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MADRID.
POR GOMBZ PUSIVTHNc75RO Y COMPA*LA•


7808 .
Con Permiso Superior.




AL EXCELENTISIMO SEÑOR


DON HENRIQUE HOLLAND ,


LORD DE LA GRAN BRETAÑA .


Se hallará en la Librería de Alonso,
frente de las gradas de San Felipe el Real


No los títulos de la amistad, no los
del reconocimiento , son solos los que m e
oblgan rí dedicar al respetable nombre


*2




r


r


de V. E . el desahogo de este acongo•
xado corazon mio . Dulce cosa es el amor
entre los hombres ; gratísima la memo


-


ria delfervor recibido ; mas dulce , em-
pero, es el amor d la patria , y el con-
suelo de poderla Llamar LIBRE á los
ojos de un Lord de la Gran Bretaña , en
donde solamente se pronuncia y conoce
esta sagrada en toda la plenitud de
su significado, y adonde , cong o d un sa


-


grado, han tenido que refugiarse las reli-
quias del moribundo patriotismo que han
podido salvarse del sable exterminador
del tirano de los tronos , y de la huma-
na sociedad. iA quien, pues, con mas de-
recho podria dirigir este primer ensay o
de la redencion española , y de la liber-
tad de la imprenta, que rí un sabio in-
glés , siempre amante de España y de
los españoles, hasta compadecerse, corno


fi las hubiese de sufrir, de las' calamidades
que nos amenazaban por la torpezay des-
afCero del despótico Privado que prepa-
raba nuestra perdicion? ¡ Oh! recuerdos
tiernos y preciosos de nuestras fanafliare s
y francas cofrrversaciones en Madrid !
¡QuántasTeces en nuestros solitarios pa-
seos contemplabais, Milord, con prrjunda
meditacion nuestro alegre horizonte , y
'viendo el cielo y el suelo que la próvida
naturaleza nos habia repartido, no po-
díais reprimir 'vuestra 4'eccion , y me de-
cíais . . . . ! Estos generosos sentimiento s
bien los testificó V. E . ci quantos tur-vi-
mos la dicha de tratarle y de admira r
sus profundos conocimientos politicos y
literarios , realzados con su profunda
modestia , é ingénua amabilidad . C'ono-
cia V. E. lo que habíamos sido los es-
pañoles , y lo que podríamos sor baxo




de una mano sdbia , porque conocia nues.
tra historia económica , política , y mi-
litar : y buscaba , y leía nuestros libros ,
enamorado de nuestra lengua , y de ello s
sacaba nuevas ilustraciones con un co


-


nato y a//Cion , corno si se hubiese encar
-


gado del oficio de Cronista de los reyno s
de Espaiia .


Supe, por una feliz casualidad, que
Babia V.E.preguntado por mi d los prin-
cipios de nuestra interrumpida corres-
pondencia . Si, Milord, vivo aun, des-
pues de haber tenido tantos motivos pa-
ra aborrecer la vida : vivo , sí, para
ever el castigo de los que me tensan pre


-


sas las manos y la lengua : vivo para
predicar el santo nombre d.'l Dios de lo s
exéritos , el triunfo de la virtud, y la s
glorias ,de la patria : vivo, en fan , para
que pase, por el mar libre, de mis ma-


nos d las vuestras este testimonio de
mi inalterable fi y gratitud. Dispen-
sadme, Milord , vuestras órdenes , s i
no quereis dexar ociosos mi amor y obe-
diencia ; y hacedme participante del go-
zo de vuestra alma , desde que la leal-
tad española abrió e la generosidad in-
glesa el grasa teatro de esta península,
en donde pueden brillar el valor y e l
honor de entrambas naciones , pues hay
campo para todas .


Milord , soy con el mas profundo
respeto el mas afecto y reconocido ser-
vidor


de tT E.


Antonio de Capmany .


Madrid rs de setiembro de 1808.




CENT1NE LA
CONTRA FRANCESE§ .


No es éste tiempo de estarse con los
brazos cruzados el que puede empuña r
la lanza, ni can la lengua pegada al pa-
ladar el que puede usar del don de l a
palabra para instruir y alentar á sus com •
patriotas . Nuestra preciosisima libertad
está amenazada , la patria corre peligro ,
y pide defensores : desde hoy todos somos
soldados , los unos con la espada , y lo s
otros con la pluma . Ya vino el dia en
que pueden salir del pellejo los corazo-
nes ; y puedo yo añadir que he llegado
dichosamente á. la época de mi edad , en
que el hombre de bien y el buen cuida-


-


dano , ni por esperanza de mejor fortuna ,
ni por temor de la muerte , debe hace r
traicion á su conciencia . E Qué diría de
mi la patria? Qué pensarian los buenos y
los malos de mi silencio? ¡Yo mudo aho-
ra ! Yo que hace tantos años que no h e
empleado la pluma y mi zelo sino en




1_ x 1
honra y gloria de mi nacion , ahora sin
dar señales de vida! en el momento en
que el enemigo de la Europa maquin a
su esclavitud, tî su desolacion! Manos á
las armas, y Dios bendiga la noble inten-
eion de tan santa empresa.


Despues de tantos y tan varios pa-
peles , publicados dentro y fuera de l a
Carte , ya en prosa , ya en verso , desd e
la retirada de las tropas francesas , qu e
mal viage lleven , i qué titulo podia yo
elegir sin repetir alguno de los usado s
ya, en asta época del desahogo nacional,
baxo los nombres de diálogos , avisos,
consejos, clamores, proclamas, lamentos,
y otros alegóricos? Pero acordándome
que anda entre nuestros libreres uno in-
titulado Centinela contra judíos, me pa-
reció adequado titulo para aplicarle á los
franceses de hoy , peores que judíos e n
sus pensamientos , y mas crueles que
trogloditas en sus obras , desde que s e
han dexado regenerar por el impio y
atroz Napoleon (llamado en el siglo Bo-
naparte), pues tienen á dicha, honra y
blason, no con pequeña vanidad y or-
gullo nacional , el postrarse á sus in-


[31
ptundas plantas . Adoran allí con temor y
con temblor su exécrable nombre , y be-
san con el mas humilde respeto, y sen-
sibilidad convertida en instineto , las ca-
denas imperiales con que su Lnperia l
Magestad 1rs ha ido enlazando en fra-
ternidad imperial, haciéndoles olvidar l a
reciente republicana , y la antiquísima
christiana , para Formar la grande .ami-
lia de esclavos escogidos que compone n
hoy el imperio francas , no siéndolo s u
augustisimo intruso Emperador , abort o
de un islote , de cayos benigtu s natura


-


les se dice como per proverbio , que ri o
perdonan hasta derprres de muertas .


Aunque parezca ya intempestivo e l
oficio de centinela entre mis cump arrió


-


tas , que con muy costosa experiencia lee n
tenido que desengañarse de I:ls depra-
vadas intencinn& s del etrociehno Corso ,
que á titulo de intimo Aliado nos habi a
dexado sin camisa , y con el de Prot_c-
tor venia ahora á gF!itarnns el pellejo,
que era lo único que nos quedaba ; no
será intitil , ni fuera de tiempo , preve-
nirnos contra qualquier temor , ó des-
confianza que pudiesen infundir en àni


-


a2




[4]
mos apocados el poder de sus armas, l a
fama de sus victorias pasadas , y los de-
cretos de su venganza ; 6 contra toda es-
peranza de paz , ó de amnistía , que no s
ofreciese su pérfida política , sostenid a
por sus íntimos consejeros tan iniquos
como su amo : porque nunca ha erra-
do S. M . I. y R. en la eleccion de sus
ministros, ni en la de sus fieles genera


-


les , que cumplen rigurosamente sus atro-
ces preceptos , no solo como buenos ser-
vidores , sino corno siervas viles .


Bierf preveía yo algunos años hace,
en vista del sistéma que seguía este afor-
tunado usurpador en el curso de sus
conquistas , que la Espafia no seria el
menor objeto de su insaciable ambicion a
porque tarde 6 temprano debia invadirla ,
luego que acabase de cortar , 6 de abrir-
les los cascos , á las demas testas coro-
nadas , para revestirse despues del titu-
lo de Rey de Reyes que se hacia tributa r
el vanisimo y soberbio Tygránes deslum-
brado de su poderío . Pero confieso que
me engañé, y que perdí el juego con
buenas cartas , creyendo que suspende-
rla la invasion de temor de perder con


[1]
ella los dominios de ambas Américas,
pues rompia el conducto por donde so-
lo podia y debia venir á la Francia e n
-una paz general el oro y plata del nue-
vo mundo, y sus ricas producciones e n
retorno de los envíos de géneros de la s
fábricas européas , cuya absoluta ruin a
era inevitable .


Pero al fin su natural impaciencia, s u
errada confianza, y la ignorancia de su s
sagaces consejeros, que respiran el ayre
que les quiere repartir , le precipitaron
á consumar su malvado proyecto , lue -
go que se desembarazó de enemigos en
el continente , y despues de haber dis -
frutado , como de hacienda propia , los
fondos de nuestro erario con pretexto s
que le daba aquel iniquo y Fatal Tratad o
de alianza perpetua que nuestro ignoran -
te y tímido Godoy, muchos años antes
de ser traydor á su patria , ajustó y fir -
mó con el venal Directorio. Los male s
y calamidades que hemos sufrido , y su-
frimos ahora cuentan la fecha desde
aquel imprudente e' ignominioso sito, que
fué el prelúdio de la sabiduría y sagaci-
dad diplomática del flamante Principe de




~11
la Paz, á cuya inexperta y desgraciarla
mano eaaba entregado el timon de esta
gran Monarquía , y lo ha estado hast a
que él mismo ha echado á fondo la nav e
y la tripulicion .


Por aquel violento Tratado quedó l a
España esclava y tributaria de la Fran-
cia perpetuamente


. Desde entónces que
-


dó esta Monarquía politicamente con-
quistada , y como tal ha sido siempre tra-
tada por el Gobierno francés


. Sus em-
baaadores nos adulaban recién llegados ,
luego nos amenazaban , y al fin se des-
pedian llenos de tesoros y de regalos, y
muy ricos de noticias de nuestras mise-
ri :s , hijas de la negligencia y flaqueza
de nuestro Gobierno, depositado con ab-
soluta soberanía en los torpes brazos d e
aquel disoluto garzon , que no los te


-


nia abierto de dia y de noche sino pa-
ra estrechar en ellos bellezas prostitui-
das a la lascivia de un otomano bau-
tizado , que con tan costosos sacrificio s
vendia los favores , lns honores y los
empleos del Estado


. Y como el Corso ,
ndo Cónsul , y despues siendo Empe-


rador, no quería que uno solo mamase


[71
la cabra , mudaba tan á menudo su s
Mercurios, quienes -venian con nueva s
instrucciones, y con pretensiones mas in-
solentes : y de este modo se repartia en-
tre muchos el fruto de su interesada mi-
sion, llevándose cada uno á su amada
Francia parte de la sustancia de la des-
preciada España .


Por aquel infame Tratado nos hemo s
visto obligados á romper dos veces co n
la Inglaterra, padeciendo pérdidas y rui-
nas imponderables en nuestro comercio y
navegacion , en la marina militar , y e n
nuestras fábricas, interrumpida toda co-
niunicacion con las Indias , patrimoni o
del Imperio Español , y separados los
hermanos de esta peninsula de los de
aquel emisfério despues de tres siglos
que heredaron la lengua , las leyes , el
honor , y la religion de Espafia .


Por aquel infame Tratado hemos te -
nido que armar y mantener esquadras au-
xiliares para perderlas en todos los com-
bates , en que por mandado del sapien-
tisirno Napoleon hemos hal-ido de com-
binar nuestras fuerzas maritimas con la s
francesas , 6 de proteger sus desvaria-




[R]
dos proyectos navales, para cuyo acierto
la fortuna no le ha sido tan propicia co-
mo en los de tierra : allí no ha podid o
servirse de sus malas artes. Por ayuda r


nuestro intimo amigo y aliado , 6 mas
bien por obedecerle , hemos visto des-
truida en ménos de seis años nuestra ma-
rina con pérdida de 8 navíos de tre s
puentes , 26 de línea , y otras tantas fra-
gatas , aniquilados nuestros arsenales,
sacrificados muchos millones , y la vid a
de mas de 209 hombres embarcados . Nos
hace estremecer la memoria sola de l a
batalla de Trafalgar ; á cuya fatal ac-
cion nos obligó la ignorancia , petulan-
cia , é impaciencia francesa , sostenida
por el desatinado é irresoluto Godo y
(confúndale Dios, amén. Bonaparte ins -
taba por momentos la salida de la gran-
de armada , no para pelear , sino par a
llevar nuestros navíos á Tolón ; pues
desde que salieron de Cádiz , ya no era n
de España , ni hablan de volverá ella .
Tragáraselos el mar , 6 consumiéralo s
el fuego , si hubiesen podido salvarse
tantos millares de victimas , ántes que au -
mentar con nuestras fuerzas las del Ti-


[9]
rano , que había de venir despues á con-
quistarnos. En fin , si nos fuese posible
cerrar nuestros corazones al dolor y á
la compasion , ganámos en aquel funesto
dia una victoria contra Napoleon , que
no pudo Lograr su pérfido plan de co-
ger intactos nuestros buques, y vivitas
nuestras tripulaciones en sus puertos ,
cuya costosisima manurencion debia cor-
rer á expensas de nuestro erário : nueva
sanguijuela de la sangre de nuestra na-
cion , con la que iba engordando el Gra n
Ladron de la Europa .


