LA REVOLU~mN DE 1~~~ lÜCUMENTOS. ,JUreros. MAxlMlS. PALINOD1AS y DESAHOGOS, .. " . ...
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LA REVOLU~mN DE 1~~~
lÜCUMENTOS. ,JUreros. MAxlMl\S. PALINOD1AS y DESAHOGOS, .. " .


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~. ~niln~tlilñé ti tlaqncr.


PRIMERA PARTE.


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I.'-pnl¡~ ..;e l[(¡ ('ol'I('[)¡j1) dt' un :---;1];11
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;I\';¡u/.;Hlq 10.-: !Iu,-l,!!):- '!lIt' n]¡·tlll/,Ill
t'¡ 1,11'1,\'(11' ..!I';HI,) dt· \,jYili;CI,:¡r,\i L.,ff'('¡-,_W- .~
Illundil, . / .... ~,r:~. '-{'¡ ~:.:./


:\11,'1[ i. 'I.Ull,\ \(I\I.I~~/.~':':H'.;~(I';",--,<! 7


__ ~~'" (~!:C:"~::5
BARCELONA.


IMPRENTA DE JAIME JEPÚS, EDITOR
C,dlc ue Pet] itxI)l, jlÚlllelU ,10,


1876,




El coleccionador agradecerá cualquiera observacion, cualquiera in-
dicacion, cualquiera rectificacion que contribuyan á mejorar las nuevas
edicionos, si este libro está destinado á set' reimpreso.




AL QUE LEYERE.


A ¡irm,l Ciceron que b Historia es « 1::1 maes-
tra de la \'¡lb,)) y qun sin ella los pueblos
vivirian en: elern;:¡ inf:mci;l, sem}JCf cssc ]JlIcnlm.
Dios me libre dI' (flJ('rer enmendar la pbna al
J¿lnl0S0 orador rom¡mo: ptl l'lI sin negar la. c;di-
dad de maesIra, y de maestra muy docta, ú la
Hisloria, bien ]llledo suponer qur los IIOInhr('8
y Jet.;; lHIPblns SOIl discípulos dislraidos, des;¡-
plicndos y hasl" rdleldes Ú las ('onsl,lnles \.
p]ocl1entes leer-iones de 1,1 m:wsfr:l.


Sean ó no un hecho real los círculos de Yieo,
segun los cuales los pueblos cada cierto núme-
ro de aoos vuelven ú parar :'t su punto de par-
tida, ello es imllldabll:' que no ya en el curso
de la Histori", no y:l dentro de algullo de los
gT,llldes períouos hislóriros. si no que en la




u)J"'lisim<1 yj¡];1 de 1l1l[1 SliLI g'c;ncr;lcinll los PUí'-
l¡Jus :',ill'l'l'll ,':lI;',sll'II/'('S (';¡si igll:t!,'s IIIH' 1¡;tI"'I'
r;¡ido Y;II,i;¡s veces ell los mismos ('nol'cs. Si
1'1'1~(¡lTemOS la hisloria d,', I'~spal',a en In que ya
dí' siglo. hall;ll'CITlIIS ('llnlil'mr,d;¡ (Isla ycrd;,d
COIl ulla insisteuci;¡ dcplol':¡blc.


y II U n os ha dt' ca llS;\I' sorpl'l's:¡ es I e fen ,'1-
meno: Esp:llia 110 podi:¡ Sllsll':wrse ;, 1:¡ llly
gC'lJC'ral, supncslo t[Ul' r m)}! I rmeblo m;¡s llll-
presionable es m:'ts olyiebrlizo de sus mnl('s
pas<1dos, r:;<1gcr:l Ins lJl'rsrntes y bllsca rernerlios
utüpicus t'll las ;m.!Jltul':ts de lu ]lo!'Yi'lIi)'. Hc-
enl'dar' Ú los esvaüulC's "'111 illsis((~IILi;¡ SllS ('ITU-
rcs de ayer, 110ncl'l(,:3 Ü la \'isl;1 I;¡s fatales COII-
secuencias de SllS exlravios, de snsligeI'czas y
11:lsta de su egoista illdiJér'el]cia pUl' los majes
de Sll {lnís, es ;'1 mi juicio Lllla oln'(I de pall'io-
I iSIrlo y de anIOJ' al pnjj imo, y Ú cll:1 desC'1i
eDil trihuir, ;tl par de muehos ol1'OS que m¡~ lt:lJj
1'I'I'ct'dido ¡') me SI'g'Llil';lll C11 (Isla 1:11'(':1.


(1 LIIS planc[;ls, LI~ l'SII'l'J!:IS, los ciclos, bs
;1~ll:lS, b liclTa, l'l:l~TI', el fucg'o, los :tlliln;tll'S,
L¡s pl:mlas, y los pcces ludos I's[ún en lo (jUl.'
1'(]1'J'OIl ('I'i;ldos. sill Se' tille:;" l' ni I"lll'l' C'11\'idi;1




- .) --


UllOS de Idl'OS: :-;(11) 111 ltoruJ)[,C llUlllil :)1' ;[(';[1,;1
de qUi'xal', lli se ;lc(lha de harlar: y siempre
(lL'sea :m ('Sl~ldo llllUlal'. Enln' los rnortalcls, hiell
diel~ Plillio. (jUl' 110 Ilay enSil m;'lS CI)llIUJl y COJl
eslo m;'IS pclig'l'os;l. (IlW dar IU~.Ull' al IlCllsa-
mie1110 j't que picllse qUI' d l~slado de lus unos
es llllly Inejol' r[l[(~ el eslado di' IlIs otros: \' de
aqltl YiClll~ que la rnaJiI:ia Illll1l,11111 así ciega ú
los IlOrnlJres, que quicl'etl m;'ts akallz;Il'lu age110
eDil [r'abaxo qne no gozar de lo SllyO COII I'epo-
so .. ,)-Eslo dccia ~\ Illonio de G uevara en liern-
po Ile Cúrlos \': \' ('IIIII!) Il\ins de 11(11)(,1' des;¡pa-
reciclo esL.l ILlq(lt'I,,1 ¡"lnl;III;1 IlUy se Ilal1 puesto
,'1 Sil scrviciu todos los invPlllos modernos.
illl'lllsns los p;lrlidos políticos, !lO llOS 11;111 ele
1';t!(;II' en hl'eve: espacio de liempo tl~tlta[ivas
[lar; 1 volvl'l' ;'[ (1,I'I'OI'I'S 1);IS;Hlos COII 1" csperilllZiI
de alcallí:;II' prosI1cI,ú.llldes perdidas. ,'[ costa de
la reprodUl~cion de cal;lmj(l;ldes públicas SCgll-
1';IS. L,os qlln tal intenten, procurarúll mantener
en el olyülo ];¡ mallcra como cumplieroll sus
pl'Ollle:-:¿IS y COIIlO ('oITnspolldierrlll Ins lwcllOs
;"[ sus profecías: y los que queremos e\'il;lf ;"[
Jlueslro país IlUcvas recaidas, hcmos dc procu-




-li -


1'ar recordad e lo que otros tienen Iuterés Cll
ocultarle. Y como mi testimonio podr'ia pare-
c~rles sospechosó á los que mc suponen afilia-
uo á determinados partiuos, y mi competencia
(le juez seria rechazada por los que saliesen
perjudicados en mis juicios, he cl'cido que para
evitar estos inconvenientes lo mejor era con-
vertirme no ya en mero relator sino en simple
escribiente, que pone ú la vista del gran jurado
nacional las declaraciones espontáneas y tex-
tuales de los mismos acusados. Esto es lo que
me 118 propuesto realizar cn las páginas de esle
libro.


J. Mañé y Fla.quer.




LAS PROMESAS DE LA REVOLUCION.






LAS PROMESAS DE LA ·REVOLUCION.


T.


I'rocla.ma. (l) del genera.l I'rim á. los


Ha llegado la hora de Iwleal' )" dv coucluir, de una HZ, con los
que os vienen opi'imiendo. La dignidad de la patl'ia lo ex.ige, el
triunfo de la libertad lo reclama. Solo el deseo de asegurnr el
{'xito ha podido evitar el que no hayamos dado antes la batalla.


La inmoralidad en las altas esferas sostenida pOI' la adulaeioll
olicial y por el despotismo oficinesco han hecho indispensable un
cambio radical en los destinos de nuestra patria. l\'"o hay nadn
más temible ni mits perjudicial que los motines. ]\"0 hay nada más
grande ni más justo que las revoluciones cuando lo ex.ige la mi-
seria del pueblo y el sufrimiento del ejército: cuando In opresion
ha tocado los límites de la tiranía y el desconcierto ha llegado Ú
convertirse en sistema.


Padece la agricultura, ~lIfl'e el comercio, agoniza la inrlllstl'ia,
está muda la prensa y la tribuna se cuIJre de ruIJor al contemplar
su pat.ria, todo lo (llIe la Espaí1a tiene de inteligente y de activo.
:;\0 hay !Ol'lupnto (lllO no se ensaye, ni ley que no se conculque,


i 1) Esa llrodama y las dos que le siguen eslún lomatlns del follplo La
}{cco[ncioll en 1:.")1/''-'« ele., por D. Eugenio Garda Huiz.-l'arü:, improllla uc
.\l. l.aIJUre.




lIi tribunal á tlue no sr: intimide purn 'lllogar los gTitus de 1:1 íJpi-
Ilion púhlica indigu8du, y seguir explotando, á la somlJra de pa-
labl'as que no corresponden á lus hech05, los VOCOS l'ecm'sos de
tlue aun Jluede disponer el país, Es Ull contr'astc hOI'l'ible el (IHe
forman las Lacanales y las amenazas de los I)IW mandan con las
lágl'imas de los depol'tados y condenados á presidio, y COIl el ¡'U ido
de las descargas de los que imllunemcnte son fusilados,


La ¡'cYulueioll es el único remedio á todos nuestl'oS lIlales, Ell,¡
convocaI'(¡ CÓl'les CUllsli tUyclltl'S IH/I' mediu del sulhlgio ulIivcl'sal.
L:t libertad, hija del dcredlO, el dm'eclw CllCUI'1l3Cion tI,: l:t jusli-
i'Ía, la justicia ctlllseeUl'neia dI: la ley I'cctnlllelltl: lIpliL:adu; I u',
nlfuí el principio ('11 que se Iw <1(: rumiar el l1IW\O úrdell de eo~;¡s
despuc's de destl'Uidu lo existl'1I te,


La abolicion de la odiosa euntriLucion de consulIIos, la desapa-
ricion de las quintas, sin perjudicar los intereses y los derechos
de la pal'te digna del ejército, la reduccion de las contribucio-nes
á las que el pueblo pueda pag'arsin atacar la produccion y sin
t~ntol'pecer el desanollo de la dqueza, la unidad en la adminis-
tracion de justicia, la aJlOlicion de los privilegios; la administra-
ciull al servicio de los jlueblos y con la responsabilidad que Iwg:1
imposibles su holgazanería, su ignorancia y su a¡'bitrariedad, y
los tribunales de justicia por encima de toda clnse de luchas y de
dependencia, es lo que, con buenas leyes inmediatamente plan-
teadas, ha de tl'anSfOl'1IHlr la raz de nuestl'O pnís,


La tolerancia con toda clase de opiniones, el respeto ú todos los
del'cebos legítimam('nte cl'cados, y In destruccion de todo lo qlle
se ha hecho á la sombra de la intriga, euIJierto con el \-elo del
misterio y sostenido por el sufrimiento del país, IlDn ele Slll' los
mcdios de desembarazal' el camino,


Las l'eCOlllpens~s de todos géneros al talento y á la virtud, en
\-ez de otorg'arlas á la adulacion y á la íntriga, serán el estímulo
poderoso que, abriendo nuevos horizontes, imprimiendo nuen
tcndencia (¡ la actividad de nuestro llUeLlo, Iwgan de {:l lo que
debe ser ()ll I1wdio del siglo XIX y "iricndo la vida de la civiliza-
tia Elll'0PH,


La libl'c emision del pensamiento y el derecho de reunio!1 y de
asociacioll, mmo llll)dios de dar á conocel' las ideas, el ~urI'Clg'io
libre I'ara ullificul'l8s , y la lilwl'lad dI' la trilJulla COlllU llIcdit. de




- 11--
eOl1vel'til'las en luyus haciendo que los gobiernos s(~an el produelo
de la opinion pública, serán el coronamiento de nuestra obra
cuando haya pasado el período revolucionario.


A las al'mas, pues, compatriotas. Vn pequeiio esl'umzo de parte
de cada uno y habrá concluido el caciquismo de los pueblos, las
camarillas de las capitales y la til'anía de Madrid .


. 1 las lll'lnaS, con completa confianza en el ¡":-.ito, que no dUI'H
la vida de los malos gobimnos mas que lo que quiel'e permitir el
sul'rimiclIto agotado de los pueblos.


¡Yiva la libertad! ¡Viva la Soberunía lIacional'
PHt:l1.


Agosto de 1807.


Il.


Froclama del general Frim ~ los


SOLD,ID"".


~Es ueccsario I'espondel' Ú la \"oz del país tjue pide la [·(~\"ollll:ion.
El ej,"['cito espaiiol ha sido, en todas las épocas de nuestra glo-
riosa historia, el mayor UlWllligo de los tinillOS, y el mas lirme
apoyo de los dorechos y de la libertad de sus conciudadanos.
tFaltlll'ú l'1l estos momentos solemnes á su tl'adieion? Tengo mul-
tilud de pl'Uebas, il,ll1nidad de datos [¡¡]l'a suponer lo contl'al'io.


Compaiiel'os, ellljluiiad vuestras armas para ulliros Ú YlJestl'OS
IHldl'es y Ú \"uestros hermanos. Dad el mismo grito que ellos, Sus
intereses son los "lIcsll'Os; ~us aspi['aciollcs las ¡j(, todos los lme-
IJOS espaiioJe~.


Si /lO hicieran neee,;i:ll'ia la l'e\'ulll~iull lus dalllOl'eS de la opi-
Ilion indignada la harian indispensable las injusticias yaJ'bitr'aric-
dades de que viene siendo víctima el ejército.


Es preciso que esto termine; es indispensahle II"e empirco ulla
llueva era de reparacíon y de justicia pam el ejt"!'cito. Que al es-
píritu de pandillaje sustituya la estimacioll (Iel 1l11;['ito, it la intl'iga
lus servicios, á los apellidos la escala .


. Jefes, onciaJes y soldados, cumplamos lodos CIIII lIllest!'" de/¡er,




- 1:!-
cscuchemos el gl'ito de nucstra conciencia; oigamos los clamores
de nucstl'OS conciud¡jdanos, y si los pl'imcI'os rccihireis las re-
compensas á que os hagais acrcedores, los últimos ireis á descan-
sar al seno de vuestras familias recibiendo las bendicioJles de los
pueblos, y encontrando un admirador en cada uno de los habi-
tantes del \'Uestt'o ..


Nunca dá mas pruebas de ,"aIOt' un ejército (¡ue cuando sabe
distinguir entre lo que le exige la ordenanza en tiempos ItOl'tll:l-
les, y lo que reclama de d la patria bCl'Ída en lo (lllC tienc de
más querido y de más san lo.


Soldados, si la disciplina oJ)liga á defeItdel' los buellos gobier-
nos, no puede exigir que se apoye ia tirallía. Si lIlallda que se
cOlllbatan los motilles, no quiere que se desoiga la voz de las Je-
gítimas revoluciones.


Soldados; i viva la libertad! i viva la soberanía nadonal !
Pl\lM.


111.


I'rocla.ma. del coronel lla.ldrich á los


j LllJERAl\E~!
IIa sonado la hOl'a de la re,"indicacion polítiea. En estos "mo-


mentos resuena ya en toda Espáiia el grito de i Abajo lo e.l·tstrntl'!
Este es el lema. La revolucion es santa, simultánea y segura. Su
objeto es derroear un gohiemo inmoral y opresor, que únicamen-
te arruina y espolia á la nacion chupando los sudores y la sangre
de sus hijos.


Se ha dicho que la revolucion es santa y repal'adora. A su fren-
te se hallan homlJt'es emineútes, esforzados y de gran categoría
militar. :\0 la teman los homhres de bien, porque t"Cspetará los
intereses creados y todas las carreras así dviles como militares.
Se conservarán los grados, y aun se ascenderá segun sus servi·
I'ios á lus gefes y ofieiales que SllClll1den la santa causa porque
combatirnos; y la clase de ·tropa ohtendl'á sus licencias absolutas




- t:l -
luego de IwlJí'!' ll·iLllll'ado. La patria os llama y no desoigais su
grito de dolor. i Ay del que hostilice l. ..


Estas son las instruccionrs qm' Ill(' lla dado nuestro general en
gel'e, D . .luan Prim, que á estas horas está pisando rl suelo patrio,
nI llomllrnrme eomnlldanlp genel'al de est8 proyincia de Ral'-
celona.


j Yira la sobCl'anífl naeional! j Vin la patl'ia !
Campo dl' honor, lli de Agosto de 186i.


EL COROXEL GABRIEL BALDRlCll.


IV.


Proclama elel brigaelier Topete á los


Gaditfl110S: Un marino que os debe seiíaladas distinciones, y
entre ellas la de haber lltwado yupstra representacion al Parla-
mento, os dirige su YOZ para esplical'os un gravísimo suceso. Este
es la a¡;l.itud llOStil de 1<1 }[arin3 para con el mnllwtlado Gobi"I'nn
({ue I'ige 1m; destin()~ de In IliJCiOll.


Xo ('spereis de mi plumn beilezns. Preparaos solo á oir \"1'1'-
uadf;s.


Xucstro desventurado país yace sometido aiíos há á la Iilás hor-
rible dictüdura; nuestra lt~y fUlldallwntal r3sgada, la representa-
cion l111cion31 fieticiarnente creada; los lazos <¡Uf' deben ligar al
pueblo con el lrono y f'ormar 13 monarquía ronstitueional, com-
pletmnente rotos.


1\"0 es preciso p¡'oelamar estas yerdlldes; está en la eoncirn-
ela de todos.


En Otl'() ea so os recoruaria cl derecho de legislar que el Gobier-
nu por sí solo ha rjercido, llgravánuolo con el cinismo de IH'P-
tender aprobaciones posteriores de las mal llamadas Córtes, sin
permitirles siquicI'a dis(~usi()lI sobf(~ ea da UllO ur los decJ'etos que
en cOlljunto les presentaba, pues hastn del servilismo de sus se-
cuaces desconfiaba rn el exámcll ue sus actos.


Que lllis palabl'as no son exageradas, lo dicen las leyes ndmi-
nistrfltivas. la de úrdrn público y la dr imprenta.




-n-
Con Otl'O fln, el de presclltnros ulla que sea la nbsolula llegaciol1


de toda doctl'ina liberal, os cito la instl'uccion pública.
Pnsando del ól'den político al económico, recientes están las


emisiones, los empl'éstitos, la agravacíon de todas las contribu-
rioncs. ¿ Cuál IIa sido su intrmrion? La conoceis, y la deplora,
como vosotl'OS, la }[arina de gUE'I'rn, npoyo de la mercnnte y se-
gUl'idad dd comercio; cuerpo proclamado poco há gloria del país
y que ahora mira sus arsenales desiertos, la miseria de sus ope-
rarios, la postergacion de sus individuos todos, yen tan teiste clla-
dro un vÍ\"o l'etroto de lo moralidad dd (;oIJiel'l\o.
~Tales de tnnta g"ravedad exigen remedios análogos. Una dI' las


dos partes de su juramento rstú violndo con mengua dr la otl'[l:
salir :í la drfrnsa dI' ombas, 1\0 solo rs lírito, sino ohligntorio.


Expuestos los motivos de mi proceder y dd de mis compníic-
ros, os diré nuestras aspiraciones.


Aspiramos á quc los podcres ligítimos, pueblo y trono, funcio-
nen en la órbita que la Constitucion les seiíale, restableciendo la
armonía yn estinguida, el lazo ya rolo entl'c cllos.
1\~ril'8mos á quc Córtes Constituyentes) aplicando su leal saber


y ~prO\"('cllnndo lccciones, harto repetidas, de una funesta expe-
rirncia, neuerden cuanto conduzca al I'estahlecimiento de la ver-
dadera 11l0llal'qUÍfl constitucional.


Aspiramos á que los derechos del ciudadnllo senn profunda-
mente respetados por los Gohiernos reconociéndoles los euolidn·
des de SAGRADOs que en sí tienell.


Aspiramos ú quc la Hacienda se rijn MORAL l~ ilustl'odmncntl'.
ulOdiflcnlldo grnY{II11enes, extinguiendo restricciones, dando :Jlll-
I'litud al pjercicio de [odn industl'in lícita y alleho elllllpll Ú la ac-
tividad indi,'idual y ni talento.


Estas SOll, eonrl'clamcnte rxpucstas, mis aspiraciones y las de
mis compaiíeros. ¿ Os asoríais á ellas sin dlstincion de portidos,
olvidando pequeíias diferencias que son daiiosfls pal'a el país?
Obrando así labrareis la felicidnd de In patria.


¡,.xo hay posibilidad de obtener el cOllcmso dp todos 9 Pues
hnga el bien el que para ello tenga ruerza.


Xueslr'os propósitos no s.e d.-)rivfln de afecrioll especial á partido
deto'minado : á ninguno pertenecemos; les reconoccmos á todos
buen deseo. puesto que á todos les suponemos impulsados po:' el




-'1:;-
bien de ID pnll'in, y ('sin e's, (il'ecisnmenlc, la I¡nndern 'lile In Mn-
J'inn enarbolo.


Nadie rec("le (lue este hecho signifique alejamiento con otros
euel'pos ni deseos de ventoja. Si modestos marinos nos lonznIDos
hoy eolocándonos en puesto que á otro más autorizado correspon·
dia, lo hacemos obedeciendo ú apremiontes motivos: vengan en
nuestr'o :msilio, tornen en sus manos la bandera izada los demús
cm'J'jlos militnres, los hombrrs de estado, el pueblo; á todos pe-
dimos ulla sola cosa: }lla:;r¡ de ltO)/o}' el! 1'1 I'mnbatf' para dcJ'en-
del' el pahellon hastn lija/'lli. Esta, y la satisl'accion de nuestrfls
conciencias, son las Itnie:lfl mcompetlsas Ú (/Ile aspiramos.


Como á los grandes sacudimientos suelen acompaíia!' catástro-
fes que empaíian su l¡dllo con venlaja ciNta de los enemig()~.
creo con mis compaíieros hacer un servicio á la causa liberal, PL'('-
sC'ntúndonos á def('nderla contr:niendo todo exceso. Libertad sill
órden, sin respeto á las personas y á las cosas, no se coneibe.


Correspondo, gaditanos, á vuestro afecto, colocándome á van-
guardia en la lucha que hoy empieza, y ([ue soslendl'eis con nIrs-
tro reconocido denuedo.


Os pago esplicúndoos mi conducta, su I'DZOn y su fin. A \"osotro~
me diri,jo únicamente: hablen al país los que parn ello tengan ti-
tulos.


I1alda dI' ClÍdiz, rí /I(mfo dI' fa Zal'ogoza, I i dI' Srlil'lld!)'l' d,'
'1RfiR. -In,; TI, 'l'orF.TB,


Y.


Proclama del general Prim á los


i Esr.\ \Ol.E:'!
¡A las armas, ciudadanos, ú 1m; :lI'l11ns'
¡Basta ya de sufrimiento l
La paci('ncia de los pueblos tiene su límite en la degradacíon: y


In Xacion espaíiola, que si á yeces ha sido infortunndn, no ha dl~­
jado nunca de ser W::m¡]C', no pll('¡](' continunL' llorando ['esigna-
ú:llll('ntr sus pL'olongndos moles sin raer en pi enyilpcimiento,




- lIi -
Ha sonado, pues, la hOi'a de la l'evolucion, remedio herúico, es


yerdad, pero irwyitable y urgente cuando la salud de In patl'ia lo
reclama,


PI'incipios bnstante libel'ales pal'a satisfacel' Ins necesidades
del presente y hombres bastante sensatos para presentir y respe-
tar las aspil'aciones del porvenir, hubiel'all podido conseguil' fú-
cilmente, sin lSacudidas Yiolentas, la trasformacion de nuestl'O
VaÍs; pero la pet'sistencia en la arbitrariedad, la obstinacion en
el mal y el ahinco en la inmol'alidad, que descendiendo desdL' la
cumb¡'e empie~a á infiltrarse ya en la org'anizacion de la socie-
dad, despues de habel' emponzoilado la gobernacion del Estado,
convirtiendo la administl'acioll en gralljería, la política en mel'cado
y la justicia en escabel de asombrosos encumhramientos, hall
hecho desgraciadamente tm'días é imposibles tan saludables con-
cesiones y han acumulado la tempestad que, al desg'ajal'se hoy,
arrastrará en su cOI'riente los diques que han sido hasta aljuí
obstáculo insuperable á la marcha lenta, pero progresiY3, t[ue
constituye la vida de los pueblos y (¡U e han aislado la Espaiía en
('1 lllo\'imiento gener91 de las naciones civilizadns del gloho,


¡A [as armas, ciudadanos, á las m'mas!
¡Que el grito de guerra sea hoy el solo g'rito de todos los um'-


nos espaiíolps!
¡Que los liberales todos borren durante la batalla sus antiguas


diferencias, haciendo en aras de la patria el sacrilieio de doloro-
sos recuerdos!


¡Que no haya, en fln, dentro de la gTan eomunion liIJel'al IllÚS
que un solo PI'opúsito, LA LUCHA; un solo objeto LA Y¡CTOIHA; una
sola bandera, LA REGEKERACIOK DE LA PATRIA!


llestruir en medio del estruendo los obstáculos que sistemática-
mente se oponen á la prosperidad de los pueblos, es la mision dl~
las revoluciones armadas; pero edificar en medio de la calIlia y
la ['t'tlexion, es el !ln que deben proponei'se las naciones l/ue quie-
ren conquistar con su valor su soberanÍn, y soben hacerse dignas
de elln cOllsprvillldola eOIl su pmdellcia. Destruyamos, PU('S, S[I-
bitamente lo que el tiempo y el progreso debierall paso á paso
trasformar, pero sin' aventurar por de pronto soluciones que eYen-
tnales circunstancias pueden hacer irrC'alizables en el porvenir, y
sin prejuzgar cuestiones que dehilitalldo la accion dt'l comhate




- ti-
lIll~llOs(:ulJuriQn lu suLcl'ulIia ue la uacion. Y cuando la calma re-
na.!.Ca y la l'dlexion sustituya;'¡ la fuerza, los partidos POdl'áll
deslJh-gal' sin peligru sus Landeras; y el Pucblu, en uso de su
SULel'~llía. IJoul'á constituirse como lo juzgue conveniente, ilUS-
c:mdo para ello en el sufragio universal todas las garantías que á
la conquista de sus libertades y al goce de sus derechos crea
necesarias.


Los generales Serrano y Dulce debian hallarse como yo entre
los ilustres marinos que, impulsados por el bien de la Patria, han
iniciado el movimiento al frente de la Escuadra Nacional; pero un
incidente de mar, sin dnua, ha retrasado, á pesar suyo y con
sontimiento mio, su llegada. Os hablo, pues, no solo en mi nmn-
bro, sino tambien en nombre de tan distingnidos generales.


¡Espalioles, militares y paisanos! ¡La Patria.necesitade vuestros
esfuerzos! ~o desoigamos el grito de la Patria, ,·oz doliente del
sufrimiento de nuestros padres, de nuestras esposas, de nuestros
hijos y de nuestros hermanos. Corramos presurosos 01 combate,
sin reparar en las armas de que podamos disponer, que todas son
buenos cuando la honra do la patria las impulsa; y conquistemos
de llUeyO Ilucstras escal'necidas libertades; recuperemos la pro-
vCl'uial altirez de nuestro antiguo carácter; alcancemos otra wz
la estimacion y el respeto de las Ilaciones extranjerns; y volvamos,
en fin, á ser dignos hijos de la noble Espolia.


Espauoles: ¡Viva la libertad!-¡Vivo la Soberanía ~acional!
Bahía de Cádiz, á bordo de la fragata de guerra LA ZARAGOZ.\,


18 de Seticmbre de i868.-JuAN PRIM.


Espauolcs: Escrita la anterior manifestacion, ha sido secundndo
el movimiento por San Fernando, la Carraca y la ciudad de Cádiz,
ayudadas por el rcgimiento de Cantabria, la infantería de marina
y la fuerza de carabineros.


La provincia de Cádiz con todas sus fuerzas militnres de mal' y
tierra está )a en nrmas. ¡Viva el pucblo! ¡Viva el ejé'reíto! ¡Viva
la escuadra llUt:lOnal!


f:ádiz 19 de Setielllbrc de 1868.
PIlIM_




- 1::1-


VI.


Proclama de los sublevo.dos en Cádiz.


La ciudad de C{¡diz, puesto en mmas con todn su provincia, con
In armada anclada en su puerto, y con todo el departamento ma-
rítimo de la Carraca, declara solemnemente que niega su obe-
diencia al gobierno que reside en Madrid, segura de que es leal
intérprete de todos los ciudadanos que, en cl dilatado rjel'ricio de
la paciencia, no hayan perdido el sentimiento de la dignidad, y
resuelta á no deponer las armas hasta que la Nacion recolJt'e su
soberanía, manifieste su voluntad y se cumpla.


¿Habrá algun espaiíol tan ageno á las desventuras de su patria
que nos pregunte las causas de tan grave acontecimiento?


Si hicirramos un exámen prolijo de nuestros agravios, más
di fícil seria justificar á los ojos del mundo y de la historia la man-
sedumbre con que los hemos sufrido, que la extrema resolucion
con que procuramos evitarlos.


Que cada uno repase su memoria, y todos acudireis á las
al'mas.


Hollada In ley fundnmelltal, convertida, siempre, antes en ce-
lada que en defensa del ciudadano; corrompido el sufragio pOI' la
amenaza y el soborno; dependiente la seguridad individual, no del
derecho propio, sino de la irresponsable voluntad de cualquiera
de los autoridades; muerto el municipio; pasto la administracion
y la hacienda de la inmoralidad y del agio; tiranizada la enseiían-
zo; muda la prensa, y solo interrumpido el universal silencio pOI"
los frecuentes noticias de las nuevas fortunas improvisadas; del
nuevo negocio; de la nueYa real órden encaminada á defraudar el
tesoro; de títulos de Castillo vilmente prodigodos; del alto precio,
en fin, á que logran su vento la deshonro y el vicio. Tal es la
Espaiía de hoy, espaiíoles: ¿quién la aborrece tanto, que se atreva
fI r,,{'lamnr: "D~í ha dr srl' sirmprr9"




- in -
~ú, no sel'ú: ya basta de escándalos.
Desde estas murallas, siempre fieles á JlUestl'a libertad é inde-


pendencia; depuesto todo interés de partido, atentos solo al bien
general, os llamamos á todos a que seais partícipes de la gloria
de realizario.


Nuestra herúica marina, que siempre ha permanecido extraíia
ú nuestras diferencias interiore~, al lanzar la primera el grito de
¡JI'otesta, bien claramente demuestra que no es un partido cl que
se qucja, sino que los clamores salen de los entraiías mismas de
la patrin.


No tratamos de deslindar los campos políticos: nuestra empresa
es mús alta y más sencilla: peleamos por la existencia y el decoro.


Queremos que una legalidad comun, por todos creada, tenga
implícito y eonstante el derecho de todos: queremos que el en-
cargado de observar la Constitueion no sea su enemigo irrecon-
ciliable.


Queremos que las causas que influyan en las supremas resolu-
ciones las podamos decir en alta voz delante de nuestras madres,
de nuestras esposas y de nuestras hijas: queremos yjyjr la vida
de la honra y tle la libertad.


Queremos que un gobierno provisional, que represente todas
las fuerzas vivas do! país, asegure el órden, en tanto que el su-
fragio universal echa los cimientos de nuestra regeneracion social
y política.


Contamos para realizar nuestro inquebrantable propósito con el
concUrso de todos los liberales, unánimes y compactos ante el
eomull peligro: con el apoyo de las clases acomodadas, que no
querrán que el fruto de sus sudores siga enriqueciendo lo inter-
minable sórie de agiotistas y favoritos: con los amantes del ÓI'-
den, si quieren verlo establecitlo sohre las fil'mísimas bases de la
moralitlad y del derecho: con los ardientes partidarios de las li-
bertades individuales, cuyas aspiraciones pondremos bajo el mn-
paro de la ley: con el apoyo de los ministros del altar, interesa-
tlos más que nadie en cegar en su orígen las fuentes del "ieio y
del mal ejemplo: con el Pueblo todo, y con aprobacion, en fin,
de la Europa entera; pues 110 PS posible que en el consejo de las
naciones se haya decretado ni se decrete que Espaiía haya de
vivir cnvilecida.




- ~o-
ncchazamos el nombre que ya nos dan nurstl'Os enemigos:


reIJel<les son, cualquiera que sea el puesto en que se encuentren,
los constantes violadores de todas las leyes; y fieles servidores de
su patria los que á desprcho di' Indo Iinajr dr ilw,llnycnienlrs, 13
devuelven su respeto perdido.


Españoles: acudid todos á las armas, ¡'mico medio de econo-
mizar la efusion de sangre; y no olvideis que en estas circunstan-
cias, en que las poblaciones van sucesivamente ejerciendo el go-
hierno de sí mismas, dejan inscritos en la histOl'ia todos sus
instintos y cualidadeg con caractéres indelrbles. Srd, como siem-
pre, valientes y generosos. La única esperanza de nuestros ene-
migos consiste ya en los excesos á que desean vernos entregados.
Desesperémoslos desde el primer momento, manil'estando con
nuestra conducta que siempre fuimos dignos de la libert8d que
tan inícuamente nos han arrebatado.


Acudid {¡ las armas, no con el impulso del encono, siempre
funesto, no con la furia de la ira, siempre débil; sino con la
solemne y podero~a serenidad con flue la justicia empuiía su es-
pds.


iV¡'va EspaDa con hont'a!
Cádiz 19 de Setiembre de 1868.
DUQUE DE LA TORRE.-JUAN PRlM.-Do~ll1'iGO D(jLCE.-FI\A1'iCISr.ll


SEI\RANQ BEDOYA.-RAMO:'l NOUVILAS.-HAFAEL PRIMO DE HIYEI\A.-
A:\TO:'lIO CABALLERO DE RODAS.-JCAN TOrETE.


VII.


Manifiesto del Gobierno Provisional.


Á LA NACIU:-I.
Consumado en el t(~rrcno de la rucrza el movimiento revolucio-


nario iniciado cn Cádiz contra un poder (lile lentamcntc habia ido
aflojando y rompiendo todos los vínculos de la obediencia y el
respeto, hasta el punto de haber hecho posible su derrumbamien-
to en el espacio tle pocos dias: terminada la rnision de las juntas




- ~1 -
Y nomuradas las autoridades, conveniente y necesario es ya que
el gobieI'llo provisional, constituido en virtud de sucesos que han
trasformado fundamentalmente el estado político de Espaiía, re-
eoja y conl:rete las varias manifestaciones de la opinion púulíca,
libre y diversamente expuesta durante el solemne período de la
lucha material por la que ha atravesado nuestra revolucion salva-
dora.


Pasado el momento de la queja y de la cólera, esas dos natu-
rales espansiolles de un pueblo por tanto tiempo oprimido, justo
y necesario es tamuien que la nacion, reconcentrándose en sí
misma y prestando oido al llamamienl0 del golJierllo provisional,
se pare á medita!' con toda la calma de su razon y de su fuerza,
sobre las verdaderas aspiraciones y positivas necesidades que sien-
te y está llamada á satisfacer dentro de breve plazo; que no seria
digna de la libertad, á tanta costa recuperada, si en ocasion tan
grave y cuando tiene en sus manos, sin más limitacion que la de
su prudencia, sus destinos tradicionales, políticos, sociales y re-
ligiosos, procediese en Wn árduo caso con el iL'feflexivo entusias-
mo de un triunfo, lIO pOl' esperarlu ménos sorprendente.
~o teme en milnern ¡¡lguIJa el guuierno provisional que España


ofrezca ellDlIlentaule e:spectácnlo de un pueblo lleno de vigo!' pa-
ra reivindicar sus derechos é illhálJil para ejercerlos con acierto,
como cumple ú la majestad de su historia. La nacion, que más
de: ULla vez se ha encontrado de improviso duefia de sí misma, á
eonsecuencia del abandono de monarcas débiles ú obcecados, J-
ha sabido por un esfucrzo de su yoluntad inquebrantable en me-
dio de la confusion pavurosa de catástrofes iuesperadas, conser-
var su dignidad, saIY¡¡r su independencia, organizarse y rcconsti-
tuirse, no es fácil, ni probable siquiera, que marche torpe y des-
concertadamelltc por rI camino de su regeneracion, ahora que COIl
entero conocimiento de caUSR y no por sorprcsa, ha entrado C1l
el pleno goce de su indisputable soberanía. Mas para que pueda
con más seguro paso llegar hasta el fin de sus dcseos, crec el go·
bierno pL'Ovisional deber suyo ineludible el de esponcr y precisar,
como lleva indicado, las Íntimas exigencias de la opinion; esas
exigencias reales y efectivas, cuyas palpitacioncs sc han sentido
á trav('s de las múitilJlcs rOL'J11aS é incidentes variados que ha orre-
rído en su generosa l'xhubcrancia I~l ülzumiento nacional.




-:2:2 -
Como punto de partida para la promulgacion de ~us principios


generadores, la revolucion ha empezado por sentar un hecho que
es la base robusta sobre la cual dehC'tl descansar sus reconquista-
das libertades. Este hecho es el destronamiento y espulsion dl) una
dinastía que, en abierta oposieion con el espíritu del siglo, ha si-
do rémora á todo progreso, y sobre la cual el gobierno provisio-
nal, por respeto á sí mismo, cree oportuno tendel' la conrnis(~rn­
cion de su silencio Pero debe consignar el hecho, reconocerle
como emanacion ostensible de la soberanía nacional, y aceptarle
como raíz y fundamento de la nueva era que la revolucion ha
inaugurado. No necesitn tampoco empellarse en prohar la convC'-
niencia de este cambio radir,alísimo, que tiene su justificacion en
el aplauso con que se ha realizado, y en la dura alternativa en
que se habia colocado al país, poniéndole en el penoso extremo
de aceptar su deshonra ó de apelar á las armas. Solo un esfuerzo
supremo podia salvarle, devolviéndole la estimaeion del mUlido
civilizado, que tomaba la longanimidad del pueblo espaiíol por ell-
vilecimiento, y ese esfuerzo se hizo, bastando unos cuantos di as
para que no quedase de tan pesado yugo más que el recuerdo de
haberlo sufrido.


Destruido el obstáculo y expedito el camino, la l'evolucion ha
establecido el sufragio universal, como la demostracion más evi-
dente y palpable de la soberanía del pueblo. De este modo todos
los nuevos poderes se fortalecerán con el concurso absoluto yexac-
to, no limitado y ficticio, de la opinion general, y nuestras insti-
tuciones vivirán con el vigoroso aliento de toda la nacion, árbi-
tra y responsable de sus destinos.


Proclamados los principios sobre los cuales debe cimcntarse
nuestro futuro régimen gubernamental, basados en la libertad más
ámplia y reconocidos por todas las juntas, nacidas al calor del
programa de Cádiz, pasa el gobierno provisional á compendiar en
un solo cuerpo de doetrina estas manifestaciones del espíritu píl-
!Jlico, distintamente espresadas, pero con la misma intensidad
sentidas.


La más importante de todas, por la allel'acion esencial que in·
traduce en la organizacion secular de Espaiía, es la relativa al
plantemniento de la libertad religiosa. La corriente de los tiem-
pos, que todo lo modifica y renueva, ha variado profundamellte




- ':2J-
ÜtS condicioncs dc nucstea cxistcn¡~ia, haciéndola más expansiva,
y so pcna de conteadeciese, interrumpiendo el lógico cncadclla-
micnto dc las ideas modcrnas cn las que busca su remedio, la na-
eion espafíola tiene forzosamente que admitir un pl'ineipin, contl'a
el cual es inútil toda resistencia.


No se vulnerará la fe hnndamcnte arraigada porque autoricc-
mos el libre y tranquilo ejercicio dc otros cultos en presencia del
católico, antes bien se fortilicará en el combate, y rcchazará con
el estímulo las tenaces invasinncs dc la indifcrcncia rcligiosa que
tanto postl'an y debilitan el scntimiento moral. Es además una
tlecesidad dc nuestro estado político, y una protcsta contra el es-
píl'itu teocrático que, á la sombra del poder recielltcmeutc derro·
cado, se habia ingerido con pertinaz insidia en la esencia de
uuestras instituciones, sin duda por esa influencia avasalladora
que ejerce sobre cuanto le rodea, toda autoridad no discutida ni
contrarestada. Por esto las juntas revolucionarias, obedccicndo
por una parte á esa universal tendencia de espansion que señala,
ó más bien, dirige la maecha de las sociedades modcrnas, y por
otra, á un instinto irresistible de precaucion justificada, hatt con-
signado en primer término el principio de la libertad religio-
sa, como necesidad perentoria de la época presente, y medi·
da de seguridad contra difíciles, pero no imposibles eventua-
lidades.


La libertad de enseñanza es otra de las reformas cardinales
r¡UC) la revolucion ha reclamado y que el gobierno provisional se
ha apresurado á satisfacer sin pérdida de tiempo.


Los escesos cometidos en estos últimos años por la reaccion
desenfrenada y ciega, contra las espontáneas manifestaciones del
entendimiento humano, arrojando de la cátedra sin respeto á los
derechos lega l y legítimamente adr¡uiridos y persiguiendo hasta en
cl santuario del hogar y de la conciencia; esa inquisicion tencbro-
sa ejercida incesantemente contra el pensamiento profesional, con·
denado á pCi'pétua servidumbre ó á vergonzoso castigo por go-
biernos convertidos en auxiliares sumisos de oscuros é irrespon-
sables poderes; cse cstado de descomposicion á que habia llegado
la instruccic)t1 pública en Espaiia, merced á planes monstruosos,
impuestos, no por las necesidades de la ciencia, sino pOI' las es-
trochas miras de partido y dc secta; ese desconcierto, esa conlú~




-·21 -
sion, en fin, cuyas consecuencias hubieran sido fUIlcstísimas á no
llegar tan oportunamente el remedio, han dado a l gobierno pro-
visional la norma para resolver la cuestion de enseñanza, de ma·
nera que la i1ustracion, en vez de ser buscada, vaya á buscar al
pueblo, y no vuclva á verse el predominio absorbente de escue-
las y sistemas más amigos del monoJlolio que de la controversia.


y como natural resultado de la libertad rdigiosa y de la de en-
~eñanza, la revolucion ha proclamado tnmbien la libertad de im-
prenta, sin la cual aquellas conquistas no serian más que fórmu-
las ilusodas y vanas. La imprenta es la voz perdurnhle dr la in-
teligencia, voz que nunca so extingue y vibra siempre á través
del tiempo y de la distlll1cia; intentar esclavizarla es querer la mu-
tilucion del pensamiento, es arrancar la lengua á la razon huma-
na. Empequeñecido y encerrado en los mezquinos límites de una
tolerancia menguada, irrision de un derecho escrito en nuestras
Constituciones y jamás ejercido sin trabas odiosas, el ingenio es-
pañol habia ido perdiendo, lentamente y por grados, brío, origi-
nalidad y vida. Esperemos que, rotas sus IigndurlIs, salga del se-
no de la libertad, resucitado y radiante, como Lázaro de su se-
pulcro.


Las lihertlldcs de reunion y de asoeincion pacífica, perennes
fuentes de actividad y de progreso, que tanto han contribuido en
el órden político y económico al eng'randeeimiento de otros pur-
hlos, han sido asimismo reconoeidas como dogmas funuamentales
por la revolucion española.


En estas luchas di) opiniones encontradns, intereses opuestos y
nspiraciones distintas, que tienden á abrirse paso por medio de la
publicidad y la propaganda, aprendi)n las naciones y¡¡roniles á re-
girse por sí mismas, á sostener sus derechos y ejercital' sus fuer-
zas sin dolorosas sacudidas sociales. Así ponrú avanzar Espaiía
('011 planta resuelta, porque tampoco pesarú ya sohre ella la red
de unn centralizacion administrativa, asfixiadora, que ha sido el
instrumento artificioso de que se han valido, para contimdirla y
estenuarla, la corrupcion y la tiranía_ El individuo, el municipio,
la provincia y la nacion, podrán desenvolverse independiente-
mente dentro de la órbita que les es propia, sin que la interven-
rion rrcelosa del Estado coarte sus facultades ui p8l·tnrbe en lo
más mínimo sus manifestaciones.




- 2:;-
Armada, pues, con todos los derechos políticos y todas las li-


hertades públicas, la nacion españeola no podrá ya quejal'se con
justicia, como hasta ahora, de la insoportable presion del Estado.
Mayor de r,dad y emancipada de la tutela oficial, tiene delante de
sí anr,ho camino que recorrer, fecundos gérmenes ljue dpsarrollar
y poderosos elementos de prosperidad que estimulen Sl1 a(~tividad,
por tan largos aiíos dormida y paralizada. La libertad impone co-
mo deber el movimiento, y eomo consecuenda la responsabilidad.


Desde hoy el pueblo español es responsable porque es libre, y
con su constancia, su energía y su trabajo, noble y ordenadamen-
te dirigido, puede y debe recobrar el tiempo perdido en el ócio de
su pasada servidumbre, ocupando en el congreso de las naciones
el puesto que le corresponde por sus tradiciones históricas y por
los medios de accion que ha reconquistado.


Dentro del respeto debido á los intereses creados, profundas
reformas económicas que rompan las trabas de la produccion y
faciliten el crecimiento de la riqueza pública, ahogada bajo el pe-
so embarazoso de ideas rutinarias y abusos inveterados, corona-
rán el edificio alzado por el esfuerzo espaiíol en pocos dias, que
serán eternamen!!) mr,morablr,s. Esto. unido á un sistema de ra-
dicales pero estudiadas economías contribuirá eficazmente al le-
vantamienlo de nlles1t'o cr{~uito, tan abatido en estos últimos tiem-
pos de general desfallecimiento y marasmo. Porque el gobierno
provisional, investido por la revolueioll de úmplias facultades,
está decidido á no cejar un ápice en su propósito trasformador y
á ser He! intérprete, en esta como en todas las esferas, de la vo-
luntad nacional tan llnánimemente espresadn.


De las ventajas y beneficios de la revolucion gozarán tambien
nnestl'nS qucrirlns provincins de L1tramar, que forIllan parte de la
gran familia espaiíola, y que tienen derecho á intervenir con su
inteligencia y su voto en las árduas cuestiones políticas, adminis-
trativas y sociales planteadas en su seno.


Sobre los fuertes pilarr's de la libertad y el crédito, España po-
drá pro(~eder tranquilamente al estnblecimiento deflllitivo de lfl
forma de gobierno que más en armonía esté con sus condiciones
csencinles y sus necesidades ciertas, que m(mos desconfianza des-
pierte en Europa, por razon de la solidaridad de intereses que
une y liga á todos los pueblos del continente antiguo, y (11lO me-




-::W -
jot' satisfaga las exigencias de su raza y de sus costumbres,


Sin que el goIJierno pl'Ovisional pretenda prejuzgar cuestion tan
grave y compleja debe hacer notar sin embargo un síntoma grall-
demente signiiicativo que en medio de la agitacion entusiasta y
provechosa producida por el movimiento revolucionario, descu-
hre hasta ciet'to punto la verdadera tendencia de la voluntad na-
cional. Todas las juntas, expresion genuina de aquel movimiento,
han proclamado los principios cardinales de nuestra nueva orga-
nizacion política; pero han guardado silencio sobre la institucion
monárquica, respondiendo sin p['{wio acuerdo y por inspiracion
propia, á un sentimiento de patriótica prudencia,


No han confundido, á pesar de lo fácil que era en horas de pet'-
turbacion apasionada, las personas con las cosas, ni el despresti-
gio de una dinastía con la alta magistratura que simbolizaba. Es-
te fenómeno extraordinnrio ha llamado sériamento In atencion del
gobierno provisional, que le expone á la consideracion pública,
no como argumento favorable, sino como dato digno de tenerse
en cuenta para resolver con ncierto problema tan trascendental y
difícil.


Verdad es que se han levantado voces elocuentes y autorizadas
en defensa del régimen republicano, apoyándose en la diversidad
de orígenes y earaetéres de la naeionalidad española, y más que
nada, en el maravilloso ejemplo que ofrece, allende los mares,
una potencia nacida ayer y hoy envidia y admiracion del mundo,
Pero pOl' ruueha importancia que relativamente se coneeda á es-
tas opiniones, no tienen tanta eomo la general reserva con que,
sobre asunto tan espinoso, han proeedido las juntas, en las cua-
les, hasta la fO~llIacion del Gobierno provisional, ha residido por
completo la iniciativa revolueionaria. Además, compróndese bien
(¡ue un pueblo jóven, perdido en medio de selvas víl'genes, y li-
mitado solamente por vastas soledades inesploradas y tribus er-
rantes, se constituya con entera illdependeneia, libre de todo com-
pt'omiso interior y de todo víneulo internacional. 1\Ia8 no es pro-
JJable que aeontc2ca lo mismo con pueblos que euelltan larga vi-
da, que tienen anteeederites orgánil:os indestruetibles, que for-
man parte de una eomunidad de naciones y que no pueden de re-
pente, por medio de una transicíon brusca y violenta, torcC\' el
impulso secular al cual obedecen en su marcha, El mal éxito que




- '2.i-
han tenido tmltativas de esta naturaleza en otros paises de Euro-
pa flue nos han lweeedido en las vías revolucionarias, debe esei-
tar hondamente la meditacion púlllica, antes de lanzarse por ca-
minos deseonoeidos y oscuros.


Pero de cualquier modo, el gobierno provisional, si se equivo-
eal'a en sus cálculos y la decision del pueblo español no fuese
la'opicia al planteamiento de la forma monárquica, respetaria el
voto de la soberania de la nacion, debidamente consultada.


Entre tanto, el gollierno provisional guardará el sagrado depó-
sito que la revolucion le ha con liado, defendiéndole con ánimo
sereno eontra todo género de hostilidades, hasta el dia en que
pueda devolverle íntegro eomo lo ha recibido. Convencido de la
legitimidad de su poder, que se funda en el manifiesto de Cádiz;
en la investidura de la junta de aquella ciudad, que ha sido por
segunda vez cuna de nuestras libertades; en el alzamiento sucesi-
vo de todas las poblaciones de Espafía; en el dereeho y la consa-
gracion de la victoria; en el reconocimiento posterior de todas
las juntas que han fundonado en la península; y finalmente, en
la sancion popular, seguirán sin temor ni incertidumbre la senda
(/ue el deber le traza, y siendo como es, eco y voluntad de la opi-
Ilion púhlica, !lO descansará hasta haber satisfecho todas sus as-
piraciones y cimentado sobre bases sólidas é indestructibles la
obra de nuestra regeneracion política.


Para llevar á cabo tan difícil empresa solo reclama la confianza
del pueblo, esa confianza que se rf)vflla por medio de la t1'3nqui-
lidad y el órden, y que únicamente pueden tener empefío p.n tur-
bar para descrédito de la causa nacional, sus astutos é implaca-
bles enemigos. Con esa confianza ha contado y cuenta t'l goJJierno
provisional, flrmemente persuadido de que no hahrá (Iuien se
atreva á alterar el buen acuerdo que reina entre un pais magná-
nimo, (~n plena posesion do todos sus derechos, y los restaurado-
res de sus holladas libertades. Pero si, por desgracia, so intentase;
si se pretendiese dificultar el desenvolvimiento majestuoso de la
l'evolucion con torpes maquinaciones, culpables oscesos Ó p!'Ovo-
caciones turnultuarias, el gobierno provisional, guardador de la
honra del pueblo, sabrin sacarla incólume de todos los conflictos,
~astigando severamente á los que incurrieran en este crimen de
lesa nncion, seguro de la ayuda de Dios y del apoyo de sus COll-
ciudadanos.




-:2K --
El gobiet'l1o provisional dará en su dia euentn del uso que bn·


ga de SlIS facultades extraordinanias ante las Córtes Constituyl'u-
tes á euyo fallo se somete eon la tL'anquilidad que inspira el cum·
plimiento del deber á las intenciofl8s rectas y á las conciencias
l/Onradas.


Madl'Íd 25 de octubre de 1868.-EL PUESIDENTE DEL GOllIEnr\O
PROVlSIOí'iAL y DEL CONSEJO DE )IINISTROS, FRANCISCO SERlIANO. - EL
MINISTRO DE LA GUERRA, JEA=-< PRm.-EL MINISTRO DE ESTAllO, JllAX
ALVAREl DE LOREXZANA.-EL MI:"/ISTRO DE GHAC-IA y JUSTICIA, A!\TO-
;';10 ROMEHO OnTlz.-EL MINISTRO DE MARINA, JUAN BAUT[STA TOPETE.
-EL )IlNISTI\O DE H.\CllDIDA, LAUTEANO FlGUEHOLA.-EL MINISTRO DE
LA GOllERi\AClO.~, PR.&..XIWES MATEO SAGASTA.-EL :\UNISTIIO DE Fo-
}IENTO, ~IAl"TEL BUIZ ZORRlLLA.-EL MINISTRO DE ULTRAMAR, ADELAII-
DO LOPEZ DE AYAL.\.


VIl 1.


Discurso leido :por el Presidente del Gobierno provisional al abrirse las
Córtes Constituyentes el II de Febrero de 1869.


« Seiiores Diputados: Colmada recolllpensa y t(;rmino dichoso
(ID tantos afanes J' desvelos es pal'a el Gobierno provisional, á
(¡uien presido yeH cuyo nomb,'c os hablo, la profunda satisraccion
que siente al veros reunidos y prontos á levantar sobre anchos y
sú¡idos cimientos el edificio político, dentro del eual pueda nues-
tra nacionalidad desenvolverse ron holgura, y toral' de nuevo
aquel grado de elevacion y de excelencia que alcanzó ya en otras
edadcs.


Llegados hoy los pueblos de Europa á un punto superior de
eÍ\'ilizadon, los lazos tradicionales que ataban el espíritu público
h~n debido romperse; y si Espaiia ha tardado más que otras na·
dones en SOIlir del letargo en que yacia, uo es porque tuviese
ménos bríos, ni porque fuesen sus aspirrlciones más humildes,
sino porque la fatalidad dc su destino adverso la condenó por
varios siglos á mal'char lentamente, y agobiada bajo el peso alml'




- :Hl-
mndol' d,~ un yugo qw', si ha potlitlo sobl'é'llevnl'lo ~in I'clldirs(~, lo
debe á la invencible fortaleza y al carácter indomable de sus hijos.
Pero dcs¡:rhas felizmente los trabas, gracias al poderoso esfuerzo de
la revolucion que IlOy nos rongrrga, y despucs de ullalucha obsti-
nada y casi sin respiro durante sesenta aiíos entre la idea nueva
y la caduca, vosotros elegidos del pueblo, estais llamados á cons·
truir, por decirlo así, la futura ciudad sobr~ el ilustre y esclareci·
do suelo de la antigua.


El Gobierno provisional, investido por la revolucion de un po-
der pasajero, no ha delJiuo hacer ni h3 hecho más que all:lllar el
terreno y trazar á grandes rasgos lns líneas principales de lo quo
debe edificarse ahora. Para ello ha tenido presentes los principios
fundamentales del liberalismo más radical aceptándolos y procla-
mándolos con fé viva y con entusiasmo fervoroso; habiendo lle-
gado en la declaracion de todas las libertades y de todos los dere-
chos hosta el punto á donde podíamos llegar sin faltar á nuestro
carácter de poder anormal y transitorio. Proclamadas están la
libertad religiosa, la de imprenta, la de enseiíanza, la dí) reuuion
y la de asociacíon. A vosotros os toca definirlas y determinarlas
ahora por medío de leyes sábias que ni las menoscaben ni las
umengiien; pel'O que eviten que, chocando unas con otras pOI'
falta de límites fijos, lleguen á confundirse y á perderse.


Si hemos tomado alguna resolucion en apariencia no conforme
del todo con esas libertades proclamadas, ha sido, y no pouia
ménos de ser, como medida salvadora de la revolucion misma
que imperiosamente lo reclamaba. No en virtud de esas libertades
que antes no existian, sino en virtud de exclusivos privilegios y
aun de caprichos autocráticos contrarios á la ley, se habian for-
mado asociaciones podemsus, llenas del espíritu del antiguo r{~­
gimen, las cuales eran obstáculo y tropiezo en el camino de la
revolueion, y ha sido necesario arrojarlas de <:1, nI ménos por
ahora, á fin de dejarle llano y espedito.


La tarea del Gobierno provisional habria sido fácilmelJte glo-
dosa , si al mismo tiempo quv se ocupaba en regularizar y con-
solidar la situacion creada y en dor justa satisl'nccioll á las natu-
rales exigencias del principio liberal triunfante, no hubiera tenido
r/lW preservar el nuevo órden de cosas ue los ataques y aeeehan-
zas que, pasadas las primeras horas del regocijo en unos, y uel




-:10 -
asombro en otros, le asaltaron con obstinado empeiio. Los pal'ti.
dar.ios de la dinastía destronada; los que simbolizan en nombres
proscritos desde los albores de nuestra regeneracion política, sus
aspiraciones á evocar el torpe fantasma de los pasados siglos; los
que marchando en direccion opue~ta pueden forzar la ley incon·
trastable de la historia, anticipando violentamente soluciones de
ellya aplicacion solo puede ser juez un porvenir incierto todavía,
han impedido el desarrollo ordenado y tranquilo de la revolucion,
y obligado al Gobierno á defenderse con la energía propia del
que tiene, siquiera sea transitoriamente, en sus mallOS los altos
destinos de Ull grnll puelJlo.


El Gobierno ha vencido; y si en el ardor del comlJate su aceion
ha sido vigorosa y rápida, puede vanagloriarse justamente de que
despues de la victoria no ha permitido que el nombre de una sola
víctima venga á Jigurar en el registro mortuorio, harto numeroso
por desdicha, que abrieron nuestras discordias intestinas. Verdad
es tambien que los que han derramado y hecho derramar sangre
g'eIlerosa, enardecidos extraviados por el delirio de sus sentimien-
tos liberales, si pelearon con denuedo, tamhien miraron con hor-
ror el empleo de armas que solo esgrimen hrazos movidos por la
cobardía y la perfidia. Xo puede decirse desgraciadamente otro
t:mto de las pasiones excitadas por los que pretenden impedir á
todo trance el progre5D de la revolucion y el tl'iunfo definitivo de
su causa.


en crÍmen inaudito por su feroz alevosía y por la bárbara cruel·
dad de las circunstancias que le han acompaiiado, ha venido ú
revelar que los sombríos dominios, en que impera como dueiio
absoluto el fanatismo, son de todo punto inaccesibles á la dulzu-
ra de las costumbres modernas; ha venido á dar la medida de l:¡
infausta suerte 4ue estaria reservada á la patria el dia en que los
eternos é irreconciliables enemigos de nuestras libertades recon-
quistasen el poder que la dignidad y el derecho, secundados pro-
videncialmente por la fuerza, arrancaron de su funesta mano.


Con otw enemigo poderoso ha debido tambien combatir el
Gobierno prodsional. Ei desórden y la disipaciotl de algunas
Administraciones anteriores, y las costosas guerras que hemos
tenido que sustentar en remotos países, han lastimado hondamen-
te la situaeion dr la ITacienda y deprimido rl nin'l de nUf'stl'(I




-:31 -
crGdito. Para poner eficaz remedio á tanto mal, el Gobierno no
bastaba por sí solo. Las graves reformas económicas que es in-
dispensable acometer con mano firme y ánimo resuelto, exigen
un profundo cambio en la organizacion administrativa de los ser-
yicios del Estado, y tienen necesariamente que afectar intereses
de antiguo establecidos, y dignos por eso de todo respeto y mi-
ramiento.


Una empresa de tanta magnitud, más difícil y árdua de lo que
acaso pudieran pretender espíritus superficiales y ligeros, necesi-
ta de todo el concurso del país para ser maduramente acordada y
aceptada por todos aquellos á quienes puedan alcanzar los efectos
de su cumplido planteamiento. Más no son únicamente medidas
económicas las que pueden salvarnos. Antes en realidad depende
todo de vuestra union, de vuestro patriotismo y energía. Si os
1l10strais firmes y unidos, si consolidais las conquistas de la re-
yolucion, si disipais con vuestra conducta todo recelo de conti-
nuos trastornos, y si dais esperanza segura de que levantareis
sobre bases inconmovibles el magnífico edificio de las nuevns
instituciones, no hay duda en que renacerú la confianza, se ele-
vará el crédito, acudirlÍn los capitales, y se abrirán más abundan-
tes que llUllca los veneros de la riqueza pública.


La opinion y hasta la más vulgar prudencia reclaman imperio-
samente economías, y nos lisonjeamos de que en este sentido
Jlegáreis á tocar los últimos límites de lo razonable y lo posible:
sin embargo, conviene que tengamos muy en cuenta que los in-
tereses Ue la Deudn, el ejéreito y la Marina son nuestros mayores
gnstos; y la nacion espaiíola, aun prescindiendo de In cOllvenien-
cia de conservar su crl'dito, es bastante hidalga para resistirse tí
pagar lo que debe, y bastante 3tin3da y previsora parn quedar
inerme en la perspectiva de las complicaciones interiores yexte-
riores que pudiernn sohrevenir, ó más ó ménos directnmente in-
teresarnos.


En una de las provincias de Ultramar, en 13 más hel'lllOS3 y 13
más riea, errores de pasndos Gobiernos, de que la reyolucion 110
es responsable, nos legaron la herencia tristísima de la guerra
civil; pero el vnlor de nuestros soldados y la pericia, la firmeza y
el delicado tacto del digno jefe que los manda, secundados por la
I'e,crn arrnndn de los Yoluntarios del paí" que tan sPiinlndos




- ;J::,! -
servicios l'stún prestnmlo ú la noble causaue lo naciull, halmín Jl'
sofocarla lwonto.
Elltum~es se estalJlect~rú la paz sOlJre el l"ulIllaUlüntu uuraucl"lJ


dI' aquellas rc{urmas UlJel'alcs que rel:laman ti eS[llritu ue nuestru
hloca, la justicia y la conciencia humana. Ciudauanos nacidost'll
tan distintas comarcas venurán á legislar con vosotros; y al fin,
procuraIldo !la herir dc muerte con golpc precipitado é inhábil
la ellvidiable prosperiuad de la perla de las Antillas, Ilegal'áll á
quebrarse las cadenas del esclavo,


El cambio rcpcntino y completo quc se ha realizauo ell Espaiia
derribando un trono secular, lanzando de él para siempre una
dinastía y dcrogando todo derecho tradicional, á fin de establecer
el verdadero derecho, se complace el Gobierno en poder deciros
que no ha alterado en lo más mínimo IIuestras lJuerws relaciones
de amistad y alianza con las potencias civilizadas del mundo,


Al contl'ario, en algunas de ellas se han aumentado para 110;;-
otrus las simpatías, juzgándonos más dignos del gran consol'ciu
humano, é incluyéndonos en la gwn república de las naciones
europeas, de quitc'n llt1estra intulcranci3 religiusa nos habia di-
,"orciado hasta el presente.


Así es que muchos SolJeranos, aun aquellus ([ue tal'dal'Un lar·
gos aiios en reconocer la personillcacion monárquica del rl'gimen
ca ido, han reconocido al punto solemnemente la legitimidad en-
tera y perfecta del cambio que hemos hecho,


Tal es, en resúmen, lo que hemos realizado, y lo quc anhela-
mos que hagais y consagreis para bien de la ¡Iatria y para que la
revolucion cumpla de lleno su propósito, y sean lil'mes perma-
nentes sus conquistas. Vosotros, con la serena impal'cialidad y
alto criterio que os distinguen, sabreis estimUl' en lo que valgan
nuestros actos. Más cualquiera que sea el juicio que us merezcan,
estarnos seguros de que hareis Justicia á la lealtad de nuestras
intcnciones, á la rectitud de nuestras miras y á la sinceridad del
sentimiento patriótico que nos ha dado aliento para proseguil'
nuestra carrera, breve sí, pero agitada y laboriosa.


Hacer, entre las revoluciones que registran los anales de lo~
tiempos modernos, una de las más radicales y profundas, sin que
un momento solo haya pudidu la anul'(!uía fundar su lÍlgulJl'f~ rei-
nado entre nosotros; establecl'r en su ncepciun llIÚS lala y UL'




- :¡:\-
improyiso todas las libcrtades, sin ljue los eimientos de nuestl'fI
socied~d hayan sufrido la (~()l1lno('i()1I más leve; rechazar con tan-
ta moderacion eOlllo I'Ol'tuna las rudas embestidas y los aWq\!($
illlPlll\JPstuosos de que nuestra comun 01)]';[ h:J sido objoto; upli-
CQl' por pr'imel':J \'l'Z :1 nU(~stra Espaiia, en medio de la confusion
y (,1 trastorno producidos por las instituciones que se derrumban,
dl~ los tristes IIwllejos de las facciones y dr los siniestros aUHlgos
d(~ la guorra civil, un proeodimiento aporias ensayado y no bas-
t:¡ntomento conocido en las naciones más adelantadas, el proce-
dimiento dl'l sufragio universal, y aplicarlo con regularidad ines-
perada y un ,"xito feliz; guardar incólume para entregároslo,
eomo hoy lo lwcelllos rospütuos:nllenle y sin lesion ni menoscabo
alguno, el sagrado depósito de la autoridad, de la libüI'tad y dül
IÍrden, puesto por la fuerza misma de los aeontocimielltos y por
el instinto salYGdoI' dü la soeiedad, lmjo In custodia de la dicta-
dura moral que hornos ejercido y venimos á resignar en Yl¡estro
seno; todos estos hechos, y otros muchos que omito pOI'
no abusar de la atencion (¡ue halJeis tenido la benevolencia de
otorgarme, indican '¡Ile la Providencia ha bendecido la o]¡ra san-
ta de la revolucion qlw se ha iniciado, y (lue á vosolros toea ]]('-
yar ú tdiz tl'l'mino. Todos estos Iwe1JOS harán sentir á los émulo,;
de nuestra prosperidad y nuestra glol'ia (¡ue la nacioll se halla
~ufieicntemente preparada para lijar su fuerza y disponer de Sil"
destinos soberanos. Pel'mitidnos ahora para concluir, no que lo"
individuos del Gobierno hagalllos ostentadon de meI'eeilllieutos
que no existen ni de servicios que apenas tienen derecho á men
donarsü, siuo q!J() nos !',)li(~itelllos de ([UC, por un caprichoso
juego del destino, Yayan unidos lIIl('slros lllodl'I'lIOS nornlJI'es al
principio de una nueva el'a, que dell(' ~pr ¡]p rpgpllprarion y ()¡o
\'el!tmo para e~tr puehlo gC'l!f'l'oso. l'


Ya hemos Yisto lo qll8 1I0S IIl'olllPtP la r8yolncioll
[lor hora (1el ~'(,lleI'al D . .TWlll Prilll_ dpl coron81 n, (¡a-
brí,,1 Bal(lricll. del hrigarli0r Top<'t(·. de los qlle SI'
.illntaroll (m C,ídiz paril (181' 01 grito ¡[¡> rehdioll ~. d('l
nobif'l'no pl'oyisiollill. npSlllllilllHlS sus prn!11('sas.


:)




- :Vl-
Acabar ('OH la inmoralidad en iris ;lit;:¡s ('sí'r'r;:¡s sos-


t('Hirla por la adnlacioll ofki;:¡l.
Poner lérmillo ;í la miseria (lel pueblo, al sufri-


miento del ejército, ü la opresioll y al des('orH'iel'lo
([110 reinan en (~l país,
~\bolir la contribucion de consumos,
Liceuciar el ejército ('ll ('1 momellto dI' Ir¡ullCar la


revolucion,
~\holir las quintas,
Reducir las contl'ihueiones y haeer en pI presupues-


to dA ingresos eeollomÍas hasta los limites d(~ lo posihle,
Introdueir en la Admillistracioll púhliea la respOll-


sahilidad para hac:er imposilJles en Alla la ]¡o!g'C!í':,llJ('-
da, la ignorancia .Y la arbitrariedad,


Establecer la iu(1cpeuclencia de los tribullah~s,
Recompensar el talento y la virtud,
Respetar tOllas las earrr'ras así civiles eomo mili-


tarAS,
RAul111ciar (¡ los biUs de indemnidad, es decir, ir


(IUA los gohiernos ae11(la11 á las Cortes á hacer lega-
lizar las providencias que tomaron usurpando las fel-
('\lltades del poder legislal.ÍYo Ó violan(lo las lcyl's,


}loralizar la Hacienda,
Sacar la marina de g'uplTa del triste pstaclo en qne


SA l1a118,
Sacar la ensefíanza (lel estado r!f' ronfnsiol1 ~' (]('s-


('onderto (>11 (1'lA ha caido,
Romper las ;:¡tadllr;:¡s ([ne tielWJ1 8prisionado el !)('Il-


samif'lIto.


La Junta ele Madl'ül, f'mto (le generacion espont(l-
!lea, .r ('rigida motu Iwopio en Supcrim' RCl'olucio-
nw'ia, 1l0lUbl'a al Duque rle la Torre je['(~ del (>j~]'('iI()
español y le encal'ga la formaeion del fiohierno pro-
Yisional. cuya procbm:1 hp n~prorlu('irl() antr's. El




- :1:i-
111 iSl!1o dia la l'dnrida .1 lInla l¡¡¡ce llna de(']ara(·ion de
principios qllC' es como sigue:


Sufragio universal.
Libertad íln <:tlltos.
Lilwl'ta(l de ellseñallza.
Lilwrtacl de rCLluioll y asoeiacioll pac:íllcas.
Libertad de imprenta sin leg'islatioll especial.
Descentrali:t:acioll administrativa que devuelva la


autonomía ú los municipios y 6 las proviucias .
.J llicio por j llrados en materia criminal.
Uniílafl ck flleros en 10(10s los ramos de la admi-


Ilistracion de justicia.
Inamovilida(! .i udieial.
En realidad estc fué el programa cientííico de la
revol\l(~ion, puesto ([ue todas ó casi todas las .i uutas
de España copiaron el del periódico La Discusion,
formn!a(!o por el Sr. RiveI"o, Yiee-presidentf~ de la
Superior Revolucionaria residente en }Iadrid.


ella de las iutiuitas a llornallas que presen la rsta
reyolucion es que tí pesar de haherse crearlo el Go-
hierno Provisional uo cesa en sus fnueiones la Supe-
rior R(wolueionaria. El (lia 12 (le Octullre, propollP al
üO]lierllO la snpresion de las eomnnifladps religiosas,
y (~l Go}¡ierno el mismo dia 1:2 ¡Jperet8 la supresioll ele
18 órüen de los jesuitas expulsando elpl T"Pino Ú SllS
illCli"iclllOS é ineant(ll1dosc (le sus hieue's, .Y el tn dC'!
mismo mes da otro decreto deelaraml0 estiugui(los
toc1os los eouvelltos y casas religiosas fuudadas flOS-
tpl"iOrmcllte al año t8:n,


Con la pllc]orosa sincpridac1 ele lo(los los revolueÍo-
narios, los de' 18fi8 rrig'PIl un poder arbitrario (1
nomhrn dé) la liJwrt8d, (leslrnypn as()ciaeiollps ('fc'a-
das al amparo de la l(~y y de (!'atarlos iuternaeionales,
111 i(~lltl"aS proclaman pom {losa uwnt(~ la liberl ael de
l'('unioí/ !I ((sorÍ(l("ioi'/ J!((r!(ic(ls, ~' con Jo ("\1(11 atacan




- 36-
la libertad de enItos y de AllseÍlanza. qlln forman par-
te ele sn programa.


Esta misma sineeridall. esta misma cOllsecuencia.
las hallaremos en todo el curso (le ]a revol \leíon ; PlIt'S
en toda ella los reyolncionarios muestran el mismo
amor ú las librrtades por ellos proclamarlas y ensal-
zadas, el mismo respeto al derecho. el mismo Wll-
trasti' ('ntn~ sus dichos y SIlS l18chos.




LAS CO~QUISTA~ DE LA REVOLUCION.




Cuando 110 se adviet'ta utra cosa, enti('ndase que el tex.to 'lite
se copia está tomado del Dial'io de las Sesiones del Congl'esu COl'-
resJlondiente al dia de la fecha que se cita,




- :1\1-


1.


Estabilidad ministerial.


Tilo dp lu~ cargos qU(~ los l'evulucil)]tarios dirigian
:i las situaciones anteriores úlS(¡¡) eran los frecUfmtes
cambios de ministerio, las crísis :v modificaciones
SlÚj idas fuera de la accion elel Parlamento, sin causa
conocida, lo cual permitia atribuir aquellas «supre-
lllas resoluciones 11 causas que no se podían decir en
alta voz delante de nuestras esposas y de llnestras
hijas.» Sí los cambios fueron ménos ü'eeuenles y mas
justificados duraltte el primer lleríodo de la revolll-
('1011 elt (Iue ocuparo!l (,1 poder los que mas se em;a-
úaron contra la dinastía caida, nos lo dirán por uu
lado la lista de los millisterim; que se sucedieron 011
la gohel'l1aeioll del Estado :v luego el testimonio ele
los mas adictos ¡[ la revoluciono


Los ministerios. salvo error tI olllisioll. 1'lll'l'(lll:


S UctUÚi't' /80S.


l'l'e~idellcia .
(¡uerra.
Estado.


. Ex(:tllU. SI'. llwlue de la Torl'l'.
" Juan PriLl.
" .Iuan Alv:Jr(~z de Lorenzana.


Gracia y Justicia. )) Antonio Homero Ot·tiz.
Mm'infl,
Hacienda,.
GobcmaeiulI ..
Fomento ..
IJltramat' ..


» .Juall Bautista Topete,
" Laul'eano Figuerola .
• Práxcdes Mateo Sagastu.
" Manuel R, ZOI'l'illa.
» Adelardo Lopez de Ayala,




- '~o-
El dia "2"2 ele [dJl'Pl'O de HWU, el (JolJicl'llo Pl'uYi-


sioual resigna sus poderes en el CongT('SO ya (:onsti-
tui<lo; (;ste los l'onliere al General Serrano para (flW
j'Ol'lllC ministerio. y C'! Duc!ue elc la Torre Ilornhra tí
los qlle flleroll :SllS ('ompalleros en el nohicrno Pro-
\'Í:sio!l<:d. IJ IH' SOll :


(iueITa. E\IIIO. Sr. n .. Iuall PI·illl.
Estado. " Juall A. de Lorenzana.
Gracia,! Justicia. " Antonio HomOl'o Ortiz.
Marilla.
Hacienda ..
(~obernacioll ..
Fomento ..
lItnllmr ..


I'I'csidellcia.
(;uerl'a.
Estado.


" Juan Bautista Topete.
" L8Ul'eanO Figuol'Ola.
)¡ Práxedes M. Sagasta.


)) :\'Ianuel Huiz Zorrilla.
)) Adclardo Lopcz dc Ayüla.


E\enlo. SI'. IJlll[lll~ di' la '1'01'1"'.
» JUiln Pl'illl.
" Mauuel Siln'la.


Gracia y Justicia. " Cl'istúbal l\1al'tin lIerl'r.I'a .
• \Iarinu.
I [aeienda ..
GolJernaeioll, .
Fomcnto ..
Cltl'llllHlr ..


" .Juan Bautista Top(;t(~.
" Laurcano Figucl'ola.
» I'ní\cdcs Mateo Sagastu.
)) Mauuel Huiz Zorl'illa.
,) Juan Bautista Topete, iutl'l'illO.


14 Julio /8(jfJ.


Presidencia y (;Ul'l'l'a, E\CllIO, :-ir. ]) .Iuau l'l'iul.
Estado. . >J :\lan\ld Silvcla,
Gracia y Justicia.
~lal'ina ..
lIae,clld:1. •
GolJel'llacilJll.


" ~Ialluel Huiz ZOl'l'illn,
" Juan lIautista Topete .•
" COllstalltino Al'danaz.


Pl'úxed:)s Ma teo SagHsla,




FOlllento.
L;ltramar.


-H-
») José Echeguray.


