí le han procurado el giro de su política, y los nuevos rumbos que
ha abierto á sus especulaciones. mercantiles.


III.
Mas la Inglaterra, se nos dirá, ¿ podia dilatar el círculo dé sus


gestiones en favor de España, no mediando los deberes de una
alianza, como la que la liga al Portugal? Nosotros responderémos
decididamente que sí, porque estamos persuadidos á que entre las dos
naciones, si no hai una alianza escrita, existen relaciones, si se quiere
tanto 6 mas sagradas, mas poderosas, y mas augustas que las que median
con Portugal, y cuando así nos explicamos, será. bien se entienda que
no hablemos de nexos de casas reinantes, como los que forman el pacto
de familia de los Borbones; resultado de la sangre derramada para
asegurar á dos famiÍias en dos solios poderosos, sino de empeños y de
ligas de una nacion con otra, dirijidas á. asegurar la tranquilidad, la
prosperidad y la libertad de ambas.


La nacion española y la británica, en vez de tratados sugeridos por
la maña!y estendidos sobre pergaminos que destruye el tiempo, y cuyo
contesto desaparece con las circunstancias, ó el influjo de la voluntad
de un monarca; en los anales honrosos de la guerra contra N'apoleon,
terminada con su vencimiento, tienen el monumento de una alianza
eterna, fundada sobre recíprocas conveniencias, y contraída en las lides
que ambas sostuvieron en favor de su independencia, de su honor y su
bienestar,


Las banderas españolas é inglesas, matizadas aun con la noble sangre
de los valientes de ambos pueblos, y las divisas que ornan el pecho y
atestiguan las proezas de los que militaron bajo tan ilustres enseñas, son
unos diplomas, si se quiere nuevos, pero no rnénos sagrados ni de me-
nor valía que los que encierran las colecciones diplomáticas de la alianza
que desde el año de 1808 contrajo la nacion española con la nacion
Inglesa, que apoyó la opinion pública, (*) y robusteció el decreto de


(") Véase la nota primera.




11
las cortes estraordinarias dé Madrid de 1814, y el que' las mismas
dieron en el marzo de 1823, relativo al pago de ciertas deudas que el
ingles reclamó sin' fruto, del poder arbitrario. Cualquiera: que re-
cuerde la situacion de la Gran Bretaña "1 de la Península en la
época á. que nos referimos, convendrá en que solo cerrando los ojos
á las desgracias, y los oidos á la seduccion, pudieron los españoles
mantener la alianza; la cual como que no se ha formado segun las reglas
ordinarias de la política, no puede perder su fuerza por los medios que
esta reconoce como bastantes para anularla. (-)


IV.
¿ Y cómo se desconocerá la perpetuidad de esta alianza, si se


recuerda la conducta observada por la nacion española en el momento
en que, al terminar la lucha con N apoleon, la prosperidad dlscul-
paba la íudiferencía i ¿ Cómo negar el yigor á. una alianza que
se ratificó cuando parecia que cesaban las circunstancias que la ha.
bian producido? Si Inglaterra reputa vigentes los convenios ajus-
tados con Portugal en 1661 y 1703, con motivos ménos po-
derosos y cuya trascendencia es mucho mas débil para los que hoi
vivimos que la alianza peninsular, ¿ podrá avenirse con los seutimien-
tos nobles que distinguen al pueblo ingles, reputar muerta una alian-
za nacional que en la época en que debió haber desaparecido, si
motivos pu~amente temporales la hubieran creado, recibió nueva fuer.
za? Cuando en el año de 1814, las armas inglesas y españolas
corrian victoriosas con la velozidad del rayo el territorio frances,
protejiendo los movimientos combinados de los ejércitos de Austria,
Rusia y Prusia; y cuando Bonaparte, cediendo al fin de su em-
presa firmó en Valencey un tratado con Fernando, y restituyéndole
al trono, se prometió poner fin á la guerra de la Península; los di •


.p;tados de la nación española reunidos en las cortes ,de Madrid,
solo porque consideraron comprometida la seguridad del, ejérzito bri...
tánico en este paso, inexorables en mantener la alianza resis-
tieron el. convenio, desecharon las propuestas del emperador de
los franceses, y llegaron á. suspender la obediencia á Fernando, mién-
tras este no les diera seguridades de no estar influido pur aquel, y
de respetar los acuerdos de la nacion, entre los cuales se hallaba el


/
(*) Véase la nota segunda.




12


de tao amistad con la nación inglesa. El decreto que con este ob-
jeto espidió el congreso español el día 2 de febrero de 1814, dió
nuevo vigor á la alianza ajustada en el de 1809: la nacion británica
aplaudió la hidalga resolucion de las cortes, y' conoció por esperien-
cía propia citan invulnerables son las palabras de los españoles cuando
las pronuncian sus sentimientos, libres de las trabas y disfrazes CaD
que las desfigura la política del gabinete; el pueblo español recibió
con entusiasmo el acuerdo de sus representantes; la travesura de
N apoleon se estrelló coutra la honradez peninsular: y un lazo eterno
unia á las dos naciones, cuando al sentarse Fernando en el solio
que ambas le hablan recuperado, anuló lo ejecutado, dió sensibles
y repetidos desengaños á los ingleses, sufocó la voz de la nacion'
aherrojando á sus diputados: y desatendiendo sus intereses, la envol-
vió en laRlesgracia sin sacar para ella las ventajas á que la hacian
acreedora su valor y sus sacrificios.


Sangre y tesoros derramados sin medida para lograr un solo
objeto; fiel correspondencia de parte de España en las coyunturas
mas críticas para la Inglaterra, y una franca y sincera fidelidad en
llenar sus empeños, son títulos mas robustos á los ojos de la razon
que los que pueda dar un frío, y á las vezes caviloso tratado, para
merecer la consideracion, el interes y el auxilio de un pueblo co-
mo el británico, que, siendo el peninsular libre, y gozando una for-
ma de gobierno igual -en sus bases al de la Inglaterra, puede sacar
de su amistad inmensas utilidades. Es pues innegable' que desde el
año de 1808, existe una nacional, sincera, ventajosa, y no abolida
alianza entre la nacion inglesa y la española: y si, mal pecado, que-
dó como adormecida en los 6 años del absolutismo que mediaron
desde el de 1814 al de 1820, restablecido el imperio de la mode-
racion, y recobrado por el pueblo el ejerzicio de los derechos sacro-


'4- santos que una fatal combinacion de circunstancias le habia arrebata-
do, volvió á renacer la alianza, como no derogada por el consen-
timiento de los contrayentes.


v.
¿ Pero en dar la Inglaterra á la nacion española en el año de 18]4


ó en el de 1823 un apoyo parecido al que actnalmente dispensa al
Portugal, consultaba á sus intereses? ¿ Los podia tener en que aque.
lla disfrutara de un régimen liberal? ¿ Reconocia ventajas efectivas
en impedir que las demas potencias interrumpieran la marcha de su




13
regeneración ? La historia coetánea contesta á estas cuestiones. ¿Tuvo
la Gran Bretaña interes en apoyar á los españoles en la guerra contra
Napoleon? ¿Sacó ventajas de su alianza? ¿Para lograr el fin de sus
sacrificios en la guerra con el emperador de Francia, le bastaron la
amistad y los recursos de Portugal? ¿ Hizo" con ellos solos los pro-
gresos que des pues de haberse unido á la España? ¿ Y hubiera
disfrutado tan de lleno la cooperacion de esta, sometida á la direc-
cion de un gabinete absoluto, como la gozó durante los años corridos
bajo el imperio de un gobierno nacional? "Los reveses que sirven
siempre de pretesto para hacer convenios pazificos con el enemigo,
y para abandonar á los aliados: sirvieron en España para alentar
los ánimos, para entrar en nuevos combates, y para hacer mas firmes
los lazos de la amistad con los ingleses. Que se compare la sitúa-
cion de estos en España miéntras duró el gobierno nacional, con la
que gozaron en la época del absolutismo y con la que hoi disfrutan,
y esto les dará á conocer las inmensas ventajas que deberán prometerse
en sostener á una nacion, que solo aspira por término de sus sacrl-
:licios á gozar las benéficas influencias" de un régimen semejante al
que disfruta su aliada.


Por otra parte sabemos que la firmeza con que la Inglaterra man-
tiene la alianza con Portugal, nace de los medios que ella le pro-
porciona para influir sobre el continente europeo. ¿ Cuanta mayor
sería su accion, unida la de toda la península? El peso de 14.000,000
de habitantes es infinitamente mayor en la balanza de las combina-
cionésque el de 3.000,000; ¿ y la palanca que el gabinete británi-
co tiene en sus manos no obrará con mas eficacia sobre el grande es-
pacio de la 'Península, que sobre el pequeño recinto que reconoce
por aledaños al Duero, al Miño y al Guadiana? La alian~a de
las dos naciones apoyada por la proteccion de la Gran Breta-
ña con igual vigor en los años de ] 814 Y siguientes, que lo fuera
en los corridos desde el de 1808, hubiera opuesto un dique á las
miras ambiciosas que desde el año de 1814 descubrieron ciertas po-
tencias: Inglaterra hubiera animado los progresos de la civilizacion :
y aherrojado el feroz fanatismo, dispondria hoi del poder irresistible
de las luzes del mundo, y adquiriendo las riquezas y la union de la parte
mas respetable de la familia europea, no se" veria en la necesidad de
hacerlos desembolsos á que, en medio de las estrechezes domésti-
cas, la Obligan los sucesos del Portugal.




14
Con solo el apoyo moral de su amistad, la Francia no habria acome-


tido á la España.; esta hubiera arreglado tranquilamente los vieios de
su gobierno; los capitalistas ingleses hubieran dirijido á la península
los cuantlosos fondos que han invertido en especulaciones hasta aquí
infructíferas, seguros de retornar cuantiosas utilidades; la versatilidad
y el doblez no habrian hecho la base de lacouducta del gabinete es-
pañol; la atroz venganza, la asquerosa superstlcion, la estúpida igno-
rancia y las asesinas maquinaciones del hipócrita fanatismo, compri-
midas por la mano del genio, del saber y el. patriotismo, no hubie-
ran venido á inundar de crímenes el suelo español ennoblecido hasta
aquí conlas virtudes, el honor, y las proezas de sus hijos; y la Inglaterra,
altamente recompensada y gloriosamente ufana de haber cortado los
pasos del despotismo, y de haber' conseguido uno de los objetos prin-
cipales que se propusiera el año de 1808, cuando volviendo los ojos
á España, se decidió á formar con ella una alianza con cuyo
apoyo pudiera contener los males que sufria la Europa, recibiria de
parte de la Península el tributo eterno é inagotable de un agra-
decimiento ilimitado, que no serian poderosos para debilitar los
manejos de la 'política; porque en el carácter de los peninsu-
lares sobresale tanto la gratitud, como el odio irreconciliable á
las injusticias, cuando van mezcladas con el desprecio y el insulto.


VI.
Si tantas y tan poderosas razones debian hacer esperar de parte


del gabinete británico un apoyo ménos dispendioso que el que hoi
concede al Portugal, ¿ porque cerrando en :n de Marzo de 18~3
su interesante correspondencia con el de las Tullerías, .protestoodo18
el vivo deséo que le animaba de poder mantener, durante la gNer-
ra con España una estricta y exacta neutralidad invariable••••
miéntras que el honor y los intereses de la Gran Bretaña se res-
petúran por ambas partes, dejó que la Francia bajo pretestos, cuya
fuerza desconoció la Inglaterra (*) invadiera la península, reali-
zando en el año de 1823 el proyecto concebido por Luis XIV,
y aumentando su poder? El ilustre G. Canning descubre el motivo
que, si hace el elogio de sus principios y de su filantropía, no cree-
mosque por esto destruya los argumentos qne puedan presentarse.
"El no mezclarse en una guerra de opiniones, que con razon ape-


(*) Véase la carta de G. Canning á Sir Stuart Bl de marzo de 1822.




ll>
llida S. E. tremenda. lo Pero los aprestos militares que hace la
Inglaterra, y las tropas que dirijeá Portugal, ¿ no van á sostener
en este rei~o una guerra de opinion igual á la de que se huyó en
el año de 1823? La obligacion que imponen á la Gran Bretaña los
tratados de 1661 y 1703, es relativa á defender al Portugal de las
invasiones estranjeras, dirijidas á atacar su integridad é independen-
cia. ¿ Silveira acaso ataca el territorio portugues para ponerlo á
la merced de una potencia estranjera? ¿ Amenaza á la familia rei-
nante en la posesion d~l mando? De modo alguno. Silveira hace
guerra al sistema constitucional: quiere que prevalezca el absolutis-
mo sobre el gobierno moderado : pone al trance de los combates el
triunfo de las opiniones de la política; mas claro, hace la guerra
á los principios. Y los ingleses amparando con la fuerza al gobier-
no constitucional no entran de lleno en ella? "Guerra es de opinion,


• dijo el H. Canning, la que ahora se mueve entre España y Portu-
gal, por haberla declarado los enemigos de las nuevas instituciones:
y aunque, añade, " si Inglaterra se VP. ya precisada á entrar en ella, lo
hará con el deséo sincero de mitigar y no de exasperarla, toman.
do parte solo en el conllicto de las armas, y 110 en el de las opi.
niones." No podemos concebir cómo pueda verificarse esta segrega.
cion en una lid que está unida á la opinion, por mas que la meta..
física la presente fácil. " N esotros, continúa el H. Canning, 110 intentaré-
mas mantener por la fuerza la constitucion portuguesa; pero cuidarémos
que nadie impida llevarla á efecto. Déjese á aquellos arreglar sus propios
intereses; pero con respectoá las intenciones de la fuerza estranjera, mien-
tras la Gran Bretaña tenga las armas en la mano, las empleará en impedir
que se fuerze el giro de la opinion de los portugueses." i Con cuanto
placer mezclado de un triste sentimiento, vemos anunciados por un
labio ilustre los deseos que en el año de 1823 manifestaba, y que
en el dia descubre el verdadero pueblo español! "Déjeseme decl-
dir por mí la forma de mi gobierno, decía, aléjense de mi vista las
armas estranjeras : condénese al silencio la abusiva interpretacion de
la voz de lejitimidad, y sin alterar la paz continental, desaparecerá.
el pretexto que para romperla presenta la opresion de un pueblo ino-
cente." Lo que hoi proclama el H. Canning, es lo que solicitaba
España cuando la Francia, puesta al frente de las facciones, soltó los
diques á los crímenes, se alió con las hezes del pueblo, y procuró
hacer pasar por opinion nacional los ecos horribles de la inmoralidad




16 ,


ydel perjurio •••-. Esto pretendía entónces España, y por no haber-
lo logrado, yaze en" la desgracia, sirviendo de juguete á la cabala
teocrática; de triunfo á los que se gozan en la ruina de las justas
libertades, y á los que, transijiendo con los opresores la condenaron
al escarnio; de compasion á las naciones cultas, y de ejemplo lasti-
moso á la posteridad.


VII.
¿ Mas cómo la política inglesa resistió tomar en el año de ]823 el


giro que en el de 1826? ¿Cómo el gabinete británico que, en nóta dirijida
~I Sr. Stuart fecha 30 de setiembre de aquel año, decididamente ma-
nifestó al gobierno frances" que si las espresiones del rei cristlani-
sima á las cámaras se entendían bajo el concepto de que las ins-
tituciones del pueblo español no eran lejítimas á no recibirlas como
don gratuito de mano del soberano, despues de restablecido en el po-
der absoluto, ni la nacion española lo potlia reconocer como princi- •
pio ni ningun hombre de estado ingles defender:" dejó que prevale-
ciera al fin esta herejía? ¿ Cómo, habiéndose enunciado en este pasaje la
guerra de principios, se abandonó al momento?


El respetable secretario de estado nos descubre con la franqueza.
propia de su noble honradez lo que la sagazidad liberal columbraba.
Perdidas las esperanzas, dijo, de una reconciliacion entre España y
Francia, roto el vínculo que unia las provincias de América á la corona
de España, y que el tiempo y los sucesos parecia beber decidirlo su
separacion de la metrbpoli, y partiendo del supuesto de que hacia mucho
tiempo que la España tenia noticia de las opiniones de S. M. B. en
la materia, protestando que no era su iniencion: apropiarse la parte mas
pequeña, y exijienclo que la Francia no intentara adquirir para sí
posesion alguna en el nuevo mundo, por título de conquista b de ce-
sion, (*) el ministerio ingles se apresuro á dar existencia á las Amé.
ricas para correjir los errores del mundo viejo, y conirarestar los
males que le afligian.(+) Por manera que, al comprometerse España
en una guerraq!1e, debiendo serie gloriosa, le fué desgraciada, porque en
vez de emplearse en ella el hierro y el Juego, el enemigo puso en
movimiento la corrupcion y la inmoralidad y el engaño; la Gran
Bretaña buscó en el nuevo mundo nuevos amigos. Buscó en la América,


(*) Carta id.
(t) Discurso del H. G. Canning en la cámara de los comunes•


..




l'
uaciones nuevas, á las cuales tuvo ..ue dar exütt'ncia nueva, miéntras
perdía la que tenia una naclotr antigua, que reune títulos llenos
de gloria, garantes ~e un poder inmenso. ¿ Y las nacientes naciones
americanas, podrán reemplazar actualmente á la española, y proporcionar
ála Gran Bretaña los medios conducentes al logro de los sublimes objetos
que se propuso al volver sus ojos sobre las regiones ultramarinas, cuando
el incendio de la Península, la obligó á trasladar al mundo nuevo
los penates venerables de la alianza y de la amistad española?


Convengamos en que todo el precio de las relaciones diplomá-
tioaa con la América depende de la consolidaclou de su independen-
cia, y en que esta sufrirá ataques violentos ó amenazas, mién-
tras el reconocimiento de la antigua metrópoli no le ponga el sello,
y dando una vigorosa consistencia á. las repúblicas, aleje de ellas las
convulsiones, ahogue los partidos, y haga desaparezer las esperanzas de
los poco afectos i la libertad, afianzando su tranquilidad interior de
la cual pende la opinion y el poder de aquellos gobiernos y la pros-
peridad de - los paises que dirijen: elementos necesarios paraque la
Inglaterra pueda contar de seguro con ellos como con unos agentes
útiles para sus combinaciones. N adie desconoce que es casi quiméri-
co esperar que Fernando reconozca la independencia siempre que se
deje á su libre espontaneidad, porque su resistencia es superior á
todos los esfuefzos que puedan hacerse en contra, y porque aun ven.
zida ¿qué seguridad inspira la conducta de un gabinete que vul-
nera con frialdad la fe de sus palabras, ó que sabe alterar os·
curamente la quietud de las repúblicas, corno' que se ha hecho en
la península y lo está haciendo con Portugal? El reconocimiento_
de la independencia americana; solo puede ser sincero é invulnerable
cuando _le haga la nacion, es decir, cuando descanse sobre convenios
que ajuste un gobierno liberal. ¿ Y podia esperarse que este lo
realizara en el año de 1823? En la época en que la Gran Bretaña
parece que habla perdido la esperanza de que se verificara, las cortes
de Madrid preparaban el reconocimiento de la independencia, del
cual aquella hubiera sacado grandes ventajas sin sacrificios, porque
tenia pruebas nada equívocas de la disposicion del gobierno español
á compl:l,c\rla en todo lo qlle fuese compatible con el honor: de lo
cual fuéron buenas pruebas el reconocimiento de las deudas cuyo
pago reclamó, y la reforma de los aranceles de las aduanas hecha
en Cadiz en 1 de julio de 1823, de la cual Inglaterra sola sacó el
provecho.


e




18
VIII.


Pero vemos ,que esta volvió los ojos á las Américas, para correjir
los errores del mundo viejo, :Y refrenar losmale« que le aflijen. No·
sotros demasiadarnente pequeños para atrevernos á profundizar las mi-
ras de un gobierno que tiene vinculada en sí la destreza en el
manejo de los negocios 'públicos, no creemos vulnerar los respetos que
le profesamos, manifestando que la combinacion de las actuales cir-
cunstancias, y la situacion de las nuevas naciones americanas nos hacen.
reputar difícil de cOllseguir, por este medio, los filantrópicos fines que
se ha propuesto el ministerio ingles, cuando al abismarse España en
a depresion del absolutismo volvió los ojos al nuevo mundo.


La Inglaterra, en nuestra humilde opinlon, hubiera logrado correjir
lo. errores del mundo oiejo; y contrarestar los males que le qflijen,
si se hubiera mantenido unida á. la España constitucional. Si en los
años de 1814 y 1815 hubiera dado á la política europea la direc-
cion que inspiraban las circunstancias, y que señalaba el curso de
los sucesos de los 20 años anteriores, y empleado la inmensa fuerza
moral que le daba la posesión del augusto prisionero que la fortuna
babia puesto en sus manos, ¿ quién hubiera resistido su impulso?
~l prestigio que acompañaba á los españoles en aquella época, iba
unido á la fama de las proezas inglesas y peninsulares: y el derecho
que estas daban para exijir lo que reclamaba el sólido bien. de la
Europa, y la union de las fuerzas y de los respetos de las dos na-
ciones, hubieran conseguido establecer el órden que se necesitaba, en;-
cadenando la discordia, debilitando las pretensiones del absolutismo,
'1 limpiando al mundo de las hezes religiosas que le degradan, cor-
rijiendo eficazmente los errores, y conteniendo los male' del ,mun-
do viejo.


A la voz de la España é Inglaterra unidas con los vínculos de sus re-
cíprocos intereses, de sus victorias; y de las bases de su política interior
y esterior, los potentados que acababan ele rescatar sus tronos por los
esfuerzos de las dos naciones, sumisos como lo habían estado á N apo-
leon, hubieran cumplido á los pueblos las palabras que les dieran de
mejorar sus instituciones, haciéndolos disfrutar este bien en premio de
los pasados trabajos; y no habrian pensado en iorganlzar el despotismo,
exijlendo la obediencia pasiva de sus súbditos, fomentando el odio á las
justas reformas, olvidando los servicios, y deprimiendo al linaje huma.
0.0. Pero por desgracia huyó la ocasíon, y despedazada España por




19
-susgobernantes, perdió la consideracion que habia logrado á. costa de
su sangre, y la Gran Brefañá: tuvo que dar otro giro á sus planes, que-
dando franco el territorio de los errores, y el curso de los males. Ani-
mado entónces el jenio desolador de la súpersticion, sopló S"obté los
príncipes el aliento de la arbitrariedad, puso espuelas á sus deseos, DO
muertos sino contenidos : y apoderados del Vaticano, y viendo libre de
competidores el campo de su dominacion, puso en armas al clero, Ii-
lionje6 el amor propio de los potentados, hizo correr como inconcusas
las máximas mas desaeertadss, predicó la intolerancia, declaró la guer-
ra á las luzes, vilipendió el patriotismo, sedujo á los incautos con el
nombre de la divinidad, aterró á los valientes con la fuerza que con
indiscrecion le entregaron los soberanos, y para remachar los grillos de
la esclavitud, perpetuando los errores, 9 aumentando 101 males del 'lJif'jo
mundo, sacó con mano intrépida al hipócrita jesuitismo del sepulcro
dó le. habian confinado la entereza de los monarcas y la ilustracion
de un pontífice filósofo, y al hacerle renacer de sus cenizas: "td, le
dijo, que sabes aumentar los prosélitos á costa de lá relajación de la
moral, que enseñas á los hombres á burlarse de sus palabras y á des-
preciar sus juramentos, que reputas justo todo lo que es útil, y pones
en contribucion el sudor del pueblo laborioso enriqueziendo á los secta.
ries de tus opiniones á costa del trabajo ageno, y disponiendo á tu placer
de' los imperios: tú que sabes atar á tus manos la política de los gabinetes:
somete de una vez las naciones al férreo yugo del dominio teocrá-
tico, haz enmudecer la razou, que sean vanas las ideas consoladoras
de la sana política, y que el clero, sobrepuesto á los tronos, disponga
isu arbitrio de la vida,' del honor, y de la riqueza del mundo ente-
ro. No haya mas diplomacia que la que plazca á'·los oligarcas teo-
cráticos establecer, y no encuentre el hombre apoyo en las leyes,' míén-
tras no' le comprare con la humillacion á la 'voluntad omnipotente
del sacerdocio."


i Ojalá que la historia viva de nuestra edad no nos hiciera ver en
España, en Alemania; Francia é Italia el cumplimiento de este fatal
decreto! i Ojalá que no fuera Ia que acabamos de describir la situa-
eíon del mundo civilizado, y la imájen de la suerte que nos cabe!
Este es el cuadro que ofrecemos, este 'el resultado de la lucha de
tantos años, en esto vinieron á terminar las esperanzas formadas
por los hombres sabios y pOI' los patriotas, y este el estado en que se
encuentran los mismos soberanos que han dejado engrandecerse




á los que debieron haber mantenido sumisos y dependientes. ¿ Y
qulen sabe :si la osadía de los ilusos y de los perversos enmascarados
con el antifaz de la religion, no llevará mas adelante sus planes ho-
micidas? Si los que formó N apoleon alarmaron en gran manera á los
gabinetes europeos, ¿ cómo no los pone en armas los que lleva tan al
cabo la liga teocrática, mas desastrosos que aquellos? ¿Cómo no di.
visan que despues de haberlos ensayado con buen éxito en la penín-
sula, en Francia, en Alemania y en Italia, amenazan quizasá. la Ir-
landa, '1 cuentan con triunfar en las regiones ultramarinas?


y en tan triste coyuntura la Gran Bretaña protectora de la civi-
lizacion y de la libertad de los pueblos, ¿podrá. cortar la cabeza á
la hidra, detener los males, y arrancar los errores que los nutren !I
robustezen, con sola la cooperaeion de las Américas? El mal es tan
nrgente, y tan grande la arrogancia y denuedo de los campeones del
fanatismo y de la arbitrariedad, que DO dan lugar á. esperas. Las re-
públicas americanas, merced á. la índole del carácter de sus habitan-
tes, á la naturaleza de sus gobiernos, y á las circunstancias que IQs
favorecen, podrán sin duda dentro de algunos años prestar apoyos
respetables á la Inglaterra, é influir en la política de Europa, dismi-
nUgendo los males que padece y destruyendo los errores que la ani-
quilan; mas en el dia (debemos decirlo con franqueza y sin que por
ello pierda en lo mas mínimo el precio de las nuevas repúblicas) no
es dado lograrlo. El reconocimiento de la independencia por la. me-
trópoli aceleraria la época, porque dejaría á las repúblicas enteramente
libres de los cuidados con que siempre llama su atencion la enemistad
del gabinete de Fernando, el cual no declarará la independencia de UIl
modo franco, esplíclto y seguro, porque en sus consejos prevalece el in-
flujo de la cabala teocrática absoluta, y domina el Vaticano que mira con
horror las novedades de la América y emplea todas sus arterías para
desbaratadas.


¿y las Américas estarán en el dia en disposicion de ayudar á la
Inglaterra á resolver el problema de acabar con los errores¿ 9 de
dulcificar los males de la Europa, cuando vemos que la intolerancia
religiosa sirve de base á las co.nstituciones de aquellos paises; cuando se
debate con encarnizamiento y con sangre el punto de la edad para la
profesion monástica; cuando se guardan miramientos delicados con la cu-
riaromana; cuando las consecuencias de la. guerra y los efectos de la
revolncion impiden á algunas repúblicas satisfacer las deudas con.




21
traídas; cuando en algunos paises hombres ilustrados desacreditan
la libertad de imprenta y el jurado, proclamando formas monstruo-
sas de constitucion que solo pueden preparar el camino al despotis-
mo; cuando en alguno se discnte la clase de gobierno que entre los
republicanos debe dirijirla; y cuando otro, apurado por las fuerzas
estranjeras, apenas puede mantener su posiciono En el estado inevi-
table en que las coloca la suerte actual, no pueden dilatar las
combinacionas políticas al estranjero, y necesitan de la mediacion '1
del amparo de Inglaterra para acabar de consolidarse: ¿y miéntras esto
se verifique serán poderosas para arrancar los errores, y aliviar lo,
males del mundo viejo,'2


¿Y las utilidades pecuniarias que ha sacado la Gran Bretaña de
las Américas suplen acaso á los fallos que pueda haber sufrido
su política, dándole medios abundantes para realizar los planes
que se ha formado sobre el nuevo-munio! En esta parte no titu-
beamos decir que en el dia son mucho ménos importantes que los
que hubiera facilitado á la Inglaterra la amistad y alianza con la Es-
paña constitucional. La opinion demasiadamente exajerada de las
riquezas del nuevo mundo que refluían en la península, rué sin duda
la causa que impulsó al gabinete británico para mirar como una ad-
quisicion grande, conseguida sin efusion de sangre, la del traspaso de
las relaciones ultramarinas, de manos de una metrópoli incapazitada
de mantenerlas, á las de los ingleses. Pero la historia económica
le decia que el importe de todo el comercio de ida y vuelta en
los años mas florecientes entre España y sus colonias, no había ex-
cedido de 1,469.441,695 rs, (14,699,476&), entrando e~ valor de
los géneros estranjeros con 223.174,717 rs, (2.231.747&); y los na-
cionales con 206.584,113 rs, (2.065,841of)s que el total de los cau-
dales .que venian cada año pata el tesoro público no pasaba de
160.000,000 rs, (1.600,000&); que la extraccion lejítima de pesos que
se hacia de la península á las demas naciones, apenas pasaba de
7~OOO,ooOde duros (1.400,000&); que la acuñacion total de las ca-
sas de moneda de las provincias ultramarinas sujetas á España, en los
años mas felizes, no pasaba de 659.000,000 rs. (6.590,ooO&), y que
la del opulento Méjico que en año comun de los diez y nueve cor-
ridos desde el de 1790 á 1819 llegaba á 20.056,564 pesos (4.009,123&),
bajó á 3'.W,892 duros (65,978&) en cobre en los años de 1814,




1815 Y 1816, Y en el de 1825 ascendió la en plata 1 oro á 7.889,044
pesos (1.577,808&); que el producto de las minas de eltos preciosos
metales en Méjico, Perú, Chile, Buenos Aires 'y Nueva Granada era
de 75,~17 marcos del primero, y de 3;460,840 del último, compu-
tándose su valor en 43.500,000 duros (8.700,000&); que la de la Va-
lenciana, la mas rica de Méjico, rinde 360,000 marcos de plata, dejan-
do una utilidad líquida de 12.000,000 rs, (120,000&); Y que la po_
blacion de las regiones hispano-americanas no pasa de '18.0000,000
de habitantes.


Estos resultados descubrian bien á las claras que los errores ñsca,
les de la metrópoli, y el' sistema vicioso de su gobierno, habian COD-
denado á las regiones ultramarinas á la miseria, impidiendo sacar de
ellas todo el partido qne ofrecen sus ricos terrenos y sus climas fe.
Iizes ; que el fomento de los manantiales de la riqueza ultramarina
necesitaba tiempo y constancia; y de consiguiente que la Inglaterra
no podía prometerse, de pronto, que tan vastos paises recompen-
saran el precio de su proteccion ni le produjeran las Incalcu-
lables utilidades que á ella y á las Américas les hubieran pro.
porcionado el amparo de la Península y el triunfo de su causa. A
este iban unidas el reconocimiento de la independencia, las francas
comunicaciones mercantiles de lastres naciones, la adquisicion por
Íos ingleses del conocimiento que la experiencia de tres siglos habia
proporcionado á los peninsulares sobre la índole del comercio ultra.
marino, sobre el método con que debia conducirse acomodado á loi gustos
del país y á las costumbres de sus naturales, y sobre la perspectiva fa.
vorable ó adversa que debía presentar la explotácion :de las minas;
atendidas las innovaciones justas, introducidas por el nuevo sistema
político que hadan desaparecer en mucha parte los principales agen-
tes de aquella industria.. Por no haberse consultado estos datos, qne .
á la verdad no eran comunes, y por haber faltado la cooperacion de
España, el erario de las nuevas repúblicas, sobrecargado con el pago
de los gastos de una guerra que no hubiera existido siendo aquella
constitucional, y estando unida la Gran Bretaña; padece esease-
zes que le imposibilitan satisfacer á los acreedores ingleses los rédi-
tos de los caudales que á préstamo le fiaron; el consumo de los gé;'
neros peninsulares, entorpecido por los efectos de las hostilidades,
imposible de llenarse con producciones inglesas, se inclina hácia




23
ulla nacion que las rivaliza; las especulaciones de la minería
han burlado los cálculos alegres que formaron los capitalistas de
la Gran .Bretaña ; varias expediciones mercantiles han salido -falli-
das por haberse realizado con escasas nociones de las circunstan-
cias ; y todo el comercio de la Gran Bretaña con las provincias de
Hispauo-Amérlca no ha excedido de la débil suma de 263.735,700 rs.,
('J..377,'J.57&), en el año pe 1824, que es un importe siete vezes
menor al del comercio que hizo la península.


Si 'en los años 1814 y 1823 hubiera logrado la Península un apoyo
en algo parecido al que hoi da al Portugal, con la viétoria de los prin-
cipios liberales hubieran adquirido las naciones ultramarinas una base
sólida para su política, y los tratados ajustados con'ellas, dictados por.
la conveniencia mutua, apoyados por las relaciones de la sangre que
median entre los peninsulares y los de ultramar, y robustecidos por la
estrecha union con la nacion inglesa, hubieran producido una poderosa
alianta constitucional de 9 naciones, que sirviendo de contrapeso á la
alian::a del despotismo, enfrenase sus demasías, eorregiendo los errores,
y aliviando los males que sufre el mundo viejo.


La nacion inglesa no miraría perdidos 2,000.000,000 rs. (20.000,000,&)
que bajo la buena fe ha prestado á la España constitucional, y cuyo
pago le niega descaradamente el gobierno absoluto; porque aquella
hubiera encontrado recursos con que responder á sus obligaciones; y
dirijida por un gobierno .moderado, tendria tan religioso miramiento
al crédito, cuanto le trata con desden el poder arbitrario: sacarla
un partido inmenso del tráfico con las Américas, porque España, al
arreglar sus aranceles con ellas, la hubiera dejado llevar las utilidades
en 103 géneros que ella no produce; daria salida al sobrante de su
pcblaclon, cuya indigencia le aflige, dirijiéndole á la península, y formando
colonias agrícolas en los deliciosos campos de la Andaluzía, en los
desiertos de la Mancha, y en las llanuras de Castilla, las cuales,
estrechando los vínculos de la amistad con los lazos de la sangre,
darian inmensos provechos á los especuladores; y finalmente, habría
facilitado á los dueños del dinero medios seguros en que emplear-
le con gigantescas utilidades, y sin los riesgos inevitables en las
especulaciones lejanas; porque un gobierno libre haria desaparecer de
España las barreras ominosas que á la industria y al genio oponen la
supersticion y la ignorancia;


y á la verdad, si los grandes tenedores de capitales ingleses qui-




24
I[eran dirijirlos á las operaciones de bancos de socorros y de auxí..
Iíos en las reliquias respetables del nacional de Madrid, saqueado por la
insaciable voracidad del gobierno absoluto tienen aun una base de eré-, ,
dito capaz de Henar sus deséos. Si apetecen minas, sin citar las de
oro y plata que se dice existir en la Península, en la de.plata de Gua.
dalcanal, explotada con fruto en otros tiempos, encontrarán empleo
para sus fondos. Reconocida en el año de. 1822 por D. Fausto Elhu-
yar, director que fué de la minería de Méjico, halló este sabio pro.
fesor, que un quintal de mineral producia nueve marcos de plata.; pro.
dueto que calificó de asombroso y desconocido en las ricas minas de
América. El mismo calculó necesarios para el beneficio 12.000,000
de rs. Cll120,OOO). Se sabe 'lue esta mina en tiempo de Felipe II
producia á los explotadores 3.000,0000 de rs, anuales; de dondees
visto, que no contando con las mejoras inmensas que han recibido la
metalúrjica y la maquinaria desde aquella época, y con que rindie-
ra mayores productos que entónces, ofrece un rédito de mas de
20 por ciento. .Sl los mismos quieren dedicarse al beneficio, del
azogue, del plomo, del cobre y del cobalto, Almaden, Almade-
nejas, Valencia, las Alpujarras, Rio tinto, y Gistau, en Aragon, les
ofrecen con que satisfacer sus deseos con tanta abundancia, como que en
el estado imperfecto en que hoi se hallan, rinde la mina de azogue
16.000,000 rs, Ct163,OOO): las de plomo 20.000,000: la de cobre
2.000,000; y la de cobalto, si nada produce, es porque faltan capi-
tales para hacer en grande las operaciones que en, pequeño pre-
sentaron asombrosos resultados, bajo la ilustrada protecciou de Carlos nI.


Si los especuladores quieren sacar partido de las nuevas aplicacio-
nes del vapor, y de los caminos de hierro; Asturias, Aragony Sev:.
Ha con sus abundantes minas de carbon de piedra, y Vizcaya,
Asturia», Galicia y Cuenca con las de hierro que encierran su»
montañas, presentan los materiales necesarios para llevarlo á efecto. Fi.
nalmente, si quieren dirijir los capitales á la agricultura, inmensos
terren?s dotados de todas las proporciones necesarias para el cultivo
se presentan portodas partes, ofreciendo recompensar con usuras los cui•.
dados y los fondos que se emplearen en su beneficio, sin mas .au-
xilios que los que faciliten los capitales y las leyes protectoras de
la propiedad que dieron las cortes últimas, y las que solo pueden
dimanar de un gobierno constitucional. Finalmente, si la aficion de los
dueños del dinero los lleva á las empresas de canales por los alicien-




25
tes que promete uno que citarémos, se podrán 'conocer las utilida-
des que deberán prometerse de los demas los que invirtieren en ellos
sus capitales. El canal de riego, proyectado desde Córdoba hasta
Sevilla, tendria de coste 22.000,000 de rs, (222,000.€) y los productos
agrícolas, que rendirian dentro de pocos años las tierras que se regaran
con sus aguas, se regulan en 1,126.549,590 rs, anuales.


VIII.
Tantas, tan indisputables y efectivas ventajas políticas y económicas


dejan de disfrutar la Inglaterra y las Américas, de resultas de las
desgracias que sufre España desde los años de 1814 y 1823: desgra
cias que des pues Q.e hacer derramar lágrimas á los hombres sensibles
amantes de la libertad y de la justicia, pueden quizá tener un influjo
terrible sobre la suerte del continente européo y americano si la
nacion británica no contiene los progresos del absolutismo civil y re-
ligioso que amenaza sumerjir al género humano en el abatimiento de
que le habían rescatado las luzes de tres siglos. La Gran Bretaña
destinada para protejer la civilizacion y la libertad de las naciones,
tiene en su mano una palanca poderosa, y dispone de recursos bastan-
tes para resolver en el año de 1827 un problema ménos difícil, aunque
mas .fecundo en resultados útiles, que el que comenzó á. desatar en
en el de 1808.


Con solo dispensar á su fiel aliada la España, la proteccion para
que consiga un gobierno liberal, dará un paso grande hacia la redencion
politica del continente européo; asegurando la libertad de América;
porque restablecida aquella á la justa libertad que apetecen sus hijos,
y que no hai razon paTa disputarles, reuacerá la Íntima y no dero-
gada alianza de las dos naciones, y con ella una nueva y consoladora
política remplazará. la tortuosa y opresora que aflije al mundo. La •
Gran Br~taña conservará en este una poderosa influencia, lasnaciones
ultra.marinas asegurarán sus gobiemos ; aliadas estas con una parte
tan respetable del viejo mundo opondrán un muro impenetrable
á las invasiones del absolutismo, y una balanza de poderes se es-
tablecerá entre las naciones, nueva pero gloriosa: porque afirmará su
justa Iihertad ij' bien estar.


Cuando deseamos que la Gran Bretaña dispense la proteccion á
España para el logro de un gobierno moderado; no tratamos de que
intervenga directamente en la designacion de este; porque apoyamos
el principio que ha recordado elH. G. Canning, y que respeta al-


D




26


tamente el gobierno británico, de q1le debe abstenerse de interoenir
en las illltituciones interiores de una nacion, sino que aludimos al
empléo de aquellos recursos que proporcionan el poder, la opioion
y las conexiones de una potencia tan respetable, paraque una nacíon
amiga salga al fin de la desdicha en que está sumerjida, y vuelva á
presentarse con la dignidad y gloria que le son debidas. El gabinete
ingles en su comportamiento actual con Portugal, hace ver que sin
vulnerar las máximas de la sana política, sabe emplear los grandes
medios de que dispone en favor de sus amigos. ¿ Y los nega-
rá á España, cuando esta solo desea gozar de una moderada libe,'.
tad? ¿ Podrá desconocer á su fiel aliada por verla desfigurada y sin
los atavíos de su antigua fortuna? ¿ Reputará excesivo ó peligroso,
un deseo de imitar á la Gran Bretaña en el disfrute de las ventajas
de un réjimen igual al suyo? El honor nacional, y los inteseses
abogan en su favor.


IX.
¿Pero detiene su mano bienhechora la persuasion de que España


bien avenida con el despotismo, ni puede ni apetece sacudir las ca-
denas, ni es digna de la libertad moderada Y Esta opinion, si acaso
pudo prevalecer por un momento, la creemos rectificada con las vle-
toriosas razones que ha alegado nuestro digno compañero de infor-
tunio, el Sr. Alcalá Galiano (*). Fuera de que, preguntarémos nosotros
á los que la sostengan ¿qué entienden por nacion, cuando tal concep-
to forman de la española? ¿ Acaso llevan este 110mbre las tropas tu-
multuarias de venales proletarios, que siguiendo el impulso de los fa-
náticos, gritan y blasfeman contra lo que 110 conocen, y se entre-


• gan maquinalmente á los desmanes y á las venganzas? Los ingleses
saben bien que los pueblos son siempre lo que quieren que sean sus
directores; y cuando en su misma historia no hallasémos datos en
que apoyar esta verdad, la de la Europa moderna y la actual de Es-
paña nos los facilitarian con abundancia. El nombre verdadero de pue-
blo ó nacíon, le lleva siempre la parte ilustrada, la de los propieta-
rios, en una palabra, la de los hombres de algo. ¿Y esta acaso en
España apetece el desconcierto del despotismo? Si los franceses quie-


(*) Véase la carta de este distinguido español en el Times del dia 26 de
diciembre de 1826, y el artículo siguiente, en el cual procuramos hacer ver
Jo infundado de esta imputacion con demoatraciones las mas cunvlncentes,




27
ren de bueua fe confesar la verdad, y referir imparcialmente los he •.
chos que presencian, nopodrá~ negar qne la masa abatida, la aban-
donada, y la delincuente del pueblo español, es la que entonó los him-
nos groseros de la ovacion, cuando los hijos de S. Luis penetraron
el Pirinéo; la que sublimó las cadenas de la opresion á la alta ca.
tegoría que solo corresponde á los emblemas de la gloria; la que
forma el ejérzito de las llamadas juntas apodólicas; y la que, con
el apellido de la religion, quiere absolutismo, mientras este por
provecho de los coriféos del desorden interesados en sostenerle,
necesite su apoyo. Los franceses mismos no han visto sobresalir en
las órgias de horror y de depresion que afean á la península, á
las clases distinguidas ni al verdadero pueblo, que sobrecojido á
vista de la inundacion desoladora de la plebe grosera sobre el terri-
torio de la razon y la justicia, se lamenta en el silencio de su si.
tuacíon, sufre las demasías de la canalla, y sucumbe bajo los ru-
dos golpes de un sanguinario sacerdocio y ó emigra á otras na.
clones, ó suspira por el establecimiento de un sistema moderado de
gobierno.


X.
Esta ansia, este ardiente deséo, rectificado con los infortunios


y coa las terribles lecciones de la esperiencia, es el que ocupa el co-
razon de todos los españoles amantes del honor y del bien estar de
511 nacion: todos apetecen un gobierno moderado, y sin empe·
ñarse en sostener los principios violentos y exajerados, se darian
por contentos con lo que se pueda, prescindiendo de lo que se
,deba hacer, siempre que se asegure con invulnerables garantías la
justa libertC!d, la seguridad individual, y la prosperidad del pueblo el.
pañol. A tan reducidos y justos límites se circunscribe el anhelo
de los verdaderos españoles: sin escluir de este catálogo honrbso á los
emigrados, á quienes algunos, sin razon, miran como peligrosos, por
suponérseles inquietos y descontentos, sedientos de .sangre, y deposi.
tarios exclusivos de la caja fatal de las calamidades de la penínsu-
la .•.. j Cuan mal los conocen los que así discurren! j Cuan poco COD·
ceden á los estímulos de los nobles sentimientos que abrigan en su
pecho los que así se explican! y ¡ cuan pronto se han olvidado los ejem-
plos de, virtud de que dieron muestras esos mismos, á quienes un ter.
ror pánico producido por las absurdas y fatales imputaciones de sus
encarnizados enemigos, hace mirar COl! una injusta prevencion!




Los españoles emigrados, (lo dirémos con la sinceridad que forma
nuestra divisa,) tienen sobradísimos motivos para vivir inquietos y de,-
contentos, al ver el falaz engaño con que el "monarca comprometió
su honradez para sacrificarlos: el prescindiminto inmoral con que
se han recompensado sus servicios: la sevicia atroz con que se han di-
lacerado sus buenas opiniones, se han atropellado sus familias inocen-
tes, y se han saqueado sus propiedades: la negra frialdad con que
se les condena á la miseria: y la indiferencia 'inhumana con que los go-
biernos continentales les niegan el asilo que el derecho de gentes
ha concedido siempre al infortunio; pero los emigrados peninsula-
res que se precian de pertenecer al verdadero pueblo español, devo-
rados del amor de la patria y llenos de los principios de probidad
y de honor que desconocen los verdugos de ella, solo abrigan sen-
timientos de paz, de reconciliación y de órden, olvidan sus padeci-
mientos, sofocan los movimientos irresistibles de la represalia, y desde
61 primero hasta el último, si es que se puede formar escala entre
personas que tienen un grado igual de honradez y de cordura, están
prontos á sacrificarse por la tranquilidad y el bien de su nacion ..••
La memoria del año de 1820, es un garante de lo que deci-
mos. ¿ Apareció en aquella época esa saña vengativa que ahora se
supone gratuitamente reconcentrada en el corazon de los emigrados,
¿ No sobraban injurias qué vengar, y daños qué resarcir? Los per-
seguidos, á quienes el anuncio del imperio de las leyes rompió
los grillos que los tenian presos en los calabozos y presidios, y los
que, franco el camino, vinieron desde los 'paises estranjeros á la penín-
sula, ¿ por ventura la mancharon con crímenes? ¿ La atemorizaron con
calamidades? ¿Pues por qué temerlo en el dia, siempre que en Es-
paña prevalezca un sistema político, que haga triunfar las leyes, y que
descanse sobre respetables garantías?


Dénse estas de una vez á la península; sea la Gran Bretaña la que
influya en ello, y las resultas coronarán sus esfuerzos. Decídase esta
nacion grande, ilustrada y poderosa á poner término á los escánda-
los: y con su opoyo desaparecerán los obstáculos que puedan opo-
nérsele, y que la imaginacion abulta. El honor nacional, la conve-
niencia, y las circunstancias parece la estimulan con eficacia. Un
año mas que se pierda tal vez se pierde todo, sin esperanza de
recobro. Las maquinaciones de la teocracia caminan orgullosas á ha-
cer dependientes á Jos reyes y á los pueblos de la voluntad abso-




29
..


luta de los ministros del santuario: y la desgracia y la incauta sen-
cillez de los pueblos, favorecen el logro de la empresa temeraria de
la supersticion y de la ignorancia. La libertad del pueblo español,
apoyada en la union con la Gran Bretaña y con el nue'Oo mundo,
basta para desbaratar proyectos tan desoladores. La nación que se
apresure á protejer la causa justa de la península, atrayéndose la afi-
cion y la fuerza de los hombres ilustrados, de los honrados y de
los hombres útiles, adquirirá en el mundo una influencia eterna.


La presteza es la que debe decidir: ¿ y quien sabe si conoclén-
dolo la Francia se adelantará á dar á las idéas moderadas, y á la
razon oprimida en España, la proteccion que se apetece, y que le es
tan fácil dispensar? ¿ Y si esto sucede, la Francia no baria pasar á.
sus. manos la palanca que el gabinete británico ha anunciado tener á
su disposicion? ¿ Y cual será eutónces el resultado? Y dueña aque-
lla nación valiente é intrépida de la fuerza de un gigante, ¿ dejarla
de emplearla como gigante·'! ••••••


NOTAS.
(1) Para prueba de que la opinion española apoyó y robusteció esta alian-


za, qOl" tiene el verdadero cáracter nacional, insertarémos dos documentos
que casualmente poseemos; y nos seria mui fácil acompañarlos iguales de
todas las provincias de España, si nuestra situación no nos pusiera obstáculos
poderosos para hacerlos llegar á nuestras manos.


En las páginas 50 y 51 del manifiesto que de sus servicios hizo y publicó en
Yalencilj, el aiío 1809 la junta de observacion y defensa de este reino, se lee lo
siguiente:


" Como la enemistad con la Gran Bretaña pusiese obstáculos al logro de
los santos fines que se ha propuesto el pueblo con su memorable revolucion,
de aquí la necesidad de hacer cesar una guerra, que las intrigas del gabinete
débil de nuestros reyes, mas bien que el odio nacional, habian encendido contra
una naciou noble, consigniente en sus planes, fiel á sus amigos, y de un ca-
rácter análogo al nuestro.


" Elpueblo valenciano manifestó claramente su cariño á los ingleses, dando
lugar en la junta á D. Pedro C. Tupper: é impaciente por comunicar
con ellos, corre al puerto del Grao, se apodera del primer buque que se
le presenta, en él se embarcan aquellos sujetos que se creyeron mas apro-
pósito para el caso; entran mar adentro, y abordando al primer barco ingles
que se les ofreció á la vista, parlamentan con su capitan, le hacen venir
á tierra entre las aclamaciones de la alegria, y los afectos de la fraternidad
mas cordial, y echan las primeras líneas d la alianza que media entre las
dos naciones.


"En la historia política de España ne se encuentra un tratado de amis-




30
tad mas sincero ni mas solemne, que el que Valencia ajustó con la Ingla-
terra el día 25 de mayo de 1808. Sin aparato, sin formas diplomáticas, so-
bre la simple cubierta de un buque eorsario, á la faz del cielo y de la tierra,
un corto número de valencianos patriotas, estrechan entre sus: brazos á los
iJ¡lgleses, piden su amistad, les deseubren las horribles tramas con que la
Francia intentaba esclavizar á España, y la decision del pueblo á morir Antes
que ceder; y el pueblo desde la orilla lo confirma con entusíasmo, jura
eterna union con la Gran Bretaña, y pide la aprobacion de sus votos al gobier-
no establecido.


" Este examina al capítan, le descubre la negra prefidia del emperador de
los franceses ••••••y siKuiendo los deseos del pueblo, los. ratifica solemnemellte."


Habiéndose presentado en Valencia el año 1809 el H. Frederick Nortb,
individuo de la cámara de los comunes; la junta qne gobernaba á aquel
reino, le cumplimentó por medio de una diputacion, cuyo presidente pronun-
ció el sigúiente discurso:


" Bxmo, Sr. La junta superior de cbservacicn y defensa de este reino, que
en 25 de mayo de 180S, echó los primeros cimientos á la feliz alianza que
media entre Inglaterra y España, tiene el honor de presentarse á V. E.


"Testigo de los sentimientos del pueblo, manifiesta á V. E. el alto aprecio
que Valencia hace de su distinguicla persona y de la gran nacion á que per-
tenece. Dígnese V. E. admití.- la oferta de nuestros servicios, y de creer,
que si la generosidad con que !a Gran Bretaña ha auxiliado nuestros es-
fuerzos, empeña nuestra gratitud; la nobleza con que sus hijos han derramado
su sangre en GaHcia y en los campos de Talavera hará eterna nuestra amis-
tad, y Valencia será quien diga con entusiasmo á sus biijos: "esta es, la
nacion de los héroes que se han sacrificado por romper las cadenas con que
el tirauo de Ensopa quería esclavizaras; respetadla, vivid en estrecha union
con ella, y si alfIun dia el gobierno débil ó corrompido intentare deshacer lazos
tan sagrados, contrarrestad sus ideas, JI acordandoos del año IS09: dad la .ida por
fuien supo morir por asegurar vuestra independencia.


Oficio de l.a junta á dicha diputacion.
"V. SS. han llenado, cual la junta superior se prometia, la comision que


les dió la misma, paraque en su nombre cumplimentaran al H. Frederick
N orth, manifestándole los sentimientos de amistad y gratitud de que está pe-
netrada por los esfuerzos con que la Gran Bretaña sella su union con Es-
paña; y ha acordado que un acto de tanta ternura_se anuncie en los papeles
públicos, para ,terna memoria de nuestros inviolables juramentos.-Dios &ct.
-Valencia 25 de Agosto de 1809.-José Caro.-Manuel de ViIlafañe.-Sres.
D. José Canga Argulles.-D. Pedro La Riva.-EI Baron de Petrés y D. José
Roa, vocales de esta junta.


(2) En número otro insertarémos una demostraeion de la directa influencia
que este célebre decreto ha tenido sobre la libertad de Europa, sacado de
la defensa que preparó uno de los diputados de las cortes de Madrid de
1814, para la vista de la causa criminal que se le formó de árden I de
Fernando VI I. j As! se recompensan los servicios de nuestra edad! ! ! !


...




31
Si la mayoría de los españoles quiere gobierno despótico.


Como pudiera ser funesta á la futura prosperidad de la nacion
española la opinion que circula estos días, de que es menor el nú-
mero de españoles que desean la templanza del poder real de sus
monarcas, y mayor, el de los que desean el mando despótico; me
creo obligado, como español, á esponer al superior juizio de este res-
petable público, lo que acerca de esto he observado por mí, oido á
personas dignas de todo crédito, y sabido por conductos seguros des-
pues que me separé de la Península.


Ante, todas cosas, cebo recordar que consta de nuestros códigos
legales y de nuestras crónicas que el gobierno oríjinaria de las mo-
narquías 'de Leon, Castilla, Aragon y Navarra, unidas ahora en una
sola corona, fué templado desde su principio, con espresa exclusion
de todo poder despótico. Las cortes de estas monarquías, en que
desde su fundacion se hacian las leyes, se autorizaban y se acorda-
ban los tributos y se resolvian los negocios árduos del estado, se re-
fundieron en las cortes generales que comenzó á celebrar la nación
en tiempo de los reyes católicos D. Fernando y Doña Isabel, desde
el momento en que se agregaron ~ Castilla los reinos de Aragon y
Valencia y el principado de Cataluña, de que se com ponia la mo-
narquía aragonesa. Estas cortes, compuestas unas vezes de los bra-
zos de la nobleza, del clero y del pueblo, y otras del clero y de
diputados de las ciudades, y otras de estos solamente, se conservaron
en España, aunque con alguna variedad, en toda la época de la di-
nastía austríaca, no habiendo ejemplar de q.ue, sin el concurso de los
procuradores de la nacíon, se hubiesen sancionado ó publicado leyes
ó impuesto contribuciones.


Esta observancia de nnestra lei fundamental llegó á perderse de
hecho y contra derecho en la .dinastía de la casa de Borbon, cuyos
reyes se arrogaron la potestad de hacer las leyes por sí Bolos, aña-
diéndoles la claúsula formularia inventada poco ántes: 'Dalga como
si fuese publicada en cortes; cláusula que prueba no haber podido
desconocer estos reyes que era orijinariamente templado por las
cortes su poder, y que era ilegal y usurpado su mando absoluto.


Desengañada la nacion de que la ninguna intervencion de sus cor-
tes en los negocios públicos del reino habia dado lugar á la invasion
de Bonaparte, por los medios que son harto públicos, clamó por.




32
que se precaviese este riesgo para lo sucesivo, restaurando las le.
yes fundamentales que cierran las puertas al mando real despótico,
porque si estas hubieran estado en vigor, no pudiera haber salido de
España el rei sin el consentimiento de las cortes. Este fué el cla-
mor general de España desde aquella época hasta que las cortes de
Cadiz sancionaron la constitucion en virtud de espreso mandato de
la junta central, con amplios poderes de todas las provincias', y
con presencia de los concilios toledanos, del Fuero-juzgo, del Fue-
ro real, de las Partidas del rei D. Alfonso el sabio, de los fueros
de Aragon y Navarra, y de las leyes posteriores recopiladas en
nuestros códigos. Que esta fué una de las mas poderosas armas
que descon\!ertaron los planes de N apoleon y de su constitu-
cion de Bayona, apenas hubo en aquella época quien lo deseo-
nociese. Este convenzimiento, y el de que aquella era sustancial-
mente la lei fundamental de España con algunas modificaciones ac-
cidentales favorables al poder real, facilitó el reconocimiento de ella
de parte de los gabinetcsaliados. El haberse fijado en este códi-
go el período de ocho años para observar si cenvenia alterarle en
alguno de sus artículos, le hizo recomendable á la sabia Europa, la
cual reconoció en documentos auténticos que sus autores habían con-
cordado con el decoro del trono, el zelo de la futura independencia
y libertad de su patria.


Que la nacion abrazó esta restauracion de sus leyes fundamentales
con sincero júbilo, es nn hecho innegable; lo es tambien el haber
durado esta aceptacion general hasta que las cortes, con flresencia de
los espedientes sobre donacionos reales, restituyeron al trono los de-
rechos jurisdiccionales concedidos con profusion incautamente por al-
gunos reyes á ciertos grandes y caballeros titulados, abolieron la in.
quisicion y dieron muestras de que iban á reformar el ex.cesivo nú-
mero de eclesiásticos, restrinjir sus privilegios en lo perjudicial á la
causa pública y reducir las riquezas, notoriamente incompatibles con
la prosperidad nacional, á los términos de una decorosa sustentacion.


Entónces se declararon abiertamente contra las cortes dos clases
de enemigos: los señores jurisdiccionales, y el clero secular y regu-
lar; enemigos, empero, no de la constitucion, que muchos de ellos
habian firmado, y todos aceptado y aplaudido, sino de las medidas-
adoptadas ó anunciadas por las cortes, contrarias á sus privados
intereses.




33
Mas como este encono 110 podia series fructuoso miéntras no tu-


viesen á su favor el brazo del rei, creyeron necesario para ello
presentársele como apologistas del trono, cuya máscara era ínverosí-
mil, sin pintarle como contraria á su real autoridad la restauracion
de las leyes fundamentales. p,sí estas dos clases resentidas, por con-
servar lo que habian perdido ó temían perder si continuaban los pla-
nes de las cortes, á trueque de atraer al rei á su bando, le ayu-
daron á la usurpacion del mando absoluto, contra el cual habian cla-
mado como los domas españoles desde la pérfida entrega del reino á
Bonaparte.


De los grandes y títulos de Aragon y Castilla han llegado á des-
engañarse algunos hasta el punto de merecer la persecucion de Fer-
nando VII. El partido q~e no desiste, y probablemente no desisti-
rá, es el de la parte fanática de ambos cleros, la cual, rezelaudo que
para salvar sus intereses temporales, no alcanzaba la mano fuerte del
rei, agregó á ella la máscara de religion, apellidándose defensores,
no solo del trono, esto es, del despotismo, sino del altar, que para
ellos es la opulencia del clero; con lo cual lograron aluz inar gran
parte del pueblo sencillo, haciéndole creer que es incompatible el
catolicismo con las monarquías templadas.


Por este rápido bosquejo puede rastrearse quienes son los que en
España desean despotismo, y quienes un gobierno moderado bajo una
forma prudente, conforme á las primitivas leyes de la monarquía.


Quieren despotismo, en primer lugar el rei y sus ministros esco-
jidos; los individuos de la llamada camarilla, que se reparten como
buenos hermanos el mando absoluto; sus domésticos, los empleados
de varias clases, cuyos destinos dependen del actual sistema. De es~
tos deben exceptuarse los que, aun en medio del atraso de sus suel-
dos, conservan pundonor para no robar ni dilapidar los fondos que
pasan por sus manos, ni dejarse corromper con cohecho ó soborno.
Porque estos, no hallando medios honrados para remediar su indi-
gencia, se duelen de haber comprado, y de sostener á costa suya; la
ignominia y desolacion de su patria.


En segundo lugar, gran parte de los señores jurisdiclonales, cuyos
derechos restituyeron las cortes á la corona. De este número deben
excluirse tambien los grandes y nobles perseguidos actualmente, en-
carcelados ó expatriados, que son muchos, y otros descontentos con
el reí, por haber aprobado los decretos de las cortes favorables al
trono sobre los señoríos.


E




34


En tercer lagar, la parte fanática del clero secular y regular, que
por las medidas de las cortesvió amenazada su opulencia y el in-
flujo que habia tenido hasta entónces en el gobierno temporal. A
este bando pertenecen, en cuanto al clero secular, los obispos y los
prebendados de las catedrales, que en España suelen llamar alto ele.
ro. En los cuales, sin embargo, no deben comprenderse muchos ilus-
trados y desinteresados, que prefieren á su riqueza y dominación personal
la prosperidad del reino. No hai en España cabildo ninguno que no
cuente algunos de estos individuos virtuosos; yo pudiera señalar muchos.
De la turba de los fanáticos se exceptúan tambien los curas párrocos, ó
por lo ménos las tres cuartas partes de los veinte y dos mil á que
asciende su número. No solo porque esta clase, como mas sabia,
conoce mejor las ventajas que trae para nuestro pais el imperio de
la Iei, sino porque, hallándose generalmente dotada con escasez, y
aun con miseria, respeto de los grandes arcedianos y canónigos, se
prometian mejorar en rentas con la reforma establecida por las cortes.
y asi se vió en los años 21 y 22, que á pesar de la infame apli-
cacion que hizieron de parte del medio diezmo algunas juntas dioce-
sanas para fomentar y mantener á los precursores de la invasion, en
varias diócesis excedieron las rentas de los párrocos á las de los ca-
nónigos.


Al bando de los partidarios que tiene el despotismo en el estado
regular, pertenecen los generales y provinciales que suelen ser dés-
potas de sus súbditos, y proporcionalmente los prelados locales, y los
demas que tienen interes en que duren los abusos y los desórdenes
que trataron de correjir las cortes, declarando que no consentirian
sino regulares sujetos á los obispos. Fuera de estos frailes ó de los
adictos á ellos, en que hai tambien excepciones, todos los demas odian
por lo comun el mando absoluto; porque con las medidas que iban
adoptando las cortes al tenor de la lei fundamental, se prometial!
librarse de la opresion de algunos prelados, y verse libres de parcia-
lidades domésticas, premiados segun su mérito, y mejor asistidos.
De estos frailes amaIl;tes del órden se secularizaron muchos en los
años 1822 y 23, los cuales han aumentado el número del clero ilus-
trado que ama la lei, y lamenta los desafueros del despotismo. Es-
tos altos potentados de ambos cleros han formado en España la actual
faccion variamente manifestada con los títulos de Junta Apostólica,
el Ancora, y el .dtigel exterminador, probablemente aliadas con otras




iguales familias de Francia y de Italia, dependientes acaso y siervas
de otro cuerpo formidable que manda al muhdo, y que tal vez, si no
se le ataja el vuelo, acabará con los derechos esenciales de las na-
ciones, asi como aspira á usurpar el señorío temporal sobre los príncl-
pes, y á sepultar las libertades canónicas de las iglesias.


En cuarto lugar, los llamados familiares de la inquisicion, que eran
las alguaeiles que tenia esparzidos este tribunal en los pueblos del
reino; los cuales con su abolicion han perdido las prerogativas y privi-
lejios que disfrutaban sobre los demas vecinos. Entre estos hai mu-
chos que solo conservaban apego al despotismo miéntras por su medio
se prometian el restablecimiento de la inquisicion. Mas habiendo
perdido la esperanza de que Fernando VII la restablezca, viendo
expuestas sus personas y bienes á los estragos del mando absoluto, han
perdido el aliento que ántes tenian para romper lanzas en su defen-
sa. Al lado de estos familiares pueden colocarse en las ciudades
catedrales los subalternos y dependientes de los cabildos, que viven
de su dotacion, los cuales, como interesados en la conservacion de su
riqueza, son enemigos de quien trataba de moderarla.


En quinto lugar, aman el despotismo los rejidores perpetuos, por.
que las cortes les quitaron el manejo de los fondos públicos y el
mando despótico municipal. Los majistrados de las audiencias, por.
que desterrada la arbitrariedad por Ia leí, no les quedaban pretextos
para vender la justicia, ni convertir en propia utilidad el influjo que
les daba el antiguo réjimen en la parte gubernativa de los pueblos;
y sobre todo, ''porque pesaba sobre ellos una efectiva responsabilidad
de que apenas queda rastro en el gobierno despótico. Y los escri-
banos, porque perdieron las socaliñas que les proporcionaba su lnfluen-
cia en el éxito de los procesos. De este número deben exceptuarse
los hombres justos que se conservaban en cada una de estas clases;
no diré que fuesen muchos, mas yo conozco á algunos.


En sexto y último lugar, se presentan como defensores del despo-
tismo los facciosos acaudillados, fomentados ó mantenidos por el clero
farisaico, ilustre vanguardia del cordon que nos trajo la salud. Mas
esta vanguardia se componia en parte de ladrones y facinerosos que
tienen sobre su cabeza el cuchillo de la lei, muchos de los cuales,
[obre no haber sido premiados, han sido desatendidos y despedidos ;
y en parte, de paisanos sencillos, unos pobres que se alistaron en esta
cruzada apostólica por no morirse de hambre, y otros infatuados con




36
el error de que eran soldados de la fe. Los hambrientos SOIl siern-
pre del que les da pan: y no forman partido: los aluzinados retrece-
den con el desengaño de que no son mensajeros de apóstoles; y este
desengaño le tienen ya. Porque han visto que no es de J esu-Cristo
la religion á cuyo nombre se les ha predicado la devastación, la san-
gre y la venganza, y que ningun español honrado puede mirar sin
horror un desgobierno, que á pasos gigantescos los arrastra á la irre-
ligion, y á ser la befa y el escarnio de la Europa civilizada.


Tales son las lejiones con que cuenta el despotismo de .España para
su apoyo. Veamos ahora quienes son los que quieren en.' aquel reino
un gobierno legal y templado.


En primer lugar: todos los que actualmente sufren en sus personas
yen sus haciendas los horribles efectos del espionaje, casi inquisito-
rial, del enfurecido fanatismo, de la frenética avaricia, de la sacrílega
profanacion de los juramentos y de los sacramentos, de la venganza,
de la calumnia, de la perfidia y de los demas vicios que desdoran ac-
tualmente y degradan al clero y al trono español.


En segundo lugar: los hacendados, que ven espuestos sus capitales á
la rapazidad de un despotismo cruel y famélico.


En tercer lugar: los comerciantes de todas clases, cuyo giro está
casi extinguido, y á cuyas especulaciones mercantiles opone el réjimen
arbitrarió las trabas y los obstáculos que habia quitado la lei,


En cuarto lugar: los que viven de su industria, á quienes se obs-
truyen Ó se ciegan las fuentes de su subsistencia. Sirvan de verbl-
gracia los fabricantes de papel, los fundidores de letra, los impre-
sores y libreros y los oficiales de todos estos artistas, que con la li-
bertad de imprenta habían tomado en España un vuelo increible; y
ahora se ven en gran parte sin giro, sin obra, y muchos convertidos
en pordioseros.


En quinto lugar: los artesanos, porque con el despotismo han per-
dido la consideracion que tenian como cuidadanos, y [a esperanza de
ser honrados con las alcaldías, rejidurías, y otros empleos munici-
pales, como lo fueron en la época del gobierno constitucional, aun en
las capitales de provincia y en Madrid, de cuyo ayuntamiento fué
rejidor un honrado y virtuoso zapatero el año de 1821, al tiempo
que era alcalde de barrio de su cuartel, esto es, dependiente suyo, el
duque de Medinaceli.


En sexto lugar: los labradores aliviados por las cortes en el medio




37
diezmo, y gravados ahora con el diezmo entero y con el pago de los
atrasos. Y estos son la tercera parte de pobladores del reino.


En sétimo lugar: 105 pueblos de una gran parte de la monarquía,
oprimidos por el mando absoluto con los derechos del señorío terri-
torial y con el llamado voto de Santiago, de que habian sido exo-
nerados por las cortes, En sola la provincia de Valencia son de se-
ñorío mas de las tres cuartas partes de los pueblos.


En octavo lugar: los médicos, en quienes desde el año 1812, se
ha observado una constante decision por la monarquía templada, que
tiene pocas excepciones. De estos profesores puede calcularse que
habrá en España de ochenta á cien mil. Nace esto, así de la na-
turaleza de sus estudios, como de la independencia en que están de
los empleos del gobierno; á que se añade el que les consta por el
trato interior de las familias, cual es el modo de pensar de la ma-
yoría de todas las clases.


En noveno lugar: los que fueron milicianos constitucionales, cuyo
número en el año de 1823 ascendia á doscientos mil. Este cuerpo
se componia de hacendados, comerciantes, labradores, y artesanos en
los cuales, como he dicho, está arraigado por su propio interes el odio
del despotismo; y ademaa, de gran parte de la alta nobleza, inclu-
sos algunos grandes de España, como 10 eran en Madrid el conde
de Oñate y su hijo, el duque de Abrántes, y el marques de Villa-
franca, y. otros en varias provincias, los cuales quisieron dar esta prue-
ba ostensible de su amor á. las leyes fundamentales, para cuya defensa
se instituyó esta milicia.


En décimo lugar: el ejército entero de la nación, á excepción de
pocos jefes detestables por su cobardía y por su estupidez; porque
no me toca á mí llamarlos traidores. Aun estos se dejaron seducir
ó corromper con las dolosas promesas de que iba á darse á. España
un gobierno representativo. Prueba clara de que ni aun ellos desea-
ban contribuir con su necia credulidad á que usurpase el rei el man-
do despótico, y de que les constaba que este era el deseo general
de la nacíon, de cuya causa se hizieron ó se finjieron defensores. Y
así es, que la voz que hizieron correr por sus ejérzitos, de que iban
á establecerse en España cortes, aunque bajo otro plan, aluzinó á. las
tropas que aun en este caso creyeron ser leales á la nacion ; los cua-
les lamentan ahora y detestan la felonía de los que les ven-
daron los ojos para convertirlos á su salvo en sostenedores del
despotismo.




38
En undécimo lugar: deben agregarse á estos amantes de la leí


constitucional un sin número de personas ilustradas y despreocupadas
de todas las clases, que por principios y por esperiencia de los males
presentes, conocen los horrores y las calamidades á que será. inevita-
blemente conducida la nacion por el actual despotismo, mas atroz
aun y mas bárbaro que el que la puso al canto del precipicio á fi-
nes del reinado de Carlos IV. Porque Fernando VII, á trueque de
ser déspota de los españoles, se ha hecho á sí mismo y á su pue-
blo esclavo de los franceses; cuyas falanjes, al paso que disimula-
damente parecen lisonjear los planes, crueles del monarca, y contri.
huir á la perpetuidad de su yugo férreo, acaso amenazan á la na.
clon con la servidumbre á que hace años y aun siglos pretende re.
ducirla la Francia. Son muchos los que en España por solo este
temor desean ver destruido un despotismo, que así compromete la
independencia y el honor nacional.


En duodécimo lugar: prueba es de que la masa general de la
nación española odia el gobierno arbitrario, y desea y ama la tem-
planza del poder real, la conducta que observó cuando, á princi-
pios del año 1820, proclamaron la lei constitucional las tropas de la
Isla de Leon, Este pequeño cuerpo militar, perseguido tenazmente
y en parte batido, bastó. paraque sobre su débil apoyo alzasen to-
dos los pueblos un general clamor contra el mando absoluto, no ha-
biendo habido uno solo que le defendiese ó abogase por él. Resta-
blecida la lei fundamental, y jurada por el rei, se estrellaron en la
resistencia de los pueblos todas las facciones que se fueron alzando
contra ella; y no prevalecieron hasta que las sostuvo á eara des-
cubierta, cuando se quitó la máscara, el mal disimulado invasor ar-
mado de una fuerza á que no .podian resistir los pueblos invadidos
sin auxilio de nuestro ejérzito. Burlada la esperanza que tenian en
este poder nacional incomparablemente superior al de los agresores,
y .venzlde por ellos, no con el poder de las armas, sino con la .fic-
cion, con la falsedad y la superchería, se vieron obligados á sofocar
bUS sentimientos patrióticos, viendo ya desnudo sobre sus cuellos el
alfanje de la mas desaforada tiranía.


Siendo pues evidente que una inmensa mayoría de la nacíon espa-
ñola ha deseado y desea con sinceridad el restablecimiento de sus
leyes fundamentales: ¿en qué consiste que calla arrastrando las duras
cadenas de la actual esclavitud, y no precaviendo la otra mas infame




de que se ve amenazada? Si la masa general del reino desea e! res·
tablecimieuto de sus leyes fundamentales, ¿ cómo es que no manifies-
ta si quiera este deseo, y su aversion al mando despótico? ¿Có.
mo no hace España para sacudir el despotismo, lo que hace Portu-
tugal para no consentir que se le ponga este yugo? Mas este que
parece enigma no lo es para el que conozca el actual estado de aquel
desgraciado reino. Entre la mayoría de España y la de Portugal
hai una enorme diferencia: la mayoría de España tiene sobre sí al
gobierno y al ejérzito frances, cuyas bayonetas, habiendo invadido al
reino so color de darle un gobierno moderado, no han hecho sino
cooperar con los eneIñigos domésticos á que subsista el mando ab-
soluto. La mayoría de Portugal cuenta para el establecimiento de
su gobierno moderado con el brazo fuerte del gobierno británico, y
con su ejército. La mayoría de Portugal tiene á su favor al rei
y á su regencia: la mayoría de España tiene contra sí al rei y á
los ministros de su afrancesada é iuquísicional policía. Esta sola re-
flexion descubre la causa porque la mayoría de Portugal, y no la
de España, puede mostrar su amor al gobierno moderado, y su odio
y horror al despotismo. Luego el .que del actual silencio y sufri-
miento de la nacion española oprimida con dos fuerzas irresistibles,
colijiese que ama la tiranía, sería semejante al que de la paciencia
de un esclavo aherrojado con dos fuertes cadenas, infiriese, que está
bien hallado con la esclavitud, y no desea ser libre. Quítensele á
este esclavo sus cadenas, y pregúntesele á la faz del mundo si pre~
fiere la libertad á la servidumbre, y entónces se echará de ver cual
era el verdadero deséo que ocultaba en su corazón, En igual caso
se halla la masa general del pueblo español. Salgan de su suelo
las tropas que le esclavizan, ó esté cierta esta mayoría, cuando má-
nos, de que nose aumentará el número de ellas para protejer la tirá-
nica opresion del actual sistema, y entónces aparecerá en todo su
esplendor el ardiente amor de las leyes fundamentales que está ahora
sofocado en los pechos de los españoles.


ARREGr.a DE LAS PRISlbNES.


Solo un hombre insensible á la compasion ó amamantado con la
leche del mas feroz despotismo, ó que no haya sufrido el rigor y
las incomodidades de una cárcel, podrá mirar con ojos serenos la
miseria de sus desgraciados moradores. Convencidos por las luzes




40
de la rasen y por Una tan amarga como costosa esperiencia de las
desgracias de los que gimen en las prisiones, creemos' hacer un ser-
vicio á. la humanidad en dedicar una parte de nuestros Ocios al ali-
vio de los seres desgraciados que habitan las mansiones destinadas á
la seguridad de los que han tenido la fatalidad de cometer algun
crírnen, ó de provocar contra sí las sospechas de su fatal perpetra.


I


cion, y non ignara mali miseris succurrere discimus;
La beneficencia es tan característica de la estirpe española, como


su honradez y el ejercicio de tan noble virtud siguió entreno-
sotros el compas de la libertad. Miéntras la península conservó el
gobierno moderado, las cárceles fueron un lugar de detencion y se-
guridad, y no de ajliccion y de tormento. Cuando declinó en abso-
luto, la d~reza y la miseria se apoderaron dé las prisiones, y el
número de las víctimas creció á. la merced del capricho; mas no
bien se volvió á respirar el aire de la libertad nativa, tornaron á
triunfar los principios de la moral y de la equidad en punto tan
importante.


La lei 4 tito 5 lib. 4 del fuero real, impuso la multa de 1'.! mrs ,
al que sin derecho prendiese á otro, y de 360 sueldos al que le lle.
vara á la cárcel.


Por el artículo 287 de la constitucion española, se prohibe pren-
der á nlngnu español sin que preceda informacion del hecho, por el
cual merezca pena corporal y un mandamiento del juez, por escrito.
Por el 290 se manda tomar declaracion al arrestado ántes de ser
puesto en prision: por el 295 se exime de la cárcel al que diere
fiador, en los casos en que la lei no prohiba expresamente que se
admita la fianza: y en el 296 se dispone que se le haya de poner
en Iibertad con caucion al preso, en cualquier estado de la causa
que aparezca que no Se le pueda imponer pena corporal: el
artículo 297 mandaba disponer las cárceles de manera que sirvan
para asegurar, y no para molestar á los presos, teniéndolos en bue-
na custodia, mas nunca en calabozos subterraneos y mal sanos. El
alcaide, segun la letra del artículo 293, no puede recibir en clase
de preso en la cárcel al que no acompañare un acto motivado del
juez. Finalmente, en el 298 se mandan visitar las cárceles con fre-
cuencia, sin que haya preso alguno que deje de presentarse por nin-
gun pretexto.


La constitucion de la república federal del Centro-América, ha es-




41
tablecido las bases de la libertad individual de nn modo el mas se.
guro, cuando no contentos sus sabios lejlsladores con adoptar iguales
principios que los peninsulares, les han dado la mayor amplitud. En
efecto, en dicha república no puede el juez dar órden para la pri,
sion de un ciudadano, á no resultar al ménos por el dicho de un
testigo quién es el delincuente. Todo preso debe ser preguntado
á las 48 horas, y el juez á las 24 siguientes decretar la libertad ó
permanencia en la cárcel; y ningun arresto impuesto como pena
correccional puede pasar de un mes (art. 156, 158, 160 Y 162, tit , X).


Dentro de las 24 horas se le hará saber á todo individuo, dice el
artículo 117. cap. 8 de la constitucion del Perú, la causa de su prision
y cualquiera omision en este punto se declara atentatoria de la libertad
civil. Produce aecion popular contra los juezes todo procedimiento
ilegal contra la libertad personal y la seguridad del domicilio, arto lOD,
y se mira como garantía constitucional la conservacion de la buena fama
Ú opinion del individuo miétüras 110 se le declare delincuente, conforme
á las leyes arto 193 cap•. V.


•, Nadie paede ser detenido sin que haya semiplena prueba ó indicio
de que es delincuente, ni detenido por indicios mas de 60 horas; arto
150 y 151. seccion 7~ título V. de la constitucion de Méjico.
Finalmente, en la del estado de Chile se dispone, que nadie pueda
ser preso sino en los casos que determine la lei y segun sus formas,
y en su casa ó en los lugares públicos destinados á este objeto; que
ninguna incomunicaclon pueda impedir que un senador ó el majis-
trado encargado de .la prisión visite al considerado como reo, y que
nadie pueda estar preso mas de 48 horas sin saber la causa y con-
tarle las gestiones .que sobre ella se hubiesen practicado. arto 123,
J21~ 126 Y 128. tít. XII.


He citado con el mayor placer estos documentos, porque, al paso
que descubren la dulzura filosófica de los lejisladores españoles de
todos los siglos, y los rectos principios que los han dirijido, bastan
para establecer el arreglo de las cárceles de un modo sólido, hon-
ran las luzes de nuestra edad, ya que no aparten del delincuente ó
del presunto reo la pena á que le sujeta el delito, ligan la compa-
sion á su suerte, y haciéndole mirar la pérdida de la libertad y
las aflicciones, como pago de lo que debe iá la sociedad ó como
una mortificacion inevitable que al cabo se ha de compensar con


F




42


la declaración de inocencia, sin que en su persona aparezcan las
huellas ominosas de la miseria yde la violencia. En las naciones en donde
se respete en tan alto grado como las, que hemos citado, la seguridad
individual, en donde esté tan reprimida la accion funesta de encarce-
lar al ciudadano e en donde se prorure con tan laudable escrupulosidad
su buen tratamiento, y cuya legislacion inspire tan alto respeto á
los derechos insprescriptibles del hombre, cortando los vuelos á la
arbitrariedad, poniendo freno á la saña judicial, barreras impenetrables
á los hambrientos curiales, y enseñando á los hombres á respetar el
infortunio de los detenidos, el número de estos no podrá exceder del
que legalmente deba poblar las cárceles. Primer elemento para el
arreglo de estas. Miéntras sea tan fácil como en los paises goberna-
dos por la arbitrariedad la facultad de emprisionar ; miéntras todo hom-
bre constituido en autoridad se crea con derecho para prender, y las
leyes miren como juguete los encarcelamientos, las prisiones rebosarán
en infelizes desgraciados; y su número unido á la frialdad de los
majistrados, á las ideas políticas equivocadas, y á los errores lejislativos,
aumentará el infortunio de.los encarcelados, convirtiendo una mansion
esencialmente triste en un lugar, de hediondez y de depravacion.


Odiar el delito y compadecer al delincuente: mirar al preso 'como
á un desgraciado: no reputarle reo hasta que el majistrado lo de-
cida: y no olvidar que, á las vezes el hombre justo padece al lado
del reo, son las máximas que, impresas en el corazon de .todos, obligan
á hacer ménos molesto la carcelería. El que creyere que con ello se alen-
taría á los hombres á ser delincuentes,ó está dotado de insensibilidad, ó
el influjo de los errores groseros aleja de su alma los encantadores
estímulos de la compasión. i Ojalá no existieran en las sociedades
cultas seres tan degradados! No hace muchos años que al tratarse
en Madrid del arreglo de las cárceles, un majistrado que hoi ocu-
pll un puesto eminente en premio de sus atrozidades, esclamó que
se harian estas tan cbmodae; que el hombre cometeria delitos por ir á
ella», Los anglo-americanos pudieran responder á este menguado, si
hombres l\e su jaez fueran capases de oir la razon y de conocer los
sentimientos propios de la filantropía y de la ilustracion.


Ni la razon ni la esperiencia, dicen los sabios y generosos individuos
de la sociedad de Lóndres en su cuarta esposicion, apoyan las ideas
de los que así discurren. Las reformas de las cárceles, léjos de de-




43


bilitar, cooperan á hacer mas salüdables y eficazes los efectos de las
"penas. El trabajo corporal, la parsimonia en la comida, y el apar-
tamiento de los compañeros en los vicios, son castigos, no solo cor-
reccionales, sino ejemplares.


Correjida por las leyes la facilidad y licencia en prender:
determinados con exactitud filosófica los casos en que proceda la pri-
sion del ciudadano: escaseada la -imposicion de la pena de muerte:
acomodadas con exactitud las penas á. los crímenes; y establecido
el jurado; con esto solo se reducirá á la menor espresion el núme-
ro de los encarcelados: se facilitarán los medios de introducir el órden
en las cárceles; y se convertirán en establecimientos útiles, las que
en el dia son solo escuelas de laceria y de infamia. Cuando la cons-
titucion estableció como una de las principales obligaciones de los
españoles la de ser Justos y benéficos, quiso arraigar en su corazón
los sentimientos filantrópicos, sin exceptuar de su participacion á. 108
que por sus crímenes ó por una desgracia no merecida, yacen en las
prisiones espiando sus delitos, ó esperando que el fallo de majistra-
dos decida de su suerte. Tan acreedores como los enfermos y los des-
validos á los cuidados de los hombres sensibles son los encarzelad~s.


J..a seguridad de la vida, la proteccion de la sociedad, la adminis-
tracion de justicia, la fuerza del gobierno y la conservacion del órdeo
públlco dependen esencialmente de los medios que se. adopten para
correjiry mejorar á los delicuentes, segun lo asegura la filantrópica
sociedad de la mejora de las prisiones de Lóndres en su sexta espo-
sicion, El fin, continúa, de las penas legales no es el de la vengan-
za, sino el de la correccion de los delitos. Para lograrlo, deberán
adoptarse tales expedientes, que sean poderosos para alejar á los hom-
bres de cometerlos. Con este objeto el castigo deberá ser de tal
índole, que esencialmente responda al fin; que su rigor produzca el
mayor efecto sobre la sociedad, y la menor afliccion al delincuente.
Todo rigor intempestivo es inpolítico, excita la compasioneu favor
del que le sufre, y es injusto, porque quebranta el precepto que obli-
ga al hombre á no hacer á otros.To que él no quisiera para sí.


Son incalculables, añade, los servicios que hizo á .la nacion el filan-
trópico Howard desde que decididamente se empeñó en mejorar el es-
tado de las prisiones que hasta su tiempo eran mazmorras de dolor,
almacenes de pestilencia y escuelas de maldad. Estoi seguro" decia
este hombre eminente, que los que conozcan la situacion de las cár-




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celes, convendrán conmigo en que sin la lima del sentimiento, la tris-
teza' de la miseria, la corrupclon de la atmósfera, la falta de ejer-
zicio, y la escasez de alimento, el contajio de las enfermedades con-
tra el que no hai defensa, la crueldad de los alcaides, y todos los
horrores de las prisiones hacen perder la vida á un veinte y cinco
por ciento de los detenidos en ellas.


Mas como la opresion produce sus efectos contra el que la em-
plea, resulta que las cárcelea, cuyo abandono se ha hecho el azote
de los presos, se convierte en castigo de la sociedad. Los des-
trozos de este desórden que ejerzen sus efectos sobre los inquilinos
de las cárceles, derraman sus pestilentes influencias en el estado, cuan-
do vueltos estos á la libertad, se convierten en propagadores de la in.
moralidad y del vicio. ¿Y que otros efectos pueden esperarse de
la fria y mortífera indiferencia con que se hunde á los desgraciados
en calabozos inmundos, cargándolos de hierro, escaseándoles el ali-
mento, la luz y el aire? Como si la incomunicacion necesaria para
asegurar las pruebas' del delito en el' detenido, no fuera un tormento
atroz, se le agrega el mal tratamiento, la dureza y hasta el insulto
para condenar á la desesperacion al reo, y para acabar con la resig-
nacion de la inocencia. ¿ Y que consecuencia debe esperarse sino
las de la depravacion, de la union acinada de detenidos? Delicuen-
tes y reos, hombres depravados y otros que solo tienen contra sí la
acusacion de desarreglo, hombres sin juzgar, á quienes las leyes su-
ponen inocentes, y hombres ya convencidos y fallados por sus crí-
menes, delitos y debilidades, ladrones y desgraciados, deudores
de mala y de buena fe, mozos y viejos, niños y jóvenes, hombres
y mugeres viven juntos, se comunican sus ideas, y sumidos en la
ociosidad sin oir mas voz que las de los cómitres, ni mas ruido que
el de las cadenas y los látigos, sin que se les hable al COl"aZOn, se
abandonan á la perversidad, los que están en los primeros pasos de
la carrera del vicio se hacen consumados en él; Y un veneno des.
tructor de la sociedad fermenta en las cárceles, y prepara sus influ-
encias desoladoras á la merced del abandono, y de la falta de filoso-
fía de los gobernantes,


Reservado estaba á .la sabiduría de la edad que alcanzamos,
ocuparse de lleno en la suerte de los presos, en los cuales se ha
reconocido un derecho para reclamar los auxilios de la justicia y de
la humanidad. Las investigaciones filosóficas de los que han dedi-




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cado sus tareas á un objeto tan digno de consideracion, han hecho
ver que las miserias de las cárceles que se han creído earacteristl-
cas de ellas, son efecto inevitable del abandono de su arreglo: que
debe alejarse de ellas todo mal tratamiento personal que no sea pre-
ciso para realizar el justo castigo impuesto al reo: dando á las pri-
siones toda la ventilacion y claridad necesaria: que un plan de tra-
bajos mecánicos, acompañados de una sobria y parca comida, basta
para convertirlas en pena saludable de los delitos: que el conta-
gio moral se evita con la clasificacion de -Ios detenidos y su re.
conocimiento: y la reforma de sus costumbres con las máximas re.
Iigioses. Todas estas medidas bien combinadas, son suficientes para
inspirar temor, para correjir las malas inclinaciones, ilustrar el en-
tendimiento, y dar una buena direccion al corazon.


¿ Pero y cómo se lograra tan noble objeto? ¿ Cómo logrará la
filosofía uno de los triunfos mas dignos de su poder? Poniendo en
ejecucion los medios que han adoptado las naciones mas cultas, en-
tre las cuales, como en todo cuanto lleva impreso el noble carácter
,de la beneficencia, sobresalen los ingleses. Las sociedades filantró-
picas formadas en el Norte.América y en Lóndres, auxiliadas por la
sabiduría del gobierno, y la patriótica eficazia de los congresos na-
cionales, han logrado mejorar las cárceles y conquistar para la so-
ciedad á los infelizes, que sin su auxilio hubieran acabado en el patíbulo
su funesta carrera, despues de perturbar el ,órden público. Vemos
con el mas vivo interes, que en las nuevas naciones libres de Amé-
rica han empezado á producir sus felizes influencias las Iuzes de las
sociedades consagradas á las' mejoras de las prisiones, y que en el
Perú están ya echados los cimientos para competir en esta parte
con las naciones que le han servido de maestras, Solo falta que
aprovechándose las repúblicas de la paz que gtineralmente disfrutan,
dén al proyecto la estension que él mismo reclama, generalizando
su ejecucion, y haciendo que los verdaderos principios de la cien.
cia criminal venzan los errores del antiguo sistema.


El sexo bello, á quien Ia naturaleza, repartió como patrimonio la
compasion y la dulzura á la par de los encantos que acompañan á
la hermosura, debe tomar parte en una empresa tan análoga á sus
sentimientos, y tan conforme á los movimientos de su corazón, co-
mo 10 son la piedad y la beneficencia. "Grandes son las ventajas,
dice la sociedad de Lóndres, que han producido las asociaciones de




46
<lamas en varias partes del reino unido. En. la casa de correccíon
de Liverpool, las presas se ocupan, bajo la inspeccion de las damas,
y las utilidades de su trabajo se aplican, como premio, á las que
mas sobresalen en laboriosidad y en buena conducta. Todos los pre-
sos de esta gran cárcel están vestidos con la obra que hacen las
presas. Iguales noticias se tienen de Bedford, Bristol, Carlisle, Col-
chester, Derby, Dunfries, Durham, Exeter, Glasgow, Lancaster, Not-
tingham, Plymoutb y York." ¿ Y quien podrá recordar los he-
roicos esfuerzos de la asoclaclon de señoras de Madrid hechos en
medio de la indiferencia del absolutismo en favor de la mejora de
las cárceles, sin derramar bendiciones sobre su zelo, y sin ha-
cer votos porque semejantes cofradías se multipliquen y se protejan i
Los nombres de las difuntas condesa de Castroterreño y Mootijo, y
el ardor filantrópico de la actual condesa de Villamonte, digna hi-
ja y sucesora en las virtudes de esta eminente señora, bastarían
para enoblecer el establecimiento, y para recomendarle á los gobiernos
libres é ilustrados, cuando faltaran documentos ilustres domésticos y
estranjeros con que apoyar la idea. ¿ Qué ocupacion mas digna de
las señoras republicanas? ¿ Cual mas propia de las que están desti-
nadas á perpetuar la existencia de los nuevos gobiernos, dando á la
patria hombres dotados de las virtudes sociales, que las que las po-
nen en ejercicio de un modo tan decisivo? Cuando las cárceles abran
sus hórridas mansiones á la filantropía femenil, los infelizes que en
ellas mueren en medio de la aflicccion, tendrán el consuelo de saber
que los ojos tiernos de una piedad desinteresada ven sus miserias: que
labios dotados de una persuasion irresíétlble á los hombres mas du-
ros, se emplean en hacer valer sus quejas e que seres cuidadosos por
su misma Índole y susceptibles de las impresiones del dolor, agitan
sus justas pretensiones; y alfio estarán seguros todos de que con ze-
ladores tan exactos, hasta las mas lijeras faltas serán advertidas, y
que los lugares destinados á la correccion no son abreviados in-
fiernos, como un déspota subalterno llamaba en el frenesí de su
feroz ignorancia, á los calabozos que él mismo construyó para sa-
crificar á los que no tenian mas delito que el no convenir con sus
opiniones políticas.


Pero cuando tratamos del arreglo de las prisiones y de mejorar la
suerte de los destinados en ellas, al paso que no dejamos de conocer
que las diferentes clases de estos pueden y deben influir en la con-




47


ducta que se deba tener con ellos, convenimos en que hai ciertos cá-
nones ó reglas invariables que deben observarse con todos sin per-
juicio de la diversidad de su condiciono "Hai personas, dice el be-
néfico Thomas Fowell Buxton, acusadas de delincuentes que pueden
ser inocentes, y tales se reputan á los ojos de la lei hasta que re-
ciben el fallo; mas mientras esto se realiza, deben estardeteni.
das en las cárceles y privadas de libertad. La prision en este caso,
que es el de todos los que tienen causas pendientes en los tribuna.
les, no es una pena, ni como tal la sufren; sino únicamente un me.'
dio de asegurar la existencia del presunto reo, hasta el dia en que
la voz' del juez le condene ó le absuelva. Fundada en estos princi-
'píos la lei británica y las de las repúblicas americanas y la española,
relevan de pasar á la cárcel dando fianza, á todo el que fuere reo pre.
santo de crímenes que no merecieren pena aflictiva, negando dicho
beneficio á los que se hallaren en este caso, porque es de creer que
procurarán con la fuga evitar el castigo, y dar al público la debida
satisfaccion." Hai otros á quienes las leyes condenan á la prision por-
que no pueden pagar sus deudas. Esto puede ser efecto de mala
conducta ó de una desgracia inevitable. La prisíon en esta caso es
consecuencia de la deuda, y debe reducirse á la material detencion
del desgraciado, á la verdad tan perjudicial al mismo como infructuosa
para, su acreedor, el cual nada logra con la falta de libertad del preso
sino imposibilitarle de cubrir su alcanze. Hai casos en que la cárcel
es pena del delito cometido y probado, y resultado de la sentencia
dada por el juez, el cual castiga el crÍmen mandando detener al
desgraciado en la prision, y señalando como descargo de su culpa
el tiempo de esta y el modo con que deba ser tratado en ella."


¿y todos estos diferentes casos deberán ser mirados como de igual
naturaleza? Y los ciudadanos que puedan incurrir en ellos han de
ser tratados de un mismo modo? Oigamos lo que dice el sensible y
filantrópico Buxton; y ójala que sus palabras se imprimau de un mo-
do indeleble en el corazon de todos los que dirijen á las naciones,
y de todos los majistrados criminales, á quienes la falsa idea de la
'Dindicta públú:a, matizada con los colores de la saña de la veugan.
za, ha hecho hasta aquí sus corazones mas duros que el bronce!
"La sana razon, dice aquel hombre benéfico, y las reglas de la
justicia nos enseñan, que el hombre que se hallare en el primero
de los casos citados, deberá ser tratado con la posible dulzura, pues




48
que harta mortificacíon sufre .con la pérdida de su libertad ántes de
ser juzgado, y con la indulgencia razonable compatible con la seguridad
le hará sufrir con resignacion su suerte. Todo acto de inútil
añlccíon, es opresivo é injusto. i.as leyes pueden ser tan duras
como las de Dracou contra los delitos, pero los lejisladores se
engañan si creen que este sistema de dureza pueda ser garante de
la inocencia; ningun principio de justicia podrá justificar la impo-
sicion de penas :i los que no esten convenzidos de algun delito. To-
dos podemos evitar el castigo absteniéndonos de cometer crímenes,
pero ninguno está libre de una falsa acusación, y condenarle á mas
que á la detencion de la persona sin otros fundamentos que la sos-
pecha, es empezar castigando sin que aparezca el motivo justo."


"La prision que sufren los deudores no debe estenderse á mas que lo
que reuna la voz, sin que la acompañen otros no necesarios y fatales
agregados. N o hai lei alguna en Inglaterra que autorize el que se les
mortifique con rigores, fuera del que lleva en sí la privaciou de la li-
bertad. Es injusticia disgustarlos con malos tratamientos, é lnjusti-
cia tanto mas chocante, cuanto recae sobre una clase de hombres que
casi siempre se ven abrumados con el peso de la desgracia.


" No diré lo mismo respecto á la dureza que deberán experimen-
tar en su tratamiento los reos ya convencidos y condenados á la cár-
cel en pena de sus delitos. El rigor es parte del castigo. Auonque
la lei determine la naturaleza del crimen, y los juezes designen la
calidad de la pena que deba imponerse con arreglo á las circunstan-
cias del delito, nadie debe aumentar laque se imponga. Cuando
la lei condene á un hombre simplemente á la prision, y le ponga
por castigo únicamente la suspension del goze de su libertad, solo
esto, y no mas, deberá sufrir; agravar su situacion con tratamientos
regularmente peores que la pérdida de la libertad, es lo mismo que
agravar y alterar las disposiciones de la lei, y añadir rigores no com-
prendidos en la sentencia. Yo sé bien que en algunos casos la mis-
ma leí agrava la prision expresamente mandando que .los complicados
en asesinatos, solo se alimentarán con pan yagua, estando sin comuni-
cacion con los demas presos." Esta severidad reservada para ciertos
delitos no debe extenderse á otros de quienes no hace mérito la lei,


" Partiendo de este principio, digo, que el preso por pena no debe
sufrir mas incomodidad física y moral, que la que le imponga la senten-
cia; que su situacion no deberá ser peor, excepto la pérdida de la




49
libertad, que la tenia antes de su recluslon. Consideremos ahora la
suerte de un desgraciado desde que el alguacil le afianza, sin
olvidar, que no es reo hasta que el fallo lo declare. N o hai
derecho para conducirle por las calles atado, ó encadenado, ni para
presentarle como espectáculo de una pública ignominia á la faz del
pueblo que quizás hasta allí le ha tenido por hombre honrado. La
infamia podrá. si se quiere ser parte de la pena de un delito, mas nun-
ca debe convertirse en consecuencia de una sospecha: asi que deberá.
conducirse á los ciudadanos á la carcel con todo el decoro, secreto y
atencioo posibles, y coo la que se debe á sus respetos. Una vez dentro
de la prision no hai derecho para cargarle de hierros; ni para hacerle
safrlr mas pena que la que le cause su desgracia. Por eso dice Blak-
stone (lib. 4 cap 22.), que la ley no autoriza al alcaide para poner
grillos al preso, á no ser un hombre desenfrenado, óá. no ser
que intente escaparse;" y Lord King, supremo juez, contesta á. los
que creen necesarias las cadenas para la seguridad de los encarcelados,
que esto se evita haciendo mas altas las paredes de las prisiones: el no to-
mar esta precaución legal no puede justificar el castigo ilegal. La ver-
dad del caso es, que el hombre mui rara vez sufre los grillos por efecto
de su mala conducta, y siempre los lleva por los delitos agenos; pues
es mas barato cargarle de hierro que aumentar las dimensiones de las
murallas que le encierran. De este modo disimulamos nuestra negli-
gencia mortificando á los presos.
"Tamp~co hay derecho para escasearles el goze del aire puro, para


eeréenarles los alimentos sanos y suficientes, ni para embargarles el ejer-
cicio corporal: ménos le hai para prohibirles ejerce.' los oficios ó profe-
síonescon cuyos provechos se mantiene la familia. Ni se les debe hacer
sufrir los rigores del frio por falta de mantas en la cama, ó de fuego du-
rante el dia, La razón es obvia. Al preso se le ha arrancado de su casa,
privándole de los recursos de proveerse de lo necesario para la vida,
y hai una obligacion de facilitarle los recursos moderados, pero nece-
sarios para so subsistencia.


Ni se deben destruir sus hábitos, sumiéndolos en la holgazanería: ni
corromper su moral, haciéndolos vivir en compañía de desalmados
y convencidos delincuentes: ni su salud, encerrándolos por las noches
en calabozos húmedos y sin ventilacion, mezclados con una multitud de
desgraeiados que con sus alientos corrompen la atmósfera; ó haciéndo-
los dormir con hombres contagiados de enfermedades asquerosas ó en




50
medio de los mortíferos efluvios de suciedad y corrupcion. En una
palabra, todos los presos, DO sentenciados, tienen derecho indisputable
á que se les trate con cornpasion ; á que se les acuda con lo necesario
para vivir; se les aparte de las malas compañías, y se conserve su salud
y sus buenos hábitos. A los que sufren la prision en pena de sus delitos,
no se les ~be afligir con mas, que con lo que la sentencia indi-
care; y la razón y la justicia les conceden el derecto de gozar de
UDa atmósfera sana, de vestidos y cama regulares, y de una comida
suficiente para su mantenimiento.


"Pero además de estos derechos, la sociedad tiene que cumplir,
segun el sabio Buxtou, para con los presos otros deberes. Parum
est ímprobos coercere poma, nisi probos efficacias disciplina. Es pre~
ciso que los detenidos por castigo, no se hagan peores, mas holga-
zaDes, ménos sóbrios y ménos regulares que lo eran antes. Una
buena política aconseja que al dejar las cárceles, se hallen corregidos
y mejorados en sus costumbres.


El trabajo eu un preso antes de su fallo debe mirarse como una
recompensa del perjuicio que le causa la detencion, convirtiendo la
sospecha del crimen en una ventaja suya, pues que se' logrará mu-
chas vez es hacerle adquirir tales hábitos, tales principios é instruc-
cion que le indemnisen el perjuicio que le ocasionare la prislon..


El trabajo es ventajoso á los presos por deudas, porque las causas
regulares de su desgracia son las enfermedades, la holgazanería y los
vicios; y se evitará la reincidencia por todos aquellos medios que
sean capases de asegurar la salud, el espíritu industrioso, y la sobríe ,
dad en los presos. La sociedad de Londres en' la 5~ esposicion
de sus taréas, publicada el año de 1823, recomienda como UD objeto
de la mas alta importancia el trabajo de los presos detenidos ó de
los ya sentenciados, "Los vicios que han inundado nuestras cárceles,
dice, han nacido mas de la ociosidad que de otra causa. El trabajo
de maDOS en los condenados á la prision IJor sentencia, debe ser
forzado, y aunque á los demas no se les pueda obligar, conviene
estimularlos á las tareas por medio de UD premio, reducido á aumen-
tarles la comida, ó darles parte de las ganancias.


"Los castigos, concluye Buxton, se imponen para prevenir los de-
litos, y estos no se evitan sino con la reforma de las costumbres
de los criminales. A tan noble objeto deben reducirse lo. cuí-
dados del lejislador, Una vez separado el preso por sentencia de




51


la compañíá de sus' camaradas, deja de pensar como ellos, y esto
soló le hace entrar en cuenta consigo, y ie conduce al arrepentimiento.
La incomunicacion con los compañeros de sus desórdenes ha humi-
llado á los mas pertinazes, y muchas vezes ha hecho buenos 1\ los
mas .desalmados. Deberá dormir solo, y permanecer solo una gran
parte del dia.


"Siendo la ociosidad la madre de la mayor parte d; los vicios,
la industria y la laboriosidad serán sus eficazes correctivos; por ello
se deberá cuidar de que los presos por condena esten continuamente
empleados, y á fin de animarlos se les dejará una parte de lo que
rindan sus faenas, Debe prohibírseles el uso de licores como origen
de grandes desórdenes. Como la falta de educadon es el manantial
perenne de los crímenes, de aqui la necesidad de suplirla por los
medios religiosos. Los sacerdotes deberán ocuparse en visitar diaria-
mente á los encarcelados y en recordarles los deberes sociales: en ha-
cerles orar y en exortarlos á la virtud, despertando las ideas de esta
en los olvidadizos é imprimiéndolas en el corazon de los que las
desconozca~." (Se continuará).


Reflexiones ace~adel mal extraordinario que en el dia ajlije á
la Inglaterra, y que 'mas b ménos incomoda ya á las naciones mas


industriosas de la Europa:' por D. Alvaro Elorez Estrada.
I Sin que se perciba ninguna de las causas á que los políticos suelen atri-


buir la decadencia de una nacion, la prosperidad de la Gran' Bretaña se
halla en el dia amenazada de una manera, que no puede menos de alar-
mará.cuantos se interesen por ella. Al cabo de un periodo de doce años
de paz sin temor de que un enemigo exterior tratase de interrumpirla:
cuando su industria hahia llegado al grado mas alto de perfeccion co-
nocida: cuando en las cuatro partes del Globo tenia mas plazas fuertes
que en época alguna anterior, es decir, mas medios de protejer y
dar salida á sus manufacturas y de tomar á precios mas cómodos las
primeras materias que no produce su suelo: cuando por haber su
gobierno reconocido la independencia de la América Española, era la
única nacion Européa que disfrutaba exclusivamente el comercio de
aquel vasto continente, en donde se recoge la principal cosecha del
oro y de la plata, que desde el descubrimiento del nuevo mundo




elrcula en todos los paises: cuando las contribuciones que súfriansus
habitantes eran mucho menores que las que pagaban durante la úl~
tima guerra: cuando por.6n la libertad política y mercantil, que tan-
to contribuyen á la prosperidad y riqueza de las naciones, acababan
de recibir (gracias á, las luzes y esfuerzos del actual ministerio)
lluevas garantías y .ensauches de importancia: en estas circunstancias,
al parecer de fundadas esperanzas de mayor alivio de cargas y de mas
medios de sostener las que restasen, su perspectiva económica, co-
mercial y fabril es mucho mas penosa y dificil que cuando su mas
temible enemigo, con el bloqueo continental y con .un aparente ó
verdadero proyecto de desembarco, disminuia sus recursos "1 aumen-
taba considerablemente sus gastos. El número de sus pobres cada
dia se engruesa con una rapidez extraordinaria, ne pudiendo ménos
de pasar á la clase de mendigos los muchos artesanos diariamente
despedidos de las fábricas: el producto de estas se disminuye con
una progresion mui sensible por falta de salida, cuando esta debe-
ría ser mayor por haberse ensanchado el círculo de sus mercados:
el comercio en un corto periodo de este año sufrió mas bancarrotas
de importancia que en años de ninguna época anterior: el crédito,
que es el que lo vivifica, anima y extiende, ha desaparecido y no
es fácil restablecerlo: las rentas del erario no pueden ser tan pro-
ductivas romo deberían serlo en un orden regular de cosas: la di-
ficultad de satisfacer las cargas públicas cada dia tiene que aumen-
tarse en razon del número de brazos, que dejan de ser productivos
y por consiguiente contribuyentes: finalmente, miéntras no se des-
truya el origen del mal, este debe ir en aumento, no pudiendo me-
nos de convertirse cada uno de los efectos indicados en una .nueva
causa, que lo agrave mas y mas, y que reproduzca otros aun des-
conocidos. Tal es el estado actual de esta nacion, sin que hasta
ahora en mi concepto se haya descubierto la verdadera causa de re-
sultados tan repentinos, tan tristes y tan imprevistos, y sin que por
consecuencia se haya podido indicar el medio capaz de contener
el progreso.


Atribuir los actuales males á empresas temerarias de los comer-
ciantes, es suponer loca 6 infatuada la mayor parte de una clase,
precisamente la mas habituada á obrar con prudencia, y á calcular
mejor sus intereses. Aun enando este dato, enteramente gratuito,
fuese cierto, sus efe~tos rJih.ul:Jieran podido ser tan repentinamente




53
trascendentales á las demas clases del estado, ni podrían pasar de
ser momentáneos.


Suponer que la insolvencia de los bancos provinciales, y la dificul-
tad de restablecer su crédito es el motivo del mal, es confundir el
efecto con la causa, es por mejor decir, presentar un efecto sin causa
ó una causa sin resultado.


Decir que la Inglaterra agotó su nnmerario en los empréstitos he-
chos, ya para sostener la independencia de los nuevos estados de la.
América meridional y de la Grecia, ya para establecer las muchas
compañías de minas, que se han formado en Lóndres, y que son sus
consecuencias las que incomodan, verdaderamente es buscar el orijen
del mal en lo que por su insignificancia de ningun modo podia ha-
ber producido efectos tan considerables y duraderos. Aun suponien-
do que estas cantidades ascendiesen á la suma de 26 millones
de libras, á que poco mas ó menos monta la nominal de todos estos
empréstitos, y que rebajados el descuento, los intereses de dos años,
que quedaron depositados, las letras jiradas y satisfechas en Lóndres
y el importe de géneros manufacturados admitidos como dinero en-
tregado, calculando por largo, no pasa seguramente de 8 millones de
libras, es hacer consistir en una cantidad mui insignificante la pros-
peridad de la nación mas industriosa del mundo; idéa que de algun
modo debe herir el orgullo ;'nacional, y que por otra parte está des-
mentida por la experiencia, pues sin qne se sintiese ninguno de los
efectos, que en el dia se sienten, la Inglaterra en cada uno de los
cuatro últimos años de la guerra de la independencia, para mante-
ner su ejército y el Portugues, que tenia á su sueldo, á pesar de
ser entonces mas limitado el mercado de su comercio y de no estar
su industria tan perfeccionada como en el dia, enviaba á la Penín-
sula 24 millones de libras en dinero efectivo.


Sestener que los males provienen de la perfección de las máqui-
nas, porque estas disminuyen el número de operarios, es un error que
de algun modo hace discupable la conducta de los artesanos, que in-
fluidos de esta preocupacion cometen el atentado de despedazar las
máquinas de las fábricas, Siendo indudable que la nacion mas rica
ó en posibilidad de satisfacer mas necesidades, será siempre la que
con igual poblacion en una determinada extension de terreno, presente
mayor cantidad de productos de tan buena ó mejor calidad adquiri-
dos á menos costo, y no pudiendo dejar de contribuir á este resnl-




tado la perfeceion de la maquinaria, por mas que algunO$ individuos
queden, sin trabajo en las manufacturas á que se aplican las máqui-
nas,es evidente que en general una nacion será mas rica y podrá
mantener mayor poblacion, cuanto mas se perfeccione la maquinaria,
Ó lo que es igual, cuanto mas se multipliquen los medios de aumen-
tar, mejorae y abaratar sus productos. ¡A etue estado' de pobreza y
de barbarie )lO llegaría mui pronto la nacion mas adelantada, si des-
terrase el arado y carro, cuyo uso, si el, argumento fuese fundado,
sería necesario prohibir, por ser las dos máquinas que ahorran . mas
brazos en la sociedad! Si, como sabiamente dice un economista In-
gles, por un medio sobrenatural pudiese conseguirse, que todo lo que
trabajan dos millones de Bretones lo pudieran trabajar solamente mil,
el 1.999,000 pudieran emplearse en crear nuevos productos, ó en
,proporcionar diferentes medios de riqueza. Aun cuando la perfeccion
de la maquinaria pudiese producir UD mal, sería una idea equiyo-
cada suponer, que los primeros efectos de esta causa pudiesen ser la
insolvencia de los bancos y las bancarrotas' del comercio. Ademas,
sin nuevas máquinas inventadas de dos años acá, 101' fabricantes no
pueden ofrecer trabajo á igual número de operarios, prueba evidente
que el mal no procede de esta' causa. Parece increible, que á lo
mismo que constituye el carácter distintivo de la sociedad civilizada
y rica, se atribuya el oríjende su decadencia y penuria.


Atribuirlo á no poder rivalizar ya la industria Inglesa con la de
otras naciones por haberse mejorado la de estas, por estar allí mas
barata la mano de obra, y por haberse rebajado por el gobierno
Británico los impuestos de internacion á los artículos de manufactu-
ras extranjeras, es una idea desmentida con lo que ocurre en estas
mismas naciones. Si fuese cierto lo que se supone, la industria de
estas progresaría en la misma proporcion que decae la Inglesa, y es
indudable que comienza á sufrir igual decadencia, lo que' ademas de
hacer sospechar que la cansa es una misma, manifiesta qne el ori-
jen del mal es mui diferente del que se supone.


Cuando 101f primeros síntomas del mal comienzan á sentirse en las
clases mas acomodadas, ó que. á lo menos solían manejar mas capi-
tales, atribuir la Causa del mal á la excesiva poblacion en mi con.
cepto es otro error, pues en este caso el resultado comenzarla á sen-
tirse por la clase menos acomodada y no por la de comerciantes y
f¡Lbricantes como ha sucedido.




Decir que la causa del mal es la excesiva produecion, 10 considero
COmo un error clásico, que envuelve un dilema cuyos extremos son
igualmente falsos; á saber, "ó. el trabajo y la abundancia pueden
producir el hambre y la penuria, ó toda la clase fabricante de la
Inglaterra es tan necia que no sabe elegir otro trabajo que el que
ocasiona la mendicidad de un gran número de habitantes." Prescin-
diendo de que en el periodo anterior al mal, no se aumentaron con ex-
ceso ni las fábricas, ni las máquinas, ni el número de los artesanos,
por una razon mui sencilla debe conocerse, á no dudarlo, que la
excesiva produccion no podía causar los resultados que en el dia se
sienten. En este caso el terreno, los ganados, y todos los artículos
que no son manufacturados, en vez de abaratarse subirían de precio
ó cuando menos conservarían el que tenian, y el valor del dinero no
hubiera subido sino con respecto á los artículos manufacturados que
se fabricasen con demasía.


Si, como algunos pretenden, el mal hubiese procedido de haber
emitido los bancos mucho papel moneda, ó por el contrario de ha-
ber intempestivamente retirado mayor porcion del que se necesitaba
para la circulación, los efectos del mal no serían los que se sienten.
En el primer caso, en lugar de haberse encarecido el papel moneda,
hubiera caido en desprecio: en el seguudo caso, el remedio del mal
sería pronto y facil, y en mi concepto una de las mayores equivoca-
ciones en economía, es la de suponer que con papel, arréglese su
cantidad como se quiera,· se mejore la suerte de las naciones, cuya
industria comienza á estar en decadencia.


Poner' finalmente en duda la gravedad del mal, atribuyéndolo va-
gamente á causas mui transitorias. que pronto desaparecerán, sin que
se le aplique remedio alguno, es una idéa tan inexacta, que en mi
concepto apenas es creible tenga mas partidarios que el mismo que
ha tratado de sostenerla. No solo es desconocer el estado de la In-
glaterra, sino el del continente entero, en donde por las naciones
mas industriosas comienzan á sentirse iguales síntomas; lo que prueba
hasta la evidencia, que la eaasa que los produce ninguna conexion
tiene, como se dice, con las operaciones de este gobierno dirijidas á
impedir la baja de los fondos, ni con las circunstancias en que se
vió el comercio del imperio Británico en el tránsito de la guerra á
la paz por hallarse sin poder emplear sus grandes lcapitales, ni con
las operaciones del banco de Inglaterra, operaciones que cuando mas




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pudieran haber influido en acelerar el mal, mas no en producirlo. A
estas\ ee reducen las cansas á que he oido atribuir el mal extraer-
dinario que en el dia aflije á la Inglaterra.


De lo dicho en mi sentir resulta, que la verdadera causa, siendo
extraordinarios los efectos, no puede ménos de ser extraordinaria, y
mui diferente de todas las que anteriormente causaban otros males de
que yo no trato. Averiguar cual sea, limitándome á indicar el re-
medio es el objeto que me propongo. Aun cuando me equivoque, creo
que este escrito á lo ménos debe producir el interes, de que se exa-
mine con 111. detencion, que merece la gravedad del asunto, cuales
podian ser los resultados del suceso, á que la atribuyo; suceso que,
no pudiendo ménos de corresponder siempre los efectos á las causas,
con precision tiene que producir las consecueneias mas importantes,
que jamas se hayan visto, y que no sé que hayan sido calculadas ni ocu-
pado la atención de ningun escritor ni funcionario. Estoi persuadido,
que cou dificultad podrá hacerse este examen sin que se convenga
conmigo, si no en el todo, á lo menos en la causa del mal extraño
que se sufre, el cual no solo agrava todos los anteriores, sino que
por sí solo amenaza la vida social de todas las naciones Europeas.


En mi concepto el orijen de este mal desconocido no es otro que
el resultado de la disminucion en la cantidad de numerario que .anual-
mente se importaba á la Enropa, disminución que no podia menos
de seguirse; de la importante crisis de la independencia del pais co-
sechero del oro y de la plata. Digo que esta disminucion no podia
menos de ser el resultado de la independencia del continente Ame-
ricano, porque ni la Europa atrajo jamas esta cosecha por su comer-
cio é industria, ni jamas la podrá atraer por este medio, circuns-
tancia que no se tuvo presente por los que creian, que todas las
naciones Européas, excepto la España, iban á aumentar su riqueza con
el nuevo mercado, que se les abriría independiente la América. To-
das calcularon lo que tenian que ganar, mas ninguna calculó lo que
con precision tenian que perder. La preocupacion general, que na-
turalmente debia nacer de la falta de este cálculo, es fa que, en
mi concepto, aun en el dia hace que se desconozca la verdadera
causa del mal. Procuraré desarrollar la idea.


Desde el descubrimiento del nuevo mundo, y principalmente desde
que Felipe 11 suspendió 111 privilegio concedido por su padre al fla-
menco conde de Fugger, llamado por los castellanos, de Fucar, pro-




57


bibi6 beneficiar en España las minas de metales preciosos, ó ya por
una intriga de los cortesanos contra el Conde, ó lo que es mas ve-
rosimil, con el objeto de agotar primero las del pais reeien con-
quistado, como mas expuestas á dejar de ser pertenencia suya, es
indudable que 111 principal capital, que alimentaba el comercio y la
industria Européa no era otro que el dinero acuñado con el oro y
la plata extraida de las miuas de América. Este instrumento uni-
versal de todos los cambios y de la mayor parte de los contratos
no se estancaba en la Europa. Aunque se aumentaba la cantidad
de. estos metales destinados á muebles y objetos de lujo, la plata
acuñada en dinero se renovaba anualmente exportándose á Levante
una igual ó aproximada, á la que se importaba de América. En
los treinta últimos años la que se exportó, segun los mejores cál-
culos, fué mucho mayor que la que se importó. De esta verdad, por
mas objeccioues que contra ella se traten de hacer, no puede dudar-
se, pues que á no ser asi cada seis ú ocho años se hubiera dupli-
cado el dinero, que circulaba en la Europa, y en esta misma razon
en cada uno de estos periodos hubiera bajado su valor. Sin que se
hubiese sent.ido igual efecto tampoco hubiera podido establecerse el
sistema de papel-moneda adoptado por la mayor parte de los gobier-
nos, sin exceptuar el mismo, que era el cosechero de los metales
preciosos. La historia no ofrece un periodo, en que el curso del
dinero, por mas leyes severas que se hiei esen en contrario, y por
mas difíciles que fuesen las relaciones mercantiles entre las diferentes
naciones de la antigüedad, se detuviese en otra parte tlue. en el
Oriente. Es decir, la cantidad de este artículo de absoluta necesi-
dad para crear, fomentar y conservar la industria, á pesar de ser
de naturaleza de no consumirse nunca fué fija ':i permanente, ni tal
vez era posible inventar una lei, que la fijase, para asegurar en la
sociedad el instrumento, de que tanto pende su prosperidad. No
siendo la Europa cosechera de estos metales no podia suspenderse
su importacion periódica, y continuar al propio tiempo su exporta-
cien, sin que inmediatamente se sintiesen los efectos de una nove-
dad tamaña, y nunca anteriormonte ocurrida. Los comerciantes y fa-
bricantes como eran los primeros á recibirlo y distribuirlo, y los que
á este efecto no podian ménos de tener hechos algunos desembolsos
anticipados, fueron pOr esta razon los primeros á seutir las cense-
euencias de esta falta. Si en todos los actuales sufrimientos públi-


JI




58
cos no se echa de ver otra falta que la de numerario, y si es
indudable, que se obstruyó su importación periódica ¿ cómo puede
desconocerse la verdadera causa del mal extraordinaro, que mas ó mé-
nos comienza ya á incomoda~ á las principales naciones de la Europa?
Sintiéndose el mal en el continente y' aun en la América del norte,
¿ cómo puede suponerse, que la causa sea una parcial á la Ingla-
terra, como por ejemplo la contribucion de pobres, la que se nece-
sita para pagar el interés de la deuda, ó la lei (seguramente mal
entendida) por la que se prohibia la introduccion de granos? Yo
me circunscribo á tratar de descubrir la causa del mal, la que, por
ser este ya general, 'no puede ser una aplicable solo á esta nación,
aventurándome á decir que aunque se remedien los males anteriores,
sin duda de mucha importancia, los efectos del mal extraordinario
seguirán sin interrupcion, mientras la causa, que los produce, no
sea descubierta y destruida.


Durante el quinquenio, que precedió á la invasión de Kapoleon en
España, época del mayor producto de las minas, contando setecien-
tos mil pesos en oro, se acuñaron anualmente en la casa de moneda
de Méjico 21) millones de pesos fuertes, regulándose, que en las
restantes casas juntas de moneda, que habla en la América Espa-
ñola, inclusos veinte y nueve mil marcos de oro, que producian las
mi las ,del Perú y de Chile, se acuñaba igual cantidad. Las minas
del Brasil con corta diferencia producian anualmente treinta y nueve
mil marcos de oro. Que el cálculo de estas sumas sea ó no ente-
ramente exacto, aunque por haberlo yo tomado (el que se refiere á
las minas de la América Española) de documentos oficiales existen-
tes en la Secretaria de Hacienda, no puede dudarse, que sea el mas
aproximado á la verdad, en manera alguna debe destruir mi racioci-
nio. Para mi intento basta saber, que esta fuente, fuese su canti-
dad la que fuese, sino era la única, era la principal, que alimen-
taba toda la industria Europea, no solo proporcionando al comerciante
y fabricante los fondos anticipados que necesitan tener, sino prove_
yendo igualmente á las demas clases del artículo, por cu)"o único
medio en toda sociedad civilizada se adquiere con facilidad cuanto es
objeto de trabajo ajeno: y que de repente sino ha desaparecido por
entero, á lo ménos ha menguado en mas de siete octavos de su an-
terior corriente. Aunque sin datos para anunciar á punto fijo, cual
sea desde la total independencia de la América Española la cantidad




59
anual de numerario importado á Inglaterra, el único punto de Euro-
pa, en que podia desembarcar, por ser la sola nación de ella en
relaciones mercantiles con el nuevo mundo, no. creo equivocarme si
afirmo, que no pasa de una octava parte, de la que se importaba
anteriormente: es decir que no pasa en cada un año desde dicha
época de seis tí siete millones de pesos. Sentados estos datos, acerca
de los cuales no puede caber la menor duda fundada, tí HO ser algu-
na pequeña equivocacion en el mas ó ménos del último cálculo ¿ como
era posible, que se verificase una disminucion tan considerable en la
importacion periódica de numerario traido á Europa, sin que pro-
dujese los efectos, que en el dia siente la Inglaterra, y que comien-
za ya tí sentir la Francia, .,la Holanda, el Austria y la Prusia? Si
en toda la Europa ha menguado la cantidad de numerarlo en circu-
lacion, tí que estaba habituada, por haber disminuido la entrada pe-
riódica en mas de siete octavos ~ como las naciones, que eran con-
sumidoras de los géneros manufacturados en Ingl aterra podrán com-
prarle una cantidad de productos igual, á la que acostumbraban tomar-
le? Cómo podrá el consumo interior dejar de sufrir igual dismiuu-
cion? Presentar este ú otros efectos del mal como procedentes de
la rebaja de impuestos acordada por el gobierno Britáuico á·las ma-
nufacturas estranjeras, ó por la mejora, que. estas han adquirido, ó por
la mayor baratura de la mano de obra, ¿ no es desconocer el ver-
dadero origen del mal, y contribuir á que no se acuda al oportuno
medio de destruirlo, dando lugar á medidas, que no siendo las con-
venientes no pueden menos de aumentarlo? Tallo imagino. En 1818
yo había anunciado al público este mismo resultado, haciendo ver que
la Inglaterra por ser la nación mas ' industriosa y comerciante sería
la que primero sufriria los terribles efectos de una crisis tamaña y
tan equivocadamente calculada, y que en seguida los sentiría la Fran-
cia, y por último el continente todo, siendo el resultado final un
trastorno general extensivo al sistema político existente en la Eu-
ropa incompatible con la falta de la cosecha COlllUll de metales
preciosos.


Para hacer mas patente que la verdadera causa del mal no es otra
que la que indico, no creo por demas satisfacer á las muchas per-
sonas, á quienes oigo afirmar que en ninguna época hubo en Europa
y sobre todo en Inglaterra mayor abundancia de oro y de plata
que en la actualidad, aserción, que, si fuese cierta, destruiría com-




60
pletamente mi raciocinio. Trataré de responder haciéndome cargo de
los datos, en que se fundan y de otros, de que se desentienden.
Apoyan su asercion, en que jamás se compraron uno y otro metal
en Europa á precio mas bajo que al presente, y en que nunca las
provisiones de boca estuvieron mas caras en Inglaterra que en la
actualidad.


Si el oro con respecto á la plata está hoi barato, la plata con res-
pecto al oro no puede menos de estar cara. Lo contrario sería una
contradiccion imposible de que se realizase. Si, como lo creo, se
compra hoi en el mercado á 86 chelines la onza del mejor oro,
por la que pocos años hace se pagaban 115 chelines del mismo peso
y calidad, este dato aislado no prueba qne hoi abunde el oro mién-
tras no se haga ver, lo que no juzgo posible que en el dia existe
una cantidad de plata igual á la que existía en la época anterior.


o Para regular la abundancia del dinero ó de cualquiera de estos dos
metales no basta tomar á uno de ellos por tipo del otro. Es nece-
sario ver lo que cada nno de ellos representa de todas las demas
cosas, y hacer la comparacion con lo que representaba en otra época.
Asi como estos metales nos hacen conocer le abundancia y escasez,
ó el valor de otros artículos, asi estos nos hacen regular el valor
ó abundancia y escasez del oro y de la plata. Cuando es notorio
que una vara de tela de algodon, que hace dos años se vendia por
30 peniques y hoi sin que desde entonces se hubiesen aumentado
ni mejorado las fábricas, en qoe 86 trabaja este género, se vende
por ocho: cuando un operario, que hace dos años ganaba por su tra-
bajo diario 30 peniques no gana hoi mas que ocho: y cuando sere-
gula, que el precio de toda propiedad territorial ha bajado en estos
dos años un treinta por ciento, ¿podrá dudarse, que el dinero se ven-
de hoi mui caro, ó lo que es lo mismo, que escasea con respecto al
que había, y por consiguiente que escasean los metales preciosos, de
que se fabrica? La causa de la baja repentina del precio anterior
de todos los artículos que no son dinero, (puedp. ser otra que la que
por la inversa produjo en España los efectos contrarios á los .pocos
años del descubrimiento del nuevo mundo? Garcilaso el Inca en su
historia del Perú para probar las grandes cantidades de dinero, que
habían venido de su pais á la Península, asegura que cuando él Be.
gó á España compraba en Sevilla á 6 cuartos el mejor par de za-
p"tos, y flue en la época, en que escribia su historia (pocos años




61


despues) tenia que pagarlos á cinco reales Y.,en igual proporción las
demas cosas: es decir, el valor del dinero habia bajado mas de seis
tantos con respecto al que tenia -cuando el descubrimiento del nue-
vo mundo. De lo dicho resulta sin que en mi sentir pueda -caber
duda, qne no solo no es cierto el dato, en que se apoya el argu-
mento, sino que sucede todo lo contrario, de lo que por él se supone.


La baratura actual del oro con respecto IÍ. la ',;plata precisamente
es una prueba de mi asercion en todas sus partes. La plata, que
circulaba en Europa toda era traida de Amériea. El oro que habia
en circulacion, no solamente era el que producian las minas del Brasil,
Perú Y Chile, cuya total cantidad, como se ha visto, se calculaba
hacer la suma de 8.000,000 de pesos, sino que tambien se impor-
taba otra cantidad igual ó tal vez mayor del África y del Asia.
Obstruida la importacion del 01'0 Y de la plata que producian las
minas del continente Americano, y continuando en Europa la expor-'
tacion de la. plata el resultado no podía dejar de ser el escasear
uno y otro metal con respecto á la cantidad, que, antes solia circu-
lar, pero como debia escasear mucho mas la plata por haber que-
dado corriente una de las dos fuentes, que producian el oro, este
debía abaratarse con respecto á la plata, y encarecerse COIl respecto
á. todos los demas artículos, corno es el caso.


Si las provisiones de boca están hoi en Inglaterra' tanto ó mas
caras que en época algnna anterior, lo que dudo, este dato por sí
solo no prueba la abundancia de los metales que se dan en cambio
por ellas. En un pais, en que las contribuciones son mui crecidas
los artículos de primera necesidad para la subsistencia con precisiou
tienen que ser los últimos á abaratarse, mas no pudiendo bajar mu-
cho su precio á causa del recargo, que llevan consigo, cuando prin-
cipia á escasear el numerario, baja el consumo. De esta verdad no
puede dudarse con solo que se atienda á la situacion, en que se
hallan los muchos artesanos despedidos de las fábricas. Si el dinero
abundase, esta clase que en el dia se halla sin tener donde ganar
un jornal, y en el estado de mayor indijencia, consumiria los mis-
mos artículos que antes solia consumir.


Trataré de los datos, de que no se hacen cargo los que aseguran
esa abundancia de metales preciosos suponiendo gratuitamente que la
importación del dinero es la misma qne era. Estos datos deben de-
jar poca duda de que su asercion es equivocada. La Europa no es




62


cosechera de oro r de plata, sino en una cantidad mui insigniñcan-
te con respecto á la á que estaba habituada. La importacion ha dis-
minuido cuando menos en siete octavos. La exportacion de la plata,
metal, que en razon de cantidad se regulaba circular en proporcion
de sesenta y cuatro á uno con respecto al oro, ha continuado como
anteriormente. ¿ Con qué datos pues podrá apoyarse esa mayor ó
igual abundancia de dinero en la Europa, cnando para pagar el
solo artículo té, consumido en toda ella, se exportaba acaso mas de
una mitad del que producian todas las minas del nuevo mundo? Si
se calcula la diminucion que hubo en la entrada del dinero desde
el año de 1821, en que se verificó la independencia total de Me-
jico, no podrá dudarse que en Europa debe actualmente escasear mu-
cho la cantidad necesaria para conservar su industria. Aunque sin
datos oficiales que no tiene el único gobierno que tiene reconocida la
independencia de la América, porque no se toma en sus aduanas
razon del dinero que se introduce, no creo equivocarme, si 'computo
que solo en estos cinco años ha menguado la importancia usual de
de este artículo en mas de trescientos y cincuenta millones de pesos.
Supongo que ascienda á cincuenta millones el capital traido por los
Españoles residentes antes en América, emigrados por la variaeion del
sistema político, suma mayor de la que he oido calcular á varios de
los mas ricos, que eran los que podían estar mas enterados. Supongo
que. ascienda á treinta y cinco millones, lo que se ha recibido durante
este tiempo en Inglaterra por el comercio hecho con todo aquel con.
tinente, descontado el importe de las producciones que de alli se ha-
yan traído. Supongo por último que monte á otros treinta y cinco
millones lo que se haya recibido por las demas naciones Europeas, que
tienen posesiones contiguas, habituadas á hacer el contrabando; sumas
todas abultadas y que juntas, componen la total de ciento y veinte :
millones. El producto oficial de las minas, que antes pertenecian á
España y Portugal; producto, que se importaba íntegro á Europa,
montando á la cantidad anual de sesenta millones, en los cinco años
debia formar una entrada de trescientos millones. A esta suma hai
que agregar veinte millones de pesos, que calculo ser el dinero efec-
tivo, que por sus empréstitos hayan sacado de Inglaterra los nuevos
gobiernos de la América Española, primera cantidad de este artículo,
que haya vuelto al pais cosechero. De todo resulta, que por la di-
minueion verificada en este solo periodo, sufre la Europa un deficit




63
de doscientos millones de pesos, que hubieran entrado, si la impor-
tacion periódica hubiese continuado, cual era antes de las inquietudes
de la América. Si á esto se añade un tercio mas del producto ofi-
cial de las minas del nuevo mundo, que tambien venia á Europa, que
era lo que, segun 108 cálculos de los inteligentes en la administracion,
no pagaba el impuesto del quinto, que exigia el gobierno al coseche-
ro, tendremos que el deficit total sube á la suma cuando menos de
trescientos y cincuenta millones. Si en este cálculo se comprende la
dimínucion, que desde HnO, en que comenzaron las inquietudes en la
América Española, hubo en el producto mismo de las minas, halla-
rémos que el déficit que sufre la Europa es muy considerable. Su-
poniendo (cálculo á mi ver mui moderado), que desde aquella época
no haya menguado la importacion periódica, mas que treinta millones
de pesos por año, es decir, con corta diferencia una tercera parte de
la cantidad comumneute beneficiada é importada; el deficit total re-
sulta ser de cuatrocientos y ochenta millones de pesos, suma cuya falta
en la circúlacion, no puede ménos de influir extrao~dinariamente en
la industria y el comercio de Europa.


Palio á examiuar el resultado mas interesante, que hai que calcu-
lar en el suceso de la independencia del nuevo mundo, á saber, si
la Europa podrá en lo sucesivo atraer la cosecha de los metales pre-
ciosos, á q~e estaba habituada, y sin la cual no creo que ninguna
nacion de esta parte del globo pueda conservar su industria, soste-
ner sus cargas, satisfacer las comodidades, con que todas se habian
conaturalizado, y sobre todo impedir el desnivel repentino de los
precios de todas las cosas, desnivel, que verificado de repente no
puede dejar de producir consecuencias \mui tristes, y que considero
como la causa de todas las desgracias que me persuado tienen que
seguirse, El no haber ocurrido la menor duda acerca de la posibi-
lidad de atraer la Europa la cosecha, que ántes atraia, es en mi con-
cepto el motivo de que ni un solo escritor ó político Ingles, ni de
otra nacion, á lo ménos que yo sepa, haya indicado ni aun indirecta
ó accidentalmente la verdadera causa de la actual situacion de la
Inglaterra, y lo es igualI!lente de que asi en el Parlamento como por
los escritores se haya hablado con tanta obscuridad y divergencia en
un asunto tan sencillo y de tanta gravedad.


Para hacer mas palpable la imposibilidad, de que la Europa atrai-
ga en lo sucesivo esta cosecha, no juzgo superfluo detenerme á ma-




64
nifestar los medios, de que para atraerla se sirvió España. En se-
guida trataré de hacer ver que la Europa no podrá conseguirlo por
su comercio é industria debiendo ser el resultado, si no se substitu-
ye pronto un equivalente, la decadencia total de estos ramos de
pública prosperidad, que tieuen. que ir en una disminucion progresiva
mientras que el interés, que produzcan, no sea proporcionado al ca-
pital ya invertido, lo que no es posible, á menos que á la pérdida
de la cosecha, que los alimentaba, reemplazca otra igual, ó á no ser
que se restablezca el nivel destruido, nivel que no se reparará. en
muchos siglos sobre todo si la América, á tantos alicientes como
naturalmente tiene para atraer la industria, añade el de una verda-
dera libertad.


La España no atraia esta cosecha por sus producciones y manufac-
turas, ni, como se ha creido, por el monopolio, que hacia de la in-
dustria de las demas naciones Europeas, pues los artículos de indus-
tria Enropea que se enviaban á la América no eran ni con mucho
suficientes á satisfacer la prodigiosa cantidad de los productos natu-
rales, que de alli retornaba el comercio Español. La atraía por me-
dios meramente opresivos. La atraía, porque el gobierno despues de
tomar el precio de la propiedad del terreno mineral exigia por el
permiso de beneficiar las minas un quinlo del producto total de los
metales elaborados, contribucion tan excesivamente crecida que sí no
hubiese medios de eludirla haría al fisco dueño de casi toda la uti-
lidad. El gobierno atraia el oro y la plata obligando á los coseche.
ros á presentar en la casa de la moneda una cantidad de metales
proporcionada á la de azogues, que les vendía, y que era, la que se
contemplaba necesaria para su elaboracion. El gobierno atraía este
producto exigiendo el impuesto de fabricacion, que aunque no cre-
cido en la apariencia daba lugar á muchos fraudes, y de este modo
venia á serlo. El gobierno arrancaba de la América todo este pro-
ducto, porque los mas de los g-randes cosecheros, á quienes se con-
cedia el privilegio de serlo, eran Españoles que remitian á la Península
sus nuevos caudales. El gobierno paraque estos metales no se de-
tuviesen en el país, en que se extraian, ejercía un monopolio mer-
cantil, que no se consideraba como contribucion, vendiendo á precios
fijos y dictados á medida de su codicia los géneros en que él exclusi-
vamento traficaba. El gobierno para conseguir el mismo objeto no
permitía el comercio de los demas artículos sino por medio de un




65
monopolio concedido durante' el primer siglo del descubrimiento del
nuevo mundo solo á los Españoles de la corona de Castilla, exten-
dido despues á los de la corona de Aragon. El gobierno con el
intento, de que el oro y la plata del nuevo mundo viniese á la Pe-
nínsula, babia probibido cultivar las cosechas aun mas conaturales
y de uso el mas comun, cuyos frutos pudiesen llevarse de España,
cuales eran la de vino, aceite, lino, y otros frutos, la cual probibi-
cion solía variar respecto de algunos frutos siendo respecto de otros
general para todas las provincias. El gobierno sin perder nunca de
vista esta idea habia prohibido establecer fábricas de toda especie
de manufacturas. no exceptuadas aun las de géneros mas groseros, y
de mas comun consumo, como lienzos, paños, papel, &c. El gobierno
no concediendo niugun destino de consideracion á los naturales del
pais, señalando grandes dotaciones á los públicos funcionarios, y no


,


siendo jamas mui escrupuloso en contener los abusos introducidos por es-
tos para acrecentarlas, habia descuoierto otro medio mui eficaz de
transportar á la Península el numerario de América. El gobierno por
medio de los supremos tribunales y secretarias establecidas en Ma-
drid para decidir y arreglar los derechos, disensiones y solicitudes
particulares de mayor interés de los súbditos Americanos lograba ex-
traer grandes cantidades de dinero. El gobierno agotaba gran parte
de esta cosecha por medio de una multitud de preocupaciones reli-
giosas, con que al propio tiempo creía consolidar y conservar su do-
minacion en aquellos "distantes y vastos paises. El gobierno final-
mente atraia el oro y la plata por medio de contribuciones (llamadas -
donativos) para obras, que se hacían en la Península, y que nunca
se suponian acabarlas con el objeto de que el impuesto continuase,
tales como el palacio de Madrid, el puente largo de Aranjuez, la
catedral de Cadiz, y otras. El gobierno Portugues atraía por iguales
medios, y por otros, si cabe, aun mas opresivos, la pedreria y el oro
de las minas y lavaderos del Brazil, cosecha igualmente perdida para
la Europa una vez independiente aquel país. Por demas sería dete-
nerme mas tiempo á probar, que el gobierno Español no podia atraer
por otros medios que los que fuesen opresivos la cosecha, de que
se trata, cuando voi á manifestar, que el comercio y la industria
Europea no solamente no son suficientes para atraerla por entero, pero
ni aun para atraer una fracciono


El Continente Americano, la parte mas vasta del Globo y la mejor




66
situada para 'hacer el comercio, es tambien la mas felizmente dota-
da por la 'naturaleza. Mas ferazqlle ninguna otra produce artículos
preciosos, exóticos varios de ellos de todo otro clima, y que hoi son
poro menos que de primera necesidad por el uso general, que de ellos
se hace, tales como la grana, añil, algodon, café, azucar, cacao, palos de
tinte, maderas, quina, zarzaparrilla, carey, platina, vainilla, y otros varios
artículos, sin que le falte una sola produccion, de cuantas son indí-
genas de nuestro coutinente. Destruidos por el simple hecho de la
independencia de la América, los. medios opresivos con que se le
arrancaba la cosecha íntegra de los metales preciosos ¿ cómo será
posible que en lo sucesivo deje de estar en su favor la balanza
del comercio, cuando las producciones sobrantes de su suelo son de
mucho m~yor valor que las nuestras, en mucho mayor cantidad, y
sobre todo, cuando tienen en Europa un número incomparablemente
mayor de consumidores que el que puedan tener en el nuevo mun-
do los productos Europeos? La América aun sin industria siempre
tendrá una cantidad mucho mas grande de artículos mas preciosos que
enviarnos que la que pueda enviarlé la Europa de géneros mui in-
feriores en valor. La América independiente ofrece una llueva sali-
da á sus metales preciosos, por medio de la cual sin necesidad de
que vengan á Europa, no llegarán jamás á envilecerse, en cuyo úni-
co caso esta podría hacerse con una parte de ellos. Destruidos los
medios opresivos, con que se le arrancaban, y en libertad para cul-
tivar todos los ramos, que producen la verdadera riqueza, ¿ no tiene
que disminuirse la representativa, y aun cuando esta no se dismi-
nuyese, aumentándose la representada no tiene aquella que adquirir
mayor valor, y 'Por consiguiente ser para la Europa mas dificil su
adquisicion ] Suponer pues que Ía Europa sea capaz con su indus-
tria de pagar la- cantidad prodigiosa de producciones Americanas, que
solia consumir, y ademas la cosecha íntegra de sus metales pre-
ciosos en mi concepto es un cálculo, qne no puede sostenerse con
ningun fundamento. Si la industria y el comercio por sí solos fue-
se,!! capazes de atraerla ¿ por que hoi la Inglaterra, la nación mas
comerciante é industriosa del Globo, haciendo exclusivamente el co-
mercio de la América no puede ni aun atraer el numerario suficien-
te á mantener sus fábricas, y mas cuando la América no ha tenido
todavía tiempo para establecer las cosechas, que se le llevaban de
España, ni para formar una marina mercantil, que exporte sus pro-




67
ducciones al punto del mundo en que mas valgan? (De que me-
dios se servirá en lo futuro la industria Inglesa para conseguir lo
que en el dia no consigue? ¿Cómo podrán atraerla aquellas otras
naciones, cuya industria, comercio y;'marina no están tan adelanta-
dos? Cómo podrán atraerla las que absolutamente carecen de fábri-
cas y de marina? ¿ Cómo estas podrán consumir á la Inglaterra
las manufacturas qne le consumian, y que mas ó ménos le pagaban
las mas con un producto Americano? Lo que sucede ya en el día
¿ no acredita practicamente mi cálculo, y no hace ver cuan vanas
é infundadas son las aserciones y esperanzas de los que sostienen
otra opinion? Aun cuando se quisiese suponer, que la América ade-
lantada su iudustria ha de consumir mayor cantidad de productos
nuestros, sin que en esa misma proporcion se consuma en Europa
mayor cantidad de producciones Americanas, el periodo, que debe trans-
currir, antes que llegue esta época, aunque no excediese de veinte
años, ¿no sería suficiente para que desapareciese por entero, cuanto
constituye la prosperidad de la Europa? No atrayendo esta la co-
secha, que alimentaba su industria, ¿ podrá dejar de trastornarse su
actual sistema político, cuyos gastos no podian soportarse ni aun por
las naciones mas industriosas? La repentina independencia de la
América verificada sin las anteriores disposiciones, que debían tomar-
se á fin de precaver la crisis, que amenaza á la Europa, ¿dejará de
producir igualmente una retrogradacion en las luzes, cuando estas son
el resultado de las comodidades y riqueza de la sociedad perfeccio-
nada? Las naciones mas comerciantes siempre fueron y serán aque-
llas, en las que mas progresen las ciencias, porque no pueden me-
nos de ser las que tengan mas productos sobrantes, ó, lo que es un
equivalente, las que tengan mas medios de mantener mayor número
de personas dedicadas exclusivamente á cultivarlas. j Sucesos de me-
nos importancia no causaron igual trastorno en los imperios mas flo-
recientes de la antigüedad!


Paso á la última parte, en que trato mas bien de indicar que de
examinar, cual sea el remedio. La independencia de la América está
dictada por las leyes de la naturaleza, que jamas se contrarian sin
perjuicio de los que lo intentan. Cualquiera esfuerzo á resistirla no
serviría sino para agravar mas y mas los males de la Europa ente-
ra. Los verdaderos intereses de las naciones están tan ligados entre
sí que solo la irreflexion ó las pasiones pueden creerlos opuestos. Es-




• 69
pafía iududablemente es de todas las naciones Europeae, la que mas
debe ganar- en este suceso. Para convencerse de esta verdad, basta-
ría cotejar el poder y la prosperidad de la Península durante los dos si-
glos anteriores al descubrimiento del nuevo mundo con el poder y
prosperidad, que disfrutó desde esta época, e11 la que principió la
decadencia de su industria por una consecuencia necesaria de susnue-
vas posesiones. Prescindiendo de la injusticia y de la opresion, que
necesariamente han de acompañar á las disposiciones de un gobierno,
que manda á pueblos, que se hallan á tres ó cuatro mil leguas de
distancia, la historia de la Europa moderna no ofrece el ejemplo de
un solo establecimiento de colonizacion, que haya producido á la Me-
trópoli otra verdadera ventaja que la de satisfacer un vano orgullo
á costa de grandes sacrifieios sin ninguna ventaja real. Los que ha
costado á la España la conservacion de sus colonias, á pesar de no
ser Sil, sistema mas defectuoso que' el adoptado por las otras nacio-
nes, que tenian establecimientos ultramarinos, son demasiado notorios
para que pueda dudarse, que es de su interes la independencia del nue-
vo mundo. Lo único en mi modo de ver que exijia una política
bien entendida, ó, lo que es igual, el interés general asi de Eu-
ropa como de América, era que un suceso de tanta trascendencia se
hubiese verificado precediendo un tratado, por el cual reconociendo
solemnemente la España la independencia de la América Española se
arreglase al propio tiempo lo suficiente á evitar, el que quedase com-
prometida, como lo está en el dia, la prosperidad de la Europa.
Interesados todos sus Gobiernos en precaver los males, que deben
resultar de la pérdida comun de la cosecha en cuestión, en mi con-
cepto deben apresurarse á que se repare esta falta, lo que no pue-
de verificarse sin que ante todas cosas se haga el reconocimiento
solemne de la independencia del nuevo mundo. Convencido de que
la Europa no podrá atraer el oro y la plata de América en la can-
tidad á que estaba habituada, y que sin ella es necesario, que su in....
dustria sufra una total decadencia, no resta otro medio de destruir
el mal que descubrir dentro de la misma Europa la fuente, que pro-
duzca la cantidad de metales preciosos suficiente á suplir la pérdida,
que ha sufrido. El remedio no puede ser tachado con fundamento
de insuficiente: podrá serlo de dificil ó de impracticable. Acerca de
la probabilidad de poder ser realizado me limitaré á decir, que á.
menos que resistamos el testimonio asi de los antiguos como de los




69
sabios modernos, que se ocuparon de este asunto, no puede dudarse,
Lo único que hai que hacer, para que se descubra el manantial ee
destruir los obstáculos, que se oponen á que el individuo tenga el
verdadero interés que debe tener en descubrirlo, dandole una sólida ga-
rantia, En mi concepto ni hai otro remedio, ni sin él en la parte
mas ilustrada del Globo deja de verificarse el cambio mas peligroso
y funesto, que jamas produjo acontecimiento alguno.


Aunque el asunto, objeto de este escrito, no se extiende á ningu-
no de los males, que son parciales á Inglaterra, sino que se limita á.
tratar del extraordinario, que incomoda á la Europa entera, con to-
do confieso, que me arredra la idea de publicar mis observaciones
acerca de una materia, que tanto ha ocupado y tiene que ocupar á
los sabios de esta nacion tan ilustrada igualmente que á los sabios
del- Continente entero. Lo que me hizo prescindir de este temor, ha
sido la consideracion de que, aun cuando me equivoque acerca de la
verdadera causa del mal, en su indagacion no puede darse á la ma-
teria la claridad que requiere, mientras no se analizen los resultados
que debía producir el importante suceso de la independencia de la
América considerado bajo el punto de vista, en que lo presento al
público.


SEGUNDA PARTE


o SEA


Contestacion á los argumentos hechos contra lo que se acaba de
exponer. ,,-~


Publicado el anterior escrito traducido al Ingles y al Frances por
varios Escritores de estas dos Naciones se hicieron muchas impugna-o
ciones, cn que se trata de manifestar, que la causa del mal extraor-
dinario, que en el dia incomoda á la Europa, )" principalmente á la
Inglaterra, no puede ser, la que yo indico. A tres se reducen los ar-
gumentos, de que hasta ahora tengo noticia. Primero: que en el mer-
cado de Europa el premio del dinero está mas bajo que en ninguna
época anterior, prueba indudable de su abundsecia, Segundo: que la
causa no puede ser la que yo ~nuncio no habiéndose sentido sus efec-
tos en catorce años, pues que segun mi cálculo, la diminucion en la




70
enttadaperiódiea del dinero, que venia de América, comenzó en 1810,
y el mal no se sintió hasta 1824. Que si la no usual entrada, que
de este artículo hubo en la Península hizo á los pocos años del des,
cubrimiento del nuevo mundo bajar el valor del dinero seis tantos con
respecto al que tenia antes de dicha época, siendo cierta la diminncion
actual, no hubieran podido pasarse catorce años sin que se hubiesen
sentido los efectos contrarios, y que por lo mismo los hechos, en que
me apoyo., sacados de lo que refiere Garcilaso en su historia del Perú,.
lejos de corroborar mi idea deben servir para hacer la deduccion contraria.
Tercero y último: se reduce á decir, que el oro y la plata son com-
pletamente suplidos por las Notas ó papel-moneda de los Bancos, por
las letras de crédito, y por otros agentes de la eireulacion, y por con-
siguiente que la falta del dinero, como que nada importa, no puede
ser la causa del mal, que yo trato de descubrir.


Respuesta al argumento primero.


El dinero puede venderse ó alquilarse, como se vende ó alquila un
caballo, una casa ó cualquiera otro artículo, mas como al devolver el
género alquilado es necesario, que al propietario del caballo se le en-
tregue idénticamente el mismo, que habia salido de su poder y al pro-
pietario del dinero, aunque es necesario devolverle igual cantidad no
hai que entregarle las mismas idénticas monedas que había desem-
bolsado, á causa de esta diferencia entre el alquiler del dinero y de
lo que no lo es, suele comunmente confundirse el alquiler Con la venta
del dinero. Aai es que en este sentido equivocado, aplicando á los
efectos del alquiler, ó llámesele locacion, el principio que solo puede
convenir al contrato de compra y venta, generalmente se dice, que
el premio ó interes del dinero es el termómetro de su abundancia ó
escasez: que el interés baja cuando el dinero abunda, y que sube cuan-
do el dinero escasea, porque con este artículo sucede lo que con to-
da otra mercancia, que se abarata en razon' de su abundancia, ó se
encarece en razon de su escasez.


Para poder satisfacer al argumento creo necesario exponer ciertos
principios, que aunque no ignorados de ningun economista deben servir
á demostrar mis razones y á desvanecer el raciocinio, con que se pre-
tende destruirlas. El dinero se alquila cuando el dueño por un pre-
mio ó interés estipulado lo entrega durante Un cierto periodo á otra




71
persona 'para que haga uso de él con la obligacion dé devolverle no
las mismas idénticas monedas sino igual cantidad. Bien que algunos,
por la circunstancia de no devolverse las mismas monedas, califiquen
este contrato con el nombre de mútuo y no con el de alquiler, es
indudable, que difiere esencialmente del de compra y venta,' en
cuyo caso el propietario, que se deshizo del dinero, no vuelve á reco-
jerlo, y en nada sustancial difiere del contrato de alquiler, por cuanto
al propietario, aunque no se le devuelven las mismas monedas, se le
devuelve una cantidad, que tiene garantido por la lei y por la opi-
nion igual valor que tenia, la que habia salido de su poder. El di-
nero se vende cuando, el que lo tiene, lo cambia por una tierra, una
casa, un vestido, el trabajo diario de un operario, cuando en fin se
deshace de este artículo en cambio de otra cosa, que no sea preci-
samente dinero. Está. barato cuando por la tierra, la casa, el vestido,
ó el trabajo diario del operario se da mayor cantidad de la que so-
lia darse en otra época reciente. En la actualidad todos se quejan
de que el precio de la tierra, de la casa, de los géneros -manufactu-
rados, y de los salarios de los artesanos, está. muy bajo. Si, como
es la' verdad, el valor de todas las cosas cambiadas por dinero está
muy bajo, el, dinero no puede menos de estar mui caro, Ó, lo que
es lo mismo, no puede menos de escasear mucho. ¿Como pues sin
detenerse en confesar lo primero, ó á lo menos, sin atreverse á negarlo,
para sostener que hai en Europa 'mayor abundancia de nnmerarío que
en ninguna época anterior, confundiendo el alquiler de este artículo con
su venta, se incurre en la contradiccion de decir, que todo está hoi
barato, dinero y lo que se compra por dinero? ¿Puede dudarse de
la mala aplicacion del principio, cuando en cambio de otros artículos
se recibe en el dia mucho menos dinero que el que se solía recibir
por otros iguales en cantidad y calidad, es decir cuando el dinero se
vende mucho mas caro que en ninguna época anterior reciente?


¿Estos mismos datos no destruyen completamente la asercion de un
escritor Frances, uno de los mas célebres economistas dé la Europa,
cuandÓ al impugnar mi escrito asegura, que la' crisis de la' Ingla-
terra lejos de qué proceda de la escasez del dinero, al contrario pro-
cede de que su dinero, gracias á. los Bancos de Londres y de las pro-
vincias ~e ha multiplicado excesivamsnte ~ ¿Puede haber un testimonio
menos equívoco de la actual escasez de numerario que el haberse en-
carecido este artículo y haberse abaratado todas las cosas; que con




72
él se compran ~ Si fuese cierto el dato de haberse multiplicado ex-
cesivamente los medios de la circulacion, justamente esta medida hu-
biera producido los efectos contrarios: se hubiera abaratado con pre-
cision el papel ó el dinero, y se hubieran encarecido todos los de-
mas artículos. En Inglaterra no es el dinero ni el papel, .el que ca-
yó en desprecio, sino todo lo que estos agentes de la circulacion re-
presentan, prueba evidente de la escasez, que yo aseguro, pero deje-
mos esta digresion para acabar de satisfacer al argumento, que nos
ocupaba.


Aunque es inegable que en un orden natural de c?sas el premio bajq
del dinero indiea su abundancia, tambien lo es que nunca puede in-
dicarla, cuando en la sociedad los tratos son violentados por algun
accidente ó circunstancia particular, que contribuya á disminuir ó au-
mentar' el número de los que toman á interés el dinero. Trataré de
demostrar esta verdad. Los únicos que toman en el mercado el di-
nero son los comerciantes y alguna vez los fabricantes, que lo alqui-
lan con el objeto de destinarlo de una manera, que segun sus cál-
culos con la venta de los artículos, en que piensan emplearlo, han
de recoger una cantidad ig1lal al capital alquilado, que tienen que
reintegrar y al iuteres que han estipulado pagar, y ademas otra su-
ficiente á. recompensar su trabajo, sus gastos y los riesgos, que tie-
nen que correr. Cuando calculan que no hai probabilidad, de que el
capital, que se alquilase, produciría estos dos intereses, se abstienen
de alquilarlo por barato que esté el precio de su alquiler. Estas cír-
cuustancias, por escasa que sea la cantidad de dinero presentado en
el mercado, siempre sobrará, ó hablando mas exactamente siempre
faltarán, quienes lo soliciten, sin que su sobra deba ser un testimo-
nio de su abundancia, como tampoco debe serlo de su escasez el pre-
mio alto, ni el qne se alquile todo el presentado en el mercado. Es
solamente la probabilidad del segundo interés y de ningun modo la
abundancia ó escasez, lo que constantemente regula la baja ó la su-
bida del premio, que se le da en el mercado. La experiencia, de lo
que sin interrupcion acaeció en España desde el descubrimiento del
nuevo mundo, no puede dejar la menor duda de esta teoría. En Es~
paña desde dicha época entraba casi todo el dinero, que circulaba
en Europa, y á pesar de esta abundancia en ninguna otra nacion el
interes del dinero fue tan subido sin que pudiese dejar de serlo mien-
tras los Españoles hiciesen el comercio exclusivo del nuevo mundo,




73
pues en este comercio los que alquilaban el dinero, hallaban I)fO-
babilidad de satisfacer el interes estipulado no obstante ser mucho
mas subido que en el resto de Europa, é igualmente le hallaban de
satisfacer con mayor exceso que en otra parte el interes ó premio,
que merecen el trabajo, intelligencia y riesgos de los que lo alquilan.
Por desgracia tan cierta y notoria es esta aserción que el premio
excesivo, que por la causa indicada se daba en España al dinero,
fue lo que de repente destruyó la agricultura y las fábricas, no siendo
pesible emplearse ni en aquella ni en estas un capital, que produjese
un interes tan alto, ni hallarse á premio mas bajo, mientras el co-
mercio de América fuese tan lucrativo que pudiese alquilar el dinero
á precio tan subido y desproporcionado, al que podian pagar los otros
ramos de industria. El comerciante que antes en Sevilla y despues en
Cadiz, los dos únicos puertos, que alternativamente hasta en 1778
hubo habilitados para las expediciones de América, empleaba 1,000 pe-
sos en mercancías para remitir á Veracruz, tenia todas las probabi-
lidades, que caben en un negocio de esta naturaleza, que á la 111:-
gada al puerto de su destino las vendería en tres mil. Aunque es-
tipulase' pagar á la vuelta del viage, que se suponia ser en un prin-
ci'pio al año, y posteriormente á los seis meses, un cincuenta por ciento
á riesgo de mar, como se expresaba siempre en el documento del con-
trato, que fue el premio comun en los dos primeros siglos de cono-
cerse la América, 6 el treinta y seis por ciento, que fue el de la
época sucesiva, le quedaba una ganallcia mucho mayor que la que so-
lian obtener los comerciantes de las otras naciones, aunque tomasen
el dinero á un tres por ciento. En razon de esta mayor ganancia
debía aumentarse alli el número de los que solicitasen alquilar el
dfnero, .y que ofreciesen mayor premio para conseguirlo, siendo el
resultado final, que nada quedase sobrante, aunque en aquel merca-
do hubiese, como en realidad habia, mayor abundancia de este ar-
tículo que en ningun otro de Europa. Es pues evidente que el pre-
mio del dinero no es el termómetro de su abundancia ó escasez.


Si hoi está al uno y medio ó al dos por ciento, cuando jamas en
otra época bajó del tres al cuatro, ¿por qué en vez de atribuirlo á
la abundancia de este artículo, cuando no puede dudarse, que se dis-
minuyó su importación, no se ha de atribuir á la escasez de los que
lo solicitan, motivada por la dificultad de hacerle producir? Dismi-
nuido el dinero, que salia haber en circulacion, mientras el valor del


J




74


que queda existente, se nivela con el precio de todos los otros artí-
culos, que solian comprarse, por el pronto tiene que disminuirse el
consumo: disminuido este tiene que disminuirse el comercio: dismi-
nuido el comercio tiene que aminorarse el número de los que solici-
tan tomar dinero en alquiler: y siendo menos los postores de este
artículo con precision debe bajar el premio ó interes, que por él se
dé en el mercado.


Si no hai guerra, ni peste, ni hambre, y todos los artículos abun-
dan sin exceptuar el dinero, ¿qué mal es el que aflige á la Inglaterra
actualmente? Si todos los géneros están baratos y lo está igualmente el
dinero, ¿qué es lo que está caro, siendo lo uno correlativo necesario de
lo otro'? ¿ Cómo es que en medio de tanta abundancia millares
de individuos, que dos años hace gozaDan de una subsistencia, aunque
frugal, con que estaban contentos, pasan á un estado de mendicidad
que no pueden soportar} ¡ En que renuncios y contradicciones no. se
incurre por sostener una preocupacion, principalmente si una vez nos
ha lisonjeado, y nos puede aun lisonjear! No habiendo menguado la
población de .la Europa, ni en sus habitantes el deseo de gozar, la
diminucion en el consumo, quc es lo único, que causa la ruina del
comercio y de las fábricas, ¿puede proceder de otro origen que de
la dificultad ó imposibilidad de pagar los artículos que solian consu-
mirse '? Faltan quienes alquilen el diuero, porque los que acostumbra-
ban tomarlo, calculan no poder recojer con el capital, que alquilasen
otro mayor, y suponer, porque haya lo menos, que es el dinero ofre-
cido en el mercado, que haya lo mas, que es el dinero, que de-
bia recojerse de los consumidores, si hubiese en circulacion la canti-
dad acostumbrada, en mi sentir es una deduccion igual á la de su-
poner, que porque exista la cantidad de grano suficiente para hacer
una sementera, debe existir una cantidad tan grande, como la que re-
sultaría de su buena cosecha. El interes del dinero,. invencion del co-
mercio, mengua á proporcion que este desaparece.


Prescindienrlo de las razones, que acabo de exponer, citaré un tes-
timonio oficial, que no solo destruye completamente el argumento sino
que comprueba todos mis anteriores cálculos, pues que hace ver el
gran déficit que hubo en la importacion usual de los metales pre_
ciosos. Segun la memoria de 1826 presentada por el Gobierno de
Méjico al Cuerpo Representativo, el producto de las minas del año
anterior no excedió de 7.000,000 de pesos. Si pues al cabo de cinco





años de paz y de independencia las minas de la Nueva España, las
principales de toda la América, no producen una cuarta parte de los
metales preciosos que de aquella sola parte se importaban á" la Pe-
nínsula, ¿como es posible q.u.e haya en circulacion en Europa una
cantidad. de dinero como la que habia anteriormente? La escasez
general de este artículo ¿ podia "menos de paralizar la industria, de
disminuir el consumo, y de aminorar el número de los que solicitasen
el dinero para emplearlo? El estado pues oficial del presento pro-
ducto de las minas del nuevo mundo hace irrecusables todos mis cál-
culos y patentiza la verdadera causa del mal, á menos que se haga
ver que la industria, el comercio y la agricultura de Europa pueden
conservarse con igual prosperidad con una octava parte del dinero
que antes empleaban.


Respuesta al argumento segundo.


Sin duda este argumento tendría toda la fuerza, que suponen los
que lo hacen, si una circunstancia, de que se desentienden, ó de
que no hacen atencion, no hubiese paralizado temporalmente el efecto,
que sin ella antes hubiera debido producir la diminucion en la en-
trada del dinero. En Europa habia fuera de circulacion un repuesto
de numerario mayor que la cantidad, qué debia venir de América en
los catorce años, y los Gobiernos inventaron el medio de sacarlo de
losecofres, en que se hallaba. Los empréstitos hechos por la mayor
parte de ellos principalmente por el de Inglaterra y el de Francia
desde 1810 hasta 182Í, en que supongo la casi total falta de la
importacion de dinero, que venia de América, componen una canti-
dad, que excede con mucho á la de 480.000,000 de" pesos, en que yo
computo el déficit total, que hubo en la usual comnn entrada de este
artículo hasta en el dia, El dinero puesto por los capitalistas en un
empréstito nunca es ni puede ser el que tienen en circulacion, sino el
que tenian guardado en sus cofres. Por poco que se reflexione acer-
ca del dato de los muchos y crecidos empréstitos públicos, que se
hicieron en tan corto periodo, el solo deberá disipar toda duda sobre
la verdadera causa del mal, y corroborar mis deducciones acerca de
ella. Sin que en este periodo de once años hubiese bajado el valor
del dinero mui considerablemente no podía haberse puesto en circu-
lacion una suma de esta entidad, si "la importacion periódica de este




76


artículo 110 hubjese sufrido la baja, que Impongo, y si la: importacion
no hubiese crecido en razon del aumento, que con respecto á la can-
tidad, que debia importarse, tuvo el dinero desenterrado por los em-
préstitos. Ademas de estas cantidades no puede dudarsc, que otras
varias de importancia, aunque mucho menores, se pusieron también
en circulacion en este periodo. Algunos Gobiernos echaron mano de
la plata de las iglesias para acuñarla, y ann alguno exijió para el
mismo objeto, la que tenian los particulares para el servicio domés-
tico. El clero Español, la corporacion tal vez mas rica de Europa,
para sostener el sistema, de que pende su opulencia y predominio, tu-
vo que agotar sus tesoros henchidos durante muchos años. El hom-
bre adinerado habituado á cierto tren y comodidades, cuyas rentas ó
productos principiaron á menguar por una consecuencia del mal gene-
ral ó por otra causa parcial, antes de disminuir considerablemente el
gasto y tono, á que se habia acostumbrado su familia, regularmente
habrá. hecho uso del dinero que tenia ahorrado y fuera de circulacion;
Todas estas cantidades, y algun aumento de papel. moneda, que tam-
bien tuvo lugar en esta misma época, puestas en giro, no podian
dejar de ser un equivalente mui completo del dinero, que faltó en la
importacion usual, que anteriormente se hacia de América. Yéase
como los efectos de este déficit no debieron sentirse durante los ca-
torce años, de que se trata en el argumento. Los empréstitos cesan
y la importacion del dinero queda enteramente obstruida en 1821,
Y los efectos comienzan á. sentirse mui luego. A menos de ponerse
en contradiccion con sus mismos principios los autores del argumento
no pueden menos de convenir, en que, si; bien sus razones serían in-
destructibles sin la circunstancia de los empréstitos, siendo esta ine-
gable, el argumento no puede menos de convertirse en una demos-
tracion de mi raciocinio. Si como dicen, y como es indudable, el
efects, que en catorce años hubiera causado la falta, que supongo
en la importacion de la moneda, sería alzar el valor de esta con-
siderablemente, los empréstitos, por cuyo medio se duplicaría 6 tri-
plicaría el dinero en circulacion, si su entrada de América hubiese
continuado como antes, hubieran producido el efecto contrario, lo que
tampoco se ha verificado. La diminucion pues, que yo anuncio, que-
da acreditada por el mero dato de los cuantiosisimos empréstitos, que
se hicieron en tan corto periodo sin que el valor del dinero hubiese
bajado. Causas tan diametralmente diversas y tan simultaneas no po-




77


dian menos de neutralizarse mutuamente, y eontener. los efectos, que,
cualquiera de ellas hubiera producido por si sola.


Respuesta al argumento tercero.
Si los autores del argumento quieren suponer, que el papel-moneda, ó


las letras de crédito, sin tener el que lo emite, ya sea un Gobierno, ya un
particular, medios de descontarlo en dinero efectivo á voluntad del porta-
dor, no puede ser un equivalente completo de este artículo, en este caso
no pueden menos de reconocer la total falacia de su raciocinio, Ó mas
bien no pueden menos de reconocer, que no hai objeccion en lo que dicen.
Mas si con el argumento quieren suponer, que el papel ya de un Gobierno
ya de un particular, sin probabilidad de poder estos descontarlo en dinero
efectivoá voluntad del portador, esun medio supletorio del oro y de la plata,
en tal caso ¿porque no se aceptan las letras de un banquero puesto en quie-
bra, y porque el papel del Gobierno Español no tiene en el dia el mismo
valor que el papel del Gobierno Ingles, y el papel de este porque no tiene
el mismo valor que si fuese dinero? Semejante argumento, por respeta-
bles que sean sus autores, ¿no equivale á decirnos que han descubierto la
piedra filosofal sin necesidad de grandes ni complicados aparatos? ¿Podrá
un Frances ilustrado, que conozca la triste historia del papel moneda de
su pais estar convencido de que el oro y la plata se suplen completamente
con estos agentes de la circulation, sin que el portador de ellos esté se-
guro de su descuento en dinero efectivo? ¿Será creible que un hombre


• de la probidad y de la opinion del que me hace el argumento, conociendo
el secreto de suplir completamente el oro y la plata con papel-moneda no
hubiese remediado los embarazos y el descrédito del Gobierno de su
Patria, por haber este emitido un papel, con el que ningun oro ni plata se
llegó á suplir? Me sorprende ciertamente ver entre los escritores que
me hacen este argumento, al sabio economista Juan Bautista Say, que
acababa de criticar la Obra de Mr. Sismondi titulada Nuevos principio.
de Economía, en cuya impugnacion presenta como una de las principa-
les causas de la actual situacion de Inglaterra, el que precisados lo,
Bancos de Londres y de las Provincias á pagar sus empeños (es decir
á descontar su papel) y no teniendo verdadero. capitales se han hallado
en insoiaencia, Si como es indudable 108 citados Bancos se acaban de
ver en insolvencia por falta de verdaderos capitales, ¿no se deduce evi-
dentemente que el oro y la plata no pueden ser suplidos completamente
por las Notas de Banco, ni por otro jénero de papel-moneda? Si fuese
cierta la asercion que forma el argumento ¿ á que necesitarían los Bancos




78
de verdaderos capitales para salir de sus apuros? Y si este desastre pro-
vino de no tener verdaderos capitales las corporaciones Inglesas, que mas
obligadas estaban á conservarlos, ¿ como puede ser cierto que "la crisis
de la Inglaterra lejos de proceder de·la escasez de la moneda, proviene
de que esta se ha multiplicado excesivamente?" Semejantes racioci-
nios en boca de un economista del mérito de Say, en mi concepto son el
testimonio menos equívoco de lá exactitud de cuanto expongo, pues que
no es verosimil, que hubieran podido ocultársele objeciones mas sólidas, si
se pudiesen hacer contra mi escrito.


Ademas de estos argumentos por aquellas mismas personas, que recono-
cen no ser otra que la que yo descubro la causa del mal, se sostiene que
no puede convenirse conmigo en los resultados, que preveo. De ningun
modo se conforman cou la idea, de que la Europa no atraerá en lo suce-
sivo la plata, que atraia por la intervencion de España. Sin tomarse el
trabajo de satisfacer á las razones, que en apoyo de mi opinion yo babia
expuesto, y ,sin atender á lo que hoi está pasando, pues si la industria
Europea por si sola fuese capaz de atraer una cantidad tan grande como
anteriormente se atraia, en la actualidad lo verificaría ya la de Inglaterra,
la cual uo ha :podido conseguir el atraer ni aun la suficiente para alimen-
tar sus fábricas, se lisonjean pronosticando resultados contrarios, á los que
-yo preveo. Los unos ayoyan su opinion, en que habiéndose formado en
Londres muchas sociedades para trabajar las minas, no puede dejar de
venir á Europa por este medio una gran parte de la cosecha de los meta-
les preciosos. Otros aseguran, que por los medios, por los que las demas
naciones Europeas extraían de España toda la cosecha, que venia del
nuevo inundo, que por los mismos la podrán extraer directamente del país
cosechero, pues de otro modo llegarían á envilecerse alli los metales pre-
ciosos, ó á ser enteramente inútiles. Otros por último afirman, que si el
impuesto del quinto sobre el producto neto de las minas arrancaba á la
América una gran parte de esta ooseeha, haciéndola venir prematura-
mente á España, semejante impuesto no podia menos d...e hacer que fuese
'mas caro este metal. Que siendo el efecto del diezmo sobre la-cosecha
-del trigo hacer que este artículo se venda á precio mas aIto, con la aboli-
cion del quinto, doble diezmo, que pagaba la cosecha de la plata, esta
tiene que abaratarse, y que de consiguiente la Europa deberá comprarla
mas barata, y recibir por esta razon mayor cantidad sin la intervencion de
España. Responderé por el mismo orden, en que acabo de referir estas
opiniones.


...




79
Aun cuando las minas de oro y plata beneñciadas por cuenta de


una sociedad establecida á muchas leguas de distancia, y en una na-
cion diferente pudiesen dejar igual ganancia que al propietario, que
diariamente inspecciona los trabajos, lo que no es verosímil, y mucho
menos si se atiende á que en poco bulto, se puede extraviar mucho
valor, la cantidad de metales, que pudiesen recibir las compañías In-
glesas, aun contando que estas fuesen dueños de todas las minas, sería
tan insignificante con respecto á la que antes venia á Europa, que
ciertamente no merece entrar su cálculo en la cuestion, que se dis-
cute. Los economistas Españoles, que han tratado de esta materia
regnlan, que el interes, que solía producir el capital empleado en be-
neficiar minas de oro y plata, computadas las ricas y las estériles, no
excedia de un cuatro á un cinco por ciento. Sería pues superfiuo de-
tenerme mas tiempo en rebatir un cálculo, que solamente puede aluci-
nar á los que carezcan de todo conocimiento en la materia.


Por varias razones mui poderosas conjeturo, que la Europa no po-
drá extraer de América por los mismos medios una cantidad igual á
la que sacaba de España. Los grandes desaguaderos, por los que se
escurrieron los inmensos caudales, que le vinieron de América, no
fueron la industria y el comercio de las otras naciones. Aunque es
inegable que la industria en la Península llegó á sufrir la mayor de-


• cadencill,efecto de una reunion de causas, que no pueden dejar, de
acompañar á un sistema de gobierno, que tiene por bases la intole-
rancia política y religiosa, tambien es igualmente cierto, que en ninguna
nacion de la Europa el pueblo disfruta de menos comodidades artifi-
ciales, ni conoce menos necesidades facticias, á causa de lo apacible
de Sil clima. Sus producciones agrícolas de mejor calidad en lo co-
mun que las de lo general de la Europa, y aun algunas exclusiva-
mente indígenas de la Península, eran _suficientes para pagar los pocos
artículos de manufacturas extrangeras, que sus naturales solian con-
sumir. Los grandes desaguaderos por donde saliero~ todos sus canda-
les fueron las guerras, que por tantos años sostuvo el gobierno en Flan-
des é Italia manteniendo en estos paises crecidos ejércitos, que ago-
taban la poblacion y - el dinero; fueron los favores y los privilegios
concedidos á los extrangeros durante la dinastía de la casa de .Austria,
favores, de tal entidad, que la opinión de los sabios Españolea- de
aquel tiempo los consideró como una de las principales causas del
empobrecimiento de la Nacion, y que no poco contribuyeron á.encen-




80
der la guerra civil de las Comunidades de Castilla: fueron la am-
bicion, ó si se quiere el fanatismo de Felipe Il, quien con el pretexto
de religion para promover y sostener las inquietudes interiores de la
Francia, y para destruir las reformas religiosas de la Inglaterra, y de
una parte de la Alemania no reparaba en dejar á la Nacion entera-
mente exhausta de dinero: fueron los inumerables impuestos, con que
la COrte de Roma supo constantemente recargar á España por medio
de la multitud de abusos, que constituyen el dominio espiritual, que
sobre' ella ejerce. Sin contar las inmensas sumas de dinero, de que
en el tránsito á España se hicieron presa otras naciones, aun sin estar
en guerra y mas principalmente con ella, fueron por último los de-
saguaderos, por los que se escurrió el dinero de España, los crecidos
subsidios concedidos á varios Gobiernos ya para empeñarlos á una guer-
ra, de que ningun fruto podia sacar la Nacion, ya para comprar una
paz vergonzosa, ó para formar una alianza, que no tenia otras ba-
ses que los sacrificios pecuniarios, que se estipulaban pagaría la Ka-
cion Española.


La América por su distancia y por sus diferentes intereses jamas •
podrá ofrecer á la Europa como le ofreció la España estos medios de
adquirir el dinero. La Europa en lo sucesivo no puede contar con
otro medio de extraer el dinero de América que el de su industria,
y esta, como se ha dicho, no es creible, que sea suficiente á pagar
las ricas producciones de aquel pais, que mas ó menos consumen dos-
cientos millones de Europeos, cuanto ni mas para atraer toda su cosecha
de oro y de plata. La independencia y los intereses de América tienen
que producir una revolucion completa en el comercio del globo entero,
y que hacer variar el curso del dinero, circunstancia, que por si sola
debe alterar todo el sistema económico de Europa. El mercado del
Asia, por cuantos respectos se mire, no puede menos de ofrecer á la
América muchos' mas alicientes que los que le ofrezca el mercado Eu-
ropeo, y sin los riesgos y temores, que por algun tiempo tiene que
inspirarle la Europa. ¿Con qué fundamento puede conjeturarse que
libres los Americanos, para hacer el comercio en todos los puntos de
la tierra, para cultivar y obtener de su suelo á menos costo todos los
frutos, con que les surtia la España, y para establecer las fábricas,
que la opresión no les habia permitido formar, y para las que tienen con
abundancia, y de excelente calidad primeras materias, la Europa, la
parte menos importante del globo, por lo que mira á su extensión




81
y á la calidad de sus producciones naturales, haya' de recoger como
hasta aqui la cosecha íntegra de sus metales preciosos, y que
los Americanos no hayan de darle otro giro? ¿ Por qué lei descono-
cida en la naturaleza el pais, que en último resultado absorbia toda
la plata Americana, á pesar de tener esta que dar la vuelta al globo
entero, de pasar por inumerables manos, y de vencer muchas barre-
ras, dejará de atraerla en lo sucesivo no existiendo ninguno de
estos obstáculos y habiendose acortado la distancia en mas de dos
tercios: Yo jamas he sostenido ó indicado, como se supone en una
impugnacion, la quimérica idea, de que la cosecha íntegra del oro y
de la pIafa debería detenerse en el pais, qne los produce. Calculo
si que el mercado del Asia, aun cuando la cosecha de la plata lle-
gase á ser mas abundante que hasta aqui, la atraerá en mucha ma-
yor cantidad que el Europeo, y que por este motivo no vendrá á Eu-
ropa, ni con mucho la que venia. Calculo por las razones que luego
diré, que la cosecha de los metales preciosos debe disminuirse por mas
que se mejoren los métodos de beneficiarla, y por mas que queden abo-
lidas las contribuciones que sufria este ramo de industria. Calculo, que
con la Bola independencia la América debe aumentar muchísimo su pobla-


,don, y que en razon de este aumento tiene que detenerse alli en circu-
Iacion mayor cantidad de dinero, sin que el valor de este artículo
decaiga. Calculo, que los Americanos con industria ó sin ella podrán
retener fuera de circulacion cuantas cantidades de dinero sean imaginables
sin que su valor decaiga. Calculo que la América independiente tiene
que aumentar muchísimo su verdadera riqueza, y que en esa misma razon
tendrá menos necesidad de desprenderse de la representativa, Calculo,
que aun cuando los nuevos Gobiernos 'Americanoa por efecto de la misma
preocupacion que padeció el Gobierno Español, tratasen desde hoi de
fomentar las minas, estas en muchos años no producirán tanto como pro-
duelan. Calculo que los medios opresivos, de que se valia el Gobierno
Español para atraerá Europa los metales preciosos, no se pueden reem-
plazar con los productos sobrantes de esta teniendo la América en mayor
abundancia y de mayor valor otros productos con que pagar los Europeos.
Repitiendo lo mismo que se halla en mi escrito, y no lo que en la impug-
nacion de Juan Bautista Say se me atribuye haber dicho, que aunque
hoi los Ingleses y los comerciantes de toda Europa traen algun dinero de la
América del Sur, que antes no traían directamente, todo él no excede de
una octava parte del que antes se importaba por la interveucion de Espa-


K




82
ña, calculo finalmente, que con solo verificarse algunas de estas conje-
turas, si la Europa dentro de su mismo suelo no se asegura una cosecha
equivalente á la perdida, sufrirá en su industria y en sus luzes una deca-
dencia, cuyos resultados son incalculables. Causas grandes producen
efectos grandes. El suceso de la independencia de la América, el mayor
en mi concepto; de que hai noticia en la historia de las naciones, no puede
menos de producir novedades de la ma)'or importancia en el comercio y
por consiguiente en el sistema político. El nuevo mundo, bajo cuantos
sentidos se mire, es mucho mas privilejiado por la naturaleza que el
antiguo. Si llega á consolidarse 'alli la libertad, y si llegan á gozarse los
frutos que esta produce, la América tiene que obtener inmediatamente
sobre las otras partes del Globo aquella influencia, que necesariamente
ejercen los seres poderosos sobre los que no lo son tanto.