Por aquel infame Tratado nos estuv o
arrancando ese Napoleon con fieras pe-
ticiones el subsidio de tropas en dinero ,
pues le tenia mas cuenta que en carne ,
á razon de doce millones de duros a l
año , cuyos plazos nos pedia con la au-
toridad de un soberano sobre sus súb-
ditos, y al mener retardo nos amenaza-
ba con la conquista . Pero, creciendo des -
pues su soberbia con su misma potencia ,
y nuestra timidez con nuestra debilidad,
nos sacaba dinero , carne y esquadras .


Por aquel infame Tratado , acometi-
do Godoy por una parte por el Gobier-




[to]
no Británico , que no quería permiti r
que con nuestros millones engordase el
dragon de la Francia ; y por otra ame-
n cado de las iras de aquel dragon si
intentaba separarse de su obediencia ; en
vez de negársela con firmeza, arman


-


do cien mil españoles , de los quales
no hubiera ido ninguno al Norte com o
fueron despues (icîu dolor y qué igno-
minia!), y contundo con las fuerzas d e
la Inglaterra , que hubiera hecho causa
C wmun ; prdiriá reñir con el Gabinet e
in ; lis , hasta echar la bravata al minis-
tra que enrónces residia d~en Madrid : quaenviari-i á Napoleon 6o¿,! espafioIes para
el desembarco de Inglaterra . i Quánta s
desgiaci,is llovieron sobre nosotros po r
esta primera desavenencia diplomática !
En Ins primeros tres meses de guerra
perdió b. nacion en buques , cargamen-
tos y plata el valor de q.o millones de
pesos .


Pero, me dirán , aquel Godoy , ins-
trumento de nuestra ruina, aun antes de
ser traidor , que provocaba la guerra ,
y no podia dexar de ver próximo el rom -
pimiento , á el peligro de las hostilida -


[II 1
des marítimas ; ;cómo no despache co n
tiempo , y con secreto , desde nuestro s
puertos avisos ti la América , á Canarias ,
y al encuentro de nuestros retornos par a
suspender toda navegacion y evitar tan-
ta ruina? Pero podiamos esperar d e
aquel idiota., aconsejado de su propia ig-
norancia , que en I res quartos de hora,
medio en pie , medio sentado , con el ci-
garro en una mano , y pellizcando con l a
otra alguna beldad de su devocion, des- -
p:icbaba la inmensidad de negocios d e
ámbos mundos, unos de palabra á lo era-
cola , y otros con breves y obscuras re-
soluciones á lo tirano ?


Potos dios antes de esta precipitad a
ruptura con el ministro Británico , qu e
degeneró en pendencias y denuestos per-
sonales , podia aquel Privado , a no es-
tarlo de razon y de juicio, haber liber-
tado la España para siemrre del pesa-
do yugo de aquel ruinoso Tratado , que
1 mismo dexó que nos pusiese perpetua-


mente el Gobierno francas, tan buen ami-
go de nosotros entónces , como lo es el
actual . Véase la sana y leal intencio n
con que estan concebidos sus articules,




12 1tan lacónicas como ambiguos , para en-
cubar la malicia y engaño de su con


-


texto con la estudiada brevedad y apa-
rente sencillez de sus cláusulas , dicta


-


das y extendidas en Paris , como ahora
las de la reciente y sábia Constitacion,
sin habernos dexado en uno y en otro
caso mas inrervencion que el trabajo d e
traducirlas, y de firmarlas . :0! Francia,
(panda pagana, y guando christiana ; ora
monárquica , ora republicana ; ya. sá.-
bia , ya bárbara , ya libre , ya esclava ;
siempre por sistéma enemiga de la Es-
paña ! Y vosotros , Espatioles , siempre
honrados y generosos, y siempre enga-
ñados ?


Ya os Ilegó la hora , magnánimos hi-
jos de este noble suelo , de regeneráros
por vuestras propias manos , y no por
las impías del déspota que os venia á ro


-


bar vuestra libertad . Ya os llegó la hora
de sacudiros de tan pesadas cargas com o
os abrumaban, haciendo la guerra al Gra n
Napoleon , grande en fiereza , grande e n
perfidia , y grande en crueldad : pues so-
lo con la guerra podíais romper tan du -
ras y afrentosas ataduras .


Í t 3 1
Con la guerra vengarémos de un a


vez tantos agravios corno hemos padeci-
do veinte ados seguidos, y tantos male s
-como nos tenian abatidos, y en víspera s
de abismarse nuestra nation . Esta fatal
suerte vela muy cercana Napoleon , co-
mo él mismo nos lo dice en sus pro-
clamas , para que le agradezcamos el
anuncio del mal y el consuelo. En efec-
to nadie podia conocer mejor nuestra s
desdichas que el mismo que las habla
causado : así guarde para los suyos el
remedio que su innata beneficencia y no-
toria compasion nos tenia preparado . i A
quántos de nosotros nos tendria desti-
nados ya para limpiar las botas a sus
brutales coraceros , 6 encender la pipa á
sus impúdicos é insolentes mamelucos!


Con la guerra abrirémos nuestros
puertas , cerrados tres años hace por obe-
decer los bárbaros y antipoliticos decre-
tos del rabioso Napoleon , que había he-
cho de todas las playas y costas de la
Europa un tristisimo desierto, para bIo--
quear y hambrear á la Inglaterra , segun
su fanfarrona sentencia ; al paso que l e
dexaba todos los mares conocidos y no co-




[I t]
nocidos abiertos á su comercio , y suje-
tos á su imperio. Qué profundo y sa-
bio politico! iQué sagaz calculador, sa-
carse ámbos ojos por sacar uno al enemi-
go ! Por no dexar entrar el enemigo e n
su casa cerrarle las puertas , y quedars e
encerrado en ella sin poder recibir so -
carro de la apena, ni salir á buscar s u
subsistencia , ni él ni sus amigos y alia-
dos! Pues á este horroroso extremo no s
tenia reducidos sin ser nuestro soberano .
Que en las costas de su usurpada Fran-
cia mandase cerrar los puertos y la s
puertas , pues ya habia mandado cerrar
las bocas á los obedienrísimos esclavo s
de su despotismo ; en todo esto usaba d e
su suprema autoridad , conssmids por
ellos . Pero exercerla en nuestra España ,
obligándonos, por un precipitado decret o
suyo fecho en Varsovia , á morirnos d e
hambre y de miseria , sin comunicacion
directa ri indirecta con el resto de la s
naciones ; es insolencia y soberbia inau-
dita el intenta : lo , y hur Jllacion v oa-
ciencii mas inaudita el sufrirlo y obede-
cerlo nuestro miserable Gobierno, des -
honrado por la insensibilidad de Cárlos,


[I 51
y la ineptitud y poca vergüenza de s i
endiosado favorito .


Con la guerra abriremos el antigu o
comercio y comunicacion con la Ingla-
terra , gozosa de reconciliarse con nos-
otros, pues sabe que nuestra nacion hr-
cha juguete de los caprichos de un mons-
truo de la fortuna , no tenia parte ni e n
la guerra ni en la piz , y ansiosa de re-
cibir nuestros frutos de uno y otro emis-
ferio , nuestros productos de la natura-
leza y del arte , nuestras lanas, nuestr a
amistad , nuestro trato generoso y fran-
co con el quai congenia tanto el suyo.
Contando nosotros con su poder y su s
auxilios , y ella con nuestro valor , cons-
tancia y union ; se cimentará una alianza
natural é indeleble , una venganza co-
mun , un odio eterno contra el enemigo
comun del continente , contra esa Fran .
cia vil y deshonrada , que se ha dexad o
esclavizar , barbarizar , empobrecer , y
consumir por un tirano advenedizo , que
ha convertido sus habitantes en ladrone s
armados , enemigos naturales del resto
de los humanos .


Con esta guerra navegarémos , res-




[t 61
taurare'.mos nuestra aniquilada marina ,
nuestras decaidas fábricas, nuestra semi


-


muerta industria, nuestro tráfico marí-
timo y terrestre. Cerrarérnos para siem-
pre el contrabando de los Pirinéos , con-
virtiendo en isla nuestra peninsula : y no
verémos mas las caras de pastel de tanta
modista y mercachifle , que tenían , como
plaga de langosta , apestadas nuestra s
ciudades. No nos introducirán nuestros
caros vecinos mas géneros de sus brillan-
tes fábricas , ni mas tabaco en el alma d e
los cañones y obtises, y en los carros
cubiertos , y equipages de sus indecente s
generales contrabandistas al entrar , y
ladrones al salir de España .


Con esta guerra , terrible , pero sa-
ludable, instrumento para nuestra eter-
na prosperidad , no nos inocularán ma s
el impío filosofismo, y la corrupcion d e
costumbres de sus venenosos libros , qu e
tanto daña han hecho en la juventud ,
transformando á hombres y mugeres en
arrendajos de su lenguage , ideas , y fin-
gida moralidad teatral : porque entre los
franceses todo es farsa empezando po r
la virtud. La gente que llamamos culta


lt7]
y literata , todos eran hijos de Espacia ,
pero gran parte tenian su Coracon e n
Francia , es decir, que enamorados de
sus libros , estaban casados con los auto -
res y de este casamiento ¡como podrán sa-
lir ciudadanos defensores de la patria que
nunca amaron? Trataréiuos amigablemen-
te con los moros , que no nos despre-
cian ni aborrecen , y nos guardan la fe
que no conoce el infame Gobierno fran-
cés. Nos darán trigo , gallinas y gana -
dos, si lo necesitarnos , y caballos para la
guerra . No nos vendrán ..á quitar el pa pi
y la carne , que á ellos les sobra , ni e l
vino que no beben, y nos enviarán dá -
tiles , miel y cera , en lugar de balas ,
acíbar y llamas de pólvora que nos ha n
regalado los christianisimos franceses .


Con esta guerra vendrán íos fruto s
y caudales de América , detenidos quatr o
años hace : surearémos el Océano otra
vez , abriendo las comunicaciones entre
ámbas Indias, y renacerá la contraracio n
marítima , de que nos tenia privados e l
bárbaro Napoleon desde que nos ató aI
carro de su estéril y funesta gloria .


Coa esta guerra volveremos á ser
B




[ tS]
españoles rancios , á pesar de la insen-
sata currutaqueria , esto es , volveremos


ser valientes , formales y graves . Ten-
dremos patria, la amaremos , y defen-
deremos , sin necesidad que nos proteja
cl Protector tirano de la esclava Confe-
deracion del Rhin . Tendremos costurn-
bres nuestras , aquellas que nos hicie-
ron inconquistables las armas, y l a
política extrangera . Cantarémos nuestra s
xácaras , baylaremos nuestras danzas,
vestiremos nuestro antiguo trage. Los
que se llaman caballeros montarán no-
bles caballas, en vez de tocar el forte-
piano , y de representar caseros dramas
sentimentales apestando francés . Vol-
verémos á hablar la castiza lengua d e
nuestros abuelos , que andaba mendigan-
do ya , en media de tanta riqueza , re-
miendos de xerga galicana . Aprenderé-
nios el árabe , el griego y el inglés , y
despurs el italiano y el aleman si se sa-
cuden de la dominecion napoleónica ; y
si no, no . Nuestra lengua volverá á ser
de moda quende el ingenio y seso de los
esp ñotrs produzca obras dignas de la
posteridad , y guando la moral y la po -


[ 1 91
Mica , cuya jurisdiccion vamos á fixar,
salgan en trage y lenguage castellano .