. • ~lanuel Becerra.


:W Uctuú,'c 1860.


1'I'csideneia y Guerra. Excmo. Sr. D. Juan PrilIl.
Estado. . )) Cristino Martas.
G¡'aeia y Justicia. . ») Manuel Huiz Zorrilla.
M.arina. . l> Juan Prim, interino.
Hacienda. . » Laureano Figuerola.
Gohernacion. ») Práxedes Mateo Sagasta.
Fomento. )) José Ec.hegaray.
Ultrama['. » Manuel Bec.erra.


f) y 10 l!Jnero i87U.


Presidenc.ia y Guerra. Excmo. Sr. D. Juan Primo
Estado. . )) Práxedes Mateo Sagasta.
Gracia y Justicia. . ») Eugenio Monlero Bios .
. Vlnrina. . ») Juan llautista Topete.
lIac.ienda, . )) Laureano Figuerola.
Gobernac.ion. » Xicolás M. Rivera.
Fomento. l> José Echegaray.
Ultl'amar. . » Manuel Becel'ra.


Presidencia y Gucrl'a. Excmo. Sr. D. Juan Primo
Estado. . )) Práxedes Mateo Sagasta.
Gruria y Justicia. . )) Eugenio Montero Rios.
Marina. . )) José M. Beranger.
Hac.ienda. • )) Laureano Figuerola.
GolJernac.iOIl. )) Xicolús M. Bivero.
Fomento.
UltramHl'. .


) .José Ec.hegaray.
») xlanuel BBCeJ'l'a.




- 'J:-.l-


.~ Dicil'lId)J'(! ¡s/o.


Prcsidcueia y Guel"l"u. Excmo. Sr. D. Juan l'rinl.
Estado. . )) Práxedes .Mateo Sagasta.
(;racia y Justida. . » EugeJio Montero Hios.
Marina. . » José M. Beranger.
Ilacienda~ . » Seg'ismundo Mol'ot.
Gobernacioll. " Nicolás M. Rivero.
Fomento. » José Echagaray.
Ultramar. . )) Manuel Bocerm.


28 Dicielltbn 1870.


Presidencia y Guerra.
Estado ..
Gracia y Justicia ..
Marina ..
lIacicnda ..
Gohernacion.
Fomento.
ültl'ams[' ..


Excmo. Sr. D. J.B, Topete, intet'ino.
)) .Juan B. Topete.
)) Eugenio Monlero nios.
), .Ios(· ~I. Berangor.
» Segismundo MOl'el.
» i\icolás M. Riv()l'(j.
)) José Echegaray.
" Monuel BeccI'ra.


7 Huero 1871.


Prcsidenei:J y Guerra. Excmo. Sr. Duque ue la T(j['['t:.
Estado ..
Gracia y.Justicia.
J-Ial'Ína ..
I1aeienua. .
Golwrnaeion.
Fomento.
l ;ltl'amar.


» Cristino Mal'tos.
)) Augusto Ulloa.
» José M. Berang!!r.
» Segismundo MOI't:l.
» Práxedes Maleo Sagas la.
)) Manuel H. ZOl'rilla.
)) Adelardo Ayala.


f(j Julio 1871.


Presidencia y Guerra. D. Excmo. SI'. Duque dc la Torre.




Estadu ..
(~I'acia y .Il1stitill.
~lariIla ..
Hacicnda. .
( io]¡ernaciuJl..
Fomento.
L:ltramal'. .


- í:¡-
, ll. el'istino Martos.


" Augusto Ulloa.
» José M. Berangcl·.
)) PI'hedes Mateo S¡¡gasla, iutcl'iuu.
" Prilxedes Mateo Sagas la.
" Manuel n. Zorrilla.
" Adelal'do de Ayala.


:N Juliu /871.


Pl'esidencia y Gobernaciou. Ecxmu Sr. D. Manuel Huiz ZUI'rilla.
(;uel'ra. » F. Córdova.
Estado. » Cristino Martos.
Gracia y Justicia.
Marina.
Hacienda ..
j<'omento ..
t;ltramar ..


» Eugenio Montero Bios.
» José M. Beranger.
» Servando Ruiz Gomez.
» Santiago D. ~Iadrazo.
" Tomás M. Mosquel'a.


.) oet u/He 1871.


Pl'csidüllcia y Gobel'llacioIl. Excmo. Sr. D. José MalculI1j1o.
(;uel'l'a. " Joaquin Hassols.
Estado. » Cl'istino )1art08.
Gracia y ./usticia. " EduHrdo A. Colmenares .
Hacienda.
Gohernacioll ..
Fomento.,.
Ultralllar ..


. , Santiago de Angulo.
» Francisco de P. Candau.
» Telesforo Montero.
n Víctor Balaguer.


~I D¿cieJli!J¡'c 1871.


Presidencia y Gobernacion. D. Práxades.\'1. Sag'astf1,
Guerra. » Eugenio de Gamindc.
Estado. , Bonifacio de Hlas.
Gracia y Justicia.
~larina.


" Alejandro Groizard.
" .fosó Malcampo.




Hacienda ..
Fomento.
Ultramar ..


-H-
. D. Santiago de Augulo.


)) Francisco Candau.
• )¡ Juan B. Topete.


':¿() Febrer'o 1872.


l'l'esidencia y Gobcrnaciou. Excmo. Sr. D. Pr:1xcdes 1\1. Sagasta.
(iuerra. " Antonio Uny y Caballero.
Estado. » Bonifacio de Bias.
Gracia y .Justieia.
Marina.
Haeienda ..
Fomento ..
Ultramar ..


Presideneia y Guerl·a.
Estado ..
Gracia y Justicia.
Marina ..
Hacienda ...
Gobernaeion.
Fomento.
Ultramar.


» Eduardo A. Colmenares.
)) José .Malcampo.
)) Juan F. Camacho.
» Francisco n. Hobledo.


)) Cristóbal .M. Herrera.


:¿8 Mayo 1872.


Excmo. Sr. Duquc de la Torre.
)) Augusto Ulloa.
)) Alejandro Groizard.
» Juan R. Topete.
)) José Elduayen ..
» Francisco de P. Canda u
" Víctor Ralagucl'.
)) Adelardo de Ayala.


13 Jttnio 1872.


Presidellcia y (iobel'llacioll. Excmo. Sr. D. Mmllwl H. Zort'illa.
Guerra. )) Fernando F. de Córdova.
Estado. ») Cristino ~artos.
Gracia y Justicia.
Marina.
Hacienda ..
Fomento.
Ultramal' ..


)) Eugenio Montero Rios.
» José 1\1. Beranger.
D Servando H. Gomez.
» Josó Echegaray.
)) Eduardo Gasset y Artime.




10 Diciembr(' 1872.


Pl'esidellein y GOlJl'l'lHH'ioll. EXWlO. Sr. D. Manuel R. Zonilla.
(;l!ena.
Estado ..
(;racia y Justicia ..
Marina ..
Hacienda ..
Fomento.
Utramnr ..


" Fernando F. Cúrdovn.
» Cristino Martos.
» Eugenio JI. Rios.
» José M. Bcrang'Cl'.


)) José Echegaray.
" Manuel Becerra.
). Tomás M. Mos<[ucra.


AunquA los cambios de ministerio fueron hastank
fre(,Uf~llt(~S, parece que lo habrian sido más {¡ no ha-
lJer apAla(lo los gohernantes, .Y con bastante frecuen-
cia, ú prcscillllir <le las repulsas del Parlamento, se-
gun opinion (lel Sr. Aharzuza. mallifesfadu I'n los
siguientes t{>nninos:


He demostrado, y todos estais convencidos, que hay una mons-
truosa cOllfllsion de poderes en el Congreso, que deja de ser juez
para convertirse en Ministro, y así todos los :Ministros, y el Go-
bierno mismo, serán eternos; los Ministros traen sus planes, trarn
sus ideas, traen sus dictámenes, y el Congreso los npruf~hn Ú
rechaza; si los aprueLa, siguen sirndJ -'Iinistros, y si los rechaw
se rctiran los dictámenes; pues hien, de esta mnnera no hay M i-
nistros, ni hay (~ohipl'l1oS r¡1H~ no sean eternos.


AnAnwz.\.-H ddulio de 1871 .


.


Tampoco se liJ)l'() la Revolueion de los «POdl'l'('S
i rrf~:';l)(msa bl0s» fIllA. tí pspalrlas del Parlamento. lll-
tlnian (~ll las gTuudes r('solllcione:,;. Oig'<1!\los;'1 lIlla
PtrJiJl(~llCia rf'Jlll hl ¡C:llla :


=,e derrocó la sitllncion antcrior al alzamiento de Setiembre, ~.
pl'l'(~i~nrrWlllp llno~ ¡]p ~ll~ gl'nnrlc~ vicios políticos (pOl'qUC de I,,~




-"Ii -
privados nunca mf' OCUPO) eL'a no oJJf'decrr ú las nspil'urionf's dd
Parlamento.


Habia inspiraeio!1f)s anónimas é irresponsables, habia obstácu-
los tradicionales; y yo pregunto: ¿en vez de aquellos o!Jstúeulos
no hay ahora otl'OS tan graves, que si no son tradicionales, son ue
personas y surten un efecto completamente análogo? ¿Es para
eso, para lo que hemos uerrocado una dinastía, y para lo que
estamos aquÍ reunidos por la voluntad sollerana de la Naeion? ¡-
si entonces hahia irrespollsahiliuades, ¿es posible tolera!' que las
l13ya ahora lmn!Jien?


SAl\'ClmZ lluANO. - H de Julio de 1869.


UllO de estos poderes (TUI' lIcg() ú adquirir g'cllPr8l
('(;lcbrillad filé la í'all1osa Tertulia ProgTer:-:ista. (,l1ya
illterveflcioll Pll los asulltos púJ¡li('os explica así <'1 :-;1'.
Castplar:


Existia un )Iinistro de la Goh8rnaeion, que aparte iueas po-
líticas, quc yo no trato de uiscutir ahora, sc habia propuesto
practicar con sineeridau d sufragio universal, á (',uyo üslahleci-
mil'nto se gloriaba de haber contribuido cn primer término. Pucs
1.iClI, seiiores, huho Ulla conjuraeion contra ese Ministro. La ('011-
jurncion comenzó en cierto cuerpo nnormal que hay en cl partido
progresista; (~uerpo, seiiores, que algo se pnreee il las antigun~
eamnrillas, solo ljue siendo tan eficaz, cs lJastante ménos culto:
cuerpo compuesto de pcrsollas muy honradas, muy dignas: pero
lIIuy capaces d!) tener por liberales ú las turbas, quc creen preslnr
servicios grandes á la pátria apaleando ú los clectores de oposi-
don entre los ncentos del himno de Hiego y los vivas ú la li-
lJertad.


y este cuerpo compuesto de personas muy honradas (en eslo
I()s hago completa justicia), tieue el defecto ue parecerse á aquel
célebre café Lorencini del alío 23, más rcalista que el Bey.


Así, la Tel'tulia ProgL'csista dis(:ute la candidntura p¡JI';] la I'rt:-
sidencia de la Mesa de la Asamblea, y por cicrto ljuü 110 )p t'S lllll~'
simpiltico el Presidente de este Cuerpo.


Aquel ruerpo, nqllf'l organismo SP (;rp(' rúrlr y sostien(' los




individuos dc ]a ]\cal scrvidumhrc; y no solo se cree cór!e, sino
,¡ue se cree tamhien conr,ilio ecuffi(!nif:o y dispensa a los sacerdo-
tes de la capilla de Palacio las colaciones canónicas, y los exiTllf)
de la suprema jurisdiccion del Pontífice. (Risas!J rrplrlUsns.)


Cuando eaiga (:1 último solitario y triste cimlJrio qU() se pasea
entre las fuinas del sufragio universal, como Mario entre las
ruinas de Cartago: ellalldo refOl'meis la Constilucion democrática
en sentido progresista, yo os aconsejo que declareis á la Tertulia
<¡uiuto Jloder del Es lado; y os aconsejo que al lado pongais ú
aquelJfls milicianos que tienen las armas por haber jurado al Rey,
los voluntarios realistas, y no muy lejos á los miembros de la
partida de la Porra, los ángeles apocalípticos ó invisibles de la
religion radic~l: los maceros y los heraldos dB la "Monarquía dl'-
moerútica.


Contra el concilio de la Tertulia, un antiguo demócrata, muy
amigo mio, ha querido crear otro cuerpo político; pero este cuer-
po, si nace, será siemprp en comparacion de la Tertulia progrr-
sista, un conciliáhulo.


CASTELAR.-2ü de Abril de 1H7L


y como r(~súJn('n de lo (IUC ha pasado en materia de'
l'I'ISIS, oigalllos ¡í 11110 de los partidarios 1lI:'IR sÍn('eros
y ¡jf'sapasiorwdos de la reyolncioll:


¡.Qué es una crísis? En Espniia es una cosa comun. ln período
dlll'ante el cual los periódi~os son leidos eon :widez en Madl'id, y
f'speran los partes trlegráficos con impaciencia en l)fo'fineias:
un período durante el cual se avivan muchas esperanzas, prepa-
ran sus casacas eminencias trasnochadas, y los politiqueros de
Madrid y los de provincias, los que son vírgenes en cuanto al
trabajo y están hambrientos de p,'esupuesto, beben los vientos y
esperan que la crísis se decida en sentido favorable ú sus aspi,'a-
ciones para exclamar: ¡Colocadmc! ¡Dadme un empleo!
~Qué debería ser una crisis? Las crisis deberÍall mnrc:lI' uno
d(~ los movimientos de la opinion pública que exigen un cambio
de política: Ins crísis 110 deberian surgir, sino ser impuestas por
la ('orril~nte de ideas f]u!' SI' prnduj!'se pn el país. En Espniin sm-




- lJ,H-
gen, no son impu()stas. Lns (:rísis se verifiean eon frecueneia per-
maneeiendo extraiío á ellas el país, y, á veces, á pesar df~l país,
quien preseneia los eambios de ministerio como el público que
asiste á un espectáculo de cuadros disolventes.


Desde que bajó III sepu\ero el malogrado general l'l"im ¿por
cuántas erísis hemos pasado? ¿Cuántas han sido parlamentarias?
i 110mbres de la revolueion de seti,'mbl'ü, tened en cuenta que apa-
recimos en la escena política para devolver al sistema represen-
tativo su pureza! ¿Dónde está la pureza del sistema representati-
vo, os preguntamos? ¿Acaso en las primet'as Córtes ordinarias, en
esas Córtes ústórilcs, y algo más que estóriles? ¡Ah! por satisfe-
ehos podriais daros ¡oh padres de la pátria! si de aquellas cinna·
ras solo recordásemos la esterilidad y no molestase el l'ceuerdo de
algunas de sus sesiones.


TJo Cnínira di! Calalm/a.-2fl de Mnyo de1H72.




n.


Las elecciones


Segun la ortodoxia parlamentaria, las crisis y cam-
bios ministeriales no dependen de la voluntad del ge-
fe del Estado: éste se limita ú seguir las indicaciones
de la mayoría parlamentaria ya en lo relativo ó. los
cambios de poLítica, ya en la eleccion de los con-
sejeros responsables, A la mayoría del Parlamento
corresponde, pues, el mérito ó la responsabilidad de
los cambios y cI'Ísis que con harta frecuencia se rea-
lizaron, segun acabamos de vrr, dentro del prinlPr
p(~ríorl() reyolllciollario. aunque llO siempre se pusie-
l'Oll en pníclica los preceptos de la escuela. N o
obstallte, como sobre el Parlamento cae la responsa-
hiliclad de haber provocado ó haber consentido aque-
llos cambios, conviene que aYerigllemos la proceden-
(:ia (le este caprichoso señor, que á tales pasatiempos
se elltn~gaba,


Las primeras elecciones que hizo la revolucion pa-
ra consu!t8r la volllntacl nacional, fueron hechas se-
gun los últimos descubrimientos y los últimos proce-
¡\imi,mlos di) la escuda democrática los dias 15, 10.
17 Y H\ (i<> Ellero de '18ün. y merecieron el siguientr
.inicio:


En Espaíia se ha dicho y se asegura, que entre lns últimas
.,lecciones verificndas y todas las anteriores hechas por Gonzalez
Bl'avo y Posada Herrera, hay poquísima diferencia, Yo no sé si
I·~t() hnlm', (]('IHmrlido (]pl Sr', Minisl¡'o ¡]r la Gohrrnacion: lo flllr




-:;0 -
si sé es que la queja es lllUy gelleral . pOl'<jue no solo se ha dicho
pn los periódicos, sino en cartas y conversaciones ronfldrnrinlr~
por gE'nte~ quP no lli'ostumlml1l á falto!" il la H'rtlad.


OREx';E.-17 de Febrero de 18139.


Pero si tengo el interés general de q
'
1e no se falseen los pl'in-


cipios 'de la revolucion, porque el sufragio será quizá la imica
conquistn de la revolucion que pel'lllDneZen, y no es la mnnrra de
que esta conquista se consolide, ni allance, ni se salve, el ir sem-
brando por lodas partes la (;orrupeioll.


es extraiio que los progre·
sistas no tengan en cuenta que la corl'tlpeiotl del sU['I'agio es lo
Illás grave y más trascendental que puede existir, acabando, no
digo yo con esta situacioll, <¡ue es de earton, que es de arelln,
que es de pol\'o, sino COII otra situacion (ille fuese hasta de. dia-
mante.


iY la corrupcion electoral, seiiores, en Andalucía! :Muchos de
\'osotros, y yo quizá con \'050tr08, sino aquí, en otro sitio, me llP
lamentado de la situacion excepcional de Andalucía antes y des-
pues de la revolueion, he lame>;ttado los desórdenes que allí exis-
ten, he lamentado aquellos gérmenes de perturbacion que nllí se
han formado, y que sin duda pOI' la atmósfera, por el calor del
sol, hacen qne crezcan, se desarrollen, tomen cuerpo y propor-
ciones gigantesca8 en pocos dins; he lamrntado, pn flll, la cu('~­
tion social de aquellas provincias.


PE'ro obseryad una cosa. En cada una de esas protestas, aun ClI
las que se hacen {¡ mano armada, hay un fondo de justi;;ia, ú al
ménos una causa que la explica. loY saheis cuál es? Qué allí la ley
no impera, sino el capricho; que allí, en vez de la ley, en vez d¡'
los principios de la reyolucion, subsiste todavía Pi caciquismo 1'011
tOdllS sus más horriblf's consecuencias.


S\\'CHEZ BI'A\'O,-K elc i\'[nt'zo de IKiO,


Unp sp eOlllptienm abüsos en las l'rímr1'3S rl('e(:¡()~
nes, hechas por la rryoltwion trillnfantr y pOl' nwdio
di" sllfrag'io IlJliyprs;ll. ([11(' ('()llCrrliH drrrl'hns;í qni('-




- :ll - ,
jJe~ 110 cOlloi:Íall SUS !le]¡eres. no basta para tachar de
inconsccuentes ú los qnr sr lr,yantaron contra la co1'-
l'llpeiull dI'! sul'ragio por me(En de la amenaza y del
SO]¡Ol'lLO. YealllOS sí en las segnlldas eleeciones, que
PtllpeZarOll el B de }larzo de 1871, constituido ya el
país y ol'g<luiza(los los partidos, se procedió eon mús
legalidad y con mayor respeto ú los prineipios pro-
('lalllat!os y ¡í la yoluntacl ele los deel.ores.


El primer testimonio que nos sale al paso para
servirnos como llll g'ula en esta inycstigacion, es una
circular, leida por d Sr. ;\Iora~'ta en el Congreso,
qne dice así:


JIadrid 7 de Marzo, á las ....... El Ministro de la Gobernacion {¡
los gobernadores ...... En los despachos elecciones, {¡ fin de faci-
litar comunicaciones telegráficas, se indicará solo con iniciales,
nombre, autoridad que expide, y el de la {¡ que se dirige, y las
palabras distrito, presidente y srcretnl'io. SllprÍmanse en los par-
tes elecciones, primcl'O, segundo y tercer dia, la calificacion po-
lítica de los eandidatos, los despachos solo (~onlfmdrán las vota-
ciones de un dia. Cuando se tengan dntos de los otros, Sé darán
VOl' spparado. En lo demás, se sujetará Y. S. extrictamente al
modelo y órdenes circuladas. Esta es la última palabra y la última
instruccion. A !¡anar rí lodo trance.))


MORAYTA.-iO de Marzo de f87J.


Luego el Sr. O1'8nSe, eon su habitual franqueza. no:;;
dijo hablalldo (le las mismas el(~ceiones:


Las actas, seiíores, despUéS de todo, tienen una indicacion muy
grave. Se dice en ellas que no han asistido los representantes de
los pueblos de Suera, LOI'ca, Malpica y otros muchos; pero esto,
seiíol'Ps, ha sido pOI' efecto del terror; y aquí se me ocurre de-
cir que si se quiere establecer el terror, se establezca franca y
dc~~ididamente, corno se hizo en Franeifl en el 93; pero que IlO
SI' IlOS \'cnga Ú decir que tellernos dcrechos individuales, que te-
Ilcmos COllstitucion, que podemos hacer tocio lo que queramos




- 52-
dentro de la ley, para venir á asesinar ú los ciudadanos, nada m¡"-
nos que en los caminos. Ya en las elecciones pasadas choqué mu-
dIO con el seiíor Sagasta, porque ví que lo poco buello que hace el
partido progrAsista en la oposicion, cuando vuelve al poder, lo ol-
vida y no solo lo olvida, sino que lodo lo que haec es malo. En las
elecciones del ¡J~ no hubo más que una sola pCI'secueion que no
impOl'taba nada, pOI'que se dirigia ú mí persona; pero en lo demás
habia habido estricta legalidad; no habia el Gobierno querido in-
!luir en las elecciones; y cuando des pues hemos creido que eOll el
sufragio ulliyersul se habia de hacer aún con mucha más libertad,
mucho más des pues de la experiencia que el partido progresistn
habia adquil'ido en la emigracion, nos hemos encontrado (jlte en
las elecciones se ha establecido ese horl'Íble sistema de la inl1uen-
eia mornl, sistema con el cual se ha llegado á tal corrupcion, que
se ha establecido un caló como el de los gitanos, y así sc llallla
innueneia moral al hecho de matar el(~ctor()s, y se llama Diputndo
cunero á un Diputado desconocido en el rais. Pero ahora, en estas
cleeeiones, hemos adelantado mucllO, por que ya hay Diputados
Lázaros, ó lo que es lo mismo, ya el Gobierno se ponc nada mé-
llOS que ú hacer los mi1ngl'os de Jesucristo, y no se Iw contenta-
do con uno solo, como Jesueristo, sino que ha hecho cenlenarrs
Lle ellos: de tal manera, que hombres que estaban en sus easns
tl'anqui!:nnente, y que creian que no eran ])iputados, así se lu
aseguraban sus familias el último dia, viéndose el Gobierno apu-
l'ado, recibieron despachos telegráficos :lllllnCÍúndo!es que erall
tales Diputados; y hé aquí las resurrecciones.


Los gobernadores civiles sabion que si no triunraban los can-
didatos del Gobierno en sus provincias, habían de quedar cesan-
tes, y pOL' lo mismo hicieron por su pnrte cuanto pudieron haer,r
para continuar en sus puestos, sistema que este Gobierno IlG to-
mado de los moderados, cuando lo que debia haber hecho era
veniL' ú corregir los defectos que aquellos tenían; lo cual ha dado
por resultado que hoy se oiga decir en toda Espaiía ([ue estamos
en tiempos de GOllZalez Draba, y que esto es peor que 8quello. Yo
tl'ngo Ull diluvio tle cartas en que así me lo dieen. Esto debia
t'onfundir al Gobierno y hacerle, ó adoptar otra marcha, ú drjfll'
pI poder, prl'o el f:ohirrno continuará síemprc lo mismo.
nI11:'\"s~:.-'I:~ df' Ahril dl'IHil,




"'1 ~- tl·) -


El SI'. Castdal' uos vieno á decir lo lUiSlllO elL [Il'usa
llllética:


Cuando yo 1('0 lo (Iue ha pasado en las últimas elecciones, me
lJa['eee estal' leyendo el Infierno del Dante. No me aterran los do-
lores, la noche, los mares de hielo, el quebrar de los huesos, el
I'(~ehiLlar de los dientes, lo que lile aterra es el «Dejad toda espe-
ranza)), y cuando los Ministros violan así la ley, falsean así las
('lecciones, parece que nos dicen á nosotros: republicanos, oposi-
{'ioll, dejau toda esperanza ue salvar Jlor el órden y por la legali-
dad los derechos, la democrácia y la l'¡¡tL'ia. He dicho.


CASTELAB.-20 de abril de 1871.


El Si', Bala!,.nwl' UO llÍl'ga (Ine SO liaya emplearlo la
['orra tomo medio llersuasivo para COllyeUCer 11 los
('le(~tf)['(~S, pero atrihuye el empleo ú los repuhlicanos.


Despues de esto, dice S. S. que ha aparecido por el distrito de
Villanue\a y Geltrú una eii)ll'cie de pUI'tidas, y hasta me parece que
he oido las ¡mlabras dI) partidas de la Porra, las wales hau ejercido
(Iresion soul'e las elecciones para (¡ue volaran al candidato monár-
{luico. Pu('s bicn, es verdad, Sres. Diputados, yo lo confieso; (El
~I", Pas('lw! !J Casas pide La palahl'l1 para I'ectifi:cru): es vcrdad
que ha hullido partidas en' Yillanueva y Gcltrú, corno es vcroan
que las ha hahido en el oteo distrito de Tan'asa, donde he tenido
la honra de luchar tamhien: es \-erdad quc en uno y otro distrito
ha IJauido pal'tidas; pero las ha habido y lIan existido contra los
l'lr:ctorr:s inde¡wndientes monárquico~, á quienes se ha tratado de
intimidar por todos los medios, y á quienes se ha tratado de pon!)!'
todos los obstúculos posibles par;¡ que no se aeeL'earan á depositar'
~u ,'oto en las urnas. .


, En otros pueblos de pse distrito, en el cual he tenido
d honor de luchar, las partidas á que alude el Sr_ Pascual y Ca-
sas las eonstituian los alcaldes republicanos, que por la voz del
pregonero eOLHninalJall (~on 10 duros de multa ni eleetor que no
fuese á depositar su voto en las urnas á favor del candidato re-
puIJlieano. En otros pueblos de ese distrito constituian esas parti-
das otros rppuhlicHnos, que annados de rl~\"olver y cal'abinas se




ponian en las csquina~ y boca-calles dc la plaza, doude cstalJa 1'1
colegio electoral, y no permitian pUl' pasaran los clectores l/ni'
iban á votar al candidato mOllúrquico, abril'ndo I¡¡ISO tull solo ú
los que iban ú votar al repu]¡lieauo. Y en Otl'O'; pueblos de eSGS
mismes distl"itos, por fin, constituian esas pUI'tidas ciertos comi-
sionados, C¡lW iball de PlH']¡lo 1~1l pueblo y d,~ villa (~n "illa atOIlI-
paiiando al candidato rcpulJJicano, (lue lH'onuneialJJ diselll"sos di-
eiendo que la repÍlblieú era illmediata, que pl'OlltO iba á eslalJ/¡'-
I'erse, que era preciso hacer, y son palabras textuall~s, una Saint
Bal'thelemy monárquien, y flue extmiíalJa que tauto se hablase dd
asesi[wto del general l'rim (del gcUel"all'I"ilIl, del ilustl'(~ rnúl'til' (]¡o
la litJL~rtad), ya que al fin y al eabu est') 110 hahia sido IIIÚS qUl'
11'1 Iwqueí10 ]¡olllieidio.


B.\LAGUéll-l¿) dl' :t1JI'il ¡J(. IHil.


El Ul'CíllllC' Electol' alJllmla ell las misma id(',IS del ,,/'-
1'¡Ol' Balaguel', pero amplía 1,1 Pon;1 y In Ita/'(' (':d('ll"i-
ya á los cadistas,


Es v~rdael, Src~. Diputal¡os-dir(~-l¡:¡ habido all'updIIIS, !Jól lla
hido violeneias, ha habido eoacciones, ha l¡abido 110 1'['0 I'l'S , ha ha-
IJido sangre; pero las violcneias, pero los atropellos, pel'o los l'~­
cúndalos, pcro los horrorcs, pcro la sangre, todo ha sido causado
pOI' los amigos de S. S. y lo voy ú demostrur.


Repito que ha sido ea usado por los amigos de S. S" unidos ú
sus enemigos de sicmpl'l:, ú Sll~ enemig'os de aycl', á sus enemi-
gos de hoy, Ú nuestros cncmigos scmpitcl'l1os, ú los enellligos de
la libertad, á los encmigos de toda idea de prog'l'cso de este país,
Ú los carlistas. SÍ: confundirlos en amable arlllollÍa el gorro fri-
gÍo y la boina, el nivel social y cl hisopo, la tabla de derechos y
la caldera de los exorcismos, y llevando debajo ele un bl'azo la
:llltonolllÍa individual y debajo del otro el devoeiollario, ha!Jeis
hecho una coalicion que; ciega con el vapor de los clubs y 1It:!-
I'cada con el ineiellso dl~ las saeristÍas; ha UII'OJlellado pOI' tocio, h,l
rallado á la justicia, ha violado la ley y ha mancillado la l'e1igioll.
y de ahí han venido esos atropellos, eS(fS Yiolclll'i:IS, C'sos ['SCÚlI-
dolos, esos hUl'l'Ol'eS y e,éI sangl'e, .




· Pues biell, sellares, de todas las violencias, de lodos
los atropellos, de todos los horrores y de toda la sangre de que
aquí se hace mencion, fuera de algunos casos que no he averi-
guado si tienen ó no carácter político, todos los demas han sido
producidos por los republicanos ó por los carlistas,


Seuores, no se comprende una oposicion semejante, una coali-
cion más monstruosa, Ulla situacion más difícil para un Gobierno,
para ninguna situacion en ningun país del mundo.


y ante estos elementos, SCllores, ante esta inmoralidad política
(Rumores), sí ante esta inmoralidad política, yo lo demostraré.
¿Qué ha hecho el Gobierno? No ha heeho nada que no esté dentl'o
de la ley, absolutamente nada; todo lo que ha pasado h&brá sido
cuestion de los electores de uno y otro bando, naturalmente apa-
sionados y excitados por esa eoalicion monstruosa, por esa in-
moralidad política.


Su sellaría se lamenta de que hay presos lI1uehos eseritores pú-
hlicus, Pues en mi opinion deberia haber muchos más. Yo tengo
ql valor de mis eonvieciones, y debo decir que todavía los tribu·
llales, en el aprendizaje polítieo que tienen que hacer de las nue-
yas instituciones. no tienen toda la energía que dehiau tener para
f¡Ue las leyes fueran una verdad, para castig'ar todo lo que mere-
/'C eastigarse,


S.\GASTA (¡"tlinisII'llIÚ ta Uoúl'l'/tw;iolt,)-20 de Ahril de 1871.


Asi so (lcJicud(', Ü ('U::iGl llClrcGitlGl, el ~l'. ~agastGl:
dejemos ahora que 1(' remachen el elavo los republi-
('cUlOS.


A(IUí, sellol'es, se da jlor Imeno hoy todo lo t¡ue antes se re-
probaba por las Córtes; aquí se cree que las coacciones y las
violencias ejercidas por el Gobierno y las autoridades, son cosü
lídta y permitida; aquí se establece y se sanciona que venga á
tl'aer el acta el candidato que ménos votos ha obtenido en la
de ce ion; aquí se establece y se sanciona que una equivocaciOll
de una lntra iuvalidl~ uua porcion de votos de un Diputado; aquí
se ha s3neiollado que no se cnll'egue el aela á un candidato electo
porque se le hu antojado á un juez de primera instancia ¡¡lIr




- ~(j-
venga otro candidato, que no ha obtenidu taulus votus, 1'01'0 'IU!;
es amigo suyo. Todo esto me hace recordar rl dicho de un amigo
mio, persona muy buena y muy candorosa, que hablando dias
pasados del estado moral dn la sociedad me decia : "En punto ú
moralidad hemos ganado mucho, porque hoy no se tienen por
inmorales muchas cosas que antes se tenian por tales.» De ma-
nera que, segun este amigo mio, lo que hemos ganado en punto
{¡ moralidad, es que la inmoralidad ha crecido; solo que ahora
tenemos por cosa lícita mucho de lo que antes era tenido por
inllloral. Yo,
seiiores, venia eon grandes ilusiol!PS Ú estas Córtes; yo veia ú
muchos de los amigos particulares que tengo el! la mayoría, es-
t'allllaliz8rse de lo que habia pasado en algunas elecciones; yo les
uia decir que tal y tal acta no la vOlarian, que tal y tal otra sel'ia
illdudnblem(!ntn rechazada; y sin embargo, he visto alwl'a con
gl'an sentimiento r¡ue se aC()jltan por la cornisiol!, todas las .actas
como buenas, excepto unas pocas que ha dejado como graves.
Cuando yo he hablado pal'tÍl:ularrnente con algunos individuos de
la eomision, les he vislo encojel'S(1 do hombros y deeir: « cómo lla
de ser, hay que hacerlo >isi.)) Yo he "isto ú una fraccion impor-
tante de esta Cúmara escandalizarse de los abusos cometidos en
las elecciones protestando de que no los iba á aprobar, y he visto
luego con gran sentimiento que esa frat?cion, cuando han venido
"otaciones de actas, con el íntimo I~onocimiento de que no eran
buenas, y debian desaprobarse, se ha abstenido de votnr r:n toda
cuestion delicada. ¿Por ljU(~? PO!'(luO COIl esa aeLilud de retrai-
miento y amenaza dice al Gobiel'llo: si no me das lo que me aco-
moda, ya sabes que estoy en posicion dr: hacerte la opotiicion; y
si me das lo que me acomoda vol "eré ú ser ministerial y votarl:
con vosotros: y entre tanto, se ha cometido ese grande acto d()
inmoralidad de no venir aquí á yotar, que ese ()s el deber dr:l
Diputado; y entre tanto tonemos en la comision dos individuos de
esa fraccion que, sin embargo, han aprobado todas las actas que
fuera de aquí decian que no el'all lmellUs.


SORNi.':""'S d,~ Mayo do 1871.


Digo) Sres, Oiputados, que no compl'endo f[Ue hayais arrojado




del Trono á lloiin ¡salid 11, por ciel'tos pccados (¡ue hoy dcddl'¡¡i~
vcniales. En aquellos tiempos, eualquicl'a lWI'sona que hubil'l'<l
oido hablar á algunos de los l¡llO hoy se sientan en el ballco azul,
hubiera dicho que erll un demagogo, y esas personas, vicndo ¡a
conducta de esos mismos Ministros dirúll de seguro que no hall
!techo, ni más ni ménos, que lo que se hacia ell tiempo de J)oiía
lsa bel 1I. En aquellos tiempos, el sistema electora 1 estllba cOtIl-
plntamente corrompido, y yo deseo que la Cámara me diga si el
sistem3 electoral inaugmado pOI' el !tUl'VO rl'gilllüll tienn qllí'
pcharlc algo en cara al antiguo. Solo hclltos au('\antado, si esto
('S adelantar, PII ulla cosa. Entonees hahia una presion, pOI' el('-
eÍl'lo así, de guante blanco; entonces la presiott vnnia dí' al'l'ib;l,
v hoy viene de a bajo; es por lo mismo más hl'utal y mí'lIos
('slótica.


A la influencia de las autoridau(es, ú la influencia de los g'o!wl"-
1l8dores, ha sucedido la influencia de la partida de la porra; [;1
influencia de los Voluntarios r(1alislas.


PMiCIJAL y CASA~.-22 de MAyO de 1871.


Se nos lw echado ell cara la organizacion de esta Cámara, ¡A
Ilo~otros se nos cnlpa' d!) la organizacion de esta Cánwra! Se LoS
ha dicho que de nosotros es úrbitro (ó triste ó grande dp-sgl'acia)
el partido tradicionalista; selíores, seamos francos, seamos daro~:
i,llUÓ hay aquí? ¿Por (lllÓ los partidos se miran con tanto hOI'I'or?
¿Por quú luchar con tanta 1"nerza9 ¿Por q\J(; (~st;]JllOS aqll í en eslR
llora? Por (lUl' linos y otros quieren la disolueion de las CÓI'les.
¿Y pOI' quó quieren la disolucion de las CÓl'tes? POl"que se sabe
'fue aqui, gracias á la triste gestion administrativa, el que ticne
d Ministerio de la Gollet'llaeioIl y el telégrafo tiene casi la mayo-
ría. ¿Quién ha compuesto estas Córtes'? ¿Quién ha traido es!) caos!
Es() presidente que vosotros halleis elegido. Sí; porque es nel'e-
sario recordarlo; pOI' espacio de dos meses hemos estado discu-
tiendo la constitucio!1 de este Congreso, en cuya discusion se hau
denunciado los mayores escándalos, las mayol'es violaciones de
la ley, y todo para traer una Cámara imposible, ulla situacion
imposible.


CASTELAH,-i7 de Xoviembre de 1871.




- ;¡H-
U('!2'aIIIOS ;'1 Jas pJp(TioJJPS del ;! du ~-'iJ¡l'il de 1872.


las terceras hechas pUl' la r('\olu<.:ion Ó por el Seüor
Sag'asta, en representaeioll del drf'(~c]¡o lluevo, y séasf'
I[IW el maestro era inhúbil (¡ los discípulos duros de
lllo11pra. hubo neC'psiclad, ú 10 tIue parece, do emplea]'
lllÚS illJlnC'llda lllol'al qll(; ('11 las :lllteriorPR, Regull Si'
\('n't en la illfol'macioll parlamentaria que vamos ú
('ontin1lar. Pero antes fijémonos en los preparativos.
[lOl'lllW la sinfonía suele dar ya ulla idea del mÓl'itn
!In la partitura,


En El Eco de Espwio del :2'2 de :\-Iarzo se lee:


El ["/ti c;,/'sal publica ¡HU'a conocimiento de los candidatos ('11'
I'I'I'UJUS de espíritu, con objeto de hacerles entrm' en reaccioll, la
~iguieute receta dada por el Sr, Sagasta á los gobel'l1adOl'es paL'H
prutcjc!' el ejereicio del SufL'agio {¡niversa!:


"Yiolaeioll del domicilio.
\' iolacioll de la cOrL'eSpundclll:ia.
Prohibicion del derecho de reunillll.
Perdon de multas.
Comisiouados de apremio.
c\meu3za de multas.
Ofl'ecimiento de dinero.
Deslinde de montes y fincas.
Promesas de credenciales.
Libertad de cortar y tala)' bosques.
lIeparto de cmees y condecü['acioLle~,
Cesantías á tiempo.
I'aralizacion de unos expedícut<,s.
Preeipitacion de otros.
Denuncias á los periódicos.
Segmidad de \lO tastlgar (klitos.
J IIdultos.
Organizaciun de lus ])(jLTas .
. \umento de edad en los soldadus.




Falsilicat:iull de tekgl'alll<ls,
.\Ionopolio del teI0g'l'a1'0.
llesculJl'imiento de COllsfJit'a(;iolle~ ~U]tlll"ti1~,
Iustrucciones á los jueces.
CamlJio de guarniciones.
lleparto ingelliosu y húbil de la~ cf'dlllllS l'il'l'IlJl'ali'~.
Hobus y eseamolC'os de untas.
y pOI' (lltinlO, la rl'SIlI'I'I~I'I'iou de la cal'IlI'.


y ('11 (~stt)s h;l'lllilloS S(' C'xl'l'l'saJI(\ Lu lJÍlu·I/.~ÍlI/I dos
litas c!('spuc's:


:'io gual'damus llIelllol'ia de uinguuas utras elecciulles ell qlle
IUlllus [JJ'epal'ativús sc hayan herllO pUl' pal'le dd LJobiel'llo, lo
I'ual ya de antemano 110S .mgma ([ue tum[Joeo eH otras algunas Si'
habrán cometido las coacciones., los cl'ímenes, las injusticias !JUI'
han de cometm'se en estas.


:'i'os quejábamos ell tiempos de jos ullionista:s, ''u tiempus del
gran mUiíidor, de Posada HerreI'a, (~n tiempos de los 1II0dl)l'adu~.
,(el feroz J\'arq¡cz, lJeI'O despues helllos apreudido tjllC aquellos enlll
tiempos de lJÍcnandanza en comparacion de los presc11tl's .


. \.llt('~ ([p CllllJ(,Z~ll' hl illl()nnacioll l'al'lallll'lltaria.
dejemo:') que CastAlar y ~agasta, dos atlelas parJanJeIl-
tm'ias) eruten cort0SUli'lltr' .las espada,;.


¿Qué se ncccsita para que las aetas repl'esenten verdaderalllelltu
la opinion de la Ciudad ó distrito quc las entrega? Se nccesita.
primero, que la seguridad individual de los ciudadanos, de los
electores en el momento dc ejercer su derecho sea completa, para
IJlle pueda manifestarsc sin olJstáculos su soheran ía; esa so]¡era-
nía superior á la soberanía del Hey, porquc, S(~gllll la COllstitll-
don del Estado, el Huyes un mandatario, un delegado, y el lH[/'-
1.,]0 pel'manece siendo siempl'c el supremo y derno Soberanu.
¿lIay seguridad en Sevilla? ¿La han lcnido los electores al tiempo
de ejercer su dcrecho: No; no la hall tenido. El c8jJi tan genel'ul




- tj(l-
atnl:llaZ<l; el g'u"el'll<ldol' cuhilw; los agellte~ de la autoridad IlIal-
tratall, los delegados prenden; las partidas de la Pona, org~Jli­
z"das ell tiempo ;Jportuno eOIl toda la hez de In soeirdad, apa Iran;
la administral:ion oprillle; ('1 acto electoral, cualldo ('s ('onU'ario
al (;ohi{~rno, Sl' conviel'te para el Gohinl'110 en cl'Ímen, para el
dedol' en flleule ti!: i['j'(~[lal'[llJles desgraeias,


CAsTELAn, -1." de 1layo de 1Hi~,


(l{l(' ha Iwbido hedl!Js ai,ladus C'II alg'lItlos distritos, ¡)'III"
¿I"'JlIIU no los ha de halicl' cuando Sl' tL'ata d(~ IIl1as (~I'~I'.eionl's por
~lIrragi() llllivl'l'sal, UC ullas (~Ie(~~i()n~;s quc se hal:cn ('11 todos los
<iyulltmllielllos de E~pai1a ú la VI'Z, en umellOs de los cual(>s ni
siquiera ha podido constituirsl' la Illesa ]101' 110 elll:Olllt'Hr s(,('l'ela-
l'ios qlle S()]lall ]Per y csel'ilJil', y en la mayor parte de los CI¡;t!PS
las IIlt'SllS clL'etol'ales 110 licuen (lIerz:l para sosteuer sus aCllcruos,
por la fRita 1I() Dlltoridad moral de lus 1)I'()silknt<.:s, única autoridad
([I!{' ell aqucl mOlllcnto hay en e1localllollde SI: 1'1ijl' Ú los l'<'pre,
:-;('ulantes dl'l país?


Pero ('~as llrbitl'<lriedadl's, {llllCdpil alribuil'Sl: al (;O]¡il'I'llO'!
(Cwr I'le sí), ¿Sí drl:ís9 '1I('jol' podcis llll'ilJuil'las ú los (llIC uo han
tellido eSl:l'llpulos e11 pasal' por el)alicÍlH1('s que SOll nn sí 1111 VPI'-
'Iacll'l'o d(eSlllan,


SAGASl'.\ (lJresidl'lIll' del ClIlIs,jli '/e .lIinis/.J'f/,")-l.° de ~hlylJ
"I~ 1 H7::!,


.\hOI"l ('¡)tI'I'/UOs di' ]j('/I() (')1 l;¡ ill1'Ol'lttat'joll [I<ll'la-
nH'lttal'in,


El exúmeu '1ue de otras actas hemos hecho, las indit:aeiolws so-
mcras tille al discutirse las ealilil:adas como levt's se han heeh(l
aeel'l:a de los !Jl'oeedimientos cketol'ales elllplcados pOI' nI Golder-
1l0, hall veuido á mostrDl' un rt~n{¡meno ral'O, sing-ulal'Ísimo, IIIH'
no ha sido frel:lIenlc en il ing-lIllQ de las ¡"pocas ilzarosas pOl'fllle
hemos pasado, y ÜIl llillgUIlH de las l'leutionl's anteriores, I:uales-
quiera qlle hayall sido los Gobiernos fILIe hayal! dirig-ido los d(,sti-
IIOS del pnís, Este fellómono ha sido, (1'11' nl acllla! (;ohicrl1o ahull-




- (ji -
dando, por decirlo así, ()n la altl'za la signilieaeilHl (¡ue liene, ~'PII
1" gran importancia quc mere(:() al país, 113 cuidado muy bien d,'
lincer la guerra llIás cruda á los hombres más emill()]1tes y qUt'
mils se han selínlado en el período reyoluciullal'Ío. ¿Qui('n habia
de decir al eminente repúhlicu D. Nicolás María Hivero, que 1111
GolJierno qlH' se diee, y yu dudo que lo sea, hijo de la revolucioll,
habia de combatir á sangre y flwgO, bahia de combatir de una
mallera inaudita al hombre á quien quizá deben mús los interrscs
()onsrr\"adores, y esto que ese Minist()riu, intenta llamarse, aUll-
que 110 Sr) si se atrevería ú decil'lo públicamente, conservador?
l'llrs esto, que parecerú rxt.ralío ú los SI'l'S. Diputados, yeso t¡lW
ya deben il'S() acostumlml!H)o Ó llllldws extraíiezas de este jaez, llfl
ocurrido en la elrccion de Ecija. En un distrito que \'ienr '\"otall-
uo sin ílltel'l'upcioll Ó D. Nicolás María Hivero, si no estoy equi·
vocado, en 22 elecciones, en un distrito en el cual consta ú todo
1'1 mundo las grandes simpatías que tiene, y que en estas circulls-
Wnciafl espcciales y en estas pasadas eleceiones, debia contar COl!
más irresistible fuerza para Yrneer; ()ll rse distrito, sin embnrgo,
ha SIdo d8l'I'otado D. Nicolás María Riyero, ¿yor ql[(~ rnrdios~ ¿,Por
quó procedimientos? Esto es lo (Ille me !oca expoller Ó lu consi-
deracioll del Congr(~so y del país, ante cuyos oidos llegará simtl-
pl'e lo que aquí expongamos sobre las nctns dn Eeijn, y juzgará d('
la Í1l1pareialidad ('on que se da aquí un '\"eredieto sobre ellas.


l'tO\IEno GlRON.-l:~ de Marzo de lil72.


~rUdlOS oradores han uemostrado ya en esta Cám81'::J qW) !oda~
las ('lecciones se han hecho por medio de delegados de los golJl'l'-


. t1adoms. No hay ulla sola provincia donde no haya habido delega·
uos. ¡Qué digo provincia! Xo ha habido un solo distrito que !lO
haya habido delegados de los gobernadorrs durante el período
eleetoral, siempre pretestando motivos de órden pílblim. iExtraíia
casualidadt El órden público se altera á la vez en toda Espalía du-
rante el período electoral. Es verdad: se altera en todas partes po'r
el Gobierno, pOl'que aquí no ha habido más d¿sórden que d (fI]('
produce con su mala administracioll ese Gobierno. Os ruego, Se-
íiores Diputados, que os (¡jeis en este fenómeno, {lile penseis en
lo qur h~ pasado en pslns elpc(:iOllf'S dI' mistel'io~' se!'l'pto. q\lP




- ti2-
1I0S0tl'OS no helllos \"isto .. 'ligo tleup halJcr OCUl'l'itlo de extraOl'di·
lIario y gravÍsimo: porque sino, no se hubieran enviado tantos
drl('gados. ¡.A nrlnrian por los distritos elcctol'¡¡ les los Duques COI'·
snrios que tanto asustal'Oll ni Gobierno, y que produJeron la t'\-
tlw'cion de los 2 millones que se vienen á legislar con el pl'oyee·
to dn lny que se nos lnyú ayer tarde?


El hecho es, que el Sr. :\Iinistro di; la (~olll~rlwcion sostielw con
In gravedad de costumbre que en ma teria de delegados ha segui-
do las huellas dt~ Sil digno anteel~sor. ¿Qué huellas ha seguido el
Sr. Sagasta? ¿A qué antec~'sor sn relkrn! Porque el SI'. Sagasta
ha tenido muchos antecesores y yo pudiera nomhrar los que SOIl
más dignos anteceSOl'es de S. S. Pero el Sr. Sagasta se rf~fel'ia
pvidentemente ni Sr. llivero.


El Sr. Sagasta se hace una gran ilusion: (,1
Cl'ee que mandando y siendo Presidente del Consejo de .Ministros,
y teniendo colocados en buenas posiciones á unos cuantos amigos,
mat.a la libertad en ESlIaiia: y PS ItIr~[\ester qne el SI'. Sagasta COItI-
lll't,nda que las sociedades humanas no soportan estas grandes.
difíciles y dolorosas conyulsiones, aunque sean fecundas, y no pa-
san pOI' estos du1'Ísimos y amarguísimos trances tan solo para qlW
S. S. sea Presidente del Consejo de l\Iillistros y l\Iinisll'O de la Go·
bernacion. Es menester que de esto se persuada el Sr. Sagasta:
es menester t[ue salga de esta ilusion extraiia, t[ue le etluipal'u Ú
eiel'to médico de una aldea. Era aficionado ú curar por el proce·
dimiento estadístico, y unn "ez se encontró con un enfermo ú
quien creyó curar, El enfermo era albaiiil, y obsel'vando los síu-
tomas de su indisposicion, dijo: ,no hay más, este albaiiil ticue
¡o\ tifus, ,) y le recetó refrescos, tranquilidad y reposo, medicina
cspectaute, la mejor de la terapóutica. Al otro dia volvió, y cn-.
l'ontrú al enfermo completamente hueno, como si no hubiera te-
nido tal enfermedad, y le dijo: «¿l[ué es lo tlue V. ha hecho?·,
"Pues nada, repuso el paciente ya sano: encontl'ando mi estúmago
desfallecido á media noche, y recordando que ha.hia en la cocina
unas sardinas arenques, me las he comido, rociúndolas con 111('-
dio cuartillo de vino:)) y el médico escribió en sus apuntes aquc'
lla importante trascendt~llt¡¡1 obsürvacioll.


A los pocos dias volrió á tOllel' otl'O enft:rmo, y el enfermo era
un cerrajero, y aquel si que tenia el tirus; '! en eUflllto de pIlu




- ti:!--
IlIdlo U() !'Lltl'rarSe l'1 llll"dien, le I'ecf'lú al installll' d rillo y las
sardinas :1I'('nques, con grnn ese~ndalo y resistencia de In ¡;lmili~l:
I'rl'o lns tomú, y en erp(',to \'('\'Plltó nI otro llin; y el médieo, taJl
11':111quilo en eso de visitnL' pul't'rlllos como el Sr, Sagasta en ('Sil
d(~ gobernar Xaciones, ('1 m('dico ('scribió en su~ apuntes: «Tirus:
vino, saruinas. arenques. Muy hueno para los nllmiiiles. mOl'!nl
para los cerrajeros.)) (Hisas).


¿Hay alenldr,s eorregidores'! ¿IIay pl'ocedimientos ndministrati-
\'os moderados, y estos procl'dimipnlos se emplean por ('] f:olllll'
de San Luis, pongo pOI' ejemplo; y estos alealdes-eorregidorcs SI'
Ilolllbran por el marqués de Pidal, pongo por caso; y el Sr. Sa-
gasta es tú en la oposicion, Y. gr.? :Mortal para los c(~rrajeros.
,:Pcro se nombran dclegados, y en realidad alcaldes· corregidores.
~' se gobiel'tla con menospreeio de las leyes, con igual desemba-
J'azo, con igual Iihertad y holg1ll'a flnn si rigipl'Dl1 las leyes di'
IRlt,ií Y las postnrio\'cs il este aiio, y el Sr. Sagasta fjUiPll hne¡~ todu
esto? bueno para los albaiiiles,


Pero ¡ahl iqU{~ peligros tan gl'andes hay para la lihel'tad de los
pueblos por estos proeedimi('lItos' El SI'. Sagastn no sabi', no
comprellde las graves consecuencias, yo no quiero hacer nH"¡s ¡¡lj('
indicarlas, las graves consecuencias que para los grandes intere-
Sl'S que debiera def('nder, y qun no defiende sino que comprome-
tí', puede tener esa cOlI(luc!a, pOl'quc al fin los pueblos se cansan,
la opinion desmaya, y cwe (lllP todos somos iguales, y cree qUI'
todos somos Sagastas; y cuando se pierde la fé política en los
hombres, y cuando se pierde la r(~ politica ('11 las ideas, entoneps
viene la eompleta perdicioll de los pueblos por e8!lIillos, pOI' pro-
('pdimientos dp los quP algunos recientísimos p,iemplos hemos
IPnido.


.\IAI\1'OS iCI'istinoJ.-17 de .\-Iayo de lR72,


\' o os hablnl'l' de las coacciones, de 188 violencias eOllletidns
por cl Gobierno y sus agentes en la última lucha electoral: llnda
os dirl\ de los colwchos, de las prevaricaciones con que se ha
corrompido el eucl'po electoral; tampoco piel1so hablaros de In
s('paracion de Ayuntamientos y Diputaciones, y de las traslaeioncs.
sl'pal'Dciones, cesantías [1(' empleados dll1'nntp c:1 pPI'íodo plre!ol'a 1:




-M-
IlO me ocupan': ue la [H'isioll ue muc1lOs jueces, arrancauos ud
sitia I dondr' a<lministmlHln justicia por polizontes infmms y ljUl~
[lusipl'(Jll su mano sobre la honrosa toga de esos funcionarios,
solo porrfUe!lO cedian ante sus planes libcrticidas; yo haré caso
omiso, C!l fill, de esas liceioncs electoralcs, yo no citaré las aetas
(',HTitas ('Oll s:lIlgl'e den'amada por los agcntes uc csc Gobiefllo,
l'uyo presidcnte en ulla de las sesiones últimas deda que todo
(':1to el'n!l vi(;ios inhel'elllps al su('rngio universal: es decir, que
hacia rus~onsable al sufragio universal de todos esos vieios y de
todos esos atentados, cuando emn ohra dcl poder, cuando er[]lI
obra uel Gobiel'Llo, cuando ()ran obra de sus agentes.


Aquí, Sres. Diputados, está todo pnryertido, todo desnaturali-
zado: el principio de la soberanía naeional, herido de muerte.: el
sufragio uninrsal conculcado, prostituido, digámoslo así; rotas y
quebrantadas lus relacioues quP unian á los podcres públicos.
hasta el extremo que aquel podel' dp más importaneia qué debe
sel' la liel expresioll de la opinion pública, de la voluntad del
pupblo, yielwá ser creucjon y hechura del Poder ejecutivo, viene
á snr un hijo bastardo de ese contuvrl'l1io, de esa nefanda mision
tIel Gobierno, con la arllitrlM'iedad; y cuando los Gobiernos llegun
á estt~ desastroso estado, á estc estado en que ahora nos vemos,
no In cabe al plIPvl0, y lo digo con dolo!', mús que optar pO\' unu
de los lt'~rmil1os de la disyuntiva siguiente: si Mbiles, llorar como
mujü!'()s su desgTacia y doblar la caheza ante la tiranía y el dps-
potislllo: si f'uCl'tes y de corazan varonil, rechazar la fuerza CUIl
la f'U()]'I,:l. PO nombre de su derecho conculcado.
YALLA.~IIL t CAIIC1O.-21 de Mayo de Hl72.


¡Triste espectáculo el que aquí se está dando! Los desmanes de
las últimas elecciones han sido denunciados y en{'rgiemnpllt"
eenslll'ados, no solo por los homlJl'(~s de la oPOSieiOIl, sino t:lln-
Ilien por todas las personas sensatas. Los hombres más pacíHcos
han sentido enardecerse sus corazones de ira al ver tanta iniqllidad
y tantos atL'opellos. Habria sido entonces fácil llevar á los el()('to-
res de los comicios ú los campos de [)atalln. Se les sosegó haciéll·
dole,; esperar la justicia de las CÚL'tes. y la justicia de las C{,I'th
(]psgl':H'iadamente no vielw.




-(;;;-
A sí sucede, Sres. Diputádos, que un gran número de electore,.;


están hoy por el retraimiento de las oposieiones. ¿Cómo nos dicen
quereis permnnecer en unas Córtes donde hay diputados que no
representan la yoluntod del país'? ¿Cómo quereis formar parte de
IInas Córtes que, en vez de corregir los atropellos cometidos en
lus elecciones, no piensan más que en cohonestarlos y en legiti-
marIos? La palahrn retraimiento (]ncuentra hoy eco en todos 1m;
pnl'tirtos.


Pi y MAnGALL,-21 de Mayo d(] 18i2.


Sin duda (d g'efe <le los carlistas debió pensar so-
bre la legalidad de las últimas elecciones ]0 mismo
que las minorías del Congreso, y profesar la doc-
trina del Sr. Villamil de que los partidos fuertes y
de COl'azon varonil deben rechazar ]a fuerza con la
fuerza, puesto que ma1lfló Ú los diputados de su par-
tido que 110 acudieran al Parlamento, y el dia iD del
mismo nJ()s de alJril, pocos despues de las elecciones.
I'xpicli6 ,dos proclamas dAS(]A Ginebra llamando á las
armas Ú S\lS partidarios. El Sr. Sagasta, que se alabó
(~n dcrta ocasion de haber provocado la insurreccioll
republicana, pudo alabarse despues de haber elado
pretexlo ó motivo á los carlistas para lanzarse al cam-
po y ú ]a 1 ncha armada. Si esto puede ser motivo dc'
satisfaccioll, el Sr. Sagasta debe tenerla completa.
aunque dudo le acolllpaílell eH ella los pueblos quP
han sido vktimas de la guerra ci\'i1.


Llegamos ya ú las elecciones del 2/1 do Agosto
de 1872. últimas que hicieron los monárquicos de la
I'evolncioll. Al St'. Saga sta que hasta entonces habia
repres(mtado, con hastante soltura y á satisfaccion dE'
sus amigos, el papel de cocinero, en estas elecciones
lfl toca el <le pollo, es decir, que salió derrotado dI'
las llrnas~ sin duda emplE'l'ÍTlrlose contra él los mismos


ri




-titi-
pnJ('('dimipnto~ fin!' I~l bahia emplendo ('OIltl'LI sus ad-
YPI'sarios.


Estas elecciones se hicieron con todos los almsos
llecesarios para (lue el gohierllo obtuviese una grall
mayoría; 1)01'0 no fhel'on tantos como en las anterio-
res, porqtH" retraidos los carlistas, convcnic1os los re-
publicanos con los ministeriales tí iwliferentes las ela-
ses cOllservadoras, hubo lucha solo en los distritos C'II
<¡un el gohierno S0 empefící en (lerrotal' Ú cau(1iclatos
('OlllO Hios Rosas, Cúnovas del Castillo, Sagasta, ~'
otros f[ne, eontando con distritos adictos, hahian si-
do f'legidos CH tollas las situacioues.


Por no fatigar al lector, J' ganoso de llouer térmi-
HO Ú ese monótono capítnlo. me limitaré (¡ copiar es-
telS dos proh:.stas,


POI' eso, sriíol'es. no voy ú hablnr contra el aeta del distrito dI'
I a Audiencia. ton oC3sioll de ella yoy ú explanar mi t('sis, qlle es
la siguien te: las últimas elecciones, que el (;obiel'l1o de S. ~I. ha·
hia ofrecido que serian las más lihres que hubiera visto nun(~a
Espaiía, hall sido, en mi concepto, las mús cohibidas, las más
arbitrarias, las más contrarins al sentimiento público, de cuantas
8(' Itnn hecho en este país durante el largo período del sistemn re·
presentativo.


y esta tésis. seiíores, noccsita uua prueba jurídica: hasta para
que quede demostrada, la aplicflcion del simple raciocinio á los
hechos que acaban de pasar y ú los resultados que todo el munllll
ha prcsl~llCia(lo.


Al \'el' expulsado de f'~l!~ recinto ú ese partido importante qUt'
/in illl111itlo poderosamellte en los destinos del país, ú ese partillo
I(ur; ademn" ha contri huido elicazmellte il fundar la siluacion pre·
,nnle: al \'('1' fllcra dr~ ('sle y del otro sitio á ¡os hombres qllc
iniciaron, que fOl'l111llaron y aseguraron la reyoludon de 1868. lo
mismo al hrayo marino que acogió y clió proteccion y amparo ú
los emigl'ados espaiioles en la rragata Znragoza, qUf) al 110 ménos
illl~ll'C marino qUf' inspirñndosf' cn I1n :llto1 spntimipnlo palriMi,'o




- ü7 -
entregó su reputacion á la calumnia de sus enemigos pal'O dar' la
libertad á Espaiía; lo mismo, seiíores, al héroe de Alcolea; (El
seiío\' Esteban Coll:llItes: Pido la l,¡¡labra para toma\' parte en este
debate), y á los genel'ales que le acompaiíaJ'on, que á los indiví _
tluos de la junta secreta de Madrid, la mayor parte progresisws,
que rodeados de peligros estuvieron preparando el prolluncia-
miento en esta (~úl'te; lo mismo á los illdividuos d(;l gobierno pro-
visional [lue á los que en las Có\'tes Constituyentes, por medio de
!tolll'osas y glm'iosas t['allsaccioues prestarol! un gran servi(~io {¡
la Patria; al yer, seiío\'es, esto, podria creerse que la revolucioll
de Setiembre estaba reallllente proserita, como están proscritos
sus hombres más importan les; sinu viéramos flor olra parte al
frunte de esta Cámara ni entúnces y sielllpre dignisimu Alcalde
popul:J[' de J[arl!'id, y presidiendo el Consejo de 1Iinistros á uno
de loS refugiados en la Zaragoza, Del
Sr. Sagasta no quiero hablar, seiíores. porque la persecucion del
Sr, Sagasta por el actual Presidente del Consejo de Ministros, es
un cuadro sombrío en el que la peal' figura que se destaca es el
Sr. Zorrilla, (El SI', Presidünte del Consejo rle ~Iinistl'us: Falso).
La palnhra fal,~o me pnrece poco parlamentaria y mC'nos ministr;o
['ial. (El SI', Presidentü del Consejo de Jlinistros: Ruegu iJ S, S.
Ille perdone por haberla pronunciado; pero es tan fuerte lo que
dijo S. S., que Sp me ha es(~apado).


liLLOA,-:l9 de Setiembre de 1872,


Significaba, pues, el 1Iinistcrio Ruiz Zonilla, la sinceridad y el
respeto á la yoluntad del cuerpo electoral, significaba el l'especto
profundo, y si podemos decirlu usí, hasta idolátrico, el ejercicio
de los derechos individuales; y que no se ha respetado como
debia la libel'tarl riel sufragio, lo dice {¡ voces In cOIlciencin de
lodos, y que no se respetan las garantws individuales, lo acaIJa
de ver la Cámara. Adema¡;, ¿no sabemos todos que hay jueres
dóciles que forman enusa y prenden ir ciudadanos y que los tien()n
presos [lUI' mucho tiempo, sabiendo ellos (llIe los han de poner en
libertnd cuando hayan pasado ciertas cireunstanelas, por no tenel'
J'ozon de ser ni fundamento legal alguno pal'a que continuen en
pri~¡on? PUPS f~st() !lO hay ning-un diputAdo en ('sta Camara (flH'




- GH-
lo ignol'C; y si alguno lo ignorara ó aparentara ignorarlo, j(.
citaria, entre muchos, el caso dc D. Manuel Peco, preso en Cór-
doba por sospechas de estar comprometido en una conspira-
cion, y cuyo auto de encarcelamiento leería yo á la Cámara, sino
fuera por no lastimar la honra de la magistratura eS¡Ja1iola, pue~
que hay rn rsos autos considerandos que son un verdadero escán-
dalo.
FH;'¡¡RRA~.-27 de Novirrnhr!' dI' tR72.




- Ij~l _


111.


El mito.


En el capítulo anterior hemos yisto eómo y de qué
Illanera restablecieron los revolucionarios la indepen-
dencia del cuerpo electoral, cómo y de que manera
pl'ocUt'm'on que el Padamento fuera la expresion ge-
nuina de la yoluntad de la nacion.


El sufragio universal directo, esta gran conquista
de la democracia moderna, funcionaba por primera
\'ez entre nosotl'Os, y por ella entraban El formar par-
te de la soheranía-nada JrI(-(nos qne ele la soberanía-
masas iJl('ollcipnfes, !-!'l'a11 número de eiucladanos in-
doctos, que 110 solalllente no saben leer ni escribir sino
IIue ni elltiendenlo que los otros les leen. A hombres
(le esa inteligencia no se les debe fiar la interyencion
('U los negocios públieos, por más que así lo exijall
la pureza de la doetl'illa de los derechos illcliyi(luales.
porque segun ollinion del mismo Sr. Ruiz Zorrilla.
('liando era millisü'o, la dircceion de la Sociedad eol'-
l'l~spoll(le ú los escogidos. encargados de imponer ¡í
la multitud ideas que la multitud no comprenderá si-
110 mnchos años clespues. Esta teoría es un tanto doc-
Irinaria, uo l1ay para que negarlo; pel'o ya he ad-
\erlic1o (Iue cuando el Sr. Ruiz Zorrillala profesab~l
::;e hallaba entre los nseogid()s~ es decir, entre los que
han de imponer. velis nolis~ sus ideas á la multi111rl
ignorante y fanatizada.


Para los revolncionaL'ios IIIlP lW:4 habian traido los
r!('l'echos incliyiduales. el caso era Hit poco gTRV(': pOI'




-70-
Illl lado el sllt'r,lgio nniyprsaL el derecho de reunían,
el de asocíacion, y el derecho 110 solo (le emitir cada
cual lihremente SIlS ideas, sino el derecho (le eH-
touelor libremente las de los delllús, illel usas las de los
mismos ministros, Como 0Jl yirtud de esta lihertad, las
ovejas POClÜlll dejar (le segnir al pastor, es deeir, :11
partido dominélll te. y extra,'iarse y caer en poder de
los lo])os carlislas () (le los lohos federales, ll:1hu':1I-
menle se siguió el rjelllfilo (IUO en tales casos dan l()~
pastores c1C'l Pirineo. (l11ielles sr' yalrll (1c' pOITOS que,
dando yneltas al rerle(lor del re])allo. lo [Jl,lIltiellell
compado, morcliendo sin pi0(1arl {¡ b oY('ja lJae no si-
gne las huellas d(~l pastor. L:1S fllnciones dn dic'l!os
pelTos se confiaron Ú Ulla institncion llamada Partida
de la Porra, creada primeramente ell "Madrid y exten-
dirla c1espues por torIo el reino. hasta los más remolos
1 u,!.!-arrs,


La primera y('z (lU(~ se 1:1 H' f'l1ucioJliH' I'S contra
I'l (lirector (k El Siglo, periódico mocl(~rado ([Ile se
jlnhlicaha ell ~Iaclri(1. ACJllrl indiscr(>to ppriodista que
quiRo ells:1yar hasta donde rra ilimitado d derecho
dI' escribir ('ontea los go]wrnantes. se ellcolltní COl!
la liluitndoll de la Porra, <¡nc' lo dejó tenc1i(ln el\ el
~udn Rill R('llticlo, Puesta y,¡ ('11 J'lllH'ioup:,; la llUpya ills-
titlLt'iOlJ. "i'litó l'edaccinlles, SielJlp1'(' de pericícljc()~ de
opo'li('ioll, ~' l'ealizc) otras lW7.;;lIi,¡s (Iu,' spria 1:11'!2'0
I'lllllt10r;l1', ~O]Jl'e ellas se 1('e ('l! D(! IY/lflldud. 1)(>-
ri(í(1Í('O ]'('!mbli('mw. lo siguiellte:


Ih'c'ididll1l10IltC el público cll~ JI:J(ll'id tielle lllÚS pellCll'ueiulI ~
mejur instinto pal'U conocer el YCl'dallcru múvil lle cicrto;,; sucesu~
~. la \"l'l'dadel'u íllllulc de las pl'l"SUllaS quc' los 11<111 prl'lwtl'¡](Ju, (jUI'
el ;';1)1)~I'lIad(l1' '\lon:nu BCllitcz y (jue el akalde V, Siculils HiH'I'(I.


El ::-;1". }lUl'Plll) Bellitez. que se hallaba ('1111'(' lo,;




ii -
pastOl'es y HU entre las ovejas, calitieó !le .Lvlito la
(~xistencia de la Porra, pero el mito no solo continuó
mordiendo con cOl1lpleta libertad y con absoluta im-
[lunictad, sino qne se entregó á 11na especie de batid"
contra todos los casinos carlistas, é infAnino An las
PlA(:ciolles (In una manAra general y eficaz, aUll(luf'
llO tí satisfaceion dI' todos, como se YeI'il por las si-
.~'llientes quejas,


Todo esto que voy di('i(~lllio ha pasado en las elecciones, tod"
lo han dieho lus periódicos y es públicu y llotorio: y ¿(¡ué quCl'l"
mos que sucp.da en Ull país donde exi..,tc la partida de la Purra>
Yo francameute, sclíOl'es, los primeros di as en fine oí h8!JIBr de
esa partida, ereia que en erecto era una exageracion: pero d(~spues
lile hc convencIdo de f¡UeeS una realidad, ulla I'calid:ld llue de
~Iadrid ha ido ú todos lus rincunes de Espa lía, Yo no sé cómo
hay Ministros qne toleran esto, y cómo bay geIltes alrededor de
los Ministros que lo toleran tamhien, PUl' mi parte aseglll'U á los
Sres, Diputados que auu euando fuera al'eL:lu á 1111 Gohierr o, si
veia que consentia esa iniquidad, en el acto me separ8ria de pi,
aunque el Gobierno se llamase l'epublicallo, De la partida de la
Porra no se habia oido hablar en Espalía. hace cincuenta alíos.
Los varios partidos que han venido dominando en este país, no
han consentido nunca la existencia de la tal partida, qne no es
otra cosa que ulla imitaeion de lo que hacia Hosas en Buenos
Aires. Rosas no presentaba ninguna ley restrictiya; dejaba á todo
lo] mundo que escribiera y hablara lo que quisiera; pero tenia una
partida que se llamaba la }lazOl'ca, semejante á la partida de la
Porra, la cual cuando un diputado hablaba cosas contl'8rias al
I~obierno, lo mataha, De esta manera podian los Diputados hablar
ludo lo Que quisieran: y 10 que digo de los Diputados, digo de lo~
('seritores; podian eStl'ibil' aquello que más les viniera ú cuentn:
pero perecian á mallOS de la lJal,tida de la l\lazol'cu,


Ihu:.'í:iE.-l:l d!' Ahl'ildp 1871.


En ct;as pl'Uvinei!l::; y ell ciertos puutus ell (lile laslUerlds gubt'I'-
na mentales, no son hastante potentes, se organizan algunas pal'-




-H-
I idas arnHJdas que SUll verdaderos eJellleutos de presiulI y de
violencia, y qu'e sirven para preparar las elecciones y ganarla~
así, ya que por los otros medios legales no se puede COIlSf'-
guir.


lJna de esas compañías allónilllas, UlIU de esas partidas. digil-
moslo así, está estalJlecida, como salJe muy bien el SI'. Balaguer.
en Villanueva y Geltrú. Allí hay una cumpunía tIlle yo no llamarl'
de Voluntarios de la Libel'tad, porque yo no quiero hOIlrar CUIl
este nombre ú alguIlos que forman parle de ella, y que han sido
condenados por los tribunales, y esa partida ha dado ú la pobla·
cíon dias de llanto y de Il1to, pllesto que hn del'l'¡llnado más LIt'
una vez sangTe de republicanos, No diga el SI', Dalaguer que 1]1\
sabe nada de esto, porque es públieo y nOlorio, y los periódicos
riel país han dado quejas sobre el pal'tieulal'.


PASClAL y C'\5.\5.-1:3 (k Abl'il d(' 1871,


La verdad es, senores, que todavía l'l~sueuan en lJuestros oidus
los acentos elocuentísilIlos de lIluchos de los hombl'es que hoy
ocupan los bancos de la mayoría, y en pal'ticul8r los del senor
~Iinistro de la Gohernacion, el cual, cuando eOlllhatia aquí actas,
suponiendo quc en ellas habia hahido lo que '~lltonces se llamaba
influencia moral, hacia decir ú todo el que le oia y ú mí que siem·
Jlre le he escuchado con mucho gusto: « el dia que el Sr, Sagasta
ocupe el banco de los Ministros, ha de ser una yerdad el derecho
eleetol'al en Espalia,» Pero más tal'de mc he cOllvcncido, por lo
que todos los dias oimos aquí, por lo que se sabe que ha pasado
en otras partes y por lo que hemos yislo en llluchas localidades.
'Iue S. S, eombatia lo que lIamaha iufluencia moral, ]Jonlue ,¡ue-
ria sustituÍl'la con la inlluencia de los soldados, con la inllucnein
dI' los trabucos, con la intlueucia de la 1'01'1'8,
"L\l\Q~f;5 DE L,\ YEGA DE An~llJo,-l:J dc .\!Jl'il de l~i 1.


Det:ia el otro dia (y, IlÓ só por flUÓ {l álg'uiell le pal'cl'ió I'sla
indicacion mia un gran escándalo), (l11e en Espafía llO lwhia yel'-
,laderas milicias, y excelltuaba (á pesar de ;llgullas indicaciones
'[1If' no quiero repetÍl'), ú la 11ilicia de Madrid, Esta es. la verdad,




~"
1"


:-il'C" Diputadus, pun/uc yo dudo que hHyH en EspHña una solH
fuerza popular armada con arraglo á la ley; y cuidado que esa ley,
;;;l'es, Diputados, ya tenia ciertas y detcl'lninadas tendencias, ([Uf'
rinieron ú mani/'estdrse en el campo de la política española des-
pues de rota la conciliaciol1, pues fué hecha por D, ll'áxedes Ma-
leo Sagasta, que debia simholizar el elemento conservador de III
¡'evolueion de Setiemu¡'e, pues á pesar de que segun estos regla-
Illentos orgánicos las Milicias l\acionales debieron organizarse
hajo un c¡'itcl'io conscrrad0r, á jll'sar de esto, no hay Milicias en
España, cun ligeras excepciones, que obedezcan ú esta misma ley
hecha por el SI', Sag'asta, Otra l'llI', por cierto la idea y el criteri(l
que presidió en la fOl'lllacion de estas milicias, El Gohiel'llo, ó mu-
jOl' dicho, los Gohicrnos (lIje hasta aquí sc han sucedido des pues
de la rcvolucion de Setiembre, obedecieron solu ú una mira, llll
de moralidad, sino de interl'S:lIlira que les llevaba muy lejos,
que les llevaba en situaciones determinadas á cometer los san-
grientos ultrajes á In mOl'al y al derecho de que dió tantas mues-
Iras la situ8cion pasada, y de que no se ha curado pOl' completo
la situacion presente,


Los pueblos en tlue por desdicha suya dOlllinan lus elplllpntos
í'untr81'ius Ú la situal'iulJ yal l'¡"gillJeIl atlual, ya republicanos, ya
¡IlUnúl'ljuicos, fuerun 1'1 1¡lanco húeia el ella I se dirigieron las mi,
ras de cicrtos gubernantes, CUHlldolos alcaldes eran carli~tas ó
repulllieanus, euaudo no per[(~lwcilln Ú la situacion creada despue~
de ::;eliemlJl'L' de lHGH, al laLlu de esas uuturida¡]ps populares SI'
\Junia una l'cpresCllluciull lle la lIutm'idad militar í[Ue malldaba cn
aquellus distritus, 1)() nquí, seiiul'es Diputadus, tantos aímenes, dl'
<HjuÍ la exi~temia de l'.iel'tas y ¡lelerminadas instituciones que
\'Cllg'O á denullciar, tUl! la /irllle csperilnZG de que el Sr, Ministro
de la GUPl'l'a y el {iulJicrl1o de que fUl'rna pllrte han ele hacer algo
p8m que desapar('zea esu, tlue es un pudron de ignominia de Ja
,itnadun actual y de la reyolueiun misma. Y para ello yo he ll('
,;er tau telllplado l:OlllU me lo permite llli lJl'o[Jiu te\ll[Jl'l'Umento y
la gl'u\edud dl'lusuntu, y lw dI) exigir dpel:H'aeioups categóricas,
para que sepamos cómo piensa el Gobicl'l1o, pOl'tJUC sino tendre-
mos el derecho de decir de csW "ituneioll lo mismo que lo qll!'
decíamos de la de Sagastn,


Derill, Sres, Diputados, que SCg'ull la le~' (k l\lilieius, los alcal-




-7'1-
ues debian lllandar las fuerzas populares, vero en varias vroviu-
cias, y especialmente en Cataluña, se crearon unas autoridades
sui generis, que yo no sé cómo nombrar; se han inventado los
ft'ancos movilizados ó no movilizados, se buscaba un hombre de
las peores condiciones posibles, y se le nombraba capitan; reclu-
talla la peor gente de los puelllos, y á esta gente se le entregaban
50 ó 60 fusiles que vellian á constituj¡' lo que decia la prensa
radical compañías de la Porra, y dicho se está que lo que debia su-
ceder era bien claro; que se establecia una verdadera guerra civil
entre los elementos gubernamentales y no gubernamentales, (Iue
contm estos se dirigian hJS coacciones, porque aquellos, armados
y protegidos por las autoridades milita/'es, insultaban, vejaban y
oprimian de ulla manera incalilieable el derecho de sus conciu-
dadanos.