Afortunadamente para la América sus minas no producen la cuarta
parte de lo que produeian, y no es probable que jamás su cosecha lle-
gue á ser tan, abundante COmo lo fué bajo del sistema del Gobierno
Español, el que al mismo tiempo que prohibia todo ramo de ver-
dadera riqueza, fomentaba el beneficio de las minas aun á· costa de •
una conscripcion la mas injusta, llamada mita, por la cual eran des-
tinados á trabajos forzados hombres, que no eran delincuentes, y á
quienes se les daba no un salario estipulado, sino dictado por el mis-
mo Gobierno. AuIJ. suponiendo qne la aplicacion del efecto, que pro-
duce la coutribucion del diezmo sobre los frutos, que no se consu-
men, debiese admitirse en una cuestion, en que se trata de la co-
secha de un artículo, que no se consume, no por eso debe calcular-
se, que abolido el quinto, que pagaba la de la plata, esta se abarate,
por cuanto con quinto ó sin él no puede menos de disminuirse con-
siderablemnnte, El capitalista Americano, que emplee su caudal en
un establecimiento agrícola ó fabril, con muchos menos riesgos y cui-
dados debe sacar un producto incomparablemente mas crecido que si
lo emplease en beneficiar minas de oro y de plata. No digo que
no haya un caso particular, en que suceda otra cosa: calculo
resultados generales. Prescindiendo del interes pecuniario, móvil de-
masiado poderoso, el aliciente q'le el hombre tiene en dar un testi-
monio de su poder y riqueza, no puede menos de inclinar por mucho
tiempo los caudales de aquellos naturales ácía semejantes estableci-
mientos en un pais en estado de infancia, sin los cuales desaparece to-
da idea de verdadera civilizacion y grandeza. Aquellos gobiernos, si




83
consultan el interes público, no pueden dejar de penetrarse, de que la
riqueza de América. nunca será mayor porque lo sea la cantidad de
metales, que se extraigan de sus minas. El valor de esta cosecha,
á diferencia de la de productos, que se consumen, no se aumenta
por aumentarse su consumo y cantidad, sino por aumentarse los artícu-
los que ella tiene que representar. Deben penetrarse, de que siendo
igual el valor de una cosecha, como de ciento al que tendría si fuese
de doscientos, no puede convenir ni á sus mejoras económicas, ni á
su libertad misma fomentar este ramo. Finalmente deben conocer,
que siendo la mayor población útil de un pais una de las primeras
bases de su prosperidad y riqueza, y que no pudiendo haber un tra-
pajo mas perjudicial á la salud, y por consiguiente á la reproduccion
del hombre que el de las minas, no puede convenir el fomentarlas
en un pais tan despoblado, y que mas bien que ningun otro, aun en
igualdad de terreno, puede dar subsistencia á mayor poblacion.


Algunos recordando males, que mas ó menos sufrian anteriormente
todas las naciones Europeas, y cuyos efectos no podian dejar de hacer-
se mas sensibles con los del mal extraordinario, á que me he contrai-
do, aseguran, que la causa, que yo descubro no es la úuica, Si se
conviene en que la diminucion en la entrada periódica del dinero 'es
en parte origen del mal de que se trata, ¿cómo podrá serlo lo que no
tenga una intima analogia con la no importacion actual de este "artí-
culo~ SÍ se desea hallar el verdadero remedio es necesario no equi-
vocar el origen del mal.


No se trata de una cuestion de literatura: se examina un nego-
cio de interes general, el mas grave, en que jamas se ocupó Gobier-
no alguno. Procurar desconocerlo ó disimular su importancia no puedo
concebir que produzca interesá ninguna nacion, De lo que se adopte
ó no se adopte en orden á reparar la pérdida comun de la cosecha
de los metales preciosos, con que se sostenia la industria Europea,
en mi sentir, pende la prosperidad, ó decadencia de esta gran sociedad.


----000---




LITERATURA Y BEI,LAS LETRAS.


Epiwme de la historia de A.mérica desde su descubrimiento hasta su
.emcncipadon, (*)


Miéntras duró la lucha contra Inglaterra, las treze provincias que com-
,


ponian la nueva república de Norte América habian obrado de concierto,
y los intereses particulares de cada estado nunca prevalecieron sobre el
interes general. Supliéronse los gastos de la guerra con empréstitos, con
la emision de papel moneda y con los sacrificios voluntarios de los ciuda-
danos, quedando contraida una deuda de 60 millones de duros. Para pa-
garla y hacer frente á los gastos del gobierno, se necesitaban impuestos y
un sistema regular de administracion. Esto fué causa de que los intereses
particulares recobrasen su imperio. Se manifestó un partido cuyas pre-
tensiones eran que cada estado conservase la plenitud de la soberanía;
que no hubiese ejército, y que una banearrota general removiese la nece-
sidad de establecer contribuciones. Contra este partido, llamado demo-
crático, se formó el federalista, cnyo principio fundamental se espliea,
por su mismo nombre. Al fin vino á triunfar este, porque así debia
suceder en medio de la total ruina del crédito público é individual,
de la suspension del comercio y de las estrechezes que por todas
partes importunaban. El año 1787 se reunió en Filadelfia una junta,
la cual, á los cuatro meses de asiduo trabajo, presentó á la nacion
americana la constitucion federal que todavía la gobierna, y que ha
fundado su properidad. Conservó cada estado la administracion de sus
intereses locales; el gobierno central se ·compuso de un presidente y
de un vice-presidente elejidos para tiempo de cuatro años, y de un
congreso con dos cámaras: la de representantes, que se renueva por
entero de dos en dos años: y la del senado, que en el mismo pe-
ríodo recibe de nuevo una tercera parte de sus individuos. Esta
eonstitucion, adoptada desde luego por onze de los treze estadosj"ué
proclamada en 17t:lS, y mas despues se adirieron tambien á ella el
de la Carolina septentrional y el de Rhode-Island. La presidencia
recayó en Washington, quien desempeñó por dos vezes esta supre-
ma majistratura , se rl.'pnso el crédito de la república con la fidelidad


(*) Coutiriuado de la pago 347 del tomo VIde la primera serie de este
periódico.




85
en cumplir las obligaciones contraídas durante la guerra ; lasdnva-
síones de los indios del Oeste fueron rechazadas por un cordon de
tropas arregladas; se fund6 la marina americana; se engrandezió el
territorio de los Estados Unidos por medio de adquisiciones de .tier-
ras inmensas habitadas por los salvajes del Oeste; la administracion
de los terrenos nacionales quedó arreglada, y se puso entre las atri-
buciones del gobierno central; y se ajustó un tratado de comercio
con la Inglaterra. Todas estas mejoras se hizieron luchando contra
la fuerte resistencia que opuso el partido democrático. Los emineu-
tes servicios de Washington y sus virtudes no pudieron eximirle de
la censura, ni aun de los tiros de la calumnia, y se retiró de los
negocios públicos lleno de disgusto. En la eleccion de su sucesor,
que fué Mr. Adams, tambien triunfó el partido federalista; pero no
fué reelejido para la presidencia, i desde 1802 han sido nombrados
dos vezes por la mayoría democrática los ciudadanos Jefferson, Ma-
dison y Monroe,
Baj~ la presidencia de Madison se encendió la guerra contra la


Gran Bretaña, y en ella conoció la república, por una parte sus fuer-
zas y recursos, y por otra los vicios de su sistema de administra-o
cion. Viéronse los Estados Unidos precisados á declararla p01" los in-
sultos hechos al pavellon americano, y sobre todo por el derecho de
visita y de leva de marineros que se arrogaban los buques ingleses (*).
La marina se componia (le nn corto número de fragatas y berganti-
nes; el ejérzito estaba sin fuerza y mal mandado; las costas, sin
defensa. Esto proporcionó al principio grandes ventajas á los ingle-
ses: en el Canadá tuvo que capitular todo un ejército americano;
la indisciplina de las milicias por todas partes acarreó desastres y
quebrantos, y no se pudo ménos de consentir en que se volviese á
formar un ejérzito de línea, que sirviendo de centro y de apoyo á
las milicias nacionales, las hizo en efecto mui útiles. Los pocos bu-
quee de guerra americanos se ilustraron con heroicas acciones; pero
no los habia bastantes para defender las costas, y así fueron tilladas
desapiadadamente por las escuadras enemigas. Los ingleses se inter-
naron agua arriba por el Potomac, y derrotando al general Winter,
que no había podido reunir los continjentes de los estados, entraron


(*) El 19 de junio de 1812, declaró la guerra el presidente, despues de
Haberse .decidido la cuestien por el congreso.




86
en la ciudad de Washington é incendiaron todos los edificios públi-
cos. Pero aquí pararon todos los triunfos que consiguieron en esta
guerra. Los americanos se mostraron todos á cual mas enérjicos y
zelosos en rechazar á un enemigo, que al parecer quería competir con
los mismos salvajes en lo bárbaro. La ciudad de Baltimore, defen-
dida por el vecindario rechazó á los ingleses de sus muros; los la-
gos Champlain y Erie presenciaron la derrota de las escuadras y de
los ejércitos del Reino Unido. La Luisiana, que en 1803 fué comprada
por los Estados Unidos á la Francia en 80 millones de francos, y
que pertenecía al territorio de la Union, se vió atacada por un ejér-
cito de 20 mil ingleses; pero el general Jackson, que voló á la
defensa de la Nueva Orleans con las milicias de Tennessee, alcanzó
la gloria de obligar al enemigo á: retirarse matándole 2 mil hom-
bres (*). En aquella ocasion los colonos de oríjen frances dieron
muestra de aquella aptitud militar que todas las naciones reconocen
en la francesa.


Escarmentado con tantos reveses, renunció el gabinete ingles al em-
peño de recolonizar la América; tirmóse la paz en Gante (t), y
el 22 de febrero de 1815 fué proclamada en los Estados Unidos.
A Madison sucedió Monroe en la presidencia, y con su moderacion
y prudente conducta contribuyó á que se olvidasen las denominaciones
de federalistas y demócratas. La república se ha resarzido fácilmen-
te de los daños causados por la guerra, y son inmensos los progre-
sos que ha hecho en la pr?speridad. En 1819 la España tuvo que
cederles las dos Floridas, cuya defensa no estaba en su mano, y que
servían de albergue y punto de retirada á los foragidos indios, ne-
gros 6 ingleses, que formaban un cuerpo bajo el nombre de semino-
les. En lo tocante á los asuntos de Europa, se estableció para con
tildas las potencias el sistema de reciprocidad en punto á relaciones
de comercio. El· gabinete de Washington se ha mantenido rigoro.
samente neutral; pero ha anunciado que no sufriría interveneioe al.
guna estranjera en la cuestion de las antiguas colonias españolas (:j:).
Las nuevas repúblicas de Hispano-América han sido reconocidas como
estados independientes por aquel gobierno, ajustando con ellas trata-


(*) El 8 de enero de 1813.
(t) El 24 de diciembre de 1814.
(t) Téngase presente que despuea acá la política del gobierno de Washing-


ton ha retrocedido de este paso tan avanzado. (Notlil del traductOl·.)




87
dos de comercio y amistad. Ha tomado' varias disposicicnes para la
destruccion del tráfico de negros. La deuda nacional va disminu-
yéndose rápidamente por medio de la amortizacion. Las rentas pú-
blicas se componen casi en el todo de lo que producen 10~ derechos
de importación, y la marina ha recibido un fomento considerable. El
sistema de defensa se ha completado, y' todos los años se hacen
nuevas compras de territorio á los indios. Nunca se ha visto un pue-
blo que presente un cuadro de incremento y prosperidad como el
que ofrecen los Estados Unidos.


Actualmente comprende esta república una superficie de 2.076,400
millas cuadradas. Conforme á un artículo de la" constitución, el cen-
so de la poblacion se saca de diez en diez años : hízose el primero
en 1790 y la presentó de 3.210,326 habitantes. El segundo la au-
mentó á 5.219,762: en el tercero llegó á 7.239,903; en el cuarto,
que lOS el de 1820, ascendió á 9.638,2] 6, de los cuales eran escla-
vos 1.538,118. Por donde se ha visto que la poblacion de Jos Esta-
dos Unidos tiene de 20 en 20 años un aumento progresivo del do-
ble. Desde que se adoptó la constitucion federal, se han admitido
otros nueve estados en el gremio de la Union, y disfrutarán de este
mismo derecho otros tres territorios mas, luego que su poblacion lle-
gue al número que se requiere para poder enviar un representante
al congreso (*). Las posesiones inglesas de la América del Norte
nunca podrán rivalizar con los Estados Unidos, estando romo están
diseminadas en una inmensa extension de terreno, donde el rigor del
frio se opone á la fuerza reproductiva y estorba los progresos de la,
poblacion. En el Canadá se cuentan 400,000 habitantes; el Cabo-
Breton, la Acadia, las islas de San Juan, Terra Nova, Labrador y
la Nueva Gales, no son mas que unos establecimientos para la pesca
ó para el comercio de pieles, y suponen mui poco en punto á po-
blacion. Los indios que aun son independientes no pueden ya atajar
los 'j)l'ogresos de los aJiglo-americanos; en el dia se hallan alongados
detras de los montes de roca viva al occidente, y se calcula que no
pasan de cuatrocientos mil, divididos en una multitud de naciones que
se miran con un odio hereditario. Por el tratado de Gante se acor-


(") Los nuevos estados son: Alabama, Misisipí, Luisiana, Tenessee, Kentucky
Ohio, Indiana, Illines y Miasouri, Los terrítorios son los de Míchígan, Ar-
kansus y las Floridas,




88
dó entre la Inglaterra y los Estados Unidos el no molestarse' mn-
tuarnente para el comercio de pieles con aquellos indios' por término
de diez años;


Si los Estados Unidos fueran las únicas colonias que se hubiesen
emancipado de la autoridad de la metrópoli, los enemigos de la liber-
tad podrian ver la causa d~ ello en las' instituciones que desde el
principio gozaron' los establecimientos ingleses; pero las metrópolis
que no concedieron instituciones han perdido igualmente sus colonias,
y la América del Sur al cabo ha seguido el ejemplo de la del Nor-
te (*). En aquella parte del nuevo hemisferio se principió la revo-
lucion en un pais y lpor unos hombres de quienes se creía estar irre-
vocablemente y para siempre sujetos al réjimen colonial. La' isla de
Haiti, primera tierra americana ocupada por européos, tambien ·fué
la primera que sacudió el yugo. Antes de 1498 ya éxistiaen ella
una colonia fundada por Cristóbal Colon.' Los españoles destruyeron
coa las armas ó con el ímprobo trabajo de las minas toda la pobla-
cion indíjena que se cree llegaba á un millon; tiempo después me-
nospreciaron aquella posesion por atender á· las minas mas abundan-
tes del continente; desde 1630 se establecieron en ella algunos
colonos franceses, y en 1697 la España cedió á la Francia la parte
occidental de la isla que Colon llamó Hisponiola, y que vino á que.
darse; con el nombre de Santo Domiago, que era el de su capital.
La colonia francesa tuvo grandes crezes , el ano de ! 789 habiaeuella
11,500 plantaciones de azúcar, añil y café; su' p~lacioll se -com-
ponia entónces de 303 mil esclavos negros y 131 mil rmulatosvy
blancos. La condicion de los esclavos era desgraciadísima;' los mu-
latoe vnacidos del comercio de los colonos con las negras, eran mu-
chas vezes reconocidos por sus padres por herederos de sus bienes,·
mas no por eso dejaban de estar privados de todo derecho político.
Mucho tiempo hacia que aguantaban con impaciencia la inferioridad
de su suerte, cuando la revolucion francesa, comnnicándose á las tolo-


(*) Cualquiera que fuese la predisposiclnn que ya se hacia sentir eu to-
dos los dominios españoles para una reforma de instituciones, y que la pre-
sentaba necesaria, creernos que, tanto en la Península como en América, se
adelantó la revolucion por circunstancias tan imprevistas como' cstraordiaa-
rias, y que por consiguiente muchos de sus resultados no han podido propor-
cionarse á la justa medida de lo conveniente, pasada la cual, los riesgos y
las dificultades son muí grandes y de larga duraciou. (Nota del traductor),




89
nías, les prometió que Se les apliearian los principios de libertad é
igualdad. En efecto, recibiéronse favorablemeute en la Convencion
las reclamaciones de los mulatos de Santo Domingo, y por decreto
de 15 de mayo de 1792, se les concedió el derecho de poder pel'-
tenecer á las asambleas coloniales; mas era tal la influencia de los
criollos, que este derecho llegó á revocarse por el de 24 de sep-
tiembre del mismo año. Los mulatos, léjoil ;de renunciar al derecho
que habian adquirido y que sostenían los negros, rompieron en una
guerra de las mas crueles contra los blancos, y se apoderaron de
Cabo-Frances el ]3 de junio de ] 793. Desde entónces los colonos
blancos se declararon contra -la revolucion francesa; se negaron á re-
cibir las tropas que iban á socorrerlos, y ayudaron á los ingleses á
conquistar algunas plazas. El 4 de febrero de ] 794 la libertad de
los negros fué proclamada por la Convencion. Los ingleses fueron
echados de la isla, y los blancos degollados ó forzados á la fuga.
Toussaint Louerture, cabeza de este movimiento, dió una constitu-
cion á la isla el 9 de mayo de ]801 j la esclavitud quedó para siem-
pre abolida, } la autoridad de la metrópoli desconocida enteramente.


Despees de la paz de Amiens, el primer cónsul se empeñó en
reconquistar á Santo Domingo enviando un ejército de 25,000 hombres
á las órdenes del general Le-Clero, Este guerrero y la mayor parte
de sus soldados. sucumbieron á los rigores del clima, y el único fruto
de aquella espedicion fué el apoderarse por medios vergonzosos de la
persona de Touslaint Louverture, para traerle á Francia á morir en un
calabozo; En 1803, las reliquias del ejército que mandaba Rochambeau
se rindieron á los ingleses por no caer en manos de los np.gros, ":i
desde aquella época ha sido independiente la isla de Santo Domingo.
Desealines, hombre sanguinario, uno de los caudillos en la última
lucha, se proclamó emperador, de Haiti, en 1804 con el nombre de
Jacobo I. El año de 1806 pereció este ambicioso en un movimiento
popular, y tres lugartenientes suyos se dividieron la vacante. En 1B11
vió el Cabo-frances á Cristóbal coronarse emperador con el título de
Enrique 1, organizando su corte al remedo de la imperial de Fran-
cia (*), En la parte montuosa de la isla se mantuvo Felipecapita-


(4) El almanaque de la corte de Cristóbal ha sido ocasion de risa y buila
para la vieja Europa, que, al ver los títulos de duque de Limonada y de
Mermelada, le ha olvidado de que sus propios titulos feudales no son ménes
rldículoa.


L




90
neando á los negros que le seguiau. Petion, mulato instruido, fundó
una república, )" puso todo su conato en pulir é ilustrar al pueblo
en la parte meridional de la isla. Despues de su muerte, acaecida
en 1816, el general Boyer, hombre de un carácter elevado y noble,
sucedió en el mando; y tuvo la dicha de afianzar para siempre la
independencia de la república de Haití. El ridículo imperio de Cris-
tóbal desapareció con su jefe, á quien asesinaron sus propios soldados;
muerto Felipe, no, hubo nadie que le .sucediese ; la parte española
fué conquistada, y el rei de Francia reconoció en 1825 la indepen-
dencia de Haiti mediante una indemnización de 150 millones de fran-
cos. En el dia toda la isla es rejida por un, mismo gobierno, que
se Ilompone de dos cámaras representativas y del presidente, cuyo cargo
es electivo y de por vida. La isla de Haiti, llamada con razón reina
de las Antillas, tiene 30,000 millas cuadradas de superficie: reune las
producciones. mas ricas del globo, y hai en ella minas de toda espe-
cie; su población va creciendo con rapidez, y actualmente pasa ya de
un millou. En virtud de un tratado con los Estados Unidos, los ~e­
gros que viven en el territorio de esta república pueden establecerse
en Haiti, la cual por este medio logrará tener muchos, habitantes in-
dustriosos y mas instruidos que una gran parte de 108' suyos.


Bien pueden las casualidades precipitar las grandes revoluciopes de
los estados,· pero la primera cansa de ellas siempre se encontrará en
la necesidad absoluta de las cosas. Así puede decirse que la revo-
lucion de los Estados Unidos no fué. motivada por ,el impuesto sobre
el té, ni la de Santo Domingo por el decreto de la. Convención na-
cional; y así tambien es evidente que la separación de las colonias
esp~ñolas de su metrópoli se apresuró ciertamente por el tratado de
Bay()na de 1808, pero la causa de este acontecimiento' está, por una
parte en el desarrollo y madurez. á que habían llegado aquellas c<!-
lonias, y por otra en el sistema vicioso Y absurdo del gabinete de
Madrid, del cual hubiera sido ridículo esperar la menor mejora. (*)


(") M~cho decir es esto; Si en tiempo de Carlos 111 se hícíeron, como án-
tes hemos notado, considerables mejoras en el sistema colonial, ¿ por qué DO
le habían de esperar dp una revolucion, cuyo Iuteres era aventajar la suerte
de los españoles de ambos bemisferios? Los peninsulares en la misma cons-
titucion sancionaron sus derechos y los de sus hermanos de ultramar. Otras
que las que aquí se insinúan son las razones que justifican la índependen-
cia de Híspano-Amérfca. Perdónesenos la repeticíon de la defensa, por la re-
peticion del ataque. (Nota de! traductor).




91


Cuando llegó á América la noticia de los sucesos de Bayona, el primer
sentimiento que se manifestó en aquellos habitantes. fué el de una justa
indignacion contra la alevosía con que el emperador de Francia habia
logrado la cesion d~ la corona de España. En la península misma se
formó una junta bajo el título de junta suprema de gobernacion de
Esptlña é Indias, la cual envió diputados á todas las provincias de Amé-
rica reclamando la obediencia á sus órdenes, y anunciando haber sido re-
conocida por toda España. Pretendía al mismo tiempo igual supremacía
la regencia que, al salir para Bayona, dejó Fernando VII establecida en
Madrid; finalmente, la junta de Asturias se declaró con derecho á ser la
reguladora, y fallé que á ella pertenecia ejercer la autoridad suprema en la
ausencia y cautividad del monarca. (*)


Miéntras que cada español pretendia tener derecho de ~obeTllar los
reinos de las Indias, sobrevino una circunstancia que· aumentó las dificul-
tades en las colonias. Siguiendo el ejemplo de los altos funcionarios de
todos los paises, los vireyes y capitanes generales, ménos el virei de
Méjico, se mostraron dispuestos á reconocer la abdicación de Bayona
y los derechos de José Napoleon. Pero el pueblo estaba mui ajeno
de pensar así; eehé á los enviados franceses, quemé públicamente
las órdenes firmadas por el consejo de Indias, y obligó á los gober-
nadores á proclamar solemnemente á Fernando VII. Para no verse
engañados, y no sabiendo á quien obedecer en España, los americanos
siguieron el ejemplo de la península, formando en cada estado una junta
compuesta de los ciudadanos mas recomendables (t); y al mismo tiempo
para sostener á la metrópoli en la lid contra la Francia, enviaron


(*) En todas las provincias de España libres de franceses, no solo en la
de Sevilla, se formaron juntas provisionales de administradon, mas ningona
se llamó suprema de España é Indias. Qniso la de Sevilla abrogarse este tí.
tolo, mas no le fué reconocido, y desistió de él. Ningnna enviódiputadoB
á reclamar exclusivo reco.iocimlento de parte de los americanos, pero todas
los excitaron á la uníon Con los peninsulares para rechazar la invasión, y al
en vío de subsidios por los conductos acostumbrados: La de Asturias tampoco
pretendió ser reguladora; en lo que se adelantó á las otras fué en pedir
cortes geoerales y que se celebrasen en so territorio, fundándose á la verdad
en razones mas especiosas quesólídas para esta preferencia. j Ojala. que desde
luego se hubiese podído establecer en la Península una autoridad central para
todiís los dominios españoles! De. este modo acaso' hubieran tomado otro rombo
los asuntos de América, y arregládose sin venir á nn rompimiento ni perju-
dicar los derechos de ninguna de las partes. (El tmductor.}


(+) Tao' á los principios no bubo una junta en cada estado de América;




9·)"';'
en el espacio pell~~es. á. la" juut::l.~~lltral;que se h~l>iaJOI;mado;eD
Sevilla, Ja .cantidad de 90 millones de pell9s (~"). Aq1j.t;lla jun,t;lCo/"
respOIí!ll~ con tanpo.ca gratitud á este rasg':ldll g~nerQ$idad,qp.e,:~llvi6
nuevos gobernadores á Am.éric;a" con.. elen~~rgo de. suprimir lAA jlH'ta!!
coloniales, y los comisionados '" l()~ograron valiéndose de .lapf::r&diay
de la. mallo que lesjdíeron los españoles de nacimiento. Eu varias
partes fueronpresos y quitados delmedio los vocales deaquellas juntas,
y se restableció el. despotismo mas completo.(t).


1mposible .era qne durasen las cosas, en tal estado, Habíanse, acos-
tumbrado los criollos á examinar sus derecho&y á. conveaeerse de lo
absurdas que eran }1\S pretensiones de los españoles; así fué que
á las, primeras noticias de haberse dispersado la junta.central en 1810.
e~tn11ó de nuevo la revolucion y se hizo general. A ñnes .de aquel
misllloaño,. ya se habian formado juntas americanas en Caracas; en
Santa Fe .de Bogotá, en Chile" y en.MéjicQ. Gobernaban, todavía ea
nombre del reí, y aun quedaban.muchos medios tW:conciliacipn; pero
fueron desechados ~n términos. absurdos por la. r~encia, establecida e11
Cadiz, y por las cortes que despues seconvqcaronbajp¡,}lI. aut'U"iJiad
de la misma (t). La conducta de los americanos fl1.é '~~aJ"~ re..


- . , _. ., .-


estl,l .fué dosaños después, Quizá 00 ,paliarán de tres los que las fumaron
en la '.época á quo se alude en este lugar del te~l,o. (El ,,.¡¡ductor).
, (.) La' junta central (entiéndase que no es la. de Bedlla. q.ue menciOna, el
párrafo anterior del texto) no, se for~ó, sino que s~ refujió en' Sevilla cuando
los franceses se internaron en las Castillas. (El traducior).


(t) Establecida la junta central, justo y forzoso eraqiJe eidodos lo~ iÍ~­
lDini9s españolea hubiese unidad de accion y de mando. Debieron pues su-
bordinársele las juntas de las provincias de América, así como lo hicieron
las .de España. Luego no fué la ingratitud ni ningun siniestro contra Amé.
rica lo que motivé la medida de la' supreelon de sus juntas. Que se hubiese
abusado en el modo de efectuarla, es otra cuestion que nosotros no disputamos;
pero III qUIl Sil restableció no fué precisamente el despotismo mas completo,
sino el órdlln de cosas anterior, como sucedió en la Península. Este no
era. tan. bueno 4;OmO para ambos mundos lo deseaban los amantes de la Ji.
bertad, pero tampoco hahía habido tiempo ni medios de mejorarlo. (El traductor).


(t) El oríjen. de los disgustos fué la díscusion sobre el cómputo de pobla-
cion que había de servir de pie paraqua los americanos fuesen representados
en las cortes. Pretendian estos que los blancos y las castas formasen la base
para fijar el número de diputados, y los peninsulares admitian solo á los crio-
Ilos y españoles residentes en aquellos países. Encendillos una vez los ánimes,
en una cuestion que por ambas partes podia sostenerse con muí buenas ra-




belion, 'y se~iJ.viai'Ontropa3'españolas á Montevidéo, Veracrllz, Coro,
Panamá' T Santa' Marta, á' pesar de la mucha falta' que hacían para
la defensa de'la Península. En las cortes se trataron con desprecio
láS reclamaciones de los americanos. Diputado hubo qne 'décia: "si 10R
americanos se quejan de haber estaño tiranizados por trescient~s años,
ahora sufrirán el mismo tratamiento por tres mil años." Otro se explic~ba'
así: «Si· por algo me alegro de la .tictoria .de Albufera, es porque
ahora podemos enviar tropas para sujetar aquellos rebeldes:' Y alguuo
se atrevió á proferir' estas palabaas: "Yo no sé á que clase de bes-
tias pertenecen los americanos (*)." Se desechó con desden la me-
diaeion de la Ingllfterra, porque, aegun decian las cortes, no habia sido
solicitada, y se ofreeia con miras siniestras' (f), Ya desde entónces
no les quedó á las colonias ningun miramiento que guardar, y el :>
de julio de 18'10, el congreso de Venezuela proclamó la indepen-
dencia de aquel pais, 'Y su ejemplo fué imitado por la confederacion
de la Nueva Granada Y por la' del Rio de la Plats, igualmente que
por las '{if'ljvincias . insurreccionadas de Méjico. La guerra contra 101
españolea tomé--un carácter de encarnizamiento, que con propiedad pu-
dO' llamarsegueTl'a á. muerte. Pocas vezes se daba cuartel por nin-
guno de los dos partidos, Y despues de la 'victoria se mataban los
prisioneros á nogre fria. Los españoles diéron el primer' ejemplo
de estas crueldades; y las nuevas repúblicas fueron las primera! en
reponer el: respeto á los principios de humanidad.


La restauraeion de Fernando VII en 1814 no produjo mudanza
alguna en las' cosas de América, Abrazó el reí la tema de .la su-
mision absoluta de los colonos, y envió al general Morillo con 10,000


ZORes, . no era difícil que se fomentase la discordia por los intereses an;ílogim
á los que favorecieron la independencia de los anglo-americanos. (El traductor).


(*) Estos vulgares dicharachos, si es que alguna vez se profirieron, ñunca
encontraron cabida en los debates del congreso nacional. La cuestlon 'de la
independencia de América se ha tratado con el .decoro y gravedad ecrrcspon-
diente, salva -Ia libertad de opiniones, qne ninguno deja de reclamar para
si, y que no todos llevan á bien en los que no piensan como ellos. Si por
eldesentono con 'que hablan de nosotros algunos americanos, 'jnzgáBemos de la
dignidad 'j del seso de sus compatriotas, cierto que no dariames una muestra
aventajada de nuestra cordura, ni de nuestra justicia.


(t)"Y las cortes, en buena politica debian proce4er en aquellas círcuns-
tancias, con el mas escrupuloso y aun desconfiado miramiento en aceptar fa
mediacion de una potencia marílima tan preponderante,




94
veteranos á rééonqtti.star lli Nueva Granada y la capitanía de Cara-
cas~ Al principio alcanzaron grandes ventajas; las' trepas de 'los'~­
triotasquedaron destrozadas, se rindieron todas las plasas foertes,y
murieron en ilos suplicios mas de mil individuos de' lo masluzido de
la poblacion de aquellas provincias. Ya parecía ,que todo se había
perdido, cuando Bolívar volvió l\; tremolar el estandarte ·de .la inde-
pendencia. A pesar de los r~uerzoS que recibia de España, Mori-
llo fué perdiendo á palmos todas sus conquistas, y 'el resultado de-
finitivo de su espedicion (en diciembre de 1819) fué la -ñmdaeien
de la república' de Colombia con el territorio del reino de Santa Fe
de Bogotá y de la capitanía general de Caracas. Esta república ha
adoptado un gobierno electivo modelado por el de los Estados Uni-
dos; el poder legislativo reside en el senado, yen Una cámara de
representantes, yel ejecutivo se ejerce por un presidente elejido para
tiempo de cinco años (*). Bolívar" uno ,de los caractéres mas he-
roieos rde nuestra.. época, hombre superior á los reveses y superior á
la fortuna, fué electo primer presidente yha sido reelejido el año
pasado. Después de expelidos los españoles, la república de Colom-
bia ha adelantado mncho en el camino de la prosperidad y. del ér-
den; se ha puesto en estado de enviar un ejército al mand(j de
Bolívar para socorrer á los patriotas del Perú, y aquella vas".a re-
gion tambíen sé ha librado del yugo español, y forma en ddia dos
repúblicas bajo el título de Alto y Bajo Perú; esta última ha tomado
el nombre de su libertador y se llama ahora república de Bolivia.


La república de Buenos Aires sufrió largos disturbios por .las ve..;
»alidades. de algunos hombres de mucho influjo, y por las discordias
inseparables de una revolucion que se agita en un teatro tan ex-
tl!nso. Pero aun en medio de estás discordias, Buenos Aires pudo en-
viar un ejército al mando del genf'lal San Martin para libertar á
Chile. Aquel jefe derrotó á los españoles en dos batallas campales,
yt1lmbien los echó del Perú y de Lima su .capital .en 1821; pero
este último país, .. reconquistado por los españoles después de la sali-
da del general San Martín, no recobró la libertad hasta qne se la
afianzaron la6' ..leterias de Bolívar. Buenos Aires ó la confederacion


(*) No es tan exacta la conformidad eon el modélo, que no exista á lo
menos la diferencia de ser federal la república de Anglo-Américá y uuitariá
la de. Colombia. (El tmducior).




95


del Rio de la Plata, ha: triunfado al fin de todos 106 ostáculos y di-
OCultarles que podian oponerse á su prosperidad •. Su gobierno 'se ha
establecido sobre principios fijos, y la república es administrada. por
un congreso yun director. Rivadabia, hombre de un 'mérito y de un
carácter mui distinguido, fué elejido director en 1825, y desde en-
tóncescada día se van haciendo nuevos progresos. en la civilizacion
y en la prosperidad. En aquel vasto y bello territorio todavía se
encuentran inmensos llanos que brindan al trabajo del hombre para
enriqueller nuevas generaciones, por lo cual se han tomado disposicio-
nes tan sabias como liberales para excitar la emigracion de los hom-
bres industriosos de Europa.


En Chile, donde la ambicion de la familia de O'Higgins ha cau-
sado largas agitaciones, se ha restablecido por fin la tranquilidad bajo
la administracion prudente á ilustrada del general Freire.. Este pais
puede aspirar por sus minas y por sus producciones á un punto mui
alto de prosperidad. Sus habitantes con razón son tenidos por los
mas ilustrades de la América meridional.
.. La: revolucien tambieu se ha terminado en Méjico ó Nueva Espa-
aa. Un .eura de la grande hacienda de Dolores, llamado Hidalgo,
dió principio á la. insurrección el año de 1810; las tribus de indios
que son mui numerosas en aquellos paises auxiliaron muí eficazmente
á los criollos; ¡>dO despues de haber logrado grandes ventajas, Hi-
dalgo fuá venzido, hecho prisionero y pasado por las armas el. 27 de
julio de 1811. Su .ucesor Morelos, cuya pérdida lloran todavía los
patriota" mejicanos, co1l.\'~ó una junta nacional y sostuvo la insurrec-
cion hasta 1815. La t$iQÍon le paso en manos de los españoles, y
el reino de Méjico estaba al parecer del todo pazíficado, cuando ha-
biéndose proclamado la coastltuelon de las cortes (en 1823) volvió
á dar grandes llamaradas el fuego que ardia debajo de la ceniza (*).
Don Agustin Iturbide, puesto á la cabeza de algunas tropas, sitió al
virei Apodaca .en lacapital. .Llegó poco despues el nuevo vlrei .Don
Juan O'donojú,quien viendo que era imposible lidiar contra la fuer-
za de los acontecimientos; hizo eOll los insurjeates un ajust2, en cu)"a
virtud se estableció una rejencia compuesta del mismo virei, de Itur-


(lO) La tentativa del jóven D. Francisco ~.~vier Mina, que en 1817 selló
con su sangre los malogrados ~sfnerzns qu~ bizo por la libertad de los me-
jicanos, bien merecia mencionarse en este epítome, siquiera por lo que tiene'
de histérico, (El traductor).




00
bi&~Yde:N'l!gÍ'été.; La 'nju'eftede' O'donojú fué '"Iilde la: autoridad
espa~ola eh'~q,riel' itnperio,y secortvoc6 I1n cotigreso mejicano:L'os
proyectos' de lturbide no se enderezaban á establecer una .república.
En '1'821 disolvió las 'cortes,' hizo' presos á treinta diputados de
los' dé"más'influjo, y se proclamé' emperador. Cuatro obisposle un-
jierob liOlehltíement8'; pero á principios de 1824 se levant6el pue-
blo por todas partes, el nuevo emperador se vió precisada ,á des-
ceñirse la corona y á espatriarse, recibiendo una pension de 25,000
pesos fuertes. Animado por algunos de su partido, y acaso p()r'al-
gun gabinete europeo, se embarcó el año de 1824 en Southamptón
y volvió á Méjico; pero no halló ni un solo partidario,')" no ' bien
desembarcó, cuando fué preso y pasado por las' armas.' Desaé'eri-
ténces la confederacion mejicana es rejidacon grande -unanirnidad bajo
un gobierno formado por la' norma del d~ los Estados trnid~s'.·


Guatemala fu~ el último país que se separó de la madre patri~:'
habiendo estallado la revolucion en 182], ejecutada 'por. una'·reuni()I.
de ciudadanos pazífiqossin ninguna efusion de sangre. ÚÍJrbide quiso
incorporar este país al imperio mejicano, y aun C6ilquistó 'algu~
nas provincias; pero luego que él cayó, el general Tillasolaqu:b' m'an-
daba las tropas mejicanas, se retiró accediendo al voto universal d-e
los guatemaltecos, y estos se constituyeron en república el año de 1'824.
En principios de 1825 se verificó la instalacion de las dós'cámaras
del congreso, y desde aquella época todas las noticias' de aquel-PiiiS'
anuncian que sus habitantes entienden bien la: libertad, y que "van
difundiéndose sus beneficios. La república de Guatemala, ó ele 'Cen-
tro-Amérlca, no es de las ménos interesantes entre las que existen
en el Nuevo-mundo.


Esta última. revolución, la toma de Vera Cruz en M~jico y la. del
Callao. en el Perú, .han lanzado definitivamente á los españoles-del con':
tinente de América. De todas sus antiguas posesiones solo. les 'queda
la. isla, ge Cuba (*), situada á la entrada del golfo de Méjico: . Las
nuevas repúblicas deben poner la mira en conquistar esta posícíon'
militar que los españoles han fortificado considerablemente 'de álgun'
tiempo á esta parte, '11 desde donde todavía se lisonjea su gobierno
de reconquistar unos estados, que dentro de poco serán mas podero-
sos' que su antigua metl'óIloli.


(*) y la d... Puerto Rico.




E;pagne Poétique: choi» .de poesie castillanes depuis Charles-Quint
jU'Pu'it n06 jours, mins en ven; franl¡aiG ~tc. España poética: poesías
selectas castellanas -desde el tiempo de Carlos V hasta el presente, traduzi-
das en verso frances : con una disertacion comparada sobre la lengua y
la versiticacion española: una introduccion en verso y varios artículos
biográficos, históricos y literarios. Por D. Juan Maria M;ury. Adér-
nanla algunos retratos. Tomo 1 Paris 1826. 8vo. de 450 pp.


L'ou'OrGge de D. Maur9 manquait el nos besoins, dice con exul-
tante aprobacion de esta obra, uno de los muchos periódicos france-
ses que la han examinado, y que á una voz la han prohijado en la
literatura francesa, salvo algunas diferencias accidentales en lo severo
de la crítica ó en lo espresivo del encomio que de ella han hecho.
Oon igual razon pudiéramos decir nosotros que nos hacia suma falta
U!l trabajo de esta clase, y felizitarnos de lo bien que lo desempe-
ña el Sr. Maury.
._En efecto: los franceses, que son acaso los que mas deben á -la


literatura española entre todos los estranjcros que han benefiziado su
rica mina, 80D tambien los que, en el ramo que nuevamente aca-
ban .de adquirir por la dilijenoia y habilidad de un español, la habian
conozido y cultivado ménos, Los italianos han tenido un Conti que,
en elegantíaimos versos, les ha presentado la flor de nuestros mejores
w~tas¡.. l08 ingleses hallan en la Antología E'pañ(¡}la' de Mr. Wiffen,
cura próxima publicación hemos visto anunciada, una seguridad de po-
derdis(rutar Ia misma ventaja, puesto que se la proporciona el acre-
4i~ 'traductor del Taso y de Garcilaso; los alemanes cuentan entre
sus profundos críticos y esploradoree de la literatura. meridional, una
honrosa lista de los que han descubierto, analizado y hecho sentir .' á.
SUl! compatriotas Ias .bellezas de la poesía castellana; miéntras queen-
tre los franceses, las bibliografías mas completas, los diccionarios mas
copiosos, los cursos de literatura mas universales, dejan el brillante-pan-
to del parnaso español, cuando no agraviado Con reparables equivoca-
ciones y estrañas injusticias, á lo ménos abandonado á un olvido
desaíreso. Fácil nos seria presentar pruebas de esto, que tal vez pa-
rezerá exajerado resentimiento del amor á nuestra gloria literaria;
pero baste citar el Diccionario universal, histórico crítico 9 bibliográ-
fico, impreso en Paris pocos años haze, que en el artículo de Fr.
Luil de Leon, apenas le cita como poeta, para decir que es mas


M




98
conozido por sus libros teológicos, y que el principal de estos es
el tratado De utriusqui agni, typici el »eri, inmolationis legitimo
tempere,


¿ Qué estraño es pues, que sorprendidos, por decirlo así, los' lite-
ratos franceses con el don espléndido que les haze el autor de la
España poética en los trozos selectos de este grande injenio y de otros
muchos que van con él á la par del mérito en sus respectivas clases,
lo reciban con aplauso y agradezimiento? ¿Y cómo no han de apre-
ciar tanto mas este rico presente, cuando se les ofreze ataviado en
versos franceses, que, sin ajar ninguna de las gracias del orijinal, án-
tes bien realzando muchas de ellas, guardan en lo esencial los prin-
cipales miramientos que, á lo ménos á lei de galantería, son debidos
á las melindrosas musas del Sena? La moderna lengua castellana
que hasta aquí estaba empeñada para con la Francia por las obras
con que el sabio Cabarrus la enriquezió, paga por fin esta deuda
con usuras, proporcionándole en la España poética, no solo una tra-
duccion aventajada de lo mas sobresaliente de nuestro parnaso, sino
también la indicacion de nuevos rumbos por donde, con un pequeño
y prudente sacrifiaio de ese rigorismo displiceute qne distingue á
la escuela francesa, podria, en nuestro concepto, dilatarse el vuelo
de sus injeriios.


Mas no solo para con los franceses, sino tambien para con los es-
pañoles ha adquirido el Sr. Maury títulos mui justos á la gratitud
y al aplauso, pues ademas de ganarnos el puesto de houor de que'
estábamos privados en una de las principales concurrencias de la re-,
pública literaria, nos da un bellísimo ejemplo de cómo deben ha-
zerse las traducciones, escribiendo al mismo tiempo un libro que,
aun prescindiendo de su mérito distinguido como traducción, debe mi-
rarse por los mismos españoles como una de los mas útiles y me-
jor .trazados para entender la historia de nuestra poesía, y sacar de
ella el fruto con que brindan sus primores al que atinadamente sa-
be desbastarlos para verlos en su verdadero pulimento. Por esta ra-
zon creemos que no estará. demas el que .nos detengamos en dar una
noticia mas individual de su conteuido, y aun el hazer de paso al-
gunas observaciones que nos sujiera el mérito mismo de la obra.


Empieza esta por una epístol.. dedicatoria en verso frances, escrita
~ajo los auspicios de antigua amistad á. los dos celebrados poetas
Arriaza y Quintana, á quienes dice:




99
" RivauJ: á plus d' un titre, opposés trop souvent,
"Maia de notre amitié tous les deux recevant
.. Un sentiment commun qui domina les autres,
"Je vons offre un travail oú mes vceux sont les vótres,"


Delicado pensamiento, que nos lamentamos de ver en cierta manera
desmentido cuando mas abajo, hablando con Arriaza y de sus poesías,
le recuerda.


" Et bíentét, dans Cadix, d'un ascendant moqueur
" Bravant les factíons, ta mordante logique,
"Depe~ait, enjouant, l'ceuvre démagogique."


Pero no acibaremos el grato sabor que nos ha dejado la lectura de
esta lindísima pieza, formando quejas que, si bien pueden disculparse
con lo fáciles de sentirnos lastimados que nos haze nuestra desgracia
actual, pueden tener otro sentido en la inteqcion inocente del autor, acaso
no bien entendida por nosotros.


La maestría con que, en nuestro dictámen, apoyado en el de los.
críticos franceses, está escrita la dedicatoria, es un preludio de que
la empresa del Sr. Maury; por ardua y atrevida que pueda parezer
á. primera vista, DO tiene nada de presuntuosa en quien la abraza fiado
en tamañas fuerzas.


Sigue un prólogo mui apreciable, y que no es la parte ménos i~­
portante de la obra, en el' cual espone con singular sagazidad y tino
las ventajas de la lengua castellana, los puntos mas notables de com-
paracion entre varias versificaciones, muchas y mui oportunas obser-
vaciones sobre la poesía española, y el sistema de la obra. Desde
luego entra dando resueltamente á nuestra lengua la preferencia sobre
las modernas latinas; y en verdad que las razones que presenta, (aun-
que en nuestro concepto no están esforzadas como pudieran, si los
límites de un prólogo lo permitiesen), son decisivas, mal que le pese
á un crítico ingles (*)~ que no se muestra satisfeche, volviendo la
cuestion acia otro punto, cuando nos acusa de redundantes, sin ha-
zerse cargo de que este defecto no es de la lengua ni de sus elemen-
tos constitutivos, sino de nuestras cabezas. Ni se piense que la pa-
sion priva al Sr. Maury de reconozer las ventajas que ofrezen las
demás lenguas puestas en parangon con la nuestra, pues mas de una
vez suspende la atencion del lector cuando las pinta con espresiones
semejantes á estas, vertidas en obsequio de la, s, y la j. francesas.
H Ces consonnes effleurent les e e faibles avec une delicatesse qui nous


(*) 1flonthly R,view, enero 1827.




100
charme long tems avant que nous pul41110nS enapprocher. Les ter-
minaisons, par exemple, tellee que rose, áge, ont, 'ponr ainsi dire,
quelqae chose d'áérien."


A algun literato de ~an juizio y de profundo conozimiento en la
lengua castellana, hemos oído lamentarse de la superabundancia de ve-
zas .de muchas síl~bas y de la escasez de monosílabos que hai en ella,
resultando de aquí una desproporcion mui notable para traduzir, so-
bre todo en versos, compoeiciones de otros idiomas que, como el in-
gles y aun el frances, abundan mucho mas en monosílabos y en disílabos;
pero la respuesta que da el Sr. Maury haziéndose cargo de la mis-
ma dificultad, nospareze convinzente y razonable. ce On pourrait
(dice) á la rigueur n'y voir qu'une économie de rimes et de papier;
I'essenriel n'est pas l'espacq que tient chaque mot, pourvu qu'il soit
a sa place." ¿ Y acaso no tiene su .desventaja esa misma abundan-
cia de monosílabos? ¿ Aglomerados en un verso no le harán insopor-
tablemente duro ) ¿ Y si en ciertos casos pueden ser provechosos, de-
jan de ser incómodos en otros muchos mas ~ ¿ y cuantos de estos mo-
nosílabos se hazen del todo inútiles paraIa completa versión de la.idea
en castellano, porque en ingles no son mas que una especie de muletas
en que tienen que apoyarse las ideas para tenerse en pie y dejarse
ver? Así es que por propia esperiencia nos atrevemos á decir que,
de prOSl:\ á prosa, una obra cualquiera de cierto número de páginas,
será mas corta traduzida del ingles al castellano.


Reconozemos con el Sr. Maury al italiano y al ingles la ventaja de po-
der suprimir en muchas palabras una de las sílabas del centro, y otros
arbitrios de esta especie; pero hubiéramos deseado que antes de decir de
nuestra lengua: "le versificateur, bien moins henreux avec Ié franeais,
l'est encore moins avec l'espagnol. ... l'espagnol n'en a aucune , pas la
moindre souplesse", se hubiese acordado de que ademas de poder decir
jeliz..,- felize, troj y troje &tc. tenemos mucho mas á. menudo la facultad
de acortar 6 alargar las vozes oriente or'iente: leon lijon y otras muchísi-
mas de este jaez 6 ja-ez.


Hablando del sistema. métrico de nuestra poesía, comparándolo tam-
bien con el de otras lenguas modernas, esplica los dos usos principales
que ha tenido el hemitiquio en los versos alejandrinos y en los de arte
mayor, hasta que adoptamos el endecasílabo italiano. Descubre en este
ritmo. dos modos distintos, sobre los cuales versa su varia cadencia y
grata flexibilidad, siendo el primero el de la cesura ó reposo en la scsta,




101
y el segundo enla .cuarta y octava. Si· bien eIl eiertó que son estas las
diferencias radicales, no deja de serlo tambien que-entre las dos hai otras
muchas que las modifican y les dan nuevo jiro, segun' reeonoze el mismo
Sr, Maury; por ·10 mismo somos de sentir, que sin quitar nada de lo
mas injenioso, y MIn verdadero, que tiene su observacion, acaso seria pre-
ferible por mas cómoda y fácil de ejecucion en la practica, la distinción
mas jeneral de nuestro endecasílabo, diciendo que su variedad caracte-
rística consiste en poder haserse la cesura óel reposo desde la cuarta
hasta la octava sílaba inclusive; resultando de aquí el ser tambien cierto
que en este ritmo se conserva el constante y perceptible corte del verso
en dos hemistiquios; pero que la ventaja que lleva á los demas está en
que nunca son iguales, sin eseluir por eso la facultad de hazer versos
de esta medida que en nna serie dada se corten del mismomorlo, si así
conviene al designio del poeta en modificar el ritmo, como sucede en los
sálicos, que son endecasílabos cuya cesura, reposo ó hemistiquio se halla.
eenstanternente en la quinta.
. El Sr. Maury da mui buenas razones para demostrar 10imposible que es
la introduccion de los ritmos de las lenguas antiguas en las modernas,
miéntras no ee fije de un modo claro y universal y uniformemente enten-
dido por todos los que usamos diferentes reglas prosódicas, en qué con-
sistia el sistema métrico de aquellos. Estamos de acuerdo con él en este
puntó; mas nos pareze que, sin perjuizio de deberse mirar como impracti-
cable la imitacion inventada por algunos, y particularmente esforzada :por
nuestro Villegas en este punto, no se puede ménos de confesar que estas
tentativas enriquezen los modos de versificar, y contribuyen á añadir nue-
vas cuerdas á la lira española, aunque nunca resulte que sea idéntica con
la antigua. Prueba de esto es la adquisición del ritmo que llamamos sáli-
co y adónico, el cual no será, si se quiere, el mismo con que ea la Grecia
se celebraba á Adonis ó suspiraba Safo sus ternezas, pero es grato al
oído Y mui' gracioso y nuevo, y debido á la imitacion de los metres anti-
gnos,de que por lo mismo seria lástima disuadir á los quela intenten ó'la
miren con aficiono A esta misma circunstancia se deben recientemente al.
gunas modificaciones métricas mui felizes que el Sr. Moratin nos muestra en
la primera edicion completa de sus poesías líricas, y que son de añadirse á
las euarenta que' presentan las fábulas de Iriarte. No dudamos que, cul-
tivando con gusto y discernimiento este nuevo campo, pueden cojerse
flores de peregrinas formas y matizes en el jardin de nuestra poesía.
Apenas hai un crítico entre nosotros que al hablar de las Latinas de




162
Villegas, ó de sus poesías castellanas en metro latino, no repita que fué
poco feliz en !lU tentativa; y á nadie hasta aora le ha ocurrido examinar
sí los versos que presenta con la idea de imitar el metro latino, podrian
produzir, cuando no este, otros resultados capazes de enriquezer nuestro
sistema métrico. A nosotros nos pareze que 'Unos ensayos en los cuales
se leen versos como los siguientes, bien podrían sujerir combinaciones en
cuya adopcion no perdería nada nuestra poesía.


"Páramos de Arcadia que miráis de mi dulce Licóris
LoS'. ojos, la blanca mano, la frente serena,
Con ramas, con verdes hojas, con blando susurro,
Al viento que os brinda pio, celebradla siaves.


Praderas del verde suelo que el Ménalo cria,
Filis os ha pisado: mirad que mi Filis amena
Al mayo produce flores; si os obliga su planta.
Al viento que os brinda pio celebradla süaves.


Seis vezes el verde soto coronó su cabeza
De nardo, de amarillo trébol, de morada viola,
En tanto que el pecho fria de mi casta Licóris
Al rayo del ruego mio deshizo su hielo.
Seis vezes la florida Vénus con afeite de nácar
Discreta formó la rosa, y discreta mi Filis
Seis vezes oyó mi quelis, seis vezes, y dijo:
Venziste, Ooridon s : tu voz de sirena me venze."


El Sr. Maury, al delinear la fisonomía moral de la poesía castella;
na, dice bien cuan rica es en todos los jéneros, y añade: ., l'épopée seule a
résisté a de nombreuses tentatives; le génie de nos grands poetes n'a
pu s'y conformer: ils ne savaient marcher que par élans," En esta
disculpa hai mas agudeza que verdad, mas brillo que conviccion. Nues-
tres grandes poetas, en otro jénero acaso no ménos difícil que el épico,
han sabido mas que andar par élam, como lo acredita el teatro an-
tiguo, en cuya pro,digiosa abundancia de piezas y de primores, se en-
cuentra mayor número de dramas perfectos de lo que comunmente
se cree. En este jénero fueron orijinales, y no les ocurrió que en
lo que escribian para la masa del pueblo debian atenerse á la imita-
cíen de griegos, latinos é italianos, que se impusieron en sus poesías
destinadas á ser leidas y juzgadas por la .clase culta y erudita de la
sociedad. La epopeya, en que hizieron tantos ensayos, era de esta
última. clase y en la que mas se sujetaron al yugo de la imitacion servil,




103
y por eso no tenemos ningun poema equiparable á la lliada nl á
la Eneida, Hubieran en este jenero, como en el dramático, de-
jádose llevar de sus propias inspiraciones, y del inagotable caudal
de invencion que en él ostentan, y á buen seguro que no estaría
tan escaso nuestro parnaso, pues las demas dotes accidentales que
deben concurrir en una composicion de esta' clase bien á menudo se
encuentran en las demas producciones que tambien las requieren ó
las admiten. .N o se objete que tambien imitaron servilmente en la
poesía lírica, en la bucólica &c. en cuyos jéneros hai sin embargo muchas
piezas maestras; porque es necesario hazernos cargo de que el nú-
mero de ensayos fué infinitamente mayor y en composiciones mas fá.
ciles, y así produjo mas aciertos, los cuales todavía son mui pocos respecto
del inmenso fárrago en que se hallan envueltos, pero en la epopeya
son contados los ensayos, la empresa mucho mas difícil, y asi ningnno
el acierto.


Esta observacion nos da una oportunidad para contestar al crítico
iHgles ántes citado, sobre el cargo que nos haze de que no tenemos
un Moliere. ¿Cómo pudimos tenerle en la época á la cual se re.
fiere este reparo, si los que desplegaban disposiciones no inferiores
á las del cómico francés, se hallaban colocados en circunstancia
enteramente contrarias á las de aquel en la corte de Luis XIV: ¿En
qué se parezia á esta la de Felipe IV? Si Moreto, v, g. en vez
de entretener en el teatro á un vulgo, cuyos gustos é inclinaciones crea-
ron y sancionaron las dimensiones y el carácter de nuestro drama,
hubiera tenido que hablar únicamente delante de refinados corte-
sanos para pintar sus brillantes vicios, sus elegantes intrigas, es
bien cierto que no habria ido en zaga á Moliere, así como no le
envidia en ninguna de las cualidades comunes á los argumentos mui
div~rsos en que se ejerzitaron estos dos grandes iujenios. Ayudé-
monos con la historia y la filosofía á reflexionar sobre las épocas en
que florezieron los hombres eminentes de que blasona cada nazion,
y verémos hasta qué punto fueron sus obras maestras hijas de las
circunstancias.


Cuando el Sr. Maury habla del plan y principales reglas que se
ha propuesto para la ejecucion de su obra, no podemos ménos de
copiar sus propias palabras; porque. ellas eneJerran la contestacion
mas concluyente á algunos de los principales reparos que le ha he-
cho la crítica, acaso por no haber tenido presente ó apreciado-bas-
tante el peso de estas razones.




104
" JJasvelltajae pecnliares de la lengua castellana han dado á la


pcesía española un prestljio, y adoruádolacon un sin número de en.
cantos que no puede méaos de perder en las traducciones. Ademas
de esto, sea que la satisíaccíon de verse tan ricos haya hecho á.~ues.
tros poetas mirar con indiferencia otros medios de luzir: sea que, viéndose
dueños de un instrumento tan poderoso, no hayan querido malograr
ninguna de las ventajas que les properclonaba, suelen cuidarse mé-
nos del pensamiento, y solo se esmeran en acendrar el Ienguaje, .80n
brillantes por sus combinaciones rítmicas,por lo bien saaonadc Ae los
jlros, por lo audaz de las locuciones; distínguense especialmente pOr
los efectos armónicos, para lo. cual encuentran maravillosos recursos.en
la estructura de las mismas palabras. Los queresplramos las ínfluen-
cias meridionales, nos sentimos embelesados con el '1ncanw d,e ~9S
sonidos, así como en la música puede' un simple motivo que: na-
da espresa, produzir sensaciones mui agradables. En cuanto á esto,
pues que el mérito del poeta consiste en agradar, los nuestros han
podido merezer justos elojios, aun en aquella parte de sus composi-
ciones ménos sustancial por lo que haze al sentido. Pero. CQJ1 to¡;lQ
es necesario confesar que nuestra .literatura, especialmente ,la ~"tig~
no está. esenta de ser prolija.


"Por estas razones nuestros poetas orijinales presentarán muchas
vezes al traductor esta cuestion mui delicada de resolver: ¿ se .ha
de modificar ó decirse todo? ¿Se han de tener con. ellos masml..
ramientos que con los lectores? Yo me he decidido á flUTor de
estos, y en general presento abreviados los originales. En algu~as
piezas he cargado bastante la mano para el esquilmo, salva la venia
de quienes no aprueben esta libertad; pero sobre ser imposible tras-
ladar las bellezas de los pormenores, hubiera habido sobrado arrojo
en dar cabida á. prolijidades' que no se pudiesen resarzir con otras
ventajas."


Los que con esta franca profesion de principios todavía no se dieren
por satisfechos, examinen los títulos que los autorizan á pedir mas
de un traductor de poesías selectas. Este no se obliga ni se de-
dica á. traduzir obras completas de autores clásicos; mui distinto
seria su plan en taL caso, y los que así lo desean para conozer lo
bueno, malo y mediano de cada uno, engólfense, si tal les plaze ó
conviene para sus miras. en las versiones literales y en las glosas y
comentarios de los expositores. Lo que se ha propuesto el Sr. Maury,




105
lo que realmente faltaba, es asociar al parnaso español con el fran-
ces en lo mas sobresaliente y acomodado al gusto literario de nues-
tros tiempos, paraque de su trabajo resulte la recíproca utilidad que
debe buscarse en el comercio de las musas. Si Lop e de Vega y Que-
vedo, enterados de los progresos y refinamiento que ha alcanzado en
este siglo la literatura, se viesen invitados á presentar algunas mues-
tras de sus mejores obras ante un areopago literario de los cultos
parisienses, se guardarian mui bien de no escojer las mas susceptibles
de ser limadas y cercenadas de manera que, siendo las mismas del
siglo en que las escribieron, pareziesen dignas de elogio en el pre-
sente; ¿ por qué pues no ha de ser esto lícito, y aun loable, en un
traductor qnehaze por ellos lo que indudablemente harian por sí
propios tri estuviesen en su lugar?
. En medio de esta justa libertad de que el Sr. Maury ha usado


en sus traducciones, no dejan de ser estas harto fieles, no solo en
cuanto á la imitacion de los ritmos, reproducidos con inesperada se-
mejanza, sino tambien en cuanto al color nazional, y aun al indivi-
dual de cada poeta, en la novedad de los jiros, en la orijinalidad de
laespresion, y en algunos lunares que á vezes se convierte en ma-
tizes de la misma belleza. Esto ha dado lugar, á que un crítico
frances haya dicho: que aunque es lícito amar á un poeta cojo, no
por .eso es permitido cojear con él. Pero tambien hai cojeras gra-
ciosas, y cojeras debidas á honrosos accidentes; y no sabemos por
qué razon no se han de dar á conozer estas por quien se propone
8aClarun retrato que sin agravio de la verdad haga amar el orijinal.


Habiendo desenvuelto en el prefacio un precioso caudal de crítica,
de erudicion y de profundo conozimiento de las principales lenguas
vivas, y lejitimada así su persona para entrar en la demanda de su
obra, al Sr. Maury nos ofrece en una introducción escrita en .verso
frances la historia de los tiempos primitivos de nuestra poesía, con
notas críticas y biográficas que abrazan todas aquellas particularida-
des, difíciles de colocar en el poema, pero que son de grande auxi-
lio para completar el cuadro histórico. Divídese este en dos épocás:
desde el poema del Cid hasta D. Alonso el Sabio; y desde el Ar-
cipreste de Hita hasta Garcilaso. La parte relativa á los árabes está
tan hábilmente enlazada con la mezcla de la literatura y de la his-
toria, que 'puede mirarse como un epílogo de lo mas curioso que hai
que saber de este interesante trozo de los fastos peninsulares, coor-


N




106


dinados y puestos en mejor luz desde que se publicó la obra del
sabio D. José Antonio Conde, á quien sigue juiciosa y atinadamen-
te el Sr. Maury. No han perdido de vista esta circunstancia l~s crí-
ticos franceses, apreciando debidamente un trabajo que les ofrece en
pocas páginas de prosa y poesía francesa, un cuadro bien caracteri-
zado de la primitiva literatura moderna española. Al tratar en esta
introducción de la época turbulenta y brillante del rei D. Juan U,di-
ce el Sr. Maury, que ni de este monarca, apasionado á las musas,
ni de su infeliz favorito D. Alvaro de Luna ha quedado ninguna de
las composiciones en qne se ejerzitarou. Acerca de lo cual nos atre-
verémos á decir qne en el cancionero de Hernando de Castillo hai algu-
nos motes de D. Alvaro, y qne en nna de las ediciones de las obras
de Juan de Mena, y en alguna otra coleccion cuyo título no recorda-
mos, se leen los siguientes versos del rei D. Juan:


Amor, yo nunca pensé
Que tan poderoso eras,
Que podrías tener maneras
Para trastornar la fe, \'
Fasta agora que lo sé.


Pensaba que conozido
Te debiera yo tener,


Mas no pudiera creer
Que fueras tan mal sabido;
Ni jamas 00 lo pensé,
Aunque poderoso. eras,
Que podrias tener maneras
Para trastornar la fe,
Fasta agora que le sé.


Tambien cita al enamorado Macias, espresando no haber llegado á
su noticia ninguno de sus versos; y teniendo nosotros á mano los
siguientes que copia el P" Sarmiento, nos atrevemos á insertarlos, para
que con los precedentes contribuyan, en cuanto es dado á nuestra
débil cooperacion, á llenar un vacío de que pareze lamentarse el Sr Maury


El gentil niño Narciso,
En UDa fueote gayada
De si mismo enamorado,
Mui esquiva muerte prlso.
Sennora de alegre riso
E gracioso Iiudo brio,
A mirar fuente nin rio
N o se atreva vuestro viso.


Engannaron sotil mente
Con imjinacion loca
Fermosura e edat poca
Al niño bien paresciente,


Estrella resplandeciente,
Mirad bien estas dos vías,
Pues beldat y pocos días
Cada cual en vos se siente.


Prados, verduras y flores
Otorgo que las miredes;
Otro si que escuchedes
Dulces cantigas de amores ;


Mas por sol nin por calores
Tal codicia non vos ciegue,
Vuestra vista siempre niegue
Las fuentes e sos dulzores.




Deseando vuestra vida,
Aun vos dó otro eonseio,
Que Don se mire en espeio
Vuestra faz clara .gar·rida ;


107
Ca sabed que la partida
Seria dende tan fuerte,
Que non vos fuese la muerte
De Narciso repetida.


Permítasenos asumsmo echar de ménos el nombre de Juan de la
Encina entre los poetas contemporáneos de D. Jorje Manrique, y uno
de los que mas brillaron en la corte de los reyes católicos. Su can-
cionero, ó coleccion de poesías, es uno de los mas raros, al par que
de los mas apreciables por lo vario de los jéneros en que se ejerzitó,
por lo festivo y delicado de mochas de sus composiciones, y porque
fué el primero que traduziendo las églogas de Virgilio, empezó en-
tre nosotros á dar el verdadero tono á la poesía bucólica, y con sus
coloquios adornados de algun artificio y aparato escénico, adquirió un
derecho á ser mirado como uno de los fundadores de nuestro teatro.


Conduzida la historia de nuestra poesía con tanta amenidad como
buen tino en lo selecto de noticias y en lo juizioso de la crítica hasta
principios del siglo XVI, empieza desde esta época la hermosa ga-
lería de los poetas mas sobresalientes hasta el tiempo de su decadencia
y ruina á mediados del siglo XVII. Está dividida en dos grandes
intervalos desde el tiern~ Garcilaso hasta el indefinible y admirable
Góngora; y desde el fecundo Lope de Vega hasta el arrogante y des-
igual VilIegas. Comprende el primero las biografías y los trozos se.
lectos de Garcilaso, Sta. Teresa, Fr. Luis de Leon, Herrera, Cer.
vántes y Góngora; y en el segundo se dan á conozer Lope de Vega,
los dos Argensolas, Quevedo, Rioja y VilIegas. Gran placer ten-
dríamos en podernos detener en esta parte de la obra, si el espa-
cio nos lo permitiese; aunque, siendo la principal para el designio del
autor y para los estranjeros á quienes está destinada, es para noso-
tros de una importancia secundaria considerada como traduocíon, Pero
no ostante se recomienda mui particularmente por la exactitud y gra-
ciosa amenidad con que están narradas las particularidades biográficas,
y por la maestría con que están ejecutadas todas las traducciones. Don-
de no iguala al original es sin duda porque no alcanzan á tanto los me-
dios de ninguna traduccion, pero lo presenta con toda la perfeccion
posible. En casi todos los pasajes mas señalados lucha con valentía,
y defiende á la poesía francesa de un modo mui diestro y honroso,
aunque con armas muí desiguales. En no pocos lugares, y no de los




lOS
mas ventajosos, aclara, exorna y perfecciona el orijinal. Finalmente,
en todo el conjunto de las traducciones tiene el raro acierto de pre.
sentar diá.fanas, perceptibles y con un realze admirable de poesía fran-
cesa las bellezas mas disimuladas y encubiertas de la españolaren
diccion, en estilo, en pensamientos y en formas rítmicas.


Véase un ejemplo de la oportunidad con que esplica un pasaje que
en el modelo no deja percibir bastante la idea del poeta, quees el
marques de Santillana en su serranilla de la Vaquera de la Finojosa.


En un verde prado
De rosas e flores
Guardaba ganado
Con otros pastores.
La dije:" donosa,"
Por saber quien era
Aquella vaquera
De la Finojosa.


Dans cette prairie
Gardait ses troupeaux
ABsise en repos
Sur I'herbe f1eurie.
"Ecollte ma voix"
Luí dis," nymphe belle"
" Vachere" dit-elle,
"De Fenonll-aux- Bois."


La profezia del Tajo de Fr. Luis de Leon es uno de los trozos
en que con mas teson ha mantenido la difícil lucha con el oríjínal.


A4:ude, corre, vnela Accours, raise la plaine ;
Traspasa el alta sierra, ocupa el llano Franchis les monts, poursuis, harcelIe


No perdones la espuela Ton conrsier hors d' haleioe; barassé
No dés paz á la mano D'nn brasjamais Iassé


Menea fulminando el hierro insano. Exerce incessament ton glaive delassé
j Qué lástima que de. este endiosado poeta no nos haya presenta.


todo el Sr. Maury, si quiera una de aquellas sublimes composiciones
filoséfico-religíosas que caracterizan su númen, en nuestro concepto
por nadie igualado en este jénero ! ¿ Por qué no haber procurado de.
cir en la lengua de Bossuet y de Fenelon:


i Qué descansada vida
La del que huye el mundanal mido,
y sigue la escondida
Senda por donde han ido
Los pocos sabios que en el mundo ban sido! &c.


Cuando contemplo el cielo
De innumerables luzes adornado,
y miro hácla el suelo
De noche rodeado,
En sueño' y en olvido sepullado & c.




109


2No hubiera podido quedar airoso en la traduccioo de estas dos
excelentes odas el que con el mismo poeta sabe competir diciendo:
y tú, Betis divino, Oh t1euve aUJ: sources puresl
De sangre ajena y tu.ya amancillado. Rougi du Vng arabe et du notre mélés,
Darás al mar vecino Que de débris d'armures,
j Cuanto yelmo quebrado! Que de corps mutilés,
Cuanto cuerpo de nobles destrozado r Bétis dans F'océan par tes ondes ronlés I


Uno de los sonetos mas justamente celebrados es el siguiente de
f...upercio Argensola:


Yo os quiero confesar, Don Juan, primero,
Que aquel blanco y carmin de Doña Elvira
No tiene de ella mas, si bien se mira,
Que el haberle costado su dinero.


Pero tambien que me confieses quiero
Que es tanta la beldad de su mentira,
Que en vano á competir con ella aspira
Belleza igual en rostro verdadero.


¿ Mas qué mucho que yo perdido ande
Por un engaño tal, pues que sabemos
Que nos engaña nsí naturaleza?


Porque ese cielo azul que todos vemos,
Ni es cielo, ni es azul. j Lástima grande
Que no sea verdad tanta belleza!


y dice el traductor rompiendo ufano todas las trabas con expedi-
to desenfado:


Je I'avouerai, Don Juan, puis qu'il faut vous le dire:
Les lis el I'iucaroat donl mes yenx sont éprís.


Appartienneut a Donne Elvire,
En cela seulemeut qu'elle en paya le príx,


Mais convenez aussl qu'on n'a vu nulle fable
D'un si joli mensonge orner la fausseté,
Et qu'eo vain chercherai-je une egale beanté


Sur un visage véritable.
De mon ilIusion que J'on s'étonae peu;
TeHa cbarme en trompant .Ia nature elle méme :
Leve les yeux, et vois comme 1'00 aime
Ce bleu du ciel qui n'est ni ciel ni bien.


Con sentimiento nos vemos precisados á poner fin á nuestras citas
cerrando este artículo con la muestra de una traduccíon de las mas
ajustadas al orijinal, y sin embargo de las de mayor mérito en nues-
tro entender. Es la celebrada - oda de VilIegas al Zéfiro, que
dice así:




no
Dulce vecino de la verde selva,
Húesped eterno del abril florido,
Vital aliento de la madre Vénus,
Z~firo blando.


Si de mis ansias el amor supiste,
Tú que las quejas de mi voz llevaste,
Oye, no temas, y á mi ninfa dile,


Dile que muero.
Filis un tiempo mi dolor sabia,
Filis un tiempo mi dolor lloraba,
Quísome un tiempo; mas ahora temo,


Temo sus iras.
Asi los Dioses con amor paterno,
Asi los dioses con amor benigno
Nieguen al tiempo que feliz volares


Nieve á la tierra.
J amas el peso de la nube parda,
Cuando amaneze en la elevada cumbre,
Toque tus hombros, Ilí su mal granizo


Hiera tus alas.
Véase ahora la traduccion con la gracia la ternura, la armonía y


la delicadeza del original, en cuanto puede permitirlo la lengua francesa.
Doux précnrseur du printems et des ris,


Hóte assidu des bosquets refieuris,
Chastes amours de V énus et de Flore,


Fils de I'Aurore.,
A ma bergére, oh suave Zéphyr,
Sur ton duvet nuancé de saphír,
Toi quí pour elle as connu mes alarmes,


Porte ces larmes,
Nise autrefois ecoutait mes donleurs,
Nise autrefoís a pleuré de mes pleurs,
Maís aujourdhui mon amour pour salaíre


Craínt sa colére,
Puíssent les dienx, de ta gráce charmés,
Puissent les cieux, par ton souffíe embaumés,
Calmes sourire aux terrestres espaces,


Lorsque tu passes,
Sanl que jamais le nuage du soir
Sur ton duvet ait le tems de s'asseoir;
Sans que jamais le frhnas ni la gr~le


Touche ton aile.


Quien así traduze, quien así compone, quien así versifica en una len.
gua estranjera, mucho debe á las musas patrias, y mucho pueden estas




111


prometerse de UI! talento tan idóneo. Satisfaga pues el ansia con que el
primer tomo de su Espagne poétique haze esperar el segundo, en que
se propone dar traduzido lo mas sobresaliente de nuestros cancioneros
y romanceros, cuyas composiciones encierran nuestra verdadera poe.
sÍa nazional. Y persuadido de que con esto solo no se desempeña para
een la patria de la deuda que le imponen las felizes disposiciones que
de sus influencias ha recibido, apresúrese el Sr. Maury á pagarle un:
homenaje mas directo con. la publicacion de su poema de Esoero y
Almedora, destinado, segun dice en la dedicatoria de la España poética.
á cantar la amistad, la valentía y el amor.


ANTIGUA MARINA Y COMERCIO DE ESPAÑA.


C()leccion de los viajes y descubrimientos que hizieron por mar los
españoles desdefines del siglo XV, con varios documentos inéditos con-
cernientes á la historia de la marina castellana y á los establecimien-
tos españoles en Indias: coordinada é ilustrada por D. Martin Fernan-
d~z de Navarrete, de la órden de S. Juan, secretario de S. M. mlnis-
tro jubilado del consejo supremo de la guerra, director interino del
depósito hidrográfico, individuo de número de la real academia es-
pañola y de la historia, consiliario y secretario de la de S. F ernan-
do. 2 tomo 40. de CXI.455 y 456 pp; con un mapa del oceano at-
lántico septentrional y de las derrotas que siguió Colon hasta su re-
calada á las primeras islas, que descubrió en sus cuatro viajes desde
1492 hasta 1504; Y otro de las costas de Tierra-firme desde el Ori-
noco hasta Yucatan, y de las Antillas y Lucayas con los derroteros
que siguó Colon en estos descubrimientos.-De órden de S. M. Ma-
drid, en la imprenta real, año de 1825. El tomo 1 contiene: viajes
de Colon; almirantazgo de Castilla. Tom, II: la coleccion de los
documentos concernientes á la persona, viajes y descubrimientos del
Almirante D. Cristóbal Colon, al gobierno y administracion de los pri-
meros establezimientos de Indias y de la marina castellana.


Tal es la descripcion bibliográfica, que hemos creido deber dar
puntualmente de una obra tan interesante para la historia de España.
Nuestro ánimo es analizarla toda tan rápidamente como lo exije la
premura con que se disputan unos á otros el espacio los artículos de
un periódico, y al mismo tiempo con el posible esmero para no dejar
de notar nada de lo esencial, haziendo de paso algunas observaciones
que nos vaya sujiriendo el testo.




,


El primer tomo, que es el que por ahora tenemos- á la vista, eo-
mienza por la dedicatoria al Rei quien, á propuesta del Sr. Navarrete
aprobé el plan de la obra, encargándole la ejecucion, y mandando que
se imprimiese á costa de S. M.


Sigue una introduceion escrita con gran copia de curiosísimas noticias so-
bre los progresos que la geografía y la naútica por medio de las espediciones
hechas en diversas épocas para esplorar varios puntos del globo, y para
buscar un nuevo camino á la India oriental; la gran parte que en
ellas tomó la nasion española; el fomento qne por este medio recibió
su marina militar y mercante; los auxilios que se hall tenido á la
mano para formar esta preciosa coleecion; y la diluzidacion de algu-
nos puntos dudosos ó controvertidos en la vida de Cristóbal Colon, á
la cual se refieren muchos de los documentos.


Desde el tiempo del grande Alejandro pueden señalarse los viajes,
de que se tiene noticia mas positiva, sin embargo de haber precedi-
do los de los ejipcios, fenicios, judíos, cartajineses y griegos; y aun
áutes que estos, hechos con los auxilios de una civilizacion ya ade-
lantada en estas naciones, deben contarse los que probablemente ~
harian al principio por tierra para esplorar los confines de cada pue·
blo reunido en sociedad, y mas adelante por tierra yagua por las
orillas y confines de ríos y mares, y progresivamente por las costas
y mar adentro.


Conquistado el oriente por el valiente Macedon, llegó á ser eone-
zido por los europeos, y su ejemplo y estímulo á la dominacíon ani-
maron á los romanos á hazer lo mismo con lo hasta entónces des-
conozido en occidente, y á Mitridates con las rejiones del norte. Ea-
golosinados los romanos con los tesoros, curiosidades y regalos de la
molicie oriental, activaron por dos caminos el comercio en la India:
el uno por Alejandría navegando el Nilo hasta Berenice y atrave-
sando el golfo arábigo hasta Canna, en la Arabia feliz, de donde trans- .
portaban las mercancías -á Musiris, primer depósito de la India; el
otro por los puertos de la Siria á donde bajaban los jéneros desde
Palmira, en el tiempo de su esplendor, que fué despues sustituido
por Alepo. Valíanse de pilotos griegos y egipcios, quienes fueron los
primeros en abandonar la navegacion costanera, para dejarse llevar por
medio del oceano al favor de los monzones, ó vientos periódicos, hasta
MusiIis en la costa de Malabar.


La navegacion mas allá del estrecho de Gibraltar era unirada por




118


los romanos como estéril y penosa, pero el cartajines Hanon, valido
de los auxilios que le facilitó la destreza de los pilotos andaluzes,
descubrió las costas occidentales del Afriea, y segun se vé por Sil
Periplo ilustrado por nuestro sabio Campomanes, los españoles tuvie-
ron una parte mui principal.eu aquella atrevida espedicion, Tambien
88 debe á los españoles la naregacion que los romanos aprendieron
de ellos á las islas Sorlingas en busca del estaño. En el año 94
antes de J. C. emprendieron el primer viage al océano atlántico, que
frecuentaron despues en naves gaditanas; y desde entonces se difundió
1ln España el gusto al lujo y á la ostentacion, cebados sus naturales
COn los jéneros ultramarinos que nuestros comerciantes tomaban en Ro-
ma en cambio de los frutos peninsulares.


Con la ruina del imperio romano r.ayeron las ciencias y las artes,
se olvidaron los útiles resultados de 'los viajes, se suspendieron estos,
y. llegó la ignorancia en la geografía hasta el estremo de- negar la
existencia de .los antípodas y la esfericidad de la tierra, contra la
opini()n que en los buenos tiempos. de Grecia y Roma habia sido
eerriente,


En medio de este universal retroceso vinieron Jos árabes á restaurar
las luzes, escribiendo tratados de geografía. astronómica y descriptiva
íGbre observaciones hechas por sí mismos en los viajes á las tierras
mas recónditas de Africa y Asia, y fundando eu estas sólidas bases
flltráfico que les era mas provechoso; La historia de 198 árabes es-
pañoles escrita por D. José Antonio Conde da noticias de varios via-
jeros y escritores geógrafos, que en los siglos VIII, IX Y X hicieron
espediciones importantísimas, estableciendo relaciones con Sumatra y
otras islas del archipiélago indico, y avanzando hasta la China, apesar
de no conocerse todavía, ni aun en este imperio, la aguja de marear.
Por otra parte los soldanes de Egipto, dueños del comercio de la India
.por el mar Rojo, atrajeron á los mercaderes italianos, especialmente á
los venecianos, desde principio del siglo IX, y excitada la rivalidad
de los' genoveses y pisanos, negaron estas repúblicas á conservar el
comereio de levante hasta el siglo XII, en que ya frecuentaban los
¡mertos de Cataluña. Entóncés, y sobre todo desde el recobro de
las Baleares, la ciudad de Barcelona, no solo competía con ellas en
Illln'ina y comercio, sino que llegó á. tenerlas como en feudo, nece-
sitadas de su alianza y proteccion : opulencia y primacía que conservó
hasta principios del siglo XVI.


o




114


A la influencia de los árabes, promovedores del comercio y nave-
gacion de la edad media, vino á juntarse la de las cruzadas, que por
espacio de dos siglos mantuvieron á Europa en iumediato y no in-
terrumpido contacto· con el Asia. Los viajes del famoso judío Benja-
min de Tudela, en que empleó treze años consecutivos, dieron á co-
nocer una gran parte de nuestro globo; y las piadosas espediciones de algu-
nos misioneros al imperio del Mogol, cuyo soberano se conocia en el siglo
XIII con el nombre de Preste Juan, contribuyeron mucho al. mismo (lb-
jeto. No se descuidaba entretanto el comercio en estender sus re-
laciones en los nuevos paises esplorados por el zelo relijioso. En 1250
Nicolas, padre de Marco Polo, y Mafeo su tio hizieron un viaje á
Constantinopla y á la corte del Gran Can. Repitiéronlo en 1270 con
su hijo y sobrino, quien lo prolongó por tiempo de 26 años hasta la
China é islas del mar de las Indias, habiendo servido á los tres de
grande auxilio los viajes y descripciones que muchos años ántes habían
hecho los árabes españoles. Ni fué este solo el influjo que desde
uuestra ipatria recibieron la geografía, comercio y la navegacion, pues.
los castellanos, aragoneses y navarros tuvieron también una parte mui,
principal en las cruzadas, poniéndose ademas en comunicacioncon los
pueblos del norte que habian concurrido al Asia, segun puede verse
en la. sabia memoria que sobre esto escribió cl mismo Sr. Navarrete,
y se incluyó en el tomo V. de las de la Academia. de la historia.


Hasta aquí hemos visto. c~mo en miniatura y bajo lineamentos muí.
jenerales, el grandioso cuadro de la civilizacion del universo por medio
de los viajes, del comercio y de la, comunicacion de unos pueblos con
otros, indicando la parte que como ajentes ó instrumentos, como pro-
movedores ó promovidos, han tenido en ella los españoles desde los
tiempos mas remotos, hasta que, puesta en movimiento casi simultá-
neo y uniforme la Europa toda con las cruzadas, cada uno de los
pueblos que la componen se asentó, fenecidas aquellas, por decirlo así .
á mirar solo por sí mismo, y formó por consiguiente un ramo sepa-
rado y mas distinto en la historia progresiva de la civilizacion. De-
jemos pues aquí, como lo hace el Sr. Navarrete, á las dernas nacio-
nes, y sigamos la marcha de la nuestra, considerada particularmente
bajo la direccion de la corona de Castilla hasta el glorioso reina-
do de D. Fernando y de Doña Isabel, bajo el cual se abrieron las
puertas del Nuevo-mundo por el inmortal .Colon, sujeto principal de
108 dos primeros tomos de esta obra.




115
Miéntras que los reyes de Aragon estaban como á la cabeza de la gran


liga mercantil del Mediterraneo, haziéudose respetar de las repúblicas
italianas por su poder marítimo, por la productora industria de sus súbdi-
tos y por sus poderosas relaciones con opulentos y lejanos paises, los de
Castilla, superiores tambien á los moros que hasta poco ántes los habian
tenido siempre sujetos con la fuerza ó con el miedo, iban zanjando su po-
der y fomentando todas las semillas de la prosperidad nacional dentro y
fuera del reino. El santorei Fernando III debe ser mirado como el verdade-
ro fundador de la grandeza que llegó á tener Castilla, y que se conservó
hasta el enlaze de esta corona con la de Aragon, apesar de 16 bor-
rascosos y turbulentos que fueron casi todos los demas reinados. Ci-
ñéndonos aquí con el Sr. Navarrete á indicar alge de lo mucho que'
debió á aquel monarca el fomento de la prosperidad nazionil por
medio del comercio y de la marina, recordarémos los fueros que dió
á la villa de Zaranz en Guipuzeoa, y á la de Pontevedra, á Noya
y á Cartajena, todos en beneficio de la industria de mar, de la pes-
ca y marinería. El aprestó en los puertos de la costa de Cantabria la
escuadra que tan eficazmente contribuyó á la toma de Sevilla. El fa-
moso repartimiento que hizo de las tierras de este reino y ciudad, y
las sabias ordenanzas de policía y comercio con que animó la in-
dustria y la actividad del pueblo, la elevaron en poco tiempo á ser
rival de Barcelona, )' una de las ciudades mas ricas y comerciantes
que entónces habia en el mundo. Las r~lacionélO provechosas que.unian
á' Castilla con los paises estranjeros, se estrecharon y aumentaron con
los enlazes que concertó entre su familia y las de los emperado-
res de Constantinopla y de Alemania, y con el rei de Jerusalen Juan
de Briena.


Su hijo D. Alonso el Sabio estendió estas conexiones con las de
las casas reinantes de Dinamarca, Sicilia, Bohemia, Francia y Ara-
gon. En su reinado llegó á tener la monarquía un esplendor que
ninguna de las de Europa podía disputarle; efecto, no tanto del ca-
rácter magnífico de este príncipe, cuanto de los medios con que uni-
versalmente supo aumentar el lustre que tenia su COrona cuando la
heredó de su gran padre, á pesar de los muchos sinsabores de fami-
lia, de' las guerras' con los moros y de la discordia civil á que tuvo
que· hacer frente. La pompa y grandeza con que celebró las bodas
de su hermana Doña Leonor con el príncipe Eduardo de Inglaterra,
las de su hijo con la infanta de Francia, las vistas de los embaja-




116
dores de Alemania cuando fueron á ofrecerle la corona imperial como
al príncipe mas sabio y poderoso de Europa, y las de 108 enviados
del Soldan de Egipto, movido á solicitar' su amistad por la ilustre
fama de tan brillante monarquía, fueron un testimonio irrefragable del
auje que tomaba la prosperidad nazional, prometiendo llegar en breve
á lo sumo del poder y del engrandezimiento, si en los reinados su-
cesivos no hubieran continuado prevaleciendo las mas desastrosas di-
sensionea intestinas. En medio de ellas y dr. la atencion que dedicaba
D. Alonso á las letras, artes y ciencias, á las armas y á la lejis-
lacion, la marina ,. el comercio no sacaron la parte menor de su
infatigable solicitud. Confirmó, amplió y concedió nuevos privilejios
á los buques catalanes é italianos, que hacian el tráfico de levan-
te. Aumentó y protejió la poblacion de la costa septentrional, con-
firmando á. Bermeo el fuero de Logroño, y muchas gracias y fran-
quezllo'l á los activos guipuzcoanos de Motrico. La marina militar ere-
cia á la par de la mercantil, y así se pudo aprestar en Sevilla la
fuerte escuadra que combatió á Cartageua, se hizieron los extraor-
dinarios preparativos para la expedicion de Africa, se arnlC~ la formi-
dable escuadra de 104 naves mayores y graa número de galeotas,
leños y bajeles para el sitio de Algeciras, se estableció la obra magní-
fica de las atarazanas de Sevilla, y se instituyó la órden militar de
Santa Maria de España para premiar los fechoa de mar.


Las ; villas marítimas de Guipuzcoa, especialmente Deba y Gueta-
ria, acrecentaron su poblacíon y comercio en el siguiente reinado de
D. Sancho IV por medio de los notables fueros y privilejios con que
estimuló su industria en la construccion de navíos, y la de Ios na-
varros que llevaban su tráfico á Flandes y otros paises del norte.
Igualó á los comerciantes catalanes en franquizias á los genoveses,
que eran los mas favorecidos. Aumentó asombrosamente la fuerza
d~ sus armadas, y con ellas cerró el paso á España. al rei de Mar-
ruecos,tomándole é incendiándole las suyas, y años despues se apo-
deró de Tarifa, derrotando ántes en Tánjer la escuadra de los moros.


D. Fernando IV, ademas de confirmar y ampliar los privilegios de
que gozaba el comercio de Sevilla, estableció juzgado particular para
la gente y causas de mar, cimentó el comercio de Bilbao confirman-
do el privilejio para su fundacion, facilitó el tráfico interior ponien-
do el rejistro y reconocimiento de las estracciones en los puertos de
mar; y sus escuadras hiziejon importantes servicios en el cerco y
toma de Gibraltar.




111
Las leyes suntuarias que se publicari>n en las cortes de Alcalá de


1348, prueban el estraordiaario lujo y profusion de jénerotl preciosos
ultramarinos que habia en el reinado de D. Alonso XI, y la crónica
de este príncipe, al describir su coronacion y la triunfante entrada
que hizo en Sevilla, da razon circunstanciada de la suntuosidad en
adornos y vestidos que era jeneral en todas las clases. Este monar-
ca éstendió los privilejios de los cómitres .de Sevilla á sus viudas
é hijos menores, acabó de plantar el juzgado marítimo, reclamó de la
Inglaterra el resarzimiento de los daños que sus corsarios habian he-
cho al comercio de los castellanos durante las treguas, dié .varios
reglamentos y órdenes mui acertadas para la lejislacion mercantil,
facilitó el establecimiento de una lonja nacional en Brujas y de una
compañía de comercio con la Rochela para fomentar el que los bas-
congados hacian en los paises del norte; permiti6 que los buques cas-
tellanos ss ajustasen para el servicio del· rei de Francia; quien los
solicitaba de preferencia para formar sus escuadras y defender sus es-
tados; hizo reconocer la concha de S. Sebastian y el canal de Pa-
sajes para proporcionar fondeaderos cómodos y seguros, igualando á
los comerciantes de aquella ciudad con los favorecidos genoveses en
.sus contrataciones con Sevilla; aplicó al fomento de la armada todas
las escribanías del reino, y con ella quebrantó las fuerzas del' rei
de Marruecos y del de Portugal, y realzó la gloria naval de los cas-
tellanos en el famoso cerco de Aljeciras y otras muchas acciones-me-
morables. En vista de este poderío, confesó la Inglaterra que los
españoles caminaban á ser dueños absolutos de los mares, y así se
apresuró á negociar la paz, como en efecto lo consiguió, ajustando
en Lóndres el tratado con los cómisionados de las villas marítimas de
Castilla y Vizcaya.


El rei D. Pedro, que á pesar del odioso dictado de Cruel con que le
señala la historia, ocupa en ella algunas páginas gloriosas, fué el primer
rei de. Castilla que se embarcó en sus bajeles, y mandó sus propias escua-
dras. Presentóse delante de Barcelona con mas de ciento veinte naves,
se hizo á la mar con' otra de treze aprestada en Sevilla con asom-
brosa prontitud en perseguimiento de la del rei de Aragon, que in-
festaba aquellas costas; y tambien se embarcó en una flotilla para.
apoderarse de su hermano D. Tello que huía de la muerte. Gusta-
ba de presenciar las maniobras navales y la pesquería de los atunes,
y dejó consignada su decidida afielen á las cosas de mar en algu-




lIS
-'


nas preciosas alajll8 que mandó fabricar en forma de naves, cuya pri-
morosaejecucion acreditaba no ménos el progreso de la artes en su
tiempo.


En los dos reinados siguientes la marina castellana mantuvo su re-
nombre y poderío, especialmente destruyendo en las aguas de la Ro-
chela con el auxilio de la artillería, usada por primera vez en la mar,
treinta y seis naos i{lglesas; tomándoles prisionero el.jeneral con 8,000
hombres y todo el tesoro que conducían. No mé~os formidable fué
contra los portugueses en las bocas del Tajo y del Guadalquivir. En
las cortes de 1371 se dieron varias disposiciones .favorables al tráfico
de los puertos de Castilla, Vizcaya y Guipuzcoa con los de Asturias
y Galicia. D. Juan 1 continuó los triunfos navales contra Portugal en
1381 y 84. La jenerosa intercesion en que entró con el soldan de
Babilonia á favor del rei de Armenia su prisionero, abrió por medio
de los embajadores que envió á aquellas remotas rejiOhes, nuevas re-
lacionesal comercio y nuevos caminos tí la ilustracion de los easte-
llanos. Casó á su primogénito con Doña Catalina, hija del duque de
Alencaster, atajando así la ambicion de Portugal; y la introduccion del
ganado merino que en sentir de algunos se verificó entéaces, y que
tanto se mejoro en España, proporcionó' un nuevo ramo ce comercio
y fomentó las fábricas de paño.


La prudente economía de Enrique 111, sus felizes disposiciones para:
gobernar, y el acierto que tuvo en la eleccion de ministros y amigos,
contribuyeron en gran manera á desembarazar á la industria y al
comercio de las trabas que sufrian por el excesivo abuso del lujo. En-
vió embajadores á Bayaceto, al soldan de Babilonia, al Preste Juan y
al gran Tamorlan por dos vezes, segun consta del curioso itinerario
que de este importante viaje, alongado por el Enfrates, la Armenia,
Persia y la India hasta Sumarcante, escribió Ruiz Gonzalez de Cla-
vijo, uno de los de la embajada, y que, publicado por Argote de Mo-
lina en Sevilla año 1582, fué· reimpreso en Madrid por el Sr. Lla-
guno y Amirola, año 1182. Confirmó los privilejios de Bilbao, supri-
miendo ciertos derechos que entorpezian su comercio con otros pue-
blos. Fué el primer rei que fomentó la construccion naval, dictando
la famosa lei de preferencia en fletes y cargamentos á favor de los
buques nazionales, aun por los mercaderes estranjeros establezidos en
España. Quebrantó tambien las fuerzas marítimas de Portugal, y es-
carmentó á los moros en el Mediterráneo; y las atrevidas empresas de




119


D. Pedro Niño, que hestilizó á los ingleses dentro de sus mismos puer.
tos, despojándolos de naves y repuestos, serán siempre otros tantos
timbres de gloria en la historia de nuestra marina militar. En el rei-
nado de este príncipe, y por los años de 1393 Ó 1399, se hizo bajo
'Sus auspicios por varios aventureros andaluzes, vizcaínos y guipuzeua-
nos la primera espedicion á las Canarias, que pocos años después re·,
pitió Juan Betancourt, conquistando aquellas ialas bajo el pleito home-
naje que rindió á Enrique Hl, y que renovó á su hijo D. Juan II en
Valladolid el 25 de junio de J412. Hízose pues la conquista con la
proteceion y auxilios del rei de Castilla, y en su nombre recorrió tam-
bien el mismo Betancourt, ántes de concluir la conquista de las islas,
la costa de Africa hasta el rio del Oro, que está mas allá del cabo
Bojador. Desde entónces los castellanos frecuentaron aquellas costas
adquiriendo en ellas grandes conozimientos y una larga posesion de sus
principales puntos, ántes que los portugueses biziesen por aquellos pa-
rajes las primeras espedicienes, cuyos resulta'dos revelaron á Vasco de,
Gama el paso á la India doblando el cabo de las tormentas. La ra-
pidez de esta analísis solo nos permite insinuar así la cuestíon que
tan clara como estensamente ilustra el Sr. Navarrete sobre la perte-
nencia de las Canarias, disputada sin razon á Castilla por Portugal.


Los cronistas y otros escritores coetáneos del reinado de D. Juan
I1, al paso que refieren los largos disturbios que durante él desgar-
raron la monarquía, tambien dejan trasluzir pruebas inequívocas del
alto grado de opulencia, esplendidez y finura que usaban los corte-
'sanos y otras personas de algun rango; y hazen mérito de varias dis-
posiciones que, en el desórden y tumulto de la discordia que toca-'
ha á rebato, se dieron á. favor del comercio y de la industria, de que
no se descuidaban los gallegos, castellanos y vizcainos, haziendo, no solo
el comercio del norte, sino el de levante, con frutos propios y mer-
caderías estranjeras. En laa cortes de 1422 se decretó la construc-
cien de nuevos navíos y galeras y la reparaciou de las fuerzas na-
vales existentes para emplearlas en protejer el comercio y defender
las costas. En las de 1434 se notó y remedió la falta de naos gran-
des. La ciudad de Sevilla, en los últimos años de este reinado, flo-
recia, segun Ortiz de Zuñiga, con la mayor opulencia de vecindario,
comercio y riqueza que tuvo desde la conquista: llena de industrias
mecánicas' y de muchas fábricas de todo jénero de ropa: abundosa
en cosechas de vino, aceite y lanas que se exportaban, así como




120
todo jénero de sedas, brocados y telas ricas: la nobleza opulenta d~
tentas de 8US heredades y tierras, en ellas ejerzia la labranza por sus
mayordomos, haziendo abundar la tierra de frutos y ganados. En me-
dio de este auje no decayó el de la marina militar, como lo espe-
rimentaron los venzidos reyes de Túnez" y Tremeeen, los franceses
socorridos por sus fuerzas, y todas las naciones teniéndole gran con-
sideracion y respeto.


Esta bella perspectiva, que fácilmente hubiera podido consolidarse
después de llevada á. un alto punto la pública prosperidad, toda des-
aparezió, toda se malogró en el siguiente reinado de Enrique IV, aun-
que á los principios de él todavía dieron algunos frutos las acerta-
das providencias de los anteriores, y algunas que se tomaron para
facilitar el tráfico y circulacion. En prueba de que todavía se man-
tenia floreziente el comercio, dice la crónica de este príncipe: "que,
cuando se confederó con los ingleses contra la Francia, el rei Luis
y los de su reino recibían, no solamente daño, mas grand pérdida,
porque los mercaderes de Castilla no iban á. Francia con sus mer-
caderías:' Y en la provincia de Guipuzcoa ñorezian tanto la nave-
gacion y el trato, que el reí Enrique VI de Inglaterra recibió bajo
su proteccion á los navíos de los bascongados que arribasen á sus
reinos, y mandó resarzirles los daños que les habían hecho sus cor-
sarios, valuados en 11 mil coronas.


Nada de esto existía ya cuando entraron á reinar los reyes cató-
licos D. Fernando y Doña Isabel, verdaderos restauradores de la mo-
narquia española. No es del presente propósito el referir los fastos
de .este glorioso reinado; pero siguiendo el que hemos abrazado, de-
bemos indicar el especial conato que se puso en hazer revivir el
tráfico de Guinea, é aun adelante de Sierra Leona: la real provi-
sion de 17 de Febrero de 1478, mandando que el oro y otros res-
cates adquiridos en la mina y en las costas de Guinea, se condu-
jesen á. España y no se sacasen para otras partes, y que se hizie-
sen armamentos marítimos, paraque los naturalesdestos reinos anden
!I estén· pujantes por la mar, los unos para ir á fazer dichos resga-
tes, :Y los otros para los defender :Y segurar : la renovacion de varias
leyes propicias al comercio, á la navegacion y á la industria: la con-
ñrmaeion á favor de los mareantes de Galicia, de los usos, costumbres
y libertades que tenían de tiempo inmemerial : ·la prohibicion decre-
tMlI. á solicitud de los· guipuzcoanos de que los estranjsros estrajesen




121


el valor de sus mercancías en oro, plata ó moneda, sino en frutos
de la Península; el señalamiento de premios para los que á su costa
construyesen navíos desde mas de mil toneladas hasta seiscientas, te-
niéndolos aparejados y dispuestos para todo ; "laproteccion dispensada
á todos los comerciantes, bien manifiesta en las ordenanzas pl!-Ia el
arreglo de la jurisdiccion. privativa del prior y cónsules de la uni-
versidad de mercaderes de Burgos; y otras muchas atinadas dis-
posiciones en materias de cambios, ¡!iros y ferias como la famosa de
Medina. del Campo, y favorables al gran comercio que hacian los es-
pañoles en Flándes, Francia, Inglaterra y otros estados, donde tenian
cónsules y factores naturales del reino, paraque quedasen en él, y no
en los estranjeros, las grandes utilidades que produze un comercio ac-
tivo. Fácil es ya inferir cual seria el poder de la marina militar en
un reinado que tanto promovió la mercante, atendiendo al mismo tiem-
po al constante cuidado de abrir y mantener perenes todas las fuen-
tes de la riqueza y prosperidad pública. Así se ve en el año de
1482 armarse e~l Vizcaya una escuadra de treinta navíos, reforzada con
otros veinte de Andpluzí~ y Galicia, para .combatir á los turcos que
se habian apoderado de la plaza de Otranto : en 1486 salir de Se-
villa para socorrer al rel de Napoles otra armada al mando de Mel-
chor Maldonado . en 1483, pasar ~ Vizcaya la reina Doña Isabel en
persona para alll'eSUrar el apronto de las formidables fuerzas maríti-
mas, -que en breve se presentaron en el Mediterráneo, é hizieron el
importante s.ervicio de cortar á los granadinos los socorros de Africa,
contribuyendo así directa y eficazmente á la rendicion de aquellaciu-
dad: en 1496, asegurar las costas de Rosellon "Y Cataluña amenaza-
das pOI' los franceses, y aprestar al mismo tiempo en Laredo una
escuadra de 130 velas, grandes ó pequeñas, en la cual se embarcó
para- Flandes la infanta archiduquesa Doña Juana, .acompañada de mas
de 20 mil hombres de guerra'; y finalmente, salir á la mar el Gran Ca-
pitan, á instancia de los venecianos, puestos en ahogo por Bayaceto,
con una armada de 50 buques, 4 mil infantes, 300 lanZ8syotros
tantos caballos, volar á Sicilia, dirijirse al Archipiélago, apoderarse
de Cefaloma, escarmentar á los turcos y restituir la isla á aquella
república.
'Tal es enóosquejo el cuadro que nos propusimos trazar en .esta


parte de nuestra. historia nazional, poco eonoslda. generalmente, por ser
difícil hallada reunida y coordinada en, el discurso de un solo trata-
. .


p




1~2
do. i Qué tristes reflexiones nos afljen al concluirle! La marina es-
pañola desde el siglo XIII respetada y temida por las naziones mas
poderosas; y en el siglo XIX comprando de un pueblo recien puesto
en el catálogo de los civilizados, y con el dinero que hacia falta para
socorrer la miseria pública, unos cuantos mal construidos buques, des-
tinados á. recobrar las posesiones de América, con tanta gloria con-
quistadasen el siglo XVI por unos pocos aventureros desprendi-
dos de los ejércitos, de quienes se temió que estableziesen la monarquía
universal. Y la obra en cuyas páginas se lee este doloroso contraste,
está dedicada al monarca que dos vezes ha sido brindado en vano por
la fortuna y por la lealtad de sus súbditos con los medios seguros
é incruentos de levantar á España de su decadencia espantosa! ••••


---.....0----
MISCELANEA.


Conaturalization de la cochinilla en el medi~dia de España. (~rtícuIQ
comunicado por D. Mariano La-Gasea),


Podemos asegurar ya como un hecho positivo la conaturalizacion del
precioso insecto americano que produce la grana, en las provincias
meridionales de la Península, y con particularidad en la isla Gadi-
tana. Lo creemos así fundados en una carta de Cádiz fecha 23 de
noviembre pasado, escrita por un individuo de la sociedad de amigos
del pais de dicha ciudad, digno de todo crédito por sus conocimientos
en la materia. Dice así: "en el verano inmediato hemos cojido en
el jardinillo que V. vió, una arroba de grana buena, buena, amen de
haber repartido ~a sociedad á cuantos la han pedido, á Valencia, JV[ur-
cía, Motril, Málaga, Sevilla y por estos contornos. En varios de estos
pueblos ha prosperado. Hemos sido felizes en este asunto." Noso-
tros, que tambien hemos visto el jardinillo en donde se ha criado
dicha cochinilla, opinamos que el producto de una arroba del insecto
es una gran cosecha, y nos hace creer ya efectiva y fuera de toda
duda su aclimatación. Esta se fijará indudablemente en la Península,
si la sociedad de Cádiz al zelo é intelijencia que ha mostrado en este
asunto, añade la publicacion de una cartilla agraria en la cual sr ex-




123


ponga sencillamente todo lo que hace relacion al cultivo de las plantas
que alimentan al insecto, y los pormenores de la cria, recoleccion y
conservacion de este. Esta nueva adquisicion, debida á la sociedad
de amigos del pais de la patria esclarecida de Columela y Mutis,
y en gran parte á los conocimientos y filantropía del ilustrado socio
D. Antonio Cabrera, promete ventajas de mucha consideracion á la
agricultura del mediodia de la Península, si los propietarios ricos sa-
ben aprovecharse de ella. Sus productos resarzirán, y acaso con usu-
ra, el gTan desfalco que ha sufrido la industria agrícola por la casi
ninguna estraccion de las barrillas y sosas, que pocos años ha forma-
ban uno de los mas pingües ramos de comercio. Las cortes de 1822
conocieron toda la importancia de semejante adquisición, y la promo-
vieron por su parte, concediendo á la referida sociedad de Cádiz la
propiedad del jardinito en donde se han hecho los primeros ensayos,
y en donde se ha cojido ya la cosecha arriba espresada , y ademaa
la suma de 30,000 rs, vn, por una vez, y 15,000 rs, anuales para dicho
objeto; y el de conaturalízar plantas exóticas de utilidad conocida.


Es de esperar qne dicha sociedad económica y otras del reino
no olvidarán los felizes resultados que tuvo años ha en Valencia y
en Aranjuez, el cultivo y elaboracion del añil; que en uno de los
jardines de Málaga vejeta con lozanía, y lleva fruto abundautísimo
el café; que el té oriental requiere aun ménos calor que el naran-
jo; 1ue en Málaga vejeta tambien al aire libre el árbol de Cuba, Ila-
mado quiebra-hacha por su madera durísima (*) ; y creeemos que igual-
mente prosperarían el cedro de América, las caobas, y otros muchos
árboles útiles por sus maderas preciosas, ó por otras cualidades no
ménos importantes. El sabrosísimo chirimoyo y la planta ó aguacate,
conaturalizados ya en varios puntos del mediodia de España, deberian
propagarse con abundancia, pues estamos persuadidos firmemente qne
sus productos recompensarían los trabajos del labrador con ganancias
considerables. Los arenales de las costas del mediodía, y acaso tam-
bien de las del poniente, debieran estar convertidos ya en praderas
de precioso heno con la yerba de Guinea (Panicum jumentarum) si es
cierto lo que acerca de esta planta he leido. En fin, las sociedades
económicas y los grandes propietarios ilustrados verán en estos he-


(") Este árbol forma un jénero nuevo de la familia natural de las Legumbro-
sas, mui afine al Humeneea; del cual se distingue principalmente por carecer
de c~rola y por su legumbre seca y SiD pulpa. El hábito es parecido al de
la Hyment1!a.




124


chos, y en .otros muchos que omitimos aquí, y pueden verse en otros
papeles (*), la gran probabilidad, por no decir evidencia, de poder
conaturalizar en España las productos mas preciosos de 1a Améri-
ca. Esta se ha separado de la metrópoli habiendo adquirido los
productos mas preciosos de su agricultura, .y los peninsulares nos ve-
rérnos, gracias á la estúpida ignorancia del réjimen que ha aniquilado
la nacion cn estos tres últimos siglos, en la precisión de principiar
de nuevo á conquistar los de la agricultura americana, si querernos
hacernos independientes de estos nuevos estados. En la actualidad es
absolutamente indispensable una revolucion en la agricultura penin-
sular, porque los nuevos estados Hispano-Americanos cultivarán en
grande la vid, el olivo &c. y no necesitando de los productos de la,
agricultura española, esta se verá en la precisión de cambiar de co-
sechas, si quiere no ser esclava de sus hijas.


Beneficencia para con los emigrados españoles.
Entre los benéficos ingleses que han contribuido eficazmente al socorro


de los infelizes emigrados españoles, se han distinguido mui particular-
mente algunos habitantes del hermoso pueblo de Hampstead cerca de 'esta
capital. No contentos con los donativos particulares que muchos de ellos
están continuamente haciendo para socorrer con dinero, vestidos, provisio-
nes y medicinas á un gran .número de nuestros compañeros de infortunio,
acordaron que se predicase eu la iglesia parroquial de aquella poblacion un
sermon en favor de los refugiados. El Reverendo Dr.•1. Rudge, que es
tan acreedor al reconocimiento de-todos los emigrados pOI' los infatigables
esfuerzos que ha hecho para aliviar su desgraciada suerte, se ofreció libe-
ralmente á predicar el sermón, y el éxito correspondió á las esperanzas de
las personas caritativas que habían sujerido este medio de llenar objeto
tan piadoso. La coleecion ascendió á cien libras esterlinas; y nada prue-
ba mas el efecto que produjo el sermon en los oyentes, que el haberse
recojido una libra, nueve chelines, nueve peniques y tres farthings, de
los donativos hechos en cobre por los pobres que no podían contribuir sino
con algunos peniques. Nosotros aprovechamos esta ocasion de dar, en
nombre de nuestros desgraciados compañeros, un sincero, aunque débil,
tributo de agradezimiento á los habitantes de Hampstead, y en particular


(*) Entre otros puede verse mi papel inserto en el número 3:' y siguien-
tes del periódico titulado The Gardener's Magazine, en el cual encontrará el
lector muchos datos concernientes á este importante objeto,




125


á Mr. Simpson, cura de aquella parroquia, y al Dr. Rudge, cuya bon-
dad jamas se borrará de Ia memoria de los emigrados; y esperamos que
otras parroquias sigan el hermoso ejemplo de Hampstead, y sean socorri-
das tantas víctimas de la persecucion mas atroz, que gimen sumidos en
una miseria tan honrosa como terrible.


CARTAS DE UN EMIGRADO.
CARTA l.


Del gobierno municipal de Lóndres.
Amigo mio: difícil me será complacer á V. de un modo cabal sobre


lo que V. me pide. La inmensa estensíon de esta gran corte, y la
situacion penosa de un emigrado, me impiden reconocer todos los ob-
jetos que justamente llaman la atencion de un estranjero en la capi-
tal de! imperio británico, depósito grandioso de riquezas, de luzes y
de industria. Sin embargo, por satisfacer la curiosidad de V. y con-
sumir útilmente mis ocios, procuraré dar á V. una ligera idea de lo que
yo mismo he visto acerca de los puntos que comprende su aprecia-
ble carta del 10 del pasado, que acabo de recibir.


En 'cuanto á la poblacion, bástele á V.saber que se compone en
el dia de 1.400,000 habitantes, que es como si dijéramos de uu número
casi igual al que se cuenta en Galicia. Es de notar que la pobla-
cion ha crecido en el espacio de un siglo en cerca de una mitad,' y
que diariamente se aumenta, como lo demuestran las muchas casas que
se están construyendo. Efecto inevitable de la justa libertad que aquí
se disfruta, del orden público, de la rigorosa observancia de las leyes,
y de las riquezas que refluyen en esta gran metrópoli, como couse-
cueucia precisa de las .sabias instituciones que disfruta el pueblo ingles.


La ciudad de Lóudres se divide en 26 cuarteles, )' estos en 236
,distritos, cada uno de los cuales tiene el derecho de nombrar un re-
presentante para el consejo municipal, cuya elecciou se hace del
mismo modo que la de los rejidores (Aldermen), con la diferencia de
que así como el jefe político (Lord Mayor) preside la asamblea del
cuartel en la eleccion de un rejidor (Alderman), este preside las reu-
-niones que se celebran para la eleccion del consejo municipal.


El gobierno civil de esta gran ciudad se desempeña: primero, por
un jefe político (Lord Mayor), 26 rejidores (Aldermen), dos eherifes ,




126
y' segnndo, el consejo municipal, compuesto de 236 vocales nombrados
por los distritos de cada cuartel. La estructura del gobierno muni-
cipal de Lóndres es mui parecida á la del cuerpo soberano que diri-
je -la nacion, porque el consejo municipal representa á los habitantes
y compone parte de la lejislatura de la ciudad. Así como esta consta


.del Reí, de los Lores y Comunes, el municipal se compone del jefe
político, Lord Mayor, los rejidorcs y consejo municipal, formado de
los representantes del pueblo, por serlo de nn diputado de cada distri-
to. Hai la diferencia entre ambos de que el jefe político no tiene
como el Rei el veto, del cual disfrutan los rejidores del consejo.


Una respetable asamblea compuesta del Lord Mayor, Sherifes y Re-
jidores, del consejo municipal, y de individuos de los gremios de Léndres,
elijen en el día 29 de setiembre de cada año, dos de los rejidores
y los presentan al ayuntamiento de estos y del Lord Mayor, los cuales
elijen al mas anciano y queda nombrado Lord Mayor, de cuyo cargo
toma posesion el dia 9 de noviembre con la mayor pompa y osten-
tacion, gastándose en el gran convite, que se da con este motivo,
3.000,000 rs,


El destino de los rejidores (Aldermen) es vitalicio. Los nombran
las cabezas de familia de cada cuartel. Son los majistrados principa-
les de estos, y juezes perpetuas de paz de la ciudad. Tienen varios
tribunales para fallar los pleitos de los habitantes de Léndres por.
medio de juezes y empleados del Ayuntamiento. El Lord Mayor el
archivero Recorder, el common sergeant y los rejidores, Aldermen,
son los juezes que oyen y fallan las injurias ). crímenes que se co-
meten en la ciudad y condado de Middlesex,


El consejo municipal, ó llámese el parlamento de la ciudad, consta
.del Lord Mayor, de los 26 reiidores y los 236 individuos qne anual-
mente elijen las cabezas de familia' de cada barrio. Sus sesiones son
públicas y mui interesantes: se celebran en la casa de ayuntamiento
(Guildhall), cuantas vezes el Lord Mayor tiene por conveniente convo-
carlas para hacer acuerdos sobre negocios relativos al gobierno de
Londres. El consejo nombra cada año 12 de sus individuos y 6 Al-
dermen, á cuyo cargo corre el arriendo de las tierras de la ciudad,
y se reunen en la casa de ayuntamiento todos los viernes. Otra co-
mision nombrada por el mismo y formada de 4 Aldermen y 8 indivi-
duos, tiene á su cargo los negocios del colegio de Gresham, en donde
se estudia teolojía, leyes, física, astronomía, música y retórica; y se




121
reune en la sala de los mazeros cuando lo dispone el Lord Mayor
que la reside. Nombra ademas el secretario de ayuntamiento, el al.
guacil mayor, comon sergeant, los juezes del tribunal de los sherifes,
el pregonero, el coronario (á cuyo cargo corre averiguar si los cuer-
pos que fallecen lo han sido de muerte natural ó violenta), al algua-
cil del barrio de Southwarck y el garbillador de la ciudad.


De lo dicho deducirá V. la sencillez que guarda el órden munici-
pal de esta gran ciudad, en el cual se ha reunido felizmente el plan
popular con la perpetuidad de unos oficios que requieren gran prác-
tica para' su ejercicio. Con él se maneja del modo mas acertado este
inmenso pueblo, en donde disfrutan sus moradores la mas dulce tran-
quilidad, la seguridad mas completa y las ventajas de una sociedad
bien organizada. En Lóndres no se encuentra un cuerpo de guardia
ni una bayoneta empleada en mantener la quietud, y sin embargo no
se ven los robos, las picardías ni los desmanes que en otras cortes,
.en las cuales se tropieza á cada paso con los esbirros de la justicia.
En Lóndres es invisible la policía, apesar de que existe y ejerzesus
funciones( del modo mas eficaz. Es tal la seguridad que se disfruta
en esta ciudad, como que las ventanas de muchas casas no tienen
mas cierro que los cristales: las puertas de la calle son senciilas y
se aseguran con un picaporte :'- en los corrales y patios se .dejan ten-
didas las ropas dia y noche, sin que falte jamas prenda alguna, y los
jarros de estaño. en que se lleva la cerbeza á las casas, se quedan
colgando á las puertas de ellas, sin que ninguno se atreva á. robarlos.
Nadie pregunta á V. de qué vive ni cómo vive: la casa es un sagra-


-do impenetrable: nadie molesta á V., Y sin embargo la vigilancia se
ejerze con esmero, y el bribon, el díscolo, el fullero y el intrigante
encuentran el castigo con mayor prontitud que en los paises oprimí-
dos por los Fouchés, los Marquinas y D. Rufmos.


A Lóndres deben venir á tomar lecciones en el arte de gobernar
los viejos togados españoles, que creen qne un gran pueblo no puede
tener abundantes abastos, á no entretenerse ellos en amasarle el pan,
en proveerle de tocino, de carbon y de carne, que solos rejidores aris-
tócratas que vinculan el mando en sus familias, pueden dirijir con
acierto á los pueblos, y que elórden público se establece y conserva
solo con el, brutal espionaje y la opresion. Aquí deben venir
nuestros alcaldes de la real casa y corte á convencerse de que los
vecinos de una gran ciudad pueden divertirse en la comedia, sin que




319
808
7I


302
69


128
el majistrado civil se empeñe én decorar grotescamente la funcion
con la toga, con el escribano, los alguaciles y la tropa, azibarando
el plazer de la diversion con el aparato del tribunal.


No crea V. por esto que los que vivimos en medio de una tan
completa libertad, seamos víctimas de ella. Yo quisiera que Madrid
CQn SI1S patrullas militares, con sus cuadrillas de hambrientos algua-
ciles, con sus serenos, con los sátelites numerosos de la policía opre-
sora, y con tantos alcaldes, y tantos y tantos como disfrutan el fu-
nesto privilegio de prender, ofreciera á sus moradores tanta seguridad,
tantas comodidades y tan diestros y prontos administadores de justicia,
como la inmensa capital del imperio británico. No hai callejon, por
escusado que sea, que no dé el mas seguro paso á los vecinos en lo
mas alto de la noche: los zeladores nocturnos, interviniéndose unos
á otros con una feliz combinacion, previenen los delitos, aseguran el
sosiego y guardan las casas con el mayor cuidado; y otros ministros
públicos derramados de un modo invisible por las calles desempeñan
iguales funciones durante el dia,


Para oir y providenciar lo conveniente sobre quejas de agravios é
injurias, hai en Lóndres 11 oficinas con sus respectivos majistrados.
En la calle de Bow está la de policía general, bajo las órdenes del
secretario de estado y del despacho interior. Se compone de 4 ma-
jistrados con 3 escribanos y 8 oficiales, 5 de los cuales recorren el
reino para el descubrimiento de los crímenes de su incumbencia. Cien-
to cincuenta patrullas de infantería y caballería mantienen el órden
en las calles de la capital y en todos los caminos hasta 10 millas,
de distancia de ella.


Los individuos de esta jurisdiccion conocen todos los excesos que
se cometen en la aduana, en los derechos de la accisa, en el papel
sellado, contra las leyes de la caza, en los que incurren los buho-
neros, los prenderos, las compañías amistosas, los cocheros y carre-
teros; los cuakaros que resisten al pago de diezmos &c. La policía
de Lóndres sostiene sus providencias por medio de una fuerza com-
puesta del número siguiente de empleados.


En la ciudad: mariscales, bedeles y condestables .
Patrullas y serenos " .
En Westminster: condestables .
Patrullas y serenos...•...........................
Barrio de Pínsbñry . condestables .




129


Patrullas y serenos.............................. 135
La parte oriental de la ciudad: condestables........ 218
Serenos y patrullas.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 208
Torre de Lóndres: condestables................... 17
Serenos y patrullas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
Holborn: condestables .... , ... , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Patrullas y serenos.............................. 377
Kensington y Chelsea: eonde~tables................ 82
Patrullas y serenos.............................. 66
Parte del sur: condestables•....... ,.............. 88
Serenos y patrullas.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . 79
Empleados en las 6 oficinasde policía de la calle de Bow. 150


Número total. 3,077


En sitio proporcionado hai establecidas casas de detencion en donde
un condestable parroquial vigila el órden, y encierra á los delincuen-
tes para presentarlos luego al majistrado.


Qué tal, amigo mio? Las libertades inglesas no se ofenden con la
policía y sabia organizacion dirijida á prevenir los crímenes y ase-
gurar la tranquilidad; no está' en oposicion con la guarda fiel de
los derechos del ciudadano, ántes bien se convierte en conservadera
de ellos., ¡Cuan estraviadaestá en esta parte la opinion de los pe-
ninsulares! Resistieron el establecimiento de la policía en la época
del sistema constitucional por creerle contrario á la libertad. ¿Pero
qué mucho que esto sucediera cuando los españoles jamas vieron otra
policía que la opresora? Los nombres de Marquina, de Sartin, de
Chavarri y de Gonzalez recuerdan tropelías, atrozidades y desacatos
capazes de estremecer al hombre mas insensible.


Páselo V. bien huyendo de los golpes de la sanguinaria policía que
hoi molesta á ese pais desgraciado, y mande cuanto quiera á quien
es todo suyo, y goza de la mas completa libertad en medio de la sabia
policía inglesa y B. S. M. N. el emigrado.


Lbndres 6 de nooiembre de 1826.




130


Estracto de una carta de 1lladrid del 3 de Enero de 1827.


Cuando recibí tu carta del 17 anterior, en la cual pronosticabas con la
mas completa seguridad que así que el rei recibiese las noticias del men-
saje del de Inglaterra ,á su parlamento y la venida de tropas á Portngal, con-
cederia cuanto ese gobierno puede desear, no pude ménos de admirarme,
al ver cuán poco conoceis la verdadera posición de Fernando. Es un he-
cho que el miedo es su pasion dominante; mas en este caso el miedo de
las consecuencias, que tarde ó temprano han de resultar del estableci-
miento de la constitucion portuguesa en la Península, es mui superior al
miedo que le puede producir Una guerra, y te puedo asegurar que delante
de el 27 del pasado, dijo el Rei las siguientes espresiones : " Será
todo lo peligrosa que se quiera una guerra, pero á lo ménos saldremos
una vez del mal paso." Por otra parte, los apostólicos trabajan con el
ardor mas increible; desde el dia 10 de noviembre ha habido sesion per-
manente de la junta directora, y aunque en cuanto á secreto hai poco
mas ó ménos el mismo que habia cuando en 1823 teníamos la sesion per-
manente en la plazuela del Angel, por lo que respecta á union y actividad
es necesario confesar que nos ganan. Yo te habia dicho en una de mis
cartas anteriores que Inguanzo y algunos otros apostólicos de inflnencia
se habian separado de los rabiosos, y habian formado una especie de alianza
con los moderados, lo que habia hecho concebir esperanzas de que el poder
de ese partido violento cesaria de reinar tan despóticamente y tan sin opo-
sicion Como lo babia hecho hasta ahora. Estas esperanzas se han desva-
necido completamente; Inguanzo y los disidentes se han vuelto á unir
con los de S. Francisco, y desde que se determinó favorecer á los Migue-
listas, todos forman un cuerpo, y aun Inguanzo preside á menudo las
sesiones, donde se manda á los ministros de un modo descouocido hasta
aquí aun, en las sociedades mas sujetas á la obediencia pasiva. La sesion,
del 19 del pasado en que se discutió lo que se habia de hacer á consecuen-
cia del mensaje del rei de Inglaterra, fué extraordinariamente violenta;
se trató en ella de mudanza de ministerio, de declaracion de guerra á
Inglaterra, de un armamento de la nacion en masa &ct. &ct. y aunque no
resolvieron nada, porque el presidente sujirió la idea de que se suspen-
diese la. sesion hasta que se pudiese leer el discurso de Canning, y se
tuviesen noticias seguras de lo que pensaba Villele, la opinion unánime
de los de la junta fué que era necesario no dejarse aterrar por las amenazas
de los ingleses, y que el gobierno debia decir que bien á. todo sin com-




131
prometerse mucho, al mismo tiempo que se preparaba á formal' cordones
sanitarios en la frontera. Los ministros desde entónces han seguido este
plan, y en {OS últimos quince dias no se ha visto otra cosa que prepara-
tivos de guerra en Madrid y en las provincias, al mismo tiempo que Sal-
mon está dando continuamente las mayores Ilromesas de que no se turbará
la paz. El único ostáculo que se creyó generalmente que encontraría el
ministerio á la continuacion prolongada de este plan, era la oposicion de
MI'. Lamb; mas los apostólicos pronosticaron desde luego que este minis-


. tro ingles DC;¡ amenazaba de velas, y los hechos han probado que su espe-
ranza no era infundada. Mr. Lamb ha enviado repetidamente notas ame-
nazadoras, y cuando esperábamos que el ningun efecto de estas notas le
hiciese salir de aquí, el hombre ha desempaquetado y aparece en la corte
como si consiguiese todo lo que pide. Los apostólicos citan triunfante-
mente este hecho como una prueba de la impotencia en que se halla Ingla-
terra para hacer guerra, y se burlan de Mr. Lamb, siendo la primera pre-


. gunta que se hacen comunmente "¿ ha enviado el Ingles otro ultimatum r
Cuantos van ya r' El partido moderado considera de mui diverso modo
esta paciencia del ministro ingles, y creen que no haze mas que estar
adormeciendo al gobierno, miéntras el suyo prepara todas las cosas nece-
sarias á dar un golpe contundente. Yo no puedo juzgar de la política de
Canning, mas despues que he leido su discurso, me he convencido plena-
mente de que es inevitable la guerra, 6 el gobierno ingles tendrá que
retroceder vergonzosamente de la carrera que ha principiado á seguir.
Es locura creer que los apostólicos teman una guerra, y que se eran ellos
sin fuerzas para salir bien del paso: causa admiracion el oirlos hablar de
esta materia; y paraque puedas juzgar de los fundamentos en que estri-
ban una ceguedad al parecer tan extraordinaria, te copiaré algunos trozos
de una especie de proclama que han enviado á sus afiliacionescon fecha del
26, y que no pude copiar enteramente, porque solo la tuve doce minutos,
y lo que copié fué taquigráficamente.


"Cuando todos creíamos que el término de nuestrosheróieos sa-
crificios estaba cercano, se ha dignado la Providencia hacernos clara-
mente ver que aun no están expiados nuestros pecados, y que aun nos que-
da mucho mas que sufrir. Hn ministro ingles, cuyo nombre será eterna-
mente un nombre de execracion para todos los que no estén inficionados
con las pestíferas ideas que ha vomitado el infierno en nuestros desgracia-
dos tiempos, envidioso de ver- que el sistema mal llamado liberal iba á
desaparecer de la culta Europa, no solo ha procurado darle un asilo




132


en la desventurada América, sino que ha encendido cerca de nosotros
la llama que él espera seestienda con la mayor rapidez por la ca-
tólica España. Fiado en un poder adquirido á costa de atrozes crí-
menes, quiere imponernos leyes, quiere hacernos esclavos de su capri-
cho, quiere en fin humillarnos, como el primer paso que él cree ne-
cesario para preparar el camino á nuestros enemigos. ¿ Lo sufrirémos
¿ Cederémos ahora mostrando una debilidad que valdria á los enemigos
del altar mas que cien ejércitos? No ciertamente .


"Y no es tan grande el peligro como lo suponen nuestros enemi-
gos, ó como lo temen algunos cobardes entre nosotros. Acuérdense
estos que en las contiendas políticas el principiar á ceder es confesarse
venzido, y aprendan del ejemplo de los liberales que apresuraron su
ruina por cometer esa falta imperdonable en las revoluciones. Dejen
á un Ballesteros, á un Abisbal, á un Villacampa la triste gloria de
confesarse engañados; á nosotros no nos engañarán; no...... In-
glaterra no es tampoco tan poderosa como lo pretenden nuestros ene-
migos, y tiene dentro de sí misma los elementos de su ruina. El


• ministerio ingles conoce bien su debilidad, y quiere cubrirla con fan-
farronadas que serian risibles si fuesen ménos atrozes.... Por otra
parte ¿deberémos temer los esfuerzos que pudieran hacer los libera-
les? No hai duda ninguna que en su corazon están ansiando el mo-
mento de ver banderas inglesas desplegadas en nuestro suelo para unir
con ellos las suyas exterminadoras ; mas no son ciertamente mui temi-
bles. Nada mas fácil que poner fuera de combate á los pocos que
abriga nuestro suelo; y nuestra propia seguridad, y lo que es mas,
el interés del altar y el trono exije esa medida con las víboras que
abrigamos en nuestro pecho. Y por lo que toca á los prófugos ¿quién
puede temerlos? Cuhiertos de ignominia, aborrecidos por todos los parti-
dos, hambrientos, obligados á mendigar el pan del desprecio, solo pudieran
ser temibles por su desesperacion, si la misma desunión que mostraron
al acabar su carrera tenebrosa, no les impidiera para siempre hacer
útiles sus locos esfuerzos. Nada, nada puede unirlos. ¿ Habrá poder
en la tierra que una á M. G. Y G. con A. C. y V. aun cuando
todos eran fracmasones ¿ ¿Podrá nada en el mundo unir á R. A., T.
Y F. E. con P. s. y R. V., aun cuando todos eran comuneros} Ellos,
ellos mismos bastan á destruirse mutuamente, y si el gobierno ingles
confía en sus. maquinaciones, cara le costará su confianza .


" No hai medio: ó perder el triunfo de todos los enormes sacri-




138
ficiosque hemos estado haciendo por, tantos años, ó hacer otros nue-
vos, bastantes á, ahogar la hidra de Ia revolucion, que levanta una de sus
cabezas en el vecino reino. No hai transaccion, compacto ni medida
media que no nos traiga inmediatamente la ruina mas deplorable. Des-
engañémonos: los leales españoles, los defensores del altar y del
trono no pueden pisar el mismo suelo que los secuazes de la licencia;
el que venza tiene por su seguridad propia que aniquilar á, los ven-
zidos ; no puede haber cuartel, y las escenas que el año de 1822
vió Cataluña serian escenas de blandura, comparadas con las que aho-
ra veria la triste y desventurada España."••.•.. , ..••.


Siento no haber podido copiar mas de esta proclama, ó monitorio,
que he notado no está tan bien escrita como lo están comunmente los
papeles apostólicos. Tanto ella como su' conducta, sus conversaciones
&c. muestran, á no poderlo dudar, que desean guerra, aunque no por eso se
puede decir que no la temen, apesar de la afectación con que siem-


• pre ponderan 10 poco que pueden hacer los liberales; por el contra-
rio, el nombre de Mina les hace el mismo efecto que el trágala en
otros tiempos, y el ansia con que, en medio de toda aquella afecta-
cion, investigan cuanto puede pertenecer á, ese general, muestra de-
masiado cuanto le temen. Ayer mismo corria entre los corifeos de
esta canalla la noticia de que Miua había ya dejado el pueblo donde
vivía fuera de Lóndres, y habia ido á, esa capital con intencion de em-
barcarse dejando en ella á su muger. Solo esta noticia ó rumor bastó
para hacerlos tener anoche una gran sesion extraordinaria en San
Francisco.


Los apostólicos confían mucho en Francia, apesar del discurso de
Damas, que aquí fué recibido con la indignacion mas profunda, y re-
ciben continuamente dinero de allí; pero lo que te admirará mas es
el caso nuevo en la historia del mundo, de que Roma ha remitido
dinero á. España. Es un hecho que en los últimos tres meses han
recibido estos realistas por excelencia, como ellos se llaman, mas de
dos millones de reales de Roma; yeso os probará cuan dispuesto es-
tá ª hacer sacrificios todo el clero católico, y cuan unidos están los
de las diversas naciones.


En mi dictámen particular, la guerra es inevitable tarde ó tem-
prano. Hubo un tiempo en que habia una especie de partido mo-
derado aquí, y en que todos creíamos posible el que se oyese la ra-
zon y no se llevasen las cosas al extremo j mas en el día el partí-




]34
do moderado es casi nulo, y á pesar del favoritismo con que el Rei
mira al general España, es casi seguro que no será nombrado jefe
del ejérzito, porque los apostólicos no gustan_de él, ... Yo me per-
suado á que el Rei no muda el ministerio ahora, solo porque se lo
han pedido amenazándole; y aquí todos creen que Calomarde hubiera
caldo á consecuencia del vergonzoso tráfieo que se ha hecho .en su
secretaría con Lamb, de los papeles mas interesantes, si este minis-


. tro no fuese el blanco de las quejas de Inglaterra y Francia.
NOTICIAS CIENTIFICAS y LITERARIAS.


Datos estadísticos de la Gran Bretaña. Los cálculos hechos' última-
mente presentan los resultados siguientes sobre la poblacion de la Gran
Bretaña. El número de individuos de edad de 15 á tiO años capazes de
tomar 11\S armas es de 2.744,847. El de los matrimonios anuales es
de 98,030, habiéndose notado que de 63 de estos consorcios solo 3
son estériles. El número de mujeres casadas está con el total del
de hombres casados en la relacion de 1 á 3; Y el de los hombres casa-
dos está con el de todos los individuos del sexo masculino en la pro-
porcion de 3 á 5. Para 3 viudas no hai mas que un viudo, pero se
calcula que los que contraen segundas nupcias Son 4 hombres por 7
mujeres. Fuera de las ciudades el término medio de hijos en cada
matrimonio es 4, y en las ciudades corresponden 7 á cada dos fami-
lias. El número de jemelos es al de los nacimientos ordinarios co-
mo 1 á 65; Y los nazimientos de varones son á los de hembras como
96 es ·á 95. El número de muertos sale á 332,708 en un año,
25,592 en un mes, 6,391 en una semana, 914 en un dia, y 40 por
hora. Los muertos del sexo femenino están con los del masculino
en la relacion de 50 á 54. Segun cómputos fundados en el recuento
de la mortalidad, la mitad de los hombres llegan é la edad de 17
años, y. de 3,126 individuos solo uno cumple 100 años.


Comercio de granos de Europa: noticia sacada del informe de 1lfr.
William Jacob; impreso de órden de la cámara de los comunes. De
los cálculos exactos hechos en Prusia y publicados por Mr. Jacob,
encargado oficialmente de recojer estos datos, resulta que la cantidad
de cereales de toda especie que actualmente, esto es, despues de la
cosecha de 1826, existen almaeenados en toda la Europa, no pasa de .
3 millones 680 mil cuarteras, Ó, 12 millones de hectólitros, repartidas
como sigue:




En Alemania .
En Prusia ...•....
En Polonia .
En Dinamarca .


581,000
775,000
581,000
194,000


135
En Inglaterra .
En los Paises Bajos.
En Francia, España,


Portugal y puertos
del mar Negro ..


580,000
388,000


581,000


Total en cuarteras. . . . • . . . •. 3.680,000


La cuartera de trigo pesa unas 440 libras, peso de marco; y equi-
vale á 3, 2 hectólitros poco mas ó ménos,


El consumo anual de la Europa es de unos 600 millones de hec-
tólitros de granos, á razon de 200 millones de habitantes, y de 3
bectélitros por cabeza. 558,OUO cuarteras representarán segun esto
con corta diferencia el· consumo diario en Europa, y la provision arri-
ba indicada servirá solo para unos siete dias, Este documento prueba
.caan infundada y exajerada es la opinion en que muchos están de
que hai Un sobrante de cereales sobre el consumo. PuecÍe haber amon-
tonamiento parcial y local por falta de salidas fáciles y de suficien-
tes comunicaciones mercantiles; pero en el todo apenas hai motivos
para dejar de temer la escasez. Una sola maja cosecha en uno de
los grandes estados de Europa, bastaria para provocar necesidades y
pedidos superiores á lo que podria suplir el trigo que actualmente hai
almacenado. Por lo que respeta á la Inglaterra en particular, MI'.
Jacob calcula que en los puertos del continente habrá. 500,000 cuar-
teras escasas de granos, que podrian importarse ventajosamente en
Inglaterra, es decir,' que á lo sumo habria con que atender al con-.
sumo de diez días.


Eficasia de la corteza de la raíz del granado contra la lombriz
solitaria, . Este remedio, que se conoce mucho tiempo- hace, era al-
l{unas vezes ineficaz, sin poderse atinar las causas ó circunstancias que
impedian su acciono Pero este punto acaba de resolverse por el Sr.
Boiti, cirujano mayor de la familia del gran duque de Florencia. Por
un gran número de hechos constantes ha llegado á cerciorarse de que
todo consiste en escojer las raizes de los árboles tiernos, nacidos de
'semilleros espontaneos en terrenos montuosos é incultos, y en no to-
mar sino las raizes que no sean mas gruesas que el dedo pulgar. A
esta se les quita todo el palo y se deja secar la corteza sin el calor
del sol ni del fuego. Para administrar este remedio, se ponen en in~




136
fusion diez dramas de corteza en veinte onzas de agua pura; se cueze
todo en una, vasija de barro barnizada hasta que merme la mitad,
y se deja macerar por tiempo de doce horas. Se cuela la decoccioa
para administrarla al paciente, á quien ántes se le hace tomar una
purga suave. La decoccion debe darse en tres tomas con intervalo
de una hora de una á otra.


Pesquerías de Terra-Nooa y de Labrador. Los anglo-americanos
envían á estas pesquerías al pie de dos mil buques, y cada uno de
ellos vuelve con 50 toneladas de pesca... lo ménos. De forma que los
productos de la pes;::a en estos dos puntos llegan á cien mil tonela-
das. En este comercio se ocupan 24 á 30,000 marineros, ademas de
los trajinantes que llevan esta enorme masa de bacalao á los varios
mercados donde se despacha. La Francia y la Inglaterra juntas
no igualan las empresas de los anglo-americanos en este ramo.


RESEÑA POLITICA.


España y Portugal. Digno es de considerarse que, á la primera
insinuacion que recibe el pensamiento para ocuparse en el aspecto
político del mundo, ocurre ante todas la cuestion peninsular habiendo
tantas otras de grande importancia y trascendencia en ambos hemis-
ferios. En vano se han querido persuadir algunos que el estado de
abatimiento y la excentricidad del gobierno en que al parecer se halla
España, la ponian fuera de la línea en que están comprendidas. las
naciones que afestan la balanza política; la España por una singu-
laridad debida á muchas causas cuya enumeracion no es del caso, ha
sido el teatro de las lides mas ostinadas para fijar los destinos del
universo desde tiempos.muy remotos: y en los nuestros, que no han
dejado de presentar su ejemplo bien ruidoso de este fenómeno, todavia
vemos que se prepara el mismo campo con un aparato tanto mas
formidable, cuanto que las fuerzas de los dos partidos han estado re-
presadas por el equilibrio de los intereses encontrados que al fin han
tenido que sacudirse de todos los miramientos que con dificultad los
tenian á raya. El .espíritu de reforma en las sociedades modernas
SI:' manifestó enérjicamente en la revolucion fra~cesa. Sus largas con-
secuencias alarmaron á la clases privilegiadas de mas de un 'pueblo,
de mas de una opinion, de mas de una creencia relijiosa, á cuya
costa tiene qne verificarce aquella; y de aquí la coalizion contra la




137
Francia gobernada por la república y por Napoleon: la unanimidad
de los Castlereaghs, de los Metternichs y de los Pozzo-di-Borgos en
el sistema político que se sobrepuso en 1814: la fundacion de la
Santa Alianza: las hostilidades entre el réjimen antiguo y el nuevo,
mal sobresanadas en los diez últimos años con la independencia de
Hispano-América favorecida en parte, y en parte contrariada por los
gabinetes europeos; con la invasion de ambas penínsulas audazmente
ejecutada por -los unos y débilmente consentida por otros; con los
esfuerzos de los griegos escandalosamente desatendidos en los consejos
de los príncipes cristianos; con el jesuitismo reinstalado por el Va-
ticano, centralizado en Francia, mal contenido en aquel reino por la
resistencia aislada de la opinion pública, intrepretada por los tribu-
nales y respetada por la cámara de los pares; y por fin, con las des-
caradas pretensiones de la aristocracia civil y relijiosa abiertamente
decidida á aumentarlas, á sostenerlas, á afianzarlas, á perpetuarlas á
costa de dinero, de intrigas, de sangre, guerra, discordia y desola-
cion, en España y Portugal, punto el mas ventajoso por la posicion,
la naturaleza del terreno, la ignorancia de las clases bajas, y la in-
fluencia de un clero numeroso y rico.
o Guerra es pues de principios y opiniones, y no de meros intereses
de dominacionó supremacía política la qne iminente, y nos atrevemos á de-
cir, inevitable, amenaza de nuevo á España, por mas que el disimulo
diplomático profese lo contrario, en la hipótesis de venir á estallar.
Pero tambien es necesario reconocer que estos principios y opiniones
que han traido á los contendientes de la contradiccion á la ira, y
de la ira á las espadas, no son vanas sutilezas escolásticas como las
que, en la edad media, desgarraron y al fin destruyeron el imperio


• griego, sino los verdaderos signos representativos de toda la. masa de
intereses materiales, cuya posesión y goze se disputa. La reforma
política, la reforma que en realidad nada tiene de relijiosa sino el
nombre y el protesto de parte de los que la resisten, es sobre lo
que se litiga. En este litigio entran de pronto todos los recursos
disponibles de los dos campeones en cuyo denuedo está comprome-
tida la suerte de los dos partidos; y entrarán en él con el tiempo los de-
mas aderentes del uno y el otro, hasta llegar á hacerse jeneral el
combate, si el primer golpe no es contundente y decisivo, lo cual
si bien no es imposible, tampoco es nada seguro que suceda.


Los dos campeones que h-n saltado á la arena son 13 Inglaterrt\
R




138
y la Junta Apostólica de la Península. La soberbia Albion precisa-
da á medir sus fuerzas con un conciliábulo de clérigos fanáticos!
El pregoIl del reto, el manifiesto del combate, los recursos con que por
ambas partes se cuenta para el 'caso necesario, los hemos visto en
el mensaje que el rei de Inglaterra dirijió al parlamento el dia 11
del pasado diciembre y en el discurso improvisarlo ó revisado del
ministro MI'. Canning en apoyo de aquella importante comunicacion;
y por parte de la Junta Apostólica en la exposiciou hecha al rei
de España por el arzobispo primado D. Pedro Inguanzo con fecha
25 del mismo mes. Ambos documentos son importantísimos, y en
cuanto á valor diplomático, no hai entre ellos para nosotros mas di-
ferencia, que la de estar el mensaje revestido de todas las formas
parlamentarias, y haber sido la exposicion dirijida y publicada segun
las que sus autores están en el caso de observar. Porque, sin em-
bargo de haberse dudado de la autenticidad del manifiesto arzobis-
pal, no puede negarse que tal es el espíritu, el deseo y el ultima-
tum de los apostólicos, si nos hacemos cargo de lo que hemos visto y
oido de ellos, y de lo que consignan en el monitorio copiado en la
carta de Madrid que se inserta en las precedentes pájinas de este
peródico, y de cuya autenticidad y existencia efectiva respondemos, por
habernos llegado por un conducto tan extraordinario y casual como
fidedigno. Compárese su contenido con el de la fulminante exposicion
del primado de las Españas, y se verá que uno y otro documento
están fundidos en una misma turquesa.


El del arzobispo Inguanzo, ademas de estar suplido por lo que se
copia en dicha carta, es demasiado largo para tener cabida en este
lugar; pero como mas corto y de tan grande importancia histórica,
no podemos ménos de dárselo al mensaje en la siguiente traduccion
literal.


"S. M. pone en noticia de la cámara que ha recibido una urjente
solicitud, de la princesa rejente de Portugal, reclamando en virtud
de las antiguas obligaciones de alianza y amistad existentes entre
S. M. y la corona de Portugal, auxilio de S. M. contra la agrcsiou
hostil de parte de la España,


"Hace tiempo que S. M. en union con su aliado el reide Francia,
ha procurado impedir semejante agresion, y son repetidas las segu-
rÚladeflo que la corte de Madrid ha dado de la detcrminacion de S. M. C.
de no cometer, ni permitir que se cometa desde su territorio agre-
sion alguna contra Portugal.




139


," Pero, S. M. ha sabido con profundo sentimiento, que, uo obstante
las tales seguridades, se han concertado en España incursiones hos-
tiles sobre el territorio de Portugal) y que se han ejecutado á la vista
de las autoridades españolas, por rejimientos portugueses que habian
desertado á España, y á cuyo desarme y dispersion se habia obli-
gado el gobierno español repetida y' solemnemente.


• ceS. M. no ha omitido ningun medio de hacer que el gobierno es-
pañol abra los ojos sobre las peligrosas consecuencias de esta apa-
rente conivencia.


"S. M. hace esta comunicacion á la cámara con la plena y en-
tera confianza de que sus fieles comunes se unirán á S. M. con
su cordial cooperaqion y apoyo en mantener la fe de los tratados, y
en preservar contra las hostilidades estranjeras la seguridad é inde-
pendencia del reino de Portugal, el mas antiguo aliado de la Gran
Bretaña."


A este mensaje se siguió el célebre discurso de MI'. Canning, tan
notable por sus fogosas espresiones, acaso lanzadas de intento, y acaso
tambien desprendidas como centellas por el repentino golpe del mar-
tillo sobre un hierro escandecido; y tan digno de atencion al mismo
tiempo por el estudiado giro de las frases en que con respecto á la
cuestión habla de la política francesa, y de las relaciones con el mo-
narca, á cuya mesa acababa de sentarse en Paris.


Miéntras que en esta capital se abre la legislatura con un dis-
curso del trono, en cuyo remate se hace alusion al humor guerrero
de los franceses, contestado por ambas cámaras con claras demostra-
ciones de afielen al mantenimiento de la paz, los facciosos avanzan
al corazou de Portugal, se embarcan apresuradamente tropas ingle-


• sas para l'¡sboa; los afiliados del Sena repiten los furiosos ahullidos de
los apostólicos del Manzanares; de mancomun reunen, arman, apres-
tan el ejérzito que el gabinete de Madrid llama de observacion , el
embajador frances en Madrid es llamado á Paris por su corte con
apariencias de descontento, y llega y es recibido con agasajo por el
rei Carlos, y se le da un cargo tan importante como honroso. La opi ..
nion jeneral se persuade que Fernando cederá al amago de la Gran
Bretaña, y pasa mes y medio, y el embajador ingles en Madrid nada
consigue que merezca ó convenga publicarse por el gabinete de S. J a.
mes; el embajador español conde de Casa-Flores es recibido por la
corte de I..isboa ; el ejérzito del rebelde marques de Chaves se en-
gruesa con desertores del de observacion dirijido por los apostólicos;




140
los suizos salen de Madrid y en España resuena el grito de una nueva
cruzada ; el ministro de la guerra Zambrano circula una órdeo mili-
tar que algunos periódicos se empeñan en llamar pazífica, sin embargo
de que prodiga elojios al ardor de los desertores portugueses, invoca
los derechos de la legitimidad, y apela á los voluntarios realistas para
sostenerlos; la Inglaterra se prepara á enviar mas y mas tropas á Por.
tugal, donde se repugna obedecer á lord Beresford como jefe del
ejérzito ; corre por válida la voz de que el marques de Hertford lleva
á Irlanda la importante mision de ajustar la emancipacion de los cató.
llcos, que dejaría mui desahogados los engorros domésticos para cual.
quier evento; algunos periódicos de los que llevan voz de míníste-
riales hablan contra la Rusia con declarada suspicazia sobre la guerra
de Persia, suponiendo posible que aquella diversion, que no puede
ménos (dicen) de reclamar á favor de los persas los mismos efectos
del casus fauleris, que acaban de aplicarse á Portugal, se dé la mano
con los movimientos de la Península y' con la inesperada entereza de
Fernando; los Estados Ünidos del Norte-América se esplican con
entono en las diferencias existentes con el gabinete de Londres, y
este rezela, que en vista de las ocurrencias de Portugal, eleven mas
sus pretensiones y se alejen de los medios conciliatorios; finalmente,
todo es hasta ahora misterios en los procederes, anfibología en las
palabras, aparato en todas partes, y contradicciones y amaños diplo-
máticos en los gabinetes unos con otros.


Difícil podrá parecer segun esto el anunciar en qué vendrá á pa-
rar el deseulaze de este nudo; mas, si nos es permitido enunciar
una opinion segun nuestros limitados alcanzes, el nudo no admite
desatarse, sino quc necesita cortarse con la espada. La política mas
hábil, toda las destreza del gabinete británico no es ya capas.ni de arre-
drar, ni de conciliar, ni de deslumbrar el fanatismo desencadenado,
íIue cree y propala haber llegado el tiempo de obrar con la fuerza.
Ea pues inevitable el combate con los apostólicos, cualquiera que sea
el éxito de la invasion capitaneada por el marques de Chaves, y
annque sus tropas, segun se asegura últimamente, hayan sido batidas
y arrojadas de nuevo á las fronteras de España. Si la guerra to-
mará mas vuelo? Si la Francia tomará parte en ella? Si será je-
neral el incendio? Si la Inglaterra podrá á tiempo contar por au-
xiliares á los pueblos agobiados contra sus opresores? Estas cuestiones
requerman un largo comento que no es de este lugar ni de nuestras
fuerzas. Solo 1I0S atrevemos á. decir: que si la Gran Bretaña debe




141


desear la paz y hacer por ella cuantos sacrificios quepan en la me-
dida de sus intereses esenciales, la Francia, es decir,. Ja actual dinas-
tía francesa, debe temblar de soJo el nombre de una guerra" que
no pudiendo ménos de ser .mui antipopular entre sus súbditos, la ex-
pondria á perder por tercera vez el trono. Por lo mismo creemos
que Ja Francia, ó acabará por declararse contra Jos apostólicos si
estos llevan lo peor en los primeros choques, ó si. se declara por
ellos, será. con tal oportunidad que haya poco ó nada que temer para
ella, y mucho para Ja Inglaterra; y tambien estamos firmemente per-
suadidos de que el actual gobierno frances está. y continuará. traba-
jando diestramente en preparar esta oportunidad.


Inglaterra. El 5 de enero á. las nueve y media de la noche, fa-
lleció S. A. R. Federico, duque de York y de Albany, hermano ma-
yor de S. M. Jorge IV, á los 64 años de su edad. Por su muerte per-
tenece el derecho hereditario de la corona de Inglaterra á S. A. R.
el duque de Clarence, como heredero presuntivo, y muriendo este
príncipe sin dejar sucesion, entrará en su lugar la princesa Alejan-
drina Victoria, sobrina del rei, é hija del difunto duque de Kent.
El supremo jeneralato del ejército ingles, vacante por la muerte del
duque de York, se ha conferido al duque de Wellington y de Ciudad-
Rodrigo. En las exequias del ilustre difunto, que se celebraron en
1Vindsor, se suscitó entre sus albazeas y el dean y cabildo de aquella
catedral, una disputa, en la cual cedieron los primeros bajo protesta,
sobre la pertenencia del precioso baston de jeneral puesto en el fé-
retro, que los canónigos reclaman, sin duda por derecho de espolios,
á pesar de haber merecido el real desagrado por una tentativa se-
mejante que hizieron en el entierro de la reina Carlota.


Las reptas de la Gran Bretaña correspondientes al último trimestre
del año de J826 presentan un aumento de &142,996 sobre las del
mismo trimestre del de ] ~25; pero el total del año comparado con
el anterior da una baja de &1.923,148. Aun así resulta todavía un
excedente de cerca de 2 millones de esterlinas sobre el importe de
los gastos, que suben á 50 millones, de los cuales se afectan mui
cerca de 30 millones al pago de intereses de la deuda nacional. ¿ Al-
canzará el sobrante de dos millones de esterlinas para hacer frente
á los gastos de Portugal ~


Francia. Los jesuitas denunciados por el impertérrito Montlosier
como ilegalmente restablecidos en aquel reino, acaban de ser venzidos
en la Cámara de los pares, donde por una mayoría notable se ha




142
deddido haber. lugar á que la denuncia sea tomada en consideracion
por el gobierno. El proyecto de lei sobre la represiondel tráfico de
negros, y otro de inaudita' osadía contra la libertad de imprenta, son
los principales trabajos que hasta ahora se han presentado á las cá-
maras por los ministros. Uno de estos ha tenido la franqueza de de-
clarar que la intencion del gobierno es que no haya en Francia mas
que dos periódicos, órganos de sus máximas y pretensiones. Esta ten-
tativa ha excitado el descontento mas expresivo de los mismos ul-
tras, y por todas partes se dirijen enérjicas representaciones contra el
proyecto. La Academia francesa ha hecho también su recurso, el cual
ha sido llevado tan á mal por el gobierno, que ha privado de sus
pensiones á tres de los miembros que las disfrutaban, y que pertene-
cen á la categoría de los realistas mas exaltados. En la cámara baja
se atrevió un diputado á hacer una mocion paraque tambien quede
abolido el derecho de peticion, expresamente garantido por la carta.
Ha sido desechada; pero esto manifiesta las ulteriores miras del par-
tido apostólico, idénticas en todos los paises donde puede levantar la voz.


Todos los periódicos de Paris repiten estos últimos dias la relacion
del estraño lance acaezido al príncipe Talleyrand, quien al salir de
la funcion fúnebre celebrada el 20 de enero en sufragio del desgra-
ciado Luis XVI, fué acometido en presencia de las personas reales
por un tal Maubreuil, hombre de historia en los sucesos de 1814 á
1816, con tan fuerte puñada en la cabeza, que dió con él en tierra
dejándole mal trecho á los pies del duque de Angulema.


Grecia;y Turquía. El Gran Señor lleva adelante la organizacion del
ejérzito á la europea y otros planes de reforma en sus dominios, sin


. que en estos últimos meses se haya declarado síntoma alguno capaz
de hacer creer que encuentre ya ninguna resistencia seria, ni aun la
de los extinguidos jenízaros, de cuyas demostraciones de descontento
no se ha vuelto á hablar de una manera digna de llamar la atencion,
Los asuntos de la Grecia se hallan todavía en el mismo pie de funda-
das esperanzas á favor de su feliz terminacion segun lo desean los
amantes de la independencia, tan merecida como justa, de aquel ~ale.
roso pueblo. El haber vuelto á tomar tierra las tropas turcas que se
habian embarcado para otra espedicion contra la Morea, y el no ha.
cerse ulteriores aprestos por el bajá de Egipto, corrobora la confiahza
de que las negociaciones pendientes entre el divan y los embajadores
de los príncipes cristianos tendrán en breve un buen éxito.


Norte •.dml:rica. El estado de las rentas de aquella república á fines




143
del año de 1826, ofrece los siguientes resultados, mui dignos de con-
sideracion. El ingreso anual importa :n.087,582 pesos, y la suma de
los gastos no pasa de 24.662,043 pesos, habiendo por consiguiente un
sobrante de cerca de seis millones y medio, es decir, 1.200,000 pesos
mas que el año de 1825. La renta de correos ha tenido en todo el
año pasado un aumento de 136,000 pesos, En el año 1817 la deuda
pública importaba 123 millones y medio de pesos; y en enero de
1827 queda disminuida en 74 millones, habiéndose extinguido en diez
años 50 millones de deuda, y pagádose mas de tres millones de inte-
reses. La marina de la república cuenta doce navíos de línea, veinte
fragatas, y los correspondientes buques méuores,


Hispano-América. El 12 de setiembre llegó Bolívar á Guayaquil
con ánimo dQ continuar el viaje á Bogotá, precedido del rumor
de que iba á conferÍrsele la dictadura en Colombia, así como se le
habia investido la del Perú mui á disgusto de los amantes de la li-
bertad, quienes por fin tendrán que abrir los ojos, acaso para ver
únicamente males mui difíciles ó imposibles de remediar. Paez ha
convocado por su parte el congreso de Venezuela para el 15 de ene-
ro, ha habido algunos choques entre sus tropas y las del Libertador,
y es mui de temer sean preludios de sangrientas y largas disensio-
nes. La república de Buenos Aires no está en buena armonía con
la de Bolivia, y se halla estrechamente apurada por la guerra contra
el Brasil. La de Chile se manifiesta quejosa y resentida contra los
peruanos, ó contra los que los dirijen. En Méjico se han gravado
tanto los géneros europeos de algodon, que deben considerarse como
absolutamente prohibidos, 10 cual ha hecho grande sensacion en los
comerciantes ingleses. Se habla de una remesa de 1.800,000 pesos


• con destino á Inglaterra, siendo los 400,000 por cuenta del gobier-
no mejicano, y los restantes por la de particulares. Segun noticias
recientes llegó á Veracruz el dinero destinado á pagar en· Londres
los dividendos que venzerán en primero de marzo.


ANNUNCIOS.


Hortus siccus Londineneis ; or a Collection of dried specimens
of plants, growing wild within twenty miles round London, named
on the authority of the Banksian Herbarium, and other original col.
Iections, By Don Mariano La-Gasea, late professor and director of




144
the Botanical Garden, foreign member oC the Horticultural Society
of Loudon, and of many: other scientific Academies in Europe.


El día 1? de Febrero se publicará el 2? fascículo de esta obra,
que se halla venal en casa del autor, en Camden Town, Camden Place,
N'? 2-5; en las Librería de D. Vicente Salvá, Regent Street, N? 1'.M;
de G.B. Sowerby, N? 156, en la misma calle; en la de Messrs ,
Treuttel, Wurtz, Treuttel jun. and Richter, Soho Square, N? 30,
Y en la de Callow and Wilson, Princes Street, N? 16. El precio
de cada fascículo es de &1 esterlina. Se vende solo por suscripción,


De la administracion de la justicia criminal en Inglaterra y espíritu
del sistema gubernativo ingles: obra escrita en frances por Mr. Cottu,
traduzida alcastellano por el autor del Español y de Las Variedades
ó Mensajero de Londres. Segundaedicion en todo conforme á la
primera. Londres, lS~6. Svo.


La reimpresión de esta obra se ha hecho para satisfacer el deseo de
muchos americanos que, por haberse agotado la primera edicion, ansia-
ban por tener un escrito tan recomendable por su bien desempeñado
asunto como por la bondad de la traduccion, Débese esta al dis-
tinguido literato D. José Blanco White, quien se movió á hacerla
porque la creyó la mas adecuada para imponerse un estranjero en
la parte mas útil y admirable del sistema gubernativo ingles. La
primera edicion fué costeada por D. Francisco de Borja Migoni,
quien la regaló á su gobierno de Méjico; y no por D. Bernardino
Ribadavia, cómo dice el Sr. Mora, al anunciar esta reimpresion en su
periódico intitulado Corréo literario y politico de Lbndre«. Esta equi-
vocacion ha sido rectificada por la siguiente carta del traductor, que
hemos visto impresa: "Sr. Editor del Correo Literarioy político de
Lóndres. He visto por casualidad que al anunciar V. mi traduccion
de la obra de Mr. Cottu sobre la justicia criminal de Inglaterra, dice
V. que la primera edicion de esta obra se hizo a espensas del ilustrado
patriota americano D. Bernardíno Ribadavia. En esto se halla V. en-
gañado. La primera edicion de mi traduceion so hizo á expensas del
Sr. D. Francisco de Borja Migoni, á quien dí el manuscrito paraque
hiciese de él lo que gustase, y quien lo imprimió exclusivamente para
regalar los ejemplares á su gobierno de Méjico. En insertar esta espli-
cacion del caso hará V. justicia al Sr. Migoni, y un favor á su atento
servidor .J. Blanco White. Oxford, 30 de Nov. 182tl."




OCIOS
1Br <!et'pañolrtS ~mtgtabot',


SEGUNDA EPOCA.


A!3RIL, 1827.


APARATO HISTORICO.


Correspondencia diplomática del gabinete británico en Verona y Pa-
ris sobre tos asuntos de España en los años de 1822 y 1823.


Los siguientes documentos diplomáticos, que traducimos fielmente
de un"- obra francesa que acaba de llegar á nuestras manos, titula-
da De l'Etat actuel de l'Espagne ~ des ses colonies, A Paris chez
C. J. Trouoé, rue des filtes Saint Thamus, n~ 12, mars 1824 bro-
chure 8. 12.1 fol.: nos parezen mui importantes llara completar la
historia moderna de l~ Península. En ellos se descubren la negra
perfidia del gabinete francés, la noble y previsora conducta del ga-
binete británico, y los principios liberales y benéficos del Sr secreta-
rio de negocios estranjeros G. Canning, y del Sr. duque de Wellington.


Carta .del duque de Wetlington á Mr. Canning, fecha en Pari« á
·21 de setiembre de 1822 (fol. 75).


"Tuve ayer una larga conferencia con el Sr. Villele acerca de las
relaciones de su gobierno con España.


H Haze tiempo; y yo creo que desde la alarma que causó la fiebre
amarilla en España, que el gobierno frances ha reunido tropas en los
departamentos meridionales de Francia. Con todo no hai en la fron-
tera mas tropas que las que se necesitan para llenar los fines de un cordon
sanitario, miéntras fuere preciso precaverse contra la continuacion de
la epidemia en las provincias vecinas á España j ni una masa de
fuerza mayor que la que se considera del caso para observar un pais


s




146


que es el teatro de la guerra civil, y para protcjer la frontera francesa
de los insultos que cometen algunas partidas armadas que operan en
sus inmediaciones.


"El Sr. Villele cree que la reunion del congreso en esta época
no es una cosa indiferente á los negocios de España, ó á la situacion
en que se encuentran esta nazion y la francesa entre sí. Es indudable
que, tanto en España como fuera, se esperan las resultas de las de-
liberaciones del congreso sobre' sus negocios, y que si este se disuel-
ve sin acordar cosa alguna acerca de ellos, el mal actual crezerá, y
las dos naciones se comprometerán en una guerra.


"El Sr. Villele desea que el congreso examine la posicion actual
del gobierno frances respecto á España, así como la hipótesis en
que esta pudiera verse obligada á declararle la guerra; manifestando
las cuatro potencias aliadas la línea que deberán seguir en su con-
ducta, siempre que llegare á verificarse alguno de los sucesos, que
en opirñon de la Francia, la obliguen á declarar la guerra.


"Contesté al Sr. Villele, que nos seria imposible declarar anti-
cipadamente cual seria nuestro porte en caso de verificarse la hipótesis..


"Deseo recibir instrucciones de;' S. M., tanto sobre lo que debo
hazer, como acerca de los argumentos de que deba valerme, siempre
que el gobierno francés haga al congreso las proposiciones que Vi-
llele me ha anunciado, relativas á exijir una declaracion de parte de
los aliados."


"* '* "* *
11.


Cuestiones que los plenipotenciarios franceses hizieron á los de Ru-
sia, Austria, Prusia y la Gran Bretaña, comunicadas á Mr. Canning


por el Sr. duque de Wellington. (fol. 77).


l. Caso que la Francia se vea precisada á retirar de Madrid á
su ministro y á romper las relaciones diplomáticas con la España,
¿ los altos aliados adoptarán igual medida y retirarán á sus ministros
respectivos?


2. Si llega á romperse la guerra entre España y Francia, ¿en qué
forma y de qué modo las altas potencias prestarán á la Francia un
apoyo moral capaz de dar á estas medidas el peso y la autoridad de
la alianza, y de infundir un miedo saludable á Jos revolucionarios de
todos Jos demás paises?




147


3. ¿Cual es, en fin. la intencion de las altas potencias respecto á.
la forma y extension de los favores materiales que están dispuestos
á dar á la Francia, siempre que esta los requiriere?


* * * .)l-


m.
Carta del duque de Wellington á Mr. Canning, fecha en Verona


á 5 de noviembre de 1822. (fol. 78)


En la tarde del miércoles el príncipe de Metternich ha celebrado
una conferencia con los cinco ministros del gabinete, en la cual los
de Rusia, Alemania y Prusia contestaron á las preguntas hechas con
fecha de 20 del mes anterior por los de Francia. Yo he dado la
siguiente.


Conte,tacion dada en 30 de setiembre de 1822 por el duque de
Wellington á las preguntas de los plenipotenciarios froncese«,


El gobierno británico no ha perdido ocasion desde el mes de abril
de 1820, para conjurar á los aliados de S. M. que se abstuvieran de
tomar parte en los negocios interiores de España.


Sin recordar los principios que el gobierno de S. M. mirará siem-
pre como la regla de su conducta con respecto á los negocios in-
teriores de otras naciones, es de parezer de que, se desapruebe cuanto
se quiera el oríjen de la revolucion española, el sistema establezido
ó la conducta de los que en consecuencia han tomado á su cargo la
direccion de los negocios interiores de España, todas las mejoras que
se pueden esperar en el sistema de esta nazion, deben, por amor á ella,
ser resultado de las medidas interiores adoptadas en ella, y no de
la intervencion estranjera j apoyadas sobre la confianza que deberá
inspirar al pueblo el carácter y la conducta del rei.


Mi gobierno entiende que una intervencion empleada en ayudar
al monarca reinante á trastornar lo establecido bajo sus garantías, ó
para facilitar con la fuerza la promulgacion de otra clase de gobierno
ó de constitucion, no baria mas que poner al monarca en una falsa
posicion, imposibilitándole de emplear los medios interiores de mejora que
puedan estar á su alcanze.


Siempre ha creido el gobierno británico, que. una intervencion se-
mejante traeria sin necesidad una grande responsabilidad, la cual debe




148
esponer al rei de España á grandes riesgos, haziendo á las nasio-
nes que intervengan, víctimas de la calumnia, y sujetándolas á ries-
gos ciertos, á desastres posibles, á enormes desembolos, y á un mal
resultado,


Tales son los principios que han gobernado á S. M. y los que
han prevalezido en 'los consejos que dió á sus aliados desde el año
de 1822.


Los protocolos y demas actuaciones del congreso de Aix-la-Chapelle,
que han establezido la liga, feliz para el mundo, de las cinco poten-
cias, señalan como base de ella la confianza y las comunicaciones
mas ilimitadas entre todas. En consecuencia S. M. nunca ha dejado de
comunicar á sus aliados, y especialmente á Francia, todas las instruc-
ciones que ha dado á su ministro en Madrid y cuantas comunica-
ciones ha hecho al ministro de esta residente en Lóndres: todo con-
forme al sentimiento de buena correspondencia que le asiste respecto
al rei de España y á la nazion española.


Ne es posible examinar las relaciones de España y Francia rela-
tivas á lo ocurrido desde el año de 1820 hasta el dia, sin echar
de ver la falsa posicion en que desgraciadamente se encuentra el rei
de España: así como que la irritacion de esta contra la Francia, de
que ha hablado S. E. el Sr. ministro de esta potencia, es obra del
espíritu de partido que en ambas naziones ha agravado la ojeri-
za nazional debida á las pasadas ocurrencias. Conservar la paz entre
las naziones es el grande objeto de la política exterior de S. M.,
quien toma el mas vivo interés en el bien estar de S. M. C., y en
el honor de su gobierno; y desea sinceramente contribuir á que se
calme esta irritacion.


El gobierno británico no puede ménos de decir que una declara-
eion de su parte sobre algunos de los estremos que ha presentado el
ministro de Francia, sin tener ántes un conozimiento preliminar y
exacto de todas las circunstancias que han mediado entre ambos paises,
sobre prematura é injusta, seria probablemente inútil, é impedirla á
S. M. el poder discutir y acordar las medidas de su propio go-
bierno cuando estuviera mejor informado. S. M. se veria en tan
lastimosa situacion, y ademas seria aflictivo á sus sentimientos el exi-
jir de su amigo y aliado el rei de Francia que hubiera de some-
ter su conducta á lO~l' dictámenes y juizio de S. M.


El gobierno de S. M. no cree .necesaria ninguna de estas dos al•





149


ternativas, pero juzga que examinando las circunstancias evidentes
de la situacion de Francia y España, se deduze con claridad que, sean
los que se quieran los males que hayan podido haber hecho á la
Francia los que gobiernan la 'España, estos no están en disposicion
de realizar plan alguno de una real hostilidad.


Sin mas que saber que existe una guerra c(vil en toda la fron-
tera que separa las dos naziones, que ejérzitos enemigos se hallan en
movimiento en todos sus puntos, y que no hai una ciudad ni un pue-
blo en la frontera de Francia que no esté expuesto á ser insultado,
se deduze que es justa la precaucion que ha tomado S. M. C. de
formar un cuerpo de ejérzito de observacion, con el fin de prote-
jer sus fronteras, y de conservar la tranquilidad de la nazion.


S. M. británica desea sinceramente que esta medida llene el ob-
jeto que la ha motivado, y que la sabiduría del gobierno frances
consiga explicarse en Madrid en términos que le convenzan de la
necesidad en que se ha visto S. M. C. de tomarla,


Una esplicacion semejante conseguirá quizá mitigar la irritacion
contra la Francia, y se debe esperar que esta por su parte conce-
da alguna cosa al estado de efervescencia de España durante la
crisis de una revolucion y de una guerra civil.


Un momento de refiexion sobre el poder relativo de las dos na-
ziones bastará para demostrar, que el mal real á que S. M. C. es-
tá espuesto es el que resulta de la guerra civil en las fronteras de
España, )" que la providencia que el gobierno de S. M. ha adoptado
es la mas apropósito para evitarle.


La locura revolucionaria no podrá prometerse un éxito feliz de
promover un ataque serio de España contra Francia, sean las que
se quieran las circunstancias que pucdan suponerse existentes en el
dia en este último reino. La atención actual del gobierno español
se encuentra en el dia ocupada con la guerra civil, y no es proba-
ble que este gobierno quiera romper con Francia en tales coyunturas.


Tampoco es de presumir que el ministerio español deje de va-
lerse del apoyo que pueda dar á su sistema 'la presencia del emba-
jador de Francia cerca de él.


Por estas razones S. M. reputa como mui improbable un rom-
pimiento por parte de España, ni medida alguna de su parte que
pueda hazer necesaria la cesacion repentina de las relaciones políticas
de Francia; y como S. M. ignora absolutamente cuanto haya pasa-




150
do entre Francia 'i España desde el mes de abril de 1820, igno-
rando por esta causa la razon que asiste al gobierno de S. M.' C.
.para creer conveniente la suspension de sus relaciones diplomáticas
con España, y el motivo que deba hazer romper la guerra entre
ambas naziones, de aquí naze el no ser posible á los ministros de
S. M.declarar cuales sean los consejos que crean dar á S. M. bri-
tánica, siempre que se realizare uno ú otro de los dos sucesos.


S. M. desea ardientemente que estos no se verifiquen, y se ha-
lla convenzido de que el gobierno de S. M. C. hallará el medio de
evitarlos.


'* '* *" '*
IV.


Memoranrlum del duque de Welliagton. para el Lord l?itzroy So-
merset, fecha en Londres á 6 de enero de 1823.


V.
Lord Fitzroy Somerset al Sr. secretario de estado Canning. Madrid


2S de enero de 1823 (-).


VI.
Carta del Sr. Canning al caballero Stuart, fecha en Lóndres á 3


de febrero de 1823 (fol. 91).


En el mismo dia en que me llegaron los despachos de V. de 18
del mes pasado, con inclusion del discurso del rei de Francia á la
apertura de las cámaras, el Sr. Marcellus se me presentó para po-
ner en mis manos un traslado de este documento.


Con este motivo el Sr. Marcellus me descubrió el constante de-
seo de su gobierno de mantener la paz, habiéndome renovado del
modo mas preciso y formal la súplica de los buenos oficios de
S. M. B. en su favor, descubriéndome qne esperaba que nuestra
intervencion con la corte de Madrid podria evitar el llegar á un
estremo que (es preciso decirlo), parezia aumentarse de un modo
tan decisivo en el discurso del rei, que no necesitaba comentarios.


Una invitacion semejante de parte del ministerio frances en ~1 mo-


(*) Hemos Insertado ya estos dos documentos en los fol. 232 y siguientes
10m. 5 de la primera época de este periódico.




151
mento en que la resolucion del rei de Francia para la guerra es
materia de un sentimiento y alarma general, llena de embarazos al
gobierno de S. M: embarazos tanto mas notables, cuanto que nos
vemos precisados á dar alguna opiuion sobre el caso en el discurso
del rei á la apertura del parlamento.


Por una parte el gobierno de S. M. no querria correr el riesgo
de una desgracia, ni verse comprometido en una responsabilidad cer-
rando por su parte la puerta que el gobierno frances dice hallarse
aun abierta; y por otra el sentido de la partícula suspensiva y co'!-
diciQl:Jol contenida en el discurso del rei de Francia, á la cual se
supone estar unida la posibilidad de la paz, tiene tal oscuridad
por lo ambiguo de la condicion que abraza, que es dificilísimo com-
prender su significado. ,


En estas circunstancias es preciso examinar nuevamente y con ma-
durez, la posicion en que se encuentra el gobierno de S. M. con
respecto al de Francia.


El gobierno británico constantemente ha respondido .á las pregnn-
tas que le hizo la Francia con relación á la conducta que observa-
ria S. M. en caso de guerra entre España y Francia, diciendo que
no podia formar opinion alguna en la materia, mientras no conoziera
la causa de las quejas que tenia Francia contra España.


Acerca de este particular no hemos logrado alguna contestacion
precisa. La suma de los agravios que el gobierno frances ha des-
cubierto contra España hasta el dia de la publicacion del discurso
del rei de Francia, se reduze al peligro general que naze de la na-
turaleza de las instituciones políticas de España; al particular en
qne está el rei de España y su familia; á las tentativas hechas
para corromper la opinion del pueblo francés, y á la seducciou in-
tentada en las tropas del ejérzito de observacion , unido al hecho
incontestable de tres ó cuatro violaciones del territorio frances.


El gobierno de S. M. creyó que esta clase de quejas, cuando,
como sucedió en Verona, sirven de base á un sistema de precaucion
defensiva, no podian presentar ostáculos para un acomodamiento.


España tambien por su parte echa en cara á la Francia que ha
intentado seduzir al pueblo y al ejérzito, y añade que este gobierno
ha animado las disensiones y el disgusto en Madrid, fomentando con
dinero y con otros medios el tumulto del 7 de julio.


El gobierno británico se persuadió que semejantes acusaciones de-




152


bian dar lugar á. \lna diseusion en la cual se diluzidaran las dQS eues-
tienes, siguiéndose á ello la reconciliacion, un compromiso y una muo,
tua coneesion.


En este estado la Gran Bretaña ofreció su mediacion, y en con- '
secuencia empleó sus buenos oficios.


La cuestion versaba esclusivameate sobre hechos, y no se pre-
sentaba declaracion alguna de principios que cerrara la puerta. á·
negociaciones. Pero como la índole de las instituciones políticas
de. España se presentaba preliminarmente como el manantial de los
peligros que temia la Francia, y al mismo tiempo como suscepti-
ble de modificaciones hechas por un acto libre de España, las cua-
les alejaban el rezelo 'de los peligros, abriéndose con ello el camino
á una \omposicion amigable sobre los demas puntos, el gobierno
británico se apresuró á. indagar de la Francia qué clase de modifi-
caciones en la coustitucíon española podrían afianzar su tranquilidad
y seguridad; y no nos hemos detenido en aconsejar al gabinete, de
Madrid cuanto convendría hazer dichas modificaciones, ó al ménos
declarar que se tomaria en consideracion, y aprovecharia el momento
favorable para realizarlas.


No hai razon alguna plausible para temer que, si la inltoencia
del consejo británico se hubiera abandonado á sí misma, considerando
el peso de la autoridad bajo cuyo influjó se ofrezia, este consejo se
habria ofrecido en vano, aun después de haber recibido el gobierno
español las notas de las potencias continentales. El ministerio es-
pañol descubrió positiva y formalmente el deseo que tenia su go-
bierno de que el británico empleara sus buenos oficios para con el
de Francia; y nosotros no dejábamos de espresar una respuesta fa-
vorable á las insinuaciones hechas por Lord Fitzroy Somerset, cuando
recibimos el discurso del rei de Francia.


El principio establezido en este documento como base de lo que
se exije de España, puede interpretarse de dos maneras. Si, como
debemos creerlo, la opinion que se ha tratado de hazer valer es la
de que, para dar firmeza á cualquiera modificacion en el sistema
actual de España, dando á Francia bastante seguridad para justifi-
car la suspension de sus preparativos militares, es preciso que el
reí de España participe y consienta libremente en dicha modifica-
cion; y sí V. E. logra del ministerio frances una declaracion de
cual es la idea del discurso, el gobierno británico tendrá la ma-




153
yor eatisfaccion en continuar interviniendo amistosamente con la cor-
te de Madrid, haciendo todos sus esfuerzos, para asegurar los me-
dios, y para recomendarle la conveniencia de un acomodamiento..


Pero no conviene dejar de decir al gobierno francés quc gene-
ralmente se interpreta de otro modo el párrafo á que me refiero;
y que se cree que en él se .asegura que las libres instituciones
del pueblo español no pueden ser lejítimas, mientras que él no lai
reciba como un don gratuito del soberano, después de restablecido
el poder absoluto, y renunciando en' seguida aquella parte de poder
que le plazca abdicar.


Ni la naziou española puede reconocer este principio, ni ningun hom-
bre de estado ingles defenderle.


Podemos sin escrúpulo recomendar á España que modifique la
constituclon de 1812. El derecho público autoriza á una potencia
amiga paraque sujiera á otra consejos dirijidos á establecer mejo-
ras interiores en su gobierno, siempre que se ejecute de buena fe
sin aire de exijencia y no se traten de sostener con la fuerza; mas
el gobierno británico jamas podrá aconsejar á ningun pueblo que
haga alteracion alguna, por ventajosas que fueren, partiendo del prin-
cipio que se enuncia en el discurso del rei de Francia; y el cual
toca á la base de la constitucion británica.