Con esta guerra reconquistaremos, no
dominios ultramarinos que nos acarrea-
rian otras nuevas ; sino lo que es mas glo-
rioso y precioso , nuestro nombre , aquel
nombre ran respetado en otro tiempo d e
cultas y de bárbaras naciones . Renova-
remos nuestra antigua fuerza fisica y mo-
ral, que forma la potencia política de lo s
gobiernos : y la mejoraremos con nueva s
leyes-fundamentales, sentadas sabre ba-
ses eternas é indestructibles . Darémos
eaemplos de sabiduría á los demas pie-
baos de Europa , de la suerte que hoy se
los damos de fortaleza v valor para re-
cobrar la libertad perdida , en cuya ue-
royca empresa hemos tenido la gloria
de ser nosotros los primeros . Aprenda n
las naciones del esclavizado continent e
el arte de romper la bárbara cadena que
sufren : nosotros les ensetïaremos á aen-
cer , 6 á morir para no ser vencidas .


Con esta guerra limpiarémos la Gui a
de forasteras de los nombres asqueroso s
de las familias reynantes napole6nicas , y
de sus satélites coronados . Recobraremos


B 2




[20]
la libertad de publicar la Gazeta de nues•
tra Corte toda de nuestra cosecha , 6
eteccion , y no dictada al beneplácito d e
los Embaxadores de Francia , que tenia s
atadas las manos al compositor en los ar-
ticulos concernientes á noticias política s
y militares del resto del mundo : pues
debian copiarse servilmente del mentiro-
so Monitor y Publicista de Paris, únicos
periódicos que se permitian leer y ex-
tractar . Esta dura dependencia, por n o
decir servidumbre , ha tenido que sufri r
algunos años nuestro Gobierno , obliga


-


do á mantener engañada y alucinada l a
nacion , ignorante del estado politico de
la Europa, y de la verdad de los he-
chos que desfiguraban , y de los qu e
ocultaban los papeles públicos de Fran-
cia , que solo decian lo que su ministerio
les mandaba , 6 les permitia decir .


Con esta guerra , única salud de la
patria, saldré :nos del peligro espantoso
de perecer todos al rigor de una hambr e
general , si por última desgracia no nos
hubiese favorecido el cielo con la abun-
dante cosecha del año último y del pre -
sente : pues los decretos del bárbaro


[21 ]
iracundo eñemigo de la Inglaterra , an-
tes de habernos conquistado con las ar-
mas nos tertian cerrados los puertos d e
esta península á todo pabellon . Ni de
moros , ni de christianos , por la repre-
salia y despecho de la Inglaterra , po-
diamos esperar socorro en caso de nece-
sidad. iQué horrorosa perspectiva se'pre-
sentaba á mi imaginacion , quando , pa-
ra acrecentar mas mis temores , veia en-
trar legiones de demonios 6 franceses ,
á comernos nuestro pa n


z Qué seria ya de nosotros si se hu-
biese repetido la carestía y miseria de l
año 18o4 , con la sobrecarga de nues-
tros parcos y compasivos huéspedes , d e
cuyas mesas hubiéramos esperado , com o
perros, algun mendrugo que roer? Nue -
ve meses , antes de la menor hostilidad ,
los han tenido encima las dos Castillas á
razon de 2Oo9 libras de pan , 5 fanegas
de cebada , 6 arrobas de paja , y i oo 3
libras de carne , diariamente. Añádanse
las pérdidas y desperdicios causados po r
las violencias de la exáccion arbitraria .


Con esta guerra nos libertarémos de
tener otras , pues de dos siglos á esta par-




[22]
te todas han sido por la Frañcia, 6 co&
tra ella


. Por estar su territorio interpues-
to entre nosotros y los demas pueblos
de Europa, no nos podremos abrazar co-
mo hermanos, pero les alargaremos l a
mano por los puertos marítimos que vi-
sitará el pabellon anglo-hispano : por es-
tos Ies comunicarémos nuestro esfuerzo ,
nuestro exemplo y nuestra eterna amis


-


tad contra el coman tirano , escándal o
de la tierra .


Con esta guerra nos libraremos d e
la molestia y asco de dar oidos á la fas-
tidiosa turba de sabihondos , ideólogos
filósofos humanistas y politécnicos , to


-


do en una pieza , que , sin perjuicio d e
las que viniesen despues , nos iban intro-
duciet v do escuelas centrales , normales , ele


-


mentales , institutos , y establecimientos de
benehícencia , por no nombrar , á estilo es


-


pañol y christiano, fundaciones ó casa s
de caridad , 6 de piedad , ó de misericor-
dia ; y todo para formar el espíritu y e l
corazon á la francesa moderna


. Ya no s
habían introducido, como misterio de una
segunda redencion del linage humano ,
cierta regeneracion mecánica de la nitîez


[23]
lo esguizaro- pestalozziano , bazo la


inmediata proteccion del pueril , frívolo ,
vano, y botarate Generalisimo de mar y
tierra , quien, no satisfecho de haber des -
moralizado á quantos machos y hembra s
tenian que esperar su favor , quería úl-
timamente humillarnos hasta exigir qu e
los padres y las madres se volviesen bes-
tias , y sus hijos máquinas ; pues necesi-
taban de palotes y barajas para pen..
sar, y de reglas y maestros para salta r
como cabras manteses , 6 trepar como
monas. ¡Qué bien dixo una pobre muger
al oir contar tales exercicios y habilida-
des : Esta me parece escuela para ladrones !
Los padres,por adulacion al altísimo pro-
tector , se tenian por dichosos si logra-
ban entregar sus tiernos hijos á esta ba-
rahunda de locos, de donde habian d e
salir fátuos , ó perniquebrados. ¡ Y des,-
pues nos admiraremos si al ídolo Nloloc h
sacrificaban los antiguos . Cartagineses
tantos niños para aplacarle! . Pero aquí
nuestro ídolo se cansó de los holocaus-
tos, como se cansaba de todo, y echó á
rodar el ara y á los sacrificadores . Solo
nos ha faltado que otra casta de filan-




[2 4]
trópicos hubiesen est ;;blecido un anfitea-
tro de CruneoMra , para dar al sex& fe-
menino d& la Corte motivos de filosofar ,
6 bachillerear .


Con esta guerra en fin serémos mejo-
res christianos , porque , acosrumbrado s
ect leas sucesos adversos á Ievantar lo s
ojos al cielo para pedirle favor , y en lo s
prósperos para darle gracias , se arrai-
gará , y crecerá , y florecerá la verda-
dera piedad , y madurará en nuestro shijos .


Etipsñnles de todos sexós , edades ,
estados y condiciones : con todos hablo.
No penseis que en esta guerra , mas san


-


ta aun que la de las Cruzadas , trabaja-
mos para nuestros hijos y nietos ; de mas
cerca nos toca : peleamos para nosotro s
mismos , y por salvar ahora en calient e
nuestro pellejo. Sabed que Napoleon va
tan de prisa en las faenas militares , que
no quiere dexar nada que hacer á su s
sucesores ; y parece que se afana po r
gozar en vida del incienso de la fam ap6st!tttma


. Cortemos pronto los vuelos á
las águilas .


Esta guerra es muy diferente de


[2 r]
quantas hemos sostenido dentro y fuera
de casa , por su naturaleza , causa , fin ,
y conseqüencias . Es en su primer origen
defensiva ; y así no pende de nuestros
deseos , ni de nuestra mano su remate :
pide por su calidad mas vigilancia y
constancia , y gran severidad contra lo s
remisos , vacilantes ó sospechosos. Se
trata de vencer 6 vivir esclavos . En l a
guerra de sucesion que afligió la Espa-
ña , no se trataba de defender la patria ,
ni la nacion, ni la religion , ni las le-
yes , ni nuestra constitucion , ni la ha-
cienda , ni la vida , porque nada de est o
peligraba en aquella lucha . Solo se dis-
putaba de quai de los dos pretendientes
y litigantes á la Corona de España de-
bia quedar el poseedor , en el supuest o
de que no podia dexar de recaer en un o
de los dos , habiéndose extinguida la li-
nea varonil de la casa reynante . Esta-
ba la nacion dividida en dos partidos ,
coma eran dos los rivales ; pero nin-
guno de ellos era infiel á la nacion e n
general , ni enemigo de la patria . Se lla-
maban unos otros rebeldes y traido-
res , sin serlo en realidad ninguno , pues




[2ó]
todos eran y querían ser espa6ole s
los que aclamaban á Cirios de Austria ,
como á Felipe de Borbon . Era un pley-
to de familia entre dos nobilísimos Prín-
cipes, muy dignos cada uno de ocupa r
el trono de las Españas. Con ninguno
perdia la nacion su honor , independen-
cia y libertad ; solo la Corcna mudaba
de sienes, pero la monarquía quedab a
ilesa


. Ahora se trata de perderlo tod aa manos de un atroz conquistador , qu e
habiéndonos robado el legitimo Sobera-
no , nos guita el derecho y el uso d e
la soberanía nacional . Los romanos de-
fendian la república en sus guerras ci -
viles , no contra un tirano , ni otra Po-
tencia extrangera , que intentase impo-
merles el yugo de sus armas y de sus
leyes ; sino contra alguno de sus mis-
mos ciudadanos , que aspiraban á levan-
tarse con el gobierno . Lo primero hu-
biera sido una ignominia, lo segundo po-
dia ser uiha desgracia . La guerra civil era
un mal de casa , la libertad pública po-
dia perderse , mas no el pueblo romano
ser conquistado por otra Potencia . Silo
Y Mario a César y Pompeyo eran roma-


[27]
íios , y eran compañeros y combatientes .
Cromwel , inglés , dominó á los ingleses,
mas no vino de fuera á conquistarlos.
Robespierre , francés , dominó y aterró
i la nacion francesa ; y Bonaparte , ge-
neral Francés , usurpó el mando supre-
mo , sin invadir con exérciros extrange-
ros él territorio de la república . Mas to-
lerable y ménos ignominioso seria que e l
vano Godoy se hubiese alzado con l a
monarquía, ayudado de nuestras misma s
tropas ganadas, ó engañadas, que no qu e
un extrangero , auxiliado de tropas d e
otra Potencia , entrase á subyugar , n o
ménos que la gloriosa monarquía y na-
cion española . Solo de pensarlo me afren-
to y me conFundo .


Ya hemos visto el porte , talante , y
conducta de las tropas y generales qu e
había enviado para sujetarnos el femen-•
tido Napoleon . Son peores que los bár-
baros de nacimiento, porque tienen ro -
dos los vicios y malicia de nacion civi-
lizada , y no la sencillez de la salvage.
Atila dtt,uvo su furor á las puertas de
Roma al ver al Papa S. Leon, que vesti-
do de pontifical salió á su encuentro con




~rag ]
la cruz y los ciriaies : y el fiero ladron
Dupont hubiera echado ojo á ver si eran
de oro , y si en la tiara brillaba algun
gran topacio para el puño de su sable .
Por ménos temibles y odiosos tendria y o
á los Agarenos ; porque estos no disi-
mulan lo que son , ni fingen lo que no
son


. Creen en Dios , y en pena y glo-
ria eterna , y se puede esperar de ello s
alguna virtud moral. Ellos leyantarian
sus mezquitas , y nos dexarian nuestro s
templos y nuestros oficios : nos quita-
rian nuestras campanas , no por codicia ,
sino por religion : pagariamos nuestro s
tributos , y no nos impedirian orar al
Señor , ni nos darian el impío exempl o
de la incredulidad . Vuelvo a decir, que
mas quiero ser conquistado de moro s
que de franceses , porque es mas sensi-
ble sufrir el desprecio que el ódio . Quan-
do desembarcaron los Africanos en Es-
paña , entraron como enemigos , como
conquistadores , como propagadores de l
Alcorán : no nos engañaron con pretex-
tos ni ritutos de amistad y proteccion :
no quebrantaron ning-un pacto ni alian-
za , pues no la habia : no faltaron á su


[ 2 9 ]
palabra, pues no la habian ofrecido . Nos
cogieron desprevenidas , mas no enga-
fiados . Además , la invasion de los mo-
ros se executó por mar, y una vez cor-
tada la travesia or nuestras fuerzas na-
vales , se les frustraron las esperanza s
de los socorros del Africa ;y aun asi
costó unos setecientos años el acabarlo s
de arrojar de nuestro suelo. Considérese
ahora, g quando llegaria á verse la Es-
paña libre de estos descreidos conquis-
tadores, francas sus comunicaciones con
la matriz sobre un mismo continente ?