Yo he de conel'etar lIlis illdieacioncs; yo deho decirlo al seom
Ministro de la Guerra, que si úlguien se le acerca y le dice quc
tstas ugrupaciones de hombrcs ¡¡rmados dispuestos á impedir ¡Í
los ciudadanos el ejercicio de su derecho y á vendersc á cualtluicl'
Gobierno, ]lar credl.'lIciales (¡ pOI' dilll'l'O, (lile tambicn los hay á
sueldo, han prestado SCi'yicios á la libertad, lluC lo averigüe, que
se enterl' y yerá ljlll' lo mús clue han hecho ha sido prest81' gran-
des servicios á alglln candidato millistL'rial; y concretándome solo
á mi provincia podrá saber qué es lo que han hed]{J esas gentes,
hasta dónde llega el valor de esos héroes que yo sabia bien que
habian de ser solo hél'oes en agraz, y que sirven únicamente para
oponerse al ejercicio del derecho ajeno, para imponerse á sus
conciudadanos cuando están inermes é indefensos. El Sr. Ministro
de la Guerra debe saber pert'eet1mente lo que han hecho algunas
de esas eompaiiías de la Porra cuando S(~ ha tmtado de defender
la libertad.
~f) hablaba a4.uí el otro dia de cl'lleles venganzas ejercidas por


las partidas carlistas que vag'an por la provincia de Gerona eOIl
escándalo de las gentes. Esas venganzas son hijas de los misnlOs
hechos (¡ue yo estoy denundando, rsos desgraciados que han sido
g¡¡cados de los pueblos.y villanamente 3sesin¡¡dus l'crteneciulI Ú
('sas lmrtidas (¡ue tantas vcces h¡¡lJiulJ hollado y ('scarneeido rl
derechode.sus eiudadallus en pl'Ó de UIl interés llJinisterial ó di'


: eaciqt¡islllo; pórque muchas veces la política en los pueblos no




- 75 -
olJedece más que al interés puramente local de ciertos lucros y
ciertas granjerías, que representa el poder municipal.


PASCUAL y CASAS. - 6 de Noviembt'e de f872


DUl'3tlte el mando del partido radical nadie se ha ocupado de
la instituci rll1 conocida con el nombre de partida de la Porra. Se
conoce f¡Ue esta institucioll habia desaparecido; pero desde el
momento en <¡ue el Sr. Sagasta ocupa una elevada posicioll polí-
liea, y desde el momento en que sus amigos ocupan el banco
ministerial, se habla ya de la creaciotl de esa institucioll; y yo
deseo que el Gabinpte se sirva decirtlos si está dispuesto á gal'an-
lizRl' la seguridad individual de los ciudadanos y á perseguir
nnérgicamente, sill (['egua ni descanso, :1 esa asociacion escanda-
losa que es la mel1gua del país,


l\h:Hu.-7 de Octubre de 1871.




- 71:í-


lY,


El templo de las leyes,


~egllJl la V(~rdHdera. ~egllll la g'n!lllina doctrina r!1'-
mocrMira~ la representarioll nacional rs llll vcr(lac!p-
1'0 ~aC'erdoci()~ y el rditicio donde funciona lIn yerda-
(lero templo de las l('ye~, un sitio sagrado, el mús
~agrado de todos, La tcol'ia es sencilla y completa:
pI pnehlo <:>Iige sus l'eIll'esentalltes ('011 eutCl'a lillerfad.
('on absoluta independencia lle tUllo infllljo oücial li
I'xtl'a-oti('ial; los representautes del plleblo SI' reunen,
no para C'ol1yertir en le,\CS Sil \OIU11I~l(1. sillo IJara in-
terprC'lar la YOILllltad dl'l Pll(,]¡lo-Dios. ('\lya soheraní,¡
1-':::; illlllancnte. es decil'. Í1Hkleil'al¡le. E"tos lllisllW:::; 1'('-
pl'e:::;elltantes del pueblo llesignan al jl,ti' dd Estado.
mero ejecutor de SllS mandatos, las persollas (le quie-
nes S8 ha de valer para darles cumplimiellto, y Ill~
;1I1UL su irt'esponsalJilidad.


\:1:1 telllplo donde se adora al Pueblo-Dios ha dc S('1'.
COlllO hemos dicllo, sagra(lo, y los sacünlotes <le> aqupj
culto han de see quielles <len ejemplo (I(~ rpspeto y
gran CÍ!'C'llllspe('<.:Íoll )' cOlllpostnl'a (~n 1'1 ejercicio <.!P
~llS funciollC's. Si lo ell[PllIlieron as!, y así lo cllmplic-
!'OB los setI'Dlhristai'. uns jo dinín ellos Illii'lllos. Oi-
il'¡'lI1lOi'J ('s,:


y digo (Iue lo sielllo, 'porljue ~Oll harto do!ort)sas las esecna,
quc ha pl'escuciado esta Cámara. el! el dia de hoy)' que mañana
sabrá la Nacion,


Yo nn Ille permitiré examinarlas; pero lIlC peJ'Illitir(' deplOl'¡¡1'




ii
IIUI: en este augusto ¡'ecinto, l'!:cintu pulítico, ¡'eeillto puramentl'
parlamentario, se venga á discutir el dogma de una religion, si-
quiera fuese el de la religion de Ruda, no la religion de Jesucris-
to, que profesan 'i 6 millones de espaíioles, que tienen derecho á
I¡ue respete su fé de todo espaíio!. á que la respeWn todos los ni-
"lltad¡)~ de In Xarion Pílpníiola. (Gral/des aplal/sos).


fiLOS Hm;As.-2() de Abril de tR()!I.


¿En dónde estamos? ¿Se pueden permitir las p¡'Hdicaciones ~
;unenazas de sublevaciones, de armamentos, de que el país se to-
me la justicia por su mano? I,Pueden hacerse esas comparaciOlws
sin venir á cnento, y hablar de lo que sucederia si viniese un r('~'
drl confin del mundo, (¡ si viniera un presidente de la república
¡le tal ú cuál parte? ¡,A qUl: todos estos despropósitos políticos qlll'
hemos oido aquí? Seíiores, ¿hemos venido á malgastar el tiempo,
il que t'ste pase en balde pidiendo votaciones nominales á todas
horas~ I,A qué nllnca se hagn la Constitucion? ¡,A quó el país 110
tome su asiento pronto como conviene y como exige el interes
público?


en Sr. Diputado, aficionado á estadísticas ha hecho una sobre
I!l tiempo perdidu en votaciones, y de ella resulta que se han in-
vel'tido 17 sesiones en las votaciones nominales desde que empe-
1,1') la legislatura lince tres meses: es decir, hemos perdido en (~sas
votaciones la cuarta parte del tiempo.


DIJQIJ.F; DE LA TORRE. (f1I"~údl'lItl' tll'l Pndl'r Rjerntil'o. )-1-\ ¡JI'
.\Iayo (l(~ 1R6~.


Si lo niegn, tanto pe 01' para S. S., porque es una cosa que todo
d mundo sabe, y á mí no me importa una negativa del Sr. Minis-
11'0 de la Gollernacion, porque entre S_ S_ que ha negado mucha"
\wdades, y yo que nunca he faltado á ella, el país juzgará.


Ei Sr. VICE-PRESIDE;i'TE (Martos): Llamo la :ltencioll de Y. S. ~IJ­
in'e la eonveniencia pal'lamentaria de esas palabras.


El Sr. Son:-;¡; Cuando nfirmo unn eosn eierta y se me niega,
lampoco me parece que hay gran convenienci:l en estn negativa.


El Sr. VICE-PRESIDE;i'TE (Martos): Yo recuerdo á S. S.las rOI1Yi'-
Ilif'IH~ia~ de este lugar, y V. S. TJue!le seg'lIir Sil jllirio.




- 78-
El Sr. SORX!: Accpto la indicarion del Sr. Presidente, pero si


ha habido inconvenicncia en mis pa!nbras, no creo haya dejado
de habel"la en la negativa de una verdad por parte del Sr. ~rini~­
Iro de la Gobernacion.


SORXI.-4 de Octubre de i869.


El Sr. Sagasta no tiene modos ni mancI'as .... (JluJ'lI!ullos) ha-
hlo de modos y man(~ras parlamentadas; arluí no se debe illsultal'
á nadie, y el decir que somos unos cómicos y qu~ nos hemos re-
partido los papeles, eso es un g¡'andísimo insulto: si otros lo quie-
ren sulHr, que lo sufran; yo no los sufriró. Pero ya que el Sr. Sa-
gasta habla de cómicos, yo le diré que S. S. esta muy acostum-
brado á los papeles de galan jóven; y como de estr: pnpel le hnn
trasladado al de barba, le sucede que sigue siempre con los ade-
manes y maneras que tenia cuando hacia los papeles de primer
galano ¿Qué puede ser, qué se debe esperar de un hombre qite no
sabe tener la gravl'dad y la cahna propia del puesto de Ministl'O"?


OnEx'E.-4 de Octubre de 1869.


SeITores, la ley de estos Cuerpos, el IleglamenLo de estos cuer-
pos, se han hecho para que estén por ellcima de la mayorías y de
las minorías, para que sean regla para todos, para que no puedan.
derogarse en cada caso concreto, y todos los dias y ú todas ho-
ras. y la violacion sistemáticn del Reglamcnto, abroquelandose la
Mesa en la 'Iayoría, comprometiendo la responsabilidad moral de
la mayoría, nos ha conducido al conflicto presente.


Pues qué, seiiores, si no hubieran precedido estos funestos an ~
tecedelltes; ¿era posible, era crcible, era imaginahle que se hu-
lúera traido a esta Camara la proposicion que se está discutiendo?
¿oNo es esa proposicioIl uua I'I'o[losieion de ley? ¿No es una propo-
sicion de autorizacion? ¡,No contiene cinco le)es importantísimas?
¿No lo ha reconocido así su digno autor? ¿~o lo ha reconocido
reiteradamente? ¿Con qué derecho, pues, S. S. ha traido aquí una
proposicion fuera de los términos de la ley, que está sobre tallos,
I¡ue esta sobre el Presidente, que cstá so 1)1' e la mayoría, que eslú
sobre la minoría? ¿Y con qué derecho la Mesa ha dado ú esa pro-
posicioI1 el r,al'!¡ctrr ¡jc no S1'I' proposirion dIO ley, c.llando Cfl una




- 7H-
jlroposicion que ineluye cinco leyes? ¿Cuál es el resu1tndo df~ esta
eond\1cta~ El resultado es que, Ú se ¡leva adelante ú no se lleva
adelante la violacion de la ley interior, del Heglamento, que estú
sobre todos nosotros.


Pero se ha dicho que era un golpe de Esta-
do esta proposicion. Es verdad, es un golpe de Estado, pero es
más: es un golpe de Estmlo hipócrita y vergonzante; es un golpe
de Estado hecho por el Gobierno con la mano y con la responsa-
hilidad df) la mayoría de la Cámara: es una abdicacion; es un sui-
cidio; es lo que no ha hecho ninguna mayoría jnmús. Yo he ¡'c-
conocido mayorías disciplinadas, yo he conocido mayorías com-
pactas, yo he conocido mayorías demasiado complacientes, yo he
conocido mayorías ciegas; no he conocido nunca, ni deseo cono-
cer jamás en mi Patria, mayorías indignas. (Aplausos en la mi-
noría.) No he conocido nunca mayorías que en primer término,
expontáneamente, se constituyan responsables de los golpes de
Estado, de autorizaciones inconstitucionales, de violaciones de las
leyes, de violaciones de Reglamento, de violaciones de la Consti-
lucion, de violacioncs de todo derecho y lógica y dignidad hechas
por los :mnistros, so eapu y hnjo mano.


TIlOs y RO'A.-HJ dn nir,icmhre de iR70.


Seiiores Diputados, lo que es indigno y deshonroso, lo que no
tiene ejcmplo en la historia de los Porlamentos, lo que jamás se
ha oido entre gentes hien erífldas y decentes, es el Icnguaje que
han usado esos seiiores. (rarios Sres. Diputados: "Iuy bien, muy
bien.-Otros: Muy mal, muy mal.-A l.ryIlI/IJ,' ot/'().~ Sl'ilnre.1 pi1m 1((
palalml. Jfmwntos rlf ('rmfusioll.)


DrQPE DE LA TtlRRE.-l\l de Abril d~ 1871.


~res. Diputados, se-necesita toda la calma y toda la prudencia,
y más calma y más prudencia de la que se puede exigir de los
hombres, y sobre todo de los que tienen á su cargo la goberna-
cían del Estado, parí! ver la conducta y para oir lo que los seiío-
res que han tornado parte en la diseusion se han permitido decir
hoy demostrando que no tienen otra bandera ni llevan otra mira
qlW la l,andera y la mira del escándalo: que el cscúndalo PS el ('(1-




- 80-
millo que lwce tiempo habeis adoptado para llegm' ú un punto {¡
donde no llegaríais con la felicidad que qucreis.


El Gobierno ha oido con impasihilidad las últimas palabras del
Sr. ~larqurs de Albaida; y aunque el Sr. l\r81'qués tiene cosas, co-
mo suele decirse, y de los mayores absurdos y de los disparatrs
mús grandes se dice siempre disparates del SI'. Mal'qu{'S de AI-
haida, no se pueden pet·mitil'.


Las últimas palabras del discurso de S. S. no pueden pPrlnitil'·
~e en un parlamento, á no ser que sean tomadas como de un 101',0
ó de un faccioso (Jll1nnnllos). Los que murmuran no han oidu
sin duda, las últimas palabras del Sr. Marqurs de Albaida: rl
Sr. Marqués de Albaida ha dicho aquí: docto lo (Iue ha hecho In
l'evolucion ha sido nada más que quítate tú para ponerme yo, (rll
t'se lenguaje particular de S. S.) y coronar un muiíeco rxtranjero.ll
Pues eso repito yo que no puede decirlo más lJue un loco Ó UII
raccioso; y si S. S. está loco, que le cneierrcn en L()ganés. y si
1$ faceioso que no le dejen salir de aquí. Llmnaremos, pues, Ú
I'aecioso ó loco al que tiene atrevimiünto de pronunciar semejantes
pAIAbra~ el! un padamento.


S.\(;.\:nA (.lfillist/'o dl~ la Uol}('/'IWr/OIl,)-2i de Ahril de 1871,


La mala costumbre que se ha introdueido aquí de .alborotar, !lU
digo quien, todos, algunos, los que sean; la mala costumbre de:
interrumpirse unos á otros y los gritos en que se prorrumpe y la
(:onfusion que aquí se ve con demasiada frecuencia, han podido
~er causa de que el Sr. Presidente no oyera al Sr. Eehevarría, si
I~S que ha pedido la palabra, quü yo tampoco lo he oido.


DUQUE DE LA TOHUR (PrPsidellfl' 1M r:rli/sejn de J/inistl'os, )-2\1
tleAbril de i87L


Francamente, por el derrotero que seguimos, camillamos prl'·
t'ipitadamente á la revolucion, á la guerra eivil. A(IUí ha tenido
lugar' un cspectúculo que nos debe avet'gonzar Ú lodos. Cuando 111'
leido la Historia de la rel)ública francesa, y he comparado a<¡[[(··
1I0s dramas de delirio y de yél'lig'o, con éste, que debiera ser d,'
serena calma, y que sin embargo es de escándalo tUtnultuosu,
me he convencido dp qw' ni las discusiones má~ flrdientes, JTI{¡~




- 81 -
l~xalLatlas de los clubs tll~ los Jaeol)inos et'311 de mue\¡o tan apa-
sionadas (',mno estas. Seiíares, yo estoy cansado de hablar en los
,Iubs repuhlicanos; lle\'o 20 aüos de vida pública, pues os confie-
so con toda ingenuidad que en esos clubs, donde no existe osten-
tacion (porque la ostentacion impone cierto respeto, y por eso la
Monarquía se rodea de ella, porque sin ella no seria lo que es);
1~1l esos clubs, donde no hay, segun vosotros, sombra de autori-
dad ni de respeto, donde se supone que el 'hombre no tiene ni
la educacion ni la elevacion de miras que vosotros, en esos mis-
mos clubs no han pasado escenas más tl'istemente censurables
que las que han pasado aquí.
Oco:'!.-2~ de Mayo de 1871.


Yo protesto, y debo protestar desde este sitio, contra los que
al amparo del ejercicio de un derecho consignado en la Cons-
titucion del Estado, y que yo soy el primero en respetar, han
pretendído atacar en la personificacion de la Presidencia de es-
te cuerpo, altísimas prerogativas, en cuyo respeto se funda, es-
pecialmente la libertad de los pueblos cultos.


SAGASTA. -6 de Octuhre de 18í 1.


Por si algo faltaba para completar el perfecto cuadro de desba-
rajuste que ofrece nuestro país, \'ino el ineident!) de los liberales
conservadores en el Congreso, cn el cual tomó una parte tan ac-
tiya el sehor presidente de la Cámara de los diputados, D. 1\'ico-
lús .María Hivero. El Sr. Vilo a gritó recio y fuerte, y fUClte y recio
gritó la maym'ía, y dos veces fuerte y dos veces recio agitó la
campanilla el Sr. Bivero, rompiendo una. La gritería fué inmen-
sa; el barullo nada dejó que desear. Las tribunas tomaron parte
en el estr(:pito. Los consel'vadores se retiraron, y la Cámara que-
dó reunida en sesioll secreta. Et nune erudimini. Y álguien habrá
aiíadido, no nosotros; ¡Plaudite, cives! ¡Aplaudid bobos de todos
los partidos! Batid palmas h3~tn que la sangre asome á los poros!
¡Aplaudid hobos, que solo vosotros podeis aplaudir tales espec-
táculos!


La Crónica dr Catalufia.-12 de Diciemhre de 1872.
6




-,- 82 -
Al oir al Sr. Gamazo decir que en ese partido conservador ú


constitucional, ó como se le quiera llamar, pues en esto de colo-
r<:s se parece á la capa del estudiante, no habia persona alguna
capaz de cometer una accion indigna, me he ere ido en el debel'
de pedir la palabra para decir que en él hahia escritores, perso-
nas y fracciones de antiguos partidos ljue son capaces de todo,
puesto que capnees han sido de calumniar cobarde y vilmente ú
enemigos vencidos; y arluí estoy dispuesto á proh;lI'lo, si se mr
pel'mite continuar en el uso de la palahra.


El Sr. YICE-PI1ESIDEi'\TE (~Iosquera): ¿Pero á ljué "ielle el decir
eso S. S.?


El Sr. LAC¡;NEI10: Lo he dicho parll probarlo, si es que el Seíior
Presidente de la Cámara me lo permite.


El Sr. VrCE-PI1ESIDEClTE (~Iosquera): Xo puede S. S. continuar:
no hay para quó.


Varios Sres. Diputados: Que hahle, que hable.
El Sr. VrCE-PI1E~IDE:-;TE (Mosquera): El SI'. Gamazo tiene In pa-


Inbra, rogándole se limite lo que pueda en In rpctificncion.
El SI'. GA;IAZO: Voy á rectificar brevemente, SMior Presidente,


porque considerando yo dithns sin derecho las palalJl'fls que ha
pronunciado el Sr. Lagunero y aplicables con igual, cuando no
con mayor razon, á otros partidos políticos ... (El 8l'. 3Jillistro
de Estado: ¿A cuáles?) No necesito decirlo. Creo que lo que ha di·
ello el Sr. Lngunero se puede deeir de otros. (El Sr. 1J:linistl'o ¡f('
Rsfw¡o: Dígalo S. S. y demu('strelo; (Iue aquí estamos para eOIl-
testar). ¿11;H'p S. S. suyas las palalJras dd SI'. Lngunero?


L.\I;I'XEHO.-2:) de Noyi('mhl'e di' 1 Ki2.




- R3 -


Y.


Los derechos individuales.


1\"0 ha;' parto sin dolor: así lo dispuso el Creador
de todas las cosas, y el alnmbramifmto de los dere-
tilOS individuales no lo podia realizar la Asamblea
revolueionaria sill gritar, sin descomponerse un poco,
sin esas intemperancias de lenguaje que hemos no-
tado y muchas otras fIue no constan en el Diario de
las Sesiones. Seamos, pues, indulgentes con los que
sufrian quizás acerbos dolores por establecer legal y
perpétuamente Pll Espalía esos derechos inherentes á
la personalidad humana, esos derechos anteriores y
superiores á toda ley positiva, esos derechos que nos
colocaron do un salto «on el término mllS avanzado de
los pueblos quo alcam~an el mayor grarl0 (18 civiliza-
cion cn el mundo;» frase que algunos, y los hechos
con ellos. traclujc]'()n por la idea ele que de un salto
habíamos pasado el estrecho de Gihraltar.


Ello es qne los dereellOs individuales fueron la gran
('Ollfluista, la conquista espiritual de la revolucion de
"ctiemlJI'(~; y como se l'C'spctan)H y afianzaron es-
tos <!prec:llOs 110S lo dirú11 sus preconizadores ('ll los
recortes que "an al pié ele estas líneas.


El lJnndo del gouernador de Cádiz (es amigo mio, y siento te·
ner que decirlo, pero rs mús amiga mía la justicia), el bando del
golJel'Iladol' de Cádiz "iolaba los derechos individuales; en él ha-
bía lujo de arbitrariedad, se resucitaba la ley muerta de 17 de
AiJril, esn ley que no. sí! porque hnl1 de sostener todavía los par·




- 8}-
tidos ,liberales, esa ley hecha contra los carlistHs, y que por cada
gota de sangre suya se han derramado millares de los liberales,
como en justa expiacion de haber autorizado esa ley draconiana:
allí se establecieron las pesquisas domiciliarias: allí á pesar de es-
tar constituida en estado de sitio la ciudad, habia el lujo, el pleo-
nasmo de decir que quedaban S:1SfH'ndidas las garantías indivi-
dnales, como si por el e:ltado de sitio quedasen más garantías
individuales que las que el capitnn genpral tiene por conveniente
rC'spetar ..


Tampoco puede dar la minoría un yoto en favor del Gohierno.
porque éste, al entrar en el poder ha yiolado abierta y paladina-
mente los dC'rC'chos anteriores y superiores á él, los derechos
individuales que él habia proclamado: el de reunion, el de Iibcrtad
de imprenta y el de asoetacion, Sí, no hay libertad de asociacion
en Espa iin, pOl'que los decretos de los Sres. Miuistros de Gracia
y Justicia y Gobernacion son contradictorios; y nosotros (decíalo
ayel' elocuentemente el SI'. Castnlar), I('jos de temer la libertad,
la queremos para todos,


FrmJJmAS.-23 de Fehrer'o de 18ü9.


La personalidad humana, que nosotros habíamos creido invio·
lable, y que la hahíamos incrustado en la COl1stitucion con todos
sus dcrechos, está hoy ménos sngnra en Espaiía <¡ue lo plledl~ es-
tar en Marruecos ó en Turquía.


Hahíais d8cretado la ilwiolabilidilll del hogar para hacer de él
un verdndero templo; lo habíais l'odeado con el Habeas corpus y
con alguna de las garantías de la antigua Constitucion Arago-
nesa, y hoy el hogar está completamente abierto á los esbirros.
La libertad de iml}l'f~nta no podl'á exi3til' un momento: los clubs,
las asociaciones, todo lo que lllantenia "iYO 1'1 espíl'itu dl'1 país, lo
ha beis cerrado, y 110 existirian <:n Espaiín mús qlW 18 millones de
esclavos pendientes de la voluntad (le los hombres que se sientan
ün 8SP banco; voluntad qU8 como t.orlas las voluntades humanas,
cuando se ensoberbece con la omnipotencia, y cuando tienc á su
all'pdedor un gran peligro, es siellll)l'e, es elel'lWlllente ulla YO-
lutttud arbitraria, Así es quc sobre la ruina de In Constitueion,
solwc la ruina del código rundall1ental, sobre la ruina de todos




- 8i)-
los derechos, no queda lilas que una cosa, la dictadura del remor-
dimiento y del miedo.


Pero, sei'wres, ¿qUl~ articulo de la Constitucion no ha violado el
poder que teneis enfrente? La segUl'idad de los ciudadanos ha si-
do desconocida, Los tribunales, la Constitucion os prohibia po·
llerlos especiales, y vosotros los halJeis nombrado especialísi:nos
en el últill10 verano. ¡La libel'tad de imprenta.! ¿Con qué derecho
110'; vamos 110S0tl'08 á quejar dd g'eneral Hoyos? ¿Con qué derecho
nos "amos á qnejal' nosotl'OS de aquella enorme arbitrariedad? El
general Hoyos no hizo el 22 de junio, ciertamente lo que ha he-
cho vuestro capitan general de Cataluoa. El g'elleral Hoyos se.
lIú nuestras imprentus, nos arrebatú nuesll'O periódicos, violó
lluestl'a propiedad, pero no nos insultó; el capitan general de Ca·
lullliia se ha permitido poner su mano sobre la propiedad de los
escritores, y luego escupirlos, insultarlos, como si Barcelona fuera
una Varsovia,


¿lIabeis, por ventura, consel'vado el derecho de reunion? todos,
;lbsnlutamente todos los arlículos que son garantía de los ciuda-
danos, todos eslúll Yio!ados: y yo os digo una ~osa, seoorcs, no
l!!lsqueis libertad un los ciudadanos mientl'as no haya responsabi-
lidad ministerial. L~ euusa de que aquí todo tome un carácter
violento, es que los Gobiernos han podido impunemente siempre
YÍ')lar las leyes.


Pasma, seool'cs Diputados, pasma qne cunndo aquí 110 se ha res-
petado ni la propiedad, ni la seguridad, ni la libel'tad de impren-
ta, ni la inviolabilidad parlamentaria, ni el hogar, ni las garan·
tías primordiales, n.i los derechos á la "ida, pasma pensar quP
todos los l\Iinistros han podido impunemente IJUr!arse de la justi-
cia del país, y lIue algunos pOI' exeepcioll han sido castigados por
d violento recurso de las r('yoluciones, Yo os digo que 110 teneis
autoridad contl'a los rebnldcs de abajo, mientras no castigueis la
l'elJdioll de anilla. Pues que, ¿se pw'dc perseguir, matar, fusilar
in cuntiJ/enti áun ]JolJl'(~ e:lllllll'sillO; y si yo cifío ulla faja de ge-
Ilcl'al, si yo cilio una espada, si yo tengo una eartera, si yo mC'
siento cn este banco, puedo violar im)Junemente todas las leyes y
luego recibit' toda mi \'ida 30)000 reales pOl' mi crím811'?


C.\~TEL.\l\,-;3 ue Oetulwe de HHJíl,




- 86-
¿Quién os habia de decü', sellores Diputados, que al aiJo de YO-


rificada la revolucion de Setiemhi'c yendl'Íais á cacr el1 lo f¡Ue tan-
tohabeis combatido en Gobiernos anteriores'? ¿QUi¡;1l os habia de
decir qne un afio despues de la revolucion de Setiembre, un Go-
bierno habia de pedit' á unas Córtes soberanas conceder la sus-
pension de las garantías constitucionales, que habíais considerado
siompre poligrosa y combatido con la mayor onorgía?


Pi y ~IAl\G_\LL.-3 do Octubre de 1869.


Yo no ataqué al partido repulJlieauo: á f¡uien ataqué ruó á la
demagogia que está cometiendo excesos por todas partes; yo ata-
qué á la demagogia, que tiene á este país en un estado que nos
avergüenza. Porque ha llegado á crearse una situacion tal con las
ideas demagógicas, que muchas familias, creyendo imposilJle vi-
vir dignamente en sus pueblos, lo digo para sonrojo de los hom-
bres honrados y leales; hay muchas familias flue, no pudiendo vi-
vir lJajo el imperio de los derechos individuales de manera que
los entiende y predica la demagogia, que no pudiendo vivir bajo
ID Constitucion democrática de 186(), quieren abandonar Iluestra
)lfltria para ir á vivir al imperio de Marruecos (/¡ien, }JIU!) bicl/).
Yo, como hombre honrado, me avergüenzo; como libet'al, me
sonrojo y como hombre de Gobierno, me meteria en el más igno-
rado rincon si este estado coutinuúra.


Si todavía creen algunas familias (Iue es neer,sario marchar á
huscar el reposo que en este país les ralta al Art'ica, al impet'jo de
~Iarruecos, podt'ú dr,cirse, no lo qlw desgraciadamente se dijo, de
que el África empez:iIJa en los Pirineos, sino que empieza (~n los
Pil'inr,os y acaba en el estrecho de Gibraltar.


¿Por qué os dirigis ú mí cou palabl'as, que no solo son indiglWS
de este sitio, sino ([ue ni pueden etllplearse entre gentes hi!'11
('riadas?


Yo no quiero convertir este sitio en un sitio que es pro-
pio para ciet'tas lllehas,. y no para dcha tes como los que aquí de-
ben tener lugar; porflue apHlar á palabras no convenientes cuando
faltan razones sólidas, es convertir las discusionHs de) una Asam-
blea en riiías de mujeres de plazuela, y no quiel'o dcseendet' nun·
ca á Hste terreno. •




- 87-
ii f,!)da\·ia, seflOres, se nos \"iene á deC!I' aquÍ


que hemos atropellado los derechos individuales! ¡Y todavía se
nos vieno á acusar afluí do haber violado la~ leyes, de haber ul-
trajado la Constitucion, de haber pisoteado las garantías dé! los
ciudadanos! ¡Ah, quó triste es en momentos dados para el Go-
bierno el verse tratado como se ha visto 01 Gobierno actual! Cuan-
do yo, á las últimas horas de la noche, me quedaba solo en mi
despacho para estudiar, ronfl'Ontar y compal'or uno,,; con otros los
partes que pe,r diferentes conductos reeil.d¡¡ y las confidencias que
se me habian hecho; cuanrlo veia extr:nrlerse la eo.nspiracion;
ruando observaba los elemenlos con I]U() cOlllaIH]; cuando tenia
noticia de las grandcs esperanzas que tenia n los conspiradores y
los grandes elementos eon que creian contar, cuando yo recorda-
ha lo qno ha pasado á otros Gobiernos, y cuando, al mismo !il)(n-
!lo, asaltándo;ne el temor de que pudiera encenderse en mi pa-
tria la guerra civil, yenian á mi mente los recuerdos de aquellos
sirte años de lucha fratricida, en que cada liberal era Ulla vktí-
lila; los recuerdos de aquella (\poca de SH(lueo y de devastarían
'iW~ tuviel'Oll que atravrSül' nucstl'Os padres; y veia desgl'Hcias pa-
r,¡ las familias, Ilf)J'I'ores panl el país, la pérdida del crédito, nues-
Ira J'evolucion fila lograda y perdidos tantos sacrificios; y cuando
por 011'8 parte p.~llsaba que COIl solo i9 partes telegráficos á los
gobcl'lladol'es de las provincias se hubiera podido deshacer todo
en un instante; cuantas veces en caso tan doloroso, me pesaban
esos derechos individuales como una losa de plomo! Pero tuye
el valor, lo tuvo tambien el Gobierno, para arrostrar esas amargu·
ras y para al'l'ostrar tamhien el dolor de concieneia de que por no
evitar lo (¡ue tall fácilmente podia evitarse, podríamos tener que la-
mentar nucyos horrores, nueva sangre, nueyas ruinas y nuevos
escomhros. ¡Ah, sciiores! Mue1to valor se neecsila seguramente
para ver levantarse las nubes, para ver formarse la tempestad, y
permanecer impasible y tranquilo, esperando á que el fuego del
cielo estalle y á que el estallido del fuego produzca males inmen-
sas, que podio n entonces l'emcdiarse, pero quP tal \'ez despues no
fuera posible remediar. .


Los carlistas se han levantado en armas: han hecho mal, y se
les ha castigado; pero sefiores, hemos de hacer justicia: fuera de
ea sos muy raros, los carlistas no han cOllletido atentado alguno.




- 88-
Y, señores, los que ahora se levantan, escudados con el nombre
de republicanos federales, ¿qué hacen? ¡Me da horror el cont3 do!


Esos con el nombre de republicanos federales: esos que se gUl~
d señor Marqués de Albaida, si llegasen al podor no neeesitarian
contl'ibueiones; esos, no solo sacan las eontt'ibuciones, sino que
sacan f¡ los particulares lo que á lag particulares pl~rt9nece.


y no les basta á esos vándalos que los jefes de las familias se
hallen ausentes ó escondidos, porque imponen una exoccion á los
habitantes del pueblo, y SillO se la entregan, maltratan á las mu-
jeres, y les obligan á dar la parte que les corresponderia á sus ma-
ridos.


Esos republicanos federales que se levantan en nombre de la
república federal, que condenan el1 primer término la pena de
muerte, y que siempre nos están impugnando porque dicen no te-
nemos valor para desterrar de una vez esa pena de nuestros có-
digos y nuestl'as costumbres, ¿sabeis cómo empiezan sus campa-
ñas? Pues imponiendo la pena de muorte á todo el que no siga su
causa, y es más, á todo el que de cual(IUi(~r lIIanera ¡,epa ro la grall
devastacion que van haciendo por todas partes.


Estos republicanos fedel'ales que sr lrvantan hoja la bandera di'
la república federal, ¿eómo esperan á nuestras tl'o~Jas? Pucs la,
esperan con una mina de pólvora hecha en el túnel de un cami·
no de hierro, preparada para ostallar cuando pasase por ose túnel
rI tl'en que los conduzca. Esos republicanos federal os se levanlaa
en Sarifíena, y lo primero que hneen es soltar los presos de la
cárcel. Esos republieunos federales que f[uioron luehar bajo IH
bandera de república federal, que se niegan á pagar las eontribu
dones y que predican que nadie drlie pagarlas, arrojan á palos tlo
un puoblo á UII agento Cjue habia ido á ejt~('utarlos do {¡rdcn de la
autoridad, y dospuos hacon un monigote, lo ahorcan do un ál'l>t11
que habian plantado 1)11 In I'hlZH, de tillO de (' .. ;os ál-iJolos qllt' Sl~
lIuman do la libel'larl, y jJullen PIl t'l llIuiie(~o Ull lelrml) que dieo:
Ejecntor di' conlrillllciolll'S: la II/Isma slU'rte I'sjll!m 'l lodos los 1111'
Vel/,r¡alL


Esos I'epublieano~ federales, amparados eon ese nombre, ase-
sinan á los soldados de la Guardia civil, que liados en la promesa
que so les hace tIe dejal'los marehal', salen del w3rtel donde se
habian encerrado, y matan ú uno, hieren ú otro, y los maltr'at<lll
ú touos.




- 8(1-
Esos republicanos federales acaban de hacer lo que voy á leer,


segun parte que hace poco ha recibido el Gobierno.
Estahan en la ciudad de Reus, vieron que llegaban las tropas,


y no teniendo v~lor más que para huir y devast:'lr, en el acto aban-
donaron la pohlacion y fueron á Valls; y oid, Sres. Diputados, lo
que han hecho en Valls, que es un pueblo liberal de siempre, qUf'
es un pueblo que ha hecho muchos sacrificios por la libertad, y
qne no es de esos pueblos reaccionarios que, hahiendo sostenido
siempre la reaccion, ahora levantan la bandera de república fe-
dCl'nl. En ese pueblo, donde jamús la reaccion logró poner Sil
planta, esos caníbales han cometido horrOJ'es matando 10 perso-
nas y (!llemando varias casas, así como el registro de la propie-
dad, y varios protocolos.


SAGASTA. (lH inist",) dI! la CoÓl?r'llacioil.)- 'J. de Octubre de 18G9.


Si la autoridad es Mbil, si la autoridad no está rodeada de las
condiciones que son indispensables para sostener el derecho de
torios, los derechos individuales consignados en la Constitucioll,
~«I no son, repito, derechos de todos los individuos, sino Y(:rd~­
d'~l·OS pl'iviJegios del más osado ó del más fuerte.


Eso es lo (¡U e desgraciadamente 118 sucedido en lInfl gran par-
te de nuestro país. Muchns de las autoridades de las provincifls no
han tenido la fuerza ó la energía sufieiente para amparar el dem-
eho, quc sill ampam no es mús que unn tristísima decepciono


El abuso de lu libertad puede contenerse con medidas represi-
vas y sin nccesid~d de las preventivas. En tiempos normales nos
hasta n contra los excesos de la libertad la represion y la liberdad
misma, y así lo hemos consignado en la Constitucion; pero en es-
los momentos, ¿es sullciente la rera'esion para amparar el dern-
eho individual, para contener d ahuso? ::-;-0: en estos instantes es
slllleiellte , y cuando la l"epresioll se l·nalizill·a, el peligro bHhl·ia
pasado ó la victol'ia hl1hriH cOl'ollado los esruerzos dd ellemig'o.


Ell tiL~mpos norl1lalps, en tiempos pacífteos, basta In represion;
lIO hay necesidad de mediJas preventivas; pel'o en estos mo-
nWlltos ell I¡ue e¡ poder está en peligl'o, el! tille la insurreccioll ha
I:lllldido pOl' varias pl'ovillcias, es, repito, alJsolutaml~llte (lweiso
IlIlI~ Ú las llwdid,.Is l·e¡ll·esivils sn aiíada!l t'lll1hiell las preventivas .


. 'L~DIL\ZO.-l de Octubre de 18tH)




-!lO -
Voy á referirme á tiempos más recientes, al año 1868, en él


los republicanos se lanzaron sobre el colegio de los jesuitas de
Cádiz, los expulsaron de allí brutalmente, pretendieron asesinar-
los, y no lo realizaron porque se interpuso el pecho noble y vale-
roso de mi ilustre amigo el hrigadier Topete. Me dicen aquí que
el colegio estaba on el Puerto de Santa Maria: es verdad; pero los
jesuitas se hallaban en Cádiz, porque iban á embarcarse en un va-
por que generosamente dispuso el brigadier Topete, y allí hubie-
ran sido asesinados por los amigos de los federales á no ¡mpedir-
lo el SI'. Topete.


y ahora vengo á ocuparme de los radicales. ¿Quién me dil'ia á
mí en los primeros dias del Gobierno provisional, que los radica-
les habian de ser los quo precipitadamente, pasando por encima
de todas las leyes, pasando por encima de la Constitucion, habian
de pedir alJuÍ el restablecimipnto de todas las órdenes monásticas"
,:QUil"ll me diria á mí, y sobre todo á mis compañeros el Duque de
la Torre, Topete y Ayala, que con tan profundo dolor de su al-
ma aproharon el decreto ret'el'mJte ú las comunidades religiosas,
que lo hicieron cediendo á la presion de las circunstancias, á la
presion impaciente de los radkales, (¡UD las órdenes monásticas
hahian de ser restablecidas por las exigencias de esos mismos rn-
dieales?


Los radicales que siendo autoridades municipa-
les de Madrid, sin la anuellcia del Gobierno, sin la anuencia si-
(¡UiÜI'U dell\1inistro de Gracia,! Justicia, no s{~ si por sentimiento
anti-católieo, no lo treo, ó por <I1lh1r al ornato público, se com-
placian en derribar templos; esos radicales que más tarde contra
toda ley y contra todo derecho, hasta sin pretesto, SI) arrojaron
sobre el convento de las Salesas y expulsaron de allí á las mon-
jns, esos SOIl los f¡lIe ahora (¡uieron el restablecimiento de las tÍr-
dl)l1es monústicas.


HmIEl\O Onm.-17 de ~oviembrc de ltli l.


[n mal gra\'e han tet1ido todos los Gobiernos anteriot'es, y e~e
mal habeis tenido vosotros. Apenas nace un conflicto, empezais
por desconfiar de las leyes, las pedís enseguida de carácter es-
cepcionnl, y despLles nosabeis conteneros ni aun dentro de los
límites de esas mismas leyes.




- ~i -
Xace en Julio la insurreccion carlista cuando acababa de pro-


mulgarse la Constitucion, y al instante, celoradas como estaban
las Córtes, os ahrogásteis la facultad de restablecer la ley de 17
de Abril de 1821, ley bárbara y draconiana, contra la cual todos
vosotros hsbcis protestado.


Nace la insurreccion republicana á fines de Setiembre, y apeo
nas se abren las Córtes, venís á pedir que se suspendan las ga-
rantías constitucionales y se os dé facultad para declarar en esta-
do de guerra algunas provincias del BAino ó el BAino entero.


Xo satisfechos cuando la insurreccion cal'lista con haher resta-
J¡lecido la lp-y de 17 de Abril de 1821, exp(~dÍs por el Ministerio
de la Guerra una úrden, en que se previene ú los comandantes
de fuerza armada que fusilen en el acto á los insurrectos que co-
jan COl! las armas en la mano; y aUl! Ú a(IUellos (Iue las hayal!
abandonado en el momento de la fuga. Despues de obtenido du-
rante la insurreccion republicana la suspension de las garantías
individuales y la autorizacion para deciarar en estado de Gnerl'U
las provincias, no satisfechos tampoco destel'rais ú t:cntlmares de
ciudadanos ú mús del rúdio de 2;)0 kilClmelI"OS, contra lo que la
COllstitucion previene. Y ¡cosa triste! cuando aquí ha venido un
Diputado carlista á pediros cuenta de la bárbara órden que se ex-
pidió por el Ministerio de la Guerra, se ha levantado nada ménos
que el Sr. Presidente del Consejo de Ministros para decir que ól
es su autor, y (¡ue acepta la responsahilidad de los fusilamientos
de l\1ontealegre; que con ellos impidió el que toda una provincia
se levantase en a ["[!la s, y que si volviesen ú sóbrevenir acollleei-
mientos iguales, estaria dispuesto ú hacer lo mismo. ¡Oh! ¿En qué
país vivimos'! ¿Dónde estamos? El Sr, P¡'esidente del Consejo de
:lIinislros ¿ha medido bien la extension de las palal)l"as que aquí
lJl'onullció, ha eOI1lJlrendido lIien el sentido que tienen'? Esto I'l'a
deeir: en smgiendo un conllicto cual(¡uiera, para mí no hay le-
yes; sobre la voluntad de la nacion está la mia; sobre la fuerza
de la l(lY está la ley de la fuerza. •


y si esto cs así, ¿ú quó buscar gal"antías para los derechos ill-
dividuales, á I/UÓ redaclar Constitudones, á que poner cortapisus
á los poderes públicos? ¿No valdria más que en las Constituciones
se escribiera un artículo que dijese: en cuanto surja un conflicto,
en cuanto álguien se levante en armas, las leyes todas quedarán




- 92-
en un arca de siete llaves, y no habrá sobre ellas más que la es-
pada del soldado? Triste, allictiva es la noticia de las víctimas de
esas bárbaras é inhumanas órdenes; pero más triste, más aflictiva
todavía ver el desprecio con que el Gobierno habla de las ley os
en el mismo sello de la representacion nacional.


Si vosotros os hubiérais si-
quiera limitado al uso de las facultades que las Córtes os COllce-
diet'on .... Pero vosotros os habeis salido de la ley de a de Octu-
hre que os confirió esas atribuciones extraordinarias. ¿Cuántos
centenares de ciudadanos, procedentes de Aragon y Cataluila, tu-
neis hoy en la Carraca, es decir, á más de 100 leg'uas de su resi-
dencia, sin que se les haya formado causa, segun el Sr. Presiden-
te del Consejo de Ministros acaba de cunfesarnos? ¿Cuántos cen-
tenares de ciudadanos teneis detenidos sin saber aun porque cau-
sa se les prendió? Hay un artículo en la Constitucion que os dice
que aunque estén susper]sas las garautías constitucionales no te-
neis facultad para deportar, ni para extraTIar del Reino, ni para
desterrar il más de 40 leguas de su domicilio á los ciudadauos,
como no s(~a en virtlld d(~ provid(mcia de juez competente. ¿No os
hastllban aun las facultades discrecionales, c¡ue habeis tenido q[1I'
saltar pOI' ellas y usul'par alribueÍunes clue nu se os habian cou-
cedido? Xo es esta, ::lin embal'¡;o, la sola falta que habeis cOIneti-
do. ¿Se os autorizó acaso por la ley de 5 de Octubre para que sus-
pendiéseis los ayuntamientos republicanos todos, para que separa-
sois do las Diputaciones provinciales á los que profesaban nues-
tras ideas, para quo desarmáseis á todos los voluntarios republi-
canos de EspaTIa, COIl excepcion de los do Madrid? ¿En virtud de
qué ley habeis podido hacer todo esto?


PI y 1lAUGALL. - 27 de Noviembre de 18(j!l.


Suspelldi(;I'OIlSe uucstrus sesiolles y ~()lJl'l'\illo la iUSlll'l'C(;('ioll
legitimista. El GoiJiemo lomó 'la dictadura. HealllldúroIlse I¡JS ~I'­
sioues, y sobrevino la ilislIl'['eccioll republicana. El Gubierno pi-
dió y obtuyo otra dictadura más ámplia y más legal. A pesar d('
esta grande amplitud, el Gobierno Ita abnsadu de su autoridad, se
ha excedido de sus facultadl's, ha atropellado ¡('yes que no podia
Htl'Olll'llar; ha descunocido garantías que C!'t'iarnos asrguradas, 110




- 93-
solo por la sanrion drl df'rf'e!1O t'scrilo, ~ino por otr8 snncion m:ís
alta, por la sancion cuasi divina del derecho natural. A esto se
une lucha entre el poder político y el poder eclesiástico; desapa-
ricion de los elementos mas conservadores, refuerzo de los más
radicales; confundido todo, complicado todo con las reformas in-
minentes del clero, y la inmillfmte eleccion del monarca.


¿Cuál fuó la conducta malha-
dada del Gobierno? Desde cl primer dia, 'desde el primer momen-
to, ora ell circulares sofísticas, ol'a en disposiciones reaccionarias,
harrenó los dl:rechos individuales. Las palabras que han salido
de esos bancos han sido el comentario perpétuo de sus obras.
Acordaos de aquella tarde cn que e]' Sr. Ministro de la Goberna-
cion sc nos rctrataba tan elocuente y pintorE:scarnente como lo ha-
ce sielllpre, se nos ('ctrataba rucluido en el fondo de un :\-linisterio,
agoviado por el peso de sus deberes, con el pensamiento en la
pátria, la mano en el telégrafo, los ojos enardecidos por la fiebre
del insomnio, viendo en los léjos del horizonte las ['acciones car-
listas, próximas á derramar las plagas de In guel'l'a civil, y al pell-
sar' que unas cuantas órdenes bastaban ])31'a impedirlas, y al ver-
se detenido, aprisionado por los d('l'pchos indivi duales, que le
ahogaban, como las serpientes á Laoconte, maldiciendo esos de-
rechos que, segun su g't'áfica expresion, le pesaban como una lo-
sa de IJlomo. Xo, lo que pesa sohl'e las espaldas de e~e Gohipl'llo
con abl'llmadora llC'SatlullIl)/'e es el m:lIlto magpstuoso de la ley ..


Xo St' porque al decir estas palal)J'as, /'evo-
IlIti())! de Spticm!Ji'p, siento raer sobre mi alma un amarguísimo
dolor. ¡Ah' Se necesital'ia conve('tir esta Asamblea, convertir la
('asa rl(~ los npgGcios políticos en templo. Pil (~asa rle oracion; se
1ll'l~esitaria convertir la sencilla elocuencia política en elocuencia
religiosa; se nccesitaria tomar prestados sus acentos á Bossuet y
Ú GI'anada, sus ilJspiraeiones á Jeremías, para lamentar cual se
fI1f'rf'CP la suerte de una rpyolucion, engenrlrada en el fuego mús
puro de las nue'laS idens, y agonizante hoy en los gabinetes de la
diplomúcia monárquica pnra morir maiiana en los cuartele.~.


Habíamos dicho qUl' los derechos fundamentales er;]'ll inviola-
bles, y todos han sido violados. Habíamos dicho que no penctrarin
en nuestros hogares el eshil'l'o sino el juez, y nuestros hog8l'es
l18n sido allanados. Habíamos dicho que bajo el imperio de nues-




-%-
1/'8 constitucion democrática ningun ciudndnno "cria conducid.)
2:iO kilómetros más lejos de su domicilio, y muchos Iwn sido lle-
vados allá donde se acaba casi bajo las plantas el suelo de la ma-
dL'e pátria y empieza la soledad del Océano. Habíamos dicho que
la imprmlta seria perpétuamcnte libre, y los eapitanes generales
han suprimido y han insultado los periódicos. Hahíamos dieho que
Jos dereehos de reunion y asociacion no sufririan eclipse, y han
sufrido una l1('ehe de dos meses. Seiíorrs, en Francia á la reyolu-
cion de Febrero se la llamó por sus múviles, la revolucion del
desprecio, y yo en EspaDa lIamaria á la revolueion de Setiembre
por sus resultados la revolucion del desengaiio.


·No acabaria nunca si hubiese de enu-
merar todas las ilegalidades que ha cometido PI Gobierno tan du-
ro, tan implacable con los rebeldes. Sin embargo, tengo una eOLl-
viceion íntima, una conyiccion profunda, Sres. Diputados, la con-
vieeion de que todos mis amigos, absolutamente todos, han sido
juzgados por tribunales incompetentes, por tribunales anti-cons-
titucionales; y que por consecueneia, todos ellos, absolutamente
todos, deben ser puestos en libertad, porque todos ellos estún en-
cerrados cOlltra la constitucion y contra las leyes, siendo los sen-
tencias que se han dictado, nulas {! irritas, porque los tribunales
que las han dictado no tenían sobre ellos ninguna jurisdiccion le-
gal, ninguna jurisdiccion competente.


De suerte, seiíores, que por este eúmulo de
violneiones de ley todos los derechos han sido desconocidos: ei
dereeho individual de los eiudadanos, el derecho constitucional
de las Cúrtes, el derecho administrativo de los munieipios, y Iws-
ta el derecho de los juec~s. Y no basta eon llamarnos demócratas
{, invorar ú (,ada paso la demoerúcia; exige la moral política de
log gobiernos populares, divorciada del maquiavelismo de los re-
yes, que el derecho sea una ley universal para todos, individuos
y corporaciones; porque así como no podeis matar il~gall1lente
un individuo sin haceros reos de homicidio y oereedorcs á la ma-
yor de las penas, no podeis tampoco matar esos individuos supe-
1'iores' esas personalidades colectivas, como la familia, como el
municipio, sin eomrter un grande homieidio social y sill ILuet'L'os
reos de UlLa f'llOl'llle injusticia.
CA~TELAR.-:I.l de Diciembre de 18G9.




- ~);; --
En las circunstancias cÓ'\ccpcionalcs ue que se trata, todo Go-


hierno que quiere 'cumplir con sus delJeres, todo Gobierno que
quiere sacar á salvo el depósito que la sociedad le ha confiado,
tiene que apelar á esas medidas, tiene que apelar irremisiblemen-
te {¡ la declaracion del Estado de guerra_


MARTlN DE HEnRER,\. (J!i¡¡istI'U dr rltramar).-1i de Mayo
de 18i2.


SeDores Diputados, ¿quií'n huhiera dicho en 1869 que á un Di-
putado de los que se sientan cn estos bancos, que un Diputado
repuolic:Jno llabia de venir hoy á pedir, que las Córtrs se sirvan
declarar que la proclamacion del Estado de Guerra en las provin-
cias sin ley prévia es incompatible con el art.o 31 de la Constitu-
cion que vosotros hnbeis hecho, que habeis firmado y que habeis
jurado?


:'onste al Cong¡-eso que, al fin y al cabo, el Gobierno ha tenido
que confesar que el salns populi le ha obligado á faltar á la Cons-
titucion, y que todos los Gobi()rllos anteriores han tenido que fal-
tar [¡ clla.


Me resta solo decir', que por el salus poplll; se bacen todas la
,'evoluciones, y que cuando se apartan los Gobiernos de la ley,
todas las revoluciones invocan al salll.~ ]J0lJUli. Xo hay más salus
¡Jnjrllli que el r(~sl)Pto á la Constitucion y ú las leyes. Cuando á ese
slllIIS JioJ}//li 110 quiera obedecer al Gobierno, que se retire.


AClJLLc).-17 de Mayo de 1872.


Pues qué. ¿no se oeurren al vuelo miles de preguntas que fOI'-
mular sobre esta cuestion? Yo no só, porque no he hablado COIl
(·1 sefior Martos, yo no só lo que pensaba preguntar; pero no hu-
biera sido extrafio que él ó los otros seDores Diputados bullieren
dirigido al Gobierno esta s{)rie de preguntas: ¿COIl qué dereeho
violó el seDor Sagast:!, tan acostumbrado á desconoeer todas las
leyes, el art. o 31 de la Constitucion (El sello}' Sa!Jasta, D. (lrá,F!'-
des: Yo no soy Ministt'o.) Su Sefioría siempre es ~Iinistro: UI1:JS
veces ampara los MinisWrios desde aquel sitio, otras veces desdp
ese modesto nsiento; su Sefiorí8, por desgracia para 13 Nacion,
todavía no pertenece ú la historia.




-ilü-
¡,Con qu{' derecho, digo, violü el seiio/' :>ag"nst:l el art." ;¡¡ ti,·,


la Constitucion, que impide á declarar las [J1'O\"íncias en estado
de sitio sin que proceda una ley? (Ya sé yo que el seiior Sagasta
se burla de las leyes.) ¿Con qué derecho un Gobierno que halJia
puesto en labios del Rey palabras de ira y de venganza, critican-
"do amnistías dadas á enemigos desarmados, proscl'iptos, en el
destierro, en la expatriacion, con qué del'ccho ese GolJierno dú
facultades para trata l' con enemigos armados y que se jactan de
vencedores? (Varios SelWl'es Diputa(Zc,s: no, no)" Y despues, ¿te-
nia ó no tenia autorizacion del antcrior Gobieruo, porque este no
habia podido dársela en el poco tiempo que lleva de vida, tenia ó
no tenia autorizacion de aquel Gobierno el general en jefe para
los tratos que ha pactado? Si la tenia, ¿con qué derecho se ha ar-
rogado el Ministerio del señor Sagasta aquellas facultades escIu-
sivas de las Córtes, porque solo las Córtes pueden dar un indul!o
gcneral ó una amnistía? Ese Gobierno ¿aprobaba ó no aprobaba 1'1
tratado? Al decir que ese tratado era ó no aut6ntico, ¿dirigia UII
voto de censura á su Presidente del Consejo, á su general en je-
fe? ¿tan sobrados estais de amigos, tan sobrados estais de parti-
darios, que en un momcnto sacrificais á un general de la im-
portancia, á un hombre polít:co de la altura del general Serra-
no .....


.xuestra situacion es tl'istc, tristísima. América, desconfiada;
Francia, sccretamente hostil; Italia, pretendiendo sobre vosotros
menguada tutela, cuando se encuentra sllgeta clla misma á la
tutela de Prusia, g"uerra colonial en CuIJa; dictadura militar Cll
Puerto-Rico; las cicatrices de una reciente rebelion en Filipinas;
la justicia mal distl'ibuida y peor organizada dentro; la administra-
cíon un caos; los municipios, ó reIJeldes ó siervos; las Diputacio-
nes provinciales disueltas; el jurado una vana esperanzo, la de-
mocracia un nombrE' vano; la Iglesia arrojando maldiciones sobre
nuestras leyes que de rodillas le piden su bendicion; el ejercito
mal seguro y mal contento; el pueblo disgustado; los partidos en
desencanto ó en armas: y en medio de esto pl'ovoeais violencias
parlamentarias tras las cualt's vendría una revolucioll, cuyos re-
l<impagos se vcn ya en el horizonte. revolucion que no seria la
revolucion de la t't\ de la esperanza, como en Setiembre, sino la
revolucion del desengaiio, la rt'volucioll del desencanto, que nn-




- 97 -
dria á flagelaros á todos con grandes, t,m'iJ.¡les y lIlerrcidos tas-
tigos.


CA~TF.LAn.--:H de Mayo de 1Hi:!.


Pues el Sr. Becerra siendo poder, ha mantenido aquí esas ideas.
y el Sr. Lleerrl'a y sus amigos han hel'!lO una cosa infmitamonl,~
más grave, que ha sido el no cumplil' nunca ninguno, absolu-
[nmente ninguno de los nrtíeulos do In Constitueion. y en YPZ
de pedir la refm'ma constituciOllal, cuando ha creido neccsal'Ío
para proverl' á sus necesidades públicns apelar á ciertos recursos,
eunlldo no han contado eOIl m(~dios de Gobierno bastantes para
resolver esas cuestiones, las han resucito de In manera que el país
~abe. Y en la cuestion más grave, en In euestion más trasccndeTl-
tal, rTl la cucstiOTl de los dere(~hos individuales, han procedido de
l~ mnuera lIlÚS lallleTltabll~ quc se puede imaginar, porque han
traido aquí leyes, que por otra parte han pasado sin discusion
para atentar contra esos derechos, 1\'0 han sufrido nunca, ]lO su-
frirán jamás los derechos indiYidunles, un ntnquc mú,; grallde llf'1
Ijue han sufrido por el código ])('llal, 'Iue es obra de S. SS.


\" 110 quiem Iwblnr tllmpoco de lo 'Iue respecto ú ese misl1lü
Código se ha herho desl'ues por medio de reales órdenes, ~o ha
11Ilbido nunen (~obicrno más invasor del Poder legislatiYo que ,,1
(~olJierno radien!. El partido
radienl en el poder ha hecho 10 que todos los Gobi,~rnos en Hn-
rienda:· ver cómo podia vi"ir, y gracias. Aquí no se hu lI'aido
pl'Oyrrto I1lHWO ninguno sobre Hacienda, y el Ministel'io 8nterior
hahia tomado la iniciativa para proporcionar recursos al Ministerio
radical; aquí no se [rajo tampoco por aquel Ministerio ninguna
medida, ninguna reforma, ningun proyecto de ley de ningun gé-
nero: y no hay que culpar á las Córtes, ni á los que votaron en la
cuestion de Presidencia cn cierto sentido, de que este oasis, este
verdadero paraiso terrenal no se hubiera prolongado; pero (~S pre·
ciso restablecer;a exactitud dé los hechos,


RLDIJAYEN (Ministro dI! Hacipwla).-fl de Junio de i872.


y pm'a eslo necesito jllzgllr, no lA polítiell de e~e Gobierno, sino
j




- 9¡;;-
la política de cuatro ó cinco Gobiernos, que se han sucedido desde
la caida del Ministerio radical.


Dm'ante un ~iio inte~ltamos, Sres. Diputados, cxmninarla, y
siempre vino á cortar el hilo del argumellto, ora un decreto de
suspension de las sesiones, ora un decreto de la disolucion de las
Córtes, en que se daba la razan á la minoría contra la mayoría,
por aquellos mismos que en solemne instante prometieran y jura-
ran no illlponer jamás su voluntad á la Nacion espaiiola.


¿Más para qu?'
hablar de estos recuerdos, cuando son tan grandes los males pre-
sentes? Las promesas de la reyolucion, en su mayor parte, casi
pn su totalidad, engaiiosas; las esperanzas de los pueblos, defrau-
dadas; las clases eonsel'vadoras hostiles, y más hostiles todavía
las clases populares ,; la generaeion que se va , buscando en vano
entre las sombras los dioses lm'es bajo cuyo amparo naciera y se
triara; la generacion que viene, creida de que vá á ser libre y
eneontrándose el exactor de consumos á la puerta de su hogar; el
reclutador de las quintas en la plaza pública; el delegado del Go-
bierno en los Comicios; el pl'ocónsul sagastillo y el general im-
perioso al frente de las provincias; el látigo del negrero ehas-
queando sobre las espaldas del eselavo abyecto; todos los senti-
mientos heridos; herido en unos el sentimiento religioso, herido
en otros el sentimiento liberal, herido en t0dos el sentimiento
patriótico; y así no es maravilla el universal deseo, ya de la re·
volucion , ya de la dictadura, de cualquier cosa que no sea la
continuacion del bastardo régimen vigente, destinado {¡dejar eter;
nas heridas en nuestro corazon, eternas sombras en nuestra can-
dencia y manchas indelebles de sangre en nuestra historia.


La verdad es
I¡ue la prensa se encuentra rUCt'a de su jurisdiccion, ]1(Jl'(lue lirllt'
los tribunales ordinarios en vez de lener el Jurado; la verdad r~
I/ue ú la prensa se le aplica una legislacion barbara. Pues que,
Sres, Diputados, con el coneeplo que de la pena tienen la cirn-
cia y la sociedad moderna, ¿creeis que no es tan bárbaro como los
procedimientos de la Inqllisicion, el r¡ue los periodistas vayan [1
las eál'eeles, yayan á los presidios? La pena no es una venganzu,
lIO es un tormento, no es una advertencia, no es una coaccion; rs
al~n qUf> l'rrlillll' , (!IW elp"f1 , 11111' Pllspiifl; por In mismo, la PPll<l




- 99-
infligida al pensador pOI' su pensamiento, es una enoI'lUidaJ lal!
grande como los procesos por brujería y hechicería en los tiempos
antiguos. Los venideros no creerán que habeis querido corregir
los el'rores del pensamiento con el látigo de los presidios. .


Paso, seiíol'es,
el derecho de reunion, yen esto debo insistir, porque en el derl"
ello de reunion empezó toda la larga série de medidas reacciona-
rias que han hecho de vuestra revolucion 'un sueiío; de nU2stro
r.ódigo fundamental, como diria el Sr. Balaguer, una desgarra-
da bandera. ¡" CreE' el
Sr. Sagasta que hay cn (~l país álg'uien que crea que S. S. se ha
metido esos dos millones en el bolsillo? Nadie lo cree. Pero tamo
poco nadie cree que esa cantiJad y la destinada á los gastos se·
cretos se haya empleado ni contra nuestros enemigos en Ultra·
mal', ni contra los carlistas, todo el mundo cree que se han em·
picado en las elecciones. Verdad que, visto lo visto, es muy poco.
Pero todo el mundo cree, repito, que los iOO,OOO duros se hAll
empleado en elecciones.


Sres. lliputados, j qUL: r&gimen e]()ctoral! Gobernadol'es. lJl'(l-
cónsules; delegados arbitrarios muy apropósito para familiares dpl
Santo Oficio; Ayuntamientos, ó cómplices ó depuestos; Diputacio-
nes, (¡ falsarias ú disueltas; la Guardia civil, prendiendo á los
dectores en vez de prender á los balldi(loS; el ej&rcito cOllvertido
en guerrilla electoral; la marina que nos salvó, votando ell llIl
mismo dio por tI'es ó cuatro colegios; listas falsit1cados ú conver·
tidas en listas de proscritos; papeletas que se conceden {j los pal"
tidos amigos, y se niegan á los partidos contl'arios; eserutinios
rompletamente falsit1cados; Lázaros eleyados á la categoría de una
dase nacional: ron este sistema, seiíores, no solo se eorromperia
un pueblo; se cOl'l'omperi:m cien generaciones.


CASTELAI1.-8 de .Iunio de 1872.


El Sr. Mata decia (lias pasados: "yo no tengo la culpa de que
31 querer enviar á los pueblos de su naturaleza á ciertas personas.
no haya parejas de Guardia Civil y estén detenidas más tiempo del
debido en la eúrrel del Saladero.)) Luego el SI'. Mata eree que estú
en su derecho reeogiendo á los forasteros de Madrid y haciéndo-




- 100-
les ir á los pueblos de su naturaleza. Pues esto es una infraccion
de ley, esto es un delito; y para mí, que soy constitucional, no
debo fijarme en que las personas á quienes haga mudar de domi-
cilio sean las últimas de la sociedad, porque la leyes igual para
todos, porque en este país en que la mendicidad no es un delito,
en este país (~n que la libertad debe alumbrar á todos, lo mismo á
los chicos que á los grandes, lo mismo á los pobres que á los ricos;
yo, en nombre del último ciudadano, que es tan digno de respeto
á su persona y á su propiedad como lo es el Sr. Presidente del
Consejo de ~Iinistros, digo que es un atentado, una arbitrarie-
dad.


ULLoA.-lO de Octubre de 1872.


La segunda parte de la pregunta de S. S. se referia á que los
earlista~ habian sido destinados á Canarias, sin que hubiera una
sentencia firme y valedera. Precisamente por eso Cuando el Go-
bierno no hubiera podido conducir los presos carlistas á Canarias,
hubiese sido habiendo recaido una sentenCIa valedera y firme. El
Gobierno ha creido, dada In illsurreccion, dado el estado del ejér-
cito, dada la situneion de nuestras cárceles, examinnda la cues·
tion en Consejo de Ministros y creyendo que procedia dentro de la
Constitucion y de las leyes, que esos presos, sin perjuicio de sus
caugas, sin perjuicio de que el juez competente pudiera seguir
procediendo respecto de cada uno de ellos, y sin perjuicio de que
usaran de todos los derechos que nuestras leyes les conceden, po·
dian ir áCanarias á esperar la sentencia, á esper'ar que los tribu-
nales juzgaran acerca del delito que habian cometido. En el único
taso ell que el Gobierno no lo hubiera podido hacer. en 11ue el Go-
hierno no lo hubiera hecho, es el caso en que precisamente que·
J'ia apoyarse el Sr. Jove y H{·via. Y no tengo mús que contpstar
sobre este pun to.


HUlZ ZORRlLLA (PfPgillpilll' ¡[pI Consejo di' Minist¡·os). - 2¡¡ de
OctuLrp de lRi2.




- 101 -


VI.


La libertad de imprenta,


La libertad de emitir' libremente sus ideas es la (flW
lIlás 8stim:m los reyoluciouarios ...... cuaclo S8 hallan
en la oposicion. POI'(IuC' en realidad es llll arma teni-
ble para drrribar- gobiernos. Cuando triunfan han rlr'
ll1anifestal' pI mismo entusiasmo. )' lo lllanifir'slan. ~-;J
por sel' Ó parr,cr,r consecuentes, ya porque en 01 mo-
mento y ('11 los primeros tiempos !lO han de lenwr la
pluma de los enemigos Yr'llci(los y clislWl'sos. ya por-
(Iue esto l('s sirve como capítulo de agravios contra
la situa('ioll di'LTiharla.


Al tl'illll[¡ll' la I'I'yolll('ioll de Sdi(·mhl'p. apareci(í.
pues, el ohligado dec;l'eto con el obligado preámbulo.
rn el que se lee:


,,)I¡¡[ IlUdieran (los ca idos) oprimir á la nacíon española, ni en-
gnñar. á las personas más cautas, si la imprenta gozára de sus 11'-
gitimos fucros; si no sc viera ahcrrojada tirúllicamente por man-
d<ltarios sordos á rcclamaciones If'gales y dóciles:1 prescripcio-
ncs arbitrarias; si 110 se le ved6ran las indicaciones más sencillas
y decorosas para poner de manifiesto los abusos del poder y los
repetidos actos dignos de severa censura.


"Llegada es la hora pI'opicia de que á mal tan arraigado se
aplique remedio saludable; yafortunadamente, no hay que hus-
I~arlo en la ensefianza de otras naciones, pues nos lo deparan sa-
tisfactorio nuestros primeros legisladores constitucionales de prin·
cipios del siglo. No bien instaladas en la isla de Leon las Córtes
generales y extraordinarias, se consagraron á establecer la li-
bertad de imprenta, demostrando su justicia y su necesidad en
solemne y luminoso debate. Personas eelesiásticas sustentaron




- IO~ -
que la libertad sin la imprenta libre no es mas que un sueño; que
los bienes de la libertad exceden á los males en proporcion ex-
traordinaria; que la manifestacion de la opinion pública es el me·
dio más eficaz de obligar á los que gobiernan, ó no apartarse del
sendero de la justicia; que no se deben adoptar precauciones para
la imprenw, cuando ninguna legislacion las emplea en los demas
eRSOS de la vida, ni en las acciones de los hombres, no ménos
expuestos al abuso; que la ley deje libre el albedrío á todos, y ca·
da cual trata de no eometer delitos, por horror natural á ellos, y
por temor de incurrir en las penas impuestas á los criminales.


« , Dentro de la misma imprenta está el correctivo
para atajar en la misma raíz los daiios: de la dislOusion emana la
luz, y la verdad triunfa del error por fortuna,»


S"\(;A:iTA, - Decreto del Ministro de la Gohernacion del 23 de
Oetubre de 1868,


Di' paso han;lllos OhSel'Yill' que (lIlÚ~1l ('J1111endó la
pl;:¡lla ú los legisbdorrs de 181:2 1'W'1'01l los progre-
sistas que, en 18:17, introdujeron por primnl'a H~Z en
la leg-islacioll lns depósitos y los editores l'esjlollsa-
hlps, (PH~ ~OJl medi/las jH'CYPllÜVaS,


Los s(\temhristas 110 nlwlamll ú medidas prev('llti-
\";:¡s;-lll'll1oS de hacerles esta jllsticia - <Í ú lo lllÓUOS
!lO l;:¡s ('ousignaro1l l'1l b lC'gislaciou ; P()ro s(~n (lllP la
('Xperi011cia 10s f'useü¡'u'a lo peligroso de los principios
absollllos par;:¡ la g-oheruacioll c]n los pnehlos, sea <]w'
se convencieran dp (lllP para hacel' trinnüll' la ,-rrda(l
del ('rl'Ol', es necesario poner I;:¡ fuerza al l;:¡elo de J;:¡
n:nlad, dIo es qllC' no creyendo sutieicnte I;:¡ luz (1\11'
:llTojabau los perió(licos miuisterialC's para disipar las
liniehlas que espareianlos (le oposieiou, enviaron 1'011-
tra éstos ú la Partida <.le la Porra, q\le admillistró COl'-
recciones pateruales ú los directores de El ...... 'ig1o y de
El Don Quijote, y [no dejó cosa co11 cosa ('u la n~­
darC'ion de La Gorda, Los periódicos republicanos se




- 10;\-
pusieron :sohre avi~(), y cOIlvirtieron sus n'c!accion8s
('11 riudaclelas, con lo Cfue cada escritor continuó go-
zando de 0sta gran conCfuista revolucionari3, pero de
1'11 clIenta y riesgo.
{~n ministro (le la l'(·yoluciou. COIl esa franCfllPza


que antes solo se usaha en las discusiones (le car(~.
p"cusó la Porra ('([uipal"iÍlHlnla al lapíz rojo lId fisc<11
de 131' lc~'¡;s (·ollsen;ldoras. A ]lesar de hahel' admiti-
do illlplíeitamnlltn la llece~ídad de esta IlllC'Y<l ínstitu-:-
cion, diligl'lIte guardadora. yigiJallte yestal (k los 11('-
t'pehos iJl(I¡YidnaI0s, ('omo I'U ("(~lo no hastaba para
arlldir (1 lorlas partes, los revolllciollarios iutC'rcal3l'Oll
('11 ('1 C6digo Pmwl tmla Hila leg'islacion de irnpl'ent;l.
~. ,por 111('l1io (le esa inocente i'llpprehería ]1\[(liel'oll
continuar dicil'lHlo qlW sujetaban la prpm;a ;i la k-
p:islacion COl!lUll y l'enuncialJan á la especial fle lo"
(·o11i'l'1'\"a(lo1'(,s .


. \Jwra Yl'allWS lo <JIlC sobré' el (jel'cicio de este 11('-
¡,('dIO dicell algllllOs dc los interesados.


Hay más Sres. Diputados, la libertad de imprenta está vulnera·
na, como 110 lo ha rstado jamás en nuestra Espafía. (i'lo. no; nwr-
mullos.) Sí, sefíoms; uadas las conuir~iones ue la prensa, jamás
ha habido sobre los escritore~; una amenaza más espantosa ... (No,
lIO). En aquella ley por la que yo be sufrido tanto, al lllénos S(~
('·oncedia la recogida, pel'o ahora por el camino que seguimos,
dentro de muy poco todos los individuos que están en esa tribu-
na (señalando la de los jlerio(Ji.~tas) ,an á ir á la cárcel.
lIay un proceso sobre el Sr. García Lopcz, hay otro sobre el Sr.
Joaristi, dos indiviuuos de la minoría; hay varios escritores neo-
católicos en la cárcel; hay algunos escritores en provincias escri-
biendo desde una bohardilla; hay, segun me uieen, los dignos in·
dividuos que acaban de venir de las provincias, hay en estas muo
chos i>;\dividuos en la cárcel. ¿Por qué'? Por e~a fuuestísima ley
de imprenta. Se dice á la imprenta: "anda», y luego se le han
puesto quince quintHles de hierro en los piés, y continúa el señor




- lOí-
Sagasta diciéndole i/'ónieamente: «anda)) El código penal con su
teoría del desacato, en el cual se castiga hasta hablar en voz al-
ta á un alcalde; el código penal con su teoría dr la injuria y ca-
lumnia, el código penal es la ley más funesta que puede aplicarse
á la imprenta.


CASTEI.AIl.-22 de Febrero de 186(1.


En materia de imprenta es donde está más flagrante, más evi-
dente, más palmaria la falta, el crín1t'n, me atreveré á decir, del
Gobierno Provisional, por haller cometido el grave error de bar-
renar los derechos individuales. Xo respetar hoy, en este período
I'PYOIIlCionario, rsos pl'incipios los qur debian ser la representa-
I'ion genuina de ese mismo espÍI'itu, es como si en circunstancias
lIorlllales violase un Gohif'l'lH) la Constitudoll del Estado, ni rnHs
lIi rnénos.


¿ r f[lIién l¡;¡llia de deeil' llue drslmes dI) IIna l'C'volucÍon (~omo
la flur se ha hecho, y rstando PIl el Jlodel' el SI'. Sag:lsta con fa-
f'lIltadcs diserceionales. ejel'l'if;ndolf' dictaturialmcnte, hahímnos
de \ClliL' á la lIlislILa legislacioll dpl SL'. C:'LI](l\':IS del Castillo:' ¿,POI'
I/Ul\ s6lOre8, si e1l los SU('.L~SOS de Cúdiz y :\Iúlaga se hllbÍl:I'<I C(I-
metido Ull des<Jl:ato ú la autoridad por los pel'iúdieos, el jUtl 11:1 tll-
1',11 de csle h8Cho lo hubieran sido los consejos de g'Uel'rH, Esta es
ulla verdad que nadw puede negaL'.


PIlCS bien, si á la luz de estas doetrinas se examinan todos los
periórlieos procesados se \-erú df" una manera clara y f:rideute f[IJ('
ha hahido una pCI'secucion sistcmatil':i contra la IJI'(ms8 de detel'-
minados colores y que h:l('.ir"m!oHe esto se ha bal'L'enado, se 11:1
\-iolado un dCL'ccbo fundamental, un dCL'('l'ho natural. POI' I'slo yo
al:uso alliobicrno, y no 8010.110 le doy gracias, sino que ]¡! doy
un voto dn cnllsnra.


El Sr. '['fJI,,'lf'. ¡j [lf''';11' (]r ~(,l' urlO dp Jos 1\f;l'f)('S ¡{I'
la revolnciolJ, á los ilf)S ;¡ñ()s ('lllpezah;¡ ya ú dudar dI'
la verdad c1f~ los aforismos demoC'rMico~. de la hon-
dad di' los drl'C'e!lOs ahsolulos, dp fine los malps qlle




- JOii-
hacf' la lihertad ~('all ~irmpre eUl'ables por la libertad
mIsma.


