EL PARTIDO PROGRESISTA
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EL PARTIDO PROGRESISTA


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ESP/HkRTERO OLO,A(1A.
FOLLETO POLUTO()


DE


AMON ;. CH.\ PAR O.


l'IADRXD?
i.NotIENTA
hON átOULES


haililt182)
calle de »ortalen, luím, 128,


18644




gewlor Saturló de Andrés y Uorytamlez, director


de EL ANCORA.,


Muy señor mio : Habiendo tomado una parte activa
en las polémicas sustentadas en el periódico, á cuya re-
daccion tengo la honra de pertenecer, justo es que de-
muestre la sinceridad y el sentimiento patriótico, que á
todos nos ha impulsado al sostener una lucha en la cual
tan calumniados hemos sido.


Lapublicacion de este folleto es la espresion de mi
convencimiento político, y si V. me concede la honra de
que, en la primera página figure su nombre, veré satis-
fechas mis aspiraciones y habré tributado un recuerdo á
mis dignos compañeros de redaccion, que, no con menos
fi, ni menos entusiasmo, han contribuido á la esposicion
de las doctrinas que defiende EL ANCORA.


Soy de V. afectísimo y S. S. Q. B. S. M.


Ltmois G. CHAPARRO.,


a




La lectura dél titulo que lieVa el presente folleto demuestra
por si sola que debe contener cuestiones de alta importan-
cia para el partido progresista y para la politica en general. No
son las personalidades 'el objeto culminante de la obra y si de
ellas se l'oía:es solo por la 'idea que representan. Recientes y
muy recientes tenemos aun las últimas desavenencias habidas
edel serio del partido progresista. El Sr. Chaparro, al hacer el
estudio del partido liberal, analiza sus antecedentes históricos,
las causas que promovieron la famosa disension: demuestra las
tendencias filosóficas de la idea que proclama el partido progre-
sista, y cual es el medio eficaz para la realizacion del programa
Mítico que encierra los principios liberales.


La intencion patriótica del Sr. Chaparro al escribir su folie-,
to, es gran parte para que los hombres políticos. , aun participando
de distintas opiniones, consideren la obra como una página en
la historia política contemporánea, página que presenta en un
cuadro brillante y con los mas vivos colores, las glorias del
partido progresista y las oscuras sombras que han pretendido
oscurecerlas.


Graves son las revelaciones que contiene el folleto á que pre-
ceden estas lineas y de gran interés los datos que presenta para la
historia dolos partidos políticos en España, historia que á tan-
tos comentarios se presta y que empequeñece á ciertas notabi-
lidades 'vistas 8 traY4, del limpio y trasparente cristal de h ver-




dad. El hombre imparcial y de recto juicio no podrá menos de
comprender el espíritu patriótico que gula la pluma del autor
del folleto. Todo cuanto digamos acerca de los últimos trabajos
del Sr. Chaparro cuyos artículos sobre instruccion pública le
han alcalizado una reputación merecida, será poco para dar á
conocer el tacto y la delicadelá eón que trata las cuestiones po-
líticas y el entusiasmo y la fé en las creencias que sobresalen
á cada paso en el presente folleto. La prensa de principios opues-
tos á los del autor impugnará sus teorias, pero no podrá borrar
de la histeria los datos que en el libro se le ofrecen.


En esta época de verdadera decepcion en politica, dedndife-
rentismo y de duda, estrafia es; la abnegación con que el autor
de este libro arrostrando todos los obstáculos y despreciando
el miserable positivismo que nos rodea, se lanza al campo de
la politica, estéril por naturaleza y en donde solo pueden encon-
trarse amargos desengaños; y estraño parecerá que en medio de
esa farsa política, se levante una voz enérgica y valiente, la voz
de un jóven amante de las glorias de su pátria, que clama en
favor de los hollados fueros de la verdad, la razon y la justicia.


Los mercaderes políticos tienen un verdadero juez en el se-
ñor Chaparro. Ojalá que la senda por él trazada, inspire á nues-
tra juventud el deseo de consagrarse con fé á los estudios polí-
ticos, con la fuerza de voluntad necesaria para llevar las cues-
tiones al verdadero terreno.


Insistir mas es inútil: el público dará su fallo imparcial; él
público hará justicia á las desinteresadas aspiraciones del modes-
to escritor que con tan buenos antecedentes viene á tomar parte
en la encarnizada lucha de los partidos.


E. Lzezr.W.


¿Cuál es el objeto de la humanidad? ¿Cuál es nuestro destino
sobre la tierra? ¡Qué somos nosotros y qué debemos hacernos?


He aquí las preguntas que todos se hacen, que corren Je bo-
ca en boca, y á las que, no se ha dado aun, ;contestacion cate-
P.órica


°


No pretendemos nosotros resolver este problema, porque,
además de no ser propio del objeto que nos proponemos en el
presente trabajo, no es tanta nuestra presuncion que nos con-
ceptuemos con fuerzas necesarias para ello; nos basta, solo se-
ñalarlo, llamar sobre él su atencion, y desbrozar—perinítasenos
la espresion—el camino que mañana, han de recorrer otras inte-
ligencias mas robustas.


Sin embargo, nos tomaremos la libertad de señalar unhecho
que todos sienten, que está en la conciencia de todos, y que,
aunque muy general, pasa desapercibido, y aun cuando muy
sencillo, nadie ha intentado satisfacer, ni dar esplicaciones, si
quier ligeras, del porqué de esa ansiedad, de ese incesante an-
helo que precisa á la humanidad girar y revolverse sobre si
misma, sin que nada la satisfaga, sin que nada sea bastante á
calmar esa agitaoloP, fabril que la trata la lleva y la empuja




muchas veces, á producir tremendas revoluciones que parece van
á concluir con ella misma. Esta vacilacion, esta vaguedad que
se observa en todo lo que caracteriza todas sus determinaciones,
no puede ser hijasino de que aquella no ha descubierto aun su fi-
nalidad, no ha marcado cual es su objeto, y qué debe hacer
para alcanzar su destino sobre la tierra.


Ha vestido todos los trages, ha adoptado todos losprincipios,
y nada la ha satisfecho, se despoja hoy de lo que recojió ayer,
y arroja mañana, desdeñosamente al suelo, lo que hoy proclama
con frenético entusiasmo.


Fanática y supersticiosa hasta el delirio, incrédula hasta el
escepticismo, sentimental unas _veces, sarcástica otras, solo essu
historia una marcha ciega, inconsciente, sin rumbo fijo,sin nor-
te seguro; anda y anda sin saber por donde, ni hasta donde, y,
coincidencia estraña, cuanto mas desarrollada parece su inteli-
gencia, mas inseguridad, mas incertidumbre en sus miras.


Fenómeno digno de observarse, y del que, es una prueba
ciertísima, patente á todos, la época que atravesamos.


Nunca la ciencia ha llegado entre nosotros, á un grado de
41aultiíra cual hoy tiene; nunca la industria ha adquirido proPef-


ciones tan gigantescas, y sin embargo nunca ha existido tanta inse-
guridad, nunca hemos presenciado tantas apostasías, nunca ha
habido tan poca fé en los hombres, tanta incredulidad calas ins-
tituciones.. ¿Será, por ventura, que el cultivo de nuestra inteli-
gencia se opone á nuestro bienestar físico é hiperfísico? ¿Acaso
necesitará el hombre para ser feliz, permanecer en la ignoran-
cia? No: es que al ilustrar la inteligencia, se descuida el desarro-
llo de nuestro sentimiento; es que al formar el hombre intelec-
tual, se deja en un completo olvido al hombre moral.


La armonía es la vida.
Y esta armonía, ni ha existido, ni existe en la educacion del


hombre, y por consecuencia ni ha existido, ni existe en sus ins-
, tituciones, que, como obra suya, tienen precisamente que adole-


cer y Mentirle del Inismo prdowinando, porto tanto„


estás, los Misitos defectos, los mismos errores, que predomis
nan en la educacion de aquel.


Así se comprende que nosotros desechemos, por incompletas
y por insuficientes las leyes de nuestros padres, como el que, á
su vez, nuestros'hijos abandonen por malas, las que nosotros
adoptamos como mejores. Preciso es que así suceda; la educa-
cion de las tres generaciones, es enteramente distinta porque
su objeto es diferente; las instipciones, porque se han de regir,
tienen que ser, tambien, necesariamente distintas, porque es con-
dicion precisa que sean idénticas, es decir perfectamente armó-
nicas con el ideal que, en cada una de aquellas impera.


Admitidas las razones que dejamos expuestas, se esplica
entonces satisfactoriamente la causa de nuestro malestar, de esa
ansiedad que todos sentimos, de esa veleidad de que todos nos
quejamos, de ese descontento general, de esa facilidad con que
cambiamos de sistema, de leyes y de gobierno, de ese escepti-
cismo cruel que corroe nuestros corazones y gangrena nuestra
sociedad.


Epoca de transicion la que atravesamos ;. vislumbrando un
porvenir, que, quizá lo sentimos mejor que lo comprendemos,
con reminiscencias, aun, de las preocupaciones de nuestros pa-
dres, fluctuamos entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas,
damos un paso adelante, ó nos mantenemos en el mismo sitio,
segun que, nos estimule la idea del mañana, ó el recuerdo de lo
pasado.


Felices, nosotros sí, en medio de esta encantadora anarquía,
de este amable desórden , podemos dar un paso en la reso-
lucion del trascendental problema, que, á todos , nos ha sido
impuesto.


El bien de todos, es decir, la felicidad general, nunca es obra
de uno solo, por el contrario, es siempre el resultado del es-
fuerzo colina; todos, pues, tienen el deber de contribuir con su
óbolo á la realizacion de aquel; todos indistintamente son llama,
dos á, este cone


-urso- nosotros no queremos, ni podemos perna-,,''.2
.5.to


<,
91,


L




necer indiférentes á éste llamamiento, y, cumpliendo con tan
sagrada obligacion, vamos con nuestra


.' piedra á la construccion
del edificio,


Las ideas, una vez manifestadas, no mueren nunca.
Pueden, si, pasar desapercibidas para la generalidad,


solo porque efecto de la imperfeccion de nuestra humana natu-
raleza, a4uellas no han Sido comprendidas en toda su bdridad, y
en toda su trascendencia, sino porque, en ello se funde el inte-
rés de los gobiernos, ó de las ciases pi;


ilegiadas; pero induda-
blemente que, en un tiempo mas o menos lejano, las ideas son
admitidas por todos, y se traducen en hechos, es decir; se rea-
lizan: pero no sin que antes hayan tenido que sostener una fuer-
te lucha con las ideas qu3 vienen á sustituir,


Tal es la historia de la humanidad.
El género humano no da un paso cm la senda de su perfec-


tibilidad, sin que, por nuestra desgracia, este adelanto no ven-
a acompañado de disturbios y revoluciones: y se comprende


bien.
En el hombre luchan constantemente, y con incesante atan,


el sentimiento de lo bello y de lo justo, con las mezquinas pa,
siones que se desprenden de su frágil naturaleza, y los puehlós,
que no son mas que individuos mayores, son de la misma ma-
nera víctimas de su fatalidad.


No tseremos nosotros los que vayamos á quejamos de seme-
jante antagonismo , antes por el contrario , nos felicitamos
lie


1.7.4
El hombre marcha á la indagacion de la verdad, que es su


Único y esclusivo objeto; y de positivo que, nunca llegaría á
por este medio. Estas exigencias dis-


ctionntsaesg,ueisrtlao' sino fuer encontrados, da márgen á la (fis-
g -ue todas las ideas tocusion, grande y noble palenque en el


, quedando siempre vencedora la mas justa , la
mans ciaenpratao.


Por eso, también nosotros creemos muy útil y conveniente
la manifestacion de todas las opiniones; tributamos nuestro res-
peto á todos los partidos, porque todos contribuyen á que la hu-
manidad siga de una manera cierta y segura , aunque lenta, su
marcha progresiva, para la consecucion del fin que le ha sido
impuesto, y al cual, indudablemente, no llegaría por otro ca-


mino.
Todo lo que existe, tiene razon de existir.
Si las ideas fueran abrazadas sin examen y á, su sola y sois,


cilla manifestacion. ¿En cuántos errores no incurririamos? Si,
por el contrario, se las desechára desde. luego y nunca se hubie-
ran admitido: ¿Cuál seria hoy el estado de la humanidad? ¿Qué
significaba, entonces, esa ley del progreso humano tan decae
Lada, como cierta?


En uno y otro estremo nos espondriamos á las mas tristes y
fatales consecuencias: al paso que, estudiándolas , analizándo-
las, discutiéndolas, conseguiremos perfeccionadas y mejorar-
las, todo lo que, en lo humano, es posible perfeccionar y me-
jorar.


Así, pues, en la lenta e,laboracion que las ideas sufren has--
la llegar á su completa, pura y sencilla manifestacion, espera--
mentan millares de trasformaciones, efecto de nuestras preocu-
paciones, de nuestras costumbres, ó de nuestra ignorancia, y es
que queremos, dess>chando su espíritu, amoldadas á nuestra
creencia ; y en este caso, la idea queda estéril é infecunda en sus
resultados.


?odreriles, tal vel estar equivocados en nuestras apreclanio-




14
nes, pero estamos en la persuasion, do que enli


. rliStOria encon-
tramos el apoyo de nuestros asertos.


Para nosotros, el espíritu que infundia los fueros y cartas
pueblas de nuestro3 Municipios, la bandera que ondeó en Vi-
Halar, la constitucion de 1812 y la revolucion de 1825, todo
es una misma idea, un solo pensamiento; idea y pensamiento
que aparecieron mucho mas robustecidos, con mejores condi-
ciones de existencia á la muerte del último monarca.


La guerra de los siete años, tampoco representa otra cosa.
En este desgraciado período de nuestras contiendas civiles,


no eran dos personas las que luchaban para disputarse una silla,
no fueron tampoco los fueros de las provincias vascongadas, co-
mo equivocadamente algunos han supuesto, los que suscitaron y
sostuvieron la guerra, no: porque mucho antes de que se alzara
en aquellas el estandarte de la rebelion, ya se habla dado el
grito y principiado la lucha en otras provincias.


Fue otra la causa de aquella cuestion; era, por un lado,
el derecho divino de los Reyes, y el egoísmo clerical; y del otro
la libertad, y el poder y autonomía de los pueblos. Era l so-
ciedad vieja, que, para dar sus últimos gemidos, se apoderó dé
las nevadas montañas, y de las fértiles y pintorescas llanuras de
las provincias hermanas, contra la sociedad nueva, que, cual un
sol radiante, en un cielo sin nubes, daba vida á todo el resto de
la Península.


No fueron, no, Isabel y Cárlos los que disputaron su dere-
cho; fueron la libertad y el absolutismo, las tinieblas y la luzo


De un lado la rant}, la justicia, la santa inocencia de una
niña huérfana y desamparada; del otro, la usurpacion, la tira-
nía, la coneulcacion de todo lo mas sagrado; la eleccion, pues
no era dudosa para el gran partido liberal. Los hombres que
};ion tanta ahnegacion y sacrificio hablan organizado nuestra pa,
tría, y reconquistádola de las garras de un usurpador; no po-
dian permaneQer indiferentes en esta segunda ocasion, y no pa:-
digan consentir, que: ruerá presa de un tirano fauálloo, ágrupá-


ronse, pues, en derredor de la cuna de la inocente Isabel, for-
mando un muro impenetrable á la odiosa tiranía del pretendiente.


La reina madre comprendió desde luego que, el partido pros-
cripto, era el único que podia salvar el trono de su escelsa hi-
ja, y lo llamó al poder, confiándole, la direccion del vacilante
Estado.


Era que habla sonado para los pueblos la hora de su liber-
tad, que principiaba ya su rejeneracion política, y que, los gan,
grenados restos del despotismo, habian bajado con el último rey
al sepulcro, donde debían quedar encerrados para siempre.


Principió, pues, el partido liberal su grandiosa obra de re-
generar 'un pueblo envilecido por el despotismo,- y de hacer
frente á la lucha encarnizada, que le estaba haciendo, el mal


aconsejado D. Cárlos.
Pero ayl por nuestra desgracia, aquel gran partido traia ya


en su seno los gérmenes de una division que debiera sernos
muy fatal; division que si bien al principio no se manifestaba
en toda su estension, era porque se cuidaba mas de vencer al
enemigo comun; pero que, presagiaba grandes desgracias, una
vez conseguido el objeto que todos apetecian con tanto afan.


En el atto 12 no habla mas que liberales y serviles; pero en
el año 34, aquellos se habian dividido ya en moderados y exal-
tados,.denominacion que, principió á adoptarse, en las prime-
ras Unes que se reunieron en 6 de julio de 1820.


A esta Asamblea popular, impuesta al rey por la voluntad
de la revolucion, y abierta cuando aun yacian en los calabozos
multitud de ilustres ciudadanos, víctimas de la mas negra per-
fidia y de la mas villana ingratitud, cuando todavía no se ha-
blan secado las lágrimas y estaba humeando la sangre que la
m'elan habla hecho verter, acudieron muchos de los legisla-
dores de Cádiz, secundados . por una juventud nueva, que, ému-
la de sus glorias, y llena de fe y de entusiasmo, se presentaba
animosa y valiente compartir con aquellos las angustias y 101
Irablio8 de stHlifili y h.Qnrwe etwIrgo




áG


Resulta, pues, que en dicha legislatura se encontraban dos
elementos, que, aun cuando los dos conspiraban á un mismo
fin, aun cuando los dos adoptaban el mismo camino, diferian,
sin embargo, en la manera de recorrerlo. Los in.os, efecto qui-
zá de las persecuciones sufridas, ó de la frialdad de su sangre,
de que eran indicios infalibles, sus respetables canas, eran mas
thidossó mas cautos, los otros llenos de vida, de fé y de entu-
siasmo, no viendo mas que la libertad, única aspiracion de sus
levantados pechos; valientes, como jóvenes, retaban quizá im-
prudentemente a la reaccion, y querían llegar á la mitad de su
camino en el término mas breve posible.


Los primeros, acusaban á los segundos de temerarios y de
que eran funestos á. causa de su imprevision; los segundos, acus.
saban á los primeros de tímidos, de poco liberales , de contem-
porizadores, acaso,. con el comun enemigo.


Aquellos eran los moderados, estos los exaltados.
Si, bien, ahora no comprendemos la rama de esta Meren-


cia, entonces menos que ahora.
Nos esplicaremos.
Para nosotros las palabras moderado y exaltado significan


el mas o menos de una cosa. Abora.bien; los dos partidos que-_
ilan la Constitucion de J.812, los dos . querian á Fernando corno
rey constitucional. Ninguno iba mas allá: ninguno quería
dar mas atrás. ¿Dónde está aquí el mas ó el menos? ¿Puede
acaso haberlo en la interpretacion de la ley? ¿Luego podrá de-
cirsenos que significan las palabras subrayadas?


Así como no tenemos en nuestros juicios mas que la afirma-
cien, la negado!? ó la duda; en la naturaleza el color, la nega-
cien del color, 6 el medio color, la luz, la oscuridad erCre-
púsculo; en el hombre la parte material, la parte moral y el
hombre, sintésis de aquellas dos entidades; en los cuerpos la
longitud, la latitud y la profundidad; en el globo la fuerza cen2-
tripeta, la fuerza centrífuga y la atraccion; en política no cono-
cemos mas que tres partidos, el demócrata, el absolutista y el


.1 7


que podemos llamar síntesis de estos dos estrenaos, el gran
partido constitucional.


Solo estos tres son los que se peden formular y tener un
credo, es decir, tener un sistema completo de Gobierno, las de-
más subdivisiones que de ellos se hacen:Y que aspiran ó tienen
lapretension de llama rsepartido, nunca serán otra cosa, que
reuniones mas ó menos numerosas de hombres que desean el
mando.


Por esto hemos dicho que no comprendemos la denomina-
cion antes referida; para nosotros no hay mas que un partido me-
dio, U sea constitucional, que única y esclusinamente está sirn-
boliza.do en el gran partido progresista, y que las fracciones que
se conocen con esa multitud de nombres de moderados, con-
servadores,gmionistas, etc. , etc . , no son mas qua degeneracio-
nes (le aquel, es decir, progresistas vergonzantes, ó en otro caso,
absolutistas disfrazados.


Manifestada ya nuestra opinion y antes de entrar de lleno en
el objeto especial del presente folleto, nos será periodo hacer
una rápida reseña del partido progresista cine es el único que
tiene su historia, puesto que las demás fracciones quedan gráfi-
camente descritas con estas palabras: Inmoralidad en el gobier-
no, despilfarro en la adMillistr ac o n , de cuya verdad, tenemos
por desgrnoia una y muy abundante copia de ejemplos.


2




¿Qué -ha
sido el partido progresista? Hés aquí naturalmente


la pregunta que se ocurrirá al lector que, haya tenido la sufi-
ciente fuerza de voluntad, para llegar hasta aquí.


Fácil nos seria contestar en muy breves palabras diciendo:
en lo militar Espárteror en adminístracion Mendiza b go-bernado'', Argileile4 erg educacion Montesiim, (I) pero como


(1) Solo estos cuatro sin otros muchos, muy ilustres tambien, que
pudiéramos añadir son los bastantes para hacer la apología de unpartido.


ESPARTESO, venciendo en todas direccionesy pacificando á España en
el abrazo de Vergara, conquistó para, nosotros la libertad que querian
arrancarnos los fanáticos.


IVENDizABAL, sacando la administracion del parasitismo qué la con-
sumía, y llevando á ella su idea revolucionaria, desarrolló de una ma-
nera incalculable la riqueza, haciéndola estensiva á muchas manos.


Aaouni,LEs, llamado el divino, por su elocuencia, por su honradez,
por su intachable probidad, contribuía con sus consejos á ilustrar algobieruosus modestas costumbres servia de modelo á los vudaderos


esto nó seria quizá bastante para satisfacer su curiosidad, vamos
á patentizar á grandes rasgos sus principales y mas trascenden -
les hechos.


DesgraciadaMente su histeria 'el bastante corta, pues, aun
cuando, sin temor de ser desmentidas, pudiéramos asegurar que
él Solo perSonifica toda nuestra regéneracion política, no obs.
tante, hasta el año (le 1840, ta puede decirse con fundamento
que, Sólo por las doctrinas de aquel, fueran regidos los destinos
(le esta gran nación


'Vencido ya, y arrojado fuera d'e nuestro suelo, el_ hombre
que, per espacio de siete años, había estado luchando por arre-
batarnos nuestras libertades, adqUiridas á cesta de tanta sangre
y de tanto sacrificio, los moderados, sin temor ya al enemigo
coman, crecen en osadía, y, aun cuando 'eran pocos, forman
campo aparte y quieren, en su presuntuosa arrogancia, iniciar
sll sistema reaccionario, presentándonos una monstruosa ley de
Ayuntamientos -que no era mas que el -ápant propos de lo Mü-
cho que intentaban hader; el prólogo de un drama terrible.


Pero afortunadamente sus deseos quedaron, por entonces,
fallidos; el palo recogió el guante que con tanta imprudencia
y temeridad le Ittrojaren, y en virtud de su soberanía, lanzó
del poder á los hombres que, tan locamente, comprometían su
recién conquistada libertad, confiando la direccion suprema del
atado :á Otros Un/l lores mas celosos, mas identificados con su
causa, á los progresistas en fin.


patricios; y como ayo de la augusta niña, formaba un tierno eorazon en
el amor do los pueblos.


IlókrÉsiNoS, creando las sociedades para propagar y mejorar la edu-
cacion . del pueblo y dando vida á las ESduelas normales plantel de jóve-
nes iprofesores .destinadostual'otro1 ;póstoles, á llevar la luz hasta la
mas miserable y retirada , cabaña, Contribuía a afianzar nuestras •liber-
tades sobre bases sólidas ó indestructibles: Et. nusAluloi.Lo DE LA INTELI-
GENCIA.