Por otra parte , parece inagotable la
mina de soldados de Napoleon , hasta
que rompa sus lazos la Europa . El ya
sabemos que no pelea con solos fran-
ceses, sino con tropas de todos los Sobe-
ranos, que tienen la dicha de ser su s
aliados, feudatarios ó esclavos, que e s
la misma cosa , y de los conscriptos d e
los estados y repúblicas italianas, qu e
para sacarlas de su debilidad é impo-
tencia en las actuales circunstancias, la s
ha incorporado al territorio del Imperi o
Francés, que ya barbea coa los limite s
del Imperio Otomano . En sus exércitos




30]
solo el sistema militar, la táctica, y el
idioma de la ordenanza y del mando so n
franceses, como tatnbien la rapacida d
reglamentada de los saqueos, la inhu-
manidad de sus violencias 7 y la impie-
dad de sus sentimientos .


Tampoco hay que esperar , segu n
lo acredita la experiencia en todos tiern-
pos , que el Francés se canse de las fa-
tigas y peligros de las campañas : si le
sacan llorando de la casa paterna, vuel-
ve it ella cantando, ti echando bravatas.
Ni hay que esperar que afloxe por l a
justicia de nuestra causa : la guerra pa-
rece que es su elemento, y prescind e
del fin por que pelea : ya muere por
coronar reyes, ya por destronarlos, hoy
por la libertad , rnai na por el despo-
tismo. Va á la guerra, como el caballo :
el darlo le alienta, y corre con el gi-
nete christiano contra el moro ; cae el
gi•nete de una lanzada , móntalo el mo-
ro , y parte con el nitevo dueño con-
tra el christiano . En los Xefes ya es otr a
la causa : ayer comian eon cuchara de
palo , y hoy hacen ascos A la bagilla d e
plata con que les sirve su patron : ayer


[3 t ]
de baxos no se velan entre el polvo , y
nta5ana se ven subidos en hombres de l a
fortuna hasta la alteza de los honores ,
y del fausto oriental de las riquezas, fru-
to de las rapiñas y concusiones, qu e
piden al cielo venganza .


Si preguntais á los franceses por qu é
sufrieron los primeros actos del despo-
tismo absoluto de Bonaparte ; os dirá q
que por no caer en los horrores de otra
revolucion , cansados ya de verter la
sangre de sus hijos , hermanos y deu-
dos. Y al mismo tiempo que , por t ; aa
conrradiccion propia de cabezas france -
sas alegan este temor, entregan al ti -
rano esos mismos hijos, her me nos y
deudos, para que vayan á morir léje .s
de su patria mas de un miiic,n de jóve-
nes, no para la gloria ni d&ft esa de su
nacion, pues de ninguna es invadida,
sino para saciar la feroz ambicion de un
isleño advenedizo, que sujetó primer o
la Francia para subyugar despues los
demas reynos .


No es de hoy mi desengaño, son de
fecha mas antigua mis pronósticos sobre
las fatales consegiiencias que algun dia




[3 2 ]
pudiera experimentar nuestra patria d e
las iniquas maquinaciones de este tira- '
no solapado. Centinela muda he sido
muchos años, porque no pude nunca gri-
tar quién vive ! ni llamar al arma ! Des -
de la primera paz de Campa-formio,qua n •
do entregó la República Veneciana, lue -
go de haberla democratizado , al Empe-
rador de Austria , en el mismo tiempo
que en sus proclamas llamaban déspota s
y tiranos á , todos los reyes de la tierra ;
entrevi sus malignos é hipócritas desig-
nios ; porque desde entónces desconfi é
de su moderacion y sencillez democrá-
tica. Este novel General servia á la Re-
pública para mejor sojuzgarla despues :
á este fin se detenia en Italia , haciend o
de ella Repúblicas en miniatura , em-
baucando y robando á sus habitantes , y
pagando literatos, para que corriesen la s
ciudades como otros tantos apóstoles d e
la libertad. Todavía me acuerdo de l a
arenga patética que un tal Monge , ene-
migo de monges y monjas , pronunci ó
á la republiquilla pacífica de San Mari-
no . Desde aquella época de farsas s evo-
lucionarias se empezó á temer de su co -


[33 ]
razoa hipócrita grandes calamidades e n
los pueblos seducidos, como se ha vist o
despues con dolor y espanto . Donde plan -
taba con tanta ceremonia árboles de l a
libertad , ha levantado despues horca s
en memoria de su benignidad paternal .
Dadla gracias de la felicidad y tranqui-
lidad que gozais , Piamonteses , Genove-
ses , Milaneses , Venecianos , Boloñeses ,
y Parmesanos , pues hasta el nombre os
ha quitado , para confundiros en la gra n
piára de sus mansos súbditos .


Nuestra precipitada y desatinada Pa z
de 1795 con la República Francesa ha-
bia proporcionado á ese intrépido aven-
turero las tropas francesas que estaba n
en Catalu6a para la invasion de Italia .
Este fué el primer teatro de sus talen


-


tos y triunfos militares ; á que no con-
tribuirian poco la disposicion de los áni-
mos de aquellos naturales, y la ningun a
voluntad de las tropas á sacrificarse con-
tra una causa que, los principios, li-
sonjeaba tanto á los hombres que racio-
cinaban, y á los que padecian .


Impaciente y desesperado de poder
llegar á consumar sus ambiciosos desig -


c




[3 4]
nios , parte á Egipto , sin objeto , ni mo-


r
' ,


tivo en su viage ; toma á Malta al ruido
de doce cañonazos ; quita aquella isl a


inconquistable plaza á la Orden por .
traycion concertada con Ios caballero s
franceses , para que cayese despues e n
manos de los ingleses sus enemigos . Lle-
ga á Alexandria , y pierde su esquadra;
sube al Cayro , se baña en el Nilo , vi-
sita las pirámides , hace sus genuflexio-
nes en la mezquita ; y vuelve á Euro-
pa azotado, para ser despues el verdug o
de ella .


Hácese Cónsul en Paris con la mo-
destia romana , porque Rey, ó Dictador
fuera entónces odioso titulo . Pero qui n
le dió esta nueva autoridad? Primero las
bayonetas de sus coligados , y luego un a
Constitucion minutada por 61 mismo , y
extendida y firmada en aquel moment o
por una docena de compadres, calen-
tándose á la chimenéa . El llamarse pri-
mer Cónsul , siendo tres los revestidos
de este título de farsa , era en la sustan-
cia llamarse único : pues los otros dos
eran sus acólitos . Fingiendo trayciones y
conjuraciones, hace vitalicio su Consu-


[35]
lado ; y fingiendo otras, se lo calza per


-


.étuo y hereditario .
Iba corriendo á pasos de gigante á


mas pomposo y elevado titulo , que l e
diese mas poder , nias vanidad, y mas
derechos á su ambicion. Quería domi-
nar la Europa, convirtiéndola en patri-
monio del nuevo Imperio francés ; por-
que no podia intentarlo con el titul o
solo de Consul , que no se extendia mas
allá del territorio de la República nam


-


bre vano y perecedero, que aun con-
servaba la que luego se llamo Gran Na-
cio :i ; y hoy no es mas que el gran re


-


baño de bestias de Napoleon primero.Con-
quistó la Francia , y sus pertenencias y
anexidades con el titulo de Emperador ;
invadió y aterró todos los estados qu e
podian hacerle sombra ; y lo que no le
convino conquistar con aquel titulo , l o
ha subyugado con el moderado , pero
mas soberbio, de Protector . Baso de est e
manto cobija S . Al . I . otras Magestades
reales, y Altezas ducales , que tiene n
el honor de ser sus primeros vasallos ;
á quienes puede llamar un dia á París
por un edecán de su alguacil mayor Sa-


es




vary, para que vayan á calzarle las es-
puelas , y á tenerle el estribo en un di a
de revista general .


Quien le hizo Cónsul , le hizo Em-
perador. ¿ Cómó se fraguó esta violenta ,
ilegal , y pretendida eleccion? Todo e l
mundo lo sabe. Se intituló , y se intitula
Emperador de los franceses , y no d e
Francia . g Quál seria el fin de este dic-
tado , porque en todas sus palabras ha y
misterio? ZSería para adular la vanida d
de sus nuevos stíbditos , por conocer qu e
son gente muy facil á dexarse deslum-
brar? z Sella para dominar con este dicta-
rlo en todos Ios paises por donde se der-
raman y extienden sus numerosas y am-
bulantes tropas, pues ya no hay territo-
rio, en Europa que no esté manchado co n
las ¡mellas de sus soldados? Y habiendo
en casi todos los Estados de Europa
franceses armados , que ocupan los pue-
blos ; viene á ser de hecho Emperador
de todos Napoleon.


Faltaban solo la España y Portugal
en el numero de los dichosos paises corn•
prehendidos dentro de los imaginarios é
ilimitadas ámbitos del Imperio francés ; y


(37]
Napoleon, quien ya el mundo le vie -
ne estrecho, cabiendo todo él en un zapa -
to , no pudo sufrir que el occidente per-
maneciera mas tiempo independiente y
libre, sin reconocerse su- vasallo . Envió
sus tropas , pisaron el territorio espa-
fiol : y como aquellas nunca hacen su s
viajaras en balde , se apoderan primer o
de un reyno , y despues de otro sin de-
claracion ninguna de guerra , ni au n
amenaza de hostilidad , solo por rtque l
principio del nuevo derecho-napoleon ,
que donde pisan soldados franceses all í
manda su Emperador .


Todo el mundo sabe , y no pued e
acabarlo de creer, la iniquidad y vio-
lencia de la ocupacion de Portugal , y l a
inaudita perfidia y vileza con que ese
Emperador sin honra, fé, ni conciencia ,
sin palabra de rey , ni de hombre , n i
de ladron , usurpó la corona de España ,
sin haber puesto el pié en ella , par a
tras pasarla, como patrimonio suyo, á s u
caro hermano Josef baxo el colorado ti-
tulo de Rey, por no llamarle claramen-
te su Virey , pues tenia que recibir su s
tropas sin poder mandar un sargento, .


[3 bá




[ 3l]
sus leyes sin poderlas alterar ; sus ordenes
sin poderlas desobedecer , y sus instruc- f
ciones sin poderlas interpretar


. La Corte f
aparente sería Madrid, y la metrópol i
París


. Habria embaxadores entre ambas ,
como lo pide la etiqueta : el de Francia
seria un sobrestante y zelador de noes-


-


tro gabinete, y un cómitre de la nacion ;
y el de España un asistente al sólio im-
perial , y por grart distincion tendria e lhonor de concurrirá la parada con e l
sombrero en la mano al sol y á la lluvia


.


Se cetebrarian tratados públicos, y se
-


rian mas los secretos , entre el Empera-
dor de Espada en Paris y el Virey d e
Espada en Madrid : y bien se dexa infe-
rir que los dictaria el Sultan al Peglier-
bey, y que á nosotros no nos dexa-
rian mas parte en estos embrollos di-
ptomticos que la de traducirlos co cas-
tellano .


Despues de ocupada militarmente la
España , y entregada at hermano la Lu-
gar-tenenci a Real , no es creíble que l e
dexase ene ornendado á la fidelidad es-
pañola , siempre sospechosa como vio


-


Ientada
. Y tanto para su custúdia perso


-


[39]
nal, como para la tranquilidad de los
pueblos que tanto le convenia, y sabre
todo para guardar nuestros puertos y
castas contra las soñadas invasiones de l
tan decantado caco , el enemigo comun,
que en una palabra es la Inglaterra ; nos
protegeria dexandonos dentro de esta pe-
ninsula doscientos mil hombres en acan-
tonamientos y guarniciones, mantenidos,
comidos, y bebidos â costa de nuevas
contribuciones , y sin quebrantar ningu n
articulo de la nueva Constitucion , pue s
no lo hay para este caso . Por esto nos
decia y consolaba el gran Amurâtes en
uno de sus bandos , á artículos de su s
diarios de Madrid : que no habría quin-
tas ni levas en nuestras provincias . Cla-


ro está , pues no habiamos de tener exér-
cito nuestro nacional, segun lo dicta l a
seguridad del conquistador .,


Y como en esta empresa y plan del
Emperador y Rey se llevaba el fin cari-
tativo y muy christiano de casar las dos
naciones, frase que soltaban ciertos emi-
sarios suyos, por no decir incorporarlas ;
es de presumir que se reservase, quand o
menos , una via militar desde Bayon a


I




[401
Lisbóa , cortindonos una tira de la pie lde toro de Estrabon de cinco 6 seis le-
guas de ancho para el paso y repaso de
sus tropas, al modo de la que se reser


-q
~ allá en Polonia para la comunicacio n


con Saxonia , en donde tiene orro Virey
coronado.