El gobierno ingles no tiene la vanidad de proponer sus institu-
ciones políticas COlIlO el único sistema practicable y útil para la-
brar la libertad y el bien de alguna nazion. No duda que la Fran-
cia goza estos beneficios como efecto de las instituciones que han
derivado de la voluntad del rei, y él ha otorgado graciosamente;
pero no podria aprobar la pretension de que la Francia hiziera de Sil
política una regla jeneral para los demas pueblos; y ménos aun
podría reconocer en ella un derecho particular para obligar á España á
imitarla en virtud del parentesco de las familias reinantes en los
dos reinos. La última razón por el contrario recordaria memorias
y consideraciones que imposibilitarian á la Gran Bretaña de acce-
der á cualquiera pretcnsion que se apoyara en una hase semejante.


Jorje Canning.
VII.


. Sir Carlos Stuart á J.~f. Canning.
Paris 10 de febrero de 1823 (fuI. 98).


Apenas recibí el despacho de V. de 3 del corriente me presenté
T




154
á Mr. Chateaubriand, con quien tuve una larga conferencia acerca
de su contenido. Sin debilitar el efecto de los buenos oficios de
S. M. en favor de la paz, encontré á Mr. Chateaubriand mui afer-
rado en la idea de que el tono del discurso del reí de Fran-
cia era mui propio 'para hacer que los españoles cedieran; y re-
suelto, á pesar de cuanto yo pudiera decirle, á fundar sus espe-
ranzas de evitar la guerra sobre el resultado presumido de este
discurso.


Cuando manifesté á S. E. la interpretacion que pudiera darse al
discurso de S. M. C. á las dos cámaras, convino en que la opinion
de V. sobre las varias modificaciones que de él podian hacerse, ma-
nifestaba claramente las dudas que se habian suscitado en el púo
blico acerca de tan importante cuestion , y añadió que fuese la que
se quisiera la interpretacion que se hiziera de las palabras de S. M.
por los que se empeñan en mirar las medidas propuestas por esta
corte corno pruebas de su deseo de restablecer el gobierno absolu-
to en España, nunca podria creer que las comunicaciones que han
tenido lugar con el gabinete ingles puedan entenderse de un \modo
que se crea autorizar tales supuestos; y no ha titubeado en ad-
mitir "que á fin de hazer establecer cualquiera modificacion en el
sistema actual del gobierno de España, dando á la Francia' garan-
tias bastantes para justificar l!,- suspensión de los peparativos hos-
tiles, era preciso que el rei de España tomara parte y consin-
tiera en dichas modificaciones."


Sobre este principio, el cambio que dimane de un entero acuerdo
entre S. M. C. y las cortes se mirará como paso preciso á las modifica-
ciones indispensables. á la seguridad de los estados vecinos. Abriendo
con una revolución tal como la de establecer una segunda cámara, un
medio de completar el gobierno constitucional en España con la in-
tervencion del gobierno británico, no solo quedará contento el go-
bierno frances, sino que, sin esperar otras pruebas de .la sinceridad
del gobierno español, considera este acto como bastante para obligarle
á suspender sus .aprestos militares, y á renovar las relaciones entre
los dos paises como en tiempo de paz; aunque no se deba estrañar
que continuaran los preparativos guerreros á pesar de las seguridades
de la paz.


Mr. Chateaubriand no se ha esplicado sobre la calidad de los ac-




155


tos á quealudia; y yo he llegado á columbrar que aprobaba el pro-
yecto de que se concediera al rei el nombramiento de un consejo de
estado, dándose la facultad de deliberar segun el principio' bajo el
cual se ha constituido el senado americano; á lo cual se podrán
añadir las disposiciones reglamentarias sobre el resultado del conse-
jo para poder arreglar el número de Jos individuos de la cámara
representativa.


Con el objeto de evitar la posibilidad de alguna equivocacion, he
leido á Mr. Chateaubriand la parte del despacho relativa á las es-
peranzas que aun conservaba el gobierno frances; y he visto que s;
ideas eran iguales. La comunicacion .del mismo estracto á N.... (un
español residente en Paris) nos da lugar á decir que contiene ideas
que se pueden, considerar admisibles en España segun el dictámen
de este sujeto, y que podrá dar lugar á comunicaciones ulteriores
de parte de Sir Guillermo A'Court con el gobierno español.


VIII.
Despacho de Mr. Canning á Sir Carlos Stuart. (fol 101).


Ministerio de negocios estranjeros, 31 de marzo de 1823.
Habiéndose perdido desgraciadamente la esperanza de una recon-


ciliacion entre España y Francia que 8. M. ha conservado por mu-
cho tiempo, á pesar de las apariencias desventajosas, me manda el
rei hacer á V. E. paraque la haga al ministerio frances, la siguien-
te explicación de la opinion de nuestro gobierno sobre el estado ac-
tual de los negocios públicos entre las dos nazionea.


El rei ha empleado todos sus esfuerzos para conservar la paz de
la Europa.


La cuestion de una intervencion en los negocios de España, dima-
nada de los disturbios y desórdenes que han aparezido en este rei-
no de algun tiempo á esta parte, no era de una índole tal que pu-
diera hacer titubear á S. M. acerca de su solucion, Si el plenipo-
tenciario de S. M. en Verona no ha querido tomar parte en las de-
liberaciones de los gabinetes aliados acerca de ella, ha sido porque
S. M. debia dar, á sus aliados, así sobre esto como sobre cualquiera
otro objeto, una declaracion sincera de sus opiniones; y porque se
prometia que una franca y amistosa comunicacion podría influir en la
duracion de la paz general.


La naturaleza de los rezelos' que habian obligado al rei de Francia




156
{L reunir un ejérzito en su propio territorio sobre las fronteras de Es-
paña, se habia indicado en un principio con el nombre de Cordon
sanitario. La mudanza de este nombre en el de ejérzito de obser-
»acion, que se verificó en el último mes de setiembre, no parecía sig-
nificar otra cosa, sino que el sistema defensivo opuesto cn un prin-
cipio á la epidemia física, se mantendria contra los inconvenientes
morales políticos que pudiera causar á la Francia una guerra civil,
suscitada en un pais separado de ella por una simple línea de deo,
marcacion convencional. Los riesgos de la vecindad, las intrigas po-
líticas, y una violacion accidental del territorio eran suficientes, moti-
vos para justificar los preparativos de una defensa militar.


En este estado se hallaban las cosas entre Francia y España á la
apertura del congreso de Verona, Las proposiciones que hizieron los
plenipotenciarios franceses en las conferencias de los gabinetes alia-
dos, se fudaban sobre este estado de los negocios; no se refirieron
á proyecto alguno de invasión en el corazon de la monarquía Iilspa-
ñola , reduciéndose á simples preguntas relativas: l? al apoyo que
pudiera esperar Francia de sus aliados en el caso de que se viese
precisada á romper sus relaciones diplomáticas con la corte- de Ma-
drid: Z? que especie de socorro podría recibir en la hipótesi su-
puesta de ultrajes ya cometidos, ó de que España la amenazara con
alguna violencia. Todos estos eran casos fortuitos, y por via de pre-
cauciono Las respuestas dc las tres potencias continentales fneron igua-
les en el fondo.


El resultado de las discusiones de Verona fué el convenirse los
aliados de S. M., á. saber: el emperador de Austria, el de Rusia y
el de Prusia: l? en hacer presente al gabinete de Madrid por me-
dio de sus respectivos ministros en esta corte, sus opiniones acerca
de la necesidad de hacer una variacion en el sistema actual del go-
bierno español, y en caso que no se accediera á ello, retirar sus
ministros respectivos, rompiendo todas las relaciones políticas con Es-
paña: y 2? hacer causa comun con la Francia contra España, en
ciertos casos ,supuestos, los cuales, segun dije, eran accidentales y de
pura preeaucion,


El plenipotenciario de S. M. se negó á tomar parte cn estas de-
liberaciones, no solo porque no estaba autorizado para empeñar la fe
de su gobierno en obligaciones hipotéticas, sino porque este, desde
el mes de abril de 1820,11abia recomendado uniformemente {L las po-




157


tencias aliadas que se abstuvieran de tomar parte en los asuntos de
la península; y porque, no habiendo tenido despucs de esta época no-
ticia alguna de las transacciones que pudieran haberse hecho entre
Francia y España, su gobierno no podia formar juizio de los fun-
damentos que el gabinete de las Tullerias tenia para creer posible
nn rompimiento en las relaciones diplomáticas con la corte de Ma-
drid, ó qué motivos había para creer posible un suceso, en la apa-
riencia tan improbable como el del principio de las hostilidades de
España contra Francia.


El plenipotenciario de S. M. no veia pruebas de la existencia de
algun proyecto por parte del gobierno español, de invadir el terri-
torio france i, de tentativas para corromper la lealtad de las tropas,
ni de intencion de minar sus instituciones políticas; y miéntras que
los debates y disturbios de España permanecieran circunscritos al
recinto de su propio pais, el gobierno británico no podia aprobar que la
Francia reclamara la intervención estranjera. Si al fin del último
siglo y principio del presente, la Europa se ligó contra la Francia,
no fué por Ias mudanzas interiores que esta creia necesario realizar
para su propia reforma política y civil, sino porque al principio se
empeñó en propagar sus principios, y luego en estender su imperio con
el apoyo de las armas.


Imposibilitado S. M. de tomar parte en las medidas acordadas en
Verona relativas á España, su plenipotenciario declaró que lo que el
gobierno ingles podia hacer, era espl'esarse por medio de su minis-
tro cerca de la corte del rei católico, para dulzificar la fermen-
tacion que aquellas medidas podian suscitar en Madrid, haziendo todo
el bien que estuviera á su aloanze.


Hasta esta época no habia habido comunicacion alguna entre S. M.
y' la corte de Madrid con referencia á las discusiones de Verona ,
pero acia la época oe la llegada del plenipotenciario de S. M. y de
su regreso de Verona á Paris,España descubrió sus deseos de la
mediacion de S. M. afin dc alejar las calamidades de la guerra, li-
mitándolos distintamente á la interposicion de los bnenos oficios de
parte de la Gran Bretaña, que no fueran incompatibles con el sis-
tema de la mas estrecha neutralidad; y durante el curso de las re-
laciones del gobierno ingles con el español, este en época alguna pu-
do creer por sugestiones del de Inglaterra, que la política de S. M.
en caso de rompimiento entre Francia y España, pudiera ser otra que
la neutral,




158
Consiguiente á esta reclamacion y á la declaracion hecha en Verona,
el plenipotenciario de S. M. en Paris recibió instrucciones para ofre-
cer al gobierno francés la mediacion de S. M., Y al dar este paso,
el gobierno ingles pidió que, por consideracion de justicia y por mo-
tivos de conveniencia; se abstuviera de usar con España un lenguaje
altivo ó recriminador; haciéndole presente ademas que no era cosa de
poca importancia el primer ataque que cualquier nazion diera á la
paz general, recientemente establecida á costa de tantas penas y sa-
crificios. Tampoco se le ocultó al gobierno frances la alarma que cau-
saban al gobierno ingles las consecuencias posibles de una guerra en
Europa una vez declarada.


Ademas de estas indicaciones, el gobierno británico se eempeñó en
saber del gabinete de las Tullerías cuales fuesen el número y natu-
raleza de los resentimientos particulares de S. M. C. y cuales los
pasos particulares de reparacion ó de conciliacion de parte de Es-
paña, capazes de detener el curso de los preparativos de guerra por
parte de S. M. C.


El gobierno frances desechó formalmente la mediacion de 8. M.,
alegando en sustancia que la necesidad de sus aprestos guerreros no
se apoyaba en :algun motivo directo de queja que tuviera contra Es-
ña, capaz de una exacta especifieacion, y de un ajuste practicable,
sino en la situacíon general en que se hallaban recíprocamente los
dos reinos; sobre el efecto que lo que pasaba y había pasado en
España de poco acá producia en la paz y quietud de los dominios
de S. M. e; sobre el gravámen de el armamento defensivo que la
Francia había creido necesario hacer sobre la frontera de España, y'
que era igualmente gravoso mantener ó disolver, á no mediar algunas
nuevas circunstancias capazes de justificar la variacion de su dictámen;
enfin, sobre el estado de las cosas mas fáciles de conocer que de
esplicar, y las cuales eran de todos modos tan insoportables para la
Francia, que le hacian preferible las hostilidades abiertas. La guerra
al ménos conducirá á una terminacion cualquiera, miéntras que las
relaciones en el estado en que se encontraban entre Francia y Es-
paña podian continuar durante un tiempo indefinido, aumentando cada
dia las dificultades de España, y propagando la inquietud y la alarma
en el ejérzito y la nacion francesa. Mas aunque el gobierno de 8. M. C.
reusaba por dichas razones admitir una mediacion formal, manifes-
tó un vivo deseo de la paz, y aceptó los buenos oficios de S. M.
para lograrla.




159
Al confesar los males que la guerra podia ocasionar á la Fran-


cia, y aun á toda la Europa, y los que debia producir mas inmediata
é inevitablemente sobre España, en la cual la invasión estranjera
exasperaria y prolongaría las animosidades y agitaciones interiores,
el gobierno ingles se convenció íntimamente de la necesidad que am-
bos reinos tenian de la paz; y en consecuencia, sin reparar en si
tenia ó no el carácter de mediador formal, resolvió hacer todos los
esfuerzos posibles, y aprovecharse de todas las circunstancias para
evitar la guerra. La cuestion entre España y Francia era sencilla,
y lo que había que hazer no era examinar el modo con que las rela-
ciones de los dos gobiernos habian llegado á complicarse desgraciada-
mente, sino únicamente procurar si era dado resolver las dificultades,
sin dejarlo al trance de las armas, conduciendo las cosas á un ajuste
amistoso, cimentado sobre mutuas esplicaciones y concesiones.


Solo la amistad de S. M. pudiera haberle empeñado á proponer
á la nazion española la necesidad de reveer sus instituciones polí-
ticas. Los españoles de todos los partidos conocian la indispensable
necesidad de hazer algunas modificaciones en la constitucion de 1812;
Y á no haber sido la crÍsis tan fatal como la en que se hallaba
España, víctima á un tiempo de los males de la guerra civil y del
miedo de una invasion estranjera, la adopcion de las modifica-
ciones, que se creian precisas en sí mismas, podia dar esperanzas
de ver desaparecer las disensiones interiores, presentando al gobier-
no frances la ocasion de retroceder de la actitud amenazadora qne
habia tomado respecto á España; y el gobierno ingles, prescindiendo
de los escrúpulos de delicadeza, por el temor de alguna sinies-
tra interpretación, no se detuvo en manifestar el mas vivo interés
en lograr que los españoles se convinieran libremente en hazer las
modificaciones, ó al ménos en declararse dispuestos á realizarlas con
el tiempo.


Es inútil descubrir cual hubiera podido ser el resultado de los ar-
dientes esfuerzos de S. M. para traer á la Francia y la España á
un acomodamiento, si no hubieran mediado otras cosas en la iuterrup-
eion de sus progresos." Séase la que se quiera la repugnancia del
gobierno español á dar los pasos primeros acia un tal ajuste, no
podemos ocultar qnc los principios' enunciados y las pretensiones in-
dicadas por el gobierno frances, como preliminares, en el discurso
del trono á la apertura de las cámaras en Paris, opusieron nuevos




160
ostáculos al éxito de una intervención amistosa. Es verdad que al
comunicarse este discurso al gobierno ingles, se descubrieron nuevas
seguridades de las disposiciones paaíficas de la Francia, y que los
ministros franceses dieron al pasaje de este discurso, el mas propio
para hacer una impresion fatal sobre la España, un sentido que le
quitaba parte de su carácter hostil, pero se inutilizaron todas las
tentativas del gobierno ingles para hacer valer en Madrid estas mis-
mas seguridades y semejantes esplícacioncs , las esperanzas de un
buen éxito se debilitaron gradualmente, y en el dia han llegado á
desaparecer.


No queda ya mas que hacer que el manifestar la condncta que
S. M. desea y se propone observar en la guerra entre las dos' na-
ciones, á cada una de las cuales está S. M. unido por los lazos de
la amistad y de la alianza.


La repetida confesion que ha hecho el gobierno de S. M. C. de
que no abriga ideas de ambicion y engrandezimiento, aleja las sos-
pechas de que la Francia lleve el designio de realizar una ooupaciou
militar permanente en España, ó de obligar á S. M. Católica á to-
mar alguna medida derogatoria de la independencia de la corona, Ó
de 'las relaciones que median con las demas potencias.


Las seguridades repetidas que ha recibido S. M. de la determi-
nacion de la Francia de respetar los dominios de S. M. F. no dejan
lugar ti temer que S. M. tenga que verse obligado á cumplir los
deberes propios de la Íntima alianza defensiva, que tan largo tiem-
po hace existe entre las coronas de la Gran Bretaña y de Portugal.


En cuanto á las provincias de América que han roto el vínculo
que las unia á la corona de España, el tiempo y los sucesos parece
haber decidido realmente su separacion de la metrópoli; allIJque el
reconocimiento formal de estas provincias como naciones independien-
~es de parte de S. M. pueda acelerarse ó retardarse por diversas
circunstancias esteriores, no ménos que por los progresos mas ó ménos
satisfactorios en cada estado acia una forma de gobierno establecido
y regular. Hace ya mucho tiempo que la España tiene noticia de
las opiniones de S. M. en la materia. Protestando, como protesta-
mos del modo mas solemne, que no es nuestra intención apropiarnos
la parte mas pequeña de las posesiones españolas de América, S. M.
se persuade que la Francia no intentará adquirir para sí posesion
alguna de estas, ora por título de conquista ó por cesion de España.




161


V. E. hará presente al Sr. Chateaubriand esta franca esplicacion
sobre unos puntos que son los únicos capazes por su índole, de ha-
cer tal vez creible la posibilidad de un choque entre Francia y la
Gran Bretaña en la guerra entre Francia y España; dictada por el
vivo deseo de poder mantener durante esta guerra una estricta y
exacta neutralidad, invariable respeto á alguna de las partes conten-
dientes miéntras que el honor y los intereses de la Gran Bretaña se
respeten por ambas partes.


Ultimamente SI' me manda prevenir á V. E. declare al ministro
frances que S. M. siempre se hallará pronto á renovar la interpo-
sicion de sus - buenos oficios, á fin de terminar estas hostilidades que
8. M. ha procurado evitar con tanto esmero como mal éxito .


•Torje Canning.


--000--


CIENCIAS POLITICAS y MORALES.


Arreglo de las prisiones, C*)
Sentados estos principios, y teniendo á la vista los felizes resulta-


dos que los trabajos de las sociedades filantrópicas han producido en
los Estados Unidos del Norte-América y en Inglaterra, es ya mui fácil
establecer las mejoras de las cárceles. En ellas influye eficazmente
la disposicion material del edificio, y la política económica y moral de
su manejo interior.


Las prisiones deberán constar de un edificio central, en donde re-
sida el jefe, alcaide ó gobernador de la prision. De él partirán otros
edificios, formando un pentágono unido al centro con sus patios res-
pectivos y las habitaciones de los presos, salones de los trabajos y
lo dernas necesario para su cómoda asistencia y seguridad.


Los presos se custodiarán separados. En' las cárceles de Filadelfia
se dividen en cinco clases, á saber.


l? Los detenidos y aun no senteneiados.-2? Los convenzidos y
juzgados por delitos atrozes.-3? Los eonvenzidos y juzgados por
crímenes rnenores.-4? Los vagos.-5? Los deudores.


(") Concluye el artículo del n" anterior desde la pág 51.
u




162
I.


Los hombres estarán separados de las mujeres. Es tan absoluta-
mente necesaria esta incomunicacion, como que en nuestro modo de
sentir convendrá destinar edificios distantes entre sí para las cárce-
les de detencion y para las que sirvan de pena. Las casas de cor-
reccion, las penitenciarías y los asilos erijidos en Inglaterra con el
noble fm de correjir á los delincuentes, están en entera indcpendcn-
cia las unas dc las otras y de las cárceles, únicos receptáculos de los
acusados y aun no sentenciados.


n.
Aunque á los detenidos y no juzgados no se les debe obligar al


trabajo, se les animará á él, facilitándoles las herramientas y ma-
terias primeras que pidieren y necesitaren para las labores. !


En la cárcel de Filadelfia hai una fábrica de alfileres, hai herreros,
carpinteros, pulimentadores JI aserradores de piedra )' madera; mo-
linos para moler grano y para preparar el yeso. Se conducen los
trabajos con tal órdcn y actividad que MI'. Turnbull asegura que' al
observar la aplicacion y alegría que reinaba ea los obradores, apenas
se puede creer que sean hombres forzados los que allí trabajan, ofre-
ciendo la imájen de unos operarios acostumbrados desde la niñez á
las fatigas.


III.
A cada preso se le debe llevar cuenta corriente eu la cual se


anotará en la partida del cargo, la cantidad que hubiere robado ó
disipado, y por cuya falta hubiere sido preso; el importe de las cos-
tas del proceso y de la multa impuesta por el tribunal, con el
coste de su manutencion y vestido, En la partida de data se le
acreditará el valor de todo cuanto produjere su trabajo personal.
Cada tres meses se presentará el resultado á cada preso, y al con-
cluirse la época de la detencion, se le entregará el alcanze que hu-
biere á su favor. Si resultare en contra, continuará detenido hasta
que con su industria salde la cuenta. De este modo se les interesará
en ser aplicados, y los delitos cometidos por falta de industria ó
por relajacion de costumbres en una época de la vida, se compensarán
con la laboriosidad de otra.


IV.
Los inspectores de las cárceles darán cuenta al gobierno de las


mejoras que notaren en las costumbres y en la aplicacion de los




163


detenidos, y en vista de sus informes se podrán mitigar las penas.
En el acto de recibir en la cárcel al que pasare á ella por pena, se
le instruirá en las ordenanzas de la casa; y no se omitirá dilijen-
cia para hazcrle conozer la gravedad del crimen que ha cometido,
el daño que con él ha causado á la sociedad, y la obligacion en
que está de indemnizarla con la enmienda de sus costumbres. Al
mismo tiempo se le animará á cumplir exactamente sus nuevos de-
beres, haziéndole esperar algun alivio en premio del buen comporta-
miento que observare.


V.
Reeonozido el estado de su salud, y vestido con el traje de cárcel


que construirán las presas, se le dedicará al arte ú oficio en que
estuviere diestro, dando maestro á los Ilue carezieren de alguno para
que los instruya en él.


VI.
Durante las horas de trabajo se les prohibirá hablar y cantar. El


silencio, continúa Turnbull, que advirtió en los presos de Filadelfia
durante sus tareas, es lo que mas llama y causa admiracion en el
que los observa.


VII.
Un número de zeladores ó inspectores, proporcionados á la mag-


nitad de la prision, elejidos entre los mas respetables individuos del
pueblo, visitarán por turno todos los dias á los presos, y los exor-
tarán y animarán al cumplimiento de sus respectivas obligaciones.


VIII.
La comida será frugal y arreglada á los us~s de cada país.


IX.
Se tendrá gran cuidado en inspirarles máximas de buena mo-


ral; y al efecto, ademas de las exortaciones de los ministros de la
relijion, se harán circular entre ellos libros de una sólida devocion
y piedad, que les pongan en evidencia y les enseñen los deberes
rclij iosos y sociales.


X.
Los presos se levantarán al amanezer, y despues de hazer sus


camas y lavarse, empezarán el trabajo. Durante el dia se les da-
rán ciertas horas para comer y solazarse, y al anochezer se les
volverá á sus aposentos, y el carcelero hará la requisa personal.




164
XI.


Los alcaides no podrán apalear á los presos, ni cargarlos de hierro.
XII.


Cuando cometieren alguna falta, se les correjirá por la vez pri-
mera; a la segunda se les apartará de la mesa, y se les quitará
parte de la comida; y si fueren incorrejibles, se les ,encerrará,
dejándolos sin comunicaciou con los demas. No hai correctivo mas eficaz
qlle este, y en Filadelfia se ha notado que ninguno ha sufrido dicho
castigo, que no haya mejorado completamente y correjido sus costumbres.


XIII.
Cuando el preso sufra esta pena, el carcelero le llevará por la


mañana la comida mas escasa que lo regular, y se la dejará sin ha-
blarle una palabra. Abandonado á su imajinacion, el encarcelado re-
flexionará sobre el motivo de su incomodidad, y estimulado por el
remordimiento y por la falta de comunicacion y de trato, con un
sincero arrepentimiento comprará el alivio de su pena. Se ha ad-
vertido que los mas duros y pertinazes se han hecho dulces y SI1-


_ misos por el influjo de esta pena. .
Desde el año de 1791 se ha comutado en 'Pensilvania la pena de


muerte por la de prision, SiR comunicacion por algun tiempo; y este
castigo ha produzido los resultados mas felizes.


Adoptando este sistema en la policía carcelera, se alejará de las 50- .
ciedades el espectáculo horrible que hoi ofrezen las cárceles; se
convertirán en escuelas de moral, las que en el dia son inmundas
sentinas del vicio: la lejislacion criminal produzirá ventajosos efectos:
desaparezerán les asesinatos carceleros, y las costumbres recibirán
mejoras correspondientes á la diminucion de los crímenes.


La experiencia hecha en Filadelfia basta para acreditar el acierto
del sistema de prisiones adoptado en ella, y para estimular á todos
los gobiernos libres á adoptarle.


El importe anual de los gastos de medicinas de las cárceles de
aquella ciudad, ántes de su nuevo arreglo, ascendia á, 1,200 duros, y
á 120 despues, En los 4 años anteriores al nuevo arreglo 104 pre-
sos se escaparon de las cárceles, y ninguno en los 4 años posteriores.


Desde el año de 1787 al de 1791 entraron en las cárceles
por todos delitos ..... o •••• o ••••• o •••• , , • • • • • •• 592 presos.


Desde el de 1791 á 1795 ..... "., ... ,.", ... 243


Dlmínucion.. , , 34fl




Nombres de las prisiones.


165


Reos de robos, asesinatos y demas crímenes atrozes durante
el viejo sistema.............................. 129


En el nuevo.. . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . .. 24


Diminucion '. .. 105


Deduziéndose de todo, como asegura el conde de Liancourt, que
los efectos del nuevo plan de cárceles se han esperimentado de un
modo indisputable en la diminución de los delitos, y en la corree-
cion 'de los criminales: únicos fines' que la lejislacion criminal debe
proponerse en sus esfuerzos.


Nota del importe anual de las manufacturas trabajadas por los de-
tenidos en varias cárceles de la Gran Bretaña, Francia '1J" España.


Valordelas Núm. de
manufact, presos.


2U,000
1,400


Casa de corrcccion de Abingdon .
Cárcel de Cambridge .
Cárcel de Knutsford .
Cárcel y casa correccional de Gloucester..
Cárcel de Herefordshire .
Casa de correccion de Preston .
Penitenciaría de Millbank .
Cárcel y casa correccional de Northampton-


shire ".•....
Id. de Worcester .
Id. de WakefieJd .
Casa de correccion de Belfast .
Id. de Dublin .
Cárcel de Chester " .
Casa correccional de Knutsford .
Id. de Dorchester .
Cárcel de Gloucester .
En Paris .
En Madrid ; .


10,005 rs.
5,240


23,270
36,990
84,720


125,900
605,100


14,400
33,000


lJ 2, 100
10,300
51,750
70,600
97,900
55,500
72,900


1.011,300
37,347


12á50
150
300
320
202
723


200
240
200


150
150
130




166
Distribucion que Be haze del importe del trabajo de los preso. en


las cárceles de Inglaterra.
Casa de correccion de Abingdon.


Las ganancias del trabajo de los presos se distribuyen del modo
sigui€'nte. Las de los no sentenciados, una mitad para ellos y la otra
mitad para el carcelero y el condado. Las de los sentenciados, una
quinta parte para ellos y lo demas para el carcelero y el condado.


Cárcel de Aylesbury.
A los no sentenciados se les abona un peni diario, en recompensa


de su trabajo.
Cárcel de Durham,


A los presos se les abona 3 penis diarios en remuneración del
trabajo; y de ellos les entregan una parte para sus necesidades, y
el resto cuando salen de la cárcel.


Cárcel de Chelmsford.
Nada se da á los presos de lo que ganan con su trabajo, y todo


se entrega al condado.
Cárcel de Gloucester.


Solo se da una parte de lo que ganan con su trabajo á los pre-
sos no sentenciados.


Cárcel de Herefordshire.
Los presos no sentenciados reciben la mitad del valor de lo que


trabajan, el carcelero un dozavo y el condado cinco dozavos. Los
condenados á la prision una sexta parte, otra el carcelero y el con-
dado cuatro sextos.


Cárcel de Maidstone.
A los presos en ella se les abona la mitad de lo que les pro-


duze el trabajo, y una tercera parte á los de la penitenciaría.
Casa de correccion de VVorcester •


La quinta parte de los productos del trabajo se da á los presos,
la sexta al carcelero y el resto al condado.


Cárcel de York.
A los presos se les entrega el importe de lo que han ganado con


el trabajo al valor de la prision, A los presos por condena se les
abona una cuarta parte; al carcelero otra y dos cuartas partes al
condado: á los puramente detenidos, dos cuartas partes, y otras dos
al condado y carcelero.




167


Cárcel de Chester.
Una cuarta parte á los presos; de ella se les entrega cada serna-


na la mitad y ..1 resto cuando salen de la cárcel; 10 por ciento al
gobernador, 5 por ciento al maestro de labores y el resto al condado.


Cárcel y casa de correccion de Dorchester.
A los detenidos se les abona una sexta parte de lo que ganaIl' y


á los presos por pena, nada.
Cárcel de Gloucester.


La mitad de las ganancias perteneze al alcaide y la otra al condado.
Casa de correccion de Lawford's Gate.


A los presos de la primera y segunda clase se les deja una ter-
cera parte, y á los de la tercera la mitad de lo que ganan con su
trabajo.


Cárcel de Kent,
A los sentenciados á la cárcel por pena se les abona una tercera


parte y á los demas la mitad de lo que ganan.


Atim'ento que se da á los presos en Inglaterra, Francia, Portugal;
España s Rusia.


Cárcel de Cambridge.
A los puramente deteuidos, libra y media de buen pan, y 3 á los


que trabajan en el molino de pie.
Cárcel de Durham.


Una libra de pan diaria. Para almorzar y cenar, gachas de harina
de avena y leche. La comida del domingo y juéves, 4 onzas de pes-
cado salado y una libra de patatas. Lúnes, miércoles y sábados 4
onzas de potaje de harina de avena: en la temporada en que no
hai patatas, 4 onzas de arroz.


Cárcel de Gloucester.
Los presos ántes de la sentencia reciben libra y media de pan dia-


ria y un peni. Los sentenciados: para almorzar, una pinta de gachas
de harina de avena; pinta y media de sopa de guisantes para comer dos
dias á la semana, y una libra de patatas los demas, y siempre libra y me-
dia de pan.


Cárcel de Hereford.
La manutencion de los presos cuesta 91's. vn, cada semana.


Casa de correccioll de ídem.
Dos libras de buen pan diarias.




168
Cárcel de Lancáster.


Veinte onzas de buen pan: para almorzar, 4 onzas de potage de
harina de avena: para comer, dos dias á la semana media libra de
carne y una libra de patatas, y dos días 4 onzas de estofado de ca-
beza de buei.


Newgate en Middlesex.
Una libra de pan, una pinta de gruell, 4 onzas de sopa y media


libra de carne alternativamente.
Casa de correccion de North-Allerton en Yorkshire.


Libra y media de pan, desayuno 4 onzas de gachas de harina de
avena: domingo y juéves, 6 onzas de carne cozida de vaca, y 4 onzas i
de patatas con sal: Iúnes y viérnes 4 onzas de estofado de vaca, de
cabeza de buei, huesos, yerbas, harina de avena y cebollas con pi-
mieu'ta y sal: mártes, 4 onzas de arroz hervido y leche, ó 4 onzas
de estofado: lo mismo el Iúnes, mártes, miércoles y sábado 4 onzas
de caldo espesado con harina de avena, cebollas, yerbas, sal y pimienta.


Casa de correccion de Ely.
Dos libras de pan.


Cárcel de Derby.
Libra y media de pan diaria.


Cárcel de Ashborne.
Cuatro onzas de pan diarias.


Cárcel de Plymouth,
Una libra de pan y 2 penls diarios.


Cárcel de Barking.
Libra y media de pan y cierta cantidad de cerbeza.


Casa de corrección de Littledon.
.Para almorzar, onza y media de gruell de harina de avena: para


comer, una libra de patatas, la cuarta parte de una onza de sal y
libra y media de pan.


Casa de correccion de Lawford's Gate.
Libra y media de pan, onza; y cuarto de gruell, una libra de pa-


tatas y media onza. de sal.. I
Casa de correccion de Winchester.


Libra y media de pan, una pinta de gruell y tres cuarterones de
carne los domingos.


Cárcel de Rochester.
A los criminales se les dan 6 penis diarios, 3 á los deudores.




169
Casa de correccion de Presten.


Cada semana uu sheIling 8 penis y 3 farthings cada preso.
Cárceles de Madrid.


Una libra de pan, 6 onzas de garbanzos, aceite, sal y leña: prest
diario un real y 6 mrs.


Cárceles de Paris.
Dos rs, y 16 mrs.


Cárceles de Lisboa.
Un real y 4 mrs.


Cárceles de Riga.
Dos libras de pan, yagua
La nazion británica, qne entre todas las de Europa sobresale por


su jenio filantrópico, llevando á efecto los principios de la mas sana
política, y que no contenta con castigar los delitos, procura eficazmente
evitarlos, se ha dedicado con el ardiente zelo que la distingue á pro-


,mover la creacion de dos establezimientos consagrados á suplir la edu-
cacion de los hijos de las clases mas desgraciadas de la sociedad,
altamente convenzida de que aquella es la que directamente influye en
los vicios que trastornando el órden de la sociedad, conducen á las
cárceles á los que desgraciadamente se entregan á r~los, asandonando
las máximas de la moral y los dictámenes de la propia conveniencia.


SOCIEDAD


cuyo objeto deberá ser el de dar ocupacion y reformar las costumbres
de los muchachos que salen de las cárceles del condado de Berkshire.


Setiembre de 1824.
l. Se formará una asociacion que atienda á la subsistencia y re-


forma de los muchachos que salen de las prisiones y casas de corree-
cion del condado de Berkshire.


2. Los objetos de su instituto serán: primero, llevar una corres-
pondencia con los parientes y amigos de los muchachos menores de
21 años, para conezer cuales son las ideas qne hayan formado sobre
la suerte futura de estos, luego que han cumplido su condena: se-
gundo, corresponder á sus deseos, facilitándoles los medios para
regresar á sus casas,. para buscarles algun acomodo, ó para buscarles
trabajo y subsistencia hasta que este se consiga: tercero, dispensar 8U ,
proteccion para encontrarles destino, cuando cn la prision hayan dado
pruebas inequívocas de la reforma de sus costumbres. Los cuidados


y




170


de la sociedad no se extenderán á los de mayor edad, á no ser que
merezieren una especial recomendacion á los majistrados por la bue-
na conducta que hayan .observado en la prision.


3. Se establezerá un fondo para los gastos con los productos de
las suscripciones y donativos.


4. El suscriptor anual de 105 rs. y los que regalaren 315 rs., se-
rán individuos de la socieda d.


5. El Sr. lugar teniente del condado será el presidente, y vice-
presidentes los majistrados visitadores de las prisiones. Los sherifes
y mayores de los pueblos son individuos natos de la sociedad.


Reglamento de cárceles aprobado por ltfaximiliano 1. rei de Baoiera
en 31 de junio de 1822


OCUPACION DE LOS PRESOS POR PENA.


1 ~ Los tribunales cuidarán de que á los presos de esta clase se
les faciliten los utensilios necesarios para el ejerzicio de sus respec-
tivas profesiones.


2 ? Si el preso fuere un maestro en su oficio, se le obligará á
llevar consigo los instrumentos de este.


3? Si fuere un jornalero Ú oficial, se le permitirá tomar la
obra en casa de su maestro, Ó caso de estar distante, de alguno que
residiese cerca de la prisión.


4 ? Si el oficio del preso no se pudiere desempeñar dentro de
la cárcel, se le dedicará á otro compatible con sus talentos.


5 ? Cuando no se pudiere emplear en algun arte mecánico, se
ocupará. al preso en los menesteres de la cárcel, como en cortar leña,
lavar ropas y guisar en la cocina, tomando todas las precauciones
necesarias para evitar su fuga.


6 ? Los presos que pertenezieren á las clases altas, y que por ello
no tuvieren oficioalguno mecánico, se ocuparán en leer, escribir y dibujar.


7 ? En las cárceles en las cuales no puedan estar separados los
presos se les ocupará en trabajos que pudieren hacerse en comun
por varios:


8? A los presos de .quienes pueda rezelarse que deseen escapar
de la cárcel, no se les ocupará en oficios que por la clase de ins-
trumentos que emplearen, les faciliten la fuga.




1'11
§. JI.


Ocapaciones de los presos miéntras se les siga la causa.
l? ·2? Se les empleará en oficios compatibles con su seguridad;


y que no sean capazes de impedir ó entorpezer la averiguacion del
crimen, ni el exámen del presunto reo.


3 ? No se les dará ocupacion sin el permiso del juez de la causa.
4 ? No se hará trabajar á los acusados de crímenes que merezie-


ren pena corporal, mas no así á los de delitos menores; estos podrán
voluntariamente dedicarse á las labores que les fueren conozidas,


5 ? Aun en este caso se les dedicará á aquellos oficios que puedan de-
sempeñarse en la cárcel, y nunca en compañía de otros presos ni con ins-
trumentos peligrosos.


6 ? Cuando se les hizieren encargos por sus amigos ó parro.
quianos, se rejistrarán con cuidado las materias primeras que se les
remitieren, y lo mismo los víveres y ropas que les enviaren.


7 ? Podrán recibir encargos y trabajar en su encierro los reos
durante la época del sumario, pero no se les permitirá comunicarse
con el que se los hiziere j ni se les dará nunca el nombre del que
les demandare obra, y siempre se observará lo prevenido en el §. I.


§. m.
Prevenciones generales.


1 ? Los majistrados promoverán el establezimiento de sociedades
para el socorro de los presos; y recomendarán al público y á los
fabricantes y artesanos á los encarcelados á fin de que les procuren
facilitar trabajo en que ocuparse.


2 ? El tesoro público responderá de pagar cualesquiera menoscabo,
averias ó pérdidas que ocurrieren en las materias primeras facilitadas á
los presos por su impericia; cargándole el importe al reo cuando


, naziere el daño de culpa suya. .
3 ? Cuando los esfuerzos de las sociedades y de los tribunales no


lograren facilitar trabajos á los encarcelados, los recibirán de mano y
por cuenta del gobierno.


4 ? Con este objeto los tribunales quedan autorizados para inver-
tir los fondos públicos necesarios para facilitar á los presos objetos
en que ocuparse, especialmente los de corto valor.


5 ? Para dar salida á los obrajes, se les señalará el precio mas
bajo; cargando el de las materias primeras, y el ordinario de los




112


jornales, pero 110 el interes del capital invertido en la compra de
aquellas, ni lo que se hubiere gastado en reparar algunas pérdidas.


6 ? El producto de la venta se aplicará 10 primero á reintegrar
al tesoro los gastos que hubiere hecho en las anticipaciones; el
resto se aplicará á indemnizar á los presos; y si sobrase alguna
cantidad, se invertirá en compra de materiales.


7 ? Los presos que durante el seguimiento de la causa no tu-
vieren de que 'vivir, recibirán un tercio de sus jornales ó trabajo á
la vista; un tercio al salir de la cárcel; y el resto quedará para cubrir
sus gastos.


8 ? Los que sufrieren la prision por pena, y no tuvieren de que
vivir, pagarán con el importe de su trabajo, primero el valor de las


, materias primeras, y el resto se entregará á sus familias, ó á ellos
mismos al salir de la cárcel.


CANTON DE GINEBRA.
Lei de 13 de marzo de 1822 relativa al establezimiento de una


casa de correccion,
Primero: se establecerá una casa de correccion: segundo, se construirá


en el fuerte de Hesse : tercero, tendrá cuadras diferentes para el encierro
de los sentenciados segun sus clases: cuarto, los presos se dedica-
rán al trabajo de manos: quinto, una lei señalará 10i principios que
deberán observarse en el arreglo de la casa: sexto, se autoriza al
consejo de estado para gastar en esta obra 450,000 florines: sétimo,
esta suma se compondrá de las cantidades siguientes.


1~ De 75,680 florines sobrantes de las rentas anuales.
2~ 'De un préstamo de 374,319 que se levantará al rédito del


4 por ciento.
3~ Se dividirá en acciones de á. 2,500 florines, reembolsables en


el diciembre de 1830, á razon de 40 cada año.
4~ Las acciones se inscribirán en un libro que residirá en la cá-


mara de cuentas. El endoso se hará en virtud de declaraciones in-
sertas en dicho rejistro.
5~ Podrá anticiparse el reembolso avisándolo tres meses ántes,
6~ La, anticipacion se hará por el órden natural de los números


que lleven las acciones.




173'


Sociedad filantrbpicu para el alivio de los presos establezida en
Prusia.


Se establezió en Berlñi una asociacion para el cuidado !I mejora
de las cárceles y casas de correccion de la monarquía prusiana, Sus
tareas se dirijen á procurar el buen tratamiento y la correccion de
todos los presos, y á facilitar los alivios necesarios á los detenidos
por deudas. Se exceptúan las prisiones y fortalezas militares en las
cuales no tiene lugar su proteccíon.


I.
La sociedad desempe~ará una zelosa superintendencia sobre la cou-


ducta de todos los encarcelados, tomando un conozimientoexacto de
su carácter y de la causa que les hizo cometer el delito, y no omi-
tiendo dilijencia alguna para rectificar su moral y hazerlos útiles á
la sociedad.


lI.
Separar á los presos segun la clase de sus delitos, á fin daco-


nozer mejor su índole.


VI.
Cuidar de la buena asistencia de los enfermos en las prisiones y'


del vestido, abrigo y manutencion de los encarcelados.
VII.


Examinar el órden interior de las cárceles, su limpieza, ventilación
y el buen trato de los desgraciados, y vijilará sobre la conducta de
los carceleros. .




1"i4
VHI.


La sociedad estará' bajo la protecclon dc 8. A. el príncipe reaf
IX.


La sociedad abrirá una subscripcion en todo el reino, á fin de su-
plir con ella los gastos que no pueda: cubrir la tesorería jeneeal y
los fondos provincialee,


X.
La sociedad tiene subcomisiones en toda.'! las provincias, para llevar


á efecto sus planes de benelizencia..
XI.


La sociedad solicitará del gobierno el permiso para visitar las pri-
siones cuando quiera examinar las cuentas, dando cuenta de sus re-
sultasá las autoridades superiores.


XII.
Tambien se establezió una sociedad de señoras con iguales atribu-


ciones, dedicada al alivio y mejora de las cárceles de mujeres,


Nota del importe de la coniribucion jeneral que se cobra en Ingla-
terra para sostener á los vagos en las casas de eorreccios;


En Inglaterra• En Wales.


. Año de 1816.... ,&25,844 lis. 6d. 1: 946 10s.7d.
Año de 1817.... 40,086 12 3 1,358 8 5
Año de 1818.... 45,28v 3 4 1,459 8 6
Año de 1819.... 50,866 2 9 1,201 1 4
Año de 1820.·.. 58,950 1 1,876]
Año de 1821.... 58,.345 6 1,423 19 6
Año de 1822.... 26.5]6 I 425 3


Número de presos en Inglaterra desde el año de ]8]5 á 1822.
Presos en los 6 años...................... 85,487
Hombres .•................................ 71,319
Mujeres... . . . .. . . .. . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . . . .. ]4.1118
Convenzidos y sentenciados. . . . . . . . . . . . . . . . .. 50,3 ~O
A muerte..... .. . . .. . . . . . . . . . . .. .. . . . . . . . . . . 7,683
A trasportacion vitalicia...................... 837
A azotes y multas _ : . . . . . . . .. . . 1,684
Sufrieron la pena capital.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 693




175


En Escocia desde 1821 á 1824.
Presos., . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 821
Conveneidos.,.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 717
Sentenciados á muerte...................... 49
Ejecutados... . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28


Presos por la marina en el año de 1823.
Número de detenidos..... .. 5,169
Pasaron á Nueva Gales..... . . . . . . . . . . . . .. . . 1,402
A Bermuda.... •. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 300
Indultados. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 468
Fugados.. . .. . . . . .. .• . . . . . . . . .. . . . . .. .. .. 3
Murieron.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • 43
Gasto que causaron 2.883,200 rs, vn.
Importe de lo que han ganado con su trabajo 2.425,500


Númer() de vagos !J mal entretenidos que se recojieron en las casas
de correccion de Inglaterra desde 1820 á 1824.


Recojidos . . . . .. .. . . .. .. . . . . .. . . . . . . . . . . 48;351
Gastos.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 15.808,800 rs. vn.
En Wales detenidos...................... 460
Gastos......... .... .. .. .... ...•........ 332,400 rs. vn.
Número de presos en las cárceles de Paris en 1820.


Número de prisiones........... . . .. . . .. . . 11
Id. de presos........................... 20,687
Proporción de los enfermos.... . • . . . . . . . . . . 10p%
Número de muertos..................... 358
Gastos que causaron..................... 5.127,300 rs, VD.
Coste diario de cada preso............... 4
Importe de lo que han trabajado.......... l.(1l1,300


Número de presos en la cárcel pública de S. Petersburgo en 1821.
Hombres.. .. .. .. .. .. 1,210
Mujeres... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177


1,387


Importe de lo que han trabajado..... . . . . . . .. 75,000 rs. vn.
Se les entregaron á los presos................ 12,000




176
Número de presos juzgados en Noruega el año de 1821.


Poblacion , 970,000


L


Número de presos........................•.
Entre ellos: asesinos .
Ladrones " .
Delicta carnis '..........•.•...•.•..
Incendiarios o ••••• o •••••••
Perjuros.•....... o o o ••••••••••••••••••••••
Policía ...... o·••••••••• o " o •••••••••••• o ••••
Casas de correecion o ••••• o •• o ••••••
Penitenciarías .•... o •••• o ••••••••••••••••••••
Presos , ..•...........•...........•
Idein.; . o o ••• , ••••••••••••••••••••••••••••


12
1


12
2
1


149
4
7


101
189


Resúmen comparativo de las máximas fundamentales proclamadaspo/-
el Sr. D. Fernando VIl, en. documentos públicos de fe irrecusable
qru: han salido de sus manos, 9 las cuales descubren el uerdadet»


carácter del gobierno actual de la península. '


"Una 'de las cosas que mas descrédito causan á los gobiemos.ees
la variación de las providencias; pues la versatilidad eñ las determi-
naciones arguye que se han' tornado sin la madurez y circanspecciea
que deben caracterizarla-s." ' •


Decreto de S. M. el Sr. D. 'Fernando VII de 2 de noviembre de lilli,
fol. 729, tom, 2 (*).


Si las personas de los reyes son sagradas é inviolables, los actos
de sus gobiernos están sujetos al exámen crítico de la coetánea y de las
futuras edades, sin que por ello se vulneren sus augustos respetos.
El extracto de las máximas políticas contenidas en los decretosa,q·
torizadospor el Sr. D•. Fernando VII en los )O años de su man~.
absoluto, descubre el- verdadero carácter del sistema político que pr~~;
valeze en la península, y justifica los ardientes deseos de los liber~ 'j
en quererle reemplazar con un órden estable. Nosotros, querielll\o¡
dejar al juizio aislado de nuestros lectores la deduccion de las cono;'
secuencias que naturalmente se derivan del simple exámen, de)08 'j'


(*) Las citas sucesivas se refieren á una obra impresa en Madrid en)lI ¡
imprenta real en 9 tomos, por D. Martín Balmaseda con cl título de decre.:.
tos de! Rei N. S.




177
.prmClplOS reconocidos por el gobierno español, nos limitaremos á in-
sertar en forma comparativa las sentencias . contenidas en los deere-
tos, anotando las palabras literales de los que ha expedido S. M.
en las épocas de su mando absoluto.


Sobre la naturaleza del gobierno.
"Yo os juro y prometo, verdaderos y leales españoles, no queda-


réis defraudados en vuestras nobles esperanzas; vuestro soberano quiere
serlo para vosotros. Aborrezco y detesto eL depotismo; ni las luzes
del siglo y cultura de las naciones de Europa lo sufren ya, ni en
España fueron déspotas jamas sus reyes, ni sus buenas leyes y C07l6-
titucion lo han autorizado." (a)


, H Desaparezca para siempre del suelo español hasta la mas remo--
ta-idea de que la soberanía reside en otro que en mi real persona." (b)


ce No haré jamas variacion alguna en la forma legal de mi gobier-
no, ni permitiré que se establezcan cámaras ni otras instituciones, cual.
quiera que fuese su denominacion, La promulgacion de un sistema
representativo en Portugal pudiera haber alterado la tranquilidad pú-
blica en otro pais vecino que no estuviese animado de una lealtad
mas acendrada; mas en' España pocos habrán' osado fomentar en la
oscuridad esperanzas de ver cambiada' la forma de gobierno. (e)


"Los decretos é instrucciones que se me han comunidado (por
el gobernador del consejo de S. M.) tienen por objeto el mantener
,el órden y tranqnilidad que el abloluto y paternal gobierno de S. M.
ha estableeido, y cuya conservación recomienda el rei bajo su respon-
sabilidad personal." (d)


t< He oido vuestros votos y cual tierno padre he condescendido á
lo que mis hijos reputan conduzente á su felizidad; he jurado la
constitucion por la que suspirabais, y seré siempre su mas firme apo-
9 0 • Marchemos, y yo el primero, por la senda constitucional." (e)


" Son nulos y de nillgun valor todos los actos del gobierno lla-
mado constitucional, que ha dominado desde 7 de marzo de 1820 bas-
ta hoi 1 de octubre de 1823: declaro que en toda este, época he


(4) Decreto de 4 de mayo de 1814, Col. 6, tomo l.
(b) Orden de I de junio de 1824. Gazeta de Madrid de 30 de octubre.
(e) Decretos de 19 de abril de 1825, y 15 de agosto de 1826 en las gazetu


de Madrid.
(d) Bando del capitan general de Valencia D. José O' donell.
(.) Gazeta de 12 de marzo de 1820 n, 87 IJag, 263.


x




178
carezido de libertad, obligado á sancionar les leyes, vrdenes wdecre.
tos que contra mi 'Ooluntad se meditaban y expedian." (a)
~'Mi alma se tranquiliza con el sentimiento íntimo de que mis


operaciones no se han separado un punto de la jidelidad de :nis ju.
ramentos, lisonjeándome de ser y haber sido un verdadero constitu-
cional sin doto ni perfidia." {h)


" La 'Violencia con que me impelieron varios cuerpos del ejérzito
á reeonoser y jurar en·7 de marzo de 1820 la constitucion política
de la monarquia, no podia ménos de llamar la asencio» de lodos los
soberano« de Europa." (e)


"S. M. ha ofrezido unas leyes fundamentales hechas de acuerdo
con los procuradores de las provincias." (d)


(C Al tiempo que yo preparaba y meditaba con zelo infatigable el
establezimiento de un sistema general, uniforme y arreglado que com-
binando los intereses, y reconciliando todos los espíritus pudiese lle-
var al alto grado de esplendor á que es llamada esta monarquía," (e)


"Quiero que mis vasallos conozcan la intencion en que estoi de
que mi trono descanse sobre su amor," (f)


"La guardia real sirve para mantener 101 derecho. del trono," (g)
Sobre celebracion de cbrtes,


" En cortes lejítimamente congregadas de procuradores de España
é Indias, con sU acuerdo se estableserá sblida y lrjitimamente cuan-
to convenga al bien de mis reinos." (h)


"Se suspende la eleccion de los diputados de América, hasta que
preparado y arreglado lo que parezca mejor para la reunion de cor-
te, se ajianzen las bases de la prosperidad,"(i)


" La convocatoria de cbrtes compuestas de procuradores de las pro.
vincia, de España y América, de la cual se ocupa una comision
nombrada al intento, se hará sin tardanza."


(a) Decreto de 1 de octubre de 1823, fol. 149, tomo 7.
(b) Billete de puño de S. M. de 3 de julio de 1822, dirijido al cousejo


de estado.
(e) Decreto de 2lJ de diciembre de 1823, fol. 255, tomo 7.
(d) Circular de 24 de mayo de 1814, fol. lOO, tomo 8.
(e) Decreto de 3 de marzo de 1824, tomo 7, ápendíce ,
(¡) Decreto de 22 de enero de 1824, fol. 100 tomo 8.
(g) Decreto de 2 de mayo de 1814, fol, 337, tomo 8.
(h) Decreto de 4 de mayo de 1814, fol. 1, tomo 1.
(i) Orden de 24 de mayo de 1814, fol. 10 tomo 1.




179


"Habiéndome consultado mis consejos, real y de estado, lo con-
veniente que seria al bien de la monarquía la celebracion de COl'..
tes, conformándome con !U dictámen, por ser con arreglo á las ley¡s
fundamentales que tengo juradas, quiero que inmediatamente se ce-
lebren cortes." (a)


Ninguna de estas promesas se han cumplido, ántes se establecieron
opuestos principios en los decretos citados en el §. 1.


« Restituido, dijo S. M. en 1 de mayo de )824, á la plenitud de los de-
rechos de la lejítima soberanía que heredé de mis gloriosos projenitores,


En el decreto de organizacion de los ayuntamientos, que roen-
éionarémos luego, encarga S. M. "que al constituir estas corporacio-
nes se evite todo lo que tenga tendencia á la popularidctd." (h)


* * ,. * •
Sin embargo, el aran de adquirir caudales no impidió que el rei


dijera poco despues "que deseando la estabilidad y cumplimiento de
los fueros de Navarra, habia resuelto en uso de su soberana auto-
ridad, conceder á este reino, desde aquel año, cortes anuales, con el
fin de que, restituido á su total práctica el fuero, se atienda á re-
parar con adecuadas providencias los vicios y desórdenes ....9 que
le puedan proporcionar un servicio extraordinario."


De suerte que Navarra tiene cortes ,porque lo dispone 8U fuero:
y Castilla y Aragon no las tienen, aunque lo previenen sus fueros
y leyes que el rei dice ha jurado observar.


Sobre libertad indiVidual
"La libertad y seguridad individual quedarán firmemente asegu-


radas por medio de leyes que dejen á todos la saludable libertad,
en cuyo goze imperturbable, que distingue á un gobierno moderado
de Un gobierno arbitrario 9 despbtico,deben vivir los ciudadanos," (e)


Ú Los juezes de policía procederán á la calificacion de las perso-
nas contra quienes haya pruebas de abuso en la conducta que hu-
bieren tenido hasta entónces.' (d)


« He resuelto qne vuelvan y continuen por ahora el consejo de la
inquisicion y los demas tribunales del santo oficio al ejerzicio de su
jurisdiccion." (e)


(a) Decreto de 6 de marzo de 1820, fol. 31, tomo 7 ápendice.
(b) Decreto de 16 de febrero de 1824, fol, 195. tomo 8.
(e) Decreto de 4 de mJlYo de 1~14, fol. 1, tomo l.
(d) Circular de I de junio de ~814, fol. 53, tomo 1.
(e) Decreto de 21 de julte de 1814, fol. 132, tomo I~




ISO.
« .El p.-i.nler:,delJerde los. soberanos es dar calma y tra~\1ilidad á


sus vasallos." (a) ,
"()u,ando estos Ion juzgados por los trihunales establecido« por la


lei descansan bajo 511 proteccion , pero cuando las causas se juzgan por
comisiones, ni mi conciencia puede estar libre de toda responsabilidad,
uimis súbditos pueden disfrutar de la confianza en la administra-
cion de justicia. Para evitar un mal de tanta trascendencia, es mi
voluntad que cesen desde luego las comisiones que entienden en cau-
s~ criminales: que estas se remitan á los tribunales respectivos, 11
que los delatores queden sujetos á las resultas del juicio."


"No habiendo sido mi ánimo alterar de modo alguno la comision
especial, ¿ tribunal creado en esta corte para entender eu las causas
de estado," quiero que continúe sus tareas, hasta finalizar las cau-
sas pendientes y sus incidencias. Quiero tamhien .que no se admita,
consulte ni se me dé cuenta de reclamacion alguna de sentenciados
óprovidencias tomadas contra los que han sido procesados por di-
cho tribunal, cuyas sentencias ó providencias hubieren merezido mi
realnprobacion, por ser mi soberana voluntad (lue se cumplan y He"
ven á debido efecto." (b) .


"Conoziendo S. M. la necesidad que hui de sacar las cosas de
su brden natural y ejecutar castigos, se ha servido resolver, que
cualquiertl que sea envuelto en conspiraciones, que se dirijan á. res-
tablezer el sistema anárquico, felizmente abolido, inmediatamente sea
entregado á una comision militar." (e)


"Se establezen' comisiones militares ejecutivas para formar caasas
á los que alteren la tranquilidad, ya profiriendo espresiones contra los
derechos del trono, y en favor de la abolida constitucion, ya for-'
jaudo noticias falsas." (d)


",Se crea una superintendencia de vigilancia pública. Su principal
objeto es el de .velar sobre la conducta de las personas que se ha-
yan hecho sospechosas por sus opiniones. Cuando á juicio del su-
perintendente los juezes no procedan con toda breoeilad; dará cuenta
al gobierno." (e)


(a) Decreto de 26 de enero de IBI6, fol, 2B, tomo 3.
(h) Decreto de 3 de febrero de 1B16, fol. 46, tomo 3.
(e) Orden de 14 de agosto de lB24, fol. 153, tomo 8.
(d) Orden de 17 de enero de 1824, fol. 64, tomo 8.
(e) Decreto de 8 de junio de 1823; fol. 27, tomo 'j,




«En a~lante no podrán los juesesrsuperiores ni ,inferioresU1laf
apremios, ni jénero alguno de tormento para las declaracioues y con-
fesiones de los reos y testigos, quedando abolida la práctica 'qneba-
bia de ello." (a)


Desde el año de 1815 al de 1820, los tribunales de inquisicion die-
ron tormento á cuantos llamados reos tuvieron por conveniente suje-
tar á este bárbaro medio de sacarles la eonfcsiou de sus supuestos
crímenes: y en' la causa de Richard, que siguió en Madrid el al...
calde de corte Galinsoga, se dió tormento en virtud de érden especial
de/reí á algunos sugetos.


* * * ,. •


<C Ha llamado mi atencion vor el amor que profeso á mis pueblos,
la formacion de un código criminal, en que clasificando con propie-
dad y exactitud las diversas especies de delitos, se determinen ide
un modo claro y positivo las penas correspondientes para el castigo
de los reos. Algunas leyes penales de las partidas, hechas segun las
opiniones y circunstancias de aquellos tiempos de continua agitacion,
adolezen de severidad nada compatible con la cioilizacion y costumbres
del dia. Señala las que tienen este defecto del modo siguiente: la
confiscaeion de bienes, y la trascendencia de infamia á los hijos por
delitos de su padre." (b) .


"Todos los .diputados á cortes que, han teuido parte en elnom-
bramiento de la rejencia, quedan por este hecho. declarados reos de
lesa magestad, y lo. tribunales les aplicar'án, sin mas diligencia que
el conozimiento de la identidad de las personas, las penas señaladas
por las le!Jes." Entre ellas se encuentra la de la confiscaciou, que se
acaba de llevar á. 'efecto con el mayor rigor. (e)


"Las secretarías del despacho de gracia y justicia no están cal-
culadas para decidir en los negocios contenciosos. Tengo tribunales
en quienes 'está delegada mi autoridad, para sustanciorlos y clecidir-
los con arreglo á la lei; (d)


Por resoluciones espontáneas del rei dadas por las secretarías de
gracia y justicia se mandó lo siguiente.


"Que se prendieran varios diputados á. cortes y patriotas, y se


(11) Cédula de 25 de julio de 1814; fol. 14J, tomo J.
(b) Decreto de 2 de ~iciembre de 1819, fol. 50, tomo 6.
(c) Decreto de ~3 de junio de 1823, fol. 45, tomo 7.
(d) Decreto de 26 de Junio de 1816, fol. 237, tomo 3.




182
reconozleran los papeles condu::entcs á calijicar su conducta, sinotro$
hechos que 'lo« que pudieran sacarse de los papeles ocupados, porque
en las secretarías del despacho no se tenia noticia que existieran do;;
cumentos que pudieran influi r para la debida instruccion de lo;
procesos." (a)


fe Enterado el rei de la causa seguida contra D. N. (uno de los
diputados) (b) ha resuelto S. lJf. que se le notifique la sentencia !J que
el fiscal suplique de ella (c)."


Al 'devolver el rei á la comision de causas de estado las de los
diputados en que se les absolvia, las acompañó con un billete
de su puño que dice así. Arteaga. (d) quiero que vuelvan á verse es-
tus causas en la nueva comision:"


No habiendo sido condenados en ella, <r S. M. resolvib pór sí los
procesos, imponiendo á los interesado« las penas que fueron de su
sobertmo agrado. (e)


Puestos los sacrificados en castillos y presidios en virtud de la .an-
terior resolucion, S, M. agravó por sí la pena, mandando "que pu'-
dieran pa,ear por el recinto de las plazas sin salir de las murallas,
qu~ no les visitara ningun amigo, ni se les permitiera escribir, ,ni
se les entregara ninguna carta. (f)


"Qlleriendo dar una pública demostracion de mi justicia, que sir..
vade· escarmiento en mi reinado á los vasallos que abusando de mi
confianza y ardientes deseos del acierto en procurar la felizidad de
mispuebl08, se atreven á acercarse á mi real persona para levan"
tarcalumllias, darme falsos informes, y proponerme bajo la aparien-
cia del hien de la nazion providencias opuestas á. él, llevados solamente
de odios personales : vengo en mandar que D. Felipe Gonzale: Va-
llejo (secretario del despacho de hacienda) por haber abusado en estos
términos de mi confianza, pase, usando de comiseracion, á ,la·pla'Za de
Gema, !J subsista confinado en ella por el término de 10 años, si1l
poder salir aun despues de cumplidos sin obtener mi real permiso (g)."


(a) Orden de 4 de mayo de 1814, en el proceso.
(b) En el proceso.
(e) Esto es igual á detener con el nombre del rei el cumplimiento de las


sentencias y hazerse el rei juez y acusador.
(d) Capitan general de Madrid, presidente de la comision de causas de estado.
(e) Decreto de 15 diciembre de 1815, en el proceso,
(/) Real órden de 10 de enero. de 1816.
(g) Decreto de 28 febrero de 1816, fol. 30, tomo 3.




18~
"Sin embargo de que los crímenes contestados en las diligencias,


no pueden hazer á Ostolaza (a) reo de inquisícion, por no .ser per...
tenezientes á. materia de su conozimiento: no obstante S. M. la auto-
riza por esta vez, paraque sobre ello forme la correspondiente cetU$a
sea ó no de su competencia ."


Es bien público que S. M. personalmente prendió, formó causa y
sentenció á D. Pedro Macanaz, secretario de gracia 9 justicia, con-
denándole á?tn encierro en el castillo de 8(1,n Lintan de la Coruña.


"Ningun individuo que durante el sistema constitucional haya si-
do -diputado á. cortes, los secretarios de estado, -consejeros, vocales.
del tribunal supremo de justicia, comandantes generales, jefes políti-


.cos, oficiales de secretaría y oficiales de la milicia nacional, pp,edap,
entrar por siempre en Madrid 9 sitios reales al radio de .15 kgllas." (b)


Libertad de Imprenta.
"De la misma libertad gozarán todos para comunicar por memo -de


la imprenta, sus ideas 9 pensamientos, dentro de los límites que la
razón prescribe." (e)


"Reservándome, como me reservo, proveer mas adelante sobre la,
libertad de imprenta." (d) _


"Aunque el rei está persuadido de las grandes ventajas que debe
produzirla libertad de imprenta, desea S. M. qoe se eviten 1011' gra-
ves males que produziria el abuso de ella e con este- fin, miéntras le'
arregla tan importante punto, ha resuelto S. M., que "O se puecla;im..
primir escrito alguno, sin que preceda la presentaeion á la persona
á cuyo cargo esté el gobierno político, quien dará ó negará el per-
miso,oido el dictámen de personas doctas." (e) -
~'Se restableze el antiguo juzgado de imprentas y librerías del


reino." (f)
" Ha resuelto S. M. que no se publiquen mas papeles periódicos


que la Gazeta y el llamado Diario de Madrid y los periódicos de


Ca) Este sujeto fué uno de los mas enemigos de los constitucionales, con-
decorado por el rei con varias cruzes, capellan de honor, confesor del Sr.
Infante D. 'Cárlos y dean de la santa iglesia de Cartagena.


(b) Decreto de 4 de octubre de 1823, fol. 153, tomo 7.
(e) Decreto de 4 de mayo de 1814, tomo 1, fol. l.
(d) Cédula de 15 de junio de 1814, fol. 96, tomo l.
(e) Decreto de 4 de mayo de 1814, fol. 11, ~~m. l.
<j) Orden de II de noviembre de 1814, fol. 349, 10m. l.




184
Comercio, . agricultura !I artel, que en la corte 1 en las provincias
acostumbraban á publicarse." (a)


Sobre la formacion de lal leNes.
"J~as leyes que en lo succesivo hayan de servir para las acciones


de mis súbditos, serán establezidas con acuerdo. de las cortes." (b)
"Ademas de haber hecho el rei todas las leyes que creyó conve-


nientes, sin mas acuerdo que el del consejo, derogó la lei 3. lib. 1
tit 26 de la novísima recopilacion, sin mas acuerdo que por haber
llegado á convenzerse de que los verdaderos enemigos de la relijion
y los tronos, fuerUh los que tanto trabajaron N minaron con crúum-
nia«, ridiculezes N chismespor disolver la compañia de jesus, habién-
dose visto desaparezer muchos tronos, lo que no habria podido verifi-
earse vexistlendo la compañía." (e)


, Sobre gobierno interior de los pueblo«. •
"El arreglo. del gobierno interior de los pueblos, es uno de los ob-


jetos en que se han de ocupar las cortes." (d)
"Sin esperar á que hubiera cortes, se restableció el consejo de Cas-


tilla (e)como medio para que se verifiquen 1(f,S intenciones de S. LlI. del
mas acertado gobierno (le sus pueblos. (f)


"k propuesta de solo el consejo, se dió forma á los ayuntamien-
tos (g): se restablezieron al pie antiguo: se volvieron á crear cor-
rejidores y se organizaron los cuerpos municipales, de modo que las
elecciones de justicia y ayuntamientos sean uniformes en todo el rei-
no, evitándose lo que tenga tendencia á la popularidad (b),"


Sobre contribuciones.
Las rentas con acuerdo de la nazion, se impondrán y asignarán pa.


ra la conservacion del estado en todos los ramos de la administracion (i)'
Se restablezeo las rentas provinciales, miéntras con arreglo al de-


(a)·~Real órden de 80 de enero de 1824, foh 101, tomo 8.
(b) Decreto de 4 de mayo de 1814, fol. 1, tomo l.
(c) Decreto de 29 de mayo de 1815 fol. 613 tomo 2.
(d) Cédula de 24 de mayo de 1814, fol., tomo 8.
(e) El gobierno interior de los pueblos, es una de las atribuciones de tlII-


té consejo.
(f) Decreto de 27 de mayo de 1814, fol. 46, tomo l.
(g) Cédula de 25 de junio de 1814, 1"01. 95 Y 164, tít. J.
(h) Cédula de 17 de octubre de 1824, gazeta de Madrid de SO de id.
(i) Decreto de 4 de mayo de 1814, fol. 1 tomo 1.




.ueÚl,de 4 de mayo, se .fija el sistema mas convtinümte{a)
. Se resiablezen los antiguos arbitrios municipales con: .llU'ion" de


lo arbitrado sobre valdíos (b). -,
,Se, estableze un derecho de 30 rs; en barril de harina estranjera,
á propuesta del marques de Uasa-Irujo (e).
, A propuesta de la· comision de reemplasos; se mandó cobrar Un 5


por .ciento de extraccion: exijir el derecho de reemplazos impuesto
el año de 1811, y. se impuso una contribucion sobre tiendas, almace-
06$ Y botillerías (d).


..4. instigadon del secretario del despahco de hazienda, se derogó
el sistema de hazienda establezide por el Sr -. D. Carlos. IV el· año


. de 1799 (e).
"Las dificultades embarazosas de la hazienda, que desde .luego pa-


rezian insuperables, van á desaparezer mediante unanlleva forma que
se va á dar á las contribuciones (f)."


" Estas reflexiones movieron naturalmente al consejo á maniíiestarme
qlJe el sistema actual de las reraas provinciales era sumamente im-
Pétfeil:!to, falto de equidad é incapaz de extensión (g). "Que les lien-
tas provinciales traen un oríjen de épocas lejanasyen, qqe .sejlesee-
nozian en E~ropa los sistemas regulares de hazienda. En Su ,:onse-
euencia se extinguen aquellas:y se restableze una contríbllCiondire~tf;t'" - ,


llt *' *' *' *'
'. Un cOn'Venzimiento absoluto de los ostáculos que al fº,~tlto y


"prosperidad de los pueblos oponía el sistema de contribuci.Qn~ pro-
vinciales. decidió el ánimo del rei N. S. á su extincion, y resta-
blezer en II'U lugar una sola. Esta medida tranqúi~b mi espíril1l y
los parabienes que muchas ciudades ,'1/ corporacifmes.:¡1Ie. die.r9n .cos»
este' motivo, ccabaroa.sle persuadirme mas :Y mas de.l~cif!rto (~)."


* * .¡(. * * .


"A. el gobierno revolucionario no le hizo cauto la experien~ia, y


(a) Decreto de 23 de junio de 1814, fol. 87,tít. l.
(b) Cédula de 18 dejulio de 1814, fol. 115, tít. l.
(e) Orden de 9 de setiembre de 1814, fol. 247, tít. 1.
(d) Decreto/de 4 de marzo: órden de 15 de julio de 1615. fol. 15Ji, tomo
y 495, tomo 2.
(e) Decreto de 31 de agosto de 1815, fol. 608, tomo 2.
(J) Carta autógrafa de Fernando al emperador de Rusia de 25 de marzo de 1817.
(g) Decreto' de 30 de mayo de 1818, fol. 224, tomo 4.
(h) Orden de 24 de noviembre de 1819.


y,




186
consiguiente en sus principios de desórden é inovacion, ha vllriado los
medios: desde 1 de junio manda que se restablezcan las rentas pro.
vinciales (a). "


"Uno de mis primeros cuidados ha sido dar á mi real hazienda el
órden que ha perdido durante el gobierno de la rebelion de que con
sus novedades le habia destruido hasta los cimientos. Las consecuencias
funestas de este trastorno, nazidas de los mismos principios de aquel
desorganizado gobierno, los inconvenientes que ántes habia presenta-
do el establezimiento de la contribucion general en el año de 1817,
3 el deseo con que los contribuyentes se han decidido en favor de la
antigua forma de contribuir, enseñaban bastante lo peligroso que es
siempre cambiar las bases de los impuestos. Convenzido de la cer;
tidumbre de estos fundamentos, he resuelto derogar, como derogo el
real decreto dado por mí en 30 de mayo de 1817, mandando que
las rentas oueloan; en cuantoseaposible, al método que ántes tenian eb)."


" Se destanque el estanco del aguardiente por losfunestos golpes que
con este sistema desastroso recibia la industria (c)."


"Fázil es conozer que unas cuotas arregladas lijeramente hace 20
años para un ramo que ha tomado mucho incremento" no pueden cor-
responder á sus valores ni á los crezidos productos que mi real ha-
zienda tiene derecho á exijir. Para conciliar tan buen resultado con
los intereses de la industria, se restablece á beneficio y por cuente, de
la real hazienda, la venta de aguardientes y licores ed)."


"La real bazlenda por el trastorno, el desbrden y efecto de los
tiempos, adoleze en su sistema,· sin embargo de cuanto se ha tra-
bqjado con noble ardor para re mediarlo (e)."


"El gobierno revolucionario suprimió una contribucion antigua, á
la que estaba acostumbrado el pueblo, subrogando en su lugar otras
muchas (f)."


"El gobierno revolucionario, léjos de minorar, aumentó de una mane-
ra escandalosa los gastos públicos (g)."


(a) Decreto de 9 de noviembre de 1823, fol. 27 y 28, tomo 7.
(b) Decreto de 16 de febrero de 1824, e n la gazeta.
(c) Decreto de 5 de noviembre de 1817, fol. 875, tomo 4.
(d) Decreto de 16 de febrero de 1824 en la gazeta de Madrid.
(e) Decreto de 3 de marzo de 1820, fol. 35, tomo 7 .apéndize.
(f) Decreto de 6 de junio de 1823, fol. 18, tomo 7.
(g) Decreto de 6 de junio de 1823, fDI. 18, tom, 7.




187


Tomando 2 años de pajI para comparar los gastos del gobierno
absoluto y del constitucional, resulta que los presupuestos del año
de 1817 fueron de 713.929,000 rs. época del absolutismo, y de
702.802,304 en el de 1820, época constitucional: entre ellos apareze.


Año de J819, Año de 1822,
época absoluta. época constitucional.


45.212,000
15.760,917


328.633,983
80.502,590


148.894,076


Real casa •.•.••••
Estado .••••......
Guerra.........••
Marina.....•...••
Hacienda .


56.963,600
17.615,692


472.660,416
83.985,637


186.986,423
Crédito público.


\


ce Los principios de eterna justicia, que reclaman tantos acreedo-
res, víctimas inocentes sacrificadas tÍ las promesas del gobierno, y
el convenzimiento de que si en todos tiempos el crédito ha contri-
buido al poder de los estados, en la política moderna forma su prin-
cipal base (a)."


"A mí el inexplicable gozo de convenzerme que el poder y lee
autoridad pública que afianzan el vigor de la lei, el cumplimiento de
las estipulaciones entre particulares apoyadas en súplicas, haze ilu-
sorias las que contrae el gobierno, si no se dirije en todas sus ope-
raciones por las máximas de la moral y de la conveniencia pública,
que son la suprema lei de que .no le eximen sus altas funciones."


H Solo un sistema fundado sobre bases sólidas dictadas por aque-
lla suprema lei, y una exacta y escrupulosa observancia puede dar
abundantes medios para consolidar el crédito del estado."


"Se estableze una junta, (b) á la que se le comete entre otras co-
, sas: que reconozca las disposiciones tomadas para restablezer el cré-


dito público, y manifieste su opinion sobre los medios de conseguirlo,
y de que los acreedores del estado tengan en lo succesioo la debi-
d.a seguridad de que será« exactamente cumplidas las promesas."


• • • • •
Demasiado públicas son en Europa las invariables resoluciones del


gabinete de Madrid dadas en el octubre de 1823, para no reconozer ni
pagar los capitales y réditos de las deudas contraídas en nombre del


(a) Decreto de 5 de agosto de 1818, fol. 383, 384. tomo 6.
(b) Decreto de 24 de novie~bre de 1820, tomo 7, fol. 33 ápendíce ,




188
Sr. D. Fernando VII en las plazas <le comercio estranjeras, y de
cuyas resultas S6 calcula la ~érdida que en el dia sufren los capi-
talistas de solo Inglaterra en 8.020,000 libras sterlinas (802.200,000 rs. vn.)


Sobre el estado de la nazion ántes del levantamiento del año de 1820.


"La orgonizacion del éjerzito y armada que imperiosa y peren-
toriamente piden las circunstancias; el arreglo de la real hazienda,
la cual adoleze en su sistema; el entorpezimiento que sufre la ad-
ministracion de justicia, la decadencia que experimentan la agricul-
tura, el comercio y la industria, todo ha llamado y llama mi pa-
ternal atencion en gran manera (a)."


"Mi corazon (b) siempre ansioso de la felizidad de mis pueblos,
ha querido hallar 10$ medios de restablezer el brden perdido, y de
cicatrizar las llagas que abrió una guerra destructora, y cual nunca
sufrió semejante:" cita S. ~!. las causas que lo impidieron, y entre
ellas pone "la dificultad en desterrar abusos envejezidos y arraiga-
dos, y en reprimir innovaciones inmaturas y peligrosas, que algunas
con loable zelo fomentaron el espíritu de partido."


"(e) El genio 'del mal inquieto y revoltoso inspirando idéas de-
magógicas y revolucionarias, hace sentir sus terribles efectos en to-


o das las naciones, aun las mas ilustradas ••• •veo con gusto que en el
pueblo español, siempre fiel, no ha podido tener entrada, á pesar
de las instigaciones de algunos pocos seduzidos; y otros que siguién-
dolos, mal de su grado, lo han procurado en vano y sin efecto."


* '* '* * *
"La indiscreta pasion de la novedad, !J el maligno empeño de


acabar con todas las antiguas instituciones han .produzido en la tul-
ministracion pública un trastorno de que no hai cjemplar en la his-
toria Cd)."


"Si en algun tiempo hubo necesidad de echar mano de recursos,
en el presente en que todo ha venido á ménos por efecto de los
pasados trastornos de la rebelion (e)"


(a) Decreto de 11 de marzo de 1820, foI. 35, tomo 7, ápendice.
(b) Ldem.
(c) Idem
(d) Decreto de 9 de jnnio de 1823, fol. 2, tomo 7.
(e) Decreto de 16 dc febrero de lt>2·1, rol. 164, tomo 8.




189


A vista de' esta tan triste como verídica coleccion de resolueio- /'
nes lejislativas, preguntarémos á los que hoi se apellidan esclusivos
sostenedores de la lejitimidad. Primero, ¿con un sistema tan cons-
tantemente contradictorio de principios, puede existir un gobierno!
Segundo, ¿la versatilidad misma no influye en el descrédito! Ter-
cero, ¿el gobierno español no ha preparado, provocado y acelerado,
con su paladina confesion de los desordenes del gobierno las que él
llama innovaciones! Cuarto, ¿ el gobierno español absoluto no hizo


. alarde de las mismas máximas que hoi condena por revolucionarias
y que Jos liberales recibieron y propagaron con entusiasmo porque
jamas creyeron que pudieran salir de los labios augustos como aña-
gaza para engañarlos? Quinto. ¿ las solemnes y repetidas promesas
de reformas que hizo el monarca, no pusieron espuelas al anelo de
su realizacion, incitando Jos nobles deséos de los patriotas! Sexto,
¿)a falta de cumplimiento de ellas y la cruda y encarnizada perse-
cucion de los que las creyeron siuceras y en esta persuacion las re-
comendaron á sus conciudadanos, no deprimen la autoridad real, pro-
vocando la paciencia de los sometidos? Sétimo, ¿si las ideas de-
mocráticas (segun el mismo rei lo aseguró) no habian tenido acojida en
España á principios del año de 1820, por qué se achaca á la in-
fiuencia jacobínica de ellas, la explosion ocurrida en la misma época,
y no se atribuye á la necesidad de las reformas combinada con los
efectos del pundonor nacional, ofendido por la falta de su realiza-
cion ] Octavo, ¿y una fluctuacion tan vergonzosa de contradicciones ,
de inconsecuencias, de perfidias, de venganzas y de buenas y malas
ideas anunciadas por el gobiernQ como anzuelo para cojer incauto s
patriotas, ha de merezer la proteccion decidida de los gabinetes eu-
ropeos: i Potentados que eomponeis la liga santa 'de las nasiones
mas civilizadas, ved en el pequeño resúmen que antecede, y que la
razon oprimida, la buena fe escarnezida y el patriotismo defraudado
en sus nobles esperanzas, dirije á vuestra augusta seusatez para exci-
tar Jos impulsos del decoro; y en la calma de la razon decidid!




190


JEitlI8TAs: VERDADEROS ENEMIGOS DEL ALTAR T EL TRONO.


AviNO á ION católicos sobre la fe de los jesuitas.
t


Nada hai mas respetable para los católicos, que los exactos y
terminantes decretos del concilio de Trento en órdeu á la fe. ¿ Cómo
es pues que estos mismos católicos se entregan de buena voluntad
á la direccion y educacion de los jesuitas, constando auténticamente
que estos religiosos se quejan, como de una cosa contraria á sus
constituciones, de que se les obligue á enseñar el dogma perteneziente
á la fe católica, al tenor de los decretos de aquel concilio ¡ Como
la ignorancia de este hecho puede ser funesta á los alumnos de los
colegios jesuíticos, creo hazer uu importante servicio á sus familias,
con esponerle sencillamente.


En la tercera congregacion de la comp(tñia se 'halla un decreto
(Decret. 30 Institut. Soco Jesu, Pragee t. 1. p. 514), en que se
encarga al general que en la primera ocasion que juzgue favorable,
procure que se relaje, en favor de su órden, todo lo que los indi-
viduos diputados de aquella congrcgacion habían echado de ver
{annatarueü) en el concilio de Treuto contrario á las constituciones
y privilegios de la compañía.


Entre estos artículos del concilio que parezian enteramente con-
trarios á los privilegies y usos de la compañia, (qum plane pugnare vi.
dentur) se refieren nueve (Tnstit, Societ, Jesu, t. 1. p. 529), el
último de los cuales, hablando sobre un decreto' del mismo concilio
de la sesion 25. cap. 11. dice: "Los maestros, doctores y otras
personas pertenezientes á las universidades, están obligarlas á enseñar
los dogmas de la fe católica conforme á los decretos del concilio
de Trento, y deben comprometerse á hazerlo todos los años por me-
dio de un solemne juramento."


De una obligacion de esta naturaleza, no ménos que de los otros
ocho artículos relativos á la disciplina, pidió la compañía qne se la
eximiese; repugnándole enteramente el juramento de conformarse
con ella. En la misma página 529 col. ,2, se repite que estos
nueve artículos combaten abiertamente las leyes y costumbres de la
compañía: Hose de locis concilii Tridcntini manifestc pugnantibus
cum Iegibus ct consuetudinibus nostra: Nocietatis. Ninguna excepcion
se hace del artículo 9? concerniente á los decretos del concilio so-




191


bre la fe. He aquí la idea que da de sí misma la compañía
respecto de su adhesion á la fe católica.


No se sabe que hasta ahora hayan intentado siquiera vindicarse
de esta nota los jesuitas. Mas si alguno contestase que la compa-
ñía solo trató de reclamar contra el juramento prescrito á todos
los doctores, de enseñar la fe conforme á los decretos del concilio
de Trento, le preguntariamos ¿ cómo es que en un punto de tanta
importancia, se alegó por entero el decreto del concilio como ma-
niñestamente repugnante al instituto de los jesuitas, en vez de
notar sola la parte de él relativa al juramento, como que era la
única de que se pedia relajazion r Ademas: si la compañía no dis-
tinguió nada en el decreto que cito del concilio, que no fuese con-
trario á su instituto, ¿cómo es que sobre el apoyo de una distin-
cion se pretende eseusarla apelando á. intenciones desconozidas, y
ocartando á la obl'gacion del juramento la queja que formó contra
el deccreto íntegro? Se preguntará tambien con qué derecho una
compañía que de mas de un siglo á esta parte ha exijido firmas y
juramentos sin número sobre simples cuestiones de hecho, ha per-
severado, como lo manifestó en 1757 por la nueva edicion de sus
constituciones, en prestar un voto, escandaloso para exonerarse del
juramento de enseñar la fe conforme á los decretos del concilio de
Trente ? Por lo demas, si se desease saber las razones que promo-
vieron las reclamaciones de la compañía contra las reglas de fe del
concilio, pudieran descubrirse cotejándolas con un decreto que hizo
expedir el general Lainez en la primera congregacion celebrada en
1558 (como apareze en el t. 1 pago 468, decreto 65). Dice este
decreto que se elijiese con preferencia el maestro de las sentencias,
para la teología, á no ser que con el tiempo se hallase un autor,
una suma ó un libro de teología escolástica mas útil para los es-
tudiantes, y mas acomodado á nuestros tiempos. Antes de ahora,
advierte el decreto, se leía en el testo de las constituciones (Part.
IV. cap. 14. p. 397): á no ser que con el tiempo se halle otra
teología mas útil para los estudiantes, que no sea contraria á la
del maestro de las sentencias: huie non contrariam, En la nueva
redaccion, hecha á la sombra de Lainez en 1558, se refundió la mis-
ma frase, y advirtiendo que era necesario leerla de 'otra suerte, se
suprimieron las últimas palabras, hule non contrariam. Por donde
es claro <lile desde aquella época, esto es, desde 1558, meditaba el




192',


general Ll,itlez' -un nuevo cllerpo d~ decteina pata.11 socie~dll'¡(lp_
to al del maestro de las ~entencias,(Pedro Lombardo. obi1lPQ¡)!Ae
Partlf en H 60» cuyo apoye es -la antigua vdoctrine« dew "pad~'¡y
de:1a tradicion. De los jesuitas Lainez y Salmeron se 'c:uentlt"It,e
habiéudo proferido en elconcillo de Trento ciertas 'llr~si$OMs
sobrt> la gracia, ,análogas á las quedesenvob'ió mas: adelant#:J LJl.is
de Molina, clamaron los padres. del concilio r á fUe1'alQllpe~gia.u9'!
(oria pelagiani. Podrá. no ser cierta esta anecdota,ml\S,nQ.,(p~4e
negarse que la meditada omision de las palabras, huic ·not/, 119'i1f~~
riain, dan gran luz al citado decreto en que declaré- la;t~paMI\¡~
repugna á 'BU instituto la enseñanza del dogma conforme.' r./l0Ihtl\-
cretos del concilio de Trcnto. Estos sen sin embargo, ls>s¡ qW'l ,<,il'-
eesantemente calumlli~n' de herejes á. los encmigoacde., su; .f,QrroqJ.pjtla
moral, persiguiéndolos' encarnizadamente, y provoeande cpntJ;/l eUost:,~s
anatemas de la corte romana.


.{".". ?H
Obligaciones que deben los jesuitas á la cl)r~ dl1lWm.u"¡,, f"


El ansia con qne ha procurado la corte de;,lWma,~gnflljq!WMda.
cooperacion de los jesuitas con preferencia á las demasórdenes' re-
gulares, para la propagazion y defensa de susrnáximas, apareze
en la estraordinaria prodigalidad con que desde su oríjen los ha
colmado de privilegios. Gregorio XIII en su bula de-:3, pe mayo
de 1575 les concedió "todos los privilejios, inrtlBnida~l}.. esencienes,
facultades presentes y futuras; de todos los frailesYlIWnjas ,,~­
cantes: de todas las otras órdenes relijiosaa : de tQdas ,la~:( .COAif~­
gaeiones, comunidades, capítulos, monasterios, casas,ig1ei\aS""cqir_-
días, hospitales, lugares pios, y generalmente de todas ,lAs ,.pe~§'.!Qftll,
así8ec~lares como religiosas." Cuenta la compañía lilas de·~tL bW~8
atestadas de derechos, concesiones, privilegios, que ocupan i'Q.DAg~s
de un tomo en folio (Iustitut. Soco Jesu, t. 1. p.9 ......,.7.9.), ~
contar. otros privilegios secretos, que se dice no haber W1bli(;a90~lq¡¡
jesuitas por prudencia. , " 'e'


Este cúmulo de, rescriptos y leyes es la base. de laa,wl\St\W~
clones de la compañía :. amenazado es. COQmuy graves penas,cl~­
quiera que pretendiese modificarlas Ó restrinjirlw;; (Ibid. Bul.4e,.$.
Pio V de 1571 p. 40......,.Bul. de Gregerio XIV de 1591. .p. IPtk)
Hai en estas bulas Ja notable circunstancia de que los papas<¡ae




193
las espidieren, coartan, cuanto es de su parte, la autoridad de sus
sucesoree , de suerte que, en el caso en que, por la fuerza de las
circunstancias, padeziesen alguna alterazion estas. leyes fundamentales,
queda expedito y con derecho el general para restablezer las cosas
en su primer estado cuando lo juzgue conveniente (Ibid, p. 10.; col.
2'. bula de Paulo III de 1543, y bula de Panlo V de 1600 p.
114.) Y tantas vezes cuantas se hubiese hecho semejante alteración,
Los reyes mismos deben ser reprimidos, correjidos y castigados, si
osaren intentar cosa alguna contraria á las constituciones de los
jeauitas (Bula dePaulo V de 1606 p, 113). Por la bula de Gre~
gorio XIII de 1.576 (COnstitllt. t. 1. p. 53 et 58) están autoriza-
dos para establezerse en los estados de cualquier príncipe, á 'Pesar
de la renuncia de la potestad temporal, pudiendo ser tr~o como
perturbador y dejando de ser inviolable el soberano que se empeñase
en sostener respeto de esto los derechos de su suprema autoridad.


Es tal la importancia que da la compañía á estos privilegios, que
el último de 8US jenerales Ricci, que lo era al tiempo de su extin-
don, dijo que ántes queria verla disuelta, que modificado ó reformado
el plan de su gobierno.


Estada doctrinal del clero de Francia.


Fragmento de una carta de Paris .
.. i Oh cuan triste espectáculo nos presentan muchas de nuestras


diócesis! En unas se arrrancan de las manos de los jóvenes ecle-
lliátltieos los discursos del abate Fteury, y se les pone de mala fe con-
tra su Historia eclesiástica. En otras es denunciada como sospe-
chosa la Biblia de Sacy, tan justa y universalmente estimada; y
así ruismo el excelente compendio de ella conozido bajo el nombre
de Royaumont. EIl otras se llega al extremo de celebrar un auto
de fe contra los Emayos y las Instrucciones del sabio Nicolte. En
otras se' ha distribuido con profusion á los párrocos la disertacion
ultramontana de Muzarelli: en la cual estableze este exjesuita como
principio canónico, que la absoluta ~ independiente autoridad del ~pa
es la fuente de la disciplina de la iglesia: que el papa para el
f>jerzizio de su autoridad no necesita del concurso de ninguno de
sus célegaa : que es superior á los concilios generales, y que los
cánones de ellos no tienen otra fuerza obligatoria sino la que les


z




194
comunica :e1 -papa . confirmándolos: que el papa es único árbitro de
la. promocion y de la destitucionde los obispos; que puede exal-'
tar á unos y rebajar á otros, y hazer de un arzobispo un obis-
po, y de un obispo un arzobispo, segun lo tenga por ennveniente,


¿Qué diré de los libros elementales que sirven de base á la edu-
cacion literaria de nuestro clero? Entre todas las ínstituciones teo-
lógicas obtienen hoi la primacía las del curialista y jesuitisante.:
Bayll:!!. Este escritor á cada paso saca á colacion las insulsas y
fmjidas suposiciones del jansenismo, que por espacio de dos siglos
han tenido eh combustion este reino; y este cuadro le adorna con
las falsedades y calumnias forjadas por los socios de su cofradía.
De esta leche que maman ahora les alumnos de los seminarios, naze
el espírituvde discordia y de cisma que los ajita, y que de estas
escuelas. pasa al ejerzicio del ministerio eclesiástico, y aun á la sO"
ci-Cdad política y "doméstica. Los incrédulos ven esta .discordia teo-»
lógica con .befa y escarnio, y de ella se aprovechan para poner en
ridículo nuestra religion, burlándose de los teólogos católicos, que
se tratan unos á otros de herejes, y se muerden y destrozan si.,.·
rastro de caridad como perros rabiosos."


rr No ha faltado quien intente sustituir en los seminarios á esta
rapsodia jesuítica de Bally las Instituciones teológicas de Lyon, obra
digna del sabio oratoriano Valla, adoptada ),a ántes de ahora en
muchos seminarios, congregaciones y casas relijiosas, donde se con-
servaba el buen gusto en los estudios eclesiásticos; mas como est1l
obra JlO era del agrado de los jesuitas por haber evitado su autor
todas las cuestiones que atizan el fuego de su partido, .hizieron
fU1llZa ckvela paraque se prohibiese en Roma bajo. los ,anspizfus
de, Pio VI, declarado enemigo de las doctrinas del clero galicano.
Frustróse pues por ahora, y acaso para siempre, la mejora de nues-
tros estudios teológicos, quedando dueños del campo los .jesuitas para.
sembrar en. él á su salvo la zizaña, que tanto abunda en sus mo-
linistas y casuistas, En fin, no hai medio ninguno que no hayan
tentado poner en práctica algunos zekmti, inclusa la escandalosa De-
~tiva de los sacramentos, que tantas inquietudes y alteraciones causó
en el siglo pasado. Este bosquejo pudiera aumentarse con otros mu-
chos rasgos no ménos aflictivos. Mas indico este corto número, para
que se eche de ver cuan necesario y urjente es un vivo y eficaz
remedio de tan horribles desórdenes."


---000---




195
ARTES Y CIENCIAS FISICAS y NATURALES.


De to«. medio, de promover los adelantamientos de la agricultura
en una nazion.


Con la mira de difuadir' -Ios conozimientos condnsentee á acelerar'
los progreSOll de la ,agricultura, é industria en, las naziones ultrama-
rinas, insertarémos en el presente periódico las máximas mas acre-
ditadas ,y que se encuentren esparzidas en las obras luminosas que
corren en el pais de nuestro asilo, sin dejar de hazerlo con las de
otras naziones que llegaren á. nuestras manos. Esperamos pues área-
lizarlo por las que comprende el tratado del Sr. Juan Sinclair, inser-
to en su precioso cbdigo rural.


Übseroacione« preliminares.
La prosperidad de una nazion que disfrute de un dilatado territorio


suficiente para mantener á sus habitantes, depende principalmente: ,pri-
mero, de la abundancia de frutos produzidos por la tierra en canti-
dad superior á los gastos del cultivo: segundo, de que el precio en
elmercado Sea tal, que anime la reproduccion: y tercero, que el labrador
~ea un., capital suficiente para conduzlr sus labores sin ahogos.


r.
La superabundancia de frutos dimana de la ventajosa calidad de los ter-


I.;epos, á los cuales un buen cultivo los haga rendir artíeulos-ren
cantidad superior á la que reclamare un número de personas ma~r
que las que se emplearen en él. El producto superabundante' que
sale al mercado, es la fuente verdadera del poder naaional y~ ~e
los.gozes personales. En los pueblos que no ofrezen productos
sobrantes, no hai prosperidad.


Para formar una idea de á cuanto ascienden les productos supér:'
abundantes de los terrenos de diferentes clases, siempre que se la:'
braren .con jnizio é intelijencia, basta reconozer el resultado en dos
nnC8ll,una propia del Sr. Brown de, Markle de 670 acres ingles~s,
y la otra del Sr. 'Vaker de Mellendean de 2,866. La primera (;~tá
cultivada por 91 labradores que viven y se mantienen en' ella, 'se
compone de tierra gredosa, y da por cada acre un sob~ante vendi-
ble en el mercado, de ll! bushelsde trigo, y24! libras de carne'
de á 16 onzas. Es decir, que calculando el precio de cada bushel
á 8 chelines valen.,......................... 4& lOs.


La carne ~ .. .. .. .. .. .. .. .. 7


Total producto de cada acre••••
Id. en rs, vn .


4
485


J7




· La," seguOOIl' 'Il1aJlejadapor25() labradores que viven ea dla, caD-
~9ta"d&,.thlfta' lijel'a;sueltayarcíllOlla,rinde un prodru;to!.o.lIrwdtl
dedQ:.iushelll,degrano y35libraa()e carne llor acre, vaiuado,áI,'
8 cada;.únó I .de aquellos•..•.•... •'••..••••.. ".. • 4¡f ,,~\~1


'.'-La·L<:arne ~ ....... • 'l." ............... •.• • • • 108.


4 10
450 rs. vn.


Est<), sin hazer mérito de las pieles, de la. lana; del sebo y de otros
artículos' 'menudos. ¿ Pueden competir con tan .ventajosos resultados los
del coiílérCióY de la industria?


II.
Pero rno-basta tener. productos sobrante~'DendWle'. en el 'mercado;


es. preciso que el precio favorezca su produccion. A. esto debió la
Ihglatétráios recursos con que sin arruinarse sostuvo los' gastos de


;. .'. . •._.' .. " •.1<..' ,j


la última guerra. El alto precio de los productos agrícolas, propor':
cioné-al labrador y al propietario los medios necesarios para pagar
las contribuciones ál gobierno, y para hazer mejoras consider~ble8 en
la industria.


111. . \.
Tampoco se conseguirá el objeto con lo hasta aquí indicado, mién-


tras el )ifbrador no tenga un capital sufizlente para conduúr sus ne-
gocios sli1'e'strechezes. La prosperidad de un pais será general, cuando
se reunan lo! capitales y la destreza en el manejo de las labores
del campo. Es indudable que 100 personas pueden padezer graves
incOn~e'nientes, cuando uno de ellos, puesto á la cabeza de las de
/ti' circulttcion, se vea imposibilitado de aprontar 500 duros: facfií':
tése el llago, y todos los que le sigan caminarán sin tropiezo .en
sus·'iespecnlaciones. El labrador es el primer eslabon de la cadena
de la circulacion , cuando tiene dinero á la mano paga corriente la
~IÍta al dueño; este, no solo se halla con facultades para aumentar
lOI!"'trabll.jadóres, sino para comprar géneros al artesano naziorial y al
estranjero,': los cuales, seguros de Ia demandarle sus mercancías, sa-
can las inglesas en cambio. La círculacion facilita el pago de las
contribuciones públicas, aumenta los medios de satisfazer los dividen-
dos á los acreedores del estado, favoreze el crédito naziorial, é influye
en la prosperidad pública. Todos estos resultados proceden del que
cultiva' el campo, primer eslabon de la cadena cuya base es el arado.




19':1


.fAs asombrosoa progresos que ha hecho en .e¡¡tQ$ "61t.·; tiempos
la;agricultul'lt.'inglesa, se han manifestado bien 4 las $ras, e~lld()
durante la última gu,erra, se cobró la contrilJucion' dire¡;19.;··¡'ol es-
tados de la~orería nos hazen ver que ascendió el impeete.


Primero, de la contribución de las tierras á... 4.257,247t>
Segundo, de los colonos y labradores á...... 2.176,228


Total pago hecho por las clases agrícolas .. 6.433,·175


Tercero, de la contribncion comercial á.... 2.000,000&
:·,.Cuarto, de la que pagaron las demas clases..... 1.021,187


3,02)~187


Diferencia en mVQr de las clases agrícolas;; .. 3.412,~8
,E~) el' año de 1814, el importe de 10 que cada clase satillfi~p, ~?r;
c~,ntribuCion directa,' ascendió á las sumas siguientes. ' '" .,.'
.' .Primeró,la clase agricult:>ra.............. 6.433A7fi.e


Seg,nndo, los comerciantcs................. 2.000..o0Q,
Tercer», los artesanos y pr~fesores..... . • . • 1.021,187"
Cuarto, las casas........................ 1.625,939
Quinto, los capitalistas •........... ,...... 3.004,861
Sexto, los ~ficios principales......... . . . . . . 188,~32'"
Sétimo, los empleados civiles y militares., 924,3{Z


Total ~ . " . .. 15.l!H,706'


.De aquí sé infiere: primero, que durante aquella éJlOCil, 100.Jc-
cursos de la agricultura sostuvieron los empeños de la naziolliY' sq~
gundo, que los hombres que se emplean en cl cultivo de la tierra,
son mas en número y mas útiles al .erario que los demas~:.:El!to
se demuestra con el siguiente estado. '"


Primero, número de labradores cuya renta es inferior A SQ,f
anuales, que estaban exentos de la contribuclon, l)4>7i~,;ipdiv,


Segundo, id. cuyas rentas llegaban de50 á ¡'50j2.. 4$~,5M"
Tercero, id. cuyas rentas excedian de esta cuota. . 42..062
Número total de propietarios territoriales, sil),


contarlos artesanos que seemplean en la agriculjura., 589,374
Contando los jornaleros, artesanos y criados, y


las familias de los labradores, el total llega á.... , .. 5.~OO,OOO




'-1


196
'Primero,' numero de comerciantes y artesanos cuyas ganancias


son 'inferiores á 50,& anuales....•.......•.•.• IOO,760 i .
Segundo, id. cuyas rentas llegan desde 50 á 150,&. 117,3().6",¡
Tercero id. desde 150 á 1,0002 .•.... ·•. 31,928


.' Cnarto, id. de '1,000 arriba ; . 3,692


Total.. . . . . . . . . . . . . . . . .. 253,686


Se infiere lo ter-cero, que para 474,596 contribuyentes á la direa«
de los individuos pertenezientes á las clases agricultoras, solo habillJ
152,926 de las demas; y cuarto, que la verdadera fuerza y los I'e'l¡!
cursos' de la Gran Bretaña, penden de su agricultura. Nada, dices
Sinclair, es mas, impolítico que mirar con indiferencia las medidatíJ
conduzentesal fomento de la agricultura, ni nada mas fatal que 101\'
providencias contrarias á su prosperidad, ó las que reduten á la1llit1
;eria á los labradores. Conviene en que peor que dejar abandonada ~
sí misma la agricultura, es protejerla con leyes mal combinadas. La
principal proteccion que un gobierno debe dispensar á la agricultura.
se reduze á los aríJculos siguientes.


l.
Remover 105 ostáculos que puedan oponerse á sus mejoras. '11


n. ,¡
Aliviarla de los gravámenes 'y trabas que la opriman.';¡


In. ,'ij
Promover la adquisicion y" comunicadon de los conozimientos útilesl''''


IV.
Dar preferencia en los mercados nazionales á las producciones do-:1


méstlcas, LJ
V. ,¡~


Animar la salida de los productos sobrantes despues .de satisfe-
chas las necesidades del pago.


VI.
Extender por medios prudentes el cultivo de las tierras baldías, á. fin::;


de que constantemente se vaya aumentando la parte productiva del terri-.»
torio de la nazion, '


VII.
Animar á costa del público los adelantamientos de capitales por medio


de caminos, de puentes, de canales, de los cuales pende esencialmente la
prosperidad agrícola y general del país.




100
VIIt


Favorézer la creacion de eorporacíones; cuyo objeto sea proporcionar
.....'


los medios para llevar á ejecucion aquellas mejoras que fueren com-
patibles con las fuerzas y la riqueza individual. (Se concluirá en el
liguiente número.)


Inventos nuevos .
.Para proporcionar á los que leyeren el presente periódico .las no-


ticias y observaciones mas enlazadas con la prosperidad pública, da-
IDOS un lugar preferente á los inventos y mejoras en la agricultura
y artes que mas llamen. laatencion en los anuncios de esta espe-
eie-ique diariamente hazen los papeles públicos de la nazion inglesa,
que COll··jasticia debemos llamar tierra cltÚica de ws adelantamientos
agricoUu !l fabriles.


EN LA AGRICULT.URA.


1.
.Arboles pluviales.


En las relaciones de los antignos viajeros de América confirmadas
por Thevet en 811 cosmografía,seha~e mérito de unos árboles que tienen
la propiedad de atraer los vapores de la atmósfera, y resolverlos en
forma de lluvia que se derrama por los áridos desiertos. Esta no-
ticia se tuvo por fabJlosa, mas en el Brasil se ha encontrado un
árbol vque Decandolle clasifica en el genus cQ1salpinia~ cuyos retoños
destilan gotas de agua que á las vezes caen en forma de lluvia. Otros
vegetales,como el calamus rotang, la biedra.. la cepa, y otras pláti-
tas farmentarias, destilan agua con abundancia, especialmentevenvla
época de subir la savia y cuando están podadas.


lI.
Insectos útiles á la agricultura.


Del mismo modo que en la América y en otras partes se cria el
insecto de la cochinilla, los ingleses-han conseguido criar- el illfiéeto
que produze la laca de la India. Hai otro eu la Ghinaque lleva
el nombre de Pe-la, el que produze una rica cera de la cual se
hacen bujías.




2UO
IU.


Método nuevo de preparar la cebada.
Ha sido recibido con mucho aplauso en Lóndres. Se reduze á lo


siguiente. Se limpia perfectamente la cebada: se estiende sobre ce-
dazos de una pulgada y tres cuartas de alto, y se meten en un cuarto
caliente por medio del vapor, en donde permaneze tres horas, es-
tando la atmósfera á los grados de 160 á 170 de Fah. Con esto
se le quitan los principios de la germinacion, y queda enteramente
seca la cebada sin tostarse. La parte acuosa separada de ella por
la evaporacion se conduze por medio de tubos que se colocan en la
cámara ó aparato caliente. Seco el grano, se enfria poniéndole al
aire en vasijas chatas, y se muele en molinos de acero, y la arina
se adereza por medio de las -máquinas ordinarias. Los cilindros de
esta deberán ser de hilos de gasa de á 36 cada pulgada. El pan
hecho con la harina preparada por este medio, pierde el gusto crudo,
es enteramente soluble en agua, y con ella se pucde hallel' nna pas-
ta blanda en la décima parte' del.tiempo que regularmente se gasta
siguiendo los medios ordinarios.


IV.
Molinos.econ6mico. de viento.


Desde la introduceion de los injenios de vapor en Inglaterra se
tia abandonado el uso del viento como fuerza motriz de las má-


quinas. Los franceses acaban de hazer una utilísima aplicacion de
este ajente para los usos del campo. La sociedad de agricultura
de Chartres acaba de dar un premio de 4,000 francos al Sr. de Ji
Molere por la invencion de un sólido y económico molino de viento
capaz de adaptarse á los trabajos rurales. El autor los vende á los
precios siguientes. Uaa máquina equivalente á la fuerza de un caba-
llo que maneja una piedra de 30 pulgadas de diámetro, 16 libras.
Con regulador 24. Eqnivalente á la fuerza de dos caballos y pie-
dra de 32 pulgadas, 24 libras. Con regulador 36 lib.-Estas máquinas
son portátiles y se llevan á cualquier parte del campo para sacar
agua. Máquinas equivalentes á 3 Y á 4 caballos que dan vuelta oí
piedras de 42 y 43 pulgadas, cuestan 32 y 48 ne., Y con regulador
un tercio mas. A la mayor de estas máquinas se agrega un pequtj-
ño molino para machacar y misturar el grano que han de comer los
ganados, y para moler el que se necesita para el alimento de una
corta familia.




201
V.


Máquina para serrar tablas.
Acaba de obtener patente el inventor de este injenio, el que des-


empeña del modo mas exacto todas las operaciones que hasta aquí
se hazian, convirtiendo las trozas de madera en tablas labradas con
mayor perfeccion 'Y presteza que se hazia hasta aquí por los méto-
dos ordinarios.


VI.
Máquina para p'reparar la harina.


Tomas Rogers Ira inventado un método nuevo de preparar la hari-
na, para hazer pan, pastas y otros artículos del arte del panadero.


VII.
Preparacion de las patatas para el alimento de los animales.


Cuando estas útiles raizes se hayan de cozer para cebar los co-
chinos ú otros animales, se colocarán en sacos paraque se hinchen, y
cuando estuvieren bastantemente cozidas, se quitarán los sacos, y se
las dejará secar; porque el agua queda tan impregnada de las par~
tículas venenosas de la raiz, que es mui dañosa á los animales, Esto
Be advierte para desengaño de los que les dan de comer las pata-
tas mezcladas con el agua en que se han hervido. Siguiendo este
método, resulta que se convierten en una comida mui provechosa á
los animales; siendo mucho ménos nutritivas en su estado natural,
porque manteniendo las propiedades venenosas que les quita la ebu-
Ilicion, las pri va de las ventajas que resultan de la parte farinosa
que contienen.


E:>f ¡,AS ARTES E INDUSTRIA.


1.
Cuerdas de Hancoc.


Esta invencion se rcduze á cubrirlas con goma elástica (caoutchouc)
líquida; y con esto solo se precave la parte vegetal de ellas de
los daños de la humedad que las destruye.


Tambien se pueden untar el cáñamo, en hilo ó en cuerdas, con el
zumo que destila un árbol que se cria en la América del Sur, )' en
algunas partes de las Indias Orientales, conozido con el nombre de
Hevoa, que Hancoc cree ser de igual calidad que lo que llamamos
paño indiano. Este tronco, en su. primer estado de destilacion, se pre-
senta en forma de crema. Se usa como la brea, aunque no tan
caliente.




202


li.
Cuerdas de algodono


Un vecino de Rhode Island en el Norte América ha logrado un
premio en la exhibicion de las manufacturas de aquel estado, por
haber fabricado cuerdas de algodono Asegura el inventor que son de
mayor duracion que las de cáñamo; que los cables hechos de ellas
durarán mas que los de este, siendo, como son, mas finas; y al¡;-ullos
hilos juntos serán mas fuertes: y como no necesitan brea, y el pe-
so es la mitad menor que el de los cables ordinarios, se pueden
vender mas baratos.


IIl.
Método frunces para platear botones.


Se disuelve en ácido nítrico una onza de plata, se mezcla una
onza de sal amoniaco en polvo, una libra de cremo de tártaro, me-
dia onza de sal mui blanca, 8 onzas de sulfato de zinck y 2 on-
zas de muriate de sosa. Todo esto se pone á hervir en una va-
sija de barro vidriado, en la cual se hallen los botones preparados
de antemano con haberlos salpicado con agua fuertc ; se les remue-
ve con una vara por algunos minutos, se limpian metiéndolos en.
una Iijera solucion de nitro, y luego se lavan y se enjugan.


IV.
Nueva munufuciura de botones.


En el diciembre próximo terminó el plazo de la patente coucedl-
da á Benjamin Sander el mayor, botonero que vive en Granby Place
Surrey, por un método que ha descubierto de hazer botones.


V.
Nuevo mortero para construir edificios.


Mr, Beavan acaba de hazer un importante descubrimiento en esta
parte. Se compone Sil mortero de mármol, pedernal, greda, cal y
agua en las proporciones siguientes: una parte de mármol en polvo,
otra de pedernal bien molido, y otra de greda se mezclan entre
sí. Se cierne todo en una criba mui fina, luego se añade otra parte
de cal que se haya apagado tres meses ánres al ménos , se le echa
una cantidad de agua suficiente para reduzir el todo á una pasta
fina. En este estado se estiende en capas delgadas sobre una tierra
gorda y se estiende con la llana sobre la superficie lisa de las pa.
redes. Dicho mortero una vez bien seco, despues de dilatado sobre
estas recibe el mayor pulimento por medio el!'l talco pulverizado de
Venecia.




203


Para aplicarle á los edificios, es preciso preparar ántes las pare-
des con una capa de hierro preparado del modo siguiente. Se po-
nen partes iguales de la arena mas gorda de rio y de arena pnlve-
rizada en los molinos de piedra, se le áñade una tercera parte de
cal que haya estado apagada tres meses ántes, se le echa el agua
suficiente paraque resulte una pasta; al tiempo de aplicarle al edi-
ficio se le añade una octava parte de cal finísima.


VI.
Nuevo método de hazer vidrio.


El Sr. Segnay acaba de descubrir unos métodos para hazer vi-
drio sin el álkali.: 100 partes de muriate seco de sosa: 656 de
silícea, y 340 de cal, que haya estado al aire libre. Todos estos
ingredientes se mezclan con gran cuidado. El horno y los utensi-
lios ó vasijas se calentarán hasta que se pongan rojos, en las cua-
les se introduzirán poco á poco en bolitas los materiales, se cerrarán y
colocarán dentro del horno. Cuando se advierta que los materiales
han caido en la vasija, se le añadirán mas hasta que esta se llene de
una sustancia vidriosa espesa. Se continuará aplicando un fuego mui
vivo para conseguir una. fuerza completa en el menor espacio posi-
ble de tiempo. Cuando se disminuyan los vapores, se sacarán algu-
nas cortas porciones de los ingredientes para observar si están su-
ficientemente refinados, lo que regularmente sucede al cabo de 24
horas.


Otro método propone y es el siguiente: 100' partes de muriate
de sosa bien seca, 123 de silícea, 92 de cal que haya estado al
aire libre, se mezclan y funden por el órden indicado, y á. las 16
horas se consigue tener un buen vidrio.


Se puede seguir otro método: 100 partes de muriate seco de sosa,
100 de cal apagada, 140 de arena, de 50 á 200 de cercenaduras
de vidrio de igual clase. Otro método: 100 partes de sulfate seco
de sosa, 12 de cal apagada, 19 de polvo de carbon, 225 de arena,
50 á 200 de vidrios rotos. Otro método: 100 partes de sulfate se-
co de sosa, 269 de cal apagada, 500 de arena y de 50 á 200 de
vidrios rotos. .




204


NltVega/;iol¡ y VUlJCS tÍ los polos.
Acaba de verse el océano ártico por la cuarta vez al norte del


continente de América, y también es la cuarta en que se le des.
cubre limpio de hielo. El Dr. Richardsou que,. en el viaje
que hizo por tierra el capitan Franklia para esp lorar el paso
por el N. O. al mar Pazífico, evitó mui difícilmente la suerte
de otros compañeros suyos consumidos por el hambre, no por
eso se ha retraido de hazer nuevas tentativas para reconozer el
océano polar. Durante el pasado mes de agosto, despues de atra-
vesar nuevamente los helados escalones de la América septentrional,
ha bajado por el rio Makenzie en un barco que llevaba otros seis
marineros, un intérprete esquimal, y al intrépido Franklin, cuya per-
severancia no se ha cansado á pesar de los desastres padezidos. En
seis días llegaron desde el. fuerte Norman hasta la embocadura del
rio en el mar del polo ártico. De allí se adelantaron hasta la isla
Garri, que está á 9 ó 10 leguas de la boca, y desde este punto pu.
dieron tomar vistas mui lejanas del océano polar entre los paralelos
69~ y 70~ El mar no estaba helado, y se descubrían en él mu-
chedumbre de ballenas y marsopas. La poslcion de la isla de Garri,
en la cual se detuvieron un dia, se determinó y fijó astronómicamente.
Esta estremidad del Nuevo.Mundo se halla á los 69~ 29' lato y
135~ 4' long. O. de Greenwich. El dia 6 de setiembre estaban ya
de vuelta en el fuerte Franklin, despues de haber regresado rio arri-
ba por el Makenzie, y para este año proyectaban una nueva esplo-
racion geográfica de las rejioues polares.


Desde el mes de noviembre del año anterior de 1825 se asegura-
ban ya los progresos que se han hecho en esta espedicion, cuando
uno de los que iban en ella escribia con fecha de 5 desde el fuerte
Franklin en estos términos á sus amigos de Lóndres.


" Nuestro primer ensayo ha tenido un resultado que no se espe-
raba, y de consiguiente ha produzido el efecto de hazernos mas atre-
vidos, que no lo hubiéramos sido sin esta circunstancia, para como
pletar nuestro último objeto. Todos gozamos de buena salud coro
poral y mental, metidos en nuestro establezimiento de invierno de-
signado con el nombre de fuerte despues de nuestro feliz arribo.
Debió haberse llamado Fuerte del Alivio, pero no hizimos cargo que
la compañía tiene algunos puertos con nombres semejantes á este, y
por eso el Dr. Ríchardson le puso el que ahora tiene. Ahora que




205
no llueve está bastante templado, y el fuego interior y el efecto del
yelo de fuera hazen que la leña verde cruja continuamente y ad-
mita viento suficiente para arder sin necesidad de soplarla. Aguardamos
con ansia, los despachos de invierno que nos los traerán por enero
ó febrero, los cuales nos aliviarán el disgusto de vernos privados
de toda relacion con el mundo civilizado. Con el capitan Franklin
nos hemos embarcado en uno de nuestros botes, el cual ha corres-
pondido mui bien á nuestro intento. Por su construcción particular
son capazes de resistir á un mar bastante tempestuoso, como lo he-
mos esperimentado en una salida que hizirnos á 20 millas, y en la
cual nos sobrevino un temporal que nos arrojó contra una isla, don-
de en cinco minutos nos hubiera sepultado el mar si hubiésemos
estado en una canoa. N o son tan buenos para los rios por lo mu-
cho que calan, pcro á pesar de esto los hemos pasado todos, escepto
el Makenzie, el cual tiene bastante agua. Toda nuestra gente es
mui activa y desea con ardor llegue la época de ir adelante."


La nueva esploracion intentada para este año de 1827, perfeccio-
nando los botes á que se alude en la carta precedente, es sin du-
da al::(una la que el capitan Parry, que lleva ya hechos tres viajes
marítimos al océano polar en busca del paso por el N. O. ha pro-
puesto y conseguido que se apruebe y costee por el almirantazgo
británico, como uno de los proyectos mas atrevidos que se eonozcn para
completar la exploraciondel globo. El plan fué apoyado desde luego por
la real sociedad de Lóndres, como no podia ménos de serlo por un
cuerpo tan sabio, y mas viniendo de concierto presentado y ofrczi-
da su ejecllcion lJOr el intrépido Parry y por el animoso Franklin,
célebre por sus dos viajes terrestres á las rejiones árticas hasta to-
car el mar del polo. Así pues, el navío Hecla volverá á hazerse
á la vela en este verano desde Inglaterra, no ya directamente á re-
petir las tentativas de abrir el paso al Pazífico por el N. O. aun-
que el capitan Parry está léjos de tenerlo por impracticable, á pesar
de no haberlo adelantado en su tercero y último viaje mas de 10
que ya habia conseguido en los dos primeros, sino á ponerse por
todo el mes de mayo en la estremidad norte de Spitzberg anclando
en la abra de Cloven-Cliff, que está á los 99~ 52' lato El capi-
tan Franklin ha de salir de este punto con dos barcos de tal ma-
nera apropiados por su coustruccion para venzer los ostáculos del
hielo y de las aguas, 'lue puedan, segun 10 exija el caso, surcar las




206
olas y deslizarse por el hielo, sirviéndose para lo primero de las ve-
las, y para lo segundo de yuntas ó tiros de renjiferos que los arrastren.
En cada uno de ellos han de ir dos ofizialos y diez marineros con
provisiones para 92 días. Se calcula que andando á razon de solas
tres leglias por dia, podrán, á. ménos que sobrevengan ostáculos
insuperables y no previstos segun el conozimiento que los dos hábiles
caudillos de la expedicion tienen ya de aquellas rejiones, llegar al
polo en este tiempo y volver á Spitzberg. Entretanto, las barcas del
Hecla, y varios sabios que son de ir á. bordo de este buque, se
ocuparán en esplorar las tierras de Spitzberg, especialmente en la
banda oriental, que es la parte ménos conozida.


No solo el polo ártico, sino también el antártico, por ambas es-
tremidades del Nuevo-Mundo, está hoi dia siendo objeto de las es-
ploraciones mas importantes, cuyos resultados pueden mui bien darse
la mano en algunos pnntos: como, por ejemplo, en cuanto á lo pro-
bable que pareze ya, que el mar de ambos polos es despejado, limpio
de hielos y por consiguiente navegable desde cierta latitud. Las es-
ploraciones de Franklin y Parry en el norte presentan esta suposi-
cion como verosímil, segun se ha visto; y las que el capitán Weddell
ha hecho en el sur desde 18Z2 á 1824, cuya relacion ha publicado
él mismo, lo comprueban igualmente respecto del océano antártico.
Dice este atrevido navegador que desde los G5~ grados de lato em-
pezaron á descubrir, no solo témpanos, sino tambien gruesas masas
de hielo, cuyo amontonamiento y tamaño iba crczicndo en una pro-
gresion considerable hasta pasar los 69~ lato Aquí ya hallaron viento
ménos destemplado, mar mas sosegada, atmósfera mas limpia, y casi
ningun témpano de hielo. A los 73~ la temperatura era tan lle-
vadera como la del mes de diziembre en los 610 lato (34 á 36 del
terrnóm.) el tiempo sere~o y templado, el mar ~ui qnieto y cubierto
de muchísimos pájaros de un hermoso esmalte azulado, las masas de
hielo habian desaparezido totalmente, y continuaron navegando con el
mismo desembarazo hasta el 20 de febrero, en que hallándose á los
74~ 15' lato y 34~ 17' long. llegaron á descubrir hasta cuatro is-
lotes flotantes de hielo; lo cual determinó al capitan á aprovecharse
para el regreso de un viento favorable del sur, ántes que, sobreco-
jido por las largas noches del polo cn medio de mas de mil millas
de un mal' sembrado de islotes de hielo por donde tenia que vol.
ver, se viese imposibilitado de hazerlo. El célebre Cook tambien




207
esploró estos mares, y no pasó de los 7l~ de lat, quedando desde
entónces por sentado. que mas allá no había mas que una barrera
fija de hielo, impenetrable á todo esfuerzo humano; el captian We(l~
dell, no solo ha adelantado 3~ y 5' hacia el polo, sino que tam-
bien ha descubierto la posibilidad de navegar mas adentro en aquel
océano, ó bien tomando á tiempo un punto avanzado \ para aprove-
char la estación ménos rigorosa, ó bien preparando con las debidas
precauciones un irnbernadero entre aquellos hielos, así corno lo ha
hecho el capitán Parry en la ensenada del Príncipe Rejente á los
74~ lat. O.


El viaje del capitan 'VedJell ha sido tambien mui importante
bajo el respeto de las noticias y rectificaciones hidrográficas á que
se ha dedicado con laudable esmero y feliz resultado en aquellos
parajes del océano antártico. A estas observaciones suyas se debe el
desengaño acerca de la no existencia de las islas Auroras. Supo.
niase que estas eran un grupo de tres millas descubiertas al Ievan ,
te de las de Fackland en el rumbo que se lleva para doblar el cabo
de Hornos, y cuya posicion se ha tenido por exacta desde que la
fijó el navío de guerra español la Atrevida, que en el año 1796 sa-
lió de las islas Falkland con este especial objeto. Pero el capitan
WeddelJ demuestra despuesde un maduro rebusco que duró diez
dias, arreglado á los datos que se señalan en el diario de la Atre:
oida, que las que se tuvieron por islas, no eran sino otros tantos
islotes flotant~s de hielo, cubiertos en parte de una capa de tierra
que los haze parezer grandes peñascos, segun se ve á. menudo en
aquellos mares.


Otra de las particularidades notables que se encuentran en la re-
lacion del capitan WeddelI, es la semejanza que de ella resulta exis-
tir entre los natura.es del cabo de Hornos y de la Tierra del Fuego,
donde también hizo algunas correrías, y los esquimales del estremo
opuesto del continente americano, segun se describen en los viajes del
capitan Parry. Unos y otros son mui -pequeños de estatura, con el
rostro aplastado Y ancho, vestiduras de pieles de la misma forma,
igualmente aficionados á regalarse con la grasa de ballena, provistos
de las mismas armas para la caza de animales marinos con dardos,
chuzos y flechas, y del mismo modo inclinados á remedar con prontitud y
viveza cuanto ven y oyen. Estas y otras observaciones interesantes
han induzido al almirantazgo británico á enviar una expedición com-


I




208
puesta de 'dos navíos de guerm con el destino de esplorar menuda-
mente las costas y las islas de la tierra Patagónica, á las órdenes
del capitan Ki¡g, proveyéndole de todos los instrumentos y auxilios
que pueden apetezerse en las empresas de esta naturaleza.


Cría de los gusanos de seda en España.
Desde la mas remota antigüedad se conozia en la China el uso


de los ~usanos de seda; desde ella se estendió á la Grecia, atra-
vesando la India trescientos veinte y tres años ántes de nuestra era;
y despues de mui entrada esta, al resto de Europa, y con particu-
laridad á. Granada, Valencia, Murcia y otras provincias de España,
donde le propagaron los árabes,


Tiene el gusano de seda nueve anillos; siendo el último la aber-
tura por donde escrementa, Todos están señalados con nnas manchas
de color mas oscuro, que el de la piel, y en ellos hai unas abertu-
ras llamadas estigmas, que sirven para la respiracion. Tiene patas,
de que haze uso, y en su boca dos órdenes de dientezilloa con que
muerde y tritura las hojas.


Son cuatro las llamadas mudas o dormidas que indican sn edad,
La primera principia á los nueve ó diez dias de su nazimiento, ó
mas tarde si el tiempo es frio, y las otras se repiten de siete en
siete, segun el mayor ó menor grado de calor. Las señales de es-
tas dormidas son ponerse algo mas gordos, en especial por la cabeza,
mas luzios y frios, y no andar ni comer; permanexicndo ~sí cuatro
horas, pasadas las cuales mudan el pellejo y se les acaba el color.


Despues elijen el lugar que les conviene para formar su capullo:
en el primer dia fijan los puntos de apoyo, prendiendo en ellos la
seda que sacan de su cuerpo por la abertura que tienen debajo de
la boca: el segundo forman el principio del capullo, y se encierran
en él; el tercero se ocultan, y en los siguientes, sirviéndose siem-
pre de la misma hebra, sin romperla, forman enteramente su sepul-
cro, y sepultados se convierten en crisálidas: en este estallo conservan
un licor disolvente de la seda, el que derraman siendo mariposas en
el rincon por donde han de salir, y agujereándole se plantan sobre
el cap nllo húmedo todavía con dicho licor: apenas salen se juntan
los machos con las hembras, y de allí á poco mueren aquellos, y
fecundadas. estas desovan y se mueren á los cinco dias, Segun al-
gunos observadores se puede decir que cada una pone cuatrocientos




209
huevos, los cuales son mui pequeños, al principio blancos cenicientos,
despues amarillos blanquizoos, y por último les comunica el. aire un
color moreno, mas ó menos oscuro, y constituyen lo que se llama
simieute 'de gusanos de seda.


Ln la China se asegura {lue hai dos especies de gusanos de seda
silvestres, que dan el provecho de su seda sin necesidad de cuidar-
los, la cual consiste en unos hilos largos que atan á las ramas, co-
mo las arañas, para colgarse ó couduzirse de unas á otras.


Hai ademas otra especie ó variedad algo semejante á la ríomésti-
ca, y que puede considerarse como silvestre, pues no exije su crianza
al parezer, mas que avivar la semilla, distribuir los gusanos sobre
una morera, tambicn peculiar á la China; y recojer los capullos cuan-
do ya estan concluidos.


]\uestro gílsano doméstico igualmente vive de continuo en los pai-
ses calientes, en los morales ó moreras, lo mismo que otros gusanos
ú orugas en los olmos, encinas y otros árboles; pero hasta ahora
no sé que se les crie de este modo en ninguna parte. En su es-
pecie no se halla ninguna variedad notable y constante, pues los que
se diferencian por el color, ó porque produzen capullos blancos, á
vezes, si son negros, produzeu hijos blancos, y si se emplean capu-
llos blancos para sacar semillas, los gusanos que nazen de ella, la-
bran pocos capullos blancos y muchos amarillos.


Se pueden criar los gusanos en cualquiera casa ó lugar que no sea
húmedo, frio ó demasiado caliente. Sean las piezas q"ue se les des-
tinen no mui grandes, bien blanqueadas, con vidrieras en las venta-
nas, ó á lo ménos con bastidores de lienzo ó papel, y con puer-
tas que cierren bien; las ventanas sean grandes y no aeia el norte,
y el pavimento bien embaldosado paraque no puedan entrar insec-
tos. Si el pais es frío y algun aficionado quiere, mas por gusto
que por utilidad, criar g'usanos, convendrá poner una chimenea ó una
estufa proporcionada á la pieza, y un termómetro para regular el ca-
lor en que debe estar, ni mas ni ménos que al grado Aiez y seis del
de ReaUmUI", pues en todas ocasiones y paises el buen temple de la
pieza en que se crian, preserva á muchos de la muerte; la hume-
dad les perjudica tanto como el frio y el calor excesivo. Nuestros
cosecheros de seda en España regulan el calor segun la práctica que
tienen; pero no seria malo que usasen del termómetro.


La buena semilla se couoze en que sale de los granos ó hueveci-
'2 H




210
llos, si se comprimen entre las uñas, un humor transparente visco-


\
so, ni poco ni demasiado fluido; en que sean de color gris que tire
á negro, y con la superficie lisa; pues si frotada queda desigual y
de color de ceniza claro ú oscuro, se ha de reputar por mala: Re-
pruébese la de color amarillento subido.


No hai tiempo fijo de avivar la simiente, pues esto depende del
clima; cuídese principalmente de no hazerlo hasta que las moreras
principien á brotar.


La cantidad que se ha de avivar sea proporcionada al espacio que
los gusanos ocuparán en adelante, suponiendo que estén á sus an-
churas, lo que es mui necesario, pues vizian mucho el airc; y se
ha esperimentado que si se aviva una onza de semilla, y se tiene en
paraje estenso donde ir colocando los gusanos á su tiempo, se sa-
cará muchas vezes un quintal de capullos, miéntras que en paraje bajo,
pequeño y estrecho, apenas se sacarán treinta libras por onza, si se
han puesto muchas á avivar, y criado todos los nazidos.


El modo mas seguro, sencillo y cómodo de avivar la semilla, es en-
volviendo cada onza aparte en lienzo usado, dejándola .holgada; así
se pondrá en una especie de faja hecha de paño por fuera y coto-
nía por dentro, y se rodeará á la cintura de alguna muchacha de ca-
torze á diez y seis años, sana, quieta, y que lIO trabaje en cosas
de fuerza: de dia la llevará junto á la ropa interior, y de noche
la pondrá entre las sábanas de su cama: los envoltonos se recono-
zerán todos á-medio dia, y se pondrán al sol paraque se vivifique
mas pronto la simiente, que nunca suele tardar mas que nueve ó diez
dias. Igualmente se puede avivar al calor artificial , y se ha pro-
bado que se consigne esto mui bien esponiéndola al ambiente á la
temperatura de catorze grados, aumentando poco á poco el calor hasta
los diez y ocho. Notorio es que tambicn se aviva espontáneamen te
en los paises calientes, pero en el nuestro pocas vezes es útil es-
perar á que el calor natural lo haga, por temor de que ya estén las
hojas de las moreras demasiado duras para lo gusanos recien nazi-
dos, ,á quienes les convienen siempre tiernas.


Luego que la simiente J.lluda su color ceniziento ú oscuro en blanco,
es señal de haber nazido el gusano. Entónees se pasará del envol-
torio á unas cajas de pino redondas bien secas, sin olor, y forradas
(le papel, ó mejor á unos arneritos de mimbre fino, y bien tupidos
con hoñiga; en ellos se estcnderá la simiente, dc modo que no (lile-




211


cien unos gusanillos sobre otros, y encima se pondrá un papel fuerte
mui agujereado con recortes, por los que salen á comer las hojas de
morera tiernas que se ponen sobre él; si no las hubiese mas que
secas del año anterior, se les humedezcrán. Se tendrán en un am-
biente quc tenga no ménos calor que aquel en que se han avivado,
sin aumentarlo mucho; pues se observa constantemente, que avivados
despacio, y recibiendo el calor por grados, prosperan mejor, y que sa-
lcn mal los que se avivan apresuradamente.


Al paso que los gusanillos salen, las hojas mas tiernas de mo-
rera se conduzen con ellos á los zarzos ó tableros dispuestos á este
fin unos sobre otros, intermediando la altura de un brazo, sin dejar
de poner hojas sobre el papel hasta la total vivificacioá de la si-
miente.


Los primeros dias despues de nazidos se les dan las hojas mas tier-
nas, como las de los planteles &c. de los que no se han de cojer
sino las necesarias para el dia, porque se marchitan prontamente, y
no las quiere el gusano; nunca se les dará mojada, y si el tiem-
1)0 fuese lluvioso, enjúguense en casa con paños, y no con fuego. Los
que cojan las hojas, han de tener las manos limpias, y que no hue-
lan á ajos, almizcle ú otros olores fuertes.


Conviene picar la hoja; esto es casi necesario, cuando es ancha y
algo dura, ya porque los pedazos presentan mas circunferencia, y es
sabido que los gusanos la roen por ella, y ya pOlque se reparten mas
fácilmente con igualdad; pues una hoja dividida en muchas partes, pre-
senta mas orillas, y cada gusano encuentra sin trabajo lugar donde
colocarse para comer. Segun van creziendo se van dejando mayores
los pedazos de las hojas, y despues de la segunda muda ya no es
necesario dividírselas. Lo mas comun es darle de comer dos vezes
al dia desde que nazen hasta el primer sueño. Se necesita del ma-
yor aseo y delicadeza para quitarles, despues que han comido, la hoja
que se ha mezclado con su basura, pues es mui perjudicial tocar con
las manos á los tiernos gusanillos. "Por eso aconsejan algunos valerse
de redes en vez de zarzos, como dicen que hazen los chinos muchos
siglos ha. Estas redes han de tener las mallas estrechas; sobre ellas
se estiende la hoja fresca, y suben los gusanos por entre ellas á co-
merla j entre tanto hai lugar para limpiar el cañizo, y volver á co-
locar en él los gnsanos sin tocarlos: esta práctica es algo engorrosa.


Al acercarse la primera muda, se les aumenta el apetito por' espa-"




cío de veinte y cuatro horas, y á vezes por algo mas: á este ailr,.·
mento de apetito es á lo que se llama freza, durante la cual ~I
necesario añadir otro cebo mas de hoja, y que torios sean mayores,
porque lleno el euerpo del gusano ele alimento, engruesa, y la muda
se ejecuta con facilidad.


Así que empieza la dormida, se disminuye la cantidad de la hqj~,
arreglándola al apetito de la mayor parte de los gusanos, y despues al,
de los tardíos, que son los últimos que se duermen. Sin esta pre-.
caucion los primeros dormidos se hallarian entre dos capas de ho-
jas ó dos lechos, de lo que no dejarian de resentirse tarde ó temo,


• Iprano. Para evitar que los lechos engruesen, luego que las dos ter-,
ceras partes están dormidos, se dejará de cehar enteramente, avea-
turándose á que padezcan los tardíos por el bien del mayor número;
estos tardíos, adernas del ayuno forzado que esperiraentan, están
espuestos á quedarse sepultados debajo del lecho. Si se han quitado
gusanos para aclararlos, ó para mudarlos de lecho, habrá pocos taro
díos, pues todos los que están canos mudan á. un mismo tiempo so-
bre poco mas ó méños.


Miéntras están en la dormida les fatiga el calor demasiado fuerte:
la mejor temperatura es desde el diez y ocho al veinte grados de
Reaumur; pero si es menor del quinze, la muda es penosa. La
buena muda no ha de durar sino treinta horas, ó treinta y seis á lo
mas. La señal de que va á finalizarse es el nuevo color blanque-
zino que toma el gnsano, y el aumento de volúmcn, particularmente
en la cabeza.


Pasada la primera muda se les echará mas hoja, y se les reno-
vará la cama con mas frecuencia, pues del aseo depende la buena
cosecha; la hoja será tierna, Ó partida si es dura, con especialidad
al acercarse la segunda dormida.


En esta época comen los gusanos mucho mas, y es preciso que
los cebos sean mas abundantes; pero cuídese al echarlos qne no quede.
la hoja mui espesa, lo que se evitaria con facilidad dándoles un
cebo mas. Durante este tiempo se colocarán sobre los tableros ó
zarzos, cuya cstension será proporcionada á la cantidad de gusanos.
Los que salen de una onza ocuparán en adelante un espacio de se.
senta pies cuadrados cuando la cria vaya bien; ya queda dicho que
cuanto mas anchos mejor prevalezerán,


Cuanto mas crezen, tanto mayor es la necesidad de renovarles el




213


aire. Se han d~ mudar los lechos todos los dias, ó á lo ménos
cada dos; y es menester repetirlo: con cuanto mayor anchura y aseo
estén, tanto mas sanos se hallan, y mas y mejores capullos fabrican.


En los dos ó tres primeros dias se darán los cebos mas abundan-
tes y de cuatro en cuatro horas. Algunas vezes el hambre grande
del gusano se manifiesta al segundo dia después de la dormida, la
que se les debe satisfazer dándoles cuantas hojas quieran; pero cui-
dando de mudar á menudo los lechos.


Esta hambre estraord.naria es siempre proporcionada al grado de
calor de su habitacion .. si es mui grande, devoran; y en este caso
se abrirán las ventanas que caen al norte paraque entre fresco, se
regará muchas vezes al dia el piso de la habitacion ó barraca, y se
les darán hojas que hayan estado en sitio fresco. Esta hambre debe
durar de seis á siete días, y cuanto mas se prolonga, tanto mejor
es el capullo, y por consiguiente conviene oponerse á que el calor
la apresnre. (Se continuará).


Si de los indios pueden esperarse progresos en las artes.
A cierto escritor de nuestros dias que ha puesto en duda si de


los indios pueden ó no esperarse progresos en las artes, bastaria pre-
sentarle tejidos preciosos de lana y de lino, y aun de cáñamo, la-
brados en telares toscos, comparables con telas de igual clase de las
manos mas diestras de Europa. En algunos pueblos y aduares de los
Andes se fabrican ricas alfombras; en el dibujo admiten mejoras,
mas no en el colorido. En los tintes han hecho progresos admira-
bles. Tienen suma facilidad en imitar las obras mas primorosas. No
haze muchos años que un indio de nueva España en solos dos dias
que tuvo prestada una excelente flauta, hizo otra tan parezida á ella,
que al volvérsela al dueño, viendo las dos no supo distinguir cual
era la suya. De las plumas de las aves hazen esquisitas labores.
Pintar con pincel y con colores artificiales, fruto es del estudio; mas
hazer esas mismas imájenes de pluma, imitando con los varios colores
de ella los dibujos de buenos cuadros, obra es á que deben concur-
rir grande injenio y muchos conozimientos. Refiere el P. Acosta que
á Felipe 111 siendo príncipe dió su maestro tres pequeñas estampas
como para rejistros de un diurno, hechas por los indios de plumas
entretejidas; las cuales llenaron de admiracion á los mas hábiles
profesores de las bellas artes. Otro cuadro mayor, labrado tarnbien de




214
plumas en queestaba retratado San Francisco, fue presentado ,á. Sixto V.
y diciéndole que aquello hazian los indios, quiso probar si era de
pluma, trayendo sobre él los dedos, pues con la vista le parezia
hecho con pincel. DistÍnguelise en esta aptitud para las bellas artes
y para todo género' de manufacturas en 'la Nueva España los indios
d{Machoacan y de Méjico; y en etPerú los de Quito yel éuzco.
Los que sin maestros hazen tan admirables progresos, ¿á qué grado\!
de perfeccion •no pudieran llegar, si fuesen dirijidos por academias
semejantes á las establecidas en Europa? ¿Si se les enviasen mo-
delos de, máquinas ( ¿Si fuesen estim ulados con premios?


-000---'


LfTERATURA y BELLAS LETRAS.
Continúa la analísis de la obra del Sr. Navarrete titulada: 'Coleccion
de los viajes y descubrimientos que hizieron por mar los Españolel


desde fines del siglo XV (*).
Hasta aquí solo hemos estractado, "! con mucha rapidez, la pri-


mera parte de las cuatro en que el Sr. Navarrete divide la apreciable
introduccion de su obra; ahora proseguirémos notando entre los mu-
chos puntos mui 'curiosos de que habla en las tres restantes, aqueo
llos que nos parezcan de mas importancia, y que, segun la division
indicada, se refieren á exponer las ventajas que de tales colecciones
pueden sacarse, á dar ]loticia de los auxilios que el autor ha tenido
para formar la suya, y á diluzidar algunos sucesos dudosos 6 contro-
vertidos en la vida de Colon, con algunos otros particulares que por
incidente se tocan.


Varias son las opiniones acerca del modo en que este inmortal na-
vegador llegó á tener noticia del Nuevo-mundo; pero la mas acre-
dit~da entre nuestros escritores, por haberla tomado del inca Garcilaso,
quien la oyó contar á Sil padre, servidor de los Reyes Católicos y
contemporáneo do los primeros descubridores y conquistadores, es. la
de que un piloto de Huelva, llamado Alonso Sanchez comunicó á
Colon en la isla Tercera el viaje y derrotero forzoso que, arrojado
por una tormenta, habla hecho hasta la de Santo ?omingo. No falta
autor de mui buena nota eu la materia, cual es Gonzalo Fernandez
de Oviedo, de quien tendrémos ocasion de hablar mas adelante, que
califica esta narracion de cuento vulgar, y la da por falsa; pero lo


(*) Desde la página 122.




215
cierto es, que ai no el Alonso Sanches, fueron otros navegantes es-
pañole& yportuguezea los que sujirieron á Colon la grandiosa Idea de
abrir pasoji, la India por el poniente, y 103 que con las relaciones
de lo que habian visto y observado por aquellos remotos mares, die-
ron á sus conjeturas fuerza ele couvicclou, animándole esta á 'persis-
tiren su proyecto de buscar al occidente las .rejiones desconozidas,
cuya existencia llegó á. mirar casi como evidente. En efecto: cor-
riendo el año 1484, se establezió Colon en Portugal, acaso como mer-
cader de libro« de estampa, que fné su primitiva profesión, segun
el respetable testimonio de Bemaldez, quien añade que en esto
mismo comerciaba en AndaluzÍa; y Fr. Bartolomé Las-Casas lo con-
firma diciendo: "qne en los primeros años que Colon estuvo en la
corte, llegó á tanto su escasez, que p:lra sustentarse, trazaba cartas
de marear y las vendía i't los navegantes, hasta que le recojió en
su casa el duque de Medinacelí." Eu aquel reino casó con Doña
Felipa Muñiz, hija de Bartolomé Muñiz Pcrestrablo, criado del in-
fante D. Juan, y que, por mandado del infante D. Enrique. hizo
varios viajes y descubrimientos marítimos, habiendo sido uno de los.
pobladores de la isla ele Puerto-Santo, donde dejó heredamiento. Muerto
el suegro, su viuda, que notó la grande ancion del yerno á las co-
sas de mar, le dió largas noticias de las espediciones de su marido,
le franqueó sus papeles é instrumentos naúticos, y encendió mas y
mas la curiosidad y ansia de saber en estas cosas, excitada en él
por los progresos de los portugueses en la costa de África. N~vegó
con ellos hasta Guinea J Etiopia, residió algun tiempo en Puerto-Santo,
y pasó tambien á la isla dc la Madera que se descubrió entó nces, .
y con tales estímulos comenzó su gran jenio á discurrir sobre la po-
sibilidad de hallar un rumbo á la India por el occideute.· Ya en 1474
consultaba este provecto con su amigo Panlo Toscanelli en la corres-


I •


pendencia que mantenia con él desde Lisboa; y habiendo pasado á
Andaluzía á fines de 1484, se corroboraron sus prespicazes raziozi-
nios con los datos que, en apoyo de ellos, recojió de varios nave.
gantes españoles, que en aquella sazon llevaban el pabellon nazional
á ·los paises mas remotos, surcando mares desconozidos á impulso del
anje estraordinario á. que habian llegado el comercio y la marina
Fr. Bartolomé Las-Casas que tnvo á la vista unos libros de mem~ria~
escritos por el mismo Colon, dice, refiriéndose á. ellos e que entre. otros
navegadores cuyas relaciones citaba en- apoyo de sus conjeturas ' sobre




216
la existencia de tierras al occidente, hase mencion de un Pedro Ve·
Iasco, vecino de Palos, "quien le afirmó en su monasterlo de la Habida
haber partido del Fayal y andado 150 leguas por la mar, deacubrien-
de á la vuelta la isla de Flores; á un marinero tuerto que, hallán-
dose en el puerto de Santa María, y á otro gallego que estando en
Muro;a, le hablaron de un viaje que habian hecho á Irlanda; y que,
desviados de su derrota, navegaron tanto al N.O.' que avistaron una
tierra que imajinaron ser la Tartaria, y era Terranova, ó la tierra
de los bacalaos." Añade Casas que los primeros que fueron á des-
cubrir y poblar la isla Española (á quienes él trató) habian oído
á los naturales, que pocos años ántes que llegasen, hablan aportado
allí otros hombres blancos y barbados como ellos :" (Introd. p. XLVIII)
Que los vascongados, principalmente los guipuzcoanos, y entre estos
con especialidad los naturales de S. Sebastian, descubrieron los bancos
de Terranova y establezieron en ellos pesquerías de bacalao muchos
años ántes que se descubriese el Nuevo-mundo, es opinión mui acre-
ditada entre los críticos mas escrupulosos; pero el que esto escribe
puede asegurar haberla visto demostrada hasta la evidencia en una
historia M. SS. de aquella ciudad, que como por UBa feliz casualidad
se salvó de la horrorosa catástrofe del año de 1813, y que dejó
inédita el Dr. Camino, hijo de aquel desgraciado é ilustre pueblo,
quien murió sisudo canónigo de Lugo; obra de las mas apreciables para
ilustrar gran parte de las antigüedades de Cantabria y muchos fas-
tos de la marina española, á cuyos progresos contribuyeron los na-
turales de aquella costa por tantos medios y laudables esfuerzos. Me-
rezen entre estos particular mencion sus tempranas espediciones á
Groenlandia para pescar ballenas, y conservar por mucho tiempo casi
esclusivamente la costumbre de hazerlas todos los años en períodos
determinados.


Dos autores italianos, Antonio Gallo y Agustin J ustlniani, que á
principios del siglo XVI escribieron sobre la vida del almirante, aseguran


, 'que estando Bartolomé Colon en Lisboa, y oyendo las relaciones:
de los navegantes, fué el primero que concibió la idea de los des-
cubrimientos de occidente, y la comunicó á su hermano Cristóbal, que no
era tan hábil ni experto, pero que-luego la promovió con constancia
y buen éxito." (lbid. p. XLIX). Pero el Sr. Navarrete demues-
tra cuan infundada y errónea e. esta suposicion, con el testimonio de
108 Reyes Católicos, que en varias cartas escritas al almirante se con-




grátu'fan 'ton él de haber sido la empresa im,entaUII, ptinllip!ad.ll' hll"l
bidá' ~Ol" S1l mano,'trabajQ 'é industria: con el de; Ilalll()<l',~¡:a~~lii
que corrfirma esto mismo 'en las suyas e eon el de.l ,obispo ...~a&~!l1'
sas, . que habiendo conozido y teatade- á los dos hermanos, "J"etierg..
atorde en ello con' O; Remando Colon, que escribió la, vida !de,~~
padre, haber sido Cristóbal quien .euseñó á su hermano BartQloPl'
t~ profesron naútica: y con el de varios documentos por loo cualtl!!
constan los estudios hechos por Cristóbal en todas escrituras, C()$mogrq-
fui, 1tistÓrilU, corbnica«, '.filosqfía,' y de otras artes; en maT'ineria Q$,.
tt'ológía,gcometria y aritmética: su habilidad en el dibujo. y. pa.ra
tt~Zar 'cartas y esferas: IU trato con gentes sabias de varias .sectas y
'riaii~nes ; fihalmente, Sus propios escritos sobre las profecías, lill$Jte"
lacionea.cartas y derroteros, léjos de presentarle indocto y falto,,4~
habilidad y experiencia, prueban que poseia erudición y c:oDcqimi~n~
tos no mui generales en su! tiempo. Quédelepues intacta la gloria
imperezedera de primer investigádor y descubridor del Nuevo.mundo."


,'Co'ri razon nota el Sr. N avarrete la impropiedad é injusticia que hal ~D
)l~~a~'.Amérioa á una rejiones, cuyo descubrimiento se hizo ,porCor
l~ny" '¿;( adelantó por' el ~oble valor y constancia de otras españo..
les, solo porque un Américo Vespucio quiso' defraudarle la glor.ia de
haber' desc'ubierto también la tierra firme de Paria', y logró per.slla~
dirlo al vulgo, 'y mas á' los' estranjeros, esparzieude para-ello. tabl~.
geográficas y cartas de marear que dibujaba con primor, y 'pOI1W>llGe
el} ellas su hombre á dichas tierras y otras que despees sédeseu"
hrieron "., Los anglo-amerlcanos, y despues de 'ellos los hisp¡mo-afR~"
'~ica~'~s, han vuelto contra esta injusticia poniendo el- Dombredé'(}(J}.
l~mbi~, aquellos á uno de los distritos de la"Union"y elÍb)!V'Qt
territorio de una de las nuevas repúblicas que se han fóriíJadÓ',:.sobl'e
las ruinas de la. dóminacion de los españoles; pero ya est'Ol!'eIHitlni..
p,~sIhui anteriores, no solo se negaron á adopta)' el nornbre'de'!Am'A.íica,
llamando: siempre ~l, 'Nuevo-mundo Indias Occidentab, lID' go16~Ustu·
vier~nlahonra de Colon en contradictorio juiz.io ante el colis~jo "*tl dl!


, las Jndias,. con éxito y declaracion favorable ;sinoqué'tdí'lós sml lltf.
, ., Ó.r 1~' . . ," • i _ ~


; :tqfe~"antig~os, irritados' con que los estranjerós le ¡'diesen 'el ''n'óltilYre
4f ifférfc.~" proponían que' ,se' de,nominase Co'UJfnia '& lJdlo1n!J'inna,i.,.
.Fe~~ando Pízarro intentó llamarlo' Fer~Isétbélíca'én mérnoria de los
s'e~e~ Católic~sque ta~ gl~riosallJ;enté Ioadqliirleron (Ibid. p. CX'X:'VI].


Acerca <le la 'utilidad que la publicRc,ioll,le documentos's'eTfiejfitl'-
e




218
tes á los' de esta obra puede acarrear á la política, á la historia y
á las ciencias, y con especialidad á la naútica y á. sus auxiliares,
se esplica :así el autor: "por ellos sabemos cómo los portugueses
aplicaron en el sigl~ XV el astrolabio para tomar á bordo las altu-
ras del sol, y arreglaron las tablas de su declinacion; có~o Colon
observó el primero las variaciones magnéticas; cómo Andres de S.
Martin aplicó las observaciones de las distancias del sol á la luna y
á,otros planetas, así como las de sus eclipses y conjunciones para de-
duzir la longitud; cómo Alonso de Sta. Cruz inventó las cartas es-
féricas, las de variaciones y las agujas azimutales; cómo Quiros y otros
navegantes españoles desalaron el agua del mar para el consumo de
sus tripulaciones: y á este tenor se presentarán otros inventos en que la
necesidad Y.. el injenio se adelantaron á los que en nuestros tiempos
pretenden la primera orijiualidad." ([bid. p. UII).


En una de las ilustraciones puestas al fm de la introduccion, con-
firma y amplifica esta última idea, señalando varios inventos curiosos
y utilísimos debidos á 103 españoles. El de los barcos de vapor,
imajinado por Blasco de Garay, capitan de mar, que hizo los prime-
ros esperimentos en Barcelona el año de 1543 con anuencia y á gran
satisfacción del emperador, Carlos V, de un modo exactamente con-
forme al que hoi se usa en esta clase de injenios, ha sido en esta
última. temporada tomado en mui particular consideracion por los
periódicos mas acreditados ingleses y franceses, que han copiado ó
dado á. conozer la carta que el mismo Sr. Navarrete escribió sobre


'esto al sabio baron de Zach; por cuya razon no hai paraqué nos
detengamos en repetir su contenido.


Desde el año 1566, en que los españoles sufrieron las 'agonías de
la sed ea el estrecho cerco de los Gelves por los turcos, se tiene noticia
de que usaron de un injenio de sacar agua de la mar lambicada...•
9 era buena agua !J delicada. Por aquel mismo tiempo el Dr. An-
dres Laguna propuso la destilacion para lograr igual resultado. En
1597 Miguel Martinez de Leiva se daba por autor de un método de
hazer dulce el agua del mar. Los descubridores españoles del océano
Pazífico usaban de este expediente en sus largos y penosos viajes,
y los,del capitan Pedro Fernandez Quirós, ántes nombrado, se refie-
ren á los años 1605 y 1606. Finalmente, de una exposicion hecha
á Felipe IV el año 1610 por la casa de la contratacion de Sevilla,
consta que un Fernando de los Ríos trajo de Filipinas un injenio




219


de cobre del costo de 300 rs., que, puesto al fuego con el agua
salada por espacio de media hora, con muí poca leña y ocupando
poco lugar, sacaba tres azumbres de agua de muí buen. gusto.


Tambien fueron los españoles los primeros que usaron planchas de
metal para forrar las naves y preservarlas de la broma y darles ce-
leridad, como se practicó desde el año 1514 con una de las de la
armada que llevó Pedrarias Dávila á Tierra-firme. Así mismo los
monjes gobernadores de la española y sus autoridades municipales
fueron los primeros en sujerir la idea del comercio libre de Indias
con todos los puertos de España, cuando desde el año 1517 hasta
el de 1527 decian al emperador: repetimos la súplica que no sea
menester ir á Sevilla los navíos en que enviamos nuestras hasiendas,
lino á cualquiera puerto libremente.


Por último, en el mismo año 1527 se ve dado por el gobierno
español el mandato de llevar los diarios los ofiziales de mar para
coadyuvar los progresos de la naútica é hidrografía, cuando el em-
perador prevenia al presidente de la audiencia de la misma isla: que
se tuviese particular cuidado en mandar á los maestres y pilotos que
viniesen de la Española y de las demos partes de las Indias, que
escribiesen el viaje que hiziesen á la ida y á la vuelta; !J que lo
mismo se ordenase á todos los navíos qne partiesen de Sevilla, páraque
de una 'Vez S8 acabase de entender la rasan de esta naoegadon ~c.


u Son tantos, los inventos de esta clase que se deben á los es-
pañoles en todas las artes y ciencias, que esta misma coleccion de
viajes ofrezerá sucesivamente ocasiones de referir algunos que se han
renovado despues con la gloria de la orijinalidad, y otros que acaso
se abandonaron y son ahora desconozidos." (Ilustr. VI, p. CXXXI.)


Cuanta dilijencia y perseverancia haya sido necesaria para reunir
los datos preciosos que contiene esta coleccion, bien se deja conozer
por cualquiera que tenga alguna nocion de la copia de estas noticias
que hai derramada en los archivos y bibliotecas péblicas y particu-
lares de España, y del desórden y confusion en que estos venerables
monumentos de nuestras glorias han yazido arrinconados hasta haze
pocos años.'La autenticidad de los que publica el Sr. Navarrete está
acreditada con la mayor escrupulosidad, no solo con la indicacion de
los códizes y matrizes de donde se han trasladado, sino tambien con
la de los depósitos mas autorizados donde, desde el año 1789, ha
coutinuado con laudable tesen haziendo las investigaciones mas pro-




2~O
lijas. En Madrid, la sala de manuscritos de la biblioteca real, los
archivos de los marqueses de Santa Cruz y Villafranca y del duque.
de Medina Sidonia, la biblioteca de los estudios reales de S. Isidro
y la biblioteca alta del Escorial: en Sevilla, el archivo general de
Indias, enriquezido con gran número de papeles llevados de Siman-
eas 'Y con los antiguos de la corte, tribunales y casa de contrata-
cion, la biblioteca de S. Acasio, las de algunos conventos y particu-
lares, especialmente la del conde del Aguila, una de las. mas ricas. en
manuscritos y preciosidades literarias: muchos documentos y papeles
entresacados de la Real Academia de la historia, de lacoleccion de'
D. Juan Bautista Muñoz, y de los franqueados por la amistad de
varios literatos: el archivo de la ilustre casa del duque de Vera-
guas, rico en cartas y documentos de puño propio de Colon y de
su hijo D. Fernando: el archivo y la biblioteca colombiana de la
catedral de Sevilla : el archivo general de la corona de Aragon en lo
perteneziente á las noticias que en él existen del recibimiento que
los Reyes Católicos hizieron al almirante en la ciudad de Barcelona
cuando volvió de su primer viaje; tantos y tales son los auxilio!' con
que se ha contado para dar á los viajes de Colon la autenticidad
é Ilustración que reclamaban, y con los mismos se cuenta para con-
tinuar bajo el mismo plan esta importantísima obra, publicando en
los tomos siguientes cuanto pertenezca á los descubrimientos de Costa-
firme y la Florida, las relaciones de Hernan Cortes con las que aun
no se han publicado sobre sus grandes empresas, las espediciones al
Rio de la Plata, al estrecho de Magallanes, á las costas de Chile,
del Perú y de Californias, las que se despacharon para hazer nuevos
descubrimientos en el mar del Sur, y las que se dirijieron al Ma-
luco y Filipinas. iOjalá no se tarde el dia. en que podamos ver
feliimente terminada esta noble empresa literaria, una de las mas in-
teresantes, no solo para los españoles de ambos mundos, sino tam-
bien para todas las naziones que hagan alguna figura entre las ..so-
ciedades civilizadas!


Aunque nuestros historiadores de Indias han tratado con particular
esmero é individualidad de los primeros establezimientos de los cas-
tellanos en el Nuevo-mundo, teniendo la mayor parte de sus relaciones el
mérito de estar hechas por propia ciencia y por lo sabido de testi-
gos coetáneos, estos documentos son de la mayor importancia, y mas
publicándose íntegros y en su ser natural y primitivo, para concordar




221
á los mismos historiadores entre sí, para suplir sus omisiones y pa-
sajes oscuros, para sacar la verdad pura y sin ningun velo de entre
las sombras con que á vezes pueden oscurezerla las pasiones de aquellos
mismos que mas de buena fé procuran preservarse de su influjo; ñ-
nalmente, para dar á la historia el verdadero cimiento y' cousistencia,
sin los cuales sus testimonios mas acreditados nunca pueden llegar de
todo punto al grado de irrecusables, ni sus retratos á tener la fuer-
za del natural para conozer á los varones célebres, cuyos hechos y
óaraetéres le pintan en ella. Pero aun entre los escritores mas ñ-
dedignos hai algunos cuya autoridad es propiamente clásica en lo re-
lativo á la vida y á los sucesos del gran Colon, por ser de los que
le conozieron y trataron, y aun presenciaron mucha 'parte de lo que
refieren, tales como Andrés Bernaldez ó Bernal, Pedro Mártir de Angle-
ría: D. Hernando Colon, Fr. Bartolomé de Las-Casas y Gonzalo Fer-
nandez de Oviedo,


Andres Bernaldez nazié en la villa de Fuentes, no se sabe en qué
año; pero sí que murió en el de 1513, siendo cura párroco de la
villa de los Palacios, habiendo sido ántes capellan del arzobispo de Sevilla
D. Diego Deza, gran' protector de Colon. Escribió congrau senci-
llez y candorosa verazidad la Historia de los Reyes Catblicos, y rea-
sumió los acontezimientos y observaciones principales de los dos pri-
meros viajes de Colon, á quien hospedó las dos vezes á su regreso
con la jeute de su comitiva, y recibió de ~l algunas de sus escri-
turas, "de donde yo saqué (dice) é cotejélas con las otras que es-
cribieron el honrado Señor el Dr. Chanca, é otros nobles caballeros
que con él fueron en los viajes ya dichos, que escribieron los que
fueron, de donde yo fuÍ informado y escribí esto de las Indias,"
, . Pedro Mártir de Anglería trató con intimidad á Colon aun ántes
de la conquista de Granada, se halló en Barcelona cuando le recibie-
ron los Reyes de vuelta de su primer viaje, se informó del mismo
y de otros que le acompañaban acerca de las ocurrencias de sus es~
pediciones, y escribió con estos auxilios sus Décadas en latino Se-
gun Casas, mereze el primer crédito en las cosas que refiere de oi-
das al mismo almirante y á sus compañeros; pero" en las otras pertene-
sientes al discurso y progreso destas Indias, algunas falsedades sus Déca-
das contienen." Así lo demostró D. Juan Bautista Muñoz en órden
á algunos errores y equivocaciones, consiguientes á la facilidad y Ii-
jereza con que escribia diariamente lo que oia y observaba desde que
vino á España el año ] 488.




D. Hernando Colon aun no tenia catorse años cuando aC8IIII.Qailó á
BU padre en SU enarto y último viaje, con disposiciones mui' venta-
josas que se vieron despues confirmadas en su aplicación y doctrina.
Tuvo mucho tino y discernimiento en manejar los libros y documen-
tos de su padre para' escribir la historia de su vida y de, SI1S glo-
riosas empresas. 'En lo que refiere habla siempre con verdad y exactitud,
salvo alguna lijera equivocacion fácil de discernir y de poca monta.
Su obra, cuyo orijinal castellano no se ha encontrado, fué tradnsida
al italiano' por Alfonso de UlIoa, y de ella se trasladó al español la
que publicó Barcia con harta neglijencia. Gu~rdó una misteriosa re.
serva sobre el orijen de la familia y sobre la patria del almirante
su padre, dejando dudoso este punto tan controvertido aun en nues-
tros dias, hasta que, publicado su testamento, se ba visto que en dos
lugares de él confiesa baber nazido en la ciudad de Génova..


Bartolomé de Las-Casas, cuyo nombre será eternamente grato á la
memoria de las almas caritativas y benéficas, nazió en Sevilla el año
1474. Su.familia descendía de uno de los aventureros franceses que
militaron contra las moros en la conquista de Sevilla por S. F er-
nando. Hizo sus estudios en Salamanca, y en 1498 se embarcó á
una con su padre para el tercer viaje de Colon. Regresó á Espa..
ña á los dos años, y en el de 1582 volvió á la, isla de Santo Do-
mingo. Obtuvo el grado de licenciado en ambos derechos, fué orde-
nado de p.resbftero y teólogo profundo. Estuvo en la isla de Cuba de ase-
sor de Diego Velazquez, en cuyo puesto desplegó su temprana y ardiente
inclinacion á protejer á los oprimidos indios. Los siusabores que tuvo
por esta causa le determinaron el año 1522 á tomar el hábito en
la órden 'de predicadores. Hizo hasta siete viajes de ida y vuelta
á España y América y por todas las provincias hasta entónces des-
cubiertas del Nuevo-mundo, siempre ocupado en su ferviente empeño
de defender á los indios á costa de los mayores trabajos y disgus-
tos. En 1544 renunció la rica mitra del Cuzco, y á poco tiempo
aceptó la de los Llanos de Chiapa, pobremente dotada y de mu-
cho mayores atenciones. En 1547 renunció este obispado y regresó
á Madrid, donde murió en 1566, á la edad de 92 años, coronado de
sus heroicas obras de cqridad, Y de la reputacion que le granjearon
sus muchos escritos, cuya noticia, con otras muchas sobre este in-
signe varon, ha ilustrado el laborioso D. Juan Antonio Llorente, pu-
blicando una coleccion de los tratados d e este virtuoso obispo. No




223
se encuentra en ella la Historia general de las India, que en tres
volúmenes inéditos están depositados, los dos en la real academia de
la historia, y el tercero en la biblioteca real (*)., Muestra pródi-
gamente en esta obra su vasta erudicion, y aunque en lo que dice
de lo que otros le contaron no mereze entera y absoluta fe, porque
la escribió desde los 53 hasta los 85 años de su edad, y porque
era naturalmente crédulo y propendia sobradamente á la exajeracion en
cuanto no se acomodaba con su piadoso y exaltado empeño de favorezer
á los indios, estando en perpetua oposicion con los que los goberna-
ban, sin embargo su historia, q'le alcanza basta el año 1520, ha mere-
zido y mereze ser tenida por una de lag fuentes mas puras y abun-
dantes, de donde han bebido mui claras noticias nuestros principales
escritores ele las cosas de América; especialmente por los muchos
documentos orijinales que copió á la letra y estractó con puntuali-
dad, y por haber presenciado gran parte de los sucesos que refiere.


Gonzalo Fernandez de Oviedo nazió en Madrid el año 1478. Se
halló en el cerco de Granada" siendo paje del príncipe D. Juan, y
tambien en Barcelona cuando Colon fué recibido por los Reyes Ca-
tólicos en aquella ciudad de vuelta de su primer viaje. En 1513
pasó á Tierra-firme con empleo de veedor de fundiciones, volvió á
España á los dos años, y en el' de 1519 estaba de teniente de Pe-
drarias Dávila en el Darien. Regresó á la corte en 1523;' en el
26 fué nombrado capitán y gobernador de Cartajena de lridÍfs y sus
islas, y en el 35, alcaide de la. fortaleza de Santo Domingo, capi-
tal de la Española. Murió en Valladolid en 1557, á la edad de
79 años, siendo cronista general de Indias, con mas de 40 años de
'servicio en casa real y treinta y cuatro en América. Escribió varias
obras; pero la principal es la Historia natural 9 general dt}{J.UI In-
dias, Islas ~y Tierra-firme del mar 'Océano, en 50 libros div)4idos
en tres partes, de las cuales solo la primera se ha impreso y reim-
preso, y aun traduzido al frances por Poleur, y al italiano por Ra-
muslo.. 'de á Pedro Mártir y á. Las-Casas en erudicion, mas no
en puntualidad y esmero en indagar, recojer y coordinar cuanto veia
ó sucedia en su tiempo, y lo que llegó á saber por la correspon-
dencia que mantuvo con los descubridores. Unicamente peca por


(.) Entre los manuscritos del Museo Británico hemos visto dos copíae in-
completas de esta historia, pues solo alcanzan hasta fines del año de 1500.




esceso de candor y credulidad y por falta de criterio en 111gunM'nor-:--
ticias sobre los primeros tiempos, de los que no tuvo' tantosdocirlij
mentos como de los posteriores.'" ,,'


•Aunque el Sr Navarrete declara que no se propone escribir"llr
historia del almirante, sino publicar noticias y documentos paraf~
cribírla con verazidad, no por eso deja de tocar en algunos puntÓl;
que por pequeños que parezcan,figuran con gTan valía en la vida' !le
tan ilustre varon, procurando fijarlos con crítica juiziosá. y nradd'i'DI
exámen de las opiniones encontradas. Así, por ejemplo, despues d¡j
bazerse cargo de todos los datos mas autorizados para apoyar díver~
SOS,. aunque fundados, parezeres acerca del año en que .nazi~,' da 'con-
mui buenos fundamentos por la mas probable la opinion de que fu~'
en el año de 1436, ajustando esta época con la de su muerte acae-'
zida en Valladolid año 1506 á los 70 de su edad, como lo asegura
el cura de los Palacios.


Tambien se desentiende dé "desvanezer todas las imposturas y ea-
lumnias con que algunos escritores modernos intentan deprimir á los
españoles en sus descubrimientos y conquistas de ultramar;" pero no
puede ménos de detenerse á responder á algunas de las mas graves,
aunque no en todas lo haze con igual tino en la eleccion de Jos .ar-
gumentos, y en el uso de los resultados históricos. Vamos á,cQm-
probarlo.


Respogdiendo al traductor frances de la vida de Colon escrita pur
el Sr. Bossi, cuando este dice: "que por todas partes no ve, sino
monstruos dovorados á un tiempo de la sed del oro y de la sangre;
y que si nuestras miradas no encontrasen á Cristóbal Colon y Las-
Casas, lIO veriamos, en medio de las escenas abominables que han ensan-
grentado á la América, nada que pudiese consolar á la humanidad de
la horrorosa conquista de los españoles:" para responder á esta dia-
triba tan inconsiderada como violenta é injusta, el Sr. .Navarrete, en
nuestro entender, se deja llevar demasiado de su empeño en desmen-
tir á nuestros acusadores con las mismaa autoridades que ellos vene-
ran, y esto le haze faltar al juicio y crítica mas impercial que pro-
mete usar en la defensa. En efecto: ¿qué necesidad habia, para desmentir
la vulgarísima y vaga imputacion de Bossi, de produzir contra Colon
á quien él, mismo Navarrete disculpa en seguida, los fuertes cargos
de injusto, cruel, tirano y codicioso qne le haze Las-Casas, ese mis-
mo Las-Casas, de quien páginas atrás acaba de decir que como his-




225
toriador, "aiempre se le nota dirijido, mas que por un JUICIO recto,
por una illlajillacioll acalorada; mas que por la s~na crítica, por un
zelo importuno y acre; mas qlie por la política r cono~imiento del
mundo, por cierta austeridad propia del claustro; y mas propenso á
reprender, zaherir y vituperar, que á referir los hechos, pesando su
valor y consecuencias, axaminando sus circunstancias y graduando su
verdadero mérito r' (Introd. p.LXXIV) ¿ Por qué valerse contra el al-
mirante de Ull testigo á. quien él mismo que le cita puso poco án-
tes las mayores tachas y escepciones, precisamente en aquello mismo
para lo cual le cita ahora! sobre todo cuando dice / "La mansedumbre
evaujélica, la dulzura caritativa, la pazífica predicacion, eran las úni-
cas armas que deseaba el obispo (Las-Casas) se empleasen en esta
conquita espiritual. Por cousiguiente, cuanto se desvía de este prin-
cipio es á sus ojos un crimen, una usurpacion, una tiranía, un des-
6rden. Si el almirante propone los medios que juzgaba mas prudentes
para dominar la isla Española, el obispo' 110 ve en ello sino la opre-
sion r destrucciou de los indios; si escoje algunos paraque sirvan
de intérpretes, ó para presentarlos á los reyes, mira como una injus-
ticia y como una ofensa de Dios y del prójimo el llevarlos contra su
voluntad y separarlos de sus familias, aunque temporalmente; si les
impone obliiracioues de pagar algun tributo para sufragar los gastos
de la empresa, y que los reyes viesen la riqueza ó las producciones
de aquellos paises, califica estas operaciones de tiránicas y violentas:'
(Ibid. p. LXX[[f). La honrosa escepcion que el Sr. Bosf!i haze á.
~avor del almirante ¿ es fundadada, ó no es fundada! Si 10 pri-
mero, el empeño de desmentirle es inconcebible s el hazerlo con el
testimonio de Las-Casas, es contradiccion chocante; el valerse de él


__010 porque su autoridad es venerada de -Ios adversarios, es ·cornpro-
meter la ~verdad y la buena lógica en uua cuestion de mero desfogue,
Si es infundada, el juizio y la critica imparcial exijian que la defen-
sa respecto de Colon se limitase á disculparle legítimamente, 'para
lo cual no faltan razones ,; y que respecto del cargo en general he-
cho á los españoles por el Sr. Bossi, se le desmintiese con la histo-
ria y con el testimonio de escritores estranjeros de la mejor notaj,
que además de las de Colon y Las-Casas, ensalzan otras muchas acciones
de que se. glorían la justicia y la humanidad, no solo en los prime-
ros descubrimientos y conquista de América, sino tambien en épocas
posteriores y durante la dominacion de mas de tres siglos : acciones,


2 D




2-26


cuyos resultados están vivos todavía; acciones que el mismoSr. Navarrete:
señala y recuerda con honor en otros lugares de su introduccion, y que ea
nuestro entender lo hubieran tenido mas oportuno en este de que ha-
blamos ahora.


Pero aun el piadoso obispo de Chiapa, aun este héroe de la ca..
ridad se ve gravemente vulnerado en su gloriosa reputacion por este
mal entendido empeño de probar demasiado. Las-Casas, dice el Sr. Nava.
rete, tampoco mereze la escepcion que á su favor haze el Sr. Bossi.
¿ y por qué no la mereze l Porque establezió !J autorizó el tráfico
de los negros para las islas del Nuevo-mundo. ¿ Y es Posible que todo un
Navarrete profese y /le esfuerze en demostrar, á título de una im-.
parcialidad exajerada, y nos atrevemos á decir, indiscreta, una impu-
tacion tan errónea, sobre todo despues de ser tan notorias las apo..
lojías que contra ella han triunfado en las plumas de Mr. Gregoire,
del Dr. Funes, del Sr. Mier, y de D. Juan Antonio Llorente ~ Las-Casas
no establezió el tráfico de negros para América, porque ya lo estaba
por otros desde el año 1498, mucho ántes de pasar él á aquellas
rejiones, mucho ántes que diese principio á sus benéficos desvelos á
favor de los indios. Se dice "que en su memorial para el remedio
de 1f18 Indias, propuso que para las cuatro islas se permitiese á .to-
dos los vecinos llevar francamente dos negros y dos negras;" y de
este hecho, que nadie niega ni hai para qué se niegue, se quiere deduzir
que Las-Casas autorizó el tráfico. Pero la consecuencia es del todo
contraria/ si se tiene, como debe tenerse presente el otro hecho de
que ántes de esta proposlcion de Las-Casas, ya el gobierno habia da-
do y vendido multitud de licencias de introduzir negros en América,
ya lo habian solicitado los monjes comisarios de la Española, ya ha-
bia pensado en convertir este odioso tráfico en recurso financial, su-
jetándolo á derechos y aranceles de permisos. Por donde se ve que
Las-Casas lo que hizo fué restrinjirlo con su proposiciorg limitarlo á
un corto número de esclavos y coartado en ventaja de una sola clase de
personas; finalmente, practicar aun en esto la benéfica máxima del. mal
el ménos, Así acaba de, demostrarse.mas por estenso en una noti-
cia del obispo Las-Casas, inserta en el tomo 2 del Repertorio Ame-
ricano (*), llevando en este punto la defensa del piadaso obispo aun
mas allá de lo .que) ya en grado euñziente para vindicar su glorio-




227


sa memoria de tan injusta imputacion, la esforzaron los sabios apo-
lojistas ántes citados. Sirva esta nuestra impugnacion pal'a prueba de
cuan fázil es que aun los hombres mas ilustrados y circunspectos se
equivoquen, si se dejan llevar de los primeros y disimulados impulsos
de la animosidad, ú otras pasiones que se no¿ disfrazan con el afeite
de motivos laudables; y téngase presente para cuando, en este mismo ar-
tículo, hagamos ver algun otro desliz del Sr. Navarretc.


Mas fundado nos pareze que va este caballero cuando haze ver
que el descubrimiento de América no perteneze á la Italia, como
pretende el traductor de Bossi, sino á la España, demostrando esto
último con la esposicion de hechos inconcusos, reconozidos por los
estranjeros mas émulos de nuestras glorias, y referidos por el mis-
mo Colon; de los cuales resulta, cuan vanos fueron sus esfuerzos para
lograr que las demas potencias de Europa, inclusas las repúblicas de
Italia, adoptasen ó tomasen en consideracion su proyecto, ni aun en-
tendiesen las razones en que lo fundaba: y cómo desde que vino á
Castilla lo habia javorezido y deseado su honra, el M. Fr. Diego
de Deza, maestro del príncipe D. Juan, y que él fué causa que
SS. AA. tuviesen la, Indias, segun dice el mismo Colon en sus
cartas.


Tambieu se satisfaze con razones mui plausibles, y tanto mas- fuer,:
tes, .cuanto que se esponen con moderacion y juizioso criterio, á la
otra~posicion gratuita del mismo traductor cuando dice: <C que la
España no hizo mas que prestar á Colon un auxilio solicitado por
largo tiempo, y perseguir al que la habia enriquezido",' Consta en
efecto por los documentos de la coleccion y por lo que refiere el
mismo almirante, que desde que vino á España. fugitivo de Portugal
á linesde 1484, halló acojida y proteccion en el duque de Medí-
naceli quien le tuvo en su casa dos años: que en el de 1486 fué
admitido al .servicio de los Reyes Católicos: consta que cuando pasó
á Salamanca á 'esponer y discutir su proyecto, recibió hospedaje y
dinero para el gasto de sus jornadas de los relijiosos dominicos del
convento de S. Estéban, por cuya mediacion se conformaron con sus
opiniones los ,mayores.letrados de aquella escuela: consta que el obis-
po de Palencia le "franqueó tambien el año de 1487 varias cantida-
des de dinero para sus gastos: consta que los reyes expidieron cé-
dulas el año 1489 parque por donde quiera que transitase fuese
aposentado gratis, y que le honraron teniéndole á su lado en los si-




225
tíos de Málaga y Granada: y finalmente, consta que, en el mislIlQ ¡n&;
en que con la toma de esta última ciudad quedaron libres de tangrav..
atencicm, que -absorbía todas las demsa, pensaron -ya en. envj¡¡,rle_~
lll' -India por la via de occidente, como lo había propuesto. "Así se
ve que - no hubo dolo, engaño ni entretenimientos. pérfidos. con Colon,
pues .sabia bien qne los reyes no entrarianá realizar vsus proyectos
hasta dejar á sus reinos y á la Europa Iibres de la dominaeion ,mao-
hometana.


En cuanto á la supuesta persecucion que sufrió despues el almiran-
te,solo puede aludirsecon ella al procedimiento duro qne U$ó con
él D. Francisco Bobadilla juez comisionado para entender enTas que-
jas - y repetidos recursos que contra él se dirijian al trono; :porque'
hasta su llegada á España preso y con grillos .en.r.una-cerabela, :por
disposicion de aquel juez, é inmediatamente después de,.ltll Heg¡wla, filé,
honrado, condecorado, favorezido y tratado con.ieariño, respeto -ymn-
niñcencia por los reyes, quienes á la primera noticia mandaron po-
nerle en libertad y que se le proveyesede dineros paraque al instante
pasase á la corte, donde, oídas que hubieronsusdiseulpas en los yerros
que se le imputaban, con palabras muí cariñosas :Y eficase«, '(diee Casas)
le prometieron deshazer sus agravios y guardarle en todo BUS privilejios y
mercedes, y así lo cumplieron. Hubo pues motivos justos para enviar
á la isla Española un juez pesquisidor, á quien dijeron: "la infor-
macion habida y la verdad sabida, á los que por ella halláredes culpan-
tes prendedl~ los cuerpos y secuestradles los bienes." Acerca de esto ob-
serva con juizio el Sr. Navarrete: "como Colon ejerzia allí entón-
ces un mando superior, era fácil prever que la ambiciou de un juez
nuevo que podria sustituirle por mucho tiempo en caso de ser culpa-
do, era grande ostáculo para obrar con rectitud é imparcialidad en sus
procedimientos; y esta circunstancia quizá no fué bien examinada y
ponderada." Tal es en realidad el único cargo que en nuestro sentir,
pueda hazerse contra el proceder de los Reyes Cat6licos en aquel grave
negocio; porqne bien merezian á la verdad los eminentes servicios del
almirante que en su obsequio, por. fuertes que fuesen contra él las
presunciones, pues conviccion no podia haberla todavía, se hubiese sal-
vado á lo ménos el decoro de la persona con una escepcion bien me-
rezida , á. falta de la cual el arrojo ó la pasion del juez atropelló to-
das las consideraciones, dejando á la posteridad el eco desapazible de
aquella ruidosa prisión como un morraullo vodioso contra la buena me"
moria de los Reyes Católicos.




Antes de fijarnos en el último, punto de los que nos han parezido
tmIl! dignos de mencionarse en esta analÍsis de la introduccion, no es-
tará demas el que se haga mérito de la equivocaciou rectificada por
el ·St. Navarrete acerca de haberse creido e;eneralmente hasta ahora
que la primera tierra descubierta por Colon, y donde desembarcó el
12 de octubre de 1492, fué la de Guanahani, denominada en las cartas
S. SalDador Grande; siendo así que, segun consta de la verificación
del derrotero, fundada en el diario de Colon, y en las señas que de la
primera tierra descubierta da con individualidad y concuerdan con la
descripcion que de ella hazen D. Fernando Casas y Herrera, es evidente
que no fué aquella isla sino la llamada del Gran Turco la primera que des-
ollhri6 y donde tomó tierra, y' por estas razones se señala como tal en la
cilrta'yderrotero del primer viaje de Colon.