IIé aqui el partido progresista,




'11


N`0 fué in ratoel partido á la confianza de -la nacion, á la
Cual correspondió dignamente, pues sin dejar de acudir con pa-
ternal solicitud á restañar las heridas, que aun manaban san-
gre de nuestras.


contiendas pasadas, inició y planteó reformas
trascendentalisimas, que aseguraban la libertad sobre bases sóli-
das é indestructibles, al paso que ebria las puertas de la madre
patria, acogiendo benévolo y cariñoso á todos los que, arrastra-
dos por su fanatismo político, habian pasado al estranjero , y
que convencidos ya de lo inútil de su resistencia, querían vol-
ver al seno de su familia, reconociendo antes, y jurando fideli-
dad al trono, y á las instituciones, que el pueblo mismo se ha-
bía dado en uso de su soberanía.


Nada se escapaba á su prevision; á todo acudan con ince-
sante anhelo, con incansable aran. La escelsa princesa que, hoy
ocupa el trono, por la voluntad unánime del pueblo, fue para
ellos objeto del mas tierno y prolijo cuidado, así como del res-e
peto mas sincero y profundo; huéefana entonces la augusta nina
por la fuerza de las circunstancias, contra las cuales, los hom-
bres nada pueden, no parecía sino que la Providencia queda,
al par que, dar fortaleza á aquel tierno corazon que ' l abia for-
mado para reinar como Sonora y como Reina, templándolo y
aleccionándolo en el sentimiento, fuente inagotable& todo bien;
mostrarle tainbien lo mucho que los reyes deben á los pueblos,
ante cuya felicidad, no deben perdonar sacrificio de ningun gé-
nero, por costoso que le sea. Pero cuando los reyes Obran con
tal abnegacion, los pueblos nunca les son ingratos; así es que
comprendiéndolo de tal manera el partido progresista, reparó
brillantemente aquella desgracia, y llenó el vacío, que debla
sentir el corazon de la regia niña con la ausencia de su madre,
si es que en lo humano, es posible reparar aquella inmensa falla,
poniendo á su lado las des grandes figuras de nuestra época, y
cuyos nombres se recordarán siempre con orgullo.


El ilustre, Argüelles, y la esclarecida y virtuosísima conde
sa (le Mina.


2i.
Sus nombres solos forman su mas brillante apología: Cuan-


tas palabras pudiéramos decir en su abono, desmerecerán in-
dudablemente de tan ilustres personajes, y empanarian su reful-
gente aureola. Si alguno de nuestros lectores, que lo dudamos,
no tiene conocimiento de sus grandes hechos, no queremos que
forme juicio por lo que nosotros digamos, pues no seria, de po-
sitivo, el que se merecen sus intachables vidas, sus modestas y
heróicas virtudes.


Una sola observacion consignaremos.
En nuestras contiendas políticas, nada se ha creido digno de


respeto, todo se ha ridieulizado, de todo se ha procurado sacar
partido, solo Argüelles y la condesa de Mina, han salido incólu-
mes de esta ruda y general prueba: esta consideracion y este
respetó de todos los partidos es muy elocuente.


Así cumplió, con tan grave y espinoso deber, el partido pro-
gresista.


Reformó la les, de mayorazgos de una manera tan sabia y
concienzuda como previsora; atacando. con tan justísinia dispo-
sicion ese odioso privilegio que se habia encarnado en las pro-
pias fainilins, haciendo á unos hijos de peor condicion que otros
solo por el inmenso crimen de haber nacido despues. Al paso
que, (le esta manera, reformaba aquella orgullosa Clase ten-
diendo una mano á los desgraciados, que, no obstante de haber
nacido en una casa poderosa, estaban desde luego condenados á
vivir en una no muy holgada medianía, ó en una espantosa mi-
seria; ennobleciaal mismo tiempo las Ciencias, las artes, las
industrias, los oficios, haciendo ver que, por lo menos, era tan
digna de consideracion y del respeto público la aristocracia de
sangre, como la del talento.


Destruyendo las barreras que habla plantado el mas absur-
do despotismo, y el fanatismo mas estúpido, acercaba las cla-
ses, mejor dicho, las confundia; ahuyentaba las preocupaciones,
mataba los ódios, haciendo comprender que todos, fuera cual-
quiera su círculo, eran ciudadanos dignos, si cumplian con los




op
22


deberes que le imponía su respectiva posicion, destruia las car-
reras que tos separaba enseñándolos al mismo tiempo, que no
se debían mirar con envidia, que todos debían estar contentos
con su suerte, procurando mejorarla solo por el trabajo. lisa
fundaba una armonía tan necesaria á los pueblos para su felici-
dad y bienestar.


Planteó la d esamortizacion, creando una fuente fecundisima
en recursos, y aumentando de un modo incalculable la riqueza
general de la nacion.


Reformó. el servicio de las armas, disminuyó el censo, en
una palabra, cimentó de'un modo estable y seguro , el edificio
de nuestra regeneracion social y politica.


Añadiendo á esto su moralidad en la administrador, no des-
mentida ni aun por sus propios enemigos, podremos comprender
los inmensos y trascendentales beneficios que pon su mando ha
reportado el pais.


Pero nada hay eterno en este mundo; los hombres tenemos
un lin, las instituciones, que son nuestra obra, deben asimismo
ser limitadas, pues, no le es dado á un ser, crear una cosa de
distinta naturaleza. Agreguemos á tan justa y natural conside-
racion, los trabajos de zapa de sus enemigos por arrebatarle el
poder, de los cuales, es una prueba innegabl e la subievacion mi-
litar de 7 de


octubre 1841, ayudados Cambien por la felonía de
algunos hombres que llamándose progresistas, hicieron traicion
á su partido, y fácilmente se comprenderá su calda del poder
en 1845, y los desastrosos efectos de aquella funestísima
SALVE.


Dos veces ha subido al poder el partido progresista, en am-
bas ha sido, en verdad, muy corta su permanencia, pero siem-
pre fecundísima en resultados: tanto que podemos asegurar, sin
temor de que Con razon se nos contradiga, que, á no haber sido
por sus inmensos trabajos, nuestros grandes sacrificios, duran-
te la guerra civil, hubieran sido infecundos y estériles en á:e,
90,dos,


Tal fué el partido progresista en el gobierno; corno por ás-
cuas hemos pasado por los tres años de su dominacion, porque
la índole de nuestro trabajo no nos permite otra cosa, y porque
está tan viva en la imaginacion de los españoles, conservan to-
slos tan gratísimo recuerdo de aquella época, como que en ella
se afianzaron definitivamente sus libertades, puesto que entonces,
y solo entonces, el pueblo selló con leyes sabías, la conquista
que, principiando con el abrazo de Vergara, concluyó por la
fuerza de las armas con la toma de Morella.




IV.


Estamos en Junio de 1854.


Ocupaba entonces el poder y Tejía los destinos de esta Naa
clon m


agnánima una pandilla. de hombres sín fé, sin
principiosy sin c


reencias, sin mas norte que el capricho, sin mas gula quela arb
itrariedad, sin mas objeto que su logro peisonal, descono-


cedora de toda justicia, conculeadora de todos los derechos_
dilla en fin gráficamente retratada en aquellas tan célebres


pa-labras cuartos, cuartos, cuartos; y que, como era consiguiente,
su despilfarradora administracion producia un descontento ge-
neral que se rebelaba en todos los semblantes.


Aquel malestar, aquel descontento general que se dejaba
sentir en toda la península, y se manifestó publ icamente en re--presentaciones de clases y corporaciones muy dignas, y por úl-timo en la m emorable votacirm del Senado. Como la reaccionasigue siempre d la accion, ad ministracion tan descabellada te-nia, que producir ópiums frutos,,


la subivacion del campo deguardias fue el r
esultado inmediato y natural de aquella época.de cinismo y mal andanza.


Unos cuantos ge
nerales seguidos de algunos soldados se. s.u?-.


25


blevan en nombre de los santos fueros de la justicia, tan vilipen-
diados, tan escarnecidos por los hombres que se llamaban Go-
bierno, pero, ápesar de su grito santo, su tentativa fracasaba,
porque el pneblo, con ese maravilloso instinto tan peculiar á las
masas, comprendía que no eran aquellos los hombres llamados
á redimirlo, y concederles su libertad, sino que eran solo unos
cuantos ambiciosos, que miraban con envidia, en manos de otros,
el poder que para ellos apetecian, y que por lo mismo la su--
blevacion militar, que se habla operado, tenia solo por objeto
cambiar de hombres, pero no de sistema: así, pues, permaneció
impasible, arma al brazo, esperando el resultado de aquella
crisis.


No se hizo desear.
Los sublevados compredie,ron que su evolucion quedaba in-


fecunda, que no tenia resultados, que no encontraban simpatías
en el pueblo, y que, por consiguiente, se causa era perdida; en-
tonces, acudiendo á esa sagacidad que tanto caracteriza á los
hombres del partido moderado, hacen tambien otra evolucion
política, tan coman y fácil en ellos, levantan la bandera de la
libertad, y arrojan al aire el programa de Manzanares.


El pueblo ya no permaneció pasivo; tomó parte en la India;
la victoria era por lo tanto segura, ciertísima.


Pero hay hechos digno de observarse y de fijar la atencion
de los grandes repúblicos, y que no obstante pasan desapercibi-
dos sin que en ellos se paren mientes.


En esos momentos supremos y de, grande peligro, en que se,
hunden las instituciones, y que parece que una catástrofe inmi-
nente va á destruirlo todo, sin que quede salvacion posible, se
presentan esas grandes casas de ciudadanos que sin organiza-
clon anterior, sin guiasy sin jefes, vencen en la pelea, y que
empujan á la humanidad hacia adelante, marcando, con pasmo-
sa seguridad, el derrotero que debe seguirse. En la ley del pro-
greso, son los instrumentos de los designios de la Providenca
que no puede permitir que la Humanidad retroceda en su camino.




.11
Paso á los ejecutores: de la Leydivina.
.1StQ es, precísame*, lo que ha sucedido, en la época áple nos, yenimos íYefiriondo:.
Los generales sublevadps en Vicálharo, para


nada, absolu-tamente para nada tuvieron en cuenta al pueblo, se acordaron
de él cuando.vieron su causa perdida, y compreqdiendo aquel que
habia sonado su hora, terció en la contienda, y desentendíéndo,
sede los hombres, que hablan iniciado el moivimiento, proclama


wúgico, nombre de EsnAnnao; es decir tremola So bandera(1014
Ilbertad, porque para el pueblo, aquel y esta Inn.rnol, pues como están aeonnmbrados'a. verlos siempre junte§, ytan intimamentente enlazados, no concibe la existencia del


uposin la del otro.
De manera; que, la moderada evolucionde *Tulio del 54, abriólas puertas al gran partido nacional, poniendo el poder en ma-


nos de sus genuinos representantes: Los Pnoonesirsts.s.
Ni somos historiadores, ni es tampoco nuestro ánimo rese-


ñar épocas, nuestro objetó es solo consignar olerles hechos que
nos conducen al fin que DOS hemos propuesto, por lo que, no po-
demos detenernos, cual quisiéramos, en determinar multitud de
00ineidel101as


sumamente especiales y curiosas, que tuvieron lu-
gar en aquella memorable fecha é innolvidable jornada.


Ta pronto cap», el ilustro caudillo de DIC:hal:e, ViÓ que elpueblo en uso de ja-soberanía se levantaba para derrocar tia
Gobierno inmoral, y conculador de lodos los derechos, salid de
su wylps.to retiro poniendo su espada en servicio del opriinido
pueblo, del tr VQ110. desprestigiado, y de la eseelsa princesa que lo
ocupaba, (i). precedido del cariño do todos, saludado y
apjAp •lqo


con frenética alegria por las poblaciones del tránsito;
y en4r1.44pd0 su bandera de: CÚMPLASE LA vonn,-rAn NACIONAL,
forma bajo su presidencia un Ministerio Liberal
o.) La invicta Z


aragoza, ese pueblo de héroes, baluarte firreisimode la libertad fué el p
rimero que tuvo la gloria de ver en su seno al vir-tlIele y modesto ciudadano de Logroño que vino despues,


27


Hé aquí, como por una de sus evoluciones tan comunes en
la política, sobre las cuales hemos llamado la atencion, advir-
tiendo, Cambien, que suelen pasar desapercibidas por no fijarse
en ellas las eminencias políticas, subió al poder el partido pro-
gresista .


¿Y era este, por ventura, el que yijió los destinos del país en
ese tiempo conocido en la Historia con el nombre del bienio?
¿Era el credo del partido progresista en toda su pureza y en to-
da su estension, el que sirvió de norma y de paula para la go-
bernacion del pais desde el año 54 al 56?


Guestion es esta que, segun nuestro humilde criterio, no se
ha resuelto aun, pero á la que tampoco nosotros intentamos dar .


solucion por ahora.
Hemos dicho que no somos historiadores; quepo nos propo-


nemos tampoco reseñar con algun detenimiento ia época aquella
sobre la que pasamos muy á la ligera, porque ni una ni otra idea
tiene por objeto el modesto trabajo que nos ocupa.


Impulsados solo por el deseo de resolver, si de ello somos
capaces, la cuestion hoy palpitante , y que ha surgido por las
imprudentes palabras de un ambicioso que, goza de gran pres-
tigio, en el partido liberal, nos concretaremos solo á señalar
aquellos puntos que pueden contribuir á dilucidar la controver-
sia suscitada, 6, á. preparar el terreno para que, otros mas há-
biles y afortunados, lleguen á la mitad del camino que nosotros


nos propusiéramos recorrer.
Por esta razon, no nos es posible ser tan minuciosos como


quisiéramos, pero no por eso, dejaremos de sentar como bases
torque tal es nuestra profunda conviccion, de que si bien el
partido progresista subió al poder, este subió muerto, porque
llevaba en sí un górmen de destruccion, un cáncer que correia
sus entrañas, y que, por consiguiente, al plantear su sistema se
planteó bastardeándolo.


Tal vez muchos de nuestros lectores al leerlas apreciaciones
que anteceden arrojarán con desenfado el presente ip,p, ,41,gja-




28
mando, delirio, delirio, siempre lo mismo esta gente; pues qué,
¿No teniais Milicia Nacional? ¿No teniais unas Córies Constitu-
yentes, hechas con vuestro solo sistema? Es verdad, contestare-
mos, que teniamos una Milicia Nacional asombrosa; compuesta
nada menos que de 500.0000 ciudadanos; pero ¿y qué? ¿cómo
se organizó esa milicia? ¿De qué nos servia esa brillante insti-
tucion , baluarte y sosten en otros tiempos de las libertades del
pueblo? Ya tuvo buen cuidado, el intruso que, en aquella épo-
ca subió al poder, ese hombre impasible, de corazon frio, que,
ni se precipita, ni se desespera, va tuvo buen cuidado de pro-
curar esterilizarla, ya que no le fue posible impedirla, y se
vió precisado por la fuerza de las circunstancias, 4 consentir su
orga.nizacion.


Yo os destruiré dijo una vez pasándola revista; la palabra. le
hizo traicion entonces, y de tal fuerza de voluntad le conceptúa-
mos, que, ha haberle sido posible, hubiera quizá imitado el
ejemplo del romano Saévola.


Yo os destruiré era su pensamiento fijo, su idea dominante,
y al efecto la organizó militarmente, procuró poner jefes á su
satisfaccion, la hizo depender del ministerio de la Guerra, que
era el suyo, tuvo siempre las dos terceras partes de la milicia
desarmada, y á la que no pudo impedir que le entregaran ar-
mas, tuvo buen cuidado de tenerla casi sin municiones.


Preparado así el terreno: ¿Qué porfia importarle ese ejército
del pueblo? ¿Qué confianza porfiamos tener nosotros en la de-
cision y arrojo, en el valor herdico de aquel cuerpo de valientes?


Que teniamos unas Córies nombradas por nuestro sistema,
tambien es verdad. Por eso indudablemente son las únicas que
pueden con orgullo llamarse genuina representacion del país,
las únicas que han sido verdadera representacion de la vo-
luntad nacional. ¿Pero qué importaba esto al hombre que tenia
ya resuelto y abrigaba in, pectore, la idea de disolucion á caño-
nazos en la primera ocasion que se le presentara como, real y
efectivamente, lo hizo?


Agreguemos esta que, el partido al subir al poder, se M-
-C16 solo de atender á la organizacion política-administrativa del
pueblo que, lo elevó, per su sola iniciativa, y por su propia
voluntad, descuidando, por completo, el remover todos los ins-
trumentos de la reaccion; que respetó y dejó á sus enemigos en
los mismos interesantes puestos que ocupaban ;—lóngase en
cuenta el dualismo que existia en el seno del gobierno repre-
sentado, de una parte, por su doblez y sagacidad; y de la otra,
por un comportamiento enérgico, noble, franco y digno; es de-
cir, por las tendencias liberticidas de O'Donnell, y por la polí-
tica espansiva.y liberal de Espartero, y se comprenderá muy
bien; como ya. dejamos espuesio, que, el partido progresista al
subir al poder, llevaba en sí un germen, destructor , un cáncer
que lo corrige.


Si la ciencia política está solo reducida á saber esperar sin
precipitar los acontecimientos, y á acechar constantemente la
ocasion mas propicia para asaltar el poder, que se convierte lue-
go en la satisfaccion de su pandilla, indudablemente que0' Do-
nell es el primer político de España. Pero afortunadamente, la
política no es ese cálculo frio y egoista, y son pocos los que, ba-
jzoacniou leis.tro cielo meridional, están dotados de semejante organi-


Mas á pesar de todo, á pesar de tantas contrariedades; el
partido progresista inició multitud de reformas que posterior-
mente se han llevado á cabo; desligó la prensa procurando la
instruccion del pueblo, en aquellos dos años, adelantó un siglo,
y aun cuando no sea mas que por esto, merece bien de la patria


unt
recuerdo de todos los españoles amantes de - la li-


Pero nos desviamos de nuestro propósito; llevamos dicho, y
no nos cansaremos.de repetir, que no somos historiadores, y
que, no somos llamados á emitir nuestro juicio, sobre una épo-
ca tau apasionada, y tan contradictoriamente juzgada.


VanIcal
pues, á concretamos esclusivainente á nuestro objeto.




¿Qué hizo Olózaga en aquel tiempo? ¿QuA fue de E'Sp'artero
en aquella epoca?


Si al hacernos las preguntas que anteceden nos propusiéra-
mos la contestacion lisa y llana, no tendriamoS mas trabajo que
cojer las colecciones de periódicos de entonces, refiriendo eón
lisura y exactitud, cuanto los mismos encierran en sus colme-
nas y nuestro objeto quedaría completamente satisfalo; pero,
como quiera que nosotros imaginemoá, que !a mision, del que
para el público escribe, es un poco mas ardua; pues debe, en
cuanto le sea riósil!7 :


señalar las causas que dieron margen á ac-
ciones queen,li.0 o vitupera; ó, en la imposibilidad de poder
señalar aquellas, rebxionar sobre las mismas á fin de ilustrar á
sus lectores, ó llañ ar en su caso, la atención de estos, de aquel
pues, la perplejidad, la vacilacion, la duda cuando, solo por he=
dios estemos, quiere indagarse la intencion que los produce.


Es un misterio tan insondable el corazón humane!
Son tan variados, y tau Múltiples, los caminos qtle suelen


adoptarse para llegar á iin nl iS O objeto!
¡Es tan grande la diversidad de pareceres!
No existen dos naturalezas iguales. Cada una tiene su modo


de sentir y de impresionarse; cada una juzgarle diferente modo.
Todos conspiran á un mismo in; pero todos van por distinto


ce 1111 no


De aquí la insegúridad, la fluctuacion, el temor de aventu-
rar un juicio el hembra que eh algo se estima.


Hemos croido oportuno hacer estas observaciones, porqué
queremos que, respecto de nosotros ;


se deponga todo género de
prevencion; no gula nuestra pluma el rencor, no impulsa nues-
tra mano el ódio, ni personalidades de ninguna clase; muéve-
nos solo el deseo de la justicia, de que la verdad triunfe, y de
qué el partido progresista, ese gran partido nacional, sepa á
que atenerse, y no sea victima de las asechanzas de los enemi -
gos, ni escale el de la ambicion de los que; tal vez, sueñen co
otra ínsula Barataria,


Sentado esto continúenlos.
Nadie desconoce que, desde el año 45, la política del señor


Olózaga, había sufrido un Cambio profundamente radical, cam-
bio tanto• mas original, y tanto mas •digno de llamar la aten-
cion, cuanto que, al juzgar por aquella época y sus condiciones
exteriores, nada lo justificaba, ni se encontraba causa, siquie-
ra fuera aparentemente, que pudiera esplicario, y dar margen
á ello.


¿Cómo es posible que el hombre que con tanta elocuencia y
con tanto teson defendió la regencia de Espartero,Cóme es posi-
ble, que, ese hombre, haya sido tambien la cansa única de
su calda?


¿Cómo es posible que un progresista destíuya y aniquile,
tan desapiadadamente, el partido Que lo mira Cene uno de sus
predilectos hijos?


¿Qué ha hecho, en que ha delinquido el Duque de la 'Vide-
ría, para que Olózaga le persiga con su salve?


Todos estos problemas quedaron sin resolver.
Bastantes desgracias cayeron sobre les progresistas para


que no pensáran en otra cosa sino en salvarse de las garras de
tirano que se entronizara. Las persecuciones, las cárceles, los
destierros, los fusilamientos, la inmoralidad; por quia, la arbi-
trariedad por lujo, de un hombre, cuyo solo recuerdo, nos es-
panta, y cuya sola memoria inspira ódio, y hace verter lágri-
mas de sangre al pueblo de Madrid, no dejaban el ánimo


No presentemos el cuadro de tanta miseria y de tanta ab-
yeccion


n'arto castigo tienen con el recuerdo de aquellas, el que las
*tentó, y el que á ella diera margen con su proceder, para
que, nosotros vengamos á aumentar sus tormentos.


Corramos un velo, sí, sobre aquella época que tan sangrien• -
tos y 'dolorosos recuerdos nos deja, y .011thilleiTIOS en la esplae


-macion del objeto


que nos hemos propnesto.




Él primer acto del partido liberal luego que subir; al poder
en 1854, fué convocar Córtes Constituyenles que moralizaran la
administracion, que organizaran el país dándole leyes políticas
en armonía con las necesidades de la época, que borraran, por
medio de una marcha sabia y liberal, la profunda huella que de-
jaba 11 pandilla que acababa de caer.


De la manera que aquellas Cortes llenaron su inision, á pesar
de cuanto en contrario han dicho sus detractores, lo prueban
sus muchos y esceleiites trabajos; patentes estan,• y hoy el pue•
blo se encuentra recogiendo sus frutos; por lo tanto nos cree-
mos dispensados de enumerarlos.


Olózaga fué encargado de representar en aquellas Córtes,
la provincia de Logroño; de presumir era que al ocuparse de


e de la direccion dei Estado, el partido que, por espacio de
once años, gubia sido blanco de la ira de sus enemigos, viniera
aleccionado por la esperiencia; y que, efecto de la cruel pe •se -
cuciou que Labia sufrido, fuera mas previsor y mas cauto; por
la misma razon, y aun con mas fundamento, se esperaba que el
diputado riojano, causa de aquellos once anos de desgracia, y
sobre cuyo corazon debía pesar, cual plomo hirviendo, tantas
persecuciones y tanta sangre derramada, horrorizado de su pro-
pia obra, viniera entonces decidido á borrar con sus actos aquel
funesto error politice, y efectivamente que así procediera, si, su
conducta del 45, hubiera sido hija de una de sus muchas equi-
vocaciones, á que, los hombres, nos encontramos sujetos, bien
por ligereza, ó bien porque estuviéramos alucinados.


Pero D. Salustiano no es de esos hombres que se alucinan, y
se precipitan; familiarizado con esa multitud de peripecias que
la política presenta, no es fácil que se deje arrastrar, y cuando
toma una determinacion, puede asegurarse, que sabe lo que
hace y adonde piensa llegar; de modo que , su fatídica SALVE,
ese canto de tan mal agüero para el partido liberal, no fué una
manifestacion impremeditada, hija del calor de la discusion;
si no una ideapreconuebida, meditada, y arrojada muy cónaioa-


515
mente, con un gran aparato escénico, para que produjera el
efecto que el orador se proponia y que desgraciadamente fué
el mismo que surgió: LA CAIDA DE ESPARTERO.