Con este arbitrio muy sencillo y có
-


modo , y la necesidad de un continuo
auxilio de tropas suyas


~para nuestra de-
fensa ; no se faltaba á la promesa da l a
integridad de esta monarquía y de sazindependencia


. Ya se vé que no nos des-
membraba ninguna provincia, ni descan-
tillaba la orilla de nuestras costas y fron-
teras para i ncorporarlas al territorio fran-
cés , ni para cederlas á otro soberano


,


pero muy bien podia reservarse, como e n
depósito y seguridad provisional, pla- l
zas , puestos y montes , y sonar siem-
pre integridad en la apariencia . Y man


-


teniendo aqui sus exércitos con el nom-bre de auxiliares , se dexaba en su sen
-


tido natural la voz independencia ; Epero
de quién se hablaba , de la corona, b d elos vasallos ?


Si se casaba á las dos naciones, era


[4' ]
muy justo que , así corno la francesa no s
enviaba su juventud guerrera para guar-
darnos , la correspondiésemos nosotro s
enviando â disposicion de su Emperado r
la nuestra , para pagarle la generosida d
de habernos dedo el exemplo. No habia
otra desventaja en estos trueques , sin o
que , tocandoles ellos un benigno cli-
ma , y fertil suelo, de buen pan , buen
vino , buen aceyte, y ricos frutos y fru-
tas , los españoles esposados antes d e
casados , irian á militar, esto es , á mo-
rir baxo las alas de las águilas imperia-
les , 6 á consumirse acaso donde no co-
miesen mas pan de trigo, ni probasen e l
vino , ni viesen la cara al sol en ocho
meses del agito . Pero tambien tendrian e l
gusto y la honra de verse casados co n
luteranos, calvinistas , judíos , ateistas, y
malos christianos, y de ir â pelear co n
quien no nos ha hecho daño . Esta es l a
mas cruel é inhumana de las tiranías .


No hay exemplar en las historias de
que un conquistador armase por fuerz a
á sus cautivos para llevarlos â pelea r
contra sus enemigos. Vale mas no darle s
quartel i semejantes invasores , esto ese




(4-23
morir con las armas en la mano , que n o
haberlas de tomar despues en servici o
del inclemente vencedor .


Solo los turcos y berberiscos sujeta nlos cautivos christianos al remo, más no
al servicio de las armas


. Ni tampoco cons
-ta que los sarracenos , dominadores d e


España , llevasen los conquistados á
pelear en las guerras que sostenian den-
tro ú fuera de nuestra peninsula . El
vende los prisioneros de guerra, ó lo s
hace que sirvan en sus banderas , S lo s
destina á trabajos ptiblicos como si fue


-


sen esclavos comprados, 6 los dexa pe-
.


recer de hambre y miseria ; porque no
es costumbre suya sufrir is carga de l a
manutencion de los malaventurados que
caen vivos en sus manos


. Esto se estilaba
guando se conocía y guardaba eI dere-
eho de gentes ; pero este feroz tiran o
ha acabado con todos Ios derechos , y
quiere acabar con todas la$ gentes


.


Exécrable portento de la naturalez a
es , por cierto, Napoleon , amítbio entr e
hombre y fiera , pues ha sacado de la in-
famia â Nerori y â Caligula . Al primero
le hizo malo lo sumo del poder , y aun


01 :3 1
tardó seis años en romper con todas la s
leyes del pudor y de la humanidad : tan-
to tiempo bubo de costarle á su buen na-
tural y á su edueacioii el corromperse .
Pero Napoleon parece que tué malo an-
tes de haber aprendida á serlo , antes de
poderlo ser, y aun antes de desearlo. El
abismo le engendró , y aun por eso no s
calla su padre : él es hijo solo de su s
obras . 10! ¡Madama Leticia! Buena ale-
gría anunciaste al mundo en el dia de
tu portentoso alumbramiento! Antes d e
usurpar el mando supremo era déspota ,
y antes de déspota fut ya tirano.


Nació para destruccion del género
humano. Asi que se vlo las uñas las en-
sayó para destrozar : como hace el tigre
desde cachorro. No hay industria , huma-
na que le domestique. No es animal ca-
sero , htiyese luego al monte y ri las sel-
-vas , no puede vivir en poblado . Busca
corno querencia de su fiereza el camp o
die batalla , porque el palacio no se hiz o
para . él : allí tiene sus delicias y su re -
_galo, el humo de la pólvora es su in-
cienso , la vista de los muertos su re -


, ereacion , duerme en colchones de cadâ-




[44?
vetes, y otro dia nos dirán que com e
asado de carne humana , porque aun n o
ha acabado la carrera de estos bárbaro s
pasatiempos


. Y este inhumano decia á l a
Europa , y sus bobones franceses se l o
creian , que en la guerra buscaba la paz


.


,Yo bien creo que quando no le quede á
quien hacer guerra , paz tendrá , meno s
consigo mismo


. i Infeliz de él entónces !
El 6cio le consumiria


. ¡En qué pasaria e l
tiempo mano sobre mano? No


. tiene mas
que una pasion , y ésta ahoga á toda slas demás


. Quiere dominarla tierra , aun
-


que sea quedándose solo en ella : des-
pues pedirá alas á los demonios para su-
bir á conquistar la luna


.


Algunos sabios han dicho , que pa-
ra lo que el hombre tiene que aprende r
es muy corra la vida ; más yo añado, que
es muy Iarga para los que hemos de pa-
decer


. Qué seria de nosotros , si la vi
-


da de este tirano 'no estuviera sujeta a l
plazo comun de la mortalidad? Dé sus
hijos despues nada tendrá el mundo qu e
temer ; por esto cuidó ya la naturaleza
que los monstruos fuesen infecundos


.


No conoce freno ninguno á sus ale_


[4s3
vosias y crueldades : no tiene religio a
que le contenga, ni conciencia que l e
acuse , ni vergüenza que le sonroje , n i
temor del Odio de las naciones que l e
acobarde , de cuya opinion no necesita,
pues ya no existen á sus ojos . El dirá
para si : pues que todo lo puedo , todo
lo quiero . El cuenta con su fortuna, co-
mo César contaba con la suya ; pero Bo-
naparte cuida , con mas recato que Cé-
sar, de su vida. Entre otras de las gra-
cias que debe á su fortuna , es la de l a
salud que goza, la bastante para qui-
tarla á todo el mundo. Vive enfermizo,
y nunca está enfermo ; y asi la sobrie-
dad, que en otro seria virtud en él e s
necesidad , á temperamento .


Dicen que come de prisa : propie-
dad de lobos y zorros . Dicen tacnbie n
que duerme poco , yo no lo dudo : es
pension de todos los tiranos, que á to -
das horas ven pendiente sobre sus ca-
bezas un cuchillo que les amenaza . Lo
mismo acontece á los avaros , que ordi-
nariamente son madrugadores , porqu e
hasta los dedos se les antojan ladrones ,
y huyen de su propia sombra . El no tie-




[4 61
ne patria , ni hogar , ni raíces ; todos
son muebles , porque todos son robos .


A ningun pais ni nacion tiene ni pue- 1
de tener amor : todas son para zl , y l
ninguna es suya . Donde halla soldados ,
allí tiene su patria


. Si mañana le echá-
ran de Francia ; á trueque de mandar S■
se iría , si pudiera , con su exército á
,Marruecos. Pues ¡no se fué á Egipt o


proclamarse Soberano , y á jurar so,
bre el Alcorán , por no sujetarse al Di-
rectorio? El no tiene nacion , ni reli-
gion elegida : se sirve de aquella ; que
mas sirve á sus fines. Su catolicismo s e
reduce á oir misa delante de sus corte


-


sanos con la misma devocion é inten-
cion con que hacia su nanids en la mez-
quita del Cayro á presencia de los mu-
sulmanes .


Tiene la osadía de llamarse Empe
-


rador por la gracia de Dios, al qua). n i
ama , ni teme , ni reconoce ; dixéra me-
jor, por la paciencia de Dios y la de lo s
hombres . El mismo , se dió el titulo , y
por sus propias manos se plantó la co-
rona imperial' ; y para mayor pompa d e
aquella con dia religiosa , y humilla


-


[47]
clon del Sumo Pontífice , se hace ungi r
por Pio VII aquel descreido usurpador .
El se ha hecho lo que es , y i quánto n o
sentirá de no poderse hacer un mem-
brudo Nembrot , para espantar con su
figura , y acogotar , quando se enoja ,
un dia tres ministros , otro dia tres se-
nadores, y otro tres generales. Dicen que
se emberrechina como un javali S . M. I.
y que la aspereza de sus palabras y l a
de su voz bien declaran el fondo de su
dulzura y amabilidad .


Tama por divisa una águila, quan-
do debiera un tigre ; pero tan mezqui-
namente representada en su mezquino
blason , que mas parece milano que ace -
cha la presa , que ave noble y gene -
rosa ; símbolo propio de la rapacidad
de su dañino corazon. Se muda el pri-
mer nombre, y luego el apellido, qu e
no sería de casta ; y despues el nuev o
nombre , que no se lée en ningun mar-
tirológio , lo convierte en apellido eter-
no de su augustisima familia , y paren -
tela , y lineas transversales , diagona-
les, y adoptivas , y con la mira de na-
poleonizar á quantas testas coronadas s e


t




C~ ~)





r
digne dexar, 6 desovar, sabre la fa
de la tierra.


Este héroe por la gracia de sus vi -
les y venales gazeteros, ya que no se
ha podido hacer hombre , junta la fere




cidad con la vanidad. Como nunca est á
contento, ni saciado de timbres, ni tiru


.


los : maiana se intitulará Napoleon . Ka,r,
y dias hace que merece este nombre tar -
taro . César Augusto es nombre muy co-
nocido , y manoseado por estudiantes,


.


Farao»; y Nabúca saben á historia sagra-
da . Soldan y Cal/fa huelen á árabe ,
contra esta gente guarda no sé que re


-


sentimiento de cierta burla en Egipto .
Llámese de una vez Rey de Reyes , y
Señor de los Señores , y sea la últim a
blasfemia de su ambicion y arrogancia :
bien que el ritulo que mas propiamente
le sienta por sus obras seria el de tazot a
de Dios , que nadie se lo puede disputar ,
y que mas lo merece que el atroz Atila .


Lo he dicho varias veces , y lo repi
-


to ahora, que las tres épocas terribles
en los anales del mundo son : el diluvio
universal, Mahoma, y Bonaparte . Aque l
pretendia convertir todas las religiones


[49)
en una, y éste todas las naciones par a
ser 41 su cabeza . Aquel predicaba la uni-
dad de Dios con la cimitarra , y éste n o
le nombra uno , ni trino, pues solo pre-
dica, 6 hace predicar , su propia divini-
dad, dexándose dar de sus infames y sa-
crilegos adoradores, los periodistas fran-
ceses , el dictado de Todo poderosa . El
mismo se ha llegado á creer tal ,-y se
lo lia hecho creer la cobardía y vileza.
de las naciones que se han dexado sub-
yugar. Solo la España le ha obligad o
reconocerse , que no era antes , ni e s
ahora , sino un hombre , y hombre mu y
pequeño , á quien la fortuna ciega ha
hecho grande á los ojos de los pueblo s
espantados del terror de su nombre, que
miden la grandeza del poder por la dei


= .ïas atrocidades .
. A la colosal estátua de Nabisco derri -
,b6 un canto desgajado de un monte ve -
. ciad : dió en los pies, en donde te uia la
;flaqueza. Es cusa digna de admiracion ,
que los unicos que hasra ahora han aja -
do la vanidad de su saber y poder á
este héroe militar han sido cabalmente
los hombres que él mas despreciaba , 6




[$0]
de quien menos temía. Un barbón de',
San Juan de Acre , con mas trazas de '
monge que de soldado , sin haber jamá s
leido la táctica de Vegécio, ni de Folard '
los bárbaros 4 indisciplinados mamelucos •
los agrestes y brutales kosacos ; y los
cuitados , perezosos, y supersticiosos es-
pañoles, á los quales creía dormidos l a
intrepidez y confianza francesa . La Eu-
ropa lo ve , y no Io acabará de creer:
nuestros enemigos pensaban que dormía •
mos , y ellos eran los que soñaban .