El Sr. Presidente del Consejo de )Iinistros, el general Prim,
ha sido herido en el dia de ayer; no Sp si ()s grave ó leve la he-
rida' no lo quiero saber en este momento; aunque lo supiera, no
lo diria desde este sitio ..


Es triste y doloroso, Sres. Diputados, que aquí,
en la situncion en que estamos, al cabo de los dos años que lIe·
yamos de revolucion. del ejercicIO más ámplio y más completo
de los derechos individuales, suceda lo que ha sucpdido en el dia
de ayer, despues de haber preparado la opinion (no hago alusio-
!les de ninguna clase (l nillgUl1 pnrtido, Ú !linguna fraccion), \la-
mando cobarde al hl;roe de los Castillejos, llamando mal espaiíol
,11 hombre de Méjico y llamando tirano al hombre que todo lo ha
sacrificado, tranquilidnd, fortuna, vidn, en olJsequio de la libertad.
(Grandes oplrmsos.) Así es cómo ha venido la tentativa de ayer:
así es cómo se h:l preparado el asesinato de ayer: se pued() pro-
frstnr, se puede decir todo lo qlW ~e quiera, todo lo que eUluple
;¡I qu(' hRbla peor {¡ nwjor, ú el que se halla en estn situaeion
/. en 1:: oll'a respecto del neto material de ayer; pero respecto
df' lo que ha ocurrido ailteriormrntc, respecto de los medios que
~(' hnn empleado para hneel' odioso á la opinion al generRI Prim,
al Presidente del Consejo de Ministros; respeeto de las reticetl-
rias, de los folletos, de los periódicos, de las hojas sueltas, para
f'on"enccr nI plll~blo espailol de que ól era el único enemigo de la
libertad, cuando no más era un elwmigo de lo que luego diré,
l'cspcelo de eso, llO cabe disculpa, porque los asesinatos, de la
manera (IU ella venido el de ayer, no se preparan en un momen-
tn; ne(~esitan la prf'jlaracion que éste ha tenido, necesitan los nll-
xiliRres de fIue no me quiero ocupar en este momento. .


Yo tcugo
algull motivo para 5al)('I' lo qlll~ om'unt" (',tos últimos dias sc
predicaba en derto~ círculos y lo que se acordaha ('n dertos si-
tios. La nobleza y el vulor del gelleral Prim no lo han tomado en
(:oll~ideraeioll, desgl'aciadmncnte para mí, que tanto le quiero,
para la libertad (jue tanto le neceslta y para el país que tanto
h~ estima. Yo sr algo de lo que se ha acordado; pero desde aquí




- 106-
les digo á los asesinos del general Prim, á sus cómplices, á sus
encubridores, á los que hayan podido aplaudir despues de eSfJ
alentado, que hagan lo que quieran, que obren de la maner'a que
gusten; que al Presidente de esta Asamblea, que al Gobierllo de
S. A., que á las Córtes Constituyentes, hallarán dispuestos á de-
cir lo que decian los girondinos en la re"públiea francesa: « Viva"
la libertad» y en lo íntimo de su alma: "Mueran aquellos que la
combaten, que la extravian y que nos hacen venir al cadalso por
quererla más que ellos, por comprenderla mejor que ellos la como
prenden. »


TOPETE (Dresidente intl'rino del Lvnsl:jo de iUinisfru.\).-28 de
Diciemhre de i870.


QuPjáhansc' lo:,; h()lllh]'(~s ¡jp la sitllaeioll de lo:,; e:,;-
cesas de la preusa; qnejábaJ18n las oposiciones (le los
rigores (ILte contra la prensa se empIcaban, y LUlOS y
nlt'OS tenían l'azoll. como se Yel'á. desjlucs ele oi(lo al
::-lr. Topete, O,\"CllI[O á las oposicio]ws.


Deseo tratar ümplialllellte, valiéndollle ¡Jara ello de eualr¡uier'¡j
de los medios que mI) dá el H.eglamento, la cuestion de libertad
di) impr'enta, á fin de demostrar hasta qlJ() punto es bárbara y
ilrbitraria la conducta lJue se sigue respedo ese particular. Solo
ilsí se puede eOlllprender que un promotor fiscal haya pedido, no
ha(~c muehos dias, contra el SI'. Ahnela, director de la Regenera-
rion, diez y sei, 8tlOS y dos di aS de presidio y ~,OO() pesetas de
lJ1ulta por lo inserto en un solo número, Y con el objeto de que
tuanto yo haya de decir' tenga la posilllP eonfil'lnacioll, y eOIl oh·
jeto de completar los datos particulares que lJ1e he podido pro-
poreiollar, deseo que el SI'. ~linistro de Gracia y Justicia se sirva
remitir una nota de todas las causas incoadas y pendientr,s á ins-
tancia del j'Iinisterio Fiscal contra los periódicos, hojas sueltas y
cualquiera otra clase" de Impresos, euya nota se hará extensivH
además al número de antos de prisioll dictados eon nste motivo;
en el bien entendido de lJue me basta ([ue dicha nota alcance
solamente á todas las eausas formadas y pendientes desde 1.0 de
Enero de 1870,




- 107 -
"Los representantes de los pet'iódicos de Madrid que suserilicn


se han reunido á conferenciar acerca de los derechos é intereses
de la prensa, alarmados por los procedimientos que en los últi-
mos dias se están planteando, y especialmente por los repetidos
embargos que la autoridad judicial ha dcc/'etado y el ministerio dc
la Gobernaeion y la administracion de Cornos llevndo ti efecto.


Los escritores públicos , con esta desagradable ocasion reuni-
dos, han estado un~nimes pal'a reconocer la gravedad del peli-
gt'O que esta manera de tratar á la prensa envuelve para la exis-
tencia de las el1ll)J'esas periodísticas y para la libertad de escl'Íbir
de que ningun espaíiol puede ser privado sin infraccion manifies-
ta del art. 17 de la Constitucion de la }lonarquín.


:\"i las doctri-
nas propias del sistellla prevelltivo, ni las del represivo, ni el es-
pit'itu y la letra de la Constitucioll y del Código penal vigente,
~on compatibles con el trámite del embargo de los periódicos en
la forma en <¡ue se está ejecutando. Reune los inconvenientes de
todos los métodos conocidos, sin tener ninguna de las ventajas.
La prévia censura no colocaba á las empresas periodísticas en In
imposibilidad de enria/' una edicion á sus suscritores de provin-
cias. La ley preventiva de :1857, fijaba expresamente los únicos
cuatro casos en que la recogida rstaba autorizada. Más el rigor
de las penas á que por las leyes actuales están expuestos los es-
critores, rigor en algunos casos incomparablemente más Sl'\"ern
que el de cualquiera de las legislaciones espeeiales conocidas ú
IH'oyeetadas, (widellt()tlwllte llO ha podido ser aceptado por el 11'-
gislador ni por ninguna escuela, sino como compensacion de Ulla
amplísima libertad de emitir y circular toda cla~e de ideas, liber-
tad que no existe para el veriúdico que uno, dos, cuatro dias se-
;:\uidos es secuestrado ántes de llegar á manos de los suscritores
que préviamente lo han pagado.


Pro/esta (le la flrelJsa.-8 deMat'zodl~ 187~.


Esta protesta esta firmada por n~preselltanles dI'
La Esperan:,a, de La ~Epoca, de Las N(mcdadcs, de
El Diario BspaPiol, cte La Dlscusion, de El Pueblo,




- :1U8-
de La Politica~ de Hl Cascabel~ de.b't Gil Blas. dI'
La Nacían, de El Impm'cial, de El Universal, de La
Igualdad, de El Tiempo, de El Correo Militm" dI'
El Volante de ilfadrid, de El Jurado, de La Tertu-
lia, de La Re1)olucion de SetiembT'C, de La Recon-
quista, de El Pensamiento Español, de El Eco del
Progreso, de El Combate, de La Regeneracion. de
El Criterio Liberal.


Compárense los ditirambos del Sr. Sagasta. en 0(:'-
tuhre de 1868. con esta protesta de torIos los perió-
dicos no ministeriales, y se tendrá una nueva prueba
de la consecuellC'Ía ele los revolucionarim-;.


Se necesitarian tomos y bibliotecas para coleecionar
10 que la imprenta dijo contra la manera como los l'e-
yolueiollarios entendian en la pníetica el ejercicio dn
pste derecho tan ensalzado, el mas ensalzado en teo-
ría, pero hemos huido exprofcso (le dtar periódicos .
. y hasta hemos sido pareos eH las citas df~ los orado-
res. y siguiendo este mislUo sistema, nos limitarmllos
á citar como final y como dato curioso, las siguientes
palabras:


En una época de libertad, en una (;poca , sei1ores, en qlW están
consignados en la Constitucion los derechos individuales, en ulla
(;poca en que no se deben reconocer contra la imprenta más deli-
tos que los de injuria y calumnia, ó los que el Ministerio Fiscal
eree que se cometen ofendiendo altos intereses del Estado, en
esa época, seilores, en el heeho de tener algun periódico, como le
sucede á la Tertnlia, diez denuncias hechas á instancia del pro-
motor fiselll, constituyen una verdadera persecucion.; y no me
hago cargo de las denuncias que pesan sobre otros periódicos,
ni de los escritores que hay presos ni de la persecucion que sufre
la prensa en provincias, sobre todo en Barcelona y en Valencia.


PASARÓN y LASTRA.-8 de .Junio de i8i2.




- t09-


VII.


La seguridad individual.


Este capítulo es de puro lujo, completamente inne-
cesario, pues todo el mundo sabe que durante el pe-
ríodo revolucionario no ha habido en España otra
seguridad individual que la que cada uno ha sabido
procurarse. Desde que las Juntas revolucionarias pro-
clamaron los famosos derechos del hombre y del ciu-
dadallo que habian de hacer inviolable la personalidad
humana, tocIos los españoles particularmente los que
no contaban con la proteccion de ciertos partidos,
hemos vivido de milagro. N o quiero ehtrar en ellU-
meraciOlws ni en consideraciones sohre esta matAria
que se roza con tocIos los ca pítnl os dA Aste libro: so-
lamentfO me permitiré fijar la atencion del leclor so-
lirA tres hechos: que durante to(los estos años los
gobiernos no se han atrcyido ú publicar la estadística
criminal; que el comercio de armas, y particularmen-
te (1i: las que antfOs se llamahan prohibidas. ha teni-
do un aumento fabuloso; que la impunidad en quC' ha
quedado el asesinato elfOl w~neral Prim dará siempre
la me(li(la (le la impunidad de que gozaron los cri-
minales en este período ele nuestra historia. N o es
lnénos significativa la sing'ular predileccion que des-
de el primer clia mostró la revohtcion de setiembre por
los enemigos declarados de la seguridad individual.
concediendo repetidas amnistías, interminables y es-
randolosos indultos, reformando el Código Penal
P11 sent.ido de dar mas lenitud R las penas y dando {[




- HO-
la reforma efectos relroactivos. tOllo en beneficiu de
los criminales de oficio.


Estas consideraciones podrian dispensarme de dA-
dicar uu capítulo ú un asunto que exigida un libro.
y un libro voluminoso, pero he querido ponerlo para
estampar estas explicaciones y consignar algunos he-
ehos característicos, marcados con el sello de un
chic particular que contribuye ú dar fisollomía Ú la
fípoca que estamos historiando mis colaboradores y yo.


Abramos ya la puerta á los testigos.


Refiere un periódico que se pascan por la Serranía de Honda,
alojándose, sin tomar holeta, en los cortijos mejor surtidos de
provisiones, unas partidas de las que llaman caballistas en aquel
país y ladrones en el resto de Espaiía. Han levantado .la bandera
<le república federal, pero en realidad no representan nada políti-
camente, pues ni siquiera pOI' la manera de producirse se les pue-
de considerar políticos. Los jefes son muy conoeidos como con-"
trahandistas, y se eree se han echado á partidrlrios porque ha-
biéndose trasladado á la península cuanto existía en los almaee-
lIes de Gibraltar, cl al1tig'uo oficio \lO ofrece provechos.


L .... r,()RRR'POXlll"\"(~1A.-;; dt~ Hicicmlm: de t 8t;8.


l:n pel'iódico de CastelIon, la 1'0:: dd Plwhlo, dice que en al·
gunas localidades di' aquella provincin se hace IIn liSO indigno de
la lihertad. Los vecinos honrados no pueden dmante fa noche sa-
lir ú la calle para entregarse ú los dulees placeres de la amistad.
Al grito de i viva la lilJertad!y con el trabuco ó la escopeta á la
espalda recorren dichas poblaciones dlll'ante la noche algunos
hombres, ú quienes el propio decoro prohibe dar el nomhre que
les conviene. Los ciudadanos pacíficos se ven en la dura precision
de encprrarse en sus caS3S para !lO St~r atropellados, ni tenrr que
Oil' insultos qne qUizás no podrian sufril'. Esta es la manera como
se prnctica la libertad ell los aludidos pueblos.


El mismo periódico dice que hay coincidencias estraíias, Mien-
tras los desórdenes ncontecian en ~Iadrid, lo mismo que en Tar-




- lil-
ragona y Andalucía, se hacia correr por Castcllon la estupenda
noticia de que los generales Prim y Serrano habian tenido que
huir de dicha capital, dcspues de haber recurrido inútilmente á
los voluntarios de la libertad, y al ejército, con el fin de que pres-
tasen al gobierno el debido apoyo.


LA EpocA.-15 de Diciembre de 1868.


Pero vengamos á tiempos más modernos, en la misma revolu-
cion de Setiembre, seiíores, el corregidor de Algeciras fué ase-
sinado. ¿ Se ha castigado {¡ los culpables? Yo creo que andaba
cerca el Sr. Topete, que podrá darnos noticia.


En Reus se inició la revolucion asesinando á tres
hermanos llamados Casas, incendiando varios edificios y come-
tiendo otros excesos. ¡,Se ha castigado á los culpables? ¿Ha dicho
pI partido revolucionario del aiío 18M!" han dicho los progresistas
y los nnionistas de Uems que rech3zaban aquellos crímenes, que no
querian una revolucion que empezaba cometiendo tales horrores?
Yo no tengo la menOl' notieia; /lO sé siquiera (lUe se haya forma-
do prop-esos; casi, casi podia decirsn, puesto quü no se ha forma-
do proceso, puesto que la revolucion venció, que los asesinatos se
cometieron por los vencedores, que entre los vencedores deben
estar los asnsinoR.


(iATlRlDO,-;) de Octubre de ,1869.


~o hay que perder de) vista que los enemigos d(~ nuestl'8 hOIlra
y de nuestras libertades se hall oeultado " íal vez para deslizarsr
y confundirse e:l las masas populares, y poniéndose el disfraz rlr
UII ficticio y ardiente entusiasmo, tratar de estravial' las nobles
pasiones dé! pueblo espaiíol , y provocar escesos que nos desa-
Cl'editen y empaiíen la pureza de nuestra revoluciono Si antes fUf'
dolorosamente necesario acudir á las ¡¡rmas para derribar un ór-
dell dü eosa~ que nos degradaba y envilecia; obtenido el triunfo,
~ca hoy el árden la más urgente necesidad, y á conservarlo rl
Gobierno Provisiollal est~ dncidido, en cumplimiento de la alta
mision que el país y las circunstancias le han encomendado,


Pocos han sido por fortuna los sensibles hechos que hasta aho-
ra ha tpnitlo que lamental': pero ellos fUCI'o[) hastallt,·s pnl'i\ lIamal'




- 112-
su atencion, y procurar impedir que se repitan. Si hay culpables,
Tribunales hay tambien en el país quc los juzguen y les impongan
severamente el merecido castigo; pero la justieia tomada por las
lIIasas, reviste los caractéres dr, la venganza, y es ocasionada á
sacrificar inocentes víctimas al furor de resentimientos personales.


Esto no seria propio de una Xaeion civilizada; esto no podria
consentirlo y no lo eonsentirá el Gobierno Provisional, que si ha
empuñado las riendas del Estado es para conducir á la Nadon al
goce de la libertad, no para dejarla perecer r,n medio de la anar-
quía.


Espuesto cual es el pensamiento del Gobierno en este punto,
solo me resta aiíadir á esa Autoridad que merecerá hien de la pa-
tria manteniendo el órden á toda costa, y elllregalldo inmediata-
JW~nte á la accion de los Tribunales á los qUl', con cualquirr pl'C-
testo, le tUl'bUSell; que esos serán los úni(~os y ellcarnizados PIlt!-
migos de la libertad {¡ que aspiramos, y (lue hartos sacrificios y
lágrimas y sangrr, nos ha costado para consentir que se compro-
meta su SUf)['te por unos cuantos estt'aviados.


SAGASTA. - (Circular IÍ los (;olll'rIlIlIÚJI'I'S). -!J dn Octubre
de 1Rü9.


Pues bien, seiiores, no lIegaha á ti millones el aiio (ji, en tiem-
po ue la l'eaccioll espantosa que aquí imperaba, persiguiendo ú
touos los liberales, progresistas, demócratas y l'e)lubliranos, en-
viúnuolos á Filipinas é introduciendo el tenor en touas partes; PIJ-
tonces bastaban 1, {) ti millones; y hoy que se dice que tenemos la
democracia y los derechos y lihertades que ha consignado la rl'-
volucion de Setiembre, el Gobiernu necesita 10 Ú ,11 millones pa-
ra la policia de seguridad.


Lo regular era que la revolllcion de Setiembre hubiera sido lú-
giea y hubiera alJOlido esta institucion que no debia neeesitul',
porque debia contar con el poder que le) diesen las simpatías del
públieo, los voluntarios de la Libertad y los demás medios que en
los países libres sostienen á los Gobiernos demoerátieos, y no
conservar esta institucion, que nació con los gobiernos reacciOlw-
rios, que fup planteada por la fuerza bruta triunfante el año 44.


GARRIDO (D. Fernnndo).-'I ti de Febrero de lR711.




- 11:3 -
No tengo la responsalJilidad, ni caerá solJre mi cabez3, ni ha


caido una sola gota de sangre derrmnada, como caerá sobre otras
cahezos gota ú gota la sangl'e derramada de individuos que ¡nau-
¡[iti ((Ique i/lllrIensi Imrtl/llam innorcntes perierunt. Tampoco caerá
sobre mi cabeza, sino sobre otras caLezas gota á gota la sangre
inocen!() derramada por los asesinos políticos de Madrid, en pre-
sencia de ese Cobierno, no· diré con su asentimiento, pero al mé-
con la impasibilidad de rsn GoLierno.


);0 : la sang'l'e vertida por los asesinos y por los soldados no
ea()l'á soure mi caueza: ca()rú sí , soLre otras, gota á gota y por
mucho tiempo; yo se lo pronostico.


filOS y ROSAS.-19 de DieiernLre de :1.870.


¿Cómo, seiíores, ell una cuestion tan grave, tan delicada y tan
intel'esante, se dice que ha halJido asesinatos? ¿Se olvidan los se-
iiores diputados de como estaLan las provincias de Andalucía
cuando se empl~zú el sistema de persecucion y de castigo ([ue en
breyes palal)l'us Yoy Ú eSJ!oner? Pues l¡ué, ¿no salie el Sr. Cáno-
vas que se sl'cueslralJa á las pOl'sulIas para robarlas, y lueg'o so las
ns('si¡wbn yillannllwnte? So snlH: su seiíorÍa ([ue habia en aquel
tÜl'ritol'io mú", ¡:tcillürosos qm: iudiyiduos de la Guardia civil? ¿No
salJC S. S. que la CU:ll'dia cidl estnlJa allí cOlllpletalllente acobar-
dada, ntcmorizada y cun l'azon? ¿So salJe S. S. l[Ue la Guardia ci-
"il se veia ell U([uel tel'l'itorio como acorralada, y sin poder re-
ducir y castigar á las nUll1erusns parlidas de lllalhecllOres que por
todas partes polula!Jan? ¿.\"o salJe S. S. (¡ue entonces no habia res-
IJelo Ú la pl'opiedad, ni segul'idad para las personas? Pues que se
I(:vanten todos los seiiores Diputados de Andalucía y lo digan.
So!J!'(: todo reeuérdellse los grandes npústrofes que desde el esta-
dio de la prensa se dirigian al Gobierno, y los cargos justísimos
que desde- esos !Jancos se le hacian con este motivo.


fiIVERO, (D. ~icolás María) (Ministro de la Gobernacion.)-21 de
niciembre de i 87 O.


No repetiré los nt'gul11cntos que se han expucsto sob¡'e lo que se
ha llamado justamen te los asesinatos de Andalucía, y soLre los
hrrho~ ~aIYnjr~ dI' cierta pnrtidn qm' ]lO qUiPl'() ni ~iquiera nom-


R




- ii4,-
brar, no los repetiré, pero si diré, que algunas de las esplicacio-
nes dadas por el Gobierno me han convencido de lo fundados que
son los ataques de mis compaíieros. Lo presentia ya, porque esos
que se llaman asesinatos de Andalucía no son nuevos en nuestra
historia.


¿ y qué cómo he de creer que esos
hechos no sean ciertos, cuando el Sr. Ministro de la GolJernacion
nos ha venido encareciendo los muchos banrloleros que habia en
Andalucía, la gl'ande alarma y el gran tenor que habian difundi-
do y la casi imposilJilidad de acabar con ellos? ¡Ah! S. S. sin que-
rerlo nos estaba diciendo que fueron efectivamente fusilados los
bandoleros de que se trata.


La misma apreciacion hago de esa partida á que antes me 11('
referido. Esos hechos brutales se han repetido con no poca frecuen-
cia en esta y en otras épocas. Recuerdo que el Sr. Figuerola nos
habla de ciertos atropellos cometidos por hombres con uniforIlle,
y es cierto. Pero S. S. no recordaba que la partida de esos hom-
bres de uniforme existía en tiempo de los pogresistas contra las
redac:eiones de los periódicos moderados.


Nótese ahora una singular coineidencia. Se abre el vrimer iu-
terregno parlamentario, y esa partida de bandolel'os ya yatnc:n las
redacciones de ciertos periódicos, viene el segundo interregno
parlamentario y á los pocos dias esa misma partida ataca los casi·
nos carlistas, se suspenden últimamente las sesiones de las Cór-
tes, y ocune el escándalo del teatro de Calderon. Todos esos atro-
pellos han sido cometidos mientras han estado suspendidas ó cel'-
radas las Córtes. ¿Por qué no cuando abiertas? El primer atropello
quedó impune. Ninguna satisl'accion se dió á la opinion pública.
Cuando ocurrió el segundo, el Sr. Ministro de la Gobe['[)neion to-
mó ya ciertas medidas, que parecieron dnr por resultado la dimi-
sion del Sr, Moreno Benitez. ültimamente, el Sr. Ministro de In
Gobernacion protestnlm yn contra esos escándalos, y nos dió ó
poco un nuevo gobernador. ¿Xo podria inferir de ahi que si no pI
Ministro de la Gobernacion, algunos autoridades más ó ménos
elevadas debian ser protectoras y patrocinadOl'os de lOsa partida
I¡Ue no quiero seíiolal' VOl' su nombre?


Pr y MAflfiAl.r..-2:l de Diciembre de lR70.




- in;-


VITI.


Justicia y equidad.


La rcvolncioll viene {¡ restablecer fa justicia y la
equidad, olvidarlas. esearnecidas y pisoteadas por los
Gobiernos anteriores. Cada eapítulo de esta obra está
diciendo como cumplió esta promesa, y lo que no di-
!:ran ellos lo dir{¡ lo que eopio ú eontinuaeiol1 de estas
líneas.


Muy breves palabras voy á decir acerca del asunto que e8tt.
puesto á discusion. Cuando nosotros el'eimos que por la revolu-
t'Íon de Setiembre iIJan á desaparecer todos los pl'ivileg'ios, y lo
creimos SínC8l'mnente por existir una situacion demoerática, ve-
IllOS que todo lo que se viene discutielH.lo son privilegios. ¿Y pa-
ra quién? Para (~I centt'O de Espaí1a, siempre privilegiado en todos
conce]Jtos. El AyuntalllieJlto de Madrid, que ha construido obras
eolosales, satisfechas ú costa de todos los contribuyentes, que ell
todas la"s t'pocas Ita oIJtemdo fayores especiales de las CÓl'tes, no
puede L[Uf,jarse de l¡lle se le hnga oposicioll hoy en Ul! asunto
que, ú pesar de ser verdadel'nmente de poca consideracion, pue·
de. sin emlJ3rgo, considerarse otro de tantos como se le vienen
concediendo elt t'pocas antc;l'iores. Pero (:ollsle (Iue el Ayunta-
lIliento de Madrid hu sido el más fnvorecido desde el movimienlo
de Setiembre. El carií10 especialísimo con que cl Sr. Ministro de
Hacienda, Sr. Figuerola, distinguió los intereses del pueblo de
~Iadrid, procurando (lue las clases pasivas únicamente pudieran
cobrar sus haberes trasladando su domicilio á esta capital; cunn-
do los tenedores de nlores públicos solamente podian cobrar sus
cupones con más anticipacion y segul'idad vivieIldo en la Córte ú
Rllviando en ella sus cupones; ruando. en fin, por todos los me·




- 11li -
dios que la Administracion tiene en su mano se favorecia con pl'i_
vilegios J esta afortunada villa, en todas las ciudades se vivia de>
una manera muy distinta de lo que se tenia Liel'echo á espcl'al',
faltando puntualidad en el cobro de todas las obligaeiOlws del Es-
tado. Y sin embargo, seDares DiputaLios, se viene ahora solicitan-
do un nuevo privilegio para una obra pllIJliea de esta Capital, pi-
ditmdo, si no In Liispellsa Lie los Liereehos de aduana, la campen-
sacian, digámoslo así, de los mismos por haberes que el Estado
está adeudando al municipio Lie Madrid.


ESCUDETI,-l:¡ de Julio de lS71.


Un seDar Diputado repito, dirigió alg'ullas preguntas al seool'
Ministl'O de la Gobernaeion, el cual, tratándose de un asunto de
inversion de fondos, tratándose en una palabra, de intereses
del país, de esos intereses sobre cuya legítima administracjon
deben velar asíduamente los rrpresent:llltes de la :XaeÍon, no lu-
va por conveniente eontestal' una sola palabra satisfactoria. Se
reprodujo la pregunta en la scsioll siguiente, y ya pudimos ver
algo mas claro, merced á la el1 cierto modo cúndida L'spolltanei-
dad del SI'. :Ministro de Fomento, ([tj() 110 tUYO reparo en dedl' (¡ue
por acuerdo del Consejo de lIlinistros, y para esuntos que intere-
saban á la honra nacional, se habian sacado de la caja de Ultrn-
mal' dos millones, aplieúndolos al capítulo de gustos secretos del
Ministerio de la Gobernacion; y como la primera cuestion que
aquí se presentaba no era ciertamente la del motivo de este Illle-
vo servicio, si no la de la forma en (iue se realizahn, toda vez qUL'
vivimos bajo una ley y es preciso que todos la elllllplnlllos, el di-
putado interpelanle pidió una série de documelltos quu creia 11('('('-
sarios y conducentes para ilustmr In cuestiono
Yo no he de tratar la cuestion de inversion de estos fondos; yaulI
cuando lo pretendiera, sel'Ín estóril todo mi trnl.ajo, por ser gas-
tos secretos á los liue se han aplicado a(lUellos; pero dll(~leme 11m-
cho, siento en el alma, -que precisamente para hacer uso de esto~
fondos, aplicables ú gastos secretos, y de los cual()s 110 llueda nin-
guna huella ni se rind()1I cuentas, sino que se distribuyen y gas-
tan á voluntad del lIIiltistro, haya comenzado el Gobierno por in-
fringir las leyrs tlr eontnhili(];:lll. ((li(' Nnn la;; úni('3s lin(' potlinll




- 117 -
salvadc, alcjando toda sospecha, y duéleme tanto más, en .os f)['C-
srnles graves monwntos, en que por hoen del Sr. Ministl'O de Ha-
cienda, se hA eoul'esado el estado lastimoso de la Hacienda públi-
ca, y parn remediarlo, si remed io tiene, se piden recursosestraor-
dinarios, se gravan ó illtnntan gravar las contrihueiones directas
con un aumento de muchos millones; se introducen, annque hipó-
el'itamcnte, los odiados recursos indirectos, .y se pone mano peJ'o
manu fuerte, sobre rl dcrecho de los acreedores delEstado, que lo
tinnon legítimo y perfecto ú p(~rcij¡ir todo aquello que el Estado les
d(,be, y ú que con ellos se e.umplan honradamente los compromi-
sos cuya garantía tOllla á su cargo la hidalga Nadon Española;
siento con prorundo sentimiento, (¡He en eircullstancias tnles se
ol'r()zc.a el tl'istísimo espeetúculo de presentarse el Gobierno, euall-
do todavín palpit.a d escándolo ele unas elecciones que hac.en y
héu'án .ppo~a en la historia parlamentaria de Espaiia, á pedir un
suplem'ento de c.rl'dito, gastado antes que pr,dido, gastado seere-
tamentr" y como tal, no sujeto á public.idad, interveneion ni
cuentll.


Pues rsto no lla ocurrido jamá~, dcntl'O del régimcn parlamen-
tario en nucstl'O país; y n¡r, atrevo á decir (lue no ha ocurrido
tall1flo~o en nillgun país extranjero,
RO~mH() GII1Oi\",-16 de Mayo de f872.


YA he dicho y vuelvo Ú pl'eguntnr nI Gobierno: ;, qué es lo que
ha hecho de la revolucion ele Setiembre? (El SI'. Presidente del
Consejo di' Jlinistl'lls. Ya lo verá S, S,) Yo \"eré lo que S. S, me di-
ga; mas por ele pronto yoo lo que pasa; veo (lue la l'pvolueion de
Setiembre pedia justicia, peelia órden, pedia moralidad, pedia po-
gl'eso y que la justieia que vosotros le dais, es la de quedat' im-
punes 101\ crímenes y los drlitos, la de quedar illtllUlles hasta el
atentado de la calle del Arenal; el de la c.alle del Turco, el de la calle
de Hortaleza (Fnl'l'tes l'I/1/wres), y la de <juednr impunes los crÍmenüs
mismos de Barcelona, donde hoy se vé á hombres honrados eaer
víctimas del puiíal asesino en mitad del dia y en las calles princi-
pales de aqll(~lIa ciudad. El órden que vosotros nos dais es, los
cal'listas en el campo y los motines en las ciudades; el pogreso, ya
lo estamos viendo, es el no cumplir ninguna de las promesas que




- l1H -
habeis hecho cuando erais oposicion. Yo quiero la lilJertad, pero
la libertad ámplia y completa (Risas); quiero la libertad que he
r1efendido siempre en los bancos dE- la mayoría; pero quiero tam-
bien al lado de la libertad y al lado de los derechos, los deberes
imperiosos de los ciudadanos, los deberes sin los cuales no se pue·
de ser ciudadano de un país libre; yo en todas partes he defendi-
do la libertad, y he marchado á ella por el camino ancho y trilla-
do de la misma libertad, mientras que vosotros vais desgracíada-
mente al caos, sin conciencia de ello, empiezo por decirlo ingé-
nuamente antes de que me conteste pI Sr. :\Iinistro de la Goberna-
cion, inconcientemente, segnn la palabra llue ahora se usa, vais
sosteniendo ese estado de cosas; permitís con vuestl'os desaciertos
y con vuestro desprestigio que 108 carlistas vayall (',redendo 1:0-


,mo van creciendo en Cataluiia. os cruzais de brazos ante los des-
órdenes; os reis de las quejas de los puehlos: y ú lo que ,'ais es á
la reaccion que á esta conduce siempre el camino de la licencia.


BALAGCEH.-21 de Noviembre de 1872,


Ha desaparecido de este país la justicia, ¡,Lo dice Sil serrorÍa
pm'que se ha procedido con ei(~rta w'J¡itraricdad al. l'xnrninal' los
f'spedientes de los jueces que se dc'lli,1I1 deelal'f1I' inaIIloviJ¡le~,
porque se ha procedido con una pal'einlidad esealldalosa con el
nombramiento de jueces munieipal()s? ¿ Lo dice S. S. [Jorql!(' en
ciertos momentos la administraeion de justi¡'ia ha e~tado al servicio
de los intereses políticos? ¿Lo diee S. S, porque hay muehos ¡me-
blos donde la partida de la porJ'(( se ha sustituido, en esas mis-
mas p¡'ovineias catalanas, se ha sustituido ú las ideas, se ha susti-
tuido á las principios, se ha sustituido á las 3utol'idndcs, se hn
sustituido al Gobierno y se ha sustituido ú lodo el mundo durante
derta época? Pues entonces, tamJJien tiene razon S. S.; hay poca
justicia despues de la re\'olucion; pero tampoeo tiene esto nada
que ver con nuestros amigos.


RUlz ZORRILLA (Pr('sidente del Consejo de JJinistros).--:H de.xo·
viembre de 1872,




LX.


Malestar general.


Ese capítulo tieno por Ohj0tO frt'cescar la memoria
(le los rtlVolu('ional'ios q1le tratan ya ele hacer olvidar
los snfrimÍfmlos (Ir] país durante su (lominarion, y
que pasa(lo a]g'l111 tiempo (Illizás pn:telldan hacernos
!Trer que gozühamos de Ull. enYiclial)le bienestar. A
los que tal iutenten, se les podrá oponer el siguiente
lestimonio:


Yo se; dccil', IJor lo que he visto prácticamente desde que estoy
ni frente del departamento de Hncienda, que I'etl'nidos hoy de la
Bolsa de Madrid Jos prillcipalt~s cnpitalistas, porque, como la gen·
te dr dinero e~ asustadiza, han dado siete vueltas á las llaves de
sus gavetas, no figurando generalmente en las transacciones más
que personas de Ilscnsa fortuna, siendo pOI' tanto el movimiento
rle la Bolsa relativamente c~cnso ú lo que debiera ser, uno ó dos
millones nominales que se afl'ojen sobre la plaza, la conmneven:
110 es hoy la Bolsa de Madrid la de pasados tiempos, en que por
t:ientos de millones se eontl'awba cada dia.


FIGUEROLA (Ministro de Ifacienda).- t de Mayo de 18!itl .


Hay clases pasivas que no han cobrado )¡aen euatro meses; el
semestre anterior no se ha pagado en algunas pro\'iueias. hay cle-
ro que hace once meses que no cobra, mientras que en Madrid
se perciben los haberes con puntualidad. Y así, un dia se nos
dice que está amenazado el órden porque ú los ohreros de los al"
senales no se les ha podido pagar; otros dias porque unas cla-
ses han cobrado antes que otras; do quiera la desigu{;lldad, uo
'1uiera la injusticia, y esto debe desaparecer.




- 1:20-
Yo presentaré una enmienda con ese objeto, yo ·pt'ocuraré ha-


cer flue todo desaparezca, porque en el fondo de ella se encierra
una alta cuestion política. Aquí, donde sahmnos lo que pasa, don-
de vemos lo qlHl sueede y podemos oir las quejas Ilue se lanzan,
todo está tranquilo, no hay desórden, nadie sufre; pero las pobres
provincias, eomo fllW no pueden lIaeer llegar tan inmediatamen-
te sus IIuejas, son las que padeeen; y si esto no sueediern, si to-
das fueran iguales, se veria pronto que no habia para pagar, IIue
el défieit era eonsidrrahle, y aquel dia habria una solucion finan-
dera, tendríamos las simpatías que ya vamos perdieudo en las
pt'ovincias, f¡Ue no purden ménos eiertamente de I[uejarse de esa
desigualdad, porque ese vieio lIaee mue/lO tiempo ya llue existe y
no se puede eorregir en un momento, Así, ó más, todo tiende á
concentrnrse en Madrid, y la deseent['alizaeiotl Sil cotlvi()l'tf1 en
vana promesa,


:\>IOl\ET. -11 de Enero de 187U.


Pues qUl\ lefa posibln vivir tomo se vi vi:!'? El'a seiíol'es, inso-
portable In situucion porque, enia n(t'avesnnt!o t'S!I) país. No ha -
hia GolJierno posible, ni tranr¡uilidad posible, ni llil'nestar' posi-
ble para nadie ron aquellas aml)]lllZaS eOtlstatlles, COtl arjlH'llns
provoeaciones diarias, de que lodos os acordareis, en que Ull par-
tido, ereyéndose supel'ior al nollÍl'l'l10 y Ó \;IS r.rll'tes Constituynn-
trs, todos los dias nos arrwtlnzalJa COtl :Itaeat'tlos, (~Lln darnos la
Latalla, con eotlsejos Ú sus al1liados pill'a que nstllviesen prupara-
dos á [a primern seiíol, con excitaeionesal combate, en IH S('gll-
ridad de que ihil Ú Sflr suyu la victoria. Un dia y otro rstas pro-
yocaeiones y am()llazas estaban perturbando el país do ulla 111 n 111>
ra insufrible. hasta el punto de qur~ la~ familias hall radas ¡¡IJatl-


. .
donaban nuestro país por no poder soportar una sit.lIacioll tan
deplorable como aquella. Pues en tal est;ldll, el (;olJict'uo cll~hi;¡
adoptar medidas que acallaran con esa situacion angustiosa, (llIe
era la muerte del país. Los pueblos tienen poco que temer de una
gran batalla; pero en esa'lucha diaria, en esa agonía permanen-
te, en esa angustia eonstantu que lo pertmba, tlue lo mallt'ata (o-
do, está su muerte ..


y yo, como Gobierno, me avcI'gonza-




- J21 -
1m de yer todos los dias un partido desatentado, amenazando á los
poderes públicos, creyéndose superior á ellos, sobreponirndose
tnmhien á las Córtes Constituyentes, y alarmando contínuamente
al país con luelJas y batallas; yo me avergonzaba, como Gobier-
no, de ver ayuntamientos, que no lo eran de los pueblos, sino
drl partido republicano federal, en combinacion con los e1uhs y
('on los pactos federales; yo me avergonzaba, como Gobierno, de
rer Dipulaciones IJI'o\inciales, fJue no lo eran de las provincias,
sillo dl~l partido rqmhlicano fr,dcral, ()!l combinacion con los ayun-
tamientos republicanos frderales, con los clubs y con los pactos
rcderales; yo lile avergollznhil, como GolJieI'llll, de ver en el país
una ruerza ¡¡rmada f¡Ue no era de la nacion, sino una fuerza fede-
ral en combinaeion con los ayuntamientos, con las Diputaciones
provinciales, con los clubs y con loo pactos federales; yo me
;lVI~rgonzHba, como Gobierno, de ver esa pertlll'badora organiza
cion en ['rente siempre de los poderes públicos, formando un Es
lado contra el Estado sancionado por las Cúrtes Constituyentes, y
que todos los días queria preselltar la batalla al Gohierno; yo IIlC
avcrgollzaba, en liu, como Gohicl'uo, de yc[' el país hUlIlillado,
temeroso, jlf:I'!lII'jlado, yíctinlil dial'iamrnte de amenazas y COII-
ilictos, pOI' UIl partido desalelllado, r!l~e quel'ia sOhrel'OIlerSn al
Go!JiL~rllO, á las leyes, á las Cúrtes Constituyentes y á todo el
mundo.


Seilores diputados: yo 110 fJuil:l'O (:xagerar IIlwstl'O estado polí-
tico y social: no Iluiero. Me remito á vuestro juicio, iuvoeo YIWS-
tl'a pl'opia eoneinlleia_ Torlos !'ecihil'(:is eartas (le: vucstros electo-
res en las euales se os dice, poco más ú ml~nos esta fórlllula: no
podemos tolerar ya rnús tal sitUücioll: esto es verdaderamente in-
lolrrahlr. Todos, si prestais oidos {¡ las conversaciones que se su-
surran al paso, I'()(:og'()['pis la misma ('xpmsioll de ullivel'sal dis-
gusto,


Cualquiera diria que nuestra sociedad es una sociedad en de-
mencia, ciJpaz de apelar <JI (lltilllO rpcmso, al I'ecurso del suicidio,
si este crímen pudiel'a ser cometido por los jluelllos,


Pero yo me (jLlejo, la l'acioll se




- 1:2'2-
o¡ueja por mi bUL:a de <¡ue aquí todos sabemos de donde venimos:
pero nadie, absolutamente nadie, sabe á dónde vamos. De aquí
lodos los males de las revoluciones sin ninguna de sus ventajas;
de aquí la ruina de los intereses, la sohreescitaeion de los ánimos,
la cfervescelleia de las pasiones, el encrespamiento de los parti-
dos, la perturbacion diaria, sin que compensemos tanta desgracia
eon aquel saludahle baño en las grandes ideas, en los grandlls
principios que da rohustez á ¡os pueblos; esa robustez, promesa
segura dll una larga vida.


Quejáos de que hay infinitos emigrados sin pan
y sin hogar, entre los cuales se cucntan los (¡ue más contribuye-
ron á la revolucion de Setiembre: quejáos de que los ciudadanos
son sometidos á jueces incompetentes, y violados por consecuen-
cia en ellos los derechos individuales; quejáos de (lue las maní-
['estaciones Sil ven seguidas dn eshirros y arrancados de la tribu-
na popular los ora dures de los clulJs; <juejáos de que se renuenm
los procesos de imprenta como en los l)pores tiempos de las ad-
ministraciones pasadas, y de que hay muchos escritores políticos
en la cárcel, porqlw los prefectos dd gellnral Prim lomau la crí-
tíca por desacato y se Cl'een más illyiolab!es (lue los antiguos He-
yeso (n/w/m'/'s). El fine no. se qnnJn no tiene nu e,;te instante Y()!'-
dadel'O conocimieuto de la situacíon de Espaíia. Quejúos de 'Iue
JIIS ayuntamientus se mueren de hamJm:, de (Iue las easas de bene-
licencia se arruinan, de que los conSUlllOS se rf'I1UeVan, de que ¡o~
('stam:us ~e perpetúan, de que las ,!uinlas VÍcuen como una gran-
de nuhe, henchida por la eY8pOt'aciou de nuestros errores, llo-
viendo sobre nuestras coueieucias lúgrilllas dd pw')hlo que de-
hiéramos sentir como gotas de plomo derretido; fJuejáos de todo
I'sto, y el Sr. Presidente dr'l Consejo de l\linistros os dirá con
olímpica sonrisn, que, mi<mtras í~l eslé cn nI podnr no Corl'll peli-
gro alguno la libertad, esa libertad que le lllostrais hel'Ída, exá-
nime, muerta, aniquilada á sus plantas, y por su culpa.


C,bTIlLAI\,-i2 di: Marzo de 1870.


Yo deploro, <~n el fondo dr' mi alma, disentir de mi amigo el
Sr. Tutau en este punto. El Sr. Tutau decia en otra sesion que el
estado en que nos encontl'amos no era tan malo como S(~ pondera-
ba; pues yo digo ú S. S. y á la Cámarll cntel'a que para saber si




PS falal la situacion, basta ver el estado en que se hallan los pe-
queños centros de produccion, cómo se encuentran las provincias
del litoral y la crÍsis porque atraviesa el comercio: nuestros
pncl'los desiertos; las transacciones mcrcantiles anuladas; las
e1ases proletarias en la mayor descsperacion; los jornaleros sin
cobrar lo que se les adeuda, porquc el cstado no paga á los con-
tratistas; los ayuntamicntos sÍfmdo :lereedores .del Estado pUL'
gl'andes cantidades que no pel'cilJen, y por consiguiente sin poder
ellos pagar sus dl'~J¡itos, ni atend()r sifjuiera á sus principales lle-
I:esidades, Pero si algo
hubiera de decirse, aunque de pasada, so]¡re la situarion econó-
mica en que el país se (~neuelltra, bastada recordur lo que en otra
sesion se uijo al pl'egulItar sobre este punto al SI' . .Ministro de
Hacienda: á las empresas de obras públicas, se están adeudando
por el Estado unos ~JO millones de ['eales, de los euales, despues
de muchas reelamaeiones y de muehÍsimas ofertas, despues de
grandes esfuerzos por parte del St'. Ministl'o de Hacienda (me
eomplazeo cn confesarlo), se ha acordado darles la mitad de sus
eré:ditos, pagándosC'lo en lctl'ilS á trrs (¡ rlliltro meses fecha, letras
'!UC 110)' se uescu('lIltlll pOI' JIluy lJOCO en el mercado de 31ndl'id:
id !J, JO ú i 1 pOI' !OO. El Sr. Ministro deeiil que (~stos ael'eedor(~s
d(~l Estado se <lpl'üsllr;¡han Ú tOlllar·esas letras; pel'O yo ascguro á
S. S, (Iue solamente lo harún algunos 'luC tengan gran nel'esidad
,1,' dinero, y se cncucntreti Cilla lIIúsallictiva siluacion; losoptllás
110 erl~() lJuC' al'lldil'áll al Sr. ,\linistl'll d(~ llacienda á recoger esa"
letrils.


Pues lIien, hágase cargo de esto la Cámara y calcule euáudo SI'
pagat'án esos !lO millones y cuándo llegarán á (~obrar las clases
jOl'tlal(;ras C'I importe de sus el'{'ditos. De aquí nace, entre otros
males, la emigrac¡oll al;lrnlant(~ oe ()SilS elases: yo puedo decir, y
de ello deberá tener conoeillliento el Gobierno, que de la provin-
cia oe Alicante salen diariamente de 100 á HiO trllhajadol'C's que
van á buscar trahajo á paÍsfls extranjeros.


Pcro no voy á haeel' gran hineapié en psto, y paso á expoue,¡
el objeto que me ha guiado al presentar la proposicion y á pro:...
bal' cuán justo, cuán legítimo es lo que en ella se pide,


POI' no molestar demasiado la ateneion de las Córtes, 110 mn
pxtellderp PO hacer una reseña detallada de lo que han venido SIl




- IH-
f't'iendo los ayuntamientos desdr, la rcvolucillll acá; pero si tpngo
necesidad de decir que en el momento de consumarse la re\'olu-
cion, los ayuntamientos dejaron de percibir grandes cantidades
por la suprpsion del impuesto de consumos, cantidades que en
aquellos críticos instantes no pudieron sustituirse con otros in-
gr'esos, porrl'l() el Estado, teniendo en cucnta las grandes aten-
eionr,s del Tesoro, se yió en la pl'ecision de contratar un mnpr(;s-
tito de 2,000 millones, Para esto, necesitaha de las mll(~bas Ú ]lo-
cas fuerzas con que contaran los ciudadanos á [in de ohtener del
crédito las sumas indispensables para cubrir las inmensas cargas
generales,


De aquí el que los ayuntamientos no pudieran Hcudir tambien al
Cl'l;dito, r,xcepto r,l de ~radrid por su situaeion excepcional. ])e
modo flll() se encontraron con es() ingreso m('nos, ([ur, importaba
gTandísimas cantidades; pero les I¡uedaban todavía los intereses
d .. las lám inas de Deuda intransferible y los recargos de las con-
tribuciones,


Llegó, sin emhargo, un momento en que el Sr. :Ministro dI) Ila-
cienda, en mi concepto ilegalmente, porque no hahia ninguna ley
(IUI) lo lIulMiz,lI'a , atenoiendo á nrcesidadr:s fjlW yo califico desde
luego dI' alll'emÍ<lll[eS, mandú IluO dejaran dI' entl'rgarse it los
ayuntamientos, la parte que pOI' recargos, en las toutrihucioncs
industrial y territMial les correspoudian e!l los dos primeros tri-
UlPstrr,s dl'l ailo económico, sin pC'rjuieio de que huho algunas
pohlaeiolle~; que lIe;,;'a¡'on ú coJmj['los porr¡ur: la órdell !lO les llegó
ú tiempo. D('sflUC's ele esta dispo~icioIl del Sr, Ministro de lIaei()n-
da, los ayunt:llnil:ntos se hallalJ<l1l sin consumos, sill los interr,ses
I[ue el estildo les adeudaba por las láminas de la lleuda intransfe-
rible y sill los recargos soJ¡re las (;ontrihuriones.


Decidme ahora, Sres. Diputados, cuál Jlodia ser la situacion ele
las corporacionr,s populilrns ()n aquellos momentos. Sr, hallaban
sill recursos; no podian apelar al crédito, porque el Estado necesi-
taba dI) él para sus necesidades generales, y ú pesar de esto, el
Sr. Ministro de Hacienda dictó esa medida, y pill'a justifieDrla hullO
de decir que se incnutnha de los recargos eH las contribuciones
que perteneciau {l los ayuutamientos y Diputaciones provineiales,
porr¡ue aquellos no habian pagado la p,ll'I,l) qlW les correspondia en
el impuesto de eapitacion,


MAlSO;'!:'lAVE,-16 de ~Iayo ele 1870.




- 121í-
Ciertamente es posible, es fáeil que este verano no hnya sacu-


uimientos facciosos, que no se altere la pnz interior, PS decir, In
efímera paz de que gozamos; es posible, corno yo lo ueseo; es
posible, aun cuando se prolongue la interinidad, que todavía no
se pierun la liberto u , por(lue la libertad eil de suyo muy fuertp;
¡wro la libertad en Espafía es muy júven, y hasta que el'ezea, y
hasta que sen proYecta, y hasta (¡ue cehe profundas raíees, es ne'
cesario euidarla, es neeesario eontemplarla, es neeesario no mal-
U'atarla.


pf;ro {¡ parte; de es() punto de si peligl'G Ó no peligra la IibC'rtad,
por ventur:1 , :lUn suponiendo que la libertad no peligre, ¿ no hay
otros ¡nlel'eses consideralJilísimos empefíados en eS:1 cuestion?
~Plles y la paz interior? ¿Pues y la ejecueion de las leyes? ¿Pues y
el ['espeto ú la magistratura? ¿Pues y la libre accion de la justiein?
¿Pues y el aIJsemtismo de los ricos? ¿Pues y la fuga de los (~apila­
les? ¿Pues y el comercio, y la industria, y el crédito y el trabajo?
¿Pues y el hambre? ¿ Pues y la desGonfianza pública? ¿ Pues y la
ansiedad univers:!l? ¿ PUl!S y la cxpectacion de la EUl'opa? ¿ Cree
S. S. que cn (!stos tiempos del va po!' y de la eleclrieidod, ¡JlIede
ningull país aguantar tlo~ ailos, sin morir, este inLerregno, csta
:Illsiedad, esta :llIgustio, est,! v:wío? Yo lo niego: esto no es posi-
ble. COUV()ugUll10S
1:1\ que somos muy desgraciados: convengamos en (¡lle es un in-
fortunio mny cruel el quc nos aqueja: convengamos en que justi-
ficamos la inmensa des<:onflanza de la !\acion: eonrengamos l'1l
que de cOsa inmcnsa dl'scol1fi:lllza na(~en esas ealurnnias, df) que
justamen te se queja el Sr, Presidente del Consejo de 3'linistros.
Cuando todo eslú en inc()l'lidumbre, cuando todo se consider':! po-
silJle, todo se imputa {¡ los IWlIllJI'('s que IllUlIdun. Es uu llIal, es
una injusticia, pero es un efecto natural de las circunstancias.


H[os R08,\8.-1I dI' Jllnio dI' IR70.


¿ITa cesado la interinidad? Si ha cesado, ¿en qUl! se conoce? Yo
lo pl'egunto, no ú los partidos, sino al co!'azon y ú la conciencia
df) la Cúrnara. ¿Se conoee en el sistema, en el plan, en el ideal
polítirlll Nunrn fue. tan (',ontradjp,torio, /Sp C01l0tl' ('11 la fijl'za di'




- 12G -
los empleos púJ.¡licosf Cambian con una movilidad verdndermn(mle
revolucionaria. ¿ Se conoce con respeto al códig'o fundalllental?
Trece artículos hay violados. ¿ Se conoce en el dr,sahog'o de la
Hacienda y en el restablecimiento del trabajo? Rentistns, I:lases
pasivas, industriales, trabajad~res, quéjanse á una, yen YOZ alta,
de la paralizacion de todas las transacdones. ¿ Se conoce en el
aplacamiento de los partidos, en la renuncia á sus esperanzas in-
mediatas, en el reposo despuos do la fatiga de dos aiíos? Nunca
los partidos estuvieron más sol¡¡'eexcitaclos, nunca las esperanzas
de todos tan vivas, nunca las utopías con tan soberana intlueneia,
nunca las pretensiones tan imperiosas, ni tan coufiados los pre-
tendirntr,s. ¡Ah! I~s una intcriuidad mús caL'a, con Rey eH vez de
Regente, con treiuta y tres millones de lista civil r!l vez de UII
millon; pero es una interinidad larga, angnstiosa, ú CU)O t{~rmino
hay una revolucion ó una reaccion, pero siempre una guerra civil.


CAST¡';LIIl.-22 Ul) Junio de J871.


Todos saLemos, Sres. Diputados, por los periúdicos, por las
cartas particulares y por todos los conductos por donde las cosas
pueden saberse, el estado de inseguridad que hay eIl todas la~
provirlcias, de cuyo estado no puedcn formal' juieio los que vivell
en Madrid. Todos los dias hay secuestros, robos, asesinatos; todos
los dias rer,ibimos noticias de tales hechos CIl ll10ntrs públicos y
particulares, de robos de cospe!ws y de Otl'08 ntentados del mismo
gPllero, y uo salJelllOs fIue uinguno di) ps!os atcntados haya sido
castigado. Esto es un mal gra"Ísimo, al quc hny que pOllcr rellle·
dio, y ese remedio no llega.


Todos sabemos muy bien que durante las revolllcionl's SOIl fre-
cuentes estos desórdencs, y pOI' eso se ha cOlllparudo á las revo-
luciones con tanta rxactitud con las avenidas de los rios, en qm'
sale á la superficie todo el cieno, todo el fango que hay erl su
fondo, y cpmo los que hacen las revoluciones, por más honrados
que sean, tienen lIue valerse como instrumentos de prrsonas euyn
moralidad es muy dudosa, y en Espaiia, donde la administracioll
y el ejército son dos ramos tan importantes que sin su concUl'SO
no se pueden hacer revoluciones, naturalmente, los que se dedi-
('lln á hacerlas tienen nf'cpsidad dI' v31erse dI' emplefldos que los




- 12i -
tengan al corriente de lo que piellsan los Gobiernos, y de oficiales
y soldados que les sirven con la esperanza de alcanzar un grado;
por eso, cuando llega el dia de la victoria, toda esta gente quP ha
eontribuido á la revolucion, no por patriotismo, sino por miras
particulares, se avalanza sobre los destinos que miran como botín
adquirido en buena guerra.


En la eleccioll de gouernadores sucede lo.mismo, yen lugar de
llevar á las proyincias el espíritu de justicia, van á ser jefes deun
partido, y por esto hemos visto deselllpeiiar estos cargos ú perso-
nas que han sido repartidores de periódieos y mayorales de dili-
gencia, y naturalmente se van ú reunir con los de su misma cla-
se: todo esto, seiiores, es perjudicial, porque precisamente para
este cargo se necesita, más que para lIingull otro, talento, táctica
y justificacion.


PElIEZ GARClIl1'ORENA.-31 de Octubre de 1871.


Sres. Diputados, ¿no podia decirse que es achaque erónico del
partido progresista prometer gl'lll1des libertades, grandes y consi-
derables economías, hacer Illudws y muy sentidas protestas de
moralidad, mientras no se halla representado en este banco, (Sp-
-¡¡alando al a::;nl), para \'enir despues que ha aleanzado el podel' Ú
fusilar sin \"ormacion de causa, {¡ aUl1le!ltnr escandalosamente los
impuestos y á saquear á los pueblos por medio de algo que sp
pare(:e Ú gavillas de ladrones perfectamente organizadas, que sp
llaman agentes de la aomi!listration? .


Pero, Sres. Diputados, ú lo quP I'stú pa-
sando en Santiago, yo !lO puedo darle mús que un nomhre, sa-
qlH~O. Sí, Sr. :Ministro de Hncienda, saqueo: esa es la palabrn quP
¡¡ja, la palabra que determina, la significacion y el sentido de esn
série de actos irritantes, despóticos é inmorales, que tienen allí
alarmados los {mimos de todas las personas honradas, y just:únen·
te sublevada la conciencia p(¡bliea.


Sí, Sr. Ministro de Hacienda, fíe S. S. de mí, que en este ins-
tante estoy expnto de toda pasion política; bablo de hechos (¡Uf'
conozco y acerca de los cuales tengo el inexcusable deber de IIn-
mar la ateneion de S. S., la atpncion de los Sres. Diputados, y la
atencion del país. Los industrialps de Santiag·o están siendo sa-




- 128-
queados por la Administracion públioo, yen una forma por cierto
propia de tiempos que S. S. y sus amigos ealificaball de omino-
sos, y tambien propia de époeas no muy lejanas, en ([U e el banco
ministerial estaba ocupado IJor Ministros casi correligional'ios
de S. S.


Xo otra cosa significa el ([ue se ocupen las calles de la pobln-
cion militarmente; no otra cosa significa el que á falta de expe-
dientes instruidos con arreglo á las leyes se haga funcionar ('1
fusil.


Sí, Sres. Diputados: la fuerza bruta se ha impuesto
en estos últimos tiempos. E~ta es la verdad; y tanto es la verdad,
que desde la revolueion de Setiembre los actos de inmoralidad,
los actos de arLill'lll'iedad, los actos de illjusticia easi son ménos
repugnantes que las formas bárbaras é inmundas en que se co·
meten. Esto debe consistir sill duda, en l[Ue al partido progresis-
ta I(~ falta, ¡wrdonadllJe la expresioll, Sres. Diputados, le faita, ....
cultura; y no lo eche ú mala parte el Sr. Ministl'o de Haci<mdn,
de quien pOl' eierto tl:lIgo fmlllado un nltÍsimo eOl1cepto: es In
cOIIYÍtcioll ifUl: yo haee tielllpO abrigo, y mis amigos políticos me
dicPIl ell l'ste momento que esta faltu dc cultura es IH'O"crbial en
el partido p¡'ogresista.


PUGA.-13 de Noviembre de 1871,


Pcro yo 1'8COl'l'0 todos los círculos, yo voy ú todas partes, yo
oigo lo que se dice, yo no vco un ánimo que no esté turbado, flue
no vea nlgull siniestro, que no IJl'rdiga grandes peligros en la si·
tuacio!1 ([ue ar¡uÍ se ha errado. ¿QIH:I'(ds la ¡¡meha? ~No nl() crceisJ
¿/Is pal'eee que el pensamiento tltle acnbo de tener la ]¡onm d"
emitir y de deeiros, es eOllsf)()uL:neia del apasiollallli()nto dp par-
tido? Pues id al Baneo d.e Espaiín; allí vereis euatrocientos y tan·
tos millones de desconfianza, dinero que se retira de la circula-
cion, dinero que no quiere aventurarse ú los azarps de la polítka,
dinero que sus dueiíos prefieren tener paralizado é improductivo
á a"olltlll':1I'lo. Libertad se oh'c-
ce; la lJillabra li[¡m'tad sale de los lnbios del Sr. Sagasta:¡ liber-
tad, cuando sc está persiguicndo la 'prensa periódicn! (Hltllwl'es.)
sí. SeiiOl'es: se pel'sigue:l In )lI'enSfI y si ~e me in!PI'rmnpp, me




- 129 --
siento, yo no acostumlJro nunca á hablar cuando no se me oye,
cuando se me interrumpe, cuando no se me guardan las conside-
raciones que yo guardo siempre á los d~más.


Periódico ha habido que ha sido recogido seis veces en seis
dias. (El Sr. Sagllsta, ¡,Por que?) Por el Gobierno que V. S. pre-
sidia; y no es eso solo, si no que sus escritores están todavía en-
earcelados. Y esto se hace al grito de libertad, que ha dado siem-
pre el Sr. Sagasta, y espeeinlmente ayer con grnn profusion, que
afortullndnmente no se le cree. ¿Pues
y la Haeienda, esa sima insondable, donde no puede penetrar
Ilinguna mano que no salga abrasada, esa sima tan ahondada en
los ocho meses que el S~. Sngastn ha estado rigiendo los destinos
del país? Ayer lo he oido decir alluí á mi amigo el Sr. Ruiz Go·
mez; y cuando una persona de su autoridad y que tiene tan estu-
diada la cuestion de Hacienda lo ha asegurado en este recinto, yo
debo creerlo, yo lo creo, y estoy eierto que en su dia lo acredi-
tará.


La nadan sin erédito, euhierta de euant3s desgracias pueden
oscurecer y hacC'r dl~sapill'ee['r la prosperidad de un país, y pOI'
último, Seiíores, dos gUdI'l'3S eivilcs, dos guerras fratrieidas, una
que pasa ya de tres aiíos llue se estú sosteniendo, y aunque se nos
dice siempre que ya ú concluir; rada dia ya en aumento la san-
gre que allí corre y el tesot'o que .allí se gasta, y la otra, que SE'
ueria que haoia eotlcluido I~()]l UII (,ollH'nio, con el cual. se ha ljuP-
rido imitar el glorioso conyenio de Vergara, y que por I1n su au-
101' ha venido ú rronjarlo hasta el ]Junto de lIamarío un bando.
¿ y qlló rcsul!ndos Ita dado rse bando? ¿ Ha cOllelllido la guerra?
Todo lo contrDl'ill: :lhot'aeotTen rumores, (y yo en esta parte ten-
go que creerlos, porque 1'1 Gobirrno nada dice que sea digno dp
el'\~dito,) de que se ha aumentado considerablemente eH Cataluiía
y en Navarra.


PASAUO:-¡ y LJ\STUA.-6 de Junio de 1872.


A satisfacciotl de ódio personal se ha sacril1cado todo: adminis-
tracion, leyes, conciencia y Patria. La más grande anarquíll ad-
ministrativa reina hoy en Espaiía; que tnl es la conduela de ese
(~olJierno, por halle1' erigido el údio en ley y la vergiíenz3 en jw;-
~




- D() -
ticia. De tal mouo es así, de tal Illanera están las cosas, y á tal
extremo las han condueido los impetuosos deseos de querer dal'
m{¡s satisfaecion á miserias personales que á levantados propó~i­
tos polítieos, que lo que hoy rxiste en el país nó es una anarquía
mansa, eomo antes se decia. sino una anarquía brava; en Catalu-
iia, por ejemplo, los earlistas dominan rn el call1po, y los repu-
blicanos cn las ciudades. Infinidad de familias han tenido que
abandonar sus casas y sus hogares para lJUscnr en centros popu-
losos III p['oteccion que en sus ¡moblos no encontraban. ~Iuc]¡os
pueblos tienen que pagar 'doblo contribnoion, tina al (~oJ¡iol'llo \"
otra á los carlistas.


Hay ayuntamientos (¡Ile se diL'igen á los t~obet'l1adores civiles y
les envian comunicaciones de tal género, que no hay l'jl'lIlplo ell
la historia de Espaiia, declarándose poeo ménos que illdependiell-
tes y libres de la Metrópoli de l'!ladrid. (Un seíio/' Diputado: .iyl) /',
cl'rdad.) Yo puedo prollarlo ahora mismo. No só de dónde ha pal'-
tido esa frase de « no es Yeruau;)) supongo qun quien la ha prof¡'-
riuo lo ha hecho sin intencion y sin coneiencia dl~ lo (Iue decia.
En mi poder tengo cnpia de la ('ornl1nicacion de un alcalde al (;0'
lJercador de Barcelona, concebida en 1m tl"l'fninos que neaho d,'
expresar; puedo leorla .... ¡I'ol'ius Sres.1Ji/JII/(It!os: Q/lI' 111 lm.lJ"r
la tea.) Conocida es, p0l'(l'le easi todos los periódicos la han p1l-.
lJlicado. Deeia, pues, que ll1ien!ras esto sucede allí, y Il1ielltl'a~ 1'11
todas las provineias, hondamente pcrturbadas, se sufre, riendu
impunes los delitos y los crímenes, hollada la iey, rot.a la Yal'a
de la justicia, cOllYertidos los derechos en abusos, la libertau PII
licencia, y desconocidos los deberes, el Gobicl'l1o cree salvar la
sociedad y la Patria presentilBdonos aquí proycr.tos sedlletort's COII
seductoras promesas, que por lo originales'y repetidas sr parecell
Ú lo que cuenta Lope de Vega de aquel eapitan LjUI:' dirigiéndm,'
ú su criado cuando iban á las guerras de Flandl's. I(~ decia:


«Cuando lleguemos á Flandf'~
y lo hayamos conquistado,
recuérdi:une que te dije
que te he de prometer algo."


Lo propio sucede con el Gobierno. Hay que ir {¡ P13ndes, con·
quistarle, y luego pntl'n la pl'omps:J, P!!I'O no el cumplimiento.


1l.\I\(;n:I:,-:¡ 1.1,' 0('(111"", dt· liií':!.




- DI -
Pero, Sres. Diputados, lo cierto es que no se rnCUt'lltra nada


rpalmente constituido, Ilnda flrlltP y sólido, despues de cuatl'ü
:liíos de reyolucion; qun los mismos principios de In Constitucion
se \"(m, 110 solalllente expuestos ú las veleidades del poder, sino,
lo que es más grave, expuestos tamLien á los más acerhos ntnques
de la m iSlll3 representacion del país en Córtes; y en tal situacion
110 ha encontrado la comision de Mensaje ninguna otra institu-
¡,ion que sirra dl' prineipio y núcleo para la serie ulterior de re-
ronnas Iibmales que podian realiznrse más que la Monarquía y la
dinastía. Oue YÍ\'imos en una verdadera y completa interinidad
hoy, lIi mlls ni ml~nos que antes de traer al Príneipe de la rasa de
:-\aboya pnl'8 que rigiera, hasta ahora al parecn sin idea ni inicia-
Ih'H, los destinos de la Patria, esto lo ha dieho de una mallera ex-
presa y terminante, y (~n frases por (~ierto eloeuentísirnas, el Se-
iim Romero Ortiz.


S,\LMERON (D, Nieolás) .-Pi de Octubre de f 872.


El tiempo dil'ú cuál es el orígen, y cuáles los móviles, y ewíles
Jos Butores de todo lo que en cierto sentido "iene oeurl'iendo rll
.\fadl·id, y es bien seguro que esto n~ Yerú cl SI'. Gamazo que ha-
ga reticencia de ninguna clase. El Sr. Gamazo y sus amigos, co-
mo los mios y el que tiene Ja honra de dirigir In [l&laura al Con-
greso, yo espero que se han de quedar espantados con la rpalidad
ue lo que en este país ha pasado desde la revolueion hasta aho-
ra, para hacer triunfal' eiertas cosas_ Y digo respecto de todos
los umigos del SI'. Gallww, sin exeepcion alguna; y no quiero
hablar más acerca de este punto, pero me importa que el público
lo sepa, y solo siento (lue un homure de recto juicio eomo el se-
~r. Gamazo erea que soy eapaz de hacer ciertas cosas: ni tiem-
po siquiera hubiera tenido para hneerlas,


R¡:¡z ZOHRlLLA {Prnidp¡¡tl> d,'l (:rJll,~pili ¡JI' Jrillisf¡'()s.'¡ - 2::i de
\'U\'i,'IIlIJl'(' (11' I H72.




- t:l2-


x.


La instruccion pública.


Sabido es que los revolucionarios dan una impor-
tancia extraordinaria á la instruccion pública, de la
que hacen depender la felici(lad de los pueblos: de
aquí la idea de la enseñanza obligatoria, que no im-
pide que los pueblos que la tienen, caminen á una es-
pantosa corrupcion. Buena es la instruccion, pero
mejor es la educacion, digan lo que quieran los re-
volucionarios.


Sea de esto Id que fuere, ello es que, por no dejar
un punto de su programa sin contradiccion, nunca
estuvo, de cuarenta años á esta parte, tan descuida-
da la instruccion pública como en el período revolu-
cionario; ni nunca los pobres maestros de primeras
letras, fueron tan desatendidos y pasaron tan gran
miseria como durante el imperio de los que ponian
por las nubes su santa mision.-Oigamos siquiera (¡
algunos ele los que trataron este asunto.


Lo que pasa en la enseiíanza es público: el estado de la enS8-
iianza oficial es lamentable, extraordinariamente lamentable; y al
asegurar el Sr. Ministro de Fomento que no depende de los pro-
fesores, me parece que ha adelantado demasiado.


SANClIEZ RUANO.-1"¡ do Junio def869.


y esas circulares no obligan á los que deben obligar. Y yo os
!.ligo que ejorccreis una gr'an tiranía sobrf! la concif!nria; yo \'f!0
que por 1'1 I'arnino q1H~ f1r1(lHi~. Y:lis Ú I't'sucilfll' una ('upstioll tt'I'I'i·




- 13:\ -
hle, al mismo tiempo Illle la cuestion religiosa, la l:uestioll de en
señanza otra vez; el profesor otra vez amenazado, otra vez en la
disyuntiva de optar entre la ley y su conciencia.


CASTELAR.-25 de Junio de 1869.


La mayor parte de los ayuntamientos de España, sobre todo en
poblaciones pequeñas, la pl'imera partida que suprimen en su pl'e-
supuesto es la destinada á la primera enseñanza, y el último fun-
cionario á quien pagan es el maestro de instruccion primaria. Co-
mo yo tengo la l:onviceion íntima, hace mucho tiempo, y más
afirmada todavía desde que soy Ministro, de que mientras haya
U millones de espailoles que no eepan leer ni escribir es imposi·
ble la libertad, ni el uso de los derechos individuales, ni el cum·
plimiento de la Constitucion, aspiro á que en poco tiempo apren·
da á leer y á escribir el mayor número posible de españoles, y á
esto he dedicado muchísimo más tiempo que á ninguno de los
otros negocios de mi Ministerio.


Rmz ZORIULLA (Ministru de Fomento).-9 de Julio de 1869.


El sufragio univ()rsal para un pueblo que lo comprendiese pm'-
fectamente seria una imúgen en la tinra de la omnipotencia divi-
na. Hayen Espaila 1f .OOO,OO() que no saben leer ni escribir y
lJ,.OOO,OOO que no comprenden lo qlle leen ni lo que escriben;
¿cómo pueden comprender, pues, este pl'ecioso derecho, el más
apreciable de cuantos dan las leyes? Hay pueblos en que el al·
calde no sabe leer ni escribir, y ayuntamientos que creen que con
la descentralizacion pueden discutir con el gobierno las medidas
f¡Ue este dicta y 'que les proporciona derechos y no deberes; por
esto temo á la descentralizacion absoluta.


(Discurso del SI'. Rurz ZORRlLLA, prontmciado en Bal'celona el
29 de Diciembre de 1869.


Pero, ¡Ah, Señores! la iibertad de enseñanza c,amina a Sil des·
prestigio, porque por triste que sea confesarlo, despues de cuatro
ailos, no hemos tenido todavía tiempo para formular una ley ge·
neral de instruccion pública que armonice todos los intereses y




.~.- I:n -
haga fruetifcra esta radieal l'd'orm;¡, Hoy VJVimOS, con respecto <Í
nstc particulal', cn medio dn una anarquía, mansa si se quierl),
pero anarquía al cabo, Hora es, pues; de que venga una ley dl'
instrnccion pública, ú dar ú la cuseiiaUlil forma y espíritu en ar-
monía con los principios descentl'aliladores proclamados por la
l'evolucioll de Setiembre; hora es ya de flue devolviendo á la Lni-
versidad su perdida iudependenci:1, la colof[upmos en actitud dp
I'ecolll[uistar sus antiguas y preciadas glorias, y de rlwivil' sus
marchitos laureles; hora es ya de I[ue borrados los límites que es-
Il'nchabnn e[ campo de la ei(~ueia, hagamos del profesorado Illl
~¡werdocio independiente, y como todo esto no seria bastl\\ltP, en-
mo despurs de 1000 no hahríamos cumplido allu con [a altísima mi-
~ion I/ue )lOS eslá contiada, hora es tamhi,'n dp f¡Ue facilitemos e[
ctl[tivo de la ciencia á todos [os hombres, sra cllal fllcl'r su fmlll-
na, sipmprr que sipnlHIl \'()('~I:it)1J y e~lf;ll dotRdos de aptitud para
COllOcel' sus suhlimes t1Ii8l'~'l'ilJs,




Xl.


Causas de la guerra civil.


Otra de las cOl1quistas c!n la 1'ovulut:ioll ha sido la
g'uerra civil mt la Península y en las Antillas. Hasta
a!tora no se sabe bÍfm las relaciones de existencia que
hubo entre la revolut:ion de la Península y la 1'ebe-
lion de las Antillas: lo quo está fuera de toda duda AS
qUA las doctrinas (le los revolucionarios y sus (les-
aciertos fomentaron aquella guerra ruinosa y salvaje.
Pero no es (le ('11a ele lo que vamos á tratar en este
('apítulo, sino ele la guerra carlista, debida tambien á
las doctrinas, ¿ los delirios y (¡ la tiranía de los re-
\olneiollarjos .


. \1 terminar las cleet:iollPs de Ahril de 1872, fmno-
sas entre torlas por los abnsos (lel poder. el sOt:I'etaril\
de D. Cárlos dirigió utta comunicflcion al vice-presi-
dente dI' la Junta Central del partido carlista, que en-
Il'!' otras cosas. c!ecia: «El duC[ue (le Madrid, vistos
tales dpslltanps. protesta hoy ante nI país. 'retirando
O;IlS rf")prflSentalttcls. ~lañ(1na protestará pn el torren n
r¡up le nxigen la patria oprimirla y las aspiraciones c!f'
~1l c:)razon.»


A la llUblieacioll (k f~stn doclllllenLo siguió el dn dos
[lmdamas que fuerolt la señal para el levantamiento
carlista.


Hasta lo~ partidos más opuestos al e,ll'lista, l'e¡;OUIJ-
cieron que se le habia obligado al levantalllimlto por
la manera illÍeua como se le trataha. Al hablar el se-
ñor Pascual y Casas (La Independencia del 12 de Oc-




- J:Hi -
ftlbn~ de IR/;)), ele ciertas pandillas que dorniuaball
en las poblaciones, decia: «y mientras se les asegu-
rase el dominio del municipio, trataron con todos lo~
gobiernos y sus agentes, se entregaron á las falsifi-
caciones en las elecciones, creando por el terror el
núcleo que hizo las famosas elecciones sagastinas.
que leumtal'on el ca1'lismo y (liáon el golpe mortal
a la dinastía saboyana.»


Ya el Sr. Castelar hacia pl'esentir rstc suceso al
hablar de laR elecciones de 1871, pues entoncees decia:


Yo no me propongo atacar esta acta, sino todas [as actas; yo
no me propongo demostrar la nulidad de esta eleccion, sino la
nulidad de todas las elccdones.


Sciím'es Diputados, cuando estudio las
nl('ceiuncs, mi primer impulso es decir quc, mientras este proter-
vo sistema continúe; lllientl'Bs el Golliemo descienda de su alto
asiento á mczclarsc en las elecciones, IIl!UÍ 110 habl'Ú paz, al[uÍ no
habrá justicia, a(luÍ no haJJl'iJ órdell, M[UÍ llO halll'ú l(~galidad; aquí
serú el poder, no el ccnll'O dn la ol'gatlizHcion social; 110 cllauro
dado por la opiniun ú los lllejores, sillo PI yil d('spnjo de ulla tur-
ba de facciones, que lo :llTanciH"Ú¡ pOI' la fllUl'W, pOI' 1<1 violencia,
y lo conservarán por la corrupcioll y por la intriga. Seiíores, el
acto más trascendental de la "ida pública, es el acto de las elec--
ciones. Los gohiernos r(~jl['es(!lltativos, Ó llO son nada, ó son go-
biernos de eleccioll. Cuando estc acto se lH'I'turba, toda la soeie-
dad pertúrbase con ('1; y los [lueIJlos IH¡~illl de la allurquía, corno
ciertos fel))'iles enfermos del frio excesivo, al calor excesiyo tam-
bien ..


Ya reremos si es verdad que arluellas pl'O-
vincias que, sean euales([uicra sus ideas políticas, tiullen la gloria
de que en ellas la democracia es una tradicion, 1<1 repúbliea un
hecho, la libertad tan antigua romo su suelo: aquellas provincias
cuyo árbol sallldó Housseau, que habia "isto el árbol de Morat y
de Friburgo, como d monumento m;ís antiguo d() la so]¡rranía
popular en el Illlllldo, si aquellas provincias contra las euales na-
da pudieron los tirunosReyes ni los antiguos Emperadores, segun




- 1:37-
nos ha dicho Tirso, ya veremos si han sido maltl'atadas por los
demócratas modemos, y han visto sus autoridades naturales per-
seguidas, sus derechos hollados, sus Diputaciones conducidas an-
te los consejos de guerra y vilmente tratadas' por la insolencia de
las dictaduras militares, (Grandes aplausos. Ilecal/rellciones de la
ma!J0ría al orador porljue aplauden los Diputados tradicionalistas.)