Sin embargo, otro hombre se hubiera arrepentido y aun
asustado por las consecuencias que siguieron, pero I). Salustia-
no, nó, que meditó con calma en medio de tanto estrago, la ma-
nera de llegar al objeto que Se proponia, de realizar su sueno
dorado. Aquellas nimiedades se dejan para hombres de cora-
zon, no para D. Salustiano que no tiene mas afecciones que su
obesa personalidad, y quien por satifacer su ambicien, es capaz,
no de sacrificar un partido, sino la humanidad entera.


Así es, que al venir otra vez á la vida pública en el año 54,
venia con la misma idea, y tanto mas, cuanto que se encontraba
en el poder, el mismo hombre que impedía la realizacion de sus
planes, el único obstáculo que le imposibilitaba su carrera, y á
quien miraba con tanto mas enfado cuant) mas generoso }labia
sido.


Cierta clase de hombres, s00. siempre enemigos de los que
les hacen bien.


Tal tenemos derecho á creerlo.
Nos gusta ser imparciales, hacer á todos justicia, pues nunca


liemos tenido otro gula en todas nuestras determinaciones; po-
dremos equivocarnos, porque de hombres es engañarse, pero
siempre nuestras equivocaciones son involuntarias, nunca hijas
de nuestro deseo.


Por eso, antes de emitir nuestro juicio, hemos consultado un
libro recientemente escrito, que debe ser rico en detalles, y na-
da sospechoso para el Sr. D. Salustiano Olózaga, puesto que es
su biografía, hecha por el Sr. Fernandez de los Rios, y por en-
cargo espreso de la tertulia progresista.


Hemos recorrido con avidez aquellas páginas, porque tenía-
mos un vehemente deseo de encontrar algo, que justificara su
proceder, su incalificable conducta, que pudiera servir de es •
Ousa á su misteriosa y anómala mal.ehal. pera nuestras esperan-




gas. quedaron fallidas, resultando, precisamente, todo lo contra-
rio de lo que bascabamos; es decir un cargo gravísimo para don
Salustiano, porque tambiea en esta época, sino de una manera
tan directa como en el ano 45, contribu y ó al menos con su indi-
ferencia á la sangrienta catástrofe del 56.


Vamos á v o.
En tinos de Noviembre de 1 .854, hubo una crisis parcial en


el 14ini:Icrio: y se nenfv.5 eu'queel Sr. Olózaga deserapenára una
de laa carteras vacantes; el Duque de la Victoria, 'presidente
entonces del Consejo de Ministros, tuvo que mandarle hasta cin-
co recados para que, aquel gran Senor, se personara en la pre-
sidencia, y acudiera al llamamiento que la patria le hacia; insis-
tencia. que solo puede espl earse,. por parto del Duque, por el aran


CHO .(ste tenia de rodearse de todos los hombres, que puleraa
.•


contribuir' al allanzamiento de la situacion; pero no sucede lo
Mismo con Ológaza, que, con tan nertinaz negativa, faltó á la
cortesia, y á todas las consideraciones que se le debian al-caudi-
lbadel.pueblo.


Presentase al fi:1,1)er° fu(1 para manifestar resueltamente, y
quizá de MI manera algo inoportuna. gap estaba decid` lo no
admitir el puesto de honor y de cornprOiso que se le queda


'•


Somos frnens: para nosotros no eran buenos liberales todos
h ooa:sio.0 y óptica a que nos referinios, no aceptaron


los puestos que, la Nación confiaba, á Su bel° y patriotismo.
.111.)negacion todo lo que tiene de sublime . y do grande cuando
h inbrJ


público, impulsado por su modestia, se retira tran-
qui,lo y eo;:tLen10 a su hago r ea pp9fa,..1 . ..faeig,S 'y normales, DO
pila* ninguna de, suS:graptles cuálidádeá; si' és que no Suben de


,..e71
estima, cuando se aceptan las posicióws para luchar, sacrifican-
do al; st!"aida, en aras del bien coman.


-en k.t conciencia de todos, 'un ' sentimiento muy fun-
dado de cine seeonspiraba contra la situad" que el conspira-
dor, ó el hombre que tan villanamente prOCediá, estaba' en el


• ;,15 -• •
• • I






Il►smo seno del gabinete, espiando con Oen el momento de con-
seguir su objelo;la 004i011, pues, era de lacha, pero lucha ince-
sante, sin tregua, ni descanso; y Olózag,a no se sintió con bastan-
tes fueRospra emprenderla y resistirla; O, en otro caso, abri-
gaba con frniccion la idea de que el conspirador triunfara.


De estos dos estremos, elija el que qulera el Sr. Olózoga, pa-
ra nosotros es igual; lo que nosotros queremos única mente, es
consignar el hecho porque no atribuyéndose su negativa á mo-
destia, puesto que era embajador en Paris, tenia gap ser, ó por
miedo, ó por el deseo de que la situacion se hundiera.


Sin embargo ;
hay momentos que san solemnes, en los cuales


á pesar de la sagacidad de los hombres, se les escapan palabras
que revelan todo un plan; tal le sucedió al Sr. Olózaga en las
contestaciones que mediaron, cuando le instaban para que acep-
tase la cartera que se le ofrecía.


«¿Qué hay aquí pensado esclamaba sobre la Constitucion,
sobre palacio, sobre Roma, sobre todas las cuestiones importan-
tes del dia? (1).


Y nosotros, á nuestra vez, preguntamos: ¿qué querría dicho
señor que hubiera pensado sobre. palacio? Comprendemos que
preguntara al gabinete, que pensaban sobre las cuestiones im-
portantes del día, para saber si estaban conformes, si había uni-
dad de miras;. pero, sobre palacio ¿á qué? ¡Al Sr. Olózagal que,
con un golpe de relumbron, donde pensabais echarla de político
muestro, descubristeis vuestra idea oculta, vuestro pensamiento
de tantos anos, la causa de vuestra nueva marcha politica.


palacio, siempre palacio, hé, aqui vuestra eterna pesadilla,
vuestro constante.martirio.


Pero prosigamos.
Se conoce que, á nuestro hombre, convenía mas que la car-


tera, sq embajada en París; que aquel clima le seria mas con-
veniente para su salud y mas encantador el trato de aquellos


(1') Olózaga„ estudio político y WorAgeo, pág, 524.




amigos, por lo que prefirió esta última no obstante de que: «El
gobierno de Napoleon no era mas favorable á la situacion del
55 que el de Luis Felipe á la del 41. (1) De manera que cual-
quiera casi podia imaginar que, al obrar así D. Salustiano, era
impulsado por una segunda causa, quizá por la de ponerse de
acuerdo y poder realizar mejor su idea culminante; otros no--
dian creer que, por lo mismo que Napoleon era contrario á
nuestro sistema de gobierno, aquel lo aceptaba para ponerse de
frente y defenderlo de las asechanzas de nuestros enemigos de
allende los Pirineos: pero nos permitiremos dudar de que tales
fueran sus intencioaes; porque, si sus deseos eran luchar; ¿á
que buscar el enemigo fuera cuando lo lerda en casa?


Nosotro7 no vamos á señalar cuál fue el móvil del señor Oló-
zaga; vamos solo á consignar un incidente ocurrido en la sesion
del lunes 26 do febrero de 1855, y en su vista nuestros ;lento -
te.a rórán juzgar con mayor acierto.


SESION DEL LUNES 26 DE FEBRERO DE 1835.


Ea esta seso un señor diputado dijo Y probó que el señor
•lózaca, plenipotenciario en París percibia una suma muy supe-
rior á la que previene el regia planto y despues de un sin mí-
mero de pruebas que adujo vino á terminar su discurso con las
importantísimas minutas que . á continnacion copiamos.


Ha recibido el señor Olózaga en dos meses: pesos.


En París. . . 2.250
Habilitacion. . .. 7.500
Viaje de Biarritz á París pasando por Madrid. 1.200
De París á Madrid. . 900
.Alquiler de la casa, dos meses. 1,000
Gastos de secretaría. 400


-Sueldo en Madrid, tres meses. 2.500


Total. , 15.750


(1) OlOnga, estudio político y biográfico, pág. 521,


37


Esto es lo gastado por el señor Olózaga en dos meses quo
ha estado en París de embajador.


Hé,aquí lo que, segun reglamento debió percibir el señor
Olózaga. pesos.


Sueldo do dos meses en París
2.250


Viaje de Madrid á Parí:
500


De París á Madrid
900


Alquiler de la casa, dos 1.000
Gastos de secretaria. 400
Sueldo en Madrid, tres meses 750


Total .
. . . 5.800


Ha cobrado mas de lo que señala el reglamento 9.850
pesos.


El anterior inserto, es mucho mas elocuente que cuneta
nosotros pudiéramos exponer; en él, se comprueba de una ma-
nera clara, é incontrovertible, que, si el señor Ulózaga tenía
una idea politica suya á cuyo triunfo estaba consagrado, no por
eso descuidaba su interés particular, y es suMainente estrano,
y no deja de llamar bastante la atencion, que, ea nus Córies
liberales, tan eminentemente liberales como las del bienio, se
levantara una voz con el objeto de condenar y reprobar los
enormes gastos de aquel señor; quien, á pesar de todo, perma-
neció en París, hasta la contrarevolocion del 56, estudiando,
meditando y coordinando su misterioso plan, y desde donde,
como vulgarmente se dice , pudo ver los toros desde la bar-
rera.


En resómen. El señor Olózaga , durante el renombrado
bienio, en poco ó en nada sirvió las ideas del partido, al QUO.,
con tanto énfasis, dice que se gloria de pertenecer. Llamado
por el presidente del gobierno á tomar, en él, un puesto de hon-
ra y de peligro, lo rehusó anteponiendo su pequeña personali-
dad á los grandes intereses de aquel y dejándose arrastrar por




3s
lus particulares resentinifentosl hizo patente que carecía d la
elevador) de alma, de la grandeza de Miras que debe acompa-


ñar á todos los grandes políticos, es mas, (lió pruebas de estar
dominado por un lamentable egoísmo, y, aun, de carecer dé
esa cualidad que tan coma es á los españoles, la caballerosi-
dad. No (le otro modo pueda comprenderse su pertinaz nega-
tiva.


(quizás alguno:3 tachen de exageradas nuestras apreciado-
nes, y nosotros estarnos en el deber de probar que no lo son.


Hemos dicho que, efecto de las condiciones y circunstancias
especiales en virtud de las que el partido progresista subió' al
poder, éste, llevaba en su seno el cáncer que lo corroia, y que
en virtud (le tan fatal dualidad, mientras de una parte se traba-
jaba por afirmarle, de la otra, se hacían colosales esfuerzos por
destruirlo; esta lucha encarnizada, reclamaba, como era consi-
guiente, el auxilio de todos los hombres que afiliados en aquel,
tenían consagrada su existencia al triunfo de sus doctrinas. ¡Fe-
lices aquellos que son los llamados en tan solemnes momentos
de prueba! pues ellos son los hijos predilectos de la gran causa
liberal.


Pero el Sr. Olózaga nos manifestó entonces, que él no gus-
ta desemejante predileccion, y que aquellos conceptos no son
mas que palabras vacías de sentido , patentiiándonos tambien
con inesplicable proceder que, le era' indiferente, completanien
te indiferente, el triunfo de las ideas liberales, que, á Pesar de
sus defecciones, tiene bastante valer para decir que son las
suyas.


Aun hay mas: los escasos del 45, habían abierto, como era
consiguiente, un grande abismo entre el general Espartero y el
señor Olózaga, y aquel veterano ilustré, que todo es corazón,
no conservaba resentimientos de aquella fatal época, y si los
mant lema, tuvo él suficiente Valer de polo» orlo al triitnfo de la
ausa: ror la que rabia derramadó su sangre, y que tenia


~Sagrada su existencia entera : ¿cónio'cáig'élVhdiíS á este


o9
-


ejemplo de afinegaciw, y pa!. 'otismo et selor . ,lóza'gb? Ya lo
hemos dicho, anteponiendo, erial débil Mujeriuela, sus i'esehti-
mientos particulares al tridnfo de la libertad.


No tuvo en aquella ocasion, ni aun él valor del caballero.
Estaba contento con su embajada de París; ¿y por qué? por-


que allí buscaba prosélitos, al Trismo tiempo que briScaba es-
tranjero apoyo, para su antinacional y antipatriótico p6a1-
miento; porque allí se vela libre, aunque las dircunSiancigs
apremiaran, de hacer algo en obsequio de su ribal, pero to-
do esto, sin descuidar sus intereses como lo justifica el inciden-
te ocurrido en la sesion del 26 de fe' _7y que -va de,mno-,
reseñado.


Tal fue el señor Olózaga durante el gobierno progresista del
54 al 56. ¿Y qué fue Espartero?


Muy pocas palabras no bastarán para determinarlo.
Cuando las acciones de los hombres no son masque la espre-


sien genuina de sus sentimientos , Cuando sals determinaciones
no son guiados por riingnn móvil oculto, cuando, como el que
en este momento nos ocupa, todo es honradez, vittli y patrio-
tismo, muy pocas palabras sirven para retratarlo.


O'I)onnell se Súblevó en 1841, contra Espartero, hacién-
dose fuerte en la ciudadela de Pamplona; y llegado el año de
1854, Espartero abrazó á (normen, olvidado ya de su traicion.
y felonía.


Olózaga fué la única causa que derribó á Espartero en el 43,
y llegado el 55; Espartero implora los aílilios de Olózaga para
salvar el gran partido liberal.


lié aquí el hombre:
«Espartero obrando de este modo nos probó, una vez mas ,


que no tiene otra idea, otro pensamiento que el triunfo de la
libertad y que á la realizacion de este gran fin todo lo puspo
ne; que no tiene resentimientos, ni ódios ; que no tiene ambi-
clon; y que juzga muy pequeña su personalidad, ante la gran
causa de la libertad,»




40
Espartero en aquellos dos años llamó á su lado 4 todos los


hombres caracterizados por sus opiniones y sus talentos, de to-
dos se aconsejaba, á todos escuchaba con igual grado, todos
eran sus amigos, jamás hizo alarde de su prestigio, ni de su
posicion.»


He aquí el hombre del pueblo que no es animado de otro de-
seo que el del acierto, que no es impulsado por otro fin, (pie no
tiene otro móvil, en sus determinaciones, que el bien de todos.


Intentan las Constituyentes, movidas sin duda por el respe-
to que inspiraban las virtudes cívicas del Washinton moderno,
hacer una manifestacion públiea que, así, lo patentice á las ge-
neraciones venideras, y este incidente dá, margen á la siguiente
discusion:


SESION DEL JUEVES 5 DE ENERO DE 1850.


«En la discusion del dictamen de la comision de presupues-
tos sobre los relativos al de la presidencia del Consejo de minis-
tros y ministro de Estado y Direccion de Ultramar,


- y leido lo.
relativo á la presidencia del Consejo de ministros, dijo:


«El Sr. GARCIA BRITZ: Pido la palabra.
»El Sr. PRESIDENTE: ¿Con qué objeto?
»El Sr. GARCIA BRITZ: Como se ha ocupado tanto la


pansa acerca de la asignacion que se da al señor duque de la
Victoria, deseada que, para que se esclareciese la verdad, die-
se la comision algunas osplicacione.s sobre el particular.


»El Sr. OLIVER: Penetrada la comision general de presu -
puestos de la insuficiencia de los recursos consignados en el
presupuesto á la presidencia del Consejode ministros, quiso ocu-
parse de hacer algun aumento á la cantidad asignada para gas-
tos de representacion del señor presidente del Consejo de mi-
nistros. Pero la comision tropezó con el desprendimiento y la
modestia del señor presidente actual, el ilustre duque de la Vit-
oria, que apenas tuvo conocimiento de que la comision general


de presupestos quería ocuparse de este negocio, manifestó por
medio del señor secretario de la comision general de presu-
puestos , el señor Gonzalez de la Vega, que de ninguna ma-
manera consentia ni guaja que la comision se ocupase de seme-
jante aumento de asignacion.


La comision, en vista de este acto de doble desprendimiento
del digno duque de la Victoria, que en esta parte viene á ser un
Avistides español, tuvo que desistir con sentimiento de su idea
y aprobó para el presupuesto de este año la misma asignacion
que se consignaba á, la presidencia en el año anterior.


»El Sr. GONZALEZ DE LA VEGA: Aludido por mi aprecia-
ble amigo y compañero el Sr. Oliver, tengo el deber de dar al-
gimas e,splioaciones á las Cedes acerca de este incidente. El se-
ñor García Britz pregunta á la COriliSiS11, diga qué hay acerca de


, lo manifestado por algunos periódicos con relacion á la asigna-
cion estraordinaria que él ha dicho se habia concedido al señor
duque de la Victoria.


La seccion de Estado de la comision general de presupuestos;
al ocuparse del de este ministerio, y teniendo á la vista una
porcion de consideraciones políticas y del mas alto órden, cre-
yó conveniente consignar en el presupuesto de gastos del Esta-
do, una cantidad decente por gastos de representacion del señor
presidente del Consejo de ministros. No bien tuvo noticia de
este paso el señor Duque de la Victoria, me llamó y me encargó
que en su nombre manifestara á la comision general de presu-
puestos, que si bien le estaba agradecido por esta atencion, es-
taba resuelto Cambien á no admitir cantidad alguna. Qne queda
que lo hiciese presente á la comision, y al mismo tiempo le ma-
nifestase la resolucion firme que tenia hecha de no aceptar en
ningun caso, por ningun motivo y bajo ningun concepto, canti-
dad del Estado, atendida la penuria en que este se encuentra .
Esto es, ha sucedido, y creo haber cumplido un alto deber de -
clarándolo así, correspondiendo á la alusion del señor Oliver, y
lo que satisfaciendó al mismo tiempo al señor García Britz




42


Él Sr. GARCIA InlITZ: Ny gracias á a comisión por ha-
ber tenido la bondad do dar esas esplicaciones; y me alegro al
ver que con ellas tinedará consignada la verdad de lá manera
que corresponde al patriotismo de tan ilustre patricia comó el
señor duque de la Victoria.


El Sr. GAAIP.Hih: A lo dicho por el señor g.onzalez de la
Vega; tengo que anadir un hecho aitamene honroso para el se-
ñor duque de la Victoi•a.


Al señor buque se le deben por su asigriacion del tiempo
en que fié regente del reino 500.000 reales (1) anesa


• del Es-
tado, no diré de pwirrria, sino de estrechez en que se encuentra,
se ha negado á aceptar esta cantidad. Dui


•ante el mando del
partido moderado, el ministro nomemench, le hizo repetidas ins-
tancias para que admitiera esa cantidad, pero la altivez del Ilus-
tre Duque (y uso (le esta palabra, porque es la que conviene,
tratándose de tales hombros), rehusó admitir lo que se le erre-


Ul!imamente, me consta qué habiendo hecho la comision de
presupuestos alguna indicacion sobre el particular, se ha negado
á permitir que se le asigne, y se le dé lo que tan justamente le
corresponde.


Y eso, señores, que esto no entra en la comision general de
presupuestos; ,


porque asistiendo á, las asignaciones de la casa
real un derecho sagrado y adeudándose esos 25.000 duros bajo
el concepto de Regente del reino, esta cantidad no porfia de nin-
guna. manera estar comprendida en el arreglo arbitrario de la
deuda del personal hecho por el señor Bravo Murillo en 1851,,
llagó está manifestacion para que quede consignado este hecho
altamente honroso para el señor duque de la Victoria.»


(1) Son 70.000 duros los que se deben al duque de la Victoria, segun
resultado de liquidacion practicada por gobiernos enemigos de aquel
ilustre hombre y cuyo alcance se ha negado á. cobrar el Duque, no
obstante de haber sido invitado para ello varias veces, por la sola razon
de nó querer gravar la peUt'ia del Tésoró


He aquí a, nombré noble Y -desinteresado, que neqhiereMaS
premio que la tranquilidad de sa conciencia, v ceniccioh (le


•¡1-«


haber obrado bien y deseado la felicidad'CoMnri.
Poro desgraciadamente llega el mes' de '.costo del año de


115, y con el la reaccion, y el atentado mas espantoso, y más
incablicabb ; aieniado que es el primero que nuestra Ilistoria
registra, y p?, confiamos fundadamente, no volverá á repetir-
se; y entonces se nos presenta Espartero en toda su grandeza,
puesto que, á la salvacion del pais, supo sacrificarlo todo lisia
su aura popular, píe, segun algunos, ha .sido el único dé
sus determinaciones.


Muchos han motejado el comportamiento de .!7..spdtWo en
aquella fatal jornada; quizá, nosotros, hayahlos sisó ano de
tantos`, pero mas tranquilos, y reflexionándolo mejor, cüop' •en-
demel; que si el soldado de la libertad, por sn
ante ior, habla Merecido bien de la patria en grado 1fi
aquella ocasion lo fué en grado heróice y eminente.


Se acusa e; padilicader de Vergara porqué no salió k ta ca-
lle en aquellos días de tan tristes recuerdos, y sé puso al
del pueblo, para luchar y luchar denodadamente contra lá
clon; poro se acusa, y nada mas que se acusa, porqué rió se
presentan razones, que palpablemente demuestren, qiieEsP .11r-
ro debió Obrar de otra manera distinta.


¿Dejaría de salir por falta de valor? Creemos que rió haya
uno tan solo, por obcecado qué esté, qne sea Capálde imagi-
nario .


¿Apetecería él, tan puro y sin . Mancilla, Manchar en un sólo
dila su brillante historia de tantos años? Esto no puede Creerlo
ninguno, que sepa hasta donde llega el honor, la liónradei y
Virtudes del modesto general.


¿Sería Cálculo suyo, para ver el resultado de lá lacha, y des-
pues obrar. en conformidad con aquel? Los que tal supongan' lo
Caluinniailinfamemente.


Ikelilmágtie; Espártelo obrandb domó' obró, dió Orné-




44
ba mas sublime de sn abnegacion, hizo en aras del país el mas
grande sacrificio que pudiera imponérsele, puesto que, á él, no
se la ocultaba que su comportamiento sería muy motejado. A
nosotros nos consta, porque así nos lo han referido, que, en
aquellas horas de lucha, permanecía sentado con los codossobre
una mesa entregado á la mas profunda desesperacion; que, cada
vez que sonaba el estampido del canon, sufria un sacudimiento
nervioso que contraía todo su cuerpo; que, sedilataban sus pu-
pilas, se animaba su semblante al estruendo de la fusileria, y
que, despues, volvía á caer en el mismo estado de despecho y
recoucentracion; que instado para que saliera, por algunos de los
que le rodeaban, contestaba solo, con voz temblorosa y entre-
cortada, ni puedo, ni debo.


¿Per qué no debla? ¿por qué no podía? ¿no estaba el pueblo
batiéndose en las calles por defender su libertad?¿cómo perma-
necia en la inaccion, él que hasta entonces, había sido siempre
el primero y mas decidido defensor?


Hay momentos supremos en la vida de los hombres; mo-
mentos de inmensa trascendencia; momentos de angustiosa crisis,
que es necesario superar y en los cuales el hombre es impelido
á tomar instantáneamente una resolucion, que, aunque general-
mente, es la justa, no puede entonces esplicarse, ni dar razon de
porqué ha obrado mi, pues el estado de irritacion y efervescen-
cia en que su ánimo se. encuentra no le permite reflexionar . lié
aquí el origen de esas determinaciones que admiran, y que, en
un momento dado, deciden una batalla, salvan un pueblo, y cu-
ya esplicacion viene despues.


Este es el estado en que el Duque de la Victoria se encon-
traba; combatido por dos fuerzas, su posicion debla ser violen-
tisima. El guerrero quería salir á, la calle y luchar, el hombre
amante de su patria queda permanecer quieto: predominó este
último, y Espartero no salió; si le hubieran preguntado la causa
de su resolucion, indudablemente que no habria sabido contes-
tar, hoy ., se puede esplicar satisfactoriamente; hoy, puede


45


probarse Nue hizo un bien considerable á nuestro pueblo.
La milicia ciudadana obró entonces como siempre, nos dió


una prueba, mas, de su valor heróico y de su amor á las institu-
ciones. Tan pronto como comprendió que sus libertades peli-
graban, se arrojó á defenderlas, sin tener en cuenta para nada
el número y condiciones de su enemigo, sino solamente impul-
sados por el noble y santo deseo de salvarlas o morir.