Este género de guerra es nuevo pa-
ra su táctica victoriosa : es guerra ca -
sera , es guerra de nacion , es guerra d e
religion, es , finalmente , guerra de va.
lientes antes de ser soldados . En Italia
y Alemania con sola la intimacion de u a
trompeta se rendian las plazas mas res-
petables de Europa , sin caerse las mu -
rallas , como en Jericó . En todos los ;
puestos y defensas militares se entre. :
gaban prisioneros, aquí seis mil , allá
diez mil , acullá quince mil , y en Ul-
ma treinta mil : lo que digo de los aus- !
triacos , digo de los prusianos . En ocho ;
dias despaviló Bonaparte todo el exér


cito prusiano de ioo) infantes , y 409
caballos ; y antes de un mes no exisri a
Rey en Prusia, ni monarquía prusiana.
Catástrofe asombrosa é inaudita, cu-


yas causas no son diuciles de adivtñar :
desafectos, cobardes, y traydores . Rabia
exército, y no había nacion . Y dentro
de España, aquellas mismas tropas , y
generales vencedores no pueden ren-
dir ciudades abiertas , defendidas po r
mugeres , y paisanos mal armados , y á
medio vesti r


Desengañémonos de una vez , toda s
las plazas se han tornado corno Pam-
plona , Barcelona , y ciudadela de Fi-
gueras, por soborno , ü traycion ; de est a
suerte caían Magdeburgo , Espandau ,
Stetin , &c. Estos son otros de los ca-
prichos de la fortuna , que aun no s e
ha cansado de Napoleon . No conoce u n
traydor , un desleal , que pudiera ha-
cerle perder en un dia cl fruto úe una
campaña : le sirven con ley de hijo s
hasta sus esclavos . La República tuvo
tantos enemigos domésticos , tantos in-
fieles, tantos emigrados , tantos deser-
tores de las vanderas patrióticas ; y el


o 1






[5 41
vez no alcanzaría el oro de sus mina s
6 rapiñas para tanta suntuosidad


, esperaría recogerlo de los despojos d e
los templos de España y Portugal , se


-


gun el ánsia y voracidad con que sus
tropas y generales han echado sus sa-
crilegas manos sobre estos tesoros .


E C6mo, pues , podríais esperar, es- f
panioles, demasiado bondadosos y gene-
rosos, que aquellos que trataban con
tanta crueldad á los indefensos y paci-
ficas portugueses , que no habian dispa-
rado un fusil contra sus injustos inva-
sores, z podían usar con vosotros de pie -
dad si os entregabais, ni de clemencia s i
les resistíais ? Este primer exemplo d e
sus inhumanidades , executadas á las
puertas de vuestra rasa , y las executa-
das antes en Italia y Alemania, y otro s
payses sujetos á la perfidia y violenci a
de sus armas, no podia apartarse de
vuestra vista, ni de vuestra memoria l a
suerte que os esperaba .


Sin embargo, no faltaban persona s
sencillas, 6 ciegas , que creyeron que las
tropas francesas venian de paz, y d e
amistad , aun despees de haberse apode


-


Cs 5']
fado por dolo y sorpresa de las plaza s
de nuestra frontera . Lo primero no l o
dudo, porque querian conquistarnos si n
vencernos ; lo segundo era un absurdo
esperar amistad del enemigo comun d e
todas las naciones. Y era aun cosa nias
absurda el creer que pasaban sus exérci-
tos al campo de Gibraltar . Lo mismo ha-
bia pensado Bonaparte en el sirio de
aquella plaza que el Sofi de Persia ; y
para esto i: nos inundó con 15o9 hom-
bres , además de 309 nuestros con que
podia contar de auxiliares para esta
empresa itraia tantos trenes de artille-
ría de campaña, y tan numerosa y es -
cogida caballería aparatos todos de
ext rcitos volantes , y no del arma de si-
tiadores ?


No era menos desatinada la idea de
que estas fuerzas se dirigian al Africa;
ipero á qué ? E y contra quién ? Ni &con
qué transportes , ni quando , habrian de
efectuar la travesía del estrecho , sin un
navío ni una fragata, á la vista de esqua-
dras inglesas que hubieran hecho pasto
de los peces â. quantos locos se hubiesen
embarcado? El Africa á que tenia ganas


i




[5 6]
Bonaparte era la España, y Ios africa-
nos giramos nosotros .


Quando vimos los puntos militares
que. tomaban en Castilla , los movimien-
tos hostiles de sus acantonamientos , s u
misma inaccion despues , y la provisio n
de galleta en casa del amigo y aliado co-
mo ellos decian, y en el granero de Es-
paña que les suministraba pan blanco y
fresco, zhabia que dudar un momento d e
que venían dispuestos á guerra ofensiva


,


y defensiva , pues las prevenciones era n
iguales á las precauciones? Verdad es qu e
no degollaban frayles , ni violaban mon


-


jas, ni saqueaban y profanaban templos ;
porque entónces no les convenia irrita r


los pueblos , sino embaticarlos .
No faltó quien creyese , poco antes F


de la entrada de Murat en Madrid , qu e
las plazas de nuestra frontera se habian'"
entregado como en depósito para la se-4
guridad del hospedage de los amigos
que venían socorrernos . Desde luego
vieron los mas sencillos y preocupados
que la traycion habla abierto las puerta s
de casa á los ladrones . La infamia era
demasiado manifiesta para que los áni-


mas se sosegasen . ¡Desdichada EspaFta !
gA qué nacion le ha sucedido tal des -
ventura , que el mismo pastor mate lo s
perros para que entre salta y salvo e l
lobo en el redil ?


Anima, y confianza en Dios , Bar-
celoneses 1 No faltarán auxilios ministra -
dos por el ingenio y valor , que os li-
brarán de la amarga opresion que pade-
ceis . Casa raro, por cierto , y el reas la-
mentable que admirará á las edades ve-
nideras : así vuestra restauracion, y l a
conservacion de esa hermosa y magnifi-
c : ciudad, prostituida hoy por las in-
mundas plantas de esos viles soldados
del alevoso Napoleon, corre de cuenta
de todos los esforzados y valerosos es-
panoles, y del socorro de nuestros gene-
rosos aliados .


Todo español prudente , y ensei a -
do por los acontecimientos politicos que
se sucedían desde el año 'Soo en Euro-
pa , debia estar desengaliado de la con-
ducta de Napoleon acerca de lo que s e
tetnia, 6 se debia temer, de sus designio s
guando vimos desfilar sus ex4rcitos po r
nuestras provincias . Ya. hacia tiempo que




[,$a
barruntaba yo la tempestad . La concha
ta de los espurios españoles Izquierd o
y Herbas, enamorados de la Francia, y
hacendados en ella , indicaba que la pa .
tria que les dió el ser , la riqueza, y Ins
honores era ya para ellos peligrosa mo
rada.


Además habia tiltimamente en Par a
una especie de moda de aprender el es -
pañol , de querer tomar conocimiento dt
nuestra literatura , y del estado de nues
tras ciencias , y los periodistas solicita


-


ban correspondencia con sabios de nue s
tra nacion


. Observaba yo tambien qut
en sus papeles publicas no nos despreci a
ban , ni injuriaban, como tenian de co s
tambre antes , con los epitetos de ignn




rantes , bárbaros , y supersticiosos : esta
repentina , é inusitada moderacion y cor•
tesla era para mi el testimonio mas sos




pechoso de su nueva política , porque e a
Francia hoy los escritores van de acue r
do con los gobernadores .


De algunos años á esta parte corn.
praban libros nuestros : cosa nunca vist a
ni oída , díganlo los libreros de Madrid .
:le visto enviar á Paris entre otras obras


[r9]
lígales y económicas los quadernos de l a
testa , y de las condiciones de Millones ;
deliciosa lectura para el gusto y geni o
de . un francés . Tambien empezaba la mo -
4a de traducir á su lengua algunos au -


snuestros : costumbre que se habl a
Perdido desde los primeros años del rey -
•eádo de Luis XIV . Asimismo observaba
que venian á visitarnos algunos viagero s
franceses, muy curiosos de nuestras co -
-aas, unos como fisicos economistas , y
'Intros coma amantes de las nobles artes ;
linos venian á medir grados del meridia -
no, y tal vez espiaban nuestras sierra s
y vericuetos, ; otros á explorar nuestras
minas de metales ; otros á estudiar l a


toria de nuestras merinas ; otros l a
y las castas de nuestros caballos ; y


recorrer nuestros establecimien -
tos , públicos, bibliotecas , muséos , co lec-
dones de nuestros pintores famosos, y
"'egos de antigiiedades romanas y arabi -
-ga.s : cuyas noticias , cópias , y apunta-
efones recogian con tal atan , que ma s


-Parecía esta diligencia inventario que cu-
•riOsidad. Tambien observé que en lo s


, S Limeros dias de la llegada de Murat en




Madrid , apuraron algunos de sus ofi ;




[6
s ]hablamos de esperar que se librase d e


esta tala la rama principal de España ,
ni que pensase hacer un inserto con el
pimpollo que descollaba para conservar-
la ? Pero confieso tambien que llegué á
creer , entre dudas , y esperanzas , qu e


la hacienda, iQué mas amor ni mas amis> tal vez se verificase , atendiendo á qu e
tad se podía desear de nuestros vecino solo asi se podría evitar la pérdida d e
que no querian dexar rincon de nuest




las Américas .
Yo vela por otra parte la extraña


casa, ni mueble, que no visitasen con i




solicitud de un francés para la redacciondecible gusto! Noté que preguntaban pt de nuestra gazeta de la Corte, ofrecien -
estados de nuestras fábricas, 6 como ell




do una indemnixacion anual á la realdecian des tabledux des manufactures , ha




imprenta. Parecia una especulacion mer-
ta hombres que no tenían traza ni des'




cantil de unos particulares ; y no era
no para instruirse en estos objetos .




sino uu plan muy políticamente medita-
Esto es bueno, decian algunos incas do del Gobierno francés , simulado ba-


tos españoles ya entónces : ántes mw
xo el concepto de una tentativa de in -


malo , les respondia yo, que no con seres privado. Pero la solicitud del em-ba entre las obras de buen afecto tan




baxador Beauharnais , y sus oficios á
interés disfrazado con el velo de curi o
dad. Nadie debía ignorar que Bonapa
te tenia jurado en sus irrevocables dee
tos el exterminio de las ramas reynan
de los Barbones , y asi comenzó por It
poles , Parma , Hetrtíria, y siguió pth
Portugal . Con esta experiencia cón.


ciales de guerra , y tambien de plum a
todos los diccionarios y gramáticas e s
pafiolas y francesas de nuestras librerí a
Comprtban cartas geográficas , y pr e
guntaban por planes estadísticos, mayor
mente los xefes del estado mayor, y dt'


favor de los agentes de esta empresa , y
de la libre introduccion en estos rey-
nos de un nuevo periódico , intitulad o
La Abeja Españula que se publicaba ea
París ; acabó de descubrir los verdade-
ros fines del hipócrita embaxador, e l
mas fiel executor , ó cooperador , de las




[6 2 1
pérfidas y malignas ideas de su augus
to amo y concuñado el Emperador , de s
de el dia que entró como un pillo in
decente en Madrid , hasta aquel en q u
despues de haber acabado de aderez
con gran pompa y aparato oriental s
casa nueva , se desapareció como u
facineroso que acaba de cometer un gra n
delito : en efecto, habia concluido y
su última comision.


No eran todos estos actos preltid i
de que se nos acercaba la hora , en q u
ni la facultad de hablar , ni la liber
tad de escribir nos quedaria, y que so f
nos dexarian la de pensar para ma y
pena Así se verificó luego que entró e
precursor Murat en Madrid. De all í
breves dias se apoderó del pr,ivileg
de nuestra gazera, y del diario , en c
rnendándola á manos de unos hambrie n
tos satélites suyos, medio militares , m e
dio literatos , que debian embolsarse e
producto, repartiendo una gratificado
señalada entre algunos españoles rene
fiados , que les ayudaban â tan patriót:
ca obra, los unos ocultamente , y foi
otros




cara descubierta . Ya desapare


[63]
vieron todos, echándose ellos mismos


I con su fuga de la Corte al exercito Fra n-
teds la sentencia y el castigo de su de-
lito . Es lristima que no se fuesen en s u
Iompañtiá algunos centenares mas. Tam-


en huyó el autor de la Abeja : mala
ispa le arrde otra vez â Paris . Este
bia vuelto â su patria bazo del escu-


4 escarapela, y salvaguardia de Io s
nemigos de ella , y era otro de los emi -
*ilos que nos venias â predicar la di-
éha que nos esperaba y no conocia-
tmos , y el vuelo que tomarla el genio es-
iparïol protegido del Genio tutelar de la
'Francia .