:EI Sr. Navarrete haze frecuentes alusiones á la importante cuestion de
la independencia de América, mezclándola, por efecto sin duda del influ-
jo bajo el cual se ha compuesto y publicado su importante obra, con otras
que verdaderamente desdicen hoi dia de los consejos de la sana política,
y de los de la justicia y sensatez que debieran hermanarse con aquella
para 'esti'nguir~elodio de los partidos y refrenar el furor de las pasiones
que dilaceran el seno de la patria.


n Todo lo que la primacía en los descubrimientos (dice el sabio
académico) y.el derecho de primitiva posesion vale é influye en las discu-
siones políticas, ó en las negociaciones diplomáticas con las naziones
cultas, se acredita por los documentos coetáneos orijinales. De consi,
guiente creemos no será inútil á la Españ~ la colecciou que publicamos,
respectivamente á la razon que puede alegar sobre el dominio de tantos
paises que descubrieron sus naturales, y de que se apoderaron á nombre
de sus soberanos : derecho yposecion qne si el trastorno de los siglos,
los intereses encontrados de la.política y del comercio, la rivalidad y las
pasiones han logrado amortiguar ú oscurezer, jamas podrán borrar ni
estingnir de los principios de una justicia recta é imparcial. Tampoco
será ciertamente la primera vez que en circunstancias favorables han
servido semejantes documentos para recobrar derechos sufocados por la
fuerza y por el orgulloso imperio que la eminencia del poder da á una
nazion para deprimir á las demas." (pág. LVIII) ,


H Creimos (continúa) que uuo de 1<7!l medios de corresponder á la
soberana confianza y de acreditar nuestra gratitud, era' el de aplicarnos
á una tarea en que veíamos enlazados los derechos del trono y la gloria




230
nazional sobre bases ydocumentos irresistibles; y que, por desgraeia-
das que pareziesen las. circunstancias de los tiempos, no dejaban de ser
oportunas para reclamar lo usurpado, apoyar la verdad y la justicia,
sellar los labios á la maledicencia, y manifestar las sofisterías de la
deslealtad y de la ambicion , y en fin, para arrancar la máscara á ciertos
escritores venales, que con apariencias de filosofismo, contribuyen á difun-
dir y sostener la corrupcion de .costumbres de este siglo." (pág. LXIV)


" La venalidad, la corrupcion de costumbres, el libertinaje, los vicioa
mas soezes se han enlazado con los principios de cierta falsa y dañosa
filosofía liue ha perturbado el mundo entero, sumiéndole en revoluciones
y ,trastornos espantosos, y sembrando odios y discordias entre hermanos,
á quienes deberian siempre unir la conformidad de orjjen, de relijion,
de costumbres, de idioma, de leyes y de intereses recíprocos, Se in-o
tenta no estante aluzinarlos y dividirlos." (pág. LXXXII).


" Los mayores horrores que ha conozido el mundo fueron fruto de la
revolución francesa en los últimos años del siglo anterior. . oo-¿ Y qué se .
hizo al fin esa fatal revolucion francesa que intentó apoderarse del
mundo como Mahoma con su cimitarra, llevando á todas partes la deso-
lacion y la miseria? ¿Qué se hizieron las centellas que salieron de aquel
volean desolador, y deslumbraron rápidamente á España, á Nápoles,al I
Piamonte y á Portugal? Todas se desvanezierou comouna sombra siu
dejar mas que dolores y arrepentimientos. Estos ejemplos deben hazea
cautos y prudentes á los españoles-americanos para no dejarse aluzinar
ni seduzir de fantasmas é ilusiones ya desacreditadas y aborrezidas en
Europa." (pág. CXII y CXHI).


i Qué contradictoria mezcla de razon y desvarío, de verdades y sofis-
mas se acumulan en las cláusulas que a<.abamos. de citar! ¿Y es posible
que un escritor de las luzes y del juizio del Sr. Navarrete no se ,haya
desdeñado de emplear su pluma en las vulgares declamaciones del espí-
ritu de partido? , ¿ No es lamentable que su apreciabilísima obra, cuyo
principal adorno 'es acaso la sabia introduccion que hemos analizado,
haya de correr salpicada de unas manchas ajenas de las mismas materias
que en ella se tratan, y de la ilustración del autor, y que por lo mismo
no pueden ménos de atribuirse, cuando no á esa venalidad contra la cual
tanto se desfoga, á lo ménos á una débil y vituperable condescenden-
cia en incensar el ídolo, cuyo prestijio supersticioso ciega á los igno-
rantes, proporciona á los malvados pretestos y medios para tiranizar,
y sirve de base á un poder exterminador?




231


Mili útiles para la historia y mui gratos á la gloria de la nazion espa-
ñola serán indudablemente los documentos cuya publicacion ha empren-
dido el Sr. Navarrete; pero si alguna vez hubiesen de servir de pre-
testo á una fatal ostinacion en recobrar un dominio, cuya desapariciou,
sean cuales fueren las causas, es ya de hecho, y cuyo restablezimiento
es imposible y de funestos resultados en solo intentarlo, valiera mas
que nunca hubieran salido de los polvorosos estantes que los encerraban.
Ese dominio que, en cuanto á'validez y aun lejitimidad, en nada cedia
en efecto á otros muchos que las demas naziones han treclamado y de-
fendido para sí miéntras una prudente razon de estado las ha movido á
ello, no solo se ha/amortiguado por la poderosa accion del tiempo, de
los intereses opuestos de la política, de la rivalidad y de las pasiones, sino
que después de defendido con harta efusion de sangre é infinitos desastres
contra tan poderosos enemigos, ha quedado reduzido á la clase de las cosas
humanas que pasando por los trámites prescritos por la providencia,
lJeg!ln por fin á su término y acabamiento.
'No es esto renunciar á los justos títulos que pueden alegar los espa-


ñoles para ser tratados por los americanos segun las reglas de buena
correspondencia á los benefizios que han recibido de los peninsulares.
Porque, como dice el Sr. Navarrete, et no el deseo de dominar tan dilata-
dos y nuevos paises ocupaba exclusivamente el ánimo de aquellos heroi-
ces españoles, siendo innegable que los mismos caudillos, los simples
soldados, y en especial los eclesiásticos y los empleados civiles en las
empresas de ultramar, cuidaban de llevar consigo animales, plantas, se-
millas, operarios é instrumentos europeos, con cuyo auxilio comenza-
ron allí la agricultura y las artes propias de un pueblo civilizado:"


Ni las malieiosas y sofísticasexageraciones con que la ambicion y la
envidia de los estraujeros procuran borrar estos títulos y arraigar en
los americanos un odio nazional contra los españoles, podrán ser aten-
didas desde el momento en que el tiempo ó una fraternal reconciliacion
fundada sobre la base de la independencia y de la atencion debida á los
intereses recíprocos, pongan fin á una lucha quc afortunadamente ya
esta reduzida á ser casi una mera cuestion de palabras; porque ultra-
jando la memoria de los españoles ,actuales ó de sus antepasados, solo
intentan «adular y seduzir á sus descendientes y herederos, que go-
zan en larga y pazífica posesion las encomiendas, repartimientos y
mercedes que obtuvieron SUB abuelos;" y si estas y las' rlemas ventajas
que disfrutan los actuales hispano-americanos son, como se pretende




debilfas'l la' 'esurpaeíon y á la timuía, no"108 'e&pañoles':peniaubt¡res,
sinolos ulbíltnnrlnos, 110 los que ninglín'fí1iW;dire(ltohiut!ftlSd8'~'"
elhj8~ ~ino los que las gozan en toda plenitud; sea' que IlIlI huyaflh«~
dadb' ó labrado por sí mismos, sooms 'responsables d8lla;legalidad dé
los medios á los indíjenas, cuyos derechos, ó se deseonosen ÓS6 tUJea..
tiendenéón fria indiferencia por los que afectan tanto amor á. la huma.-
uidad,' )"'tanto odio 'á la tiranía. -s., "
..Ciéttó es que nada' tiene de filoilÓficoesteempeiío.de ,",itlIIlbNE


'Odios'1'.discordias entre hermanos, ' ni estas tentativas .dirijida.áralv..
zinlttios'y dlvldirlos," pero tampoco nos pareze justo elakibui~,l.
teYo1ilcion' de Hispano-Améiieay los esfuerzos hechospora~eriqlJR~
far'su índependeneiaé. esa falsa 9 dañosafilotofla,que'es el,'.e'5pau:..
tajó del cual se sirven por otra parte los ministros del daspetismo
para. 'éohdellar las vlndlcacionesmas fundadas-de: 108 deI'echos dedos
pueblos á ser gobernados por leyes justas, y; para sumir á la multi-
tud ignorante en la ciega y servil dependencia. del mando rdespétieo,
Concederémos al Sr. Navarrete que ., Hernan Cortes no es compara-
~ble con Robespierre, ni Pizarro con Marat ;" ffiai'tambieohabri. de
coneedérsenosque Marat y Robesplerre eran tan filósofos en 'Suscrímenes
detestables, como Pizarro y Cortes eran cristianos en los enormes abusos
tf(f'su falso' zeio' contra la idolatría: y que los escasos de la revolu-'
clinl "ft'allt;ésa'puedenimputarseá la filosofía y á los Jiberales, con.1
ritisrilo'fUndnmento 'que los horrores del partido que se llama lIJ1O'4ó,,-
l1éo pueden atribuirse á la relijiony al espíritu del evanjelio.


(Se pregunta qué se hizo la revolucion francesa? DígalQiaFran-
Ciá rejénerada con su monarquía representativa,oon sus códigosire..
gulañudos, ;con: su administracion arreglada, con su tQierancia garaó'-
tida,'i(l(KfisuprOsperidad progresiva, y con su actitud lmpoaente.que
h!clNza 'los1 tl;taques mas violentos de los que' intentan ea, vaae res:!'
tablezer el antiguoréjimell. Bien sabe el Sr. Náv~rre~".6 bieD~;~
lo pueden decir aquellos á quienes desea complazer COII semejantes
p~ftta~/'qo.eIOl¡;efectos de la revolucion francesa,' esto ,es,'ebieséo
~:lretérJhat'111oS' caducos abusos del' absolutismo,se han' convertido
en 'tiff éentitlrooto,prófundo que· va consolidando maa y mas lalllillIl'"
~'If'~ lÓ!I"'''p'út!'blósccontra los tronos despóticos en toda Europa j iY
ttUe pMtitllbrmenté,eola,Peníasula, no han sido rápidas centellasque ~e
fflm ~.ilOel;ioo· como~i uRlt"llO.mbra,.: sino'uo fut'g.o', cuyas .1lallWJ,'ll14s
ifÓ .nrette~tánEptI'ia()ra;'Pero ,.Q1Uhe3ÍlÍ ,vCul(io "1',soh1'esanado,cep~~o.-
síf e"ff''Iñtllerlas' subterráneas' para 'eslaHar,cOn~lntlS.violeucia; .'"




D$)o qUe hapaaado estos últimos ailos 6nlos (lQeblo~,q,ue"nohau
vistoeoronados sus prilllerosesfuerzos por ser goberna~, constltu-
ciOllahnente, no tanto han venido á quedar dolores!] arrepentilllien-
t(JI de les.que.ínalnúa el Sr. Navarrete, cuanto lecciones útiles ,.d~senga­
ños, que en realidad los harán mas cautos 9 prudentes para evita,r 1()S
lazos de la perfidia y las instigaciones de la discordia, mediante la
cual los enemigos de la libertad consiguieron que sus defensores co-
metiesen yerros capases . de paralizar su marcha. Los hispano-ame-
rieaDos, si han deponer-clma á su noble empresa, sabrán aprovecharse de
esto! ejemplos, cerrarán los oidos á las sujestiones de los que inten-
ten divídírlos, despreciarán las falsas alarmas que se les dén toman-
do eacrilegamente la voz de la relijion y de la lealtad, y camina-
rán por la senda' de la justicia y de la prudencia, para no dejan¡e (Jlu-
_(JI'! ni Hduzir de juntasmas é ilusiones 9(' desacreditadas y .alJorre;idas
en Europa, por mas que se valgan de ellas los hipócritas declama-
dores contra el filosofismo, el libertinaje y la cOl'rupcion de costumbres.


NotiGias secretas de América sobre el estado naval, militar 9 po-
lilicod. 101 reinos del Perú!] provincias de Quito, costas de.Nueoa
Granad" y Chile: gobierno JI réjimen particular de los pueblos de
Indio. : cruel opresion y estorsiones de sus correjidor~s y.curas ,ab."-
sos escoudalosos. introdueidos entre estos habitantes por 10B misianer.08 :
oauánB de su orijen :y motioos de su continuacion por elesp~.de
tres siglos ; escritas fielmente segun las instrucciones del E:x;cmo. Se.
iJor Marque. de la Ensenada, primer secretario de estado, ,y. preun-
tadas en informe secreto á S. M. C. el Sr. D . .Fernando r:I. Por
D. Jorje Juan y D. Antonio de Utloa, tenientes jeneralesde.Ta l'eal
armada &c. &c. Sacadas á luz para el verdadero con~illlAeutoctlll'1
gobierno de los españoles en la América meridional por.D'f~v.ld
Barry. Londres, 1826 4to. mayor de XIII-707 pp. . :.'.'


Ibamos á poner la pluma en el exámen de esta curi~Sa.dlI'9~­
cion encerrada hasta ahora entre los impenetrables 5ecl~ ..de,: uua
política reservada y cautelosa, cuando ha llegado á nuestras-, Q1aa(lS~1
n ~ LXX del Qua'rterl!] Review, que destina sus primeras pájillU
á estractarla y dar conozimiento de ella en lo mas sustaneia.l,c.oa
atinada elección en los puntos mas sobresalientes, con UD Ófda ~
tódico en la disposicicn de las materill5, y con entera fide¡i~~811 1.-
citas. Esto, y el haber encontrado por otra parte en el mismo u-


'! E




234
tículo algunas reflexiones de su. autor que requieren contestacion de
parte de quien se propone tratar del mismo asunto, nos ha movido
á tomarlo por guia en cuanto á la noticia que nos proponemos dar,


I
y por objeto de algunas observaciones segun vayan motivándolas en
el discurso de este estracto, las que acerca de nuestras cosas se de.
tiene á hazer el escritor del QuarterllJ Reoieu,


Por los años de 1735 se emprendieron varias espediciones científicas
con el objeto de medir los grados del meridiano. en varios puntos
del globo, y miéntras que Maupertuis y otros se dlríjleron al norte
Bouguer, Goudin y La Condamine hizieron sus útiles trabajos en
Quito; y allí se les agregaron los sabios autores de estas Noticias
Secretas. Interrumpiéronse sus tareas cuando, teniendo que acudir in.
cesantemente como mílitares á la defensa de aquellas dilatadas cos-
tas contra los ingleses que las inquietabanvse vieron precisados á tras-
ladarse repetidas vezes de un punto á. otro en grandes distancias y
varias direcciones, lo cual les fazilitó el tomar de aquellos vastos
paises un conozimiento personal y minucioso, que sin estas propor-
ciones les hubiera sido difízil adquirir. Esta ventaja se haza pre.
sente por los mismos autores cuando dicen: "los mismos ministros
del Rei que han sido comisionados á aquellos parajes, no han exa-
minado estos asuntos sino mui superfizialmente: unos porque no. ha-
llarian oportunidades para ello; y otros, porque no pensaban mas que
en aquello que les tenia cuenta, ocupados solamente en' hallar medios
para adelantar su fortuna. Estas circunstancias no militaban en no-
sotros, porque ·nuestro conato no aspiraba á hazer mas caudal que el
de las noticias, ni teniamos otro fin que el de investigar la verdad
para la mayor seguridad de nuestra informacion, pudiendo decir con
toda confianza que logramos nuestro objeto con tan completa satis-
faccíou como apeteziamos. Nuestro pequeño y reduzido tren IW in.
fundia á los indios sobresalto paraque á su vista evitasen la faml lia-
ridad q.ue buscábamos, y el agrado con que los tratábamos mirándolos
como hombres y personas de nuestra especie, los desahogaba yhazia
cobrar aliento en la pusilanimidad de sus corazones para hazernos
relación de sus sentimiento.. La caridad que usabámos con ellos (y
le mismo los franceses nuestros compañeros) les infundia confianza para
ha2ernospartícipes de sus quejas; la puntualidad de la paga á los que
llo1J' asistlan, les daba motivo á qlle OQS refiriesen la mala con que
les cbrféspondian los- demas á quienes habían servido ántes. Ultima-
mente, la continuacion de transitar por espacio de mas de nueve años




de unas provincias á otras, nos presentó sobradas ocasiones para con..
firmarlo todo, y aun para observar mas de lo que ellos DOS decían,'
(pág. 295).


Ya era pues tiempo de que saliese á luz la verdad descubierta á
costa de tantas fatigas y por tan humanos é imparciales investigado-
res; ya era tiempo de que se publicase, no precisamente para dar
á conozer el gobierno. de los españoles en aquellos paises, como lo
anuncia el editor de esta obra, ni tampoco para tomar de ella oca-
sien de hazer inculpaciones y gratuitas ofensas como algunas de las
en que se detiene el escritor del Quarterly Reoiet» que la analiza; ofen-
sas propias únicamente de miras y pasiones poco generosas; sino para
sacar-á favor de la humanidad todo el partido posible en unas rejio-
Des donde los abusos de las autoridades locales se han arraigado por
siglos prevaliéndose de la distancia del supremo gobierno: y para
indicar á los nuevos gobiernos que han sucedido al de España los
males que sufren sus súbditos, las largas causas de donde proceden,
y los medios mas eficazes para remediarlos. Si la rectitud de estos
fines no preponderase para con nosotros sobre el disgusto que na-
turalmente nos causael recuerdo de los yerros é injusticias cometí.
das por los que nos tocan tan de cerca, tampoco hubiéramos contri.
buido á dar á conozer estas Noticias ; á pesar de que, si se fuesen
á rejistrar á la luz de la verdad los anales de la administracion co-
lonial de otras naziones, habría sobrados motivos, ya .!Jne no para
eximirnos de culpa, á lo ménos para recusar el juizio y el testimo-
nio de los que tanto nos la afean. Ademas, son tambien dos espa-
ñoles los que toman la defensa de los oprimidos, los que en favor de
ellos descubren sin espíritu de partido, sin interes nasional, sin preo-
cupaciones de ninguna especie, todo cuanto puede ser mas útil para
la causa de la. justicia, y que en vano se buscaria en ese fárrago de
declamaciones estériles de los estranjeros; asi que, confesamos de bue-
na fé que en nuestro deseo de dar á conozer esta obra de nuesU'0sdos
insignes marinos, tiene tambien alguna parte el amor nazional y la
afizion á nuestros dignos compatriotas.


Este importantísimo apéndice á la historlas.del continente america-,
no está escrito en un estilo sencillo y de mucho atractivo; abunda
en juiziosas y nobles ideas sobre la sociedad civil,· y en mui útiles
reflexiones, sujeridas indudablemente por el noble carácter de los au-
tores, que no solo son admirables en sí mismas,sino tambien de la.




236
ma'(lT u,til¡d¡¡~ pllfalll que las lea, Divíd~$e la obra en dpa.p¡lftell~,
lap"¡W,era, se emplea casi toda en describir el.i.miserable ,es~dQ,~
def~~sll:,de Jos pueblos y puntos de la costa, el desmantl!Jl~mient~~,
los presidios y guarniciones, y la mala condicion de las fuerzas. q~
m¡¡r y tierra. Estos pormenores, aunque curiosos bajo ciertos respar,;
tos que pueden interesar á los que poseen conozimientos locales".~
son de grande importancia para lo jeueral de los' lectores. Don Anrr
tonio de Ulloa tuvo por lo mismo buen cuidado de arrojar iá la, D!íUl
una copia de esta parte de sus memorias al tiempo de caer pri~iot
nero de los ingleses en su regreso á Europa. La segunda par;ta abun-
da tanto en materias y noticias' á cual mas importantes yde ien~~


.Interes, que es mui embarazoso el fijarse en la eleceion de lom~
digno. de extracto. I ..os cuadros que á cada paso se presentan S4ol,J;l
tan lastimosos, que ft vezes no puede ménos el lector, de s~~tir u,na,
fuerte repugnancia en contemplarlos; pero. todo amante d~ Ia Iibertad
y justicia debe venzerla ~onsiderando que, .para remediar el mal,'.e,s
indispensable conozerlo, y que removida la principal causa orijinada
de una dependencia lejana en que tenia á aquellos paises ua.gobieo,
no tiránico y supersticioso, poco diferente del gue hoi oprimeá, ElI-
puña, pueden con fazilídad cesar desde luego gran parte de los efee ..
tos y prepararse la estirpacion absoluta de tanto daño, jeneralizanda
la lectura de una obra que descubre sus mas ocultos jérmenes.indl-
cando los medios de sofacarlos.


En la América meridional, todas las clases del estado desde 1Qs vireye5
abajo, estaban corrompidas hasta lo sumo, y mas que [,Iingunas otras
lo estaban precisamente aquellas cuyo ejemplo debiera servir de freno il.
la multitud. Véase la pintura que en el capítulo sexto de la segUI)f.I,~
parte se da del estado civil y político del Perú. "El abuso del P,~rú.
empieza desde aquellos que debieran correjirlo, y si inm~diat¡lI~ent~
no' se' comprende á la cabeza principal ó á los de mayor jerarquía,
álo ménos lo consienten todos en sus dependientes con tantaliben-
tad, que ,lq '(lUe dejan de pecar por sí se convierte en culpas de ()mi-
sion, porque l~ disimulan en sus subalternos, de suerte que" no, ser .mayor
el daño que resulta de ello, no es nada menor, .El Perú ofreze á los
'tíos delos.<¡~e ío,~o~~~rnan el ejerzizio lisonjero de. Una autoridad
desR9tica,'~1eng~~,nd,~zj~j~~tod,e riqueza ron q]le los metales pre-
ci~so's;paladea,.n:,al,~~s~~,l.~ la,coqicia, y el atractivo de aquellas
j~nte,s ~~,e encaJ?-ta~ embelesa y ,haze <¡Uese venza á. los aplausos el




237
que ménoll'pudieraapetezerlos. En estas tres tit'cl1n~tanda¡¡i!stáenltliel ..
to todo el venenorque atosiga y mata albiJen'gobierno deaquelIós
Jein~.·' (P8g~ ' 453). La autoridad' real se columbraba tan' contusa..
mente en todos los' puntos del Nuevo-mundo, que no "sótIJ ha
se sentiael influjo' directo de sus rayos, pero ni aun Indirecta-
mente causaban el .monor efecto. ' Arrogúbanse los vireyesIosutrlbu-
tos de la majestad, y siendo ellos la suprema autoridad en las co-
lonial!', no era mucho' que todos los imitasen, cada cual en su esfera.
Todo el que estaba revestido dsalgun poder, lo empleaba en des-
airar ,las" órdenes de España para darle mas latitud, para atesorar, <>
para servir á sus paniaguados, y esta táctica se comunicaba como' cos-
tumbre lícita y recibida hasta los dependientes mas íófimosellto-
dos los: 'raItros de vadministracion, Por este mismo estilo las audien-
cias eludlan inptmemente, no solo las cédulas reales, sino tambíen
las órdenes de los mismos vireyes, consistiendo la díférencla ~nié'á­
mente en el grado de cortesía con que se espresaba la' desobedlen,
cia. Si eraórden del monarca, la distinguian con la circunstancia
de besarla, ponerla sobre las cabezas, y añadir despues la fórmula de:
"Obedezco, pero no la ejecuto, porque 'tengo que representar sobre
ello." Son varios los ejemplos y lances que se refieren del modo escan-
daloso con que se traficaba con la justicia, y de lo poco que servia
el mérito, ni la recomendacion, ni aun á vezes el'nombramieo'to áe
Ia corte, para la obtencion de empleos, los cuales se daban al me-
jor postorv corno si se vendiesen en almoneda.


Si en los ramos principales era tan grande la corrupción y el des6rden,
no lo eran ménos en todos los demas de Ia administracionp6_
Mica, y particularmente en el s¡stem~ financial , Nnestr'osJ()s"a~_
tores lo prueban menud~mente refiriendo una multitud de casos'q<~~
á 'no versar sobre acciones ten vituperables, pudieran I1arríarse'érido-
sos; La desorganizacion en el 'ramo de aduanas era "la mas co~:pl~:
ta, porque, despreciándose con el mayor descaro los aranúile'g ylis
órdenes del gobierno, se hazia con toda libertad' y 'á í~sci~ra's 'el
'eontrabando ~as ilimitado. El escritor del Quarterlyil~vietDb¡\z~ en
este lugar el estraño reparo de que á nuestros dos a~tores no lesoc~rra
ron este motivo hazer alguna reflexionIsobrefel comercio I¡'bred~
América, y de aquí toma asidero para acusa~ li I?{esplfiiolesdi~~'_
justos y tercos en su empeño, de no reconozer 'Íos d~rechos,.ló~'de­
seos de sus colonias, suponiendo que ni auri 'h¿idia 'h~i meiiia ii~~~;;(1,




238
deespáñoles que no se lamenten con mas dolor de la libertad "de
comercia que goza la América, que de la opresion en que jhrie'ta
peitín'sula bajo tas bayonetas estranjeras. Aquí se descubre' el, ver.
dadero espíritu que mueve á los estranjeros á esas eternas inculpe-
clones que nos hazen en nombre de la justicia, y que solo son dle-
tadas por una envidia y rivalidad hijas de la ambiciono Los derechos,
y ann la independencia de los americanos han tenido y tienen .gran
número de' defensores entre los peninsulares. ¿ Y qué diríamos ·nÍl'.
sotros si entrásemos á examinar todos los absurdos que Contra lo3iIi~
teres de las demas naziones y de gran parte de la sociedad inglesil',
resultaban del sistema prohibitivo que apenas acaba de moderarse pO!'
la sabiduría del actual gobierno? 1Cuánta materia á la declamacion
podría darnos ese espíritu de monopolio impregnado en todoel-réjime»


económico de Inglaterra;' que impide la justa distribucion de la pro-
piedad, que la vincula en un corto número de señores opulentos, y
mediante el cual solamente los mui adinerados y grandes capitalis-
tas pueden ejerzer el alto comercio y los principales -ramos de in~
dustria ! 'Ahora, en nuestros dias, e~ cuando las luzes y la' fuerza
de la esperiencia han obligado y están obligando á los ingleses á pen·
sal' seriamente en la reforma de estos abusos, en la eorreccion dees-
tos vicios administrativos; y sin embargo se nos acusa de que en
tiempo de Fernando VI, haze cerca de un siglo, no hubiésemos he-
cho nosotros lo que ellos no han hecho todavía. ¿ Y qué di riamos
tambien del manejo político en la cuestion de la independencia de
América? ¿Es oro, es desinteres, es jenerosidad todo lo que reluze
de parte de los estranjeros?


El cuadro de la relajación del clero secular y regular y de la fu.
nesta influencia que tenia en las costumbres del pueblo americano,
está pintado con' la viveza de colores y con la relacion de lances tan
chocantes y escandalosos, que casi es imposible estractar adecuada-
mente el capítulo en que se habla de esta materia; véase sin embar-
go una Iijera muestra de esta pintura. "El estado del Perú debe
dividirse en secular y regular: uno y otro vive tan licenciosamente,
con tanto escándalo y tan á su voluntariedad, que aunque hai fíaque-
zas en todos los hombres ,yen todos los paises, y yerros de frájíl na·
turaleza en los habitantes del Perú, no pareze sino que es instinto
peculiar en aquellos eclesiásticos el sobresalir á todos los demas el!.
las pervertidas costumbres de su desarregladn vida •.. , . . Los ecle-




289
siásticos seculares viven mal; pero, ó bien sea que en estos es.ménes
notada cualquiera .ílaqueza, ó porque con pudor procurandisimuJadas,


ó por lo uno y lo otro, que es lo mas seguro, aunque las resultas
no dejan de ser escandalosas, con todo no llegan al grado. queIas de
los regulares, en quienes desde el primer paso que dan, aun sin sa-
lir de s~s conventos, es tan notado y tan público, que escandaliza y
llena el ánimo de horror. Entre los vicios que reinan en el Perú, el
concubinaje, como mas escandaloso y mas jeneral, deberá tener la
primacía. Todos están comprendidos en él: europeos, criollos, solte-
ros, casados, eclesiásticos seculares y regulares.... Es tan comun el
vivir las gentes de aquellos paises en continuo amancebamiento, que
en 108 pueblos pequeños llega á hazerse punto de houor el estarlo;
y así, cuando algun forastero de los que llegan á ellos y residen, al.
gun tiempo, no entra en la costumbre del país, es notado, y su con-
tinencia se atribuye, no á virtud, sino á efecto de miseria y de eco-
nomía, creyendo que lo hazen por no gastar. . .. La libertad con que
viven los reJijiosos es tal, que ella misma abre la puerta al desór-
den. En las ciudades. grandes la mayor parte de ellos vive fuera de
loa conventos en casas particulares. . . . Los conventos están sin clau-
sura, y así viven los reJijiosos en ellos con sus concubinas dentro de
las celdas, como aquellos que las mantienen dentro de sus casas par.
ticulares, imitando exactamente á los hombrescasndos.... Es tan
poco ó tan ninguno el cuidado que ponen en disimular esta conduc-
ta, que pareze hazer ellos mismos alarde de publicar su incontinen-
cia; así lo dan á entender siempre que viajan, pues llevando consigo
la concubina, hijos y criados, van publicando el desórden de. su vi.
da: . . . Pero lo que se haze mas notable es que los conventos estén
reduiidos á públicos burdeles, como sucede en los de las poblaciones
cortas, y que en las grandes pasan á ser teatro de abominaciones inau-
ditas y execrables vicios, de suerte que hazen titubear el ánimo .~o.
bre .qué opinion tienen formada acerca de la relijion, 6 si viven con
temor y cnnozlmiento ele la católica.. . . Heredando allí los nombres
de los empleos distintivos de sus padres, se ven, no sin admiracion,
elluna ciudad como Quito, una infinidad de proviucialas de todas
relijiones, prioras, guardianas, lectoras, y á. este tenor de cuantos ejer-
zicios hai en la relijion; de modo que los hijos conservan siempre
come título de honor los de la dignidad de su padre, y en lo pú-
blico cuasi no son conezidos por otros." Citase entre· otros ~uéhos




ejemplos de es~ relajacion el de un relljleso que "pasabii ya de 80
, ' " ".


años, pero con todo hazia vida maridable con una concubina moza y'
de buen parezer,de suerte que esta se equivocaba con las hijas der
relijioso tenidas en otras mujeres, porque esta era la cuarta ó qllint~
que había conozido de asiento; y como hubiese tenido hijos en ca~í


,


todas, era UD enjambre de ellos el que habia, unos pequeños y otro,s,
grandes. Toda esta familia se ponia á oir misa en el oratorio, y lal
concubina actual en el lugar preminente haziendo cabeza. El relijiQs~
decia la misa y uno de sus hijos se la ayudaba..... Puede hazerse
estraño que los superiores de las relijiones disimulen y no ~or.gaQ.,
remedio eu este punto.. .. pero ¿ qué reprension podrá dar el superior,
á un súbdito en un delito que comprende á entrambos igualmente, y.
que, cuando llega el caso, van de compañeros á las casas de sus con~.
cubinas sin la menor reserva?... Aunque este desarreglo de vida
comprende á eclesiásticos seculares y regulares, son los seculares ma~
contenidos, y no de tanta nota, y. entre unos y otros no deja,d!,
haber sujetos que vivan mui ejemplarmente." (Pág. 490 Y sigg.).


El capítulo que trata de la antipatía entre españoles y criollos hazi
ver la fatal division entre los habitantes de aquellas ,ejiones. "Basta'
ser europeo ó chapeton, como le llaman en el Perú, para declararse
inmediatamente contrario á los criollos; y es suficiente el haber na-
zidoen las Indias' para aborrezcr á los europeos. Esta mala voluntad
se levanta á grado tan alto, que en algunos respetos excede á la
rabia desenfrenada con que se vituperan y ultrajan dos naziones en
guerra abierta) porquc si en estas suele haber a!gun término, cutre
los españoles del Perú nunca se encuentra; y en vez de disiparse con
la mayor comunicaciou, con el enlaze del parentesco ó con otros moti-
vos propios para conciliar la union y la amistad, sucede todo lo con-
trario, pues cada vez creze mas la discordia, y á proporción del mayor
trato cobra mayores alientos la llama de la disension, y recuperando
los ánimos el encono algo amortiguado con los asuntos que se pr()~
mueven, toma cuerpo el fuego y se vuelve inextinguible el incendio."
(Pág. 415) Pero ¿ de donde el oríjen de tan fuerte enemistad ?Lo,s
autores lo señalan en la alta vanidad de descendencia qu~ ensober-
beze al criollo mas .miserable, y en lo frecuente que es ver entre
los europeos muchos bombres de oscuro linaje llegar al paia con los
andrajos de la pobreza y con las muestras de su tosquedad, bazer
en poco tiempo buenos caudales, solicitar y obtener matrimonios con




241
criollas de IOIl mayores humos, y tener por el dinero y porllllll'elacionel
una influe~cia y un poder que excita la envidia y el encono de liHI
que no gozan estas ventajas teniéndose por mas dignos de >ellas~ El
edít~r en una de sus notas añade á. esta causa, como mas verdadera,
el abuso de poder de parte dtlf. gobierno peninsular, que no solo pro~
veía casi todos los empleos en europeos, sinoque para llenarlos des-
tinába frecuentemente el desecho de los sujetos mas ineptos, ó que se
habían graajeado el favor por caminos odiosos,


La .parte destinada á. esponer el estado de abatimiento y opresioa
de los ' infelizes indios por las autoridades locales civiles y eclesiás-
ticas, es una de las IDas importantes de la obra, no solo para la his-
toria, sino especialmente para empeñar la atención de los nuevos go-
giernos independientes en el alivio de una clase tan digna de CQU-
sideracÍon por justicia y humanidad. i Cuantos de los males que nuestros
autores describen agobiarán 'todavía :á aquellos infelizes ! rr Tal es
(dicen) el asunto que empezamos á tratar en este capítulo, que no.
puede entrar en él el discurso, sin quedar el ánimo movido á com-
pasion; ni es posible detenerse á pensar eu él, sin dejar de llorar
edil lástima-la miserable, infeliz y desventurada suerte de una nazion,
qtt~ sin otro delito que el de ia simplicidad, ni mas motivo que el
de una ignorancia natural, han venido á ser esclavos, y de una es-
clavitud tan opresiva, que comparadamente pueden llamarse dichosos
aquellos africanos, á quienes la fuerza y razón de colonias han con-
deuado á la opresion servil, la suerte de estos es envidiada con razon
por áquellosrque se llaman libres, y que los reyes han recomendado
tanto· paraque sean mirados como tales, pues es mucho peor su es-
tado, sujeeion y miserias que las de aquellos••••La tiranía que 'pa-
dezen los indios naze de la insaciable hambre de riquezas que llevan
los que van á gobernarlos; y COIDO estos no tienen otro arbitrio 'para
cónsegnirfo, que el de oprimir á los indios de cuantos modos puede
suministrarles la malicia, no dejan de practicar ninguno, ''1 comba-
tiéndolos por todas partes con crueldad, exijen de ellos mas de lo que
pudieran sacar de verdaderos esclavos suyos; y corno ·fa sed de la
cédicia no atiende mas que ásu fin, se abandonan á. la ambicien,
no miran á otra cosa sino á saciada de cualquier modo que sea, con-
tá:rldo con que, terminado el tiempo del gobierno y llegando la resi-
dettcia, quedan purgados de todo á costa del obsequio que- hazea
ál' juez que VI! á. recibirle." (VlIg. 230 Y sig.)


2 F




242
¿A qué detenemos ya en la enumeraclon de las inauditas veja.


cienes cometidas en la exacción del tri bato, en. la ejecucion de los
repartimientos, y en la perpetuacion de la mita ó del servicio cor-
poral impuesto á los malhadados indios para trabajar en las haaien-
das y en los obrajes ~ No basta lo odiblJO de estas cargas en sí mismas,
sino que lo mas insufrible de ellas resulta del modo de exijirlas y
realizarlas. Ni lo ingrato de la materia ni la estrechez de este artí-
culo nos permiten entrar en el estracto de los pormenores que con mu-
cha viveza y verdad se refieren en esta parte de la obra; pero no
podemos ménos de recomendar que mediten sobre su lectura los que
en aquellos paises y en medio de sus desventurados aboríjenes, han
entrado en la carrera de la libertad proclamando los fueros de la
justicia y los derechos del hombre á ser gobernado por ella.


Pudiera creerse que despues de tantas extorsiones no habia de en-
contrar la avaricia objeto en que ejerzer su rapazidad , pero todavía
vienen los curas á hazer el último rebusco de los desperdicios que
han dejado los correjidores. Son innumerables las socaliñas piadosas,
óá título de piedad, inventadas por ellos para chupar la sangre de
los inocentes indios; y no contentos con despojarlos por sí mismos del
dinero, y á falta de este, de los frutos' de la tierra y ganadería, sus
concubinas entran tambien á la parte por separado poniendo en con-
tribucion á las mujeres para hilar, coser, tejer y hazer otras labores
en sus obrajes, y haziendo que las que no pueden prestar esto ser-
vicio personal, lo compensen con cierto número de gallinas ó huevos
correspondientes al trabajo que debieran hazer. Estos obrajes de las
señoras amas de cura se solian montar no pocas vezes eu la misma
iglesia) donde, para no perder tiempo, andaba el huso y la lanzadera
en las numerosos corros de las pobres trabajadoras, mientras que se
celebraban los divinos ofizios, si tal nombre puede darse á semejante
profanaeion, Ni la muerte misma suavizaba esta inaudita tiranía; por-
que si no habia con qué pagar el entierro, se abandonaba el cada-
Ver insepulto á los perros y á los buitres; y si el difunto dejaba
algo, se le hazian por fuerza suntuosas exequias contra la voluntad
de sus parientes, obligados despues á pagar la enorme cuenta, contra
la cual no era admisible ningun reparo. La instruccion cristiana que
unos pastores tan codiciosos y disolutos daban á sus feligreses, bien
s.J 'puede colcjir cual seria. Todos ellos estadan en la ignorancia mas
deplorable acerca de los principios -mas sencillos de larelijion, .y




243
apenas sabian responder á. una sola pregunta de las mas comunes del
catecismo. Es dolorosa, pero mui cierta la conclusion que de esto
sacan nuestros juiziosos autores, cuando dicen: "si bien se exami-
na, se hallará que aunque aquellas gentes se llaman convertidas, es
tan poco el progreso que han hecho en la relijion, que será difícil
discernir la diferencia qne hai del estado en que se hallaban cuando
fueron conquistados, al estado en que se hallan al presente." (Pag.353)


Con lo dicho hasta aquí hai bastante, y aun sobrado para dar á
nuestros lectores una idea de esta singularísima producciou ,' pero nos
creemos obligados á contestar brevemente, aunque con repugnancia á
las reflexiones quc con ocasión de analizarla haze al fin de su ar-
tículo el escritor del Quarterly Recie»,


Despues de indicar las utilidades (iue de su lectura pueden y deben
sacar los Irispanu-americanos tanto en benefizio de los indios, como de


"sí mismos para prosperar en la nueva existencia que les ha dado la
separacion .de la madre patria, se eaplica así acerca de esto último.


"Confesamos en verdad que á vezes vienen' á inquietarnos los re-
zelos mas desagradables en este punto; porque los americanos, digan
10 que quieran, al cabo son españoles: su lengua, su relijion, y sus
costumbres, y su educacion política y moral son idénticas; mucha
mas confianza nos inspirarian, si las tachas que les ponen sus anti-
guos dominadores en cuanto á la mezcla de la sangre, fuesen mas
fundadas de lo que en realidad puede admitirse. Ciertamente que
es imposible ver á un español ó á alguno de sus descendientes sin
sentir un movimiento involuntario de aprecio; hai en su exterior un
atractivo y una gentileza con cierto lijcro tinte de orientalismo en
sus. modales heredado. de los moros, que el individuo irresistible-
mente nos gana la voluntad, haziéndonos olvidar los defectos de Sil
carácter, que son la causa verdadera de la decadencia de su nazion.
Pero los americanos, lo mismo que los españoles, están destituidos de
aquella costumbre y afizion al trabajo que á este pais y al Norte-
América dan tanto ascendiente sobre los demas pueblos del mundo;
tienen un verdadero deleite en la dejadez; la puntualidad para ellus
es un penoso trabajo, y casi siempre quieren mas sujetarse á. cual-
quier molestia, que dar un paso por evitarla. Esta indolencia, cual-
quiera que sean las causas de donde se orijine, es la que cn rea-
lidad produze la estrema desgracia que ha caido sobre ellos, y mientras
no dén mas señales de actividad y enerjía, es preciso que vayan mui




244
en zaga á las dentas naziones. Creemos JIue en Inglaterrs no se tíe.
ne.ctodavía una idea exacta de esto que decimos, porque no cesamos
de oir 'en muchas concurrencias grandes elogios de la paciencia y re·'
signada fortaleza con que los refujiados de la Península sufren su
suerte.. No quisiéramos nosotros decir nada que entibiase el fervor
de . la caridad pública que sostiene á estas pobres gentes, pero es
imposible negar que solo esa indiferencia con quc miran el bren-
estar personal y el luzimiento que da al individuo el presentarse de
un modo correspondiente á su clase, es la verdadera causa de sus des-
gracias naziouales. Cuando media dozena de españoles viven en Lón-
dres en una guardilla con lo que no bastaria para el sustento de
dos ingleses, y no solo viven, sino que tienen un buen pasar, ó á lo
ménos sufren y callan, es que, en nuestro entender, los sostiene ca-
balmente la misma clase de sentimientos que haze que la gran masa
de sus compatriotas aguanten la tiranía establezida en España. En
castellano dan á esto el nombre de altivez ó dignidad, pero en in..
gles se llama apatía. Supongamos por un instante cambiadas lassuer-
tes, y que hai en Madrid otros tantos refujiados ingleses como es-
pañoles bai en Londres: t se contentarian los ingleses con. fumar su
cigarro y decir qu~ ruede la bola! habiendo en ~u patria un gobierno
como el de Fernado VII ó un ejérzito protector como el de del
Delfin ?"


Así el del Quarterly Review (núm. LXX p.346) á quien, salva la
correspondiente venia, contestaremos en pocas palabras, porque la na-
turaleza de esta su mal rebozada diatriba nos da arll,las tan ventajo-
sas, que nuestra generosidad no permite que nos prevalgamos de ellas;
pero á lo ménos mostraremos esta vez, y todas cuantas se nos dé oca.
sienpara ello, que no somos tan indiferentes ni tan sufridos como se nos
supone, Sin embargo tan poco quisiéramos nosotros por cuanto haien
e1mundo, que nuestra respuesta diese lugar á que sus compatriotas
tuviesen á este docto, circunspecto y bien intencionado escritor por
hombre de malas entrañas, ó por cabeza lijera, ó por uno de aquellos
sabiondos á quienes arrastra el prurito de querer acertar con el por.
qué de todas las cosas. El no quiere privarnos de los benéficos efec-
tos de la compasion de los ingleses,. aunque les dice que no tenemos
por qué ser compadezidos; luego tampoco debemos nosotros perjudi-
carIe. en su reputacion de infalible y recto, aunque demostremos que
es falso é injusto lo que dice sobre la materia.·




245


No sabemos cuándo ni hasta qué punto llegará.n 101 D.uevosesta-
dos hispano-americanos á .consolidar los gobiernos libres .en que sellan
constituido; pero aseguramos que serán otras tantas grandes uasioass ,
virtuosas, ricas y felizes, si ayudados de los progresos de la razon, y
de las ventajas con que están situados, siguen los impulsos de la san.
gre que corre en sus venas imitando las gloriosas acciones de muchos
españoles sus antepasados, los cuales en tiempos ménos favorables que
los que ellos alcanzan, hizieron grandes servicios á la patria y al Ii-
naje humano en todo género de laudables empresas. Entónces la Es-
paña, con tan plausibles títulos como hoi la Inglaterra y el Norte Amé.
rica, tenia grande ascendiente sobre todo el resto del mundo; si hoi
no le tiene ya, es acaso porque fué demasiado temprana en tenerlo,
ynopor la propension de sus hijos á la dejadez, pues han dado prue.
bas bien relevantes de poseer virtudes bien contrarias á este vicio.
Si nosotros usásemos la perversa lójica de disculparnos culpando á las
demás, podriamos citar las oprobiosas pájinas de la historia de otras
naziones, hoi libres y opulentas, que han dejado el ejemplo de la apa-
tía mas vergonzosa en "tedio de la opresion mas degradante por es-
pacio de muchos reinados. Con harto dolor reconozemos que en la
era presente ha cabido á nuestra patria la triste suerte de ocupar el
lugar ínfimo en la rueda de la fortuna; pero en verdad que, si se
consultan imparcialmente los sucesos de los últimos veinte años, no
permite la buena fé que los males que padezemos se achaquen á nues-
tra indolencia y desidia para emprender cosas arduas; rejístrense los
misteriosos archivos de la diplomacia de las que hoi se llaman gran-
des naziones, y en ellos, se encontrarán algunas causas harto mas in-
mediatas de nuestra actual decadencia.


En cuanto á los españoles refujíados, precisamente el estar acos-
tumbrados á los gozes y conveniencias para los cuales se les supone
sin apego, cabalmente el verse repentinamente privados de este con.
horte y decoroso luzimiento en medio de un pueblo floreziente, done
de por desgracia abunda en todas las clases (aun en la de los escri-
tares) el vulgo que solo juzga por las apariencias: justamente por esto
mismo se aumentan sus padezimientos; y sufriéndolos en paciencia se
hazen mas dignos de la generosidad con que los trata el gobierno y
la, noble nazioo inglesa, que sí dejándose llevar de la impresion que
pudieranhazer en ellos unas invectivas' tan irritantes como la del es-
critor del Quarlerl¿j Rcvicw, prorurnpieran en clamores inmodestos y




246
demostraciones estrepitosas, De los españoles que en Lóndres viven
en guardillas, muchos han ocupado suntuosas habitaciones, y casi to-
dos han desconozido hasta aora la indijencia, merced á los medios
decorosos que les han proporcionado sus propiedades, sus nobles pro-
fesiones, ó sus respetables empleos, y no á-las escandalosas estafas con
que los ya viciados en UII lujo ilícito vienen á formar, al arruinarse sus
mal adquiridas fortunas, esa clase de hombres que, viéndose abando-
nados de la virtud, no tienen fortaleza para luchar con la adversidad,
la pobreza, y las privaciones. ¿Qué estraño es pues qu,: dos de estos
miserables no puedan resignarse á vivir con lo quesostendria á doce
honrados españoles, ingleses 6 tudescos, pues la virtud es de todos
los paises, y las comparaciones, como dice el mismo escritor á quien
respondemos, son odiosas en todos los idiomas? ,< Compariscns, our
author seems to forget, are as odious in spanish as in other idioms",
dice el del Quarterly á la pág. 348 impuguando un pasaje del Sr.
Navarrete: olvidado sin duda de que en la pág. 346 acaba de sacar á
plaza la ridícula comparaclon entre españoles refujiados en Lóndres,
é ingleses que lo estuviesen en Madrid bajo las mismas circunstan-
cias. Por mas que hemos buscado la diferencia á que se afecta alu-
cir con este curioso juego de cubiletes, no hallamos otra que la de
que los ingleses en Madrid probablemente se distraerian vaciando al-
gunas botellas de buen vino de Valdepeñas: recurso barato eu nues-
tra tierra; á pesar del gobierno de Fernando VII y del ejérzito pro-
tector del Delfin, y mas eficaz para espantar males, y aun para em-
prender grandes hechos, que no el humo del tabaco, á que los espa-
ñoles refujiados en Lóndres se hallan por ahora reduzidos para efec-
tuar la contra-revoluciono Perdonen nuestros lectores si al llegar á·
este pasaje, nuestra indignacion se ha convertido en risa. ¿ Qué me-
jor respuesta podriamos dar á una provocacion tan insidiosa como des-
preciable?


CANTO DEL TIBER.


Al recibir las náos
Del Tíber el tesoro
Que apresta la política rumana,
Para hundir en un cáos
De esclavitud el ínclito decoro
De la libre familia lusitana :




247


Viendo este desvarío
De la santa ciudad, le habló asi el rio e


¿ Qué intentas, qué maquillas,
Ciega corte ostinada ?
¿ Aherrojar al orbe con cadenas?
¿ La cruz sobre ruinas
Quieres de libertad ver arbolada,
y en lóbregas mazmorras sarracenas
Católicos estados
Sumerjir, con templanza gobernados?


i Ai! Esa tu rabiosa
Sed de terreno imperio
Qué desastres, qué luto no acarrea!
¿ No ves triste, .llorosa
La Iglesia henchir de llanto el suelo esperio,
Al relumbrar la lanza qlle blandea
Brazo que deberia
Darle la paz que el Salvador cnvia ]


y el ansia con que alanza
Tu furibunda liga
Desde la Carpetania espanto y muerte,
Para tomar venganza
Del noble hispano que en su pecho abriga
De su patria el amor, y del que vierte
La sangre por el fuero
Que se diera al fundarse el pueblo ibero?


Tan sin pudor profanas
El sacro Apostolado,
Que apostóticas juntas apellidas
Las gavillas insanas
De un mísero divan enmascarado,
Caudillo de lejiones forajidas.
¿ Asi los nombres mudas?
¿No hai mas apóstol para tí que Júdas !


Júdas, que hácia el collado
Que á. la Verdad guareze,
En alas vuela de cruel perfidia,
Conduziendo un armado




148


Tropel del Sanhedrin que la aborrese,
Llevándola á la muerte por envidia:
y á traición la prende
Despues que con vil ósculo la vende.


¿ Viste acaso en sus días
A Pedro alzar bandera
Al frente de guerreros campeones?
O de estas aguas mias
Escuadras enviar ó una galera
Sola á oprimir pazÍfi.cas rejiones
De isla ó continente
Do fuera el pueblo libre, independiente?


i Oh! cuál, por el abuso
De tu poder, te expones
Al. escarnio! i Cuál manchas el decoro
Del que la vida puso
Por hazer libres reinos y naziones !
Por negro hierro el esplendor del oro
Cambias del alma esposa
Que es por la lei de libertad hermosa.


Llamas de los altares
A los facinerosos
Defensores; del trono, á los perjuros:
En dolosos cantares,
Do se exhorta á la sangre, los facciosos
Se dan en la matanza por seguros;
y la gente perdida
Clama que por la fe va á dar la vida.


Grata la acometida
De . esta hueste inhumana
Es para tí: sagrada la bandera
Que desde tu bastida
Atrajo esta cuadrilla por tí ufana:
De tí el aplauso y el laurel espera.
De la Tarpeya roca
La cruzada salió que la convoca.


y el furor con que impele
A seguir esta guerra




H:9


Oro de tus entrañas arrancsdo :
Oro que no te duele,
Porque si logras sojuzgar la tierra,
Recobrarle confías tresdoblado:
y la tenaz porfía
De un ingrato monarca y su falsía.


Tuyo es el hollamiento
Del público derecho
Que enlaza con sus reyes las naziones:
Tuyo el asolamiento
De orijinarios pactos, que el cohecho
y el engaño sujeta á intervenciones-
Por tí el lazo disuelto
De los príncipes es, y el pueblo absuelto.


Porque así te entronizas
Sobre estados estraños,
y avanzas tu soñado poderío;
y la discordia atizas
Que encona rabadanes y rebaños,
Cismático llamando, y aun impío,
Al que deseuvainadas
Ko sufre ver por tí las dos espadas.


y al que solo en los beyes
y Czares, desafueros
Tiránicos admite, que no atienden
A sacrosantas leyes
Por do el regio poder á sus linderos
Torna, ni de los códigos dependen
Do la pauta es prescrita
Que el mando de los déspotas limita.


Ya, ya ~a trompa suena
Que á una campal batalla
Llama contra tí el orbe: el arco asesta
Desde su sacra almena
De morrión guarnida y fuerte malla
La religion que tu altivez detestn :
Derrocada la, furia
Va á. ser ya y el orgullo de tu curia.


G 2





150
Porque con suelta rienda,


Por mas que el furor dores,
Acosas de tu plan á los rivales:
Desconozes la senda
Derecha por do fueron tus mayores,
y enturbiando los célicos raudales,
A Gregario primero
Del séptimo antepones el acero.


¡ Oh! no dés la victoria
Al quc de tí blasfema,
Oh Dios de los ejércitos! El muro
No asalte de tu gloria
Quien para daño en tu barquilla rema,
Guiándola entre escollos á seguro
Naufragio, si no fueras
Con ella tú hasta el fin, v la rijieras.


Ya de hói mas no se di~a
Que de súbditos siervos,
Por despóticos tronos sojuzgados,
Solo es tu Iglesia amiga:
y que arroja de sí como protervos
A los que son por pacto libertados,
Y no admite en su seno
Sino el derecho público agareno.


De improviso tu ira
Caiga sobre este engaño:
Salva á la sencillez de los ardides
Del padre oc mentira;
En tu viña no cause ya mas daño
La infiel langosta que taló tus vides:
Sea el rebaño cierto
De que es tu aprisco de las leyes puerto.


y el Ímpetu ferino
Contén de mayorales
Convertidos en lobos carnizeros,
Que con pecho sanguino
Exhortan en tu nombre á los za\\,:'lles
..\ destrizar ovejas y conleros ;




251


Tu redil en sentina
Convirtiendo de estrago y de ruina.


Aquí el rio lIegára,
Cuando en el Vaticano
Suena de alarbes hordas alarido,
Que avanzando una algara,


. A entrar va al orbe libre á. sacomano.
Párase á oir el súbito ruido
El rio, y se estremeze ,
y en su cauce se hunde, y enmudcze.


---0---
MISCELANEA.


Estado en que se encontraba la hasienda federal de la república de
Méjico en el dia 1 de enero del presente año de 1827.


Durante la impresion del presente número, ha llegado á nuestras
manos la memoria que el Sr. D. Ignacio Esteba, secretario de esta-
do y del despacho de hazienda de Méjico, leyó eu los dias 3 y 4
de enero de este año á la cámara de los diputados del congreso
general de la república y al senado. Su contenido es de tal impor-
tancia, que nos obliga á hablar de ella en este Jugar, aunque alte-
rando el que debia haber ocupado en la clase de las ciencias polí-
ticas y morales.


El Sr. Esteba demuestra documentalmente la situación bri-
llante de la hazienda pública de Méjico en el año que con-
cluyó en 1826. Es tal, que despues de cubiertas todas las obli-
gaciones corrientes y el pago de muchos créditos atrasados, han que-
dado sobrantes...................... 1.658,fJ22 pes. 2 rs. 2 granos
adenias de las existencias en la renta
del tabaco que llegan á.............. 10.276,492 7 6


Es á la verdad mui oportuna la comparacion que se haz« de los produc-
tos de las rentas de la república desdc el año de 1823 basta el dia, por
ser el medio mas seguro de apreciar el estado de la hazienda pues, como
dice S. E., "las demostraciones' son el idioma que debe usar todo


funcionario público cuando da cuenta de sus operaciones á la nazion;
De ellas resulta que los productos de las rentas ascendieron.


En el año de 182.3 á.. . . . . . . . 5.409,722 pesos.
En el de 1824 á " 8.452,828
En el de 1825 á.. .. 1.3.16'1,644
En ('1 de IR26 a.. .. .. . .. " " lU;,)(l,3 ::)




252
Tan feliz resultado da un derecho incante stable al Sr. secretario


Esteba para gozarse en la satisfaccion que le cabe, de que en el
tiempo que ha estado á su cargo la tulministracion y direccion de
la hazienda, se hayan conseguido unos progresos tan crezidos, que ha-
zen desaparezer los anteriores apuros ó escasez, y cubrir con desao-
go todas las cargas; así como han enjugado las lágrimas de mu-
chos desgraciados, pagándoles de sueldos atrasados del tiempo de sus
antecesores mas de 1.000,000 de pesos.


Si dicho Sr. le lisonJe:¡, en presentar á la cámura resultados tan
gratos, y únicos en nuestra opinion, para consolidar la libertad de
la república, y para alejar de ella las convulsiones y los trastornos,
compañeros inseparables de las penurias del erario; nosotros no po-
demos rnénos de congratularnos con aquel personaje y con la nazion
mejicana, tomando una parte tan inmediata en su próspera aitua-
cion financiera, cuanto la hemos vaticinado en el mes de setiembre
de 1825, cuando osamos conoriar á S. E. con la dut~ esperanza de
que los apuros que te rodeaban tendrian un pronto término (*), y
cuando creimos que los productos de las rentas serian casi iguales á
los que, segun las cuentas quc hoi se presentan, han rendido en el
año último (t).


Los datos de fe irrecusable que se contienen en la memoria del
Sr. Esteba, descubren la abundancia del erario de Méjico. Segun
ellos.


1.


pesos.1.368,452
(;.414,333


198,193
243,056


1.356,127


Los valores líquidos de todas las rentas, derechos, donativos y arbitrios
en el año corrido desde 1825 á 1826, ascendieron á. 1.'3.667,637 p. 5 2 (:l:)
sobre un producto íntegro de ,.. 14.770,733 1 11


Los rendimientos líquidos de las rentas fijas, y digámoslo así, es-
tables de la república fueron, á saber:


Continjente de los estados .
Aduanas marítimas .
Id. de los territorios .
Id. interiores " .
Tabaco .


(4) 'Folio 260, n. 18 del presente periódico; época primera: folio 321 n.
25 ídem.


(t) Idcm folio S81,
(t ) Folio 20 de la memoria.




253
;:)u alcabala .
Pólvora , .
Correos .
Lotería " .
Salinas .
Casas de moneda .
Inquisicíon .
Tcmporalidades .
Dos por ciento de plata .
Directa " .
Papel sellado .
Pulques " ..
Derechos de ensayes .
Id. de plata y oro .
Diezmos eclesiásticos .
Avería .
Peajes " .


5,499
]32,522
87,462
49,153
44,921
15,607
15,010
21,475
48,525
7,056


434
29,353


1,321
17,807


194,679
b28,850


45,542


10.826,727


Las aduanas marítimas tuvieron un aumento
de.... . . .. . . . .. .. . .. . . .. . . .. . .. . .. .. . .. ... 824,296 4 4


Las dc los territorios, de................. 179,439
Valores liquidas que han rendido las aduanas marítimas.


La de Acapulco.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 408,271
La de Alvarado " 565,172
La de Bacabar .
La de Campeche.... . . . . . . . . . . . . .. . . . . . .. l-l9,550
La de Guaimas......... .. .. 10,913
La de Gualacoalcos .
La de Hllatuco.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . 2,303
La de Manzanillo " . . . . . . . . . 2,889
La de Mazatlar.. . . . . . . . . . . . . . • . . .. . . . .. 117,172
La de Pueblo Viejo.... . . . . . . . . . . .. . . . .. 467,566
La de Refujio '" , 144,203
La de Han BIas.......................... 87,i81
La de Sisal.... .. .. .. .. .. .. . ... ... .. . .. . 75,11 9




254
La de Soto la Marina ,
La de Tabasco .
La de Tampico , " .
La de Vera Cruz...................•..
La de la Isla del Cármen .


220,339
31,185


374,627
1.731,087


17,799


6.404,437


Valores liquidas que han rendido las aduanas de los territorios.


La de Colima " .
La de Méjico .
La de Nuevo Méjico o" .
La de Tlaxcala ...•........ o •• o •••• o ••••
La de Comitan o •••••• o o •• " •
Aduanas interiores " . o o " o ••


Suma o. o .
Total valor íntegro .....•..


7,153
169,393


12,976
7,975


695
243,056


6.845,624
7.04:¡,S36


Los estados, á cuenta de 1.573,756 pesos de sus continjentes, han
aprontado...•............... o o .. • 1.368452 fi 2
quedando á deber.. o , , • o o •• o' •• , o • o • .. • 205,303 1 ID


La renta del tabaco aumentó los valores en. . 559,695 2 5


Renta del tabaco.


Recaudado en 1826 por ventas .
Gastos de administracion , , ,
1(1. de fletes y conducciones .


1.577,117
55,194


lfi5,79fi


6 11
6


2 10


Líquido producto........ 1.056,127 3 7


33,86fi 6
103,Olfi 2 8


7,896 2 s
27,158 4 2
3,390 3 4
de moneda en


La de pólvora en.. : , , , .
La de correos _......•........ "0 _ •• "
La de salinas o • " ••••
La de pulques , o •••••••••••• o o
La casa de moneda dió un aumento de .


La república de Méjico tiene en el día 5 casas
,




255
las cuales se acuñaron desde setiembre de 1825 á junio de 1826 las
sumas siguientes.


Casas. Oro Plata Total.pesos. pesos.
------- ------


Méjico....... 573,024 2.733,221 3 6 3.306,245 3 6
Guanajato ..... 539,978 539,978
Zacatecas .... 2.427,844 2.427,844
Guadalajara ... 30,047 369,078 6 400,025 6
Dl'fango...... 789,207 789,207


----


603,971 6.859,329 1 6 7.163,3001 6
------


Epoca. desde las cuales corren las casas por cuenta del gobierno,:y
cantidades que se acuñaron desde dichas épocas hasta el año de 1826.


Año de 1733, Méjico, {en oro •...•••• 63.365,406
en plata ...•.. 1,318.853,130 :3


Año de 1812, Guanajuato, en plata ..•• 3.024,194
Año de 1810, Zacatecas, en plata..••.. 32.108,185 1 ti


Año de 1812, Guadalajara, ~en oro .... 225,632
en plata ... 5.659,159 7 9


Año de 18Il, Durango, en plata....... 7.483,6'26 4
Año de 1811, Chihuaga, en oro........ 3.603~6GÜ
Año de 1810, Sombrerete, en plata ••.. 1.561,2·19 2


Total acuñado en 93 años.. .. 1,455.658,611 2 3


Acuñacion hecha en la casa de Méjico desde setiembre de 1825 tÍ
junio de 1826.


Utilidad de la labor de 321,021 marcos, 6 onzas, 7 ochavos, 3
tomines de plata acuñada, á razon de 2 rs. marco.i.. . 80,255 3 5


Febles de id.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4,535 4 5
Utilidad de la labor de 4,206 marcos, 7 onzas,


7 ochavas, 4 tomines y 2 granos de oro á dos rs.


t


marco .


Febles de id .
Descuento por fundición y otros .


1,051 5 7
874 1
68,271:~ 7




256


Id. pClr manufacturas de apartado en los me-
tales mixtos de oro y plata, á '2 rs, marco.....•


Total producto .


15,611 6


170,670 ,


Gastos de labor, sueldos, jornales y compra
de materiales.. . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 155,362 2 4


Producto líquido . 15,607 5 8


1.075,000
356,553
973,603


1.136,000


6234,082
20,000
14,700
12,000
15,000


Los gastos públicos de la ntlzioll11egan á...•• 13.363,091 7 10
Primero, en ellos el ministerio de relaciones


exteriores entra con...•.............•....
La Iegacion de Lóndres COIl ...•.•..••.•
Id. la de los Estados Unidos con .
Id. la de Colombia con .
Id. la de Roma con .
Segundo, el ministerio de justicia JI negocios


con eclesiásticos..... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 226,098
Tercero, el ministerio de guerra con... . . . 7.787,233 1 9
Cuarto, el ministerio de marina con... . . . 1.309,045 3 2


Fuerza.-12 batallones de infantería perrnanente.-8 de rnilicia.-
12 rejimientos de caballería permanente.-33 compañías id.-I lid.
de infantería y caballería.-3 escuadrones y 3 compañías de guarda
costas.-15 compañías dc milicia activa de caballcrÍa.-Z compañías de
inválidos.-3 brigadas de artillería.


Armada.-l navÍo.-2 fragatas.-4 bergantines.-I corbeta.-4 ca-
ñoneras.-7 goletas.


Quinto, el ministerio de hacienda con., . .. . 5.085,685
En los artículos del gasto se presenta el que hazen las dos


cámaras con............................... 402,061 pesos.
El presidente y.vice-presidente con.. . . . . . . . . . 46,000
La tesorería general con... . . . . . . . . . . . . . . . . . 44,623
Compra de la cosechadeltabaco de Orizaba, Cór-


daba y Jalapa, 20,000 tercios de á 172 libras
á 21's. 6 granos .........................•


Gastos de fabricacion .
Réditos del préstamo de Goldsmith al5 por ciento ..
Id. de Barclay, Herring al 6 .




251


Resultan suprimirlas varias oanongías, cuyas rentas anuales ascienden
á 240,000 pesos.


FaItariamos á la inflexible imparcialidad que nos caracteriza, si al
terminar este artículo 1\0 reprodujéramos con mayor fuerza que lo
hizimos el año próx.imo pasado (*), el tributo de nuestra alabanza
y de nuestros respetos al supremo poder ejecutivo, y al señor secretario
del despacho de la hacienda de Méjico, á cuyos esfuerzos é inte li-.
jencia se debe el aspecto lisonjero de esta parte tan preciosa del go-
bierno. Cuando el curso del tiempo y las circunstancias políticas lle-
guen á realizar algunas reformas en los gastos, que aun pueden ha-
zerse y que son obra de la tranquilidad, se podrá esperar con funda-
mento que la república mejicana, libre de la deuda actual que boi
reconoze y que es mui pequeña atendidos sus recursos, y aumentando
los ingresos de su erario al compas de los progresos que hará su agricul-
tura y su industria, rivalizará. con la nueva y grande nazion america-
na, que enseña con su ejemplo á. las demas el camino de la verdade-
ra grandeza. Y Méjico que ha adoptado sus bases constitucionales,
y que en los primeros momentos de su libertad ofreze ya en el te-
soro público la imájen de la abundancia, del órden y del concierto,
¿no podrá lisonjearse de competir con la re púhlica fundada por el
inmortal 'Vashington?


Discurso de apertura del congreso mejicano, pronunciado por el
presidente de aquella república elIde enero de 1827.


Este supremo jefe se congratula de la progresiva prosperidad en qu~
va caminando el estado. Anuncia que los tratados con Inglaterra, de-
finitivamente aclarados por el enviado estraordinarlo que al efecto
pasó á Londres, ocuparán la atencion del congreso este año. Las
relaciones amistosas con los paises estranjeros se estienden y consoli-
dan, habiéndose nombrado un cónsul para Gibraltar, y autorizádose
un encargado de negocios cerca del rei de los Paises Bajos, cuyo cón-
sul general y vice-cónsul han recibido el exeqiudur de la república.
Las relaciones con Francia se presentan bajo un punto de vista li-
sonjero, asegurándose que aquel gobierno ha empleado sus consejos
amigables para hazer que la España reconozca la independencia de
América; "resta sin embargo (dice el presidente) que estas relacio-
Des acaben de fijarse en términos' mas francos, que inspiren absoluta


(*) 'Folio. 315 y 3Hl, 11. 2:3, él'nr~ primnra del presente periódico.
Q !f




confianza á los súbditos de ambas naziones, para estrechar deñnitl,
vamente los intereses recíprocos." Las ciudades anséaticas tienen en
Méjico un comisario jeneral de comercio, en cuya virtud reside en
Hamburgo un ajente mejicano. Los ajentes comerciales de Prusia,
Baviera y W urtemberg, están próximos á instalarse ~egun las últimas
jestiones hechas por sus respectivas córtes, Los tratados de amistad,
navegacion y comercio con la república de Norte-América se han pa.
sado á las cámaras para su exámen, y la comision científica de límites
con aquellos estados emprenderá sus trabajos luego que se autorize el
presupuesto de sus gastos. Tambien se presentarán á las cámaras los
tratados ajustados con lo~ plenipotenciarios de otras repúblicas, en el
congreso de Panamá, cuyas sesiones han de continuarse en Tacubaya.
Se han estrechado las conexiones con Guatemala y Chile, y las enta-
bladas con Colombia continuarán bajo la mas estrecha abstinencia de
intervenir en el cambio de la constitucion de aquella república, que
el presidente de la de Méjico presenta como mui probable que su-
ceda próximamente. En cuanto á la situación interior de la repúbli-
ca, se presentan sus rentas mas que duplicadas desde el año 1823,
resultando disminuido el presupuesto general por hallarse ya cubiertas
muchas de las principales atenciones: se meditan mejoras en el sis-
tema de aduanas, se atiende á afianzar mas y mas el crédito nasio-
nal en los paises estranjeros; se anuncian felizes resultados en las em-
presas de minas; se han asentado las bases para establezer un museo
nazional; el beneficio de la vacnna se ha jeneralizado en todo el ter-
ritorio de la república; se va á poner en práctica la benéfica lei de
caminos; se recomienda la urgente promulgacion de la de instruccion
pública, cuyos progresos son mui lisonjeros; se forma y organiza un
archivo general; se llama la atencion del congreso sobre la necesidad
de fijar con madurez los límites de la libertad de imprenta; se tra-
baja en el establezimiento y circunscripcion de los tribunales segun
laconstitucion; se ha disminuido el número de malhechores; se in-
siste en la reasuncion del ejerzicio del derecho de patronato por el
gobierno de la república; finalmente, el ejérzito, la marina', la ins-
truccion militar y demas ramos de prosperidad pública se presentan
bajo un pie de fund;das esperanzas y de actual mejora, que da una
idea muí lisonjera de la situación en que se halla la república de
Méjico.




2-59


El MEJICANO OCUPADO, folleto impreso en MéjicO'.


Ccntestariamos gustosos al autor de un cuaderno impreso en Mé>-
jico en la imprenta de Rivera con el título de: 4 los españole9
ociosos en Lóndres un mejicano ocupado, alegando nuevas pruebas pa-
ra robustezer cuanto dijimos en los números 18 y 20 de la serie primera
de este periódico, sobre la memoria del Sr. Esteva, rebatiendo los
argumentos de nuestro impugnador con la calma moderada de que ha-
zemos alarde, si no nos contuviera el rezelo de distraer inútilmente
á nuestros lectores con una materia, que segun el mejicano ocupado,
está ya concluida, y que solo sirve para dar vida á las frías ceni-
'Zas del oenzido , y si decididos por educacion y por lo que nos de-
bemos á nosotros mismos y al público, á. tratar las cuestiones con
la urbanidad que exije la decencia, no hubiéramos adoptado por base
invariable de nuestra conducta, como periodistas, responder con el
silencio de la compasion á los desahogos del desacato, que juegan
mui mal en materias literarias y políticas. Los sabios, á la verdad
imparciales, que colman de elogios superiores á su mérito, á nuestro
pcriódico, sin mas que cotejar lo que hemos dicho y el modo con
que nos hemos esplicado sobre la obra financiera del Sr. Esteva, con
el estilo y los datos con que se procura contestarnos, conozerán de
qué parte está la razon, la cual huye siempre de las banderas de la
injuria y de la chocarrería.


Cuando escribimos el artículo á que se refiere el mejicano ocupado,
hemos usado del derecho que todos tienen para dar su dictámen so-
bre las. operaciones de los ministros, del mismo modo que lo ejecuta
el impugnador de la memoria que el Sr. Canga Argüelles leyó á las
cortes de Madrid en 1820, y que lo haze el mejicano copiando va-
rios pasajes de esta insustancial censura, aunque sin hazerse carg()
de las respuestas concluyentes que se le han dado.


Protestamos, que ni la venganza, ni la personalidad, ni el resen-
timiento, ni la imitacion á Balaan, ni las ofertas del rei de Moab,
ni el estímulo de las pasiones ajenas, han movido nuestras plumas,
El Sr. Esteva no nos está. ligado por injurias ni por beneficios, por
amistad, por odio, ni por relaciones públicas ni secretas, oficiales, ni domés-
ticas de alguna especie. No hemos tenido noticia de su persona ni hemos
visto produccion alguna de su notorio talento, hasta que le vimos al
frente del ministerio de la hazienda del Hanahuac, ni la conciencia
nos acusa de haberle mortificado con nuestra conducta anterior al in-




260
foetunio que 'ÍlM rodea. siendo á nuestros ojos altamente pueril el re-
sentimiento que se nos atribuye, á saber: de que este naze <t de la
diffiateBciondel supremo gobierno' mejicano á la súplica estampada
p!Jl\ 19&. españoles emigmdos al folio 252, n? 1S, de conseguir un asilo
g¡;11&(OSO en dicha república para muchos de sus antiguos hermanos:'
Sie¡npre, que el impugnador nos demuestre lo que dice acerca de
nuestra súplica, con las literales espresiones de nuestro periódico,
m;Í ,coOlOque el Sr. Esteva ha sido el ajente impulsivo de su repulsa,
confesaremos que su delicadeza tuvo motivos para podernos creer ofen-
didos; bien que aun en este caso mas bien seguiria su opinion ique
la nuestra, que no conoce estos melindres, propios de hombres mé-
nos injuriados que nosotros por la fortuna. Los editores de los Ocios,
por su propio impulso y sin gesti/>n alguna de sus hermanas, no han
hecho súplica alguna en nombre de estos, y únicamente se limitaron
á manifestar su opinion en la materia, creyendo hazer un bien á
las Américas, mas sin pretender atraer la de los gobiernos de ellas,
que mas sabios y entendidos que nosotros, conozerán mejor lo que
mas pueda convenir á las nuevas repúblicas.
, Disimulamos al mejicano la injuria que nos haze en suponer, 'que
nos hemos dejado arrastrar por el aliciente de la oferta del rei de
Moab. Nuestros principios resisten una vileza tal cual gratuitamente
se nos atribuye, porque no se nos conoze. Si el mejicano hubiera te-
nido noticia de nuestra biografía, sabria que ni el rei de Moab, ni
el emperador de la China, ni el poder de los Incas y de Anahuac,
ni, el moro Tarfe son bastante poderosos para doblegar nuestra entereza;
que es hija de nuestro carácter, y si se quiere del honor propio de los
qJ1~ el mejicano con sarcasmo llama Iberos envanecidos, derramando
sin querer, el ridículo sobre sí mismo, pucs que seguramente se pre-
c~ará de deber su oríjen á esta raza que el supone vana, y otros
apellidan noble y honrada.


--o--
CARTAS DE UN EMIGRADO.


CARTA u.


Sobre la fuerza militar de Lúndres.
Amigo mio: no me causa admiracion el que V. se. resista á creer


lo que le dije relativo á que el inmenso pueblo de Lóndres se rna-
neja sin el opresivo aparato de las bayonetas, porque igual sorpresa
que á V. el oirlo, nos causó á los emigrados el observarlo. Acos-
tumbrados á disfrutar los inocentes plazeres de la sociedad, mezcla-




261
dos con el recuerdo perenne que la fuerza pública nos haze de la lle·
cesidad en que estamos de guard'¡r las reglas del decoro y del orlo
den en medio de los festines públicos, nos llenábamos de admirwon
al recorer las calles sin encontrar un soldado; y en un prindpt()l nos
creiamos cespuestos á sufrir mil males por efecto de esta, para'fi08o:'
tras, nueva policia. Pero i lo que puede la educacion apoyada en
leyes sabias exactamente observadas l En Londres no se oye el ruido
pavoroso de los tambores, no se tropieza con las armas, no se en-
cuentran las inútiles' rondas que en España no pocas vezes incomo-
dan a los vecinos, y jamas impiden el exceso. El inmenso número
de sus habitantes recorre las calles dia y noche con entera segurl-
dad: nadie grita, nadie insulta á otro, no hai perros vagamundos
que alteren como en Madrid el sueño, no se hallan asquerosos é im-
portunos pordioseros, y no se cometen robos con el descaro que en
otras capitales . Nada tan frecuente como ver á las señoras recorrer
solas las calles á todas horas, sin que les ocurra la idea de sufrir al.
gun desacato.


Enfin, amigo mio, bástele á V. saber que toda la fuerza militar
de Londres se reduze á dos Tejimientos de milicia de 2,200 hom-
bres, sacados á la suerte. Los oficiales los nombran los comisarios
de la lugartenencia del rei, U no de ellos puede ponerse en cier-
tos CllSOS bajo el mando de algun general y ~alir de la capital hasta
12 millas. El otro permaneze siempre en Lóudres, Hai adamas
3 rejimientos de la guardia real de infantería con 7,000 hombres, y


. 2 de caballería de 1,'100. Estas tropas no pueden entrar en la ciudad
sin el permiso del lord mayor.


De aqui eolejirá V., que toda la fuerza militar para el resguardo
de la grande capital de Inglaterra no pasa de 10,200 hombres, cuando
la de Madrid suele exceder de este número, resultando que ii. cada
1] 9 moradores de Lóndres corresponde un soldado, y otro á cada
19 madrileños. Resultado que da lugar á tristes reflexiones, que
omito porque le serán á V. mui obvias.


Queda de V. afmo. q. s. m. b, N. .el emigrado.
~óndres 20 de enero de 1827.


Necrologia,
Ha fallerido en Paris en una edad octagenaria, el ecxmo. señor D.


Felipe Gil de Taboada, conde de este nombre. Hijo de una familia
ilustre de Ga!icia, se dedicó á la carrera de la jurisprudenela, en la




cuál hiso desde su juventud los mayores progresos. Recibió la beca
de colejial en el célebre colejio español de S. Clemente de Bolonia,
en donde acabó de perfeccionar sus conozimieutos. En seguida fué
nombrado por el reí alcalde del crimen y oidor de la real chancillería
de Granada, alcalde de real sala de casa y corte, y fiscal del consejo
de las órdenes, cuyo cargo continuó desempeñando hasta que en el año
de 1808, la heroica firmeza que mantuvo en no reconozer por rei al
intruso José, permaneziendo fiel á la causa del señor D. Fernando VII,
llamó la atencion del emperador Napoleon, que le arrestó haziéndole
pasar en clase de prisionero de estado á Francia, en donde perma~
nezió hasta el año de 1814, en que hecha la paz, regresó á la península
lleno de nueva gloria, y de muchos y grandes conozimientos literarios
adquiridos en su honrosa proscripcion,


Permanezia tranquilo en Madrid disfrutando del aprecio de cuantos
le trataban, cuando proclamada la constitucion en el año de 1820, la
fama de sus prendas y virtudes le llevó por aclamacion general y
mediante la aprobacion del rei, á ocupar un asieuto en la junta su-
prema provisional, que se creó para auxiliar al nuevo gobierno en sus
arduas tareas hasta la rcunion de las cortes. Verificada esta, y di-
suelta la junta, el rei premió los servicios que el conde hiziera en
ella, confiriéndole primero los honores, y despues á propuesta del con-
greso nazional, plaza efectiva en el consejo de estado. En el descm-
peño de un cargo tan importante, acreditó como siempre una profunda sa-
biduría, un zelo ardiente por el bien de la patria, y la entereza invul-
nerable de su cáracter , habiendo resistido con denuedo la intervencion .
estranjera, y seguido al gobierno á Sevilla y Cadiz, hasta que vol-
vió el rei á recobrar la que los absolutistas llaman sin razon libertad.


Abandonando enténces el conde de Taboada á su patria, se tras-
ladó á Gibraltar, en pos á Lóndres y últimamente á París, poniendo
su respetable persona á cubierto de la sangrienta persecucion que le
sucitaron los enemigos del honor nazional , habiéndole formado causa
criminal y embargádole sus bienes, sin mas delito que el de haber si-
do vocal de la junta suprema, en donde habia hecho relevantes ser-
vicios á la patria y al rei. Por manera, que este digno majistrado á
la edad en que mas de lleno necesitaba de los tiernos cuidados de su
familia, y las comodidades que le fazilitaba su fortuna doméstica, se vió
perseguido, calumniado, errante, abandonado, pobre, é ingratamente cor..
respondido por un monarca cuyos derechos tan á su costa habia de-
fendido.




Sin embargo, el infortunio no fué poderoso para doblegar su noble
entereza. Nosotros que le hemos visto tranquilo desafiar ála desgracia
que le rodeaba; que hemos admirado la dulze jovialidad que le acom-
pañaba en medio de las privaciones, mezclada con el mismo ar~or pa.
triótico que pudiera abrigar en el pecho en sus mas verdes años; y
que le hemos pagado en vida el tributo desinteresado de un profundo
respeto, mezclamos nuestras lágrimas con las de sus amigos y parien-
tes, deplorando la pérdida irreparable que ha sufrido la España con
la muerte del coude de Taboada, Ella ha arrebatado á la emigracion
peninsular uno de sus mas ilustres individuos: á la toga un dechado
de integridad y sabiduría; á la nazion un ciudadano altamente intere-
sado ea su prosperidad y honor; y á la nobleza gallega, un hijo que
con sus relevantes prendas, dió un nuevo realze al lustre que la
distingue.


España sufre silenciosa este menoscabo; miéntras la cabala teocrá-
tica, gozosa en medio de su férrea dominacion, aumenta sus descala-
bros, y multiplica las víctimas que su ferozidad sacrifica al triunfo de
los errores y de la arbitrariedad, desconozicndo el mérito, insultando
la probidad y ensalzando el perjurio..


Emigrados españoles en Portugal.


En el periódico que con el nombre de Portugués se publica en
Lisboa, 12 de febrero del corriente año, n, 87 del volúme., 1, se lee
lo siguiente.


Santare» febrero 2.-Los infrascritos pedimos al Sr. redactor del
Portugues se sirva hazer público el comportamiento que observan los
emigrados españoles residentes en San taren, paraque la capital, y si
es posible el mundo, sepa: que aun en los mayores reveses se con-
duzen con el honor y probidad que era de esperar de los princi-
pios liberales que los condujo á Portugal.


Gobernados y dirijidos por su ilustre comandante el Sr. Cova, que
en todas ocasiones ha descubierto el mayor interes por la suerte de
sus subalternos, los emigrados españoles siempre sé¡, han portado de
un modo, no solo irreprcnsible, sino superior á todo elojio, En medio
de las mas crudas desgracias, las resisten con denuedo i y á pesar de la
estrechez de su fortuna, no se les puede echar en cara una sola accion
que los deshonre, siendo maravillosa la resignacion con que esperan
el momento de manifestar su gratitud al Portugal.


Gracias á los desvelos y cuidados del Sr. Cova, ningun =motivo de




264
disgusto hai entre los españolee emigrados, que por /lU respe(o mm
sida admitidos en diferentes casas de este pueblo. Esta declaracion
que hazemos es gratuita y verdadera. Sufra el hombre malo adema;¡
de sus delitos y de la pena legal, las maldiciones del mundo; mas
yózese el honrado con el consuelo que deben causarle los elogios y
las bendiciones que le son debidas. A este fin, paraque á todos conste
la conducta de los emigrados españoles que están bajo las órdenes
de su ilustre jefe el Sr. Cava, los abajo firmados pedimos al Sr. redac-
tor que tenga la bondad de insertar en su periódico lo que acaba-
mos de esponer, seguro de que todo este pueblo está dispuesto. á
confirmar su verdad.-Siguen 24 firmas -de vecinos de Santaren, .le-,
galizadas por el escribano público Francisco José de Fouseca,


Benefizencia para con los españoles refujitulos,
Las esperanzas que nos inspiró el favorable resultado del sermon


predicado en Hampstead en favor de nuestros compañeros de infor..
tunio, de que se dió cuenta en el número anterior, se han realizado,
completamente en el mismo pueblo. El Reverendo MI'. E. G.
Marsh, eclesiástlco tan couozido por su ilustración como por sus VIl'..
tudes, que es director de una congregacion compuesta de muchas de
las primeras familias de aquella parroquia, predicó otro sermon con
el mismo objeto en 14 de enero, y no solo empleó todos los re-
cursos de la elocuencia para hazer productivos sus esfuerzos en favor
de los desgraciados objetos de su benefizcncia, sino que tampoco per.
donó medio alguno para escitar la generosidad de sus oyentes. La
coleccion ascendió en el mismo dia á 100 libras, y con los donati-,
vos hechos despues, ha subido á 140. De acuerdo con su congre-
~acion, el Sr. Marsh tomó sobre sí la molestia de repartir entre los
españoles mas JHwesitad~s una parte de la coleccion, habiendo puesto
lo restante en el fondo general de suscripcíoues públicas, y el interés
y zelo con que ha desempeñado este digno eclesiástico su trabajo,
es eiertamente superior á todo elogio. El sermon ha sido impreso
con el objeto de aplicar el producto total de Sil venta al socorro
de los emigrados, y nosotros no presentamos aquí algunos extractos
de esta produccion que haze tanto honor al entendimiento como al
corazon de su autor, porque seria disminuir su valor el presentarla en
trozos separados. La pintura que en ella SI'· hace del estado de una
gran parte de los emigrados es tan verdadera como triste, y creemos
que la publicaeíon del sermon será altamente útil á nuestros des-




265
graciados compañeros, porque hará mas conozida que lo es general-.
mente su situacion lamentable. No coucluirémos esteartíenlo sin
expresar al Sr. Marsh el vivo agradezimiento de los emigrados, por
los inapreciables esfuerzos que ha hecho y haze continuamente ea Sil
favor, cuya memoria durará impresa en su alma tanto como la de
su no merezida desgracia.


NOTICIAS CIElIlTIFICAS y LITERARIAS.


Sociedad marítima de las Indias orientales. Fué instituida en Sa-
lem, estado de Masaehusetts, uno, de los de la federacion de Norte-
América, con el objeto de recojer observaciones relativas á la histo-
ria natural del Océano. Para pertenezer á ella es necesario ser pa-
tron ó sobrecargo de un buque, y haber navegado hasta la estremidad
meridional de Africa ó América. Cuando un miembro de esta sociedad
se dispone á hazer algun viaje, recibe un libro en blanco para po-
ner en él, sus notas sobre todo lo que interese á la historia natural,
geografía y navegacion; y á la vuelta presenta el libro al exámen
de la sociedad. ' Por este medio ha llegado esta á poseer en el, dia,
mas de sesenta y siete de estos diarios, y á reunir en Sil museo muchos,
miles de objetos de historia natural, comprendidos en un catálogo que
se publicó en J82l.


Plan 9 diseño de un cementerio. En una obra interesante de MI'.
A. Levade, ministro evangélico dc Lausana, intitulada: Reflexiones
sobre la instruccion religiosa, sobre los templos, Robre la muerte fj
sepulturas, se lee la siguiente pintura de cómo deben ser los' ce-
menterios. " La idea que yo me formo de un cementerio es la de
un lugar espacioso, de fácil acceso, en el cual las generaciones que 'le
suceden puedan ser depositadas con órden, con respeto y con algu-
nas señales religiosas; de un lugar donde, por un cálculo, fácil y
por medio de una inspección vigilante, pueda cada cadáver, segun las
leyes de la descomposicion, estar libre de ser perturbado en su re-
poso, pues la voz cementerio significa lugar de sueño; de un lu-
gar cerrado con decencia, no con tapias cuyo aspecto siempre es triste
y que se afean mui pronto; no con meras' tablas, que son incentivo
al robo para el pobre, sino ceñido de un foso cuyas dos. orillas es-
tán coronadas por una cerca de espinos, y que por la. parte de aden..
tro tiene dos ó tres hileras de álamos bien juntos. A la entrada ,hai


2 1




266
tina puerta de hierro, y encima leo estas palabras: descansandu
están de sus trabajos, y en pos de ellos ,iguen iUS obras. Apoc,
XIV. 13. Al lado de la puerta está el cómodo albergue de un hon-
rado custodio que á todas horas puede abrir aquel pazífico asilo al
aflijido que quiera poner algunas flores ó derramar algunas lágrimas
sobre el sepulcro de un padre, de una madre, de una esposa, de un
hijo ó de un amigo. En aquel sagrado recinto espero encontrar mu-
chas señales de recuerdo religiosamente respetadas; aquí una modesta
lápida con una inscripcion cristiana; allí un arbolillo, una flor, una
estaca, una cruz, un montoncillo de yerba, ó cualquier memoria que
dé á conocer el sitio de nuestro duelo. Quiero que una aflijida Ma-
ría pueda ir á llorar en el sepulcro, y que cuando pregunte: ¿ donde
le pusisteis ? el guardador de aquel precioso depósito pueda responder
lo que el ángel respondió á las santas mugeres: venid y ved. Mat.
XVIII. 6. Al entrar en aquel templo de la muerte, le hallo divi-
dido en compartimientos separados por sendas tan limpias y desem-
barazadas como las de un jardin, por donde pueda recorrerlo todo
sin pisar las cenizas de mis conciudadanos. Dos calles de árboles
de doble hilera dividen en cruz el cementerio, y convidan al hom-
bre á entrar en ellas para alimentar tal cual vez su alma con los
grandes pensamientos de la muerte, y para pagar un tributo de res-
peto, de reconozimiento ó de amor á los que le han precedido el!
el camino de toda la tierra. Josué XXIII.


Biblioteca popular. En Erfurt, ciudad de Prusia, hai un estable-
zimiento, que acaso podria plantificarse con buen resultado eu otras
partes, donde mas se necesitan los medios de propagar la instrucíon con
facilidad y poco dispendio. El objeto es instruir divirtiendo r. los ni-
ños cuyos padres carezen de medios para proporcionarles libros, ofre-
ziéndoles una biblioteca ó sala de lectura para la clase pobre.


Una sociedad de amigos de la juventud y de los progresos de las
lUles se ha reunido para formar una coleccion de libros, que se pres-
tan á los niños bajo la responsabilidad de sus padres, á razon de
ocho maravedis por tomo, y de diez y seis maravedís los que tienen
láminas. El producto de esta moderada retribución se invierte en los
pocos gastos que exije el establezimiento y en comprar libros nuevos. La
eleccion de estos se haze cuidadosamente por los directores, quienes
han recurrido á los padres de familia de las clases acomodadas, supli-
cándoles que cooperen á la prosperidad del establezimiento haaiendo




donaciones de los libros comprados para sus hijos, y que hayan dejado
de ser necesarios para el uso de estos,


Comercio de Persia, Sin embargo de lo importante que es el co-
mercio de la Persia, son mui incompletas las noticias que de él se
tienen en Europa. Los mercaderes de Constantinopla lo conozen poco;
y los ingleses son los úuicos que trafican directamente con aquel rei-
no por el puerto de Benderbnchir, situado en el golfo Pérsico, ven-
diendo en él los géneros á dinero contado ó trocándolos por seda,
y es de gran monta la masa de negocios que siempre tienen pendieu-
tes en aquel punto.


La fiesta llamada Nourous, quc se celebra en Tauris, en Teheran
y en toda la Persia á fines de febrero, es el tiempo mas. favorable
para la venta de géneros europeos, durando un mes largo la feria que
hai con motivo de la festividad. El viaje á. Sultanieh suele hazerse
por junio, que es cuando el Schah tiene su residencia anual en aque-
lla ciudad, única plaza donde se hazen los pagos al contado, sin que


. haya ninguna permuta. En Tauris, por el contrario, los principales
tratos se hazen en trueques, aunque suelen pagarse con dinero en mano.
las telas de oro y plata y algunos otros artículos ménos preciosos de
Europa. La Porsia recibe de Constantinopla la seda, los tejidos de
oro y plata y demas objetos de fábrica francesa, cuyo acopio se haze
por mas de trescientos mercaderes .taurinos que van todos los años
á aquella capital. El príncipe Abbas-Mirza invierte por lo regular
20,000 tomanes (320,000 rublos) "en este género de especulaciones.


Desde Tiffis á Tauris se cuentan unos 600 verstes de distancia.
Este camino que los convoyes de los mercaderes suelen hazer en 22
á 23 jornadas, y que yendo á caballo podria hazerse en 6 á 10 dias,
está cortado por gran número de corrientes y riachuelos que hai que
vadear, lo cual es mui embarazoso y difícil en la temporada del
deshielo en aquellos montes; pero nunca es peligrosa la travesía, y
en todo el camino se encuentra vitualla con abundancia. Las cara-
vanas tardan diez dias desde Tairris hasta Sultanieh, distancia que en
caballería puede andarse en tres dias,


Los 'americanos despachan anualmente desde Rusia para Persia por
Tiffis y el Ghilan jéneros rusos por valor de mas de 1.600,000 ru-
blos, y los principales envíos son en vidrios, cristales, muselina 01'.
dinaria que llaman mitcale, azúcar refinado, nanquines é indianas, pa-
ños comunes &c. Estos jéneros se llevan por mar desde Astrakan
á Lcnkoran, de donde se transportan á Tauris en acémilas,




268
, Todos los años llegan á 'I'auris por Erzerum diez á doze carava-


nas de Constantinopla. Segun los asientos de las aduanas, la Persia
recibe por esta via un 'valor de 6 á 8 millones de rublos ó 4 á
500,ilOO tomanes, en jéneros ingleses y franceses, y en cambio da
seda en rama, chales, de Cachemir y de Kerman, tabaco, añil y pi-
mienta. Es poco lo que se saca de Esmirna, porque allí hai que
pagar al contado las mercancías.


Desde Trebizonda á Tauris se emplean anualmente 200 á 300 ca-
ballerías en la conducción de cristalería, vajilla de loza, porcelana y
paños ordinarios.


De Benderbuchir se recibe azúcar, café, añil, indianas, mantas y
colchas inglesas por un valor muí considerable. Se estima en un
millon de tomanes (16 millones de rublos) el de los jéneros que por
esta via entran en Tauris y en Teheran. También llegan por Ben-
derbuchir los chalesrle Cachemir, porque el camino por tierra es
peligroso.


Finalmente, por Bagdad se introduzen tambien grandes partidas de
mercancías inglesas y francesas. Solo en la ciudad de Tauris entra
por este conducto un valor de 100,000 tomancs, ó de 1.600,000 ru-
blos. (Boletin de ciencias).


Pesquerías de Terra-Nooa y de Labrador. Los anglo-americanos
envían á estas pesquerías al pie de dos mil buques, y cada uno de ellos
vuelve con 50 toneladas de pesca, lo ménos. De forma que los pro-
ductos de la pesca en estos dos puntos llegan á cien mil toneladas.
En este comercio se ocupan 24 á 30,000 marineros, ademas de los
trajinantes que llevan esta enorme masa de bacalao á los varios mero
cados donde se despacha. La Francia y la Inglaterra juntas no igua-
lan las empresas de los anglo-americanos en este ramo.


Provincias que ha adquirido la Gran Bretaña por su última guerra
con los Birmanes, En el diario oficial de la India británica acaba
de darse una noticia estadística del territorio y de la poblacion, que
tienen las provincias desmembradas del imperio de los Birmanes en
virtud del tratado de paz ajustado despues de las ventajas obtenidas
por el ejérzito ingles. La superficie de estas provincias tiene tres mil
leguas poco mas ó ménos, que viene á ser lo mismo que la de Por-
tugal. La poblacion de cada una de ellas se regula del modo sigulen-
"te: Arracan, 100,000 habitantes: Tavai, 20,000: Ye, 5,000: y Mer.
qui, 8,000; en todo, 133,000 habitantes. De los que corresponden




269


solo 44 por legua cuadrada; mientras que hai paises en la India in.
glesa, como en el distrito de Bufdawn, donde sale á 5,400. A fin
de remediar prontamente esta despoblacion atrayendo á los morado.
res de las tierras adyazentes, acaba de fundarse una ciudad nueva
con el nombre de .Amherstoton: Está situada sobre el rio Martaba-
110, y en su puerto pueden fondear los buques de mas alto bordo.
Se espera que dentro de poco será el centro del comercio para los
paises índo-chlnescos, como' que ya empezaban los de Pegú á tras.
ladarse á bandadas para establezerse en ella.


Específico contra el cholera morbus , Cuando á fines del verano
pasado hazia esta plaga sus horribles estragos en Calcuta, un médico
armenio se presentó al primer majistrado de aquella ciudad para in.
dicarle un remedio que tiene la virtud de salvar la vida á los que
se ven acometidos de esta espantosa enfermedad. Este específico es
el fruto de una planta de las islas Filipinas, llamada vulgarmente
calamba papila, y conozida en Europa con el nombre de hava de
S. Ignacio. Es la pepita de una fruta del tamaño y figura de pera,
y cuyas propiedades participan de las del strynos. El buen efecto
que su uso produjo en Manila hizo que pasa;e á Bengala, donde se
asegura que ha tenido mui felizes resultados en muchos casos. Cuan-
do la enfermedad se descubre en su mayor incremento y violencia, se
compone cada dósis de la mitad de una haya en agua fria, y se re.
piten las tomas hasta que se empieze á notar la mejoría. Cuando los
síntomas no son fuertes, basta la sesta ó la octava parte de la hava,
Al uso de este remedio se atribuye la curacion de cuarenta calcute-
ses. Ya estaba en práctica en los establezimientosportugueses de
Goa, donde los médicos lo miraban como un poderoso antelmítico;
pero no se atrevian á administrarlo en grandes dósis, porque suele
produzir efectos parezidos al del opio. Gran benefizio seria para la
humanidad la propagacion de este remedio.en las rejiones de levante,
y que los gobiernos cuyos buques frecuentan aquellas costas lo intro-
dujeran en ellos para evitar los estragos del cholera morbus , que aun
están frescos desde el año pasado, y que es de temer se repitan el
verano que viene.


:Muerte de Pestaloed, Eurique Pestalozzi nazió en Zurich el 12
de enero de 1746, Y ha muerto despues de una corta y dolorosa en-
fermedad, el 17 de febrero de este año, en N euhof, cerca de Brogg,




270
canten de Argovia. Pestalozzl era el primero de los filántropos de
estos tiempos, que ha emprendido la reforma del pueblo por medio
de la educacion. Sus altas virtudes, un zelo ardiente por el bien, su
incesante aplicacion á las benéficas tareas que había abrazado ve-
luntariamente, y varias obras y escritos útiles le han granjeado los tí.
tulos mas lejítimos á la gratitud del jénero humano, y se le debe
de justicia el tributo del homenaje COII que las almas rectas se como
plazen en honrar la memoria de los bienhecheres mas ilustres, De al.
gunos años á esta parte había visto Pestalozzi la decadencia progre.
siva, y al fin la ruina completa, de su instituto de Ivendon, que fun-
dó en otro tiempo con las mejores esperanzas; pero si no ha podido
acabar su vida en medio de los amigos y discípulos cuyo afecto "1
tierna solicitud hubieran dulzificado sus últimos instantes, á lo ménos
ha bajado al sepulcro con la consoladora satisfaccion de que sus ejem-
plos y lecciones no se habrán prodigado en vano, pues ya hoi dia
muchos discípulos suyos, repartidos por varios puntos de Europa y
América, han conseguido de la aplicacion de su método de educa.
cion resultados mui felizes, que al venerable Pestalozzi no se le pro.
porcionaron en su patria durante su larga carrera.


Estado de la instruccion popular en Irlanda. Resulta, de los in.
formes publicados por los comisionados á cuyo cargo está el vijilar
sobre la instruccíon pública en Irlanda, que á fines de 18'24 había
en aquel ;'eino 11,823 escuelas repartidas del modo siguiente en las
diversas provincias de: Ulster 2,449: Leinster, 3,492 : Munster, 3,359 :
Connaught, 1,523: Total, 11,823.


Contábanse en ellas hasta 12,530 maestros ó maestras que perte-
nesian á las siguientes sectas relijiosas: protestantes, 3,098: disiden-
tes, 1,058: católicos, 8,300: otras sectas, 74: total 12,530.


Por donde se ve que el número de maestros católicos es mas
que doble del de protestantes.


El número de alumnos que se instruyen en estas escuelas es de
b60,548, á saber: Ulster, 141,862: J...einster, 158,740: Munster,
188,205: Connaught, 71,721: total, 560,548.


De los cuales son: 93,452 de la relijion anglicana; 45,304 pres-
biterianos; 3,411 de otras sectas disidentes;10,096 cuya relijion no
se dice cual sea; 408,285 católicos; resultando que los protestantes
se hallan con los católicos en relacion de uno á tres.




2'11
De las escuelas arriba indicadas, 226 pertenezen á la sociedad para


la supresion del vicio, y cuentan 12,769 alumnos; 1I3 son de la
institucion de Erasmo Smith, y dan instrnccion á 9,011 individuos j 919
se sostienen por la sociedad de Kildare Street, y cuentan 51,205 edu-
candos; 618 corren á cargo de la Sociedad hibérnica de Lbndres,
y contienen 37,507 discípulos; 88 dependen de la sociedad Bautista,
y reunen 4,566 niños; 32 se costean por los protestantes de Chur-
ter Schools, "'! cuidan de 2,255 pupilos; y otras 123 que juntas
componen 1,550 jóvenes, corresponden á la sociedad irlandesa, á la
de los misioneros de Lóndres, á la sociedad-irlandesa-evangélica, á
la de Señoras hibérnicas, y á la de Señoras inglesas é irlandesas.


Las varias escuelas establezidas por las sociedades que se acaban
de nombrar, son concurridas casi todas por alumnos protestantes; pero
á las siguientes asisten pOI' la mayor parte niños católicos segun el
objeto principal de la fundacion: 46 se sostienen por algunos esta-
blezimientos de relijiosas, y cuentan 7,136 alumnos; hai otras 352
costeadas por particulares para 38,825 educandos; y finalmente los
Hermanos cristianos dirijen otras 24 y dan enseñanza á 5,454 niños.


Las escuelas particulares que no tienen dependencia alguna de nin-
guna sociedad llegan al número de 9,352, y cuidan de 394,732 in.
dividuos. Las de las parroquias son 827, y hai en ellas 40,758
alumnos.


Ademas de todas estas, hai en Irlanda 1,640 escuelas dominicales
que proporcionan los benefizios de la educacion á 157,184 niños; 332
de ellas están sostenidas por simples particulares, y otras 2,332 por
varias sociedades de beneficencia.


En 1811, el número de las escuelas en Irlanda no pasaba de
4,600, y en ellas no se instruían mas de 200,000 alumnos. A fi-
nes de 1824 llegaban á 11,824 las escuelas, y los alumnos á 560,548,
siendo por consiguiente' el aumento de dos terceras partes. Esta me~'
jora, que continúa progresando, da esperanzas de que la Irlanda, Ii-
bre de la ignorancia que. al presente aun tiene abatida gran parte de
su poblacion, merezerá bajo todos respetos la emancipacion que re.
clama, porque entonces no habrá pretesto alguno para podérsela neo
gar. (Rev. Enc.) ,




272
R&JISTRO' BIBLIOGRAFJCO.


Ciencias físicas y naturales.
Astronomical tobles and formula. Tablas y. fórmulas astronómicas,


reunidas á un gran número de problemas para demostrar el uso ,de
ellas, y á las constantes de los varios elementos del sistema-solar';
por Francisco Baily, miembro de la real sociedad y presidente de.la
sociedad astronómica de Lóndres. Lóndres, 1827. 8 ~ de 267 pp.


Toda·la Europa sabia conoze el mérito de M. Baily, que ocupa
un lugar distinguido entre los astrónomos mas ilustres .de .nuestros
días. La obra que anunciamos es digna del autor, y mereze ser mi-
rada como el .manual de todos los que observan los movimientos
celestes. .Divídese en cuatro partes; la primera contiene los elementos
de nuestro sistema planetario con todo el grado de precision de que
son susceptibles las observaciones mas modernas. La segunda es una
coleccionde todas las fórmulas útiles á los astrónomos, clasificadas
por órden y sin ninguna demostracion. La tercera se compone de
tablas que ofrezen á la vista, para los diversos casos, los cálcu-
los resultantes de estas fórmulas, con la explicacion del uso que se
debe hazer de ellas. La cuarta parte se compone de una serie. de pro-
blemas astronómicos cuya solucion se presenta, ora por medio. de .las I
tablas precedentes, ora haziendo cálculos especiales. Esta excelente
obra debe ser de una inmensa utilidad para los astrónomos; geógra-
fos y navegantes, á quienes puede ayudar muchísimo para facilitar
las investigaciones y para aliviar la memoria.
. Leures sur la reoolutions da globe, Cartas sobre las revolucio-


nes del globo, por M. Alex. Bertrand, alumno de la escuela poli.
técnica. Segunda edicion. París, 1826, 18vo. de 360 pp. con una
lámina.


En esta obra tan interesante como divertida y curiosa, escrita con
el mismo tono agradable que la de Fouteuelle sobre la misma mate-
ria, se da con tanto gusto como claridad, la historia de las revoluciones
y de las catástrofes que han trastornado la superficie del globo ter-
ráqueo. En la lntroducion se esponen los principales sistemas sobre la
teoría de la tierra desde principios del siglo X VII hasta nuestros
días, Las diez y seis cartas que siguen tratan de la masa interna
del globo, de los terremotos, volcanes, corteza mineral, tierra de .trans-
porte y de sedimento, masas fósiles, elefantes, mastodontes, hipope-
tamo, rinoceronte, caballo, tapir, perezoso &c. los ruminantes, las be.




2'3
tas huesosas y las cavernas que servian de guarida á los 'animales fe~
roces del antiguo mundo &c. la masa de las aguas, la atmósfera y su
accion sobre el continente. En esta segunda edicion hai algunos re-
toques y correciones, y tam'bien se ha añadido algo segun lo exijian
los progresos de la ciencia y el reciente sistema sobre las creaciones
succesibles de los seres. -'


Geométrie des artistes et des ouoriers, Geometría de los artistas
y de los artesanos, en 20 lecciones, que contienen un epílogo de
las teorías mas útiles de esta ciencia, con las aplicaciones que pue-
den recibir, entre las cuales hai muchas que todavía estaban por des-
cribirse, como son ': los procedimientos para levantar reglas, y entrar
mecánicamente prismas, cilindros, conos, esferas, copiar adornos, bajos


....elieves, estatuas, haze~ el busto de una persona. Obra especialmente
destinada á las escuelas de geometría aplicada á las artes y ofizios,
con 24 láminas; por A. Teyssére, París, 1827. 12v'). de 464 pp.


Esta obra será útil, y mui útil, principalmente para, las aplicaciones
matemáticas, que el autor ha variado muchísimo, escojiendo siempre
las mas usuales.


Manuel d'histoire naturelie : manual de historia natural, que com-
prenden los tres reinos de la naturaleza, ó los jéneros completos de
los animales, vejetales y minerales ,; por M. Hoitard, Paris, 1827.
2 tomo 18vo. que hazen 872 PP:


El autor de esta obrita no da en elhmas de lo que anuncia su
título" pero lo da completo y bien desempeñado, Su utilísimo tra-
bajo abre la entrada de una carrera inmensa, donde el observador'
jamas está ocioso, donde su atencion, excitada por todas partes, apenas
puede bastar para la diversidad y la complicacion de los objetos, si
110 se ayuda con los métodos. Es pues de desear que los jóvenes que
quieran entregarse al estudio de la historia natural, sigan la dlrec-
cion que les señala esta obra.


Traité abregé de chimie , curso abreviado de química, y de sus
aplicaciones á las artes, por M. Desmarets, Paris, 1826. 12vo.


Este tratado se distingue ventajosamente de todos los demás libros
del mismo género que con tanta profusio-i se han compuesto de al-
gun tiempo á esta parte. El plan bajo el cual está. trazado viene á.
ser casi el mismo de Fourcroy, que consistia en estudiar sucesivamente
los cuerpos simples, y simultáneamente su combinacion con los cuer-
pos que se hayan ido estudiando. Esta marcha, ménos metódica 'lile


2 J




274


la de M. Thenard, tiene sin embargo la gran ventaja de reduzir mu-
cho el cuadro de la ciencia y de desembarazarlo de inútiles repeti-
ciones. M. Desmarets se ha propuesto en el trabajo que ha errr-
prendido, presentar los cuerpos compuestos que son de una utilidad
indispensable para la intelijencia de los fenómenos químicos, ó de una
aplicacion directa á las artes ; ,. aun no pocas vezes ha entrado en algu·
Das aclaraciones sobre esta última parte. Atendido el conjunto de la
obra, no puede negarse que, en su clase de curso compendiado, es
lo mejor que sobre esta materia ha salido á luz hasta el dia en Fran-
cia, y aunque todavía pudieran hazerse algunos reparos, no hai lugar
á tacharla de ningun defecto esencial, pues no pueden considerarse
como tales, por ejemplo, el haber dado lugar á ciertas nociones de
física que ya en el dia no pueden mezclarse con la química, ni al'
gunas lijeras desconformidades con el estado de los, conozimientos
actuales.


Ciencias morales, politícas y relijiosas.
Definitions in political economy: definiciones en economía política


precedidas de observaciones sobre las reglas quP- deberian guiar á los
ec~nomistas políticos en la definicion y uso de sus términos; con al-
gunas advertencias sobre los desvíos de estas reglas que se notan
en sus escritos: por el rev. Maltheus &c. Lóndrcs, 18~7" 12vo. de
261 pp.
Aperfl~ philosophique des connaissunces humaines: JUlZIO filosófico


de los conozimientos humanos en el siglo XIX; por Carlos Farcy,
] 8vo. Paris, 1827.


Este librito no es de los que discuten sino de los que tratan las
materias estableziendo axiomas y sentencias bien meditadas. Guarda
mui buen órden en la c!asificacion, y procede con gran tino en omi-
tir cuestiones ociosas é insolubles, especialmente en metafísica. En
moral y política sigue la doctrina de Bentham, adoptando como prin-
cipio la utilidad. En ciencias naturales y físicas, adopta los resulta-
dos de la esperiencia, y traza el cuadro de cada ciencia segun es
en el dia, dando definiciones y resumiendo los hechos principales. Puede
ser útil especialmente para los jóvenes, porque fija con desembarazo
grandes cuestiones, haze pensar mucho, y está escrito con pulcritud
y precision,


Mémoire en faoeur de la liberté des cultes i memoria á favor de




275
la libertad de cultos; obra que ganó el premio cn el concurso abier-
to por la sociedad de la moral cristiana; por Alejandro Vinet. Pa-
ris, 1826 8vo. de XX y 340 pp.


En un tiempo en que las cuestiones relijiosas ocupan mas ó ménos
á todas las clases, la publicacion de este cscelente libro, tiene, ade-
mas de su mérito intrínseco, toda la oportunidad de una obra pro-
pia de las circunstancias del día. Sin embargo, no hai en él una
sola pájina que no le presente como efecto de un convenzimiento
largo y bien meditado. El autor es un sincero creyente que no al-
canza cómo puede ser relijioso el pensamiento humano sin ser del
todo libre, ni cómo la relijion que no es otra cosa que persuasión,
confianza y amor, podria en cierta manera prevalerse de las gazmo-
ñerías esteriores impuestas por el miedo y por la coacciono No es
de los que miran con indiferencia todas las relijiones, y sí de los
que quieren "que la suya reiné en el corazon, sin que atine á en-
contrar ningun puesto que le corresponda ni en el estado civil, ni
en el político, donde es realmente una estraña. Hazer de la relijion
un resorte de polizía, ó de la polizía un resorte relijioso, creer en
la verdad con tal tibieza que se la tenga por necesitada de la fuer-
za para imponerla, ó bien estraviarse en el culto idólatra de la fuerza
hasta el estremo de ver en ella una prueba ó una sancion de la
verdad, son otras tantas inconsecuencias impías, que M. Vinet des-
cubre y haze detestar con gran fuerza de raziocinio,


Biblothéque d'instruction élementaire : biblioteca de instrnccion ele-
mental, lecciones de moral práctica para el uso de la clase industrial,
por M. Abel Dufresne: obra premiada por la sociedad de instruccion
elemental. Paris, 1826. l Svo. de 36 pp.


Esta cartilla, destinada á la clase industrial, llena perfectamente el
objeto del autor, que es instruir y agradar. Puesque las clases de
la sociedad que ántes se hallaban condenadas á vejetar en la igno-
rancia, sienten hoi los benefizios de la instruccion y adquieren por
ella el derecho de tener parte en los plazercs del entendimiento, ag-ra-
dézcase "este trabajo al escritor que consagra su pluma á poner-en
claro con brevcdad y dulce persuasion las lecciones de moral y
virtud.


Disertacion sobre la naturaleza;y los límites de la autoridad ecle-
siástica: obra premiada en el concurso abierto sobre esta cuestion por




276


elcongy,E:I'0 constituyente de Méjico. Méjico 1826, un folleto de 69
pp. impreso de órden del gobierno. Su autor D. Norberto Perez Ca-
yado eapone con solidez y claridad la independencia de la autoridad
espiritual en lo concerniente á la fe, á la moral, á la disciplina in.
terior J pero haze ver que cuando el ejerzicio del culto llega á estar
en contacto con el órden ' civil, este tiene derecho de intervenir. Los
dere~hos de la primacía pontificlal se deslindan juiziosamente, pero
se demuestra que el mismo papa, como todos los fieles, está sujeto
al.cuerpo entero de la iglesia, como lo declaró el concilio de Cona-
tauza. En cuanto á las pretensiones de Roma sobre lo temporal,
acumula. gran número de ejemplos para probar con qué vigor se han
cercenado y reprimido en varios estados católicos. Congratulémonos
de que Méji<.:o á lo ménos no vendrá á ser una tierra clásica de
ultramontanismo.


Geografía y Viajes.
Th« present staie of Colombia: pintura de la situacion actual de


Colombia J por un ofizial que ha estado al servicio de aquella repú-
blica. Lóndrcs, 1827. 8\'0. 336· pp. con un mapa.


Los que han leido las obras de Hall, Cochrane y Mollien no
encontrarán mucho de nuevo en esta, que es un resúmen de cuanto
de dos ó tres años á esta parte se ha publicado acerca de Colombia.
El mérito del autor consiste en haber sabido escojer con discernimiento
y haber desempeñado su trabajo con mucha imparcialidad, honradez
y buena fe., ../


Vo;yages et découvertes Hans le nortl el dans les porties centrales
de fA/rique: Viajes y descubrimientos en el norte y en las rejio-
nes centrales del África, atravesando el gran desierto hasta los ] O?
de latitud N. y desde Kouka en el Bornou hasta Sackatou, capital
del imperio Fellatnh J ejecutados durante los años] 822, 1823 Y 1824,
por el mayor Denham, el capital Clapperton y el difunto Dr. Üud»
ney; sigue Ull apéndice que contiene un ensayo sobre la lcngua de
Bornou, los vocabularios de las lenguas de Timbouktou, de Mandara
y de Begharmi, varias traducciones de manuscritos arábigos sobre la
geografía del interior del Africa &c. y algunos documentos sobre la
historia natural de aquellos paises: traduzidós del ingles por M M.
Eyriés y de la Ilcnaudiere, miembros de la comisión central de la




27'
&Jcieclad de geografía. Paris, 1826. 3 tomo 8vo. de 400 pp.. cada
uno, con 11n atlas en 4:-


Este título da á conozer bastante por sí solo la importancia de los
Documentos geográficos contenidos en esta obra, una de las mas en-
riosas que de muchos años á esta parte se han pubicado en su gé-
nero. Todos los que se interesan en los progresos de los conozimien-
tos humanos aguardaban con impaciencia que saliese á luz, y la cir-
cunstancia de estar traduzida al frances, que es la lengua mas uni-
versal Qntre las modernas, se le debía de justicia para fazilitar mas
su lectura en todos los paises, siendo por lo mismo mui digno de
celebrarse el que hayan emprendido esta tarea dos profesores eomoMM.
Eyriés y La Renaudiere, tan benémeritos de la ciencia que cultivan.


Diario del tercer viaj~ en busca de un paso por el N. O. desde el
Atlántico al Puzifico, hecho en los años 1824 y 18'25, bajo las br-
denes del capitan Parry. Lóndres 1826.


Las atrevidas empresas de la navegacion por el polo ártico para
resolver el gran lJroblema de la comunicacion entre los dos hernis-
feries, han sido el objeto de la intrepidez de los mas célebres esplo-
radores desde el descubrimiento de América. Entre tan-tos como se
han distinguido en esta carrera, ninguno ha adelantado tanto como el
capitan Parry, cuyos redoblados esfuerzos, si bien no han logrado too .
davía el objeto principal, á lo ménos han allanado una gran parte de
las dificultades que hasta aora arredraban á los mas animosos, mediante
lo cual es' de esperar con fundamento llegue el ilía en que se rea.
lize tan importante descubrimiento. Entretanto los viajes del eapitan
Parry siempre serán leidos con grande interes é indisputable utilidad
por los que siguen con atencion los progresos de la geografía, de la
naútica y de las ciencias naturales. '


Viaje al polo antártico, hecho en los años ]822 á 1824; contiene
la esploracion del océano polar hasta los 74 ~ lato y una correría
por la tierra del Fuego, con noticias acerca de sus habitantes &c.
Por el capitan J. ""Veddell. Lóndresv J825.


Esta relacíon, unida con las de los viajes de Parry, forma un cuer-
po de noticias de primera utilidad sobre la gE!ografía y navegacion de
las dos. estremidades del globo. El célebre Cook fué el último que
se internó en los mares antárticos hasta los 71:', desde cuyo punto
volvió desesperanzado de pasar adelante, creyéndolo imposible. El




278
capitan Weddell con su compañero M. Brísbane han adelantado' cerca
de 4 ~ grados mas, dando en la relacion de lo que observaron fun-
dadas esperanzas de que aun puede penetrarse mucho mas adentro,
haziendo la expedición con precauciones y preparativos, que no les
fué dado disponer; lo cual ha movido al almirantazgo británico á
tomar por su cuenta esta importante empresa, confiándola al capitan
King con dos navíos de alto bordo y todos los auxilios necesarios
para asegurar los grandes resultados que se esperan.


Biografía é historia.
Narratice of the Burmese war: Relacion, de la guerra contra los


Birmanes, en que se da noticia menuda de las operaciones del ejér-
zito del mayor-general Sir Archibaldo Campbell, desde su desern-
barco en Rangon en mayo de 1824, hasta el ajuste de la paz de
Yandabon en febrero de 1826; por el mayor Snodgrass, secretario
militar del general en jefe de la expedicion. Lóndres, 1826. svo,
de 319 pp.


Esta obra es interesante, pues da cooozimiento y noticias curiosas
de unos paises de los cuales se sabe mui poco en Europa. Las ope-
raciones militares, cuyo boletin diario pare~e que ha querido formar
el autor, se presentan Iibres de aquella exajeracion que es tan comuo
en este jénero de relaciones; y aunque es cierto que pintan con co-
lores poco gratos la nazion con quien peleaban los ingleses, mereze
disculpa un conquistador que habla del pueblo á quien ha venzido,
y por lo mismo tambien es justo rebajar algun tanto los elojios que
da á sus compañeros igualmente que' las inculpaciones dirijidas contra
los que fueron enemigos suyos.


Resumé de l'histoire des papes: resúmen de la historia de los pa.
pas, dedicado á los manes de Clemente XIV, por A. J. Bouvet de
Cressé. Parls, 1826. 'l Svo, de 390 pp.


De tres ó cuatro años á esta parte van ya publicados solo en
lengua francesa y por editores de reputacion anti-jesuitica, cuatro corn-


,pendios mui notables de la hístorla papal, contando el primero el del
célebre Llorente, Cada una d~ estas obras tiene cualidades mui apre.
ciables y tambien defectos que las caracterizan; pero la que aora
anunciamos tiene dos ventajas que la recomiendan. Su autor se mues-
tra cristiano de buena fe, y al mismo tiempo zeloso defensor de las




279


libertades eclesiásticas. 'I'ambicn ha sabido aprovecharse con discre-
cion del trabajo de los que le hun precedido en la empresa, y ha
conseguido componer un libro útil é interesante, aunque redactado,
como los otros tres con demasiada precipitacion y siguiendo las hue-
llas de otros compendios. U na obra de esta especie, para ser per.
fecta, exijiria el conozimiento y el estudio de mouumentos orijinales,
el sacrificio de mucho tiempo, un raro discernimiento, un talento dis-
tinguido, una grande imparcialidad, un grande amor de la. justicia y
de todas las virtudes.


Atlas historique, généalogique &c. Atlas histórico, genealógico,
cronológico y geográfico, y particularmente de la Europa política en
1826, para '-compararla con la Europa política en 181:2: por A. Le
Sage (conde de las Casas), Paris, 1826.


La justa celebridad de que goza esta obra en todas las naziones exije
que se divulgue por cuantos medios sea posible la noticia de esta última
edicion que acaba de bazer el mismo autor acomodándola á las mu-
danzas políticas y á los progresos geogrificos que han sobrevenido
desde que la primera vez la dió á la prensa, y aun desde los au-
mentós y modificaciones parciales que se han hecho en ella en estos
últimos años. En cuanto á geografía, sale aora enriquezida con otras
cartas geográficas y políticas que la completan y no dejan nada que
desear en ella. Las de la América general y la de los Estados-Uni-
dos del norte, nos dan idea de los intereses y de la política de ese
Nuevo-mundo, que tantos anuncios contiene sobre la suerte futura
del universo. La geografía es el mérito menor de las cartas de Eu-
ropa en 1812 y en 1826, pues Sil verdadera utilidad resulta de las
importantes notas estadísticas é históricas qne en ellas están reparti-
das. En una de las colunas del testo de la de la Europa en 1812, ha-
bla el autor de los grandes sistemas políticos que han gobernado esta
parte del mundo, clasificándolos en cuatro divisiones: monarquía uni-
versal; feudalidad; equilibrio; fr-deracion, cuando el imperio francés
mandaba en casi toda la Europa. Hazense injeniosas observaciones
sobre las ventajas é inconvenientes de cada uno de estos sistemas, y
sobre las causas que los han produzido haziendo que se sucedan el
uno al otro. Cada estado en particular ocupa una coluna del testo,
y en ella se habla de sus producciones, comercio, situacion física
y política. En la carta de 1826 i qué de mudanzas y visicitudes !
Abrese la campaña de 1812, y siguiéndose la línea roja que señala




280


los sucesos y lugares, se descubren y abrazan de una ojeada i9dot
los grandes resultados que se explican en las márjenes, En estll,
como en la de 1812, cada nazlon tiene una coluna del testo destl-
Dada en particular á su historia y demas particularidades. Es D1U.
curioso el ver la línea de conducta adoptada por cada una de ellas desde
la era de la revoluclon francesa, sus procederes en medio de las consul-
siones políticas de aquella época y los resultados que han tenido. Los
de Sajonia y Dinamarca, por ejemplo, hazen ver que, en política la
sinceridad y la buena fe no siempre son virtudes recompensadas por
el destino y por los hombres.


Literatura y bellas letras•


.Arte de hablar en prosa !J verso, por D. José Gomez Hermosilla,
secretario de la inspeccion general de instruccion pública. Madrid;
1826. 2 tomo 8vo. de XII-400 y de 281-CXXIV pp.


Esta obra es enteramente nueva en España en cuanto al plan.. qUí\
ofreze un escojimient·) juizioso de todo lo mejor que se ha escrito
sobre la materia. Tambien lo es por la s~tma exactitud con que ~l,e
esponen las reglas. ilajo este aspecto, acaso parezerá demasiado abs-
tracta para jóvenes, pero por lo mismo será de grande utilidad para
los maestros, quienes hallarán en ella, no solo,los principios del buen
gusto yde una sana crítica, sino tambien una filosofía profunda y
alguna~ aplicaciones de una lógica vigorosa á los vuelos de la ima-
jinacion y á los arrebatos de los afectos. Su autor la. divide eu dos.
partes: las reglas comunes á todo jénero de composicion, y las .pe•.
callares de cada uno de estos géneros; las subdivisiones son natura-
les, claras y completas. Ofreze un desempeño satisfactorio en cuanto
al método, mas no es seguro que todos digan lo mismo de ciertas
doctrinas que en ella se profesan y del modo en que se presentan.~
predueciones de la literatura española. El autor es un clásico e.:¡;.¡
elusivo, y lo es únicamente en favor de los griegos y~ latinos.· G~~
adrede ejemplos- de Lope de Vega y de Balbueua para mostrar J<t
que se- debe evitar; pocas vezes cita pOi' modelos á Leon, Riuj~.jfi
Cervántes, y parezc que se desdeña de mentar los escritores prosi~
tas de su nasion, pues el nombre de Saavedra es el único lIue se menciQ~ll
una. ó dos vezes. ¿Es una obstinacion sistemática la que le ha h~~
cho abrazar este rigorismo que no le permite escribir sino sobre l.
fe de griegos y latinos, ó acaso, será esta misma ostinaciou la t)l.Ú;




281
Jíl;ha 'retráido de leer, examinar y apreciar de unmodo!m~titi&ilÍjUit'to
Ji\litetatura española. Sea de esto lo que, frtere,su ol#a: clJbuént
en'<eeanto puede serlo 1111 arte de hablar en prosa y verso idead\)
segun el ceñido significado que el autor da á este título/, Bitn'}nt.
hiera podido, y aun acaso debido, agradar mas á los españ61e8,"'á
quienes destina su trabajo; dando en él á la literatura peninsulan iun
psesto ménos secundario; pero á pesar de este vacío, es entre 1000U·
bros de este jéneroel mas completo, el mas metódico y el mas bien
razonado de -cuantos hasta el día se han publicado en España.


RESEÑA PüLlTICA.
España y Portugal. Los enemigos de la constitucion otorgada por


el rei D. Pedro han debido conozer que l\l. via de las armas á cuerpo
descubierto no es la mas ventajosa para sostener ni llevar al cabo
la empresa que hall abrazado de destruir todo gobierno representativo,
00 solo en Portugal, sino en la Península, y si ser pudiese en Europa,
en el universo. ¡Se ha peleado en el campo de batalla de poder á poder.
sin que el ejérzito ingles haya tenido durante la lid otra actitud que
la de mero espectador. Cualquiera que sea el influjo que su presencia
ha podido tener para alentar á los unos y desanimar á los otros,
es necesario confesar que los liberales son superiores en el campo,
así como sus enemigos lo son en la intriga y en' los medios sordos
de dividir, quebrantar, y si no se les ataja, de destruir con el tiem-
po las fuerzas de sus adversarios. El golpe que han llevado ha sido
contundente, pues de resultas se ha visto al partido iapostólico con..
sentir en el desarme, en la internacion de los fugitivos, y aun en la
eonduceion aeía Francia de algunos jefes principales; á lo ménos ta-
les son las disposiciones que se han aparentado por parte del go..
bierno español. Coincide con esto la circunstancia de haberse ale';'
jado de la frontera de Portugal el ejérzito de obeervacíon, 'que; por;
mas de una· analogía debiera llamarse cordon sanitario; y este" fljO-
vimiento se atribuye por la voz pública á la descoufianza qu,a eles....
píritu de la tropa inspiraha al gobierno de Madrid. De todo" esto
infIeren, ó afectan inferir ciertos periódicos, cnyo lenguaje se "ha' di-
l'ijido .desde el principioi persuadir que la España se confarnraria'
eon la política adoptada respecto de Portugal, que todo está concluida,
y aun hai entre ellos quien se adelante á vaticinar que dentro de
poco aquella potencia separará sus intereses de los de Francia part;
adunarlos con los de Inglaterra; pero otros piensan, y nosotros tam-


'iK




282
bien con ellos, que I el golpe, aunque recio, está todavía léjos -de ser
decisivo, y en prueba de ello se citan las últimas noticias de Por-
tugal,' segun las cuales el partido apostólico maneja con mas actividad
J esfuerzo que nunca, su arma favorita de la seduccion, de la dis-
cordia y de todo jénero de intrigas, hasta el punto de tener puestas
las bases de la corrupcion en el ejérzito constitucional. Esto en
nuestro entender es tanto mas verosímil )" temible, cuanto mas com-
pletas han sido las derrotas de los facciosos. No hubo una sola de las
facciones de España que hasta mui tarde evitase el ser acorralada y
ahuyentada por las fuerzas constitucionales; pero extirpadas y aniqui-
ladas, jamas lo fueron, porque no se emplearon para ello medios ade-
cuados á la naturaleza de semejantes hostilidades, Hasta aora lo
mismo ha sucedido en Portugal, y estamos firmemente persuadidos de
que, miéntras no se mude de plan de 'Operaciones, el peligro estará
en pié, la lucha será ventajosa á los rebeldes, y estos al fin, ó lo-
grarán su objeto, ó haráu indispensables los remedios mas extremados.


En medio de ser esto cierto, no deja de ser mui posible por otra parte
que el gobierno español se vea sumamente perplejo; porque al fin
es necesario reconozer que no todos los que le componen ó tienen
parte en sus consejos, han de estar tan ciegos como los capataz es del par-
tido apostólico, para dejar de ver que, empeñada la Inglaterra en la
lid, habiendo en E&paña tanto elemento de disgusto contra el actual
estado de cosas, conservando tanto influjo el gabinete de S. James
sobre todos los demas de Europa, nada es mas posible que una final
resolucion mediante la cual, sin comprometer, á lo ménos por el pronto, el
apego á la paz que se tiene en Inglaterra, puede ponerse en suma
estrechez al gobierno y aun á la dinastía actual de España. Perió-
dico hai en Lóndres, y no de reputacion indiferente, que, no una,
sino varias vezes, ha indicado que el remedio de los males de 'la
península se lograría con el establezimiento de la casa de Braganza
para rejirla toda con un mismo cetro. Entre tanto es mui de notar
la conducta que está observando el Austria, cuando envia al conde
de Niemen con una mision de importancia al Janeiro, cuando con-
tinúa en la misteriosa tutela del infante D. Miguel, y cuando, se·
gun es fama, aconseja al gabinete de Madrid que acceda á los de-
seos y planes del de Lóndres. La venida del conde de Ofalia á es-
ta capital, que se anuncia inmediata á. su estancia en Paris nego-
dando durante algunos dias, debe corroborar, si se verifica, las pre.
sunciones de que se trae entre manosalgun negocio mas importante




que el de ajustar un empréstito ú cancelar las cuentas procedentes
de las reclamaciones inglesas sobre presas: objetos señalados por algu-
nos á la mision extraordinaria de dicho personaje ,


Por otra parte es bien digno de atencion el proceder del gobier-
no, digámoslo así, material, que abandonado, sumiso ó deseoso de con-
tentar á los obcecados apostólicos, sigue en sus actos públicos una
línea de conducta distinta de la diplomática, y aun opuesta á ella,
dando disposiciones semejantes á las de mandar p<1r bando que se
manifieste toda correspondencia con los españoles que se hallan en PQf'";
tugal so pena de las mas duras al que contravenga,ó al que sabien-
do que hai contravencion no la delate. ¿ De qué servirá pues que la
prudencia, ó el miedo dirijan los consejos de la diplomacia, si el
terror mas iminente que inspira un partido desenfrenado y poderoso
no se cura de raiz? Siempre vendrémos á parar en esta dificultad •.


Inglaterra. La grave indlsposicion del Lord Liverpool, primer
miembro del gabinete, y el áncora por decirlo así que sostenía la
política desplegada por Mr, Canning, ha estado á pique de introdu-
zir una mudanza de principios, de la cual auguraban mui mal los
que llevan la voz de las opiniones liberales; pero estos últimos días
han calmado casi totalmente los rezelos, sucediendo á ellos la espe-
ranza fundada de que, ó Mr, Canning remplazará en la primera si-
lla del ministerio á Lord Liverpool, ó de que el sucesor será el que
se designe por aquel ilustre diplomático. Se espera con impaciencia
que pase la próxima pascua, para ver la resolucion definitiva de este
grave punto, acerca del cual hubo en una de las últimas sesiones de la
cámara baja interpelaciones mui directas, que precisaron á Mr. Can-
ning á decir que S. M. babia resuelto nombrar un sucesor del Lord
Liverpool, en vista de que su salud no dejaba esperanza de recobro.


Los asuntos que han ocupado y ocupan al parlamento en medio de la
lentitud ocasionada por este accidente y por la indisposicion del mismo
Mr. Canning y de Mr. Huskissou, alma de las grandes resoluciones
administrativas, son á cual mas graves y dignos de observarse: emanci-
pacion de los católicos de Irlanda: arreglo de las leyes sobre granos e
revision del código penal: reforma de procedimientos en el tribunal del
Lord Canciller: objetos todos que tocan, cual mas cual ménos, los intereses
de las clases mas poderosas y las opiniones mas encontradas entre los es-
tadistas mas respetables, y entre los hombres mas ilustrados de la nazion.


El dia 6 de marzo se resolvió en la cámara baja la gran cues-
tion de los católicos de Irlanda de un modo que á la verdad no se




Q¡l;lJl,lrllba. J~l número de votantes fué el mas pleno que hasta este
l1i¡~. se habia wisto, habiéndose desechado la proposicion favorable que
l1i~~ Sir Francia Burdett por una mayoría de 276 contra 27'l. El mar-
ques de Lansdowne que iba á hazerla en la cámara de lores, la retiró en
vista.de.esta resultado, por no arriesgarla á una nueva repulsa en medio de
.1;¡.irritacion en que naturalmente estarían. los irlandeses con la pri-
lAera noticia de lo que se acababa de votar en la de diputados. Mucho
y •vario es lo que se ha discurrido por ambos partidos en esta gran
controversia ántes. y despues de la última votacion ; y como eI.! nnes-
4'0 entender los que opinan en contra prescinden de los principios
generales de justlcla y equidad, atendiendo únicamente á los de la
política é iuteres particular de la nazion inglesa, 6 de las clases mas
iJljluyentes en ella, nos abstenemos de enunciar sobre esto nuestro
humilde dictámeu, pero no podemos ménos de observar que lo único
que pedia Sir Francis Burdett, era H se declare ser urjente el que se
tomasendesde luego en consideracion las leyes relativas á los católicos."


.La discusion duró dos largas noches con estraordiuarlo empeiio
J>9I;. ambas partes; pero contra los vehementes ataques de. Sir John
.C.opJey· y de Mr. Peel na prevalezjeron ni las poderosas razones
alegadas porMr. Plunkett, ni la victoriosa defensa de Mr. Brou-
gham, ni la conciliadora mediacion de .Mr, Canning; ni aun bastó
que. 111 autor de la proposicion consintiese en poner la palabra COll~
V;<:fJiente en lugar de urjente; y en suprimir el adverbio desde luego.


Lacuestion sobre los granos, no ménos delicada que la anterior pues
rp.zan con ella los intereses -mas esenciales del clero y de los gran-
des .propietarios, está siendo un incesante objeto de profundas re.
iJ;exiones, pesquisas y disertaciones entre los economistas ingleses.
No se crea que segun está pendiente en el parlamento ofreze para
d~' pronto una resolucíon definitiva; esto es todavía imposible en el
ail.t~;l1 estado euonómico de la Inglaterra. La medida iudicada por
MI'. Caning á nombre del gobierno, sobre la cual' versan los deba.
tes, profesa y reconoze en teoría el libre comercio de granos, pero
en sustancia yprácticamellte su resultado es impedir la impcrtacien
por medio de un. aumento gradual en los derechos de entrada, se-
gun sea la abundancia de la cosecha ó de las existencias, bajándolos
tambjen en proporcion de la escasez , Eu suma, los puertos de In.
glatera estarán 'abiertos al grano estranjero, pero este quedará constan-
temente sujeto á nn derecho alterable, segun sea el resultado de los
precios en el mercado por el informe que se ha de tomar serna-




285
nalmente, Así, por ejemplo, cuando el trigo llegue á estllr á70s.'11l


"cuartera, el derecho de importacion no será mas que Un cbelln ; si está
oí ménos de 70 s. se aumentan 2 s, de derecho por cada chelín d~ baja
en el precio: el precio de 60s. supone un derecho de 20s ;el de 50s.
impone un derecho de40s; y si llegase á bajar á 405•. los derechos subl ..
ráná. 60s. por cuartera. El trigo del Canadá y demas posesionesbritá.
nicas ultramarinas pagará segun la propuesta 5 s, por cuartera miéntras no
pase el precio del mercado de 65, y solos 6d. cuando pase de dicho precio•
. El zelo y la ilustracion del ministro Mr. Peel en la revlsion ide


las leyes penales le granjearán el agradezimiento de todos los amantes
de la humanidad. El constante esmero con que conti~úa proponiendo
al parlamento varias disposiciones que aunque parciales, son mui
importantes; haze esperar que á la reforma del jurado especial,· de..
bida' también á sus conatos desde el año pasado, y á la metódica
y razlonal graduacion de delitos -y penas para ciertas materias que
ahora está pendierite, y que aunque no tuviese otros mayores mérl-
tos, seria recomendable por la fusion qnese haze en ella de un gran
número de estatutos contradictorios, oscuros y prolijos, sucederá pro ..
gresivamente la reforma total de este importante ramo de la lejis.
lacion inglesa, ahogado con la broza de leyes impracticables por lo
prolijas, lo antiguas é incoherentes que se muestran.


Francia. Miéntras que en Inglaterra el gobierno y el parlamento
trabajan de consuno en la mejora de las instituciones segun el espí-
ritu del siglo, en Francia el ministerio y la mayoría de la cámara de
diputados se dan la mano para retroceder á pasos largos de las con-
cesiones otorgadas en la carta hazia el réjimen antiguo abiertamente
sostenido por el partido jesuítico, que con estraño teson va estendien-
do, no ya sus raizes, sino sus ramos sombríos y mortíferos por to-
das partes, á pesar de la resistencia vigorosa que le opone la opi-
nion de las clases mas útiles, apoyada en la magistratura y en la cá-
mara de pares. Tratóse al principio de la actual lejislatura de dar
'simultáneamente Tos dos golpes atrevidos contra la institucion del ju-
rado y contra la libertad de imprenta, guardando el ministerio tan
poco miramiento aun con las formas constitucionales, qUA habiendo
sido -enmendado considerablemente su proyecto de Iei sobre el jurado
en' la cámara de pares, tuvo el descaro de presentar en la de vdípu-
tadosel mismo proyecto oríjinal á una con el enmendado P9r los pa-
res, insistiendo en que se discutiese sobre el primero. Esto dió lu-
gar á un alboroto de los mas estrepitosos en la cámara, donde se trató
á 'los ministros. y especialmente al guarda-sellos en términos que fllé




286
uecesacío todo el aguante de la verdadera desfachatez para no cesar
de serlo en el acto. El resultado fué que se nombró una comision
especial para examinar la cuestiono No por eso dejó de llevar su
curso el proyecto de lei sobre la libertad de imprenta, el cual, á pe..
sal' de las modificaciones que se le han hecho en la cámara de di-
putados, puede decirse que ha salido mui al gusto del ministerio y
.mui perjudicial para esta preciosa garantía.


La opinion pública sostenida por casi todos los periódicos y escri-
tores de autoridad que hai en Francia, clama, raziocina, ataca el
proyecto con folletos, discursos y representaciones llenas de enerjía 'J
huena doctrina, mientras pasa el proyecto á la cámara dc pares, donde
queda la última esperanza contra tan g-rande atentado. Entrlt las mu-
chas producciones apreciables que toda esta temporada se han publi-
cado y están publicando con estos motivos, es mui digna de aten-
C~OIl la intitulada Reuue potitique de la France en 1826 con el si.
guiente epígrafe, mui conforme al espíritu y al tono de la obra. "Im-
p~mj son esos ministros cuya política consiste en el misterio, en la
astucia y la hipocresía: esos ministros que se muestran empeñados en
sostener 'el poder sin conservar una conciencia pura, que se creen
adictos al monarca únicamente para cuidar de sus intereses persol1a-
les, y no para aconsejarle lo justo." Este folleto señala los riesgos
que amenazan á las libertades públicas de los franceses, la fuerza y
carácter de los enemigos que las combaten, y únicamente pone las es-
peranzas del remedio en la cámara de pares, en la magistratura y
en el espíritu nazional. Cuenta con que este prevalezerá contra Ia
faccion jesuítica, pero en verdad que el modo en que el autor señala
los síntomas del mal, le presentan mui grave y de largo y difícil reme.
dio, si no sobreviene algun sacudimiento estraordinario de aquellos que
en semejantes críeis cambian de repente la marcha regular de las cosas:


En medio de esta lucha encarnizada entre la nazion y un partido
anti-liberal, es mui digno de notarse el auge en que se va poniendo
la administración pública. Por el presupuesto presentado oí. la cáma-
ra de diputados para el año entrante, se ve el estado floreciente de la
hazienda. El ingreso de 1826 subió á 983.940,350 fr. dejando UD
sobrante de 5.119,365 fr. Mr. de Villele fija los gastos de este año en
915.279,742 fr. yel ingreso en 93U.091,361 fr. y calcula que para el añQ
de 1828 el ingreso excederá á los gastos en mas de 22.000,000 de fr. eqt
los cuales se tratará de aumentar el pago de varias atenciones públicas.


Otra de las cosas que hazen contraste con el espíritu servil qu~~
anima ó. arrastra al gobierno francos, se está vieado en la conducta




287
que observa con España y América en la cnestion dé la lndependen-
cia. Ya hemos visto por el discurso del presidente de Méjico las ins-
tancias que el gabinete de las Tullerías ha hecho al de Madrid á fa-
vor del reconozimiento de aquellos nuevos estados, despues de admi-
tir sus pabellones en los puertos de Francia; posteriormente ha 'ocur-
rido el viaje desde Lóndres á Paris de D. Sebastian Camacho, pleni-
potenciario de Méjico, verificado pocos dias haze, con el objeto de
arreglar las bases de las mutuas relaciones, llevando un pasaporte del
príncipe de Polignac, embajador de Francia en esta corte, en el cual
virtualmente se reconoze la independencia de aquella república, pues
se le denomina ministro plenipotenciario de ella, en virtud de ins-
trucciones recibidas de Paris.


Greciay Turquía. Las noticias de Grecia han sido mui contradictorias
esta temporada en cuanto al resultado de las negociaciones para poner fin
á aquellos desastres. Tan pronto se han presentado allanadas todas las
dificultades con la Puerta, como se ha dicho 'que esta hacia nuevos y for-
midables armamento, contra la Morea. Esto último pareze por desgracia
lo mas probable, aunque se dice que de resultas de haberse renovado
con mas ardor lashosti1idades, los griegos han recobrado á Tripolizza,
despues de derrotar á los turcos cerca de Atenas. Tambien se ase.
gura la llegada del lord Cochrane á, Napoli de Romania con siete buques
dispuestos á entrar en campaña como auxiliares de los helenos.


Hispano-América, El Libertador Bolivar llegó á Bogotá el 14
de noviembre, de donde salió el 25 para Maracaibo y Venezuela.
Ha puesto mui particularmente la mano en la reduccion de los gastos de
Colombia, mediante lo cual se espera que los recursos alcanzarán sin aho.,
gos á cubrir todos los gastos y á reponer el crédito público. Los rezelos
de que, si no en el nombre, sea en el hecho un verdadero dictador, pasan
ya casi á ser evidencias segun lo escriben sin rebozo de América, y visto
el estraordinario poder con que va estendiendo sus facultades, en medio
de la avenencia en que pareze hallarse con Paez, quien se presenta por al-
gunos corno instrumento ó como cómplice de los planes dél Libertador.
Se cree que este volverá á Bogotá para mayo, para cuyo tiempo es proba.
ble se hayan descubierto mas sus miras. "Yo estoi persuadido, dice una
carta el" Bogoti, de que Bolívar está meditando una confederacion eutre
Colombia, el Perú y la república de Bolivia en cuyos estados manda
en jefe.'


Las notlcias de Guatemala hasta mediados de noviembre pintan
el estado de cosas en aquella república con colores nada Iísoujeros para
los amantes del órden y de la concordia. Las provincias de Honduras




288
'1 Nlc~raguaeran las mas ajitadlls,y habla tal coufusion, que el general
que manda las tropas del estado se apa~íIÓ de sus caudales, sin cuidarse.
mucho de la aeusacion intentada contra él por el gobierno.


A principios de este mes de abril se han recibido en Lóndres no-
ticias mui satisfactorias sobre la próxima pazificacion entre el Brasil
y Buenos Aires. Asegúrase estar ya nombrados loapleuipotenclarios
y que estos llegaron al Janeiro desde Montevideo en el paquete la
Cintia. Acerca de esto y del estado de América en jeueral copia.
rémos, como dignas de tenerse presentes, algunas claúsulas del dis-
curso del presidente de Méjico. "Todas las probabilidades (dice)
anuncian un próximo cambio en la constitucion de Colombia.".....
Sean las que fueren las causas que hayan obrado un tan inesperado
movimiento, ningun influjo, ni aun el mas remoto, ha de' ejerzer en
la suerte de la república de Méjico, donde son amadas sus Iibres
instituciones con el mas ardiente entusiasmo.... Pareze que se acerca
el momento de una trausaccion que termine definitivamente las des-
graciadas diferencias que nazieron sobre la poseslon de la banda orien-
tal del rio de la Plata entre la república Argentina y el gobierno
de S. M. el emperador del Brasil. ..."La amigable composlcion de los
gobiernos del Brasil y Buenos Aires, es un deseo de la América panque
se desvanezcan los temores que pudieran alimentarse sobre el final resul-
tado de la guerra en que se han comprometido dos naziones americanas.
Los disturbios y ajitaciones de Guatemala desaparezerán tan presto como
sus habitantes escuchen la voz imperiosa de la patria y del Nuevo-mundo,
que reclaman el sacrifizio y desprendimiento de las pasiones é intereses
privados en obsequio de la paz universal. Afortunadamente se descubre
en los nuevos estados una tendencia mui activa hacia el órden y estabili-
dad, que fustra las consecuencias de choques momentáneos."


lit • ..


. Despues de escrito el artículo que antecede, hemos alcanzado acerca
de España y Portugal noticias que confirman nuestra opinion respecto á la
poca confianza que deben inspirar las demostraclones conciliatorias poi
parte de los apostólicos. Dícese pues últimamente con referencia á
avisos de Madrid que son mui equívocas las intenciones de aquel gabinete:
que los caudillos rebeldes que estaban ya en Burgos, camino de Francía,
han logrado permiso de volver á Zamora, y que no es cierto que se baya
retirado el ejérzito de observaelon. Se añade que el general Mouet, qu.e ."
mandó fuesen desarmados los portugueses rebeldes en la frontera de Es-
paña, ha sido destituido.




OCIOS
!le Ql;upañoleG <!tmígtabou t


SEGUNDA
-_._,--_._--_. -_._~----- -


EPOCA.


JULIO, 1827.
-' - -----'-- ----


APARATO HIS'fORICO.
Representacion del R. Obispo de Oviedo al Señor D. Fernando VII,
en 12 de diciembre de 1826, á consequencia de lo que se le prevenía en


la real brden siguiente de 29 de noviembre del mismo año.
Habiendo llegado á noticia del rei ~. S. (Q. D. G.) que por disposicion


de V. E. se hallan confinados en distintos conventos de relijiosos de esa.
capital y de la provincia, varios canónigos y dignidades de esa santa
iglesia catedral, y algunos otros eclesiásticos de su diócesi, á quienes no
solo privó V. E. de su libertad sin la previa formacion de causa, siDO
tambien del sagrado ejerzicio da su ministerio, y de' todas las ventajas,
emolumentos y consideraciones que gozaban por sus empleos y gerarquías,
cuyo hecho escandaloso ha dado lllgar, ántes de ahora, á reiteradas que-
jas por parte de los recluidos, y á diferentes disposiciones de la real
cámara de Castilla, que V. E. desestimó; se ha servido S. M resolver
que en el térmiuo de ocho dias, despues del recibo de esta su soberana
resolucion, manifieste V. E., en forma legal, el fundamento que haya
tenido para tomar tan severa providencia; en la firme inteligencia que si
pasado el tiempo preciso para recibirse en esta secretaría de estado y del
despacho de gracia y justicia de mi cargo la contestacion requerida á
V. E. no hubiese llegado á las Rs. manos de S. M., es su soberana vo-
luntad, que los canónigos, dignidades y demas eclesiásticos comprendi-
dos en la adjunta lista, que remito á V. E. de sureal órden,sean pues-
tos inmediatamente en .libertad, y restituidos á sus antiguos empleos y
consideraciones, reintegrándoles religiosamente todas sus rentas yemo-
lumentos venzidos en el tiempo de su reclusion, como si hubiesen estado
presentes, siendo tanto mas desagradable á S. M. la conducta arbitraria
de V. E. en este asunto, cuanto ni en esta secretaría de mi cargo, ni en
su real cámara de Castilla, que es á quienes esclusivamcnte toca entender
en todos los negocios ecl~siásticos del reino, consta que ninguno, ,fl.~


2 J.




290


dichos confinados haya dado el menor motivo de reprensión en su con-
ducta como ministros del altar, ni ménos manifestado en público ó
en secreto la mas leve desafeccion á su real persona y paternal go-
bierno. De órden de S. M. lo comunico á V. E. para su inteligencia y pun-
tual cumplimiento. Dios guarde á V. E. muchos años. Madrid 29 de
noviembre de 1826.-Tadeo Calomarde.-Reverendo obispo de Oviedo.


Representucion del obispo de Ucicdo á S. M.
Señor.-Si el conocimiento que tengo del modo con que suelen des-


pacharse los negocios en vuestras secretarías de estado y del despacho,
en que con tanta frecuencia se abusa del sagrado nombre de V. M.
no viniese en este momento á ilustrarme, y á servirme de guia se-
gura en el extraordinario caso que motiva esta reverente exposicion
que dirijo A. L. R. P. de V. ·M., creería, Señor, no sin sorpresa, que
ó V. M. se habia olvidado de los preceptos que me impuso parti-
cularmente luego que fué restituido segunda vez al trono absoluto de
sus mayores, para arreglar en lo sucesivo mi conducta y operaciones
en la diócesis de mi obispado, ó que los enemigos ocultos del altar
y del trono, esforzando sus inicuos recursos, habian logrado nuevamente
apoderarse del real ánimo de V. M. sugiriéndole medidas conocida-
mente destructoras de la felizidad y tranquilidad pública, y del reposo
que gozan todos vuestros fieles y católicos vasallos. Pero, Señor, co-
mo afortunadamente sé por convenzimiento práctico que lo que los
ministros del despacho dicen ser la voluntad soberana no es sino la suya
propia, aunque indebidamente revestida con vuestro augusto sello, no va.
cilé, Señor, un instante en dar el merecido valor á uua que se dice real
órden de 29 de noviembre último subscrita por el. encargado del mi.
nisterio de gracia y justicia D. Tadeo Calo 1lIarde, persuadido como lo
estoi que ni aun tuvo V. M. una ligera idea de su contenido sor-
prendente é indecoroso á mi alta gerarquÍa y ministerio divino. Por
consecuencia, Señor, yo pudiera mui bien desentenderme de acusar el
recibo de aquel extraño documento, y despreciar las amenazas y fal-
tas de consideracion de que están llenas todas sus Iíneas, sin que
por esto fuese tachado de criminal mi silencio, que era ciertamente
la contestacion mas propia (pie pudiera dar á quien, escudado falsa-
mente con vuestra voluntad suprema, tuvo la arrogancia de insultarme
por escrito, y de entrometerse sin autoridad en los negocios eclesiás-
ticos, que solo á mí como vicario de J. C. en la diócesis de Oviedo,
me incumbe decidir definitivamente. Mas considerando (¡UC puede ser




291
de algun provecho á la iglesia de Dios y á vuestra augusta real per-
sona elevar á la alta consideracion de V. M, las observaciones á que
ha dado lugar aquella pretendida real órden, dígnese V. M., Señor,
oirlas con la bondad que siempre escuchó los sinceros acentos de los
ministros del santuario, que mas de una vez han sabido arrostrar los
peligros mas iminentes por colocar á. V.M. en el trono esclarecido
de San Fernando, ya por en medio de las bayonetas traidoras de un ti-
rauo estranjero, ya por entre los ensangrentados puñales que la
impiedad mas desenfrenada hizo empuñar á algnos hijos espúreos de
vuestra católica nacion. Tiempo ha, Señor, que desde mi retirado
gabinete observo la marcha tortuosa que dan á la administracion del
estado los encargados del gobierno supremo, y tiempo ha tambicn que
me dirigí á V. M. lamentándome de esto mismo, y de la lenidad
que con escándalo ejerzian los tribunales de justicia del reino con
los reos acusados y convictos de alta traicion á la. relijiou y al tro-
no, patentizando á V. M. hasta la evidencia la incompatibilidad de la
existencia de uno solo de Estos criminales con la verdadera relijion
de J. C. y con la seguridad tan necesaria de vuestra real persona
y soberano poder: avisos, á la verdad, saludables que de haberse adop-
tado debieran por lo ménos haber producido resultados mui felizes á
vuestra nacion, y provechos incalculables á vuestros fieles y cristia-
nos vasallos. Pero, Señor, ó bien fuese porque los comisionados par-
ticulares encargados de poner en vuestras reales manos estas extra-
judiciales esposiciones, no lo hubiesen hecho oportunamente, ó bien
porque se hubiesen adherido al sistema de algunos de vuestros pri-
vados consejeros, ó como' puede suceder, porque ya no ejerziesen los
altos ministros de la relijion la influencia que ántes ejerzian en vues-
tras reales determinaciones, el hecho es, Señor, que la nave del es-
tado corre aun de riesgo en riesgo bajo la direccion de vuestros fun-
cionarios públicos, y se estrellará indubitabJemente sin que nuestros
esfuerzos, aunque enormes, puedan evitar el fatal naufragio que se
aproxima. Y entónces señor ¿podrá V. M. acusar con razon de inex-
pertos ó tibios á los que con tanta anticipacion y encarecimiento le
señalaron el rumbo cierto que debia seguir para salvarla? ¿ Y le
bastarán á V. M. para librarse del peligro que le amenaza particu-
larmente, los dictados que se esmeran en atribuirle sus falsos conse-
jeros de bondadoso, caritativo y humuno Y Ah Señor! cuan erróneos
son estos principios, y cuan perniciosos en las convulsiones políticas.
La bondad de un monarca es solo útil y provechosa cuando la ejer-




292
ze con sus leales y obedientes vasallos y nada mas, pues estendiéndose
de un mismo modo á los que le son constantemeute buenos servido-
res, como á aquellos que tan léjos de serlo son sus mas irreconci-
liables enemigos, pierde toda SU virtud y eficazia por la generalidad
con que se distribuye, y enagenando siempre á los buenos jamas atrae
á los malos; principios de eterna justicia y de conveniencia pública
que nunca debieron apartarse de la real mente de V. M. y de sus
ministros, pero que desgraciadamente vemos menospreciados ó sumi-
das en un fatal olvido! De aquí es, Señor, precisamente de donde traen
su primitivo oríjen los acerbos males que hoí aquejan á la católica Es-
paña, y yo estoi íntimamente persuadido que si V. M. no se hubiese
separado de la senda que nos ofreció seguir cuando nos autorizó y
alentó para sublevar los pueblos contra el gobierno democrático de
los años anteriores, ni V. M. se viera ahora expuesto á perder una
corona dos vezes restituida con torrentes de sangre inocente, y otros
sacrificios no ménos caros á los ministros de la religion, ni lo que
debe ser á V. M. mas sensible, próximo, mas de lo que parece,
á lo que mis labios no tienen aliento para pronunciar, ni fuerza mi
mano para escribir!!! Yo me estremezco, Señor, al considerar el
estado calamitoso á que han reducido la nacion las manos ineptas
de vuestros ministros y consejeros, quienes aparentando UII amor ar-
diente á vuestra sagrada real persona, la van conduciendo rápidamente
al borde de un precipicio espantoso!!! Señor, preciso es ya decirlo
de una vez. El momento es llegado de descorrer el horrible velo
al crimen mas atroz, bajo la apariencia de la virtud mas pura! No
se estremezca V. M. al oír las terribles palabras que voi á pronun-
ciar: ahora mas que nunca necesita V. M. de aquella alma grande
y fortaleza de espíritu que en otras ocasiones distinguió tanto á V. M.
Pero, Señor, que no sean en vano estos últimos avisos como' lo fue-
ron cuantos le dirijí anteriormente con el zelo mas acendrado por
la religion de J. C., y por el bien de la monarquía. Sepa pues,
V. M. y sépalo el mundo católico apostólic.o romano, ante quien los
delato, que los pérfidos consejeros que hoi tienen aprisionado á V. M.
abrigan en sus desleales pechos planes de inaudita maldad, en que tam-
bien quisieron comprometer mi fidelidad á V. M. nunca desmentí-
da! !! Si V. M. quiere que le manifieste los datos irrecusables que
tengo para probar hasta la evidencia este horrendo atentado, ordé-
neme V. M. que parta inmediatamente á presentarme ante su augusta
real persona, y tendré la inexplicable complacencia de ponerlos en




293
las reales manos de V. M. paraque la cuchilla de la leí caiga.. ins-
tantáneamente sobre las miserables cabezas de los que intentan per-
petuarse en los destinos con la perpetracion de tamaño crimen. Es-
tos males, Señor, ya debieron ser conocidos de V. M. ántes de ahora
cuando en lR15 se vió V. M. precisado á destituir de sus desti-
nos á varios funcionarios públicos, entre los cuales lo rué tambieu, y
ademas desterrado, de la corte y sitios reales, el mismo que por mo-
tivos que no alcanzo mereze hoí la confianza de V. M. para de-
sempeñar el árduo encargo de ministro de estado y del despacho de
gracia y justicia.-De lo expuesto, Señor, puede V. M. colegir cual
seria la causa que motivó la injusta providencia de que me quejo al
principio de esta sumisa exposlcion, pareciéndome oportuno incluir á
V. M. una copia exacta. de ella para su real conocimiento, conclu-
yendo con suplicar á V. M. con todo el encarecimiento que me es
dable se sirva adoptar en bien de la religion católica, de la menar-
quia, y de vuestra sagrada real persona, como en justo desagravio de
mi elevada dignidad episcopal ultrajada, las medidas enérjicas que
reclama la importancia de los hechos que dejo referidos. Así lo es-
pera de V. M., cuya vida guarde Dios N. S. muchos años.-Señor.-
A.' L. R. P. de V. M. vuestro fiel y humilde vasallo.-Gregorio
Ceruelo de la Fuente, obispo de Oviedo, conde de Noreña.-Ovie-
do, ]2 de diciembre de 1826.


Riego al ayuntamiento de .A.lgeciras, 31 de enero.
Primera division, ejército nacional.


Deseoso el general en jefe del ejército nacional de que los pueblos
que bajo el abrigo de sus armas han podido manifestar los sentimien-
tos que los animan, publicando la constitucion de la monarquía espa-
ñola, disfruten en cuanto esté en su mano las ventajas que dimanan
de tan sagrado córligo, y se alivien de las pesadas cargas que los re-
duzen á un estado de nulidad, exigen remedios tan eficaces como prontos,
ha determinado en nombre de la patria.


Primero, que dichos pueblos queden exentos, desde primero de este
año, de pagar la contribucion general, miéntras la nacion determina lo
mas conveniente acerca de las rentas del estado, y el modo de pagarlas.


Segundo, que los géneros de manufactura estranjera, inclusos los
tejidos de algodon, queden de entrada libre, pagando solo un derecho
único de 12 por ciento, acerca de cuya percepcion y cobro se formará
el correspondiente reglamento.




Tercero, que sea libre la introduccion de todos los géneros de comestible.
Cuarto, que el tabaco, cuyo desestanco se verifica desde ahora, pa-


gue en su introrluccion un real de - vellon por cada libra.
Todo 10 que harán V. SS. entender á este vecindario por medio de


un bando, mañana á las nueve de ella, fijando copia en los lugares públicos
paraque llegue de esta suerte al conocimiento de todos; debiendo
darme testimonio de su ejecucion.-Dios guarde á V. SS. muchos años,
Algeciras 31 de enero de 1820.-SS. individuos del ayuntamiento de
esta ciudad.-Rafael de Riego.


Decreto de S. A. el Sr. duque de Angulema, dado en Andújar á 8
de agosto de 1823.


"Nos Luis Antonio d'Artois, hijo de Francia, duque de Angule.
ma, comandante en jefe del ejército de los Pirineos.


Considerando que la ocupacion de España por el ejército frances bajo
nuestro mando, nos po~e en la indispensable obligacion de proveer á
la tranquilidad de este reino, y á la seguridad de nuestras tropas, he
dispuesto y mando lo que sigue •


.Art. primero, las autoridades españolas no podrán hacer arresto al.
guno sin la autorizacion del comandante de nuestras tropas dentro
del distrito en que se hallen.


Segundo, Los comandantes en jefe de los cuerpos de nuestro ejér-
cito, harán poner en libertad todos los qne hayan sido presos arbi-
trariamente y por motivos políticos, singularmente á los milicianos que
regresan á sus casas: exceptuándose aquellos que despues de entrados
en ellas hubieren dado justos motivos de queja.


Tercero, los comandantes en jefe de los cuerpos de nuestro ejérci-
cito están autorizados para hazer arrestar á los que contravengan á la
presente órden.


Cuarto, todos los periódicos y periodistas quedan sujetos á la vi.
gilancia de los comandantes de nuestras tropas.


Quinto, el presente mandato se imprimirá y fijará por todas partes.-
Dado en nuestro cuartel general de Andújar á 8 de agosto de 1823.-
Luis Antonio.-Por S. A. R.-El mayor general conde de Guilleminot."




295
Proposicion hecha. á las cortes e1I 7 de julio de 1823 por el diputado
Albear, sobre que se procediera á señalar las rentas propias que debe-


rian tener los ciudadanos españoles para eer diputados á cortes.
El señor Oliver ocupó la tribuna, y leyó el dictámen de la ma-


yoría de la comision de legislacion sobre la proposicion del señor Albear,
relativa á las rentas que deben disfrutar los que sean elejidos dipu-
tados á cortes, é igualmente se leyó el voto de la minoría de la co-
mision, cuya proposición, dictamen y voto son los siguientes:


Removidos los estorbos y sueltas en lo posible todas las trabas que
encadenaban la libre circulacíon de las propiedades territoriales en el
año de 1812, principal ó único motivo por el que á juizio de la co-
mision encargada de esteuder el proyecto de constitucion, se suspendia
y suspendió el efecto del artículo 92 de ella, pido á las cortes se sir-
van en la actualidad decretar lo siguiente.


Primero, se d eelara haber !legado ya el tiempo de que pueda y
deba tener efecto el artículo "92 de la constitucion de la monarquía
promulgada en esta ciudad en el año de 1812, por el que se requiere
ademas de lo prevenido en el 91, que para ser diputado de cortes
se tenga una renta anual proporcionada, procedente de bienes propios.


Segundo, la cuota de la renta será de mil ducados, ú once mll
reales vellon, y los bienes de que haya de provenir, de los de pre-
dios rústicos y urbanos; pero si el ciudadano, ademasde propietatio
fuese agricultor, ó ejerziese constantemente algun otro género de indus,
tria ú ocupacion útil, de la que perciba tambieu sueldo} haber é intere-
ses, bastará que aquellos le puedan producir en arrendamiento, ó le
produzcan la mitad de la cuota referida para ser elejido ,


Tercero, lo que estos artículos expresan se tendrá por constituclo ,
'nal, como si estuviese puesto al pie de la letra en el 93 de la cons-
titueion, segun allí se previene, y empezará á regir para la eleccion
de diputados en las legislaturas de los años de 1824 y 25 Y siguien-
tes} para lo cual el gobierno expedirá las órdenes y reglamentos con.
ducentes. Cadiz 7 de julio de 1823.-Albear.


La comision de Iejislacion, des pues de haber conferenciado entre
sí y con el señor Albear, sobre la proposicion que a~tecede} ha tenido
el disgusto de ver que todos sus individuos no convienen en una mis-
ma opiniou ; por lo que la mayoría de ella es de parecer, que en
atencion á que en dicha proposicion se trata de un hecho que tiene
dos puntos de vista mui importantes; á saber, uno político por la
época en que se presenta, y otro constitucional, es ele opiuion y pro-




296
pone al congreso que paie esta proposicion al gobierno paraque in-
forme lo que crea conveniente, después de haber oido el consejo de
estado. Las cortes lo resolverán así, 6 como crean mas conveniente.
Cadiz 25 de julio de 1823.


Voto particular de los señores Huiz de la Vega, Posada y Olivero
Los individuos que subscriben este voto particular han meditado de-


tenidamente sobre la proposicion antecedente del señor Albear, por
la cual se suscitan cuestiones extraordinariamente delicadas; pero con-
sideran queá pesar de ello no debe esperarse para su resolucion el informe
del gobieruo dado por escrito, y que una vez presentadas al congreso, es
conveniente no retardar la decision. Sin escuchar informe alguno,
juzgan que hai suficientes datos para desecharla sin vacilar. Cuando
hubiera razones para resolverla en los términos que el señor Albear
apetece, siempre repugnaria al pundonor de la nacion española dic-
tar un decreto, que pareceria arrancado por la fuerza de las bayo-
netas estranjeras, y sancionado por una cobarde y débil condescenden-
cia. Es necesario que las determinaciones de esta especie nunca se
presuman arrancadas por la fuerza ni adoptadas por complazer á los
enemigos de nuestro bien, que pretenden darnos consejos con los·
fusiles y los cañones. Por otra parte, ó no debió aprobarse el aro
tículo 93 cuando se. discutió la constituclon, ó debe subsistir en toda
su fuerza por algunos años, porque las circunstancias no Son mas
favorables. Invadida estaba entónces la nacion como lo está. en el
dia. La propiedad de los bienes raizes estaba acumulada en mui
pocas manos y en el dia casi sucede lo mismo: el crédito público
conserva la mayor parte de los bienes que se le han adjudicado; sub-
sisten todos los conventos de religiosas ; los cabildos retienen las fin-
eas; S. M. no ha tenido á bien sancionar la lei sobre la pronta
desamortizacion de las capellanías de sangre; para los ramos de ins-
truccion pública y de beneficencia se van creando dos nuevas cla-
ses de manos muertas que sacarán de la circulacion muchos bienes;
algunas encomiendas reconocen á los mismo dueños; ahora se empie-
zan á repartir en porciones mui pequeñas con prohibicion de ena-
genar por cuatro años una mitad de los baldíos, y la otra mitad ha
de pasar al crédito público, y se ha de enagenar despues , tampoco
se han desamortizado todos los predios de los propios; los poseedores
actuales de los mayorazgos no pueden disponer de Ia- mitad de ellos,
y probablemente serán ¡JOCOS los que dispongan de la otra mitad.




297


Ultimamente .no hai caminos ni canales que dén valor á las tier-
ras, é inspiren aficion á. la agricultura, facilitando la trasportacion
y venta de sus productos. Así es que en muchos años no podrá.
dividirse la. propiedad del modo que conviene, paraque las ideas del
señor Albear pudieran llevarse á efecto sin producir gravísimos mn-
les á la nacion. P~ra lo mismo contribuyen las actuales circunstan-
cias de la guerra, la cual ha de arruinar gran número de propietarios,
y con particularidad á los amantes de la lei fundamental.


Si ofrece dificultades la proposicion del señor Albear en cuanto
á estimar llegado el caso de llevar á efecto el artículo 92 de la
constitucion, las ofrece mayores en cuanto á que á lo ménos la mitad
de la renta proceda de bienes raizes. El citado artículo 92 solamente
exije que los bienes sean propios, y nadie dirá que únicamente po-
demos tener propiedad sobre bienes raizes, ni negará que son de la
clase de propios los buques, Jos censos, las fábricas, las acciones de
banco, las obras literarias, las imprentas y otros semejantes. Por
el contrario, es difícil seguir la opinion del señor Albear, cuando co-
loca entre las rentas procedentes de bienes propios, los sueldos que
proceden de la riqueza nacional, en cuyo caso se hallan tambien las
rentas eclesiásticas.


Si se admitiera la proposicion del señor Albear, se excluirian de ser
diputados de cortes casi todos los eclesiásticos, los militares, los em-
pleados, los comerciantes, los fabricantes, los magistrados, los juezes,
los letrados, los médicos, la mayor parte de los labradores y otros
que son de los mas ilustrados, que poseen un gran caudal de cono-
cimientos prácticos, y que han recibido la mejor educacion. La na-
cion debe esperar mucho mas de estas bcnémeritas clases del estado,
que de aquellos á quienes la fortuna hizo herederos de padres opu-
lentos y se han acostumbrado á vivir del sudor ageno, mirando con
fria indiferencia la miseria de sus semejantes.


No es tampoco de temer que las juntas electorales de provincia
abusen de lo dispuesto en el artículo l;3, colocando en el congreso
personas poco á propósito para tan augusto encargo. La experiencia
demuestra .lo contrario y que todos los nombrados hasta ahora han te-
nido establecimientos y rentas suficientes para mantenerse con decoro,
á lo ménos mientras no se han visto ohligados á salir de su domi-
cilio. Ignoramos por qué razón se desconfía de las juntas elec-
torales, querierrdo estrechar demasiado el círculo .de las personas en
cuyo favor pueden dar ensufregio, cuando es deesperar que ~l ,pr~-


2 M




298
tarlo lo harán del ~lOdo mas conveniente para la uazion, y preferirán
á los propietarios, aunque la lei no lo ordene, siempre que lo juzguen
ventajoso para la patria. Por las razones esplicadas, fundadas sobre
hechos demasiado notorios y conocidos, no solo creemos que no puede
ser admitida la opiuion del señor Albear, sino tambien que para re-
solverlo así no es necesario ni conveniente oir el informe del gobierno
que no puede añadir ilustracion sobre una materia tan clara; y mé-
nos sobre hechos que no pueden ponerle en duda. Sin embargo con-
vendríamos en la opinion de nuestros dignos compañeros de comision,
si no nos obligasen á separarnos de ella dos razones que considera-
mos de mucho peso. La primera es, que describiendo la constitueion
en el título 10 todas las formalidades necesarias para dictar leyes
constitucionales, no exije el informe del gobierno, y no siendo neo
cesarlo, pudiera introducirse la práctica de pedirlo, y debilitar la fuer-
za del artículo tercero de la constitucion, dándole al gobierno alguna
parte en el establecimiento de las leyes fundamentales.


No nos hubieramos opuesto á. que los señores secretarios del des-
paoho concurriesen á la comision para ilustrarnos con sus luzes, segun
lo propusimos, pero sí á que se les pida de oficio la ilustrucion. La segunda
razon que para lo mismo hemos tenido presente, consiste en que po-
dria creerse que pidiendo el informe del gobierno se trataba de elu-
dir la cuestion, porque no habia tiempo para resolverla en el corto
término que resta de la preseute legislatura. No puede echarse en
olvido que cu-ando se tratara de admitir la proposicion del señor Al-
bear, seria necesario descender á otros muchos pormenores, fijar cua-
les son los bienes raizes, á qué clase pertenecen los censos, las ins-
cripciones, las acciones de banco &c., quién habia de calificar la suficiencia
de las rentas, qué solemnidades dcberian observarse para la califica-


.eion, si convendria graduar las rentas por los amillaramientos, si de-
beria atenderse á la cantidad pagada por contribuciones, si los sueldos
y las rentas eclesiásticas podrian considerarse procedentes de bienes
propios, y otras muchas cuestiones de esta especie, que no pueden re.
solverse con precipitación cuando se trata de una lei constitucional.


Por todo ello opinamos, que las cortes se sirvan declarar no haber
'lugar á deliberar sobre la proposicion del señor Albear. Sin embargo,
resolverán como siempre lo mas acertado. Cadiz 26 de julio de 1823.-
Domingo Ruiz de la Vega.-Juan Oliver y García.- Vicente de Posada.


Se acordó á peticion del señor .Galianoque se imprimiese con ur-
gencia, y se anunció que el señor presidente señal aria dia para su discusión.




299
Proclama del general Quiroga y del ejérzito de su mando cuando su


levantamiento en la ciudad de San Fernando, en enero de 1820.
Milicianos provinciales.


¿Contra quienes tomais las armas? Vosotros destinados á la de-
fensa del suelo patrio, pazíficos ciudadanos que solo debeis empuñar
la espada contra un enemigo invasor, vosotros considerados en todas
las naciones corno la milicia de la libertad, vosotros no venis á hacer
armas contra nosotros, españoles que siguen vuestras mismas bande-
ras, y que protejen la causa vuestra y de vuestras familias.


Milicianos: nosotros os aseguramos que no son otras nuestras miras que
las de afianzar la felizidad de la España bajo aquella constitncion ya
jurada por la nacion entera; ni atentamos á la religion de nuestros
padres, ni á las propicdades,ni á los derechos lejítimos del reí. Pre-
guntad á los pueblos entre quienes vivimos, ellos os dirán cual ha
sido nuestra conducta; leed nuestros manifiestos, ellos os declararán
cuales son nuestras intenciones.


Milicianos: hermanos nuestros, compatriotas nuestros, amigos, qui-
zás parientes, y deudos de muchos de entre vosotros: venid á par-
ticipar de nuestra gloria: siempre los milicianos provinciales tuvieron
parte en las del ejérzito. Venid á la libertad de la patria á hacer
la felicidad de nuestros hijos, á acabar con un sistema de emulacio-
nes mísero y opresivo, y prouto y pronto volveréis á vuestras labo-
res á vivir en paz bajo un gobierno justo, que en vez de oprimiros
proteja vuestra noble ocupacion de cultivar la tierra de la libre
España.-Cuartel general de San Fernando, 15 de enero de 1820.-
Como jefe y órgano del ejérzito.-Antonio Quiroga.


Quirog(t á Cadiz 11 de enero de 1820.
Carliz ! Cadiz! ¿Donde está tu patriotismo? ¿Donde están las


virtudes cívicas que te distinguian? ¿Eres tú el glorioso asilo donde
refugiada la nación hace años promulgó leyes que debian hacerla di-
chosa para siempre? ¿Esta memoria tan grande no te inflama? ¿ves
con indiferiencla la ocasion de llenar los gloriosos destinos que te
aguardan?


¿ Qué esperas? la libertad está. á tus puertas, y vacilas? ¿Oyes
sus gritos generosos y estás muda? La constitucion se ha publicado
en la ciudad de San Fernando ¿y no te enardeces? ¿ Qué suerte aguar-
das de tu apatía, tan funesta como incomprensible? ¿ Qué disculpa
das al mundo de verte en ese letargo de indolencia? ¿ Qué fuerzas




300
te oprimen? ¿Qué bayonetas atajan tus gritos generosos 1 Ay! tú
misma te forjas tus cadenas, y repeles los brazos que te tienden los
hijos de la patria.


Cadiz, sal del abismo adonde te conduce tu funesto sueño. Al-
zate y atrévete á ser Cadíz, Cadiz esclava es el dechado de la
humíllacion y la miseria; Cadiz libre será el primero de los pue-
blos opulentos. Alzate y rompe esas débiles barreras que te cer-
can. Unete á nosotros, abre tus puertas á los que juraron morir por
la libertad civil de su país, y respirarás al cabo de siete años su' aire
tan puro y delicioso.-Cuartel general de San Fernando 11 de enero
de 1820.-Como jefe y órgano del ejército.-Antonio Quiroga.


Habitantes de Algeciras.
Los gritos de satisfaccion ., de la alegría con que recibisteis ayer noche


las tropas nacionales de mi mando, me indican vuestros buenos sen-
timientos y ardientes deseos de que no continúe por mas tiempo un
sistema de opresion que os reduce á un estado de nulidad, de aba-
timiento y de miseria.


Este estado va á acabarse. El grito generoso pronunciado por el
ejérzito nacional, ha sido la aurora de las felizidades de la patria.
Los pueblos que la abrigan, han' vuelto á las leyes que hizieron su fell-
zidad en otro tiempo. De esclavos agoviados bajo el yugo, se han
convertido en hombres libres. Las trabas de su industria desapare-
cieron, y la esperanza de sus futuras glorias y prosperidades, tiene por
apoyo el reinado de la lei que debe ser la voluntad de la. nacion, é
igual para todos los individuos que componen un estado.


Habitantes de AIgeciras: desde anoche habeis entrado en tan dí-
choso número. La constitucion tan suspirada va á resucitar en vues-
tros muros. Vuestra voluntad os dará los majistrados que deben go·
bernaros, La lei os regirá tan solamente, y no el capricho, Iguales
delante de ella, no temais las arbitrariedades que cuestan tanto á los
pueblos infelizes. Respirad por fin, y atreveos á ser hombres. No
creais las sugestione s de los que son demasiado interesados en la causa
del despotismo para ser oidos, Los que predican la servidumbre, ó
son malvados 6 insensatos. Exáminadlcs bien, y veréis que viven de
vuestros llantos y miseria. Su bien estar se halla en oposicion con
el bien público. '¿ Será estraño que traten de prolongar un estado de
cosas tan triste á los ojos de la raZoll eorno funesto al reposo y
prosperidad de 105 pueblos?




301


Si habels leido las proclamas y manifiestos del ejército nacional,
ya sabreis su resolucion y sentimientos. Hijos de la patria, quieren
que la patria misma decida sus destinos. Sus padres van á. congre-
garse. Los pastores de los pueblos formarán las leyes que crean
mas convenientes á su prosperidad y á su grandeza. Aguardad estos
momentos tan felízes. Aguardarllos con la firme resolucion de no re-
troceder en vuestra empresa, seguros de que la constancia será un muro
incontrastable contra los tiros de los malos. Ellos se disiparán como
humo al aspecto de los que siguen la senda del honor y de la gloria.
Viva la nacion! viva la religion de nuestros padres! viva el gobierno
que la baga feliz y libre !-Cuartel general divisionario de Alge-
ciras, primero de febrero de 182ü.-El comandante general de la
primera division, el ciudadano Rafael de el Riego.


---000--.-


CIENCIAS POLITICA~ y MORALES.


i El establecimiento en España de una cámara alta ú de un senado,
ofrece obstáculos invencibles?