Se entabló la lucha; lucha encarnizada y sangrienta, cuyo
recuerdo aun nos horroriza, y cuyas consecuencias nos espan-
tan. No sabemos que admirar mas: si el valor con que se lanzó
á, la pelea aquella Milicia indefensa, ó la doblez y falsía del hom-
bre que, por espacio de dos años, estuvo llamándose liberal,
mintiendo amistad al Duque, fingiendo consideraciou y respeto
á esa milicia, que intentaba destruir.


No se concibe tanta simulacicn, tanta perfidia.
Dos años hacia que se venia previendo esta lucha: dos años,


pues, en los que se venia trabajando por desnivelar, cuanto fue-
ra posible, las condiciones de los combatientes á fin de asegurar
el resultado de aquella. Así es q te s mientras se animaba y alen-
taba al soldado, mientras se le instruia en el tiro, mientras con-
tinuamente se les mimaba, repartiendo vino y cigarros, mie.n-
tras se le ponian jefes de la ilimitada confianza del gran conspi-
rado • , á, los nacionales se los tenia sin y se intriga-
ba para que ellos mismos nombraran, por jefes y comandantes
de sus batallones, hombres que eran fieles instrumentos de la
voluntad de aquel.


De esta manera se fué entusiasmando y dando unidad y fuer-
za á los unos, desuniendo y bastardeando á los otros; cíe esta
manera se fue preparando el resultado de una lucha que seapro-
ximaba, v se iba haciendo cada vez mas inevitable,.


Tales eran 1-s condiciones de los dos ejércitos que iban á. lu-
char; mi es, que, trabada la pelea, los unos crecian en furor,
porque á medida que aquella arreciaba, crecian tanibien las de-
mostraciones de sus jefes, para exaltarlos mas y mas; nada les




46
faltaba, te,dó se habla, previsto y lo tenieln á tápuplo: los otros
se encontraron sin, jefes, sin municiones, sin organizacion,


caye-re
ciendo de todo, sin tener mas que el entusiasmo, y la fé que lelospiraba la justicia de su causa, entusiasmo y fé que crecian á
la par que arreciaba el peligro. Si Espartero, en estos momen-
tos, se hubiera arrojado é la calle, indudablemente, que si posi-
ble fuera, el entusiasmo de la Milicia ciudadana habria legado
hasta el delirio, pero indudablemente Cambien que los conduci-
rla á una muerte cierta, que habria hecho de Madrid una gran
hecatombe, que, a i.e›otros mismos, nos hubiera horrorizado
despees, y que, no obstante; hubiera quedado estéril tan inmen-
so y crueato Sacrificio. Si, porque en las batallas, si bien con-
tribuye mucho á su buen resultado el entusiasme y la al?-
negacion, no influye menos el valor y laedisciplina, y mu-
cha


mas cuando las condiciones materiales de la lucha no son
•iguales.


Un general no debe aventurar una accion, sino cuenta
temario con todos los medios necesarios para emprenderla, y pon
probabilidades de un resultado favorable; un hombre, amante
de su pueblo no debe tampoco por un ligero capricho, por una




•lamentable oheecacion * sacrificarle estérilmente, como, á no du-
darlo, hubiera sucedido en el M.


En vista de cuanto Ilevainos espuesto ¿era, por ventura, nijusto, 'ni razonable que Espartero hubiera terciado en aquella
contienda, oca sonando la destrUcción de Madrid; 1; lleyando el
luto a todos los Corazones? Contesten por nosotros los que .mo-


ke
tejan su comportamiento de entonces; contesten,r,404ándolo


n, y se Cónveceran de que, en vez de proceder mal, lo que
lizo flié agregar, otro floron á su inmarcesible corona posponien-
do, su gloriado guerrero, su amor á los combates, por el bien
de ese pueblo á quien todo lo sacrificaba.


Perb figurémonos otra cosa, partamos de otro principie, ima-
ginemos,


que, si Espartero hubiera tomado parte en la141,..
esultado aunque muy costoso, habria side favorable'


r• y ',A,ar


blo; ¿se ha previsto en este caso cueles habrian sido sus conse-
cuencias?


El pueblo, para vencer por completo la contrarevolu•ion,
tenia que haber llevado sus 111'111112 hasta la misma morada de
su Reina, porqué allí , y guarecido por la esceisa princesa que
ocupa el trono, se ocultaba el ministerio rebelde, y allí apoyaba
SU cabeza la sedicion militar. Una vez la revolucion armada
dentro de palacio, es citad todas las pasiones de los . veneedo-L
res, ¿,..brios con la victoria, llenos de furor por la resistencia que
hablan encontrado; ¿pueden calcularse sus consecuencias? Si el
pueblo, á quien siempre abompana'nen si l s jornadas, unos ame»
tos malévolos y enemigos de sus vetories y de sus libertad"S,
con el magniabelleo fin de precipitarlos para manchar sus
triuios, se aprovechan de aquel mofante de delirio, de aquella
febrilesaltacion, y finglenio un patriM. : .-e n e .!an exagerado como
falso le baHan, para que no pare, y lo empujan, y lo arrastran
hasta llevar sus armas victoriosas al Trono, poniéndolo en el
dolororo estremo de cometer un Crimen, tanto


smas ,ergonieSe,
cuanto mas indefensa es la persona contra quien dirigía


in-
..,.


colificable atentado; ¿a cuantas y cuantas clesgraCiaVne
da lo ínáre.en? irin(drIPeii5h se asp enln'a 1elo .al concebirle,


V no es capaz.: la plureia describir' el 'naló ¡le nerreres que
hubiera sido su consecuencia inmediata. Y él


. mismo pueble de
Madrid, ese pueblo que tantas pruebas, tiene dadas de sensatez y
cordura, lloraría del


e
ues con lágrinnasade sangre, ese exceso á


7 •que habla .̀sido arraStrado por mofalsos amigospor hores que ha-
bian vestido su :11i3i110 traje, hablan invocado sus i.nismasOPlio-
nes para precipitarlo, deshonrarlo s gozarse despees en su igno-
minia. ¿Y se preludia que Espartero eóad yubara á tan sangriá-


....,


ta catástrofe.? ¿Se quería que el vencedor de Ramales se pres-
tara á manchar, en tina hora, toda una vida de inmensos sacri-
ficios, modelo de honradez (le patriotismo y de virtudes? Sí, nos
contestarán algunos, cuando la patria


.
peligra no pueden ni de-


ben existir consideraciones de ningun género; antes que perder




48
las libertades debe el hombre perder su vida, matar sus afec-
ciones todas.


Aparte de que para nosotros ganaron mas que perdieron la
pátria y la libertad con la resolucion del Duque, vamos, para
completar el cuadro, á desistir por un momento de nuestra
opinion, á decir que tienen razon los que de aquel modo pien-
san, y á ver por de pronto qué bienes pudiera reportarnos aquel
triunfo.


Ya tenemos á Esparta() á la cabeza del pueblo de Madrid,
y le tenemos vencedor, porque los soldados han huido y desalo-
jado sus posiciones á la vista de nuestra Milicia, qué, triunfante
y amenazadora, se dirige al Régio alcázar, donde, como lleva-


, mos dicho, se guarece el Ministerio rebelde, y se apoya la cabe-
za de la sedicion militar; y allí, en aquel sitio, siempre tan res-


lado, libra su última batalla contra la tiranía, de la cuál Cam-
bien sale vencedora; ¿qué sucederá? Que aquella multidud ebria
con el furor del combate, sedienta de venganza por las últimas
víctimas que ha visto caer de sus conocidos, de sus amigos, de
sus hermanos, de sus padres, correrá despaborida por aquellos
salones en busca de personas que inmolar á su.furor, nada res-
petará, todo se romperá en sus manos, y la eseelsa princesa
que ocupa el Trono, modelo de madres, conjunto de sentimien-
tos tan tiernos, como elevados, que no no tiene otro delito, ni
otro crimen, que ser hija y nieta de reyes, será tambien , como
su augusta familia, inmolada á la rabia y frenesí de los vence-
dores. Y no se nos diga que exageramos el cuadro, pues, quién
tal imagine, no comprende lo que es un pueblo desbordado; no
sabe, hasta donde alcanza su furor, cuando ha vencido despues
de una lucha sangrienta.


Ya tenernos la revolucion triunfante, ya liemos llegado has-
ta el término que pudieran apetecer los mas exagerados. ¿Qué
sucedería entonces? La mas espantosa anarquía, con todos sus
horrores, con todas sus fatales consecuencias.


nota la unidad; arrasado.el valladar que contenía las mas


49 -


febriles impaciencias, y mas. estupendo delirio , se despertarían
multitud de ambiciones, que Urjan margen á una continuada
guerra, á males sin cuento y á la ruina completa de la pátria
que se habia intentado salvar. Pero queremos hacer caso omi-
so de aquellas funestas y tristísimas consecuencias, de la multi-
tud de desgracias que sucederían, y que están al alcance del
menos avisado; queremos llevar nuestra generosidad hasta ese
estremo, y á fin de que no se nos tache de exigentes queremos
concederles que, una vez completada la revolucion, cesan los
disturbios, que las naciones europeas no toman parte, y aun mi-
ran con indiferencia nuestras cuestiones, que se disfruta en fin
de una paz octaviana; y aun así ¿qué habrian conseguido? Na -
da, absolutamente nada; manchar su historia con un crimen es-
pantoso, y dificultar el gobierno de los pueblos, ó mejor dicho,
hacerlo imposible.


Todo en el universo tiende á la unidad mas completa, á la
unidad absoluta que es Dios. Desde la sociedad mas simple que
pueda concebirse, hasta la mas vasta y complicada que es la de
una nacion, tienen, para marchar y llegar al objeto que se pro-
ponen, que ser regidas por aquella ley universal que todo lo
abraza.


Unidad en la idea, ó el fin que la sociedad intenta reali-
zar; unidad en la direccion para conseguir lo que se apetece.


Tended la vista por todo el universo, y por donde quiera
encontrareis pruebas patentes de lo que acabarnos de esponer, ,
mas diremos, la humanidad en general lo corrobora así.


No se funda sociedad alguna sin que primero se defina cla-
ra y esplícitamente el objeto que aquella se propone, y, no
principia á funcionar sin tener un director que la represente,
que es el encargado de hacer ejecutar los acuerdos para la
consecucion de aquel.


No se conciben los pueblos sin sus municipios, ni estos sin
sus presidentes encargados de hacer respetar los acuerdos de
aquellos, que tienen por objeto el bienestar de Lodos los vecinos.


4




50


•- No pueden existir las provincias, sin sus diputaciones Oró-:,
vírleiales compuestas de los representantes de los pueblos, que
fórman aqUellaS corperao101es i y estas, sin su presidente que,
tienen IT-thilnia Misión .441 los de los municipios, en un radio'
más estenleia• • - . .


De la-Misma •Manerante es -posible la naden sin sus Givtes,„
que tienen poi, o*to.aeleptar todas haS disposiciones mas con4•
venientes para -arrnonilar lbs intereses de todos-sus renresenta-
dos, para queade esta armonía, resulte la felicidad coman, y
sin el jefe del Estado; cura niision es guardar y hacer guardar
las resoluciones de aquellas.


Este jefe se llama rey en las Menai :Oías efiiiIrltiteionáles,
presidente en las repúblicas. Sus atribuciones Iá's Mismas, su
repreSentabibn igual, sa fausto el mismo.


Ahora bien; ¿qué se adelanta con quitar un rey y poner
otro-, un . plieldente en-lagar de aquel? Nati(' , absolutamente
Md'a •;•molreldá, su-hidOrianon vn Crífineit espantosos• y difielltar


tos G mejor , dich(4. lideerio imposilJi&
LAS' fflábílikinlas . son he r e i bar las : presidenc ias irte tivan


de ahí n'ac'e paratáSátros la difictiltaUdee gobernar. • Siempre
que se acerca la época de elegir, se despiertan infinidad deain-
bie-ienes; tedo's se- Creen 'con dereeli o 'á la ,prás i de líela ; ,liara Con-
seguirla , se ponen en ¡llego -tó&s . -1es -Medios pér ainniorales y
rep ro hados que sean, la amenalaa • CM élho,1 /.sobolUle .nael a
se perdOna-, á tolo-se á0ela y-drichoSdkaSi,a de- /a•ucha l - ne Sur-
gen colisiones graves, /que- acarrIalt disgus.ths-y has-
ta comprometen la independenektede los VICIAOS: AgaelMA lu-
chas, es lo generáis Verlas rarnificúnay-entenderse lasitátl se-
no de 11.13•raismal'fkriiliás; ya de padres •á hips0.111 hermanos
entre sí, ó entre Marido • ti mujer, presto q vio puede.
tener su opinion y sus afecciones especialesasiendoLimposible
apreciar . )clebidaniente •las graves y trascendentales- -conseelen-
cias que originarian estas disensiones domésticas. Esto, sin con-
tar con el caso, muy Cenaun, de que el presidente que suba al


poder, sea contrario del que lo dejaay tenga por consigniehtl
un sistema político enteramente distinto l


•bnecuyo trance, no hay
gobierno posible, porque el uno destruye lo que el otro ha
Oreado.


Preciso es apartar de la vista del pueblo semejantes escenas
de desolacion y evitar que se reproduzcan; • dar estabilidad y fi-
jeza al sistema de gobierno; y para ello, no ha habido otro me-
dio mejor, que hacer hereditarias aquellas gefaturas; y siendo
así, ya no pueden ser presidentes, tienen que ser•reyes.


lié aquí, bosquejadas á grandes rasgos, •y lá Más concreta:,
mente posible, todas las consideraciones que, el ilustre pague
de la Victoria tuvo presentes para no salir


•de su casa, 'Para no
aumentar con su'presencia aquella reveincióní..


Sabia el estado del pueblo, y no quiso-lleMitio á muerte
cierta; no era propio de su carácter- eutregarltrladefenso‘en ma-
nos de sus verdugos; no podía consentir -que, Madrid milete),
vistiese luto solo por sostener una lucha tan imposible, de resul-
tados tan quiméricos, é inciertos , por la grande desventaja
que habia entre los dos contendientes; pero tampoco le era da-
ble ocasionar con su presencia una revolucion que entonces si
triunfaba, indefectiblemente se hubiera manchado con un cri-
men horrendo, y habria concluido por perder su libertad, en-
tregándose maniatada á los piés de un dictador constituido en
tirano.


En los hombres (le rectas intenciones y elevadas miras, no
existen semejantes propósitos, tienen la abnegacion suficiente
para arrostrar toda la impopularidad, todas las consecuencias
de su proceder, antes que faltar á lo que el deber y la concien-
cia les imponen.


Hé aqui porque decimos que precisamente en las jornadas
de Agosto del ario 3G, es cuando Espartero se nos manifestó en
toda su grandeza, al paso que tambien nos daba relevantes prue-
bas de ser un político hábil; que si su comportamiento de en-
tonces se ha criticado, y se critica aun, es, por los que no lo




52
comprenden, por los que no se sienten capaces de tanto herols-
m o y de tanta abnegacion; y, porque es ley de la naturaleza,J
que la virtud tenga sus detractores, como la luz tiene sus
sombras.


En resúmen: Espartero durante el bienio, fue el mismo de
siempre ; hijo del pueblo, confirmó en esta época lo que ya en
las anteriores habla demostrado sellándolo con su sangre, su
amor al pueblo y á la dinastia constitucional de Daita Isabel H.


Hemos recorrido con toda la ligereza propia de nuestro tra-
bajo, pero con la imparcialidad del hombre, que solo apetece y


busca la verdad, desde Junio de 1854 hasta Agosto de 1856, ó
sea el bienio progresista, aun cuando sobre esto algo nos queda
todavía que decir; hemos presentado procurando en ello la ma-
yor exactitud, lo que fueron en aquel tiempo Espartero y Olózaga.


una palabra más por nuestra parte, nuestros lectores
compararán y juzgarán.


y


Esta vez correspondieron mejor los hechos al hombre que
pasaba su vida conspirando. Dos anos de ímprobos trabajos, de
constante disimulo y: de maquiavélicos planes tuvieron al fin su
resultado. Sí, careciéramos (le otros datos, para juzgar acerta-
damente á O`donnell, nos sería bastante, para gráficamente re-
tratarlo, ese tenaz empeño, esa fuerza de voluntad que lo ca-
racteriza.


La reaccion triunfó: pero como si estuviera avergonzada de
su anterior vida, al subir al poder adoptó un nombrenuevo, nom-
bre tan vacío como la cabeza del que lo inventára, y con el cual
se bautizó liaicamente para alucinar al pueblo, á fin de que es-
te no desconfiara de sus miras particulares, y de los intentos
que se proponia.


Llamóse Union liberal. Sarcasmo horrible, puesto que la
pandilla que tal bandera enarboló, y que tan enfáticamente se
llamó partido, principió anatematizando y persiguiendo los ver-
daderos liberales, y admitiendo, solo á esos mercaderes y trall




Untes en política que se llaman resellados, y que, son capaces
de todo, por conservar sus pingües destinos, ó adquirir otros
nuevos.


Aquella fraccion, aquellos descontentadizos y desertores de
todos los partidos, se encontraban solos, I10 tenias gente, les era
forzoso adquirirla, y esto no presentaba grandes dificultades en
un país que es tan rico, y en el que, por desgracia tanto abundan
los camaleones políticos.


Abrieron, pues, las arcas del Tesoro; pusieron á precio los
hombres, y fueron muchos los que acudieron á venderse ; con
esto, y con la influencia moral, palabra nueva tambien, pudie-
ron hacer unas elecciones y tener unas Córtes que, siempre con-
servarán un lugar preferente en nuestra historia parlamentaria,
por su surnision, docilidad y agradecimiento al que les daba de
comer.


Alguna cualidad buena hartan do tener los hombres que la
componían.


Semejante inmoralidad produjo horror en todos los hombres
sensatos, de alma noble y 4, orazon no» y elevado; pero co-
mo no hay mal que por bien no venga, O'donnell hizo ol..,e114
un gran beneficio á todos los partidos, descartandolcts,de una
cizaña que tan perjudicial les era.


El Duque de la Victoria se habla retirado á Logroño, y des-
de allí dirigió á los electores de Barcelona en I.° de Abril de
:1857, el siguiente notabilisimo man i fiesto:






A LOS ELECTORES LIB E:RALES DE BARCELONA,


Vuestra voz ,g•cherosa me obliga á romper el silencio á que
he condenado 10 mia , en este rbriro, donde, desgarrado el cora-
zon.., pero tranquila la conciencia; deploro corno vosotroslas den-
1141111)e(s" .que alomentaucan~,1 pos eclipsan,e1S914O,1441r-


tad, y los males que abruman a la patria. ¡Patria y libertad! A.
su servicio he consagrado desde los dias de la juventud, todos
!os instantes de mi vida.


Hijo del pueblo, las mas altas dignidades, los,honores
preeminentes que á lin partiettlar caber pueden ea Stle1ZtP1,,Tko


me hicierowelvidar nunca ini o.rigen.„lefendieml.o-en
los ¿aw-


pós de batalla de la madre patria . su. .ifilloncknpjai,.p9leando
por la integridad de sus dominios: . @gio mplp.ar4R49,,.1.01,-
do del pendon'carlista. mas- do, pro ,WAy14-1*PP4elllalAo ;;11 : : graP
fauaiira esPañol a en; Verga ra;. depositarlo congiMi 910; o .<40,ppr


rtro del&abei p vosePilo- dcsp nes; Mas .tarde, ep; P91 111k
penosas circunstancias, obligado á soportar de nuevo la ca,v10


poder; , Espar tem sionpy 5ersyllig;19,911 re^
•suelto de la libertad:rde‘la mattarlyia:91:t1Pa
Trono,. al del pueblo.. :pe V01, 11104á capitlít
los ejércitos, la carrera es larga y penosa; :pedo Am=
tanda que la he gorride sin:nlas apoyo :114104g i 9s0,4," 14.1


mas favor:que el de Bios. 7 -..
Las recompensas que mi país y la corona. ,4ispensaran4 ri


servicios, las recibi agradec,ido.5 am desvappliw: cp,nslo,
viento del favor Me l'4-comohoy, oonlp,149,419,,Migal4111-
pre fácilmente.


La popularidad, todos los .11b:e31, toda n4 viall,he deseado
ardientemente merecerla, jatnal:11,11:%,
una vez vino a mi por enl.QM , y • tau 9ppfkAap, , que
ambicioso naciera, pudieraw sus fayorellialAer sido, peligrosas
tentaciones: para mi no lo fueron. par. eso:mismo, qui44
¡tyfSP mi profunda reliaiOnVeSp0.010 4 las leyes, que para mí .son
küespresion constitucional do la voluntad del pueblo, .pie
-vrieltcy twocAsiones la espalda la fortuna, y con ella muchos a
qUielieSyo perdono Y a quienes la blItoriajuzgará en su dia.


Hoy mismo, liberales barceloneses, las espontáneas é inesti-
mables muestras de no inmerecida simpatía nue os merece este
veterano del ejercito y del liberalismo; han . desencadenado con-
tra mi buen nombre, única; mas para mi precioso fruto de lar-
Os servicios, los encontrados vientos de . la furia de partidos,


que 100so solo parecen entende,rS0.49911PKI 119,1111;141


'N.




5G
bien gozaron de liberlad completa en la emision del pensamien-
to por medio de la imprenta. Ni vosotros, mis amigos en la ad-
versidad, quisierais verme, ni ro debo entrar en lucha cuerpo á
cuerpo con los que tan generosa y oportunamente se afanan
hoy en acumular piedra sobre piedra en la tumba del que lla-
man cadáver político, pretendiendo exigir en ella un padron,
ya que no de infamia, pues á tanto no se atreven, de nulidad
completa por lo menos. ¡Cómo si bastaran apasionadas diatra-
vas á borrar los indelebles caracteres de nuestros anales con-
temporáneos! ¡Cómo si al pueblo español fuera posible privarle
en un dia de la memoria que recuerda y del corazon que
siente!


¿Y quién les ha dicho, quién, á mis detractores, que Espar-
tero pretendió nunca, ó aspira hoy á ese envidiado altísimo lu-
gar de jefe de un gran partido político, encumbramiento cuyas
angustias le son harto conocidas para que no las repugnara
siempre, y las repugne al presente mas que nunca?


La silla está desierta, el lugar vacío; reempláceme el mas
digno; no seré yo quien le dispute el paso que para defender,
como es mi costumbre y mi resolucion constante, la libertad y
el progreso, no ha de faltarme sitio, y cualquiera que él sea me
parecerá bueno.


Pero lo que me falta de ambicion, me sobra de sentimiento,
y á vosotros hoy debo decirlo: nunca hombre en la adversidad
finé tratado con la soberana injusticia que conmigo se usa.


Los que condenan al piloto porque zozobró la nave ¿examina-
ron bien si sabia en el saber y voluntad de un hombre sacarla de
la furiosa corriente que al funesto escollo la llevó á estrellarse?
¿se han preguntado á sí mismos, si para prevenir la catástrofe
.de que todos somos víctimas, no le hubiera sido forzoso á Es-
partero, desmintiendo en un dia esa probidad proverbial que
ni sus mas encarnizados enemigos le niegan, anticiparse á que-
brantar su fé y el pacto de la union que le impusieron al ejér-
cito en un alzamiento, la revolucion en sus barricadas, las Cór-
tes Constituyentes en sus votaciones? Durante dos años conse-
cutivos la mayoría de los representantes del pueblo, los mas au-
torizados personajes de nuestro partido, no pocos. también. de


57
mis mas íntimos y allegados, no cesaron de repetirme unáni-
mes y celosos: «La union es el áncora de salvacion de la pátria,
y de la libertad: ¡Ay de nosotros el dia en que esa union se rom-
pa!!» Eso decían unísonas millares de voces por ideas inspira-
das, y yo debí creerlas: yo las creí, yo seguida creyéndolas, si
todos hubieran como yo entendido y practicado leal y liberal-
mente la union hasta el dia aciago en que la rompieron. Nunca
pretensiones de preeminencia, que en mi posicion sin embargo
no hubieran sido infundadas; nunca intereses de mi ambicion,
ni siquiera las mas justificadas de las afecciones políticas un
tiempo, y personales de mi corazon pesaron en la balanza. Cons»
tantemente tendí el manto de mi popularidad para abrigar con
él, aunque á espensás mias, á los que ya no la gozaban grande;
y despues, para comun desdicha, se han obstinado en perderla
por completo. Inflexible solo al tocarse á los principios funda-
mentales de nuestro credo político; mientras vi respetadas las
libertades, las Córtes, la Milicia Nacional, la desamortizacion,
mostreme fácil en el resto, cediendo con dolor, no pocas veces,
solo para que no pudiera acusárseme de haber roto la union en
mi provecho.