La funesta suerte que veía yo caer
;obre las demás naciones desde el ario
4e 8oç, me anticipaba el temor sobre
-


que amenazaba á la España . Hasta
-los semblantes de los mercachifles fran -
'-aSes , que paseaban estas calles , y en


-


aban en nuestros cafés , pregonaba n
en su alegría la esperanza de algun a
gran fortuna ; y ciertas palabras enfá-
ticas que soltaban, entre lástima y ad-
miracion , un año , y aiin dos antes d e
entrar las tropas francesas , bien me




172]
r, el apellido de Santiago! convocaba
,,alentaba los guerreros ; el nombre d


Espagnles ! inflamaba porque envanecí a
• y el recuerdo de Patria infundia deseo
"' de salvarla al noble, al plebeyo, a
»clérigo, y 'al frayle . Pero hoy , q n
»con la inundacion de libros , estilos ,
»modas francesas se ha afeminado aq u
»lla severidad española, llevando p o
»otra senda sus costumbres, con un g
» nero de aversion al orden de vida d
»sus padres ; hoy que ni se leen nu e
»tras historias, ni nuestras comedias, n
»nuestros romances y xácaras, tratán
„dolo todo de barbarie é ignoranci a
»hoy que es moda, gala, y buena cria n
„za celebrar cado lo que viene del otr a
»lado de los pirinéos , y olvidar afec


-




tadamente to io lo que huele á nuestr o
»suelo , hasta despreciar lo que la na •
„turaleza nos ha dispensado tan gene-
.' rosanaente ; hoy , digo , no queda otr o
»recurso para hacernos respetables y
»fuertes, sino inspirar al pueblo con


-


„ñanza, y á las gentes del buen tono ver-
„güenza de su degradacion . - Qud l e
»import ula á un Rey tener vasallos si


léfe ¡meloC? A esta la forma, no
n-&pero de individuos , sino la uni -
d de las voluntades, de las leyes ,


las costumbres , y del idi$ma , que
encierra, y mantiene de generacio n


neracion . Con esta consideracion ,
Ue pocos han reflexionado, he pre-
tlo tantas veces en todos mis escri -
ytdnversaciones contra los que ayu -


lenterrar nuestra lengua con s u
su exempla en quanto hablan ,


ibón . , y traducen : mi objeto era
l'itko que gramátical - Donde n o


'littion no hay patria porque' la
ra, pays no es nias que tierra qu e
ta'personas y bestias á un mismo
J'$pen exempIa son de ello l a


t; ` yo1tf Alemania en esta ocasion .
las italianos , y los alemanes , divi -


didos y destrozados en tantos estado s
de intereses, costumbres, y gobiern o
iferentes , hubiesen formado un sol o


pgteblo ; no hubieran sido invadidos ,
desmembrados. Son grandes regio-


descritas y señaladas en el napa ;
ro no son naciones, aunque hable n


tt mismo idiátna . ¡El grito general




[741
|


[751
,,1 Alemanes ! ¡ Ttalranos! no inflama tl




adios , ya contra infieles , ya contri
» pirita de ningun individuo, porque enemigos de la España en Africa, Italia,
»guno de ellos pertenece á un todo, y Flandes, pues hartas ofrece la histo


-


.,El hombre debe regirse por los prec rima . Y con estos cantares, repetidos er i
',tos del evangelio ; mas las naciones pi sibayles , en plazas, fiestas y teatros, s e
,,las reglas de su conservacion. No l adaria sabroso pasto al pueblo , y se des


-


' ,próximo entre ellas ; el ódio recipr *perrada su actual indolencia desde qu e
»las mantiene sin temerse, ni envidi de sus ojos y de sus oidos se van des


-


»se, y cria la emulacion, que es




apareciendo las danzas y canciones d é
'Are de grandes acciones. La nacion nuestra antigua cosecha . - Podrian igual


-


»vive enamorada de otra, está ya me mente contribuir á mantener este espi
-


»vencida , dexando poco que hacer *ritu nacional las corridas de toros, que
»una invasion á la fuerza de las arm *en las actuales circunstancias me ale-.
»Acaso deben á esta fatal disposicion _ grata yo que no se hallasen abolidas


.


» sus enemigos gran parte de sus rápi'*Y como he mirado siempre esta diver
-


,,triunfos los exércitos franceses .-Si y'sion pública , como nacida y criada e n
s ' opinion está enferma , deberá cura; ''España , solo exercida por españoles ,
»por los medios opuestos á los que »é inimitable en reynos extraños ; habia
„pusieron decadente . Los poetas, *escrito en otro tiempo una apologia do
' ,hasta aquí no se dedican sino á casi »ella contra los espafioles de nuevo curio,
»amores y victorias en composiciot s'entes nulos hoy para la patria : prefi-
»heroycas y liricas , podrian exercii »riendo yo esta que llaman fiereza es


-


' ,su talento en letrillas y romances Fnpañola , que nos puede hacer temibles ,
.,polares que despertasen ideas de bond s'á la molicie y frivolidad filosófica de l
' ,valor , y patriotismo ., refiriendo prc s' dia, que nos ha hecho despreciables á
r,zas de esforzados capitanes y soldad ; »los ojos de los . mismos que nos la ha n
»nuestros en ambos mundos , ya coz »inoculado . - Con este motivo , y para




[76]
. .que vea V. E. lo que etrtbnces pea s
»yo en lo que decia, ó mas bien pre
socia , nie tomó la libertad de indu
»las tres diarios ,(h) en que maní fess é
»opinion seis años hace, y guar&
»anónimo por no ser apedreado d,z
»gente que llaman de buen gtisto . -
»plico â V.E . disimule rni asadia, y
'aycrros , si se pueden llamar talcs
"desahogo del sano y patrióth o cora l
»de quien desea vivamente la gloria
"dicha de V. E. cuya importante 4
',ruego it Dios guarde mochos a6os .- 1
ssdrid 12 de Novietrabre de r 806."


Me consta que leyó tambien este
pal , y muy detenidamente , al vo ldel paseo ; pero sin haberse vist o
arno ni del otro fringu-n fruto desde
,lónces. He querido trasladar aquí e
clos monumentos de mi celo patriciti c
de mi prevision sobre el estado de e n
medad pol ¡Lita en que se hallaba mi
clon , la dual ,no podian curar ya
,ex6rtaciones ni los sermones de un id i


() Son los





rios de Madrid de los diai
.y+ 18 de setiembre del ario de r Sv r .


t771
dar de su cercana calamidad, abor-


su persona aun de los mismos
le'debian su fortuna . ¡Qu 1 seria las


ttlacion de mi ioquittu anima corn-
tido de tan funestos presagios, quan -


tros no velan mas tierra que la que
ban, y no les quitaban el sueño lo s
nfos de Napolson! ;0! i bienavcntu--


s almas , que habeis dormido descan-
amente hasta que la troll peca de Ib1u-


tat os llamó á juicio! ll iás yo tuve la
desgracia de padecer antes de sentir, y


'sufrir la muerte antes de morir .
rd. i (l! i incautos españoics ! aun creo


io habeisternido todo lo que podríai s
r de las iniquas ideas de Bonaparte,


dueño de Espada . preveíais estos y
,fastornos, contribuciones, eons_


abolieion de vuestras ]oyes ,
vuestra santa religion , pérdi-


l'ag Americas &c. &c. zl'ero estabai s
si' #e que no habia de poner la Es -


el modelo de los demás pay ses
(Mina mediata 6 inmediatamente ?


s seguros de que, tomando en to -
Uta su organizada l~ rancia . no


t e~t departamentos ) distritos,




[78]
prefecturas, &c. quitando el nombre
existencia política á vuestras provin
y acaso el nombre mismo de España ,
poniéndola el de Ibéria , ó Hespéria ,
gun la manía pedantesca de sus tr a
formaciones, paraque así nuestros ni
no se acordasen de qué pays fuero n
pvuelos? tY sabeis, si para mayor ca s
y despecho suyo, nos tendria prepa i
otro género de dolor y afrenta ? i Si
volverla á Godoy con toda su pom j
fausto !


¿Alerta , españoles! no espereis b u
nidad ni amistad de los franceses :
confiad de sus palabras , y detestad
obras. En otra ocasion habla dich o
por hacerles favor : es menester lee r
libros , y quemar á sus autores , por q
su corazon nunca ha estado acorde c
sus labios


. Es gente revoltosa por ge
natural en su casa , y revolucionári a
política en las apenas


. No puede n
segar en ningun estado : travesuras
redos es su oficio en todos tiemoos .
lo declara y difine un antiguo refra n
ellos , que lei en una coleccion , y n o
me ha olvidado : ,Quand le franair d


[79]
dr diable le berce , (quando el francés
1uerme el diablo le arrulla) . E No es esto


cirnos que el diablo no quiere que des-
'erte, temiendo no le quite el oficio ?


Con qué énfasis filantrópico prego -
ban que con su entrada en Italia iban
abolir el vil comercio de los castrado s
tinados á la música , como la últim a
radacion de la especie humana : pa-
rotas de su pomposa filosofia . No que-


que cantasen sopranos ; y han he-
o llorar despees á los soberanos de
uel desventurado pays . La humanidad
Napoleon necesita de hombres ente -


os que le engendren esclavos para l a
uerra , que es el teatro de sus diver -
ones .


Alerta, españoles! repito . No creai s
den nada de lo que os anuncien los fran-
ceses , ni quando os halaguen ., ni quan-
do os amenazen . Al mundo tienen per-
dido sus máximas y sus baladronadas . Al
Emperador de Rusia le llamaban , quan-


o le declararon la guerra ., Príncipe
experto, y cuitado , rodeado de bo-


arátes , y á su nacion le prodigaba n
s epitetos de. bárbaros y fe o.es Sci -


Y




Eg o]
jecobrásemos las antiguas fuerzas? Co e
padecíase de nuestra debilidad , pues a
podia ver esta decadencia de un ved
por su mal gobierno . Embustero sin ved
giienza : ésta disipacion , éste débil g
bierno, es lo que á ti te ha dado las fuel
zas y la avilantez para ve .irnos á la
sultar. Es cosa para reir ; será la úr
ca vez que se contará en la histor '
que una Potencia se desvele por con n
buir al aumento de fuerzas y de pros
peridad de la vecina.; quando todos
gobiernos , para su propia conservac i
á preponderancia , se, aprovechan d e
debilidad el uno del otro , ó la pro a
jan, como lo ha hecho la Franci a
publicana , y despues la monárq u
con nosotros .


No quiso quitar, dicenos,el gobie r
á Godoy , á quien llama hombre sin °
lento ni costumbres, por no dar una p
$adum,bre á su amigo y aliado Carl
y luego le da el mayor pesar con
mayor insulto y alevosía, arrancand o
este amigo la corona y la libertad , y
su primogénito y legitimo sucesor


C R 5]
siempre amado FERNANDO VII ; y al
mismo tiempo patrocina , y ampara a l
malvado, á quien antes habia calificado
de inepto é inmoral ?