CASTELAR.-20 de' Abril de 1871.


El g'('ficral Ca!xlllcfo dn Rodas, élbnndanclo en las
mismas ideas, escribió lo (Iue signe:


El período revolucionario con los alardes de impiedad, lleVados
al seno mismo de la representacion nacional, ha herido en la fi-
I1l'a más s(~nsihle á [os vaseo- navarros que vieron desde' el primer
morn8nto un ataque directo á sus arraigadas creencias católicas, á
la V8Z que á los párrocos, ohjeto de su yeneracion y cariño. Le
mostró decidido empeño en alacar la dignidlld del clero, exigión-
dole un juramento inútil y que envolria en la política á los que
jamús debieron orupn¡'se dc (~lID; se IIfwaron á caho pC'rsC'cueio-
Bes contrn UIl rrsllI'tab[() ministerio; In ]lOCO llleditadn r1cccion de
eiertas autOl'idadl's Rcabú de ¡¡elHlr In medida cXHsperR1Hlo al llUe-
hlo y r¡'I~disponi6ndolo á la I'cbolion contL'a el gobicl'llo de la mc-
trópoli bajo cualquiel'a bandera que la inicial'R, No era dudosa la
(lile podrian elegir existiendo en el país, muchos elementos de
los que concUl'rieron :'1 la guerra dinástica de [os sietr años, y no
pocos ambiciosos que vislulllbraban en la guerra un porvenir á
sus aspil'acioncs, reñido con la modest<t quietud del trabajo nor-
mal. En este estado bastahn una chispa parn incendiar los mate-
l'iales y formar la innwnsa hoguera que hoy nos devor¡¡,


La guerra estallú; levantáronse numerosas partidas en las pro-
"ineÍas, y las disensiones de los partidos, la anarquía en toda Es-
paña, la esease7. de lluestro ejército, y sobre todo los cambios rá-
pidos y bmscos de sistema de gohiel'l1o, convirtieron aquellos en
batallones; los batallones en hrigadas, y estas por último en un
ejército ya importante.


Ilesgraeirtdamcnte han concurrido á formar parte de él muchos
jefes y oficiales que, injustamente olvidados por la revolucion,




-- r18 -
sulu tigul'aban nUlllinalmente en los escalafunes dc sus armas;
otros que se veian postergados, sin más delitu que el cumpli-
miento de sus deberes; oh'os en fin, qué conservando las modes-
t~s pusiciones á fuerza dl:J buellos servicio~, veian alcanzar altas
gel'aI'lluías á los viciosos, insubordinados y más bullangueros.


1,.\IlAW';1I0 DE HOD.\S (en El Diario Español, 28 Marzo i8H.)




Xl\.


El ejército.


Rp('onlelllOs Cfl[(~ el g'eupral Prim 1l1'0mctia al e.iel'-
('¡ to «una era (lc reparacion y ,le justicia» en la que
«al pspíl'itn d(l pandillaje sustituya la cstirnaC'Íon del
mérito, á la intriga los servicios, á los apellirlos la
I'scala» (1). Esta pI'a empezó dejando de rcemplazo il
I)!icialps que se dist.inguian por su punclo!lor, por su
"evPL'ida(l en torIo lo que 8(~ reíi:ria al servicio y por
SIL aptitutl, y co]ocamlo ú muchos (fue se hallaban 8('-
parados del servicio por ..... Pero escriban otras plll-
mas ~' hablen otras voces .. .


Lit (Jaceta del I:je re itlJ diGU á propúsitu de las gncias al ejército
,( La GUcstiOll de gracias, concedidas á lllanos llenas á los im-


portuLlos 'lun liada han hneho pal'a el alzamiento, ni hall Slll'l'irlll
¡'IJlllO otros Ilne callal!. tl'ae alarmados á los oficiales bellelllé['itll~
!lnl' vell asaltal' las escala~ superiores con óscáudalo y descrédito
,Ir; la eal'l'era.'


El Sr . .\lillis!I'o dI' 1;1 (;IIl~I'l'a t:OIHJl~(: p('l'l()e!alllclltl~ las lwcesi-
'I;¡d .. ~ dl'll'jl'rcito; y yo l'['eo qUI', desenlcllllil"lldosl: ~. :-l. de las
¡:,llnal'ill¡¡s, l'OI'I'cspondcl'á Ú Ulla illiciati\ a del partido liberal, ma-
nifestada ell Ulla proclama (Iue dimos al ejél'cito, que dice así:
~ Si no hieiel'a necesal'ia la l'eVOllleion los elamol'cs de la opi-


Ilion indignada, la harían indispensable las intrigas y arbitmrie.
rlades dc que viene siendo víctima el ejército.


\ 1; Véaso la proclama al ejércilo eu la ¡JiÍgina 1 t.




- l~O-
Es preciso tlue esto tel'mine; es indispensable l/ue empieee Ulla


nra de reparacion y de justicia para el ejército; que al espíritu de
pandillaje sustituya la estimacion del m(~rito; á la intriga los ser-
vicios, á los apellidos la escala.-PlUM.-CONTREHAS.)


Esto mismo pudiera decir en este momento, si fuera necesario,
porque el espíritu de pandillaje sigue en mayor escala; los apelli-
dos son prefet'idos á la antigüedad, y el favor á los méritos y ser·
vicios. Como digo, el Sr. Ministro de la Guerra, que conoce con
exactitud las necesidades del ejército, tanto en paz como en guer·
ra, porque las ha sentido de cerca, puede hacer mucho bien dan·
do un ejemplo, deshaciéndose de esa camarilla l/ue lo ahoga; y
haciendo justicia al ejército, será éste siempre disciplinado, leal
y decidido.


Esas compañías de que estamos hablando, no bien ¡ué aproba-
do su reglamento, rué infringido, porque no todos los oficiales Ile·
nan las circunstaneias que éste exige. Así es que hay un espíl'itu
de falsearlo todo, y ya es tiempo de que cese el ejército de ser pa-
trimonio de los Ministros.


COXTRERAS.-i:3 de Julio de 1871.


Es una verdad dolorosa, pero innegable, que el espíritu mili-
tar ha drecaido visiblpOlente en todas las clases, Botándose cierta
tendeneia á inmiscuirse en la política y justificar á su sombra ac-
tos que reprueba la ordenanza, puesto que atacan á la disciplina,
base primordial de la institueion y única valla que limita y señala
los deberes de cada uno. Decidido, corno
estoy, á que JI ejército español conserve el digno nombre y pre-
claros timbres de sus ilustres antecesores, y á que sea un fiel tra-
sunto de las glorias nacionales, no dejaré de enearecer á V. E.
cuánta eficacia y energía se requiere hasta conseguir estirpar de
raíz el cáncer que corroe la institucion, y levanta el espíritu mi-
litar, único móvil que guia á las grandes empresas, y sin el cual,
no tan solo se hace imposible la existencia del ejército, sino que
en un plazo más ó menos lejano, cuando la patria reclama su
proteccion, responde á ella, dejando un legado de distm'bios y
sinsabores.


REY (Mini6t/'o de la Guerra.) - Circular, 27 Febrero f872.




- i!~1 -
Era publico y notorio que se habia permitido la


vuelta al servicio á militares expulsados de las filas
por delitos feos, y hasta hubo un comandante de pre-
sid~o, retirado voluntariamente, que se quejaba en
una representacion á las Córtes de que se le negára
el volver al servicio militar cuando se habia consen-
tido esta gracia á llJlO Ó Ú varios que habian arras-
trado cadena por delitos comunes en el estableci-
miento que estuvo bajo su direcciono


Negaban estos hechos los partidarios interesados
Ó avergonzados de la revolucion; pero llegó dia que
vinieron á ser confesados y hasta justificados por el
ministro de la guerra, como se verá en lo que copio
al pié de estas líneas.


El Sr. Secretario (Calvo Asensio): Dice así el volante:
"Ministerio de la Guerra.-Negociado dejusticia y Monte-pío.-


D. Antonio Gallardo, capitan de cazadores, entró á servir de sar-
gento primero en f 8tH; ascendió á subteniente en 181>7. No ha
estado en campaiía, y tiene valor no aereditado, cuya nota censu-
ro por querer que se le ponga acreditado. En 1861 fu(~ sumaria-
do por abuso de autoridad. Sufrió posteriormente varios arrestos y
apercibimientos por deudas y otras faltas. En 1866 ru~ proeesndo
por hnber enagenado prendas del almacen, del que estaba encar-
gado, por valor de a,!~OO reales; y de sus resultas, despedido del
servicio y condenado á seis aiíos de presidio. De esto último fué
indultado. En i868 fué vuelto al servicio, concediéndosele el em-
pleo de capitan, y á los cuatro meses de su vuelta ya estaba pro·
cesado .•


PASARÓN y LASTRA.-2o Octubre tle 1872.


El cspitan de quien se trata, es un liberal de toda su vida.
(Risas) ¿Porqué se rie S. S? (Dirigiéndose al Sr. Zu.r;asti) ¿Es una
falta ó un anatema para un capitan el que sea liberal? (El Se-
11111' Z!t9a.~ti: Pido la palabra) Se trata de un oficial probadamenlr




- '1'~2 -
lilleral; que las faltas que ha cometido, las ha cometido por exep-
so en r\ cumplimiento extricto de sus dellerrs, no dir{' inilital'CS,
pero sí políticos, y f)1 seiior general Nouvilns, que viene sielllp"('
n\)ogando en ese concepto por los drsafueros que se cometell COIl
los hombres. de su partido, extmiio que vtmga á atacar á un po-
bre oficial cargado de fomilin, lleno de honrosos servirios; y qUl'
ho tenido lo desgrncia de pedir su YUl'ltn nI servicio por rl estadtl
dp miserio en que SE' pl1contralm, {'I, su mujer y sus hijos,


i\IAIH.l[llís DE MEi'WHWnlllA uliillist/'o ¡(r' la (;ue/'m).- 2;) di' ()('-
luure de '1 R72.


Tamhien e~ intArrsante y caractArístico lo qll(~ ~igl\f':


Pasemos ohorn IH'cre l'tJYista ú los heroicos espart8nus de espo-
das vírgenes que ;le agregaron, con col desinted's m:ís puro, ú la
l'evolucion de Setiembre. y hoy son los nl'mes columnas del I'adi·
I'alismo.


Seíiol' dOll Ft~rIlall(]o F(~rnalld()z dp Cúrdoyo, teniente genel'nl
por ohra y gracia de don llamon María l\"arrncz. Faltó á sus com-
promisos en i86R, quedándose en Biarritz y dejando solo al co-
mandante Mol'iones, que entró por el Pirineo con un j)uíiado dI'
lmenos patriotas. Hoyes ministro de la Tprlulia hasta que ('sta 1('
dé 1'1 tel'cer entorchado y la capitanía general de Cuba.


Don Eugrmio GaIllinde, telliente g·encL'nl y gl'an cruz dI' (;Úl'-
los IfI. Era I'ol"onl'll"p/inulo en 1868.


Don Jtl3quin Peralta, teniente genrral. Era brigadier en 1868.
Don Gabriel Baldrich, teniente general y J¡{oroe de Catalllíia.


Rra coronel retirado en 1868.
Don N. Socías, teniente general. Era brigadiel' ell 1868, y 110


tomó parte en nada,
Don Juan Acosta, teniente general. Era corunel df? I"l'f'mplazl'


1'11 1868,
Don José Sallchez Brcgua, teniente general. Era urigadier t'1I


1868, Y no solo no tomó parte en la revolucion, sino que 110 illS-
piraba ronflnnzll al general Dulce, que desde callO Sf'YU1U{O lu lia\Ji;¡
l,lt~\·:Jdo nI empIl'O ([up disfrutaha, Ú/I /'(1)('1' lI;do IIWI SII1r, ""la,




- H3 --
Don José Merclo, mariseal de campo. ERA PAISANO en 1868; Y


solo habia sido empleado en aduanas en la isla de Cuba.
Don ~ranuel Pavía, mariscal de campo. Era en 1868 roman-


¡{rlillp de nrtillcl'ía.
Don Baltasar Hidalgo, mariscal de campo por la accion de Vi-


driÍ. Era N/pitan df artillería 1'11 JR68.
Don José Lagunero, mariscal de campo. Era comandante I'pti-


l'adoen 18GB. .
Dón Eulogio Gonzale7., mariscal de campo. Era comandante di'


infanteJ'ía fJI 1868.
Don Romualdo Palacios, mariscal de campo. Era comandau/f


rl'lirado por imitil desde la guerra de África.
Don Juan ViIlegas. mariscal de campo. Era coronel r/'tirad"


/'1; 1868.
Don .losé Ripoll, mariscal de campo. Era fflliente corol/el de


¡,glados mayores de plazas en 1868.
non Salvador Damato, intendente de ejército. Era empleado


,;ubalterno de sales, cesante hoy.
Don Cipria no Carmona, brigadier. Em Cl/jlitan muy mode/'1I1J


,'ti 1868, y esta ha de f'l'f!mpla:::,o en Cel/ta.
Don Luis Padial, bl'igadier. Era teniente de ¡n{anteria, ayudan·


tr del provincial de Áyila en 1868.
Por último, don Francisco Ruiz Zorrilla, primo del jefe de pe-


lea del radicalismo. Era comandante en 1868: tres meses hace
('u(> nombradobrigadiel', y ayer publica la Gaceta un decreto con-
('edi{'ndole el empleo de mariscal de campo.


El Debate, 26 de Noviembre de 1872.


Ahora vamos á oir cosas ectificantes sobre la nue-
va era de regener;:lcion.


Han hollado todos los derechos del Ejército; han despreciado,
han mutilado, han pisoteado, han anulado las leyes de la milicia;
han rasgado una tras otra las hojas del código militar, las de las
ordenanzas y para satisfacer sus veleidosos antojos, pasando por
pllcima de las Córtes y de la Corona, único poder legislativo, único
~oder' que puede sancionar las leyes, han legislado de Real órden
y lo han dpsol'g'nnizado todo, arlllaR (. institlltt)~. lJaIl desprestigia-




- 144-
do corporaciones y clases . .f~pocas !lUlJO, y no muy lejanas, que
en mercado público se vendian cruces, grados y empleos; en otras
l'pocas la adulacion, la intriga, el favoritismo y las influencias
han decidido de la suerte de los militm'es y ha llegado el caso de
darse recompensas por servicios imaginarios, por méritos deseo-
1I0eidos; hasta por el contrato de una célebre bailarina se ha da-
do el grado de brigadier. Pero á pesar de tanta iniquidad, sin em-
bargo de tanto vilipendio, ni Narvaez con su soberbia iracunda,
ni O'Donnell con su satGllico orgullo, osaran nunca atentar· á la
santidad de la cosa juzgada. Esto estaba reset'\'ado Ú tiempos en
(¡ue un Gobierno radical tuviera un Ministro de la GueITa bastau-
te audaz para (¡ue osara con lIlallO impía rasgar el velo de la jus-
ticia, hacer pedazos su pedestal y arrojarlos á sus pi{'s. Esto es lo
que ha hecho e! St'. Ministro de la Guerra con su real órden cir-
cular que voy á tenel' la homu de leer nuevalllente al Congreso.


Dice aSÍ:
.Excmo. Sr.: He dado cuenta al Rey (Q. D. G.) del escrito que


el antecesor de V. E. dirigió ú este Ministerio en 7 de Junio últi-
mo, consultalldo la \·erdadrra situacion y dereclJOs que puedall
corresponder ú los jefes y olieiules que lwbiendo sido despedidos
del serYido por delitos comunes, volvieron al mismo obtellicndo
mayores empleos y antigüedad. Teniendo presente que no corres-
ponde volver sobre hechos pasauos y cubierlos:, aun que sean del
indieado earáter ¡¡geno ú la política, por las disJlosiciones dietu-
das á HOlllbre del Bey, del Regente del Itrino ó de! Gobierno pro-
visional de la .xacion, y entrar en lllinuciosa" investigaciones so-
bre el pasado de los jefes y onciales, dando lugar á justas alarmas
y á informes interesados, y á prctcsto de las mejores y más mi-
litares intenciones hacer arllla de partido; S. M. se ha servido dis-
poner que al llevar á efecto por esa direecion de su cargu los cla-
sificadores de los espresados jefes y oficiales, no debe procederst~
por medio de tal operaeion reglamentaria ú reclamar ó anular los
hechos consumados, debiendo atenerse únicamente á examinar si
los que puedan ser objetos de consulta merecen por su conducta
posterior á la vuelta al servicio porque fueron agraciados, las
clasificaciones que mejoren y que hagan olvidar las anteriores:
porque otra cosa sel'ia poner en euestion la suerte de los (¡ue han
sido perdonados y olvidadas sus faltas, poniendo en alarma á to-




- tMi-
dos y produciendo In confusion sobl'e legítimos derechos, que es
el principal interés de los que tan ardiente y apasionadamente
combaten las instituciones que el país se ha dado.


Dios ctc.-Sefior director general de infantería.»
Recordareis, Sefiores Diputados, que en sesiones anteriores, por


illeidencia, tuve que tocnr á esta cuestionque no provoqué, se qui·
so alJostl'Ofarrne dUl'amente entonces, se me quiso presentar como
calumniador de la honra del ejército, yel Sr. Ministro de la Guerra
negó resueltnIlIente; dijo "que no conocia ningun oncial indigno en
las ¡¡¡as del ejél'cito: que todos ernn muy dignos. II Sin embargo,
como manifesté entonces, no hay ningun general en el ejército
I'Sllnfiol que tenga In obligacion que tiene S. S. de conocer á to-
dos Y á cada uno de los oficiales del ejército, puesto que hace 30
¡lIíos que en todas épocas y en todas ocasiones ha venido desem-
pefior.do una ú otra direccion. {¡ el Miuisterio de la Guerra; de
consiguiente, nadie tiene más motivo para conocer el personal del
ejército; y sin embargo, en aquellos momentos en que daba un
mentís tan solemne á mis palflbras, habia dictado la Real órden
que acabo de leer, !teallH'den que manifiesta de una manera bien
patente y clara que S. S. tunia eonocillliento exacto de que en el
f'jército habia muchos oficiales quro hahian sido sentenciados y ex-
pulsados del servicio pOl' delitos COlllUlWS.


y aun hay rnús. Por el contenido de la ,'ca 1 órden se ve que S. S.
tenia la conviccion dp que enm en el'l~tido número, pues habt'eis
notado que pide informes reservados para evitar la alal'mn, y lu
~Iarmn no cabe euando rl número es escaso. Es preciso que sean
muchos p81'a que un Ministro de la Guerra trate de evitar la nlnr-
lila. Yo en vel'dad, yen honor del mismo ej<'rcito, honor que me
t~S tan querido como ellllio propio, porque he pasado casi toda
mi vida lIe,"ando encima el honroso uniforme militar, puedo ase-
gUl'ar que en el ejlorcito pSlJafiul, aforlunadamente Iiijo de un pue-
blo hidalgo, son muy pocos los que cometen delitos comunes,
tanto en la clase de oficiales como en la claso de tropa; y de cun-
siguiente, que muy pocos deben ser los que estén en las filas del
ejército.


Pero S. S. además en esta Real óruell nos habla de que han si-
do lJerdonados. Yo ruego á S. S. que me diga por quién; qué au·
toridad les hn indultado; con que f¡;cha han sido concedidos estos


10




- 14.6-
indultos. Cree S. S. que el haber ingresado -nU(~vamente en las
filas del ejército en momentos de confusion, en los primeros ins-
tantes de la revolucion, pU(~de esto tener fuerza de indulto, cuau-
do tal vez han ingresado cometiendo una nueva falta, un fraudf>,
encubriéndose con capa política para así disfrazar y poner en ol-
vido sus delitos comunes ó sus faltas de cOllducta?


l\'ocnLAs.-28 de Noviembl'e de :l872.


Lo que viene ahora lo dij o el general Cónlova sill
ruborizarse, segun (;nentall las (;róllkas de la época:


Vamos á ver con qué derecho, por qué r8lOIl han venido al ser-
vicio del ejército alguno~ de los oficiales á que se referia el Se-
fior Nouvilas. En primer lugar, estos oficiales il quienes alude la
Real órden, y á los cuales se referia el Sr. l\'ouvilas, hauían vuel-
to al servicio primeramente en virtud de nombramientos y repo-
siciones que habian hecho las Juntas revolucionarias, no será es-
te un derecho para el Sr. Nouvilas, pel'o es Ulla consideraciolllJUe
debia tener un Gobierno nacido de la revoluciono Ya sé yo que
los pl"incipios severos del Sr Nouvilos, no están de acuerdo con
los principios políticos; ya só yo que S. S. censura como militar
lo que aprueba despues corno individuo de un partido resp8table;
ya sé yo el desacuerdo en que el Sr. Nouvilas vive consigo mis-
mo y con su partido; pero nosotros, que no somos de las opinio-
nes de S. S.; nosotros que no tenemos nada absolutamente que
ver con su partido, no nos hemos de imponer las obligaciones
que S. S. se impone para con su partido; yo, como :\Iinistro de la
Guerra, y como general que sirve á la revolucion, tengo que eOll-
ciliar mis deueres de militar con los deheres que me impone la
revolucion, en la cual he entrado voluntariamente.


MARQGBS DE ~IENDIGORRÍA Jlinis/I'IJ di' 1(( (-hlelTa). - 2H lll-
~oviembre de 1872.


Vuelve ¡j oCllpar el pouer el ministro de la Gllf~rra
que representa m(¡s genuinamente el espíritu dA re-
generaciOll lllilital' de la ],(~Y()luei()ll ~' .... oigamos:




- H7-
Y tened en cuenta, Sres. Diputados, que esto ha sucedido solo


en el transcurso de seis meses, ó sea, en el último semestre del
72. Pues si hasta Enero, esa insurreecion que era tan baladí, que
era tan despreciahle, ha necesitado sumas considerables y ha pro-
ducido la necesidad de crear y ascender á cinco generales y á
1. 20R jcfrs y oficiales, que sin duda se han ocupado en su extin-
don ¡'.o podríalllos exelamar con el poeta latino, Ubinamgentium
SUlIws'1


¿Xo ha estudiado S. S. las resoluciones del consejo de genera-
les ft'anceses encargado de dar dictámen sobre las gracias conce·
didas por el Gobierno del impprio y de la revolucion, resoluciones
pOI' las qne se han anulado seis mil y pico de esas gracias? Me di·
rá el Sr. fflinistl'o de la Guerra que fueron siete mil y más las que
se otorgaron al ejército frand's por la guerra con Prusia; pero el
primer acto del Gobierno de Thiers fuó suspender esas gracias y
ascensos, y establece!' COIllO pUlltO de partida que no hubiera más
(Iue dos gracias para cada jefe Ú olicial de cualquier categoría
por toda la camIJaiía; Y en virtud de esa revision detenida y es-
crupulosa' cual eumple á todo Gobierno que se interesa por la
suerte de un país, se anularon como he dicho, más de 6.000, que-
dando reducidas á mil y tanlas las que se eonsideraron justas, y
como tales fuel'On concedidas en tlefiuitiva.


Los acontecimientos de la noche del 1 t de
Diciembre último en esta villu, se me ha dicho por persona com-
petente que han dado pretesto á la concesion de 200 graeias ó
í'mpleos Ú otros tantos jdns y oficiales. ¡Doscientas gracias, SI'-
ijores DiIJutados, cuando no hullO 200 eOllloatieiltes y cuando de
Sl'glll'o no concediú tant8s el Emperador de Alemania á sus tro-
pas por In batalla (1(' Scdan'


PINEDO.-3 de Febrero de J 87:3.


Dice S. S. que esas gracias que ha concedido dan honra IJero
no provecho al eF'reito. Pnes, seiíores, yo me voy á penllitir re-
cordar ú S. S. y á la cámara, rogándola me dispense esta pum'j-
lidad, aquel cuento de un tonto, quien preguntado IJor su madl'e
si para almorzar queria un huevo {¡ querja ulla magra, dpCÍa el
tonto: '1 Yo quipl'O diptongos: pstoy por UlIO y otra." Y pn cuanto




- 148 -
á sí solo dan honra y no p~ovecho estos empleos, aquí tengo en
la mano un número del Correo milit[(}" periódico dedicado á de-
fender los intereses del ejército y de la armada, en el cual ni si-
quiera soy repartidor, que sel'ia lo único que podria ser, y en el
número ~85 del (plinto aiio de su publieacion, con~igna un artí·
culo que no he visto contradicho por ningun otro periódico, ni lo
he visto denunciado; y cuando esto se escribe, y cuando esto pa-
sa sin contradiccion, será la verdad; que algo ha de darse á la
opinion pública, cuya libertad hemos conquistado y que escuda y
protege la publicidad de los actos de los gobernantes.


Este periódico, á la cabeza ó en las primeras líneas de su sec-
cion doctrinal, dice así:


«Puesto que el Sr. general Córdova se complace en hacer de
oficiG la apoteósis del delito, con el apoyo del partido radical.. .. »


Censura en seguida con duras frases el nombramiento de don
Víctor Zurita para el cargo de Ministro togado del suprem-o Con-
sejo de la Guerra, indicando que el nuevo togado disfrutaba hace
cuatro aiios un modesto destino de ~OOO reales, y pide que se
publique la hoja de servicios, y las de otros que se encuentran en
igual caso, como se practica con los jueces uscendidos Ú lu n13-
gistratura, y termina con este curioso é interesante dato:


Generales pro¡¡wvidos ]lor el actual Ministerio de la Guerra des-
de 23 de Junio último hasta el día Ile la fecha (20 de Enero.)


Seis tenientes genet'ales, á "'1000 reales.
Veinte mariscales de cnmpo ú 30000.
Cuarenta y seis brigadieres ú 20000.


Hs. vn.


270.000
GOO.OOU
920.00u


f.790.000
Vr8 el Sr. Ministro de In Guerra eómo los militares agraciados.


á imitacion del tonto del lugar, están por los diptongos, y que
por estos nombramientos reciben hOl1l'a y provecho.


P1NEDO,-3 de Febrero de 187:1,


:Muy poco tengo que rectificar al discurso del Sr. Ministro de
la Guerra, toda vez que ha afirmado y r3tificndo mis cJeclm'acio-




- 1'1,\1-
nes de que nuest¡'os soldados no tienen instl'Uccion ni organiza·
cion; de que no tenemos plazas de guerra, ni cuarteles ni arma·
mento portátil, ni material de artillería, y sí solo una cantidad
inconmensurable de generales, jefes y oficiales con 80,000 solda-
dos al servicio de los partidos políticos.


Lnbradorcs, industriales, obreros y los que vivís del trabajo, y
los que vivís de la renta, pero que contribuís. con fabulosas sumas
que os tienen á Ifls puertns de In rjuiebra, á sostener las cargas del
Estado, ya lo sabeis: eso es lo que hay respecto á milicia, des·
pues de los 400 millones (pues nunca falta un crédito supletorio)
(lue os eohrall al aiio parn los gnstos de la guerra, podeis tener
el consuelo de que el general Córdoba os anuncia una peticion de
;JO millones para cuarteles; ¿no quereis monarquía? ¿No profanais
la snntidad del sufragio, para traer á lns Córtes sostenedores de
la fuerza del sable, contra la fuerza del derecho? Pues ahí teneis
las consecuencias; pagad, y silencio, clases conservadoras, que
no teneis razon para proferir la queja más insignificante.


¿Dónde tienen los jefes y oficiales acade-
mias de estratégin, acndemias de táctica, ncadernias de castramen·
taeíon, academias de topografía militar, academias de tiro, etc.,
.:te., etc.? El oficial que In salle, es porrjue su propin a!leíon lo
lleva á aprenderlo; pero por lo demás ¿qué estímulo tiene el ofi·
cial 011 Espaiia para querer bri llar por su ciencia, ni por su s;:¡ber
militar, si sabe que no hay otra escala para subir á las prim~ras
gerarquÍas de la milicia sino la escala del favor, sino la escala
de la política, sino la eseala del pronunciamiento?


Síntesis, pues, de esta discusion: hoy la fuerza armada no res·
ponde á las exigencias del derecho del ciudadano ni de la Kacion.
Tenemos 80,000 máquinas que obedecen ciegamente á un ~iinis-
11'0 y Sr} dejan hacer pedazos sin concierto, no por una idea pura
y santa, sino para mantener á dicho Sr. en el banco azul.


NAVARRETE.-6 de Febrero de 1873.


Ahora viene el trueno gordo que ha de precipitar
la caida <le la monarquía.


Esa oficialidad ha heeho dimision de sus destinos, ya en la [or-




- 1:¡0 -
ma de cUal'lel, ya en la fOl'llla de retiro, j"a en la forma de licen-
eia absoluta; y el Gobierno sin faltar á la ley, accederá á esas pe-
ticiones concediendo las licencias absolutas, los retil'os, los cuar-
teles y todo lo que se le pida_ Y si el Gobierno no lo ha hecho ya,
es porque reglamentariamente, es porque legalmente no ha veni-
do á su poder la l'esolucion de esta cuestion_


La actitud del cuerpo de artillería no podrá ser un peligro para
la libertad, ya lo he dicho antes, y por consiguiente, no 10 será
para el país_


¿Qué aetitud tomará el cuerpo de artillería? El cuerpo de al'li-
llería camhiará toda su organizacion, y los oficiales dimisiona-
rios seran reemplazados por otros ofieiales. Hay en el mismo cucr-
po de artillería plementos cHelentes para formar una excelente
artillería que comhata siempre por la libertad, por el órden y pOI'
las leyes_ Yo espero y creo que desapareciendo dd cuerpo de arti-
llería todos los privilegios, que desapareciendo de él una -organi-
zacion antigua, que enlazándose y uniéndose como sucede en las
demas armas, los elementos populares y los elementos de más
elevada gerarquía, se formol'á una artillel'ía tan buena como lo es
la actual, pero que esté además identificada con las instituciones,
y sobre todo, no pueda ofreccr para el ]J3ís ni para los repI'esen-
tantes de la Nacían ninguna sospncha dn pnligro.


Pero ¿es que por esto hc dudado yo, ni se ha dudado jamás ]JOI'
nadie, de que ese cuerpo no exigía grandes rdonnas'? Pues eso lo
han reconocido muchos indiYiduos del mismo cuerpo de artillería;
no lo ha reconocido el país; no lo han "(,collocido una ]Joreion de
militares, y no de militares Ilue se han ocupado dr la OI'ganiza-
cion necesaria, dejando á parte la cucstio!l actual del cuerpo dn
artillería_ Y decia S, S. «¿dónde están los privilegios de la arti-
llería?» Dónde están los priYiiPgios dn In artillnrín ! En la com[lo-
sicion de sus oficiales, causa desgraciada, causa fUllesta, que diú
lugar á los acontecimientos del 22 de ,Junio.; porque habia esta-
blecido un privilegio, como pi Ijue existia y exi~tr rn esn cueqlO,
y por virtud de ese privilegio habia un antagonismo entre la cia·
se de tropa y la cJase de oficiales, antagonismo flue ha sido siempre
contrario y perjudicial á la disciplina y á la buella union que ot'-
be reinar en todo instituto del ejército. Porque ¿qu{~ significaba
esa division en las dos clases? Que p¡¡ra las clases di'l pueblo, que




- 1;)1 -
para la~ clasns dn tL'OpU estaban p¡'ohibidos los ast;t~llS0S, al paso
'lile en las delllas armas podian subir por todos los grados de la
milicia, y Ilegal' desde la dase de tropa hasta la última dignidad
rlue hay en ella; y t.anto es así·, (fue para adelantar con la carrerH
militar un individuo de la clase de tropa perteneciente á la arti·
llel'ía tenia qlW salir dl'l cuerpo y pasar á otra arma.
~I!NISTRO DE L.~ GUERRA Marques de lfelldi[Jorria) , ~ 7 de Fe-


1))'(.'1'0 <ir 1sn.


Yo oí con gusto al SI'. Presidente del Consejo de l\Iinistl'os, que
[¡¡¡bia t['atado la cuestioll en una forma prudente, disculpar hasta
r:ierto punto al cuerpo dc artillo['ía; pero al oir al SI'. Ministro de
la Gue['['a tomar la palabra y tratar la euestion eomo jefe del ra·
1110, selíores, yo no puedo mónos de conresarlo, tengo el hábito
fle considerar al general Córdova con gt'andísimo respeto, y de
mil'arle desde los primeros alíos de mi vida, como una de las iluso
trae.iones de nuestro ejército, como uno de los hombres más en-
tendidos en la organizacion militar, como uno de los más laborio·
sos entre los genernl¡~s d()1 oj{'rcito pnrn promove[' sus adelantos
y defender sus intereses. Con cuánta admit'acion no he oido al
SI', Ministro de la (,uürra, atacar y tratal' violentamente, hasta
con desprecio, al cuerpo de artillería, llegando al extremo de de-
cit,: « vayan con Dios: no hacen falta: yo les sustituiré.)) (Varios
Sr!'s, Diputados: ~o ha dieho eso,) Vayan, benditos de Dios: ha
dicho el Sr. Ministro. Pues quó, si el Sellor Ministro de la Guerra
se viera -en la triste necesidad de desprenderse del cuerpo de arti-
llería' ¿no tend['ía de['(~cho para decir que él subvendrta á las ne-
cesidades del país, y que organizaría un cuerpo de nrtillería? Eso
no solamente estaria en su derecho, sino que seria su deber; pero
decirles con desden: «Vayan Yds. con Dios,)) eso no es digno ni
propio de S. S, (Murmullos !J rnnwr~s PI! diferentl's (¡ancas). Su-
plico á los St'es. Diputados que me oigan con atencion.


G.\:'<DAlIA,-7 de Feh['ero de 1873.


En la segunda parte de esta obra se yeni. que pro-
!fresos tan rápidos hizo la regeneraeion del ejército
siempre á impulsos del espíritu revolucionario.




- 1;)2-


XIII.


La Hacienda,


En cierta ocasion decia el señor Posada Herrera.
siendo ministro, al señor lUvero, único representan-
te de la (lemocracia en el Parlamento: « ¿Qné pedazo
de pan le elais él! pueblo español con vnestros ponde-
rados derechos?» Al oir esta verelall de Pero Grn-
110, los revolucionarios de todos los matices que siem-
pre las echaron ele espiritualistas, llUsieron el grito
en el eielo, pues para ellos las lihertarles individuales
estaban muy por encima d(~ tOllas las necesidades
eorpnrales. Así que se acercaron al po(ler, y cJllÍzas un
poco antes, fueron comprell rlienrlo qne si llien «el
homhre no vive (le solo paw>. como dice l1ll lihro sa-
grado, ello es qne necesita pan para comer y yiyir. Y
tanto lahró en ellos estél iflea, que el señor Figuero-
la, siendo ministro de Hacirnc1aJ (lijo en 12 ele Fehre-
ro de 1870: «Precisanwnte la revolucion Ile Setiemhre
fué, á consecuencia (le una situacion rentística des·
graciada, que ha contribuido tan enérgicamente eo-
mo la parte política á la realizacion de la revoln-
cion.»


Ya advierte luego morlestaruellte el señor Figllero-
la, que sienclo el mal tan grande, no hay que esperar
el remedio muy pronto; y á los impacientes les dehe
bastar qlle los hombres de la reyolueion hayan veni-
do eon el firme propósito de evitar los errores y abu-
sos de lo pasado, conejir sus efectos y enderezar la
nave á mejor rumbo. Y tan seguro estaba de ello el




- lila-
señor Figuel'ola, que en cierta solemne ocasion anun-
ció con expansivo é inocente gozo, que veía «crecer
la yerba»; pero desgraciadamente esta yerba se la eo-
mieron los borregos de la revolncion y nos hemos
IJ11erlado en el yermo. segun se irá viendo por el tes-
timonio de los mismos revolucionarios que llamamos
:i oeclara r.


En Irt parte económica y civil, ¿(lUl' es lo que ha hecho, seño-
res, el poder? Si exrtminamos unrt de las aspiracionefl revolucio-
narias, cun! era la forma radil~al, la reforma completa en su Ha-
eienda, en su sistema económico, ¡qué defraudadas, señores, no
han quedado las cspel'anzas de la Xacion! Se constituyó el Go-
IJicl'l1o, Y en vrz dc haber propuesto aquellas grandes vcntajas
(Iue el país esperaba cn el pngo de sus tributos; en vez de haher
minorado los presupuestos castigándolos con mano fuerte y deci-
flida; en vez de hn]¡er estudiado un nuevo sistemn de tributos; en
vpz dP haber lwrmanado las necesidades del Gobiel'l1o con las
exigencias de la re"olucion, ha sostenido esos prcsupucstos mons·
tl'llOSos. Pero nw equivoco, seiíores Diputndos; no los hn sosteni-
do, los ha aumentado, los ha casi duplicado, sino en las cifras,
en los hechos, en los 'pagos, en los gastos, porque he sabido, se-
iíores, con aso'rnhrosn extI'aiipza, quo en los s8is meses que lleva-
rnos de la reyolucion ha consumido más de 3,500 millones. Este
PS, soiiol'cs, el Gobierllo que simholizB ha la I'eyolucion, este es
PI Gobierno flue venia á plantear a(luí las grandes f'conomías, esas
economías que todo el país invocaba, esas economías que eran
tan halagiieiias para tocios los espaiíoles como la caida de la dinas-
tía bor]¡ólliea, eOlllO el planteamientu de la libertad en todas sus
manifestaciones. Se han sostenido las contrihuelonps y se han
aumentado con recargos fabulosos en la propiedad, en la indus-
H'ia y en el comercio. Se ha impuesto esa odiosísilIla (;ontribucion
que se llama de capitacion, y que yo auguro al Gobierno que si
llega á cobrada, ha de ser con grandes dificultades y no escasas
turbulencias, porque nadie puede dar lo que no tiene ni debe
pagar lo que sin reglas de justicia y de equidad se le (~xige.


Sobre la capita-




- 1;)4 -
('ion, seiiol'es, y wbre esos recargos en las eoutrihucione~ territo-
rial, industrial y económica, ha venido el aprovechamiento de la
Caja de depúsitos, y dos empréstitos considerables, uno de 2,000
millones y otr'o de 1,000 que las Córtl~s Constituyentes votaron no
hace muchos dias. que ese Gobiel'-
uo, digo, ha prescindido de todo, ha olvidado su orígcn, no ha
c.ompl'enrlido su deher, y mHrcha desatentado por (estos sistemas
rutiuario8 de los Gobierllos anteriores, COII la direwnCÍa, seiiores,
de t[ue aquellos Gobier'nos que tanto criticábamos, con :J,500 mi·
1I0nes iban sostenieudo d presulmpsto naeiorw l por un aiio ó aiio
y medio, cuando atluí en seis meses, seiíol'es, I'l Gobierno de la
revolueion ha !:OIlSlllllido, ha gastado, ha despi[far'rado lo [[Ill'
const.ituiría [a riqueza del país pal'a cubrir su presupuesto por un
tiempo limit.ado,


G.U\CíA LOPEZ,-2!t, de Ahl'il de lil69,


¡';stú c:lIlsado el país de polítien y est:¡ ¡¡¡diendo otra cosa flm'
no sea política, (Bl'Ilro.)


Digo que el país está cansado de política, porque hace poeo
que hemos hecho la revolucion y los pueblos CI1 esto son siempre
105 mismos, tanto los que piensan de un modo como los que pien-
san.de otro, Lo que quieren son las revoluciones (¡ue crean inte-
reses, porqlw estos son im¡¡el'f~c('deros, y no les agrada tanto y
consideran eOIl1o complemento aCl'esorio de las revoluciones qU('
los otorgan derechos, porque estos son variables", ..


.... ,Sin esto no mejoraríamos nuestra situacion, porque en [o
político sin el aumento de l'Í(jueza no purede aumental'se la mate-
ria imponible y sin esto no es posible cubrir las cargas del Estado
de la manera que debe vivir una sociedad que estú ú la altura que
la nuestra, y cuando se recuerda á la inmensa suma á que llegan
los int8resfls de la dfluda, todo lo que podria desearse seria que,
desenvolviendo la produccion, aumentando la riqueza imponible,
.:ombináramos 8Sto con un plan severo y resueIto de economía y
con un propósito fil'mísimo de llevar la moralidad á la administra-
cÍon y la regularidad á los ser'vicios públicos y consiguiéramos
que no haya empleados flue con un sueldo insignificante vivan
con ulllujo escandaloso, y que lo son pOl'Cjue sus padres no pudie-




- ¡ijij-
I'ott dedicados a otl'<l eosa, como sueedia haee cincuenta años en
que destinaban á fraile el que para nada servia.


ZORRlLL.\ .-(Discurso en el Ayuntamiento de Barcelolla.)-26 dI")
Dieíembre de 1869.


¿ y eómo procedían los gobernadores IJl:imero y laR jeres econó-
micos despues para la distl'ibucion de los pagos 't Segun los l'eelll'-
sos (p[() tenian, ordenaban el pago, y daban su preferencia ya a
tillOS, ya á otr08, segun las necesidades del momento, ó bien si-
guiendo sus simpatías persollale~. Hahia gobernadores él adminis -
tradores económicos, por ejemplo, que ereian que para mostrar
sel' huen liberal debian no pagar al clero, y le dejaban muy pos-
tergado; habia otl'OS que creian que la libertad no estaba reñida
ton satisracer sus haberes al ele ro, y le pagaban al corriente. Por
esto se ve que en unas provineias (ll dero está pagado al corriente,
~. en otras se le deben hasta onee meses, y lo mismo sueede eon
las clases pasivas. Esto lIO podia ser así, y de aquí naee este des-
nivel eonstante y las legítimas reclamaciones que tenian lugar en
la Cám8l'iJ, un dia en favor dr las clasrs pnsivas otro en favor del
clero. Al diseutirse el presupuesto del año anleriOl', ya indiqlll'
que con\'enia (IlIe la ordenacion de pagos estuviese eneomenuada
espeeialmente á la direceion del Tesoro público. Esto se ha wri-
fieado, y ha sido orígen de una especie de confliclo mal entendido.
Se ha dispuesto que en las provillcias no p<lgum los ordenadol'PH
rpspectivos las eantidadps distribuidas, eualesqlliel'a que sean las
circunstancias rn que se encuentren, sin recibir las órdenes dime-
tas del Tesoro; es Gecit', usando de una frase vulgar, que solo
tenga las llaves de la gabeta el direetor del Tesoro. Y en el mes
aetual ha sido indispensable tomal' una resolllcion dura, pero enér-
giea y salvadora.


FIf-;UEROLA (Jfillistro di' lfatimda.)-12 de Febrero de 1870.


Siento mucho flue el reglamento no mr permita contestar á los
Sres. Ministros de Haeienda y de Gracia y Justieia. Me reservo ha-
eerlo en la forma que el reglamento lo permite, y únicamente diré
al SI'. Ministro de Hacienda que yo no me he quejado precisamente




- 156 -
de la ralta de nivelacion en el pago de las clases pasivas entre
unas y otras provincias, sino de la falta de nivelacion que existe
entre Madrid y las demás provincias, y á esto no me ha contes-
tado S. S.


El hecho es que el Sr. ministro de Hacienda expide libramien·
tos contra las provincias por bastantes millones, que estos fondos
de provincias vienen á Madrid, que sirven para pagar al corriente
á los empleados de la Capital y que las provincias ven desaparecer
sus caudales, teniendo que sufrir que no se les pague.


TUT.\U.-12 de Fehrero de 1870.


Voy á permitirme dirigir varias preguntas al Sr. Ministro de
Hacienda. En primer lugar, si está dispuesto S. S. :1 que cese ya
de una vez el privilegio escandaloso p81'a las provincias, y de que
goza Madrid, de que las clases pasivas de esta provincia cohren
sus haberes al cOl'l'iente, cuando las de las provincias no han co-
brado el mes do Diciembre la mayor parte de cIJas. Otra: si está
dispuesto S. S. á hacer lo mismo respecto al Fet'1'ol, de cuyo puno
Lo, segun tengo entendido, hay notieias muy alarmilntes, pues,
parece que se deben siete quincenas ú los obreros dd ¡¡rsrmal, y
en vista de la triste situacion de estos infelices se dice 'Ille el ea-
pitan general y el segundo ger(~ han heeho dimision, y qne el
pueblo, en muestt'a de aprobaeion de su conducta, les ha dado UlJrl
serenata.


TUTAU,-i2 de Febrero de {8iO.


Oimos, ~í, una (Iucja constante, Utl lamonto (~otltítllto del estado
de la Hadenda; pero léjos de buscar varonilmente el remedio, lé-
jos de sondear la llaga y de eonoeer la gravedad del mal, todo el
mundo se cruza de brazos con miserable y cobarde indiferencia,
esperando que nos venga de mano extrafia el remedio, que no
puede venir ni vendrá sinO de la entereza de nuestro carácter y
del vigor de nuostras resoluciones.
Pero ciertamente que al país y á la revolucion le interesan en al-
lo gra61.o: yo os recordaró aquí la fórmula de la revolucion, fór-
mula que el Sr, UUoa condensaba un dia elocuentemente en las




- 157-
siguientes palabras: «la l'evolucion tiene tres cosas que hacer:
una Constitucion, un Rey y un presupuesto.» Pues bien, seiíOI'es,
la Constitucion está hecha aunque esperando la realizacion de
que nos habtaba el otro dia el seiíor Rivero; el pab!:llon Real es-
tá arriado, la hand!:ra del presupuesto está ahi arrojada sin que
nadie la levante: t!'iste destino de la revolucion; parece que su
obra no pasando del primer extremo, está condenada á vivir co-
mo una aspiracion.
¿Qué es este presupuesto, seiíores? Este presupuesto se descom-
pone en tres partidas; los 2,656 millones á que asciende se des-
componen en tres cifras: 1,463 millones Deuda Pública, inclu-
yendo en t)1Ia las dases pasivas y las cargas de justicia; 466 gas-
tos militares, ó sea ejército y marina, y 800 millones los demás
servicios, pero teniendo en cuenta que de ellos la administracion
de la Hacienda absorlle 407 millones, Y al ver este análisis, olvi-
dad que estais en Espaiía, que sois Diputados del Parlamento Es-
paiíol; prestad atenciü11 á ellos, y ciertamente que al ver un país
que para pagar solo sus atrasos necesita mucho más de la mitad
de sus rentas efectivas, y un poco ménos de la mitad de sus ren-
tas eatculadns, (fue del resto destina la mitad á sus gastos milita-
res, es decir, lIue necesitu todo esto, 110 ya por Sil seguridad y su
defensa, sino para librarse de la perturbacion y del desórden, lo
í~ual supone en él una falta de inteligencia, de vida llIoral y de
')I'ganizaeion política; un jJaís, en fin, en el cual para todas las
demás manifestaciones de la vida, pm':J el desal'l'ollo económico,
paru la vida científica y moral, pal'3 las relaciones con los otros
pueblos, para la segmidad interior, para la justicia, solo tiene
'lOO Illillolles, mi()lltl'as (¡llll la Hacienda se lleva otros !100, es
decir, el 20 pOI' 100 del presupuesto de ingresos; al ver, digo,
un pueblo en estas conuiciones, os preguntareis con sOt'presn:
¿cuántos aiíos tardará en ocurrir una catástl'ofe á la naeion que
vive de esa manera? Y si además, por acaso, pensais que esta
nacion está en un momento de reaccion, que tiene una Asamblea
eoltstituyente, que ha (¡uerido regenerarse por una gran revolu-
don, que ha invocado la honra nacional como bandera, y que
tlespues de haller hecho todo esto, se duermc, se abandona, y no
quiere discutir sus intereses, ni ocuparse siquiera de sus gl'3ndes
,;ues!iones, entolH:PS direis que In catástrofr no estG aplazada, si-




- 1ii8-
no qlw se cierne 80bl'e su fl'ente, esperando solo que los aconte-
eimientos le precipiten.
MORET.-l~ de Febrero de 1870.


R¡;IZ ZORRILLA, á bordo de la Villa de ltladl'id.-2r> de Noviem·
bre de 1870.


Es necesario que las revoluciones, al mismo tiempo que creen
derechos creen intereses, y para esto es indispensable que resol·
vamos la cuestion ecomómica. No hay que culpar á nadie por el
estado en que nos encontramos: grand(!s causas nos han traido
á él, pero no podemos continuar en la situacion económica ac-
tual, y cualquier gobierno que se constituya despues de venir el
rey, 'es preciso que con valor y con l'esolucion, con la resolucion
y el valor <lue anima á los homb¡'es que tienen fé en sus creen-
cias y fé en el porvenir de la patria, nivele los presupuestos; que
la nacion pague lo mismo que cqbra, y todo el que tenga un cré-
dito contra el Estado, sepa que ese crédito es tan sagrado y se
halla. tan seguro como si lo tuviera en uno de los Bancos más
acreditados de Europa, ú el dinero que para él ha de cobl'ar ell'
cerrado en la gaveta de su casa.


Es indispensable, pues, la nivelacioll del presupuesto; créan-
me los señores que m<~ escuchall, algunos de los cualt·s volverán
á sel' diputados en las primeras Córtes que se I"f'unan despues dI'
las actuales Constituyel~tes; sin nivelar el IJl'eSU¡JUeslo, sin rrsol·
yer la cuestion económica, no os hagais ilusiones, no nos hag':]-
mas ilusiones, la re\'olucion no está salvada, Es necesario que.
independienteulPnte de la cuestion de ideas, de la cuestion de de-
rechos más ó ménos estimados por el pueblo (yo no voy ú discu-
tir como nuestro pueblo las comprende y practica), la principal
es la cuestion rconórnicu, y esta se halla reducida ú nivela)' los
presupuestos.


Hny, señores, en el país una just'! preocupacion respecto á la
euestion t1nanciera. Esa preocupacion, que va agravúndose en es-
tos dias, puede decirse que crece por momentos. A las preocupa·
ciones de siempre, á las dillcuItades (Ille los períodos revolU!~iol1a­
)'ios traen consig'o. ú las flngustia~ que en pstos últ.illlOR I1le~('s




- Hi9-
han ido presentándose, se han agregado la duda y el temor, y el
temor y la duda agigantando Jos miedos anteriores, vienen á evo-
rar con la atencion de todo el mundo las fantasmas terriblrs de
la bancan'ota y la ruína.
De un lado, las clases pasivas; de otro el clero; aquí los contra-
tistas, que representan los trabajadores y sus familias; allí las cor-
poraciones civiles, que os hablan de los enfermos, de l,)s desva-
lidos, de los inft:lices expósitos; y así, seiiores, se forma como una
atmósfera densa, como un horizonte caliginoso, como una masa
de amenazas y de peligros, detrás de los cuales se esconden nues-
tros enemigos, que nos gritan y amenazan presentándonos la
imágen do la viuda, del huérfano, del anciano militar, del enfer-
mo, del olJrero, del contratista, de todos los necesitados, en fin,
que piden, y que piden con razon y con justicia.


MOHET y PHE:-:DEHG,\ST Jfinistro de Hacienda). - 17 dG Diciem-
hre de 1870.


El Gobierno de la revolucion tomó para sí los recargos provin-
ciales y munieipaJes de la contribucion territorial; quiso así regu-
larizar este impuesto y disponer de un reeurso propio y seguro:
pero la ley de arbitrios municipales, al permitir como cuarta da-
se de recursos para los puelJlos los repartos vecinales, ha sido
enusa de que á la somhra de los r(epartos veeinales, en la ma-
yur parte de los lIlunicipios, se hay:J destl'llido el propósito vues-
tro, y mientras lo que antes se llamaba recargo municipal y pl'O-
vincial ha pasado al Estado, la propiedad territorial se encuen!l'a
I'ecargada de insoportalJle manera por un gl'avámen que se le ha-
bia ofrecido no soportaria. En vano el Ministro de la Gobernacion
y el Ministro de Hacienda han intentado oponerse á esa corrien-
te; en vano han dictado órdenes: como no habia otros recursos
de que echar mano todos se han vuelto contra la propiedad. So-
bre la propiedad cabe el apl'emio; con el apremio no hay más rc"
medio que entregar la cuota: así se hace efectivo el importe y hay
pt'ovincias en donde el propietario satisface otro tanto de lo que
paga al Estado pOI' esa propiedat1 territorial que la I'evolucion ha-
hin qUf'riun igualar rn !nrlns par!r~. y qnr llflbÍlnnos ereido pourr




- 160 -
á cubierto de todo ataque al querer que sus productos quedasen
esclusivamente para base de una contribucion nacional.


y cuando esto ha sucedido y se ha erigido en sistema, yo no ne-
úesito deciros que para la Hacienda, nace un peligro grande, yes
el que se esquilma la tierra, que se dificulta el cultivo, que el pro-
pietario forastero abandona la localidad y no lleva á los campos
su capital, que haIJia de roturar los eriales de nuestro país. Y
cuando de este modo no se encuentra atractivo alguno para la
produccion, entonces, Sres. Diputados, esa fuente riquísima, que
llamaba un tiempo Turgot pechos que mantienen al Estado, se se-
cará, y con su sequía se arruinará la no muy robusta Hacienda. Y
como la Constitucion ha encargado al Gobierno, y por tanto al
Ministro de Hacienda, que cuide de que los ingresos municipales y
provinciales no destruyan las contribuciones y rentas públicas; y
como no marchamos por camino que á esto conduzca, es vreciso
poner un remedio para que los pueIJlos y las provincias tengan su
Hacienda propia y no emIJaracen la marcha de la fortuna pública.
y yo tendré autoridad bastante á imponer este remedio si teng'o
los recmsos para cubrir los débitos (jue I'eelaman al Tesoro las
t'orvoracÍolles populares.


MORET y PRENDERGAST J}f inislro d,' TTaci"¡i(lrl). - 17 de Diciem-
bre de 1870.


Pefo me resta todavía haceros acerca de este punto algunas re-
flexiones. La gTavedad de la situacÍon no proviene solo de la cla-
se de atenciones que están en descubierto, ni de su misma cifra;
hay á lllas de todo ('sto dos causas ([UC' son como el resultado y la
síntesis de todo lo antel'Íor, y que van formando sobre nuestl·[t
vida económica una ntmúsfel'8 letal, atmús!(éra que no sentimos,
ni vemos en un momento dado, pero que va infiltrándose en l1Uf;S-
Ira pueblo comq causa de segura l~ inevitable ruina.


Es la una, que este Mflcit del Tesoro obliga al Estado á con-
tratar constantemente empréstitos ú allegar recursos extraordina-
rios: hoyes un empréstito, maiíana negocia unos valores, otro
día acude á los préstamos con garantía; y como el Estado es el
ltue solicita dinero C01l mayor cantidad que nadie, y absorye todo el
ünpital constante del pnís, haee subil' el precio del dinC'1'O ('11 pi




- 161 -
mercado: la Deuda pública baja, lo cual vale tanto como decir
que sube el precio del dinero; el Estado pide cada vez con mayor
apremio, y cuanto más avanza, más aprisa necesita marchar por
E)8ta pendiente l'eslJaladiza: los que se lo hiín de dar, como cono-
cen su situacíon, son cada dia más exigentes, y están en su dere-
cho al serlo; yo no lo critico; es una ley natural del mercado: el
dinero en tanto tiende en todas partes ú ir'le á la HaciE'nda públi-
ca , empieza á faltar para la industria, para la agricultura, para
las obras públicas: con el interl's á 12, á H por 100, no se puede
tomar dinero para cultivar la tierra, ni p8fa desarrollar las fábri-
cas; el país se empobrece, las rentas eventuales bajan, las ordina-
rias no producen, y así, sin darse euen ta clal'a de lo que sucede,
se ve que hay algo que seca, algo que esteriliza, algo que, como
la [alta de lluvia ó de sobra de color, no se ve en cada instante,
va penetrando por todas partes y va empolJreciendo al país; y
cuando al fin se pregunta á uno la causa, ve, seilores, que como
el ál'lJol, cuyas raíces se van descarnando, no toma ya del país la
savia que le prestan las únicas f'unntes de riquoza y de produccion,
que son el trolJajo y el conSUIllO,


Momn y PnENDEnGA~T (J/iilistl'lI di: lfacil'lIda), - 17 de Diciem-
Lre de 1870.


:\li digno antecesor y amig'o, el Sr. Figuerola , profesando una
teoría cuya verdad no puede negurse, porque ha sido un principio
g'cncrauor de la Hucienda Espailola, creia desde el principio de la
revolucion (lue el desellvolvimiellto uatural de los ingresos le per-
mitiria atender con sobra á los gustos. El cálculo ha sido equivo-
cado, Los ingresos no han aumentado con la rapidez que se han
aumentado los gastos: y al contrario, el período revolucionario lH!
imposibilitado el desarl'Ollo de esos ingresos. Por consecuencin,
ese principio, sin ser equivocado, porque la verdad es ([ue todos
los puelJlos delJell llacer gastos reproductivos para desenvolver su
riqueza " ese principio ha llegado á un punto en el cual no puede
aplicarse por mús tiempo. Aumentar los ingl'esos por medio de
t'mpr6stitos Ú de creacion de Deuda, sobre ser imposilJle, no da-
ria más resultado que acahar más pronto este ya enflaquecido
cuerpo, que antes os he pintado, ~o I1IÚS l'lTlpl'f'stito, no más eOll-


11




- 162 -
tralaciones; es preferible abordar de frente el mal, y puesto que
hace crisis la revolucion, hay que tratar que extinguj¡' el ddlcit
aumentando los ingresos y disminuyendo los gastos.


Si se tratára, Sres, Diputados, de llegar á un punto dado, de
"encer unos meses; si tuvicra yo, como tuvo mi digno antrcesoI',
la carga horrible de sosteuer una situacion que tenia por delante
lo vugo, lo incierto, lo indelinido, yo no diria una sola palabra
sobre esto, porque entonces solo miraria quó habia y que 1I0 era
posible miral' atras, Pero desde el momento en el cual concluye
este período, desde que hace crisis y toma asiento lu revolucioll,
es llegada la hora de concluir el mal.


MORET y PRE;,DERGASl' (Ministfl! de Tlnci¡mr!Il.) -17 de Dieielll-
bre de 1870.


j Qué de veces he dicho aquí que por el sistema que seguHlls
era completamente imposible nivelar el presupuesto! j Qué de
veces he dicho que por el camino que seguíais no podíais ménos
de agravar el déflcit! El déficit se ha agravado considerablemen-
te. El déncit del presupuesto de 1868 á 1869, liquidado y ['eco-
nocido por el Sr. Figuerola, era solo de 708 millones; hoyes de
\.172, segun nos ha revelado el Sr. Moret. Dfl manera, que entre
el déficit del presupuesto de 1868 á 1870 hay nada ménos que
la diferencia de 264 millones. Y nos manifestaba el Sr. Figuerola
esperanzas de que el presupuesto de 1870 á 187:1, no tendría m~s
que un déflcit de 90 millones de pesetas, ósea, 360 millones dp
reales, y decia que el presupuesto de 1871 á 1872 no tendria U1ÚS
déflcit que el de 60 millones de pesetas, ósea, 2'lO millones de rea-
les. ¡Qué desengaño! ¿ Pero cómo no habia de suceder así? Si-
guiendo por el camino de los empróstitos, no se hace más que au-
mentar los intereses de la Deuda.


i A cuánto subian esos intereses en el presupuesto de 18ti8 Ú
"869? A 630 millones. Hoy ascienden á 777. Han aumentado ('n
solo dos alios en i46 millones de reales. Y adviórtase que hablo
de solo los intereses que afectan las rentas generales del Estado.
SUlllud ahora estos intereses con lo que importa la amortizacion
del papel de carreterns, felTo-carriles y eanal de Lozoya, y ten-
urpis en todo 82:3 millones. Oid ahora, y Vl'd si t~S poco drsa~-




- 1G:l -
trosa la situacion de nuestra Hacienda. ¿ Sabeis á cuánto ascien-
de el producto total de las contribuciones directas permanentes?
A solo 797 millones. Hesulta de aquí que tenemos absorbidas
¡;or nnestra deuda todas la contribuciones directas del país, sin
que ni aun por ellas quede cubierta. Faltan para cubrirlás 26 mi-
llones de reales, es decir, sobre poco más ó ménos el total pro-
ducto de la contribucion sobre la misma renta del Estado. ¿Puede
seguir así una nacion?


Vengamos ú otro punto. Los 823 millones se refieren solo á la
Deuda consolidada, á la de cRrreteras, ferro-carriles, y á la notan-
te. Hay además otra que afecta el producto de las ventas de bienes
nacionales. Prescindo de los billetes hipotecarios que figuran en
el presupuesto como dijo muy bien el Sr . .Moret, solo por raza n
de contabilidad. En el presupuesto de :1868 á 69, figuraba esa
deuda por solo 9 millones, y en el presupuesto de 1870 á 71,
figuraba pOI' 273; es decir, por 263 millones más. Esto es debido
en gran parte á la liquidacion de la Caja de Depósitos. Y aquí
debo hacerme cargo de una pretension del· Sr. Figuerola.


El señor Figuerola se envanecia ayer de haber liquidado esa
Caja, y lo contabn como ulla de sus glorias, cuando rué la mayal'
de las injusticias, como demostl'é en otra ocasiono i Presental'
como gloria suya esa liquidacion, cuando con ella se sacrificaba á
los acreedOl'es (Iue mús dere(~ho !(miall á ser considerados! ¿ Ol-
vida el SI'. Figuerolu (IUP unos oran a(~reedor($ por depósitos
voluntarios y otros por depósitos forzosos? ¿Olvida que habia en
aquellas cajas intereses de menores, de pueblos, de familias, que
tal vez 110 conlauan con otros r()(~ursos? Si, por otra parte, con la
liquidacion de la Caja de Depósitos hubiera el Sr. Figuerola pues-
to término á la Deuda notante, telldria alguna razon para ellva-
necerse por ese hecho; pero ¿ 110 yuplve acaso á estar la Deuda
llotante á 972 millones? A este paso, dentro de otros dos ailos
alcanza de nuevo la Deuda flotante la cifra que tenia cuando la
Caja de ()cpósitos. El presupuesto de 68 á 69 no era mús que dí'
2600 millones; el presupuesto actual segun el SI'. MOl'et, sube á
2904,; advirtiendo que hay aún que agregar á esta suma otl'as im-
portantes, de las cuales hablaré despues. ¿A dónde vamos Ú Plll'U!'
por este camino?


R¡'('uerdo qUí' ('uando los progresistas mandalJan rn f 81)4", la




- i64:-
cifra del presupuesto alcanzó por primera vez la de 2000 millones:
es muy posible que por poco que sigan mandando, llegue esa
cifra á 3000 millones. ¿Y son esas las economías de que hablaban
desde los bancos de la oposicion?


PI y MARGALL.-23 de Diciemb¡'e de 1870.


Empiezo, pues, esponiendo el estado en que relativamente se
encontraba el Tesoro público y la Contaduría de la Deuda, en
dos fechas distintas, en 30 de Setiembre de "-868 y en el mismo
mes y dia de 1870. La Direccion general del Tesoro público nos
suministra el dato siguiente: .Xota de las obligllCiones que se
hallaban pendientes de pago por todos conceptos en 30 de Se-
tiembre de f868, 2.i33.tl08.067,80 reales.» Yen 30 de Setiem-
bre de 1870 arroja esta misma cuenta un saldo deudor de
2.784:.665,2;')0 reales. Me propongo, seu ores, dar un solocarác·
ter de unidad á las cifras, y tomar como unidad el real para no
confundirnos entre pesetas, escudos y reales, cuyas tres fórmulafl
desgraciadamente se están usando y confundiendo en documen-
tos oficiales, llUci{)tldotlos cumet(~r equivocaciones por este moti-
vo. Además, el estado precario de nuestro país creo que mús bien
exige nos espliquemos con el real, coniu unidad más baja y tra-
dicional entre nosotros.


Resulta, seiíores, de estas dos cuentas, (Iue la del 30 de Se-
tiembre de 1868, comparada con la de igual fecha de 1870, ar-
roja una diferencia de más de íWi.Hi7,f86 reales vellon á cargo
del Tesoro.


Así mismo la Contaduría genel'lll de la Deuda pública nos hu
remitido un estado comparativo de la Deuda emitida y en dI'-
eulaeion, que comprende el capital, interps y ml1ol'tizneion ell
:30 de Setiembre de 1868 y en igual fecha del eorrienle auo. En
30 de Setiemb¡'e de f8U8, nuestra Deuda emitida ascendia ú
22.288.3fO,597 reales; los inlel'eses anunles de este capital re"
presentaban 673.293.035, y la amortizacion de aquel auo flgUl'a-
ba pOI' una cifl'a de '10.868,000 reales. En 30 de Setiembre de
t870 la Deuda emitida ascendia á 26.781;'4:'1.7,370 reales; los in-
lel'eses anuales de este capital ú 81R.799,57'l y la amortizacian
'I,¡¡.929,000.




- 165-
Apal'cce por consiguiente de la comparacioll de estas dos cuen


tas, que el capital emitido en 30 de Setiembre de 1870, compara-
do con el de igual fecha de 1868, representa una diferencia de
í.í97.i36,773. De aquí hay que rebajar con cargo á atencio-
nes ereadas 1)J1 aiios anterior!!s las partidas siguientes: por dis-
minucion que ha sufrido el capital de títulos del 3 por iOO dados
r,n garantía dn préstamos, unos iOO millones; por obligaciones
,le ferro· carriles creadas para subvenciones en estos dos años,
otros iOO nproximadamente. Hesulta, por último, que de los
LHJ7.I36,773 hay que rebajar 200 con cargo á otros presupues-
tos anteriores, y queda por consiguiente como cargo de cantidad
f'mitidn en pstos dos aiíos la de ~,300 millones próximamente.


Examinadas estas cuentas r~on relacíon al capital, pasemoO'\
rthora á examinarlas en su relacion con los intereses anuales que
devengnn. El aumento de intereses desde 30 de Diciembre de
i808. á igual recha de 1870 por Deuda emitida es de 150.569,539
reales.


y rebajando 10 millones por la disminucion que ha sufrido el
('apilal dado en garantía de títulos del 3 por iOO y por las obliga-
ciones de ferro·(~arriles ereadas para pago de sulJVenciones, cuyos
réditos en númrros redondos fignra 10 millones, resultará siempre
'[ue el aumento de intereses en los dos años hasta el 30 de Se-
tiembre del corriente por el concepto de esta cuenta de emision
de Deuda, es de HO.iJ6() ,u39 reales. Suponiendo tambien natu-
1'almente que los 6tH millones y pico que resultan de exceso de
Deuda flotante por las cuentas del Tesoro de que ya hemos hecho
mrrito, han de cobrar un interés de iO por iOO anual, toda vez
que el gefior Ministro nos pide ahora el 12 para los títulos que
va á emitir, doy de interés á ese (~¡¡pit¡¡l de' 651 millones, el de
65 millones anuales, que agregados á los 1 ~O anteriores rerre-
sentan 205.500,000 reales. Si á estos se agregan otros 5~ mi-
Hones que deben devengar en el primer semestre los 900 millo-
nes de reales cuya emision, pide el sefior Ministro, tendremos
que en 30 de Junio de 1871 los intereses de la Deuda se habrán
recargado desde el 30 de Setiembre de 1868 en 261 millones de
reales. Se deduce, pues, de esta cuenta, que es una cuenta arit-
mi·tica, toda vez que se funda en datos de pura contabilidad y
donde no eabe ninguna suposicion ni cálculo imaginario, que en




- 16f) -
tres ailos habremos contraido la obligacion de pagar un interés
anual de 26~ millones de reales, que Astarán en la relacion respec-
to á los 673.293,03t> reales vellon, que pagábamos de intereses
pn 1868, de una tercera parte de aumento, con más T¡,O millones
de reales; es decir, que en tres años de desastrosa administracion
habremos gravado al país en una tercera parte, más 40 millones
todavía, de toda la Deuda que se ha creado dAsde hace un siglo.
Fíjense bien los señores Diputados en estas cifras, que con el re-
sultado que arrojan, dan motivo para meditar muy sériamente
sobre la cuestion qne hoy nos ocupa.


l\IENDEZ DE VIGo.-H de Diciembre de 1870,


~Qué· ha r(~sultado, senores, de esas innovaciones y ne esto8
sistemas de escuela á que Homos tan in(~alltamente aficionados?
Lo que ha resultado es el considerable aumento de la Deuda pú-
blica que aterra; (lile si se compara con la Deuda de otros países,
es cosa que hace perder toda espCt'anzn. No son 26.000 ruillonrs
de reales los que debemos ya . .El 31 de diciembre de 186R el
capital de nuestrn DEluda era de 22,291.295,097, Y en :H de
Marzo del 70 de 26,a9a.;)1 7 ,027 reales; los intereses en el pri-
mer estado ascienden á 5'!6 millones, en números redondos, pres-
cindiendo ya de los de mas guarismos, y en el segundo á 6!l!.
Pero saben los que entienden de estas cosas que además se pa-
gan otros intt'reses con cargo al ramo especiHI de propiedades
del Estado, que juntos con aquellos, representan la suma fabulosa
de 1.200 millones.


Hay ademils otra Deuda que cstá todavía por consolidar, cual
es el dMicit del presupucsto. Consolidado todo lo que dehernos al
tipo corriente, que á ese no le consolidaria hoy el Sr. Ministro de
Hacienda, tendremos indudablemente una Deuda pública que yo
no creo exagerar, elevándola á cerca de a0.000 millones de reales.


Considerad, señores, la poblacion de Esparra; considerad sus
rentas; considerad su comercio, y comparad esta poblacion, este
comercio, y esta renta con los de Inglaterra, con los de Francia,
con los de Bélgica, con los df' los Estados-Cuidos, y os asombrará
la carga inmensa que á la Hacieuda espafíola agobia,


. y ¿por qué hemos




- lti7 -
vl:nido á este estado! Hemos venido á este estado porque han ral-
tado la continuidad, la perseverancia, el respeto á las rentas esta-
hIrcidas; por la ausencia completa de todo sistema, amparando
('n su lugar la utopia, los proyectos y todo linaje de locuras y
tonterías.


HUIr, GOMEZ.-26 de Diciembre de 1870.


!"ohre estas dos bases han girado la administracion financiera
del ¡;ahinp,te, y ellas os explican todos nuestros actos.


¿Responden los actos á estas aspiraciones? ¿ lIemos satisfecho
nosotros á estas eondiciones qUB nos impusimos, y que seguimos
creyeJl(lo mall legítimas? Vosotros' juzgareis: rntre tanto voy á
exponeros los heehos. Para empezar con exactitud y eontinuar
l'Oft lógiea, yo enlazaré lo que voy á deei!'Os eon lo quP, manifesté
;í In Asam hlea Constituyente al darle cuenta de la situacion del
Tesoro.


Entonces expuse la situacion del Tesoro, y de aquel dato parto;
pero ante todo, me es preciso haceros una confesion, que si mor-
tirka mi amor propio, me es indispensable para cumplir con los
deberes que estc pUf~sto me impone: las cifrns que yo presentó
á las Cártes Constituyent2s en Diciembre último, no eran exac-
tas; dí eomo déficit una dfra que ahora tengo que reetifiear, por-
que el déficit pra mayor. Pero esta rectificacion, eomo verá el
Congl'eso, mp ha sido dictada por la experieneia, pues no era
fádl reuni[' en aquel momento los datos que despues he tenido.


y vengo
ya á la gestion financiera de este Gabinete. Como he tenido oca-
sion de indieal'Os, esta política eontenia dos aspectos distintos: el
HilO, llevar la administracioll {I cicatrizar las heridas, calmar los
rlisgustos que existian: el otro á refol'mar la administracion. Voy
á deeit'os lo que sohl'e este partieular he podido hacer. Las princi-
pales quejas que eontl'a la Hneienda se dirigian, esas reelamaeio-
ciones que de todas partes la asediaban, (¡Ile tantas veces se hi-
cieron oir aquí por boea de los Sres. Diputados dUl'ante las Córtes
r.ollstilUyentes, consistían on lJuo toda la administmcion provin-
cial se encontraba desatendida, porque el Gobierno euidaha solo
de la capital.


Las eIases pasivas de provincias cobraban con nueve y diez me-




- 168-
ses de atraso; al clero no se le pagaban sus atenciones, no ya
desde la época del juramento, sino tampoco las anteriores á ella;
los maestros de escuela se hallaban en una situacion lastimosa, y
si bien no podia acusarse de olla directamente al Tesoro, se le
achacaha indirectamente toda vez que la Hacienda debia á los
Ayuntamientos y Diputaciones provinciales; los contratistas cla-
maban á nombre suyo y al de los jornaleros; y por último, 101'\
intereses debidos por los semestres de la Deuda estaban desaten-
didos: al mismo tiempo las provincias vdan f[Ue pagahan, que por
medio de los giros, el dinero venia á las arcas centrales ,; y no
dándose ni buscando explir,aeion de ¡)~!os hechos, se inrlignaban
y quejaban, aeando contra el Gobierno una situaeion que pOl'
momentos se hacia amenazadora, qun era una difieullad grave
para cualquier Gabinete. Era, pues, necesario, sobre todo para
el nuevo Ministerio, poner remedio á este mal, y yo creo que
lo hemos puesto. Las clases pasivas, no solo han sido puntual-
mente satisfechas, si no que se les ha podido ir indemnizando de
sus antiguos sufrimientos, pagúndoles por cuenta de sus atrasos
todo lo que ha sido posible. .


l\ucstl'O segundo olJjeto t~l'a el de aumentar
las rentas y rehacer la arIministracion t!ueJJl'anta¡lfl Y perturlJada
por el movimiento revolucionario. Tenínmos ya para est!: fin bas-
tantes elementos preparados y dispuestos por mi antecesor (m el
Ministerio; pero la empresa ofrecia y ofrece todavía no escasas di-
ficultades. Yen verdad, el secreto de nnn buena administracion
consiste en el desarrollo de las rentas públicas, en aumentar los
ingresos, en elevarlos por una buena gestion; ó lo flue es lo
mismo, en hac,er obtener mayores productos con n1l'nor molestia
del contribuyente. Esta es la base axiomátiea dn toda administra-
clan financiera; y á pesar de Sl1 sencillez, es tambien el más útil
de todos los procedimientos. La baja de las rentas hahia llegado.
En este punto no hay por qué examinar ni hay tampo(~o por flué
analizar la causa de esa baja, de todos conocida, como conse-
cuencia del período de Interinidad y del sacudimj¡~IlLo revolucio-
nario. El ministerio ha hecho lo que ha podido en este ¡~:Jmino y
vosotros vais á juzgar del valor de sus esfuerzos, por los resulta-
dos que voy á exponeros.


MORET y PRECiDERGAST (J/inistro de lIacicl!lü¡). - 16 de Mayo
de 1871.




- lfl9-
Y , sellO res, si puede hahlar alguna cosa más desacreditada que


d partido progresistn, es ciertamente esa fraeeion llamadn econo-
mista, (Iue se creó sin más objeto que el de sacarnos de la anieti-
va situaeion en que estamos en Espaiía, sin más ohjeto que hacer
la l'evolueion (~eonómiea,; y en vez de hacer esto, ha empeorado
de tnl manera nuestra situneion, que hoy está silbada en toda:;;
pastes. Yo espero que la Cámara dó un un voto de censura al sp-
uor Morrt, no por lo que hn hecho sino por lo que ha dicho. Por
lo que ha hecho, claro es que sr le debe dar un voto de censura
amargo, amarguísimo, pero tambien lo merece por haber venido
¡¡'luí á tratarno~ como á chiquillos.


Pues quP, ¿no viene á decirnos ahora que aquella gran opera-
don del año pasado ()ra una cosa estúpida ó inconveniente? Pues
el Sr. Morel, que asistió á aquella misa, que levantó la casulla y
tocó la eampanilln, ahora viene á decirnos que lo que creia bueno
I'i aiío pasado, en el presente es malo; y me parece que aunque jó~
ven, no está en el caso de ir ti la escuela ti aprender, quP si aquel
hecho es malo ahora, tambien lo seria el año pasado. Por eonse-
rucnda, es el desprecio mayor que se puede hacer á estos cuer-
pos el vcnir en este momento ti decir: «lo que el aiío pasado cra
bueno ahora f'S malo.»


OUENSE.-i!l de l\layo de 187 f.