Condenado á equilibrar elementos heterogéneos y entre si
antipáticos; á servir de compensador á tendencias divergentes y
encontrados movimientos; siempre por los adversarios calum-
niado; con frecuencia por los injustamentejuzgado, la presiden-
cia del Consejo ha sido para mi un prolongado é insoportable
martirio. ¡Cuántas veces, no pudiendo ya sufrir la amarga hiel
de aquel cáliz, quise apartarlo de mi l ¡Cuántas, previendo que
habla de llegar un dia que hasta mi propia abnegacion se torna
se contra mí, estuve resuelto á retirarme del poder, dejando li-
bre el campo, tanto á los que lo ambicionaban, como á los que
se creían mas hábiles que yo, para evitar que en malas manos
cayera! Mis amigos lo saben, muchos que hoy no lo son, Cam-
bien unos y otros pueden deciros, qué esfuerzos hicieron, qué
argumentos presentaron, á qué ruegos no acudió su celo, para
apartarme de una resolucion que todos consideraban como una
calamidad para-la pátria. Cedí entonces, y no me arrepiento
ahora de, haberlo hecho: pues si mi.permanencilml frente del.




58
dóblenlo no alcanzó á evitar la Mina, por ro menos 'la ha dilata-
do, dande


• silugar á que en la : tierra penetra
-y se afirme la se--


milla progreso, que ni los rayos mismos de la toro
Menta .


que hOYbiiiiegrece el horizonte-político, bastarán á lin:,
pedir'qUe gen-nide.


YTrnetifiqUe:
Mientras que yo'den los mios, y secundando las patrióticas


tareas de las Córtél Constituyentes, á quienes el porvenir •hará
jultiCiá`li'l.üs contemporáneos se la niegan, me' afanaba en fun-
d'aiíESPá'ía Mi régimen sinceramente constiWeional , que
giratiffiálé aun liempOlos derechos del pueblo rél eSplende•


tione, á cuyo atiantamiento no han sido inútiles ni mi
espada ni mis Servicios políticos; un vértigo (le ambicion, un es-
píritu eltraViado de reaccion se apoderaba de hombres á gide-
trelyahoY ibilnio pesa sinceramente su obra. De, antemano sin
duda, y largamente preparadaesta, dado el santo .á todas las
handerias, á todos los descontentos, ansiosos de destruir en el
liberal edificio de los dos años, el valladar que al »•retroceso se
eponia;tratóse ya solamente de buscar una ocasion, de hallar
ttrl preteste.


para "el-rompimiento. La ocasión la dieron las vaclb.
°iones de las Córtes; pero el pretesto faltaba mins' 'Yo;.:defen
(heti& siempre'iti libertad, daba sin embargo al órden cuanto


podio: Ye, Leido lo he sacrificado siempre,: todo menos los
á que,estaba por tantas causas y


raieitie.I . eneldenatIN". era imposible, pues, romper directamente
fótir ligo, Sin des•tibrirSe desde luego, acudióse á un medie in-
d :red& 'pero seguro;


ElP reliiIérii'entonces ministro de la. Gobernaeion fuó el ele-
gidOdia pretesto:' lin 'duda porque además del ardor sinceró
Cori'dfillirofelaba y sostenía las doctrinas del progreso; mos,
trabálTear afectó á mi persona, y mi amistad moreda.


Le acuerdo con todos mis colegas, y oyendo el parecer del
presidente de las Córtes y de varios diputados de los mas nota-
bles de las que al efecto concurrieron al Consejo dé
ministros, propuse á Escosura á S. M. para el puesto que
empeñaba; de acuerdo con sus compañeros todos, sin tener con
ninguno de ellos desavenencia ni momentánea:: sin ocurrir dis-.
OSíósIltetile siquiera ni eti disputa degenerase; Permaneció seis


5'9


meses en el gabinete, usando'call diarinnente de la palabra
nombre del gobierno antela representacion naciOnál,'en enes;
tiones todas graves, sin que nadie en el Consejo protestara nitr,
ca contra sus discursos, tíi en todo ni en ! parte.


Sin embargo, al regresar 'el Ministro dé . la Cobernacion de
Valladolid; á donde por unánime acuerdo, Tué enviado en reprei,
sentaciórr'de todo el gobierno, y á propósitO d tiiftf etteItiodpo
lítica enteramente agena á los malhadados Sticelda'de CaPital
de Castilla la Vieja, el ministro de la Guerra, despOs de Oponer:«
se durante cuatro Iteras al parecer deSti colega eldarguínentos,
que'él Mismo calificó despues de pretestel'i i atabó : pár . ' &Ciará*
,,que se 'declaraba 'Con ól'incompatible! ,> Mi aseihbre,liiibera
do grande si tui cese menos ex p eriencia de la TI- por 'desdicha
tengo de la politica y de los hombres! Mientras 4/1-; los demás
ministros, atónitos & tan inesperada hostilidad y uídvinie§
aprobando al de la GobernaCion,á'quien salo de ser delialiadd
liberal se acusaba, procuraban sin embargo 'con patriátleo'Celo';
conciliar los ánimos y transigir las diferendas.Escosura me. :en-
tregaba sudiinision; y el ministro de la Guerra me anunciaba,
qué no retirándose aquel del gobierno, ofreceria fc S. M. la su-
ya. Tres Bias, tres dios enteros de inesplicabie angustia duró el
conflicto : cuanto el e.spiritu de cone:Haden puede sugerir,
cuanto 10 dignidad Immana puede ceder sin rebajarse hasta la
degradacion; todo se intentó, todo quiso sacrificarse á la unjan.


Más esto' ara va imposible: los que hasta entonces la hablan
utilizado, creianse bastante, fuertes ya para romperla; y *ole á
condicion que para mi fuese un sello de ignominia, 'y para los
progresistas nao cadena, hubieran Consentido conservarla toda›
via eh el nombre.


Mi resolucion ffié instantánea, pero inmutable: negarme á
consentir la espnision del ministró inculpado de liberalismo, y
uri ministriVeón mayoría en las Grtes, y solo 'delincuente en
verdad de su celo poi la buena causa de su amiltad á Esparterd:7
negarme tambien á que se retírale sin causa, qué ho la habia,
él ministro de la Glierra: declarar :á S. M. que, no pudiendo fíe-
nos atendidas las . Ciiitiiittandal; dé producir funestas censo--


uppé as 1á iencitáfdsrfiéxade los ikkdbfi,dttos




00
binete.dé que se trataba, yo si ambos no se avenian, debia igual-
mente retirarme. Cualquiera otra cosa fuera degradarme y ha-
cerlo inútilmente; faltar al trono y al pueblo: llevé, pues, á cabo
mi resolucion. Mis razones no fueron escuchadas: el sacrificio
del ministro progresista pareció conveniente; y con la suya fue
admitida mi dimision y la de todos los demás nuestros dignisi-
mos compañeros, encargándose el que tambien lo habla sido
hasta entonces en el despacho de la Guerra, de la formacion del
nuevo gabinete.


Esta es la verdad sumaria, pero fielmente esplicada de aque-
llos sucesos: por ellos se me hacen dos géneros de acusaciones,
bien singulares ciertamente. Para unos, mi delito es no haber-
me hecho conservador en el ministerio que entré, y fui siempre
la representacion del partido progresista: para los otros, soy
culpable de no haberme anticipado á los que, violando la fó,
rompieron la Union, sacrificandonos, y lo que es peor, sacrifi-,
cando á la libertad con nosotros.


Ciertos son ambos hechos, y no tengo más que una contes-
tacion que dar en, mi descargo. Hombre de honor he nacido,
progresista he sido siempre: hombre de honor y progresista,
estoy seguro de bajar á la tumba. Huyan de mi en buen hora los
que busquen en este soldado, un político dela escuela de los Mar,
quiavelos: yo no puedo, ni sé, ni quiero serio.


Mas por desdicha no está terminada la tarea que Mi gratitud
á vuestras simpatías me impone: tengo todavia que deciros lo
que olvidar quisiera.


Durante la crisis, que era imposible permaneciese oculta, el
pueblo de Madrid fermentaba inquieto; las diferentes fracciones
del partido liberal se agrupaban ante el riesgo comun; la exalta-
cion de los ánimos crecía por instantes; y mientras por una par-
te la reaccion preparaba sus huestes al amparo de la autoridad,
oficial y: legitima, y con visos de razon; pues el riesgo del con-
flicto era visible; mi corazon presentia ya todo lo que los suce-
sos le han dado realmente que llorar despues.


A cuantos se me acercaron, dije constantemente lo mismo;
« Permanezcamos tranquilos y en la más estricta legalidad: si so-
mos objeto de una agresion violenta, la. razon estará entonces


61.


visibles ente dé nuestra parte, y con la razon á nadie temo. Qvie
mi nombre, sobre todo, no sea nunca bandera de discordia y de
guerra civil: prefiero morir mil veces antes.


111011 ¡Estaba escrito, sin embargo. (pie de otra manera fuese! ¡Va-
namente en la para siempre funesta y triste memorablejornada
de 14 de julio, al salir de palacio con el alba, ya relevado del mi-
nisterio, renové con encarecimiento mis encargos y súplicas!
;Vanamente, esperando que mi desaparicion completa de la es-
cena calmara un tanto el ardor de los ánimos, abandoné mi re-
sidencia oficial, refugiándome en la de un amigo!


Todo -fué inútil: la benemérita, la heróiea, la siempre leal
milicia de Madrid tomó las armas, legalmente, y no como se ha
pretendido para embarazar el uso de la regia prerogativa, sino
para atender á la conservacion del órden público, con evidencia
amenazado por la irritacion de las pasiones políticas, para pro-
teger las deliberaciones de las Córtes constituyentes que, en uso
de su derecho, y en cumplimiento de un deber sagrado, se reu-
nian para resolver sobre la dificil situacion en que el pais se en-
contraba. Horas y muchas hubo durante las cuales el gobierno,
pero solo el gobierno, pudo aun evitar el sangriento conflicto,
ya acudiendo como debiera á esplicarse ante las Córtes, ya con-
testando al menos á su mensaje, ignominiosamente recibido.
Pero no; los que á si mismos se sabias enemigos de las Córtes,
de la milicia y del progreso, trataron desde luego de facciosa á
la representacion nacional, como de rebelde á la fuerza ciuda-
dana; y atendieron solo á batir en brecha el edificio de la liber-
tad, en dos años de iniproba tarea levantada.


¿Cómo estalló la batalla? nadie lo sabe: imposible averiguar-
lo; y poco importa además cuál fuese la tea de que partió la chis-
pa que determinó la esplosion, ya entonces inevitable, del vol-
can,.. ,Toda la responsabilidad de aquella tragedia; todo el peso de
la sangre, española, en aquellos lúgubres dios derramada, no pe-
sará ciertamente, ni ante Dios, ni ante la historia, sobre los
que, forzados, se lanzaron al combate, despues de consumada
por otros la violacion del pacto solemne de alianza, á que dos
afros fuimos fieles los liberales hasta con esceso.


149$ que Alguna vez me hayan visto en el campo de batalla,.




132
los . que. conozcan a fondo mis profundas,.sincerísimas, liberateS.
convieeiones.;, esos, y esos solos podrán darse cuenta, y no cabal
todavia de mi horrendo; martirio durante la lucha: :Tronaba el
cañon, y alguna vez envuelto en el estampido, llegaba á mis ol-
dos,el .eco de mi nombre; las emanaciones de la pólvora desper-
taban en mi corazon el nunca amortiguado instinto de ini.profe-
SOP ,


noble de las armas.— ¡y.Mi espada tenia que permanecer
ociosa! Deliberaban á mi .presencía , impávidos al fuego deja


legitimos representantes
pueblo-- y mi voz


era la única que
podia resonar en aquel recinto!


¿Par qué, per qué esa absoluta inercia ?
Este es el cargo más


grave, y lambien:el in.ás injusto que.contra mi se Ilumina.
illlszeneroso.provoCar; á quien con evidencia se sabe, que ni


puede ni debe decir. lo que á. Su justificacion.conviniera?
Tantos años de: hoorados!ervicios,lantás.prendas corno ten-


go dadas á la:causa .de la libertad, tantas victorias á mi nombre
unidas, la probidad personal, en .fin, que justamente se me con-
cede, ¿no bastan á que, si no se me otorga la confianza absoluta
que,•ereo merecer, al menos no se lance, sin oirine siquiera, una
sentencia de esterminio, y una sentencia que se pretende fun-
(limen que el soldado faltó á stypuestoys:y::ellonilwe político
abandoné á sti partido?
,.„.31n,lo:que.lievoescrito, y en las breves•palabralque añadiré,


1/ebeis:.yeriel sume:aprecio quade. vuestros votos solo.ese
se.ntimleti4o,podria redneirme á rechazar tales acusacioneselle-
tuéedenselos..tieMpos,tráiganse á la ineinoria las eircunstaw-
clas, y se verá, que.sUn.la,eseneia se apelé,.:deenn. lado


•-oritti
libertad y porla,reaccion,:de la otra parte quisób desdicha que
n oSqesen :esas opuestasIanderaS :las; (lúe OstensNemente: on;-
deasen batalla. Preveuidupara.Sn hecho el enemigo, repe-
liendo la agresion .de improviso el bando liberal, lo que aparecia
lo,ve se ,


logró que por un;momento apareciese,. que:Se-comba-
tía : pon : 3m ministevio y contra.otro ministerio. l'al fué la
eiRIA111P sP el:71-0Neen que los sucesos y las circunstancias me co-
locaron..


Al frente de los unos, hubiera sido el ,ambicioso que á. su
personal engrandecimiento todo 19


.sacriflea'sin:eSer(IP11101 "n


los otros, el traidor apóstata que clava el puñal en el seno de su
partido.:


Una fatalidad cruel, superior á todos mis esfuerzos, y que
hizo estériles todos mis sacrificios, inútil mi abnegacion durante
dos años, trajo la:lucha á desesperados términos: ¡la reaccion
supo.esendarse con el trono!


¿Quién triunfó? ¡todos lo sentimos ? ¿qué ha sido en cogsR-
cunda de la libertad, de las Córtes, de la Milicia, de la desa-


delos fueros municipales, de la imprenta, de la
seguridad personal, 'de todo, en fin ? ¡Viéndolo estatno$1


.:¿Cómo podia yo, cómo podia tomar Indo en zuptelb fratri-
cida guerra, contra toda mi solicitad:emperrada, cuando era evi-
dente 11, ojos que la imprudencia fatal de los , que la provo-
caron , lxatlia hecho imposible que su resultado no fuese lá rui-
na inMediata, aunque transitoria, de.algunits. cae las itislitiicio-
nes, á curo sosten Y defensa he consa ¡grildó íni sida entéi:i?


No diré más, no diré Más: NOsoti'aS adiVhiárIiI*114
ber impone eállár, puesto qlié e4lica'an
estitabión tampoco, habéis adoptado mi nombre. No diréinK'
lean cualesquiera que fuesen las provocaciones que $e me hagan;


PerinatidtetiáactiWylhé para al aniil,VeÇes Crudi.-:que
lo fueral Paj mabyte. La historiaMe.tomaráomPueolapldurili
m.lsacriacies;;:último de los que...11Q tenido: ocasiolde.bacerles,
á la. inileN,Mlidadi de mis . prip Opios, y k!a , rectitud dejni
cloral la i);c los (Os del Trono, se. we pinta; como. denwozol
al pueblo une, quiere representar, ,como desertor je- su santa
catts, qkie, v é, los corazódie- , conoce el sabe Si hay
un español que lea mas progresista constitucional, que que
vosotros al menos, considerais hoy, como antes le eólist&e'raroll


, todos los liberales, como confiadamente espero, qtrenalgiin chía y
nó lettUíO, aeaSó hierva, á considerarle la Nation entélia,


Nada ainhicionoolast rándezas i . qW1destni -"conocidas, non e
s ei n arbY1 'U int patria fu él?t, Itbre , y próspera, lec-sol edad


de ili modesto retiro; llenará todos mis deseos. Vuelvo á decl-
rosk4,0,14art[do progresista, tieno.on:zilfflikloldlult,
racion'el de suprezael;si lo he aeaudillado,pu. ot<ro fué




64
por obedecerle, y con satisfaccion me veré reemplazado por
quien su confianza conquiste, cediendo de buen grado á cual-
quiera el primer lugar en todo, menos en la fe, en la lealtad, en
la perseverancia con que siempre ha servido y servirá á la causa
de la libertad y de la Monarquía constitucional, el que se enva-
nece de haber sido vuestro candidato, BALDOMERO ESPARTER0.—
Logroño 1.° de Abril de 1857.


Despues de leido el anterior documento, ni una palabra pue-
de añadirse porque cuanto se dijera seria indudablemente pálido
y descolorido; para hablar, como en aquel se habla; para escri-
bir, como en aquel se escribe, se necesita sentir como Esparte-
ro siente; y nosotros, aun cuando nuestra fé es ciega, y nues-
tra conviccion profundísima, no tenemos el heroismo , y la
grandeza de alma de aquel ciudadano ilustre, con cuyas subli-
mes cualidades perfuma todas sus acciones.


Pero no por eso dejaremos de consignar una observacion
que nosotros hemos hecho, y que, probablemente, para ninguno
habrá pasado desapercibida: todos los manifiestos del Duque de
la Victoria, todos son iguales; cotéjense todos, desde el prime-
ro hasta el último, y todos - parecen vaciados en un mismo mol-
de: todos igual pensamiento, todos la misma energía, todos res-
piran el mismo entusiasmo, y esta armonía nos prueba, no solo
que el Duque ha sentido, y siente siempre de la misma mane-
ra, sino que todos estos trabajos son esclusivamente suyos, pues-
to que seria sumamente difícil, mas diremos, imposible, encon-
trar otro hombre de idéntica naturaleza y de iguales condicio-
nes, para que pudiera sentir de la misma manera y con la pro-
pia intensidad.


Olózaga, en tanto, habla recibido el encargo de representar
al distrito de Madrid en aquellas celebérrimas Córtes. Allí, en
aquel sagrado recinto, acompañado de una exigüa minoría pro-
gresista, de la que era jefe, luchó decidida y denodadamente
contra las tendencias reaccionarias, la inmoralidad y despilfar-
ro de aquel gobierno /


llamado por escarnio de la union liberal.


Su triunfo fié completo; su elocuencia arrebataba, arranca-
la aplausos hasta de sus propios contrarios, y el pueblo corres-
pondía agradecido al diputado, al ciudadano, que así sabia abo-
gar por sus preciosos derechos.


Lástima grande que no fuera verdad tanta belleza!
Lástima grande que, aquel hombre de tan poderosos recur-


sos, se dejara cegar por la mas pequeña y ruin de las pasiones
que al hombre asedian, hasta el estrena de convertirse .en des-


-graeiado y miserable instrumento de la reaccion, que tan fuer-
temente combatía. Si ese hombre, cuyo corazon está seco pa-
ra todo lo que no sea él, obra y se produce de esa manera ¿qué
seria, si tuviera la fe del cre yente? Los Lopez, los Argüelles,
los Galianos, se hubieran quedado indudablemente muy_atrás.


Olózaga nació para la tribuna, dice so biógrafo; y entre el
orador de la minoría progresista, y el tribuno de la Asamblea
legislativa , existen muchos puntos de contacto, es verdad; Y
nuestro sentimiento es que sea tan verdaalera. la semejanza


Como al Mirabeau francés, le gusta al Olózaga español im-
ponerse, tener los ánimos pendientes de sus palabras, jugar con
las Córtes, disponer del paeblo, dominar el Trono, pero, impul-
sados, no por la nobleza y santidad de la causa que defienden,
sino aquel por su ambicion, este por su vanidad, 1 ?.. loe dos les
gustan las situaciones de efecto, pera Olózaga no tiene la
energía de alma de Mirabeau, sus sublimes arranques. Podria-
mos decir, quizá con fundamento, que, cuando aquel provoca una.
de esas circunstancias estremas, se arrepiente !uegn haberlas
producido,. se asusta ante. las C;11:intICIICLIS pe pudieran surgir
del conflicto por él mismo ocasionado.


Tal sucedió en Madrid en el mes de mayo de 1863.
Tenia á la sazon la Península un ministerio ire!efi oíble, y en


él, y encargado de la cartera de la Guerra, habla un hombre,
que,. vistiendo el honroso traje de nuestro ejército, no tiene la
ambicion de ser, digno émulo, de los héroes de Bailen, Arapi--
les y Zaragoza, y ya fuera por esta cansa, ó ya por cualquiera.




66
otra que, nosotros no queremos saber por no abrigar en nues-
tro corazon ódio contra nadie, es lo cierto que, la función cívica
del 2 de mayo, dejó de celebrarse por la primera vez.


La interrupcion de tan respetable y sagrada costumbre, la
santa memoria que el pueblo de Madrid, la nacion entera, con-
serva de las primeras víctimas do nuestra independencia, el
desden y el desprecio que en el poder no tenia por nuestras glo-
rias, segun lo indicaba semejante comportamiento, todo contri-
buyó á encender en ira al pueblo de Madrid que acudió presu-
roso, al campo de la lealtad donde reposan las cenizas de los
héroes, á depositar en él su ofrenda, y á rendir su homcnage (le
respecto y de admiracion. Justo tributo pagado á la memoria de
aquellos héroes, sacrificados por la mas vil de las traiciones,
por un pueblo que los comprende y está siempre dispuesto á
seguir su noble ejemplo.


°vacíen tan grande, tan entusiasta, ano ninguno la había-
Mes presenciado.


La representacion nacional se encontraba abierta; y como era
consiguiente el disgusto y el descontento de fuera se dejó sentir
en el Congreso. La minoría progresista no poma permanecer in-
diferente, y Olózaga,.como.jefe de ella, 2e .encargó de interpelar
al gobierno, para indagar el porqué de aquel atentado á mies,
tras glorias, la rozan de tan absurdo proceder que, muy bien,
puede calificarse de críala nacional.


Ilizolo en efecto, y en honor de la verdad debemos confesar
que estuvo brillante, a la altura de su repotacion, dejándose ar-
rastrar ,


en un elocuente discurso, hasta el ostrera° apostn--
far al Gobierno y desafiarle, diciendo: que, si se negaba á ha-
cer la runcion, él, Olózaga, á la cabeza del pueblo de Madrid
acudiría como todos los años á la tumba de los héroes de nues-
tra libertad é independencia, señalando el día y el sitio, donde
aquel debiera reunirse para que tuviera efecto la demostracion
fúnebre. ¿Y se realizó? Son, aun, tan recientes los aconteci-
mientos, y se encuentran tan impresos en la memoria de. todos,


quo nos creemos dispensados de referir lo que entonces acontecie-
ra; si embargo, debemos lineY 991111r que, aun cPando acudi


-mos al sitio designado por ol Sr. Olózagal porque asi creiamo
que era nuestra obligacion, lie por eso dejamos de sentir un pla-
cer intenso, al ver que no se•realizaba toque. pudieranns llaMár
su desafío, parque /as imprudencias, si s(3 l eilga 4 e«.10, 93191.91‘
originan 201 pe desgMeigS.