Y como nuestras leyes son viejas ,
nos venia á dar otras nuevas : ésta es
la intima tiranía y humillacion que pue


-


den sufrir los pueblos vencidos del con-
quistador . Pues í quál será la soberbia y
vanidad de Napoleon, que se hace nues-
tro legislador antes de conquistarno s
Dígalo la nueva Constitacion española,
que nos regaló su sabiduría y benefi -
`eencia : monumento escandaloso de nues-
tra futura esclavitud . Quería que besá-
semos , sin levantar los ojos, ni las ce


-


jas , un miserable folleto de 34. hojas
en dozavo : que eu tan sucinto espacio
'estaba escrito el destino eterno de la s
Españas , como si se tratase de enviar
un reglamento provisional para un a
nueva colonia de negros en un islóte
desierto ; 6 de imprimir el quadernito
de las obligaciones de cabos y sargen-
tos. En la cortedad del volúmen est á
el mayor desprecio , y en la brevedad




[86]


[8 7]
estudiada de sus articulos la mayor in . pa. A nadie engañaba : la lntimacion
furia con la mayor malicia . Gran pa




era tan clara corno concisa .
ciencia es la nuestra , si no es may




Bonaparte hasta ahora no ha pe-
la indolencia. De tantos letrados , litera




leado sino con exércitos , y no con na-
tos , estadistas , y otras personas do




ciones : el respeto que éstas merece n
tas y patrióticas , i cómo hasta ahot




quando pelean por su casa , y dentr o
no ha salido alguna pluma , que des de su casa , no entra en las máxima s
menuze , deshaga , y pulverize este c




de la política particular que él se h a
digo de engaños , de insidias , perfidi formado . i Quién le ha dicho que n o
y desvaríos ? No esta lo peor en lo qt,- goza de los derechos de la guerra e l
allí se dice , sino en lo que no se d' que defiende su patria y sus hogares con
ce. Corto es el valiírnen en la teóric




sus puños, 6 con sus armas? Para resis -
pero quán grande y pesado seria el




tir a los que vienen a robarle sus hie-
su practica




nes y su libertad todo paysano es sol -
Si nos resistimos á las violencias i dado : la falta de uniforme no le qui -


este invasor injusto, por no querer





ta esta calidad, es soldado nato .
sus esclavos, nos llaman rebeldes ; y sin




¡Si pensarla Napoleon, que penetra r
resistimos , nos tratan como tales , no por la España era atravesar la Suábia ,
desarman , nos amenazan , nos roban la Saxonia, y Westfalia, cuyos paysano s
6 cargan de contribuciones . El prime se quedan dormidos andando! Aquella s
tiro que sale de un pueblo se expia cor. buenas gentes , que no usan de las ma-
degüellos é incendios . Tamerlán no cí:t nos sino para dexarse esposar , estan
cretaba la muerte á los pueblos que s
tiaba hasta el tercero dia . En el pr
mero enarbolaba vandera blanca , en e
segundo encarnada, y en el tercero a


acostumbradas á pasar en cada guerr a
del yugo de un Soberano á otro î sin
poder guardar amor á ninguno . Y ade-
más de estas causas políticas , ya de




[g$]


[891
desmembraciones , ya de incorporacio gaz Napoleon conseguir el mismo rec%-
nes , y trasiego de vasallages , sin po ;bimiento de los españoles , que hace do s
der llamar patria la tierra que se per ' vyil años que mantienen este nombre;
dia por una parte, ni á la que se ga 9ue componen una sola nacion indepen-
naba ó permutaba por la otra ; en quai diente y libre, y que profesan la fé ca-
quiera estado 6 mudanza el pueblo era Cólica desde los tiempos apostólicos? A
siervo de costumbre y de nacimiento


. la voz de patria, de libertad , y de reli-
A los pueblos protestantes , adema rgion i cómo no se habian de inflamar lo s


de todas las expresadas causas des corazones , y de levantar las manos d e
tranquilidad y su indefension , la irrup doce millones de almas , que se honra n
cion de los exércitos franceses , y al con estos amados títulos ?
la conquista, Ies debia ser menos odio Debíamos temer que el plan de des


-


y temible . Allí no hay iglesias que ro potismo que va extendiendo el astut o
bar , imágenes sagradas que destrozare Bonaparte por la Europa, despues de ha -
santuarios que profanar , esposas




berle probado bien en Francia , vendrí a
Christo que violar , &c . Todo es po plantificarlo en España . A esto llama
breza , y sencillez , sean luteranos, cal- él 'regenerar, es decir , civilizará su ma-
vinistas , ó filiaciones de estas sectas,, vera las naciones, hasta que pierdan s u
donde viven como hermanos


. Y coma antiguo carácter y la memoria de su li
-


Napoleon no les habia de introducir el bertad . Igualarlo todo, uniformarlo, sim-
catolicismo , que les podria alarmar , ni plificarlo, organizarlo, son palabras mu y
otro culto que les pudiese desunir ; les lisonjeras para los teóricos, y aun ma s
era indiferente la invasion de un con- para los tiranos. Quando todo está ras o
quistador, que no profesa ninguna re-4 y sólido , y todas las partes se confun .
ligion , y las tolera todas .'




? den en una masa homogénea, es mas ex
-


¡Pero pensaba el gran político y saaï pedito el gobierno , porque es nias ex-




[90]
pedita la obediencia. Entre utz cente-
nar de bolas , todas de un mismo pes o
y materia , colocadas sobre un plano e n
forma de círculo sólido, dando un em-
puje ligero á la del centro , todas se
rnueven á un tiempo, hasta las de la ci r
cunferencia. ¡ Qué descansadamente go-
bierna el déspota entónces ! Solo con me •
mear un dedo se conmueve toda la mi.
quina por grande que sea ; y solo co n
abrir la boca, ó arquear las cejas com o
el Júpiter de Homero , se estremece l a
tierra , y tiemblan los hijos de los hom-
bres .


Este déspota es Napoleon, y las be•
las del círculo son los franceses . En la
francia organizada , que quiere decir
aherrojada , no hay mas que una ley,
stu pastor , y un rebaño, destinado pa r
gbn titucion al matadero . Por eso no en-
cuentra este pastor contradiccion á su s
caprichos, ni obstáculos á sus deseos :
su voluntad es la ley suprema, á la qua i
sirven todas las otras. Cuenta con l a
mas ciega obediencia de mas de 40 m í
lIones de cabezas, que á sus ojos no for -


[gt ]
tnan mas que una sola : fortuna que de-


. seó tanto , y no pudo conseguir , e l
Emperador Caligula , para degollar de
un solo golpe á todo el pueblo ro -
mano .


El afortunado Bonaparte, quando
usurpó la soberanía consular , y despues
la imperial , ya lo encontró todo hecho .
Nació gigante , y usó luego de sus fuer.
zas. No habia ya en la Francia clero ,
ni nobleza, ni parlamentos, ni provincias :
mantenia aun dentro y fuera 4ooD sol -


i dados aguerridos ; y 5o generales de ma-
nos y cabeza, de quien echar mano . Abo-
lió todos los monumentos conmemorati-
vos de república ; pero conservó todo l o
que acomodaba á sus fines, como nues-
tro Tratado de alianza , que no debia
haber subsistido Iuego que se mudó el.
gobierno y constitucion francesa . Pero
g quién habia de resistir, ni adonde se ha -
'bia de reclamar contra esta injusticia y
violencia , siendo el potentisimo Napo-
leon parte , juez, y verdúgo en este pro-
ceso ?


En Francia pues, no hay provin-




[9 2]
cías , ni naciones ; no hay Provenza ni
provenzales ; Normandia , ni normando s
se borraron del mapa sus territorios, y
hasta sus nombres . Como ovejas , que n o
tienen nombre individual , sino la mar -
ca cornun del dueño , les tiene señalado s
unos terrenos acotados , ya por riberas ,
ya por ríos , ya por sierras , con el nom m
bre de departamentos, como si dixéramos
dehesas , y estos divididos en distrito s
como si dixéramos majadas. Allí no hay
patria señalada para los franceses , por.
que ni tiene nombre la tierra que les vi ó
nacer, ni la del padre que los engendró,
ni la de la madre que los parió : lo s
montes y los ríos les dan la denotnina •
don corno á las plantas y, frutos de la
tierra . Nacen y se crian en el campo , y
mueren en el campo de batalla . Todo s
se llaman franceses , al montan , com o
quien dice carneros , baxo la porra del
gran rabadán imperial . Mi está aseg u
rado su trono , sin temor de levanta-
mientos ni descontentos de provincias,
ycte , compitiendo en emulacion , podria a
+emplearla algun dia en quál empeza-


[93]
ria á levantar la bandera de la impa-
ciencia de tan pesado yugo . Esta unidad
é indivisibilidad, que convino entonces
al mando despótico del Directorio , ha
convenido despues al mas despótico d e
Bonaparte . Esto se llama simplificar, sis -
temizar el gobierno, y regenerar un a
nacion, hasta hacer degenerar los horn-
bres de su primer destino, cortándoles
todos los vínculos de los afectos natura -
les y sociales : allí se ve destinado , an-
tes de salir á luz, el fruto del vientre d e
las madres para asesinos de sus seme-
jantes.


No quiso espantarnos el tirano, quan-
do:habló de regenerarnos, con que entra-
ba en su plan la violencia de tan terribl e
transformacion. Ya nos dice allá, no sé
quai de los dos hermanos, en sus pater-
nales consejos que le interpretaron y am-
plificaron en castellano agavachado nues-
tros oradores de Bayona , el gran dese o
de que no padezca la nacion los desas-
tres á que la expondrian las convulsiones
de las provincias . Sepan, pues, S .M .l .y R.
y la R. de su caro hermana , . y sepan




[943
los eloqüentes expositores de sus adoras
bles decretos y paciiicos sentimientos : qu e
las convulsiones de nuestras provincia s
(Dios lasmantenga esta calentura)las ha n
dado la salud , y han salvado â la na


-


clon entera. Este cuerpo exâmine y des-
ahuciado no podia menearse del hoyo en
que el traydor de la patria le habia ech a
do, sin que primero se electrizára algu-
no de sus miembros ; y justamente em-
pezó por los extremos . Cada provinci a
se esperezó , y se sacudió á su manera .
Qué seria ya de los Españoles , 'si no


hubiera habido Aragoneses, Valencia
-


nos, Murcianos, Andaluces, Asturianos ,
Gallegos , Extremeños, Catalanes , Cas-
tellanos &c .? Cada uno de estos nombres
inflama y envanece y de estas pequeñas
naciones se compone la masa ele la gra n
Nacion , que no eonocia nuestro sábi o
conquistador, á pesar de tener sobre el
bufete abierto el mapa de España á to


-


das horas.
No se os cayga de la memoria, arria


-


dos compatriótas mios, que el francés
es animal indefinible : predica virtud, y


[9s1
an la tiene ; humanidad , y no la conv-
cc ; quiere la pax, y busca is guerra;
destruye con una mano lo que edific a
con la otra. Ellos fuéron caudillos , y
predicadores de las Cruzadas â la Tier-
ra Santa, y los primeros que las hicie-
ron ridículas en sus escritos . Fueron
fundadores de la urden de los Tern-
plarios , y los primeros que la abolie-
ron de un modo inhumano . Fundáro a
tambien la de San Juan, extinguida y
perseguida en Francia por la revolu-
don ; hasta que de la isla de Malta ech ó
Bonaparte â los caballeros, para qu e
cayese dcspues en poder de Ios ingle -
ses. Entre ellos se fundó la carde n
de los Cartujos, para castigo de su bu-
llicio y parlería ; y como en todo sou
extremados , inventaron la de la Trapa ,
en castigo de su glotonería . Dicen que
fuéron los primeros christianos, y tarn -
bien los primeros que se han burlado d
este santo nombre. En un concilio de
Clermont se instituyó la Conmernora -
cion de los Difuntos ; y ahora no rue -
gan, ni por los vivos, ni par íos muc•r




[9 6]
tos . Ellos aseguraron la Silla Pontifici a
en loma , y defendiéron el patrimoni o
de San Pedro ; y ahora se burlan de l
Papa y de San Pedro, y le despojan de
sus bienes despues de mil años de pose-
sion. Ei francas tiene la vivacidad y do-
cilidad del caballo , que con la mism a
alegría y paciencia se dexa montar de
Trajino que de Napoleon .


;0! dichosos los moradores de la s
islas, que cercados del mar, no parti-
cipais de los sobresaltos y estragos de l
Continente! iO ! vísperas sicilianas tan
famosas en la historia, quándo os pa-
dremos acompañar con completas, par a
que los ángeles canten laudes en el cielo!
Tambien os tenia decretada la esclavitud .
No bastándole la tierra, quiere dominar
el agua , y arrancar al inglés el cetro d e
los mares, al paso que extiende mas s u
dominacion con los vanos esfuerzos qu e
ha hecho hasta aquí, llamándole enem a
go coman, para excitar la indignacio n
eomun de todos los pueblos , como s i
el amor ú el odio se mandase con decre-
tos imperiales . ¡Qué sería del mundo to-


(97]
do, si la Inglaterra no le hubiese atajado
los pasos , y cortado las alas en est e
elemento! Qué invasiones de conquista -
dores 1 qué desembarcas de sangriento s
piritas de polo á polo! Este furioso y
mal aconsejado héroe, pretendiendo aba -
-tir el poder de la Inglaterra , ha dad o
fin á la marina de todas las Potencia s
y de la suya propia .


¡Alerta, leales y bravos cornpatribta s
mios! Centinelas sois todos contra lo s
franceses, y contra aquellos espafioles,
si los hay, que los temen, 6 no los abor-
recen, porque estos les ayudarian rna-
iñana si pudiesen. zNo habeis visto co n
asombro y escándalo cómo les- han ser-
vido algunos , que á trueque , de 'obte-
ner empleos , viendo la patria :sierva y
afligida solicitaban 6 esperaban ser so-
brestantes de nuestros enemigos para
exercer algun mando sobre los esclavos
patricios suyos 3 Esta perversidad solo
se habia visto en las Regencias barbe-
riscas , donde tos' que mandan y apa -
lean á los cautivos christianos , y+les
atan al remo 7 y les cortan los _brazos


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