Aunque en el folio 207, número 30, época primera del presente
periódico, hemos manifestado nuestra opinion sobre esta materia, su
importancia nos obliga á consagrarle algunas páginas, sin otro objeto
que el de aclarar la verdad. Rezelosos de que nuestras esplicaciones
anteriores hayan podido ocasionar algun escándalo político, sin atri-
buirlo á otra causa que á un movimiento siempre respetable de ar-
diente patriotismo, reclamamos en nuestro favor la tolerancia, así co-
mo protestamos tributar el mas alto respeto á los agenos dictámenes,
por mas que discreparen de los nuestros.


l.
Una vez que la razon y la experiencia demuestran la necesidad de


un cuerpo que haciendo parte del legislativo, temple en los gobier-
nos moderados las efervescencias populares, corrija los arranques á
las vezes impetuosos del zelo de la libertad, é imprima á las leyes
el carácter de la imparcialidad y del detenimiento que consolidan su
fuerza, vigorizando la mano encargada de su ejecucion: ¿cómo es que
los españoles que bajo el imperio de su antigua constitucion recono-




302
cieron esta base, la abandonaron en el año de 181'! cuando trataron
de promover la gloria, la prosperidad y el bien de toda la nación, ase.
gurando de un modo estable y permanente el entero cumplimiento de
sus antiguas leyes fundamentales? (*) Los legisladores reunidos en
Cadiz no podían ignorar que las leyes fundamentales de la monar-
quía castellana daban asiento en sus córtes á los grandes y á los obispos,
ya en union con el pueblo, aunque votando el señor de la casa de
J__ara por los hidalgos, el condestable por los ricos homes; el arzobispo
de Toledo por el clero, y ya separadamente, como se verificó en
las de Segovia de 1407 y de Medina de 1431. Sahian ademas que
segun las leyes fundamentales, las cortes de Aragon constaban de 4
brazos, á saber: obispos, nobles, hidalgos y ciudadanos : de 3 las de
Cataluña: prelados, grandes, caballeros y ciudades , y de igual número
las de Valencia y Navarra. Pues si todas las leyes fundamentales de
la monarquía española sancionaban como necesaria para el acierto de
las deliberaciones la existencia de una cámara alta, ¿cómo se pres-
cindió de ella? ¿ Acaso los legisladores despreciaron la influencia de
la aristocracia sobre una nacion pobre y poco ilustrada, ó un espíritu
fatal de innovacion los arrastró á establecer una sola cámara popular,
monumento en su clase único en las modernas repúblicas, y en l~s mo-
narquías constitucionales?


Testigos de la inmaculada probidad, admiradores de la sabiduría, y
reconozidos á los grandes servicios que hizieron á la patria los di.
putados en las cortes de Cadiz, sin cometer una atroz injusticia,no
pudiéramos atribuirles ignorancia ni torcidas intenciones. El egoismo,
la ignorancia y el crímen estubieron tan distantes de su alma bien-
hechora como la virtud del vicio, y la consagracion mas generosa por
la patria que les habia dado el ser, del vil egoismo y de la nefanda
traiciono Causas mui poderosas influyeron en el ánimo de aquellos
respetables ciudadanos para adoptar una resolucion, que provocó la crí-
tica de los políticos, y que quizas no ha dado resultados capazes de
recomendarla á la perpetuidad.


¿ Pero, y cuales fueron los obstáculos que impidieron el estableci-
miento de una cámara alta, ó de un senado en la península, que no
se han hallado en Inglaterra, en Francia y en los Paises Bajos, en
donde existen gobiernos constitucionales? El estado, se contesta, á


("') Preámbulo de la constitucion de Cadiz ,




303


que re ve reducida la grandeza española, el carácter peculiar del al/o
clero, y los límites estrechos de la propiedad. Estos fueron los esco-
llos que se opusieron al establecimiento de una cámara alta en España.
Rezelosas las córtes de que en ellos se estrellara el bajel de la li-
bertad, le dejaron exclusivamente entregado á manos del patriotismo
popular, esperando sin duda que los efectos del nuevo sistema político
corrigieran los vicios de la nobleza, enfrenaran las pretensiones del clero,
y multiplicando el número de los propietarios disolvieran el monopolio
de la riqueza territorial, que ejercen los magnates, facilitando al cabo
el logro de la idea.


Nosotros demasiadamente humildes para atrevernos á contradecir á
unos personajes tan distinguidos, nos ceñiremos á presentar algunas
reflexiones hijas de nuestro zelo, para apoyar una opinión que si en
parte discrepa de la de estos, en otra se conforma con ella.


11.
Convenimos en que la desigual distribucion de la riqueza territorial


acumulándola actualmente en un corto número de manos, cierra la en-
trada de la cámara alta b senado á muchos individuos, que dotados de
prendas relevantes ocuparían con honor sus augustos escaños. ¿ Pero
y este inconveniente no debla desaparecer á la merced de las sabias
leyes que dictaron las cortes para puner en circulacion las fincas· hoi
estancadas: y sobre 10,000.000,000 rs. importe de la deuda nacio-
nal interior equivalentes á la vigésima parte del capital de la penín-
sula, que rápida é instantáneamente se debian convertir en fincas que
boi amortizadas, pasaban á manos activas y laboriosas siempre que el
congreso aprobara la providencia, qne su comision de crédito público
le propuso en 19 de mayo de 1822, reducida á que en el término de
4 años todos los acreedores al estado debian cambiar sns créditos por
fincas, en el supuesto de que la nacion suspenderla, pasado el plaso,
el reconocimiento de los créditos que no se hubieran convertido en bienes
raizes, no habilitaban en un corto espacio de tiempo á un número con.
siderable de cindadanos para entrar en la cámara alta?


¿ Y esta misma entrada no se podia facilitar adenias, acomodando
las cuotas de la propiedad que debia poseer cada senador, á las cir-
cunstancias locales de las provincias? ¿ Por ventura la renta que in-
dica el buen acomodo de una familia en Cadiz y en Valencia, es igual
á la que le da esta opinion en Asturias, Santander y Castilla? ¿Y
una designacion que ha sido fácil en las Américas, habia de haber sido im-




304
practicable en España? La poses ion de 500 acres de tierra abre en
la república anglo-americana las puertas del senado y de la cámara po-


. pular á los ciudadanos: en Méjico basta poseer 800 pesos en fincas,
ó una industria que rinda 1,000: y en Colombia para ser diputado
se exigen 2,000 pesos en fincas, Ó 500 en renta: y 4,000 en aquellas y 500
de este para ser senador.


III.
Si el estado en que se encuentra la grandeza de España, es un motivo


bastantemente poderoso para abolir la cámara alta, ¿por qué las cortes le
dieron lugar en el consejo de estado, débil simulacro de un senado?
Si tales eran sus vicios y sus defectos, ¿por qué le concedieron la quinta
parte de los votos de un cuerpo que tan inmediata intervencion te.
nía en las deliberaciones mas importantes 1 Sin duda p?rque no la re-
putaron tan envilecida que desconfiaran encontrar en ella hombres dignos
de los altos cargos. El ensayo hecho en las personas de los señores
marqueses de Astorga, Villafranca, y Cerralbo, en el duque de Frias,
príncipe de Anglona y señor de Rubianes, acreditó de un modo incon-
testable que entre los ricos homes de Castilla los hai mui acreedores
á la confianza pública.


Mas aun suponiendo que todos los grandes fueran absolutamente inú-
tiles, imputacion que nunca debe hacerse á una clase entera, noso-
tros preguntarémos: ¿y la cámara alta organizada con arreglo á las
luzes del siglo, debería componerse precisa y esclusivamente de toda
la grandeza actual? ¿Xo se podia crear tambien una grandeza moderna
como se ha hecho en Francia, sobre las bases de los servicios públicos
y de la ilustración r Al organizar la cámara alta ¿no se podían de.
signar las calidades personales que adenias de la nobleza, debieran adoro
nar á los que entraran en ella, y que alejaran de tan augusto re-
cinto el vicio, la ignorancia y la perniciosa ociosidad? ¿1\0 se podia
fijar el número de los senadores como se hizo en el Norte Amé-
rica, y se ha imitado en las nuevas repúblicas ultramarinas con pro-
porcion al de los de la cámara popular (*), ¿y no se podia dar á
esta, como se hizo para el nombramiento de consejeros de estado, el
derecho de presentar al rei listas de candidatos tomados en la an-
tigua y nueva Grandeza para que de ellos escojiera los que hubieran
de componer el senado?


(*) En la república fundada por Washington, 157 diputados componeu el
congreso y 40 el senado.




:105


IV.
El orgullo que distinguió en los tiempos antiguos á la grandeza


española, y que forma la base de su carácter, no DOS parece que pue-
da justificar la supresión de la cámara alta, porque las circunstancias
actuales hacen nulos sus efectos. Por mas que nuestros grandcs se
acuerden que deben su oríjen á reyes y á héroes, las costumbres del
dia condenan al pais de las quimeras las pretensiones que puedan fun-
dar sobre esta remembranza. ¿ Pagaria hoi el pueblo 109 llamados ma-
lo. usos, que resignadamente satisfizo el catalan en las épocas del or-
gullo de nuestra grandeza? {Hubo en 108 siglos fatales grandes de
España que hicieran alarde de protejer las artes, y de anotar sus nom-
bres en las nóminas respetables de los fabricantes y comerciantes, como
lo hizieron en nuestros dias el conde de Aranda, y 105 duques del
Infantado, de Osuna, y Frias? ¿Hubo entónces quien mirara" con afi-
cion la agricultura como en nuestros dias lo hizieron los duques de
Arcos y de Hijar, y el inmortal Pignateli? ¿ En las épocas que se ci-
tan, se ennobleció un grande con el nombre y calidad de soldado raso,


como á nuestra vista lo han hecho los duques de Abrantes y de Ri-
bas, el conde de Oñate, y los marqueses de Villafranca, de Aleañi-
zes, del Rafal y otros? Las circunstancias, las opiniones y las cos-
tumbres han sufrido una total mudanza, y es lastimoso suscitar mie-
dos, á la verdad pueriles, á un poder que si fué colosal, ya no
exist~. Si la ignorancia, el desenfreno y el orgullo que desplegaron
lo~ grandes en los siglos medios, bastarán para anular la cámara alta
del siglo XIX, apenas quedaria habil clase alguua del pueblo para
ejerzer los atributos de la soberanía en la cámara comun, porque
todas estuvieron cubiertas de barbarie, de atrozidades y de miseria en
la época á que se alude.


V.
Los ilustres lejisladores de Cadiz creyeron quizas que la ambicion de


la grandeza desde que domino su fiereza el cardenal Cisneros, limitada
á. ser criados del rei, la inhabilitaba para ejerzer con entereza las fun-
ciones lejislativas en un senado. Pero este defecto, si tiene tan gran
'poder, siendo comun á las demas clases, á las cuales perdona el genio
exaltado de la libertad, las inutilizará para componer la asamblea le-
jislativa. Dícese que los grandes se abismaron en el abatimiento y
la depresion á. impulsos del orgulloso poder de Cisneros: ¿y qué su-


2N




306
cedió á los tribunales? ¿ qué á los pueblos? y ¿ que a sus represen.
tantes, des pues qoo el atrevimiento de este fraile altivo, humillando
á los ricos hornes franqueó á la arbitrariedad alemana el camino para
esclavizar á la, nacion? Los envenenados efectos de un gobierno opre-
sor, las cruentas atrozidades de la inquisicion, y otras causas quedes.
graciadamente combinadas acometieron á la infeliz España en los siglos
corridos.desde el X VI al XIX, produjeron el abatimiento de la nobleza
y del pueblo, borraron del pecho del denodado aragones el amor á
su antigua libertad: y encorbaron al vhonrado castellano, al sufrido y
valeroso gallego, al independiente asturiano, al bravo extremeño yal
festivo andaluz bajo el lát1¡!"o desolador de la servilidad. La nación
entera sucumbió á la desgracia, y no hai porqué hazer eminentemen-
te odiosa á una clase, cuando todas han sufrido igual suerte.


El que la ambicion de los grandes se reduzca hoi al corto recinto del
palacio, es mi efecto del sistema político que prevalece. Sin in.
mediata participacion eu el gobierno, porque el gabinete arbitrario co·
'nocié que ellos podian contener sus demasías con mas eficazia y mejor
éxito que el pueblo, y encarzelados en la corte, sufren el disimulado peso
de unos grillos, dorados con el prestigio de ciertos destinos aplicados
exclusivamente á su clase, y cuyo ejerzicio no impidió á sus mayores
desempeñar en otros tiempos con entereza y honor sus deberes en los
campos de la gloria y en los consejos de los monarcas, Sin embar-
go, no bien la política cortesana miró sin susto á los grandes, y en
nuestros dias empezó á llamarlos á los puestos de influeucia, que los he-
mos visto ocupar con honor los de la mas alta importancia. Los nombres
del conde de Aranda, de los duques de Almodóbar, Frias, Villaher-
mosa, Osuna, Alburquerque, Parque, Anglona,San Carlos y San Fernan-
do, de'los marqueses de Santa Cruz, de Cerralbo y del señor de Rubianes,
han aparecido en los primeros empleos militares y políticos, con un brillo
bastante para desvanecer las i~putacion('s que se hacen á los de su clase.


¿ Pero y esa ¡{nsia que se les atribuye por los destinospalacíegos., no
es un vicio radical 'de la nacion entera, y un resuItadode· .las leyes
que la gobiernan? ¿ Todas las clases no caminan precipitada; á los
empleos que están á su alcanze? ¿ No se prefiere una capellanía ó
una plaza de guarda á un oficio honrado?¿ Los artesanos mas hábiles
no cambian sus talleres por la portería de una oficina? El respe.
table labrador, el fabricante; el propietario y el abogado ¿ no meno
digan el favor de los frailes para que admitan en sus congregaciones




307


á. sus hijos? Desengañémonos, el absolutismo civily el religioso han enve.
nenado la masa de la nacion, hasta el grado mas lastimoso; y si el ar-
gumento que se haze á la grandeza ha de tener toda la fuerza que
quiere dársele, de él sacarémos consecuencias tristes con respecto
al pueblo.


Pero sea el que que se quiera el grado de envilezimiento en que
háya caldo la grandeza, desde que le dió el golpe el intrépido Cis-
neros : aun despues de esta época ha dado ejemplos de entereza poco
imitados de las demas clases, á las cuales interesaba mas que á ella
el triunfo de los principios liberales. Esos grandes que tan deprimi-
dos se suponen; dpspues de su abatimiento, se resistieron á reconocer
por rei á Carlos V miéntras viviera su madre: se negaron á aprobar
el establecimiento de trib~os onerosos: solicitaron la supresión de
los conventos mendicantes y la reforma del clero : despreciaron las con- '
decoraciones estranjeras: y supieron alguna vez impedir la ejecucion
de órdenes violentas. Eu medio de las revueltas de Cataluña bajo
Felipe 1V, esos grandes envilezidos se explicaron ante el monarca con
la mayor franqueza, desplegando las ideas mas democráticas; y úl.
timamente, la inquislcion persiguió á. un conde de Benalcázar, á D·
Jaime de Navarra, á la hija de los marqueses de Alcañizes, al conde
de Morata, al duque de VilIahermosa, y al último conde de Aranda, por
haber dado pocas muestras de servilidad, ¿ Y la historia nos conserva
un documento de entereza igual á la que desplegó el último per-
sonaje, en una de las sesiones del consejo de estado del año de 1793,
cuando por defender brioso los intereses de la nación, incurrió en la
desgracia del monarca, y se concilió el edio del favorito; pasando á I
purgar en la fortaleza de la Alambra, el pecado imperdonable en que
le hizo caer su hidalga franqueza?


¿ Y la historia, al paso que nos conserva tan ilustres datos de parte
de los grandes, aun en el tiempo de su depresion, los ofrez.e seme·
jantes en los supremos consejos? Ella nos dice que el consejo de Cas-
tilla, compuesto de letrados que perteneciau á la clase ilustrada del
pueblo, influyó eficazmente en que un extranjero ciñera l~ corona española
en competencia de un nacional, contrarrestando los deseos patrióticos
del viejo rei Fernando; que él mismo ad~lando bajamente al poder, hizo
que entre los dictados de Carlos, I~ precediera en España el título de
emperador de Austria al de rei católico: que intervino eficazmente
en que un estranjero desempeñara la rejencia del reino durante la au-




308
sencía de aquel: que individuos de su seno insultaron y amenazaron
de muerte al diputado Zuonel, porque sostenia con vigor las liber-
tades patrias: á que los mismos pidieron que se castigára ásperamente
á los procuradores de cortes que resistían el viage de Carlos á: Flan-
des. Los anales de la península nos descubren que el consejo de Cas_
tilla, en el año de 1632, persuadió al rei que limitara 6 extendiera
los poderes de los diputados como dueño soberano: que al consejo per-
tenecía un Ronquillo encarnizado enemigo de los pueblos que recla-
maban sus derechos, el cual empleó los castigos en sufocar la voz de
la razon, y en sentar la arbitrariedad sobre bases eternas. El con-
-sejo al dar cuenta al rei de los movimientos de las comunidades" ¿qué
servicios, le dijo, puede hacer el que, por su autoridad y en menos-
precio de la real, quiebra la paz?: esta es la astucia, añadió, que
108 malos de estos reinos han tenido y tienen de ser quejosos del que
al presente reina." Lenguage igual al que en el dia emplea la mis-
ma corporacion, para desacreditar los rectos principios de la política.
La historia DOS dice que el alcalde de corte Leguizama puso en la
cárcel á los diputados de Guadalajara y Segovia, y los hizo degollar
por comuneros, conduciéndolos al cadalso sobre asnos, y con sogas al
cuello (*), y que el consejo y las audieneias han levantado el po-
der absoluto de los reyes, humillando á los grandes y á los nobles, y
esclavizando al pueblo (n.


Nos abstendrémos de recordar otros hechos de igual naturaleza, re-
lativos á la conducta de las demas clases: porque como el naufragio
de los nobles sentimientos rué tan completo en los siglos XVI y
XVII, Y como el despotismo se ocupó todo en acabar con los úl-
timos destellos del honor y de la libertad nacional: no -es estraño que
el pueblo, sobrecojido con la desgracia. y atemorizado con la férrea
conducta. de sus directores, besara humillarlo la manoensangrel1tada
de sus opresores; prosternándose á los pies de los ministTl¡s de la re-
lijion, que alzados con el poder arbitrario, hizieron de las máximas
opresoras nuevos articulo! del símbolo relijloso,


VI.
La apática nulidad de la grandeza para influir en el bien gene-


ral de la nación se deduce de haberse mantenido pasiva en los rui-


(*) Puente, hlst , de Carlos V, lib. 9, ~ 6.
(+) Idern,




309
dosos acaecimientos de esta. " Durante las comunidades de Castilla, 'se dice,
no se levanto para defender sus libertades: los grandes al principio huyeron
de ellas, y al fin se unieron al partido del rei, que premi6 sus servicios ar-:
rojándolos de las cortes: desmán que sufrieron con bajeza, y sin quejarse."
Quisiéramos que los de opiuion opuesta á la nuestra, hubieran sacrifi-
cado este argumento, porque con ello nos habrían evitado el disgusto de
traer~ cuento para combatirlos, hechos que los ardientes patriotas de-
searian que quedaran cubiertos con el velo del olvido: porque su me-
moria podrá robustecer los errores que prevalecen actualmente sobre el
amor de los españoles á la moderada libertad. Pero nuestros lec-
tores atribuiran los hechos á que harémos alusion, al imperio de las
circunstancias, sin que sean poderosos para mancillar el honor del pue-
blo peninsular.


Tan léjos estuvieron los grandes de haber mirado con ceño los movi-
mientos de las comunidades, como que la historia refiere que el duque de
Frias, á quien como condestable tocaba contener los con la fuerza, pro-
cedió con lentitud apesar de las ahincadas instancias que hacia su
esposa para avivar su actividad. Padilla y Giron, jefes de los alzados,
pertenecían á la clase de los nobles: los cuales, en vez de haber influido
en las medidas de rigor que los regentes emplearon contra los levanta-
dos, sujeridas y aceleradas por el consejo, trataron con los comuneros,
convinieron en muchas de las reformas que estos deseaban, para hacer
mas invulnerable la constitucion: entraron en negociasiones con ellos,
no exijiendo de su parle mas que el sacrificio de algunos puntos, que
pareciendo á primera vista favorables al pueblo, robustecían el poder
monárquico; y se comprometieron á obtener la aprobucion de todo del
emperador, ofreciendo que en caso que este; dejándose llevar de
sus malos- consejeros, no accediese á sus demandas, los ayudarian con
sus recursos é influencia al pueblo al logro de sus idéas.


Despues de mil debates y altercados, los comuneros careciendo como
dice Robertson, de un hombre de genio capaz de dirijirlos, inflexlv
bles en no acceder á las propuestas de la grandeza, empeñados en
despojarla de muchos bienes que poseía, para trasladarlos al monar-
ca, olvidalido que el1a misma' en- el año de 1480 se habia allanado
á devolver todas las fincas qne habla 'adquirido por donaciones rea-
les(*): se negaron á entrar en acomodamiento con ella, y esta


(.) Pulgar, crónica de los' ReY,.es Católicos.




3to
desengañada del espíritu que domiuaba en Castilla, y alarmada
con el giro que tomaba en Aragon, en donde se encaminaba á.
exterminarla, dejó que los pueblos corrieran la suerte que les pre.
paraban sus desa.certados gobernantes. A vista de lo referido, en vez.
de acriminar á la grandeza, estamos autorizados para decir con Ro-
bertson (*) "que en la desgracia tuvieron la parte, principal la falta
de un ion y de concierto de las provincias, nacida de la ojeriza que,
mediaba entre ellas, y la ignorancia y las secretas desuniones de los
jefes de los comuneros, los cuales no supieron aprovechar las circuns-
tancias para establecer un orden fundado en un plan sólid~ de go.
bierno ;" y para anadir que no ha sido culpa de la grandeza el que
su influjo no hubiese producido entónces algunos bienes á la nazion.


Aun despues del triunfo del partido realista sobre el comunero, con-
tinuaron celebrándose cortes en Aragon, Valencia y Cataluña con asis-
tenciá de los grandes, hasta que el peso homicida de las armas de toda


, la nazion, cayendo sobre la enérjica entereza con que los pueblos y los
nobles de aquella parte de España se resistieron á recibir reyes de la
casa de Francia, haziéndoJa pasar por país conquistado, y sufrir los ri-
gores de esta, despedazó sus fueros, y dió en tierra. con su representa.
cion nazional, refundiéndola en la verdadera sombra á que en Castilla
redujo los congresos el despotismo flamenco, 'con mayor aquiescen-
cia de los pueblos que de los grandes, los cuales aunque no tenian de.
recho para concurrir á las cortes en cuerpo, fueron sacados de ellas
por Carlos V, no en premio de los servicios que le habían hecho, si.lW
en despique de la resistencia que prestaron á dejar establecer el tri-
buto ominoso de la sisa, que poco despues se recibió y aprobó por
los diputados de los pueblos.


VII.
Para acusar á la grandeza de haber permitido pasar la corona de España


á la familia de Borbon sin estipular algunas garantías, es preciso olvidarse
de la forma que había tomado ya en dicha época el gobierno de la nazion,
Segun la que tenia ya á la muerte de Carlos 11, los grandes bizicron cuan-
to estuvo de su parte para contener el paso del cetro español á manos de
una, casa rival y vecina; y demasiado sabemos cuánto costó á Aragon
la resistencia, en la cual hizieron un papel mui principal los grandes.
El pueblo castellano, ¿ por qué no se unió al aragones? ¿ por qué al


-C') Il istory of the reign of the emperor Charles V, lib. 3.




311
ver la indeeision del consejo de estado compuesto todo de grandes, in-
decision nacida de la opinion que prevalecía en él, contraria al paso
del trono español al delfín de Francia, no ayudaron con sus manifes-
taciones sus ideas? ¿ Por qué no repitieron el voto del marques de Vi-
llena, que reclamó la celebracion de las cortes? No lo hizieron porque
por desdicha nuestra, las cabalas palaciegas protejidas por Luis XIV,
de acuerdo con nuestros togados, pusieron la decision en manos del papa,
y su fallo confirmó los deséos del gabinete francés, y arrastró á. la nacion
al punto de donde debiera haberse alejado.


VIII.
Se quiere que los grandes de España pierdan el derecho de compone.'


la cámara alta, por el crimen que cometieron en haberse apresurado á.
pasar á llayona á hazer la corte al rei intruso, habiendo debido la nazion
su independencia al simultáneo alzamiento de las clases ínfimas del pueblo.
Estamos en mayor disposicion de 'Contestar á. este argumento, que se
funda sobre hechos que hemos presenciado, que á los que se hacen apo-
yadossobre datos antiguos.


Nos consta primero, que los grandes se vieron obligados á. presen-
tarse eri Bayona por órdenes del rei, á diferencia de no pocos de los
que pertenecían á las demas clases, que acudieron á aquella ciudad, que
lo solicitaron y miraron como una gracia la designacion de sus per-
sonas para autorizar las deliberaciones de aquel congreso: segundo, que
algunos de los grandes fueron conduzidos con escolta, que llevando el
título de guardia de honor, lo era de afianzamiento: tercero, que algu-
nos, apesar de la vigilancia de sus custodios, huyeron desde el
camino, presentándose á servir á la nazion en su levantamiento: y
cuarto, que los que asistieron á la junta de notables, hizieron en ella
un papel mui pasivo.


Si el haber concurrido á Bayona algunos grandes fuera causa suficiente
para negar á toda la clase la entrada en la cámara alta, por igual razon
deberian excluirse de la del pueblo á algunas clases, dejándola franca
á una que no tiene en su favor la razon y la experiencia. De 90
individuos que asistieron á la junta de Bayona, 11 eran grandes, 28
consejeros, militares y empleados, y solo 9 eran obispos, regulares y
eclesiásticos. Luego segun el argument? que se haze contra la gran-
deza, deberá escluirse del congreso nazional á los majistrudos yem-
pleados, y llamar ansiosamente á ocupar sus sillas á los eclesiásticos.


No negamos quc el generoso movimiento de la nacion el'! el año




312


de 1808, se debié á las clases que, léjos de perder, ganaban mucho
con seguir los planes de Napoleon; mas al mismo tiempo pedimos .se
recuerde que en la guerra de la independencia que siguió ro levan..
tamientode las provincias, han tenido una parte mur activa no po.:.
cosgrandeil, partiendo con sus conciudadanos .las fatigas y ·Jos
riesgos; .y que no se echen en olvido las privaciones que losdemas
sufrieron en la emigracion, á que voluntariamente se condenaroa; por
no transijir con 101l opresores de la nazion.


IX.
La grandeza no podia haber quedado airosa como ¡{ratnitalllente se


supone en el año de 1814, presentándose medianera entre Fernando
y losconatitltcionales; por.qne el clero, cuya influencia es ma.yorqae
la suya, empleó todas sus artes para obligar al reí á que anulara
un código, que detestaba, porque ponia nn freno á sus desmanes., .. YIi~qutl
69 vocales de las cortes reunidas en Madrid, pedian ahincadamente .al rei
que, derogara las que ellos maliciosamente llamaban leyes f1Uel1tlS,
que aherrojara á sus compañeros en el congreso, que disentían de #0
opinion: alarmando su real ánimo con exageradas pinturas del riesgo
que corria su sagrada persona, á no hazer crugir los pátibulos con
el peso de los amantes de las justas libertades! que. cou sus. servi-
eios .acababan de restablecerle en el trono que habia perdido: y por-
que, algunas" si no todas las audiencias, ántes de publicarse el decreto de
4 de mayo de 1814, hizieron secretas pleitesías al rei, ofrecíéudoj'esta-
blecerle eu el mando absoluto, faltando sus vocales de lleno á SUl¡. ju-
ramentos por el mezquino aliciente de un ascenso en su Ignominiosa
carrera; siendo traidores al gobierno que á la sazon los mandaba, y
cometiendo una vil bastardía con la naziou, La historia coetánea.. !!l'
pll$o que nos recuerda estos hechos horribles, nos dice que en ~"
Í'.eunion que ántes del 4 dc 'mayo de 1814 tuvo Fernando YII é~
Valencia con los grandes allí existentes, para saber su opinion, ape¡-
nas hubo uno que no le aconsejara que debia jurar la consti~ucioll¡
al.nnismo paso que nos dice que varios individuos de los viejos .col\-
sejos, fieles retratos de los que en el siglo XVI ayudaron ásu~
mir la nazion en la esclavitud, banderizados por el prófugo y co-
barde diputado Mozo Rosales, que logró encumbrarse á. la categorfa
de los títulos de Castilla en premio de su villano comportamientoj
instigaron al monarca paraque .señalara la entrada en el rejno cori
uu rasgo de la mas atroz perfi.dia: venzieron s~ voluntad COIl c~.




313
lnmnias y con argumentos fundados en una lógica falsamente' perver-
sa: estendierou el aciago decreto: condujeron la augusta mano pa-
raque le autorizara con su firma, y ocoparon las suyas en derrocar
las libertades: en asesinar á. los representantes de la nazion, solemnizando
con injusticias, con atrozes sentencias, con sarcasmos y desacatos, .el


'triunfo de la maldad, del perjurio y de la IJ1as escandalosa aposta-
sía de los principios de la moral.


X.
LQS grandes, se añade, que so mantuvieron pasivos durante la lucha


de 101;1 realistas y los constitucionales en el año de 1820, y que esta
conducta los haze iucapazes de componer la cámara álta., .. tY qué
tlase del estado se unió á los 'contendientes desde el dia primero-de
enero hasta el 9 'de marzo1 Cuando el intrépidc Riego recorrió con
I\Q eoluna parte del suelo andaluz, ¿se engrosaron susñlas al compas
que avanzaba en su marcha denodada? Sial 'entrar en los pué-
bl~ , resonaban 'los himnos dé ·la ovacíon al dejarlos, el .silencio
de laopresion volvia 'á ocupar el lugar del ruidoso estruendo de la
al!lgrfa : todos los españoles aplaudian al jóven que tan hidalgamente
desafiaba' él poder arbitrario , pero le aplaudían en' el secreto' de sus
corasones, y el miedo á los opresores les impedía seguir las bande-
ras de los .libres con el entusiasmo ardiente' con' que 12 años ánteg
lo habian hecho, cuando los patriotas levantaron la voz có'ilfra:'el
usurpador.


¿Yen aquellas 'difíciles circunstancias podia süecder otra cosa? .La na-
don toda veía que un pequeño número de valientes correspondido' 'lar::.-
gíls distancias por otro no muí grande de patrlotas, proclamaban 'la liber-
tad á. la faz del gobierno absoluto : que la masa general del ejército
léjos de seguir el impulso ó se mantenia indecisa'tcomo simple Y'llO'-
brecogido expectador de los sucesos que presenciaba, ó eumpliendotós
deberes de la profesión, y las 6rdenes de sus jefes, perseguia' á
10$ alzados: la nazion observaba las rigorosas y.' multiplicadas' '0,':'
denes ,que salian de la corte, y se obedecián por las autoridades
subalternas, dirijidas á contener el progreso de la insurreceiou s veia
que el santo. oficio en aquellos momentos engullia en susnegras maz-
morras 'á cuantos osaban aprobar la conducta de los libres: y todas
las. Clases,si bien cansadas con la arbitrariedad; y deseosas de mejo-
rar su fortuna, recordaban los cruentos 'é iufrúctíféros sacrificios 'de
Porlier, Lacy, Richard y Vidal, y el aborto que pocos meSeil' ánt'es


2 o




314
habia-s~ldo'.l rnoviroientofraguado en el ejérzito; que á las Ol'iBas
dé'\}adiZ'cse'dispónia á pasar á América; y observaba que un. gel'!
néral que á "la nazion debía todos sus grados yelevacion, se- ofrC'úll
á sostener el trono del despotismo. En tal conflicto la ansiedad, el
temor; y la' .irresolucion ocupaban los corazones dc t.odos; y fijos los
ojds':de todos en la corte, de ella esperaban la señal de su' pronun..
ciamiento, ó el fallo de su eterna desgracia e y la esperaban de t'al'
modo, como que al correr la noticia de que el rei había jurado inte-
riñámente la constitueion, un .gozo inefable se ·derramó con la velo-
zidlid -de rayo' por toda la península: y abiertos los pechos á -los- mo-:
vimientos del honor; la opinion en' favor de la -moderada libertadvse
proolUllció sin' obstáculos, y fué el voto de todo el' pueblo. ,Esta fiel
r~lación -, de,lo ocurrido en los primeros meses del año de 1820, basta:
pam,'deg"ane'Zer la imputacion que se haze á la grandeza; con la
idea'decondenar al desprecio la del establecimiento' de una :¡;ámara
alta. Ademas de que, léjos de haberse opuesto esta clase á ,la de-
cisiOíí del;rei, como con solapado artificio y rateras mañas lo hizo el
tíOilsejo';dé Castilla: uno de sus individuos que ocupaba un puesto de'
MM 'influencia al lado del monarca, apoyó el juramento, habiendo te.'
nido,po¡· esta causa. que alejarse del reino, lo mismo que hau-ejccu-
lado 'otros varios grandes, por no ser víctimas de la perseeucion que
,los "bs&lutistasles han suscitado.


XI.
¡;;HetllOS dicho en otro lugar y repetimos aquí, que la representaclon
'dé~;l()$ grandes, al duque de Angulema no es suficiente' para condenar
Jávi(leade una cámara alta, ni para, apartarlos de ella cómo, sein~
ten~. Porque aunque el funesto cisma que en aquella sazondividia
'¡Í,)o¡¡ liberales" los acaloramientos poco prudentes que manifes;
'tllbim algunos patriotas, y Ias. defecciones de vlos generales, envcsya
probidad y leal comportamiento descansaban las esperanzas de 'las
asociaciones en que se dividia la grei constitucional, disculpan la de-


'bilida,d, deunapequeiía parte de la grandeza, cuyos individuos' no
',h¡IDian ;ttnido parte en los negocios públicós,ui estaban; ta ll: Jigaoo8
á: la causa como otros que debiéndole su existencia y consideraeinn
la ',llaman. abandonado : ~ acaso la conducta de solos 31 basta: para
condenar. á: toda una clase? El que la opinion pública señale á cierto
.individuo de Jos quemas fervientes se mostraron ántes delaiíode
J820 por el establecimiento de la libertad, COIllO unode los agentes




31l$
activos de la defeecion, ¿serásu/icientepara arr()jar,dell;Ongr,ea~~!{)d~
laYclase á que aquel pertenecia? ¿Por que BaUesterosyAb!sbal.~o,
cilio y ViUacampa se hayan envilecido con 8ufa.l:alcomportal¡l1ieT,lt"',
ha de quedar, envilecida toda :la ilustre clase militar ] 'y porque el
obispo de Osmay el togado Cllldcronhayan sido iudivlduosrde la re-,
gencia .estranjera de Madrid, hemos de reputar para siempre degea-
dado al sacerdocio y á la magistratura?
. Mas aun cuando la grandeza española adoleziera de los wicios que
le atribuye el.patriotismo exaltado hasta el grado mas alto, ¿ l!1§lUlll
imparcialidad .y la razon no obliga á aplicarle el argumento con
que los patriotas defienden al pueblo español, cuando se le aCUSa de
IflIC no es digna ni susceptible de las instituciones libres? "Pq¡:que
el pueblo, dicen, sea en el dia incapaz de gozar de la Ubertad,¿,.8e
la ha de tener esclavizado hasta que adquiera tudas. .las prendas, .•y
cualidades que se necesitan para disfrutarla, y de q\Jc .la·mismaes-
davitlld le priva?"


Cuando así discurrimos, tenemos presente que la enestionactualr~
oae,,,no, sobre una nazion nueva á quien se trate ideiconatituir.vnue-
yalllente,' sino sobre una nazion vieja, que tiene'<hábitos ellve,k.zid9fl:
opi,nionesantiguas: y si se quiere, rancios errores :hablamoscdeúna
na~oo euye.. ga-bierno ha sido siempre monárquico, y que tiene C~!lS
y gerarquíasque está avezada á respetar. En estecstpd<l depfi~
mir á la que obtiene entre ellas el primer rango, y apartarla de in-
w,v,enit, en. la .sancion de las leyes, sirviendo de contrapeso <Í ,}aJ'ipa-
!ÜOI\~' lo; eeeemos.impolítico y desacertado. Por lo mismo, reputamQS
absolntamente preciso el. establecimiento de una cámara alta en Eilpai.á,
.formada sobre bases que eviten los daños que puedan temerse :;yel!l-
ta.m~. persuadidos que la grandeza'no'presentaohst¡\culoscapa~es @
<letener. una, medida tan útil, yqueeu otras nazionea proQl/.;Z.e ieli»es
.resultados.,


,e' .<,' XIJ. "'.... .;,
, . No, diremos 109 mismo del alto clero. Aunque-ha tenido 1úgar'.dn
~. antiguas cortes españolas, un crítico exámen sOMe el détecho, ic¡ue
,pJll!da,ia1egar á mantenerlo, y sobre su conducta y opiniones:, nos en-
iM1\a q!le. no puede permitirse su permanencia en ,él, .sin.que peligren
J.a¡'Jmoderarlalihertad,.ye1·'!:¡ien de la nazion•. Los ecleaiástieoe-espa-
·'¡oles.eu·eLestado.á que los reduzen las ,}eyesporque sedirijen,
1l9l1l';ll~10s"iler;€6,aislados . 'por el celibato, sin nexoacon los demás 'dll-
dadanos y con intereses opuesto á ellos. Dependienternente sumisos sus




316
jefes á el obispo de Roma, apellas reoonozen subordinaelon. á l~'auto.
ridíld~i\lil¡: enriquecidos con, los bienes temporales que este les' bar
flispensado,poagradezen .sus favores : desconozen la fuente 'de" sn fol',;,
tuna terrena, miran con ojo indiferente el trabajo, se' reputan du'eñóS>
de 8US productos como debidos á Dios, de quien son ministros, y abu-
sando de la moral y del dogma que predican, se sobreponen á 10/i
trenos, persiguen á los que no admiten sus máximas, y valiéndose .. de
una metañsica desorganizadora, se burlan de la buena fe dé aquellos
úyasconciencias dirijen: se desentienden de los juramentos mall!ló~;
lemnes :' patronizan á las vezes el perjurio, acaloran los desmanes de:
la arbitrariedad, porque á su sombra mantienen sus riquezas y lió!
poder temporal : enseñan á los príncipes el camino del dMpotisiño;>y
lisonjeándolos con el título de vicarios de Dios en la tierra, dánte lÍn
aentidorontrario al que en sí encierra: haciéndoles romper: lo~ dUlzes
lazos que Jos unen á los pueblos y que limitan su autotidad."


Miéntras la nazion española no reduzca al clero á los estreclíosiUmitéll
que el evangelio señala á su inñuenéla, apartando con mimo fuerte de
Ja·'igleltia lo qne' es realmente de oríjen divino, de vlo :que' na'té ~
una fuente humana e mientras no aleje el lujo , riquezas-de láiglclJm'
de J. e, que estableció las bases de su moral celestial sobre la ca·
ridRd,la pobreza y la obediencia á· las potestades temporales; y aun
mejor,miéntras. una absoluta y benéfica tolerancia religioáa, 'IIo'·Jbr...
me la base 'tle la~ leyes fundamealale, de la península: proscribienHo
laíitléade hazer dominante á un culto sobre los demos, se' correrl
gt'andespeligtos de admitir en los congresos nacionales' al clero. '


Resultados de las enseñanzas primarias sobre la prosperidadpúóJicf,f. '
"La'demolltracioll que ha decho el Sr .. Dupiu-en su discuNo',(j{jte


los efectos de las enseñamas populares en la pública prosperidad,. 011;
tan etWtvineente; qlle nos ha parezido del caso formar de ella un ar-
tículo;Tecomendando 8U l~ctura á los encargados de los nuevos go-
biél'n6slrasatlánticos.


H La Fnl1lcia se divide en 86 departamentos, siendo supoblacion
de 3J.OOO,00ft de habitantes.


La patte ddsur contiene 5-. departamentos con 18.000,000 de ha-
bitantesyla del norte' 32 departamentos con 13.000,000.


Núnutó dé ,nuchackoit que frecuentan las enseñanzas populares.,
En los departamentos del norte 740,846, y en los del mediodía




317
375,931. Luego cada millon de habitantes del nortejenvia á las es-
cuelas primarias 56,988 muchachos, y cada millon de los del :mediG-
dia 20,885. La enseñanza primaria está triplemente estendida en' el
norte que en el medio dia.


Efectos que resultan.
I.


Los departamentos del norte, á pesar de la ingratitud del clima.
que no les permite cultivar el olivo y el naranjo, 'que solo en ,1M
fronteras del mediodía pueden hazerlo con el maiz y la morera,",! de
que en muchas partes no se da el vino, produzen una renta anual,
fruto de la instruccion y actividad de sus moradores, que los haze
acudir al pago de la contribución territorial con 127.634,765 francos,
en una superficie de 18,692,191 hectares.
. LQs departamentos del mediodia, dotados de todas las proporciones
necesarias para ser mas ricas, solo contribuyen con 125.412,969 sobre
una superficie de 34.841,235 héctaros, Resultando de aquí que el era-
rio público saca de cada 1.000,000 de héctaros en 'los departamentos,
el) que mas se frecuentan las escuelas 6.820,000 francos, y en: los
que ménos 3.529,600 de la contribucion territorial,


n.
Los productos de la contribucion de patentes, que es igual en sus


cuotas .en todo la Francia, han seguido la siguiente vproporcion•
.En los departamentos del norte, donde hai mas aplicacion 15.274,456


francos: en .los del mediodia donde hai ménos 9.623,733. Es decir,
que á la, ,merced de los progresos de la industria debidos ,4 los~{ec~;
tos de las instruccion pública derramada en el pueblo, 1.000,000 de
franceses del norte contribuyen en las patentes con 1.174,958 fran-
cos, y un millon de, franceses del mediodía 534,652. "
Reasu~iendo lo dicho tenemos que un millon de héctaros' pega.en


Francia por contribuciones directas é indirectas,
En el norte. En el rnef#fX1iu•.


Por territorial .
Por patentes..•...•..••


6.820,000
B17,00Q


7.637,000


3.&3~J09 fl'~c"
27.Q,~Hj


3.875,9-16


Esto equivale á decir que un millon de héctaros vdel nQxt.e .paga




318
d~lc }l\le otro en el mediodía, y hemos visto que el norte mantte.'
ne,OO. la~. escuelaa un número doble de muchachos que .el mediodia,.~·


De 1,923 alumnos que en el espacio de 13 años entraron en la<
escuela p()lüécnica, venidos de toda Franela, pertenezieron á los, d-e·"
partamentos del norte 1,233, y á los del mediodía 700.


La academia de ciencias, establecimiento que elije sus individuos
con independencia y justicia entre los sabios del reino, ofreze un
resultado favorable á los habitantes de la parte del norte. De6'!'
académicos 48 pertenezeo á los departamentos de este, y solo 17 IÍ':
los del mediodia: de consiguiente para dar, un individuo á la aca"'!
demia francesa se necesitan 15,434 muchachos en las escuelas 'pri."
marias del norte y 22,113 en las del mediodia,


Dupin toma otro término' de comparacion en los premio! que' el
gobierno distribuye en las exposiciones periódicas de los productosd~P
la industria nacional. De lq~ concedidos el año de 1819 aparece'ba-'
ber consignado en los 32 departamentos del norte 63 medallas' d~'
oro, 136 de plata, 94 de bronce, total 293; Y en los 54 departa..
meatos del mediodia 26 medallas de oro, 45 de plata, 36 de bron.'
ce, total 107.


Todo nos demuestra las inmensas ventajas que la instruccion po..
pular produze á la agricultura, á las artes, á las ciencias, á la rí~
queza individual, al público y al tesoro.


(Sacado del folio 52 RevueEncyclopédique, Janvier 18'11).


(JombÍflacion teocrática en Europa contra las libertades públicar,'el¡
poder!J la independencia de lal naziones civilizadas.


Cuando escribimos el artículo inserto eu el folio 7 del presente periodi':
co (enero de 1827), estabamos mui distantes de que la serie de sucescs'
de.Javpenínsula hubiera venido presurosa á confirmar de un modo in-
destructible lo que allí hemos anunciado. "Las maquinaciolleidet~'
teocracia. dijimos, caminau orgullosas á hazer dependientes á los reyes'
y -los pueblos de la voluntad de los ministros del santuario;" y la re-
presentacion del obispo de Oviedo al Sr. DvFernando VIf, ÍOd 'último~
acaecimientos del Portugal, yla marcha de la corte romana, ·rt6s'tr. ...
v-elaelsecreto de la conducta' de los doctores de un evanjelio tanl)éiiti'
de' las máximns mas puras de la moral, cuanto desastroso rén 'sns lliJ'
bíés, y cuyas ideas se dirijen á sepultar las naziones enlas tiniebla:sci
de'lua siglos bárbaros, para dominarlas con entera seguridad.)"">


i Pero cuan equivocados son sus cálculos, por lilas flue cuenten con




319
la incauta sencillez y la iguoranciavdc los pueblos! El espírltu de
eximen, que es el de la edad presente, protejido por la sana"ftloso~'
fía y por la imprenta, desbarata los proyectos del absolutismo relijioso-
Podrá, si se quiere, prevalecer este en nazionesen las cuales' ligado!!
los monarcas con el clero, por un interes mal entendido, pongan á. sudis-
posioion.icomo en la península española, la fuerza y la autoridad que
la nazion depositó en sus manos; pero la enérjica lucha. qué los hom-
bres vilustrados. y la fermentacion sorda quc apesar de la vijilancía dé
lQS opresores ocasionan las verdades en el alma de los oprimidos, logl"llI'á.'
derocar elcoloso, cuyos despojos inspirarán tal horror á nuestros hijos,
que. ni' la, avaricia, ni la curiosidad, se ocupará en sacarlos del cieno'
del desprecio, por no volver á. inficionar el mundo con S11 contacto,"


Las-nasiones venturosas donde prevalece, la libertadjburlando lasma~
quinaeiones de la maquiavélica política romana, con sus esfuerzos y Sil
ejtmpJo, .romperáu al callo las cadenas bajo cuyo peso jimen lasméuos
aiortulladas, siempre que á la firmeza en. contrarrestar los 'ardides de ;
la.cabala teocrática; reunan el conocimiento de las ideas que la dirijen;.
Es preciso no olvidar .que la corte del Tíber tiene por enemigos, y nada
omite para destruir á los que no le rinden las parias vergonzosas de
una.depresora esclavitud: que con igual violencia insulta al honrado pa.
tljotismo español, que al genio de la libertad británica; y que cón el
mismo calor condena á la execracional inmortal \VashingtoD,y al al_o
taraeate distingnidoCauning, que al malogrado Riego. Para los corifeos
de la cruel liga sagrada, no hai medio: ó rendirse, ó tarde ó tem-
prano sufrir los resultados de sus venganzas: que son desastrosas.rpor-'
que los pueblos deslumbrados con los respetos del Ser supremo, siguen
desgraciadamente los impulsos de los sacerdotes, dejándose enredar in-
ca?tos en los lazos que tienden á su sencilla honradez.


I'ero repetimos: son vanos sus esfuerzos: porque los fanáticos de Es-
paña :,eQ la embriaguez de, su fortuna nos descubren el hilo de la trama,
YcllOs enseñan .el enemigo con quien Sil debe luchar, y el campodóse
ha de sostener la . lid. tonozemoe qne es altamente vergonzoso tener
qu~colUbatir en medio del siglo XIX con .las tropas asalariadas del papa,
'i ,.lastimosamente ridículo á los ojos. de la sana razón emplearnos .en
cout¡;;;¡:estar en el año de 1827 los planes de una corte, que si en, el
de 1200 se creía dueña del mundo, el giro de las luzes la, habia .redu-
cido,y;¡. á, los estrechos cotos de su poder espiritual. Mas tales la
desgracia que nos rodea y tal el abatimientomiserableen que hemos Caído!




320
Cerrando los ojos á las lecciones de la experiencia, -hemos dado suelta
al gigante que nuestros padres encadenáran; y le dejamos que volviese
á. vestir la vieja armadura con la cual en otros siglos hizo temible su
poder•. Renovando sus viejas pretensiones, pisa con planta osada los
pueblos que obedientes no responden á su voz, tiende la vista amenaza-
dora sobre los que yazen. tras eloceano, tira de las riendas con que
e~ otros tiempos dirijia á BU arbitrio el freno de su pasiva obedien-
cia, ,y al, encontrarlas debilitados por la tolerancia, ó rotas por el
inilujode las opiniones, se agitan nutre en su pecho atrozes ven-
ganzl,\S, Y aumenta á su carro nuevos anillos, y do aerrojar á las nacientes
repúblicas, despues flue consiga encadenar á las naziones que di.
viden el mundo viejo.


Tan! humillante es la perspectiva que nos ofrece el mundo civiliza-
do. Este es el término de los esfuerzos de las luzes difundidas entre
lOil~ombres por el largo período de tres siglos, y este el premio que
ban sacado los europeos de los inmensos sacrificios de sangre y
d13 riquezas, hechos graciosamente durante la serie de 26 años, para asegu-
rar los derechos de la legitimidad. Hundióse en el sepulcro la flor de
la juventud, y con ella perecieron los gérmenes preciosos de una larga
posteridad :. la guerra y las desgracias arrebataron el fruto del trabajo
y. de la industria; para volver á levantar' el trono de la arbitrariedad:
en una palabra, la Europa caminando por entre arroyos de sangre para
asegurar una justa y moderada libertad',' ha caido en las manosdeso-
ladoras. de la teocracia, qne solo le ofrece la depresión y el abatimiento
en vcambio de sus esfuerzos. El que lo dudare, que examine con fria
imparcialidad la conducta del obispo de Roma, y de sus agentes en
España, y se convencerá.


I.
Las nuevas constituciones que han aparecido en estos últimos tiein-


pos en Europa, alarman á la iglesia y ocasionan fluctuación en. los
dictámenes sobre los medios de evitar su influencia. I Alarmarse
la iglesia de J. e, por la promulgacion de unas leyes, puramente ci-
viles, que deslindan las atribuciones de la autoridad temporal! ¿ Acaso
la iglesia de J. C. está tan ligada á los tronos despóticos de la tierra,
que se conmueva porque reyes justos se declaren protectores de las
libertades de los pueblos, reconozcan y señalen los límites de su au-
toridady prometan con solemne juramento no traspasarlos, y exijan de
slIssúbditos un relijioso cumplimiento de los sagrados deberes que loa




321
imponen la razón y la justizia? Los maestros del evanjelio suponen
á la iglesia llena de anxicdad y de angustias, porque sobre ló~ 'Ílu;-'
meantes destrozos del fanatismo se proclame al fin la ioléraitét'¡''i'~li!..'


jiosa tan recomendada por Jesus, se ponga á cubierto la inocen¿iacolÍ~ra"
los ataquesde la malicia: se escude al débil contra la oaitda fi:~'f,eia1
del poderoso: se fomente y se honre el trabajo como fuente'd'{lil'¡
riqueza y sosten de las virtudes; y se dé al Ser Supremo lo qué lié'
le debe, y á Ia sociedad civil lo que no puede-negársele', á no qúEm;r'
convertir lós hombres en unos seres embrutecidos, destinados 'pata la'


.esclavitud y el oprobio.'
Estas 'son las bases sobre que descansaba la constitucion espaD:ola/j'Yi


la que reconoce lá portuguesa, cuya promulgacion, segun la parte ilusa'deP
clero romano, alarma á la iglesia, cuyo fundador predicó 'con el eje in:.:;'
plo y con la voz la tolerancia, condenó el despotismo, afeHásnh,eftiia,
mh'ó corrénfado la opresion, inculcó la igui\ldad,loó . eltrabajo,''}Jléj&1
dé ligarsE1con los' príncipes seculares, aseguró que su reino iu;'if~ ¡te"
este mundo, estableciendo una separacion tan grande entre amboscoirtij'l
la"quemedia entre lo que es puramente temporal y lo qtieeses;.¡;'
pi ritual. Pues' si las máximas del maestro Dios se eonfOrnIatl tÍlñi de'!
Iléndcon las de la constitucion portuguesa, y si las' bases de la igIe<:'i
sia por él fundada guardan con los principios de aquella leí' tll.ll' petJ ]
tecta consonancia, ¿ á qué iglesia perteneceran los. que' sostengan'las'
opiniones contrarias? .,,:' ,"~o


1I.
ta equívocacíon de las ideas, hija de la mala educacion literaria mas'


bien que de perversidad del corazón, hace que 'una gran parte de los
quefmimen las actuales desgracias de la nacion española; ert'vez'4e i
pertenecer á la verdadera iglesia católica, sean parte 'de una: red'niOlI'
desgraciada de hombres que aman el despotismo y el desconcierto; des-
co'b()cen los lazos'del amor, los encantos de la duleuray de la cari<lad,
y' miran con 'odio encarnizado á los que no siguen' ami máxiína8'y }*'I
los qile 'reclaman una estricta conformidad. de 'su conducta con la'defi,
Salvadór' y Sus discípulos. Seducidos con .el fanatismo (:ua'ndlJhllblan ¡
de dilatar el territorio de la iglesia, realmente tratan' solo' dé 8ujetár'
núe,:ospaises al dominio absoluto de su influencia, de laquellacan'
inmensos 'gozes temporales. y á la verdad que si solo trataran de
ganar los corazones, 'Únicas conquistas que hizo Jesús, halle. allirlnll~;
rian con los arreglos temporales qne hizieran los pueblos Y'los~;re'es'


2 p




32~
pará asegurar su bien estar y su felizidad temporal. Luego su agita-
cion es un indicante de los planes que acobijan en sus pechos age-
nos de su mision espiritual.


III.
Si el reino de J. C. no es de este mundo, si el Salvador se resistió


á mezclarse en los negocios seculares, y si sus discípulos establecieron
la iglesia sin tomar parte en los negocios mundanos, i porqué se amotina
el clero español en el siglo XIX, á vista de las constituciones civi-
les, producto tan exclusivo del siglo actual, como lo fueron las fun-
daciones de los conventos en los siglos anteriores? ¿Cómo es que no
teniendo su autoridad mas apo;-o en el mundo que el que les da el
evanjelio, que es todo espiritual, hazen un objeto principal de su zelo
de los negocios puramente civiles?


Lo diremos de una vez. Se alarma IJorque rezela que al sólido
establecimiento de. una moderada libertad, el espíritu analítico ocupe
todo el lugar de la cicga obediencia: que un pueblo que se gobierna
por leyes por él discutidas y sancionadas, no permitirá que á pretesto
de una religion toda espiritual, se le condene á la miseria para nu-
trir en una perniciosa opulencia á los ministros del culto; porque
sabe que en lasnaziones que disfrutan los beneficios de un gobierno
libre, no ejerze impunemente su imperio un gabinete estranjero por
mas que se encubra con los velos de la religion, y porque no se le
oculta que el influjo de las constituciones llegará á reducir al sa-
cerdocio á sus justos límites.


Estos rezelos, hijos del débil apoyo que reconoce el poder abu-
sivo del clero católico, hazen que no pudiendo este contestar á los
argumentos con que la razon ilustrada ataca sus pretensiones, alarme
la blanda docilidad de los pueblos acusando de atéos é impíos, á los
que exijeu una exacta conformidad de su conducta con las máximas
<le J. C. Estos rezelos, unidos al hidrópico afan de conservar la fa-
tal influencia qne ejerze en el mundo,hazen que el clero católico
derrame en el corazon de los príncipes las mas negras sospechas contra
los que él llama enemigos: y el rezelo de que puedan descubrirse sus
ideas, lo lleva á condenar las doctrinas mas sanas, y á pedir la muerte
de los qne las profesan, haziendo triunfar la iglJorancia y no dejando
cundir en el mundo otras opiniones que las que merecen la aproba-
cion del secreto areopago, que en los retretes del Vaticano forja las
cadenas del mundo, y abre exclusivamente las puertas del paraíso á los
que siguen ciegamente sus impulsos.




323


V.
Las maquinaciones de los jacobinos é impíos son, segun estos ilu-


sos, las que difunden las inovaciones actuales de Portugal, obligando
al clero á resistirlas por cuantos medios están á su alcanze. ¡ Hor-
rible ce/,'1ledad, producto de la pasion que agita al sacerdocio! Este,
condenando la constitución española, por no haberla formado el rei
lejítimo, y resistiendo y desacreditando la proclamada en un reino vecino
por un monarca cuya obediencia se apoya en las leyes, nos haze ver
con evidencia que todo arreglo que modere el poder abusivo de los
reyes, está en contradiccion con la moral y con el interes del clero,
el cual se vanagloria de ser revolucionario, y se proclama agente de
la destraccion de todo cuanto se proycctc y acuerde en bien de las
naciones, mientras no se combine ántes con sus opiniones, ó mejor di-
remos, con su conveniencia.


VI.
Que la parte ilusa del clero católico es revolucionaria, y está dis-


puesta á fomentar la anarquía en los paises en que ejerze su influen-
cia, no es una deducción voluntaria nuestra, sino una verdad descubierta
desgraciadamente por un célebre obispo español de nuestros dias, El
de Oviedo en la última rcpresentacion que hizo al Sr. D. Fernando
VI[ ("'), dice sin rodeos: "que este babia autorizado y alentado á los
obispospara sublevar los pueblos contra el gobierno democrático de los
años anteriores;' Esta espresion nos presenta á los prelados eclesiás-
ticos convertidos cn instrumentos de las revoluciones, por ser mas á
propósito para promoverlas por el lugar que les da su carácter, y
1'01' el fondo de las opiniones que profesan: á los vicarios de J. C.
que debieran predicar la paz y la mansedumbre, ocupados en conmover
los pueblos contra lo mismo que habian jurado en sus manos; y como
si la España fuese un estrecho recinto para sus desmanes, los ve.
mos mezclarse en los negocios domésticos de un pueblo vecino, ho-
llar los respetos debidos al príncipe que le gobierna, y atrueque de
que la arbitrariedad civil y religiosa triuufen contra la razon, desde
el centro mismo del santuario, é invocando al maestro de la caridad,
de la paz y la dulzura, piden la sangre y la matanza de los que no
convienen con ellos en puntos opinables de la ciencia política.


" Me he lamentado ante V. M. añade el prelado de Ovíedo, de


(") Véase en el folio 289, del presente número,




H24
la lenidad que COII escándalo. ejerzen los tribnnales con los reos acu-
sados y convencidos de alta 'traidon á la religion 9 al trono, paten-
tizando á V. M. hasta la evidencia la incompatibilidad de la exis-
tencia de uno solo de estos criminales con la uerdtulera religion de
J. G." " Nada mas fácil, dice la junta apostólica de Madrid en su
circular de 26 de diciembre de 1826, que poner fuera de combate
á los pocos liberales que abriga nuestro suelo. Nuestra propia segu-
ridad y lo que es mas, el interes del altar y el trono exije esta medida
con las vívoras que abrigamos en nuestro pecho. No hai transacion,
pacto ni medida, que no nos traiga inmediatamente la ruina mas de-
plorable; los defensores del altar y el trono, no.pueden pisar el mismo
suelo que los sectarios de la licencia; el que venza tiene que aniquilar
á los venzidos: no puede haber cuartel (*)." ¿Puede descubrirse mas
paladinamente el plan subversivo del clero, de destruir á. cnantos re.
sistan .los desmanes del despotismo, y á cuantos amen la moderada
libertad? No hai cuartel con las opiniones opuestas á las nuestras; el
oenzedor debe despedazar al oenzido, son las divisas ferozes de la guerra
que el clero declara á las repúblicas y á las monarquías moderadas,
porque hasta la mas débil sombra de libertad perjudica á sus pre-
tensiones, tan desoladoras como opuestas á las máximas de la religion
de que se dice maestro.


¿ y quien conocerá por un lenguage tan atro.z el carácter dulce,
benéfico y consolador de la iglesia á quien se dice pertenecen los
que le emplean con tal descaro en medio del siglo XIX: ¿ Se dirá
que los que así se emplean son discípulos del maestro Dio~ que per-
donó á sus enemigos, y estableció el amor del prójimo por base fun-
damental de su religion? Pero si estos fatales desahogos de la mas,
encarnizada venganza no se avienen con las máximas del evanjelio, se
conforman con las que hace siglos dirijen la marcha mundanal de la
corte romana, que sabe sacrificar impávida á sus proyectos, la re-
ligion, la quietud, el honor y las riquezas del mundo entero.


VII.
Roma tan orgullosa en la edad presente como en tiempo de los


Césares, lleva adelante sus ideas de domiuncion, Disimulada cuando
el viento de la fortuna no las favorece, toma el lenguaje del acomo-
damiento, acaricia á los que aborrece, y recorre cou ojo avizorado la


(.) Véase el"folio 133 del número 1, de este periódico, época 2.




325
hitoria antigua de su domiuacion con el fin de mantener siempre viva
la base de sus pretensiones. Si las Iuzes del siglo XVIJI armando
de entereza á los monarcas impusieron silencio a sus demandas, sin
abandonar por ello sus aciagos proyectos, puso en mañosa accion á
los inmediatos colaboradores, y contando con su zelo, con sus opinio-
nes' su actividad y su influencia, esperó tranquiló el momento en que
adormecidos los príncipes con el beleño de la arbitrariedad, I'e con-
fiaran la fuerza que reside en sus manos, desgraciadamente persua-
didos de que su cooperaclon sagrada seria poderosa para hazer in-
vulnerable su poder. Dueña de la vara encantadora del dospotismo
civil, atacó denonada las libertades populares, sufocó los movimien-
tos de la independencia, en pos encadenó á los monarcas, y se arro-
jó á proclamar la monarquía universal religiosa, único objeto de sus
planes, formados en el seno de la ignorancia fatal de los siglos me-
dios, y á cuya realizacion camina la curia por entre los destrozo s
de la moral y del bien público.


VIII.
En las deeretales pontificias que forman el cuerpo legal de la iglesia


de Roma, están ratificados estos proyectos al' través de las máximas
sobre que descansan. Segun estas, J. C. cometió á S. Pedro clava-
do de la vida eterna, los derechos del celestial iJ terreno imperio; la
espada temporal y la espiritual están en manos del sacerdote la una,
y de los príncipes le, otra; mas al arbitrio del papa, siendo conve-
niente que la una esté sometida á la otra, es decir, la autoridad tem-
poral á la espiritual. Por esta razon los jurisconsultos españoles del
siglo XIV llamaban á Roma sacra pontifictuura é imperante iglesia.
En aquel cuerpo legal, mostruosa eompilacion de documentos apócri-
fos y 'subversivos, pero que el Vaticano intenta hazerpasar como un
libro seuridivino, se encuentran canonizadas las opiniones revoluciona-
rias llevadas á ejeeucion por S. Gregorio VlI, el que con la idea de
sobreponer la autoridad pontificia á las autoridades del mundo, ase-
guró que los reyes debian su oríJen á los caudillos que llenos de so-
berbia y avaricia, de homicidios y maldades y ayudados pur el diablo,
habian dominado á los hombres, qne eran sus iguales, y que los romanos
pontífices tenian una descendencia absolutamente celestial.


Apesar de esto, la revolucion relijiosa que en el siglo XVI experi-
mentó la Europa, amenazó á la curia romana con la pérdida .del al-
tivo poder que habla ejerzido á la sombra de las dccretales, y que se




326
esforzaba por conservar á toda costa. En tan terrible apuro, redobló
/lU5 conatos para mantener 3U influencia, y no creyendo poderosos para
el logro á los obispos, apesar de que el atentatorio juramento que les
exije al tiempo de su, consagracion los haze esclavos feudatarios de la
silla pontificia, levantó un cuerpo numeroso de tropas diestras y saga-
zcs vendidas á su voluntad, y las cuales apareciendo en el mundo con
el cará.cter lleno de mansedumbre, se insinuaron con maña en el seno
de las familias, aumentaron el número de sus amigos con la relaja-
cion de la moral en la parte que coincide con las pasiones mas vio-
lentas, tomaron á su cargo la primera educacion, y apoderándose del
tierno corazon de los niños y del afecto del pueblo aluzinado con la
voz de los que con arrogancia se llaman compañeros del Salvador, sem-
braron en los unos y mantuvieron perenes en los otros las opiniones
favorables á la abusiva supremacía temporal de los papas, preparando
por este medio la opinion , paraque produjera su efecto en la época en
que la corte del Tíber creyera mas á propósito para ejerzer con buen
éxito su mando.


Las nuevas tropas de la curia, ligadas á ella con los votos mas sa-
grados y dirijidas .por unas ordenanzas misteriosas, llenas de hipocre-
sía se apresuraron á difundir con astucia en las naziones cultas los princi-
pios mas anárquicos y mas opuestos á las máximas de la iglesia de
J. C. con menosprecio de las leyes, escarnio de los gobicrnos y burla
de la soberanía de las naziones, . . Estos satélites del sistema teocrá-
tico predicaron, sostuvieron, enseñaron é hizieron pasar en el mundo
como verdades evenjélicas e primero, que el pap a puede deponer á los
reye,s por ciertas causas, cuya designacion queda á su arbitrio: se-
gundo, que ninguna víctima es mas agradable á Dios que el asesina-
to de un rei injusto, cuando el papa le declara tal: tercero, que este
es dueño de todas las coronas, que las puede dar y quitar á quien quiera,
así como puede deponer á los monarcas cuando cometan faltas contra
la fe ú por otra cualquiera: cuarto, que puede mudar los tronos á otras
manos !J venderlos: quinto, que los reyes reinan por concesion revo-
cable del papa, de quien son vasallos:' sexto, que el papa puede der-
ramar tributos sobre los pueblos como dueño absoluto de todo lo tem-
poral: sétimo, que el poder temporal de los papas empezó el dia en
que S. Pedro cortó la oreja á .'lfalco: octavo, que la traicion en un
clérigo 110 es delito de lesa majestad, porque no es súbdito del reí:
y noveno, qu. los clérigos no están sujetos á las leyes doile«, Este




321
es es el resúmen de las bases actuales de la política romana, y estos
los elementos de su peculiar derecho público, .que está identificado con
sus intereses, y del cual no desiste ni desistirá, segun nos lo acredita
la negra historia de los siglos XVI y XVII, Y los anales vergonzosos
de nuestra edad.


IX.
Tan perniciosas doctrinas, despues de haber encontrado una heroica


resistencia de parte de algunos monarcas virtuosos é ilustrados, de mu-
chos tribunales y de algun clero, ocasionaron al fin la supresion de
un instituto relijioso que tan abiertamente atacaba la autoridad inde-
pendiente de las naziones, alterando su tranquilidad y desfigurando
la fisonomía dulze, obediente y divina de la iglesia. Pero si la entereza
de los príncipes alejó de sus estados la ponzoña, no arrancó las rai-
zes del mal, porque depositadas en manos del papa, cundieron secreta
mas eficazmente por el mundo á, la merced de la proteceion, ya sola-
pada y ya descubierta, que estos dieron á los diestros cultivadores de
de una planta tan mortífera. ~i desde el dia de su extincion hasta
el año de 1815, no se velan lJOr Europa jesuitas con sus tragcs pro-
pios, los árdides jesuíticos y la combinacion maquiavélica de los qne
sobrevivieron á la suprcsion de la compañía, se emplearon por espacio
de un siglo en minar los cimientos de la autoridad temporal y en atisvar
las circunstancias favorables para volver á esclavizar los pueblos, y so-
meter los tronos al mando absoluto de los romanos.


Nicolao IV al ajustar un concordato con el rei de Portugal, le ame-
nazó con la escomunion si no le cumplia, y de que absolvería á sus
vasallos del juramento de fidelidad que le tenian prestado. Clemente
11, en un breve dirijido el l'.ño de 1711 al rei de Francia, estable-
ció como principio inconcuso que no era lícito á ninguno tomar el nom-
bre de rei sin el consentimiento del papa.-En el año de 1760, otro pa-
pa intentó destronar al duque de Parma, y no lo logró por la enérjica
defensa que hizo el gabinete de España.-Pio VI, en el año de 1801, for-
mó el proyecto de residenciar la conducta de Carlos IV en materias
puramente temporales, y no lo logró por la enérjica destreza COII que
el ministerio español le desbarató sus ideas y le recordó lo que no
le conveuia eseuchar.-Pio VIf, que siendo obispo de Inmola, en su
sermon predicado el año de 1794 habia recomendado los principios
republicanos como enteramente conformcsá los del evangelio, hecho
papa, dirijió el año de 1805 á sus nuncios una instruccion en la que,




328


despues de traerles á la memoria las sentencias de deposicion pronun.
ciadas por sus antecesores y los concilios contra los príncipes obsti-
nadas en la heregia, añadió: "que hablamos llegado á unos tiempos
calamitosos, en los cuales no era posible practicar, ni habia medios para
renovar tan santas máximas, viéndose la iglesia ceñida á interrumpir
la serie de sus justos rigores contra los enemigos de la fe, sil; poder
ejerser su derecho de deponer de sus tronos!J declarar privados de sus
bienes á los partidarios de la herejía."-Pio VII, no contento con
condenar con esta nota las doctrinas que en el congreso español ma-
nifestaron los diputados en favor de los derechos de la nazion, niega las
bulas del obispado á losque hablan sido presentados .por el rei, querien-
do que compraran la posesion del b(culo con un perjurio y con la degra-
dante recantacion de los principios mas inconcusos de la moral pública de
las naziones , y el actual pontífice reinante Leon XII, despues que creo
yó adormezer la vigilancia de los nuevos gobiernos de América con
muestras al parecer sinceras de amistad: concitó secretamente á los
obispos paraque conspirasen contra la autoridad, auxiliando con sus
armas la destruccion del sistema civil allí establecido; y esto lo eje-
cutó casi al mismo tiempo en que el obispo católico de Lóndres, el
R. Poynter, órgano inmediato de la enria, en el libro que con título
de brden parq rezar el oficio divino, hizo circular en el año de 1824
entre sus obejas, no titubeó en asegurar calumniosamente: que los cons-
citucionales españoles !J portugueses habian ocupado la soberanía: des-
truido las iglesias !J los conventos, asesinado !J desterrado los obispos,
JI tiranizado el dogma!J la disciplina de la iglesia: que habian sido
vencidos, !J restablecidos el altar !J el trono por la sabiduría!J valor
del duqufJ de Angulema; y en la misma época en que el cardenal ar-
zobispo de Tolosa se negó á contestar á la circular del gobierno, en
la cual le mandaba exijir de sus subalternos el juramento de adhe-
sion á las declaraciones hechas por el clero galicano el año de 1682,
-que destruyen las pretensiones de la curia, añadiendo que no lo hacia
por no disgustar á Roma,!J por qüe la potestad civil no tiene de-
recho para indicar á los obispos lo que deben haeer con respecto á
la instruccion de sus seminarios, siendo la medida un nuevo ataque
ti los derechos de los obispos. Fundamento enteramente igual al de
que se acaba de valer el R. obispo de Oviedo D. Gregorio Ceruelo,
para dejar sin cumplimiento una órdcn del Sr. D..Fernando VIl, en
que le mandaba poner en libertad á unos sacerdotes injustamente per.
seguidos por él por opiniones puramente temporales.




¿ Pero qué mucho que esto sucediera en Tolosa, cuando Francia, la
nazion mas culta del mundo civilizado, vió con respetuosa aprobacion
en el año de 1825 la escena teatral de la consagracion de su actual
monarca, la que por eutre los disfrazes religiosos á los ojos de la ra-
ZQn se presenta como el ensíIYo mas solemne del ejerzicio de las máxi-
mas de la curia, y el hecho mas augusto é irrecusable que citará
siempre el clero, del poder reconocido que ejerze sobre las autorida-
des temporales? hecho ocurrido, tolerado, y aun aplaudido á la faz
de las luzes del siglo XIX, y ante la nazion que en el siglo XVII supo
contrarestar nohlemeute sus injustas pretensiones.


Si la Francia ha presenciado entre el bullicioso estruendo de las
aclamaciones militares las lisonjas seductoras de los aduladores del
poder, y el brillo de la corte á la consngracion de su actual monarca,
sin detenerse á examinar el espíritu que la animaba: si la Europa
ha sido indiferente espectador: y si los reyes se han apresurado á
engalanar la festividad con el aparato de sus embajadores extraordi-
narios, testigos de la gloria del jefe de la Francia , la crítica halla
en este suceso, al parezer insignificante, motivos de amargas reflexio-
nes. La filosofía y la razon ven en la consagracion de Reims, el
abatimiento de la autoridad real, la ratificacion solemne de las escan-
dalosas usurpaciones de Roma: y reproduzida en medio del siglo XIX
la memoria lastimosa de las escenas de horror que han cubierto de
vergüenza á los que vivieron en las épocas de la ignorancia•••• Ana-
lizado el rito que santificó en Reims la devocion de Cirios y auto-
rizaron los magnates, los diputados, los tribunales y el ejérzito, en
él descubrimos pasages tan humillantes, que nos hazen olvidar hasta
el punto que ocupamos en la voluble rueda del tiempo•••• Desde el
primer paso hasta el último de los que compusieron la solemnidad,
se presenta el clero como depositario de los derechos del trono.' El
clero recibe á su rei como á un hombre comun: le saca de esta clase
y la eleva á la de noble: le da el poder de castigar á los delin-
cuentes: le entrega ei gobierno: le ciñe las sienes con la corona:
el diviniza con -el ungüento santo: le sienta en el trono, y le pro-
clama rei. A su voz responde el pueblo: la artillería símbolo de la
fuerza nacional asegura la obra, las banderas saludan al monarca, y
á presencia de los represent~ntes de la nazion, el clero se arroga sus
derechos, ejerze sus funciones; y haziendo tomar parte á la divini-
dad, excluye al pueblo de intervenir en un acto que es todo suyo.


2 Q




330
Por este medio, robustezido con la aquiescencia de la nazion, la fiera
Francia que en el siglo XIX ha dispuesto de los tronos agenos, y
ha dado la lei al mundo, recibe hoi su .monarca de manos del
clero, el cual á costa de la revolucion logró restablecer en el año
de 1825 del modo mas auténtico las máximas que sometieron en otros
siglos la autoridad temporal de los reyes á la espiritual de la iglesia. Los
que tacharen de exagerada esta opinion, que se detengan á examinar
la ceremonia de Reims segun se refiere en los periódicos, y se
desengañarán.


No bien llegó el rei á Reims, que el clero se apoderó de su per-
sona, le condujo á la iglesia, le hizo oir vísperas: un cardenal pro-
nunció un scrmon relativo á la ceremonia preparada. En él no ol-
vida recomendar su antigüedad é importancia, la llamó espectáculo
divino y monárquico, en el cual se distingue la accion tutelar de la
religíon que consagra las obligaciones' de los monarcas para con los
pueblos, y afianza los deberes de los pueblos para con los monarcas.
Si la consagracion se hubiera reducido á fortalezer los vínculos so-
ciales, y si no se hubiera dado mas parte á la religion que la de
hazer mas fuertes los empeños de los reyes para con los pueblos,
y los deberes de estos para con ellos, no hallariamos motivo para
ejerzer la censura, pero el ceremonial de la funcion fué de tal jaez,
que alarma la fidelidad, y pone en consteruaciou al mundo civilizado.


En la mañana del dia señalado para la consagracion real dos cardenales
del S. R. 1. que en calidad de asistentes jamas abandonaron el lado del mo-
narca, siendo los mas inmediatos á su persona entre les personages de la in-
mensa comitiva que le acompañaba, seguidos de los prelados y del cabildo
de Reims, pasaron al palacio, llamaron á la puerta de la cámara del rei, y á
la demanda del sumiller de qué quieren omds > contestó ti cardenal
mas antigno: á Carlos X á quien su divina majestad nos ha dado
por reí. Incorporado este con ellos se dirijió á la iglesia. Antes
de pasar adelante, debemos advertir qne la Francia, representada por
sus diputados y por sus pares, no concurrió á este pasnje : que el
clero solo fué quien buscó al monarca, diciendo que iba á encontrar
á su rei . que el cardenal solo, y no el prelado, ni algull lego dió
la respuesta; y que el rei, escoltado inmediatamente por el clero, apa-
reció ante su naziou reunida en el templo, conducido por la mano
eclesiástica. ¿ Puede decirse de un modo mas claro l\lIe la autoridad
augusta pende del clero? Esta ceremonia en la táctica del gabinete
romano equivale á un decreto invulnerable de la supremacía del po-




331


der espiritual sobre el de los reyes. Pero por si no bastara la muda
declaracion de este pasage en el rito romano, hubo otros mas explícitos.


El rei se presentó ricamente vestido, pero como nn ciudadano, y
tomó asiento fuera del trono, aunque en el paraje mas distinguido.
El arzobispo le bendijo con agua santa, preparó la ampolla milagrosa
del aceite, y acercándose al monarca con los santos evanjelios y la
vera cruz, le presentó la fórmula del juramento que hizo en los si.
guientcs términos.


"Prometo á Dios y á mi pueblo mantener y honrar nuestra santa
religion como debe hazerlo un rei cristianísimo hijo primogénito de
la iglesia; administrar recta justicia á mis súbditos; gobernarlos con
arreglo á las leyes del reino, y á la carta constitucional que juro
observar fielmente. Así Dios me asista y estos santos evanjelios."


y nosotros preguntarémos ¿para qnién es el rei r ¿ no lo es para
la nazion entera ¡ ¡ no la ha de mandar ¡ ¿ A quién sino á la nazion
entera interesa que se la dirija con justicia y bondad ¡ Lnego la
naxion y no una clase de ella, cuyos intereses están en oposieion con
los suyos es la única que debe asegurarse de las promesas efe su ca-
beza, intervenir en ellas y robustezerla eon el voto de su obediencia.
Luego el clero monopolizando esta ceremonia se declara superior al
rei y á la nazion, se erije en exclqsivo tutor de sus derechos, y
juez sin apelacion de su futura suerte.


Los antiguos siquiera mezclaban de un modo decisivo la accion po-
pular con la religiosa, acreditando con ello que el sacerdocio, invo-
cando á la divinidad, consagraba los deberes del pueblo y del monarca.
A la uncion santa y á los ritos religiosos de ella prcccdia Ia pre-
gunta al pueblo: de si queria á aquel por rei , si se sometia á su
manilato.2 y en vista de la afirmativa se pasaba al juramento y á la
consagracion: suprimida esta fórmula, todo quedó á la merced del clero,
el cual, sin hazer caso del pueblo, recibió el juramento y consagró
al monarca.


¡ Yacaso da mayor fuerza á esto la mano eclesiástica ¡ El juramento
la recibe de la promesa del que le haze, y de la imprecacion de que
va acompañado paraque Dios le castigue si la quebranta: el obispo
ó el cardenal no le da ni le quita vigor, de consiguiente su exclu-
siva intervencion es tan agena del acto, como lo seria la aproxima-
cion de un lego al sacerdote cn el momento de la consagracion de
la hostia. Mas. esta, al pareze!' fórmula de pura pompa, envuelve
la misteriosa idea de que el papa es quien puede relajar del eum-




332
plimiento de un voto hecho ti Dios por Sil mano ó la de los prelados
SlIS súbditos. En Aragon se unjian los reyes por mano de los pre-
lados; mas el gran justicia les exijia el juramento, y jamas se dudó
de su firmeza porque no se hubiera hecho en las manos del clero.


Carlos X puesto de pies ante el prelado dcjada su vestidura se puso
unos botines; el delfin tomó de sobre el altar las espuelas y las en-
tregó al monarca que las volvió á dejar en aquel. Bendice el ar-
zobispo la espada" se la ciñe al rei y se la vueh e á quitar: la vuelve
á bendecir y de rodillas este la recibe de sus manos. AqUÍ tene·
mos la ceremonia de armar caballero, al rci, casi igual á la que se
usó en Europa en los siglos de la feudalidad, El resultado es que
el rei de Francia es caballero porque le hizo tal el clero, y si se
ha de dar á cste paso toda la trascendencia que le atribuian las le-
yes de la caballería que pareze se tratan de renovar; el rei queda
ligado al que lo ha armado caballero con los vínculos de una fide-
lidad, incompatible con la independencia del poder soberano.


¿ y poner y quitar dos vezes la espada, símbolo de la fuerza y
emblema de la administraeion de la justicia, no envuelve en sí una
degradacion de la majestad real? ¿ Y no descubre que el clero es quien
le da y le quita aquella suprema facúltad? máxima romana que ha
ocasionado males horribles al lipaje humano, que la sana razón habia
proscrito, y f¡Ue en el año de 1825 vuelve á aparezer en medio de
la ruidosa función de Reims, en la época en que tanta proteccion se
dispensa á los jesuitas, natos propagadores de tan suversiva doctrina.


Unjido el rei en el pecho y las espaldas, y vestida la dalmática
y el manto, se arrodilló ante el prelado, el cual le nnjió las manos,
le calzó los guantes, le ciñó el anillo, le entregó el cetro y la ma-
no que tomó de sobre el altar. Tomó luego la corona, y colocán-
dola sobre la cabeza del monarca, sin dejarla descansar en ella la ben-
dijo y se la puso diciendo: recibe la corona en nombre del padre,
de! hijo Efc.


La entrega de los guantes y del anillo es un resto de la antigua
investidura dc los feudos; por manera que con esta fórmula Roma
logró lo que cara á cara le ha costado graves desengaños obtener en
siglos ménos ilustrados. El clero le dió el cetro y hasta le ciñó la
corona, queriendo sin duda adquirir por este medio la posesion de
una regalía que algunos monarcas le negaron en otros tiempos. Los
reyes de Aragon tomaban del altar la corona por su mano, y ellos mismos
se coronaban; porgue sabia n <¡ue <le la intcrposicion {k la mano ecle-




333
siástica dcduzia Roma el derecho de dar y quitar el mando. Y la
precaución que en el siglo XV tomaban reyes ménos poderosos que
Carlos X, la abandonó este, seduzido quizás con la esperanza de ase.
gurar el mando. ¿ Y el reí de Francia no conoce las artes de la cu-
ria! ¿ Igl).ora que esta nunca abandona susplanc$ de dominación, y
que da á las fórmulas el valor que la razon tributa solo á las de-
liberaciones mas meditadas!


Acabada la coronacion, el rei se dirijió al solio, y estando en pie
llevándole el arzobispo del brazo, vuelto hácia el altar y dicha: una
oracion, se sentó; y cojiéndole el prelado la mano, le dijo: confír-
mete Dios en este solio, se la besó y grito tres vezes viva el reí,
á cuya voz se rompió el velo que separaba la iglesia del pueblo, y
este repitió los ecos, y la alegría y el entusiasmo llegaron al colmo.
Por manera que el pueblo no vió á su rci hasta que el clero lo dis-
puso: la grita de viva el rei, indicante de la obediencia de los súb-
ditos, no se escuchó hasta que el prelado la lanzó de su pecho; y
el obispo sentando al rei en el trono, asiéndole del brazo, y dando
el saludo, acabó de asegurar la supremacía de su clase sobre la auto.
ridad monárquica.


¿ Podrá dudarse ya de que la ceremonia de Reims que ha llamado
la curiosidad de los viajeros, ha excitado las emociones de los de-
votos, ha irritado las pasiones de los cortesanos, ha sido una solem-
nísima declaracion hecha á la faz del mundo en el siglo XlX dé la
dependencia de los tronos á la autoridad eclesiástica, y de un suceso
que Roma" habrá anotado en los rejistros de su pulítica para contra-
restar el daño que pudo causarle la escena que el pontífice autorizó
en la misma Francia, cuando obedecia al general del siglo que supo
separar con mano fuerte los límites de las dos potestades! Si los
aduladores del poder absoluto, y los ministros franceses han lisonjea-
do á Carlos X con la idéa ventajosa de que la uncion sagrada le
hacia invulnerable á. los tiros de la filosofía, nniendo servilmente el
pueblo á. su voluntad, nosotros tenemos la desgracia de ver en esta
ceremonia la carta degradante que convierte al monarca en súbdito
dc Roma (.).


(*) Nos hemos detenido algun tanto sobre este pasaje, porque en nuestra
opinion ha sido dirijído y consumado por Roma como un acto solemnísimo de
sus llamados derechos sobre las naciones, y como un acto ilustre del poder de
la cabala teocrática que se propone dominar al mundo á Costa de su libertad.




834
Lo dicho hasta aquí uos demuestra.


I.
Que la curia romana, auxiliada por la eficaz cooperación de los sao


cerdotes subalternos, haze siglos camina á sojuzgar religiosa y civil-
mente al mundo, sometiendo á, su voluntad soberana los pueblos y los
reyes, disponiendo de su frágil credulidad y de su opinion para ro-
bustezer su imperio.


11.
Que el Vaticano, haziendo de la religion el talismán de su políti-


ca mundana, abusa de los respetos debidos á la humanidad para in-
sinuar entre los hombres sus idéas, acallar los clamores de la razon
ofendida, y sacrificar á cuantos no le prestaren sumisos sus servicios
y humilde deferencia.


IJI.
Que constante la corte del Tíbcr en su plan sin arredrarse con


los obstáculos, marcha á su objeto, desconoze el influjo de las cos-
tumbres, prescinde de las relaciones políticas, las cuales mudan la faz
moral del globo, del mismo modo que las naturales alteran 'no pocas
vez es su aspecto físico: se conduzc en el siglo XIX cual pudiera en
el XII: intenta detener los efectos del tiempo: cortar con mano osada
sus alas vagorosas; y sentada sobre la piedra de sus cálculos, de la
cual nada es poderoso para apartarla, si en las épocas para ella de
infortunio calla disimulada, busca las ocasiones dc mejorar de suerte, y
lograda camina al logro de sus miras con una velozidad y violencia,
ignal á la compres ion que su orgullo ha sufrido en las épocas que
ella llama de humillaeion y abatimiento.


IV.
Fiualmente, que el señor de la ciudad de las siete colinas, ha gran-


jeadado en el corto espacio de 12 años corridos desde la caida de
Napoleón hasta el dia, cl inmenso terreno que hahia perdido desde
el de 1516: en el año de 1819 desafía á la libertad del mundo,
que lograria destruir si los hombres amantes de su dignidad no con-
tienen con mano fuerte el torrente que amenaza sumerjirlo en el
océano insondable del despotismo civil y religioso.


. v.
La historia de nuestra edad, tan poco honrosa comparada con la dc los si.


glos medios, confirma estas desconsoladoras deducciones. Ella nos dice
que en nuestros mismos dias, á la merced de las providencias acordadas




335
por algunos príncipes ilustrados, Roma toleró resignada la pérdida
momentánea de muchos de sus derechos, aduló á los mismos que mor-
tificaban su ambicion, y cediendo á sus insinuaciones no pocas vezes
previno sus deseos con su anticipada aquiescencia. L:J. historia coetá-
nea nos enseña que cuando la combinacion de los sucesos públicos
obligó á los pueblos á reclamar sus derechos, atemorizados los prín-
cipes, en vez de ponerse al frente de sus ideas, se empeñaron en con-
trarestarlas, y á las vezes venzidos y al fin venzedores al cabo de una
lucha de 37 años consiguieron restablezerse en sus tronos. Roma,
aprovechando la ocasion que le ofrecia el miedo de los monarcas, y
sus deseos de asegurarse en el mando absoluto, les ofreció disponer
á su antojo del mundo entero, sin mas título que el que le da el
ser vicario de J. C. en la tierra. Este es el cuadro que ofreze la
culta Europa en aquellos paises, en donde merced á la desgracia de
sus soberanos, domina el clero católico; este el término á donde van
á. parar las persecusiones que el genio arbitrario ejerze sobre los hom-
bres amantes de la libertad y del honor del linaje humano; y esta
la suerte que espera á las nazientes repúblicas ultramarinas, si con sa-
bia prevision y enerjía no procuran precaverse.


Al llegar aquí tal vez algunos de nuestros lectores escandalizados
con nuestra franqueza, atribuirán lo que decimos á un exceso de aca-
loramiento nazido de la triste posiciou que nos cabe en suerte. ¿ Pero
por ventura no aseguran la exactitud de nuestras opiniones el com-
portamiento de los prelados españoles, las maquiavélicas maniobras de
los jesuitas en Francia, para cautivar la opinion de los que se dedi·
can al estudio, fijándola exclusivamente sobre las máximas destruc-
toras de su política civil y religiosa (*); las maquinuciones del sa-
cerdocio de Portugal, las negociaciones de la corte romana dirijidas
á fijar para siempre el clavo á la rueda de su fortuna, con el es-
pecioso pretexto de hazer que todas las naciones vivan bajo una misma
creencia, ¿A qué otro objeto qne al de asegurar la dominacion teo:
crútica en el mundo, se han dirijido los pasos que Roma dió en estos
días para atraer á su comunion al ruso? ¿ á qué otro fin se encaminan
los escándalos de Irlanda? ¿ A qué se dirije la envenenada perse-
cuciou que aquella acalora contra los que profesan opiniones políti-
cas contrarias á las suyas? ¿ qué se intenta cuando se atreve á condenar


(*) Véase lo que se dice en el foI. 193, de este periódico, época 2.




336
las obras del inmortal y sabio Jovellanos, que en piedad y en ,sen.
timientos verdaderamente religiosos pudo disputárselas al mismo cólaga
sacro i ¿ Qué nos. revela la no acostumbrada liberalidad de la corte
del Tíber en remitir fondos á España para mantener las tropas apos·
tólicas, y en ceder temporalmente al rei los productos de las ,contri-
buciones vergonsozas que exije al pueblo español con pretextos re: i-
giosos? Nos descubre de un modo inequívoco, que no la causa de
Dios, sino la mundanal del mando es lo que ocupa á los altos direc-
tares. del clero católico; los cuales, no satisfechos con la humillante
servilidad de los reyes, insultan su autoridad descarados, y resisten
con negra osadía sus mandamientos, haziéndoles experimentar los ri.
gores de su poder divino, y preparando al mundo la mas negra es-
clavltud


" Estoi altamente persuadido, dice el obispo de O viedn al Sr. D. Fer-
nando VII, con toda la fuerza rencorosa del despecho y la arrogancia que
nace de la atentatoria persuasión de la supremacía de su autoridad,
de que si V. 11/. no se hubiera separado de la senda que ofrezib seguir
cuando autorizó á los obispos y los alentó para sublevar los pueblos,
ni V. ]\,1. se vería expuesto ahora á perder una corona dos vezes res-
tituida, ni lo que debe ser á "V. M. mas sensible, próximo mas de lo
que pareze, á lo que mis labios 'no tienen aliento para pronunciar. La
nave del estado corre gran riesgo, porque ya no ejcrzen los ministros
de la reiigio» la influencia que ánte« en lus reales determinaciones."
¿ Prescindiendo de la especie de gitanesco chalanismo que envuelve
este lenguaje, puede decirse mas abiertamente que el poder del trono
es nulo á no apoyarse en el clero? ¿ puede amenazarse mas cruda y
desvergonzadamente á un monarca? ¿ Puede insultarse de un modo mas
atrevido á la soberanía de las naciones? ¿ Y pudiera aventurarse á
hazerlo un vasallo del mismo rei, á no estar bien asegurado? á no
contar con sus auxilios, como mas eficazes para el logro de la em-
presa por apoyarse sobre el prestigio divino que la rodeaba, y que pre-
sentándoles la decantada concordia del sacerdocioy del imperio, .como
el sólido sosten de sus coronas, logró amalgamar sus intereses con los
de los reyes absolulos, yestablezer con ellos una alianza que llevando
por objeto oculto la depresion del pueblo y el enzalzamiento del poder
temporal, al cabo concluirla haziéndole recaer en manos del clero?
Dado este paso sagaz, cumplió Roma sus promesas, haziendo apare-
zer de nuevo 'el ejérzito jesuítico poniendo en armas á los obispos,




337
atemorizando á. los pueblos con los castigos reservados por Dios á los
que procuraban perderlos, inculcándoles las máximas de la moderuda
libertad, persuadiéndoles que la causa de la religion interesaba en la
ruina de sus seductores; que la arbitrariedad agradaba al Ser supre·
mo, y que la obediencia pasiva y el embrutecimiento eran los caminos
mas seguros para el logro de la vida eterna. Los pueblos fatigados
de la larga lucha que acababan de sostener por huir del despotismo,
escarmentados con la apostasía de algunos de los que creyeron amigos
sinceros de su libertad, olvidados de los inmensos sacrificios que aca-
babande hazer, aterrados con las exageraciones de Jos sacerdotes,
COII las fantasmagorías religiosas de las misiones que en estos últimos
años se han multiplicado para anxiliar la consumacion de la obra de
la curia, á fuer de cansados, se rindieron al clero: hiziéronle dueño
de sus fueros, de su razon y del fruto de sus sudores, y abanderiza-
dos por él, recibiendo la absolucion de sns pecados en cambio de la
abjuración de las máximas que habian sostenido con su sangre, renun-
ciaron á su libertad, maldijeron á sus mayores, escarnezieron á los
hombres zelosos que solo deseaban Sil prosperidad, y llegaron á enga-
lanarse con los asquerosos atavíos de la servilidad civil y religiosa.


X.
Los príncipes, léjos de contener el curso de linos desórdenes que


amenazan sumir el mundo en las tinieblas del tiempo de las cruzadas
y de los Ilajelantes, los fomentaron por creer que una vez humillados
los pueblos á los pies del sacerdocio, le seria á ellos mas fácil man-
tenerlos sometidos á su absoluta voluntad; y porqne se persuadieron
que el clero hazia para ellos la conquista. Pero este, que llevaba el
objeto de convertirla en su provecho, vendió sus servicios á los mo-
narcas á costa de su decoro: les echó en cara su impotencia, les ame.
nazó con que de él pendia la conservaciou del trono. "V. M. está
expuesto, le dice el obispo Ceruelo al Sr. D. Fernando VII, á perder
una corona dos vezes restituida con torrentes de sangre, y otros sa-
crificios no menos caros á los ministros de la religion'": seguros
de su miserable dependencia, pues en ella se habian puesto al buscar
su cooperaciou , se apoderaron de sus consejos, tomaron parte en las de-
liberaciones de sus gabinetes, y ensoberbezidos con el poder que la fa-
talidad puso en sus manos, contando con la necia deferencia del pueblo,
dieron el paso de debilitar el de los reyes; en pos los humillaron y
altin acabaron con convertirlos en tristes feudatarios del monarca um-


2 R




- 838


»ersat, que desde las orillas (Id Tiber se propone que la fuerza ecle-
siástica que él reputa infinitamente superior á la de su reí, ha de sostener
sus respetos.. Este es el término ya bien descubierto de la hipócrita re-
ligiosidad, y este el pnnto donde viene á parar la alarma que se su,
pone agitar á la religion á vista de las constituciones.


¿ Un obispo que se condujera por las reglas del evangelio, y que no
prefiriera á la doctrina sacrosanta de este la subersiva de la dataría
y que en vez de hazer miserablemente la corte á l~s famélicos depeudien-
tes del gabinete romano, se modelara por los ejemplos de J. C. se atreve-
rla á decir cara á cara al unjido de Dios, como lo haze el obispo de Oviedo
con su rei: "que sus órdenes son la cx prcsion de los caprichos de sus se-
cretarios de estado: á llamar insulto la resolucion del monarca eu que
le recuerda los deberes de juez y de obispo con respecto á unos in-
felizes presos que tiene aherrojados sin razon > ¿ Y sobre todo, llegaría
hasta el lastimoso término de vulnerar las leyes y hollar las regalías
de la corona, que no son mas que la dec1aracion de los derechos
nacionales, cuando aparentando desconocer la proteccion qne el rei debe
á sus súbditos, y la santa influencia de los recursos de fuerza, dice
con una decisíon que en tiempo de Cárlos In le hubiera costado un
estrañamiento : "que el min"istro se habla entrometido sin autoridad en
los negocios eclesiásticos, que solo á él como vicario de J. C. en la
diócesis de Oviedo, le inculca decidir definitivamente?" Esto haz e
el obispo Ceruelo, porque cree que ha I!pgauo ya el tiempo de ar-
rojal' la máscara, y de dar el ú lthno asalto al poder civil. La corn-
binacion teocrática á que pertenece, y de la que es ca,rnpeon ilustre,
cree que ha llegado el momento de tremolar la bandera (le su do-
minacion desde el capitolio, y por eso atrevida, levanta con orgullo.
el pendon de su fatal imperio 'en aquellas ásperas montañas do se
conservó fa monarquía española, y do la gente usturiuua con noble
valor supo por des vezes restablecer el reino de las leyes y rescatar
con brillo nuevo el esplendor elel trono español. Las cenizas de los
Ínclitos varones que en Aragon establecieron el antemural de la Ji,
bertad ellel fuero de manifestacion, y las de los suhios castel luuos
que con leyes acertadas supieron contener los desafueros del poder,
aun cuando se abroquelaran con los atavíos de la' religion, se agitan
En el sepulcro al resonar en su recluto la trompeta de la teocracia
jactanciosa, movida por la osadía ¡]pl prelado de Oviedo: y las somo
brns .respetab les de Cárlos JI I,de MIIClIllll1 y de Campomúnes CODo




839
movidas, vienen de la region dd descanso, glorioso douds vagan, á
acusar nuestra miserable debilidad y cobardía.


¿ Pero para qué reconvenimos por lo que no debemos responder?
Los desmanes de la teocracia son obra exclusiva de los soberanos que
desgraciadamente engañados, en vez de unirse al pueblo de donde les
viene el verdadero poder y majestad, se han lanzarlo indiscretamente
en manos de la parte ilusa del clero católico, que sagaz y astuta, obe-
dece ciegamente á, un jefe estranjero, el cual en el siglo xrx tra-
ta de vengar los agravios que supone haber recibido de mano de los
príncipes ilustrados, aherrojándolos para siempre en los grillos de su
obediencia. La política de Jos gabinetes -europeos, suspicaz con sus
sometidos, y empeñada en contrarestar el espíritu del siglo, se obs-
tina en hazer retroceder los pueblos á los siglos de la barbarie, y pu~s.
ta para conseguirlo á la merced del sacerdocio, corre el riesgo imi-
nente de verse envuelta en la ex plosion general que amenaza, pa-
sando en el entretanto rOl' la ignominia de sucumbir al yugo del fanatismo,
sirviendo de adorno al triunfo de la curia, cuyo jefe se complace en
pisar, como en las épocas de la ignorancia, las coronas y los monarcas,
dictando decretos exterminadores para sumir en el abatimiennto y la
desgracia á las naziones que se atrevan á, resistir sus de masías.


¿ y dejarán los reyes, y consentirán las repúblicas que se les so·
breponga el que ningun derecho tiene á subyugarlas? ¿ Será ta], nues:
tra desgracia que hayamos de ver á los pueblos seguir envilecidos
el carro funesto de la ovacion teocrática? ¿ Las naziones cultas ol-
vidando lo que les enseña la historia, sufrirán tal mengua? ¿ y los
príncipes y los pueblos libres dejarán arrebatarse el poder que
reside en sus manos cuando tan fázilmente pueden asegnrarle? Unau-
se de una vez los reyes á los pueblos, abandonen 105 miedos pueri-
les que los aquejan y cuya gravedad abulta el sacerdocio iluso - vara
oprimirlos: promulguen de una vez las leyes conservadoras de la mo-
derada libertad que deben á sus sometidos, y colocados al frente de
la revolucion que haze 30 años amcnuz a al continente, dirijan, en lu-
gar de reprimir, los esfuerzos de la independencia, y robustecida su au-
toridad con el amor y el interés de los que deben obedecer su voz,
su poder adquirirá nueva; fuerza, y desterrará al país de las quimeras
las pretensiones del clero, haziéndole entrar para siempre en el estre-
cho recinto de sus deberes puramente espirituales. Con esto, se pondrá
fin al escándalo que atónito presencia el mundo civilizado, se lim-
piará á la iglesia católica de las manchas con 'luC la afea la conducta




340
desacertada de' sus ministros, y nuestra edad verá. al fin escrito con
caractéres tan luminosos como indestructibles, el decreto consolador
que establezca la verdadera concordia entre el cieloy. la tierra, fun-
dada sobre la tolerancia religiosa, sobre el crítico deslinde de ló que
es temporal, de lo que es puramente divino, y sobre la sumision de
los hombres á las leyes.
, No hai que adormecerse, pues que Roma, tan atrevida para llevar


á cima sus proyectos cuando la fortuna la favorece, como circunspecta
cuando conoce que se detiene su curso con mano fuerte,aprovechando
las coyunturas que en el día animan su aecion, empleará todas sus artes
y sus recursos para impedir que las naziones se pongau en el camino
que conduze á asegurar su independencia; y ¡ ai de las que cerraren
los ojos á la evidencia! ¡ ai de los príncipes que seducidos con las
dulzes y engañosas vozes del Vaticano, dejen por mas tiempo las
riendas del gobierno en manos del jefe sacerdotal que 1'11 los miste.
riosos retretes de sus consejos, tiene haze siglos levantado el mapa de
su imperio que se dilata hasta los últimos confines del mundo! y ¡ai
de los pueblos y de los monarcas moderados y absolutos! y ¡ ai de
las repúblicas que no opongan un muro de bronce á las maquinacio-
nes maquiavélicas de los sucesores de Gregorio VII, los cuales no
pueden mantener el rango y la influencia que ocupan entre los po-
tentados, sino á costa de los sudores, del embrutecimiento y de la moral
del linaje humano!


Cotejo de la bula -del restablecimiento de los jesuitas con la de su
extincion,


El papa Clemente XIII gran protector de los jesuitas, estrechado
por las cortes de España, Francia, Portugal y Nápoles, á que ex-
tinguiese la compañia, tenia convocado para el dia 2 de febrero de
1770, el consistorio en que debia exponer las razones que le habian
determinado á acceder á las instancias de aquellos príncipes. Mas
hallándose nuevamente acometido del asma, falleció la noche ántes en
medio de las mas violentas convulsiones. '


Solicitado por las mismas cortes Clemente XIV su sucesor, se tomó
cuatro años de término para informarse radicalmente de este negocio,
y examinar con madnrez las buenas ó malas resultas que pudiera traer
á la iglesia su deeision. Para este efecto nombró una congregacion
deS cardenales y de algunos prelados, á los cuales agregó los mas
hábiles canonistas.




341
De las indagaciones y discusiones de esta junta, resultó averiguado


que la compañia de los jesuitas, casi desde su oríjen, por su viciosa
crganizacion , habi~ sido ajitada de toda especie de intestinas disen-
siones; que había sostenido una guerra perpetua contra todas las or-
denes regulares, contra el clero secular, las academias, las, universi-
dades, los eolejios, y aun contra los príncipes que los acojieron en
sus estados: que sus turbaciones internas nacían del poder absoluto
de su jeneral, y de los vicios de su gobierno: que sus discordias
con los de fuera, tenian apoyo en el particular sistema de doctrina
que se habia formado, en su reprensible conducta respecto de las
otras escuelas, en el abuso que hazia de sus privl1ejios, en el menos-
precio de la jurisdiccion de los ordinarios, y de las personas seglares
eclesiásticas constituidas en dignidad. Se convencieron asimismo de
que esto habia dado ocasion á graves acusaciones y contiendas, fo.
mentadoras de disturbios, capazes de comprometer la paz y la tran-
quilidad de la cristiana república. Observaron que á la Silla apos-
tólica habían llegado quejas de todas clases, apoyadas por príncipes;
y que aumentándose diariamente estas acusaciones, trataron seriamente
varios papas de atajar este daño. Sixto V murió en el momento en
que iba á acordar una enérjica medida en vista de las reclamaciones
de Felipe n. Paulo V obligó al capítulo jeneral de la compañía,
lÍo. que por un especial decreto prohibiese á todos los jesuitas injerirse
en negocios ajenos de su ministerio. Inocencio XI y Inocencio XIII,
convencidos de la imposibilidad de sujetarlos á nna saludable refor-
ma, les prohibierou la admision de novicios. Benedicto XIV intentó
en vano reformar las casas suyas de Portugal: igual suerte tuvieron
otros semejantes proyectos de varios papas.


A pelaban los jesuitas á la autoridad del concilio de Trento, alegando
que habia aprobado su piadoso instituto. Mas Clemente XIV, hizo
observar que aquel concilio se habia limitado -á exceptuarlos del de-
creto jeneral que obligaba, á todas las demas órdenes Tegulares á. ad-
mitir sus novicios á la profesion religiosa inmediatamente despues del
neviciado, caso de ser juzgados dignos, Escudábanse ademas con la
bula de Clemente XIII, que~abia aprobado uuevamente su instituto
y confirmado sus privilejios. Mas Clemente XIV advirtió que la
tal bula, mas bien, arrancada que obtenida, léjos de remediar el daño,
le habia aumentado por el abuso que hizieron de ella los jesuitas,
de suerte que desde aquella época eran mas graves y frecuentes las
quejas y las denuncias contra la compañía.




34~
De-este triste cuadro de los desórdeues causados por los jesuitas,


los cuales expuso por extenso Clemente XlV, en la bula Dominus
ac redemptor, coucluia este papa que esta órden no"' podia yadar los ,
frutos para que habia sido fundada y aprobadu : que su existencia era
incompatible con el establecimiento de una paz, sólida, y permanente
en la iglesia; y por consiguiente que eu su extinción estaba intere-
sada la salud pública. Esta extincionse rca,izó por medio de la bula
de 21 de julio de 1773, y del breve de. 13 de a~osto del mismo año.


Clemente XIV justificó esta medida con hechos calificados y graves
consideraciones apoyadas en ellos. N o pudieran pues ser restable-
cidos 105 jesuitas sin que ántes se sujetasen á un lluevo exámen es-
tos hechos y consideraciones. Mas ni d~ lo 11110 ni de lo otro ha-
bla una sola palabra la bula de Pío VIL No entra este papa en la'
discusion de si son verdaderos ó dudosos ó falsos los tales hechos.
Solo tiene á bien restablecer el edificio destruido por Clemente XIV
en virtud de ciencia cierta, y de la plenitud de su potestad apostblica,
Cierto es que asegura haber procedido con consejo de los cardena".
les. mas se sabe que esta 110 fué sino una vana formalidad. Cuando
el papa haze una proposicion en el consistorio, dice un sabio cano-
nista, la termina con estas paladras :- Quid cobis oidetur , uenerabiles
fratres j y sin darles tiempo para que contesten, pronuncia el Placet;
y levanta la sesion , El cardenal Ganganelli incurrió en el desagrado
de Clemente XIII, por haber osado oponerse rápidamente á una pro-'
posicion hecha por este papa. Asi esta fórmula es de la misma na-
turaleza del propio motu, palabras que bastan para hazer inadmisibles'
las bulas, en algunos estados católicos.


A los mismos jesuitas acrirninados tan gravemente por Clemente
XIV, los llama Pio VII los mas vigorosos remeros de la barca de
San Pedro. Si por esta barca entiende este papa la iglesia, injuria
con semejante elojio á todo el clero secular y regular. -Si solo en"
tiende el sistema de la coree de Roma organizado sobre la pauta de
las falsas decretales, inspira contra estas tropas auxiliares suyas nue-
vas sospechas á los gobieruos que viven urm.idos contra los asaltos
del ultramontanismo.


Esta resureccíon de la compañía efectuada por Pío VII, la espe-
raron los jesuitas desde el momento mismo de su extinciou. Muerto
Clemente XI V con las sospechas de veneno que son harto púhli-:
cas, la facción .Rezzonico elevó al trono pontificio áPio VI, ha-




348
biéndole exijido ántes Iu promesa de revocar la bula desu extlncion.
No determinándo so el nuevo papa á chocar de frente con los prín-
cipes que la habían solicitado, se limitó á expedir un breve á favor
de los de la Rusia-b lanca. Pio VII temió tambien este compromiso
al principio, conteutáudose con restablecerlos en ~icilia : y estaba dis-
puesto á extenderles esta proteccion respecto de otros estados, á no
haberle salido al encuentro con terribles amenazas el que mereció ser
uujido emperador por mano apostólica.


Llegó por fin la época en qlle este papa se creyó sin obstáculo
ninguno para llevar (t cabo esta obra entrañada en lo Íntimo de su co-
razono Mas el plan de su ejeclleion correspondió á la naturaleza de
la causa. Contentáudose con pro:ligar c!ojios ampulosos y vagos á los
jesuitas, dejó intacta la hula dc su predecesor, y subsistentes y en
toda su fuerza las razones que le habiau movido á extingllir1os. De
suerte que á pesar de la llamada por Pío V11 cierta ciencia y pleni-
tud de potestad, y del respeto debido á una y otra, despues de su
llueva bula, que.Iaron 103 jesuitas corno estaban antes sub reiüu , por no
haberse desmentido ni disuelto en ella las cansas canónicas expuestas
por Clemente XIV, para justificar á la faz de la iglcsin y del mundo
su extinción. La billa dominas ac redemptor de este pap:l fué expe-
didaen vista de hechos y documentos calificados por una congrega-
ci on de cardenales, prelados y teólogos. No pudiera pues anularse silla
después dé un juizio contradictorio, en (¡'lc ex*inados nuevamente
estos hechos y documentos, aparcziese que todo ello habia sido un cú-
mulo de falsedades y calumuias : y por consiguiente que en aqneila de-
cision pronunciada ex ctühedra por Clemente XlV, le habia abandonado
la infalibilidad personal, trasladándose "á Pio VIL'


Pero á. los agentes de la compañía les era mas Lícil derribar 'de
un golpe y de montan las gra\"Cs y calificadas causas alegadas por
Clemente XIV, que refutarlas por medio de una seria discnsion, su-
jeta á las reghs de la sana crítica. Guardáronse los jesuitas de este
compromiso, cuyo éxito hubiera empeorado su cansa, y adoptaron el
primer partido, lilas conforme al estilo moderno de la curia, mas co-
modo, mas expedito y el único que pudiera asegurarles su triunfo. ¡ Qué
importa qne este procedimiento sea contrario al plan canónico y franco
d;>, la iglesia? Los q\1~ saben esto son pocos, y aun estos callan por
no exponerse sin fruto á. las iras del jesuitismo y del curialismo. En-
tretanto estos 110s bandos predican á la- gente sencilla qne cierren los




literarias á que se vieron
El célebre Petaoio á al-


344
ojos á la evidencia de las causas alegadas por Clemente XIV, gober-
nándose por la fe implícita en la cierta ciencia y en la plena po.
testad de Pio VII. Por donde no será extraño que estos vigorosos
remeros de la barca de San Pedro, alentados con la nueva osadía
que les inspira la curia, preparen nuevos ataques á la doctrina y á .
la paz de la iglesia, y al órden y á la tranquilidad de las socieda-
des políticas.


Los jesuitas para ennoblezer su caída, é inspirar odiosidad á los
que la procuraron, pintan su causa como aliada con la de la religion
y de los estados políticos. ¿Mas qué es en boca de ellos la reli-
gion l Un sistema qUft toma toñas las formas que quiere darle su
propio interes, "En Europa, en Asia, en América, decia Clemente
XIV, se amalgamaba este sistema jesuítico con la práctica de ciertas
ceremonias gentílicas, en desprecio de las aprobadas uDiversatnente por
la iglesia: con ciertas máximas justamente proscritas por la santa sede
como escandalosas y atentatorias de la regla de las costumbres: y con
otras cosas sobre manera importantes para conservar en .toda su pu-
reza los dogmas de la religion cristiana. En todos los demas cuer-
pos la religion era el fin; en manos de los jesuitas no era sino un
medio para llegar á su fin. Lo de adentro y lo de afuera, todo lo
tenian envuelto en su plan de dominacion, cuyo secreto estaba encer-
rado en el réjimen que comunicaba el impulso á todos sus individuos.
Cierto es que no faltaron en la compañía miembros prudentes y de
recta intencion y de firme carácter; mas la resistencia que hallaron
estos en el constante sistema del cuerpo, promovió las intestinas dis-
cordias de que habla en su bula Clemente XIV.


Notorio es el cisma que excitaron en la misma compañía los erro-
res de Harduino y Berruyer; el poderío á que llegó este vando
á cuyo frente estaba Forestier, asistente general en Roma: el des-
afecto con que fué mirado el sabio Tournemine por haberse decla-
rado contra las profanas novedades de sus dos hermanos: la prohi-
bicion qne se le intimó á Bertier de que los impugnase, de la cual
dló noticia él mismo en uno de los últimos diarios de Trevoux, Por
las notas manuscritas de Tournemine sobre la Historia del pueblo
de Dios, consta que los errores de esta obra habian pervertido á mu-
chos jesuitas.


¿ Qué diré de otro linaje de persecuciones
expuestos muchos de sus dignos teólogos?




345
terar el plan de sus dogmas teolbgicos, despues de haber publicad"
los primeros rol úmenes. En los sermones del zeloso Bordaloue hizo,
Bretonneau alteraciones é intercalaciones que los desfiguraron en .gran
parte. El cáustico D'Avrigny dicen haber muerto de pesar por las


-mudanzas que hizo Laltemont en sus memorias cronológicas. Una ex-
presion laudatoria de Pascal que apareció en el Ensayo sobre la be-
lleza del P. Andres, fué borrada sin noticia suya, no habiendo te-
nido libertad para restablecerla hasta qne fuéextinguida la Compañía.
La correspondencia impresa de este P. Andres con Marbeuj, des-
cubre parte de las arterías á que se rió expuesto, por no haber apro-
bado la animosidad y lQS procedimientos de sus hermanos contra el
venerable cardenal de Noailles. Otros ejemplos de esta clase pudieran
\llegar los que tengan á mallo los documentos de la historia secreta
y literaria de los jesuitas.


Uno de los grandes cargos hechos á la Compañía en la bula de
Clemente XI V, era la codicia de los bienes terrenos. ¿ Cómo es pues
que en el momento de su destruccion se les halló gravados de una
enorme deuda? Es. que parece enigma, le aclara un hecho noto-
rio. Los jesuitas estaban obligados á enviar anualmente á Roma el
fruto de su economía y de sus ahorros, poniéndolo en manos de su
general. Porque este prelado, segun sus constituciones; era el único
propietario y administrador de los bienes de Sil órden, Por medio
de estos secretos canales iban á la curia romana una gran parte de
las riqueza de las naziones á engrosar un tesoro estranjero, .y á con-
vertirse tal vez en usos dañinos, ó cuando [ménos sospechosos.


Quebrantamiento del plácito regio en Francia, y sus resultas.
No hai estado ninguno en el orbe cristiano que con mayor zelo


que la Francia haya sostenido los derechos de .Ia suprema potestad
temporal, sobre el dar ó negar el pase á las bulas ó breves 6 res-
criptos de la curia romana. Llenos están los códigos de aquel reino
de decretos y reglamentos expedidos en diversas épocas para no dar
entrada á la menor relajacion de esta que se ha respetado en él como. una
de sus leyes fundamentales. A la vista tenemos los decretos de 4
de octubre de 1580, de 18 de setiembre de 1641, de 6 de mayo
de 1655, de 9 de mayo de 1703 y de 26 de febrero de 1768. El
objeto y el espíritu de todos ellos se echa de ver en la dec!aracion
del rei de 6 de mayo de 1772, que ñjó la jurisprudencia de aquel
reino. Queremos, dice, y es nuestra voluntad que no puedan ser pa-


2 s




346
biicada» JI ejecutadas e1l nuestros estados bulas ningunas, breves, res-
crito.', constituciones, decretos y otras expediciones de 1(1 corte de Roma,
sin ser acompañadas de nuestras letras patentes,y rejistradas en nues-
tros tribunales.


¿"Qué consecuencias tan perniciosas resultarian de las máximas
contrarias, decia en 1768 el abogado general Seguier, y ántes de él
en 1716 Joly de Fleury, si sin el concurso de la potestad secular
tuviesen fuerza de lei en los estados católicos todos los decretos ema-
nados de la corte de Roma' Leyes serian en tal caso obligatorias
para todos los fieles las censuras, las excomuniones, los entredichos
sobre lo temporal y sobre la autoridad de los príncipes.: Ataríanse-
les las manos á ellos y á los magistrados civiles para contener este
torrente de novedades que sin contar con ellos, y á pesar de ellos
se introducirian en sus mismos estados. En vano se hubieran resis-
tido nuestros reyes á recibir muchas bulas de papas q'le no estaban
acordes con las máximas de nuestra iglesia; insuficientes hubieran sido
para conservarnos en tranquilidad la sabiduría y la prevision de nues-
tros mayores."


En virtud de estas leyes y medidas no pueden los obispos de Fran-
cia (igualmente que los de España, donde está en plena observancia
el plácito regio) pedir ó solicitar, y ménos admitir bulas ó rescriptos
del papa sin -que medie en ello la suprema potestad civil. Cotéjese
con estas leyes la carta circular del ohispo de la Rochela, fecha en
17 de setiembre de 1814, dirijida á. lo~árrocos de Sil diócesi, en
la cual les haze saber qne por un decreto del papa Pio VII que aca-
baba de recibir, estaba autorizado para volver á los dias respectivos
del calendario las fiestas que habian sido trasladadas al domingo. Co-
téjese con ellas también otro decreto del mismo papa expedido á l!i
de noviembre del mismo año á instancia del obispo de Limoges, y
comunicado por él á sus párrocos á primero de enero de 1815 en el
cual le permite, lo primero qne restablezca para la enseñanza pública
el antiguo catecismo de su diócesi, qne estaba en uso ántes del ca-
tecismo imperial (*)? segundo, que coloque en el calendario de SH
diócesi las festividades quc habían sido suprimidas (t). En este de-


(*) Catbecismum, qui antea in diocesi sua erat in usu, iterum proponere
libere poterit,


(t) Festa .• , .ad proptns dies revocentnr, el in kalendnrio dioecesano des-
críbantur.




347


creto 110 irnponia Pio VII á los fieles la obligacion de oir misa y no
trabajar en tales fiestas, dejándolos en órden á esto en plena liber-
tad, hasta que otra cosa determinase la santa sede (:"),


Nada digo contra el restablecimiento de las antiguas prácticas; soi
el primero á veuerarlas, así por lo que ellas se merecen de suyo, co-
mo por su orijen. Mas en el modo de restablecerlas aparece una efec-
tiva y directa contravencion á la autoridad del gobierno supremo, á las
leyes de aquel reino y á los derechos y libertades de su iglesia.


Debieran ademas no olvidar aquellos prelados que una de las mas
preciosas prerogativas del episcopado, esp ecialmente en aquella nazion,
es el derecho de establecer ó suprimir fiestas en sus diócesis de acuer-
do con la potestad civil. Otro defecto notable de estos decretos de
Roma circulados por aquellos obispos, era restablecer el papa por su
sola autoridad, un órden de cosas, que habiendo sido dispuesto por
el concurso de ambas potestades, no podia alterarse sin conocimiento
y anuencia de una y otra. Reservábase ademas el papa el derecho de
permitir á ¡¡s fieles la ccsacion de las obras serviles en ciertas festi-
vidades, segun lo tuviese por conveniente la silla apostólica; medida
que 110 es ménos de la competencia de la autoridad temporal, que de
la espiritual.


Esta conducta ilegal y degradada de aquellos obispos, unida á otros
hechos de la historia moderna de la iglesia galicana, muestra la mise-
rable tendencia de una gran parte de aquel clero á abrazar en toda
su extension las novedades del ultramontanismo. ¿Qué idéa tendrá de
los derechos de su carácter un obispo, que cree necesitar de la auto-
ridad del papa para suprimir en su diócesis un catecismo escandaloso
y restablecer para instruccion de sus feligreses el que había sido ex-
clnido por una extraña é incompetente autoridad? Llega esta dege-
neracion del clero galicano hasta el punto de haber envidiado á Es-
paña muchos de sus individuos el restablecimiento de la inquisición en
aquel reino el año 1814, doliéndose de su suerte porque no les alcan-
zaba tambien á ellos este tesoro.


¿ Podrá esperarse que restauren la antigua sabiduría de este clero,
los jesuitas que circulan como la sangre por todo aquel cuerpo polí-
tico? A esta pregunta podrá contestar el uso que hizieron en Roma
de la resureccion de sn compañía, que fué declamar al momento en


(") Suspensa interea remanente obligatione audiendi sacrum, et vacaudi a
ser viljbus operibus, douec ab npostol ica sede aliter statutum fuerit.




348
SUd cátedras contra la doctrina de las cuatro proposIciones. Contes·
te asimismo la felonía del ex-jesuita Profart que en el compendio
de la historia eclesiástica de Lhomond, suprimió el capítulo que con-
tenia la exposición de los artículos del clero de Francia, para subro-
gar en vez de ella las indecentes rapsodias de los jesuitas sobre las
batallas suscitadas por elios, socolor del jansenismo. Buen quilo cria-
rán los párvulos, á cuyo uso se destina este libro, mayormente en las
escuelas llamadas cristianas, con estas fábulas iuventadas para promover
la discordia de los teólogos.


La educacioa considerada como medio de aliviar las necesidades del
pueblo pobre y laborioso.


Nada influye mas eficazmente, segun el célebre economista ingles J.
R. M. Culloch, en el alivio de las necesidades del pueblo pobre como
UA sistema bien entendido de educacion pública. "o será exagerado
suponer que las nueve décimas partes de las miserias y crímenes que
afligen la sociedad, nazen de no conocer cl pueblo pobre las circuns-
tancias que influyen sobre su estado. Todos los que hasta aquí han
tratado de su educacion, generalmente hablando, limitaron los efectos
de su zelo á enseñarle á leer, escribir y contar, abandonando lo mas
importante. La destreza en leer, escribir y contar puede hermanarse
con la mas crasa ignorancia de ciertos principios, de los cuales con-
viene tanto á los pobres como á la nazion el tener ideas exactas. Si
la educacion ha de producir las ventajas que deben esperarse en esta
parte, ademas de enseñar á los pobres á leer y escribir, será preciso ins-
truirlos en los deberes relijiosos y morales, )' en las circunstancias que
ocasionan la graduacion desigual de las riquezas.


Es absolutamente necesario inculcarles desde sus mas tiernos años la
importante é indisputable verdad de que de ellos depende su bienestar:
que lo que los tlemas hagan en su favor, es nada comparado con lo
que ellos mismos son capazes de realizar por sí : y que el gobierno
mas tolerante y mas liberal y las mejores instituciones, no pueden sa-
carlos de la miseria ,'/f degraducion; si no emplean para conseguirlo la
prudencia, la premedüaciun; la fi'ugalidad y una buena conducta. 1'\0
cabe duda ClJ que las resultas de un sistema de educacion que reco-
nozca estas bases, producirá grandes ventajas, porque no son incura-
bles los errores ni los vicios de 103 pobres; ántes por el contrario,
se les fazjlitará el que diluziden por sí COIl grande sagazidad y pene-
tracion estas cue,tiúncs prácticas) tan intimamcutc enlazadas CUJI sus




340


propios intereses, y que deduzcau con seguridad sus últimas consecuencias.
A lo dicho añadimos, que si la educacion se dispone de modo que


abraze los objetos de verdadera utilidad, facilitando á los pobres los me-
dios conducentes á conocer las circunstancias que influyen en la aiza
y baja del precio de los jornales, punto íntimamente unido á su si-
tuacion, no hai duda de que una inmensa mayoría se apresurará á apro-
vecharsc de sus ventajas.


"La ignorancia, dice Mr. Sommer, es el obstáculo mas poderoso para
promover la prosperidad pública, porque cl único y verdadero secreto
de socorrer la indigencia, se reduce á hazer que las clases pobres sean
agentes de la mejora dc su condicion, dotándolas con una energía per-
petua, en vez de socorrerlas con auxilios temporales pecuniarios. A
medida que se dilata la esfera de los conozimientos, los pobres ad-
quieren mas fazilidad para cooperar al buen éxito de los planes que
se formaren para su bien, se hazen mas dóciles á los consejos, mas
diestros para su ejecucion, y mas deseosos de llevarlos á cima. De
aquí se sigue, que cuando se venze la grosera ignorancia del pueblo
pobre, introduciendo en él los buenos principios, se adelanta mucho para
combatir la -escuálida pobreza. Sin mas que dilatar y poner en ac-
cion las facultades de un individuo se le fazilitan los caminos paraque
mejore su condiciou, porque con esto solo conoce con mas claridad sus
intereses, y los fomenta con mas cnidado : no saca prontas recom pen-
sas á costa de amargos arrepentimientos, ni hipoteca el trabajo de BU
vida venidera sin obtener un premio proporcionado. La indijencia rara
vez está unida á la buena educacion."


"No podemos lisonjeamos, dice MI'. Culloc, de que la masa general
del pueblo reciba una profunda ilustracion, porque ni puede leer las grandes
obras en donde se desenvuelven los nuevos principios, ni leyéndolas
es capaz de comprenderlas," ¿ Pero quién impide que los resultados de
las teorías y de las verdades que en ellas se contienen, puedan com-
prenderse en unos tratados elementales, haziendo que se lean en las
escuelas y que circulen en los talleres y en las aldeas? Esto se hizo con
las ciencias físicas y matemáticas; mas hasta ahora no se ha verifi-
cado con las (¡ue ofrecen ménos dificultades para su realizacion, y que
son incomparablemente lilas importantes, pues dan á conocer el me-
canismo de la sociedad y manifiestan las fuentes de la opulencia in-
dividual, (k la pública prosperidad y de la pobreza y abatimiento
41e la naziou. ¿ Y quien duda 4lue la seguridad del gobierno y la tran,




quiiidad del estado, el alivio y bienestar del pueblo dependan prin-
cipalmente del conocimiento que este tiene en dichas ciencias?


Si el pueblo ignora las circunstancias que realmente influyen en su
estado, forzosamente han de conducir ciega y caprichosamente las cabe.
zas de familia en sus casas, y con respecto al público los ciudadanos.
U na plebe ignorante y sin educacion, no conoce regla fija para su
conducta, y es necesariamente presa de sus errores, de sus imaginarios
miedos, y de los designios fatales de astutos y falazes demagogos. El
doctor Smith, asegura que un pueblo instruido siempre obra con mas
decoro y órden que otro ignorante y estúpido. Los ciudadanos del
primero se respetan mas á sí mismos, respetan mas á sus legítimos
superiores y son tratados por estos con mayor consideracion. La ex-
periencia apoya la exactitud de esta opiuiou. Las conmociones po-
pulares son mas Ó. ménos violentas y atrozcs en razon de la eficazi r
de los errores del pueblo, ó lo que es igual, en razon de su igno ,
rancia. ¿ A qué otra causa se podrán atribuir las matanzas y persecuciones
relijiosas que han desolado la Europa, sino á la ignorancia de los pueblos
que los ha hecho víctimas de los mas groseros errores de la barbarie
y del fanatismo? ¿ Si el pueblo ingles hubiera tenido instrucclon, el
gran pensionario de "Vit y su infeliz hermano hubieran recibido tan
ignominiosos y crueles desacatos corno los que han experimentado, si
la plebe hubiera tenido idea de los insignes servicios que hiz ieron á
la patria? ¡ Hubieran aparecido en Londres los desgraclados motines
del año de 1780, promovidos de resultas de la modificacion hecha en
el código penal de los católicos? ¡ L:1 revolucion francesa hubiera
dejado tras sí la memoria de tan enormes atentados corno los que se
han cometido á la sombra de la ignorancia popular? ¿ Y la península
española daría en medio de las luzes del siglo XI X tan grandes es:
cándalos como los de que es teatro lastimoso desde el ano de 1823,
á no contar los corifeos de los desórdenes con la crasa ignorancia y
el estúpido embrutezimiento de una plebe feroz?


Se pudieran alegar otros muchos ejemplos de los mortíferos efectos
de la ignorancia sobre la tranquilidad y la conducta pública de las na.
ziones, si los citados no bastaran para demostrar que, en vez de ser
verdadera la opinion de algunos sofistas de que la ignorancia e., la
prenda mas segura de la obediencia de las clases ínfimas á la auto-
ridad suprema, es por el contrario el manantial mas prolífico de la
confusion y del desorden. De aquí se infiere que los gobiernos están




35]
obligados á promover el estahleximiento de un sistema verdaderamente
útil de instruccion pública, como objeto absolutamente necesario para
promover el. alivio y la felizidad de lo> súbditos, y para asegurar su au-
toridad contra los ciegos y peligl'Osos ataques de un pueblo ignol'ante
y que carezca de educacion.


Deseosos de contribuir al logro de una idea tan benéfica, nos en-
'. sayarémos en presentar unos brevísimos elementos de moral, acomodados


á la inteligencia del pueblo pobre y laborioso. Partiendo del supuesto
de que en los gobiernos moderados y en los repuhlicanos, léjos de te7
merse, se procuran difundir las luzcs en el pueblo, y de que con este
objeto se generaliza, por medio de las escuelas mútuas, la instruccion
en el arte de escribir y de leer, hemos creido que se podria difun-
dir en el alma de los niños de las clases ménos acomodadas, las se-
millas de una instruccion moral propia de ellas, de un modo insensi-
ble, y sin causarles fastidio ni gasto alguno.


Los maestros de primeras letras acostumbran presentar á sus dis-
cípulos el modelo qne deben imitar en un renglon escrito de su mano,
ó impreso: los discípulos, al imitar la letra, repiten lo que aquel con-
tiene tantas vezes cuantas caben en la hoja de papel ó eu la pizarra.
En lugar de ponerles vozes que nada significan, ó máximas erróneas,
nada mas útil que sustitu.rlas una serie dc preccptos y de nociones
políticaa y morales, que reunidas formcn un pequeño catecismo ; é im-
presas en el corazon sirvan de regla á la conducta sucesiva del na-
ciente ciudadano. El niño las aprende sin sentir, al mismo tiempo que
habitua la mano á imitar los caracteres que se le ponen por modelo.


Ensayo de un sucinto catecismo ele moral, acomodado á la in/eligen.
cia del pueblo pobre y laborioso.


PARTE r.


Ar«. l. El cielo adornado con la brillantez de sus astros, la tierra
desplegando la variada exteusion de sus campiñas colmadas de frutos,
y la mar agitando sus olas bramadoras, nos' demuestran la existencia
de nn Dios.


Art, 2. A Dios debemos el tributo de nuestra adoracion y reco-
nocimiento, acomodado á su augusta voluntad.


Art. 3. Solo se agrada á Dios acomodando nuestra conducta á sus
altos atributos de bondad, de misericordia y liberalidad.


Art, 4. La religion es el medio por el Ojal manifestamos á. Dios




con la cual los hombres
reconocimiento á sus benc-


ó muustros son los órganos que arreglan
Dios, y nos esplican S!lS atributos; y de


352


nuestro amor y reeonocimiento , y nos esforzamos en conformar nues-
tra conducta con su voluntad.


Art. 5. La religion es la lengua
hablan con Dios, y le manifiestan su
ticios.


Art, 6. Los sacerdotes
nuestro lenguage para con
aqui nace el culto.


Art. 7. Así como un hombre no debe mirar como enemigo á otro
hombre porque se esprese en un idioma distinto del suyo, del mis-
mo modo debe procederse con el qne tenga otra religion.


Art. 8. Contento cada uno con la religion que hubiere recibido de
sus padres, ó con la que su razou le recomendare; debe mirar con
tolerancia á los que no se conformaren con ella, teniendo por hermanos,
y dispensando á los de diferentes sectas religiosas los socorros y
deberes que la humanidad y la razon aconsejan que se dispensen á
los hombres.


Art. 9. De los atributos de la divinidad nacen las leyes que arre-
glan nuestra conducta, ó sea la moral; que es la norma de nuestra
conducta, y el sólido cimiento de' nuestro bienestar.


Art. 10. Toda moral que no se conformare con la recta razon
es un error, de que deberemos huir; porque no puede venir del ser
supremo lo que nace de una fuente de corrupción.


Art. l l. La moral nos enseña las obligaciones que tenemos que
llenar para con Dios, para eou nosotros mismos y para con los demas
hombres: su exacto cumpliento está tan íntimamente ligarlo con nues-
tros intereses, COlIJO que de su observancia penden nuestra felizidad y
bienestar.


Art, 12. El hombre debe á Dios el tributo de alabanza, de amor,
de adoracion, y de reconocirniennto eterno : porque él nos ama, y
porque de su mano nos vienen los bienes que disfrutamos.


Art. 13. El hombre está obligado á modelar su conducta por la
voluntad de Dios, que no puede separarse de lo que dicta la recta
razon , y á promover su bienestar, empleando los medios de que le
dotó el ser supremo para lograrlo.


Art, 14., El hombre, con respecto á sí mismo debe ser justo; es
decir, debe vivir segun la lei; porque la equidad sostiene al género
humano: debe ser bueno, porque la bondad cautiva los corazones;




353
modesto porque el orgullo irrita á los demas : reconocido porque el
reconocimiento nos adquiere el aprecio y nutre la bondad.


Art. 15. Entre las obligaciones que tiene el hombre que llenar
para consigo se cuenta: primera, la de no ejecutar en secreto lo
que se avergonzaria de cometer en público: segunda, de ser veraz en sus
dichos, porque la mentira aleja la confianza: tercera, de ser parco en
las palabras, porque la locuacidad produze el desprecio; y cuarta,
derramar la felizidad sobre los que le rodearen, porque no puede
ser desgraciado el que haze á otros felizes.


.drt, 16. }<;I hombre con respecto á los demas hombres, sin que
en ello puedan influir diferencias de colores, ni las crencias religio-
sas, debe ser complaciente, esforzándose para agradarles, benélico, ó
séase inclinado á hazerles bien y evitarles el mal, no queriendo para
los demas lo que para sí no le agradare; indulgente, ó lo que 1"1
igual, dispuesto á perdonar los agravios y las injurias agenas, porque
la venganza eterniza las enemistades y llena de yeles la vida.


.drt, 17. Los padres deben á los hijos amor, manutencion, edu-
cacíon y corrección.


Art. 18~ Los hijos deben á los padres amor, respeto, obediencia
y obsequio.


Art. 19. El amo debe al criado, y el maestro de un arte á su apren-
diz ó discípulo, el cumplimiento exacto del contrato que hubieren
celebrado al obligarse aquellos á enseñanza, ó á valerse de sus ser-
vicios; debénles tambien buen trato, y UII comportamiento dulze y
cariñoso.


Art. 20. El criado debe tributar al amo un profundo respeto, ser-
Ie fiel, y prestarle los buenos oficios á que se obligó para con él.


Art. 21. Los discípulos deben á sus maestro! amor, respeto y do-
cilidad, acompañadas de aplicacion á instruirse.' (Se continuará).


-000---




:354
ARTES Y CIENCIAS FISICAS y NATURALES.


De los medios conducentes para promover los adelantamientos de la
agricultura en una nazion (*).


~. I.
Remocion de los obstáculos que se opongan á las mejoras.


Nada es mas propio de un gobierno, ni le ofrece mayores ven-
tajas, que el conocimiento de los estorbos que al progreso de la agrio
cultura opongan las leyes viciosas. En Inglaterra las tierras couce-
jiles no se pueden reducir á propiedad particular, á no consentirlo
unánimemente los interesados; y ni la corona, ni las corporaciones,
ni los tutores de los menores pueden acceder á ello, á. no mediar
la aprobncion del parlamento. Es altamente impolítico mantener se-
mejantes trabas que impiden los adelantamientos de h agricultura;
una Iei las apartaría, permitiendo el cierro y division de los ter-
renos con intervencion de los interesados. Varias vezes se ha pro.
puesto esta medida al parlamento, pero sin éxito por la resisten.
cia que han puesto los interesados en mantener el actual sistema y
sus abusos. Es ya tiempo de abandonar la manía de haza leyes
para los pormenores, y de seguir los principios <le la política ge·
neral.
~. n.


Aliviar tÍ la agricultura de los gravámenes que sufria,
El pago de los diezmos en especie, y la coutribucion de pobres


incomodan grandemente á los labradores ingleses, y si continuan bajo
el pie actual, acabarán de destruir el valor de la propiedad terri •


.torial, ó cuando ménos detendrán sus mejoras. X aJa padecerian en
opinion del autor los intereses de la iglesia en conmutar el pago
de los diezmos por una cantidad alzada de trigo. Debe tratarse de
aligerar el enorme peso de la contribucion de pobres, que oprime
mas que los otros gravámenes que sufre la agricultura. Estos .son
dE' tal magnitud en la Gran Bretaña, como que segun la cuenta
dE' JIUin :llUilleton, un labrador cuya industria agríeola le produzca


( *) Cu.lcluye e i artí cuio I.rserto en el fulio 195 del presente periódico, época
segunda, mas de abril de ISi7.




355


500 libras esterlinas cada año (50,000 rs. Ó 2,500 duros), tiene que
pagar las siguientes contribuciones.


Los diezmos se regulan en &100 s.
Contribucion de pobres á 5 chelines cada &' . .. 125
Id. de lit iglesia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6 5
Id. para los caminos.. :................... 13 10
Id. de casas y ventanas... . . . . . . . . . . . . . . . . 10
Id. de perros y caballos................... 7 10
Papel sellado para recibos................. 1 15


Total. ... : . 264


que equivale al 53 por ciento.
. §. III.


Promover la adquisiciony circulacion de los descubrimientos útiles,
La prosperidad de una nazion depende de la divisíon de los co-


nocimientos útiles, y no hai arte en la cual estos sean mas impor-
tantes que en la agricultura. Pero no bastan los conocimientos es.
peculativos, si no los acompaña la experiencia, y la comparacion de
los varios métodos que se observan en el cultivo en las provincial.
Estos preciosos objetos se consiguen.


Con institutos erijidos al intento.
Con campos destinados á hazer experiencias.
Con el establecimiento de cátedras de agricultura.
Con animar la división de conocimientos de la veterinaria.
Institutos para adquirir y difundir los conocimientos agrícolas.


El departamento de agricultura apesar de sus cortos recursos ha
producido tan felizes resultados á la Inglaterra, como que el número
de cédulas (bilis) expedidos por el parlamento para el cierro de


. terrenos en los 20 años anteriores á su creacion, fué de 749 ó sean
37 cada año, y de 1,883 en los 20 años siguientes, es decir 94 cada
año. La nazion adquirió por su med io un conocimiento exacto de
todos los métodos, que hasta aquí arrinconados en un lugar ú otro, se
han generalizado. La publicacion de sus memorias ha produzido los
resultados interesantísimos: primero, de promover las discnsiones so-
bre la agricultura: segundo, de excitar el espíritu de una cmulacion
laudable: tercero, de hazer circular los descubrimientos útiles: cuarto,




3:>6
haber dado á conocer verdades importantes; y quinto, haber comba-
tido los errores que las desacreditaban. El ejemplo y los resulta-
dos animaron á los hombres zelosos á propagar el establecimiento
de sociedades agrícolas, y apenas hai provincia ó distrito de alguna
extcnsion en el reino unido, que no tenga alguna. Se descubrió en
consecuencia un gran zelo en favor de la agricultura, y hecha asunto
de las conversaciones familiares, se hizierou utilísimas observaciones,
se descubrieron resultados no conocidos, y se derramaron por todas
partes conocimientos interesantes, hijos de la experiencia. Aun ha-
brian sido mas grandes los resultados ventajosos de estas sociedades,
si en el departamento de agricultura de Lóndres se hubieran concen-
trado los trabajos de todas, dispensándole la franquicia de las cartas
del correo.


Campos para experiencias.
Sola la-experiencia hecha con el mayor cuidado, y consignada en


memorias, puede conducir la agricultura al grado mas sublime de per-
feccion, por medio del establecimiento de principios seguras. Un
investigador infatigable fluctúa por mucho tiempo en med io de las
opiniones vagas que no se afirman sobre alguna autoridad respetable,
y solo puede decidir la suya por resultados que produzcan los cam-
FOS destinados á experiencias hechas de cuenta del gobierno; esto
en el caso que este no prefiera el medio de dar recursos al depar-
tamento de agricultura para premiar á los rllJe hiz iereu nuevos des-
cubrimientos, ó perfeccionaren algu.lOs de los ramos de que se compo.
ue el arte del campo.


En Inglaterra hai altos personages que á su costa y por curio-
sidad hazen experimentos, siendo su ejemplo de grande utilidad; pero
esto no quita el que establezcan campos para experiencias, cuyo ob-
jeto se ciña á asegurarse de los resultado". y á darles publicidad.
N o debe esperarse que hombres de alta clase, cuya ateuciou necesa-
riamente debe emplearse en otros objetos, renuncien á sus intereses
para dedicarse exclusivamente á hazer experimentos agrícolas. U na
vez establecidos los campos de que "amos hablando, se sabrá.' qué
métodos se deben reprobar y cuáles seguir. Paraque sean general.
mente útiles deberian: primero, estar francos á cuantos quisieran exa-
minarlos: segundo, deberá publicarse la relación de cada experimento:
tercero, lo mismo se ejecutará con cualquiera lluevo método quP ~.l!




357


introdujere; y cuarto, las mejoras en el cultivo de alguna parte con-
siderable del reino deberán reconocerse con la mayor prolijidad, re-
pitiéndose las pruebas por diferentes personas, y en diversos parajes
y terrenos.


Sain-Clair tiene por mui conveniente á una nazion rica aplicar á este
objeto por espacio de 10 ó 20 años la suma anual de &5,000 (500,000 rs,
ó 25,000 duros), la cual se compensará con el grande aumento que re-
cibirán los productos, las riquezas y las rentas de la nazion.


Cátedras de agricultura.
1'\0 haze muchos años que á expensas del caballero Guillermo Pultney


se fundó en Edimburgo una cátedra de agricultura. Es tan incontes-
table la utilidad de dicho establecimiento, que deberia introducirse en
las domas universidades. Los jóvenes adquirirían nuevos conocimientos
útiles que aplicarian despues á las tierras que heredaran de sus padres, ó
á las que ellos adquiriesen con los productos de la industria á que
se aplicaran. Para llevar á efecto estas amenazas, no hai necesidad
dc gravar al erario, bastando aplicarles las rentas de las cátedras, hoi
sin ejercicio, ó que son de corta utilidad.


Fomento de la veterinaria.
La falta de conozimientos en esta ciencia, es perjudizial al público:


no será cxajerado sostener que por cada 5 -duros que de la tesorería
nazional se inviertan en promover su estudio, dejaran de gastarse 1,000
solo en los artículos de caballos empleados en el ejórzito y la arti-
llería. Será mui conveniente estahlezer escuelas de veterinaria en las
capitales de provincia, con lo que se conseguirá hazer que la conser-
vacion de las mejores razas de los animales domésticos no se fie á la
ignorancia y al charlatanismo, sino á la práctica de la curaciou de sus eufer.,
medades apoyada sobre los principios científicos.


§. IV.
Preferencia en los mercados nuzionules á las producciones domésticas.


Esto es absolutamente necesario, ya para libertar á la nazion del azote
del hambre, y ya para hazerla independiente de las demas en las cosa,
necesarias para la vida. Esto se logra-rá estableciendo un derecho de
aduana sobre todas las producciones de la agricultur.. estranjera, que
}longa su precio al nivel del que lleven los frutos nazioualcs en la
época de una moderada fertilidad, disminuyéndole por grados al corn-
pas del alza que reciba el precio; pero dando siempre preferencia á
los fruto" naz ioualcs.




§. V.
Animar la extraccion de los productos sobrantes, suüsfechos quesean


las necesidades del pais,
Es absolutamente conveniente promover la saca de los frutos nazio-


nales cuando hai un sobrante de ellos, despucs de cubiertos los con-
sumos domésticos. No basta animar la exportacion, es preciso que los
frutos propios puedan concurrir á un precio igual ó menor que el de
los estranjeros en los mercados tambien «straujcros ; y esto se logra
con la concesion de un premio al tiempo de la salida. Esto se fund~ en
que los labradores y propietarios territoriales tienen que pagar mu-
ellas vezes ciertas contribuciones domésticas que no sufren en sus res-
pectivos paises sus competidores en la venta; así quc, conviene con-
cederles por via de premio al tiempo de la extracción, un abono igual
al importe de las contribuciones interiores que hubieren satisfecho.


§. VI.
Extender el cultivo de las tierras valdías é improductivas, es de la


mas alta importancia para una nazion, aumentando el número de sus fincas
productivas, al compas que fuere creciendo su poblacion. Esto se conseguirá.


Primero, facilitando el repartimiento, desagüe y cultivo de las tierras
concejilc s, prados y otros terrenos iguales.


Segundo, . eximiendo del pago <le diezmos y de la contribucion de
pobres ú otras iguales, á los que se dedicaren á romper tierras, por
un número de años proporcionado á los gastos que esto les ocasionare.


Tercero, fijando el precio que deben llevar los granos para permitir
Ó negar la entrada libre de derechos, ó con pago de moderados á los
estranjeros, procediendo con el cuidado de facilitar al labrador nazio>
nal el reintegro de los desembolsos que le ocasione el cultivo de las
éerras malas, ó las mejoras hechas en las incultas. Miéntras no se
observe esta regla, dice SainoClair, es imposible que los esquilmos de
las cosechas de los terrenos estériles de Inglaterra, puedan competir
con los de los campos fértiles de otras naziones, en donde es mucho
menor comparativamente el gasto del cultivo.


§. VII.
Animur las mejoras permanentes ;y capitales de la agricultura,


La riqueza y prosperidad dc la agricultura de una nazion dependen
materialmente de que se promuevau los capitales adelantamientos de
ella; y esto se logra por medio de los caminos y de los puentes, de 105
canales, de 105 caminos d0 yerro, de los puertos y dc los diques.




Cuando el gobierno no esté en disposicion de auxiliar la construceion,
deberá protejer el establecimiento de compañías paraqlle la lleven á efecto.


Caminos y puentes.
Son absolutamente precisos para promover las mejoras de una nazion ,


Cuando es corto el número de sus habitantes y estos son pobres, no
pueden llevarse á cabo estas empresas sin los auxilios del gobierno.
Dos medios hai de conseguirlo: el primero, por.Ios esfuerzos de las tropas
empleadas en ello en tiempo de paz, y el segundo, por medio de co-
misarios nombrados al efecto, pagáudosc los desembolsos la mitad por
el tesoro, y la otra mitad por los propietarios. Son muchas las co-
municaciones que en la Gran Bretaña se han puesto espeditas por estos
dos medios, y el público se recompensa de lo que ha invertido en ello
con el aumento que recibe la riqueza territorial de distritos hasta aquí
miserables. Del informe que dieron los comisarios para la eonstruccion
de caminos por tierras montañosas y puentes, se deduce que desde
el año de 180;; al de J8] 7, es decir en H años, se gastaron en di-
chas obras p'200,000 (20.000,000 rs. ó 1.000,000 de dUDS) de teso-
rería mayor, y otro tanto de contribuciones especiales; y se han abierto
950 millas (237 leguas españolas) y se han levantado 1,100 puentes.
En la suma invertida, hai ,t>42,175 (4.217.500 rs.), consumidos en sueldos
y gastos de empleados. Sale el desembolso anual á razon de 12 28,570
(2.857,000 rs, ó ] 42,860 duros). Federico el grande con un erario pobre
consumió en el mismo objeto y en íg'llal númere de años, 30.000,000
de rs. (1.500,000 duros).


Canales.
Nadie puede disputar las ventajas que de ellos saca la agricultura,


pues facilitan la conduceion al mercado de los artículos voluminosos,
proporcionan la conduccion barata del carbon, de la leña, de la cal y
estiércol de que necesita el labrador, y le dan agua para regar los cam-
pos. Consideraciones poderosas Ilue obligan á los gobiernos á prote-
jer su construccion. Sin embargo, excepto un cierto número de casos,
esta deberá dejarse al cargo de empresarios particulares, y el gobierno
solamente les facilitará por via de préstamo bajo un rédito modera-
do, las sumas que reclamaren. El mismo plan deberá seguirse en otras
empresas; .'j el parlamento ingles le ha adoptado cuando en el año de
]817 mandó poner en cireulaeion bilis del Exchequer y hazer antici-
paciones pOl" el tesoro hasta la Ruma de &1.500,000 (J50.0i)0,OOO rs ,




36n
Ó 7,600,000 duros), con destino á obras públicas y á promover las pes-
querías en el reino unido.


Caminos de hierro.
Esta nueva invención es capaz de producir tan favorables resulta-


dos como los canales, y por lo mismo los gobiernos deben promover
su construccion por medio de anticipaciones de fondos á bajo premio
hechas á los empresarios. Los caminos de hierro son particularmente
útiles para los parajes en los cuales no se pueden abrir canales; y
siempre son ventajosos porque mantienen la cornunicaciou expedita en
todas las estaciones. Debe promov(;rse su construccion, porque cuan-
tas mas comuuicaciones se abran entre las partes (le una nazion, mas
próspera está, y el pueblo entra en las comhinacioncs dc una gran
sociedad. Otra ventaja de los caminos de hierro, es la diminución que
ocasionan en el número de los caballos y mulas de carga, cuya manu-
tcncion consume en los paises mui poblados lo que deben invertir los
hombres, y siempre aumenta el precio de los transportes.


Puertos.
Aunque parece qne mas bien pertenecen á los adelantamientos del


comercio que á. los de la agricultura, son mui útiles á esta, porque fa-
cilitan la extraccion de sus producciones voluminosas, y la entrada de
varias sustancias necesarias al cultivo. Para su coustruccion, debe se·
guirse el mismo plan que para la de caminos y canales. Unas cortas
sumas de dinero aplicadas al objeto en Escocia, y robustr-cidus cou unas
pequeñas contribuciones especiales, cuyo importe ascendió á la mitad
de aquellas, produjeron felizcs resultados. Con solas 10'20,010 (20,010,000
rs. ó 100,000 duros), de &25)33(2.513,300 rs. ó 125,655 duros), im-
porte total recibido por Jos comisarios, se hizieron y mejoraron 10 puer-
tos y 1 canal. .« ¿ Pueden, dice Sain-Clair, invertirse en mejores objetos
los fondos públicos ?"


Diques
En pocas empresas se puede ocupar la proteccion de un gobierno mas útil-


mente que en la construccion de diques para contener las inundacio-
nes de los lagos, de los rios é del mar sobre una parte del territorio. Con
su auxilio se adquieren grandes porciones de tierra útiles al público,
preciosas para la agricultura. Es aventurarlo el costear por tesorería
obras de esta clase; y el autor opina q ue cuando se llegue á conocer
la importante necesidad y ventaja de alguna rOl' informes ~egnro! de




3tH


profesores acreditados, el gobierno deberá allanarse á entregar á los
empresarios particulares el tercio, 6 mas, anticipado del coste á un ré-
dito moderado.


Establecer corporaciones con el objeto de realizar las mejoras útiles.
Muchos de los adelantamientos hasta aqni citados deben confiarse


al cuidado de ciertas corporaciones, cuando no puedan realizarse por
los de algunos individuos. Grandes ventajas pueden resultar en un pais
abundante en capitales como Inglaterra, de la' creacion de compañías,
cuyo instituto sea ocupar á los pobres en las faenas del campo, para
anticipar caudales á los propietarios de tierras que no puedan por falta
de ellos hazer mejora en el cultivo. Convendrá que la suma que
les prestaren no haya de ser redimible por el deudor, sino que la es-
critura que la represente será transferible -como las accioues del ban-
co y demas.


Por haber empleado las indicadas medidas en las mejoras de su
nazion, Jos políticos llaman con razón grande á. Federico, que la
levantó al mas alto grado de poder á pesar de lo .desvent<ljoso de
su situaciou , del clima y de la calidad del terreno. El célebre Watson,
obispo de LIandaff, ha manifestado las ventajas que la agricultura p~'
drá sacar de los medios empleados para su mejora, en las siguientes
palabras. "Los progresos que hasta aquí ha hecho la agricultura in-
glesa, se deben' á los individuales cuidados y desembolsos de los
ciudadanos; pero la nazion no puede perfeccionar el cultivo hasta el
punto de que es capaz, á ménos que los esfuerzos particulares no
sean auxiliados ó vigorizados por la sabiduría .1/ munificencia pública.
Yo, sin hazer jactancia de patriotismo, pagaré gustoso la parte que
me toque en la suma de 20 á 30.000,000 de contribuciones, siem-
pre que se destine á fomentar los progresos de la agricultura de In-
glaterra é Irlanda: objeto mas íntimamente ligado con la indepen-
dencia nazional, que puede serlo "a adquisicion de algunas posesiones
lejanas. Cuando llegue la época en que no se encuentre un palmo
de tierra sin cultivo, entóntes nuestras islas venturosas tendrán den.
tro de sí lo necesario para mantener 30.0qO,000 de habitantes; y con
30.000,000 de moradores ¿ qué nazion de Europa podrá atreverse á
pensa.r en dominarnos ?"


i Ojalá, concluye Sain-Clair, que estas observaciones sean escucha.
das por los ministros encargados del gobierno de la Gran Bretaña,
y que ellas los conduzcan á hazer algo en favor de las mejoras de


5 u




362
la agricultura, empleando en ello los medios por mí indicados, ú otros
que parezieren mas útiles, no solo para prevenir la carestía ó el hambre,
sino para promover la duradera prosperidad y dicha del pueblo.


(Omnly Lodge, Hum Üommon, Surrey 20 de junio de 1817).
Hemos transcrito con mucho placer en este lugar las observacio-


nes del Sr. Sainclair, no solo porque sus profundos conocimientos, su
patriotismo y la grande experiencia que reune, les dan toda la au-
toridad y peso necesarios paraque los encargados del gobierno de las
nuevas naziones ultramarinas se conduzcan con acierto en las providen-
cias que acordaren en materia tan interesante; sino porque los me-
dios que indica el sabio ingles y las ideas que enuncia 50n tan fá·
ciles de llevar á efecto por los que hablan el idioma español, como
que no tienen que forzar su opinion para adoptarlos. Cualquiera que
reconozca con atencion los códigos de la lejislacion española, que
fué comun hasta aquí á la península y á la América, y que los acom-
pañe con las luzes de la historia coetánea, hallará que entre los es-
pañoles, es decir, entre los hombres hasta aquí unidos por un mismo
gobierno y que no pueden ménos de estar siempre ligados por los
nexos de la sangre, de la lengua y del carácter, huze muchos años
que están derramadas las semillas de las benéficas providencias que
segun Sinclalr deben labrar la felizidad nacional. i Qué ventaja para
los hispano-americanos y para los hispano-peninsulares!


En efecto: primero, en Madrid y cn Zaragoza se establecieron,
bajo In proteccion del gobierno, campos para hazer experimentos agrío
colas: segundo, en esta ciudad hale mas dc 40 años que hai cá-
tedra de agricultura, pensamiento que promovió ya en el siglo X VIl
el economista español Sancho Moneada segun Sempere en la página
266, tomo :3 de la biblioteca econbmica : tercero, en Madrid se es-
tableció bajo la decidida proteccion de Carlos 1V, la escuela de ve-
terinaria que ha difundido sus benéficas influencias en todo el rei-
no: cuarto, el Sr. D. Carlos 111 y su hijo D. Carlos 1V establecieron
y organizaron las sociedades económicas de amigos del país, centrali-
zando sus esfuerzos, y el departamento del fomento general del reino,
cnyo instituto era el de promover los adelantamientos de la agricul-
tura; y quinto, el último monarca dispensó su protcccion al Sr. Melon,
autor del semanario de agricultura, cuya obra se mandó circular y
difundir pOI' toda España para hazer comunes los conocimientos mas
útiles para los adelantumif'ntos de] arte fiel campo.




100.000,000
30.000,000
20.000,000


2.000,000


363


Sesto, los aranceles recopilados en tiempo del Sr. D. Carlos III,
mejorados en el de Carlos IV, dan á las producciones domésticas la pre-
ferencia en los mercados y animan la extraccion de los sobrantes,
despues de satisfechas las necesidades de la nazion , y este espíritu
quizás ha influido en la demasiada rigidez de las prohibitivas de que
se resienten los aranceles sancionados por las cortes de Madrid de
1820. Sétimo, si en el reinado de Fernando VI, Carlos Ll I y Cal'.
los IV, se trató del rompimiento y cultivo de los valdíos de la pe-
nínsula, esta sabia medida se llevó á efecto en los años 1813 y 18~O
por los sabios decretos de las cortes, los cuales, cerrando para siem-
pre las puertas á los obstáculos que el error y su mal entendido in-
teres oponían, hubieran conseguido hazer productivas mas de 89.000,000
de fanegadas de tierra, hoi perdidas para la sociedad.


Octavo, las mismas cortes rebajaron á la mitad el pago del diezmo ecle-
siástico con ventajas conocidas de la agricultura. Noveno, son bien conoci-
das las leyes que fijan la época y casos en qne deba permitirse la saca
del trigo nazional y la entrada del estranjero bajo las mismas bases
que indica el Sr. Sinclair. Décimo, pasarán de 157.000,000 rs, (7.850,000
duros), los invertidos en la construccion y reparo de caminos en el
espacio de 12 años, regulando el importe por solo lo que hoi se in.
vierte en dichos objetos. Tndécimo, excederán de 250.000,000 de rs.
(12.500,000 duros) los consumidos hasta aquí en los canales que se cons-
truyen por cuenta del gobierno. Y duodécimo, si el Sr. Sinclair computa
suficientes 500,000 rs. para promover los adelantamientos de la agri-
cultura, nosotros decimos que en España se pudieron haber aplicado
á tan noble- objeto anualmente, atendida la naturaleza dc ellos, los
fondos siguientes que se exíjian al pueblo~


De los pósitos .
Un tercio de propios .
Espolios y vacantes .....•..............
Fondo' pio beneficial .


152.000,000


Si se pregunta en qué consiste que España no ofrece resultados
iguales á los de la Gran Bretaña, responderémos z que en la Índole
de su gobierno arbitrario. Feliz la Inglaterra en haber adoptado y
en mantener el sistema constitucional, ve coronarlos sus esfuerzos COIl




364
las ventajas inmensas que disfruta. Las regiones ultramarinas debe-
rán prometerse iguales efectos, porque la veleidad y el capricho distan
tanto de la forma de sus gobiernos cuanto acompañan á los absolutos.


---000---


CIgNCIAS FISICAS y NATURALES.
Uontinuacion del articulo Cría de los gusanos de seda en Espuña (-).


A los nueve _ó diez dias (t) del último sueño están los gusanos
en disposicion de hazer sus capullos, lo cual se conoce en que enfla-
quezen algun tanto; dejan de comer j se les haze el hocico mas grande j
se ponen de color de la seda; caminan mas ligero de lo 'acostum-
brado, y se paran de cuando en .cuaado, y dan vueltas con la ca-
beza y una parte del cuerpo, como para pegarse á alguna cosa.


Llámanse cabañas ó bojas unos ramos de retama, boj ú otra cual.
quiera mata que no tenga espinas, como espartos y bojas y S81m de
corteza áspera y no lisa, paraque puedan subir 103 gusanos. A estos
ramos se les han de quitar las hojas, y deben ser mas altos que el
hueco que queda entre zarzo y zarzo, afianzando los troncos en el
zarzo inferior, de modo que al llegar al superior se doblen hácia
un lado; pónganse en filas y á distancia de palmo y medio uno de otro,
y de medio las orillas; y de suerte que las puntas de los unos den con
las de los otros formando bóveda ó cabaña, que por .esto se le da
este nombre, procurando que entre los vástagos de las ramas queden
muchos huecos, que es donde suben los gusanos á formar su capullo.


(*) En el número anterior pago 208 y siguientes.
(t) Para rectificar la idea que dimos en el número anterior sobre la in-


troduccion de los gusanos de seda en la Grecia, conviene saber qne en el
imperio de Justiniano qne duró desde el año 527 hasta 565, llevaron á Cons-
tantinopla dos--monjes persas la semilla de ellos que hablan sacado de la China,
y el conocimiento de su crin y de las manufacturas de la seda. l.ntrodújose
este nuevo ramo de industria por órden de aquel principe en el Pelo poneso ,
donde permaneció desconocido de todos los paises cristianos hasta el año 1146,
en que los normandos llevaron los gusanos y lo. fabricantes de seda á Sici-
lia, en cuya capital establecieron telares de varias clases. De allí pasó esta
industria en ei siglo XI V á la república de Luca, donde hahia ya fábricas
de seda por los años 1314. De Luca la tomaron los ñorentines, los boloñe-
ses, modeneses y venecianos y aun otros pueblos del otro lado de los Alpes.


Antes que se estableciesen estas fábricas eñ Palermo, eran ya célebres la de
Lisboa y Almeria. Consta tambien que las habla ya en el oriente, porque
los califas habian robado á la Grecia los gusanos y los tejedores.




365
Al armarse las cabañas; se ha da cuidar mucho de que los zarzos,
cañizos, esteras ú otras cosas sobre que Se crien los gusanos, estén
muí limpios del sobrante de su comida y estiércol. Para que los
encojidos y torpes, que no pueden subir á los ramos, puedan ha.
zer sus capullos con facilidad, se hall de poner de trecho en trecho
algunos manojos de grama seca, esparto ó cosa _semejante.


Desembojar es quitar las matas que forman las cabañas ó bojas
para recojer los capullos. Segun muchos esperimentos que se han
hecho, abriendo los capullos en diferentes tiempos, parece que los
gusanos tardan cuatro días en hilarlos, y que acabado este término se
puedan arrancar de las matas -; pero como no todos los de una cria
suben á hilar en un mismo dia, no se debe desembojar hasta los diez
Ó doce, p~ra dar tiempo á que todos los capullos estén formados;
advirtiendo que es mui perjudicial dejarlos mucho tiempo en las ca-
bañas, porque se secan y disminuyen de peso, que es una pérdida
para el vendedor, aunque la calidad de la seda no se altere por esto.


Al arrancar los capullos se ha de cuidar de separar de ellos la
primera baba, que se llama caharso, y las pajillas que tengan pega-
das del embojo.


Es necesario ahogar ó sofocar al gusano dentro del capullo áotes
que se convierta en muríposa, sin lo cual seria imposible hilar la se.
da: para esto me parece lo mejor lo que practican nuestros coseche-
ros, que es lo siguiente: luego que los gusanos be saquen de las ca-
bañas, y que se separen los que se destinan para simiente, se tendrá
una caldera mediada de agua sobre una hornilla que la haga hervir
con la mayor violencia, y en una zaranda mui clara de mimbres,
que ajuste con la boca de la caldera y que entre en ella sin llegar
al agua, se echarán los capullos que se quieran, cubriéndolos con una
bayeta; y en esta disposlcion se dejarán cinco ó seis minutos, pasa-
dos los cuales se sacará la zaranda, y pondrá otra en su lugar y los
capullos se recojerán en mantas de lana bien envueltos y tapados
hasta que se enfrien ; de este modo se matan en un dia los gusanos
de la mas abundante cosecha.


El método ordinario que usan en Francia, consiste en meterlos en
el horno, cosa de media hora despues de sacar el pan, en unos gran-
des cestos tapados con trapos viejos; el grado de 80 basta para ma- '
tar los gusanos. Este método es fácil y no trae gastos; pero tiene
el Inconveniente de privar á la seda de la parte gomosa que la hace




366


tan lustrosa, ademas del riesgo de que se queme. Tambien hai quien
pone los capullos al. calor del sol; pero igualmente pierde la seda
su lustre.


Entre nosotros para ahogar el capullo usan algunos del alcanfor,
poniendo una libra pa.ra veinte quintales de capullos en un cuarto que
no tenga ventilacion, y cuya puerta cierre bien, en donde los estien-
den sobre zarzos, y con el alcanfor quc se evapDra, se ahogan los
gusanos en treinta y seis horas. Si fuese urgente el ahogar de una
vez mucha cantidad de capullos, se hará. en el mismo cuarto, añadiendo
al alcanfor mui desmenuzado, y en la cantidad de tres onzas, cnar-
tillo y medio del mejor aguardicnte, y echado todo en una cazuela vi-
driada, se pondrá. esta sobre las ascuas en medio del cuarto, cerrando
bien la puerta, en el cual no se entrará hasta que se vea quc no
hai nada en la cazuela; porque podria hazcr daño ; , ni sé acercará.
ninguna luz artificial, porqlle se incendiaria con la mayor facilidad,
cuando el capullo ha sido ahogado con alcanfor, sale la seda mucho
mejor, y su excelencia compensa lo que cueste esta droga.


Seria ventajosa distinguir los capullos que contienen machos, de los-
que contienen hembras. No pocos se creen con este conocimiento,
suponiendo que los capullos de los machos son mas crecidos y tienen
puntiagudas sus dos extremidades, y que los de las hembras son al
contrario redondos por las estrernidades, y mas abultados por el me-
dio; error semejante al en que están muchos respecto á los huevos
de gallina y otras aves.


Deben clejirse los capullos en los zarzos, prefiriendo los que su-
ben primero; porque csto indica que han gozado de perfecta salud,
lo cual es una presuncion favorable para la generacion siguiente. Se
desecharán los ocales, que son los que contienen dos crisálidas; estos
se distinguen fácilmente por su tejido grosero y apretado, por la mu-
cha borra que los rodea, y por su color algo parrluzco, y cn gene-
ral diferente del de los otros de la misma cria, Los mas bien hechos,
ele seda mas lisa, mas jugosos y de color como de teja, son los me-
jores para simiente. Una libra de capullos produce cornunmente una
onza de simiente, lo que servirá d~ regla para la que se quiera des-
tinar á la cosecha del año siguiente.


Separada la cantidad suficiente de capullos, se limpiarán de un pelo
ó telita que los cubre, paraque libres de aquel embarazo, pnedau salir
las mariposas con mas Iacilidad : se enfilarán ó ensartarán ligeramente




367
con una aguja como en. un rosario, y se colgarán hasta que las ma-
riposas los agujereen, lo cual suele verificarse á los quince ó veinte
dias, Así que estas salgan de los capullos, cojiéndolas por las alas
se llevarán á un paraje mas bien fresco que caliente, y se pondrán
en' un tablero sobre un paño negro, y tanto los machos como las
hembras procurarán luego juntarse y permaneccn juntos cuatro, cinco
Ó mas horas : pasado este tiempo se st'paran los machos y arrojan á.
las gallinas que los apetecen mucho; en el caso de no distinguirse
bien, pueden colocarse interinamente en donde no se desperdicie la
simiente de alguna hembra que vaya entre ellos. Después dc esta
separación se cojerán las hembras y se pondrán en paños negros col.
gados de la pared, en los que desovan, hasta quc estenuadas se caen


-rnuertas en el suelo. Para facilitar la cópula se pone en el paño
un macho al lado de una hembra, y se sigue siempre la misma lí;lca
colocando macho cou hembra, y acabada se principia otra, y así su-
cesivamente hasta que queden apareadas todas las hembras. Esta ope-
racion es fácil respecto á que se distinguen mui bien los machos,
y á que no se apartan de donde se les coloca. Distínguense los ma-
chos en que son de cuerpo mas delgado y mucho mas vivos; en que
tienen gU,nrnecidas las antenas de pestañas ó pelos negros mas juntos
que los de las hembras; en que baten las alas continua y precipi-
tadamente, anunciando al parecer con la viveza de este movimiento
el deseo de propagarse. Las hembras andan con lentitud, arrastrando
el vientre que es demasiado grueso, y tienen las antenas poco guar-
necidas de pelo y caídas á los lados,


Los pedazos de tela donde se queda pegada la simiente se dejarán
,colgados de la pared por quince días, en la inteligencia que debe
ser el paraje en que estén, fresco; pues si no, fermentarian los hue ..
vecíllos, ó quizá se desarrollaria el gérmen; cuidando de no barrer
ni de haz er nada que levante polvo. Pasado este tiempo, quítese de
la pared la tela en que está la semilla, estendíéndose por encima un
lienzo blanco ya usado, y hágase un rollo de cada pedazo, guardán-
dolos todos despucs elloun talego colgado del techo donde corra el aire_:
cuando hiziere mucho calor, se mudará el talego á otra habitacion mas
fresca, pero que no sea húmeda, poniéndole en un cofre ó en un al'.
mario, volviéndole á colgar en el mismo paraje si el calor se dismi ,
nujese ; y en el invierno se tendrá en un cofre ó armario en el paraje
mas abrigado de la casa hasta la primavera siguiente, en cuyo tiempo




368
rociada la semilla con agua, se despega con unas plumas como quien
barre, y se limpia para avivarla.


No se duda de la posibilidad de hazer dos y aun tres cosechas de
seda en un mismo año: en Valencia tenemos ejemplo de haberse así
verificado; . pero sí se duda mucho que esto pueda ser conveniente,


Rozier, á quien casi siempre es necesario tener á la vista, y aun
copiar cuando se trata de economía rural, al exponer sus mui funda.
das razones contra la introducción en esta práctica, dice lo que debe
tener mui presente el que se dedica á la instruccion de los labrado-
res, y aun el gobierno mismo. "El agrónomo que se ocupa en lns-
truirse para participar sus conocirnientos á la clase de labradores que
no tienen tiempo ni medios para hazer experimento" ha de poner muo
cho cuidado en 110 apasionarse demasiado por el objeto que intenta
profundizar con sus observaciones, pues de esto pueden nazer errores
mui funestos. El que tiene la manía de gusanos de seda, quisiera ver
llenos de moreras todos los campos. El que es apasionado á las abe-
jas, pondria colmenas por todas partes, sin considerar si el pais podria
mantenerlas &c. Sigamos el curso de las estaciones, haziendo cada
cosa en su tiempo, y no forzemos á la naturaleza ;" y yo añado, lo
que es bien sabido, que es necesario tambien seguir el curso de las
opiniones.' Se oye á muchos lamentarse del atraso de nuestras co-
sechas de seda respecto á las de los tiempos antiguos, sin reflexionar
que los productos de la agricultura se proporcionan siempre al número
de los consumidores, el cual se ha disminuido considerablemente desde
que la moda ha introducido las telas de algodon y el uso tan gene.
ral de los pantalones y botas; dígolo esto, no para desanimar á nuestros
cosecheros,los cuales ademas se reirían de cuanto yo pudiese decirles,
si sus cosechas les recompensaban bien, sino por si logro disuadir á
muchos que tienen la manía de querer establecerlo todo en su país,
sea Ó no á propósito, en perjuizio de lo que en el suyo prospera tambien
Ó mejor que en los otros; y paraque. lo mediten los que deduzen
la decadencia de nuestra- actual agricultura por la comparaciou con
la antigua, de algunos ramos aislados de ella.


Se ha trabajado bastante en estos últimos tiempos en perfeccionar
los métodos de hilar la seda y héchose muchos ensayos para hilarla eo
frio, á fin de ahorrar leña.. Bestinelli y Volta fueron los primeros que
hablaron de esto el año de 1792 (véase semanario de agricultura, tom-:
1, pago '163). Y nuestro gobierno español, que ciertamente ha hecho




36'9


los mayores iesfuerzos para introducir las mejoras que dan los estrau-
jeros á las artes, comisionó á nuestra real sociedad paraque exa-
minase este método'; la cual, con el pulso y zelo con que siempre
ha procurado desempeñar los interesantes objetos de su instituto, co-
misionó á los señores D. Francisco Lopez Ulaoarrieta, D. Alanuel de
las Herus , D. Francisco de Pauta Marti y á D. Antonio Regas, quienes
des pues de haber puesto en práctica este método en varias circuns-
tancias, concluyeron: primero, que se puede hilar la seda con agua
natural: segundo, que para esto basta dar al capullo la preparacion
necesaria en el agua caliente: tercero, que el grado de calor de esta
agua preparatoria, ni el tiempo necesario para la disposicion total del
capullo no se puede fijar, sino que depende de su mayor ó menor
suavidad, sequedad, clase &c.: cuarto, que la seda hilada en frio ó
al temple, no excede en bondad :i la otra, ni desmerece de ella, sa-
cándose igual cantidad por uno y otro método y de igual clase; y
que por lo tanto convendria que se hiziese general el método de hilar
la seda en frio, por ser mas cómodo, económico y nada perjudicial
á la salud. Al mismo tiempo, penetrados los comisionados de que
la perfeccion del hilado consiste principalmente en la del torno, propu·
sieron uno, en su concepto superior á todos los usados en España, in-
ventado ó mejorado por D. Antonio Regas , que tanto se ha dado á
conozer por su aplicacion é injenio en simplificar algunas máquinas
convenientes á las artes rurales.


Pero á pesar de las ventajas que promete al parecer este nuevo mé-
todo, no tengo noticia de que se halle puesto en práctica en ninguna
parte. Lo cierto es, que hai susceptibilidad de simplificar nuestros
métodos comunes de hilar la seda; pero solo el interes bien insti-
tuido de los empresarios es quien puede conseguirlo. Las máqui-
nas de vapor inventadas á este intento, creo que con el tiempo lle-
guen á generalizarse, pues á la verdad ofrezen ventajas considera-
bles.-Agustin Pascual.


--o-


'2 v




370


LITERATURA Y Bl:<~LLAS LETRAS.


Obras literarias de D. Francisco Jtlarlille::, de la Rosa. Tomo
primero. Poética. 12vu. Puris 1827.


La lectura de este tomo excita vivamente el deseo de ver como
pleta la edicion de las obras de un autor, que por lo hasta ahora
publicado merece el aprecio de los amantes de la literatura espa.
ñola y UII lugar distinguido entre los que hoi la honran en medio
de las aciagas circunstancias, mas propias para imponer silencio, que
para animar á las tímidas é inocentes musas. Tanto mas desearía-
mos tener á la vista siquiera el tomo signíente de esta impresion
comenzada, cuanto que se nos remite á él para completar la Poé»
tica, á lo ménos bajo la idea de poética española, con dos apéndices
que se nos prometen sobre la drámatica y sobre la épica españolas.
Por lo que hemos visto dudamos que auu con tales adiciones re·
sulte que la Poética del Sr. Martinez de la Rosa sea propiamente
española; pero pn lo que no vacilamos es en asegurar que en este
primer tomo se contiene, no solo una poética escrita en buenos ver·
sos castellanos, sino tambien un cuadro literario hábilmente delineado,
mui agradablemente aliñado, y harto completo, en cuanto lo perrni-
te lo compendioso de lo mas necesario y útil que debe estudiar
nuestra juventud para cultivar con acierto la poesía en sus varios
jéneros.


No es el autor esclusivo admirador de gri('gos, latinos, franceses
é italianos: no es clásico inexorable ni ríjido preceptista: mucho
ménos es UilO de aquellos críticos estériles que todo lo tachan sin
soltar prendas propias sobre qué se les pueda llamar á juizio: no es
sobre todo de los que afectan mirar con desden las producciones na-
zionales , pero tampoco recouoze en ninguna de ellas aquel carácter
peculiar que, en 'nuestro concepto, las autoriza lo bastante, ya que
(JO para deduzir de ellas preceptos diversos de los de Aristóteles y
Boileau, á lo ménos paraque no se las sujete á los fallos de un tri.
hunal, á cuya competencia se sustrajeron sus autores, y que noso-
tros tenemos derecho de declinar, porque no por eso dejaron de venzer
muchas vezeS en la causa. Así por ejemplo, en el canto 1 V, des.
tinado á tratar de la Índole propia de varias composiciones, se da
cabida al romance y á la letrilla, su consanguínea; y se clasifica, se




371
da noticia de este fecundo y orljinulisimo Jellero de poesía española,
Ilero subordinándolo como un miembro secundario de la division prin-
cipal que abraza todas las varias especies de poesía lírica, lo mismo
que' el mudr g31 y el soneto por ejemplo; siendo así que, 'en nues-
tro entender, el jéncro romance y si es preciso esplicarnos mas, la
antigua, la primitiva poesía castellana, compuesta en versos mayores
y menores desde el alejandrino hasta el de cuatro sílabas en com-
binaciones no poco variadas ni gratas al oido y adaptables á la diversi-
dad de asuntos, se divide característicamente en los dos jéneros princi-
pales de lírica ó cantable, y de épica ó narrativa; comprendiendo bajo
de ellos muchas especies, que si bien- guardan semejanza, y en al-
gunos rasgos jenerales,. identidad con las de otras naziones, se dis-
tinguen de ellas no ostante por el 'objeto, por el tono, por el fondo
de muchos cuadros, y sobre todo por el gusto y aire nazional. Y
si no, dígasenos: ¿ qué diferencia no hai de sátira á sátira entre el
circunspecto y moderado Horacio, el ardiente Juvenal y el terrible Persio
por una parte, y la maliciosa pero risueña causticidad del de Hita
y Castillejo, la jovial y desnuda naturalidad de tanta canzoneta y le-
trilla picaresca, retozona y enteramente plebeya, que conservaron Gón-
gora y Quevedo, y que en nuestros días ha renovado Iglesias, por
otra parte? Lo mismo respectivamente pudiera notarse comparando
de mas cerca á J orjo Manrique con Fr. Luis de Leon, á Santillana
y Juan de la Encina con Garcilaso y los Figueroas , al Cid, á Ga-
zul y á Aliatar con D. Juan de Austria y el rei D. Sebastian; la
caida de Valencia y Granada con la de· Itálica.


Hai pues diferencias esenciales y características entre la poesía es,
pañola de diversas épocas, y el esplicarlas y. darlas á conozer por se-
parado es acaso mas importante de lo que á primera vista puede pen-
sarse. Si las musas italianas y latinas no hubiesen alcanzado un triunfo
tan absoluto á pesar de los esfuerzos de Castillejo, tal vez no habria
prevalezido el gongorismo, y tendríamos esta ridiculez de ménos entre
los cargos 'que nos pueden hazer otras nazioues ; á pesar de que ya los
canz ioneros cortesanos adolezian de afectac.ion y sutileza, precisamente
porque se desdeñaban de hazer romances y letrillas á la usanza popular.
Del mismo modo, si algunos críticos, de huen voto por otra parte, se
desdeñasen ménos de colocar en el mismo estante á Herrera, Rioja,
Leon y Balbuena, COII Jos poetas de Luis XIV y Luis XV, acaso los
discípulos dt, Mo lendez y Quintana en la lírica, los de Moratin y el




372
mismo Sr. Martinez de la Rosa en la dramática, al desviarse de sus maes-
tros el~ un vuelo que es mui difícil sostener, aun se hallarian dentm
de casa, y no se vedan perdidos en tierra desconozida, mal mirados de
propios y de estr años.


Baste lo dicho para apoyar nuestro deseo, quizá mas bien intencio-
nado que fácil de realizar, de que lleguemos á tener una poética es·
pañola, en la cual, adoptándose por base y por uno de los funda.
mentas del plan, la esplicacion histórica de nuestro carácter poético
eu las trd principales épocas de su primitiva formacion y progresos
hasta el siglo XVI, desde este hasta su decadencia y ruina con la do.
minacion austriáca, y desde su renazimiento ó nueva fusion desde me.
diados del siglo pasado hasta nuestros dias, se señalen en cada una
de ellas las dotes mas sobresalientes que forman, por decirlo así, la pe.
culiaridad de nuestra poesía en todos sus ramos, y aun se adopten res-
pecto de algunos ciertas reglas, que aunque mui diversas de muchas de
pura convencion tan inculcadas por los preceptistas, pueden servir para
dar nueva vida á algunos jéneros del todo desfigurados y casi estériles
en nuestros dias: uno de ellos el dramático, reJido por un gusto ni bien
frances, ni bien español; y tambien el lírico, barnizado con une especie
de filosofismo de una nueva secta de conceptistas, que se alejan tanto de
la relijiosa gravedad de los Leones, Riojas y Argensolas, como de la
amable lijereza y travesura de nuestros antiguos romances y letrillas.