Pero esto no obsta, para que, 4cls tomemos la libertad. de ha-
911r algunas observaciones sobro el bebe que nos peupa, El se-
Agr Olózaga ¿dobló, ó no cumplir .11 reto que en pipo parla-
mento, á la faz de la Naden, Babia arrojado al Gobierno ? .1\i`nes-
Ira opinion en este punto, ya pueden deducirla los que nos lean,
porque bastante espllcito hemos estado, por lo tanto, dejemos,


contestacion á la anterior pregunta, 4 los que opinan—que no
la_ bel-nos si entro elles está, merkelonadó Olózaga— que Es-
partero . debió salir 4 la cAlle en el alto nos dirá que el
caso es muy distinto, que 119 hAY paridad P40 no, y 91rA éRu-
oa, puesto, que eil el 40 la 1». Ig141319? 1110911AL mien-
tras que en el 5,6 el pueblo estala amada y reglamentado por
batallones y compañías.


Ante todo debemos recordar que esta Institnelon estaba ,tan
falseada por su base en aquella epoca, quo la hacia com pleta-
mente nula, si es que no servia, l calstáoulo, pe su mismA
glamentacion, para que el pueblo pudiera lanzarlo á la pelea,
viniendo por lo tanto, á quedar solo reducida la diferencia_ entre
una y otra época, á que en el 136 los, ciRcladanos tenias fusiles
con el consentimiento, dol Gobierno, y en, el.(13 . tenjan escape-
tas, con, ó contra, la voluntad .de aquel, pevo, el pueblo Pata.
lanzarse á la pelea y VeD.egr, no peces:fa 4 reglamentación
terior, ni de la uniformidad y táctica del ejercito, nnyy buena
para los hombres que, convertidos en máquina, tingen por (I-
do luchar, sin tener en cuenta nada más que la yo/ de mando,
de sus jefes, pero no para hombres Ubres 4 quienes sólo la ideN
los arrastra á la pelea que es toda Quanta Q0aslil ITY0 111 gran "37'




68
puje, su verdadera fuerza moral, asi como su irresistible poder
físico, está precisamente en ese desórden, en esa falta de orga-
nizacion, en la diversidad de sus armas, en su indescriptible ma-
nera de atacar, contra cuyas especialísimas condiciones, no hay
táctica posible, porque no pudiendo preveerse de qué modo, y
de qué manera se ha de presentar la agresion, no puede estu-
diarse de qué modo, y de que manera se ha de resistir.


Bellísimo desórden que, cual los tormentos de Proinoteo, se
presenta bajo sus formas tan múltiples como variadas! Encanta-
dor desarreglo, precursor siempre de la más completa armonía,
el triunfo de la libertad.


Los grandes triunfos del pueblo, siempre se han conseguido
con semejantes condiciones; si alguno dudara de nuestros aser-
tos, hebra la Historia, esa gran maestra de la vida, y en ella en-
contrará pruebas que así lo patenticen hasta la saciedad. Los
pueblos vencen siempre que quieren; y quieren, siempre que
sus libertades son pisoteadas, despreciadas, escarnecidas.


Ahora bien, partiendo de la base de que la lucha fue inevi-
table en ambas circunstancias, esta hubiera sido más justa y
más santa en el 56, el pueblo se lanzaba á ella por sostener sus
libertades, y en el 65 por reconquistarlas, en atencion á que
estaban escarnecidas y despreciadas por el poder; y á más, por
vengar la sagrada memoria (le nuestras primeras víctimas de
nuestra independencia, vilipendiada con tanta osadía por el ca-
pricho de un hombre.


A más en estaépoca, la revolucion era más santa, no hubie-
ra ido más allá de la idea que entonces fermentaba en el pue-
blo, no habría traído consecuencias ulteriores , en aquella, ade-
más -U no ser tan justa, porque atacaba la regia prerrogativa
que la constitucion sanciona, de que la Corona es libre, libérri-
ma para poder elegir sus ministros, hubiera como hemos visto
ya, producido las más desastrosas consecuencias, porque la cau-
sa era distinta, de modo que hasta en estas circunstancias es-
tremas, Espartero faltando, hizo un bien considerable á su país;


69
Olózaga permaneciendo en su casa, y olvidando su compromiso,
produlo un mal gravísimo á la causa liberal; pero como habla
peligro para su sagrada persona, Olózaga lo sacrificó todo en ara
de su individualidad, y de sus miras ulteriores.


Pero continuemos. Vamos á partir de la base de que, las
condiciones especiales de Mayo del 63, ni eran las más ventajo-
sas, ni tampoco las más convenientes para trabar la pelea, y en
este caso ¿fueron prudentes, ni mucho menos oportunas; las pa-
labras del orador que estaba hablando en nombre de un gran
partido? ¿Qué significaba aquel reto que, á la faz de la Nacion,
lanzó al Gobierno tan cómica y temerariamente? Si comprendía
que, la ocasion no era oportuna ¿por qué lo hizo? Por ventura
¿ignora ese Sr. que los hombres de. Estado deben ser más pre-
visores, más cautos en su proceder, y que nada es en ellos más
vituperable que la ligereza? ¿Acaso desconoce que siendo ellos
el espejo donde se reerae l an las costumbres de los demás, tie-
nen más obligacion de ser verdaderos en sus palabras, rectos ea
sus intenciones, fieles á su partido, y estar adornados de un va-
lor heróico, para sobreponerse á todas las contrariedades, lu-
chas contra todos los obstáculos? ¡Imagina que el Congreso es
un teatro, y que en él se de empeña un papel solo para que se
le aplauda, pero que, concluida la representacion, no tiene más
efecto, ni ulteriores consecuencias? ¿No comprende el mal efec-
to que siempre produce el engaño, y tanto más, cuando la cues-
tion es tan palpitante, y tan trascedental como es la cuestion
politica?


Dolor nos produce tanta pequeñez; y más que dolor, repug-
nancia que, semejantes hombres aspiren á mandar ciudadanos,
que, al que menos, le sobran las condiciones que á él le faltan.


El jefe de un partido debe ser intachable ; debe poseer todas
las virtudes en grado heróico, y Olózaga sabe muy bien, sin que
nadie se lo diga, que él no tiene ni una, ni otra cualidad.


Por esta razon llevamos dicho que le gustan los golpes de
efecto; magnifico vestido con que encubre su desnudez, y único


g.




r,f1


loUde áü pelbfe `MI liega • á la i.eatalreli


su ideal.
ócalián era prepreia; él Mire dé la Vi :4ra peritha-


cía en su modesto retiró; elYidIdd :, pareder ¿,.'dé la political.


nadie áe O .enpaba de aquel Ilustre al puso qüe 'á él to-
dos le apláudiáír terlds-tatib . Varniars par t'US Magniflaá lOefe-


ratier0; -per lo pót•ehir


liltgá, bao en ifr7 patea ebáSplai'''á la real/actea 'dé
tiáliétriCal Maná, 1 kr:nivel" pus, era llegado ; píttill;


Obrar Y árli. bri' 'energía Y .1toMittfd; apróvechai'le
del& 41ffin'ileelkrada nn Mi . tav.hil- ibbo pata ello ñó habik


iieáIdad se,Mi)prdffl'Ilt 'In Sagrada Stánalidad.,
4i e,


-11tili'16,' eta In viaje de placer; de tlághifittil
tnieblos, y do comilonas enefnigeli


D. ',3álálilkiidWOIütVó un MoMento, S. 1, se récOndée
tse esOliálO Yinir lo taiitWeaPai'lle emprender sin ulteVibt e4


eá0á bávállr.
Re&ótrllál prIneipalés ptOVindiab'Srlos pueblos Más


Intel todos ii o abnueriá; 13V indis y lagrimal;
léáás '6111:M'y de ternura cómica y


tábilbiebte pretiatákál; 15db éir medio de tantas ManifestaCili
11.; de tanta il"tákás- ¡Mielas por 61 porvenir 'dél.


partido, por la gánlqá constitucional, ni una sola palabra,


de paré &zaga, en Étládo cle lá augusta Seiiora que
hoy bailpá el "Trbiib ab San nókéke bieli; tan inespli-
cables como. singular coincidencia, que acaso podrá serVirfiÓs
j)• desea . OttáUiriálé191 que ihátCá ianiblen
consignada, Y lisie Okr11 In la IS'PediCión trtielóS . odála,


de qüe el Wi• idor ;Cada país hablaba úhá
distinta, -aabaña Sóló'ffl Witliabbes ISIVeblalá del Pueblo en
que se encontraba, abalry sin acaso las ardbictene's u-é-sus Caci'=
qucs, lo qüe patentiza qii hó etá la ei.gánláCióii
partido, copio 0115. Sulófietle, deterinifiacio-
nes, sino que era rrirpnisailó por "Otra "causa, y poi'Ottá Idea


era esta? ¿Era por ventura, política, ó su esclarecida :personali.
dad? 0 eran ambas á la vez?


_Loada paso que damos nuevos obstáculos, multitud-de
das nos asaltan, surgen dificultades en tropel; y parece imPeit-
ble que podamos llegar á la meta de nuestro caminai


al fin que
nos hemos propuesto; y como no nos pagamos de ilusiones, y no
nos gusta aventurar, dejamos la t,úntestacion :á aquellas pregun-
tas, á los hechos que vamos apuntando


Volvió á Madrid nuestro hombre, arta de satisfacciones por
a escursion que acababa de hacer; se organizaron los comités de


todas las provincias, que inmediatamentase pusieron de acuerdo
con el de Madrid, que no obstante de no haber concurrido' tsn
nombramiento, más que los progresistasde esta corte,


-se Citó asi
mismo, el nombre de central y eligió por sil presidente, al gefe
de la minoría, que lo era ya de otra i


.etiniori conocida con el
nombre de tertulia progresista. Y hé aquí como, este hCtnbre
presidente ya de los grandes centros del partido;7 princip14,4
creer que se realizaba su bella ilusion dorada.


Acuerda el Ministerio, que regía entonces los destinos de la
Ñacion, reunir los comicios para el nombramiento de Diputados
á Córtes,. y, con esta motivo, acuden los progresistas aL Go»
bierno solicitando permiso para celebrar reuniones .electorales;
con el objeto de ponerse de acuerdo en cuostion tan grave y
trascendental, á fin de hacer el mejor y más conveniente uso del
primer derecho, que tiene el ciudadano de un país regido cons-
titucionalmente; y el poder resolvió aquella peticion con una
circular que, no merece comentarlos porque solo ha podido ha-.
cerse célebre por las consecuencias que la siguieron.


Varias fueron las reuniones que celebraron los hombres` im-
portantes del partido progresista de Madrid, ..sobre la conducta
que dehian adoptar en vista do las disposiciones de la circular que
antecede. Se acordó el retraimiento, no obstante la enérgica
oposicion que se te hizo, y asi se comunicó por el comité central
.á todos los demás de provincias, los que manifestaron desde




4


72
luego su conformidad y adhesion á lo propuesto por aquel.


No debemos sancionar con nuestra presencia las ilegalidades
y actos reaccionarios del Gobierno, y en su virtud, los progre-
sistas se abstuvieron de acudir á la lucha electoral, y dejaron el
campo á merced (le sus contrarios.


Nos vamos á permitir hacer unas ligeras observaciones, so-
bre la resolucion que, el partido liberal adoptara, acerca de abs-
tenerse de acudir á los comicios para emitir sus sufragios.


En primer lugar que, el partido progresista, ó lo que es lo
mismo, la minoría que este mandara al Congreso, no iba á san-
cionar, sino á protestar de una manera enérgica contra las arbi-
traridades y conducta reaccionaria del poder; iba á emprender
una campana gloriosa, como hubiera sido la de la anterior mino-
ría, una lucha jigantesca, sí, pero por lo tanto más heroica y
más admirable, iba en fin á protestar, un día y otro, con su
presencia, con su palabra, con sus votos, toda disposicion ilegal,
toda tendencia reaccionaria, constituyéndose en centinela avan-
zado de los conculcados derechos del pueblo, y de sus escarne-
cidas libertades.


Esto es lo que iba á hacer con su presencia, y no á sancio-
alar actos de aquel gobierno; los que tal dijeron, no tuvieron en
cuenta que, al expresarse así, vilipendiaban é infamaban á la
anterior minoría.


Verdad que la Mision era casi superior a los esfuerzos hu-
manos, por lo mismo era tambien más noble y más santa; y'
para estos casos estremos, es cuando las ideas reclaman la fé,
y la abnegacion de sus partidarios.


Nosotros estamos en la persuacion de que, cuando el peligra
arrecia, cuando las instituciones corren un riesgo inminente, en-
tonces es cuando la patria reclama con urgencia los servicios de
sus hijos predilectos; no acudir á su llamamiento, manifestarse
impasibles en tan solemnes ocasiones, es un gran crimen, y la
primera mancha: que de este género cala sobre la limpia y bri-
llante historia del partido progresista.. No se debe rehuir. taima


7:5


cha, por el contrario buscarla, y puestos allí, en la brecha, ba-
tirse y resistir denodadamente cuanto, en lo humano, es posi-
ble. Que las fuerzas son estremadamente desproporcionadas, que
las armas no son iguales, mejor, más meritorio y más heróico
su comportamiento; que sucumben al número, mejor, hay der-
rotas más honrosas que las victorias, hay muerte más envidia-
bles que la vida.


Supongamos por un momento que al verse el Gobierno solo,
puesto que, por diputados no tienen mas que cómplices de sus
bastardos planes, y que, arrastrado por , su pensamiento liberti-
cida, destruye con un decreto el edificio levantado á costa de
tanta sangre, y de tantos sacrificios, ¡cuál no sería despees su
remordimiento por haber contribuido con su retirada á las es-
cenas de desolacion y de sangre, que induda b lemente tendrian
que seguirse! Abandonada la tribuna, único sitio donde el par-
tido podia luchar y servir de dique á las intrigas y maquiavé-
licos planes del poder, el solo medio que los reaccionarios les
dejaban para poder denunciar al país sus torpes abusos, sus cri-
minales intentos. ¿A qué recursos querían apelar despees? Pro-
hibidas las reuniones, aherreojada la prensa ¿de qué manera
intentaban valerse para defender la libertad? ¿ignoran acaso,
que más de cuatro pensamientos no se realizan por temor á la
publicidad?


Pero no es esto solo; el partido progresista, al renunciar su
derecho electo ral, al abstenerse de acudir á las urnas, se coloca
en una situacion tan difícil como violenta; abandona el camino
legal para lanzarse en la senda revolucionaria, renuncia al po-
der por los medios de Orden que debe poner en juego un partido
parlamentario, y se propone conseguirlo por recursos violentos;
es decir, por la revolucion armada, porque á este estremo nos
conducida irremisiblemente el retraimiento. La razon es tan
clara como sencilla. El pueblo espanol no podria, por mucho
tiempo permanecer , impasible, ni acostumbrarse á aquel aleja-
miento, ni resignarse á, no hacer uso del. primer derecho del ciu-




17;:"N


25-" ^ -;)
1.7




da a:to, y poi- lensecueacia ellielffintetito tenia que °Urdir, y
traducirse t'Uy pronto en lieclids, ¿y calcularon los autores del
Plisalihnto dónde aquellos nciSt onduciPlan? 1:Comprendieron
Int llegado este dblbróló entemó iban 'Sin poderlo evitar á ser
absorviaos, per otitl tárnbres que ensalialian y állifalabaii
tesolimion, y que arma al brazo, esperaban 1-engulles el rant:J.
lado de aquella, confiados y con razon, que, solo pera ellos Se'''
ría. venta osó? Indudablemente que al principio; se dejaron ar-
taStrar Pi• sil pasión, no vieron ciare, proceder quizás disculpa,.
lile teniendo 'enttienta la pasion politica, püoserdadtá tarbbie


M'uy pronto, so apercibieron de su ligereZa y procurarcin
nUanat'la; y he aqui esplicada la rálób...de la seguill circular


qüe, dirigieron de nuevo á los comités de provincia; 'con motivo
de 'haber mandado el Gobierno que se procediera álas eleccio-
iiná de DiPu`ados provinciales.


N,b'púdierw eSplicarle, ni mucho menos concebirse .1 Com-
Partamiliit6del comité progresista de Madrid, comportamiento
que todos lialliall; y con razon, calificado de absurdo,y de im-
pólíticóSihó lo disculpara en parte las oónsideraelon'él kine
`dejamos espuestas ; es decir que comprendiendo que con la - pri-
biela circular labia dado un paso coMproinetido, el cual, de ser
fecinidó en rbsuitados, seria indudablemente contrario á los in-
tereses del partido progresista, procuró enmendar su error, y
Inblatiar en cuanto posible fuera, sus malas cOnSecuenclas con
la segunda circular. ¿Qué otra interpretacion más razonable pu--
diéramos dar á la conducta del comité? ¿Cómo, sino, esplicar
Pretere-ida que aquel cuerpo daba á las Diputaciones provincia-
les, 'cuyas mermadisitas atribuciones, imposibilitándolas pata


lasqUIdan reducidas á cero, é infecundas en resul--
lados, Sbbi'e la diputación á cortes, único recurso queal partido
lbs quedaba, y único refz]gio de nuestras menguadas libertades,
pi-átalas 'desaparecer?


V. 'aun «Cuándo semejante suposición ,no fuera cierta, no obs-
tante, VPrelerimos y adoptamos para explicar la conducta tau


75


fflif illtá, cátiió vaga, é indeterminada del comité, antes que,
acusarle de ser víctima y miserable instrumento de los maquia
Vélicos planes de su presidente;


fieniós llegado al abrí de gratia dé 1814, á la, brillante épo-
ca en la Ola]. el partido pro resista se encontraba, segun el


trlias . p .rbboffibl'es, en todo su apojeo, en todo su esplen-
W; 'ataba Organizado, unido, compactó, C=iad ,esto, en fin :, para
fa lucha; ‘17 con Obabilidades de obtener el triunfó, Tenia


éllentales en •tádos las provincias; que funcionaban en
Vélfléia consonancia cIn el 'd'e Madrid, que era de donde suba la
iniciativa; es decir, el que llevaba y aun lleva la batuta; y cuyo


° presiden' habla M .o el organizador de agilites, ya jefe de
Prógtés istá en la legislatura anterior; era tahlbien:


tertüliá; y estaba aquí entre ellos siendo sil
ídolo, iróponlénkle á todos; sin que .nInguno tuviera otra velutl,
tad, otro Plisainienta, qUO la vólüntad y al penlatniento río aquél
hotiabre, qué tan poderosa fasdnácion ejereiá. Oradores fáciles
y brillantes, políticos profundos, eminentes Wrados„ hombres
todos de rectó juicio, y muy superior criterio, cóhiptinian éstas
MánioneS; pero todas sus bellas y distinguidas cualidades, dese
filléCian, bino por entabló, á lá pl'esenclá del heriibm que los
thdivaa' li'ág t •raba. El ilraOteP di 'U de loe teólogost y Se sus
iittiVIlliti.re lbs progresistas con él lo dice D, SakatiaM, y Ante
tan rÓriiialpotéab autoridad,. todos tallaban; ni 'Ignito le


fuerza, niVOlutitád para hacer lá Mas plgtieffa ObServaelbri.
No se escapaba á la perspicacia da aquel gu. inffuencia,


iiit 11161atria qUe inspiraba, aun elidido, él misino, tío 's'abría darse
faión dé ella, si tuviera ratos lucillS; pero estaban tan déles él


como los otros, y inienti'as 'Mol se dejaban ilevan de la
admiracion, aquel, arrastrado por su vanidad, se conceptátá
acreedor á aquellas consideraciones; que juzgaba cono justo tri-
butó rendido á su superioridad. ¡Que soberbieátabaii. Sala-
-11MA iCeii




que arrogancia pasaba entre acuetiol ádiU'rrakrá,ieu . , ., 1
que, ptlestos en dos lilas, recogian con avidez, Ya niia-1611111,;'Va




76
un apreton de manos, ya una palabra afectuosa, mientras mar-
chaba erguido í ocupar su silla presidencial.


En tanto el pacificador de España; el hombre a quien debe-
mos nuestras libertades, Espartero, en fin, permanece en su re-
tiro de Logroño, haciendo una vida modesta, satisfecho y con-
tento de su pasado, formando votos para el porvenir; pero todo
esto solo, sin rodearle boato de ningun género, sin tener mas
que las afecciones de familia, el amor de los buenos, y el cariño
de los pobres, con quienes parte todo el año su mezquina paga.


Esta era la situacion de los dos hombres, en los primeros
meses del año que atravesamos.


Aun estaba fresca en la memoria la campaña que había he-
cho la minoria progresista, aun se recordaba con sattsfaccion la
jigantesca lucha que habia sostenida, asi como los magníficos y
elocuentes discursos de su jefe; todo era satisfaccion en el par-
tido, solo un triste recuerdo venia á amargar á aquella, la pre-
matura muerte del ilustre patricio D. Pedro Calvo Asensio,
fundador de la Iberia. Aquel jóven, de alma fogosa, de fé pro-
funda, de infatigable actividad, de incansable celo, entusiasta,
hasta el delirio, y que, en tan poco tiempo, habla sabido con-
quistarse, á fuerza de un trabajo ímprobo, y de su constante
afan, un puesto preferente en el partido, fué arrebatado por la
muerte en la flor de sus días, privando á aquel de un robusto
apoyo, y de una de sus mas fundadas y legitimas esperanzas.
Aún le llora su desventurada familia, aún le lloran los buenos


;Sale la tierra ligera...
Creernos que nuestros lectores nos disimularán esta pequeña


digresion justo tri p ulo_ que todos debemos á la memoria
de aquel honrado ciudadano y entusiasta y consecuente li-
beral.


Decíamos que el partido estaba satisfecho de si mismo; y
los progresistas de Madrid, queriendo hacer pública la conside-
racion que les merecía D. Salustiano Olózaga, como jefe de
aquella gloriosa minoría, acordaron abrir una suscricion, con


77
el objeto de escribir su biografía, regalarle un járro2z y acu-
ñar una medalla.


Mucho, quizá., pudiéramos decir de la forma v manera de
acordar aquella suscricion y llevarla á cabo; pero sea de ello lo
que quiera, nos basta solo para hacer patente la vanidad de don
Salustiano, y lo ofuscado que se encontraba, consignar, no solo
que tenia noticia del pensamiento, sino que se realizó á vista y
paciencia suya. Otro hombre de mas corazon, y no tan fútil,
hubiera impedido á todo trance semejante demostracion, que
solo puede. alhagar las almas pequeñas, nó á las que están tem-
pladas para las grandes empresas, pues éstas solo aspiran á lo
infinito, y desdeñan y desprecian semejantes puerilidades, que
solo pueden bastar para el corazon, de una cortesana.


Muchas veces nos hemos preguntado, y aún no hemos podi-
do darnos rama de lo que significa la acuñacion de la medalla;
¿se proponían acaso perpetuar la memoria de la campaña par-
lamentaria y sus célebres discursos? Para este objeto era bas-
tante, á mas de ser monumento i yias imperecedero que aquella,
el diario de sesiones del Congreso, las colecciones de periódicos
y despues la historia, ese museo donde se guardan todas nuestras
pequeñeces, y todas nuestras grandezas, para legarlas, como
enseñanza viva, á. las generaciones venideras. ¿Ignora, por Ven-
tura, D. Salustiano. el objeto aristocrático quo representa siem-
pre una medalla de ese género? ¿No comprende que .


semejantes
pretensiones sientan muy mal en un representante del pueblo?
Sí; y la prueba de ello, la prueba que patentiza, que todos están
avergonzados de su obra, es que la medalla en cuestion circula
con cierto misterio, cual si fuera moneda falsa.


La misma pregunta nos hicimos despues de haber examinado
el libro que lleva por título su nombre; ¿lo habrá leido Sa-
lustiano? ¿Habrá pasado su vista sin que el rubor suba á sus
mejillas, y sin recoger de seguida todos los ejemplares de aquel,
por el capítulo XXIV del mismo? Miseria, miseria, miseria... y
ese hombre tan fútil y tan pequeño aspira á la jefatura de un




78
partido tan grande y tan heróicol... corramos un Nene, sobre
tanta debilidad.


Ya hemos dicho que aquel buen señor es muy clac» 4 la fan--
tamagoria, que le gustan mucho los golpes de efecto, y difícil-
mente podría presentarse ocasion mas propicia para Lucir
destreza y habilidad.