A torIo esto ohjetahan los satisfechos, aquellos para
qnienes 'la revoll1rion lmhia sido el maná, qne de todo
lenia la cnlp(l el rég'ilnoll cai(10 ~ cuyns cargas ahrn-
mahan 1(( HacieJ1cla regenerarla (le la rrvolllcion; pero
1J(~ aquí (P](' viellO llJl hon¡))re inteligentr y sincero, y
ra,sg'a esta m{¡scara revolucionaria. Oigamos al Sr. Ar-
(lanaz, pnes es interesante lo que dice:


Me propongo, pues, en el dia de hoy, examinar la euestion de
Hacienda en su pasado, en su presente y en su porvenir; las cau·
sas que han producido la situacioll actual, los medios que pucdAn
sacamos de ella, y la ineficacia de los que el GoiJiemo propone ...




- 170 -
De manel'a qWl comparada la situacion aetual eon la que


habia antes de la revolueion, ofrece este el siguiente resultado:


Gastos: De más,
Ingresos: De rnénos.
Déficit anual efectivo: De más.


. pesetas.


Deuda pública en)D . ¡por capital. . .
. l' \ e mas. . .


mrcu aClOn ,Por lulereses y amorllzaciOn.
Déficit del tesoro: De ménos.
Sobl'ante de la Hacienda (¡ue en Oetubl'c de


1868 e['a.
Se ba convertido (m ~Iarzo de 1871, cn 1111 t!()-


ficit de.
Diferencia cn contra de i.o de Abril de 187 i.


7f .380,OUU
1l0,rl69,OOO
i 70.000,000


U31.975,OOO
1!6. 70'~,OOO
H6.77i,OOO


lH.250,OOO


182.i;2! ,000


296.771,000


Habcis vislo, señores Di-
putados' los resultados de la gestion financie[';], y hah()is visto la
grave earga que al país han impucsto las grandes emisiones de
Deuda que se han r(~alizado á consrwenria del sistema (Iue se ha
seguido y actualmente sé sigue. Pero ahora podr:í p"egllntarse:
¡,Por ventnra estas cargas son product" de una gran transforma-
don del mat(~l'ial di) los smvidos p(lhlicos? ¿Se han aplicado estas
sumas que las emisiones han producido al desarrollo de la rique-
za del país y de sus intereses materiales? ¿Se ha cruzado nuestro
suelo eon ferro-curriles, ('anales dI) navegacion ó riego ó con mo·
destas carreteras? ¿Se han mejorado lIueslros puertos ú aUlllenta-
do el alumhrado de nuestras costas? ¡Ah' No, seiíores Diputados.
En este terreno la revolueion ha sido I~omplptamt'[]te pslt;ril.


La primera Cilusa de esta situacioll
económica es evidentemente la falta de seguridad en la r.onS8l'-
vacion del órden público, la instabilidad en que aparecen todas las
instituciones, y todos los intereses, el incierto rumbo, en fin, que
lleva la euestion política; Tiempo hacté flUf) I~~ conocid1'l Jlor lodos
los hombres medianamente ilustrados aquella gran múxima de
que es necesaria una buena política para haeer una buena Hacien-
da. Mientras la política no tome, pUf~S, un rumbo más determina·
do; mientras el principio de autoridad se halle tan profundamente




- 171. -
I[uebrantado; mient['as [a administraeion públiea no est" más lIlO-
['alizada y sea más inteligente; lIli¡mtras las clases productoras no
tengan mayores garantías, así para la segul'idnd de sus personas
romo para el fomento de sus intereses; mientras se hable todos
los dias de un movimiento revolucionario próximo á estallar ó de
una vnsta conspiracion tramada por tal ó cual partido, será nece-
sario recaudar el impuesto á mano armada, cual acontece hoy en
muchas provincias, y será digno de lástima el Ministro que se ha-
lle encargado de la gestion de la Hacienda, Para que esta gestion
sea regular y ordenada, para que los proyeetos y los cálculos me-
jor estudiados y mejOl' preparados no sean IllHl decepcion en la
práctica es indispensable que la política lleve una dil'eecion cierta
y conocida; que el órdeú se halle asegurat!.o;. que el principio de
autoridad esté restablecido; que la administracioll pública, inteli-
gente y laboriosa, solo se dedique al desempeño de su cometido
y ([ue los tl'ibunales de justicia, ó mejor dicho, el poder judicial,
(~omo la Constitucioll lo ha querido, esté á la altura de la gran mi-
sion que la nueva constitueioll política de la Mona['quía le ha en-
comendado. Un rápido eXH-
men de estos contratos confirmará mi nnterior aserto; qlW, más
aún que el estado político del país, ha contribuido á la peligrosa
situacion económica en que nos encontramos, el sistema seguido
en la gestion de hacienda. Basta para demostrarlo, consigna[' que
los contratos f[Ue se han hecho en las épocas más IH'óximas al
l1'Íunfo de la revolueion, SP han obtenido eon mejores condiciones
y á prí'l'io mús hajo filiO los posteriores, los cll:ilf~S han salido ú
precios extraordinarios, siendo así ([ue en la época PlI f[Ue los
primeros se ['palizaron, la perturbarion política era mucho mayUl'
que la del tiempo en que los últimos tuvieron lugar.


No sé si me habré explicado con
bastante e1nridad para hacerme comprende[' de los señores Dipu-
tados, pero la demostraeion no puede ser más sencilla ni más evi-
dente. De las sumas ()l1tregadas por (~l banco de París solo bene-
ficiaba el T~o['o ~2 millones de pesetas y se desprendia de !7iJ
millones de pesetas en bonos del Tesoro. Pues bien; si el Tesoro
no hubiera hecho la opel'aeion con el Banco de Parí~, si se hu-
biera limitado á la negoeiaeion sobre azogues de Almaden, hubie-
ra obtenido por ella 4,1 millones de pesetas y hubiera conservado




- 172-
en cartera sus i 7 tJ millones de bonos para utilizarlos ó disponer'
de ellos como más convenilmte fuero.


Tal era el resultado de aquel contrato, que en realidad no era
una operacion de crédito; era, sí, un monumento imperece-
dero, exigido á la habilidad fructuosa del Banco de París, y á la
generosidad sin igual del Gobierno esparrol que con (o¡ contra tú ...


Las op8raciolles que acabamos de exponer cier-
ran las del p8ríodo de la Reg'encia y la que á ellas sigue E'S ya
del primer Ministerio del nuevo reinado.


Es materialmente imposible enunwrar cua-
les son estos préstamos, porque en realidad puede decirse que
hay abierta en el Tesoro susericion ó un (~mpr{~stito permanente,
limitado tan solo por la~rerta de los prestamistas y por el impor-
te de las garantías de que puede disponer el Gobierno.


Sigue, pU8S, la escala as-
cendente d8 intereses que indicamos en un principio, y fiueda,
m.mi concepto, establecido de una manera clara y evidente que
los sacrificios que el Tesoro se ha impuesto en las diferentes ope-
raciones de cr(\dito que ha rl~alizado, hnn ido creciendo á medida
f[Ue nos hlelllos alejado del momento en (Iue la revolucion estallú,
y á medida que el desó¡'den y el desconcierto creados por ella han
ido disminuyendo. Queda, por lo tanto, delllostrado con exactitud
matemática que mucho más aún que el desórden y el desconcier-
to en la polítiea y en la administracion, ha contribuido á la mala
situacion económica en (Iue nOR encontramos la desacertada ges-
tion de la Hacienda pública.


Pero hay tambien otra causa poderosísima que se une á esta,
y que es capaz por si sola de inutilizar los sistemas de Haeienda
mejor pcnsados. Me refiero á la violacion constante y persistente
de las leyes, que tanto perjudica al crédito de un país, por la ma-
la idea que dá de la formalidad con que proceden los encargados
de gobernarlo y administrarlo.
Las trasgresione3 de la ley nacen en el momento en que la Cons-
titucion se promulgó, y ·en que se fueron dictando I~ IByes que
hasta aquí la han desarrollado.
La primera operaeion considerable que el Ministerio de Hacienda
realizó en el período que acabarnos de indicar, fup el convenio
celebrado con el Danco de París en virtud de la autorizacion con-




- 173 -
cedida por la ley de 23 de Marzo de 1870 para negociar bonos
del Tesoro.


Prescribíase en esta ley que la operacion se hiciese en firme y
de una sola vez; que solo se comprendiesen en ella los bonos de
los ayuntamientos y Diputaciones provinciales que lo solicitaran,
y que la negociacion sobre las minas de Almaden se verificára á
metálico, á diferencia de lo propuesto por el Gobierno, quien
queria que el pago pudiera hacerse en botlos del Tesoro. Con es-
tas condiciones estaba autorizada la negociacion: pero el Gollier-
no no las cumplió. No hizo la negociacion de bonos en firme y
de una sola vez, corno la ley prescribia, y cometió así una infl'ac-
cion manifiesta, que con más elocuencia que nadie proclama el
proyecto últimamente presentado por el Gobierno para la rescision
del contrato con el Banco de París.
Preceptuaba tambien la ley, como hemos visto, que la negocia-
cion sobre los productos de las minas de Almaden se hiciera á
metálico, y el Gobierno, insistiendo en el propósito que su pro-
yecto l'evelalla de que la operaciun se realizára á pagar en bonos
del Tesuro, lo consiguió así por medio de un artificio, que por lo
sencillo en nada se asemejaba al de Juanelo, que tanto fijalla la
alencion de nuestro inmortal Quevedo.
Por último, la hubo tambien en no cumplir la disposicion que so-
lo permitia negociar los llonos de las corporaciones populares
que lu solicitaran. Aun cuando no pueden darse pruebas directas
de esta infraccion, mientras no conozcamos con toda exactitud el
cspedicntc y la Icgislacion que el Gollierno pl'esentará (me lliel'
aho/'a el SelioJ' Ministro de lJacienda 1{1¿e acaúan de llega/' al Con-
f}l'eso !J lu celebro); pero sin necesidad de examinarlos, hay una
pt'ueba matemática de (¡ue la lt'asgt'esion existe. La ley que auto-
rizó el contl'ato, y que lleva la fecha de 23 de Marzo de 1870, se
publicó en la Gaceta del dia siguiente 24: y el contrato COl! el
Banco de París se al'mÓ el 26 del mismo mes y al1o, á los dos
dias de pulllicada la ley; es decir, en una fecha en que era 3llso-
lutamente imposillle que las corpol'aciones populares hubieran su·
licitado entl'al' en la negodacion. Ahora bien, segun el art. 1, u del
contrato de 26 de Mal'ZO , el Banco de París compró al Gohierno
todos los bonos que existían en la Caja de ayuntamientos y Dipu.
laciones; luego es evirlenti~ que se cometió con ello una llueva
trasgresion de ley.




- li'} -
La hay asimismo clara y terminante y manifiesta en las nego-


daciones de Deuda tlotante que el SellO!' Ministro de Hacienda ha
realizado desde que sc publicó la ley sobre Deuda tlotantc en 31
de Diciembre de 1870 ..
Hay ilegalidad tambien en el decreto d8do por el Ministerio de
Hacienda en 26 de Enero de 1871. acerca del estanco del taba-
co. lIay igualmente manifiesta in-
fraccion de la ley y de carácter muy grave, en los contratos cele-
brados sin subasta pública para el suministro de tabacos.


. Hay así mismo ilegalidades en la administra-
cion de los bienes del Patrimonio que fué de la Corona, porque
se ha procedido á la venta de propiedades que por las leyes "igen-
tes estaban esceptuadas de la desamortizacion, terminantemente
las unas, y otras mientras no se hubieran llenado otros trámites y
hecho la declaracion de ser desamortizables. Habiéndose, pues,
hecho la venta sin llenar ninguno de estos requisitos, C3 ·claro
que ha habido evidente trasgresion de la ley.


Desgraciadamente aquí se sabe que han resultado perjuicios de
mucha consideraciou para el Estado y faltas graves y actos censu·
rabIes, quc habrán de dal' lugar á medidas muy severas si sc quiere
conservur, como yo creo, incólume el buen nombre de la Admi-
nistracion, y si se ha de hacer que brille pUl'a su rectitud y lIlOl'a-
lidad. En los Montes de Balsain se han vendido nucas que por su
especie arbórea estaban esceptu~das de la desamortizacion pero se
hun vendido sin expresa¡' que tenia n úruoles maderables; cuando
alguna de ellas los telli:llI en hastante número, se han vendido tln-
lOas por una cabida menor de la que realmente tenian; y se han
vendido en un precio que no llega ú la tercera parte del al'oro fa-
eultativo' cuyos hechos han dado lugar ú viva controversia en la
prensa, y reunidos á otros que t'sta ha denunciado, han hecho
que el sellor Elduayen reclame los inventarios de los valores muo
biliarios que pel'teneciall á UOlla Isabel Ir y de los que se han
entregado ú D. Amadeo 1. o: los espedientes- relativos ú los pa-
tronatos de la corona con expresion de los valores que los cons-
tituian y la nplicacion que se les ha dado, y por último, los rela·
tivos á las ventas de inmuebles del patrimonio, realizadas hasta
3i de Diciemul'e de i870, documentos (Iue el señor Ministl'O de
Hacienda se comprometió ú 11'Hf'l' al COllgreso 1'011 la IJ)'('lIlUl'a qur'




-17~; -
debe. Cuando estos documentos vengan, que supongo será muy
pronto, y cuanuo cstc sefior Diputado ú otro los examine, se verá
lo que realmente haya de cierto en este asunto, y estoy seguro
flue no solo se confirmará cuanto dejo dicho, sino que además se
pondrán de manifiesto cosas increibles, y se harán púLlicos otro;;
muchos defeetos y vicios de que adoleccn estas ventas, los cuales
se huLicran evitado todos ellos si se hubiera procedido con res-
pecto á la ley.


AnDANAZ. - 28 de Junio de 187 t.


Yo escuchaLa al Sr. Ministro de Hacienda eon pena cuando nos
manifestaba hace pocos días la situacion Jinanciera del país y la
bancarrota l[Ue nos amenaza; yo le escuchaba describir con elo-
cuente:.; frases ese famoso contrato del Banco de París, el cual
está gl'abado en vuestra memol'ia dolorosanwnte, como lo está ell
la mia.


Ese contrato para mí, decia S. S., era la muerte; continuarlo,
era ir desangrando al Tesoro; y en vez de levantarme, irme hun-
uielldo poco á poco; así no podemos seguir aLsolutamente. Vino
la rescision, y la reseisioll ha costado al Tesoro treinta y tantos
millones. Pues yo creo <¡ue la situacion política que habeis Cl'ea-
do, se parece mucho á ese contrato funesto: su continuacíon es
imposilJle; su resl'ision nos r,ost:lI'á de segUt'o grandes y dolorosos
sacrificios.


ABARZUZA.-6 de Julio de t 87 t.


AsomlJrado me queM cuando hace pocos dias nos confesalJa
f~l Sr. Moret, desde el banco Ministerial, que la rcvolucion dr Se-
tiembre no habia tenido Hacienda; que la ('evolueioIl de SetiemlJrr
no Itabia hecho lIlás <¡ue lleval' á la Hacienda por los caminos por
donde la empujaban los administradores anteriores; que la 1'8\'0-
lucion de Setiembre no habia hrcho más que seguir los caminos
11el empirismo y la rutina. j Vergonzosa confcsion! j QUl~ rensUt'8
más acerha podria hacer yo de la revolucion de Setiembre Lajo el
punto de vista económicol


¡Qué no ]Jodíais tener Hacienda! Habíais hecho Ulla I'evolueion
1'3uical: Iwhíais derribado una dinnstía. que tenin la doblf~ sancion




- 176-
de la tradicion y la victoria; erais dueiítls exclusivos del podor;
ejercisteis durante cuatro meses la más omnipotente de las dicta-
duras; en uso de esta dictadura liquidasteis la Caja de Depósitos,
violando los principios de la equidad y de la justicia; creástéis, pa-
ra pagar el déficit, los bonos del Tesoro; levantásteis empréstitos
é hicísteis emisiones, y no teníais bastante fuerza para hacer lo que
las necesidades del país ylas circunstancias críticas en que se en-
contraba la Hacienda española requerian. No; la revolucion de Se-
tiembre no tiene ni perdon, ni escusa de ninguna clase: la revo-
lucion de Setiembre tendrá siempre ante la historia Ulla tremenda
responsabilidad en todo lo que se refiere á la gestion de la Ha-
denda.


PI y l\1ARGALL.-7 de Julio de 1871.


Despues de esa época, yo invoco á mis compaiíeros de Gabine-
te y les exijo su testimonio, y si recuerdan lo (lue ha pasaoo, si
recuerdan que en llIedio de esa numerosa incertidumbre, apremia-
do, cuando no tenia recursos de ningun género, imposibilitado
de administrar á consecuencia de los períodos electorales oyendo
el contínuo clamor de las provincias alJandonadns, de las clases
pasivas hambrientas, del clero en la miseria, de las corporaciones
sin recursos, de los trabajadores con atraso, sin crédito el tesoro,
sin recursos la Hacienda, París sitiado, las cajas exhaustas; si en
medio de aquella situacioll, que aun de recordarla me estremezco,
yo he vacilado nunca, yo he dudado un solo momento, yo he au-
mentado sus diflcultades y 8US angustias, ú si, por el contrario,
yo los he animado SiCll1jJl'e, yo no he vacilado en acepta!' todos los
compromisos, yo he dado [rente siempre al peligro, y solamente
lo han conocido ellos euando ya estaba lójos y habia yo sabido
conjurarlo.


Así luché más de seis meses, consagrando ú mi pátria mi ju-
ventud, mi inteligencia y mis fuerzas, en una lucha titánica, pero
ÚSCUl'a y desconocida que mi país no me agradecerá jamás, y que
solo podrá convencerle si vosotros quereis dar de ello testimonio.


MORET y PnEC'lDEnnAsT.-H de Julio de 1871


Es dl,cir, que la ~3cion espaiíola, de continuar rigienJo el pl't'




- 177 -
supuesto vigente, se encontraría con ingresos efectivos valuados
en ~63 millones de pesetas, ú sean, iSaO millones de reales, con-
tra un presupuesto de gastos de 600 millones de pesetas, ú sean,
2,~OO millones de reales, tal es nuestra verdadera situaeion.


La necesidad de los sacrificios es evidente. Hay que acudir re-
sueItamente al impuesto en todas sus formas, {¡ gravar la riqueza
l'Tl todas sus manifestaciones.


SmVAi\'lJO Rmz GO.\lllz.-2 de OctulJl"e de tS7L


Lo quc yo puedo indicar es ljuc habiendo sido honrado COIl el
encargo de formular el prograrrl:l de gobierno del Sr. Duque de la
Torre, tuve el gusto de oir de sus labios en la cuestion de Hacien-
da estas palabras, que trascrihí textualmente: « En la cuestión de
Hacienda, decia con gran p¡"evision el duque de la Torre, es ne-
cesario caminar enérgicamente y sin contemplacion ninguna, en
direccion de la nivelaeion de los presupuestos, haciendo inteli-
gentes economías que no pertur])en la administracion pública y
('stableciendo lluevas contribuciolws ú restableciendo las antiguas,
sill miedo [¡ la impopularidad. J)


Esta es lu única munen¡ de nirelar los presupuestos; esta es la
única maU3l'a de conseguir la nivelacion positiva de los presu-
¡JUestos y no la nivelacion aritmética, el esp()jismo, de qu'e ha
hablado el último dia el Sr. Candau, y de que ha hablado tam])ien
pi Sr. Angulo, digno )linistro de Hacienda, en la comisioll de
Presupuestos. IIacer inteligentes economías (Iue no perturben IH
administt"acion pública; hé aquí la única manera de ¡"ealizar los
cmnp/'omisos legales, de reducir los presupuestos á (lOO tttillones
de pesetas. ¿Lo que ha hecho el Gobierno? Pues esa será en todo
caso su única gloria. ¿No lo ha hccho? Pues esa será tumbiell Sl¡
responsabilidad ..


Seiiores Diputados: El Ministerio de Fomento, en la
realizacion de sus economías radicales, ha faltado oÍ todo, a])solu-
lamente [¡ todo, á la justicia, á la equidad, á las obligaciones de
lo pasado, á las necesidades de lo presente y {¡ las prescripcione~
del porwllil': [¡ todo se ha faltado en el Ministerio de Fomento.


NAVARRO y RODRlGO.-Hj de Xoviem!J¡'e de 1871.
1'2




- 17H -
Las quintas en mi país, seilores, ha sido lo más rxplotndo que


ha habido contra nucstl'OS nmigos que croen que en tal ó en cual
!(lrtna debe haber un ejército permanente y sorvicio obligatorio.
Pues bien; los paisanos, no solo do mi país sino do las demas
provincias, han creído ver en la promesa del SI'. Presidente del
Consejo, repetida una, dos y tres veces, de la abolicion de las
quiutas, ó el reemplazo voluntario del ejprcitu, ó la abolicion del
servicio obligatol'io, y si no ora esa la mento del SI'. Presidente
del Consejo, si la abo licio n de los quintas no es mú::; que IllIO mo-
dilicacion del actual sistema, yo dejo á la considerncion del Con-
greso la moralidad de este medio con que se nos ha atacado en
muchas partes ..


Señorps, no tendrC' yo quo descender {¡ la demostra-
don de estos hechos, ni dudat'á nadie de que lo que lamento se
ha practicado. Todo el mundo sabe que los empleados han sido
s!!parados. ¿ Qué dig'o empleados? la administracion en masa hn
sido removida ante el período electol'al; y por cicl'to que en estas
grandes remociotH~s no todos los empleados han correspondido dI'
lo que de ellos Sl~ esperaha, ni por su moralidad, ni por su apti-
tut.!, como al fin ha tenido que reconocerlo el mismo Sr. Zorl'illa
ell uno dc esos discmsos á la inglesa, {¡ que S. S. es tan nftcio-
nado.


llLLOA (D. Augusto.)-19 de Abril de 1872,


En esta exposicion resulta la gravedad de la situacion econú·
mica en que nos encontramos. Un défieit enorme, una deuda llo·
tante abl'Umadol'a y la falta de Un presupuesto de ingresos, son las
cuestiones que pOI' sí mismas se plantean y que urge resolver.


CAMAI:110.-H de Mayo de 1872.


:->eiíores, conft!!so quü esta segmidad me asombra. ¡Mirar el por-
venir con tranquilidad cunndo se tiene un déficit que no se cubrr
despues de haber empleado los ú\timos recursos! ¡Cuando se dejan
todavía más de 1,000 millones descubiertos! Y si teneis en cuen-
tn que {¡ e~10s mil y tantos millones debeis agregnr el déficit que
rpsulta del ejercicio ((1](' \-:1 Ú ('mpezar ('11 rl mr8 de Julio, recono-




- 179 -
ddo ¡¡al' ellllislIlO Gobierllo, si agregais lo lIuC illllJol'tarán los in-
tereses de la Deuda notante que queda, no 110tando, sino consoli-
dándose y pasando al ejereicio inmediato. ¿Con qué cifra vamos á
cerrar el descubierto definitivo? j, Serán 1,;;90 millones? ¿ Serán
2.000 millones '1 i QUt', s{~ yo! ¡Y todavÍa llRblais de porvenir!


SA:-i¡¡oú.-6 df' Junio de 1872.


¿Qll('~ dia 11fI querido deeir el SI'. Ulloa a I declarar al Gobierno.
¡¡orque al GoLierno se dirigia, ú al declarar al partido radical, si es
que por equivocacion lo hizo, que era una calumnia, y que era una
ealumnia indigna el que se dijera que los fondos á que el expedien-
te de los 2 millones se refiere se habian gastado en las elecciones?
¡Qué es lo que quiere decir el Sr. Ulloa '1 ¿ Que él al1rma que no se
gastaron en las eleceiones, que no fueron para las eleceiones? ¿Que
no se distribuyó, que no se dió ningllna (,,:lIItid:ld, ni {¡ los golJerna-
dores ni á los calldidatos, para las eleceiones? ¿ Es esto lo que ha
querido decir el SI'. Ulloa? Yo no he afirmado lo contrario, yo no
tengo quc G\'l'riguaI'lo.: lo he dicho.: yo no he pl'Ovocado ni 1)1'0\,0-
eoré cstn c¡¡cslioil; yo !lO leng'o (¡ue deeir á (IUÚ se destinaron esos
2 millones; yo no he dicho quc fueron para las eleeciones, ni qUf:
fueran pal'a otra cosa; lo único (¡ue diré" y no he dieho hnsta aho-
ra porque yo soy un hombre honrado y ereo á los demas lo mis-
1110, mientras no tmlga motivos para suponer lo eontrario; lo
único que dil<' es, que no me ha pnsado por las mientes que el
hOlllhr(~ ú quiell yo (:olloeia hoee diez y ocho Oiíos, y á quien ita-
Lia tratado, y {¡ quien eonside¡'nlJa, y ú ([uien todavía sigo que-
l'iendo, podio 118lJel'se quedado para su uso particular ni con un
solo rJ'ntimo de esa eantidad. Es la primcl'a oeasion que tengo dc
decirlo: no me cuesta nado hacer esta dedal'aeioll; pero en cuan-
to ú la inversion que sc diel'G á esa suma, esto no es cuenta mia.
yo no he hecho ninguna aeusaeioll: ¿it quC', pues, las pl'oY()caeio~
nes, {¡ qué hGblar de calumnias? ¿Se tomaron los 2 millones de la
Caja de Lltramar, separándolos del destino que tenian? ¿Xo? Pues
no es it mí, no es al partido radical ú quien le toea averiguarlo:
hable cuanto quiera el Sr. lilloa; pero no hable, pero no hable di-
rigiendo acusaciones.


RUIZ ZORRILLA (P/'I',~i¡fI'¡¡11' dP1 nmlsl~i() dl'J.'Jinisf/'lH),-to:deOc-
1ubre di' 1 Ri2.




- 180-
Pues hien; yo, aunque incompetrmte, Yoy á decir que exami-


nando los actuales presupuestos y todos los posteriores á la re va .
lllhion, no se nota diferencia alguna esencial i~on los del antiguo
r{'gimen, como no sea el aumento creciente de las cargas Pl'lbli.
('as y la creciente dificultad de salvar la Ilnciemla espaiíola y el
¡'I'rdjto del Estado.. .


Pero ved nquí qlle cuando parecia constituida ulla si-
!lIacion civil, presidida pOI' un homhre iflle por Sil prestigio ('11
el país habia logrado subordinar el e]¡~mento militar dentro de sll
partido, y se creia que iba á desaparecm' el rnilitnl'ismo que POIl('
miedo y e.'panto t'n los liberales, y que es la única esperanza dl'
los reaccionarios con la abo1icion de las quintns y PI armamento
!lacional, !lO tardan en frustrarse tan lisongeras esperanzas. Qul'
impresion produjo la promesa del Gobierno, anunciada por el SI',
Presidf-nte del Consejo de Ministl'os, en todos los ámbitos de la pe·
nínsula, lo hemos podido apreciar los que entonces nos encontrá-
hamos fuern de Madrid, Todo gímero de hendiciones caia sobr'e
el ~Iinisterio, y era ensalzado el nombre del Sr. Huiz ZorrilIa,
Pero, euim lejos pouian eSUlI', los que por la auolicion de las quin-
tas entendieron si0mpl'e la supresion del servicio obligatorio de
las armas (que todavía se llama en los puehlos servir nI Rey; tal
idea tienen de esta prestacion nacional), de que el pensamiento y
el propó"ito drl Gobierno, ern exigir inmediatmnente la quinta.


« Que roba á la madre el hijo
y el báculo á la vejez,»


segun la br,I1n expresion del poeta popular, que repite el ('eo pOI'
eampos y ciudades! Y como si esto no bastára para labrar Sil
deserédito, proyecta el gohierno una organizacion militar forzosa,
que á la pal' que niega el armamento nacional, mant.ienc IH plaga
dr los f'j¡\rritos permanentes,


S\I.m:RON (D. :\ieolás).- H dI' Octuhre de 1872,


.'Sil \"('ngais con sOfisn1as, yosotros habíais prometido solemlle-
nmllte abolir Ins quintas; y hahíais hecho concebir la legítima es'
PPl'slIza de que no serian pOI' más tiempo los hijos arran(~ados up
lus hl'8zos de sus IlHlilr'!'s·IHII'n S(,l' rn\'iadn~ ni Pjt'rritu. VosOtl'OS.




- 181 -
sin mllLal'gu, no solo conservais el serviciu forzoso, sino que lo
haceis extensivo á todos los jóvenes d.;sde los 20 á los 27 afios,
no solo para los tiempos de guerra, sino tamLien para los de paz;
no solo pHI'a cil'cunstancias extl'aordinarias, sino tamLiell para épo-
cas normales, Xu basta que admitais como volnntarios en el ejér-
eito á todos los que estén dispuestos á eoLl'ar seis reales, ¿Creeis
acaso qne basta el 'dinero para atraer al ejól'cito á los hijos del
pueblo? Es preeiso además eambiar las condieiones dt'l soldado,
para que por medio de volulitarios se puedan eubrir las Lajas de
las tropas permanentes, si es que ereeis que tropas pel'lnallentes
necesitamos existan para la salud y la defensa de la Patria.
Vosotros, que tanto eellsurásteis los contratos con el Banco de
París, contratos tan monstruosos y tan humillantes para la Patria,
l[Ue los partidos todos nos vimos obligados á pedir ó su rescision
ú su nulid:¡d; vosotros vais ahora á huscar en el Banco de París
e[ apoyo y la hase de la Hacienda, Rt'petís las monstruosidades
pasadas, puesto que con ese Banco convenís, no solo soLre ope-
raciones de Tesorel'Ía, sino sobre altos intereses del Estado. ¿lg-
norais acaso que el Gobiprno ha cO!l\'enido con el Banco de Pa-
"Ís el1 que hará un empréstito en deuda consolidada interior y
I!xterior por suscl'icion públicn, pagando los cupones las dos tpr-
eel'as partes en metálico y la otra en papel consolidado al tipo do
:iD por lOO? ¿Es que no sabeis que se ha convenido con ese Han-
eo en que la deuda se garantizará dando pagarés á un Banco Hi,
poteeal'io, que scrú precisamente el Banco de París? Es vNdadera·
mente vergonzoso que el repl'esentante de la Nacíon trate de Jlo,
tenda á potencia con un Banco, por grande que este sea, sobro
tan gl'andes intereses. YosOtl'OS
predicáhais, por fin, la moralidad, VOsotl'OS decíais que era Ill'eci-
so que se castigál'a á los Ministros qlIe !lO la tuvieran, para es-
carmiento de sus sucesores; y sin embargo, no os atrcveis á 1'01'-
mulal' [a aeusacion contra el Ministerio pasado pOl' la t,'ansl'cren-
cia de los dos millones, dando lugar á que se crca que no os
~tl'eveis á tanto, JlOl' tener ellos contl'a vosotros eal'g'os más se-
Yeros que los quc contra ellos podeis tencl' vosotros.
SALMEn()~ y ALO:'ISO (D. Nicolás),-lii de Oetnhl'e de 1872,


l'L'l'O lo que no jlodnl haCe!' nunca una Jl1ayoría sill Jl1cngua de




- 182 -
su fama y menoscabo de su honra, es cerrar los ojos ante el ma-
nejo abusivo de los fondos públicos, abandonar al capricho y á la
concupiscencia de los gobernantes caudales que representan el
sudor y la sangre de millones de eiudadanos; legitimar con su vo-
to honrado la perpetraeion de verdaderos delitos en la gestion de
la fortuna públiea: no podrá una mayoría llevar á caho todo eslo
sin que la opinion del país, l[Ue está por encima de todos los po-
deres, salte sobre ella y marque y selle su Irente con el estigma
indeleble de la complicidad y df~l encubrimiento,


MOUEi'\O BODRIGI:EZ,-29 de Octubre de 1872,


Es más; cuando sucede un gran trastul'llo político, cuando vie-
ne una revolllcion á cambia runa dinastÍn ó perturbar momentá-
Ileamentr á una sociedad, eualquima quP SCHn las eausas políticas
y las causas morales que en primer tél'lnino determinan á un gl'an
pueblo á hacer una de estas I'evoluciolll's, hay siempre una con-
causa económica que viene á determinm' y á d(~eidir el lllOlllPutO
en flue se ha de vf:riricar In rr,yollH:illl1, La callsn c:conómica ve-
nia elahOl'Úlldose en Espai'ia por la aculllltlaeioll il1tesallte de los
dl'ficits: y los emharazos de los últimos ~li!listr'l'ios del I'einado dí'
doiia Isal)!'l II, por la cuestio!l de lI:wiulIlla, y lus 0lwl'aeioues
l'Ofwdas de crédito á que tuvieron que ü[lclar, fueron indudable-
mente una de las eoncausas que eOllll'ihuyel'On Ú determinar la re-
\'olucion; y aun esta tal vez huhipra sido ill1poLPnte si la cosecha
de 1868 no huhiera salido tan cOlIlpletatllellle eSl{'ril, que ell 1I1I1-
chos puehlos de Castilla 110 se cogió un solo gr<1no de tl'igo y hu-
bo r¡ue "endel' rl gauado destiuado ú la laIJor PO)' eantidades in-
sigllifi~anles, y algunas veees hasta regalarlo, Jlu]' no Jlresencial'
PI triste espectáculo de yerlo morir de lHlmbr(',


Si el Gobierno pl'o\isional, salido de la l'0\'olllcion, hu)¡iera pro-
cedido con gran energía en el colJl'o de los impucstos, y hubiera
tratado de worganiznl' la Hadeíl h ell el mislIlo mQmento en t[lle
la l'evolueion estallaba, indudable,n 'llte la Hacienda no se encol1-
tl'aria hoy en el estado lastimoso en que se encurntra, pero el
país se hulJj¡~ra a['ruinado lJor cOlllpleto, Aliviados en cambio los
pueblos, no solo del impuesto de consumos y de la sal, sino del
de aduanas casi por completo, puesto que a beneficio de la revo-




- 183 -
lucían entraron gran número de artículos durante los primeros
meses con gran rebaja en los derechos; aliviados, además del
impuesto de tabacos á favor del cOllt¡'abando; y aliviados en gl'an
parte de la contribucion territorial, que no pagaron, muchos pue-
hlos, aunque no sé yo si lo halmin pagado despues, pudo la Na-
cion rehacmse, pudieron los puehlos reponerse de aque1ias 'in-
mensas pérdidas de tal modo, que hoy, á los cuatro años de la
revolucion, euando han vuelto de nuevo las huenas cosechas, es·
tamos en disposicion de apelar al país y de recargar los impuestos
para reol'ganizar nuestra em?obreeida Hacienda, Así, lmcs, la.
Hacienda so ha empobrecido, pero el país so ha enriqueCido. El
mal, por consiguiente, no es titll grave, mucho mayor hubiera
sido si la cuestion se hubiera resuelto como antes dije, si la Ha-
eienda hubiera heeho pagar al país todo lo I[ue d país debía.


BO;o<A,-8 de Noviembre de 1872.


ltecordareis Ilne expuse la situacion del Tesoro en 30 de Se-
tiemh¡'e de 1871, dos Ó t!'es dias antes de deja¡' yo rI Ministerio
de HDciellda; resulta]¡~ I~ntonccs un déficit de unos sciseientos :f
pico millones de reales; .Y eomo el seDor More!, meses antes, en
Diciemhre a()1 año de 1870 habia calculado con d~tos de la Di-
receion del 1'OSOI'O y ne la Contahilidad el d(;ficil en 1,:300 millo-
nes, y yo habia rcaliZ3do por el empl'éstito 600 millones, no pu-
diendo .ser y no siendo efectivamente el d{-fieit de un aiío mayor
de 1,000 millones de reales, si entonees era de seiscientos y pico
millones, hoy suman 1,600, quedando cOlnp!'ohados los eáleulos
del sellO!' Moret y los mios. Y r¡U() esta es realmente la situaeion
del Tesoro lo he demostrado eon datos r¡ue he tenido la honra de
J¡~CI" •..... Pues bien, para res-
tablecer el crédito, no hay remedi~ mejor que ascgu~ar la tran-
quilidad en Espaiía, admi.nistrar bien, ele\"ar la renta y proclamar
huenos principios econúmieos, buena teoría sobre el crédito, la
teoría de la honradez y de la puntualidad en el pago; porque el
crÉ'dito de un Estado pasa exactamente por las mismas fases qun
el crédito de un pa¡'ticular.


RG¡z GmIEz (Ministru de Hacieilda). - VI, de .\oviembre de Hl72.




- IRt-
SiguifIcaha además el Ministerio radical la eeonollJía más sev(\-


ra y estrieta para llegar á la nivelacion del presupuesto y recuer-
do á la Cámara que este rué uno de los motivos más elicaces y
decisivos para que subiera al poder y para qm~ eontinuára con
gran popularidad despues de tres meses de mando. ¿,Y os pregun-
to en qué ha variado la ley de p['esupuestos del actual Ministerio,
r1e la del presupuesto anterior? ¿Si ha variado no ha sido agravan-
rlo la sitllacion económica? ¿No se ha empeorado esta situacion
con el contrato del llanco de París? ¿No se ha agravado con un
presupuesto de 2,'100 millones, que será de :J,OOO en realidad,
porque habrá un défIcit cuando m8nos de 600 millones, cubierto
con una deuda flotante que representa un 25 ó :JO por 100 de in-
terés eualldo ménos?


FIGUElIAS.-27 de Noviemhre de 1872.


Empiezn nuestro impa¡'cial colega manifestando, que en lin rlr,
.lunio próximo habrá un déficit de cerca de dos mil millones, y si
r,sto fuese exacto, á los que dirigieron la Hacienda cerca de tres
años, mucha responsahilidad les toea por ello, y más si se tir,ne
r,n cuenta el aumento tan considCl'ahle de 18 Deuda dmante su ad-
ministracion.


Se dice en el artículo que nos oculJa) que el ministro de Ha-
eiellda sagastino y el actual unionista se hnn ocupado pUl'a y sim-
plemente en husear dinero, de cualquier modo y á cnolqnic[' [Ir/'!-
(~io , y tOlllO quiera que eso de pum y simplemente ~e presta á
malEwolas interpretaciones en Illrnoscabo de otros, por ello nos
extraflan las rrases de El impa/'cial, al f¡Ue dejamos In ¡'es]lollsa-
hilidad de lo que ¡¡Ii['ma_


Respecto al precio con que se han ['ealizado operaeiolles de cn;-
dito, se CO[1O'ce que el dial'io de la plaza de Matute, ha olyidado lo
que se dice en la Memoria [1l1blicnda reeientrmente por el direc-
tor del Tesoro, rle que algunos préstamos costarOIl al país el :20
por 100; préstamos llevndos á cabo por rninistl'Os radicales, y
cuando despues solo se ha abOllado la mítad de aquel intcrps , ~I­
go liay quc agradecer á los qun mónos quebrantos oeasionaron al
país, y sí los vencimientos de ohligaciones contraídas por ante-
I:iores gohiernos hacian necesario el adqu:['Í[' rondos, dedicándose




- 185 -
estos ¡JI pago de atenciones atrasadas que se hallaban en descu-
bierto, los que en tal (stado dejaron el Tesoro, serán los causan·
tel'. de los nuevos préstamos y de los quebrantos que estos produ·
,JerOIl.
, ~ada han hecho, segun el colega, los dos últimos Ministl'os
de Hacienda pal'a modificar en lo posible la situaeion del Tesoro,
y sin que nosotros alabemos por completo la eondueta de estos,
disculpa tienen los que no han podido realizar sus proyeetos porque
en los pocos días que estuvieron abiertas las Cúrtes , la lueha dI'
los partidos rUl' tan viva, que no permitió diseutir ni aprobar na-
da 'Iue il la Hrteienda se refiriese, pero los que tuvieron abierto
d Parlamento, los que con él contaban para todo, y prueba d"
ello e[ cplebre contrato del Banco de París, los que ningun obstá·
culo encontraban en su camino, y solo dejaron como triste y do-
10l'oso legado de su administraeion, 11.000 millones más de deuda
eonsolidada, un eXI~eso de cuntrocientos en la flotante, sin pag'ar
I¡¡s atenciones más sagradas, las clases pasivas en la miseria, el
clero ahandonado, 108 municipios y diputaciones sin recurso algu-
no, los irnponclltes de la Caja de depósitos sin devolverles 10 que
les cOlTespondia, los contl'Gtistas de obras públicus sin percibir e[
importe de [os libramientos velleidos, y por lo tallto tuvieron que
parar los trabajos en que ocupaban miles de obrm'os, los arsella-
[es con un atraso de consideracion en el cobro de los jornales y
sucldos de los trabnjadores y empleados, y otl'as muchas atencio-
nes desatendidas, [os que tal conducta obserralJHn , el si[elleio PS
lo (¡ue más les conviene.


Si de ello pasrtmos á [os ingl'esos, se observan las 1'l~lllas ell
terrible decadencia, produciendo la mitad de [o que debieran y
han producido en otras ocasiones, y nada se hacia para remedial'
tan grave mal, pues los cont.rihuyentes, aun los más exactos y
fieles en el pago de los !I'illutos , tienen para poder competir con
los 'lue defraudan 'Iue seguir lui ejemplo tan funesto, y se ud-
'1uieren háhitos de dd'!'audacion que des pues es muy dil'íeil ('xtill .
guir,


La administl'Geioll se halla abundonada; no el'a posible otl'a co-
sa euando se prestaba toda la atencioll á operaciones de crédito,
á contratos y cmisiones que llevasen fondos al TesoJ'o, sin parar
mientes en [as condiciones f¡lIe imponian los capita[istas, tanlu




- 186 -
nacionales como extranjeros, pl'incipalmente estos, pues aquellos
no tenian acceso en las regiones oficiales.


El Debate,-23 de Marzo de 1873.


El gobierno ha recibido en herencia de la Monar([uía grandes
r¡uebranlos y profundo desequilibrio entre los gastos y los ingre-
sos. Las atenciones eran todas exigibles, los créditos constituian
los ahogos cOlltinuos dol Tesoro, y la guerra civil demandaba ro-
Cut'sos extl'aordinarios. No era obra de un dia, ni baslaba el solo
esfuorzo de un Gobierno [Jara acahar con tantas diflcultades como
las que el tiempo y las circunstancias han iúo acumulando á des-
pecho dol partido republicano. Apesar do su oposicioll y de sus
adverl<~llcias, pródigamente repetidas, el desnivol del jJresupuesto
llegó á hacerse superior á la riqueza tL'ibutaria del país. De aquí
ha nacido la situacion presento de la Hacienda espaiíola, situacion
el'Ítica y [lO[' dcmás peligrosa, que exige de las Cártes Constitu-
yentes estudio jJl'Ol'undo y yaronil entereza para resolverla.


El GolJicl'llo ha procurado, dontro dc sus primiti\'as faeultades,
cxponcr con verdad la situaclUll del Tesoro, triste legado de otros
partidos y de ot)'ns instituciones, y consignnr pi halancc de la Ha·
cienda, inveutario aproximado de lo que Espafín tiene y de lo que
IR Espafía debo á SUR acreedorcs.


(;}Iemol'ia prcsentada á las Cál'tes Constituyentcs por Juan Tutali.
-1.0 de Junio de 18i3.)


Antos de tel'lninar o~t(! r:lpidísitllo ['('Sltnl()ll de nuestros princi·
pios, uua cuestion dirieíl, un [la\'oroso problema nos sale al paso,
y algo es prccisp que digamos sobre esto PUlltO, pucs no solo arecta
á la vida dc todo gobicl'llo, si 110 hasta ú la llama del país. :'\os )'('-
fe)'imos ú la cucslioll dc lIarienda.


Xo hemos de hacer prumesas ilusorias, no hemos de dirigir,
ni por lo pasado, ni por lo presente, el más ligel'o cargo á la más
leye acusacion á nadic: La situarion es tnll gravc, la cL'Ísis polí-
tica tlue hit medio sig'lo pesa SOb¡"2 Espaiía, ha comlili.~ado 01
problema financiero de tal suertc que en la inmensidad del daiío,
para todos los pnrtidos hal)l'ia quizá terriblos rcsponsabilidades, si
entl'e todos hubiera de repartirse aquclla tremenda carga. Tiempo




- 187 -
há Ijue el Tesoro dve, si aquel vivir es vida, bajo una deuda flo-
tante que de sí propia se alimenta, que con las angustias diarias
crece, filie con Sil inmensa pesadumbre almuna, Tipmpo há flue
el jJresupuesto se salda con un enOl"ll1e déficit Ijue devora nuestros
recursos y mata nuestro crédito, Ticmpo há, en fin, quc la admi-
nistl'acion, sujeta á jos vaivenes de la política, y carcomida por el
cáncer de la empleomanía, ni administra.las relltus, ni fomenta
las existentes, ni puede crear otras nuevas,


Se acude al crl'dito y se consolida la lhmda flotante, operaeion
sielllpre neCf~sariu, pero el déficit se reproduce y los iutereses de
la consolidacion desnin~lan aun más el presupuesto; y el dNieit,
creando Deuda I1otante, y ésta otro mayor déficit, y las cl"Ísis po-
líticas elevando m{ls y mús los r('ditos de amhos, son tres térmi-
nos que periódicamente se reproducen en s{:rie 110 interrumpida,
Ú cuyo fin está la ruina,


y sill cmhargo, por más que la situacion de la Hacienda cspa-
iíola sea gravísima, no lo cs ta:110 como indicau los tipos de nues-
tros ya lores ;' fúcil nos seria probar con datos il'rebatibles y con
c:itleulos segul'Os, que si fU(:SD tll'I11(' y d('sl'l~.iada la situacion polí-
tica, si la Hacienda do sí propia dependiese y no de catadismo~
glllJel'llaml'ntales, nun en el r:nso ()xtremo de unn lJancal'I'ota, aun
contando eon él mayO!' d(~¡¡eit, y pOl' (~onsiglliente, con la mayor
rcduccion en todas las deudas, la cotizacion de nuestro papel ha-
hria de ser muy superior (¡ la adual.


.\"0 indica el tipo de) hoy tan solo insuficiencia el! la hipoteca
llaeional, indica tl~Ill()\' <le IIIW esta hipotDcu, gr:llld() {J pWluefín,
se dcstl'Uya, de que la patria ~c dl~sh8ga en cantones; de (llIe cada
canton autónomo gUlll'cle para si bosques, l1lillnS, salin'ls, caminos
y euanta~ rifluezas nacionales Iwy encceradas en l'l contorno de
sus fronteras; de que todos nieguen á la llacienda ('.entral sus le-
gítimos derechos, y ou SUllIa, de que la unidnd finnnciora se rOlll"
pa, ~o es ya tielllJlo ele liljuidaeion en p('l'didn, que esta jamás
podria ilegar al 8', por 100 de los val()l'(~s notllinales: es tipo dl~
pánico político, que ni estú sujeto á cálculo, ni encuentra límite
IIue le contenga, ni razones qut.: le tranquilicen,


CI'eemos, pues, firmemente que para resol rel' la cuestion de Ha-
cienda, es lo primero resolrcl' la cucstion política; y despues,
cuando el prohlema ecollúmieo quede desemharazadu de ajenas




- 188-
Gomp!iGaCiOlles; cuando todo acreedor vea que los recursos del
Erario, pocos ó muchos, se consagran á cumplir los compromisos
contra idos. y no á sostener la guerra civil en el Norte, á sitiar
plazas rebeldes en el Sud, á rechazar bomiJal'deos inicuos de ciu-
dades pacíficas ó á hundir con media escuadra la otra media en
los abismos del mal'; cuando el amor al tra\)njo renaz¡;:!, y el des-
f'ngaño de las grandes liquidaciones llegue; en fin cuando el pro-
pietario no tema por su propiedad ni vea el comerciante deteni-
das meses enteros sus mercancías en las estaciones del Norte ante
la salvaje barrera de los carlistas, entonces, y solo entou¡;es, podrá
emprellderse la obra dificilísima, pero no imposible, de salvar
tluestl'a homa y nuestro crédito.


Para cuando este caso llegue, ni (¡ueremos acari¡;iar ilusiones,
ni ofrecer imposibles, ni crear dificultades al partido que ocupe el
)loder. No hay reformas que salven la Hacienda en un dia, ni será
posible renunciar en los primeros tiempos á las rentas (Iue existen,
por defeetuosas que algunas de ellas sean, habrá, pOI' el contra-
rio, que reforzarlas vigorosamente como han hecho todos los pue-
blos sensatos y ent"rgicos: lo primero es pagal', y pugando salvar
la honra y el erédito y IIaeer posible la vida; (Iue estos primeros
sacrifidos son la úui¡;a base sólida sobre la cual puede fundarse
un nuevo y regenerado OI'ganismo finan¡;iero. No es la cueslion
de Hacienda cuestioIl dI) partido; de ella depende nuestro porve-
nil', y torlos los homl)['cs y todas ID>! agrupaciones políticas deben
f'oadyuvar á lo gran obl'a de sostp-Iwr l1ue8tl'o el'rdito, que es obra
rminent8111ente patl'iótiea.


()lmlifiesto del pal,tido r(épublieano dcmocl'úti¡;o ( los l'adieales 1
ú la nacioll, 28 de odubre de lH7:l).


Xo somos lIos0tl'US, (~S La iberia, el IH)I'iódko cOllstitucional,
fILie no ya progresista, el que dice:


(' Ya han sido ministros Figllerolas, MOl'd y algunos de sus hrl"
manos de escuela: ¡ojalá no lo hubieran sido! El país ha juzgad"
1'1 Hbuso del CI'édito y la abolkioH de rentas tlorecientes, sin sus·
tituidas, llevados á cabo por el primero. Yen cuanto al segundo,
¿qué disposidoll del sei10r Moret ha dado los fmlos que en la Gá-
tedra ofrecia con su envidiable elocuencia? Bepitámoslo: ¡ojalil




- 189-
las eminencias, los maestros, los sabios no hubieran sido 1l1l1l1S'
Iros! Sacarles del Ateneo, de la Academia y de la eátcdra ha coso
tado caro, muy caro; no sólo se ha perdido el crpdito, entorpe-
ciendo mús y más la marcha económica de la Nacion , se ha per-
dido tambien la gloria que poseer dos al pareeer tan reputados
eeonomislas daba á la Patria, la eUflt no puede considerar com()
eminencias en el terrello de la práctica ú los que en el descmpriío
de su cometido no hall estádo siquiel'a al nivel del (¡Itimo de 1",
I'l'incipiantes. ¡Mal recuerdo dejaron 103 haeendistas saIJios!'


Rl TipmjJo -~ dr niriemhre de 18n.


EstA capítulo ha de SAr uno de los más elocucntes
y de los más instructivos (le la historia de nue:stra 1'e-
volucion, pues él nos dice como satisfacieron sus auto-
rcs la promesa de poner órtlell (m la Haciemla, C0l110
introdujeron economías y rebajaron las cargas que
pAsaban sobre los contribuyentes españolns ..... y tal
vez tambien encierre el secreto ele tantas improvisa-
das fortnnas y ele tan II umerosas l'llinas como !H .. mos
presenciarlo. Si sr' comparan las fechas d(~ los clis-
('I11'80S con la dI' los camhios ministeriales. se ObSAl'-
ya1'(¡ que en la haucal'rota to(los los revolueionario:,;
pusieron las manos, sin esceptuar fmccioll algulla,


Yo no sú si {¡ los espaí'íoles les habrá parecido hue-
llO I'l ensayo de monarquía t!r'mocr¡}tica, pero dI' lo
tILW alltecede llle [Jare('e que qllf'dfl aVPl'ig-na(lo qUt' la
f'ttllCioll ks salió uu poco cara.




- 190-


XIV.


La administracion de las Provincias y la de las
Municipalidades.


Sahido es cJlw durante el período reyolu(;Íonario el
Estado routrajo deudas euormes sin disminuir los im-
pupstos y desate1Hliclldo sagradas ohligaeiones; pero
en camhio no anduvieron mas (lesahogwlas las a(l-
ministraciones proYincial y murlieipal> ni atendieron
mejor sus olJligaeiones, ni contrajeron proporcional-
ment(~ menores empeños, segun se desprende de lo
IIlW yamos tí l'('Pl'odllcir, qun, enn ser hastante explí-
cito, uo da lln:l 'id!'a ni siqllif:ra aproximada (lel des-
pilf'arn¡ y dE'slJarajnste qn0 sllfrinrnll las mUllieipali-
dalles y las pl'oyincias.


l/a Hmcido ahora el primer semos!I'!: de 1869, ú sea del aiío
aetual, y debió lwlJl"I'selrs satisfecho ú los nyuntamicntos del 2
al :3 del mes cOl'I'ienle, sin clIl]¡al'go, sin duda pOi' la escasez en
que se eneuenll'n el Tesoro, no se II's ha abonado liada. y como
tampoco percibieron el semestre antel'ior, puesto que, como hr
dicho, lo entl'cgal'on al Tesoro ú eambio de bonos, se encuenll'an
I'n una situarion muy f1plll'adn.


1'IWNF:DA.-!l de .Julio de" 8G!J,


Abolida la rontrillUcion de conSUn1os, todos los seiíores Dipu-
tados saben perfectalllcnte la penuI'in porque están pasnlldo los
municipios y las pl'oyincias, y las dillcultades con que tropiezan
j.JDra cubrir sus atl'llCiOlll'S m{¡s !wl't'ntorins. Si ~horQ les quitamos




- :l91-
los recargos (¡ue están courando sobre la prolJiedad y el subsidio
industrial ó de comercio, ¿no sel'im mayores sus connictos?


p( y MARf:ALL.-H de Febrero de JH70.


Intel'in la situacion del tesoro se despejaba agrabábase lfl de
los ayuntamientos y Diputar,iones, no solo por la falta de rrenr-
gos de la contribucion territorial é industt'ial, sino por la falta ab-
soluta del impuesto de consumos, nsí como In dd personal, en In
parte que los pw)]¡los podian cobrar, lo cual constituye la gray()-
dad de la situacion actual de esas eorpO\'¡](~iones. Y no nos diga
el seiíor MaisotlllaVe, (¡ue la conoce mejor que el Gobierno; la co-
nocemos tanto como S. S. Hcspecto á
las Diputaciont's, el caso no era el mismo. Las Di¡lUtaciones no
tenian en general deudas á favor del Tesoro, tenia n créditos; y si
triste era la situaeion de los nyuntamientos, más irisle era toda-
vía la de las Diputaciones.


FmUEROLA (Ministro di' Hari,'I1r!fI). -ifl de Mayo de 1870.


Pues lo que Ilay que hacer QquÍ es cli('igir In \·oz al JlaÍs y de-
r:irle que no hay 1I1ÚS ('ellledio, ([He todo pHe]¡lo viril, Ilue todo
pueblo que se respeta, I[ue todo pueblo digno, que todo pueblo
que quiere reformar su sistema dI' JI¡¡rienda y p¡lrlir de lo ('ono-
l'ido Ú Ull cOllocillliento mús perfl:rto, d() lo pl'CSclltu ú un pOl're-
nir más perfecto, tiene Ilue nUlllontor las l'(,ntas pi¡])!icas {¡ lodo
trallce. Yo no doy un consejo que no hayn seguido nunca: yo ,
31'r03lrando 1:1 impopulnridad de mis amigos, completamente so-
lo, sin defensa ninguna, sostuve 01 estnnco del tabaco aquí.: y yo
os aspgmo una cosa: I¡ue no lwy hombre en el mundo que pOI'
sus condiciones de carácter, que por su tellljlernllll,llto, que pOI'
su naturaleza, sea IIlÚS amigo I¡UO yo del aplauso: yo amo el
aplauso, deseo el aplauso, soy idólatra del aplauso: (¡uisiera vel'-
me aplaudido siempre, pero jarnús faltando Ú llIi deber.


Pues bien, esto que yo hice aquÍ, ha podido hacerlo el Gobior-
no entonces: no lo hizo. Yo me hago cargo de las cil'cunstmlcias:
yo no olvido, seiíores, la furia reformista que haldn aquí: unos
querian sup¡'imil' In I'pntn del lallneo, otros In lIt' In sal, que se'




- 192-
discutió, y yo contl'ibuí á ello; otros la lotería. otros la de consu-
1110S, que ya estaba suprimida; otros consumir todas las rentas é
imponer un derecho tal á los tenedores de In Deuda púhlica, que
se parece mueho á un despojo,


Todos hnbeis oido eloruentísimos ti iscursos en este sentido, y
luego esta ha el lJUeblo delrás, lll'mado, con sus creencias, con su
inorencia, ron su ignorancia, con Sil inexpel'ipncia , con su tira,
llía, Y () no Sl~ si habia fllerzas hastantl:s para resistir á tanto; pe-
1'0 lo que es yo, en circunstancias semejantes, ú hecho sohre mí
toda la earga de la odiosidad, ó no la acepto,


Ahora vais á ver, soriores Diputados, y se va á contristar vues-
11'0 ánimo, las consecuencias que esto ha tenido, para las provino
cias y municipios, y de consiguiente, para los sí'res más h!felices
que viven del trabajo. No tenian otro recurso los ayuntamientos y
las Diputaciones provinciales, el'an sus rrincipales recursos, los
reenrgos cu la (~ontribucion de consumos, quc se suprimiú; los
recargos en la contrihucion territorial é illdustrial, que se ie qui-
tó' y las inscripciones intransfel'ibles que convirtieron en titulos
81 porta¡lor; y lJuedándose estas ~9 provincias de Esparia y los
\)()OO Ayuntamientos sill recurso, tuvieron que quedar completa-
mellte dpsatendidos cstos servicios, que os voy á leer, y yprei~
si afectan profnnrl:mwnte ni bienestar y ú la moral de los hahi-
lalltpN.


nTTIZ GO~fF.z.-2tl tI!: Diciemhre de 18711,


~Ilma.d esas partidas, considcl'ad lo que reprcsentan en el mo-
"imiento gencral de la produccion y c1c la morl1l, y calculad las
('ons('eucneias, Jlu!'s no hastnlldo esto, pareciendo poeo psto, fue·
ron autorizadas estas provincias y a~·untamientos para converlÍl'
en título al portador las inscripciones intrasferibles, Y aquí tengo
yo el estado que pedí al entonces Sr. Ministro de la Gobernacion,
tille me ofreció traer y que no trajo; mas ya lo tenia yo en mi po·
del', y solo lo redí rara cotejar aquel estado con este; pero psle
liene buen origen; se ~o dobo á In direecion de la Deuda.


De resultas de la autorizacion, han salido al meJ'eado y se hall
malvendido 1,1>67 millones de reales, que representan una I'ellta
de '17 millones dI' "t'AIf's, Y p31'~ m[l~'OI' tlesgl'nciA, y ('01110 ~i ('s·




- H13-
lo no fuera Im~tnllt(', "nis Ú \'PI', Sléiiol'es, tmlaría que seg'un
los datos que nos ha dado aquí el Sr, Ministro de Hacienda, '\1'
¡]¡'!JP,1l por intel'PSI~R Ú I:OI'!l0I':¡eionefl ciriles 6.iO!~,2~O pesetas:
l:fI dI ('ir, que sp mnlYl'nde lo que tenian, que no se les pagan los
intereses y se les dpja sin los recursos qur les pl'opOreion3 han ]¡l
I'jlllll'ihncion ¡]p consumos, In territorial y el subsidio indu;;;II'ial
,:(Ju(: hn U'nido de sucedel'~ Lo que ha sucndido: que 110 se puedrll
cohrar las eontrilJueiol1f:s, y qun hay 1111 grnn eontra!Jando, ¿Quif:n
ya á dm' amparo y npoyo al Gobierno sino esos ayuntnmienlos y
.'sas Dipulacionrs? ¡Y cómo sn lo han dI) dar si ()stán eompleta-
1Ill'nte tlesatendilios0 Pues todo se (,lllaza ('11 estl' mundo, y no es
posirM separal' In [Iacienda púhliea de un país, de la haripnd¡¡
pfll'tiruh1l' f!(' los ayllnl:ll11i8ntos y de las provineias,


Hl'Iz (Jo~(EZ, -2G de DiciernlJl'l~ (11: JHiO,


La administracion provincial y municip81, que dehia sel' pl'ole-
gida y amparada por el Ministl'rio del Sr, Buiz Zonilla, está 1'8-
dlwida al último extremo, y acaso con un ohjeto que ~'o ('nll'e\,>'o
\ q1l(' 1/1IiZ{1 (,ollllligo l1Jltl'PV(' la r.úHlHl'a.


1" ...




- 19~-


xv.


La administracion publica y los empleados.


Llamóse (\ la rcvolucion de Setiemhre la rcmlucioll
di' «la España con honra» porque Sil principal misioll
nra la de moralizar la arlmillistracioll lll'lblica ('ortall-
do abusos, nxpulsawlo ú los pmpleados pn~\'ariC'ado-
1'CS. sepal'audo la administl'acion de lú política, respc-
tando á los emplea<los probos é inteligentes, pi'csciu-
¡litmc!o de las opiniones para la proyision de los
(~mpleos, Ó. como se <leda antiguamente, buscando
homhres para los eUlph~os y no empleos para los hom-
bres. Veamos ('(írno ('umplió pstn parte de Sil 1)J'¡¡-
grama.


Durante la administracion del general O'Donllell, se dijo qm',
aDUI'rido por las continuas quejas de inmoralidnd de los emplea-
dos, de los repetidos alzamientos de caudales por infieles deposi-
tarios, habia exclmnado en un momento de malhumor: a Puf'~,
seiíor, por lo visto, ESjlaiía es un presidio suelto,» Que el C'l'lrbrr
general lo dijese Ó 110 , es lo que menos importa; lo malo es qUl',
por lo ,'isto y lo que se ve, si no lo dijo, pudo deeirlo con Ibuda-
mento,


Apenas hay dependencia de la que no se oiga hablar en senti-
do gravísimo [l31'U la honra de los que la desempeiían : denuncias
hechns á la luz del dia han motivado el nombramiento de comi-
siones especiales para examinar documentos y vigilar la Duena
grstiou de las operaciones, y ayer mismo, segun lloticias de Cuba,
1,1 mismo eapitan general en persona ha creido necrsario il' á pre-
senciar los adeudos de la aduana,


iCúrnn no Ita dr hnbf'l' d¡;/ÍI'it, ~i "Jl I'! alidad ¡lasa lo qlW ~p di-




- 19ti -
ce? "Para cuándo son la cadena perpetua y la argolla, si á los em-
peados infidentes se les da por único castigo el que vayan á go-
zar tranquilamente del fruto de sus rapiíias, si es que, merced ú
la illlluencia IIue da el dinero, no logran otro empleo mayor'!


El mal 110 es de ahora, esto nos consupla; es de tiempos leja-
nos; de aquellos tiempos en que ni en hipótesis se podia decil' la
,-erdad; pero de algo ha de seNil' la I'I'volucioll.


Ya ronocemos que un cáncer no se cura en un dia; que la in·
moralidad está arraigada de tal manera que es difícil extirparla:
!Jero 6lJa/'(( cuando son el/liNfO y p[ (llego?


Es Ul"gente que SI) ponga remedio al mal antiguo; pero es in-
llispcnsalJle tambien I¡ue se adopten medios para que no retoíie lu
t'nférmcdad. Es indispensable que los empleados tfll1gan seguridad
de que no serán destituidos sin fundamento, de que serán consi-
derados segun sus méritos para los ascensos, y es necesario quP
~ean bien retribuidos.


Si no se hace esto, aunque por el pronto se llegase á mejorar
la situacion en este particulfll' , volveria , muy pronto tambien, ú
rnalearse, ))


La t:1'1Í/!icrt di' Catatwla -23 de Noviembre de 186\-1.


El nombl'amiento de empleados está circunscrito á las plan ti lIas
que constan en el presupuesto. Si S. S. se refiere á personas, ya
sabe la inmensa dificultad que eso ofrece, puesto que habi¡\ndosf~
renovado hace t['es meses casi todo el personal de Hacienda, s!'
hacell indicaciones para que vuelva á renovarse. Yo respeto eso
mucho, y eomprendo la nntural insistencia para que esto se vel'i-
tique; pel'o no hay UIla ley de empleados: los pretendientes ase-
liian y atosigan á los Diputados, y estos á los ministros, yaunqUt'
!Jor tandas estuviésemos renovando los destinos públicos, no C('--
~arian la insistencia y la exigencia ú que lile rE fiero.


FWUlmOLA <Ministro de Haámdal-J." de Mayo de 18lí9,


El ansia de los destinos se ha convertido eH sed hidl'ópiea dt'
~ueldos hasta un punto escandaloso. Anteayer Na, cuando apellas
tu!llia f'xhalallo el aliento pnstrimel'o un dignísinw patricio, ~' ~'a




- 196 -
eorrian por lo~ periódicos nada m~nos que seis nomhres qu~ se
presentaban (~omo candidatos al puesto vacante. Mayor inmorali-
¡jad no puede darse. Escándalo más grande no lo hemos visto ja-
más. ¡Y luego se habla de desól'denes de las masas! iDe desenfre-
110 de las tmbas! ¡ Del ¡¡nsia de goces en las clnsl's del pueblo, y
[le su indiseiplina y de sus intemppraneias!


El mal ejemplo parte de arriba; el desól'den ánilla estú ; arriba
t,stá pi (lesenfrcno y la indiseiplina y la ambician y la aya ricia con
todos sus earact(~res más repugnantes.


Conveng'ulIlos pn que esto llO es libertad, lli justiein, ni revoln-
l'iOlI. iOh I ~i lo que vemos y oimos fuese EspOlia r()n hOlli'((, nos
;¡I'ergonzarí¡¡mos dD ser (~spaíiol(~s. Esto no PS lihertnd, sino íi-
['pnr.ia; lli justicia, sino capl'ieho; ni revolucion , sil/O I'l'patlo dI'
J//Otin Il'illil!i:lIltf. Espwia COJl hOl/m es algo mlÍs grande. más elf'-
vado, mú;; digno y más deeoroso.


El peligro y el deserédito para la situaeion está en los que man-
dan, no en los que ohedecen; está en laR rrgiones del poder. no
t'1I las esferas del pueblo.


\"erdad es que los ministl'os dI' la revoluciono que h~]¡ian de s('r
gigallfP~. SOll pigmeos. "


Rl PW'{¡[o,-20 de ./ulio de 18tj~.


Es pasmoso lo que aquí sucede, seitores. Se ha heeho una revo-
lueion, y las personas que rnits directamente han tomado parte en
ella, son las que se oponen como un obstáculo {¡ la mareha de In
I'evolueion, Las personas que más interl's pareee que debian tenel'
en que la rel'olucion se consolide, son las que se oponen ú que la
I'evolueion se lleve á cabo, sirviendo de apoyo, de ógida y de l'S~
elido á los elementos reaeeionarios. Eso es lo que el país observa,
r de eso es de lo que el país se queja nmarguísimarnente. Viene
la revolucion, y se dice: «Abajo io existente, y vamos á hacer
grandes rrformas.» ¿Y euáles son esWs reformas? Examinad la
administraeion y yo espero eon ánsia que las traiga, y le agrade-
cerl; que las traiga prOllto, para que v!~arnos algo de reformas ad-
lIlinistrativas, porque despues de dirz y seis meses de revolucion,
la ndministracion está como antes; pero el gobierno del país estll
peO!' que <lnt!'s d(~ la )'IWOIUeiOll.
~Oll"l. -17 de Fehrpl'o di' tRíO.




- HI7-
Creimos que despues de la revolucion habian de conclui,' esos
~busos, y por desgracia rigen de la misma manera, y qnizá en
mayor númpro que antes, No se nombra ningun empleado pOI'
sus mÁritos, sino por las recomendaciones que tiene,


En esto yo digo que no hay moralidad, pOI"
que la inmoralidad 110 es solo la del'raudacion, ¡,Hay pOI' ventura,
moralidad en .nombral' empleado de alta categoría á un niiío im-
herbe que no sabe absolutamente nada, (Iue vil á la Universid¡¡d
mientras que su tl'abajo pesa sobre otro l'ulJcional'io de ménos
eategoría y sueldo qlle él? Si para S. S. es esto lIloral, para mí 110
y no hemos herho la revolucion para dejar subsistente la 1II000ali·
dad antigua,


SUII.\I.-H de "layo de tt\70.


Yo. sei'íores Diputados, sabi¡¡ lJCl'I'edamente que [l8t'8 que lu
nwolucion de Setiembre resolviese la cuestion de empleos tal co·
mo la entiendo y la comprendo, tenia qlle ]lresdndil' de muchos
dert)chos ad'luiridos, de muchos intereses legítimos, tenia que ha-
"el', en una pnlabl'a, hondHs y pl'Ol'undas heridas eH e! cuerpo so·
('ial y derramar il raudales la sangl'c que brotara de esas heridas:
pero, seiíores, lo que nillguna I'cvolucion tiene derecho il hacel'
('S derramar esa S8Ilg'l'e, causar esas heridas, sin un plan preco!l·
('.cbido, sin una idea fija, sin un pensamiento científico, y mucho
lIIénos esta revolllcion, ú cuyo fl'ente se encontrahan hombres
'lIW, pOl' su ciencia y por su expel'ieneia, no podian tpner la ps-
(~usa oe aquellos movimientos instintivos de IllS antiguas y pI'illli·
tivas revoluciones. Eso es lo que la re\'olucioll de SetiemlJl'(' nn
podia haeer en ninguno de sus actos, absolutamente en ninguno:
pOI'(¡ue valiéndome de una compal'8cion médica, ú las que soy
muy poeo aficionado, pel'O (Iue nn est(~ cnso creo perl'ectamente
g'l'álicll, os diré que cuando Sl' ve manejar el escalpelo por Ull nu;·
di(~o á quien guia un pensamiento sagrado y humanitario, es res-
petable el dolor que s,; causa eOIl a(lue! instl'ullJellto, es sagrada
la sangre que se derranw con él; pero que cuando ese mismo cs·
calpelo se maneja sin esa idea preconcebida, cuando hiere por he,
I'ir, al acaso, sin idea fija, el escalpelo del médico, seiíores Dipu·
taclos, puede llegar á convertirse hasta en el puiíal del asesino,




- l!JH -
Estas eran, señores, y lo digo como ]Jl'eiunbulo y (~HtlSa Iluiza


de esta interpelacion, las ilusiones que yo habia fundado en la l'e·
volucion de Setiembre, Pero c,reo que la cuestion no exige mas
preambulos, que no debe dársela más extension de la que realmeH'
te tiene, y poniendo término á estas cO'lsideraciones generales,
que quizá pudieran molestaros más de lo (jlle me es I:cito y más
de lo que es necesario, Yoy á entrar definitiva y decididamente en
materia. EH Julio de i869 las ilusiones más recalcitrantes delmá~
l'ecalüitrBnte de los ilusos, habian desaplll'eciuo, y habian llluel'to
por c'lmpleto en lo que se refiere á que la revolucioll de Seliellllm'
pudiera resolver la euestion soeial de los empleos públicos, tal
('omo yo la cOlll)Jrenuo, Un dia y otro habian \'cnido sufriendo
esas ilusiones el dial'io desencanto que todas las mafíanas les rp·
partía la Gaceta, Esas ilusiones, pOl' consiguientr, srfíores Dipll.
tados, aun en el corazon del jú\cn (IUC os habla, que dehiH tenel"
las muchas y muy gl'andcs, estaban muertas y entenadas 'definí·
tjy,lInenle,
~ILrELA (n, Fl'HllCi~cu),-::lIi de ",'Ial'w de 18iU,


Pues bieu,; ulla de la~ jjHgas de la soeiednli
"spallola hace mucho tiempo es la illIlluraliuad, rÍl'us que ha (',01"
I'Ompido y fjealJüdo con la vitalidad de dl'lerlIlinados p,ll'tidos, ,'í·
l'I1S de ([ue hoy no el'ce la opinion que se halla t'xcuto Ilinguno,
pO['(jue la ycrdad es qne hay nquí uua leva(luI'a, uua corl'Íellte, Ult
fermcnto, una eosa que no sé como se engendl'a, en d')!ll!¡; eS(¡l
y á donde se dil'ige, pero que h~cE' clamar ú los pueblos: ,'ell l:UP"
tioll de moralidad, hemos ganado poco, estamos lo mislllo que p..;.
tábamos en igual époea" y esta neusacion, que en el fondo pued •. '
~f'I' g'l'Hndeml'nte injustn, y estar alimeIltada )101' fatales i:lpal'iell-
I'ías, tíene lIlle desapare(~I~r, y el que e~to 110 lo t:otnbate, es pOI'
'Iue 110 eUllocc al pueblo españul, portjl\l~ 110 salle interlll'etHl' Sil-
..;eutimientos, Ú por oli'a eosa peOl', l¡Ue yo no mn cansarl; basta!l'
tf~ de condenar, pues quien no eombate y "¡¡l:llla á todH hora GOl!
la inmornlidad, ¡ipue IlIUdlO adelantado para sel' considcl'Huo 1'11·
harde ausilial' ú cómplice interesado de ella,


Es, pues, necesario ljue las causas, ú más hien las apal'ieucias
oe la IllorHlidad, desapal'ezean y Sl~ esting'an, es indispensnhle fJ!II'
los "allo~ de los espedientes no se retal'den ni se illltieip'~n por' IR




- 199 -
innuencia de este cacique; por la influencia de aquel agente ó por
otras causas; pero es preciso que la admi¡ü:o;traeion. e:o;té al servi-
cio de los pueblos y no los puehlos como un medio de esp lotacion
para la administracion pública.


Es necesario y debo hablar este lenguaje porque mañana se
publicará mi discurso más ó ménos en estracto, más ó ménos
adulterado, y quiero que lo sepa mi país, porque á mí no me due-
len prendas, es necesario, repito que cuando los alcaldes, los ayun-
tamientos ó los particulares vayan á la cabeza del juzgado ó á las
capitales de provincia no necesiten recomendacion del diputado, del
elector influyente ni del ministro ó de otras cosas (Iue me aver-
güenzo el pensar [fue pueden suceder ó sospecharse que sucedan
en Espaiia, aun despues ue esta glorioga y homada revolucion de
~etiembl'e, ú (in de que viendo todos la rapidez, la rectitud y la ju,;·
tieia de la administracíon pÍlbliea vuelvan ú sus pueblos y digan:
"g-racias á Dios [¡ue no hemos necesitado de carta de recomenda-
don, ni regalo, ni dinero para que se nos administre justicia)). .


Es necesario desapat'zcan df'
la jlolítica los homhJ'es tlue (~II Madrid, escribiendo artículos rle
fondo en qlW combaten actos d·l Gobierno, predicando morali-
(Iad, vit'tud y Iihertad, diciendo que el pueblo está oprimido, (1111'
el pueblo rlecesita un cambio absoluto en su modo rle sér, '! pre-
dicando la virtud en la familia y la vida privada, cOIllen en el
)'estaut'anl brillante de Fortlos, cenan en la Ibet'ia, dUet'mell en el
CasinG, y pasan una vida de crápula y libertinaje, sin vivir con
Sil f:]milía, sin hacm caso de su mujer ni dA sns hijos, y van al
día siguiente á predicar moralidad en su periódico.


Es ne(~esario qne á esos hombres se lAS despreeie por todos, y
!~specíalmente por afluel!os á f(uíenes (luieren engaiiar, es decir, ~
los hahitautes de las lit'Ovineías que es menesteJ' que vayan á Ma·
drid y vean la verdad tal mmo es en sí y no como la predkan lo~
periódicos, los periódicos que son un saeet'dote augusto que tia·
die más que yo respeta, cuando son antOl'cha de civilizacion, van-
guardia de la lihertad y hasta fiscales del Gobierno; pero quc SI'
convierten, á veces, en receptáculo de calumnias y en teas incell-
rli;rrias del pueblo sano y patriota.


Rmz ZORlULLA tÍ bordo di! in Villa de Madrúl.-2;j de Noviem-
bre de IH70,




- :200 -
El ~I'. Huiz ZOI'l'illa, consecuente con su cClclJrc discllrso, 1'011,


secuente con sus aetos, con la hOlll'adez y sincesidad de su alma,
lH'ocIamó :l4uí lo que habia proclamado ú 1J000do de 1<1 "Villa d ..
~\Iadrid» y en otras ocasiones. Cuando se presentó C0ll10 Presi-
rlente del COllsejo de Millistros. dijo terminantemente que no sc-
pararia empleados sino Jlor causas de moralidad, ó ú lo menos ú
la moralidad le dió tanta im]lOl'tancia, que decia rlue iba á apartar
la administracion de la política y {¡ ,'espetar todo empleado 'lile
rllenl moral.