Gran parte de las ideas que aquí insinuamos, sa hallan, es verdad, muí
oportuna y atinadamente esplicadas por el Sr. Martinez de la Rosa, en
las ricas notas que sirven de comentario y como de complemento á su
poética; por lo cual creemos que, siendo desde luego mui digna de
adoptarse para testo de enseñanza, cosa que no nos atreveríamos á decir
ni aun de la de Luzan, ofreze ademas una lectura de las mas agrada-
bles, amena y variada, como poema, para cualquiera afiz.ionadc, y abre un
camino espedito para perfeccionar por medio de ella tan agradables
estudios.


Divídese el poema en seis cantos, versificados todos con maestría,
facilidad, dulzura, pureza de lenguaje y ornato, acaso excesivo y dema,
siado frecuente en 1.Jriliantes símiles, descripciones y pinceladas propias
de una imajinacion lozana. El metro de silva que ha adoptado el autor
se presta mejor á la variedad qUf' couozidamcute ha querido introducir,
en la espresion de los diversos preceptos por medio de cierta poesía
imitativa conforme al jéll",ro de cornpnsicion cuyas rf'glas espoll(,; pero




373
acaso no es tan propia esta versificasion para acomodarla á aquel tono
aforístico y sentencioso que tanto sobresale en la epístola á los Pisones,
y aun en las poéticas de Vida y Boileau, y que es el preferible en este
jénero de composiciones, destinadas á lograr que los preceptos se corn-
prendan con facilidad y se graven en el ánimo reteniéndolos en la me-
moria. Esta cualidad, en nuestro entender, característica de todo poema
didáctico, pero especialmente de los que, como este, han de esplicarse
ex cathedra, por decirlo así, es la que desde luego se echa de ménos
en el del Sr. Martinez de la Rosa, particularmente en el primer canto,
en que se dan reglas jenerales de cornposicion, en el segundo que trata
de la locucion poética, y en el quinto y sexto destinados á la dramática
y á la épica. Sin embargo, hai en ellos algunos pasajes mui felizmente
espresados segun el tono de concision de que hemos hablado, Véanse
entre otros los siguientes:


Fuera del lugar propio nada hai bello.
Invente la fecunda fantasía;
Mas prudente el buen gusto el plan ordene;
Las varias partes á unidad reduzca;
Con oportuna union las encadene ,
y la que 'al fin propuesto no conduze
Cual inútil y frívola condene.


(Canto 1, pág. 16)
La espresion que no es clara nunca es bella.
La espresion mas sencilla noble sea.


(Canto u, pág. 20 Y 21).
Tal la dulce EleJía


Mísera y sola en sus amargas quejas,
Alivio busca al ánimo doliente.
Sus cantos son jemidos,
y sus ecos sentidos
N azen del corazon, no de la mente.


Con mayor pompa, fuego y osadía
Que la tierna elejía,
Dioses, hazañas, ínclitos varones
La Oda sublime entusiasmada canta.


(Canto IV,¡}(/g. 42,1j 43).




374


Mas al festivo iujenio deba solo
El sutil Epigrama su agudeza.


y cual rápida abeja, vuela, hiere,
Clava el fino aguijon, y al punto muere.


(Ibid. 46).
El ríjido Soneto,
Avaro' en vozes, pródigo en sentido,
Encierra un breve espacio un gran conceto.


Siempre exacto, bellísimo, injenioso,
Estrecha un pensamiento, no lo oprime;
Mas sin darle ni tregua ni reposo,
La ve nazer, crezer, apresurarse,
y espiral' en el término forzoso.


(/bid.47).
Este canto IV que trata de la Índole propia de varias composiciones,


le recomienda mui particularmente por la abundancia de buena doc-
trina así en el testo como en las notas, y es al mismo tiempo el que
presentando mas frecuentes pasajes de UII decir breve, sentencioso y
llano, es tambien el mas rico en trozos de escelente poesÍl. EII prueba
de lo que ántes hemos dicho sobre el alarde que haze el autor de sus
talentos como poeta, veánse los siguientes trozos, en que presenta el
cuadro mas bien que las reglas, de la egloga, de la anacreóntica y la
letrilla.


N azida entre la paz y la dulzura
De-- la dorada edad, la Eglog« amable
Su inocencia celebra y su ventura:
Sus blandos sentimientos,
Sus sencillos acentos
Fáciles nazen en su pecho y labio;
Ni muestra ingenio ni agradar procura;
y simple, candorosa,
Pinta y celebra porque admira y goza.


A par condena el fausto y el esmero
De rica cortesana,
y el tono vil y el hábito grosero
De rústica villana:




375


Con arte no aprendido
Cual el canto del ave
Suena su voz siiave ;
Con las fiores del prado se engalana;
y ,en su inocencia pura
Con la vecina fuente
Sus adornos consulta y su hermosura.


Pero natura misma
Le inspira amor, y canta sus amores;
No conoce mas ansias ni mas duelos
Que el desden y los zelos,
Otro bien sino el huerto y el ganado,
Ni mas reinos y mares
Que el monte y rio, la laguna y prado.


Mas su tono sencillo
No es menos var'iado
Que dulze y sazonado;
y su canto siiave ,
Siguiendo el eco de apacible avena,
Cual manso arroyo entre las flores suena.


(Canto IV, pág. 39,40 y 41).


j Con qué diverso tono
De Anacreon la lira
Placeres solo canta,
Tan solo amor respira!
Ya el néctar de Lieo
Celebra en son festivo,
Y sigue nuestra planta
Su canto alegre y vivo;
Ya expresa con .dulzura
De amor los falsos bienes,
Su gozo y su ventura,
Sus ansias y desdenes.


Mas rápida y sencilla
La amorosa Letrilla
Parece el leve juego
Del niño alado y ('l('go.:




\


31'6


Imita su donaire,
Su planta fugitiva;
DesIízase ligera,
Graciosa nos cautiva.


(Pág 44).
Son muchos los pasajes de superior mérito que' pudiéramos citar en


todo el poema, aun de una voz mas robusta y sublime, como los que des-
lindan las diferencias esenciales entre la trajedia y la comedia; ó cuando
nos ofreze la brillante reseña de las 15randes bellezas ,de la Iliada,


No podemos ménos de hazer particular mencion del canto III que
trata de la versificacion, y que con sus escelentesnotas forma un tratado
de los mas compendiosos y completos que podiamos desear. sobre las
reglas de versificar ajustadas ala índole particular de la lengua castella-
na. Ni es ménos apreciable el canto II sobre la Jocucion poética, que
sirve de preparacion para establezer los preceptos de la métrica, y en el
que luzen la fina crítica, el acendrado gusto, el profundo conozimiento
del arte de hablar, y el esqui sito discernimiento de los primores de
nuestra hermosa lengua, Pero aquí es preciso dar fin á este artículo,
remitiendo al lector á la misma obra, cuyo estudio no podrá ménos de
serie uno de los mas provechosos y deleitables.


Espagne poétique : choix de poésies castillanes ~c. España poética:
poesías selectas castellanas desde el tiempo de D. Carlos V hasta el
presente, traduzidas en verso frances: con una disertacion comparada
sobre la lengua y la versificación española: una introduccion en versó,
y varios artículos biográficos, históricos y literarios. Por D. Juan Ma,
ria Maury. Adornánla algunos retratos. Tom. 2, Paris 1827, en
Svo. 480 pp.


Segun do artículo (*).
Al fin podemos fe lizltarnos de ver el cuadro de nuestra poesía con-


cluido ya para ser colocado en la galería literaria de una nazion ve.
cina, acaso la mas descontentadiza en este jéuero de ofrendas, de un
modo tan honroso para el que haze como para el que recibe esta fi-
neza. El Sr. Maury ha cumplido su palabra, haziendo ver en esta
segunda parte de la obra, que sabe graduar las dificultades y superar-
las, COI\ una habilidad igual al juiz.io que se las da á conozer. "El


(*) Véase el primero, desde la pág. 97 de esle lomo.




érrlen de los tiempos, (dice continuando el plan de su primer tomo),
nos pone ahora entre la corrupcion ascendente y la restauracion tardía
del gusto en un período destituido de nombre poético. Aquí, á falta
de individuos, hemos formado un cuerpo de poesías del jénero naxio-
nal, tomándolas de varios autores y en diversas épocas."


En efecto: ¿ donde mejor que en el oscuro vacío que separa la época
de Solis y Villegas de la de Luzan y Feijóo, podia colocarse el bri-
llante reverbero de la poesía propiamente nazional, desnuda de atavíos
eruditos y engalanada con el airoso arreo popular, que semejante al
de la hechizera mantilla de las hijas del Betis y del Manzanares, en
todos los tiem pos, desde el de los mantos de brocado hasta el de los
velos de tul, y en todas las clases, nobles y plebeyas, cultas y ménos
calificadas por su instruccion clásica, se ha conservado constantemente
en el cariño de casi todos nuestros poetas, sufriendo, es verdad, algu-
Das modificaciones accidentales segun el gusto y el capricho de la moda,
puro guardando siempre su primitiva soltura, su natural desembarazo y
su amable sencillez, aun en medio del lujo y del refinamiento de los
tiempos mas modernos? Así es cómo se diferencian en algun modo, y
en otro se asemejan como verdaderas producciones sd e un mismo árbol
que lleva sus frutos en diversos climas y bajo distintas influencias, los
romances de creacion inmemorial, y los que en n~estros dias hemos
oido recitar al primoroso Melendez : las letrillas y cantigas de serrana
coetáneas de las que Berceo y el Arcipreste de Hita insertaban en
sus poesías, acomodándolas á los respectivos asuntos pn que se ejerzita-
han, y las del mudable Góngora, el travieso Qllcvedo, el juguetoll
Iglesias y el delicado Cadalso. Por lo mismo el Sr. Maury . ha entre-
sacado con su acostumbrado tino una serie de romances mui variada en
los diferentes jiros que se ha dado á esta composicion, tan flexible y
fácil de manejar, que casi podemos Ilamarla universal con respecto á
todos los tonos de la poe;'ta lírica y narrativa.


Igual amenidad y gusto en la eleccion se advierte en el hermoso
ramillete de las letrillas, cuya deliciosa fragancia se sazona con el su-
bido aroma de algunas coplas sueltas destinadas á espresar otros tantos
pensamientos apasionados, y con el picante olor de varios epigramas,
que hazen un contraste agradable con las flores mas graciosas y delica-
das. En la traduccÍon de estas piezas ha venzido diestramente los
ostáculos que le presentaban, por una parte su índole peculiar, y por otra
la circunstancia de estar gran número de ellas en verso asonante, cuya


2 x




Voici la querelle
Qu'a J eanne, sa sceur,
Faisait Micaelle,
Sans trop le douceur :


" Dire si tu changes ?
Ah! je t'en réponds :
L'autre jour en langes,
De suite en pompons ;


" Puis mal hahillée,
Soupirant parlout ;
La nnit éveillée;
A I'auhe debout :


" Tu prencls ta cuutur«,
San S y faire un poiut ;
On fait la lecture,
Tu n'écoutes point.


"lVlais on vous écoute,
Le soir al! balcon :
Si maman s'en doute,
11 y fera bono


" N ous aurons des grilles,
Viendront. les verroux ;


378
fazilidad y soltura lleva tanta ventaja á la rima, y sobre todo á la
rima francesa, para acomodarse á toda la libertad del pensamiento. Dice
mui bien el Sr. Maury hablando de las letrillas: "que la sencillez
toma en esta cornpos icion el tono mas desembarazado que se puede
emplear. No hai espresion que no pertenezca á el habla familiar y
de uso casero, y lo corto del mismo metro produze un movimiento mu-
cho mas acelerado que el de los romances primitivos." Mas á pesar
de todas estas dificultades, la versión está hecha en jeneral con gran
maestría, y en algunas piezas es admirable el acierto con que ha sa-
bido ajustar el garboso desparpajo del orijinal español con el melino
dre señoril de que nunca se atreve á desprenderse la lengua"'rrancesa.
Bien quisiéramos dar aquí algunas muestras de las traducciones que nos
han parezido mas felizes; pero nos habrémos de contentar con remitir
al lector á las que llevan el título de: La purtida, los Zarziltus, y
el Huésped ingrato con casi todas las de este tono, y copiaremos so-
lamente la de las D08 hcrmanus,


Riñó con J uanilla
Su hermana Miguela :
Palabras le dice,
Que mucho le duelan:


" Ayer en mantillas
Andabas pequeña;
Hoi andas galana,
Mas que otras doncellas."


" Tu voz son suspiros,
Tus cantos endechas;
Al alba madrugas,
Al gallo te acuestas."


" Cuando estás labrando,
No sé en que te piensas,
Que al dechado miras,
y los puntos yerras."


" Dícenme que hazes
Amorosas señas;
Si madre lo sabe,
Habrá cosas nuevas."


"Clavará ventanas,
Cerrará las puertas;




Para que bailemos,
No dará licencia."


" Mandará que tia
N os lleve á la iglesia,
Porque no nos hahlen
Las amigas nuestras."


" Cuando fuera salga,
Dírale á la dueña:
Que con nuestros ojos
Tenga mucha cuenta."


"Que mire quien pasa,
Si miró á la reja;
y á quien de nosotras
Volvió la cabeza."


" Por tus libertades,
Seré yo bujeta;
Pagarémos justos
Lo que malos pecan.'!


•, - j Ai, Miguela hermana,
Que mal que sospechas!
"Mis males presumes,
Mas no los aciertas." ...


" A Pedro el de Antonia,
Que se fué á la sierra,
Aficion le tuve,
y escuché sus quejas."


" Mas visto que es vario,
Despues de su ausencia,
De su fé fingida


.Ya no se me acuerda."
" Fingida la llamo,


Porque quien se ausenta,
Sin fuerza y sin gusto,
No es bien que le quieran."


"-Ruégale tu á Dios,
Que Pedro no vuelva,"
Responde burlanflo
Su hermana Miguela ;


879


Et les autres filies
Danseront sans nous.


" Ce n'est qu'á l'église
Qu'on va nous mener,
Avec tante Alise,
Pour nous y cerner.


" On va prendre garde
Aux moindres fredons :
Si l 'on nous regarde,
Si nous regardons.


" Et, portant les peines,
Sans avoir erré,
Ce sont vos fredaines
Que moi je pairai.'


" Hélas!" répond J eanne,
"Je souffre en effet,
" Cal' on me condamne,
" Et sans etre au fait•


" Personne ne parle
" A ta pauvre soeur.
" Le perfide Charle
"lVI'a rendu mon coeur,


" Charle, que Jacynthe
" V oulait avant moi ;
" J 'écoutai sa plainte,
" J e re/ius sa foi ;


" Mais bien évidente
" Est la trahison,
" Lors que l'on s'absente
" Sans nulle raison .


" Voici, Micaelle,
" Cinq jours révolus
" Qu'a mon infidele
" .le ne pense plus."


" Malpeste! petite:"
(L'autre lui répond}:
" L'herbe pousse vite,
Quand elle a du fond."




380 -
" Le re tour m'alarrne" Que el amor comprado


Con tan ricas prendas
.'ío saldrá del alma,
Sin salir con ella."


Plus que le départ,
Si tu n'as d'autre arme
Q'un dépit sans arto


" Plutót qu'une /lamme
Qui brüle si fort
N e sorte de I'ame,
C'est I'ame qui sort."


J...a disertacion preliminar sobre las diversas poesías del jénero na-
zional, da razón bastante circunstanciada del oríjen y vario carácter
de nuestros romances caballerescos, heroicos, moriscos y pastoriles,
y define la índole particular de las letrillas y agudezas españolas der-
ramadas con profusion por cuantos son los lugares donde en la penín-
sula hai afizion á la música y á la poesía de la pasion amorosa.
No es poco digno de notar bajo el mismo punto de vista de ori.
jinal y propio nuestro, el temple jocoso y satírico que sobrell:le en
una gran parte de esos desaogos populares, y seria de desear que el
Sr. Maury hubiese dado á conozer mas individualmente á nuestros
vecinos esta especie tan notable en el jénero nazional, haziendo de
ella una seccion separada; así como hubiera contribuido á completar este
vistoso cuadro, la insercion de algunos villancicos y coplas devotas, que
con las correspondientes observaciones hechas con la misma perspica-
zia y finura que las que nos ofreze en esta parte de la obra, habrian
hecho ver que tambien la poesía sagrada era digna entre nosotros
de objeto tan alto, por otro estilo y en ti. mpos mas antiguos que
los de Leon y Herrera. Como quiera que sea, debe agradezerse al
Sr. Maury la feliz ocurrencia de hazer que figure por separado en
la España poética un jénero, que ó por estar confundido entre la
multitud de composiciones de gran mérito, pero de oríjen estraño, ó
por no conozerse debidamente, va perdiendo el aprecio que mereze,
malográndose las ventajas que podrian sacarse de él.


La segunda parte de este tomo abraza la poesía mo.lerria desde
mediados del siglo X VUI hasta nuestros días, y en ella se dan á
ccnozer los nobles ensayos que, para formar una nueva era Iiteraria,
no fijada todavía, hizieron al principio Luzan , CatL,lso é Iriarte, y
posteriormente Melendez, Iglesias, N oroña, Cienfuegos, Moratin, Quin-
tatana y Arriazu. Tales SOl! los lluevas poetas de quienes se han es-
cojido algunas cornposicicnes para dar á couozer la moderna Espoña




381


poética, entre otros varios que aun podriau contribuir al mismo fin.
Pero si no se incluyen muestras de su talento poético, se da
noticia de su mérito particular por medio de oportunas notas, aun-
que tal cual de ellas no reunirá acaso la unánime aprobacion de todos
105 lectores.


Por ejemplo: ¿cómo dejará de contestarse la rijidez con que al
mencionar al delicado, al castizo, al suavísimo Delio, al mas aventa"
jado discípulo de fr. Luis de Leon entre los modernos, al autor de
la invectiva contra el murciélago, y de la Cadiz transformada, al P.
Mtro. Gouzalez , en fin, se le llama poéte faible.~ No sabemos si nos
engaña una ilusion de aquellas que en materias de gusto es mui di-
fícil calificar de errores, pero nos atrevemos á decir que entre an-
tiguos y modernos son mui contados los poetas castellanos en quie-
nes se descubra menos que en el P. Gonzalez la parte flaca que en
muchos de ellos es la primera que se encuentra al hojear el volúmen
grande ó chico de sus obras.


Tambien nos pareze que el rigor y la abundancia de la vena poética,
no méuos que el decir correcto y numeroso que el Sr. Maury reco-
noce en D. Nicolas Moratin, y ql:je tanto brillan en todas sus poe-
sías, especiiJltmente en la edicion de ellas depurada por el finísimo
guste de su hijo D. Leandro, le hazian digno de que por un home-
naje mas espresivo y directo que el de una breve nota, se le agra-
deziese en la moderna España poético la eflcaz isirna parte que tuvo
en su restauracion dando preceptos y ejemplos, no inferiores á los de
ninguno de sus contemporáneos.


Finalmente, sentimos no ver el nombre de Samaniego puesto en el
lugar distinguido que en nuestro modo de ver le corresponde. Cual.
quiera que sea el mérito de las fábulas de Iriarte, por nuevas, por
orljinales segun el plan de cado una, y aunque en muchas de las
de Samaniego no se puede prescindir de compararle con La Fontaine
por ser comunes á ambo" muchas de las excelentes dotes del apó-
logo y la circunstancia de haber tomado los argumentos de otros
autores que los precedieron, nos pareze mas justo decir que, si el
nombre de Samaniego no ocupa mas que - un lugar subalterno en la
literatura jeneral , es seguramente porque la española de su siglo no
haze ya en Europa el papel qué la de La Fontaine hizo en el suyo
y aun está haziendo en el presente. Samaniego, fabulista imitador
Ú orijinal, (pUl" tambien lo es mui felizmente en el último libro)
es muí superior á l riarte romo poeta, y mui honroso émulo de La




382


.Fontainc en no pocas ocasiones, como en la Paca y las Hormigas,
en la Cigarra :y la HOrmiga, en el Raposo enfermo, en la Zorra
:y la Gallina, en la Mariposa y el Caracot, el júven filosofo y nu
compañeros, el Amo y el Perro, el Congreso de los animales 8rc.


Salvo estos y algunos otros leves reparos á que podrá tal vez dar
lugar la cuestionable y libre inclinacion del gusto, mas bien que la
inconcusa autoridad de la critica, esta parte de la obra del Sr. Maury
está desempeñada con el mismo tino, amenidad y copia de noticias in-
teresantes Ira la historia de nuestra poesía en este siglo, derrama-
das en las apuntaciones biográfico-literarias sobre cada autor. Pero
especialmente debemos agradezerle el epítome histórico sobre los tiern-
lJOS modernos puesto al frente de esta segunda division, y escrito con
tanta elegancia como precision y puntualidad en la indicacion de los
sucesos y de los sujetos, que mas parte han tenido en dar á este
siglo el lustre literario que tanto prometió en tiempo de Carlos lIJ,
y que tan eclipsado se muestra en este aciago nuestro.


. -----000---


MISCELA~mA.


lNVENTOS NUEVOS.
EN LA AGn¡CULTUHA.


Método para preservar de gusanos el queso.
Se colocarán los quesos en vasijas ó barriles, y entre cada cama


de ellos se echarán cañas de millepertuos (hipericum odoratum). Esta
planta tiene la propiedad de alejar los insectos, dando un buen sao
bor al queso y haciéndolo mas rico. G ranos de pimienta dentro de
los barriles donde se encierran estos, los precaven contra los gusanos.


Nuevo alambique de destiiacion,
El Sr. Salnt-Marck acaba de inventar un nuevo alambique, mas


perfecto que los hasta aquí conocidos, ménos costoso, que economiza
el número de vasijas, el combustible y el agua; siendo el ahorro
del primero igual á una cuarta parte, y de la última á una sexta,
comparados con los consumos anteriores. Todas las ventajas resultan del
uso de hornillos de pequeñas dimensiones, y de una economía exacta en el
empleo del calórico, el que facilita gradualmente la destilacion completa
del licor.


El aparato se reduce El un alambique compuesto de 8 vasijas de




cobre colocadas las unas sobre las otras: las mas inferiores se car-
gan de un líquido hasta cierta altura, y son las únicas que reciben
mas inmediatamente la impresion del fuego El vapor que se le-
vanta del líquido contenido en ellas, pasa por medio de tubos dubles
al líquido contenido en la segunda caldera, el que inmediatamente
se pone en estado de ebullicion: de aquí pasa á la tercera caldera
que igualmente se pone en el mismo estado, y así sucesivamente
hasta llegar ii la última que está llena de agua, con cuyo contacto
los vapores mas ligeros se condensan, y ninguno pasa á la retorta para
caer luego en el recipiente,· á no tener la fuerza de 35 á 40 gra4
dos. De esta oparacion resulta una dcstilacion hecha por el fuego,
y dos por vapor, todas á un tiempo, y adornas cinco purificaciones
y sublimaciones, por cuyo método se evitan las requemaduras. Puede
consultarse el artículo destilacion en la déc1matercia parte de Tegg's
London Enciclopedia, y el Atlas del 25 de enero de 1827, fol. 61.


Jaime Cavanah Murphy de la calle de Edward, plaza de Cavendish
en Londres, ha descubierto el modo de precaver la madera y otras
sustancias, de la corrupcion,


Guillermo Stoker de Martock ha inventado un sifon de metal y
madera que extrae con mayores ventajas que los ordinarios los li-
cores de los toneles y vasijas.


Comida de inpicrno para las vacas.
El Sr. Chabert, director de la escuela veterinaria de Alfert, tiene


un número de vacas que dan cada día 84 libras de leche. Por sus
observaciones ha encontrado que las vacas mantenidas por el invierno
con sustancias secas, dan menos leche que las que se sostienen con
verde, y la calidad de la leche es peor. Acaba de publicar el si.
guiente método para lograr que las vacas produzcan igual cantidad
de leche en invierno que' en verano. Se toma un bushel de patatas,
7 celemines, los cuales se hacen pedazos menudos; luego se colo ..
can en una vasija colocando alternativamente una- capa de ellas y otra
de salvado, y una pequeña cantidad de levadura en medio de la
masa. Se la deja fermentar una semana, y cuando el gusto vinoso haya
penetrado toda la pasta, se le da á la vacas que las comen con
placer.


Modo de restaurar los vinos que se tuercen.
Hace años que en Francia se CO!Hjf'P un medio de restaurar los




384


vinos que se tuercen. Se reduce á mezcla~ una y media ó dos on-
zas de ácido tartárico con un hectólitro de vino. El ácido repro-
duce el tártaro, desaloja el carbónico, y destruye el carácter alca-
lino que toma el vino con los subcarhonates, El no haber sido po-
sible hasta ahora conocer la cantidad exacta que deba emplearse en cada
caso, hace que" este método no haya producido las ventajas que debian
esperarse de su aplicaclon.


Cultivo del apio.
Esta deliciosa ensalada se ha hecho tan comun en las mesas, que


exije un cuidado en su cultivo, pues que ¡t~ -él pende su excelencia
en mucha parte. Un moderno agrónomo dluamarques que acaba de"
hazer considerables mejoras en esta parte, recomienda que se destine
al cultivo una tiera ligera, húmeda y bien estercolada. La basura
debe estar en un estado perfecto de descomposicion. La semilla para
la cosecha del verano ó otoño debe derramarse en una [Jorcion del
terreno caliente por la descomposicion del estiercol, en el mes de
febrero, y á fines de marzo para la cosecha del invierno. Las plan-
tas se irán acostumbrando gradualmente á las impresiones del aire li-
bre, y cuando estuvieren ya robustas se trasplantarán colocándolas en
filas separadas un pie. Cuando hayan adquirido casi la mitad de su
crecimiento se removerá parte de la tierra de sus raizes, y estas des-
cubiertas mas se volverán á cubrir al momento que la planta se haya
refrescado con el aire libre.


En Dinamarca y en otras partes de Alemania la cosecha del apio
viene al octubre, y se conserva todo el invierno en arena en una
habitacion seca, ó en un pozo hecho en la tierra y precavido contra
el hielo.


Método de limpiar el trigo.
Se ha concedido patente de invencion al autor que es MI'. Rug-


hes. Se reduce: primero, á echar en agua el trigo sucio; en ella
queda por algun tiempo durante el cual se empapan los granos, y
los mas pesados se van al fondo, quedando los huecos y los sucios
en la superficie de donde se sacan: segundo, el trigo remojado se
pone en cestos ó en sacos de un tejido claro que dé lugar al paso
de la humedad: tercero, cuando el trigo deja de gotear se pasa
á una artesa cubierta con paños de lienzo ó lana, en donde se fro-
ta con otros paños iguales. La artesa debe ser de tres pies de ano
cho y ele una longitud proporcionada al grano que se ha de limpiar'




de cada vez; el suelo se compondrá de traveseros ó varas dispues-
tas de modo que dejen pasar el aire: cuarto, se sacará el trigo.


EN LAS ARTES E INDUSTRIA.


Jrinte en escarlata.
Se ha concluido el plazo de la patente concedida á Thomas \Vright,


de la calle de Great Sto Helen en Londres, por la cornposicion que ha
inventado para teñir en escarlata y otros colores.


Nuevo modo de conducir el agua á los talleres, &c.
Acaba de espirar el plazo de la patente otorgada á Guillermo Sum-


mer, que vive en la calle de New Bond en Londres, tratante en hierro,
por haber hallado el medio de conducir agua caliente ó fria, desde el
nivel mas bajo al mas alto, para el servicio de los baños y de los talleres.


Nueoa manufactura natural.
El Sr. Habenstrect de Munich, á costa de una gran paciencia ha lo-


grado sacar de las orugas una nueva y extraordinaria estofa. Las oru-
gas de que se vale son las conocidas con el nombre definea punetata,
ó finca padilla. Estos insectos construyen para su resguardo una tela
mui fina é impenetrable al viento. El Sr. Habenstrect, ha logrado ha.
cerla trabajar bajo un modelo de papel colocado sobre ella al que le da
la figura que le place. Por este medio ha logrado adquirir shales de una
alna en cuadro, de dos de largo y una de ancho: un vestido completo
de señora con mangas, mas sin costura. Para dar á la obra el límite que
desea el que la encarga, no haze mas que untar con aceite los puntos
de donde quiere que no pase el insecto, pues este le tiene la mayor
aversion. La estofa aunque tupida excede en Hgerl'za al mas delicado
camhric. A un shall de una alna en cuadro bien estendida se le haz e
subir por el aire con el auxilio de un par de fuelles, y cuando esta
remontado parece un lijero humo que sigue las menores impresiones de
la atmóstfera .


Modo para purificar los cristales.
Hasta aquí no se ha conocido otro, especialmente en los cristales mui


finos, que el de una repetida cristalizacion y dijestion con el carbon
animal. El Sr. Robinet, habiendo observado que se limpiaban pronta
y perfectamente cuando una parte pequeña de cristal se ponia en con.
tacto con la ·boca del tubo cuando se haz e la extracciou, encontró un
método sencillísimo para ejecutarlo. Se rl'duce á un aparato compuesto
de una basija con dos bocas, en una de las cuales se pone un embudo
y en la otra un tubo corvo. El agujero inferior de aquel se cierra con


2 y




una pequeña bolita de algodon en rama sobre la cual se colocan los cris-
tales. Al extraer por medio del tubo corbo el aire que se eucuentra entre
los cristales, estos quedan purificados en poeos segundos. En caso necesa-
rio se repite la operacio» illtroduciendo un poco de agua en el embudo.


Nuevos sombreros de algodono
Se acaba de conceder patente de invencion en Francia al SI'. Thibaut


por un nuevo modo de construir sombreros. Los haze con trenzas de
algodon de diversos tamaños y grados de finura, cosidos entre sí como las
fajas de Italia. Se engoman sencillamente con almidon y se planchan
con un hierro caliente envuelto ,en muselina para darles un pulimento
uniforme con un pedazo de madera preparado al efecto.


Nuevo injenio para remover los toneles y fardos en los almuzenes.
El Sr. 'Vright inventor de la nueva máquina para hazer alfileres, acaba


de descubrir una rastra de llueva especie -para remover las cajas de
azúcar, los toneles de vino y las pipas de aguardiente, en los almazenes
y en el puerto del Tumes!s. La máquina toma la caja, fardo ó pipa, del
carro ó grua, y despues de conducirla al sitio que debe ocupar, le le-
vanta todo lo que se quiere y como se quiere para colocarlo en las pilas
de las cajas y toneles, ó sacarla fuera de los almazenes desde la parte
mas alta á la mas baja de las pilas. Este instrumento es de tal ímpor-
tancia , que la compañía de los diques de la India Oriental ha premiado
al autor con 1,OOO,e,


Nuevo método para dulzificar el hierro.
Se acaba de descubrir un método de hazer dulze y maleable el hierro.


Se reduze á colocarle en un aparato rodeado del barro blanco y
rojo de Cumberland, El aparato ú olla se coloca en un horno de los
comunes cuyas puertas se cierran, dejando pasar un pequeño soplo de
aire por bajo de la rojil!e. Se procura mantener un calor regular por
espado de una ó dos semanas segun la espesura y peso de los lingotes de
hierro. Pasado el plazo se desocupa el aparato y se deja enfriar el
metal. Con esta sencilla operacion, el hierro mas agrio se haze dulze
y maleable.


---0---
CARTAS DE UN EMIGHADO.


Amigo mio:
de Inglaterra?


CARTA JI!.


Del parlamento ingles.
¿ qué quiere V. que le diga del parlamento imperial
Me considero mui pobre de talentos para poder ha.




387


zer á V. una digna descripcion de esta augusta asamblea de la nazion
británica, en la cual se ventilan y deciden los graves asuntos de la mo-
narquía, y de la cual salen los sabios decretos, que sosteniendo la justa
libertad del pueblo, consolidan su poder. En esta reunion se ve brillar
el esplendor del trono á la par de la soberanía nazional, sin que esta cau-
se zelos al monarca, ni aquella tema los atentados del poder real. El go-
bierno, lleno de fuerza y de vigor,. sostiene las leyes, y el parlamento
desempeña sus altas funciones sin espcrimentar choques ni contradiccio-
nes, porque una feliz union , cimcutada sobre el conocimiento de los
verdaderos intereses, liga al pueblo y al rei, labrando el hien jene-
ral. Aquí la calma reflexiva preside á las deliberaciones, y el de-
bate ya pacífico ó ya acalorado purifica los motivos, pone en evi-
dencia la razon de la lei, y prepara los ánimos para la obediencia.
No se ven proposiciones producidas por el fuego de la pasion, ni
temas de contradicion que probando siempre debilidad ocasionan males
irreparables. Los diputados anuncian con un mes ó mas de antici-
pacion el dia en que se proponen presentar algun proyecto, y el objeto.
De este modo, preparado el congreso y el gobierno para oír las pro-
posiciones, se evitan sorpresas funestas, haziéndose un alarde respe-
table de circunspecta cordura. .


En las discusiones del parlamento actual y del anterior hemos advertido
los estranjeros, que no hai partido de oposiclon, es decir, que no apa.
rezen aquellas contradiclones que en otras épocas llamaron la atención
del mundo, y que tanto se hixieron notar en nuestras cortes. Prueba
de la justa opinion que mereze el gobierno, y de la bien merezida


• confianza que haze de él la nazion. Feliz resultado que la ofreze
ventajas incalculables, y del cual nace un poder colosal tan firme,
cuanto es deleznable el que estriba sobre la violencia y el trastorno
de los principios saludables de la política.


La asamhlca nazional británica se dívi:le en dos cámaras: la de
los Lores y la de los Comunes. La de los Lores se compone de
todos los que llegan á esta alta dignidad, y de los Lores eclesiásti-
cos. El número de estos es infinito por no tener coto el derecho
del rei para hazer grandes: y el de los eclesiásticos se limita á 2
arzobispos y 24 obispos.


La cámara de los comunes se compone de caballeros elejidos por
los condados, y ciudadános elejidos por las ciudades y aldeas que tie-
nen el derecho .de nombrar representantes. Ascienden al número de
658, á salicr :




388
De los 40 condados de Inglaterra............. 80 caballee,
De las 25 ciudades.... . . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . 50ciudadan.
De las 167 aldeas \ 334 aldeanos.
De las 5 otras.... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5 id.
De las 2 universidades de Oxford y Cambridge.. 4 diputad.
01' los 5 puertos principales....... . . . . . . . . . . . . 16 barones.
De los 12 condados de Wales..... . . . . . . . . . . . . 12 caballero
De las 12 aldeas de id....................... 12 aldeanos.
De los 12 condados de Escocia............... 30caballer.
De las 12 aldeas de id....................... 15aldeanos.
De los condados de Irlanda................... 64 caballero
De las 12 aldeas de id...................... 36 aldeanos.


La cámara de los comunes del parlamento actual consta de 667
vocales, á saber:


Por Inglaterra. . . . • . • . . • • • • . . • . . . • . • • • • • • • • •• 524
Por Escocia.....•.... ·. . . • , . , . . . . . .. . . . . . . . . . .. 44
Por Irlanda 11..... .. .. 99


De ellos hai individuos reelejidos de los del anterior.
En Inglaterra...................... . . . . . • • • •. • . • . • .• 311
EIl Escocia /11 •• ••• 29
En 1rlanda.. •• . . . . . • . • • • . • • • • . • • •• • • • • • • • . . •• 51
Nuevos diputados que entraron en la cámara.... 276


De los lores legos, unos tienen asiento en la cámara por derecho
propio anejo á su dignidad, y otros por eleecion, En este último caso
se hallan los 60 pares de Escocia que representan su nobleza; y 105
28 con un arzobispo y 3 obispos por Irlanda. Que vean esto los
que en España se asustaban de que nuestras cortes se compusieran
de ] 80 individuos para representar la inmensa monarquía española,
ántes que las circunstancias hubiesen separado de ella las ricas pro-
vincias ultramarinas. Estos asustadizos políticos ignoran la historia de
su propio país, pues si la hubieran conocido sahrian cuanto mas nu-
merosas fueron las antiguas de Castilla y Aragon, que las últimas de
Cadiz y Madrid. Pero amigo mio, los tales solo creen bueno lo que
se apoya en los abusos de la autoridad, pues tal ha sido la causa
de la reduccion hecha en el número de los diputados españoles por
el de las ciudades llamadas de voto.


Las contestaciones del rei á los proyectos de lei aprobados por
las cámaras, 5(' dan en lengua francesa, cosa bien notable en un pais




389
en donde hai un espíritu nazional tan decidido y tan laudable. Cuando
el rei da la sancion á una lei jeneral usa de la siguiente fórmula.
El rei lo quiere. Cuando el decreto se refiere á un negocio par-
ticular emplea la de hágase como se desea. A el presupuesto de
gastos y de contribuciones responde el monarca dando las gracias á
sus leales súbditos, aceptando su benevolencia,:y accediendo á ella por
su parte; y cuando niega la aprobacion á alguna acta añade: el
rei contestará. ¿Qué le parece á V. de estas prácticas? Ellas des.
cubren una cierta elevncion de parte del monarca, que la experlen-
cia acredita no ser en nada dañosa á las libertades.


La duracion de los parlamentos pende de la magnitud, trascenden-
cia y número de los negocios que á él se llevan. En el año do 1825
estuvo abierto desde febrero hasta junio; mas en otras ocasiones ha
durado meses y años, corno lo demuestra el siguiente resúmen.


En el reinado de Enrique VIII duró desde un mes hasta 5 años
y 5 meses.


En el de Eduardo VI desde un dia hasta 3 años y 7 meses.
En el de Maria desde un mes hasta 9 meses y '28 dias.
En el de Isabel desde 2 meses y 22 dias, hasta 7 años, 10 me-


ses y 10 dias,
En el de Jaime desde un año y 9 días, hasta 7 años, 10 me-


ses y 21 dias,
En el de Carlos I desde 22 dias, hasta 12 años, 5 meses y 17


dias.
En el de Carlos 1I desde 4 meses y 6 dias, hasta 16 años, 8 me-


ses y 16 dias,
En el de Jaime U, desde un año, un mes y 4 dias, hasta 2 años,


4 meses y 16 dias,
En el de Guillermo UI desde 6 meses, hasta 6 años, 6 meses y


22 dias.
Eu el de Ana desde un año, 2 meses y 3 días, hasta 2 años, 10


meses y 7 dias.
En el de Jorje I desde 5 años, 2 meses y 26 dias, hasta 5 años,


11 meses y 21 dias,
En el de Jorje Il desde 5. años, 11 meses y 24 dias, hasta 6 años,


11 meses y 24 dias,
En el de Jorje 111 desde un año, 4 meses y I.'J días, hasta 6 años,


9 meses y 22 días.




390
Los diputados ejerzen sus funciones siete años. Esto tiene la granne ven-


taja de guardarse mas consecuencia en las deliberaciones, que cuando se mu-
dan enteramente cada dos años, y de cerrar la puerta al espíritu de innova-
cion que regularmente acompaña á los nuevos legisladores. En este pais
no se conocen diputados con sueldo ó dieta, porque todos tienen lo suficiente,
ó mas que sobrado para su manuteneion, debida al producto de su industria
ó de sus fincas.


Los lores seculares toman asiento promiscuamente, y los eclesiásticos en
el banco que les está designado. En el primero al frente del trono
toma asiento el lord Canciller que preside las sesiones. En otros los juezes
y los jefes de la chancillería &c., los cuales tienen el derecho de dar su die-
támen en materias legales, pues la constitucion los admite á las sesiones
paraque ilustren al congreso nazional y aseguren su acierto en las acuerdos.
A la cámara de los comunes concurren diputados clejidos en las universida-
des, y á la de los pares los peritos en las leyes para conducir la mano de los
lejisladores. La lei fundamental inglesa no ha hallado que estos auxilios
estemos puedan perjudicar al ejercicio pleno de los derechos de la soberanía
nazional que desempeñan.


Diviértase V. con sacar consecuencias y hazer aplicaciones, y con ello
consumirá los ratos de la soledad l[ue pasará en el campo, y mande cuanto
guste á su afectísimo Q. B. S. M. El emigrado.


Londres 20 de marzo de l82i.
CARTA IV.


Disciplina de la iglesia protestante de Inglaterra.
Amigo mio: satisfaré mui sucintamente á la curiosidad de V.: prescin-


diendo del fondo de las diversas sectas religiosas l[ue se abrigan en este
país, porl[ue es asunto ageno de mi profesion. Entre las dignidades de
la iglesia de Inglaterra, el arzobispo de Canterbury es el primado, aunque
el de York se titule tal. Los obispos preceden á los bnrones , y los de
Lbntlres , Durhum 9 Winchcster á los demas prelados, los cuales se
sientan por el orden de antigüedad de su consagracion.


Los obispos visitan sus diócesis una vez cada tres años, y los de Irlan-
da lo hacen anualmente. No se conocen las visitas de los arcedianos. Los
deberes de los prelados, adenias de la referida visita, se reducen "á asistir á
la eonsagracion de los demas obispos, á la cual deben concurrir tres: orde-
nar presbíteros y diáconos: consagrar iglesias y cementerios i y admi-
nistrar la confirrnacion á los recien nacidos.


No se confiere el órden del diaconado ántes de los 23 años, ni el presbi-




'391


terado antes de los 24, ni antes de los 30 el obispado. Aunque la majis-
tratura no es incompatible con el estado clerical, por un decreto moderno
del parlamento, los sacerdotes no pueden ser individuos de los tribunales.


El clero ingles está flotado con diezmos, cuyo cobro ocasiona alterca-
dos con los parroquianos, que destruyen la eficacia de sus esfuerzos por el
bien espiritual. Los diezmos, ó sea la décima parte de los frutos na-
turales é industriales tic la agricultura, aplicados á la nUlllutencion del clero
británico, se dividen en prediales, que se exigen de los granos, de las yer-
bas, del lúpulo y de los bosques; en mixtos, como son los de la lana,
leche, cochinillos, y de las producciones naturales puestas en madurez
por la industria del hombrc; y cn personales, que se cobran de las
ocupaciones manuales, pesquerías, &c. Comunmente se dividen en diez-
mos mayores, como los de los grano~, de la yerba y de la lana; y menores,
qllc abrazan los demas artículos. El clero regularmente no cobra el diez-
mo en especie, sino en dinero, por un contrato alzado.


Los rectores de las parroquias perciben los diezmos mayores. Cuando
estos se hallan secularizados, el párroco lleva el nombre de vicario, y cobra
los menores; y dc aquÍ nace que las rectorías están mejor dotadas que
las vicarías.


La disciplina de la igle;;ia de Inglaterra se halla en el libro titulado
constituciones y cánones eclesiásticos, hechos por el obispo de Londres,
presidente de la asamblea eclesiástica, ~·c. , con real permiso en el slnodo
que comenzó el a ño de 1603. Son conformes á los cánones de los anti-
guos concilios: están autorizados por la comision real, conforme al estatu-
to de Enrique VIn : sobrecartados por una acta del parlamento; y hacen
parte de la legislacion del pais. Los tribunales eclesiásticos conocen de
los delitos de foruicacion, adulterio é incesto, &c.


De la total pohlacion de Inglaterra, que se regulaba hasta ahora en
8.000,000 de habitantes, la quinta parte pertenece á los que disienten de
la iglesia anglicana. El número de parroquias llega á 10,000: el clero de
todas clases á ]8,000 individuos: los beneficios eclesiásticos de todas es-
pecies á 11,755, á saber: 5,098 rectorías, 3,687 vicarías, y 2,970 con
otros nombres.


La presentación de estos beneficios pertenece al reí, á los obispos, á las
dos universidades, á las catedrales, y á los nobles, á saber: al rei toca la
presentacion de 1,000 beneficios: de estos confiere S. M, por mano del
Loro canciller 780, y los ministros de estado disponen de los restantes 220:
los obispos presentan 1,6(1): las universidades 600: las catedrales y los
establecimientos eclesiásticos I ,flOO; y los nobles :;,700.




392
Las rentas de la iglesia, inclusas las universidades, ascienden anualmen-


te á 300.000,000 de rs .
. V. deducirá, como yo, de lo dicho, el convenzimiento de que no es dado


corregir de un golpe los abusos; pues que la sabia nazion inglesa no ha
hecho desaparecer los suyos al cabo de tantos años, rezelosa quizás de los
malos efectos que pudiera causar al robustecimiento de su sistema político
toda reforma no preparada con anticipacion. V. observará que mas de la
mitad de los diezmos se halla enagenada ó aplicada á personas distintas de
los primitivos acreedores : qu~ el reí solo confiere la undécima parte de los
beneficios: que los obispos y el clero proveen las dos quintas partes; y los
nobles la mitad; y últimamente, que el clero iugles no se reputa mal re-
compensado con una masa de diezmos igual á la que los decretos de las
cortes de Madrid dejaba al estado eclesiástico laborioso de la península.
A pesar de las compensaciones que recibe la producción de la riqueza, el
labrador se resiente del gravámen del diez IDO, y una rebaja en él favorece-
ria á los progresos de la industria. Al observar V. estos y otros resultados
de la política de un pueblo tan sabio y laborioso como el británico, no de-
jará V. de hacer reflexiones importantes. (y por qué ocultarlas á sus ami-
gos? Salga V. por un momento del asustado encogimiento en que le tiene
envuelto su demasiada moderacion, y correspondiendo á los deseos de los
buenos, cuente V. con el afecto tierno de su reconocido amigo


Londres 7 de abril de 1827. El emigrado.


Baeaar en Londres para el socorro de los españoles é italianos emi-
grados.


Mas de una vez hemos manifestado nuestro agradecimiento y admi-
ración á la beneficencia verdaderamente liberal con que las señoras
inglesas socorren á los españoles é italianos emigrados, á quienes los
sucesos públicos de sus respectivos paises han conducido á la Gran
Bretaña, pais clásico de generosa hospitalidad (*). En el mes de mayo
próximo las damas principales de esta gran ciudad de Londres han
dado una prueba pública y delicada del interés que su sensibilidad
toma en el bienestar de aquellos desgraciados.


" No siendo ya adecuados los fondos con que la beneficencia púo
blica ha contribuido para el socorro de los españoles é italianos re-
fugiados en Inglaterra, las señoras de Londres, bajo el respetable


(*) Véase el folio 389, n, 25: folio 90, tomo 6, n, 28. Epoca primera de
elite periódico.




398


patrocinio del duque de Wellington, han dispuesto abrir un bazaar
en los salones de la plaza de Hannover, franqueados por la desin-
teresada generosidad de los directores de los antiguos conciertos, en
donde ellas mismas han puesto en venta diferentes artículos, cons-
truidos por los emigrados, y por las señoras inglesas que han contri-
buido con ellos al alivio de las urgencias de los refugiados; apli-
cando al objeto los productos de las ventas y los de los billetes de
entrada.


Las damas que se pusieron al frente de esta obra de caridad, que
al paso que derrama el alivio sobre los desgraciados los estimula al
trabajo, fueron:
La Duquesa de Beaufort
La Duquesa de Wellinglon
La Marquesa de Lansdowne
La .Mar quesa de Stafford
La Marquesa de Clnnr-icarrle
La Marquesa de 'Vorcester
La :\larquesa de Tavistock
Lady C. Gre ville
La Condesa de Derhy
La Condesa de Carlisle
La Condesa de Jersey
La Condesa de Aberdeen
La Condesa de Roseberry
La Condesa Cowper
La Condesa de Fortescue
La Condesa de Darnley
La Condesa de CIare
La Condesa Viuda de Ciare
La Condesa Grey
La Condesa de Harrowby
La Condesa de Willon
La Condesa de Morley
La Condesa de Gower
I,a Condesa de Belfast
La Condesa de Monnt Charles
Lady Elizabeth Belgrave
Lady Anne Veraon
Lady J emima Elliot
Lady Frances Sandon
Lady C. Seymour
Vizcondesa Dungannnn
Vizcondesa .\lilton


Vizcondesa Ebrington
Vizcondesa Ctifton
Vizcondesa Duncannon
Lady H. Baring
Lady C. Lascelles
Lady G. A. Ellis
Lady Elizabeth Vernon
Lady G. W ortley
Lady Francés Leveson Gower
Lady George Seymour
Lady WiIloughby de Eresby
Lady Grantham
Lady Dundas
Lady Cawdor
Lady Radstork
Larly EHenborough
Lady Wharncliffe
La Han. Señora L. Dawson
La Hon . Señora Warren
La Hon, Señora Beilby Thompson
Lady Macdonald
Señora de Peel
Señora de Canning
Señora de Huskísson
Señora de Wilmot Horton
Señora de Littleton
Señora de Baring
Señora de Smitb, Grosvenor Square
Señora de George Smith
Señora de Rotbschild
Viscondesa de Tagoahy.




394.


El lord \Vclliugtoll, á quien el recuerdo de las glorias unriturcs que adqui-
rió en la península, dando impulsos á los principios filantrópicos que abri-
ga en su alma, le haze tomar intercs eu la suerte de los emigrados, entre
los cuales hui muchos que han partido con S. E. los trabajos de la guerra;
fué el primero lJuc con una noble cordialidad se presentó en el Bazaar' á
promover con su ejemplo el despacho de los jéneros que la industria emi-
grada y la generosidad británica habian conducido á aquel depósito. La
digna esposa del ilustre caudillo, acompañadu de las señoras á quienes la no-
bleza de la sangre, ó las riquezas han colocado en la dase primera de la
sociedad, nada omitieron para hazer productivo el despacho. Allí se vieron
reunidas la belleza, la caridad ilustrada y la opulencia, emulándose la gloria
de recomendar la compra de los géneros; y la caridad disfrazada con los
atavíos de la galantería, dispensó sus dones á los menesterosos sin el aparato
humillante de una limosna.


Las señoras de Londres acaban de acreditar que la beneficencia es la vil"
tud favorita de su nazion, y yue la nobleza y las riquezas aumentan Sil es·
plendor cuando se emplean en contribuir al socorro de los agenos infortunios;
y ellas han proporcionado á los emigrados la ocusion de contestar victorio-
samente al autor del artículo inserto en el número LXX, pág. 346 del
Quarterl.!J Review, haziéndole ver con las obras de sus mallos presentadas
en el Bazaar, que" los españoles no tienen, como él supone, un verdadero
deleite en la dejadez, prefiriendo sufrir cualquier molestia á dar nn paso para
evitarla, •••• que no miran con indiferencia Sil bienestar, .••• que no son
apáticos .... ni se contentan con filmar un cigarro, y con decir que ruede
la bola,"


Los emigrados españoles, desprovistos de relaciones, necesitan que se les
faeilitc el despacho á los productos de su trabajo, sin lo cual este no prospe-
ra. El articulista habrá visto que no bien el zelo ardiente de las señoras de
Londres interpuso para el efecto su ruano poderosa, que los emigrados se
dedicaron con eficazia al trabajo. y á pesar (le quc casi todos ellos no per-
tenecen á las clases menestrales, han ofrecido obrajes que la delicadeza bri-
tánica calificó de buenos.


Estas muestras de la laboriosidad emigrada se han debido á la mediacion
de las señoras, (Iue no contentas con socorrer individualmente á los pobres
refugiados con la proteecion que les dispensan, les sirven de escudo irnpe-
netrable á los ataques de los IJue, como el autor del artículo, se oCllpen en
aumentar el rigor de su situacion, cnfri.uu!o el fnego d!' la compasion, y con.
trarestando el curso glorioso dl' la li!ltwllJidad in¡::kt;;¡. Pero lo:' ('¡¡¡igrados




395


viven seguros de que sí su'; desafectos tuvieran poder para debilitar la VIr-
tud del pueblo ingles, cosa imposible, la dulzura, la cucantadora actividad,
la belleza, la tierna sensihilirlad, los respetos debidos al nazimiento y á las
riquezas de las señoras (Iue en Londres ocupan el primer lugar en el bello
sexo, unidas á los medios que están á su alcanzo y á las relaciones de (llIe
disponen, bastarían para borrar bs impresiones de la dureza y de la insen-
sibilidad, y para mantener á los emigrados en la poscsiun tranquila de los
resultados de la caridad, en que los han puesto la Índole del carácter britá-
llÍCO, y los ejemplos heroicos de la real familia, del gobierno y de la alta
nobleza.


¡Eterno 'Jgradezimiento al ilustre protector de la empresa (*), y á las se.
ñoras de Londres (IHe con tanto interes miran la suerte de los emigrados!
Estos, reconocidos á sus favores conservarán en su pecho la memoria de sus
beneficios; y si algun dia logran tornar á su pais nativo, gravarán en sus fa-
milias los nombres respetables de tan distinguidos patronos.


(.) Los emigrados españoles puhlicarán eternamente los favores que desde su
llegada á Inglaterra han debirlo al gobierno brttáníco y al lord Wcllingtoll, que lan
franco asilo y liberal socorro prestan á su infortuui.•. Limitados hoi (lor las circ II liS-
tancins al estrecho rccint» de un ngrndez imicnto infructifero, procuran eonespon-
del' con los sentimieotos de su coraz on á la noble generosidad de sus favorecedores,
sin ocuparse en mas que en bendecir sus nombres y admirar las virtudes de la gran.
de naziun que los pruteje contra lus olas de' la desgracia. Nos vemos obligados á
hazer esta man ifcstuclon , porque el couoc imiento de nuestra Do merecida suerte, nos
hizo leer con sorpresa, naz ida del temor de que se reputase producto de arrogancia,
el contenido de un artículo firmado por D. C.; é inserto en el E';amiuer. Dicho su-
geto da á S. M. B. las gracias por el nombramiento del nuevo ministerio, y lo haze
en nombre de todos los emigrados espttñoles, con c ierrns alusiones que podrán creerse
ugenas de un refugiado. I\ osotros, al par fIue comprendemos en el círculo inmenso
de nuestra g,"atitud al altamente respetablejefe actual de la administrac ion inglesa,
y á sus dignos cnncó lcgas, no podemos ménos de decir, que ni nosotros, y segun
hemos llegado á ontcuder, todos ó los mas de los compañeros do emigracion no he-
mos dado comision á D. C. para un paso tal, que sin aumentar grados al relevante
mérito de los individuos que compunen el nuevo ministerio,poclrá calificarse de atre-
vi do por parte ,le unos hombres que arrojados de su patria sin razon, hallan en unn
nazion magnánimu y hosp italaria seguridad y aux il ics, Considcruclon que les debe
haz or mirar con respeto los negocios domé sticos do ella, acatando en un sagrado si~
Iencío las pro vuh-uc i aa de SU'i dircc-tof'_'sj¡;in mcxrlursc á fallur doc rrinalmente sobre
su oportHllirlad t', iufl ur-nr ia .




396


i Los españoles tienen talento para la música '!
Tributando siempre á la deliciosa Italia el homenaje debido á la exee.i


eeleneia que le corresponde en el cultivo de las bellas artes, y reccnc-
ziendo 'en BUS hijos yen los alemanes la supremacía en la música; ¿se.
atribuirá á un vano orgullo peninsular, el que digamos que España, en
medio de la falta de enseñanzas bienórganizadas, y sin los estímulóil
que en otros paises conducen los talentos á la perfeccion, ocupa ult
lugar honroso al lado de aquellas naziones cultas, cuando los profesora
que han aparecido hasta aquí en el mundo, y los que diariamente se preo.
sentan en la escena armónica, se recomiendan altamente al aprecio del
pueblo inteligente?


La historia de nuestra edad conserva hunrosas memorias de. los bien
merecidos aplausos que lograron en Europa, por la hermosura de su voz y
la destreza de la ejecucion, la señora Correa; la señora Colbrand, digna
esposa del inmortal Rossini; el señor Carnicer por su genio para la como
posición, que le haze digno imitador de este; el señor Sor por su ini-
mitable pericia en las composiciones músicas dedicadas á la ~uitarra; y el
señor Garcia por sus singulares talentos para la composicion, el canto
y la enseñanza. Este gc~io privilegiado, despues de haber recibido
las coronas en Italia, Francia é In~laterra, se ha trasladado á las Amé.
ricas para difundir en sus moradores el buen gusto, haciendo disfrutar al
Mundo Nuevo los plazeres inefables de su encantadora profesión, su-
blimadapor el genio sagrado que le inspira, y el cual derrama sus dul-
zes influencias sobre la digna hija de este profesor, á la cual, se empe-
zaba á oír con arrebatamiento, cnando la traslación de su padre á los
paises ultramarinos privó á la Europa del gozc de sus hechizos músicos.


La señora Loreto Garcia reeoje actualmente en Italia y Francia las
flores del entusiasmo público por la maestría de su voz: Paris colma
de distinciones al señor Aguado por su pericia en la guitarra: Lóndres,
emporio de riquezas y de ilustracion, mira como una dicha el poseer al
señor Ledesma, cuya destreza en el canto y en la enseñanza le ha cap·
tado un lugar mui distinguido; y en el señor Perez tiene un maestro
mui ilustre en la composicion, en el canto, y en el arte de acompañar.
El señor Gomez se da á conozer en esta inmensa capital por su genio
fecundo y sublime para las composiciones músicas: el señor Rivas ha
merecido la aceptacion jeneral por su habilidad en la flauta, y por la
moderacion que le rlistingue, con la que da nuevo realze á su mérito:




39'7
el señor Huerta es un prodigio de ejecuciou en la guitarra; y los se·
ñores Chaves y Escudero se distinguen en el violin. .-- !


Entre los españoles en quienes la música no ha sido en un pr~lIflipW
mas que un matiz de su fina educacion, compiten con los prof"s~es
acreditados en la corte de la Gran Bretaña los caball~ros Masaruau en
el piano, Busto en la guitarra y la esposa del jeneral Vigo en el
canto. Esta señora} que para dulzificar la ingratitud de la emigraciOJl;
con llevar los quebrantos que ocasiona en su salud el influjo de este
clima} y disminuir las duras privaciones á que la condena la no mere-
cida desgracia que la rodea} acosta de su trabajo noble y decorosa-
mente sostenido, se ha entregado al cultivo de la música, de la cual sus
padres habían formado un adorno de la educacion propia de su clase;
con los rápidos progresos que haze en ella acredita las disposiciones
naturales que la distinguen, y lo que puede el talento cuando se ve au-
xiliado pOI' las lecciones de un maestro tan diestro como el gran Garcia.
Los. italianos, ingleses, franceses y alemanes, que han oido á esta jóven
señora en algunas de las respetables sociedades de Lóudres á que ha
concurrido, alaban la claridad, hermosura, flexibilidad y dulzura de su
voz} no ménos que su animada expresion; y encuentran tan delicioso en
sus labios los versos del Metastasio, realzados con los prestigios armo-
niosos de Rossiui, como deleitables las bulliciosas canciones que á las
orillas del Guadalquivir, y en la patria del Quijote} entonan los festivos
andaluzcs y los alegres manchegos} acompañadas de los tonos melodiosos
de un Perez, de un 80r, del célebre andaluz Garcia y del Sr, Gomez.


i Qué no sería la península, si con un gobieruo ilustrado supiera fo-
mentar las disposiciones naturales de sus moradores!


Aversíon de los hispano-americemos á su antigua metrópoli.
En la Revista americana que se publica actualmente en Paris, se lee lo


siguiente. " La aversión de los americanos del snd á su antigua metrópo-
li, léjos de recaer sobre el gobierno real de España, abraza á toda la na.
zion. Es un sentimiento implacable que no exceptúa á alguno de los indi-
viduos que han quedado del partido vencedor y del vencido. Aunque la
invasión de la península y la guerra á las cortes alarmaron á los nuevos
estados de América, no han excitado en ellos aquella simpatí~ hácia los
vencidos que manifestaron en jeneral los pueblos de Europa. Los perió-
dicos americanos del año de 182:~ se esplican con calor acerca de lo que




398
los -arnericanos debian temer de la guerra de España. Los reyes de la Eu-
ropa, deeia el diario oficial de Bogotá, con el fin de mantenerse en sus
tronos, quieren hazcr retroceder al linaje humano que aborrece los re.
yeso Al efecto ensayaron su porler en Nápoles!l el Piamonte ; ahora
invaden la Espaiia; y sus bayonetas despedazan por todas partes las
constituciones que hizieron los pueblos. Preparémonos, hijos de Colombia,
á defender la libertad de este emisferio, Sin embargo, observamos que
al paso que la santa alianza ha respetado las repúblicas del sud, estas
han negado un asilo á los españoles proscritos por la Francia. Con-
ducta poco generosa, que por mas que los americanos procuren justificarla
con el pretesto de las circunstancias, es hija del odio nazional,


"Este se echa bien de ver en la respuesta que el citado pcriódico da á la
instancia del jeneral español Odaly para que le admitan en Colombia.
Habrá, dice, acreditado Odaly su adhesion á la constitucionespañola, mas
esto no probará que sea amigo de la de Colombia. Quiroga y Lopez Ba-
ños son liberales, y sin embargo el primero ofrecib sus serokios á la corte
de Madrid para sujetarnos á su dominacion, y el segundo fue ministro
9 se condujo respecto á la América como Eguia, Argüelles, y Flore:
Estrada, defensores de la constitucion española, pero que siempre se han
epuesto á nuestra independencia: liberales en cuanto á los intereses de
8U país, pero serviles en cuanto á los nuestros. La negativa á los de-
seos de Odalyes efecto de la opinion de todos los colombianos! que saben
cuanto les ha costado tener patria."


Si los redactores del citado periódico estrañan la conducta de los hispa-
no-americanos con los emigrados españoles, nosotros que en otra ocasion
hemos emitido francamente nuestro dictámen en la materia, tan desintere-
sadamente como que no tratamos dc pasar al Nuevo Mundo; no podemos
ménos de compadecer el estravío que sufre la opinion ultramarina, siu pre~
tender censurar la conducta de los nuevos gobiernos, que mas sabios que
nosotros, conozerán lo que mas -convcnga á las nazioncs que dirijan,


Es á nuestros ojos lastimoso ver que Odaly, americano denazimiento,
baya recibido una repulsa en Colombia, la cual es una solemne declara-
cion de que en ella se reputan enemigos, no solo los españoles castizos,
sino los americanos que nazidos eu el Nuevo Mundo han pasado á la pe-
nínsula á ejerzer en ella empleos honrosos, adquiriendo de paso conozi-
mientes poco ó nada comunes en sus paises nativos.


¿ y quién sufrirá resignado qnc se confundan los respetables y distin-




399


guidos nombres de Argiielles y Elorez Estrada con el apellido de Eguia,
siempre ominoso á la ilustraeion y á la libertad? ¿ Se dcsconozen
hasta un estremo tan. vergonzoso los servicios que aquellos dos personajes
han hecho á la causa santa de la libertad? ¿ Y en una sana lógica cabe
calificar de serviles á tan ilustres personajes, solo porque no creyeran
oportuno declarar la independencia de América, como y cuando le plazca
á la parte mas interesada en ella? '


¿ y el que los beneméritos militares que se citan hubiesen sido de
igual parezer, arguye enemistad á los americanos? ¿ Y se les podrá con
razon llamar enemigos porque fieles á sus juramentos y obedientes al que
los mandaba, siguieran las banderas bajo las cuales militaban á los puntos
que el gobierno señalaba? i Que se examine con imparcialidad el fondo
de la imputacion en esta parte, y se sacarán resultados capazes de im-
poner silencio al mas exaltado enemigo de los mismos á quienes se pro-
cura difamar sin justicia!


Renuncien en buena hora los americanos, hijos de españoles, al declarar-
se independientes de la metrópoli, á las honrosas relaciones de la sangre
y de los costumbres que los unen con los que en su patria primitiva tienen
sus apellidos, y que viven en ella ó la han abandonado por no sufrir los
rigores de un gobierno absoluto; mas no por ello se empeñen en marchi-
tar el honor y la fama de los buenos españoles que la han adquirido á
costa de largas pruebas de honradez, de patriotismo, de jeneroso des-
prendimiento y de valor militar, no siendo acreedores á malos tratamien-
tos solo porque la fortuna los haya sumido en la desgracia, la cual sirve
para hazer mas brillante el triunfo de sus virtudes y la firmeza de sus
principios.


Necrología.
La ernigraeion española ha esperimentado el dia 6 de diciembre último


una nueva pérdida eu la persona del Excmo. Sr. D. Francisco Fernan-
dez Gaseo, secretario que habia sido de la gobernacíou de la península
en el año de 1822, y consejero honorario de estado.


Natural de la aldéa de Daganzo, distante 4 leguas de Madrid, estudió
la jurisprudencia en la universidad de Alcalá, y renunciando á los as-
censos que podia ofrezer su carrera, se encerró en el seno de su familia,
viviendo como un honrado labrador, que léjos del teatro de las ardientes
pasiones, g07:R las dulzuras rlp la vida privarla.




400
De su retiro le sacaron las consecuencias de la insurreccion de la pe·


níusula, Proclamada y jurada la constüucion política sancionada por las
cortes de Cadiz, y establezidas diputaciones populares en todas las pro-
vincias, mereció que sus conciudadanos le nombraran individuo de la de
Madrid, de la cual volvió á pasar al rincon de su casa cuando el rei
Fernando VII anuló en el año de 1814 la lei fundamental.
Rcstablez: [.1 en t' 1 año de 1820, los pueblos nombraron al Sr. Gasco
diputado en las cortes por la provincia de Madrid. En ellas se dió á co-
nozer por su ardor en defender las libertades públicas y en promover
el bien de la nazion, habiendo sido uno de los vocales que con mayor
teson agitó la reforma de la pesada contribucion del diezmo eclesiástico.


Terminadas en el año de 1822 las sesiones de las cortes, el Sr. Gaseo
tornó al retiro doméstico, del cual las resultas de los ruidosos sucesos
del julio de dicho año le volvieron á sacar, habiéndole nombrado el rei
secretario de estado del despacho y de la gobernacion de la península,
cargo que desempeñó en propiedad hasta el mes de febrero de 1823, é in-
terinamente hasta el mayo del mismo. Anulada segunda vez la cons-
titucion y restablecido el imperio del gobierno absoluto, abandonó la pa.
tria que le habia dado el ser y se trasladó á Inglaterra, pais clásico de la
libertad, Siendo perjudicial á su delicada salud el clima de Lóndres,
pasó la residencia á la isla de Jersey, en donde falleció á los 47 años de
su edad, y á los 53 dias de una larga y penosa enfermedad. Sus restos
descansan en la iglesia del Salvador de la ciudad de San Hiliar.


La muerte de este español es una desgracia que abismará en la desola-
cion á su familia respetable, llenando de dolor á sus amigos. H Gaseo, al
dejar el suelo natal, dice I a crónica de Jersey, envuelto en la mas como
pleta anarquía, le ha sacrificado lo que mas apreciaba, al separarse de una
esposa á quien amaba tiernamente, y de una hija única, ídolo de su co-
razon, buscando en la Gran Bretaña un asilo que su pais le negó en el
infortunio. i Así pagan los hombres las virtudes 1"




401
Biografía de D. Simon de Rojas Clemente.


La España, la desgraciada España, empobrezida de hombres instruidos
por una serie fatal de sucesos, que puede decirse no se han interrumpido
desde el fallecimiento del piadoso Carlos III, acaba de sufrir la pérdida de
uno de los sabios mas sobresalientes que tenia, y de cuyos talentos y labo-
riosidad ~ebian esperar mucho las ciencias naturales y la agTicultura, y no
poca gloria y provecho su patria. Segun la gazeta de Madrid de 2i de
marzodel presente año, falleció en dicta capital D. Simon de Rojas Clemente
y Rubio el 27 de febrero anterior.


Unido con él desde el verano de 1800 por una estrecha amistad, que no
pudieron romper, ni la ausencia, ni los esfuerzos repetidos de almas mezqui-
nas, ni las amenazas de la vil adulación, ni las vicisitudes políticas que han
agitado nuestra desgraciada patria desde aquella época, pudiera yo presen-
tar orijinal una noticia bastante circunstanciada de su vida; pero me ahorra
en gran parte este trabajo la que da la referida gazeta, extractada, segun se
dice allí, de una apuntacion biográficaque dejó escrita mi amigo. Bello pen.
samiento por cierto en la malhada época qne nos ha cabido, y eu que hemos
visto desplomarse la grandeza del poder español, dividir sus dominios en
ochopotencias distintas, adquirir independencia y libertad los pueblos ultra-
marinos que se separaron de la metrópoli, quedando esta sumergida mas qne
nunca en los horrores del despotismo, que introdujeron, alimentan, sostienen


, y apadrinan para acabar con nuestra desgraciada patria, aquellos mismos
que pocos años há fueron salvados del dominio de un soldado afortunado,
por los esfuerzos heroicos é inauditos que hiziera el pueblo español á quien
oprimen. Bello pensamiento vuelvo á decir, porque siendo tal nuestra mala
fortuna, que ni habiar podemos la verdad, ui ménos defendernos de las ca-
lumnias con que suelen cargarnos plumas ignorantes, vendidas ó mal inten-
cionadas, por temor de empeorar la suerte de nuestra patria oprimida: ne-
cesario es que dejemos consignada para despues de nuestros dias la noticia
de lo que obramos, y los motivos de nuestra conducta. La posteridad, libre
de las mezquinas pasiones, que agitan á los hombres de nuestros dias, juz-
gará impasible á cada uno, y hará justicia á los oprimidos. Llegará día
en que nuestros descendientes tendrán á mucha gloria y honor abrigar en
su pecho la sangre de sus antecesores, que prefirieron toda suerte de pri-
vacioues y desgracias á consentir la pérdida de la libertad de su patria, r
mucho menos á envilecerse uniendo sus armas Ó Sil influjo á las del invasor
estranjero, para pouerla á su disposicion.


La noticia biográfica de mi difunto amigo D. Simon de Rojas Clemente
3 A




402
y Rubio, inserta en la gazeta de Madrid, contiene ciertamente párrafos en-
teros escritos por él mismo: su locucion me es demasiado conocida, y por lo
mismo no pueden ocultárseme los pasajes mutilados que en ella se eucuen-
tran, como ni tampoco los supuestos ó tergiversados, ni los que se omiten
concernientes á sus opiniones y vida política.


Así pues se insertará aquí íntegra la noticia biográfica publicada en di.
cha gazeta, añadiendo la parte concerniente a su vida política en estos úl-
timos años, ilustrando, corrijiendo ó ampliando por medio de notas algunos


, pasajes que están indicados ligeramente ú omitidos del todo.-Mariano
La.Gasea.


Gazeta de Madrid.-JJarles de 27 de marzo de 1827.
El sabio naturalista D. Simon de Rojas Clemente, murió en esta corte


el dia 27 de febrero último. Cuando llegó á nosotros la noticia de una
pérdida tan sensible para los amantes del saber, de la gloria y de la pros-
peridad de la patria, procuramos adquirir datos circunstanciados de la vida
y tareas de este insigne español, para no dar desnuda á nuestros lectores
una nueva dolorosa y tardía.


Nuestras solicitudes, infructuosas por algun tiempo, han sido alfin re-
compensados con el hallazgo del siguientc artículo, cuya lectura nos agra-
decerá el público ilustrado, mas que la del insípido relato que pudiéramos
nosotros hacer. Extractado literalmente de una biografía mas estensa que
dejó escrita él mismo, no solamente ofreze noticias curiosas de los estu-
dios y aventuras de su autor, sino que conserva la animacion y el interés
que él solo podia comunicar á la narracion de sus hechos.


" Vi la primera luz dice, el 27 de setiembre de 1777, en Titaguas l)e-
queña y moderna villa del partido de Chelva, provincia de Valencia. A.
penas cmpezé á andar, me enviaron mis padres á una escuela, cuyo cruel
maestro me arredró tanto, que me escondia de su presencia reusando con
tal teson aprender á pesar de los esfuerzos de mi padre, que llegué á nue..
ve años sin conozer un signo del alfabeto. Tal sería hoi probablemente
el grado de mi cultura, si la villa no hubiese despedido al inexorable va-
pulador. Entregóme mi padre á otro maestro mui honrado y de suave
carácter, y fué tanta la aficion que tomé al estudio, que para evitar el
esceso de mi aplicacion, hubo que emplear mayores conatos de los qU,e se
habian usado paraque asistiese á la escuela del primero.


"Queria mi padre aplicarme á la labor y que mi hermano siguiera la
iglesia; pero como este no quisiese dejar sus hogares, recibí yo la invita.
cion con indecible gozo, y me enviaron á Segorve á estudiar latinidad de




403


10 años, para conseguir una carrera llena de afanes, riesgos y luchas pe-
ligrosas, de que no hablaré, ni de las enfermedades que me pusieron mu-
chas vezes al borde del sepulcro, por haber dibilitado mi robustísima
coustitucion, COI~ el afan de ver y saber, en que vivia contento; pues lo
que entienden couruumente los hombres por felizidad en el mundo, consis-
te lisa y llanamente en que uno se la crea. En Segorve me enseñó el es-
celente y malogrado profesor Cister la sintaxis, retórica y poética latina
y castellana. En 1791, empezé la filosofía en Valencia con el doctor Ga-
liano, y obtuve por oposicion el grado de maestro en artes de premio, con
que recompensa la Universidad al mas sobresaliente de los que concluyen
los cursos filosóficos.


"Sentiame yo irresistiblemente llamado á la contemplacion de la natu-
raleza, que era la mas permanente de mis pasiones, y desde mi infancia,
ántes de entrar en la lntinidad; concebí y comenzé á realizaré! quimérico
proyecto de reunir los nombres de todos los seres existentes. Mis pa-
dres apartaban de mí con artes inereibles cuanto me pudiese separar del
estado eclesiástico que yo repugnaba; mas por 110 disgustados, me avine
á estudiar teología, en que emplée tres años, distrayéndome con los autores
del tiempo de Augusto y con un poco de música, todo á hurtadillas, y cer-
cenando para ello algun dinerillo de mi alimento. Las lenguas griega y
hebrea me parecían un paraiso, comparadas con los mas severos estudios;
y en la segunda fueron mui aplaudidos mis progresos. Mas apoderándose
de mí una melancolía sorda por verme ménos conceptuado en las clases de
teología, me engolfé en esta de tal suerte, que me procuraban atraer á su
bando los suaristas, tomistas y jansenistas, trayéndome cada uno sus libros
favoritos que devoraba con indecible anelo, aunque ninguno satisfacia mi
aficiono Casi decidido á ordenarme, aspiré á una beca de S. Pio V, que
afortunadamente no me dieron; pero logré el grado de doctor de premio,
conque ahorré los gastos ¡¡, mi padre, que enajenado de contento me per-
mitió invertirlos en venir á Madrid á hazer oposieion á la cátedra de he-
breo, aunque no dejó de rezclar que podía ser esta una disimulada fuga de
la profcsion eclesiástica en quc debla entrar mui pronto. Concurrió á
este certámen el sabio D. Francisco Orchell, á cuyo gran mérito se hizo
justicia.


';, Firmé también oposicion en 1800 á las cátedras de lógica y ética del
seminario de nobles; en cuyos cjerzicios logré solo acreditar mi aplica-
cion, eu términos que se lile confió en San Isidro la snstitucion de las tres
cátedras á que habia aspirado mi"éntras asistía al griego y al árabe. En
este último idioma hizc nn alarde singular que desempeñé con aplauso.




404
Abiertos cn 1800 y ISOI los cursos de botánica) mineralogía y química,
me precipité en ellos con la fuerza que' van los graves á su centro, y con-
triliuí á la composición de un tratadito sobre las eriptogamas españo-
las (*). Entonces se desfogaba mi aficiou en el estudio de la naturaleza .


(*) Yo tuve la fortuna de conocerlo en la clase de botánica, cuya enseñanza
dcsempeñabn en 1800 D. Casimiro Gomez de Ortega, á la cual concuria á pesar
que yo había ya reconozido botanicamente una gran parte de España, poseía
un herbario de unas 4,000 plantas españolas ó connaturalizadas en la peníusula
y' había comunicado una gran porcion al célebre D. Antonio José Cavanilles, y
entre ellas dos especies nuevas de gramíneas que él ¡;ublicó en el tomo 6 de
sus Leones. Se me aficionó Clemente de resulta de una sabatina que le encargó
Ortega, en la cual objeté muchos reparos á la doctrina estableziiia en su curso
elemental, que el tierno discípulo no pudo resolver, y el maestro tuvo que con-
fesar eran demasiado fundados. Desde entonces principió á visitarme, y yo á
abrirle francamente cuanto sabia; le comuniqué el método 'lue creía mejor para
adelantar en poco tiempo, que era mui diverso del que seguia el profesor: salia
conmigo á herborizar por los contornos de Madrid, le regalé las plantas dupli-
cadas de mi herbario, y le inspiré el gusto que yo tenia para las plantas grame-
ñas y criptogamas, de que una sola palabra se habia hablado en la clase. Asi
prcpnrado hizo progresos mui rápidos, en el siguiente, año en que IJUr una fe-
Iizidad para la nazion y para la ciencia, fué nombrado encargado del jardín
botánico el referido Cavanilles, y yo su primer ayudante con el modesto titulo
de alumno. Al fin del curso demostró Cavanílles la famil ia natural de los hcle-
chos, y entusiasmado con las observaciones microscóplcas sobre dicha familia,
y deseoso de conoaer mejor las de mas de la clase criptogamia, hizo nna espedi-
cion á la sierra ti" Guadarrama en compañia del actual profesor dernineralo-.
gia' D. Donato Garcia, con el ubjeto, ya de ver si se aumentaban las que
e xisriau en el herbario de Cavanilles y el mio para publicar la introduccion ti las
plantas cryptogamas que despues publicamns en los anales de ciencias naturalca,
bajo el nombre de los tres, aunqne realmente solo yo la escribí á escepcion del
prólogo que estendió D. Donato Garcia, pues que mientras se escribia, Clemente
estaba en Paris y en Londres.


Clemente llevó consigo la aficion á las plantas criptogamas que cultivó con
esmero en París y en Lóndres , habiéndose dado á oonozer en esta última ca-
pital, entre otras cosas, por su sagaztdad en distinguir las pequeñas diferencias
de estas plantas. Alimentaron su aficiun en Paris el célebre criplogamista Per·,
soonv yen Inglaterra los célebres Dawson, Turner, Dylwíu, Sowerby, Smith, Koe-
ui.rg', y el Dr. Sims; y contribuyó á perfeccionar mis conocimientos en este
ramo, pOI'que habiendo traido consigo ejemplares duplicados de cuantas cripfo.
gamasyu tenia, me comunicó por cartas el resultado de las comparaciones
que pudo hazer con los herbarios orijinales, y 'el de sus consultas con dichos
sabios. Por una fatalidad no ll egaron á tiempo algunas observaciones útiles
sub re las plantas publicadas en la referida inlroduccion á la criptogamia españo-
la, y Jos. IlOCOS errores que en ella hai son cuterumen te mios.




405


por las inmediaciones de Madrid y las alturas de Guadarrama, asi en la
canícula como en las escarchas del invierno, durmiendo donde quiera que
me cogia la noche, lo que he hecho hasta el año de 1817 pasando sernauas


• enteras en mis escursiones, despues de perdida la fortaleza atlética de mi
complexión.


"En 1802 me hallaba sustituyendo la cátedra de árabe por enfermedad
del propietario, cuando se presentó á las lecciones un desconozido que en
poco tiempo hizo muchos progresos, y no tardó en proponerme un viaje
científico que habriamos de emprender disfrazados para hazer descubrí'..
mientos en lo interior de Africa. Yo le contesté sin vacilar que estaba
pronto á seguirle; y en pocos dias me hallé con el nombramiento real
de asociado á esta empresa con la dotación de 18,000 rs. que fué el primer
sueldo que he disfrutado, sobrándorne siempre para las necesidades de la
vida, y faltándome muchísimo para mis apetitos científicos. No pudo re-
traerme de este viaje el respetable Cavanilles, ni otros que me pintaban
al incógnito como uu aventurero loco; y salí de Madrid en mayo de dicho
año á tan atrevida espedicion, á que debia preceder un rápido paseo por
Francia é Inglaterra, con el fin de acopiar noticias, instrumentos de obser-.


. vacion y otros artículos indispensables. Ya se deja entender el ahinco
con que me apresuraría ásatisfazer mi sed de ciencia colectando objetos
en todo el tránsito, y que el museo de historia natural en Paris, y la casa
de Barks en Lóndrcs serian mi morada casi continua. Ni me contenta..
ba con asi¿tir á. las lecciones públicas, sino conversaba diariamente con
Jos sabios de una y otra capital, admirados de que un jóven español arros-
trase una empresa tan original, que prometia tantas adquisiciones á las
ciencias. Al mismo tiempo salia á herborizar á gran distancia de dichas
capitales, y tuve el gusto de presentar á aquellos sabios algunas plantas,
ó no descubiertas ó no bastante couozidas.


:' Ni en Paris ni en Lóndres dejé culto que no examinase en s~s templos
). sinagogas; abrazando todos los ramos de instrucciou, persuadido de que
conservaria la fortaleza de mis 24 años hasta' los 80, y de que me era posi-
ble, segun habia leido del Tostado y otros, llegar á abarcar uu dia cuanto
saben los hombres. Errores de cuya crasitud no me desengañé hasta que
arruipé mi salud, habiendo palpado no ser posible resistir á 14 ó 17 horas
de-trabajo al dia, y que una vez llena la capazidad humana, no puede recibir
mas sin vaciarse otro tanto; á la manera que un vaso lleno de líquido der-
rama la cantidad que se le aumenta,


" Mi compañero de viaje y yo debíamos circuncidamos en Lóndres, á fin




406
dc aparentar en Africa quc eramos musulmanes, y no barar en la tentativa
como Horneman y otros: un dia que volví á casa en aquella capital, de her-
borizar en los bosques de Epping-Forest, encontré á mi socio pálido, bañado
en su sangre y casi exánime. Díjome que habia escogido la ocasion de ha-
llarme yo fuera para la inescusable operación, con el intento de figurármela
ménos cruel; pero lo es tanto, añadió, que nunca osaré aconsejarla, pues me
hallo en una situacion mortal. En efecto estuvo muchos días en peligro de
gangrenarse la herida.• · No bien cicatrizada, nos embarcamos paraCadiz,
donde los moros nos perseguían corno jndios disfrazados, bien que después
nos miraban con mucho respeto.


« Arrostró mi compañero solo el viaje á África, desde donde me escribió
que ya no podia ir allá por faltarme la circunstancia que tan á peligro le
puso. Yo me quedé en Andaluzía, donde me llamaban cllVloro sabio, y donde
fui objeto de la curiosidad general, especialmente de las mugeres, que hazian
viajes solo por verme y pedirme yerbas para sus dolencias, fatigándome con
muchas preguntas sobre las costumbres mahometanas, Mas de una vez las
arranqué lágrimas con novelas improvisadas. Tambien sufrí algunos ataques
de varones apostólicos, empeñados en bautizarmc ; tan distantes de imaginar
que yo lo estaba como de presumirme tan amaestrado en semejantes mate-
terias, Entónces me ocupé en trabajar el Ensayo sobre las variedades de
la vid, publicado en 1807, de que se han impreso extractos y capítulos en-
teros en todas las lenguas europeas y en la latina por los mas acreditados
botánicos y agrónomos. De la traducion francesa mandó el reí Luis XVIIJ
que se repartiesen ejemplares entre las autoridades civiles de los departa-
mentos paraque la recomendasen á los pueblos; y pareze que trata de vulga-
rizarla cn aleman el ilustre Shulter.


ce Entretanto me apuraba el gobierno paraqlle pasase á Afriea con el nom-
bre de Mahomet Ben AH, que habia adoptado; mas hallándome inhábil para
hazerlo, plldí que se me diese el encargo dc examinar las producciones de los
tres reinos de la naturaleza en las sierras de Granada y Ronda, miéntras se


. podia verificar el viaje. Para ello me transformé en Simon de Rojas Cle-
mente una madrugada de marzo de 1804, á fin de comparezer cristiano en
Granada, conservando los bigotes y la crespa barba debajo de un pañuelo
descomunal de los que entóuces se usaban al cuello, y la vestimenta oriental
siempre á la mano. Así recorrí las playas granadinas desde el puntal del
Pinar al de la Sagra, capazes de saciar mi vorazidad exploradora: arrojo
nunca imajinado que lile gnardaría bien de repetir. _ Medí geométricamente
la altura del famoso pico de Mulaacen, las alturas de Sierra Nevada ydemas




407
de aquel montuoso reino, formando al mismo tiempo la escala vegetal desde
sus cimas al nivel del mar: rectifiqué su geografía, equivocada en los mapas
de Lopez : examiné las prácticas agrícolas, los liSOS, el lenguaje, y cuanto
incumbe á un viajero observador, eficaz é ilustrado. La Europa culta es.
pera la publicacion de trabajos tan importantes, con la favorable preven-
cion que inspira UlIO de sus paises mas heroicos, el mas ricamente variado,
y acaso el que con mas esmero se ha reconocido, segun lo indica una ú otra
ligera muestra divulgada ya en varios impresos. Se interesa en ello mui
particularmente la botánica gcogr[dica, ciencia de modernísima creación,
que tanto impulso ha recibido por las indagaciones del príncipe dc los via-
jeros Humboldt, y tanto debe remontarse por las mias, si no tan generales y
combinadas, mas numerosas, y sin comparación mas circunstanciadas y exac-
taso Engolfado en ellas hube menester mucho esfuerzo para apartarme de
tan delicioso pais y venir en octubre de 1805 á servir la plaza de bibliote-
cario del jardín botánico, perdida ya toda esperanza de ir á Berberfa,


" Entre mas de 10 arrobas solo de muestras de las preciosidades grana.
dinas, traia una serie de frumenticias con la idea de hazer una monografía
especial, ó Ceres espuñola. Comunicado el pensamiento con D. Mariano
La-Gasea (*), nos convenimos en llevarlo adelante de consuno , y aunque
las vicisitudes políticas nos hayan proporcionado copia de materiales con que


(") Este pasaje no es ciertamente de mi amigo, es inventado por los extractado.
res, que no se han acordado de lo que Clemente habia dicbo en 1818 en la página
71' del primer, tomo de la agricultura de Gabriel Alonso de lIerrera, adicionada
por la real sociedad económica matritense, en donde atribuye el oríjen de la Ceres
española á una berborizacion que hizimos á fines de julio de 1801, el mismo Cle-
mente, D. Donato Garcia y yo, es decir, en época en que yo mui ejercitado ya en
el conocimiento de las grameñas, que eran y han sido siempre mi estudio favorito,
les demostraba lo que sabia y babia alcanzado en 5 años de estudio y de viajes, en
los cuales no habia despreciado el estudio de los campos, puesto que en el herbario
del mismo Clemente y en el de Cavanilles deben hallarse ejemplares de algunas ce.
reales recogidas por mí ántes de 1800 en las provincias por donde habla viajado.
Entónces estaba ya penetrado de la utilidad de este estudio, pues habia presencia-
do los experimentos practicados en Zaragoza en 1798, si mal no me acuerdo, por el
ilustre Asso en el campo de experimentos agrarios que sostenía á sus expensas el
Illmo. Hernandez de Larraa, que eutónces era dean de la iglesia metropolitana de
Zaragoza, y tenia bien estudiado el papel que en dicho año publicó Asso, en el cnal
exponía el resultado de sus experimentos hechos en dicho campo con diferentes ce.
reales cultivadas en la península y algunas traidus del estranjero. La verdadera
historia de esta obra, espero se publicará muí pronto, y entretanto convendrá no-
olvidar que la primera noticia qlle tuvo el mundo literario de esta obra, se encuen-
traen el prólogo de mi Genera el Species Plantar, lJu"ae aut navce &c. publicada
en 1815.




40S


engrandezerlo, han retardado la cO'lll;lusion de un monumento uo ménos ho-
noríñco á la agricultura árabe española, qne necesario á la européa actual,
al cual apenas falta mas que la última mano (*).


« Despues (le que cedió D. Juan Antonio Melon al jardín botánico la
empresa del seminario de agricultura, de qne había publicado 17 tomos,
trabajé como uno de los redactores en los 6 últimos hasta el 23.... en que se
hallan mis tareas. Suspendiéronsc con harto dolor mio en 1807, para ir á
San Lúcar de Barramcda á ensayar en el nuevo jardín experimental, estable-
zido sabiamente, cuanto podía contribuir 'á sus progresos (t). Un año debía
durar este encargo; pero la invasión francesa de 1808 arrebató, cual furioso
torbellino, á casi todos los discípulos hácia el campo de Marte, y la ferozi-
dad, la envidia y la ignorancia arruinaron aquel naziente establezirniento,
que tan lisonjeras y útiles esperanzas anunciaba a] estado (t). No por
eso quedaron enteramente perdidos los conatos del director científico, como
lo testifican algunos sobresalientes alumnos, entre ellos Doria Maria Josefa
de la Piedra, que sostiene una correspondencia regl~da con botánicos de su-
prema categoría, habiendo merezido de uno de ellos que haya inmortalizado
BU apellido con un jénero nuevo (§).


(*) Si, solo le faltaba la última mano, que debiamos de dársela reuuidos; opera-
cion que no hubiesemos podido concluir en un año entero trabajando con toda inten-
sidad y sin' dejarla de la mano. Impidiéronla por una parte su quebrantada salud
desde 1817, las muchas ocupaciones que desde entonces cargaron sobre mis hombros,
y sus ocupaciones y las mias como diputados á cortes en los tres últimos años. Sin
embargo i ojalá la veamos publicada tal cual ha quedado! pues no dudo eo asegu-
rar que aun con las imperfecciones que pueda tener formará tal vez una revolucion
feliz en el cultivo de las cereales.


(t) Valiéndose de su ausencia dos de sus colaboradores en el semanario de agri-
cultura, dirijieron al gobieruo una representadon terrible contra él, que el gobier-
no despreció después de tomados informes imparciales. El objeto ostensible era
acusarlo de desfalco en los caudales de la empresa, pero el verdadero era separarlo-
de ella, porque se vislumbraba ya que sus producciones, si proseguia dedicándose
á la agricultura, podrían oscurecer alguna reputacion no bien adquirida en es-
te ramo.


a) Sufrió Clemente en esta época terribles persecnciones, y estuvo en gran pe.
ligro su vida. Las mas bajas pasiones desencadenadas bajo el velo especioso de
patriotismo, religion y lealtad, acabaron con el jardin, y hubieran concluido con
el director cientifico, si personas de carácter y opinion en el pueblo no le hubiesen
protejido, y si él no hubiese tenido la feliz ocurrencia de tener sobre su' mesa el re-
trato del nuevo reí, cuando el populacho enfurezido y azuzado por sus enemigosse
introdujo en su habitacion.
(~) Aquí como en oíros varios pasajes, han tenido miedo Jos extractadores de re.


petir el nombre de un emigrado.




" Faltábame para redoudcar la historia del reino de Granada, concluir el
escrutinio de la Serranía de Ronda, y de la inagotable Hoya malagueña; y
prefiriendo al goze tranquilo del sueldo, arrostrar nuevas tareas y riesgos
en la suspicaz exacerbación de los ánimos de aquella crisis, realizé el reco-
nocimiento, sin que pudiesen estorbar mis operaciones ge<?désicas los mas
árduos obstáculos. Los disturbios públicos me hizieron perder riquísimas
colecciones, fruto de una expedición hecha á tanta costa, así en Sevilla co-
mo en toda la Andaluzfa baja, y muchísimos apuntes importantes (*).


"En 1809 se me comisionó para recibir y-cuidar un rebaño de vicuñas,
alpacas mestizas de ambas especies, y llamas, que acababa de llegar á Ca-
diz: idéa suscitada por el semanario de agricultura d;' 2i de octubre de 1SO 1,
Y de 5 de abril de 1804, cuyos artículos habia hecho ver D. Francisco Zea á
la fundadora de los jardines de la J[almaison, á cuyas instancias se hahia pe-
dido de América dicho rebaño, que llegó en un estado lastimoso. De mis
observaciones sobre él resultó una memoria mui orijinal, tadavía inédita,
producto único de la malograda cria, por las nulidades cometidas en su
traslación á la península, y por la apurada sazon en que arribó. Así se de-
muestra en aquel escrito que servirá de norte cuando se trate de una natu-
ralizacion no sin grave pérdida descuidada.


" Ocupada Andaluzía por los franceses, vine á Madrid á revisar mis ma-
nuscritos-y colecciones, no hallando en otra parte recursos para continuar
estas tareas; y en ll:!' 2 me retiré al pueblo de mi naturaleza, que me dió la
mas jenerosa y agradable acogida (j ). Allí me dediqué á esclarezer las
cosas de mi lugal~, en términos que cuando se imprima su historia civil, na-
tural y eclesiástica, se verá que uingun pueblo puede presentar un monu-


(*) Sevilla es el sepulcro de varias producciones útiles de ciencias naturales.
Allí perdió Clemente el resultado de su viaje por la Serranía de Ronda, y de sus
observaciones hechas en el reino de Sevilla en 1807, 1808 Y 1809: allí perdió tam-
bien ricas colecciones acopiadas entre las balas de los patriotas, el ilustre baron
Bory de Saint-Vincent, coronel del ejérzito francés; se sepultaron para siempre lo
mas selecto de mi herbario y biblioleca, y -lo que es mas, todos mis manuscritos,
fruto de 30 años de observaciones, á excepcion de lo concerniente á la Ceres espa-
ñola, que todo integro quedó en poder de Clemente.


(t) Eotónces se le hizieron muchas instancias paraque admitiese una plaza en la
secretaria del ministeriu del interior, que rehusó constantemente no queriendo ad-
mitir destino alguno del gobierno que entonces había en Madrid. Pasó luego á Má-
laga á proseguir sus investigaciones, y desde alli se retiró en 1812 al pueblo de su
naturaleza. Pudiera aquí añadir los encargos que le hacia desde Cadiz una persona
que hoi ocupa un alto destino en España, y que nada hizo por él cnando necesitaba
del influjo de sus amigos,


3 Jl




410


mento comparable al que ilustrará al nombrarlo Tilaguas oido apenas, en el
dia á la distancia de ocho leguas.


"Én 1814, me arrancaron de miretiro para formal' el plan topográfico y.
estadístico de la provincia de Cadiz; empresa tan perfectamente combi-
nada; como desgraciada desde su principio (*). Parece que presidia una
fatalidad á mis fatigas para estorbar que las llevase á cabo. Volvi á mi
plaza de bibliotecario, no ya con la pretcusion de saberlo todo, sino con el
intento de asegurar una subsistencia ménos precaria; y me dedique en
los años de 1815, 1816 Y 181i, á ganar las matrículas de farmacia' (t).


(") Aquí tambien se averguenzan los redactores de citar el nombre de un ilus-
tre emigrado, del sablo D. Felipe Buuzá, director de esta empresa, quian le pro-
puso al gohierno como naturalista de ella.


(t) Aquí hai una gran laguna que creemos oportuno Ilennr, Volvió á Ma-
dríd en octubre de 1814 movido por mis repetidas instancias, masencargándole
viniese á parar á mi cnsa , para mostrar á sus enemigos que le protej ia á ban~,
rieras desplegadas, y que supiesen era necesario acabar con los dos ó con nin-
guno. una terrible tempestad se habia levantado contra ambos, y tenían á su
favor los conjurados en perdernos, el sistema inquisitorial estahlezído para las
purificaciones, y el favor del poeta Arriaza, que siendo oficial de la secretaría
de estado, tenia en 'su mesa el negociado del jardio butá uico , i Qué de dclacio-
nes! j qué ¡le calumnias! Yo fui acusado de afrancesado; yo que fugado de
Madrid por irme ya buscando para prenderme la policía, estuve en los ejer-
zitos nazionales desde mediados de julio de 1809 hasta qne en 1814 volví al
jardin, me vi envuelto eu semejante deluc iun! Pero era tan palpable la ca-
lumnia, que yo nada temia por ella; pero si teuia algunos moti vos para temer
por mi amigo.' El objcto por eutóuces era intimidarme para que yo no me atre-
viese á protejerlo ahiertamente, acabar con él, y luego tenían ya otra trama ur-
dida para acahar conmigo por liheratismo, que entonces era el medio mas segun¡
de perder á cualquiera. Léjos de iutimidarme, hablé repctidas vezes con todo
empeño por mi amigo al ministro, que lo era entonces el Sr. duque de San
Carlos, quien penetrado de la trama y de las relevantes prendas de Clemente,
me prometió emplear todo su in~ujo para no perder un hombre tan útil. 8eguro
de esta palabra dada repctidas vezes, dejé que pasase algun tiempo sin dar
contestacion á los cargos que el secretario de la jnnta de purificaciones me pasó
como resultantes de los informes secretos tomados, con lo que hahía una gran


-ganancia para Clemente y para mi, pues la opinion que de dia en dia iha cam-
biando, dismin~ia á proporcion la fnerza de nuestros enemigos. Di mi contesta.
cion bien decidida á últimos de octubre ó principios de novíemhre de dicho año
de 1814, y al momento subió la consulta al ministerio. Dos dias ántes de darse
cuenta al rei del espedlente , dejó de ser ministro el Sr. duque de 8an Carlos,
y be aquí casi perdidos todos los esfuerzos empleados en favor de mí amigo, á
p~sar que bahia quedado ya corriente y en la holsa para el despacho. Nuevos
temores nacieron sin embargo, I,ero un paso de nuestros enemigos lile facilitó




411


Entonces se encargó á La-Gasea recibir y arreglar las colecciones de mu-


el medio de dislparlos, En el mismo dia en que iba á darse cuenta al rei de
ilicho espedtente, recibi un anónimo por el correo en 'que me decían en sustan-
cia. "Querido primo: ten cuidado y mira lo que hazes, no te empeñes' en fa-
vorecer 'á Clemente porque es un picaro afranzesado; el rei lo sabe mui bien y
lo odia, y no dudes que si tú te empeñas por él, te alcanzará la misma mala
suerte que á él le espera: no dudes que hoi mismo vol verán á bablar at rei con-
tra Clemente diciéndole lo que ha sido, y tambien le dicen algo de tí; no te
empeñes por ese picaro afranzesado : tu prima que te estima Josefa."


Sobre la marcha estendi una representacion para el nuevo ministro el Sr. D.
Pedro Cevnllos, en que incluia el anónimo orijinal qne acababa de recibir, di-
ciendo que nuestros enemigos eran tan bajos qne no se atrevian á atacarnos cara
á cara; que asi como se valian de aquel medio ratero para intimidarme, tal vez
se emplearian otros secretos para desacreditarnos con el gobierno: que liada
tomía , y asi que solo pedia que en el caso de existir alguna delacion, se pasase
á un tribunal establezido, atianzando ántes de calumnia al delator, y que en-
tonces me presentaría gustoso á dar cuenta de mi conducta y á demostrar la ca-
lumnia, y como de paso renovaba lo. mérito. y prenda. relevantes de mi amigo.
Antes de las doce de la mañana presenté dicho papel en su propia casa al Sr. D.
Pedro Ceballos, hablándole de palabra con una energía extraordinaria, particu-
larmente en favor de mi amigo, manifestándole la trama que creía existir para
perderlo, y la gran pérdida que resultaria á la ciencia y á la patria si se Ile-
gaba á inutilizar 1In hombre de tan sobresaliente mérito. Por fin lo purificaron
dejándolo eu segundo lugar, y á poco tiempo salió purificado en pr'imere uno de
nuestros mas crueles delatores que habla adulado con epigramas, no solo á José
Napoleon, sino tambien hasta las personas méuos insignificantes de su corte. A
mi me acusaron tambien de liberalismo inmediatamente del modo mas atroz, se-
guu me dijo el oficial mayor D. Manuel de Avella, y no sé ciertamente aun á
quien debo el que se despreciase semejante acusacion. Me indigné tanto de ver
impunes á tantos ealumuiadores y de verme e spuesto todos los días á otras de-
laciones, que puedo asegurar que desde entonces hize profesion firme de enemi-
go de todo sistema despótico.


Este pasaje no puede méuos de exsistir en el manuscrito de Clemente ¡ él
se hallaba en mi casa cuando redbí la carta é hize la representacion, y estuvo
esperando en ella hasta saber el resultado de su entrega, En la secretaría de es-
lado exaisth á este documento y otros varios que muestran mi empeño en distin-
guirle como merecía,


Antes de haz el' mi propuesta para la cátedra de agricultura, le propuse si
queda desempeñarla para proponerlo, pero no lo pude venzer paraque la a"cep-
tase por mas que me empeñé en ello. Conoz.ia toda la dificultad de la empresa
y no se atrevió á aceptarla. Es ciertamente lástima, porque él era capaz de ha-
ber dado con el tiempo un nuevo aspecto á la ciencia de los campos, que se
puede decir yuze aun en la clase de un arte mecánico.


La plaza de bibliotecario que obtenía de una biblioteca que no era pública.
no era en realidad mas que un titulo puruquo cobrase su sueldo en Madrid; él




412


tis recien llegadas de Santa Fé de Bognt{t, y me escitó á nombre del
golJieruo para cooperará su puhlicacion (*),


"En 181S, fui nombrado censor en las oposiciones á la cátedra de zoolo-,
gia. La sociedad económica de Madrid quiso que se restaurase el texto
de la agricultura jeneral de Alonso de Herrera, nivelándola con el actual
estado de las luzes , yo trabajé el prólogo y artículos que se ven en la
hermosa edicion publicada en 181S Y 181!J i Y no llegaron á tiempo cier-
tos apéndices que hubieran dado mucho realze á la obra, si no me lo hu-
biese estorbarlo una pertinaz optalmÍa. Mal restablecido de ella, habia
vuelto á continuar mis escritos principales, tantas vezes y tan á pesar mio
interrumpidos, cuando un vómito negro me puso á la muerte.


" Por desconfianza de mí mismo, Ó por mi poca aficion á la polémica, co-
municaba mis pensamientos familiar y amistosamente, ú por medio de la
imprenta, y repugnaba inscribirme en las asociaciones, y mas en las que
abrigaban espíritu de cuerpo ó He partido; especialmente si exijian de
sus miembros otra contribucion que la de las luzes, Por esta última cir-
cunstancia dejé de alistarme en la famosa sociedad Iincana dc Lóndres;
aunque mi corazou, jamas ingrato, no es insensible al honor que me han
dispensado, 'enviándome sus diplomas la real academia de ciencias de Ba-
viera, la de ciencia y artes de Barcelona, ía fisiográfica de Lund, la real
sociedad de agricultura del alto Garona, las económicas, de Madrid, (.rana-
da y San Lúcar, y el abolido instituto militar Pestalozziano."


Aquí termina el manuscrito del autor (t). Retirado á sus hogares por
lo conozia mui bien al JJa~o que narlie tenia la especial obligadon de conservar
el precioso herbario qU'J habia en la misma pieza de la biblioteca, ni el peque-
ño gabinete de historia natul'~I, que á mi propuesta y segun real orden de 21
tic enero de 1815, dehia establezerse en dicho jardin como medio auxiliar de las
cieuclas que allí debian enseñarse. Propúsclo pala conservador' de dichos ga-
binete y herbario, y fué aprobada dicha propuesta como interino. Puesto el
j erdin bajo las inmediatas órdenes de la nueva junta de proteccíou, ni la junta
ni él se acordaron r1e semejante nombrámiento, que era demasiado importante
por las obligaciones que llevaba anejas, y que espresé en la propuesta.


("') Yu lo propuse' al gobierno, pero pirliendo que por este nuevo trabajo,
que como yo no podría desempeñar sino quitando algunas horas a l mas preciso
descanso, se le aumentase el sueldo. La cOlltestacion fué uu oficiu licuo de piro-
pos que no ~atisfacian en manera alguna á un humbre que habla sufrido como la
generalidad de Jos españoles, demasiadas desgracias y privar-iones durante la
in vario n napoleónica-francesa, y estaba viendo acercarse una re v o luvion cUJo
giro se ocultaba.


.(+) y puesto (lile aquí termina el manuscrito de/autor, nece,ario.ti lo suplamos,
Hul lábase Cl cmc nt c ronva lr ciend« del I';ir!!t'r ata que dil! la enfernH~~lhH: (jtlf!! le




413
consecuencia de los trastornos políticos, mereció del amor d~1 rei á las
ciencas ser llamado nuevamente á Madrid para continuar sus tareas cien-


_tificas, que darán honor al estado cuando se publiquen. Entre sus lega-
dos dejó al rei No S. su historia natural de Granada, y el tratado de Ceres
española; y al real gabinete una colección de animales desecados y de
reptiles en espíritu de vino. Murió de vómito negro despucs de haber
estado, segun se nos ha dicho, cincuenta dias sin tomar mas alimento por
la boca q¡;e cuatro tazas de caldo, seis cuartillos de agua, y dos medios
quesitos helados. Infatigable para el estudio se olvidaba del alimento y
de los cuidados necesarios en la salud; -en la enfermedad tenia el empeño
de curarse con tanrigorosa dieta, que en el penúltimo ataque sufrido en
su pueblo, estuvo muchos Jias seguidos sin tomar alimento alguno, ni aun
agua; segun aseguraba él mismo y testifica su familia.
quitó la vida por fin, cuando se. verificó el réstablecimiento de la constitucion
en 1820. Bien conozido en su patria I'0r sus vastos conocimientos) por sus·
ideas pulí í icas, mereció ser nombrado diputado á cortes en dicbo año. Amapte
decidido de la libertad política de su patria, votó siempre en el sentido que
creia mas favorable á ella. N o habló en las córtes, porque el estado delicado de
su salud le impedian hazer esfuerzos de ninguna especie; pero trabajó mas tal
vez de lo que podia, en la comisiou de agricultura á que fué destinado, y en
la de instru cciun pública. El fatal estado de su salud le obligó á pedir Iicen-
cia al congreso, al concluirse la scaion ordinaria de 1821, para ir á restablezerse
:i su patria, en donde estu vo hasta mediados de marzo del siguiente año, hallán-
dose en Madrid de vuelta á fines de dicho mes. Durante su ausencia la contra-
revolucion habia tomado el gran incremento que es sabido y las facciones en-
grosadas llegaron á molestar hasta su mismo pueblo. Clemente era un verdadero
filósofo , aborrccia la efusion de sangre, y varias vezes me habla dicho que él ja-
mas tomaria .las armas, sino en el caso de haber de defender la libertad; lle-
gado este caso, fué fiel á su principio, y pocos dias ántes de salir para Madrid,
se batió con las armas en la mano contra los enemigos de su ídolo.


Entrado en Madrid el cjérzito de Angulema, y entronizad» el despotismo, no
aguardó á que lo echasen de la corte, salió de ella inmediatamente lleno de in-
dignncion, y se vol vló á sus hogares, en doude permaneció desterrado -y lleno
de temores, hasta que en el verano de 1825, por una de las irregularidades tan
frecuentes en los gobiernos despót ices, fué llamado á Madrid para continuar sus
antiguas táreas en el destino que anteriorment'" oh tenia. Nada sabemos de sus
trabajos en este tiempo, pero suponemos habrán sido de poca importancia porque
su salud constantemente quebrantada, como me decia en su última-carta de 11
de marzo "de 18\16, debe haberle impedido dedicarse con la intensidad necesaria
á la perfeecion de 108 trabajos principiados. Gran _pérdida será si les alcanza la
misma mala suerte que tuvieron los de otros muchos Ilustres españoles, que des-
pues de haber permanecido ine ditos por muchos años, y aun siglos, pasaron á au-
meutar la gloria literaria de otras naz ione•.




414
Aprovechamos la feliz casuaÚdad de haber llegado á nuestras manos los


documentos siguientes, para darles lugar sin dilacion en nuestro periódi-
co. Imprirniéronse solos 200 ejemplares en los últimos momentos del
réjimen constitucional de Nápoles: porque habiendo cambiado súbitamente
aq uella escena política, fué preciso interrumpir; y aun ocultar la edición.
Contra los ejemplares impresos se levantó la persecucion que debia te-
merse del vivo interes que habia en sepultarlos. A pesar de esta pesquis"
pudo salvarse con otros poros el ejemplar que ha servido para nuestra ver-
sion, el cual nos ha franqueado el benemérito personaje que le posee.


La identidad de la constitucion napolitana con la española, la semejan-
za de las medidas adoptadas por el poder y por la astucia para destruirlas,
y la igual pérdida de los derechos de ambas naciones que debe servir de
aviso y escarmiento á las sociedades políticas, haze que estos ¡]ocumen-'
tos pertenezcan á la triste crónica de España que llenará de asombro á las
edades futuras.
Acial del parlamento nazional de Nápoles relativas á la intervencion de
S. M. el rei de las Dos Sicilia« en el congreso de Leyback, acompañadas
de todos los documentos correlativos propios para dilucidar la historia de


lafundacion del nuevo réjimen constitucional en aquel reino ("').
Esposicion ó dictamen de la comision extraordinaria del parlamento na-


cional sobre la intervención de S. M. en el congreso de Leyback.
Señ9res.-El mensaje dirijido por S. M. el dia de ayer ha debido mui


justamente llamar toda vuestra atencion, y can el deseo de contestar COI)
aquella prudente calma que va siempre acompañada de la madurez en el
consejo; acordásteis para verificarlo asi, nombrar una comision especial, la
cual para esponer á vuestra vista los fundamentos de su dictamen, halla
que es indispensable recordaros la historia de algunos hechos notables.


Los rápidos y desastrosos acontecimientos del findel siglo anterior tenían'
sensiblemente alterada la: marcha de nuestra vida política. La piedad y el
terror habian sacudido Jos espíritus: el sentimiento del amor propio era
mas enérgico, y mas estensa la idea que de él se tenia: ya no era mudo en
el pueblo el conozimieuto de su propia fuerza; y las fatales consecuencias
de una destemplada libertad habían enseñado que era preciso adquirir otra
mas moderada y cauta. Las alternativas siempre nuevas y variadas que
han agitado á la Europa, solo han contribuido para fortificar mas y mas esta
disposicion del pueblo: porque los errores ya de la democracia, ya de la mo-


(,.) Se imprimieron en Nápoles en la imprenta de Luis Nobile, año de 1820.




415


narquía absoluta, eran los mas á. propósito para significar la necesidad de
, un partido intermedio. FácÚ era por otra parte-observar que contra los
inciertos fenómenos de algunas efímeras repúblicas, seguia rijiendo y pros-
peraba la constituciou inglesa.


Mientras que á no pocos mudamente ocurrian estas re~éxiones, los ami-
gos del poder' arbitrario, ó no eran capazes de entenderlas, ó hallaban que
les era ventajoso disimularlas. De aquí el origen de aquel sordo y gra\re
contraste entre la opinion y el gobierno que es siempre anuncio próximo
de las grandes mudanzas. En vano el rigor del gobierno de J. Murat, y su
oficioso anelo de mostrarse popular, habia procurado estinguir la eferve-
sencia de los ánimos. En vano la tentativa de ser libres habia atraido á
los infelizes Abruzos la rabia del despotismo militar. 1';1 gefe de aquel go-
bierno se vió precisado á reconozer que la civilizaciou de los pueblos no
puede ser engañada por el artificio de las córtes, y mucho ménos vencida
por la violencia. Despllcs de vacilar por largo tiempo entre los votos del
puebloy los suyos propios, entre la ambicion y el saber, al fin cayó del
trono. Ent.mzcs fué cuando se dejó escapar una constitucion aparente,
asi como el avaro perseguido deja escapar un depósito que ha retenido ó no
.ha querido entregar por largo tiempo.


Entretanto el rei lejítimo se preparaba á volver á la posesion de la he-
rencia de sus abuelos. De su parte estaba el valor de aquellos inmensos
ejércitos que habian quebrantado la fortuna del conquistador de la Europa y
cambiado la política del universo. Mas la natural bondad de su corazón se
babia perfecci?nado con el sufrimiento de los males pasados: por dos lns-
tros enteros habia estado meditando en el mas incómodo, pero mas instruc-
tivo gabinete de los príncipes, que es el de la adversidad. Conozia el ar-
diente deseo de sus antiguos súbditos de romper todas las cadenas de su
servidumhre; y se dijo entonzes que poniéndose en comunicacion con
ellós, lisonjeó y acarició lamas cara de sus esperanzas que era la de ser li-
bres. Claras fueron las palabras que están consignadas en la proclama de
1 de mayu de 1814, dada desde Palermo y publicada en los periódicos de
aquella época (*).


Esta declaracion tan noble y generosa no dejó de producir las mas úti-
les consecuencias, Ella fué, no el valor aleman, la qne en los llanos de
Macerata disipó los cuerpos de nuestro ejérzito. Asi empuñó de nuevo el
cetro la mauo de Fernando IV, y su alma 110 desmintió las intenciones con


(*) El documento núm. t.




416
que habia vuelto á él. Vióse dé hecho que al/lamente entre los desgracia.
dos la fortuna es la muerte de las promesas.


Por desgracia relaciones falsas y malignas que no le faltaron tambien de
la situación de sus pueblos, le persuadieron la necesidad de retardar el
cumplimiento de sus propuestas. Si los sucesos ocurridos posteriormente
le han podido causar algun disgusto, la ca\lsa ha sido el no haber preveni-
do eon beneficios el deseo jeneral.


Entretanto este deseo se continuaba y excitaba mas y mas. Sin embar-
go permanecia en cierto modo sin accion miéntras que el gobierno no lo li-
sonjeó con una conducta en cierto modo liberal. Mas luego que vino á.
irritarle la persecucion, pror;rumpió en un trueno violento. Verdad es que
los primeros síntomas se manifestaron en la sierra de :\fonforte; mas estos
fueron efecto de un movimiento eomun de las provincias inmediatas y pro·
piamente de las.de Capitanata, Avellino y Palerrno. El pueblo filé el que dió
impulso á los ] 40 individuos del l'egimiento de Borbon : por esta causa se
vió poco despues rodeada de cien mil prosélitos, la bandera que ellos enar-
.bolaron. El que atribuye á mm insurreccion militar el oríjen de este fue.
go, deduce en realidad el principio d~ sus consecuencias: cree qne la ma-
rea se forma en aquel punto de la costa en que rompen las olas (*).


El grito del rescate llegó pronto al palacio y dispertó en él la memo-
ria de-las antiguas promesas. No tardaron en verse los efectos del decre-
to de 7 de julio de 1820. En él manifestó el rei complacerse de que en
sus estados fuese adoptada la coustitucion de España, con las solas modifi-
caciones que acordare proponer la representacion naziona1.


La mayor parte del reino permanecia tranquila cuando la sobrecogió es-
ta novedad, llegada á su noticia no por el órgano de los valientes de Mon-
forte, sino por boca del propio soberano. Asi la libertad que en algu-
nos puntos fue invocada y llamada, llegó á otros que no la esperaban: mas
en todas partes fue recibida con aquel vivo entusiasmo que acompaña al
cumplimiento de las cosas por largo tiempo esperadas.


La gratitud del pueblo superó su alegría. Nunca se aclamó la consti-
tucion de España sin acompañar el nombre del que la babia concedido; y
Fernando IV jamas tuvo tanto poder y autoridad sobre su nacion como al
imponerse la lei restringiendo la que antes ejercia.


Conoció su propia gloria y reunió todos los medios de consolidarla.
Apenas habian pasado siete dias despues de haber adoptado la constitucion


(*) Véase el documento núm. 2.




417


de España, cuando en presencia de la junta provisional recientemente crea-
da, ratificó su concesion con uu solemne juramento. Todos los príncipes
de su familia siguieron su ejemplo: desde entonces su familia y el pueblo
no tuvieron mas que un solo pacto (lIi).


Llegó el dia 1 de octubre, dia el mas célebre de todos nuestros anales
políticos (t). En el rostro de un infinito número de espectadores se veía
resplandecer la sorpresa, la veneraciou y el gozo. Un tierno y silett-
cioso continente se veía en vuestros aspectos y en todos vuestros moví-
mientos, Apenas pronunció el rei la confirmación de la constitucíon es-
pañola; apenas fué invocado por él el tremendo nombre de Dios, cuando
un inmenso concurso de vozes que todas juntas espresaban los mas caros
afectos conmovió las paredes del templo, y hizo ver que la mas grata y
dulze sensacion de un monarca, es el grito festivo y espontáneo de la grati-
tud de un pueblo.


Es necesario observar que el rei sorbió la satisfacion 'eutera hasta la 'Úl-
tima gota. No Be esparció flor alguna, no se pronunció un viva que no
produjese en su corazon un particular plazer (t). El adornó el gusto de
su mesa con un brindis á vuestra salud (§): protestó que su sueño era mas
tranquilo; y no se escondió de manifestar la ventaja de que su trono esta-
ba rodeado de una llueva luz.


Desde el 7 de julio del presente año habia aprobado con anticipación
aquellos actos que su vicario jeueral creyese oportunos para llevar á efecto
el estatuto de España. Entre ellos el masjmportante es el de 2-2 de julio
en que de hecho se estableció el modode hazer la eleccion de diputados, y
se determinó la fórmula de vuestros poderes. El mismo gobierno creyó
entónces que estos debian limitarse á mantener inviolables las bases de
aquel estatuto político, sin dejar derecho alguno para hazer modificaciones,
á no ser que lo exijiese la necesidad de adoptarlas á las circunstancias par-
ticulares del reino (~).


Conformes con esta fórmula fueron extendidos vuestros poderes: confor-
me con este poder fué vuestro juramento, y conforme con este-juramento
fueron los del rei y el decreto de 7 de julio. La obligacion pues de respetar
los principios del estatuto de España, y la imposibilidad de someterlo á im-
portantes reformas, está. fundada en el nuevo pacto social, en la misma Ín-
dole de vuestros poderes, en la religion del rei y la vuestra.


(*) Véise el documento núm. 4. (t) Id. núm. 5.
(r) De hecho el reí con gran cuidado tomó cuenta y recojió todas estas particu-


laridades.
(~) Véanse los diarios constitucionales de aquella época.
('1[) Véase el documento núm. 7.


3 ¡;




418
Sé que la envidia del bien ha puesto en accion todas lasmáquinas de la:


calumnia. Sé que la gloria del monarca qne ha redimido á su pueblo se ha
procurado manchar con la imputacion de la violencia. Los venideros apenas!
podrán creer que la osadía de la mentira haya llegado hasta el punto de


..querer privar á un hecho notorio de su propia evidencia. Mas si la natu-
raleza de los mismos sucesos no bastase para desvanecer la -acusacion, la
confundirla de todo punto un documento de'la mayor importancia. El parla-
mento, modificando la constitucion de España, habia prescrito que todas las
provincias elijiesen un consejero de estado. Persuadido S" M. de que esta


.determinacion restrinjia sus prerogativas, no guardó silencio, ni se contentó
con una protesta. Antes bien, usando francamente de sus derechos reales,
recordó á la asamblea el pacto social, el juramento comun, y la inviolable
obligacion de conservar los fundamentos de la constitución adoptada ClIl).
De esta suerte mostró que no era méuos libre cuando adhería á la repre-
sentacion de su pueblo, que cuando no se conformab~ con su dictámen, Si
este solo caso basta para excluir toda eoaecíor: del monarca, no lo es méuos
para manifestar la buena ar~onía yacuerdo en~re loo dos principales pode-
res que dirijen el estado.


En medio de esta marcha siempre pausada y prudente de nuestro réjimen,
empezaron á divisarse ciertas nubes que se dirijian báeia nuestro horizonte
político. Zelosos de conservar nuestra independencia, habiamos procurado
no ofender la agena. Ni 'por razon de fraternidad, ni por la oportunidad de
la situación, ni por la utilidad del dominio, nos decidimos á recibir bajo de
nuestra proteccion á las ciudades sublevadas de Benevento y Pontecorvo.
Los embajadores de los soberanos de Europa habían gozado en nuestro pais
de toda la eatirnacion y de todas las ventajas que eran propias de su ele-
vado grado. Nuestra libertad era inocente, y al mismo tiempo urbana y
tranquila. Sin embargo los representantes de nuestra nazion hallaban cero
radas las puertas de varias cortes de Europa: y al mismo tiempo las plu-
mas vendidas á la mentira y á la malignidad, no cesaban de esparcir noticias
de nueatra anarquía.


-. La curiosidad de saber el motivo de estas maneras desagradables iba á
Ja par con la certidumbre de no haberlas merecido. No faltó entre nuestros
agentes diplomáticos uno que con fec'ia de 14.de noviembre escribiese di-
ciendo: " la aversion de los gabinetes de Europa á causa del modo con 'lile
se ha obtenido Ia constitucion, parece que forma el nudo mas fuerte de la


(*) VélllhJ el documento núiu , 8.




419
cuestion por su esencia europea. La única cámara de diputados, las restric-
ciones de la prerogativa real, los lnconvenientes de dar parte á un congreso
de las negaciociones diplomáticas, la diputación permanente, el nombre-
miento de empleos de que dispone el congreso, las trabas del poderejecu-
tivo, la odiosidad del veto que recae entera sobreel gobierno, y la ineficazia
de este mismo veto, que no es.mas que suspensivo, y otras disposiciones de
la constitucion española, son para varios potentados como otros tantos jér-
menes de discordia y anarquía, y como incompatibles con la tranquilidad de
Europa." ,


El autor de esta noticia indicaba los medios oportunos de reparar estos
males. "Paréceme, decia, poder asegurar que todos estos medios se redu-
cen á uno solo, á saber: á desechar la constitucion española, ó mas bien á
formar un« constitucion napolitana. El punto decisivo es este, en miopi-
nion, y en cuanto á él el dilema es breve: 6 abrazar con dignidad los deseos
de la Europa, 6 exponerse á una guerra y sus consecuencias, 6 modificar la
constitucion por nosotros mismos, 6 espérese que venga otro á modificarla:'


Nuestro agente diplomático añadia un consejo, que era el de solicitar la
mediación de una gran potencia de Europa, paraque, como en recompensa de
las reformas que adoptásemos en nuestr:lei política, nos procurase la paz.


Como no podiamos persuadimos de la existencia de los males, desechamos
tales remedios. La unidad de la cámara estaba suplida, para nuestro modo
de pensar, con el consejo de estado. Parecíanos que no la prerogativa real,
sino el poder de los ministros era el qulJ quedaba restrinjido: no veiamos
que estuviese prescrita la necesidad de indicar las negociaciones diplomáti-
cas al congreso, sino solo de dar cuenta de los resultados: hallábamos que
era incapaz de ser molesta al gobierno una diputacion destinada solo á la
vigilancia: ignorábamos 'que el congreso nazional tuviese intervencion al.
guna en la provision de empleos, salvo. en cuanto á la presentacion de ternas
para la elección del consejo de estado: si el poder ejecutivo tenia. algunas
trabas era solo para hazer el mal; para haz er el bien no tenia suieclon al.
guna: el veto, ó no se manifestaba bajo el aspecto de odioso, ó creíamos


,que la odiosidad debia recaer sobre el consejo, mas bien que sobre el, mo-
narca : y en suma no podiamos persuadirnos que fuese sin eficazia un acto
que podia diferir por años enteros la sancion de las leyes, y que impulsaba
por este medio el consentimiento de los dos poderes soberanos.


Léjos estaba de nosotros la idéa de que los altos aliados d'eJa Europa pu-
diesen adoptar el proyecto anunciado por el autor de aquella noticia. Es
para ellos tan sagrada la independencia de nuestro reino: como el derecho




420
de gentes y la opinion sin mancha de su justicia. La historia que adicio-
nando las acciones generosas, emplea BU lujosa profusion en describir gran-
des maleficios, no presenta jamas el ejemplo de un príncipe que haya sabido
'd~emhainar la espada para obligar á una nazion á que envilezca sus leyes.
La abolición de los sacrificios humanos coronó una vez el triunfo de un rei
de Siracusa: yse dijo eutónces que él había tomado de su cuenta la causa
de la humanidad. La es~lavitud ensangrentada de un pueblo, deshonraria
al mayor de todos los triunfos: se escribiría y diria que se habia combatido
y venzido por vituperio de los buenos sentimientos y por el infortunio del
hombre. ¿Quién osaría jamas suponer tan negra disposicion en los pechos
de los magnánimos reguladores de Europa?


Si os hubieseis olvidado de la virtud y de la grandeza de estos príncipes,
no podíais dejar de acordaros de vuestros poderes, en cuyo tenor hallaréis
siempre la imposibilidad de consentir en una mudanza esencial en nuestra
eonstitucion. Vosotros hubierais reputado contrario á la dignidad del pue"
blo que representais, y á vuestra firme constancia, el solicitar la interven-
cion de una potencia estranjera que nos procurase la paz á costa de nuestra
libertad.


Recibisteis, pues, con gratitud el mensaje real en. que se pidió vuestro
dictámen sobre la mediación. Mas cuando el ministro portador manifestó
ademas el proyecto del autor de la indicacion, todos los sentimientos de
vuestro corazon se agolparon en vuestros labios y me sugirieron la contes-
tacion de 5 de noviembre. (-), en que expresasteis la firme decisión de no


. separaros de vuestro deber, vuestra entera confianza en los juramentos rea-
les, la resolucion irrevocable de vuestros comitentes y la vuestra.


Los tronos de Austria, Rusia y Prusia hasta este punto habian guardado
un profundo silencio. La primera voz que de su parte negó á nuestros
oidos, fué el primer testimonio-de su justicia. 1'\0se nos intimó un despre-
cio que no habíamos merezido, sino un deseo de dar un asiento en su con-
greso á nuestro monarca. Esto era introducir en el gabiuete de Leybach
la santidad de sus juramentos, la legitimidad de. nu~stra mudanza política,
la independencia y la autoridad de nuestro pacto social (t).


S. M. nos dirijió el mensaje de 7 de diciembre que contiene dos partes:
en la una manifiesta S. M. el designio de acceder á la invitacion de sus


(*) Vease el documento núm. 9.
(t) V éasc el documento núm. 10




421


aliados: en la otra se' indican las bases de una nueva constitucion, y se nos
precisa á suspender algunas de nuestras funciones (-). •


Vuestra comision, señores, no ve en la una mas que las intenciones rea-
les, ni descubre en la otra mas que una desagradable equivocación de parte
del que extendió el papel. Seguramente es digno del corazón de Fernan-
do IV gustar de asistir á la reuniondelos señores del mundo, y tener parte
en la sublimidad de sus consejos. aMas cómo ha podido pensar que está en
el caso de aceptar una nueva eonstitucion ~ Acaso ha revocado el decreto
de 7 de julio, sus solemnes juramentos, sus repetidas protestas, la noble za
de su propio carácter l ¿ No se presentarán ya mas á su memoria aquellas
lágrimas de ternura que se derramaron en el dia primero de octubre, aque-
llas solemnes aclamaciones que acompañaron á la confirmación del estatuto
de España, aquellos interrumpidos acentos, aquellas flores que tanto inte-
resaron su conmovido corazon? No serán ya sinénomos la virtud y la con-
ducta del jefe de vuestra nazion I a y el quese complace en llamarse el
fundador y protector de nuestra constitucion, alargaría ahora la mano para
arrancárnosla) ¿y vosotros que por vuestro llamamiento estais obligados
á mantener intactas las bases, lo podriais consentir? ¿Un cambio pl'epa-
parado por espacio de 2Ó años retrocederia por vuestra culpa ó por vuestra
imprudencia?


Respeto, señores, la lealtad y firmeza de vuestro monarca. Todo lo que
sea contrario á su dignidad, es cosa en él imposible. Si está dispuesto á
partir para el congreso d!l Leybach, se habrá propuesto solo el generoso
designio de desvanecer las calumnias de nuestros enemigos, de asegurar la
felizidad con la independencia delreino, y de dar una prueba al universo de
que no el temblor del miedo, sino el ardor y deseodfla. gloria fué lo que
dirijia su mano en el momento en que aprobó libremente la constitucion
de España. Imajinar que otros son sus fines, es no considerarle inviolable,
y quebrantar el estatuto de la constitucion. De hecho no p'uede darse pro-
fanacion mayor de la persona de un rei, que el suponerle infiel á su palabra.


¿Cual es, pues, el estado de la cuestion que vais á resolver? ¿:Negaréís
á la reunion de los soberanos la deseada intervencion del que ha establecido
entre vosotrosel réjimen actual, y os' privaréis del mejor defensor de vues-
tra independencia? ¿Perderéis la oportunidad de presentar un argumento
vivo de vuestro derecho? ¿ Y al llamamiento de la justicia contestaréis
ferozmente con el grito de la guerra ~


(*) Véase el documento núm. 11.




422


No, ciudadanos.no es tal el dictámen que vuestra comision me ha encar-
gado os haga presente, y ha creido que en el decreto cuyo proyecto se acom-
paña, queda á salvo en un todo vuestra diguidadjvuestra intrepidez, vuestra
confianza en la virtud del monarca y sus aliados, junto con la franqueza y
el honor del pueblo que os ha dado sus poderes. Júzguelo vuestro criterio;
el Dios de la-v~rdad y de la buena fe asegure vuestro juizio.-Pascual Bo-
relli redactor.


Los miembros de la comision extraordinaria eran los señores el cav-Gal-
di, gen.-Begani, con.-Bausan, cor.«Viscouti, Berui di Donato, bar.« Poerio,
presidente Ricciardi y Borrelli relator.


J.


Decreto del parlamento nozional de 8 de diciembre.
Visto el real decreto de 6 de julio, en que se admite la constitucion de


España, salvas las modificaciones que podria proponer la representacion
naziona1. .


Visto el decreto de 22 de julio, en que, en conformidad del anterior de-
creto, se prescribió la fórmula bajo de la cual debían extenderse los poderes
de los diputados.


Vistas las actas del juramentoprestado por S. M. ante la junta proviso-
ria y el parlamento naziona1.


Vista la-acta de 28 de noviembre en que S. M. disiente del decreto de
modificacion relativo al consejo de estado, salvas las restricciones. que los
ministros que presentaron la dicha acta hizieron en voz, las cuales se ha-
llan en los procesos verbales de las respectivas sesiones.


Vista la fórmula de los poderes de los diputados al parlamento nazional
y las actas de su juramento.


Considerando que de"todos los hechos y documentos mencionados resulta
que el parlamento nazional se halla en la imposibilidad de adherir á todo10
que sea contrario á la constitucion de España, salvas las modificaciones que
el mismo proponga. '


Considerando que este principio debe regular la aplicacion de las facul-
tarles que le concede el uúmero 2 del artículo 172 de la constltucion de
España.


El parlamento decreta que debe hazer presente á S. M. :
Primero, que no tiene facultad alguna de adherir á todo lo que en el real


mensaje de 7 de diciembre se halle ser contrario á los juramentos comunes
y al pa~to social que establece la constitucion de España.




Segundo, que no tiene facultad alguna para adherir á la partida de S. M.
sino en cuanto pueda dirijirse á sostener la constitucion de España eomun-
mente jurada.-EI presidente cavo Ruggiero.-Los secretarios Nazaric
Colaneri.-Ferdinado di Luce.-Luis Dragonetti.-Felice Pulejo.


n.


Esposicion á S. M. acompañando el precedente decreto.
Señor.-EI mensaje que con fecha de ayer se dignó dirijirnos V. M. ha


llamado mucho nuestra atencion, no ménos que la del público. Haze ya
mucho tiempo que deseabamos conozer cuales eran las intenciones de los
altos aliados con respecto á nosotros. Uu. sentimiento de confianza en su
justicia nos hazia superiores á las odiosas interpretaciones quc á algunas
apariencias daban nuestros enemigos. El primer rayo de luz que de aque-
llos augustos personajes se ha difundido hácia ~osotros, es verdaderamente
apto para confirmar nuestros presajios de. hecho. Tan léjos de querer de-
clarar la guerra á un pueblo inocente que jamas les ha provocado ni ofell-
dido, desean dar un asiento en S11 congreso á V. M., esto es, al fundador
y protector de nuestro estatuto político.


Si ha sido del agrado de V. M. aceptar tan honrosa invitacion, solo pu-
do ser con el finde asegurarn03 IDas su precioso donativo. Hizonoslo V. M. '
el dia 7 de julio: ratificólo poco despues ante la junta provisoria, sellán-
dolo con su juramento. Por decreto del 22 del mismo mes arregló mate-
rialmente la convocacion de las juntas electivas, y suministrando la fór-
mula de la redaccion de nuestros 'poderes, espresé la necesidad de conser-
var las bases de la eonstitucion de España, y la facultad de adaptarlas á
las circunstancias del reino.


Cada uno de todos estos actos bastaba para formar nuestra seguridad;
mas no eran bastantes para vuestra beneficencia. El dia 1 de octubre sem.
siempre gfató á la virtud de V. M., á la gratitud nuestra y á la ádnríracicn
de los venideros. Állí vimos á V. M. penetrado de ternnrayde gozo de-,
positar al pie del altar el voto inviolable de mantenernos íntegramente Ía
constitucion de España, con solas las modificaciones que le propusiésemos;
Nosotros oímos los repetidos ecos de los vivas y aplausos en que prorum-
pian todos los labios en aquel grandioso 'acto. El nombre ele- V; M. quedó
desde entónces esculpido para siempre en los corazones de todos, y parti..
cularmonte en el nuestro. Establecimos el modo dé elejir los consejeros
de estado. Creyendo V. M. que su poder noquedaba bien preservado, de-




424
saprobé nuestro decreto, y nos recordó en términos espresos nuestro co-
mun juramento, el juramento de respetar las bases de la constituciou dc
España. -


Si de este conjunto de hechos no resultase suficientemente demostrada
la liberal voluntad de V. M., nada pudiera ser mas útil para probarla que su
intervencion personal en el consejo de Leiback. De hecho jamas un mo-
narca está mas vivamente estimulado por su mismo escelso carácter á dar
muestras de lealtad, de confianza y de adesion á Sil pueblo, como al tener
por testigos y admiradores á sus iguales.


Sin desatendemos del efecto de estas grav~s advertencias, no podiamos
en tal hipótesi aceptar el proyecto que nos ha propuesto V. M. de enviar
en su séquito cuatro diputados. De hecho no es la vijilancia de SU50jOS
la que nos había de dar la seguridad, vista ia bondad de corazon de V.·M.
y el sentimiento de su piedad propia: lo es Ia palabra real: lo es el repe-
tido y solemne juramento: lo es la mirada observadora de toda la Europa,
y el juicio severo é independiente de la posteridad.


Mas el que ha estendido el papel que se nos ha presentado en el real
nombre, se ha desviado sensiblemente de estos principios, indicando las
bases de un estatuto político, como suponiendo que convenia formar uno
nuevo, y trazando una senda opuesta enteramente á la línea de nuestras
funciones.


Jamas se atribuirá á V. M.lo que tan manifiestamente está tan distante
de sus intenciones, de sus hábitos y de sus repetidas palabras. Nunca he-
mos dudado de que las palabras de V. M. emanaban del fondo de su cora-
zon : y el corazón de un hijo de Carlos Ill es naturalmente un templo
de fé. Creeríamos hazer agravio á la severidad de las máximas de sus
altos aliados, si nos pareciese que fnesen capaces de exijir de V. M. el
mas pequeño sacrificio de sus sublimes deberes: y aun sería mayor el agra-
vio á V. M. mismo, si pos pareciese que fuesen capaces todas las fuerzas
del mundo de obligarle á consentir en semejante sacrificio.


No ha deseado pues V. M. intervenir en el congreso de Leiback sino
para defender la constitucion que se ha dignado admitir. V. M. no puede
sostener allí otro carácter que el de un monarca independiente que prote-
je á su pueblo, qne afianza su juramento, que sostiene y defiende la causa
de su conciencia, de s~ gloria y de la felizidad de su reino, y que se prepa-
ra á difundir un dilatado golpe de luz en la carrera de los siglos. Solo
para un objeto tan digno de su alma grande ha podido vencer V. M. la
torpeza de los años, el rigor de la estacion y la dificultad del camino. "




425
solo con este objeto hubiera podido consentir el congreso nazional en se·
pararse un momento de su augusta persona.


¿ Osaría nadie dar lugar á una hipótesi absurda? ¿Osaria imajinarse
un disenso (verdaderamente imposible) entre el objeto del viaje de V. M.
y su generosidad y nuestra confianza? Nosotros hazemos lo que un par-
lamento digno de la estimación de V. M. está obligado á hazer. Como
guardas severos de la constitucion de España, no sufriremos que se inter-
ponga en su marcha ningun ostáculo físico. Nosotros interpondremos
nuestro amor, nuestro reconocimiento, el juramento de V. M.; el decoro
de su cetro, la inviolabilidad de nuestros recíprocos deberes y la paz del
reino. Entónces se congratulará consigo mismo V. M. por presidir á un
pueblo cuyos representantes sostienen la verdadera gloria del trono: y
nosotros nos preciaremos mas de ser dependientes de un príncipe, cuya
regla es la virtud, y cuya conducta está en el bien del pueblo.


Estos son señor, los sentimientos del congreso nazional. Estos los q\'lC
han dictado el decreto que acompaña. V. M. lo hallará conforme á sus
sublimesmiras : porque las miras de V. M. han sido siempre conformes á
la relijion, á la humanidad y al honor de su dinastia.-El presidentee-«
El cavo Ruggiero.-Los secretarios.-Nazario Calaneri, Ferdinando de Lu-
ca, Luis Dragonetti, Felice Pulejo.


El proyecto de la presente esposicion se leyó por el diputado Botelli, en
la sesion del 9 de diciembre, y se decretó en aquella misma mañana por el
congreso nazional.


IIL


Mensaje de S. M.
Fernando IV por la gracia dc Dios &c.-A mis fieles diputados del con-


greso.,-Con infinito dolor de mi ánimo he entendido que no ha sido mira-
da por todos bajo un injenuo aspecto mi resolución que os comniqué ayer
7 del corriente.


Para desviar toda equivocacion, declaro que no he pensado jamas violar
la jurada constitucion. Mas así como en el decreto de 7 de julio reservé á
la representacion nazional la facultad de proponer las modificaciones qne
juzgase necesarias en la constitucion de España, asi he creído y creo
que pudiera ser útil á los intereses de la patria mi interveneion en el con-
greso de Leiback : aprovechando esta ocasion para hazer que las mismas
potencias estranjeras reciban con agrado el proyecto de las modificaciones,
las cuales, sin rebajar cn nada el derecho de las naziones, servirian para


:1 n




426


evitar todo pretesto de guelTa : bien entendido que en todo caso ninguna
modificacion pudiera proponerse ó aceptarse, qllC no tuviese ántes el con-
sentimiento de la nazion y el mio.


Declaro á demas, que al dirijirme al parlamento, he entendido y entien-
do conformarme con el arto 172, § 2 de la constitucion. '


y finalmente declaro que la suspensión por mi venida (durante mi
ausencia) de los actos del gobierno ó lejislativos, solo ha debido enten-
derse de aquellos que se dirijiesen á modificar la constitucion -Nápoles
8 de diciembre de 1820.-Fernando'7"El secretario de estado ministro de
negocios estranjeros.-Duquc de Campo Chiaro,


1V.


Respuesta de! congreso nnzional de las dos Sicilias al mensnje real de S
de diciembre.


Señor.-En el real papel de H de diciembre de 1820, se ha dignado V. M,
declarar qne jamas había pensado en violar la jurada constitucion, Con es-
tas sagradas palabras de" V. 1\1. se ha sen-ido añadir una nueva protesta á
las anteriores, y consolidar la confianza que ha sabido ya hazc largo tiempo
inspirarnos. El mityor sentimiento de gratitnd apenas bastaría á correspon-
der á tan generosa conducta. Nosotros la tenemos en el mas alto grado, y
creernos que es de nuestra obligacion el manifestarla.


La brillante y dulze memoria del juramento de V. M. nos renueva de un
golpe la idéa de todos nuestros deberes, de todos nuestros derechos, de to-
dos los títulos quc nos ha dado el pacto social para ser felizes, Por lo tanto
es imposible perder de vista que la conatitucion de España, concedida por
V. M. á los deseos de nuestra nazion, no es ahora susceptible de reforma
alguna, sino solo de la que al parlamento parezca oportuno proponer. Tal
es el tenor de los decretos de (j y 2(j de julio: tal la claúsula expresa de
aquella augusta fórmula con que V. M. puso nuestro nuevo réjimen bajo la
tutela divina; y tal es el requisito que nos autoriza á explicar las faculta-
des contenidas en el artículo 172, § 2 de la constitucion de España.


Los altos aliados oirán con gusto de la boca de V. M. en el congreso
de Leibach, que la gloria de haber adherido á la libertad de SIJS pueblos,
pertenece enteramente á su espontánea voluntad: y que el derecho de esta
adhesion es tan independiente de toda potencia estranjera, como la facultad
',de arreglar su propia familia y de ser justo con los suyos. Aquellos saga-
zes y poderosos dominadores del mundo no pensarán en privar á un deseen-




427
diente de los Borbones, del mas grande privilegio de la autoridad de un
monarca: ni con ménos equidad se conducirán con V. M. que la que han
mostrado con su augusto pariente el rei de España. Jamas delante de su
grandeza se alzaron en vano los deseos de los pueblos: en.sus juizios y de-
cisiones siempre tuvieron parte y se tomaron en consideración el derecho
de gentes, la opinion de los sabios y la tardía y austera solemnidad de la
historia.


Tamhien, señor, seremos nosotros así considerados. V. M. ha adornado
su corona con la libertad de su pueblo: yen breve la adornará. tambien con
el mérito de habérsela conservado. A V. M. pertenece esta obra de su
gloria: la obra de la gratitud que le será debida pertenecerá á nosotros, á
nuestros coetáneos, á nuestros descendientes, y á la humanidad entera.-EI
presidente cavo Ruggiero.-Los secretarios Nazario Colanieri, Ferdinando
Luca, Luis Dragonetti, Feliz Pulejo.


El proyecto de la presente exposicion fué leido por el diputado BorelJi en
la sesion de 12 de diciembre, y fué decretado por la asamblea nazional en
la misma mañana.


v.


Otro mensaje de 8. M.
Fernando IV por la gracia de Dios &c.-A mis fieles diputados del par.


lamento.-Vuestra decision del dia 8 entre otras cosas expresa que el par-
lamento no tiene facultad de aderir á mi partida, sino en el caso de diri-
jirse á sostener la constitucion de España comuumente jurada.


Sobre este punto declaro que mi iutervencion en el congreso de Leiback
liO tiene otro fin que el de sostener la constitucion de España comunmente
jurada "Y nuestro pacto social, y el de añadir, conforme á las declaraciones
que me hizisteis en el mensaje de 9 del corriente, que esta es la decision y
unánime voluntad de mis pueblos. Si mi mensaje del dia 7 del corriente
ha podido interpretarse de otra manera, creo que he disipado toda equivoca-
cían con el otro que os dirijí el dia 8.


Despues de esta mi declaracion deséo que el parlamento en términos po-
sitivos decida, si accede á que intervenga yo en el congreso de Leiback con
el fin de sostener la voluntad general de la nazion por la constitucion adop-
tada, y alejar al mismo tiempo la amenaza de guerra.


En el caso afirmativo, deséo que el parlamento se explique en órden á. la
confirrnacion de la propuesta que le tengo hecha del vicariato general en. la
persona de mi mui amado hijo el duque de Calahria,




428


El parlamento, poniendo en mí una confianza que yo COll el favor de dios
procuraré dejar justificada, no ha estimado necesario elejir cuatro persona-
jes que me acompañen, Sobre este punto debo decir, que deseaba y deséo
su concurrencia para aprovecharme de sus luzes. Si con esta explicacion
hallase el parlamento qllC pudiera ser útil adoptar esta medida, seria para
mí mui de mi agrado. Mas no es mi ánimo exijirla como una condicion para
mi asistencia al congreso.


Finalmente, considerando que los soberanos congregados en Leiback es-
peran una pronta contestacion de mi parte, deséo que el parlamento resuelva
sin tardanza sobre estas propucstas.c-Nápoles 10 de diciembre de 1820.-
Femandc.c--El secretario de estado, ministro de los negocios estranjeros
duque de Campochiaro. •


VI.


Respuesta del purlamemto al mensaje de S. 11'1. del día 10 de diciembre.
Contestando al tercer mensaje de V. M. tenemos la honra de acompañar


el adjunto decreto que eon este motivo se ha acordado. La constitucion que
en el caso de ausencia del rei no reconoce el carácter de vicario general, no
nos ha dejado otro arbitrio de concurrir COII las iutenciones de V. M. acer-
ca de la administracion provisional del reino, sino el de convertirlo en rejente.
No dudamos que nuestra determinaeion será del todo conforme á las miras
de V. M. y para ello hemos transmitido al rejente durante la'ausencia de
V. M, todas sus reales prerogativas.


Acerca de la partirla de V. M. para Leiback y su acompañamiento, nada
tenemos que añadir á lo ya dicho en nuestras anteriores exposiciones, sino
manifestar nuestro perpetuo deseo de la presencia de V. M. y el disgusto
con que vamos á carecer de ella por algun tiempo. Entretanto nuestra con-
fianza en los juramentos de V. M. es total. El efecto de su influjo para man-
tener la constitución de España y conseguir la felizidad de Sil pueblo, será
por entero.


Estamos seguros de que despues del congreso volverá V. M. á. gozar con
nosotros de una pa'l gloriosa, obra de su amor paternal, ó á tornar parte en
la defensa de la nazion. Solo de esta manera puede consentir el parlamento
nazional q'le V. M. se aleje de su amado pueblo.


Nosotros miraremos como una llueva prenda del anhelo de V. M. pOI'
nuestro bien, la formacion inmediata del consejo de estado, y el cumplí-
miento de lo que le pertenece pitra h'lzcr eficazcs las modificaciones (lue
acompañamos (Iel estarlo políri«o.




429
Nuestros votos, señor, no cesarán de ser siempre por la gloria de V. M.


Estamos persuadidos de que los de V. M. se dirijirán siempre á la salud del
reino, ó lo que es lo mismo, á la libertad nazional,


El proyecto de la presente exposieion se leyó por el diputado Boreli en
la sesion del 12 de diciembre, y en aquella misma mañana fué decretado por
eI parlamento nazional,


VII.


Decreto que acompañaba la anterior respuesta.
Vistos los reales pliegos de 7,8 Y 10 de diciembre, el decreto emitido


por el parlamento con fecha del 8, y las esposiciones del mismo de fecha
de dicho dia y de 12 del corriente:


Vistos los artículos 172, núm. 2, 187, 188 Y 190 de la constitucion
del reino:


Considerando que en caso de algun impedimento físico de parte del rei,
debe provisionalmente ejerzerse su autoridad por los medios establezidos
en la constitucion : que segun el arto J88, si el impedimento se manifiesta
en tiempo de la menor edad dcl sucesor inmediato á la corona, ha lugar á.
una rejencia, la cual no cesa sino cuando cumplidos doce años y llegado el
heredero ~ mayor edad, puede usar de la cualidad de regente: que el arto
] 90 no admite al sucesor inmediato al trono en la composicion de la re-
jencia, solo porque al manifestarse el impedimento le supone menor: que
segun estos principios hallándose mayor de edad, está naturalmente llama-
do á ser regente:


El parlamento decreta: primero, que concede la facultad que pide S. M.
en virtud del arto 172, núm. 2 de la constitucion, en los términos que COD-
tiene el decreto de 8 de diciembre, y los actos correlativos de S. M. y del
mismo parlamento.


Segundo, que verificándose la partida de S. M. la autoridad real descrita
en el tít. 4, cap. 1 de la constitucion de España adoptada en nuestro-reino,
se ejerzerá por S. A. R. el duque de Calabria en clase de rejente del reino.


Tercero, que el mismo acto de partir S. M. valga como adesion al pre-
scntc decreto, y al de 8 de diciembre sin las ideas que se contienen en las
esposíciones de 8, 11 Y J2 del mismo.-El presidente Cal'. Ruggiero.-
Secretarios Nazario Solaneri, Ferdinando de Luca, Luis Dragonetti, Feliz
Pulejo,




430
VIII. -


Estrado del diario coustitucional de las dos Sicilias del 13 de diciembre
sobre la memoria de la despedida de S. 1l!.


Esta mañana se ha presentado á S. M. una comision compuesta de los
señores diputados del parlamento nazional Borelli, Poerio, Begani, Vivac-
guir, Giovine, Sorni, Riolo, Strano, Cassini, Incarnati, De Filippis, Nico-
lai, Caracciolo, Ricciardi, Decio Coletti, Abate Coleti, Desiderio, Melchio-
re, Arcovito, Tajuri, Lamia, Borduere, "f dos de los secretarios Dragonetti
y Pulejo.


La comisión ha sido introduzida en el salon del trono donde estaba S. M.
rodeado de los secretarios de estado ministros, de los jefes de la corte, ge-
nerales d~ ejército y ministros estranjeros.


El Sr. Borrelli presidente del parlamento nazional, dijo: "Señor.-EI
parlamento nazional nos ha encargado que presentemos á V. M. ,la res-
puesta que ha dado á su último mensaje. En el discurso de este mismo
dia pondremos en las manos de V..M. las pocas modificaciones del estatuto
político que nos han parecido poderse proponer para complemento de la
obra de nuestro edificio social. En ellas verá V. ~L el sumo cuidado con
que hemos procurado dejar iutacto el poder real y las libertades nazionales,
el juramento de V. M. y el nuestro. Entretanto permítanos V. M. que
por un momento llamemos su atencion hácia un objeto quc escita nuestro
mas ardiente iutcres.


V. M. está á puuto de partir para el congreso de Leiback. El parla-
mento IlO puede mirar sin el mas vivo dolor este momento en que vaá ~e­
pararse V. M. de su amado pueblo. Todo lo habría hecho para no verse
por un instante privado de su augusta presencia: todo, sino el disgutar á
V. M. y perjudicar al bien del reino. Una sola idea puede templar nues-
tro pesar. V. M. parte para sostener en la constitucion de España, su
propia independencia y la de sus estados, la prosperidad comun y eljn.
ramento comun, El cielo quiera mostrarse favorable á. las intenciones de
V. M. y á los votos públicos. i Quien, señor, será lilas glorioso que V. M.?
¿quien mas feliz? viéndose rodeado de las bendiciones, de las lágrimas de
ternura, y de las adoraciones de todos: con tantos tronos cuantos son los
corazones de los ciudadanos: y ofreciendo durante el resto de su vida, que
esperamos sea mui prolongada, el mas grande espectáculo de admiracion á
todo el jénero humano. Ninglln temor.. niuguua aprension acibara nuestras
nperi\nz<l~. Alta é ilimitada ('S la confianza 'Iue nos complacemos de ha-




431


ber colocado en la magnauimidad y constancia de V. M. Sobre V. M.
y sobre todo su pueblo melva sus ojos Dios quc proteje la buena fé,
que da seguridad á las buenas obras, y que tiene en sus manos el destino
de los reyes y de las nazioncs !"


El rei contestó: " voi al congreso para dar cumplimiento á cuanto ten.
go jurado. Dejo con placer á mi hijo en la regencia del reino. Espero
que Dios querrá darme la fuerza necesaria á mis intenciones."


Las palabras de S. M. pronunciadas con el acento de su corazon, han
escitado un vivo entusiasmo en el ánimo de los diputados, los cuales uná-
nimemente han dado' el grito de ViVlt el rei, grito de gozo á que corres-
ponderá el de toda la uazion, justamente asegurada de hallar en la fé y en
el corazon del monarca, nuevos defensores de sus libertades y de la consti-
tueion jurada de comun acuerdo.


IX,


Nuevo mensaje de S. l11. al par/amento nuzional,
Fernando IV por la gracia de Dios &c. El interes que tomo por el bien


.de mis pueblos, cxije que no difiera un solo momento mi partida para IJCi·
back, á donde se han encaminado ya los monarcas aliados.


Vosotros, adiriéndoos á mis paternales cuidados, deseais que ántes dis-
ponga yo todo lo qlle tenga relacion COII el nombramiento de consejeros
de estado, y las modificaciones de la coustitucion,


La estrechez del tiempo solo me permite ocuparme del consejo de esta-
do: y me complazco en dejar establezido este cuerpo paraque en mi au-
sencia ningun atraso sufra la marcha de los negocioa.
~as modificaciones á la constitucion necesitan mas detenido exámen,


que no pueden verificarse por mí en las pocas horas que me quedan ántes
de mi partida. Este cuidado queda confiado al príncipe regente duque de
Calabria, mi mui amado hijo, el cual queda con toda la plenitud de mis po-
deres. Mas si ereyéreis necesario que en este asunto interveng-a yo por
mí mismo, se me podrá enviar, ó se podrá esperar mi regreso de Leiback,
que confío será dentro de breve tiempo. Entretanto la época de los tres
meses que señala la constitución á la duración de vuestras funciones Iejis-
Iativas, está próxima á concluirse sin estar agotados todos los objetos de
vuestras discusiones. Deseo, pues, qu~ conforme al arto 107 del estatuto,
aeprorogue por un mes mas la actual sesion del parlamento. Asi lo.exijmr"


r ~. \r: 1




las necesidades de la patriav--Nápoles 13:de"diciembre de 1820.-Fer-
nando.c-Por el ~creta.rio interino de estado, ministro de lo-interior, el
encargado ddde's'pacho, marques de Auletta.


x.


Estracto del diario constitucional acerca de la diputacion espetlula por
el parlamento á S. M. á bordo del navío'inglés el vengador.


La diputación enviada ayer para cumplimentar á S. M. reunida á
las cuatro y media de Ia tarde en el muelle de bahía, hizo \}revenir al Sr.
marques Rufo, que deseaba tener el honor de presentarse á S. M. Con"
testósele sin detención que S. M; la recibiria con mucho plazer. Em-
barcados al instante y subidos al navío, fueron los diputados' introducidos
por el Sr. marques de Rufo, á la estancia donde se hallaba el rei con Sil
pequeña corte. El diputado cavo Donato, habló al rei en estos términos:


" Señor.-Dos afectos contrarios ha excitado en el parlamento la parti-
da de V. 111. uno de sumo dolor, viéndole alejar de un pueblo que ama y
adora ásu rei : y otro de vivo plazer por el objeto de vuestro viaje, dirijido
á consolidar nuestro réjimen político en la augusta reunion de los mas altos
potentados de Europa en Leibach, Vuestro viaje ha sido diferido por los
víentos-oentrariee , mas esta dilaeion se compensa por laocasion que con
ella tiene el parlamento de renovar á V. M. sus sentimientos. Nosotros.que
tenemos la alta honra de ser-intérpretes, 08 deseamos el mas próspero viaje,
elmas,feliz éxito en la grande empresa que ha de fijar par3'siempre nuestros
destinos, y el mas pronto y feliz regreso entre nosotros."


El reiccntestó con bondad, y con alegre jovialidad, que daba á conocer el
contento de su ánimo: .


" Doi gracias al parlamento por el interes que se toma por mí. Agra-
tlezeolos deséos que manifestais en su nombre, y solo siento la incomodidad
'quebabreis tenido para venir á este sitio con tan mal tiempo. Aguardo un
l'iento favorable para proseguir con el auxilio divino el viaje emprendido, 'y
conno que se arreglará todo segun todos deseamos,"


(En el·número siguiente se inser'larán los documentos. que se citan.)




OCIOS
J)c <t~panoltG QI;mtgrabO~t


SEGUNDA EPOCA.


OCTUBRE, 1827.


APARATO HISTORICO.


Actas delparlapiento nacional de Núpolee relativas á la intervencion de
S. ilf. el rei de las elIJS Sicilias en el congreso de Leibock, acompañadas
de todos los documentos correlativos propios para dilucidat' la historia de


lafundacíon del nueio "éjlmen constitucional de aquel reino (.).
NOT.U y DOCUMENTOS.


J.
Proclama de S. M. el rei de las dos Sicilia« á los napolitanos.


Napolitanos.c-Acabós« la causa de Murat, causa tan injusta como ver·
gonzosa. U na nueva escena se presenta ya á vuestros ojos.


Pueblos del Samnio, de la Lucania, de la Magna Grecia y de la Puella,
corred á revindicar vuestros derechos. Un estrnnjero os los habia usur-
pado. Introduciéndose en la mejor parte de la Italia, se babia dado el
nombre de conquistador. Con esta voz tenia por lícito el robaros vuestra
sustancia, y exponer vuestros hijos y hermanos á los peligros y desastres de
la guerra. Acordaos de que vuestras armas llegaron alguna vez hasta las
aguas del Nilo, y que Tolomeo, Filipo, Massinissa, Antioco y Mitridates
bajaron su orgullosa frente al solo estrépito de nuestras trompas
guerreras. ,


Italianos! lOS lavasteis las manos con-lasangre de italianos? Vuestros
nietos y vuestros padres vienen de Roma para sacaros de la esclavitud' 1
del rubor. ¿ Osariais hacerles resistencia hasta el extremo de ser sus par-
ricidas: Qué teneis que esperar de un soldado fugitivo y artero? Opro-
bio, hambre, desesperacion y muerte! Estos son los frutos que cogereis
de la mano del que os manda ir á perecer. ¡ El que busca socorro en 108
medios de la desesperaclon, podrá conduciros á la gloria ó á la tranquili-
dad? Un príncipe viene presuroso á salvaros: sus águilas vensedoras no


(*) Continuacion de la lJágina 414.
3 E




434
llevarán á vue~tro territorio mas que la paz, el descanso y las riquezas. El
hierro y la muerte alejarán de estas playas al opresor y al enemigo: todo
será respetado como sagrado y propio del ciudadano. ' ,


Hijos dóciles de Sebeto, salid con las insignias de la concordia, salid á.
recibir á vuestro padre, á vuestro libertador que se halla ya al pie de vues-
tros muros. El se ha afanado por vuestro bien, por vuestra sólida felizi-
dad, y trabajará por hacer que os envidie toda Europa. "Un gobierno
estable, sabio y religioso es el que os aguarda. El pueblo será el sobe-
rano, 9 el príncipe el depositario de las leyes dictadaspor la mas enérgica
yla mas sabia de las constituciones."


A1Jrid los templos y los santuarios: vuestro padre entrará en ellos con
la cabeza descubierta para dar fin á lapersecucion de sus ministros y de
sus leyes. Entonad himnos de gloria al Dios de los.ejérzitos que os ha
sacado de la opresion y del daño. Sean Invenslbles los altares, '1 respeta-
dos los sacramentos de aquella relijion que ha enarbolado siempre sus es-
tandartes en medio de las guerras mas atrozes y' ostinadas. Venid, corred
á los brazos de vuestro generoso padre. El levantará la mano del perdon :
él no se acuerda de las ofensas, sino para uniros, y para gobernaros' como
padre. ¿ Dudariais de las promesas de un padre, de aquel que habiendo na-
cido entre vosotros le son comunes las leyes, las costumbres y la rellgion ?


En nombre del congreso vuelvo á mi Jejíttmo trono, y co!' este mismo ,
aómbre todos sereis respetados, amados y perdonados.-Palermo pri-
mero de mayo de 1815.


Nota.-He copiado esta proclama de los dos periódicos el Censor y el
lmpa1'eWl. El parlamento no la tuvo presente en su deliberaclon.


n.


Nada demuestra mas claramente estas verdades que el documento que
"ámosa. insertar. El movimiento de los 140 soldados de Borbon se veri-
fic6á 2'de julio. Véase ahora lo.,ijue el dia 4 escrlbia al soberano el ge-
neral Nunciante, enviado por el gobierno para sofocar el movimiento cons-
titucional, á quien nadie tuvo jamas por fautor de este sistemav-e-
Señor.-Si hai quien tema llevar á los pies del trono la verdad con toda su
pureza, no.soi yo del número de los tales, Señor. Dígnese V. M. escu-
charla del mas humilde y fiel entre sus súbditos.


¡Señor! Aquí no se trata de combatir contra algunos malamente reuni-
dos y sin'plan, y como sucede en otras naciones, dirijidos solo por pasiones
particulares ó inicuos intereses.




Pueblos enteros, Señor, piden una constituclou, y ;a esperan del seno,
del corazon,y de la bondad que distingue á V. M.


En tal estado de cosas el hazer uso de las armas seria lo mismo que au-
mentarla fuerza, y aunque el éxito fuese favorable ¿ qué fruto pudiera
sacar V. M. del derramamiento de la sangre de sus pueblos?


El príncipe de Campana va con una parte de las tropas á situarse en
Salerno, miéntras que yo con el resto delejérzito me diJ'ijoá Nocera, para
conservar la comunicacion con Salerno, daudo así tiempo á V. M.para
poder dar á la nazion una carta que calme los espíritus, y corra pronta-
mente al encuentro del voto universal del pueblo, en el cual por todas par-
tes resuena el grito de viva el reí y la constitución.


Todadilacion, Señor, seria funesta.
Al mayor de la Roca he dado órden expresa de manifestar á losmlnfs-


tros y al capitan general cuanto ha visto y oldo.
Con el mas profundo respeto me humillo á los pies de V.R. trono.";'"


Mercado de S. Severino á 4 de julio de 1820.-De V. R. M. humildísimo
y devotísimo súbdito-Vito Nunciante.


III.
Decretos de 6!J 7 de julio.


FernandolY por la gracia de Dios y por la constitucion de la monarquía
rei del reino de las dos Sieilias &c.~A mi mui amado y caro hijo Fran-
cisco duque de Calabria.-Viéndome precisado por indisposicion de mi
salud, y con consejo de los médicos á abstenerme de toda seria ocupaeíon,
me creería' culpable delante de Dios, si en estos tiempos DO proveyese al
gobierno del reino, de suerte que aun los asuntos de mayor momento ten-
gan su curso, y: la causa pública no sufra daño alguno por mi expresada
Iadlsposicion,


Deseando pues desembarazarme del peso del gobierno, hasta queDio~
me conceda la salud necesaria para volver á encargarme deél,á; I)~ie
puedo cenfiarlo que sea mas digno que vos, hijo mio mui amado, lIsí.Pj)f
ser mi sucesor legítimo, como por las pruebas que me habeis dado de
vuestra suma rectitud y capazidad.


Por lo tanto de mi plena voluntad os constituyo y bago mi vicario ge~
neral en este mi reino de las dos Sicilias, del mismo modo que ya otra
lIeZ lo habeis sido en estos dominios, y en los q,ue están mas allá del Fa:
ro: y os confiero y transfiero en vos con la plenitud de la clausula alteJ:
ego el ejerzicio de todo derecho, prerogativa, preeminencia y facultad.co-
010 yo mismo pudiera hacerlo. Y para que esta mi voluntad sea conocida




· 436


d4todóSy cumplida por todos, mando que este decreto por míftrmadQ,eJ
selladeeon mi sello real, sea conservado y rejistrado por ('1 secretario de
estado elministro.canciller, y se traslade á todos los consejeros y sacre-
1aFil>S de-estado para que lo comuniquen á quien convenga•.,....Nápoles 6,dll
julio de 1820-Firmado-Fernando.
c·;Fernándo IV por la gracia de Dios &c.-Despues de haber dado á nuell,
tro mui -amado hijo todas las facultades necesarias para proveer al .blltO
téjimen.del reino, declarándolo nuestro vicario general con el altere.g,ai
:y. habiendo dado él mismo la base de la constitucion que hemos prometí·
do, .tomando por norma la emanada y adoptada por el gobierno de España,
y sancionada por S. M. C. en el mes de marzo de este año, salvas las me-
dificaciones que la representacion naslorral, constitucionalmente COIlVOCll..
da, crea conveniente proponer para adaptarla á las-circunstancias particu-
lares de estos reinos; confirmamos este acto de nuestro mui amado hijo,
y bajo la fe y palabra real prometemos la observancia de la constltticion,
reservándonos el jurarla en debida forma, primero ante lajunta provisional
qneá semejanza de la que está establecida en España, será nombrada. por
nuestro muí amado hijo y vicario general, y despues ante el parlamento
gelleralluego que este sea legítimamente convocado.


Ratificamos .ademas desde ahora todos los actos posteriores que haga
q!1~stro muí amado hijo para ejecucion de la constltucion, en consecuea-
cia de las facultades y pleno poder que le hemos conferido; declaraudc
que tendremos por ratificado todo cuanto determine, y como hecho con
nuestro entero couoclmiento.e-cNápoles 7 de julio de 1820.-Firmado
F¡:rnando.-EI secretario de estado ministro de gracia y justicia y de los
negocios eclesiásticos (¡'ande de Camaldoli.-Por el secretario de estado,
ministro canciller ausente, el rejeñte de la cámara primera del supremo
consejo de la chancillería del reino, Príncipe de Cardito,


IV.


Jlframcnto prestado por S.lU. ante la junta provisional el di« 13 de julio
de 1820.


Yo Fernando IV por la gracia de Dios y por la constituclon de la monar-
quíarei de las dos Sicilias, juro en el nombre de Dios y sobre los santos
evangelios que defenderé y conservaré la religion católica, apostólica, ro~
mana sin permitir otra alguna en el rei~o: que guardaré y haré guardar la
constitucion política emanada de España el año 1812 y sancionada por
S. M. C.en el mes de marzo del presente año, salvas las modificaciones




437 -


que la representaclon nazional de este reino, eon&titucionalmentlfMiJ1'ó_
cada, crea deberse proponer para adaptarla á las clrcunstancias particli~
res de la monarquía: que tendré siempre y únicamente porobjéto en:to'-
das mis operaciones el bien 'Y las ventajas del reino ~ que no éuageUlrté'ni
cederé, ni desmembraré ninguna parte del mismo reino: que nocex:ijiré
jamas ni frutos, ni dinero, ni ninguna otra cosa; sino soló lo que decretare
el parlamento: que á nadie quitaré la propiedad suya, y respetaré sobre
todo la libertad política de la nazion, Yla personal de cada indHiduo> 'Si
yo obrare contra mi juramento, ó contra alguna de las partes ed'él~onte­
nidas, no deberé ser obedecido; y toda operacion en que contravenga-á
él será nula Y de ningun valor. Haziéndolo así, Dios me ayude y me de-
fienda ; ,y si no me lo demande.-Fernando de Barban. e


V.
Juramento queprestó S. M. Fernando IV, el dia 1 deoclubre dcl.~2,o:'


Yo Fernando IV por la gracia de Dios Y lJor la con stitucioI1 M'Yá
monarquía, rei de las dos Sicilias, juro en nombre deDios yde los san':'
tos e'Van~elios; que defenderé la religión C. A. R.sin permití.. otril:al~
guna en el reino: que observaré Y haré observar la constituciori políticil.
formada y adaptada por el reino de las Españas el año de 181~~ s san-
cionada por-S, M. C, en marzo del presente año; salvas las Dlómti'éa~
clones que la representación nacional de este reino, convocadaconstitú-


.eionalmente, creyere conveniente proponer para acomodarla á la:s·drtrij{~.
tanelas particulares de la monarquía ~e las dos Sicilias: que encthitifb
obrare solo me propondré por objeto el bien y las ventajas 'de la md~
narquía: que no enagenaré, ni cederé, ni 'desmembraré parteafgí:lna
del reino: que jamas cxijiré cantidad alguna de frutos, ni sumaval;
guna de dinero, ni otra cosa cualquiera sin que la haya decrehíd(fi'~f
parlamento: ,que jamas tomaré la propiedad de alguno: y que respetaré
sobre todo fa libertad política de la nacion, y la personal de cada indi-
viduo. Y si en cuanto he jurado ó en alguna parte de esté jttÍ'dmenf6
hiciere lo contrario, no deberé ser obedecido, ántes bien todo lo que
sea contrario á ello, deberá considerarse como nulo, y de .11iI¡gUlli valor,
Haciéndolo así Dios me ayude y me defienda, ysi no me lo demande.-
Fernando de Borbon,




435
vr.


Extracto del decreto de 22 de julio,
IJa fórmula del poder de los diputados al parlamento será la sígulen-
te:~En'la ciudad de .••. ó villa de •••• dia .•.• del mes .•.• año de
. .. .En la sala de •••• estando congregados los 55 (aquí los nombres
del presidente y electores del distrito que componen la junta électoral
de parroquia) han declarado ante mí notario público, y en presencia 'de
los testigos para este objeto llamados, que habiéndose procedido en
conformidad con la constitucion política de la monarquía españolaj' al
nombramiento de electores parroquiales y de distrito, con todas las' so-
lenÍnidades prescritas en la misma constítucion, como consta de los cer-


_tificados originales. Y habiéndose reunido en seguida los dícbos elec.
tares dé los distritos de la provincia de. .• el dia •••• del mes' de.; ••
del presente año, han nombrad~ los diputados que en nombre de esta
provinda,y.ensu representación deben concurrir al parlamento, com~
tó han sido Ioss.eñores N. N.N.Por consecuencia les referidos elec- _
to~es conceden poderes ámplios á los mismos diputados, á todosjuntos;
f~ cada uno de por sien particular para cumplir y desempeñar las aU.;
g'tistas furiciónes de su encargo, y para que reunidos con los otros di-
puíadoSál parlamento como representantes de la nacion del reino de
las dos Sieilias, puedan ac~rdar ó resolver cuanto juzguen conveniente
arbi~n general de la misma: debiendo en esto usar de las facultades fí-
jadas en la constitución, salvas las modificaciones que conv,enga proponer-
paraadaptarta alas circunstancias particulares' del reino, sin variar las
bá~és de la dicha constitucion, las cuales quedan inalterables. Los mi~.
ihos"electores~ pues, en virtud de las facultades que se les h,n c~nfe.
rilló gllracompletar este acto, se obligan tanto en su propio nombré, -
cuimto en el"de todos los ciudadanos de esta provincia, á tener por vá.
J1d¡), '1 íi obedecer y llevar á efecto todo lo (lue los expresados di-
putados del parlamento hagan, y todo lo que los mismos resuelvan
conforme á la coustitucion de la monarquía española, con las modifica-
ciones que' secrean convenientes, salvas siempre las bases de la misma.
Asilo declaran y otorgan enpreseocia de los testigos N. N. que firman
junto con los electores: de que doi fé &c.-Nápoles 22 de julio de
1820.-Lo apruebo.-Francisco, vicario general.-El secretario de es-
tado ministro de negocios interiores, Josef Zuvla.




439


VII.
Mensaje de S. M. sobre la eleccion de consejeros de e.tado.-Nápoles


'18 de noviembre de 1820.


El parlamento me ha propuesto cinco modificaciones sobre cinco ar-
tículos de la constitucion, relativos á la eleccion y formaci,ondel consejo
de estado.


l. Reduccion del número de consejeros, y por consiguiente de lps
eclesiásticos. I .. .


n. Exclusion de la necesidad de elejir magnates.
III. Eleccion por provincias.
IV. Propuesta, no de la totalidad para elejir un tercero, sino de otras


tantas ternas cuantas son las provincias,
V,. Que á los consejeros no se pueda nombrar para otros car~os._.
Las dos-modificaciones primeras, como simples aditamentos.á las clr:-


cunstancias locales, no merecen alguna observacion. Mas las otras tres
limitando Íos poderes establezldos por la constltuclon, reclaman la m~.
YQr.atencion, y y<) que he jurado mantener la COllQ.titucion, debo 4~i
lealtad, y á la santidad dcUuramentl) que he prestatt().ha~ero$ p':~sfmtes
las razones de mi disenso, COnfiando que el parlamento ligado 'co~lps
mismos vínculos ~el juramento, y con iguales obligaciones, con~~~e~
espírítu de conclllacion que debe reinar entre los poderes que~ s~ htl~
instituido para el bien del estado, concurrirá conmigo ~: que~~~,de
ínvlolable una de las bases de la constitucion. . '


La eleccion por provincias ha sido dictada por un sentimiento hon.-
roso de dar á cada una igual influjo, y reunir las luzes de las nC)ci.one~
locales de cad~ una en el consejo de estado. Ma~ el con~ejo q~e')a
constitucion ha colocado entre la asamblea' nacional y el rei,parll .. a~~,~~
liar á este con sus luzes y templar á aquella, debe componerse. de ~le'­
mentes diversos, y segun los términos expresos \ de 'l!1con;st¡tu~io,p .~~~a
deben entrar en él hombres de estados ,calidad que no se, ell~uell~ra~n
todas partes, ni va anexa al número, ni á la locali1.~~·d,~,'atrrcn;i;9;~¡~S~
Muchas veces los mismos que han nazido ó estánd()lIliciliad.osepJas
provincias son los que conocen ménos sus relaciones y ~~c~~idad~s.


Mas esta modificacion tan contraria á la utilidad generaly al objeto
de la constitucion, tiende á limitar el poder del parlamento nacional
'. . . . . .., '.'
coartando la libertad de la cleccion. El parlamento actual carececier-
tamente de la facultad de limitar el poder de los parlamentos futur~~.


La propuesta al rei de 2~ ternas en vez de. una lista triple de 22' can-




440
didat~s, limita sensiblemente el poder del rei, quitándole aquella lati-
wd,rational que le da la coustitucion ro la elección de suscollseje~~~j
elecclon 'lúe mas que á9tro interesa al rei, pues debe buscar entre los
cMuidatosá los que hayan de dirijir sus pasos en el ejerzlcío de,su~
deberes, constitucionales. .


F'inalmente, la inmovilidad que se propone de los consejeros de es-
tado declarando que no se les -pueda conferir otro cargo, no soloes.una
condicion dura que se impone á hombres cuyo concurso se debiera ía~
vorecer, sino que ademas es una nueva restriccion al poder real, qui-
tándole los medios de aprovecharse de los talentos deaquellos que AA
tenido' la ocas ion de conocer y experimentar, para confiarles el desempeño
delasfunciones mas importantes y delicadas.


,f,ara t-ratar de modificaciones, aunque fuesen ménos importantes que
las que se me hao propuesto, solo hai dos medios lejítimOll: uOl) qu,
naze de la constitucion, y otro del pacto sagrado que he hecho con la
nacion al adoptar la constitucion de España. El primer medio lo señala
el tít. 10' de la coustltuclon, y exije des pues de una experiencia de
echo-años, y ademas del poder especial de los electores, el concurso
unánime de tres diversas asambleas nacionales; pues no ha Clueri~o Q!11.l
unasola tuviese el peligroso arbitrio de cambiar el pacto social. El
Si1g,~po mediojes aquel que naze de un pacto social, en queála exr~~
rlencía y á la garantía establecida por la constitucion, se' su~tituye
otro, esto es, el asenso del primer dador de la constttucionvdelfuada-
dor del trono constitucional. Este pacto se contiene en mi. decreto, de
7,de jutio,funáamellto del nuevo pacto social, que el paria~hr.u·yo
hemo¡ jurado, y que igualmente han jurado todos,aqul'l1qsque, ~s)~aI!
T!!yestido de.las altas funcioi1~s que estais ejerziendo, pOIl¡é~do'~cQ~o
cpll~¡cion. especial en sus mandatos. .,.".
~l(;~tado decreto uo da al parlamento otra facultad que la depropo-
ller~ila~ .modíficacíones, no la de decidirlas. - Yo no podía o1>l~arme
á.IlCl-lptarm04if¡p,ciones ignoradas ó no previstas. Esto seria lo ,mismo
que dar-al parlamento la facultad-de quitar al gobierno aquella fué~f~
que le ~s tan ~ecesaria para protejer la seguridad individual,,1a ,pr!>-
piedad, la li,bertad civil, la independenclauaclonal ~sefia'~o,A'i'~lll,q
que exponer al arbitrio de una sola asamblea la suerte de lapa~¡ón 'en-
tera.. ¿PUdiera YfJ jamas renunciar áIa cbligaciou que. me he4nQ~e6to
v.4'lWltariamente adoptandola eonstítuclon, y como fllUdíldof '<,\j:llaml~
d~~~~rvarl~ de toda inovacion no útil ó IlO necesaria ? . . " .




441
'I'enlendo presente la letra de la constitúciori,no'hequerido,alella


presar mi disenso servirme de la fórmula' prescrita en elart.147~-llbí'';
que en 'este caso ya no podria discutirse de nuevo' este negocio en 'la
presento legislatura; lo que detendría el curso de la' oonstitudoo" ;;Mt
vivo deseo es que el consejo de estado se establezca prontamente. "ir
, Solo deseo rodearme del mérito, de las luzes y patriotismo de 'tos


blTeoos babltantes-ds las previncias de las dos Sicilias. En uso 'de:mi
libre derecho, de entre la triple lista que me presente el parlamento,
elljiréálos que en mas eminente grado reunan las cualldades ' presa
critaspor la constitudon; pues la madurez de los consejos Influye di':
r~a y grandemente en la prosperidad y gloria de la nacion, que es mi
único deseo, y el único objeto de todos mis cuidados.-Firmado: Fer»
rlaItdo de Borbon.-EI secretario de estado ministro de gra,da y justicia.
Flrmado.-F. Ricardi.


VIn.
Exposicion á 8.11-1. sobre el proJlecto de una mediaoion.


. Seiíor.-La solicitud de V. M. para salvar al reino, es propia déUlt
monarca que ama á Sli pueblo, y es idolatrado por él, cuyo primer efec-
to de Taexpresion de .sus sentimientos, no puede dejar de ser el dellt
mas respetuosa y viva gratitud, que jamas nes cansaremos de triimtlir
'- V. M. ·D


Conozémee bien las dificultades que se oponen á la couservaclon de
la paz, y no nos engañarnos acerca de los designios de niJestrosetié'"
mlges , Mas segun los principios sagrados que nos recuerda V.' M'.
prefériremós el partido de ser víctlmasántes que serviles 6 criminales.


'Señor.-Los sucesos que han ocurrido entre nosotros son oonoddos
en Europa, y lo serán para siempre. Los pueblos de las dos Sieililf1 se
pe'ts'ultdleron de que podrian ser fellzes con laconstituélen de E8paia :
V.M. se persuadió tambien de la misma idea, y por lotrmto ftUnfól"lll
vot6~lvbtode.' todos, De aquí nazi6 nuestro pacto sodal:' libMZá\o
ronlo nuestros corazones: expresáronlo nuestros labios {y belldijo!olilll
mlsmareliglon. Desde aquel momento en adelante nuestraJei póHdOll;
rn:ti!<Itre un tratadoó concierto entre hombres, rué un depósito co!oca:,¡,
do en laStnanos de Dios.


Por tal lo han tenído todos los ciudadanos del reino, sin que nadie
haya dudado de que debe conservarse intacto. En la reguiaciÓllde
nuestros poderes, nos inculcan que respetemos las 'bases dé la oolbtttll!.