Mimado, al parecer, por el partido, puesta que ló era por
. los hombres que estaban á su frente, comprendió que erg nega-


do el momento solemne y decisivo tras el que Babia corrido ion
tanto afán y por tanto tiempo. Labor oninia vincit, diría ()lela-
ga; verdad es que yo he trabajado, pero al .fin he llegado á la
meta de mi camino, conseguí mi deseo. Soy, de hecho, el jefe
del partido progresista, no falta mas que serio de derecho, ..e,s
decir, que el partido sancione lo que yo me tomo; pero necesa-
rio es que esta sancion sea solemne, á fin de que ninguno. pueda
despees alegar derechos contra mi jefatura. Al electo se acerca
el dos de Mayo, dia de gloria y de entusiasmo para lOdOS IPS
esinfioles, se convoca á todos los comités de provincia, para
que asistan á la funcion cívica da tan memorable dia, y para un
almuerzo el siguiente, y una vez todos aquí, mi habilidad hará
lo demás.


Tan era esta la intencion de D. Salustiano, que este sefior
se opuso tenazmente á que se convidará al duque para la men-
cjonada reunion; y lo comprendemos muy bien; pues no podía
ocultárselo que `o os sus planes abortaban con la presencia del
ilustre veterano, y si cedió á que se le invitara, fue por no de-
jar descubrir su intento, y por la enérgica manifestacion del de,
cidido liberal y entendido é ilustrado director de un periódico
quien terminantemente dijo: Que de no invitar al duque, ni él ni
ninguno de los redactores del periódico que dirigía, asistirían
al almuerzo.


No era dado resistir sin dejar de sospechar, y se vió, por la
fuerza de las circunstancias, precisado á ceder; pero el disgusto
que pudiera producirle este paso obligado, desapareció ante la


71


eontestacion de Espartero, negándose á asistir; hizo bien, pues
á haber concurrido, su presencia hacia casi inminente la revolu,
0104 en aquellos Bias de entusiasmo.


De manera que, todo, todo parecía coadyuvar al pensamien-
to de Olózaga, quien con mas habilidad y destrem lo hubiera
indudablemente realizado. Nos esplicaremos.
• Existe afiliado en el partido progresista un distinguido poeta,


escritor castizo y elegante, profundo político. , jóven de bellísi-
mas y fundadas esperanzas, que ha sabido conquistarse en aquel
un puesto de consideracion, tanto mas honrosa, cuanto


• solo es
debido á su constancia, á su ímprobo trabajo, á su profundo
talento. Pues bien, este jóven, que así honra las letras C9420 la
'política, indicó á Olózaga cuál iba á ser el objeto de su brindis,
¿cómo habia de esperar el distinguido escritor á quien nos refe---
0430S, y á quien ya sin duda cpuuceu nuestros lectores, como
habia de imaginar la intempestiva salida de D. Salustiano? ¿Có,
mo 'labia do esperar un resultado semejante, habida considera-
clon al talento de aquel, y 4 la ocasion y al sitio? Pero tan ciego,
tan envanecido se encontraba nuestro hombre, que fue, sin él
saberlo, arrastrado al prioipicio desde la cima de su poder.


Todo el mundo sabe las fatídicas palabras que prommiára,
á nadie se oculta las desastrosas consecuencias que han produ-
cido, como tambien la apasionada polémica que en la prensa
periódica suscitaron, y de la cual nada diremos, porque es de
todos muy conocida; así como tarubion nos abstendremos de ca-
lificar la conducta de los periódicos que en ella tornaron campo,
porque pudieran tal vez tenerse por apasionadas nuestras apre-
ciaciones, en razon á la parte activa que en la mencionada con,
troversia hemos tenido, aunque podemos asegurar, y por eso
queremos que quede aquí consignado, como lo haremos siempre
qua para ello se nos depare ocasion, que tanto en aquella como
en el presente trabajo, nunca ha guiado nuestra pluma el ódio,
ni la adulacion; nuestras apreciaciones han sido solo hijas de los
tedios, nunca han influido en ellas las personas, pues desde muy




80
jóvenes somos independientes por temperamento y por carácter;
en su consecuencia, nuestro único móvil, ahora, como antes y
como siempre, ha sido solo el deseo del acierto, el de contribuir
á la remocion de los obstáculos que, en mas ó en menos, impi-
den el absoluto planteamiento de un buen sistema liberal en
nuestro suelo, el de rasgar por completo las nubes que impiden
se deje ver en el horizonte y en todo su esplendor el sol de la
libartad. Ante esta idea, única aspiracion de nuestra vida, y ó.
la que en absoluto consagramos nuestra existencia entera, ni
nos intimidan las persecuciones, ni nos detienen consideraciones
de personas, sean ellas las que quieran, ni cejaremos por nada
ni por nadie.


Hemos llegado al término de nuestro trabajo; y abrigamos,
tal vez, la necia presuncion de dejar completamente probado
el objeto que nos propusiéramos, que era determinar; 1.° Que
solo el partido progresista es el verdaderamente liberal, y el
único con condiciones estables de Gobierno; 2.° Que Olózaga
ha sido causa de grandes males para el partido, y que desde ha-
ce mucho; viene trabajando con la idea de arrancar la gefatura
de. aquel, de manos del ilustre Duque de la Victoria, sin que nos-
otros hayamos entrado á. querer indagar las razones que le han
impulsado á obrar asi, porque entonces; como temblamos que
valemos' de suposiciones, y de interpretaciones, para emitir
nuestro juicio, podriamos tal vez inferir alguna ofensa que, de
positivo, estallamos siempre lamentando; y no tenemos valor
para cargar con semejante responsabilidad.


Pero no queremos concluir sin hacernos cargo de una especie
que corre bastante autorizada.


Se dice que en el partido progresista existenna tendencia ¿mil-
dinástica muy marcada, que vá adquiriendo grandes proporcio-
nes v de la cual es jefe el Escmo. Sr. D. Salustiano Olózaga:
nósotros creemos que los que tal piensan calumnian miserable-
mente al uno y al otro, y creemos estar en la ohligacion de re-
chazar con energía, en nombre de los dos, tan- infame é infun-
dada suposicion.


51
.. Hay hechos que desdeduego se presentan ellos tan quimeri-e


ros y tan improbables, que es una solemne majadería, perder
un tiempo precioso al intentar demostrarlos; y el que se le im-
puta al partido progresista, y que acabamos de anunciar, es uno
de tantos. No nav razon de ningun , género que, siquiera sea
aparentemente, pueda justificar aquella tendencia y sea cual-
quiera, el pensamiento politice del señor .Olózaga, sean las que
quieran sus ideas ó sus propósitos personales, estamos seguros
que, nunca prestará su apoyo, ni coóperacion, á. opiniones que
no son las nuestras, y que se nos quieren imponer.


En el sucio español, á pesar de su fertilidad, no germina la
semilla que se. nos importa de fuera, y los hidalgos pechos espa-
ñoles, son tan amantes de su independencia, que jamás consen-
tirán queseles convierta en miserables instrumentos de una na-
clon bastarda, y mucho menos, cuando como la que nos ocupa,
solo trae males sin cuento para nuestra desventurada patria.


¿Por ventura el Sr. Olózaga por satisfacer la ambicion y el
capricho de un aventurero y poderoso Monarca, podria faltar á.
la solemnidad (le su triple juramento, hecho y renovado en fe-
cha., tan solemnes, como en los años 1851


. , 1836 y 1854? ¿Aca-
so, pueden ocultars,3 á su reconocido talento, y clara penetra-
ron,, los males sin cuento que iba á acarrear sobre nuestro pue-
blo, solo por servir una cuestion de familia? Imposible. Nues-
tro país, podrá ser lo que se quiera; nuestras discordias intes-
tinas, podrán llevarnos algunas veces hasta el ridiculo; pero te-
nemos el orgullo de decir que, nuestra Historia, no cuenta más
que un Conde D. Julián, y pocos pueblos tienen una epopeya tan
brillante comó la guerra de la independencia.


Esto, mejor que nosotros, lo comprende D. Saiustiano Oló-
zaga., por consiguiente, comprende, tamb:en mejor, cuanto tie-
ne de absurdo y de irrealizable el pensamiento antiOinástico.


Apesgar de que los cambios nunca son pacíficos y siempre de-
jan en .


pos de si dolorosos recuerdos y males sin cuento, sin em-
bargo, se espliea muy bien, que un pueblo pase de un gobierno




á otro, es decir; que sienlo ho y monárquico, mafiana sea repu-
blicano, ó de cualquiera otra forma; Pero que siii'llierarsu sis-
tema político, cambie solo de'Personas, es decir, de dinastía, es
eiMás inconcebible ábsurdó, y la mas grande fatalidad; y tanto
más, si el Monarca que ocupa el trono, como sucede en nuestro


• •pais, no sirve de rlipora progreso, ..nl. á las mejoras que la
situacion reclama, ni tiene más deseo, ni más objeto, que el bien
de sus administradOs.


r ,-1 ••


En este caso, és un crimen, solo pensar en el cambio de di-
nastia, cuanto más , el intentarlo


'verdad es que la Ftistoria10 presenta casos estremos, an-
gustioso " y difíciles;Compatitikson la época, que se atraviesa,


Z • in o • r
en lo que se tiene por liirenkfirania; por sistema de gobierno, el
e-a- piicho más absurdo;por,móral,la licenela mas espantosa, en
los que, se haca gala cid legará, lodos iü ciudadanos, dé'eón-
culear todos los derechas, de despreciar yiüoranar todo lo más
sagrado ., todo lo más sato en los que el . gobierno es patrimo-
nio de una pandiiiaSWI,c 'íiii 112 ds quiz el premio de un fa-


a n. osiádó ya el sá..-
fr:iirilento, y todas las medidal Coicilládál'as; situídiáij, ya des-


-


.


.• r„,


olráladamente tan insostenible como cruel, estos casos dolo-
rosós de los que aOrtliñadaMénte pocos, m'Uy pdeoS, pueden


. r , ;;L (5 117
contarse, se hace indispensable el eanibio


,


de dinaslia; y aun asi,
cuesta mucho, y deja en pos de si y por mucho lempo un re,-
pero:tfé sangre Y: de dése. JlIpmjtode eátá trige'v:eráad: lifn las Dv t7 .„ 1,95


Ana mas espantoso que el . reinado 1.1¿ . Eernandó
mas 6. pLoposito par1:1;coilr1 :01iielfun Pst¿ legado " niF1111.111
cisco


que fan"


El padre y el hijo irán incompatibles pon el siglo XIX, el
(11: -; • • • -; , .


baldon de la él oel ,aet,41; el cambio d dina0 se hacía por
lo tanto, preciso é indispensableindispensableen aquef dos'gragiado plas, don-
de solo reinaba el capricho -y la más41jirik urania, y sin Qinj
tar go ¿l tan jr¡Sl¿. Yde estar iiid.Siíficieiiteroerite legitimado;


85
¿etilntál y cuántas desgracias no vienen pesatido 5delle 'erifdtidá
sobre aquel suelo tan deliCióSO y encantadói'....?
-nos encontrarnos nosotros en el nsiSmci dalo?


Si un cambio tan natural; tan necesario, tan' justo, reclama?do por las circunstanéiás y é¿Miliciones'es¡fd¿lif8s.-d¿lnilides'
-venturado pais, ¿ha


.fiftidhcido sirif1Mballo;;' está "Pr¿da-
°loado tantas desgracias, Puéder•CalálaiséilOilde'ii1;°¿riduCira
á nosotros solirel'inteütb'déYél'lficai.lo aiírjándo no tenernos
razon, ni siquiera un ésPécioso


.1111`áun legitimar él
• pensamiento


quiera, darle un aparente visó de CO
•nveniMiCia
sí enkspatla-se conoce algun particlario dé.4.111idea, dejamos á su criterio h contestación


grIP •Afattiwidaméritó, airáVesalás, tino'dáló . reinadós utasqué i'éíltrára nuestra Hili.:1•Aliiil.sY.I''Isc.,í)115)11'1-)971..
ende se quiera, consúlteáé)a 'ép-cil-i•liiá'ffoWeiliite dé la' ID. a-


•Ffa' antigaa,' compa rase ódi
la.


de h°Y,


-


Ilé-testimdaio'3érlá'páldo,é'l•n'éélbW)015'.o1Wis pi




(1,; 4-


*


ramos espOrier.
Fepaila' iloy el granqi* e péCláCii/óde1.1" ,regl-noracion.


• "1161ál `lá4 cad enas
absurdo, y el caencho de u a Rey;»¿Iéspóta ylléicfi1;1%;4da
-de su'págradion, y atiende


'iikidas de aquellaepoca '111-; ollnes6
"1?111cidkry"Véfildra. "


• •




•No liáyülénientó 'de'bron éS sia.éalúe nO sé ,lnYa XecUyriclO: •Se iián 'd6ié4ó"én
-. tod¿Icis: ¡iueMOilje '11"


.1iMia14, sPe1as1.1OndI'ie¿iben
edlióálol multitud
eiVOr'


Cdridibiones fatales 'déSii'nácíMláaéiiaba¿"Iéidén aaOir;laig-
no. ráfiCia, Y quizás al Criniéá'Y'il. ásiiVid&»áRlr;:¡liaiíl-ádo


• .•:i2alip .710 clzs,,r,los institutOá;''que, aun Cuán-dtí
recibido:todo 'd'OTO()que reclama tan trascendental y bellísima institueion, ésIns


4:




nudos á ser la gran palanca de nuestra moderna civilizacion;
nuestras Universidades, se han puesto al nivel de las primeras
de Europa; se ha desarrollado la industria; ha florecido la agri-
cultura, sustituyendo la práctica científica, á la práctica rutina-
ria que antes existia; se han tendido entre todos los pueblos
multitud de hilos telegráficos, que, comunicando instantánea-
mente el pensamiento, han dado un poderoso impulso á, las tran-
sacciones mercantiles; allanando los montes, oradarido las mon-
tañas, venciendo casi insuperables accidentes del terreno, se ha
cubierto nuestro suelo de una inmensa red de caminos de hierro,
que, acercando los pueblos más lejanos, contribuyen eficaci-
shumnente á cíes reir preocupaciones provinciales, que aun exis-
ten, contribuyendo, por lo tanto, á dar una unidad, y hacer más
compacta nuestra nacionalidad; se fomenta nuestra marina,
nuestro ejército sostiene con arrogancia el brillo y esplendor que
le han hecho siempre el primero del inundo; en una palabra, se
remueven todos los obstáculos, se destruyen las trabas que se
oponen al progreso moral y waterialde esta Nacion magnánima®


Y todas estas ventajas, toda esta importancia la hemos alcan-
zado, bajo el reinado de la escelsa princesa que hoy ocupa el
Trono,.y cuyo deseo de hacer el bien de todos, no está. aun sa-
tisfecho; pues no hay invento, no hay mejora que se le proponga,
ya sea en ciencias, artes, industriad en cualquier otro ramo, que
su bondad, no acoja complacida, y con la más marcada bene-
volencia, ya le sea presentada por el Gobierno, va por particu-
lares. Son muchos los hombres de ciencia, muchos los indus-
triales que deben á su inagotable Cariño, recursos y proteccion,
y el haberse dado á conocer como hombres útiles, cuando esta-
ban por la desgracia, condenados al más completo olvido; son
muchas las lágrimas que ha enjugado, muchas las miserias que
ha socorrido, muchas las empresas á que ha dado vida, inscri-
biendo su nombre al frente de ellas; en una palabra, el nombre
de Isabel, está enlazado con nuestro progreso, con nuestra fe-
licidad..


'85
Creemos que no se nos tildará de sospechosos de realismo,


pues bastantes pruebas tenernos dadas de nuestro amor á. la . in-
dependencia; pero nos gusta ser justos, y rendir siempre ho-
menage á la verdad.


La augusta Señora que se sienta en el Trono de Castilla y
de Leon, es hoy una de nuestras glorias, jamás ha servido de
rémora a ningun H . oyecto útil y beneficioso; por el contrario ha
contribuido á se planteamiento y desarrollo, no solo como Rei-
na, sino te :. ien como mujer.


Cuando la Omnipotencia derrama sus bienes sobre los mor-
tales, elige una mujer coma dispensadora de aquellos.


Persuadidos estamos de que si en tan poco tiempo, hemos al-
danzado tanto, es solo porque en España reina una mujer: tal
vez se creerá una exageracion, y se tenga por una paradoja
nuestro aserto, pero cuanto mas pesamos, más nos confirma-
mos en él.


¿Sabeís lo que es una. mujer'? Pues sino es un ángel .obre la
tierra, no tiene esplicacion su existencia.


No es la mujer, ese ser frívolo y encantador que nos se-
duce y arrastra, haciéndonos soñar con un torbellino de place-
res; no lo es tampoco esa mariposa aérea, que jiu sentimiento,
sin ideas, corre despavorida sin fijarse en nada, y sin otras pre-
tensiones que las de poseer una gala, un adorno, y sin otro deseo
que el de escitar la admiraciou de todos, y el de que prodiguen
palabras necias, ó cuando más insulsas á su hermosura; no es la
mujer, esa figura mística envuelta entre los pliegues de un su-
dario, ahogando sus sentimientos, matando su cuerpo, y consa-
grada á tina vida violenta, que no es, que no puede ser la suya,
sino que, por el contrario es un desacato de las eternas leyes de
la Providencia. Por consiguiente no la busqueis en los bailes, en
los paseos, en los teatros, ni en los conventos; buscadla en su
casa rodeada de su ó allí donde haya una lágrima que
enjugar, un desgraciado á quien socorrer, un desvalido con
quien partir sus penas. La mujer es toda amor; es la encarna-




511
arteras combinaciones, sgs : 311aquilvél"plp.ngs contra una
mujer que, no tiene otro éíCu-do, para gurperde sus 11y
esfprzados ataques que su amor de mailre; y todo t porque? Por
elsolo„placer de arrancar,de Sus sienes niiaboróna que tan di,
namente lleva, para olerla en , las de Otro:ve:tal .Yz 14
teára desPues. Plilnas, ni , Menos que esto ,hizo 'eélebre


I 71ri.).1 C13?:
francos llamado Éeltran; euando„pronuncio sus famosas palabras
de ni quito ni ponlo Rey, pero sino a mi se -ñor:palabras que,
al recordarlas, sube el rubor al semblante de todo buen es.:-
paftol.


Enemigos personales de la augusta señora que hoy ocupa el
Trono, no podrian en su implacable odió llevar mas adelanta la
:venganza.


Sentimos que los estrechos limites, que de antemano se nos
tienen trazados, no nos.permitan esteridernos enlconsideracinn
de,nwhecho que cnantosinas lo reflexionamos, mas odioso, mas
criminal se nos hace, Pero no líos ocasion, ni tiempo
para ello, es que existen semejantes hombres eneste país
clásico de la mas acrisolada hidalguía y del mas acendrado Pa-
triotismo.


.Nos quedan agn unas cuantas palabras: sé dice que los antir-
dinásticos son arrastrados por el pensamiento de realizar la uni-
dad ibérica. Siempre fueron las cosas mas santas, la capa con
que los, malévolos intentaron encubrir suá mas torpes críraenel;
por eso la hipocresía es, entre todos . ,los defectos que ineden,cor
bijar á la humana naturaleza, el que mas horrer .y.asco,inspira


.tas personas de alMa,WO .nrada y de corazon , recto Y levantado.
El hipócrita es,. el, malvado poré.seelenciai :9vmoryja difanlais


...clon y deshonra de los demás, atrae, seduce,.. adormece, qi
de, para ejecutar ynas impunemente. suyillano designio, en puya
realizacionse gowy congratula. Viste todos los trajes, adopta
todas las formas, ninguna rechaza, con tal que lo conduzca;a1
logro de su deseos , mas á pesar de tantastrasformaciones, fácil-


,


mente' puede yeconocérseles, \pues generaiffielq sou los que ws


ci.pa,Ma 4e; esa-by:04w ynisteriosa . que rige en el Universo,
y no se ;


le conoce, no se'sabe lo que es, ni lo que puede, ni hasta
donde llegan sus actos de sublime abnegacion; sino 'en '.rd,du,L,
gracia, cuando pone en juego esa inagotable tiente de ternúa,
tanto más fe-oundaytuanto más la prodiga.


Esta es laMajer:.¡ Y este:ser tierno , sensible y cariñosoct¿
yaolisteneia,enterkaii


és . más
• nue la consagracion de . sti Vielá


laywbondatl.lalleva siempre á ser el cóháéld't.11
todos los que padecen; que no conoce eirencor,..ni el odlijrpo'r:
que su amante corazon- ge .1abl más glit- perdóhar; cuya ihision
no es otra que enduilanniestraáiMaiüiliis, SoMbrat de flores
nuestra.Combatidh-existeribiá f., á §T ser tan débil porSt'r ilatu-


Iica
lantrandl'pniStis sntímieñtÓ y abnegactdietál


p .arlIvlivJr.Weeesita 1.1t1
li nWré1onid
IllyEdrá. para




faelt laceiselózana blisca.el troncó d'e
COnti'a


ser, repetimos, dirigen sus acciones los hombres que'dfi Espaha
á -11átinkr-Wili-dináWM. • No, imposible; lo heMoá .:dichó una
vez, lo diremos mil, si neC4atiO fuese; en niteltrISftelb
7J'e hoáradei , y de hidáigUlá, ni, iprosperan les traiderel, ni los


cáballei'Cs; • qué ésto y• táotra•Insa; serian .
en su


reiiItdó lospartidario dellintídináItiste.
D'altores, ala Pár.qtie .. 'filratós, póit¡uc al misiho tiempo


qué entregaban -á pátüiá .én-ifiááüjIle un estrafio, dando
g'éki'dáfi iYíliarib PrOCed .ü á be Sl . r.epitieran los horrores de
niláViíéid 'Oivil /111111tilltiiátááélte'gd'áéguiria,. faitabátí á la
fe jtdádá; •dékOnliciál 0 .4 nueltrb-Progreá', nuestrá régenük=


lit Cilla de
encántiindose


IdTaht'd ti identifiCadd,aquel cdn ésta, y- 'ata COri ítübrz,'"kil
liTáteriá llevaht siempre enlazado los ddá néinbrel; y


Un; por últinill,*.lég,lnineiisóásbgilifffitrt
16it'fá : . Prilligá; .4árá iá m'U 4iib érteneéñ
bálk; ucró rFolÍaá las'lifribIas


hiátói'O'ItlIdros .r.;Pók¡de Sin respetar á.'1enósá;
ón I6ti'áá a 1.11i i 'y eheántci'`(le 'airlgefi




88


entusiasmo manifiestan, los que hacen público alarde de ir mas
allá, que sus compañeros.


Estos seres, degradados y aby'ectos, se encuentran en todas
partes, y el partido progresista los tiene en una abundancia las-
timosa; son los hombres del 43 y del 56 los mismos que ahora,
para encubrir sus torpes y criminales intentos, han adop t ado la
sublime y sagrada enseña de El lberlsiu o. ¡Miserables! como si
tan santa idea no pudiera realizarse sin necesidad de acudir á
tan reprobados medios. Nosotros somos tos primeros en recono-
cer la necesidad de unir este pueblo que tiene unas mismas
costumbres, una misma historia, que habla la misma lengua, que
habita'el mismo suelo, que compone una misma familia y que
solo está separado por causas sumamente pequeñas, por Odios
diestramente sembrados sostenidos con habilidad por los tira-
nos que han tenido un grande interés en mantener viva la divi-
sion para poder reinar. Mas para llegar á tan grandioso objeto,
no se necesita pasar por tin cadáver, ni promover un conflicto
que nos costaría mucha sangre, destruyendo una gran parte de
la pátria que intentais regenerar. La union de España y Portu-
gal es un hecho, que los dos pueblos pregonan una necesidad que
los dos sienten de la misma manera, y que no puede menos de
realizarse, si nuestra nacionalidad ha de tener la importancia
'que le corresponde; y porque es además imposible que permaa
, nezca separado lo que la Providencia ha unido. Favoreced, pues,
esta tendencia, procurar con medidas sábias y conciliadoras que
el dichoso y deseado momento se acerque, y si este ha llegado,
si vosotros creéis que sonó ya la aPetecida hora de nuestra
union, proclamarlo así, acometer de frente la empresa, corred
á su realizacion, pero en la manera que lo hacian los antiguos
españoles, levantando su bandera pura y sin mancha, sin que os
remuerda la conciencia ninguna accion infame, marchando á la
luz del dia, y no favorecidos por las tinieblas, reuniéndoos en
los sitios públicos y no en conciliábulos, guiados por disposicio-
nes y leyes sábias del Gobierno, y no por los acuerdos que te-


89


Iríais en vuestras conspiraciones; proclamando, en fin, como
Reina de la península ibérica, á la que tres veces habeis jurado
ya solemnemente como Reina de España.