Esta es la parte del progt'8m8 (!ue yo juzg'nIJa iIlOpUl'tUllO, ill·
I'ollveniente y ocasionada á gravÍsimos males. Pero si peligTos
pudo ofrecer a! bien público, lo que de segUl'o ha oft'eeido y h¡¡
debido oft'eeer son grandes motÍ\'os de mortiticacion y de pesal'
para el SI'. Hlliz ZOl'l'illa.


Seiíoros Diputados: ¿Puede un gobierno proclamat' esta doctri·
na, este principio y esta regla de conducta, ':i luego sepat'ar al"
hitl'arialllente Ú los empleados pOl' sus opilliolles polític:as"? Cual·
quiera ,¡ue sea la Pl't!cAIlc:ion <}l1f! haya tomado el St'. Huiz Zorrilla
y sus eOrIlpailPt'os ¡dl<l tellido todos sus sUt;ilos tranquilos"t El Sl~­
ilor Ruiz ZOl'rilla, padre de fanlilia y alllantu de su homa, deslJUe~
.In haber dado ese programa al separar empicados, ¿IIO ha tellido
lIingulI remordimiento cn su cOlleieueia t (Xo ha telll1Jlado su mH.
110 ea da vez que firmaba una cesantía? ¿Al firlllurla, no Iirmaba lIlIa
l'I'edell~ial de itlllloralidad para UIJ c.indad;lIw Itolll'ado ..... Así qul'
lIlientl'as el Sr'. Huiz Zort'illa estuvo en el poder, la eosa no IÚ1S")
;¡dellll1tc; pero euulJtlo se llizo la crisis, eUlIudo el Sr. Huiz Zorri·
IIH presentó 811 dimisioll, ¿,es verdad, Sres, Diputad()s, qm) d úr-
dl~n público I'stllviera de tal ll1odo garulJticlo que inspira a!Jsolllla
Cl)ufiallza ú todos los ciudadaJlOs? ¡,!<;s wrdad Sres, Diputndos l¡tl"
aeollteeimielltos que tuvieron ILl~,8t' sembl'arOll la alarma PII 1,1
Jloblacion paeífie8 y S0nsata '! Aeontcetlllicllto,.; que jJal'a dar llla-
yor gravedad se suponinll inspirados. ¡!Jul' digo S() sllponiall! lo
fueroll tel'millantemt'nte por los ilmigos mús ÍHtiulOS de! seflol'
Huiz ZOl'l'illa, ~. S' teniá tudavía en la 1ll<lllO d ]lodel', PI'U depu·
sitario dCé! poder público, deIJía mantener el únlclI y la seguridor!
púhlica; y sin embal'g'o, turbas eOl'l'iall I<lS callrs 1)11 llllHlÍfl'!sta-
!'iones fUl'l'a 'de la Constitucioll y de las leyes, c1allllo gritos suh-
yersiYlJs t'JI1trH el Hl'lll'l'do SOIl'IllIll' de las l;ól'les, Estl' es lino dI'




- :201 -
~qudlus hechus que 1I0 se pueden negar, pOl'l[ue al frente de' C~a
ll1anifestacioll iban el Sr. Mal'tos, el Sr, Becerra, el Sr. Rojo Arias.
no sr si el SI'. "Jontero Rios (signos negativos), Dice S, S. que es-
taba malo alluel dia; pero irian otros. Y se cometió, seno res, un
verdadero escill1dalo, escándalo inaudito; porque yo admito el
res¡¡eto á los del'echos individuales; pero lo que no admito es la
tolerancia y la condescendencia de un coronel de un regimiento
que llevó los músico" del mismo, vestidos de soldados, la noclw
!le H1luella votacion, á dar serenatas y muera,,; contl'a el electo
Presidente de la CiÍnHII'a.


Hom;nu HOBLEUO.-17 de :\ovielllbre de I~i 1.


Dijimos IlU haCl' muchos números que el poder estaIJa rebajado:
'lile 110 reconocíamos en los ministl'os actuales la l'espetabilidad, el
prestigio, los mel'ceimientos y la signiticacion política que tan al·
tos puestos exigen, y (¡ue si ¡¡odia en cierto modo justilkHl'se 1ft
"alta de talla 011 un ministerio de llIomento Ó de oeasion, en UII
ministeriu IHII'('nt,~sis, na imjll'rdolla'i1e tal rebajamiellto l'llando
~!: aspira ;1 l'UllstiluÍI' llllU siluaeiull definida, UBa política d(~II:'I'llli'
lIacla, silluiera sea en 1l01l1IJre de un ilusorio \)3rtido.
llesde 11:Ie,' algullos dias el prl'Íódi(~o ofitial estú dando al pais el
mús funesto de los ejemplos. Como si el presupuesto fuera llllH
herenci<t forzosa que sc lkIJ(~ Ú los amigos: (:OlllO si ('1 deSCllljleüo
huellO ó malo de los cargos de más iniciatinl y de mayol' rl'spoll-
sahilidad interesara sol,) ú la exigua fra<:('io[l eOllstitllida en gu-
lticl'llU (Jo l' UII<\ tenebrosa eoaliciol! realizad" eu la urna, se PSIÚII
ildjudieando desd,' hac() Ul:ho ,lias ú los diputados alIligos dd ,,'-
liOl' Sagasta, sill mús formalidades IIuC UII nuevo l'OIlClII'SO dI' il!-
Il'ligencia (' illCUjlileidacl, UIl "l'rgollzo~o pugilato slJ,stcnino eu liI~
s:lIas-gahinetcs de los 11Iillisll'OS Ó en las habitaciones de S\', SH-
gasta, entre los Uliís oscuros 1" illsiglliflealltes diputados.
El I'ubol' ~SO\1la Ú nuestro rustro; seu timos vergiienzH, uo eOllW
holtlbl'eS de partido sino e01l1O es¡¡alíoles, ]JUr'luc al [ln y a\ ca]JII
si hay relHljHUlieutlJ, si Iwy despl'estigio en el Hito personal de liI
administracion pública, 110 rt)l~al' solo sobl'e el miuistcrio que tales
:Idos ejet:uta, lIi sobre los holtlbres que tantu nllut' demuestran
¡d aceptar t:ar'gos superiores il su eapaeidad, á sus lIlcl'et:imienlos




- ~O:2 -
y á su importancia política, sino que viene á cubrir de oprobio y
humillacion á este país, que tiene derecho á ser tratado con más
respeto y dignidad.


El Imparcirtt.-29 de Noviembre de 1871.


Sobt'e este punto t'S verdadet'amcnte doloroso lo que en algunas
partes sucede. Gran necesidad tiene In mayoría de los jet"es eco-
IJómieos y los administradores de Aduanas de centuplicar su vi-
gilancia, de poner en movimiento una activa, prudente y morali-
zada investigacioIl t¡ue 8\"erigüe la3 muchas o(~ultaciones COIl que
se defrauda el Erario; de aplicar su sagacidad al descubrimiento
de lil~ J'lllsj{jcaciolles de efectos sellados; de visitar con frecuenciA
las expeudedul'ías dl~ los del Estado, y de estimular el celo de lo~
resguardos para que cierren las costas y [as frontcras y para que
pn todas [lortps persiga u el es(~¡ltJda[oso cOUltlrcio ilpgal del l¡¡-
[¡aco.


I;AMACHu.-Circular' de ::!H de Fel)l'ero de 187::!,


Lil moralidad !lO eOlllpl'enrle, Ú mi jllieio, solo la dehilidad ni-
luiual que Jlueden lenel' los agentes de la administl'aciou; yo com-
Ill'endo en la moralidad el órüen en la administracion pública; y
para ello, el elemento primrwo, el n:r¡uisilo mú:;; esencia1, ('S el
que I'l:'almellte no Illel'C'eería en eif'l'to lIlodo , que yo lile oeu[Jal'~
df' M; la fa(~i1irlad en la Inlmitaciotl y ell la resoluriou de los ex-
pedientes. At¡uí , SI'es. Diputados, donde hoy un ~Iiuisterio de Ha-
':!fmda f¡Ue tiene doble númel'o de cmpleados que el ministerio (jp
((aeiellda rt'al!c{>~, Illle tiene tanlos ó cas( lllás que ul de Illglatl:'r-
1',1, hay, sin elllblll'g'o, una direccioll como la dp propiedades ~'
del'echos dpl E~tado, 1]111: tiPIW 17,000 ('xl1l1dipntps att'asarlos , 1 ..
clJal no se COlll)lI'ellde si no se tielle el! eueuta esa multiturl dI'
Pases y revistas IIIW cOllstilllyen r:SfI cS)Jetie de jpl'ga adminis!l':r-
!inL de la ellal uo se saca, d('slllIes de perder tiempo, ni la eSI"'-
l'anZfI dI' ulla solllcion más acertarla.


GUAl\UIA,-:i de Diciembre de 187:2,


Dice tambieu el SI'. Miuistt'u de la GUDrra qUl' 1~01l llIil te(lI'ia~




- :lO;} -
110 pueden formarse hUllIbres de partido, y que no habria progre·
sistas ni liberales que estuvieran desempeñando los destinos de la
Nacion. Aquí me voy á permitir una esclamacion propia de un
paleto: jAve María Purísima! Hace pocos dias, señores, que te·
niendo necesidad de buscar un oficial tapicero para la compostura
de unos muebles, oí con asombro en los talleres que no habia yH
!'sta clase en Madl'id, y que tenian los almacenistas que hacer sus
pedidos á Fl'llllcia, porque todos los que se dedican á esta indus-
tria estaban empleados: lo mismo se me ha dicho sucede con
los de otras muchas cIases; no ha qnedado músico de teatru, dan·
zante, barbero, sereno ni cartero ni nadie en su puesto ó en sus
respcctivas profesiones; todos han ido á ocupar los primeros pucs'
los de la adrninistraeioll. y sobre tuda, los gobiel'l1os de las pro·
vincias. iY todavía no habeis t"ormfldo el pal'tirlo radi(:al !


PU'Imo,-3 de Febrero de 1873,




- 20í-


XVI.


Los consumos,


«(La abolicioll de la odiosa (:oull'ihl\('ioll de ¡'OIlSU-
ltlOS,» (1) fué siempre uno de los doglllas I\i'l [ladillo
progresista" uno de sus medios de hacpl's(' popular.
y Hno de sus escollos al ocupar el poder. Siernpl'f'
qtlfl una revolueion triunfa en España, ya m; sabido
que han de arder las casillas de los empIcados (h'
('onsulllos~ operacion de la cual se encargan los 1<1-
)wrneros, que por punto general son partidarios del
progreso .... y de los aren(Iues. Los economistas f'll-
('argados de la parte cipntífica de la nwolucioll de Sp-
tieulhre~ nos 3l1l111Cial'oll de ¡(:,jos. misteriosamente.
(PW hahian Allcontr3c1o la cuadtatnra (lel círculo, es-
to es, nna contrihuC'ioll eqllitatiYa. (lA fúcil rccaucla-
('ion, para reemplazar ú aquel impuesto qlW sus pter-
l]as y p~plllachel'as rledalll3ciOJws hicieron odioso.
Ll~'gó el dia de hacer e{()l'ti\'as :'US promesas) salió á
luz la ¡;~mmw capitacioll. que no pagaroll sino UIlOS
¡'nantos ill((~ji('es, batiprOll palmas los tabHfllPl'OS. llll-
hl) 1m gran déficit en los ingTHsos del Tesoro .... ~'se
1'(~stahl('C'icí la odiosa. la o(hada. la abominahle COIl-
trihucioIl.


VI'ClIllOS (~sta historia.


,1:ÓlIlO, señores' HClceino8 unH I'evuluciull al gl'itu de abajo los
('onsumos, y en lugar de entendet·sc mmo se debia entender, pn
lug'al' de rebajar del presupuesto de ingl't'sos el producto de los


,1 Prod"m~ dol geueral Primo l';Íg, tu,




- 201) -
consumos, compensándolo por medio de economías, ¿se quiol'e eR-
tablecer un sistema de Hacienda pOI' el cual se dice: «en lugar df'
eso establezco la capitacion?" Esto, seiíOl'eR, es volver [jI Ristf"
ma progresista de la derrama.


En efecto; esta situacion se parece en todo, como un huevo ú
otro huevo, á la situacion del .Ji al ou. En polítiea ~a veis pI
rumbo que se sigue, nos 10 indicaba ayel' el Sr. Bios llosas. En
lo demás tamhiell lo vamos haciendo corrÍo en aquella situacion
~e hneia , y el resultado tiene que ser el mismo; porque el qm'
sigue un camino de tropiezos y llltn vez se rompe en él la rahl'-
za , si se empeiía en seguir por el mismo camino se la rompel'ú
Je seguro nuevamente. Pero á lo ménos en la épol'a del ;i~ al :Hi.
t'l partido progl'esista tuvo pudor durante Ull :liío, aunqur dl's-
pues aeabó por pstahlrrcr la rlPrrama.


ORENSE,-26 dr Junio dr HHiH.


Propone el Sr. Ministro, y acepta la comision, que los pueblos
eubran su presupuesto con las contriburiones indireetas, ¿Quó 1':'\
lo que va á resultar? 1 .. 0 reyolucion de SetirmIJrp dijo «abajo lo"
consumos;)) el gohierno sr' ha visto siempre apurado por la fall:1
de fondos, y no ha hahido llillgun )Jinistro de Hacienda que no
haya acaridado la idea dI' apoderarse de los consumos, dejando
aparte la euestioll de escuel:l, siempre se lt:l \'isto flll esta contri·
IlUcion un gran clemento para llenar las arcas del Tesoro.: J~ á 1)('-
sal' de tratfll'St' de un país centralizado, cuyo Gohierno tielw ejpl'-
cito permanente, y gobernadores ci\'iles, y todas las eondicioJlf's.
PIl una palahra, I11H~ el ]1odnr neef'sita para hacel'se respetar, no
se ha atreYido el Estado á imponer la contI'ibueion de consumos:
¡y {¡ psos p0]¡I'pS [meJllos. hoy sin fuerza alguna, se les dice fjw'
la impongan'


l'rrAl'.-ii de Diriembre de f872.


La Cámara l'er~ol'dnrú perfectamente con qué fuerza, con qUl'
energía se le\'antaba el Sr. Ministro de Hacienda á censurarnos ú
nosotros (mando se decifl si fm Sevilla, si en Zarag'ozu, si en al-
g'un otro pueblo pn que habia Ayuntamientos republicanos, SI' lril-
taha df' restablecrr de un:l maflel';¡ indirl'cta la contribueion (]p




- 206-
consumos. Venia diciéndonos «que la contribucion de consumos
era odiosa, que su supresion era la gran conquista de la revolu-
don de Setiembre, que era necesario que todos los partidos rslu-
virsemos de acuerdo y completanwnte unidos para que no pudir-
I'a volver á ,'eaparecer hajo ninguna forma; • y hoy, sin embargo.
tanto en ~u proyecto, como en el dirtámen de la comision, que
segun acaba de decir el Sr. )Iorales Diaz, ha aceptado pOt' com-
pleto, conviene en que los pueblos puedan volver ú impOllPr eOIl'
trihur:ion tan dptpst.ahlr.


PI y MAIH;ALL.-() de Fe!)l'(:ro de JMO.


I:ontribucion tic consumos. La revolueioll de Setiembrn ha a,~a·
hatlo con ella; pero ahora se quiere que los mismos Ayuntamien-
tos y Diputaciones, que fueron los que acabaron con esa contri·
bucion, sean los que. vuelvan á imponerla. Resulta, pues, que el
~~stado, que tiene la fuerza, que es quien podria imponer esta
eontribucioll, no quiere hacerlo, y lo encarga á esas corporacio-
nes. Por lo mismo, yo digo que si los Ayuntamientos y Diputa-
dones provinciales se quedan, si bien teóricamente. con los me·
L1ios de subvenir á todas ~ms nf!cesidades. en la práctica se encono
Il'arim faltos dr todo.


TlTTAI.-Hi di' Fpbrrl'o tlr' JR70.




- 207 -


xvn.


Las quintas,


La reLaja d~ conlriburiOJwf<. la f<uprpf<ioll de la de
('ommmos, y solJre [0(10 la alJOlicion di' las quintaf<.
Cueron los tmuas de pr('f'prellcia de la rctcíl'iea reyedll-
cionaria y los an7,uplos con qne se pesciH'oll Ú los ill-
cautos. Luego Vül'OUlOS qtW todof< los Ilartidos l'C\'lI-
lucionarios hi('i8ron ~mcesivamente de este asunto 1::!
mas poderosa arma de oposieioll y todos. sin falta!'
tillO, faltaron ú sus promesas una ve7, aleanzado l' I
poder, apelando á subterfugios on que lo odioso com-
petia con lo ridículo (Í negando con siug'ular rlesell-
rado lo (llle habiall prometido pi dia antpl'ior.


Ya IH,mos visto que el general Prim I'rometi(¡ elI
S1l primera proclama la aholicion de las quintas, (~
illl]lol'ta (,ollsig-!lcu' aquí IJlW ,)sta protlama fué apro-
bad::! ('!l la ralllosa l'ellllion dp Osten<le, á la que asis-
til'l'Oll los pl'ohomhres dP1 partido prog'l'esista y los
proholll]Jl'()s del partido republicano. ,\dpmás hemos
dr' n,cordar qlW ('1 (~llt()nepS eoronel Baldrich prolllc-
tia, ú nombm <1('1 general Prim, (~l liceneiamielllo r1pl
,'jéreito luego qn!) triunfase la r('yolncioll. Por de
pronto, ni las Juntas revolucionarias de cada locali-
dad. ni la superior ele 1Iadricl, ni el Gobierno Ill'ovi-
sional euidaroll (le cmnplir la promef<a (lpl coronel
Baldrich. Hemos ele hacer una cx('('peiotl ü favor (le
la .1 unta de A t'g'elltow-l (1) que. eonseellf'llh' con el


\1) Pueblecito de :1110 \·ef·inn~. t-'Il 1:1 pro~IiIJ(·i:I tll~ Rnrl~('lonn .... ¡tuado ~'I
Il,),~ leg-II:l:O: lIt' \fRla r,'f,




- 20R-
pmg-!'ama revolllciollario. decrr!<í la diso!tj('iol1 rlt,l
('jéreito; pero. aí'o]'IUlwdamentl' para 1'1 país. y eOIl
n1l'llgua de los re\'olll('ioJlal'ios~ aquel ejelllplo d<' COll-
s('('llrl1cia 110 el!() seguirlo, (>llllO Sr' ('\llupJir) la pro-
lilesa dc' la abolir'iüll ¡je las (jllilltas ya In salw el país.
~. alto!',1 un.;; Jo VHII ;'1 1'('I'Ol'da1' los Iili"1l10S !'('\,OIIWil)-
11,ll'io",


Lo oIJolir,ioll dI' las quintas y matrÍc.ulns de mal' pilll' la llIiliO-
J'la I'cpublieana, y la pidl' oiJcdl'ciendo ú un deher tÍ(> patr'iotisl1lu.
iI uu seutimiento de hlllnallidad, Aiíos h:we IjlW rsta idra grrmi-
lIa eu la llWlllt! ele 10110s aquellos que sielltnu l:llÍl' nll sU peeh"
eOl'azones genel'Osos. 1'tl!'8ZOlleS hielRlgos, COl'fllOnes "nrdflelnl'a·
IIlrmte libel'3les.


I'arfl apartar este error y otros muchos eI'rores que nublan (,1
¡;ielo polítko de uuestl'fl patria, hemos luchado con la pluma y
t~Oll la espada; hemos rceorrido la senda d(~1 martirio, y !tPI1l0S
sacrificado, no solo llucstm cxisleueia. sino el reposo y has!:1 1<1
vicia df~ lluestl'aS familias,


Así lo eomprendr el pueblo, y apcnas viú rota lJOr la I'e\'olu-
l'ion la mOl'daza quc tanto tiempo há v('nia sellando sus ¡ilbios, se
nhl'icron estos para dar paso al unúnime grito de: (' iabojo las quin·
las y mntrÍC'ulas elr mar'" Grito que vino ú halagar á la juventud,
g'rito que vino ú dar vida ú los anciflnos, grito que vino ú miligat·
1'1 elolo!' dp l:ls poJm~s lI¡:l(lre~, IILle vi('['on en la reyolucion el pa-
¡iurlo I'on (lue iban ú enjugarse las lágrimas de sangl'p qut' hro-
tahan dc su eOl'azon al re(~IIl'rdo de tan tiránica lf!y.


Los manifiestos de todas las juntas reYOlllCionarias justitit'all
lIlis palflbrflS, En todos 1'1I0s, en todos ¡¡IJsolutmnente. se Orl'pel'
esta Vl'ntaja, esta forma, que rl'elama el del'echo, que ree/ama 1<1
jllstieia, que redama la eausa de la libertad. Kosotros (¡ue elebe·
mos ser aquÍ fieles intérpretes de esa !'evolucion,: nosotros, que
tlebemos defendel' aquí los derechos del pueblo soberano, falta-
ríamos á nuestro d(~he[,'Y uesg8l'rarÍamos lIuestra bantlel'¡j si 110
arrojáspmos de nuestro suelo PSI' azote dr la pobre fmnilia qUI'
no tiene un puiíado Uf' oro para eOlrtjJl':JI' UII soldado, ese ¡JIIilnl
'111(' tnlflclrn 1'1 r()J'ilzon dI' las ¡¡lit' nos hall rindo 1'1 ~I'·I'. "SI' Iilll'a-




- 209-
tan que lleva la uesolacioIl y el luto á todas partes. Porque, no
lo dudeis, señores Diputados, las quintas pesan sobre las familias
pobres como plancha de hierro que les quita poco á poco la res-
pirr¡l'ion, dpspues de una lenta y horrible agonía.


BLA]\,CH.-6 de Marzo de J 809.


La preocupacion constante de los Diputa-dos que se sientan ell
los bancos de la oposicion ahora, antes y siempre, ha sido Ir¡ abo-
Iicion de las quintas. ~o es raro, no es estraiio que así suceua,
cuando Ir¡ reforma es de las más importantes que se pueden pre-
sentar. Ella tiene el triple carúcter de reforma militar, de reforma
política y hasta de reforma social. Yo tambien cuando me senia-
!la en esos bancos (sefialando á los de la oposicion) hace afios,
durante mucho tiempo estaba preoeupado; tamlJien yo abogué y
sostuve la abolicion de las quintas. Consignadas están mis ideas
en el Diario de las Sesiones. así como lo están igualmente en un
documento público que vió In luz hace muchos afios, encontrán-
uomr: yo en Oriente cuando fuí á estl¡diar aquella gran guerra, y
al pedir á mis paisanos se dignúl'an nomb¡'al'me su representante
para las Córtes Constituyentes del afio 185<i. Con frecuencia he-
mos ,isla aquí hombres polfticos que habiendo sus ten tado tales
ideas desde los bancos de la oposicion, cuando han llegado á ser
poder pensaron de otro modo, ya sea porque al encontrarse en el
terreno ue la práctica se convencieran de la imposibilidad de rea-
lizar en c'l lag mencionadas ideas, ó bien porque las defeudierOIl
.:on po ea fé, habiéndose valido de ellas solo como arma de partí.
do, como elemento de oposícioll, pero á mí, señores Diputados,
no mr, sucede eso.


Lo que yo sostuve hace muchos afios en los bancos de la opo-
sicion estoy dispuesto á sostenerlo hoy como ~Iinistro de Gobier-
no de las Córtes Constituyentes; lo que entonces proclamé no eIl-
cuentro inconveniente en repetirlo; más digo, tengo una elevada
satisfaccion en sostenerlo como Ministro de la Guerra de este po-
del', no lo dije solo entonces, que á más de cuando me en contra -
ba en la oposicion lo he dicho tarnbien desde Bruselas y en el
manifiesto que tuve el honor de firmar dirigido á los españoles ...


Estamos. pUE'S, de aeuerdo que es conveniente. la abolicion de
14




- ~10-
las quintas, siRtema que se ha hecho tan impopular y cuya paln·
tJra aplico para que vean los seiiores fil'mantes de la propoRicioll
hasta qué punto está el Gobierno de acuerdo con S. S.


RI Sr. Rlanch, que con elocuencia fogosa ha defendido la pl'O-
posieioll de ley, lo ha hecho de una manera (:oneluyente en su
:wgumentacion, y yo no tengo nada que ali:ldir: solo diré en apo-
yo de lo que ha dicho S. S., y cumo otl'a muestra tambien del
acuerdo que reina entre la pl'oposicion y mi pensar, que es el
pensar del Gobierno, que prácticamente he visto yo esa desola-
cion, esos llantos, esas lágrimas que se derraman en los pueblos
cada vez que llega la l'poca en que los I?ijos se han de separar de
sus padres, y mns de una vez he tenido la satisfnceion de enjugar
aquellas lágl'imas cuando la casualidad ha hecho que pudiera re-
dimir al solllado que habia caido en suerte, yolviéndole al seno
de su familia. .


Hay un partido en Espalia que, á pesar del tiempo
transcurrido de3de que rué derrotado, no cede y tiene todavía ele-
mentos para poder perturbar el país aprovec\¡{ll1dose de circuns-
tancias interiores. Para esto se necesita el ej{'rcíto, para hacel'
frente á las huestes carlistas, ú la reacciono ¿Su seiioría cree que
bastarian para eso los intrépidos voluntarios de In libertAd? Yo
siento no estar de acuerdo con S. S. ¿Cómo les he de negar yo la
voluntad á esos Voluntarios? ¿Cómo les he de negar la intrepidez?
No, SAliMOS; pero el dia en que hubiesen de pelear á campo raso
(~on esas huestes montaraces de D. Cárlos, no podrian sostener la
lucha; serian vencidos, y las consecuencias Herian fatales para
Iluestro país y para nuestra libertad.


EL ?lIARQuÉs DE LOS CASTILLKIOS (Jfinist/'o dA 7n Guerra).-G de
Marzo de 1869.


Así es que el general Prim, cuando en Bruselas tuvo que con-
venirse en la bandera que habia de ser el lema de la revoluciono
I1rmó el manifiesto que se acordó en aquel gran centro, en ruya
mayoría estaba representado el partido progresista, en cuyo ccn-
11'0 tenia tambien su representacion el partido democrático: yen
el mismo documento fueron inseritas las dos grandes reforma~,
la :lbolicion de las (/uintas y la de la contribucion de eonSlJm()~.




- ':Hl-
.\sí ¡;::; que los biza1'l'0s jel'es Pierrad, Contreras, Baldrich y La-
gunero, l'll las provincias de Aragon y CataluTIa, se conquistaron
18s simpatías del país, I'eunieron muchos esforzados campeones á
su lado y combal irH'on con gloria, no olvidando ni un solo instan-
fr de decir ir los puehlos que Sf) nCf)rcaba la última hora de la
I'ontrihucion df) consumos, como se acercaba la hora de la aboli-
don de las quilJtas. Hace peocos dias hemos oido recordar al mismo
general Pl'im que al dar Sil primer manifiesto en Cadiz, no olvidó
lo mismo, sino que dijo tambien: abajo las quintas y abajo los
I~onsumos. A lodos nos consta que si habia alguna variedad en las
manil'estuciones dr, las juntas que simbolizaron el pensamiento de
la revolucion de Setiembre, habia, sin embargo, en todas ellas esa
misma idr,a. Creo no ha habido ninguna junta de importancia que
no haya lanzado el mismo anatema, es decir, que no haya dicho:
111m conduido las quintas, han concluido los consumos.


El espíritu de la revolucion de Setiembre está simbolizadb en
algunas afirmaciones y en algunas negaciones, SoberanÍn nncio-
nal, derechos indi viduales, deseentralizacion administrativa: hé
aquí en rr,súmrn las afirmaciolles. No más Borbones, no más quin-
las, no más consuIllos: lié aquí las negociaciones resueltas y ca-
tegóricas, lié nl[ui anticipado el veto supremo del país. Bajo estos
jlié~ están atados nuestros poderes, bajo estas condiciones la Na-
don nos ha delegado su soberanía, soberanía que nunca rs ni plle-
d,> srr la omnipotencia. .


CASTEJ01\ (J). Ramoll).-iO de ~Iarzo de 1869,


El sistema liheral de gobierno es un sistema de trallsaccioll.
Purs hien; yo digo, y llamo la atencion sobre lo que ha pasado
I~stu tanle, (¡ue lIovian como todas las ta['des (y aquí voy á la cueg-
tion), exposiciones contra las quintas; yo pregunto, Sres. Diputa-
dos. yo pl'Cguuto, para esto de la oportunidad lambirm, para que
1'1 Sr. Presidente comprel1'la que no me salgo de la cuestion:
¡:¡'JüdíaIllOs nosotros dejar de presentar en el mes actual, á princi·
pios del llles actual, la prüposicion de la abolicion de las quintas?
~lJsotros \lO podíalllos dejur de presentarla ni consentir que cuan-
do viene PI mes de Abril y renace con todas sus galas la naturaleza,
mueran rn Espaiía 108 corazones de 40,000 madres, No podíamos




- 212-
consentirlo; vosotros no gabeis, los que os habeis criado en Ma-
tlrid, lo que es este espectáculo; no podeis saber lo que es una
aldea el dia de las quintas_ (Rnnwl'l's). Yo sé que sois incapaces
de conmoveros ni aun con el llanto de las madres. (Rumores).


Pero, Sres. Diputados, la verdnd es que no podemos tolerar
de ninguna manera las quintas, porque se ha acalorado comple-
lamente la imaginacion de los puehlos. ¿Y sabeis quién ha acalo-
t'ado la imaginacion dI" lo~ pueblos'? La ma~'orín, la minoría y pI
Nlinistl'rio.


Dt,rin coml13tientlo el párralo tercero del m'tículo 2.°, dentl'o
del cual I'sto)', que hay muchos medios inmorales en las operacio-
ne>! de las quintas. Es el primero la resistencia que opone el jóvetl
:í ir al ejército por medio del sorteo, resistencia que se personifi-
ca rn hechos horribles, en hechos escandalosos. Yo he visto {¡ Ull
júven quemarse UIl ojo con una hujía para quedarse tuerto y no ir
al ejército; he yisto á otros cortarse los dedos con el mismo ohje-
to ; y, seiíol'es, tengo que denunciarlo aquí, porque las Cámaras
~on un gran jurado: la verdad es que la operaeion de medir al
quinto es una operarion deshonrosfl para un ciudadano,: la verdad
es que despues de aquella especie de tormento, despues de aque-
lla r~pecie de martirio, se ataca innoblemente nI pudor, toda yez
que se obligfl al mozo á que se desnude en presencia de las gen-o
tes; la verdild es que despues de todo esto hay g'8Stos enormes en
la conduccion de los quintos, y que hay inmoralidades horribles
PII los actos del reconocimiento, porque ha habido mucho de los
interventores cn las exenciones que se han hecho ricos dando pOI'
validos :í los inválidos y dando por inválidos.á los validos.


E:sto lo RabI.' p] país, esto lo dice á gritos la conciencia pública:
por ('.ollsiguiente, Sr(!R. Diputados, si nosotros nos oponemos á las
quintas, nos oponemos en nombre de la razon, nos oponemos en
Hombre del tlerecho, nos oponemos en nombre de la revolueion dI'
Sctipmbre y nos oponemos en nombre de un int(~r{~~ !'terno y prr-
mallcnte, en Hombre de la moralidad pública.


Prro , seií01'es; verdad es quc la abolicion de quintas, esa ról'-
tllUla suprrrna dl' la revolurion, la hemos rsrrito lodoR y ('ada UllO,




- 2t3-
todos hemos puesto en ella una letra. Y noten las Córtes Consti-
tuyentes una cosa: noten que nosotros, los hombre de la pluma
ó de la palabra, estimamos en mucho el derecho de reunion, el
derecho de asociaeion, el derecho de libertad de iml'renta, porque
ejercitamos estos derechos; pero los pueblos no comprenden de la
I'evolucion más que los bienes materiales que les trae. El pueblo
de los campos es eternamente como el gran tipo de nuestro in-
mortal novelista: el pueblo es como Sancho Panza; el pueblo bus-
ca'el idealismo, lo sigue por todas partes, pero lo sigue lJUscando
:su Ínsula Bal'ataria. Pues bien, la Ínsula Baratrj('ia que el pueblo
busca en la revolucion de Setiembre es la abolicion de las quintas
y la abo[icion de [os consumos: y si sostencis las quintae, y si sos-
teneis los consumos, habeis ahogado en el abismo de [a reaceion
la pobre Ínsu[ta Hnrataria del pobre pueblo, y os preguntará «¿PUl'
qué me he sacrificado yo? »


Pero, seilores, ¿olvidará mi amigo, el general Prim (no lo ol-
vida, porque el otro dia lo ha recordado) que antes de la insurec-
cíon de Agosto dijo que era necesario, completamente necesario,
a bolir las quintas? ¿ Olyidurá mi amigo el Sr. Saga sta que ól ha
sostenido muchas yeces cn Lit [{¡cria la aboliciun de Ins quiulas ''/
6 (jJvidará que cn una solemne 'discusion nos echaba en cara lo
mismo que ahora nos ha echado en cara el SI'. Romero Giroll,
que el partido republicanu habia sido el que habia introducido las
quintas elJ Europa, lo cual, si fuera cierto, haria caer gran res-
IJOnsabilidad sobre el partido rc¡mIJlicano!


Pero además, seilores, ¿cuál ha sido el mandato más expr(~so di'
la l'evolucion? El de abolir las quintas.


C.\STELAR. - 2:J de Marzo de 1869,


Pero S. S. está eu uu en'ur si el'ee que se derl'HIlHln latllil~ hi-
~'l'imas cada vez que llegan las quintas. Esto fué en otro tiempo,
euando los soldados iban á los regimientos cumo una especie du
forzados, porque entonces realmente el sel'yieio militar era muy
penoso. Los soldados eran tratados con poca cOllsideraciou ett
aquellos tiempos. Y S. S. recordará haber alcanzado, como lo he-
mos alcanzado casi todos los Diputados'!1t'csentcs, la época en que
se veía por las calles á los cabos de los regimientos eOIl ullas va-




-:.!1í -
ras muy altas. Por aquello podia deducirse ju que jes pasaba á lus
soldados cuando les daban baquetas, y se las daban por eualquier
';osa: era un trato verdaderamente horrible y más (¡ue duru. Pel'(I
hoy ha cambiado de tal mallera la condicion del soldado, quP
puede tener la seguridad el Sl'. Cabello de que tuda la aprensioll
(Iue tiene la mayoría de los homlJres el diu que entnlll en el Cllal"
tel, en cuanto han pasado allí un mcs, no solo están satisfechus
en su gran mayoría de estar allí, sino que cuando lüs dan licen-
cias semestrales no las quierim y prefieren (jucdarse en los regi-
mientos.


y esto no es de hoy, sino que en mUchas ucasiolles, cuando lus
Gobiernos, por razon de economías, han dispuesto que se dierll rl
derto númeru de soldados Iicellcias selllr:stralr:s para que se fun-
ran á sus casas, los coroneles dr: los cuerpos se han visto apura-
dos para cumplir esa órden, porque no han r:ncontl'ado soldados
I/ue hayan querido usar de csas licencias. Y es que indudabli'.·-
ment.c un hombre del orígen y de la condicion que por lo comUll
es el soldado, no puede estar mejor cuidado de lo Ijlle está en el
ejército español.


EL MAHQUÉS DE LOS CASTILLE.IOS (Millistm de la (;/lf!I"m.)-~
de junio de 1869.


Desde 18M; la sostuvo aquí el i1ustl'e decano del partido delllo-
nático, cuya ausencia tauto lamentarnos, d señor OrenSt', elHlIJ-
do uu se llamaba más que progl'csista. El actual seJÍur 11inistro d"
la GobeJ'nacion, en aquel periódieo ú cuyo alrededor nus enCUII -
Ir{¡bamos todos, clamaba diariamente por la aholieioll di, las quill-
las; y paJ'a (jlle esa id(:a llegara hasta las lJltilll~S ('Iasl's de la su-
ciedad, la grabaha en fórmulas concisas y rúpidas, eco de illeolJ-
trastables aspiraciones. El seiJor Ministro de Cltrlllllar, quP ahora
me escucha, ha firmado mil V81:8S conmigo el! manifiestos, de to-
dos conocidos, la necesidad, la urgencia de esta reforma. El ge-
neral Prim, cuando Ilamalw los pueblos á las armas en al/uella
revolucion de Agosto, verdadl~ro proemio de la revolucion de Se-
tiembre, asegul'aba tamhien que no volveria á haber quintas en
EspaiJa. Las juntas revolucionarias conrundiel'oll el gl'ito de ¡Aba-
jo las quintas! con el grito de iAbajo los Borbones! Los Dipnta-




-- 2l:i --
dos, y ili !lO, regístrense los programas eleetol'ales, los Diputados
todos, ó easi todos, han prometido la alolieion de (Iuintas; ~.
cuando en la agitacion de las elecciones y delante de los eomi-
tios, en el instante mismo en l[Ue se va á recojer la voluntad y
la conciencia del pueblo para formularlas aquí en leyes se da una
promesa, no se puede de ninguna suerte esa promesa olvidar sin
que se pierda toda nocion de moral política y todo sentimiento
do la más sencilla consecuencia, y se congele, por tanto, en la
cunciencia púllica ese escepticismo político que tal'de ó temprano
mata á las naciones.
CA~TELAR.-9 dc Febrero de 1870.


iY qué ley, señores Diputadosl Es una ley que no solamente con-
serva la quinta como existia anteriormente, sino que además, yes-
to tal vez no lo han llegado á comprender bastante los pueblos, es-
tablece que han de estar todos permanentemente en el servicio; es
decir, que en lugar de hacer que desaparezca la quinta, se declara
soldados á todos los jóvenes de 20 años, se les olliga á servir, se
lrs ohliga {¡ r,;tal' hajo la dependeneia de los militares, se les ([ui-
ta la libertad, pOL"CJuc los quu no estén en el servieio activo que-
darán en la reserva. iY todavía se pretende que los pueblos acep-
ten, sin quejarse siquiera, una ley tan odiosa como esta!


y no solamente ÍI"I'itó al pueblo, y le irritó con justo motivo,
la ley que se pl'esentó, sino (Iue (·1 pueblo, á quien (juereis exigir
una templanza que ninguno de vosotros tendria, no podia olvidar
las lJromesas que se le habian hecho, viendo que se le hahia en-
gaiiado, viendo que se le hahia prometido que no habl"Ía quintas.
y que luego se ll' pidió una nada ménos que du ,}O,OOO homlres,
nada hubiera tenido de extraño que, así como no ha halido más
(¡ue un chispazo en Cataluiia, hubiera toda la lIacion contestado
eon las armas en la mallo á una agresion semejante de parte del
poder.


Estoy pronto á demo3tl'ar que se habia prometido al pueblo la
abolieion de las quintas, y 110 sé si se referil'Jn á esto las palabl'as
'lile en voz baja acaba de pronunciar el Sl'. Prcsidente de'l Conse-
jo de ~Iinistl'Os: véanse todos los manifiestos que dieron llluellos
de los Diputados dc la mayoría; véanse los manifiestos que se




- 216 -
dieron en la provincia de Tarragona, donde se presentaba candida-
to el general Prim, véanse sus discursos, véanse en una palabra,
las mil promesas que se han hecho públicamente, y se compren-
derá cuan cierto es lo que digo, de que se ha engañado al pUl'-
hlo prometiéndole una cosa que luego no se le ha cumplido.


TUTAC.-i9 de Abril de 1870.


Señores Diputados, despues de la famosa revolucion de Se-
tiembre debia ser un hecho consumndo la completa aboticion de
las quintas, ]Jorque todas las revoluciones tienen sus leyes lijas {,
invariahles, leyes que no están escritas, pero (Iue los pueblos
aprenden en el libro de sus destinos, pOI' más que esté cerrado.
La revolucioll de Setiembre tUYO tambien sus leyes, formulada,;
en los grandes principios de que se hizo eco; y uno de sus [lrin-
eipios, el más importante, el más esencial ]Jara el país, era la
completa abolieion de las quintas; [lm'o las quintas se exigen, las
qu'¡ntas se imponen: acaso será porque los Gobiernos (lue se lla-
man demócratas, son hoy conservadores y doctrinarios, y los Go-
biernos conservadores siguen la misma línea que los Gobiernos
I'caccionarios del ticmpo de los moderados, no sabrn gobernar
sino con mucho oro y muchas bayonetas. Por cso ya en 1869 exi-
gieron ni país una quinta de 2JOOO hombres; en 1870 otra de
~OOOO, y hoy exigen otra de 3;;000; de modo que, seDores Dipll-
tados, en ménos de tres aiios se han sacado al país, se ha arre-
hatado del sellO de las familias 100,000 homlli'(~s.


Pm;:<;EDA.-lti dr, Junio de 1871.


Tras la inconsecuencia elel partido prog'l'esist8 vino
la mistifieaciol1 elel partido raclic81, cluC cluiso ]1el'SlW-
dir al públiro CIne 18 abolicion de 1m; quintas c0118is-
ti8 en la 8bo!ióoll del reemplazo, y que eU<llldo to-
ItOS fueran desdichados todos debiall quedar satisJ¡'-
nh08 por aquello de' «mal de muchos, r'te.» l'\o opi-
naban entonces así los republicanos.


Decia, por último, el SI'. Huiz Zonilla en la rellniol1 de r,]c('!o-
res del distrito del Centro:




- 2:1.7 -
'",asotros hemos de llevar al Congl'eso todos los proyectos de


ley que hemos prometido al país, cuando estábnmos en la oposi-
cion, porque si hacemos gala de ser hombres honrados como par-
ticulares, tambien habíamos de serlo como hombres públicos.


"Hemos prometido la abolicion de las quintas y matrículas 'de
lIlar, y el primer pl'oyecto de ley que &e presente á las Córtes pa-
ra la organizacion del ejército, dirá en su artículo primero lo si-
guiente: Quedan abolidas para siempre las quintas y matrícula~
de mal'. .


Efecti"amünte, el pdme!' proyecto de ley que el Sr. Presidente
del Consejo de Ministros ha leido en esa tribuna, dice así en su
:I),tÍculo 1. 0: «Se llaman á las armas 40000 hombres dn los ya
~orteados, con destino al remnplazo del ejército permanente en el
año actual. 11


y el arto 3.° dice así: ,(Al'ticnto 3." todos los mozos á quie-
!lOS hubiese cabido la suel'te de soldados y lleguen á ingresar en
caja, servirán por el tiempo de sois años: tres en el ejército acti-
vo y tl'es en la reserva; entendiéndose que disfrutarán de este be-
neficio y demás que concede el nuevo proyecto de organizacion
del ejórcito el! el caso de que dicho proyecto llegue á prolllulgal'~e
corno ley ... » Yo no quiero (:oll1pntar esto; yo no quiero calific,ar
esto, porque para hacrrlo como ~I' merece seria necesario perder
la calma, seria nce(~sario emplear tl'rminos muy duros, pero esto
solo basta para haeer comprender. que no es el tino, que no I)S In
tUl'dura el atributo esencial del partido progresista, ni (,1 pSI·tido
)'adical el llamado ú hacer que fecundicen los pueblos de España
las corrientes de la libertad. Pero he dicho que este Gobierno
agravaba el delito dl)1 engailo con la negrura dI) la ingratitud, y
así es la verdad.


Pel'O pI (;olJiel'l1o no emprender;1
.:sas reformas. COlllll muchos de su raza, liberal solo en rnúsica~,
gritos J programas se)Ji) SI:'J'rjao al' )as prom['$;¡s dD )jlJt'1'l;¡i! ll;!-
I'a subir al poder, resultalldo luego


"en la ejeeueion Inllido,
si fecundo en la palabra.))


Este GolJierllO se encuentra ya, segun aconteee ú todos 1m; pro-
g',esistas, al poco tiempo de mandar, como Quevedo, sin ~ubil',




- :::18-
ni bajar, ni estal'se quedo; sin atreverse á seguir su derrotel'O pUl'
las claras ondas dc la democracia, ni á lanzarst~ por las aguas ce-
nagosas de la reaccion, (Iuel'Íeudo ser muy liberal y muy severo,
pero sin saber como surge el órdcn de la libertad: sin sabel' có-
mo brotan los frutos de justicia del árbol del derecho. Y como el
pueblo no toca ningun heneficio con estos conatos de libertad,
resulta que cuando llega la hora del amargo desengaño, cuando
al alborozo de la promesa de la abolicion de quintas sucede la tris-
te realidad de entrar los mozos sorteados en caja, el Gobierno
acaba de morir en la opinion pública,


NAvAnnETE.-ili de Octubre de 1872.


Despues del brillante discurso pronuneiado por el Sr. Nav[lfI'()-
le , no molestaría vuestra atencion , Sres. Diputados, ni aun pOI'
breves momentos, si no viera en la cuestion que se dehate la 1'1'
y la moralidad perdidas. Cuando los gobiernos rumpen la palabra
mnpeiiada, cuando faltull á repetidas promesas uno y otro dia, la
fe y la moralidad pllblica desaparecen, en el pueblo se extingue
el sagrado fuego del amor á la Patria, y hasta el espíritu de na-
cioualidad se amortigua, ó queda flor lo m(~nos lIluy quebranlado,
si no hay un partido fuerte y viguroso que lcnnte muy alto ellá-
baro santo de la fe y de la moralidad polítkas. Afortunadamente
ese partido existe, el partido republicano, única esperanza CJIW á
la Espaiia queda,


Nos dIjo hace pocus díus el SI', Presidente del Cunsejo de Minis-
tros que el Gobierno pide la quinta en (~lImplimiento de la ley, y
aeabo de oir lo mismo á un individuo ele la eomísion, Sí, de una
ley cxeerahle, de lIlIa ley cuya anulacÍoll cuatro aiíos há debiera
ser un hecho consumado, de una ley tan acel'lJamente eensurada.
tan justamente anatematizada, tan severamente condenada en el
preámbulo de la (¡ue deba sustituida, que el otro dia en esta tri-
buna entnsiasmado y ufano nos leyó el Sr. Presidente del Conse-
jo de Ministros, y sin embargo venís ahora á pedir el eumplimien·
to de la injusticia, de la inmoralidad y de la iniquidad recoTlocida
y conresada por el mismo Gobiel'llo , el~ vez de l¡abel' traido flrjllí
á cOlltinuacion de la l(~clul'a del p['e~lIlblllu la ubolicion de las
quintas, cumpliendo así eon la promesa y la palahra empeiíadH .


.\"uüVILA~.-17 d() Octulm: de 18í~.




- 21!J -
Muy de lamentar es, Sres. Diputados, tlue avanzado ya el año


de 18j:2, tengamos que veni[' todavía los que nos sentamos en es-
tos hallcos á pediros la abolicion de las quintas, á vosotros los taH
liberales, á VosotL'OS los radicales, á vosotros los demócratas, con-
culcadores, sin embargo de todos los principios democráticos.
PaL'ece increible qur, hayn un Gohierno que se llama liberal, que
Sl~ llama demócrata, que vaya averiguando. por todos los rincones
de la :Xacion espaiiol8, en donde hay un jóven que hayn cumplido
':20 a¡¡os á quicn le haya tocado la suerte r,D el sorteo que se ha
IJracticado , para arrancarle del hogar doméstico, para arrancar-
le de los brazos dc sus padres á quienes veinte ailos de sacri-
ficios les han sido necesarios para criarle y educnrle, sin consi·
deraeiolL á que tal vez la auseneia de ese hijo va á causar la rui-
na de su familia, la perd;cion de otros hermanos menores; y l(~
arrancais de a:lí contra la voluntad de sus padres, contra su pro-
pia voluntad, alejándole de sus ocupaciones cúntínuas y ordina-
L'ias, truncándole la ~,aITera á que tal vez se ha dedicado, para
llevarle á un cuartel contra su voluntad y hacerle aceptar UIW
]ll'oresion (jue no le 8coJJLoda y á la (~ual 110 tien(é inclinacion. Y
SI) le lleva al euarLl)1 contra su voluutaJ y hacerle aceptar uua pro-
fesíon que no le acomod~ y ú la cual no tieue illcliuaciou. Y se le
lleva al euartel ¡Jl'ivándole absolutamente de toda condicion de
hombre someti6ndole á una ordenanza que castiga severísima-
Illente las más pequciia falta, la más insignificante desobedielL-
I'ía. Allí se le dice: "!lO eL'es perSéllla, JlO eres hombre, []O tiene~
voluntad, está sugeta la luya ú la de tus .idus, y ()a el momento
!)l\ Ilue desobedezcas en lo miÍs mínimo, te seriÍ é1plicada la pe-
na más gravc de la ordellanza, y serás fusilado por cualquier co·
sa.» 1 los qLI(' somrteis contra su voluntod, á l\lL ciudadano li-
bre, privándole de la libertad y sometiéndole ú esos dmos tra-
tamientos, ¿ os decís todavía liberales'! i Que lo habeis de ser!
Quien de tal lIIHllt'ra procede [JO lo es. Y allí se le entrega un
l'usil, cuando tal vez sea opuesto al servicio de las armas, cuando
le repugne usarlas, y allí se le obliga á (jue con frecuellcia, en
muchos casos, CRdA dia aL'rostL'C el peligL'o de la muerte, y allí se
le exige que hostilice, que mate á sus coneiudadanos, á sus nrni-
gos, á sus parientes, á sus hermanos, tal vez hasta á su mismo
padre. ¿Y 08 decís todavía liberales? ¿ Y os decís toda vía demócra-


~ .~


~




- 2:!O-
tas'? ¡Qué lo ha beis de ser! Con la práctica es como se demuestran
los principios que se profesan, porque emitirlos por la boca, ex-
presarlos de palabra y no practicarlos, eso no es ser real y ver-
daderamente aquello que se aparenta ser.


50RNI.-23 de Octubre de 1872.


Subió al poder el partido radical en alas de una idea sumamen-
te popular, con una promesa cuyo incumplimiento está causando,
con gran pena mia, perturuaciones dolorosas en España, en alas
de la abolicion de las quintas; y sin emuargo, Sres. Diputados,
sabcis que las quintas sc han votado por estas Córtes, que son una
ley y que se están llevando á cabo, á pesal' de las pl'Omesas, y no
obstante de que estas fueron el vehículo más podcroso para eleval'
al Sr. TIuiz Zorrilla al pucsto que hoy ocupa.


FIGUERAS. -27 de ~oviembre de 187:2.


Pero el general Córdoba, ministro ele la Guerra ra-
dical, no se apura por tan poco: su seiiorÍa túme á su
disposicioll la teoría de las dos moralns, negacion de
toda moralidad, para sacarlA de apuros como se verá
en lo que signe:


Nos hablaba tambiell (~I Sr. Ulave de la iumuseclIeneia (Iue I'C-
su Ita entre las palal)l'8s pronunciadas por el Sr. Presidente del
Consejo de l\finistl'oS en la reunion de los electores del Centro y
su cOllducto en esta C:imara. Esta inconsecuencia 110 existe, pOI'
más que el SI'. OIave se esl"uel'ce en hacel'ia aparecer, el Sr. Pre-
~idente del Consejo ha podido, como candidato, monifestr esas
opiniones, y como Ministl'o ha podido resolv(JI' otra cosa.


EL }IARQUES DE ME;\D1GOHHIA (MI/tislru de la GuetTa).-2'1!. (k
Enero de 18n.


Pero los l'epub¡¡"eanos !lO se cláll VOl' ('ollvelleidos, .'
dicen por boca del Sr. }lerelo:


El partido radical, el! efecto, ha p,'ometido solemnemente la




- 22i -
abolicion de las quintas: esta abolicion era uno de los dogmas de
la re\'olucion de Setiembre. Todos los que tomaron parte en ella,
todos los que tomamos parte en ella, mejor dicho, todos los parti·
darios de la realizacion del dereeho, todos enemigos de su eoncul·
eacion con el servicio obligatorio, todos queríamos la abolicion de
la quintas, todos la queremos, á eso aspiramos todos. Pero y(l
pregunto si en la bandera de la revolucion de Setiembre, ni en los
programas electorales y promesas de los Sres. Diputados á sus eler o
lOres, y sobre esto permítame In Cámara hacer constar que yo ja-
más en ninguno de mis programas, nien las reuniones electorale~
Ú que he asistido, he hablado una palabra sobre esta cuestion, lli
he adquirido compromiso personfll alguno, sin quP por eso eluda
la responsabilidad que como individuo del partido radical me quepa.
yo pregunto, repito, si el partido radical al ofrecer y procurar hoy
la abolicion de las quintas, ha prometido algo sohre determinada
manera y forma de organizar el ejército, ha prometido algo solJl't~
armamento nacional; de las quintas, y los Cuerpos C.olegisladores
la aprueban, el partido raoieal ha cumplido uno de sus mas solem·
1Ies compromisos, si(juiera la orgnnizndon del ('j{~rdto , sea dis-
tinta de la que S. S. propone, siquiera tambien el armamento na-
cional no SI'R lÍn herho tan inlllPdialo como S. S. llupdr desea!'.


MERBf.O.-22 de enero dr IS7:J.




- :i22-


XVJTT.


Desahogos y palinodias.


Este capítulo es un capítulo omnibus, puesto úni-
camente para hacer entrar eH él lo que HO tenia <:'0-
locaeion ó clasificacion determinada elt los clelll{ls ca-
pítnlos ~T qne no (lebia qnedar' en el olvido.


Casi todas las revoluciones han sido provocadas por el mal esta·
do económico de los pueblos. En un lamentable estado económi·
(',o se encontraba indudahlente España antes de la revolucio:J dr'
Setiembre. Los pueblos esperaban naturalmente que la revolucion
viniese á cicatrizar las llagas abiertas en su seno, los pueblos
espe['aban que la revolucion sacase á la nacíon del mal estado
económico en que se encontraba, nivelando los presupuestos, ha·
dendo desaparecer ese déficit constante (llIe tenemos, y mejoran·
do la condicion de todas las clases sociales; yo prngunto: ¡,qUl' ha
hpeho el nobiemo provisiona"¡?


Pi y :\'IARGALL.-23 de Fehrero de 18ti\í.


Los capitalistas saben e¡;har sus eáleulos jJert'eetamente, y sa-
ben que la rnvolucion que se ha lwcho en España es simplemnll-
In una revolucion de palabra, una revolucion que yo llamo UlI
pronunciamiento mayúsculo, un prollunciamiento que así como
los antnriores h:1l1 tenido pOI' objeto derribar UIl Ministerio, nsl¡'
Ita trnido por fin el derribar á un ~Iinistel'io y Ú ulla señora.


TI:TA1'.-24 dn Mm'lO de HHi!í.


X() hablemos del dnpartamento de Gracia y Justicia ..
. ., ¡,Queréis ([un descendamos ú examinal'


ese cúmulo de juccps y magistrados improvisados'? ¡',Quer{>is qlli'




- 22:{ -
os hable de esa multitud de jueces qU8 hay en Espaiía, casi rr-
cien salidos de las escuelas, ([ue 110 han saludado los libros del
uerecho, que no han ejcl'cido su profesion y que al dia siguienu'
tlr sentarse en su sillon no sabian qué aulo uar en el asunto u!'
lramitacion más sencilla? Pues qué, el uepartamento uc Gracia y
Justicia ~no tenia (lIgo más que hacel' despues de la revolucioll
uc Setiembre? ¿Era su única mision remover esos magistrados
inamovibles pum hacerlos marchar ue un p'unto it otro de la pe-
Ilín~ula? ¿Era esta su única olJligacion? .
en el ~finistcrio de la Guerra. en vez ue ha-
cet' economías, en vez de hacer grandes reformas para simplifi-
cal' el ejército, en vez dí) nr,omodar á este país las grandes cosas
/1ue el Sr. Ministro de la Guerra 1m aprendido en el extranjero, y
uebe haberlas aprendido bien, porque es gt'ande talento, en vez
de todo e80, S. S. no se ha ocupauo en otra cosa más que en mul-
tiplicar los grados y los empleos, ue tal suerte, que yo temo qU(~
no quepan en la Guia de Forasteros los emplos triplicados y cua-
driplicados que S. S. ha tenido á bien conceder á las diferentes
clases del ejóreito. _ Ya que de de-
partamentos hablo, no he de olvidarme del importantísimo de Ul-
lrnmar. El Sr. Ministro del ramo, con los gl'andes talentos que
lodos le reconocemos, ha desempeiíado á las mil maravillas Sil
l,rH,argo, hasta el punto ue haher conseguido, en nombre del Po-
del' pjecutivo, desoyendo las reclamaciones de aquellos habitan-
tps, aumentar y desal'rollar una illSUl'l'eccioll porleutosa en la isln
11(' Cuba, insurJ'eu,ioll que está exigiendo un numeroso ejército ~.
oeasionando gastos sin cuento á la Nacion.


GARCÍA LOPEZ.-24 de Abril de 186~.


Despucs de la revolucion de Setiembre, cuando parecia que de-
hia haberse emprendido otro camino, cuando parecia que debian
haberse abjurado los antiguos errores, lejos de e~o encontramos
un Gobierno marchanuo siempre por el mismo camino que le ha-
Llan trazado los anteriores. Despues de la revolueion de Setiem-
bre' el Sr. Ministro de Haeienda empieza por presentar un em-
\Jréstito de 2,000 millones de reales; re·aliza despues otro con la
('asa Rostchild por valor de 'iOO millones; luego emprende 011'0




- 22lJ,-
[)on la casa Bichosffeim dc 7~,OOO francos, y ahora tiene que ir
buscando hasta los restos de lo que se nos debe como indemniza·
cion por la guerra marroquÍ. De manera, que lejos de detenerse en
la vía de los empréstitos, el Gobierno actual los va sin cesar re-
produciendo, y como si esto no bastál'a, viene ahora diciéndonos:
"1'8 preciso 01 ro empl'Í·stit.o de 1,000 millones de reales."


PI y l\'IAIWALL.-2~ de Marzo de 1861'.


Los carlistas luchahan con sus propios medios y recursos, mien.
tI'as los republicanos luchan eOIl los recursos y medios que el Go-
Liel'no les ha proporciollado. El Gobierno les ha consentido org'a·
nizarse pOI' medio de la milicia ciudadana, y Ics ha facilitado al"
lIJas y munieiolles y todn piase de medios con los qU!! atacan ni
(~obierno los llamados Voluntarios de la Iibrrtad, ¡ah! Voluntarios
de la I'eaceioll. (L08 SI'Ps. Pi !J Soroi pidm la palahm). Sí, llamo
roluntarios de la reaecion á los que se suble'31l con las armas
que el Illismo Gohierno les hn fncilitado para dcfender las leyps,
y ()Il su IlIgal' con ellas quieren so!Jrp]1ollersr, á los acuerdos dp
lns CÓl'tes Constituyentes.


La dmllogogia, seiiores Diputados, la que ú la sombra de la li·
f¡rrtad y cuando luchábamos con los carlistas, apoyaba á la rene-
cion y procuraba debilital' la energía del Gobiel'l1o amortiguando
la nccion di: la autoridad para combatir pl'ccisamentc á los ami-
gos dr, la reaceion; ¡;lIn ('s, Sr('s. llifiutndos, la que en nombre de
In libertad, cuando los reaccionnrio;; nos combatian en los cam-
pos, ofrecia su mallO derrcha ú la defensa de sus principios,;11
mismo tiempo que tendia cariiiosmncnte la iZI¡uierda pOI' estal'
más eel'ca del eorazon, {¡ sus adversarios noúles y leales, hablando
de los eorlistas, ella es In que en nombre de la libertad, cuandu
la libertad se veia eombatida por la rpa(~eioll, y despues de abril'
Ullfl campnña infructuosa en la prensa para ayudar á los carlistas,
se marr.haba á Andalucía á predicar las ideas más subversivas, á
promover conflictos y á impedir la accion ele las autoridades on
una parto del país: ella es, seiiOl'es Diputados, la que, combatida
la reaccioll por el I'jército y la fuerza ciudadana, en nombre de 1:1
libertad piutaba "ictorias- parn los carlistas y denotas para nos·
otros, y lo quP es peor, maltrfltalJa infamemente á nuestro pjérri.




- 220-
to , suponiéndole completamente desorganizado: ella es, seiiol'es
Diputados, la que en parte que contaba en las corporaciones popu-
lares, negaba su apoyo al Gouierno y á las autoridades para eom-
Latir á los carlistas y á los perturbadores del óruen ; ella es, se-
iiores Diputados, la que en nomhre de la libertad, al mismo tiem-
po que teníamos que combatir con los carlistas en los campos,
provocaba conflictos en las .ciudades, agit<)ba las masas por medio
de la prensa y de los clubs, amenazaba con sublevaciones y rete-
nia en las ciudaues á nuestnls fuerzas: ella es. seiiores , la que
aunando sus esfuerzos COIl los carlistas y con los amigos de la
reaccion, se ha valido de los mismos medios y ha puesto en jue-
go los mismos resortes llue estos para combatir á los que creemos
que en la salvacion de la libertad y del órden está el triunfo de la
revolucion: ella es, Sres. Diputados, la que en nombm de la li-
uertad pretendia impedir el embarque de nuestros soldados para
ir á derender los intereses de los espaiioles, la integridad de nues-
tro territorio y la honra de la Patria al otro lado de los mares: ella
es, Sres. Diputados, la que recogiendo bajo su bandera la escoria
social, da l"uel'za con su nOlllbre á los malos elementos del pueblo;
y los malhechores, y los esc8¡Jados de presidio, y los sujetos ú la
vigilancia de la autoridad, convertidos en soldados de partido, en
campeones de una bandera, en eorifeos de una idea, se imponian
en los pueblos á los homlires honrados, y cometian. toda clasA de
fechorías: ella es, Sres. Diputados, la que con sus predicllciones
sulivel'sivas excitaua á Jos desmanc:s, daba aliento á los malvados
y era causa del malestar que siente este país, de la perturbacion
porque está pasando la ~acion Espaiiola y de l0s males (lue llora
la Pátria: ella es, en !In, el orígen de todos los excesos cometidos,
la razon de todos los conflictos, y la causa, el orígen y la razoJl
ue asesinatos cometidos contra autoridades indefensas.


SAGA STA (J1inistro de la Gobmwcion:)-3 de Octubre de 1869,


Gastos militares. ¿No es verdad, Sres. Diputados, que estas \Ja~
labras despiertan en vosotros muchas ideas? ¿ No es verdad que
al deciros que suben á cerca de 500 millones de reales, esa can-
tidad se presenta á vosotros como un remordimiento, y da lugal'
ú una queja que de cuando en cuando se exhala del país y de


ir¡




- 22ti-
llowtl'OS touos? ¡.:"Io (~s ve!'llau que ú esta cifra, que ú estos gasto,;
va uniua la iuea de un estado especial y de un sistema qun se eUlI-
dellsa nn una palabra, el militarismo? Pues no creais, sin embar-
go, que voy á hablar ni declamar contra el militarismo: yo acnpto
las consecuencias de los pnrtidos en que milito; yo vivo con ellos;
yo tomo w historia, y no reniego ni aun de sus faltas, aunque tu-
viera derecho para ello; y desde el momento en que los pal'tid;)s
libCl'ales han tenido que valerse del ejército para el triunfo ue su
idea, yo, que me he afiliado al partido liberal, acepto lo mismo la
pnrtc de gloria que lil pnrte ue crítica y de verglieuza. .


¿Y qué hay en EspaDa, seDares '? ¿Queréis que os pin-
te la Administracion espaDola? Serian demasiado sombríos esos
bosquejos. ¿ Quel'éis que 08 hable de los pleitos, ue los nego-
cios civiles, de la masa de papeles, ue los trámites, de los recUl'-
sos, de habilidades, de esos medios de los cuales podría decirse
con Rioja que al luchar con ellos "Al mas astuto nacen canas?"
¿Quereis que os hilble de los pleitos criminal, de esos secuestros
que con el título de incomunicaciones existen en las cárceles?
Pues yo he visto eu el Saladero un infeliz que estaba en un cala-
bozo casi un lIles sin que se le tomara declaracion y sin que se
supiera por qué estaba preso. ¿ Queréis que os hablc del sumario
y que os esplique cómo se sustituyen hojas (Iue se quieren varial'?
¿Queri'is que os cuente la historia de los procesus mas célebres.
que han ocupado la atencion de Madrid? Pues veniu conmigo con
la modesta toga de abogado al Saladero; recorred aquellos som-
bríos calabozos y 3quellas infectas salas, y os seutireis dispuestos
á rilsgar la toga, si es que en ella no se fundara la esperanzA de
purifical' todo aquello.


MOllET.-tí de Febrero de 1870.


r hajo el aspeeto socia.l, y bajo el aspeeto eeonómico esta re-
volueion ue Setiembre ha sido la más estC'l'iluc todos las I'pvolu-
dones. Al revés; todas
Ins v('jeeps doctrinarias las lwbeis renovauo eon el nomhre Ul'
dptllocrútil·as. El gobl'rnndor' que lJürlurba las provineias y las ('u-
VI'lWlln con la influellcia moral, se llama demócrata: el juez ads-
crito á los intereses del cacique y amovible á los caprichos del




l;uviel'liu, Uelllúel'ala: el l't'dulauUI' ,¡U e <ll'l'allca Iu~ ,¡uilltus ú su
hog31', los mide, los rapa, los uniforma y log entrega á la mue-
nanza, demócrata: El capitan general que sostiene allende los mu-
fes la autoridad de los antiguos vireyes, demócl'sta: el emisario que
pOI' las costas levanta la leva de los matdculados, esos esclavos del
viento y de las olas, demócrata: el negrero que chasquea su látigo
sobre la faz del infeliz á quien no ha llegado ni la redencion reli-
giosa de Jesús, ni la redencion social de Lincoln, demÓcl'ata: de
suerte, que aquella democrácia saludada por nosotros como la vír-
gen madre del nuevo mundo social, se convierte en la humilde
siel'va atada al carro de sus implacables enemigos, el error, el
privilegio y la injusticia.


CASTllLAR.-J2 de Marzo de 1870.


Nos vamos á encont!'a!' con que despues de dos aLíos de debates
y despues de discutidas una por una todas las leyes orgánicas, no
podemos organizar nada. Y es natural. ¿ Cómo ha de organizarse
nada, de una manera relativamente fundamental siquiera, cuando
la Constitucion está pOto cumplir la mayor parte de sus artículos,
cuando no se ha podido Hovar á caho el títulu II de la Constitu-
cion, verdadera forma del poder público? ¿ Cómo se quiere que
produzca efecto esto otro, que es consecuencia secundaria? ¿ Xo
es esto edificar subre areno, para que el viento sople y al menor
impulso lo destruya y lo arrebate todo? Pues qué, ¡" no ~s sahido
que el Gobierno no puede IlOeer lo que él llama coronal' 81 edifi-
cio, Ó sea cumplir con el deber de realizar lo que se manda en


• el título n de la Constitucion , y especialmente en el at'tículu 33?


SANCHEZ Hl'ANO.-16 de Mayo de f870.


Pel'o parece, Sres. Diputados, que la fatalidad ha tenido escri·
lo en el libro del destino de las naciones que en este período de
dos aLíos no habíamos de encontrar Rey; porque ha habido coin-
cidencias, tl'atándose de ese último candidato, que realmente pa-
recen conducidas por la mano de la fatalidad misma.


Bastará deciros para probar la verdad de eslas palabras, que
cuando la negociacion marchaba tranquila y me ofrecia grandes




- 228-
esperanzas de realizacion, llegó aquí un comisionado, un hombre
ilustre ¡y con qué oportunidad llegó, Sres. Diputados! para pre-
senciar la sesion que aquí tuvo lugar la noche de San José. (RII-
·mores).


Pero como si esto lIO bastára, diré que á causa del tralJ3jo que
tuve yo que hacer al dia siguiente para neutralizar la mala impre-
sion que habia hecho en aquel hombre distinguido, todavía pude
logra¡' que siguieran las negociaciones con calma, con tranquili-
dad y con deseos y confianza de entendernos. Pues vino otro co-
misiollado. ¿ Y cuando llegó á Madrid? j Sres. Diputados, esto si
t¡ue es fatalidad! Cuando los sucesos de Gracia, de Sans y de Bar-
I~elolw. (Jlás i'lllJ/Ofl'S.) El (~omisionado (Iue sn encontró en Madrid
,Imante aquellos lamentables sucesos, se marchó profundamente
impresionado: yo quise explicarle bien lo que aquello era; yo qui-
se que ap¡'eciára con exactitud la importancia de aquellos sucesos;
pero conocí cn las sombras que se dibujaban en su frente qUB no
habia logrado convencerle.


El rcsultado fué que á los quince dias de haber marchado de
a(juí, recibí una contestacion desconsoladora para mí; estaba es-
crita con grnn benevolencia, con gran respeto á la nacíon espa-
iiolll; pero t1eclurubn, en fin, que aquel príncipe no podin ndmitir.
por el momento, la Corona de Espaiia.


MARQUÉS DE LOS C.\STlLLEJOS (PI"Psideill~ ,{¡d r:n,w'io d" Millis-
Il'os.)-l1 de .Tunio de 1870.


:;in cuípa de nadie, que no me cumple examinar las caU8~ s de.
I~ste hecho, sino únicamente decir la verdad, es lo cierto que Ile·
vamos dO.q aiios de interinidad, que ha enervado la fuerza del país,
eausando grandes y verdaderos males; es lo cierto Ijue hemos ve·
nido agitándonos en el vacío, marchando á tientas en la sombra,
sobrecogido el ánimo por la incertidumbre del dia siguiente, y
por ir hácia lo desconocido, nuestra division era ya tanta, que he-
mos eslado á punto, y yo espero que ya esto no podrá suceder,
dr eae¡' maldpcidos por el país, del que recibirnos nuestro podel',
en el más vergonzoso desprestigio.


n,i\rRno ROBLETlO.-J 9 de Diciembre de 1870.




- :22\J-
Un gobierno que salta por cima de las leyes á sabiendás.; un


Gobierno que viola el Reglamento y atropella la Constitucion del
Estado; un Gobierno que viola las mismas leyes que las Córtes han
dictado, como ha sucedido con la de árden público, por ejemplo;
un Gobierno que apela á los medios á que ha apelado en Andalu-
cía y Madrid, porque cree sin duda que las leyes penales y la ad-
ministracion de justicia no son suficientes para hacel' respetar el
derecho; un Gobierno que para investigar la conducta de sus ad-
versarios acude á los medios á que ha apelado un Sr. Escoda, ú
quien todos conocen; un Gobierno que cree que la ley de la ne-
cesidad es superior á todas las leyes escritas; un Gobierno que
cree que puede violarlas y presentarse mañana como el Salvador
de la Nacion y pedir á las Cártes un bill de indemnidad, un Go-
hierno de esta clase no tiene derecho para preguntar á las oposi-
eiones si estarán dentro á fuora de las leyes.


PI y ~IARGALL,-23 de Diciembre de i870,


Se nos dice: «Necesitamos que en seis ú ocho dias se hallen
aprobados los proyectos que contiene la proposieion del S1', Ro-
mero Hobledo, bien entendido de que si en ese período no con-
cluís su discusion, seráll leyes los tales proyectos,), A esto contes-
tamos nosotros que proceder así es infringir por completo la
Constitucion y el Heglamellto, El art. ;:;2 de la ley fundamental lo
prohIbe terminantemente. Y no hablo ya de las teorías del parti-
do radical, ni de los argumentos que desde aquellos bancos se
han dirigido á Gobiel'nos anteriores, pnes es preciso tener en
cuenta que la Constitucion entonces existente no se oponia á las
autorizaciones; pero hoy la Constitucion que nos rige, y á la <lne
todos los hoinbres que somos revolucionarios tenemos que dar
:mestl'o asentimiento, so pena de infringirla y de la revolucion
salirnos, las prohibe terminantemente. ¿Cómo, pues, podeis exi-
g'ir de nosotros <[ue votemos esa proposicion? ¿Cómo exigírselo al
hombre que, como yo, al sublevarse (notad bien la palabra) al su-
lllevarse en Cádiz volviendo por los fueros del país, exponia COmO
eausa determinante y pl'imordial de mi pl'Oceder la cueslion par-
lamentaria? Escuchad. Sres, Diputados, lo que docia el! mi pl'O-




gramil á la ciudHd de Cádiz, al manifestar los motivos que me im-
pulsahan á dar aquel paso trascendental:


"Xo espel'eis dA mi pluma bellezas. Pl'eparáos á oir rerdades.
Xucstro desventurado país yace sometido aiíos hit á la más hOl'-
rible dictadura; nuestra ley fundamental rasgada; los derechos
del ciudadano escarnecidos; la represAntacion nacional flcticia-
lllente creada; los lazos que deben ligar al pueblo con el Trono y
formar la Monarquía constitucional, completamente rotos.


":'10 es preciso proelamar estas verdades; están (m la concien-
cia de todos.


))En otro caso os recordaria el derecho de legislar, (Iue el Go-
hierno pOI' sí solo ha ejercido, agravándolo con el cinismo de
proponer aprohaeioncs posteriores de las mal llamadas Córtes,
sin permitirles sifluiera discusion sobre cada uno de los dccrelos
f¡Ue en conjunto les presentaba, pues hasta del servilismo de sus
secuaces desconflaba en el exámen de sus aetas.))


Seiíores, ¿se puede IOxigir al hombre que ha firmado esto que
vote la autorizacion que nos ocupa'? (Aplausos en los bantos de las
ojlosiciones). Si nosotros no hemos podido haeer en el órdea mo-
ral todo lo que habíamos ofrecido; si ante las perturbaciones na-
turales que de las revoluciones surgen, no hemos podido cumplir
todas las promesas que hicimos; si somos los primeros en infrin-
gir la Constitucion ; si yo lo hago, ¿ á qUl' quedo reducido? á un
conspirador vulgar, y yo no soy un conspirador vulgar. (Bieu, 'IIW!}
{¡¡e/l, PI/. los ballcos de la i::;r¡lIierda). Yo me levante-, yo mr, sub le-
\"6, yo hice el sacrificio de ['asg'ar la disciplina milital' en honra
de mi país; y la honra de mi país, la de la Constitueion flue nos
hemos dado y la de los fueros del Parlamento, es la (Iue afluí ven·
go á defender.


Invoeais, seu ores, la revoludon. ¡Ah, snJíores, la revolucion!
Yo la he visto pintada de tantas manel'as, que es indudable que
si estuviera aquí presente el Sr. Duque de la Torre, como lo está
el seiíor general Prim y lo estoy yo, que alguna parte tengo ('11
ella, y la rl,presentásemos en un cuadro con el aspecto de una
púdica matrona, es seguro que al acorcarnos á eso cuadro lIO la
conoceríamos. Veríamos en él pinceladas de varios artistas y to·
flues dr, todas las escuelas; al mrnos de mí puedo decir rl'w drs-
('Ir- 1'1 primer momento ljuise ponerle la dinde[[\;¡ l\r,u!: pero UUfl-




- ::LJl -
bien ha habido quien ha querido eeilir su fl'f1nte con otros clásicos
atributos.


Xosotl'OS, dando al tiempo lo que era suyo, consagrábamos la
libertad de conciencia y colocábamos el signo del cristianismo
sobre el pecho de esa matrona, en justo homenaje á las aspira-
dones ~' {¡ las creencias católi~as del pueblo espailol; nosotros fui-
mos á buscar en esa corona el enlace de la tradiciun y la ratiJica-
cion de los sentimientos monárquicos del país; por(!ue creedme,
seilo¡'es Diputados, el dia que quiteis á Espaila la llonaI'(!uía y el
cristianismo, podrá ser lo que querais, pero ya no será España.


TOPETE.-23 de Diciembre de f870.


Yo comp¡'elldo, Sres. Diputados, que UI1 partido, cuyo dogma,
tuyos principios se apoyan en las eiCl1!~ias; que UI1 partido cuyos
hombres no han pasado jamás por ese banco (señalando al del
Ministerio) dejando en él una huella indelehle, {¡ manem del in-
secto que pasa por encima de la hoja; que un partido que no se
ha desacreditado en el poder, pueda combatir lo pasado y lo pre .
scn te, prollletiendo di as de gloria y de ventura para el porvenir;
pero cuando ese partido cs el partido moderado, cuando ese par-
tido es el mismo que dlll'ante treinta ailos ha tenido en sus manos
la administracion de un país; cuando se trata de un partido, que
ha corrompido cuanto sus impuras manos han tocado dcsde las
más altas á las más bajas capas soeiales, cuando se trata de un
purtido que ha consumido la fortuna pública, más que la tribuna
oel fiscal debe ocupar el banquillo del acusado.