3 F




442
cion de España. Y si nos dan facultad para modificarlo y hacerlo cen-
clti~ble con las circunstancias del reino, no han hecho mas que conñr-
marIa que ya nos habla conferido V. M. mismo en el decreto de 7 de
julio del presente año.


Reunídos en la sala de nuestra asamblea, nuestra .primera operaciou
fué presentar- nuestros poderes. En seguida, ratificamos en presencia
del cielo y de la tierra que guardariamos rigorosamente la constitucion
de España: que solo la procurariamos adaptar á las necesidades nacio-
nales: y que el deseo del pueblo, la determinaclon de V. M. y el jura..
mento comun, quedarian asegurados.


Todas, y cada una de nuestras determinaciones no han tenido otra re.
gla que el pacto social: cada vez que V. M. ha manifestado su juicio y


. dictámen sobre el mérito de nuestros decretos, nos han hecho. de-ello
ún nuevo recuerdo.


Entretanto se ha esparzldo cierta voz por todo el reino, amenazándonos
con que cierto potentado de la tierra intenta decretar una modificacion en
nuestro estatuto. A penas nos podemos persuadir de que haya quien se
crea en ·~I caso de dictar leyes al mas antiguo monarca de toda la Europa,
y á un pueblo digno de tenerlo á su frente. Mas sola la sospecha (aunque
poco probable) de una injusticia tan nueva y poco esperada, ha hecho es..
tremezer los corazones.y ha conmovido el ánimo de todos los ciudad~nos.
Por todas partes se reunen y forman alianzas defensivas: y las provincias
mas expuestas á la invasión de los enemigos sienten ménos el horror del
contraste. Se han enviado diputaciones á la capital, dirijidas á pedir la
gracia, ó de alejar toda mancha de la dignidad real y del honor de la na.
sion, ó de evitar con la muerte la propia confusion.


Eu tales circunstancias, Señor, ¿cual podria ser nuestra opinion? Acudir
con premura á otro soberano pidiendo su pazífica mediacion,· ¿ seria con.
sentir en admitir una transacion sobre la constituclon de España? Señor!
Esta está sellada indeleblemente en nuestros poderes, en nuestros jura•.
ramentos, en nuestras conciencias, en la religion de V. M., y en la volun-
tad general del pueblo á quien representamos. ¿ Hai otra cosa que alguno
de los dominadores del mundo pueda desear de nosotros, como no sea
fuera de un cambio de nuestra' lei política? Esperaremos, Señor,
con ansia que la manifieste, y sobre ella deliberaremos conforme á las re-
glas que nos sujieran la gloria de V. M. ,la felicidad nazlonal, y la cons-
titucion de España.


Al tomar un tan indispensable partido, no nos hemos ocultado sus con-




443
secuencias y peligros; ántes bien hemos procurado presentar el mas negro
cuadro á la imajinacion inflamada de los ciudadanos, pintándoles sin cesar
los campos desolados, las casas incendiadas, y los montones de muertos
y moribundos. Pero, Señor, cuanto mas se pondera el efecto de una
enorme injusticia, mas se enfureze el deseo de alejarla.


N o está quizás léjos la prueba de estos sentimientos. Quizá será cierto
lo qUE', atendido el carácter sublime del emperador de Austria, nos pareze
imposible. Será por ventura cierto que numerosos cuerpos armados están
prontos para invadir esta tierra inocente. Mas si de su parte está la disci-
plina servil, la opresion y el número; por la nuestra combatirá el derecho
de gentes, la opinion de los pueblos, la justicia, de.nuestra causa, la Iíber;
tad nazional,las venerables canas de V. M., las sombras de Enrique lV y
de S. Luls,


No es fácil preveer cual puede ser el resultado de esta pugna inaudita.
Mas estamos seguros de que la sangre de un pueblo libre, no puede dejar .
de hazer universal el fenómeno que causa ahora.tanto espanto en un punto
del cielo de Italia.


Quiera Dios conservar á V. M. La sabiduría de V. M. y el amor á-su
pueblo bastarán quizá á mantenernos la paz. Mas toda Iainjusticia de
los hombres no será capaz de hazer que V. M. .5 el parlamento de las dos
Sicilias recuncien á la gloria.


Esta exposicion fué leida por el diputado Borelli en la sesión de 5 de
diciembre, y se decretó en aquella misma sesion.


IX.
Cada de S. M. el emperador de Austria.


Señor mi hermano y mui caro suegro.-Tristes circunstancias no me han
permitido recibir las cartas que V. M. me ha dirijido de cuatro meses á esta
parte. Mas los sucesos á que dichas cartas han debido referirse no han ce-
sado de formar el objeto de mis mas serias meditaciones,y las potencias ali¡¡..
das se han reunido en Troppau para considerar de comun acuerdo las con-
secuencias con que estos sucesos amenazan lo restante de la península ita-


.liana, y quizá á la Europa entera. Al decidirnos á formar esta delibera-
clon comun, no hemos hecho mas que conformarnos con los tratados de
1814, ] 815 Y 1818: tratados cuyo carácter y objeto esconoz ido de V. M.
y de toda la Europa, yen que se funda aquella alianza tutelar, destinada
únicamente á libertar de cualquier ataque la independencia política, y la
integridad territorial de todos los estados, como tambien á asegurar el re-




Pq.9~,J1 ilª"p~P6peridJed deJa. Europa;' pormedio,delrepo50" la 'prospeJidad
~,c~d~,ppo, cle.lo~;paise& que la componen. V. M. pues no dudará.de que
Ia¡~~IlG¡9Ade,jo8ígabinetes aquí reunidos. solo es la de' conciliar el lote.. '
r~lbi~,eJ~~tax¡ qlW h"':paternahQlicitudde V.M.:debe dasear:'Q" p.
zen sus pueblos, con las obligaciones que los monarcas aliadosrtielÍ'eIl:que;
~p,~pij,J;;OO",W#l il>ropi.oll;~tndOS,. een todo el mundo. 'Masllsímis,fieles
~~os..,com/.li1~elQ-br,ariftmQS que estos solemnes empeños s&jpudiesan
~~4tar y,.cllU)plif CtlUl1u:ooperacion de V. M.,,. fieles áJospriDcipi08
/}ij~,h~mQll(pr.clamado~.~ijimO&hoi estacooperacion. ,
",~,.ar.~, ~~te solo -ebjeto propoueeaes á V.M. se sirva reunirso-á·nosottos


6JbJil ciudad .Lubiana (Leybach): vuestra presencia, Señor, apresurará,
CfOWP, ~stlUOOS, seguros, uaatan lndiapensabicconciliaciea : .yI elUlOmbre
q~JpslJlas caros.interesee. de -vuestro reino, y con aquella ben~"'o1~ soli'Cl~
tudde que creemos haber dado mas de una prueba áV. M." le invitamos
á "u6'Venga á recibir otras"muestras de nuestra verdaderaamistad;. y de la
franqueza que forma. la,base de: nuestra política.
,;y~tJ>¡.t V. Mdasseguridades de la muiespeeial considerachm, ydal
afecto inalterable con que soi de V. M. el mas buen hermano,YérnOj y
~do~7f'ranei8Co.-Tr?ppau 20 de noviembre de 1820.


X. _
¡¡Meris~je jde'S• •lí. alpurlamento nacional en 7 de diciembre d~. 1820.
;,()$~Dando IV por la gracia de Dios &e.-A mis fieles diputados del
parlamento.-Los soberanos de Austria, Prusia y Rusia, unidos en el
congreso de Troppau, me han dirijido tres cartas in~itándome á ir per-
senalmente á Leyback para tomar parte en el congreso que allí se va
á celebrar.


De] contesto de las mismas cartas, de que he mandado a] secretario
de negocios estranjeros daros copia, inferiréis la importancia del objeto
9Qi1t41invitacion,que es interponerme, como mediador; entre losex~
presados soberanos y la nación.
nEntr~tanto, penetrado mi ánimo del estado de las circunstancias, y
deseando hazer algnn sacrificio para establezer sólidamente la felizidad
de .kl,llllcion, no dudo valerme de todos los medios que puedanofrezer
alguna esperanza de poderla conseguir. En su consecuencia, venzien-
do todas las dificultades que me presentan, así mi edad avanzada, como
/tI rigor de la estación, he resuelto partir prontamente al punto que
se·l)le lla señalado, mayormente habiéndome hecho saber ]08 expresa-




"


445
dos soberanos que no admitirian á tratar á ningun:t otm; persona~ iriClfl..¡
SoS los príncipes de mi real familia. Yo parto ~Oll' faA\ó"tiati~il,d~'
que la divina providencia me proporcionará los medios de"dar6s'bi'111::'
tima prueba de mi amor para con vosotros, evitando á la naeiblí"~í';'atotil?
de.una guerra. . "t: ¡J(,y
,;"LejOB de míy d~', \'050tr081a idea de que, adhiriendo á este' proyecto;


pueda ni un solo momento olvidarme del bien, de mi pueblo. 'Al ~L
pararme de. \'~otros es digno de mí el daros una nueva l' solemne'
garantía. Declaro por tanto delante de vosotros' y de la'DacionCI.ue
por mi parte haré todo lo posible paraque mis pueblos gozen de una
coostitucion sabia 'Y liberal. Si por las circunstancias actuales' se con-
siderllpr~t;i50 adoptar alguna' medida relativamente á nuestro actual
estado político~ emplear. todo mi esfuerzo para que en todo.t:ilSoque-
~~ establesldás las siguientes bases: -', '


I. Que por una lei fundamental del estado quede asegurada la ,li"
bertad individual y real de mis mui amados súbditos.
i 11. Que en Ia formacion de los cuerpos del estado no se gi.tartfllrá
J.:e~eto alguno al privilegio de nazimiento.
. III. Que no puedan establezerse tributos ni impuestos sin el con-
sentimiento de la nacion Iegitlmamente representada.


IV. Que á. la misma nacion y á. sus representantes se dén las~~n'
tas de Íos gastos públicos.
y. Ql,1e las leyes se establezcan de acuerdo Con lareptesent&cion


nacional. '
I VI. Qlle. sea independiente el poder judicial.
VII. Que quede la libertad de imprenta} salvas las leyes restricti...


vas del abuso de la misma.
VI~I. Que los ministros sean responsables.
IX. Que se fije la lista civil.
Declaro tambien que jamas consentiré que ninguno de- missúbditds


sea molestado por cualquiera acontezimiento político ya pasado.
Mis fieles diputados, al paso que me encargo de este cuidado' para


cenvenzeros de mi amor y solicitud hácía la nación, deseo que una di...
putacion compuesta de cuatro miembros elejidos por el parlamento me
acompañe, y pueda dar testimonio del peligro que vamos á. arrostrar, y
,dll los esfuerzos que se hagan para saperarlo,


Es necesario tambien que hasta que terminen las negociaciones, no
p¡:oPQ'lga el parlamento novedad alguna en los diversos ramos, dejando




446
J~!ÍcdS!lS en ~l estado en que actualmente se encuentran, y limitando SUJ
cuidados al punto de laorganizacion del ejérzito. Mi firme voluntad
esusar dela mayor economía en los gastos de todos los ramos, luego que>
lo' 'pérmltán las circunstancias.


Al separarme de vosotros os dejo lo que para mí es mas caro. Vl).
sOfr6scontinuar~ismanifestando á mi real familia los sentimientos de
aféctoquesfempre le hábels profesado.
"Confirmo á mi mui amado hijo el duque de Calabria las facultades
de mi vicario, segun está expreso en mis decretos de 6 de julio y 11 de
ottubre'del presente año.


Estoi persuadido de' que recibireis esta comunicación como una prue.
¡jade mis sentimientos, y como efecto de la necesidad que nos obliga á
Il~ereth' la salvacioÍl de lapatria á todo otro interes secundari'O.~Nápo.


'les 7de diciembre de 1820.-Fernando.-EI secresario de estado mi-
nistro dé los negocios estranjeros, Duque de Campochiaro.


CIENCIAS POLITICAS y MORA-LES.


D~;cu~ento8 relativos á la lei del senado de Venecia de 1768, sobre no
, ,


consentir en aquella república sino los regulares sujetos á la [urisdiccion
de los obispos.


, En '''' de setiembre de 1768, publicó una lei el 'senado de Venecia,
en que dispuso que los regulares de sus dominios quedasen sujetos á los
érdlnatlos.
"En 7 del siguiente octubre el secretario de la congregacion deobis-


pos y regulares, dirijió á los procuradores generales de las órdenes reli-
giésasdeldominlo Veneto, la circular s\guiente :


"Habiendo llegado á noticia de la santidad de N. S. una carta lei de
~Ja' potestad secular publicada eu el dominio Veneto el 7 del pasado,
acerca del estado y disciplina de los regulares, y queriendo reparar los
perjuicios que con ella se pretenden causar al primado del romano pon.
tífice, al cual están inmediatamente (el documento que tengo presente
dice mediatamente) sujetos los regulares, en virtud de los privilegios
apostólicos aprobados aun por muchos: concilios generales, y especial-
mente por el de Trente, publicado y admitido con especial acJamacion
'por el mismo dominio Veneto~ 'Por tanto se ha dignado su santidad
maritlafála congregacion de obispos y regulares que hiziese entender á.




44'1


V. P. Rma., igualmente que á todos los otros superiores de las ~eligiónes,
que amonesten á todas las familias religiosas de su órden residentes en
aquel dominio, recordándoles la obllgacíon contraída por cada religioso
en ~u proíesíon de observar el instituto que profesó, que, en laebedíen-
cía prometida al superior regular, incluye el voto de mayor obedieucia
á la santa sede, á la cual están inmediatamente sujetos los mismossupe-
riores ; y que los individuos de su religion continúen reconoziéndose
como exentos, é inmediatamente sujetos á la santa sede, comotlohan
estado hasta ahora, y por lo mismo no deban sujetarse (salvo los casos
exceptuados por el S. concilio de Trento), á otra jurisdicciou fuera, de
la de sus mismos superiores y de la santa sede apostó llcae-s-Al partici-
par pues á V. P. Rma. la noticia de estos mandatos de su santidad,
para que con toda presteza y exactitud pueda ejecutarlos, \e in.~ul'~
para su conozimiento copia del breve expedido á todos los obispos del
dominio Veneto. El arzobispo de Patras, secretario de lamisllla ,CQn~
gregacion de obispos y regulares le renueva su distinguido aprecio. P.
A. de Pairos, secretario."


El breve de que haze mérito la circular, dice así:
Venerabilibus fratirbus Joalli Pat~iarchre Venetianarum, Archicpis-


copis et Episcopis in Dictione Reipublicre Venetre:
CLEMENS P. P. XIII.


ce Venerabiles fratres, salutern ef Apostallcam benedictionem.
Ad plurlmas acerbitates, quas usque adhuc óbtulit.atque etiam ,n"!nc


graviores quotidie .Nobis exhibet in hac temporum injuriá.,PotltifiJlatus
Nostr] conditio , accessit modo lata lex e Reipublicse Venetlll ¡¡eqll.,t\l,
queesub obtentu.reformandorum ordinum Regularium, eodeinque spec-
tat, ut in ejusdem Relpubllcee ditione regulares ordínes funditus 4el~~
antur, Sed si in iisdem ordinibus regularis observantirestudia'~ef,riX$l~
runt eo tamquarn ad veram causum referenda estdisciplinle,prol~pBio:
quod in iis que ad regendorum Regularium guberuationem.per!ment,'
se immiscuerit Laica Potestas; undé legitimre superlorum. aut,GpMefll-
lium,aut Localiumpotestati, atque etiam hujus Apostoli~¡c .s~is.~I1!=­
toritate objectis impedimentis quominus apta et conveuientla.subuascen-
tibusmalis remedia adhiberentur, factum est, qnod necesse fuetat,ut
eadem in dies gliscerent mala, quibus nunc medendis lex llla, etiam
si á legitima potestate profisceretur, minimé est ~pportuna, quee Regu-
lares ordines non restituit, sed evertit , Et in ómnibus quidem suís
capitibus ea lex Eccleslasticam potestatem imminuit: sedquot~d,rf¡-




gi1laJ'és~ordines recte gubernandos sa.luberrime Ecclesia coostit4Ut; OQlnia
fere depravat atque .permiscet. '


Atqne iUud ocurrit infroote,quod in primo ejusdem J..egiscaptte
otn'nÍl!"ómnmo' ájurlsdletione vestra In rebua spirituallbnsRegulariúru
dtdinuol ·exemptio tollitur; Vosque, venerabiles Fratres,ad OTdiBariaua
jurisdictionem in Begulares plene ac libere excercendam exeltamínl, qu:aJ.
Q:u:idem adh()rtatio maximun teterrimúmque gignere potest malum,·gt
¡psi' vos ab ea, quam hui e debitis Apostolicre sedi, obedientiá seclud...
mini. Quamobrem, -et si pietate vestra, et summa, quam adhuc {N'eII'"
tlUstis in Nos et hane saeram B. Petri sedem voluntate, obedientlá et
bevotione summopere confidimus, numquam fnturum ut ea utamini po-.
testate, cujus facultasabeo, qui tali facultate prorsus caret, vobis con-
eetlitur, tamen exlstlmaviams esse Apostolici NGstri Muueris Fratel'"
nitates vestras per has aostras Litteras admonere, Vobisque iujungere,
üt 'exémptiíme'S regnlarlbus ordinibus ab hac Apostolica sede eeacessas
et a. predecessore Nostro fel, record. Leone X in Lateranensi Genera...
U concilio Quinto vobis studiosisslmé commendatas, streUlle tueamini,
nec quisquam vestrtim ordinariam jurlsdictiouem, unde Romani .PoI'ttili·
tes eosdemordinessubduerunt, in eos exerceatis; sed ea tantumme-
de jurisdictione, quemadmodum usque ad hue fecistis, utamini, qaam in
regulares quibusdam in rebus a vobis adhiberi oportere, trldentina. $Y-
nodus sanxit, Mirum profectó senatum in ea lege tam nuUam tridentini
colícilii rationem habuise, novltatisqne cuplditati parere malulsse, quam
priscam iUam retinere devotlonem erga S. ecclesiam in íUo celeberrimo
sacroconvéntncoagregatam e et á veteris illins senatus recessisse wes-
tigHs,qui quod inter prlmoscathollcos principes decretorum ejas ,SYIIO-
oí singu1an studio et alaeritati exequntionem injunxisset, á fel , recerd.
prodecessore Nostro Ple IV honorificentissimis fuerit litteris et immer-
taliprál'conio landatus.


"Vobis qdidam, venerablles fratres, nihil antiquius nec magis eordi esse
arbitramur, qnam ut eclesise pareatis, qum regularium privilegia in 'Memo-;.
rato Laterarrensiconellio vobís commendat.-Ipsos quoque, Íftquit EpÚJco<>
pos horiaillu'r,et per viscera mieericordue Doi nostri requirimUIJ;Ult,fra..
tres ipsos affectu beneooío proseouentes ; eorum jura. omni ,cum -caritate
'cu,~todiant atrpiedejenaant. Et fraternitatibus vestris intimo nostri¡eordis
aiTectuapostolicam benedictionem peramanter impertimar, Datum Rom~
apud'S. Mariam Majorem sub annulo Piscatoris, die 1 octobris 1168.-
Ptintifttafus nostri antro XL-l\'I. A. Arehiep. Chalcedenensis, "




449


.Don Tomas Azpuru á D. Juan Cornejo ministro deGénºva..-R~!\
l'1 de enero de 1769.
. "Las novedades de esta corte, que puedo participar á V.S.·se reduzen
ábaber despachado el papa segundo breve hortatorlo alsenado.deV-c-
rrecia para la reforma de su edicto sobre regulares, y haber respo~d~
aquel á S. S. en los mismos términos que al primero, insistiendo ens()Jl~"
ner su edicto constantemente. Todavía seignora la determinaciondel
papa COD vista de esta segunda respuesta, que aumentará el empeiío,si
fuese fuerte."


El mismo D. Tomas Azpuru ministro de España en Roma, en tarta di..
rijida al ministro de GéMva D. Juan Coruejo, á 5 de enero de 1161~, re-
ñriéudose á las ocnrrenciasque se siguieron á la lei del senado de Venecia
de '7 de septiembre del año anterior acerca del restablecimiento, de,~aj~..
sisdieeion ordinaria de los obispos sobre los regulares, dice e,


« El general de los servitas que escribió á su provincialde'yenecii\.
sébre el asunto de dicho decreto, la carta de que remito. copia. ha-retrae-
tildo lo que en ella dijo, por medio de un billete que ha escritoaluuncio
de Florencia doude se halla, y copiado á la letra le remito adjun~~,pOJ;~
que me parece ser pieza bastante á manifestar el carácter de dkho.R[Jlo.y
tas causas de que naze su inconsecuencia)'
- I~a carta del g,eneral dice así. . .
~~, En mi carta del correo últi rno habrá visto V. P. que,mis¡nten4ep~s.


en cada discordan de. sus justos sentimientos, y que ántes blenapruebqy
confirmo la resolucion que me comunica de obedezer escrupulesameute.á
Iosmui respeteblesdecretos de ese excmo, senado. NosolQ todo~Jo~,s,~..
periores, sino cualquiera buenciudadano y hombre honrado" despuesde
la obediencia debida á Dios, debe glodarsede obedezer ásu príncipe, '~l
eualelmismoDiospuso sobre la pública autoridad,sa.biall(lQqucIle.gv.,u
el precepto divino omnis potcstas a Deo, y que S.Pabloell s~.ca~t~;
prescribe esta obediencia como unaobLigacio!1indispepsl\l,lle,d~p'~estra
conci~ci<l.Estos mismos sentimientos he manifestado ~:este ex.ymH~~~¿
Ror, embajador de. Venecia, que me trata con. algunabondad, y que.es, ,e'
1Í.nico con quien he hablado sobre el decreto que el excmo '&en#~ tlJvo 4
bien publicar."


,< Mas oomopuedeu suscltarse algunas dd!as, así acerca 4e. Josartí~u~()~
que. hablan de los religiosos venecianos existentes fuera.deaquel s¡;liQ.ríp,
ocupedoseavarios destinos, como. sobre los conventos Mrega~~ála oro~
vincia de Yeuecill, convendrá. que, V.. P.llcuda,lllexGlUo.,xnaji.ma,4~,,~Ü;


3a




pntado y encargado'de este negocio por el sermo. príncipe á. linde ~dq1luir
sobre ello las oportunas instrucciones."


- " Muchos superiores generales han tenido sobre este negocio sesiones,
cuyo ~esultado no sé, por no haber querido asistir á ellas. Y juzgo lia-
Ilarme en la obligacion de exortar á mis hermanos 'espirltuales á una totalyescrupulosa obediencia, y á que en los casos de duda consulte-n alerá-
culo de la misma potestad queppidió la lei, Esto no quita que V. P.
averigüe, COmo ya lo habrá hecho, el modo con que los otros superiores
provinciales han dirjido sus súplicas al trono: lo cual no se opone al respeto
de un súbdito para con su señor." _


" No me alargo mas, porque hablo con un hombre prudente, á quien
en el mismo convento tampoco faltarán excelentes consejeros, y servidores
apasionados de ese sermo. dominio. Quedo pues con la mas distinguida
consideracion.-De V. P.-Frai Francisco Raimundo, general de los
siervos."
- La retractacion de esta carta es de fecha de 12 de diciembre de 1768.


Ambos documentos con los demas que he copiado sobre este negocio,
existen en el archivo del ministerio de Génova.


Observaciones sobre la influencia que las máximas del clero católico ejerzen
en la prosperidad de la península española.


Si los ministros de la religion católica, apostólica, romana se hubieran
contenido dentro-de los estrechos límites que el maestro Dios señaló á su
imperio, ni aquella sufriría los embates que padeze de parte de la filosofía,
ni la humanidad Horaria los males que le ocasionan los que debieran influir
en su bienestar. Pero las pasiones invadieron el santuario, y arrastrados
por su violencia los que debieran ser ángeles de paz y de conciliacion eR~
tre los hombres, convirtieron en su daño el poderoso influjo que, les da su
santa profesión,


Miéntras los príncipes miraron con indiferencia ó con ceño la religion
cristiana, encerrados sus sacerdotes en los cotos espirituales de su mision
evangélica, dieron á Dios lo que le es debido, y al César lo que le pertone-
ee ; pero no bien la fama de sus virtudes, la santidad de sus doctrinas, la
entereza en sostener las persecuciones, la ínclinaclon natural del linaje
humano á todo lo que lleva el sello de la novedad, la política y la maña,
llevaron á los emperadores á abrazar la fe de Jesucristo, que lossacerdo-
tes recompensaron al principio su decision con una sumisa dpíerencia á sus
órdenes. Hobusteaidos con su apoyo, y prevalidos del prestijio que les




461
rodeaba, dilataron la esfera de sus ideas, y envanezidos al cabo con Ja. .hu-
millacion de los soberanos, formaron estados independientes-dentro de los
estados que los honran y los mantienen, se sobrepusieron á los tronos,
miraron como seres despreciables á las naziones, y condenaron los Césares
,.los pueblos á la esclavitud,


Por efecto inevitable deltrastoroo de los principios religiosos y de la
ignorancia que cubrió á la Europa en los siglos medios, el clero católicoto-
mano, libre de los lazos que le ligaban á losjefes de las naziones, se enva·
nedó con eltítulo degradante de vasallo del p apa, cuyas sienes decoró c.on
la triple diadema, símbolo de su poder mundanal: indiferente á la suerte
de su patria, y promotor acérrimo de los intereses del monarca teocrático
que desde el capitolio lanza los rayos de su poder sobre el mundo, empu-
ñó el acero, puso en contribucion la moral, trastornando sus máximas sa-
erosantas; holló los respetos debidos á los supremos directores de las na-
ziones, afirmó ó relajó los lazos de Iaobediencia que les deben sus súbditos:
se apoderó, con pretextos tan varios como-especiosos, de la riqueza pública,
resultado del trabajo y de la industria agena: humilló los talentos, persiguió
las luzes, y escarnezió la virtud miéntras no se prestara á asegurar el logro
de sus ideas.
"El clero romano; ajente ciego del soberano estranjero á quien obedeze,


predicando la pobreza, hizo suyas las mismas riquezas que al parezer con-
denaba; recomendando la-tolerancia con los errores y las faltas agenas, el
perdon de las injurias y la fraternidad, encendió las hogueras, acaloró las
matanzas de los que ó profesaban contrarias opiniones, ó resistían sus dema-
sías, ó le exijian una estricta conformidad de su conducta con la letra del
evangelio; y un obispo español "acusa hoi ~os tribunales de escandalo-
samente débiles porque no sacrifican á los que él llama reos de atta traicion.
á la religion y al trono, y estableze el cánon feroz de que es incompatible
la existencia de uno solo de estos, con la verdadera religion de 'Jesu-
cristo(*).


El clero católico romano, despreciando los bienes terrenos, sublimó á la
alta categoría de la santidad, á los queabandouando las ocupaciones útiles
y la aplicacion al trabajo, libran su subsistencia sobre las prestaciones de
la caridad ; y derramando la hiel del disgusto y de la anxiedad sobre el


.. goze de los placeres inocentes, difundió la indiferencia sobre los manantia-
les del poder: llenó de abrojos la union fecunda de los dos sexos; se gozó


(*) El Sr. Ceruelo obispo de Ovicdo ,




452
~1,l.sQ apartamiento, y al cabo de repetidos esfuerzos, de poner-en tormente
l~s travesuras de la lógica, y de llamar en su apoyo los respetos de la dí..
vinidad, sometió alinflnjo fatal de su política el sosiego, la opínion, los·
sudores y lapropagacionde 200.000,000 de individuos.


Si del estudio de la historia general de la iglesia sededuzen tan tristes
resultados, el de los anales de la península española nos presenta al clero
convertido en instrumento de sus desgracias. Inutilizados, porIa coo-
pcraeion de sus opiniones, ó agotados los mineros de la riqueza, yentorpe-
sldo y vilipendiado el trabajo; la miseria y el abatimiento se apoderaron
del país acaso mas fecundo de Europa; los talentos, oprimidos por la mano
de hierro del sacerdocio, no siguieron el compas de la Ilustración del
~ mundo, y la prosperidad nacional ofreze el aspecto lastimoso de la deca-


dencia, causada por la excesiva influencia de los que debieran limitarse á
conciliar á Dios con los hombres, y á e'!!señar C011 la palabra y el ejemplo
los preceptos sublimes de la moral evangélica.


I.
En efecto, al reconozcr las leyes que tienen estrecho enlaze con los pro-


gresos de la poblacion; nervio principal del poder de los imperios, vernos
impresa en ellas con caracteres bien señalados la mano del clero, que dila-
tando su accion sobre el misterioso recinto de los tálamos nupciales, llena
de trabas la benéfica union conyugal, si es que no derrama sobre ella el ana-
tema de una reprobación indirecta.


Desde que las opiniones religiosas elevaron la esterilidad á la sublime
categoría de las virtudes dignas del apoteósis de la veneracion, los sacer-
10tes de aquel Dios que impuso á todos los seres vivientes la multiplica-
cion, en el número de las obligaciones naturales que deben llenar, excitán-
dolos á su cumplimiento con estímulos mui poderoros: miraron la reproduc-
ciencomo una mancilla de su ministerio; y con el celibato atacaron la
l)g~l~g!p!J,siD favorez er á la moral (-). Cualesquiera que compare calmo.
s~m~n¡t~Jl, ~stadodelas costumbres públicas de la grande nazion en que
~~t«t~r~tc~ibe,cpnel que tienen las de España, se convenzerá de la parte
aclivaqueen ello ejerze el ceiibato religioso. En la Gran Bretaña el clero


f.c)..t;;¡ l:-;l"_-'~' " :,' . _/. , .
protestante, unido a la patria por los vínculos del matrimonio, mas bien, el
elclero .británico sin otra patria que la que le señalan el nacimiento, las
1.~Y,e~.ci~nes¡la sangre, J' las tiernas relaciones de una esposa lejítima y
'~'}'CoD~idera.nrosel celibato bajo el aspecto politico, sin entrar en los argumentos
~~'''t~,19<flllld!!oD 101 t~ójoglll.




46-3
dé unos hijos, aumenta el poder de la naztou con su descendencta : sos..,
tiene las públicas libertades y el gobierno, porque no conoce mas relado-


'nes sociales que lasque le fija la leí civil. En la península, por e l'contrátlo ,
el sacerdote aislado en sí mismo mira con fria indiferencia la patria que le
d¡ó el ser; devorado por una negra misantropía si cumple Con exactitud
los deberes celibatarios qUíJ le impone su ministerio, 6 dlsolutoyestérll-


"mente derramado si los abandona, cubre sus violentas inclinaciones con
la-máscara de una falsa hipocresía, mira su existencia y sus comodldades
como elebjeto exclusivo de sus cuidados, el egoismo forma su divisa, s
al hundirse en las sombras impenetrables de la eternidad, ahandonael
mundo corno un ser desgraciado que huye de manos de un tirano, sin que
al 'dar el último suspiro tenga una mano cariñosamente interasada que cier-
re sus ojos: sin que la vista de su posteridad le conforte Con la idea de
que en-ella sobrevive á su disolución, y sin que el ósculo de una fiel com-
pañera, último á Dios de su amor y prenda del recuerdo eterno de su ca-
riño, mitigando el rigor de la separaciou, le aliente para lanzarse en la
rejion mi~teriosa dó se confunden la grandeza y la miseria,. la sabiduría
y la ignorancia, el valor y la cobardía, los vicios y las virtudes.


El clero caiblico; llevando con aparente alegría el yugo que-le hun im-
puesto las instituciones humanas, da á la renuncia la inmortalidad (que
tal podemos llamar la sucosion familiar) el nombre de holocausto agnida-
ble al ser supremo : requiere, á expensas de la nazion, víctimascon 'lúe un-
ttir los altares levantados á la infecundidad: ensalza los premios qué DIos
dispensa al celibato: en~reze el valor de las comodidades que el pueblo
incauto proporciona, como manjar nutrí tivo, á los que se consagran á la santa
esterilidad> y como si envidiara á los que cumplen el voto de la naturale-
za, llena de obstáculos y de espinas el camino que couduze al matrimonio ;
decide sobre su validez; falla sobre su disolucion , escudriña los secretos
conyugales; y mezcla entre las flores deliciosas de la unión de losdóss~~


. xos, la yerba venenosa del frio desden, fruto infecundo de Ia eiáge'rada
inteligencia que la moral casuista da á los principios venerables de la jJu~
reza, tan altamente recomendada por el evangelio, como neceSiú¡ia"pa1ra
el sosten delórden social. .


El estéril celibato eclesiástico arrebataba á España enel aiidiJ~ '1797
1'68,727 individuos : de los cuales correspondían 85,521 al clero secular, y
&f,727 ,al regular: suma equivalente al 1! por ciento de .la-pohleeion t9-
tal de la península, y superior en ! por ciento al que los políticas OOllce..
den á la contrlbucion de sangre; y masa de hombres que en el espacio




464
deun sigloprivó á la penmsula de las ventajas que debiera proporcionarle-·
el-trabajo de 9.421,088 que le arrebató el celibato.


'En el número, á la 'Verdad considerable, de los 8'l,7'J,7c~libesmonaet\'.
Iesjse: presentan 33,000 muge res, á quienes- cenduzen á los ,claustros
los extravíos de las opiniones religiosas, á vezes los despiques, no pocaS'
los cálculos de la conveniencia familiar, y acaso la vocacion, resultado en
mucha-parte de Iaalbagiieña pintura que los místicos hazen del celibato,y
de las recompensas que aseguran estarle reservadas; sepultando en losconol
ventes los gérmenes de la reproduccion, y condenando á las privaciones
mas duras á unos seres á quienes la delicadeza propia del sexo, laedad l'
mil circunstancias deben hazer mas sensibles. La sana razon, al escuchar
asombrada-la penetrante voz de la naturaleza, que desde el fondo de estos
dlipositoafemeniles reclama con vigor sus derechos, no puede prestarle
socorro, porque el clero los haze impenetrables á la autoridad y al exámen;
y apoderado exclusivamente de la prE'sa que la imperfeccion de las leyes
yla fatalidad han puesto en sus manos, sofoca sus quejas, desprecia sus
r.econvenciones; sordo á sus clamores observa pasivo ,sus sufrimientos; ve
con ojo impávido marchitarse las flores de la belleza al soplo devastador
de las enfermedades que se anidan en los monasterios, y deja correr con
frialded á la muerte entre las convulsiones de la desasperacion y las ago-
nías del fastidio, á las que hubieran terminado felizmente sus días rodeadas
de una posteridad virtuosay robusta, recibiendo los honores que el respeto
familiar y la sociedad tributan á las matronas honestas.


II.
¿ Y cuánto no se dificultan los enlazes legítimos con las diligencias


que previamente exijen las curias eclesiásticas para elevar el contrato
matrimonial á la dignidad de sacramento? ¿ cuánto no se entorpecen con
las prestaciones pecuniarias que el clero exíje á los contrayentes, ya
en launion sencilla; y ya en las que exijen dispensas? Los jefes de
las naciones, olvidándose de que el matrimonio recibe su firmeza del
COntratóque el clero santifica con la bendicion, consintieron que este se
apoderara del derecho que á ellos exclusivamente corresponde, de seña.
lar los casos en que la 'pública honestidad resiste los enlazes, Preva-
lido de este descuido el clero, dilató de tal modo su influjo sobre los hom-
bres, que ha hecho dependiente de su autoridad el instrumento principal
del poder de las-naciones. ¿ Y las contribuciones que el clero exije no
son ~nas trabas que gravando al hombre en el momento en que va á
UllftlWtllr lIusgastos, le hazen mirar con susto un estado al cual, se in-




455
cliua cuando obstáculos poderosos 110 se lo impiden? Tenemos mo-
tivos para asegurar, que el importe de las derramas impuestas por el
clero á los que se casan, asciende anualmente eu España, á 20.000,000
(le !'S., suma que saliendo de las clases productoras, va á enriquezer á
la¡ estériles.


. lll.
El clero, dando una funesta extension á la maxtrna de que


juera de/a iglesia católica no hai salud¿ y olvidándose de los preceptos
evangélicos, proclamó la intolerancia, y.obtuvo de los monarcas una de.
cidida proteccion para llevar á cabo el exterminio de los que no pro-
fesaran principios religiosos iguales á los suyos, aniquilando la pobla-
cion, y realzando de paso su poder temporal sobre las humeantes re li-
quias del saber y de la industria. La inquisicion, 'monumento horrible
de la depravacion del sacerdocio, blasfemia autorizada por las leyes
contra la divinidad, y baluarte destinado á, defender los abusos de la
corte de Roma; no bien á despecho de las almas libres, y de los hom-
bres verdaderameute cristianos, recibió la proteccion de los príncipes,
que escoltada por la supersticion, ensohcrbezida con las relaciones que
la Jigaban al Vaticano, apoyada por el fanatismo y la bárbara feroci-
dad, y escudada con el fatídico secreto, con las hogueras, los ecúleos,
y el deshonor que derrama sobre las víctimas que devora, atacó las
fuentes de la riqueza, sepultando en sus negras cavernas las semillas fe.
cundas de la prosperidad: convirtiendo en incultos despoblados los pue-
blos abundosos, levantando establezimientos fatales á la industria, sobre
los despojos de la fortuna de los hombres útiles: é inlluyendo tan
eficazmente sobre la desgracia de la nazion, como que ni las luzes de
un siglo entero, ni los conatos de algunos monarcas decididos en le~
vantarla de la degradacion, fueron bastantes para restablezerlaea ,,,,1
antiguo esplendor, haziéndola correr á. la par de los pueblps.IQ8.$:,ci"
vilizados del mundo. , i'13.


¿ Y cómo lograrlo, mién tras el clero conservára íntegra JU ,ln8,u~cia.
sobreun pueblo. al cual mantenía en la grosera ígnoraaeia, .base dfJúdia
dominacion antievangélica del sacerdocio; y mientras existiese. unt"'"
bunal sangriento, pronto á. devorar á los que noserindeil ácJas,ideas
tJ~·. Roma, encarnizado contra las luzes, yacértimo defensor del desv
p,Qtismo? La sombra sola de tan antropofago .establezimiento : bastarm
para sumir la nacion en la barbarie, para aniquilar 8U industria ,y .,.
poblacion, cuando no .fueran poderosos para lograrle la esquisita combiau"




456
cíon de sus tormentos, el espantoso rechinar de sus cerrojos, el aspec·
tO,l1vido de sus ministros, el maquiavélico, y descaradamenteperversc
giro de sus procesos, y la atroz inhumanidad de .su conducta.


Aluzinados los príncipes con el apoyo que esta negra reunion ecle-
siástica les ofrezla para asegurar el mando absoluto, dilacerando el cQ~
digo venerable de las leyes fundamentales, auxiliaron con la fuerza ,sus
ideas,'sin advertir que vigoraban el poder del clero, y aceleraban la época
de' Su propia esclavitud; proscribieron la tolerancia con que sus alig~
tos predecesores hablan tratado á los súbditos de las diversas creencias re-
ligiosas, autorizaron con su presencia los sacrificios humanos que. "l&s
sacerdotes ensangrentados ofrezian al Dios de paz, de mansedumbre y
de conciliacion, sufrieron insultos y humillacienes de parted~ullos
hóiNbres, que habiéndose hecho temibles por el influjo que habÚü:lJ;4~~
qúirido, tenían ua grande interes en deprimir á los jefes deJasnacio-
nes '; porque su ' deferencia les adquiria la de los pueblos con cuya, cre-
dulidad y riquezas robustecían el imperio colosal del monarcafeocrá-
tico, de quien dependian, y al cual el clero. católico presta una servil
súmision,


La influencia clerical hizo morir en las hogueras y los ecúleos de la
iriquisicion de España á 341,021 individuos; y arrojó de ella á LCQO.OQo
ele jndíds y moriscos, que dedicados á la agricultura y á las artes fa-
trlentaban' los manantiales de la riqueza nacional. Por manera que la
pérdida'efectiva de hombres, que desde el siglo. X V al XIX Sufrió la
península por el influjo inmediato del clero, ejerzido á. la sombra de
los furores del santo oficio, llegó á 160.997,721: suma superior
en 62..768,1'!1 á la de todos los católicos de Europa: menor; en 8cGIQS
16.2'!'t,879 á lapoblacion total de esta j en 14.000,000 ála (le todos
los católicos del globo, é igual en casi á la -k parte de la poblacion que
se da a:l'milnd{j· conocido; calculándose en 12.000,000 el número
de 'lfiibit'áhfes que tendria hoi demás la España á. no haber, .eJl.pe-
rlOlentlldoelite azote. ¿ Y á qué punto no llegarla el cálculo., dl;l los
d~St'rozos del élere, . si nos fuera posible valuar el número de las vícti-
masque el ·espíritu inquisitorial, y la ceguedad sacerdotaIsacri1iclU'onen
las dil:itadas regiones de la América, en las cuales la intolerancia hiz~
cruda guerra á los inocentes indígenas, que contentos con adorar á.Di,os
á su modo, nopodiau creer que tras el Atlántico hubiera una raza de
hombres que secreyeran autorizados para degollar y saquear á los que
n~' reconocian los dogmas y la moral de su religion?




IV.
'Peto la máxima ya citada, sirviendo decapa al selo reUgio1l0)llpoyá


eficazmente los pasos de la política del clero para asegurar su,dQmil~a:
cíon terrena; porque una vez persuadidos los hombres deql1e, fuera
del gremio romano 110 había saloacion, se dió lugar á que se mirase como
acto propio de la mas ardiente caridad el dilatar la fé en los paises IDaS
remotos. De aquí el espíritu exaltado de catequismo qUe apri6 l~s
puertllsá la conquista del lluevo mundo, con puya posesion favore~
zieron los papas á. los monarcas que protejian á los apóstoles, que eU?,s
envial'\)U á las rejíones desconocidas del Asia y de la América. Una
bula pontificia apoyada sobre el pretexto de dilatar Iareliglon cristlaua
en las regiones mas remotas, y en el deseo de salvar fas almas de sus
habita~tes, sirvió.de título á los europeos para ap'odcwrsed'r I.)n95, ~~~~
ses que por nlngan derecho les pertenezian: y los. mona.r~as ilml>i¡¡ioW.8
sin previslon, los reciben de manos del sucesor de San Pedro> ta,11 de~.·
provisto de facultades para regalárselos, como ellos de título par~ tll,~
rnarlos. Ciegos "Ion la presa con que el Vaticano alucinaba su avaricia"
no repararon en que su misma aquiescencia á admitir imperios ~geJWs
de mano de la curia romana, se convertiría en un diploma solemne, de
la potestad de que este se creia revestido para dar y quitar los Tcouos,


La avaricia, estimulada pOi' el fanatismo y disfraaada con los pretest~
de una religion espiritual, arrastró los hombres al nuevo mundo, cuya
riqueza recompensaba los trabajos del nuevo apostolado. El jefede)á
iglesia, alentado con la plata y el oro que los conquistadores traian d~
los paises descubiertos, acaloró la empresa: porqne la sagazidad de Sil
gabinete descubrió en los nuevos paises imperios sin límites en donde di-
latar el radio de su dominación, y con cuyos despojos lograria realzar su
poder y su influencia. Los aventureros católicos, animados por el clero,
y por el ansia de enriquezerse, se lanzaron al mar, sufrieron tr/lbajos,pel~a­
TOn con loe habitantes de los nuevos paises, saquearon y destro~qJ1 §~~
easas; aemmaroná Jesus, recomendaron su evangelio, predic;aron[~u.mp(w.J,
iljaron por todas partes cruzes, erijieron templos, aniquilar(}n,lo\iJlll;~g\~s
que encontraban al paso habitados por hombres, en SU opínion ;reprqbad()s
por la divialdad y sujetos á la eterna condenacion, y no se Q~\'~dafQ~ de
apropiarse sus bienes. La relación de sus hazañas,}· la'vista de los me-
tales preciosos acaloraron las emigraciones, las cualt\s sin hazer bop9r,~ I,l!o
retigionsanta de J. C., aniquilaron la poblaeion de la península, y cuan..
do los especuladores tornaron á España, mezclado ,con los D,1et~:


3 11




les preciosos, condujeron el veneno d~ nuevas y desoladoras dolencias, que
sacrificaron las generaciones presentes, y debilitaron las futuras, despues
de baber regalado á los tristes moradores de Ultramar envuelto con la
religíony las luzes curopeas, el jérmeu maléfico de otrascnfermedades
que aniquilaron lo que perdonó el acero.


v.
Si la máxima indicada ocasionó daños de tanto peso á la península,


elzelo, quizá indiscreto, del sacerdocio, y el poco conozimiento del corazon
humano contribuyeron á aumentarlos. Una rígida severidad impotente
para el logro de los fines que aquel se propuso, empeñada en hazer subli-
memente puros tÍ los hombres, cuando las instituciones eclesiásticas, las
riquezas que vinieron del mundo nuevo, y las leyes monopolizadoras de la
prosperidad fomentaban la corrupcion, haziendo anular las sabias orde-
nanzas con que los monarcas españoles hablan contenido la licencia, aeuar-
telándola y comprimiéndola con robustos diques en las mancebías, dejó
correr sin freno las pasiones tumultuosas, multiplicando los escándalos,
hundiendo en el sepulcro á muchos desgraciados y arraigando en sus, hijos
la lacería y la endeblez.


VI.
La fatal aplicacion de otra máxima evangélica atacando ,el agente po-


deroso de la riqueza y de las buenas costumbres, influyó eficazmente en el
mal de la península. El clero católico dando á la pobreza, recomenda-
da por el maestro Dios, una acepcion agena de su divina sabiduría, y
destructora del trabajo, vilipendió la industria, favoreció la holgazauería,
santificó la pálida mendiguez, levantó albergues suntuosos enoblezidos
con el título de depósitos de perfeccion, para los que abandonando las
ocupaciones útiles á la sociedad, se entregarán exclusivamente á la
vida espiritual muriendo al mundo, estableció su opulencia sobre
la laboriosidad y los afanes agenos, rodeó de pobres y vagabun-
dos los palacios de los prelados }' los atrios de los templos, que-
riendo asociar esta masa perdida de seres, regularmente inmorales y
corrompidos, que se sostienen á costa l!-gena, á la santidad anexa á las
casas del Dios vivo, si es que no cuenta con ellos como con otros tantos
campeones dispuestos á seguir sus impulsos, á apoyar sus planes, y á servir
de garantías maquiavélicas á la corte del Tíber; limitó el número de los
días de trabajo, arraigó entre los hombres el amor al merodeo limosnario,
y. últimamente agravó el' peso de los tributos, derramándolos en can-
tidades no despreciables sobre las clases laboriosas, para mantener en la




holganza á los que á la sombra de la pobreta evangélica se dispensan
del trabajo. Un cálculo á la verdad no exagerado, nos dice que la manu-
tencíon del clero-regular de España, cuyos individuos hazen profesion de
una rigorosa pobreza, arranca á los productos nacionales en las limosnas y
rendimientos de las fincas que les pertenezen, la cantidad anual de
302.053,550 rs. vn.j y debiendo apreciarse la de lo que hubieran produ-
zido dedicados al trabajo en 402.768,066, resulta que el gravámen efec-
tivo que por la influencia del clero, en sola esta parte, sufre la península
asciende á 704.821,616 rs, Suma equivalente á la que en el año de 1819
consumian el ejérzito, la marina, la judicatura, y las demas clases que ha-
zen el servicio público de la nacion.


VII.
Las artes del fanatismo, unidas á la persuasión errónea de que el Ser


supremo se complace con el ocio, multiplicaron el número de las fiestasy
la creaeion de asociaciones religiosas, destinadas á dar' al culto un aire
de pompa mundanal, y una extension tan dañosa á la industria como lu-
crativa á los sacerdotes. Los datos estadísticos de la península nos de-
muestran que la diminución del trabajo en España, debida á estas pías in-
venciones, ocasiona una pérdida de 500.000,000 de rs, que empleados en
el trabajo, fomentarian los progresos de la riqueza pública.


VIII.
Como el influjo espiritual del clero no basta para conquistar el de


los pueblos de un modo eficaz, á no apoyarse sobre la fuerza física
que proporcionan las riquezas, de aquí la tendencia del clero':i.
adquirir fondos metálicos y fincas suficientes para su abundante subsis-
tencia, y para sostener los proyectos de su jefe: de aquí el afan de ha-
zerlos suyos de un modo independiente de la autoridad soberana, que para
el logro les presta su apoyo: de aquí su destreza en interpretar al pla-
zar de sus ideas los textos sagrados: la fecundidad de inventar arbi-
trios pingües, y la maña para conservar su goze sin que detenga SUB
pasos la coneideraeion del mortífero influjo que su industria finananéiera
ejerze sobre la prosperidad nacional. La historia económica nos enseña
que no satisfecho el clero con librar su subsistencia y la del culto sobre las
prestaciones voluntarias del pueblo, y con recibir la retribucion de sns fati-
gas como un salario, prescindiendo del texto que dice ser digno el opera-
rio de SU jornal, dignus est operarius mereede sua, prcsent6el ejemplo
de los judíos como modelo de su conducta á los príncipes, hizo tomar
parte á Dios en SIlS demandas: dióá. las ceremonias unbrillo exterior




460
~f,4~I!lJ.Dhrando al pueblo, justincará la magnitud de los desembolsos
qAA r~amaba; }' á costa de ardides, logró sacar la primicia y el diezmo
de l~" "frl1to8 de la tierra, de los salarios y jornales, enriqueziendo
sus aeeas á costa de las clases laboriosas.


Dado este paso, lefué fácil arrancar á las mallos productoras los bienes
ráizes trasladándolos á las suyas, ya con pretexto de fundaciones, y ya en
espíacion- de los pecados, despreciando el disgusto de los pueblos, ,sofo-
cando las reclamaciones de los congresos nacionales, y caminando á su
objeto con tal denuedo, como que persuadido de la debilidad, eompañera
de los últimos momentos de la vida, inculcó con e6caziaá losmori-
bundos la máxima del desprendimiento de lo terreno, y aprovechándose
alguna. Tez del terror que inspiraban las públicas calamidades de epide-
mias '!'~tras,al recojer el último suspiro de sus incautas óvejlll;, lltS":des-
pojó de los bienes que hasta el último momento les pertenezjan, tornando
á su iglosia enriquczido con las reliquias de las fortunas arrebatadas á las
vezes al bien estar de una numerosa familia.


Lleno el sacerdocio de una masa inmensa de capitales defraudados á la
útil reproduceion, asegura su goze por medio de una operación espiritual
quc aumentó los males de la nazion. No bien pasan las fincas, los ganados
y el dinero á sus manos, se espiritualizan, es decir, salen del comercio del
mundo, mueren para él, y apegadas á las iglesias no reconozen sujecion á la
autoridad civil, pendiendo de la del papa: el cual por este medio nutre su
erario con las riquezas del mundo cristiano, cuya masa se acrezienta prodi-
giosamente con los arbitrios que el genio fecundo de los financieros de Sil
gabinete inventa, y que los romanos pontífices aprueban con los nombres
de limosnas para misas, de reservas de beneficios, anatas, pensiones ban-
carías, espolios, indulgencias, derechos de cousagraeion, de buletos, de ora-
torios y.otros, cutre los cuales ocupan un lugar mui distinguido losjubileos
y graqia~ dispensadas á ciertos santuarios, á d6 la fama de los milagros atri-
buidos á,.Di.os por la intercesion de algnnos santosinvocados bajo el nombre
de alguna imájencélehre, ó la veneracion á las reliquias atrae en tropel á
los fieles en ciertos dias del año: y la virtud repulsiva de los es-
pír\tl1\l malignos que la crédula piedad atribuyo á los vestidos monacales con
quese.envuelven los cadáveres de los que fallezen en la comunion católica.


Si nos aproximamos á conozer el importe del sacrificio que sufre la masa
productiva del trabajo de España, por la influencia del clero en esta parte
sa~;;¡.rl:UlOi? resultados capazes 'de provocar una reforma, que descansando
s~~¡,el.l!Jetra evangélica, aleje de los hombres un trastorno tan chocante á la
sana r;zolfcomo contrario á la religioll católica.




461


127.670,000


200.000,000
131.790,25Z


12.000,000
22.000,000
7.000~OOO


10.800,000
100.800,000
109.152,Ool:f


Segun cálculo de Ilersonas bien versadas, el valor annaldelal}riinieia-~s"
ciende en la península á. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • 43-;800,000 r$;-,


El de los diezmos Y voto de Santiago á....... ...• 854~S19;7~8
Limosnas de misas ; . .. .. . . .. 41(92~,OOO-
Las rentas que el clero secular y regular posee pro-


cedentes de fincas, ganados, censos &c. á...••......
Céngrnas de capellanes á 5 rs, diarios •.........•..
Los derechos que el mismo cobra con el título de es-


tola á•••...... -..............................•
Los que saca la enria romana so color de las gracias


que dispensa á .
La santa cruzada importa. , . , .
Las mortajas de los -dlfuatos .


_Apenas hai convento, monasterio, iglesia úhermita,
en donde un jubileo, ó el culto de alguna imájen no
atraiga la devocion del pueblo uno ó mas días al año,
haziéndole cosumir gruesas sumas en limosnas, en con-
vites y en rifas de preseas y frutos que se regalan al
santuario. Supongamos que solo haya uno cada año en
cada iglesia: rebatamos una quinta parte del total de
los monasterios, conventos y hermitas en razón de las
que carezcan de estos alicientes i)' supongamos que el
gasto extraordinario que una con otra ocasione al pue-
blo sea de 6,000 rs, , suma realmente pequeña, tendre-
mos que el importe ascenderá á la cantidad siguiente.


Número de conventos y monasterios, co-n la rebaja de
1,960: importe en rs .


Id. de iglesias, con la rebaja de 16,800 .
_Id.de lashermitas ysantuarios, con la rebaja de 18,192.


--............--


Total.. 1,665.75.I,!)9()


Si le capitalizamos al 3 por ciento, resulta que la influencia deleleto se
absorve una renta equivalente á casi la octava parte de la que los calen-
ladores atribuyen á los fondos productivos de la península.


IX.
Ni se crea que de esta enorme acumulacion de riqueza saque el erario pú-


blico proporcionadas ventajas.aliviando con ellas el peso de las contribuciones




46~
del pueblo •. Desconosiendo el clero la fuente de donde proceden sus babtr~!l
escoltado con los respetos de una inmuninad debida enteramente á la antori-
dad s~berana, Coligadocon el monarca eclesiástícoresídente en Roma, mono-
polizade tal modo el goze de su fortuna, y rodea de guardianes tan misterio-
sos ¡¡US arcas, que miéntras él solo disfruta de unas riquezas que no produze
á costa. de sus sudores .é-industría, y tan enormemente desproporcionadas á'
lailde que dispone- la parte laboriosa, como que el impuesto compa-
rativo sigue la razón decreziente de 3.136 rs, á 412, llegó al extremo de
atraer' á 8US manos una parte mui considerable de las fincas de
la nazion; siendo suyas todas las casas, viñas, heredades !I juros, que~
dando enteras las necesidades de tos seglares, y poseyendo la sexta parte
de todo« losbienes raizes de España,y la tercera parte de los otros produc-
tOB.segun la opinion de los mas célebres fiscales del rei 1 resiste contri-
buir con abundancia al sosten de las obligaciones públicas, se muestra in-
diferente al alivio de las necesidades de la nazion, mira como mengua de su
dignidad el cumplimiento de uno de los primeros deberes que impone la
sociedad, y cuando las circunstancias le obligan al fin á llenarlos, haze
pasar á los príncipes por la degradacion de pedir permiso á Roma para
sacar de sus manos, lo que habia pasado á ellas por coucesion libre de
los monarcas.


, X.
L¡¡. ignorancia que rodeó á los hombres en los siglos medios, dió cierto


precio á la débil ilustracion que poseian los sacerdotes, y adquiriendo.estos á
su favor un grado sublime de respeto, se valieron de élpara extender sus
opiniones, rara vez conformes á los verdaderos intereses de la nazion, y tan
erróneas como defectiva era la lógica que las produzia. No conosiendo los
legisladores diferencias entre la moral que debe servir de base á las leyes
públicas, y la casuística que los teólogos han fabricado, á expensas de la
sana razon y de la ilustrada inteligencia de la voluntad de un Dios benéfico,
la siguieron ciegamente en sus deliberaciones; y sacando de aquella fuente
el caudal de sus decretos, con ellos devastaron la nazion, aniquilaron su in-
dustria y destruyeron sus capitales. lntroduzidas en el gabinete como incon-
cusas las máximas equivocadas del clero sobre las usuras: puestos en arma
los anatemas, abiertos los encendidos retretes del infierno para sepultar
en ellos á los que creyeran que el dinero es un fruto que produze dinero en
sus cambios como los demas : huyeron como el humo mas de 4,000.000,000
de rs, á impulso de las leyes promulgadas por la cooperacion del clero. En
virtiW.~e esta, se rebajaron los capitales de los juros, se dismiYuyó el rédito




46-'3
de los censos, se apartaron de la circulacion mas de 2)OOO¡OOO,OOOque
por un tanteo no exagerado, tendríamos hoi en bancos dé llOCOlTO, con
bien de la industria, si la nota de usureros, fraguada por el sacerdocio,
la infamia civil y religiosa que la van unidas, no hubieran hecho mirar.~.
peligrosa la empresa. 1. Y quién será capaz de reduair á.guarismelesenpi...
tales idestrozados porlas asonadas asesinas que promovió el clero cOntra los
dueños del dinero, y por las ordenanzas desgracladamentepromulgadas en
cortes á contentamiento suyo contra los llamados usureros, las cuales auto-
rizaban al deudor para 'negar el pago de lo que debia á sus acreedores,
siempre que este les exijiera rédito por el uso de sus capitales r


XI.
Casi en nuestros días hemos tocado los horribles destrozos de la riqueza


pública, oeasienadcs por la inmixtion del clero en los negocios econ0111i~
coso Un dictámendado por algunos teólogos eminentes deMadrida:1 Si'.
D. Fernando VI, de gloriosa memoria, sofocando la accion de los prind:'
pios inconcusos de la huena moral y de la política, arrancó el decretó fu-
nesto que haciendo desconozer solemuísimamente la obligacion al pllgo"dl:l'
las deudas de su padre el Sr. D. Felipe V, condené á la desesperaci6n~i:~U
la miseria á los acreedores de mas de 1,500.000,000 de rs., querecJamabl\'tt
con razón el pago, y á quienes hizo callar la influencia fatídica del !fftcewló'"'
cío, al paso que impudentemente logró que se declararan vigentes los cré-
ditos de so pertenencia, lucrándose con el pago de susrédit05j"(\iI~o
se ofrezian á los demas las lágrimas y 111. desesperacion cómo :mdhe¡f!i.·:
correspondiente á la satisfaeion de sus justas reclamaciones.


XII.
Finalmente, como en los cálculos del clero católico,segnti ' el


plan que hoi le dirije, apenas entra como elemento principal la proteceíe«
que merezen los agentes de la riqueza pública, contentándose Con disfttítlit
]0 mas precioso de ella, sin curarse de los medios de BU reprodueeion, :i~
aquí ha dimanado el que no POCO!! reglamentos ecJesiástioos,hayanperj;idi'"
cado á su industria. Hablo de los que prohibeaeomer ciertai>'riandits:-en"
ciertos dias del año. Su influjo ha hecho á la nazion esp'añóla'triblitatW{:
~ 50.000,000 <le rs, anuales á la nazioa inglesa. Hablo de'ldseátlrttrtos
que mandan alumbrar los templos con cera: de los que 'preséribétl
á alguna!; órdenes monásticas y aun al clero, ladevestir eietfusestofas 'que'
vienen delestranjero, y de Ia proíbieien que loscánónesleSimpónen' dW
usar la seda.


Pll'ra aproximarnos á cenozer, annqne-sea imperfectamente, el importe'




464
dlllg;¡,ato de Ia cera que se haze en las iglesias de la península, SllplJn~
dremos que el consumo diario de las catedrales, colegiatas, y convento&,
11~ con otro llegue á 3 libras, á ¡¡ el de las demas iglesias, y á 10 li-
bras anuales, cada una de las hermitas y santuarios. El consnmc 3Jlwt.~ ~
lps primeros llegará á. ...••... , •••••... , . • . • . . . ••. 2.297,264 lib.


El de las segundas á ,... , ..198,000
El de los últimas á.... . . . . . . . . . . • . . • . . . . . . . . . . . 181,920


Suma... . .. . . .. . . . . .... 1J.677,IS4


Regulado el precio á. 12 rs. libra, el total asciende á la 8uma anual de
L49•.J2.6,20S rs. vn,


La· cosecha anual de la península se estima en l.ooo»(}O lib.: de don-
de es visto que la legislacion eclesiástica en esta parte haze á España
tributaria á las naciones estranjeras en J38.126,208 de rs., suma que se
pqede llevar hasta J50.000.000 contando con las estofasestranjeras que
se dedican al vestuario eclesiástico, y con los aromas, inciensos, pedrería,
y,~opll.!i de restaño de oro y plata que se invierten en 61 culto; como si la
divinidad no se complaziera igualmente con los olores del tomillo, del ro-
Qlero. de la rOS/L, de la azucena y del clavel que producen los campos
peninsulares, que con las algalías y las mirras del Oriente: y como-si la
.~~eridad, la abnegacion de los placeres mundanos, y el sacrifreio de las
y,anidl!odes no pudieran acobijarse 10 mismo bajo las estofas de seda de Va-
leaeia y Granada, que bajo las bayetas inglesas,


XIII.
Sidet.eniendo en este punto el 'curso de nuestras observacíones, y de-


jando de añadir nuevos matizes tomados de la historia, al enadrolastimo-
$) ~U.0 VlU1ll»l formando, resumimos lo que viene dicho hasta aquí, halla-
remos que el influjo de las máximasdel clero romano sobre la parte eco-
Ja4mlea de la península ocasiona á los manantiales de su riqueza y á 'los
ageptes de 811 prosperidad los siguientes descalabros, eapazes de' prvduiií-
BU ruina, miéntras una legislacion ilustrada, y que descanse sobre los prin-
cipios de lasólida piedad y la, fuerza no aparte con mano poderosa las
causas qu~ la predusen,


1. Elcelíbato eclesiástico despues de devorar anualmente 168¡248,ha~
bitantt's, yde sepultar en la no existencia mas de 91,208: arrebata á la
répredaccion anuaI19I.999,449 rs. que hubiera rendido con su trabajo~'cal­
culándole ea los primeros por sola la mitad, y en los segundos por el todo




465
delconsumo diario que haze cada español: esta suma aI3pot"cl~Il~Ó
corresponde á un capital de 6,300.000,000 de rs.' •..


Z. Las exacciones curiales por matrimonios sacrificananuallnéIÍte
20.000;000 de rs., equivalentes á. un capital de 666.000,OOO·de rs,


3. Los desastrosos crímenes de la inquisicíon privaron de pronto '¡
España de los' beneficios que deberiau resultarla de las utilidades eqn~\ra.
lentes á uu capital de 482,805,925.000,000 de rs.' .. ,


4. Las mismas causas, hazen perder en el día á España lo que le
prodnsirianlosbijos y descendientes de los sacrificados, que regulamos con
el S,';'L1oYente,por un cálculo moderado, cada año en 10.980,000,000 rs.
ssma equivalente á un capital de 300,000.000,000.


5. Las emigraciones á América y Asia, fomentadas y actUOl'ada8 'Por
..la ,infiúencia clerical, privando á. lapeníusula de, 30jOOO'bitbittttttes;'áiltta.
les,que este es el. medio aritmético que lospolítieos8e6alanállf'enrl~r'~
eion, computada desde el principio de la conquista, pri'Vó"á. la oooiol'f'lIé
~aproducciol1 anual igual á 32.50(),OOO 1'9.; equivalente á urt''CafIitábdll
I..oOQ'.OQO,OOO.
6~ La masa,de la riqueza que deja de aumentarse eS se invierté i~io;'¡


ductivamente en la manutencion del clero secular y regular m.' '·ES'f»'i'lí'i:
Ilegsá lu suma de 704.821,616 rs: anuales, que corresponden á'un'capital
de2,3,~OO.ÓOQ,OOO. j<
, 7. Las festividades (exclusos los domingos) inventadas, Jl0'8tieqill!l&
por la mal entendida piedad del clero, disminuyen la riqueza debidll·'1l.1
trabajo en una cantidad anual igual á' 500.000,000 de rs"coréspondieu';
tes á un capital de 17,600.000,000.


8. Los diezmos, derechos de estola, y fincas que posee el'Cleio;T'ela-
jadas las de los regulares y las prestaciones 'lUe estos reeibetl'poi~tl
4~ limosnas, sacan de la masa productiva una cantidad igullU l,86iM'5c7'.99G
r.~,ªnuales,q~ corresponde á un capital.de50;OOO.OOO;OOO~)"p ¡;(\,U$!
,(P,; Las ideas. inexactas sobre las . UIJUl'ail ·haU::ÍDfltilizado.l:nfíllS".
&JOO~.OOO,@Ode ;,re., '.que. hubieran prodesido .'an~nte .,11.31 \iJl!f"
~i,eD,to 180.0~O,OOO., ·l~;. ,~J12.:n C#
~JO. L.a suspension del pago de los.crédites de Felipe.V"dió en ti~
eón un capital de 1,500.000,000 de rs., cuyos productosah3 pqr ciento
d,riall;u año 45.000,000.
:;'j~. Finalment~, las leyes del .culto arrebatan por ,limosnas .álosp.ro-t
~tl?S útiles, una suma anual que regulada con parsi1MI1ia no ~a'" d~
...·.tl~_.f ,'.' , -':: '" .. . , ., I


!J,~~OOO,OOO de rs., suma equivalente á, un capital, deo,OOO.OQO,OOO..¡ ti .
3 I




466
-s: Be lo expuesto apareze : primero, que la influencia del clero católico,


saca cada año del producto del tra!.>ajo de España, ó impide la reproduc-
cíon de una suma igual á 15,374.570,055 rs.: segundo, inutiliza, des-
truye ó ha hecho desapareser de España, un capital productivo represen-
tado por la enorme suma de 453,217,091.006,000 rs , : sin entrar en cuen-
ta los inmensos caudales perdidos en las regiones ultramarinas, ni los que
se han destruido en la península desde el aiío de 1822 basta el dia,
época fatal del predominio eclesiástico.


Sabemos por los datos que poseemos, que el importe anual de todas las
producciones de España asciende á 11,545.637,995 rs., y el de los capitales
de la nacion á 228,565.949,875. Luego el clero inutiliza una masa anual
superior en casi un tercio á los productos de la nacion, sin deducir can-
tidad alguna por razon de gastos de cultivo y de fabricacion, manutencion
de los que trabajan, y réditos de los capitales; y su influencia ha hecho
desaparecer un capital superior en 482,988,425.156,125 rs, al en que se rl'-
gula actualmente el de la península; que es lo mismoque haber esta perdido
una masa de capitales dos cieutas vezes superior á los de que hoi dispone.


La influencia anti evangélica del clero católico ha producido sobre los
mineros de la riqueza española tan funestos efectos, que no desapa-
receran miéntras una mano fnerte no consiga poner en armonía al cielo
con la tierra, separando las aguas corrompidas de la hipócrita ambician !I
fiel interesado fanatismo, dejando á los hombres gozar los bienes que


• la providencia les concede en recompensa de sus sudores, y castigaudo
como atentado horrible contra la divinidad cuanto conspire á dar á la
religion otro carácter que el puramente espiritual que en sí lleva.


Una detenida reflexion sobre el cuadro lastimoso de las desolaciones cIe-
ricales que acabamos de presentar, nos enseña que la mezcla abusiva de los
ministros del santuario en la parte mundanal, desfigurande el aspecto de
una reUgion celeste, abisma al pueblo en la miseria y en la pobreza, hazién-
dole Juguete lastimoso de los que, Ó masavisarlosó mas intrépidos, han roto
las cadenas de la esclavitud eclesiástica. Y á la verdad ~ cómo han de pros-
perar la agricultura y la industria mientras las prácticas religiosas, el culto
y las máximas eclesiásticas castiguen ó impidan sus progresos con la dednc-
cion de cerca de 120por ciento de sus rendimientos, las cuales arrebatan á la
produccion sus preciosos gérmenes, á lapoblacion sus bases, yal bienestar
público sus instrumentos? ¿Cómo sacudir la pereza mortal que nos devora,
miéntras el influjo clerical invadiendo el territorio ageno funde su poder
sobre el ernbrutezimiento del pueblo? miéntras este consienta que con




467
pretextos especiosos lleve el sacerdocio la parte mas rica y mas saneada
de sus cosechas y de sus esquilmos? y-miéntras la tierra cuya labranza re-
clama brazos vigorosos movidos por el interes, y por el deséo de sostener
e~ la abundancia á familias numerosas, hoi paralizados por la in8uellcia sa·
cerdotal contribuya á la masa de la riqueza nazional con los mezquinos pro-
duetos que le rinde la multitud esclavizada? Pareze incomprensible
que en medio de las luzes del siglo XIX, y á. pesar de las lecciones de una
irresistible y larga experiencia, continue el clero ejerziendo una influencla
tan desoladora, tan opuesta á las máximas de la moral de que debe ser
maestro, como á las de la política de que haze alarde la culta Europa : y
que un cuerpo compuesto de la septugésima parte de lapoblacion de la pe-
nínsula tenga sujeta á su voluntad y á sus proyectos, y sacrifique á su an·
tojo la fuerza y los capitales de las 69 partes restantes.


Pero lo anunciamos con el sentimiento que naze de la conviccion, que tan
triste estado no mejorará miéntras no se reduzca al clero católico á los con-
fines de su mision, haziéndole acomodar enteramente sus máximas ysu con-
ducta á las reglas del evangelio: mas bien, miéntras una consoladora toleran-
ciareligiosa no haga mirará las religiones como lenguas ó idiomas con que
los hombres dan adoracion al ser supremo: huyendo el gobierno civil de mez-
clarse en ello; miéntras no se reduzca el sosten del clero á. lo que de sí
dieren las voluntarias prestaciones de los que le empleáren j miéntras que
los creyentes atenidos á su respectiva creencia, no lleguen á discernir
bien lo que es obra de Dios, de lo que es obra de los hombres; miéntras
que una ,ólida ilustracion no les dé á conozer los males que la ignorancia y
la deferencia ciega á los ministros del santuario han produzido al mundo:
y miéntras no se reduzca el culto á la noble sencillez que el ser supremo
nos descubre en todas sus obras, ála que el salvador recomendó con su con-
ducta, y de la cual se han apartado los órganos de su voluntad para aluzinar
con el brillo á los creyentes, ofuscando su razon, cerrando la puerta al exi.
raen, y dirijiéndolos en consecuencia por el camino de la obediencia pasiva.


i Mil J mil vezes dichosas las naziones que se conduzcan por estas máxi.
mas, y consangrándolas en las leyes fundamentales de sus gobiernos sostén-
gaD su ejecución ! '


- '-. '.J~




Pisitas domicili«rias de los pobres.
'í!~ ~titte' los hombres hai tres l'elaciol;es principales, dice el sabio y filan-.
trópicóDe'géi'ando (-) tlar, recibirJIpermutar. La escala del órden social
Sé~cóiIiponede tres órdenes, si no enlazados con una precision rlgorosa, al
ménos m'eiclados con 'los matizes de mil modiñcacíones intermedias. Los
que'disfrutallull sobrante mayor ó menor de riquezas, componen el prime-
ro de los dos extremos, los dos últimos los ocupan los que no pueden satis-
fazer cumplidamente las primeras necesidades. Hai otros adenias que
formán la clase media, cuyos recursos balanzéan sus gastos.


o El trabajo, agente fecundo y conservador de la vida y libertad, supone la
igualdad é independencia recíproca de los que demandan y de los quc pro-
ducen; pues si existiera aislado en la sociedad humana, se 'convertiría el
órden del mundo en un industrioso egoismo, El trabajo, cuando o es o feliz,
contribnye al bienestar de los hombres, y cuando desgraciado no evita la
miseria.. Lasclases colocadas á los extremos se componen de los que dan
yide los que reciben. La generosidad dirije sus relaciones, la piedad los
reune con un lazo sublime para procurar restablezer la armonía social; yla
moral mas pura estableze la alianza que con el prestigio de la santa huma-
nidad los aproxima, descansando sobre el amor, y recordando á los hombres
que todos son hermanos.


La intencion de la providencia es bien conozida, en poner la desgracia al
abrjgode la prosperidad. Su benéfico designio es el de que en las socie-
dades y en las familias el débil se una al fuerte por la adopcion, ó séase por
los.aexos de una paternidad libre y voluntaria. Los pobres son menores, y
al cargo de la caridad está el nombramiento de sus tutores. El resorte mas
eficaz -para la aplicacion de las limosnas, se forma del ejerzicio de esta tutela
voluntaria, individual é inmediata, y el arte de produzirlc y organizarle per-
teneze esencialmente á una buena direccion de limosnas públicas, Socor-
rer,á los necesitados es un precepto moral altamente recomendado por la
relijion cristiana; pero no basta proclamarle, ni conozcrlc, ni llevarle á
efecto. El ejerzicio de la caridad y la distribucion de las limosnas encuen-
tran muchas dificultades, y no pequeños errores. La beneficencia indiscre-
tamente empleada, es capa de muchos males: desanima á los ricos, fomenta
la holgazanería de los pobres, y hazc empedernidos criminales é incorregi-
bles viciosos. Para elevar la caridad á la categoría de las ciencias, dirijir


(*) Hemos formado el presente, sobre el precioso articulo inserto en el folio 619
tomo 32 de la Rcouc Eneyclopédique diciembre de 1826, en el cnal se anuncia la obra
de Degerando, le Visitaieur c/u l'auvre.




469


el amor ardiente de la humanidad que sugiere una parte de las reglall que
deben conduzirla, pero que no las conoze todas para centuplicarsus-fuersas,
consiguiendo el conduzirla con regularidad, y para sacar partido dlJ,~qlJ.e)la,
beneficencia media, patrimonio de la mayor parte de los hombr~s,que qer-
rama á la aventura, y economizando sus trabajos, algunas dádivas mal repar-
tidas, es preciso reflexionar mucho tiempo sobre la condicion de lospobres,
y sobre todas las partes de la economía social.


Recoger muchos datos, confrontarlos entre sí para deduzir las reglas ge-,
nerales sin dejar de continuar las observaciones es la marcha que llevan las
ciencias, segun la opinion de Bacon. Para establezer la ciencia de lacari-
dad, es necesario reunir una gran práctica al conozimiento de una multitud
de hechos, acompañados de un talento metódico y generalizador.


Para lograrlo conviene distinguir la verdadera de la falsa indigenlJÍ1\" por",
que si la beneficencia equivoca el objeto en que debe emplearse, se resfría
y desanima, convierte en veneno los alimentos, porque crea una indigencia
nueva y facticia, haze holgazanes, haze que el que pudiera mantenerse bien
á costa del trabajo se degrade <;:on la mendicidad, y robe al verdadero pobre
el socorro que reclama con j usticia, Pero se preguntará ¿cómo se haze este
difícil deslinde cuando las apariencias son tan falazes? Visitando en sus
mismas casas á lospobres,' examinando por nosotros su estado sin dejarnos
llevar de las relaciones,'á las oezes embusteras, con que la válida menai-
guez üende en las calles sus redes para atraer la piedad.


Medio á la verdad sencillo, fácil de ejecutai se, y que libertará álos hom-
bres benéficos del peso de la amarga perplejidad que los molesta, por no'
saber distinguir los pobres verdaderos de los finjidos, entre los que reclaman'
sus dádivas. Todos hablan al parezer el lenguaje de la verdad, negarse á
sus instancias es mui duro, y acceder débilmente á sus ruegos es mui ex.
puesto. " Hágase una prueba bien sencilla, dice Deperando, cual es la de
preguntar eu donde vive el que pide limosna, ofreziendo pasar á visitarle.
El tal, ó no contestará á la demanda, ó dará las señas de su casa, y al ir á
buscarle tal vez no se encontrará ni quien dé noticia del disfrazado mendi-
g!J. Esto sucede con frecuencia."


El exámen razonado sobre las circunstancias del pobre es la base funda-
mental de la ciencia caritativa: exámen (lue solo puede realizar con juicio
el que se dedica á visitar la indigencia en su triste domicilio. Estas vi-
sitas fazilitarán las tareas de los encargados de la beneficencia pública,
verán los objetos de otro modo que ellos, y les auxiliarán Cd sus tareas. No
hai persona que no pueda hacer estas visitas: algunos momentos robados




410
fk!t~~ en tiempo ánuelltros oeios bastarán para derramar el consuelo.
eo:.el ven.lader"l infortuaio ; la limosna útil á. las virtudes del que la hi..
zierll; ha:blarái su corazou, dispertará su simpatía, y le dará lecciones de
I'~ignllcion, de pacieacia y de fortaleza, para mantener su dignidad en
medio de la¡y desgracias,


Los visitus de 108 pobres debeahaaerse con cierto plan. El primer ob~
jeto de ellas seráconozer á fondo los caractéres de la verdadera indigeu-
cia, escuedriñaudo sus causas, asegurándose de si nazen de una absoluta
imposibidad de trabajar, permanente ó temporal, parcial ó absoluta; En
segundo lugar, se deberán clasificar los pobres en razon de la magnitud,
naturaleza y duraeion de sus necesidades, para conocer bien la proporeion
y la entidad de los socOlrosque deban facilitárseles, su especie, su prolon-
gaCillll YStl medida. En tercer Iugar, se deberás estudiar las enferme-
dades morales, afin de evitarlas y de curarlas. El visitador caritativo
desempeñará una especie de apostolado, cuyo objeto es el de animar al po-
bre para que no caiga en el abatimiento, ni se olvide del precio de la dig-
nidad humana paraconortarlecon las esperanzas de la santa religion que
apellida bienaventurados á los aflijidos : para hazerle apreciar la nobleza
y las ventajas de las virtudes: para bazerle sentir las lecciones que le
da la desgracia, cuando sea consecuencia de sus vicios, y para alejarle de
los males de la intemperancia y de la holgazanería con una severidad bien
entendida en la distrihucion de las limosnas.


La educacion de los hijos de los pobres, es otro de los servicios gran-
des Ji la sociedad que pueden produzir las visitas. Para este objeto son
las salas de asilo en las cuales se recojen durante las horas del trabajo de
los padres pobres, los niños cuya tierna edad no les permite concurrir á las
escuelas: las escuelas elementares combatidas por la ignorancia de los
padres, la imprevisora avaricia de otros, y el iucoucebible egoismo de no
pocos, que llamándose sabios desacreditan la educacion popular: las es-
cuelas de los adultos, los contratos de aprendizaje, la colocacion de los
artesanos jfJvenes y enfia las lecturas públicas.


Las visitas.de que vamos hablando tienen su influjo sobre los establesi-
mientos públicos para el socorro de los pobres enfermos, viejos y desva-
lidos, las casas de ahorro y los seguros de ·vida. Fundaciones todas tan
útiles, como funestos son los montes de piedad y de socorros sostenidos
con falazes tonterías y con infames loterías, manantial funesto de pobres.


Pero vanas serán las visitas, y nulos los esfuerzos que se hag-an para re-
primir la mendicidad, miéntras no se procure fazilitar trabajo al pobre que




411


esté en disposieion de empleer sus fuerzas ó socorrer alimpoeib)1ita-
do. En casi todas las naziones se ha olvidado esta regla empe'llllldo:por
donde debian acabar, y rara vez se han preparado los reglamentos.cont:J;a.
la mendiguez con un buen régimen de socorros domiciJiarios.EiYártede
gobernar consiste en ir de acuerdo con la actividad individual. En
Inglaterra la autoridad pública ha querido conseguir con la fuerza·de la
lei lo que solo puede lograrse por los esfuerzos espontáaeos-del.sele par.
ticular. En Italia la misma ha prodigado sos dones mldtiplicando"y do..
tando los asilos públicos, mas no se ha curado de socorrer y consolara!
pobre en su zaquizamí. Estos dos sistemas han multiplicado los indigen-
tes, yparalizado la beneficencia particular. La organizaeion actual de los
socorros domésticos de Paris es digna de los mayores elogios. En cada
uno de sus 12 cuarteles hai una comisión compuesta de un número·jnde·
finido de damas y comisarios, los cuales con los 12 directores de los esta-
blezimientos hacen las funciones de oisitadores de los pobres. El cuida.
do y asistencia de estos se reparte entre un número considerable de per-
sonas que se distribuyen la faena, y se comunican las observaoíenes "que
enas produzen.


No hai duda que el espíritu de cuerpo aplicado á la beneficencia multi-
plica los esfuerzos de los individuos: pero sean lasque se quieran las ven-
tajas de la caridad colectiva, no excluyen las de la individual, ántes por
el contrario deben caminar de acuerdo. Esto se IograríadisponieDdo que
cada familia pobre tuviera en cada una de las acomodadas su protector,
su visitador y su tutor. Hai en Paris cerca de 27,000 casas, y cerca de
otras 27,000 mansiones indigentes: si se distribuyeran, dice DegeraIldo,
en so preciosa obra arriba citada (lit) los pobres en los desbanes de las casas
ricas y acomodadas, cuanto se simplificarian las dificultades que ofreze el
socorro de la pobreza!


Repetimos que todas las ideas las hemos tomado del brillante artblo
con que el Sr. abogado Ch. Renooard, anuncia en la ReViSt3 enciclopédica
de PaÍ'Ís, la obra del Sr. Degerando, cuya lectura recomendamos alt9.meBte
á los hombres sensibles, y mas que todo á loa eneargadosdeí gobierno de
laanaziones.


(*) Revue Encyclopédíque, tomo 24; pág. 442.




4'2
Viaje á MiJdrid en el mes de agosto de 1826 por Adotpho Bianch/.


Estetítulo lleva un peqaeño volúmende 244 folios en Svo. que se ha
publicado en Paris; el cual contiene una breve "mimada deseripcion del
estado económico, político 9 moral á que la interveneion francesa tia redu-
zido á la península. ¡Eh medio de los rasgos de una imagicacionpoétióe,
que se encuentran en esta obrita, aparezen en ella un amor á-la libertad,
una decision por la justicia y el honor peninsular, y bastante exactitud en
los hechos ocurridos últimamente en esta parte desgraciada de la Europa.
Insertarémos algunos pasajes para-dar á conozer á nuestros lectores esta
produccion literaria, y para añadir el testimonio de un frances imparcial é
ilustrado á las opiniones que hemos emitido en el presente periódico, rela-
tivas á la bárbara opresión que sufre el pueblo español, con el apoyo de las
armas francesas: y á la dcgradaciony miseria á -que le ha condenado la
intervención estranjera, cuando al dispensar su apoyo á la turba teocrática.
y desoladora del clero, declaró la guerra á la ilustracion.


ce Al pasar el Bidasoa y entrar en España(dice Bianchi) un soldado rotó
y desaseado abre la puerta del puente, y alarga-la mano, y en son de de-
mandar limosna,pide á los transeúntes dinero para echar un trago. En
pos de este miserable, un empleado en la aduana mas asqueroso é innoble,
exije su limosna con chocante sangre fria y desvergüenza. Estas Son las
prerogativas de los empleados públicos."


Hablando de la parte de Castilla la Vieja que ha pisado "la tierra, dice,
está desnuda como la palma de la mano, y los habitantes desnudos como la
tierra. Legiones de muchachos de ambos sexos, sin medias, zapatos, ni ca-
misa, asaltan los coches de camino pidiendo una limosna con una voz estu-
diada y lamentable, única instruccion que les dan sus padres que tambien -
son mendigos; ribeteado todo con la destreza en herirse el pecho en ca..
dencia con elmea culpa, )' con los cinco modos de ayudar á misa, que reci-
ben de los frailes." Los paisanos negros y sucios y envueltos en sus capas,
ofrezen por todas partes figuras horribles que están en armonía con el
horror salvaje del país. i Y es esta, me decia á mí mismo, Oastiila la
Vieja que tan orgullosa recuerda 8US pasadas memorias!


"En la plaza mayor de Burgos, una inscripcion escrita con letras gran-
des de Viva Fernando VII rei absoluto, llama la atencion del viajero.
i Qué se puede esperar de un pueblo que escribe de su puño en la fachada
de las casas de ayuntamiento la confesion de su esclavitud vergonzosa!
¿ Pero que hai que extrañar al reconocer su desdicha actual? Yohe visto de
cerca su horrible miseria: yo ví en esta gran plaza, hombres embozadosen




413
sus-capas, sin medias y sin camisa, pascar su insolente oCiosidad bajo lltí!
andrajos que 10:1 cubren; i sudar bajo los rayos del sól con el cigarro en la
boca: he visto muchachos llenos de piojos arrastrarse á los pies de la esta...
tua de Carlos Hl, cual pudieran haserlo animales inmundos. Nohai eseue-
las para esta holgazana juventud, no hai talleres para dar ocupacion á los
cobardes pordioseros. Cuerdas, ferretería, paGos bastos, garvanzos, yqResO
son lós articulos qne presenta el mercado. Aquí no hai masque ignoran-
cia, fanatismo, pereza y volnatariearealistas e las hogueras mal ,apagadas
eaperan para eneeaderse un soplo favorable."


lt Es .á. la verdad asqueroso el cuadro que diariamente se presenta á la
vista del público al repartirse la comidaá los pobres que acuden á recibirla
alas puertas de Jos conveutos. Los desdichados se arrastran por el suelo
pua co~r un hueso, unmendrngo de pan Ó unos garvanzos. «Los frailes
mimo con ojo impávido esta turba degradada de mendigos, ,ictnprlJ dispue,ta
á ejecldar fU, órdenes,!J tÍ atacar á las víctima8 que la ,~ala .ufan"..
mmo. Así no le« queda recursoalgll,no á lo, hombres honrado« ptN'(Jde-
jenderle de la., i""asiones repentinas,!I para apartar las tormentas'lueks
incomoda", elS nombre del cielo. Yo me he conuensido de 'lue el populac/w
español, mas lIumerOf0!J mas feroz que otro alguno de Europa,joraa e~
ejérzito de los conoento«, está á S/U órdenel, vive á costa de su, ljmosnas,y
ra;JJte cuan~o pueda mudar 8 us hábüos pereZOSQs, U alterar las !torQ8 de,teS
comidas.


,. Miéntras el Empezinado estuvo preso en Roa, los frailes cometieron la
barbaridad de esponer encerrado en una jaula de hierro á los ultrages del
populacho, á.el que tan bizarramente le habia defendido en otros tiempos.
En este estado lamentable le paseaban por las calles y las plazas: los mu-
chachos le escupían á la cara, las mugeres le echaban agua hirviendo, y los
elérigos cantaban el Te Deum, Yo he recojido en Aranrla lit noticia de
esto« horrores, ,'1 algunos de los que melas riferian seje'c1aban, como si
Juera una hazaña, de haber tenido parte 'en ellos.


"Lo primero que llamó mi atención al entrar en Madrid fúé la variedad
increible de los trajes de los frailes que hormiguean en las calles; 108 unos
vestidos eateramente de blanco, otros de negro, unos calzados y otros des.
calzos."


El autor tuvo un disgusto con la policía dé Ma-drid, cuyo intendente, es-
timulado por la de Paria, le mortificó con varios interrogaterios, y con impe-
dirle continuar su viaje á. Portugal. En los dos diálogos que mediaron entre
Bianchi y el secretario, se notan los pasajes siguientes que prueban bien á.


3 ,T




47.4


}~,.c1ara~"q1l,e n9.1t igll()rancia como .se cree del puebloespañol, ;lliml,,la
)ÍÍ1a~p~a?'¡H~~a conducta de la Francia,eslaque influye en los d~órd,tllle~Ae
la penínsúla, Losinsertarémos.-Bianchi.-Laarbitrariedad de vu.~str{\
'¿onducta se pareze á la de la inquisicion.-Secretario.-En efecto: en esta
oflciDa todo es puramente iuquisitorial. Aquí ejerzemos las funciones de
inquisidores. ¿Es posible qué siendo tan hábil lo ignorarais ?-.;BÜmchi.-
Yo prometo á V. illlpr~mir cuanto rile ha pasado, y haré ver al mundo quey. me ha perseguido, vor comision de Paria, encargo á la verdad bien opuesto
á la fiereza española.·-Secretario.-( Qué quiere V. que hagamos? No
ve V. 'que hai en Madrid guarnicion francesa ?-Biauchi.-¿ Y qué quiere
V. decir con eso ?-Secretario.-Sonriéndoee : el general Cambrone paisa-
no de V. hallándose en una ocasion en Italia con 800 soldados, pidió atale
calde .de -un pueblo 5,000 raciones: este le repuso ¡ que cómo exijia una
cantidad tan grande de víveres para 800 hombres? y el generallecontestó,
señor alcalde yo jamas me entrometo en cosas políticas. Sr. Bianchi l~er­
mítame V. que me abstenga de politiquear."


. 'e Refiere Bianchi que al salir del teatro del Príncipe se le acercóun
hombre, y lleno de rubor le pidió una limosna diccndo: "caballero soiiun
oficial de artillería sin sueldo y con tres ~iños'" Un viajero inglés le contó
que en Sevilla le asaltó un español de estatura proeer que le pidió el
bolsillo, amenazándole con la muerte sino se le daba. Ahí va le repuso;
pero teneis mal oficio y lo ejerzeis en paraje mui arriesgado: el español
conociendo que era ingels le contestó: mi vida está en tus manos, estas son
las señales de mi casa, en donde os espero mañana: podeis hazcrrnc abor-
car ó dispensarme un favor: no temais de venir. Lo hizo en efecto y halló
ocho niños que se disputaban con las señales de una hambre devoradora 10l
tristes restos de unos groseros alimentos. Su padre que era el ladron, de.
volvió el bolsillo al estranjero, á quien habia afectado el espectáculo que
presenclab», y le añadió, soi un magistrado, privado de empleo,y no tengo
mas recurso para vivir que la desesperacion,


"El pueblo comienza ya á reflexionar sobre los contrastes que ofreze esto
miseria con la grande magrlificencia que desplegan algunos personages; :
los hombres ilustrados que son mas en número en Madrid de lo que se cree
les dan su verdadero valor. Abogados, médicos, comerciantes y oficiala
del ejérzito antiguo,conozen á fondo el oprobio en que la restauracion di
los frailes abismó á la península. K{) se han olvidado las mejoras .que la:
cortes habian procurado hazeren la educacion del pueblo laborioso. Ha
recuerdos agradables de las escuelas mútuas, y de los ateneos elementare




475
quChabfanfúndad'o, y que nada costaban al pueblo. Todos, los que 'nol'~~­
timeztm alpopul(Jcho de los manolos, hablan con ag~adecicio sentímiCnto 'dé"
régimen constitucional. Las dos terceras partes de los estudiantes deleyes
y medicina h~n perdido su carrera porque no se les ha purificado, y se \~s
prohibe asistir á. las universidades y á las academias, Todos lo~ oficiales
que tanto valor é inteligencia han manifestado en la guerra de Ia indepe~~
dencia están prescriptos, Cuando se habla con estos veteranos ddai. m~­
serias actuales de la patria, su cara se pone elicenc1ida;'!J yo mismo' he
notado que la conoersacion les arrancaba lágrimas igualésa lasquep~o-
du'Ze Ict narracion de una desgracia familiar. . ' ,


« Las mesas de estudio de la biblioteca real estaban, cuando Bianchipasó
á reoonoserlas, llenas de lectores de todas edádes y detodas clases: entre
ellos reconozió militares y hasta guardias de Corps, y añad~ que aunque\:íó
á uno leyendo en un libro de heraldica, los demos estabane1ttregadosaes~
~.u~.'


ce Es preciso decirlo (continúa) se acusa altamente á los franceses de'ser
los autores de los desastres de España. Nosotros, dicen los peninsulares,
hablamos salido de los calabozos, y vosotros nos volvisteis á hundir en ~l1os.
¿ Teneis derecho para llamar escandolosa nuestra revolucion? ¿ España
produjo Marats, Robespieres, y Fouquier Tlnvilles ? Nunca hubo revolucion
con ménos lágrimas y sangre, las cuales no se han derramado hasta ahora
que habéis venido á levantar los cadalsos. Vosotros volvisteis á' entregar \i
loa fanáticos el puñal sagrado que nuestros cuidados habia transformado en
un instrumento útil; y con él nos habeis asesinado mil vezes. Habeis.vio-
lado las capitulaciones que arrancasteis á la credu lidad de nuestros gene-
ra.les; habeis salido garantes de una constitucion y de una amnistía,'y
dejasteis perecer en una horca á los que tuvieron el honor de combatir
contra vosotros." Los franceses han sostituido una anarquía devoradora á
las oscilaciones inevitables en toda mudanza política, y su viajl' á Cadiz solo
ha producido el escándalo de las contratas de Ouvrard, de una bancarrota,
de los cadalsos permanentes, y de la sangrienta policía"de Fernando VII.


« El aspecto exterior del hospital general anuncia un 1)l!J.acio, mas el
olor fétido que exhala en el interior, ofreze lo que realmente, encierra. Los
enfermos acaban de inficionar la magnífica escalera que conduce á las cua-
dras, y es menester andar por ellas con mucho cuidado para noeusuciarse,
Una capa de arena tendida en el suelo cubre las insanas inmundicias, y se
muda con ménos frecuencia que las camas que en las cuadras sirven para el
descanso ele las bestias. Las camas de los enfermos se reduzco á un col-




476
(;'lj;W;;,d~"lan~ burda, sinjergo1}, en la mayor parte sin ~aban""')lj
~n,5ylll, 'Pllí)" Ul\ln~a. .Labot~ca el! magníftca, pero,el'llf)tieario~y«tMlll
un ignorante; quizás será voluntario.realista como o~r-e qDe e11 Irunti0Jle
~ta illvelltidura.y cura la tisis con .quina, El 6al011 anatómieoesprecioai-
~¡~o..y aun.mas Ia eoleceion de figuras en Cera de varios feuémencs nterilIOlt
de la preñez. Pero el artieta qué los ha eeastruidoaeabu de llllr apeado de
ia.empleo y sufre la proscripeion. El Sr. La Gasea uno de Ios.mayores botá~
':IÚool de;&ul'opasl1freigual suerte en ,Lóndres 1 y apenes se.eitssá lItlespdol
iblatrWo ó.ni8t~l1guido por las prendas eminentes de sa .talento, que noellté
desgraciado, ó desterrado desde la restauracion del poder momea}. ,,;;


".El partido constitucional diezmado por los cadalsos y los destierros, 'Se
,~ne de~.i todos 108 hombres ilustrados de la nobleza, de, 108 propie4
IaCiOJL)'CQmerciantes. Viven en un estado de continua BusPicaein1")" HllJ
.qp,tmkeell08 han obsenido empleos de les cortes, sufrennna vigilancia
mas estrecha. Los mercaderes, los médicos, los abogados y los homluwde
algo corresponden á dicho partido: los mas prudentes callan cuando se ha-
bla de política, y los demas se contentan con desaprobar lo que .v~nc()1}
gestos. Los oficiales del ejérzito antiguo, tambien constitucionales, ~n-mas
reservadoeysiendo su diserecion efecto del resentimiento que los devora•


. Veterauos de la guerra de la independencia, llenos enténces de un noble 01-
g~lo, l boi humlllados, cómo se quiere que vean que una mnltituddeJBi-
Iitares 1.arhilampiiíós insulte su miseria! 'Si una nueva tempestad IIcg¡l
tdguna vez á tronar sobre la península, el rayo mas terrible se lanzarádeJ
mediO de estas filas guerreras diezmadaa por el fanatismo, Yo be vistoA~
.aÍJ\lIl.08 'Viejos oficiales, que al hablar de sus combates en favor de la patria,


( bramaban al ver que sus triunfos Bolo servían para asegurar el bienestar de
~~S caJlufhin08. . .
'~';·-";L~.l/>~tóJicos no están aun hartos de proscripciones y' matanzas. tres
'{; ~~~i~~'lllifas~si~atos.diezmil familias desterradas, y 1,400 ah9re¡t~OSn()
;}1~~~~hlfechoannla estuJlidez de una plebe seducida, de la ella} di~poll;n
"lós fr~ile8 para nevar al colmo s~s' furores, p.ara prolongar .las agon,ías,.y
mn~tipli~r los, suplicios, y para dominar en los consejos del monarca, ha-
ziélldola gritardelallte de sus palacios, viva el reí ab,o/uto 9 vifJa la inqui-
.icion.'Este partido tiene á su mano las riquezas de los conventos y' leciega
a6cion de}a~iebe.


... "Los fra~ces~s han establezido un tercer partido en España, qoe.llama-
ré.mos de la policía: es poco numeroso, domina en Madrid, está apoyarlo por
4,()OO suizos; los espías SOn sus ministros, y los alguaciles sus agentes,


,




41'1'


'tiene por objeto comprimir á los constitnckmales y ellrrchar'T6p~tltiMl~
rsente &103 apostólicos, pero 118tá. aborresido de ambollparwl08jy Jfu:~en\il
con mas gente que con SU8 empleados." l'u.t-


Lo dicho basta para dar á. conozer el mérito de la obra queauunclanioll/Y
para robustezer lo que tantas vezes hemos dicho sobre el estado de la pa"
tria que nos odió el ser, ¿Para qué dilatarnos sobre unamaterja ql}C despedaza
amargamente nuestros corazones, y que ellasela debiera reunir á.l~tullu.
brea ilustrados para atajar 108 progresos del mal, ji la rnalhadndaIlolítica,de
los gabinetes, y la fuerza de 1.SOO,OOObayonetas europeas no lo impiüietMI?
Solo deseamos que el Sr. Bianchi acabe'de dar á luz la obra que dlce'8&·'P"()..
pone escribir de la historia de la revolucion española desde el año de 1820 al'
de 1823, porque siendo, como él lo asegura, dueño de una coloocion eomtltJ'eta
de documentos, y dotado como lo está de penetracioa y de iurpa~iaüOad.
esperamos con fundamento un resultado tan inter6sllIltepa1'&1Os:~óI~j.
como IÍtilal. loapueblos. ,-";,:e'JiJJ (j,1.rr


---- ,'~,"; (,oj[1
Obs~rvaciones dirijidas á las potencias de Europa, y en especi~l\á{,q W!!-


zion británica; de resultas de los sucesos escandalosos dela pef;llf:ffftt'.l'J.
La circular expedida de órden de S. M. el Sr. D. FerriaildoVltcó~:f~­


ella de 31 de agosto próximo; y los decretos que ·le han seguido; n~~'~pdo
grandemente la atencíon pública, nos obligan á. unir nuestros ~sfiteriosá
los de los sabios periodistas de la nazion inglesa, loscuales, Impelldosjjor
los -estímulos de la justicia, defienden la causa d~ la península, quees la
de la humanidad, _Comprometidos en tan honroso' empeño por el amor 4'la
qúé' nos dló el ser, supliremos, aunque débilmente, la accíon' de DuésÚi,s
compatriotas, loscuales á no impedírselo la violencia de sus ittr¿i¡'S~'~~­
migas, reclamarian con energía la cooperacion respetable de I~sriQzió;nkll
cultas (interesadas en preservarse dé los ataques con qué desd.éE~paiía las


'amenazan la teocracia y el absolutismo) pararomper las'ominos.a~iria¡lérlÍls
quehan echado sobre sus cuellos hidalgos; la negra suP!!rsiic'ii>ti()?l~pt-
'lítiea fatal de algunos gabinetes. ..... '.; ,~


Sénsible!l á las desgracias de nuestra' patria, zetoso$d~rert¿¡;;!l~,\it:m
honor y dignidad, como lo son cuantos con el volun~arioÚsiie1lr~-s~aíeja­
rorrde la península, país en otros tiempos ilustre del sábei';-deiá'lio,iraqez
y de la libertad,' y en el día taller vergonzoso de la eSl<tavillld',i ~e 1~'jg6o­
rancia, y del crÍmen; no hemos podido leer slnlágriina61osdócu~entos
á que nos referimos, porque nos descubren de Un' modo incól1te$t~bJei el
funesto estado de la nazlon á la cual pertenezernos.




"!1.~nfJ!~#¿de't~n\et~gos dOl;umeriios produjo las ¡igu1e~t~¡'~6~~~~
8IMie~lijáe~ujeta'mos ár buen Juizio de los que la~ léyeren, envu~lt~s ~~'e!
i~títhniento q~e causa en nuestros corazones dilacerados, el temor:cÍ,~
q'ue él giro de los desórdenes sepulte á la madre de los Sénecas y"rajJJ\"
nos;'áe'l&S Cides, Toledos, Córdobas y Corteses, Garcllasos y Murillo~,
Atar\.das~. 'Campomállesy Macanazes en las densas tinieblas de la bar-o
JiüfieCqu~'&ir~U:1~ á las ~aclonés b~rberiscas.


,. . . Circular de 31 de agoslo de 1827.
¡!h:~x~ni():Sr.__EI resultado de los partes que V. E. ha dado desde el'~e,


dé"ag6sto de 18'1~ basta el dia, los documentos que los acompañan relaÚo:'
vbs á los sucesos detataluña, el extracto de la exposicion de los capitanes.
gt-n0'tafesde Y~I~JÍcia r Aragon, que originales he leido al rei,.co¡no,igual~
rri~iité fos-'párt~sreeibidos por el señor secretario- d~I despad'ro .de '~~~
y'j(iik'¡'Cla~ co'titienen una serie de hechos que descubre~ un espiritu d~';~~
dtéión;éfcuál, habiendo nazldo en la parte ~aja del Ebro, agita en eldi#
&:lapfovlncia de Cataluña. ' . , . ' . ,>hi~


U r~os raéciúsos dirijieron sus primeras ideas al castillo de T?rtos~',li~l
p'r1mÚobjeto de sus cuidados fué el de tomarle. Para ello emplearol'L~9
éhries"de agosto y setiembre de 1825 todos los recursos de la sedicci<;w"
con el fin de pOnl;r en él el centro de su rebeldía; pero sus conatos il;l~~
roudeshechos, y se formó en consecuencia la correspondiente sunmria~}~
tilá'l' con 'arreglo álas órdenes del rei, previo dictámen del consejo de ,e~tll'
dii;se term:inó en mui corto tiempo, habiendo expedido S. lVr. para es,~,.
efett6ét'oportt,modecreto en 18 de julio de ]826.' ".,
""'.N:iel ,tlempotranscurrido desde esta época, ni las providencias acordll;~l


qas'Yúlp bastado paraque los sediciosos abrieran los ojos, pue~ en ,el a~os~~
, ys~Hembr~ de aquel año aparezieron síntomas nuevos de insUl'recci\ln"J~


",.':',' <.:':"",('."-" - ,", .. " .. - ,<
cú,alsedirijió á la toma de Tortosa, extendiéndose los proyectos de¡),.
r~€bton'hasta laplaz~ de Peñíscola. ":'1,:.


"'Eifl,lstéaño ;e manifestaron mas francamente los proyectos,d~ 'ia,;~lt:
cfáil.'" :ih g6bierno tuvo diferente~ avisos,de la tercera tentativa de, ap~~
4erÍlfs'e,1e Tortosa, con otros pormenores relativos á los mediQsdeque~~
vali~l1'íossedi¿¡o~spara conseguir el término de su empresa, cuy~ ejec~~
cioh"see'ncargóá Llobei yTrillas como jefes de ella. Se prollqI\illll a~e'1
sinar á las autoridades del rei, y á otras varias personas residentes en di-
diatiu,d'aá,Aespues ;~e lo~ual debia tomarse el castillo, convirtiendo el'
pJ~bÜ(éh'uh teatro .de desórdenes y de latrocinios. '. .'
W'1>lWdi!'es't~época la~'cl1adrillas de facciosos,aunque cortas, se multipÚ.




:,~ro~,~~gr~.sán.d~se 1as que capitaa~aban,L1o?et,r.TfHla~;h ~Ji~,~~p,tla
~~t?SJer~s}ir~j i~ ?na proclama ~, loue~I~.~~8,,eJ~ ~, f,~~~}d~~lI~s~§~r~>Hü'W,
,~~ta~:,m~l~ro~~l1lo~1 ~ra,storno del trono, y que ~!l~;~o,CI~~~~1,~~~~~W~~~
l!J,erzlan su predominio como ántes. A esta proclama ¡~i~~it:t;?1!, ,~!r~,~ ~~ii
rias~ -eu una de las cuales, al parezer Impresa euPe[p,iña~?IJPf r0f?,~o~?f,
declaraban susdesignios é intenciones, limitad~s ása9a~, a(r~i qe 1~,J\l,l,~~iF
'vtd~d en que d'eeian hallarse:' llamaban l~~g~!lt~~;4t?!I!,W;,~l~I'iflfl(~fffl
anunciando la necesidad que habia de. dEjrrqmar,s~I!g~é. ',.' ,


el s~ ~jó el gran movifnient~ins,~rrec<:iou~lpara,é( ~"~~l~;eJ~~i:~gri'.
't:ltelllentc Planas que pareze debla ser colocadoen~l <~~.lJ'jO~~~lWI?n~IP~5
r.o7 de infantería, debla dirijir el lance por la fart~ ~e.'1!Hr.~~~~~,l(¡ Yi~h,
r. ,otróspuntos, y Ballester. Dinat, Carnlcer, Ca!J¡í11!n~"~Pf~¡I,,,~I,,,t,rA\i8!H~
cor?uerIluson (conozido P?r el 1I?¡nbr,e ,d~, ~e,p,t,.~~J~~)'~~tJl;!~~~~,st.l ~\\UB.
debi~nllilJ¡.¡jiar este ,!ll0vi0ient~: LI~S rá(lid~s',i>;()v,\4~lJl;~~,~,: ~~)~1'ft~~
~ai'a coútenerlo y '. castigaF,l~~ l'e~~Ides, ,disp~rs~rp": l.a~, ,cll,~~¡~!H~
r lograron aprender algunos cabeslllás , algunos ~e l,o§ c~al~~,~t;e~p?>
,l'asadospor,las,armr,s. Si, lo~ referidos movimientos por ~1l:~!?Aié,¡fÍfq~ia
tiiiIérón' so~·pech,ar'qu~.partiande un plan reg!11l\rtIlenteeopc~!t!l~~iJ~,~J.~
VersldÍld qu~ ~. notaba en las relaciones, los pasquines y las,procl\im.~~}i~.
los sediciosos, y la falta de unidad en sus operacloues, hizieron infer\l', q~~
~uobjeto verdadero se reduzia á sacar partido del d~sórden,;ep'r,icw.~~i~9..~,
dosea'costa de el, y' que debían mirarse como un acceso de locura d.e~os
h(jlmbres faltos de talento y de dinero, acalo~ados por la pobr~zay)~ ~,'il'
~eria. Por esta raZOD, despues que algunos de los jefes, mas poderosQsJú'l~
ron castigados y destruidas ~as cuadrillas, elc~razon de S~M. co~m!t.~id~
con la ilnájen del castigo que hablan sufrido los reos, y de la 4~so,l,~~i~1l
de sus familias, tU1'O por conveniente concederles un~ amnistía. ,P/?Ff,l!
decreto de 30 de abril se otorgó un perdon á aquellos que, 11a;bifud() ~iAQ
seduzidos, abandonaran sus proyectos de sedlclon, retirándos~á~¡¡.s,c~~./!.~i
y despues de esto S. M. extendió sn gracia 6. varios oficiale~y ~ .,otr~s·~­
mo Ballester, Bosil, Dinat, Olivares, que serindier()[l i~plo;an~4? la ~l~­
mencia real.' La historia de todas las revoluciones, 1l0s;~Ufn~l/., ~W~l!~.
atrevimiento de los corazones amigos del desórd~n,y~~>la,f0xif~~i~~h:,¡
g-olosos ele las riquezas, se haze mas inquieto á medida q\ie se ~éoxi/Da,
la consolidación del órden y de la regularidad . <,


" Eriel julio próximo volvió á sacar la cabeza la insurreC!oudeC~taluña',°
y se fué reforzando por grados, fijándose en los partidQsdt!Manresll".fl~
Vich y Gerona. Algunos de los cabezillas, ántes indultados, formlll;ol1¡ ppe ~




.....~nel arlWlD1ellto de cuadrUtas, cont4,ndoseentra ellos-el. Bu:-.


....U_ Jept de los :&staignes,el eualse.present6 comoj~fe priit~t~;i,,:t'
IlIJJlq1IeSe abrigó al principio en las montañas, se presenta ya en el ílanQi
habiendo tomado el título de comandante general de las tropas realist/ls;
1 mjiendo eaesta cualidad á los pueblos contribuciones de víveres y
de dinero.


"Si la experiencia nos anseiía qne el rigor de las leyes penales debe re·
caer sobre todos los culpables, la misma descubre que la indllljencia CO;D
lis eabezas perjlldíeaal servicio de' S. M., porque: abusando de Sil tlugust~
clemencia, la emplean en dar un favorable aspecto á sus maquinaciones; 1"
así se ha "jsto que los sediciosos se han valido de la clemencia como de
unargdmento demostrativo de que con sus servicloaservian al rei nuestro
selior• .- El· silencio del gobierno se ha presentado como tolerancia de los
excesos, y aun llegaron á asegurar que el baron de Brotes era el lnclt.~'·
de lOs movimientos. Los pobres y los ociosos, cuyos vicios siempre ,Ie.s
hazeo desear UD1l. müdanza;- han sido sedasldos con dinero, y en los úfti..
mOl partes dados á S. M.se asegura que algunos destacamentos de yo•.
I.ntariol realistas se han pasado á las cuadrillas de los facciosos. ,"


" Si el número y la calidad de estos no son capazes en el dla de htI~t
t~mible este desórden, su duración es una desgracia mayor que la misma:
insu.rreeciou; '1 el aumento de estas cuadrillas, la eorrupelen de algua" .
diltritos, la fatiga y la ansiedad que 'Ocasionan á las autoridades pazÍfi~~·
y locales, reclaman el auxiliolde la fuerza armada, que van marchando,
sm que para esto hubiese habido necesidad de sacar del ejérzito de obser-
vacioll; las que se dirijen á Cataluña.


"Para. cohonestar los daños que ocasionan los facciosos, pretextan inotivo,
especiosos como móviles de su rebeldía. Se llaman realistas profanando
este IlOmbre hermoso é ilustre. Hijos de las clases mas Ínfimasdel pue-
blo, $e 'eDcuentran en la de oficiales adornados con este noble carácter que
vilipendlan, reclamando con las armas en la mano la recompensa de iOS.
pasados servicios, y quejándose de haberles despojado de los que hablan
obtenido; esto á· pe~ar de que 811 claslficacion actual fué propuesta á,~.
So M. por U1l -consejo de guerra de generales de los que se hablan distin-
guido' en las tilas realistas, yde haberse aumentado la de cada UllO co~ ;
grado qlle habian obtenido anteriormente. ,
~'Aunque es corto el número de los empleos púhlicos del reino, ,t'Odos se


bab dado Ji los l'ealistas desde la época de' la restauracion, habiéndose con-
feridocon arreglo á su aptitud á los que hablan peleado con las armas en,




481
fas manos,' que habian resistido, que se mantuvieron nele8'fi\irta t!l'iffÓ',~6
qüerueton víctimas de la revoluciono S. M. casi continuarriante"bB:'pr@:"
'ferido en sus gracias á los realistas, y á los que se han retirado·del·ejérz+to
'de Cataluña, no solo les han dejado sus grados, sino la paga entera.'" r.,


"A pesar de lo dich~, Jos facciosos envuelven 1'11' sus maquinácidires, ..
acusándolos de masones y de individuos de las sociedades secretas; ,¡íi ito'-' .
dos los empleados públicos, sin' perdonar álosrrías coodeooradoS':'-cálum-
rilan las intenciones del ministerioe vilipendian al gobierwl¡.'de;,fh. M¡"
abismándole en la confusion y el desórden, en una época en .que.;8eCe8ita:
mas desus auxilios. Los facciosos llevan la necedad al alto gradoderdeeie..
'que S.M.está oprimido por las intrigas de los que le rodeanycaando ello&"
'son los que destruyen la independencia y la dignidllddel' f'ei; in trodaaien-. ,
do el des6rden, y debilitando la energía de los defensores,delllroIilQ.'H:""


" ¿Cómo se puede asegurar que el rei nuestro señor está oprimirlo.,·cuall~-'
do se encuentra en el gozede la soberanía mas completa, cnendoseebser-:
van las leyes y prácticas antiguas, y cuando los compradores 00' bi'€~,!
naalonales por ventas hechas en tiempo 'd~ la revolucion, seeneu~TlIn),
despojados de ellas: cuando S. M. zela con la mas libre solicitud ¡¡ooo0;<el'
sosténde las leyes fundamentales: cuando se toman las mas rlgcrcsas.pré-
vi'dencias paraimped ir que en ellas se haga la menor inovacion :cuan~.;í.,
Ia"íi~augusta del soberano se ha reunido rápidamente un ejérzito de)o.~,.
servaclon, con el objeto de protejer las.fronteras y de mantener la' digJII.¡...
dad de lacoronu, las leyes de la monarquía y el honor de España?


tt La guardia real que se emplea en el servicio de la persona-del.
rei, desempeña con entusiasmo sus deberes, y llena el vacío que-haoca-.
sionado la retirada de las tropas francesas: la organizacion del
ejérzito se va completando, y este SI" mantiene leal en todas
partes, y el último reemplazo se ha ejecutado con la mayor pres-
teza, prueba inequívoca de la lealtad del pueblo. Las posesiones ultra-
marinas, fieles á la metrópol i, aumentan progresivamente su prosperidad,
protejidas por fuerzas marítimas y terrestres, en número mayor que e~
que jamas se ha visto en ellas. Todos los ministerios protejen á 10B vq..
Juntarlos reulistas, cuya organizacion pende directamente del. soberano,
Lalnstrucclon pública, de la cual la revolucion habia apartado á los eC,le.
siásticos seculares y regulares, ha recibido una direccion enteramente con-.
traria. La policía, reformada en sus funciones y gastos, se ha devuelto á
las antiguas autoridades, se han hecho reglamentosjuziosos para el manejo
dI'! las rentas de la corona, y el gobierno interior .del reino ha recibido


.3 f{




482
grandes mejOi'as. Ultimamente, las tareas que produzen un 6rdeD geD~
por la combinacion de las necesidades con los recursos, están próximas á
terminarse, y el crédito ~igor06amente sosteaido ha llegado al mas alto
punto, en medio de las calamidades comerciales que han sufrido todos los
estados de Europa•


.. Precisamente en este momento ha estallado una insensata revolución,
que tiene tan miserables apoyos, invocando el servido de la religion y del
rei, al paso que los promotores desobedezen á las autoridades constituidas
por S. M. en virtud de la plenitud de Sil soberanía, íntroduzen los desór-
denes, provocan las venganzas, alborotan el pueblo, y ponen en guerra á
los unos contra los otros, sin mas resultado que el de ocasionar males á la
nazion, Con la capa de la religion y del re; absoluto minan les funda.-
mentes de la religion y de la monarquía.


" Los revoltosos y los lnovadores de todos los siglos, ven males en todas
partes, y no ven bienes en alguna. Los respetos debidos á la religion y al
rei solo se satisfazen con una obediencia y lealtad constante, y COD vot06
sinceros de gratitud, de sumision y de paz.


"S. M. tiene el mayor sentimiento en verse obligado á castigar á los re-
beldes, al paso que deplora en su corazón el crezimiento de un desérdea;
euyo fin no se ve, y cuyas consecuencias son mui difíciles de evitar.


" Esta es la verdadera é ingenua relacion de los sucesos de Cataluña, y
de las resultas que ofrezen, y que S. M. manda publicar paraque todo el
mundo lo sepa, paraque la malevolencia y las equivocadas noticias no
logren relajar el zelo de sus fieles vasallos, y paraque los hijos inicuos ,de
Ia patria y los enemigos de España carezcan de pretextos para calum-
niarla, y no funden esperanzas que puedan nutrirse con la supuesta
ignorancia en que creen hallarse la nazion sobre sus fuerzas verdaderas.


"Resuelto el rei nuestro señor á no permitir por mas tiempo que la vio-
lencia usurpe los derechos de la autoridad legítima, y á que no se abuse de
su nombre para fomentar las revueltas, manteniendo al mismo paso la pu.
reza de los sentimientos monárquicos, los beneficios de la restauración, y
poniendo fin á las escenas tumultuarias que agitan á algunos distritos de
esas provincias, ha mandado lo siguiente.


l.
"Se .reforzarán considerablemente las guarniciones de Cataluña con tre-


pas de línea, sin disminuir el número de las que están empleadas en otros
puntos de importancia.


1I.
"Se nombrará un general que auxilie ni espitan general en mi grandes




483


~tigas, el cual bajo las inmediatas órdenes de este se encargaráespecial..
mente de la parte aotiva de las operaciones militares, y mandarálas trópalr
destinadas á. la persecucion de los rebeldes.


IIl.
fe Este general hará saber á. los rebeldes su comisión, y lasfacultades que


S. M. le ha concedido, y tendrá facultad de conceder una amnistía á los
que dejaren inmediatamente las armas, exceptuando solo á los jefes, pa-
sando sin dilacion por ellas á los que no se aprovecharen de la gracia en el
plazo de tiempo que el general les señalare.


IV.
"Perseguirá á los rebeldes sin cesar, hasta reduzirlos á la obediencia.


V.
"Se le faculta para emplear los realistas voluntarios, segun le pareziere


del caso.
VI.


" Los realistas que se resistieren áobedezer algeneral,ó por miedo, con-
miseración ú otro motivo se escusaren de batirse COII los rebeldes, serán
desarmados y privados por siempre del honor de servir en las tropas
realistas.


VII.
«Se les estimulará á contribuir á mantener la tranquilidad y la paz inte-


rior, con la oferta de recomendarlos á S. M. para la obtencion de los pre-
mios á que aspiraren.


VIII.
"Finalmente S. M. autoriza al referido general para armar á su arbitrio


á todos los habitantes leales, y á cuantos voluntariamente quieran dedicarse
á perseguir los facciosos.
, "Lo comunico todo á V. E de órden del rei para su noticia, y á. fin de


que disponga su cumplimiento.
" Diosguarde á V. E. muchos años. Madrid 31 de agosto de 1827.-


El marques de Zambrano.-Señor marques de Campo Sagrado, capitan ge..
neral de Cataluña" (*).


Observaciones.
~. l.


La simple inspeccion de este' irrecusable resúmeu de los desórdenes de
la nazlon española, al paso que nos sumerje en un hondo abismo de refle..


(-) Se tradujo del periódico inglés el Atlas, porque no pudimos adquirir la ga«
zeta de Madrid que inserta este documento.




'SioD'es melancólicas, nos recuerda las protestas solemnes con qae los ver.
-daderoa autores de susdesgracias, procuraron seduzir el candor de 8U!
habitantes, derramando entre ellos, á man salva, el veneno devorador de
la anarquía. La historia, en el libro donde con caractéres indelebles es.
cribe los sucesos de la edad presente, conserva una serie de ofertas hechas
á los peninsulares, que léjos de haberse cumplido, sirvieron de moneda fa.
tídica para comprar la humillante dcgradacion en que se encuentran en.
vueltos; y ofertas que la sensibilidad estremada, al compararlas con los
resultados que han producido, se ve en la necesidad de recordar par~
mover en favor de los engañados el iuteres compasivo de los hombres viro
tuosos y amantes de la justicia.


En la nota que el gabinete de las 'I'ullcrías pasó ~l de Madrid, de resul-
tas de los acuerdos atentatorios del congreso de Verona, se aseguró de 111]
modo positivo, "que se hallabafirmemente resuelto á rechazar por todos
los medios, los principios !J [os movimientos revolucionarios." "Cien' mil
franceses.dijo Luis X VIII, al abrir el parlamento de 1823, van á España
COn el fin de conservar el trono á un nieto de Enrique IV, !J de preservar
de su ruina tÍ este bello pais, Si la guerra (añadió) fuese inevitable, no
se emprenderá sino para conquistar la paz: las hostilidades cesarán desde
el momento en que Fernando sea libre para dar tÍ sus pueblos las leyes, que
solo pueden recibir de él (*)." El Sr. duque de Angulema en el decreto
dado en Andújar, protestó que se hallaba "indispensablemente obligado
á emplear su ejérzito en conseguir la tranquilidad de Espuña (t)." El
príncipe de Hohenloe, en una proclama dirijida á los hubituntes de las
provincias de Santander, Burgos, Soria, Alava y Vizcaya, declaró «que
la comision importante de los franceses en España, era la de destruir los
ejérzitos de la revolucion, y evitar que el país quedara entregado á los
horrores de la anflrquía,;yconservara las semillas de nuevas revoluciones.
Al anonadar, continuó, el yugo de las cortes, el señor duque de Angule-
ma se ha impuesto el deber noble!J generoso de devolveros la pazy la tran-
quilidad (.t)." El señor duque de Angulema en carta autógrafa al Sr. D.
Fernando VIr, le descubrió " que las ideas del rei su tio y señor eran las
de que puesto S. M. en libertad, diera á sus pueblos, por medio de las anti-
guas cortes, seguridades de brden.1)buen goMerno: que los auxilios de Eran-
cia!J de la Europa entcra, consolidarían este acto, de que S. A. no titubeaba


("') Ocios, tomo 4, folio 238.
(t) Id. año d" 1827, folio 294.
(+) Id, tomo 6, foJio 20




485


e'ltsati,. garante C*)." y el gabinete de San Petersburgo as<>gútó en su
nota, "que los soberanos reunidos en Verona hablan dirijido una mirada
inquieta y cuidadosa hácia la Españ« agitada por conmociones interiores,
que no podian ménos de ex~itar la solicitud, el interes y los reseioe tle las
demas potencias, cuyos soberanos con ello no llevaban mas intencion qUf!
consolidar mas 9 mas la paz que goza Europa, y prevenir todo lo que pu-
diera comprometer este estado de tranquilidad general (j ),'


A vista de tan alhagüeñas protestas hechas por personajes, á quienes
la augusta elevación de su clase les impone el deber de ser eminentemente
exactos en el cumplimiento de sus palabras: á vista de la situacion la-
mentable de la Península, cuando ya no existen en ella los ejórzitos, mal
llamados revolucionarios, ni el iujustamente apellidado yugo de las cortes;
y á vista de los escándalos que campean actualmente en una provincia,
en la cual se encuentra reconcentrada una respetable fuerza francesa ¿ no
tendremos derecho para preguntar á los altos potentados que se han arro-
gado voluntariamente el cargo de tutores de la nacían espuñola , ¿ acaso
los movimientos de Cataluña, que Fernando llama rebeldes, no parten
de principios rcoolucionarios ? ¿No influyen en la ruina del bello país
español? No entorpezen la libertad que necesita Fernando para el
buen gobierno de los pueblo» .2 No le llenan de agitaciones talcs como
que él mismo nos asegura que no ve eljin de los desórdenes, siéndole ya
difici! evitar sus consecuencias Y ¡ No alteran la paz de la Península?
¿ Y las inquietudes causadas por los desmanes de una facción, compuesta
de hombres bajos, groseros, ingratos, y atrevidos, nacida, destruida,
renacida, desecha y vuelta á renazer en el espacio de dos años, no
trastornan el plan de la tranquilidad general, que en el año de 1814,
formaron los gabinetes europeos, habiéndose confederado estrechamente.
para sostenerle? ¡ Pues cómo está la Francia tan fríamente pasiva?
¡ Por qué no se decide á refrenar los mouimientos Y ¡ Por qué no asegura
á Fernando en el trono, vacilante por los desacatos de la inobediencia y
de la anarquía, y por efecto de las providencias opuestas á las máximas
de la razon y de la política general del mundo civilizado, que arrancan
de sus manos los rebeldes, implacables enemigos de su augusta dignidad,
y los brutales conflagradores del fuego exterminador de las venganzas y
atrczidadcs que hace años aniquilan la Península?


(") Ocios lomo 2, folio 53.
(t) Id. lomo 3, folio 270




486
t El ejérzito frances, por qué no conquista la pm, ~ni<;o fin que se


propuse) con la invasion? ¿ Por qué no emplea su influjo cerca de los
feotas, á quienes, con mengua del honor militar, dió el título de compañe4
ros de armas, para evitar que la Cataluña se destroze á manos de los
desbrdenes 1 ¿Por qué no sofoca las semillas de las nuevas revoluciones
que aparezeo en Cataluña? ¿Y los soberanos que forman la liga santa,
en vez de dirijir una mirada inquieta y cuidadosa sobre las actuales
conmociones de la Península, y cumplir sus promesas, observan sin cui-
dado desde segura talanquera los progresos de los rebeldes? Y los hijos
de S. Luis, léjos de defender los derechos de la lejitimidad, vulnerados
con la inobediencia, y de poner un freno á la discordia, permanezen tran-
quilos en medio del incendio: se pasean tranquilos por medio de las filas
de los rebeldes, y Con su tolerancia acaloran su osadía. Los gabinetes
de las altas potencias europea~, que tan ardientemente inquietas se mos-
traron ea el año de 1823 para derribar la constitucion española, que ha-
bian elogiado en el de 1812, observan sin alarmarse las tumultuosas
sediciones sostenidas por los que se titulan defensores del altar y del
trono, para cometer impunemente los crímenes del absolutismo popular
mas desenfrenado; y la Francia sin cuidarse del conflicto en que la re4
beldía pone al nieto de Enrique IV, mira sin susto los desórdenes que ha-
zen del trono español un juguete vergonzoso de la inmoralidad de la
plebe disoluta, si es que no se goza con la desgracia de la nazion que
supo humillar un dia el orgullo de sus f'jérzitos iuveuzibles : ó si es que
tratando de dilatar su territorio hasta el Ebro, se promete lograrlo sin
sangre, destruyendo y fatigando con los desmanes á los habitantes de las
provincias que yazen desde el Flubiá y el Bidasoa, basta Tortosa y Fon-
tibre, dejando al mismo tiempo vulnerar el decoro de Fernando, por las
sugestiones de sus consejeros, los cuales después de haber vendido el
honor del nombre español, conduzen á la sima de la perdicioll al monarca
á quien bajamente adulan, y atrozmente engañan por medio de las humi-
Ilaciones del vilipendio.
~ 11.


Hollado. y escarnezidos se encuentran la dignidad !I el decoro de Fer-
nando en la desgraciada circular á que nos referimos'; pieza maestra de
eontradicelones, depósito lamentable de horrores y contra-principios,
confesion paladina de las aberraciones mas lastimosas de las máximas in4
eoncusas de la moral, y monumento tan miserable de la ignorancia ó de
la perversidad de los que le apoyaron con su dictámen, como lofué la carta




487


con "la cual en el año de 1808 otros confidentes le hizieron pedir perdón á
sus padres del crimen que entónces se le imputaba. Si no nos preciaramoa'
de ser dulzes por carácter, y comedidos por educacion y convenzimieato,
diríamos que los editores de dicha circular eran enemigos implacables
del monarca á quien sirven, de quien reciben sueldos y honores, y
cuya confianza disfrutan. Tal es el jaez de su conteriido: y tal la índo-
le de los recuerdos que en ella se hazen como méritos para adquirir el
aprecio de los rebeldes, que no pareze posible que pudiera haberla exten-
dido otra mano que la de un hombre resuelto á desacreditar al rei, envile-
ziendo su augusta dignidad y su persona á los ojos de los inobedientes y
de los leales, de los hombres pazíficos y de los turbulentos, de los sabios
y de los ignorantes, corrompiendo de paso la opinion, y socabando los
cimientos del respeto sobre el cual descansan el esplendor de los tronos,
y la inviolabilidad sagrada de los monarcas.


Deprimidos se encuentran el decoro y la dignidad de Fernando con las
chocantes contradicciones en que dicha circular le pone con los prin-
cipois políticos que adoptó, como regla de su conducta soberana. El
rei tiene declarado, del modo mas decisivo y mas solemne, que su
gobierno es absoluto; el rei ha asegurado su dicho con providen-
cias ruidosas, marcadas con el sello de la arbitrariedad (-) que un
majistrado osó con baja adulacion llamar paternal (t). y en todos
los documentos públicos que han salido del gobierno español, desde el año
de 1814 al de 1820, y desde el de 1823 hasta el dia, se ha sostenido que
los pueblos vivian contentos como en su natural elemento, bajo los influ-
jos del gobierno arbitrario, prestando la mas pronta, leal y segura obe-
diencia al rei absoluto. {Pues si los súbditos tan bien hallados se en-
cuentran con el absolutismo, á qué la inesplicable debilidad de humillarse
Fernando á dar cuenta de su conducta al pueblo, como lo haze en la citada
circular? ¿A qué la menuda y lastimosa descripcion de sus providencias?
J-,08 fataler consejeros han puesto al rey en el caso lastimoso de sujetarse
á dar razon de su persona al pueblo; )" como no es posible hacerlo sin-
que el que lo ejecute se considere responsable á aquel á quien habla, de
aquí resulta qne la conducta de Fernando está en contradiccion con el
absolutis1ll9 que él ha proclamado, porque la índole de esta clase de
gobiernos da á sus jefes la facultad de mandar sin alegar razones, é im-
pone á los sometidos el deber terrible de cumplir lo que se manda, sin ré.


(-) Ocios fol. 204 tomo IV, fol. 381 tomo 11.
(t) Id. fol. 255 y SOl,




488
plica, y sin cxijir los motivos del precepto; como paso previo @,su
obediencia.


Fernando, hablando á la nazion del modo con que lo haze en la circular,
y hablándola de sus operaciones como quien SQ recomienda, como quien
busca en la opinion, convenzida de la justicia de sus deliberaciones, el
apoyO' de sus preceptos, deja de ser absoluto, y reconoze por superior al
pueblo. Por manera que el cjerzicio del absolutismo que Fernando miró
como la piedra m~s preciosa de su corona, le condujo apesar suyo al punto
dél cual se habia alejado, cuando al sacudir las dulces ligaduras constitu-
cionales que embargaban sus manos para hazer el mal, dejandóselas suelo
tas para el bien, se arrojó en el fango de la arbitrariedad. El ejerzicio
del absolutismo, repetimos, entre horrores y desmanes condnze ii Fernan-
do, no á hazer una noble descripción dcl estado de los negocios públicos
ánte lejítimos apoderados de la nazion, sometidos al yugo de las leyes,
que haziendo respetable su autoridad, vigorizaban la del monarca, sino
para ofrezer, entre el ruido, la algazara y los silbidos de la plebe insolente,
una vergonzosa y abatida relacion de sus procedimientos. Si los. fatales
consejeros de Fernando examinan con calmosa imparcialidad este contras-
te, tendrán que convenir en que la situacion de S. M. en el año de 1823
era tanto mas favorable á la inviolabilidad de su persona, y al decoro
de su digIlidatl, cuanto la deprime la que hoi occupa. Entonces la res-
ponsabilidad era íntegramente del ministerio, quedando el monarca cir-
cundado con un esplendor semidivino, que le hazia sagrado, inoiolab]«
é ,irrcconvcniblc, al paso que en el dia, interpuestos los ministros entre
el rei y el pueblo, y cubiertos con su augusta autoridad, atribuyen exclusi-
vamente al monarca las providencias que salen de sus misteriosos bufetes:
'sellan los labios de los agraviados con el nombre del rei, y llegan al lastimo-
sopunto de hazerle aparezer solo ánte el pueblo, á dar cuenta de los actos
de su gobierno, cuando las circunstancias ó los desaciertos ocasionados por
la funesta influencia de sus dictámenes promueven una reaccion, y provocan
la inobediencia amenazando su fortuna. Si los aciagos confidentes del mo-
narca españolreconozen á donde los ha llevado su ceguedad, su ignorancia ó
su malicia, tendrán que convenir en q ue su empeño en luchar contra la
opinion del mundo civilizado, y COntra los hábitos y las ideas de su edad,
es tan temerario, como seria el esforzarse por restablczer en el siglo
XIX las costumbres de los tiempos de la feudalidad, Entónces los pueblos
desconoziau sus derechos, sufrian silenciosos las violaciones mas chocan-
tes, toleraban sumisos ó estúpidamente resignados los golpes duros del




489
látigo de IIn tirano, comiendo el escaso pan que entre lágrimas y val-
dones les dejaba disfrutar un señor insolente y un sacerdote hipócrita é ir-
religioso; pero esta época ha pasado, y no volvera, porque le oponen
una firme resistencia las luzes del siglo.


Deprimida se encuentra auemas la dignidad del monarca español con
la opinion que se le haze emitir sobre la índole de la rebeldía actual de
Cataluña. Porque no bastándole confesar su debilidad, atribuyéndole
los progresos de la faccion , asegur~ que no es temible el desbrden del
(lía, añadiendo que es muí deplorable su crecimiento, que no le ve el fin, no
siéntlole dado ya, evitar sus consecuencias: cuando el crecimiento mismo
ha obligado á. Fernando á. dejar su palacio, 1 á presentarse en Cataluña,
teatro de la rebeldía, á apagar un volean que podrá. envolver en su explo-
sion á la península, porque la aciaga circular que examinamos, la cegue-
dad que impide al rei tomar el camino' del acierto, y las arterías de los
malvados, le sirven de combustibles.


Deshonrosa es y degradante al carácter supremo de un monarca, la re.
lacion que se haze en nombre de Fernando de las gracias que ha dispen-
sado á los que hoi le desobedezen, y con las armas en la mano insultan su
autoridad! Vergonzosa es la menuda descripcion que el monarca haze
de los favores que ha derramado sobre unos hombres groseros, inmorales
y atrevidos, que ingratos á las mercedes de él recibidas. desconocen lama-
no que los alhaga : ambiciosos que extraídos del abatimiento á que los con-
denaban su estupidez y hedionda educacion, despues que han arruinado con
sus atrozidades las fortunas de las familias mas respetables, tratan no de
engrandezerse, sino de consumir en el fuego de sus viles pasiones 10$ jér-
menes preciosos de la riqueza pública á expensas de la justicia y delhonor
de la nazion, á la cual atemorizan con los aullidos de su feroz barbarie,


.desmoralizan con su conducta, y empobrezeo con sus delitos. Estos
hombres desenfrenados, protejidos por la maléfica supersticion hazen de
la península una escuela práctica de los desaciertos mas chocantes y de
las máximas mas desacreditadas de la política! .... ( Para venir á tan las-
timoso estado derramaron los españoles profusamente su sangre por espa-
cio de seis años, con admiracion del mundo? ¿ Para venir á tan fatal tér-
mino resistieron los peninsulares al capitan del siglo} ¿ Para caer en esta
sima de desgracias han mantenido todos una acendrada lealtad á Fernan-
do? ¿En esto han parado las lisongeras esperanzas que habían concebido
de su gobierno, cuando en el marzo de 1808 le vieron subir al trono triun-


3 L




490
-fante de su enemigo, mirado con poca aficion por sus padres, apoyado
sobre el cariño del pueblo, aclamado por todas las clases, llorado por todas
cuando su cautiverio en Francia, y rescatado por todas á costa de sacri-
ficios inmensos de valor, de sangre y de fortunas?


¿ Hublérase creido en aquella época, tan terrible como gloriosa, en la
cual se mezclaron las lágrimas de la orfandad con las quejas de la miseria,
los padezimientoscon las espemnzas de un por venir feliz, los cánticos de
las victorias con los suspiros de la indijencla, las seducciones mas alba.
güeñas para el crimen cívico, con los rasgos mas sublimes de heroismo, de
lealtad, de virtud y del desprendimiento mas generoso, que Fernando
por quien se hazian tantos sacrificios, amado hasta el delirio por todas las
clases, y reconquistado por todas de manos del que aterraba al mundo con
solo el movimiento Invisible de su voluntad, al volver al seno de una na.
zion tan digna de su cariño y gratitud, como que cuanto hizo en su favor
fué obra de su pura espontaneidad, porque no la obligaban á. ello los lazos
legales: babia de apartar la vista de esa patria, tan tierna para con su per-
sona, entregándose sin reserva á. los aduladores cortesanos que nada hi-
zieran en su bien, si es que no habían empleado su influencia contra sus
intereses? ¿Que babia de llamar crímenes á los servicios, castigar y escar-
nezer á 105 que N apoleon coronó con el epiteto de verdaderos etpañoles,
;y de hombres llenos de la mas alta gloria.'i (lI!). ¿ Que había de em-
plear la saña mas ilimitada en perseguir á los que eficazmente habían con-
tribuido á restablezerle, no ya en un trono que como PI de sus padres
amenazaba ruina por todas partes, sino en un trono que descansaba sobre
bases seguras, enoblezido con él esplendor de las hazañas; en un tronoen
fin, que.si hasta el año de 1808 se miraba con poco aprecio en el mundo,
en el de 1814 se reputaba por uno de los mas respetables del continente
europeo ?'¿Se habria creído entónces que Fernando, en vez de dedicarse
á curar las llagas que los pasados infortunios habían causado á. la na-
zion, se pusiera al frente de un vit partido, cuya divisa son el egois.-
mo, la inmoralidad, la grosera hipocresía y el frio desden sobre el honor
y la prosperidad de la patria; y hecho jefe de tan asquerosa combinacion
de hombres se entregara á su influjo, para seguir ciegamente sus
impulsos hasta el punto inconcebible de autorizar con su nombre augusto
una circular en la cual se asegura:


(*) Ocios lomo 5, folio 299,





491


L
« Que ha premiado sobre sus mérito« á hombres sacados de las hezes


del pueblo .~"




492


mf~nda~entos de la religion 9 la monarquía! ¿Y con qué fin se hase paser
á Fernando por esta humillaclon verdaderamente dell!0gógiuo? Con el
de templar los furores de sus vasallos inobedientes, baziéndoles ver que
el rei se encuentra en libertad. Los revoltosos, prevalidos de las armas
que los enemigos de los const itucionales usaron para atacarlos, propalan
que' Fernando se kallacautivo en manos de sus consejeros; y lo ejecutan
COn tal arte, que el rei se ha visto en la necesidad de dirijir un decreto al
consejo de Castilla, encargándole que desengañara á la nazion, haziéndola
ver que se hallaba en la mas completa libertqd. ¿Y este paso que acaba de
despojar á Fernando del último resto de prestigio que pudiera quedarle,
prodlizirá el efecto que se apeteze ] Creemos que no,porque S. M. se ha
colocado dentro de un círculo vicioso, que convierte en su daño lo que en
otras circunstancias le sería útil, Los facciosos aseguran que el rei está
cautivo, para atraer á sus banderas á los hombres honrados, que miran
como un deber el contribuir á la libertad del monarca. Los que en el
año de 18'13 se amotinaron para restablezer el poder absoluto, se valieron
de la misma estratagema estendiendo que el rei se hallaba preso
por los constitucionales; yesta voz de alarma difundida con estudio, y
apoyada por altos personajes, nazionales y estranj ero~, sirvió de pa-
lanca para conmover la nazlon, para romper los lazos de la obediencia,
é introduzir la anarquía; así como la voz del cautiverio verdarleroque
Fernando sufría en Francia, sirvió' de apoyo para alzar noblemente los
pueblos COIÚFll los proyectos de N apoleon.


El carácter peninsular conserva muchos rasgos del espíritu romántico de
los antiguos, y la idea sola de la opresion de una víctima inocente, basta
para comprometer con calor á los españoles en su defensa. 'Contando con
esta base los que atacaron la constitucion en 1822 y 1823, protejidos
por las altas potencias, cousiguieron resultados que no hubieran obteni.do
con otros ardides. En el dia los sediciosos gritan que el rei está preso, y
el rei dice lo contrario. ¿Se convenzerán los que han dado oidos á los
primeros? ¿ Desistirán de su empeño Jos que corren á prestarles el au-
xilio de sus brazos? ¿ El dicho augusto conciliará el convenzim iento y la
tranquilidad? Debiera pJ'Oduzir estos efectos saludables, si el rei por su
desgracia 110 nos hubiera enseñado á dar á sus expresiones un sentido con-
trario al que representan. ¿ Por ventura Fernando VII que en el año de
1820 aseguró del modo mas solemne) que hobia abrazutlo libremente la
constitucion, excitando cí todos á seguirle: {lue en el de 1822 protestó del
modo tambien mas solemne que se lisonjeaba ele ser9 hubel'hielo un cerda-





493


dero comlitucKmal sin dolo ni perfldio: (-), y qlle en ~3 de abril de,J,8~3.
calificó depretexto vano é indecoroso la voz con que los enemigos •(le
la constitucion llamaban violencia á la aceptucio« que S. M. hlz iera
de esta, y á su adhesion cautioerio, llamándola voz de sedicio» de que se
valia un partido insaciable II temerario (t), el día primero de octubre de
este mismo año en un decreto firmado de su mano no dijo q~e.en toda [a
época á que se refieren las citadas mani(estll.ciolleS }¡api(Jc.al'e~ido de
libertad (r) 11 t Y un recuerdo de protestas tan recientes, y al parezer
tan sinceras, no produzírá resultados opuestos á los que debieran espe-
rarse del influjo de una palabra real?


No satisfechos los autores de la circular con haber acinado en ella
tantas ~ tan lamentables memorias como. las de que hemos hecho alarde;
con loca temeridad ponen en boca del monarca citas que debieran conde-
nar al olvido, á no proponerse sujetarle al trance de un juizio. t Por qué
estas, presentadas des pues de haberle hecho dar cuenta de sus acciones
al pueblo, reconoziendo en él cierta facultad de exámen, preparan la apli-
eaeion de las penas á los hechos alegados, y pareze qu~ no llevan otro ob-
jeto que el de consumar un horrible atentado, apartando de la augusta
persona hasta el interés compasivo de los mas imparciales?


ePorque quién sino un sólapado enemigo de Fernando pudiera
hazerle decir que el crédito público español habia llegado al mayor es-
plendor en medio de las calamidades comerciales que habian sufrido todo.
los estados de EuropcL'i? t El monarca debe prometerse otro resultado
de su confesion que el desprecio y la ojeriza de los que tul vez pudieran
auxiliarle aun, para salir del aprieto en que la fatalidad le ha puesto, y que
silenciosos sufren las privaciones áque los condena la conducta misma que
se ofreze como un modelo? Los dueños de las acciones de los présta-
mos negociados desde el año de 1820 al de 1823, que son muchos, al re-
conozer la enorme baja que en ellas ocasiona la falta de recooozimiento
sostenida en nombre del rel, que ha invertido en usos propios una parte
no pequeña de las sumas que representan: y los poseedores de vales reales
cuyo valor está reduzldo á cero por los ataques que recibió el crédito do-
méstico, dejarán de oir sin unaescandesceote irritacionloque les anuncia
el monarca? ¿ Podrán conservar hácia él algun resto de respeto ? t No


(~) Ocios tomo 1, folio 77.
(t) Id. tomo 6, folio 295.
(~) 101. tomo 1, folio 77.




,194
l. confundirán con los fallidos, que no satisfechos con destruir 1
capitales agenos, insultan á sus acreedores prevalidos de la sltuacíon que
les pone á cubierto de 8US demandas judiciales! ¿ Y en este estado no
le dejarán correr á su desgracia, si es que no procuran precipitarle en
despique de la fria insensibilidad que envuelve la manifestaeion de unas
providencias que ocasionan su ruina?


¿ Y los osados perpetradores de la circular, con qué objeto se han atre-
vido á hazer .que Fernando recordara las leyes fundamentales, cuando
lQS hechos por él enunciados, presentan una serie de sus mas clásicas in-'
fracciones? El rei, se dice, que vigila con libre wlicítud sobre el
sosten de las leyes fundamentales .. • ¡Desgraciada alusion que convierte


'en su daño lo que se busca como apo)'o de su autoridad! Se esmera
S. M. en mantener vivas las .leyes fundamentales de lu na:llion española!
¿ Y cuales son estas? ¿ Son ni pueden ser otras que las que encierran los
santos fueros de Aragon, de Castilla, de Vizcaya y de Navarra, conser-
vadores de la moderada libertad peninsular? ¿ Son ni pueden ser otras
que aquellas, cuyo cumplimiento han jurado todos los monarcas, sin excluir
al Sr. D. Fernando, porque lo hizo de un modo esplíeito en Valencia el dia
4 de mayo de 1814? ¿ Y estas leyes fundamentales canonizan la conducta
que la circular atribuye á Fernando? ¿ Estas leyes le conceden facultad
para vulnerar la propiedad y la libertad individual de sus súbditos] _para
desconozer el pago de las deudas? para imponer penas arbitrarias? para de-
rogar por sí solo las leyes? para protejer á unos súbditos con perjuicio y de-
presión dejos dernas? para conceder empleos vanderamente, y para condenar
á los hombres sin oirlos ? Ignoran los aciagos autores de la circular, que las
leyes fundamentales dicen terminantemente, que el rei lo es, si se conduze
legalmente, 21 sino no.'l pudiendo los súbditos elejir rei, siempre que el
que tubiesen los oprim añ _Ignoran que las leyes respetables, en cuya
letra buscan en vano el apoyo de su conducta, dicen que el monarca se
convierte en torticero, cuando se excede de las facultades que las
leyes fundamentales le atribuyen? j Cotejen los desacertados con.
fidentes del monarca español, las disposiciones de las leyes que él
cita y asegura sostener, con la triste rclacion de las providencias, que le
hazen reeonozer como suyas, y que se hallan en directa contradiccion con
ellas, y al verle sujeto á la crítica y fallo del pueblo, á cuya autoridad,
hoi dislocada y en tumulto se ha sometido, que tiemblen y se estremezcan!
si es que son capaz es de horrorizarse al considerar el abismo espantoso
á cuyo borde han couduzido á Fernando, por entre la descompuesta alga-




49~




496
tememos ¿ cómo responderán á la opinion pública, después qne con sus
respetos han dado -brios á la sedicion, han acalorado las pasiones homlcjl.
das, y han abierto la ominosa campaña de las luzes contra la groaera ig-
norancia, de la lealtad contra la rebeldía, y de la quietud y el órden
contra la Inobediencia y 103 crímenes?


El estado actual de la Península da motivos mas poderosos para in.
quietar á los gobiernos de Europa, que los que les daba el que tenia en
1823. _ Los sucesos de España son. de una importancia mayor para lo,
gabinetes de Europa, que los que en el año de 1823 sirvieron de pretesto
para su intervención, El rei careze boi de la libertad necesaria para lle-
nar sus altos destinos, porque tiene que mimar á los que le desobedezen,
comprando-la sumision P. espensas de la justicia ¡ y porque se ve obli-
gado á buscar gamntias que aseguren la sinceridad de BUS palabras. El
rei no puede poner fin á las calamidades, ni re9iablezer la paz en su
reino, porque haze dos años que Cataluña ocupa sus cuidados y su
autoridad, sin poder asegurar su reposo. Al rei no le es dado establezer
un réjimen capaz de combinar felizmente los derechos del trono, con los
intereses verdaderos de todos, y con los votos lejítimos de todas las cia.
ses (*) : porque se ve en la precision de. asegurar su invariable decision á
mantener el absolutismo, obligado á bazerlo por las sugestiones de sus con-
fidentes, los cuales oponen UD muro impenetrable al giro dé las luzes, y al
ejerzicio de las máximas de la sana raZOD. ¿ Y de continuar por mas tiempo
este desórden qué pueden prometerse las altas potencias? Que la nazion
se abisme en la barbarie, y llena de miseria, embrutezida, solo diestra
en la perpetracion de las atrozidades, y sepultada en las tinieblas de la
supersticion, niegue á las demas el auxilio de su fuerza y de sus rique-
zas, provocando con el mal ejemplo á las vecinas; y que su monarca
víctima de la fatalidad que le acompaña, despues de haberse envilezido
á los pies de los insolentes, que le desafían, ó perezca á manos de la inobe-
dieneia y del ludibrio de la canalla, ó ceda el solio á otro, que no pudien-
do saciar tampoco todas las demandas de los súbditos insolentes, des-
cienda de él con ignominia, si es que no queda sepultado bajo sus ruinas.


Los pretestos, que los altos monarcas alegaron para interpo-
ner su poder en el arreglo de los negocios domésticos de España,
reduzidas á segun se ve en las notas de Veroua, á que la necesidad de


(*) Todas las expresiones que van de letra cursiva, son los que los santos
aliados vertieron en 1811 fatales Notas de Verona.




491
mantener la paz general, alterada con los acaezirllientos de la península:
á que los males que parlezia eran de una naturaleza propia para inquie-
tar/os, y para precisarlas á tomar precauciones repugnantes: á que solo.
los enemigos de España podrian mirar á sangre fria las cOll'!Julsionef
iJUe la destrozaban: !J á que fieles observadores del sistema pazifteo,


por cuya conseroucion habian hecho pactos inviolables: 1lJ cesar¡an
de mirar el desbrtlen '!! los trastornas de que pudiera ser víctima
cualquiera parte de Europa, como objeto del mas esencial interee para
todos los gobiernos, establozicndo entre la Europa,!! la Península reki-
cione, de confianza y de franqueza: deben impelerlos actualmente á me.
dial' con su alta cooperacion para conservar el reposo general, para
evitar que España, comoparte integrante de la Europa, sea presa de los
trastornos: y paraque se restablezcan las relaciones de confianza que no
puedentener lugar mientras haya cn aquella un gobierno fuerte y oculto,
que amenaze al gobierno público y reconozido por Iejítirno, De no pres-
tarse las altas potencias al logro de estos objetos, darán lugar á que se
les atribuyan de lleno los males que sufre España, y á llamarlas enemigas
auyas: pues que ellas mismas dieron este apellido á cuantos 11liráran con
indiferencia las convulsiones que en el año de 1823 supusieron que la
aniquilaban.


Aunque los altos monarcas debieran emplear su respetable mediacion
para tranquilizar la Península, se observa con dolor que tan oficiosos como
se manifestaron haze cuatro años, para derribar una constitucion que habian
reputado Iejítima, cuando se sancionó, sin encontrar en ella los vicios que
hoi le ,atriouyen, tan apáticos se muestran al ver las revueltas de Cataluña,
sin valerse de los poderosos rCClJrSOS que están á su alcanze para poner
un término á la guerra civil que abrasa á una nazion, de cuyo bien estar
se dijeron soücitoe. Ni los exime de la censura el relijioso respeto que
profesen á los jueras que el derecho de gentes reconoze en las naziones para
excluir la imuixtion de las unas sobre las otras en el arreglo de sus negocios
y disputas familiares, porque si con tan nimia escrupulosidad acatan el
canon sagrado de la independencia de las uaziones, ¿por qué no le respeta-
ron en el año de 18:23 ? La nazion española en esta época era la misma que
la que en 181Z habia sancionado la coustituciou, sin que las demas se hu-
bieran mezclado á decidir sobre el acierto ó desacierto de las máximas
quc formaban su base. Si tal es el respeto al canon primitivo y sagrado
de la independencia de las naziones, ¿cómo le olvidaron cooperando en
1823 para destruir el sistema constitucional} que era un producto del ejer-


:1 M




499
zicio de la independencia de la uazion cspañola? ¿Y podrán negar que
á su cooperacion debieron los facciosos su fortuna, y debió el mando el
haber visto levantarse un imperio absoluto, en medio de la ilustrada Euro-
pa, con mengua de las lnzcs del siglo? ¿ Debieron los ejérzitos españoles el
ser tristes espectadores de las defecciones de unos generales que debian su
elevación al pueblo, cuando usando en otro tiempo de su autoridad indepen-
diente, los colmó de honores, y á quien tan crudamcnte sacrificaron con su
mezquina apoatasia ? y que finalmente á su cooperación debieron las tropas
francesas el haber consumado una empresa que se miraba como temeraria,
desde que no les' fué dado realizarla A LOS VERDADEROS VALIEloiTES, que
guiados por el genio de la guerra y de las victorias, habian humillado á la
Austria, sujetado la Prusia, alarmado á la Gran Bretaña, Ilcnado de pa-


.vor á Rusia, y ocupado el mundo con la fama tan bien merezida como
asombrosa de sus proezas ?


y á vista de la anarquía que prevaleze en la península, fruto de la aciaga
tutela de los altos potentados, se mostrarán melindrosos para contenerla
despues que tan acaloradamente intrépidos fueron pam arrojarse en la are-
na de la intervencion, cuando aquella ofrezia solo unasdisputas familiares,
cuyo éxito no era dudoso de parte de los á quienes hoi se persigue?
¿ Y será posible que los altos monarcas, detenidos por el respeto á unos
principios políticos, que han vulnerado siempre que la fuerza les provocó
á hazerlo, dejen correr sueltamentc los infortunios debidos á Sil
Interveucion, y aumentados con el apoyo de sus respetos? i Qué es de la
buena fe y del honor de los tronos? ¿Qué de la moral que debe condu-
cir la mano de los gabinetes? ¿ Estamos destinados á ver reproducirse en
el siglo XIX, las escenas de depresion de las naziones, causada por los
atentados de las mas poderosas sobre las mas flacas? Si falsos informes,
si pánicos temores infundidos por la rápida circulaciou de las luzes de nucs-
traedad, comprometieron á los altos potentados en la intercencion, vulne-
rando el cánon de la independencia de las naziones, los funestos resultados
que ha produzido, la imperiosa necesidad de salvar el honor y la dignidad
del trono español, hoi vilipendiado, que fué el pretexto especioso con que
procuraron salvar las apariencias, y sobre todo la hidalga franqueza de que
deben hazer alarde los reyes, dando con ella un realze á su poder: á los
ojos de la razon desinteresada les obligan {L procurar la mejora de la pe-
nínsula, encadenando dentro de los límites del deber social á los que inso-
lentes no reconozen mas lei que sus pasiones.




499
e' La independencia de las naziones, dice un sabio escritor frances (*),


dehe mirarse con el mayor respeto, pero sin llegar á la superstieion. La
Europa no ha sido mui escrupulosa en esta parte, pues que dos vezes .ha
puesto el mando absoluto de España en unas manos que hlzleron un uso mul
funesto de él. Nunca hai derecho para mezclarse en la direccion de los
negocios interiores de un pueblo, cuando este haya formado por sí sus le-
yes, y las mantenga sin el auxilio ageno. En este caso la violencia seria
un atentado: mas cuando el gobierno de una nazion ha sido obra de otra;
cuando este debió su subsistencia y surestauracion á lnsauxiliosestran-
geros, los restauradores, protectores y hazedores tienen un derecho de tu-
tela mitigada, y están autorizados para arreglar lo que han creado, condu-
siendo la hechura de sus manos al fin que se hubieren propuesto con la
restauración, La España se encuentra hoi en una situaclon' fatatEI go-
bierno que la dirije no es obra suya, dos vezes ha desaparezido y otras
tantas ha vuelto á reponerse en el lugar perdido: caso al cual no pueden
acomodarse las reglas generales del derecho eomun, las cuales solo se apli-
can á las naziones que tienen existencia propia, y que por no necesitar
de apoyo ageno, e,9tá.n fuera del caso de la intervencion. España es una
excepcion : porque su gobierno recibió el poder que ejerze de la mano
estranjera, y no puede mantenerse sin su apoyo. Al tiempo de la restau-
racion del año de 1814, Se empleó este poder de un modo contrario al que
se habia propuesto la Europa, y al que se anunció en Valencia. Por lo
mismo IlO se quebranta derecho alguno en sostener la proposicion ~iguien..
te : que el ejemplo de lopasado, y la índole anárquica de la conducta del
gobierno español, autorizan á las demas potencial p'ara poner un término
al sistema causador de las inquietudesy perturbaciones: exijiendo la orga-
nizacion de un gobierno que aleje los desórdenes, y dé á las demas nazío-
ues garantías seguras de tranquilidad."


r Mas, aunque estas consideraciones ponen á las altas potencias en la es.
trecha necesidad de mediar en el buen arreglo de los negocios de España,
por ser su causa causa europea, corno dice un sabio periodista inglés (*),
¿podremos esperar que lo realizen? i. La conducta que hasta aquí han
seguido, sera capaz de hazernos confiar que se decidan á prestar sus au-
xilios para lograrlo? ¿ Podremos esperarlo al ver que sus gabinetes ern-


(*) De Pral en la citada obra frnto de su, sabiduría, y cuya lectura recomenda-
mos altamente.


(t) Couricr 5 <\P octubre de 1827.




500
plean su avizorada é inquieta vigilancia en perseguir á los constitucionales
españoles, llegando la dureza hasta el lastimoso extremo de negar en sus
territorios un asilo hospital á los que se ven precisados á abandonar sus
~ogares por no perezer á manos de la facción que ellos han protegido,
que insulta á Fernando, y que escarneze y maltrata á los ministros de su
autoridad gritando descompuestamente inquisicion y absolutismo, religion
9 matan!l;{JIf, inebedienciay destronamientos ñ ¿ Podremos esperarlo á
vista de 10 que pasa en Francia, de la marcha de la curia romana, de los
progresos lastimosos que hazen los jesuitas, y de la tendencia á la arbitra.
riedad, que bien á las claras descubren los que dirijen las naziones que ya.
cen desde Finisterrre á San Petersburgo?


El mal ha echado tan bondas raizes, y están tan Íntimamente unidos
entre sí lbs que le ocasionan, que no es dado esperar que la península me.
jorede suerte por la activa é inmediata cooperacion de las altas potencias
continentales, ni que su actual gobierno dé prendas capazes de asegurar la
tranquilidad que todas apetezen. La amarga experiencia nos haze inexo-
rabIes en esta desconsoladora opinion. Y á la verdad, convengamos de
buena fe en que si la situaclon de España interesara en su mejora á sns
augustos y volunt-arios tutores, al ver estos dos males que han ocasiona.
do, y el triste estado á que han reduzido la fortuna de su pupilo: para
resarzirle los perjuicios, quedar airosos en su empeño, y dejar, si
no bien puesta, soldada la quiebra que ya padezen su honor y su de-
coro, les bastaba ~xijir con energía elcúmplimiento exacto de las leYIJ$
fundamentales que tan ahincada y repetidamente cita Fernando, y que no
son obra del jacobinismo ni de la deslealtad; como dicen serlo las que se
promulgaron en Cadiz, ¿y lo hazen? ¿ Han pensado en realizarlo? De mo-
do alguno. ¿Que prueba mas positiva de lo poco que les intesesa la suerte
de la península, si es que no se congratulan en que esta se abisme en el
seno de la nulidad, desapareziendo del catálogo de las nazioncs la que con
solo citar los años corridos desde el de 1808 al de 1814, les recuerda be-
chos mortificantes á su actual elevacion y predominio? ¿ Qué prucda mas
convinzente de lo poco que debemos esperar de su mano?


¿ Y será tal el estado de orfandad de España que no pueda contar con
el auxilio de algun gabincte que la ayude á sacudir las cadenas que la oprl-
men? ¿ Tamaña es la subversion de la moral, '! tan complcto el naufra-
gio de las virtudes sociales, que no baya en Europa nuzion alguna que mi-
re con afielen la península? Cuando el poder colosal de Bonaparte ame-
nazó subyugar al mundo civilizado, hubo un pueblo valiente y libre que al




501
levantar los españoles el grito de la resistencia, se" unió á sus esfuerzos;
y en el dia rehusan todos prestarles auxilios para libertar la I<.:uropa dela
inundacion del despotismo, que comenzando á ejerzer sus desvastadon~s
entre ellos, si no se atajan sus pasos, llegará á surnerjir á la Europa en-
tera en sus olas devastadoras! !!


§. IV.
Al recorrer en tan triste estado las naziones que se dividen esta


parte del globo, nos pareze que sola la Gran Bretaña pudiera contribuir
eficazmente al logro de la empresa, por el alto poder que tiene en sus ma-
nos, por la sabiduría de sus directores) por las riquezas de que dispone,la
influencia que ejerzo en los gabinetes) el honor y la consecuencia de prin-
cipios que distinguen su carácter, por las sugestiones de sus intereses polí-
ticos y bursátiles, y por el amor que profesa á la moderada libertad. "j Ojala
que la política de su gabinete, manejada por un hábil ministro desde el
año de 1820 al de 1823) hubiera sido igual á laque empezó á seguir en el
de 1826 el malogrado Canning! ¡ Ojala que la falaz perspectiva que iÍ
primera vista ofrezieron á la nazion inglesa las provincias ultramarinas qué
perteneúeron á España) no hubiera seduzido á su gabinete) hazléndole
abandonar con desden el verdadero jardín de las Espérides que esta le
ofreze! ¡ Ojala que ideas inexactas fundadas sobre las opinionespolíti-
eas de los españoles, no hubieran hecho creer al ministerio ingles quees-
tos tenian un empeño en sostener, á todo trance, .cuestiones puramente aca-
démicas! Pero la fatalidad y la desgracia han hundido á la nazlon espa-
ñola en la anarquía; y las desgracias y el tiempo ofrezen á la nazion
inglesa lecciones amargas, y costosos desengaños, haziéndola experimentar
pérdidas que no hubiera tenido, y exponiéndola á" sufrir multiplicados
sacrificios si ha de cons~rvar su ascendiente en las transaccionespoJ.íticas
mercantiles del mundo,


Aunque la combinacion de las circunstancias -ha produzido estos resul-
tados, quedan á la nazion inglesa medios seguros para indemnizarse de
sus descalabros, y afirmar su fortuna verdadera, porque en la España pu-
rificada de los crímenes que la envilezen, tiene riquezas inmensas yefec-
tivas ; un vasto campo en donde mantener' su influencia política sobre el
continente; y un caudal inagotable de constancia en los reveses,
de valor en las lides, y de nobleza y heroicidad en sús habitantes.
Pero si la España ofreze á la Inglaterra estas ventajas, se cree Con de-
recho para obtener su cooperacion en la mejora de su suerte, fundado no
solo en el precio de lo que ella debe recibir en cambio, sino en los títulos




M2
que conserva; y.cuya memoria basta para inflamar generosamente en Sil
favor á los nobles britanos.


Convengamos en que las escenas que pasan en España, son consecuen-
cia inevitable de la guerra de principios que en ella mantiene el deseo, en
los unos de conservar un desenfrenado absolutismo, y en los otros de hazer
triunfar el gobierno moderado que es el originario de la nazion ¿ Y esta
guerra, .preguntaremos, cuando empezó? ¿ Con qué pretexto se man-
tiene? .Empezó desde el momento en que se pnbllcó la constitución en
Cadiz. Por manera que el empeño en los españoles absolutistas de der.
ribarla, y en los españoles amantes del bien de su nazion eu sostenerla, han
roto las hostilidades, que desde el año de 1812 hasta el día, llenan de luto
á la nazion. Es bien seguro que si los españoles no se hubieran propuesto
otro objeto en la luchade los seis años, que rescatar á Fernando del cau-
tiverioque sufria en Francia, volviéndole á colocar en el trono arbitrario,
que los crímenes hablan erijido, sobre los destrozos de los fueros venera-
bies de la nazion, y del cual le habian hecho descender la debilidad, la
miseria y los desaciertos de un gobierno corrompido: al volver á tomar las
riendas del gobierno en el año de 1814, nadie hubiera promovido quejas,
y la guerra de opiniones no hubiera aparezido en España. Fernando, al
empuñar segunda vez el cetro, hubiera cambiado tranquilamente los Ar.
tiedas y los Ugartes por los Godoyes: y por los Muzquiz los Ostolazas:
el egoismo se hubiera aprovechado tranquilamente para sus medros de las
pasiones de los validos, y miéntras el triste labrador y el artesano gimie-
ran hajo el látigo de la opresion, sin haber sacado ventaja de los pasados
sacrificios, los intrigantes y los vampiros cortesanos, los que no ven en la
nazion mas que empleos, sueldos y condecoraciones, los que convierten
el sacerdocio en mercancía y hazen de la religion un tráfico vergonzoso,
vivirian alegres en la opulencia y en la molicie.


La constitucion de Cadiz pues enfrenando los desconciertos, cerrando la
puerta á los abusos que habían conduzido la nazion á su ruina, y volviendo
á sentar la monarquía sobre los antiguos cimientos de la moderacion que
reconozen las leyes españolas, ha sido el excitador de las pasiones vergon-
zosas del absolutismo civil y religioso, amotinadas contra los amantes de la
justicia y del órden. La constitucion sirve de pretexto especioso á los
sectarios de la arbitrariedad para ejerzer de lleno los desmanes que destro-
zaron la España desde el año de J814 al de 1820, Yque la aniquilan desde
el de 1823 hasta el dia: y la constitucion poniendo en armas á los aliados
augustos, sirvió de capa para cohonestar su intcrvencion sobre los negocios




503


de la península, y para fomentar las calumniosas imputaciones que sé han
hecho á los que la han obedezido, trasformando la península en un teatro
lastimosa, en el cual el padre persigue al hijo, el hijo desconoze los deberes
que le ligan al padre, el súbdito se rebela contra el príncipe, el sacerdote,
dejando las blancas vestiduras símbolo de su pureza, viste la cota y empuña.
el acero, se llama leal al perjuro, aleve al'hombre fiel á sus votos, se predica el
robo,y el asesinato, y se subliman á la categoría de las virtudes los vicios des.
organizadores de la sociedad. 41a promulgacion de la lei constitucienal de
Cadiz siguieron enlazados los atentados, que asombrado presencia el mundo
en el pais clásico de la heroicidad. ~ Pero quién dió el impulso á la constitu-
cion á la cual sucedió un estado de cosas tan desgraciado? ? Quién animó á
los españoles para formarla en medio de los cuidados de la guerra?
Quién les hizo romper el respetuoso comedimiento que les inspiraba
la magnitud de la empresa? Lo diremos con la franca sinceridad
de que hazemos alarde. La constitucion de Cadiz fruto .del amor
á la moderada libertad y del respeto á las leyes fundamentales de
la nazion que la santifican, y resultado de un profundo conozimicnto
sobre nuestros intereses, se debió en gran parte á la eficaz coope.
racion de la nazion inglesa, la cual al darnos la mano de amiga en el
año de 1808, indicó de un modo delicado, como condicion previa de la
alianza, y paso preciso para comprometerse en la lucha, la reforma de los
abusos del gobierno.


El contra-almirante ingles Jorge Martín, al felizitar en 25 de junio de
1808 á la junta soberana de Valencia, por el levantamiento de este reino,
« le asegnró que le faltaban palabras para manifestarla la satisfaccion que
habia tenido al saber que los españoles al fin habian abierto los ojos para
conozer sus verdaderos intereses, añadiendo, que en la nuzion inglesa en.
contrarian un vivo deséo de cooperar y ayudarla en tan gloriosa causa," El
almirante lord Collingwood, en oficio dirijido á la misma en 13 de julio del
dicho ano, añadió: " que el gobierno británico babia tomado sobre sí la causa
de España, como que era la de la Inglaterra, ta de la Europa y la del gé-
nero humano." Así se explicaban estos agentes británicos en una época
en que aquella corporacion y las demas, trataban de dar mayor extension á
las idéas, formando una sola nazion; una autoridad suprema; juntm'
cortes óformar un cuerpo soberano compuesto de diputados de lasprooin-:
cias : base primera del sistema liberal que despues se desplegó en la cons-
tit ucion de Cadiz; y cuando uno de lo! individuos de la grandeza no se de-




504
JR~g,e!lSost~ner por medio de la imprenta: "que el movimiento general
4e)\lJlazi~n~f1biafrallq~eaJoel camino de las reformas; pues qut~lde
~{a.diid en ei di~2 de mayo habiaya adamado la extincion del~t:pQti$m:~
y de la esclavitud vergomosa en: que yaúamos(*).-"


'J):a,tª,udosc en la sesion del. parlamento ingles del día 24 de febrero ele
!809,dela causa deEspaña, y de los auxilios que debia prestarle la Gran
BI~taña"sc fijó el principio de que ántes se debia COBOZC.\' cual cm el
carácter de su revoluciono "Si los españoles, se dijo, no tienen esperanza
de mejorarsu situación, ¿ cómo podremos contar con su zclo, con su ener-
gÍlt y constancia? .¿ Si no han pensado en refrenar los abusos de su !la·
bierno,jamas combatirán con ventaja, y es un error contar con ellos parana-
da," (1) El embajador español en Lóndres recomendó á su gobierno la ns-
cesidad de formar una constitucion, para corresponder á los deséos ilu§tr~~
dos de la Gran Bretaña. La central que dirijiacntónces á la Península, y que
en J 4 de enero de 1809 habia firmado el tratado de alianza con aquella na,,,,:
7;ion,espidió con fecha de 22 de mayo del mismo año una circular en la cual
declaró, que Iiabia llegado el tiempo de aplicar la mano á la obra, de medi-
tal' .las reformas que debian huzerse cn nuestra administración, asegurtÍJl,;o
dalas en las leyes fundamentales de la monarquía, que solo podian ·can,..
solidarlas" Se formó en consecuencia una comision paraque preparll.ó\
ra los trabajos, previo el dictámen de todos los tribunales, universi»
dades y juntasprovinciales, El primer consejo de regencia COIH"OCÓ ,las
cortes extraordinarias paraque acordarán lus medidas condueentes á. sfl-l.,
var la patria, á restituir á Fernando, y á rcstablezer y mejorar' 11/lJ,~tJ:a
constuucion, digna de la nuzion española", y las cortes lo verificaran,
sauciouaudo en Cadiz la (lue lleva el nombre de esta ciurlad,c.uya
lejitimidad rcconozió solemnemente el gobierno británico. Esmui
digno de Dotarse que aquella se publicó en 12 de marzo de 1812, y las
tropas inglesas que solo se habían comprometido, unidamcnte con las e,S~
ñolas en encuentros parciales con las francesas, sin apartarse mucho ,éj,\l,
Portugal, en el abril del mismo reconquistaron la plaza de Ciudad RoJ.F
gQ, en pos se apoderaron de Badajos, en 22 de julio' dieron la glorios~
batalla de los A rapiles que libertó las Andaluz ías, y continuaron conar~or~
y de un modo decisivo y constante, hasta que al fin terminaron arrojl\lJ.AQ
del suelo español las tropas llamadas invenzibles del general del sigla. .


(*) Duque de Osuna,
(t) Gazeta de Madrid de 7 y II de Abrii de Jíl09, 1'\ os. 97 y 101.




Siendo evidente, como se ve, que la nazion inglesa tuvo una cooperaclon
implícita en la constitucion de Cadiz, pareze que se encuentra hidalga-
mente comprometida á mediar en el restablezimiento de la tranquilidad
de un país, que la ha perdido por efecto de la ojeriza, que contra aquella
lei hizieron concebir á Fernando los falsos informes que en Francia le
dieron sobre él espíritu revolucionario que la animaba, mezclados con
atrozcs imputaciones hechas contra la nazion británica, á la cual presen-
taron como seductora de la honradez española. Napoleon en los apuros
que le rodearon en el mes de noviembre de 1813, se dirijió á Fernando
por medio dc Laforcst, y ocultándole la causa verdadera que á ello le
movía; le descubrió sus deseos de poner fin á los negocios de la Península,
aiadiéndole, que los ingleses, fomentaban. en ella el jacobinismo, y des-
truian la nobleza para establezer una república. Los ingleses, deeia,
quieren crijir la monarquía en república: y al mismo tiempo que tienen
cortes en Cadiz, y aparentan querer un rei, sus deseos no son otros que
los de establezer una república." (-) Con estas expresiones se hazia
formar al rei una horrible idea de la constitucion, atribuyéndole un espíritu
anárquico, debido al influjo de los ingleses, á quienes se les envolvió en
las acusaciones, que desde el año de 1814 sirven de voz de alarma para los -
desmanes. Jacobinos y anárquicos llamó Bonaparte á los ingleses, y á los
leales españoles, para derramar en el corazon del j6ven monarca un odio
implacable hacia unos y otros, que le llevo á conder.ar á los últimos, sin co-
nozer que se convertía en instrumento de las atroz es represalias, que al
espirar Napoleon tornaba en uno'! otros por el vencimiento que le habia
ocasionado la union gloriosa de España con Inglaterra, robustezida con
la constitucion.


De ser comunes á los dos pueblos las falsas imputaciones de impiedad
que el absolutismo peninsular les hace, resulta que los españoles que gimen
en el dia en los calabozos, los que en igllominiosos presidios, arrastran las
cadenas destinadas á la correccion del vicio: los que han perezido en los
patíbulos: los quc desde el abril de 1814 al de 1820 sirvieron á las
venganzas inquisitoriales, y desde el de 23 al 27 sufren las mor-
tíferas persecusiones de los obispos, acompañadas de los sarcasmos
grotleros de la plebe enfurezida, y de los insultos de los perjuros:
los valientes que despues de haber derramado su sangre para dar


(*) Idea sencilla de las razones que motivaron el viaje del Sr, D. Fernando
VII á Bayona. Por D, J. Escoiquiz, fol. 88.


3 N




la libertad á Fernando, y asegurar la independencia de su nazion, se ven
sumidos en la pobreza y en el oprobrio , tantas y tantas familias cornos
lloran la pérdida de sus fortunas, y el apoyo respetable de sus jefes: y los
qne con el destierro voluntario apartan sus nobles cuellos de la cuerda
ignominiosa, son otras tantas víctimas impunemente sacrificadas al
furor enconado, que encendió en los pechos de los enemigos, hoy orgu-
llosos, el odio á la constitucion y á los ingleses: nombres que fueron uni-
dos en las primeras impresiones de exccracion que la astucia deIlonaparte
grabó en el alma de Fernando) y que en el dia sirven de divisa en Portu-
gal, á los que gritan absoiuiismoi] esclavitud, muerte al emperador y á
10$ ingleses heterodoxos. y la naz ion bglcs'l al recordar estns memorias,
¿podrá. mantenerse indiferente? ¿ No dell(~r(¡ interesarse por la nazion
española, á la cual de algun modo tiene comprometida, en el estado fatal
en que se encuentra abismada?


Pero cuando segun vemos el pundonor no indujere á la' nazion británica
á mirar con particular aficion la suerte de la Península, las considcracio-
nes de la política, parece que he estimulan de un modo irresistible
¿Por ventura hubo un tratado de alianza mas grandioso eu su objeto, mas'
feliz en sus resultados, ni I1HUi digno de respeto, que el (¡ue cn 1S08 ajus-
taron la España y la Inglaterra? ¿ Hubo 1]gunoque se hubiese sostenido con
mas imperturbable firmeza? La nazion española fue la contratante; los
verdaderos intereses de los dos aliados sirvieron de base, y la nazion es·
pañola respondió de S11 cutnplimicnto, acreditando con la inviolabilidad de
sus empeños, cuan invulnerables son los que contrae el pueblo español,
cuando está libre de las influencias del gabinete, .que atento solo á pro-
curar los provechos de la familia reinante, vacila en sus resoluciones á la
merced de las circunstancias volubles do las relaciones domésticas, y no
puede ofrezer nunca una amistad tan sincera y franca, como las que la na-
zion contrajo, conducida por el impulso [le su bien estar. La Europa pre-
senció en el año de 1ROS la union do dos nazioncs, nazidas para vivir
en estrecha union, y fue testigo de un enlace tan singular por el modo
con que se llevó á efecto, corno por las circunstancias que le prepararon,
y por los gloriosos resultados que ha produzido. La alianza de España y
la Gran Bretaña existe, á pesar de las alteraciones qne ha sufrido el réij-
men gnheruativo de la primera, porque viven los contrayentes: porque
vive la memoria de las proezas que la han consolidado; y porque siempre
que desaparezcan los que hoi mancillan su honor, y se apartan del
suelo ibero los orgullosos cstranjeros, que sobre la dignidad y el decoro




507


peninsular toman una ratera satisfaccion de los pasados escatmieatcs, la
alianza anglo-hispana volverá á aparecer con nuevo brillo, porque loses-
pañoles, sueltas las cadenas que ligan sus manos, levantarán en ellas este
monumento sagrado que miran como una de las ventajas mas apreciables
que han adquirido á costa de sacrificios inmensos, y de cuya.s influencias
los aleja el brazo fatal de la arbitrariedad.


. a La causa es comuu, decia lord Collingwood, en la citada carta. Los
intereses no solo de España sino de la Europa dependen de ella. La dis..
tancia de nuestros paises, las fórmulas necesarias y las circunstancias par..
ticulares de España, pueden diferir los tratados, pero mi soberano ha de-
clarado su voluntad, y si existieran mil tratados, los intereses de España
no serian seguidos con mas ardor, qlle lo son en el actual estado de cosas.
Los intereses de España é Inglaterra, añadia el mismo en carta de 23 de
julio de 1808, son unos mismos. El que no haya un tratado de paz no de-
biera presentarse como un obstáculo. Los tiempos presentes son de aque-
llos casos extraordinarios, en los cuales las.formalülacles deben ceder á la
necesidad imperiosa. Yo y todos los oficiales británicos, sentimos aquel -
Wteres.,hácia la uacion española, que no podrá fortalezerse mas (!on,.~il
~t:flfad()¡6o" ;;
,.1;Qdas las provincias de España manifestaron iguales sentimientos á19~


clf;ltlosingleses, yen su virtud la junta central los consignó en un .sole~H~
tratado, que no debió la santidad que le acompaña á los atavíos eje ladip'l~~
~acia, sino al cordial convenzimiento de las dos naciones, y al 4es~<+~é
ast¡gurar deun modo eterno sus recíprocos intereses. «, En lahistori'~'p!~~
lítjl;ade España, decia en aquella ocasion una de las jllntasprovidci~f~i~
PP;Sy encuentra un tratado mas sincero ni mas sublime que el que Valen-
I;i~,¡¡.j~stó~on Inglaterra él día 25 de mayo de 1808. Sin fórmulas'dípl~:
nWicas, sobre la simple cubierta de un buque corsario, á la faz ¡¡'el Clei~jy
la,#.erra; un corto número de valencianos estrecha en sus brazos~loo't~~
gl:$es~ l?ipenles su amistad.Jes descu.bren su decisi~n, yel pueJ:¡]~',d~~1?~
oril,l{.ll(l. cpr¡¡if1l1,(I con entusiasmo; Jura eterna un/on con la, ~ran. Bre-
tq~~pi4y,lc~'aprobacionde sus votos al gobierno establecidQ¡y)e~f,~';;­
~~ifJ,ndo 10$ tleséos del pueblo los ratifica solemnemente (~t,'~',L~#ii~~~
il\ll,ta,;¡.1 felicitar en el año de 1809 al hon. Frederic~Nor'th;},;4i,viduo~aél
píj.~4J.;!1elltO inglés, terminó la pequeña arenga que i>i'onu,n~i~'~:lt'~ 4c yqúe


•." ':._c "-' -. 1-._._ ..•• ".'