Si por el contrario el monumento no es oportuno, trabajad
para prepararlo; pero ¿cómo? mejorando nuestro sistema políti-
co, moralizando la administracion, destruyendo las aduanas,
facilitando las relaciones comerciales, adoptando, en fin, todas
las disposiciones que contribuyan á enlazar más y más los dos
pueblos, y á destruir la barrera que los separa. Así, y solo así,
sino vosotros, vuestros hijos recogerán el fruto de 'vuestro tra-
bajo; así, y solo así, obran los hombres honrados, aquellos para
quien no son vacías de sentido las palabras patria y dignidad:
pero nunca pasándose al extranjero, ya en demanda de volee-
clon, ya corno siervos de otro señor, que seria todo lo que qui-
sierais, menos español.


Solo de esta manera es como podréis manifestar al mundo,
que solo os impulsa en vuestras determinaciones el amor y el
engrandecimiento de vuestra patria; de lo contrario tendremos
derecho á creer, que no la pátria, sino que os arrastra solo
vuestro logro personal, para cuya satisfaccion os prestais como
dóciles instrumentos de otras ideas, de otras miras, de otro hom
bre; que ,


vuestro decantado patriotismo es una hipocresía infa-
me, que. principiando con la más villana ingratitud, tiene por
medio un crimen, y por fin, entregar maniatado vuestro país á
los pies de un autócrata.


La anexion de Portugal.á España es una necesidad; pero no
.puede efectuarse más que por la mútua conveniencia de los dos
pueblos, por una misma comunidad de intereses, por una verdad
dera fusion. Pensar otra cosa es una verdadera utopia, una lo-
cura irrealizable.




• _.


CONCLUSXON,


Remes llegado al término de nuestro viaje: fatigados sí por
tinestrá ihcaPacidad, Ore tranquilos y centeriteS; corno


41 . cdnplido con ün deber sagrado. Los partidos nó Son nunca
trlabille de un hombre, ni pueden presentarse á cábalas y


dbiCieneS de • "filüguna individualidad, si, quier Sea Telta,Ja Más


-


car'licterizada; Sirven; solo, pá'ra la reálliacion de la idea que
'Ilttetizan y Proclarhan': • todo lo que sea salirse de su credo pn-
jaleó, es hacer traietOn'a sus principies, es faltar : á la'ConfraWia
que en aquella se tiene depositada.




Más iClabt I partidó es la idea; por consiguiente, los hm-
-"IMSe deben l los partidos, nunca los partidos 'á los hófrárá;


iñóñMiestra 'OPhilon, las tendencias del Sr. Olózága- lá,
1it que él partido Sirva t us itúras políticas, mira Se'r
cierto lo que se dice, no están contenidas en el prOgrainl del
partido progresista, por eso nosotros, no hemos dudado un mo-
mento en dar la voz de alerta, á fin de que el partido no se deje
alucinar y conducir á un estremo, del que, tal vez manana se
arrepienta.


vor'esoliénuís hecho él presente trabajo; eserito,naálbieh
rara log.Progrelgtas de próviüclá, qu'es' lejos de las iátrigáslk
manejó cortesanos, ii&e .óilocch gCnéralhibilte los hombreS; hiák
06 las tpasiónáttálrliaeroiteá de Sal PdhlakdadOl
161 queda 'ad, que decir ii-ldáClabiékelife.)40e á


i r bástalii:é; "Pero de qtiéI''c¿nélp-
tuánlos inmicesai .lo, no nos o:1 posible; porque nos hemos gira-
liniitado del líMite que nos hablarnós,. impuesto, Y eso que, no
hemos hecho,s ulás que bosquejar el pensamiento. Vamos, pues,
á dar fin á la presente tarea:„: insertando sin comentarios, por
nuestra parte, ,porque ellos solos son bastante .esnlícitos, varios
doeumento-g• que se han publicado en estos dial, y .son lbs si--,
guientest


á'rlíetilo de E L' A.Ncórá; eóri'elpóltiblité 2 12'
11 o
lácárirdá 1 Os si kii


15 á 1;eól'.'
En el nUthero de 27 de Máyó111111:,-IIIII.Ér




. .


,.(El Sr. OlózaIa ha derribado al gátn.rP,:l.e, S el estaba en la
tibilgacion de rechipláza'rio Sin qne levaika el.;etiSa de qie
aviso dé antemano. Antes'


do decidirse á apei. 'et ..sfotb de 6611.-
- IR:atite9 de triunfar, era preciso hab leVülPtadó cdii lealtad


'4
endimuer to hs cónse.euencia'S déla . VIelbida de la ¿post-


'clon eh,. que se colocaba. De etre modo él
P1I L:elreiVo


ha deshostracIll, que rnietitx as él milile
es pe -


tuo e; tollo de todos los gabinetes, ál:Sr: . 01ózaka y fa
••,espodita y franca dei
i..4reseñiati4.rd h"iíicord-


albiDS.»


'Yr.)Asi se juzgaba a Por la prensa eh i842,.1pIc á U611 'M'ayorpopularidad, al Sr.
b




Oluza ‹,- en verdad que el colega:qué éri-°5


Más


Ch
tonces tales' principios Siisielibba, tálés


, 71 .b .11,
ivo cieriaMente désacei.-Lado.


. . . .. .......... .
. .......


. .


no-era bastante haber búho tráicion al hóriaii'b (>14 In
depositara su con Rana. no era bastante hábe-r heelib


eii-euOS brazos .stliabiá




J2
despues de haberle reCorneridado el Duque, de la: -Victoria, en el
año anterior á los electores zaragozanos, despues de haberle si-
do vuelto á admitir por la inediacion de aquel elevado persona-
je, en el partido progresista, aceptó la recomendacion del mi-
nisterio retrógado que regía entonces los destinos del país,
y se presentó en la, provincia, de Huesca como candidato mi-
nisterial.


Sabemos que se negarán nuestras palabras, que se dirá que
descaradamente faltamos á la verdad, pero obra en nuestro po-
der la recomendacion de su candidatura que baria el goberna-
dor de Huesca D. Leou de Mateo á los electores de Beinharre, en
9 de Agosto de .J855, en la cual se leen estas palabras:


»He llegado á saber, que, con motivo de las próximas elec-
ciones, circulan por aquel distrito, rumores que se repiten de
intento para grangearse el voto de los electores irresolutos, ó con
el designio conocido de apartar á muchos de las urnas. Y á fin
de desvanecer dudas y recelos, deben declarar; que el ministe-
rio que tiene la alta honra de. poseer la confianza de S. M. y as-
pira al bien de la patria, no impide ni lleva á mal sea elegida
una persona, revestida de insignes honores y distinciones litera-
rias, cuya elocuente palabra, s pocas veces ha dejado de sonar
balo las bóvedas del Congreso, habituadas hace tiempo, á reco-
ger los ecos de su voz. El gobierno quiere que los talentos emi-
nentes y las grandes ilustraciones del pais, puedan concurrir á
dilucidar las cuestiones que han de ocupar á la Cámara de dipu-
tados y como anhela principalmente, el acierto, no teme encon-e,
t.rar oposicion en los que aspiran al mismo fin.


Más como á pasar de esto pudiera asegurarse que no se refe-
rian al Sr. Olózaga„ debemos añadir, «que tenemos asi mismo
«en cartera el oficio original que dirigió dicho gobernador al al-
»calde de Benabarre, despues de la eleccion, y en el que se pi-
»den los nombres do aquellos electores que más se han distiti-
»guido trabajando en lin; del Excmo. Sr. D. Salustiano Olózaga,
»para premiarles sus servicios y así mismo los de aquellos que
»hablan votado á O. Fermio balees, candidato de oposicion, y
»cuyos actos pudiesen ser justificables.»


Despues de esto, habrá todavia quien se atreva á colocarse


1.1


al lado del Sr. Olózaga, ¿habrá quién blasone de liberal y lene-
ye? No, repetirnos lo que tantas veces hemos dicho; los que con
él estén, están enfrente de la libertad y de las instituciones.


En el mismo periódico, números 148 y 149, correspondien-
tes á los dias 1 y 2 de Julio, se encuentran las siguientes
cartas:


SR. D. SATURIO DE AYDRES Y HEZNANDEZ.


«Mi estimado amigo: A pesar de que desde este vergel no de-
beria hablar mas que de pájaros y de flores, no quiero escusarme
de penetrar en el enojoso idioma de la política, para felicitarle
por el comportamiento que viene obsers ando á favor del pacifi-
cado'. de España, comportamiento que agradecen lodos los bue-
nos liberales de Alicante, con quienes he hablado, y tambien los
de esta hermosa ciudad.


Tengo motivos para creer que el Sr. Olózaga no irá solo á
París: si consigue preparar el terreno irá al otro lado riel canal
de la Mancha, y acaso visite alguna otra Córte con una esperan-
za que de seguro no ha de ver realizada. Este hombre de justa


: y merecida celebridad, más atril que por su claro talento y re-
. conocidas dotes oratorias, por su gran facilidad en so decir más
que lo que conviene á su propósito, y por su sagacidad ingénita
para desorientar á sus más int.itnos amigos de los fiees que se
propone. Este hombre de celebridad funesta para el pueblo que
agita. y pierde cuanto á sus miras conviene; gran litreral en la
oposicion, teatro (mico de sus glorias, este hombre tan minen.
te para los hombres superficiales que se dejan seducir por lo
melifluo de su trato con el que oculta cuidadosamente lo tocho
de su idea. Este hombre cu y a corldtleta contrasta tanto con sus
formas aristocráticas, ha creido en su destuestue,do orgullo y en
su insaciable aran de figurar, poder sobreponerse al hombre que
simboliza al partido progresista, al más interesado en redimirle
de la desgracia, al virtuoso Espartero, sin respetar las brillantes
páginas que le consagra la historia corno pacificador de Esparia,
como hambre probo, corno liberal, como soldada y como eluda-


4




94
cualidades .iPid'el patriotismo mas


ca fió pókranii»
caln`égarre:


Vud bien, está .personaje que otros bautizaron con el titulo
dé &Pitan de lósninertos, que arrancó del sepulcro á un hom-
bre-ou-e le habla ziodo la mano de amigo para ultrajarlo, que
contribuyó en primer término á entregar al partido liberal in-
defenso á. la más espantosa reaecion con su funesta Salve, lle-
vando al seno de millares de familias el hambre, la l'orfandad y
el destierro, este hombre > que pm. o Más tarde se cerró la puerta
del palacio de su reina para siempre, que mendigó en el extran-
jero por algun tiénmó con adverSa'fortnna el perdón del elegido
del pueblo; que no espüso un cabello "en ninguna de cuantas
protestas se intentaren contra la tiranía mientras dtiró la emi-
gráción; qué acandilló la nueva coal:don de la union liberal del
Circo en 1.51,- que tuvo la suerte de representarit'Zaragblá per
Una exigencia tan fatal cono inagnáninía del solitario de Logro,
fio, este personaje tan considerado por los ministerios'tea:dedo-
l'arios que le.


conipibai con diStincienes y fávoreg,eMcios
que debla prestar desde los bancos de la oposición qüe "tÁraVia
resuenan en nuestros oídos; Sueca, Hullera; Bravo'lltAlo, Be-
nabai're, etc.; este hombre que con la pretension dé 'Ser acep-
tado por los moderados y los'exaltados rasgó la' bandera de los
legisladores de Cádiz, y formuló la Constituelon de 1837 que
aceptaron con jubiló los Moderados, este tribuno de la Fontana
de Oro que no paró 1 colgarse el ioison de Oro; este-hombre
que hace veinte afiósla gnardaci'en átt corazon, /M 'obstante, la
munificenciade la reina y la generosidad é hidalguía del duque
de la Victoria, primero contra éste y su gobierno porque
ron patente Su
traicion como embajador, Corfío amito'y


como liberal, algunos mesesdespues á la augusta huérfana be
educaron ArOelles y Quintana, porque no satisflá su atillitcióii
este hombre, repito, que con otros amigos suyos repetimoS, des-
pues de haberse pedido la devolucion de los bienes det
llevado á efecto el desarme de la milicia nacional, el dictado de
libertadonlianiándole gran Senescal, se presenta hoy después de
alimentar en el extranjero deseos v esperanzas que no llenen el
asentlIMMO me 1 Cton, reeorre siete de las principales pro-


93
vincias de la coronilla de Áralo'' é improvisa comité


. s


y les hace
creer 1p .,101 , le conviene., les oculta quo el N¡9,91p A i mótixo de
que -111.104 progresista no esté .en el, podey p'el.spziau„
dadpanecilndole así se erige en pontífice, se _presenta en Albb
ración en,e.Se banquete .que tiene algo, cle1.01. 1 1..nenecia Rovgia.y
dice á ht faz de la nacion que el duque de la Victoria no, conviene
4.,,.esta ni al paytido„lx.se llaman liheraleA •pyogresistas.lolque
se:quitan el son»rero, cuando . hace uso de la palabra! .


He terminado por hoy, mi querido am ig9:;41P.rekritIP decir
la verdad


El Sr. Olózaga ha conseguld .wsu. objeto. Ida
perseguido al trono constitueionalde Isabel l con„sul
al duque de la Victoria y al, partido -progresista cona
ta ci a digna. . ,de ,u-xejor. cansa -durante, yein te- y -tres mejores
*IA1;13 de.cre,P:t114, 4.111?,a'1,.Trgollzglo
por falta fleS10419s para Pel>ffilrztr. V11 ebIfitado, a
que ha dejado-reducido atpaltijo i .nó .hay inasqueruna persona
con autoridalque ,puecle .ba:eey que y llegue al 'poder,
que quien la lleíná .profesa
un cariño Casi paternal.» .


• SR. ‘V SATURIO , ANDRES Y FrERNAYDEZ:


distinguido. amigo: Xa que -en mi carta de ayer hablé. á
.14,44, 131o : 11, la personalidad. (IQ •1ózaga, deberá decirle hoy


.apen.dice, que. . despul.s. de su -41sgrada,en• • el régio
alcázar, cuando pudo lieg-ó4 Ióndres,,reAueltO 4;s0:liC11111-11
amistad y el,pqdo,n duque; los •C.rumas. ,:no. se atrevieron
ni A indicarlo;•tainpopol.acarte. Laserna lo, :intentó si11 resulta-
0-749C41,4 Y4Wnd1744... el que 1317.42 , esfuerzos hasta,conse-


j,efall.aba aiig.Linaift- pop quien le I,esperaba mi. deaflo
pap,1,191.1. ya leulknorobrados sus padrinos que eran el •gene.


1 11411. y 91. exjef P90co -Pgorte.
Mutado con el . perdon del duque, marchó á París protegido


con cartas del duque y de Laserna y escuchado por Mendizabal.
Después de satisfacciones. mil. 1 7,4asta- eón repugnancia, ofreció
14110 .Nendizabal, que no.. ie...proy onaría„ pero quele dispensar
rae, de toda entrevista. Sin embargo, .nos amigos le prepararon




V.91 mode, que se dieron la mano en sa de Marliard, que VI-
-Vía en la rue de la Vine de l'Eveque.


'Desde entonces se rennian en aquella casa todos los viernes
con el Sr. illarriani, Mendizabal,'Linaje, Olózaga, Ameller, Ruiz,
Ligarte, Iladoz D. Fernando, Menduina, Lacarte,
Iglesias, San taló, Casanova, Gavila„klbelda. Verdá, Carballo y
algunos otros.


Siempre que habló Olózaga manifestó que nadie tenia más.
deberes que cumplir con él para reparar el daño que contra su
voluntad habla causado á su partido. '.Las mismas palabras, y
n l ás preñadas de ofrecimientos hacia á cuantos emigrados en-
contraba y visitaba con solicito esmero, y sin embargo nunca le
vino bien el cumplir sus ofrecimientos. -


La familia de Zá
•bano- sacrificada, las víctimas de Echo y


Ansó, la prision de Á meller y Santa Cruz, los planes frustrados
en Galicia, en Andalucía y en todas partes, decian que habiá
manos p e-11111S y tr:áldbras, que se entendian con :Rianzares, con
ciertos banqueros y conciertos políticos, y que IOS emigrados
no hacíamos otro papel que el de los peones del juego más
moral é inhumano.


Despees de los desastres de Galicia y de la sangre del Carral,
sobrevino-una amnistía, y el Sr. Olózaga fue el primero que re-
gresó á España. Ocurrieron los sucesos del 48, y en la sesion del
1.° de Enero del 49 y 50, supimos 'por un discurso de Cortina.
-queOlózaga halda hecho más que•éi gobierno contra los planes


' de los que protestamos con las armas en la mano contra la sus-
perision de las garantías individuales.


A cines de liqüel año llegaron Salamanca y Escosura ó Bayo-
na, y formaron parte del comité revolucionario;


• Olótaga por no
contaminarse como hombre de Orden,


-
déSpues de aprobar cuanto


se hacia, c,orítestó negándose á la invitacion, como no viniera á
formar parle de él el (Digne de la Victoria. Queria


. que emigrara,
que se comprometiera como un conspirador coman, y quería sin
duda que hubiera entrado en España con algunos desgraciados
para que lo fusilaran.


Esto es tarnbien lo que qiieria : Olózaga desde-'1u embajada y
algunos compinches suyos que hiciera el año 56. Que se pre-


97


sentara como un ambicioso á disputar el poder á. brazo partido
para conservarle su embajada, atacando la regia prerogativa,
para que le hubieran hecho purgar el haberse refugiado de su.
saña en el novio Malavar.


La ambicion y el cálculo. lid aqui los únicos móviles que han
avivado el orgullo y la sed de venganza que arden en el corazon
del Sr. D. Salustiano de Olózaga, á cuyas bajas pasiones es ca-
paz de sacrificar no solo al noble y generoso partido progresista,
sino su vida, ya que no su probidad política, porque esta hace
más de veinte años que la perdió en los paseos que daba en Pa-
rís siendo embajador de España, por los años 42 y 45, entre las
Tullerias y la Malmaison.


Si el duque de la Victoria hablara, ¡ahl y cuán poco tardarían
en volverle la espalda los que le apoyan por cálculo, y los que
no le combaten por egoismo, porque la historia de algunos está.
salpicada de hechos más vergonzosos todavía. Que sigan por el
camino que han emprendido, y al cabo nos pondrán en el caso de
exponerlos á la vergüenza pública.


Cuando Olózaga trató de escamotear el poder, único móvil
de todos sus actos, origen de sus negras ingratitudes, se mostró.
tal hasta con Narvaez, á quien apellidaba con fruicion gran Se-
nescal, y fuá preso en las mismas redes del engaño que él había
tendido al gobierno del regente. Los moderados que se le hablan.
unido le conocieron el juego, y emplearon contra él y su amigos
las mismas armas que hacia él usado para derribar al elegidode
pueblo. Los hechos más notables de la hoja de servicios del-se-
ñor Olózaga, pueden patentizarse de este modo:


1820. Demagogo buscando posicion.
1842 al 44. Vendiendo y perdiendo al partido progresista.
1856. Espectador impasible de la caída del partido progre-


sista, despues de haberse aprovechado dei botín del 54. •
1864. Dividiendo al partido progresista en los Campos Elí-


seos, y retirándose con sus economías, riéndose de -los babiecas
y de los chiquillos que le han ayudado.


Ya que no ha podido decir como Espartero en 1840 v 1841
yo he vencido la reaccion, Olózaga puede vanagloriarse de decir:
vendí á mi partido, y despues de servirme de él como instrn-
trumento, le dejé dividido y destrozado.' 71




98
En El Tirites de 29 de Mayo se publica la -siguiente carta


escrita por un corresponsal de Madrid.


MADBID 7 de Mayó.


.<Aunque en el estado actual de Europa las notíci4politicas
del interior de España no llamarán apenas. la atención, acaba
sin embargo, de tener lugar aqui un acontecimiento qua-requie-
re más que la mera noticia pasajera que probablemente dará de
él la prensa de Paris y Londres. El gran banquete del partido
progresista merece toda la importancia que le dan sus jefes
(which its le ders attach toit). Jamás ha tenido lugar en ningun
pais una demostracion más notable de esta clase. Verificado se-
guruel modelo de los banquetes públicos ingleses, superaba ótt
número, pues era de unos 5,QCO, á todos los banquetes públicos
que he presenciado, y en el esplendor y lo completo de las dis-
posiciones, en el sincero entusiasmo de la reunion, y sobre .to-
do, en el órden perfecto y en la moderacion que le han caracte-
rizado en todo.


Durante un espacio considerable de tiempo, que ha pasade
ya, la posicion del partido progresista ha sido muy á propósito
:para desalentar á todos los amigos del gobierno liberal ene este
país. imaginaos el gran partido que en Inglaterra ha logrado el


de reforma, privado de toda participacion en el gobierno
por una coalicion de torys con una camarilla de Palacio,
arrebatados los frutos de su victoria y frustrados todos los
fines porque ellos hablan sostenido la lucha, obligado á.pre-
senciar sin tener facultad para reprimir, la mediacion flagrante
y sistemática del gobierno en la libertad de las elecciones, en la
pródiga inversion de las rentas públicas, en la legislacion reac-
cionaria y en la administracion mas reaccionaria aun. Tal es, en
pocas palabras, la posicion que el partido progresista se queja de
estar obligado á ocupar. No seria dificil en la historia de los
siete años últimos reunir las pruebas de que su queja es dema-
siado fundada. No puede dudarse apenas de que mientras Es--
paga está haciendo progresos sihejemplo, en mejoras materia


99'


les, su gobierno está ahora en un grado desconocido desde la
muerte de Fernando, bajo la influencia de un clero más reac-
cionario que cualquiera otro de Europa; de una córte en la
cual, so hace mofa de toda docencia pública, escepto en su
forma estcrior y de un ejército formado para 5cr el instru-
mento de arabes y sin el apoyo del cual sic' podría sostenerse
ni un dia. «Encerradlos ea los cuarteles por 24 horas, y Madrid.
es auestaó,e eseiamaba el- general P


• im. Estas palabras son
'ciertas en cualquier sentido que se hayan pronunciado, y lo son
no solo con relacion á Madrid sino con relacion á todas las
grandes ciudades de España.


Seria una historia enojosa para ocupar con ella las columnas
del Times, el referir como un partido que ocupó la posicion ven,
tajosa que han tenido tanto tiempo los progresistas, ha llegado
á ser una minoria inátil en el Congreso, aunque representa los
principios que indudablemente predominan en el país. Es la
antigua historia (le la guerra parlamentaria. Cada seceion tiene
su-plan, y para cada una su propio plan es «un gran principio»
-y no hay que contar con abandonarle. En. España lanibien como
en todas partes la naturaleza humana tiene sus debilidades y
una debilidad t-ic.) coas un á los hombres de segunda y tercera cla-
se, es creer que su verdadera posicion no es meramente en la
primera fila sino á la cabeza de ella. El banco de la oposicion,
sin embargo, este gran maestro de una politica impracticable,
ha hecho su obra.


Hombres que hasta ahora se hablan mantenido apartados
por rivalidades personales ó por una ligera diferencia• de opinion
se han reunido, y la gran fiesta de la libertad española, el Dos
de Mayo, ha sido oportunamente seguida de otra une servirá.
para conmemorar la rearganizac,ion del partido progresista. ll'uó
ciertamente un designio atrevido reunir para una gran demos-
tracion politica unos 5,000 representantes de los principios libe-
rales, de todos los puntos de España. Si las ciudades princi-
pales no hubiesen contestado á la invitacion, ó Si habiendo con-
testado la rennionse hubiera escedido de la moderacion quese le
hubiera recomendado, suministrando el más ligero pretesto para
que en ella hubiese intervenido la autoridad, el resultado bu-