MARQUÉS DE SARDOAL.- 22 de Abril de i871.


Señores. aquí se han perdido los caractéres, aquí no hay con-
secuencia, aquí no hny dignidad, porque la dignidad viene de la
consecuencia; por eso, señores, el país está pasmado y admirado;
le han ofreeido los pl'Ogresistas tanta reforma, tanta eeonomía,
abolicion de la esclavitud, abolicion de quintas ..... Examine, rc-
pase el Sr. Ministro de la Gobernacion las columnas de la antigua
Iberia, de la cual era S, S. redactor cuando era su dignísimo di-
rector el Sr. Calvo As(msio , y verá entonces que es lo que decia
el partido !lc <¡uien erH órgano ;I(!uel p(~riódic(l, que el'a muy lei-




- 232 -
do entre las personas y en los establecimientos más populares.
¿,Qué cumple hoy S. S. de todo aquello? Nada, absolutamente na-
da ; y por eso quiero que nosotros hagamos la oposicion hasta
d ande nuestras fuerzas alcancen; pues sino la hacemos aun ma·
yor, es porque no podemos, sépalo S. S. .


Soul'>I.-:!;l de Mayo de 1871.


Si el hombre político, si el repuhlicano federal fuera el que se
dejára llevnr de las conveniencias de su propio pnrtido, os diria:
Sres. Diputados monárquicos, haccdnos cl favor dc votar las
quintas; es lo último que el pueblo puede esperar de vosotros que
tantos desengaños le ha beis dado; es lo único, portlue lo único
que esta revolueion ha consignado son los derechos políticos mflr·
mados por todas las autoridades, por todos los gobcrnadot'es, y
por el Ministerio más especialmente.


Pero estos derechos políticos que yo estimo tanto, que yo apt'e-
do tanto, que yo reverencio; estos derechos políticos tlO llegan it
las pequefias localidades. Allí no ofrecen ni prestan aquellas ven-
tajas y excelencias que nosotros debemos concederles.


y como lo único que habíais llevado ú bs pequcfios pueblos de
corto vecindat'io es muchas espet'anz8s defraudadas y mayores
contribuciones, mayores perjuicios tnaterialcs; si rlespues de todo
esto aún deeís: qJUes bien, pueblos, para sostener csto, para no
daros ninguna ventaja, aún os pedimos las quintas,)) estad segu-
ros de que hareis en pro de la causa de Id revolul'iotl muchísimo
más que lodas nuestras predicaciones.


'\lOn.HTA.-1:3 de .Junio de HI71.


Para proba]' hasta que punto es cxarto lo que he dicho respec-
to oc casi todas las Joyes que habcis hecho y flue no praeticais. y
}lO practicais porque son funestas en parte y en parte absurdas (,
imprncticables; para probar hastu I[ue punto es csto exacto, hasta
notar cómo pasaron esas leyes en las postrimerías de las Cót'tes
Constituyentes. ¿Cómo pasaron? Como leyes provisiollales, eouto
leyes que se Itabiatl de discutir y elaborar y re!'ormar detenida-
mente despues, como leyes plagadas de defectos de todo género,
y así están: y esas leyes son las que se viene hoy á dpclHt'arnos




- 2:3:J -
con gran solemnidad, con gran pompa, con altos elogios, que
son, no ya cuestion de Gabinete, sino cuestion de partido, cues-
tion de vida, cuestion de la revolucion de Setiembre, porque la
revolucion de Setiembre es muy elástica. Siempre que una frac·
cíon, un partido, un hombre cree que debe hacerse una cosa, di-
ce: esto lo exige, esto lo pide la revolucion de Setiembre; esto lo
hacemos porque lo quiere la revolucion de, Setiembre. ¿ Dónde?
¿ Cuándo? ¿ En qué documento del Gobierno provisional, en quP
programa formal, en qué demostracion solemne, en qué manifies-
to de coneiíiacion se pidió, se firmó, se escribió el matrimonio ci-
vil al pI'incipio de la )'evolucion?
HIO~ y HosAs,-:2:J de Julio de 1871.


I',J['O seiiores, como todo es pel'l'eetamente al'mónico '! aparece
)'I'vestido de un sentimiento 8rt'aigado y pl'Ofundo en el alma del
s(~iior Ruiz Zorrilla y de sus amigos, no hay un solo acto que no
)'esponda al mismo sentimiellto, que es, como he dicho esta tarde,
el poder, el poder, el poder.


Hoy el pal'lido radical, ya cmo yo, ya Jo voy viendo, hubiern
I'establecido los mayorazgos, los diezmos, la Inquisidoll y toda
la sociedad antigua, á trueque, ú cambio del podel',


BO~IElIO HOIlLEDO,-17 de Noviembre de IR71.


y ¡ qué hemos hecho desde el dia que I)l'omulgamos la Consti-
tucion hasta hoy? Hemos hecho (no culpo ahora ú nadie, expongo
los hechos) todo lo contrario, M~s relnjaeion r,!1 lodos los 1'r,sOl'trs
del Gobiel'llo , lllÚS ag'itacion (si se exceptúan las agitaciones ar-
madas en sentido republicano) , mas ogitaeion (m toda la Peníll-
sula, ménos espel'anza en el órden p0Iítico y r,n el {¡rden adminis-
rativo; todo, todo en peor situarion que cuando prc\'aleció la re-
\'olucion; todo, todo en peor situacion que cuando hicimós lu
Constitucion; y ahol'a nos hallamos en esta situacion singular, ex·
traordinaria, única, flue yo nu recuerdo ot.ra igual ni semejante
en la histol'ia del Parlamento espaiíol; ahora nos hallamos aquí
tres ó cuatro fracciones más ó m{)llOS libel'ales; ahora nos hallamos
aquí todas esas fl'aceionf's á merced de la [raccioll de In pasado, :í




-- -;¡;)'¡ -
merced de la fruccion tradicionalista, fruccion que yo respeto, pe-
ro fraccion que es ímposible, que pueda ser mús que una gran per-
turbacíon mientras no tome otl'a direecion y proceda por otras vÍas_


¿No es bastante grave esta situaeion cuando se ve lo que sucede
dentro de todas las instituciones, salvando las inviolables; cuando
se ve lo que sucede en todas las corporaciones; cuando se ve lo
que sucede en todos los pueblos, lo que cunde por todas partes,
aquello que el historiador romano earaeteriwha en dos tl'emendas
palabras: cuneta lessa? Todo manchado, todo corrompido, todo des-
hecho, todo hundido: ¡cunctrt !fJssa! y en esta situacion viene estc
Congreso, un Congreso nuevo, constitucional, liberal, revolucio-
nario, á abdica l' en el partido tradicionalista. ¡Dios salve á la pa-
tl'ia~


HlO,; HU';.\>.-17 de :\ovielllhre de 1871.


1\0 ha sido bastante para que el partido progl'esista -democrá-
tico acordase cambiar su línea de conducta el hecho, sin ejemplo,
llevado á cabo por los que hoy nos gobiernan, derribando por una
votacioIl secrl'ta al ministorio (IUO, despues do haber merecido
las simpatías del país, iba {¡ someter sus actos al juicio de las Cá-
maras, ni el tenaz empeño de retener contra la voluntad de las
Córtes el poder por tales medios adquirido, ni la similacion de
una mayoría dinástica para conseguir de la COl'ona el decreto de
disolucion , ni en /in, el deliberado propósito por esta conducta
revelado de impedir á todo trance la entrada en el poder del úni-
eo partido que estaba en condieiones de ejercerlo por su grande y
poderosa organizacion y por la fuerza que sus actos le habian pro-
porcionado en el país. Ha sido necesario, para que el partido \'01-
VitlSe sobre sus aeuerdos, que los sueesos de la rociento crísis hu-
biesen vonido á desvanecer su última duda acerca de la triste
suerte reservada á la rovolucion de 1868 y á todas sus institucio-
nes por los que hoy aparentan ser sus lllÚS esforzados adalides.


HUl7. ZORlULL.\ (P¡'psidrm'(' del Comitd Centrul del pa/'tido radio
rat.)-5 de Marzo de i872,


':\') parece justo IIHe el (jalJinctc actual ces'.' en el i'lJdur I.IJllW




-- :!J:, -
suelen cesar los gobicl'l1oS dignos; no al empuje de la próxima
Cámara, puesto que insultaron á la anterior, deben cesar estos
ministms, sino mm'ced á un enérgico decreto de V, :\'1.


Sepa Europa, sella el mundo, que si el pueblo español no con-
siente gobiernos que le desdoran, que le infaman y que le escar-
necen, el rey escucha las peticiones de su pueblo, y se adelanta á
demostrar, tambien á la faz del mundo, que no puede toleral' {m
su Consejo hombres 'que le engañan, no solamente ocultándole la
verdad, sino falseándola intencional y maliciosamente.


Esto pensamos nosotros; esto piensa la nacion espafíola; esto
pensará todo el mundo civilizado cuando sepa cuanto hay de men-
guado en la conducta de todos los ministros de EspaDa en gene-
ral y del presidente del Consejo de Ministros en particular.


Dios ilumine á V. M. , á fin de que se decida á evitar los dias
de luto que para todos pueden sohrevenir si este gobiCl'no cOIlli-
núa en d poder, mofándose de su rey y del país, que ha tenido
la desgracia de abortarle.


Dios ilumine á V. M., para que el acento de los leales, al pene·
!I'UI' en el r¡;gio alcázat', {¡, incline IÍ dCI.'ol¡-p/,/ws el decoro, la di!J-
"idad!f la honra, comprometidos por los consejeros aduales de
la corona.


Dios ilumiIw a V. M., para que esta nacíon /lO se vea un mo-
mento más á merced de una minoría facciosa, cont['a la cual se
levantan en masa lodos los hombres honrados, sin distincion d('
lIlatices políticos."


f,u Tl!/'tulia.-i'J de Abril de J872.


A la dinastía que ha (~aido, como á la que se ha levantado, las
debo los respetos que la Constitucion marca; poro nana más. Y di-
go esto, porque afortunadamentn el ojal de mi modesto frae no se
ha adornado con ninguno de esos colgajos qU8 la tiranía ha in-
wntado, que ha conservado la necia vanidad, y ([ue son tanto
más chocantes, cuanto que tratándose de una revolncion en que
tanto alarde se ha hecho de democracia, de una revolucion en que
hemos entrado tanto plebeyo, cualquiera diria que nos avergon-
zábamos de nuestro orígen y que queríamos ocultar nuestra ver-
güenza en cintAjos y colorines.


L\i:uml\.\ (D, >1<lnucl).-l· de JUlliu de 187:!.




- 23tJ-
Castelar, Serrano, Martos, Rios Rosas, todos ellos son glorias


nacionales; y ¡ay, señores, si un dia desprestigiarnos á uno, otro
dia á otro, y así sucesivamente los desprestigiámos á todos! ¿ Qué
quedaria de la revolueion de Setiembre? ¿ Qué quedaria en pié?
Quedaríamos algunas medianías, quedaríamos algunos hombres
políticos de escaso valer, como yo; buenos para llorar los males
de la Patria, pero impotentes para aplicarles el eficaz y el pronto
remedio que imperiosamente reclaman.
HO~IERO ORTlz.-3:! de }Iayo de 1872.


Sres. Diputados: de ese edificio que hay en la Puerta del Sol
donde se abriga lo que se llama Ministerio de la Gobernacion, sa-
lieron, como de la Caja de Pan dora , circulares é instrucciones
reservadas á los gobernadores de provincia, y de esas circulares.
de esas instrucciones reservadas nacieron esos enjambres de agen-
tes electorales que recorriel'on todos los distritos de España, para
llevar á ellos la perturbaeion y la violeneia, el desól'den, el es-
cándalo, y todo linaje de indignidades; y permitidme lo fuerte de
estas palabras, porque yo dcmostl'arr llue son verdaderas. La
Constitucion hollada en touas partes con la snguridau de la impu-
nidad, les derechos más rcspetables de los ciudadanos, pisoteados,
escarnecida la libertad electoral; muerte, sang"l'e, prisionns, des-
tierros, allanamientos dl' moradas, ofrecimientos inmorales, mul-
las, destituciones en lIlasa de eUlpleados y ue eorporaeiones po-
pulares; y por último, pal;a que nada rall~ra , y para que fuera
eompleto el esc~ndalo ue tantos ddilos (Iue han l¡uedado impunes,
porque ni uno solo de los que los han cometido han sido proce-
sados; arrilncados los jueces, los millisll'OS de la justicia ~ quienes
las Con:;;lituciones del Estado da toda clase de garantías , d(~ sus
tribunales, para ir á arrastrar con sus togas el polvo de los cala-
bozos. Este es el cuadro que han of"l'ecido las elecciones.


. ¡Libertad! ¿POI' qué olreceis libertad
ú la "acion cuando pcnnitís que se violen touas las leyes y que
se escarnezca y pisotee la Constitucion 1 ¡ Felicidad! i,Y os atre-
veis á hablar de felicidad, cuando el tesoro púhlieo está hundido,
l;uando está metido en una sima de la cual no es capaz de sacarlo
la cieneia de nadie t Ojalá pO,damos salir de esta siluacioll aun




- 237 -
dentro de muchos aiíos! iFelicidad! cuando los puelJlos están lle-
nos de miseria, cuando pesa sobre ellos, como la espada de Da-
mocles, ese presupuesto que yo dudo que pueda hacerse efectivo,
aun suponiendo, por más que no se pueda suponer, que salga de
aquí tal como se ha presentado.


PASARON y LASTRA.-7 de Julio de :1.872.


Los pnrtidos, como los pueulos , sufren sus enfermedades, que
son dificilísimas de curar, y el partido liberal espaiíol está sujeto
Ú una epidemin terrible, de la cual apenas si se salvan los más
prudentes, los más cautos y los más inteligentes: el partido pro-
gresista espaiíol ha encontrado casi siempre en esa enfermedad
los mayores obstáculos para su marcha regular, y en estos últi-
mos tiempos esa enfermedad ó esa epidemia ha tomado tal incre-
mento, que pone espanto en los ánimos más serenos: esta enfel'-
medad, seiiores, j8 comprendereis que esta enfermedad es la que
en el lenguaje vulgar se llama populachería.


Por la populachería se establece una especie de puja de libera-
lismo en la cuol nadie quiere quedarse atrJs, todos aun más nde-
lante de [o que sus propias condiciones y las conveniencias del
país les aconsejan; por la populachería se aceptan muchas yeees
pl'incipios que antes \101' cOlIViccion sp rechnzaban: por la po¡Jltla-
cherín, en fin, se adoptun ciertas direcciones y se establecen cier-
tas corrientes peligt'osas parn los mismos que las adoptan y Ins
establecell. No reconozco nada más terrible para el partido libe-
ral que In populachería; por la populachería, se ve muchas veces
ir ú Jos hombres á donde no debian ir, y cuando ven la profnndi-
dnd del auismo á cuyo borde han llegado sin apercibirse, enton-
res huyen espantados como la gallina empollando huevos de águi-
la huye espantada de sus propios hijuelos.


SAGAgTA (D. Práxedes).-8 de Junio de :1. 872.


La gran responsnbilidad que ya contrnjeron los ministros de la
corona al acept3r el poder en menosprecio de las prácticas parla·
mentarias, y sentando un precedente harto lamentable en la con-
sideracion de los que sinceramente deseamos la seguridad de las
instituciones, hoy se ha hecho mucho más grave al aconsej8l' á




s .. \1. la disoludon de unas CÓl'te~, de cuyo I'Jcl'cicio estauan lJl·ll·
dientes los negocios más vitales del Estado y la ouscrvancia ex-
tricta de la Constitucion. Todos los
artículos constitucionales relativos á la imposicion y cobranza de
las contribuciones están infringidos; infl'ingido tambien el que se
refiere al contingente naval, ~. hollada la ley que fija la fuerza del
ejército.


Si de estos atentados, que lanzan sobt'e el país todas las ame-
nazas de la arbitrariedad, pasamos á 011'0 género de considera-
ciones, l'esultará evidente que en ningun período de nuestra his-
tol'ia han sido heridos á un mismo tiempo y de un solo golpe
tantos y tan sagrados intereses. Los
ininistros responsables, al conseguil' la disolucion de las últimas
Córtes, anulan, en perjuicio del trono, la alta significacion de que'
estnban revestidas, suscitan dc nuevo todos los proulemas, en-
cienden las pasiones, y proceden, en fin, como si tuvieran algo
que temer del desprestigio del monarca y del sosiego de la n[l-
don.


y no les básta haber arrojado sobre el campo político estn semi-
lia de discordia, y aumentan, incansables, la general zozobra,
aumentn la más peligrosa de las reformas en el más inoportuno
de los momentos. Amagada en Filipinas la existencia de nuestra
raza, disputadn P,11 Cuba la integridad de nuestro territorio; com-
batidos en Cataluila, en Navarra y en otras provincias los triunfos
de la libertad, y aun las conquistas de lacivilizacion, pregonado
ya en Andalucía por medio del incendio, el robo y el sacrilegio,
pi pavoroso programa de la demagogia envalentonada; en estos
momentos, en que todos los intereses sociales y políticos, con más
derecho que nunca, reclaman el auxilio de la fuerzá públicn.
anuncian y prometen la supresion de las quintas y la reforma del
ejército. Xo parece sino que fundan su existencia ministerial en
el espanto de todns las clases sociales que viven del órden, se go-
zan en aparecer más débiles y desarmados á medida que son más
fel'oces las amenazas que en todas partes se levantan.


En presen'cia de tales hechos, y en vísperas de unas
elecciones generales que por tercera vez, sin contar las de ayun-
tamientos y diputaciones generales, en el período de ailo y medio
renuevan la pasion y el disturbio. ¿Cuál debe ser nuestra condue-




.- :l:i~) -
ln ~ ¿ SOIl aeeplnlJles las conuieiones ('11 que In prúxiIl1fj lucll3 Sl'
IIOS o[l'ete"?


Removido el personal de la administracion en nómoro tan es-
eandaloso que no tiene presente alguno ni en las frenéticas alter-
nativas de la libertad'y el alJsolutismo, ni durante In guerra civil,
lIi despues de la revolucion tle Setiembre, los cargos públicos
quedan convertidos en miserables instrumentos electorales, Milla·
res y millares uc familias In mentan en la miseria la necesidad que
tiene 81 Gobi8rno de puestos vaeantes para ofrecer complacencias
administrativas, ganar amigos y fingir prosélitos. La misma coa-
licion con que intentnron derribar del poder {¡ nuestros repl'esen-
lantes, ponienuo en 3ventura todo lo existente, hoy, con mayor
escándalo que entonces; subsiste todavía entre el gobierno monál"
quico y el partido republicano. Nuevo ejemplo sin precedentes y
sin nombre. Las heces sociales se agitan y conmueven el calor ue
siniestras esperanzas: en unas partes ya han sido armadas, sin
exámen , las muchedumbres; en otrus aguardan las armas, que
llegarán sin duda con la oportunidad necesaria para que á un
tiempo reciban los electores las cédulas y los fusiles. Y en medio
del general trastorno) el partido conservador·liberal, único que
pudiera sel' escudo á tantos peligros, yace convaleciente de sus
anleriol'es fatigas y acerbamellte irnpresion~do al contemplar la
inutilidad de sus esfuerzos


Mallifiesto <lrl partido (,ollscrvador. (Lo llrman SERRANO, SA"TA
CHeZ, RlOs ROSAS, TOPETE, SAGA~L\. et8.)-:> de Julio ue 1872.


Llegó por fin el uia de la reparacion, de la justicill y de la mo-
l'alidad: y ¿qué hemos Yisto y estamos viendo?


¡Ah! por desdicha uel país El Imparcial, no puede negarlo,
Muchos de aquellos desdichados patriotas á quienes la miseria y
la desesperacion arrancaban lágrimas á sus ojos en tierra estrafia,
hoy son ricos y poderosos sefiores que insultan con sus bahilóni-
cos festines á un pueblo hambriento que se agita entl'e los hara-
pos que le cubre. IIoy, los pohr8s uesterrados d(~ ayer, pl'CSelltull
Ú sus esposas ó hijns en las recepciones de palacio y en las divel"
siones públicas COll un lujo de trajes y de'joyas que forman uolo-
roso contraste con la miseria pública, Hoy, los que ayer censura-




- 2W-
ban la vanidad ridícula de los moderados, no encuentran sitio en
sus pechos para colgarse grandes cruces, ni desdichados vivido-
res políticos á quien concedrrselas gencrosamente , sin coutar el
maravilloso procedimiento que siguen para fundar una aristocra-
eia democrática que reemplace á la aristocracia tradicional que
los repudia y abandona.


Los que ayer ponian el grito en el cielo porque el general Nar-
vaez espulsaba del ejército á los jefes y oficiales de opiniones li-
berales, hoy espulsan á los jefes y oficiales liberales por el solo
delito de que no quieren ser otra cosa que militares, y no socios
de la Tertulia progresista ó aliliado~ á la cofradía cimbro-radical.


Los que se escandalizaban cuando los ministerios moderados
hacia n promociones en el ejército que r\o estaball debidamente
justificadas, y prometian al país la revision de las hojas de servi-
cio , Vara el dia en que triunfase la justicia, han elevado á gene-
rales á muchos que hace cuatro aiíos eran capitanes, ó cuando
mas comandantes, y 8e niegan á la revision de las hojas de sel'-
vicio, vedlda por la inmensa mayoría de los militares, escandali-
zados á vista de las tremendas injusticias cOlIH,tidas por la familia
il(~mocrático-radical.


1.11 Independencia ./<,'spml()!rt del 10 de Setiembre de 1872.


Pues bien, señores; estaba rescl'vado al SI'. Huiz Zonilla , al
radical Sr. Ruiz Zorrilla, ser el primer Presidente del Consejo de
Ministros que tuviera que quedarse á las puertas del Parlamento
con algunos ue sus compañeros si las sesiones hubieran conti-
nuado. Entró, pues, por la puerta falsa de la Constitucion y sal-
tando pO!' encima del Pal'lmnento.


Yo creo, y esto lo digo sinceramente, que el Sr. Ruiz Zorrilla
cuando renunció el cargo de Diputado para retirarse á la vida pri-
vada, tenia el propósito firme de no volver á la vida pública: sin-
(~eramente lo creo, porque no se hacen ciertas cosas sino con un
propósito firme; pero es la verdad que para los que no conocían
el carácter de S. S. su' renuncia del cargo de Diputado, renuncia
que yo traté de evitar por todos los medios imaginables, á pesar
de ser adversario de S.'S. y sin tener en cuenta que algun dia ha-
bían de venir ú echarnos de este sitio los amigos ue S. S, , ó por




- i41 -
lo ménos á decir que no hacíamos falta; es la verdad, repito, qU(~
para los que no estaban en antecedentes, para los que no conocen
las condiciones de S. S. , la peripecia dehió parecerles una farsa
para imponerse al principio de Gobiel'l1o y il aquella mayoría y
decirles: no solo vengo á ser Presidente dd Consejo de JIinistros.
Rino que wngo á ocupar este puesto no siendo Dipulado, no sien-
do Senadol', por encima del artículo 88 de la Constitucion del Es-
tado.


Así se dió el escándalo de la disolucion de las CÓl'les contra lo
pl'eceptuado en la Constitucion, contra las prácticas parlamenta-
rias; así se dió el escándalo de la entrada del Gohierno fuera del
Parlamento, saltando por encima del artículo 88 de la Constilu-
cían, y así se dió d tercer escándalo, el escándolo de dos eleccio-
r.es generales por el sufragio universal. que han dado un resulta-
do completamente distinto. En el espacio de tres meses ha visto
Europa asombrada que el sufragio universal en Espaiía proclama
dos cosas distintas, dos resultados opuestos. Por más que ese re-
sultado se explique aquí echándose los partidos mutuamente la
culpa unos á otros, en el mundo político se le juzga de una ma-
nera que honra poco al sufragio uniYeI'saJ.


¡'LLOA.-iO de.Octubre de 1.872.


Esto mismo me lo han repetido de muchas partes. Nunca ha
estado ei país mas pobre que ahora. Es \lna comedia tan singulal'
lo que está pasando, que \'erdaderamente asomhra: los Golliernos
siempre están lamentándose, los partidQs q'!e están en la oposicion,
todo se les vuelve hacer promesas pomposas con el fin dc ¡¡lcan -
zar el poder, de modo que todo el mundo esta (l'seanrlo que L'ntrrn
a mandar , porquf~ cl'ee que enspguida van 3 1!0\'('1' onzas rI(' oro.
Es mas; el p:lI'tido que ha caido hace poeos lllt;'P." ha dicIJo lo
mismo cuando estaba en la oposicion, y cu:~ndo sullió al poder sr
convirtió en un verdadero Jeremías. i Estamos 8l'1'uinados ! Por
desgracia, esta es la verdad~' poro tan arruinados y tan 017 deca-
dencia estamos cuando mandan los UIlOS que cuando mandan los
otros.


Tampoco debe violarse la cort'espondencia.
¡'omo sucede muchas veces. Sabido es que en San Sebastian y en


Hi




- 242 -
otros puntos han montado ulla ollcina, que los fmnceses llaman
!}abinete negro, en el cual se entretienen en abrir algunas cartas,
de las cuales han venido varias al famoso espediente de los 2 mi-
llones. ¿ Y puede darse cosa más indigna de un Gobierno que el
ejecutar una accion que no la haria ningun particular? Pues bien;
esto se hace en muchas partes. Yo me prometia que cuando los
radicales vinieran al poder corregirian esta mala costumhre y su·
primirian la policía serreta.


Resultado de esto es, que no hay
moralidad en los pueblos, porque los Gobiernos que tienen á su
frente no quieren que la haya; pues la moralidad ha de venir del
Gohierno, como el agua de una fuente que despues corre. Pero
cuando se ven ejemplos como el que ayer nos presentaban los se-
liores Zorrilla y Hlloa, cuya polémica no era más que una de esas
corridas que á mí me hicieron no volver al Congreso, lo que su-
cede afluí es eso de más eres tlí.


OUENSE (D. José ~[aría).-H de Octubre de 1872.


;\0 lo dudeis, Sres. Diputados; si nosotros los revolucionarios
de Setiembre no sabemos, no querernos, Ó 110 podemos dar á este
país la tranquilidad que le hemos ofrecido, .que tanto ansia, otro
vendrá y se la dará. Los pueblos, decía Lamartine, cuando se ven
expuestos á perecer en el oleaje de las turbulencias políticas so-
ciales, se agarran para salvrtrse ó la hoja de una esprtda ó ó las
]Juntas de las bayonetns.


y sin embargo, Sres. Di-
putados, la (~omision de mensajc se ha permitido escrilJir en el
proyecto de eontestacion al discurso de la coronn, una frase inve·
rosÍmil quc voy á tener el honor de lecl', y (Iue yo espero que
borrará. Dice así:


dusto es que el Congreso de los Diputados se congratule con
V. M. por haberse conseguido el restablecimiento del órden .... ))


Éntre paréntesis, ¡qué serenidad y qué valor se necesita para
poner una firma al pié de esta;; palalJras viviendo en Espalia en
el mes dc Octubre del alio de gracia de i872!


Alió en los últimos auos del reinado de dolia
Isabel n, para adivinar cuál iba ú ser la rnnyoría de un Congre-




so convocado, bastaba conocer el nombre dell\Iillistro de la G0·
barnaclon encargado de dil'igir las elecciones. ¿Se llamaba el Mi-
nistro D. Cándido Xocedal? Pues ya nadie ponia en duda que la
mayoría sería afecta á la política de D. Cándido Xocedal. ¿Se lla-
maba D. Luis Gonza lez llrabo? Pues ya todo el mundo ponia fue-
ra de duda que la mayoría estaríu absolutamente idclltiflcadu COII
la política de! Sr. Gonznlez Brabo. Podia decirse entonccs, sin hi-
)l('rllol¡;, que cuando la Beina llombraba un Ministerio cn YiSpCr8s
de clecciones, nombraba implícitutllente todos los Diputados de lu
próxima mayol'Ía. Un sistema electoral que así permitia el falsea-
miento del r("gimen representativo, estaba juzgado, estaba herido
mortalmentn.


En efecto, sobrevino la revolucion de Setiembre, y el voto res-
tl'ingido desapareció entre las ruinas de lo pasado, desapareció
bajo la influencia de la inmensa pesadumbl'e de su universal des-
crédito; y el país, léjos de acogerlo con la desconfianza con que
suelen recibirse todos los ensayos y todas las innovaciones, lo
acogió como una esperanza lisonjera.


Cuatro ailos hace que estamos prnctieando e! sufragio unircrsal,
¿y I¡ué sucede ahora? Veámoslo:


Cuando subió al Ministerio mi querido y particular amigo el se·
liot' Huiz Zorrilla, jefn de un partido, que es minorín en el pnís,
¿puso úlgui(']] en duda que In mayoría de (~ste parlmnnnto srl'Ía
l'adicaP


Si en vez del :'.1'. Huiz Zorrilla hubiese subido el SI'. Pí Y Mar-
gall ú el Sr. Figueras, ¿sería para nadie dudoso que la mayoría
de este Parlamento habrin sido republicana? Pues si esto sc puede
de(:ir de todos los hombres políticos, en el caso de ser llamados al
poder, si este es un hecho evidente de toda evidencia, no debe-
mos extraíiar que el país comience á mil'ar con cierta prevencion
un sistema que es tan dúctil, que es tan flexible, que es tan ma-
leable en manos de todos los Gobiernos, como lo era el anteriol';
110 debemos extraíiar qlw nsta prevencion !nstilllosa comience á
ganar prosl~litos at'lll en los campos mús avrll1zados, cuando el mis-
mo l'roudhon, en su libro la rcrolucirH! social, nos ha dicho que
dehia pürmitírsele á él, filósofo; á él, republicano, consignar ]la·
ra inteligencia dn la historia y para enseíi:lI1za de! pOI'venir, <¡Uf'
en pueblos de educacion tan atrasnda, el surl'agio tllli,'el'saL I('jos




- 24.'] -
de sel' un progl'l~SU, es un oostáculo pal'a la Iioertau.


Nadie olvidará aquellos discursos pronuneiados
en el Circo de Price, ni aquellos artículos tristemente famosos
que vieron la luz sin protestas ni cOI'rectivos en vuestros periódi.
cos más autorizados, y á cuyos autores por cierto estais recompen·
sando hoy con prodigalidad ostentosa. Un dia declarábais con au-
dacia demagógica que era menester orear el Palacio de Oriente,
otro dia escal'l1ecíais los sentimientos piadosos de una augusta se-
iíora, pronosticando para ella las supremas torturas morales y las
hondas angustias de la infeliz Carlota de A uSlrin, de nquella des-
venturada pl'incesa á quien lIamábais ü'reverente , insultando al
mismo tiempo la majestad del trollO y la majestad más sagrada
del infortunio, la loca dpl Vaticano'.
Adem~s, ¿quién habrá aquí tan cándi-


do que ne en la severidad ni en la pureza de vuestros sentimien-
tos democrúticos? ¿ Demócratas vosotros, cuando apenas se os vé
el trage bajo ese aluvion ue Cintas y bandas de todos los colores
eonque os habeis apresurado á cubrirlo y á ocultarlo! ¡Demócra-
tas vosotros, cuando no pasa dia sin que la Gaceta nos traiga una
nueva hornada de títulos y grandezas conque habeis querido im-
provisar una aristocracia inverosímil, una aristocracia oscura, una
aristocracia haitiana, aristocracia que, excepcion hecha del nom-
bre de Mendez Nuiiez , cuya gloria ciertamente no os pertenece,
Ilada representa ni significa nada, pues no representa el herois-
mo, ni la inteligencia, ni la propiedad, ni el capital!


. ¡Abajo las quintas! dijísteis, llevando
In pertUl'bacion á todos los distritos de España con este grito; y
vuestro primer proyecto de leyes llamando ~o.ooo hombres al
servicio de las armas, arrancando esos brazos al comercio, á la
industria (Rumores). El sistema de las quintas ... (Cuntinúan las
í'lWWl'es.) l'lo sé que significan esas interrupciones. Yo soy parti-
dario de las quintas; pero lo digo sinceramente, y no engaiio á mi
pais diciendo «aboliré las quintas, D para pedir despues ~O,OOO
homhre!:!. Queda, pues', contestada esa interrupcion ( Una roz : ¿Y
el Gobierno provisional?) El Gobierno provisional no hizo ese ofre-
cimiento, lo hizo la Junta de Madrid. Queda contestada esa última
tIlterrupcion. Vuestro segundo proyecto ha sido para pedirnos que
se os autorice para realizal' un empréstito de 4.000 millones de




- 2115 -
consolidado, que vendrá á aumentar el déficit ue nuestra desdicha-
da Hacienda. iLegalidad, extricta legalidad, y cobrais las contri-
buciones sin haber sido votadas por las Córtes, y apenas hay Ull
artículo de la Cóustitucion que no hayais infringido! ¡Hecta admi-
nistracion de justicia, y apenas hay un crímen que no quede impu-
nel ¡Seguridad pública, y los motines se cuentan por di as , y hay
más peligro en viajal' hoy por nuestros ferro-carriles del que habia
en el reinado de Fernando VII en recorrer á caballo nuestras pro-
vincias, en las que ejercian libremente su socorrida indugtria nu-
merosas y bien organizadas guerrillas de ladrones! Restableci-
miento de lfA paz, y corre á torrentes la sangre de nuestros solda-
dos, y los carlistas son dueiíos de parte del principado de Cata-
1uña.


En resúmen , ¿qué ha quedado de vuestras promesas? Yo os lo
diré. Una quinta de 40.000 hombres, la Hacienda al borde de la
bancarrota, la anarquía convertida en estado normal, todas las ins-
tituciones en peligro, la Constitucion hecha pedazos, y la integri-
dad del territorio amenazada en América. ¡ Ah I !\fa I hal'Ía quien
tuviese impaciencia por derribal'os; vuestro mayor enemigo son
vuestros propios actos; por haber caido prematuramente el pri-
mer ~lini:,terio radical, habeis adquirido una apari~ncia de popu-
laridad que ya en ese banco va desvaneciéndose como leve humo.
Yo, como hombre de pal·tido, me felicitaria, lo digo sinceramen·
te, de que se prolongase todo el breve tiempo de que es suscepti-
ble de prolongarse vuestra efímera y trabajosa existencia minis-
terial, si no viese que estais cavando el abismo en cuyo fondo
pueden hundirse y desaparecer por largo tiempo, no tan solo es-
te edificio de la revolucion, á tant~ costa levantado, no tan solo
nuestras venerandas libertades, sino tambien los más altos y sa-
grados intereses de esta nuestra patria querida, tan abandonada
hoy por la fortuna, como digna de más gloriosos y mas espléndi-
dos destinos.
RO~IERO ORTlz.-11 de Octubre de 1872.


Yo, durante el Gobierno provisional (yen esta Cámara hay al-
!lunos de los individuos que formaron pal'te de el), me opuse, pl'O-
f'urp pOI' todo~ los medios que estaban á mi f1lcancp que no sr le-





- 24,6-
vantára el patíbulo en Espaiía, no era para delitos políticos, que
rso lo hahíalllos a(~o['dad() df>sde l'1 prilller dia en qlll' formamos
(;oIJierl1o, ~ínü tambkn para delitos comlllWS. })(~SPIWS rllí "\lini,;-
lI'(I de Gracia y Justicia; eXGmill," la sitllaeion drl país, e"amirH', la
""t:ldÍstiea criminal, ~ contra los principios r¡IIU rl'specto de esl:1
Ilpinion pudiera yo tener, y rontl'a las ideas que yo abrigaba du-
rante el gobierno provisional, me convencí do (¡ue era imposible
prescindir de ella. Es triste, es duro, es doloroso, es lo que quie-
ra el Sr. Huelves, pero es la verdad, que todavía los espailOles no
estún al nivel de S. S, ni al nivel de los que quieren la supresion
de esta pena, y es la verdad, y lo que voy á decir aquí, porque
es nc(~esario que el parlamento y el país se acostumbren á oir la
yerdad, esta es la única pena que se teme; es la única pella que
impone ú aqu"llos que cometen UlI delito d" los que con esta pe-
na están castigados.


:So voy ahora á entrar á averiguar si consiste en la prodigali-
dad de los indultos; no voy ú saber si consiste en nuestro imper,
fecto sist(~ma penitenciario Ji en el estado de nuestros presidios:
no voy Ú discuti!' si consiste en nUestro jJroeudimiento criminal y
en la forma que hoy tiene la administracion de justicia, yo no lo
sé. Lo que si es que aquel á quien se dice habiendo cometido uno
de esos delitos horribles; que aquel á quien se dice que vá á tener
una pena pe!'pótua, que ~i fuera verdad lIO traería eonsigo más que
el suicidio ó la locura; (Iue aquel á quien se dice que vá á tener
una pena perpétua que en concepto de los buenos ct'iminalistas
por odiosas ó insostenibles debcn quitarse; 'Iue aquel á (¡uien se
dice esto en Espaiía, lo considera como si no se le impusiera pe-
na por el delito que ha cometido,


y como esto es verdad, yo, sin entrar en otros detalles, tengo
el gran sentimiento de oponel'lne Ú la proposicion del Sr, Huelves;
>" voy á deci!' más, despues de lo que ha ocurrido uu Espafía en
divcrsas épocas, y cspecialuwnte durante estos cuatro aiíos, si ú
mí se me digcra aho!'a, lo digo con sincel'idad, como, yo digo las
co~as ant() el parlamento. y ante el país, si á mí se lIle digera aho-
ra que la pena de muerte estaba suprimida para toda clase de de-
litos, no estaria vcintc y cuatro horas "n estn banco.; no por mí,
porque ya sé ú lo que me obligan mis deberes, SillO [lO!' los altísi-
mos illtereses I¡lle en todos los sentidos, y lJCljo cllülr¡uicl' ü~[lccto





- 24,7-
que se miren, tienen el deber de defendel' todos los Gobiernos, y
mayor t.odavía el Gobierno que ocupa este Banco, en la sitllacion
('11 que se cnGucntra el país.


Buz ZORUlLLA ( Presidente del COl1s~jo de Jliliisl/,os). - ';lIt, de
OGtubre de 1872.


La Iberia dicta á los radicales estas regras de urbanidad y bue-
na crianza:


"Si os convidan á comer. no echeis los huesos en el plato de\.
vecino.


-Si al entrar de visita llevais mojado el paraguas, no os prc-
senteis en el salon ni le sacudais sobre el traje de las selloras.


- Si veis un sombrero sobre una silla, no os sent.eis encima,
porque es de muy mal gusto.


- Si se trata de beber, no confundais la manga de cualquier
convidado con el vaso.


-Cuando veais una senora que ya con vestido de seda no pon-
gais los piés en su falda.


- NUlIca deis un puntapip sino ('uando Asteis segUl'os que no
pueden d(wolvél'osle.


-Xo escupais en el rostro d(~ los amigos.
- No digais nunca {¡ lIna mujer de treinta aiíos que está muy


hien conservada para su edad.
- Cuando escribais á los electores tened cuidado de echar la~


('artasallmzon, sin confundirle con cualquier otro boquete.
-Si os presentan en cualquiera casa, tened cuidado de saluda]'


con cortesía, y si lllleve, limpiarse antes las botas.
- BeLed el té de Zorrilla poco á poco, no dig'a ese caballero


f¡Ue sois unos glotones.
- Si el presidente del Consejo os invita á que aticeis el fuego


de la chimenea, haced lo con la badila, y no con el bastan.
Por último, os aconsejo que no voteis el Banco hipotecario.),


El Tiempo.-16 de Noviembre de 1872.


El despecho, la envidia, la impaciencia, un conjunto de malas
pasiollc~, un conjunto de promesas inconcienles, son las (Iue han




- 2~8-
traido á este Gobiel'no al poder, son las que han traido al partido
radicnl á la situacion. ILa envidia! ¿Quién y de quién? ¡El despe-
cho! ¿Por qué? i la impaciencia! ¿Dónde está demostrada? Hable
ue una vez claro S. S. , hable de cosas y personas; que yo, des-
pues de haber callado mucho tiempo, estoy dispuesto á contestar
á lo que se dice al oido ahí fuera, á lo que se dice en sueltos de
periódicos, á lo que se dice en otros sitios á donde me daria ver-
güenza ir á contestar.


¿Quién tenia impaciencia por ser pode¡', cuando los amigos de
S. S. ocupaban este banco? ¿Dónde está la prueba de la impacien-
cia? ¿Qué medios se emplem'on para que los amigos de S. S. fue-
ran sustituidos par los mios? ¿Dónde está el despecho? ¿De quién?
El despecho conduce, cuando se tienen condiciones de carácter,
euando se tiene energía. cuando se tiene honradez, cuando se tie-
ne con~ecuellcia, cuando se tiene prestigio, cuando se tienen me-
tlios, el despecho conduce á rennir- todos los elp.mentos amigos y
todos los elementos afines, y hacer que los amigos vayan por cier-
to senda, y decir con la sonrisJ en los lábios á los enemigos que
es [¡¡cil entendCl'se con eltos, porB que obedeciendo á esta mez-
quillB y maldita y miserable pasioll de nuestra política nos lleve,
el-eyf~nllo que nos lIr.va a In vengJ!1za, pl-imel'ü al CDOS y á la anal'-
l[uÍa, ) de'r)ua~ al 1'~~ll1ordimiento pal'a los hombres buenos, y il
1<1 sonrisa rliabólic, ya In explotacion para los hombres que creen
que la po!ilica es un V "Jo de cOlllpadl'cs y Ulla manera de vivir
bien.


PéH'O no habh el despecho, ni es el despecho el comejero de
los bOlllbre~ que bacen lo que han hecho algunos. ó lo que ha he-
eho illguno u quien S. S. Sill duda aludia, aunque no le ha nom-
brado, y con1l) yo CI'e) r¡ue h~j de venir un momento en que aquÍ
se disClltl to-:lo, pJl'a entO:1C8.' 8Spi~rl}. y entonces sabremus á que
atenel'l1os respecto á esas y ot¡'as malas pasiones.


Ruz ZonnrLL.\ (r"i'sidl'J¿t l' dl'l C91WjrJ dI' Miliistl'l).~ ),-2 r dr
;,:oviembl'c de 1872,


~o hay nada, Sres. Diputados, á que durante veinte di as no se
haya acudido; la Gnfermedad de una augusta persona; los partes
tclegraí1cos diciencb que habia muerto y diciendo que las Cáma-




- 249-
ras se iban á declarar en convencion; boletines revolucionarios
circulados por los cafés todas las noches durante tres ó cuatro
dias; artículos llamando á las armas y diciendo que habia llegado
el momento de la pelea, durante quince ó veinte dias, provoca-
ciones de todas clases; excitaciones de todo género, hombres que
por el carácter parlamentario que revisten han tenido la libertad
que no habian tenido otros ciudadanos habiéndose conducido como
ellos; en una palabra, todo lo que puede' procurar un partido que
tiene elementos, que tiene medios, que tiene masas, que tiene pres-
tigio, tratándose de una cuestion como la cuestion de quintas, todo
se ha procurado por aquellos que no estando conformes con la con-
ducta digna y sensata que les aconsejaban los hombres que conocen
la política, los hombres que conocen el país, los hombres que saben
IIue solo se sublevan los pueblos cuando sienten dentro de su alma
la necesidad de sublevarse; todos los medios á que podian acudir,
todos los han empleado, incluso el tratar á eso¡., hombres que tra·
taban de hacerles desistir, de peor manera, con cnlificativos más
duros y mas denigrantes que aquellos con que trataban al gobier-
no. Yo
suplico ú los Sres. Diputados que 1'0 lo han leido, ya pesar de
lerrlo, yo les Ruplico que lo tengan presente, y yo les suplico tam-
bien que aprendan a conocer a los que son tirllnos desde el blinco
azul y despUf~s quieran blcsonar de liberales y de revolucionarios
desde la oposicion.


RUlZ ZORRILL.\ (Presidente del C¡;msejo de Ministros). - 21> de !'io-
"iembre de 1872.


Cuando el Ministerio Sagasta vino al Congreso en d/lmanda de
un bUZ de indemnidad por la opel'acion del crédito de los 2 millo-
nes, corno comprobantes ó justificantes de su conducta trajo al
Consejo un exp(~diente que yo no califico en este momento, pero
que el Congreso y el país conocen. Este expediente se pasó á la
comision nombl'ada entonces para dar dictámen acerca de dicho
bill de indemnidad.


Pues bien, Sres. Diputados: cuando se presentó la acusacion
contra ese Ministerio por el acto que motivaba el bill de indemni-
dad, lo~ imlivielllos el!' la romi$ion han (',reído qUf' estallan en la




- 2i:iO-
obligacion dc pedir que vinirra ese rxpcdiente; dicho expedien-
tr sr ha lwdido y no vi(,!lr porqlw resulta que se ha extraviado.
:ol¡ ese l'xpl~diente se ha e\l¡'¡jyiad,), si como de pi¡J)lil'o se dkc, s,'
,;xtl'avió ¡jutes del advenimi(;uto de la actual situncioll, en manos
de los seuorcs conservadores ';8Iá; en ma/lOfl del Sr. Sagasta estil
(1] que al momento se dl' dietámen, facilitando que aparezca este
expediente.


H1VERA.-27 de Noviembre de 1872.


El espectáculo que están dando al país radicales y conservado-
res, desde que, en hOl'a funesta, se dividió el antiguo partido pro-
gresista, es capaz de disgustar de la política y de que piense en
retirarse á vivir en un desierto, si aun allí pudiese verse libre de
las consecuenc.ias de aquella disidencia, al hombre más patriota y
de más fe en el triunfo de la libertad y de la justicia.


Partidal'Íos de la obra de las Constituyentes,
eonvencidos de que cuak¡uiel'a mudanza que la destruyese no ha-
ria más que aumentar los males que padeee el país; no viendo co-
mo rnet11lgos ni amigos á quienes debemos aborrecer, ni apoyar
ni por agt'adecill1iento personal ni por conviccion ni á tidos ni
Il'Oyanos; ¿ cómo podríamos ser ministeriales ni de la oposicion,
cuando lo mismo radieales que eonservadores están dando prue-
has de que ni el patriotismo, ni la consecuencia, ni siquiera el sell-
lido eDlllUl1 tienen p¡¡rlf) en sus acciones?


Pum los hombres honrados, políticamente hablando, para d qllt)
del juego de los partidos, ni de estos ó de las otras instituciones
espera nada ni quiere nada, ni aspira á otra cosa que á un go-
biCl'no deeente, ú una situaeioll hOIlrada, no puede haber atracti-
\"0 ni en unos ni en otros. Todos son iguales, así en el Gobierno
corno en la oposicion: todos aspiran al poder por el poder; no tie-
nen ni siquiera el pudor necesal'Ío para encubrir las más vergon-
lOsas debilidades; ¿cómo ha de ser uno ni conservador ni radical,
como son radicales y conservadores los que se disputan el man-
do bajo esos dictados?


Ll¡ Crónica de Catalulia.-27 de Noviembre de i872.


;\'0 tenemos policía; sin la cual el sistema rept'csiyo es ulla co-




- 251 -
sa casi completamente imposible. Yo la he de organizar como
l!xiste, y si me fuera posible, me.iol' quC' exisln en rngla!nl'l'a, den-
11'0 d(~ lns Ill,!dios qlW los pl'C'SllIHW:',I.OS illl' d,"Il; y ~i me fallúrdll,
ri'll!ll'in ;1 pndíl's()lOS al Congl".'';o.
Tengo tnll1J¡iclI la creC'llcia, Sres. Dipulados, y ('sto lo h() dicJ¡o ('11
pi SCI10 de la conlianza, y quiero p(!rmitirl1le decido esta noclw
en el Congreso; tengo la el'eencia, Sres. Diputados, de que ú pe-
sal' de todo lo que decimos todos los dias y á todas horas del pue-
]¡lo español, la oposicion cuando no se sublova, y el Gobiorno
cuando se revela, el plleblo español es el pueblo más sensato, el
pueblo más digno, el Plwblo más gohel'l1able dAl mlllldo. Y no lo
dirl- yo porque no haya tenido grandes disgustos cn la cuestion de
órden público; pero esta primera p8l'te no tenia yo que decir á los
Srrs. Diputados que la habia dicho en el seno de la (~Onflallza. Es-
tR primera pBrtc se podia decir aquí; pero hay una segunda parte
que yo no hp dicho hasta ahora más que en el seno de la .conllan-
za, y que hoy voy á decir al Congreso: ¿Snbeis quiénes son los
perturbadores en estf~ país? ¿Sabeis quiénes son los elementos que
en este pais traen la discordia que unas veces se llama guerra ci-
vil, y otras veces se llama revolucion? Xosotl'OS, los hombres po-
líticos de todos Jos partidos.


Aquí no hay términ,) medio, Sres. Diputados: yo siento tener
([ue decirlo desde este bauco, en vez de decirlo desde el banco
de los Diputados, pOl'([UO estoy seguro que los Señores de las opo-
siciones han de deeil', tengo de ello casi eOlllpleta seguridad: ~ El
Sr. Iluiz Zorrilla habla de esa manera cuando está en el Gobierno;
debia haberlo dicho cuando habia a([uí otros individuos sentados
en el Banco IVIinisterial y él se hallaba on el banco de los Dipula-
dos. ,) Lo hubiera dicho lo mismo si hubiera llegado el momenlil,
tengo esta eonviccion. Xo lo digo, porque seria candidez en mí,
no lo digo por hacer desistil' á llingun partido político ni á nin-
gun hombl'e público de sus propósitos ni de sus ideas, ni siquiera
de los medios que sea su propósito emplear para hacerlos triunfar.


Lo digo o; aúwulalltia conlis; lo digo porque lo siento; lo digo
porque creo que mientras no nos persuadamos de que la adminis-
tl'acion no debr estúr al sel'vieio de la política, de que los partidos
110 lirllen lIlÚS romedio que reronorer la legalidad comUIl, cual-
'Iuiera ¡¡HC ella seil. \. ~'(J cJ'co ([ue la flwjor legalidad es la 1[111.'




- '252-
reconoce los derech'Js de todos, y esta es la que nosotros proela.
malIlOS y practicamos; que mientras los partidos no se convenzan
de que es completamente imposible fiar á la fuerza todos los días,
y á todos los momentos, y en todos los instantes, el triunfo de
aquello que proclaman, el país seguirá tan perturbado como está
hoy: el país progresará segun que sea mejor Ó peor el Gobierno
que se siente en este banco; pero la España no será lo que tiene
derecho á ser por sus condiciones de riqueza, por sus sacrificios,
por las circunstancias que, como he dicho antes, la adornan para
ser fácilmente gobernada.


RUlz ZOBRlLLA (Presidente del Consejo de Ji iJlist/'os j. - '20 de
Diciembre de 1872.


Un nuevo infortunio, á cuyo solo anuncio se han convertido en
desgracias secundarias las que no há mucho tiempo parechm in-
sufribles, demuestra ante todo su funesta importancia, fundiendo
en una las volunt~d"s de todos los que susaiben, (fue, individuos
y representant"s de divers~s eS(~lleIAs polítieas, al ap:lrecer unidas
ante el país, dan cl81'1 pI'lleba de que el asunto que tan de súbito
los ha congregado, traspasando los limites de cada partido, pone
en aventura el interes supremo de la patl'ia.


Ninguno de los que regulan la conducta de un Gobierno por las
necesidades más apremiantes del pueblo que administra, aguar·
daba seguramente en estos momentos la aparicion de reformas
radicales en U1tl'amar. Jamás un~ cuestion más grave, ha sido más
brusca é ll10pinadamente planteada.


La forma en que viene, la oCllsion en que se presenta; las ro-
cientes promesll3 que contradice; los recul:'rdos que despierta; to-
das las circunstancias. en fin, que la acompañan, han engendra-
do, como natural consecuencia, el lúgubre presentimiento de la
separacion y ruina de nuestl'as prnvincias americanas.


La alarma es tan profunda como justificada: nunca ha tenido
mayor motivo. No hay uno solo de cuántos estlmulos pueden con·
mover a un pueblo que no haya puesto en actividad el proceder
extraño y precipitado del Gobierno.


Contemplando tanta ceguedad, se despierta
l1flturalmente pi 1'0('uf'rdo de tristísimas hechos eonsignados l'll




-- 2~;1 -
uocumentos otíciales, que dnn evidente testimollio tle que 110 11<1
faltado en las esferas de nuestros gobiernos quien mire estas cues-
tiones con un criterio odioso y repugnante á la dignidad y á la
conciencia de España. Vienen involuntariamente á In memoria
aquellas comunicaciones en que el representante en esta corte <le
los Estados·Unidos daba cuenta á su Gobierno de que un impor-
tante hombre político, Íntimo entonces y correligiona¡'iode los Mi
nistros de ahora, estaba di~puesto á entablar negociaciones para la"
Cesion de Cuba, mediante una indemnizacion satisfactoria: se re-
cuerdan nnálogas comunicnciones en que el mismo diplomático,
drspues de participar á su gobierno los proyectos que abrigabn
sobre Puerto-Rico uno de los Ministros actuales, añadia, aunque
solo fuese por su cuenta, y como adelantando la buena nueva, que,
lIna vez realizados, seria inevitable la pronta independencia de
Cuba.


No era infundado semejante pronóstico. Puesto en vigor con Ji.
geras alteraciones el decreto de i870 sobre régimen municipal,
el dominio español en Puerto·H.ico queda desarmado y dependien·
te de la voluntad de sus enemigos. Todos los medios de influencia:
todos los resortes sociales y políticos, pasan á ser atribuciones de
~llS ayuntamientos. Pagarán al clero; dirigirán la instruccion públi-
ca y la beneficencia, sin intervencion del Estado: en el número de
sus infinitas atribuciones está la de el'ear arbitrios sin limitacioll
sobre artículos de primera necesidad. Con sólo este recurso pue-
den hacer inútil el arribo de nuestras naves á aquellos puertos.
Quedan además facultadas para organizar y pagar por su cuenta
fuerza armada, y hasta para forma¡' entre si asociaciones y comu·
nidades; es decit', para confederarse los ayuntamientos en el nú·
mero que lo tengan por conveniente, y para objetos de su esdusi·
1'0 interes.


Estas medidAS, siempre peligrosas en eSA forma. si considera-
mos la ocasion en que se han rl,~cretado, mas parecen dirigidas á
organizar la rebelion que el municipio


ManifieStO de la Liga Nacional.-fO de Enero de :1873.


Las clases trabajadoras, que son las que sufren las cons~cuen·
cias de la desorganizacion social y del desgobierno de todas las




- 2:;4 -
)'amas del Estado, las clases traJJajadOl'as pueden decir que nqlJl
no se ocupan de ella más que para imponerles cargas. Se ha he-
cho una revolucion que se ha dicho para ellas; se Ila dicllo que
era en su beneficio se debian hacer la leyes, puesto que esta era
una situacion democrática, y sin embargo, no se han hecho leyes
más que en perjuicio de esas clases; se les han impuosto contribu·
ciones que antes no pagaban; se les han impuesto contribuciones
directas restableciéndose las indirectas que la rcvolucion destru-
yó. Aquí S0 han l'establccido las quintas; se Iw sacado Ulla porcioll
de ellas que suman cientos de miles de hijos del trabajo, y toda-
vín tenemos en perspectiva, despues de la que se ha sacado este
año de lj,0,000 hombres, otra para el próximo Abril, que es bieL!
seguro que este gobierno ú otro más reaccionario que él, vendrá á
pedir y vendrá á saear al pueblo trabajador.


Pero ol pobre pueblo español vuelve la espalda á estos que s('
llaman sus representantes, reconociéndolos, no como sus repre-
sentantes, sino como sus enemigos; el pueblo español sabe que
no debe esperar nada de estos que se llaman sus representantes,
y que vienen aquÍ, no á hacer leyes en su favor, no á quitarle las
]wsadas cargas que sobre él pesan, sino á imponorle otras llUevas.
Por esto, señores, se nota cada dia qUi: nI pueblo se le 113m3 á las
urnas, un retraimiento mayor, de modo que á cada nueva oleccion
por el sufragio universal hay menor número de votantes; y es
muy justo que así suceda, puesto que aquí las mayorías que han
venido votadas por sufragio univérsal, como representantes de las
masas que forman la gl'an mayoría dü la Nacion , en lugar de ha-
Ilel' hecho leyes en favor de esas masas, las han hecho en contra
suya, sucediendo )101' último esto mismo eon la loy que se discu-
to. Y ahora ilien,
sicndo esta una situacion efímera, no sabiL~ndose si va á existir
veinticuatro horas, dependiendo su existencia en ese banco de la
buena yoluntad de un extranjero ó una extranjera que puedü ó lIO
recibil'lns más ó lIlénos agradablemente, que puede ó no volYerles
la espalda ó haeedes Ull feo ó ponerles en ridículo para que ell-
treguen su puesto ¿á quién? á los enemigos de la revolucion; ú los
que quieren suspender las garantías constitucionales; á los que no
quieren las reformas eclesiásticas, la secuJarizacion de los cemen·
terios y la libertad dül país, ¿ es posible L{ue Ulla situacion que Si'




encuentra en un estado tan precario tenga condiciones para yenir
aquí á hacer reformas en las leyes, reformas que no pueden ser
populares, ni pueden tener el carácter de permanentes para el
poryenir, conservando las quintas solapadamente, sin tener el
apoyo de nadie? Esto no es serio, seliores, y esta es la verdad.
Mientras con gl'avedad se discntia aquí ayer sobre si hahia de
haber ó no quintas; sobre si las quintas venian ó no solapadamen-
te con la organizacion de una reservn para el servicio forzoso; so-
bre sí las quintas consisten en que se saque un número de un
cúntaro ó se obligue al servicio forzoso por turno ó pOI' órden de
nacimiento, todo estaba en peligro, la situacíon , la libertad, la
l'evolucion de Setiembre; todo estaba aquí en una crísis tat~ terri-
ble, que estos bancos estaban desiertos; que la comision no es-
taha en su sitio; que los Ministros no estaban en su banco; todo
estaba en tela de juicio; la sesíon estaba fuera, en el salo n de con-
ferencias se hablaba de proposiciones para declararse permanente
la sesion; en fin, estaba en peligro la revolucion con todas sus
consecuencias; el pasado y el porvenir todo estaba en una crísis
terrible, ¿por qué? porque un caballrrito extranjero no habia que-
rido recibir á unas cunntas personas á tal ó cual hora de la 110-
('he. Yo creo que
en el fondo las quintas quedan, y que las quintas quedan, no con
rI nombre de quintas, sino con otro nombrc: es el servicio forzo-
so; pero queda el servicio forzoso el! el fondo con las peores con-
diciones que pudiera tener, porque lo de los voluntnrios no po-
dria ser práctico sino reformando el Estado mayor general del ejér-
cito, licenciando á todos los generales acostumbrados á mandar
soldados forzosos, y que no han querido tener ni quieren tener hoy
soldados voluntarios á sus órdenes, porque los creen indisciplinu-
dos, porque creen que uno masa más viva, más enérgica y más
difícil de sometcl' y de domeiíar que los pobres patanes del campo, Ú
quienes ellos hacen afeitar ú palos el primer dia que entran en ('1
cuartel.


GAI\I\IDU.-31 de Enero de 18n.


Dos aiíos largoshú que cilio la corona de EspalÍa, y la Espai'ín
"ive en constante lurha, virndo cada día más lejana la era de puz
y de ventura que tan ardientementp anhelo. Si fueran extranje-




- ::lijo -
I'OS los enemigos de su dicha, entonces, al frente de est08 sold¡¡·
dos, tan valientes como sufridos, seria el primero en combatirlos:
pero todos los que con la espado, con la pluma, con la pnlahra
agravan y perpetúan los males de la nacion, son espaíioles; todos
invocan el dulce nombre de la pátria, todos pelean y se agitan l!or
su bien, y entre el fragor del combate, entre el confuso, atrona-
dor y contradictorio clamar de los partidos, entl'e tantas y tan
opuestas manifestaciones de la opinion pública, es imposible afir-
mar cuál es la verdadera, y más impoi'lible todavía hallar el )'('-
medio para tamaiios males.


AMADEO.-U de Febrero de i873.


LOS AUDACES,


La pátria está en peligro, las instituciones carecen todavía de
la fuerza necesaria, falta en todas partes autoridad y gobierno,
las leyes no dan el favorable resultado que se propusieron sus au·
tores, hay muchos principios en ellas consignados que se hallall
aun en cuestion, y el estado de cosas presente es insostenible por-
que vivimos bajo el imperio de una turba de hombres osados ~
quienes la revolucion sacó de las guaridas en que torpemente se
revolvian y á quienes la misma revolucion tiene que hundir otra
vez si quiere salvarse. .


Los audaces de todas partes son aquellos curiales que antes,
ahora y siempre comieron de la trampa; los comerciantes ó indus-
triales quebrados; los militares ;que se alzaron alguna vez con las
cajas de los regimientos; los que vivian sobre el país con espe·
culaciones oscul'as; los estofadores hahilp..~; los médicos sin elien-
tela ó los abogadetes sin pleitos; los olltiguos empleados de poli-
cía de Gonzalez Brabo y de Narvaez, y tal cual otro presidario
cumplido ó no, que to.do IJuede ser para nuestra desdicha. ..


Estos audac~s, estos desvergonzados políticos, que forman una
porcion de sociedades comandital'ias, en l(ls que el descaro irradia
del centro á la circunferencia, derrmnandose de ¡g-ual manera la




<il ¡,I 1)j'\lYeclw~a 1[1H' la ,)~adía toma 0(' la atlllúsl'cl'a política,: c,,-
tos persollajes, para quienes ni aun es diselllpa la umbicion qlW
"asi siempre engl'andece al hombre, esos tienen la principalísi ma,
acaso la sola culpa de muehos males que presenciamos,


Por ellos que en Madrid dominau por la audacia ~' cn las locali-
dades pequeñas imperan VOl' el terror, los hombres de bien, las
clases honradas, casi en totalidad, casi en,masa, viven apartados
de los asuntos políticos, ó se entregan, y es lo peor, al doloroso
pesimismo de aborrecer á la revolucion, á que tal vez contribuye-
ron, y de inculparla de males que no ha originado por más que :1
su sombra se hayan desenvuelto,


Ellos han comenzado por apoderarse en primer lugar nllí ('Ii
,Ionde han podido de los municipios jlequeiios;luego de las ('o-
misiones ó de las asambleas pt'ovinciales; de muchos cargos pú-
blicos despues, y por último, han tomado para sí altns inYf'stitlu-
l'n~ de I'cpresentnntes del país: los pequeiios audal'ps han (lado :'\
l.):> gt';lIulps la fuerza, y estos dan pnl'tc del IWO\-ec!to Ú los ¡iNjlli'-
IIIIS ([ue tampoco descuidan la tarea de bU,'l'itl'''' jlOt'a sí, Toü()~
los medios son lmenos para ('sta gente, C0ll10 "la recta ú 1,)0[' (':1-
Jtlinos tortuosos, conduzcan al fin propursto: el nrgoein,


En canIlto se habla de reformar las desdiclta¡]as leyes orgúnica~
f¡Ue lIO;; rigen, grünn los audaces: « ireaccioll~" pomo si fuesp
muy liberal y muy democrático el bochornoso Caeil(uislIlo erigido
0n necesidud legal por el poeo meditado sistema de ndministra-
cíon municipnl y j1l'oYincial yigente. En cuanto se apunta la idl)"
de que es preeiso reglnmentar en cierto modo el ejet'eicio de los
derechos individuales, los audaces que en el título primero de la
Constitucion han encontrado el armn con que limitar y :ll1ular los
derechos de los demás, azuzan á In inmensa cohorte de los libe-
rales cándidos y les hacen creer que la libertad consiste en que el
lwmbre de bien no pueda defenderse del garl'ottl del malvado ~
en ljue éste, por el contt'ado, pueda teller del'enHn contl'¡) la SI'\'l'·
¡'¡dad de la ley, t'el))'esentadn por UII guardia civil.


1:'1 nl'bf/II'.-:\rn(lrid :1 (11' :\rnyo dI' J flí::l.


17




\ 1:\,


El coronamiento del edificio


\ b <'lC'cc:iOll dt' l11Uuarca la llamal'olJ 10:-, l'evolu-
donarie)s «el coromlllliento del edifIcio», y es necesariu
reconocer que fué una de las operaciones m{ls trabajo-
sas, más difíciles y ménos concluyentes de la revolu-
den. Es que la revolucion se habia propuesto un im-
posible. dando en ello prll(~bas de grande ignorancia
tí de. grandísima temeridad. No es esta la ocasion de
(lmnostrar . que 13s rlificuItades de la eleccion nacian
de lo absurdo del problema que se trataba de 1'esol-
"el', y que este absurdo quedó (lemostrado con la des-
aparicio n de la dinastía rcyolucional'Ía. Se hahía .darlo
ll11a baso falsa ú la monarquía hereditaria., y cIcoro-
IImniento <lplastó el rrli{jeio, yiniélldose con él ahajo,


:\üemús dc la dilicllltaü quc los mislIlos principio:-;
de la 1Il0narcfllía naciol1al oJlonian ci la creaeiol1 reyo-
111cümaria, hu})O ('ll los mismos l'('yolu('iollarios ];1
¡¡¡lIn del s(~lltimientn ¡nonúr(Jlli('o (ll](~ k:'i j¡izo in'('s-
I'c'llluSOS ;¡ Sl1 e!0gido des<1t' ('j priHu']' ]jlOIl10l11o; y ('JI
pnwhn (k f'lIo~ Jéans(' los sigllielllt's p¡'n'J'ílfos drl1'a-
l¡lOSO dis('llrSO "pI Sr. Hlliz Zorrillíl:


, El que abandona (¡ una familia ilustre, el (¡IIl'
I'enuncia (¡ una posicifln magnífica, el que deja el prestigio que
tiene en Italia, el cariño de un padre, el afecto que le guarda el
pueblo italiano, al venir á ESjlJiia y ponerse á la cabeza de esta
nacion despues de la revolucion de Setiembre, no puede venir ú
011'0 cml[!, SPií01't'S, más ([nI' (¡ 1,1I111il'ir nombre y glorin y [¡ ~f'i'




:!ijn
digno hijo de la ca~a ue Saboya y uno de los príncipes más ilus-
tl'es de Europa, Y si viene con esta intencion \y no puede tenol'
otra), y si le anima este pensamiento (y llopuede animarle otro),
de lo quv suceda ell España, de lo que acontezca á este rey, de In
que ese rcy ha¡;a, n08011'08 tendremos la culpa, porque se entrega·
ni ti nu~olros y h[~ de querer lo qne nosotros queramos, que eomn
"~pañoles y como homul'es de verdadero patriotismo, UD debe srl'
olm cosa rnús tlue la Sllel'tC y la ycntura de Iluestro país.


ZUIlntLL.\, - Dbcmso CIl la Villa de Madl'id,-2;J de Xo\'iCIIl-
l!l'e dc 1870.


Hé alfuí al l'lltlll'O 11l011ar~a condenado pUl' el lJf('-
sidente de la comision que va en su husca ú ser rey
(le partido~ ú no tener ni voluntad ni condencia pro-
pias.


Por respeto ú la institudoll y por respeto á la per-
sona, me abstengo de rcprodneit', y hasta ele mencio-
nar, la sél'ie de groserías y desait'es que los mismos
tJllO le habían fr'aido hiciesen suihl' al mal aconseja-
do lJl'Íllcipü de la casa de Sahoya. CllÍCamente copia-
I"f; IlIl diúlogo llel Parlamento por el que se verá q1le
linaje de ataques s,' consentiall ('11 el seno ele la 1'e-
presentadon nacional contra eljefe elel Estado, y una,;
I'onsitleradones de La CJ'(mica de CatalwI(t, ({Ui' rc-
"elan hasta qué punto se ül.ltaha lle hee.110 tí los res-
J!Ptos llcbidos á la Majestad Real.


El :)cJÍUI" La8lelar. Esta lIfleion de la cual oran alabarderos, y
liada llIás quo alabardoros, maceros y nada más quo maceros, los
PObl'OS, los oscuros, los hambrientos Duques de Saboya, los fun-
dadores de la Dinastía. (Grandes aplausos. -Rctmo/'lliJlaria ((.9i.
Illcion en toda la Cámara).


El SI'. Presidente: Sefior CasLeIa!', mogo á S. S., que me oiga,
\ tambien se [o ruego al Congreso.


Iteferirse á la familia es como l'eferil'sf, al individuo"
\ ;IIlUIlf'iu;tI :-;1',1;;1;;("1;11' 'tUf', 1'011 gT,JlI ~1'lIliJJliplIl" mi", 1'l'l'1) 1.'11111-




- ;:!tiu -
pliendo lIti deber, estoy dispuesto, si S. S. :sigue pOI' ese camino,
ú llamarle al órden .•


El Sr. Caslelar. Pues qué, ¿no ha de pOI'-
mitirme S. S. que me defienda, cuando el derecho de la defensa
es el derecho más leg'ítimo, cuondo r,Sf1 derecho es tan respetado
i:n los tt'ibunales, y debe sr,r!o umdlO mús aquí, donde yo soy tan
itlvi()IHhl(~ como el Hey? (Varios sellares Diputados de la e.rtrelll((
i:'ljlliada: Más, más). - (rafias serío/'e·~ Diputados de la rlc¡whrt:
~o, no).


ro decia una \'Ct'dad, yo decia que FililJerto de SalJOyn, yo tIe-
c.ia que Cárlos M8tlUel de SalJoya, yo dec.ia que los rluques de So-
hoya 8rguiotl hambrientos y polJi'f:s al cano triunfal tlp I1lwstt'uS
mayOl'es. .


Sefiores Diputados, digo y sosteng'o que los tiuques de Saboya
seguían h8lnhrientos el carro de Cárlos V, de Felipe II y de Fe-
lipe Y.


::-icSiOll del 20 de Abt'il tle 18i 1.


Con motivo tIc una huelga de los \enLledores ambu'lalltes ['U l',
detenido ayer el coche del Rey, y la multitud de hombres, muje-
1'l:s y chilIUillos que le rodeaba prorumpió en ['I'ases nada cultas.
nipropias de la hidalg'uín espaITola.


en periódico, por cierto no afecto ú la actual dinastía, pel'o
sensato, escribe 80br0 el particulm' estas líneas:


. Otro periódico dice que el carruaje ue
'. Su Majestad el Hey fué detenido por las mujel'es que marchaban
,·al frente de la manifestacian, y que los manifestantes gritaban
"el labajo el estranjero !»


Ka lo oimos, pero lo c.reemos. ¿ Por qué no, sí el nombt'c di'
Su Majestad y los insultos más groscl'os se oyen sin cesar pOI' cn-
lIes y plazuelas?


¿ Por qué no, si todos los dias se pregonan impresos en que se
habla soezmente del Rey, cuyo nombre se saca á relucir para que
sea más incitante la mercaneía?


¿Por ([Ul' no, si se escarnece \ e¡'gollzusamente lo quú la C011&-
lilucion declara íI1Yiolal)le, lo t[lIé la deccncia manda respetar y lo
'[11[' ]" i'dll('~('inll y la hirlnlgltía ,'~p8iinln 11:111 !"'~l'i'fad(l ~ii'lIIp!'('"
.\ . ',~j, ~ ,




~ 2tH-
Y todo eso se vende y se preg'ona sin que el Código Penal tenga


aplicacion de ninglln género. Conforme al Código Penal pueden
o:er ('educidos á pl'Ísion todos los periodistas siempre que al juez se
le antoje, y á pesar de existir una ley tan ¡'¡gotosa, más I'igorosa
quizás que todas las especiales de imprenta conocidas, la inviolabi·
lidad del Reyes Ulla farsa, y la persona del monarca y la institu-
cion reciben á todas lloras ofensas que ning'un homl)l'e se atrevo
ú hacor Ú ot['O hombre, siquio('a se trate de un perdido,


J,a Crónica de Catalwla.-20 de Julio de 1872.


Cuantos han vivido cn España (lurante la monar-
fluía revolucionaria saben que no hay sombra ele cxa-
geracion en las ([uejas de La Crónica~ y que los ata-
(flleS dirigidos contra el rey y la institucion no toma-
ban siempre la forma de periódicos callejeros ni hojas
sueltas, ni salían siempre de las oposicioncs antidinás-
ticas. Los que en el Circo ele Price clamaron porque se
orease el Palacio de Oriente, los que inspiraban 6
aplaudian artículos como el de La loca del Vaticano,
los que asistian 6 dejaban de asistir en las recepciones
(le Palacio segun se hallaban en el poder ó fuera do
d, fueron los mismos que habian traido ú España al
.ióvell duque de Saboya, á quien prometieron «la mo-
narquía con todos sus atributos» y le dieron la mo-
narquía con todos los improperios.
~\quella monarquía y aquella dinastía acabaron co-


mo halJian de acabar, como acabaron toda¡.; la¡.; mo-
narquías qun tenian base tan deleznable y todas las
dinastías que fien su existencia ti hombres qne lo sa-
('rifiean to(lo ú sus concupiscencias.


/!




- ':?t)~-


xx.


Ahí queda eso.


Opino que el jukiú lllÚ~ ~en~l'U, al par lllw lllÜ"
(lesapasionado, lle la l'evolneion y de los revolnciona-
rios por su cOllc111cla en el período que comprende
este libro, se hallarú en los púrrafos de la ahdicacioll
de D. Amaeleo de Saboya que se publican ~t continua-
cion:


«Dos años largus hú que ciúo la corona de Espa-
ua, y la España vi ve en constante lucha, viendo cada
día nüs lejana la era ele paz y ele ventura que tan
ardientemente anhelo. Si fLlOl'all extranjeros los eno-
migos do su dicha, eutonces" al frente de estos 801-
lIados tan valicntes como suü'idm;, seria el primero
nn comhatirlos; poro todos los que con la espaela, con
la pluma, con la palabra agraYan y perpetúan los ma-
les de la 11acion, son espauoles: todos invocan el
(lulee nombre de la patria, tOllos pelean .Y f'W agitall
por su bien; .Y entre el fragor del c:olllbate, entre el
c:onfuso, atronador y contradictor clamor de los par-
tidos, cutre tantas y tan opuestas mauifestaciones de
la opillion púhlica, es imposible afirmar cm\! es hl
verdadera, y más imposible todavía hallar e] l'E'IllC(1iu
de tamaños males?»


Al\L\.DEO.-Palaeio de :.\Iadl'i<1 11 de Fehrul'u ele 18/0.




íNDIOE.


"\1 ~Jtle k~el'l'.
I ,-Procln ma del genel'rd Pl'illl Ú los cspniiolC's.
II.-Proclama dcl general Prim á los soldados.


ti


II! .-Proclama del coronel Baldl"ich ú los liberales!
IV.-Proclama del brigadier Topete á los gaditano,<.
Y.-Proclama del general Prim ú los españoles.
VI ,-Proclama de los sublevados en Cúdiz ú los español", ..
VII.-Manifiesto del Gobierno Provisional á la nacion ..
VIlI.-Discurso leido por el Presidente del Gobierno provisional ni


,,!JI·j¡·se las CÚl"tes Con~tituyentes ,,1 11 de Febrero de 1869 .•


LAS CONQUISTAS DE LA REVOLUCION.


l.-Estabilidad milJi,h-I'¡nl.
IJ .-Los elecci"nc",
1!l.-EII!lito.


ti.


IV.-Ellellljllo de lus le)(·". ~(i
\'.-Los ,lerccho,; individ",d",. ~'j
\'I.~Lu liberlntl tic iml"'cnla.. IlIt
Vll.-Ll ,.;pglll·ifllld indh·id1l31. 'lO,1
"¡¡l.-Justicia)' equidad.. ti:,
IX .-~Inle,tul' gene,·a!. 11,!
X:.-La ins1.I·uecion pública. 132
XI.-Causas de la "ne.'ra civil. 1%
"-H.-El ejército. 13fJ
"-IH.-La Hacienda, . 1,,2
XIV .-La adlllinisLL"ucion de las Pl'Ol"incias y la de la" c.IlIllicipalidades. 100
""V.-La mhninistl"acion p¡'¡hlica)' los emplrac1o~. Ini
"-VI.-Los consumos. 20,
XVII.-Las quintas.. 207
XVUL-Desahogos y palinodü1'i. 222
XIX.-EI eOl'onnmif'llj(l dd edifj('j'l, 2~)x
XX.-.-\lll' rrllf'¡l~1 e"-(I,. fil