'¡)'.


t'')'JW1U1ific3Io de 109 eervicíos de la junta deV'aJell"ia",Lrp.p'f9()·e1l\\9jíl'mu91\1\
Gil JilQQ, [oJi" 50, "-,'",. '




508


pllblWó,par~eterlla memoria de sus inviolables empe.JjOi,con las siguit'llltes
expresiones, que descubren bien á las claras el fondo de la opiniongener~
que á/la sazonprevalezia. e, Valencia dirá con entusiasmo á sus hijos: la
Inglaterra es la nazion. de los heroes •••• vivid en estreches unum con ella;
y si algun dia el gobierno, debil ó corrompido, intenta romper lazos tan sa-
grados, como los que os ligan á ella, contrarrestad BUS idéa8; y acordén-
@()8 del año de 1809, dad la vida por quien .upo morir para lJIegurar
'Vlte8t~independencia (-)."


, ~únidas las cortes en Cadis, y depositada en ellas la expresiongenera!,
no coetenteseon ratificar la alianza, le dieron una eterna perpetuidad con el
monumenttJpúblico que mandaron levantar en honor del gran Jorge. III, y
'lile S. M.·B, IMlmitió benigno en prueba, dijeron, del reco1ltJcimiento ruJ-
~l~eproje'ala España á tan augmto soberano, yá la invictáDazion
i~e!la con la que está unida por una estrecha amistad, una perfecta é in·
d($Qlubltl alianza (t)."Otros documentos públicos de la época inmediata 4
la;.entradadeFemando VII en España, nos atestiguan que era un artículo
del símbolo político de esta, la opinion de que la alian~a británioa tenia un
~arácter de perpetuidad que la haze vivir en el dia, si bien escondida bajo
los escombros de la libertad, y sofocada su voz por la tumultuaria algazara
de los proletarios que á la sombra- de la religion, que deshonran, y de un
mentido amor al menara, á quien vilipendian, usurpan el gobierno, ha-
ziendo triunfar momentáneamente los errores mas lastimosos, la supersti-
cionmas degradante, las falsías mas escandalosas, y los crímenes mas atro-
zes, H Unidos á nosotros desde la mas remota antigüedad (decía un
magistrado español en circular dirijida en 9 de agosto de 1813 á los pueblos
de su manila) por los lazos que forman los intereses mercantiles, y la seme-
janza del carácter moral, y estrechados estos lazos desde (lue hemos decla-
rado la guerra al tirano de Europa, han hecho suya nuestra causa, abriendo
un campo inmenso de esperanzas y de consuelos. No necesito inculcaros
verdades que todo español conoce, y porque hablando con vosotros afecta-
ria olvidar cuanto me habeis enseñado. Tan decididos en defender vuestros
derechos, como amigos de la nazion británica, no bien respirando el aire de
la libertad, pudisteis descubrir vuestros sentimientos que COI~ el nombre de


(*) Esto aludia á la batalla de Tnlavera, en donde los bravos ingleses derrama.
ron su sangre con los valientes españoles en defensa de la independencia:


(+) Decreto de 19 de noviembre rle 1810, tomo 1 d,' ,lrfr~t"s d',' las cortes de
Cadiz folio 19,




lt'ernantlo unisteie el de Jorge, :Y juráslefs eterna (Imist(4{J;d su itf.t¡,
cion (.)." u


Dijimos que la alianza que la nacion inglesa ajustben elaño'delB08 con
la española era la mas grande y mas digna de su dignidad de cuantlis:'qui;;.
zás ha celebrado. Porque no se trató de asegurar con ella la poses ion de
algunos paises adquiridos por la fuerza, arrebatados por la violencia, ydis;;.
potados-con las armas: tampoco de adquirir el comercio exclusivo de cier;;'
tos frutos en señalados mercados, ni de sentar en tronm¡. arbitral'iosft,los
vástagos 'de las dinastías reinantes. La alianza tuvo el objeto noble -de-res-
tablezer á las naziones europeas en la independenciatqne habian perdido,
y dehazer triunfar las máximas de la verdadera moral. La alianza anglo;;'
liapana ligó á los dos pueblos en la defensa comun de Iaeausa santa 6.e<la
humanidad, empeñándclos en una guerra de nuevo carácter, pero justa,~cOfil()
dil'ijida á volver á las naziones el goze de sus derechos imprescriptibles~
La Inglaterra y la España unidas por los vínculos de una alianza, quede,..
cansa sobre la reforma de los abusos de los gobiernos, resolvió un proble-
raa que se tenia por quimérico desatar; y sacó á las naziones europeas del
silencioso abatimiento en que estaban, sobrecojídas conel colosal poder-y
la inmensa fortuna del gigante venturoso, que si hasta allí habia puesto á'
sus pies las coronas de los monarcas mas absolutos, destruyendo las formi-
dables fuerzas que obedecian Sil voz, sncambié bajo los rudos golpes de dos
pueblos libres. ¿ Y la memoria de este suceso tan grandioso como inespe-
rado, debido á la alianza anglo-hispana, no bastará para hazerla eterna en-
tre los hombres? ¿ Podrá olvidarse el servicio que ambas naziones bizieron
al mundo civilizado? (y el noble orgullo que infunde en ellas su recuerdo;
dejará de refluir sobre la santidad de nna alianza á la cual es debido? Las
nobles enseñas de las dos naziones matizadas aun con la sangre derramada
en honrosas lides por ingleses y españoles, con la cual ratificaron su alianza,
los títulos y las divisas de honor que condecoran al ilustre caudillo que llevó
en sus hombros la victoria desde Ciudad Rodrigo á Waterloo, y que ennoble-
zen los pechos de algunos jefes subalternos de los ejérzitos de ambos pne~
blos, los apellidos puestos á algunas calles de la gran capital del imperio
británico, y hasta el cañon desolador que hoi sirve de adorno al delicioso
parque de San Jarnes, despues de haber asestado sus tiros á la fidelÍsima
Carliz, y de haber cesado de lanzar la muerte y la desolación sobre este pue-
blo heróico desde que el victorioso Wellington humilló en los Arapiles la
arrogancia francesa; son otras tantas lenguas vivas que recuerdan á la Es·




510


paña é lnglater~'a sus triunfos y sus servicios, y á la Europa la memoria de
sus libertadores; robusteziendo con remembranzas tan gloriosas una
alianza que solo podrá desaparezcr, cuando se borre de los anales del mundo
la relación de las asombrosas hazañas que fueron su consecuencia. t Por
ventura los contratos pierden su fuerza por que uno de los contrayentes se
halle en el goze de su libertad 'y el otro gima en una mazmorra? Libre
este de la esclavitud, y restituido al franco goze de sus derechos, los empeños
vuelven á. recobrar su vigor por dcre~ho de posliminio, como dicen los ju-
ristas, Ó porque le reciben de la voluntad de los contratantes, contra la cual
es vano el empeño de los tiranos.


¿y hubo tratado cumplido con mayor escrupulosidad que el que la
Inglaterra celebró con España en 1808 ¡ Si hombres diestros en la cien-
cia de las intrigas cortesanas, se emplearon en anularle, su destreza y
su orgullo se estrellaron contra la decision de los peninsulares. En
el carácter franco de los españoles, nimiamente escrupulosos en cumplir sus
promesas, halló Napoleon el segundo no de su constancia, que desbara-
tando sus ardides maquiavélicos, ratificó de nuevo la alianza británica, y
preparó el terrible desenlazo de la fortuna del general del siglo, que le
condujo al retiro del Elba, Las cortes de Madrid por su decreto de 2 de
febrero de 1¡j 14 negándose resueltamente á oir las proposiciones
contrarias á. la guarda de sus cm pellas, que el emperador franees
les hizo por medio de Fernando, no solo la" repelieron, sino que para
cerrar la puerta á ulteriores tentativas, llegaron hasta el estremo de negar
la obcdieucia á Fcrnaudo, mientras estuviera bajo te¡ influencia directa ó in.
directa de su opresor. Esto hizieron los españoles, dando áIa Europa un
testimonio público !J solemne de perseverancia inalterable al enemigo: de
franqueza y Luenu fe á los aliados, y de amor y eonfinuza á la naziou,
destruyendo de un golpe cuantas asccbwzas y ardides, pudiera intentar
Napoleon en la apurad" situaciou en que se hó\!blJél, panL introducir en
España su perniciosa influencia, dejar amenazada la independencia, y
alterar las relaciones de este¡ con las potencias estranjcras (*).


Si los gabinet(,3 qu'.~ dirijen hol las unzioues continentales, que tan de
lleno dis.rutan los favorables efectos de este rasgo subliu-c del valor cí-
vico, y de la noble franqueza española, olvidan el beueúci«, dejando
abismarse en Ia anarquía á una de hó ::c.¿;iones á \juiell ,lebell HU actual
fortuna, y pC't'~:jgniendo ~i,!,);~ den,;\L;d(¡~: quc :1_1E~)r>U:('Ljl Hila f:-.:~,~JuciOil
tan célcbif ~ y ;;i ;:;.;)1 p~'cn¡JD .C CH]pcna:J eH H.'l'ldr;,,· en d li¡vido de la
~ j 1"


1 r, 1" " ~ " t· ,




511
merito? ¿Dejará de mirarle en el año de 1827 cual lo hizo en el de 1814,
como el paso mas decisivo de la buena fe peninsular, que resolvió la cues-
tion política y militar mas interesante, y como la ratificncion mas
solemne de la alianza anglo.hispaña? Si la política de los españoles
en el año de 1813 hubiera sido igual á la que profesaba Fernando VII, y
á la que regularmente siguen los gabinetes, la nazion británica hu hiera
perdido el premio de sus sacrificios y de sus trabajos, en el momento en
que se preparaba á recibirle. Si los españoles se hubieran persuadido
que Bonaparle era el' único que podia volver á sentar á Fernandoeír el
trono, no habrian mantenido con tan importurbnble deeision la alianza con
la Inglaterra. Si V. HJ., dcc¡~" Fernando á Napoleon, quiere colocarme
de nuevo en el trono de España tiene medios para lograrlo (*); ¡Tan
engañado estaba Fernando respeto al conozimiento de su posicion en
aquella época, como lo está en el día en la que-le cabe ! Porque cnrezia
Napoleon de medios, se valí" de la nstucia para engañarle! Porque ca-


rezia de medios, echaba mano de h ncgocia8ion y de las intrigus ! Y
carezía de medios, porque los habia perdido 5. impulsos de la íntima y eter-
na alianza de la Inglaterra y Eapañn.


Si los españoles hubieran pensado en el año de 1S13 como pensaba Fer-
nando cuando aseguró 5. Nllpoleon, que tanto intcres tenia por Iosfrancescs
como por los ingleses (t), la alianza se hubiera disuelto como tantas que
han desaparecido al soplo de la mezquina conveniencia personal de los
príucipes , ó al embate r10 los embrollos que por UTl trastorno de la moral
y de la razón llevan el nombre de destrezas diplomáticas. La España miró-
y debe mirar con mayor interes á Inglaterra que á Francia. España cuando
se unió con ella, lo hizo porque conozió sus verdaderos intereses, porque
conozió 108 de su amigo; y porque ambos intereses formaban la base de
la alianza, esta recibió el carácter eterno, que conserva, y se sostuvo por
nosotros con decision. Para mirar con igualdad á las dos :naziones, seria-
preciso olvidar los tristes desengaños que hemos sacado de la Íntima unión
que media entreFrancia y España, desde que la augusta casa de Borbon
subió al solio español. j Qué tristes memorias nos ofreze la historia, y
qué datos tan aflictivos nos presentan las anales de nuestra edad, como
fruto de esta alianza! Ellas nos dicen de un modo incontestable, que
con destrozos y con sangre hemos comprado la alianza que desde principios


(l!) Escoiquiz , Idea sencilla. fol. 96,
(+) Escniquiz, id: in.




512
deláig.lo XVHI nos liga. á Francia, y que con sangre y con desgr:iciasla
volVimos á ratificar en el año de 1814, cuando la guerra de los seis años la


.habia anulado. ¿ V con tamaños sacrificios qué hemos conseguido} Han
mejorado nuestros intereses óséase nuestra sltuaeion política y económica?
En el espacio de un siglo solo contamos cuarenta y dos años de una fugi-
tiva prosperidad, alternados con guerras dispendiosas, debidas al pacto fa-
miliar que une las dos naziones: siguieron nuevas enemistades, nuevos
ceinbates, enormes desembolsos, el réjimen arbitrario devastador de los
mineros de la riqueza, escándalos chocantes liue debilitaron y corrompieron
la'nazion :en ¡lOS nuevas guerras aun mas desoladoras que las primeras:
nuevas é inmensas pérdidas y descalabros: tumultos, revoluciones intesti-
nas; esclavitud doméstica, '! al fin perder el honor y la independencia, y que-
dar,atariosal carro ignominioso de la preponderancia francesa; bechos-el.Iu-
dlbriode los planes de su-gabinete, el cual á la sombra de 1'.1 aliamahalo,.·
grado domeñar á una nazion que vió gemir prisionero en Madrid á uno dc SUl!
n'Íonarcas: y que 13 años ántoa, cuando se miraba libre de su influencia.cas-
tig6sü Osadía, sepultando en sus fértiles campos, en 8118 erguida.~ montañas"
yen sus rios caudalosos mas de SOO,OOO, valientes del ejérzito con los
eualesse proponia conseguir lo que no con las armas sino con intriga,
con infames seducciones y la fatal alianza de las familias reinantes, ha 10.
grado en el año de 1823.
~;Pero dando por supuesto que no esté derogada la alianza entre España é'


Inglaterra, ¿los nobles britanos se podrán prometer ventajas de ella en el di,,?
¿'Losínteresl3S que la produjeron han cambiado con la caidade Napoleon i
N'lIaligera reseña de lo ocurrido en Europa antes y después de este sin.
ghlar suceso, resolverá la cuestion en favor de la perpetuidad de la alianza.
Lanasion británica consultó sus verdaderos intereses, cuando para salir
con buen éxito de la lucha en que se había comprometido contra Napoleon,
8e~Uliió á. la España, porque con ello procuró evitar que el equilibrio euro-
peo se desnivelara con la masa de fuerzas que aquel reunía en sus manos,
conservando Sil influencia en el continente, }" asegurando las bases de su
contitituéion, expuestas á. un trastorno por efecto de las ideas que abrigaba
aquel militar tan sabio como hasta allí fortunoso, La Inglaterra, decia B(}·
naparte al senado en el año de 1812, estaba ya mui cerca del momento en
que iba 11 completarse su eoclusíon de! continente, pero se aprovechó de las
cWcunstancÍfJl para derramar sobre E6paña $U influjo maléfico por medio
de su alianza (-).


(*) Gazeta de Madrid de 8 de mayo de ISOll, uúm, 128.




l'


513
A Napoleon sucedieron en el dia lasgrandespoteucias delneete de.Euro.


pa, las cuales al repartirse entre -sí los despojos del heroe, se apro,-
piaron solidariamente sus proyectos, que hai motivospara presumirqae,
tratea .de llevar á .efecto, Inglaterra es la única nazion que puede y
deLJedetener el curso de BUS ideas. Para conseguirlo, deberá
oponer á la alianza del norte la del mediodia y del occidente ~.
Europa. De lo contrario se expone á perder su influjo, y á sucumbir eu.
el año de 1827 bajo el poder contra el cual en el de 1813 se alió COD 10$
que quisieron hazer cansa coman con ella, para contrarestar las miras.
del hombre singular, de cuyas manos la caja fatal se ha trasladado álas
de los aliados santos. La Inglaterra para conservar indemnes sus intere-
ses, se veen la necesidad de buscar con tiempo, alianzas seguras por la buena
fe de los contrayentes, respetables por la fuerza físi~ y moral de estos, y;
capaaes de resistir los empujes de las cabalas diplomáticas. c.y lo logrará
con las que le ligan al Haunéver, á 10& Paises BajOBY á Portugal 1.
Agraviaríamos á la sabia perspicazia inglesa, si creyéramos que tan débiles:
apoyos fueran bastantes para infundirle una raaional confianza. ¿La podr4 ,
tener en la Francia} Aunque esta debiera prestarse decididamente á.oonju~
rar la tempestad que la amenaza, la tendencia de. sus.gobernaates, el fatal,
predominio que en ella ejerzen los mas encarnizados enemigos de la Ingl¡¡.~
terra, por serlo de sus libertades políticas y religiosas, y las rivalidades njl;oo
zionalee nodan lugará esperarlo. La intervencion del gabinete de Franciaen
los negocios'de España; llamando tod~ su atencion hácia esta parte,entre-
tiene sus fuerzas en ella, y deja mas expedito el campo de sus opera~iontlB
á las potencias del norte. j Combinacion funesta que basta para apreciar lo
que el ingles podrá esperar de los auxilios del gabinete de las Tullerías!
¿y los encontrará eficazes en las nuevas nuziones de América? Si la pro-
teccion que su independencia ha merezido á los ingleses puede haber He-
vadoel objeto de establezer una nueva política trasatlántica que sirvieradc
contrapeso á la de Europa, el estado de las nuevas repúblicas no. notld1l
esperanzas de que puedan prestarle un apoyo tan segaro y taJ;l prontA cual
se necesita. l Le podrán dar, por ventura unas nasíones, éuy.os g@iC:)rnos .
vacilantes, manifiestan su debilidad con la pérdida. de su crédit9Íl-
nanciero? ¿ Unas naziones hoy pobres y sin industriaf Todes.esteseoasí-
deeacioues nos conduzen á sostener, que la Gran Bretaña hallará lo,que
necesita en la alianza de los españoles, una vez restablesídos al orden
perdido, y repuestos en la justa libertad qne les corresponde•.


3 o'




514
," Se pu. asegurarydicc Pradt (lit), que el enlaze que media en el dí


entre las naslones europeas, forma de ellas una especie de república, cuya
partes integrantes se sostienen recíprocamente unidas entre sí por una es
pecie de contrato de seguro mutuo. En la parte del norte hai tres grande
naziones militares que se dirijeu por gobiernos absolutos: una de las cuale
puede hazer una invasion en Europa en el momento en que se deje seduci
por el plazer de usar de sus inmensas fuersas. Las garantias de la tranqui
lidad de Europa, llue no .pueden existir á no balanzearse el poder de esta
nasiones, se encuentra alterado con la existencia de esta nazion dotada d
un poder desproporcionado al de las dernas, ¿ Miéntras existió Roma
Napoleon en la plenitud de su poder, pudieron creerse seguros los dema
estados? Lo mismo sucede con la Rusiaz por manera qu~ la seguridad J
Europa depende enteramente del carácter personal del emperador. De aq~
Be infiere que el frágil edificio del balanze de los poderes europeos, se ex
pone mucho con cualquiera menoscabo que experimenten las fuerzas de 1:
asociacion europea. Esta se pareze á dos ejérzitos formadosen batalla: In
glaterra y los Paises Bajos forman la ala izquierda, la Francia el centro.:
España é Italia la ala derecha. ¿ Pero qué vale esta, enel dia para el ob
jeto indicado? Nada: y esto á pesar de que ambas naziones cuenta
30.000,000 de habitantes y 400.000,000 de francós de renta. Substra~
cion inmensa de fuerzas ocasionada por la. índole de los gobiernos, mudad
la cual, ambos paises servician de apoyo provechoso á Europa."


El intcresque actualmente tiene la Gran Bretaña en hazer que se con
serve el equilibrio europeo, y en mantener su influjo sobre el continente
solo podrá sostenerse existiendo viva la alianza con la península, porquaco
ella puede distraer la atencion de los altos potentados, que descansando sobr
la esclavitud que esta sufre, y sobre la tutela cancerosa de la Francia, pone
á cubierto sus planes por este lado: y porque con la union de España han
mas invulnerable el respeto debido á las santas instituciones británicas • Por
que ¿puede dudarse ya que existe un empeño tenaz de volver la Europ
á los siglos feudales? ¿ Podremos dudar que en ella se mira con ceñ
la justa libertad que reclaman los pueblos: y que la liga del fanatismo y d
la arbitraried procura hazer que las naziones olviden 10 que en esto
últimos veinte y seis años han aprendido, y que detesten las máxima:
inconcusas de la política contrarias al absolutismo, si bien conservadora


(t) Garnuties a demander á I' ES¡Htgnl' par 1\11'. Pradr,




515


de. los derechos de los pueblos? ¿ Y por qué no creer lJ.ue las
~lta8 potencias se complazcan con los desmanes de la península,
mirándolos como el azote que está levantado para reprimir elnóble
arrojo de los hombres fuertes que por sus luzes y fimeza pudieran
entrar en lid con las demasías del despotismo? ¿ Y siendo la Ingllr-
terra la nazion que conserva el único destello de libertad que queda en
Europa, dejará de ser el blanco de los tiros de los poderosos áquienes enra-
lentona la fuerza de que disponen, y hazen intrépidos la fortuna que hoi
disfrutan yelsilencio sepulcral de los pueblos? ¿Y los epítetos de jacobi.
nOS!J imarquilltas, impuestos á los españoles constitucionales, y áIos ÍIl¡tleses
en el momento en que en Valencey rompió Nápoleon el fuego contra las
máximas cuyo ejercicio le dió el imperio, no nos convenzen de que las ins-
tituciones inglesas están señaladas en el libro secretode la reprobacionjy
que se eSÍJél'a.'una coyuntura favorable para atacarlas? ¿ Qué indican las
escanilalosás vozes que se oyen en Portugal, de muera el emperador, 'Diva
el absolutismo lJ mueran los ingleses herejes.'l Aunque estamos bien se-
guros de que los bravos britanos no necesitan del auxilio ageno para-man«
tener ilesas las sabias leyes Conservadoras de su libertad, no por eso creemos
que desprecien la alianza de las naziones, que dotadas <le sentimientos
iguales á los suyos, puedan oponer una masa de resistencias á los desmanes
para lograr á ménos costa el triunfo. España les ofreze estos apoyos res-
petables, porque abundan encIla los sentimientos favorables al establesi-
miento de una moderada libertad, y de UD ~obierno parezido al quedirije á
la nazion británica.


Mas cuando tan robustos motivos no se combinaran con losintere6e.f deia
nazioninglesa para decidirla á cooperar al restablezimiento del órden en la
península, cuando las leyes imperiosas de la consecuencia '! del honor, y
los impulsos de la política no la obligarán á impedir la eonsumacion de 1()S
planes de la arLitrariedad,los intereses bursátiles y las miras económicas DOS
parece que la llaman irresistiblemente al auxilio de su aliada. Si el.gabi-
nete de San James creyó con algun fundamento que de las Américas; hasta
aquí españolas, podia sacar ventajas inmensas: y si esta eonsideracioa auxi-
liada por cálculos exagerados, le decidió á prestar su apoyo á la independen-
cia de aquellos paises, contribuyendo, como aseguró el malogrado Canning,
á dar existencia á sus gobiemos , los resultados poco lisonjeros que hasta
aquí ha tenido, y las esperanzas cadavéricas de lograr recompensas capa-
zes de rcsarzir las pérdidas actuales, deben convenzerle de que el belloci-
no de oro que busca ansioso, no está exclusivamente en las regiones que




516
'~eAttli8 er'Atlintico: y que no necesitan los ingleses surcar mares proce•
i&sás, atrllve&arlas'montailas de la América, euírir el indujo dll .~s co~t~
"lDortíferasde Nueva España, los calores irresistibles de la línea, ni 1M en-
fefllledades de Panamá, para sacar de los productos de su trabajo una retri-
bucíonabundante. La experiencia debe haberlo enseñadoyamui á su costa
que M puedeu-esperarse seguras recompensas de la inversión de los capi-
taltl!en especulaciones lejanas, las cuales requieren el auxilio de factores,
oomisionados y agentes á quienes la distancia convida con el descuido, cuan-
do oo:pro'Voquesu integridad; y que es un delirio esperar ganancias de mu-
:clms:del():j fondos que se invirtieron en fomentar la industria, apenas co-
nocitla en las regiones ultramarinas, cuando su escasapoblacion, la blandu-
ra de la coastitneion física de los habitantes, y la facilidad con que sin
fatiga6grandes .satisfazen sus necesidades, apartan los provechos que
d~bieranptometerse los especuladores de la vitalidad que comunican
los capitales invertidos en pueblos que gozcn de un suelo rico, yCU)'OS


-habitantelf estén dotados de una rohustez.ineansable para el trabsjo,
Aleccionada la Inglaterra con los ensayos hechos hasta aquí en las Amé-


ricas, debe al fin convenzerse de que en España, restituida'al érden q~e
ha perdido, tiene la rejion mas propia para.realizar sus cálculos: que.la


. España rescatada del encanto fatal en que la ha sumido el absolutismo, le
presenta inmensos tesoros, gaJlancias seguras, y un campo inagotable de
riquezas, cercano á ella, sin que para lograr el fruto necesiten sus diestros
calculadores consumir el tiempo, ni correr los riesgos físicos y morales á.
que les espone la localidad misma de las rejiones ultramarinas. La "Espa~


, Da, libre del yugo que hoi la oprime, ofreze á. la gran Bretaña seguridad
en -Ies contratos, buena fe en sus empeños, ventajas mercantiles de
alta censideracion : Un suelo feraz en que invertir con inmensurablespro-
vechos los fondos sobrantes de su industria, multiplicadas ocasiones para
emplear con éxito feliz ,los sabios recursos de su maquinariar y sobre
todo brazos vigorosos, manejados por hombres parcos y sufridos, que
solo esperan el inflnjo de los capitales, y la soltura de los grillos de la.
arbitrariedad para emplearse con entusiasmo en las operaciones lucrativas
de la agúcultura y de las artes.


Si la España, como consecuencia de su íntima alianza con Inglaterra, ó
como premio de sus sacrificios, ó como gage de su eficaz cooperaciou en li-
bertar la Europa del yugo que la oprimia, hubiera' conseguido una mínima
parte-de la proteccion directa é indirecta que se ha empleado en favor de
la emaneipacion americana, ya (lue no para consolidar la constitucion de




517


Cadíz, segun su texto literal, para asegurar al menos el iniperio 1le'1tlIt~
tiglÍas 'leyes fundamentales de la IDqnarqnía españ()1a" ,que ·F~¡'
nando .ófrezio con juramento restablezer, que hoi cita con,entJ1,~
siasmo, y cuyo olvido convierte á la España en colonia de laFt~~
cia r la Gran Bretaña no Horaria perdidos al impulso de la.maJ~(e
escudada con el ahsolu#~mo, la enorme suma de 20.000,,()OO&jnver~
en los préstamos de la nazion española: no sufrirla lasdilacionesqu...~
el día experimenta para lograr el recouoeimien10 y pago. de. mes. ,d.e
3.000;OOO,t importe de las presas que reclama, y que España cllQ!ldo Wl •
libre la empezó á satisfazer: no veria á los franceses apoderados d~l
tráfico de la Penínsulá: no se hallaria despojada de las rebajas que disfru-
taba ya en los derechos de las aduanas; yreconozida al fm por la metf6-
poli, de un modo decoroso y útil, la independencia de las Américas, sa-
caria de ellas utilidades inmensas sin los compromisos políticos y ,eC(lnó-
micos qll.e experimenta,


y mas de 19.467,000& que los ingleses han entregado á las nuevas ré-
públicas americanas, por los préstamos: y mas de 6.000,000& que paSllron
á ellas para beneficio de las minas, y fomento de la agricultura é indas-
tria, y mas de 18.000,000& empleadas en las transacciones mercantiles
con aquellos paises, consumidas en la Península ¿ hubieran produzido la
enorme pérdida. de 8.<zI9,700.:e en que se calcula la de IQS préstamos? ,~e
lllas de 5.000,000 á que se hazen .subir las segundas? y demaa.de
3.000,000 en que se regulan los descalabros comerciles? 1'Qt,¡¡)
dé las pérdidas en España y América 36.515,700p. Sola la mi~-ad
de estos descalabros empleada en animar las operaciones industria-
les de la Península, en abrir canales, en hazer caminos de yerro, en
esplotar las minas de los preciosos metales que en ella abundan: en es-
tablezer bancos de socorro, que reanimando el trabajo, pusieran-en círculo
los' fondos que la desconfianza producida por los efectos del gobierno abso-
luto conserva encerrados en los subterráneos, y en las arcas escondidas de
los acaudalados, en reduzir al cultivo los terrenos valdíos hoi esteriles por
falta de capitales: y en establezcr colonos en los risueños valles, en las
frondosas montañas, y en las dilatadas costas que ofreze fa Península, bajo
nn clima que derrama la fecundidad á manos llenas sobre' aquel suelo pri-
vilegiado, hubiera puesto á estas horas en manos de los ingleses, colosales
utilidades, que quiza hubiera evitado en mucha parte las quiebras que han
llenado de consternacion á Lóndres, amenazando á la industria inglesa.


Para convcusimiento de los que acaso calificaren de exagerada nuestra




518
opinion, sin detenernos áhazer una l,a muestra estadística de los re·
cursos naturales de la Península, nos ceñiremos á recordarles un corto
número de hechos, qne acabarán de persuadir á los mas incrédulos.
Con solas 220,000& se lleva á cabo el canal 'proyectado desde Cór.
doba á Sevilla.,el cual fertilizando el suelo acaso mas rico de la Bética, ofre-
zeria al cabo de pocos años, un aumento considerable de prodnctos territo-
riales, iglial á 11.260,000&. La aplicación de una sencilla máquina de va-
por, cuyo coste 'se regula en 2,000&, de la fuerza de nueve caballos, al
desagüe de una laguna existente en uno de los pueblos subalternos de
Valeneia,ofreze un reembolso á la vista de 30,000.&, precio de la tierra
que sedesecaria, con un producto anual de 30,000& en los frutos que
rendiría el riego de las tierras desecadas y de las contiguas. Con solo
2.'900,~00~ise 'roncluyen los famosos canales de Aragon y de Castilla, en-
yosrendiíirrentós son de una magnitud inmensa, atendidas las' cir-
eunataneias de los paises que deben disfrntar su beneficio. Se conozen
en España seis' minas de oro y onze de plata, de las cuales la de
Gnadalcanal,llegUn informe del sabio Eluyar, que la reconozió el año
de1822,dá resultados mas grandes que las de Guanajato: se cuentan
reconozidas catorze de plomo, entre las cuales las de Linares, en su mal
manejo rinden cada año 28,000& : hai tres de cinabrio, y entré ellas
la/de Almadenproduze anualmente azogue por valor de 150,OOO.E~ es-
tán reconozidas cinco abundantes de carbon de piedra en Aragon y
en las provincias qne bañan el Mediterraneo y el Oceano; y existen
89.000,000 de fanegadas de terrenos incultos, dotados de las calida-
des preciosas -para produzir abundantes cosechas, situados muchos en las
provincias mas codiciadas por la salubridad del clima,por lo risueño del
cielo, y las proporciones para vivir con regalo y esplendor..


Si los ingleses á vista de estos datos.y al comparar el genio laboriosoque los
distlnguenon la apatía que devora á los españoles, prescindiendo de la causa'
que la ocasiona, y que es mas fácil de remover que de asegurar el espíritu
democrático en las Américas, creyeren arriesgado el fiar á los peninsulares
el froto de Sil i~dustriapor creerlos holgazanes y naturalmente perezosos ;
sin recordarles que el espíritu de aecion industrial empezaba Íl hazer pro-
gresos entre los españoles en la última época constitucional, como resul-
tado de la justa libertad que disfrutaban, les contestarémos con lo que res-
ponde el Sr. Pradt en la preciosa obra que acaba de publicar,y que hemos
citado, y lo haremos con tanta-mas seguridad de no ser acusados de par~
cialidad al abogar por nuestra cansa, cuanto es un frances ilustrado el que




519


ha toma nuestra defensa. "Al ver, dice este sabio, al pueblo español su-
mido en la inercia y en la holgazanería, fruto de la coalicien desorganiz,a'ilora
del absolutismo con la religion, ocupados en degradar á este pueblo
para mandarle arbitrariamente, se d ice que es naturalmente pe¡'ezoso.
¿ Perezosos naturalmente los hijos de losque han peleado 700 años con 106
moros? (Perezosos naturalmente los conquistadores de la América? <Pe-
rezosos los descendientes de los que han corrido con sus armas, la Italia,
la Alemania, losPaises Bajos, y han llevado la venganza á las costas de
Africa? ¿Perezosos por carácter, los que en frágiles leños han sabido nave ..
gar desde Barcelona á Buenos Aires y á Lima, ycorrer desde Cadiz á Fili·
pinas y la California, mirando sin susto las borrascas del cabo de Hornos 1-
las calmas del océano Pazífico? ¿ Perezoso el pueblo español cuando es el
único del mundo que ha sabido hazer navegaciones mas largas? Los es-
pañoles del dia son perezosos porque á ello les obliga la índole del go-
bierno que los destruye, el cual ha hecho en la península lo que ejecuté
en la América. Con el fin de mantener á las regiones ultramarinas bajo su
dependencia, las empobrezió privándolas de los medios de prosperar, yá
trueque de conservar un mando caprichoso sobre los peninsulares, el go-
bi cmo los privó de los medios capazes de conduzirlos á la felisidad, pre.
fi riendo mandar sobre la esterilidad y la miseria."


Cámbiese pues de una vez la forma de su gobierno, suceda el mode-
rado, que es el de la nazion española al absoluto que la mancilla y
destruye, y qu':l es el único qUE' puede favorezer á la dominacionque á su
sombra ejerze la Francia, sea la Gran Bretaña la que contribuya con su
infiuencia vara el logro; y ella sacará. los resultados ventajosísimos á su
poder que hemos indicado: y unida á la España por la alianza que ambas


. hancontraido y que se ha robustezido con las glorias adquiridas en su con-
secuencia, en España encontrará fidelidad á toda prueba en las empresas,
valor indomable para la defensa comun, y un mar de recursos .para .• llevar
la masa de sus riquezas al mas alto grado, enriqueziendoá su aliada, y
haziendo. con ello mui respetables sus relaciones y su amistad.


Mas si la desgracia hiciere que ni el acicate del honor comprometido en
libertar á los españoles de los desmanes que los destruyen, ni las relacio-
nes políticas, ni los cálculos de la conveniencia fueren poderosos paraque
el gabinete ingles se decida al cabo á socorrer á España, influyendo en la
mejora de su situacion política, mientras los altos potentados miran con
frialdad sus desgracias, la naziou española correra presurosa á su ruina:
los crímenes ejerzerán en ella su imperio con descaro, y cuando se. logre




620


apagar las hrzes, empobrezer á sus habitantes, y convertir la península
en un pals de barbarie y oprobio ; cuando el absolutismo, terminando en
España el grande ensayo de su poder desolador, dirija sus miras á las na-
ziones vecinas; y cuando inutilizada la fuerza peninsular, falanges aguer-
ridas invadan la Europa, la heróica nazion británica se encontrará sola en
circo mui peligroso, y careziendo del apoyo que le hubiera prestado la
España, llorará sns desgracias, si es que no encuentra UD desengaño terri-
ble que debilitando lOU poder, condene la humanidad á sufrir pasiva los
insultos de la tiranía. civil yreligiosa, sin esperanzas de remedio .... !!!


A 1 de octubre de 1827.


--000--·


LITERATURA Y BELLAS LETRAS.


Diccionario de haeienda para el uso de los encargados de la suprema
dlreccion de ella, por D. José Canga Argüelles. 5 tomos en 8vo.-Lóndres
1826 y 1827, imprenta de M. Calero.


Elementos de la ciencia de hazienda por D. José Canga. Argiielles, I to-
mo en 8vo.-Lóndres 1825.


La nazion española tan abundante en escritos económicos y políticos,
carczia de tratados elementares sobre la parte interesantísima de la econo-
mía aplicada á la hazienda. El autor de las que anunciamos, que en los di-
ferentes cargos públicos que de esta ha desempeñado en su patria, ha co-
nosido la gran falta que hazian pam formar hombres capazes de manejar el
ramo financiera, aprovechando 1()3 muchos ratos de soledad y de retiro á que
en calabazos le condenó una injusta confinación, en premio de los servicios
que hiziera á su patria; se dedicó á escribir unos elementos de la ciencia
de hazienda y un diccionario de esta. En la primera ha reduzido á reglas
sencillas, las máximas que la experiencia tiene acreditadas como mas segu-
r as.para dirijir con acierto la mano de los supremos directores de la finanza;
y en la segunda ha reunido una copiosa coleccion de datos estadísticos ha-
ziendistas y políticos, absolutamente precisos para las combinaciones de los
encargados del manejo de aquella.


Los elementos de hazienda se dividen en cuatro libros. En el primero
titulado Nociones preliminares, se trata del modo con que se forman las
riquezas de una nazion, los agentes que influyen en ella, y los obstáculos
que se oponen á sus progresos. En elsegundo que lleva el epígrafe de los




consumos públicOG, se da "á conozer la magnitud de tariquezl;-p~tltfcr~"
Bspaña, la naturaleza de aquellos, se ~xaminan todos, y se comparan los qhe~
hazen las clases que se sostienen con ellos, con la masa de la riqueza. En
el tercero se da á conozer la Índole y calidades de los instrumentos que sé'
emplean para sacar de esta las sumas necesarias: para nutrir los consu-
mos y gastos públicos: se haze una breve reseña del carácter del actual sis-
tema tributario de España, se describen los medios extraordinarios de que
se ha valido el gobierno en todos tiempos para hazer frente á lasobligacio-
hes extraordinarias del erario, y se dan á conozer las bases del crédito pi.-
blico, Finalmente, el libro cuarto se invierte en presentar las calidades de
los agentes que se emplean en la direcciou de la hazienda y en la cobranza
y distribucion de los fondos públicos; se trata del código penal de hasien"
da, y de la jurisdiccion de esta. A los elementosacompañan varios ápen-
dices curiosos, entre los cuales llama la atención un tratado absolutamente
nuevo de la diplomacia comercial de España. ,'.;'


En el diccionario de hazienda escrito para el uso de los eucargados~l~lll,\,\
suprema dirección de ella, se trata Con la concisión que requiere ·est~ da!l~
de obras, de la ciencia de hazienda en todas sus partes, componiend?~ll~
especie de biblioteca portátil de esta. En ella se tratan los puntos cardi-
nales de la ciencia económica; se dan á conocer todas las rentas públicas,
gastos)' deudas de todas las nasiones ; se describen todas las rentas deo Es'7
paña, y de las Américas que se llamaban españolas; se daná conoserIas
funciones de todos los empleados de hazienda; .se haze una r~syñ~ de,t~4os.
losarbitrios pecuniarios de que el gobierno español echó mano p~ra 8alirl1~ .....
sus apuros; se insertan todos los datos estadísticos que el autor h~ podido.
recojer sobre la península y las posesiones ultramarinas; se tratadelas re-
laciones mercantiles de España, y se insertan algunas memoriasyhastaaquí s.
inéditas, de la mayor importancia y curiosidad. '1<il.,.;xé


Son realmente interesantísimos entre los artículos, los de ACl,ljía~i~e!l";
de .JlIOllcda.-,-Almros del erario.-Balanza de comercio.-Bancos.-:--papi.
tales.-Riquezas del cleroespañol.c-Dontrlbuciones de España.-peudapú_
blica.-Diezmos eclesiásticos.-EstadÍstica de la península~....,...A.utores,·
españoles que han escrito de economía y hazienda.-Dfxech9 pú~licQmer-
cantil.de ,Europa.-Moral de hazienda.-Ministtos de .h~ienda.-Jl.ellta$
públicas de las naziones de Europa.-Préstamos.__Reversionesálacor«>ul\..'


Entre IR!¡ memorias inéditas, merezen particular.ateDcion,.Iapr($eQl;~\(la.. '
por la corte de España en el congreso de Amiens: Sobre si los....4IlSnl~1i
deben pagar contribucioncs.-Las relativas á las¡transacciones mercantiles
~ t'




con Prusia, Sajonia, Turquía, Suecia, Francia, y la que se leyó al Sr. D.
Cárlos IV sobre nivelar los ingresos del erario con los gastos de la nazion.


Los sabios editores de la Revista Enciclopédica formaron el juizio si.
guiente de estas dOI¡ obras. •


" *El diccionario de hazienda, primera obra de su clase que se ha publi..
eadoen lengua española, es de la mayor importancia para los que se ocu-
pan en una materia tan íntimamente ligada con la felizidad general. En
esta obra se desenvuelve del todo la ciencia de hazienda, presentándose en
ella con las mas menudas explicaciones una masa de hechos poco conosl-
dos, y noticias preciosas, con claridad y concislon,


" En ella encontrarán los aficionados al estudio de esta parte de la cien-
cia económica, estados de las rentas, gastos y deudas de todas las nazio-
nes europeas: un resúmen de todos las arbitrios extraordinarios de qne se
han valido los financieros españoles en las urgencias: notas comerciales de
Esp 1ña con las demas naziones ; y la analísis de todos los tratados de co-
merció que existen entre ellas. La estadística de la península y de las
Américas, ántes sus colonias, se presenta con la mayor exactitud, y se
apoya en notas, estados y memorias hasta aquí inéditas.


" Los empleos eminentes que el autor ha obtenido en España, le hizieron
conozer la fatal influencia que la falta de datos y conozimientos financieros
ha ejerzido sobre sus compatriotas. Penetrado de esta verdad, y cedien-
do á las instancias de su digno amigo D. Vicente Rocafuerte, encargado
de negocios en Lóndres de la república de Méjico, escribió los elementos
de la ciencia de hazienda; cuya primera edicion se despachó rápidamente
en América. En seguida el autor publicó su diccionario, que hazla algu-
nos años habia compuesto en el fondo de una cárcel, en donde le arrojaron
sus servicios por la patria.


« Esta obra es preciosa, no solo para los economistas, sino para los indivi-
dues-ds los congresos nazlonales, y es particularmente interesante á los es-
pañoles y á los americanos, mereziendo el aprecio de los estranjeros. Re-
comendamos vivamente estas dos obras del Sr. Canga ArgüelIes.


« N o se puede alabar bastante la noble conducta de este escritor, quien,
léjos de desanimarse por la opresion y crueldad de que es víctima, no cesa
de trabajar en bien de sus conciudadanos. Desterrado en un pais estraño,
continúa haziendo á su patria los únicos servicios que están á su alcanze,
consagrándole en estas dos obras el fruto de su experiencia, y el tributo
de sus luzes."


Artículo inserto en el folio 684, tomo TU de 1826 <le~la Revista Enci-
clopédica de Paris,




• Diccionario de ha:ienda por D. José Canga .I1rgüellos 5 tom{Js~D
Svo, Lóndres.


"Se acaba de concluir esta obra de la que hemos hablado ya en la página
684 del tomo XXXI. Basta leer el índice analítico 'de las materias que
contiene, que se halla al fin del tomo quinto, para conozcr la importancia
de esta obra trabajosa. Eu ella se tratan los varios artículos que entran en
el plan de un sistema de la hazienda pública, y los numerosos datos que
contiene la constituyen en la clase de las obras teóricas y prácticas. Es
ademas un excelente suplemento á. la historia y á la estadística de la Es-
paña y de la América del Sur, y el que quiera escribir sobre una y otra,
hallará en él preciosos materiales. Es lástima que el autor haya limitado
sus investigaciones al siglo XVIII, pues que da á conocer la España moder-
na con el testimonio irrefragable de los hechos y de los cá.lculos, y con las
memorias y los planes de reformas que incluye, " de que haze mérito.


"El autor cita religiosamente todas las obras de las cuales saca los datos,
y la Revista Enciclopédica; mereze al antiguo ministro de España los,elo-
gios mas lisonjeros. Como el Sr. Canga Argüelles reclama el exárnen de
la crítica sobre su obra, nosotros correspondemos francamente á. su exci-
taclon para comunicarle nuestras observaciones. En nuestra opinion el
diccionario de hazieuda está defectuoso, en la parte relativa á las noticias
estadísticas de los diversos estados europeos, pues que comprenden el es-
tado pasado y no el presente. Apesar de esto, cuando se reflexiona qne
esta es la primera obra de su clase que se ha publicado en lengua españo-
la; cuando se reconoze la multitud de objetos qne comprende, se admira
el observador al ver que un hombre solo haya podido llevar al cabo una
obra tan grande en rnénos de dos años; y que una empresa semejante no
ofrezca mas motivos á. la crítica, que el corto que hemos anunciado. Opi-
namos qne dicha obra será. utilísima á todos los que se dediquen al .estudío
de la economía política, y que deherá ser el manual que consulten 10.$" fi-
nancieros españoles y de las nazlentes repúblicas americanas." Revista
enciclopédica del mes de agosto de 1827, tomo 35, folio 377.


Nota.-El astérico puesto en el anuncio, es la señal con que los sabios
editores marcan las obras que en su opinion merezen una particular aten-
don: y llevando este signo el anuncio del dicci0ll.~rj.g~~s una prueba de
su lisonjera clasificacion. '~"",


",-P.M•




Q.flosdc e"!igrados espaiíoles.-Peribdico mensual que le publica en Lbn-
dres, época primera uño& desde 1824 á 1826. 6 tomos en 8'00. Epoca se-


gunda, peribdico trimestre, año de 1827 un tomo Clt 8'00.
Al terminar el presente tomo, y con él los trabajos respectivos al pre-.


senteaño,senospermitirá insertar, mezclado con nuestro agradezimiento,
el juizio que han formado del periódico que redactamos, algunos de los
mas acreditados que se publican en Inglaterra y Francia. El ventajoso
concepto que han merezido nuestras tareas á sus sabios redactores, y á
otros muchos escritores estran.ieros que las han citado y citan, recomen-
dándolas á nuestros lectores, nos estimularán á continuarlas si logramos
que el público ilustrado nos favorezca como hasta aquí con su protecclon.


.Articulo inserto en el fol. 687, tomo:n de 1826 de la Revista Enciclopédica
de Paris,


*Ocios de españoles emtgrados.
"Este modestísimo título no corresponde al mérito de la obra á que da


nombre. Nadie podiacreer que bajo una divisa tan frívola se trataran las
materias políticas, lejislativas é históricas de la mayor importancia, y que
los ocios de algunos proscriptos se emplearan en dar á conozer á las na-
ziones estranjeras las riquezas literarias de su desgraciado pais.


En racontant ses maux, SOlt'Oent on les soulage,
" Hablando de su patria creen poder olvidar que la han perdido; recor-


dando lo que ha sido y de ló que es digna, se consuelan del abati-
miento en que momentáneamente ha caido. Estos son los sentimientos
que animan á los redactores del periódico que anunciamos. Puestos en un
país estraño, sin protectores ni apoyo, han conozido que les era necesario
ocuparse de sus dioses domésticos. Acusados por la aristocracia, cuyos
proyectos han descubierto; calumniados por el clero, cuya intolerancia
han denunciado al mundo; perseguidos por los reyes, porque han tratado
de substituir el poder constitucional al absoluto: procuran contestar á las
acusaciones injustas, falazes y 4eshonrosas con que han procurado inju-
rlarlos, Amantes de una sabia libertad, han hecho ver que España seria
capaz de disfrutarla: admiradores de la sabiduría de otras naziones, han de-
mostrado que su patria tiene títulos literarios que ofrezer á la admiracion
de Europa. Ellos han desempeñado el objeto. Desde el abril de 18~4
este periódico defiende con dignidad la causa de la emigracion española,
y presenta los derechos de la península á la consideracion de los sabios.




525


Sin mas que leer la parte relativa á la historia del gobierno
constitucional de la península, y especialmente la enérgica y con:'
cluyente respuesta dada al Quartefy Reoie» é inserta en los Ocios, se
convenzerá cualquiera de que la masa de la nazion española no es acree-
dora á los males que la aflijan, Siguiendo á los redactores de los Ocios en
su exámen de la literatura moderna de su pais, es preciso restituir á esta
nazion parte de la gloria literaria de que era dueña en tiempo de Cervan-
tes y Lope de Vega.


"La eleccion de las materias insertas en los Ocios, es buena general-
mente hablando. Las cuestiones de historia, de política y de hazienda,
están tratadas con sabiduría y profundidad. Convendría que en las dis-
cusiones interesantes á América, se olvidaran los redactores de que son
españoles y de que han dominado el pais de las nazientes repúblicas. Se
tratan las materias relijiosas con grande erudicion, si no demasiada. El
lástima que se ocupen en pormenores, abandonando por tratar de discipli-
na, el estudio de las grandes reformas relijiosas que reclama la actual ci-
vllizacion. Los artículos en prosa están hien escritos; mas en las piezas
poéticas las hai mui medianas." Sin embargo es admirable el peqneño
poema de las ruinas de Roma. Este periódico carecía de orden, y nues-
tra Revista les ha ofrezido un modelo de una c1asificacion natural que en
parte han adoptado. Tres artículos mui notables hai en los Ocios: prime-
ro, la analisis de la historia de los árabes de Conde: segundo, las obser-
vaciones sobre el comercio de Inglaterra; y tercero, un artículo de M.
Lanjuinais sobre la memoria de Scipion de Ricci, artículo sacado de nues-
tra Revista, traduzido ya al ingles en el Mercurio de Lbndres; y vertido al
español en los Ocios.'>


El_Wercuriofrances de 26 de mayo de 1827.


" Existe una reunion literaria de proscritos y desterrados. Son rreos
de su amor á las leyes y del deseo de la civilizacion, y este crimen los
obliga á huir de los rigores de los apostólicos, para librarse del puñal
del fanatismo. Han apelado á su pluma contra las injusticias de su patria,
y no pudiendo pelear para defenderla, escriben para servirla y honrarla.
Pero han visto que les era forzoso pedir asilo á la única tierra donde la
razon goza los fueros del refujio y de la hospitalidad. Publican en Lón,
dres, en lengua española, una obra periódica titulada Ocio, de Españoles




526
emigrados. Tam bien la libertad tiene sus fieles. ¿ Quién podrá ver sin
emocion el lustre que le dan los talentos y la virtu d de estos escritores ?"


Reoue Encyclopédique, ou Anall/se raisonéc des productions plus remar-
quuoles, N. 3, abril 1826, tomo 1, fo\. 124.


" Los Ocios empiezan su año tercero y durarán mucho tiempo, si no se
terminan las circunstancias que los.han producido. Las desgracias de Es-
paña no acabarán tan pronto. Cuando la historia coetánea no encontrára
en este periódico materiales de que se puede valer con confianza: cuando
las letras no sacaran de él alguna ventaja, y cuando no fuera útil para la
propagacion de las ciencias, lo seria para la restauracion de los pueblos
y de sus directores. Esta obra respira por todas partes la pureza del
alma. la nobleza del pensamiento que dictó SUj páginas, y el amor dé la
verdad y de la justicia, y sobre todo el de la patria.


" Para conozer á fondo el carácter de las proscripciones políticas, y
de las persecusiones basta examinar sus víctimas; y se verá que siempre
lo son el mérito, las virtudes y el jeneroso entusiasmo. Los emigrados es-
pañoles se ven arrojados de la grande porcion de tierra que ocupa su nazion,
y casi toda la Europa culta haze alarde de negarles un asilo. Una policía
sombría los persigue por todas partes, se destierran sus escritos como sus
personas; pero en el pais estranjero, y desprovistos de cuanto puede dul-
zificar su desgracia, los emigrados solo piensan en su patria, sea el que se
quiera el lugar que ocupen en los dos mundos, y sin exceptuar al partido
que los ha proscrito. Si este sigue las inspiraciones de algunos eclesiásticos
del alto clero español, mui luego veremos restablezida la inquisicion.


ce Difícil seria componer una. declamacion mas violenta que la que el
obispo de Santander D, Rafael Tomas Mendez de Luarca fulminó el año
de 1816 contra las cortes de Cadiz, la filosofía, la venta de los bienes
del clero, y la idea de sujetarle al pago de contribuciones. La elocuen-
cia de las injurias no puede pasar mas allá, y la lengua francesa careze de
las riquezas que en este jénero posee la castellana.


" Hai pocos versos en este periódico, con todo la situación de los redac-
tores ha inspirado alguna vez al jenio de la poesía. Por los anuncios de
las obras españolas que se publican en Lóndres, se ve que una gran parte
de los literatos españoles abandonó sus hogares. Ganga Argüelles escribe
su diccionario de hazienda: D. $stevan Pastor continúa su catecismo de
agricultura, y D. Pablo Mendibil pone en órden elantiguo teatro c'~Jlañr¡l.




527
De tal calaña son las conspiraciones de estos hombres peligrosos, dé' los
cuales una profunda sabiduría ha libertado á España."


The Panoramic Miscellany, núm. 6,junio 30 de 1826, vol. l, fol. 814.
•, Tiene algo de preeminentemente honrosa la conducta de aquellos


hombres que habiendo caldo de la altura del poder y la riqueza, en las
garras de la miseria y del destierro, no solo sufren su suerte con fortaleza,
sino que se muestran contentos en la obscuridad de su condiciono El
Mirabeau de las cortes Galiano, héroe ademas de la Isla de Leen, enseñando
la lengua española en Londres, y convertido en una especie de mecánico
entre sus compañeros de proscripcion; y el ministro de hazienda Ganga
.L1.rgüelles, son dos ejemplos que nos creemos dichosos de ofrezer á la
admiracion de nuestros compatriotas, y que hazen un grande contraste.con
los que en otro tiempo dieron Carlos X y Fernando VII en sus destierros
de Holywood y Valencey,


" Los emigrados españoles, tanto tiempo calumniados por haber sido
venzidos, hallan al fin en los redactores de los Ocios los fuertes defensores
,de su noble causa. Este periódico que lleva tres años, contesta victorio-
samente por medio de los documentos que ofreze á la luz pública, á las
acusaciones malignas que se hazen á la nazion española. En algunos de
sus artículos, y con especialidad en la respuesta á los ataques del Quar-
terly Review, se demuestra que su heroica nazion, tan obstinada en de.
fender su independencia, sucumbió fácil y prontamente en el combate de
la libertad, no tanto por el impulso de las armas francesas, cuanto por
efecto de las intrigas de turopa.


" Algunas de sus páginas, y particularmente el artículo titnlado Flo-
resta de rimas antiguas castellanas, y una aualísís de la obra de Bolh de
Faber, nos demuestran que la nazion española, acusada de ignorante, no
cede en la parte Iiteraria á otra alguna de Europa.


" El español sabe pelear y morir con gloria cuando la traicion no man-
cha sus ejérzitos; y la gloriosa muerte de Riego y del Empezillado nos
hazen ver suficientemente que la consagracion generosa no es desconozida
á los castellanos: y los Ocios nos enseñan que el español sabe brillar en
las ciencias, é invocar las musas cuando el vuelo de su ingenio no se ve
detenido en su carrera por alguIl obstáculo.


" Un amor prudente de la libertad, un varonil sentimiento de indepen-
dencia, y un conozimicnto profundo de la jurisprudencia, de la economía
política y de la historia y literatura, son los caractéres de este periódico




mensual, los cuales son ilustrados particularmente con el exámen campa.
rativo de las constituciones de las nuevas repúblicas trasatlánticas, con la
analísis del curso de Mr. Rey, CaD el artículo sobre la dominacion de los
árabes en España, y con las cartas sobre Inglaterra, llenas de juiziosas é
interesantes observaciones.


C, Los escritores de los Ocios no descubren aquel religioso fana-
tismo que se atribuye á su nazion, Conozen que la libertad de
conciencia es la mas sagrada de las libertades, que es injusto
tratar de oprimirla, y sacrílego atacarla; y su lenguaje es siempre
el de la razon y de la tolerancia. Sin embargo, puede acusárseles
de entretenerse demasiado con los dogmas relijiosos y la disciplina
eclesiástica, abandonando el llamar la atencion pública hácia aquella gran


. reforma relijiosa que imperiosamente reclama el estado del mUl\dociym~
zado. Tambien se les puede decir que en materia de poesía, no siempre
corresponden sus doctrinas á sus obras, que han dado entrada en su obra á
algunas composiciones mui medianas, y que poseyendo un superior cono.
zimiento en su lengua, sus artículos sobre filologia alguna vez son dema-
siado largos. La analísis del curso de lejislacion de Mr. Rey, de los derechos
del ciudadano, de las constituciones y de la administracion de justicia,
tratados como lo están con el mas alto grado de liberalidad, independen-
cia y fidelidad, reclamaban mayor estension que las observaciones grama.
ticales.


" No obstante estos pequeños defectos, recomendamos esta obra á nues-
tros lectores por ser la mas apropósito para hazer ver el estado actual de
la literatura, costumbres y situacion de UD país, ahora miserablemente es·
clavlzado por Fernando y sus clérigos, pero que tarde ó temprano llegará
á regenerarse. Las semillas de la libertad están mas derramadas en él, que
en parte alguna de Europa; y ni los tiranos, ni los clérigos son capazes de
cerrar las manos de los habitantes para recojer su cosecha. El reino del
terror puede durar algun tiempo, ayudado por las leyes sanguinarias,
los calabozos, los verdugos, las bayonetas estranjeras y la inquisicion;
pero la fuerza moral triunfará de la opresion física, y las proscripciones,
los destierros y las ejecuciones vengativas harán mas cierta su ruina."




529
MISCELANEA.


Españoles emigrados y Sir R. Wils()n.
La generosidad inglesa, que jamas encuentra límites cuando se tratade


SOCOrrer las ajenas miserias, deseosa de aliviar las de los españoles emi-
grados, que se encuentran en la Gran Bretaña, arrojados de la patria que
les dió el ser, disponen una funcion de teatro en Brighton, aplicando el
importe de los billetes ~ su socorro.


El ilustre y valiente Sir Robert Wilson, bien conozido por sus virtudes
cívicas y militares, se ha puesto al frente de esta empresa, la cual produ-
zirá felizes result~dos para los desgraciados, debidos á la noble caridad
británica, y á la decidida proteccion del distinguido veterano de las justas
libertades del pueblo, que no contento con haber pasado en el año de
1823 á la península á sostener gratuitamente en ella la causa del honor y
de la justicia, y de haber derramado su sangre en la Coruña, toma el mas
ardiente intores en alijerar el peso de las desgracias de los patriotas espa-
ñoles, cuyo honor ha defendido en el parlamento, contra las injustas im-
putaciones que les hizieron sus enemigos.


Los españoles emigrados al sufrir ingratas correspondencias de parte de
los altos potentados de Europa, que disfrutan hoi el precio de sus sacrlñ-
eles, se conortan en su dolor con las repetidas pruebas de aprecio qne
diariamente reciben de la magnánima nazion británica; y las cuales, gra-
bando de un modo indeleble en sus corazones el sentimiento de la mas
acendrada gratitud hácia un 'pueblo y un gobierno tan ilustrado y huma-
no, les hazen esperar ansiosos el dia, en que restituidos á sus hogares,
puedan retribuir de algun modo los beneficios secibidos. Entónces á las
vozes de la alegría unirán las de los elogios á la Gran Bretaña, y al estre-
char en sus brazos á sus tiernas esposas y á sus hijos, mezclarán sus nom-
bres con los respetables de Wellington, Burdett, Wilson y otros distin,
tinguidos ingleses que han sabido dispensarles una franca proteccion en su
infortunio.


Establezimiento detjuizio de jurados en Ceylan, último desengaño para Io«
que lo creen imposible de realizar, á no precederle una gran iiuetracion en


el pueblo.
Los esfuerzos hechos en Ceylan por el Sr. Alexander Johnston Bt,


Chief Justice y primer vocal del consejo de S. M., para el establezimiento
del jurado, coronados con las mas ventajosas resultas, nos ponen en la agra-


3Q




530
dable precislon de dar á conozer á nuestros lectores las tareas de est~,fn­
tegro y benéfico majistrado, seguros de que su relaclon.servlrá para con-
venzer á los tímidos, ó á los apegados á los hábitos recibidos, de la pro-
babilidad de realizar eljuizio por jurados en Europa y América; que es
el mas conforme á las leyes primitivas de las sociedades, y el mas condu-
zente para asegurar la libertad civil en las naziones, Los que persadidos
de buena fe de que para introduzir eljuizio por jurados, es preciso que
los pueblos disfruten un alto grado de Ilustración, y los que conduzidos
por un espíritu de monopolio jurídico, pretenden que solo á las' corpora_
clones de togados está reservado el fallo de los delitos, y de las contien-
das que promueven los intereses individuales, hallarán en Ceylan un de-
sengaño ; verán que todo es posible en política, cuando los que dirijen Jos
pueblos están adornados de tanta sabiduría, tanta integridad, prudencia,
imparcialidad y zelo corno distinguen al ilustre, y para nosotros respeta-
bilísimo Sr. Johnston; y al fin conozerán que solo UD temor, si se quiere lau-
dable, pero hijo de las preocupaciones, pudo haber influido en los años de
·1808 y 1812 para que los lejisladores de una europea monarquía mode-
rada, al hablar deljuizio por jurados, se hubieran contentado con decir que
si con el tiempo se creyera conveniente que hubiera distincion entre losjue:
zee del hecho !J del derecho, ee eetablezeria el~ laforma que pareziera con-
duz ente : decision que envuelve una implícita duda sobre la oportunidad
y la posibilidad de dicho establezimíento.


Esperamos que los lejisladores americanos, aleccionados con los resulta-
dos de la grande nazion británica, y animados con el noble y ardiente ejem-
plo del filósofo Jhonston, no se detendrán en establezer el juizio por jurados.
seguros de que en él hallarán un apoyo ¡:obusto de su libertad.
o «El informe que Sir Johnston dió al gabinete ingles sobre el plan adop-
tado por él para el logro de una empresa tan uigna de la ilustracion del
siglo, y tan propia de los principios humanos de este majistrado, descubré
las razones que le impulsaron, el modo con que llevó á efecto un proyecto
tan precioso, y las consecuencias que ha produzidc,


I.
Las quejas dadas contra el antiguo sistema de administrar lajusticia por ser


dilatorio, costoso y antipopular ; el poco aprecio que los naturales hazian de
la verazidad , c1ningun interés que teuian eu sostener un órrleu judiciario
en el cual no se les daba parte alguna; la dificultad que losjuezes europeos,
.que lo eran del hecho y del derecho, teniau para asegurarla, y las demoras
que sus actuaciones produzian á los testigos, con grave daño sUYQ. y del era-
rio; fueron las causas que impulsaron al Sr. Johnston para hazerlas des-




531
aparezer por medio de un sistema judicial, que fasllltaado la buena admi-
nistracion de justicia, preparara el camino para otras mejoras políticas y
económicas.


11.
Con tan digno objeto trató : primero, de hazer que aquellos habitantes


tomaran interes directo en la buena administraeion de' justicia, dándoles
parte en ella: segundo, hazerles apreciar la verdad, formando con ella la
escala para lograr el aprecio público, y obtener encargos del gobierno: ter-
cero, hazer que los naturales de mayor opinión y probidad fueranjuezes de
hecho; y cuarto, acortar los trámites judiciales y las estarias de los testigos,
disminuir las incomodidades de estos y los gastos del gobierno. Creyó que
la admision en el jurado de todos los vecinos de la isla, bajo ciertas
modificaciones, era el medio mejor de lograr su objeto.


lII.
Antes de llevar á efecto la idea, el sabio J ohnston la consultó con los sa-


cerdotes de la relijion de Bidhoo, con los cingaleses, con los brahmines y
los hindoos , en pós la comunicó al gobierno y al consejo de la isla, y uni-
dos todos los dictámenes, se pasó al ministerio británico, el cual des-
pues de un maduro exámen, por decreto fecho en noviembre 1811, mandó
extender á todos los ceilandeses el derecho de ser jurados para la decision
de las causas criminales, llevándose á ejecucion bajo el método propuesto
por el Sr. Johnston.


IV.
Segun este sistema todo hombre libre, natural de Ceylan, mayor de 21


años y vecino residente en la isla, está habilitado para serjurado~
El fiscal ó sheriff de la provincia, al abrirse la audiencia ó sesion criminal


de ella, forma una lista con un número considerable de hombres habilitados
parajurados, tomados en cada casta, cuidando de no comprender en ella á
los que se encuentren ocupados en las faenas de la agricultura é industria,
ó en las ceremonias relijiosas que exijen asistencia personal. El día primero
de audiencia, se leen los nombres y se llama á todos los ciudadanos de la
lista, los cuales acompañados de los majistrados y oficiales de policía, se pre-
sentan en el tribunal á oir la arenga del juez con la cual abre las sesiones.


Los presos concurren tambien, y tienen el derecho de ser juzgados por
trece jurados, tomados entre los de su casta; á ménos que haya alguna ra-
zon, á juizio del tribunal, para evitarlo, ó que ellos pidan ser fallados por
otra casta, ó por jurados tomados por mitad entre los europeos y las castas.


Dado este paso, el escribano introduze en un arca, colocada en la parte
mas vislble del tribunal, un número mui grande de boletas con los nombres




dé loo babilitados para ser jurados, sacados de la casta que ha de·for.
mar e/jurado, y saca uno á uno los que han de obtener el cargo. El prese
puede, en el acto, desechar los que le parezcan, y en su lugar se sacan otros
basta que quedan trece sin tacha. Estos trece, juran en seguida, segnn
la forma y rito de su reljion, fallar el caso segun la evidencia.


El Sheriff en seguida presenta al juez el caso que se va á decidir, y lla-
ma lo!, testigos, que dan su testimonio ante el juez; teniendo los jurados
derecho para hazer las preguntas, y el preso lo tiene tambien para exami-
narlosbajo juramento,


Concluido este acto, el preso expone en su defensa lo que cree del caso,
y presenta testigos por su parte. El jurado y el fiscal pueden examinarlos
obligá.ndolos á jurar en manos del juez. El fiscal puede hazer réplicas, y
presentar nuevos testigos.
':Terminado el debate, el juez recapitula lo que resulta, y haze las observa-


ciones <¡ue estima del.caso. Eljurlldo en su vista delibera desde sus asien-
tos, ó en un aposento cerrado; y da en el tribunal y á vista de todos el fallo
irtitees el resultado de los votos de la mayoría. Se cuida que los jurados
no se comuniquen con persona alguna desde que juran, hasta que el es-
cribano publica la sentencia.


V.
E! tan grande el número de los habilitados para el jurado en Ceylan, que


no es posible corromper á los jurados, por grande que sea la influencia en
el pais del interesado. El número de los que el fiscal cita para
cada sesion, la imparcialidad con que se sacan los nombres de la caja, el
derecho que el preso tiene para recusar los que salen, y el cuidado con que
el tribunal evita la comnnicacion con otras personas, de los jurados, una vez
hecho el juramento, da á su sentencia una gran fuerza.


Siendo los vecinos jnezes de hecho, y los europeos juezes de derecho, un
solo juez de estos basta para desempeñar las funciones de la majistratura,
Cuando'ántes se necesitaban dos ó tres.


"Losjurados, conoziendo los diferentes grados de autoridad qae se pueden
dar lil testimonio de sus conciudadanos, deciden las cuestiones de hecho con
'ma.yor presteza que lo hazian los europeos; y así sucede, que despues del
establezimiento deljuizio de jurados, ningun fallo deja de darse dentro del
dia, y ninguna sesion pasa del plazo dc una semana 6 diez días, cuando en
el viejo sistema cada una duraba tres meses.


Todos los ceilandeses que concurren al tribunal como jurados, durante la
~p~ca de sus juizios, adquieren tantas ideas y nociones relativas 'al método
de proceder y á las reglas de la evidencia, que desde el establezimiento del




533


jurado, el gobierno ha podido echar mano de algunos de losjurad08 de las
medias castas, para elevarlos á la clase de los mas respetables majistrado8
del país, los cuales bajo la vijilancia del supremo tribunal, están en dispo..
sicion de administrar la justicia á los naturales, con poco ó ningun gasto
del público en los pleitos de menor cuantía.


El establezimiento del,juizio de jurados en Ceylau, además de lo que ha
facilitado el despacho de los negocios, y de lo que ha aliviado á los presos
y á los testigos de las dilaciones, gastos é incomodidades que sufrían con las
lentas fórmulas del antiguo sistema, proporciona al gobierno un ahorro de
10,000& anuales en los gastos de la isla.


Ningun individuo que no mereze el concepto de honrado y de veraz, en-
tra en el cántaro para jurado; de modo que solo el hecho de hallarse su
nombre en la lista de estos, le acredita de hombre digno de respeto, llirviéft..
dole de prueba en los casos en que su honor se ve comprometido, y de, mé-
rito para sus pretensiones. Como las listas de los que deben ser juradOl
se examinan con escrupulosidad por el tribunal en cada sesion, resulta que
se convierten en un instrumento poderoso para hazer á los habitantes ~8
cuidadosos en ser honrados y verazes, que lo eran ántes, influyendo eficaz-
mente en la mejora de sus costumbres.


VI.
Todos los ceilandeses alistadosparajurados, reputándose juezes del pais


como lo son los europeos, han adquirido un amor grande al gobierno britá.:-
níco, mirándole con mayor interes que ántes, Las consecuencias de esta
novedad se han advertido en la guerra kandiana del año de 1803, comparada
con la del año de 1816. Durante la primera, que fuá anterior al establezi-
miento del jurado, los ceilandeses estuvieron en la mayor parte en un es-
tado de rebelion contra el gohierno ingles, lo cual no se verificó en la se-
gunda guerra.


VII.
Como todo ceilandes, sea la que se quiera su relijion, y el paraje de la


isla donde resida, se presenta al ménos cada dos años al tribunal supremo,
y como el juez presidente informa publicamente á todos de los delitos que
se van á sentenciar; esto da á los naturales ocasion de tomar parte, no solo
en la admnistracion de justicia, sino para instruirse en otros muchos puntos
relativos al estado de la nazion, influyendo en la mejora de su moralidad y
de su instruccion.


VIll.
La opinion y la moral del pueblo se han mejorado mucho desde el año de




U!"6;antl!riór al establezimiento deljurado, al de lSl6,cincoañospo8te-
rior á este suceso. Esto se debe al cuidado que los jnezes tienen de comu-
nicar á los jurados sus ideas relativas á los adelantamientos' de la sociedad,
yalencargo que Ieshazen de difundirlas cntre sus paisanos.


Cuando la isla se sujetó á las armas británicas en 1795, los señores de es-
clavos capitularon la subsistencia dc la esclavitud. El gobierno británico,
ligado' por' este acto á mantenerla, y conoziendo que no podia abolirla
por medio de una lei, adoptó en el año de 1806, época anterior al jurado, el
medid deproponer á los dueños de esclavos que meditaran el modo de
abolir poco á poco la esclavitud; pero esta idéa fué unánimemente des-
echada.


En el año de 1811 se realizó eljurado ; y aprovechándose el sabio Johns-
tóhdb lit"bportlinidad qué le ofrezia de tratar con los jurados, entre 'los
cuales habla grandes propietarios de esclavos, les insinuó con mañasus ideas,
descubriéndoles lo que sobre la esclavitud se acababa de decretar en Ingla-
terra, y las dificultades en que los ponía la esclavitud para el imparcial des-
empeño de las funciones deljurado, cuando tenían que fallar á los escla-
vos. Estas conferencias, ayudadas de la influencia de las jóvenes bailarinas
que corren el pais cantando canciones y envolviendo en ellas las máximas
de la moral y de la política, consiguieron mudar poco á poco la opinion. En
] 816 los dueños de los esclavos de todas las castas y relijiones de Ceylan,
pusieron en manos del benéfico Johnston una unánime resolucion, que de-
bia publicarse en el tribunal, por la cual declararon libres á todos los niños
que nazieran de padres esclavos desde el dia l2 de agosto de l81~'en ade-
lante. Dentro de pocos años se verá abolida la esclavitud que ha preva-
Iezido en Ceylan por mas de tres siglos.


IX.
Como el derecho de ser jurado no se limita en Ceylan á solos los euro-


peos, sino que segun 10 propuesto por el Sr. Johnston, los vecinos de todas
castas y creencias están habilitados para ejerzer sus funciones, este digno
majistrado ha hecho abrir una lámina en la cual se representa el}uizio que
por asesinos sufrieron cinco ceilandeses de la casta superior; para hazer ver
de un modo sensible el órdeu con que concurren al juizio, y las diferentes
clases de sujetos que le presencian. No siéndonos dado insertar una copia
en este lugar, nos contentarémos con poner la descripcion.


Primero.-EI juez supremo y los juezes nazionales, vestidos con sus to-
gas, ocupan el primer banco.


Segundo.-EI rnazero y dos jefes cingaleses de casta superior.




535
Tercero.-Trece jefes cingaleses de casta superior en traje de cer~·


nia, toman el juramento á los jurados.
Cuarto.-EI principal intérprete cingales, que interpreta el juramento.,
Quinto.-El escribano del tribunal autoriza el juramento de loajurados,
Sesto.-El abogado fiscal, en los juizios criminales de Ceylan, haze igna-


les funciones que el supremo abogado en Escocia.
Séptimo.-El abogado defensor de los presos, oficio que cree') el Sr.


JohnstOll. Es de su cargo aconsejar ~ los llresos que quieren emplearle.
Ocicmo.-La urna en la que se introduzeu las boletas con 10s,uomb-\"1'lS de


los habilitados parajurados: de ella saca el escribano trece, q~e,sOll, los
que dan el fallo.


Noveno.-Los presos.
,Décimo.-Los alcaides ó mozos que cuidan de la custodia de los presos,
Undécimo.-Un sacerdote de Budhoo, como testigo, presta en manos de


otro sacerdote de su secta el juramento, segun el rito de su relijion, sobre
un libro sagrado de ojas de palma.


Duodécimo.-Un sacerdote mahometano toma sobre el coran el jura-
mento á los testigos de su secta.


Décimotercioe-Au: sacerdote Brahmin toma el juramento á.los .testigos
de su relijion, sobre la copa de agua consagrada y las ojas de tilso, consa-
gradas al Dios Hindoo-Shcra,


Décimocu(Jrto.-Cuatro jefes de policía de los cuatro departamentos se
presentan á dar razon del estado <le esta.


Décimoquinto.-El heraldo del tribunal requiere el silencio.
Décimosesto.-Un natural de Tanjore, hombre mui influente, por el in-


teres que tomó en el establezimiento de/jurado en su pais, se sienta entre
los jurados para euterarse y enterar á algunos de sus paisanos en el método
de estos juizios, á fin de preparar la introduccion en su patria.


Décimoséptimo.--Los tres Jefes de los brahmines de las tres principales
pagodas ó templos de Hindoo que ayudaron á Johnston á reconozer el códi-
go indiano, y á introduzir el juizio de jurados en su provincia. Estos sa-
cerdotes leen al pueblo en las festividades, un tratado compuesto deórden
de J ohnston, en donde se explica el mecanismo del jurado, y se demuestra
al pueblo la conformidad que este tiene con el tribunal antiguo de Hindoo,


Dúcimouctavu.--Varios ceilandeses en 1816, vinieron á dar á Johnston
las gracias por el decreto de libertad concedida á sus hijos.


Décimonuno.-El Rasah Palla, natural de Maha Bade, departamento que
consta de 25,000 almas, fué el primero que propuso la abolicion de la es-
clavitud, asiste al jnrado.




'f" ~mQ.-Un~rdotede Baddoo, ~ vista del tribuna),expli.ca ~ QOtI:
_¡_os la naturaleza, el órden y las ventajas del juizio de~radoa. "r<'.


.Yigésimoprimero.-Varios príacipes malayos que tuvieron parte en pro-
mover la abolicion de la esclavitud, asisten también,


Yigésimosegundo.-Un sacerdote jefe de 90,000 católicos dió gracias,á
Johnston, ante el jurado, por la parte que tuvo en la abolicion de las leyes
que aflijian á los católicos, y por la gracia que ,se les dispensó de la igual-
dad de derechos con los de la iglesia protestante.


Yigésimotereero.-El jefe de la mision de metodistas establezidospor
Johnston en Ceylan, asiste al tribunal.


Yigésimocuarto.-Dos de las bailarinas, que tanto han influido en el-es-
tablezimiento del jurado, y que merezen la veneracion yel respeto de sus
CQDciudadános, tambien presencian el jurado. ;;,


'·Vigésimoquinto.-El brahmin y clsacerdote de Budhoo, á cuyo cargo está
el formar el almanack cingales para el tribunal, é informarle en lascuestio-
nes que ocurren relativas á la relijion de Budhoo y á la astrolgía,


Yigésimosesto.-En una tabla colocada en parte visible del tribunal al
principio de cada sesion, se pone para noticia del público una relacion de
todos los delitos que se han de fallar.
Yig-é.~m08éptimo.-Otra tabla comprensiva de una lista de los delitos 00-0


metidos desde la sesion anterior por los individuos de cada secta relijiosa-
Como todos los niajistrados de los distritos, y los sacerdotes de ellos, asis-


ten á la apertura de las sesiones, ven la citada lista que se lee en todas las.
lenguas, y como los majistrados al resumir los resultados, manifiestarrel
aumento ó diminucion de los delitos dentro del marco de su respectiva in-
fluencla, resulta que esta manifestacion pública tiene un influjo mui grande
paraque los sacerdotes y los majistrados procuren mejorar las costumbres
del pueblo, evitando con ello la perpetracion de los crímenes.


CARTAS DE UN EMIGRADO.
CARTA v,


Peribdicos ingleses.
Amigo mio: es preciso que V. acabe de persuadirse de que en Ingla-


terra todos los objetos, en otras partes pequeños, reciben una magnitud
inconcebible á los que hemos nazido y vivido en paises destrozados por
el influjo de un gobierno absoluto.. No crea V. exagerado lo que le han
dicho sobre la inmensa extension que han recibido en Lóndres los papeles
públicos. La libertad de imprenta, sósten robusto de la libertad civil, la




537
ilustracíon compañera de esta, y In facilidad que tiene el pueblo ingJ,es de
instruirse en los primeros rudimentos, han multiplicado prodigloeamente. el
número de los leyentes, y han fomentado el comercio de los periédicos has-
ta un extremo que V. acaso reputará exagerado; pero PUAS que V. quiere
oirme en la materia, contando con su bondad, y con que creo que no le
merezco la nota de ponderativo, le diré en pocas palabras lo que sobre es-
te punto he adquirido. De paso me permitirá V. que le recuerde lo que
V. mismo habrá observado en la península. Miéntras que bajo el influjo
del gobierno arbitrario solo aparezian la gazeta, el mercurio, y algun otro
papel que se presentaba con las cicatrizes que el envenenado diente de la
censura les causaba, llenando de miedo al autor: ¿ cuántos ha visto la luz
pública en los tres años de la fujitiva libertad constitucional? Pues, ami-
go, reflexione V. que los ingleses haze ya mas de cien años que la gozan, y
que la imprenta camina sin trabas; y esto le hará á V. oir sin preocupacion
lo poco que me atreveré á decirle.


Considere V. qué número tan considerable de periódicos habrá en
Lóndres,cuando el derecho que sobre ellos cobra la nazion,ascendió en los
años de 1817 y 18 J8 á la enorme suma de 46.545,600 rs. : y de 59.851,300
en el de 1824. Son tantos, que para su conozimiento es preciso clasificar-
los por su objeto ó título.


Uo» el de Revistas se publican onze en cad~ mes, y en cada trimestre: en
los cuales se tratan con maestría puntos de política, de literatura, de reli-
jion , y se hacen sabias analísis de los libros que se publican. Las mas
célebres Son: la de Edimburgo, la de Westminster y la Británica.


Con el de Almacenes apal'ezeu veinte y dos, en los cuales se tratan de
asuntos varios, interesantes para la instrucciou pública, en todos los ra-
mos de Olas ciencias.


De Química, Filosofía JI 1l1ed;cina. Nueve periódicos están exclusi-
vamente consagrados á estos objetos.


A la ciencia Teológica. Seis se emplean en la discusion de puntos re-
lijiosos.


Para Señoritas. Se anuncian tres periódicos en los cuales se trata de
trajes de modas, y de cosas relativas al bello SRXO, adornados con precio-
sos grabados.


Con diferentes nombres. Se cuentan sesenta y cinco de miscelaneas :
objetos entre los cuales ocupa un lugar la educación de los niños.


La circulación de los periódicos mensuales ó trimestres suele llegar á
) 60,000 ejemplares, sin contar la de los semanales, como el Espejo, el


:3 R




538
Pott(olio, el almacen mecánico, el diario de mecánica y química, de 101
cuales se venden algunos miles.


Los periódicos y panfletos políticos y de noticias que circulan en Lón-
dres, son tan varios como instructivos.


Salen dariainente por la mañana., , • . . . . • . . . . . • . . • . . 8
tarde. . . .. . . . . . . . .• . . . . . . •• 6


Semanales, lúnes, miércoles y viérnes.. . .. . • . • . . . . . • • 4
mártes, juéves y sábado.. . . . . . . . . . . . . . . . 2
mártes y viérnes . . . . . . . • . . . . . . . . . . . . . . 1


---- mártes y sábado....... 2'
lúnes... . •. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2
miércoles. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2


---- juéves............................... 1
---- sábado.............................. 3
---- dómingo............................. 13
Cada tres semanas.. ... . .. . .. . .. . . . . . . . . . . . . . . .. . . 3


Suma.... 47


Finalmente, para que V. pueda formar idea, bástele saber que sin con-
tar los diarios políticos, en Lóndres se publicaban el año pasado de 1826


Semanales.
Periódicos relativos á ciencias físicas y nazíonales , • . . 7
---- relijiosos y murales.... 6
----literatura y bellas artes , .. 14


Suma , 27
--.-


Mensuales.
Periódicos relativos á ciencias físicas y naturales.... 17
---- relijiosos y morales., . •. . . . . . . . . . . . . . . . .. 44
----literatura..... " . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . .. 27


Suma, • . . 88


Trimestres.
Periódicos relativos á ciencias físicas y naturales. . . . b
---- relijiosos y morales.................. 9
---- literatura ¿ • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • •• 12


Suma.... 26


Total. . . . .. 141




539


Reflexione V. cuan prodigiosos efectos deberá produzir eu el pueblo la
masa de luzes que derramarán en él tantos, tan variados, y tan eficaze~
medios de difundirlas, y bendiziendo conmigo una y mil y mil vezes á;la
moderada libertad que disfruta la noble nazion británica, maldecirá otras
tantas al fatal destino que nos condena á gemir bajo el imperio de las ti-
nieblas, sostenido por la loca arbitrariedad civil y relijiosa,


Si, amigo mio, lloremos nuestra desgracia, admirando y envidiando la
dicha de los que, habiendo conozido un dia el precio de uu gobierno mode-
rado, han sabido sostenerle con denuedo: y mande cuanto quiera á su
afectísimo Q. S. M. B. El emigrado.


Lóndres á 3 de octubre de 1827.


CARTA VI.


Constitucion inglesa.
Amigo mio: me estremezco al ver que V. se atreveá indicarme sus deséos


de conozer la constüucion inglesa; porque creo que una curiosidad seme-
jante deberá reputarse criminal, en un pais donde domina la arbitrariedad.
Pero el r~sultado de los esfuerzos de esta enemiga del bien público es tal,
que cuanto mas empeño haya en horrar los sentimientos de la justa libertad,
otro tanto se acaloran, porque la persecucion de las opiniones políticas y re ..
Iijiosas aumenta sus prosélitos. V. da bien á conozer el temple de su al.
ma, cuando en el torbellino de los desmanes en que se halla sumerjido,
quiere ocnparsf' en conozer la constitucion inglesa; solo siento que mi in-
suficiencia me impida desempeñar dignamentc su encargo. Sin embargo
trasladaré á V. mis observaciones, por mas que exciten en V. amargos
recuerdos.


El estudio de la cOllstitucion británica me enseña lo primero: que en
Inglaterra no hai un libro ordenado por capítulos y títulos, como el de la
constitucion de Cadiz que erija en leyes los principios del derecho público:
en una palabra,no hai un código sistemado de los derechos y deberes del pue-
bloy desus gobernantes. Actas y decretos sueltos que sancionan los elemen-
tos indestructibles de la libertad pública, componen las leyes fundamentales
de esta gran nazion, la cual ha logrado su bienestar y su grandeza en pre-
mio de la tenaz constancia con que ha sabido conservarlas. El rei Alfredo
que murió en 90\, por reglamentos particulares hizo la division territorial
del reino en condados, y establezió el juizio porjurados. Juan Slnüerra
en J215, firmó, reconozió y juró la famosa magna carta, que los ingleses
miran como áncora de sus libertades. Enrique 111 expidió un estatuto por




640


el 'cnal'libertó á sus sometidos de la opresion que les causaba el derecho
bárbaro que tenia la corona, de convertir en bosques propios.Ios terrenos que
le parezian mas á propósito para el objeto; prerogativa que oprimia en gran
manera al pueblo. El mismo Eduardo 1 en 1300, expidió el estátuto titu-
lado de taUagio non concedendo, en cuya virtud el rei se obligó á no impo-
ner contribuciones sin el consentimiento de los arzobispos, obispos, condes,
barones, caballeros y hombres libres del reino; habiendo empezado des-
de esta época la libertad á erguir su cabeza en Iuglaterra (*). En el año
de 1295 se comenzaron á admitir representantes de los pueblos en las
asambleas nazionales, en tono suplicante al principio, del cual pasaron luego
á tomar el lenguaje y la actitud resolutiva, haziendo acuerdos altamente
notables. Carlos 1, correspondiendo á las instancias de sus vasallos, con-
sintió en 1641 en suprimir la cámara de estellada, tribunal arbitrario, ra-
tificando la libertad individual y los derechos de los ingleses, segun se ha-
llaban impresos en varios estatutos de otros reyes. Carlos I1, otorgó el
célebre privilegio del habeas corpus, antemural sagrado que precave á los
ingleses contra las arbitrarias prisiones y detenciones de sus personas. En
el año de 1689, aprovechándose los ingleses de la entrada al trono de Gui-
llermo y María, al reconozer su sucesión, obtuvieron la confirmacion y se-
guridad de sus antiguas libertades y derechos, comprendidas en la cédula
de reconozimiento expedida con el nombre de Rill de los derechos: que
forma la época moderna de las inmunidades del pueblo británico. La ¡lber-
tad de la imprenta, establezimiento que asegura la civil, no se halla sancio-
nado por lei alguna positiva, siendo obra de la costumbre; y habiendo su-
frido varias restricciones, hasta que en el año de 1694 quedó en la mas
absoluta franquicia por haberse negado el parlamento á autorizarlas.


Si recordamos, amigo mio, la historia de nuestra nazion, hallarémos iguales.
resultados en esta parte que en Inglaterra. Yo preguntQ ¿ cuando los caste-
llanos y los aragoneses disfrutaron la libertad, se apoyaban sobre la letra de
algun libro que con nombre de constitucion encerrára sus elementos? Re-
soluciones tomadas en los concilios, fueros ajustados de consuno con los
monarcas, y libres concesiones ó privilegios de estos, compusieron en la
antigüedad el cuerpo venerable de nuestro derecho público. ¿ y acaso la
serie misma de estos documentos, las causales que los motivaban, y las cir-
cunstancias á que lQS mas debiau su oríjon, no les daba una estabilidad que


. (~) Blackston e.




541


convertida en costumbres, aseguraba I'lU imperio ? ¡Cuan corto es el numero
de los artículos del fuero de Sobrarbe! Entre ellos no se encuentra el
fuero f.imoso de munifestucion, el de inventario, el defirma, ni el que per-
mitia á los pueblos reunirse para contrarrestar las demasías del poder. De
todos estos fueros, fruto de resoluciones sucesivas tomadas en vista de las
circunstancias, y de su exacto cumplimiento resultó el goze de la libertad
eh Aragon y Castilla.


Observo lo segundo: que en la uazion inglesa la libertad vino del rei al
pueblo. El pueblo aseguró los derechos de su soberanía despues que los
monarcas reconozieron como un deber la libertad de la nazion ; despues que
juraron acatarla, y que sufrieron sangrientos desengaños por su olvido y
prescindimiento. Esto le convenzerá á V. de que no hai necesidad de aca-
lorarse por sostener el dogma inconcuso de la soberanía popular, ni ménos
empeñarse en elevarle á la clase de lei fundamental, paraque la nazion dis-
frute las ventajas de la libertad, y el ejerzicio de la soberanía. El empeño
en sostener estas cuestiones académicas, en medio de la situacion actual
del mundo viejo, no ofreze felizes resultados. Lo que se necesita es entrar
en el goze de los derechos primitivos, débase la posesion á los esfuerzos
del pueblo, á la justicia ó á. la deeision de los monarcas: penetrarse de su
importancia.conozer el interes verdadero que tenemos en conservarlos y man-
tenerlos con euerjia y valor, prefiriendo la muerte á su abandono. (Por ven-
tura tuvieron los aragoneses y castellanos una leí que explícitamente de-
clarase que la soberanía residia en la nazion, COmo la que aparezió en la
constitucion de Cadiz? ¡ La tuvieron los bascongrtdos? Y sin embargo los
primeros llO han mantenido su ejerzicio por muchos siglos? y los últimos
no la han sabido y saben mantener aun á despecho del despotismo? Pues
vea V. cómo en mi concepto es mejor, mas útil y mas saludable esculpir esta
máxima CIl la tabla invulnerablc de la tradieion consuetudinaria, ó sea en
los corazones, que anunciarla en un código, sin preparar ántes la opinion.
Si V. se resistiera á creer lo que acabo de decir COll respecto á la Gran
Bretaña, una lijera reseña de la historia legal de esta bastaría para conven-
zcrle, AUIIí!Ue Eduardo el confesor regularizó la lejislacion inglesa ha-
ziendo el código llamado lei comun, de la cual se derivaban las libertades
que formaron la constitucion : y aunque Guillermo el normando juró su
obediencia, en el último año de su reinado formó otro cuerpo legal, en el
cual alteró considerablemente aquella. El estilo en que está concebida la
»uuina carla, demuestra (ILIe sus disposiciones dimanan del reí, siendo de-
rogaciones de su autoridad absoluta. No negaré, dice el cap. 29, la jus-




542
licia tÍ ninguno de mi súbditos, ni la venderé: espresion que demuestra lo
referido. En el capítulo primero, dice el rei Juan, he concedido y dado
á todos los hombres libres de nuestro reino, en mi nombre, y en el de mis
herederos para siempre las siguientes libertades, para sí, sus bijo« y here-
deros. Todos los bosques hechos por mi abuelo, dice Enrique III, en el pri-
vilegio de bosques sobre tierras propias de hombres libres, quiero que in-
mediatamente dejen de ser bosques, Artículo primero: no impondré ningu-
na contribucion sobre vosotros y vuestros herederos, añade el mismo en el


• diploma de Taltagio non concedendo, en nuestro reino sin el consentimiento
del pueblo, eapvprimero. Los estados del reino pidieron á Cárlos 1 una.
declaración de los derechos del pueblo, rerluzida á un resúmcn de los de-
cretos anteriores de los monarcas; y el rei contestó, que queria conoedér-
sela con arreglo á las leyes y á las costumbres del reino. Finalmente,
cuando á la entrada en el trono de Guillermo y María, se aseguró la suce-
sion de la corona en estas personas, y las libertades de la nazion con el
/JiU de los derechos, los representantes del pueblo se contentaron con
haz er una lista de todas las acciones que debian reputarse ilegales en la
conducta política del monarca, resultando por consecuencia las libertades,
de la nulidad misma de aquella. La fórmula usada fuc la siguiente: se de.
clara ilegal la facultad de suspender la ejecucion de las leyes sin el COl1Sen.
timiento del p arlamento, Se declara ilegal la imposicion de tributos sin la
concesion del pueblo Brc. V. advertirá que aun en un lanze y en circuns-
tancias tan notables como las en que se estcndió este célebre documento,
los representantes de la nazion no usaron el lenguaje soberano de decir, el
rei no-puede dispensar las leyes ni estublezer trihutos, sino que se valieron
del círculo de suponer esto ya reconozido, declarando nulo todo lo que se
hiziera contra sus disposiciones. Si hubiera yo de comparar los hechos his-
tóricos de nuestra nazion con los referidos, qué divergencia tan grande no
ofrezeria favorable al ejercizio tan pleno como indisputable de la soberanía
que tuvieron nuestros mayores!


Advierto ademas lo tercero: que el pueblo ingles ha logrado el don pre-
cioso de sus libertades á despecho de los reyes; por manera (!ue aquellas
han sido otorgadas siempre con violencia. ¿ Y acaso esta repugnancia las
haze ilegales? Que los augustos individuos de la alianza santa europea
apliquen sus teorfas á la Gran Bretaña como lo hizieron á España, y un
terrible desengaño les hará confesar Io (lile conozen tan bien como noso-
tros. Dicen que Fernando fué violentarlo para dar la libertad al pl1e-
blo que supo romper las cadenas que le tenían cautivo en Francia. i Ah Y




'Cuan raros son los monarcas que han proclamado los derechos del pueblo
por pura espontaneidad! Todos lo hizieron á mas nopoder, todos levan-
taron la mano de la opresión en cambio de sacrificios, y todos han animado
las nobles pasiones del pueblo, cuando de ellas se prometieron sacar ven-
tajas individuales. La diferencia está en que unos pueblos, como el britá-
nico y el bascongado, no han dejado arrebatarse tan preciosa alhaja, una
vez rescatada, y otros, cngaiiados ó rodeados de la fatalidad, abandonando
á Padilla y á Lanuza, á Lacy y á Riego, volvieron á rendirse al despotismo,
facilitándole los medios de sostener como derechos sus usurpaciones.


Imposibilitado el rei Juan Sintierra de contrarrestar las solicitudes de
los grandes y de la ciudad de Lóndres, ofrezió observarlas costumbresan-
tiguas,conservarIoras de la libertad; mas arrepentido despues se desenten-
dió de sus juramentos, auxiliado por el papa que los relajó, excomulgando
á los nobles que exijian su cumplimiento. Empeñado en una lid desigual
y abandonado del pueblo, se vió precisado á firmar y jurar la carta magna
como garantía de su corona vacilante. j Cuan antiguo es en los papas el
odio á las libertades públicas, y cuan tenaz su empeño en derribarlas!
¡Ojala que la historia de sus atentados se escondiera en las sombras de los
siglos bárbaros, y qne la de nuestra edad no ofreziera documentos igual-
mente deshonrosos de la enerniatad que la curia romana profesa á los dere-
ehosinvulnerables de las naziones !


Olvidadas las promesas, la earta magna fué de nuevo confirmada por En.
rique y por Sil hijo Eduardo, expidiendo el clero una excomunion contra los
que la quebrantaran. Pero en los reinados de E nrique VII, de Enrique
VIII y de María, se echó de ver cuan débil es este lazo para contener la
mano del despotismo, y Jacobo 1 tuvo la imprudencia de proclamar
á la faz de la nazion, como principio fundamental del gobierno, las má-
ximas seguidas por sus antecesores, atentatorias de las libertades públicas,
tantas oezes reconozidas por ellos,!} otras tantas despreciadas, como resul-
tado de la violencia que sentia su corazon al sancionarlas." Jacobo osó decir
á la faz del parlamento "que el poder real era de orjjen divino y no tenia
límites, y que los privilegios que reclamaban los pueblos como propiedad,
eran concesiones hechas por sus ilustres progenitores, revocables á su ar-
bitrio." Declaracion solemuísima que si se oyó sin escándalo, el empeño en
llevarla á. efecto, costó la vida á. su hijo y sucesor. Mas el pueblo que en
este lanze acreditó su decisicn en mantener sus derechos, volvió á hundirse
de nuevo en el despotismo, y no recobró del todo sus Iibertades hasta que
valiéndose de la entrada al trono de una dinastía nueva, ligó sus intereses,




á los de la familia reinante, la cual ratificó y reconosió el diploma sagrado
de los derechos del pueblo, como una parte del contrato que le aseguraba
01 cetro apetezido de la Gran Bretaña.


¡Cuan parezida es á esta h"istoria la de otros pueblos! j Cuan aciaga
la suerte de las naziones ! Agradezidas al buen trato de sus monarcas,
ó aterradas con el poder que ellas mismas ponen en sus manos, ó se duzi-
das con el brillo da las expediciones militares que las empobrezen ; Ql-
vician sus libertades divinizando á sus mandantes, y abatidas ante la obra
de sus manos, persiguen á los que osados se atreven á descorrer el velo y
á. reclamar sus inmunidades!


Si echa V. la vista sobre la historia española, al paso que hallará V. en
eIJa documentos del ejerzicio perpetuo de la soberanía nazional: al paso que
verá V. al pueblo conservar sus libertades al constituir la dignidad real,
celebrar pactos solemnes con eljefe supremo, comprensivos de sus derechos
y deberes; y al paso que la disposicion de algunos, provocada por sus des-
afueros, descubre la enerjía con que los pueblos conservaron sus fueros,
1I0S enseña con dolor que el prestigio del poder de Cárlos 1, y la atroz ar-
bitrariedad de Felipe I1, atacando con mano fiera el paladión de las Ii-
bereedes españolas, las hizleron desaparezer, haziendo tan olvidadizas á
los españoles de' sus derechos, como lo acreditan las escenas lastimosas que
en nuestros dias presencia la Península. -Si los castellanos y aragoneses
reeordáran lo que fueron en otros siglos: si á la memoria de sus fueros
unieran la de su relijiosidad en los siglos mismos en que defendianeen
vigor sus libertades, y contrarrestaban los desmanes del trono; no osarían
llama r hoi enemigos de la patria, é impíos á los que solo tratan de restil.~
blez?r el órden perdido: ni darian oidos á las pérfidas sugestiones del de;'
ro, que receloso de perder lo que detenta, y de que se pongan en claro sus
artes, y el desvio en que vive de las máximas evangélicas, y combinado con
la arbitrariedad estranjera, la une á la religion con escándalo de la ¡:..iedad.
Pero ai amigo mio ¡ el pueblo conoze pocas vezes el bien!; y es difícil qne
por sí 15010 salga de la situacion en que le han puesto los perversos; y
miéutras zumben en sus oidos las vozes de los sacerdotes ilusos y corróm-
pldos, y miéntras se dejen correr sin freno las astucias romanas, apoyadas
por la fuerza santa de los príncipes europeos, callará, sufrirá y consentirá
que se conviertan enprinclpios sociales los errores mas groseros •.. 1! !


, Dejemos por hoi la filosofía ymande V. á su afectísimonmigo Q.S. M. B.
Lbndre« 30 de octubre de 1827. El emigrado.




5-15


Exposicion públioa de la industria española.


En la gazeta de Madrid de 7 de agosto próximo, al folio 374, se lee lo
siguiente.


Despuesque se anunció en diciembre último la cxposicion pública de la
industria española, dando el ministerio de huzienda instrucciones á los in-
tendentes pal'aque excitasen el interés y pundonor de los fabricantes á que
remitiesen muestras de los productos de sus obradores : se creyó qne los
talleres y fábricas.estimula-los por las intendencias, se esforzarian á prepa-
rar artefactos que los acreditasen y diesen gloria y utilidad, porque no se
les podia ofrezer ocasion mas oportuna de .lar á conozer sus manufacturas
y de hallar compradores, qne cuando se les llamaba á exponerlas á la es-
pectacion de la corte y de todos los habitantes de la capital, como en una
feria en que se afanan los comercinutes pOl' hazer ostentación de sus jéne-
ros para darles salida, establezer comunicaciones y proporcionarse pedidos,
que es el objeto de todo mercader, el fomento del tráfico y el alma de la ri ..
queza nazional, Pero en lugar del movimiento en que debia ponerles este
bien meditado impulso, se siguió uu silencio tan general sobre este punto, que
se persuadieron muchos de que un-pensamiento de tanta utilidad y trascen-
dencia quedaría si n efecto por mas que honrase al ministerio su publicacion.


Ya se acercaba la época de la exposicion y apenas babia un objeto que
meresiese la ateuciou pública, cuando llegaron de tropel los industriosos
cetalanes y llenaron de repente algunas salas cou sus manufacturas. Vi-
nierou despnes las fábricas de cristales de S. Ildefonso y de porcelana de la
Moncloa, y excitada la emulación, fueron concurriendo á porfía muchos ar-
tífices con los frutos elesu ingenio, atestando-los salones de objetos ignora-
dos é inesperados que entran todos los dias, y-que no habria lugar para su
colocacion si se dilatase el término de cuarenta días señalado para la expo-
siciou de este año. El pueblo y todas las clases del estado se precipitan
con tauto iutercsy euerjía á reconozer este primer ensayo del grandioso
espectáculo que presentarán las esposiciones sucesivas, que ha sido nece-
sario que el cuerpo de guardia detuviera á vezes los concurrentes á la en-
trada, hasta que fueran saliendo los que se anticipaban á llenar los salones;
y aunque faltan infinitos artículos de nuestras fá'rricas y talleres, ya se
forma el pueblo la !lusion agradable de que podemos competir con todo el
mundo. Unos dicen: ce ~-a no necesitamos nada de fuera; esta es una es-
cuela de desengaños, en que se descubren los frandes de los mercaderes que
nos venden por estranjeros los jéneros de España;" y una respetable an-
;~ ~




546
ciana decia : " me alegraría de que el señor mayordomo mayor, al anun-
ciar un besamanos, previniese á los concurrentes que se presentasen ves-
tidos con jéneros del reino, como he visto en otras partes." J.JOs que
asisten á la exposicion con interes y amor patrio, admiran la preciosa co-
Ieccion de sedas crudas, entre las que sobresale la de China, que con
tanto esmero se propaga en Francia, y que debemos al zelo de D. Anto-
nio de Arias, que la crió en el jardin botánico y la ha propagado en mu-
chas partes del reino. Ni les causa menor plazer la variedad de terciopelos
y telas de Valencia, los ricos tejidos y brocados de Talavera, y la copiosa
sedería de Barcelona, tan abundante en tules} blondas, encajes, pañuelos,
schales, listonería y tejidos del mejor gusto y colores en seda, algodon y
mezclas. Aquellas salas son el embeleso de las señoras, y cada. una
señala en su imaginacion lo que mas la acomoda para su compostura y
adorno. Lo mismo hazen los hombres con los exquisitos paños de Ezca-
ray, Manresa, Santo Domingo, y sobre todo algunos de Tarrasa, que SOl!
III envidia de los de Sedan, Louviers, y Abbeville. Unos aplauden la co-
chinilla aclimatada en Cadiz, Sevilla, Málaga y Murcia: otros la lana ()
vello de las cabras del Thibet, naturalizadas en Cataluña y Vizcaya; otros
la excelente loza de Barcelona y los viarios de Aranjuez; á otros sus-
~ penden las agradables formas que se dan á la plata, al bronce y al alabas-


tro en la platería de Martinez; otros se interesan por las bien trabajadas
piezas de ebanistería; otros los excelentes y abundantes curtidos, desde
la mejor suela hasta los suaves antes y pieles para la guantería; muchos
admiran el tributo de respeto que ha hecho á la memoria del inmortal
Cervántes el librero Cifuentes,encuadernando la edicion de la Academia
con un lujo incomparable; otros hazen el debido aprecio de la coleccion
de maderas españolas que ha presentado el laborioso pianista Fernandez,
y todos se entretienen cuando pone enmovimiento sus máquinas el honra.
do vizcaino Iza.


Nadie deja de recrearse en reconozer la variedad de objetos que ofreze
la industria de su patria; y en el entusiasmo que inspira tanta diversidad
ele artículos, se oyen espresiones de gratitud y reconozimiento al Rei, que
ha sabido hallar tan acertado medio de fomentar nuestras fábricas, talle-
res y obradores. "Estas,dicen, son las verdaderas minas del Potosí y de
Guallajato: España se basta á sí misma: que haya esposiciones públicas,
y se verán lo que son tos españoles. ¿ Y por qué no se ven aquí los hilos,
lienzos y mantelería de Galicia, las armas de Vizcaya, las espadas y sedas
de Toledo, las muestras ele la platería dI' Córcloha, las ohr ns ele nuestros




54'1
herreros, cerrajeros, cuchilleros y caldereros? ¿ Por qué no se presentan 105
paños de Alcoy, de Scgovia, de Bejar y otros muchos? {Por qué no envia Grana-
da, Sevilla, Zaragoza, Cuenca, Extremadura &c. &c. los productos de su
industria ¡" Así echa cada uno de méuos los artículos fabriles del pais
que conoz.e, sin reflexionar que esta es la primera esposicion ; que no están
acostumbrados nuestros artistas á esta especie de ferias, y que. aun muo
chos fabricantes de Madrid ignoraban este medio dé acreditarse con gloria
y utilidad.


Algunos censuran que no estén los objetos dividos por clases; mién-
tras que otros prefieren la variedad y mezcla de artículos mui diferentes
diciendo que les agrada mucho el ver el finísimo tul de Cataluña junto á
las muestras de carbón de-piedra de Tamajon, porque así se evita la m~­
notonía, y no se distrae el ánimo. Entre las contiendas que excita esta
-dlversidad de opiniones, se advierten algunos silenciosos que van anotando
-eon ellapizero los artículos que les interesan para pedirlos á nuestras fá-
bricas, y alguno otro ha dicho: ce yo habia formado una lista de artículos
que iba á pedir á Paris ; pero ya veo que los tenemos por acá, '" .


'" Vean vmds. , decia en alta voz un jóven intrépido, el refugio y con-
suelo de los calvos, señalando las excelentísimas pelucas de toda especie


·iJue han espuesto los mas diestros peluqueros de Madrid t Y por qué,
dijo el mismo, no están á la vista esas grandes máquinas de Sureda, en
que hila una muger el estambre con 112 husos? ¡ Por qué no lo están
otras muchas que hai en el Conservatorioj r estos del grandioso gabinete
que formó en el Retiro el respetable Betancourt?" "Tenga V. pacien-
cia, le respondió un anciano, que todo se andará. No se esperaba que se
llenasen los salones, y ha sido preciso arrinconarlas; pero en la esposi-
cion próxima las tendrá V, de manifiesto con mucho mayor número de
artículos que ahora." " Pues señor mio, añadió con resolucion juvenil,
es necesario dar mayor extension á este soberbio espectáculo, yel que no
venga á complazerse en los adelantamientos de la industria española que
·se vaya á vivir con los cafres; y lo digo por pocas personas que se han
desdeñado de concurrir á este templo en que se honra y venera el injenio
y la aplicacion ; templo en que se predica con ejemplos prácticos el amor
al trabajo y el odio á la ociosidad, oríjen de la corrupcion y de los tras-
tornos políticos; templo que ha visitado varias vezes con particular inte-
res nuestro amado soberano y toda su augusta familia, para demostrar la
paternal solicitud que le mereze el fomento de la industria española , y
templo enfin en que repetirán con veneración las generaciones venideras




548


el augusto nombre del monarca que supo hallar un medio tan sen-
dilo y fácil de fomentar el comercio y la riqueza pública," Así dijo, Y8e
vieron correr lágrimas de ternura y amor patrio.


y vosotros, insignes españoles, que habeis sido los primeros á abrir la
senda que han de seguir las futuras generaciones, y habeis sabido corres-
ponder á las esperanzas Gel rei, reciblrl del público el parabién y las alaban-
zas rlebldus oí vuestro mérito y aplicacion, miéntras llega el dia en que la
ju~ticia é imparcialidad corone con bien merezidos premios y con aplauso
general los esfuerzos de vuestro injcuio con gloria y honor de vuestras
familias."


Aunque nos es altamente llsonjoro el ver este documento ele la ilustra-
clon del gobierno actual de España, en medio ue los que la fatalidad hl
ha hecho publicar en estos últimos años, contrarios á las buses sobre que
descansa el nuevo establezimiento: y aunque nos eomplazemos en ha-
zer el homenaje de nuestros elogios al monarca que lo ha aprobado y al
ministro que lo ha ideado y propuesto i tememos, no sin fundamento, que
la ilustrada Europa califique la actual esposleion madrileñl' de un juguete
propio para excitar la curiosidad, mas bien qne 11ara l)romover la industria
de una nazion devorada 1)01' la anarquía.


¿ y á: la verdad qué resultados efectivos pueden esperarse de un e8bA-
blezimiento, que tiene pOI' objeto estimular el amor alü'abajo, el fJdio á la
'ociosidad, el respeto!J oeneracion á los injenios, cuando le VE>mos levantar-
se dentro de una nuzion, cuyo gobierno, conduzido por las manos azarosas
de los que miran con horror las luzes, con desden la industria, hapubli..
cado en estos últimos tiempos leyes destructoras de los mineros de la ri.
queza pública, socavadoras de los cimientos de la prosperidad y del eré-
<lito; y se ha apresurado á dar providencias sangrientas contra los hombres
ilustrados, las cuales fomentando las persecuciones de la intolerancia ci-
vil y religiosa, han llenado de trabas los ingenios, hau paralizado la circu-
Iazlon, han hecho esconderse los caudales y han fomentado la despoblaclon ~


La apertura de laesposicion industrial en Madrid, casi coetánea á la pro-
hibicion del estudio de las ciencias económicas y políticas, al vilipendio y
al escarnio que se ha derramado sobre los hombres de verdadero mérito que
se habían dedicado con fruto al cultivo de las ciencias útiles: á la prohibí.
cion de los periódicos estranjeros, y al empeño lastimoso de derribar cuanto
la ilustracion del g-ran CárIos III habia establezido: á los ojos de la sana
razon y de los hombres que están libres del látigo de la opresion peninsu-
lar, ofreze una mezcla extravagante de contraprincipios que opone una re-




549


sisteneia invenzible á los felizes resultados que debiera produzir el nu~
estabiezimierüo, variadas las circunstancias de la época de su apariciou.
Restitúyase á España el órden que ha perdido á manos de la inmoralidad ;
restahlézcase el imperio de sus leyes fumlamentales, apoyos eternos de la
prosperidad de la uazion , vuélvase la moderacion al trono, y la justa liber-
tad al pueblo; una mallo imparcial distribuya los premios y los castigos sin
acepcion de partidos ni de colores; sofóquense con brazo fuerte los conatos
desoladores de la grosera hipocresía, y de la arbitrariedad; hágase invul-
nerable la propiedad; circúyanse las opiniones con el muro de In inviola-
bilidad; mírese sin susto la circulacion de las riquezas y la franca comuni-
cacion de los hombres, sin diferencia de culto ni de naziones, y enténces
los museos, los ateneos y las esposiciones derramarán, como en Inglaterra y
Francia, SUIS benéficas influencias sobre la uazion española. Q~erer obte-
nerlo sin estos preliminares, es empeñarse en contrarrestar la naturaleza, y
en disfrutar frutos ricos y abundantes, sin cultivar ántcs el campo que
debe produzirlos,


La visita que el monarca español hizo al nuevo establezimiento, seria un
garante de su perpetuidad; y un ángel prccursor de otras providencias
igualmente benéficas á la nasion, si la pudiéramos mirar como efecto de su
libre y decidida voluntad a promover el bien general, robustezida con los
principios exactos de la economía y de la política. Pero, ¿qué confianza,
podrá )loner el mundo en este paso, que á primera vista pareze producto
del convenzimicnto de la razón, y del triunfo de las opiniones enca-
denadas, cuando el mundo recuerda que igual visita que á la esposicio» in-
llustrKtl, hizo Fernando á los reinstalados conventos de frailes y monjas,
que se habían suprimido á impulsos de la conveniencia pública, de las sú-
plicas de la nazion y del voto de los consejos? y que con igual visita honró
Fernando al nefando tribunal de la iuquisicion y al honrado concejo de la
Mesta, que al banco nazioual y á la cofradía de San Isidro labrador? En
el momento en que á los teocráticos favoritos que rodean al trono, les plaz-
ca desacreditar el nuevo establezimicnto, le harán desaparezer ; y como no
debe á su influjo su existencia, y como las bases sobre que descansa, son
COntrarias á las que forman la política aciaga de los que solo viven y me-
dran á costa de la ignorancia y de la depresion del pueblo, de aquí los funda-
(los rezelos de que la nueva esposicion pase á ocupar un lugar en la serie de
aquellas plantas que indigenadas en el territorio español, handesaparezido
en el momento en que dejó de existir el jardinero que las condujo á la pe-,
nínsula. 'La necrologíalastimosa de los establezimientos industriales que




550
8~ flan levantada por ministros ilustrados y han fallezido con ellos, es tan
copiosa como aflictiva; y su memoria y el conozirniento de la tendencia de-
soladora de los que hoi dirijcn los negocios de España, nos hazen recelar
que la nueva esposicion vaya á engrosar el número de los cadáveres que
reposan en el p anteon fatídico de la prosperidad peninsular.


Al terminar este artículo no podemos dispensarnos de advertir, que la
idéa de la esposicion industrial, digna de los mayores encomios, no debe
su originalidad al actual gobierno. Esta corresponde al augusto y des-
graciado rci padre, el cual en el año de 1803, ántes que en Francia se hu-
biera pensado en ello, erijió en Madrid el verdadero depósito industrial,
agregándolo al departamento del fomento general del reino, habiendo apro-
bado un sabio reglamento para su gobierno, que puede verse en el folio
304, tomo In del diccionario de hazienda que se acaba de publicar en la
presente ciudad de Lóndres. Pero el depósito industrial de Cárlos IV en-
fermó, no bien se apartó del lado del gobierno el que le habia ideado y pro-
puesto; y habiendo fallezido en las revueltas de la guerra, sus cenizas á la
verdad respetables, no hanmcrezido á los actuales promovedores de la
esposicion un simple recuerdo histórico, dejándole sumido en las sombras
del olvido ingrato que rodea el nombre de sus autores. ¿Y no podrá temer-
se que el del dia experimente la misma suerte? ¿ Y el ministro Balleste-
ros no deberá rezelar que el frio desden de otro ministro sucesor suyo, le
envuelva eu la indiferencia con que él há tratado á Soler que le precedió
en la silla que hoi ocupa?


Códices de rubinos españoles que se conservan en la biblioteca del Escorial.
Un códice escurialense del siglo XIV'de 131 folios: tiene este título:


Los libros de Isaaque, Este fué R. Ischac, célebre judío médico que vivia
en España á fines del siglo XL Trata este opúsculo de varias especies de
calenturas, y de las tercianas)' cuartanas. Tiene cinco libros. Empieza
en el folio quinto. Fiebre es calentura contra natura que en el comienzo
primeramente viene al corazon por la meatatl elelas arterias. El fin en la
pág. 131. Cuatro fiebres nunca se pueden ayuntar en uno, si non cuando
dos son ele una materia, é dos de otra. Eneemplo, COIllO si dos fiebres jae-
ren de cólera, b dos de fleuma; é la tercera de cólera, é la cuarta de
malen••••


Del R. l'r1ose Aben Ilezra Ben Ischac, que vivia en España á principios
del siglo XII, se conserva un códice en Svo, de letra cuadrada con notas
marginales de carácter rabínico, que contiene el ritual de los judíos de Es-




551
]laña con este título: Circulo de los e9paiíolcs de los djas temibles. Al
principio y al fin se añaden varias oraciones no insert~s en el e ue~po dé
la obra.


En dos códice 4to., el uno de vitela y el otro de papel, se conserva la
traduccion lemosin del libro de la astrología del judío toledano R. Abra-
ham Ben Meir Aúer¡ Hesra. uno de los mas doctos que tuvieron sus sina-
gogas en el siglo XII. En la portada se dice que consta de 7 libros, y el có-
dice tiene solos 6. El principio es: En nom de nostre senyor Jesu Crist;
é de la oerge ftIaria cOlllenzalo libre dele juMus de les esteiles, lo cual ha
fet Abralutln ha Venucera Juheu •••. en lany de nostre senyor 1198.


Er. otro códice la obra (seder 110m) Ordo mundi; escrita por el famoso
Talmudista del siglo XII .doraham Leoi Ben David, natural de Toledo, al
cual llaman los judíos el primero, para distinguirle de otro napolitano del
mismo nombre que vivió poco tiempo dcspues, expositor del Talmud y co-
mentador de la llhmofuerte del cordobés Muimbnides,


En otro códice en folio, escrito en papel con caractéres rabinos el año
1398, un tratado filosófico del judío granadino del siglo XII Mose/¡ Ben
Jeudah, cuyo título es.: Jakun Hamain (se juntarán las aguas) donde se
propone resolver la euestion : por9ue las aguas y el mar no inundan la
tierra.


En otro códice con caracteres rabinos, escrito en ] 250 : la traducion he-
brea de las obras arábigas dc Abu Alvalül.Aben Rasciad, conocido por
.AvérrtJcs, hccha por el mismo Mosel; Ben Gehudah. : el diccionario de las
vozes fiolosóficas de que usa ftlaymónides en su Mosel: Nebocin (director
de los que dudan) que es la obra mas recomendada de todas las suyas por
los autores judíos y cristianos, y la traduccion que hizo del tratado del mis-
mo 1l1aY1llbnides sobre los milagros.


En otro códice fol. de pergamino, lindamente escrito en el siglo XIII con
caractéres rabinos, se contiene la version quc hizo el mismo Moseh, de la
Gram(dica y del libro de las Raises que escribió en árabe el R. cordobes
Jonah Ben Ganach.


Del célebre rabino David ben Josef 1úmeM, conozido por radak; se con-
servan en la biblioteca del Escorial los códices siguientes: .


Uno en 4to. del siglo XIV, escrito en pergamino y papel. que contiene
la exposicion dc los primeros 59 salmos.


Otro en fol. de pergamino con caractéres rabinos, y es el comeatario so.
bre el Paralipomcnon,




552


Otro semejante del siglo XIV conciene. un comentario 00*deee'fI'lO-
ftta. .meoores.


Otro en 4to: de papel con caractéres rabinos: comentario ro7Jre,lM,
salmos.


Otro comentario sobre los 26 primeros .capítulos de Isaias : y es:Wl códi-
ce en Svo. mayor, escrito en papel hácia el'aoo 1530. Debe de ser-eopia,
de .difomo de Zamora, porqne en seguida está la traduccion-castellaaa
que él hizo de este comentario y del prólogo de Kir!u;hi•.


En otro códice del siglo XVI en 400. de papel; liai varias t~adueCioll8S
españolas de obras de Kimchi.: de su comentario sobre Isaías: y sobrtt-JOll
tres primeros. capítulos de Jeremias : otra del opúsculo hebreod~R.~;Elia8
sobre los acentos; una version latina del prólogo general de Kimchisobre,
los' salmó,} y de láll especiales sobre los salmos 17, 18, 19, 20,. Y23, Y de-
los que preceden á las profecías de .Aggeo, Nahum y Habacuc'


En otro códice en Svo.la traduccion castellana que hizoen ~,l.alIl.ll~~
.Arias M"i>ntano del comentario de Kimchiso1Jre Isaias,.parte:sjJb~~J~~­
miíis,y parte sobre Malar:hias. Se sabe' quien es el tr:J.(:u~to~:,pQJ'~~~we,
sarsesunombre en dos renglones de letra hebrea que V,~I~,;U,,~q',~,QJJ,e i.lD
eastellanod icen: .Y yo Benito .Arias MO,ntano t1'Udlli~ e,te ,jihr9'de ~~-w4
hebrea ú la latillay españolu en la grande ciudad de Salarr'ftll~1/o ~~ ¡;'sp~.


Otro códice en folio contiene la gramática del rnismo ÍIl~tql~.,.(d.L
(pel'feccion}esCrita 'dé mano de Alfonso de Zamora, qu,ela ,ilH~ó~
notas espaiiolas ylUtillás.A 11\ cU:.Li se afiade la gramática di: .8" M08eA.
IfitflC1Ji que vivM á fines del slglo XU y princlpio- del XI.U.


Ellun cédlce 4to. mayor dlJ papel y pergaminocon carácter~SEabiROS,
que constRhabe,,' sido de Arias Montano, se contiene la exposlcionsobre-
Job de R. Moseh Bar Nachmall, que nasió en GeJ'ona P9r lo.U~AQS
11-94.· Enél está suplido de letra de Alfonso de Zamora todo loq".ue.-
echabade méuos en este comentario, como lo dice ~amoraen una ¡;wta'
hefu!ea qué pusoalfin del códice, añadieudo que completó esta obJ:a..en
Alcalá, de Henares el nílo 1534. Del mismo lUoseh se conserva alJ.Len-·
otro códice tamiJieu 4to. en papel con caracteres rabinos la-esposicioudet
Le1Jítico,Números y Deuteronomio.


Un'códitedé>pergam:no con caracteres rabinos puntuados con vo~~/'
por Áifeit:50 de Zamora en Alcalá de Henares el año 1519: contieneei
diccionaribcde las raizesdeb palabras hebreas con el significado princlpal.
de cada una de ellas, que compuso en el siglo XIII el judío catalan Jemif
BenCaspi, intitulado: Jcharscheroth Hucesef (cadenillasde plata): .


I .'




, ~l1n-cóclice folie del siglo XV, la primera parte 'del Libro grandedt:
los preceptos, conozido por Samag del judío toledano del siglo' XIU 'R.
Muse! Nikozi: la segunda parte de esta obra en 'otro códice 4to. escrito
concllractéres rabinos el año 1267.


Un códice en 4to. mayor escrito el año 1400, en que se contieue la obra
del rabino español R. Rechaü Mechalaio, llamado por los judíos Rabenu.
Ba§he, intitulada: Cad Hakemañ (botija de harina) que son 'sesenta dis-
cursos, en que por órden alfabético esplica los lugares de la Escritura que
tratan de lesartículos de la fe y de los preceptos de la lei.


Un códice en 4to. que contiene el comentario sobre el Pentateuco de R.
Letñ Ben Gerson : la traduccion hebrea hecha por R. Jebudah Ben fa-
bokic de varios opúsculos que escribió en árabe el español R. Becha~ so-
bre las virtudes, y especialmente sobre las teologales.


Códice orijinal que contiene la disputa que tuvo Gerónimo de Santa/e
con Iosjudí08 en Tortosa ápresencia de Benedicto XIII (lijO 1413•.


Es UJi códice folio de letra del siglo X V, de 409 fojas de pergamino
con las iniciales bellamente iluminadas : usa una ruya en vez de dos puntos
y en vez de punto dos con un adorno de bermelIon que indica ser fin del
periodo. Es una completa descripcion de la coutroversia que en Tortosa
sostuvo el judío converso Gerlmimo de SantaJe, llamado ántes R. Jeho««
nállHalorki, 6 Lurki, natural de Lorca, médico del papa fedro de Luna,
con algunos rabinos dados el año 1413. Copia las sasenta y nueve sesio-
nes de esta controversia que duraron desde 7 de febrero de 1413, hasta
12 de noviembré de 1414:' el discurso pronunciado por Gerónimo ~
SMltqje al abrirse las sesiones: las diez y seis cuestiones que en ellas se
ventili1ron: los argumentos de Gerbnimo de SantaJe, tomados del antiguo
testamento y del talmud para probar que habia venido ya el Mesías: y las
conte5taeiones de los rabinos con los nombres de cada uno de ellos: el
nlÍlnerode judíos que se dieron por convenzidos y se convirtieron á. la fe,
y la bula expedida por el papa acerca de las medidas convenientee
para promover la conversion de los obstinados.


El título es: Hieronymi de Santafide, medid Benedieti XIlI• . Preces»
sus rerum et tractaiuum et quastionuo: 401, ql~¡ in conve1Ú.tl l/ispfJnire ee
E~re Rebinorum ex una parte, ac catholicorusn ex atia, ad conoiacenao«
JUdáWS de adventu Mesire,Jactus anno 1413, codex originalis, Síguese un
Índice de todo lo que contiene el códice, y un su muria de las sesionese
el discurso que en la primera pronunció Gerónimo de Santqfe. Del SU'-
mario pondremos una muestra: In prima dieponitur arenga, quam ma-


3T




jlsler Hiet'911!1'inUa direicit Judreis ad ostemlendum eie i'lltentwnem Sancti-
.imi dómíni nostri dominiBenedicti papre XIlI, cirea iuformetianem.pre-
sentem • • • . En la sesion 12 se añade: In ista dieta baplizatifuerunt decem
Judrei notahiles cum suis uxoribu« atquefamiiiis,


En la 14. In dicto die conuersifueruni ad fidem XIII judrei cum suis
uaoribus el familiis, En la sesion 22 se añade: Definalijudreorum res-
pensione, quod amplias nesciebnnt, el dum fieretü.plures ex jadreis adfidem
convertí santo En la 62 se añade: Et qualiter tune grundis multitudo
judreorum atl sanctamfidem catholicam se conoertit, La 67 : Dequodam
parlamento quod mugister Hierongmus de mandato dominionostri papre in
forma norrationis el monitionis fecit; tuncque Rabi Astruck domino
omnium judaorum dedit unam cedulam, in qua continebatur quod nescie-
bant defenderé dictas abominationes, nec tlabmü fidem itlis: et omnes ju-
eltei nsserueruni quod erant concordes in dicta responsione, eaceptis duobus
judreis, scilicet, Ferrer et Jucef Albo.


Copia luego esta cédula presentada por los judíos que dice así. ., Et
ego Astruc/¡ Leoi eum debita humilitate, et reverentiá reverelldissimre
paternitatis et dominatiouis dominl curdiualis aliorumque reverendorum


·patrurn et dominorum hic prresentium, respondeo dicen s : Quod lioet an-
toritates tamuldicte contra talmud, tarn per reverendlssimum meum domi-
num Eleemosynarium, quárn per honorabilem magistrum HieronJlmum
allegatre, sicut ad literam jacent, male sonent; partim contra bonos mo-
res, partirn qula sunt erronete : et quarnvis per traditionem meorum ma-
gistrorum habuerim quod il la habeant vel possint alium sensum habere,
fateor tamen, iIIum me ignorare. Ideo dictis autoritatibus nuUamfidern
adhibeo nec autoritutem aliqualern, neo illis credo, nec ea quiderh defen-


· dere iutendo ; et quamcumque responsionem per me superius datam, huic
mere ultimee responsioni obviantem, illam revoco, et pro non dict~ habeo
iri ea solum, in quo huie contradicit. Omníbus judzeis et Rabinis totius
congregationis ibidem prsesentibus (Rabbi Ferrer, et Raóbi Joseph Albo
dumtaxat ~xceptis) magna voce clamanribus et dicen tibus : Et nos in
dictácedulá concordamus, et illi adherremus."


A esta confeslon se siguen los decretos de Benedicto JII, que en segui-
da se leyeron á presencia de toda la asamblea acerca de los judíos no con-
versos, y están comprendidos en la bula del mismo papa fecha en Valencia
á 11 de mayo de 18"15, y va íntegra al fin de este códice, cuyo principio
es: Etei doctoris gentium Ú¡slruaf!lur notissimo documento nihit ad nos de


· iis'qlllforis suut perlincre.




555
Un códice en 4to. depergamiuo y papel escritocon caractéres.rablnos-,
~t año 1400, que contiene la exposicion del salmo 118. Beati illlTllacuiqt;
in via, hecha por el, rabino Matltathah Haiietzahri, que, nazió en Z.arago-
za el año 1370. El título del códice ea este: 'rLibro que hi:::o ..~atha­
thias Elifhari sobre los psalmos : con otro que está juntocon él de molde,
que se intitula. Raben Jonali en 4to. Itero Anon.r¡mi supe,' Joó,. Itera
varií alii tractus manuscripti. Liber impressus dictus : portwpeTl.iterdire,
calque R. Jonasde Penitentia;" Por una nota que tiene este códíce.,~n
la primera hoja, consta haber sido de A. Montano.


Un códice en folio en que se halla una obra de filosofía mOTlIlintit,ula-
da: Libro de dicho» de sabios é filósofos é -de otros ejemplqs. é dOftr(nas
tnui·buenas. Es varsion castellana, hecha de la catalana por un jud,íoc()n-
versoymédico del siglo XIV, natural de Uclés, llamado en el jud~is,IlJO
Mose Zarsatí, y despues D. Jacob Zadique de Ucles, Dlvidlóle el .tra-
ductor en siete partes que llamó partida! en el prólogo, y en la obra, Gal~í­
talos. 'Advierte que hizo esta version por encargo del maestre de Santiago
D. Lorenzo Sueros de Figueroa. Al fin puso esta nota: acabbse de ro-
marizaré escrebir en veinte y ocho dias dejulio, año del nazimiento de nues-
tro señor Jesu-Cristo de mil é cuatrocientos é dos años en trI villa de Uclé«,
lugar del dieho señor maestre., '


Este códice contiene ademas traduzidas al castellano las Eplstola« de S.
Bernardoatpapee hugenio, cardenales y obispos de la corte romana" '9 el
Ubroqve hizo frai .Bernat Olioer, de la brden de S. Agustin, que trata
del levantamiento de la voluntad en Dios.


Un códice de papel en folio máximo de hermosa letra del siglo, XV, que
contiene el cancionero presentado á. D. Juan n por su escribano el judío
converso Baena; ll~mado en el bautismo Juan Alfon~, c~~re
por su destreza en la Gaya ciencia ó arte de trabar, Contieuecomposi-
-cioncs escojidas de 55 poetas españoles ótrobadores de aquella épllcll ó po-
'co mas antiguos, de cuyos nombres formó al principio un catálogo. ,Antes
del prólogo dice: Johannes Beenensis humo, oocatur in su« domo, Entre
estos poetas hai , como dice Baena en la introduccionj frailcs éreligio-
sos, maestros en teología, é caballeros, é escuderos. é otras- muchas é"diver-
sas personas, quefueron é sen mui grandes desidores é homes muí discretos
é bien entendidos en la dicha graciosa arte. '


Un códice en folio escrito con caracteres rabinos en 1490, que contíe-
ne el comentario sobre Isaias y los doce profetas menores, escrito por, R.
D. Ischul: Abaróanel, nazido en Lisboa el año 1437, Y refujiadoen Qas-




556
tJija, dende al principie merezió el aprecio de los reyes católicos D. Fer-
,¡mdoy .Doña Isabel, y luego por su perversa conducta dió impulso al
decreto de exterminio del año 1492. Hai en este códice apuntamientos
de Arias Montano acerca de los escritos de este judío.


Un códice en 4to. escrito en papel con caractéres rabinos,que contiene
éllifJro de lafe (Sepher Emunah) escrito por R. Sem Job de Leon, padre
del aragones, Aóraham Bibas, autor de la obra intitulada: Derec Emanan
4ggadol (camino grande de la fe ó de la llerdad) que se imprimió 0\\
Constantinopla en folio el año 1522.


URoodke en -íto. escrito en papel, el año 1486, que contieneel comen-
tat'io dolas es¡JOSiciones del Talmud, escrito por un judío aragones llamado
R..,Jo/fa/cob Ben Bihas1hijo de otro aragones llamado R. A.lJranam BiUtu.


Uncooice folio que. contiene la versiou latina del Génesis hecha por
Pedro Ciruelo}} Alfollso de Zamora, puesta como interlineal en el testo
hebreo ; ilustrada con notas marjinales hebreas y latinas, y'un largo pró-
lqgo y una dedicatoria al arzobispo D. Alfonso de Fon,eett.POT utra nota
q~e va 'al fin•.consta haberle escrito Alfonso de Zamora en Alealád-e He-
1;l~~!1S ~I aDo] 5'16.


Un códice en folio que contiene en hebreo ellilJ',.o de la "abiduría dtt
Dios (Sefer Chocrnath Elohim) que es una apclejíadeta religlon 'Cris.
tiana contra los errores de los judíos. Está -escrito de mano de Alfonso de
Zal1l.ara en Alcalá el año 153'.!, y por todas las señas es obra suya, pGT ser
una ampllaciondel tratado sucinto que al fin de su gramática lIepublicó
enlaedicion de la Biblia complutense.


Qtr!, códice quecontiene el comentario de Nachaman sobre Job, Está
escrito con caractéres rabinos, y suplidos los lugares que faltaban de ma-
no.4c Alfonso de ,Zamora, como lo dice él en una nota al in.


Otro códice intitulado historia general que contiene la version castellana
de la biblia hecha de órden de D. Alonso el Sabio por la latina de S. Je-
rónimo•..' EsIa versión fl. que alude el P. Mariana (lib. 14, cap. 7) cuando
d.iceco~elinte~to de, .que~ lengua español~, que era grosera, se puliae
y enriquecies.ep •• •fti;so que los sagradas libros de la biblia u tradujeseN
en1ert{J/.Ul c~tellªna. Es obra distinta de la llamada historia, univerMJI,
que muchos historiadores ..,. críticos confunden, por no habertenidG oeti.
cia de estos códices.


Son cuatro, cada uno con su prólogo. El titulo del primero: primera
parte .de tajeneral historia de los libros de la bibliay de la" historias de los
gentile«, que el rei D. A lonso el Sabto mandó fazer, Contiene desde el




597
Gé'nens hasta elfin de los libros de MO!Jsen. El título del segúndó :cim"
tiene dende el libro de Josué halta la muerte del rei DatlÍd. EI'títukt'rlef
tercero: contiene dende el libro de lospsalmos, hada IollprofétaSmetklresi
El título del cuarto: cuarta parte de laje'nfffal historia de los libras de la
biblia!J de las historias de los gentiles, que el rei D. Atonsoel Sribio
mandó ordenar. Contiene dende el rei Ptolomeo Pltilopater, hastu"tll rei
Ántiocho el Grande. Parte es de esta histDriajeneral yel tome quinto de
ella otro-códice cuyo título es: parte de la biblia. Contiene los libros dejos
profetas (excepto el de fsnias) Judith, Esdras, Hester; Eccks;áltjoo,M~
ckabeos, Evangelios, Epírtolas de S. Pedro y las demas canónic08.


Otro códice en folio máximo, que es una version castellana del viejo
testamento. Las iniciales de él están iluminadas, los títulos sen cUberme;'
Ilon : 4it'ne un completoíodice de libros y capítulos: está adol1iado eon
láminas y dlbujoaalegóricos de los,asuntos de cada capítulo.


Otro cédiee en folio máximo de vitela primorosamente escrito éliuml..
nado,~ del siglo XV, su título es: paree e/e la biblia e~Qmance,!f cl),i..'
tieffe~ pl'ofiltas!flwros de sagrada escriiura., En el libro de JMJ hai
cinco láminas mul bien dibujadas con pasajes del primer capítUlo':otrá:
ha! en la profeoía de Isaias,


-otro,c6die8 folio del siglo XV 'escrito en papel, contiene el Pentateuco
desdeel.oap, '8 del·Génesi$Y los libros de los RC!jes.


Otro códice en folio rnui piecioso,'escrito en vitela tiene este titulo :
AquÍ'cQm;enzan loesanto« 'e'tJangelids en romance; {os cuitlesson romancia-
dos por el rev. doctor maestre Martín de Lueena, el macabeo, p()1'm'l:l1t~
ciado del 'excelentt8imocaódllero lñigo Lopezde Menddza.' Vá "alfin
uuaversiMldé las epístolas de S. Pablo.


Otro códice en folio-con 329 fojas, contiene la traducción de los cuatro
~vangeli08001llallxpQSicion de cada capítulo. Precede un largo' pr6fogo
mui docto y bien escrito. ..:


'Otro códice en -4? contiene la declamaeion castellana de lo!! tre1Ifli de
Jertfm;a~;-yde letra de Arias Montano la exposición del Salmo'Miserere
mei, [}éUB., hechápor el mismo. De esta declaración hai allí otro C6diCe
revilltoy correjído pOl'el docto monje deáquella CásltFt'. Jó~l ¡fe
Si~e1t%a, deqaien hai varias-notasy exposíeiones.


Otro códice contiene Discursos sobre el Eclesiane;· dlt SlJtó1non'
5'egutt la verritul del sentido literal.


Uu cédioe en folio del siglo XV escrito en papel. Contiene en 143




hojM la Yision deleitable,obl'a de-Alfonso de la Torree-que habiélid08.,.'ra~
ducido al italiano, y calládose su autor por malicia, ó por no tener couosi-
miento de este códice mas antiguo, se creyó ser estrangera y como tal fué
traduzida al español. En esta equivocación incurrió el judío Francisco de
Cáceres el cual en 1663, publicó en Amsterdam la traduccion españolaqne
hizo -de la traduecion italiana, la cual publicó como obra original suya
Domingo Deifini, segun consta de lo que dice en el prólogo acerca del objeto
que se-habla propuesto para escribirla. Mas que esta sea uua versioa
literaldel códice Escurialense, hecha por alguna copia que pudo sacarse
deét,;ó de otra que conservase en su poder -el autor, ó diese coafiden-
eialmente á alg.ma persona ó (lo que es mas verosímil, y acaso cierto)
de lacdicion qu-e de esta obra se uauia hecho en Sevilla ciento y veinte y
cinco añosántes, apareze del cotejo del códice con la versión italiana y con


·la versión castellana de Cáceres, diversa solo en cllenguaje,y en.vlo
damas, idéntica. El, título del códice es; H Comienza el libro llamado
<, YisiondeleitaóJe, compuesto á instancia del m ui noble Sennor et
« de' i-lustre progenie don Johan de Bcaruont, prior de San ..Johan,
'f (;hallceller é camarero mayor del Illuy ilustre Sennor don Carlos.prin-
"" cipe de Viana, primogénito de Navarra, et Duchde Gandia rcopilado
" por .Aifomo de la Torre, bachiller del dicho Senuor Príncipe." ,


Otro códice en folio de papely vitela, escrito tambien en el ,siglo :xV,
contiene copia de la misma obra, añadiendo en una advertencia aL prin-
cipio que el original de esta obra ha seido é es aoido en muygrflTUie
estima, é por tal mucho guardado dentro en la cámara eje iIQy¡.Johan
re!pde .Aragon. Los trasuntos del qual eon asaz trabajfJ algrmosffluy
notables é claros marones han alcanzado, é non en menos estima ó. re-
puto¡;Íon tenidos por los tales, habiendo respeto á grande uti/idQd é
provecho, ansi spiritual, como temporal, que de lo de dentro en él
contenido se sigue á todos aquellos que con grande diligencia é estudia
quieren bim especular las cosas que en si son escriptos,


Un códice en folio del siglo XIII escrito en papel adornado con lá-
minas, y el forro de tablas con primorosas orlas y dibujos. Su título es :
Calila JI Digna, son diversas fabulas moralizadas. Al fin tiene esta nota;
Aqui se acaba el libro de Catila é Digna: et fue sacado de arábigo en
'latin, é romanzado por mandado del infante don Alfonso, fijo del muy
noble rey Don Fernando; en lu era de. mili é dosientos énoüenta é nueve
años (que corresponde al año 1251). El libro es acabado, Dios sea




559
Jiempre loado. De esta obra, cuyo orijinal se escribió en. lengua india,
hizo una traduccion hebrea R. Juel, por la cual hizo Juan de eaplla, la
latina que intituló 'r Directorium vítw humanas. Esta versión fué.itra-
duzida al castellano en el siglo XV, que es la obra española que .se
publicó anónima en Burgos el año 1498 con este titulo: Eeemplorio
contra los engaños!J peligros del mundo, y fué reimpresa en Zaragoza,
23 años despues eu 1521. Este códice demuestra que de aquella
preciosa obra babia en España una versión nazional mas antigua que.la
publicada en Burgos á fines del siglo XV, y aun que la latina de Juan de
Capua. Si de los M. S. del Escorial se hubiera sacado el fruto porque
han estado clamando muchos literatos españoles, se hubieran evitado las
gl'llndes equivocaciones en que acerca de esta obra y de su autor han
incurrido algunos bibliógrafos. En una nota inserta en el folio 163 del
códice Escurialense, que contiene la tercera parte de la Historia general
de 'don Alonso el sabio, se lee lo siguiente: "Muerto el rey Behabut,
u reynó en pos él un rey á quien dixeron Daysten.' Este rey liso el libro
4' á quien disen Calita y Digna, que es de enxemplos y de sesos. Y
« este libro trasladó de aravigo en latino Aben Mochafa: y pues qne de
"este libro de Calita y Digna fue fecho, un sabio á que llamaron Zeaei,
u fijo de Haron, fiso otro libro para un rey á quien disen Mimo. Y se-
kimejabaaquellibt;oal de Calila y Digna: ea asy fablava de sesos y de
.. énxenplos. y pero por algunos departimientos que ovo entre el un
"libro y el otro, pusole nombre aquel sabio T'aulahuefra;"


Otro códice folio en papel y pergamino, de letra del siglo XV con
varios adornos, contiene el Doctrinal de Ca1¡alleros de don Alonso de
Cartagena: su título es: Libro que se llama el Doctrinal de los
Caballeros. Esta dividido en 4 libros. El!? en 9 títulos y 88 leyes:
el 2? en5 títulos y 105 leyes : él 3? en 6 títulos y 104 leyes: el 4 P
en 9 títulos y 103 leyes.


Otro códice en folio intitulado: "Memorias de lo sucedido y perte-
" neciente á este Real Monasterio de San Lorenzo desde que se puso su
" primera piedra en 23 de abril (le 1563 y yiIliel.~o:n los l>rirneros "lnonj.es~
"hasta su conclusión y hasta el año 1591 con los mas particulares sucesos
« de dentro y fuera de España, que por aquellos tiempos sucedieron.
"Escrito por mano de Fray Juan de San GeróniRlo, que asistió á todo
t'desde el principio, y á quien Felipe 11 le encarg6el libro de. asiento de
-cr los gastos que se hiciesen en toda la obra. Murió en el año 1591."
Luego se sigue:




ft Patris Jo.ephi i.le Siguenza: continuacion de estas Memorias hastael
r< siguiente año 1592 escrita pvr mano del mismo Siguenza."


En este Memorial de Frai Juan de San Gerbnimo folio 87 se lee: "En,
" 1 de marzo de 1577 años por mandado del rey Nro Sor. vino á este
r< Monasterio el Dr. Benito .Arias Montano, capellan de S. M. y comenda-
r< dor de la orden de Santiago &c. á visitar, expurgar y ordenar la libreria
" Real de Sant Lorenzo, como persona que tiene las partes necesar~s
" para empresa tan principal y de tanta confianza COlDO es esta. y la!
r< C08W1 qlle concurrieron en este doctor son estas. La primera. ser buen le..
" trado y grande teólogo, y muy visto en todo genero de ciencias y lenguss
" hebréa y caldea, griega y latina, siriaca y arabiga, alemana, francesa, y
" flamenca, toscana, portuguesa y castellana; y todas las sabia y entendia
" como si en estas naciones se hubiera criado." •.....


y después de hazer el elogio mas encumbrado de sus grandes virtudes;
concluye: fC Estuvo el dicho doctor en esta casa diez meses expurgando
" la libreria, y haciendo el catálogo asi griego, como latino de la libreria,
'( y la distribuyó por sesenta y quairo disciplinas, poniendo aparte lo, im-
" preso y á la otra parte 10 manuscrito:' .


En un códice ·1? uua version castellana del comentario de San Juan
Crisóstomo sobre el salmo Miserere mei Deus, Va ántes un opllsculo
con este título: Tratado de confision, hecho por el Tostado don Aio1llo
de Madrigal, obispo de Avila. Al comentario del Crisostomo precede UIl
compendio de su vida y muerte: y noticia de algunos de sus escñtos,
Concluye con otro opúsculo traduzido de aquel padre que lleva este títu-
lo: ltem otro tratado de Sant Juan Grisostomo de IrJ Penitencia. Al fin
se lee: Fray Dyeg() Varaona en Medina del Campo. Lo qual indica
ser este traductor de los opúsculos del códice.


Joaquin Lorenzo Villanueva.
-000-


RESEÑA POLITICA.
I


Para desempeñar esta parte de nuestra tarea en el presente número, y
cerrarlo en cuanto al aspecto político que hemos ido presentando en los an..
teriores, con una pintura que sirva como de resúmen al fin de este tomo,
y ofrezca la idéa de lo que el estado actual de las cosas puede anunciar
pllra en adelante, nos valemos de un artículo que la amistad de su mismo
autor no~ ha proporcionado para traduzirJo en castellano, al mismo tiem-
po que va publicándose en ingles en una serie de números del periódico




561
semanal The Sphyn:», uno de los mas apreciables entre llls,qtté sepubli-
can en esta capital, por lo ameno de las materias que contiene,' ¡por·lo
liberal de-las máximas que profesa y defiende.


Estado actual '!I política de los gafJineteseuropeos.


Acas!> no hai en la historia mod-erna un período en que se presente·la
Europa en una situacion mas estraña y precaria.que laque ofreze envel
dia. Victoriosos contra los principios de la revo\tiCionftaIicesa,ereyeron
los reyes europeos, que, fundando una alianza monstruosa contra los: de-
rechosde los pueblos, ahogarían para siempre las libertades púbtít'as'Y


. consolidarian un despotismo perpetuo.' Mas seméjanteestado de'opre-
sion de parte de los soberanos y de padezlmiento departe de los' súbditos,
na podia durar mucho, y así como la compresion de un resorte aumenta
su fuerza al dispararse, así tambien todas las medidas flrárrieas de lasanta
alianza, nada mashizieron que avigorar lo que pretendiandestruir. Triun~
fó la fuerza de la fuerza; cayó Napoleon por haber desatendido fas idéas:
de su siglo. Mas 110 era tan fácil que el despotismo venziese áhi liber-
tadjrevoluciones, conspiraciones repetidas; fueron los resultados que dió
el sistema retrógado inventado por Castlereagh y Mettérllich.
~R lit crítica situacion actual de la Europa, al ~charlasondaefi love-


nidero, selose palpan densas tinieblas que lo ocultan á la: vista mas'pen'e-',
trantevCallan los jefes de los pueblos, y son pocos loshombresque,' libl'l"s'
~ pasiones para ver . la verdad toda entera, tienen valor bastante párá'
decirla. Redúzense casi todos á considerar un solopunto ; 'describen'
una esfera limitada y se encierran en ella; el' interes personal solo' se if(j.
tiene en menudencias, se olvida el fondo esencial de la cueation, y los
sucesos-vienen, por decirlo así, á cojernos á todos de improviso.


Para presentar un cuadro completo del estado de Europa, paraque este
cuadro sea realmente instructivo y fecundo en revelaciones útiles, para no
correr el riesgo de las continuas sorpresas y de una serie de falsos juizios
y apreciaciones erróneas; en fin, para juzgar conacierto de' la 'ma'i-cbit.
probable de los acontezimientos en cada nazion, es necesario exatillria?í'{ .
Europa tanto en un punto de vista jeneral, cuanto ensus relacione~co¡'¡
cada uno de los estados que la componen,


A pesande algunas apariencias contrarias que se manifi~stail en el medio-
día yeu el levante, diremos sin rebozo: que todos los pueblos de nuesfrCJ
vleje-eontinente caminan á la libertad constitucional. Los derechos ''dé


3 u




562
~da individuo mejor apreciados, la impaciencia jeneral declarada contra
toda especie de arbitrariedad; en fin, el deseo patente ó secreto de obte.
ner todas las ventajas de la asociación, cuyas cargas conlleva cada eluda-
dano: esto es lo que en todas partes descubre el observador. ¿ Las na-
ziones todas dé la Europa, representativas ya por las costumbres, pueden
tardar en serlo por las leyes? Esta revolucion es inevitable; ha tenido
principio, y es fuerza que llegue á su término. Las ideas de libertad.han
cundido mucho, se han profesado mui sin disfraz, paraque los esfuerzos de
108 tiranos y de los teócratas, puedan impedir que penetren poco á poco
hasta la choza del siervo ruso, y que sean entendidas aun por el turco ig-
uorante y el fanático agraviado. Reduzir la Europa al despotismo de la
edad media i:!s tan imposible como hazer que vuelva á entrar unrio ma-
jestuoso en el cauze que por mucho tiempo ha sido abandonado de su
corriente.


Antes de inquirir cuales serán los resultados de los importantes sucesos
que están pasando en las Penínsulas Griega é Ibérica, y cual es la parte
que á cada gobierno de los de la Europa se le reserva en estos sucesos IlQr
su posiclon y por sus intereses" demos una rápida ojeada sobre el estado,
la marcha y los progresos de la civilizaciou política de los pueblos de la
parte del globo que habitamos.


Cuéntanse en Europa siete moaarquias absolutas. En la primera Iínea,
y como tipo de esta clase de gobierno, está la Turquía, donde. el jefe es
todo, y el pueblo nada. Vienen después, segun la jerarquía del poder. de
UIIO solo sobre todos: la Rusia, donde los súbditos están divididos en cuatro
clases de nobles, eclesiásticos, plebeyos libres, y siervos; la Dinamarca,
donde el rei es tenido por superior á todas las leyes bumanas.. au~que se
le comtempla sujeto á las flaquezas naturales; la España, donde elpo,<\er
absoluto se apoya en bayonetas estranjeras, y se alimenta con la guerra ci-
vil; el Austria, donde el pueblo no participa del peder sino por las contri-
buciones de hombres y dinero que le presta; la Prusia, donde mientras
se da la' constitucion prometida en 1813 y 1815, se han publicado algu-
nas reales órdenes y unedícto de censura; la Italia, madre de repúblicas,
dividida hol eJ pequeñas monarquías, y sometida en parte por el Austria
al réjimen de la conquista.


Hai en Europa nueve monarquías y varios principados constitucianales,
aunque la mayor parte no lo son, sino en el Hombre. La Polonia, ape-
nas posee del réjimen constitucional mas que una teoría mui imperfecta"
En Ungría, el rei no tiene lilas que el veto en la lejislacion, y no puede




563


pedir subsidios á los estados sino en la dieta; mas la nobleza goza el dere-
cho esclusivo de sentarse en ella, y la persona de los nobles es inviolable
hasta el punto de no poder ser presos sin que ántes los haya declarado
reos un juez de su clase. Hesse Darmstadt, Weymar, Gotha Coburg,
Lichtenstcln &c. se consideran en posesion de sus antiguas constltuclones,
mas no gozan de la libertad de imprenta, como tampoco el restode
Alemania. El reino de Sajonia tiene estamentos repartidos en las tres
clases de prelacía, nobleza y estado llano. El reino de Hanóver tiene dos
cámaras, la una hereditaria, 'y la otra electi va. El Gran Ducado de Bade,
los reinos de Wurtemberg y Baviera se gobiernan por constituciones fun-
dadas en bases de semejanza recíproca; está garantida la libertad de con-
ciencia; nadie puede ser sustraído á sus juezes naturales; hai dos cáma-
ras, la hereditaria y la electiva, y aun gozaban de la libertad de imprenta
ántes de 1819. En Noruega la constitucion no tolera judíos ni jesuitas,
ni ninguna órden monástica; elrci no puede conceder ninguna prl"roga-
tiva hereditaria, ni disponer de las fuerzas navales ni terrestres sin consen-
timiento de los estados; la iniciativa pertenece á estos en la dieta, pero


'es necesarla la sancion real; la libertad de imprenta, la igualdad ante la
lei están garantidas, y no se puede erijir condado, baronía ni mayorazgo,
En Suecia perteneze al rei el nombramiento para los empleos, mas no
puede destituir á nadie, ni darle contra su voluntad otro destino, á ménos
que sea para desempeñar algun cargo de casa real; para los demas se re-
quiere un exámen jurídico; tambien nombra el rei los consejeros de esta-
do, pero estos son responsables de sus votos; si el rei se ausenta del reino
por mas de doce meses, aunque no puede salir del sin previa consulta del
consejo de estado, la dieta' tiene derecho de disponer del gobierno
segun lo crea conveniente, y también lo ejerze cuando el monarca, por
causa de enfermedad, está imposibilitado de cumplir los deberes :anexos
ásu dignidad; los estamentos se di viden en las cuatro clases de nobleza,
clerecía, propietarios y paisanos; la iniciativa pertenezeá los estados; en
cada dieta se nombra una comision de seis miembros para vijilar la con-
servaclon de la libertad de imprenta. Las constituclonesjde Francia, Pai-
ses-Bajos y Portugal, son mui parezidas á la inglesa; pero al paso que
Guillermo In ejecuta francamente la constitución que otorgó á sus súb»
dltos, el rei de Francia, la rejente de Portugal, violan á las claras la carta
otorgada tambien á sus pueblos, y suspenden la libertad de imprenta, la


-cual por el contrario existe plenamente en los Paises. Bajos.
Finalmente, hui tambien en Europa un pequeño número de repúblicas.


Cracovia, Bromen, Lubeck, Harnburgo, HOIl ciudades libres; pero los




564
derechos políticos de las tres últimas están sujetos á las decisiones. de la
Diet~ jermánica, Las islas Jónicas, puestas bajo el protectorado de In-
glaterra, y los cantones Suizos, sometidos á la influencia del Austria,
solo gozan una libertad restricta y condicional. En cuanto á la Grecia, el
tiempo nos ha de decir qué lugar le cabrá entre las naziones.
_ Ningun jérmen de revolucion se descubre en los pequeños estados reji-
dos por leyes republicanas ~ tampoco se nota ninguno en las monarquías
donde, como en. las de Suecia, Baviera y Paises Bajos, hai constituciones
liberales observadas de buena fé pUl' el poder ejecutivo. Si la Inglaterra
espetimentase .una crisis, por cierto que no seria efecto de la tiranía de
los gobernantes, .sino de la miseria de la porcion industrial de los go-
bernados; pero aun aquí es incierta y lejana toda mudanza violenta,


I
miéntras que es iminente y mas ó ménos próximo un cambio en Es-
paña, en Italia, Francia, Prusia, y en todos los paises gobernados despóti-
camente.


Si ponemos la vista en. el continente europeo, le hallaremos dividido
en dos grandes partidos, de los cuales el- uno, infinitamente superior en
número, en mérito y en ilustración, reclama por todas partes aquella
igualdad de derechos inherente al carácter del hombre, y aquella libertad
individual de que no puede despojarle ningun jénero de pacto, renuncia
ni conquista. El otro partido, mui inferior en número é iustruccion, re-
chaza con todo esfuerzo estas lejítiuias demandas, y opone á los votos de
la eivilizacion nueva todas las rancias ideas de los gobiernos de la edad
media.


Hai síntomas en las críeie políticas como los hai en la muerte; uno
de ellos, y mui infalible, es - el separarse los pueblos de los gobiernos. El
divorcio entre súbditos y reyes existe completamente desde el congreso de
Leibach ; la Santa-Alianza lo pronuncio públicamente al decretar que
fuesen destruidas las constitucio~es de Nápoles y Piamonte, y siguiendo
desde entónces su marcha retrógrada, ha hecho imposible la reunion de
dos cuerpos que están en sentido inverso, que obran por contrarios in.
tereses, y cuyas voluntades se contrastan sin cesar. En la antigua política
europea, la guerra se hazia de unos reyes contra otros; pero en el día los
reyes tienen qu~ pelear contra sus pueblos, y como en donde quiera
brotan las mismas ideas jenerosas, como en todas las naziones se mani-
fiesta un mismo deseo de libertad, los reyes, viéndose espuestos al mismo
peligro, han organizado. la misma defensa. Todo se ha hecho comun
entre los soberanos absolutos, así como lo es entre los pueblos que




565
quieren ser libres. Guerra a muerte es la que está declarada entre las
preocupaciones y los principios, entre una inmensa población ilustrada
y unos cuantos nobles 'f prelados. ¿ Por cual de las partes quedará la
victoria? ¿ Las preocupaciones que son el error; podrán mas que los
principios que son la verdad? ¡ Será el despotismo mas fuerte que la
libertad? En otros términos: ¿ Será que por un trastorno de todas las
leyes de la naturaleza, la decrepitud venga á derribar á la virilidad?
¿ Oponer el antiguo réjirnen al siglo nuevo no es querer pelear con caso y
lanza contra el arcabuz y el violento?


Las empresas jenerosas y atrevidas, aunque se desgracien, no por eso
desaniman á las naziones ni á los ánimos esforzados. Sirven de perenne
incentivo el noble entusiasmo, el virtuoso ejemplo para arrostrar peligros,
y para tentar la suerte de los combates con la esperanza de ganar la pal-
ma de la victoria, con mejor éxito que los que ántes lo han intentado. ASles
que, para recobrar derechos perdidos ó menoscabados, la Grecia, muchas
vezes desgraciada en sus tentativas de ínsurreccion, ha renovado en nues-
tros dias, y bajo mejores ausplzlos, su lucha de esterminio contra el feroz
otomano. Se ha comprimido, es verdad, el movimiento revolucionario
del. Piamonte y N ápoles, pero el espíritu de revolucion ha sobrevi vido á
la proscrlpcion de las ideas liberales. En España la sangre de Porlier
produjo el heroismo de Lacy, y el suplicio de Riego ha acrezentado en
vez de disminuir, el belicoso ardor de sus compañeros de armas. Com-
prlmidas en Italia por las bayonetas austriacas, sofocadas en España por las
maniobras de los apostólicos franceses y por la influencia del monaquismo
español, las ideas de la libertad no por eso dejan de conservar en una y
otra rejion el jérmen de vida y de refiorescencia; estas ideas se abrigan
en lo Íntimo de los corazones de la'c1ase ilustrada, se fortifican con el
tiempo y con las persecuciones, y como las que produjeron la revolucion
francesa, solo esperan un instante favorable para estallar y romper el ce-
tro del despotismo. -


La Suecia rejida por leyes costitucionales francamente observadas por
un rei plebeyo, la Béljica, cuyo gobierno es liberal y suave ¡ la Baviera y
algunos otros pequeños estados constitucionales y republicanos, nada tie-
nen que temer de la poblacion, Los pueblos se sublevdn, no por cansan-
cio en la obediencia, sino por abuso en el sufrimiento. Felizes con sus
gobiernos los Suecos, los Belgas, los Bávaros, no tienen por qué desear
innovaciones. 1..05 fieles austriacos, acostumbrados al despotismo que el
astuto y prudente Metternich tiene la buena maña de hazer soportable,




566
tampoco piensan en recobrar anos derechos cuyas ventajas desconoaen ; y
á ejemplo de los dinamarqueses, que en medio de las sociedades ajitades,
aparezen sin movimiento y sin vida, mués transe tambien ellos comp leta-


- mente indiferentes á la libertad, cuyo nombre sin duda jamas ha llegado
á sus oldos, Estas son empero las únicas escepciones que los gobiernos
.encnentran en todas las domas partas.


El' árbol de la libertad aun no ha prendido en Rusia, pero él se arraiga-
rá 'y cre~erá. A lIÍ por donde quiera descubre la vista una tierra que aun
no está desbrozada, pero que no puede permanecer inculta por mucho
tiempo. Pocos años haze que apenas llamaba la atencion en Europa, yen
el dia ocupa el primer lugar en el continente; y sus últimas insurrecciones
prueban que el despotismo tiene enemigos aun en aquel apartado punto
del globo. Mucho mas adelantada en la civilizacion, la Prusia toda en-
tera quiére la libertad; la pide en tono de suplicante, y pronto acaso, si
se le deniega, la éxijirá á mano armada. Esta nazion es entre todas lasds
AlemaniaJa mas opuesta á su gobierno, porque este la ha enga..ñado en to-
das las' promesas; está dispuesta, para combatir el despotismo, á unirse
con IaPolonla.rdonde el espíritu de independencia ha sobrevividoiáTa
conquista ~ á juntarse con la Francia, que se prepara en silencio á lanzar
por tercera vez su antigua dinastía: á mancomunarse con la mitad civili.
zada de España, retenida en el fanatismo y la esclavitud por la otra mi-
tad ignorante y bárbara: y á asociarse con los it.alianos, que agobiados
bajo el yugo mas despótico, lo llevan con impaciencia, persuadidos ya que
la desmembracion de su bella patria es la verdadera causa de que estén
siendo por tantos siglos presa de la ambiclon estranjera.


No es posible que la Europa siga mucho tiempo en tal estado de ins-
tabilidad y el menor acaezimiento debe decidir la lucha entre los dos


, i
partidos que la dividen. Si es posible engañar á las uasiones, dice Rouseau,
es imposible engañarlas por mucho tiempo. Si pues el despotismo con-
serva todavía algunos partidarios, los progresos incesantes de las luzes
bien pronto los convertirán á la libertad, y avergonzados de haber servi-
do á una causa injusta, se unirán por sí mismos á la masa, para reclamar
las institucion~s necesarias á súfelizidad, y exijidas por el estado de la
clvillzacion en el presente siglo.


¿Cómo se cumplirá este triunfo de las ideas liberales? ¡ Será por la
insurreccion y la violenc ia, ó solo por la fuerza de las cosas? ¿ Les que-
dan á los monarcas absolutos algunos medios para retardar estarevolucion,
para retener en ·Ull vergonzoso vasallaje á unos .¡aleblos que han saborea.
do la Jibertud :




567


No basta á los pueblos que los gobiernos no sean bárbaros; quiérenlos
ademas justos y generosos. No les basta que la esclavitud esté mitigada.:;


, lo que necesitan y piden es una libertad fundada en los derechos y en .la
-dignidad del hombre. N o quieren que su felizidad dependa de la capri-
chosa benevolencia de sus jefes, sin~ que se fijepor leyes tutelares, mé-
nos movibles que la voluutad de los reyes. Si los soberanos se prestasen
á estos votos lejítimos, tan fáciles de cumplir, y ademas tan favorables á
su propia gral~deza, ciertamente que cerrarian para siempre el abismo de
las revoluciones; pero desgraciadamente nada de esto les acomoda; quie-
ren arbitrariedades, y siembran y cojerán levailtamientos.


La insurrecciou de los griegos, los disturbios de la Península parezia
que debieran ser sucesos favorables para la emancipaciori jeneral de Jos
pueblos. Mas la política de los gabinetes europeos ha sabido hasta aora
evitar el doble escollo que estos sucesos le ofrezian, y aun contener á ,las
dos únicas potencias, que podían hallar ventaja en estos mismos sucesos.


La Turquía, coloso inmenso, pero con pies de barro, ofrezia á la Rusia
una conquista fácil, conveniente á su política, deseada por los votos del
ejérzito, no ménos que por el fanatlsrno relijioso de toda la uazlon. Pero
la posesion de Constantinopla hubiera dividido á los reyes; de este des-
acuerdo se habrían aprovechado los pueblos para sustraerse de sus tute-
las, y tales consideraciones, mas fuertes que el cebo de las conquistas y
que los deseos de engrandezimiento; son las qne han detenido á los ejér-
zltos rusos en las riberas del Pruth, y retardado la libertad de Alemania.


1"05 intereses de la Inglaterra, por otra parte movian á esta potencia á
sostener la constitucion de Portugal, y á fazilitar de este modo el que la
España quedase libre de la ocupacion francesa. Pero la Inglaterra se
arredró de esta resolucion, que la hubiera colocad-o á la cabeza de los
pueblos, y prefirió á una guerra gloriosa el abandono de la carta portu-
guesa y la ocupacion de la Península.


Bien se Ya que las potencias del continente no quieren guerra. Ellas
conozen que los pueblos no están contentos, y también saben que toda
nazion, salida una vez de la barbarie, si se ve oprimida, conoze lascausas,
los autores y los remedios de la opresión. No es pues tanto la escasez de
dinero la que las haze desear que continúe la paz, cuanto el instinto
_de la propia conservacion, el temor qne tienen á los pueblos cuyos
derechos han destruido, cuya esclavitud han aumentado sin cesar en estos
diez años. No deja de ser harto iujeniosa y astuta esta conducta de los
gabinetes de Viena, Berlín, y las Tuillerfas , tienen que conservar la -paz




568
en elesterior, porque la guerra es mas ó menos ardiente en el interior
de 8US estados.


¿Mas podrá decirse igualmente que la Rusia obra con prudencia en no
romper con los Turcos? Por esta guerra satisfaria el Emperador el deseo
mas-ardiente de sus súbditos, distrayéndolosademas de las ideas de liber-
tad,que aunque débiles ahora, no pueden ménos.de irse fortificando con
la calma de la paz. 8e justificarla tambien para con los Griegos, quienes
le recibirían por árbitro, y aprovechándose del momento mas propio para
apoderarse de Bizancio, tremolaria sin riesgo en el Bósforo un pabellon
que con el tiempo haria temblar las costas del Mediterráneo. ¿ I 'qué
potencia podria oponerse en e) continente á· esta empresa de la Rusia?
1. El Austria, amenazada á un tiempo en Ungriay en Italia, se atrevería á
oponerse á su marcha? 1. I la Prusia, contenida por el descontento de sus
habitantes, podria auxiliar á.los turcos detestados' por ellos? Los ejérci-
tos de la Francia son necesarios en la Península yen él interior del reino,
donde los principios de oposición cunden de dia en dia con mas fuerza.
Tampoco la Inglaterra podria oponer una resistencia mas eficaz á la inva-
sion de la Rusia. Fuerte y poderosa si quiere ponerse al frente de la~,
ideas liberales, seria débil y perdería su influjo, si se decidiese á pelear á.
favor del islamismo. Ni para una causa como esta podria, como lo hizo
cuando Napoleon amenazaba á la Europa entera, reunir los pueblos á su
voz; ya. no encontrarla tropas que asalariar en Alemania, ':! a\:>aIl.doIl.adade
la opinion pública en esta lucha anti-social, carezeria de los subsidios ne-
cesarios para llevarla adelante. Ademas ¿ qué razón de gravedad podria
tener para oponerse ,á la Rusia? ~ Acaso se comprometería su existencia
por la toma de Constantinopla? ¿ Dejaría por eso de ser aun la primera
nazion de Europa> ¿ No continuaría empuñando el tridente de Neptuno?
(Malta, las islas Jónicas, Gibraltar, no seguirian hazlendo respetar su
bandera en el Mediterráneo} ¿ 1 la Grecia, erijida en estado indepen-
diente, no seria una muralla capaz de contener la inundación de la Rusia'
Pero aun suponiendo que la Inglaterra perdiese algo de su preponderan-
cia en Europa por este engrandezimiento de una potencia rival, ¿no podria
resarzirse de esta pérdida dando la libertad á la Península, sacándola del
influjo frances, y restituyéndola de este modo á su comercio, que hoi esta •
en una especie de entredicho?


Pero en tratándose de la Península, y especialmente de la España;' todo
-se vuelve incertiuumbre y contradicciou, y aun aquellos publicistas que ~fan
mostr~do la mayor perspicazia en el exámen de los asuntos políticos, se




miran en este hechos presa delerror y juguete de los prestijios. Porquela
España se halla entregada á los horrores de la anarquía monacal, toda su
poblacion es inconsideradamente declarada indigna de la libertad; porque
atacada pérfidamente por el ejército francos, y entregada por sus jenerales,
no ha podido conservar la coustitucion restaurada en 1820, se dice que el
despotismo es el único gobierno posible en aquel clima. El Sphynx en
1111 artículo inserto en su número 2 ~, ha demostrado cuan falsas son las
ideas que acerca de esto se tienen, y nosotros mismos, espectadores de la
última guerra de España, podemos asegurar que las clases ilustradas de la
sociedad, los propietarios, comerciantes y frabricantes, amaban la libertad:
que las filas del ejército abundaban en soldados adictos á su causa:, y que
aunque la masa del pueblo no fué excitada á tomar parte en la lucha contra
la Francia, los frauceses habrian sido rechazados, si algunos traidores no
hubieran vendido su patria al estranjero. Répitesc incesantemente que
la España es la tierra del fanatismo. Pero si el fanatismo fuese allí 'tan
fuerte y tan ardiente como se asegura ¿ los apostólicos estarían concentra-
dos en las sierras de la Cataluña, apoyados en la vecindad de la Francia?
¿ Se hubieran apagado tan pronto las teas de la discordia qlle los Jesuitas
han querido eu vano encender en los demas puntos de la Península, mas
distantes del centro de acción donde han esforzado su intento? Lo que
prevaleze en España es mas bien ignorancia y pobreza que fanatis.no, No
es tanto el influjo del monaquismo, cuanto la necesidad de un mezquino
salario, lo que excita al populacho á. levantarse contra la reforma en el
gobierno. Que ayude la Inglaterra á que se instruya ese pueblo, soste-
niendo en la Península el establezimiento de buenos gobiernos,yen ella en-
contrará bien pronto auxiliares rnui útiles á. su gloria y á. sn prosperidad.


Mui arriesgado seria para la autoridad vacilante de los déspotas del
continente, que la Península fuese libre; por eso se ligan contra su li-
bertad. Mas la Inglaterra no puede temer semejante peligro: su grandeza
misma está en oponer la España libre y poderosa á la Francia su rival. Así
lo reconozió ~anniDg al prestar su apoyo á la carta de D. Pedro; así lo
reconozió el Parlamento ingles en 1898, segun lo han demostrado los
Ocios (*).


Qué temores puede tener la Inglaterra que puedan retraerla de cum-
plir las obligaciones en que está para con el Portugal y la España, á quienes
ella ha excitado á. ser libres? La Francia no debe desentirse mui tentada á


(*) Desde la Vag, 477 dd presente I\?
:¡ X




570


renovar la guerra de España, poco satisfecha de su csperieucia en la Pe.
ninsula no tiene nuevos millones que gastar en esta lucha; necesita su
dinero para pagar la policía y los jendannas, y para conomper los electores.
El Austria no se atreveria á desavenirse con la Inglaterra, y por otra
parte tampoco está bastante cerca de la Península para temer el contajio
de las ideas liberales. La Rusia y la Prusia están ocnpadas en otras aten-
cioncs : esta, en refrenar el descontento de su pueblo; aquella, ep la
Persia y en el Pruth. La Inglaterra, fazilitando el establezimiento de la
libertad en la Península, tendria segun esto poco CJii tcmer de los ataqués
estranjeros, Al contrario, por este medio atajaria acaso la revolucion que
amenaza á la Europa entera. La España libre forzarla á los soberanos tic
Francia, Italia y Prusia á reconozer principios mas liberales para el gobierno
de sus pueblos. La España esclava no puede estar tranquila; el espíritu
de insurreccion tarde ó temprano tiene que salir de su seno, y derramado
desde ella por la Francia, la Italia, y la Europa entera, llevára el incendio
á estas rejiones volcánicas, para cuya conflagt:aeion basta una sola centella.


'~----'----oou·




571


ÍNDICE
DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN ESTE TOMO.


--000--


Actas del parlamento de Nápoles sobre la intervención de la santa alianza
en la constitucion, 414.


Acuñacio« de moneda en Méjico. Véase Méjico.
_ Aduanas de Méjico en el año de 1827, 253.


Agriculturct. Medios de promover sus adelantamientos, 195 Y 354.
Alambiques nuevos de destilacion, 382.
Americanos. Aversion qnetienen á España, 397.
.I1ndújar. Decreto dado en esta por el Duque de Angulema, 294.
Apio. Mej9.ras en el cultivo, 384.
Arboles pluviales, 199.
Bazaar para los ,españoles emigrados en Lóndres, 392.
Bianchi. Viaje á Madrid en agosto de 1826,472.
Biblioteca popular, 265.
Botones. Método para platearlos, 202.
Botones. Nueva manufactura, 202.
Argiielles (D. José Cangu). Elementos de hazienda, diccionario de ha-


zienda. Véanse estas ceses.
Canning. Observaciones sobre su discurso en el parlamento del dia 12 de


diciembre de 1826,7.
Cartas de un emigrado: primera sobre el gobierno municipal de Un-


dres, 125.
Cámarll alta en l~spaña. Si hai dificultades para establezerIa, SOL
Cartas de un emigrado: segunda sobre la fuerza militar de Lóndres, 261.
----Folio 536.
----Tercera sobre el parlamento ingles, 386.
----Cuarta sobre la disciplina de la iglesia británica, 390.
Catecismo breve de moral para el pueblo pobre y laborioso, 351.
Ceoada. Método nuevo para prepararla, 200.
Cementerios. Plan de un nuevo arreglo de ellos, 265.
Ueruelo, Representación á S. M., 290.
Cochinilla. Su connaturalizacion en España, 122.
.cbdices rabinos del Escorial, 546.
Üblcra morbo. Espezífico contra ella, 269.
Uombinacion teocrática en Europa contra las libertades públicas, 3 J8.
Comparacion de los decretos expedidos por Fernando VII, 176.
Constitucion inglesa, 537. .
Correspondencia diplomática riel gabinete ingles en 1822, sobre la invasion


de España, 144,
Cristales. Método de purificarlos, 385,
Cuerdas de algodon, 202.
Cuerd(1,~ dl' juncia, 20.




572
Decreto del duque de Angulema dado en Andújar, 294.D~creto6 ~e Fcrnando VII comparados entre sí, 176.
D~eeo,!ano de hazienda por D. José Canga Argüell~s, juizio de esta obra.
DIputados á cortes. Rentas propias que debian tener. Véase Proposicion,
D~putados de las cortes de España. Rentas propias que debían tener, 295.
DlsC1."plina de la iglesia británica. Carta de un emigrado, 390.
Educacion como mediojde aliviar las necesidades del pueblo pobre, 348.
Elementos de la ciencia de hazienda por D. José Canga Argüelles, juizio


de esta obra. ..
Emigrados españoles en Lóndres, Bazaar, 392.
Emigrados españoles, 529. ;';'-',~
Emigrados españoles. Benelicencili de las señoras inglesas con ellos, 264.
Emigrad<Js españoles en Portugal, 263.
Escarlata. Nuevo método de teñir con ella, 385. .
Enseñanzas primarias. Su influcncia en la prosperidad de las naziones, 316.
Españoles emigrados y Sil' R. Wilson, 529.
Establezimienlo del juizio de jurados en Ceylan, 529.
Estofa natural, 381.
Exposicion de la industria española en Madrid, 545.
Fuerza'militar en Lóndrcs, 260.
Gasea (D. Mariano). Sobre la cochinilla, 12~.
Gasco (D. fo'rancisco)., 399.
Gil de Taboada. Véase Taboada,
Gobierno despótico. Si le quieren la mayóría de los españoles, 31.
Gobierno actual de España. Su carácter, 176.
Gran Bretañ(t. Estadística, 234.
Gusanos de seda. Cria de ellos, 208 y 364.
Haeienda de Méjico en 1827, 251. .
lIarina. Máquina para prepararla, 20).
Hermosilla (D. José). Arte de hablar en verso y prosa, 280.
Hierro, Método para dulzificarlo, 386.
Historia de América. Epítome de ella, 84. ..
Independencia de las Américas. Dictámen de la comision de cortes, 3.
Indios. Si son capazes de' hazer progresar las artes? , 213.
Influencia de las máximas del clero católico sobre la prosperidad de Bs-


paña, 450.
Inglaterra. Sobre los apuros monetarios que sufre, 51.
Insectos útiles á la agricultura, 199.
Jesuitas, Son los enemigos verdaderos del altar y el trono, 190.
----Cotejode la bula de su extincion con lade su restablezimiento, 340.
Johnsltm Bt. estableze el juizio de jurados en Ccylan, 529.
Jurados en Ceylan, Véase Establezimiento,
Lóndres. Gobierno municipal, 125. .1
---·-Fuerza militar, 261.~&;¡J
LluvÍl¡ ocasionada por ciertosárboles, 199,
Madera. Método de preservarla de corrupción, 380.
Máqll na para remover fardos y toneles, 386.
lJlartim:t (le la Rosa. Obras litcrarias, 370.




573


jW(fUry (D. Iuan), España poética, 97 y 376. .
MáximalJ del clero. Su influencia sobre la prosperidad de España, 450.
Méjico. Sus gastos en daño 1827,356.
----Estado de Sil hazienda en enero de 1827,251.
----:sus rentas públicas en 1827, :253.


Meiicano ocupado. Folleto impreso en Méjico, 259.
Méjico. Moneda acuñada desde 1825 á 1826,253.
---Desde 1733 á 1810, 253.
Moneda acuñada en Méjico, Véase lIIéjico.
lIIolinos de vieuto económicos, 200.
Mortero nuevo para construir edificios, 202.
N ápoles. Actas del parlamento de resultas de la intervencion de .la santa


alianza, 414 y 434.
Navarrete (D. Martin). Coleccion de los viajes hechos por los españo-


les, 111 y 214.
Navegacion á loopolos, 204.
Necrología. El Sr. D. Felipe Gil de Taboada, 261.
----Del Sr. D. Francisco Gaseo, 399.
---Del Sr. D, Simon Rojas Clemente, 401.
Ocios de españoles emigrados. Juizio que han formado los sabios estrauje-


ros de este periódico, . .
Observaciones sobre los males pecuniarios que atlijen hoi á Inglaterra, 51.
----·Dirijidas á las potencias de Europa y en especial á la nazion b'ri...


tánica de resultas de los sucesos escandalosos de España, 477.
Opinion pública de España. Su estado, 130.
Parlamento ingles. Carta III de un emigrado, 386.
Patatas. Preparacion de ellas para el alimento de los animales, 20).
Peribdicos ingleses, folio 536. '
Persla. Su comercio, 267.
Pesquerías de Terranova, 268.
Pestolozzi. Necrología, 262. ,


, Plocito regio eu Francia. Su quebrantamiento, 345.
Poesía. Canto del Tiber, 246.
Polos. ~avegacion á ellos, 204.
Prisiones. Sobre su arreglo, 39 y 161.
Principios políticos de Fernando VIL Incoherencia que descubren, 176.
Proclama de Quiroga á la ciudad de Cadiz en 11 de enero de 1820, 299•


. ----De Riego al ayuntamiento de Algecíras, 293 y 300.
Proposicion hecha para fijar las rentas que debian tener los diputados, 295.
Queso. Modo de preservarlo de gusanos, 382.
Quiroga. Véase Proclama.
---- Proclama á Cadiz, 299.
Rabinos del Escorial, 546.
Registro bibliográfico, 272.
Representucion del obispo de Oviedo á S. Mven 12 de diciembre de 1826,


290.
Rescña política, 137,281 Y 560.




574


Riega. Véase Proclama.
-'---Proclama á Algeciras, 293 y 300.
Rojas Clemente. Necrología.
Rojas Clemente (D. Simon), 401.
Sifon nuevo de metal, 383.
Sociedad moderna de las Indias orientales, 2fi5.
Solitaria. Modo de curarla, 235.
Sombreros nuevos de algodon, 386.
Tablas. Máquinas para serrarlas, 201.
Taboada Gil, 261. _
Trigo. Método para limpiarlo, 384.
ttus«. Noticias secretas de América, 233.
Vacas. Comida de imbierno para ellas, 383.
Viaje á Madrid. Véase Blanchi.
Vidrio. Método nuevo de hazerlo, 203.
Visitas domicilarias de pobres, 468. ..
Jf ilson (Sil' Robert). Sus gestiones en favor de los españoles emigrados.


Véase Emigrados.